El filo de la cultura
Josep Lluís Pascual Benito
2000
, ISBN 84-7795-271-X
978-84-7795-271-8 , 183 p.
[page-n-1]
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[page-n-3]
[page-n-4]
ELLA FILO
DE
CULTURA
CENTRE VALENCIA DE CULTURA MEDITERRÁNIA
LA BENEFIcENCIA
29-XI-00 AL 25-III-01
Museus
OIPU T A C I O Oe
VALENCIA
CONSORC I
DE MUSEUS
DE
LA
COMUNITAT
VALENCIANA
[page-n-5]
Mnerlal clldicllco: fJ ron 1la poroulo
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MATERIAL PREHISTÓRIA
D'AR.QUEO CJI.
Fondo< ..puoslos
MUSEU DE PREHISTÓRIA 1DE LES CULTURES DE
VALÉNCIA
MUSEU D.H ISTÓRIA DE LA MEDICINA DE LA UNIVER·
SITAT DE VALtNCIA
MUSEO HISTÓRICO MILITAR (VALENCIA)
MUSEU AP.QUEOLÓGIC DE GAND IA
Taller dldktic:o: El !DI de la poroula
D'ARQUEO C.B.
EL FI LO DE LA CULTURA
EXPOSICIÓN
P~sldent o
de la Diputac/6n de Valencia
FERNANDO GINER GINER
Olpurodo delegado del Areo de Culturo
ANTON IO US DARDER
Oirectof de lo Xooca de Mvseus
ENRIQUE PÉREZ CAÑAMARES
Oirt
JOAN GREGORJ 1 BERENGUER
OIN>m do/ Selvtórico
HEU:NA BONET ROSADO
Jefe de kJ unidad de difiJsl6n, dldoelica y exposiciones
SANTIAGO GRAU GADEA
/'nxiucc/6n
MUSEU DE PREHISTÓRIA 1DE LES CULTURES
DEVAL~NC IA
Coffl:Í!orios
JOSE/' LLUIS PASCUAL BENITO
JOAN GREGORI I BERENGUER
Oi>eñG y cootdlnociOO montaje
Equipo de montaje
OEU + UN: INICIATIVES CULTURALS
MARIA JOSÉ SERRANO SERRANO
M' ANGELES SACIE OTERO
PEPI RICO SOLIVEI\ES
VlCENT TORRES GIMENO
FERNANDO LÓPEZ UHDEN
QUIQUE TORMO
PEP TAMARIT DOLZ
JUAN CARLOS R.OMADERA
COSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN
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AudiOrisuoiles
GUIÓN Y COORDINACIÓN
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CON LA COLABORACIÓN
MARIA JOSÉ SERRANO SERRANO
Animación y Edición
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PACO ONIELFA VENEROS
M1hico paro aud.íovi5uales y exposidón compuestAl por
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Coordlnoc/6n rWI/cO
SANTIAGO GRAU GADEA
Equipo r
ANO REs MARIN JARQUE
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ULLA TAIPALE
ALfX PEÑA CARBONEU
PACO ONIELFA VENEROS
PAULAjAROÓN GINER
DEU + UN: INICIATIVES CULTURALS
GERMÁN TERESI
RUTH DE LA PUERTA
Con la coloboro JOSEP AGUILAR
ASSUMPCIÓ GAACIA ZANÓN
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Gestión odminiliiUiiwJ
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Tutos froducc/6n o! "'len
UNITAT DE NORMAUTZACIÓ UNGÜfSTICA DIPUTACIÓ DE VALtNC IA
Twos carrercd&t costtlfono
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Pancartas y rowlad&J
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ROTULACIÓ Y IMPRESIÓN DIGITAL
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LABORATORIO BLANCO Y NEGRO
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RUTH DE LA PUERTA
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COMERCIAL MUELA. ARGAMASILLA DE CALATRAVA.
CIUDAD REAL
ADMINISTRACIÓN DE LA XARXA DE MUSEUS
GABINETE DE PRENSA DE LA XARXA DE MUSEUS
RELACIONES EXTERNAS DE LA XARXA DE MUSEUS
CATÁLOGO
Coordlnoc/6n
fOSEP LLUIS PASCUAL BENITO
AutorM
JOAN GREGORII BERENGUER
JOSEP LLÜIS PASCUAL BENITO
ENRIQUE PéREZ CAÑAMARES
fOSEP AGUILAR SANZ
f.EMILI AURA TORTOSA
M. PéREZ RIPOLL
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PAULAJARDÓN GINER
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RUTH DE LA PUERTA
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CARLA AGUIRRE MARCO
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ANTONIO CARPI ROYO
MARC TIFFAGOM
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COORDINACIÓN Y ADAPTACIÓN
JUAN ANTONIO ALCANTARA
EQUIPO SEGURIDAD CENTRO CULTURAL
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ISBN: 84-7795-271-X
De p. Lov•· v.5028·2000
Derechos sobre e. tl edidón: Diputación dé Va1t:ncia.
s
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I' RESENTACIÓN
7
FEIWANOO GINEA GINEA
PRESENTACIÓN
9
ANToNIO I.Js DAROEA
PRESENTACIÓN
11
~ PlAa CAÑAMAW
NUESTROS ANTEPASADOS SALVAJES Y PRIMITIVOS: LOS CAZADORES PREIIISTÓRICOS
15
J. EJ.wAIJAA T01170S4
LA AGRICULTURA O DE CÓMO LA TIERRA Y LAS PLANTAS SE ENTALLAN
21
}o.w). GR!GOO lllAfHaJEA
I.OS CORTES EN HUESOS PREHI S
TÓRICOS E HI STÓRICOS
29
MANuEL P
li.EZ RIPOU y MAA1A OocOIIE.S l óPíZ GIU.
