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COORDINACIÓN
Helena Bonet Rosado y Álvaro Pons Moreno
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Este libro se editó con motivo de la
exposición temporal «Prehistoria y
Cómic», inaugurada en junio de 2016.
DIPUTACIÓN DE VALENCIA
Presidente
Jorge Rodríguez Gramage
Animaciones 3D
Ángel Sánchez Molina
Audiovisuales
Grabación, edición y montaje
Render Comunicación, SL
Empresas colaboradoras de la producción
Diputado de Cultura
Xavier Rius i Torres
Diseño gráfico de la exposición
Vanesa Mora Casanova
MUSEO DE PREHISTORIA DE VALENCIA
Diseño del material impreso
Marc Granell Artal
Directora
Helena Bonet Rosado
Jefe de la Unidad de Difusión, Didáctica y
Exposiciones
Santiago Grau Gadea
EXPOSICIÓN
Proyecto expositivo
Museo de Prehistoria de Valencia
Comisariado
Helena Bonet Rosado
Álvaro Pons Moreno
Equipo de trabajo
Francisco Chiner Vives
Eva Ferraz García
Santiago Grau Gadea
Vanesa Mora Casanova
Begoña Soler Mayor
Con la colaboración de
Josep Lluís Pascual Benito
Bernat Martí Oliver
Alfred Sanchis Serra
Diseño, instalación y montaje
Francisco Chiner Vives
Imagen del cartel y cubierta del catálogo
Paco Roca
Didáctica
Laura Fortea Cervera
Eva Ripollés Adelantado
Ayudante de montaje
Amadeo Moliner Blay
Fondos expuestos
Museo de Prehistoria de Valencia
Colección Helena Bonet Rosado
Emmanuel Roudier
Miguel Quesada
Antonio Fraguas «Forges»
Mikel Begoña e Iñaki Martínez «Iñaket»
Ortifus
Mireia Pérez
Philuc
Museo Arqueológico Municipal Camil
Visedo Moltó de Alcoi
Impresión del material de difusión
Imprenta Provincial de la Diputación de
Valencia
Transporte de la obra
TTI
Seguros
Muñiz y Asociados. Generali Seguros
Traducciones inglés y francés
Lambe & Nieto
Marc Tiffagom
Producción
Museo de Prehistoria de Valencia
Reinadecorazones Espacios para el Ocio y
la Cultura
PUBLICACIÓN
Proyecto editorial y coordinación
Museo de Prehistoria de Valencia
Agradecimientos
Cecilio Alonso Alonso
Emili Aura Tortosa
Jorge Iván Arguiz
Suresh Ariaratnam
Gilles Bourgarel
Adam Brockbank
Maggie Calt
Chantal Chéret
Lora Fountain & Associates
Judit Foz Povill
Gloria García
Manuel Gozalbes Fernández de Palencia
Manel Granell
Ben Haggarty
Tanino Liberatore
Cristina Rihuete
Jose María Segura Martí
Museu Arqueològic Son Fornés
Dude Comics
Editorial Toxosoutos
El Patio editorial
Grupo Planeta
Nota de los editores
Los autores y los editores de este libro
comunican a los derechohabientes de las
ilustraciones o de otro tipo de imágenes
no encontradas, que pueden ponerse en
contacto con la editorial para acreditar su
propiedad intelectual o de otra índole.
Contacto: Museo de Prehistoria de Valencia,
tel: 963 883 627 y gestio.exposicio@dival.es.
Equipo de edición
Joaquín Abarca Pérez
ISBN: 978-84-7795-762-1
Autores de los artículos
Helena Bonet Rosado
Ernestina Badal García
Santiago Grau Gadea
Antoni Guiral Conti
Vicky Menor Cuenca
Didier Pasamonik
Álvaro Pons Moreno
Pedro Porcel Torrens
Emmanuel Roudier
Gonzalo Ruiz Zapatero
Begoña Soler Mayor
Joaquín Soler Navarro
© de los textos: los autores, 2016.
Traducción al valenciano y corrección
Unitat de Normalització Lingüística de la
Diputació de València
Diseño y maquetación
Marc Granell Artal
Impresión
Pentagraf
DL: V 1292-2016
© de las imágenes: los autores, 2016.
© de la edición: Museo de Prehistoria de
Valencia. Diputación de Valencia, 2016.
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presentación
Helena Bonet Rosado
Prehistoria y cómic: La magia de la imagen
Helena Bonet Rosado
Primero la ciencia… después, la ficción
Ernestina Badal García y Joaquín Soler Navarro
Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria:
¿Caminos divergentes o convergentes?
Gonzalo Ruiz Zapatero
La prehistoria en el tebeo infantil
Antoni Guiral Conti
BARBAS, GARROTES Y DINOSAURIOS:
LOS CAVERNÍCOLAS DE PAPEL
Pedro Porcel Torrens
Prehistoria en los cómics americanos
Álvaro Pons Moreno
ENTRE PEDAGOGÍA Y PARODIA, LA PREHISTORIA EN
EL CÓMIC FRANCÓFONO
Didier Pasamonik
¡GRACIAS LUCY!
Begoña Soler Mayor
El cómic como recurso didáctico para el
aprendizaje de la prehistoria en los museos
Santiago Grau Gadea
Conversaciones con Emmanuel Roudier
Helena Bonet Rosado
Catálogo de selección de cómics
Vicky Menor Cuenca
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El Museo de Prehistoria de la Diputación de Valencia muestra una exposición
pionera en España sobre la prehistoria y el cómic, un reto apasionante que
aborda esta compleja relación entre los tiempos prehistóricos y las historias
de tantos y tantos héroes de ficción. Es cierto que en muchos tebeos y cómics
Helena Bonet Rosado
se ha utilizado la prehistoria como mero escenario donde se desarrollan histo-
Directora del Museo de Prehistoria de Valencia
rietas y aventuras fantásticas llenas de tópicos y anacronismos. Sin embargo
en los últimos años estamos asistiendo al incremento de cómics de temática
prehistórica que compaginan la narrativa de ficción con la documentación
científica de manera magistral. Por ello, el Museo de Prehistoria, como centro
investigador y educador que es, ha querido destacar en esta muestra el importante papel que puede desarrollar la narración gráfica como herramienta
de aprendizaje para el conocimiento de la prehistoria, precisamente por su
enorme atracción a la hora de combinar la imagen y el texto, y por su lenguaje
directo que alcanza a todos los públicos.
La exposición «Prehistoria y Cómic» recoge una gran diversidad de tebeos
y cómics en una colección de más de cien ejemplares, que abarca desde
principios del siglo xx hasta la actualidad. A través de ellos descubrimos un
mundo fantástico poblado de personajes inolvidables del tebeo español,
como Purk el Hombre de Piedra, Pequeño Pantera Negra, Altamiro de la
cueva, Hug, el troglodita o Roquita, que comparten escenario con iconos
del cómic americano, como Alley Oop, Tor, Los Picapiedra o Turok, además
de otros héroes prehistóricos del cómic francófono no menos conocidos,
como Tounga, Rahan, o las nuevas heroínas Ly-Noock o Vo’hounâ. Todo este
despliegue de papel se apoya en materiales arqueológicos del propio Museo
de Prehistoria, así como en planchas y dibujos originales, en entrevistas a
reconocidos ilustradores españoles y franceses, y en dos animaciones en 3D.
Finaliza la exposición con una biblioteca infantil y un espacio lúdico que
nos sitúa frente a aquellos estereotipos y anacronismos más frecuentes en
nuestro imaginario colectivo.
El catálogo que acompaña a la exposición recoge once contribuciones de
reconocidos especialistas del mundo del arte secuencial que nos hablan
de los tebeos infantiles, de la escuela valenciana, del comic americano y
de la aportación del cómic francófono. Desde el campo de la prehistoria,
los artículos sobre la novela de ficción, la ilustración y los cómics sobre la
prehistoria, la relación entre los museos y el cómic o el papel de la mujer en
este mundo troglodita, nos dan una visión más científica.
Deseamos que esta exposición promueva la reflexión y sea un disfrute para
todos sus visitantes.
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Prehistoria y cómic: La magia de la imagen
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Helena Bonet Rosado
El mito del antepasado-mono posee raíces perdidas en la penumbra
(...) Los capiteles y los bestiarios, las historietas dibujadas en las revistas y los monstruos de las ferias, despliegan una imagen del hombre
que pertenece a la psicología de las profundidades. Esta imagen (...)
todavía en nuestros días causa satisfacción a los letrados, pero que
posee sus “dobles” populares en el abominable hombre de las nieves
y en el Tarzán de las comiquitas y cines de barrio.
André Leroi-Gourhan, El gesto y la palabra.
Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela, 1971, p. 29.
La experiencia expositiva de «Prehistoria y Cine», inaugurada en el Museo de
Prehistoria en 2012 (Jardón et al., 2012), nos permitió observar la estrecha
relación que existía entre el cine y el cómic con planteamientos muy similares
a la hora de transmitir el pasado y, más concretamente, la prehistoria. Ambos
géneros nos remiten a un mundo de ficción prehistórica donde se puede ver
una serie de tópicos que han perdurado a lo largo de más de un siglo. Ahora,
la exposición dedicada a «Prehistoria y Cómic» retoma esta temática y ofrece
una doble mirada, desde el cómic y desde la propia prehistoria, a través de
una serie de iconos presentes en nuestro imaginario, que nos remiten directamente a los tiempos más remotos. El discurso de la exposición compagina
la visión que los autores de cómics nos han legado sobre la prehistoria y
nuestra reflexión, como arqueólogos, sobre este género en su aproximación a
la temática prehistórica. Esta mirada dual se presenta a través de seis iconos
universales que nos trasladan a los inicios de la historia de la humanidad y
cuyo examen nos permite contrastar ficción y realidad. Los hemos titulado:
la especie humana, el útil, el fuego, un mundo de fieras, el arte y el megalitismo. Cualquier lector identifica la imagen de un troglodita, de un hueso
empuñado como arma, un mamut, o un dolmen, como una referencia a los
tiempos prehistóricos y, en un sentido más amplio, como una evocación de
lo primitivo y lo ancestral. Estos ítems recurrentes se evidencian incluso hoy
en día en el arte urbano, expresión estética y social de un planeta inmerso
en un profundo proceso de transformación.
Los tebeos, los cómics, y en general el mundo de las viñetas, han gozado de
una extraordinaria difusión entre el público infantil y juvenil, a pesar de su
consideración como subproducto cultural, hasta bien entradas las últimas
décadas del siglo pasado. Será a partir de los años 60 cuando se asista a la
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Prehistoria y cómic: La magia de la imagen
11
reivindicación artística del cómic, llegando a ser considerado como el noveno arte (López, 2013), todo ello favorecido, en gran parte, por la difusión que
estaba alcanzando el cine y la democratización del arte entre amplios sectores
de la población. Figuras del pop art como Andy Warhol, Roy Lichtenstein o
Richard Hamilton se apropiaron de la iconografía de arquetipos procedentes
del mundo del cómic (Gasca y Mensuro, 2014: 7). Hoy en día, la estética del
cómic ha invadido importantes sectores del mundo de la publicidad y del
diseño, pero su verdadero reconocimiento artístico se está impulsando desde
las galerías de arte y los museos de arte contemporáneo, en donde cada día es
más frecuente ver en sus salas dibujos originales de autores de tebeos y cómics.
En este periodo de creciente reconocimiento e impulso creativo experimentado
por el cómic, se observa un escaso interés de este género por la prehistoria,
tal vez con excepción de las ilustraciones satíricas para las que los tiempos
prehistóricos han sido uno de los escenarios más recurrentes donde ambientar todo tipo de humor. Sin embargo, a priori, los albores de la humanidad
parecen un marco idóneo para narrar historias fantásticas, de misterio,
incluso de terror, al imaginarse como un mundo ancestral y enigmático que
permite todo tipo de licencias históricas y narrativas. Y así parece haberse
reconocido en las últimas décadas, en las que los medios de comunicación
-prensa, revistas, redes sociales, documentales y el propio cine- han jugado
un papel determinante en la difusión de los descubrimientos científicos.
La importancia de los nuevos descubrimientos arqueológicos y su difusión
han despertado en el público un mayor interés hacia la prehistoria, del que
han participado, como no podía ser de otra manera, los autores de las historietas gráficas y las editoriales. Este potencial narrativo ha supuesto un antes
y un después en el cómic histórico ambientado en la prehistoria ya que trata
de relatar el pasado de una forma diferente, con grandes posibilidades de
difusión y al alcance de todos los públicos gracias a su potente grafismo y a
su específica forma narrativa.
En este artículo hemos querido detenernos, a modo de introducción de la
exposición «Prehistoria y Cómic», en algunos aspectos que han contribuido
a crear un imaginario colectivo que se ve reflejado en las historietas y narraciones gráficas: temas como el arte prehistórico, las reconstrucciones científicas sobre los primeros seres humanos y su relación con las ilustraciones
y la narrativa fantástica.
El Homo sapiens es la única especie del planeta que ha mostrado inquietud
y necesidad de comunicar sus pensamientos y sensaciones a través de la
imagen. Como especie social que es, ha buscado formas para representar
y transmitir su mundo cognoscitivo, y esa inquietud y materialización de
Las primeras narraciones
gráficas. El arte prehistórico
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12
1
Helena Bonet Rosado
Plaqueta grabada de la Cova del Parpalló
(Gandia). Hacia el 12.000 a. C.
Museu de Prehistòria de València.
L’art préhistorique en bande dessinée,
de Éric Le Brun, vol. 2, 2013, donde se hace
referencia a las plaquetas pintadas de la
Cueva del Parpalló.
su pensamiento la conocemos a través del arte prehistórico. Las primeras
manifestaciones de pinturas rupestres se remontan a los inicios del periodo
del Paleolítico superior, hace unos 35.000 años, dejando verdaderas obras
maestras como las pinturas de la Cueva de los Sueños de Chauvet (Ardéche,
Francia). En las cuevas con arte parietal del sur de Francia y norte de España, las secuencias de grandes animales -caballos, bisontes, leones, cabras,
toros- pintados o grabados en las profundidades de las galerías muestran un
realismo y un dinamismo propio del lenguaje narrativo. Recientemente, las
investigaciones sobre las escenas del arte paleolítico han dado un nuevo giro
al estudiar la representación del movimiento en las figuras de los animales,
vinculando las primeras imágenes de la humanidad a un arte narrativo en 3D.
Marc Azéma, arqueólogo y cineasta, nos enseña que los artistas prehistóricos
ya utilizaban en sus pinturas y grabados algunas técnicas que recuerdan a las
de la animación actual, de modo que eran capaces de crear dibujos animados en tres dimensiones, gracias al volumen de las paredes sobre las que se
pintaron, a la superposición y duplicación de trazos y figuras, y al efecto de
movimiento que produciría la iluminación de las antorchas (Azéma, 2011).
En tierras valencianas, esta capacidad del hombre paleolítico de transmitir
experiencias a través del arte la tenemos muy bien representada en uno de
los conjuntos más importantes de arte mueble prehistórico: la colección de
miles de plaquetas pintadas y grabadas de la Cova del Parpalló de Gandia,
datadas entre el 21.000 y el 12.000 a.C. Algunas de ellas muestran escenas que
evocan movimiento, como la plaqueta que recrea el amamantamiento de un
cervatillo, con el detalle del doble dibujo de la cabeza que busca la ubre de
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Prehistoria y cómic: La magia de la imagen
la madre, o la plaqueta con dos ciervas a la carrera, y también la grabada por
ambas caras, en una de las cuales dos cervatillos corren entre las patas de
su madre, mientras que en el reverso, en animación coordinada, un caballo
inclina la cabeza para lamerse la pata
1
(Villaverde, 1994: figs. 35, 140 y 157 ).
Pero donde el arte narrativo alcanza su mayor dinamismo y expresividad
es en los conjuntos de arte rupestre pospaleolítico del arco mediterráneo
peninsular, llamado arte rupestre levantino. Sin duda, es la manifestación
artística más genuina de nuestra prehistoria, excepcionalmente representada en los abrigos valencianos, y declarada Patrimonio de la Humanidad en
1998. Es un arte que se expresa en las paredes de los abrigos rocosos al aire
libre, en donde la figura humana cobra un gran protagonismo, orquestando
escenas de caza, enfrentamientos y desfiles de guerreros, o escenas de la vida
cotidiana, como la recolección de la miel de la Cueva de la Araña de Bicorp.
Estas primeras narraciones, de hace unos 7.000 a 5.000 años, materializan
escenas de una vida diaria cuyos contextos orales se han perdido para siempre.
En algunos paneles sus creadores quisieron plasmar secuencias narrativas,
como en el abrigo del Barranc de la Palla en Tormos (Marina Alta) donde un
cazador sigue el rastro de sangre y las huellas dejadas por un ciervo herido
(Hernández et al., 1988: 223), o la curiosa escena de la Cova Remigia en Ares
del Maestrat (Sarria, 1989: 12-14), donde un toro malherido por una flecha
persigue a un cazador que se da a la fuga.
Las pinturas paleolíticas y neolíticas son las primeras narraciones ilustradas
de la humanidad y así lo explica gráficamente el guionista e ilustrador norteamericano Will Eisner en su libro La narración gráfica (2002). Sin embargo, en
la mayoría de los cómics su acercamiento al arte prehistórico es tangencial
y anecdótico, incluso a veces es un elemento meramente decorativo y con
nula documentación sobre la pintura parietal prehistórica (Gasca y Mensuro,
2014: 25), como podemos ver en Altamiro de la cueva (1965) de Joan Bernet
o en B. C. de Johnny Hart (1957), por citar solo a personajes muy conocidos.
Vemos cómo en la mayoría de los tebeos y cómics es frecuente, por no decir
recurrente, la mezcla de imágenes del arte rupestre paleolítico, como las
manos y los grandes mamíferos, con las esbeltas figuras humanas del arte
neolítico levantino
2
. Excepción a esta tendencia general sería el volumen
de La légende de la grotte de Niaux (2009) de Jean-François Lécureux y André Chéret, donde la narración discurre entre el misterio de la entrada a la
cueva y el grupo humano protector de sus magníficas pinturas paleolíticas.
El álbum destinado al público infantil Ticayou, le petit cro-magon (2009) de
Éric Le Brun y Priscille Mahieu ofrece una visión muy didáctica sobre el arte
paleolítico, pero, sin duda, L’art préhistorique en bande dessinée (2012 y 2013)
de Éric Le Brun es el trabajo más completo y de mayor rigor científico sobre
el arte prehistórico europeo. Luis Gasca y Asier Mensuro en La pintura en el
cómic (2014: 40-41), tras analizar los principales ejemplos, destacan el cómic
13
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Helena Bonet Rosado
14
2
Girighiz, de Enzo Lunari.
Libri edizioni, Milano, 1972.
Rupestres (2011), donde seis autores nos ofrecen su visión del mundo mágico
y sensorial del arte paleolítico a través de su propia experiencia en relación
con las cuevas del sur de Francia.
El hombre prehistórico a
través de la ilustración. El
poder de la imagen
Si bien las pinturas en las cuevas paleolíticas se remontan a unos 35.000 años,
con figuras de animales y signos, la imagen más antigua que tenemos del ser
humano se fecha hace unos 15.000 o 20.000 años, en el Paleolítico superior
avanzado. Ante la enorme riqueza de animales representados en las cuevas,
llama la atención la práctica ausencia de figuras humanas de cualquier tipo,
ya sea aisladas o compartiendo panel con la fauna. Las excepciones que
confirman la regla son los conocidos chamanes, o hechiceros danzantes,
ataviados con pieles y cornamentas de la cueva de Les Trois Frères (Ariège,
Francia), o el hombre pájaro de la cueva de Lascaux (Dordoña, Francia).
Mayor antigüedad se atribuye a las pequeñas figuras que se tallan en asta,
marfil, piedra o madera, conocidas como «venus paleolíticas», que muestran
el importante papel de la mujer en aquellas sociedades prehistóricas. Pero
desconocemos de qué forma imaginaban los inicios del mundo y de los seres
vivos. Habrá que esperar a tiempos históricos, con la aparición de la escritura
y las civilizaciones urbanas, para tener evidencias artísticas y narrativas de
cómo se conciben los orígenes de la humanidad.
Si en las civilizaciones antiguas y en el mundo clásico el origen del mundo
y de la humanidad se explican a través de diferentes mitos y leyendas, con
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Prehistoria y cómic: La magia de la imagen
el cristianismo será el Génesis el que sustituirá a cualquier especulación sobre la creación del mundo y el ser humano. Lo ancestral se identificará con
monstruos, demonios y seres semihumanos en contraposición con «nuestros
primeros padres», de raza blanca, como único origen de la especie humana.
Este panorama cambiará paulatinamente, a partir del Renacimiento, con el
descubrimiento de nuevos continentes y con las cada vez más numerosas
expediciones a todos los rincones del planeta. Estos mundos abrirán un
amplio universo de extrañas criaturas, de muy diversas razas y gentes, que
si bien finalmente se considerarán humanas, en muchos casos lo serán
como salvajes frente a los conquistadores, los civilizados. Stephanie Moser
recoge las imágenes e ilustraciones más significativas e inquietantes de estas
épocas donde lo divino, lo humano, lo exótico y lo atávico se hibridan hasta
ofrecer imágenes como la de L’Homme sauvage ou l’État de nature de Jean
Bourdichon (hacia 1500), donde una familia, con el cuerpo recubierto de
pelo, posa delante de una gruta en un ambiente bucólico (Moser, 1998: 51).
En esta nueva Edad Moderna, filósofos, científicos, historiadores y librepensadores comenzarán, cada vez más, a plantearse interrogantes sobre la primera
humanidad, aunque será durante el siglo xviii, el siglo de la Ilustración, cuando
se dé el gran salto en el conocimiento científico de la historia natural. Los
avances en los estudios de geología y zoología y, en especial, la publicación
de la clasificación de los seres vivos de Carl Linneo en 1735, contribuirán
a que la imagen del hombre bíblico dé paso, poco a poco, al concepto de
primate. Linneo, en su obra Systema Naturae, incluye hombres y monos en
un mismo orden, los antropomorfos, que luego renombrará como primates.
La pertenencia del hombre al ámbito de la zoología tejió un largo periodo
de discusiones y de críticas de sus contemporáneos científicos sembrando
el precedente de los futuros debates sobre la evolución de nuestra especie.
(Nuñez et al., 2012: 96). La aparición a principios del siglo xix de restos fósiles
humanos permitirá ampliar los conocimientos sobre los primeros homínidos,
a la vez que la paleontología humana se irá consolidando a lo largo de ese siglo.
Junto al avance del conocimiento científico aparecen las primeras ilustraciones
que recrean los tiempos y ambientes prehistóricos, ofreciendo imágenes de
seres de aspecto simiesco como representantes de la naciente especie humana.
Así, podemos contemplarlo en la primera imagen del hombre fósil
3
publi-
cada en 1838 por el biólogo, zoólogo y geólogo francés Pierre Boitard en Le
Magasin Universel. En este trabajo, Boitard, basándose en los restos humanos
fósiles hallados en Europa en décadas anteriores, reconstruye la figura del
primer hombre con rasgos simiescos y características morfológicas similares
a pueblos indígenas de África, Oceanía y Sudamérica (Boitard, 1838: 240). Solo
dos años después se dará a conocer en España en la revista de divulgación
Semanario Pintoresco Español (19/1/1840, n.º 3: 17-19). El artículo de Boitard
suscitó grandes críticas, y de hecho resultó ser una primera contribución a
15
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16
3
Helena Bonet Rosado
L’ Homme fossile, de Pierre Boitard.
Le Magasin Universel, vol. 5, París, 1838.
la teoría evolucionista, bastantes años antes de la publicación de El origen
de las especies de Darwin, en 1859.
Póstumamente, Boitard, en 1861, publica Paris avant les hommes, una versión
novelada del artículo de Le Magasin Universel, un texto de divulgación paleontológica, donde se representa una nueva imagen del hombre primigenio con
su familia, de aspecto igualmente simiesco y negroide, que, erróneamente, se
ha considerado muchas veces como la primera ilustración del hombre fósil.
El autor describe su encuentro con el grupo familiar de la siguiente manera:
«La mujer se escondió al fondo de la cueva llevando a su pequeño fuertemente
aferrado a su pecho. Sin embargo, el macho dio un rugido gutural y feroz, me
lanzó una mirada centelleante, se levantó sobre sus patas traseras, empuñó
con las de delante el tomajau de sílex, y, de un salto furioso, se abalanzó
hacia mi levantando el arma terrible sobre mi cabeza. En ese instante, grité
[page-n-18]
Prehistoria y cómic: La magia de la imagen
17
Mr. Punch’s Prehistory Peeps, de E.T. Reed.
London, Bradbury, Agnew, and Cº,1894.
de terror, pues acababa de reconocer a la especie más peligrosa de todos los
monstruos… era un hombre.» (Boitard, 1861: 218)
El profundo debate que se desató en la segunda mitad del siglo xix entre
creacionistas y evolucionistas se verá bien reflejado en las publicaciones
académicas, pero también en las revistas divulgativas de la época, donde la
sátira y las caricaturas de un Darwin de aspecto simiesco perdurarán hasta
bien entrado el siglo xx. En este sentido, cabe mencionar la visión de la prehistoria que ofrece el británico E. T. Reed en Mr. Punch’s Prehistory Peeps (1894),
precedente del cómic caricaturesco (Ruiz Zapatero, 1997: 287), abordando
todos los tópicos iconográficos de los tiempos prehistóricos. En veintiséis
láminas, hombres vestidos con pieles y largas melenas, provistos de porras,
arcos con flechas y hachas de piedra, que conviven con un bestiario a caballo
entre los dinosaurios y los dragones de los cuentos medievales, llevan a cabo
muchas de las actividades del presente. En muchas de las láminas se parodia
a la sociedad inglesa, como en las divertidas imágenes de la tertulia literaria
campestre; la visita a la Royal Academy de altas personalidades del mundo
del arte transformadas en trogloditas
4
; el discurso, se supone que sobre la
evolución humana, pronunciado ante un público de hombres mono soñolientos; los partidos de béisbol y de fútbol, donde las porterías son dólmenes;
así como las carreras de dinosaurios, o las cacerías con bestias inimaginables.
A estos primeros intentos de poner rostro y cuerpo al hombre primigenio, le
seguirían otras imágenes no menos conocidas, como la familia de pitecantropos de Gabriel von Max (1894), o el antecessor de Franti ek Kupka (1909),
reconstrucción asesorada por el paleontólogo francés Marcellin Boule tras los
4
[page-n-19]
18
5
Helena Bonet Rosado
Ritual de caza, de Rudolph Zallinger en
La epopeya del Hombre, Time, Barcelona,
1962.
hallazgos de los restos fósiles neandertales de Chapelle-aux-Saints (Corrèze,
Francia). Mientras, de forma coetánea, los investigadores creacionistas seguirán representando a los primeros humanos a semejanza del hombre actual,
manteniendo el modelo romántico de ilustración, aunque muestren una mayor
documentación sobre los modos de vida de acuerdo con los nuevos hallazgos
de hábitats e instrumentos prehistóricos. Lo vemos en las magníficas ilustraciones de Emile Bayard en la obra de Louis Figuier L’Homme primitif (1882),
donde la historia de la humanidad se inicia en «la época de los mamuts y de
los osos», negando como explicación de nuestro origen la teoría darwinista
de un pasado en común con el mono, «...era necesario refutar la teoría que
da una explicación tan miserable a nuestro origen, nosotros consideramos al
hombre en el momento que fue arrojado, débil y enfermizo, a la tierra, rodeado
de una naturaleza inclemente y salvaje». (Figuier, 1882: 29 y 34).
A mediados del siglo xx, el más conocido ilustrador de la prehistoria, el checo
ˇ
Zdenek Burian, realizó, en colaboración con el paleontólogo Joseph Augusta,
cientos de recreaciones de distintos pasajes de la historia de la humanidad
(Augusta y Burian, 1960). Sus magníficos dibujos han ilustrado manuales y
salas de museos de todo el mundo, siendo sus figuras humanas y sus escenas
de caza imitadas o reproducidas por infinidad de dibujantes (Velasco, 2001:
8). Rudolph Zallinger, otro gran ilustrador de la prehistoria, es casi exclusivamente conocido por el gran público por su famosa secuencia evolutiva del
hombre titulada la «marcha del progreso», de 1965. Sin embargo, Zallinger
tuvo una gran influencia en la divulgación prehistórica durante las décadas
de los años 50 y 60 por sus realistas ilustraciones, editadas en España en
1962 por Time Life en La epopeya del Hombre
5
. Todas estas imágenes, claro
reflejo de los avances de la investigación, han inspirado e influenciado a los
posteriores paleoartistas a la hora de recrear la prehistoria y, por extensión,
[page-n-20]
19
Prehistoria y cómic: La magia de la imagen
a los ilustradores de libros educativos y obras de divulgación. Y son muchas
las escenas de estos artistas que reconocemos en los cómics realistas cuando
recrean, por ejemplo, la caza de mamuts, la danza ritual del oso, el chamán
pintando en las paredes de la cueva, etc. Unas escenas de las que en muchos
casos desconocemos la autoría, o el original, pero que forman ya parte de
nuestro imaginario colectivo.
En las últimas décadas, la imagen del hombre prehistórico se ha visto revolucionada por la investigación paleoantropológica y, en especial, por la aplicación de las nuevas tecnologías informáticas a las reconstrucciones faciales
y de otras partes del cuerpo a partir de los restos fósiles. Todo ello permite
tener imágenes muy próximas a la realidad de cómo sería nuestra especie,
desde los primeros homínidos hasta los neandertales. Documentación que
ha sido espléndidamente recogida en cómics como Lucy. L’espoir de Tanino
Liberatore y Patrick Norbert (2007).
El poder de la imaginación, esa capacidad humana para representar mentalmente historias o imágenes que no existen en la realidad, es, como el
arte, exclusivo del hombre. Y esa facultad de hacer volar la imaginación le
ha permitido crear para la literatura universal epopeyas, leyendas y novelas
fantásticas, desde la Odisea, de Homero, hasta la novela épica del El señor de
los anillos, de J. R. R. Tolkien (1937-1949). En este sentido la novela de ficción,
término que se originó a mediados del siglo xix, para describir en la literatura
los elementos de ficción con una terminología científica, ha creado historias,
personajes, paisajes y animales que nos sumergen en mundos imaginarios y
ha construido narraciones que han perdurado hasta nuestros días.
Las grandes novelas de aventuras de mediados y finales del siglo xix, como
Viaje al centro de la Tierra de Julio Verne, editada en 1864 en pleno debate
sobre la teoría de la evolución, La máquina del tiempo de Herbert George
Wells (1895), un mundo futurible marcado por las diferencias de clases, o, ya
en 1912, el Mundo perdido de Arthur Conan Doyle, son buenos ejemplos de
ello. Con varias versiones cinematográficas de gran éxito, todas ellas están
ambientadas en el mundo actual desde donde el protagonista, solo o acompañado de un equipo de científicos y aventureros, viaja a través del tiempo,
bien hacia periodos prediluvianos, bien hacia un futuro interplanetario,
descubriendo nuevos mundos imaginarios y fantásticos. A pesar de la buena
acogida por parte del gran público de estas novelas de ficción, son pocas las
versiones realizadas en tebeos o cómics, como la de Viaje al centro de la Tierra
ilustrada por Chiqui de la Fuente, ya en 1987. Lo que es evidente, en todo caso,
es que estas novelas han sido un referente, consciente o inconscientemente,
para ilustradores y guionistas a la hora de ambientar personajes y paisajes
prehistóricos, tanto en el mundo de la narrativa, como en el de las viñetas.
La novela de ficción de
ambientación prehistórica
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Helena Bonet Rosado
Otra novela, poco conocida pero de gran interés, es la obra de Jack London
Antes de Adan (1907), que nos ofrece una lectura muy avanzada para su época
sobre el origen del hombre. Desafiando a los «hombres de los árboles» y a
«los hombres del fuego», el protagonista, un «cuasi hombre», vive una larga
aventura en búsqueda de su identidad, de su propio proceso evolutivo. El
protagonista revive en sueños la historia de su Yo profundo, Colmillo Largo,
su otro yo, y nos transmite la ansiedad que le causa su doble personalidad y
la búsqueda de sus orígenes.
La novela más célebre ambientada en la prehistoria, que se lee todavía con
enorme deleite, es La guerre du feu de Joseph-Henri Rosny aîné (1911),
conocida internacionalmente por la versión cinematográfica dirigida por
Jean-Jacques Annaud (1981). Es uno de los pocos ejemplos, si no el único,
en el que una novela de ambientación prehistórica sirve de inspiración a
posteriores ediciones de cómic, desde la versión por entregas de Martine
Berthelemy en la revista Le Journal de Mickey (1953), el cómic de René Pellos
de 1976, hasta los tres volúmenes de Emmanuel Roudier recientemente
editados (2012-2014). Los personajes humanos y semihumanos que se
describen en La guerre du feu -los wah, los enanos rojos, los gigantes de
pelo azul o los devoradores de hombres- los reconocemos en numerosos
tebeos y cómics.
Y, como referente de muchas otras novelas y personajes de ficción, no podía
faltar el prolífico escritor americano Edgar Rice Burroughs, autor de las sagas
de El Mundo de Pellucidar (1915)
6
, Tarzán de los monos (1912 y 1914) o Cave
Girl (1913). Estos personajes inspiraron, y siguen inspirando, un sinfín de
héroes y heroínas de aspecto supuestamente prehistórico pero ambientados
en la selva africana, donde conviven con pueblos indígenas, muchos de ellos
equiparados en su modo de vida y actitudes a supuestos primeros estadios
prehistóricos del hombre. El éxito de Tarzán, el mayor héroe salvaje de la historia del celuloide, sumó el componente selvático a la prehistoria de ficción.
En las últimas décadas ha cambiado sustancialmente el concepto de la novela de ficción de ambientación prehistórica. El superventas de El clan del
oso cavernario de la americana Jean Marie Auel, publicado en 1980, inició la
saga de Los hijos de la tierra con un éxito de superventas sin precedentes en
el mundo editorial. Llevada al cine por el director Michael Chapman en 1986,
no tuvo la acogida esperada, como le ocurrió también a la novela francesa Ao
le dernier néandertal de Marc Klapczynski (2007), una espectacular aventura
sobre el destino de los últimos neandertales, pero cuya adaptación cinematográfica por Jacques Malaterre en 2010 tampoco tuvo el éxito deseado. El collar
de Neandertal (1999) y Al otro lado de la niebla (2005) de Juan Luis Arsuaga
abren en España una línea de novelas entre divulgación científica y ficción
ambientadas en la prehistoria, donde el peso de los descubrimientos en el
yacimiento de Atapuerca es innegable. Algunos novelistas se han atrevido a
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Prehistoria y cómic: La magia de la imagen
21
Tarzán. Pellucidar, el mundo fantástico,
de Edgar Rice Burroughs.
Serie la Selva, Pantera 4, Hispano Americana
de Ediciones, S.A., Barcelona, 1949.
seguir esta temática, entre los que cabría destacar a Lorenzo Mediano con Tras
la huella del hombre rojo (2005) donde, una vez más, la narración se centra
en el encuentro entre dos especies diferentes, neandertales y cromañones.
Estas novelas abordan, ante todo, aspectos de la evolución humana y temas
de actualidad, haciendo especial hincapié en las últimas investigaciones
en torno a la extinción de los neandertales. Sin embargo, el celo por una
rigurosa documentación científica y la preocupación por estar al día en las
últimas investigaciones obliga a una mayor rigidez narrativa, resultando
guiones algo repetitivos y similares entre sí. Poco originales en comparación
con aquellas novelas fantásticas, de una imaginación desbordante, pero eso
sí, con escenarios y personajes que poco tienen que ver con la prehistoria.
Trogloditas, hombres mono, tarzanes y, por fin, la especie humana; así es
como ven los guionistas y los dibujantes a sus protagonistas en las historietas.
6
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22
Los tebeos y los cómics transmiten valores e ideologías no sólo a través de la
imagen sino también del mensaje escrito, del guion, mediante esos diálogos
encapsulados en bocadillos o en los pies de viñetas. De modo que ese doble
mensaje, a través de la imagen y del texto, convierte las narraciones gráficas
en un referente y un modelo para miles de lectores.
Los protagonistas
prehistóricos en los cómics
Un recorrido visual por los cómics de temática prehistórica muestra la gran
variedad de representaciones humanas que aparecen a lo largo de un siglo.
Arquetipos que, por otro lado, están estrechamente marcados por la época,
el género y el público al que van dirigidos. En este viaje por la prehistoria, el
hombre y la mujer no han caminado solos, han interactuado con el medio; de
ahí que el mundo vegetal y animal tengan un protagonismo casi tan importante como el hombre. Los paisajes hostiles, desde los grandes hielos hasta
las impenetrables selvas, pasando por la aridez extrema de los desiertos, son
eternos adversarios del ser humano, lo que le permite, a éste mostrar su valor,
enfrentándose a continuos riesgos y aventuras. Los grandes mamíferos y las
fieras representan los peligros más extremos, pero también son la base de la
subsistencia, el animal cazado y el consumido, y es por ello que los animales
están presentes en todos los cómics. Con todo, aun siendo sabedores de que
todos estos elementos son inseparables, vamos a centrarnos ahora en cómo
los cómics han retratado al hombre y la mujer prehistóricos, cuyas imágenes
agrupamos en cuatro estereotipos.
La imagen caricaturesca
El troglodita es por excelencia el estereotipo en el tebeo caricaturesco, humorístico e infantil y, tal vez, quien mejor resume los tópicos y atributos
identitarios del hombre prehistórico. Estos aparecen bien resumidos, por
ejemplo, en el personaje el Troglodita tímido de Raf (Mortadelo. Especial
Prehistoria, 1985: 22), donde en la primera viñeta tenemos al robusto y poco
inteligente troglodita melenudo, ataviado con pieles, porra en mano, un plato
de comida con huesos y, de fondo paisajístico, un pterodáctilo que sobrevuela un dolmen. En los tebeos españoles, lo que vemos desde las primeras
viñetas de las aventuras del TBO
7
y de Daca y Toma (1938), en multitud de
chistes de todas las épocas y en un largo repertorio de pequeños y simpáticos
personajes cavernícolas como el Troglodito de Schimdt (1958), El Troglodita
Manolo de Raf, autor también de la portada del número especial de prehistoria
de Mortadelo, n.º 47, 1978, o los más célebres Altamiro de la cueva (1965) de
Joan Bernet Toledano y Hug, el troglodita (1965) de Jordi Gosset.
En las tiras de humor y viñetas americanas, el cavernícola Alley Oop, creado en
7
El origen de algunas cosas. TBO.
Año XIV, n.º 701. Barcelona, 1928.
1934 por V. T. Hamlin
8
(Trucutú en la versión hispana), compagina su carácter
bonachón con el comportamiento de bruto. A lomos de su dinosaurio y hacha
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24
8
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Alley Oop, de Vincent T. Hamlin.
All new stories. Dell, New York, 1962.
en mano, se convirtió en un icono americano de la cultura pop, como luego lo
serían Los Picapiedra, creados como serie de animación en 1960 por HannaBarbera. Una imagen opuesta, pequeños e inteligentes cavernícolas, son el
personaje de B. C. de Johnny Hart, donde lo importante de las tiras cómicas
es la narración y los gags; o Altamiro de la cueva, donde el periodo histórico es
mera anécdota, ya que la mayoría de estos personajes funcionarían igualmente
ambientados en cualquier otro periodo histórico. En general, el paisaje
ocupa aquí un papel muy secundario, reduciéndose a un mero decorado,
mientras que los animales, en cambio, cobran un mayor protagonismo. Se
humanizan y forman parte del reparto de actores en numerosas historietas
como los mamuts de Girighiz (1972) de Enzo Lunari, o los amables animales
de compañía representados por las mascotas Dinny de Alley Oop o Dino de
Los Picapiedra.
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9
Caveman, de Tayyar Özkan.
Dude Comics, Barcelona, 2001.
En este apartado podríamos incluir The Cartoon History of the Universe
(1978) del matemático e ilustrador Larry Gonick, que, a través de un dibujo
lleno de humor, narra la historia de la humanidad. El autor utiliza la caricatura y la narrativa gráfica para difundir los últimos conocimientos sobre la
prehistoria de forma pedagógica a la vez que divertida. En esta misma línea,
el humorista gráfico Forges en La Historia de aquí (1980) parodia el mundo
de la prehistoria e ilustra todos sus tópicos como nadie. Sus conversaciones
hilarantes, juegos de palabras y personajes forgianos, han llegado hasta el
imaginario colectivo de varias generaciones de españoles. Por el contrario, en
Caveman, del turco Tayyar Özkan (2001), encontramos una feroz parodia de la
sociedad actual. Con un enérgico lenguaje narrativo mudo muestra cómo las
pasiones más bajas del ser humano, la violencia o el individualismo, no han
cambiado desde la prehistoria hasta nuestra supuesta sociedad civilizada.
9
25
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En este género satírico y humorístico, las mujeres aparecen igualmente estereotipadas, aunque bastante peor consideradas: arrastradas por los pelos,
gordas y gruñonas, o como objetos de deseo que hacen babear a sus compañeros de viñetas. Las picapiedras Wilma y Betty, con sus modelitos de pieles y
preocupaciones domésticas, a pesar de ser más listas que sus parejas, lo cual
no es muy difícil, ofrecen la imagen de esposa ideal, ama de casa. A finales de
los años 70, en el tebeo infantil solo una niña, Roquita, de Jordi Gosset, puede
considerarse un personaje con carisma que, sin llegar al reconocimiento de
Hug, el troglodita del mismo autor, llegó a inmortalizarse con su sopa de huesos.
La imagen simiesca
La referencia al hombre mono es recurrente en aquellos tebeos fantásticos y
de ficción, en los que el protagonista, siempre un hombre moderno y occidental, se enfrenta a seres simiescos que remiten al eslabón perdido. Barrero
(2011) señala la fascinación que ha despertado siempre entre nosotros la
imagen de aquel eslabón perdido, entre la bestia y el hombre civilizado, que
se ha ido construyendo con imágenes fantaseadas a lo largo del siglo xx, por
supuesto sin contrastar con la ciencia, y que ha resultado, como no podía
ser de otro modo, un estereotipo.
La representación del hombre prehistórico como ser monstruoso, medio hombre medio mono, remite a las leyendas y a la propia historia de la investigación
sobre la evolución de la humanidad, como hemos visto anteriormente. El
interés y la atracción que despertó la leyenda del yeti, el abominable hombre
de las nieves, que popularizaron a mediados del siglo xix los montañeros que
escalaron el Everest, contribuyó en gran medida a crear esa imagen aterradora
y misteriosa que la cultura popular vinculó erróneamente a nuestros orígenes.
También la mítica película King Kong (1933), un habitante de una perdida isla
prehistórica, contribuiría a forjar esa imagen terrible pero humanizada de los
grandes primates. Todo ello ha proporcionado un enorme caudal imaginativo
a la hora de crear enemigos y situaciones terroríficas en las que se establece
una clara equivalencia entre lo primitivo, lo atávico y lo monstruoso.
Así lo vemos en numerosos cómics de todas las épocas y géneros, donde
el malvado es un ser simiesco y brutal que surge de las profundidades, o
del más allá, y cuya única arma suele ser una gran maza capaz de abrir la
cabeza del contrincante de un solo golpe mortal. Los superhéroes americanos, Superman y Batman, también defienden a la humanidad de gigantes
cavernícolas venidos de remotos mundos, siempre con una gran porra en
la mano
10
. Incluso Flash Gordon pelea contra hombres mono venidos de
El satélite de los Skorpi (1980). Brutales monos antropizados, parlantes, los
vemos en los tebeos españoles de los años 50 y 60, luchando contra personajes medievales en El Jabato o El Capitán Trueno, pero quien mejor ilustra
estos primeros hombres prehistóricos es Miquel Quesada en las cubiertas y
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10
Batman. Superman DC National Comics, 115.
New York, 1958.
viñetas de Pequeño Pantera Negra (1958). Señalar que esta imagen simiesca
es siempre masculina, cuando el sexo femenino toma las riendas del mal es
siempre bajo el aspecto de una bruja malvada, pero que puede convertirse
en una belleza seductora, o bien en una anciana decrépita.
Si bien este tipo de hombre primitivo es recurrente en los cómics de ficción y
de misterio de todas las épocas, véase Delito en la Prehistoria o El misterio de
Stonehenge de la serie Martin Mystere, de Castelli y Alessandrini (1982), en las
últimas décadas este estereotipo ha cambiado sustancialmente debido a la
difusión y divulgación de los avances científicos sobre la evolución humana.
La visión ingenua e infantil de aquellos hombres mono es cada vez menos
frecuente, y ahora los Austalopithecus, el Homo erectus, Homo habilis, el antecessor o los neandertales van abandonando sus roles de bestias peligrosas para
convertirse en verdaderos protagonistas humanos de sus historias. Una vez
más, cómics como Lucy. L’espoir de Norbert y Liberatore, On a marché sur la
Terre de Houot (1990) o Néandertal de Roudier (2007-2011) se acercan con una
gran sensibilidad y humanidad a la vida y pasiones de estos primeros humanos.
27
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La imagen tarzanesca
La influencia de la figura de Tarzán, el rey de la selva, de Edgar Rice Burroughs
(1912) en el mundo del cómic es innegable. A partir de los años 20 del siglo xx
el hombre prehistórico seguirá manteniendo su aspecto simiesco pero aparecerá una nueva figura a modo del mito del «buen salvaje» de Rousseau: un
hombre libre, noble y plenamente integrado en la naturaleza que irá tomando
cada vez más protagonismo. La publicación de las novelas de jungla de este
mismo autor, The Cave Girl (1913) y El eterno salvaje (1925), confirman el éxito
de este género con una aportación muy importante: la introducción de la
mujer salvaje prehistórica como protagonista y heroína. Por supuesto, estas
imágenes de hombre y mujer prehistóricos, responden en realidad al hombre
actual y occidental que habita en la jungla y que nada tiene de prehistórico,
ni siquiera las armas defensivas. En este tipo de cómics veremos el eterno
enfrentamiento del héroe contra simios humanizados y fieras salvajes, pero
también contra tribus africanas ambientadas en su pasado.
En España, el máximo exponente de este perfil tarzanesco es Purk, el hombre
de piedra (1950), de Manuel Gago, seguidos de Piel de lobo y Castor, todos
ellos ambientados en una mítica prehistoria llena de licencias. Tamar (1961)
de Ricardo Acedo y Antonio Borrell, en realidad es una copia de la saga de
Tarzán donde igual que su progenitor lucha contra trogloditas y toda clase
de fieras salvajes incluidos los dinosaurios.
Rahan, el héroe del guionista Roger Lécureux y del dibujante André Chéret
(1969) ha sido leído por tres generaciones de franceses y traducido a más de
17 lenguas. Es el personaje que mejor representa el éxito de esta caracterización del hombre salvaje y tarzanesco del paleolítico
11
. Con su taparrabos
de cuero, su cuchillo de marfil y su collar de garras de oso vuela a través
de las viñetas con un gran dinamismo y fuerza corporal, solo comparable
con el guerrero prehistórico norteamericano Tor. De los álbumes de Rahan
cabe destacar los dedicados a yacimientos y cuevas paleolíticas francesas,
como L’homme de Tautavel (1997), Le secret du Solutré (2008) o La légende
de la grotte de Niaux (2009). En el primer volumen, Chéret realiza también
el guion y nos narra una emotiva historia de amistad entre Rahan y Tau-toa,
un preneandertal de la cueva de Tautavel.
También en la década de los años 70, el ilustrador italo-argentino Juan Zanotto
y los guionistas Ray Collins y Diego Navarro, crean el personaje prehistórico
de Henga, el cazador (1974) (Yor en Italia y España) que viaja, acompañado
de su compañera Ka-laa, entre dos civilizaciones distintas en un mundo
primitivo ambientado en el Neolítico y el futuro. A partir de 1975 se gesta la
saga Hor, el hijo de Henga, que conservará las mismas características que la
historieta original entre mundos prehistóricos y futuros. Poco conocida en
otros países fuera de Italia y Argentina, esta serie fantástica de ciencia ficción
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Prehistoria y cómic: La magia de la imagen
29
fue llevada al cine sin demasiado éxito en 1983, Yor, el cazador del futuro, por
Rahan, de R. Lécureux y A. Chéret.
Tomo 10 de la edición integral en blanco y
negro de la editorial Soleil, 2014.
el director Antonio Margheriti (Barrero, 2011).
Lógicamente es en Estados Unidos donde la figura de Tarzán dará lugar a un
mayor número de personajes muy similares entre sí y que tendrán una gran
acogida a partir de los años 60 y 70, como Korak, el hijo de Tarzán, Ka-Zar con
su novia la diablesa Shanna, o Kong, el salvaje, que se enfrentarán a todo tipo
de cavernícolas, fieras y dinosaurios en supuestos periodos prehistóricos, o
Tragg y los dioses del cielo, donde se mezcla ciencia ficción y prehistoria (Barrero,
2011). Pero, sin duda, Tor, in the world 1,000,000 years ago (1953), creado por Joe
Kubert, es el guerrero prehistórico que tuvo mayor éxito, muy influenciado por
la película de 1940 dirigida por Hal Roach (Golden Caster, 2013). Es éste uno de
los personajes más queridos por Kubert, que le acompañó a lo largo de toda su
vida artística hasta su muerte en 2012. Anthro (1968), el primer niño cromañón
nacido de padres neandertales, o Naza, Stone Age Warrior, se apartan de la
influencia tarzanesca, creando un personaje prehistórico propio
12
. También
será en Estados Unidos donde triunfarán, a partir de los años 50, las heroínas
11
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30
12
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Naza. Stone Age Warrior. Ice entombed
monsters. Ilustraciones de Jack Sparling.
Dell, New York, 1966.
de perfil selvático con un fuerte componente erótico, como Cave Girl, Rima, o
Shanna, todas ellas valientes guerreras ataviadas con escasas pieles de felino.
Otro tipo de héroe prehistórico que incluimos en este apartado, aunque no se
ambienta en la selva ni su perfil es el del buen salvaje, son los indios americanos
prehistóricos. Hay que recordar que hasta bien entrado el siglo xx, los indios
de las praderas se consideraban los primeros pobladores de América, por
lo que los autores de cómics no dudaron en crear superhéroes prehistóricos indios. Así nace, en 1954, Turok, son of stone (en castellano Turok, el
guerrero de piedra), un verdadero piel roja paleolítico que lucha contra
hombres cavernícolas y fauna prehistórica americana, pero sobre todo
contra animales antediluvianos.
La imagen realista
La escuela franco-belga, con su tradición de cómics históricos, es la que mejor recrea e ilustra la prehistoria. Guionistas e ilustradores se asesoran sobre
los últimos avances de la investigación prehistórica, visitan los yacimientos
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Prehistoria y cómic: La magia de la imagen
y museos e, incluso, colaboran con prestigiosos prehistoriadores. Tounga,
(1961), en las ediciones españolas Tunga, fue creado por el ilustrador belga
Édouard Aidans y se puede considerar como el precedente del cómic realista
prehistórico que compagina la ficción y la documentación arqueológica, con
una fauna creíble, contemporánea al Paleolítico medio y superior (Vich, 1997:
16). Pero será el guionista e ilustrador André Houot, con sus cuatro volúmenes
sobre Chroniques de la nuit des temps (1987-1992), el primero que narra la
historia de la humanidad desde sus orígenes hasta la Edad del Bronce con
una clara voluntad pedagógica y con el asesoramiento científico
13
.
El maestro de la bande dessinée de la narración ilustrada sobre la prehistoria
es Emmanuel Roudier. Desde la publicación de Vo’hounâ en 2002, definida
por su autor como una narración mágico-realista sobre neandertales y
cromañones, ha estado en contacto con numerosos arqueólogos franceses,
asesorándose sobre la fauna, la flora y el clima, además de seguir de cerca
las últimas propuestas de reconstrucciones anatómicas y faciales de los
neandertales. Este interés, unido a su pasión por la prehistoria, ha dado
como resultado magníficas ilustraciones y ambientaciones de la prehistoria
europea, como las de su álbum más conocido de Néandertal (editado en
castellano en 2012). Los avances de la investigación prehistórica también se
reflejan en la imagen y las acciones de los protagonistas de otros excepcionales cómics, como el ya mencionado álbum de Lucy. L’espoir de P. Norbert
y T. Liberatore (2007), una historia de supervivencia y amor protagonizada
por los primeros homínidos. El cómic de Matthieu Bonhomme L’âge de
raison (2002) nos presenta un homínido en el alba de su historia, en el que
prevalecen más los impulsos del deseo, la amistad y la violencia sobre la
razón. La fuerza narrativa y el colorido de este cómic hacen que resulten
innecesarias las palabras para trasmitirnos su mensaje sobre la violencia y
las pasiones humanas, como también ocurre en el comic igualmente mudo
Neanderthal, del norteamericano Frank Frazetta (2009)
14
.
En Mesolith (2010), los británicos Ben Haggarty y Adam Brockbank, crean un
ambiente mágico, en el que se entrelazan las situaciones de peligro, sueños
y pesadillas, pero en un mundo real de los cazadores-recolectores del mesolítico y neolítico. Destacaremos, en el ámbito peninsular, el interesante
álbum Ötzi. Por un puñado de ámbar (2015) de Mikel Begoña y el ilustador
Iñaket, un cómic de aventuras, un «wéstern calcolítico» como gusta definirlo
a sus autores (www.rtve.es › Noticias › Especiales › El cómic en RTVE.es),
sobre la momia descubierta en los Alpes italianos, de hace 5.000 años
15
.
Todos estos cómics son un buen ejemplo de cómo la suma de una rigurosa
documentación científica, una original narrativa y unas potentes ilustraciones,
pueden convertir este arte secuencial en un excelente manual gráfico de la
prehistoria. Y en este sentido, los museos somos cada vez más conscientes
31
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32
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13
Tête-Brûlée. Chroniques de la nuit des temps,
de André Houot.
Editorial Le Lombart, Bruxelles, 1989.
Neanderthal de Frank Frazetta.
Image Comic, Berkeley, 2009.
14
del potencial comunicativo que tienen la imagen y la narración gráfica
como transmisores de conocimiento, de ahí la importancia de que exista
una estrecha colaboración entre ilustradores y los conservadores-investigadores del museo en el desarrollo de un correcto discurso expositivo. Un
buen ejemplo a seguir desde las instituciones es el álbum El bosc negre. Una
aventura talaiòtica de Max y Pau (2007), editado por el Museo Arqueológico
de Son Fornés, en Montuïri (Mallorca) y ambientado ya en el umbral de la
protohistoria. El guion está escrito por los propios responsables científicos
del museo y relata la vida cotidiana en el poblado talayótico de Son Fornés,
hace unos 2.000 años. También el cómic Explorador en la Sierra de Atapuerca
(2004) de Jesús Quintanapalla, editado por la Fundación Atapuerca, cuenta
33
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34
15
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Ötzi. Por un puñado de ámbar,
de Mikel Begoña e Iñaket.
Norma Editorial, Madrid, 2015.
con la asesoría científica de Juan Carlos Díez. En esta misma línea, el Museo
de Prehistoria de Valencia ha editado dos cuentos, El misterio de la cueva
(2006) y El encuentro entre dos mundos (2013), argumentados por Eva Ripollés y Laura Fortea, arqueólogas-monitoras del Museo, y con ilustraciones
de Gerard Miquel, donde los niños protagonistas viven los cambios que se
suceden en el devenir de los tiempos prehistóricos. La excelente acogida
de estos trabajos entre el público infantil y familiar demuestra el valor de
la narración gráfica como recurso comunicativo y museográfico para acercarnos a la prehistoria. Por esto, desde estas líneas, reivindicamos la magia
de la imagen y del arte secuencial como medio para construir relatos sobre
la prehistoria por su lenguaje internacional y su capacidad para suscitar y
evocar emociones.
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35
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prezi.com/3akm30sajmjc/el-origen-de-la-historieta/
VICH, S. (1997): La historia en los cómics. Biblioteca Cuto. Barcelona.
Ediciones Glénat.
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PRIMERO FUE LA CIENCIA… DESPUÉS, LA FICCIÓN
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Ernestina Badal García y Joaquín Soler Navarro
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¿En qué momento fue el ser humano consciente de sí mismo? ¿Cuándo se
planteó la naturaleza de su existencia por primera vez? Estás preguntas jamás
encontrarán respuesta, pero podemos imaginar que desde el momento en
que nuestros antepasados comenzaron a lanzarlas, echaron su vista hacia
atrás, en dirección a las brumas de su pasado, y hacia arriba, al cielo nocturno, en el que no tardarían en dibujarse constelaciones, cuyas historias se
convertirían en los primeros relatos que intentarían explicar el impredecible
mundo en el que vivían. Esos cuentos compensarían con imaginación las
abismales lagunas de conocimiento en que se sumergía la mente humana
en su infancia como especie.
En ese instante comenzó la gran carrera, la única que realmente caracteriza
a nuestra especie además de la supervivencia: la búsqueda de conocimiento.
¿Quién no ha sentido alguna vez esa angustia? Es ese vacío primordial, que
intentamos llenar con desesperación por alguna razón que desconocemos,
el que nos ha conducido hasta donde estamos. Para bien y para mal. El que
nos lleva a preguntarnos «¿quiénes somos?» y a buscar una respuesta a esta
pregunta tan humana. La carrera, que intentaba calmar nuestra enorme
sed de respuestas, condujo a miles de años de filosofía, creencias, guerras,
amor, hambre, arte, barbarie, viajes, enfermedades, descubrimientos… es
decir, a miles de años de historia humana. Todas las sociedades necesitan
una explicación de su origen, de su génesis. En la judeocristiana, el Antiguo
Testamento, y en concreto el Génesis, narra la creación del mundo, en el
centro del cual se situaba el ser humano. La cronología bíblica de la historia
del universo y de la humanidad era dogma de fe hasta mediados del siglo
xix,
cuando los pilares del tiempo se tambalearon por los golpes del pico
excavador de los geólogos y naturalistas.
Rompiendo creencias,
surgiendo ciencia.
I+D+i en el siglo XIX
El contexto social, económico y político del siglo xix potenció lo que hoy llamaríamos el I+D+i (Investigación, Desarrollo e innovación) en todos los campos
del saber y en todos los países de Europa, aunque cada uno con su propio ritmo.
Así las grandes potencias, Francia, Inglaterra y Prusia serán pioneras en muchos
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campos de la investigación, aunque en otros países, como España, con menos
apoyo institucional también se hicieron trabajos de calidad. En el siglo xix, las
hoy llamadas «redes sociales» eran igual de activas que lo son en la actualidad
con Internet, solo que en aquellos momentos con otros mecanismos. A lo largo
del siglo van surgiendo sociedades científicas y culturales que publican boletines
con los avances, descubrimientos o debates candentes en cada rama del saber.
El compromiso de todas estas sociétés savantes es contribuir al desarrollo de
las ciencias y a la aplicación de estos conocimientos a los retos de la sociedad,
como la industria, el medioambiente, etc. Esos principios se manifiestan en
casi todos los estatutos fundacionales de las distintas sociedades, además de
declarar la libertad de acción y de pensamiento de los miembros. Se puede
decir, que esos principios, en líneas generales, se mantienen hasta la actualidad
y coinciden con los objetivos de investigación marcados actualmente por la
Comisión Europea para el Horizonte 2020.
Daremos algunos ejemplos que nos interesan por su papel en el nacimiento
de la prehistoria, en Europa o en España, pero además por ser vías de transmisión directa de los avances científicos a la sociedad. Los boletines, anales
y revistas de estas sociedades publican, desde el siglo xix, los últimos avances
en ciencia y plantean las teorías más novedosas. Estas revistas serán leídas
ávidamente por los intelectuales de la época pero también por los autores de
las novelas que trataremos más adelante. Por razones obvias, en la tabla 1 sólo
se mencionan algunas de esas revistas que directamente afectan al nacimiento
y desarrollo de la prehistoria y cuyos descubrimientos pasaran rápidamente
al imaginario colectivo a través de periódicos, folletines, novelas, e incluso del
cine en los albores del siglo xx. Otra vía de comunicación entre los intelectuales
TABLA 1
Año
Sociedad
Publicación
FRANCIA
1830
Société Géologique de France
Mémoires de la Société Géologique de France
1854
Societé Botanique de France
Bulletin de la Société Botanique de France. Actualités Botaniques
1859
Société d’Anthropologie de Paris
Bulletin et Mémoires de la Société d’Anthropologie de Paris
1904
Societé Préhistorique Française
Bulletin de la Société préhistorique française
INGLATERRA
1807
Geological Society
1811
1830
Transactions of the Geological Society of London
Royal Geographical Society of London
1845
Quarterly Journal of the Geological Society
ESPAÑA
1871
Real Sociedad Española de Historia Natural
1872
Anales de la Sociedad Española de Historia Natural
1903
Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural
39
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1
Ernestina Badal García y Joaquín Soler Navarro
Portada del primer tomo de la publicación
de la Société Géologique de France.
europeos es la correspondencia, ágil y prolífica, que mantienen entre ellos,
donde se cuentan las líneas de trabajo, los viajes, los descubrimientos que
están desarrollando e incluso manifiestan los conflictos y enfrentamientos
entre las distintas teorías.
Cuando se consulta el primer tomo de Mémoires de la Société Géologique de
France (1833)
1
, donde aparecen los miembros fundacionales de la sociedad,
sus estatutos y las primeras sesiones, llama la atención varias cosas: primero
el origen de los miembros fundadores da cuenta de la internacionalización
del grupo, al haber representantes de todos los países europeos y de Estados
Unidos; segundo, la diversidad profesional del grupo (ingenieros de minas,
arquitectos, naturalistas, médicos, abogados, matemáticos, etc.), y tercero,
el objetivo es contribuir al progreso de la geología con una visión que hoy
diríamos global.
Entre los miembros fundadores se encuentran nombres que quedarán
vinculados para siempre al nacimiento del Cuaternario y de la prehistoria
porque hicieron aportaciones todavía hoy vigentes. Nombraremos a algunos miembros de esta sociedad como hilo conductor de la investigación del
siglo xix, a los que se irán uniendo otros nombres. Empezaremos por Jules
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Desnoyers (Francia), que acuñó el término Cuaternario (1828) cuatro años
antes de la fundación de la Société de Géologie, para describir los depósitos
marinos que cubrían las capas terciarias de la cuenca de París (Desnoyers,
1828). Un año después, Marcel Serres adopta el término pero lo restringe a
los depósitos asociados al fenómeno humano, es decir, excluye los depósitos
miocenos y pliocenos. En 1833, Henry Reboul propone considerar el Cuaternario como el periodo caracterizado por la presencia de animales y plantas
actuales, así como por la aparición del género Homo (Reboul, 1833). Desde
entonces se mantiene ese término, si bien su inicio ha sido objeto de debate
hasta 2009 que, convencionalmente, se ha fijado en 2,58 millones de años
por el INQUA (International Union for Quaternary Research), basándose en
criterios climáticos, biológicos y geofísicos (Gibbard y Head, 2009).
El suizo Louis Agassiz fue miembro fundador de la Société y miembro de la
Royal Society, aunque el grueso de su trabajo fue establecer los estudios de
ictiofauna. Aquí debemos destacarle por dos cosas: fue el primero en reconocer
el periodo glacial (1830-1840) y, segundo, por oponerse firmemente a la teoría
de la evolución de Charles Darwin y mantener sus principios fijistas hasta el
final de su vida (1873). El fijismo plantea la estabilidad de las especies desde la
creación y, evidentemente, al principio del siglo xix esta teoría era dominante,
pero se fue resquebrajando a medida se iban excavando canteras, minas y
cuevas donde las evidencias paleontológicas contradecían esta postura.
No podemos detenernos en los más de 200 ilustres miembros fundadores
de la Société Géologique de France, pero es obligado dedicar unas frases al
investigador que rompe el cronometro bíblico, el inglés Charles Lyell. Hasta
la publicación de su obra Principles of Geology (1830-1833) la historia de
la tierra y la historia humana se explicaban y medían con la cronología de
las Sagradas Escrituras que, según cálculos a partir de los patriarcas, era
de unos 5.000 o 6.000 años. El catastrofismo era el modo de explicar los
procesos geológicos y dentro de esta corriente destaca Élie de Beaumont,
en Francia, y William Buckland, en Inglaterra. Este último publicó en 1820
Vindiciae Geologiae; or the Connexion of Geology with Religion explained
donde intenta armonizar los datos geológicos con la creación bíblica y con
el diluvio de Noé (Went, 1958). Para él, los huesos de rinocerontes, elefantes,
hienas, etc. que encuentra en los yacimientos ingleses son la prueba de las
extinciones durante el Diluvio Universal, de ahí el término «diluviano» con
el que se designan esos materiales. En esta misma línea se expresa G. Curvier
(1820) en su Discours sur les révolutions de la surface du Globe donde niega la
existencia del hombre fósil (Richard, 1992) al igual que Buckland. En España,
Juan de Vilanova y Piera también intenta buscar la concordancia entre los
datos arqueológicos y los bíblicos en su obra Origen, Naturaleza y Antigüedad del Hombre (1872) y aunque no fue miembro fundador, sí perteneció a
la Sociedad Geológica de Francia, además de a la Sociedad Antropológica
41
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Ernestina Badal García y Joaquín Soler Navarro
y Etnológica de Berlín y de otros países, lo que demuestra, como antes dijimos, las conexiones internacionales entre los distintos investigadores y
la participación de Vilanova en los foros internacionales de investigación
(Vilanova y Piera y Turbino, 1871; Pelayo y Gozalo, 2012).
Pero volvamos a Charles Lyell, que en su obra expone los planteamientos
del uniformismo para explicar la historia de la tierra. Después de estudiar
detenidamente los procesos geológicos llega a la conclusión que es el agua
y el hielo (‘neptunismo’), los volcanes y los terremotos (‘vulcanismo’) los
que van modelando la faz de la tierra pero no en un cronómetro corto, sino
largo, muy largo. Los procesos generadores actuarían y serían similares a los
que conocemos ahora, por lo tanto, para explicar la historia de la tierra sólo
se necesita tiempo, mucho tiempo. Los planteamientos de Lyell, a pesar de
romper la cronología bíblica, no produjeron grandes controversias y fueron
poco a poco aceptados por los investigadores ingleses y de otros países porque
Principles of Geology se tradujo inmediatamente a otras lenguas. Lyell viajó
por países europeos para estudiar los volcanes, estuvo en las islas Canarias
estudiando el Teide, pero fue después de visitar las excavaciones de Boucher
de Perthes en Francia, las de Neander en Alemania y otras en diferentes países,
cuando Charles Lyell publicará, en 1833, Geological evidences of man with
remarks of theories of the origin of species by variation, donde expone todos
los hallazgos prehistóricos conocidos hasta el momento en Europa, con argumentaciones cronológicas basadas en la estratigrafía y sus contenidos fósiles.
El ayudante de Lyell, King, estableció el nombre de Hombre de Neandertal
(Wendt, 1958). Evidentemente, la obra de Lyell allanó el camino y facilitó los
trabajos posteriores de Charles Darwin y Alfred Russel Wallace, que sí causarían gran revuelo tanto en los medios científicos como en la sociedad al tratar
directamente la evolución biológica y dentro de ella la evolución humana, que
rompe definitivamente con los planteamientos bíblicos.
En el listado de la Sociedad Geológica de Francia también aparece un miembro
fundador del que sólo se indica: «Vallejo, en León, en España». Se trata de
Ángel Vallejo y Villalón (1778-1840) que durante el trienio liberal o constitucional (1820-1823) alcanzó puestos de responsabilidad en el gobierno, pero
al producirse la invasión aliada, abril de 1823, tuvo que exiliarse en Francia
(Aragonés, 1999). En los siete años que pasó en París estudio geología y entabla
contactos con E. de Beaumont, A. Boué, etc.; así, cuando regresa a España,
emprende trabajos de geología en Cataluña (Aragonés, 1999).
No podemos nombrar a cada uno de los más de 250 miembros de la Sociedad en el momento de su fundación, por eso vamos a terminar hablando
de Édouard de Verneuil por la influencia que tuvo en el desarrollo de la
geología y la prehistoria en este país. Entre 1849 y 1855, É. Verneuil realizó
siete expediciones geológicas por España, acompañado de colaboradores
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franceses y por geólogos españoles, como Casiano de Prado, Juan Vilanova
y Piera, entre otros. Utilizó la paleontología para caracterizar las secuencias
estratigráficas y publicó los primeros fósiles de material español. Mantuvo
una excelente relación profesional y de amistad con Casiano de Prado que
les permitió una estrecha colaboración entre ellos y facilitó el avance de la
disciplina. De la relación de É. de Verneuil con Casiano de Prado circula por
la bibliografía una curiosa anécdota. Went (1958) dice que, en 1862, España
y Francia tenían un acuerdo para que científicos franceses levantar el mapa
geológico de España, porque el Gobierno español consideraba que no había
geólogos en España. Sin embargo cuando llegaron a Madrid los geólogos
É. Lartet y É. Verneuil descubrieron asombrados que el trabajo ya estaba
realizado por Casiano de Prado que había hecho un estudio geológico tan
completo del centro de la península como lo pudieran hacer ellos mismos
(Went, 1958). López de Azcona (1984) mantiene que Lartet y Verneuil visitaron al ministro de Fomento y le dijeron: «Lo que este señor había hecho, o
lo que pudiese realizar en el futuro, ni ellos, ni ningún otro geólogo francés,
o inglés, o alemán o de cualquier otra parte del mundo, lo podrá mejorar»
(López de Azcona, 1984: 94). Sin embargo Truyols (1998) resta credibilidad a
la anécdota, porque hay varios errores en esa historia, por un lado las expediciones de Verneuil habían empezado en 1849, mucho antes de ese supuesto
acuerdo (1862), del que no hay documentos, su colaborador no fue Édouard
Lartet sino su hijo Louis Lartet así, que esos y otros datos restan credibilidad
a la anécdota). En la segunda mitad del siglo xix, tanto Verneuil como Lartet
hicieron varios viajes por España y colaboraron con los geólogos españoles
en investigación de la prehistoria peninsular
2
. C. del Prado conocía bien
lo que se estaba haciendo en Europa, además viajó a París y Londres donde
entabló contactos con los más eminentes geólogos del momento (Puche,
2004). En Galicia trabajó con G. Schulz, eminente geólogo alemán y también
miembro fundador de la Sociedad Geológica de Francia. C. de Prado inició en
1850 las excavaciones del Cerro de San Isidro del Campo, cerca de Madrid, con
materiales del Paleolítico (Truyols, 2007). El término Paleolítico fue acuñado
por J. Lubbock en su libro Prehistoric Times (1865).
Así pues, en la primera mitad del siglo xix los avances científicos suponen
grandes hitos en el conocimiento y en la tecnología que se consolidan y
progresan vertiginosamente en la segunda mitad del siglo. A lo largo de este
siglo se realizan importantes obras de ingeniería que facilitan el transporte
y los medios de comunicación, además la investigación y la innovación
tecnológica conduce al desarrollo de la industria y a nuevos inventos inimaginables cien años antes. A grandes rasgos es un siglo de grandes cambios
en lo social, económico y tecnológico que el conjunto de la población va a
sentir de alguna manera. Como siempre, era un mundo cambiante. Con el
impulso de la industrialización comenzaron a llevarse a cabo excavaciones
para abrir minas y canteras con el fin de construir todo tipo de complejos
Dibujo y croquis sin duda de Édouard o
Louis Lartet de una caverna en España.
2
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industriales que, de esta manera, sacaron a la luz numerosos restos de eras
pasadas. Hasta esos lugares se desplazaron todo tipo de investigadores que se
pusieron manos a la obra y empezaron a plantear las primeras dudas sobre la
cronología bíblica. Porque, si los huesos y la industria lítica recuperados eran
tan antiguos como parecía… ¿quería eso decir que las sagradas escrituras
estaban equivocadas? Y si esto era así ¿qué más lagunas había en ellas? De
estos primeros objetos arqueológicos partió una cadena de preguntas que,
inevitablemente, terminaría en la pregunta más traumática que se podía
plantear la Europa de aquel momento: ¿Dios existe?
Las grandes novelas
sobre prehistoria
En la primera mitad del siglo xix los hallazgos geológicos, paleontológicos y
arqueológicos profundizaban en el tiempo y demostraban lo dilatado que era
la historia de la tierra y lo difícil de explicarla con la cronología bíblica. Así
estas investigaciones generaron conocimiento y poco a poco cambiaron la
visión de la historia de la tierra y por supuesto de la humanidad. Estos temas
transcendieron, inmediatamente, los círculos científicos para difundirse en
los medios de comunicación de la época. Si se busca en las hemerotecas,
desde las más internacionales hasta las más locales (Aura y Segura, 2010),
se puede comprobar el impacto mediático que producían los hallazgos paleontológicos y sus interpretaciones, sobre todo a partir de las excavaciones
de Boucher de Perthes y, por supuesto, después de la publicación de Charles
Darwin del The Descent of Man, and Selection in Relation to Sex, en 1871.
Los escritores no son ajenos a estas polémicas investigaciones y nuevos conocimientos, así que en la segunda mitad del siglo xix, y principios del siglo
xx,
vemos aparecer las primeras novelas con temas prehistóricos tabla 2. Lo
que demuestra que la investigación es un motor muy importante para las
sociedades, es el germen del conocimiento y, en el caso que nos ocupa, va
por delante de la ficción e incluso la potencia. De modo que, primero fue la
ciencia y después la ficción
3
.
Es frecuente leer que Julio Verne fue el padre de la ciencia ficción, pero cuando
se lee Voyage au centre de la Terre (1864 y 1867) se puede decir que Verne está
narrando de forma novelada la historia de la investigación. La aventura de sus
protagonistas es la aventura del saber, es la emoción humana que sienten los
protagonistas y que transmite la novela, con algún que otro temor a lo desconocido de un viaje. Verne es un gran conocedor de los avances de la investigación de su tiempo y sus libros son ejemplo de la divulgación de la ciencia.
En las novelas de ficción es frecuente narrar una historia por medio de un
viaje en el tiempo o en el espacio. En el caso que nos ocupa, los protagonistas, el profesor alemán Otto Lidenbrock y su sobrino Axel, emprenden un
viaje al centro de la tierra
4
. Este destino es realmente una ficción porque
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PRIMERO FUE LA CIENCIA… DESPUÉS, LA FICCIÓN
TABLA 2
Año
Descubrimiento
1823
A. Boué descubre huesos humanos junto a especies de animales extinguidas en el
valle del Rhin.
1825
G. Cuvier. Niega la existencia el hombre fósil en Discours sur les révolutions de la
surface du globe.
1826
M. Tournal descubre restos del hombre fósil en la caverna de Bize (Francia) junto a
huesos de reno.
1830
C. Lyell publica Principles of Geologie. Uniformismo.
1834
Primer congreso científico y arqueológico en París.
1838
B. de Perthes descubre una bifaz en Abbeville.
1843
Se traduce la obra de J.J.A. Woorsaae al inglés The Primeval Antiquities of Denmark.
Sistema de las tres edades.
1846
Se halla un cráneo en Forbe’s Quarry de Gibraltar. Se toma como moderno.
1849
B. de Perthes publica el Vol. 1 de Antiquités celtiques et antédeluviennes. Afirma la
antigüedad geológica de la humanidad.
1853
Se descubren los primeros sitios lacutres neolíticos en Suiza.
1858
La London Geological Society emprende excavaciones en Brixham. Se encuentran
sílex tallados junto huesos de animales extinguidos.
1859
- Se descubre el cráneo de Neanderthal. Se interpreta como moderno.
- C. Lyell visita las excavaciones de B. de Perthes en Abbeville y las del valle de
Neander.
- C. Darwin publica On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the
Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life Teoría no lamarckiana de la
evolución.
1863
- B. de Perthes descubre una mandíbula humana en Moulin-Quignon.
- C. Lyell publica Geological Evidences of the Antiquity of Man.
1864
Novela
J. Verne publica Voyage au centre de la Terre.
1865
J. Lubbock publica Prehistoric Times acuña los términos Paleolítico y Neolítico.
1866
- Primer Congreso Internacional de Prehistoria a Neufchâtel.
- A. Arcelin y H. De Ferry descubren el sitio de Solutré.
- E. Dupont descubre la mandíbula de la Naulette de tipo neandertal. Esto permite
la reinterpretación del cráneo descubierto en Neander.
1867
La Exposición Universal de París tiene una sección de prehistoria y se celebra en
París el congreso internacional de Prehistoria.
1868
Se descubre la sepultura de Cro-Magnon. Esto permite establecer la sucesión en
Europa de dos tipos humanos: neandertales y cromañones.
1871
C. Darwin publica The Descent of Man, and Selection in Relation to Sex.
1872
J. Vilanova i Piera publica Origen, Naturaleza y Antigüedad del Hombre.
1878
M. de Santuola descubre los frescos de la cueva de Altamira. No son consideradas
prehistóricas.
1879
L. Chiron descubre los grabados de la Grotte Chabot.
1894
E. Dubois publica el fósil de Java Pithecanthropus erectus, que se sitúa entre los
simios y los humanos.
1895
E. Rivière descubre las pinturas de la Mouthe.
1896
F. Deleau descubre los grabados de Pair-non-Pair.
1901
Breuil, Capitan y Peyrony descubren las pinturas de Font-de-Gaume et de Combarelles.
1902
E. Cartailhac publica Mea culpa d’un sceptique donde acepta el arte parietal como
Paleolítico. Breuil y Cartailhac viajan a Altamira.
J. Verne añade dos capítulos más a Voyage
au centre de la Terre.
R. Kipling publica The Jungle Book.
1907
J. London publica Before Adam.
1911
J.-H. Rosny publica La guerre du feu.
1912
A. C. Doyle publica The Lost World.
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46
3
Ernestina Badal García y Joaquín Soler Navarro
Fotomontaje de la interacción entre
la ciencia y la ficción realizado por
Ana Belén Soler (2015).
todavía hoy, en el siglo xxi, es más difícil desplazarse a las profundidades
del planeta que alcanzar la superficie de la Luna. Axel va narrando el viaje y
describiendo sus hallazgos que coinciden con los geológicos, paleontológi-
4
Viaje al centro de la Tierra, de Julio Verne.
Editorial Molino, 1935.
cos, botánicos y antropológicos que estaban realizando a lo largo del siglo
xix
los investigadores hasta la publicación de la novela en 1864 y la segunda
versión, de 1867, en la que Verne añade dos capítulos. Ejemplo de eso, es el
fragmento donde Axel nombra a muchos de los científicos del momento.
En el capítulo XXXVII, los protagonistas se encuentran en una vasta llanura
llena de osamentas de lofodontes, megaterios, mastodontes, pterodáctilos,
etc. En expresión de Axel: «todos los monstruos antediluvianos…», y previamente dice: «No habría bastado la existencia de mil Cuvier para reconstruir
los esqueletos de los seres orgánicos tendidos en aquel magnífico osario»
(Verne, 1867: 180; Verne, 2014: 221). Evidentemente, se refiere a la fauna extinguida que se estaba encontrado en las excavaciones y que M. Riou ilustra
en la figura que acompaña al texto donde se reconocen las defensas y los
cráneos de elefantes. El aludido es Georges Cuvier (1769-1832), creador de
la anatomía comparada en zoología y de la teoría catastrofista para explicar
la sucesión de faunas en los diferentes periodos geológicos (ver tabla 2). Para
culminar el capítulo, el profesor Lidenbrock encuentra, como no podía ser
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de otra manera, «¡Una cabeza humana!» y exclama: «¡Ah, señor Edwards! ¡Ah,
señor de Quatrefages! ¡Qué no daríais por encontraros donde me encuentro
yo! ¡Otto Lidenbrock!» (Verne, 1867: 180; Verne, 2014: 222). Verne, sin amagos
se refiere a los sabios Henri Milne Edwards (1800-1885) y Armand de Quatrefages (1818-1892) ambos destacan por sus estudios en zoología el primero
y antropología el segundo, quien definió la «raza de cromañón» en 1877, es
decir, años después de la publicación de la novela de Verne. Además, M. de
Quatrefages fue el primer vicepresidente de la Sociedad Geológica de Francia.
En el capítulo XXXVIII, Verne relata con detalle los hallazgos y trabajos de
Boucher de Perthes en Abbeville, relato similar a la publicación del propio de
Perthes (1864). Donde, junto a los animales extinguidos en el Diluvio había
pedernales (‘piedras del rayo’) que tenían formas caprichosas y repetitivas
que se atribuían a fósiles peculiares. Según Vayson de Pradenne (1934),
Boucher de Perthes descubre la primera bifaz en 1838 en Thuison, cerca
de Abbeville, que identifica como un hacha tallada intencionalmente (de
Givenchy, 1932). Tiene el mérito de ser la primera que se identifica como tal
y será la mecha que prenderá el fuego de la prehistoria, pero para eso falta
la prueba definitiva: los restos humanos.
Axel, narra en el capítulo XXXVIII, el hallazgo que realiza Boucher de Perthes
de una mandíbula humana junto a los huesos de animales extinguidos y a
pedernales tallados
5
el día 28 de marzo de 1863, es decir, a un año antes de
la publicación de la primera edición de Voyage au centre de la Terre. El hallazgo de la mandíbula, efectivamente como narra Axel, tuvo mucha resonancia
científica y trae a las canteras de Abbeville a estudiosos de otros países, como
los ingleses H. Falconer, G. Busk, etc. En España, estos hallazgos se transmiten
en el libro de Vilanova y Piera, y Turbino Viaje científico a Dinamarca y Suecia
(1871), donde dan cumplida cuenta de este hallazgo y la polémica que suscitó
entre los sabios. Para la mayoría de los visitantes será la prueba definitiva de la
antigüedad humana, entre ellos M. Edwards, A. Quatrefages, y evidentemente
Lyell, que no es nombrado por Verne, pero que visitó Abbevilley, además de
otros sitios del continente, y publicó después (1863) su libro Geological evidences of the antiquity of man with remarks of theories of the origin of species
by variation
6
donde apoya la teoría de Darwin (1859) (tabla 2). Pero también
habrá detractores de dicha antigüedad como E. de Beaumont o G. Couvier.
Todos éstos, y otros muchos, son nombrados por Verne en la novela para
explicar las polémicas en el nacimiento de la prehistoria. Evidentemente, el
profesor Lidenbrock es conocedor de los trabajos de estos investigadores y
de las enfrentadas posiciones y, en su disertación a lo largo del capítulo, deja
clara su aceptación de la gran antigüedad de la humanidad.
Verne utiliza con precisión la nueva terminología establecida por los especialistas, como el término Cuaternario, Así Verne dice: «Otras mandíbulas
47
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48
5
Ernestina Badal García y Joaquín Soler Navarro
Dibujo de la mandíbula y del corte
estratigráfico de la cantera de MoulinQuignon, realizado por O. Dimpre
después de 1863.
idénticas, aunque pertenecientes a individuos de tipos distintos y naciones
diferentes, se hallaron en las tierras poco consistentes y cenicientas de
algunas cuevas, en Francia, Suiza, Bélgica, e igualmente armas, utensilios,
herramientas, huesos de niños, de adolescentes, de adultos, de viejos. Cada
día se confirmaba, pues, más y más la existencia del hombre Cuaternario»
(Verne, 1867: 182; Verne, 2014: 224). Como muy a menudo se señala, la presencia femenina está ausente en las novelas de Verne y en esta enumeración
de hallazgos humanos podría haber incluido alguno femenino que ya se
habían descubierto.
Terminaremos este brevísimo espacio dedicado a la novela de J. Verne con
una frase en la que se divulga y se transmite la nueva cronología de la historia
humana: «El hombre, por consiguiente, subía de un solo salto muchos siglos
en la escala de los tiempos; precedía al mastodonte; se hacía contemporáneo
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PRIMERO FUE LA CIENCIA… DESPUÉS, LA FICCIÓN
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del elephans meridionalis; tenía, en fin, 100.000 años de existencia, puesto
Ilustraciones del libro de Charles Lyell (1963).
El cráneo de neandertal y la comparación
del cráneo de neandertal con un cráneo de
hombre europeo y otro de chimpancé adulto.
que esta antigüedad es la que señalan los más acreditados geólogos a la formación del terreno plioceno» (Verne, 1867: 182; Verne, 2014: 224).
A principios del siglo xx, los pilares de la prehistoria eran sólidos, ya se habían
descubierto los yacimientos epónimos de las culturas paleolíticas como Le
Moustier (1872), La Quina (1872), Aurignac (1860), Solutré (1866), La Madelaine (1863), Mas-d’Azil (1887) entre otros. También se había excavado
ya la sepultura de Cro-Magnon (1868) que permitió determinar la sucesión
en Europa de dos tipos humanos: el hombre de Neandertal y el hombre de
Cromañón. Además, se habían descubierto algunas cavernas con pinturas
parietales y grabados, como Altamira en 1878, que a pesar de ser la primera,
no fue aceptada la autoría paleolítica de sus pinturas hasta que se descubren,
muchos años después, varias cavidades ornadas en Francia (tabla 2). Será en
6
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Ernestina Badal García y Joaquín Soler Navarro
1902 cuando E. Cartailhac publica Les cavernes ornées de dessins. La grotte
d’Altamira, Espagne. «Mea culpa» d’un sceptique (Cartailhac, 1902) cuando
se acepte la capacidad artística de los paleolíticos. En definitiva, a principios
del siglo xx la prehistoria tenía una trayectoria consolidada y era una ciencia
respetada e interesante porque profundiza en el conocimiento de los tiempos
más remostos de la humanidad.
En ese contexto, aparecen una pequeña pléyade de novelas con temática
prehistórica o, como diría J.-H Rosny aîné, «le romain des âges farouches».
En 1907 se publica Before Adam de Jack London; en 1911, La guerre du feu de
J.-H. Rosny aîné y, en 1912, aparece The Lost World de Sir Arthur Conan Doyle,
mucho más conocido por sus novelas de Sherlock Holmes. A diferencia de
Julio Verne, estas tres novelas sí pueden ser definidas como ficción o ciencia
ficción, según Chatelaine y Slusser (2012), incluso Rosny sería el padre de la
ciencia ficción. En ellas, los protagonistas son seres prehistóricos que viven
como tales, mientras que la de Verne los investigadores, que están alumbrando
la prehistoria, son los protagonistas.
En la novela Antes de Adán de Jack London (1876 - 1916) podemos encontrar
un par de puntos interesantes para analizar la relación de los hombres y
mujeres de la época con la nueva realidad que la ciencia ponía ante sus ojos
7
. El héroe de su aventura no es otro que un joven homínido llamado Col-
millo Largo que vive en sus propias carnes el proceso de evolución humana,
por la aparición de otros nuevos homínidos diferentes pero también por la
violencia del macho alfa de La Horda (la tribu con la que vive). Así, el escritor
hace especial hincapié en el atavismo y la violencia irracional que se esconde
en el interior de cada ser humano, la civilización y el salvajismo que lucha
por predominar en esas nuevas especies que compiten por la supervivencia.
Esta idea se ve reforzada por un concepto clave para la novela y que, desde el
punto de vista de lo desarrollado en estas páginas, es algo realmente crucial
para entender lo que pretendía London: la narración no está relatada desde
el punto de vista del protagonista, sino desde el de uno de sus descendientes
en el siglo xx, que tiene la facultad de revivir los días de su antepasado en los
sueños. Así, mediante esta magnífica fórmula narrativa, Jack London nos
muestra lo fascinante debía ser para los lectores de principios de la centuria
la teoría de la evolución humana. A través de Colmillo Largo y su heredero,
somos capaces de conocer una aventura épica que no es la de un solo individuo,
sino la de toda la existencia humana; en la vida del joven homínido no solo
asistimos a un momento clave de nuestro pasado, sino a recuerdos olvidados
por nosotros mismos pero que también pertenecen a ese chimpancé que nos
observa con gesto serio desde el otro lado de los barrotes del zoo.
7
Antes de Adán, de Jack London.
Editorial Prometeo de Valencia, hacia 1920.
La novela de J.-H. Rosny aîné, seudónimo de Joseph Boex (1856-1940), La
guerre du feu
8
es puramente ficción o ciencia ficción; hay un cambio radical
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La guerre du feu de J.-H. Rosny ainé.
Editorial Plon-Nourrit de Paris, 1919.
en relación a la novela de Verne porque no pretende ser didáctica de la ciencia
o ficción científica como diría Evans (1988). Rosny estaba en Londres (18731884), durante los años posteriores a las publicaciones de Charles Darwin y
estuvo muy atento a las controversias que generaron sus teorías, las cuales
son evidentes en su obra, que se integra en el evolucionismo ecológico. Así
para Rosny, la evolución humana se ve envuelta en medio de la lucha evolutiva con otras especies animales y vegetales, no es especial ni superior, tan
solo una más de las especies que luchan por la supervivencia (Chatelaine y
Slusser, 2012). En La guerre du feu se plantea la conservación, el control del
fuego como medio de supervivencia, como tecnología vital para el grupo.
En la novela hay pasajes donde la rudeza y brutalidad por la supervivencia
no tiene piedad. La confluencia de dos especies humanas en el tiempo y en
el espacio es un debate que todavía está por resolver y que desde el siglo xix,
con la identificación de neandertales y cromañones, hasta la actualidad, ha
sido objeto de debates científicos, de controversia, de polémica y de narraciones fantásticas.
8
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Arthur Conan Doyle (1859-1930) escribe en 1912 la novela The Lost World
que es la primera de una serie de hazañas del profesor Challenger
9
. Perso-
naje que no alcanzó la fama de Sherlock Holmes, pero que también es muy
peculiar. En esta novela el profesor y su séquito van a viajar a la recóndita
selva donde encontraran el mundo prehistórico, completamente fantástico.
A Conan Doyle se le atribuye la farsa del «hombre de Piltdown». Esta farsa de
la ciencia consiste en que su amigo y arqueólogo aficionado, Charles Dawson
encontró fragmentos de cráneo y una mandíbula humana en una cantera
cerca de Piltdown (Inglaterra) en 1912. Estos restos se presentaron en la
Geological Society, en Londres, en 1913, y ese mismo día aparecieron en los
periódicos titulares sensacionalistas como «Missing Link Found - Darwin’s
Theory Proved». La carrera por demostrar la teoría de la evolución de Darwin
estaba en pleno auge y estos restos ponían a Inglaterra a la altura de Alemania
con su hombre de Neandertal o de Francia con su hombre de Cromañón.
Durante cuarenta años se le consideró el eslabón perdido, el hombre fósil del
Achelense, hasta que en 1953, un grupo de especialistas ingleses demostró
que los huesos del cráneo eran recientes y la mandíbula de un orangután,
por tanto concluyeron que era un fraude deliberado ¿tal vez de Dawson?,
¿de Conan?, ¿de otros? En la novela The Lost World hay guiños en relación a
esa historia, así El perro de Baskerville también habla de la excavación y del
hallazgo del cráneo. Visto que este texto es para la exposición «Prehistoria y
Cómic» que presenta el Museu de Prehistòria de València, recomendamos
ver la historia de esta farsa en el vídeo de dibujos animados de la siguiente
dirección de internet: https://www.youtube.com/watch?v=MOsILvcWXjo
En definitiva, Conan Doyle se documentó y tenía tratos con arqueólogos,
paleontólogos y geólogos. The Lost World fue la primera novela de tema
Fotograma de The Lost World, del director
Harry O. Hoyt, 1925.
9
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prehistórico llevada al cine con el mismo título. Se estrenó en 1925, ambas, novela y película, son tributarias de los avances producidos a lo largo
del siglo xix, cuando surgen nuevas ciencias en busca del mundo perdido:
geología, paleontología, paleobotánica, prehistoria, y un largo etc. que van
deslumbrando un pasado remoto, lleno de misterios, que no encajan dentro
del modelo bíblico imperante en la Europa decimonónica. Los escritores
querían revivir ese mundo perdido por medio de la creación literaria. Y
finalmente, la tecnología, es decir, el cine, podía poner en movimiento
El mundo perdido, con ciertas dosis de ciencia, de creación literaria, de
tecnología y de arte dramático. Así pues, la literatura sobre prehistoria nos
evoca una confluencia de ciencia, arte y fantasía que todas las sociedades
humanas necesitamos.
Surgen los mitos
Con los primeros libros comenzó una retroalimentación entre público y
autores, esas primeras lecturas azuzaron curiosidades, deseos y temores que
se vieron reflejados en los títulos que irían saliendo poco a poco. Además, el
mundo comenzaba a asimilar poco a poco lo que implicaban las teorías de
Darwin, que el ser humano no es un ser especial y superior (por lo menos
no tanto) iluminado con el fuego del Olimpo por un ser pan dimensional,
que lo cinceló a su imagen y semejanza como si de una estatua se tratase.
Ahora, cuando alguien va a un zoológico y mira a los ojos a un chimpancé,
puede sentir un ligero escalofrío al comprender que un hilo de plata invisible
recorría toda la evolución humana para conectar los ojos que se observaban desde ambos lados de los barrotes. Eso nos devolvió parte de nuestros
orígenes olvidados, y otorgó mucha humanidad a esos familiares nuestros
que juegan como niños despreocupados entre las ramas de las selvas más
recónditas del planeta. El reconocimiento de algo muy humano en el rostro
de los primates inflamó la imaginación de muchos, pero también alimentó
un temor oscuro, primigenio e irracional en los más profundo de otros
tantos. Porque así como desde ese momento se veía algo humano en ellos,
esa lúcida inteligencia que les llevó a convertirse en nosotros, nadie podía
seguir ocultando que en el interior del ser humano subyacía un sustrato
atávico, irracional e indomable. Pero lo peor era que, debido a las nuevas
dataciones sobre el origen de la humanidad y los virulentos debates entre fe
y ciencia, cada vez eran menos los que achacaban estos comportamientos
brutales con los designios de un ser maligno que nos los inspira. Ahora,
por fin, el ser humano se asomaba a una mayoría de edad en la que debía
responsabilizarse de sus actos como especie, y asumir que no éramos seres
tan racionales como se venía pretendiendo.
Y los escritores no tardaron en hacer arder sus máquinas de escribir, tecleando
sobre estas expectativas y también sobre los nuevos temores que surgían al
paso. Ahora, en las portadas de los folletines, encontrábamos gorilas, lagartos
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10
El doble asesinato en la calle Morgue,
de Edgar Allan Poe.
Historias extraordinarias. Ilustración de
A. Xumetra. Biblioteca Arte y Letras,
Barcelona, 1887.
gigantes y peludos hombres de las cavernas, incluso un autor de la talla de
Edgar Allan Poe (1987) representaba ese miedo a nuestro yo primitivo en el
relato Los crímenes de la calle Morgue, publicado por primera vez en 1841
10
.
Porque, ¿qué podía haber más aterrador para alguien del siglo xix que observar
ese destello de humanidad que hay en los ojos de un chimpancé? Gracias a los
nuevos descubrimientos, esa sensación se volvía mucho más perturbadora al
saber que simios y humanos somos especies diferentes con antepasados en
común; ahora, se había abierto una ventana a la consciencia de que había algo
de ellos en nosotros y algo de nosotros en ellos.
55
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Aparecía así ese temor al otro, esa incomodidad que sentimos cuando la
imagen que nos devuelve el espejo no nos agrada. Aunque realmente, a la
hora de la verdad, lo que realmente temían las gentes de la época era comenzar a discernir que no somos más que animales amaestrados, una especie
como otra cualquiera pero que ha luchado por domar su atavismo, sus más
primitivos instintos, en beneficio de un, como argumentaba Rousseau,
contrato social que nos permite vivir en comunidades muy numerosas de
manera más o menos pacífica y ordenada. Si esto era así, si la humanidad
no había nacido de la creación como el ser que en esos momentos tenía un
maravilloso idilio con los tiempos modernos, cabía la posibilidad de que ese
hombre o mujer irracionales, y nunca domados, que habíamos sido, viviesen
aun en lo más profundo de nuestro interior. Ahí estaba Jack el Destripador,
como una sombra oscura que se deslizaba en los callejones de Whitechapel,
para recordarlo; de la misma manera que habían llegado a Europa las noticias sobre los horrores llevados a cabo en la guerra civil estadounidense. La
historia nos estaba dando una lección que Goya comprendió muy bien: El
sueño de la razón produce monstruos. Pero aún era demasiado pronto, tendría
que llegar la Gran Guerra para que la población europea se viese obligada a
enfrentarse a la verdad: que el ser humano puede comportarse de la manera
más violenta e irracional imaginable, y que la ciencia y la razón tan solo son
un difuso y quebradizo velo que nos separa de esa realidad.
Así ese temor al otro no sería más que el temor a nosotros mismos, a la realidad que todos intuimos pero preferimos ignorar, que la civilización no es
más que una ilusión y que no somos mejores que aquellos antepasados que
habitaron en cavernas y lucharon por el sustento contra grandes depredadores, como el oso cavernario o el tigre dientes de sable. Nuestra mirada es
similar a la del chimpancé del zoológico, nuestras manos se mueven igual que
las manos que tallaban el sílex y nuestra mente es idéntica a la de aquellos
hombres y mujeres que vieron entidades sobrenaturales y mundos oníricos
en el fluctuar del fuego y las estrellas.
Tal vez esa fue la razón de la aparición de la figura del aventurero decimonónico, tal vez como no podían viajar al pasado, los occidentales se dedicaron
a viajar a los lugares más remotos del planeta, tal vez por eso se afanaron en
buscar a los pueblos no civilizados del orbe para intentar comprender de
dónde venían y, si era posible, averiguar más sobre nuestro pasado. Fue así
como se produjo un choque de culturas, y esas fueron las causas de tanta
fascinación por los modos de vida de los masai, los aborígenes australianos
e incluso de culturas tan antiguas y conservadoras como la japonesa. Así,
tal y como había sucedido en la Grecia homérica, la literatura intentó dar
respuesta a esta serie de inquietudes, los lectores buscaban viajar a lugares
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Tarzán de los monos. Edgar Rice Burroughs.
Gustavo Gili, Barcelona, 1938.
lejanos y exóticos, a junglas y mares peligrosos y llenos de misterio… era tal
la curiosidad del público, que no tardaron en surgir títulos como el Libro de
la Selva de R. Kipling (1894); Tarzán de los monos de E. R. Burroughs (1914)
11
donde la figura del «buen salvaje» cobra protagonismo y nos acerca a la figura
del salvaje de una forma más amable, haciendo desaparecer muchos de los
miedos que habían surgido ante la figura del hombre y la mujer primitivos.
Ahora, las gentes incivilizadas de más allá de occidente ya no eran violentos,
incultos e indomables, sino que en ellos latía una inteligencia y unos valores
que serían propios del ser humano. Por lo tanto, la visión se invertía: en nuestro
interior ya no había un animal agazapado en las sombras, sino que en todos
los salvajes había un ser civilizado deseando expresarse.
11
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58
Ernestina Badal García y Joaquín Soler Navarro
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Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
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60
Gonzalo Ruiz Zapatero
La prehistoria se configuró como disciplina científica a finales del siglo xx
y coincidió, prácticamente, con el nacimiento de los primeros cómics. Por
aquellos años la Prehistoria estaba luchando por su estructuración conceptual
y las ilustraciones gráficas eran fundamentales en su metodología de estudio
(VV. AA., 2003a; VV. AA., 2003b; Moser y Gamble, 1997). El cómic y la prehistoria compartieron la representación gráfica, real o imaginaria, que jugó un
papel crucial para los profesionales de ambas actividades (Gasca y Gubern,
2011). Desde entonces la fascinación por la lejana prehistoria ha estado
presente en los cómics, incluso los cómics han contribuido notablemente
a alimentar concepciones populares sobre la prehistoria (Toussant, 2011).
Aunque ciertamente ese encuentro ha sido desigual. Los cómics han incluido
a la prehistoria desde hace más de 100 años -E. T. Reed (1894) fue «el hombre
que inventó los cómics de cavernícolas» (Bissette, 2008)-, y sin embargo los
prehistoriadores sólo nos hemos interesado por el arte secuencial desde hace
un par de décadas (Gallay, 2002; Ruiz Zapatero, 1997 y 2005; Van der Plaetsen,
1999). Aunque ahora dibujantes, guionistas y arqueólogos vamos teniendo
relaciones más estrechas e interés mutuo en nuestros respectivos trabajos.
Incluso en algunos casos colaborando juntos estrechamente. Por otra parte,
sin duda alguna, cada generación ha reflejado los tiempos prehistóricos en
los cómics según sus perspectivas, valores y prejuicios, y sobre todo lo ha
hecho reciclando las iconografías anteriores.
Los cómics con su lenguaje icónico verbal construyen narrativas del pasado
(Eisner, 2001; Groensteen, 2009; McCloud, 1995). Y si se repara atentamente,
los arqueólogos producimos conocimiento histórico con textos y algunas
imágenes, y los cómics crean historias con imágenes y algunos textos breves.
