La cultura del Bronce Valenciano y la Muntanya Assolada de Alzira: aproximación al estado actual de su investigación
Rosa Enguix Alemany
Bernat Martí Oliver
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ARCHIVO DE PREHISTORIA LEVANTINA
Vol. XVIII (Valencia, 1988)
ROSA ENGUIX ALEMANY Y BERNARDO MARTI OUVER
(Valencia)
LA CULTURA DEL BRONCE VALENCIANO Y LA MUNTANYA ASSOLADA
DE ALZIRA: APROXIMACION AL ESTADO ACTUAL
DE SU INVESTIGACION
Como en otros capítulos de la Prehistoria valenciana, la reflexión sobre los problemas que nos plantea hoy la Edad del Bronce se asienta sobre una sólida historia de la
investigación, una densa bibliografía que evoca multitud de trabajos de excavación, de
yacimientos prospectados y, sobre todo, de personas, íntimamente relacionados con el
Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación de Valencia. Causa o consecuencia, las aportaciones de Domingo Fletcher Valls aparecen tempranamente en el
desarrollo de estos estudios sobre la Prehistoria y Arqueología valencianas, vinculadas en el caso concreto de la Edad del Bronce a uno de los yacimientos más representativos de lo que con el tiempo se denominaría Cultura del Bronce Valenciano: el
poblado de la Muntanyeta de Cabrera en el Vedat de Torrent.
Ejemplo privilegiado, en el estudio de este poblado, y a partir de los años treinta,
vemos confluir a una gran parte de aquel grupo de personas antes evocado: Isidro
Ballester Tormo y Luis Pericot García, que realizaron la prospección y valoración
inicial; Mariano Jornet Perales, que dirigió la pequeña campaña de excavación; o
Domingo Fletcher y Enrique Pla Ballester, quienes años después llevarían a cabo 'su
estudio y publicación. Mediaba entonces la década de los cincuenta y desde el Servicio
de Investigación Prehistórica se impulsaría la continuación de una fecunda labor de
prospección y excavación sistemáticas dirigidas hacia este tipo de poblados, especialmente por parte de José Alcácer Grau, y también con la colaboración destacada de
Domingo Fletcher en estos estudios. Las valoraciones podían sobrepasar ya el marco
puntutal de un yacimiento, a la vez que la Edad del Bronce peninsular había visto
aumentada con justeza su complejidad casi en la misma proporción en que quedaba
matizado el alcance y la influencia de la Cultura del Argar, a través de los trabajos de
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Miquel Tarradell Mateu, sumado por entonces a esta dinámica de la investigación
valenciana a través del Laboratorio de Arqueología de la Universidad de Valencia.
Desde aquellos iniciales trabajos de sistematización, Domingo Fletcher ha mantenido su fecunda presencia también en esta parcela de nuestra investigación prehistórica, siempre estudiando, valorando y dirigiendo. Es un motivo de alegría poder testimoniarle ahora nuestro reconocimiento por su magisterio, y nuestra satisfacción porque
junto a él iniciamos hace una década la excavación del poblado de la Muntanya
Assolada de Alzira, cuyos resultados y consiguiente estudio motivan las reflexiones
que aquí se exponen.
El poblado de la Muntanya Assolada corona uno de los espolones de la Serra de
Corbera que avanzan sobre la llanura del Xúquer por su parte meridional, entre la
V all de la Murta y el Barranc de 1' Aixavegó, dentro del término municipal de Alzira.
Las primeras campañas de excavación, iniciadas en 1978, parecieron mostrar un
pequeño poblado de planta aproximadamente rectangular y de unos cuarenta por
veinte metros de extensión que, sobre la cumbre amesetada de la montaña, venía
limitado en su parte oriental por una abrupta pendiente, mientras en su parte occidental, así como en sus extremos norte y sur, se construyó un11 sólida muralla formada por
sucesivas hiladas de piedras sin carear. En el interior de este recinto pronto se
identificaron departamentos de planta rectangular, que en la parte septentrional
flaquean lo que podría considerarse una estrecha calle o pasadizo. Mientras que en el
exterior, y en la parte central del gran lienzo de muralla, el arranque perpendicular de
dos muros permitía plantear la hipótesis de que nos encontrábamos ante el sistema de
acceso, la entrada del poblado (1).
Tales resultados permitieron que desde las primeras campañas de excavación se
pudiera establecer un estrecho paralelismo entre el nuevo poblado y las informaciones
obtenidas en los demás yacimientos de la Cultura del Bronce Valenciano, en especial
con aquellos mejor documentados desde el punto de vista de sus estructuras de
habitación y de cierre o defensa, como los poblados del Mas de Menente (2) y de la
Mola Alta de Serelles (3), ambos en Alcoi, excavados muy tempranamente y referencia siempre presente. Comparaciones que se extendieron sin dificultad a los diferentes
apartados de la cultura material: a las formas cerámicas mejor representadas, como
cuencos de casquete esférico y semiesférico, escudillas, cazuelas, vasos carenados,
vasos globulares y ollas, orzas y vasos geminados, etc.; a la industria del sílex,
caracterizada por la abundancia de los dientes de hoz; o a los brazaletes de arquero, los
punzones biselados de hueso, los botones prismáticos triangulares con perforación en
(1) B. MARTJ: «La Muntanya Asaolada (Alzira, Valencia). Poblado de la Cultura del Bronce Valencian
Arqueología (Murcia, 1982). Zaragoza. 1983, pága. 269-268.
.
B. MARTI: «La Muntanya Aaaolada (Aizira, Valencia)». Lucentum Il Alicante, 1983. págs. 48-67.
B. MARTI y R. ENGUIX: uMuntanya Asaolada~. Memoriea Arqueo!Ogiquesa la Comunitat Valenciana 1984-19811. Conselleria de Cultura,
E. i C. Valencia, 1988. págs. 206-209.
(2) L. PERICOT y F. PONSELL: «El poblado de Mas de Menen te (Alcoy)». Archivo de Prehistoria Levantina. l. Valencia, 1928. pága. 101·112.
(3) E. BOTELLA: •Excavaciones en la Mola Alta de SereUea (Aicoy). Memoria de los trabajos y descubrimientos realizados~ . Memorias de la
Junta Sllperior de Excavaciones y Antigüedades. núms, 79 y 94. Madrid, 1926 y 1928.
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V, etc. Componentes de la cultura material que vemos ampliamente representados en
yacimientos que cubren toda la geografía de la Cultura del Bronce Valenciano, como
la Muntanyeta de Cabrera (4) o el poblado de la Serra Grossa de Alacant (5), aunque la
comparación puede ser mucho más matizada en algunos otros casos, como en el
recinto del Torrelló de Onda (6), por poner un ejemplo.
Idéntica similitud y consiguiente atribución cultural manifestaron los hallazgos
metálicos, formados por un puñal de remaches, puntas de flecha y punzones, con el
interés de haberse documentado la presencia de piezas de auténtico bronce. Y similar
concordancia se desprende de la imagen obtenida con relación a su actividad económica, según el análisis de los restos de fauna y del resto de la información interpretada,
basada en la cerealicultura de secano y en una pequeña cabaña de animales domésticos de la que obtienen alimentos y fuerza de trabajo, además del modesto aporte
proteínico proporcionado por la caza (7).
Esta identidad entre la Muntanya Assolada y aquellos poblados considerados como
representativo~ de la Cultura del Bronce Valenciano implicaba evidentemente una
misma cronología, aunque la Muntanya Assolada venía a sumarse a aquellas otras
investigaciones en curso en diferentes poblados de nuestra geografía que iban poniendo de manifiesto la dificultad de mantener una imagen de~ Bronce Valenciano como
una cultura fundamentalmente homogénea e invariable. Imagen acuñada en las
primeras etapas de su investigación (8) que, como luego habremos de insistir, empezaba a dejar paso a la consideración de posibles fases evolutivas (9) y de diferenciaciones
geográficas internas (10). De este modo, para fijar los momentos iniciales de la
Muntanya Assolada podíamos partir de la marcada y muy distinta personalidad del
Bronce Valenciano con respeéto al Eneolítico que implicaba aquella fase de transición
tradicionalmente aislada a partir de las necrópolis (11) y que ahora empezaba a
dibujarse en los poblados, como en el caso de la Ereta del Pedregal de Navarrés (12).
Resultados que condicionaron la cronología que se atribuye a los comienzos de la
Edad del Bronce en nuestras tierras y que sugieren una datación inicial en torno al
1800/1700 a. de C., a pesar de algunas fechas absolutas de mayor antigüedad. Cronolo-
(4) D. FLETCHER y E. PLA: •El poblado de la Edad del Bronce de la Montanyeta de Cabrera (Vedat de Torrente, Valencia)». Trabajos
Varios del S.l.P., núm. 18. Valencia, 1956.
(5) E. LLOBREGAT: •El poblado de la Cultura del Bronce Valenciano de la Serra Gro&88, Alicante>>. Papeles del Laboratorio de Arqueologia
de Valencia, 6. Valencia, 1969, págs. 31-70.
(6) F. GUSI: •Excavación del recinto fortificado del Torrelló de Onda (Castellón)». Cuadernos de Prehistoria y Arqueología Castellonense, l.