SACÁNDOLE EL FILO AL I'ALEOLITICO
37
MAAc TIF
FAGON
LOS ÚTILES CORTANTES S
OBRE rtEDRA TALLADA Y LA INTRODUCCIÓN DE LA ECONOMIA DE I'RODUCCIÓN
47
OREn> GAAdA PUCHOI.
NUEVAS HERRAMIENTAS EN EL NEOLITICO: LAS HACHAS PULIMENTADAS
57
TERESA OllOZCD KOIHlA
MINERIA NEOLITICA EN GAVÁ IBAIX LlOSREGAn PlUMEROS IMPACTOS HUMANOS SOBRE EL MEDIO
65
}05EJ' 8osoi
EL TRABAJO DE LA PIEDRA EN ROMA
71
}ost tus }IMIHu SALvADOA
LA TALLA COMO E VERTEBRADOR DE LA ESCULTURA
JE
81
M01sls Gu.
EL TRABAJO DE LA MADERA EN LAS COLECCIONES DEL M UP
CVA
91
}oSEP VICENTAGUII.AA SANZ
EL APROVECHAM IENTO DE LA I'IEL ANIMAL
99
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NJV. }AROóN GINEA
CORTANDO HUESOS. LA TRANSFORMACIÓN DEL ESQ.\IELETO ANIMAL 107 }oSEP l.iuls PAsaJAI. 8(Nm)
CORTAR LA ROPA DE OTRA MANERA
EL CORTE EN MEDICINA
lOE FILO O DE PUNTA? LA ANTIGÜEDAD HISPANA
119 RlnH OE tA PtiEitrA ESCMAHO
129 }ost Luis Fwqxr FCMU y GwA P. N:u1w. MAACD
139 FEANANoo QuflADA 5AHz
ARMAS BLANCAS M EDIEVALES Y MODERNAS 15 1 ANTONIO ÚA1I
LA NAVAJA ES I'AÑOLA 165 AlFONSO OE CAALOS PEÑA
TALLAR: LENGUA Y ETNOLOGIA
169 M' RoSEA CAMEM GoNzkEZ
TIJERAS CINEMATOGRÁFICAS: CREAR Y DESTRUIR 179 ). L HIJIUAOO
[page-n-7]
[page-n-8]
L
a producción de exposiciones a partir de las propias colecciones de un
museo tiene, por lo general, la virtud de poner en valor y darle el máximo
uso social a nuestro propio patrimonio. Es cierto que la línea adoptada por la
Diputación, orientada a difundir mediante estas muestras, los contenidos culturales e históricos de la Comunidad Valenciana, presenta los habituales obstáculos
originados por un duplicado esfuerzo de investigadores, montadores, conservadores y especialistas en difusión.
Precisamente es esta complicada labor la que permite que las instituciones culturales pongan a punto sus medios materiales y humanos, empleándolos
en aquello que constituye su propia esencia como servicio público: ampliar las
vías de acceso a la ciudadanía, a los recursos culturales y devolver a esa misma
ciudadanía los valores de autoestima social y fuente de desarrollo democrático
que son propios del Patrimonio Histórico del pueblo valenciano
FERNANDO GINER GINER
Presidente de la Diputación de Valencia
7
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[page-n-10]
U
na larga saga de investigadores de la etologfa animal y en particular de los
grandes primates, puso al descubierto que, ciertos grupos de estos anima-
les, especialmente una rama de los chimpancés, los bonobo, hablan desarrollado
la habilidad de emplear «herramientas» vegetales y líticas para la obtención cotidiana de su alimento.
Lo excepcional, no era que esos grupos hubieran empleado ramas o piedras con aquellos fines, ni siquiera que de su manipulación se dedujera una extrema habilidad y aptitud para el aprendizaje.
Lo realmente importante se infería al considerar el hecho de que la transmisión de esa habilidad no fuera hereditaria, sino fruto de un aprendizaje socializado por el que las nuevas crías, incorporadas al grupo, eran adiestradas en una
técnica que distinguía notoriamente a la especie de sus más cercanos parientes
en el reino animal.
Estamos pues, asistiendo mediante esos procesos investigadores a un pálido símil de lo que debió ocurrir hace más de un millón de años con aquellos
homínidos de transición, cuyos fósiles todavía continúan aclarando nuestros orígenes en Etiopía o Sudáfrica. Son los procesos de surgimiento de los cientos de
miles de «culturas», de formas de vida sociales, que permitieron apoyadas en
tecnologlas renovadas continuamente, el dominio del medio y el desarrollo del
grupo social.
La cultura nació como un filo, un corte del pensamiento sobre la lógica de
una naturale.za dominante, un corte transformador de la materia, un pequeño
cuchillo de posibilidades capaz de abrir un imparable proceso de desarrollo hacia
la complejidad técnica y social.
ANTONIO LIS DARDER
Diputado del Area de Culturo
9
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DISECCIÓN DE LA HISTORIA
Humon Kind connol
beor very much reolity
T. S. EWOT
L
a narración (re-construcción) de la Historia de la Humanidad se mueve
siempre en los lfmites de una paradoja, determinada por la imposibilidad de
acercarnos al objeto de conocimiento sin alterarlo profundamente al estudiarlo.
Cambiamos la naturaleza de nuestro objeto al tocarlo, como modernos Midas, y
el fenómeno la paradoja, nos condiciona a todos los historiadores por extensión
a quienes se acercan al estudio del pasado de las sociedades humanas, cualesquiera que sean sus herramientas metodológicas: antropólogos, prehistoriadores
e historiadores, o arqueólogos.
