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ARCHIVO DB PRBBISTORIA LEVANTINA
Vol. XVI (Valencia, 1981)
GABRIELA MARTIN
(Valencia)
REPRESENTACION DEL CAMELLO
EN LA CERAMICA ROMANA
Entre los motivos decorativos de la terra sigillata, el camello es
una figura exótica que raramente aparece. Ausente en la sigillata aretina, gálica e hispánica, a pesar de ser un animal común en el paisaje.
africano, tampoco aparece en las sigillatas fabricadas en Argelia, Túnez o Marruecos, que continúan la tradición sud-gálica o hispánica, lo
que indica una dependencia de los modelos gálicos-hispánicos sin ninguna originalidad local. Sin embargo, tigres y leones son comunes en
la sigillata aretina y gálica, cuya representación se hizo común por las
luchas en el anfiteatro y las representaciones mitológicas. La sigillata
clara, considerad~ de origen africano, está decorada muy esporádicamente, pero la clara con relieves aplicados presenta motivos nuevos
respecto a la decoración aretina o gálica, motivos «locales» o «Provinciales» más de acuerdo con su localización africana, como tigres, leones, jabalfes, escenas de caza o representaciones de las provincias
africanas, pero un animal como el camello, que era común como bestia de carga durante el Imperio, raramente aparece representado en
las vajillas de uso diario, aunque no fuera un motivo que se ignorase
completamente, ya que lo encontramos representado en lucernas de
volutas de diferentes' tipos, fechables en el siglo 1, y en terracotas y
pequeños bronces imperiales. Su representación fue siempre esporádica en el arte romano, aunque se utilizara regularmente en los ejércitos asiáticos y africanos desde principios del siglo 11 d.C., después de
la anexión de la Arabia Petrea, llevada a cabo por Trajano en el año
106. Aparecen, entonces, monedas con figura de camello, animal representativo de Arabia (1), y es a partir de estas fechas que se genera(1) H. MATTINGLY: cCohlll of\he Roman BmpiTe in the Brltiah Muae\DD). Vol. m, NervaHadrian; London, 1976 (reedic.), Lám. LXXVII, nóm. 474.
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G. MARTIN
lizó su uso entre los romanos como animal de carga, inclusive en
Egipto, donde no se había utilizado antes de la era ptolemaica. En el
Egipto faraónico era desconocido y no aparece en ninguna de sus representaciones artísticas, tan ricas en temas zoomorfos.
El origen y utilización del camello como animal de carga no está
claro, siendo las opiniones muy distintas. R. Perret (2), basándose en
un grabado neolítico del Sabara (L'Oued Djerat), quiso demostrar la
existencia del camello en el Norte de Africa ya en época neolítica, pero para Lhote (3) se trataba de la figura de una jirafa mal dibujada,
porque el camello no es originario del Norte de Africa y sólo comenzó
a ser utilizado en las regiones occidentales muy avanzada la Era. Su
origen como animal doméstico no está claro. Procedente del golfo Pérsico, parece haber sido domesticado en Mesopotamia a principios del
primer milenio. En lengua acadia aparece con el nombre de IBILU y
como Asno de Mar entre los sumarios, que lo llamaron así en contraposición de «Asno de Montaña», que era el caballo (4). Las referencias
al camello en la Biblia no son anteriores a la segunda mitad del primer milenio (Génesis, 12, 16; 37, 25 ; Exodo, 8, 3; Isaias, 40, 7).
Los asirios lo utilizaron como animal de carga y aparece en los relieves con relativa frecuencia, como el obelisco negro de Salmanasar
m (854-824 a. C.), donde dos camellos son conducidos por camelleros
y la estela de Nimrud, en la que aparecen dromedarios en el cortejo
de un rey árabe, ambas estelas en el Museo Británico.
La utilización práctica del camello parece fue muy restringida a
las regiones de donde era originario. Es significativo que Herodoto,
cuando habla de Egipto, no se refiera para nada al camello como animal doméstico, mientras que lo cita al describir el orden de batalla
adoptado por Ciro al atacar Creso en la llanura de Sardes (Herodoto,
1, 80). Las caravanas que desde Extremo Oriente hasta el Mediterráneo Oriental seguían la ruta de la seda, utilizaban camellos para el
transporte, pero su uso en Occidente es muy posterior y en Oriente «es
un misterio antes de fines del segundo milenio», según J . Bottéro (5).