Castellón, 1974, págs. 19-62.
(7) B. MARTI: «El nacimiento de la agricultura en el Pala Valenciano. Del Neolftico a la Edad del Bronce». Univeraided de Valencia, 1983.
(8) M. TARRADELL: «El Pala Valenciano del Neolítico a la Jberización. Ensayo de slntesis>>. Universidad de Valencia, 1963.
M. TARRADELL: <>. Papeles del Laboratorio de Arque.>logia de
Valencia, 6. Valencia, 1969, páJ!ll. 7-30.
(9) F. GUSI: «Las dataciones del C.14 de la Cueva del Mas d'Abad (Coves de Vinromll). Campaña de 1975. Ensayo cronológico para la
periodización del Bronce ValencianO>>. Cuadernos de Prehistoria y Arqueologia Castellonense, 2. Castellón, 1975, págs. 75-80.
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(10) J. F. NAVARRO: .«Materiales para el estudio de la Edad del Bronce en el valle medio del Vinalopó (Alicante)». Lucentum, L Alicante,
1982, págs. 19-70.
(11) B. MARTI: «Le Cova Santa (Vallada, Valencia)». Archivo de Prehistoria Levantina, XVI. Valencia, 1981, págs. 159-193.
(12) E. PLA, B.-MARTI y J. BERNABEU: «Le Ereta del Pedregal (Navarré&, Valencia). Campañas de excavaciones 1976-1979». Noticiario
Arqueológico Hispánico, 15. Madrid, 1983, págs. 41-58.
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gía que también se atribuyó a la primera ocupación de la Muntanya Assolada, en la
que creímos observar claros testimonios de la anterior tradición eneolítica en una
pequeña parte de su industria lítica, en los brazaletes de piedra, o en la semejanza que
pueda postularse para algunos de los motivos decorativos cerámicos como respecto a
los vasos campaniformes incisos. Por último y tal como se expuso en el avance de las
campañas de excavación de 1978 y 1982 al que venimos refiriéndonos, la cronología
final del poblado quedaba establecida en torno a los años 1300 a. de C. Hipótesis
subordinada a la posibilidad de que en el País Valenciano se produjera una evolución
semejante a la observada en el área del sudeste peninsular con las fases del Bronce
tardío y final, que se desarrollarían con posterioridad al Bronce pleno o Bronce Valenciano, pero aceptando la posibilidad de perduraciones absolutas del Bronce
Valenciano durante el transcurso de aquellas dos últimas fases (13).
· En la misma línea de interpretación parecían incidir las campañas de excavación
posteriores, destacando en esta valoración global el estudio de los restos cont"ervados
en una pequeña cueva sepulcral inmediata al poblado, en el escarpe de su lado
suroriental, realizado durante la campaña de 1983. Expoliada en un alto grado, su
excavación proporcionó restos de un mínimo de cuatro individuos, algunos huesos de
animales y parte del ajuar que acompañaba a los inhumados, compuesto por una punta
de flecha de sílex, un fragmento de botón prismático triangular con perforación en V,
numerosas cuentas de collar discoidales, y pequeños y escasos fragmentos de cerámica
sin decoración. Ello confirma la noticia de Gual (14), de que «al pie del montículo se
exploró un covacho en el que aparecieron más restos cerámicos y huesos humanos, lo
que es indicio de su aprovechamiento como lugar de enterramiento)), aunque lo
impreciso de la descripción nos hiciera suponer inicialmente que tal indicación se
refería a la cavidad abierta en el propio subsuelo del poblado, cerca de su límite
septentrional. La presencia de esta cueva sepulcral en las inmediaciones del lugar de
habitación, con paralelos inmediatos en la covacha sepulcral de la Muntanya de
Cabrera (15), venía a coincidir con la idea de que tales eran los enterramientos
característicos del Bronce Valenciano. Lo que además parece confirmarse en otras
excavaciones recientes, caso del poblado del Mas del Corral en Alcoi, con enterramientos en grietas cercanas al mismo (16), aunque tampoco sea ésta una cuestión
exenta de problemas, como se ha expuesto en los últimos años (17).
Así pues, el resultado de todo ello era la incorporación de la Muntanya Assolada
sin demasiadas dificultades a aquella descripción de la Edad del Bronce para gran
parte de las tierras valencianas como un período en el que este país queda abierto
(13) M. GJL.MASCARELL: •Bronce Tardlo y Bronce Final en el Pala Valenciano». En El Bronce Final y el comienzo de la Edad del Hierro
en el Paíe Valenciano. Monografías del Laboratorio de Arqueolo¡¡{a de Valencia, núm. l . Valencia, 1981 , páp. 9-39.
(14) M. GUAL: «Hace tres mil años». Murta. Revista del Instituto Laboral de Alcira, octubre-noviembre, 1953, págs. 4-6.
(15) M. FUSTE y D. FLETCHER: «La covacha sepulcral del Vedat de Torrent». Archivo de Prehistoria Levantina, IV. Valencia, 1953, págs.
169-166.
(16) J . TRELIS: «Mas del Corral•. Memories Arqueologiquea a la Comunitat Valenciana 1984-1985. Con(l'llleria de Cultura, E. i C. Valencia,
1988, páp. 82-85.
(17) M. HERNANUEZ: «La Edad del Bronce en el Pais Valenciano: panorama y perspectivas•. Universidad de Alicanta, 1985. páp. 101-119.
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primero a las influencias meridionales argáricas, manifestadas en el auge y desarrollo
de la metalurgia. Después, ya en los últimos siglos del segundo milenio, algunas
formas y decoraciones cerámicas nos hablan de esporádicas influencias meseteñas.
Con el cambio de milenio llegan elementos de la cultura de los Campos de Urnas. Y
finalmente, a partir del siglo octavo vemos surgir nuevos poblados que, ya desde el
siglo VII, atestiguan el comercio fenicio y las influencias de la Andalucía tartésica,
sumándose finalmente la relación con el mundo griego, hasta llegar al nacimiento de
la Cultura Ibérica. Descripción a la que s~byace el importantísimo matiz de una
general continuidad del substrato del Bronce Valenciano que, paradójicamente, en una
parte muy importante continuaría su propia y peculiar evolución al margen de tan
notables cambios e influencias. De esta manera la Muntanya Assolada, si bien no
puede referirse al conjunto del período y a pesar de que sus restos constructivos
adquieren cierta relevancia en el conjunto de los poblados documentados, sin ocultar
que son pocos los excavados en extensión comparable, vendría a integrarse en un
modelo de pequeños núcleos o caseríos dispersos por toda la geografía del País
Valenciano, habitados por un reducido número de familias que se dedican fundamentalmente al cultivo de los cereales. Este modelo, ampliamente compartido por la
investigación valenciana y por nosotros mismos, explicaría o justificaría algunas de
las anteriores consideraciones generales sobre la cultura, haciendo posible conjugar
las múltiples influencias y relaciones descritas con una cultura material y un modo de
vida sin cambios en la mayoría de los casos.
La prosecución de los trabajos de excavación y su extensión más allá de lo que
inicialmente se consideraba la estricta área del poblado han hecho variar estos
planteamientos, en total sintonía con lo que muestran asimismo el resto de las
excavaciones que actualmente se llevan a cabo sobre yacimientos valencianos de la
Edad del Bronce. En efecto, las últimas campañas anuncian un giro importante en la
imagen que teníamos del urbanismo de la Muntanya Assolada, con las repercusiones
que ello tiene sobre los demás aspectos del problema, cual es el caso del modelo de los
pequeños caseríos, de las cortas ocupaciones, de la no estructuración o jerarquización
de los asentamientos, etc. Sin pretender ser exhaustivos, los recientes trabajos de
excavación muestran que el pequeño espacio de la cumbre, delimitado por una muralla
de casi dos metros de anchura en la parte más accesible fue, además, previamente
acondicionado por grandes construcciones de hiladas de piedras sin carar trabadas
con barro que servirían para aterrazar la montaña. El reducido recinto de la parte más
elevada da paso a una configuración totalmente artificial de la cumbre, con muros de
gran anchura y caras inclinadas o ataludadas, modificando las expectativas sobre el
yacimiento hasta alejarlo de los calificativos usuales ya descritos para los poblados
del Bronce Valenciano (18).
(18) &toa trabajos de excavación corresponden principalmente a laa campañas de 1987 y 1988, dirigidas por R. Enguix y B. Martl, con la
colaboración de M.• Jesúa de Pedro.