Los términos de esta contradicción residen precisamente por una
parte en el propio objeto de nuestra actividad, el intento de reconstruir una
secuencia temporal continua de acontecimientos (singularidades) los cuales,
desgraciadamente para nuestra función y afortunadamente para nuestros
empleos, se mueven en una única dirección irreversible, constituyendo un
todo que impide recorrer el camino a la inversa y cuya cualidad unidireccional nos constriñe a operar sobre una ciencia que ha perdido o, mejor dicho,
que para existir debe perder tras cada segundo su propio campo experimental de trabajo.
En el otro fiel de nuestra balanza paradójica resulta que deseando el
arqueólogo social poner un orden en esa secuencia compleja de acontecimientos, actúa como un cirujano, que pretende conocer el cuerpo del
paciente (la Historia) poner un orden explicativo de su curso, pero que
para hacerlo debe cortar ese cuerpo.
11
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Mantenemos la ilusión de un moderno Frankenstein, creyendo que
"conocemos" y en cierta medida "hacemos" la Historia, como el personaje
de Mary W. Shelley creía que con el bisturi se creaba la vida, pero nuestras
reconstrucciones nunca dejarán de ser "ordenaciones recreadas", obligadamente simplificadoras, de un pasado complejo.
Nuestro intento de poner orden en la historia se realiza con herramientas metodológicas y conceptuales cuyo empleo implica el corte y troceado y el posterior remiendo de la flecha psicológica del tiempo de Stephen
Hawkings, la cual, todo sea dicho, continúa imperturbable su curso hacia el
futuro ajena a las argucias que pretenden ordenar el sentido de su marcha.
Nadie discute hoy que, situando el pasado de la Humanidad en un
tramo del discurrir de la flecha del tiempo, podemos afirmar tajantemente
que la historia de las sociedades humanas es un proceso finito de crecimiento hacia la complejidad. Frente a los monismos del determinismo histórico, el transcurso del tiempo social es plural (Berlin), complejo (Morin) y
peninsular (Pániker).
Esa complejidad transmite "el efecto mariposa" no sólo a las coordenadas del momento espacial, sino a las coordenadas del espacio-tiempo.
Aprehender o comprender esa complejidad que caracteriza el curso
progresivo -que no progresista- de la flecha del tiempo, presenta una cualidad que acentúa nuestras dificultades y radicaliza los términos de la paradoja. La complejidad camina de la mano del incremento del desorden el cual
no es más que el resultado de la estricta vigencia de la segunda Ley de la
Termodinámica al mundo de los hechos humanos que son tan físicos, tan
parte del mundo real de los sistemas físicos, como cualquier fenómeno
observable.
De manera que nuestro oficio nos obliga a sajar en parte los anillos
de un gusano cada vez más largo y cada vez más grueso en su complejidad.
Cortamos para poder re-construir y creemos que cada recreación que volvemos a reintegrar al cuerpo vivo genera un orden en el conjunto.
12
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Pero si, como afirma Hawkings las flechas termodinámica y psicológica (humana) del tiempo, coinciden en su dirección, la complejidad creciente
de las sociedades humanas llevará consigo una igualmente creciente tendencia al desorden. La historia de los conflictos sociales -en realidad la Historia
con mayúsculas- es la secuencia aleatoria -por compleja- de momentos de
desorden y procesos de orden autorregulado y coyuntural de los sistemas.
A medida que avanza la Historia y que se abandonan los primeros
estados de naturaleza para dar paso a sociedades culturalmente organizadas, no sólo se multiplican los acontecimientos y "pasan más cosas", sino
que se multiplican infinitamente las interrelaciones entre los mismos y
resultan más difíciles las autorregulaciones ordenadas de los sistemas sociales y más diffcil aún dar por "objetivas" "ordenadas" y "absolutas" las recreaciones de acontecimientos pasados.
A los historiadores pues, sólo nos cabe la humildad del cirujano.
Empleemos las herramientas de corte. Abramos el cuerpo de la Historia.
Expliquemos lo visto, demos un orden "reinventado" a aquello que ya lo
tenia antes de que nosotros nos acercáramos a su disección. Re-construyamos sin creer que en la operación hemos hecho la historia sólo habremos
contado el resultado de un fugaz vistazo a un tren que cruzó rápidamente
delante de nosotros.
ENRIQUE PÉREZ CAÑAMARES
Direaor de lo Xonco de Museus
13
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14
l l riLO OllA C ULTURA
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NUESTROS ANTEPASADOS SALVAJES
Y PRIMITIVOS:
LOS CAZADORES PREHISTÓRICOS
j. EMIU AURA TORTOSA
Un~rsítor de
Volendo
B
iodiversidad, multiculturalidad y globalización representan otros tantos términos, y
contenidos de valores, que pueden ser observados como una actualización de algu-
nas ideas que podemos rastrear desde la Enciclopedia: secularización, solidaridad humana, valorización de la Naturaleza, progreso individual y colectivo,... En cierto modo, las
sociedades occidentales del llamado capitalismo tardío han valorizado lo primitivo, lo
étnico, lo ecológico, lo auténtico en definitiva, y, tras ser despojado de sus contenidos
intrlnsecos, su naturaleza ha sido idealizada-virtualizada para poder ser así incorporada a
la uniformidad occidental. Esta rápida percepción de algunos de los términos de mayor
uso en las plataformas mediáticas del cambio de milenio, puede ser vinculada a cómo la
sociedad occidental ha fagocitado sus contradicciones sobre su origen y evolución, o lo
que es lo mismo, a cómo ha mudado la observación de su pasado más remoto.
La pretensión enciclopedista por incorporar una nueva racionalidad en el análisis
de la naturaleza y la historia humanas derivó en una idealización de lo natural y lo salvaje
como un estadio de bondad y felicidad perdidos; una utopía que ha tenido una indudable
influencia sobre las teorías sociales y económicas de los últimos ciento cincuenta años.