La falta de documentación nos impide conocer su posible empleo
por los cartagineses, que lo llamaron mavfo del desierto», pero su uso
parece obligado, una vez conocido, para el comercio de caravanas
que tanto formó parte de la civilización púnica.
(2) R. PERRET: cRecherches archéologiques et etnograpbiques a u Tassill des A.üers (Sabara Centrah. Journal Soc. des Africánistes, t. VI, fase. 1, 1936, págs. 41-64, pl. 20.
(3) H. LHOTE: d.e pseudo-chameau néolitbique de L'Oued DjératJ. Libyca XIV,
Anthropologie-Préhistoire-Etnographie, Alger, 1966, págs. 297-302.
(4) DICTIONAIRE ARCHEOLOGIQUE DES TECHNIQUES, s. v. Domestication, Ed. Accueil; Parls, 1963.
(5) Op. cit., nota 4, s. v. Caravane.
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REPRESENTACION DE CAMELLO
3
Para los griegos significó un símbolo del Oriente, y aunque lo representen en alguna ocasión en los vasos pintados, como en el que figura el triunfo de Baco, no lo utilizaron como montura o animal de tiro, aun cuando las conquistas de Alejandro les abrió el camino de
Oriente.
Los romanos encontraron camellos utilizados en el ejército, por
primera vez, en la armada de Antioco (Tito Livio, xxxvn, 40), pero
su uso regular en el servicio militar no es anterior al siglo II. No aparecen camellos en la columna trajana ni en la de Marco Aurelio, en las
que hay caballos, jumentos, mulos y bueyes, pero hay camellos cargados en la columna de Teodosio en Constantinopla. Durante el bejo Imperio se utilizaron regularmente en los ejércitos de Asia y Africa para
transportar equipejes, víveres y armas con el nombre de alae dromedarium, de las que había tres en Egipto. Iban aparejados con una silla
de armadura de madera cubierta con un tejido de pelo de camello
(sagma), adaptada al cuerpo del animal. En el edicto de Diocleciano
(11, 4, 6) las sagmae son tasadas en 250 denarios para los asnos y
350 para los camellos. En lucernas y pequeños bronces aparecen camellos con distintos tipos de sagma para soportar la carga. El mismo
edicto (7, 17) cita también los camelarii o conductores de camellos.
Pero en Roma aparecen solamente tirando de carros en el circo,
según nos informa Suetonio (Nerón, 11).
No fue el camello un animal muy representado en el arte romano,
y en la cerámica de masa está casi ausente; es, sin embargo, más
común en las lucernas de volutas del siglo Id.C. (fig. 2, núms.\3, 4, 5),
de ahíla importancia que damos a unos fragmentos procedentes de la
ciudad romana de Valentía y que ahora presentamos.
En 1945 se hicieron unos sondeos arqueológicos durante las obras
de restauración en el Palacio de la Generalidad de Valencia, que llevó
a cabo D. Nicolás Primitivo Góme~Serrano, publicando los resUltados
de la excavación (6) y parte del m~terial , especialmente las piezas mejor conservadas de cerámica ibérica. Posteriormente nos encargamos
de estudiar las cerámicas romanas del yacimiento (7), que nos proporcionaron cronologías desde el siglo II a.C., época de la fundación de la
ciudad, hasta los siglos IV-VI de la Era. Dejamos de publicar los fragmentos con la figura del camello, porque era intención del seiior Gó(6) N. P. GOMBZ SERRANO: cBxcavaciones para la ampliación del antiguo Palacio de la
Genaralidad.t. Archivo de Prehistoria Levantina, ll; Valencia, 194"5, págs. 269-297.
(7) G. MARTIN: «Estudio de los materiales arqueológicos hallados en el subsuelo del Pa·
lacio de la Generalidad de Valencia.. Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia,
n6m. 1; Valencia, 1962, págs. 89-109.
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G. MARTIN
mez Serrano realizar un estudio del mismo, y, tras su fallecimiento,
decidimos publicarlo como homenaje póstumo al erudito valenciano.