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Ello viene a coincidir, por otra parte y como resulta lógico esperar, con las grandes
novedades ofrecidas por la reciente investigación en otras áreas del Bronce peninsular, como ejemplifican destacadamente las Motillas de la Mancha (19) o las nuevas
excavaciones de poblados argáricos (20), mostrando así el Bronce Valenciano una
sintonía profunda con esta renovación en los planteamientos que se produce en áreas
próximas y sin duda íntimamente relacionadas con él. Y hemos de hablar de Bronce
Valenciano porque ciertamente la Muntanya Assolada no es un caso aislado y la
éomplejidad subyacente a estos poblados ya se desprendía de los resultados avanzados
por otros yacimientos entre los que podemos citar la Mola de Agres, en cuyo Corte 1
también se exhumó un lienzo de gran muro ataludado que corresponde a los momentos
iniciales del poblado y que «se construyó siguiendo una técnica singular y de momento
única en el País Valenciano» (21). Las recientes campañas en la Llama de Betxí de
Paterna que han revelado la existencia de una gran construcción dominando la parte
más elevada del poblado, además de importantes aportaciones sobre detalle de técnica
constructiva y distribución interna de este singular espacio (22). La gran construcción
o muralla con paramento interior ataludado del Torrelló de Onda, interpretado como
posible recinto defensivo y correspondiente a momentos anteriores a la datación de
1350 ± 90 a. de C. (23). O la singular construcción de planta trapezoidal con una
estancia anexa de Orpesa la Vella, en Orpesa, que en opinión de su excavador podría
constituir «una unidad ocupacional no estrictamente doméstica» y que correspondería
a la fase inicial de este poblado situado en un escarpe rocoso sobre el mar, con
datación absoluta de 1500 ± 95 a. de C. (24). Ejemplos todos de esta nueva complejidad
en la valoración de los asentamientos del Bronce Valenciano, sin que ahora pretendamos prejuzgar las relaciones internas o su exacta atribución cronológica. Debiendo
tener en cuenta, además, que en esta misma línea es posible reinterpretar o conceder
mayor relieve a anteriores descripciones de estructuras constructivas, como la gran
amplitud de la muralla de la Muntanyeta de Cabrera, con un departamento interior
(25), o la posible canalización del Castillarejo de los Moros en Andilla (26).
De este modo si bien estamos de acuerdo con las grandes carencias que expusiera
recientemente Gusi (27), también parece evidente que hemos cruzado ya aquella línea
(19) T. NAJERA: <
(20) O. ARTEAGA y H. SCHUBART: «Fuenta Alamo. E>:cavaciones de 1977». Noticiario Arqueológico Hispánico, 9. Madrid, 1980, págs. 246289.
O. ARTEAGA y H. SCHUBART: «Fuenta Alamo. Campaña de 1979>>. Noticiario Arqueológico Hispánico, 11. Madrid, 1981, págs. 7-82.
(21) M. GIL-MASCARELL: «El poblado de la Mola d'Agres. Dos cortes estratigráficos•. Papeles del Laboratorio de Arqueologfa de Valencia·
Saguntum, 16. Valencia, 1981, págs. 76-89.
(22) M. J. DE PEDRO: «La Uoma de Bet>:í». Memories Arqueoli>giques a la Comunitat Valenciana 1984-1985. Conselleria de Cultura, E. i C.
Valencia, 1988, págs. 202-206.
(28) GUSI: Op. ciL nota 6.
(24) F. GUSI: «
1988, págs. lliZ.164.
(21i) FLETCHER y PLA: Op. cit. nota 4.
(26) D. FLETCHER y J . ALCACER: «El Castillarejo de los Moros (Andilla. Valencia)•. Archivo de Prehistoria Levantina. VIL Valencia.
1958. págs. 93-110.
HERNANDEZ: Op. ciL nota 17, pág. 101i. ya seilala la posibilidad de que algunas de las pretandidas murallas de nuestros poblados de la
·
Edad del Bronce sean en realidad construcciones de platafonnas pera levantar casas.
(27) F. GUSI: «Problemática actual en la investigación de la Edad del Bronce en el Pafs Valenciano». Ponencia del XIX Congreso Nacional
de Arqueología. Caatellón, diciembre de 1988.
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que, hasta bien avanzada la década de los setenta, encerraba al BronceValenciano en
la consideración de cultura homogénea e invariable, tal como fuera coñcebida en las
primeras etapas de su estudio. Porque ciertamente la nueva imagen que ahora esbozan
los asentamientos está lejos de mostrar la exacta complejidad de la cultura pero
podemos tomarla como apropiada referencia de lo que es un nuevo estado actual de los
problemas.
En este contexto es necesario volver a plantear cuestiones fundamentales, cual es
la relación entre el Bronce Valenciano y la Cultura del Argar, también con importantes
novedades aportadas por la excavación y estudio de los yacimientos del sur del País
Valenciano, y cuestión de la que dependen íntimamente problemas como la formación
de la cultura, cronología inicial, variación espacial o comarcalización.
Sin hacer balance de las. sucesivas hipótesis relativa~ a la dependencia o no, y al
límite geográfico entre la Cultura del Argar y el Bronce Valenciano, la intensificación
de los trabajos ha sido muy importante en las comarcas-meridionales alicantinas. La
revisión y publicación de los materiales de San Antón de Orihuela y de la Ladera del
Castillo de Callosa del Segura, ·núcleos argáricos de gran relevancia (28). Las excavaciones en el poblado de la Horna de Aspe, donde lo argárico parece combinarse con lo
específico de las comarcas del sur del País Valenciano (29). La Liorna Redona de
Monforte, punto de verificación para las hipótesis de una relación entre el Vinalopó
medio y las gentes argáricas del Camp d' Alacant, representadas por el poblado de la
Illeta de Campello (30). O la publicación del Cabezo Redondo de Villena, trabajo
necesario para abordar la matización de su rica documentación (31), son ejemplo de
estos avances.
Hemández ha señalado, sobre el análisis de los datos anteriores, que tendríamos
yacimientos argáricos en la Vega Baja: San Antón y las Laderas del Castillo; y
significativas influencias argáricas en los del Vinalopó y Camp d' Alacant: Cabezo
Redondo, Illeta deis Banyets, Homa, Tabaia en Aspe, Pie de les Moreres en Crevillent,
Puntal del Buho en Elx, Puntal de Bartolo . en Novelda, en los que también cree
encontrar algunas características del Bronce Valenciano (3~) . Pero con independencia
de su precisa adscripción, que requiere la adecuada publicación de los trabajos de
excavación y que en casos como Cabezo Redondo se inclinaría del lado del Argar, la
propuesta de situar las tierras meridionales valencianas bajo la directa influencia del
Argar tiene profundas implicaciones para el Bronce Valenciano.
(28) R. SORIANO: •La Cultura del Argar en la Vega Baja del Segura•. Papelea del Laboratorio de Arqueologia de Valencia-Saguntum, 28.
Valencia, 1984, págs. 103-148.
·
(29) M. HBRNANDEZ: oLa Ho"""'. Membriee Arqueolbgiquea a la Comunitat Valenciana 1984-1986. Conaelleria de Cultura. E. i C.
Valencia. 1988, pége. 71-72.
(30) J . F. NAVARRO: «Lioma Redona•. Memariee Arqueolbgiquee a la Comunitat Valenciana 1984-1986. Conaelleria de Cultura, E. i C.
Valencia. 1988, págs. 79-81.
(31) J . M. SOLER: •Excavaciones arqueológicas en el Cabezo Redondo (Villena, Alicante)». Instituto de Estudios J . Gil-Albert. Alicante,
1987.
(32) M. HERNANDEZ: •La Cultura de El Argar en Alicante. Relaciones temporales y espaciales con el mundo del Bronce Valenciano.,. En
Actas del Congreso Homenaje a L. Siret (1984-1984). Cuevas de Almanzora. junio 1984. Sevilla, 1986, páge. 341-350.
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Gil-Mascaren y Enguix, replanteando también estas cuestiones, han descrito al
Bronce Valenciano como resultado del substrato eneolítico y de la cultura argárica
(33). Orígenes que necesariamente marcarían la cronología del Bronce Valenciano, así
como otras muchas de sus características culturales, sea el posible gradiente en el
desarrollo urbanístico desde las comarcas meridionales a las septentrionales, o la
disminución de los hallazgos metálicos que se produce en el mismo sentido. Hemos de
preguntarnos si esta presencia de la cultura argárica en el sur del País Valenciano
supone para el Bronce Valenciano una posterior cronología como resultado de influencias que, lógicamente, irán decreciendo y retransándose hacia el norte. O si todavía
cabe plantear hipótesis sobre un origen independiente del Argar, como se insinuó a
propósito de algunos de los poblados excavados en las primeras etapas de la investigación (34). En este sentido, Bernabeu ha destacado el que durante la etapa campaniforme y el Horizonte Campaniforme de Transición aparecen y se desarrollan patrones de
hábitat y otras características que anuncian la Edad del Bronce. Lo que unido a la
continuidad que parecen ofrecer algunos poblados y cuevas sepulcrales abundaría en
la consideración de la evolución local como parte fundamental de la formación del
Bronce Valenciano, aunque sin olvidar la contribución de las innegables influencias
argáricas (35). Para la Muntanya Assolada y en relación con esto resultan especialmente interesantes por su proximidad los casos de la Cova deis Gats de Alzira,
necrópolis con materiales pertenecientes al Horizonte Campaniforme de Transición y
al Bronce Valenciano (36); y la Muntanya de Caries de Corbera, poblado al que se
asocia la ininediata Coveta del Gat (37), necrópolis expoliada de cuyo ajuar conocemos
la existencia de cinco puntas de flecha de sílex, dos cuentas de collar discoidales y un
pequeño fragmento de vaso cam.paniforme impreso. En esta misma línea de relación
con el Horizonte Campaniforme de Transición, fuera ya de esta zona, destacaremos
también las expectativas que corresponden a los actuales trabajos de excavación en el
poblado de la Rambla Castellarda de Llíria, cuya secuencia parece terminar con
abundante presencia de campaniforme inciso (38).