Los llamados "descubrimientos" y sobre todo, el colonialismo, conllevaron un contacto
mayor con otras sociedades, con otras culturas, raramente acompañado de una observación libre de un eurocentrismo autosuficiente. Mas bien produjo todo lo contrario: la creciente competencia económica, el nacionalismo y la emergencia de nuevos estados-nación
en Europa defendían una identidad-etnicidad nacional, segmentando un pasado común.
En este contexto, la Arqueología prehistórica de las primeras décadas del siglo
XIX logró demostrar la antigüedad de la Humanidad, entonces denominada antediluviana,
apoyándose en los avances de la Geología y de la Paleontología. La descripción de los
Neanderthales como ancestro, extinguido, de la especie humana actual y el reconoci-
NUESTRO\ ANTrl'ASADm IIIIV•I IFS Y I'RIM ITIVOS: LOS CAZM'lOKIS I'RWI STORICO~
15
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miento de la asociación cierta entre fósiles de animales ya desaparecidos y útiles líticos
fabricados por los humanos, abría grandes expectativas sobre la antigüedad y complejidad
de nuestro proceso evolutivo.
Pocos años más tarde, el darwinismo biológico describió los factores evolutivos
de los seres vivos, insistiendo en la necesidad de una cronología mucho más larga que la
manejada hasta entonces a la hora de trazar nuestra cadena evolutiva. Pero, el evolucionismo darwinista no sólo marcó un punto de inflexión en el estudio de la Historia biológica del planeta. El evolucionismo socio-cultural elaborado de.s de la Antropología, y más
trmidamente desde la Arqueología prehistórica, propiciaron los primeros intentos por
sistematizar la evolución cultural de la Humanidad: cómo, pero sobre todo cuales, habían
sido los sucesivos estadios de desarrollo tecnológico, económico y social recorridos,
desde el Salvajismo a la Civilización siguiendo las palabras de L. H. Morgan.
La lógica evolutiva, de lo simple a lo complejo, y el principio darwiniano de selección natural y competencia servían a la sociedad europea para comprender mejor su
incontestable superioridad cultural respecto de los pueblos primitivos. La vieja Europa
desempolvaba sus historias nacionales para cohesionar sus respectivas construccione.s
estatales, mientas se describía el Pitecantropo de Java, hoy Homo erectus; y se acumulaban
los descubrimientos extraeuropeos: el Hombre de Pekín, descrito en Zhoukoudian o el
Australapithecus a(ricanus de R. Dart en Suráfrica.
Después de la segunda guerra mundial se produjo el contexto socio-histórico adecuado para la revalorización de los cazadores-recolectores, históricos y prehistóricos. En
primer lugar, Europa disponía de una larga tradición arqueológica de estudios sobre los
cazadores prehistóricos y se aplican nuevos métodos cronométricos que permiten datar
los yacimientos por encima de 1,5 millones de años. Esta circunstancia hará del continente africano un escenario privilegiado para múltiples programas de investigación sobre
Paleontología humana, mayoritariamente vinculados a fundaciones y universidades norteamericanas. En segundo lugar, será decisiva la actualización del evolucionismo, que desde
los años treinta se estaba produciendo en la antropología americana. Como punto final de
la confluencia de todas estas circunstancias, en 1966 se organiza en la Universidad de
Chicago la conferencia Man the Hunter, que pese a las numerosas críticas que suscitó sigue
siendo una referencia obligada. Había llegado el momento de conocer el origen de nuestra especie y de sistematizar su evolución cultural.
16
11 filO 01 lA <..UlTlJAA
. - do c,..,.Ho&non do 1a ... ~
.
<•Lo c......,. hist0<1qu... 1888).
[page-n-18]
Re g istro arqueológico y expansión de los
humanos
las evidencias materiales de las sociedádes
de la Prehistoria que son recuperadas casi diariamente en las excavaciones arqueológicas no son tan sólo
objetos curiosos, susceptibles de ser ordenados a
partir de su mayor o menor grado de complejidad; ni
tampoco el simple testimonio de la antigüedad de la
Vis'ón ílunnd¡ dt caudortl de
dios. f"enatts dtl ~~ XIX.
avt:S amt rln·
Humanidad. Constituyen la expresión del comportamiento cultural de nuestros antepasados, dentro de unas coordenadas paleoecológicas
concretas, con capacidad potencial para informarnos sobre la tecnología, la subsistencia,
la ideología y las formas de relación social. Entendido así, el registro arqueológico puede
ser considerado como una muestra fosilizada de los sistemas culturales del pasado.
Este registro supera en la actualidad los 2,5 millones de años y sólo a partir de
1.7-1,5 millones de años se documenta la presencia de homínidos en Eurasia, coincidiendo con un cambio de ritmo en la evolución paleoantropológica (Hamo ergaster) y
tecnológica (industrias Achelenses). Tras un vado documental importante entre 1,2 y
0.7 millones de años, se aprecia una mayor variabilidad, de las poblaciones y de la tecnología, que culminará en un nuevo punto inflexión, datable en torno a 0,3-0,2 millones
de años tanto en lo paleontropológico (Hamo neanderthalensis), como en lo tecnológico (industrias Musterienses). la aparición de fósiles con rasgos modernos, actuales, se
reconoce en África entre 125 y 100.000 años y en ese horizonte podrían estar tambien
algunos fósiles de China. A partir de este umbral, se produce una compleja expansión
sin que hasta la fecha exista unanimidad sobre aspectos tan cruciales sobre si esta se
produjo a partir de un único linaje o el grado de aportación de los procesos regionales
anteriores: la genética, la paleontología humanan y la arqueología dirán.