No debemos olvidar que la propia arqueología, como bien ha señalado la arqueóloga australiana S. Moser (1998) en un libro fascinante, es una disciplina
fuertemente visual. Y es que el pasado prehistórico resulta, en gran medida,
reducible a imágenes: las reconstrucciones de los paisajes, el aspecto físico de
los propios cazadores-recolectores paleolíticos, sus herramientas de piedra,
los animales capturados y las plantas aprovechadas, los lugares de habitación
y los escenarios de descuartizamiento de la fauna; casi todo en prehistoria se
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Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
puede contar con imágenes (Davidson, 1997; Hodgson, 2000 y Sorrell, 1981).
Por tanto no debe resultar sorprendente que los territorios de solapamiento
de la prehistoria con los cómics sean reales y puedan resultar interesantes
para las dos partes. Además, y no es baladí, el origen remoto de los cómics
está en ciertos convencionalismos gráficos del arte paleolítico como muy
convincentemente ha demostrado M. Azéma (2005a, 2005b, 2008); incluso
la prehistoria del cine nos lleva a las cuevas del Paleolítico superior hace
más de 30.000 años (Azéma 2011). ¿Ayuda eso a entender el auge del cine de
animación ambientado en la prehistoria? (Lombo et al., 2014).
Es evidente que los cómics no proporcionan -no pueden hacerlo en forma
alguna- una visión clara y ordenada con elementos explicativos del pasado
prehistórico. Un cómic no es un texto científico, ni siquiera divulgativo, por
eso un cómic de prehistoria siempre será, de alguna manera, un «pasado-imperfecto» (Ruiz Zapatero, 2012). Pero ¿acaso la prehistoria elabora pasados
perfectos e incontrovertibles? Con todo, los cómics, los buenos cómics, tienen
una poderosa capacidad de evocación y empatía para meternos en pasados
lejanos (Gallay, 2007). Y no deberíamos olvidar que los cómics pueden ser
considerados como fuentes históricas en la medida que traducen ideologías
y pensamiento de cada época (Gual Boronat, 2013) y eso es muy importante
para valorarlos.
Cada viñeta es un mundo, un mundo eterno, permanente, revisitado continuamente a lo largo del tiempo en cada lectura, cada visualización, un
tiempo que permanece apresado en el papel. Pero un mundo que ofrece a
nuestra imaginación una visión renovada; cada viñeta es, en definitiva, un
mundo en el que uno se puede instalar y vivir siempre que la contemple,
como acertadamente ha dicho Paco Roca (2011). Porque, en definitiva, uno
no ve con los ojos, o al menos no solo con los ojos, ve con la mente, como nos
recuerda Oliver Sacks (2011). Una sola viñeta puede explicar algo de manera
inteligible mejor que tres páginas de un ensayo como bien ha resumido el
gran Miguel Brieva, para quien una viñeta puede ser «un salto de sinopsis
neuronal inmediato. Acelera procesos de pensamiento» (Martínez Pita,
2015). No puede expresarse mejor la fuerza del cómic para abrir ventanas al
mundo, a cualquier mundo. También al mundo prehistórico como el propio
Brieva ha demostrado, indirectamente, en su primera novela gráfica (2015).
En este ensayo pretendo esbozar el desarrollo histórico paralelo de las ilustraciones de reconstrucción en la investigación prehistórica (Molyneaux, 1997;
Moser, 2001) y las ilustraciones en los cómics para ver cómo desde posiciones
iniciales que se daban la espalda, sus caminos han ido aproximándose y hoy
día mantienen estrechas relaciones. Incluso pienso, con Swogger (2015), que
el cómic tiene un gran potencial para crear nuevas e interesantes oportunidades de comunicar arqueología, más allá de los medios habituales hasta
hoy día. Y es que la imagen concreta y precisa -independientemente de su
61
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62
1
Gonzalo Ruiz Zapatero
Los cómics como herramienta de
documentación arqueológica. La realización
de cómics sobre arqueología han llevado
a J. G. Swogger a plantearse la idea de
hacer un libro-cómic sobre cómo escribir
arqueología y cómo dibujarla.
(https://johngswogger.wordpress.com/page/2/)
soporte- ha tenido siempre una gran importancia que puede resumirse en
la expresión ver es creer y quizás, incluso, comprender. Como ha señalado
Jordanova (2012: 1) la diversidad y complejidad de lo que fue visto y hecho
para ser visto exige, como (pre)historiadores, nuestra atención. Los tebeos
o cómics también.
1
Primero analizaré cómo la ilustración ha sido importante para los estudios
de Prehistoria, desde su inicio, a pesar de que las imágenes de reconstrucción
del pasado fueron limitadas al principio porque se consideraban poco científicas. Al mismo tiempo los tebeos o cómics, por el contrario, daban rienda
suelta a la imaginación de los artistas que no tenían preocupación alguna por
ajustarse a la información arqueológica disponible. En una segunda etapa,
las publicaciones de investigación prehistórica fueron acogiendo imágenes
de reconstrucción del pasado remoto y, poco a poco, los arqueólogos se
empezaron a implicar en la elaboración de aquellas ilustraciones. Por su
parte los cómics iniciaron tímidamente un acercamiento a pasados prehistóricos, pasados informados arqueológicamente en un esfuerzo por dibujar
pasados plausibles. Por último, en una tercera etapa, los arqueólogos han
asesorado cómics, han incorporado a sus publicaciones una amplia gama de
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Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
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ilustraciones que tienen paralelos en los cómics y más aún se esta tratando
de utilizar el cómic como una forma diferente de comunicar la prehistoria.
Primero algunos cómics pretendían mostrar el pasado prehistórico pero con
una narración que permaneciera próxima a los conocimientos arqueológicos
del momento. Más adelante algunos dibujantes se hicieron arqueólogos de
manera que hoy día, como bien dice J. G. Swogger (2015) de lo que se trata es de
aceptar que «el cómic, como cualquier buena herramienta de comunicación,
ofrece la posibilidad de redefinir la manera en que el trabajo arqueológico es
percibido, recibido, sostenido y financiado». Cómics y arqueología deberían
ser primos naturales porque, al fin y al cabo, casi todas las lenguas antiguas,
como la jeroglífica egipcia, explotan la misma sinergia texto-imagen que los
cómics (Swogger, 2012 a y b). Casi lo extraño es que el papel de los cómics
haya sido tan limitado en el discurso formal e informal arqueológico, si tenemos en cuenta que, como ha demostrado S. Moser (1998), la arqueología
es una disciplina altamente visual aunque no lo reconozca explícitamente.
2
Hoy la relación entre prehistoria y cómics se ha estrechado mucho; los prehistoriadores construimos conocimiento sobre el pasado mediante narrativas e
ilustraciones, y los cómics tienen mucha fuerza para combinar información
visual y textual de una forma que puede mejorar a ambas (Swogger, 2015).
Porque resulta imposible leer el texto o las imágenes independientemente,
la comunicación solo funciona en la intersección de las dos. Ahí reside su
enorme potencial. Esta capacidad de los cómics no impide que nos rodeen
cómics, películas, series televisivas y otros productos de consumo que falsean
notoriamente la prehistoria (Cueto y Camarós, 2012). Y es que la prehistoria
es excitante porque es cuando se ha construido nuestra humanidad, ahí está
la base de lo que nos configura como seres humanos. Es un periodo que nos
enfrenta con las cuestiones más esenciales de lo que nos hace humanos.
Pero como la ciencia no podrá jamás despejar todas las zonas de sombra,
la prehistoria se convierte en un excelente territorio para la imaginación
(Semonsout y Pisani, 2015: 69). Hoy, afortunadamente, los caminos entre
arqueología y ficción se entrelazan y se alimentan mutuamente.
La prehistoria del último tercio del siglo xix pretendía ser positivista y científica y por ello favoreció por un lado los dibujos realistas de objetos y piezas
arqueológicas y por otro lado, la fotografía. Esta última se consideró la forma
más objetiva y rigurosa de presentar los materiales arqueológicos por más
que hoy día seamos conscientes de que las fotografías no son ventanas al
pasado con cristales transparentes (Ruiz Zapatero, 2014). Pero se trataba de
que las imágenes fueran fiel representación de la realidad arqueológica y la
fotografía se consideró «espejo de la realidad», en ese sentido las fotografías
funcionaban como verdaderos textos visuales (Riego, 1996: 192). Un problema
de los vestigios arqueológicos que han sobrevivido a los estragos del tiempo
Caminos separados:
los orÍgenes de la ilustración
de reconstrucción
prehistórica y los primeros
cÓmics de prehistoria
[page-n-65]
64
Gonzalo Ruiz Zapatero
es que constituyen solo una parte -habitualmente pequeña- de los mundos
pasados y desaparecidos para siempre. Por eso la materialidad del pasado
no permite acercarse a una visión completa de las poblaciones prehistóricas.
Existen agujeros negros importantes, lagunas en el registro arqueológico que
sólo pueden ser rellenadas mediante la interpretación arqueológica recurriendo a la analogía etnográfica y ertnohistórica y la etnoarqueología (Gallay,
2007: 23); en definitiva a lo que se ha llamado la imaginación arqueológica
(Shanks, 2012), es decir la capacidad de los arqueólogos para imaginar escenarios y procesos plausibles que mejor expliquen los datos, incompletos, del
registro arqueológico. Algo que en historia ya se había denominado imaginación histórica, en palabras de Collingwood (1946), necesaria para «salvar
los huecos» entre los documentos y la información disponible y por tanto
algo consustancial a la tarea del historiador. Y por tanto no tiene nada que
ver con las acepciones de imaginación como algo irreal o una mera fantasía
arbitraria. De ahí que la novela histórica, como ficción dentro de coordenadas
históricas, tenga un estrecho contacto con la historia con mayúscula como
bien ha argumentado J. Serna (2012: 52-80).
Pero al mismo tiempo hay que recordar que las imágenes de reconstrucción,
que añaden lo que no está en el registro arqueológico -detalles como el pelo y
vello corporales, las vestimentas, los gestos y actitudes, las formas de empleo
de útiles, etc.-, ofrecen una visualización total y estática. Una iconografía
detallada y cerrada que narra y muestra un pasado concreto que no admite
matizaciones frente al discurso textual. Una viñeta de cómic, como imagen,
es en ese sentido una Gestalt, una visión completa y simultánea. Y la pregunta
obvia, realizada desde las primeras reconstrucciones gráficas prehistóricas:
¿se puede conciliar el respeto y fidelidad a los datos arqueológicos con la
creatividad y subjetividad de las recreaciones artísticas? (Gallay, 2007: 21).
Los arqueólogos de las últimas décadas del siglo xix y las primeras del siglo
xx
pensaron que no. Por eso las ilustraciones de reconstrucción artística de
los primeros homínidos solo encontraron acomodo en libros de divulgación,
como L’Homme Primitif de Figuier (1870) con los espléndidos grabados
a plumilla de Bayard que crearon un canon para las décadas venideras
(Blanckaert 1993) y en las páginas de revistas generalistas ilustradas como
The Illustrated London News. Las publicaciones académicas se quedaban
solo con los huesos fósiles. Porque las imágenes de reconstrucción de las
poblaciones paleolíticas se entendía que eran subjetivas y artísticas y por
ende no científicas. El discurso científico escrito se oponía claramente a la
ficción gráfica inventada. La demarcación ciencia/popularización pretendía
ser nítida y contundente. Es más, incluso antes de contar con restos fósiles humanos hubo representaciones artísticas de las gentes de antes de la
historia, las ilustraciones de escenas antediluvianas a comienzos de 1830,
(Blanckaert, 2000; Stoczkowski, 1997 y 2000), una suerte de, aquí en sentido
fantástico, prehistoria imaginada (Mann, 2003) que solo recientemente la
[page-n-66]
Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
2
Las ilustraciones pioneras de prehistoria
como artefactos arqueológicos. Podemos
excavar las imágenes para deconstruir
su composición y entender las claves y
los contextos en que fueron producidas.
La imagen de una novela (1861) fija el
arquetipo de hombre de las cavernas, con
abundante pilosidad, vestido con pieles, hacha
enmangada, y cueva y prole que protege.
lúcida obra de S. Moser (1998) Ancestral Images ha analizado y diseccionado
en profundidad. Porque, a fin de cuentas, los hombres prehistóricos fueron
inventados antes de ser descubiertos (Stozkowski, 2000).
Los cómics o bande dessinée (BD) incluyeron desde sus primeros momentos
historietas ambientadas en la prehistoria. Y aunque podemos señalar algunos
hitos importantes, su estudio pormenorizado está por realizar. Lo mismo sucede
con el estudio de los cómics como narrativa gráfica, término que funciona
como paraguas pretendidamente aséptico, ya que la teoría de la narrativa
gráfica o visual está en su etapa inicial (Cohn, 2013; Stein y Thon, 2013).
Es posible que una de las primeras historietas sea la del sueco Oskar Andersson (1877-1906), Urhunden, una tira de humor protagonizada por un
voraz animal que parece una mezcla de perro y dinosaurio y su amo, un
hombre prehisórico que vive en una cueva [https://sv.wikipedia.org/wiki/
Oskar_Andersson_(tecknare)] que apareció alrededor de 1900. Los desplazamientos a tiempos modernos de sus protagonistas originan divertidas
situaciones. Siguiendo el intersante estudio de Toussant (2011: 61), en la
prensa americana apareció poco después Gertie, the Dinosaur de W. McCay
(1909) que inspiró un cortometraje animado en 1914, que habría de influir
en varias generaciones de animadores con el tema de dinosaurios. En el TBO
(1917), editado en Barcelona, apareció una plancha de Equis, seguida del
Foc del dibujante J. García Junceda en la revista catalana En Patufet (1923).
65
[page-n-67]
66
3
Gonzalo Ruiz Zapatero
Mural de Ch. R. Knight que representa
un grupo de neandertales, conocido
como «Los talladores de silex
Neandertales» en el American Museum
of Natural History de Nueva York (años
1920), bajo las indicaciones de Henry F.
Osborn, director del Museo.
La primera BD francófona es posible que fuera Les aventures de Ra et Ta.
Écoliers de l’Âge de Pierre (1928) de Maurice Cuvillier (Toussant, 2011: 61). La
tradición francesa continuó con tiras que recurrían a los viajes en el tiempo
como Mitou et Toti à travers les âges (1938) de Alain Saint-Ogan y las adaptaciones del mito de Tarzán de E. R. Burroughs que tuvieron amplio eco, caso
de Tumak fils de la jungle (1948-1949) de Poïvet que preludian las bandes
dessinées de los años 1960 de corte seudorealista que alcanzaran gran éxito
con personajes como Tounga (1962) y Rahan (1969).
Conectando caminos:
la ilustración académica y los
cómics estrechan relaciones
En las décadas centrales del siglo pasado, la ilustración de la remota prehistoria en las publicaciones arqueológicas se centraba en las herramientas
de piedra y hueso, algunas plantas de cuevas y estructuras de habitación al
aire libre. Las reconstrucciones de homínidos y formas de vida durante el
Paleolítico eran muy escasas. La tradición científica seguía la norma de que
los dibujos de reconstrucción estaban bien solo para los trabajos de divulgación y escenografías de museos. Uno de los primeros en lograr impactantes
reconstrucciones de homínidos fue el estadounidense Ch. Knight (1874-1953)
que colaboró extensamente con el director del Museo Americano de Historia
Natural de Nueva York (Berman, 2003). Sus extraordinarios murales tuvieron
un amplio eco en la realización posterior de reconstrucciones en muchos
museos y distintos medios (Milner, 2012). Pero Knight, el «hombre que vió
a través del tiempo», defendió que sus trabajos eran en primer lugar obras
artísticas y que la parte científica era secundaria, aunque no conocemos
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Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
los detalles de sus controversias con los especialistas (Hochadel, 2013: 275).
Todavía hoy sus dibujos presiden museos americanos
3
e ilustran textos
escolares. El propio H. Breuil (1949), padre del arte paleolítico, escribió e
ilustró un curioso librito con unos dibujos de cierto aire naif que prueba la
importancia que concedía a visualizar la prehistoria.
A partir de 1960 se fueron incluyendo en libros académicos algunos dibujos
de reconstrucción, especialmente los del gran pintor de la prehistoria, el
checo Z. Burian (Oliva, 1990; Velasco, 2001a) que, a fuerza de repetirse paulatinamente, se convirtieron en el canon del Paleolítico dibujado (Augusta y
Burian, 1960). Aunque es importante destacar que esa tradición pictórica se
alimentaba también de las reconstrucciones escultóricas sobre restos fósiles.
Probablemente la primera fue la de E. Dubois sobre el famoso pitecantropo
de Java, escayola pintada, que se pudo ver en la Exposición Universal de
Paris en 1900. Después el soviético Gerasimov (1907-1970) en los años 1920
alcanzó fama internacional como escultor paleontológico y desde entonces
ha tenido un gran desarrollo en las últimas décadas con los trabajos de los
americanos J. Gurche, los hermanos Kennis y la francesa E. Daynès (Balter,
2001; Hochadel, 2013: 253 ss; Moser, 1999). La calidad de las reconstrucciones
escultóricas ha sido sin duda un referente para los dibujantes de la prehistoria,
incluido los autores de cómics. Los hiperrrealistas dibujos del estadounidense
J. Matternes, que alcanzó fama mundial con la representación de Lucy en el
influyente libro de D. Johanson (1982), constituyen un paso adelante en la
plena madurez de la ilustración prehistórica.
Por otro lado los trabajos de A. Gallay y su interés por la bande dessinée (Gallay, 1995, 2002 y 2007) hicieron que la colaboración con A. Houot (https://
fr.wikipedia.org/wiki/Andr%C3%A9_Houot), como veremos el primer autor
de cómics fidedignos de prehistoria, se tradujera también en ilustraciones
dentro de publicaciones académicas (http://www.archeo-gallay.ch/7_01Publications.html). De forma que algunas viñetas de Houot en Le Couteau de
pierre (1987) o Le Soleil des Morts (1992) eran prácticamente idénticas a
ilustraciones de un texto académico (Gallay, 2006). El mismo autor dibujaba
cómics e ilustraciones de investigación. Los caminos del cómic y la investigación arqueológica empezaban a acercarse hasta el punto de que algunos
trabajos eran realmente interdisciplinares, colaborando en pie de igualdad
artistas gráficos y prehistoriadotes. De esta forma las imágenes de la prehistoria empezaban a difuminar las fronteras entre arte y ciencia.
El interés de las revistas infantiles francesas por la prehistoria, continuando la
saga de Tumak (1948), se tradujó en la aparición de las aventuras de Timour
(1953) en Spirou, mientras en Mickey se publicaban buenas adaptaciones
de las novelas de Rosny como La guerre du feu (1953), Le félin géant (1955)
y Helgvor du fleuve bleu (1965). Ya en 1961 apareció Tounga, de E. Aidans
67
[page-n-69]
68
4
Gonzalo Ruiz Zapatero
Tounga y Rahan, muy populares en Francia en
los años 1960 y 1970. En el segundo caso su
popularidad se extiende hasta nuestros días.
en la revista Tintin, que habría de alcanzar bastante éxito en esa década y
la siguiente. Toda esta gran tradición de aventuras prehistóricas seguía las
referencias novelescas de más éxito y empezaban a alimentarse de lo que
otros medios como el cine y la televisión iban produciendo en este género.
En 1969 aparecía el que habría de ser -y es todavía hoy- el gran héroe prehistórico en Francia, Rahan de R. Lécureux y A. Chéret, problemente inspirado
en Tounga
4
. Nacido en las páginas de Pif Gadget se mantuvo hasta 1992
(Velasco, 2001b). Los años 1970 fueron su época dorada y en las últimas
décadas ha sido objeto de numerosas reediciones. Los dos héroes de la Edad
del Piedra comparten una serie de rasgos (Semonsut, 2010) que explican su
éxito popular y sus reediciones continuas.
Pero Tounga, Rahan y el resto de prehistóricos en taparrabos se inspiraban
en la pura ficción construida con muchos materiales, algunos de derribo y,
desde luego, casi ninguno ajustado a la información histórica y arqueológica.
Eran simplemente aventuras en bandes dessinées, situadas en un pasado
prehistórico ucrónico, que solo buscaban vender y entretener, en la medida
que lo primero permitía asegurar lo segundo.
En EE.UU. por aquellas décadas tuvieron cierto éxito los cómics de prehistoria
ficción -con trama de ficción total, difusos y ucrónicos contextos prehistóricos
[page-n-70]
Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
y grafismo realista-, también llamados «cavemen comics» (Barrero, 2001 y
2011) de los años 1950 y 1960, como Tor (1953) de Joe Kubert y Anthro (1968)
de Howie Post (Ruiz Zapatero, 2010). Ni los detalles ni los argumentos tenían
fundamentación arqueológica, eran simplemente cómics para la evasión en
mundos fantasiosos, que acabarían llegando a los dibujos animados con Los
Picapiedra de Hanna y Barbera a comienzos de los años 1960, perpetuando
estereotipos que vienen del siglo xix (Moyneur, 2013). En cualquier caso, más
para bien que para mal, fijaron la imagen de las gentes del Paleolítico en el
imaginario popular. Los cavernícolas españoles fueron Purk, el Hombre de
Piedra (1950) del prolífico M. Gago, Piel de Lobo (1959) y Castor (1962).
Los primeros éxitos de cómics que introducen deliberadamente rigor científico y exhiben asesoramiento arqueológico son los del francés A. Houot en su
trilogía Chroniques de la nuit des temps (Toussant, 2011: 63). El autor, con un
planteamiento nuevo -ficción dentro de un mundo prehistórico muy ajustado
a la investigación y en diálogo con arqueólogos- se propone construir pasados
basados en el conocimiento arqueológico conocido. En cualquier caso aunque sus obras, según ha declarado (Interview, 2009), fueron el contrapunto
de Rahan y tuvieron cierto éxito, nunca llegaron al gran público de la bande
dessinée. En su primer volumen, Tête-Brûlée (1989) Houot presenta una historia de cazadores magdalenienses, con el aseoramiento de un paleóntologo
y un arqueólogo, que al final incluyen un pequeño ensayo sobre le trasfondo
histórico del cómic. Es una manera de decir que su trabajo de dibujante no
es pura ficción. Hay viñetas magníficas que interpelan poderosamente al
lector. Pienso que cada viñeta tiene éxito si su contenido esencial se imprime
inmediatamente en la retina del observador; cierto, pero además tiene que
proporcionar interés por el detalle, hacer que la mirada se demore y crear un
discreto sentimiento de complacencia, una complacencia derivada de una
comprensión omnisciente, integral y segura. Vemos, sentimos y comprendemos. Pero es evidente que los huecos entre las viñetas -uno de los rasgos
definitorios de la historieta- son fisuras que nos recuerdan lo que el dibujante
ha dejado fuera y nuestra imaginación rellenará sin duda aunque al mismo
tiempo resalten la potencia del encuadre del creador (Mendelsund, 2015: 305).
El álbum de Houot (1990), On a marché sur la terre nos lleva a nuestros
remotos orígenes
5
. Estamos hace 2,5 o 2 millones de años en la sabana
africana y la historia desarrolla las peripecias entre dos grupos, los robocs
(australopitecos) y los ossilons (Homo habilis). Las diferencias entre unos
y otros están bien inspiradas en las anatomías fósiles de Australopithecus
y Homo habilis. Los paisajes son ajustados a las reconstrucciones paleoambientales y la percepción de aquel mundo lejano, muy próximo a
nuestra pura dimensión animal, consigue transmitir la otredad de aquellos
homínidos (Ruiz Zapatero, 1997: 292-293). Es un cómic envolvente que
nos mete en la vida del Pleistoceno inferior africano, en la que acabamos
69
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70
Gonzalo Ruiz Zapatero
descubriendo por qué autor y lector tienen los mismos deberes ante la ficción, ya que como se ha señalado para la buena novela, con los personajes
se empieza por «andar entre ellos», para luego «andar con ellos» y, al final
«andar en ellos» (Mainer, 2015). Eso es lo que sucede con las bandas de
australopitecos y Homo habilis de On a marché sur la terre.
Cuando leemos un cómic de prehistoria los aspectos de los personajes -que
probablemente son más importantes que los paisajes, estructuras y objetos
porque resultan más familiares- los contrastamos rápida e inconscientemente
con nuestros referentes personales y, en consecuencia, los aprobamos o desaprobamos, nos agradan o desagradan, en suma, les otorgamos credibilidad
o, mejor dicho, plausibilidad. Plausibilidad quiere decir que el fondo de la
historieta es perfectamente verosímil según nuestro conocimiento histórico del
periodo, no es anacrónico ni ucrónico, pero ello no quiere decir que sea cierto.
TransitaR los mismos caminos:
¿la misma ilustración al servicio
de dos géneros diferentes?
Cuando A. Gallay publicó en 2006 el catálogo de una exposición sobre la
prehistoria de Suiza, con el subtítulo de Images de la préhistoire, empleando
unas excelentes ilustraciones de A. Houot, estaba abriendo las páginas de
una publicación académica a un creador de cómics, como hemos visto más
arriba. Pero si reparamos con atención las ilustraciones del catálogo de Houot
y las de sus álbumes son prácticamente indistinguibles. Y como muy bien ha
mostrado Semonsout (2013) la imagen de la prehistoria, en la segunda mitad
del siglo xx está construida sobre fantasmas que provienen de muchos ámbitos
5
Viñetas de On a marché sur la terre
de A. Houot, 1990.
-pintura, libros escolares, literatura, cómic, cine y televisión, videojuegos- y
sería sensato admitir y analizar ese hecho irrefutable.
[page-n-72]
Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
La misma mano de ilustrador realizaba cómics de prehistoria y catálogos arqueológicos, la frontera entre los dos géneros deviene difusa y permeable. De
alguna forma, el estatus de los dibujos de reconstrucción arqueológica -aunque
provinieran del cómic- es reconocido por la academia. Y si esto sucedió fue
porque la ilustración prehistórica había evolucionado y alcanzado una madurez
en las últimas décadas del siglo xx. ¿Cómo fue ese proceso de maduración?
La utilización de buenos dibujos de reconstrucción en trabajos de divulgación arqueológica fue el camino a través del cual las ilustraciones se abrieron
paso en la arqueología de los años 1970 y 1980. En 1998, S. Moser publicó
la primera monografía sobre las imágenes de la prehistoria a lo largo del
tiempo desde la antigüedad clásica, ¡más de un siglo después de los primeros
grabados aparecidos en revistas de divulgación! Todo un síntoma de cómo
la propia arqueología ha ignorado o desdeñado la reflexión sobre cómo se
dibujaba el pasado.
Moser (1992: 831) ha destacado que «la imagen es más que una síntesis de
datos, es un documento que contiene una teoría». Las imágenes son cápsulas
teóricas y como las cápsulas se pueden administrar de forma eficaz y masiva. Y eso es lo que ha sucedido en los últimos veinte años. Porque además,
el ámbito académico y la esfera pública no pueden separarse con claridad,
como ha dicho O. Hochadel (2013: 266) «el flujo de información circula en
ambos sentidos». Las imágenes al mostrar propenden a la certeza, al hecho
cierto, lo que se ve es la verdad. Ya sabemos ahora que eso dista de ser así; las
imágenes deberían considerarse como hipótesis, interpretaciones plausibles
pero no auténticas (Flon, 2015). Incluso la prudencia invita a recordar que
«la única certeza que tenemos de una reconstrucción es que es falsa» (James,
1997). Los ilustradores buscan producir simultáneamente una verdad y un
juicio subjetivo sobre el pasado, y los dos tipos de discurso son legitimados
por la posición del ilustrador, conformado por la comunidad científica y más
ampliamente por la aceptación del público según Flon (2015), para quien
las imágenes acaban siendo «una memoria social del pasado arqueológico».
Por ejemplo, en Mezolith (Haggarty y Brockbank, 2010), una inmersión muy
sugestiva en el mundo de los cazadores mesolíticos del postglacial, las escenas
de caza incorporan el propulsor y el arco y las flechas apoyándose en datos
arqueológicos
6
. Pero la historia también se aventura en el mundo simbólico
y espiritual donde la imaginación necesariamente tiene que desarrollarse sin
dejar de resultar perfectamente plausible. Y aún así el enterramiento de una
mujer y su bebé con alas de cisne está inspirado en el hallazgo reciente de
una tumba natufiense en la cueva de Hilazon Tachtit (Israel) en la búsqueda
de esa plausibilidad arqueológica.
Al menos ahora la atención de los arqueólogos está dispuesta a analizar la
construcción y diseminación de las ilustraciones como parte integral de la
71
[page-n-73]
72
6
Gonzalo Ruiz Zapatero
Página con una escena de caza de un
uro, de la edición inglesa de Mezolith de
B. Haggarty y A. Brockbank, 2010.
disciplina. Y también los llamados paleoartistas han ganado merecidamente un
prestigioso estatus, de igual a igual con prehistoriadores y paleantropólogos, y
escriben reflexiones propias sobre los procesos de su trabajo, como es el caso
de Mauricio Antón (2007), un artista que ha creado la imagen de Atapuerca
y cuenta con proyección internacional, y G. Tosello (1990), pionero en esta
cuestión. Esa cierta autonomía e independencia del los ilustradores indica,
como dice Flon (2015), que sus interpretaciones subjetivas del conocimiento
ofrecen una inteligibilidad del pasado legitimado por el reconocimiento social
de su estatus. En ese sentido, de alguna manera, los ilustradores contribuyen
a la construcción social de nuestro pasado.
[page-n-74]
Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
Viaje al interior de una viñeta
Las viñetas, como imágenes, congelan el tiempo de una acción. El tiempo
esta detenido, apresado, en el dibujo y sólo se disipará cuando el personaje
que habla pase a tener una respuesta, cuando la acción en la viñeta siguiente continue, cuando el viento siga soplando y arrastrando más palabras y
gestos. En el álbum de Néandertal
7
, hay cuatro viñetas que en realidad
son una, porque son prácticamente simultáneas -con el tiempo solo quizás
roto por las palabras del personaje de la última viñeta-, ya que son zums
de aproximación a una única acción: la presentación o salutación entre
un grupo de neandertales y unos visitantes (Roudier, 2012).
73
Viñetas de Néandertal, uno de
los mejores ejemplos de calidad
de la bande dessinée francesa
de E. Roudier. Norma Editorial,
2012.
7
[page-n-75]
74
Gonzalo Ruiz Zapatero
En conjunto son como una cápsula del tiempo, y su contemplación nos
enfrenta con la experiencia visual acumulada sobre las formas de vida en
el Paleolítico, tanto en el caso del especialista como en el del profano, que
no por ello carece de ideas o visiones previas aunque sean erróneas.
Los paisajes del Pleistoceno final europeo fueron relativamente variados
pero los paisajes glaciales de montaña, como el de la primera viñeta, fueron
ciertamente numerosos. La grandiosidad de los parajes de la Edad de Piedra
se acentúa con la mínima presencia de una estructura con cazadores. El
frío y la desolación del paisaje de primer plano se sienten a primera vista.
La estructura, una especie de paravientos construido con unos postes de
madera clavados y pieles unidas para proteger de los fuertes vientos, esta
inspirada directamente en la excavación del sitio de La Folie (Poitiers,
Francia). Allí se documentó una estructura a modo de paravientos con áreas
funcionales internas. El autor del cómic, el francés Roudier, conoce bien
los paisajes y los resultados de la investigación arqueológica de La Folie y
pretende un uso fidedigno de la estructura.
Los personajes, hombres y mujeres neandertales, no llevan demasiadas
pieles, que tienen toscos arreglos -no se conoce la aguja de coser-, muchos
van con los torsos desnudos, lo que hace presumir una estación cálida. El
físico de los neandertales es una versión ligeramente modificada de los
pintados por Z. Burian, el mejor artísta en crear una imagen del neandertal
que se ha convertido en canon iconográfico (Debus, 2004; Lagardère, 1990;
Oliva, 1990). Algunos individuos llevan adornos: plumas y collares. Las
plumas se han inferido de hallazgos de cortes en huesos de las alas de aves
en yacimientos como Cueva Gorham (Gibraltar), Combe Grenal (Francia) y
Riparo Fumane (Italia); aunque el empleo como adorno sea muy plausible,
no esta plenamente demostrado (Finlayson et al., 2012). Y los colgantes
con dientes de animales se basan en algunos hallazgos franceses como los
de Arcy-sur-Cure.
El proceso de creación de estas viñetas, como el propio proceso de investigación arqueológica, resulta algo inherentemente subjetivo y creativo
(Watterson, 2015: 120). Roudier (s. f.) ha dicho que sus cómics: «son un
ejercicio de comunicación científica, a un humilde nivel, para combatir los
clichés anticuados y equivocados, para hacer que evolucione la imagen de
nuestros ancestros entre el gran público». Su creación artística esta embebida
en la información arqueológica. La plancha con los detalles de talla de una
lasca Levallois
8
es la mejor explicación de este tipo de talla lítica que he
visto nunca, mejor que las descripciones de buenos manuales. Son viñetas,
sí, pero realizadas a partir de un estudio concienzudo de largas sesiones
de fotografías con especialistas en la talla experimental (Roudier, 2015).
[page-n-76]
Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
75
Allí donde la investigación prehistórica no llega, se queda en la plausibi-
Detalle de la preparación de un núcleo
levallois para la obtención de una lasca,
en Néandertal de E. Roudier, 2012.
lidad, la mano del artísta rellena, une extremos fragmentados, distribuye
sombras, crea difuminados, en definitiva, otorga visos de credibilidad a la
imagen construida y realiza auténtica divulgación arqueológica. Porque
esa mezcla de experiencia personal y conocimientos científicos es lo que
está en el corazón de un buen trabajo de ilustración científica. Aunque
como bien dice Perry (2009): «es raro que eso sea abiertamente admitido
o apreciado». Así los trabajos pueden ser fidedignos, en la medida que
se esfuerzan en acercarse a lo que actualmente sabemos de ese pasado.
Aunque si califico de fidedignos los álbumes de Roudier, habría que preguntarse: ¿qué es ser fidedigno en un cómic de prehistoria? En principio
debería ser lo que da testimonio de la realidad pero, ¿qué realidad? Creo
con Mendelsund (2015: 159) que nos estamos refiriendo simultáneamente
a la eficacia evocativa de sus narrativas gráficas y la belleza del propio grafismo. Porque las viñetas -al igual que las palabras- son como flechas, son
algo en sí mismo y, al mismo tiempo, apuntan a otra cosa, disparan nuestra
imaginación dentro de la narrativa (Mendelsund, 2015: 340).
8
[page-n-77]
76
Gonzalo Ruiz Zapatero
Como reflexión final, me pregunto: ¿acaso no funcionan igual las imágenes
de un cómic de esta naturaleza que las imágenes dibujadas por los artistas
siguiendo orientaciones de los prehistoriadores para una obra de investigación?,
¿cuál es la diferencia? Al final, la visualización arqueológica de un cómic de
Roudier es el proceso de pintar el pasado, desde el presente, incorporando
datos científicos y construyendo un storyboard, de forma artesanal y artística,
transmitiendo una historia veraz y plausible, para capturar la imaginación
de sus audiencias (Watterson, 2015: 122).
El mundo del cómic actual sobre la prehistoria está dominado por la escuela
francesa que en calidad y cantidad se sitúa incuestionablemente en primera posición. En la gran tradición de la bande dessinée francesa -y también
belga- hay álbumes con errores porque no pretenden una aproximación
rigurosa como el de R. Haussman (2003) Les chasseurs de l’aube, mientras
otros buscan ese rigor. Un álbum destaca poderosamente. La historia de
Lucy, la famosa Australopithecus afarensis de Afar de cerca de 3,2 millones de
años se ha convertido en un bello cómic de P. Norbet y T. Liberatore (2007),
Lucy. L’espoir, que recrea la historia del hallazgo y ha dibujado una fantástica
historia de la primera mujer conocida con magistrales trazos hiperrealistas y
unos colores deslumbrantes que remiten a lo más primigenio que podamos
imaginar
9
(www.lucy-bd.com).
Pero en la actualidad, sin duda alguna para mí, el mejor y más prolífico creador de cómics de prehistoria es el francés Emmanuel Roudier (n. d. y 2015).
Roudier es autor de la serie Vo’hounâ, iniciada en 2002, que es una crónica,
en varios volúmenes, de los últimos neandertales y su encuentro con los primeros humanos modernos (cromañón). Recientemente se ha publicado una
edición integral (Roudier, 2013), con textos al final de los prehistoriadotes B.
Mauveille y J. Clottes. Pero todavía mejor es Néandertal, que ha tenido una
edición integral española (Roudier, 2012). Es una obra magnífica, fruto de sus
estudios de prehistoria, contactos y relaciones con especialistas paleolíticos,
que cuenta con un gran talento en el dibujo, unos escenarios grandiosos, un
cuidado estudio de personajes y un esfuerzo enorme por manejar información
arqueológica rigurosa. El autor confiesa que sus cómics «son un ejercicio
de comunicación científica, a un humilde nivel, para hacer que evolucione
la imagen de nuestros antepasados entre el gran público». Y ciertamente lo
son. Su última obra, con tres volúmenes publicados, es La guerre du feu
10
,
que renueva anteriores versiones en bande dessinée de la famosa novela de
J.-H. Rosny (1911) con el mismo título y que J.-J. Annaud (1981) llevó al cine
en un espléndido film.
9
Viñeta de Lucy. L’espoir de P. Norbet
y T. Liberatore, 2007.
Otro autor francés destacado por su empeño en el conocimiento serio de la
prehistoria es É. Le Brun (2012), quien desde 2009 sostiene un interesantísimo
[page-n-78]
Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
77
[page-n-79]
78
Gonzalo Ruiz Zapatero
Viñetas de La guerre du feu,
volumen 2, de E. Roudier, autor, y
S. Champelovier, colorista, 2013.
blog personal que da cuenta de toda su obra y ofrece mucha información
relacionada con el cómic, la ilustración prehistórica y la investigación. Inició
una serie de gran calidad artística con evocadores y maravillosos fondos
de paisajes y cuevas con arte paleolítico que le fascinan hasta el punto
de haber visitado más de 130 e incluso haber sido el descubridor de una
nueva cueva con arte. En 2012 la serie L’Art Préhistorique en BD, comenzó
con un volumen sobre el Auriñaciense y un segundo sobre el Gravetiense y
Solutrense (2013). Se ha anunciado un tercero sobre el arte Magdaleniense.
Su trabajo tiene clara vocación didáctica porque como dice: «el interés
de la bande dessinée es que es muy visual, eso permite abordar los temas
pintados, comentar los conocimientos actuales y hacerlo accesible a todo
el mundo». Sus trabajos han merecido tambíen prólogos de prestigiosos
arqueólogos como J. Clottes.
10
[page-n-80]
Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
En realidad esta especialidad del cómic francés se beneficia de dos hechos
fundamentales: que Francia ha sido la cuna de los estudios de Paleolítico y
que tiene una gran pasión por los cómics. Sorprende por ejemplo que diariamente varios canales franceses de televisión emitan peliculas animadas
para adultos.
La ilustración cientÍfica de divulgación y el cómic arqueológico
Göbekli Tepe es un extraordinario sitio en el sureste de Turquía que revela
cómo desde hace 11.500 años, una gran comunidad de cazadores-recolectores
empezó a construir los primeros santuarios de la historia de la humanidad
(Schmidt, 2015). Ha sido probablemente el hallazgo arqueológico más espectacular de los últimos 25 años, que nos está obligando a repensar los orígenes
de las primeras sociedades agricultoras y ganaderas. Las impresionantes
construcciones -de hasta 30 m de diámetro con grandes bloques de piedra,
pilares en T, de varias toneladas de peso y la amplia variedad de figuras
animales y pictogramas en bajorelieve-, constituyen la punta del iceberg de
un mundo que empieza a rastrearse por otros lugares del Oriente Próximo.
Pero aquí quiero llamar la atención sobre unas ilustraciones de National
Geographic (junio, 2011) que reflejan bien el carácter de las imágenes producidas para divulgar con seriedad (Mann, 2011). Los dibujos, de gran calidad
artística, tienen un claro objetivo didáctico y lo hacen siguiendo tres principios que bien valen para cualquier imagen de esta naturaleza: a) adopción
de una perspectiva aérea para ofrecer vistas de conjunto, totalizadoras y
omnicomprensivas; b) representación de grupos de constructores por tareas
específicas, reflejando todas las actividades: transportar bloques, desplazar
rodillos de madera, desbastar bloques, labrar decoraciones y levantar los
bloques, y c) representación gráfica de estructuras en distinta fase de construcción para ayudar a la comprensión de procesos. Las estructuras pétreas
son las protagonistas y las figuras humanas son iguales y convencionales. En
conjunto, resulta inevitable asociar las imágenes con las de los constructores
de megalitos europeos que sin duda han inspirado a los dibujantes
11
.
La otra imagen es una ilustración de un proyecto de cómic de Swogger (2012b)
que tiene un gran realismo en el dibujo. Pero ciertamente no se parece a las
ilustraciones de National Geographic, y es el resultado de pensar el sitio y su
interpretación a través del cómic. La visualización del pasado ha creado esta
imagen pero, como bien dice su autor, también ha supuesto pensar sobre la
imagen, sobre su propio proceso de creación para desvelar lo que hay detrás,
lo que no se ve pero, de alguna manera, sí esta en la iconografía. La viñeta de
Swogger apuesta por una perspectiva humana, no área, son las figuras humanas
las que adquieren el protagonismo y las construcciones quedan en segundo
plano. Así los lectores están más involucrados. Además el protagonismo de
79
[page-n-81]
80
11
Gonzalo Ruiz Zapatero
Escenas de construcción de santuarios en
Göbekli Tepe: arriba, según Mann (2011) y
debajo, según J. G. Swogger (2012b).
los distintos personajes exige un tratamiento distinto a la imagen anterior,
aquí se individualizan rasgos anatómicos, vestimentas y adornos. Y como no
hay información arqueológica directa actúa la imaginación arqueológica; se
conjetura sobre bases indirectas: tatuajes con animales representados en los
bloques, la posible existencia de agrupaciones totémicas y, en definitiva, se
construye una otredad que al mismo tiempo crea una conexión visual entre
las acciones de la imagen y algunas discusiones sobre el sitio. Esta viñeta
baja a nivel de suelo, se mete en la acción directa y construye una poderosa
empatía. Nos acerca a los niños trabajando, a los supervisores de las obras,
respiramos los humos, oímos la percusión del grabador, contemplamos el vuelo
de los buitres, etc. En suma, la viñeta tiene vida y al mismo tiempo transpira
datos arqueológicos filtrados por la reflexión y la voluntad de comunicar
con mucha fuerza. Va más allá de las ilustraciones científicas de divulgación.
De repente, en palabras del artista, vemos el pasado a través de lentes que
nos ofrecen una visión del mundo completamente diferente. El lápiz no se
interpone entre el artista y el pasado recreado; no marca la distancia sino que
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Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
81
la anula. Lo que el cómic está haciendo es intentar atrapar algo de lo menos
Viñetas de J. G. Swogger y H. Sacket (2014)
de su cómic One girl goes hunting (2015),
ambientado en el Neolítico de las Orcadas
(Reino Unido).
obvio, el contexto más tangible de lo que podríamos llamar la experiencia de
ser arqueólogo (Swogger 2015), en definitiva, de pensar arqueológicamente.
¿Qué Göbekli Tepe es más verdadero, más auténtico, la imagen científica o la
del cómic? Para mí, sin duda alguna, la del cómic.
La fuerza del cómic se está proyectando en nuevos formatos digitales, fuera
del papel. Siguiendo con Göbekli Tepe y con estilo caricaturesco un cómic
animado de Paul Klawiter (2014), empleando voces en off, explica muy bien
lo esencial del yacimiento, una especie de «sepa todo sobre Göbekli Tepe»…
en tres minutos. Es una fórmula que se encuentra entre el cine de animación
y el cómic.
En otros casos se mantienen las viñetas, pero se juega con travellings y animaciones internas y voces en off con el guión de las palabras de cartuchos
y bocadillos que van apareciendo en pantalla sincronizadas con las voces.
¿Acabarán siendo así la mayoría de los cómics? Creo sin duda que será así
y el papel, sin llegar a desaparecer, quedará para clásicos y nostálgicos que
incluso aprecian el olor de los viejos tebeos (Conget, 2004).
Quiero terminar este ensayo con la propuesta más reciente y ambiciosa
que conozco del cómic arqueológico. La de J. G. Swogger que mantiene un
estupendo blog (https://johngswogger.wordpress.com/) y puede definirse
no como un «arqueólogo que hace cómics» sino como un arqueólogo que se
expresa mediante cómics. Reivindica que los cómics tienen incluso un gran
potencial para crear un nuevo tipo de publicación arqueológica (Swogger
2012a), y lo ha demostrado como veremos a continuación
12
.
12
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82
Gonzalo Ruiz Zapatero
Swogger lleva más de 20 años trabajando como arqueólogo e ilustrador
en proyectos del Reino Unido, Europa del Este, Turquia (Catal Hüyuk), el
Caribe y el Pacífico, particularmente interesado en el rol de la narrativa en
la visualización arqueológica. Reconoce que hay cómics de arqueología
que explican, educan e interpretan, pero reclama otras clases de cómics
que cuenten otras clases de historias, cómics que excaven y expliquen
nuestra profesión, nuestra práctica…, quizás incluso a nosotros mismos
(Swogger, 2014a). A ello le empujó la sensación de constricción al realizar paneles informativos de yacimientos porque tienen que comprimir
la narrativa de todo un sitio en una simple imagen (Swogger, 2000). En
cambio la naturaleza secuencial del cómic y su habilidad para combinar
ampliamente imagen y texto expande la cantidad de información que
uno puede comunicar, tanto explícita como implícitamente (Swogger,
2014b). Incluso piensa ya que no podría hacer ilustración arqueológica
sin los cómics. La adopción del arte secuencial permite construir nuevos
niveles de comunicación en una narrativa arqueológica. Porque el cómic
puede incluir diferentes imágenes, o modos visuales, como la secuencia
y fases de un sitio arqueológico; las planimetrias, secciones y diagramas,
los hallazgos y sus paralelos; la propia reconstrucción artística, y las narrativas explicativas e interpretativas. Y todo eso lo puede articular en un
conjunto visualmente consistente. El cómic es más que la suma de sus
dos componentes: texto e imagen (Lefèvre, 2010), y esa sinergia es la que
crea oportunidades narrativas más allá de la capacidad de cada medio. En
el caso de la prehistoria, y especialmente para los públicos más jóvenes,
parece que el cómic tiene muchos más recursos que la mera narrativa
(Clottes, 2002; Merriman, 1988)
13
.
Swogger ha publicado interesantes cómics arqueológicos, Archaeology in the
Caribbean (2010-2014), Palau: An archaeological field journal (2012), Llyn
Cerrig Bach, Barclodiad y Gawres, Bryn Celli Ddu (2013-2015), y algunos más
que demuestran su gran capacidad para hacer algo sustancialmente nuevo.
Y lo último, y para mi verdaderamente extraordinario, es que ha sido capaz
de publicar la adaptación de un artículo publicado en American Antiquity,
¡con formato cómic!, en una nueva revista académica Advances in Archaeological Practice, editada por la prestigiosa Society for American Archaeology
(Swogger, 2015). De alguna forma, con esta última frontera, el cómic ha
asaltado la academia elaborando una suerte de arqueología gráfica. Señala
Swogger, acertadamente, que la publicación arqueológica es poco creativa
en el uso de imágenes y con frecuencia las imágenes no van de la mano del
texto. Así imágenes y texto no se correlacionan y justamente eso es lo que
ha intentado superar con su rompedor trabajo Ceramics, Polity and Comics:
Visually Re-Presenting Formal Archaeological Publication (2015), una increible propuesta para renovar el discurso arqueológico. Así los caminos de la
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Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
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ilustración prehistórica y el cómic no solo convergen con fuerza sino que en
Autocaricatura de J. G. Swogger (2013) y
ejemplo de uno de sus peculiares cómics
sobre el megalitismo.
esta propuesta se solapan, y de alguna manera se funden en un único camino.
Resumo mis impresiones finales así: a) el cómic puede llevar fabulosas
historias construidas desde los conocimientos de la prehistoria a muchas
audiencias y con muchos formatos diferentes; b) necesita que los arqueólogos tomemos más conciencia de sus grandes posibilidades divulgativas
y nos impliquemos en ello, y c) la última frontera sugiere que el trabajo
arqueológico puede (re)pensarse, expresarse e incluso publicarse, muy
atractivamente, desde el cómic. Estoy profundamente convencido de que
así será en el futuro próximo.
13
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84
Gonzalo Ruiz Zapatero
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88
Antoni Guiral Conti
Qué curioso. A la que indagas un poco, descubres que los cavernícolas no
han sido personajes demasiado habituales en el tebeo infantil español, y
menos aun en el humorístico, tema central de este texto. Cómics ambientados en la prehistoria ha habido unos cuantos en la historieta de nuestro
país, pero la mayoría pertenecen al género de aventuras.
¿Razones? Difíciles de dirimir. En esencia, nuestro tebeo infantil se ha
concentrado básicamente o en el protagonismo de animales antropomorfizados o en las desventuras humorísticas de la gente de la calle, con
ambientaciones más o menos contemporáneas. Quizá el tema no era el
más adecuado, si tenemos en cuenta la censura previa y oficial por la que
pasaron los tebeos en el largo franquismo. Lo digo por la teórica presencia
de elementos que podrían concitar escenas más o menos violentas, habida
cuenta del ambiente primitivo. Tal vez los cavernícolas no inspiraban a
nuestros creadores, aunque cabe decir que la sencillez ambiental de esta
temática no exigía una gran documentación gráfica que, por otro lado,
tampoco existe. También podría ser que la prehistoria nunca haya sido
un tema excesivamente popular (salvo casos aislados o coyunturales), y
me refiero por ejemplo al cine o a la literatura. Y no es que la historieta
humorística española no se haya dedicado a ella. De hecho, muchas series
de éxito han visitado la prehistoria; sin ir más lejos, Mortadelo y Filemón,
Zipi y Zape o el Pulgarcito de Jan. Y, por supuesto, el tema ha dado mucho
de sí en secciones de chistes gráficos, pero ahora y aquí se trata de hablar
de historietas.
Por tanto, vayamos al grano sin el ánimo de ser exhaustivos, sino de concentrarnos en algunas de las más destacadas sagas de humor ambientadas
en la prehistoria y aparecidas en tebeos de humor hispanos.
Anacronismos
y absurdos
De entrada, cabe decir que si alguien busca referencias científicas en el
terreno del cómic de humor español infantil y juvenil, que se olvide. Si el
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LA PREHISTORIA EN EL TEBEO INFANTIL
89
humor, sobre todo durante el franquismo, se vio
obligado a alejarse de la historia real, también lo
hizo con la prehistoria. Es lógico. Hablamos de
caricaturizar situaciones y personajes, y aunque
sea factible, reconozcamos que desatar un gag
tiempos como la Edad de Piedra, la de los Metales, la de Bronce o la del Hierro no es tarea fácil
si queremos otorgarle visos de credibilidad. Por
lo tanto, nuestro humor hizo lo más evidente y,
también seguramente, lo más interesante desde
un punto de vista sociológico: reflejar nuestra
sociedad tamizada por el entorno e inundar de
anacronismos los argumentos. Los personajes de
estas series hablan, expresándose de forma muy
parecida a como lo hacíamos en la España de cada
década en la que fueron publicadas. Introducen
muchos elementos de la actualidad del momento,
tanto genéricos como específicos, y, por tanto,
generan expresiones que rayan en el surrealismo.
No debe pasarnos por alto algo que ya he comentado: la mayoría de estas sagas prehistóricas fueron
publicadas en tiempos de censura. Traducido, significa que, como la mayor parte del resto de series
humorísticas (y realistas), bucean en un universo
ficticio que puede referirse al contemporáneo, pero
manteniendo casi siempre las distancias críticas.
De alguna manera, nuestros historietistas y humoristas gráficos conformaron espacios abiertos a un
surrealismo que implica irracionalidad e imaginación pero también, en este caso, la búsqueda de
un universo libre, un espacio donde el absurdo ha
de sustituir a la realidad por imperativos legales.
Un espacio, pues, idóneo para la caricaturización
de la prehistoria
1
.
Martz Schmidt (1922-1998) ya era un veterano
cuando concibió la serie prehistórica Troglodito,
en 1957, para la revista de Editorial Bruguera Pulgarcito (en su segunda etapa, inaugurada a finales
de 1946)
2
.
La ternura
de Troglodito
Sección de chistes dedicada a los
trogloditas. El DDT, n.º 642, 1963,
obra de Gosset, que se convertiría en
un especialista de este subgénero.
1
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90
Antoni Guiral Conti
Tras iniciarse en revistas como Nicolás o Florita, a finales de la década de los
años cuarenta, aterrizó en Bruguera en 1950, donde crearía, en 1953, a su primer personaje popular, el protagonista de El doctor Cataplasma. El suyo era un
grafismo heredero pero algo distinto al habitual de la primera escuela Bruguera.
De formación académica, Martz Schmidt estaba también muy bien dotado para
la caricatura; sus personajes resultaban vívidos, hiperactivos y muy expresivos,
y era capaz de sintetizar los ambientes pero retratándolos con una naturalidad
envidiable. Tenía, además, una gran facilidad para la puesta en escena y sabía
encajar perfectamente la narración en historietas de una sola página. Cuando
llega Troglodito, en 1957, ya posee ese matiz estilístico que le define: la síntesis
de su trazo y una capacidad innata para la elocuencia de sus personajes, adobada con un tratamiento muy moderno y bastante rompedor para su época.
Troglodito, aunque ambientada en alguna parte de la prehistoria, es, en realidad, un trasunto de la realidad contemporánea. Lo es en cuanto el entorno
doméstico que delimita (un padre de familia, su mujer, una tía solterona y
dos hijos), pertenece claramente al de la familia de clase media española de
finales de los años cincuenta. El hombre de la casa trabaja (caza animales
para comer), las mujeres realizan tareas hogareñas y cocinan y los niños,
libres sin el condicionamiento aquí de la escuela (en una de las historietas
el protagonista se lamenta precisamente de que aún no exista), corretean
libres y salvajes por un entorno agreste. Por supuesto, viven en una cueva
unifamiliar y el ambiente, salvaje y primitivo, está lleno de dinosaurios de
todo pelaje y condición. Troglodito es un hombre bajito y regordete, de largos
pelos y barba, ataviado con pieles y poseedor de un garrote especialmente
grande (o sea, caricaturiza la visión que tenemos de un homínido). Sus desventuras transcurren en una teórica Edad de Piedra, llena de dinosaurios
poco verídicos y robustos, y obtusos hombres de las cavernas. Y están llenas
de anacronismos, en el sentido de rememorar objetos, entidades o situaciones contemporáneas que apenas aparecen pero, en cambio, son citadas a
menudo. Eso sí, Troglodito es una serie tierna. Los gags son amables, aunque
ingeniosos, y los personajes, sobre todo los dos niños pero también los animales antediluvianos, son tratados por Martz Schmidt con un afecto especial.
Troglodito es una de las primeras sagas prehistóricas, entendidas como serie
de continuidad, de la historieta de humor en España. No aportó, curiosamente, imitadores, al menos de forma inmediata. Quizá fuera porque la
serie sobrevivió apenas dos años. O tal vez porque, a pesar de su ternura, no
dejaba de ser, en algunos momentos, una suave sátira del entorno familiar.
No fue publicada de forma semanal, aunque aparecía en una revista de esta
periodicidad, Pulgarcito, una cabecera de Bruguera adscrita sobre todo a las
series cotidianas y en la que, por tanto, se convirtió en una rara avis. Por las
2
Página de Troglodito, de Martz Schmidt,
aparecida en el n.º 1.394 de Pulgarcito.
Enero de 1958.
razones que fueran, Martz Schmidt abandonó Troglodito en una época en
la que, además de sus colaboraciones para Bruguera (en 1959, por ejemplo,
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LA PREHISTORIA EN EL TEBEO INFANTIL
91
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Antoni Guiral Conti
llegaría otra de sus grandes sagas, El profesor Tragacanto y su clase, que es
de espanto), ejercía también la pintura y la publicidad. Una lástima, aunque
en años posteriores algunas de sus entregas serían reeditadas en diversas
cabeceras de Editorial Bruguera, por lo que es posible rastrearlas entre los
años sesenta y ochenta. Tampoco disponemos de reediciones en forma de
libro de la serie, seguramente porque su corta vida no le permitió alcanzar ni
de lejos el estrellato en Bruguera. En todo caso, Troglodito queda como una
hermosa isla llena de posibilidades en el mar de las colaboraciones como
historietista del gran Martz Schmidt.
Hug, un troglodita con
todas las de la ley
Jordi Gosset es un autor modesto y discreto, tanto que ni siquiera sabemos
exactamente el año en que nació, y conseguir una foto suya es poco menos
que imposible. Pero queda su obra. De hecho, Gosset fue uno de los humoristas gráficos que empezó a publicar en Bruguera en 1957, cuando junto a
creadores como Raf, Segura o Ibáñez pasó a formar parte de su plantilla de
colaboradores gracias, en parte, a que Cifré, Conti, Escobar, Eugenio Giner y
Peñarroya habían dejado la editorial para fundar su propia editorial (D.E.R.)
y revista (Tío Vivo). Bruguera buscaba nuevos autores, y encontró en Gosset
a uno de ellos. Después de realizar diversas secciones para las revistas de la
casa, concibió alguna serie (Lironcio, Don Pepe), hasta que, en 1964, creó
Facundo da la vuelta al mundo, una de sus sagas más famosas. A finales del
año siguiente, sería publicada la primera entrega de la otra de sus grandes
series, esta vez ambientada en la prehistoria: Hug, el Troglodita
3
.
Aunque, de hecho, esa primera historieta fuera publicada en el Almanaque
para 1966 de Tío Vivo (1965)*, aquel hombre primitivo y melenudo que sólo
asoma ojos, nariz y boca de su rostro no regularizó su presencia semanal hasta
mayo de 1966, más concretamente a partir del n.º 269 de la segunda etapa de
Tío Vivo. No puede ser casual que su presencia obedezca al momento en que
esta cabecera amplía páginas -de 20 a 36-, con la consiguiente aparición de
nuevas series, como El agente 0077, de Torá o Pepe Gotera y Otilio, chapuzas
a domicilio, de Ibáñez. Lo que, tal vez, podría haber quedado como una
historieta anecdótica y única para un almanaque, adquiere por tanto espacio propio y semanal, recuperando para los tebeos de humor de Bruguera
una serie de ambientación prehistórica, tras la ya citada y bastante fugaz
aparición del Troglodito, de Martz Schmidt en 1957. Ambientada, como se
asegura en la propia serie, en el período Cuaternario -sin especificar si en la
época geológica del Pleistoceno o del Holoceno-, coincide con la aparición
del Homo sapiens, uno de cuyos más peculiares representantes será, sin
duda, Hug, bien apodado el Troglodita, ya que responde perfectamente a
dos de las definiciones que de esta palabra aporta el diccionario de la Real
Academia Española: ‘que habita en cavernas’ y ‘muy comedor’.
* Por entonces, cabecera que pertenece a Editorial Bruguera.
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3
Portada del n.º 483 de Tío Vivo, 1970,
con una historieta de Hug, el troglodita,
de Gosset.
Hug vive en un mundo pretérito, salvaje, abrupto, volcánico y desertizado,
donde pululan aquellos animales vertebrados conocidos como dinosaurios,
con géneros reconocibles -aunque originarios de épocas y lugares muy
diversos- como los diplodocus, los pterodáctilos o los mamuts, a los que
Gosset une variedades como las de los pepesaurios o los vegetarianosaurios.
Nuestro protagonista comparte cueva con un gusano que acostumbra a
quejarse de su inquilino humano y, por lo menos durante el primer periodo
de la serie, se muestra como un Homo sapiens de cerebro y clarividencia
considerables, hasta el punto de que destaca por sus labores de inventor.
93
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Antoni Guiral Conti
Pero Hug es ya un hombre social, consciente de pertenecer a una tribu con
la que comparte cultura, tradiciones y espacio físico. Por aquello de que
el hombre es como es, y por no contradecir a los antropólogos, la tribu de
Hug anda siempre enfrentada a otros clanes significativamente adjetivados
por Gosset con nombres referidos a tribus urbanas de los años cincuenta y
sesenta -Los Beatles, Los Ye-Yes, Los Beatniks-, plantas -Los Chumberas-,
ciencias -Los Agrónomos y Los Tecnológicos-, alimentos -Los Gourmets y
Los Vegetarianos- o niveles del coeficiente intelectual -Los Tarugos y Los
Sabiondos-. No deja de ser significativo que cuando Hug parta hacia la
zona donde se supone que habita la civilización, se dirija siempre hacia el
Norte, y más concretamente a Europarok; significativo en cuanto que en
aquella España todavía franquista, Europa era, por lo menos para algunos,
el modelo de civilización occidental que había que imitar.
La inteligencia la
pone Pitákoras
Poco a poco, Gosset va definiendo no sólo las principales características
de su criatura, sino el entorno que la cobija. Hug va convirtiéndose en un
ser cada vez más primitivo en toda su extensión, más básico; pierde su capacidad para inventar, evidencia su torpeza tanto física como intelectual,
no sabe leer -capacidad que recuperará con el tiempo-, vaguea y, de tanto
en tanto, cansado de su dieta vegetariana de nabos, tubérculos y lechugas,
intenta cazar algún que otro dinosaurio para ingerir las proteínas que tanto necesita. Gosset concibe también algunos personajes secundarios que
irán apareciendo regularmente en la serie, como el pintor cubista Pikasso
o Pitákoras, como Hug afirma, «el percebe intelectual de la tribu», que
acabará por convertirse en coprotagonista de la serie, hasta el punto de
que sus inventos serán el motor de muchas de sus historietas. A pesar de
los intentos de Pitákoras para que prevalezca la inteligencia por encima de
la fuerza bruta, los mamporros, carreras y caídas serán el pan nuestro de
cada día para Hug, quien, como suele sucederle a todos los personajes de
Bruguera, está marcado por el mal fario.
Gosset, un dibujante de estilo sencillo y minimalista capaz de dar vida a
sus personajes con muy pocos trazos, utiliza en Hug, el troglodita los habituales recursos del gag para, sin aportar técnicas excesivamente originales,
conferir a la serie un espíritu muy coherente que pasa, básicamente, por la
espléndida definición de la personalidad de su protagonista principal. Torpe
hasta decir basta, ingenuo en ocasiones e infeliz de cuna, Hug protagoniza
anécdotas que, gracias a la sencilla pero contundente caracterología de esta
criatura, conectan con lectores de todas las edades. Perfecto conocedor
del tempo narrativo para el desarrollo del gag, Gosset utiliza una puesta
en escena sencilla en apariencia, pero dotada de una inteligencia intuitiva,
resultado sin duda de su experiencia como humorista.
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Otra de las constantes de la serie son sus referencias al siglo xx. Los personajes aluden a él como algo real aunque lejano en el tiempo futuro y, como
ya sucediera con la serie televisiva Los Picapiedra, Gosset recicla elementos
de la actualidad para aplicarlos al mundo primitivo, como lo demuestra la
existencia de dinosaurios-autobús, orugas-metro, periódicos -El Pedrusco, hecho de piedra, por supuesto-, o la presencia de timos inmobiliarios,
agencias de viaje y hasta de un sastre que persigue a Hug para cobrar sus
facturas. Hug, el troglodita ocupó la portada de la cabecera Tío Vivo entre
1969 y 1971, y continuó publicándose en diversas revistas hasta el cierre
de Editorial Bruguera en 1986, en ocasiones como Hugh, el troglodita -con
hache- o con el título de Los trogloditas, serie aparecida en Pulgarcito y Tío
Vivo que contaba con el protagonismo conjunto de Hug y de Pitákoras. En
1987, tras adquirir Ediciones B el fondo editorial de Bruguera, Gosset volvió
a escribir y a dibujar nuevas aventuras de Hugh, el troglodita -con hache de
nuevo-, esta vez en la revista Súper Mortadelo.
Es esta una serie que forma parte por derecho propio tanto de la crónica sentimental de muchos españoles como del legado cultural de nuestra historieta
humorística. Y, como suele ocurrir en nuestra industria de la historieta con
los clásicos, no ha sido reeditada, a excepción del tomo n.º 31 de Clásicos del
Humor de Salvat (2009), una colección vendida exclusivamente en quioscos
y, lamentablemente, descatalogada
4
.
Casi al mismo tiempo que Hug, el troglodita, nace otra serie de ambientación
cavernaria, pero bastante distinta: Altamiro de la cueva, obra del guionista
Carles Bech (1914-1999) y del dibujante Joan Bernet Toledano (1924-2009),
aparecida en la cabecera más clásica de la historieta española, TBO, en 1965
5
.
A pesar de la presencia en el mercado de 1965 de tebeos infantiles y juveniles
como Pulgarcito, Tío Vivo o el recientemente aparecido Din Dan por parte
de Bruguera, y de Pumby o Jaimito por parte de Editorial Valenciana, TBO
mantenía todavía el liderazgo en cuanto a ventas y popularidad se refiere.
Fue precisamente ese año cuando la cabecera de Ediciones TBO aportaría
algunas novedades a su contenido. Manteniendo series y secciones clásicas
como La familia Ulises (Bech y Benejam), Los Grandes Inventos de TBO (Sabatés), Historias ejemplares (Batllori Jofré) o Visiones de Hollywood (Liza),
en TBO empezarían a colaborar por entonces creadores de la talla de Iranzo
(en la vertiente caricaturesca del creador de El Cachorro), Pañella, C. Ibor
(firma por entonces de Cubero), Raf (muy activo también en Bruguera) y
Fraper. La única serie incorporada a TBO en 1965 fue Altamiro de la cueva,
que disfrutaría de una excelente recepción entre sus lectores y que se publicó
de forma regular hasta 1975.
Altamiro, el
cavernícola ingenioso
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Antoni Guiral Conti
4
Primera página de una de las historietas
de Los trogloditas, también de Gosset.
Pulgarcito, n.º 2.596, 1981.
El protagonista de Altamiro de la
cueva, de Bech y Bernet Toledano,
siempre dispuesto a echar una mano.
TBO 2000, n.º 2.013, 1973.
Altamiro de la cueva parte de unos parámetros muy básicos, pero, a la vez, muy
aditivos. De entrada, Bernet Toledano era un profesional con mucho bagaje,
que había iniciado su carrera a principios de los años cuarenta, habiendo colaborado en diversas revistas infantiles y humorísticas, como Nicolás, Selecciones
de Humor del DDT o PZ, amén de ejercer de animador en el largometraje Los
sueños de Tay-Pi. El suyo era un grafismo sencillo y agradable, de personajes
estilizados y con un excelente dominio de la puesta en escena. Sin duda, era
el dibujante ideal para Altamiro de la cueva y para los guiones de Carles Bech,
escritor y guionista que, desde 1963, era responsable de los guiones de La
familia Ulises, y que en TBO firmaba una sección de relatos y realizaba una
larga lista de colaboraciones como escritor de diversas historietas.
5
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97
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Bech plantea una sociedad tribal perfectamente organizada. Están mancomunados en una villa llena de cuevas unifamiliares y muy cómodas, y cada
uno de los personajes ostenta un cargo concreto. Es más, estamos ya en una
economía agrícola y trashumante, un entorno relativamente cálido a pesar
del momento prehistórico en el que está ambientado. Y es que el universo
de Altamiro es plácido. Los cavernícolas trabajan, comen, beben y viven con
cierta comodidad, no hay encontronazos excesivos con animales antediluvianos, más bien al contrario, han aprendido a utilizar animales de granja o
de labor para sus propios fines. Y la convivencia es bastante apacible.
Altamiro empieza siendo una especie de artista, pintor, escultor, decorador
de interiores, que poco a poco va revelándose como un hombre ingenioso,
capaz no sólo de mantener la paz entre los suyos cuando surge algún altercado,
sino de generar inventos que hacen la vida más atractiva a toda la tribu, como
los pendientes, la mantequilla o el matamoscas. En una historieta, incluso,
se inventa la palabra tebeo, para definir ‘cuentos que se ven’, que Altamiro
dibuja para los niños. Bech y Bernet Toledano rodean a su protagonista de un
largo elenco de secundarios, prácticamente todos los vecinos de la aldea, a los
que el guionista bautiza con nombres significativos y singulares: Pedrusco,
Peñón, Escayola, Marmolín, Cantalapiedra, Piedraluenga, Guijarro, Peñasco
o Rocadura. Los anacronismos están presentes, pero siempre a partir de
objetos o conceptos adaptados a la prehistoria.
De hecho, Altarmiro de la cueva es una serie más para sonreír que para reír; los
hechos están descritos desde una vertiente muy anecdótica y, en ocasiones, no son
más que meros pasajes que Bech utiliza para generar una especie de pedagogía
adaptada a la filosofía de TBO. No se trata de historietas de carreras y mamporros,
sino de argumentos más cotidianos que reflejan el día a día de los habitantes de
aquellas cavernas. La serie fue publicada durante algún tiempo en una página
de cuatro tiras, reservando la tira inferior a otro autor y a otro personaje, hasta
que a partir de cierto momento se plantea como una página completa.
Por tanto, podríamos decir que Altamiro de la cueva era más bien una serie
didáctica, que proponía a sus lectores un entorno apacible en el que los
problemas podían solucionarse con el diálogo. Muy en la línea de TBO.
Vuelve Gosset:
Roquita
Gosset no abandonó su querencia por la prehistoria. De hecho, posee el récord
de ser el humorista gráfico español que más series le ha dedicado. Y es que el
entorno prehistórico alentó la presencia de otra saga de Gosset, Roquita, que
desde 1979 sería publicada en las revistas de Bruguera Zipi y Zape, Súper Zipi
y Zape y Zipi y Zape Especial. Roquita, que habitaba las peligrosas tierras del
período Cuaternario, y que vivía junto a su esforzada madre, era una niña de
unos ocho años, menuda e inteligente, morena y con gafas -un símbolo de las
buscadas arbitrariedades históricas de la serie-, que vestía con un taparrabos
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LA PREHISTORIA EN EL TEBEO INFANTIL
de piel roja y llevaba un hueso decorativo en la parte superior del pelo
6
. Su
madre, morena también y con dos huesos a modo de ornamento en su cabellera, era una mujer fuerte, de complexión amplia, semejante a la de Obélix -la
complexión, no la madre-. Roquita posee un alto coeficiente intelectual, sí, pero
también es algo rebelde e inquieta, amén de egoísta. Odia la sopa -como Mafalda- pero le encantan los plátanos. Es algo maniática y arbitraria en su actitud,
y la mayor parte del tiempo, sencillamente, se aburre. Su madre se pasa el día
cuidando de la cueva en la que viven y cocinando, a expensas de los caprichos
de su única y amada hija. Sus aventuras, en ocasiones, giran en torno a su perro,
Pocaspulgas, un can muy holgazán dotado de la capacidad de hablar, que es el
principal objetivo de las bromas y trucos que genera la avispada protagonista.
99
Una entrega de Roquita, de Gosset.
Zipi y Zape, n.º 367, 1979.
6
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Como ya hiciera en Hug, el troglodita, Gosset aplica a Roquita un entorno
antediluviano lleno de referencias al siglo xx. Pero, a diferencia de su otra
serie cavernícola, plantea ésta como un producto más infantil, centrado en
las veleidades de su mudable protagonista. En realidad, y sobre todo en su
segunda etapa aparecida en Ediciones B, ésta sería una serie bastante popular
entre los lectores, al menos entre los más pequeños. Porque Roquita, como
queda dicho, es un personaje claramente destinado a los consumidores más
menudos de tebeos, aquellos que leían revistas con edades situadas entre
los 6 y los 10 años, lo que diferencia la serie de otras concebidas por Gosset,
más dirigidas a lectores preadolescentes. Por tanto, Gosset destila aquí un
humor más sencillo y directo, exento de ironías y dobles lecturas, y lo hace
con un grafismo algo más sintético que en Hug, el troglodita, perdiendo algo
de nervio en el trazo para favorecer unas figuras más concretas, consciente
sin duda de que se estaba dirigiendo a un público infantil.
La serie desaparecería, inicialmente, cuando Bruguera cerró sus puertas en
1986, pero, como ya queda dicho, en la década de los años noventa, reaparecería en Súper Zipi y Zape y Zipi y Zape Extra, revistas de Ediciones B, esta
vez con el título de Roquita y Roco.
Especiales
prehistóricos
Las pocas series humorísticas cavernícolas del tebeo español infantil y juvenil
encontrarían un complemento, por un lado, en las diversas secciones de chistes gráficos que estas albergaban y, por otro, en algunos números especiales.
Por ejemplo, la revista Mortadelo Especial, surgió en 1975 por parte de Editorial
Bruguera como una fase del éxito tanto de la serie de Ibáñez como de la revista
Mortadelo (1970). La estructura de Mortadelo Especial aportaba la singularidad
de que cada número estaba dedicado en teoría (y así lo expresaba su portada) a
un tema distinto. El en teoría se debe a que, en realidad, tan sólo las historietas
de Mortadelo y Filemón o de Sir Tim O’Theo (Raf), alguna sección o un cómic
de grafismo realista atendían a esa temática. Mortadelo Especial dedicó a la
prehistoria sus números 47 (1978) y 191 (1985), y a los cavernícolas el n.º 124
(1982). En ellos, destaca por encima de todo El vivir en una cueva no es cosa
que sea nueva, una historieta de dos páginas realizada por Raf (1928-1997),
que siempre confeccionaba una sección dedicada al tema de cada número de
Mortadelo Especial. En este caso, el talento de Raf bromea con algunos de los
tópicos del hombre de las cavernas y sus usos y costumbres, generando algunas referencias anacrónicas a objetos y máquinas del siglo xx. Curiosamente,
ninguna de las historietas de Mortadelo y Filemón de estos tres números fue
realizada por Ibáñez: Viaje al pasado (nº 47) y ¡Cazar a un cavernícola! (n.º 124)
fueron dibujadas por Casanyes, por entonces uno de los más diestros imitadores del maestro, mientras que A la caza del Chotta (nº 191), realizada por Jesús
de Cos y Juan M. Muñoz, no es más que la publicación de seis páginas de una
historieta apócrifa de larga extensión de los agentes de la T.I.A.
7
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No se crean que nos hemos olvidado de Gosset, ya que su relación con la
Y más Gosset, sí
historieta de la prehistoria no acaba con Hug, el Troglodita o Roquita. En
1986, fenecida Editorial Bruguera y antes de que un año después Ediciones
B recuperase su filosofía y su fondo editorial, hubo algunos intentos por
reverdecer el mercado del tebeo infantil. Empresas como Intermagen (propiedad del historietista Josep Maria Beà) con la revista Caníbal, Ediciones
Junior con Guai! (con Ibáñez como principal reclamo) y Compañía General
de Ediciones, con Bichos y Garibolo, lo intentaron, sin demasiada suerte.
De hecho, muchos de los humoristas de Bruguera se desperdigaron en estas
cabeceras, sobre todo en Guai! y Garibolo. Gosset colaboró en ellas, y más
concretamente en Garibolo propondría, en 1986, su nueva saga prehistórica:
Burrus and Sapiens.
Publicada con una estructura más liviana de cuatro tiras por página, y en
historietas de tres páginas, Burrus and Sapiens era, de hecho, una especie de
continuidad de Hug, el troglodita. De nuevo, Gosset ofrece su grafismo más
austero pero igualmente expresivo, en una saga protagonizada por Pepedrusco, el Burrus, un cavernícola de cortas luces, y por un sabio muy parecido a
Pitákoras, el Sapiens, que como su referente va tocado de un birrete (muestra
de su sapiencia), y que se dedica a fabricar inventos que tardarían algunos
siglos en llegar para que el pobre Pepedrusco los pruebe, y con ello se genere
la consabida crisis de la viñeta final. Gosset recupera en Burrus and Sapiens
a los gusanos que hablan y reflexionan sobre la estupidez de los humanos, y
en alguna entrega incorpora a su querido Hug como personaje secundario
8
.
No me gustaría acabar este texto sin hacer una referencia a un personaje
cavernícola muy singular, que en realidad no es el protagonista absoluto de
la serie en la que aparece (pero casi), y que forma parte de la excelsa tradición
de la historieta chilena. O sea que, por un momento, vamos a desviarnos del
tebeo español, aunque mantengamos el mismo idioma de origen.
Me refiero a Mampato, una clásico muy popular de la historieta de Chile, un
país con una gran tradición en este medio que, por desgracia, es bastante
desconocida en España
9
. Mampato fue creada por Eduardo Armstrong
(1932-1973) en 1968, e inicialmente dibujada por Óscar Vega (1945-2007), para
pasar muy pronto a las manos de un grande del cómic chileno, Themo Lobos
(1928-2912), que se encargaría también de los guiones. Mampato (Patricio, en
realidad**) es un chaval de entre 10 a 13 años, perteneciente a la clase media
chilena, un chico inquieto dotado de una inteligencia extraordinaria, que en
su primera aventura se ve inmerso por casualidad en un mundo alienígena.
Gracias a la pericia del protagonista, la aventura llega a buen término, y es
** Mampato surge del diminutivo Pato de Patricio, la pequeña estatura del protagonista y al hecho de
que en Chile se llama «mampato» a los ponis.
Un cavernícola
chileno
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7
Dos páginas de una sección de Raf, dedicada a los cavernícolas, publicadas en el n.º 124 de Mortadelo Especial, 1982.
102
Antoni Guiral Conti
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LA PREHISTORIA EN EL TEBEO INFANTIL
103
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104
Antoni Guiral Conti
Primera página de una entrega de Burrus and
Sapiens, otra serie cavernícola de Gosset.
Garibolo, n.º 2, 1986.
entonces, cuando un extraterrestre del que se hace amigo, Xse, le regala un
cinto espacio-temporal, un dispositivo que permitirá a Mampato viajar a través del tiempo. Mampato sería publicada en la revista del mismo título entre
1968 y 1977, para ser posteriormente recopiladas sus entregas en formato
de libros hasta el día de hoy. Entre 1986 y 1993 fue reeditada en la revista de
Themo Lobos, Cucalón, y en 1996 fue publicada en formato de comic book.
En uno de sus primeros viajes por el tiempo, Mampato arriba a la prehistoria,
donde conocerá a Ogú, un hombre de las cavernas. Este animoso y amistoso
troglodita de cuerpo peludo se convertirá, desde entonces, en compañero
inseparable del protagonista, con el que comparte diversas aventuras en
distintas épocas de nuestra historia, viajando a lugares como Persia, la isla
8
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LA PREHISTORIA EN EL TEBEO INFANTIL
105
de Pascua, el Chile de la Reconquista, la prehistoria (de nuevo) o la Atlántida.
Ogú es un hombre primitivo, sí, pero con una gran capacidad para adaptarse
y un hambre canina, que no rehúye (más bien al contrario) el enfrentamiento
físico, y que está casado con tres mujeres y tiene varios hijos. Habla de manera
muy primitiva (sus diálogos se reproducen tal y como habla) y a pesar de ser
un prehistórico de carácter infantil, puede tornarse una bestia terrible cuando alguno de sus amigos está en peligro. Como evidencia de la popularidad
de este personaje, digamos que en 2002 se estrenó la película de dibujos
animados Ogú y Mampato en Rapa Nui (dirigida por Alejandro Rojas Téllez).
Themo Lobos es uno de los nombres básicos de la historieta chilena. Publicó
en periódicos y revistas como La Nación, El Péneca, Barrabases, El Pingüino,
Mampato, Cucalón o La Tercera. Ha creado diversos personajes muy populares
en su país como, aparte de Mampato y Ogú, Máximo Chambónez, Ferrilo,
Nick Obre o Alaraco. Como historietista, posee una especial habilidad para
el dibujo caricaturesco con que genera personajes dúctiles y expresivos,
integrados en una narrativa que ejerce con soltura.
El tiempo (aunque sea prehistórico) y el espacio se nos acaban. Espero que hayan
disfrutado leyendo las vicisitudes de estos cavernícolas de tebeo tanto como
yo describiéndolas. Como han visto, no son muchos los que están con nombre
propio, pero están para quedarse en la historia (o prehistoria) de los cómics.
Portada del n.º 23 de la revista chilena
Cucalón, 1987, con Mampato y Ogú en
primer término.
9
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Barbas, garrotes y dinosaurios: los cavernícolas de papel
107
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108
Pedro Porcel Torrens
Las décadas centrales del siglo xx, fueron de esplendor para los tebeos, ya que
cerca de ochocientas colecciones llegaron a los quioscos españoles. En ellos no
quedó género, que no es susceptible de albergar las estructuras del romance
tradicional, que no llegara a ser evocado en una o en muchas ocasiones. La
lectura es el medio de ocio de masas, consolidado desde finales de la centuria anterior a través de las novelas por entregas y otras formas de literatura
popular. Abastecer a un público amplio y ávido de novedades y destacar en
medio de un mercado saturado de esta clase de ofertas en este sentido exige
considerables esfuerzos de imaginación. Los tiempos medievales en todas
sus facetas, el Oeste americano, las andanzas de la policía en la gran ciudad,
el exotismo colonial, el mundo entero como depósito de peligro y maravilla,
el espacio exterior poblado por mil y un seres extraños... Pocos, muy pocos
ámbitos quedan excluidos de unas viñetas precarias, apresuradas, pródigas
en inventiva tanto como en iteración. Dinosaurios y animales antediluvianos, aunque sacados de contexto, son fauna ya conocida en esta clase de
productos. Sin embargo nadie parece mostrar preferencia por ese paisaje
aparentemente idóneo para la aventura que representa la Edad de Piedra. Sin
necesidad de respetar convenciones históricas frente a un público ignorante
de unos tiempos remotos y desconocidos, el autor puede lanzarse libremente
por los derroteros que le dicte su imaginación y hacer de la prehistoria un
paraíso extravagante a la medida del argumento escogido.
Existen algunos precedentes literarios que guían en cierto modo el devenir
de tan exiguo subgénero, que guionistas y dibujantes de los años cincuenta
pueden haber llegado a conocer siquiera de oídas. Publicadas por Seix y Barral,
las fantasías paleolíticas de las novelas de los franceses hermanos Rosny La
conquista del fuego* y El león de las cavernas
1
, ilustradas por Serra Massana,
conocen amplia difusión a comienzos de los años treinta. Los dibujos del
artista catalán, discípulo de Joan Junceda, fijan lo que en lo sucesivo será
la iconografía del hombre prehistórico: titanes de largas barbas, hirsutos,
* Título original La guerre du feu, también titulada en español La guerra del fuego, en Salvat y Ediciones
Tridente.
[page-n-110]
Barbas, garrotes y dinosaurios: los cavernícolas de papel
vestidos de pieles sin desbastar y armados de grandes cachiporras y toscas
lanzas. Una figura que cuanto autor de tebeos aborde el tema en lo sucesivo
no dejará de manejar, inserta en un escenario insólito en que desarrollar los
clásicos esquemas del relato aventurero: la pérdida, el viaje, la lucha, la solidaridad, la conquista. Cuando en 1935, el semanario Aventurero comience
a publicar la historieta norteamericana Flash Gordon de Alex Raymond, tal
tipología devendrá clásica. Entre los numerosos seres híbridos y razas extrañas que el astronauta encuentra en el planeta Mongo, se encuentra una
tribu de cavernícolas muy semejante a nuestros antepasados terrícolas. Sus
estilizadas figuras, sus proporciones atléticas, sus cabelleras y pellejos, sus
armas e instrumentos serán evocados una y otra vez, en cada ocasión en los
que asomen a la viñeta autóctona las fantasías antediluvianas.
Las narraciones de los hermanos Rosny, como el libro de Jack London Antes de
Adán, que difunde con notable fortuna Aguilar durante la llamada dictablanda
de Primo de Rivera, intentan ajustarse en su descripción de la vida prehistórica
a una cierta contextualización que, si no es estrictamente realista, al menos
109
El león de las Cavernas. J-H. Rosny. Ilustraciones
de J. Serra Masana.
Seix y Barral Hnos., Barcelona, 1935.
1
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110
Pedro Porcel Torrens
El Jabato. El Secreto de la gran tortuga.
R. Martín y F. Darnís.
Editorial Bruguera, Barcelona, 1963.
respeta las convenciones más familiares: la no coexistencia de saurios y seres
humanos, los modos de conseguir alimentos, la importancia y el valor del
fuego, la necesidad de la tribu, etc. Más libre de ataduras se plantea uno de
los escasos filmes que en la época aborda los tiempos primigenios, la modesta producción americana de 1940 Hace un millón de años, puntualmente
estrenada en nuestro país. Dirigida por Hal Roach y protagonizada por Víctor
Mature en el papel de apuesto cavernícola, se acoge en todo momento a los
esquemas del romance tradicional: un triángulo amoroso entre el protagonista,
una bella mocita vestida de pieles y un feo y barbado Lon Chaney Jr. en el
papel de hechicero, cacique y malvado, que desata una trama escasamente
original llevada con ritmo irreprochable. Inaugura lo que será en lo sucesivo
la Edad de Piedra a ojos populares: un batiburrillo en el que nunca pueden
faltar, por más aberrante que suene al público letrado, las clásicas escenas
de enfrentamientos entre humanos y dinosaurios -cuyo papel corre en esta
ocasión a cargo de tristes iguanas disfrazadas-, la contraposición entre tribus
agrícolas pacifistas y hordas de malvados cazadores, y el amor imposible entre
miembros de diferentes clanes: tres elementos que veremos repetirse en lo
sucesivo en todas las fantasías que aborden la prehistoria.
Rasgos que en parte se repiten en otra de las novelas seminales del género: El
Mundo Perdido, de Arthur Conan Doyle. Nace aquí lo que se convertirá con
el tiempo en tópico: el encuentro de hombres de nuestra época con primitivos crecidos en un lugar ignoto preservado al margen de la evolución. Tales
prehumanos suelen convivir con monstruos de toda laya, habitantes como
son de territorios vírgenes a la mirada de la civilización. El tema conoce gran
fortuna y asoma por doquier. Ya en 1925 se estrena una adaptación fílmica
espectacular (The Lost World, Harry O. Hoyt) que sin duda ha de marcar a
2
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Barbas, garrotes y dinosaurios: los cavernícolas de papel
111
muchos de quienes más tarde serán autores consagrados a lo popular; en
lo sucesivo son numerosas las adaptaciones del argumento de Doyle a la
narrativa gráfica, en la que destaca en este sentido la versión que un joven
Francisco Darnís -autor más tarde de la conocida saga de El Jabato
2
- rea-
liza en 1942, para el semanario barcelonés PBT. Como los del texto original,
sus cavernícolas viven en un estadio muy primitivo, son seres de apariencia
salvaje, peludos y desaliñados, parlotean un lenguaje elemental hecho de
gruñidos y sus motivaciones a la hora de pelear con dinosaurios o disputarse
el favor de una hembra apenas difieren de los exhibidos por los animales.
En consecuencia, el trato recibido por los hombres de nuestra especie será
rudo y con escasas contemplaciones.
Hipertrofiando el motivo de El Mundo Perdido, Edgar Rice Burroughs crea, a
través de las novelas de Tarzán, un continente africano imaginario depósito
de cuanta maravilla ignota pueda concebirse, desde ciudades habitadas por
gorilas parlantes a restos de la antigua Roma o de los cruzados de Tierra Santa
afincados en remotos parajes. No faltan en este sentido los encuentros del
Señor de la Jungla con malencarados trogloditas de garrote y pelambrera, un
camino que siguen sin excepción los varios émulos de la criatura de Burroughs
que pueblan los tebeos españoles. Los más célebres entre los tarzánidos patrios
son Pantera Negra
3
y su hijo Pequeño Pantera Negra
4
5
, desarrollados por
los hermanos Pedro y Miguel Quesada durante la década de los cincuenta para
la valenciana editorial Maga. A la altura de 1956, cuando nace el personaje, la
firma es ya la más consolidada fábrica de tebeos de aventuras del país, verdadera factoría que lanza cientos de títulos de cuadernos que conocen una
extraordinaria difusión. Pequeño Pantera Negra es su título emblemático; con
Pantera Negra n.º 45. Los hombres de las
cavernas. Pedro y Miguel Quesada.
Ed. Maga, Valencia, 1958.
3
[page-n-113]
112
4
Pedro Porcel Torrens
Pequeño Pantera Negra. El valle de Lu.
Miguel Quesada.
Editorial Maga, Valencia, 1958.
tiradas que llegan a superar los cien mil ejemplares semanales, se convierte
en uno de los mayores éxitos de un mercado en ebullición caracterizado por
una competencia feroz. Pequeño Pantera, adolescente libre que vaga por
tierras africanas tan pródigas en maravillas como las creadas por Burroughs,
encuentra en su periplo estirpes de hombres vampiro, ciudades futuristas,
jinetes que surcan el cielo a lomos de águilas, indígenas abeja que viven en
colmenas, castillos medievales en medio de la jungla y, cómo no, grupos de
hombres prehistóricos.
En su primer, y breve, encuentro con éstos, que ilustra a lo largo de tres entregas -José Ortiz sustituyendo al habitual de la saga Miguel Quesada- Pequeño
Pantera deviene protector de la tribu gracias a su valor, generosidad y superior
grado de civilización. Los primitivos son representados con rasgos realistas:
frente estrecha, pómulos marcados, grandes bocas, miembros simiescos. Por
lo demás sus características responden a las acostumbradas en tales criaturas
de papel: son hoscos, dan garrotazos a las primeras de cambio, se comunican
por medio de sonidos inarticulados, visten pellejos y veneran serviles a quien
se muestre capaz de derrotarlos. Vuelven a intervenir en la saga años más
tarde, cuando las aventuras del personaje están en manos de Jesús Herrero,
dibujante madrileño que, si bien no exhibe el virtuosismo gráfico de Quesada,
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Barbas, garrotes y dinosaurios: los cavernícolas de papel
113
cumple con creces haciendo que el título continúe siendo epítome del tebeo
Dibujo de Pequeño Pantera Negra.
Miguel Quesada.
de consumo de su época: sencillo en sus modos, variado en sus formas y capaz
de mantener un alto nivel de ventas. Un troglodita llamado Truno solicita la
ayuda de Pequeño Pantera para que libre a su poblado -ahora la tribu vive en
cabañas de barro y es capaz de hablar- del ataque de una partida de árabes
que pretenden capturarlos para venderlos como esclavos. Sigue una larga
peripecia en la que Truno se convierte en fiel compañero del héroe que, junto
a éste y a su inseparable gorila Juanito, son encadenados componiendo una
insólita cuerda de presos. La aventura discurre por cauces convencionales,
sin que los trogloditas cumplan otra función que la de aportar un agradable
punto de exotismo y extravagancia que una sencilla tribu de nativos africanos
hubiese sido incapaz de conseguir.
Apenas cinco o seis novelas y una sola película: escasa genealogía si se compara
con la que poseen géneros como el western, la aventura marina o el relato
medieval; nos encontramos ante un mundo nuevo de lugares comunes aún
por definir. Por tanto completamente libre en sus reglas: más que en ninguna
otra ocasión la verosimilitud brilla por su ausencia, mezclando épocas distantes entre sí varios miles de años, y aplicando a sus pobladores los mismos
roles y pautas de comportamiento que animan a los personajes de cualquier
5
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114
Pedro Porcel Torrens
otra serie de cuadernillos. Un dibujante emblemático y prolífico, Manuel
Gago (1925-1980) será el único que en varias de sus creaciones elija la Edad
de Piedra como marco de sus historias. Gago es el autor del gran éxito de la
posguerra, El Guerrero del Antifaz (1943), que, al igual que sus creaciones
más célebres, publica Editorial Valenciana. Fundador más tarde de la firma
Maga, autor de trazo clásico, sencillo y a menudo apresurado, es capaz de
contactar con el público de forma inmediata, visceral. Sus iniciales carencias
técnicas son suplidas con creces por un sentido del ritmo, la composición y
el lenguaje gráfico raramente igualado. Amante de la acción y el melodrama,
es responsable de varios miles de cuadernos, una producción vasta y forzada
que le constituye en puntal y ejemplo de toda una manera de entender el
medio. Apadrinando a otros autores más jóvenes, como José Ortiz, Miguel
Quesada o Luís Bermejo, encabeza la escuela valenciana de dibujantes, muy
prolífica durante los años cincuenta. Para entonces sus grandes sagas, prolongadas a lo largo de muchos años, venden miles de ejemplares y acuden
puntuales a los quioscos. Al citado Guerrero del Antifaz, le acompañan el
western El Pequeño Luchador (1945) y la serie de capa y espada El Espadachín
Enmascarado (1952).
Las hazañas de Purk, el Hombre de Piedra (1950)
6
7
son la penúltima de las
grandes sagas que Gago crea para la Valenciana, con su hermano Pablo como
guionista. En esta ocasión se permite el lujo de transitar por una parcela del
universo ficcional apenas codificada; sin lastre documental alguno, la colección puede adentrarse por los caminos más disparatados, bien acogidos por
un lector ávido de las emociones que el dibujante sabe proporcionarle. En
un principio Purk, perteneciente a una tribu de pastores y agricultores que
adora a los espíritus buenos, vive la aventura movido por la venganza sobre
los asesinos de su padre, el jefe de la tribu de los cataks. Pacifismo, modo de
vida no agresivo, origen noble, afrentas que lavar: caracteres clásicos del héroe.
Lila, su compañera, juega un papel un poco más lucido que el de hembra
pasiva acompañando a su pareja en insólita convivencia. Para no suscitar el
escándalo de los censores, pronto se casa con el Hombre de Piedra en curioso rito pagano. Claro que enseguida se les añade Sandar, un adolescente
adoptado por el protagonista que, con su incómodo papel de carabina, parece
imponer cierto recato en la convivencia de la troglodítica pareja.
Pero se diría que la obligada simplicidad social que impone el escenario
elegido pesa a la hora de construir un conflicto dramático duradero, que
se revela más endeble que en las otras sagas del autor. Progresivamente se
6
Purk el Hombre de Piedra. Otra vez la
hechicera, de Pablo y Manuel Gago.
Editorial Valenciana, 1951.
reducen los escenarios en los que se desarrollan diversas líneas de acción
simultáneas para seguir más literalmente las andanzas del héroe y sus compañeros, hasta que llega un momento en el que la duración de los episodios
7
Purk el Hombre de Piedra. Los juegos de Libar.
Pablo y Manuel Gago.
Editorial Valenciana, 1951.
disminuye, contándose cada aventura en dos o tres cuadernos que rompen
la sensación de continuidad y hacen que se desvanezca parte de su atractivo.
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Barbas, garrotes y dinosaurios: los cavernícolas de papel
115
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116
8
Pedro Porcel Torrens
Purk el Hombre de Piedra. Lucha tras lucha.
Pablo y Manuel Gago.
Edival. Selección Aventura, Editorial
Valenciana, 1974.
Las andanzas del Hombre de Piedra transcurren en un mundo desprovisto
de cualquier afán de realismo, en el que la libertad imaginativa se refleja en
los innumerables monstruos y tribus extrañas que aparecen sin dar tregua al
lector: hombres mono, seres alados con cabezas de hiena, centauros, gorilas
cornudos o una fabulosa hibridación de humano y rinoceronte capaz de
hacer las delicias del más exquisito degustador de incongruencias. Todos
ellos, sin embargo, son acogidos por los protagonistas sin el menor asombro,
y sus patrones de comportamiento responden en todo a los del hombre
actual, sin que su aspecto sea al fin más que un adorno exótico. La fantasía
enriquece un decorado que acompaña una trama que en su planteamiento
se revela convencional.
Purk
8
, héroe sin tormentos interiores, asume y elige su condición de justi-
ciero; convencido de que su fuerza sin igual le ha sido otorgada por un poder
superior «para poner la paz entre las tribus y hacer desaparecer las malas
costumbres que tienen» (que suelen incluir el canibalismo o los sacrificios
humanos), decide lanzarse al mundo en busca de conflictos que resolver.
La aventura pasa a ser vivida gozosamente, en trayectoria paralela a la de
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Barbas, garrotes y dinosaurios: los cavernícolas de papel
tantos protagonistas del cuaderno de los cincuenta. Las pasiones desquiciadas van desapareciendo sustituidas por un exotismo muy imaginativo
y el nivel de violencia se reduce hasta limitarse a las inevitables peleas que
ocupan, como siempre, buena parte de cada entrega. El trazo de Gago se
esquematiza sin perder su fuerza, abandonado el sobrio clasicismo de los
primeros tiempos. Resuelto una vez más con el criterio realista épico del
autor, pródigo en secuencias prodigiosas, el Hombre de Piedra de nuevo
deja boquiabierto a un lector fascinado ante la facultad mágica del dibujante
para contar en imágenes con la mayor sencillez y eficacia.
La mezcla de aventura y melodrama, que tan bien ha funcionado en las
anteriores obras de Gago, se repite una vez más. El exotismo que un marco
desconocido permite se aprovecha al máximo; se crea un clima espurio
lleno de sorpresas y hallazgos extravagantes que constituye lo mejor de la
colección: tribus que sacrifican a sus semejantes ante la «sagrada morada
de los dioses del mar», una cueva en la que habita una raza de pigmeos a
quienes desconocen y veneran; monstruos antropoides; jinetes que cruzan
el cielo sobre gigantescos pájaros; antropófagos colmilludos, sirenas y tritones; increíbles hombres rata; amazonas salvajes... Sensación potenciada
por la fantástica eufonía de los nombres primitivos: Pommetum, Rayotor,
Agraciado de la Serpiente, Mamok, Tugor, Dámula, Pensior, Hijo del Dios
Dragón, juegos de sílabas con indudable poder de sugestión, como las formas de nombrar una fauna abundante en la que los perros se llaman rups,
los leopardos ratuk y los megaterios jabión.
Como demostrando la primacía de lo artificial sobre lo real, hasta la jungla
en la que los héroes deambulan parece más un jardín a su medida que una
selva: deambulan, sí, en este caso literalmente, ya que, si toda aventura es de
uno u otro modo itinerante, aquí las caminatas y carreras que se imponen
ante la falta de otros medios de locomoción acentúan como nunca la fisicidad
de la acción. En este continuo desplazarse de un lugar a otro del gigantesco
escenario en que todo transcurre, va desgranándose una trama fundamentada
una vez más en los juegos que brinda la relación entre los personajes.
Más allá del exotismo puro, una serie de estereotipos se imponen. A juzgar
por la serie, la humanidad troglodítica está constituida fundamentalmente
por hombres titánicos y delicadas mujeres. Todos, todos sin excepción son
verdaderos hércules; enemigos y aliados, humanos y seres monstruosos
exhiben formidables musculaturas. La lucha y el combate son la base de
sus relaciones; el sexo y en menor medida la ambición de poder, su más
poderosa motivación. Más claramente que en otras ocasiones las raíces
caballerescas del héroe quedan en evidencia: en casi todas las ocasiones el
Hombre de Piedra acude sin pensárselo dos veces a la petición de ayuda de
una dama en apuros, raptada, obligada a contraer matrimonio con quien
117
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118
Pedro Porcel Torrens
no desea o que es víctima de cualquier otra vejación. Bueno, lo de contraer
matrimonio es un decir, puesto que la relación entre hombres y mujeres,
entendida como juego de dominio, es uno de los aspectos más llamativos
de la colección. Lejos, muy lejos de lo políticamente correcto, toda hembra
troglodítica aspira a ser poseída por su dueño y convertirse en su esclava. Tal
es el vocabulario utilizado: «esclavas» y «dueños». La Bella Hamil, locamente
enamorada de Purk, sueña con arrodillarse ante el protagonista escuchando
embelesada cómo su ídolo le propone que sea su sierva; las viudas de un jefe
fallecido, repudiadas por su sucesor, son bárbaramente asesinadas mientras
imploran clemencia inútilmente, faltas ya de utilidad.
Este carácter de sumisión de lo femenino, común a toda la cultura popular
de la época, constituye la base de la acción, al excitar el deseo de cuantos
machos intervienen en la serie. Se repiten con frecuencia escenas de sadismo
expreso, con flagelaciones, torturas y malos tratos a la orden del día. Y es
que la colección respira ese clima desaforado que empapa las creaciones
de Gago en un grado superior a cualquiera. Al menos durante los primeros
años, cuantos participan en la acción, muestran comportamientos de inusual frenesí: los amores son arrebatados, los odios mortales e incurables,
la pasión campa por sus fueros calentando el ambiente hasta extremos
insospechados. Todos los malvados parecen vociferar constantemente,
gigantescos hombres bestia dominando brutalmente a hembras sumisas.
Una vez más la novia de Purk, Lila, atrae con furia desmedida a cuanto
reyezuelo, engendro e incluso posible amigo que se cruce en su camino;
de nuevo ellas aman sin excepción al Hombre de Piedra: sobre estos celos
y apetitos se construye este mundo de monstruos y diosas. Es como si la
desnudez de los tiempos primitivos afectase también la estructura de la
narración, mostrando la fogosidad de las tramas más descarnadamente
que en ninguna otra serie.