Los dos fragmentos pertenecen a un gran plato de terra sigillata
clara e, con decoración de relieve aplicado que representa un camello
elijaezado con silla de montar (fig. 1). Se conserva parte de la silla, en
la que se ve el pomo donde se apoya el jinete, el arranque del cuello
del animal y las dos patas traseras que están situadas junto al circulo
, ,..,.- -//
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central del plato, lo que indica que debía ser un plato de grandes proporciones que llevaría, seguramente, otras figuras de camellos o diversos animales ocupando el fondo del plato, posiblemente formando
la escena de una caravana. Esta figura de camello es, que sepamos, la
única encontrada en España sobre sigillata clara con técnica ae relieve aplicado. Hemos reunido en otro trabajo (8) los motivos decorativos de esta variedad cerámica hallados hasta ahora en la Península,
que consisten en leones, panteras, osos, jabalíes, liebres, ciervos, cabras, perros y peces; figuras vegetales (palmeras, árboles, frutas); figuras humanas, temas mitológicos y temas bíblicos. Respecto a la forma, y a pesar de lo fragmentado del vaso, nos inclinamos a creer se
trata de una forma Lamboglia 40, que son platos de gran tama:ño con
el fondo completamente plano.
Como la antigua excavación fue realizada sin estratigrafia y los
materiales fueron mezclados, no podemos relacionar tan interesante
pieza con el resto de las cerámicas aparecidas. La cronología de los
vasos y platos, con.relieves aplicados, coincide con la sigillata clara C
y D, y los autores que la estudian la fechan, con pequeñas variaciones, durante los siglos ill-IV, durando, seguramente, menos que la
clara D estampada, cuya fabricación se acepta hoy hasta el siglo VI,
probablemente por una razón económica, pues la técnica del estampado inciso es más rápida y menos delicada que la aplicación de relieves.
Como hemos dicho, figuras de camellos y dromedarios aparecen
en los discos de algunas lucernas de volutas con cronología de la primera mitad del siglo Id. C., si bien que no sea un tema común. El dibujo núm. 3 corresponde a una lucerna de la cueva d'es Cuyram, en Ibiza (9). El diblijo núm. 4 pertenece a una lucerna de volutas del tipo I
de Vindonissa (10), con figura de camello. Loeschcke cita tres ejemplares más con el mismo motivo, procedentes del mismo yacimiento
de Vindonissa. El dib~o núm. 5 presenta también un dromedario ~ga
chado, decorando el disco de una lucerna de volutas procedente de
Cartago (11 ).
Aparecen, también, representaciones de camellos en pequeños
bronces. El dibl.\io núm. 6 representa una lámpara de bronce en forma
de camello agachado y con silla, en el Louvre; el núm. 7 es un pequeño bronce del Museo de Nápoles.
(8) G. MARTIN : cUn vaso de sigillata clara en el Museo de Alicante•. Estudios ÁlicaJÍtinos, nó.m. 15; Alicante, 1975, págs. 109-126.
(9) C. ROMAN: «Antigüedades Ebusitan&D. Barcelona, 1913 ; Um. LXXV.
(10) S. LOESCHCXE: «LillJlpen aus Vindonissu. Zurich, 1~19 ; Um. XII, 223.
(11) J . DBNEAUVE: cÍ.IllJlpes de Cartllage.. Ed. du Centre National de la Recherche
Scientiftque, nó.m. 505; Paria, 1969.
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G. MARTIN
El dibujo núm. 8 reproduce un dromerario aparejado con silla y
carga de un b9jo-relieve de la columna de Teodosio en Constantinopla
(12). Daremberg-Saglio citan también la figura de un genio alado
montado en un dromedario, procedente de un bajo-relieve del Louvre.
En la sigillata contemporánea de las lucernas citadas y de épocas
posteriores, la figura del camello no aparece. Podemos considerar el
fragmento de Valencia como una pieza singular, y de aquí su interés
para los temas decorativos representados en los vasos de relieves
aplicados. El único ejemplo que podemos citar es un vaso de forma
Hermet 74, de sigillata decorada con relieves aplicados representando dos camellos, uno sentado y otro en pie, guiados por un camellero,
hallado en las proximidades de Teherán y reproducido por Rostovtzeff (fig. 2, 1 y 2) (13).
(12) CH. DARBMBBRG y B. SAGLIO: «Dictionaire des antiquités grecques et romaines..
Paris-Corbeil, 1877. Vol. m , pág. 1.225.
(13) M. ROSTOVZBPP: «Historia social y económica del Imperio Romano». Vol. n, Lám.