Lo cierto es que los humanos modernos, el Hamo sapiens, han sido capaces de
adaptarse y sobrevivir en las más diversas latitudes del planeta: por debajo de los
100.000 años han sido descritos en el suroeste de Asia y Levante, una antigüedad de
50.000 tienen los pobladores de Australia; en el horizonte del 35.000-30.000 se situa
su reconocimiento en Europa, el poblamiento de Tasmania o la exploración de las islas
de la Polinesia; finalmente, 20.000 años tiene la primera presencia humana en la tundra
ártica y algo menos la llegada a América a través de Behring.
NUESTROS ANTE rASADOS SAI\'Afl\ Y l'kiMITIVOS LOS CAZADORES rREHISTORICOS
17
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La larga evolución paleoantropológica se desacelera y es, sobre todo la variabilidad cultural, la multiculturalidad, el componente que mejor caracteriza nuestra evolución
a partir de este momento. Aunque, tampoco conviene magnificar las diferencias puesto
que rasgos tan signíficativos como la aparición de la tecnología característica del
Paleolltico superior se reconoce en el sur de Africa y Levante hace unos 40.000 años y en
Europa y el sureste asiático entre 35.000-30.000 años. Y otro tanto se puede afirmar
sobre la coincidencia intercontinenta/ en lo que respecta al horizonte cronológico de aparición del Arte rupestre de los cazadores prehistóricos, datado entre 32.000 y 23.000
años en Europa, Africa, India y Oceanía.
Lo s cazadores prehistóricos
Durante la mayor parte de su existencia la Humanidad ha utilizado los recursos
silvestres, mediante técnicas como la caza, la pesca y la recolección. La Arqueología de
los cazadores-recolectores prehistóricos es, por su amplitud cronológica, un escenario
particularmente apropiado para mostrar las relacione.s entre los humanos y su medio
natural. Cómo fueron capaces de adaptarse, sobrevivir y reproducirse socialmente,
incluso en las condiciones más rigurosas, elaborando una tecnología adecuada -por simple que parezca en algunas ocasiones-, utilizando los recursos a su alcance e implantándose sobre el territorio disponible.
El registro arqueológico conservado manifie.sta cómo los humanos afrontaron las
variaciones en la disponibilidad y distribución de los recursos silvestres. Para ello, desarrollaron una táctica decisiva: la movilidad. El nomadismo permitía obtener información
sobre la distribución de unos recursos móviles y desigualmente distribuidos, espacial y
estacionalmente, así como sobre la localización de otros grupos. Este comportamiento
conllevó, en la mayoría de los casos, un tamaño reducido de los grupos y unas formas de
organización social poco estructuradas desde el punto de vista político, al no estar fundamentadas sobre la posesión o el desigual acceso a los recursos. Lógicamente, estas
pautas generaron registros dispersos sobre amplias áreas, puesto que cada yacimiento
representa y contiene, habitualmente, sólo una parte de las actividades realizadas en el
territorio económico, pero también social, del grupo.
La amplia dispersión geográfica de una tecnología sencilla -debía de poder ser
transportada-, es la que permite rastrear sus territorios, debido a los rápidos cambios en
18
H filO llf LA CUITliRA
Hoi-1
-
de cuchillo de pltdra anticuo con
Colwmbla
manco
bntfria.--.......
[page-n-20]
la forma y tamaño de sus equipos de caza y pesca que se
observan a partir de la expansión de los humanos actuales.
Esta cualidad de las armas ha hecho que la distribución cartográfica de los proyectiles de piedra, hueso y asta -puesto que
los fabricados sobre madera sólo se han conservado excepcionalmente-, hayan sido identificados como límites territoriales de amplias culturas arqueológicas, sin que su
equivalencia con otras tantas entidades sociales sea posible
hasta los momentos finales de la evolución de los cazadores
prehistóricos.
La variación espacial y temporal de estas armas contiene lfneas de análisis solapadas. Evidentemente, existen varia-
Arpones y anpyo~1 ós~u. Ma,;dallnt'nse. Cova del
Pup•06.
ciones regionales ligadas a la variabilidad de recursos que son susceptibles de ser ca.zados y
pescados, cambios ligados a la forma de enastar los proyectiles en los ástiles de madera y a
los medios de propulsión- a brazo, mediante propulsor y finalmente con arco, utilizado quizás desde el 18.000 aC y con total seguridad desde el 10.000 -. Pero, además de e.stos componentes tecnológicos y funcionales, los proyectiles de piedra, y sobre todo de hueso,
transmiten contenidos estilrticos, simbólicos: un mensaje codificado que podía ser leído por
los miembros de la entidad social en la que se fabricó y utilizó. La decoración, figurativa y no
figurativa, que soportan muchas armas de hueso y asta o el mismo Arre prehistórico pueden
ser analizados desde esta óptica.
Frente a estas muestras evidentes de complejidad, la imagen más difundida de los
cazadores-recolectores prehistóricos ha transmitido un estereotipo de seres con un
aspecto tosco y limitada capacidad cultural. De su éxito biológico, pero sobre todo culturar, dada su diversidad y dinamismo evolutivo, podemos considerarnos la prueba más
evidente; aunque, por el camino, la herencia común de este pasado remoto conservada a
través de muchos pueblos primitivos haya sido masacrada hasta su completa extinción o
abocada a la marginalidad en el mejor de los ca.sos.
Bibliografla:
AGUIRRf. E. (2000): EI'OWón Humana. Debo!<$ CICiliOies y rias obitttos. Re•l Aademio de Oencias Exacw. Flslcas y Na~
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LEROI·GOURHAN. A. ( 1971 ): fJ Gesro y lo Palabro. Caracas.