Consecuencia de la abundancia de mujeres víctima e imagen especular de
aquellas es otra figura que abunda en Purk: el ama despótica, arquetipo de
la fémina independiente llevado al límite que parece fascinar a Gago. En un
mundo que no conoce más que la fuerza y la imposición como forma de relación, es lógico que estas hembras sádicas intenten conquistar su terreno. Aquí
hay creaciones verdaderamente magistrales, como Mania, la Feroz, capaz de
golpear y torturar con una lanza a la hermosa Lila, o de hacer que un hombre
despiadado como el rey de los hamiles se humille ante ella aceptando sus
bofetones mientras implora babeante un poco de amor. Mania, con el pelo
largo y moreno recogido en trenza fetichista y sus rasgos finos y crueles, estricta
dominatrix, resulta presencia insólita en el cuaderno y aún en el conjunto
de la cultura popular de la época. No están solas: la Reina Víbora adorna
su cabeza con una diadema de serpientes vivas; la pérfida Taura no parece
sentir sino desdén hacia sus semejantes; la hermosa Atily, que es conocida
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Barbas, garrotes y dinosaurios: los cavernícolas de papel
como «la mujer terrible»; Linai está enamorada de un bering, ‘hombre con
cabeza de rinoceronte’, y por conservar su amor y conquistar el poder llega a
la traición y al crimen, en escenas teñidas de erotismo extravagante. Y es que
estos romances entre monstruos y bellas se ven de lo más normal; cuando
se encuentran hombres leones o rinocerontes o simios, la monstruosidad
es patrimonio de los machos: ellas son invariablemente tristes doncellas.
Delicioso fruto de ese clima desbocado, estas princesas de la disciplina que
abundan en el Hombre de Piedra se convierten en criaturas inolvidables. El
elenco se completa además de con los habituales colosos -inevitablemente
barbados cuando se dedican al mal-, con algunos personajes positivos -a
menudo pastores que rechazan la violencia-, hechiceros y eremitas del bosque que representan una magia más sugerida que manifiesta, y una fauna
prehistórica inventada, muestra de la sana falta de respeto histórico en el
que la serie es concebida.
Como en El Guerrero del Antifaz y en El Pequeño Luchador nos encontramos
ante una obra mayor de la historieta, cumbre de la tendencia heredera del
folletín, desprovista de artificio, sincera y verdadera. Una vez más no podría
concebirse traducción gráfica más adecuada del ambiente frenético en el
que transcurre la saga. Qué decir de las portadas, resueltas casi siempre en
plano general de composición perfecta, de esas secuencias que se leen solas,
de su expresividad enorme, de la aún intacta capacidad de raptar al lector y
transportarlo más allá de la realidad. Se confirma de nuevo el magisterio y la
decisiva influencia de Gago en la evolución de un género que marca más de
veinte años, los más fructíferos del tebeo popular en nuestro país.
Tras finalizar la colección del Hombre de Piedra, sobrepasados los doscientos ejemplares, regresa Gago a su querida prehistoria de mentiras, en
1959, con Piel de Lobo
9
, que, publicada por editorial Maga, es una de las
obras más perdurables del cuaderno de aventuras. Se debe su argumento
a Juan Antonio de Laiglesia, escritor y dramaturgo, Premio Nacional de
Teatro, novelista policiaco, hermano del humorista Álvaro de Laiglesia y
futuro secretario técnico de la Comisión de Información y Publicaciones
Infantiles y Juveniles (CIPIJ), creada en 1962. Con alguna experiencia anterior como guionista, en los semanarios Chicos (1948) y Trampolín (1951),
desde Madrid, De Laiglesia crea para Maga varias series de cuadernos,
única incursión en el formato, caracterizados por su frescura, imaginación,
despliegue de fantasía y cierto afán renovador. Piel de Lobo es su obra
maestra, un festín delirante y gozoso que significa la segunda incursión
de Gago en los tiempos antediluvianos.
Si al comenzar la saga del Hombre de Piedra, Gago dota a su personaje de
parentesco y relaciones que le permiten desarrollar un futuro esquema
melodramático, el origen de Piel de Lobo, hijo de un jefe asesinado que es
119
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120
9
Pedro Porcel Torrens
Piel de Lobo. Ataque en masa. Manuel Gago.
Editorial Maga, Valencia, 1959.
criado por una loba y un anciano mago, no tarda en ser olvidado en pro de
la creación de un universo fabuloso e intemporal en el que no existe límite
alguno a una fantasía vivida con festiva cotidianeidad. Tanto por la aparición
de múltiples razas híbridas entre el hombre y el más insospechado animal,
como por la omnipresencia de lo maravilloso, la pretendida Edad de Piedra
pronto deviene tierra de ensueño en el que todo vale con tal de mantener el
enfebrecido clima creado.
Pese a las apariencias, muy poco o nada tiene que ver el universo de Piel de
Lobo con las eras prehistóricas. Es el suyo, el dominio del mito y la leyenda,
cartografiado en paisajes y escenarios surreales que dotan a todos los episodios de una atmósfera ilusoria de irresistible atractivo. Desde elementos
tomados directamente del cuento de hadas a irrupciones en las mitologías
griega y egipcia, ninguna fantasía se encuentra excluida. Seres de cieno, ninfas que cabalgan cisnes, topos humanos, gigantes, tritones, brujas, mamuts,
genios, rocas vivientes, hombres fósiles y cayados mágicos, metamorfosis y
manzanas del Árbol de la Salud, acompañados de viejos conocidos del mundo
clásico como la Gorgona, el Minotauro en su laberinto, centauros, sátiros y
hasta una delirante dimensión paralela en la que gobiernan esfinges con
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Barbas, garrotes y dinosaurios: los cavernícolas de papel
cabeza de dama egipcia, cuerpo de león y alas de buitre, que desfilan ante
los perplejos ojos del comprador del tebeo, en medio de la incesante acción
que constituye la esencia del medio.
Esta capacidad inagotable de adentrarse semana tras semana en territorios
no explorados por ninguno de los cientos de títulos de cuadernos que le
preceden convierte a Piel de Lobo en obra singular de la historieta española,
que viene a demostrar que el formato no se halla agotado, sino preso de
unos modos y esquemas condenados a desaparecer víctimas de un profundo cambio cultural. Así lo entiende el público, que convertido en adicto a la
sorpresa, hace de la serie una de las más longevas y exitosas de la editorial
Maga. No es ajeno a ello el dibujo de Gago, algo acelerado pero muy capaz
aún de transmitir al consumidor el perfume onírico que destila la colección.
Especialmente destacables son las portadas, de impecable maquetación y
en las que el autor parece poner más cariño de lo habitual.
Algunas señales en el mercado parecen indicar hacia 1962 que el formato
cuaderno de aventuras, casi hegemónico desde que finalizase la Guerra Civil,
empieza a dar muestras de agotamiento. Con una España que comienza la
etapa del desarrollo; una televisión progresivamente implantada en todo el
territorio, que familiariza al espectador con nuevos modos narrativos y novedosas vueltas de tuerca a los arquetipos de siempre; con el éxodo masivo
del campo hacia la ciudad, los valores y modos defendidos hasta entonces
por este tipo de tebeos empiezan a revelarse obsoletos. Una nueva censura
de carácter fundamentalmente eclesiástico terminará de dar la puntilla a
un medio en franco declive. Muchos editores empiezan entonces a buscar
nuevas fórmulas que permitan seguir ofreciendo narraciones de aventuras
desde otros formatos. Editorial Maga, consagrada desde sus inicios al tebeo
por entregas, no se da por enterada y comienza una estrategia de saturación
del mercado lanzando decenas de colecciones, política suicida que en poco
tiempo dará al traste con la empresa.
Entre los productos que publica en esta etapa hay una nueva -y últimaincursión de Manuel Gago en ese Paleolítico fantástico que le es tan grato,
las aventuras de Castor (1962)
10
. La prehistoria de Castor, un cavernícola
adolescente, es mucho más convencional que la de Piel de Lobo, por más
que aquí tampoco exista la más mínima voluntad de verosimilitud. En los
primeros episodios, el héroe y su compañera enfrentan delirantes peligros
encarnados por dinosaurios imaginarios, ermitaños caníbales que conviven
con ratas gigantes, razas de tritones y sirenas que habitan los fondos lacustres:
lo acostumbrado. Después de la aparición de semejante desfile de prodigios
con regusto a conocido, tiene lugar un episodio de insólito carácter, alejado
de cuanto se ha realizado nunca en este tipo de historietas y más cercano a
Kafka que a cualquier inspiración pulp.
121
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Pedro Porcel Torrens
Castor y sus amigos topan en su peregrinar con la Horda Silenciosa, una
multitud enorme de personas que avanza siempre en silencio, sin detenerse
jamás ni a comer ni a dormir. Su aspecto físico, contrariamente al de los
apuestos protagonistas, responde a la imagen popular del hombre primitivo, barbado, de grandes pómulos, dientes enormes y frentes estrechas.
En su caminar aplastan cuanto encuentran a su paso, sean miembros de
su propia hueste que caen agotados y son pisoteados por el resto, sean
primitivas fortalezas que inevitablemente terminan por sucumbir ante el
impulso desapasionado y constante de la masa humana. Absorbidos por
ésta, el héroe y sus compañeros se las ven y se las desean para sobrevivir y
poder escapar de la enorme corriente. Aventura críptica con aire de parábola, muy sugestiva y verdaderamente única entre los miles de cuadernos
españoles, que no tiene continuación.
Como si tal alarde de imaginación hubiese agotado el caudal del guionista, el argumento de Castor se desliza después por terrenos que terminan
por convertir la Edad de Piedra en un marco mediavalizante en el que no
faltan batallas con lanzas de madera y espadas de sílex, tribus de guerreros
ataviados igual que los beduinos del desierto o toscos navíos de remos que
[page-n-124]
Barbas, garrotes y dinosaurios: los cavernícolas de papel
10
Castor. El bosque en llamas. Manuel Gago.
Serie el Gavilán, n.º 16.
Editorial Maga, Valencia, 1962.
Anceo. Los hombres de Neanderthal.
Alberto Marcet.
Editorial Polen, Madrid, 1980.
11
practican la piratería a lo vikingo, donde se encuentran muy lejos ya los
elementos fantásticos. Estos escenarios y tipologías, a tales alturas, están
demasiado vistos para conseguir mantener la fidelidad de un lector que no
tarda en dar la espalda a la colección.
Y por último, en este campo de los tebeos por entregas, cabe reseñar los
curiosos cómics de Anceo
11
, una serie nacida a contracorriente en 1980,
que pretende resucitar el muerto espíritu del cuaderno de aventuras de la
mano del valenciano Alberto Marcet. Un viajero en el tiempo, Anceo, rubio, inteligente y atlético, se remonta al pasado en ambicioso trayecto que
había de llevarle en recorrido cronológico hasta los mismos orígenes de
nuestra especie. Es precisamente allí, en un mundo primitivo poblado por
homínidos, trogloditas y dinosaurios, muy semejante al evocado en tantos
álbumes de cromos de historia natural, donde transcurren los primeros
episodios de esta historieta crecida a destiempo, que pese a su innegable
entrega y devoción, no acabó de encontrar su público.
Aunque Manuel Gago es el único autor que elabora personajes y largas sagas
centradas en los albores de la humanidad, personajes similares aparecen
123
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124
Pedro Porcel Torrens
ocasionalmente en tebeos de toda laya. Desde los encuentros de Jaimito
y sus amigos (Karpa, 1956) con simpáticos trogloditas en episodios como
Tiempos Remotos o El Rapto de Petrita a las andanzas de Punky en las que
el Pumby (1955) de José Sanchis emula al Hombre de Piedra; o las breves
aventuras de aire casi didáctico que muestran los orígenes del arco o la
rueda ilustradas por Miguel Rosselló en la revista Flecha Roja (Maga, 1965).
Cabe mencionar, por último, a los más célebres cavernícolas de papel de
los años sesenta: Altamiro de la cueva (Bernet Toledano, 1965) que desde
las páginas del clásico TBO cada semana descubre inventos que hacen de la
vida primitiva reflejo exacto de la España del desarrollo, y Hug, el troglodita
(J. Gosset, 1966), personaje de las revistas de humor de la editorial Bruguera
nacido al calor del éxito de la serie televisiva Los Picapiedra. Habitantes
todos de esa prehistoria imaginada que un día floreció en las páginas hoy
amarillentas de los tebeos.
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La prehistoria en los cómics americanos
125
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126
Álvaro Pons Moreno
La paleontología supuso para el ciudadano americano de finales del siglo
xix
una excelente forma de evasión para olvidar las profundas heridas
abiertas tras la Guerra Civil. La competencia entre Othniel Charles Marsh y
Edward Drinker Cope en la búsqueda de yacimientos de fósiles dinosaurios
fue explotada por la prensa reconvertida en una apasionante «guerra de
los huesos», que despertó el interés del público por una disciplina apenas
conocida. Los gigantescos monstruos atraían la atención y despertaban el
imaginario colectivo de una Edad de Piedra que olvidaba las raíces de los
aborígenes americanos para abrazar sin prejuicios los estudios que llegaban
desde Europa, mientras instituciones como la Smithsonian compraban
ingentes colecciones de fósiles y creaban los primeros dioramas de los
terribles lagartos y los habitantes de aquellas épocas, que comenzaban a
trasladarse a la fértil imaginación de los escritores.
La dinomanía se disparaba, pero siempre en detrimento de cualquier intento
de fidelidad científica hacia la prehistoria. Ya sea porque los dinosaurios
generaban mucho más atractivo que el hombre prehistórico, o porque poner
el foco en esa época de la humanidad sería aceptar una realidad aborigen
que se recluía y ocultaba. Lo cierto es que en la cultura popular americana
y, específicamente en el cómic, no se encuentran demasiados intentos de
utilizar el medio como reflejo histórico, sino como simple y pura evasión,
donde la fantasía y la imaginación se ven contaminadas por la paleontología.
Una situación que, curiosamente, se extenderá durante el tiempo sin que
encuentre solución o alternativa: frente al interés que va naciendo poco a
poco en el cómic europeo, sobre todo en el último cuarto del siglo xx, por
una representación fidedigna de la realidad prehistórica, en el cómic americano prácticamente no se va a encontrar ningún ejemplo importante de
veracidad histórica trasladada a las viñetas. Se usarán elementos históricos
recurrentes (dinosaurios, la figura del hombre prehistórico, representaciones
tribales…), pero siempre desde la perspectiva de su utilidad como elemento
de digresión respecto a la realidad.
[page-n-128]
127
La prehistoria en los cómics americanos
Aparecida por primera vez en la prensa americana en 1905, Little Nemo in
Slumberland certificó en pocas entregas la mayoría de edad del medio. Su
creador, Winsor McCay, tomó los sueños de un pequeño niño como vehículo
para deplegar un mundo de imaginación desbordante, pero también para
desarrollar todas las herramientas narrativas fundamentales del lenguaje de
la historieta. Las bellas planchas que se publicaron en el New York Herald deslumbraban a un lector fascinado por unas aventuras cada vez más complejas y
barrocas, en las que McCay exploraba las posibilidades de la narración gráfica
incluso rompiendo sus elementos y configurando brillantes experiencias
metanarrativas. Tras cambiar de periódico en 1911 para pasar al New York
American con el título de Little Nemo in the Land of the Wonderful Dreams
hasta 1914
1
, el derroche onírico de McCay visitaría el lejano pasado en Flip
in the Land of the Antediluvians, una aventura que comenzó en septiembre
de 1913 y se prolongó hasta las navidades de ese año. Durante su visita a la
ciudad prehistórica de Cliffville, preservada en el tiempo en un hueco de la
tierra -en una justificación verniana que sería recurrente en el futuro, sobre
todo a partir de El Mundo Perdido de Conan Doyle y del ciclo de Pellucidar
del Tarzán de Edgard Rice Burroughs-, Nemo y sus amigos asisten a un antecedente referencial directo de Los Picapiedra. Los hombres prehistóricos
viven en una ciudad de piedra donde los dinosaurios son fuerza de trabajo
que arrastra coches, hace de ascensor, de grúa o incluso de sustitutos de los
renos de Santa Claus. Con su habitual fantasía, McCay describe un mundo
ucrónico de convivencia entre los dinosaurios y el hombre, mostrando la
creencia de la época en esa coincidencia cronológica. McCay no solo mostraría este mundo perdido en esa saga: su interés por los nacientes dibujos
animados le llevaría a utilizar en 1914 a un dinosaurio para protagonizar
uno de los primeros cortos de animación de la historia: Gertie the Dinosaur.
Sin embargo, durante los años siguientes, el interés por el mundo prehistórico
no deja de ser un elemento anecdótico dentro de las tramas argumentales,
centrado siempre en la sorprendente y anecdótica aparición de monstruos
antediluvianos, en clara referencia a los mundos perdidos de Conan Doyle o
Verne, pero sin profundizar en su desarrollo. De hecho, se deberá esperar hasta
1932 para encontrar una serie que realmente explote la prehistoria de forma
más amplia con Alley Oop, una tira diaria creada por V. T. Hamlin protagonizada por un hombre prehistórico
2
. Con una representación casi canónica,
taparrabos de piel de leopardo y un gigantesco basto de fiel compañero, Alley
Oop recreaba el día a día de la prehistórica ciudad de Moo. Lógicamente, los
habitantes de Moo tenían dinosaurios como animales de compañía y desarrollaban una cotidianeidad en su vida cavernaria terriblemente familiar y
asimilable a la sociedad americana de los años 30. El interés de Hamlin por
una representación fidedigna del pasado terminaba ahí, y pronto, en las
aventuras de Alley Oop, comenzaron a aparecer todo tipo de anacronismos
que incluso incluyeron viajes en el tiempo para poder desarrollar el choque
Las primeras referencias
de las organizadas
sociedades prehistóricas
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Álvaro Pons Moreno
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La prehistoria en los cómics americanos
1
Página de Flip in the Land of the Antediluvians,
de la serie Little Nemo in the Land of the
Wonderful Dreams, de Winsor McCay,1913.
Portada de Alley Oop n.º 1,
Dell Publishing,1962.
2
de la sociedad primitiva con la actual. Como serie, Alley Oop ha demostrado
su capacidad de supervivencia al pasar por diferentes formatos, editoriales y
autores, que mantuvieron la serie viva hasta 2012 en formato de cómic digital.
La serie de Hamlin se convertiría en único referente de la prehistoria en
el cómic americano durante décadas, con excepciones puntuales como el
viaje al pasado de Yankee Longago, de Dick Briefer (1943), en el que el joven
protagonista pasa una jornada entre hombres prehistóricos y dinosaurios
en animada convivencia.
Dentro de esas aportaciones puntuales, quizás la más interesante durante
estas primeras décadas del siglo xx en el cómic sea Glob (1949) una historieta de la serie The Spirit de Will Eisner
3
, que cuenta la aparición de
un hombre prehistórico vivo preservado milagrosamente en una cueva
durante miles de años. Publicada en 1949, muestra a un homínido, Glob,
que ha dedicado su larga cautividad al arte, con tan mala fortuna que su
129
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130
Álvaro Pons Moreno
Primera página de Glob, de la serie
The Spirit, de Will Eisner, 1949.
primer contacto con la civilización, tras ser liberado por un providencial
terremoto, es un estafador de poca monta que intentará hacer pasar la
obra del hombre prehistórico como propia. Eisner aprovecha para hacer
una denuncia tanto del mercado del arte como de la explotación de los
jóvenes e ingenuos artistas, pero intenta representar a su hombre de las
cavernas con cierta base, sobre todo en lo que a la representación del arte
rupestre se refiere. Físicamente, lo dibuja con una representación próxima
a los dioramas que poblaban los museos (aunque con la inevitable piel de
leopardo), pero de acuerdo con el conocimiento que se tenía en la época,
Glob pinta y talla sobre piedra su arte, con una cierta intención de veracidad, e incluso su lenguaje es tosco y primitivo, buscando representar esos
comienzos titubeantes de la humanidad.
3
[page-n-132]
131
La prehistoria en los cómics americanos
Tras la efusión de los géneros aventureros que vivió el cómic durante los años
30 y principios de los 40, el auge y éxito del comic book y, en particular, del género de superhéroes, centenares de series y publicaciones buscaban de forma
recurrente un nuevo héroe indomable con el que atraer al público. El éxito de
las películas de Tarzán protagonizadas por Johnny Weissmüller se trasladó a
otros medios, dando lugar a todo un subgénero de tarzánidos que, ante la dificultad de encontrar nuevas aventuras en una jungla sobreexplotada en el cine,
miraban a la fantasía para potenciar nuevas series. Paradójicamente, muchas de
estas series apostaron por mundos perdidos anclados en la prehistoria, quizás
siguiendo el modelo de Conan Doyle, pero en el fondo siendo casi canónicos
con el mundo de Pellucidar* que el propio Edgard Rice Burroughs creara para
su selvático personaje apenas unos años antes.
En 1952 el gran dibujante Frank Frazetta crearía Thun’da, una serie protagonizada por un oficial de la fuerza aérea americana que cae en un perdido valle
en el continente africano donde debería enfrentarse tan solo con su fuerza e
intelecto a hombres mono y otros elementos prehistóricos que, curiosamente,
nunca fueron del agrado de su editor, más interesado en hacer un facsímil de
Tarzán. Pero pese a la oposición editora, los elementos de fantasía no dejaron
de ser elementos de inspiración prehistórica, que ganaron importancia hasta
el punto de que, ya en su segundo número, una de las historias complementarias daría lugar a otro personaje de inspiración antediluviana: Cave Girl, una
chica de orígenes aristocráticos que fue recogida de niña, como el personaje
de Borroughs, para ser criada por el lobo Kattu en unas Tierras Bajas paradas
en la época de los dinosaurios. Las aventuras de Cave Girl fueron desarrolladas
por Gardner Fox (guionista fundamental años más tarde en el relanzamiento
del cómic de superhéroes en lo que se llamaría «la Edad de Plata» del género)
y el dotado Bob Powell. Como su colega masculino, Cave Girl se enfrentaba a
todo tipo de peligros para defender a su pueblo de adopción, desde cazadores
modernos a amazonas, pasando, por supuesto, por los necesarios dinosaurios
diabólicos. Los personajes aparecerían en diferentes series durante la década
de los 50.
Sin embargo, uno de los personajes selváticos prehistóricos más famoso de
los cómics nacería en 1953, cuando se publicó la historieta 1,000,000 Years
Ago!, publicada por St. John Publications. Guionizada por Norman Maurer y
dibujada por Joe Kubert, la serie presentaba las aventuras de Tor
4
, un hombre
prehistórico de poderoso parecido con Tarzán que tenía que luchar por su
supervivencia ante las amenazas de una naturaleza poco adecuada para los
débiles humanos. Evidentemente, el necesario dramatismo heroico exagerado
obligaba a no enfrentar al protagonista a la difícil realidad histórica de su época,
* Pellucidar era un reino que se encontraba en el interior de la Tierra, iluminado por un pequeño sol
interior que alumbra una sociedad de hombres primitivos que conviven con dinosaurios y otros
monstruos variados.
La moda de los pre
y postarzánidos
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132
4
Álvaro Pons Moreno
Portada del primer número de la serie Tor,
de Joe Kubert.
DC Comics, 1975.
de su época, sino a todo tipo de aventuras fantásticas que incluían, lógicamente, dinosaurios especialmente interesados en la carne humana. Eran los
anacronismos ya habituales que, en el elegante y virtuoso dibujo de Kubert,
se transformaban en una experiencia épica. Aunque la serie original solo duró
cinco números, Tor volvería a los kioscos americanos dos veces más, en 1975
de la mano de la editorial DC y, en 1993, por iniciativa de Marvel, en ambos
casos con Joe Kubert a los lápices.
Apenas un año después aparecería otra serie de temática prehistórica,
aunque quizás más exactamente habría que hablar de una subtemática
dinosaurística: Turok, Son of Stone (Western Publishing, 1954)
5
. Un indio
americano precolombino atrapado junto a su hermano Andar en un valle de
fieros dinosaurios. La serie se prolongó durante décadas con bastante éxito,
aunque con un curioso recorrido editorial que le llevó de Dell a finales de
los 50 a Gold Key Comics durante los 60 y 70, para terminar en los años 80
en Western’s Whitman Comics e incluso a protagonizar su propia saga de
videojuegos con el nombre de Turok: Dinosaur Hunter. Evidentemente, nos
encontramos de nuevo ante un cómic donde cualquier atisbo de rigurosidad
[page-n-134]
La prehistoria en los cómics americanos
133
Portada de la edición
mexicana de Turok.
Novaro, 1976.
es pura coincidencia, aunque hay que destacar que el continuo desfile de
dinosaurios que aparecían en las viñetas de la serie intentara tener una
mínima correlación con la realidad histórica.
También de los años 50 es la adaptación al cómic de la película The Land
Unknown, dirigida por Virgil W. Vogel, una producción que tuvo bastante éxito
popular y que en su versión dibujada tiene la curiosidad de estar firmada por
Alex Toth, uno de los grandes maestros del noveno arte.
El final de los 60 y principios de la década siguiente viviría un especial relanzamiento del mito de Tarzán. En la prensa, el gran dibujante Russ Manning se
encargaría de desarrollar una de las etapas más recordadas en cómic, adaptando
el ciclo de Pellucidar en las sagas Tarzan in The Land That Time Forgot y The
Pool of Time. Apenas unos años más tarde, la editorial DC Comics comenzaría
a adaptar también en su colección de comic books Weird Worlds los relatos
originales del Tarzán de E. R. Borroughs. La serie posteriormente pasaría a
llamarse Tarzan y tendría su producto secundario en Korak, Son of Tarzan,
donde se publicaría de nuevo el famoso ciclo del mundo prehistórico de Pellucidar, dibujado ahora por Alan Weiss, Michael Kaluta y Dan Green en 1972
6
.
5
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134
Álvaro Pons Moreno
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La prehistoria en los cómics americanos
135
Si en la serie principal Tarzán se dedicaba a protagonizar historias a medio
camino entre el original fantástico de Burroughs y el canon selvático impuesto
por las películas de Weissmüller, paradójicamente su hijo Korak se dedicaría a
menesteres más centrados en el mundo primitivo. Una curiosa incoherencia
que daría, contradictoriamente, mucho más interés a esta segunda serie, en
la que hay que destacar las colaboraciones de autores como Len Wein, Robert
Kanigher, Frank Thorne, Murphy Anderson y Rudy Florese.
Sin duda, el tarzánido más famoso de los años 70 fue Ka-Zar
7
, una creación
de Stan Lee y Jack Kirby para Marvel Comics que, aunque tuvo sus primeras
apariciones como secundario en diferentes colecciones como Daredevil o
Spider-Man a finales de los años 60, fue adquiriendo más y más popularidad
entre los lectores hasta conseguir sus propias aventuras en la revista Astonishing
Tales de la mano de diferentes autores, entre los que destacan los propios Lee
y Kirby o Barry Windsor-Smith, George Tuska, Herb Trimpe, John Buscema o
Neal Adams. Aunque basado inicialmente en un personaje de las novelas pulp
de los años 30, Lee y Kirby reconvirtieron a Ka-Zar en el señor de la Tierra Salvaje, la particular revisión de El Mundo Perdido de Conan Doyle del Universo
Marvel. Acompañado siempre de su fiel tigre de dientes de sable Zabu, Ka-Zar
se enfrenta a todo tipo de peligros y monstruosos dinosaurios y derivados, en
espectaculares lances para los que contaría habitualmente con el apoyo de
otros superhéroes del universo creado por Stan Lee. El personaje llegaría a
tener serie propia en 1974, con el título de Ka-Zar, Lord of the Hidden Jungle
que tendría un recorrido limitado de apenas tres años, en el que Lee intentaría
ligar la historia del joven señor de la Tierra Salvaje con el personaje clásico de
Burroughs, dotándolde también de un pasado aristocrático. Evidentemente,
ninguna de las muchas encarnaciones del personaje durante esta década y la
siguiente tendría el más mínimo interés de fidelidad histórica, más allá de la
representación de diferentes tipos de dinosaurios.
El habitual enfrentamiento entre Marvel y DC no podía dejar de lado la réplica
de este personaje: aprovechando el paso de Jack Kirby de Marvel a DC, el gran
dibujante creó toda una galería de personajes entre las que se encontraba
Kamandi, the last boy on Earth (1972). Aunque físicamente Kamandi era
prácticamente igual que Ka-Zar, la serie de DC se apartaba del típico reino
perdido selvático-prehistórico para narrar un futuro apocalíptico derivado
de las adaptaciones al cómic de El planeta de los simios. Esta particular moda
tuvo también su versión femenina con Shanna the She-devil. Una heroína selvática creada por Carole Seuling y George Tuska en 1972 para Marvel Comics
que sonaba por nombre y temática a Sheena, una recordada creación de Will
Eisner. Aunque este personaje no compartía el escenario prehistórico de sus
compañeros masculinos, su relanzamiento en el año 2005 de la mano del Frank
Cho la relacionaría con dinosaurios y un mundo perdido al estilo del Jurassic
Park de Steven Spielberg.
Portada de Korak, son of Tarzan.
Gold Key Comics, 1971.
6
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Álvaro Pons Moreno
136
7
Portada de X-Men, n.º 10, con la primera
aparición de Ka-Zar.
Marvel, 1965.
El humor primitivo
también llega al cómic
El final de la década de los 50 y el comienzo de los 60 aportó una versión novedosa de la temática prehistórica en el cómic americano con la aparición de
las primeras series de humor. Aunque Alley Oop ya se podía etiquetar como
serie de humor, su vocación de sátira aventurera y de desarrollar sagas de
«continuará» lo aparta de ese concepto de la tira de humor clásica que quizás tiene su máximo referente en el Peanuts de Charles Schultz. Sin duda, la
primera serie de motivación primitiva que entronca con ese modelo es B. C.,
de Johnny Hart
8
. Se comenzó a publicar en febrero de 1958 y mostraba la
vida diaria de grupo de hombres de las cavernas. B. C.**, el protagonista, y sus
amigos Peter, Wiley, Clumsy Carp, Curls o Thor, así como toda una particular
fauna de animales prehistóricos reflexionan sobre una vida con evidentes
referencias a la sociedad moderna. Aunque no había, evidentemente, ningún intento de fidelidad histórica, los apenas esbozados de la serie siempre
parecían referenciar una época pretecnológica donde el hombre todavía no
había comenzado a desarrollar la civilización. Hart dibujó la serie hasta su
** El nombre del protagonista y de la serie es una referencia clara a Before Christ, ‘antes de Cristo’ en
inglés.
[page-n-138]
La prehistoria en los cómics americanos
137
muerte en 2007, convirtiéndola en una de las más longevas y reconocidas de
Tira diaria de B.C., de Johnny Hart,
Field Newspaper Sindicate ,1981.
la historia, que incluso se ha continuado posteriormente con la supervisión
de sus herederos. Como anécdota, la serie vivió durante sus dos últimas
décadas no pocas polémicas debido a las opiniones religiosas que el autor
plasmaba en las viñetas. Reconocido por sus ideas religiosas conservadoras,
Hart se vió atacado durante los años 90 y principios de los 2000 por asociaciones judías e islámicas.
Los hombres prehistóricos solían aparecer en series de humor como por
ejemplo Bob Hope, una colección protagonizada por el famoso cómico que
se vería reconvertido, en el número 43 de 1957, en hombre de las cavernas.
Pero sin duda, la serie que tendría más reconocimiento popular fue la adaptación al cómic del gran éxito televisivo de Hanna-Barbera, Los Picapiedra
(The Flintstones)
9
. La serie de animación se emitía por primera vez en
septiembre de 1960 y, apenas un año después, comenzaron a editarse sus
aventuras en comic book. Publicadas inicialmente por Dell Comics y, desde
1962, por Gold Key Comics, los cómics de Los Picapiedra apenas aportaban
ningún valor añadido a lo que se veía en la pequeña pantalla. En el fondo,
estas historietas explotaban ya el concepto de mercadotecnia asociada a una
poderosa franquicia televisiva, con historias realizadas por encargo por un
reguero de dibujantes y guionistas que, en la mayoría de los casos, ni eran
acreditados. Los cómics tuvieron respuesta popular, pero nunca alcanzaron
8
[page-n-139]
Álvaro Pons Moreno
138
9
Portada de The Flintstones,
de Hanna-Barbera.
Dell Comics, 1962.
el éxito de la serie de TV. Los personajes creados por Hanna-Barbera sobrevivieron a sus cinco primeras temporadas. Aparecieron de nuevo en diferentes
versiones y formatos durante las décadas de los 70, 80 y 90, y dieron lugar a
las consecuentes apariciones de adaptaciones al cómic, que pasaron por una
larguísima lista de editoriales que fueron desde Charlton Comics a Archie
Comics o DC Comics, e incluso la Marvel Comics en horas bajas de los años
70, abierta al empujón de cualquier éxito de televisión.
La representación de elementos prehistóricos ha sido una constante en muchas series de prensa y de humor gráfico, con presencia repetida en obras
como Frank and Ernest, de Bob y Tom Thaves (1972); Strange Brew, de John
Deering; Bizarro, de Dan Piraro, o Speed Bump, de Dave Coverly.
Los primeros
prehistóricos serios
Posiblemente, el primer personaje con un mayor interés por aportar datos
correctos de la prehistoria, dentro del necesario escenario fantástico, sea
Kona, una creación del dibujante Sam Glanzman y del guionista Don Seagall,
[page-n-140]
La prehistoria en los cómics americanos
en Korak, Monarch of Monster Isle para Dell Comics de 1961. La serie narraba
las aventuras del Dr. Henry Dodd, un arqueólogo que llega a Australia con
sus hijos para terminar perdido en una isla detenida en el tiempo donde además de los obligados monstruos antediluvianos, los hombres prehistóricos
son correctamente identificados como neandertales o cromañones, por lo
menos en la primera saga de aventuras de clara inspiración en el clásico de
Conan Doyle. La entrada en los guiones de Paul S. Newman liberaría el lado
más fantástico, olvidando cualquier referencia mínimamente científica. Tras
apenas un año de vida, la serie finalizaría, pero curiosamente el guionista de
la última etapa sería el encargado de crear un nuevo personaje de inspiración
tarzánido-prehistórica para Dell Comics, Naza, Stone Age Warrior (1968), esta
vez con dibujos de Jack Sparling. Naza era un guerrero del Paleolítico en el
que se cuidaron con mayor esmero las referencias a la forma de vida en la
Edad de Piedra, como las grandes migraciones, siendo una de las pocas series
de la época que evitaron la convivencia entre hombres y dinosaurios, lo que
no impidió que por los nueve números de la colección aparecieran arañas,
hormigas y otros monstruos gigantes.
En 1968, la revista Showcase de DC Comics presentaría en sociedad las aventuras de Anthro, otro personaje prehistórico que era presentado aquí como
«el primer niño»: el primer cromañón nacido de padres neandertales
10
. Con
guión de Howard Post y dibujos de Wallace Wood, tras esta primera aparición
se editaría una serie de seis números, en las que se intentaron desarrollar
tramas de cierta veracidad científica más allá de la inusual premisa del título,
con enfrentamientos tribales y muestras de la vida diaria. Anthro parecía
destinado a permanecer en ese extraño limbo de los personajes olvidados,
pero curiosamente ha ido apareciendo de forma recurrente en minieries de
la editorial como Crisis en las Tierras Infinitas 2 o Final Crisis.
A medio camino entre la fidelidad histórica y la fantasiosa teoría conspiranoica de los antiguos astronautas se encontraría Tragg and the Sky Gods,
una serie de Gold Key creada por Donald F. Glut y Jesse Santos en 1972, que
exploraba las relaciones entre alienígenas y neandertales, proponiendo que
los cromañones fueron un experimento genético de los extraterrestres. La
serie tuvo una razonable acogida que dio lugar a otra colección derivada
que compartía personajes prehistóticos y guionista, Dagar the Invincible.
DC seguiría explotando la figura del hombre prehistórico con Kong the Untamed, una serie efímera creada por el guionista Jack Oleck y el dibujante
Alfredo P. Alcala que narraba las aventuras de un hombre de las cavernas
descendiente de Anthro
11
.
Es posible que la única serie de cómics creada en esta década con verdadero
espíritu divulgativo fuera Korg: 70,000 B.C., creada por Pat Boyette y editada
139
[page-n-141]
140
Álvaro Pons Moreno
por Charlton Comics en 1975. La serie era la adaptación de un atípico programa televisivo educativo de Hanna-Barbera que mostraba con actores
reales la vida de una familia de neandertales, por lo que la veracidad y fidelidad histórica era un objetivo en sí mismo, alejándose por completo de
todas las series habituales publicadas hasta el momento y convirtiéndose
en una excepción en toda regla.
En 1976, Jack Kirby daría su aportación a la visualización del mundo prehistórico gracias a la serie de cómics derivada de la película de Stanley
Kubrick 2001: una odisea del espacio. Tras hacer una adaptación fiel a la
película, Kirby desarrolló los conceptos e ideas de la película en una serie
mensual en la que se alternaban las acciones situadas en la prehistoria y
en el futuro. Tras esta serie, Kirby volvió a Marvel, donde creó otra serie
fantástica ambientada en la prehistoria: Devil Dinosaur (1978). En una
época pretérita indeterminada, donde conviven hombres y dinosaurios,
[page-n-142]
La prehistoria en los cómics americanos
10
Portada de Showcase, n.º 74, con la primera
aparición de Anthro.
DC Comics, 1968.
Portada de Kong the Untamed,
n.º 3, por Bill Draut.
DC Comics, 1975.
11
Kirby contaba las aventuras de un pequeño homínido llamado Luna que
domaba un fiero Tyrannosaurus rex. Pura imaginación que usaba el referente primitivo como una excusa para que Kirby desarrollara su portentoso
talento gráfico en escenas de una potencia y fuerza que rozaban el delirio
gráfico. La serie tuvo una deriva durante los años siguientes tan caótica
y delirante como la propia idea del personaje, hasta que en 2015 Marvel
anunció una nueva colección basada en su gran dinosaurio: Moon Girl and
Devil Dinosaur, escrita por Amy Reeder y con la española Natacha Bustos
a los lápices, en la que se cambiaba la época y la responsabilidad del rex
pasaba a la joven Lunella Lafayette.
Con carácter claramente didáctico y, por tanto, bastante respetuoso con
los conocimientos históricos, aunque desde la perspectiva humorística,
podemos encontrar The Cartoon History of the Universe- From the Big Bang
to Alexander the Great, de Larry Gonick, publicada en 1990
12
.
141
[page-n-143]
Álvaro Pons Moreno
142
12
Portada de The Cartoon History of the Universe,
vol. 2, Sticks and Stones, de Larry Gonick, 1979.
Otra de las series de comic books que intentó un mínimo respeto a los conocimientos que se tienen de la prehistoria ha sido Frank Frazetta’s Neanderthal, de Chris Ryall, Tim Vigil y Jay Fotos
13
. Publicada por la editorial
Image en 2009, nace como un homenaje a una de las portadas clásicas del
gran ilustrador americano del que toma el nombre para la revista Creepy,
más concretamente la de su número 15, que incluía la clásica historieta The
terror beyond time, una historia corta dibujada por Neal Adams de viajes en
el tiempo en el que aparecían dinosaurios y neandertales, pero que Frazetta
ilustró con una composición ya clásica de varios hombres de neandertal. En
el único número que se publicó, los autores intentaron hacer una plasmación
realista de la vida de una tribu neandertal, pero con tantas concesiones a la
épica (la obligatoria lucha con un tigre de dientes de sable con grandes dobles
páginas) que apenas podía reconocerse ninguna referencia clara.
La prehistoria también se
hace independiente
La prolífica escena alternativa del cómic americano, conocida como indie, ha
tenido pocas relaciones con la época prehistórica, siempre alejadas de cualquier atisbo de fidelidad, pero importantes si nos fijamos en sus responsables.
[page-n-144]
La prehistoria en los cómics americanos
13
Página de Frank Frazetta’s Neanderthal.
Image Comics, 2009.
Sin duda, la primera obra que cabe citar sería Bloodstar, un clásico de Richard
Corben que muchos consideran como una de las primeras novelas gráficas
del cómic americano (por lo menos, fue la primera que se autopublicitó
como tal), que si bien transitaba por el imaginario fantástico de Robert E.
Howard adaptando su famoso relato El valle del gusano, tiene interesantes
aportaciones de la representación preshistórica. Aunque la historia de la
hazaña de este héroe es de naturaleza fantástica, se enmarca dentro de la
leyenda de las tribus pictas del norte de Escocia, que representa diferentes
143
[page-n-145]
144
Álvaro Pons Moreno
rituales tribales. Corben narra la lucha por la jefatura de la tribu, los rituales
paganos y otras tradiciones con cierto afán de veracidad que, si bien no son
estrictamente fidedignos, por lo menos resultan creíbles.
Diez años después, el dibujante Mark Schultz crearía para Kitchen Sink
otro de los clásicos del cómic independiente, Xenozoic Tales, una obra de
temática fantástica que narra un mundo postapocalíptico donde los últimos
supervivientes de la humanidad tiene que enfrentarse contra dinosaurios
que han vuelto a poblar la Tierra.
En 1988 Robert Crumb publicaría en Zap Comix n.º 12 una de sus historietas
más famosas, Cave Wimp
14
. Una historia corta que traslada a un supuesto
Neolítico del año 111.989 a. C. las habituales neurosis con las mujeres del
creador, narrando las dificultades de su alter ego prehistórico para conseguir
los favores sexuales de las féminas y, de paso, certificando la perpetuidad
de los problemas entre hombres y mujeres. Para muchos críticos y autores,
Cave Wimp es una de las obras maestras de Crumb.
También dentro del panorama independiente se puede encuadrar Caveman,
de Tayyar Özkan. Una serie publicada inicialmente en la revista Heavy Metal
que sería posteriormente publicada en forma de novela gráfica por NBM
que usa a un hombre de las cavernas como vehículo para la crítica de la
vida moderna.
Aunque no sea una obra de historieta específicamente, uno de los grandes
ilustradores y autores de cómic americanos, William Stout, conocido por trabajar en series como Little Annie Fanny para Playboy, comenzó a desarrollar
a mediados de los 80 una línea de ilustración basada en reconstrucciones
paleontológicas que le hizo, si cabe, más famoso. En 1993 se publicó la colección de cromos William Stout’s Lost Worlds, que recopilaba todos sus trabajos
previos. Esta serie, fue sin duda, la inspiración de Ricardo Delgado para crear
Age of reptiles para Dark Horse Comics en 1997. Una serie que narra la vida
de los dinosaurios de la era Mesozoica con un gran interés por el realismo
y la representación verosímil de lo que pudo ser la vida de estos animales.
Otro de los autores que se fijaría en la vida en las cavernas sería Brian Ralph
que, en 1999, crearía la novela gráfica Cave in (High Water Books), donde
narra la incursión en las profundidades de una cueva de un joven chico,
aparentemente un hombre prehistórico.
En 2005, Daniel Clowes publicó su reconocida novela gráfica Ice Haven, una
ambiciosa obra conformada por diferentes series de fición entre las que se
encontraba Rocky 100,000 B.C., una serie humoristica ambientada en el
14
Primera página de Cave Wimp,
de Robert Crumb, 1988.
pasado con claras referencias tanto a Los Picapiedra como a Peanuts, que
sirve como contraste de la historia principal.
[page-n-146]
La prehistoria en los cómics americanos
145
[page-n-147]
Álvaro Pons Moreno
146
Portada de World’s Finest en el que aparece
la historia «The Caveman from Krypton!».
DC Comics, 1959.
El delirio del anacronismo
superheroico
No se puede acabar este recorrido por la prehistoria sin hacer una mínima
referencia a la continua presencia del elemento prehistórico en los cómics
de superhéroes de los años 50 y 60. Tras la instauración del llamado «Comics
Code», un sistema de autoregulación de contenidos que se convirtió en casi
una censura inquisitorial, los cómics de superhéroes tuvieron que optar por
argumentos que dejaban de lado cualquier tendencia más adulta y tenían
que volver a dedicarse al mundo infantil y juvenil, evitando cualquier sospecha de contaminación de las jóvenes y supuestamente inocentes mentes
de los lectores. Eso llevó a que diferentes escritores como Otto Binder o Jerry
Coleman a desarrollar guiones de pura fantasía para los personajes, donde
Superman, Batman y otros se enfrentaron contra todo tipo de monstruos o
habitantes del pasado. Así, por ejemplo, en el número 93 de Batman (1955), el
Hombre Murciélago se encuentra con su equivalente prehistórico, el Hombre
Tigre y, apenas un año después en el número 102 (1956), la Batcueva sería
invadida por hombres de las cavernas. No le iría mucho mejor a Superman,
que debería enfrentarse en 1959 a un auténtico hombre de las cavernas…
15
[page-n-148]
La prehistoria en los cómics americanos
¡del planeta Krypton! El superpoderoso hombre prehistórico, llegado dentro
de un meteorito, casi consigue derrotar al hombre de acero si no llega a ser
por la radiación de la kriptonita
15
.
Más extraña es la amenaza de los superhombres de las cavernas del año 15000
a. C. subidos a bordo de esquís voladores (sic) contra los que tuvieron que
luchar los intrépidos aviadores de Blackhawk en 1963. Una alucinación suficientemente fantástica como para que resulte natural que uno de los primeros
villanos de Iron Man fuera el prehistórico Gargantus (que finalmente resultó
ser un robot creado por alienígenas, ahí es nada) o que el tímido profesor
Koravyk se transformase en Kor the Conqueror, un peligroso hombre de las
cavernas que tiene la aviesa intención de controlar el mundo ante la única
oposición de la Doom Patrol (1967).
Pura locura argumental tan inocente como disparatada, que solo hace que
incrementar el encanto de estas populares series, pero que certifica el poco
interés que la prehistoria ha tenido para el cómic americano.
147
[page-n-149]
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150
Didier Pasamonik
La representación de la prehistoria en el cómic franco-belga es inseparable
de la evolución de la historia cultural de la nación francesa. Nacida en el
siglo xix, la historiografía de la prehistoria en Francia se esfuerza en asentar,
durante el Segundo Imperio y la Tercera República, una identidad que se
remonta a los galos, e incluso más allá, con el fin de reafirmar la unión de
una nación que, sin embargo, toma su nombre de una tribu de invasores:
los francos.
Este corpus histórico es contemporáneo a los trabajos sobre el legado de
Charles Darwin (El origen de las especies, 1859) que creó el desconcierto
y el escepticismo al afirmar la posibilidad de que el hombre descendiese
del mono. Los caricaturistas le atribuyeron inmediatamente rasgos de primate y este sincretismo se asentó durante mucho tiempo en el imaginario
colectivo
1
. Los sucesivos descubrimientos de fósiles diferentes a los del
Homo sapiens, el hombre de Neandertal en Alemania (1856) y el hombre de
Cromañón en Francia (1868), popularizaron este periodo de la historia que
confirmaron la intuición de Darwin.
Este corpus va acompañado también de la gestación de una «teoría de las
razas» popularizada por los trabajos de Joseph-Arthur de Gobineau (Ensayo
sobre la desigualdad de las razas humanas, 1853) donde se daba una justificación seudocientífica al destino de los pueblos civilizados, supuestamente
dominadores de los pueblos salvajes, a los que consideraban muy próximos
a los primeros homínidos. Con el pretexto del triunfo de la razón, este embrollo científico no solo preparó el terreno de un racismo criminal sino que,
de forma más prosaica, también sirvió de pretexto moral para la aventura
colonial europea en Asia, África y en las Américas, dándole a Occidente la
posición de mascarón de proa de la civilización.
El cómic, gran creador de tópicos, difunde muy bien estos clichés porque
1
Caricatura de Charles Darwin como un
mono en la portada de la revista satírica
francesa La Petite Lune, 1878.
se enmarca en una tradición escolar que, siguiendo las recomendaciones
del filósofo David Hume, utiliza la imagen para la educación de los jóvenes.
[page-n-152]
ENTRE PEDAGOGÍA Y PARODIA, LA PREHISTORIA EN EL CÓMIC FRANCÓFONO
151
[page-n-153]
152
Didier Pasamonik
El reconocimiento del noveno arte* se asentó progresivamente, como es
bien sabido, en los años cincuenta. Primero, con la demostración de su valor
educativo en la primera mitad del siglo xx. Esto era imprescindible, dado que
los primeros maestros de la escuela pública -los famosos «húsares negros de
la República»- consideraban que el cómic «desaprendía a leer». Después, con
el reconocimiento de su calidad artística, en los años 1960-1970 (primeras
exposiciones, primeros festivales, etc.). Y, finalmente, por su transcendencia
política a partir de 1970 (Hara Kiri, Charlie Hebdo, etc.). No se puede analizar
ninguna de estas producciones sin hacer referencia a este contexto editorial,
artístico y político.
De En busca del fuego
a Tarzán
En el campo de la ficción, la influencia del novelista belga J.-H. Rosny aîné, con
su obra más conocida, La guerre du feu (1909), tuvo un papel determinante en
la definición icónica del hombre prehistórico. El autor sitúa su trama 100.000
años atrás, en el tiempo de los «hombres de las cavernas». Confronta a dos
héroes: Naoh, hijo del Leopardo, altivo, fino, esbelto y refinado, que hace
frente a Aghoo, hijo del Uro, descrito como un bruto «peludo», de aspecto
simiesco. Otro modelo se superpone a esta representación: es el personaje
de Edgar Rice Burroughs, Tarzan of the Apes (1912), «el hombre mono», cuya
publicación es contemporánea a Lost World (El mundo perdido, 1912) de
Arthur Conan Doyle. Ya lo encontramos, por ejemplo, en Tumak, hijo de la
Selva de Raymond Poïvet y Georges Fronval, adaptación de una película de
Hollywood**, el Intrépido, de 1948.
La novela de J.-H. Rosny aîné ha sido adaptada tanto por el belga Fred Funcken en la revista L’Explorateur (1948)
Zorro (1950)
3
2
como por el francés René Pellos en
. Si bien el belga nos da una visión prehistórica de Tarzán,
como lo evidencia el taparrabos de piel de leopardo, la versión de Pellos -un
dibujante muy popular no solo por sus dibujos deportivos sino también por
Pieds nickelés que él había retomado en 1934, tras la muerte de su creador
Louis Forton- se distingue por una caracterización en consonancia con las
ideologías del siglo xix: Naoh es una especie de kurós imberbe y reflexivo,
cuyo perfil apolíneo no deja de ser una evocación a la estatuaria fascista, en
contraposición a los seres peludos y encorvados, estúpidos y agresivos, más
próximos a los grandes monos que al Homo erectus.
* ¿Por qué el noveno arte? El redactor jefe de Spirou, Yvan Delporte, lo explica en la introducción de
una Historia de las historias en imágenes (Spirou n.° 1.392, 17 de diciembre de 1964), retomando los
grandes nombres del cómic, sobre todo del americano: habiendo alcanzado el cine el séptimo lugar,
tras la arquitectura, la pintura, la escultura, la música, la poesía y las artes dramáticas, la televisión
se adjudicó el octavo. El cómic se atribuyó entonces el noveno, aunque, como precisa Delporte,
precede objetivamente al cine y a la televisión, sin que ni siquiera haga falta tomar como referencia
la Columna Trajana y las pinturas egipcias que ya son, según Delporte, «historias en imágenes».
** One Million B.C. de Hal Roach y Hal Roach Jr. (1940).
[page-n-154]
153
ENTRE PEDAGOGÍA Y PARODIA, LA PREHISTORIA EN EL CÓMIC FRANCÓFONO
La ley francesa «para la protección de la juventud», votada el 3 de julio de 1949
con 422 votos a favor y 181 en contra (comunistas y afines), fue promulgada el
El enfoque
seudohistórico
16 de julio de 1949 tras largas discusiones y algunos cambios políticos bastante
escandalosos. De allí surgió una «Comisión de Vigilancia y Control» presidida
por un consejero de estado y compuesta por miembros, nombrados para dos
años, en representación de seis ministerios, la educación pública y privada,
el poder judicial, la Asamblea, los movimientos juveniles, la Unión Nacional
de Asociaciones de Familias y solo seis miembros de la prensa. Empezó a
trabajar en marzo de 1950 y estaba controlada por católicos y comunistas,
principales editores de la prensa juvenil.
En su artículo 2, esta ley estipula que toda publicación destinada a la juventud no podrá incluir «...ninguna ilustración, ningún relato, ninguna crónica, ninguna rúbrica, ningún anuncio que presente una imagen a favor del
vandalismo, la mentira, el robo, la pereza, la cobardía, el odio, el libertinaje
o todos aquellos actos calificados como crímenes o delitos con tendencia a
desmoralizar a la infancia o la juventud».
En la práctica, esta ley establece un proteccionismo, sobre todo, contra el
cómic americano para gran disgusto de Paul Winkler, el creador de Journal de
Mickey, jefe de Opera Mundi y el representante en Europa de los sindicatos
americanos. Activo oponente a esta ley, difundió un informe a cada diputado de la Asamblea Nacional denunciando, entre otros temas, la política de
cuotas que la determinaba.
De este modo, la prensa infantil y juvenil debía tener su cuota de autores
franceses (25%) en artículos en relación con el número de cómics en el periódico. La Comisión decidía si la moralidad de las publicaciones era conforme
La guerre du feu de Fred Funcken
publicada en la revista L’Explorateur,1948.
2
La guerre du feu de René Pellos
publicada en el semanario Zorro, 1950.
3
[page-n-155]
154
Didier Pasamonik
Les Timour. La tribu de l’homme rouge, de
Sirius y guión de Xavier Snoeck.
Images de l’histoire du monde.
Ed. Dupuis,1953.
a la ley. Su poder se extendía igualmente a los álbumes. Todos estos libros
debían de tener un depósito de ejemplares en el Ministerio de Justicia, que
los remitía a la Comisión para su «control».
Esta nueva situación provoca una intensa producción de cómics muy instructiva, en particular los históricos, como Les histoires de l’oncle Paul en el
semanario Spirou o Les Histoires vraies en Le Journal de Tintin. El escritor
Xavier Snoeck, que proporcionaba relatos históricos para Spirou, inspira la
serie de Les Timour (1953)
4
, cuyo linaje de generaciones cuenta la historia
del mundo. La primera narración relata las aventuras de «la tribu del hombre
rojo». La lucha entre clanes por la comida acaba en una masacre. El joven
guerrero pelirrojo Timour y un joven asaltante herido, Naoûm, deciden unirse
para sobrevivir. Se enfrentan a diversos animales salvajes (mamuts, uros, osos
gigantes, etc.), al mismo tiempo que descubren a sus congéneres: pescadores
de los pantanos, tribus trogloditas… Es la lucha por la supervivencia de forma
permanente, en un contexto relativamente realista.
Esta secuencia, que solo aparece en un volumen puesto que a la familia de
los Timour le quedan muchos siglos por descubrir; a Édouard Aidans, le dio
4
[page-n-156]
155
ENTRE PEDAGOGÍA Y PARODIA, LA PREHISTORIA EN EL CÓMIC FRANCÓFONO
la idea de lanzar en 1962, en el Diario de Tintín, la serie Tounga. Se inspira
claramente, una vez más, en la novela de J.-H. Rosny aîné. Tounga, el más
valiente guerrero de la horda de los ghmours, defiende a los suyos de las tribus
enemigas, de los mamuts, los tigres dientes de sable (o esmilodones), los uros,
los gorilas gigantes e incluso de un tiranosaurio (!). El dibujo es más realista
que el de Les Timour, pero ese verismo evoluciona hacia una atmósfera más
fantástica bajo la influencia de Rahan, que le sucederá algunos años más tarde.
Creado para el número uno de Pif Gadget del 3 de marzo de 1969, es decir
siete años después de Tounga, Rahan, «el hijo de los tiempos feroces», es
El hijo de los
tiempos feroces
dibujado por el ingenioso André Chéret que fue el introductor en el cómic
francés de las anatomías enérgicas del cómic americano, como el Tarzán de
Hogarth o los Fantastic Four de Jack Kirby.
Debido al contexto de su publicación, este cómic tuvo un impacto rotundo
en el público francófono. Pif Gadget, y este dato es poco conocido, estuvo
financiado por el Partido Comunista Francés, cuyo electorado todavía era
muy importante en esa época. El PCF había decidido relanzar su semanario
para la juventud, Vaillant, bajo un nuevo nombre: Pif ‘narigón’ o ‘narizotas’, adjuntándole un gadget ‘artilugio’. La imaginación de los creadores del
periódico hizo maravillas: las ventas de Pif Gadget se estabilizaron en más
de 500.000 ejemplares por semana, alcanzando a veces el millón, muy por
encima de los otros títulos de prensa para jóvenes. El guionista de la serie,
Roger Lécureux, se afanó en infundir en la serie los valores educativos y sociales defendidos por el Partido Comunista: colectivismo de buena calidad,
eminencia del progreso, demonización del lucro capitalista, etc.
Con un físico desarrollado, cabellos rubios y grandes sentimientos, Rahan
combatía el oscurantismo, el inmovilismo, la estupidez, las supersticiones,
las ideas del pasado. Es uno de los cómics más difundidos en los años 1970;
el personaje tenía derecho a su propia edición mensual, acompañada, como
debe ser, de su artilugio adecuado: el machete o el collar de dientes de fiera,
de plástico. Chéret, excelente dibujante de animales, reúne a la mayoría de
las criaturas del bestiario prehistórico que describe con una gran fuerza gráfica y narrativa. La serie no repara demasiado en consideraciones históricas;
Rahan se lava con jabón y se afeita con su machete. Aborda el tema del lucro
corrupto, del feminismo o incluso de los efectos nocivos de la droga. Aflora
cierta sexualidad, que algunos calificaron de «Homo erótico», pero sin llegar
jamás a caer en la vulgaridad.
Rahan fue el modelo imperante durante un largo período, pero con los años
este tipo de cómic clásico quedó un poco desfasado. Primero por su grafismo,
El enfoque
histórico
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Didier Pasamonik
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157
ENTRE PEDAGOGÍA Y PARODIA, LA PREHISTORIA EN EL CÓMIC FRANCÓFONO
luego por sus referencias historiográficas. La aparición por un lado del cómic documental, la influencia del cómic americano y, finalmente, el cine de
Hollywood con El Señor de los Anillos, especialmente, o La guerre du feu de
Jean-Jacques Annaud, César a la mejor película y al mejor director en Cannes
en 1982, modificaron la percepción estética de la Edad de Piedra.
El trabajo de Emmanuel Roudier contribuyó enormemente a esta renovación. Nacido en 1971 en la región de París, diplomado en artes, Roudier,
apasionado de la arqueología, trabaja en un primer momento como ilustrador para jóvenes. Pronto se pasa al cómic con el ciclo de Vo’hounâ (Soleil,
2002-2005) paralelamente al ciclo Néandertal (tres álbumes de la editorial
Delcourt, 2007-2011). Su trabajo recibe diversos premios y se expone en el
Museo Arqueológico Nacional de Saint-Germain-en-Laye, en el Museo de
Neanderthal de Mettmann en Alemania, en el Museo del Hombre y en el
Museo Nacional de Prehistoria de Les Eyzies en Francia. También a él se
le debe una inevitable adaptación de En busca del fuego (tres volúmenes,
Delcourt, 2012-2014).
Destaca en la producción francesa una serie de obras con un enfoque más
romántico, menos documental. La idea central es la del «buen salvaje» o la del
El enfoque
romántico
«noble salvaje», es decir el hombre en su estado natural, sin la corrupción de
la civilización, tal y como lo definió Rousseau en su Discurso sobre el origen
y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres (1755). Dos ejemplos
ilustran esta temática: L’âge de raison, de Matthieu Bonhomme (Carabas,
2002), y Les chasseurs de l’aube, de Hausman (Dupuis, 2003).
René Hausman, un dibujante de animales fuera de lo común, ya había tocado
el tema de la prehistoria con Saki et Zunie en Spirou, en 1958
5
. Saki es un
chico solitario, abandonado y en búsqueda de su alma gemela. Es un hábil
jovencito capaz de domar a varios mamuts, un tigre y un mono. En su viaje,
conoce a Zunie que trata de reencontrar a su horda y que se convierte en su
amiga. Las primeras aventuras tienen ese tono pedagógico que volveremos
a encontrar durante algunos años en Rahan: los inventos sirven de pretexto
para crear las historias. Es una serie ecológica que se adelanta a su tiempo:
la naturaleza juega un papel central y debe respetarse.
Hausman retoma el tema de la prehistoria cuarenta y cinco años más tarde con
Les chasseurs de l’aube (Dupuis)
6
. Aquí, siguiendo la tendencia del momento,
la técnica gráfica es más pictórica, lo que le permite captar ambientes dignos
del alba de la humanidad. En ella, de nuevo, un joven guerrero encuentra a
una chica cuya convivencia con los animales la ha convertido en salvaje. El
joven trata de seducirla, como el Principito con el zorro, pues la civilización
debe obligatoriamente suplantar a la bestialidad.
Saki et Zunie, de Hausman,
publicado en la revista Spirou, 1958.
5
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158
Didier Pasamonik
6
Les chasseurs de l’aube, de René Hausman.
Ed. Dupuis, 2003.
L’âge de raison de Matthieu Bonhomme.
Ed. Carabas, 2002.
L’âge de raison de Matthieu Bonhomme (Carabas, 2002)
7
se inspira cla-
ramente, por sus personajes que esbozan un lenguaje articulado, en la
película La guerre de feu (1981) de Jean-Jacques Annaud basada en la novela de Rosny aîné, cuyo cartel dibujado por Philippe Druillet
8
, anuncia
toda la dimensión expresionista. Este álbum completamente mudo seduce
por su dinamismo y su capacidad de conseguir que el lector se identifique
con esos primeros hombres. La urgencia de su realización, impuesta por
los imperativos económicos, contribuye a su éxito. La experiencia supera
todas sus expectativas: la obra se hace con el premio al Primer Álbum 2003
en Angulema.
Estos dos ejemplos son la prueba de que los creadores de cómic no pueden
librarse de ciertas imágenes bíblicas: Adán y Eva subyacen implícitamente,
expulsados desnudos del Edén, es la pareja original. Este reencuentro inesperado, y probablemente inconsciente, entre el historicismo científico,
surgido del positivismo, y la espiritualidad ancestral bíblica demuestra que
el hombre occidental no puede, en sus representaciones ficticias, escapar a
los procesos de identificación en la construcción de su personalidad.
7
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ENTRE PEDAGOGÍA Y PARODIA, LA PREHISTORIA EN EL CÓMIC FRANCÓFONO
159
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160
8
Didier Pasamonik
Cartel de la película La guerre du feu
de Jean-Jacques Annaud, 1981.
El enfoque paródico
y deconstructivo
Afortunadamente, el cómic, que se ha desarrollado mucho en el campo
humorístico, se ha ocupado muy pronto en deconstruir la historia. Todos
conocemos la representación del hombre prehistórico tirando del pelo a su
mujer. ¿De dónde viene ese cliché? Al igual que el de la mujer que corre y
amenaza con un rodillo, se pierde en la noche de los tiempos.
Desde Astérix (1959), los autores de cómics han aprendido, afortunadamente,
a distanciarse de la historia. En las aventuras del galo, el menhir juega un papel
importante, puesto que es el complemento favorito de Obélix
9
. No obstante,
sabemos que el menhir no es galo sino mucho anterior, probablemente de
origen celta, preexistente en más de siete siglos a los contemporáneos de
Vercingétorix, es decir, a finales de la prehistoria.
[page-n-162]
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ENTRE PEDAGOGÍA Y PARODIA, LA PREHISTORIA EN EL CÓMIC FRANCÓFONO
René Goscinny escribe: «Recientemente, durante una corta estancia en un
país rico en restos arqueológicos, me han sorprendido los comentarios de
los guías turísticos por lo imprecisos y poéticos (…) Hay que decir que sus
explicaciones están basadas en conclusiones de historiadores que poco
pueden decir en cuanto a documentación rigurosa e irrefutable se refiere.
Los muy infelices se han visto obligados a reconstruir una verdad histórica
a partir de bajorrelieves apenas visibles, de restos de estatuas mutiladas, de
migajas de manuscritos casi ilegibles, de fragmentos de huesos y de utensilios
misteriosos, además de otros desechos. Pienso que el maya medio, el inca
de la calle y el señor Don Nadie azteca quedarían estupefactos al escuchar
la historia que sus lejanos descendientes cuentan de su vida cotidiana.»***.
Por tanto, la licencia poética, cuando está claramente asumida, permite todo
tipo de libertades, sobre todo desde que la Comisión de censura cerró sus
puertas a principios de los años setenta del siglo pasado.
Figura de Obélix,
tallador de mehnires.
Mientras que en los Estados Unidos es muy popular que la prehistoria sea
objeto de burla, quizás por la influencia de los creacionistas, tanto en los
comic strips (B. C. de Johnny Hart, 1958) como en los dibujos animados
(The Flintstones, 1960), el cómic franco-belga tardará algún tiempo en
entrar en ese registro. En Spirou: Le voyageur du Mésozoïque (1960)
10
, el
conde de Champignac encuentra un huevo intacto de dinosaurio, lo que
da lugar a la aparición de una de esas encantadoras bestias en un mundo
moderno, como ocurriría más tarde con el pterodáctilo en Adèle BlancSec de Jacques Tardi (1976)
11
, inspirado a su vez en Gloves, una estampa
de Alfred Kubin.
Las primeras representaciones del hombre prehistórico en Francia son
esencialmente humorísticas. Se menciona generalmente Les Aventures de
Ra et Ta écoliers de la préhistoire de Maurice Cuvillier (1928), Mitou et Toti à
travers les âges de Alain Saint-Ogan.
En 1948, el dibujante Jean Huet, llamado Jean Ache, concibió Archibald, le
costaud sentimental que se convirtió en Archibald, l’homme de la préhistoire
en Pilote, en 1965
12
. La serie destacó entre los lectores pero, al contrario de
otras publicaciones, ningún álbum alcanzó el éxito, de ahí que cayera en el
olvido. Dirigida en un principio al público adulto, esta parodia no molesta
por la historicidad.
La mayoría de las creaciones posteriores son más de lo mismo, ya sea Nabuchodinosaure, Prélude à l’apeupréhistoire (1991, Dargaud)
13
de Roger
*** «Suivez le guide», en L’humeur de René Goscinny, Le Figaro Littéraire, 14 de agosto de 1976.
El humor, principal
canalizador del
cliché prehistórico
9
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162
10
Didier Pasamonik
Le voyageur de Mésozoïque de Franquin.
Les aventures de Spirou et Fantasio, n.º 13.
Ed. Dupuis, 1960.
Widenlocher (dibujos) y Herlé (guión), donde el héroe Nab descubre todas
las maravillas de la civilización, desde la escritura (con tinta de pulpo) hasta
el teléfono móvil (un loro), o ya sea Larh-Don, fils de l’âge bête de Didier Cas-
11
Adèle et la Bête de Jacques Tardi. Les aventures
extraordinaires de Adèle Blanc-Sec.
Ed. Casterman, 1976.
segrain, Dav et Vatine (Soleil, 2012), una especie de Titeuf de las cavernas, que
traspasa las travesuras infantiles a un mundo de dinosaurios, que se hicieron
muy populares desde Jurassic Park (1992).
La Vallée des Merveilles de Joann Sfar (Dargaud, 2006)
14
se asemeja a
toda la obra de este dibujante, procedente de L’Association, marca por
excelencia de la autobiografía y de la autoficción. Dibujándose, muy a
menudo, como un ingenuo con una curiosidad de niño, Sfar narra la
vida cotidiana de su familia desde una ficción histórica humorística
impregnada de ironía.
Silex AND
the city
Pero el mayor éxito en este género es indiscutiblemente Silex and the City
de Jul (Dargaud, 2009)
15
. Muy popular gracias a su adaptación como se-
rie de television en la cadena franco-alemana Arte, que está en la cuarta
temporada en 2015. Esta maravilla de anacronismo delirante asume todos
los deslices semánticos y todos los choques temporales. Jul nos cuenta las
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ENTRE PEDAGOGÍA Y PARODIA, LA PREHISTORIA EN EL CÓMIC FRANCÓFONO
163
aventuras de la familia Dotcom, de sus amigos y vecinos, captando con
Archibald, l’homme de la préhistoire. Pilote.
Le journal d’Asterix et Obelix, 1965.
12
Nabuchodinosaure. Prélude à l’apeuprehistoire...,
tomo 1 de Herlé y Widenlocher.
Ed. Dargaud, 1991.
13
destreza los iconos de nuestro tiempo -esencialmente procedentes del cine
y de la televisión-, jugando maravillosamente con los patronímicos para
generar argumentos para un guión que, partiendo de lo más absurdo, va
ganando en coherencia. El árbol genealógico pasa por Julius Dotcom «un
ex del Mayo de 68000 antes de Jesucristo» y por Madame Finkelstein, una
amiga arqueoyidis de Julius, hasta llegar a esta familia de Homo erectus con
hijos alterdarwinista radicales que son los Dotcom. La hija de la pareja, Web
Dotcom, quiere casarse con Rahan de la Pétaudière, una especie de hijo de
Sarkozy de buen barrio, pero su padre, Crao de la Pétaudière****, aristosapiens auténtico, trata de impedir este matrimonio desigual. No sabríamos
enumerar aquí todas las sutilidades de esta serie, cuya traducción debe ser
un verdadero quebradero de cabeza, que se lee y relee con tanto placer que
cada relectura nos descubre nuevas joyas.
No me gustaría concluir sin evocar el interés que tienen los autores de cómics
por el arte rupestre, considerado por algunos historiadores como el origen
del noveno arte. Destaca L’art préhistorique en bande dessinée de Éric Le Brun
**** El padre de Rahan, de Chéret et Lécureux, también se llamaba Crao: el homenaje es evidente.
El arte
prehistórico
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14
Didier Pasamonik
La vallée des merveilles. Chasseur-cueilleur
de Joann Sfar.
Ed. Dargaud, 2006.
(Glénat, 2012), que restituye la creatividad de los primeros hombres con un
extraordinario ingenio, ya sea en el ámbito del dibujo como de la escultura,
los adornos y la música. En el segundo tomo se visitan los yacimientos emblemáticos del arte prehistórico, como la célebre cueva de Lascaux, y abunda
en anécdotas sobre la vida cotidiana de estos primeros artistas.
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165
Una mención especial para Rupestres, obra de un colectivo impulsado por
Silex and the City, tomo 1 de Jul.
Ed. Dargaud, 2009.
David Prudhomme y constituido por Étienne Davodeau, Emmanuel Guibert,
Marc-Antoine Mathieu, un grupo que, durante dos años, visitó regularmente
las cuevas decoradas del Paleolítico para observarlas y dibujarlas. El álbum
relata su periplo y el diálogo, a pesar de los siglos, con los creadores de estas obras milenarias que, como decía André Malraux en Les voix du silence
(Gallimard, 1951), «arrancan a las nebulosas el canto de las constelaciones».
15
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Begoña Soler Mayor
Gracias a Lucy, esa pequeña austrolopiteca de apenas 1,30 m de altura,
descubierta en 1974 en el valle de Afar, en Etiopía, el nacimiento de la humanidad se ha remontado a 3,2 millones de años, situando al sexo femenino,
a la mujer, en el origen de la evolución humana. En homenaje a Lucy, este
artículo estudia la imagen de la mujer en los cómics de temática prehistórica
desde un punto de vista feminista, analizando los estereotipos de género de
las protagonistas en los cómics americanos, franco-belgas y españoles a lo
largo del siglo xx y hasta la actualidad.
El mundo imaginado de la prehistoria se ha transmitido, con más o menos
rigor e imaginación, en las novelas y el cine. Sirvan como ejemplo la muy
reeditada serie encabezada por El Clan del oso carvernario (Auel, 1980) o
la no menos famosa película En busca del fuego (Annaud, 1981), las cuales
han ayudado a reforzar un imaginario colectivo sobre la prehistoria del cual
el cómic es partícipe.
Como expresa Díaz (2011) el cómic es un medio de comunicación «escrito-icónico pero estructurado en imágenes consecutivas (viñetas), que
representan secuencialmente fases de un relato (…) y en las que se suelen
integrar elementos de escritura fonética (onomatopeyas) (…) normalmente
es más importante la imagen que el texto, ya que las historias en el cómic
pueden existir sin palabras pero no sin dibujos». Y a través de esas viñetas,
el cómic ha llevado al extremo todos los tópicos que sobre la prehistoria
se han ido reproduciendo a lo largo de los últimos siglos. Conceptos que
se repiten hasta llegar a perpetuarse en muchos públicos, partiendo de la
premisa de su desconocimiento parcial o total del tema. De esta manera
se asientan determinados anacronismos históricos como la convivencia
de dinosaurios y humanos o se generan estereotipos relacionados con la
función de los miembros del grupo, desde una perspectiva patriarcal, que
deja de lado a las mujeres como seres humanos activos de los grupos prehistóricos, con tópicos como: «los hombres cazan, son fuertes y dominantes;
las mujeres son sumisas».
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¡GRACIAS LUCY!
El cómic en general, sin especificar épocas, ha maximizado todos estos
tópicos. Son historias que nos hacen sentir protagonistas, evadiéndonos
de la realidad y viajando en el tiempo a ese lugar remoto, fantástico y
atractivo que es la prehistoria. El cómic consigue generar un impulso a
la imaginación en cada viñeta y eso tiene un valor intrínseco indudable.
Pero la comprensión de la prehistoria a través del cómic puede ser especialmente perturbadora, ya que la imagen que se crea sobre ella en la mente
del lector puede estar muy alejada de la realidad arqueológica. Y la imagen
que se proyecta en las diferentes historias, forma opiniones no sólo sobre
elementos del presente sino también sobre tendencias del futuro (Díaz,
2011) o del pasado. Igual que sucede con el cine o la televisión, es un arte
con un alto valor social y formativo. ¿Es este un valor negativo? No tendría
por qué serlo, ya que como plantea G. A. Toapanta Pérez (2014: 2), el cómic puede servir «como herramienta de comunicación para la población
y propender a su participación en la construcción de una conciencia del
proceso organizativo y político». Pero si las historietas transmiten tópicos
anclados en el patriarcado más rancio o dan una visión sesgada del pasado, entonces sí que transmiten una visión negativa dado que los cómics
también son vehículos transmisores de ideología (Díez Balda, 2000).
Como iremos viendo, el protagonismo de las mujeres en los cómics de
temática prehistórica es escaso. Ante más de treinta protagonistas masculinos, desde los primeros años del siglo pasado hasta nuestros días, sólo
encontramos una docena de mujeres que hayan sido personajes protagonistas. En la página http://listas.20minutos.es/lista/buscando-las-mejores-100-heroinas-y-villanas-del-comic-296576/, donde se presenta a más
de 100 mujeres protagonistas de cómics, sólo dos se vinculan de alguna
manera al mundo de la prehistoria. Ellas son Jungle Girl y Cavewoman.
Aunque no están ambientadas exactamente en un mundo prehistórico, pues
debemos recordar que una de las características de estos cómics son los
viajes en el tiempo, entre un pasado muchas veces incierto y un presente
o futuro más incierto todavía. Las verdaderas protagonistas que iremos
conociendo serán Cave Girl, Rima, Shanna the She-devil, Cavewoman,
Roquita, Touna Mara, Zukie, Hozna, Ly-Noock, Vo’hounâ, La muchacha
salvaje y finalmente Lucy.
El profesor Ruiz Zapatero (1997, 2005) es quien más ha estudiado y clasificado los cómics de temática prehistórica. Basándonos en su clasificación,
dividiremos los cómics analizados en tres tipos: cómic de ficción fantástico,
cómic histórico realista y cómic caricaturesco. Esta elección viene dada
por la búsqueda del protagonismo de las mujeres.
Buscando a las mujeres:
las Doce Magníficas y Lucy
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Begoña Soler Mayor
Número 1 en castellano de Wonder Woman.
La Mujer Maravilla de G. Potter y G. Pérez.
Ediciones Zinco S.A., 1988.
Antes de hablar de ellas, creemos que merece la pena mencionar a una mujer
que no es estrictamente prehistórica ya que es una princesa guerrera de las
amazonas, basada en la mitología griega, pero que sí tiene su origen en un
pasado prehistórico. Se trata de Wonder Woman,
1
. Esta historieta se inicia
en el pasado prehistórico -hace 30.000 años-, cuando las mujeres morían a
causa de la violencia de los hombres y eran llevadas al Hades, allí están las
almas de esas mujeres que las diosas devuelven a la tierra en forma de amazonas. La Mujer Maravilla -como la conocemos aquí- representa una mujer
fuerte, resolutiva, afectuosa, es la reina de las amazonas.
Esta protagonista femenina aparece publicada por primera vez el en año 1941
en Estados Unidos. Su autor, William Mourton Marston, decidió crear un
nuevo superhéroe, y fue su esposa, Elizabeth, quien le sugirió que fuera una
superheroína femenina. En una edición de The American Scholar, Marston
(1944) escribió: «Ni siquiera las niñas quieren ser niñas tanto tiempo como
1
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¡GRACIAS LUCY!
nuestro modelo femenino que carecía de la fuerza y poder. No queriendo
ser chicas, ellas no quieren que se las vea sensibles, sumisas, como buenas
mujeres amantes de la paz. Las cualidades fuertes de las mujeres se han
convertido en algo despreciable debido a su debilidad. El remedio obvio era
crear un personaje femenino con toda la fuerza de Superman, además de
todo el encanto de una mujer buena y hermosa». De esa visión resulta una
superheroína que lucha por la justicia, el amor, la paz y la igualdad sexual.
Su historia muestra claramente como cambió de manera radical el papel de
la mujer con la segunda guerra mundial, momento en el que las distintas
necesidades de la contienda obliga a que salgan de las casas y se incorporen a la sustentación de la economía de guerra, como ya sucedió durante
la primera guerra mundial. El poder de este personaje fue tan importante
que llegó a influenciar en el movimiento feminista de Estados Unidos «Y
poderosa lo fue. Wonder Woman no solo se convirtió en el tercer cómic más
duradero de la historia -detrás de los goliats Superman y Batman-, sino que
el personaje de Marston influyó directamente en el movimiento feminista.»
(Joyce, 2008). El creador de esta superheroína, a la que concede todo tipo
de poderes, es el inventor del polígrafo, de ahí que Wonder Woman incluya
el Lazo de la Verdad, que obliga a decir la verdad a cualquier sujeto.
Cómic de ficción fantástico
En los cómics de aventuras o fantásticos, resulta difícil definir el medio en
el que se desarrolla la narración, la subsistencia o las relaciones entre los
personajes, aunque se reitera la aparición de selvas, desiertos o lugares
agrestes. Como ejemplos tenemos la selva en la que vive Rima, la tundra
helada de Touna Mara o el paisaje volcánico en el que se desarrollas las
historias de Shana.
En estas historietas de mujeres aguerridas y valientes, es indiferente que
ellas sean protagonistas o novias, ninguna es madre. El concepto de maternidad en la ficción fantástica se opone al de mujer de belleza exuberante
(siempre a los ojos occidentales), de guerrera, de hechicera o amazona. Y
esto resulta a la vez llamativo y contradictorio. Si reflexionamos sobre la
información que tenemos de las mujeres prehistóricas a través de los restos
arqueológicos, observamos que se las ha vinculado, durante mucho tiempo,
a la maternidad al estar representadas en figuritas femeninas de voluminosas formas, conocidas como «las venus paleolíticas», e interpretadas
genéricamente como diosas madre o de la fertilidad
2
. Por esta razón han
sido representadas multitud de veces en las ilustraciones divulgativas como
madres, amamantando al fondo de la cueva o en la puerta de la cabaña.
Esta visión maternal, que sí será recogida por el cómic realista histórico,
desaparece cuando se trata de crear heroínas fantásticas, siempre libres.
Pero conozcámoslas.
171
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Begoña Soler Mayor
2
Figurita femenina del Paleolítico superior,
hace unos 22.000 años. Willendorf (Austria).
Cave Girl. Powell y Fox. Savage jungle beauty.
Special Limited Edition.
AC Comics Florida, 1988.
Cave Girl
3
aparece por primera vez en 1952 y sus creadores, Bob Powell
y Gardner Fox, continúan publicando esta historieta hasta 1988. Como en
muchas otras de las historietas que veremos, ésta no se desarrolla en la prehistoria real sino que ambienta a sus personajes en un mundo selvático que
recuerda a la prehistoria. A la protagonista, le gusta más la selva que la civilización. Es independiente, sabe luchar y se enfrenta a sus enemigos con una
pequeña lanza. Es fuerte, como todas nuestras protagonistas, y siempre viste
una especie de maillot que simula la piel de un animal. Es este un personaje
inspirado en las protagonistas de las novelas The Cave Girl (1913) y del ciclo
de Pellucidar (1915) creadas por E. R. Burroughs, el autor de Tarzán y Jhon
Carter, quien creó a Dian, la hermosa que, como Cave Girl, vive también en
un mundo fantástico entre el pasado y el presente.
Otra de las protagonistas americanas es Shanna The She-devil o Shanna la
Diablesa, de Carole Seuling y George Tuska. Formaba parte del plan estratégico
de la editorial Marvel, en 1972, para abrir el mercado a las lectoras femeninas
en Estados Unidos junto con otras publicaciones como Enfermera de noche.
3
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La serie, sin embargo, no logró hacerse popular y duró sólo cinco números.
Sus autores convertirán a Shanna más tarde en la pareja de Ka-Zar el Salvaje.
Tampoco es ésta una historia ambientada en la prehistoria. Sólo convierte al
personaje principal, una mujer fuerte y musculada, con maillot que simula
la piel de un leopardo o con bikini de piel, en alguien que recuerda a una
amazona ya que Shanna nace en África y es hija de un buscador de diamantes. Pasa la mayor parte de la infancia en las selvas de Zaire. Se convierte en
veterinaria y trabaja en un zoológico. Cuida a un leopardo llamado Julani
que morirá por los disparos de un guardia de zoológico, lo que da lugar a que
Shanna coja a los cachorros y se vaya a África, donde protegerá la reserva de
animales de los cazadores furtivos y de ahí el nombre de Shanna la Diablesa.
En alguna portada dicen «ha nacido la reina de la jungla».
Entre 1974 y 1975, también en Estados Unidos, Néstor Redondo y Joe Kubert
crean el personaje femenino de cómic Rima. The Jungle Girl
4
que procede
de una novela escrita en 1904 por W. H. Hudson, titulada Green Maisons: A
Romance of the Tropical Forest, donde la protagonista es una mujer primitiva.
En 1959 ya fue adaptada al cine, siendo su protagonista Audrey Hepburn. En
1974 DC Comics publica el primer número de esta serie y posteriormente se
adaptará para la televisión con los dibujos animados realizados por Hanna
y Barbera. La protagonista es una nativa de una selva de Sudamérica que
no habla, pero que es capaz de comunicarse con los pájaros y posee ciertos
poderes. Se desarrolla en un tiempo no preciso del presente pero con personajes denominados primitivos. Rima está enamorada del explorador Abel
(blanco, rubio y que viste pantalón vaquero). Como casi todas las chicas
protagonistas es fuerte, independiente, sabe luchar y viste esos maillots que
simulan la piel de un animal.
Ya en 1993, Budd Root comienza a dibujar a Cavewoman
5
, que en la realidad
de la historieta se llama Meriem Cooper y, aunque nace en Oregón, por una
serie de sucesos en su vida acaba viajando en el tiempo al Cretácico, la era de
los dinosaurios. Es una supermujer de la jungla con habilidades extraordinarias, fuerte y exuberante y vestida con bikini. Tiene poderes sobrehumanos
y lucha con un cuchillo que siempre lleva encima. Posiblemente es una de
las protagonistas más hipersexualizadas, ya que resalta en todas las portadas
su voluptuosidad por encima de cualquier otro concepto.
La última de las protagonistas americanas es Jungle Girl, publicada en 2007
y 2008 y creada por Frank Cho, James Murray y Adriano Batista. Su protagonista se llama Jana Sky, habitante de una isla llena de bestias y dinosaurios
peligrosos. Ella escoge el nombre de Jungle Girl. Jana ha perfeccionado sus
habilidades naturales a un nivel mayor que cualquier otra mujer y es muy
ingeniosa. La vida de Jana se detuvo abruptamente, cuando un avión con
aventureros se estrelló en su selva. Ella decide mantenerlos a salvo hasta que
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¡GRACIAS LUCY!
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otro avión venga a rescatarlos. Este personaje tiene mucha similitud con el
del mismo nombre que crearon Hanna y Barbera. Vestida siempre con un
escaso bikini, fuerte, sensual, inteligente y luchadora se enfrenta a toda clase
de animales y monstruos. En sus aventuras usa un cuchillo y una especie de
lanza con punta que parece de piedra tallada como las prehistóricas.
Y la última protagonista del cómic fantástico es Touna Mara
6
, creada por
Patrick Galiano y Mario Milano. Publicada en el año 2008, es la primera
heroína que vamos a conocer de la denominada bande dessinée. Touna fue
una niña prehistórica educada por los lobos, quien de adulta jura vengarse
del jefe sanguinario que ha violado y esclavizado a su madre. En paralelo
a esta historia se narra otra ambientada en el presente que se basa en la
búsqueda de niños lobo en una tribu en Siberia por parte de una científica
llamada Mara. Es una historia que viaja en el tiempo entre la prehistoria y el
presente y que tiene como protagonistas a una mujer lobo que defiende a la
humanidad de la maldad, representada en un extraño monolito de piedra en
forma de bifaz que llegó a la tierra hace 50.000 años. Ambas mujeres están
conectadas por un lazo invisible.
Rima. The Jungle Girl. Vol. 1, n.º 4.
Cubierta J. Kubert.
DC, National Periodical Publications,
INC, New York, 1974.
4
Cavewoman. Cover Gallery. Budd Root.
Basement Comic. San Diego, 2002.
5
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A pesar de ser una historia fantástica, la parte que narra la prehistoria presenta
por primera vez a una mujer bastante real, embarazada, pariendo, luchando
y formando parte del grupo.
Cómic realista histórico
En este apartado destaca sin duda el mundo de la bande dessinée, donde
el cómic de ficción de inspiración prehistórica tiene su máximo exponente
en la figura de Emmanuel Roudier. Este ilustrador ha publicado historias
fundamentadas por la investigación arqueológica, utilizando como protagonistas a quienes pudieron serlo en el pasado más remoto. Este sería el
ejemplo de la serie Neandertal (2012), de Ao le petit néandertal (2010) y la
serie Vo’hounâ (2003).
Vo’hounâ
7
es una serie que consta de cuatro números, cuya protagonista
es una chamana neandertal que ha recibido los poderes de la diosa madre
Ao. Es una historia ambientada hace 35.000 años, con una exhaustiva documentación arqueológica que recrea un viaje iniciático por el actual sur de
Francia en el que se cruzarán cromañones y neandertales. La protagonista
es una mujer independiente de melena rojiza, vestida con pieles, musculada
y con grandes pechos. Perseguida por Thuriaq para poseerla a la fuerza. Ella
se niega y se revela, y luchará por librarse de él. Enamorada de un cazador
cromañón, el autor nos muestra a una mujer que es capaz de rebelarse contra
lo establecido por amor, arriesgándose a su propia muerte, al mismo tiempo
que nos presenta la posibilidad de que grupos de neandertales y cromañones
compartieran un tiempo y un espacio común en el sur de Europa. A diferencia
de otros tratamientos, las mujeres dibujadas por Roudier tienen la característica de participar en las actividades del grupo y de llegar a convertirse en
protagonistas absolutas.
André Chéret, el autor de Rahan el héroe prehistórico más popular de Francia,
publica junto a Michel Rodrigue, Ly-Noock, una serie franco-belga de dos tomos
(2003 y 2004) donde Chéret quiso crear una heroína de cómic
8
. La historieta
está ambientada en la Edad del Bronce. Ly-Noock es una mujer pantera que
no tiene pasado y que ha sido educada por Selene, quien le enseña todos los
recursos de la naturaleza. Caza pájaros con arco y flechas y es capaz de amar
apasionadamente, viste con pieles y también es presentada como una mujer
muy sensual. Ella lucha por su libertad y reivindica el papel de las mujeres.
El autor le quiso dar una independencia y fuerza mágica a través de Selene,
quien le dice: «No dejes que ningún hombre te imponga su ley, tu cuerpo y
tu destino sólo te pertenecen a ti». Se convierte así en una heroína fuerte e
independiente a pesar de las agresiones a las que se ve sometida a lo largo del
relato. A diferencia de la serie Vo’hounâ, Ly-Noock es una historia de aventuras
y fantasía donde se mezclan dioses, mortales y animales con esta heroína que
busca el lugar de las mujeres en un mundo de hombres.
Touna Mara. Integral. P. Galiano y M. Milano.
Ed. Les Humanoïdes Associés, Paris, 2012.
6
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7
Begoña Soler Mayor
Vo’hounâ. Le souffle de Montharoumone,
Roudier, vol. 3
Ed. Soleil, 2005.
Otra publicación interesante es Les chasseurs de l’aube, una obra del belga
René Hausman publicada en Francia en 2003. Ambientada hace unos 30.000
años, Kanh, el cazador, y su grupo viven dominados por Hozna, la mujer
sabia que les asegura protección y la clemencia de la naturaleza. Reeh, una
joven de un clan diferente, encuentra a Kanh y se genera una historia de
amor, pero también de venganza, de odio, celos y cólera. Este autor ambienta
en la prehistoria un relato donde se desencadenan todos los sentimientos
humanos, dando protagonismo en su narración también a las mujeres. Así
las vemos que transmiten conocimientos haciendo tareas cotidianas como
raspar la piel (una adulta y una niña juntas realizando la misma tarea)
9
,
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¡GRACIAS LUCY!
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que tallan la piedra, que preparan el alimento o recolectan leña. De todas las
Ly-Noock, vol. 2 A. Chéret y M. Rodrigue.
Joker editorial, 2004.
protagonistas que hemos analizado Reeh, con el pelo alborotado, grandes
pechos descubiertos y escasamente cubierta con pieles, es una mujer que
sufre, que ama y que es madre. Vemos su parto, cómo amamanta y cuida a su
bebé y sola se enfrentará al porvenir con su hijo, después de que Kanh muera.
La muchacha salvaje
10
es el único cómic basado en la prehistoria escrito y
dibujado por una mujer, Mireia Pérez, desde una óptica que la autora considera
feminista y se publica en España en 2011. Este cómic cuenta la historia de
cómo una joven perteneciente a una tribu nómada descubre que es diferente
a los demás e inicia un viaje que le llevará a conocer a otras tribus y a otros
personajes, con nuevas costumbres que le ayudarán a comprender mejor
su identidad. La protagonista es una quinceañera pelirroja y salvaje que se
niega a recolectar o a dejarse montar por cualquier hombre. En palabras de
su autora, «la muchacha es libre en todo momento, quebranta la voluntad de
su padre, abandona a los que se cruzan en su camino y permanece curiosa».
Es muda, porque su estado es contemplativo, es una muchacha que aprende,
que absorbe con sus grandes ojos abiertos y como describe Santiago García
en su blog (http://santiagogarciablog.blogspot.com.es/2011/12/la-chicasilvestre.html): «Desde Laura Mulvey, la mirada ha sido un punto de discusión
clave para la historia del arte feminista, y en cierta medida es la mirada de
la chica silvestre, la que deconstruye la invención social del género contra
la que se rebela en su búsqueda.» Como hemos mencionado, es el único
ejemplo que conocemos en el ámbito de la prehistoria de una mujer que
dibuje cómics y haga protagonistas a las mujeres. Mireia Pérez nos relata,
en diferentes entrevistas, como ha querido dibujar a una mujer que quiere
ser independiente, dueña de su cuerpo y su sexualidad, que experimenta y
aprende por sí misma. Es un ejemplo de cómo las jóvenes creadoras quieren
8
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Begoña Soler Mayor
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9
Les chasseurs de l’aube. Hausman
Ed. Aire libre Dupuis, 2003.
La muchacha salvaje. M. Pérez
Ed. Sins entido, 2011.
10
romper con la herencia de una historia basada en el patriarcado que les ha
impedido ser protagonistas de su propia historia.
Ana Merino (2000a) explica cómo las mujeres han creado, a partir de los años
setenta del siglo xx, un cómic alternativo y feminista en el que se narran con
humor vivencias propias o de mujeres reales, creíbles y próximas; en ellos
además encontramos el reflejo de los sentimientos y de la sexualidad femeninos
no distorsionados por la visión androcéntrica. Este cómic es una novedad,
muchas veces es autobiográfico y en él las lectoras nos reconocemos. En el
cómic feminista las autoras expresan su malestar al sentirse marginadas en
el mundo actual, injusto, desigual y patriarcal.
Y por fin llegamos a ella, a Lucy. L’espoir. En 2007, T. Liberatore y P. Norbert
llevan al cómic la historia novelada de nuestro ancestro común más conocido,
la australopiteca Lucy. Cuenta el guionista con la colaboración del prestigioso
prehistoriador francés Yves Coppens, quien le ayuda a dar consistencia y
verosimilitud al personaje. Lucy aparece como hembra en todas sus facetas,
la vemos embarazada, pare, amamanta y cuida de su bebé, pero al mismo
181
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182
Begoña Soler Mayor
tiempo se enfrenta a los peligros que les acechan y consigue que sobrevivan
los dos
11
. El aspecto del personaje es el que podría tener una hembra de
Australopithecus y es en esos detalles donde la presencia de Coppens es
evidente aunque, por lo que respecta al desarrollo de la historia, no deja de
ser una aventura algo romántica de final agridulce donde se nos sugiere la
presencia de una familia ambientada hace millones de años.
Cómic caricaturesco infantil
Son las historietas narradas en los cómics infantiles como Los Picapiedra, Roquita o Saki y Zunie. Las primeras son más descriptivas del mundo prehistórico
imaginado que describen. En ellas podemos hacernos una idea en dos viñetas
de cómo es la realidad de los personajes, su modo de subsistencia, sus relaciones
sociales y familiares, etc. Mientras que el resto son meros tebeos humorísticos.
En 1958, el belga René Hausman, el mismo autor de Les chasseurs de l’aube,
con guión de Yvan Delporte, crea a Saki y Zunie, un niño y una niña de las
cavernas que aparecerán en un principio en la revista Spirou. Son historietas de humor y de aventura, donde la naturaleza y los animales están muy
cuidados. Saki es un niño que está solo en busca de un amigo y, después de
encontrar a un mamut, un tigre y un mono, descubre a su amiga Zunie, y
juntos irán en busca de la verdadera tribu de ésta. En un momento posterior,
el personaje de Zunie se emancipa, siendo ella la heroína de las historietas.
Es una feminista adelantada a su tiempo y con mucha personalidad.
En la España de 1979 aparece Roquita
12
dibujada por J. Gosset i Rubio para la
editorial Bruguera, que es el único personaje infantil protagonista femenino.
Es una niña cavernícola que vive en una cueva con su madre, Doña Roca,
su perro, Pocas Pulgas, y una araña lista. Siempre está discutiendo con su
madre a causa de la sopa de huesos que ella no quiere comer y que su madre
le da cada día. En esta historieta no hay hombres, hay personajes alrededor
de los dos principales que son quienes soportan el peso de las historias. Fue
creada por el mismo autor de Hug, el troglodita y es la versión en femenino
de Zipi y Zape. La protagonista es una niña de pelo oscuro con coleta y gafas
que comete divertidas travesuras.
Y no podíamos dejar de hablar de Vilma y Betty
13
, las Picapiedra. Los
dibujos de Los Picapiedra fueron creados por Hanna-Barbera en los años
sesenta e, inicialmente, buscaban una identificación con la clase media
americana blanca y con el mantenimiento de su estatus, su conformidad
y su inmovilismo. Y aunque ellas son tan protagonistas como sus maridos,
Pedro y Pablo, en realidad son tratadas en un segundo plano. No dejaremos
de subrayar que en estas historietas, las inteligentes (una más que otra), las
previsoras, las que realmente son resolutivas, son ellas, haciendo uso del
11
Lucy. L’espoir. P. Norbert y T. Liberatore.
Capitol Editions, Paris, 2007.
sentido común, pero siempre quedando en ese discreto segundo plano. Se
ocupan de la casa, de los hijos y de mantener contentos a sus maridos estando
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¡GRACIAS LUCY!
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Begoña Soler Mayor
Roquita. Gosset. Colección Olé
Ed. B grupo Z, Barcelona, 1981.
guapas (les encanta ir de compras para ir a la moda). El éxito de esta serie de
dibujos fue espectacular, de la televisión pasó a la gran pantalla y se mantuvo en antena hasta los años ochenta con ligeros cambios. La recreación de
una parte del mundo occidental prehistorizado y el estar dirigida a la clase
media, sin duda fue parte del éxito. No entraremos a valorar en más detalle
a estas coprotagonistas, ya que ellas solas merecen un artículo; añadir tan
solo que durante más de 30 años hemos visto una y otra vez, generación tras
generación, a estas dos mujeres encantadas de ser señoras de, sin independencia económica, reivindicando el sentimiento judeocristiano de familia
y asumiendo que su realidad es la mejor y única posible.
12
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¡GRACIAS LUCY!
13
Los Picapiedra de Hanna-Barbera
Ediciones Laida. Colección Comicsor, Bilbao,
1975.
Las otras
En muchos de los cómics de temática prehistórica protagonizados por héroes
masculinos, aparecen mujeres como novias o compañeras. Estas son las que
hemos denominado «las otras» porque aunque son mujeres con un papel
destacado o secundario, no lo hacen como protagonistas.
Aquí debemos hacer una distinción entre los cómics de ficción y los más
realistas con base documental. En los primeros, las mujeres que aparecen
con los héroes nunca son protagonistas aunque sus aventuras transcurren
cerca de ellos. Con ejemplos como Ohama, la mujer asociada a las historias
185
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186
14
Begoña Soler Mayor
Yor, il cacciatore. J. Zanotto.
Ed. Eura, Roma, 1978.
de Tounga, de Naouna, que se casa con Rahan y tendrán dos hijos que compartirán aventuras con su padre, o de Lila, la eterna novia de Purk. También
es el caso Yor de Juan Zanotto (1975) y de su pareja Ka-laa, sin que dejen de
aparecer otras mujeres a lo largo de la historia, todas ellas espectaculares bellezas europeas
14
. Siempre mujeres esculturales según los cánones estéticos
al uso, apenas vestidas lo justo para destacar sus proporciones a la sombra
del héroe que las salva y las protege.
En el cómic francófono, más narrativo, las mujeres que aparecen como
compañeras, o formando parte del grupo, tienen un tratamiento completamente diferente. En Néandertal, Roudier (2007-2011), Mana es la compañera
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187
¡GRACIAS LUCY!
de Laghu, el protagonista de la historia que acabará enamorado de ella. En
Homo sapiens (adaptación a cómic del documental de Jacques Malaterre),
figuran varias mujeres a lo largo de la historieta. En estas viñetas la relación
entre los personajes masculinos y femeninos es diferente; el primer sapiens
que nace es una mujer, y aparecen Noaki, Nata la chamana y otras. También hay una relación distinta en Le sacréede l’homme de Chéret, Malaterre
y Malnati (2007) donde, a pesar del título en masculino de la obra, en el
interior encontramos mujeres que forman parte del grupo y participan en
las actividades cotidianas del mismo. Probablemente, el cómic que más se
ocupa del papel de las mujeres.
Y aunque el tratamiento es mucho más positivo que en los cómics americanos y españoles, todos los jefes de clanes y grupos que aparecen en estas
historias son hombres y también aquí las mujeres son dominadas y agredidas
sexualmente. De esta manera comprobamos que, a pesar del gran esfuerzo
realizado por estos autores para transmitir una realidad prehistórica lo más
ajustada posible a los datos que proporciona la investigación arqueológica,
el papel sumiso y sexual de las mujeres sigue siendo el que el mainstream y la
Academia le han otorgado a lo largo de los últimos treinta años, sin incorporar
las investigaciones que la arqueología feminista, de género, o de las mujeres
han aportado a este campo. A través de estos análisis se ha reivindicado el
papel de las mujeres mediante el estudio de las diferentes actividades en las
que participaron, como el trabajo del parto y mantenimiento de los bebés,
o pudieron participar, como el procesado de los alimentos, el cuidado de las
personas o la transmisión de valores, entre otros.
Como vemos, todas estas mujeres también están presentes, pero hemos querido dejarlas a un lado en este repaso, ya que su papel es siempre secundario
y en muchos casos bastante negativo: sumisas novias, fieles acompañantes
de sus protagonistas.