XLvm-XLIX, Bspasa-Calpe, Madr:id. 1937.
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GABRIELA MARTIN
(Valencia)
REPRESENTACION DEL CAMELLO
EN LA CERAMICA ROMANA
Entre los motivos decorativos de la terra sigillata, el camello es
una figura exótica que raramente aparece. Ausente en la sigillata aretina, gálica e hispánica, a pesar de ser un animal común en el paisaje.
africano, tampoco aparece en las sigillatas fabricadas en Argelia, Túnez o Marruecos, que continúan la tradición sud-gálica o hispánica, lo
que indica una dependencia de los modelos gálicos-hispánicos sin ninguna originalidad local. Sin embargo, tigres y leones son comunes en
la sigillata aretina y gálica, cuya representación se hizo común por las
luchas en el anfiteatro y las representaciones mitológicas. La sigillata
clara, considerad~ de origen africano, está decorada muy esporádicamente, pero la clara con relieves aplicados presenta motivos nuevos
respecto a la decoración aretina o gálica, motivos «locales» o «Provinciales» más de acuerdo con su localización africana, como tigres, leones, jabalfes, escenas de caza o representaciones de las provincias
africanas, pero un animal como el camello, que era común como bestia de carga durante el Imperio, raramente aparece representado en
las vajillas de uso diario, aunque no fuera un motivo que se ignorase
completamente, ya que lo encontramos representado en lucernas de
volutas de diferentes' tipos, fechables en el siglo 1, y en terracotas y
pequeños bronces imperiales. Su representación fue siempre esporádica en el arte romano, aunque se utilizara regularmente en los ejércitos asiáticos y africanos desde principios del siglo 11 d.C., después de
la anexión de la Arabia Petrea, llevada a cabo por Trajano en el año
106. Aparecen, entonces, monedas con figura de camello, animal representativo de Arabia (1), y es a partir de estas fechas que se genera(1) H. MATTINGLY: cCohlll of\he Roman BmpiTe in the Brltiah Muae\DD). Vol. m, NervaHadrian; London, 1976 (reedic.), Lám. LXXVII, nóm. 474.
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lizó su uso entre los romanos como animal de carga, inclusive en
Egipto, donde no se había utilizado antes de la era ptolemaica. En el
Egipto faraónico era desconocido y no aparece en ninguna de sus representaciones artísticas, tan ricas en temas zoomorfos.
El origen y utilización del camello como animal de carga no está
claro, siendo las opiniones muy distintas. R. Perret (2), basándose en
un grabado neolítico del Sabara (L'Oued Djerat), quiso demostrar la
existencia del camello en el Norte de Africa ya en época neolítica, pero para Lhote (3) se trataba de la figura de una jirafa mal dibujada,
porque el camello no es originario del Norte de Africa y sólo comenzó
a ser utilizado en las regiones occidentales muy avanzada la Era. Su
origen como animal doméstico no está claro. Procedente del golfo Pérsico, parece haber sido domesticado en Mesopotamia a principios del
primer milenio. En lengua acadia aparece con el nombre de IBILU y
como Asno de Mar entre los sumarios, que lo llamaron así en contraposición de «Asno de Montaña», que era el caballo (4). Las referencias
al camello en la Biblia no son anteriores a la segunda mitad del primer milenio (Génesis, 12, 16; 37, 25 ; Exodo, 8, 3; Isaias, 40, 7).
Los asirios lo utilizaron como animal de carga y aparece en los relieves con relativa frecuencia, como el obelisco negro de Salmanasar
m (854-824 a. C.), donde dos camellos son conducidos por camelleros
y la estela de Nimrud, en la que aparecen dromedarios en el cortejo
de un rey árabe, ambas estelas en el Museo Británico.
La utilización práctica del camello parece fue muy restringida a
las regiones de donde era originario. Es significativo que Herodoto,
cuando habla de Egipto, no se refiera para nada al camello como animal doméstico, mientras que lo cita al describir el orden de batalla
adoptado por Ciro al atacar Creso en la llanura de Sardes (Herodoto,
1, 80). Las caravanas que desde Extremo Oriente hasta el Mediterráneo Oriental seguían la ruta de la seda, utilizaban camellos para el
transporte, pero su uso en Occidente es muy posterior y en Oriente «es
un misterio antes de fines del segundo milenio», según J . Bottéro (5).