~UE'TR
Y l'RI\IITIV0)•
l0~
CAZAI>OUS rRflli>TORICOS
19
[page-n-21]
20
H filO lH l ~ CllllU~.\
[page-n-22]
LA AGRICULTURA O DE CÓMO LA
TIERRA Y LAS PLANTAS SE ENTALLAN
jOAN j. GREGORJ 8ERENGUER
Museu de Prehisrórío 1de les Culrures de Volendo
i entendemos la aparición de lo que denominamos cultura, en un sentido antropo-
S
lógico, como la asociación de la presencia humana al hallazgo de útiles o instru-
mentos relacionados, bien podrlamos decir que la mayor revolución acontecida en la
historia de la tecnología del corte -tanto por la cantidad de materia trabajada, como
por la diversidad en técnicas e instrumentos- se dio con la introducción de la agricultura. Haciendo un banal símil etimológico, en la propia palabra agricultura encontramos
agregados dos conceptos como son cultura y tierra -de ager, agri-. En efecto, éstos nos
sugieren primariamente la idea de la tierra modelada, tomando cierta forma a partir de
la mano del hombre y como contraposición al espacio natural virgen, cuya forma visible y aparente viene dada asl: la tierra en estado bruto, tal como como la naturaleza la
conformó. De este modo, el hombre, mediante los usos agrlcolas, se transformó en un
agente de la manipulación y transformación del paisaje con una contundencia y un efecto que nunca antes mientras fue cazador-recolector se había conocido, proceso que
solamente se ha visto superado con la revolución industrial y la invención de las máquinas modernas, cuya capacidad sobre la alteración del paisaje todos conocemos.
De cualquier forma y durante siglos, por no decir milenios, la necesidad de cultivar la tierra que ha tenido el hombre, entre otras cosas, y definido aqul en el sentido
que nos interesa, que es el del corte, ha dado lugar a un paisaje modelado, recortado,
construido y delimitado por la agricultura. Un aspecto muy interesante para poder
poner en relación agricultura y corte es precisamente éste, el de cómo la agricultura
sirvió básicamente, aparte de para introducir un factor de crecimiento demográfico al
mejorar y ampliar las posibilidades alimenticias de las comunidades humanas, para
introducir Hmites o cortes en el espacio. Podemos definir estos cortes a distintos niveles. En primer lugar; por contraposición al espacio dedicado a la ganaderla, la actividad
lA ACRICULTURA O Of COMO LA TllRRA Y LAS PLANTAS SI IN TALLAN
21
[page-n-23]
que completa económicamente la revolución neolítica. La construcción de campos de
cultivo supuso la creación de limites, a veces simbólicos, a veces directamente físicos,
para impedir la entrada de ganados y otros animales en el territorio agrlcola. A lo largo
de la Historia este hecho, conocido de sobra, incluso llegó a originar conflictos graves
entre comunidades o grupos humanos a partir de los intereses económicos de una u
otra actividad. Otro de los elementos de corte espacial a destacar fue la aparición de las
ciudades relacionada con la misma aparición de la agricultura. Si la utilización de los primeros instrumentos fue sinónimo de cultura, la introducción de la agricultura acabó
por asociarse al propio concepto de civilización, en la medida que surgieron las primeras ciudades. La oposición entre campo-ciudad, a lo largo del tiempo, acabó por consolidar uno de los limites sfmbolicos y culturales más poderosos que ha conocido la
Historia. Por último, la construcción de regadíos y conducciones hidráulicas que necesariamente hubo de acompañarla supuso la creación de enormes transformaciones del
paisaje, de limites entre lo yermo y lo árido, lo verde y lo fértil, y de otra frontera interna en la propia naturaleza interior del mundo agrícola: la contraposición entre huerta y
secano como dos espacios perfectamente identificables, que dio lugar a técnicas e instrumentos bien diferenciados.
Con todo ello tenemos que el primer efecto que tuvo la agricultura es el del
corte del espacio; a todos nos resultan familiares ejemplos en los cuales se comprende
muy gráficamente este hecho y que quedan en el acervo cultural colectivo de nuestra
civilización. Tomemos, por ejemplo, el propio mito fundacional de Roma: en él se describe cómo el recinto sagrado de la ciudad eterna quedó delimitado por el espacio comprendido por el surco que produjo una yunta de bueyes conducidos por Rómulo,
arando desde el nacimiento hasta la puesta del sol. La sacralidad de este límite, paradigma de todas las fronteras, viene dada por el hecho de que su violación, su traspaso, le
costó la vida a Remo a manos de su propio hermano gemelo Rómulo. Esta idea de vincular el surco del arado a los limites del espacio agrícola resulta recurrente en toda la
tradición europea y asf tenemos que durante la conquista cristiana del reino musulmán
de Valencia en el siglo XIII era un hecho frecuente que el rey Jaime 1concediera en ciertos territorios arrebatados a los musulmanes el privilegio a los nuevos colonos de apropiarse del e.spacío que pudiera labrar una pareja de bueyes durante una jornada entera,
22
! UILO O! L\ CULTURA
[page-n-24]
que es lo que viene a significar más o menos el
término valenciano de jovada.
Pero la práctica agrícola no solamente ha
creado cortes o límites en el espacio, sean estos
simbólicos o reales. Tan fundamental como éste
ha sido el del corte temporal a través de la organización del tiempo en ciclos. La práctica empírica de la agricultura y el propio proceso de las
etapas y fases de los cultivos dieron como resultado la división del tiempo mediante lunarios y
calendarios. La necesidad de saber en cuál era el
momento adecuado para el inicio de la preparación de la tierra, de la siembra o de la cosecha,
impulsó al hombre al estudio de los fenómenos
astronómicos o naturales con el fin de poder
establecer fechas precisas para la realización de
los trabajos agrícolas. Naturalmente, el carácter, una vez más, sagrado y litúrgico de estas
T:.la de árboles ~n el u.rboneo. En OUHAMEL
DE MONCEAU / 177) • 1774). T
rododo d•lwidodo
y opi'O'ft(homktHo de 1M "*''ti y bosques. Tom. l.
sociedades, tuvo sus consecuencias también en
la organización de las prácticas religiosas. De
li m.. V. Madrid.
este modo, los ciclos agrícolas han estado siempre en la base de complejos sistemas de
dividir el tiempo y las actividades económicas, a la vez que que han desarrollado ciclos
paralelos para organizar los aspectos de las celebraciones festivas y litúrgicas.