Sin duda alguna el género de aventuras y fantástico es el que más se ha utilizado
para dar protagonismo a las mujeres, seguido por el de corte histórico más
realista. En el que encontramos una menor presencia es en el caricaturesco
infantil donde sólo Roquita y Zunie son protagonistas y cuenta con las chicas
de Los Picapiedra que tienen mucho peso por su repercusión posterior en
otros medios como el cine o la televisión.
Las mujeres protagonistas en las historias de aventuras se enfrentan a grandes dinosaurios en el caso de Cavewoman o de Shana -descrita como una
perfecta máquina de matar-, son atacadas pero sobreviven, como Rima la
chica de la jungla, luchan contra los hombres mono, usan arco y flechas y
saben defenderse como Cave Girl.
Los géneros y los temas
de las heroínas
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Begoña Soler Mayor
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¡GRACIAS LUCY!
La violencia es un tema recurrente en los cómics ambientados en la prehistoria,
ya sean de un tipo u otro. Esta violencia se desarrolla tanto entre humanos
(contra los otros, los diferentes, los salvajes) como entre humanos y animales, ya sean reales o fantásticos. Sin duda los dinosaurios son los principales
rivales, seguidos de diferentes especies de monos u hombres mono, tal como
vemos en Cave Girl. Es destacable la violencia contra las mujeres, ya que en
muchos de los cómics aparecen escenas de sexo forzado, rapto y violación,
aunque esas mujeres sean protagonistas de las historias, como en el caso de
Touna Mara y Ly-Noock
15
.
Como ya se ha comentado, en los cómics fantásticos el tema de la maternidad
no existe, sólo en los cómics históricos realistas documentados aparece formando parte de la historia de vida de la protagonista. Así pasa con Vo’hounâ,
Ly-Noock, Reeh, Touna Mara y finalmente con Lucy
11
. Aquí encontramos
viñetas en las que se ve a las protagonistas gestando, pariendo y amamantando, solas o con otros personajes. También en los personajes femeninos no
protagonistas aparecen mujeres embarazadas, partos y bebés, en un intento
de aproximar la realidad prehistórica a la sociedad actual.
La magia y sabiduría es otro de los temas que encontramos relacionados con
algunas de las protagonistas. Son chamanas, normalmente de edad madura,
que usan pócimas y bebedizos para ver el futuro y dar consejos al grupo.
Los arquetipos de personajes femeninos que hemos visto a lo largo de estas
páginas nos remiten a heroínas blancas, chamanas, guerreras o mujeres inde-
Reflexiones
finales
fensas casi siempre hipersexualizadas. El cómic de corte fantástico es el que
da una visión más negativa de las mujeres, ya que en él aparecen siempre no
sensuales sino sexuales, con marcadas caderas y melena al viento, desnudas o
vestidas con pieles, delgadas y de pechos prominentes: un guiño a los lectores
masculinos para quienes se realizaban este tipo de publicaciones. Sólo en
algunos casos, como Rima, son creadas para que el público femenino se
identifique y compre esas historietas.
Las mujeres que encontramos en los cómics más realistas, no sólo las
protagonistas, también las que aparecen formando parte de los grupos,
son el reflejo de lo que la investigación prehistórica ha transmitido a los
diferentes creadores. En este caso, los artistas han tratado de emular una
realidad prehistórica descrita por quienes la han investigado, pero dándole
ese toque de magia que requiere la historieta para ser atractiva, y así, nos
han presentado mujeres como Vo’hounâ o Hozna que son chamanas con
grandes poderes o como Ly-Noock que, para ser poderosa, ha tenido que
ser educada por una diosa.
Ly-Noock, vol. 1. A. Chéret y M. Rodrigue.
Joker editorial, 2004.
15
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190
Begoña Soler
Pero también hemos conocido mujeres que se enamoran, sufren, paren y
crían, con las que podrían identificarse muchas mujeres de hoy en día. Y eso
es posible porque como explica Merino (2000), «el parecido que encontramos
entre una persona cualquiera (una mujer) y la visión de esa misma mujer en
un cómic (…) es producto de la educación social/cultural… que nos permite
justamente encontrar ese parecido». Sin embargo no hemos visto mujeres
como jefas de clan organizando los grupos y tomando decisiones. Cuando
lo hacen es porque están solas y deben tomarlas para sobrevivir. Y esto
encaja perfectamente en la realidad de las mujeres de hoy, donde muchas
trabajan pero muy pocas están en los puestos de decisión, el fenómeno
conocido como «techo de cristal». «El cómic funciona no solo como forma
de representación de la sociedad en la que se encuadra, a través de las ideas
de los autores: funciona también como forma de reivindicar ese modelo
social». (McCloud, 2012); pero también puede servir para cambiarlo y, en
ese sentido, el cómic feminista da una buena prueba de ello presentando
a las mujeres con sus propias vivencias y sentimientos. Creemos que el
cómic es un medio de difusión potente, es didáctico, atractivo y permite
reivindicar al mismo tiempo que soñar y aprender a evadirse, disfrutar y
abandonarse al placer de la imaginación. Hace tiempo que se habla de la
distancia que existe entre quienes investigan el pasado y el cómic (Ruíz
Zapatero, 1997, 2005). Es hora de que la arqueología feminista entre por la
puerta grande del cómic, para explicar a través de los ojos y las manos de
quienes tienen la capacidad de crear, el papel de las mujeres en los distintos
momentos de la prehistoria.
Representar a las mujeres de la prehistoria, ya sean imaginadas en el cómic,
o reales, estudiando sus restos arqueológicos, ha de tener siempre un componente de vindicación, de reconocimiento, de lucha contra la invisibilidad
que las ha retenido ocultas en el pasado y aún en el presente.
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¡GRACIAS LUCY!
191
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[page-n-195]
194
Dibujos, ilustraciones, cómics
y novela gráfica, un recurso
para la socialización del
conocimiento científico en los
museos de arqueología
Santiago Grau Gadea
El dibujo y la ilustración son un recurso gráfico ampliamente utilizado en
la arqueología. En el primer caso es una herramienta fundamental en el
trabajo de documentación arqueológica y en el segundo de su presentación museográfica. Los dibujos y croquis de las piezas y estructuras resultan imprescindibles en los cuadernos de excavación, así como lo son las
ilustraciones, que reconstruyen los gestos, las técnicas de fabricación, los
escenarios o los paisajes del pasado, para las exposiciones. Especialmente
los dibujantes e ilustradores son muy valorados por los prehistoriadores, y
unos y otros trabajan conjuntamente para poder expresar en imágenes las
evidencias materiales y las interpretaciones de nuestro pasado más remoto.
En palabras de Luís Caballero Zoreda: «El dibujo arqueológico es una mezcla
de representación subjetiva y objetiva, un dibujo más científico que documental y más documental que artístico, en definitiva una representación
interpretada.» (Caballero, 2006: 91).
Estas técnicas de expresión gráfica ofrecen a la arqueología algunas ventajas
frente a la fotografía: descripción completa de la pieza, medidas exactas de
la misma y capacidad de remarcar los detalles específicos y los aspectos
significativos frente a los rasgos o características secundarias. Particularmente en las ilustraciones explicativas y recreaciones históricas damos la
idea, con un solo golpe de vista, de la pieza, de su uso o de los rasgos más
importantes de un momento histórico. Consecuentemente, el dibujo y la
ilustración arqueológica son recursos tradicionalmente utilizados en los
museos arqueológicos para la presentación e interpretación de materiales y
contenidos históricos. Especialmente en el caso de la prehistoria, dado que
cuanto más nos retrotraemos en el tiempo, contamos con menos evidencias
materiales y necesitamos de un mayor apoyo explicativo.
Los museos arqueológicos desarrollan una función científica primordial en la
recuperación y conservación de nuestro pasado, pero esta tarea sería incompleta si no estuviese ligada al desarrollo de su función social: «la socialización
del conocimiento científico». Esta acción se haya enmarcada en el ámbito de
la comunicación, la divulgación científica y la didáctica, en el campo de la
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195
El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos
educación permanente, no formal e incluso informal de la sociedad. Por ello,
en los museos nos servimos de todas las herramientas o recursos didácticos
a nuestro alcance, y el dibujo y la ilustración siempre han sido unos aliados
imprescindibles de los divulgadores y educadores de museos, para facilitar
la presentación e interpretación de los temas históricos en su mediación con
el público no especializado.
El cómic no ha sido muy utilizado como recurso educativo en el mundo de los
museos, aunque hay grandes conocedores y defensores de los mismos en el
campo de la arqueología y la museología como Gonzalo Ruiz Zapatero, Enrique
Baquedano o Juan Luis Arsuaga, entre otros. En general existe la idea de que
el cómic es un medio de entretenimiento para niños y jóvenes que nos aleja
de los medios adecuados de aproximación al conocimiento. Es cierto que el
cómic, como el cine de subgénero prehistórico, han utilizado habitualmente
la prehistoria como un mero escenario donde realizar narraciones de ficción,
pero sin que mayoritariamente existiese la preocupación por documentarse
en las evidencias arqueológicas e interpretaciones históricas. Aunque en los
últimos cuarenta años encontramos cada vez más dibujantes y guionistas
que han mostrado interés, incluso de manera sumamente meticulosa, por
la documentación prehistórica.
En la elaboración de este artículo desarrollaremos tres apartados que, a
modo de secuencias, nos vayan dibujando el contenido del mismo. La
primera gran secuencia es la presentación del museo como el escenario
donde realizamos nuestra función de aprendizaje de la prehistoria, con
sus características propias, muchas veces alejadas de los modelos escolares de enseñanza. La segunda secuencia nos acerca a algunos dibujantes y
guionistas que han trabajado el cómic y la novela gráfica con una función
de divulgación científica e intención pedagógica. La tercera y última nos
aproxima al valor del cómic como recurso comunicativo-didáctico para el
aprendizaje de la prehistoria, con el desarrollo de algunas propuestas sobre
su utilización en los museos.
El museo puede ser un espacio educador, en este caso para la enseñanza y
el aprendizaje de la prehistoria, pero debemos de situarlo en su propio contexto educativo que es diferente del escolar. Veamos sucintamente algunas
diferencias sustanciales.
Los centros educativos, escuelas, institutos y universidades desarrollan un
tipo de enseñanza formal frente a espacios, como los museos, que la realizan
principalmente de manera no formal e incluso informal. La razón es clara,
los centros educativos tienen como objetivo desarrollar un proceso de enseñanza/aprendizaje a través de un programa o currículo que, de ser superado,
El museo como espacio
educador. Ventajas e
inconvenientes del cómic
en el trabajo educativo
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196
Santiago Grau Gadea
nos capacitará para continuar en otros niveles superiores de aprendizaje
o para desarrollar un trabajo o profesión concreto. El museo puede contribuir a este tipo de enseñanza formal, pero fundamentalmente trasmite
conocimientos, comunica información y motiva sobre las temáticas de sus
colecciones o ámbitos de su investigación. En este sentido, los programas
educativos de los museos están centrados en propuestas de conocimiento
general, o específico, pero muchas veces fuera de los currículos escolares,
dado que sirven del acercamiento a los temas a través de la cultura material
y, especialmente, tratan de provocar experiencias sensoriales y emocionales, de aproximación al conocimiento científico y artístico. Desde nuestro
punto de vista desarrollar la emoción y la motivación por la aventura del
conocimiento es casi tan importante como el aprendizaje de más o menos
contenidos a través de las actividades museísticas. Por esta razón nosotros
no hablamos de alumnos sino de público. Consecuentemente desarrollamos
más la teoría de la comunicación y la didáctica como fórmulas de mediación
entre el conocimiento científico y el publico, que la pedagogía como sistema
de enseñanza/aprendizaje. Para finalizar algo que nos define, es que trabajamos desde la educación permanente y continua, y no desde la enseñanza
temporal y reglada.
Desde esta posición en el ámbito educativo podemos entender que busquemos nuevas fórmulas y recursos que acerquen la prehistoria al público
usuario de una forma rigurosa pero diferente y atractiva. El cómic y la novela
gráfica son por tanto un medio que pueden resultar muy adecuados para
el acercamiento a la prehistoria, y muy interesante para crear emoción por
su conocimiento.
El cómic se caracteriza por ser un recurso narrativo a través de imágenes secuenciales (Eisner, 2003)
1
. El dibujo y la ilustración tiene la ventaja sobre la
fotografía de sintetizar aquello que queremos explicar, de poner el foco sobre
lo que queremos contar, de centrar la atención sobre el concepto primordial
y sobre los detalles significativos (Moles, 1973). Estos recursos gráficos, expresados en formato cómic, tienen la capacidad de adaptarse a diferentes
edades, públicos y sensibilidades. Tiene un componente visual que facilita
su comprensión a cualquier tipo de público y favorece la construcción de un
imaginario que nos permite nuestro acercamiento emocional a las diferentes
temáticas prehistóricas.
Por otra parte el cómic, también por estas mismas características, cuenta
con algunos puntos en contra, si no es utilizado de una manera adecuada
en la comunicación o mediación de contenidos científicos. Simplifica hechos abstractos y puede llegar por tanto a planteamientos excesivamente
simplistas. En la construcción de la narración puede derivar con facilidad
hacia la fantasía. El dibujo nos acerca a la interpretación de realidades
[page-n-198]
El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos
1
La narración gráfica de Will Eisner.
Norma Editorial, 2003.
históricas pero también nos puede alejar de lo real, dado que nuestra
carga subjetiva a la hora de la presentación e interpretación de los hechos
históricos es mayor.
A continuación resumimos las ideas de algunos expertos sobre las ventajas
e inconvenientes del uso del cómic en la enseñanza. Para Enrique Martínez-Salanova (1996), director de la revista Aularia digital, el cómic para el
aprendizaje tiene el atractivo de que suelen ser historias breves, argumentos
más simplificados, con imágenes atrayentes y textos cortos, y donde las ideas
abstractas son fácilmente presentadas por iconos (la bombilla de las ideas o
los diferentes tipos de bocadillos para representar estados emocionales). Las
viñetas facilitan el desarrollo y el seguimiento de la historia. Martínez-Salanova (1996) también sostiene que jugando con libros, cómics y revistas el
niño es más posible que llegue a ser lector.
Por otra parte, en opinión de Juan Bejar (2009), la educación necesita desarrollar instrumentos y métodos que faciliten la tarea de los educadores y la
asimilación de contenidos por parte de los alumnos. Desde esta lógica, el cómic
nos puede ayudar, a través de las imágenes, a desarrollar habilidades sociales,
197
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198
Santiago Grau Gadea
actitudinales y de comunicación; a ejercitar la capacidad de comprender
e interpretar representaciones esquemáticas de la realidad del pasado; y a
fomentar un aprendizaje creativo, ameno y participativo.
Manuel Barrero (2002) redunda en lo expresado anteriormente, al considerar
el cómic como un magnífico recurso motivacional que refuerza tanto la comprensión y la expresión lingüística de nuestros alumnos, como la asimilación
de conceptos de otras áreas de ciencias y humanidades, pero advierte que
su utilización debe estar adaptada a la edad y madurez de los mismos y su
aprovechamiento depende de la complejidad del material seleccionado y de
su relación con los contenidos que queremos trabajar.
Finalmente, J. M. Blay (2015), siguiendo a Elisabeth K. Bauer (1978), resume
en doce puntos las virtudes del cómic: unifica el lenguaje escrito e icónico;
favorece la capacidad analítica; crea hábitos de lectura comprensiva; enriquece
las posibilidades expresivas de los adolescentes; facilita el trabajo individual
y grupal; mejora la expresión escrita y oral; promociona la creatividad e imaginación, mejora la capacidad crítica a través de los debates; permite aplicar
la información recibida; aporta técnica de investigación; se puede utilizar en
cualquier nivel educativo, y puede ser el camino al libro. Y según el mismos
autor, en seis sus desventajas: puede ser un mero entretenimiento; puede
crear situaciones o personajes estereotipados; se necesita conocer el código
específico del lenguaje; puede ser artístico pero carente de contenido; se
necesita formación en su uso por parte de los educadores, y son escasas las
fuentes de información bibliográfica al alcance de los alumnos.
Divulgación científica e
intencionalidad pedagógica.
El cómic documental
prehistórico y el cómic de
caricatura documental
prehistórico
De la clasificación realizada por el profesor Gonzalo Ruiz Zapatero (1997) sobre
los cómics de temática prehistórica, hemos escogido el cómic documental
prehistórico y el cómic de caricatura documental prehistórico como los dos
modelos que mejor pueden desarrollar la función de aprendizaje didáctico
de contenido prehistórico desde un museo, aunque el cómic de ficción de
inspiración prehistórica realista también puede cumplir una función motivadora y de desarrollo del interés emocional y cognitivo por la prehistoria,
como el álbum Néandertal de Emmanuel Roudier.
A continuación vamos a analizar especialmente la obra de los dibujantes de
cómic que se puede situar en los dos tipos objeto de nuestro artículo, pero
también de manera secundaria la de otros artistas que realizan otro tipo de
cómic que nos parece interesante para desarrollar los objetivos del artículo:
• El guionista Alberto Cabado y el dibujante Eugenio Zoppi, ambos argentinos, realizan una importante obra para la divulgación de la historia con una
evidente intencionalidad pedagógica, La Gran Aventura de la Historia (1979),
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El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos
la cual cuenta con variadas ediciones en el tiempo: Historia de la Humanidad (1885) y La Gran Historia Universal (1990). Todas estas publicaciones
son un referente del tipo de cómic documental prehistórico, para el mundo
hispanohablante.
El objetivo de todas estas colecciones era elaborar una enciclopedia ilustrada
destinada al gran público. Los números completos en formato de bolsillo
estaban editados en rústica y salían con periodicidad mensual, una forma
de venta muy común en los años ochenta, frente a los fascículos coleccionables que había sido la forma predominante de los años setenta. Su edición
más moderna, La Historia de la Humanidad en su versión de 2004, estaba
asociada a otra forma de distribución muy popular en la década de 2000: su
venta asociada a un diario. Si nos fijamos en la primera La Gran Aventura
de la historia de 1979, (base de las demás ediciones y versiones) desarrolla
52 títulos, de los cuales solo dos están destinados a la prehistoria: El hombre
prehistórico y Las primeras civilizaciones. Su versión más actual de 2004
cuenta con un prólogo del catedrático de Prehistoria Eudald Carbonell y
unos apéndices con una interesante sinopsis cronológica. Las ilustraciones
han sido remozadas, se han humanizado frente a los rasgos simiescos de las
versiones más antiguas (1979). También los textos han sido actualizados,
acercándolos más a las actuales teorías arqueológicas.
2
En líneas generales tienen guiones simples y muy breves y sus ilustraciones
resultan muy convencionales, aunque no debemos quitarles el mérito de haberse convertido en la base de muchas bibliotecas familiares, especialmente
durante la transición política, donde el conocimiento de la historia fue una
reivindicación ampliamente demandada por la sociedad.
• Historia del Universo en cómic (1995) del matemático, guionista y dibujante
Larry Gonick es una referencia mundial para el aprendizaje de la historia
3
.
Abarca, como reza el subtítulo de la versión original en inglés de 1990, entre el
Big-Bang y Alejandro Magno. Los capítulos son introducidos por un personaje,
matemático de Harvard, el cual realiza un viaje en el tiempo narrándonos los
momentos históricos más importantes, en un tono didáctico y entretenido,
a veces cómico. También encontraremos a lo largo de la narración anotaciones muy interesantes, identificadas con un icono similar a un asterisco (*),
donde el autor realiza notas a modo de pie de página, siempre con el lenguaje
didáctico y humorístico que le caracteriza.
A parte de su amplia bibliografía en cómics relacionados con la historia,
Gonick es especialmente valorado en el mundo científico por su trabajo de
divulgación a través del cómic de otros campos de la ciencia y la tecnología
tales como: las computadoras (1983), la genética (1983), la física (1991), la
estadística (1994), la química (2005) o el cálculo (2011) entre otros.
199
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200
Santiago Grau Gadea
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El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos
201
Para Gonzalo Ruiz Zapatero este cómic es un buen ejemplo de cómic de caricatura documental histórica. Según sus palabras «Su capítulo 2 recoge en
algo más de cincuenta páginas llenas de un humor inteligente y brillante, la
historia de la humanidad desde los primeros homínidos africanos a la Edad
de los Metales. Dentro de la narración general se intercalan lúcidas críticas
contra el machismo de los prehistoriadores o algunas ingenuidades y simplezas del método Arqueológico» (Ruiz Zapatero, 1997: 303-304).
• La obra más representativa para el aprendizaje de la historia de España
en clave de humor, es la famosa serie Historia de aquí (1980) del escritor y
humorista gráfico Antonio Fraguas de Pablo (Forges)
4
. Esta obra tuvo un
primer banco de pruebas, en el final del franquismo, con «Historia de España
(vista con buenos ojos)» (1974), con tiras cómicas de los principales humoristas gráficos del momento: Forges, Cesc, Perich y Romeu. Actualmente se
ha reeditado una versión actualizada agrupada en tres volúmenes bajo el
título Lo más de la historia de aquí (2015). En ella se han actualizado algunos
datos a la luz de los descubrimientos acaecidos en las últimas décadas, como
es el caso de Atapuerca.
Al principio Historia de aquí fue editado por Sedmay y posteriormente, por
Bruguera en fascículos coleccionables. Los títulos de los primeros cuatro
capítulos referidos a la prehistoria nos dan idea del tono divertido con que
el autor aborda un tema tan controvertido en la transición como era la historia de España: capítulo I «Los orígenes de esto»; capitulo II «Los primeros
nosotros», capítulo III «Juntos; pero si revueltos», y capitulo IV «Simplemente
Iberos». En opinión del autor, Historia de aquí nace por su gran afición a la
historia y, especialmente, como declara en una entrevista, «del agobio de un
joven, que era yo, ante el cúmulo de falsedades que nos habían endilgado
nuestros mayores y que llamaban, pomposamente, Historia.» (Capdevila y
Barrero, 2008:1).
El Ministerio de Educación y Ciencia declaró, al principio de la década de
los ochenta, esta obra como libro de apoyo para el estudio de la asignatura
de Historia en el bachillerato y eso la hizo muy popular entre los docentes.
Forges manifiesta también en esa entrevista, con una escueta frase pero muy
perspicaz, que: «La letra con sonrisa entra.» (Capdevila y Barrero, 2008:4). Lo
cual es sin duda toda una declaración sobre la finalidad del humor gráfico
en el aprendizaje de la historia.
Esta obra representa al tipo de cómic de caricatura documental - histórica,
pero desde el humor gráfico.
5
• Érase una vez… el hombre (1978) es un referente del cómic de caricatura
documental prehistórico. Obra del dibujante Jean Barbaud y del guionista
y cineasta de TV, Albert Barillé, es uno de los cómics más celebres para el
La gran aventura de la historia, 1979, de
Alberto Cabado y el dibujante Eugenio
Zoppi, y La Historia de la Humanidad en
su versión de 2004, con las ilustraciones
y los textos actualizados.
2
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202
Santiago Grau Gadea
aprendizaje de la historia, basado en la serie de dibujos animados del mismo
título. Emitida por primera vez en 1978 en la cadena francesa FR3, y destinada
al público infantil, varias generaciones cultivaron su gusto por la historia y
la ciencia a través del visionado de esta exitosa serie en la pequeña pantalla.
Los personajes (de todas las aventuras) encarnan dos grupos humanos antagónicos: aquellos que están a favor de hacer progresar la historia, como el
Maestro, Pedro, el Gordo, Flor y sus hijos Pedrito, Florcita y el Gordo Pequeño,
y aquellos que obstaculizan el avance de la humanidad protagonizados por
Nabot y Tiñoso. El Maestro es un personaje clave de todas las historias, hace
de inventor o de genio de todas las artes y ciencias.
Existe una versión más actualizada editada en castellano por Planeta - Agostini en 1991, aunque según Ruiz Zapatero «...ofrece una historia “amable” del
género humano. Cuenta con una aceptable documentación, aunque algo
desfasada, y una estructura narrativa que combina las aventuras de ficción
del Maestro (…) con páginas de divulgación e ilustraciones realistas.» (Ruiz
Zapatero, 1997: 305). «A nivel iconográfico resulta llamativas las inverosímiles
posiciones de los hombres paleolíticos, siempre son hombres los que tallan y
los gestos de talla lítica, a todas luces imposibles.» (Ruiz Zapatero, 1997: 306).
En la actualidad, recordemos que hace casi cuarenta años de su creación,
algunos de sus contenidos no están actualizados, y quizá los estereotipos
de sus personajes se hallen superados, pero su mérito como precursor en
la divulgación de la historia y la ciencia a través de los dibujos animados y
la historieta es incuestionable.
• Homo sapiens, il va changer la face du monde (2005) es la adaptación al
cómic del documental de TV del mismo título, realizado bajo la dirección
científica de Yves Coppens y dirigido por el director de cine Jacques Malaterre. La versión en cómic con ilustraciones de Loïc Malnati y guión de Jacques
Malterre, Fréderic Fougea y Pierre Pelot es rigurosamente fiel al documental
en su contenido y especialmente en la construcción de las escenas gráficas.
La temática es la historia de los grandes hitos en la evolución del Homo
sapiens desde nuestros ancestros Homo erectus, hasta nuestro proceso de
sedentarización en el Neolítico. El cómic narra de una manera entretenida
a la vez que educativa, los grandes procesos en la evolución de nuestra especie que nos han permitido conquistar la tierra, pero sobretodo descubrir la
existencia de un mundo invisible, el de las ideas, a través del conocimiento
y la expresión de lo simbólico.
3
La obra de Gonick es un buen ejemplo
de divulgación científica en historia,
ciencia y tecnología. La Historia del
Universo en cómic, de Larry Gonick.
Ediciones B, S.A., 1995.
Según Benoît Cassel (2005), los autores han encontrado un perfecto equilibrio,
en esta aventura homérica (la odisea de la especie), entre el rigor científico,
y el entretenimiento. El resultado es a la vez educativo, emocionante y entretenido. Malnati, fan del personaje Rahan de André Chéret, no podía dejar
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El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos
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El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos
4
Historia de aquí, de Forges. Vol I.
Editorial Bruguera, 1980.
Portada del número 1 de la serie
televisiva Érase una vez… el hombre,
de A. Barillé y J. Barbaud.
Editorial Grijalbo, 1990.
5
de hacer un paralelo con este otro héroe de ficción prehistórico. Como él,
los Homo sapiens transmiten el conocimiento que permite el avance de la
humanidad, pero a diferencia de los héroes creados por el cómic prehistórico de ficción, lo realizan a través de un aprendizaje empírico constante y
real.
6
El álbum de Le Sacre de l’Homme, continuación de Homo Sapiens,
narra la historia del hombre desde el neolítico hasta las grandes civilizaciones del Oriente Próximo y cuenta con magníficas ilustraciones, muy bien
documentadas, de Chéret.
• Würm, Jeu de rôle dans la Prehistoire, del ilustrador científico y dibujante de
cómics Emmanuel Roudier es un juego de rol de mesa sobre la prehistoria.
Cuenta con unas ilustraciones magníficas y con unos contenidos muy bien
documentados, que lo convierten en un juego de rol de divulgación científica
pero concebido desde la perspectiva del cómic de documentación prehistórica, esto es, al servicio de la educación y el entretenimiento de calidad.
El título de este juego hace referencia a la glaciación del mismo nombre
(Würm) y sus contenidos están basados, en esencia, en los datos arqueológicos que se conocen de este período. En el manual de instrucciones del
205
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Santiago Grau Gadea
juego y a través de los suplementos posteriores que lo desarrollan: La voix
des ancêstres, n.° 1 «Contes des porteurs de bois» (2013), y n.° 2 «Contes des
dévoreurs d’hommes» (2013), se ofrece una información detallada sobre la
fauna y la flora, las culturas humanas y la vida en general durante esta glaciación. Además de las ilustraciones de Roudier, los suplementos de Würm llevan
imágenes dibujadas por otros grandes dibujantes e ilustradores científicos y
de divulgación, como: Éric Le Brun y Florent Rivère.
7
Para Paleorama es «una obra muy recomendable si lees francés. Vale la
pena tanto si te gustan los juegos de rol como si buscas una lectura amena
y divulgativa sobre la vida en el Paleolítico, o por el simple disfrute de las
ilustraciones de tan notables artistas.» (Paleorama, 2010: 1).
• Éric Le Brun, especialista en dibujo arqueológico, es el guionista y dibujante
de la serie L’art préhistorique en bande dessinée: primera época, Auriñaciense
2012; segunda época, Gravetiense y Solutrense 2013; (la tercera época, Mag-
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El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos
6
Homo Sapiens: il va changer la face du monde,
de Loïc Malnati y Jacques Malaterre, 2005.
Würm. La voix des ancêtres.
Juego de rol de E. Roudier, 2013.
7
daleniense, está en preparación). Es una serie de cómic claramente ubicada
en el tipo de cómic documental prehistórico y además cuenta con un anexo
informativo muy interesante para el trabajo didáctico sobre los principales
sitios arqueológicos que puedes visitar, vocabulario básico y una bibliografía actualizada sobre el Auriñaciense, Gravetiense y Solutrense según el
título que consultes. El primero de los títulos tiene, además, un prólogo de
Jean Clottes especialista en arte prehistórico. También se puede consultar
el interesante blog del autor donde encontrarás una amplia información:
http://elebrun-canalblog.com
Le Brun es un apasionado del arte parietal, conocedor de la mayoría de las
cuevas y grutas con pinturas de España, Francia y demás países del sur de
europa. Esto le ha permitido convertirse en uno de los más importantes
ilustradores especializado en el tema y por ello ampliamente reclamado para
trabajar en la divulgación científica de museos, sitios arqueológicos y libros
y revistas especializados.
207
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Santiago Grau Gadea
Nos hallamos ante una de las obras, con formato de cómic, con mayor
calidad divulgativa y valor didáctico, no solo la obra está exhaustivamente
documentada, sino que la narración es muy comunicativa. Las ilustraciones,
muy fidedignas, realizadas con una línea clara y realista, son muy atractivas
para el lector que comprende con un solo golpe de vista la técnica y la importancia de este tipo de arte (Gasca y Mensuro, 2014).
8
• Ticayou con Ilustraciones de Priscille Mahieu y guión de Éric Le Brun, es
una serie enfocada al público infantil no lector, protagonizada por un niño
Cromagnon. Hasta el momento han aparecido dos títulos: «El pequeño
Cromagnon» y «El cazador de la Prehistoria», ambos en 2009. El primer episodio de Ticayou trata de la invención del dibujo en todas sus formas
9
. El
personaje dibuja en el barro el rastro de una serpiente que ha visto sobre la
arena, o con carbón un oso y un mamut en las paredes de una cueva. Pero
sus compañeros de tribu se burlan de este niño especial y solitario, y Ticayou
tiene la intención de tomar venganza. Él imagina una pequeña broma donde
sus dibujos sobre las paredes serán determinantes. En el segundo volumen,
a pesar de su sencillez, Ticayou nos hace comprender la importancia de la
caza para los hombres prehistóricos y la impaciencia de los niños en participar en la misma.
Los autores han dibujado hábilmente una historia breve y sencilla con un
argumento que atrapa al lector infantil. Ticayou, tienen una gran facilidad
para abordar los conceptos básicos sobre la prehistoria, pensado para niños
entre 3 y 5 años, sin textos ni bocadillos, permite a los adultos introducirlos
en el conocimiento del Paleolítico y disfrutar de este descubrimiento juntos.
A la vez que llena un vacío existente en el cómic destinado al público infantil
no lector. Vale la pena visitar el sitio http://ticayou.canalblog.com, donde
encontraremos explicaciones sencillas y didácticas sobre la prehistoria,
íntimamente relacionados con los dibujos de este cómic
• En 2007, el artista e ilustrador Francecs Capdevilla, más conocido como
Max, y el guionista y dibujante Pau Rodríguez, Pau, publican conjuntamente el cómic El bosc negre. Una aventura talaiòtica, con guión del Museu
Arqueològic de Son Fornés, a partir de la idea original de Marc Ferré, en el
cual la adaptación de guión y la creación y dibujo de los personajes, han sido
realizadas por Max; y los fondos y los animales por Pau. Fue publicado por
la Consejería de Educación y Cultura del Gobierno de las Islas Baleares. Han
repetido experiencia con La cova des Mussol, con guión, también, de Marc
Ferré, maquetación y personajes de Pau, y fondos de Max, publicado por el
Consejo Insular de Menorca en 2011
8
L’art préhistorique en bande dessinée,
de Éric Le Brun, vol. 2, 2013.
10
.
En El bosc negre se cuenta, a través de una amena historia, cómo vivían
los habitantes de la isla de Mallorca en la época talayótica. Un niño de la
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El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos
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210
9
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Ticayou. Le petit cro-magnon,
de Priscille Mahieu y Éric Le Brun, 2009.
prehistoria que vive en el talayot de Son Fornés tiene que salir de su poblado para encontrar solución al problema de la sequía y de los animales
domésticos que mueren por una epidemia. A través de sus peripecias nos
explicará la manera de vivir y las creencias de estas poblaciones prehistórica de una manera atractiva y entretenida.
Mediante este cómic nos acercamos al conocimiento del yacimiento de
Son Fornés y a la cultura talayótica que lo construyó y habitó. Además
el cómic cuenta con un anexo o un CD-ROM, según ediciones, con una
propuesta didáctica que nos ayuda a situar esta cultura en la prehistoria.
Consecuentemente este cómic lo clasificamos claramente como de caricatura documental prehistórica por su finalidad de divulgación científica
y carácter educativo.
• Finalmente, Génesis (2009), la novela gráfica del americano Robert Dennis
Crumb, fundador del cómic underground, consideramos que debíamos incluirla en este artículo, dado que es una obra divulgativa con intencionalidad
pedagógica, de uno de los mitos del origen de la humanidad, que más ha
influido en el pensamiento y la cultura occidental.
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El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos
10
El bosc negre. Una aventura talaiòtica, de Max
y Pau. Un buen ejemplo de cómic editado por
el Museu Arqueològic de Son Fornés, 2007.
Por esto, Génesis (2009), resulta muy apropiada para el conocimiento de
este mito por dos razones: la primera, formulada por el mismo Crumb en su
prólogo, «todas las versiones en historieta de La Biblia que he visto contienen
pasajes de narrativa y diálogos completamente rehechos en un intento de
aligerar y modernizar las viejas escrituras. Y aún así, esas Bíblias claman creer
que son “la palabra de Dios” o que están “inspiradas por Dios”, mientras que
yo, irónicamente, no creo que La Biblia sea “la palabra de Dios”, sino la palabra de los hombres. No obstante, es un texto poderoso con muchas capas
de significado que profundizan en nuestro inconsciente colectivo, nuestro
inconsciente histórico, si así lo preferís.» (Crumb, 2009: introducción).
11
La segunda, como expone Ana Teruel (2009) en su crítica del diario El País, «En
Génesis (Crumb) firma una adaptación literal del origen bíblico del universo
basada en la traducción de la Torá al inglés de Robert Alter de la Biblia del King
James. (…) El artista estadounidense se ha ceñido a ilustrar “cada pequeño detalle”
del texto, sin añadidos ni tampoco censuras. Violencia, incestos, violaciones y
un papel de la mujer diferente al asumido. (Según Crumb) Descubrimos que
hay toda una serie de historias matriarcales escondidas, aspectos enteros de
unos personajes femeninos fuertes que se han pasado por alto» (Teruel, 2009: 1).
211
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Santiago Grau Gadea
The book of Genesis,
ilustrado por Robert Crumb, 2009.
Con la obra de Crumb entendemos mejor el significado cultural del mito
cristiano de la creación, a la vez que disfrutamos del estilo del autor que nos
lleva, como en una montaña rusa, de los aspectos más íntimos a los más épicos,
de las situaciones más prodigiosas a las más bárbaras, sin desviarse del texto
original y con soluciones gráficas sencillas y no intencionalmente sesgadas.
EL CÓMIC Y LA NOVELA GRÁFICA,
UN RECURSO PARA CONTAR
LA PREHISTORIA DESDE EL
MUSEO. ALGUNAS PROPUESTAS
Y DIFICULTADES
El famoso dibujante y teórico de la novela gráfica Will Eisner, en su conocida
obra La narración gráfica (Eisner, 2003), utiliza este arte secuencial como
recurso gráfico, y el periodo Paleolítico como escenario para dar vida a sus
ideas. Los personajes, hombres y mujeres de la prehistoria, explican dibujando en las paredes de sus cuevas el valor de este recurso narrativo. Eisner
crea también con este juego entre cómic y prehistoria, una brillante alegoría
sobre cual pudo ser el inicio de esta técnica gráfica.
11
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El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos
Lo que para Eisner es solo un recurso creativo, en Marc Azéma (2011), cineasta
y doctor en prehistoria, se convierte en una hipótesis, que relaciona algunos
paneles concretos de arte rupestre, como una forma de cómic prehistórico,
utilizado por los humanos desde la prehistoria, para contar historia desde
la fuerza de lo visual.
Gonzalo Ruiz Zapatero mantiene la existencia de una íntima relación entre
dos universos aparentemente tan diferentes como la arqueología y el cómic: «No debemos olvidar que la propia arqueología, (…) es una disciplina
fuertemente visual. Y es que el pasado prehistórico resulta en gran medida reducible a imágenes: las reconstrucciones de los paisajes, el aspecto
físico de los propios cazadores-recolectores paleolíticos (…), casi todo en
la prehistoria se puede contar en imágenes. Por tanto no debe resultar
sorprendente que los territorios de solapamiento de esta disciplina con
los tebeos sean reales y puedan resultar interesantes para las dos partes.»
(Ruiz Zapatero, 2010: 66-67).
Sin entrar en estos planteamientos e hipótesis, pensamos que el cómic y la
novela gráfica son un magnífico recurso comunicativo, para transmitir los
contenidos de los museos de prehistoria, a un público no especializado.
Y más cuando defendemos que el sistema de comunicación del museo
dirigido al gran público descansa sobre un amplio triángulo formado
por tres vértices: el concepto y la imagen que la institución transmite o
quiere transmitir de si misma de manera explícita o implícita; el programa
expositivo, y los programas de actividades específicamente didácticas y
divulgativas.
El concepto y la imagen que queremos transmitir de la institución
Todos los elementos que el público encuentra antes, durante y después de
su visita al museo contribuyen a transmitir de una forma consciente o inconsciente las ideas y la forma de ser de esta institución.
Si queremos que nuestros visitantes tengan una percepción de nosotros como
una institución didáctica, el uso del cómic como estrategia de comunicación
puede resultar bastante provechosa. Estos recursos son especialmente interesantes para diseñar campañas de posicionamiento entre usuarios potenciales, para promocionar la actividad didáctica orientada al público escolar
y familiar, y para la difusión del programa de actividades complementarias.
Recientemente el Instituto Valenciano de Arte Moderno está realizando
una campaña de promoción de su Asociación de Amigos del IVAM, a través
de unos personajes creados por el conocido ilustrador valenciano Sento,
los cuales desde la fachada del Museo, invitan a los viandantes a entrar y a
hacerse «amigo» del mismo.
213
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214
Santiago Grau Gadea
La exposición como medio de comunicación
La exposición, como el lenguaje que mejor caracteriza la actividad difusora
del museo, debería ser didáctica. Entendido este concepto más como una
forma de comunicación, que pretende hacer emocionante y accesible el conocimiento científico a diferentes tipos de público, que como su más literal
sentido pedagógico de enseñanza/aprendizaje.
El cómic y la novela gráfica como recurso museográfico nos pueden ayudar
especialmente a hacer más accesibles y atrayentes las presentaciones expositivas. Sobre todo desarrollando la capacidad comunicativa e integradora
del lenguaje visual de las imágenes en las exposiciones. De la misma manera
que fotografías, dibujos y audiovisuales pueden constituir líneas narrativas
específicas en una exposición (como es habitual que lo sean los textos y los
objetos), también lo podría ser el cómic y la novela gráfica. En nuestra opinión,
sería diseñando una línea discursiva propia, que explique la exposición a través
de viñetas introducidas en la instalación o bien en soporte impreso de mano,
que como hilo conductor nos ayude a seguir los contenidos expuestos a lo
largo de su recorrido. Actualmente, con el desarrollo de las nuevas tecnologías de la comunicación, podemos introducir este recurso en soporte digital
a partir de la descarga de estas aplicaciones en nuestros teléfonos móviles o
tabletas en formato de imágenes fijas o animadas.
El recién inaugurado Musée des Confluences de Lión utiliza en sus modernas
salas de exposición una línea explicativa a base de dibujos/cómics animados,
instalada en pantallas táctiles. Estos puntos de información, existentes en
todas sus salas, explican a través de esta técnica gráfica, preferentemente
ideas y principios complejos del ámbito de la ciencia y de la sociedad, con
un magnífico resultado basado en la calidad de los dibujos, la sencillez de las
animaciones y la amenidad de las narraciones. Si utilizáramos los dibujos y
el estilo narrativo de Éric Le Brun para explicar el sentido y la técnica del arte
paleolítico en nuestras exposiciones, el resultado sería igual de bueno. También si lo hiciésemos con las ilustraciones de Priscile Mahieu y su personaje
Ticayou, en este caso para explicárselo a nuestros visitantes más jóvenes.
El cómic es un recurso magnífico, sin variar una instalación expositiva pensada para público que haya alcanzado el pensamiento abstracto (a partir de
los 12 años), para poder introducir otras líneas de comunicación adaptadas
al pensamiento concreto (a partir de los 6 años) o a las experiencias significativas de los visitantes pertenecientes a otras culturas o con necesidades
especiales (Piaget, 1964).
Programa específico de actividades didácticas y complementarias
Una vez analizado el concepto de museo que queremos transmitir y la exposición como medio de comunicación, llegamos al núcleo de la comunicación
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El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos
específicamente divulgativa en los museos, que son sus programas de actividad
didáctica y complementaria. Estas son actividades de mediación de contenidos científicos diseñados para sectores de público concretos; alumnos de
diferentes niveles: infantil, primaria, secundaria y bachillerato; personas con
necesidades especiales; familias; personas mayores; asociaciones, y turistas
u otros grupos no especializados pero interesados en estas temáticas. Es en
este apartado donde el recurso comunicativo del cómic se ha utilizado más
extensamente y tiene un mayor potencial comunicativo.
El cómic documental prehistórico, tanto de dibujo realista como el de caricatura, puede ser aprovechado antes y después de la realización de visitas
comentadas, o de talleres didácticos en los museos, como una forma de
motivar y preparar la visita, o taller, o como forma de recapitular o concluir
estas actividades. El cómic de ficción de inspiración prehistórica también
puede usarse, pero especialmente para motivar el interés de los visitantes
por el periodo que vamos a tratar durante la visita o taller. Incluso el cómic
de ficción o fantasía con anacronismo también puede mostrarse al final de
la visita, pero principalmente como elemento de contraste para consolidar
aquello que no fue, ni pudo ocurrir nunca en la prehistoria. Para estos usos
también será muy importante saber elegir el tipo de cómic realista o de caricatura que mejor se adapte a las edades de nuestros visitantes.
Cada cómic tiene un rango de edad más adecuado para ser leído o en
nuestro caso para ser utilizado didácticamente, aunque para los amantes
de este género este hecho no resulta significativo. Obviamente, Ticayou
es un cómic adecuado para niños no lectores o neolectores entre 3 y 5
años. Érase una vez… el hombre, pese a estar algo desfasado, sigue siendo
muy recomendable para niños entre 6 y 12 años, especialmente la serie
de animación. También para este rango de edad puede ser adecuado El
bosc negre. Por otra parte, el grado de contenidos Homo Sapiens, Historia
del Universo en cómic y El arte prehistórico en cómic pueden ser atractivos
para jóvenes a partir de 12 años. Génesis, el juego de rol Würm, y la Historia
de aquí necesitan, para su correcto aprovechamiento, de una explicación
previa del contexto cultural en el que han sido creados y de un mayor grado
de formación por parte de los lectores, por lo que podrían ser interesantes
para jóvenes a partir de 15 o 16 años.
Una opción muy interesante es la elaboración por parte de los museos de
materiales didácticos específicos en formato cómic, para desarrollar visitas
o itinerarios especiales utilizando este recurso como el hilo conductor de
la visita. En nuestro Museo las profesionales responsables de la didáctica
junto con el ilustrador Gerard Miquel, han elaborado cuentos ilustrados sobre la prehistoria: El misterio de la cueva y Epi y Nea (Fortea y Ripolles 2008
y 2013), pensados para los más pequeños, donde aparte de la narración se
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216
Santiago Grau Gadea
trabaja con la observación y manipulación de reproducciones de objetos y
el descubrimiento de los originales en las vitrinas del Museo
12
. A nuestro
entender, esto mismo podría ser realizado con cómic para trabajar temas
específicos de la prehistoria y para grupos de visitantes jóvenes y adultos
con los mismos excelentes resultados.
El Museo de Prehistoria de Valencia también desarrolla un programa de Biblioteca Infantil para público familiar, donde se pone a disposición de niños,
jóvenes y adultos, cuentos y libros ilustrados, así como cómics de temática
histórica y arqueológica*. Éstos son consultados de manera libre durante los
domingos en un espacio de las salas permanentes habilitado informalmente
como biblioteca. La consulta de este material bibliográfico se refuerza con el
desarrollo de actividades de animación a la lectura. Todo ello está orientado
al desarrollo del placer por la literatura entre los más jóvenes pero también,
y no por ello menos importante, para motivar el gusto por la prehistoria y
los temas arqueológicos entre el público familiar.
En cuanto a las actividades complementarias, con respecto al cómic y a la
novela gráfica, los museos tienen la capacidad de promocionar a los ilustradores, guionistas y educadores que están trabajando este medio con una
intencionalidad divulgativa y pedagógica. Gonick, Le Brun, Mahieu, Forges,
Malnati, Malaterre, Max, Pau, Jul o Roudier no solamente representan un
estilo gráfico y una forma de concebir este arte secuencial, sino un concepto
y una forma muy personal de mostrarnos la prehistoria. Por ejemplo, con
cualquiera de ellos podemos construir un programa de actividad complementaria sobre la temática «Prehistoria y Cómic» de gran calidad y con una
amplia proyección pública asegurada. Por otra parte también es interesante
reivindicar la estrecha relación entre cómic y cine de animación de temática
prehistórica: Érase una vez… el Hombre o la versión animada de Silex and the
City, y especialmente la serie documental francesa L’odyssée de l’espèce que
ha dado versiones en cómic tan interesantes como Homo sapiens y Le Sacre
de l’homme. Estos programas son excelentes para vincular la prehistoria con
diferentes expresiones artísticas, en esta ocasión: dibujo, ilustración, cómic,
cine y literatura, y con ello comprenderla desde otras perspectivas diferentes
a la científica.
Podríamos sintetizar el valor del cómic y la novela gráfica como recurso
didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos en los siguientes
términos: este recurso gráfico/narrativo utilizado de una forma innovadora
y creativa, nos ayuda a motivar el interés y a facilitar la reconstrucción del
espacio y el tiempo de la prehistoria, de una manera visual, dinámica y
* Las bibliotecarias del Museo: Consuelo Martí, Yolanda Fons y Celeste Serra han sido las creadores
de este programa, puesto en marcha desde diciembre de 2012. Para más información consultar:
www.museuprehistoriavalencia.es
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El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos
217
entretenida, construyendo, tanto intelectual como emocionalmente en
Epi y Nea. Encuentro entre dos mundos
de Eva Ripollés y Laura Fortea con
ilustraciones de Gerard Miquel, editado por
el Museu de Prehistòria de València, 2013.
nuestros visitantes, un valioso imaginario sobre la prehistoria. Aplicando
la teoría del insigne pedagogo Bruner (2001), descrita en su obra El proceso
mental en el aprendizaje, estos recursos nos pueden ayudar a crear un
«aprendizaje significativo».
Hemos intentado destacar algunos aspectos del uso del cómic y la novela
gráfica en los museos, y así reivindicar la capacidad comunicativa y didáctica de este medio de expresión. Hemos apuntado solo algunas propuestas,
pero el campo de la comunicación y la educación es muy amplio y permite
elaborar muchas otras sugerencias que ayuden al desarrollo de este sensacional recurso en el ámbito museístico. Solo nos cabe desear que con nuestro
artículo hayamos contribuido a cumplir con este objetivo.
12
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218
Santiago Grau Gadea
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[page-n-220]
[page-n-221]
220
Helena Bonet Rosado
Emmanuel Roudier nos recibe en su casa, en Felines-Minervois (Francia), para
realizar esta entrevista en la que tuvimos la ocasión de disfrutar, a lo largo de
toda una mañana, de su conversación, de su afición por la prehistoria, de sus
comentarios sobre láminas y planchas originales, así como de sus proyectos
futuros
1
. Además, nos obsequió con una magnífica Vo’hounâ, que dibujó
para el Museo de Prehistoria de Valencia durante la entrevista
2
.
Parisino y diplomado en artes aplicadas por la ENSAAMA en 1992, es el gran
ilustrador de la prehistoria de la bande dessinée, con las sagas Vo’hounâ (tres
tomos aparecidos entre 2002 y 2013), Néandertal (tres tomos entre 2007 y
2011) y la adaptación de la novela La guerre du feu de J.-H. Rosny aîné (20122014). Él mismo se define como autor de cómics y de juegos de rol, novelista,
ilustrador de sus propios cómics y de libros infantiles de temática prehistórica,
además de ilustrador de publicaciones científicas y de museos arqueológicos.
Su pasión por las recreaciones paisajísticas y su rigor documental a la hora
de abordar personajes, gestos, actitudes y ambientes sobre la prehistoria le
convierten, sin duda, en el nuevo Z. Burian del siglo xxi.
1
Entrevista a Emmanuel Roudier en
su estudio. 3 de diciembre de 2015.
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Conversaciones con Emmanuel Roudier
221
H. B.: ¿De dónde le viene esta pasión por el dibujo, sobre todo dibujar sobre
Ilustración del personaje
de Vo’hounâ.
la prehistoria?
E. R.: Viene desde muy pequeño. Mi pasión por el dibujo se remonta a los dos
o tres años cuando empecé a dibujar mucho, pero el interés por la prehistoria
también desde muy pequeño pues tendría unos siete años, aunque era más
bien prehistoria etno-zoológica, dinosaurios, etc. La verdadera pasión por la
prehistoria científica, la prehistoria humana, la tuve con 20 o 21 años cuando
volví a las lecturas y enriquecí mi curiosidad infantil por la prehistoria con
lecturas científicas y estudios etnológicos, sin abandonar los relatos de ficción.
Fue el encuentro entre el universo de la ficción prehistórica, como La guerre
du feu o Rahan, y los conocimientos científicos cuando descubrí la discordancia que existía entre esta ficción y lo que se sabía a partir de la prehistoria.
H. B.: ¿Considera que es importante estar en contacto con los científicos,
prehistoriadores, antropólogos, incluso visitar los yacimientos arqueológicos?
E. R.: Para mí es realmente importante porque me proporciona varias ideas e
informaciones. Con el tiempo he tomado la decisión de no buscar una excesiva
2
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Helena Bonet Rosado
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Conversaciones con Emmanuel Roudier
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rigurosidad científica porque lo que yo hago es ficción, y así cuando muestro
un yacimiento arqueológico me doy la libertad de hacerlo como a mí me gusta,
es como una especie de placer intelectual. Me gusta la idea, como en los casos
de Vo’hounâ y Néandertal, de acercarme a las fuentes arqueológicas y eso me
proporciona una gran satisfacción. Me digo a mi mismo: «estoy dando una
imagen real de ese momento de nuestros ancestros desaparecidos». Cuando
converso con los prehistoriadores siempre aprendo cosas y me sugieren ideas
para futuras historias. Por eso es muy importante.
H. B.: Además de autor de cómics, trabaja para museos y exposiciones como
ilustrador de la prehistoria. ¿Es una gran responsabilidad?
E. R.: Cuando trabajo en mis cómics, si necesito tomarme libertades no dudo
en hacerlo, pero cuando tengo que hacer el encargo de un dibujo concreto,
ahí no puedo hacer cualquier cosa y entonces, efectivamente, tengo una
mayor responsabilidad. Ahora se buscan ilustradores que aporten su propio
imaginario. Cuando hice el hombre de la Chapelle-aux-Saints para el Musée
de l’homme de Néandertal, partí de documentos arqueológicos precisos en
relación a la posición del difunto en la pequeña cavidad, lo que se encontró a
su alrededor, sobre la orientación de la gruta, pero luego el peinado o la indumentaria, por ejemplo, son ideas mías aunque parta de algunas referencias.
Entonces es cuando realmente me divierto, aunque, lógicamente, intento
ser fiel a los datos arqueológicos para que el público no se sienta engañado.
H. B.: Usted está al corriente de las últimas investigaciones, no solo de las
representaciones físicas de los neandertales sino también de cuestiones
como la coexistencia entre neandertales y los hombres anatómicamente
modernos, de los estudios sobre el genoma humano, del lenguaje, etc.
E. R.: Todo eso me apasiona desde hace muchos años y, de hecho, cuando
empecé a interesarme por la prehistoria, hacía ya tiempo que estaba muy
atraído por el arte parietal. Pero, en realidad, lo que inicialmente más me
interesó fueron los hombres fósiles y, sobre todo, el hombre de Neandertal
3
.
Hace ya bastante tiempo, unos veinte años, que reflexiono y trabajo sobre esta
idea. Al principio, en los relatos que leía desde los veinte años, el encuentro
y la convivencia entre sapiens modernos y neandertales eran más novelados. En Vo’hounâ, por ejemplo, tenía verdaderas ganas de mostrar que la
prehistoria no era sólo un mundo de violencia, aunque también, y que el
encuentro entre neandertales y los hombres anatómicamente modernos
pudo ser pacífico, posiblemente no todo el tiempo, pero pudo serlo. Entonces en Vo’hounâ, tenemos una verdadera historia de amor. Pero cuando
recientemente se dieron a conocer las investigaciones de Svante Pääbo
sobre el genoma humano, estuve al tanto porque hacía mucho tiempo que
se decía que no era posible la hibridación entre neandertales y sapiens.
Grupo de neandertales para
el juego de rol Würm.
Edicions Icare, 2009.
3
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Helena Bonet Rosado
Sí, se comentaba entre pasillos, pero no había evidencias y, de pronto,
ahora existen evidencias de ello por la genética. Además, hay pruebas óseas
puesto que la antropóloga Silvana Condemi, que investiga esta temática,
ha estudiado una posible mandíbula híbrida entre las dos especies. Así que
todo es muy interesante.
H. B.: La edición integral de Neandertal en España, en 2012, ha tenido muy
buena acogida. Es una novela gráfica con un importante trabajo de documentación sobre los neandertales, pero también sobre la flora, la fauna, el
paisaje, el clima, los modos de vida ¿Cómo se ha documentado y ha construido esta obra sobre la naturaleza?
E. R.: La idea de hacer el álbum Néandertal nació después de Vo’hounâ. En
Vo’hounâ, editada en 2003, ya aparecen los neandertales pero no tal como
eran, aunque Vo’hounâ sea una neandertal, pues se trata más bien de una
historia, una novela, con la magia y el resto. Yo tenía ganas de centrarme en
el hombre de Neandertal en serio, sin el recurso de la magia de los espíritus.
El arte parietal nos muestra un estado de pensamiento mágico en los sapiens
modernos, mientras que en los neandertales carecemos de esta misma
información. Entonces me basé en lo concreto, para mostrar dónde vivían,
cómo vivían. Entonces me informé simplemente leyendo las publicaciones
científicas sobre la fauna y la flora del Pleistoceno, el aspecto del paisaje, ya
que todo eso está muy bien documentado y tenemos fuentes sobre el arte
y la fauna glaciar
4
. Consulté textos punteros, publicaciones científicas y
también imágenes hechas por otros artistas que me han dado ideas para
que, después, todo esto vaya tomando cuerpo gráficamente.
Hay un dato importante, y es que el fondo de la historia fuese, a la vez, una
propuesta arqueológica, es decir, que mostrase cómo los hombres de neandertal pudieron vivir, aunque no sepamos exactamente cómo vivían, y, además,
mostrase la preocupación de cuál era su nivel cognitivo. Yo me documento sobre
un amplio imaginario, sobre todo un sistema de encuentros entre pueblos pero,
además, los he hecho hablar, con un lenguaje totalmente moderno. Este dato es
lo que más chocó porque, cuando salió el primer tomo de Néandertal, la mayor
parte de la gente me decía: «Ah, está superbién documentado, pero en el lenguaje
hay una especie de licencia literaria». No es así, he tenido que ser valiente para
justificar que tenían un lenguaje moderno y, en el tomo 2, lo justifico.
H. B.: Volviendo a los tres álbumes del ciclo de Vo’hounâ, que obtuvo el premio Decoincer la boulle, en Angulema en 2003, usted lo ha definido como
«realismo mágico». En esta saga, ¿es más importante la narración que los
protagonistas, que el héroe o la heroína?
4
Neandertal, edición integral
Norma Editorial, 2012.
E. R.: Exactamente, de hecho la creación de personajes de Vo’hounâ estuvo
subordinada a la creación de la narración. En un principio tenía ganas de
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Conversaciones con Emmanuel Roudier
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226
5
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Vo’hounâ, tomo 2.
Ed. Soleil, 2003.
contar una historia que mostrase el encuentro entre los sapiens modernos y
los neandertales, y poner en el guión el imaginario de la prehistoria, pero no
nuestro imaginario sobre la prehistoria, que sería más bien La guerre du feu,
sino el de los propios hombres prehistóricos. Entonces, introduzco todo ese
imaginario en el guion y construyo un relato, y es esa historia la que conduce
a los protagonistas, al héroe o a la heroína. Pero lo más importante es la idea
que yo quería transmitir de estos hombres prehistóricos, una nueva visión
donde la magia era importante
5
. Deseaba mostrar que estábamos en un
mundo donde no había distancias, no había separación, para la gente que
vivía en esa época, entre el mundo natural y el mundo sobrenatural. Eran
animistas, y tenemos documentación muy abundante sobre el arte y sobre el
pensamiento mágico de esta gente. Las figurita, por ejemplo, de marfil de un
hombre con cabeza de león hallada en el Jura suábico y datada en aproximadamente en 35.000-32.000 años, es muy importante. También el bestiario que
encontramos en la Grotte Chauvet (Ardéche), por ejemplo, o en la Grotte de
l’Aldène (Hérault). Todos estos datos dan cuerpo a este imaginario, de ahí la
magia del álbum, que no está concebido de cualquier manera sino inspirado
en la documentación arqueológica.
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Conversaciones con Emmanuel Roudier
H. B.: ¿Por qué La guerre du feu? ¿Qué hay en la novela de Rosny que nos
atrae siempre, como otras grandes novelas de ficción como Viaje al centro
de la Tierra de Julio Verne?
E. R.: Lo que era interesante de La guerre du feu era trabajar sobre la prehistoria
fantaseada, no sobre la prehistoria a partir de fuentes arqueológicas. No quería
coger el libro de Rosny aîné y adaptarlo a nuestros conocimientos actuales, eso
a mi juicio no tenía sentido, así que hice la novela ilustrada tal y como había sido
escrita hace cien años. Quería ver cómo había evolucionado pero, también, ver
cuáles eran los elementos invariables, qué quedaba de esa fantasía que Rosny
había puesto en el guion, qué queda hoy de actualidad en aquella percepción
de la prehistoria. Y, efectivamente, vemos que lo que queda finalmente es
una novela sobre la evolución. Lo que pone en juego es un mecanismo, es la
pregunta que nos hacemos sobre aquello que provoca la evolución de los humanos. Por ejemplo, Rosny tiene un discurso muy claro sobre lo que quiere y
cómo quiere explicar el motor de la evolución humana, y eso es lo interesante.
Y ese motor va a ser la generosidad de Naoh, la fraternidad con otros pueblos.
El hecho de que Naoh sea valiente y fuerte es importante pero, sobre todo, que
sea curioso y solidario con los demás. Entonces yo puse esta idea en el guion y
después añadí todo el imaginario de la prehistoria fantástica, el de los tiempos
feroces, que no era para nada el imaginario que había hecho para Néandertal
y Vo’hounâ. Yo realmente quería dar vida a todos esos gigantescos animales,
esa naturaleza absolutamente fenomenal que dominaba al hombre.
Es divertida una anécdota en relación a lo que decía antes de cuando era muy
pequeño, entre dos y cinco años, y dibujaba muchos leones. Cuando ilustré
por fin al gran león blanco de La guerre du feu del tomo 1, recuperé la satisfacción que tenía de pequeño cuando dibujaba esos grandes leones
6
. Esto
es lo que me produjo verdadero placer, me hizo muchísima ilusión dibujar
esa naturaleza salvaje de la novela que, por otro lado, adoro. En este caso
hay, efectivamente, una aproximación a la prehistoria distinta a la de otros
relatos: en Vo’hounâ y Néandertal el acercamiento es más científico mientras
que en La guerre du feu es más una aproximación sobre los mitos. Esto hace
que el cómic de La guerre du feu nos hable, a la vez, de muchas referencias a
los mitos clásicos. Por eso, al protagonista le quise hacer una cabeza de héroe
griego, un poco apolíneo, de héroe civilizador.
H. B.: ¿Por qué y cómo es concebido el proyecto del juego de rol de Würm,
que obtuvo el premio Grog d’Or, en 2012?
E. R.: Sí ha obtenido un premio 2012
7
. Es curioso, porque yo hago juegos de rol
desde que era pequeño, desde los 12 años, y tenía ganas de jugar en este universo.
Inicialmente, pensé en el mundo de Vo’hounâ, pero después lo dejé un poco de
lado porque para mí Vo’hounâ ya era una realidad literaria. Tenía ganas de jugar
en el universo de la prehistoria con amigos, así que inventé este juego de una
227
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Helena Bonet Rosado
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Conversaciones con Emmanuel Roudier
6
La guerre du feu, tomo 1.
Éditions Delcourt, 2012.
Würm.
Éditions Icare, 2009.
7
manera totalmente informal. Luego lo he difundido en Internet gratuitamente
en una primera versión que ha gustado mucho a toda una comunidad de fans.
Y de repente las ediciones Icare, un editor muy simpático, se interesó por el
proyecto, de hecho yo tenía un premio de un juego de rol alternativo, difundido
gratuitamente. Lo montamos juntos, de manera que esta edición del juego de
rol ha sido revisada y actualizada. La idea partió por la inexistencia de juegos de
rol serios sobre la prehistoria, había juegos de rol, claro, que permitían jugar en
un mundo prehistórico humorístico, tipo Flintstones, pero no en un ambiente
documentado, riguroso e interesante sobre la prehistoria. Yo tenía realmente
ganas de hacerlo y ha funcionado muy muy bien, porque es pionero sobre el
tema, con mecanismos de juego que son bastante innovadores.
H. B.: Hablando de su técnica de dibujo ¿cómo trabaja la composición de
las planchas, la importancia del color, etc.?
E. R.: Yo trabajo a la antigua, no trabajo con ordenador, trabajo sobre grandes
planchas con lápices, pinceles, etc.
8
. He utilizado formatos muy grandes
para Néandertal y Vo’hounâ y, también, para La guerre du feu. Sin embargo,
229
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Helena Bonet Rosado
para los cómics que estoy haciendo ahora, que no son sobre prehistoria,
trabajo sobre papel un poco más pequeño. Pero, para los relatos prehistóricos necesito poder hacer grandes gestos con mucho dinamismo y para
ello dibujar sobre grandes hojas. Intento crear imágenes y componer con el
máximo vigor. Primero dibujo con un pincel para hacer las grandes masas en
negro y blanco y, después, hago los pequeños detalles con pequeñas plumas
y pequeños rotuladores. El color para mi es esencial, sobre todo por lo que
aporta de interés para la luz. De entrada, en realidad, no soy un colorista, soy
más bien un diseñador que prefiere el blanco y negro antes que el color, pero
cuando me pongo a colorear me gusta trabajar sobre todo con la luz, más
que el color o incluso la tinta, aunque la tinta es muy interesante. Creo que
los colores que prefiero son aquellos que trasmiten las luces de otoño, la luz
de crepúsculo, la luminosidad del amanecer, eso me encanta, en la medida
que reajusta y refuerza la narración. Cuando se elige situar una escena en el
crepúsculo es por una razón precisa, lo mismo para la noche, etc.
H. B.: Para terminar, ¿cuáles son sus proyectos de futuro en el marco de la
prehistoria?
E. R.: Bueno, en el tema de la prehistoria tengo muchos proyectos, veremos
cuales se concretan. Por ejemplo, Vo’hounâ tiene una continuación en novela,
un gran relato que estoy escribiendo y que va a ser algo muy denso a mi juicio.
De hecho, es una trilogía que se desarrolla en el universo de Vo’hounâ. Junto
con un amigo, hemos creado todo un mundo muy completo y muy coherente
lleno de tribus, que va a estar basado en fuentes arqueológicas pero también
sobre nuestro propio imaginario. Así que, ahí tenemos una gran novela, que
se desarrolla veinte años después de la historia del cómic de Vo’hounâ, ese
es mi gran proyecto.
Después tengo otros proyectos, un libro científico sobre el hombre de Neandertal en el que yo haré grandes ilustraciones, junto con Antoine Balzeau, un
gran especialista del hombre de Neandertal que trabaja en el Museo Nacional
de Historia Natural, en París. Además, tengo varios proyectos de ilustraciones
para otros museos.
Estos son mis proyectos futuros, sin embargo voy a dejar un poco de lado la
prehistoria, solo las ilustraciones y las novelas, y voy a renovar mi universo
gráfico de la bande dessinée haciendo otras cosas. Así estamos empezando a
trabajar en un álbum que se desarrolla en una Edad Media fantástica, donde me divierto mucho y es verdaderamente muy hermoso. También tengo
previsto proyectos para otros periodos históricos, algunos como guionista y
otros como diseñador, para distintas colaboraciones.
Y una buena noticia, que acabo de recibir por correo electrónico, la editorial
Ponent Mon LDT, va a publicar la La guerra del fuego en español, en formato
integral, y saldrá a la venta en diciembre de 2016.
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Conversaciones con Emmanuel Roudier
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Emmanuel Roudier dibujando a
Vo’hounâ en su estudio.
8
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234
Vicky Menor Cuenca
L’ÂGE DE RAISON
Guionista Matthieu Bonhomme
Dibujante Matthieu Bonhomme
Año 2002
País de edición Francia
Editorial Éditions Carabas
Descripción técnica Libro en cartoné, 31 x 23 cm, 63 páginas, color.
Sinopsis Una historia que narra las desventuras de un homínido en el alba de la humanidad
expulsado de su tribu y que decide vivir solo. En él prevalecen los impulsos de violencia,
deseo y amistad sobre la razón. La fuerza narrativa y el colorido de este cómic mudo hacen
que resulten innecesarias las palabras para trasmitirnos su mensaje sobre la supervivencia
y las pasiones humanas.
ALLEY OOP
Guionista T. V. Hamlin
Dibujante V. T. Hamlin
Año 1932
País de edición Estados Unidos
Editorial Tira de prensa editada por Newspaper Enterprise Association. Muchas de las tiras
diarias y algunas dominicales de Alley Oop se volvieron a imprimir por Dragon Lady Press,
Comics Revue, Kitchen Sink Press, Manuscript Press y SPEC Books. En 2014, Dark Horse publica
una serie de libros de gran formato con tapa dura que completa las tiras que salieron en las
páginas dominicales. La imagen corresponde al n.º 1 de Dell Publishing, 1962.
Edición en español Traducido al español como Trucutú, la editorial mexicana Novaro publica este personaje en la Colección Domingos Alegres a partir de 1973. Cuaderno grapado,
19,5 x 14 cm, color.
Descripción técnica Diversos formatos según las sucesivas ediciones.
Sinopsis Alley Oop era un forzudo cavernícola de la prehistoria del reino de Moo. Monta en
un dinosaurio que es su mascota, viste un taparrabos de piel y anda armado con un martillo
de piedra. Lucha, junto con sus vecinos de Moo, contra los habitantes de Lem. El personaje
viaja en una máquina del tiempo y vive aventuras en todas las eras de nuestra historia.
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CATÁLOGO DE SELECCIÓN DE CÓMICS
235
ALTAMIRO DE LA CUEVA
Guionista Carles Bech
Dibujante Joan Bernet Toledano
Año 1965
País de edición España
Editorial Publicado en TBO. Ediciones TBO / Buigas, Estivill y Viña, S.L., Barcelona.
La imagen corresponde al Extra TBO dedicado a Altamiro de la cueva, editado en 1970, en
cartoné, 28 x 20 cm, color.
Descripción técnica Cuaderno grapado, 28 x 20 cm, color.
Sinopsis Altamiro es un cavernícola prehistórico que vive en una tribu donde, a pesar de no
ser el más fuerte ni el más poderoso, es un ingenioso e inteligente artista al que admira toda
la comunidad. En un ambiente paleolítico, donde abundan los anacronismos, Altamiro es un
inventor avanzado a su tiempo donde descubre soluciones y resuelve problemas cada día.
B.C.
Guionista Johnny Hart
*
Dibujante Johnny Hart
Año El 17 de febrero de 1958 apareció la primera tira de B. C., cuyo título obedece a las siglas
de before Christ (antes de Cristo).
País de edición Estados Unidos
Editorial Fawcett Gold Medal, Ballantine Books y Editorial Reviews han recopilado las tiras
humorísticas de prensa. Libros antológicos de tiras de prensa. Hubo una redistribución en un
retapado con los dos libros que llevó impostado el sello «especial» sobre una nueva portada,
pero consistió en los mismos tebeos sin tapas, que carecían de nuevo registro en depósito legal.
Edición en España En 1981, Distrinovel, S.A., edita el libro B. C. Los primitivos en rústica,13
x 19 cm, 96 páginas, con interior en blanco y negro, y cubierta en color. La imagen corresponde a la edición de Buru Lan Ediciones S. A., de 1971, en rústica, 18 x 11 cm, cubierta
color e interior blanco y negro.
Sinopsis Personaje humorístico y satírico situado en la época prehistórica que comparte
historietas con un grupo de hombres y mujeres de las cavernas, y animales antropomórficos
de diferentes eras geológicas, como un oso hormiguero, una hormiga y una tortuga.
* Hart murió sobre su mesa de dibujo en abril de 2007. La tira pasó entonces a manos de sus nietos
Mason Mastroianni (guionista principal y dibujante) y Mick Mastroianni (escritor), y la hija de Hart,
Perri (rotulista y colorista).
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236
Vicky Menor Cuenca
CAVE GIRL
Guionista Gardner Fox
Dibujante Bob Powell
Año 1952
País de edición Estados Unidos
Editorial Aparece en el n.º 2 de Thun’da y continua publicándose en Magazine Enterprises. En
1988, AC Comics edita un número que recorre tres historias de Cave Girl en blanco y negro.
La imagen corresponde al n.º 1 de AC Comics, 1988.
Descripción técnica Diversos formatos según las sucesivas ediciones.
Sinopsis Después de la muerte de sus padres en la selva, la joven Carol Mantomer es rescatada
por un águila que la lleva a Dawn Lands, donde habitan criaturas prehistóricas. Allí, criada por
el lobo Kattu, crece como una belleza rubia experta en armas primitivas. Protegerá la selva, su
hogar, contra los cazadores furtivos de marfil, de cabezas o las mitológicas mujeres amazonas.
Es una heroina selvática con cazador blanco como compañero sentimental.
CAVEMAN
Guionista Tayyar Özkan
Dibujante Tayyar Özkan
Año 1993
País de edición Turquía
Editorial Caveman apareció en Heavy Metal en 1993. Los números 1, 2, 3 y 4 se publicaron en
Caveman Publishing (1998), revista de 32 páginas en blanco y negro. En 1997 NBM recopiló las
historias de Caveman en una novela gráfica.También en Turquía se publicaron en importantes
periódicos como Yeni Yuzyil, RADIKAL y FHM.
Descripción técnica Diversos formatos según las sucesivas ediciones.
Edición en España En 2001, Dude Comics edita una recopilación en rústica, 48 páginas con
portada en color e interior en blanco y negro. En 2007, Gursel Diartgroup edita un álbum recopilatorio. Libro en cartoné, 30 x 21 cm, 68 páginas, cubierta en color, interior en blanco y negro.
Sinopsis Historietas satíricas e irónicas ambientadas en la prehistoria con claros paralelos
en la vida moderna. Con un enérgico lenguaje narrativo mudo, el protagonista, Caveman,
muestra cómo algunas pasiones del ser humano, como la violencia o el individualismo, no
han cambiado desde la prehistoria hasta nuestra supuesta sociedad civilizada.
[page-n-238]
CATÁLOGO DE SELECCIÓN DE CÓMICS
237
CHRONIQUES DE LA NUIT DES TEMPS
Guionista André Houot
Dibujante André Houot
Año 1987-1994
País de edición Francia
Editorial Serie de 5 álbumes: Le Couteau de pierre con páginas documentales de Aimé Bocquet.
Libro en cartoné, 30 x 22 cm, 48 páginas, color. (Fleurus, 1987). Tête-brûlée.Libro en cartoné.
30 x 22 cm, 46 páginas, color. (Le Lombard, 1989). On a marché sur la terre. Libro en cartoné.
30 x 22 cm, 46 páginas, color. (Le Lombard, 1990). Le Soleil des morts. Libro en cartoné. 30 x
22 cm, 46 páginas, color. (Le Lombard, 1992). Ars engloutie. Libro en cartoné. 30 x 22 cm, 54
páginas, color. (Glénat, 1994).
Sinopsis Los cuatro primeros volúmenes de la serie relatan historias ambientadas en la
prehistoria, desde los primeros homínidos hasta la Edad de los Metales. Houot es el primer
autor de bande dessinée que se asesora científicamente para ilustrar la prehistoria con el fin
de construir pasados basados en el conocimiento arqueológico.
ERASE UNA VEZ... EL HOMBRE
Guionista Albert Barillé
Dibujante Jean Barbaud
Año 1978
País de edición Francia
Editorial Il était une fois... l’Homme es una serie de televisión que se edita en bande dessinée
en 1991 Fabbri-Hachette y FR3, en cuarenta volúmenes.
Descripción técnica Diversos formatos según las sucesivas ediciones.
Edición en España Publicado por Ediciones Junior, S.A. en 1979, en 13 cuadernos en rústica
con páginas interiores y cubiertas en color, 29 x 22 cm, 30 páginas. En 1989, Ediciones Junior,
S.A. reedita en libro cuatro números en cartoné, 29 x 22 cm, 190 páginas, color.
Sinopsis Adaptación de la serie de dibujos animados producidos por los estudios de Procedis
que se emitieron en la televisión francesa FR3, a partir de 1978. Las viñetas están extraídas
directamente de los fotogramas. Relata la evolución de la humanidad desde la prehistoria
hasta el siglo xx en 26 episodios. Comic de divulgación científica, siempre con el humor
presente, dirigido al público juvenil.
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238
Vicky Menor Cuenca
GIRIGHIZ
Guionista Enzo Lunari
Dibujante Enzo Lunari
Año 1972
País de edición Italia
Editorial Tira cómica publicada en la revista Linus editada por Milano Libri y posteriormente
por Baldini & Castoldi.
Descripción técnica Libro en cartoné, 22 x 16 cm, 117 páginas, cubierta color e interior blanco
y negro.
Sinopsis El autor sitúa a sus personajes -el jefe de la tribu, el brujo o el mamut- en la prehistoria, concretamente en el Pleistoceno, pero con comportamientos y costumbres de la época
moderna. En clave de humor, es una clara sátira política de su país y de la sociedad actual.
HISTORIA DEL UNIVERSO EN CÓMIC
Guionista Larry Gonick
Dibujante Larry Gonick
Año 1978
País de edición Estados Unidos
Editorial En 1978, RIP off Press edita 10 cuadernos grapados, 17,5 x 25,5 cm, cubierta en
color e interior en blanco y negro. En 1990 edita The Cartoon History of the Universe en dos
volúmenes: una recopilación en cartoné, 28 x 21 cm, cubiertas en color e interior en blanco
y negro. En 2007 y 2009 ha editado los dos últimos volúmenes sobre el mundo moderno.
Edición en España Ediciones B, S.A., 1990, edita la recopilación de los siete primeros cuadernos
en rústico, 28 x 21 cm, 352 páginas, cubierta en color e interior en blanco y negro; también
se hace una reedición en 2009.
Sinopsis El profesor y matemático L. Gonick presenta la historia del mundo desde el Big Bang,
que provocó el nacimiento del mundo, hasta la actualidad de una forma satírica y humorística
pero dentro de un gran rigor histórico. El volumen I, que comprende los cuadernos del 1 al 7,
abarca desde el origen del planeta hasta Alejandro Magno. Una forma didáctica y divertida
de conocer la historia del Universo.
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CATÁLOGO DE SELECCIÓN DE CÓMICS
239
Hug, el troglodita
Guionista Jordi Gosset
Dibujante Jordi Gosset
Año 1965
País de edición España
Editorial Publicado por primera vez en la revista Tío Vivo, Editorial Bruguera, S.A. Editorial
Bruguera, S.A., publica dos especiales Hug, el troglodita, en 1971 y 1972, en la Colección Olé
n.º 32 y 61. En 1999, se edita una antología en Clásicos del humor de Ediciones B, en cartoné,
26 x 18 cm, 80 páginas, color.
Descripción técnica Diversos formatos según las sucesivas ediciones.
Sinopsis El troglodita Hug vive en la Edad de Piedra rodeado de pepesaurios. Intenta conseguir
huevos de pedrodáctilo para alimentarse pero sus estrategias a la hora de buscar comida terminan en fracaso. Su amigo Pitákoras le recrimina por no utilizar suficientemente su intelecto
y dejarse llevar por la fuerza bruta.
KA-ZAR
Guionista Stan Lee, Jack Kirby
Dibujante Jack Kirby
Año 1936
País de edición Estados Unidos
Editorial La primera aparición es en pulp magazines y comic books en los años 30 y en 1965
en Marvel Comics.
Edición en España Ka-Zar se publica en Ediciones Vértice en 1973; Comics Bruguera, Editorial Bruguera, S.A., 1978; Ediciones Surco, 1983; Editorial Planeta DeAgostini, S.A., 1998 y
1999, y por Marvel Limited Edition, Panini España, S.A., en 2015. La imagen corresponde a
Ediciones Vértice, 1981.
Descripción técnica Diversos formatos según las sucesivas ediciones.
Sinopsis Ka-Zar es un personaje a medio camino entre Tarzán y héroe prehistórico, que vive
en la Tierra Salvaje, un lugar perdido en el tiempo y poblado por criaturas prehistóricas. Su
compañera Shanna, la diablesa, le acompaña en numerosas aventuras, llegando a tener su
propio personaje.
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240
Vicky Menor Cuenca
LUCY. L´ESPOIR
Guionista Patrick Norbert
Dibujante Tonino Liberatore
Año 2007
País de edición Francia
Editorial Capitol Éditions
Descripción técnica Libro cartoné, 35 x 26 cm, 70 páginas, color. En 1990 la editorial Seuil había
editado Le Rêve de Lucy, de Yves Coppens y Pierre Pelot, con ilustraciones de Tonino Liberatore.
Sinopsis El comic relata la historia de la «primera mujer», Lucy, una australopiteca de 3 millones
de años que, perdida y encinta, vive el primer amor en la tierra. Cuenta con el asesoramiento
científico de Yves Coppens, codescubridor del auténtico esqueleto fósil de Lucy.
MEZOLITH
Guionista Ben Haggarty
Dibujante Adam Brockbank
Año 2010
País de edición Reino Unido
Editorial David Fickling Books.
Descripción técnica Libro cartoné, 22 x 30,5 cm, 96 páginas, color.
Sinopsis La historia describe el viaje personal de un niño del mundo de cazadores mesolíticos, ambientado en lo que hoy es el noreste de Yorkshire. Relata historias de la lucha diaria
de una pequeña tribu que se entrelazan con antiguos mitos y leyendas. Fundamentada en
la investigación arqueológica detallada, es un libro de acción y aventura, horror y romance,
magia y belleza.
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CATÁLOGO DE SELECCIÓN DE CÓMICS
241
NÉANDERTAL
Guionista Emmanuel Roudier
Dibujante Emmanuel Roudier
Año 2007-2011 (tres volúmenes)
País de edición Francia
Editorial Éditions Delcourt. Serie de tres volúmenes: Le Cristal de Chasse, 2007, libro cartoné,
32 x 23 cm, 55 páginas, color; Le Breuvage de vie, 2009, libro cartoné, 32 x 23 cm, color, y
Le meneur de meute, 2011, libro cartoné, 32 x 23 cm, color.
Edición en España Neandertal, Norma Editorial, S.A., 2012. Libro cartoné. 26 x 19 cm. 168
páginas, color.
Sinopsis En una caverna europea, hace más de 50.000 años, Laghu es un hábil fabricante
de armas que nunca podrá ser cazador, ya que su pierna lisiada se lo impide. Sin embargo,
cuando un mítico bisonte causa la muerte de su padre y de su hermano, Laghu jura cazarlo
por venganza. Es una emocionante historia de aventuras protagonizada por diversas tribus
de neandertales que fantasea sobre cómo debió de ser la existencia de esta especie extinta
que precedió al Homo sapiens.
NEANDERTHAL
Guionista Chris Ryall
Dibujante Frank Frazetta
Año 2009
País de edición Estados Unidos
Editorial Image Comics
Descripción técnica Cuaderno grapado. 48 páginas, color.
Sinopsis Historia muda que transcurre en el Paleolítico medio y que se basa en las ilustraciones originales de Frank Frazetta para las revistas de Warren Publishing. Presenta a una tribu
de rudos neandertales que sobrevive a grandes peligros, como los tigres de dientes de sable.
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Vicky Menor Cuenca
ÖTZI, POR UN PUÑADO DE AMBAR
Guionista Mikel Begoña
Dibujante Iñaket
Año 2015
País de edición España
Editorial Norma Editorial
Descripción técnica Libro cartoné, 19 x 16 cm, 72 páginas, color.
Sinopsis Historia novelada a partir del hallazgo arqueológico de la momia del periodo Calcolítico, de hace 5000 años, encontrada en los Alpes en 1991. Ötzi es el mejor arquero de su
tribu y recibirá una misión del oráculo para recuperar la ruta del ámbar en las montañas
alpinas. Para ello tendrá que llevar a cabo la caza ritual de un enorme ciervo para invocar a
los mensajeros del cielo.
PEQUEÑO PANTERA NEGRA
Guionista Pedro Quesada
Dibujante Miguel Quesada y José Ortiz hasta el n.º 177. En 1961 Quesada fue sustituido por
Jesús Herrero.
Año 1958-1964. En 1958 la editorial Maga dio por finalizadas las aventuras Pantera Negra,
dando paso a Pequeña Pantera Negra, que siguió su numeración.
País de edición España
Editorial Maga
Descripción técnica Cuaderno grapado, 12 páginas, 12 x 17 cm (n.º 55 a 124), 17 x 24 cm
(n.º 125 a 329), cubierta color e interior blanco y negro. La imagen corresponde a la Edición
de Maga, 1958.
Sinopsis Jorgito, hijo de Pantera Negra, es un adolescente libre y protector de su tribu gracias a
su valor, generosidad y superior grado de civilización. Viaja por tierras africanas, acompañado
de su amiga la pantera negra, donde encuentra estirpes de hombres vampiro, indígenas abeja,
animales fantásticos, dinosaurios y hombres prehistóricos.
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CATÁLOGO DE SELECCIÓN DE CÓMICS
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LOS PICAPIEDRA
Guionista William Hanna y Joseph Barbera
Dibujante William Hanna y Joseph Barbera
Año 1960
País de edición Estados Unidos
Editorial Marvel Comic edita The Flintstones
Edición en España Desde principios de los años 60 Editorial Bruguera S.A. publica numerosos ediciones de las historietas de Los Picapiedra en las colecciones Minitroquelados, Horas
alegres, Copito, Tele infancia, Mini infancia, etc. Ediciones Recreativas, S.A., en 1975 publica
25 números. Ediciones Laida publica Los Picapiedra en 1975, en cartoné, 18 x 27 cm, color.
A partir de los años 80, Editorial Planeta DeAgostini, S.A. y Ediciones B, S.A. se sumarán en
la publicación de esta serie.
La imagen corresponde a la editorial Jovial-Películas, t. 10, 1970.
Descripción técnica Diversos formatos según las sucesivas ediciones.
Sinopsis Los Picapiedra fue una de las series animadas más exitosas de la historia de la televisión. Pedro Picapiedra y Pablo Mármol reflejan la clase media de la sociedad estadounidense
con su casa troglodita, su animal de compañía Dino, las salidas al campo, barbacoas en el
jardín y el primitivo vehículo. Sus esposas, Betty y Vilma, modelo de amas de casa americana,
soportan las ideas y aventuras de Pedro con la complicidad de su amigo Pablo, de las que
nunca salen bien parados.
PURK, EL HOMBRE DE PIEDRA
Guionista Pablo Gago
Dibujante Manuel Gago
Año 1950
País de edición España
Edicitorial La Editorial Valenciana, S.A. publica la primera edición en 1950. Cuaderno grapado,
24 x 17 cm, 10 páginas, cubierta color e interior blanco y negro. Editorial Valenciana, S.A.,
en 1974, reedita en color 114 números. Cuaderno grapado, 26 x 18 cm, 20 páginas, color. La
editorial J.L. A., en 1986 hace una recopilación en 26 números, en rústica, 16 x 24 cm, 108
páginas y cubiertas en color e interior en blanco y negro. La imagen corresponde al n.º 39
de Editorial Valenciana.
Sinopsis En la Edad de Piedra, los hijos de dos jefes de tribus rivales están enamorados: Purk
de los cataks y Lila de los urulus. Para evitar que Lila sea entregada como mujer a Tugor, Purk la
rapta. En su huida de los urulus, son atacados por los gigantes de la Reina Suri y Lila desaparece.
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244
Vicky Menor Cuenca
RAHAN
Guionista Roger Lecureux, y a partir de 1999 tras su muerte, Jean-François Lecureux (su hijo)
Dibujante André Chéret
Año 1969
País de edición Francia
Editorial Publicada inicialmente en la revista Pif Gadget en blanco y negro por Éditions Vaillant,
Francia. Soleil Productions edita entre 1998 y 2011 Rahan l’intégrale, en 25 volúmenes en
cartoné, 30 x 21 cm, color. Rahan l’intégral noir et blanc, en 2014; entre 1999 y 2010, Éditions
Lécureux publica diez volúmenes en cartoné, 30 x 21,5 cm, color.
Edición en España Buru Lan, S.A, de ediciones. Cuaderno grapado, 30 x 23 cm, 24 páginas,
color. La imagen corresponde a Éditions Lécureux, 2009.
Sinopsis Las aventuras de Rahan se desarrollan en la prehistoria en la que sobrevive y se enfrenta a bestias salvajes. A la muerte de sus padres, asesinados por tigres de dientes de sable,
el joven Rahan es adoptado por su nuevo padre Craô que le enseña los valores de generosidad,
valentía, tenacidad, lealtad y sabiduría.
ROQUITA
Guionista Jordi Gosset
Dibujante Jordi Gosset
Año 1979
País de edición España
Editorial Se publica en la revista Super Zipi y Zape y Pulgarcito, publicación infantil, por la
Editorial Bruguera, S.A., en los años 70 y 80. En 1991, aparece en la colección Olé! de Ediciones B, S.A.
Descripción técnica Diversos formatos según las sucesivas ediciones.
Sinopsis Roquita odia la sopa y vive en una cueva con su madre, con su perro Pocaspulgas
y con una ingeniosa y cabreada araña. Siempre tiene sopa para cenar y en cada una de sus
historietas casi siempre se sale con la suya y consigue, aunque sea por azar, quedarse sin
tomar la sopa, lo que considera un motivo de victoria y celebración.
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CATÁLOGO DE SELECCIÓN DE CÓMICS
245
RUPESTRES
Guionista David Prudhomme, Emmanuel Guibert, Pascal Rabaté, Troubs, Marc-Antoine
Mathieu y Etienne Davodeau
Dibujante David Prudhomme, Emmanuel Guibert, Pascal Rabaté, Troubs, Marc-Antoine
Mathieu y Etienne Davodeau
Año 2011
País de edición Francia
Editorial Futuropolis
Descripción técnica Libro en cartoné, 19 x 26 cm, 208 páginas, color.
Sinopsis Viaje, casi iniciático, de seis autores de la bande dessinée al corazón de la tierra para
experimentar la magia y comprender el lenguaje universal del arte parietal paleolítico con la
visita a algunas de las cuevas decoradas más famosas del sur de Francia.
TOR
Guionista Norman Maurrer
Dibujante Joe Kubert
Año 1953
País de edición Estados Unidos
Editorial DC Comics. Aparece por primera vez en un cómic titulado 1,000,000 years ago.
La Imagen corresponde al n.º1 de DC, 1975.
Edición en España Editorial Planeta DeAgostini S.A., en 1993 publica Tor. Libro en cartoné,
31 x 24 cm, 112 páginas, color. En 2009 edita Tor. Una odisea prehistórica, contiene n.º 1, 2, 3,
y 4, en rústica, 26 x 17 cm, 160 páginas, color.
Sinopsis Tor es un guerrero prehistórico solitario cuyo único amigo es su monito Che-Che.
Corren aventuras llenas de dinamismo y elementos fantásticos donde conviven tribus hostiles y monstruos prehistóricos, incluidos los dinosaurios. Es un personaje muy cercano al
espíritu de la serie de Tarzán.
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Vicky Menor Cuenca
TUROK, Son of Stone
Guionista Alberto Giolitti y Matthew H. Murphy
Dibujante Rex Maxon y Ray Bailey
Año 1954, en las páginas de Four Color Comics, 1956 en Dell Comics
País de edición Estados Unidos
Editorial Dell Comics (en 1962 se separó de su socia Western Printing and Publishing y fue
esta última la que se quedó con el personaje y siguió publicándolo con el mismo título bajo
el sello de Gold Key Comics). En 1992 la editorial Valiant relanzó el personaje que pasaría a
Acclaim en 1998, a Dark Horse en 2010 y, finalmente, a Dynamite Comics en 2013.
Edición en español La mexicana Editorial Novaro en 1969 comienza la serie que alcanza 274
números. Publicación mensual. Cuaderno grapado, 25 x 17 cm / 20 x 14 cm, 36 páginas, color.
Ediciones Laida publica Turok, el hombre de piedra, en 1975, en cartoné, 18 x 27 cm, color.
Sinopsis Turok es un nativo americano precolombino, que queda atrapado junto a su hermano
Andar en un extraño y perdido valle poblado por dinosaurios y cavernícolas, inspirado en
El Mundo perdido de A. C. Doyle, donde tienen que enfrentarse a los peligros más ignotos.
VO’HOUNÂ
Guionista Emmanuel Roudier
Dibujante Emmanuel Roudier
Año 2002-2013
País de edición Francia
Editorial Soleil Productions. Serie de tres álbumes: La saison d’Ao, Soleil Productions, 2002;
La saison de Mordagg, Soleil Productions, 2003, y Le souffle de Montharoumone, Soleil Productions, 2005. Libros en cartoné, 32 x 23 cm, 46 páginas, color. En 2013, Éditions Errance
publica Vo’hounâ.Une légende préhistorique una edición especial en blanco y negro que
completa la serie con el 4.º volumen. Libro cartoné, 184 páginas, 32 x 23 cm, en blanco y negro.
Sinopsis Una leyenda prehistórica guiada por la magia de la chamana Vo’hounâ y de los
grandes espíritus de los animales. Transcurre en la zona del sur de Francia de hace 35.000
años y relata el encuentro entre neandertales y cromañones durante la era glaciar. Busca una
reconstrucción realista de los escenarios aunque introduce un gran componente fantástico.
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Reconocimiento de copyrigHT
Prehistoria y cómic. La magia de la imagen. Helena Bonet Rosado
¡Gracias Lucy! Begoña Soler Mayor
Fig. 1: ©Éric Le Brun; ©Éditions Glénat
Fig. 1: ©William M. Marston; ©DC Comics
Fig. 2: ©Enzo Lunari; ©Milano Libri Edizioni
Fig. 3: ©AC comics
Fig. 5: ©Rudolph Zallinger; ©Time, Inc.
Fig. 4: ©Néstor Redondo, Joe Kubert; ©AC comics
Fig. 6: ©E.R. Burroughs; ©Hispano Americana de Ediciones
Fig. 5: ©Budd Root; ©Devon Massey
Fig. 8: ©Alley Oop ©UFS, Inc. Used By Permission of UNIVERSAL UCLICK for UFS.
Fig. 6: ©Patrick Galiano, Mario Milano; ©Les Humanoïdes Associés
Fig. 9: ©Tayyar Özkan; ©Editorial Gursel Diart Group S.L.
Fig. 7: ©Emmanuel Roudier; ©Éditions Soleil
Fig. 10: © Howie Post; ©National Periodical Publications, Inc.
Fig. 8: ©André Chéret, Michel Rodrigue; ©Éditions Jocker
Fig. 11: ©Roger Lécureux, André Chéret; ©Éditions Soleil
Fig. 9: ©René Hausman; ©Dupuis
Fig 12: ©Jack Sparling; ©Dell Publishing Co., Inc.
Fig. 10: ©Mireia Pérez; ©Ediciones sins entido
Fig. 13: ©André Houot; ©Éditions du Lombard
Fig. 11: ©Patrick Norbert, Tanino Liberatore; ©Capitol Éditions
Fig. 14: ©Frank Frazetta
Fig. 12: ©Roger Lécureux, André Chéret; ©Éditions Lécureux
Fig. 15: ©Mikel Begoña, Iñaket; ©Norma Editorial
Primero, la ciencia… después, la ficción. Ernestina Badal García y Joaquín Soler Navarro
Fig. 9: © ARTE France. The Lost World. Harry O. Hoyt
Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿caminos divergentes o convergentes?
Gonzalo Ruiz Zapatero
Figs. 1, 11, 12 y 13: ©J. G. Swogger
Fig. 4: ©Édouard Aidans; © Journal de Tintin; ©André Chéret, Roger Lécureux;
©Éditions Lécureux
Fig. 5: ©André Houot; ©Éditions du Lombard
Fig. 6: ©Ben Haggarty, Adam Brockbank
Figs. 7 y 8: ©Emmanuel Roudier; ©Norma Editorial
Fig. 9: ©Patrick Norbert, Tanino Liberatore; ©Capitol Éditions
Fig. 10: © Emmanuel Roudier; ©Delcourt Éditions
Fig. 13: ©Hanna-Barbera Productions
Fig. 14: ©Juan Zanotto; ©Editoriale Aurea
Fig. 15: ©A. Chéret, Michel Rodrigue; ©Éditions Jocker
El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos.
Santiago Grau Gadea
Fig. 1: ©Will Eisner ©Norma Editorial
Fig. 3: ©Larry Gonik; ©Ediciones B
Fig. 2: ©Alberto Cabado, Eugenio Zoppi; ©Enciclopedia para todos, Daniel Mallo
Productions
Fig. 4: ©Antonio Fraguas (Forges)
Fig. 5: ©Albert Barillé, Jean Barbaud; ©TM & ©Procidis
Fig. 6: ©Jacques Malaterre, Loïc Malnati; ©Bamboo Édition
Fig. 7: ©Emmanuel Roudier; ©Éditions Icare
Fig. 8: ©Éric Le Brun; ©Éditions Glénat
La prehistoria en el tebeo infantil. Antoni Guiral Conti
Fig. 9: ©Priscille Mahieu; ©Éditions Milan
Figs. 1, 3, 4, 6 y 8: ©Jordi Gosset
Fig. 10: ©Max, Pau, Marc Ferré; ©Museu Arqueològic de Son Fornés.
Fig. 2: ©Herederos de Gustavo Martínez Gómez
Fig. 11: ©Robert Crumb
Fig. 5: ©Herederos de Carles Bech y Joan Bernet
Fig. 12: ©Gerard Miquel, Laura Fortea, Eva Ripollés; ©Museo de Prehistoria de Valencia
Fig. 7: ©Herederos de Joan Rafart
Fig. 9: ©Herederos de Themo Lobos
Conversaciones con Emmanuel Roudier. Helena Bonet Rosado
Fig. 3: ©Emmanuel Roudier; ©Éditions Icare
Barbas, cachiporras y dinosaurios. Pedro Porcel Torrens
Fig. 4: ©Emmanuel Roudier; ©Norma Editorial
Fig. 1: ©Josep Serra Masana
Fig. 5: ©Emmanuel Roudier; ©Éditions Soleil
Fig. 2: ©R. Martín, Francisco Darnís
Fig. 6: ©Emmanuel Roudier; ©Delcourt
Figs. 3 y 4: ©Pedro Quesada, Miguel Quesada
Fig. 7: ©Emmanuel Roudier; ©Norma Editorial
Figs. 6, 7, 8, 9 y 10: ©Herederos de Manuel Gago
Fig. 11: ©Herederos de Alberto Marcet
Catálogo de selección de cómics. Vicky Menor Cuenca
1. ©Matthieu Bonhomme; ©Éditions Carabas
Prehistoria en los cómics americanos. Álvaro Pons Moreno
2. ©V.T. Hamlin; ©Dell Publishing Co., Inc.
Fig. 2: © Alley Oop ©UFS, Inc. Used By Permission of UNIVERSAL UCLICK for UFS.
3. © Herederos de Carles Bech y Joan Bernet
Fig. 3: ©Will Eisner
4. ©Johnny Hart; ©Field Newspaper syndicate
Fig. 4: ©Joe Kubert; ©National Periodical Publications, Inc.
5. ©AC comics
Fig. 5: ©Western Publishing Company, Inc.
6. ©Tayyar Özkan; ©Editorial Gursel Diart Group S.L.
Fig. 6: ©E. R. Burroughs; ©Western Publications Company
7. ©André Houot; ©Éditions Fleurus
Fig. 7: ©Stan Lee, Jack Kirby; ©National Comics Publications, Inc.
8. ©Albert Barillé, Jean Barbaud; ©TM & ©Procidis
Fig. 8: ©Johnny Hart; ©Field Newspaper syndicate
Fig. 9: ©Hanna-Barbera Productions
Fig. 10: ©Howard Post, Wallace Wood; ©National Comics Publications, Inc.
Fig. 11: ©National Comics Publications, Inc.
Fig. 12: ©Larry Gonick; ©Rip off Press, Inc.
Fig. 13: ©Frank Frazetta
Fig. 14: ©Robert Crumb; ©Agence Littéraire Lora Fountain, Paris.
Entre pedagogía y parodia, la prehistoria en el cómic francófono. Didier Pasamonik
Fig. 2: ©Fred Funcken; ©Journal de Mickey
Fig. 3: ©René Pellos
Fig. 4: ©Xavier Snoeck, Sirius; ©Dupuis
Figs 5: ©René Hausman; ©Journal Spirou
Fig. 6: ©René Hausman; ©Dupuis
Fig. 7: ©Matthieu Bonhomme; ©Éditions Carabas
Fig. 8: ©Philippe Druillet
Fig. 10: ©Franquin; ©Dupuis
Fig. 11: ©Jacques Tardi; ©Casterman
Fig.12: ©Pilote. Le Journal d’Asterix et Obelix
Fig. 13: ©Roger Windelocher, Herlé; ©Dargaud
Fig. 14: ©Joann Sfar; ©Dargaud
Fig. 15: ©Julien Berjeaut (Jul); ©Dargaud
9. ©Enzo Lunari; ©Milano Libri Edizioni
10. ©Larry Gonik; ©Ediciones B
11. ©Jordi Gosset
12. ©Stan Lee, Jack Kirby; ©National Comics Publications, Inc.
13. ©Hanna-Barbera Productions
14. ©Patrick Norbert, Tanino Liberatore; ©Capitol Éditions
15. ©Ben Haggarty, Adam Brockbank
16. ©Emmanuel Roudier; ©Norma Editorial
17. ©Frank Frazetta
18. ©Mikel Begoña, Iñaket; ©Norma editorial
19. ©Pedro Quesada, Miguel Quesada
20. ©Herederos de Manuel Gago
21. ©Jean-François Lécureux, Roger Lécureux, André Chéret; ©Éditions Lécureux
22. ©Jordi Gosset
23. © Étienne Davodeau, Emmanuel Guibert, Marc-Antoine Mathieu, David Prudhomme,
Pascal Rabaté, Troubs ;©Futuropolis
24. ©Joe Kubert; ©National Periodical Publications, Inc.
25. ©Western Publishing Company, Inc.
26. ©Emmanuel Roudier; ©Éditions Soleil
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COORDINACIÓN
Helena Bonet Rosado y Álvaro Pons Moreno
[page-n-5]
Este libro se editó con motivo de la
exposición temporal «Prehistoria y
Cómic», inaugurada en junio de 2016.