La falta de documentación nos impide conocer su posible empleo
por los cartagineses, que lo llamaron mavfo del desierto», pero su uso
parece obligado, una vez conocido, para el comercio de caravanas
que tanto formó parte de la civilización púnica.
(2) R. PERRET: cRecherches archéologiques et etnograpbiques a u Tassill des A.üers (Sabara Centrah. Journal Soc. des Africánistes, t. VI, fase. 1, 1936, págs. 41-64, pl. 20.
(3) H. LHOTE: d.e pseudo-chameau néolitbique de L'Oued DjératJ. Libyca XIV,
Anthropologie-Préhistoire-Etnographie, Alger, 1966, págs. 297-302.
(4) DICTIONAIRE ARCHEOLOGIQUE DES TECHNIQUES, s. v. Domestication, Ed. Accueil; Parls, 1963.
(5) Op. cit., nota 4, s. v. Caravane.
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Para los griegos significó un símbolo del Oriente, y aunque lo representen en alguna ocasión en los vasos pintados, como en el que figura el triunfo de Baco, no lo utilizaron como montura o animal de tiro, aun cuando las conquistas de Alejandro les abrió el camino de
Oriente.
Los romanos encontraron camellos utilizados en el ejército, por
primera vez, en la armada de Antioco (Tito Livio, xxxvn, 40), pero
su uso regular en el servicio militar no es anterior al siglo II. No aparecen camellos en la columna trajana ni en la de Marco Aurelio, en las
que hay caballos, jumentos, mulos y bueyes, pero hay camellos cargados en la columna de Teodosio en Constantinopla. Durante el bejo Imperio se utilizaron regularmente en los ejércitos de Asia y Africa para
transportar equipejes, víveres y armas con el nombre de alae dromedarium, de las que había tres en Egipto. Iban aparejados con una silla
de armadura de madera cubierta con un tejido de pelo de camello
(sagma), adaptada al cuerpo del animal. En el edicto de Diocleciano
(11, 4, 6) las sagmae son tasadas en 250 denarios para los asnos y
350 para los camellos. En lucernas y pequeños bronces aparecen camellos con distintos tipos de sagma para soportar la carga. El mismo
edicto (7, 17) cita también los camelarii o conductores de camellos.
Pero en Roma aparecen solamente tirando de carros en el circo,
según nos informa Suetonio (Nerón, 11).
No fue el camello un animal muy representado en el arte romano,
y en la cerámica de masa está casi ausente; es, sin embargo, más
común en las lucernas de volutas del siglo Id.C. (fig. 2, núms.\3, 4, 5),
de ahíla importancia que damos a unos fragmentos procedentes de la
ciudad romana de Valentía y que ahora presentamos.
En 1945 se hicieron unos sondeos arqueológicos durante las obras
de restauración en el Palacio de la Generalidad de Valencia, que llevó
a cabo D. Nicolás Primitivo Góme~Serrano, publicando los resUltados
de la excavación (6) y parte del m~terial , especialmente las piezas mejor conservadas de cerámica ibérica. Posteriormente nos encargamos
de estudiar las cerámicas romanas del yacimiento (7), que nos proporcionaron cronologías desde el siglo II a.C., época de la fundación de la
ciudad, hasta los siglos IV-VI de la Era. Dejamos de publicar los fragmentos con la figura del camello, porque era intención del seiior Gó(6) N. P. GOMBZ SERRANO: cBxcavaciones para la ampliación del antiguo Palacio de la
Genaralidad.t. Archivo de Prehistoria Levantina, ll; Valencia, 194"5, págs. 269-297.
(7) G. MARTIN: «Estudio de los materiales arqueológicos hallados en el subsuelo del Pa·
lacio de la Generalidad de Valencia.. Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia,
n6m. 1; Valencia, 1962, págs. 89-109.
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mez Serrano realizar un estudio del mismo, y, tras su fallecimiento,
decidimos publicarlo como homenaje póstumo al erudito valenciano.