Sin embargo y ante todo, la actividad agrfcola principal y primaria, es decir, la de
cavar o labrar, hace referencia al corte directo de la tierra. O dicho de otro modo, cultivar la tierra significa cortarla, abrirla y herirla en un sentido físico -lo cual ha producido, según el tipo de terreno o de cultivos, una variabilidad enorme de tecnologías
instrumentales- o en un sentido simbólico también, que tiene que ver con las concepciones de la vida y la muerte como expresiones del ciclo vital. La roturación de la tierra se ha relacionado, en distintas culturas humanas, a la analogía sexual que tiene que
ver con la fertilidad. Una observación empírica del acto de labrar o cavar por parte del
lA AGRICUlTURA O DE COMO LA TIERRA Y LAS PLANTAS SE ENTALLAN
23
[page-n-25]
hombre indujo a asimilar este proceso agrícola, junto con el de la siembra, al acto fundamental de todo el mundo natural que es el de la fecundación y/o reproducción. De
algun modo, ha sido común entender que el hombre al cultivar la tierra la fecundaba y
propiciaba con ello el mantenimiento de la vida. Este hecho no tenia un sentido meramente simbólico en la medida que durante generaciones y entre muchos grupos
humanos, la relación entre una mala cosecha y una hambruna era moneda común,
puesto que en estas sociedades el alimento procedía fundamentalmente de la explotación agrícola. No nos debe de extrañar pues, que el hecho de "penetrar'' la tierra con
el arado, de cortarla en suma, diera lugar a una percepción transcendente de la actividad, conformando un enorme caudal de prácticas rituales que la ordenaran.
En el entorno de la sociedad tradicional, y para hablar de cortes y de artefactos
que los producen, el primero de todos que se supone en la agricultura es el de la preparación de la tierra. Para ello, cuando la tierra se labra por primera vez se requiere un
corte previo que es la eliminación del bosque y de la cubierta vegetal virgen. Cultivar
quiere decir cortar madera y hierba antes que nada. Para ello el fuego es el aliado perfecto, aunque parte del elemento vegetal restante haya de ser cortado mediante hachas
y sierras. También quiere decir apartar y remover piedras, alisar, anivelar y delimitar; etc.
mediante picos y palancas, narrias, trujillos, capazos y entabladoras. Con esto la tierra
debe estar preparada para ser roturada. El instrumento tradicional para esta operación
es el arado. Aunque también en la literatura etnológica se ha tendido a diferenciar la agricultura de arado y la agricultura de azada, adscribiéndola a un contexto masculino en el
primer caso y a otro femenino en el segundo. Sin extendernos diremos que de.s de antiguo en el mundo mediterráneo y europeo está extendido el uso del arado, aunque la
azada, también usada, viene a cumplir la misma función: abrir y orear la tierra. El arado,
en su forma más simple o arado romano, no viene a ser más que una azada (en este caso
la parte que penetra es la reja o arrejada) más grande y tirada por animales. Con el tiempo se han desarrollado accesorios y complementos para hacer este utensilio más eficaz,
así nació durante la Edad Media la vertedera u hoja en forma de pala lateral con la que
consiguió arar más profundamente y voltear mayor cantidad de tierra. El tipo de cultivo
condiciona también la técnica y el instrumento utilizados, de modo que una vez preparado el terreno de cultivo la diferencia principal consiste en sembrar o plantar. En el primer
24
EL fiLO Df LA CULTURA
[page-n-26]
caso y para un cultivo tlpico como es
el de los cereales, se aprovecha el
propio surco abierto por el arado. En
el segundo, es menester cavar hoyos
con distintos tipos de azada para instalar la planta o árbol que se requieren. Una vez realizado esto, la
siguiente etapa importante es la del
mantenimiento y cuidado del cultivo.
En ésta se reconocen dos técnicas
principales: la de entrecavar y la de
Labnnu con bueyes y limite dtl u .mpo. Alto
P~l anc b... 1985. Muieu de Prehlnbrla 1 de le'
Cutwm de V~ndl.
podar. La primera más relacionada
con cultivos de planta, como el cereal y todos los cultivos de huerta, surge como consecuencia de la necesidad de eliminar las plantas competidoras del sembrado. Se trata de
separar las malas hierbas de las buenas y a tal fin se utilizan azaditas, legoncillos y escardillos, en general instrumentos de poco porte. Alternativamente y si el sembrado está lo
suficientemente separado entre sí, se puede utilizar también el arado dotado de complementos que lo que hacen es cortar superficialmente la tierra, aunque esta técnica también es susceptible de utilizarse en cultivos arbolados. Con estos últimos los
procedimientos de mantenimiento y cuidado se centran básicamente en la poda. Los instrumentos por excelencia para realizarlos son el hacha y el podón, de tamaño mediano.