DIPUTACIÓN DE VALENCIA
Presidente
Jorge Rodríguez Gramage
Animaciones 3D
Ángel Sánchez Molina
Audiovisuales
Grabación, edición y montaje
Render Comunicación, SL
Empresas colaboradoras de la producción
Diputado de Cultura
Xavier Rius i Torres
Diseño gráfico de la exposición
Vanesa Mora Casanova
MUSEO DE PREHISTORIA DE VALENCIA
Diseño del material impreso
Marc Granell Artal
Directora
Helena Bonet Rosado
Jefe de la Unidad de Difusión, Didáctica y
Exposiciones
Santiago Grau Gadea
EXPOSICIÓN
Proyecto expositivo
Museo de Prehistoria de Valencia
Comisariado
Helena Bonet Rosado
Álvaro Pons Moreno
Equipo de trabajo
Francisco Chiner Vives
Eva Ferraz García
Santiago Grau Gadea
Vanesa Mora Casanova
Begoña Soler Mayor
Con la colaboración de
Josep Lluís Pascual Benito
Bernat Martí Oliver
Alfred Sanchis Serra
Diseño, instalación y montaje
Francisco Chiner Vives
Imagen del cartel y cubierta del catálogo
Paco Roca
Didáctica
Laura Fortea Cervera
Eva Ripollés Adelantado
Ayudante de montaje
Amadeo Moliner Blay
Fondos expuestos
Museo de Prehistoria de Valencia
Colección Helena Bonet Rosado
Emmanuel Roudier
Miguel Quesada
Antonio Fraguas «Forges»
Mikel Begoña e Iñaki Martínez «Iñaket»
Ortifus
Mireia Pérez
Philuc
Museo Arqueológico Municipal Camil
Visedo Moltó de Alcoi
Impresión del material de difusión
Imprenta Provincial de la Diputación de
Valencia
Transporte de la obra
TTI
Seguros
Muñiz y Asociados. Generali Seguros
Traducciones inglés y francés
Lambe & Nieto
Marc Tiffagom
Producción
Museo de Prehistoria de Valencia
Reinadecorazones Espacios para el Ocio y
la Cultura
PUBLICACIÓN
Proyecto editorial y coordinación
Museo de Prehistoria de Valencia
Agradecimientos
Cecilio Alonso Alonso
Emili Aura Tortosa
Jorge Iván Arguiz
Suresh Ariaratnam
Gilles Bourgarel
Adam Brockbank
Maggie Calt
Chantal Chéret
Lora Fountain & Associates
Judit Foz Povill
Gloria García
Manuel Gozalbes Fernández de Palencia
Manel Granell
Ben Haggarty
Tanino Liberatore
Cristina Rihuete
Jose María Segura Martí
Museu Arqueològic Son Fornés
Dude Comics
Editorial Toxosoutos
El Patio editorial
Grupo Planeta
Nota de los editores
Los autores y los editores de este libro
comunican a los derechohabientes de las
ilustraciones o de otro tipo de imágenes
no encontradas, que pueden ponerse en
contacto con la editorial para acreditar su
propiedad intelectual o de otra índole.
Contacto: Museo de Prehistoria de Valencia,
tel: 963 883 627 y gestio.exposicio@dival.es.
Equipo de edición
Joaquín Abarca Pérez
ISBN: 978-84-7795-762-1
Autores de los artículos
Helena Bonet Rosado
Ernestina Badal García
Santiago Grau Gadea
Antoni Guiral Conti
Vicky Menor Cuenca
Didier Pasamonik
Álvaro Pons Moreno
Pedro Porcel Torrens
Emmanuel Roudier
Gonzalo Ruiz Zapatero
Begoña Soler Mayor
Joaquín Soler Navarro
© de los textos: los autores, 2016.
Traducción al valenciano y corrección
Unitat de Normalització Lingüística de la
Diputació de València
Diseño y maquetación
Marc Granell Artal
Impresión
Pentagraf
DL: V 1292-2016
© de las imágenes: los autores, 2016.
© de la edición: Museo de Prehistoria de
Valencia. Diputación de Valencia, 2016.
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193
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233
presentación
Helena Bonet Rosado
Prehistoria y cómic: La magia de la imagen
Helena Bonet Rosado
Primero la ciencia… después, la ficción
Ernestina Badal García y Joaquín Soler Navarro
Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria:
¿Caminos divergentes o convergentes?
Gonzalo Ruiz Zapatero
La prehistoria en el tebeo infantil
Antoni Guiral Conti
BARBAS, GARROTES Y DINOSAURIOS:
LOS CAVERNÍCOLAS DE PAPEL
Pedro Porcel Torrens
Prehistoria en los cómics americanos
Álvaro Pons Moreno
ENTRE PEDAGOGÍA Y PARODIA, LA PREHISTORIA EN
EL CÓMIC FRANCÓFONO
Didier Pasamonik
¡GRACIAS LUCY!
Begoña Soler Mayor
El cómic como recurso didáctico para el
aprendizaje de la prehistoria en los museos
Santiago Grau Gadea
Conversaciones con Emmanuel Roudier
Helena Bonet Rosado
Catálogo de selección de cómics
Vicky Menor Cuenca
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7
El Museo de Prehistoria de la Diputación de Valencia muestra una exposición
pionera en España sobre la prehistoria y el cómic, un reto apasionante que
aborda esta compleja relación entre los tiempos prehistóricos y las historias
de tantos y tantos héroes de ficción. Es cierto que en muchos tebeos y cómics
Helena Bonet Rosado
se ha utilizado la prehistoria como mero escenario donde se desarrollan histo-
Directora del Museo de Prehistoria de Valencia
rietas y aventuras fantásticas llenas de tópicos y anacronismos. Sin embargo
en los últimos años estamos asistiendo al incremento de cómics de temática
prehistórica que compaginan la narrativa de ficción con la documentación
científica de manera magistral. Por ello, el Museo de Prehistoria, como centro
investigador y educador que es, ha querido destacar en esta muestra el importante papel que puede desarrollar la narración gráfica como herramienta
de aprendizaje para el conocimiento de la prehistoria, precisamente por su
enorme atracción a la hora de combinar la imagen y el texto, y por su lenguaje
directo que alcanza a todos los públicos.
La exposición «Prehistoria y Cómic» recoge una gran diversidad de tebeos
y cómics en una colección de más de cien ejemplares, que abarca desde
principios del siglo xx hasta la actualidad. A través de ellos descubrimos un
mundo fantástico poblado de personajes inolvidables del tebeo español,
como Purk el Hombre de Piedra, Pequeño Pantera Negra, Altamiro de la
cueva, Hug, el troglodita o Roquita, que comparten escenario con iconos
del cómic americano, como Alley Oop, Tor, Los Picapiedra o Turok, además
de otros héroes prehistóricos del cómic francófono no menos conocidos,
como Tounga, Rahan, o las nuevas heroínas Ly-Noock o Vo’hounâ. Todo este
despliegue de papel se apoya en materiales arqueológicos del propio Museo
de Prehistoria, así como en planchas y dibujos originales, en entrevistas a
reconocidos ilustradores españoles y franceses, y en dos animaciones en 3D.
Finaliza la exposición con una biblioteca infantil y un espacio lúdico que
nos sitúa frente a aquellos estereotipos y anacronismos más frecuentes en
nuestro imaginario colectivo.
El catálogo que acompaña a la exposición recoge once contribuciones de
reconocidos especialistas del mundo del arte secuencial que nos hablan
de los tebeos infantiles, de la escuela valenciana, del comic americano y
de la aportación del cómic francófono. Desde el campo de la prehistoria,
los artículos sobre la novela de ficción, la ilustración y los cómics sobre la
prehistoria, la relación entre los museos y el cómic o el papel de la mujer en
este mundo troglodita, nos dan una visión más científica.
Deseamos que esta exposición promueva la reflexión y sea un disfrute para
todos sus visitantes.
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Prehistoria y cómic: La magia de la imagen
9
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Helena Bonet Rosado
El mito del antepasado-mono posee raíces perdidas en la penumbra
(...) Los capiteles y los bestiarios, las historietas dibujadas en las revistas y los monstruos de las ferias, despliegan una imagen del hombre
que pertenece a la psicología de las profundidades. Esta imagen (...)
todavía en nuestros días causa satisfacción a los letrados, pero que
posee sus “dobles” populares en el abominable hombre de las nieves
y en el Tarzán de las comiquitas y cines de barrio.
André Leroi-Gourhan, El gesto y la palabra.
Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela, 1971, p. 29.
La experiencia expositiva de «Prehistoria y Cine», inaugurada en el Museo de
Prehistoria en 2012 (Jardón et al., 2012), nos permitió observar la estrecha
relación que existía entre el cine y el cómic con planteamientos muy similares
a la hora de transmitir el pasado y, más concretamente, la prehistoria. Ambos
géneros nos remiten a un mundo de ficción prehistórica donde se puede ver
una serie de tópicos que han perdurado a lo largo de más de un siglo. Ahora,
la exposición dedicada a «Prehistoria y Cómic» retoma esta temática y ofrece
una doble mirada, desde el cómic y desde la propia prehistoria, a través de
una serie de iconos presentes en nuestro imaginario, que nos remiten directamente a los tiempos más remotos. El discurso de la exposición compagina
la visión que los autores de cómics nos han legado sobre la prehistoria y
nuestra reflexión, como arqueólogos, sobre este género en su aproximación a
la temática prehistórica. Esta mirada dual se presenta a través de seis iconos
universales que nos trasladan a los inicios de la historia de la humanidad y
cuyo examen nos permite contrastar ficción y realidad. Los hemos titulado:
la especie humana, el útil, el fuego, un mundo de fieras, el arte y el megalitismo. Cualquier lector identifica la imagen de un troglodita, de un hueso
empuñado como arma, un mamut, o un dolmen, como una referencia a los
tiempos prehistóricos y, en un sentido más amplio, como una evocación de
lo primitivo y lo ancestral. Estos ítems recurrentes se evidencian incluso hoy
en día en el arte urbano, expresión estética y social de un planeta inmerso
en un profundo proceso de transformación.
Los tebeos, los cómics, y en general el mundo de las viñetas, han gozado de
una extraordinaria difusión entre el público infantil y juvenil, a pesar de su
consideración como subproducto cultural, hasta bien entradas las últimas
décadas del siglo pasado. Será a partir de los años 60 cuando se asista a la
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Prehistoria y cómic: La magia de la imagen
11
reivindicación artística del cómic, llegando a ser considerado como el noveno arte (López, 2013), todo ello favorecido, en gran parte, por la difusión que
estaba alcanzando el cine y la democratización del arte entre amplios sectores
de la población. Figuras del pop art como Andy Warhol, Roy Lichtenstein o
Richard Hamilton se apropiaron de la iconografía de arquetipos procedentes
del mundo del cómic (Gasca y Mensuro, 2014: 7). Hoy en día, la estética del
cómic ha invadido importantes sectores del mundo de la publicidad y del
diseño, pero su verdadero reconocimiento artístico se está impulsando desde
las galerías de arte y los museos de arte contemporáneo, en donde cada día es
más frecuente ver en sus salas dibujos originales de autores de tebeos y cómics.
En este periodo de creciente reconocimiento e impulso creativo experimentado
por el cómic, se observa un escaso interés de este género por la prehistoria,
tal vez con excepción de las ilustraciones satíricas para las que los tiempos
prehistóricos han sido uno de los escenarios más recurrentes donde ambientar todo tipo de humor. Sin embargo, a priori, los albores de la humanidad
parecen un marco idóneo para narrar historias fantásticas, de misterio,
incluso de terror, al imaginarse como un mundo ancestral y enigmático que
permite todo tipo de licencias históricas y narrativas. Y así parece haberse
reconocido en las últimas décadas, en las que los medios de comunicación
-prensa, revistas, redes sociales, documentales y el propio cine- han jugado
un papel determinante en la difusión de los descubrimientos científicos.
La importancia de los nuevos descubrimientos arqueológicos y su difusión
han despertado en el público un mayor interés hacia la prehistoria, del que
han participado, como no podía ser de otra manera, los autores de las historietas gráficas y las editoriales. Este potencial narrativo ha supuesto un antes
y un después en el cómic histórico ambientado en la prehistoria ya que trata
de relatar el pasado de una forma diferente, con grandes posibilidades de
difusión y al alcance de todos los públicos gracias a su potente grafismo y a
su específica forma narrativa.
En este artículo hemos querido detenernos, a modo de introducción de la
exposición «Prehistoria y Cómic», en algunos aspectos que han contribuido
a crear un imaginario colectivo que se ve reflejado en las historietas y narraciones gráficas: temas como el arte prehistórico, las reconstrucciones científicas sobre los primeros seres humanos y su relación con las ilustraciones
y la narrativa fantástica.
El Homo sapiens es la única especie del planeta que ha mostrado inquietud
y necesidad de comunicar sus pensamientos y sensaciones a través de la
imagen. Como especie social que es, ha buscado formas para representar
y transmitir su mundo cognoscitivo, y esa inquietud y materialización de
Las primeras narraciones
gráficas. El arte prehistórico
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12
1
Helena Bonet Rosado
Plaqueta grabada de la Cova del Parpalló
(Gandia). Hacia el 12.000 a. C.
Museu de Prehistòria de València.
L’art préhistorique en bande dessinée,
de Éric Le Brun, vol. 2, 2013, donde se hace
referencia a las plaquetas pintadas de la
Cueva del Parpalló.
su pensamiento la conocemos a través del arte prehistórico. Las primeras
manifestaciones de pinturas rupestres se remontan a los inicios del periodo
del Paleolítico superior, hace unos 35.000 años, dejando verdaderas obras
maestras como las pinturas de la Cueva de los Sueños de Chauvet (Ardéche,
Francia). En las cuevas con arte parietal del sur de Francia y norte de España, las secuencias de grandes animales -caballos, bisontes, leones, cabras,
toros- pintados o grabados en las profundidades de las galerías muestran un
realismo y un dinamismo propio del lenguaje narrativo. Recientemente, las
investigaciones sobre las escenas del arte paleolítico han dado un nuevo giro
al estudiar la representación del movimiento en las figuras de los animales,
vinculando las primeras imágenes de la humanidad a un arte narrativo en 3D.
Marc Azéma, arqueólogo y cineasta, nos enseña que los artistas prehistóricos
ya utilizaban en sus pinturas y grabados algunas técnicas que recuerdan a las
de la animación actual, de modo que eran capaces de crear dibujos animados en tres dimensiones, gracias al volumen de las paredes sobre las que se
pintaron, a la superposición y duplicación de trazos y figuras, y al efecto de
movimiento que produciría la iluminación de las antorchas (Azéma, 2011).
En tierras valencianas, esta capacidad del hombre paleolítico de transmitir
experiencias a través del arte la tenemos muy bien representada en uno de
los conjuntos más importantes de arte mueble prehistórico: la colección de
miles de plaquetas pintadas y grabadas de la Cova del Parpalló de Gandia,
datadas entre el 21.000 y el 12.000 a.C. Algunas de ellas muestran escenas que
evocan movimiento, como la plaqueta que recrea el amamantamiento de un
cervatillo, con el detalle del doble dibujo de la cabeza que busca la ubre de
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Prehistoria y cómic: La magia de la imagen
la madre, o la plaqueta con dos ciervas a la carrera, y también la grabada por
ambas caras, en una de las cuales dos cervatillos corren entre las patas de
su madre, mientras que en el reverso, en animación coordinada, un caballo
inclina la cabeza para lamerse la pata
1
(Villaverde, 1994: figs. 35, 140 y 157 ).
Pero donde el arte narrativo alcanza su mayor dinamismo y expresividad
es en los conjuntos de arte rupestre pospaleolítico del arco mediterráneo
peninsular, llamado arte rupestre levantino. Sin duda, es la manifestación
artística más genuina de nuestra prehistoria, excepcionalmente representada en los abrigos valencianos, y declarada Patrimonio de la Humanidad en
1998. Es un arte que se expresa en las paredes de los abrigos rocosos al aire
libre, en donde la figura humana cobra un gran protagonismo, orquestando
escenas de caza, enfrentamientos y desfiles de guerreros, o escenas de la vida
cotidiana, como la recolección de la miel de la Cueva de la Araña de Bicorp.
Estas primeras narraciones, de hace unos 7.000 a 5.000 años, materializan
escenas de una vida diaria cuyos contextos orales se han perdido para siempre.
En algunos paneles sus creadores quisieron plasmar secuencias narrativas,
como en el abrigo del Barranc de la Palla en Tormos (Marina Alta) donde un
cazador sigue el rastro de sangre y las huellas dejadas por un ciervo herido
(Hernández et al., 1988: 223), o la curiosa escena de la Cova Remigia en Ares
del Maestrat (Sarria, 1989: 12-14), donde un toro malherido por una flecha
persigue a un cazador que se da a la fuga.
Las pinturas paleolíticas y neolíticas son las primeras narraciones ilustradas
de la humanidad y así lo explica gráficamente el guionista e ilustrador norteamericano Will Eisner en su libro La narración gráfica (2002). Sin embargo, en
la mayoría de los cómics su acercamiento al arte prehistórico es tangencial
y anecdótico, incluso a veces es un elemento meramente decorativo y con
nula documentación sobre la pintura parietal prehistórica (Gasca y Mensuro,
2014: 25), como podemos ver en Altamiro de la cueva (1965) de Joan Bernet
o en B. C. de Johnny Hart (1957), por citar solo a personajes muy conocidos.
Vemos cómo en la mayoría de los tebeos y cómics es frecuente, por no decir
recurrente, la mezcla de imágenes del arte rupestre paleolítico, como las
manos y los grandes mamíferos, con las esbeltas figuras humanas del arte
neolítico levantino
2
. Excepción a esta tendencia general sería el volumen
de La légende de la grotte de Niaux (2009) de Jean-François Lécureux y André Chéret, donde la narración discurre entre el misterio de la entrada a la
cueva y el grupo humano protector de sus magníficas pinturas paleolíticas.
El álbum destinado al público infantil Ticayou, le petit cro-magon (2009) de
Éric Le Brun y Priscille Mahieu ofrece una visión muy didáctica sobre el arte
paleolítico, pero, sin duda, L’art préhistorique en bande dessinée (2012 y 2013)
de Éric Le Brun es el trabajo más completo y de mayor rigor científico sobre
el arte prehistórico europeo. Luis Gasca y Asier Mensuro en La pintura en el
cómic (2014: 40-41), tras analizar los principales ejemplos, destacan el cómic
13
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Helena Bonet Rosado
14
2
Girighiz, de Enzo Lunari.
Libri edizioni, Milano, 1972.
Rupestres (2011), donde seis autores nos ofrecen su visión del mundo mágico
y sensorial del arte paleolítico a través de su propia experiencia en relación
con las cuevas del sur de Francia.
El hombre prehistórico a
través de la ilustración. El
poder de la imagen
Si bien las pinturas en las cuevas paleolíticas se remontan a unos 35.000 años,
con figuras de animales y signos, la imagen más antigua que tenemos del ser
humano se fecha hace unos 15.000 o 20.000 años, en el Paleolítico superior
avanzado. Ante la enorme riqueza de animales representados en las cuevas,
llama la atención la práctica ausencia de figuras humanas de cualquier tipo,
ya sea aisladas o compartiendo panel con la fauna. Las excepciones que
confirman la regla son los conocidos chamanes, o hechiceros danzantes,
ataviados con pieles y cornamentas de la cueva de Les Trois Frères (Ariège,
Francia), o el hombre pájaro de la cueva de Lascaux (Dordoña, Francia).
Mayor antigüedad se atribuye a las pequeñas figuras que se tallan en asta,
marfil, piedra o madera, conocidas como «venus paleolíticas», que muestran
el importante papel de la mujer en aquellas sociedades prehistóricas. Pero
desconocemos de qué forma imaginaban los inicios del mundo y de los seres
vivos. Habrá que esperar a tiempos históricos, con la aparición de la escritura
y las civilizaciones urbanas, para tener evidencias artísticas y narrativas de
cómo se conciben los orígenes de la humanidad.
Si en las civilizaciones antiguas y en el mundo clásico el origen del mundo
y de la humanidad se explican a través de diferentes mitos y leyendas, con
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Prehistoria y cómic: La magia de la imagen
el cristianismo será el Génesis el que sustituirá a cualquier especulación sobre la creación del mundo y el ser humano. Lo ancestral se identificará con
monstruos, demonios y seres semihumanos en contraposición con «nuestros
primeros padres», de raza blanca, como único origen de la especie humana.
Este panorama cambiará paulatinamente, a partir del Renacimiento, con el
descubrimiento de nuevos continentes y con las cada vez más numerosas
expediciones a todos los rincones del planeta. Estos mundos abrirán un
amplio universo de extrañas criaturas, de muy diversas razas y gentes, que
si bien finalmente se considerarán humanas, en muchos casos lo serán
como salvajes frente a los conquistadores, los civilizados. Stephanie Moser
recoge las imágenes e ilustraciones más significativas e inquietantes de estas
épocas donde lo divino, lo humano, lo exótico y lo atávico se hibridan hasta
ofrecer imágenes como la de L’Homme sauvage ou l’État de nature de Jean
Bourdichon (hacia 1500), donde una familia, con el cuerpo recubierto de
pelo, posa delante de una gruta en un ambiente bucólico (Moser, 1998: 51).
En esta nueva Edad Moderna, filósofos, científicos, historiadores y librepensadores comenzarán, cada vez más, a plantearse interrogantes sobre la primera
humanidad, aunque será durante el siglo xviii, el siglo de la Ilustración, cuando
se dé el gran salto en el conocimiento científico de la historia natural. Los
avances en los estudios de geología y zoología y, en especial, la publicación
de la clasificación de los seres vivos de Carl Linneo en 1735, contribuirán
a que la imagen del hombre bíblico dé paso, poco a poco, al concepto de
primate. Linneo, en su obra Systema Naturae, incluye hombres y monos en
un mismo orden, los antropomorfos, que luego renombrará como primates.
La pertenencia del hombre al ámbito de la zoología tejió un largo periodo
de discusiones y de críticas de sus contemporáneos científicos sembrando
el precedente de los futuros debates sobre la evolución de nuestra especie.
(Nuñez et al., 2012: 96). La aparición a principios del siglo xix de restos fósiles
humanos permitirá ampliar los conocimientos sobre los primeros homínidos,
a la vez que la paleontología humana se irá consolidando a lo largo de ese siglo.
Junto al avance del conocimiento científico aparecen las primeras ilustraciones
que recrean los tiempos y ambientes prehistóricos, ofreciendo imágenes de
seres de aspecto simiesco como representantes de la naciente especie humana.
Así, podemos contemplarlo en la primera imagen del hombre fósil
3
publi-
cada en 1838 por el biólogo, zoólogo y geólogo francés Pierre Boitard en Le
Magasin Universel. En este trabajo, Boitard, basándose en los restos humanos
fósiles hallados en Europa en décadas anteriores, reconstruye la figura del
primer hombre con rasgos simiescos y características morfológicas similares
a pueblos indígenas de África, Oceanía y Sudamérica (Boitard, 1838: 240). Solo
dos años después se dará a conocer en España en la revista de divulgación
Semanario Pintoresco Español (19/1/1840, n.º 3: 17-19). El artículo de Boitard
suscitó grandes críticas, y de hecho resultó ser una primera contribución a
15
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16
3
Helena Bonet Rosado
L’ Homme fossile, de Pierre Boitard.
Le Magasin Universel, vol. 5, París, 1838.
la teoría evolucionista, bastantes años antes de la publicación de El origen
de las especies de Darwin, en 1859.
Póstumamente, Boitard, en 1861, publica Paris avant les hommes, una versión
novelada del artículo de Le Magasin Universel, un texto de divulgación paleontológica, donde se representa una nueva imagen del hombre primigenio con
su familia, de aspecto igualmente simiesco y negroide, que, erróneamente, se
ha considerado muchas veces como la primera ilustración del hombre fósil.
El autor describe su encuentro con el grupo familiar de la siguiente manera:
«La mujer se escondió al fondo de la cueva llevando a su pequeño fuertemente
aferrado a su pecho. Sin embargo, el macho dio un rugido gutural y feroz, me
lanzó una mirada centelleante, se levantó sobre sus patas traseras, empuñó
con las de delante el tomajau de sílex, y, de un salto furioso, se abalanzó
hacia mi levantando el arma terrible sobre mi cabeza. En ese instante, grité
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Prehistoria y cómic: La magia de la imagen
17
Mr. Punch’s Prehistory Peeps, de E.T. Reed.
London, Bradbury, Agnew, and Cº,1894.
de terror, pues acababa de reconocer a la especie más peligrosa de todos los
monstruos… era un hombre.» (Boitard, 1861: 218)
El profundo debate que se desató en la segunda mitad del siglo xix entre
creacionistas y evolucionistas se verá bien reflejado en las publicaciones
académicas, pero también en las revistas divulgativas de la época, donde la
sátira y las caricaturas de un Darwin de aspecto simiesco perdurarán hasta
bien entrado el siglo xx. En este sentido, cabe mencionar la visión de la prehistoria que ofrece el británico E. T. Reed en Mr. Punch’s Prehistory Peeps (1894),
precedente del cómic caricaturesco (Ruiz Zapatero, 1997: 287), abordando
todos los tópicos iconográficos de los tiempos prehistóricos. En veintiséis
láminas, hombres vestidos con pieles y largas melenas, provistos de porras,
arcos con flechas y hachas de piedra, que conviven con un bestiario a caballo
entre los dinosaurios y los dragones de los cuentos medievales, llevan a cabo
muchas de las actividades del presente. En muchas de las láminas se parodia
a la sociedad inglesa, como en las divertidas imágenes de la tertulia literaria
campestre; la visita a la Royal Academy de altas personalidades del mundo
del arte transformadas en trogloditas
4
; el discurso, se supone que sobre la
evolución humana, pronunciado ante un público de hombres mono soñolientos; los partidos de béisbol y de fútbol, donde las porterías son dólmenes;
así como las carreras de dinosaurios, o las cacerías con bestias inimaginables.
A estos primeros intentos de poner rostro y cuerpo al hombre primigenio, le
seguirían otras imágenes no menos conocidas, como la familia de pitecantropos de Gabriel von Max (1894), o el antecessor de Franti ek Kupka (1909),
reconstrucción asesorada por el paleontólogo francés Marcellin Boule tras los
4
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18
5
Helena Bonet Rosado
Ritual de caza, de Rudolph Zallinger en
La epopeya del Hombre, Time, Barcelona,
1962.
hallazgos de los restos fósiles neandertales de Chapelle-aux-Saints (Corrèze,
Francia). Mientras, de forma coetánea, los investigadores creacionistas seguirán representando a los primeros humanos a semejanza del hombre actual,
manteniendo el modelo romántico de ilustración, aunque muestren una mayor
documentación sobre los modos de vida de acuerdo con los nuevos hallazgos
de hábitats e instrumentos prehistóricos. Lo vemos en las magníficas ilustraciones de Emile Bayard en la obra de Louis Figuier L’Homme primitif (1882),
donde la historia de la humanidad se inicia en «la época de los mamuts y de
los osos», negando como explicación de nuestro origen la teoría darwinista
de un pasado en común con el mono, «...era necesario refutar la teoría que
da una explicación tan miserable a nuestro origen, nosotros consideramos al
hombre en el momento que fue arrojado, débil y enfermizo, a la tierra, rodeado
de una naturaleza inclemente y salvaje». (Figuier, 1882: 29 y 34).
A mediados del siglo xx, el más conocido ilustrador de la prehistoria, el checo
ˇ
Zdenek Burian, realizó, en colaboración con el paleontólogo Joseph Augusta,
cientos de recreaciones de distintos pasajes de la historia de la humanidad
(Augusta y Burian, 1960). Sus magníficos dibujos han ilustrado manuales y
salas de museos de todo el mundo, siendo sus figuras humanas y sus escenas
de caza imitadas o reproducidas por infinidad de dibujantes (Velasco, 2001:
8). Rudolph Zallinger, otro gran ilustrador de la prehistoria, es casi exclusivamente conocido por el gran público por su famosa secuencia evolutiva del
hombre titulada la «marcha del progreso», de 1965. Sin embargo, Zallinger
tuvo una gran influencia en la divulgación prehistórica durante las décadas
de los años 50 y 60 por sus realistas ilustraciones, editadas en España en
1962 por Time Life en La epopeya del Hombre
5
. Todas estas imágenes, claro
reflejo de los avances de la investigación, han inspirado e influenciado a los
posteriores paleoartistas a la hora de recrear la prehistoria y, por extensión,
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19
Prehistoria y cómic: La magia de la imagen
a los ilustradores de libros educativos y obras de divulgación. Y son muchas
las escenas de estos artistas que reconocemos en los cómics realistas cuando
recrean, por ejemplo, la caza de mamuts, la danza ritual del oso, el chamán
pintando en las paredes de la cueva, etc. Unas escenas de las que en muchos
casos desconocemos la autoría, o el original, pero que forman ya parte de
nuestro imaginario colectivo.
En las últimas décadas, la imagen del hombre prehistórico se ha visto revolucionada por la investigación paleoantropológica y, en especial, por la aplicación de las nuevas tecnologías informáticas a las reconstrucciones faciales
y de otras partes del cuerpo a partir de los restos fósiles. Todo ello permite
tener imágenes muy próximas a la realidad de cómo sería nuestra especie,
desde los primeros homínidos hasta los neandertales. Documentación que
ha sido espléndidamente recogida en cómics como Lucy. L’espoir de Tanino
Liberatore y Patrick Norbert (2007).
El poder de la imaginación, esa capacidad humana para representar mentalmente historias o imágenes que no existen en la realidad, es, como el
arte, exclusivo del hombre. Y esa facultad de hacer volar la imaginación le
ha permitido crear para la literatura universal epopeyas, leyendas y novelas
fantásticas, desde la Odisea, de Homero, hasta la novela épica del El señor de
los anillos, de J. R. R. Tolkien (1937-1949). En este sentido la novela de ficción,
término que se originó a mediados del siglo xix, para describir en la literatura
los elementos de ficción con una terminología científica, ha creado historias,
personajes, paisajes y animales que nos sumergen en mundos imaginarios y
ha construido narraciones que han perdurado hasta nuestros días.
Las grandes novelas de aventuras de mediados y finales del siglo xix, como
Viaje al centro de la Tierra de Julio Verne, editada en 1864 en pleno debate
sobre la teoría de la evolución, La máquina del tiempo de Herbert George
Wells (1895), un mundo futurible marcado por las diferencias de clases, o, ya
en 1912, el Mundo perdido de Arthur Conan Doyle, son buenos ejemplos de
ello. Con varias versiones cinematográficas de gran éxito, todas ellas están
ambientadas en el mundo actual desde donde el protagonista, solo o acompañado de un equipo de científicos y aventureros, viaja a través del tiempo,
bien hacia periodos prediluvianos, bien hacia un futuro interplanetario,
descubriendo nuevos mundos imaginarios y fantásticos. A pesar de la buena
acogida por parte del gran público de estas novelas de ficción, son pocas las
versiones realizadas en tebeos o cómics, como la de Viaje al centro de la Tierra
ilustrada por Chiqui de la Fuente, ya en 1987. Lo que es evidente, en todo caso,
es que estas novelas han sido un referente, consciente o inconscientemente,
para ilustradores y guionistas a la hora de ambientar personajes y paisajes
prehistóricos, tanto en el mundo de la narrativa, como en el de las viñetas.
La novela de ficción de
ambientación prehistórica
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20
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Otra novela, poco conocida pero de gran interés, es la obra de Jack London
Antes de Adan (1907), que nos ofrece una lectura muy avanzada para su época
sobre el origen del hombre. Desafiando a los «hombres de los árboles» y a
«los hombres del fuego», el protagonista, un «cuasi hombre», vive una larga
aventura en búsqueda de su identidad, de su propio proceso evolutivo. El
protagonista revive en sueños la historia de su Yo profundo, Colmillo Largo,
su otro yo, y nos transmite la ansiedad que le causa su doble personalidad y
la búsqueda de sus orígenes.
La novela más célebre ambientada en la prehistoria, que se lee todavía con
enorme deleite, es La guerre du feu de Joseph-Henri Rosny aîné (1911),
conocida internacionalmente por la versión cinematográfica dirigida por
Jean-Jacques Annaud (1981). Es uno de los pocos ejemplos, si no el único,
en el que una novela de ambientación prehistórica sirve de inspiración a
posteriores ediciones de cómic, desde la versión por entregas de Martine
Berthelemy en la revista Le Journal de Mickey (1953), el cómic de René Pellos
de 1976, hasta los tres volúmenes de Emmanuel Roudier recientemente
editados (2012-2014). Los personajes humanos y semihumanos que se
describen en La guerre du feu -los wah, los enanos rojos, los gigantes de
pelo azul o los devoradores de hombres- los reconocemos en numerosos
tebeos y cómics.
Y, como referente de muchas otras novelas y personajes de ficción, no podía
faltar el prolífico escritor americano Edgar Rice Burroughs, autor de las sagas
de El Mundo de Pellucidar (1915)
6
, Tarzán de los monos (1912 y 1914) o Cave
Girl (1913). Estos personajes inspiraron, y siguen inspirando, un sinfín de
héroes y heroínas de aspecto supuestamente prehistórico pero ambientados
en la selva africana, donde conviven con pueblos indígenas, muchos de ellos
equiparados en su modo de vida y actitudes a supuestos primeros estadios
prehistóricos del hombre. El éxito de Tarzán, el mayor héroe salvaje de la historia del celuloide, sumó el componente selvático a la prehistoria de ficción.
En las últimas décadas ha cambiado sustancialmente el concepto de la novela de ficción de ambientación prehistórica. El superventas de El clan del
oso cavernario de la americana Jean Marie Auel, publicado en 1980, inició la
saga de Los hijos de la tierra con un éxito de superventas sin precedentes en
el mundo editorial. Llevada al cine por el director Michael Chapman en 1986,
no tuvo la acogida esperada, como le ocurrió también a la novela francesa Ao
le dernier néandertal de Marc Klapczynski (2007), una espectacular aventura
sobre el destino de los últimos neandertales, pero cuya adaptación cinematográfica por Jacques Malaterre en 2010 tampoco tuvo el éxito deseado. El collar
de Neandertal (1999) y Al otro lado de la niebla (2005) de Juan Luis Arsuaga
abren en España una línea de novelas entre divulgación científica y ficción
ambientadas en la prehistoria, donde el peso de los descubrimientos en el
yacimiento de Atapuerca es innegable. Algunos novelistas se han atrevido a
[page-n-22]
Prehistoria y cómic: La magia de la imagen
21
Tarzán. Pellucidar, el mundo fantástico,
de Edgar Rice Burroughs.
Serie la Selva, Pantera 4, Hispano Americana
de Ediciones, S.A., Barcelona, 1949.
seguir esta temática, entre los que cabría destacar a Lorenzo Mediano con Tras
la huella del hombre rojo (2005) donde, una vez más, la narración se centra
en el encuentro entre dos especies diferentes, neandertales y cromañones.
Estas novelas abordan, ante todo, aspectos de la evolución humana y temas
de actualidad, haciendo especial hincapié en las últimas investigaciones
en torno a la extinción de los neandertales. Sin embargo, el celo por una
rigurosa documentación científica y la preocupación por estar al día en las
últimas investigaciones obliga a una mayor rigidez narrativa, resultando
guiones algo repetitivos y similares entre sí. Poco originales en comparación
con aquellas novelas fantásticas, de una imaginación desbordante, pero eso
sí, con escenarios y personajes que poco tienen que ver con la prehistoria.
Trogloditas, hombres mono, tarzanes y, por fin, la especie humana; así es
como ven los guionistas y los dibujantes a sus protagonistas en las historietas.
6
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Helena Bonet Rosado
22
Los tebeos y los cómics transmiten valores e ideologías no sólo a través de la
imagen sino también del mensaje escrito, del guion, mediante esos diálogos
encapsulados en bocadillos o en los pies de viñetas. De modo que ese doble
mensaje, a través de la imagen y del texto, convierte las narraciones gráficas
en un referente y un modelo para miles de lectores.
Los protagonistas
prehistóricos en los cómics
Un recorrido visual por los cómics de temática prehistórica muestra la gran
variedad de representaciones humanas que aparecen a lo largo de un siglo.
Arquetipos que, por otro lado, están estrechamente marcados por la época,
el género y el público al que van dirigidos. En este viaje por la prehistoria, el
hombre y la mujer no han caminado solos, han interactuado con el medio; de
ahí que el mundo vegetal y animal tengan un protagonismo casi tan importante como el hombre. Los paisajes hostiles, desde los grandes hielos hasta
las impenetrables selvas, pasando por la aridez extrema de los desiertos, son
eternos adversarios del ser humano, lo que le permite, a éste mostrar su valor,
enfrentándose a continuos riesgos y aventuras. Los grandes mamíferos y las
fieras representan los peligros más extremos, pero también son la base de la
subsistencia, el animal cazado y el consumido, y es por ello que los animales
están presentes en todos los cómics. Con todo, aun siendo sabedores de que
todos estos elementos son inseparables, vamos a centrarnos ahora en cómo
los cómics han retratado al hombre y la mujer prehistóricos, cuyas imágenes
agrupamos en cuatro estereotipos.
La imagen caricaturesca
El troglodita es por excelencia el estereotipo en el tebeo caricaturesco, humorístico e infantil y, tal vez, quien mejor resume los tópicos y atributos
identitarios del hombre prehistórico. Estos aparecen bien resumidos, por
ejemplo, en el personaje el Troglodita tímido de Raf (Mortadelo. Especial
Prehistoria, 1985: 22), donde en la primera viñeta tenemos al robusto y poco
inteligente troglodita melenudo, ataviado con pieles, porra en mano, un plato
de comida con huesos y, de fondo paisajístico, un pterodáctilo que sobrevuela un dolmen. En los tebeos españoles, lo que vemos desde las primeras
viñetas de las aventuras del TBO
7
y de Daca y Toma (1938), en multitud de
chistes de todas las épocas y en un largo repertorio de pequeños y simpáticos
personajes cavernícolas como el Troglodito de Schimdt (1958), El Troglodita
Manolo de Raf, autor también de la portada del número especial de prehistoria
de Mortadelo, n.º 47, 1978, o los más célebres Altamiro de la cueva (1965) de
Joan Bernet Toledano y Hug, el troglodita (1965) de Jordi Gosset.
En las tiras de humor y viñetas americanas, el cavernícola Alley Oop, creado en
7
El origen de algunas cosas. TBO.
Año XIV, n.º 701. Barcelona, 1928.
1934 por V. T. Hamlin
8
(Trucutú en la versión hispana), compagina su carácter
bonachón con el comportamiento de bruto. A lomos de su dinosaurio y hacha
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24
8
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Alley Oop, de Vincent T. Hamlin.
All new stories. Dell, New York, 1962.
en mano, se convirtió en un icono americano de la cultura pop, como luego lo
serían Los Picapiedra, creados como serie de animación en 1960 por HannaBarbera. Una imagen opuesta, pequeños e inteligentes cavernícolas, son el
personaje de B. C. de Johnny Hart, donde lo importante de las tiras cómicas
es la narración y los gags; o Altamiro de la cueva, donde el periodo histórico es
mera anécdota, ya que la mayoría de estos personajes funcionarían igualmente
ambientados en cualquier otro periodo histórico. En general, el paisaje
ocupa aquí un papel muy secundario, reduciéndose a un mero decorado,
mientras que los animales, en cambio, cobran un mayor protagonismo. Se
humanizan y forman parte del reparto de actores en numerosas historietas
como los mamuts de Girighiz (1972) de Enzo Lunari, o los amables animales
de compañía representados por las mascotas Dinny de Alley Oop o Dino de
Los Picapiedra.
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Prehistoria y cómic: La magia de la imagen
9
Caveman, de Tayyar Özkan.
Dude Comics, Barcelona, 2001.
En este apartado podríamos incluir The Cartoon History of the Universe
(1978) del matemático e ilustrador Larry Gonick, que, a través de un dibujo
lleno de humor, narra la historia de la humanidad. El autor utiliza la caricatura y la narrativa gráfica para difundir los últimos conocimientos sobre la
prehistoria de forma pedagógica a la vez que divertida. En esta misma línea,
el humorista gráfico Forges en La Historia de aquí (1980) parodia el mundo
de la prehistoria e ilustra todos sus tópicos como nadie. Sus conversaciones
hilarantes, juegos de palabras y personajes forgianos, han llegado hasta el
imaginario colectivo de varias generaciones de españoles. Por el contrario, en
Caveman, del turco Tayyar Özkan (2001), encontramos una feroz parodia de la
sociedad actual. Con un enérgico lenguaje narrativo mudo muestra cómo las
pasiones más bajas del ser humano, la violencia o el individualismo, no han
cambiado desde la prehistoria hasta nuestra supuesta sociedad civilizada.
9
25
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En este género satírico y humorístico, las mujeres aparecen igualmente estereotipadas, aunque bastante peor consideradas: arrastradas por los pelos,
gordas y gruñonas, o como objetos de deseo que hacen babear a sus compañeros de viñetas. Las picapiedras Wilma y Betty, con sus modelitos de pieles y
preocupaciones domésticas, a pesar de ser más listas que sus parejas, lo cual
no es muy difícil, ofrecen la imagen de esposa ideal, ama de casa. A finales de
los años 70, en el tebeo infantil solo una niña, Roquita, de Jordi Gosset, puede
considerarse un personaje con carisma que, sin llegar al reconocimiento de
Hug, el troglodita del mismo autor, llegó a inmortalizarse con su sopa de huesos.
La imagen simiesca
La referencia al hombre mono es recurrente en aquellos tebeos fantásticos y
de ficción, en los que el protagonista, siempre un hombre moderno y occidental, se enfrenta a seres simiescos que remiten al eslabón perdido. Barrero
(2011) señala la fascinación que ha despertado siempre entre nosotros la
imagen de aquel eslabón perdido, entre la bestia y el hombre civilizado, que
se ha ido construyendo con imágenes fantaseadas a lo largo del siglo xx, por
supuesto sin contrastar con la ciencia, y que ha resultado, como no podía
ser de otro modo, un estereotipo.
La representación del hombre prehistórico como ser monstruoso, medio hombre medio mono, remite a las leyendas y a la propia historia de la investigación
sobre la evolución de la humanidad, como hemos visto anteriormente. El
interés y la atracción que despertó la leyenda del yeti, el abominable hombre
de las nieves, que popularizaron a mediados del siglo xix los montañeros que
escalaron el Everest, contribuyó en gran medida a crear esa imagen aterradora
y misteriosa que la cultura popular vinculó erróneamente a nuestros orígenes.
También la mítica película King Kong (1933), un habitante de una perdida isla
prehistórica, contribuiría a forjar esa imagen terrible pero humanizada de los
grandes primates. Todo ello ha proporcionado un enorme caudal imaginativo
a la hora de crear enemigos y situaciones terroríficas en las que se establece
una clara equivalencia entre lo primitivo, lo atávico y lo monstruoso.
Así lo vemos en numerosos cómics de todas las épocas y géneros, donde
el malvado es un ser simiesco y brutal que surge de las profundidades, o
del más allá, y cuya única arma suele ser una gran maza capaz de abrir la
cabeza del contrincante de un solo golpe mortal. Los superhéroes americanos, Superman y Batman, también defienden a la humanidad de gigantes
cavernícolas venidos de remotos mundos, siempre con una gran porra en
la mano
10
. Incluso Flash Gordon pelea contra hombres mono venidos de
El satélite de los Skorpi (1980). Brutales monos antropizados, parlantes, los
vemos en los tebeos españoles de los años 50 y 60, luchando contra personajes medievales en El Jabato o El Capitán Trueno, pero quien mejor ilustra
estos primeros hombres prehistóricos es Miquel Quesada en las cubiertas y
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10
Batman. Superman DC National Comics, 115.
New York, 1958.
viñetas de Pequeño Pantera Negra (1958). Señalar que esta imagen simiesca
es siempre masculina, cuando el sexo femenino toma las riendas del mal es
siempre bajo el aspecto de una bruja malvada, pero que puede convertirse
en una belleza seductora, o bien en una anciana decrépita.
Si bien este tipo de hombre primitivo es recurrente en los cómics de ficción y
de misterio de todas las épocas, véase Delito en la Prehistoria o El misterio de
Stonehenge de la serie Martin Mystere, de Castelli y Alessandrini (1982), en las
últimas décadas este estereotipo ha cambiado sustancialmente debido a la
difusión y divulgación de los avances científicos sobre la evolución humana.
La visión ingenua e infantil de aquellos hombres mono es cada vez menos
frecuente, y ahora los Austalopithecus, el Homo erectus, Homo habilis, el antecessor o los neandertales van abandonando sus roles de bestias peligrosas para
convertirse en verdaderos protagonistas humanos de sus historias. Una vez
más, cómics como Lucy. L’espoir de Norbert y Liberatore, On a marché sur la
Terre de Houot (1990) o Néandertal de Roudier (2007-2011) se acercan con una
gran sensibilidad y humanidad a la vida y pasiones de estos primeros humanos.
27
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La imagen tarzanesca
La influencia de la figura de Tarzán, el rey de la selva, de Edgar Rice Burroughs
(1912) en el mundo del cómic es innegable. A partir de los años 20 del siglo xx
el hombre prehistórico seguirá manteniendo su aspecto simiesco pero aparecerá una nueva figura a modo del mito del «buen salvaje» de Rousseau: un
hombre libre, noble y plenamente integrado en la naturaleza que irá tomando
cada vez más protagonismo. La publicación de las novelas de jungla de este
mismo autor, The Cave Girl (1913) y El eterno salvaje (1925), confirman el éxito
de este género con una aportación muy importante: la introducción de la
mujer salvaje prehistórica como protagonista y heroína. Por supuesto, estas
imágenes de hombre y mujer prehistóricos, responden en realidad al hombre
actual y occidental que habita en la jungla y que nada tiene de prehistórico,
ni siquiera las armas defensivas. En este tipo de cómics veremos el eterno
enfrentamiento del héroe contra simios humanizados y fieras salvajes, pero
también contra tribus africanas ambientadas en su pasado.
En España, el máximo exponente de este perfil tarzanesco es Purk, el hombre
de piedra (1950), de Manuel Gago, seguidos de Piel de lobo y Castor, todos
ellos ambientados en una mítica prehistoria llena de licencias. Tamar (1961)
de Ricardo Acedo y Antonio Borrell, en realidad es una copia de la saga de
Tarzán donde igual que su progenitor lucha contra trogloditas y toda clase
de fieras salvajes incluidos los dinosaurios.
Rahan, el héroe del guionista Roger Lécureux y del dibujante André Chéret
(1969) ha sido leído por tres generaciones de franceses y traducido a más de
17 lenguas. Es el personaje que mejor representa el éxito de esta caracterización del hombre salvaje y tarzanesco del paleolítico
11
. Con su taparrabos
de cuero, su cuchillo de marfil y su collar de garras de oso vuela a través
de las viñetas con un gran dinamismo y fuerza corporal, solo comparable
con el guerrero prehistórico norteamericano Tor. De los álbumes de Rahan
cabe destacar los dedicados a yacimientos y cuevas paleolíticas francesas,
como L’homme de Tautavel (1997), Le secret du Solutré (2008) o La légende
de la grotte de Niaux (2009). En el primer volumen, Chéret realiza también
el guion y nos narra una emotiva historia de amistad entre Rahan y Tau-toa,
un preneandertal de la cueva de Tautavel.
También en la década de los años 70, el ilustrador italo-argentino Juan Zanotto
y los guionistas Ray Collins y Diego Navarro, crean el personaje prehistórico
de Henga, el cazador (1974) (Yor en Italia y España) que viaja, acompañado
de su compañera Ka-laa, entre dos civilizaciones distintas en un mundo
primitivo ambientado en el Neolítico y el futuro. A partir de 1975 se gesta la
saga Hor, el hijo de Henga, que conservará las mismas características que la
historieta original entre mundos prehistóricos y futuros. Poco conocida en
otros países fuera de Italia y Argentina, esta serie fantástica de ciencia ficción
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Prehistoria y cómic: La magia de la imagen
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fue llevada al cine sin demasiado éxito en 1983, Yor, el cazador del futuro, por
Rahan, de R. Lécureux y A. Chéret.
Tomo 10 de la edición integral en blanco y
negro de la editorial Soleil, 2014.
el director Antonio Margheriti (Barrero, 2011).
Lógicamente es en Estados Unidos donde la figura de Tarzán dará lugar a un
mayor número de personajes muy similares entre sí y que tendrán una gran
acogida a partir de los años 60 y 70, como Korak, el hijo de Tarzán, Ka-Zar con
su novia la diablesa Shanna, o Kong, el salvaje, que se enfrentarán a todo tipo
de cavernícolas, fieras y dinosaurios en supuestos periodos prehistóricos, o
Tragg y los dioses del cielo, donde se mezcla ciencia ficción y prehistoria (Barrero,
2011). Pero, sin duda, Tor, in the world 1,000,000 years ago (1953), creado por Joe
Kubert, es el guerrero prehistórico que tuvo mayor éxito, muy influenciado por
la película de 1940 dirigida por Hal Roach (Golden Caster, 2013). Es éste uno de
los personajes más queridos por Kubert, que le acompañó a lo largo de toda su
vida artística hasta su muerte en 2012. Anthro (1968), el primer niño cromañón
nacido de padres neandertales, o Naza, Stone Age Warrior, se apartan de la
influencia tarzanesca, creando un personaje prehistórico propio
12
. También
será en Estados Unidos donde triunfarán, a partir de los años 50, las heroínas
11
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Naza. Stone Age Warrior. Ice entombed
monsters. Ilustraciones de Jack Sparling.
Dell, New York, 1966.
de perfil selvático con un fuerte componente erótico, como Cave Girl, Rima, o
Shanna, todas ellas valientes guerreras ataviadas con escasas pieles de felino.
Otro tipo de héroe prehistórico que incluimos en este apartado, aunque no se
ambienta en la selva ni su perfil es el del buen salvaje, son los indios americanos
prehistóricos. Hay que recordar que hasta bien entrado el siglo xx, los indios
de las praderas se consideraban los primeros pobladores de América, por
lo que los autores de cómics no dudaron en crear superhéroes prehistóricos indios. Así nace, en 1954, Turok, son of stone (en castellano Turok, el
guerrero de piedra), un verdadero piel roja paleolítico que lucha contra
hombres cavernícolas y fauna prehistórica americana, pero sobre todo
contra animales antediluvianos.
La imagen realista
La escuela franco-belga, con su tradición de cómics históricos, es la que mejor recrea e ilustra la prehistoria. Guionistas e ilustradores se asesoran sobre
los últimos avances de la investigación prehistórica, visitan los yacimientos
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Prehistoria y cómic: La magia de la imagen
y museos e, incluso, colaboran con prestigiosos prehistoriadores. Tounga,
(1961), en las ediciones españolas Tunga, fue creado por el ilustrador belga
Édouard Aidans y se puede considerar como el precedente del cómic realista
prehistórico que compagina la ficción y la documentación arqueológica, con
una fauna creíble, contemporánea al Paleolítico medio y superior (Vich, 1997:
16). Pero será el guionista e ilustrador André Houot, con sus cuatro volúmenes
sobre Chroniques de la nuit des temps (1987-1992), el primero que narra la
historia de la humanidad desde sus orígenes hasta la Edad del Bronce con
una clara voluntad pedagógica y con el asesoramiento científico
13
.
El maestro de la bande dessinée de la narración ilustrada sobre la prehistoria
es Emmanuel Roudier. Desde la publicación de Vo’hounâ en 2002, definida
por su autor como una narración mágico-realista sobre neandertales y
cromañones, ha estado en contacto con numerosos arqueólogos franceses,
asesorándose sobre la fauna, la flora y el clima, además de seguir de cerca
las últimas propuestas de reconstrucciones anatómicas y faciales de los
neandertales. Este interés, unido a su pasión por la prehistoria, ha dado
como resultado magníficas ilustraciones y ambientaciones de la prehistoria
europea, como las de su álbum más conocido de Néandertal (editado en
castellano en 2012). Los avances de la investigación prehistórica también se
reflejan en la imagen y las acciones de los protagonistas de otros excepcionales cómics, como el ya mencionado álbum de Lucy. L’espoir de P. Norbert
y T. Liberatore (2007), una historia de supervivencia y amor protagonizada
por los primeros homínidos. El cómic de Matthieu Bonhomme L’âge de
raison (2002) nos presenta un homínido en el alba de su historia, en el que
prevalecen más los impulsos del deseo, la amistad y la violencia sobre la
razón. La fuerza narrativa y el colorido de este cómic hacen que resulten
innecesarias las palabras para trasmitirnos su mensaje sobre la violencia y
las pasiones humanas, como también ocurre en el comic igualmente mudo
Neanderthal, del norteamericano Frank Frazetta (2009)
14
.
En Mesolith (2010), los británicos Ben Haggarty y Adam Brockbank, crean un
ambiente mágico, en el que se entrelazan las situaciones de peligro, sueños
y pesadillas, pero en un mundo real de los cazadores-recolectores del mesolítico y neolítico. Destacaremos, en el ámbito peninsular, el interesante
álbum Ötzi. Por un puñado de ámbar (2015) de Mikel Begoña y el ilustador
Iñaket, un cómic de aventuras, un «wéstern calcolítico» como gusta definirlo
a sus autores (www.rtve.es › Noticias › Especiales › El cómic en RTVE.es),
sobre la momia descubierta en los Alpes italianos, de hace 5.000 años
15
.
Todos estos cómics son un buen ejemplo de cómo la suma de una rigurosa
documentación científica, una original narrativa y unas potentes ilustraciones,
pueden convertir este arte secuencial en un excelente manual gráfico de la
prehistoria. Y en este sentido, los museos somos cada vez más conscientes
31
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13
Tête-Brûlée. Chroniques de la nuit des temps,
de André Houot.
Editorial Le Lombart, Bruxelles, 1989.
Neanderthal de Frank Frazetta.
Image Comic, Berkeley, 2009.
14
del potencial comunicativo que tienen la imagen y la narración gráfica
como transmisores de conocimiento, de ahí la importancia de que exista
una estrecha colaboración entre ilustradores y los conservadores-investigadores del museo en el desarrollo de un correcto discurso expositivo. Un
buen ejemplo a seguir desde las instituciones es el álbum El bosc negre. Una
aventura talaiòtica de Max y Pau (2007), editado por el Museo Arqueológico
de Son Fornés, en Montuïri (Mallorca) y ambientado ya en el umbral de la
protohistoria. El guion está escrito por los propios responsables científicos
del museo y relata la vida cotidiana en el poblado talayótico de Son Fornés,
hace unos 2.000 años. También el cómic Explorador en la Sierra de Atapuerca
(2004) de Jesús Quintanapalla, editado por la Fundación Atapuerca, cuenta
33
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34
15
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Ötzi. Por un puñado de ámbar,
de Mikel Begoña e Iñaket.
Norma Editorial, Madrid, 2015.
con la asesoría científica de Juan Carlos Díez. En esta misma línea, el Museo
de Prehistoria de Valencia ha editado dos cuentos, El misterio de la cueva
(2006) y El encuentro entre dos mundos (2013), argumentados por Eva Ripollés y Laura Fortea, arqueólogas-monitoras del Museo, y con ilustraciones
de Gerard Miquel, donde los niños protagonistas viven los cambios que se
suceden en el devenir de los tiempos prehistóricos. La excelente acogida
de estos trabajos entre el público infantil y familiar demuestra el valor de
la narración gráfica como recurso comunicativo y museográfico para acercarnos a la prehistoria. Por esto, desde estas líneas, reivindicamos la magia
de la imagen y del arte secuencial como medio para construir relatos sobre
la prehistoria por su lenguaje internacional y su capacidad para suscitar y
evocar emociones.
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PRIMERO FUE LA CIENCIA… DESPUÉS, LA FICCIÓN
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Ernestina Badal García y Joaquín Soler Navarro
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¿En qué momento fue el ser humano consciente de sí mismo? ¿Cuándo se
planteó la naturaleza de su existencia por primera vez? Estás preguntas jamás
encontrarán respuesta, pero podemos imaginar que desde el momento en
que nuestros antepasados comenzaron a lanzarlas, echaron su vista hacia
atrás, en dirección a las brumas de su pasado, y hacia arriba, al cielo nocturno, en el que no tardarían en dibujarse constelaciones, cuyas historias se
convertirían en los primeros relatos que intentarían explicar el impredecible
mundo en el que vivían. Esos cuentos compensarían con imaginación las
abismales lagunas de conocimiento en que se sumergía la mente humana
en su infancia como especie.
En ese instante comenzó la gran carrera, la única que realmente caracteriza
a nuestra especie además de la supervivencia: la búsqueda de conocimiento.
¿Quién no ha sentido alguna vez esa angustia? Es ese vacío primordial, que
intentamos llenar con desesperación por alguna razón que desconocemos,
el que nos ha conducido hasta donde estamos. Para bien y para mal. El que
nos lleva a preguntarnos «¿quiénes somos?» y a buscar una respuesta a esta
pregunta tan humana. La carrera, que intentaba calmar nuestra enorme
sed de respuestas, condujo a miles de años de filosofía, creencias, guerras,
amor, hambre, arte, barbarie, viajes, enfermedades, descubrimientos… es
decir, a miles de años de historia humana. Todas las sociedades necesitan
una explicación de su origen, de su génesis. En la judeocristiana, el Antiguo
Testamento, y en concreto el Génesis, narra la creación del mundo, en el
centro del cual se situaba el ser humano. La cronología bíblica de la historia
del universo y de la humanidad era dogma de fe hasta mediados del siglo
xix,
cuando los pilares del tiempo se tambalearon por los golpes del pico
excavador de los geólogos y naturalistas.
Rompiendo creencias,
surgiendo ciencia.
I+D+i en el siglo XIX
El contexto social, económico y político del siglo xix potenció lo que hoy llamaríamos el I+D+i (Investigación, Desarrollo e innovación) en todos los campos
del saber y en todos los países de Europa, aunque cada uno con su propio ritmo.
Así las grandes potencias, Francia, Inglaterra y Prusia serán pioneras en muchos
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PRIMERO FUE LA CIENCIA… DESPUÉS, LA FICCIÓN
campos de la investigación, aunque en otros países, como España, con menos
apoyo institucional también se hicieron trabajos de calidad. En el siglo xix, las
hoy llamadas «redes sociales» eran igual de activas que lo son en la actualidad
con Internet, solo que en aquellos momentos con otros mecanismos. A lo largo
del siglo van surgiendo sociedades científicas y culturales que publican boletines
con los avances, descubrimientos o debates candentes en cada rama del saber.
El compromiso de todas estas sociétés savantes es contribuir al desarrollo de
las ciencias y a la aplicación de estos conocimientos a los retos de la sociedad,
como la industria, el medioambiente, etc. Esos principios se manifiestan en
casi todos los estatutos fundacionales de las distintas sociedades, además de
declarar la libertad de acción y de pensamiento de los miembros. Se puede
decir, que esos principios, en líneas generales, se mantienen hasta la actualidad
y coinciden con los objetivos de investigación marcados actualmente por la
Comisión Europea para el Horizonte 2020.
Daremos algunos ejemplos que nos interesan por su papel en el nacimiento
de la prehistoria, en Europa o en España, pero además por ser vías de transmisión directa de los avances científicos a la sociedad. Los boletines, anales
y revistas de estas sociedades publican, desde el siglo xix, los últimos avances
en ciencia y plantean las teorías más novedosas. Estas revistas serán leídas
ávidamente por los intelectuales de la época pero también por los autores de
las novelas que trataremos más adelante. Por razones obvias, en la tabla 1 sólo
se mencionan algunas de esas revistas que directamente afectan al nacimiento
y desarrollo de la prehistoria y cuyos descubrimientos pasaran rápidamente
al imaginario colectivo a través de periódicos, folletines, novelas, e incluso del
cine en los albores del siglo xx. Otra vía de comunicación entre los intelectuales
TABLA 1
Año
Sociedad
Publicación
FRANCIA
1830
Société Géologique de France
Mémoires de la Société Géologique de France
1854
Societé Botanique de France
Bulletin de la Société Botanique de France. Actualités Botaniques
1859
Société d’Anthropologie de Paris
Bulletin et Mémoires de la Société d’Anthropologie de Paris
1904
Societé Préhistorique Française
Bulletin de la Société préhistorique française
INGLATERRA
1807
Geological Society
1811
1830
Transactions of the Geological Society of London
Royal Geographical Society of London
1845
Quarterly Journal of the Geological Society
ESPAÑA
1871
Real Sociedad Española de Historia Natural
1872
Anales de la Sociedad Española de Historia Natural
1903
Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural
39
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40
1
Ernestina Badal García y Joaquín Soler Navarro
Portada del primer tomo de la publicación
de la Société Géologique de France.
europeos es la correspondencia, ágil y prolífica, que mantienen entre ellos,
donde se cuentan las líneas de trabajo, los viajes, los descubrimientos que
están desarrollando e incluso manifiestan los conflictos y enfrentamientos
entre las distintas teorías.
Cuando se consulta el primer tomo de Mémoires de la Société Géologique de
France (1833)
1
, donde aparecen los miembros fundacionales de la sociedad,
sus estatutos y las primeras sesiones, llama la atención varias cosas: primero
el origen de los miembros fundadores da cuenta de la internacionalización
del grupo, al haber representantes de todos los países europeos y de Estados
Unidos; segundo, la diversidad profesional del grupo (ingenieros de minas,
arquitectos, naturalistas, médicos, abogados, matemáticos, etc.), y tercero,
el objetivo es contribuir al progreso de la geología con una visión que hoy
diríamos global.
Entre los miembros fundadores se encuentran nombres que quedarán
vinculados para siempre al nacimiento del Cuaternario y de la prehistoria
porque hicieron aportaciones todavía hoy vigentes. Nombraremos a algunos miembros de esta sociedad como hilo conductor de la investigación del
siglo xix, a los que se irán uniendo otros nombres. Empezaremos por Jules
[page-n-42]
PRIMERO FUE LA CIENCIA… DESPUÉS, LA FICCIÓN
Desnoyers (Francia), que acuñó el término Cuaternario (1828) cuatro años
antes de la fundación de la Société de Géologie, para describir los depósitos
marinos que cubrían las capas terciarias de la cuenca de París (Desnoyers,
1828). Un año después, Marcel Serres adopta el término pero lo restringe a
los depósitos asociados al fenómeno humano, es decir, excluye los depósitos
miocenos y pliocenos. En 1833, Henry Reboul propone considerar el Cuaternario como el periodo caracterizado por la presencia de animales y plantas
actuales, así como por la aparición del género Homo (Reboul, 1833). Desde
entonces se mantiene ese término, si bien su inicio ha sido objeto de debate
hasta 2009 que, convencionalmente, se ha fijado en 2,58 millones de años
por el INQUA (International Union for Quaternary Research), basándose en
criterios climáticos, biológicos y geofísicos (Gibbard y Head, 2009).
El suizo Louis Agassiz fue miembro fundador de la Société y miembro de la
Royal Society, aunque el grueso de su trabajo fue establecer los estudios de
ictiofauna. Aquí debemos destacarle por dos cosas: fue el primero en reconocer
el periodo glacial (1830-1840) y, segundo, por oponerse firmemente a la teoría
de la evolución de Charles Darwin y mantener sus principios fijistas hasta el
final de su vida (1873). El fijismo plantea la estabilidad de las especies desde la
creación y, evidentemente, al principio del siglo xix esta teoría era dominante,
pero se fue resquebrajando a medida se iban excavando canteras, minas y
cuevas donde las evidencias paleontológicas contradecían esta postura.
No podemos detenernos en los más de 200 ilustres miembros fundadores
de la Société Géologique de France, pero es obligado dedicar unas frases al
investigador que rompe el cronometro bíblico, el inglés Charles Lyell. Hasta
la publicación de su obra Principles of Geology (1830-1833) la historia de
la tierra y la historia humana se explicaban y medían con la cronología de
las Sagradas Escrituras que, según cálculos a partir de los patriarcas, era
de unos 5.000 o 6.000 años. El catastrofismo era el modo de explicar los
procesos geológicos y dentro de esta corriente destaca Élie de Beaumont,
en Francia, y William Buckland, en Inglaterra. Este último publicó en 1820
Vindiciae Geologiae; or the Connexion of Geology with Religion explained
donde intenta armonizar los datos geológicos con la creación bíblica y con
el diluvio de Noé (Went, 1958). Para él, los huesos de rinocerontes, elefantes,
hienas, etc. que encuentra en los yacimientos ingleses son la prueba de las
extinciones durante el Diluvio Universal, de ahí el término «diluviano» con
el que se designan esos materiales. En esta misma línea se expresa G. Curvier
(1820) en su Discours sur les révolutions de la surface du Globe donde niega la
existencia del hombre fósil (Richard, 1992) al igual que Buckland. En España,
Juan de Vilanova y Piera también intenta buscar la concordancia entre los
datos arqueológicos y los bíblicos en su obra Origen, Naturaleza y Antigüedad del Hombre (1872) y aunque no fue miembro fundador, sí perteneció a
la Sociedad Geológica de Francia, además de a la Sociedad Antropológica
41
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42
Ernestina Badal García y Joaquín Soler Navarro
y Etnológica de Berlín y de otros países, lo que demuestra, como antes dijimos, las conexiones internacionales entre los distintos investigadores y
la participación de Vilanova en los foros internacionales de investigación
(Vilanova y Piera y Turbino, 1871; Pelayo y Gozalo, 2012).
Pero volvamos a Charles Lyell, que en su obra expone los planteamientos
del uniformismo para explicar la historia de la tierra. Después de estudiar
detenidamente los procesos geológicos llega a la conclusión que es el agua
y el hielo (‘neptunismo’), los volcanes y los terremotos (‘vulcanismo’) los
que van modelando la faz de la tierra pero no en un cronómetro corto, sino
largo, muy largo. Los procesos generadores actuarían y serían similares a los
que conocemos ahora, por lo tanto, para explicar la historia de la tierra sólo
se necesita tiempo, mucho tiempo. Los planteamientos de Lyell, a pesar de
romper la cronología bíblica, no produjeron grandes controversias y fueron
poco a poco aceptados por los investigadores ingleses y de otros países porque
Principles of Geology se tradujo inmediatamente a otras lenguas. Lyell viajó
por países europeos para estudiar los volcanes, estuvo en las islas Canarias
estudiando el Teide, pero fue después de visitar las excavaciones de Boucher
de Perthes en Francia, las de Neander en Alemania y otras en diferentes países,
cuando Charles Lyell publicará, en 1833, Geological evidences of man with
remarks of theories of the origin of species by variation, donde expone todos
los hallazgos prehistóricos conocidos hasta el momento en Europa, con argumentaciones cronológicas basadas en la estratigrafía y sus contenidos fósiles.
El ayudante de Lyell, King, estableció el nombre de Hombre de Neandertal
(Wendt, 1958). Evidentemente, la obra de Lyell allanó el camino y facilitó los
trabajos posteriores de Charles Darwin y Alfred Russel Wallace, que sí causarían gran revuelo tanto en los medios científicos como en la sociedad al tratar
directamente la evolución biológica y dentro de ella la evolución humana, que
rompe definitivamente con los planteamientos bíblicos.
En el listado de la Sociedad Geológica de Francia también aparece un miembro
fundador del que sólo se indica: «Vallejo, en León, en España». Se trata de
Ángel Vallejo y Villalón (1778-1840) que durante el trienio liberal o constitucional (1820-1823) alcanzó puestos de responsabilidad en el gobierno, pero
al producirse la invasión aliada, abril de 1823, tuvo que exiliarse en Francia
(Aragonés, 1999). En los siete años que pasó en París estudio geología y entabla
contactos con E. de Beaumont, A. Boué, etc.; así, cuando regresa a España,
emprende trabajos de geología en Cataluña (Aragonés, 1999).
No podemos nombrar a cada uno de los más de 250 miembros de la Sociedad en el momento de su fundación, por eso vamos a terminar hablando
de Édouard de Verneuil por la influencia que tuvo en el desarrollo de la
geología y la prehistoria en este país. Entre 1849 y 1855, É. Verneuil realizó
siete expediciones geológicas por España, acompañado de colaboradores
[page-n-44]
PRIMERO FUE LA CIENCIA… DESPUÉS, LA FICCIÓN
43
franceses y por geólogos españoles, como Casiano de Prado, Juan Vilanova
y Piera, entre otros. Utilizó la paleontología para caracterizar las secuencias
estratigráficas y publicó los primeros fósiles de material español. Mantuvo
una excelente relación profesional y de amistad con Casiano de Prado que
les permitió una estrecha colaboración entre ellos y facilitó el avance de la
disciplina. De la relación de É. de Verneuil con Casiano de Prado circula por
la bibliografía una curiosa anécdota. Went (1958) dice que, en 1862, España
y Francia tenían un acuerdo para que científicos franceses levantar el mapa
geológico de España, porque el Gobierno español consideraba que no había
geólogos en España. Sin embargo cuando llegaron a Madrid los geólogos
É. Lartet y É. Verneuil descubrieron asombrados que el trabajo ya estaba
realizado por Casiano de Prado que había hecho un estudio geológico tan
completo del centro de la península como lo pudieran hacer ellos mismos
(Went, 1958). López de Azcona (1984) mantiene que Lartet y Verneuil visitaron al ministro de Fomento y le dijeron: «Lo que este señor había hecho, o
lo que pudiese realizar en el futuro, ni ellos, ni ningún otro geólogo francés,
o inglés, o alemán o de cualquier otra parte del mundo, lo podrá mejorar»
(López de Azcona, 1984: 94). Sin embargo Truyols (1998) resta credibilidad a
la anécdota, porque hay varios errores en esa historia, por un lado las expediciones de Verneuil habían empezado en 1849, mucho antes de ese supuesto
acuerdo (1862), del que no hay documentos, su colaborador no fue Édouard
Lartet sino su hijo Louis Lartet así, que esos y otros datos restan credibilidad
a la anécdota). En la segunda mitad del siglo xix, tanto Verneuil como Lartet
hicieron varios viajes por España y colaboraron con los geólogos españoles
en investigación de la prehistoria peninsular
2
. C. del Prado conocía bien
lo que se estaba haciendo en Europa, además viajó a París y Londres donde
entabló contactos con los más eminentes geólogos del momento (Puche,
2004). En Galicia trabajó con G. Schulz, eminente geólogo alemán y también
miembro fundador de la Sociedad Geológica de Francia. C. de Prado inició en
1850 las excavaciones del Cerro de San Isidro del Campo, cerca de Madrid, con
materiales del Paleolítico (Truyols, 2007). El término Paleolítico fue acuñado
por J. Lubbock en su libro Prehistoric Times (1865).
Así pues, en la primera mitad del siglo xix los avances científicos suponen
grandes hitos en el conocimiento y en la tecnología que se consolidan y
progresan vertiginosamente en la segunda mitad del siglo. A lo largo de este
siglo se realizan importantes obras de ingeniería que facilitan el transporte
y los medios de comunicación, además la investigación y la innovación
tecnológica conduce al desarrollo de la industria y a nuevos inventos inimaginables cien años antes. A grandes rasgos es un siglo de grandes cambios
en lo social, económico y tecnológico que el conjunto de la población va a
sentir de alguna manera. Como siempre, era un mundo cambiante. Con el
impulso de la industrialización comenzaron a llevarse a cabo excavaciones
para abrir minas y canteras con el fin de construir todo tipo de complejos
Dibujo y croquis sin duda de Édouard o
Louis Lartet de una caverna en España.
2
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Ernestina Badal García y Joaquín Soler Navarro
44
industriales que, de esta manera, sacaron a la luz numerosos restos de eras
pasadas. Hasta esos lugares se desplazaron todo tipo de investigadores que se
pusieron manos a la obra y empezaron a plantear las primeras dudas sobre la
cronología bíblica. Porque, si los huesos y la industria lítica recuperados eran
tan antiguos como parecía… ¿quería eso decir que las sagradas escrituras
estaban equivocadas? Y si esto era así ¿qué más lagunas había en ellas? De
estos primeros objetos arqueológicos partió una cadena de preguntas que,
inevitablemente, terminaría en la pregunta más traumática que se podía
plantear la Europa de aquel momento: ¿Dios existe?
Las grandes novelas
sobre prehistoria
En la primera mitad del siglo xix los hallazgos geológicos, paleontológicos y
arqueológicos profundizaban en el tiempo y demostraban lo dilatado que era
la historia de la tierra y lo difícil de explicarla con la cronología bíblica. Así
estas investigaciones generaron conocimiento y poco a poco cambiaron la
visión de la historia de la tierra y por supuesto de la humanidad. Estos temas
transcendieron, inmediatamente, los círculos científicos para difundirse en
los medios de comunicación de la época. Si se busca en las hemerotecas,
desde las más internacionales hasta las más locales (Aura y Segura, 2010),
se puede comprobar el impacto mediático que producían los hallazgos paleontológicos y sus interpretaciones, sobre todo a partir de las excavaciones
de Boucher de Perthes y, por supuesto, después de la publicación de Charles
Darwin del The Descent of Man, and Selection in Relation to Sex, en 1871.
Los escritores no son ajenos a estas polémicas investigaciones y nuevos conocimientos, así que en la segunda mitad del siglo xix, y principios del siglo
xx,
vemos aparecer las primeras novelas con temas prehistóricos tabla 2. Lo
que demuestra que la investigación es un motor muy importante para las
sociedades, es el germen del conocimiento y, en el caso que nos ocupa, va
por delante de la ficción e incluso la potencia. De modo que, primero fue la
ciencia y después la ficción
3
.
Es frecuente leer que Julio Verne fue el padre de la ciencia ficción, pero cuando
se lee Voyage au centre de la Terre (1864 y 1867) se puede decir que Verne está
narrando de forma novelada la historia de la investigación. La aventura de sus
protagonistas es la aventura del saber, es la emoción humana que sienten los
protagonistas y que transmite la novela, con algún que otro temor a lo desconocido de un viaje. Verne es un gran conocedor de los avances de la investigación de su tiempo y sus libros son ejemplo de la divulgación de la ciencia.
En las novelas de ficción es frecuente narrar una historia por medio de un
viaje en el tiempo o en el espacio. En el caso que nos ocupa, los protagonistas, el profesor alemán Otto Lidenbrock y su sobrino Axel, emprenden un
viaje al centro de la tierra
4
. Este destino es realmente una ficción porque
[page-n-46]
45
PRIMERO FUE LA CIENCIA… DESPUÉS, LA FICCIÓN
TABLA 2
Año
Descubrimiento
1823
A. Boué descubre huesos humanos junto a especies de animales extinguidas en el
valle del Rhin.
1825
G. Cuvier. Niega la existencia el hombre fósil en Discours sur les révolutions de la
surface du globe.
1826
M. Tournal descubre restos del hombre fósil en la caverna de Bize (Francia) junto a
huesos de reno.
1830
C. Lyell publica Principles of Geologie. Uniformismo.
1834
Primer congreso científico y arqueológico en París.
1838
B. de Perthes descubre una bifaz en Abbeville.
1843
Se traduce la obra de J.J.A. Woorsaae al inglés The Primeval Antiquities of Denmark.
Sistema de las tres edades.
1846
Se halla un cráneo en Forbe’s Quarry de Gibraltar. Se toma como moderno.
1849
B. de Perthes publica el Vol. 1 de Antiquités celtiques et antédeluviennes. Afirma la
antigüedad geológica de la humanidad.
1853
Se descubren los primeros sitios lacutres neolíticos en Suiza.
1858
La London Geological Society emprende excavaciones en Brixham. Se encuentran
sílex tallados junto huesos de animales extinguidos.
1859
- Se descubre el cráneo de Neanderthal. Se interpreta como moderno.
- C. Lyell visita las excavaciones de B. de Perthes en Abbeville y las del valle de
Neander.
- C. Darwin publica On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the
Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life Teoría no lamarckiana de la
evolución.
1863
- B. de Perthes descubre una mandíbula humana en Moulin-Quignon.
- C. Lyell publica Geological Evidences of the Antiquity of Man.
1864
Novela
J. Verne publica Voyage au centre de la Terre.
1865
J. Lubbock publica Prehistoric Times acuña los términos Paleolítico y Neolítico.
1866
- Primer Congreso Internacional de Prehistoria a Neufchâtel.
- A. Arcelin y H. De Ferry descubren el sitio de Solutré.
- E. Dupont descubre la mandíbula de la Naulette de tipo neandertal. Esto permite
la reinterpretación del cráneo descubierto en Neander.
1867
La Exposición Universal de París tiene una sección de prehistoria y se celebra en
París el congreso internacional de Prehistoria.
1868
Se descubre la sepultura de Cro-Magnon. Esto permite establecer la sucesión en
Europa de dos tipos humanos: neandertales y cromañones.
1871
C. Darwin publica The Descent of Man, and Selection in Relation to Sex.
1872
J. Vilanova i Piera publica Origen, Naturaleza y Antigüedad del Hombre.
1878
M. de Santuola descubre los frescos de la cueva de Altamira. No son consideradas
prehistóricas.
1879
L. Chiron descubre los grabados de la Grotte Chabot.
1894
E. Dubois publica el fósil de Java Pithecanthropus erectus, que se sitúa entre los
simios y los humanos.
1895
E. Rivière descubre las pinturas de la Mouthe.
1896
F. Deleau descubre los grabados de Pair-non-Pair.
1901
Breuil, Capitan y Peyrony descubren las pinturas de Font-de-Gaume et de Combarelles.
1902
E. Cartailhac publica Mea culpa d’un sceptique donde acepta el arte parietal como
Paleolítico. Breuil y Cartailhac viajan a Altamira.
J. Verne añade dos capítulos más a Voyage
au centre de la Terre.
R. Kipling publica The Jungle Book.
1907
J. London publica Before Adam.
1911
J.-H. Rosny publica La guerre du feu.
1912
A. C. Doyle publica The Lost World.
[page-n-47]
46
3
Ernestina Badal García y Joaquín Soler Navarro
Fotomontaje de la interacción entre
la ciencia y la ficción realizado por
Ana Belén Soler (2015).
todavía hoy, en el siglo xxi, es más difícil desplazarse a las profundidades
del planeta que alcanzar la superficie de la Luna. Axel va narrando el viaje y
describiendo sus hallazgos que coinciden con los geológicos, paleontológi-
4
Viaje al centro de la Tierra, de Julio Verne.
Editorial Molino, 1935.
cos, botánicos y antropológicos que estaban realizando a lo largo del siglo
xix
los investigadores hasta la publicación de la novela en 1864 y la segunda
versión, de 1867, en la que Verne añade dos capítulos. Ejemplo de eso, es el
fragmento donde Axel nombra a muchos de los científicos del momento.
En el capítulo XXXVII, los protagonistas se encuentran en una vasta llanura
llena de osamentas de lofodontes, megaterios, mastodontes, pterodáctilos,
etc. En expresión de Axel: «todos los monstruos antediluvianos…», y previamente dice: «No habría bastado la existencia de mil Cuvier para reconstruir
los esqueletos de los seres orgánicos tendidos en aquel magnífico osario»
(Verne, 1867: 180; Verne, 2014: 221). Evidentemente, se refiere a la fauna extinguida que se estaba encontrado en las excavaciones y que M. Riou ilustra
en la figura que acompaña al texto donde se reconocen las defensas y los
cráneos de elefantes. El aludido es Georges Cuvier (1769-1832), creador de
la anatomía comparada en zoología y de la teoría catastrofista para explicar
la sucesión de faunas en los diferentes periodos geológicos (ver tabla 2). Para
culminar el capítulo, el profesor Lidenbrock encuentra, como no podía ser
[page-n-48]
PRIMERO FUE LA CIENCIA… DESPUÉS, LA FICCIÓN
de otra manera, «¡Una cabeza humana!» y exclama: «¡Ah, señor Edwards! ¡Ah,
señor de Quatrefages! ¡Qué no daríais por encontraros donde me encuentro
yo! ¡Otto Lidenbrock!» (Verne, 1867: 180; Verne, 2014: 222). Verne, sin amagos
se refiere a los sabios Henri Milne Edwards (1800-1885) y Armand de Quatrefages (1818-1892) ambos destacan por sus estudios en zoología el primero
y antropología el segundo, quien definió la «raza de cromañón» en 1877, es
decir, años después de la publicación de la novela de Verne. Además, M. de
Quatrefages fue el primer vicepresidente de la Sociedad Geológica de Francia.
En el capítulo XXXVIII, Verne relata con detalle los hallazgos y trabajos de
Boucher de Perthes en Abbeville, relato similar a la publicación del propio de
Perthes (1864). Donde, junto a los animales extinguidos en el Diluvio había
pedernales (‘piedras del rayo’) que tenían formas caprichosas y repetitivas
que se atribuían a fósiles peculiares. Según Vayson de Pradenne (1934),
Boucher de Perthes descubre la primera bifaz en 1838 en Thuison, cerca
de Abbeville, que identifica como un hacha tallada intencionalmente (de
Givenchy, 1932). Tiene el mérito de ser la primera que se identifica como tal
y será la mecha que prenderá el fuego de la prehistoria, pero para eso falta
la prueba definitiva: los restos humanos.
Axel, narra en el capítulo XXXVIII, el hallazgo que realiza Boucher de Perthes
de una mandíbula humana junto a los huesos de animales extinguidos y a
pedernales tallados
5
el día 28 de marzo de 1863, es decir, a un año antes de
la publicación de la primera edición de Voyage au centre de la Terre. El hallazgo de la mandíbula, efectivamente como narra Axel, tuvo mucha resonancia
científica y trae a las canteras de Abbeville a estudiosos de otros países, como
los ingleses H. Falconer, G. Busk, etc. En España, estos hallazgos se transmiten
en el libro de Vilanova y Piera, y Turbino Viaje científico a Dinamarca y Suecia
(1871), donde dan cumplida cuenta de este hallazgo y la polémica que suscitó
entre los sabios. Para la mayoría de los visitantes será la prueba definitiva de la
antigüedad humana, entre ellos M. Edwards, A. Quatrefages, y evidentemente
Lyell, que no es nombrado por Verne, pero que visitó Abbevilley, además de
otros sitios del continente, y publicó después (1863) su libro Geological evidences of the antiquity of man with remarks of theories of the origin of species
by variation
6
donde apoya la teoría de Darwin (1859) (tabla 2). Pero también
habrá detractores de dicha antigüedad como E. de Beaumont o G. Couvier.
Todos éstos, y otros muchos, son nombrados por Verne en la novela para
explicar las polémicas en el nacimiento de la prehistoria. Evidentemente, el
profesor Lidenbrock es conocedor de los trabajos de estos investigadores y
de las enfrentadas posiciones y, en su disertación a lo largo del capítulo, deja
clara su aceptación de la gran antigüedad de la humanidad.
Verne utiliza con precisión la nueva terminología establecida por los especialistas, como el término Cuaternario, Así Verne dice: «Otras mandíbulas
47
[page-n-49]
48
5
Ernestina Badal García y Joaquín Soler Navarro
Dibujo de la mandíbula y del corte
estratigráfico de la cantera de MoulinQuignon, realizado por O. Dimpre
después de 1863.
idénticas, aunque pertenecientes a individuos de tipos distintos y naciones
diferentes, se hallaron en las tierras poco consistentes y cenicientas de
algunas cuevas, en Francia, Suiza, Bélgica, e igualmente armas, utensilios,
herramientas, huesos de niños, de adolescentes, de adultos, de viejos. Cada
día se confirmaba, pues, más y más la existencia del hombre Cuaternario»
(Verne, 1867: 182; Verne, 2014: 224). Como muy a menudo se señala, la presencia femenina está ausente en las novelas de Verne y en esta enumeración
de hallazgos humanos podría haber incluido alguno femenino que ya se
habían descubierto.
Terminaremos este brevísimo espacio dedicado a la novela de J. Verne con
una frase en la que se divulga y se transmite la nueva cronología de la historia
humana: «El hombre, por consiguiente, subía de un solo salto muchos siglos
en la escala de los tiempos; precedía al mastodonte; se hacía contemporáneo
[page-n-50]
PRIMERO FUE LA CIENCIA… DESPUÉS, LA FICCIÓN
49
del elephans meridionalis; tenía, en fin, 100.000 años de existencia, puesto
Ilustraciones del libro de Charles Lyell (1963).
El cráneo de neandertal y la comparación
del cráneo de neandertal con un cráneo de
hombre europeo y otro de chimpancé adulto.
que esta antigüedad es la que señalan los más acreditados geólogos a la formación del terreno plioceno» (Verne, 1867: 182; Verne, 2014: 224).
A principios del siglo xx, los pilares de la prehistoria eran sólidos, ya se habían
descubierto los yacimientos epónimos de las culturas paleolíticas como Le
Moustier (1872), La Quina (1872), Aurignac (1860), Solutré (1866), La Madelaine (1863), Mas-d’Azil (1887) entre otros. También se había excavado
ya la sepultura de Cro-Magnon (1868) que permitió determinar la sucesión
en Europa de dos tipos humanos: el hombre de Neandertal y el hombre de
Cromañón. Además, se habían descubierto algunas cavernas con pinturas
parietales y grabados, como Altamira en 1878, que a pesar de ser la primera,
no fue aceptada la autoría paleolítica de sus pinturas hasta que se descubren,
muchos años después, varias cavidades ornadas en Francia (tabla 2). Será en
6
[page-n-51]
50
Ernestina Badal García y Joaquín Soler Navarro
1902 cuando E. Cartailhac publica Les cavernes ornées de dessins. La grotte
d’Altamira, Espagne. «Mea culpa» d’un sceptique (Cartailhac, 1902) cuando
se acepte la capacidad artística de los paleolíticos. En definitiva, a principios
del siglo xx la prehistoria tenía una trayectoria consolidada y era una ciencia
respetada e interesante porque profundiza en el conocimiento de los tiempos
más remostos de la humanidad.
En ese contexto, aparecen una pequeña pléyade de novelas con temática
prehistórica o, como diría J.-H Rosny aîné, «le romain des âges farouches».
En 1907 se publica Before Adam de Jack London; en 1911, La guerre du feu de
J.-H. Rosny aîné y, en 1912, aparece The Lost World de Sir Arthur Conan Doyle,
mucho más conocido por sus novelas de Sherlock Holmes. A diferencia de
Julio Verne, estas tres novelas sí pueden ser definidas como ficción o ciencia
ficción, según Chatelaine y Slusser (2012), incluso Rosny sería el padre de la
ciencia ficción. En ellas, los protagonistas son seres prehistóricos que viven
como tales, mientras que la de Verne los investigadores, que están alumbrando
la prehistoria, son los protagonistas.
En la novela Antes de Adán de Jack London (1876 - 1916) podemos encontrar
un par de puntos interesantes para analizar la relación de los hombres y
mujeres de la época con la nueva realidad que la ciencia ponía ante sus ojos
7
. El héroe de su aventura no es otro que un joven homínido llamado Col-
millo Largo que vive en sus propias carnes el proceso de evolución humana,
por la aparición de otros nuevos homínidos diferentes pero también por la
violencia del macho alfa de La Horda (la tribu con la que vive). Así, el escritor
hace especial hincapié en el atavismo y la violencia irracional que se esconde
en el interior de cada ser humano, la civilización y el salvajismo que lucha
por predominar en esas nuevas especies que compiten por la supervivencia.
Esta idea se ve reforzada por un concepto clave para la novela y que, desde el
punto de vista de lo desarrollado en estas páginas, es algo realmente crucial
para entender lo que pretendía London: la narración no está relatada desde
el punto de vista del protagonista, sino desde el de uno de sus descendientes
en el siglo xx, que tiene la facultad de revivir los días de su antepasado en los
sueños. Así, mediante esta magnífica fórmula narrativa, Jack London nos
muestra lo fascinante debía ser para los lectores de principios de la centuria
la teoría de la evolución humana. A través de Colmillo Largo y su heredero,
somos capaces de conocer una aventura épica que no es la de un solo individuo,
sino la de toda la existencia humana; en la vida del joven homínido no solo
asistimos a un momento clave de nuestro pasado, sino a recuerdos olvidados
por nosotros mismos pero que también pertenecen a ese chimpancé que nos
observa con gesto serio desde el otro lado de los barrotes del zoo.
7
Antes de Adán, de Jack London.
Editorial Prometeo de Valencia, hacia 1920.
La novela de J.-H. Rosny aîné, seudónimo de Joseph Boex (1856-1940), La
guerre du feu
8
es puramente ficción o ciencia ficción; hay un cambio radical
[page-n-52]
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51
[page-n-53]
52
Ernestina Badal García y Joaquín Soler Navarro
La guerre du feu de J.-H. Rosny ainé.
Editorial Plon-Nourrit de Paris, 1919.
en relación a la novela de Verne porque no pretende ser didáctica de la ciencia
o ficción científica como diría Evans (1988). Rosny estaba en Londres (18731884), durante los años posteriores a las publicaciones de Charles Darwin y
estuvo muy atento a las controversias que generaron sus teorías, las cuales
son evidentes en su obra, que se integra en el evolucionismo ecológico. Así
para Rosny, la evolución humana se ve envuelta en medio de la lucha evolutiva con otras especies animales y vegetales, no es especial ni superior, tan
solo una más de las especies que luchan por la supervivencia (Chatelaine y
Slusser, 2012). En La guerre du feu se plantea la conservación, el control del
fuego como medio de supervivencia, como tecnología vital para el grupo.
En la novela hay pasajes donde la rudeza y brutalidad por la supervivencia
no tiene piedad. La confluencia de dos especies humanas en el tiempo y en
el espacio es un debate que todavía está por resolver y que desde el siglo xix,
con la identificación de neandertales y cromañones, hasta la actualidad, ha
sido objeto de debates científicos, de controversia, de polémica y de narraciones fantásticas.
8
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53
Arthur Conan Doyle (1859-1930) escribe en 1912 la novela The Lost World
que es la primera de una serie de hazañas del profesor Challenger
9
. Perso-
naje que no alcanzó la fama de Sherlock Holmes, pero que también es muy
peculiar. En esta novela el profesor y su séquito van a viajar a la recóndita
selva donde encontraran el mundo prehistórico, completamente fantástico.
A Conan Doyle se le atribuye la farsa del «hombre de Piltdown». Esta farsa de
la ciencia consiste en que su amigo y arqueólogo aficionado, Charles Dawson
encontró fragmentos de cráneo y una mandíbula humana en una cantera
cerca de Piltdown (Inglaterra) en 1912. Estos restos se presentaron en la
Geological Society, en Londres, en 1913, y ese mismo día aparecieron en los
periódicos titulares sensacionalistas como «Missing Link Found - Darwin’s
Theory Proved». La carrera por demostrar la teoría de la evolución de Darwin
estaba en pleno auge y estos restos ponían a Inglaterra a la altura de Alemania
con su hombre de Neandertal o de Francia con su hombre de Cromañón.
Durante cuarenta años se le consideró el eslabón perdido, el hombre fósil del
Achelense, hasta que en 1953, un grupo de especialistas ingleses demostró
que los huesos del cráneo eran recientes y la mandíbula de un orangután,
por tanto concluyeron que era un fraude deliberado ¿tal vez de Dawson?,
¿de Conan?, ¿de otros? En la novela The Lost World hay guiños en relación a
esa historia, así El perro de Baskerville también habla de la excavación y del
hallazgo del cráneo. Visto que este texto es para la exposición «Prehistoria y
Cómic» que presenta el Museu de Prehistòria de València, recomendamos
ver la historia de esta farsa en el vídeo de dibujos animados de la siguiente
dirección de internet: https://www.youtube.com/watch?v=MOsILvcWXjo
En definitiva, Conan Doyle se documentó y tenía tratos con arqueólogos,
paleontólogos y geólogos. The Lost World fue la primera novela de tema
Fotograma de The Lost World, del director
Harry O. Hoyt, 1925.
9
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Ernestina Badal García y Joaquín Soler Navarro
54
prehistórico llevada al cine con el mismo título. Se estrenó en 1925, ambas, novela y película, son tributarias de los avances producidos a lo largo
del siglo xix, cuando surgen nuevas ciencias en busca del mundo perdido:
geología, paleontología, paleobotánica, prehistoria, y un largo etc. que van
deslumbrando un pasado remoto, lleno de misterios, que no encajan dentro
del modelo bíblico imperante en la Europa decimonónica. Los escritores
querían revivir ese mundo perdido por medio de la creación literaria. Y
finalmente, la tecnología, es decir, el cine, podía poner en movimiento
El mundo perdido, con ciertas dosis de ciencia, de creación literaria, de
tecnología y de arte dramático. Así pues, la literatura sobre prehistoria nos
evoca una confluencia de ciencia, arte y fantasía que todas las sociedades
humanas necesitamos.
Surgen los mitos
Con los primeros libros comenzó una retroalimentación entre público y
autores, esas primeras lecturas azuzaron curiosidades, deseos y temores que
se vieron reflejados en los títulos que irían saliendo poco a poco. Además, el
mundo comenzaba a asimilar poco a poco lo que implicaban las teorías de
Darwin, que el ser humano no es un ser especial y superior (por lo menos
no tanto) iluminado con el fuego del Olimpo por un ser pan dimensional,
que lo cinceló a su imagen y semejanza como si de una estatua se tratase.
Ahora, cuando alguien va a un zoológico y mira a los ojos a un chimpancé,
puede sentir un ligero escalofrío al comprender que un hilo de plata invisible
recorría toda la evolución humana para conectar los ojos que se observaban desde ambos lados de los barrotes. Eso nos devolvió parte de nuestros
orígenes olvidados, y otorgó mucha humanidad a esos familiares nuestros
que juegan como niños despreocupados entre las ramas de las selvas más
recónditas del planeta. El reconocimiento de algo muy humano en el rostro
de los primates inflamó la imaginación de muchos, pero también alimentó
un temor oscuro, primigenio e irracional en los más profundo de otros
tantos. Porque así como desde ese momento se veía algo humano en ellos,
esa lúcida inteligencia que les llevó a convertirse en nosotros, nadie podía
seguir ocultando que en el interior del ser humano subyacía un sustrato
atávico, irracional e indomable. Pero lo peor era que, debido a las nuevas
dataciones sobre el origen de la humanidad y los virulentos debates entre fe
y ciencia, cada vez eran menos los que achacaban estos comportamientos
brutales con los designios de un ser maligno que nos los inspira. Ahora,
por fin, el ser humano se asomaba a una mayoría de edad en la que debía
responsabilizarse de sus actos como especie, y asumir que no éramos seres
tan racionales como se venía pretendiendo.
Y los escritores no tardaron en hacer arder sus máquinas de escribir, tecleando
sobre estas expectativas y también sobre los nuevos temores que surgían al
paso. Ahora, en las portadas de los folletines, encontrábamos gorilas, lagartos
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PRIMERO FUE LA CIENCIA… DESPUÉS, LA FICCIÓN
10
El doble asesinato en la calle Morgue,
de Edgar Allan Poe.
Historias extraordinarias. Ilustración de
A. Xumetra. Biblioteca Arte y Letras,
Barcelona, 1887.
gigantes y peludos hombres de las cavernas, incluso un autor de la talla de
Edgar Allan Poe (1987) representaba ese miedo a nuestro yo primitivo en el
relato Los crímenes de la calle Morgue, publicado por primera vez en 1841
10
.
Porque, ¿qué podía haber más aterrador para alguien del siglo xix que observar
ese destello de humanidad que hay en los ojos de un chimpancé? Gracias a los
nuevos descubrimientos, esa sensación se volvía mucho más perturbadora al
saber que simios y humanos somos especies diferentes con antepasados en
común; ahora, se había abierto una ventana a la consciencia de que había algo
de ellos en nosotros y algo de nosotros en ellos.
55
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Ernestina Badal García y Joaquín Soler Navarro
Aparecía así ese temor al otro, esa incomodidad que sentimos cuando la
imagen que nos devuelve el espejo no nos agrada. Aunque realmente, a la
hora de la verdad, lo que realmente temían las gentes de la época era comenzar a discernir que no somos más que animales amaestrados, una especie
como otra cualquiera pero que ha luchado por domar su atavismo, sus más
primitivos instintos, en beneficio de un, como argumentaba Rousseau,
contrato social que nos permite vivir en comunidades muy numerosas de
manera más o menos pacífica y ordenada. Si esto era así, si la humanidad
no había nacido de la creación como el ser que en esos momentos tenía un
maravilloso idilio con los tiempos modernos, cabía la posibilidad de que ese
hombre o mujer irracionales, y nunca domados, que habíamos sido, viviesen
aun en lo más profundo de nuestro interior. Ahí estaba Jack el Destripador,
como una sombra oscura que se deslizaba en los callejones de Whitechapel,
para recordarlo; de la misma manera que habían llegado a Europa las noticias sobre los horrores llevados a cabo en la guerra civil estadounidense. La
historia nos estaba dando una lección que Goya comprendió muy bien: El
sueño de la razón produce monstruos. Pero aún era demasiado pronto, tendría
que llegar la Gran Guerra para que la población europea se viese obligada a
enfrentarse a la verdad: que el ser humano puede comportarse de la manera
más violenta e irracional imaginable, y que la ciencia y la razón tan solo son
un difuso y quebradizo velo que nos separa de esa realidad.
Así ese temor al otro no sería más que el temor a nosotros mismos, a la realidad que todos intuimos pero preferimos ignorar, que la civilización no es
más que una ilusión y que no somos mejores que aquellos antepasados que
habitaron en cavernas y lucharon por el sustento contra grandes depredadores, como el oso cavernario o el tigre dientes de sable. Nuestra mirada es
similar a la del chimpancé del zoológico, nuestras manos se mueven igual que
las manos que tallaban el sílex y nuestra mente es idéntica a la de aquellos
hombres y mujeres que vieron entidades sobrenaturales y mundos oníricos
en el fluctuar del fuego y las estrellas.
Tal vez esa fue la razón de la aparición de la figura del aventurero decimonónico, tal vez como no podían viajar al pasado, los occidentales se dedicaron
a viajar a los lugares más remotos del planeta, tal vez por eso se afanaron en
buscar a los pueblos no civilizados del orbe para intentar comprender de
dónde venían y, si era posible, averiguar más sobre nuestro pasado. Fue así
como se produjo un choque de culturas, y esas fueron las causas de tanta
fascinación por los modos de vida de los masai, los aborígenes australianos
e incluso de culturas tan antiguas y conservadoras como la japonesa. Así,
tal y como había sucedido en la Grecia homérica, la literatura intentó dar
respuesta a esta serie de inquietudes, los lectores buscaban viajar a lugares
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PRIMERO FUE LA CIENCIA… DESPUÉS, LA FICCIÓN
57
Tarzán de los monos. Edgar Rice Burroughs.
Gustavo Gili, Barcelona, 1938.
lejanos y exóticos, a junglas y mares peligrosos y llenos de misterio… era tal
la curiosidad del público, que no tardaron en surgir títulos como el Libro de
la Selva de R. Kipling (1894); Tarzán de los monos de E. R. Burroughs (1914)
11
donde la figura del «buen salvaje» cobra protagonismo y nos acerca a la figura
del salvaje de una forma más amable, haciendo desaparecer muchos de los
miedos que habían surgido ante la figura del hombre y la mujer primitivos.
Ahora, las gentes incivilizadas de más allá de occidente ya no eran violentos,
incultos e indomables, sino que en ellos latía una inteligencia y unos valores
que serían propios del ser humano. Por lo tanto, la visión se invertía: en nuestro
interior ya no había un animal agazapado en las sombras, sino que en todos
los salvajes había un ser civilizado deseando expresarse.
11
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58
Ernestina Badal García y Joaquín Soler Navarro
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Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
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60
Gonzalo Ruiz Zapatero
La prehistoria se configuró como disciplina científica a finales del siglo xx
y coincidió, prácticamente, con el nacimiento de los primeros cómics. Por
aquellos años la Prehistoria estaba luchando por su estructuración conceptual
y las ilustraciones gráficas eran fundamentales en su metodología de estudio
(VV. AA., 2003a; VV. AA., 2003b; Moser y Gamble, 1997). El cómic y la prehistoria compartieron la representación gráfica, real o imaginaria, que jugó un
papel crucial para los profesionales de ambas actividades (Gasca y Gubern,
2011). Desde entonces la fascinación por la lejana prehistoria ha estado
presente en los cómics, incluso los cómics han contribuido notablemente
a alimentar concepciones populares sobre la prehistoria (Toussant, 2011).
Aunque ciertamente ese encuentro ha sido desigual. Los cómics han incluido
a la prehistoria desde hace más de 100 años -E. T. Reed (1894) fue «el hombre
que inventó los cómics de cavernícolas» (Bissette, 2008)-, y sin embargo los
prehistoriadores sólo nos hemos interesado por el arte secuencial desde hace
un par de décadas (Gallay, 2002; Ruiz Zapatero, 1997 y 2005; Van der Plaetsen,
1999). Aunque ahora dibujantes, guionistas y arqueólogos vamos teniendo
relaciones más estrechas e interés mutuo en nuestros respectivos trabajos.