Los problemas subsisten, obviamente, en relación con la cronología inicial del
Bronce Valenciano. Y si bien Bernabeu cree que puede establecerse un término post
quem en.base a los hallazgos del Peñón de la Zorra de Villena, situando los inicios del
Bronce valenciano en torno a la transición entre el Argar A y B (39), el que ello se
plantee en un área argárica o de directa influencia argárica dificulta la aceptación de
(33) M. OU..MASCARELL y R. ENGUIX: «La Cultura del Bronce Valenciano: aatado actual de la investigación~. En Actaa del Congreso
Homenaje a J. Siret (1934-1984). Cuevas del Almanzora, junio 1984. Sevilla, 1986, págs. 418-424.
(34) FLETCHER y PLA: Op. cit. nota 4.
E. PLA: «El problema del tránsito de la Edad del Bronce al Hierro en la Región Valencian~. V Congreao Nacional de Arqueologla
(Zaragoza, 1967). Zaragoza, 1969, págs. 128-132.
(36) J. BERNABEU: «El Vaao CampaniCorme en el Pale Valencian01t. Trebejos Varios del S.l.P., núm . 80. Valencia, 1984.
(36) A. MARTINEZ: «La Cultura del Bronce Valenciano en la Riberan. AI.Oezira, l . Abira, 1986. págs. lS.lll.
(37) M. D. LLAVADOR y A. FERRER: «Aportación al estudio del poblamiento en la zona aur de la Ribare del Xúquer durante la Cultura del
Bronce Valencian01t. Al-Gezira, 3. Alz:ira, 1987, págs. 9-29.
(88) J . V. MARTINEZ: «Puntal Rambla Caatellarda•. En Memoriea Arqueolbgiquaa a la Comunitat Valenciana 1984-1986. Co11881leria de
Cultura, E. i C. Valencia, 1988, págs. 239-240.
(89) BERNABEU:· Op. cit. nota 36.
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tal limitación. Como ha señalado Hernández, parece claro que los poblados de San
Antón, Ladera del Castillo de Callosa, Tabaia o Dieta de Campello deben remontarse
al Bronce antiguo o comienzos del Argar (40), y ello hace mucho más verosímiles las
altas dataciones absolutas obtenidas en los poblados de Terlinques en Villena y de la
Serra Grossa en Alacant. Dataciones que ahora se muestran acordes con el conjunto
de las conocidas para los momentos iniciales del Argar, a pesar de que en numerosas
ocasiones se han considerado excesivamente antiguas, también por nuestra parte.
Bien entendido que, al menos para el caso de Terlinques, su concordancia con otras
dataciones de los inicios del Argar va unida a su valoración como poblado ajeno al
Bronce Valenciano, pero no así en lo que se refiere a la posible perduración del
Horizonte Campaniforme de Transición en la zona, perduración que no debería cubrir
el desarrollo de ese Argar antiguo presente en diversos yacimientos.
Volviendo a la Muntanya Assolada y en relación con los orígenes es evidente que
hay que esperar y también valorar mejor la rica documentación que sobre los períodos
anteriores conocemos en su entorno, pero sin olvidar que ello requiere soluciones para
el conjunto de la cultura. Resulta necesario insistir en que aquella imagen de los
poblados pequeños, tal vez de corta duración en su ocupación, muy sencillos urbanísticamente y sin más preocupación que lo defensivo, ha venido traduciéndose implícitamente en una confirmación de las ideas de monotonía y sencillez de la cultura, de falta
de una mínima estructuración del territorio cuya población se disemina en pequeños o
muy pequeños caseríos. Y así sería factible la hipótesis de una muy desigual actuación
de las numerosas influencias que cruzan nuestras tierras. Sobre el fondo eneolítico o
ante el nacimiento de la Cultura Ibérica la principal característica del grueso de los
poblados de la Edad del Bronce habría sido, pues, su marginalidad.
Así pues, la Muntanya Assolada viene a sumarse al conjunto de yacimientos
actualmente en estudio cuya complejidad no puede reducirse al anterior modelo de un
poblamiento exclusivamente representado por pequeños asentamientos. Como tampoco debemos reducir el poblamiento a los lugares elevados, con el encastillamiento como
característica inseparable de los poblados de la Edad del Bronce ya que, siguiendo con
los ejemplos cercanos a nuestro yacimiento, son muchos los asentamientos en pequeñas lomas como la Coroneta del Rei en Alberic, junto al Xúquer, o el yacimiento de les
Cases de Monteada en Alzira, en las inmediaciones del mismo río (41). Bien entendido
que ello no invalida las imagen tradicional de las decenas de poblados en la cumbre de
elevados cerros, imagen que sigue estando presente en la documentación y que ha sido
confirmada también recientemente en el propio entorno de la Muntanya Assolada (42),
aunque sí se opone a la exclusividad de esta imagen y requiere de nuevos presupuestos.
Por ahora no son muchos los materiales cuya precisa atribución cultural y cronológica pueda aportar información a la necesaria división interna de la cultura, o sus
(40) H I!:R.I'IAN'DEZ: Op. cit. nota 32.
(411 A. MARTINEZ: «Les CIIB6S de Moneada (Alzir~~. Valencia)... Ajuntament d"Aizira. 1987.
(42) LL.\VADOR y FERRER: Op. cit. nota 37.
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R. ENGUIX Y B. MARTI
posibles variaciones geográficas. Problemas estos que no pueden solucionarse sólo con
paralelos externos, o con las revisiones de las excavaciones antiguas, revisiones
necesarias pero que no deben hacernos olvidar que yacimie~tos como el de la Muntanyeta de Cabrera, Mola Alta de Serelles, o Mas de Menente no pueden ser tomados
como paradigmas del Bronce valenciano en esta nueva situación sin tener en cuenta
que dichos yacimientos pueden representar una larga secuencia que vaya más allá del
Bronce pleno, alcanzando el Bronce tardío o final. Como así parece suceder en Mola
Alta de Serelles o más claramente en la Ereta del Castellar de Villafranca.
Y en relación con ello el problema de los momentos finales es, evidentemente, otra
cuestión abierta que no abordaremos aquí pero en la que también son consid~rables
las ·novedades aportadas por los actuales trabajos de excavación. Sin repetir recientes
sistematizaciones o valoraciones (43), los poblados de la Cultura Ibérica cada vez en
mayor número nos ofrecen en la base de sus secuencias estratigráficas materiales
anteriores que en muchos casos rebasan ampliamente la cronología de los siglos
inmediatamente anteriores marcados por los estímulos o influencias coloniales (44).
De tal modo que en el planteamiento de la posible perduración del Bronce valenciano
hasta la Cultura Ibérica se han producido notables variaciones que podemos ejemplificar en el cambio experimentado por la consideración de un poblado siempre citado en
relación con esta precisa cuestión, caso del Puig d' Alcoi (45). Como se desprende de
todo lo anterior, y aunque nada de ello se deduce por ahora del poblado de la
Muntanya Assolada, parece razonable en el estado actual de los problemas seguir
profundizando en la caracterización de las fases del Bronce tardío y final, pero dejando
ya escaso margen a la probabilidad de una perduración paralela del Bronce valenciano
que, por el contrario, deberá ser cada vez mejor definido como una cultura del Bronce
antiguo y medio peninsular, con las matizaciones cronológicas y geográficas que le
sean pertinentes.
En todo caso y lejos de intentar referirnos al conjunto de los problemas del Bronce
Valenciano, nuestro objetivo ha sido ahora la reflexión sobre los cambios cualitativos
sufridos por la imagen de esta cultura tomando como punto de partida la constatación
aportada por las recientes campañas de excavación, como sucede con la Muntanya
Assolada, que estos poblados no corresponden siempre ni exclusivamente al modelo
que podríamos establecer sobre la base de la documentación existente en el inicio de la
década de los sesenta.
(43) GJL.MASCARELL: Op. cit. nota 13.
E. LLOBREGAT: «Nuevos enfoques pera el estudio del periodo del Neolltico al Hierro en la Región Valenciana>•. Papeles del
Laboratorio de Arqueologla de Valencia, ll. Valencia. 1976, págs. 119-147.
A. GONZALEZ: «Loa nuevos asentamientos del final de la Edad del Bronce: problemática cultural y cronológica». En Arqueologla del
Pals Valenciano: panorama y perspectivas. Universidad de Alicante. 1985, págs. 153-184.
C. ARANEGUl: «El bierro antiguo valenciano: las transformaciones del mAtlin inrlfii"P.nR entre loe siglos VIII y V a. C.». En Arqueologla
del Pals Valenciano: panorama y perspectivas. Universidad de Alicante, 1985, págs. 186-200.
(44) C. MATA y H. BONET: «On nivel de la Edad del Bronce en el Puntal deis Llops (Oiocau. Valencia)>•. XVI Congreso Nacional de
Arqueologla (Murcia, 1982). Zaragoza, 1983, págs. 249-258.
·
Veánse, por ejemplo, loe avances de los resultados de las campañas de excavación realizadas en distintos poblados de la Cultura Ibérica
en Memories ArqueolOgiques a la Comunitat Valenciana 1984-1986, Conselleria de Cultura. E. i C. Valencia, 1988.