Los dos fragmentos pertenecen a un gran plato de terra sigillata
clara e, con decoración de relieve aplicado que representa un camello
elijaezado con silla de montar (fig. 1). Se conserva parte de la silla, en
la que se ve el pomo donde se apoya el jinete, el arranque del cuello
del animal y las dos patas traseras que están situadas junto al circulo
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central del plato, lo que indica que debía ser un plato de grandes proporciones que llevaría, seguramente, otras figuras de camellos o diversos animales ocupando el fondo del plato, posiblemente formando
la escena de una caravana. Esta figura de camello es, que sepamos, la
única encontrada en España sobre sigillata clara con técnica ae relieve aplicado. Hemos reunido en otro trabajo (8) los motivos decorativos de esta variedad cerámica hallados hasta ahora en la Península,
que consisten en leones, panteras, osos, jabalíes, liebres, ciervos, cabras, perros y peces; figuras vegetales (palmeras, árboles, frutas); figuras humanas, temas mitológicos y temas bíblicos. Respecto a la forma, y a pesar de lo fragmentado del vaso, nos inclinamos a creer se
trata de una forma Lamboglia 40, que son platos de gran tama:ño con
el fondo completamente plano.
Como la antigua excavación fue realizada sin estratigrafia y los
materiales fueron mezclados, no podemos relacionar tan interesante
pieza con el resto de las cerámicas aparecidas. La cronología de los
vasos y platos, con.relieves aplicados, coincide con la sigillata clara C
y D, y los autores que la estudian la fechan, con pequeñas variaciones, durante los siglos ill-IV, durando, seguramente, menos que la
clara D estampada, cuya fabricación se acepta hoy hasta el siglo VI,
probablemente por una razón económica, pues la técnica del estampado inciso es más rápida y menos delicada que la aplicación de relieves.
Como hemos dicho, figuras de camellos y dromedarios aparecen
en los discos de algunas lucernas de volutas con cronología de la primera mitad del siglo Id. C., si bien que no sea un tema común. El dibujo núm. 3 corresponde a una lucerna de la cueva d'es Cuyram, en Ibiza (9). El diblijo núm. 4 pertenece a una lucerna de volutas del tipo I
de Vindonissa (10), con figura de camello. Loeschcke cita tres ejemplares más con el mismo motivo, procedentes del mismo yacimiento
de Vindonissa. El dib~o núm. 5 presenta también un dromedario ~ga
chado, decorando el disco de una lucerna de volutas procedente de
Cartago (11 ).
Aparecen, también, representaciones de camellos en pequeños
bronces. El dibl.\io núm. 6 representa una lámpara de bronce en forma
de camello agachado y con silla, en el Louvre; el núm. 7 es un pequeño bronce del Museo de Nápoles.
(8) G. MARTIN : cUn vaso de sigillata clara en el Museo de Alicante•. Estudios ÁlicaJÍtinos, nó.m. 15; Alicante, 1975, págs. 109-126.
(9) C. ROMAN: «Antigüedades Ebusitan&D. Barcelona, 1913 ; Um. LXXV.
(10) S. LOESCHCXE: «LillJlpen aus Vindonissu. Zurich, 1~19 ; Um. XII, 223.
(11) J . DBNEAUVE: cÍ.IllJlpes de Cartllage.. Ed. du Centre National de la Recherche
Scientiftque, nó.m. 505; Paria, 1969.
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El dibujo núm. 8 reproduce un dromerario aparejado con silla y
carga de un b9jo-relieve de la columna de Teodosio en Constantinopla
(12). Daremberg-Saglio citan también la figura de un genio alado
montado en un dromedario, procedente de un bajo-relieve del Louvre.
En la sigillata contemporánea de las lucernas citadas y de épocas
posteriores, la figura del camello no aparece. Podemos considerar el
fragmento de Valencia como una pieza singular, y de aquí su interés
para los temas decorativos representados en los vasos de relieves
aplicados. El único ejemplo que podemos citar es un vaso de forma
Hermet 74, de sigillata decorada con relieves aplicados representando dos camellos, uno sentado y otro en pie, guiados por un camellero,
hallado en las proximidades de Teherán y reproducido por Rostovtzeff (fig. 2, 1 y 2) (13).
(12) CH. DARBMBBRG y B. SAGLIO: «Dictionaire des antiquités grecques et romaines..
Paris-Corbeil, 1877. Vol. m , pág. 1.225.
(13) M. ROSTOVZBPP: «Historia social y económica del Imperio Romano». Vol. n, Lám.
XLvm-XLIX, Bspasa-Calpe, Madr:id. 1937.
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