Incluso en algunos casos colaborando juntos estrechamente. Por otra parte,
sin duda alguna, cada generación ha reflejado los tiempos prehistóricos en
los cómics según sus perspectivas, valores y prejuicios, y sobre todo lo ha
hecho reciclando las iconografías anteriores.
Los cómics con su lenguaje icónico verbal construyen narrativas del pasado
(Eisner, 2001; Groensteen, 2009; McCloud, 1995). Y si se repara atentamente,
los arqueólogos producimos conocimiento histórico con textos y algunas
imágenes, y los cómics crean historias con imágenes y algunos textos breves.
No debemos olvidar que la propia arqueología, como bien ha señalado la arqueóloga australiana S. Moser (1998) en un libro fascinante, es una disciplina
fuertemente visual. Y es que el pasado prehistórico resulta, en gran medida,
reducible a imágenes: las reconstrucciones de los paisajes, el aspecto físico de
los propios cazadores-recolectores paleolíticos, sus herramientas de piedra,
los animales capturados y las plantas aprovechadas, los lugares de habitación
y los escenarios de descuartizamiento de la fauna; casi todo en prehistoria se
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Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
puede contar con imágenes (Davidson, 1997; Hodgson, 2000 y Sorrell, 1981).
Por tanto no debe resultar sorprendente que los territorios de solapamiento
de la prehistoria con los cómics sean reales y puedan resultar interesantes
para las dos partes. Además, y no es baladí, el origen remoto de los cómics
está en ciertos convencionalismos gráficos del arte paleolítico como muy
convincentemente ha demostrado M. Azéma (2005a, 2005b, 2008); incluso
la prehistoria del cine nos lleva a las cuevas del Paleolítico superior hace
más de 30.000 años (Azéma 2011). ¿Ayuda eso a entender el auge del cine de
animación ambientado en la prehistoria? (Lombo et al., 2014).
Es evidente que los cómics no proporcionan -no pueden hacerlo en forma
alguna- una visión clara y ordenada con elementos explicativos del pasado
prehistórico. Un cómic no es un texto científico, ni siquiera divulgativo, por
eso un cómic de prehistoria siempre será, de alguna manera, un «pasado-imperfecto» (Ruiz Zapatero, 2012). Pero ¿acaso la prehistoria elabora pasados
perfectos e incontrovertibles? Con todo, los cómics, los buenos cómics, tienen
una poderosa capacidad de evocación y empatía para meternos en pasados
lejanos (Gallay, 2007). Y no deberíamos olvidar que los cómics pueden ser
considerados como fuentes históricas en la medida que traducen ideologías
y pensamiento de cada época (Gual Boronat, 2013) y eso es muy importante
para valorarlos.
Cada viñeta es un mundo, un mundo eterno, permanente, revisitado continuamente a lo largo del tiempo en cada lectura, cada visualización, un
tiempo que permanece apresado en el papel. Pero un mundo que ofrece a
nuestra imaginación una visión renovada; cada viñeta es, en definitiva, un
mundo en el que uno se puede instalar y vivir siempre que la contemple,
como acertadamente ha dicho Paco Roca (2011). Porque, en definitiva, uno
no ve con los ojos, o al menos no solo con los ojos, ve con la mente, como nos
recuerda Oliver Sacks (2011). Una sola viñeta puede explicar algo de manera
inteligible mejor que tres páginas de un ensayo como bien ha resumido el
gran Miguel Brieva, para quien una viñeta puede ser «un salto de sinopsis
neuronal inmediato. Acelera procesos de pensamiento» (Martínez Pita,
2015). No puede expresarse mejor la fuerza del cómic para abrir ventanas al
mundo, a cualquier mundo. También al mundo prehistórico como el propio
Brieva ha demostrado, indirectamente, en su primera novela gráfica (2015).
En este ensayo pretendo esbozar el desarrollo histórico paralelo de las ilustraciones de reconstrucción en la investigación prehistórica (Molyneaux, 1997;
Moser, 2001) y las ilustraciones en los cómics para ver cómo desde posiciones
iniciales que se daban la espalda, sus caminos han ido aproximándose y hoy
día mantienen estrechas relaciones. Incluso pienso, con Swogger (2015), que
el cómic tiene un gran potencial para crear nuevas e interesantes oportunidades de comunicar arqueología, más allá de los medios habituales hasta
hoy día. Y es que la imagen concreta y precisa -independientemente de su
61
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62
1
Gonzalo Ruiz Zapatero
Los cómics como herramienta de
documentación arqueológica. La realización
de cómics sobre arqueología han llevado
a J. G. Swogger a plantearse la idea de
hacer un libro-cómic sobre cómo escribir
arqueología y cómo dibujarla.
(https://johngswogger.wordpress.com/page/2/)
soporte- ha tenido siempre una gran importancia que puede resumirse en
la expresión ver es creer y quizás, incluso, comprender. Como ha señalado
Jordanova (2012: 1) la diversidad y complejidad de lo que fue visto y hecho
para ser visto exige, como (pre)historiadores, nuestra atención. Los tebeos
o cómics también.
1
Primero analizaré cómo la ilustración ha sido importante para los estudios
de Prehistoria, desde su inicio, a pesar de que las imágenes de reconstrucción
del pasado fueron limitadas al principio porque se consideraban poco científicas. Al mismo tiempo los tebeos o cómics, por el contrario, daban rienda
suelta a la imaginación de los artistas que no tenían preocupación alguna por
ajustarse a la información arqueológica disponible. En una segunda etapa,
las publicaciones de investigación prehistórica fueron acogiendo imágenes
de reconstrucción del pasado remoto y, poco a poco, los arqueólogos se
empezaron a implicar en la elaboración de aquellas ilustraciones. Por su
parte los cómics iniciaron tímidamente un acercamiento a pasados prehistóricos, pasados informados arqueológicamente en un esfuerzo por dibujar
pasados plausibles. Por último, en una tercera etapa, los arqueólogos han
asesorado cómics, han incorporado a sus publicaciones una amplia gama de
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Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
63
ilustraciones que tienen paralelos en los cómics y más aún se esta tratando
de utilizar el cómic como una forma diferente de comunicar la prehistoria.
Primero algunos cómics pretendían mostrar el pasado prehistórico pero con
una narración que permaneciera próxima a los conocimientos arqueológicos
del momento. Más adelante algunos dibujantes se hicieron arqueólogos de
manera que hoy día, como bien dice J. G. Swogger (2015) de lo que se trata es de
aceptar que «el cómic, como cualquier buena herramienta de comunicación,
ofrece la posibilidad de redefinir la manera en que el trabajo arqueológico es
percibido, recibido, sostenido y financiado». Cómics y arqueología deberían
ser primos naturales porque, al fin y al cabo, casi todas las lenguas antiguas,
como la jeroglífica egipcia, explotan la misma sinergia texto-imagen que los
cómics (Swogger, 2012 a y b). Casi lo extraño es que el papel de los cómics
haya sido tan limitado en el discurso formal e informal arqueológico, si tenemos en cuenta que, como ha demostrado S. Moser (1998), la arqueología
es una disciplina altamente visual aunque no lo reconozca explícitamente.
2
Hoy la relación entre prehistoria y cómics se ha estrechado mucho; los prehistoriadores construimos conocimiento sobre el pasado mediante narrativas e
ilustraciones, y los cómics tienen mucha fuerza para combinar información
visual y textual de una forma que puede mejorar a ambas (Swogger, 2015).
Porque resulta imposible leer el texto o las imágenes independientemente,
la comunicación solo funciona en la intersección de las dos. Ahí reside su
enorme potencial. Esta capacidad de los cómics no impide que nos rodeen
cómics, películas, series televisivas y otros productos de consumo que falsean
notoriamente la prehistoria (Cueto y Camarós, 2012). Y es que la prehistoria
es excitante porque es cuando se ha construido nuestra humanidad, ahí está
la base de lo que nos configura como seres humanos. Es un periodo que nos
enfrenta con las cuestiones más esenciales de lo que nos hace humanos.
Pero como la ciencia no podrá jamás despejar todas las zonas de sombra,
la prehistoria se convierte en un excelente territorio para la imaginación
(Semonsout y Pisani, 2015: 69). Hoy, afortunadamente, los caminos entre
arqueología y ficción se entrelazan y se alimentan mutuamente.
La prehistoria del último tercio del siglo xix pretendía ser positivista y científica y por ello favoreció por un lado los dibujos realistas de objetos y piezas
arqueológicas y por otro lado, la fotografía. Esta última se consideró la forma
más objetiva y rigurosa de presentar los materiales arqueológicos por más
que hoy día seamos conscientes de que las fotografías no son ventanas al
pasado con cristales transparentes (Ruiz Zapatero, 2014). Pero se trataba de
que las imágenes fueran fiel representación de la realidad arqueológica y la
fotografía se consideró «espejo de la realidad», en ese sentido las fotografías
funcionaban como verdaderos textos visuales (Riego, 1996: 192). Un problema
de los vestigios arqueológicos que han sobrevivido a los estragos del tiempo
Caminos separados:
los orÍgenes de la ilustración
de reconstrucción
prehistórica y los primeros
cÓmics de prehistoria
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64
Gonzalo Ruiz Zapatero
es que constituyen solo una parte -habitualmente pequeña- de los mundos
pasados y desaparecidos para siempre. Por eso la materialidad del pasado
no permite acercarse a una visión completa de las poblaciones prehistóricas.
Existen agujeros negros importantes, lagunas en el registro arqueológico que
sólo pueden ser rellenadas mediante la interpretación arqueológica recurriendo a la analogía etnográfica y ertnohistórica y la etnoarqueología (Gallay,
2007: 23); en definitiva a lo que se ha llamado la imaginación arqueológica
(Shanks, 2012), es decir la capacidad de los arqueólogos para imaginar escenarios y procesos plausibles que mejor expliquen los datos, incompletos, del
registro arqueológico. Algo que en historia ya se había denominado imaginación histórica, en palabras de Collingwood (1946), necesaria para «salvar
los huecos» entre los documentos y la información disponible y por tanto
algo consustancial a la tarea del historiador. Y por tanto no tiene nada que
ver con las acepciones de imaginación como algo irreal o una mera fantasía
arbitraria. De ahí que la novela histórica, como ficción dentro de coordenadas
históricas, tenga un estrecho contacto con la historia con mayúscula como
bien ha argumentado J. Serna (2012: 52-80).
Pero al mismo tiempo hay que recordar que las imágenes de reconstrucción,
que añaden lo que no está en el registro arqueológico -detalles como el pelo y
vello corporales, las vestimentas, los gestos y actitudes, las formas de empleo
de útiles, etc.-, ofrecen una visualización total y estática. Una iconografía
detallada y cerrada que narra y muestra un pasado concreto que no admite
matizaciones frente al discurso textual. Una viñeta de cómic, como imagen,
es en ese sentido una Gestalt, una visión completa y simultánea. Y la pregunta
obvia, realizada desde las primeras reconstrucciones gráficas prehistóricas:
¿se puede conciliar el respeto y fidelidad a los datos arqueológicos con la
creatividad y subjetividad de las recreaciones artísticas? (Gallay, 2007: 21).
Los arqueólogos de las últimas décadas del siglo xix y las primeras del siglo
xx
pensaron que no. Por eso las ilustraciones de reconstrucción artística de
los primeros homínidos solo encontraron acomodo en libros de divulgación,
como L’Homme Primitif de Figuier (1870) con los espléndidos grabados
a plumilla de Bayard que crearon un canon para las décadas venideras
(Blanckaert 1993) y en las páginas de revistas generalistas ilustradas como
The Illustrated London News. Las publicaciones académicas se quedaban
solo con los huesos fósiles. Porque las imágenes de reconstrucción de las
poblaciones paleolíticas se entendía que eran subjetivas y artísticas y por
ende no científicas. El discurso científico escrito se oponía claramente a la
ficción gráfica inventada. La demarcación ciencia/popularización pretendía
ser nítida y contundente. Es más, incluso antes de contar con restos fósiles humanos hubo representaciones artísticas de las gentes de antes de la
historia, las ilustraciones de escenas antediluvianas a comienzos de 1830,
(Blanckaert, 2000; Stoczkowski, 1997 y 2000), una suerte de, aquí en sentido
fantástico, prehistoria imaginada (Mann, 2003) que solo recientemente la
[page-n-66]
Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
2
Las ilustraciones pioneras de prehistoria
como artefactos arqueológicos. Podemos
excavar las imágenes para deconstruir
su composición y entender las claves y
los contextos en que fueron producidas.
La imagen de una novela (1861) fija el
arquetipo de hombre de las cavernas, con
abundante pilosidad, vestido con pieles, hacha
enmangada, y cueva y prole que protege.
lúcida obra de S. Moser (1998) Ancestral Images ha analizado y diseccionado
en profundidad. Porque, a fin de cuentas, los hombres prehistóricos fueron
inventados antes de ser descubiertos (Stozkowski, 2000).
Los cómics o bande dessinée (BD) incluyeron desde sus primeros momentos
historietas ambientadas en la prehistoria. Y aunque podemos señalar algunos
hitos importantes, su estudio pormenorizado está por realizar. Lo mismo sucede
con el estudio de los cómics como narrativa gráfica, término que funciona
como paraguas pretendidamente aséptico, ya que la teoría de la narrativa
gráfica o visual está en su etapa inicial (Cohn, 2013; Stein y Thon, 2013).
Es posible que una de las primeras historietas sea la del sueco Oskar Andersson (1877-1906), Urhunden, una tira de humor protagonizada por un
voraz animal que parece una mezcla de perro y dinosaurio y su amo, un
hombre prehisórico que vive en una cueva [https://sv.wikipedia.org/wiki/
Oskar_Andersson_(tecknare)] que apareció alrededor de 1900. Los desplazamientos a tiempos modernos de sus protagonistas originan divertidas
situaciones. Siguiendo el intersante estudio de Toussant (2011: 61), en la
prensa americana apareció poco después Gertie, the Dinosaur de W. McCay
(1909) que inspiró un cortometraje animado en 1914, que habría de influir
en varias generaciones de animadores con el tema de dinosaurios. En el TBO
(1917), editado en Barcelona, apareció una plancha de Equis, seguida del
Foc del dibujante J. García Junceda en la revista catalana En Patufet (1923).
65
[page-n-67]
66
3
Gonzalo Ruiz Zapatero
Mural de Ch. R. Knight que representa
un grupo de neandertales, conocido
como «Los talladores de silex
Neandertales» en el American Museum
of Natural History de Nueva York (años
1920), bajo las indicaciones de Henry F.
Osborn, director del Museo.
La primera BD francófona es posible que fuera Les aventures de Ra et Ta.
Écoliers de l’Âge de Pierre (1928) de Maurice Cuvillier (Toussant, 2011: 61). La
tradición francesa continuó con tiras que recurrían a los viajes en el tiempo
como Mitou et Toti à travers les âges (1938) de Alain Saint-Ogan y las adaptaciones del mito de Tarzán de E. R. Burroughs que tuvieron amplio eco, caso
de Tumak fils de la jungle (1948-1949) de Poïvet que preludian las bandes
dessinées de los años 1960 de corte seudorealista que alcanzaran gran éxito
con personajes como Tounga (1962) y Rahan (1969).
Conectando caminos:
la ilustración académica y los
cómics estrechan relaciones
En las décadas centrales del siglo pasado, la ilustración de la remota prehistoria en las publicaciones arqueológicas se centraba en las herramientas
de piedra y hueso, algunas plantas de cuevas y estructuras de habitación al
aire libre. Las reconstrucciones de homínidos y formas de vida durante el
Paleolítico eran muy escasas. La tradición científica seguía la norma de que
los dibujos de reconstrucción estaban bien solo para los trabajos de divulgación y escenografías de museos. Uno de los primeros en lograr impactantes
reconstrucciones de homínidos fue el estadounidense Ch. Knight (1874-1953)
que colaboró extensamente con el director del Museo Americano de Historia
Natural de Nueva York (Berman, 2003). Sus extraordinarios murales tuvieron
un amplio eco en la realización posterior de reconstrucciones en muchos
museos y distintos medios (Milner, 2012). Pero Knight, el «hombre que vió
a través del tiempo», defendió que sus trabajos eran en primer lugar obras
artísticas y que la parte científica era secundaria, aunque no conocemos
[page-n-68]
Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
los detalles de sus controversias con los especialistas (Hochadel, 2013: 275).
Todavía hoy sus dibujos presiden museos americanos
3
e ilustran textos
escolares. El propio H. Breuil (1949), padre del arte paleolítico, escribió e
ilustró un curioso librito con unos dibujos de cierto aire naif que prueba la
importancia que concedía a visualizar la prehistoria.
A partir de 1960 se fueron incluyendo en libros académicos algunos dibujos
de reconstrucción, especialmente los del gran pintor de la prehistoria, el
checo Z. Burian (Oliva, 1990; Velasco, 2001a) que, a fuerza de repetirse paulatinamente, se convirtieron en el canon del Paleolítico dibujado (Augusta y
Burian, 1960). Aunque es importante destacar que esa tradición pictórica se
alimentaba también de las reconstrucciones escultóricas sobre restos fósiles.
Probablemente la primera fue la de E. Dubois sobre el famoso pitecantropo
de Java, escayola pintada, que se pudo ver en la Exposición Universal de
Paris en 1900. Después el soviético Gerasimov (1907-1970) en los años 1920
alcanzó fama internacional como escultor paleontológico y desde entonces
ha tenido un gran desarrollo en las últimas décadas con los trabajos de los
americanos J. Gurche, los hermanos Kennis y la francesa E. Daynès (Balter,
2001; Hochadel, 2013: 253 ss; Moser, 1999). La calidad de las reconstrucciones
escultóricas ha sido sin duda un referente para los dibujantes de la prehistoria,
incluido los autores de cómics. Los hiperrrealistas dibujos del estadounidense
J. Matternes, que alcanzó fama mundial con la representación de Lucy en el
influyente libro de D. Johanson (1982), constituyen un paso adelante en la
plena madurez de la ilustración prehistórica.
Por otro lado los trabajos de A. Gallay y su interés por la bande dessinée (Gallay, 1995, 2002 y 2007) hicieron que la colaboración con A. Houot (https://
fr.wikipedia.org/wiki/Andr%C3%A9_Houot), como veremos el primer autor
de cómics fidedignos de prehistoria, se tradujera también en ilustraciones
dentro de publicaciones académicas (http://www.archeo-gallay.ch/7_01Publications.html). De forma que algunas viñetas de Houot en Le Couteau de
pierre (1987) o Le Soleil des Morts (1992) eran prácticamente idénticas a
ilustraciones de un texto académico (Gallay, 2006). El mismo autor dibujaba
cómics e ilustraciones de investigación. Los caminos del cómic y la investigación arqueológica empezaban a acercarse hasta el punto de que algunos
trabajos eran realmente interdisciplinares, colaborando en pie de igualdad
artistas gráficos y prehistoriadotes. De esta forma las imágenes de la prehistoria empezaban a difuminar las fronteras entre arte y ciencia.
El interés de las revistas infantiles francesas por la prehistoria, continuando la
saga de Tumak (1948), se tradujó en la aparición de las aventuras de Timour
(1953) en Spirou, mientras en Mickey se publicaban buenas adaptaciones
de las novelas de Rosny como La guerre du feu (1953), Le félin géant (1955)
y Helgvor du fleuve bleu (1965). Ya en 1961 apareció Tounga, de E. Aidans
67
[page-n-69]
68
4
Gonzalo Ruiz Zapatero
Tounga y Rahan, muy populares en Francia en
los años 1960 y 1970. En el segundo caso su
popularidad se extiende hasta nuestros días.
en la revista Tintin, que habría de alcanzar bastante éxito en esa década y
la siguiente. Toda esta gran tradición de aventuras prehistóricas seguía las
referencias novelescas de más éxito y empezaban a alimentarse de lo que
otros medios como el cine y la televisión iban produciendo en este género.
En 1969 aparecía el que habría de ser -y es todavía hoy- el gran héroe prehistórico en Francia, Rahan de R. Lécureux y A. Chéret, problemente inspirado
en Tounga
4
. Nacido en las páginas de Pif Gadget se mantuvo hasta 1992
(Velasco, 2001b). Los años 1970 fueron su época dorada y en las últimas
décadas ha sido objeto de numerosas reediciones. Los dos héroes de la Edad
del Piedra comparten una serie de rasgos (Semonsut, 2010) que explican su
éxito popular y sus reediciones continuas.
Pero Tounga, Rahan y el resto de prehistóricos en taparrabos se inspiraban
en la pura ficción construida con muchos materiales, algunos de derribo y,
desde luego, casi ninguno ajustado a la información histórica y arqueológica.
Eran simplemente aventuras en bandes dessinées, situadas en un pasado
prehistórico ucrónico, que solo buscaban vender y entretener, en la medida
que lo primero permitía asegurar lo segundo.
En EE.UU. por aquellas décadas tuvieron cierto éxito los cómics de prehistoria
ficción -con trama de ficción total, difusos y ucrónicos contextos prehistóricos
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Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
y grafismo realista-, también llamados «cavemen comics» (Barrero, 2001 y
2011) de los años 1950 y 1960, como Tor (1953) de Joe Kubert y Anthro (1968)
de Howie Post (Ruiz Zapatero, 2010). Ni los detalles ni los argumentos tenían
fundamentación arqueológica, eran simplemente cómics para la evasión en
mundos fantasiosos, que acabarían llegando a los dibujos animados con Los
Picapiedra de Hanna y Barbera a comienzos de los años 1960, perpetuando
estereotipos que vienen del siglo xix (Moyneur, 2013). En cualquier caso, más
para bien que para mal, fijaron la imagen de las gentes del Paleolítico en el
imaginario popular. Los cavernícolas españoles fueron Purk, el Hombre de
Piedra (1950) del prolífico M. Gago, Piel de Lobo (1959) y Castor (1962).
Los primeros éxitos de cómics que introducen deliberadamente rigor científico y exhiben asesoramiento arqueológico son los del francés A. Houot en su
trilogía Chroniques de la nuit des temps (Toussant, 2011: 63). El autor, con un
planteamiento nuevo -ficción dentro de un mundo prehistórico muy ajustado
a la investigación y en diálogo con arqueólogos- se propone construir pasados
basados en el conocimiento arqueológico conocido. En cualquier caso aunque sus obras, según ha declarado (Interview, 2009), fueron el contrapunto
de Rahan y tuvieron cierto éxito, nunca llegaron al gran público de la bande
dessinée. En su primer volumen, Tête-Brûlée (1989) Houot presenta una historia de cazadores magdalenienses, con el aseoramiento de un paleóntologo
y un arqueólogo, que al final incluyen un pequeño ensayo sobre le trasfondo
histórico del cómic. Es una manera de decir que su trabajo de dibujante no
es pura ficción. Hay viñetas magníficas que interpelan poderosamente al
lector. Pienso que cada viñeta tiene éxito si su contenido esencial se imprime
inmediatamente en la retina del observador; cierto, pero además tiene que
proporcionar interés por el detalle, hacer que la mirada se demore y crear un
discreto sentimiento de complacencia, una complacencia derivada de una
comprensión omnisciente, integral y segura. Vemos, sentimos y comprendemos. Pero es evidente que los huecos entre las viñetas -uno de los rasgos
definitorios de la historieta- son fisuras que nos recuerdan lo que el dibujante
ha dejado fuera y nuestra imaginación rellenará sin duda aunque al mismo
tiempo resalten la potencia del encuadre del creador (Mendelsund, 2015: 305).
El álbum de Houot (1990), On a marché sur la terre nos lleva a nuestros
remotos orígenes
5
. Estamos hace 2,5 o 2 millones de años en la sabana
africana y la historia desarrolla las peripecias entre dos grupos, los robocs
(australopitecos) y los ossilons (Homo habilis). Las diferencias entre unos
y otros están bien inspiradas en las anatomías fósiles de Australopithecus
y Homo habilis. Los paisajes son ajustados a las reconstrucciones paleoambientales y la percepción de aquel mundo lejano, muy próximo a
nuestra pura dimensión animal, consigue transmitir la otredad de aquellos
homínidos (Ruiz Zapatero, 1997: 292-293). Es un cómic envolvente que
nos mete en la vida del Pleistoceno inferior africano, en la que acabamos
69
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70
Gonzalo Ruiz Zapatero
descubriendo por qué autor y lector tienen los mismos deberes ante la ficción, ya que como se ha señalado para la buena novela, con los personajes
se empieza por «andar entre ellos», para luego «andar con ellos» y, al final
«andar en ellos» (Mainer, 2015). Eso es lo que sucede con las bandas de
australopitecos y Homo habilis de On a marché sur la terre.
Cuando leemos un cómic de prehistoria los aspectos de los personajes -que
probablemente son más importantes que los paisajes, estructuras y objetos
porque resultan más familiares- los contrastamos rápida e inconscientemente
con nuestros referentes personales y, en consecuencia, los aprobamos o desaprobamos, nos agradan o desagradan, en suma, les otorgamos credibilidad
o, mejor dicho, plausibilidad. Plausibilidad quiere decir que el fondo de la
historieta es perfectamente verosímil según nuestro conocimiento histórico del
periodo, no es anacrónico ni ucrónico, pero ello no quiere decir que sea cierto.
TransitaR los mismos caminos:
¿la misma ilustración al servicio
de dos géneros diferentes?
Cuando A. Gallay publicó en 2006 el catálogo de una exposición sobre la
prehistoria de Suiza, con el subtítulo de Images de la préhistoire, empleando
unas excelentes ilustraciones de A. Houot, estaba abriendo las páginas de
una publicación académica a un creador de cómics, como hemos visto más
arriba. Pero si reparamos con atención las ilustraciones del catálogo de Houot
y las de sus álbumes son prácticamente indistinguibles. Y como muy bien ha
mostrado Semonsout (2013) la imagen de la prehistoria, en la segunda mitad
del siglo xx está construida sobre fantasmas que provienen de muchos ámbitos
5
Viñetas de On a marché sur la terre
de A. Houot, 1990.
-pintura, libros escolares, literatura, cómic, cine y televisión, videojuegos- y
sería sensato admitir y analizar ese hecho irrefutable.
[page-n-72]
Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
La misma mano de ilustrador realizaba cómics de prehistoria y catálogos arqueológicos, la frontera entre los dos géneros deviene difusa y permeable. De
alguna forma, el estatus de los dibujos de reconstrucción arqueológica -aunque
provinieran del cómic- es reconocido por la academia. Y si esto sucedió fue
porque la ilustración prehistórica había evolucionado y alcanzado una madurez
en las últimas décadas del siglo xx. ¿Cómo fue ese proceso de maduración?
La utilización de buenos dibujos de reconstrucción en trabajos de divulgación arqueológica fue el camino a través del cual las ilustraciones se abrieron
paso en la arqueología de los años 1970 y 1980. En 1998, S. Moser publicó
la primera monografía sobre las imágenes de la prehistoria a lo largo del
tiempo desde la antigüedad clásica, ¡más de un siglo después de los primeros
grabados aparecidos en revistas de divulgación! Todo un síntoma de cómo
la propia arqueología ha ignorado o desdeñado la reflexión sobre cómo se
dibujaba el pasado.
Moser (1992: 831) ha destacado que «la imagen es más que una síntesis de
datos, es un documento que contiene una teoría». Las imágenes son cápsulas
teóricas y como las cápsulas se pueden administrar de forma eficaz y masiva. Y eso es lo que ha sucedido en los últimos veinte años. Porque además,
el ámbito académico y la esfera pública no pueden separarse con claridad,
como ha dicho O. Hochadel (2013: 266) «el flujo de información circula en
ambos sentidos». Las imágenes al mostrar propenden a la certeza, al hecho
cierto, lo que se ve es la verdad. Ya sabemos ahora que eso dista de ser así; las
imágenes deberían considerarse como hipótesis, interpretaciones plausibles
pero no auténticas (Flon, 2015). Incluso la prudencia invita a recordar que
«la única certeza que tenemos de una reconstrucción es que es falsa» (James,
1997). Los ilustradores buscan producir simultáneamente una verdad y un
juicio subjetivo sobre el pasado, y los dos tipos de discurso son legitimados
por la posición del ilustrador, conformado por la comunidad científica y más
ampliamente por la aceptación del público según Flon (2015), para quien
las imágenes acaban siendo «una memoria social del pasado arqueológico».
Por ejemplo, en Mezolith (Haggarty y Brockbank, 2010), una inmersión muy
sugestiva en el mundo de los cazadores mesolíticos del postglacial, las escenas
de caza incorporan el propulsor y el arco y las flechas apoyándose en datos
arqueológicos
6
. Pero la historia también se aventura en el mundo simbólico
y espiritual donde la imaginación necesariamente tiene que desarrollarse sin
dejar de resultar perfectamente plausible. Y aún así el enterramiento de una
mujer y su bebé con alas de cisne está inspirado en el hallazgo reciente de
una tumba natufiense en la cueva de Hilazon Tachtit (Israel) en la búsqueda
de esa plausibilidad arqueológica.
Al menos ahora la atención de los arqueólogos está dispuesta a analizar la
construcción y diseminación de las ilustraciones como parte integral de la
71
[page-n-73]
72
6
Gonzalo Ruiz Zapatero
Página con una escena de caza de un
uro, de la edición inglesa de Mezolith de
B. Haggarty y A. Brockbank, 2010.
disciplina. Y también los llamados paleoartistas han ganado merecidamente un
prestigioso estatus, de igual a igual con prehistoriadores y paleantropólogos, y
escriben reflexiones propias sobre los procesos de su trabajo, como es el caso
de Mauricio Antón (2007), un artista que ha creado la imagen de Atapuerca
y cuenta con proyección internacional, y G. Tosello (1990), pionero en esta
cuestión. Esa cierta autonomía e independencia del los ilustradores indica,
como dice Flon (2015), que sus interpretaciones subjetivas del conocimiento
ofrecen una inteligibilidad del pasado legitimado por el reconocimiento social
de su estatus. En ese sentido, de alguna manera, los ilustradores contribuyen
a la construcción social de nuestro pasado.
[page-n-74]
Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
Viaje al interior de una viñeta
Las viñetas, como imágenes, congelan el tiempo de una acción. El tiempo
esta detenido, apresado, en el dibujo y sólo se disipará cuando el personaje
que habla pase a tener una respuesta, cuando la acción en la viñeta siguiente continue, cuando el viento siga soplando y arrastrando más palabras y
gestos. En el álbum de Néandertal
7
, hay cuatro viñetas que en realidad
son una, porque son prácticamente simultáneas -con el tiempo solo quizás
roto por las palabras del personaje de la última viñeta-, ya que son zums
de aproximación a una única acción: la presentación o salutación entre
un grupo de neandertales y unos visitantes (Roudier, 2012).
73
Viñetas de Néandertal, uno de
los mejores ejemplos de calidad
de la bande dessinée francesa
de E. Roudier. Norma Editorial,
2012.
7
[page-n-75]
74
Gonzalo Ruiz Zapatero
En conjunto son como una cápsula del tiempo, y su contemplación nos
enfrenta con la experiencia visual acumulada sobre las formas de vida en
el Paleolítico, tanto en el caso del especialista como en el del profano, que
no por ello carece de ideas o visiones previas aunque sean erróneas.
Los paisajes del Pleistoceno final europeo fueron relativamente variados
pero los paisajes glaciales de montaña, como el de la primera viñeta, fueron
ciertamente numerosos. La grandiosidad de los parajes de la Edad de Piedra
se acentúa con la mínima presencia de una estructura con cazadores. El
frío y la desolación del paisaje de primer plano se sienten a primera vista.
La estructura, una especie de paravientos construido con unos postes de
madera clavados y pieles unidas para proteger de los fuertes vientos, esta
inspirada directamente en la excavación del sitio de La Folie (Poitiers,
Francia). Allí se documentó una estructura a modo de paravientos con áreas
funcionales internas. El autor del cómic, el francés Roudier, conoce bien
los paisajes y los resultados de la investigación arqueológica de La Folie y
pretende un uso fidedigno de la estructura.
Los personajes, hombres y mujeres neandertales, no llevan demasiadas
pieles, que tienen toscos arreglos -no se conoce la aguja de coser-, muchos
van con los torsos desnudos, lo que hace presumir una estación cálida. El
físico de los neandertales es una versión ligeramente modificada de los
pintados por Z. Burian, el mejor artísta en crear una imagen del neandertal
que se ha convertido en canon iconográfico (Debus, 2004; Lagardère, 1990;
Oliva, 1990). Algunos individuos llevan adornos: plumas y collares. Las
plumas se han inferido de hallazgos de cortes en huesos de las alas de aves
en yacimientos como Cueva Gorham (Gibraltar), Combe Grenal (Francia) y
Riparo Fumane (Italia); aunque el empleo como adorno sea muy plausible,
no esta plenamente demostrado (Finlayson et al., 2012). Y los colgantes
con dientes de animales se basan en algunos hallazgos franceses como los
de Arcy-sur-Cure.
El proceso de creación de estas viñetas, como el propio proceso de investigación arqueológica, resulta algo inherentemente subjetivo y creativo
(Watterson, 2015: 120). Roudier (s. f.) ha dicho que sus cómics: «son un
ejercicio de comunicación científica, a un humilde nivel, para combatir los
clichés anticuados y equivocados, para hacer que evolucione la imagen de
nuestros ancestros entre el gran público». Su creación artística esta embebida
en la información arqueológica. La plancha con los detalles de talla de una
lasca Levallois
8
es la mejor explicación de este tipo de talla lítica que he
visto nunca, mejor que las descripciones de buenos manuales. Son viñetas,
sí, pero realizadas a partir de un estudio concienzudo de largas sesiones
de fotografías con especialistas en la talla experimental (Roudier, 2015).
[page-n-76]
Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
75
Allí donde la investigación prehistórica no llega, se queda en la plausibi-
Detalle de la preparación de un núcleo
levallois para la obtención de una lasca,
en Néandertal de E. Roudier, 2012.
lidad, la mano del artísta rellena, une extremos fragmentados, distribuye
sombras, crea difuminados, en definitiva, otorga visos de credibilidad a la
imagen construida y realiza auténtica divulgación arqueológica. Porque
esa mezcla de experiencia personal y conocimientos científicos es lo que
está en el corazón de un buen trabajo de ilustración científica. Aunque
como bien dice Perry (2009): «es raro que eso sea abiertamente admitido
o apreciado». Así los trabajos pueden ser fidedignos, en la medida que
se esfuerzan en acercarse a lo que actualmente sabemos de ese pasado.
Aunque si califico de fidedignos los álbumes de Roudier, habría que preguntarse: ¿qué es ser fidedigno en un cómic de prehistoria? En principio
debería ser lo que da testimonio de la realidad pero, ¿qué realidad? Creo
con Mendelsund (2015: 159) que nos estamos refiriendo simultáneamente
a la eficacia evocativa de sus narrativas gráficas y la belleza del propio grafismo. Porque las viñetas -al igual que las palabras- son como flechas, son
algo en sí mismo y, al mismo tiempo, apuntan a otra cosa, disparan nuestra
imaginación dentro de la narrativa (Mendelsund, 2015: 340).
8
[page-n-77]
76
Gonzalo Ruiz Zapatero
Como reflexión final, me pregunto: ¿acaso no funcionan igual las imágenes
de un cómic de esta naturaleza que las imágenes dibujadas por los artistas
siguiendo orientaciones de los prehistoriadores para una obra de investigación?,
¿cuál es la diferencia? Al final, la visualización arqueológica de un cómic de
Roudier es el proceso de pintar el pasado, desde el presente, incorporando
datos científicos y construyendo un storyboard, de forma artesanal y artística,
transmitiendo una historia veraz y plausible, para capturar la imaginación
de sus audiencias (Watterson, 2015: 122).
El mundo del cómic actual sobre la prehistoria está dominado por la escuela
francesa que en calidad y cantidad se sitúa incuestionablemente en primera posición. En la gran tradición de la bande dessinée francesa -y también
belga- hay álbumes con errores porque no pretenden una aproximación
rigurosa como el de R. Haussman (2003) Les chasseurs de l’aube, mientras
otros buscan ese rigor. Un álbum destaca poderosamente. La historia de
Lucy, la famosa Australopithecus afarensis de Afar de cerca de 3,2 millones de
años se ha convertido en un bello cómic de P. Norbet y T. Liberatore (2007),
Lucy. L’espoir, que recrea la historia del hallazgo y ha dibujado una fantástica
historia de la primera mujer conocida con magistrales trazos hiperrealistas y
unos colores deslumbrantes que remiten a lo más primigenio que podamos
imaginar
9
(www.lucy-bd.com).
Pero en la actualidad, sin duda alguna para mí, el mejor y más prolífico creador de cómics de prehistoria es el francés Emmanuel Roudier (n. d. y 2015).
Roudier es autor de la serie Vo’hounâ, iniciada en 2002, que es una crónica,
en varios volúmenes, de los últimos neandertales y su encuentro con los primeros humanos modernos (cromañón). Recientemente se ha publicado una
edición integral (Roudier, 2013), con textos al final de los prehistoriadotes B.
Mauveille y J. Clottes. Pero todavía mejor es Néandertal, que ha tenido una
edición integral española (Roudier, 2012). Es una obra magnífica, fruto de sus
estudios de prehistoria, contactos y relaciones con especialistas paleolíticos,
que cuenta con un gran talento en el dibujo, unos escenarios grandiosos, un
cuidado estudio de personajes y un esfuerzo enorme por manejar información
arqueológica rigurosa. El autor confiesa que sus cómics «son un ejercicio
de comunicación científica, a un humilde nivel, para hacer que evolucione
la imagen de nuestros antepasados entre el gran público». Y ciertamente lo
son. Su última obra, con tres volúmenes publicados, es La guerre du feu
10
,
que renueva anteriores versiones en bande dessinée de la famosa novela de
J.-H. Rosny (1911) con el mismo título y que J.-J. Annaud (1981) llevó al cine
en un espléndido film.
9
Viñeta de Lucy. L’espoir de P. Norbet
y T. Liberatore, 2007.
Otro autor francés destacado por su empeño en el conocimiento serio de la
prehistoria es É. Le Brun (2012), quien desde 2009 sostiene un interesantísimo
[page-n-78]
Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
77
[page-n-79]
78
Gonzalo Ruiz Zapatero
Viñetas de La guerre du feu,
volumen 2, de E. Roudier, autor, y
S. Champelovier, colorista, 2013.
blog personal que da cuenta de toda su obra y ofrece mucha información
relacionada con el cómic, la ilustración prehistórica y la investigación. Inició
una serie de gran calidad artística con evocadores y maravillosos fondos
de paisajes y cuevas con arte paleolítico que le fascinan hasta el punto
de haber visitado más de 130 e incluso haber sido el descubridor de una
nueva cueva con arte. En 2012 la serie L’Art Préhistorique en BD, comenzó
con un volumen sobre el Auriñaciense y un segundo sobre el Gravetiense y
Solutrense (2013). Se ha anunciado un tercero sobre el arte Magdaleniense.
Su trabajo tiene clara vocación didáctica porque como dice: «el interés
de la bande dessinée es que es muy visual, eso permite abordar los temas
pintados, comentar los conocimientos actuales y hacerlo accesible a todo
el mundo». Sus trabajos han merecido tambíen prólogos de prestigiosos
arqueólogos como J. Clottes.
10
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Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
En realidad esta especialidad del cómic francés se beneficia de dos hechos
fundamentales: que Francia ha sido la cuna de los estudios de Paleolítico y
que tiene una gran pasión por los cómics. Sorprende por ejemplo que diariamente varios canales franceses de televisión emitan peliculas animadas
para adultos.
La ilustración cientÍfica de divulgación y el cómic arqueológico
Göbekli Tepe es un extraordinario sitio en el sureste de Turquía que revela
cómo desde hace 11.500 años, una gran comunidad de cazadores-recolectores
empezó a construir los primeros santuarios de la historia de la humanidad
(Schmidt, 2015). Ha sido probablemente el hallazgo arqueológico más espectacular de los últimos 25 años, que nos está obligando a repensar los orígenes
de las primeras sociedades agricultoras y ganaderas. Las impresionantes
construcciones -de hasta 30 m de diámetro con grandes bloques de piedra,
pilares en T, de varias toneladas de peso y la amplia variedad de figuras
animales y pictogramas en bajorelieve-, constituyen la punta del iceberg de
un mundo que empieza a rastrearse por otros lugares del Oriente Próximo.
Pero aquí quiero llamar la atención sobre unas ilustraciones de National
Geographic (junio, 2011) que reflejan bien el carácter de las imágenes producidas para divulgar con seriedad (Mann, 2011). Los dibujos, de gran calidad
artística, tienen un claro objetivo didáctico y lo hacen siguiendo tres principios que bien valen para cualquier imagen de esta naturaleza: a) adopción
de una perspectiva aérea para ofrecer vistas de conjunto, totalizadoras y
omnicomprensivas; b) representación de grupos de constructores por tareas
específicas, reflejando todas las actividades: transportar bloques, desplazar
rodillos de madera, desbastar bloques, labrar decoraciones y levantar los
bloques, y c) representación gráfica de estructuras en distinta fase de construcción para ayudar a la comprensión de procesos. Las estructuras pétreas
son las protagonistas y las figuras humanas son iguales y convencionales. En
conjunto, resulta inevitable asociar las imágenes con las de los constructores
de megalitos europeos que sin duda han inspirado a los dibujantes
11
.
La otra imagen es una ilustración de un proyecto de cómic de Swogger (2012b)
que tiene un gran realismo en el dibujo. Pero ciertamente no se parece a las
ilustraciones de National Geographic, y es el resultado de pensar el sitio y su
interpretación a través del cómic. La visualización del pasado ha creado esta
imagen pero, como bien dice su autor, también ha supuesto pensar sobre la
imagen, sobre su propio proceso de creación para desvelar lo que hay detrás,
lo que no se ve pero, de alguna manera, sí esta en la iconografía. La viñeta de
Swogger apuesta por una perspectiva humana, no área, son las figuras humanas
las que adquieren el protagonismo y las construcciones quedan en segundo
plano. Así los lectores están más involucrados. Además el protagonismo de
79
[page-n-81]
80
11
Gonzalo Ruiz Zapatero
Escenas de construcción de santuarios en
Göbekli Tepe: arriba, según Mann (2011) y
debajo, según J. G. Swogger (2012b).
los distintos personajes exige un tratamiento distinto a la imagen anterior,
aquí se individualizan rasgos anatómicos, vestimentas y adornos. Y como no
hay información arqueológica directa actúa la imaginación arqueológica; se
conjetura sobre bases indirectas: tatuajes con animales representados en los
bloques, la posible existencia de agrupaciones totémicas y, en definitiva, se
construye una otredad que al mismo tiempo crea una conexión visual entre
las acciones de la imagen y algunas discusiones sobre el sitio. Esta viñeta
baja a nivel de suelo, se mete en la acción directa y construye una poderosa
empatía. Nos acerca a los niños trabajando, a los supervisores de las obras,
respiramos los humos, oímos la percusión del grabador, contemplamos el vuelo
de los buitres, etc. En suma, la viñeta tiene vida y al mismo tiempo transpira
datos arqueológicos filtrados por la reflexión y la voluntad de comunicar
con mucha fuerza. Va más allá de las ilustraciones científicas de divulgación.
De repente, en palabras del artista, vemos el pasado a través de lentes que
nos ofrecen una visión del mundo completamente diferente. El lápiz no se
interpone entre el artista y el pasado recreado; no marca la distancia sino que
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Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
81
la anula. Lo que el cómic está haciendo es intentar atrapar algo de lo menos
Viñetas de J. G. Swogger y H. Sacket (2014)
de su cómic One girl goes hunting (2015),
ambientado en el Neolítico de las Orcadas
(Reino Unido).
obvio, el contexto más tangible de lo que podríamos llamar la experiencia de
ser arqueólogo (Swogger 2015), en definitiva, de pensar arqueológicamente.
¿Qué Göbekli Tepe es más verdadero, más auténtico, la imagen científica o la
del cómic? Para mí, sin duda alguna, la del cómic.
La fuerza del cómic se está proyectando en nuevos formatos digitales, fuera
del papel. Siguiendo con Göbekli Tepe y con estilo caricaturesco un cómic
animado de Paul Klawiter (2014), empleando voces en off, explica muy bien
lo esencial del yacimiento, una especie de «sepa todo sobre Göbekli Tepe»…
en tres minutos. Es una fórmula que se encuentra entre el cine de animación
y el cómic.
En otros casos se mantienen las viñetas, pero se juega con travellings y animaciones internas y voces en off con el guión de las palabras de cartuchos
y bocadillos que van apareciendo en pantalla sincronizadas con las voces.
¿Acabarán siendo así la mayoría de los cómics? Creo sin duda que será así
y el papel, sin llegar a desaparecer, quedará para clásicos y nostálgicos que
incluso aprecian el olor de los viejos tebeos (Conget, 2004).
Quiero terminar este ensayo con la propuesta más reciente y ambiciosa
que conozco del cómic arqueológico. La de J. G. Swogger que mantiene un
estupendo blog (https://johngswogger.wordpress.com/) y puede definirse
no como un «arqueólogo que hace cómics» sino como un arqueólogo que se
expresa mediante cómics. Reivindica que los cómics tienen incluso un gran
potencial para crear un nuevo tipo de publicación arqueológica (Swogger
2012a), y lo ha demostrado como veremos a continuación
12
.
12
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82
Gonzalo Ruiz Zapatero
Swogger lleva más de 20 años trabajando como arqueólogo e ilustrador
en proyectos del Reino Unido, Europa del Este, Turquia (Catal Hüyuk), el
Caribe y el Pacífico, particularmente interesado en el rol de la narrativa en
la visualización arqueológica. Reconoce que hay cómics de arqueología
que explican, educan e interpretan, pero reclama otras clases de cómics
que cuenten otras clases de historias, cómics que excaven y expliquen
nuestra profesión, nuestra práctica…, quizás incluso a nosotros mismos
(Swogger, 2014a). A ello le empujó la sensación de constricción al realizar paneles informativos de yacimientos porque tienen que comprimir
la narrativa de todo un sitio en una simple imagen (Swogger, 2000). En
cambio la naturaleza secuencial del cómic y su habilidad para combinar
ampliamente imagen y texto expande la cantidad de información que
uno puede comunicar, tanto explícita como implícitamente (Swogger,
2014b). Incluso piensa ya que no podría hacer ilustración arqueológica
sin los cómics. La adopción del arte secuencial permite construir nuevos
niveles de comunicación en una narrativa arqueológica. Porque el cómic
puede incluir diferentes imágenes, o modos visuales, como la secuencia
y fases de un sitio arqueológico; las planimetrias, secciones y diagramas,
los hallazgos y sus paralelos; la propia reconstrucción artística, y las narrativas explicativas e interpretativas. Y todo eso lo puede articular en un
conjunto visualmente consistente. El cómic es más que la suma de sus
dos componentes: texto e imagen (Lefèvre, 2010), y esa sinergia es la que
crea oportunidades narrativas más allá de la capacidad de cada medio. En
el caso de la prehistoria, y especialmente para los públicos más jóvenes,
parece que el cómic tiene muchos más recursos que la mera narrativa
(Clottes, 2002; Merriman, 1988)
13
.
Swogger ha publicado interesantes cómics arqueológicos, Archaeology in the
Caribbean (2010-2014), Palau: An archaeological field journal (2012), Llyn
Cerrig Bach, Barclodiad y Gawres, Bryn Celli Ddu (2013-2015), y algunos más
que demuestran su gran capacidad para hacer algo sustancialmente nuevo.
Y lo último, y para mi verdaderamente extraordinario, es que ha sido capaz
de publicar la adaptación de un artículo publicado en American Antiquity,
¡con formato cómic!, en una nueva revista académica Advances in Archaeological Practice, editada por la prestigiosa Society for American Archaeology
(Swogger, 2015). De alguna forma, con esta última frontera, el cómic ha
asaltado la academia elaborando una suerte de arqueología gráfica. Señala
Swogger, acertadamente, que la publicación arqueológica es poco creativa
en el uso de imágenes y con frecuencia las imágenes no van de la mano del
texto. Así imágenes y texto no se correlacionan y justamente eso es lo que
ha intentado superar con su rompedor trabajo Ceramics, Polity and Comics:
Visually Re-Presenting Formal Archaeological Publication (2015), una increible propuesta para renovar el discurso arqueológico. Así los caminos de la
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Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿Caminos divergentes o convergentes?
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ilustración prehistórica y el cómic no solo convergen con fuerza sino que en
Autocaricatura de J. G. Swogger (2013) y
ejemplo de uno de sus peculiares cómics
sobre el megalitismo.
esta propuesta se solapan, y de alguna manera se funden en un único camino.
Resumo mis impresiones finales así: a) el cómic puede llevar fabulosas
historias construidas desde los conocimientos de la prehistoria a muchas
audiencias y con muchos formatos diferentes; b) necesita que los arqueólogos tomemos más conciencia de sus grandes posibilidades divulgativas
y nos impliquemos en ello, y c) la última frontera sugiere que el trabajo
arqueológico puede (re)pensarse, expresarse e incluso publicarse, muy
atractivamente, desde el cómic. Estoy profundamente convencido de que
así será en el futuro próximo.
13
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84
Gonzalo Ruiz Zapatero
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88
Antoni Guiral Conti
Qué curioso. A la que indagas un poco, descubres que los cavernícolas no
han sido personajes demasiado habituales en el tebeo infantil español, y
menos aun en el humorístico, tema central de este texto. Cómics ambientados en la prehistoria ha habido unos cuantos en la historieta de nuestro
país, pero la mayoría pertenecen al género de aventuras.
¿Razones? Difíciles de dirimir. En esencia, nuestro tebeo infantil se ha
concentrado básicamente o en el protagonismo de animales antropomorfizados o en las desventuras humorísticas de la gente de la calle, con
ambientaciones más o menos contemporáneas. Quizá el tema no era el
más adecuado, si tenemos en cuenta la censura previa y oficial por la que
pasaron los tebeos en el largo franquismo. Lo digo por la teórica presencia
de elementos que podrían concitar escenas más o menos violentas, habida
cuenta del ambiente primitivo. Tal vez los cavernícolas no inspiraban a
nuestros creadores, aunque cabe decir que la sencillez ambiental de esta
temática no exigía una gran documentación gráfica que, por otro lado,
tampoco existe. También podría ser que la prehistoria nunca haya sido
un tema excesivamente popular (salvo casos aislados o coyunturales), y
me refiero por ejemplo al cine o a la literatura. Y no es que la historieta
humorística española no se haya dedicado a ella. De hecho, muchas series
de éxito han visitado la prehistoria; sin ir más lejos, Mortadelo y Filemón,
Zipi y Zape o el Pulgarcito de Jan. Y, por supuesto, el tema ha dado mucho
de sí en secciones de chistes gráficos, pero ahora y aquí se trata de hablar
de historietas.
Por tanto, vayamos al grano sin el ánimo de ser exhaustivos, sino de concentrarnos en algunas de las más destacadas sagas de humor ambientadas
en la prehistoria y aparecidas en tebeos de humor hispanos.
Anacronismos
y absurdos
De entrada, cabe decir que si alguien busca referencias científicas en el
terreno del cómic de humor español infantil y juvenil, que se olvide. Si el
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LA PREHISTORIA EN EL TEBEO INFANTIL
89
humor, sobre todo durante el franquismo, se vio
obligado a alejarse de la historia real, también lo
hizo con la prehistoria. Es lógico. Hablamos de
caricaturizar situaciones y personajes, y aunque
sea factible, reconozcamos que desatar un gag
tiempos como la Edad de Piedra, la de los Metales, la de Bronce o la del Hierro no es tarea fácil
si queremos otorgarle visos de credibilidad. Por
lo tanto, nuestro humor hizo lo más evidente y,
también seguramente, lo más interesante desde
un punto de vista sociológico: reflejar nuestra
sociedad tamizada por el entorno e inundar de
anacronismos los argumentos. Los personajes de
estas series hablan, expresándose de forma muy
parecida a como lo hacíamos en la España de cada
década en la que fueron publicadas. Introducen
muchos elementos de la actualidad del momento,
tanto genéricos como específicos, y, por tanto,
generan expresiones que rayan en el surrealismo.
No debe pasarnos por alto algo que ya he comentado: la mayoría de estas sagas prehistóricas fueron
publicadas en tiempos de censura. Traducido, significa que, como la mayor parte del resto de series
humorísticas (y realistas), bucean en un universo
ficticio que puede referirse al contemporáneo, pero
manteniendo casi siempre las distancias críticas.
De alguna manera, nuestros historietistas y humoristas gráficos conformaron espacios abiertos a un
surrealismo que implica irracionalidad e imaginación pero también, en este caso, la búsqueda de
un universo libre, un espacio donde el absurdo ha
de sustituir a la realidad por imperativos legales.
Un espacio, pues, idóneo para la caricaturización
de la prehistoria
1
.
Martz Schmidt (1922-1998) ya era un veterano
cuando concibió la serie prehistórica Troglodito,
en 1957, para la revista de Editorial Bruguera Pulgarcito (en su segunda etapa, inaugurada a finales
de 1946)
2
.
La ternura
de Troglodito
Sección de chistes dedicada a los
trogloditas. El DDT, n.º 642, 1963,
obra de Gosset, que se convertiría en
un especialista de este subgénero.
1
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Antoni Guiral Conti
Tras iniciarse en revistas como Nicolás o Florita, a finales de la década de los
años cuarenta, aterrizó en Bruguera en 1950, donde crearía, en 1953, a su primer personaje popular, el protagonista de El doctor Cataplasma. El suyo era un
grafismo heredero pero algo distinto al habitual de la primera escuela Bruguera.
De formación académica, Martz Schmidt estaba también muy bien dotado para
la caricatura; sus personajes resultaban vívidos, hiperactivos y muy expresivos,
y era capaz de sintetizar los ambientes pero retratándolos con una naturalidad
envidiable. Tenía, además, una gran facilidad para la puesta en escena y sabía
encajar perfectamente la narración en historietas de una sola página. Cuando
llega Troglodito, en 1957, ya posee ese matiz estilístico que le define: la síntesis
de su trazo y una capacidad innata para la elocuencia de sus personajes, adobada con un tratamiento muy moderno y bastante rompedor para su época.
Troglodito, aunque ambientada en alguna parte de la prehistoria, es, en realidad, un trasunto de la realidad contemporánea. Lo es en cuanto el entorno
doméstico que delimita (un padre de familia, su mujer, una tía solterona y
dos hijos), pertenece claramente al de la familia de clase media española de
finales de los años cincuenta. El hombre de la casa trabaja (caza animales
para comer), las mujeres realizan tareas hogareñas y cocinan y los niños,
libres sin el condicionamiento aquí de la escuela (en una de las historietas
el protagonista se lamenta precisamente de que aún no exista), corretean
libres y salvajes por un entorno agreste. Por supuesto, viven en una cueva
unifamiliar y el ambiente, salvaje y primitivo, está lleno de dinosaurios de
todo pelaje y condición. Troglodito es un hombre bajito y regordete, de largos
pelos y barba, ataviado con pieles y poseedor de un garrote especialmente
grande (o sea, caricaturiza la visión que tenemos de un homínido). Sus desventuras transcurren en una teórica Edad de Piedra, llena de dinosaurios
poco verídicos y robustos, y obtusos hombres de las cavernas. Y están llenas
de anacronismos, en el sentido de rememorar objetos, entidades o situaciones contemporáneas que apenas aparecen pero, en cambio, son citadas a
menudo. Eso sí, Troglodito es una serie tierna. Los gags son amables, aunque
ingeniosos, y los personajes, sobre todo los dos niños pero también los animales antediluvianos, son tratados por Martz Schmidt con un afecto especial.
Troglodito es una de las primeras sagas prehistóricas, entendidas como serie
de continuidad, de la historieta de humor en España. No aportó, curiosamente, imitadores, al menos de forma inmediata. Quizá fuera porque la
serie sobrevivió apenas dos años. O tal vez porque, a pesar de su ternura, no
dejaba de ser, en algunos momentos, una suave sátira del entorno familiar.
No fue publicada de forma semanal, aunque aparecía en una revista de esta
periodicidad, Pulgarcito, una cabecera de Bruguera adscrita sobre todo a las
series cotidianas y en la que, por tanto, se convirtió en una rara avis. Por las
2
Página de Troglodito, de Martz Schmidt,
aparecida en el n.º 1.394 de Pulgarcito.
Enero de 1958.
razones que fueran, Martz Schmidt abandonó Troglodito en una época en
la que, además de sus colaboraciones para Bruguera (en 1959, por ejemplo,
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LA PREHISTORIA EN EL TEBEO INFANTIL
91
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Antoni Guiral Conti
llegaría otra de sus grandes sagas, El profesor Tragacanto y su clase, que es
de espanto), ejercía también la pintura y la publicidad. Una lástima, aunque
en años posteriores algunas de sus entregas serían reeditadas en diversas
cabeceras de Editorial Bruguera, por lo que es posible rastrearlas entre los
años sesenta y ochenta. Tampoco disponemos de reediciones en forma de
libro de la serie, seguramente porque su corta vida no le permitió alcanzar ni
de lejos el estrellato en Bruguera. En todo caso, Troglodito queda como una
hermosa isla llena de posibilidades en el mar de las colaboraciones como
historietista del gran Martz Schmidt.
Hug, un troglodita con
todas las de la ley
Jordi Gosset es un autor modesto y discreto, tanto que ni siquiera sabemos
exactamente el año en que nació, y conseguir una foto suya es poco menos
que imposible. Pero queda su obra. De hecho, Gosset fue uno de los humoristas gráficos que empezó a publicar en Bruguera en 1957, cuando junto a
creadores como Raf, Segura o Ibáñez pasó a formar parte de su plantilla de
colaboradores gracias, en parte, a que Cifré, Conti, Escobar, Eugenio Giner y
Peñarroya habían dejado la editorial para fundar su propia editorial (D.E.R.)
y revista (Tío Vivo). Bruguera buscaba nuevos autores, y encontró en Gosset
a uno de ellos. Después de realizar diversas secciones para las revistas de la
casa, concibió alguna serie (Lironcio, Don Pepe), hasta que, en 1964, creó
Facundo da la vuelta al mundo, una de sus sagas más famosas. A finales del
año siguiente, sería publicada la primera entrega de la otra de sus grandes
series, esta vez ambientada en la prehistoria: Hug, el Troglodita
3
.
Aunque, de hecho, esa primera historieta fuera publicada en el Almanaque
para 1966 de Tío Vivo (1965)*, aquel hombre primitivo y melenudo que sólo
asoma ojos, nariz y boca de su rostro no regularizó su presencia semanal hasta
mayo de 1966, más concretamente a partir del n.º 269 de la segunda etapa de
Tío Vivo. No puede ser casual que su presencia obedezca al momento en que
esta cabecera amplía páginas -de 20 a 36-, con la consiguiente aparición de
nuevas series, como El agente 0077, de Torá o Pepe Gotera y Otilio, chapuzas
a domicilio, de Ibáñez. Lo que, tal vez, podría haber quedado como una
historieta anecdótica y única para un almanaque, adquiere por tanto espacio propio y semanal, recuperando para los tebeos de humor de Bruguera
una serie de ambientación prehistórica, tras la ya citada y bastante fugaz
aparición del Troglodito, de Martz Schmidt en 1957. Ambientada, como se
asegura en la propia serie, en el período Cuaternario -sin especificar si en la
época geológica del Pleistoceno o del Holoceno-, coincide con la aparición
del Homo sapiens, uno de cuyos más peculiares representantes será, sin
duda, Hug, bien apodado el Troglodita, ya que responde perfectamente a
dos de las definiciones que de esta palabra aporta el diccionario de la Real
Academia Española: ‘que habita en cavernas’ y ‘muy comedor’.
* Por entonces, cabecera que pertenece a Editorial Bruguera.
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LA PREHISTORIA EN EL TEBEO INFANTIL
3
Portada del n.º 483 de Tío Vivo, 1970,
con una historieta de Hug, el troglodita,
de Gosset.
Hug vive en un mundo pretérito, salvaje, abrupto, volcánico y desertizado,
donde pululan aquellos animales vertebrados conocidos como dinosaurios,
con géneros reconocibles -aunque originarios de épocas y lugares muy
diversos- como los diplodocus, los pterodáctilos o los mamuts, a los que
Gosset une variedades como las de los pepesaurios o los vegetarianosaurios.
Nuestro protagonista comparte cueva con un gusano que acostumbra a
quejarse de su inquilino humano y, por lo menos durante el primer periodo
de la serie, se muestra como un Homo sapiens de cerebro y clarividencia
considerables, hasta el punto de que destaca por sus labores de inventor.
93
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Antoni Guiral Conti
Pero Hug es ya un hombre social, consciente de pertenecer a una tribu con
la que comparte cultura, tradiciones y espacio físico. Por aquello de que
el hombre es como es, y por no contradecir a los antropólogos, la tribu de
Hug anda siempre enfrentada a otros clanes significativamente adjetivados
por Gosset con nombres referidos a tribus urbanas de los años cincuenta y
sesenta -Los Beatles, Los Ye-Yes, Los Beatniks-, plantas -Los Chumberas-,
ciencias -Los Agrónomos y Los Tecnológicos-, alimentos -Los Gourmets y
Los Vegetarianos- o niveles del coeficiente intelectual -Los Tarugos y Los
Sabiondos-. No deja de ser significativo que cuando Hug parta hacia la
zona donde se supone que habita la civilización, se dirija siempre hacia el
Norte, y más concretamente a Europarok; significativo en cuanto que en
aquella España todavía franquista, Europa era, por lo menos para algunos,
el modelo de civilización occidental que había que imitar.
La inteligencia la
pone Pitákoras
Poco a poco, Gosset va definiendo no sólo las principales características
de su criatura, sino el entorno que la cobija. Hug va convirtiéndose en un
ser cada vez más primitivo en toda su extensión, más básico; pierde su capacidad para inventar, evidencia su torpeza tanto física como intelectual,
no sabe leer -capacidad que recuperará con el tiempo-, vaguea y, de tanto
en tanto, cansado de su dieta vegetariana de nabos, tubérculos y lechugas,
intenta cazar algún que otro dinosaurio para ingerir las proteínas que tanto necesita. Gosset concibe también algunos personajes secundarios que
irán apareciendo regularmente en la serie, como el pintor cubista Pikasso
o Pitákoras, como Hug afirma, «el percebe intelectual de la tribu», que
acabará por convertirse en coprotagonista de la serie, hasta el punto de
que sus inventos serán el motor de muchas de sus historietas. A pesar de
los intentos de Pitákoras para que prevalezca la inteligencia por encima de
la fuerza bruta, los mamporros, carreras y caídas serán el pan nuestro de
cada día para Hug, quien, como suele sucederle a todos los personajes de
Bruguera, está marcado por el mal fario.
Gosset, un dibujante de estilo sencillo y minimalista capaz de dar vida a
sus personajes con muy pocos trazos, utiliza en Hug, el troglodita los habituales recursos del gag para, sin aportar técnicas excesivamente originales,
conferir a la serie un espíritu muy coherente que pasa, básicamente, por la
espléndida definición de la personalidad de su protagonista principal. Torpe
hasta decir basta, ingenuo en ocasiones e infeliz de cuna, Hug protagoniza
anécdotas que, gracias a la sencilla pero contundente caracterología de esta
criatura, conectan con lectores de todas las edades. Perfecto conocedor
del tempo narrativo para el desarrollo del gag, Gosset utiliza una puesta
en escena sencilla en apariencia, pero dotada de una inteligencia intuitiva,
resultado sin duda de su experiencia como humorista.
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LA PREHISTORIA EN EL TEBEO INFANTIL
Otra de las constantes de la serie son sus referencias al siglo xx. Los personajes aluden a él como algo real aunque lejano en el tiempo futuro y, como
ya sucediera con la serie televisiva Los Picapiedra, Gosset recicla elementos
de la actualidad para aplicarlos al mundo primitivo, como lo demuestra la
existencia de dinosaurios-autobús, orugas-metro, periódicos -El Pedrusco, hecho de piedra, por supuesto-, o la presencia de timos inmobiliarios,
agencias de viaje y hasta de un sastre que persigue a Hug para cobrar sus
facturas. Hug, el troglodita ocupó la portada de la cabecera Tío Vivo entre
1969 y 1971, y continuó publicándose en diversas revistas hasta el cierre
de Editorial Bruguera en 1986, en ocasiones como Hugh, el troglodita -con
hache- o con el título de Los trogloditas, serie aparecida en Pulgarcito y Tío
Vivo que contaba con el protagonismo conjunto de Hug y de Pitákoras. En
1987, tras adquirir Ediciones B el fondo editorial de Bruguera, Gosset volvió
a escribir y a dibujar nuevas aventuras de Hugh, el troglodita -con hache de
nuevo-, esta vez en la revista Súper Mortadelo.
Es esta una serie que forma parte por derecho propio tanto de la crónica sentimental de muchos españoles como del legado cultural de nuestra historieta
humorística. Y, como suele ocurrir en nuestra industria de la historieta con
los clásicos, no ha sido reeditada, a excepción del tomo n.º 31 de Clásicos del
Humor de Salvat (2009), una colección vendida exclusivamente en quioscos
y, lamentablemente, descatalogada
4
.
Casi al mismo tiempo que Hug, el troglodita, nace otra serie de ambientación
cavernaria, pero bastante distinta: Altamiro de la cueva, obra del guionista
Carles Bech (1914-1999) y del dibujante Joan Bernet Toledano (1924-2009),
aparecida en la cabecera más clásica de la historieta española, TBO, en 1965
5
.
A pesar de la presencia en el mercado de 1965 de tebeos infantiles y juveniles
como Pulgarcito, Tío Vivo o el recientemente aparecido Din Dan por parte
de Bruguera, y de Pumby o Jaimito por parte de Editorial Valenciana, TBO
mantenía todavía el liderazgo en cuanto a ventas y popularidad se refiere.
Fue precisamente ese año cuando la cabecera de Ediciones TBO aportaría
algunas novedades a su contenido. Manteniendo series y secciones clásicas
como La familia Ulises (Bech y Benejam), Los Grandes Inventos de TBO (Sabatés), Historias ejemplares (Batllori Jofré) o Visiones de Hollywood (Liza),
en TBO empezarían a colaborar por entonces creadores de la talla de Iranzo
(en la vertiente caricaturesca del creador de El Cachorro), Pañella, C. Ibor
(firma por entonces de Cubero), Raf (muy activo también en Bruguera) y
Fraper. La única serie incorporada a TBO en 1965 fue Altamiro de la cueva,
que disfrutaría de una excelente recepción entre sus lectores y que se publicó
de forma regular hasta 1975.
Altamiro, el
cavernícola ingenioso
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Antoni Guiral Conti
4
Primera página de una de las historietas
de Los trogloditas, también de Gosset.
Pulgarcito, n.º 2.596, 1981.
El protagonista de Altamiro de la
cueva, de Bech y Bernet Toledano,
siempre dispuesto a echar una mano.
TBO 2000, n.º 2.013, 1973.
Altamiro de la cueva parte de unos parámetros muy básicos, pero, a la vez, muy
aditivos. De entrada, Bernet Toledano era un profesional con mucho bagaje,
que había iniciado su carrera a principios de los años cuarenta, habiendo colaborado en diversas revistas infantiles y humorísticas, como Nicolás, Selecciones
de Humor del DDT o PZ, amén de ejercer de animador en el largometraje Los
sueños de Tay-Pi. El suyo era un grafismo sencillo y agradable, de personajes
estilizados y con un excelente dominio de la puesta en escena. Sin duda, era
el dibujante ideal para Altamiro de la cueva y para los guiones de Carles Bech,
escritor y guionista que, desde 1963, era responsable de los guiones de La
familia Ulises, y que en TBO firmaba una sección de relatos y realizaba una
larga lista de colaboraciones como escritor de diversas historietas.
5
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LA PREHISTORIA EN EL TEBEO INFANTIL
97
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Bech plantea una sociedad tribal perfectamente organizada. Están mancomunados en una villa llena de cuevas unifamiliares y muy cómodas, y cada
uno de los personajes ostenta un cargo concreto. Es más, estamos ya en una
economía agrícola y trashumante, un entorno relativamente cálido a pesar
del momento prehistórico en el que está ambientado. Y es que el universo
de Altamiro es plácido. Los cavernícolas trabajan, comen, beben y viven con
cierta comodidad, no hay encontronazos excesivos con animales antediluvianos, más bien al contrario, han aprendido a utilizar animales de granja o
de labor para sus propios fines. Y la convivencia es bastante apacible.
Altamiro empieza siendo una especie de artista, pintor, escultor, decorador
de interiores, que poco a poco va revelándose como un hombre ingenioso,
capaz no sólo de mantener la paz entre los suyos cuando surge algún altercado,
sino de generar inventos que hacen la vida más atractiva a toda la tribu, como
los pendientes, la mantequilla o el matamoscas. En una historieta, incluso,
se inventa la palabra tebeo, para definir ‘cuentos que se ven’, que Altamiro
dibuja para los niños. Bech y Bernet Toledano rodean a su protagonista de un
largo elenco de secundarios, prácticamente todos los vecinos de la aldea, a los
que el guionista bautiza con nombres significativos y singulares: Pedrusco,
Peñón, Escayola, Marmolín, Cantalapiedra, Piedraluenga, Guijarro, Peñasco
o Rocadura. Los anacronismos están presentes, pero siempre a partir de
objetos o conceptos adaptados a la prehistoria.
De hecho, Altarmiro de la cueva es una serie más para sonreír que para reír; los
hechos están descritos desde una vertiente muy anecdótica y, en ocasiones, no son
más que meros pasajes que Bech utiliza para generar una especie de pedagogía
adaptada a la filosofía de TBO. No se trata de historietas de carreras y mamporros,
sino de argumentos más cotidianos que reflejan el día a día de los habitantes de
aquellas cavernas. La serie fue publicada durante algún tiempo en una página
de cuatro tiras, reservando la tira inferior a otro autor y a otro personaje, hasta
que a partir de cierto momento se plantea como una página completa.
Por tanto, podríamos decir que Altamiro de la cueva era más bien una serie
didáctica, que proponía a sus lectores un entorno apacible en el que los
problemas podían solucionarse con el diálogo. Muy en la línea de TBO.
Vuelve Gosset:
Roquita
Gosset no abandonó su querencia por la prehistoria. De hecho, posee el récord
de ser el humorista gráfico español que más series le ha dedicado. Y es que el
entorno prehistórico alentó la presencia de otra saga de Gosset, Roquita, que
desde 1979 sería publicada en las revistas de Bruguera Zipi y Zape, Súper Zipi
y Zape y Zipi y Zape Especial. Roquita, que habitaba las peligrosas tierras del
período Cuaternario, y que vivía junto a su esforzada madre, era una niña de
unos ocho años, menuda e inteligente, morena y con gafas -un símbolo de las
buscadas arbitrariedades históricas de la serie-, que vestía con un taparrabos
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LA PREHISTORIA EN EL TEBEO INFANTIL
de piel roja y llevaba un hueso decorativo en la parte superior del pelo
6
. Su
madre, morena también y con dos huesos a modo de ornamento en su cabellera, era una mujer fuerte, de complexión amplia, semejante a la de Obélix -la
complexión, no la madre-. Roquita posee un alto coeficiente intelectual, sí, pero
también es algo rebelde e inquieta, amén de egoísta. Odia la sopa -como Mafalda- pero le encantan los plátanos. Es algo maniática y arbitraria en su actitud,
y la mayor parte del tiempo, sencillamente, se aburre. Su madre se pasa el día
cuidando de la cueva en la que viven y cocinando, a expensas de los caprichos
de su única y amada hija. Sus aventuras, en ocasiones, giran en torno a su perro,
Pocaspulgas, un can muy holgazán dotado de la capacidad de hablar, que es el
principal objetivo de las bromas y trucos que genera la avispada protagonista.
99
Una entrega de Roquita, de Gosset.
Zipi y Zape, n.º 367, 1979.
6
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Como ya hiciera en Hug, el troglodita, Gosset aplica a Roquita un entorno
antediluviano lleno de referencias al siglo xx. Pero, a diferencia de su otra
serie cavernícola, plantea ésta como un producto más infantil, centrado en
las veleidades de su mudable protagonista. En realidad, y sobre todo en su
segunda etapa aparecida en Ediciones B, ésta sería una serie bastante popular
entre los lectores, al menos entre los más pequeños. Porque Roquita, como
queda dicho, es un personaje claramente destinado a los consumidores más
menudos de tebeos, aquellos que leían revistas con edades situadas entre
los 6 y los 10 años, lo que diferencia la serie de otras concebidas por Gosset,
más dirigidas a lectores preadolescentes. Por tanto, Gosset destila aquí un
humor más sencillo y directo, exento de ironías y dobles lecturas, y lo hace
con un grafismo algo más sintético que en Hug, el troglodita, perdiendo algo
de nervio en el trazo para favorecer unas figuras más concretas, consciente
sin duda de que se estaba dirigiendo a un público infantil.
La serie desaparecería, inicialmente, cuando Bruguera cerró sus puertas en
1986, pero, como ya queda dicho, en la década de los años noventa, reaparecería en Súper Zipi y Zape y Zipi y Zape Extra, revistas de Ediciones B, esta
vez con el título de Roquita y Roco.
Especiales
prehistóricos
Las pocas series humorísticas cavernícolas del tebeo español infantil y juvenil
encontrarían un complemento, por un lado, en las diversas secciones de chistes gráficos que estas albergaban y, por otro, en algunos números especiales.
Por ejemplo, la revista Mortadelo Especial, surgió en 1975 por parte de Editorial
Bruguera como una fase del éxito tanto de la serie de Ibáñez como de la revista
Mortadelo (1970). La estructura de Mortadelo Especial aportaba la singularidad
de que cada número estaba dedicado en teoría (y así lo expresaba su portada) a
un tema distinto. El en teoría se debe a que, en realidad, tan sólo las historietas
de Mortadelo y Filemón o de Sir Tim O’Theo (Raf), alguna sección o un cómic
de grafismo realista atendían a esa temática. Mortadelo Especial dedicó a la
prehistoria sus números 47 (1978) y 191 (1985), y a los cavernícolas el n.º 124
(1982). En ellos, destaca por encima de todo El vivir en una cueva no es cosa
que sea nueva, una historieta de dos páginas realizada por Raf (1928-1997),
que siempre confeccionaba una sección dedicada al tema de cada número de
Mortadelo Especial. En este caso, el talento de Raf bromea con algunos de los
tópicos del hombre de las cavernas y sus usos y costumbres, generando algunas referencias anacrónicas a objetos y máquinas del siglo xx. Curiosamente,
ninguna de las historietas de Mortadelo y Filemón de estos tres números fue
realizada por Ibáñez: Viaje al pasado (nº 47) y ¡Cazar a un cavernícola! (n.º 124)
fueron dibujadas por Casanyes, por entonces uno de los más diestros imitadores del maestro, mientras que A la caza del Chotta (nº 191), realizada por Jesús
de Cos y Juan M. Muñoz, no es más que la publicación de seis páginas de una
historieta apócrifa de larga extensión de los agentes de la T.I.A.
7
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LA PREHISTORIA EN EL TEBEO INFANTIL
No se crean que nos hemos olvidado de Gosset, ya que su relación con la
Y más Gosset, sí
historieta de la prehistoria no acaba con Hug, el Troglodita o Roquita. En
1986, fenecida Editorial Bruguera y antes de que un año después Ediciones
B recuperase su filosofía y su fondo editorial, hubo algunos intentos por
reverdecer el mercado del tebeo infantil. Empresas como Intermagen (propiedad del historietista Josep Maria Beà) con la revista Caníbal, Ediciones
Junior con Guai! (con Ibáñez como principal reclamo) y Compañía General
de Ediciones, con Bichos y Garibolo, lo intentaron, sin demasiada suerte.
De hecho, muchos de los humoristas de Bruguera se desperdigaron en estas
cabeceras, sobre todo en Guai! y Garibolo. Gosset colaboró en ellas, y más
concretamente en Garibolo propondría, en 1986, su nueva saga prehistórica:
Burrus and Sapiens.
Publicada con una estructura más liviana de cuatro tiras por página, y en
historietas de tres páginas, Burrus and Sapiens era, de hecho, una especie de
continuidad de Hug, el troglodita. De nuevo, Gosset ofrece su grafismo más
austero pero igualmente expresivo, en una saga protagonizada por Pepedrusco, el Burrus, un cavernícola de cortas luces, y por un sabio muy parecido a
Pitákoras, el Sapiens, que como su referente va tocado de un birrete (muestra
de su sapiencia), y que se dedica a fabricar inventos que tardarían algunos
siglos en llegar para que el pobre Pepedrusco los pruebe, y con ello se genere
la consabida crisis de la viñeta final. Gosset recupera en Burrus and Sapiens
a los gusanos que hablan y reflexionan sobre la estupidez de los humanos, y
en alguna entrega incorpora a su querido Hug como personaje secundario
8
.
No me gustaría acabar este texto sin hacer una referencia a un personaje
cavernícola muy singular, que en realidad no es el protagonista absoluto de
la serie en la que aparece (pero casi), y que forma parte de la excelsa tradición
de la historieta chilena. O sea que, por un momento, vamos a desviarnos del
tebeo español, aunque mantengamos el mismo idioma de origen.
Me refiero a Mampato, una clásico muy popular de la historieta de Chile, un
país con una gran tradición en este medio que, por desgracia, es bastante
desconocida en España
9
. Mampato fue creada por Eduardo Armstrong
(1932-1973) en 1968, e inicialmente dibujada por Óscar Vega (1945-2007), para
pasar muy pronto a las manos de un grande del cómic chileno, Themo Lobos
(1928-2912), que se encargaría también de los guiones. Mampato (Patricio, en
realidad**) es un chaval de entre 10 a 13 años, perteneciente a la clase media
chilena, un chico inquieto dotado de una inteligencia extraordinaria, que en
su primera aventura se ve inmerso por casualidad en un mundo alienígena.
Gracias a la pericia del protagonista, la aventura llega a buen término, y es
** Mampato surge del diminutivo Pato de Patricio, la pequeña estatura del protagonista y al hecho de
que en Chile se llama «mampato» a los ponis.
Un cavernícola
chileno
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7
Dos páginas de una sección de Raf, dedicada a los cavernícolas, publicadas en el n.º 124 de Mortadelo Especial, 1982.
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Antoni Guiral Conti
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Antoni Guiral Conti
Primera página de una entrega de Burrus and
Sapiens, otra serie cavernícola de Gosset.
Garibolo, n.º 2, 1986.
entonces, cuando un extraterrestre del que se hace amigo, Xse, le regala un
cinto espacio-temporal, un dispositivo que permitirá a Mampato viajar a través del tiempo. Mampato sería publicada en la revista del mismo título entre
1968 y 1977, para ser posteriormente recopiladas sus entregas en formato
de libros hasta el día de hoy. Entre 1986 y 1993 fue reeditada en la revista de
Themo Lobos, Cucalón, y en 1996 fue publicada en formato de comic book.
En uno de sus primeros viajes por el tiempo, Mampato arriba a la prehistoria,
donde conocerá a Ogú, un hombre de las cavernas. Este animoso y amistoso
troglodita de cuerpo peludo se convertirá, desde entonces, en compañero
inseparable del protagonista, con el que comparte diversas aventuras en
distintas épocas de nuestra historia, viajando a lugares como Persia, la isla
8
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LA PREHISTORIA EN EL TEBEO INFANTIL
105
de Pascua, el Chile de la Reconquista, la prehistoria (de nuevo) o la Atlántida.
Ogú es un hombre primitivo, sí, pero con una gran capacidad para adaptarse
y un hambre canina, que no rehúye (más bien al contrario) el enfrentamiento
físico, y que está casado con tres mujeres y tiene varios hijos. Habla de manera
muy primitiva (sus diálogos se reproducen tal y como habla) y a pesar de ser
un prehistórico de carácter infantil, puede tornarse una bestia terrible cuando alguno de sus amigos está en peligro. Como evidencia de la popularidad
de este personaje, digamos que en 2002 se estrenó la película de dibujos
animados Ogú y Mampato en Rapa Nui (dirigida por Alejandro Rojas Téllez).
Themo Lobos es uno de los nombres básicos de la historieta chilena. Publicó
en periódicos y revistas como La Nación, El Péneca, Barrabases, El Pingüino,
Mampato, Cucalón o La Tercera. Ha creado diversos personajes muy populares
en su país como, aparte de Mampato y Ogú, Máximo Chambónez, Ferrilo,
Nick Obre o Alaraco. Como historietista, posee una especial habilidad para
el dibujo caricaturesco con que genera personajes dúctiles y expresivos,
integrados en una narrativa que ejerce con soltura.
El tiempo (aunque sea prehistórico) y el espacio se nos acaban. Espero que hayan
disfrutado leyendo las vicisitudes de estos cavernícolas de tebeo tanto como
yo describiéndolas. Como han visto, no son muchos los que están con nombre
propio, pero están para quedarse en la historia (o prehistoria) de los cómics.
Portada del n.º 23 de la revista chilena
Cucalón, 1987, con Mampato y Ogú en
primer término.
9
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Pedro Porcel Torrens
Las décadas centrales del siglo xx, fueron de esplendor para los tebeos, ya que
cerca de ochocientas colecciones llegaron a los quioscos españoles. En ellos no
quedó género, que no es susceptible de albergar las estructuras del romance
tradicional, que no llegara a ser evocado en una o en muchas ocasiones. La
lectura es el medio de ocio de masas, consolidado desde finales de la centuria anterior a través de las novelas por entregas y otras formas de literatura
popular. Abastecer a un público amplio y ávido de novedades y destacar en
medio de un mercado saturado de esta clase de ofertas en este sentido exige
considerables esfuerzos de imaginación. Los tiempos medievales en todas
sus facetas, el Oeste americano, las andanzas de la policía en la gran ciudad,
el exotismo colonial, el mundo entero como depósito de peligro y maravilla,
el espacio exterior poblado por mil y un seres extraños... Pocos, muy pocos
ámbitos quedan excluidos de unas viñetas precarias, apresuradas, pródigas
en inventiva tanto como en iteración. Dinosaurios y animales antediluvianos, aunque sacados de contexto, son fauna ya conocida en esta clase de
productos. Sin embargo nadie parece mostrar preferencia por ese paisaje
aparentemente idóneo para la aventura que representa la Edad de Piedra. Sin
necesidad de respetar convenciones históricas frente a un público ignorante
de unos tiempos remotos y desconocidos, el autor puede lanzarse libremente
por los derroteros que le dicte su imaginación y hacer de la prehistoria un
paraíso extravagante a la medida del argumento escogido.
Existen algunos precedentes literarios que guían en cierto modo el devenir
de tan exiguo subgénero, que guionistas y dibujantes de los años cincuenta
pueden haber llegado a conocer siquiera de oídas. Publicadas por Seix y Barral,
las fantasías paleolíticas de las novelas de los franceses hermanos Rosny La
conquista del fuego* y El león de las cavernas
1
, ilustradas por Serra Massana,
conocen amplia difusión a comienzos de los años treinta. Los dibujos del
artista catalán, discípulo de Joan Junceda, fijan lo que en lo sucesivo será
la iconografía del hombre prehistórico: titanes de largas barbas, hirsutos,
* Título original La guerre du feu, también titulada en español La guerra del fuego, en Salvat y Ediciones
Tridente.
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Barbas, garrotes y dinosaurios: los cavernícolas de papel
vestidos de pieles sin desbastar y armados de grandes cachiporras y toscas
lanzas. Una figura que cuanto autor de tebeos aborde el tema en lo sucesivo
no dejará de manejar, inserta en un escenario insólito en que desarrollar los
clásicos esquemas del relato aventurero: la pérdida, el viaje, la lucha, la solidaridad, la conquista. Cuando en 1935, el semanario Aventurero comience
a publicar la historieta norteamericana Flash Gordon de Alex Raymond, tal
tipología devendrá clásica. Entre los numerosos seres híbridos y razas extrañas que el astronauta encuentra en el planeta Mongo, se encuentra una
tribu de cavernícolas muy semejante a nuestros antepasados terrícolas. Sus
estilizadas figuras, sus proporciones atléticas, sus cabelleras y pellejos, sus
armas e instrumentos serán evocados una y otra vez, en cada ocasión en los
que asomen a la viñeta autóctona las fantasías antediluvianas.
Las narraciones de los hermanos Rosny, como el libro de Jack London Antes de
Adán, que difunde con notable fortuna Aguilar durante la llamada dictablanda
de Primo de Rivera, intentan ajustarse en su descripción de la vida prehistórica
a una cierta contextualización que, si no es estrictamente realista, al menos
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El león de las Cavernas. J-H. Rosny. Ilustraciones
de J. Serra Masana.
Seix y Barral Hnos., Barcelona, 1935.
1
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Pedro Porcel Torrens
El Jabato. El Secreto de la gran tortuga.
R. Martín y F. Darnís.
Editorial Bruguera, Barcelona, 1963.
respeta las convenciones más familiares: la no coexistencia de saurios y seres
humanos, los modos de conseguir alimentos, la importancia y el valor del
fuego, la necesidad de la tribu, etc. Más libre de ataduras se plantea uno de
los escasos filmes que en la época aborda los tiempos primigenios, la modesta producción americana de 1940 Hace un millón de años, puntualmente
estrenada en nuestro país. Dirigida por Hal Roach y protagonizada por Víctor
Mature en el papel de apuesto cavernícola, se acoge en todo momento a los
esquemas del romance tradicional: un triángulo amoroso entre el protagonista,
una bella mocita vestida de pieles y un feo y barbado Lon Chaney Jr. en el
papel de hechicero, cacique y malvado, que desata una trama escasamente
original llevada con ritmo irreprochable. Inaugura lo que será en lo sucesivo
la Edad de Piedra a ojos populares: un batiburrillo en el que nunca pueden
faltar, por más aberrante que suene al público letrado, las clásicas escenas
de enfrentamientos entre humanos y dinosaurios -cuyo papel corre en esta
ocasión a cargo de tristes iguanas disfrazadas-, la contraposición entre tribus
agrícolas pacifistas y hordas de malvados cazadores, y el amor imposible entre
miembros de diferentes clanes: tres elementos que veremos repetirse en lo
sucesivo en todas las fantasías que aborden la prehistoria.
Rasgos que en parte se repiten en otra de las novelas seminales del género: El
Mundo Perdido, de Arthur Conan Doyle. Nace aquí lo que se convertirá con
el tiempo en tópico: el encuentro de hombres de nuestra época con primitivos crecidos en un lugar ignoto preservado al margen de la evolución. Tales
prehumanos suelen convivir con monstruos de toda laya, habitantes como
son de territorios vírgenes a la mirada de la civilización. El tema conoce gran
fortuna y asoma por doquier. Ya en 1925 se estrena una adaptación fílmica
espectacular (The Lost World, Harry O. Hoyt) que sin duda ha de marcar a
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muchos de quienes más tarde serán autores consagrados a lo popular; en
lo sucesivo son numerosas las adaptaciones del argumento de Doyle a la
narrativa gráfica, en la que destaca en este sentido la versión que un joven
Francisco Darnís -autor más tarde de la conocida saga de El Jabato
2
- rea-
liza en 1942, para el semanario barcelonés PBT. Como los del texto original,
sus cavernícolas viven en un estadio muy primitivo, son seres de apariencia
salvaje, peludos y desaliñados, parlotean un lenguaje elemental hecho de
gruñidos y sus motivaciones a la hora de pelear con dinosaurios o disputarse
el favor de una hembra apenas difieren de los exhibidos por los animales.
En consecuencia, el trato recibido por los hombres de nuestra especie será
rudo y con escasas contemplaciones.
Hipertrofiando el motivo de El Mundo Perdido, Edgar Rice Burroughs crea, a
través de las novelas de Tarzán, un continente africano imaginario depósito
de cuanta maravilla ignota pueda concebirse, desde ciudades habitadas por
gorilas parlantes a restos de la antigua Roma o de los cruzados de Tierra Santa
afincados en remotos parajes. No faltan en este sentido los encuentros del
Señor de la Jungla con malencarados trogloditas de garrote y pelambrera, un
camino que siguen sin excepción los varios émulos de la criatura de Burroughs
que pueblan los tebeos españoles. Los más célebres entre los tarzánidos patrios
son Pantera Negra
3
y su hijo Pequeño Pantera Negra
4
5
, desarrollados por
los hermanos Pedro y Miguel Quesada durante la década de los cincuenta para
la valenciana editorial Maga. A la altura de 1956, cuando nace el personaje, la
firma es ya la más consolidada fábrica de tebeos de aventuras del país, verdadera factoría que lanza cientos de títulos de cuadernos que conocen una
extraordinaria difusión. Pequeño Pantera Negra es su título emblemático; con
Pantera Negra n.º 45. Los hombres de las
cavernas. Pedro y Miguel Quesada.
Ed. Maga, Valencia, 1958.
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4
Pedro Porcel Torrens
Pequeño Pantera Negra. El valle de Lu.
Miguel Quesada.
Editorial Maga, Valencia, 1958.
tiradas que llegan a superar los cien mil ejemplares semanales, se convierte
en uno de los mayores éxitos de un mercado en ebullición caracterizado por
una competencia feroz. Pequeño Pantera, adolescente libre que vaga por
tierras africanas tan pródigas en maravillas como las creadas por Burroughs,
encuentra en su periplo estirpes de hombres vampiro, ciudades futuristas,
jinetes que surcan el cielo a lomos de águilas, indígenas abeja que viven en
colmenas, castillos medievales en medio de la jungla y, cómo no, grupos de
hombres prehistóricos.
En su primer, y breve, encuentro con éstos, que ilustra a lo largo de tres entregas -José Ortiz sustituyendo al habitual de la saga Miguel Quesada- Pequeño
Pantera deviene protector de la tribu gracias a su valor, generosidad y superior
grado de civilización. Los primitivos son representados con rasgos realistas:
frente estrecha, pómulos marcados, grandes bocas, miembros simiescos. Por
lo demás sus características responden a las acostumbradas en tales criaturas
de papel: son hoscos, dan garrotazos a las primeras de cambio, se comunican
por medio de sonidos inarticulados, visten pellejos y veneran serviles a quien
se muestre capaz de derrotarlos. Vuelven a intervenir en la saga años más
tarde, cuando las aventuras del personaje están en manos de Jesús Herrero,
dibujante madrileño que, si bien no exhibe el virtuosismo gráfico de Quesada,
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cumple con creces haciendo que el título continúe siendo epítome del tebeo
Dibujo de Pequeño Pantera Negra.
Miguel Quesada.
de consumo de su época: sencillo en sus modos, variado en sus formas y capaz
de mantener un alto nivel de ventas. Un troglodita llamado Truno solicita la
ayuda de Pequeño Pantera para que libre a su poblado -ahora la tribu vive en
cabañas de barro y es capaz de hablar- del ataque de una partida de árabes
que pretenden capturarlos para venderlos como esclavos. Sigue una larga
peripecia en la que Truno se convierte en fiel compañero del héroe que, junto
a éste y a su inseparable gorila Juanito, son encadenados componiendo una
insólita cuerda de presos. La aventura discurre por cauces convencionales,
sin que los trogloditas cumplan otra función que la de aportar un agradable
punto de exotismo y extravagancia que una sencilla tribu de nativos africanos
hubiese sido incapaz de conseguir.
Apenas cinco o seis novelas y una sola película: escasa genealogía si se compara
con la que poseen géneros como el western, la aventura marina o el relato
medieval; nos encontramos ante un mundo nuevo de lugares comunes aún
por definir. Por tanto completamente libre en sus reglas: más que en ninguna
otra ocasión la verosimilitud brilla por su ausencia, mezclando épocas distantes entre sí varios miles de años, y aplicando a sus pobladores los mismos
roles y pautas de comportamiento que animan a los personajes de cualquier
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otra serie de cuadernillos. Un dibujante emblemático y prolífico, Manuel
Gago (1925-1980) será el único que en varias de sus creaciones elija la Edad
de Piedra como marco de sus historias. Gago es el autor del gran éxito de la
posguerra, El Guerrero del Antifaz (1943), que, al igual que sus creaciones
más célebres, publica Editorial Valenciana. Fundador más tarde de la firma
Maga, autor de trazo clásico, sencillo y a menudo apresurado, es capaz de
contactar con el público de forma inmediata, visceral. Sus iniciales carencias
técnicas son suplidas con creces por un sentido del ritmo, la composición y
el lenguaje gráfico raramente igualado. Amante de la acción y el melodrama,
es responsable de varios miles de cuadernos, una producción vasta y forzada
que le constituye en puntal y ejemplo de toda una manera de entender el
medio. Apadrinando a otros autores más jóvenes, como José Ortiz, Miguel
Quesada o Luís Bermejo, encabeza la escuela valenciana de dibujantes, muy
prolífica durante los años cincuenta. Para entonces sus grandes sagas, prolongadas a lo largo de muchos años, venden miles de ejemplares y acuden
puntuales a los quioscos. Al citado Guerrero del Antifaz, le acompañan el
western El Pequeño Luchador (1945) y la serie de capa y espada El Espadachín
Enmascarado (1952).
Las hazañas de Purk, el Hombre de Piedra (1950)
6
7
son la penúltima de las
grandes sagas que Gago crea para la Valenciana, con su hermano Pablo como
guionista. En esta ocasión se permite el lujo de transitar por una parcela del
universo ficcional apenas codificada; sin lastre documental alguno, la colección puede adentrarse por los caminos más disparatados, bien acogidos por
un lector ávido de las emociones que el dibujante sabe proporcionarle. En
un principio Purk, perteneciente a una tribu de pastores y agricultores que
adora a los espíritus buenos, vive la aventura movido por la venganza sobre
los asesinos de su padre, el jefe de la tribu de los cataks. Pacifismo, modo de
vida no agresivo, origen noble, afrentas que lavar: caracteres clásicos del héroe.
Lila, su compañera, juega un papel un poco más lucido que el de hembra
pasiva acompañando a su pareja en insólita convivencia. Para no suscitar el
escándalo de los censores, pronto se casa con el Hombre de Piedra en curioso rito pagano. Claro que enseguida se les añade Sandar, un adolescente
adoptado por el protagonista que, con su incómodo papel de carabina, parece
imponer cierto recato en la convivencia de la troglodítica pareja.
Pero se diría que la obligada simplicidad social que impone el escenario
elegido pesa a la hora de construir un conflicto dramático duradero, que
se revela más endeble que en las otras sagas del autor. Progresivamente se
6
Purk el Hombre de Piedra. Otra vez la
hechicera, de Pablo y Manuel Gago.
Editorial Valenciana, 1951.
reducen los escenarios en los que se desarrollan diversas líneas de acción
simultáneas para seguir más literalmente las andanzas del héroe y sus compañeros, hasta que llega un momento en el que la duración de los episodios
7
Purk el Hombre de Piedra. Los juegos de Libar.
Pablo y Manuel Gago.
Editorial Valenciana, 1951.
disminuye, contándose cada aventura en dos o tres cuadernos que rompen
la sensación de continuidad y hacen que se desvanezca parte de su atractivo.
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8
Pedro Porcel Torrens
Purk el Hombre de Piedra. Lucha tras lucha.
Pablo y Manuel Gago.
Edival. Selección Aventura, Editorial
Valenciana, 1974.
Las andanzas del Hombre de Piedra transcurren en un mundo desprovisto
de cualquier afán de realismo, en el que la libertad imaginativa se refleja en
los innumerables monstruos y tribus extrañas que aparecen sin dar tregua al
lector: hombres mono, seres alados con cabezas de hiena, centauros, gorilas
cornudos o una fabulosa hibridación de humano y rinoceronte capaz de
hacer las delicias del más exquisito degustador de incongruencias. Todos
ellos, sin embargo, son acogidos por los protagonistas sin el menor asombro,
y sus patrones de comportamiento responden en todo a los del hombre
actual, sin que su aspecto sea al fin más que un adorno exótico. La fantasía
enriquece un decorado que acompaña una trama que en su planteamiento
se revela convencional.
Purk
8
, héroe sin tormentos interiores, asume y elige su condición de justi-
ciero; convencido de que su fuerza sin igual le ha sido otorgada por un poder
superior «para poner la paz entre las tribus y hacer desaparecer las malas
costumbres que tienen» (que suelen incluir el canibalismo o los sacrificios
humanos), decide lanzarse al mundo en busca de conflictos que resolver.
La aventura pasa a ser vivida gozosamente, en trayectoria paralela a la de
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tantos protagonistas del cuaderno de los cincuenta. Las pasiones desquiciadas van desapareciendo sustituidas por un exotismo muy imaginativo
y el nivel de violencia se reduce hasta limitarse a las inevitables peleas que
ocupan, como siempre, buena parte de cada entrega. El trazo de Gago se
esquematiza sin perder su fuerza, abandonado el sobrio clasicismo de los
primeros tiempos. Resuelto una vez más con el criterio realista épico del
autor, pródigo en secuencias prodigiosas, el Hombre de Piedra de nuevo
deja boquiabierto a un lector fascinado ante la facultad mágica del dibujante
para contar en imágenes con la mayor sencillez y eficacia.
La mezcla de aventura y melodrama, que tan bien ha funcionado en las
anteriores obras de Gago, se repite una vez más. El exotismo que un marco
desconocido permite se aprovecha al máximo; se crea un clima espurio
lleno de sorpresas y hallazgos extravagantes que constituye lo mejor de la
colección: tribus que sacrifican a sus semejantes ante la «sagrada morada
de los dioses del mar», una cueva en la que habita una raza de pigmeos a
quienes desconocen y veneran; monstruos antropoides; jinetes que cruzan
el cielo sobre gigantescos pájaros; antropófagos colmilludos, sirenas y tritones; increíbles hombres rata; amazonas salvajes... Sensación potenciada
por la fantástica eufonía de los nombres primitivos: Pommetum, Rayotor,
Agraciado de la Serpiente, Mamok, Tugor, Dámula, Pensior, Hijo del Dios
Dragón, juegos de sílabas con indudable poder de sugestión, como las formas de nombrar una fauna abundante en la que los perros se llaman rups,
los leopardos ratuk y los megaterios jabión.
Como demostrando la primacía de lo artificial sobre lo real, hasta la jungla
en la que los héroes deambulan parece más un jardín a su medida que una
selva: deambulan, sí, en este caso literalmente, ya que, si toda aventura es de
uno u otro modo itinerante, aquí las caminatas y carreras que se imponen
ante la falta de otros medios de locomoción acentúan como nunca la fisicidad
de la acción. En este continuo desplazarse de un lugar a otro del gigantesco
escenario en que todo transcurre, va desgranándose una trama fundamentada
una vez más en los juegos que brinda la relación entre los personajes.
Más allá del exotismo puro, una serie de estereotipos se imponen. A juzgar
por la serie, la humanidad troglodítica está constituida fundamentalmente
por hombres titánicos y delicadas mujeres. Todos, todos sin excepción son
verdaderos hércules; enemigos y aliados, humanos y seres monstruosos
exhiben formidables musculaturas. La lucha y el combate son la base de
sus relaciones; el sexo y en menor medida la ambición de poder, su más
poderosa motivación. Más claramente que en otras ocasiones las raíces
caballerescas del héroe quedan en evidencia: en casi todas las ocasiones el
Hombre de Piedra acude sin pensárselo dos veces a la petición de ayuda de
una dama en apuros, raptada, obligada a contraer matrimonio con quien
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Pedro Porcel Torrens
no desea o que es víctima de cualquier otra vejación. Bueno, lo de contraer
matrimonio es un decir, puesto que la relación entre hombres y mujeres,
entendida como juego de dominio, es uno de los aspectos más llamativos
de la colección. Lejos, muy lejos de lo políticamente correcto, toda hembra
troglodítica aspira a ser poseída por su dueño y convertirse en su esclava. Tal
es el vocabulario utilizado: «esclavas» y «dueños». La Bella Hamil, locamente
enamorada de Purk, sueña con arrodillarse ante el protagonista escuchando
embelesada cómo su ídolo le propone que sea su sierva; las viudas de un jefe
fallecido, repudiadas por su sucesor, son bárbaramente asesinadas mientras
imploran clemencia inútilmente, faltas ya de utilidad.
Este carácter de sumisión de lo femenino, común a toda la cultura popular
de la época, constituye la base de la acción, al excitar el deseo de cuantos
machos intervienen en la serie. Se repiten con frecuencia escenas de sadismo
expreso, con flagelaciones, torturas y malos tratos a la orden del día. Y es
que la colección respira ese clima desaforado que empapa las creaciones
de Gago en un grado superior a cualquiera. Al menos durante los primeros
años, cuantos participan en la acción, muestran comportamientos de inusual frenesí: los amores son arrebatados, los odios mortales e incurables,
la pasión campa por sus fueros calentando el ambiente hasta extremos
insospechados. Todos los malvados parecen vociferar constantemente,
gigantescos hombres bestia dominando brutalmente a hembras sumisas.