(45) A. BARRACHINA: «El Bronze final al poblat del Puig d'Aicoi•. Fonamente, 6. Barcelona. 1987, págs. 131·166.
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ARCHIVO DE PREHISTORIA LEVANTINA
Vol. XVIII (Valencia, 1988)
ROSA ENGUIX ALEMANY Y BERNARDO MARTI OUVER
(Valencia)
LA CULTURA DEL BRONCE VALENCIANO Y LA MUNTANYA ASSOLADA
DE ALZIRA: APROXIMACION AL ESTADO ACTUAL
DE SU INVESTIGACION
Como en otros capítulos de la Prehistoria valenciana, la reflexión sobre los problemas que nos plantea hoy la Edad del Bronce se asienta sobre una sólida historia de la
investigación, una densa bibliografía que evoca multitud de trabajos de excavación, de
yacimientos prospectados y, sobre todo, de personas, íntimamente relacionados con el
Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación de Valencia. Causa o consecuencia, las aportaciones de Domingo Fletcher Valls aparecen tempranamente en el
desarrollo de estos estudios sobre la Prehistoria y Arqueología valencianas, vinculadas en el caso concreto de la Edad del Bronce a uno de los yacimientos más representativos de lo que con el tiempo se denominaría Cultura del Bronce Valenciano: el
poblado de la Muntanyeta de Cabrera en el Vedat de Torrent.
Ejemplo privilegiado, en el estudio de este poblado, y a partir de los años treinta,
vemos confluir a una gran parte de aquel grupo de personas antes evocado: Isidro
Ballester Tormo y Luis Pericot García, que realizaron la prospección y valoración
inicial; Mariano Jornet Perales, que dirigió la pequeña campaña de excavación; o
Domingo Fletcher y Enrique Pla Ballester, quienes años después llevarían a cabo 'su
estudio y publicación. Mediaba entonces la década de los cincuenta y desde el Servicio
de Investigación Prehistórica se impulsaría la continuación de una fecunda labor de
prospección y excavación sistemáticas dirigidas hacia este tipo de poblados, especialmente por parte de José Alcácer Grau, y también con la colaboración destacada de
Domingo Fletcher en estos estudios. Las valoraciones podían sobrepasar ya el marco
puntutal de un yacimiento, a la vez que la Edad del Bronce peninsular había visto
aumentada con justeza su complejidad casi en la misma proporción en que quedaba
matizado el alcance y la influencia de la Cultura del Argar, a través de los trabajos de
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Miquel Tarradell Mateu, sumado por entonces a esta dinámica de la investigación
valenciana a través del Laboratorio de Arqueología de la Universidad de Valencia.
Desde aquellos iniciales trabajos de sistematización, Domingo Fletcher ha mantenido su fecunda presencia también en esta parcela de nuestra investigación prehistórica, siempre estudiando, valorando y dirigiendo. Es un motivo de alegría poder testimoniarle ahora nuestro reconocimiento por su magisterio, y nuestra satisfacción porque
junto a él iniciamos hace una década la excavación del poblado de la Muntanya
Assolada de Alzira, cuyos resultados y consiguiente estudio motivan las reflexiones
que aquí se exponen.
El poblado de la Muntanya Assolada corona uno de los espolones de la Serra de
Corbera que avanzan sobre la llanura del Xúquer por su parte meridional, entre la
V all de la Murta y el Barranc de 1' Aixavegó, dentro del término municipal de Alzira.
Las primeras campañas de excavación, iniciadas en 1978, parecieron mostrar un
pequeño poblado de planta aproximadamente rectangular y de unos cuarenta por
veinte metros de extensión que, sobre la cumbre amesetada de la montaña, venía
limitado en su parte oriental por una abrupta pendiente, mientras en su parte occidental, así como en sus extremos norte y sur, se construyó un11 sólida muralla formada por
sucesivas hiladas de piedras sin carear. En el interior de este recinto pronto se
identificaron departamentos de planta rectangular, que en la parte septentrional
flaquean lo que podría considerarse una estrecha calle o pasadizo. Mientras que en el
exterior, y en la parte central del gran lienzo de muralla, el arranque perpendicular de
dos muros permitía plantear la hipótesis de que nos encontrábamos ante el sistema de
acceso, la entrada del poblado (1).
Tales resultados permitieron que desde las primeras campañas de excavación se
pudiera establecer un estrecho paralelismo entre el nuevo poblado y las informaciones
obtenidas en los demás yacimientos de la Cultura del Bronce Valenciano, en especial
con aquellos mejor documentados desde el punto de vista de sus estructuras de
habitación y de cierre o defensa, como los poblados del Mas de Menente (2) y de la
Mola Alta de Serelles (3), ambos en Alcoi, excavados muy tempranamente y referencia siempre presente. Comparaciones que se extendieron sin dificultad a los diferentes
apartados de la cultura material: a las formas cerámicas mejor representadas, como
cuencos de casquete esférico y semiesférico, escudillas, cazuelas, vasos carenados,
vasos globulares y ollas, orzas y vasos geminados, etc.; a la industria del sílex,
caracterizada por la abundancia de los dientes de hoz; o a los brazaletes de arquero, los
punzones biselados de hueso, los botones prismáticos triangulares con perforación en
(1) B. MARTJ: «La Muntanya Asaolada (Alzira, Valencia). Poblado de la Cultura del Bronce Valencian
.
B. MARTI: «La Muntanya Aaaolada (Aizira, Valencia)». Lucentum Il Alicante, 1983. págs. 48-67.
B. MARTI y R. ENGUIX: uMuntanya Asaolada~. Memoriea Arqueo!Ogiquesa la Comunitat Valenciana 1984-19811. Conselleria de Cultura,
E. i C. Valencia, 1988. págs. 206-209.
(2) L. PERICOT y F. PONSELL: «El poblado de Mas de Menen te (Alcoy)». Archivo de Prehistoria Levantina. l. Valencia, 1928. pága. 101·112.
(3) E. BOTELLA: •Excavaciones en la Mola Alta de SereUea (Aicoy). Memoria de los trabajos y descubrimientos realizados~ . Memorias de la
Junta Sllperior de Excavaciones y Antigüedades. núms, 79 y 94. Madrid, 1926 y 1928.
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BRONCE VALENCIANO Y MUNTANYA ASSOLADA
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V, etc. Componentes de la cultura material que vemos ampliamente representados en
yacimientos que cubren toda la geografía de la Cultura del Bronce Valenciano, como
la Muntanyeta de Cabrera (4) o el poblado de la Serra Grossa de Alacant (5), aunque la
comparación puede ser mucho más matizada en algunos otros casos, como en el
recinto del Torrelló de Onda (6), por poner un ejemplo.
Idéntica similitud y consiguiente atribución cultural manifestaron los hallazgos
metálicos, formados por un puñal de remaches, puntas de flecha y punzones, con el
interés de haberse documentado la presencia de piezas de auténtico bronce. Y similar
concordancia se desprende de la imagen obtenida con relación a su actividad económica, según el análisis de los restos de fauna y del resto de la información interpretada,
basada en la cerealicultura de secano y en una pequeña cabaña de animales domésticos de la que obtienen alimentos y fuerza de trabajo, además del modesto aporte
proteínico proporcionado por la caza (7).
Esta identidad entre la Muntanya Assolada y aquellos poblados considerados como
representativo~ de la Cultura del Bronce Valenciano implicaba evidentemente una
misma cronología, aunque la Muntanya Assolada venía a sumarse a aquellas otras
investigaciones en curso en diferentes poblados de nuestra geografía que iban poniendo de manifiesto la dificultad de mantener una imagen de~ Bronce Valenciano como
una cultura fundamentalmente homogénea e invariable. Imagen acuñada en las
primeras etapas de su investigación (8) que, como luego habremos de insistir, empezaba a dejar paso a la consideración de posibles fases evolutivas (9) y de diferenciaciones
geográficas internas (10). De este modo, para fijar los momentos iniciales de la
Muntanya Assolada podíamos partir de la marcada y muy distinta personalidad del
Bronce Valenciano con respeéto al Eneolítico que implicaba aquella fase de transición
tradicionalmente aislada a partir de las necrópolis (11) y que ahora empezaba a
dibujarse en los poblados, como en el caso de la Ereta del Pedregal de Navarrés (12).
Resultados que condicionaron la cronología que se atribuye a los comienzos de la
Edad del Bronce en nuestras tierras y que sugieren una datación inicial en torno al
1800/1700 a. de C., a pesar de algunas fechas absolutas de mayor antigüedad. Cronolo-
(4) D. FLETCHER y E. PLA: •El poblado de la Edad del Bronce de la Montanyeta de Cabrera (Vedat de Torrente, Valencia)». Trabajos
Varios del S.l.P., núm. 18. Valencia, 1956.
(5) E. LLOBREGAT: •El poblado de la Cultura del Bronce Valenciano de la Serra Gro&88, Alicante>>. Papeles del Laboratorio de Arqueologia
de Valencia, 6. Valencia, 1969, págs. 31-70.
(6) F. GUSI: •Excavación del recinto fortificado del Torrelló de Onda (Castellón)». Cuadernos de Prehistoria y Arqueología Castellonense, l.
Castellón, 1974, págs. 19-62.
(7) B. MARTI: «El nacimiento de la agricultura en el Pala Valenciano. Del Neolftico a la Edad del Bronce». Univeraided de Valencia, 1983.
(8) M. TARRADELL: «El Pala Valenciano del Neolítico a la Jberización. Ensayo de slntesis>>. Universidad de Valencia, 1963.
M. TARRADELL: <
Valencia, 6. Valencia, 1969, páJ!ll. 7-30.
(9) F. GUSI: «Las dataciones del C.14 de la Cueva del Mas d'Abad (Coves de Vinromll). Campaña de 1975. Ensayo cronológico para la
periodización del Bronce ValencianO>>. Cuadernos de Prehistoria y Arqueologia Castellonense, 2. Castellón, 1975, págs. 75-80.
R. ENGUIX: •
1982, págs. 19-70.
(11) B. MARTI: «Le Cova Santa (Vallada, Valencia)». Archivo de Prehistoria Levantina, XVI. Valencia, 1981, págs. 159-193.
(12) E. PLA, B.-MARTI y J. BERNABEU: «Le Ereta del Pedregal (Navarré&, Valencia). Campañas de excavaciones 1976-1979». Noticiario
Arqueológico Hispánico, 15. Madrid, 1983, págs. 41-58.
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gía que también se atribuyó a la primera ocupación de la Muntanya Assolada, en la
que creímos observar claros testimonios de la anterior tradición eneolítica en una
pequeña parte de su industria lítica, en los brazaletes de piedra, o en la semejanza que
pueda postularse para algunos de los motivos decorativos cerámicos como respecto a
los vasos campaniformes incisos. Por último y tal como se expuso en el avance de las
campañas de excavación de 1978 y 1982 al que venimos refiriéndonos, la cronología
final del poblado quedaba establecida en torno a los años 1300 a. de C. Hipótesis
subordinada a la posibilidad de que en el País Valenciano se produjera una evolución
semejante a la observada en el área del sudeste peninsular con las fases del Bronce
tardío y final, que se desarrollarían con posterioridad al Bronce pleno o Bronce Valenciano, pero aceptando la posibilidad de perduraciones absolutas del Bronce
Valenciano durante el transcurso de aquellas dos últimas fases (13).
· En la misma línea de interpretación parecían incidir las campañas de excavación
posteriores, destacando en esta valoración global el estudio de los restos cont"ervados
en una pequeña cueva sepulcral inmediata al poblado, en el escarpe de su lado
suroriental, realizado durante la campaña de 1983. Expoliada en un alto grado, su
excavación proporcionó restos de un mínimo de cuatro individuos, algunos huesos de
animales y parte del ajuar que acompañaba a los inhumados, compuesto por una punta
de flecha de sílex, un fragmento de botón prismático triangular con perforación en V,
numerosas cuentas de collar discoidales, y pequeños y escasos fragmentos de cerámica
sin decoración. Ello confirma la noticia de Gual (14), de que «al pie del montículo se
exploró un covacho en el que aparecieron más restos cerámicos y huesos humanos, lo
que es indicio de su aprovechamiento como lugar de enterramiento)), aunque lo
impreciso de la descripción nos hiciera suponer inicialmente que tal indicación se
refería a la cavidad abierta en el propio subsuelo del poblado, cerca de su límite
septentrional. La presencia de esta cueva sepulcral en las inmediaciones del lugar de
habitación, con paralelos inmediatos en la covacha sepulcral de la Muntanya de
Cabrera (15), venía a coincidir con la idea de que tales eran los enterramientos
característicos del Bronce Valenciano. Lo que además parece confirmarse en otras
excavaciones recientes, caso del poblado del Mas del Corral en Alcoi, con enterramientos en grietas cercanas al mismo (16), aunque tampoco sea ésta una cuestión
exenta de problemas, como se ha expuesto en los últimos años (17).
Así pues, el resultado de todo ello era la incorporación de la Muntanya Assolada
sin demasiadas dificultades a aquella descripción de la Edad del Bronce para gran
parte de las tierras valencianas como un período en el que este país queda abierto
(13) M. GJL.MASCARELL: •Bronce Tardlo y Bronce Final en el Pala Valenciano». En El Bronce Final y el comienzo de la Edad del Hierro
en el Paíe Valenciano. Monografías del Laboratorio de Arqueolo¡¡{a de Valencia, núm. l . Valencia, 1981 , páp. 9-39.
(14) M. GUAL: «Hace tres mil años». Murta. Revista del Instituto Laboral de Alcira, octubre-noviembre, 1953, págs. 4-6.
(15) M. FUSTE y D. FLETCHER: «La covacha sepulcral del Vedat de Torrent». Archivo de Prehistoria Levantina, IV. Valencia, 1953, págs.
169-166.
(16) J . TRELIS: «Mas del Corral•. Memories Arqueologiquea a la Comunitat Valenciana 1984-1985. Con(l'llleria de Cultura, E. i C. Valencia,
1988, páp. 82-85.
(17) M. HERNANUEZ: «La Edad del Bronce en el Pais Valenciano: panorama y perspectivas•. Universidad de Alicanta, 1985. páp. 101-119.
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BRONCE VALENCIANO Y MUNTANYA ASSOLADA
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primero a las influencias meridionales argáricas, manifestadas en el auge y desarrollo
de la metalurgia. Después, ya en los últimos siglos del segundo milenio, algunas
formas y decoraciones cerámicas nos hablan de esporádicas influencias meseteñas.
Con el cambio de milenio llegan elementos de la cultura de los Campos de Urnas. Y
finalmente, a partir del siglo octavo vemos surgir nuevos poblados que, ya desde el
siglo VII, atestiguan el comercio fenicio y las influencias de la Andalucía tartésica,
sumándose finalmente la relación con el mundo griego, hasta llegar al nacimiento de
la Cultura Ibérica. Descripción a la que s~byace el importantísimo matiz de una
general continuidad del substrato del Bronce Valenciano que, paradójicamente, en una
parte muy importante continuaría su propia y peculiar evolución al margen de tan
notables cambios e influencias. De esta manera la Muntanya Assolada, si bien no
puede referirse al conjunto del período y a pesar de que sus restos constructivos
adquieren cierta relevancia en el conjunto de los poblados documentados, sin ocultar
que son pocos los excavados en extensión comparable, vendría a integrarse en un
modelo de pequeños núcleos o caseríos dispersos por toda la geografía del País
Valenciano, habitados por un reducido número de familias que se dedican fundamentalmente al cultivo de los cereales. Este modelo, ampliamente compartido por la
investigación valenciana y por nosotros mismos, explicaría o justificaría algunas de
las anteriores consideraciones generales sobre la cultura, haciendo posible conjugar
las múltiples influencias y relaciones descritas con una cultura material y un modo de
vida sin cambios en la mayoría de los casos.
La prosecución de los trabajos de excavación y su extensión más allá de lo que
inicialmente se consideraba la estricta área del poblado han hecho variar estos
planteamientos, en total sintonía con lo que muestran asimismo el resto de las
excavaciones que actualmente se llevan a cabo sobre yacimientos valencianos de la
Edad del Bronce. En efecto, las últimas campañas anuncian un giro importante en la
imagen que teníamos del urbanismo de la Muntanya Assolada, con las repercusiones
que ello tiene sobre los demás aspectos del problema, cual es el caso del modelo de los
pequeños caseríos, de las cortas ocupaciones, de la no estructuración o jerarquización
de los asentamientos, etc. Sin pretender ser exhaustivos, los recientes trabajos de
excavación muestran que el pequeño espacio de la cumbre, delimitado por una muralla
de casi dos metros de anchura en la parte más accesible fue, además, previamente
acondicionado por grandes construcciones de hiladas de piedras sin carar trabadas
con barro que servirían para aterrazar la montaña. El reducido recinto de la parte más
elevada da paso a una configuración totalmente artificial de la cumbre, con muros de
gran anchura y caras inclinadas o ataludadas, modificando las expectativas sobre el
yacimiento hasta alejarlo de los calificativos usuales ya descritos para los poblados
del Bronce Valenciano (18).
(18) &toa trabajos de excavación corresponden principalmente a laa campañas de 1987 y 1988, dirigidas por R. Enguix y B. Martl, con la
colaboración de M.• Jesúa de Pedro.