Una vez más la novia de Purk, Lila, atrae con furia desmedida a cuanto
reyezuelo, engendro e incluso posible amigo que se cruce en su camino;
de nuevo ellas aman sin excepción al Hombre de Piedra: sobre estos celos
y apetitos se construye este mundo de monstruos y diosas. Es como si la
desnudez de los tiempos primitivos afectase también la estructura de la
narración, mostrando la fogosidad de las tramas más descarnadamente
que en ninguna otra serie.
Consecuencia de la abundancia de mujeres víctima e imagen especular de
aquellas es otra figura que abunda en Purk: el ama despótica, arquetipo de
la fémina independiente llevado al límite que parece fascinar a Gago. En un
mundo que no conoce más que la fuerza y la imposición como forma de relación, es lógico que estas hembras sádicas intenten conquistar su terreno. Aquí
hay creaciones verdaderamente magistrales, como Mania, la Feroz, capaz de
golpear y torturar con una lanza a la hermosa Lila, o de hacer que un hombre
despiadado como el rey de los hamiles se humille ante ella aceptando sus
bofetones mientras implora babeante un poco de amor. Mania, con el pelo
largo y moreno recogido en trenza fetichista y sus rasgos finos y crueles, estricta
dominatrix, resulta presencia insólita en el cuaderno y aún en el conjunto
de la cultura popular de la época. No están solas: la Reina Víbora adorna
su cabeza con una diadema de serpientes vivas; la pérfida Taura no parece
sentir sino desdén hacia sus semejantes; la hermosa Atily, que es conocida
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como «la mujer terrible»; Linai está enamorada de un bering, ‘hombre con
cabeza de rinoceronte’, y por conservar su amor y conquistar el poder llega a
la traición y al crimen, en escenas teñidas de erotismo extravagante. Y es que
estos romances entre monstruos y bellas se ven de lo más normal; cuando
se encuentran hombres leones o rinocerontes o simios, la monstruosidad
es patrimonio de los machos: ellas son invariablemente tristes doncellas.
Delicioso fruto de ese clima desbocado, estas princesas de la disciplina que
abundan en el Hombre de Piedra se convierten en criaturas inolvidables. El
elenco se completa además de con los habituales colosos -inevitablemente
barbados cuando se dedican al mal-, con algunos personajes positivos -a
menudo pastores que rechazan la violencia-, hechiceros y eremitas del bosque que representan una magia más sugerida que manifiesta, y una fauna
prehistórica inventada, muestra de la sana falta de respeto histórico en el
que la serie es concebida.
Como en El Guerrero del Antifaz y en El Pequeño Luchador nos encontramos
ante una obra mayor de la historieta, cumbre de la tendencia heredera del
folletín, desprovista de artificio, sincera y verdadera. Una vez más no podría
concebirse traducción gráfica más adecuada del ambiente frenético en el
que transcurre la saga. Qué decir de las portadas, resueltas casi siempre en
plano general de composición perfecta, de esas secuencias que se leen solas,
de su expresividad enorme, de la aún intacta capacidad de raptar al lector y
transportarlo más allá de la realidad. Se confirma de nuevo el magisterio y la
decisiva influencia de Gago en la evolución de un género que marca más de
veinte años, los más fructíferos del tebeo popular en nuestro país.
Tras finalizar la colección del Hombre de Piedra, sobrepasados los doscientos ejemplares, regresa Gago a su querida prehistoria de mentiras, en
1959, con Piel de Lobo
9
, que, publicada por editorial Maga, es una de las
obras más perdurables del cuaderno de aventuras. Se debe su argumento
a Juan Antonio de Laiglesia, escritor y dramaturgo, Premio Nacional de
Teatro, novelista policiaco, hermano del humorista Álvaro de Laiglesia y
futuro secretario técnico de la Comisión de Información y Publicaciones
Infantiles y Juveniles (CIPIJ), creada en 1962. Con alguna experiencia anterior como guionista, en los semanarios Chicos (1948) y Trampolín (1951),
desde Madrid, De Laiglesia crea para Maga varias series de cuadernos,
única incursión en el formato, caracterizados por su frescura, imaginación,
despliegue de fantasía y cierto afán renovador. Piel de Lobo es su obra
maestra, un festín delirante y gozoso que significa la segunda incursión
de Gago en los tiempos antediluvianos.
Si al comenzar la saga del Hombre de Piedra, Gago dota a su personaje de
parentesco y relaciones que le permiten desarrollar un futuro esquema
melodramático, el origen de Piel de Lobo, hijo de un jefe asesinado que es
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9
Pedro Porcel Torrens
Piel de Lobo. Ataque en masa. Manuel Gago.
Editorial Maga, Valencia, 1959.
criado por una loba y un anciano mago, no tarda en ser olvidado en pro de
la creación de un universo fabuloso e intemporal en el que no existe límite
alguno a una fantasía vivida con festiva cotidianeidad. Tanto por la aparición
de múltiples razas híbridas entre el hombre y el más insospechado animal,
como por la omnipresencia de lo maravilloso, la pretendida Edad de Piedra
pronto deviene tierra de ensueño en el que todo vale con tal de mantener el
enfebrecido clima creado.
Pese a las apariencias, muy poco o nada tiene que ver el universo de Piel de
Lobo con las eras prehistóricas. Es el suyo, el dominio del mito y la leyenda,
cartografiado en paisajes y escenarios surreales que dotan a todos los episodios de una atmósfera ilusoria de irresistible atractivo. Desde elementos
tomados directamente del cuento de hadas a irrupciones en las mitologías
griega y egipcia, ninguna fantasía se encuentra excluida. Seres de cieno, ninfas que cabalgan cisnes, topos humanos, gigantes, tritones, brujas, mamuts,
genios, rocas vivientes, hombres fósiles y cayados mágicos, metamorfosis y
manzanas del Árbol de la Salud, acompañados de viejos conocidos del mundo
clásico como la Gorgona, el Minotauro en su laberinto, centauros, sátiros y
hasta una delirante dimensión paralela en la que gobiernan esfinges con
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cabeza de dama egipcia, cuerpo de león y alas de buitre, que desfilan ante
los perplejos ojos del comprador del tebeo, en medio de la incesante acción
que constituye la esencia del medio.
Esta capacidad inagotable de adentrarse semana tras semana en territorios
no explorados por ninguno de los cientos de títulos de cuadernos que le
preceden convierte a Piel de Lobo en obra singular de la historieta española,
que viene a demostrar que el formato no se halla agotado, sino preso de
unos modos y esquemas condenados a desaparecer víctimas de un profundo cambio cultural. Así lo entiende el público, que convertido en adicto a la
sorpresa, hace de la serie una de las más longevas y exitosas de la editorial
Maga. No es ajeno a ello el dibujo de Gago, algo acelerado pero muy capaz
aún de transmitir al consumidor el perfume onírico que destila la colección.
Especialmente destacables son las portadas, de impecable maquetación y
en las que el autor parece poner más cariño de lo habitual.
Algunas señales en el mercado parecen indicar hacia 1962 que el formato
cuaderno de aventuras, casi hegemónico desde que finalizase la Guerra Civil,
empieza a dar muestras de agotamiento. Con una España que comienza la
etapa del desarrollo; una televisión progresivamente implantada en todo el
territorio, que familiariza al espectador con nuevos modos narrativos y novedosas vueltas de tuerca a los arquetipos de siempre; con el éxodo masivo
del campo hacia la ciudad, los valores y modos defendidos hasta entonces
por este tipo de tebeos empiezan a revelarse obsoletos. Una nueva censura
de carácter fundamentalmente eclesiástico terminará de dar la puntilla a
un medio en franco declive. Muchos editores empiezan entonces a buscar
nuevas fórmulas que permitan seguir ofreciendo narraciones de aventuras
desde otros formatos. Editorial Maga, consagrada desde sus inicios al tebeo
por entregas, no se da por enterada y comienza una estrategia de saturación
del mercado lanzando decenas de colecciones, política suicida que en poco
tiempo dará al traste con la empresa.
Entre los productos que publica en esta etapa hay una nueva -y últimaincursión de Manuel Gago en ese Paleolítico fantástico que le es tan grato,
las aventuras de Castor (1962)
10
. La prehistoria de Castor, un cavernícola
adolescente, es mucho más convencional que la de Piel de Lobo, por más
que aquí tampoco exista la más mínima voluntad de verosimilitud. En los
primeros episodios, el héroe y su compañera enfrentan delirantes peligros
encarnados por dinosaurios imaginarios, ermitaños caníbales que conviven
con ratas gigantes, razas de tritones y sirenas que habitan los fondos lacustres:
lo acostumbrado. Después de la aparición de semejante desfile de prodigios
con regusto a conocido, tiene lugar un episodio de insólito carácter, alejado
de cuanto se ha realizado nunca en este tipo de historietas y más cercano a
Kafka que a cualquier inspiración pulp.
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Castor y sus amigos topan en su peregrinar con la Horda Silenciosa, una
multitud enorme de personas que avanza siempre en silencio, sin detenerse
jamás ni a comer ni a dormir. Su aspecto físico, contrariamente al de los
apuestos protagonistas, responde a la imagen popular del hombre primitivo, barbado, de grandes pómulos, dientes enormes y frentes estrechas.
En su caminar aplastan cuanto encuentran a su paso, sean miembros de
su propia hueste que caen agotados y son pisoteados por el resto, sean
primitivas fortalezas que inevitablemente terminan por sucumbir ante el
impulso desapasionado y constante de la masa humana. Absorbidos por
ésta, el héroe y sus compañeros se las ven y se las desean para sobrevivir y
poder escapar de la enorme corriente. Aventura críptica con aire de parábola, muy sugestiva y verdaderamente única entre los miles de cuadernos
españoles, que no tiene continuación.
Como si tal alarde de imaginación hubiese agotado el caudal del guionista, el argumento de Castor se desliza después por terrenos que terminan
por convertir la Edad de Piedra en un marco mediavalizante en el que no
faltan batallas con lanzas de madera y espadas de sílex, tribus de guerreros
ataviados igual que los beduinos del desierto o toscos navíos de remos que
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10
Castor. El bosque en llamas. Manuel Gago.
Serie el Gavilán, n.º 16.
Editorial Maga, Valencia, 1962.
Anceo. Los hombres de Neanderthal.
Alberto Marcet.
Editorial Polen, Madrid, 1980.
11
practican la piratería a lo vikingo, donde se encuentran muy lejos ya los
elementos fantásticos. Estos escenarios y tipologías, a tales alturas, están
demasiado vistos para conseguir mantener la fidelidad de un lector que no
tarda en dar la espalda a la colección.
Y por último, en este campo de los tebeos por entregas, cabe reseñar los
curiosos cómics de Anceo
11
, una serie nacida a contracorriente en 1980,
que pretende resucitar el muerto espíritu del cuaderno de aventuras de la
mano del valenciano Alberto Marcet. Un viajero en el tiempo, Anceo, rubio, inteligente y atlético, se remonta al pasado en ambicioso trayecto que
había de llevarle en recorrido cronológico hasta los mismos orígenes de
nuestra especie. Es precisamente allí, en un mundo primitivo poblado por
homínidos, trogloditas y dinosaurios, muy semejante al evocado en tantos
álbumes de cromos de historia natural, donde transcurren los primeros
episodios de esta historieta crecida a destiempo, que pese a su innegable
entrega y devoción, no acabó de encontrar su público.
Aunque Manuel Gago es el único autor que elabora personajes y largas sagas
centradas en los albores de la humanidad, personajes similares aparecen
123
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124
Pedro Porcel Torrens
ocasionalmente en tebeos de toda laya. Desde los encuentros de Jaimito
y sus amigos (Karpa, 1956) con simpáticos trogloditas en episodios como
Tiempos Remotos o El Rapto de Petrita a las andanzas de Punky en las que
el Pumby (1955) de José Sanchis emula al Hombre de Piedra; o las breves
aventuras de aire casi didáctico que muestran los orígenes del arco o la
rueda ilustradas por Miguel Rosselló en la revista Flecha Roja (Maga, 1965).
Cabe mencionar, por último, a los más célebres cavernícolas de papel de
los años sesenta: Altamiro de la cueva (Bernet Toledano, 1965) que desde
las páginas del clásico TBO cada semana descubre inventos que hacen de la
vida primitiva reflejo exacto de la España del desarrollo, y Hug, el troglodita
(J. Gosset, 1966), personaje de las revistas de humor de la editorial Bruguera
nacido al calor del éxito de la serie televisiva Los Picapiedra. Habitantes
todos de esa prehistoria imaginada que un día floreció en las páginas hoy
amarillentas de los tebeos.
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La prehistoria en los cómics americanos
125
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126
Álvaro Pons Moreno
La paleontología supuso para el ciudadano americano de finales del siglo
xix
una excelente forma de evasión para olvidar las profundas heridas
abiertas tras la Guerra Civil. La competencia entre Othniel Charles Marsh y
Edward Drinker Cope en la búsqueda de yacimientos de fósiles dinosaurios
fue explotada por la prensa reconvertida en una apasionante «guerra de
los huesos», que despertó el interés del público por una disciplina apenas
conocida. Los gigantescos monstruos atraían la atención y despertaban el
imaginario colectivo de una Edad de Piedra que olvidaba las raíces de los
aborígenes americanos para abrazar sin prejuicios los estudios que llegaban
desde Europa, mientras instituciones como la Smithsonian compraban
ingentes colecciones de fósiles y creaban los primeros dioramas de los
terribles lagartos y los habitantes de aquellas épocas, que comenzaban a
trasladarse a la fértil imaginación de los escritores.
La dinomanía se disparaba, pero siempre en detrimento de cualquier intento
de fidelidad científica hacia la prehistoria. Ya sea porque los dinosaurios
generaban mucho más atractivo que el hombre prehistórico, o porque poner
el foco en esa época de la humanidad sería aceptar una realidad aborigen
que se recluía y ocultaba. Lo cierto es que en la cultura popular americana
y, específicamente en el cómic, no se encuentran demasiados intentos de
utilizar el medio como reflejo histórico, sino como simple y pura evasión,
donde la fantasía y la imaginación se ven contaminadas por la paleontología.
Una situación que, curiosamente, se extenderá durante el tiempo sin que
encuentre solución o alternativa: frente al interés que va naciendo poco a
poco en el cómic europeo, sobre todo en el último cuarto del siglo xx, por
una representación fidedigna de la realidad prehistórica, en el cómic americano prácticamente no se va a encontrar ningún ejemplo importante de
veracidad histórica trasladada a las viñetas. Se usarán elementos históricos
recurrentes (dinosaurios, la figura del hombre prehistórico, representaciones
tribales…), pero siempre desde la perspectiva de su utilidad como elemento
de digresión respecto a la realidad.
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127
La prehistoria en los cómics americanos
Aparecida por primera vez en la prensa americana en 1905, Little Nemo in
Slumberland certificó en pocas entregas la mayoría de edad del medio. Su
creador, Winsor McCay, tomó los sueños de un pequeño niño como vehículo
para deplegar un mundo de imaginación desbordante, pero también para
desarrollar todas las herramientas narrativas fundamentales del lenguaje de
la historieta. Las bellas planchas que se publicaron en el New York Herald deslumbraban a un lector fascinado por unas aventuras cada vez más complejas y
barrocas, en las que McCay exploraba las posibilidades de la narración gráfica
incluso rompiendo sus elementos y configurando brillantes experiencias
metanarrativas. Tras cambiar de periódico en 1911 para pasar al New York
American con el título de Little Nemo in the Land of the Wonderful Dreams
hasta 1914
1
, el derroche onírico de McCay visitaría el lejano pasado en Flip
in the Land of the Antediluvians, una aventura que comenzó en septiembre
de 1913 y se prolongó hasta las navidades de ese año. Durante su visita a la
ciudad prehistórica de Cliffville, preservada en el tiempo en un hueco de la
tierra -en una justificación verniana que sería recurrente en el futuro, sobre
todo a partir de El Mundo Perdido de Conan Doyle y del ciclo de Pellucidar
del Tarzán de Edgard Rice Burroughs-, Nemo y sus amigos asisten a un antecedente referencial directo de Los Picapiedra. Los hombres prehistóricos
viven en una ciudad de piedra donde los dinosaurios son fuerza de trabajo
que arrastra coches, hace de ascensor, de grúa o incluso de sustitutos de los
renos de Santa Claus. Con su habitual fantasía, McCay describe un mundo
ucrónico de convivencia entre los dinosaurios y el hombre, mostrando la
creencia de la época en esa coincidencia cronológica. McCay no solo mostraría este mundo perdido en esa saga: su interés por los nacientes dibujos
animados le llevaría a utilizar en 1914 a un dinosaurio para protagonizar
uno de los primeros cortos de animación de la historia: Gertie the Dinosaur.
Sin embargo, durante los años siguientes, el interés por el mundo prehistórico
no deja de ser un elemento anecdótico dentro de las tramas argumentales,
centrado siempre en la sorprendente y anecdótica aparición de monstruos
antediluvianos, en clara referencia a los mundos perdidos de Conan Doyle o
Verne, pero sin profundizar en su desarrollo. De hecho, se deberá esperar hasta
1932 para encontrar una serie que realmente explote la prehistoria de forma
más amplia con Alley Oop, una tira diaria creada por V. T. Hamlin protagonizada por un hombre prehistórico
2
. Con una representación casi canónica,
taparrabos de piel de leopardo y un gigantesco basto de fiel compañero, Alley
Oop recreaba el día a día de la prehistórica ciudad de Moo. Lógicamente, los
habitantes de Moo tenían dinosaurios como animales de compañía y desarrollaban una cotidianeidad en su vida cavernaria terriblemente familiar y
asimilable a la sociedad americana de los años 30. El interés de Hamlin por
una representación fidedigna del pasado terminaba ahí, y pronto, en las
aventuras de Alley Oop, comenzaron a aparecer todo tipo de anacronismos
que incluso incluyeron viajes en el tiempo para poder desarrollar el choque
Las primeras referencias
de las organizadas
sociedades prehistóricas
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Álvaro Pons Moreno
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La prehistoria en los cómics americanos
1
Página de Flip in the Land of the Antediluvians,
de la serie Little Nemo in the Land of the
Wonderful Dreams, de Winsor McCay,1913.
Portada de Alley Oop n.º 1,
Dell Publishing,1962.
2
de la sociedad primitiva con la actual. Como serie, Alley Oop ha demostrado
su capacidad de supervivencia al pasar por diferentes formatos, editoriales y
autores, que mantuvieron la serie viva hasta 2012 en formato de cómic digital.
La serie de Hamlin se convertiría en único referente de la prehistoria en
el cómic americano durante décadas, con excepciones puntuales como el
viaje al pasado de Yankee Longago, de Dick Briefer (1943), en el que el joven
protagonista pasa una jornada entre hombres prehistóricos y dinosaurios
en animada convivencia.
Dentro de esas aportaciones puntuales, quizás la más interesante durante
estas primeras décadas del siglo xx en el cómic sea Glob (1949) una historieta de la serie The Spirit de Will Eisner
3
, que cuenta la aparición de
un hombre prehistórico vivo preservado milagrosamente en una cueva
durante miles de años. Publicada en 1949, muestra a un homínido, Glob,
que ha dedicado su larga cautividad al arte, con tan mala fortuna que su
129
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Álvaro Pons Moreno
Primera página de Glob, de la serie
The Spirit, de Will Eisner, 1949.
primer contacto con la civilización, tras ser liberado por un providencial
terremoto, es un estafador de poca monta que intentará hacer pasar la
obra del hombre prehistórico como propia. Eisner aprovecha para hacer
una denuncia tanto del mercado del arte como de la explotación de los
jóvenes e ingenuos artistas, pero intenta representar a su hombre de las
cavernas con cierta base, sobre todo en lo que a la representación del arte
rupestre se refiere. Físicamente, lo dibuja con una representación próxima
a los dioramas que poblaban los museos (aunque con la inevitable piel de
leopardo), pero de acuerdo con el conocimiento que se tenía en la época,
Glob pinta y talla sobre piedra su arte, con una cierta intención de veracidad, e incluso su lenguaje es tosco y primitivo, buscando representar esos
comienzos titubeantes de la humanidad.
3
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131
La prehistoria en los cómics americanos
Tras la efusión de los géneros aventureros que vivió el cómic durante los años
30 y principios de los 40, el auge y éxito del comic book y, en particular, del género de superhéroes, centenares de series y publicaciones buscaban de forma
recurrente un nuevo héroe indomable con el que atraer al público. El éxito de
las películas de Tarzán protagonizadas por Johnny Weissmüller se trasladó a
otros medios, dando lugar a todo un subgénero de tarzánidos que, ante la dificultad de encontrar nuevas aventuras en una jungla sobreexplotada en el cine,
miraban a la fantasía para potenciar nuevas series. Paradójicamente, muchas de
estas series apostaron por mundos perdidos anclados en la prehistoria, quizás
siguiendo el modelo de Conan Doyle, pero en el fondo siendo casi canónicos
con el mundo de Pellucidar* que el propio Edgard Rice Burroughs creara para
su selvático personaje apenas unos años antes.
En 1952 el gran dibujante Frank Frazetta crearía Thun’da, una serie protagonizada por un oficial de la fuerza aérea americana que cae en un perdido valle
en el continente africano donde debería enfrentarse tan solo con su fuerza e
intelecto a hombres mono y otros elementos prehistóricos que, curiosamente,
nunca fueron del agrado de su editor, más interesado en hacer un facsímil de
Tarzán. Pero pese a la oposición editora, los elementos de fantasía no dejaron
de ser elementos de inspiración prehistórica, que ganaron importancia hasta
el punto de que, ya en su segundo número, una de las historias complementarias daría lugar a otro personaje de inspiración antediluviana: Cave Girl, una
chica de orígenes aristocráticos que fue recogida de niña, como el personaje
de Borroughs, para ser criada por el lobo Kattu en unas Tierras Bajas paradas
en la época de los dinosaurios. Las aventuras de Cave Girl fueron desarrolladas
por Gardner Fox (guionista fundamental años más tarde en el relanzamiento
del cómic de superhéroes en lo que se llamaría «la Edad de Plata» del género)
y el dotado Bob Powell. Como su colega masculino, Cave Girl se enfrentaba a
todo tipo de peligros para defender a su pueblo de adopción, desde cazadores
modernos a amazonas, pasando, por supuesto, por los necesarios dinosaurios
diabólicos. Los personajes aparecerían en diferentes series durante la década
de los 50.
Sin embargo, uno de los personajes selváticos prehistóricos más famoso de
los cómics nacería en 1953, cuando se publicó la historieta 1,000,000 Years
Ago!, publicada por St. John Publications. Guionizada por Norman Maurer y
dibujada por Joe Kubert, la serie presentaba las aventuras de Tor
4
, un hombre
prehistórico de poderoso parecido con Tarzán que tenía que luchar por su
supervivencia ante las amenazas de una naturaleza poco adecuada para los
débiles humanos. Evidentemente, el necesario dramatismo heroico exagerado
obligaba a no enfrentar al protagonista a la difícil realidad histórica de su época,
* Pellucidar era un reino que se encontraba en el interior de la Tierra, iluminado por un pequeño sol
interior que alumbra una sociedad de hombres primitivos que conviven con dinosaurios y otros
monstruos variados.
La moda de los pre
y postarzánidos
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4
Álvaro Pons Moreno
Portada del primer número de la serie Tor,
de Joe Kubert.
DC Comics, 1975.
de su época, sino a todo tipo de aventuras fantásticas que incluían, lógicamente, dinosaurios especialmente interesados en la carne humana. Eran los
anacronismos ya habituales que, en el elegante y virtuoso dibujo de Kubert,
se transformaban en una experiencia épica. Aunque la serie original solo duró
cinco números, Tor volvería a los kioscos americanos dos veces más, en 1975
de la mano de la editorial DC y, en 1993, por iniciativa de Marvel, en ambos
casos con Joe Kubert a los lápices.
Apenas un año después aparecería otra serie de temática prehistórica,
aunque quizás más exactamente habría que hablar de una subtemática
dinosaurística: Turok, Son of Stone (Western Publishing, 1954)
5
. Un indio
americano precolombino atrapado junto a su hermano Andar en un valle de
fieros dinosaurios. La serie se prolongó durante décadas con bastante éxito,
aunque con un curioso recorrido editorial que le llevó de Dell a finales de
los 50 a Gold Key Comics durante los 60 y 70, para terminar en los años 80
en Western’s Whitman Comics e incluso a protagonizar su propia saga de
videojuegos con el nombre de Turok: Dinosaur Hunter. Evidentemente, nos
encontramos de nuevo ante un cómic donde cualquier atisbo de rigurosidad
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La prehistoria en los cómics americanos
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Portada de la edición
mexicana de Turok.
Novaro, 1976.
es pura coincidencia, aunque hay que destacar que el continuo desfile de
dinosaurios que aparecían en las viñetas de la serie intentara tener una
mínima correlación con la realidad histórica.
También de los años 50 es la adaptación al cómic de la película The Land
Unknown, dirigida por Virgil W. Vogel, una producción que tuvo bastante éxito
popular y que en su versión dibujada tiene la curiosidad de estar firmada por
Alex Toth, uno de los grandes maestros del noveno arte.
El final de los 60 y principios de la década siguiente viviría un especial relanzamiento del mito de Tarzán. En la prensa, el gran dibujante Russ Manning se
encargaría de desarrollar una de las etapas más recordadas en cómic, adaptando
el ciclo de Pellucidar en las sagas Tarzan in The Land That Time Forgot y The
Pool of Time. Apenas unos años más tarde, la editorial DC Comics comenzaría
a adaptar también en su colección de comic books Weird Worlds los relatos
originales del Tarzán de E. R. Borroughs. La serie posteriormente pasaría a
llamarse Tarzan y tendría su producto secundario en Korak, Son of Tarzan,
donde se publicaría de nuevo el famoso ciclo del mundo prehistórico de Pellucidar, dibujado ahora por Alan Weiss, Michael Kaluta y Dan Green en 1972
6
.
5
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134
Álvaro Pons Moreno
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La prehistoria en los cómics americanos
135
Si en la serie principal Tarzán se dedicaba a protagonizar historias a medio
camino entre el original fantástico de Burroughs y el canon selvático impuesto
por las películas de Weissmüller, paradójicamente su hijo Korak se dedicaría a
menesteres más centrados en el mundo primitivo. Una curiosa incoherencia
que daría, contradictoriamente, mucho más interés a esta segunda serie, en
la que hay que destacar las colaboraciones de autores como Len Wein, Robert
Kanigher, Frank Thorne, Murphy Anderson y Rudy Florese.
Sin duda, el tarzánido más famoso de los años 70 fue Ka-Zar
7
, una creación
de Stan Lee y Jack Kirby para Marvel Comics que, aunque tuvo sus primeras
apariciones como secundario en diferentes colecciones como Daredevil o
Spider-Man a finales de los años 60, fue adquiriendo más y más popularidad
entre los lectores hasta conseguir sus propias aventuras en la revista Astonishing
Tales de la mano de diferentes autores, entre los que destacan los propios Lee
y Kirby o Barry Windsor-Smith, George Tuska, Herb Trimpe, John Buscema o
Neal Adams. Aunque basado inicialmente en un personaje de las novelas pulp
de los años 30, Lee y Kirby reconvirtieron a Ka-Zar en el señor de la Tierra Salvaje, la particular revisión de El Mundo Perdido de Conan Doyle del Universo
Marvel. Acompañado siempre de su fiel tigre de dientes de sable Zabu, Ka-Zar
se enfrenta a todo tipo de peligros y monstruosos dinosaurios y derivados, en
espectaculares lances para los que contaría habitualmente con el apoyo de
otros superhéroes del universo creado por Stan Lee. El personaje llegaría a
tener serie propia en 1974, con el título de Ka-Zar, Lord of the Hidden Jungle
que tendría un recorrido limitado de apenas tres años, en el que Lee intentaría
ligar la historia del joven señor de la Tierra Salvaje con el personaje clásico de
Burroughs, dotándolde también de un pasado aristocrático. Evidentemente,
ninguna de las muchas encarnaciones del personaje durante esta década y la
siguiente tendría el más mínimo interés de fidelidad histórica, más allá de la
representación de diferentes tipos de dinosaurios.
El habitual enfrentamiento entre Marvel y DC no podía dejar de lado la réplica
de este personaje: aprovechando el paso de Jack Kirby de Marvel a DC, el gran
dibujante creó toda una galería de personajes entre las que se encontraba
Kamandi, the last boy on Earth (1972). Aunque físicamente Kamandi era
prácticamente igual que Ka-Zar, la serie de DC se apartaba del típico reino
perdido selvático-prehistórico para narrar un futuro apocalíptico derivado
de las adaptaciones al cómic de El planeta de los simios. Esta particular moda
tuvo también su versión femenina con Shanna the She-devil. Una heroína selvática creada por Carole Seuling y George Tuska en 1972 para Marvel Comics
que sonaba por nombre y temática a Sheena, una recordada creación de Will
Eisner. Aunque este personaje no compartía el escenario prehistórico de sus
compañeros masculinos, su relanzamiento en el año 2005 de la mano del Frank
Cho la relacionaría con dinosaurios y un mundo perdido al estilo del Jurassic
Park de Steven Spielberg.
Portada de Korak, son of Tarzan.
Gold Key Comics, 1971.
6
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Álvaro Pons Moreno
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7
Portada de X-Men, n.º 10, con la primera
aparición de Ka-Zar.
Marvel, 1965.
El humor primitivo
también llega al cómic
El final de la década de los 50 y el comienzo de los 60 aportó una versión novedosa de la temática prehistórica en el cómic americano con la aparición de
las primeras series de humor. Aunque Alley Oop ya se podía etiquetar como
serie de humor, su vocación de sátira aventurera y de desarrollar sagas de
«continuará» lo aparta de ese concepto de la tira de humor clásica que quizás tiene su máximo referente en el Peanuts de Charles Schultz. Sin duda, la
primera serie de motivación primitiva que entronca con ese modelo es B. C.,
de Johnny Hart
8
. Se comenzó a publicar en febrero de 1958 y mostraba la
vida diaria de grupo de hombres de las cavernas. B. C.**, el protagonista, y sus
amigos Peter, Wiley, Clumsy Carp, Curls o Thor, así como toda una particular
fauna de animales prehistóricos reflexionan sobre una vida con evidentes
referencias a la sociedad moderna. Aunque no había, evidentemente, ningún intento de fidelidad histórica, los apenas esbozados de la serie siempre
parecían referenciar una época pretecnológica donde el hombre todavía no
había comenzado a desarrollar la civilización. Hart dibujó la serie hasta su
** El nombre del protagonista y de la serie es una referencia clara a Before Christ, ‘antes de Cristo’ en
inglés.
[page-n-138]
La prehistoria en los cómics americanos
137
muerte en 2007, convirtiéndola en una de las más longevas y reconocidas de
Tira diaria de B.C., de Johnny Hart,
Field Newspaper Sindicate ,1981.
la historia, que incluso se ha continuado posteriormente con la supervisión
de sus herederos. Como anécdota, la serie vivió durante sus dos últimas
décadas no pocas polémicas debido a las opiniones religiosas que el autor
plasmaba en las viñetas. Reconocido por sus ideas religiosas conservadoras,
Hart se vió atacado durante los años 90 y principios de los 2000 por asociaciones judías e islámicas.
Los hombres prehistóricos solían aparecer en series de humor como por
ejemplo Bob Hope, una colección protagonizada por el famoso cómico que
se vería reconvertido, en el número 43 de 1957, en hombre de las cavernas.
Pero sin duda, la serie que tendría más reconocimiento popular fue la adaptación al cómic del gran éxito televisivo de Hanna-Barbera, Los Picapiedra
(The Flintstones)
9
. La serie de animación se emitía por primera vez en
septiembre de 1960 y, apenas un año después, comenzaron a editarse sus
aventuras en comic book. Publicadas inicialmente por Dell Comics y, desde
1962, por Gold Key Comics, los cómics de Los Picapiedra apenas aportaban
ningún valor añadido a lo que se veía en la pequeña pantalla. En el fondo,
estas historietas explotaban ya el concepto de mercadotecnia asociada a una
poderosa franquicia televisiva, con historias realizadas por encargo por un
reguero de dibujantes y guionistas que, en la mayoría de los casos, ni eran
acreditados. Los cómics tuvieron respuesta popular, pero nunca alcanzaron
8
[page-n-139]
Álvaro Pons Moreno
138
9
Portada de The Flintstones,
de Hanna-Barbera.
Dell Comics, 1962.
el éxito de la serie de TV. Los personajes creados por Hanna-Barbera sobrevivieron a sus cinco primeras temporadas. Aparecieron de nuevo en diferentes
versiones y formatos durante las décadas de los 70, 80 y 90, y dieron lugar a
las consecuentes apariciones de adaptaciones al cómic, que pasaron por una
larguísima lista de editoriales que fueron desde Charlton Comics a Archie
Comics o DC Comics, e incluso la Marvel Comics en horas bajas de los años
70, abierta al empujón de cualquier éxito de televisión.
La representación de elementos prehistóricos ha sido una constante en muchas series de prensa y de humor gráfico, con presencia repetida en obras
como Frank and Ernest, de Bob y Tom Thaves (1972); Strange Brew, de John
Deering; Bizarro, de Dan Piraro, o Speed Bump, de Dave Coverly.
Los primeros
prehistóricos serios
Posiblemente, el primer personaje con un mayor interés por aportar datos
correctos de la prehistoria, dentro del necesario escenario fantástico, sea
Kona, una creación del dibujante Sam Glanzman y del guionista Don Seagall,
[page-n-140]
La prehistoria en los cómics americanos
en Korak, Monarch of Monster Isle para Dell Comics de 1961. La serie narraba
las aventuras del Dr. Henry Dodd, un arqueólogo que llega a Australia con
sus hijos para terminar perdido en una isla detenida en el tiempo donde además de los obligados monstruos antediluvianos, los hombres prehistóricos
son correctamente identificados como neandertales o cromañones, por lo
menos en la primera saga de aventuras de clara inspiración en el clásico de
Conan Doyle. La entrada en los guiones de Paul S. Newman liberaría el lado
más fantástico, olvidando cualquier referencia mínimamente científica. Tras
apenas un año de vida, la serie finalizaría, pero curiosamente el guionista de
la última etapa sería el encargado de crear un nuevo personaje de inspiración
tarzánido-prehistórica para Dell Comics, Naza, Stone Age Warrior (1968), esta
vez con dibujos de Jack Sparling. Naza era un guerrero del Paleolítico en el
que se cuidaron con mayor esmero las referencias a la forma de vida en la
Edad de Piedra, como las grandes migraciones, siendo una de las pocas series
de la época que evitaron la convivencia entre hombres y dinosaurios, lo que
no impidió que por los nueve números de la colección aparecieran arañas,
hormigas y otros monstruos gigantes.
En 1968, la revista Showcase de DC Comics presentaría en sociedad las aventuras de Anthro, otro personaje prehistórico que era presentado aquí como
«el primer niño»: el primer cromañón nacido de padres neandertales
10
. Con
guión de Howard Post y dibujos de Wallace Wood, tras esta primera aparición
se editaría una serie de seis números, en las que se intentaron desarrollar
tramas de cierta veracidad científica más allá de la inusual premisa del título,
con enfrentamientos tribales y muestras de la vida diaria. Anthro parecía
destinado a permanecer en ese extraño limbo de los personajes olvidados,
pero curiosamente ha ido apareciendo de forma recurrente en minieries de
la editorial como Crisis en las Tierras Infinitas 2 o Final Crisis.
A medio camino entre la fidelidad histórica y la fantasiosa teoría conspiranoica de los antiguos astronautas se encontraría Tragg and the Sky Gods,
una serie de Gold Key creada por Donald F. Glut y Jesse Santos en 1972, que
exploraba las relaciones entre alienígenas y neandertales, proponiendo que
los cromañones fueron un experimento genético de los extraterrestres. La
serie tuvo una razonable acogida que dio lugar a otra colección derivada
que compartía personajes prehistóticos y guionista, Dagar the Invincible.
DC seguiría explotando la figura del hombre prehistórico con Kong the Untamed, una serie efímera creada por el guionista Jack Oleck y el dibujante
Alfredo P. Alcala que narraba las aventuras de un hombre de las cavernas
descendiente de Anthro
11
.
Es posible que la única serie de cómics creada en esta década con verdadero
espíritu divulgativo fuera Korg: 70,000 B.C., creada por Pat Boyette y editada
139
[page-n-141]
140
Álvaro Pons Moreno
por Charlton Comics en 1975. La serie era la adaptación de un atípico programa televisivo educativo de Hanna-Barbera que mostraba con actores
reales la vida de una familia de neandertales, por lo que la veracidad y fidelidad histórica era un objetivo en sí mismo, alejándose por completo de
todas las series habituales publicadas hasta el momento y convirtiéndose
en una excepción en toda regla.
En 1976, Jack Kirby daría su aportación a la visualización del mundo prehistórico gracias a la serie de cómics derivada de la película de Stanley
Kubrick 2001: una odisea del espacio. Tras hacer una adaptación fiel a la
película, Kirby desarrolló los conceptos e ideas de la película en una serie
mensual en la que se alternaban las acciones situadas en la prehistoria y
en el futuro. Tras esta serie, Kirby volvió a Marvel, donde creó otra serie
fantástica ambientada en la prehistoria: Devil Dinosaur (1978). En una
época pretérita indeterminada, donde conviven hombres y dinosaurios,
[page-n-142]
La prehistoria en los cómics americanos
10
Portada de Showcase, n.º 74, con la primera
aparición de Anthro.
DC Comics, 1968.
Portada de Kong the Untamed,
n.º 3, por Bill Draut.
DC Comics, 1975.
11
Kirby contaba las aventuras de un pequeño homínido llamado Luna que
domaba un fiero Tyrannosaurus rex. Pura imaginación que usaba el referente primitivo como una excusa para que Kirby desarrollara su portentoso
talento gráfico en escenas de una potencia y fuerza que rozaban el delirio
gráfico. La serie tuvo una deriva durante los años siguientes tan caótica
y delirante como la propia idea del personaje, hasta que en 2015 Marvel
anunció una nueva colección basada en su gran dinosaurio: Moon Girl and
Devil Dinosaur, escrita por Amy Reeder y con la española Natacha Bustos
a los lápices, en la que se cambiaba la época y la responsabilidad del rex
pasaba a la joven Lunella Lafayette.
Con carácter claramente didáctico y, por tanto, bastante respetuoso con
los conocimientos históricos, aunque desde la perspectiva humorística,
podemos encontrar The Cartoon History of the Universe- From the Big Bang
to Alexander the Great, de Larry Gonick, publicada en 1990
12
.
141
[page-n-143]
Álvaro Pons Moreno
142
12
Portada de The Cartoon History of the Universe,
vol. 2, Sticks and Stones, de Larry Gonick, 1979.
Otra de las series de comic books que intentó un mínimo respeto a los conocimientos que se tienen de la prehistoria ha sido Frank Frazetta’s Neanderthal, de Chris Ryall, Tim Vigil y Jay Fotos
13
. Publicada por la editorial
Image en 2009, nace como un homenaje a una de las portadas clásicas del
gran ilustrador americano del que toma el nombre para la revista Creepy,
más concretamente la de su número 15, que incluía la clásica historieta The
terror beyond time, una historia corta dibujada por Neal Adams de viajes en
el tiempo en el que aparecían dinosaurios y neandertales, pero que Frazetta
ilustró con una composición ya clásica de varios hombres de neandertal. En
el único número que se publicó, los autores intentaron hacer una plasmación
realista de la vida de una tribu neandertal, pero con tantas concesiones a la
épica (la obligatoria lucha con un tigre de dientes de sable con grandes dobles
páginas) que apenas podía reconocerse ninguna referencia clara.
La prehistoria también se
hace independiente
La prolífica escena alternativa del cómic americano, conocida como indie, ha
tenido pocas relaciones con la época prehistórica, siempre alejadas de cualquier atisbo de fidelidad, pero importantes si nos fijamos en sus responsables.
[page-n-144]
La prehistoria en los cómics americanos
13
Página de Frank Frazetta’s Neanderthal.
Image Comics, 2009.
Sin duda, la primera obra que cabe citar sería Bloodstar, un clásico de Richard
Corben que muchos consideran como una de las primeras novelas gráficas
del cómic americano (por lo menos, fue la primera que se autopublicitó
como tal), que si bien transitaba por el imaginario fantástico de Robert E.
Howard adaptando su famoso relato El valle del gusano, tiene interesantes
aportaciones de la representación preshistórica. Aunque la historia de la
hazaña de este héroe es de naturaleza fantástica, se enmarca dentro de la
leyenda de las tribus pictas del norte de Escocia, que representa diferentes
143
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144
Álvaro Pons Moreno
rituales tribales. Corben narra la lucha por la jefatura de la tribu, los rituales
paganos y otras tradiciones con cierto afán de veracidad que, si bien no son
estrictamente fidedignos, por lo menos resultan creíbles.
Diez años después, el dibujante Mark Schultz crearía para Kitchen Sink
otro de los clásicos del cómic independiente, Xenozoic Tales, una obra de
temática fantástica que narra un mundo postapocalíptico donde los últimos
supervivientes de la humanidad tiene que enfrentarse contra dinosaurios
que han vuelto a poblar la Tierra.
En 1988 Robert Crumb publicaría en Zap Comix n.º 12 una de sus historietas
más famosas, Cave Wimp
14
. Una historia corta que traslada a un supuesto
Neolítico del año 111.989 a. C. las habituales neurosis con las mujeres del
creador, narrando las dificultades de su alter ego prehistórico para conseguir
los favores sexuales de las féminas y, de paso, certificando la perpetuidad
de los problemas entre hombres y mujeres. Para muchos críticos y autores,
Cave Wimp es una de las obras maestras de Crumb.
También dentro del panorama independiente se puede encuadrar Caveman,
de Tayyar Özkan. Una serie publicada inicialmente en la revista Heavy Metal
que sería posteriormente publicada en forma de novela gráfica por NBM
que usa a un hombre de las cavernas como vehículo para la crítica de la
vida moderna.
Aunque no sea una obra de historieta específicamente, uno de los grandes
ilustradores y autores de cómic americanos, William Stout, conocido por trabajar en series como Little Annie Fanny para Playboy, comenzó a desarrollar
a mediados de los 80 una línea de ilustración basada en reconstrucciones
paleontológicas que le hizo, si cabe, más famoso. En 1993 se publicó la colección de cromos William Stout’s Lost Worlds, que recopilaba todos sus trabajos
previos. Esta serie, fue sin duda, la inspiración de Ricardo Delgado para crear
Age of reptiles para Dark Horse Comics en 1997. Una serie que narra la vida
de los dinosaurios de la era Mesozoica con un gran interés por el realismo
y la representación verosímil de lo que pudo ser la vida de estos animales.
Otro de los autores que se fijaría en la vida en las cavernas sería Brian Ralph
que, en 1999, crearía la novela gráfica Cave in (High Water Books), donde
narra la incursión en las profundidades de una cueva de un joven chico,
aparentemente un hombre prehistórico.
En 2005, Daniel Clowes publicó su reconocida novela gráfica Ice Haven, una
ambiciosa obra conformada por diferentes series de fición entre las que se
encontraba Rocky 100,000 B.C., una serie humoristica ambientada en el
14
Primera página de Cave Wimp,
de Robert Crumb, 1988.
pasado con claras referencias tanto a Los Picapiedra como a Peanuts, que
sirve como contraste de la historia principal.
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La prehistoria en los cómics americanos
145
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Álvaro Pons Moreno
146
Portada de World’s Finest en el que aparece
la historia «The Caveman from Krypton!».
DC Comics, 1959.
El delirio del anacronismo
superheroico
No se puede acabar este recorrido por la prehistoria sin hacer una mínima
referencia a la continua presencia del elemento prehistórico en los cómics
de superhéroes de los años 50 y 60. Tras la instauración del llamado «Comics
Code», un sistema de autoregulación de contenidos que se convirtió en casi
una censura inquisitorial, los cómics de superhéroes tuvieron que optar por
argumentos que dejaban de lado cualquier tendencia más adulta y tenían
que volver a dedicarse al mundo infantil y juvenil, evitando cualquier sospecha de contaminación de las jóvenes y supuestamente inocentes mentes
de los lectores. Eso llevó a que diferentes escritores como Otto Binder o Jerry
Coleman a desarrollar guiones de pura fantasía para los personajes, donde
Superman, Batman y otros se enfrentaron contra todo tipo de monstruos o
habitantes del pasado. Así, por ejemplo, en el número 93 de Batman (1955), el
Hombre Murciélago se encuentra con su equivalente prehistórico, el Hombre
Tigre y, apenas un año después en el número 102 (1956), la Batcueva sería
invadida por hombres de las cavernas. No le iría mucho mejor a Superman,
que debería enfrentarse en 1959 a un auténtico hombre de las cavernas…
15
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La prehistoria en los cómics americanos
¡del planeta Krypton! El superpoderoso hombre prehistórico, llegado dentro
de un meteorito, casi consigue derrotar al hombre de acero si no llega a ser
por la radiación de la kriptonita
15
.
Más extraña es la amenaza de los superhombres de las cavernas del año 15000
a. C. subidos a bordo de esquís voladores (sic) contra los que tuvieron que
luchar los intrépidos aviadores de Blackhawk en 1963. Una alucinación suficientemente fantástica como para que resulte natural que uno de los primeros
villanos de Iron Man fuera el prehistórico Gargantus (que finalmente resultó
ser un robot creado por alienígenas, ahí es nada) o que el tímido profesor
Koravyk se transformase en Kor the Conqueror, un peligroso hombre de las
cavernas que tiene la aviesa intención de controlar el mundo ante la única
oposición de la Doom Patrol (1967).
Pura locura argumental tan inocente como disparatada, que solo hace que
incrementar el encanto de estas populares series, pero que certifica el poco
interés que la prehistoria ha tenido para el cómic americano.
147
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150
Didier Pasamonik
La representación de la prehistoria en el cómic franco-belga es inseparable
de la evolución de la historia cultural de la nación francesa. Nacida en el
siglo xix, la historiografía de la prehistoria en Francia se esfuerza en asentar,
durante el Segundo Imperio y la Tercera República, una identidad que se
remonta a los galos, e incluso más allá, con el fin de reafirmar la unión de
una nación que, sin embargo, toma su nombre de una tribu de invasores:
los francos.
Este corpus histórico es contemporáneo a los trabajos sobre el legado de
Charles Darwin (El origen de las especies, 1859) que creó el desconcierto
y el escepticismo al afirmar la posibilidad de que el hombre descendiese
del mono. Los caricaturistas le atribuyeron inmediatamente rasgos de primate y este sincretismo se asentó durante mucho tiempo en el imaginario
colectivo
1
. Los sucesivos descubrimientos de fósiles diferentes a los del
Homo sapiens, el hombre de Neandertal en Alemania (1856) y el hombre de
Cromañón en Francia (1868), popularizaron este periodo de la historia que
confirmaron la intuición de Darwin.
Este corpus va acompañado también de la gestación de una «teoría de las
razas» popularizada por los trabajos de Joseph-Arthur de Gobineau (Ensayo
sobre la desigualdad de las razas humanas, 1853) donde se daba una justificación seudocientífica al destino de los pueblos civilizados, supuestamente
dominadores de los pueblos salvajes, a los que consideraban muy próximos
a los primeros homínidos. Con el pretexto del triunfo de la razón, este embrollo científico no solo preparó el terreno de un racismo criminal sino que,
de forma más prosaica, también sirvió de pretexto moral para la aventura
colonial europea en Asia, África y en las Américas, dándole a Occidente la
posición de mascarón de proa de la civilización.
El cómic, gran creador de tópicos, difunde muy bien estos clichés porque
1
Caricatura de Charles Darwin como un
mono en la portada de la revista satírica
francesa La Petite Lune, 1878.
se enmarca en una tradición escolar que, siguiendo las recomendaciones
del filósofo David Hume, utiliza la imagen para la educación de los jóvenes.
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ENTRE PEDAGOGÍA Y PARODIA, LA PREHISTORIA EN EL CÓMIC FRANCÓFONO
151
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152
Didier Pasamonik
El reconocimiento del noveno arte* se asentó progresivamente, como es
bien sabido, en los años cincuenta. Primero, con la demostración de su valor
educativo en la primera mitad del siglo xx. Esto era imprescindible, dado que
los primeros maestros de la escuela pública -los famosos «húsares negros de
la República»- consideraban que el cómic «desaprendía a leer». Después, con
el reconocimiento de su calidad artística, en los años 1960-1970 (primeras
exposiciones, primeros festivales, etc.). Y, finalmente, por su transcendencia
política a partir de 1970 (Hara Kiri, Charlie Hebdo, etc.). No se puede analizar
ninguna de estas producciones sin hacer referencia a este contexto editorial,
artístico y político.
De En busca del fuego
a Tarzán
En el campo de la ficción, la influencia del novelista belga J.-H. Rosny aîné, con
su obra más conocida, La guerre du feu (1909), tuvo un papel determinante en
la definición icónica del hombre prehistórico. El autor sitúa su trama 100.000
años atrás, en el tiempo de los «hombres de las cavernas». Confronta a dos
héroes: Naoh, hijo del Leopardo, altivo, fino, esbelto y refinado, que hace
frente a Aghoo, hijo del Uro, descrito como un bruto «peludo», de aspecto
simiesco. Otro modelo se superpone a esta representación: es el personaje
de Edgar Rice Burroughs, Tarzan of the Apes (1912), «el hombre mono», cuya
publicación es contemporánea a Lost World (El mundo perdido, 1912) de
Arthur Conan Doyle. Ya lo encontramos, por ejemplo, en Tumak, hijo de la
Selva de Raymond Poïvet y Georges Fronval, adaptación de una película de
Hollywood**, el Intrépido, de 1948.
La novela de J.-H. Rosny aîné ha sido adaptada tanto por el belga Fred Funcken en la revista L’Explorateur (1948)
Zorro (1950)
3
2
como por el francés René Pellos en
. Si bien el belga nos da una visión prehistórica de Tarzán,
como lo evidencia el taparrabos de piel de leopardo, la versión de Pellos -un
dibujante muy popular no solo por sus dibujos deportivos sino también por
Pieds nickelés que él había retomado en 1934, tras la muerte de su creador
Louis Forton- se distingue por una caracterización en consonancia con las
ideologías del siglo xix: Naoh es una especie de kurós imberbe y reflexivo,
cuyo perfil apolíneo no deja de ser una evocación a la estatuaria fascista, en
contraposición a los seres peludos y encorvados, estúpidos y agresivos, más
próximos a los grandes monos que al Homo erectus.
* ¿Por qué el noveno arte? El redactor jefe de Spirou, Yvan Delporte, lo explica en la introducción de
una Historia de las historias en imágenes (Spirou n.° 1.392, 17 de diciembre de 1964), retomando los
grandes nombres del cómic, sobre todo del americano: habiendo alcanzado el cine el séptimo lugar,
tras la arquitectura, la pintura, la escultura, la música, la poesía y las artes dramáticas, la televisión
se adjudicó el octavo. El cómic se atribuyó entonces el noveno, aunque, como precisa Delporte,
precede objetivamente al cine y a la televisión, sin que ni siquiera haga falta tomar como referencia
la Columna Trajana y las pinturas egipcias que ya son, según Delporte, «historias en imágenes».
** One Million B.C. de Hal Roach y Hal Roach Jr. (1940).
[page-n-154]
153
ENTRE PEDAGOGÍA Y PARODIA, LA PREHISTORIA EN EL CÓMIC FRANCÓFONO
La ley francesa «para la protección de la juventud», votada el 3 de julio de 1949
con 422 votos a favor y 181 en contra (comunistas y afines), fue promulgada el
El enfoque
seudohistórico
16 de julio de 1949 tras largas discusiones y algunos cambios políticos bastante
escandalosos. De allí surgió una «Comisión de Vigilancia y Control» presidida
por un consejero de estado y compuesta por miembros, nombrados para dos
años, en representación de seis ministerios, la educación pública y privada,
el poder judicial, la Asamblea, los movimientos juveniles, la Unión Nacional
de Asociaciones de Familias y solo seis miembros de la prensa. Empezó a
trabajar en marzo de 1950 y estaba controlada por católicos y comunistas,
principales editores de la prensa juvenil.
En su artículo 2, esta ley estipula que toda publicación destinada a la juventud no podrá incluir «...ninguna ilustración, ningún relato, ninguna crónica, ninguna rúbrica, ningún anuncio que presente una imagen a favor del
vandalismo, la mentira, el robo, la pereza, la cobardía, el odio, el libertinaje
o todos aquellos actos calificados como crímenes o delitos con tendencia a
desmoralizar a la infancia o la juventud».
En la práctica, esta ley establece un proteccionismo, sobre todo, contra el
cómic americano para gran disgusto de Paul Winkler, el creador de Journal de
Mickey, jefe de Opera Mundi y el representante en Europa de los sindicatos
americanos. Activo oponente a esta ley, difundió un informe a cada diputado de la Asamblea Nacional denunciando, entre otros temas, la política de
cuotas que la determinaba.
De este modo, la prensa infantil y juvenil debía tener su cuota de autores
franceses (25%) en artículos en relación con el número de cómics en el periódico. La Comisión decidía si la moralidad de las publicaciones era conforme
La guerre du feu de Fred Funcken
publicada en la revista L’Explorateur,1948.
2
La guerre du feu de René Pellos
publicada en el semanario Zorro, 1950.
3
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154
Didier Pasamonik
Les Timour. La tribu de l’homme rouge, de
Sirius y guión de Xavier Snoeck.
Images de l’histoire du monde.
Ed. Dupuis,1953.
a la ley. Su poder se extendía igualmente a los álbumes. Todos estos libros
debían de tener un depósito de ejemplares en el Ministerio de Justicia, que
los remitía a la Comisión para su «control».
Esta nueva situación provoca una intensa producción de cómics muy instructiva, en particular los históricos, como Les histoires de l’oncle Paul en el
semanario Spirou o Les Histoires vraies en Le Journal de Tintin. El escritor
Xavier Snoeck, que proporcionaba relatos históricos para Spirou, inspira la
serie de Les Timour (1953)
4
, cuyo linaje de generaciones cuenta la historia
del mundo. La primera narración relata las aventuras de «la tribu del hombre
rojo». La lucha entre clanes por la comida acaba en una masacre. El joven
guerrero pelirrojo Timour y un joven asaltante herido, Naoûm, deciden unirse
para sobrevivir. Se enfrentan a diversos animales salvajes (mamuts, uros, osos
gigantes, etc.), al mismo tiempo que descubren a sus congéneres: pescadores
de los pantanos, tribus trogloditas… Es la lucha por la supervivencia de forma
permanente, en un contexto relativamente realista.
Esta secuencia, que solo aparece en un volumen puesto que a la familia de
los Timour le quedan muchos siglos por descubrir; a Édouard Aidans, le dio
4
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155
ENTRE PEDAGOGÍA Y PARODIA, LA PREHISTORIA EN EL CÓMIC FRANCÓFONO
la idea de lanzar en 1962, en el Diario de Tintín, la serie Tounga. Se inspira
claramente, una vez más, en la novela de J.-H. Rosny aîné. Tounga, el más
valiente guerrero de la horda de los ghmours, defiende a los suyos de las tribus
enemigas, de los mamuts, los tigres dientes de sable (o esmilodones), los uros,
los gorilas gigantes e incluso de un tiranosaurio (!). El dibujo es más realista
que el de Les Timour, pero ese verismo evoluciona hacia una atmósfera más
fantástica bajo la influencia de Rahan, que le sucederá algunos años más tarde.
Creado para el número uno de Pif Gadget del 3 de marzo de 1969, es decir
siete años después de Tounga, Rahan, «el hijo de los tiempos feroces», es
El hijo de los
tiempos feroces
dibujado por el ingenioso André Chéret que fue el introductor en el cómic
francés de las anatomías enérgicas del cómic americano, como el Tarzán de
Hogarth o los Fantastic Four de Jack Kirby.
Debido al contexto de su publicación, este cómic tuvo un impacto rotundo
en el público francófono. Pif Gadget, y este dato es poco conocido, estuvo
financiado por el Partido Comunista Francés, cuyo electorado todavía era
muy importante en esa época. El PCF había decidido relanzar su semanario
para la juventud, Vaillant, bajo un nuevo nombre: Pif ‘narigón’ o ‘narizotas’, adjuntándole un gadget ‘artilugio’. La imaginación de los creadores del
periódico hizo maravillas: las ventas de Pif Gadget se estabilizaron en más
de 500.000 ejemplares por semana, alcanzando a veces el millón, muy por
encima de los otros títulos de prensa para jóvenes. El guionista de la serie,
Roger Lécureux, se afanó en infundir en la serie los valores educativos y sociales defendidos por el Partido Comunista: colectivismo de buena calidad,
eminencia del progreso, demonización del lucro capitalista, etc.
Con un físico desarrollado, cabellos rubios y grandes sentimientos, Rahan
combatía el oscurantismo, el inmovilismo, la estupidez, las supersticiones,
las ideas del pasado. Es uno de los cómics más difundidos en los años 1970;
el personaje tenía derecho a su propia edición mensual, acompañada, como
debe ser, de su artilugio adecuado: el machete o el collar de dientes de fiera,
de plástico. Chéret, excelente dibujante de animales, reúne a la mayoría de
las criaturas del bestiario prehistórico que describe con una gran fuerza gráfica y narrativa. La serie no repara demasiado en consideraciones históricas;
Rahan se lava con jabón y se afeita con su machete. Aborda el tema del lucro
corrupto, del feminismo o incluso de los efectos nocivos de la droga. Aflora
cierta sexualidad, que algunos calificaron de «Homo erótico», pero sin llegar
jamás a caer en la vulgaridad.
Rahan fue el modelo imperante durante un largo período, pero con los años
este tipo de cómic clásico quedó un poco desfasado. Primero por su grafismo,
El enfoque
histórico
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Didier Pasamonik
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157
ENTRE PEDAGOGÍA Y PARODIA, LA PREHISTORIA EN EL CÓMIC FRANCÓFONO
luego por sus referencias historiográficas. La aparición por un lado del cómic documental, la influencia del cómic americano y, finalmente, el cine de
Hollywood con El Señor de los Anillos, especialmente, o La guerre du feu de
Jean-Jacques Annaud, César a la mejor película y al mejor director en Cannes
en 1982, modificaron la percepción estética de la Edad de Piedra.
El trabajo de Emmanuel Roudier contribuyó enormemente a esta renovación. Nacido en 1971 en la región de París, diplomado en artes, Roudier,
apasionado de la arqueología, trabaja en un primer momento como ilustrador para jóvenes. Pronto se pasa al cómic con el ciclo de Vo’hounâ (Soleil,
2002-2005) paralelamente al ciclo Néandertal (tres álbumes de la editorial
Delcourt, 2007-2011). Su trabajo recibe diversos premios y se expone en el
Museo Arqueológico Nacional de Saint-Germain-en-Laye, en el Museo de
Neanderthal de Mettmann en Alemania, en el Museo del Hombre y en el
Museo Nacional de Prehistoria de Les Eyzies en Francia. También a él se
le debe una inevitable adaptación de En busca del fuego (tres volúmenes,
Delcourt, 2012-2014).
Destaca en la producción francesa una serie de obras con un enfoque más
romántico, menos documental. La idea central es la del «buen salvaje» o la del
El enfoque
romántico
«noble salvaje», es decir el hombre en su estado natural, sin la corrupción de
la civilización, tal y como lo definió Rousseau en su Discurso sobre el origen
y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres (1755). Dos ejemplos
ilustran esta temática: L’âge de raison, de Matthieu Bonhomme (Carabas,
2002), y Les chasseurs de l’aube, de Hausman (Dupuis, 2003).
René Hausman, un dibujante de animales fuera de lo común, ya había tocado
el tema de la prehistoria con Saki et Zunie en Spirou, en 1958
5
. Saki es un
chico solitario, abandonado y en búsqueda de su alma gemela. Es un hábil
jovencito capaz de domar a varios mamuts, un tigre y un mono. En su viaje,
conoce a Zunie que trata de reencontrar a su horda y que se convierte en su
amiga. Las primeras aventuras tienen ese tono pedagógico que volveremos
a encontrar durante algunos años en Rahan: los inventos sirven de pretexto
para crear las historias. Es una serie ecológica que se adelanta a su tiempo:
la naturaleza juega un papel central y debe respetarse.
Hausman retoma el tema de la prehistoria cuarenta y cinco años más tarde con
Les chasseurs de l’aube (Dupuis)
6
. Aquí, siguiendo la tendencia del momento,
la técnica gráfica es más pictórica, lo que le permite captar ambientes dignos
del alba de la humanidad. En ella, de nuevo, un joven guerrero encuentra a
una chica cuya convivencia con los animales la ha convertido en salvaje. El
joven trata de seducirla, como el Principito con el zorro, pues la civilización
debe obligatoriamente suplantar a la bestialidad.
Saki et Zunie, de Hausman,
publicado en la revista Spirou, 1958.
5
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158
Didier Pasamonik
6
Les chasseurs de l’aube, de René Hausman.
Ed. Dupuis, 2003.
L’âge de raison de Matthieu Bonhomme.
Ed. Carabas, 2002.
L’âge de raison de Matthieu Bonhomme (Carabas, 2002)
7
se inspira cla-
ramente, por sus personajes que esbozan un lenguaje articulado, en la
película La guerre de feu (1981) de Jean-Jacques Annaud basada en la novela de Rosny aîné, cuyo cartel dibujado por Philippe Druillet
8
, anuncia
toda la dimensión expresionista. Este álbum completamente mudo seduce
por su dinamismo y su capacidad de conseguir que el lector se identifique
con esos primeros hombres. La urgencia de su realización, impuesta por
los imperativos económicos, contribuye a su éxito. La experiencia supera
todas sus expectativas: la obra se hace con el premio al Primer Álbum 2003
en Angulema.
Estos dos ejemplos son la prueba de que los creadores de cómic no pueden
librarse de ciertas imágenes bíblicas: Adán y Eva subyacen implícitamente,
expulsados desnudos del Edén, es la pareja original. Este reencuentro inesperado, y probablemente inconsciente, entre el historicismo científico,
surgido del positivismo, y la espiritualidad ancestral bíblica demuestra que
el hombre occidental no puede, en sus representaciones ficticias, escapar a
los procesos de identificación en la construcción de su personalidad.
7
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ENTRE PEDAGOGÍA Y PARODIA, LA PREHISTORIA EN EL CÓMIC FRANCÓFONO
159
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160
8
Didier Pasamonik
Cartel de la película La guerre du feu
de Jean-Jacques Annaud, 1981.
El enfoque paródico
y deconstructivo
Afortunadamente, el cómic, que se ha desarrollado mucho en el campo
humorístico, se ha ocupado muy pronto en deconstruir la historia. Todos
conocemos la representación del hombre prehistórico tirando del pelo a su
mujer. ¿De dónde viene ese cliché? Al igual que el de la mujer que corre y
amenaza con un rodillo, se pierde en la noche de los tiempos.
Desde Astérix (1959), los autores de cómics han aprendido, afortunadamente,
a distanciarse de la historia. En las aventuras del galo, el menhir juega un papel
importante, puesto que es el complemento favorito de Obélix
9
. No obstante,
sabemos que el menhir no es galo sino mucho anterior, probablemente de
origen celta, preexistente en más de siete siglos a los contemporáneos de
Vercingétorix, es decir, a finales de la prehistoria.
[page-n-162]
161
ENTRE PEDAGOGÍA Y PARODIA, LA PREHISTORIA EN EL CÓMIC FRANCÓFONO
René Goscinny escribe: «Recientemente, durante una corta estancia en un
país rico en restos arqueológicos, me han sorprendido los comentarios de
los guías turísticos por lo imprecisos y poéticos (…) Hay que decir que sus
explicaciones están basadas en conclusiones de historiadores que poco
pueden decir en cuanto a documentación rigurosa e irrefutable se refiere.
Los muy infelices se han visto obligados a reconstruir una verdad histórica
a partir de bajorrelieves apenas visibles, de restos de estatuas mutiladas, de
migajas de manuscritos casi ilegibles, de fragmentos de huesos y de utensilios
misteriosos, además de otros desechos. Pienso que el maya medio, el inca
de la calle y el señor Don Nadie azteca quedarían estupefactos al escuchar
la historia que sus lejanos descendientes cuentan de su vida cotidiana.»***.
Por tanto, la licencia poética, cuando está claramente asumida, permite todo
tipo de libertades, sobre todo desde que la Comisión de censura cerró sus
puertas a principios de los años setenta del siglo pasado.
Figura de Obélix,
tallador de mehnires.
Mientras que en los Estados Unidos es muy popular que la prehistoria sea
objeto de burla, quizás por la influencia de los creacionistas, tanto en los
comic strips (B. C. de Johnny Hart, 1958) como en los dibujos animados
(The Flintstones, 1960), el cómic franco-belga tardará algún tiempo en
entrar en ese registro. En Spirou: Le voyageur du Mésozoïque (1960)
10
, el
conde de Champignac encuentra un huevo intacto de dinosaurio, lo que
da lugar a la aparición de una de esas encantadoras bestias en un mundo
moderno, como ocurriría más tarde con el pterodáctilo en Adèle BlancSec de Jacques Tardi (1976)
11
, inspirado a su vez en Gloves, una estampa
de Alfred Kubin.
Las primeras representaciones del hombre prehistórico en Francia son
esencialmente humorísticas. Se menciona generalmente Les Aventures de
Ra et Ta écoliers de la préhistoire de Maurice Cuvillier (1928), Mitou et Toti à
travers les âges de Alain Saint-Ogan.
En 1948, el dibujante Jean Huet, llamado Jean Ache, concibió Archibald, le
costaud sentimental que se convirtió en Archibald, l’homme de la préhistoire
en Pilote, en 1965
12
. La serie destacó entre los lectores pero, al contrario de
otras publicaciones, ningún álbum alcanzó el éxito, de ahí que cayera en el
olvido. Dirigida en un principio al público adulto, esta parodia no molesta
por la historicidad.
La mayoría de las creaciones posteriores son más de lo mismo, ya sea Nabuchodinosaure, Prélude à l’apeupréhistoire (1991, Dargaud)
13
de Roger
*** «Suivez le guide», en L’humeur de René Goscinny, Le Figaro Littéraire, 14 de agosto de 1976.
El humor, principal
canalizador del
cliché prehistórico
9
[page-n-163]
162
10
Didier Pasamonik
Le voyageur de Mésozoïque de Franquin.
Les aventures de Spirou et Fantasio, n.º 13.
Ed. Dupuis, 1960.
Widenlocher (dibujos) y Herlé (guión), donde el héroe Nab descubre todas
las maravillas de la civilización, desde la escritura (con tinta de pulpo) hasta
el teléfono móvil (un loro), o ya sea Larh-Don, fils de l’âge bête de Didier Cas-
11
Adèle et la Bête de Jacques Tardi. Les aventures
extraordinaires de Adèle Blanc-Sec.
Ed. Casterman, 1976.
segrain, Dav et Vatine (Soleil, 2012), una especie de Titeuf de las cavernas, que
traspasa las travesuras infantiles a un mundo de dinosaurios, que se hicieron
muy populares desde Jurassic Park (1992).
La Vallée des Merveilles de Joann Sfar (Dargaud, 2006)
14
se asemeja a
toda la obra de este dibujante, procedente de L’Association, marca por
excelencia de la autobiografía y de la autoficción. Dibujándose, muy a
menudo, como un ingenuo con una curiosidad de niño, Sfar narra la
vida cotidiana de su familia desde una ficción histórica humorística
impregnada de ironía.
Silex AND
the city
Pero el mayor éxito en este género es indiscutiblemente Silex and the City
de Jul (Dargaud, 2009)
15
. Muy popular gracias a su adaptación como se-
rie de television en la cadena franco-alemana Arte, que está en la cuarta
temporada en 2015. Esta maravilla de anacronismo delirante asume todos
los deslices semánticos y todos los choques temporales. Jul nos cuenta las
[page-n-164]
ENTRE PEDAGOGÍA Y PARODIA, LA PREHISTORIA EN EL CÓMIC FRANCÓFONO
163
aventuras de la familia Dotcom, de sus amigos y vecinos, captando con
Archibald, l’homme de la préhistoire. Pilote.
Le journal d’Asterix et Obelix, 1965.
12
Nabuchodinosaure. Prélude à l’apeuprehistoire...,
tomo 1 de Herlé y Widenlocher.
Ed. Dargaud, 1991.
13
destreza los iconos de nuestro tiempo -esencialmente procedentes del cine
y de la televisión-, jugando maravillosamente con los patronímicos para
generar argumentos para un guión que, partiendo de lo más absurdo, va
ganando en coherencia. El árbol genealógico pasa por Julius Dotcom «un
ex del Mayo de 68000 antes de Jesucristo» y por Madame Finkelstein, una
amiga arqueoyidis de Julius, hasta llegar a esta familia de Homo erectus con
hijos alterdarwinista radicales que son los Dotcom. La hija de la pareja, Web
Dotcom, quiere casarse con Rahan de la Pétaudière, una especie de hijo de
Sarkozy de buen barrio, pero su padre, Crao de la Pétaudière****, aristosapiens auténtico, trata de impedir este matrimonio desigual. No sabríamos
enumerar aquí todas las sutilidades de esta serie, cuya traducción debe ser
un verdadero quebradero de cabeza, que se lee y relee con tanto placer que
cada relectura nos descubre nuevas joyas.
No me gustaría concluir sin evocar el interés que tienen los autores de cómics
por el arte rupestre, considerado por algunos historiadores como el origen
del noveno arte. Destaca L’art préhistorique en bande dessinée de Éric Le Brun
**** El padre de Rahan, de Chéret et Lécureux, también se llamaba Crao: el homenaje es evidente.
El arte
prehistórico
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14
Didier Pasamonik
La vallée des merveilles. Chasseur-cueilleur
de Joann Sfar.
Ed. Dargaud, 2006.
(Glénat, 2012), que restituye la creatividad de los primeros hombres con un
extraordinario ingenio, ya sea en el ámbito del dibujo como de la escultura,
los adornos y la música. En el segundo tomo se visitan los yacimientos emblemáticos del arte prehistórico, como la célebre cueva de Lascaux, y abunda
en anécdotas sobre la vida cotidiana de estos primeros artistas.
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ENTRE PEDAGOGÍA Y PARODIA, LA PREHISTORIA EN EL CÓMIC FRANCÓFONO
165
Una mención especial para Rupestres, obra de un colectivo impulsado por
Silex and the City, tomo 1 de Jul.
Ed. Dargaud, 2009.
David Prudhomme y constituido por Étienne Davodeau, Emmanuel Guibert,
Marc-Antoine Mathieu, un grupo que, durante dos años, visitó regularmente
las cuevas decoradas del Paleolítico para observarlas y dibujarlas. El álbum
relata su periplo y el diálogo, a pesar de los siglos, con los creadores de estas obras milenarias que, como decía André Malraux en Les voix du silence
(Gallimard, 1951), «arrancan a las nebulosas el canto de las constelaciones».
15
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Begoña Soler Mayor
Gracias a Lucy, esa pequeña austrolopiteca de apenas 1,30 m de altura,
descubierta en 1974 en el valle de Afar, en Etiopía, el nacimiento de la humanidad se ha remontado a 3,2 millones de años, situando al sexo femenino,
a la mujer, en el origen de la evolución humana. En homenaje a Lucy, este
artículo estudia la imagen de la mujer en los cómics de temática prehistórica
desde un punto de vista feminista, analizando los estereotipos de género de
las protagonistas en los cómics americanos, franco-belgas y españoles a lo
largo del siglo xx y hasta la actualidad.
El mundo imaginado de la prehistoria se ha transmitido, con más o menos
rigor e imaginación, en las novelas y el cine. Sirvan como ejemplo la muy
reeditada serie encabezada por El Clan del oso carvernario (Auel, 1980) o
la no menos famosa película En busca del fuego (Annaud, 1981), las cuales
han ayudado a reforzar un imaginario colectivo sobre la prehistoria del cual
el cómic es partícipe.
Como expresa Díaz (2011) el cómic es un medio de comunicación «escrito-icónico pero estructurado en imágenes consecutivas (viñetas), que
representan secuencialmente fases de un relato (…) y en las que se suelen
integrar elementos de escritura fonética (onomatopeyas) (…) normalmente
es más importante la imagen que el texto, ya que las historias en el cómic
pueden existir sin palabras pero no sin dibujos». Y a través de esas viñetas,
el cómic ha llevado al extremo todos los tópicos que sobre la prehistoria
se han ido reproduciendo a lo largo de los últimos siglos. Conceptos que
se repiten hasta llegar a perpetuarse en muchos públicos, partiendo de la
premisa de su desconocimiento parcial o total del tema. De esta manera
se asientan determinados anacronismos históricos como la convivencia
de dinosaurios y humanos o se generan estereotipos relacionados con la
función de los miembros del grupo, desde una perspectiva patriarcal, que
deja de lado a las mujeres como seres humanos activos de los grupos prehistóricos, con tópicos como: «los hombres cazan, son fuertes y dominantes;
las mujeres son sumisas».
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¡GRACIAS LUCY!
El cómic en general, sin especificar épocas, ha maximizado todos estos
tópicos. Son historias que nos hacen sentir protagonistas, evadiéndonos
de la realidad y viajando en el tiempo a ese lugar remoto, fantástico y
atractivo que es la prehistoria. El cómic consigue generar un impulso a
la imaginación en cada viñeta y eso tiene un valor intrínseco indudable.
Pero la comprensión de la prehistoria a través del cómic puede ser especialmente perturbadora, ya que la imagen que se crea sobre ella en la mente
del lector puede estar muy alejada de la realidad arqueológica. Y la imagen
que se proyecta en las diferentes historias, forma opiniones no sólo sobre
elementos del presente sino también sobre tendencias del futuro (Díaz,
2011) o del pasado. Igual que sucede con el cine o la televisión, es un arte
con un alto valor social y formativo. ¿Es este un valor negativo? No tendría
por qué serlo, ya que como plantea G. A. Toapanta Pérez (2014: 2), el cómic puede servir «como herramienta de comunicación para la población
y propender a su participación en la construcción de una conciencia del
proceso organizativo y político». Pero si las historietas transmiten tópicos
anclados en el patriarcado más rancio o dan una visión sesgada del pasado, entonces sí que transmiten una visión negativa dado que los cómics
también son vehículos transmisores de ideología (Díez Balda, 2000).
Como iremos viendo, el protagonismo de las mujeres en los cómics de
temática prehistórica es escaso. Ante más de treinta protagonistas masculinos, desde los primeros años del siglo pasado hasta nuestros días, sólo
encontramos una docena de mujeres que hayan sido personajes protagonistas. En la página http://listas.20minutos.es/lista/buscando-las-mejores-100-heroinas-y-villanas-del-comic-296576/, donde se presenta a más
de 100 mujeres protagonistas de cómics, sólo dos se vinculan de alguna
manera al mundo de la prehistoria. Ellas son Jungle Girl y Cavewoman.
Aunque no están ambientadas exactamente en un mundo prehistórico, pues
debemos recordar que una de las características de estos cómics son los
viajes en el tiempo, entre un pasado muchas veces incierto y un presente
o futuro más incierto todavía. Las verdaderas protagonistas que iremos
conociendo serán Cave Girl, Rima, Shanna the She-devil, Cavewoman,
Roquita, Touna Mara, Zukie, Hozna, Ly-Noock, Vo’hounâ, La muchacha
salvaje y finalmente Lucy.
El profesor Ruiz Zapatero (1997, 2005) es quien más ha estudiado y clasificado los cómics de temática prehistórica. Basándonos en su clasificación,
dividiremos los cómics analizados en tres tipos: cómic de ficción fantástico,
cómic histórico realista y cómic caricaturesco. Esta elección viene dada
por la búsqueda del protagonismo de las mujeres.
Buscando a las mujeres:
las Doce Magníficas y Lucy
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Begoña Soler Mayor
Número 1 en castellano de Wonder Woman.
La Mujer Maravilla de G. Potter y G. Pérez.
Ediciones Zinco S.A., 1988.
Antes de hablar de ellas, creemos que merece la pena mencionar a una mujer
que no es estrictamente prehistórica ya que es una princesa guerrera de las
amazonas, basada en la mitología griega, pero que sí tiene su origen en un
pasado prehistórico. Se trata de Wonder Woman,
1
. Esta historieta se inicia
en el pasado prehistórico -hace 30.000 años-, cuando las mujeres morían a
causa de la violencia de los hombres y eran llevadas al Hades, allí están las
almas de esas mujeres que las diosas devuelven a la tierra en forma de amazonas. La Mujer Maravilla -como la conocemos aquí- representa una mujer
fuerte, resolutiva, afectuosa, es la reina de las amazonas.
Esta protagonista femenina aparece publicada por primera vez el en año 1941
en Estados Unidos. Su autor, William Mourton Marston, decidió crear un
nuevo superhéroe, y fue su esposa, Elizabeth, quien le sugirió que fuera una
superheroína femenina. En una edición de The American Scholar, Marston
(1944) escribió: «Ni siquiera las niñas quieren ser niñas tanto tiempo como
1
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¡GRACIAS LUCY!
nuestro modelo femenino que carecía de la fuerza y poder. No queriendo
ser chicas, ellas no quieren que se las vea sensibles, sumisas, como buenas
mujeres amantes de la paz. Las cualidades fuertes de las mujeres se han
convertido en algo despreciable debido a su debilidad. El remedio obvio era
crear un personaje femenino con toda la fuerza de Superman, además de
todo el encanto de una mujer buena y hermosa». De esa visión resulta una
superheroína que lucha por la justicia, el amor, la paz y la igualdad sexual.
Su historia muestra claramente como cambió de manera radical el papel de
la mujer con la segunda guerra mundial, momento en el que las distintas
necesidades de la contienda obliga a que salgan de las casas y se incorporen a la sustentación de la economía de guerra, como ya sucedió durante
la primera guerra mundial. El poder de este personaje fue tan importante
que llegó a influenciar en el movimiento feminista de Estados Unidos «Y
poderosa lo fue. Wonder Woman no solo se convirtió en el tercer cómic más
duradero de la historia -detrás de los goliats Superman y Batman-, sino que
el personaje de Marston influyó directamente en el movimiento feminista.»
(Joyce, 2008). El creador de esta superheroína, a la que concede todo tipo
de poderes, es el inventor del polígrafo, de ahí que Wonder Woman incluya
el Lazo de la Verdad, que obliga a decir la verdad a cualquier sujeto.
Cómic de ficción fantástico
En los cómics de aventuras o fantásticos, resulta difícil definir el medio en
el que se desarrolla la narración, la subsistencia o las relaciones entre los
personajes, aunque se reitera la aparición de selvas, desiertos o lugares
agrestes. Como ejemplos tenemos la selva en la que vive Rima, la tundra
helada de Touna Mara o el paisaje volcánico en el que se desarrollas las
historias de Shana.
En estas historietas de mujeres aguerridas y valientes, es indiferente que
ellas sean protagonistas o novias, ninguna es madre. El concepto de maternidad en la ficción fantástica se opone al de mujer de belleza exuberante
(siempre a los ojos occidentales), de guerrera, de hechicera o amazona. Y
esto resulta a la vez llamativo y contradictorio. Si reflexionamos sobre la
información que tenemos de las mujeres prehistóricas a través de los restos
arqueológicos, observamos que se las ha vinculado, durante mucho tiempo,
a la maternidad al estar representadas en figuritas femeninas de voluminosas formas, conocidas como «las venus paleolíticas», e interpretadas
genéricamente como diosas madre o de la fertilidad
2
. Por esta razón han
sido representadas multitud de veces en las ilustraciones divulgativas como
madres, amamantando al fondo de la cueva o en la puerta de la cabaña.
Esta visión maternal, que sí será recogida por el cómic realista histórico,
desaparece cuando se trata de crear heroínas fantásticas, siempre libres.
Pero conozcámoslas.
171
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Begoña Soler Mayor
2
Figurita femenina del Paleolítico superior,
hace unos 22.000 años. Willendorf (Austria).
Cave Girl. Powell y Fox. Savage jungle beauty.
Special Limited Edition.
AC Comics Florida, 1988.
Cave Girl
3
aparece por primera vez en 1952 y sus creadores, Bob Powell
y Gardner Fox, continúan publicando esta historieta hasta 1988. Como en
muchas otras de las historietas que veremos, ésta no se desarrolla en la prehistoria real sino que ambienta a sus personajes en un mundo selvático que
recuerda a la prehistoria. A la protagonista, le gusta más la selva que la civilización. Es independiente, sabe luchar y se enfrenta a sus enemigos con una
pequeña lanza. Es fuerte, como todas nuestras protagonistas, y siempre viste
una especie de maillot que simula la piel de un animal. Es este un personaje
inspirado en las protagonistas de las novelas The Cave Girl (1913) y del ciclo
de Pellucidar (1915) creadas por E. R. Burroughs, el autor de Tarzán y Jhon
Carter, quien creó a Dian, la hermosa que, como Cave Girl, vive también en
un mundo fantástico entre el pasado y el presente.
Otra de las protagonistas americanas es Shanna The She-devil o Shanna la
Diablesa, de Carole Seuling y George Tuska. Formaba parte del plan estratégico
de la editorial Marvel, en 1972, para abrir el mercado a las lectoras femeninas
en Estados Unidos junto con otras publicaciones como Enfermera de noche.
3
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¡GRACIAS LUCY!
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La serie, sin embargo, no logró hacerse popular y duró sólo cinco números.
Sus autores convertirán a Shanna más tarde en la pareja de Ka-Zar el Salvaje.
Tampoco es ésta una historia ambientada en la prehistoria. Sólo convierte al
personaje principal, una mujer fuerte y musculada, con maillot que simula
la piel de un leopardo o con bikini de piel, en alguien que recuerda a una
amazona ya que Shanna nace en África y es hija de un buscador de diamantes. Pasa la mayor parte de la infancia en las selvas de Zaire. Se convierte en
veterinaria y trabaja en un zoológico. Cuida a un leopardo llamado Julani
que morirá por los disparos de un guardia de zoológico, lo que da lugar a que
Shanna coja a los cachorros y se vaya a África, donde protegerá la reserva de
animales de los cazadores furtivos y de ahí el nombre de Shanna la Diablesa.
En alguna portada dicen «ha nacido la reina de la jungla».
Entre 1974 y 1975, también en Estados Unidos, Néstor Redondo y Joe Kubert
crean el personaje femenino de cómic Rima. The Jungle Girl
4
que procede
de una novela escrita en 1904 por W. H. Hudson, titulada Green Maisons: A
Romance of the Tropical Forest, donde la protagonista es una mujer primitiva.
En 1959 ya fue adaptada al cine, siendo su protagonista Audrey Hepburn. En
1974 DC Comics publica el primer número de esta serie y posteriormente se
adaptará para la televisión con los dibujos animados realizados por Hanna
y Barbera. La protagonista es una nativa de una selva de Sudamérica que
no habla, pero que es capaz de comunicarse con los pájaros y posee ciertos
poderes. Se desarrolla en un tiempo no preciso del presente pero con personajes denominados primitivos. Rima está enamorada del explorador Abel
(blanco, rubio y que viste pantalón vaquero). Como casi todas las chicas
protagonistas es fuerte, independiente, sabe luchar y viste esos maillots que
simulan la piel de un animal.
Ya en 1993, Budd Root comienza a dibujar a Cavewoman
5
, que en la realidad
de la historieta se llama Meriem Cooper y, aunque nace en Oregón, por una
serie de sucesos en su vida acaba viajando en el tiempo al Cretácico, la era de
los dinosaurios. Es una supermujer de la jungla con habilidades extraordinarias, fuerte y exuberante y vestida con bikini. Tiene poderes sobrehumanos
y lucha con un cuchillo que siempre lleva encima. Posiblemente es una de
las protagonistas más hipersexualizadas, ya que resalta en todas las portadas
su voluptuosidad por encima de cualquier otro concepto.
La última de las protagonistas americanas es Jungle Girl, publicada en 2007
y 2008 y creada por Frank Cho, James Murray y Adriano Batista. Su protagonista se llama Jana Sky, habitante de una isla llena de bestias y dinosaurios
peligrosos. Ella escoge el nombre de Jungle Girl. Jana ha perfeccionado sus
habilidades naturales a un nivel mayor que cualquier otra mujer y es muy
ingeniosa. La vida de Jana se detuvo abruptamente, cuando un avión con
aventureros se estrelló en su selva. Ella decide mantenerlos a salvo hasta que
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¡GRACIAS LUCY!
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otro avión venga a rescatarlos. Este personaje tiene mucha similitud con el
del mismo nombre que crearon Hanna y Barbera. Vestida siempre con un
escaso bikini, fuerte, sensual, inteligente y luchadora se enfrenta a toda clase
de animales y monstruos. En sus aventuras usa un cuchillo y una especie de
lanza con punta que parece de piedra tallada como las prehistóricas.
Y la última protagonista del cómic fantástico es Touna Mara
6
, creada por
Patrick Galiano y Mario Milano. Publicada en el año 2008, es la primera
heroína que vamos a conocer de la denominada bande dessinée. Touna fue
una niña prehistórica educada por los lobos, quien de adulta jura vengarse
del jefe sanguinario que ha violado y esclavizado a su madre. En paralelo
a esta historia se narra otra ambientada en el presente que se basa en la
búsqueda de niños lobo en una tribu en Siberia por parte de una científica
llamada Mara. Es una historia que viaja en el tiempo entre la prehistoria y el
presente y que tiene como protagonistas a una mujer lobo que defiende a la
humanidad de la maldad, representada en un extraño monolito de piedra en
forma de bifaz que llegó a la tierra hace 50.000 años. Ambas mujeres están
conectadas por un lazo invisible.
Rima. The Jungle Girl. Vol. 1, n.º 4.
Cubierta J. Kubert.
DC, National Periodical Publications,
INC, New York, 1974.
4
Cavewoman. Cover Gallery. Budd Root.
Basement Comic. San Diego, 2002.
5
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A pesar de ser una historia fantástica, la parte que narra la prehistoria presenta
por primera vez a una mujer bastante real, embarazada, pariendo, luchando
y formando parte del grupo.
Cómic realista histórico
En este apartado destaca sin duda el mundo de la bande dessinée, donde
el cómic de ficción de inspiración prehistórica tiene su máximo exponente
en la figura de Emmanuel Roudier. Este ilustrador ha publicado historias
fundamentadas por la investigación arqueológica, utilizando como protagonistas a quienes pudieron serlo en el pasado más remoto. Este sería el
ejemplo de la serie Neandertal (2012), de Ao le petit néandertal (2010) y la
serie Vo’hounâ (2003).
Vo’hounâ
7
es una serie que consta de cuatro números, cuya protagonista
es una chamana neandertal que ha recibido los poderes de la diosa madre
Ao. Es una historia ambientada hace 35.000 años, con una exhaustiva documentación arqueológica que recrea un viaje iniciático por el actual sur de
Francia en el que se cruzarán cromañones y neandertales. La protagonista
es una mujer independiente de melena rojiza, vestida con pieles, musculada
y con grandes pechos. Perseguida por Thuriaq para poseerla a la fuerza. Ella
se niega y se revela, y luchará por librarse de él. Enamorada de un cazador
cromañón, el autor nos muestra a una mujer que es capaz de rebelarse contra
lo establecido por amor, arriesgándose a su propia muerte, al mismo tiempo
que nos presenta la posibilidad de que grupos de neandertales y cromañones
compartieran un tiempo y un espacio común en el sur de Europa. A diferencia
de otros tratamientos, las mujeres dibujadas por Roudier tienen la característica de participar en las actividades del grupo y de llegar a convertirse en
protagonistas absolutas.
André Chéret, el autor de Rahan el héroe prehistórico más popular de Francia,
publica junto a Michel Rodrigue, Ly-Noock, una serie franco-belga de dos tomos
(2003 y 2004) donde Chéret quiso crear una heroína de cómic
8
. La historieta
está ambientada en la Edad del Bronce. Ly-Noock es una mujer pantera que
no tiene pasado y que ha sido educada por Selene, quien le enseña todos los
recursos de la naturaleza. Caza pájaros con arco y flechas y es capaz de amar
apasionadamente, viste con pieles y también es presentada como una mujer
muy sensual. Ella lucha por su libertad y reivindica el papel de las mujeres.
El autor le quiso dar una independencia y fuerza mágica a través de Selene,
quien le dice: «No dejes que ningún hombre te imponga su ley, tu cuerpo y
tu destino sólo te pertenecen a ti». Se convierte así en una heroína fuerte e
independiente a pesar de las agresiones a las que se ve sometida a lo largo del
relato. A diferencia de la serie Vo’hounâ, Ly-Noock es una historia de aventuras
y fantasía donde se mezclan dioses, mortales y animales con esta heroína que
busca el lugar de las mujeres en un mundo de hombres.
Touna Mara. Integral. P. Galiano y M. Milano.
Ed. Les Humanoïdes Associés, Paris, 2012.
6
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7
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Vo’hounâ. Le souffle de Montharoumone,
Roudier, vol. 3
Ed. Soleil, 2005.
Otra publicación interesante es Les chasseurs de l’aube, una obra del belga
René Hausman publicada en Francia en 2003. Ambientada hace unos 30.000
años, Kanh, el cazador, y su grupo viven dominados por Hozna, la mujer
sabia que les asegura protección y la clemencia de la naturaleza. Reeh, una
joven de un clan diferente, encuentra a Kanh y se genera una historia de
amor, pero también de venganza, de odio, celos y cólera. Este autor ambienta
en la prehistoria un relato donde se desencadenan todos los sentimientos
humanos, dando protagonismo en su narración también a las mujeres. Así
las vemos que transmiten conocimientos haciendo tareas cotidianas como
raspar la piel (una adulta y una niña juntas realizando la misma tarea)
9
,
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179
que tallan la piedra, que preparan el alimento o recolectan leña. De todas las
Ly-Noock, vol. 2 A. Chéret y M. Rodrigue.
Joker editorial, 2004.
protagonistas que hemos analizado Reeh, con el pelo alborotado, grandes
pechos descubiertos y escasamente cubierta con pieles, es una mujer que
sufre, que ama y que es madre. Vemos su parto, cómo amamanta y cuida a su
bebé y sola se enfrentará al porvenir con su hijo, después de que Kanh muera.
La muchacha salvaje
10
es el único cómic basado en la prehistoria escrito y
dibujado por una mujer, Mireia Pérez, desde una óptica que la autora considera
feminista y se publica en España en 2011. Este cómic cuenta la historia de
cómo una joven perteneciente a una tribu nómada descubre que es diferente
a los demás e inicia un viaje que le llevará a conocer a otras tribus y a otros
personajes, con nuevas costumbres que le ayudarán a comprender mejor
su identidad. La protagonista es una quinceañera pelirroja y salvaje que se
niega a recolectar o a dejarse montar por cualquier hombre. En palabras de
su autora, «la muchacha es libre en todo momento, quebranta la voluntad de
su padre, abandona a los que se cruzan en su camino y permanece curiosa».
Es muda, porque su estado es contemplativo, es una muchacha que aprende,
que absorbe con sus grandes ojos abiertos y como describe Santiago García
en su blog (http://santiagogarciablog.blogspot.com.es/2011/12/la-chicasilvestre.html): «Desde Laura Mulvey, la mirada ha sido un punto de discusión
clave para la historia del arte feminista, y en cierta medida es la mirada de
la chica silvestre, la que deconstruye la invención social del género contra
la que se rebela en su búsqueda.» Como hemos mencionado, es el único
ejemplo que conocemos en el ámbito de la prehistoria de una mujer que
dibuje cómics y haga protagonistas a las mujeres. Mireia Pérez nos relata,
en diferentes entrevistas, como ha querido dibujar a una mujer que quiere
ser independiente, dueña de su cuerpo y su sexualidad, que experimenta y
aprende por sí misma. Es un ejemplo de cómo las jóvenes creadoras quieren
8
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9
Les chasseurs de l’aube. Hausman
Ed. Aire libre Dupuis, 2003.
La muchacha salvaje. M. Pérez
Ed. Sins entido, 2011.
10
romper con la herencia de una historia basada en el patriarcado que les ha
impedido ser protagonistas de su propia historia.
Ana Merino (2000a) explica cómo las mujeres han creado, a partir de los años
setenta del siglo xx, un cómic alternativo y feminista en el que se narran con
humor vivencias propias o de mujeres reales, creíbles y próximas; en ellos
además encontramos el reflejo de los sentimientos y de la sexualidad femeninos
no distorsionados por la visión androcéntrica. Este cómic es una novedad,
muchas veces es autobiográfico y en él las lectoras nos reconocemos. En el
cómic feminista las autoras expresan su malestar al sentirse marginadas en
el mundo actual, injusto, desigual y patriarcal.
Y por fin llegamos a ella, a Lucy. L’espoir. En 2007, T. Liberatore y P. Norbert
llevan al cómic la historia novelada de nuestro ancestro común más conocido,
la australopiteca Lucy. Cuenta el guionista con la colaboración del prestigioso
prehistoriador francés Yves Coppens, quien le ayuda a dar consistencia y
verosimilitud al personaje. Lucy aparece como hembra en todas sus facetas,
la vemos embarazada, pare, amamanta y cuida de su bebé, pero al mismo
181
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tiempo se enfrenta a los peligros que les acechan y consigue que sobrevivan
los dos
11
. El aspecto del personaje es el que podría tener una hembra de
Australopithecus y es en esos detalles donde la presencia de Coppens es
evidente aunque, por lo que respecta al desarrollo de la historia, no deja de
ser una aventura algo romántica de final agridulce donde se nos sugiere la
presencia de una familia ambientada hace millones de años.
Cómic caricaturesco infantil
Son las historietas narradas en los cómics infantiles como Los Picapiedra, Roquita o Saki y Zunie. Las primeras son más descriptivas del mundo prehistórico
imaginado que describen. En ellas podemos hacernos una idea en dos viñetas
de cómo es la realidad de los personajes, su modo de subsistencia, sus relaciones
sociales y familiares, etc. Mientras que el resto son meros tebeos humorísticos.
En 1958, el belga René Hausman, el mismo autor de Les chasseurs de l’aube,
con guión de Yvan Delporte, crea a Saki y Zunie, un niño y una niña de las
cavernas que aparecerán en un principio en la revista Spirou. Son historietas de humor y de aventura, donde la naturaleza y los animales están muy
cuidados. Saki es un niño que está solo en busca de un amigo y, después de
encontrar a un mamut, un tigre y un mono, descubre a su amiga Zunie, y
juntos irán en busca de la verdadera tribu de ésta. En un momento posterior,
el personaje de Zunie se emancipa, siendo ella la heroína de las historietas.
Es una feminista adelantada a su tiempo y con mucha personalidad.
En la España de 1979 aparece Roquita
12
dibujada por J. Gosset i Rubio para la
editorial Bruguera, que es el único personaje infantil protagonista femenino.
Es una niña cavernícola que vive en una cueva con su madre, Doña Roca,
su perro, Pocas Pulgas, y una araña lista. Siempre está discutiendo con su
madre a causa de la sopa de huesos que ella no quiere comer y que su madre
le da cada día. En esta historieta no hay hombres, hay personajes alrededor
de los dos principales que son quienes soportan el peso de las historias. Fue
creada por el mismo autor de Hug, el troglodita y es la versión en femenino
de Zipi y Zape. La protagonista es una niña de pelo oscuro con coleta y gafas
que comete divertidas travesuras.
Y no podíamos dejar de hablar de Vilma y Betty
13
, las Picapiedra. Los
dibujos de Los Picapiedra fueron creados por Hanna-Barbera en los años
sesenta e, inicialmente, buscaban una identificación con la clase media
americana blanca y con el mantenimiento de su estatus, su conformidad
y su inmovilismo. Y aunque ellas son tan protagonistas como sus maridos,
Pedro y Pablo, en realidad son tratadas en un segundo plano. No dejaremos
de subrayar que en estas historietas, las inteligentes (una más que otra), las
previsoras, las que realmente son resolutivas, son ellas, haciendo uso del
11
Lucy. L’espoir. P. Norbert y T. Liberatore.
Capitol Editions, Paris, 2007.
sentido común, pero siempre quedando en ese discreto segundo plano. Se
ocupan de la casa, de los hijos y de mantener contentos a sus maridos estando
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Begoña Soler Mayor
Roquita. Gosset. Colección Olé
Ed. B grupo Z, Barcelona, 1981.
guapas (les encanta ir de compras para ir a la moda). El éxito de esta serie de
dibujos fue espectacular, de la televisión pasó a la gran pantalla y se mantuvo en antena hasta los años ochenta con ligeros cambios. La recreación de
una parte del mundo occidental prehistorizado y el estar dirigida a la clase
media, sin duda fue parte del éxito. No entraremos a valorar en más detalle
a estas coprotagonistas, ya que ellas solas merecen un artículo; añadir tan
solo que durante más de 30 años hemos visto una y otra vez, generación tras
generación, a estas dos mujeres encantadas de ser señoras de, sin independencia económica, reivindicando el sentimiento judeocristiano de familia
y asumiendo que su realidad es la mejor y única posible.
12
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13
Los Picapiedra de Hanna-Barbera
Ediciones Laida. Colección Comicsor, Bilbao,
1975.
Las otras
En muchos de los cómics de temática prehistórica protagonizados por héroes
masculinos, aparecen mujeres como novias o compañeras. Estas son las que
hemos denominado «las otras» porque aunque son mujeres con un papel
destacado o secundario, no lo hacen como protagonistas.
Aquí debemos hacer una distinción entre los cómics de ficción y los más
realistas con base documental. En los primeros, las mujeres que aparecen
con los héroes nunca son protagonistas aunque sus aventuras transcurren
cerca de ellos. Con ejemplos como Ohama, la mujer asociada a las historias
185
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14
Begoña Soler Mayor
Yor, il cacciatore. J. Zanotto.
Ed. Eura, Roma, 1978.
de Tounga, de Naouna, que se casa con Rahan y tendrán dos hijos que compartirán aventuras con su padre, o de Lila, la eterna novia de Purk. También
es el caso Yor de Juan Zanotto (1975) y de su pareja Ka-laa, sin que dejen de
aparecer otras mujeres a lo largo de la historia, todas ellas espectaculares bellezas europeas
14
. Siempre mujeres esculturales según los cánones estéticos
al uso, apenas vestidas lo justo para destacar sus proporciones a la sombra
del héroe que las salva y las protege.
En el cómic francófono, más narrativo, las mujeres que aparecen como
compañeras, o formando parte del grupo, tienen un tratamiento completamente diferente. En Néandertal, Roudier (2007-2011), Mana es la compañera
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¡GRACIAS LUCY!
de Laghu, el protagonista de la historia que acabará enamorado de ella. En
Homo sapiens (adaptación a cómic del documental de Jacques Malaterre),
figuran varias mujeres a lo largo de la historieta. En estas viñetas la relación
entre los personajes masculinos y femeninos es diferente; el primer sapiens
que nace es una mujer, y aparecen Noaki, Nata la chamana y otras. También hay una relación distinta en Le sacréede l’homme de Chéret, Malaterre
y Malnati (2007) donde, a pesar del título en masculino de la obra, en el
interior encontramos mujeres que forman parte del grupo y participan en
las actividades cotidianas del mismo. Probablemente, el cómic que más se
ocupa del papel de las mujeres.
Y aunque el tratamiento es mucho más positivo que en los cómics americanos y españoles, todos los jefes de clanes y grupos que aparecen en estas
historias son hombres y también aquí las mujeres son dominadas y agredidas
sexualmente. De esta manera comprobamos que, a pesar del gran esfuerzo
realizado por estos autores para transmitir una realidad prehistórica lo más
ajustada posible a los datos que proporciona la investigación arqueológica,
el papel sumiso y sexual de las mujeres sigue siendo el que el mainstream y la
Academia le han otorgado a lo largo de los últimos treinta años, sin incorporar
las investigaciones que la arqueología feminista, de género, o de las mujeres
han aportado a este campo. A través de estos análisis se ha reivindicado el
papel de las mujeres mediante el estudio de las diferentes actividades en las
que participaron, como el trabajo del parto y mantenimiento de los bebés,
o pudieron participar, como el procesado de los alimentos, el cuidado de las
personas o la transmisión de valores, entre otros.
Como vemos, todas estas mujeres también están presentes, pero hemos querido dejarlas a un lado en este repaso, ya que su papel es siempre secundario
y en muchos casos bastante negativo: sumisas novias, fieles acompañantes
de sus protagonistas.
Sin duda alguna el género de aventuras y fantástico es el que más se ha utilizado
para dar protagonismo a las mujeres, seguido por el de corte histórico más
realista. En el que encontramos una menor presencia es en el caricaturesco
infantil donde sólo Roquita y Zunie son protagonistas y cuenta con las chicas
de Los Picapiedra que tienen mucho peso por su repercusión posterior en
otros medios como el cine o la televisión.
Las mujeres protagonistas en las historias de aventuras se enfrentan a grandes dinosaurios en el caso de Cavewoman o de Shana -descrita como una
perfecta máquina de matar-, son atacadas pero sobreviven, como Rima la
chica de la jungla, luchan contra los hombres mono, usan arco y flechas y
saben defenderse como Cave Girl.
Los géneros y los temas
de las heroínas
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188
Begoña Soler Mayor
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189
¡GRACIAS LUCY!
La violencia es un tema recurrente en los cómics ambientados en la prehistoria,
ya sean de un tipo u otro. Esta violencia se desarrolla tanto entre humanos
(contra los otros, los diferentes, los salvajes) como entre humanos y animales, ya sean reales o fantásticos. Sin duda los dinosaurios son los principales
rivales, seguidos de diferentes especies de monos u hombres mono, tal como
vemos en Cave Girl. Es destacable la violencia contra las mujeres, ya que en
muchos de los cómics aparecen escenas de sexo forzado, rapto y violación,
aunque esas mujeres sean protagonistas de las historias, como en el caso de
Touna Mara y Ly-Noock
15
.
Como ya se ha comentado, en los cómics fantásticos el tema de la maternidad
no existe, sólo en los cómics históricos realistas documentados aparece formando parte de la historia de vida de la protagonista. Así pasa con Vo’hounâ,
Ly-Noock, Reeh, Touna Mara y finalmente con Lucy
11
. Aquí encontramos
viñetas en las que se ve a las protagonistas gestando, pariendo y amamantando, solas o con otros personajes. También en los personajes femeninos no
protagonistas aparecen mujeres embarazadas, partos y bebés, en un intento
de aproximar la realidad prehistórica a la sociedad actual.
La magia y sabiduría es otro de los temas que encontramos relacionados con
algunas de las protagonistas. Son chamanas, normalmente de edad madura,
que usan pócimas y bebedizos para ver el futuro y dar consejos al grupo.
Los arquetipos de personajes femeninos que hemos visto a lo largo de estas
páginas nos remiten a heroínas blancas, chamanas, guerreras o mujeres inde-
Reflexiones
finales
fensas casi siempre hipersexualizadas. El cómic de corte fantástico es el que
da una visión más negativa de las mujeres, ya que en él aparecen siempre no
sensuales sino sexuales, con marcadas caderas y melena al viento, desnudas o
vestidas con pieles, delgadas y de pechos prominentes: un guiño a los lectores
masculinos para quienes se realizaban este tipo de publicaciones. Sólo en
algunos casos, como Rima, son creadas para que el público femenino se
identifique y compre esas historietas.
Las mujeres que encontramos en los cómics más realistas, no sólo las
protagonistas, también las que aparecen formando parte de los grupos,
son el reflejo de lo que la investigación prehistórica ha transmitido a los
diferentes creadores. En este caso, los artistas han tratado de emular una
realidad prehistórica descrita por quienes la han investigado, pero dándole
ese toque de magia que requiere la historieta para ser atractiva, y así, nos
han presentado mujeres como Vo’hounâ o Hozna que son chamanas con
grandes poderes o como Ly-Noock que, para ser poderosa, ha tenido que
ser educada por una diosa.
Ly-Noock, vol. 1. A. Chéret y M. Rodrigue.
Joker editorial, 2004.
15
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190
Begoña Soler
Pero también hemos conocido mujeres que se enamoran, sufren, paren y
crían, con las que podrían identificarse muchas mujeres de hoy en día. Y eso
es posible porque como explica Merino (2000), «el parecido que encontramos
entre una persona cualquiera (una mujer) y la visión de esa misma mujer en
un cómic (…) es producto de la educación social/cultural… que nos permite
justamente encontrar ese parecido». Sin embargo no hemos visto mujeres
como jefas de clan organizando los grupos y tomando decisiones. Cuando
lo hacen es porque están solas y deben tomarlas para sobrevivir. Y esto
encaja perfectamente en la realidad de las mujeres de hoy, donde muchas
trabajan pero muy pocas están en los puestos de decisión, el fenómeno
conocido como «techo de cristal». «El cómic funciona no solo como forma
de representación de la sociedad en la que se encuadra, a través de las ideas
de los autores: funciona también como forma de reivindicar ese modelo
social». (McCloud, 2012); pero también puede servir para cambiarlo y, en
ese sentido, el cómic feminista da una buena prueba de ello presentando
a las mujeres con sus propias vivencias y sentimientos. Creemos que el
cómic es un medio de difusión potente, es didáctico, atractivo y permite
reivindicar al mismo tiempo que soñar y aprender a evadirse, disfrutar y
abandonarse al placer de la imaginación. Hace tiempo que se habla de la
distancia que existe entre quienes investigan el pasado y el cómic (Ruíz
Zapatero, 1997, 2005). Es hora de que la arqueología feminista entre por la
puerta grande del cómic, para explicar a través de los ojos y las manos de
quienes tienen la capacidad de crear, el papel de las mujeres en los distintos
momentos de la prehistoria.
Representar a las mujeres de la prehistoria, ya sean imaginadas en el cómic,
o reales, estudiando sus restos arqueológicos, ha de tener siempre un componente de vindicación, de reconocimiento, de lucha contra la invisibilidad
que las ha retenido ocultas en el pasado y aún en el presente.
[page-n-192]
¡GRACIAS LUCY!
191
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[page-n-194]
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Dibujos, ilustraciones, cómics
y novela gráfica, un recurso
para la socialización del
conocimiento científico en los
museos de arqueología
Santiago Grau Gadea
El dibujo y la ilustración son un recurso gráfico ampliamente utilizado en
la arqueología. En el primer caso es una herramienta fundamental en el
trabajo de documentación arqueológica y en el segundo de su presentación museográfica. Los dibujos y croquis de las piezas y estructuras resultan imprescindibles en los cuadernos de excavación, así como lo son las
ilustraciones, que reconstruyen los gestos, las técnicas de fabricación, los
escenarios o los paisajes del pasado, para las exposiciones. Especialmente
los dibujantes e ilustradores son muy valorados por los prehistoriadores, y
unos y otros trabajan conjuntamente para poder expresar en imágenes las
evidencias materiales y las interpretaciones de nuestro pasado más remoto.
En palabras de Luís Caballero Zoreda: «El dibujo arqueológico es una mezcla
de representación subjetiva y objetiva, un dibujo más científico que documental y más documental que artístico, en definitiva una representación
interpretada.» (Caballero, 2006: 91).
Estas técnicas de expresión gráfica ofrecen a la arqueología algunas ventajas
frente a la fotografía: descripción completa de la pieza, medidas exactas de
la misma y capacidad de remarcar los detalles específicos y los aspectos
significativos frente a los rasgos o características secundarias. Particularmente en las ilustraciones explicativas y recreaciones históricas damos la
idea, con un solo golpe de vista, de la pieza, de su uso o de los rasgos más
importantes de un momento histórico. Consecuentemente, el dibujo y la
ilustración arqueológica son recursos tradicionalmente utilizados en los
museos arqueológicos para la presentación e interpretación de materiales y
contenidos históricos. Especialmente en el caso de la prehistoria, dado que
cuanto más nos retrotraemos en el tiempo, contamos con menos evidencias
materiales y necesitamos de un mayor apoyo explicativo.
Los museos arqueológicos desarrollan una función científica primordial en la
recuperación y conservación de nuestro pasado, pero esta tarea sería incompleta si no estuviese ligada al desarrollo de su función social: «la socialización
del conocimiento científico». Esta acción se haya enmarcada en el ámbito de
la comunicación, la divulgación científica y la didáctica, en el campo de la
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195
El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos
educación permanente, no formal e incluso informal de la sociedad. Por ello,
en los museos nos servimos de todas las herramientas o recursos didácticos
a nuestro alcance, y el dibujo y la ilustración siempre han sido unos aliados
imprescindibles de los divulgadores y educadores de museos, para facilitar
la presentación e interpretación de los temas históricos en su mediación con
el público no especializado.
El cómic no ha sido muy utilizado como recurso educativo en el mundo de los
museos, aunque hay grandes conocedores y defensores de los mismos en el
campo de la arqueología y la museología como Gonzalo Ruiz Zapatero, Enrique
Baquedano o Juan Luis Arsuaga, entre otros. En general existe la idea de que
el cómic es un medio de entretenimiento para niños y jóvenes que nos aleja
de los medios adecuados de aproximación al conocimiento. Es cierto que el
cómic, como el cine de subgénero prehistórico, han utilizado habitualmente
la prehistoria como un mero escenario donde realizar narraciones de ficción,
pero sin que mayoritariamente existiese la preocupación por documentarse
en las evidencias arqueológicas e interpretaciones históricas. Aunque en los
últimos cuarenta años encontramos cada vez más dibujantes y guionistas
que han mostrado interés, incluso de manera sumamente meticulosa, por
la documentación prehistórica.
En la elaboración de este artículo desarrollaremos tres apartados que, a
modo de secuencias, nos vayan dibujando el contenido del mismo. La
primera gran secuencia es la presentación del museo como el escenario
donde realizamos nuestra función de aprendizaje de la prehistoria, con
sus características propias, muchas veces alejadas de los modelos escolares de enseñanza. La segunda secuencia nos acerca a algunos dibujantes y
guionistas que han trabajado el cómic y la novela gráfica con una función
de divulgación científica e intención pedagógica. La tercera y última nos
aproxima al valor del cómic como recurso comunicativo-didáctico para el
aprendizaje de la prehistoria, con el desarrollo de algunas propuestas sobre
su utilización en los museos.
El museo puede ser un espacio educador, en este caso para la enseñanza y
el aprendizaje de la prehistoria, pero debemos de situarlo en su propio contexto educativo que es diferente del escolar. Veamos sucintamente algunas
diferencias sustanciales.
Los centros educativos, escuelas, institutos y universidades desarrollan un
tipo de enseñanza formal frente a espacios, como los museos, que la realizan
principalmente de manera no formal e incluso informal. La razón es clara,
los centros educativos tienen como objetivo desarrollar un proceso de enseñanza/aprendizaje a través de un programa o currículo que, de ser superado,
El museo como espacio
educador. Ventajas e
inconvenientes del cómic
en el trabajo educativo
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196
Santiago Grau Gadea
nos capacitará para continuar en otros niveles superiores de aprendizaje
o para desarrollar un trabajo o profesión concreto. El museo puede contribuir a este tipo de enseñanza formal, pero fundamentalmente trasmite
conocimientos, comunica información y motiva sobre las temáticas de sus
colecciones o ámbitos de su investigación. En este sentido, los programas
educativos de los museos están centrados en propuestas de conocimiento
general, o específico, pero muchas veces fuera de los currículos escolares,
dado que sirven del acercamiento a los temas a través de la cultura material
y, especialmente, tratan de provocar experiencias sensoriales y emocionales, de aproximación al conocimiento científico y artístico. Desde nuestro
punto de vista desarrollar la emoción y la motivación por la aventura del
conocimiento es casi tan importante como el aprendizaje de más o menos
contenidos a través de las actividades museísticas. Por esta razón nosotros
no hablamos de alumnos sino de público. Consecuentemente desarrollamos
más la teoría de la comunicación y la didáctica como fórmulas de mediación
entre el conocimiento científico y el publico, que la pedagogía como sistema
de enseñanza/aprendizaje. Para finalizar algo que nos define, es que trabajamos desde la educación permanente y continua, y no desde la enseñanza
temporal y reglada.
Desde esta posición en el ámbito educativo podemos entender que busquemos nuevas fórmulas y recursos que acerquen la prehistoria al público
usuario de una forma rigurosa pero diferente y atractiva. El cómic y la novela
gráfica son por tanto un medio que pueden resultar muy adecuados para
el acercamiento a la prehistoria, y muy interesante para crear emoción por
su conocimiento.
El cómic se caracteriza por ser un recurso narrativo a través de imágenes secuenciales (Eisner, 2003)
1
. El dibujo y la ilustración tiene la ventaja sobre la
fotografía de sintetizar aquello que queremos explicar, de poner el foco sobre
lo que queremos contar, de centrar la atención sobre el concepto primordial
y sobre los detalles significativos (Moles, 1973). Estos recursos gráficos, expresados en formato cómic, tienen la capacidad de adaptarse a diferentes
edades, públicos y sensibilidades. Tiene un componente visual que facilita
su comprensión a cualquier tipo de público y favorece la construcción de un
imaginario que nos permite nuestro acercamiento emocional a las diferentes
temáticas prehistóricas.
Por otra parte el cómic, también por estas mismas características, cuenta
con algunos puntos en contra, si no es utilizado de una manera adecuada
en la comunicación o mediación de contenidos científicos. Simplifica hechos abstractos y puede llegar por tanto a planteamientos excesivamente
simplistas. En la construcción de la narración puede derivar con facilidad
hacia la fantasía. El dibujo nos acerca a la interpretación de realidades
[page-n-198]
El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos
1
La narración gráfica de Will Eisner.
Norma Editorial, 2003.
históricas pero también nos puede alejar de lo real, dado que nuestra
carga subjetiva a la hora de la presentación e interpretación de los hechos
históricos es mayor.
A continuación resumimos las ideas de algunos expertos sobre las ventajas
e inconvenientes del uso del cómic en la enseñanza. Para Enrique Martínez-Salanova (1996), director de la revista Aularia digital, el cómic para el
aprendizaje tiene el atractivo de que suelen ser historias breves, argumentos
más simplificados, con imágenes atrayentes y textos cortos, y donde las ideas
abstractas son fácilmente presentadas por iconos (la bombilla de las ideas o
los diferentes tipos de bocadillos para representar estados emocionales). Las
viñetas facilitan el desarrollo y el seguimiento de la historia. Martínez-Salanova (1996) también sostiene que jugando con libros, cómics y revistas el
niño es más posible que llegue a ser lector.
Por otra parte, en opinión de Juan Bejar (2009), la educación necesita desarrollar instrumentos y métodos que faciliten la tarea de los educadores y la
asimilación de contenidos por parte de los alumnos. Desde esta lógica, el cómic
nos puede ayudar, a través de las imágenes, a desarrollar habilidades sociales,
197
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198
Santiago Grau Gadea
actitudinales y de comunicación; a ejercitar la capacidad de comprender
e interpretar representaciones esquemáticas de la realidad del pasado; y a
fomentar un aprendizaje creativo, ameno y participativo.
Manuel Barrero (2002) redunda en lo expresado anteriormente, al considerar
el cómic como un magnífico recurso motivacional que refuerza tanto la comprensión y la expresión lingüística de nuestros alumnos, como la asimilación
de conceptos de otras áreas de ciencias y humanidades, pero advierte que
su utilización debe estar adaptada a la edad y madurez de los mismos y su
aprovechamiento depende de la complejidad del material seleccionado y de
su relación con los contenidos que queremos trabajar.
Finalmente, J. M. Blay (2015), siguiendo a Elisabeth K. Bauer (1978), resume
en doce puntos las virtudes del cómic: unifica el lenguaje escrito e icónico;
favorece la capacidad analítica; crea hábitos de lectura comprensiva; enriquece
las posibilidades expresivas de los adolescentes; facilita el trabajo individual
y grupal; mejora la expresión escrita y oral; promociona la creatividad e imaginación, mejora la capacidad crítica a través de los debates; permite aplicar
la información recibida; aporta técnica de investigación; se puede utilizar en
cualquier nivel educativo, y puede ser el camino al libro. Y según el mismos
autor, en seis sus desventajas: puede ser un mero entretenimiento; puede
crear situaciones o personajes estereotipados; se necesita conocer el código
específico del lenguaje; puede ser artístico pero carente de contenido; se
necesita formación en su uso por parte de los educadores, y son escasas las
fuentes de información bibliográfica al alcance de los alumnos.
Divulgación científica e
intencionalidad pedagógica.
El cómic documental
prehistórico y el cómic de
caricatura documental
prehistórico
De la clasificación realizada por el profesor Gonzalo Ruiz Zapatero (1997) sobre
los cómics de temática prehistórica, hemos escogido el cómic documental
prehistórico y el cómic de caricatura documental prehistórico como los dos
modelos que mejor pueden desarrollar la función de aprendizaje didáctico
de contenido prehistórico desde un museo, aunque el cómic de ficción de
inspiración prehistórica realista también puede cumplir una función motivadora y de desarrollo del interés emocional y cognitivo por la prehistoria,
como el álbum Néandertal de Emmanuel Roudier.
A continuación vamos a analizar especialmente la obra de los dibujantes de
cómic que se puede situar en los dos tipos objeto de nuestro artículo, pero
también de manera secundaria la de otros artistas que realizan otro tipo de
cómic que nos parece interesante para desarrollar los objetivos del artículo:
• El guionista Alberto Cabado y el dibujante Eugenio Zoppi, ambos argentinos, realizan una importante obra para la divulgación de la historia con una
evidente intencionalidad pedagógica, La Gran Aventura de la Historia (1979),
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El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos
la cual cuenta con variadas ediciones en el tiempo: Historia de la Humanidad (1885) y La Gran Historia Universal (1990). Todas estas publicaciones
son un referente del tipo de cómic documental prehistórico, para el mundo
hispanohablante.
El objetivo de todas estas colecciones era elaborar una enciclopedia ilustrada
destinada al gran público. Los números completos en formato de bolsillo
estaban editados en rústica y salían con periodicidad mensual, una forma
de venta muy común en los años ochenta, frente a los fascículos coleccionables que había sido la forma predominante de los años setenta. Su edición
más moderna, La Historia de la Humanidad en su versión de 2004, estaba
asociada a otra forma de distribución muy popular en la década de 2000: su
venta asociada a un diario. Si nos fijamos en la primera La Gran Aventura
de la historia de 1979, (base de las demás ediciones y versiones) desarrolla
52 títulos, de los cuales solo dos están destinados a la prehistoria: El hombre
prehistórico y Las primeras civilizaciones. Su versión más actual de 2004
cuenta con un prólogo del catedrático de Prehistoria Eudald Carbonell y
unos apéndices con una interesante sinopsis cronológica. Las ilustraciones
han sido remozadas, se han humanizado frente a los rasgos simiescos de las
versiones más antiguas (1979). También los textos han sido actualizados,
acercándolos más a las actuales teorías arqueológicas.
2
En líneas generales tienen guiones simples y muy breves y sus ilustraciones
resultan muy convencionales, aunque no debemos quitarles el mérito de haberse convertido en la base de muchas bibliotecas familiares, especialmente
durante la transición política, donde el conocimiento de la historia fue una
reivindicación ampliamente demandada por la sociedad.
• Historia del Universo en cómic (1995) del matemático, guionista y dibujante
Larry Gonick es una referencia mundial para el aprendizaje de la historia
3
.
Abarca, como reza el subtítulo de la versión original en inglés de 1990, entre el
Big-Bang y Alejandro Magno. Los capítulos son introducidos por un personaje,
matemático de Harvard, el cual realiza un viaje en el tiempo narrándonos los
momentos históricos más importantes, en un tono didáctico y entretenido,
a veces cómico. También encontraremos a lo largo de la narración anotaciones muy interesantes, identificadas con un icono similar a un asterisco (*),
donde el autor realiza notas a modo de pie de página, siempre con el lenguaje
didáctico y humorístico que le caracteriza.
A parte de su amplia bibliografía en cómics relacionados con la historia,
Gonick es especialmente valorado en el mundo científico por su trabajo de
divulgación a través del cómic de otros campos de la ciencia y la tecnología
tales como: las computadoras (1983), la genética (1983), la física (1991), la
estadística (1994), la química (2005) o el cálculo (2011) entre otros.
199
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200
Santiago Grau Gadea
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El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos
201
Para Gonzalo Ruiz Zapatero este cómic es un buen ejemplo de cómic de caricatura documental histórica. Según sus palabras «Su capítulo 2 recoge en
algo más de cincuenta páginas llenas de un humor inteligente y brillante, la
historia de la humanidad desde los primeros homínidos africanos a la Edad
de los Metales. Dentro de la narración general se intercalan lúcidas críticas
contra el machismo de los prehistoriadores o algunas ingenuidades y simplezas del método Arqueológico» (Ruiz Zapatero, 1997: 303-304).
• La obra más representativa para el aprendizaje de la historia de España
en clave de humor, es la famosa serie Historia de aquí (1980) del escritor y
humorista gráfico Antonio Fraguas de Pablo (Forges)
4
. Esta obra tuvo un
primer banco de pruebas, en el final del franquismo, con «Historia de España
(vista con buenos ojos)» (1974), con tiras cómicas de los principales humoristas gráficos del momento: Forges, Cesc, Perich y Romeu. Actualmente se
ha reeditado una versión actualizada agrupada en tres volúmenes bajo el
título Lo más de la historia de aquí (2015). En ella se han actualizado algunos
datos a la luz de los descubrimientos acaecidos en las últimas décadas, como
es el caso de Atapuerca.
Al principio Historia de aquí fue editado por Sedmay y posteriormente, por
Bruguera en fascículos coleccionables. Los títulos de los primeros cuatro
capítulos referidos a la prehistoria nos dan idea del tono divertido con que
el autor aborda un tema tan controvertido en la transición como era la historia de España: capítulo I «Los orígenes de esto»; capitulo II «Los primeros
nosotros», capítulo III «Juntos; pero si revueltos», y capitulo IV «Simplemente
Iberos». En opinión del autor, Historia de aquí nace por su gran afición a la
historia y, especialmente, como declara en una entrevista, «del agobio de un
joven, que era yo, ante el cúmulo de falsedades que nos habían endilgado
nuestros mayores y que llamaban, pomposamente, Historia.» (Capdevila y
Barrero, 2008:1).
El Ministerio de Educación y Ciencia declaró, al principio de la década de
los ochenta, esta obra como libro de apoyo para el estudio de la asignatura
de Historia en el bachillerato y eso la hizo muy popular entre los docentes.
Forges manifiesta también en esa entrevista, con una escueta frase pero muy
perspicaz, que: «La letra con sonrisa entra.» (Capdevila y Barrero, 2008:4). Lo
cual es sin duda toda una declaración sobre la finalidad del humor gráfico
en el aprendizaje de la historia.
Esta obra representa al tipo de cómic de caricatura documental - histórica,
pero desde el humor gráfico.
5
• Érase una vez… el hombre (1978) es un referente del cómic de caricatura
documental prehistórico. Obra del dibujante Jean Barbaud y del guionista
y cineasta de TV, Albert Barillé, es uno de los cómics más celebres para el
La gran aventura de la historia, 1979, de
Alberto Cabado y el dibujante Eugenio
Zoppi, y La Historia de la Humanidad en
su versión de 2004, con las ilustraciones
y los textos actualizados.
2
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Santiago Grau Gadea
aprendizaje de la historia, basado en la serie de dibujos animados del mismo
título. Emitida por primera vez en 1978 en la cadena francesa FR3, y destinada
al público infantil, varias generaciones cultivaron su gusto por la historia y
la ciencia a través del visionado de esta exitosa serie en la pequeña pantalla.
Los personajes (de todas las aventuras) encarnan dos grupos humanos antagónicos: aquellos que están a favor de hacer progresar la historia, como el
Maestro, Pedro, el Gordo, Flor y sus hijos Pedrito, Florcita y el Gordo Pequeño,
y aquellos que obstaculizan el avance de la humanidad protagonizados por
Nabot y Tiñoso. El Maestro es un personaje clave de todas las historias, hace
de inventor o de genio de todas las artes y ciencias.
Existe una versión más actualizada editada en castellano por Planeta - Agostini en 1991, aunque según Ruiz Zapatero «...ofrece una historia “amable” del
género humano. Cuenta con una aceptable documentación, aunque algo
desfasada, y una estructura narrativa que combina las aventuras de ficción
del Maestro (…) con páginas de divulgación e ilustraciones realistas.» (Ruiz
Zapatero, 1997: 305). «A nivel iconográfico resulta llamativas las inverosímiles
posiciones de los hombres paleolíticos, siempre son hombres los que tallan y
los gestos de talla lítica, a todas luces imposibles.» (Ruiz Zapatero, 1997: 306).
En la actualidad, recordemos que hace casi cuarenta años de su creación,
algunos de sus contenidos no están actualizados, y quizá los estereotipos
de sus personajes se hallen superados, pero su mérito como precursor en
la divulgación de la historia y la ciencia a través de los dibujos animados y
la historieta es incuestionable.
• Homo sapiens, il va changer la face du monde (2005) es la adaptación al
cómic del documental de TV del mismo título, realizado bajo la dirección
científica de Yves Coppens y dirigido por el director de cine Jacques Malaterre. La versión en cómic con ilustraciones de Loïc Malnati y guión de Jacques
Malterre, Fréderic Fougea y Pierre Pelot es rigurosamente fiel al documental
en su contenido y especialmente en la construcción de las escenas gráficas.
La temática es la historia de los grandes hitos en la evolución del Homo
sapiens desde nuestros ancestros Homo erectus, hasta nuestro proceso de
sedentarización en el Neolítico. El cómic narra de una manera entretenida
a la vez que educativa, los grandes procesos en la evolución de nuestra especie que nos han permitido conquistar la tierra, pero sobretodo descubrir la
existencia de un mundo invisible, el de las ideas, a través del conocimiento
y la expresión de lo simbólico.
3
La obra de Gonick es un buen ejemplo
de divulgación científica en historia,
ciencia y tecnología. La Historia del
Universo en cómic, de Larry Gonick.
Ediciones B, S.A., 1995.
Según Benoît Cassel (2005), los autores han encontrado un perfecto equilibrio,
en esta aventura homérica (la odisea de la especie), entre el rigor científico,
y el entretenimiento. El resultado es a la vez educativo, emocionante y entretenido. Malnati, fan del personaje Rahan de André Chéret, no podía dejar
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Santiago Grau Gadea
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El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos
4
Historia de aquí, de Forges. Vol I.
Editorial Bruguera, 1980.
Portada del número 1 de la serie
televisiva Érase una vez… el hombre,
de A. Barillé y J. Barbaud.
Editorial Grijalbo, 1990.
5
de hacer un paralelo con este otro héroe de ficción prehistórico. Como él,
los Homo sapiens transmiten el conocimiento que permite el avance de la
humanidad, pero a diferencia de los héroes creados por el cómic prehistórico de ficción, lo realizan a través de un aprendizaje empírico constante y
real.
6
El álbum de Le Sacre de l’Homme, continuación de Homo Sapiens,
narra la historia del hombre desde el neolítico hasta las grandes civilizaciones del Oriente Próximo y cuenta con magníficas ilustraciones, muy bien
documentadas, de Chéret.
• Würm, Jeu de rôle dans la Prehistoire, del ilustrador científico y dibujante de
cómics Emmanuel Roudier es un juego de rol de mesa sobre la prehistoria.
Cuenta con unas ilustraciones magníficas y con unos contenidos muy bien
documentados, que lo convierten en un juego de rol de divulgación científica
pero concebido desde la perspectiva del cómic de documentación prehistórica, esto es, al servicio de la educación y el entretenimiento de calidad.
El título de este juego hace referencia a la glaciación del mismo nombre
(Würm) y sus contenidos están basados, en esencia, en los datos arqueológicos que se conocen de este período. En el manual de instrucciones del
205
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206
Santiago Grau Gadea
juego y a través de los suplementos posteriores que lo desarrollan: La voix
des ancêstres, n.° 1 «Contes des porteurs de bois» (2013), y n.° 2 «Contes des
dévoreurs d’hommes» (2013), se ofrece una información detallada sobre la
fauna y la flora, las culturas humanas y la vida en general durante esta glaciación. Además de las ilustraciones de Roudier, los suplementos de Würm llevan
imágenes dibujadas por otros grandes dibujantes e ilustradores científicos y
de divulgación, como: Éric Le Brun y Florent Rivère.
7
Para Paleorama es «una obra muy recomendable si lees francés. Vale la
pena tanto si te gustan los juegos de rol como si buscas una lectura amena
y divulgativa sobre la vida en el Paleolítico, o por el simple disfrute de las
ilustraciones de tan notables artistas.» (Paleorama, 2010: 1).
• Éric Le Brun, especialista en dibujo arqueológico, es el guionista y dibujante
de la serie L’art préhistorique en bande dessinée: primera época, Auriñaciense
2012; segunda época, Gravetiense y Solutrense 2013; (la tercera época, Mag-
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El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos
6
Homo Sapiens: il va changer la face du monde,
de Loïc Malnati y Jacques Malaterre, 2005.
Würm. La voix des ancêtres.
Juego de rol de E. Roudier, 2013.
7
daleniense, está en preparación). Es una serie de cómic claramente ubicada
en el tipo de cómic documental prehistórico y además cuenta con un anexo
informativo muy interesante para el trabajo didáctico sobre los principales
sitios arqueológicos que puedes visitar, vocabulario básico y una bibliografía actualizada sobre el Auriñaciense, Gravetiense y Solutrense según el
título que consultes. El primero de los títulos tiene, además, un prólogo de
Jean Clottes especialista en arte prehistórico. También se puede consultar
el interesante blog del autor donde encontrarás una amplia información:
http://elebrun-canalblog.com
Le Brun es un apasionado del arte parietal, conocedor de la mayoría de las
cuevas y grutas con pinturas de España, Francia y demás países del sur de
europa. Esto le ha permitido convertirse en uno de los más importantes
ilustradores especializado en el tema y por ello ampliamente reclamado para
trabajar en la divulgación científica de museos, sitios arqueológicos y libros
y revistas especializados.
207
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208
Santiago Grau Gadea
Nos hallamos ante una de las obras, con formato de cómic, con mayor
calidad divulgativa y valor didáctico, no solo la obra está exhaustivamente
documentada, sino que la narración es muy comunicativa. Las ilustraciones,
muy fidedignas, realizadas con una línea clara y realista, son muy atractivas
para el lector que comprende con un solo golpe de vista la técnica y la importancia de este tipo de arte (Gasca y Mensuro, 2014).
8
• Ticayou con Ilustraciones de Priscille Mahieu y guión de Éric Le Brun, es
una serie enfocada al público infantil no lector, protagonizada por un niño
Cromagnon. Hasta el momento han aparecido dos títulos: «El pequeño
Cromagnon» y «El cazador de la Prehistoria», ambos en 2009. El primer episodio de Ticayou trata de la invención del dibujo en todas sus formas
9
. El
personaje dibuja en el barro el rastro de una serpiente que ha visto sobre la
arena, o con carbón un oso y un mamut en las paredes de una cueva. Pero
sus compañeros de tribu se burlan de este niño especial y solitario, y Ticayou
tiene la intención de tomar venganza. Él imagina una pequeña broma donde
sus dibujos sobre las paredes serán determinantes. En el segundo volumen,
a pesar de su sencillez, Ticayou nos hace comprender la importancia de la
caza para los hombres prehistóricos y la impaciencia de los niños en participar en la misma.
Los autores han dibujado hábilmente una historia breve y sencilla con un
argumento que atrapa al lector infantil. Ticayou, tienen una gran facilidad
para abordar los conceptos básicos sobre la prehistoria, pensado para niños
entre 3 y 5 años, sin textos ni bocadillos, permite a los adultos introducirlos
en el conocimiento del Paleolítico y disfrutar de este descubrimiento juntos.
A la vez que llena un vacío existente en el cómic destinado al público infantil
no lector. Vale la pena visitar el sitio http://ticayou.canalblog.com, donde
encontraremos explicaciones sencillas y didácticas sobre la prehistoria,
íntimamente relacionados con los dibujos de este cómic
• En 2007, el artista e ilustrador Francecs Capdevilla, más conocido como
Max, y el guionista y dibujante Pau Rodríguez, Pau, publican conjuntamente el cómic El bosc negre. Una aventura talaiòtica, con guión del Museu
Arqueològic de Son Fornés, a partir de la idea original de Marc Ferré, en el
cual la adaptación de guión y la creación y dibujo de los personajes, han sido
realizadas por Max; y los fondos y los animales por Pau. Fue publicado por
la Consejería de Educación y Cultura del Gobierno de las Islas Baleares. Han
repetido experiencia con La cova des Mussol, con guión, también, de Marc
Ferré, maquetación y personajes de Pau, y fondos de Max, publicado por el
Consejo Insular de Menorca en 2011
8
L’art préhistorique en bande dessinée,
de Éric Le Brun, vol. 2, 2013.
10
.
En El bosc negre se cuenta, a través de una amena historia, cómo vivían
los habitantes de la isla de Mallorca en la época talayótica. Un niño de la
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El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos
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210
9
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Ticayou. Le petit cro-magnon,
de Priscille Mahieu y Éric Le Brun, 2009.
prehistoria que vive en el talayot de Son Fornés tiene que salir de su poblado para encontrar solución al problema de la sequía y de los animales
domésticos que mueren por una epidemia. A través de sus peripecias nos
explicará la manera de vivir y las creencias de estas poblaciones prehistórica de una manera atractiva y entretenida.
Mediante este cómic nos acercamos al conocimiento del yacimiento de
Son Fornés y a la cultura talayótica que lo construyó y habitó. Además
el cómic cuenta con un anexo o un CD-ROM, según ediciones, con una
propuesta didáctica que nos ayuda a situar esta cultura en la prehistoria.
Consecuentemente este cómic lo clasificamos claramente como de caricatura documental prehistórica por su finalidad de divulgación científica
y carácter educativo.
• Finalmente, Génesis (2009), la novela gráfica del americano Robert Dennis
Crumb, fundador del cómic underground, consideramos que debíamos incluirla en este artículo, dado que es una obra divulgativa con intencionalidad
pedagógica, de uno de los mitos del origen de la humanidad, que más ha
influido en el pensamiento y la cultura occidental.
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El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos
10
El bosc negre. Una aventura talaiòtica, de Max
y Pau. Un buen ejemplo de cómic editado por
el Museu Arqueològic de Son Fornés, 2007.
Por esto, Génesis (2009), resulta muy apropiada para el conocimiento de
este mito por dos razones: la primera, formulada por el mismo Crumb en su
prólogo, «todas las versiones en historieta de La Biblia que he visto contienen
pasajes de narrativa y diálogos completamente rehechos en un intento de
aligerar y modernizar las viejas escrituras. Y aún así, esas Bíblias claman creer
que son “la palabra de Dios” o que están “inspiradas por Dios”, mientras que
yo, irónicamente, no creo que La Biblia sea “la palabra de Dios”, sino la palabra de los hombres. No obstante, es un texto poderoso con muchas capas
de significado que profundizan en nuestro inconsciente colectivo, nuestro
inconsciente histórico, si así lo preferís.» (Crumb, 2009: introducción).
11
La segunda, como expone Ana Teruel (2009) en su crítica del diario El País, «En
Génesis (Crumb) firma una adaptación literal del origen bíblico del universo
basada en la traducción de la Torá al inglés de Robert Alter de la Biblia del King
James. (…) El artista estadounidense se ha ceñido a ilustrar “cada pequeño detalle”
del texto, sin añadidos ni tampoco censuras. Violencia, incestos, violaciones y
un papel de la mujer diferente al asumido. (Según Crumb) Descubrimos que
hay toda una serie de historias matriarcales escondidas, aspectos enteros de
unos personajes femeninos fuertes que se han pasado por alto» (Teruel, 2009: 1).
211
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Santiago Grau Gadea
The book of Genesis,
ilustrado por Robert Crumb, 2009.
Con la obra de Crumb entendemos mejor el significado cultural del mito
cristiano de la creación, a la vez que disfrutamos del estilo del autor que nos
lleva, como en una montaña rusa, de los aspectos más íntimos a los más épicos,
de las situaciones más prodigiosas a las más bárbaras, sin desviarse del texto
original y con soluciones gráficas sencillas y no intencionalmente sesgadas.
EL CÓMIC Y LA NOVELA GRÁFICA,
UN RECURSO PARA CONTAR
LA PREHISTORIA DESDE EL
MUSEO. ALGUNAS PROPUESTAS
Y DIFICULTADES
El famoso dibujante y teórico de la novela gráfica Will Eisner, en su conocida
obra La narración gráfica (Eisner, 2003), utiliza este arte secuencial como
recurso gráfico, y el periodo Paleolítico como escenario para dar vida a sus
ideas. Los personajes, hombres y mujeres de la prehistoria, explican dibujando en las paredes de sus cuevas el valor de este recurso narrativo. Eisner
crea también con este juego entre cómic y prehistoria, una brillante alegoría
sobre cual pudo ser el inicio de esta técnica gráfica.
11
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El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos
Lo que para Eisner es solo un recurso creativo, en Marc Azéma (2011), cineasta
y doctor en prehistoria, se convierte en una hipótesis, que relaciona algunos
paneles concretos de arte rupestre, como una forma de cómic prehistórico,
utilizado por los humanos desde la prehistoria, para contar historia desde
la fuerza de lo visual.
Gonzalo Ruiz Zapatero mantiene la existencia de una íntima relación entre
dos universos aparentemente tan diferentes como la arqueología y el cómic: «No debemos olvidar que la propia arqueología, (…) es una disciplina
fuertemente visual. Y es que el pasado prehistórico resulta en gran medida reducible a imágenes: las reconstrucciones de los paisajes, el aspecto
físico de los propios cazadores-recolectores paleolíticos (…), casi todo en
la prehistoria se puede contar en imágenes. Por tanto no debe resultar
sorprendente que los territorios de solapamiento de esta disciplina con
los tebeos sean reales y puedan resultar interesantes para las dos partes.»
(Ruiz Zapatero, 2010: 66-67).
Sin entrar en estos planteamientos e hipótesis, pensamos que el cómic y la
novela gráfica son un magnífico recurso comunicativo, para transmitir los
contenidos de los museos de prehistoria, a un público no especializado.
Y más cuando defendemos que el sistema de comunicación del museo
dirigido al gran público descansa sobre un amplio triángulo formado
por tres vértices: el concepto y la imagen que la institución transmite o
quiere transmitir de si misma de manera explícita o implícita; el programa
expositivo, y los programas de actividades específicamente didácticas y
divulgativas.
El concepto y la imagen que queremos transmitir de la institución
Todos los elementos que el público encuentra antes, durante y después de
su visita al museo contribuyen a transmitir de una forma consciente o inconsciente las ideas y la forma de ser de esta institución.
Si queremos que nuestros visitantes tengan una percepción de nosotros como
una institución didáctica, el uso del cómic como estrategia de comunicación
puede resultar bastante provechosa. Estos recursos son especialmente interesantes para diseñar campañas de posicionamiento entre usuarios potenciales, para promocionar la actividad didáctica orientada al público escolar
y familiar, y para la difusión del programa de actividades complementarias.
Recientemente el Instituto Valenciano de Arte Moderno está realizando
una campaña de promoción de su Asociación de Amigos del IVAM, a través
de unos personajes creados por el conocido ilustrador valenciano Sento,
los cuales desde la fachada del Museo, invitan a los viandantes a entrar y a
hacerse «amigo» del mismo.
213
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214
Santiago Grau Gadea
La exposición como medio de comunicación
La exposición, como el lenguaje que mejor caracteriza la actividad difusora
del museo, debería ser didáctica. Entendido este concepto más como una
forma de comunicación, que pretende hacer emocionante y accesible el conocimiento científico a diferentes tipos de público, que como su más literal
sentido pedagógico de enseñanza/aprendizaje.
El cómic y la novela gráfica como recurso museográfico nos pueden ayudar
especialmente a hacer más accesibles y atrayentes las presentaciones expositivas. Sobre todo desarrollando la capacidad comunicativa e integradora
del lenguaje visual de las imágenes en las exposiciones. De la misma manera
que fotografías, dibujos y audiovisuales pueden constituir líneas narrativas
específicas en una exposición (como es habitual que lo sean los textos y los
objetos), también lo podría ser el cómic y la novela gráfica. En nuestra opinión,
sería diseñando una línea discursiva propia, que explique la exposición a través
de viñetas introducidas en la instalación o bien en soporte impreso de mano,
que como hilo conductor nos ayude a seguir los contenidos expuestos a lo
largo de su recorrido. Actualmente, con el desarrollo de las nuevas tecnologías de la comunicación, podemos introducir este recurso en soporte digital
a partir de la descarga de estas aplicaciones en nuestros teléfonos móviles o
tabletas en formato de imágenes fijas o animadas.
El recién inaugurado Musée des Confluences de Lión utiliza en sus modernas
salas de exposición una línea explicativa a base de dibujos/cómics animados,
instalada en pantallas táctiles. Estos puntos de información, existentes en
todas sus salas, explican a través de esta técnica gráfica, preferentemente
ideas y principios complejos del ámbito de la ciencia y de la sociedad, con
un magnífico resultado basado en la calidad de los dibujos, la sencillez de las
animaciones y la amenidad de las narraciones. Si utilizáramos los dibujos y
el estilo narrativo de Éric Le Brun para explicar el sentido y la técnica del arte
paleolítico en nuestras exposiciones, el resultado sería igual de bueno. También si lo hiciésemos con las ilustraciones de Priscile Mahieu y su personaje
Ticayou, en este caso para explicárselo a nuestros visitantes más jóvenes.
El cómic es un recurso magnífico, sin variar una instalación expositiva pensada para público que haya alcanzado el pensamiento abstracto (a partir de
los 12 años), para poder introducir otras líneas de comunicación adaptadas
al pensamiento concreto (a partir de los 6 años) o a las experiencias significativas de los visitantes pertenecientes a otras culturas o con necesidades
especiales (Piaget, 1964).
Programa específico de actividades didácticas y complementarias
Una vez analizado el concepto de museo que queremos transmitir y la exposición como medio de comunicación, llegamos al núcleo de la comunicación
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El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos
específicamente divulgativa en los museos, que son sus programas de actividad
didáctica y complementaria. Estas son actividades de mediación de contenidos científicos diseñados para sectores de público concretos; alumnos de
diferentes niveles: infantil, primaria, secundaria y bachillerato; personas con
necesidades especiales; familias; personas mayores; asociaciones, y turistas
u otros grupos no especializados pero interesados en estas temáticas. Es en
este apartado donde el recurso comunicativo del cómic se ha utilizado más
extensamente y tiene un mayor potencial comunicativo.
El cómic documental prehistórico, tanto de dibujo realista como el de caricatura, puede ser aprovechado antes y después de la realización de visitas
comentadas, o de talleres didácticos en los museos, como una forma de
motivar y preparar la visita, o taller, o como forma de recapitular o concluir
estas actividades. El cómic de ficción de inspiración prehistórica también
puede usarse, pero especialmente para motivar el interés de los visitantes
por el periodo que vamos a tratar durante la visita o taller. Incluso el cómic
de ficción o fantasía con anacronismo también puede mostrarse al final de
la visita, pero principalmente como elemento de contraste para consolidar
aquello que no fue, ni pudo ocurrir nunca en la prehistoria. Para estos usos
también será muy importante saber elegir el tipo de cómic realista o de caricatura que mejor se adapte a las edades de nuestros visitantes.
Cada cómic tiene un rango de edad más adecuado para ser leído o en
nuestro caso para ser utilizado didácticamente, aunque para los amantes
de este género este hecho no resulta significativo. Obviamente, Ticayou
es un cómic adecuado para niños no lectores o neolectores entre 3 y 5
años. Érase una vez… el hombre, pese a estar algo desfasado, sigue siendo
muy recomendable para niños entre 6 y 12 años, especialmente la serie
de animación. También para este rango de edad puede ser adecuado El
bosc negre. Por otra parte, el grado de contenidos Homo Sapiens, Historia
del Universo en cómic y El arte prehistórico en cómic pueden ser atractivos
para jóvenes a partir de 12 años. Génesis, el juego de rol Würm, y la Historia
de aquí necesitan, para su correcto aprovechamiento, de una explicación
previa del contexto cultural en el que han sido creados y de un mayor grado
de formación por parte de los lectores, por lo que podrían ser interesantes
para jóvenes a partir de 15 o 16 años.
Una opción muy interesante es la elaboración por parte de los museos de
materiales didácticos específicos en formato cómic, para desarrollar visitas
o itinerarios especiales utilizando este recurso como el hilo conductor de
la visita. En nuestro Museo las profesionales responsables de la didáctica
junto con el ilustrador Gerard Miquel, han elaborado cuentos ilustrados sobre la prehistoria: El misterio de la cueva y Epi y Nea (Fortea y Ripolles 2008
y 2013), pensados para los más pequeños, donde aparte de la narración se
215
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216
Santiago Grau Gadea
trabaja con la observación y manipulación de reproducciones de objetos y
el descubrimiento de los originales en las vitrinas del Museo
12
. A nuestro
entender, esto mismo podría ser realizado con cómic para trabajar temas
específicos de la prehistoria y para grupos de visitantes jóvenes y adultos
con los mismos excelentes resultados.
El Museo de Prehistoria de Valencia también desarrolla un programa de Biblioteca Infantil para público familiar, donde se pone a disposición de niños,
jóvenes y adultos, cuentos y libros ilustrados, así como cómics de temática
histórica y arqueológica*. Éstos son consultados de manera libre durante los
domingos en un espacio de las salas permanentes habilitado informalmente
como biblioteca. La consulta de este material bibliográfico se refuerza con el
desarrollo de actividades de animación a la lectura. Todo ello está orientado
al desarrollo del placer por la literatura entre los más jóvenes pero también,
y no por ello menos importante, para motivar el gusto por la prehistoria y
los temas arqueológicos entre el público familiar.
En cuanto a las actividades complementarias, con respecto al cómic y a la
novela gráfica, los museos tienen la capacidad de promocionar a los ilustradores, guionistas y educadores que están trabajando este medio con una
intencionalidad divulgativa y pedagógica. Gonick, Le Brun, Mahieu, Forges,
Malnati, Malaterre, Max, Pau, Jul o Roudier no solamente representan un
estilo gráfico y una forma de concebir este arte secuencial, sino un concepto
y una forma muy personal de mostrarnos la prehistoria. Por ejemplo, con
cualquiera de ellos podemos construir un programa de actividad complementaria sobre la temática «Prehistoria y Cómic» de gran calidad y con una
amplia proyección pública asegurada. Por otra parte también es interesante
reivindicar la estrecha relación entre cómic y cine de animación de temática
prehistórica: Érase una vez… el Hombre o la versión animada de Silex and the
City, y especialmente la serie documental francesa L’odyssée de l’espèce que
ha dado versiones en cómic tan interesantes como Homo sapiens y Le Sacre
de l’homme. Estos programas son excelentes para vincular la prehistoria con
diferentes expresiones artísticas, en esta ocasión: dibujo, ilustración, cómic,
cine y literatura, y con ello comprenderla desde otras perspectivas diferentes
a la científica.
Podríamos sintetizar el valor del cómic y la novela gráfica como recurso
didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos en los siguientes
términos: este recurso gráfico/narrativo utilizado de una forma innovadora
y creativa, nos ayuda a motivar el interés y a facilitar la reconstrucción del
espacio y el tiempo de la prehistoria, de una manera visual, dinámica y
* Las bibliotecarias del Museo: Consuelo Martí, Yolanda Fons y Celeste Serra han sido las creadores
de este programa, puesto en marcha desde diciembre de 2012. Para más información consultar:
www.museuprehistoriavalencia.es
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El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos
217
entretenida, construyendo, tanto intelectual como emocionalmente en
Epi y Nea. Encuentro entre dos mundos
de Eva Ripollés y Laura Fortea con
ilustraciones de Gerard Miquel, editado por
el Museu de Prehistòria de València, 2013.
nuestros visitantes, un valioso imaginario sobre la prehistoria. Aplicando
la teoría del insigne pedagogo Bruner (2001), descrita en su obra El proceso
mental en el aprendizaje, estos recursos nos pueden ayudar a crear un
«aprendizaje significativo».
Hemos intentado destacar algunos aspectos del uso del cómic y la novela
gráfica en los museos, y así reivindicar la capacidad comunicativa y didáctica de este medio de expresión. Hemos apuntado solo algunas propuestas,
pero el campo de la comunicación y la educación es muy amplio y permite
elaborar muchas otras sugerencias que ayuden al desarrollo de este sensacional recurso en el ámbito museístico. Solo nos cabe desear que con nuestro
artículo hayamos contribuido a cumplir con este objetivo.
12
[page-n-219]
218
Santiago Grau Gadea
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[page-n-220]
[page-n-221]
220
Helena Bonet Rosado
Emmanuel Roudier nos recibe en su casa, en Felines-Minervois (Francia), para
realizar esta entrevista en la que tuvimos la ocasión de disfrutar, a lo largo de
toda una mañana, de su conversación, de su afición por la prehistoria, de sus
comentarios sobre láminas y planchas originales, así como de sus proyectos
futuros
1
. Además, nos obsequió con una magnífica Vo’hounâ, que dibujó
para el Museo de Prehistoria de Valencia durante la entrevista
2
.
Parisino y diplomado en artes aplicadas por la ENSAAMA en 1992, es el gran
ilustrador de la prehistoria de la bande dessinée, con las sagas Vo’hounâ (tres
tomos aparecidos entre 2002 y 2013), Néandertal (tres tomos entre 2007 y
2011) y la adaptación de la novela La guerre du feu de J.-H. Rosny aîné (20122014). Él mismo se define como autor de cómics y de juegos de rol, novelista,
ilustrador de sus propios cómics y de libros infantiles de temática prehistórica,
además de ilustrador de publicaciones científicas y de museos arqueológicos.
Su pasión por las recreaciones paisajísticas y su rigor documental a la hora
de abordar personajes, gestos, actitudes y ambientes sobre la prehistoria le
convierten, sin duda, en el nuevo Z. Burian del siglo xxi.
1
Entrevista a Emmanuel Roudier en
su estudio. 3 de diciembre de 2015.
[page-n-222]
Conversaciones con Emmanuel Roudier
221
H. B.: ¿De dónde le viene esta pasión por el dibujo, sobre todo dibujar sobre
Ilustración del personaje
de Vo’hounâ.
la prehistoria?
E. R.: Viene desde muy pequeño. Mi pasión por el dibujo se remonta a los dos
o tres años cuando empecé a dibujar mucho, pero el interés por la prehistoria
también desde muy pequeño pues tendría unos siete años, aunque era más
bien prehistoria etno-zoológica, dinosaurios, etc. La verdadera pasión por la
prehistoria científica, la prehistoria humana, la tuve con 20 o 21 años cuando
volví a las lecturas y enriquecí mi curiosidad infantil por la prehistoria con
lecturas científicas y estudios etnológicos, sin abandonar los relatos de ficción.
Fue el encuentro entre el universo de la ficción prehistórica, como La guerre
du feu o Rahan, y los conocimientos científicos cuando descubrí la discordancia que existía entre esta ficción y lo que se sabía a partir de la prehistoria.
H. B.: ¿Considera que es importante estar en contacto con los científicos,
prehistoriadores, antropólogos, incluso visitar los yacimientos arqueológicos?
E. R.: Para mí es realmente importante porque me proporciona varias ideas e
informaciones. Con el tiempo he tomado la decisión de no buscar una excesiva
2
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222
Helena Bonet Rosado
[page-n-224]
Conversaciones con Emmanuel Roudier
223
rigurosidad científica porque lo que yo hago es ficción, y así cuando muestro
un yacimiento arqueológico me doy la libertad de hacerlo como a mí me gusta,
es como una especie de placer intelectual. Me gusta la idea, como en los casos
de Vo’hounâ y Néandertal, de acercarme a las fuentes arqueológicas y eso me
proporciona una gran satisfacción. Me digo a mi mismo: «estoy dando una
imagen real de ese momento de nuestros ancestros desaparecidos». Cuando
converso con los prehistoriadores siempre aprendo cosas y me sugieren ideas
para futuras historias. Por eso es muy importante.
H. B.: Además de autor de cómics, trabaja para museos y exposiciones como
ilustrador de la prehistoria. ¿Es una gran responsabilidad?
E. R.: Cuando trabajo en mis cómics, si necesito tomarme libertades no dudo
en hacerlo, pero cuando tengo que hacer el encargo de un dibujo concreto,
ahí no puedo hacer cualquier cosa y entonces, efectivamente, tengo una
mayor responsabilidad. Ahora se buscan ilustradores que aporten su propio
imaginario. Cuando hice el hombre de la Chapelle-aux-Saints para el Musée
de l’homme de Néandertal, partí de documentos arqueológicos precisos en
relación a la posición del difunto en la pequeña cavidad, lo que se encontró a
su alrededor, sobre la orientación de la gruta, pero luego el peinado o la indumentaria, por ejemplo, son ideas mías aunque parta de algunas referencias.
Entonces es cuando realmente me divierto, aunque, lógicamente, intento
ser fiel a los datos arqueológicos para que el público no se sienta engañado.
H. B.: Usted está al corriente de las últimas investigaciones, no solo de las
representaciones físicas de los neandertales sino también de cuestiones
como la coexistencia entre neandertales y los hombres anatómicamente
modernos, de los estudios sobre el genoma humano, del lenguaje, etc.
E. R.: Todo eso me apasiona desde hace muchos años y, de hecho, cuando
empecé a interesarme por la prehistoria, hacía ya tiempo que estaba muy
atraído por el arte parietal. Pero, en realidad, lo que inicialmente más me
interesó fueron los hombres fósiles y, sobre todo, el hombre de Neandertal
3
.
Hace ya bastante tiempo, unos veinte años, que reflexiono y trabajo sobre esta
idea. Al principio, en los relatos que leía desde los veinte años, el encuentro
y la convivencia entre sapiens modernos y neandertales eran más novelados. En Vo’hounâ, por ejemplo, tenía verdaderas ganas de mostrar que la
prehistoria no era sólo un mundo de violencia, aunque también, y que el
encuentro entre neandertales y los hombres anatómicamente modernos
pudo ser pacífico, posiblemente no todo el tiempo, pero pudo serlo. Entonces en Vo’hounâ, tenemos una verdadera historia de amor. Pero cuando
recientemente se dieron a conocer las investigaciones de Svante Pääbo
sobre el genoma humano, estuve al tanto porque hacía mucho tiempo que
se decía que no era posible la hibridación entre neandertales y sapiens.
Grupo de neandertales para
el juego de rol Würm.
Edicions Icare, 2009.
3
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224
Helena Bonet Rosado
Sí, se comentaba entre pasillos, pero no había evidencias y, de pronto,
ahora existen evidencias de ello por la genética. Además, hay pruebas óseas
puesto que la antropóloga Silvana Condemi, que investiga esta temática,
ha estudiado una posible mandíbula híbrida entre las dos especies. Así que
todo es muy interesante.
H. B.: La edición integral de Neandertal en España, en 2012, ha tenido muy
buena acogida. Es una novela gráfica con un importante trabajo de documentación sobre los neandertales, pero también sobre la flora, la fauna, el
paisaje, el clima, los modos de vida ¿Cómo se ha documentado y ha construido esta obra sobre la naturaleza?
E. R.: La idea de hacer el álbum Néandertal nació después de Vo’hounâ. En
Vo’hounâ, editada en 2003, ya aparecen los neandertales pero no tal como
eran, aunque Vo’hounâ sea una neandertal, pues se trata más bien de una
historia, una novela, con la magia y el resto. Yo tenía ganas de centrarme en
el hombre de Neandertal en serio, sin el recurso de la magia de los espíritus.
El arte parietal nos muestra un estado de pensamiento mágico en los sapiens
modernos, mientras que en los neandertales carecemos de esta misma
información. Entonces me basé en lo concreto, para mostrar dónde vivían,
cómo vivían. Entonces me informé simplemente leyendo las publicaciones
científicas sobre la fauna y la flora del Pleistoceno, el aspecto del paisaje, ya
que todo eso está muy bien documentado y tenemos fuentes sobre el arte
y la fauna glaciar
4
. Consulté textos punteros, publicaciones científicas y
también imágenes hechas por otros artistas que me han dado ideas para
que, después, todo esto vaya tomando cuerpo gráficamente.
Hay un dato importante, y es que el fondo de la historia fuese, a la vez, una
propuesta arqueológica, es decir, que mostrase cómo los hombres de neandertal pudieron vivir, aunque no sepamos exactamente cómo vivían, y, además,
mostrase la preocupación de cuál era su nivel cognitivo. Yo me documento sobre
un amplio imaginario, sobre todo un sistema de encuentros entre pueblos pero,
además, los he hecho hablar, con un lenguaje totalmente moderno. Este dato es
lo que más chocó porque, cuando salió el primer tomo de Néandertal, la mayor
parte de la gente me decía: «Ah, está superbién documentado, pero en el lenguaje
hay una especie de licencia literaria». No es así, he tenido que ser valiente para
justificar que tenían un lenguaje moderno y, en el tomo 2, lo justifico.
H. B.: Volviendo a los tres álbumes del ciclo de Vo’hounâ, que obtuvo el premio Decoincer la boulle, en Angulema en 2003, usted lo ha definido como
«realismo mágico». En esta saga, ¿es más importante la narración que los
protagonistas, que el héroe o la heroína?
4
Neandertal, edición integral
Norma Editorial, 2012.
E. R.: Exactamente, de hecho la creación de personajes de Vo’hounâ estuvo
subordinada a la creación de la narración. En un principio tenía ganas de
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Conversaciones con Emmanuel Roudier
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226
5
Helena Bonet Rosado
Vo’hounâ, tomo 2.
Ed. Soleil, 2003.
contar una historia que mostrase el encuentro entre los sapiens modernos y
los neandertales, y poner en el guión el imaginario de la prehistoria, pero no
nuestro imaginario sobre la prehistoria, que sería más bien La guerre du feu,
sino el de los propios hombres prehistóricos. Entonces, introduzco todo ese
imaginario en el guion y construyo un relato, y es esa historia la que conduce
a los protagonistas, al héroe o a la heroína. Pero lo más importante es la idea
que yo quería transmitir de estos hombres prehistóricos, una nueva visión
donde la magia era importante
5
. Deseaba mostrar que estábamos en un
mundo donde no había distancias, no había separación, para la gente que
vivía en esa época, entre el mundo natural y el mundo sobrenatural. Eran
animistas, y tenemos documentación muy abundante sobre el arte y sobre el
pensamiento mágico de esta gente. Las figurita, por ejemplo, de marfil de un
hombre con cabeza de león hallada en el Jura suábico y datada en aproximadamente en 35.000-32.000 años, es muy importante. También el bestiario que
encontramos en la Grotte Chauvet (Ardéche), por ejemplo, o en la Grotte de
l’Aldène (Hérault). Todos estos datos dan cuerpo a este imaginario, de ahí la
magia del álbum, que no está concebido de cualquier manera sino inspirado
en la documentación arqueológica.
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Conversaciones con Emmanuel Roudier
H. B.: ¿Por qué La guerre du feu? ¿Qué hay en la novela de Rosny que nos
atrae siempre, como otras grandes novelas de ficción como Viaje al centro
de la Tierra de Julio Verne?
E. R.: Lo que era interesante de La guerre du feu era trabajar sobre la prehistoria
fantaseada, no sobre la prehistoria a partir de fuentes arqueológicas. No quería
coger el libro de Rosny aîné y adaptarlo a nuestros conocimientos actuales, eso
a mi juicio no tenía sentido, así que hice la novela ilustrada tal y como había sido
escrita hace cien años. Quería ver cómo había evolucionado pero, también, ver
cuáles eran los elementos invariables, qué quedaba de esa fantasía que Rosny
había puesto en el guion, qué queda hoy de actualidad en aquella percepción
de la prehistoria. Y, efectivamente, vemos que lo que queda finalmente es
una novela sobre la evolución. Lo que pone en juego es un mecanismo, es la
pregunta que nos hacemos sobre aquello que provoca la evolución de los humanos. Por ejemplo, Rosny tiene un discurso muy claro sobre lo que quiere y
cómo quiere explicar el motor de la evolución humana, y eso es lo interesante.
Y ese motor va a ser la generosidad de Naoh, la fraternidad con otros pueblos.
El hecho de que Naoh sea valiente y fuerte es importante pero, sobre todo, que
sea curioso y solidario con los demás. Entonces yo puse esta idea en el guion y
después añadí todo el imaginario de la prehistoria fantástica, el de los tiempos
feroces, que no era para nada el imaginario que había hecho para Néandertal
y Vo’hounâ. Yo realmente quería dar vida a todos esos gigantescos animales,
esa naturaleza absolutamente fenomenal que dominaba al hombre.
Es divertida una anécdota en relación a lo que decía antes de cuando era muy
pequeño, entre dos y cinco años, y dibujaba muchos leones. Cuando ilustré
por fin al gran león blanco de La guerre du feu del tomo 1, recuperé la satisfacción que tenía de pequeño cuando dibujaba esos grandes leones
6
. Esto
es lo que me produjo verdadero placer, me hizo muchísima ilusión dibujar
esa naturaleza salvaje de la novela que, por otro lado, adoro. En este caso
hay, efectivamente, una aproximación a la prehistoria distinta a la de otros
relatos: en Vo’hounâ y Néandertal el acercamiento es más científico mientras
que en La guerre du feu es más una aproximación sobre los mitos. Esto hace
que el cómic de La guerre du feu nos hable, a la vez, de muchas referencias a
los mitos clásicos. Por eso, al protagonista le quise hacer una cabeza de héroe
griego, un poco apolíneo, de héroe civilizador.
H. B.: ¿Por qué y cómo es concebido el proyecto del juego de rol de Würm,
que obtuvo el premio Grog d’Or, en 2012?
E. R.: Sí ha obtenido un premio 2012
7
. Es curioso, porque yo hago juegos de rol
desde que era pequeño, desde los 12 años, y tenía ganas de jugar en este universo.
Inicialmente, pensé en el mundo de Vo’hounâ, pero después lo dejé un poco de
lado porque para mí Vo’hounâ ya era una realidad literaria. Tenía ganas de jugar
en el universo de la prehistoria con amigos, así que inventé este juego de una
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Helena Bonet Rosado
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Conversaciones con Emmanuel Roudier
6
La guerre du feu, tomo 1.
Éditions Delcourt, 2012.
Würm.
Éditions Icare, 2009.
7
manera totalmente informal. Luego lo he difundido en Internet gratuitamente
en una primera versión que ha gustado mucho a toda una comunidad de fans.
Y de repente las ediciones Icare, un editor muy simpático, se interesó por el
proyecto, de hecho yo tenía un premio de un juego de rol alternativo, difundido
gratuitamente. Lo montamos juntos, de manera que esta edición del juego de
rol ha sido revisada y actualizada. La idea partió por la inexistencia de juegos de
rol serios sobre la prehistoria, había juegos de rol, claro, que permitían jugar en
un mundo prehistórico humorístico, tipo Flintstones, pero no en un ambiente
documentado, riguroso e interesante sobre la prehistoria. Yo tenía realmente
ganas de hacerlo y ha funcionado muy muy bien, porque es pionero sobre el
tema, con mecanismos de juego que son bastante innovadores.
H. B.: Hablando de su técnica de dibujo ¿cómo trabaja la composición de
las planchas, la importancia del color, etc.?
E. R.: Yo trabajo a la antigua, no trabajo con ordenador, trabajo sobre grandes
planchas con lápices, pinceles, etc.
8
. He utilizado formatos muy grandes
para Néandertal y Vo’hounâ y, también, para La guerre du feu. Sin embargo,
229
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Helena Bonet Rosado
para los cómics que estoy haciendo ahora, que no son sobre prehistoria,
trabajo sobre papel un poco más pequeño. Pero, para los relatos prehistóricos necesito poder hacer grandes gestos con mucho dinamismo y para
ello dibujar sobre grandes hojas. Intento crear imágenes y componer con el
máximo vigor. Primero dibujo con un pincel para hacer las grandes masas en
negro y blanco y, después, hago los pequeños detalles con pequeñas plumas
y pequeños rotuladores. El color para mi es esencial, sobre todo por lo que
aporta de interés para la luz. De entrada, en realidad, no soy un colorista, soy
más bien un diseñador que prefiere el blanco y negro antes que el color, pero
cuando me pongo a colorear me gusta trabajar sobre todo con la luz, más
que el color o incluso la tinta, aunque la tinta es muy interesante. Creo que
los colores que prefiero son aquellos que trasmiten las luces de otoño, la luz
de crepúsculo, la luminosidad del amanecer, eso me encanta, en la medida
que reajusta y refuerza la narración. Cuando se elige situar una escena en el
crepúsculo es por una razón precisa, lo mismo para la noche, etc.
H. B.: Para terminar, ¿cuáles son sus proyectos de futuro en el marco de la
prehistoria?
E. R.: Bueno, en el tema de la prehistoria tengo muchos proyectos, veremos
cuales se concretan. Por ejemplo, Vo’hounâ tiene una continuación en novela,
un gran relato que estoy escribiendo y que va a ser algo muy denso a mi juicio.
De hecho, es una trilogía que se desarrolla en el universo de Vo’hounâ. Junto
con un amigo, hemos creado todo un mundo muy completo y muy coherente
lleno de tribus, que va a estar basado en fuentes arqueológicas pero también
sobre nuestro propio imaginario. Así que, ahí tenemos una gran novela, que
se desarrolla veinte años después de la historia del cómic de Vo’hounâ, ese
es mi gran proyecto.
Después tengo otros proyectos, un libro científico sobre el hombre de Neandertal en el que yo haré grandes ilustraciones, junto con Antoine Balzeau, un
gran especialista del hombre de Neandertal que trabaja en el Museo Nacional
de Historia Natural, en París. Además, tengo varios proyectos de ilustraciones
para otros museos.
Estos son mis proyectos futuros, sin embargo voy a dejar un poco de lado la
prehistoria, solo las ilustraciones y las novelas, y voy a renovar mi universo
gráfico de la bande dessinée haciendo otras cosas. Así estamos empezando a
trabajar en un álbum que se desarrolla en una Edad Media fantástica, donde me divierto mucho y es verdaderamente muy hermoso. También tengo
previsto proyectos para otros periodos históricos, algunos como guionista y
otros como diseñador, para distintas colaboraciones.
Y una buena noticia, que acabo de recibir por correo electrónico, la editorial
Ponent Mon LDT, va a publicar la La guerra del fuego en español, en formato
integral, y saldrá a la venta en diciembre de 2016.
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Conversaciones con Emmanuel Roudier
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Emmanuel Roudier dibujando a
Vo’hounâ en su estudio.
8
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Vicky Menor Cuenca
L’ÂGE DE RAISON
Guionista Matthieu Bonhomme
Dibujante Matthieu Bonhomme
Año 2002
País de edición Francia
Editorial Éditions Carabas
Descripción técnica Libro en cartoné, 31 x 23 cm, 63 páginas, color.
Sinopsis Una historia que narra las desventuras de un homínido en el alba de la humanidad
expulsado de su tribu y que decide vivir solo. En él prevalecen los impulsos de violencia,
deseo y amistad sobre la razón. La fuerza narrativa y el colorido de este cómic mudo hacen
que resulten innecesarias las palabras para trasmitirnos su mensaje sobre la supervivencia
y las pasiones humanas.
ALLEY OOP
Guionista T. V. Hamlin
Dibujante V. T. Hamlin
Año 1932
País de edición Estados Unidos
Editorial Tira de prensa editada por Newspaper Enterprise Association. Muchas de las tiras
diarias y algunas dominicales de Alley Oop se volvieron a imprimir por Dragon Lady Press,
Comics Revue, Kitchen Sink Press, Manuscript Press y SPEC Books. En 2014, Dark Horse publica
una serie de libros de gran formato con tapa dura que completa las tiras que salieron en las
páginas dominicales. La imagen corresponde al n.º 1 de Dell Publishing, 1962.
Edición en español Traducido al español como Trucutú, la editorial mexicana Novaro publica este personaje en la Colección Domingos Alegres a partir de 1973. Cuaderno grapado,
19,5 x 14 cm, color.
Descripción técnica Diversos formatos según las sucesivas ediciones.
Sinopsis Alley Oop era un forzudo cavernícola de la prehistoria del reino de Moo. Monta en
un dinosaurio que es su mascota, viste un taparrabos de piel y anda armado con un martillo
de piedra. Lucha, junto con sus vecinos de Moo, contra los habitantes de Lem. El personaje
viaja en una máquina del tiempo y vive aventuras en todas las eras de nuestra historia.
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CATÁLOGO DE SELECCIÓN DE CÓMICS
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ALTAMIRO DE LA CUEVA
Guionista Carles Bech
Dibujante Joan Bernet Toledano
Año 1965
País de edición España
Editorial Publicado en TBO. Ediciones TBO / Buigas, Estivill y Viña, S.L., Barcelona.
La imagen corresponde al Extra TBO dedicado a Altamiro de la cueva, editado en 1970, en
cartoné, 28 x 20 cm, color.
Descripción técnica Cuaderno grapado, 28 x 20 cm, color.
Sinopsis Altamiro es un cavernícola prehistórico que vive en una tribu donde, a pesar de no
ser el más fuerte ni el más poderoso, es un ingenioso e inteligente artista al que admira toda
la comunidad. En un ambiente paleolítico, donde abundan los anacronismos, Altamiro es un
inventor avanzado a su tiempo donde descubre soluciones y resuelve problemas cada día.
B.C.
Guionista Johnny Hart
*
Dibujante Johnny Hart
Año El 17 de febrero de 1958 apareció la primera tira de B. C., cuyo título obedece a las siglas
de before Christ (antes de Cristo).
País de edición Estados Unidos
Editorial Fawcett Gold Medal, Ballantine Books y Editorial Reviews han recopilado las tiras
humorísticas de prensa. Libros antológicos de tiras de prensa. Hubo una redistribución en un
retapado con los dos libros que llevó impostado el sello «especial» sobre una nueva portada,
pero consistió en los mismos tebeos sin tapas, que carecían de nuevo registro en depósito legal.
Edición en España En 1981, Distrinovel, S.A., edita el libro B. C. Los primitivos en rústica,13
x 19 cm, 96 páginas, con interior en blanco y negro, y cubierta en color. La imagen corresponde a la edición de Buru Lan Ediciones S. A., de 1971, en rústica, 18 x 11 cm, cubierta
color e interior blanco y negro.
Sinopsis Personaje humorístico y satírico situado en la época prehistórica que comparte
historietas con un grupo de hombres y mujeres de las cavernas, y animales antropomórficos
de diferentes eras geológicas, como un oso hormiguero, una hormiga y una tortuga.
* Hart murió sobre su mesa de dibujo en abril de 2007. La tira pasó entonces a manos de sus nietos
Mason Mastroianni (guionista principal y dibujante) y Mick Mastroianni (escritor), y la hija de Hart,
Perri (rotulista y colorista).
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Vicky Menor Cuenca
CAVE GIRL
Guionista Gardner Fox
Dibujante Bob Powell
Año 1952
País de edición Estados Unidos
Editorial Aparece en el n.º 2 de Thun’da y continua publicándose en Magazine Enterprises. En
1988, AC Comics edita un número que recorre tres historias de Cave Girl en blanco y negro.
La imagen corresponde al n.º 1 de AC Comics, 1988.
Descripción técnica Diversos formatos según las sucesivas ediciones.
Sinopsis Después de la muerte de sus padres en la selva, la joven Carol Mantomer es rescatada
por un águila que la lleva a Dawn Lands, donde habitan criaturas prehistóricas. Allí, criada por
el lobo Kattu, crece como una belleza rubia experta en armas primitivas. Protegerá la selva, su
hogar, contra los cazadores furtivos de marfil, de cabezas o las mitológicas mujeres amazonas.
Es una heroina selvática con cazador blanco como compañero sentimental.
CAVEMAN
Guionista Tayyar Özkan
Dibujante Tayyar Özkan
Año 1993
País de edición Turquía
Editorial Caveman apareció en Heavy Metal en 1993. Los números 1, 2, 3 y 4 se publicaron en
Caveman Publishing (1998), revista de 32 páginas en blanco y negro. En 1997 NBM recopiló las
historias de Caveman en una novela gráfica.También en Turquía se publicaron en importantes
periódicos como Yeni Yuzyil, RADIKAL y FHM.
Descripción técnica Diversos formatos según las sucesivas ediciones.
Edición en España En 2001, Dude Comics edita una recopilación en rústica, 48 páginas con
portada en color e interior en blanco y negro. En 2007, Gursel Diartgroup edita un álbum recopilatorio. Libro en cartoné, 30 x 21 cm, 68 páginas, cubierta en color, interior en blanco y negro.
Sinopsis Historietas satíricas e irónicas ambientadas en la prehistoria con claros paralelos
en la vida moderna. Con un enérgico lenguaje narrativo mudo, el protagonista, Caveman,
muestra cómo algunas pasiones del ser humano, como la violencia o el individualismo, no
han cambiado desde la prehistoria hasta nuestra supuesta sociedad civilizada.
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CATÁLOGO DE SELECCIÓN DE CÓMICS
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CHRONIQUES DE LA NUIT DES TEMPS
Guionista André Houot
Dibujante André Houot
Año 1987-1994
País de edición Francia
Editorial Serie de 5 álbumes: Le Couteau de pierre con páginas documentales de Aimé Bocquet.
Libro en cartoné, 30 x 22 cm, 48 páginas, color. (Fleurus, 1987). Tête-brûlée.Libro en cartoné.
30 x 22 cm, 46 páginas, color. (Le Lombard, 1989). On a marché sur la terre. Libro en cartoné.
30 x 22 cm, 46 páginas, color. (Le Lombard, 1990). Le Soleil des morts. Libro en cartoné. 30 x
22 cm, 46 páginas, color. (Le Lombard, 1992). Ars engloutie. Libro en cartoné. 30 x 22 cm, 54
páginas, color. (Glénat, 1994).
Sinopsis Los cuatro primeros volúmenes de la serie relatan historias ambientadas en la
prehistoria, desde los primeros homínidos hasta la Edad de los Metales. Houot es el primer
autor de bande dessinée que se asesora científicamente para ilustrar la prehistoria con el fin
de construir pasados basados en el conocimiento arqueológico.
ERASE UNA VEZ... EL HOMBRE
Guionista Albert Barillé
Dibujante Jean Barbaud
Año 1978
País de edición Francia
Editorial Il était une fois... l’Homme es una serie de televisión que se edita en bande dessinée
en 1991 Fabbri-Hachette y FR3, en cuarenta volúmenes.
Descripción técnica Diversos formatos según las sucesivas ediciones.
Edición en España Publicado por Ediciones Junior, S.A. en 1979, en 13 cuadernos en rústica
con páginas interiores y cubiertas en color, 29 x 22 cm, 30 páginas. En 1989, Ediciones Junior,
S.A. reedita en libro cuatro números en cartoné, 29 x 22 cm, 190 páginas, color.
Sinopsis Adaptación de la serie de dibujos animados producidos por los estudios de Procedis
que se emitieron en la televisión francesa FR3, a partir de 1978. Las viñetas están extraídas
directamente de los fotogramas. Relata la evolución de la humanidad desde la prehistoria
hasta el siglo xx en 26 episodios. Comic de divulgación científica, siempre con el humor
presente, dirigido al público juvenil.
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Vicky Menor Cuenca
GIRIGHIZ
Guionista Enzo Lunari
Dibujante Enzo Lunari
Año 1972
País de edición Italia
Editorial Tira cómica publicada en la revista Linus editada por Milano Libri y posteriormente
por Baldini & Castoldi.
Descripción técnica Libro en cartoné, 22 x 16 cm, 117 páginas, cubierta color e interior blanco
y negro.
Sinopsis El autor sitúa a sus personajes -el jefe de la tribu, el brujo o el mamut- en la prehistoria, concretamente en el Pleistoceno, pero con comportamientos y costumbres de la época
moderna. En clave de humor, es una clara sátira política de su país y de la sociedad actual.
HISTORIA DEL UNIVERSO EN CÓMIC
Guionista Larry Gonick
Dibujante Larry Gonick
Año 1978
País de edición Estados Unidos
Editorial En 1978, RIP off Press edita 10 cuadernos grapados, 17,5 x 25,5 cm, cubierta en
color e interior en blanco y negro. En 1990 edita The Cartoon History of the Universe en dos
volúmenes: una recopilación en cartoné, 28 x 21 cm, cubiertas en color e interior en blanco
y negro. En 2007 y 2009 ha editado los dos últimos volúmenes sobre el mundo moderno.
Edición en España Ediciones B, S.A., 1990, edita la recopilación de los siete primeros cuadernos
en rústico, 28 x 21 cm, 352 páginas, cubierta en color e interior en blanco y negro; también
se hace una reedición en 2009.
Sinopsis El profesor y matemático L. Gonick presenta la historia del mundo desde el Big Bang,
que provocó el nacimiento del mundo, hasta la actualidad de una forma satírica y humorística
pero dentro de un gran rigor histórico. El volumen I, que comprende los cuadernos del 1 al 7,
abarca desde el origen del planeta hasta Alejandro Magno. Una forma didáctica y divertida
de conocer la historia del Universo.
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CATÁLOGO DE SELECCIÓN DE CÓMICS
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Hug, el troglodita
Guionista Jordi Gosset
Dibujante Jordi Gosset
Año 1965
País de edición España
Editorial Publicado por primera vez en la revista Tío Vivo, Editorial Bruguera, S.A. Editorial
Bruguera, S.A., publica dos especiales Hug, el troglodita, en 1971 y 1972, en la Colección Olé
n.º 32 y 61. En 1999, se edita una antología en Clásicos del humor de Ediciones B, en cartoné,
26 x 18 cm, 80 páginas, color.
Descripción técnica Diversos formatos según las sucesivas ediciones.
Sinopsis El troglodita Hug vive en la Edad de Piedra rodeado de pepesaurios. Intenta conseguir
huevos de pedrodáctilo para alimentarse pero sus estrategias a la hora de buscar comida terminan en fracaso. Su amigo Pitákoras le recrimina por no utilizar suficientemente su intelecto
y dejarse llevar por la fuerza bruta.
KA-ZAR
Guionista Stan Lee, Jack Kirby
Dibujante Jack Kirby
Año 1936
País de edición Estados Unidos
Editorial La primera aparición es en pulp magazines y comic books en los años 30 y en 1965
en Marvel Comics.
Edición en España Ka-Zar se publica en Ediciones Vértice en 1973; Comics Bruguera, Editorial Bruguera, S.A., 1978; Ediciones Surco, 1983; Editorial Planeta DeAgostini, S.A., 1998 y
1999, y por Marvel Limited Edition, Panini España, S.A., en 2015. La imagen corresponde a
Ediciones Vértice, 1981.
Descripción técnica Diversos formatos según las sucesivas ediciones.
Sinopsis Ka-Zar es un personaje a medio camino entre Tarzán y héroe prehistórico, que vive
en la Tierra Salvaje, un lugar perdido en el tiempo y poblado por criaturas prehistóricas. Su
compañera Shanna, la diablesa, le acompaña en numerosas aventuras, llegando a tener su
propio personaje.
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Vicky Menor Cuenca
LUCY. L´ESPOIR
Guionista Patrick Norbert
Dibujante Tonino Liberatore
Año 2007
País de edición Francia
Editorial Capitol Éditions
Descripción técnica Libro cartoné, 35 x 26 cm, 70 páginas, color. En 1990 la editorial Seuil había
editado Le Rêve de Lucy, de Yves Coppens y Pierre Pelot, con ilustraciones de Tonino Liberatore.
Sinopsis El comic relata la historia de la «primera mujer», Lucy, una australopiteca de 3 millones
de años que, perdida y encinta, vive el primer amor en la tierra. Cuenta con el asesoramiento
científico de Yves Coppens, codescubridor del auténtico esqueleto fósil de Lucy.
MEZOLITH
Guionista Ben Haggarty
Dibujante Adam Brockbank
Año 2010
País de edición Reino Unido
Editorial David Fickling Books.
Descripción técnica Libro cartoné, 22 x 30,5 cm, 96 páginas, color.
Sinopsis La historia describe el viaje personal de un niño del mundo de cazadores mesolíticos, ambientado en lo que hoy es el noreste de Yorkshire. Relata historias de la lucha diaria
de una pequeña tribu que se entrelazan con antiguos mitos y leyendas. Fundamentada en
la investigación arqueológica detallada, es un libro de acción y aventura, horror y romance,
magia y belleza.
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CATÁLOGO DE SELECCIÓN DE CÓMICS
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NÉANDERTAL
Guionista Emmanuel Roudier
Dibujante Emmanuel Roudier
Año 2007-2011 (tres volúmenes)
País de edición Francia
Editorial Éditions Delcourt. Serie de tres volúmenes: Le Cristal de Chasse, 2007, libro cartoné,
32 x 23 cm, 55 páginas, color; Le Breuvage de vie, 2009, libro cartoné, 32 x 23 cm, color, y
Le meneur de meute, 2011, libro cartoné, 32 x 23 cm, color.
Edición en España Neandertal, Norma Editorial, S.A., 2012. Libro cartoné. 26 x 19 cm. 168
páginas, color.
Sinopsis En una caverna europea, hace más de 50.000 años, Laghu es un hábil fabricante
de armas que nunca podrá ser cazador, ya que su pierna lisiada se lo impide. Sin embargo,
cuando un mítico bisonte causa la muerte de su padre y de su hermano, Laghu jura cazarlo
por venganza. Es una emocionante historia de aventuras protagonizada por diversas tribus
de neandertales que fantasea sobre cómo debió de ser la existencia de esta especie extinta
que precedió al Homo sapiens.
NEANDERTHAL
Guionista Chris Ryall
Dibujante Frank Frazetta
Año 2009
País de edición Estados Unidos
Editorial Image Comics
Descripción técnica Cuaderno grapado. 48 páginas, color.
Sinopsis Historia muda que transcurre en el Paleolítico medio y que se basa en las ilustraciones originales de Frank Frazetta para las revistas de Warren Publishing. Presenta a una tribu
de rudos neandertales que sobrevive a grandes peligros, como los tigres de dientes de sable.
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Vicky Menor Cuenca
ÖTZI, POR UN PUÑADO DE AMBAR
Guionista Mikel Begoña
Dibujante Iñaket
Año 2015
País de edición España
Editorial Norma Editorial
Descripción técnica Libro cartoné, 19 x 16 cm, 72 páginas, color.
Sinopsis Historia novelada a partir del hallazgo arqueológico de la momia del periodo Calcolítico, de hace 5000 años, encontrada en los Alpes en 1991. Ötzi es el mejor arquero de su
tribu y recibirá una misión del oráculo para recuperar la ruta del ámbar en las montañas
alpinas. Para ello tendrá que llevar a cabo la caza ritual de un enorme ciervo para invocar a
los mensajeros del cielo.
PEQUEÑO PANTERA NEGRA
Guionista Pedro Quesada
Dibujante Miguel Quesada y José Ortiz hasta el n.º 177. En 1961 Quesada fue sustituido por
Jesús Herrero.
Año 1958-1964. En 1958 la editorial Maga dio por finalizadas las aventuras Pantera Negra,
dando paso a Pequeña Pantera Negra, que siguió su numeración.
País de edición España
Editorial Maga
Descripción técnica Cuaderno grapado, 12 páginas, 12 x 17 cm (n.º 55 a 124), 17 x 24 cm
(n.º 125 a 329), cubierta color e interior blanco y negro. La imagen corresponde a la Edición
de Maga, 1958.
Sinopsis Jorgito, hijo de Pantera Negra, es un adolescente libre y protector de su tribu gracias a
su valor, generosidad y superior grado de civilización. Viaja por tierras africanas, acompañado
de su amiga la pantera negra, donde encuentra estirpes de hombres vampiro, indígenas abeja,
animales fantásticos, dinosaurios y hombres prehistóricos.
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CATÁLOGO DE SELECCIÓN DE CÓMICS
243
LOS PICAPIEDRA
Guionista William Hanna y Joseph Barbera
Dibujante William Hanna y Joseph Barbera
Año 1960
País de edición Estados Unidos
Editorial Marvel Comic edita The Flintstones
Edición en España Desde principios de los años 60 Editorial Bruguera S.A. publica numerosos ediciones de las historietas de Los Picapiedra en las colecciones Minitroquelados, Horas
alegres, Copito, Tele infancia, Mini infancia, etc. Ediciones Recreativas, S.A., en 1975 publica
25 números. Ediciones Laida publica Los Picapiedra en 1975, en cartoné, 18 x 27 cm, color.
A partir de los años 80, Editorial Planeta DeAgostini, S.A. y Ediciones B, S.A. se sumarán en
la publicación de esta serie.
La imagen corresponde a la editorial Jovial-Películas, t. 10, 1970.
Descripción técnica Diversos formatos según las sucesivas ediciones.
Sinopsis Los Picapiedra fue una de las series animadas más exitosas de la historia de la televisión. Pedro Picapiedra y Pablo Mármol reflejan la clase media de la sociedad estadounidense
con su casa troglodita, su animal de compañía Dino, las salidas al campo, barbacoas en el
jardín y el primitivo vehículo. Sus esposas, Betty y Vilma, modelo de amas de casa americana,
soportan las ideas y aventuras de Pedro con la complicidad de su amigo Pablo, de las que
nunca salen bien parados.
PURK, EL HOMBRE DE PIEDRA
Guionista Pablo Gago
Dibujante Manuel Gago
Año 1950
País de edición España
Edicitorial La Editorial Valenciana, S.A. publica la primera edición en 1950. Cuaderno grapado,
24 x 17 cm, 10 páginas, cubierta color e interior blanco y negro. Editorial Valenciana, S.A.,
en 1974, reedita en color 114 números. Cuaderno grapado, 26 x 18 cm, 20 páginas, color. La
editorial J.L. A., en 1986 hace una recopilación en 26 números, en rústica, 16 x 24 cm, 108
páginas y cubiertas en color e interior en blanco y negro. La imagen corresponde al n.º 39
de Editorial Valenciana.
Sinopsis En la Edad de Piedra, los hijos de dos jefes de tribus rivales están enamorados: Purk
de los cataks y Lila de los urulus. Para evitar que Lila sea entregada como mujer a Tugor, Purk la
rapta. En su huida de los urulus, son atacados por los gigantes de la Reina Suri y Lila desaparece.
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244
Vicky Menor Cuenca
RAHAN
Guionista Roger Lecureux, y a partir de 1999 tras su muerte, Jean-François Lecureux (su hijo)
Dibujante André Chéret
Año 1969
País de edición Francia
Editorial Publicada inicialmente en la revista Pif Gadget en blanco y negro por Éditions Vaillant,
Francia. Soleil Productions edita entre 1998 y 2011 Rahan l’intégrale, en 25 volúmenes en
cartoné, 30 x 21 cm, color. Rahan l’intégral noir et blanc, en 2014; entre 1999 y 2010, Éditions
Lécureux publica diez volúmenes en cartoné, 30 x 21,5 cm, color.
Edición en España Buru Lan, S.A, de ediciones. Cuaderno grapado, 30 x 23 cm, 24 páginas,
color. La imagen corresponde a Éditions Lécureux, 2009.
Sinopsis Las aventuras de Rahan se desarrollan en la prehistoria en la que sobrevive y se enfrenta a bestias salvajes. A la muerte de sus padres, asesinados por tigres de dientes de sable,
el joven Rahan es adoptado por su nuevo padre Craô que le enseña los valores de generosidad,
valentía, tenacidad, lealtad y sabiduría.
ROQUITA
Guionista Jordi Gosset
Dibujante Jordi Gosset
Año 1979
País de edición España
Editorial Se publica en la revista Super Zipi y Zape y Pulgarcito, publicación infantil, por la
Editorial Bruguera, S.A., en los años 70 y 80. En 1991, aparece en la colección Olé! de Ediciones B, S.A.
Descripción técnica Diversos formatos según las sucesivas ediciones.
Sinopsis Roquita odia la sopa y vive en una cueva con su madre, con su perro Pocaspulgas
y con una ingeniosa y cabreada araña. Siempre tiene sopa para cenar y en cada una de sus
historietas casi siempre se sale con la suya y consigue, aunque sea por azar, quedarse sin
tomar la sopa, lo que considera un motivo de victoria y celebración.
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CATÁLOGO DE SELECCIÓN DE CÓMICS
245
RUPESTRES
Guionista David Prudhomme, Emmanuel Guibert, Pascal Rabaté, Troubs, Marc-Antoine
Mathieu y Etienne Davodeau
Dibujante David Prudhomme, Emmanuel Guibert, Pascal Rabaté, Troubs, Marc-Antoine
Mathieu y Etienne Davodeau
Año 2011
País de edición Francia
Editorial Futuropolis
Descripción técnica Libro en cartoné, 19 x 26 cm, 208 páginas, color.
Sinopsis Viaje, casi iniciático, de seis autores de la bande dessinée al corazón de la tierra para
experimentar la magia y comprender el lenguaje universal del arte parietal paleolítico con la
visita a algunas de las cuevas decoradas más famosas del sur de Francia.
TOR
Guionista Norman Maurrer
Dibujante Joe Kubert
Año 1953
País de edición Estados Unidos
Editorial DC Comics. Aparece por primera vez en un cómic titulado 1,000,000 years ago.
La Imagen corresponde al n.º1 de DC, 1975.
Edición en España Editorial Planeta DeAgostini S.A., en 1993 publica Tor. Libro en cartoné,
31 x 24 cm, 112 páginas, color. En 2009 edita Tor. Una odisea prehistórica, contiene n.º 1, 2, 3,
y 4, en rústica, 26 x 17 cm, 160 páginas, color.
Sinopsis Tor es un guerrero prehistórico solitario cuyo único amigo es su monito Che-Che.
Corren aventuras llenas de dinamismo y elementos fantásticos donde conviven tribus hostiles y monstruos prehistóricos, incluidos los dinosaurios. Es un personaje muy cercano al
espíritu de la serie de Tarzán.
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246
Vicky Menor Cuenca
TUROK, Son of Stone
Guionista Alberto Giolitti y Matthew H. Murphy
Dibujante Rex Maxon y Ray Bailey
Año 1954, en las páginas de Four Color Comics, 1956 en Dell Comics
País de edición Estados Unidos
Editorial Dell Comics (en 1962 se separó de su socia Western Printing and Publishing y fue
esta última la que se quedó con el personaje y siguió publicándolo con el mismo título bajo
el sello de Gold Key Comics). En 1992 la editorial Valiant relanzó el personaje que pasaría a
Acclaim en 1998, a Dark Horse en 2010 y, finalmente, a Dynamite Comics en 2013.
Edición en español La mexicana Editorial Novaro en 1969 comienza la serie que alcanza 274
números. Publicación mensual. Cuaderno grapado, 25 x 17 cm / 20 x 14 cm, 36 páginas, color.
Ediciones Laida publica Turok, el hombre de piedra, en 1975, en cartoné, 18 x 27 cm, color.
Sinopsis Turok es un nativo americano precolombino, que queda atrapado junto a su hermano
Andar en un extraño y perdido valle poblado por dinosaurios y cavernícolas, inspirado en
El Mundo perdido de A. C. Doyle, donde tienen que enfrentarse a los peligros más ignotos.
VO’HOUNÂ
Guionista Emmanuel Roudier
Dibujante Emmanuel Roudier
Año 2002-2013
País de edición Francia
Editorial Soleil Productions. Serie de tres álbumes: La saison d’Ao, Soleil Productions, 2002;
La saison de Mordagg, Soleil Productions, 2003, y Le souffle de Montharoumone, Soleil Productions, 2005. Libros en cartoné, 32 x 23 cm, 46 páginas, color. En 2013, Éditions Errance
publica Vo’hounâ.Une légende préhistorique una edición especial en blanco y negro que
completa la serie con el 4.º volumen. Libro cartoné, 184 páginas, 32 x 23 cm, en blanco y negro.
Sinopsis Una leyenda prehistórica guiada por la magia de la chamana Vo’hounâ y de los
grandes espíritus de los animales. Transcurre en la zona del sur de Francia de hace 35.000
años y relata el encuentro entre neandertales y cromañones durante la era glaciar. Busca una
reconstrucción realista de los escenarios aunque introduce un gran componente fantástico.
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Reconocimiento de copyrigHT
Prehistoria y cómic. La magia de la imagen. Helena Bonet Rosado
¡Gracias Lucy! Begoña Soler Mayor
Fig. 1: ©Éric Le Brun; ©Éditions Glénat
Fig. 1: ©William M. Marston; ©DC Comics
Fig. 2: ©Enzo Lunari; ©Milano Libri Edizioni
Fig. 3: ©AC comics
Fig. 5: ©Rudolph Zallinger; ©Time, Inc.
Fig. 4: ©Néstor Redondo, Joe Kubert; ©AC comics
Fig. 6: ©E.R. Burroughs; ©Hispano Americana de Ediciones
Fig. 5: ©Budd Root; ©Devon Massey
Fig. 8: ©Alley Oop ©UFS, Inc. Used By Permission of UNIVERSAL UCLICK for UFS.
Fig. 6: ©Patrick Galiano, Mario Milano; ©Les Humanoïdes Associés
Fig. 9: ©Tayyar Özkan; ©Editorial Gursel Diart Group S.L.
Fig. 7: ©Emmanuel Roudier; ©Éditions Soleil
Fig. 10: © Howie Post; ©National Periodical Publications, Inc.
Fig. 8: ©André Chéret, Michel Rodrigue; ©Éditions Jocker
Fig. 11: ©Roger Lécureux, André Chéret; ©Éditions Soleil
Fig. 9: ©René Hausman; ©Dupuis
Fig 12: ©Jack Sparling; ©Dell Publishing Co., Inc.
Fig. 10: ©Mireia Pérez; ©Ediciones sins entido
Fig. 13: ©André Houot; ©Éditions du Lombard
Fig. 11: ©Patrick Norbert, Tanino Liberatore; ©Capitol Éditions
Fig. 14: ©Frank Frazetta
Fig. 12: ©Roger Lécureux, André Chéret; ©Éditions Lécureux
Fig. 15: ©Mikel Begoña, Iñaket; ©Norma Editorial
Primero, la ciencia… después, la ficción. Ernestina Badal García y Joaquín Soler Navarro
Fig. 9: © ARTE France. The Lost World. Harry O. Hoyt
Ilustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿caminos divergentes o convergentes?
Gonzalo Ruiz Zapatero
Figs. 1, 11, 12 y 13: ©J. G. Swogger
Fig. 4: ©Édouard Aidans; © Journal de Tintin; ©André Chéret, Roger Lécureux;
©Éditions Lécureux
Fig. 5: ©André Houot; ©Éditions du Lombard
Fig. 6: ©Ben Haggarty, Adam Brockbank
Figs. 7 y 8: ©Emmanuel Roudier; ©Norma Editorial
Fig. 9: ©Patrick Norbert, Tanino Liberatore; ©Capitol Éditions
Fig. 10: © Emmanuel Roudier; ©Delcourt Éditions
Fig. 13: ©Hanna-Barbera Productions
Fig. 14: ©Juan Zanotto; ©Editoriale Aurea
Fig. 15: ©A. Chéret, Michel Rodrigue; ©Éditions Jocker
El cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos.
Santiago Grau Gadea
Fig. 1: ©Will Eisner ©Norma Editorial
Fig. 3: ©Larry Gonik; ©Ediciones B
Fig. 2: ©Alberto Cabado, Eugenio Zoppi; ©Enciclopedia para todos, Daniel Mallo
Productions
Fig. 4: ©Antonio Fraguas (Forges)
Fig. 5: ©Albert Barillé, Jean Barbaud; ©TM & ©Procidis
Fig. 6: ©Jacques Malaterre, Loïc Malnati; ©Bamboo Édition
Fig. 7: ©Emmanuel Roudier; ©Éditions Icare
Fig. 8: ©Éric Le Brun; ©Éditions Glénat
La prehistoria en el tebeo infantil. Antoni Guiral Conti
Fig. 9: ©Priscille Mahieu; ©Éditions Milan
Figs. 1, 3, 4, 6 y 8: ©Jordi Gosset
Fig. 10: ©Max, Pau, Marc Ferré; ©Museu Arqueològic de Son Fornés.
Fig. 2: ©Herederos de Gustavo Martínez Gómez
Fig. 11: ©Robert Crumb
Fig. 5: ©Herederos de Carles Bech y Joan Bernet
Fig. 12: ©Gerard Miquel, Laura Fortea, Eva Ripollés; ©Museo de Prehistoria de Valencia
Fig. 7: ©Herederos de Joan Rafart
Fig. 9: ©Herederos de Themo Lobos
Conversaciones con Emmanuel Roudier. Helena Bonet Rosado
Fig. 3: ©Emmanuel Roudier; ©Éditions Icare
Barbas, cachiporras y dinosaurios. Pedro Porcel Torrens
Fig. 4: ©Emmanuel Roudier; ©Norma Editorial
Fig. 1: ©Josep Serra Masana
Fig. 5: ©Emmanuel Roudier; ©Éditions Soleil
Fig. 2: ©R. Martín, Francisco Darnís
Fig. 6: ©Emmanuel Roudier; ©Delcourt
Figs. 3 y 4: ©Pedro Quesada, Miguel Quesada
Fig. 7: ©Emmanuel Roudier; ©Norma Editorial
Figs. 6, 7, 8, 9 y 10: ©Herederos de Manuel Gago
Fig. 11: ©Herederos de Alberto Marcet
Catálogo de selección de cómics. Vicky Menor Cuenca
1. ©Matthieu Bonhomme; ©Éditions Carabas
Prehistoria en los cómics americanos. Álvaro Pons Moreno
2. ©V.T. Hamlin; ©Dell Publishing Co., Inc.
Fig. 2: © Alley Oop ©UFS, Inc. Used By Permission of UNIVERSAL UCLICK for UFS.
3. © Herederos de Carles Bech y Joan Bernet
Fig. 3: ©Will Eisner
4. ©Johnny Hart; ©Field Newspaper syndicate
Fig. 4: ©Joe Kubert; ©National Periodical Publications, Inc.
5. ©AC comics
Fig. 5: ©Western Publishing Company, Inc.
6. ©Tayyar Özkan; ©Editorial Gursel Diart Group S.L.
Fig. 6: ©E. R. Burroughs; ©Western Publications Company
7. ©André Houot; ©Éditions Fleurus
Fig. 7: ©Stan Lee, Jack Kirby; ©National Comics Publications, Inc.
8. ©Albert Barillé, Jean Barbaud; ©TM & ©Procidis
Fig. 8: ©Johnny Hart; ©Field Newspaper syndicate
Fig. 9: ©Hanna-Barbera Productions
Fig. 10: ©Howard Post, Wallace Wood; ©National Comics Publications, Inc.
Fig. 11: ©National Comics Publications, Inc.
Fig. 12: ©Larry Gonick; ©Rip off Press, Inc.
Fig. 13: ©Frank Frazetta
Fig. 14: ©Robert Crumb; ©Agence Littéraire Lora Fountain, Paris.
Entre pedagogía y parodia, la prehistoria en el cómic francófono. Didier Pasamonik
Fig. 2: ©Fred Funcken; ©Journal de Mickey
Fig. 3: ©René Pellos
Fig. 4: ©Xavier Snoeck, Sirius; ©Dupuis
Figs 5: ©René Hausman; ©Journal Spirou
Fig. 6: ©René Hausman; ©Dupuis
Fig. 7: ©Matthieu Bonhomme; ©Éditions Carabas
Fig. 8: ©Philippe Druillet
Fig. 10: ©Franquin; ©Dupuis
Fig. 11: ©Jacques Tardi; ©Casterman
Fig.12: ©Pilote. Le Journal d’Asterix et Obelix
Fig. 13: ©Roger Windelocher, Herlé; ©Dargaud
Fig. 14: ©Joann Sfar; ©Dargaud
Fig. 15: ©Julien Berjeaut (Jul); ©Dargaud
9. ©Enzo Lunari; ©Milano Libri Edizioni
10. ©Larry Gonik; ©Ediciones B
11. ©Jordi Gosset
12. ©Stan Lee, Jack Kirby; ©National Comics Publications, Inc.
13. ©Hanna-Barbera Productions
14. ©Patrick Norbert, Tanino Liberatore; ©Capitol Éditions
15. ©Ben Haggarty, Adam Brockbank
16. ©Emmanuel Roudier; ©Norma Editorial
17. ©Frank Frazetta
18. ©Mikel Begoña, Iñaket; ©Norma editorial
19. ©Pedro Quesada, Miguel Quesada
20. ©Herederos de Manuel Gago
21. ©Jean-François Lécureux, Roger Lécureux, André Chéret; ©Éditions Lécureux
22. ©Jordi Gosset
23. © Étienne Davodeau, Emmanuel Guibert, Marc-Antoine Mathieu, David Prudhomme,
Pascal Rabaté, Troubs ;©Futuropolis
24. ©Joe Kubert; ©National Periodical Publications, Inc.
25. ©Western Publishing Company, Inc.
26. ©Emmanuel Roudier; ©Éditions Soleil
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Primero la ciencia...después la ficción.
Ernestina Badal García / Joaquín Soler NavarroPag. 37-58descarregarIlustración prehistórica y tebeo de prehistoria: ¿camino divergentes o convergentes?
Gonzalo Ruiz ZapateroPag. 59-86descarregarBarbas, garrotes y dinosaurios: los cavernícolas de papel.
Pedro Porcel TorrensPag. 107-124descarregarEntre pedagogía y parodia, la prehistoria en el cómic francófono.
Didier PasamonikPag. 149-166descarregarEl cómic como recurso didáctico para el aprendizaje de la prehistoria en los museos.
José Santiago Grau GadeaPag. 193-218descarregar