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Ello viene a coincidir, por otra parte y como resulta lógico esperar, con las grandes
novedades ofrecidas por la reciente investigación en otras áreas del Bronce peninsular, como ejemplifican destacadamente las Motillas de la Mancha (19) o las nuevas
excavaciones de poblados argáricos (20), mostrando así el Bronce Valenciano una
sintonía profunda con esta renovación en los planteamientos que se produce en áreas
próximas y sin duda íntimamente relacionadas con él. Y hemos de hablar de Bronce
Valenciano porque ciertamente la Muntanya Assolada no es un caso aislado y la
éomplejidad subyacente a estos poblados ya se desprendía de los resultados avanzados
por otros yacimientos entre los que podemos citar la Mola de Agres, en cuyo Corte 1
también se exhumó un lienzo de gran muro ataludado que corresponde a los momentos
iniciales del poblado y que «se construyó siguiendo una técnica singular y de momento
única en el País Valenciano» (21). Las recientes campañas en la Llama de Betxí de
Paterna que han revelado la existencia de una gran construcción dominando la parte
más elevada del poblado, además de importantes aportaciones sobre detalle de técnica
constructiva y distribución interna de este singular espacio (22). La gran construcción
o muralla con paramento interior ataludado del Torrelló de Onda, interpretado como
posible recinto defensivo y correspondiente a momentos anteriores a la datación de
1350 ± 90 a. de C. (23). O la singular construcción de planta trapezoidal con una
estancia anexa de Orpesa la Vella, en Orpesa, que en opinión de su excavador podría
constituir «una unidad ocupacional no estrictamente doméstica» y que correspondería
a la fase inicial de este poblado situado en un escarpe rocoso sobre el mar, con
datación absoluta de 1500 ± 95 a. de C. (24). Ejemplos todos de esta nueva complejidad
en la valoración de los asentamientos del Bronce Valenciano, sin que ahora pretendamos prejuzgar las relaciones internas o su exacta atribución cronológica. Debiendo
tener en cuenta, además, que en esta misma línea es posible reinterpretar o conceder
mayor relieve a anteriores descripciones de estructuras constructivas, como la gran
amplitud de la muralla de la Muntanyeta de Cabrera, con un departamento interior
(25), o la posible canalización del Castillarejo de los Moros en Andilla (26).
De este modo si bien estamos de acuerdo con las grandes carencias que expusiera
recientemente Gusi (27), también parece evidente que hemos cruzado ya aquella línea
(19) T. NAJERA: <
O. ARTEAGA y H. SCHUBART: «Fuenta Alamo. Campaña de 1979>>. Noticiario Arqueológico Hispánico, 11. Madrid, 1981, págs. 7-82.
(21) M. GIL-MASCARELL: «El poblado de la Mola d'Agres. Dos cortes estratigráficos•. Papeles del Laboratorio de Arqueologfa de Valencia·
Saguntum, 16. Valencia, 1981, págs. 76-89.
(22) M. J. DE PEDRO: «La Uoma de Bet>:í». Memories Arqueoli>giques a la Comunitat Valenciana 1984-1985. Conselleria de Cultura, E. i C.
Valencia, 1988, págs. 202-206.
(28) GUSI: Op. ciL nota 6.
(24) F. GUSI: «
(21i) FLETCHER y PLA: Op. cit. nota 4.
(26) D. FLETCHER y J . ALCACER: «El Castillarejo de los Moros (Andilla. Valencia)•. Archivo de Prehistoria Levantina. VIL Valencia.
1958. págs. 93-110.
HERNANDEZ: Op. ciL nota 17, pág. 101i. ya seilala la posibilidad de que algunas de las pretandidas murallas de nuestros poblados de la
·
Edad del Bronce sean en realidad construcciones de platafonnas pera levantar casas.
(27) F. GUSI: «Problemática actual en la investigación de la Edad del Bronce en el Pafs Valenciano». Ponencia del XIX Congreso Nacional
de Arqueología. Caatellón, diciembre de 1988.
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que, hasta bien avanzada la década de los setenta, encerraba al BronceValenciano en
la consideración de cultura homogénea e invariable, tal como fuera coñcebida en las
primeras etapas de su estudio. Porque ciertamente la nueva imagen que ahora esbozan
los asentamientos está lejos de mostrar la exacta complejidad de la cultura pero
podemos tomarla como apropiada referencia de lo que es un nuevo estado actual de los
problemas.
En este contexto es necesario volver a plantear cuestiones fundamentales, cual es
la relación entre el Bronce Valenciano y la Cultura del Argar, también con importantes
novedades aportadas por la excavación y estudio de los yacimientos del sur del País
Valenciano, y cuestión de la que dependen íntimamente problemas como la formación
de la cultura, cronología inicial, variación espacial o comarcalización.
Sin hacer balance de las. sucesivas hipótesis relativa~ a la dependencia o no, y al
límite geográfico entre la Cultura del Argar y el Bronce Valenciano, la intensificación
de los trabajos ha sido muy importante en las comarcas-meridionales alicantinas. La
revisión y publicación de los materiales de San Antón de Orihuela y de la Ladera del
Castillo de Callosa del Segura, ·núcleos argáricos de gran relevancia (28). Las excavaciones en el poblado de la Horna de Aspe, donde lo argárico parece combinarse con lo
específico de las comarcas del sur del País Valenciano (29). La Liorna Redona de
Monforte, punto de verificación para las hipótesis de una relación entre el Vinalopó
medio y las gentes argáricas del Camp d' Alacant, representadas por el poblado de la
Illeta de Campello (30). O la publicación del Cabezo Redondo de Villena, trabajo
necesario para abordar la matización de su rica documentación (31), son ejemplo de
estos avances.
Hemández ha señalado, sobre el análisis de los datos anteriores, que tendríamos
yacimientos argáricos en la Vega Baja: San Antón y las Laderas del Castillo; y
significativas influencias argáricas en los del Vinalopó y Camp d' Alacant: Cabezo
Redondo, Illeta deis Banyets, Homa, Tabaia en Aspe, Pie de les Moreres en Crevillent,
Puntal del Buho en Elx, Puntal de Bartolo . en Novelda, en los que también cree
encontrar algunas características del Bronce Valenciano (3~) . Pero con independencia
de su precisa adscripción, que requiere la adecuada publicación de los trabajos de
excavación y que en casos como Cabezo Redondo se inclinaría del lado del Argar, la
propuesta de situar las tierras meridionales valencianas bajo la directa influencia del
Argar tiene profundas implicaciones para el Bronce Valenciano.
(28) R. SORIANO: •La Cultura del Argar en la Vega Baja del Segura•. Papelea del Laboratorio de Arqueologia de Valencia-Saguntum, 28.
Valencia, 1984, págs. 103-148.
·
(29) M. HBRNANDEZ: oLa Ho"""'. Membriee Arqueolbgiquea a la Comunitat Valenciana 1984-1986. Conaelleria de Cultura. E. i C.
Valencia. 1988, pége. 71-72.
(30) J . F. NAVARRO: «Lioma Redona•. Memariee Arqueolbgiquee a la Comunitat Valenciana 1984-1986. Conaelleria de Cultura, E. i C.
Valencia. 1988, págs. 79-81.
(31) J . M. SOLER: •Excavaciones arqueológicas en el Cabezo Redondo (Villena, Alicante)». Instituto de Estudios J . Gil-Albert. Alicante,
1987.
(32) M. HERNANDEZ: •La Cultura de El Argar en Alicante. Relaciones temporales y espaciales con el mundo del Bronce Valenciano.,. En
Actas del Congreso Homenaje a L. Siret (1984-1984). Cuevas de Almanzora. junio 1984. Sevilla, 1986, páge. 341-350.
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R. ENGUIX Y B. MARTI
Gil-Mascaren y Enguix, replanteando también estas cuestiones, han descrito al
Bronce Valenciano como resultado del substrato eneolítico y de la cultura argárica
(33). Orígenes que necesariamente marcarían la cronología del Bronce Valenciano, así
como otras muchas de sus características culturales, sea el posible gradiente en el
desarrollo urbanístico desde las comarcas meridionales a las septentrionales, o la
disminución de los hallazgos metálicos que se produce en el mismo sentido. Hemos de
preguntarnos si esta presencia de la cultura argárica en el sur del País Valenciano
supone para el Bronce Valenciano una posterior cronología como resultado de influencias que, lógicamente, irán decreciendo y retransándose hacia el norte. O si todavía
cabe plantear hipótesis sobre un origen independiente del Argar, como se insinuó a
propósito de algunos de los poblados excavados en las primeras etapas de la investigación (34). En este sentido, Bernabeu ha destacado el que durante la etapa campaniforme y el Horizonte Campaniforme de Transición aparecen y se desarrollan patrones de
hábitat y otras características que anuncian la Edad del Bronce. Lo que unido a la
continuidad que parecen ofrecer algunos poblados y cuevas sepulcrales abundaría en
la consideración de la evolución local como parte fundamental de la formación del
Bronce Valenciano, aunque sin olvidar la contribución de las innegables influencias
argáricas (35). Para la Muntanya Assolada y en relación con esto resultan especialmente interesantes por su proximidad los casos de la Cova deis Gats de Alzira,
necrópolis con materiales pertenecientes al Horizonte Campaniforme de Transición y
al Bronce Valenciano (36); y la Muntanya de Caries de Corbera, poblado al que se
asocia la ininediata Coveta del Gat (37), necrópolis expoliada de cuyo ajuar conocemos
la existencia de cinco puntas de flecha de sílex, dos cuentas de collar discoidales y un
pequeño fragmento de vaso cam.paniforme impreso. En esta misma línea de relación
con el Horizonte Campaniforme de Transición, fuera ya de esta zona, destacaremos
también las expectativas que corresponden a los actuales trabajos de excavación en el
poblado de la Rambla Castellarda de Llíria, cuya secuencia parece terminar con
abundante presencia de campaniforme inciso (38).
Los problemas subsisten, obviamente, en relación con la cronología inicial del
Bronce Valenciano. Y si bien Bernabeu cree que puede establecerse un término post
quem en.base a los hallazgos del Peñón de la Zorra de Villena, situando los inicios del
Bronce valenciano en torno a la transición entre el Argar A y B (39), el que ello se
plantee en un área argárica o de directa influencia argárica dificulta la aceptación de
(33) M. OU..MASCARELL y R. ENGUIX: «La Cultura del Bronce Valenciano: aatado actual de la investigación~. En Actaa del Congreso
Homenaje a J. Siret (1934-1984). Cuevas del Almanzora, junio 1984. Sevilla, 1986, págs. 418-424.
(34) FLETCHER y PLA: Op. cit. nota 4.
E. PLA: «El problema del tránsito de la Edad del Bronce al Hierro en la Región Valencian~. V Congreao Nacional de Arqueologla
(Zaragoza, 1967). Zaragoza, 1969, págs. 128-132.
(36) J. BERNABEU: «El Vaao CampaniCorme en el Pale Valencian01t. Trebejos Varios del S.l.P., núm . 80. Valencia, 1984.
(36) A. MARTINEZ: «La Cultura del Bronce Valenciano en la Riberan. AI.Oezira, l . Abira, 1986. págs. lS.lll.
(37) M. D. LLAVADOR y A. FERRER: «Aportación al estudio del poblamiento en la zona aur de la Ribare del Xúquer durante la Cultura del
Bronce Valencian01t. Al-Gezira, 3. Alz:ira, 1987, págs. 9-29.
(88) J . V. MARTINEZ: «Puntal Rambla Caatellarda•. En Memoriea Arqueolbgiquaa a la Comunitat Valenciana 1984-1986. Co11881leria de
Cultura, E. i C. Valencia, 1988, págs. 239-240.
(89) BERNABEU:· Op. cit. nota 36.
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BRONCE VALENCIANO Y MUNTANYA ASSOLADA
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tal limitación. Como ha señalado Hernández, parece claro que los poblados de San
Antón, Ladera del Castillo de Callosa, Tabaia o Dieta de Campello deben remontarse
al Bronce antiguo o comienzos del Argar (40), y ello hace mucho más verosímiles las
altas dataciones absolutas obtenidas en los poblados de Terlinques en Villena y de la
Serra Grossa en Alacant. Dataciones que ahora se muestran acordes con el conjunto
de las conocidas para los momentos iniciales del Argar, a pesar de que en numerosas
ocasiones se han considerado excesivamente antiguas, también por nuestra parte.
Bien entendido que, al menos para el caso de Terlinques, su concordancia con otras
dataciones de los inicios del Argar va unida a su valoración como poblado ajeno al
Bronce Valenciano, pero no así en lo que se refiere a la posible perduración del
Horizonte Campaniforme de Transición en la zona, perduración que no debería cubrir
el desarrollo de ese Argar antiguo presente en diversos yacimientos.
Volviendo a la Muntanya Assolada y en relación con los orígenes es evidente que
hay que esperar y también valorar mejor la rica documentación que sobre los períodos
anteriores conocemos en su entorno, pero sin olvidar que ello requiere soluciones para
el conjunto de la cultura. Resulta necesario insistir en que aquella imagen de los
poblados pequeños, tal vez de corta duración en su ocupación, muy sencillos urbanísticamente y sin más preocupación que lo defensivo, ha venido traduciéndose implícitamente en una confirmación de las ideas de monotonía y sencillez de la cultura, de falta
de una mínima estructuración del territorio cuya población se disemina en pequeños o
muy pequeños caseríos. Y así sería factible la hipótesis de una muy desigual actuación
de las numerosas influencias que cruzan nuestras tierras. Sobre el fondo eneolítico o
ante el nacimiento de la Cultura Ibérica la principal característica del grueso de los
poblados de la Edad del Bronce habría sido, pues, su marginalidad.
Así pues, la Muntanya Assolada viene a sumarse al conjunto de yacimientos
actualmente en estudio cuya complejidad no puede reducirse al anterior modelo de un
poblamiento exclusivamente representado por pequeños asentamientos. Como tampoco debemos reducir el poblamiento a los lugares elevados, con el encastillamiento como
característica inseparable de los poblados de la Edad del Bronce ya que, siguiendo con
los ejemplos cercanos a nuestro yacimiento, son muchos los asentamientos en pequeñas lomas como la Coroneta del Rei en Alberic, junto al Xúquer, o el yacimiento de les
Cases de Monteada en Alzira, en las inmediaciones del mismo río (41). Bien entendido
que ello no invalida las imagen tradicional de las decenas de poblados en la cumbre de
elevados cerros, imagen que sigue estando presente en la documentación y que ha sido
confirmada también recientemente en el propio entorno de la Muntanya Assolada (42),
aunque sí se opone a la exclusividad de esta imagen y requiere de nuevos presupuestos.
Por ahora no son muchos los materiales cuya precisa atribución cultural y cronológica pueda aportar información a la necesaria división interna de la cultura, o sus
(40) H I!:R.I'IAN'DEZ: Op. cit. nota 32.
(411 A. MARTINEZ: «Les CIIB6S de Moneada (Alzir~~. Valencia)... Ajuntament d"Aizira. 1987.
(42) LL.\VADOR y FERRER: Op. cit. nota 37.
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R. ENGUIX Y B. MARTI
posibles variaciones geográficas. Problemas estos que no pueden solucionarse sólo con
paralelos externos, o con las revisiones de las excavaciones antiguas, revisiones
necesarias pero que no deben hacernos olvidar que yacimie~tos como el de la Muntanyeta de Cabrera, Mola Alta de Serelles, o Mas de Menente no pueden ser tomados
como paradigmas del Bronce valenciano en esta nueva situación sin tener en cuenta
que dichos yacimientos pueden representar una larga secuencia que vaya más allá del
Bronce pleno, alcanzando el Bronce tardío o final. Como así parece suceder en Mola
Alta de Serelles o más claramente en la Ereta del Castellar de Villafranca.
Y en relación con ello el problema de los momentos finales es, evidentemente, otra
cuestión abierta que no abordaremos aquí pero en la que también son consid~rables
las ·novedades aportadas por los actuales trabajos de excavación. Sin repetir recientes
sistematizaciones o valoraciones (43), los poblados de la Cultura Ibérica cada vez en
mayor número nos ofrecen en la base de sus secuencias estratigráficas materiales
anteriores que en muchos casos rebasan ampliamente la cronología de los siglos
inmediatamente anteriores marcados por los estímulos o influencias coloniales (44).
De tal modo que en el planteamiento de la posible perduración del Bronce valenciano
hasta la Cultura Ibérica se han producido notables variaciones que podemos ejemplificar en el cambio experimentado por la consideración de un poblado siempre citado en
relación con esta precisa cuestión, caso del Puig d' Alcoi (45). Como se desprende de
todo lo anterior, y aunque nada de ello se deduce por ahora del poblado de la
Muntanya Assolada, parece razonable en el estado actual de los problemas seguir
profundizando en la caracterización de las fases del Bronce tardío y final, pero dejando
ya escaso margen a la probabilidad de una perduración paralela del Bronce valenciano
que, por el contrario, deberá ser cada vez mejor definido como una cultura del Bronce
antiguo y medio peninsular, con las matizaciones cronológicas y geográficas que le
sean pertinentes.
En todo caso y lejos de intentar referirnos al conjunto de los problemas del Bronce
Valenciano, nuestro objetivo ha sido ahora la reflexión sobre los cambios cualitativos
sufridos por la imagen de esta cultura tomando como punto de partida la constatación
aportada por las recientes campañas de excavación, como sucede con la Muntanya
Assolada, que estos poblados no corresponden siempre ni exclusivamente al modelo
que podríamos establecer sobre la base de la documentación existente en el inicio de la
década de los sesenta.
(43) GJL.MASCARELL: Op. cit. nota 13.
E. LLOBREGAT: «Nuevos enfoques pera el estudio del periodo del Neolltico al Hierro en la Región Valenciana>•. Papeles del
Laboratorio de Arqueologla de Valencia, ll. Valencia. 1976, págs. 119-147.
A. GONZALEZ: «Loa nuevos asentamientos del final de la Edad del Bronce: problemática cultural y cronológica». En Arqueologla del
Pals Valenciano: panorama y perspectivas. Universidad de Alicante. 1985, págs. 153-184.
C. ARANEGUl: «El bierro antiguo valenciano: las transformaciones del mAtlin inrlfii"P.nR entre loe siglos VIII y V a. C.». En Arqueologla
del Pals Valenciano: panorama y perspectivas. Universidad de Alicante, 1985, págs. 186-200.
(44) C. MATA y H. BONET: «On nivel de la Edad del Bronce en el Puntal deis Llops (Oiocau. Valencia)>•. XVI Congreso Nacional de
Arqueologla (Murcia, 1982). Zaragoza, 1983, págs. 249-258.
·
Veánse, por ejemplo, loe avances de los resultados de las campañas de excavación realizadas en distintos poblados de la Cultura Ibérica
en Memories ArqueolOgiques a la Comunitat Valenciana 1984-1986, Conselleria de Cultura. E. i C. Valencia, 1988.
(45) A. BARRACHINA: «El Bronze final al poblat del Puig d'Aicoi•. Fonamente, 6. Barcelona. 1987, págs. 131·166.
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