Se les atribuye hacer el corte más limpio y menos perjudicial para el árbol. Sin embargo
y en tiempos más recientes, se ha introducido el serrucho como alternativa, por razones
de comodidad y de facilidad en el manejo. También modernamente se han popularizado
las tijeras de podar; de distinto tamaño y con muelles retráctiles, cosa que hace el trabajo más cómodo. En un cultivo tan mediterráneo como el de la viña se genera un podón
especifico, mitad hachuela, llamado podadera y adaptado al corte de los sarmientos, aunque también aquí las tijeras acabaron por sustituirlo. Una operación relacionada también
con el cuidado de los árboles y el corte es la del injerto. Para ello se utilizan, según la técnica, pequeñas hachas o cuchillos y navajas de injertar. El objetivo es levantar determinadas superficies de la corteza de la rama o abrir hendiduras adecuadas en el tronco con el
lA AGRICULTURA O Df COMO LA TIIRRA Y LAS rLANTAS Sf !N TAllAN
25
[page-n-27]
fin de implantar el esqueje de otra
planta o árbol. El uso del riego también introduce algunas herramientas
adaptadas al control de la conducción
del agua como los legones, con los
que se abren o se cierran las acequias.
Sin embargo, donde probablemente se ha desarrollado mayor variabilidad en los instrumentos de corte
usados en la agricultura es posiblemente en la cosecha y sus transformaciones directas. Resumiendo algunos
de ellos nos referiremos a los oncetes
utilizados en la vendimia, aunque éstos se han sustituido por tijeras retráctiles recientemente. Algún tipo especifico de arado se usa en la recolección de algunos tubérculos,
como la patata, ya que al pasar la reja afloran los mismos a la superficie. También las azadas de distinto tamaño sirven para extraer ciertas plantas de la tierra, dándose una variación de formas y tipos extensa. En cultivos como la alcachofa y otros el instrumento de
corte es el cuchillo, ya que de lo que se trata es de cercenar tallos de la planta; una derivación grandilocuente del cuchillo serian el machete, usado en el corte de la caña de azucar, y los sables militares con el mango adaptado para el corte de determinadas plantas
de tallo y envergadura. El instrumento cortante de recolección estelar por antonomasia
-solamente hay que recordar su presencia recurrente en el imaginario colectivo- es el de
la hoz. De este utensilio hay de muchas formas y variantes adaptadas al tipo de cultivo y
de terreno. Se pueden distinguir: las destinadas a cortar cultivos herbáceos, con un codo
a la altura de la unión entre el mango y la hoja, diseñado con el fin de proteger los nudillos de la mano del segador, ya que siega a ras del suelo; las cañameras de sección más
fina, hoja ancha y lobulada y filo sin dentar, con el fin de cosechar el cáñamo; y las de
cereal, de hoja más abierta y de tamaños distintos pero siempre de filo dentado, para
cortar mejor los tallos. junto con las hoces resulta común el uso de instrumentos de
protección frente al corte en la mano contraria a la que siega. De este tipo son los deda-
26
!l FILO 0[ LA CULTURA
Stpdores de
Pr«hiU6til1 6e le~ QittVru de V¡_1tnc.ia.
[page-n-28]
les de cuero y los zoquetes de
madera. Una derivación de la hoz la
constituye otro instrumento emblemático: la guadaña, dotada de una
hoja ancha sin dentar que siega a ras
del suelo y un mango largo que permite al segador operar sin agacharse.
Generalmente se usan para la siega
de herbáceas y cereales en algunos
tipos de terreno concretos.
Para finalizar, convendría menTrtlltt'ldo c~real en E¡i:pto. fJ m&Mdo NusfJOdo. tomo
• • 1880. Ban:tlon>.
cionar algunos instrumentos usados
en una actividad que si no es de cosecha propiamente dicha, sí constituye una epílogo
natural de una de ellas y requiere asimismo la acción de cortar: la etapa de la trilla. En
ella el fin último consiste en separar la paja del grano, de usos distintos. Para ello a
veces, se efectúa un primer corte de los haces de mies, más o menos a la mitad, con la
hoz de desbarbar; de mayor envergadura que las anteriores, dentada y con una hoja más
ancha y larga. En ocasiones estas hoces pueden ir montadas y articuladas sobre un caballete, con capacidad de mayor corte llamadas degolladoras. Una vez desbarbados o no,
los haces se disponen en las eras a fin de cortar el tallo y las espigas y poder separarlos
del grano. Para ello se hacen pasar por encima los trillos, tirados por animales, especie
de tablas con lascas de sílex o pedernal incrustadas en su parte inferior con una alta eficacia de corte sobre la planta de cereal. En algunos de estos aparejos se alterna el
pedernal con sierras u hojas metálicas. Una alternativa al trillo la constituyen los rulos,
también tiradas por animales y con forma troncocónica que se voltean sobre el cereal
en la era. Los rulos generalmente son de piedra y se combinan unos, cuya superficie
exterior es lisa, junto a otros en los que están labradas unas estrías que hacen de cortante sobre la paja. También existen rulos de madera y estrlas labradas o que alternan
incrustaciones cortantes metálicas. Una sofisticación de estos artefactos son los carros
de trilla o armazones que contienen ruedas y rulos con incrustaciones metálicas, tirados por animales y que confieren a la operación de trilla una eficacia suprema.
l1\ AGRICULTIJRA O DE CÓMO LA TIERRA Y LAS I'LANTAS SE ENTAI.lAN
27
[page-n-29]
H>...,u del ce•do..,..,. cale de ~ttJ. 1980. Foto: J.U. P>J
28
LL riLO OllA CULTURA
[page-n-30]
LOS CORTES EN HUESOS
PREHISTÓRICOS E HISTÓRICOS
MANUEL PÉRE.Z RIPOLL y MARÍA DOLORES LóPEZ GILA
Universitot de Volendo
D
esde los orígenes de la Humanidad hasta la época de la aparición de los metales, los grupos humanos utilizaron distintas variedades de piedras para cortar
la carne y poder procesarla, tanto para comerla asada como para conservarla, por
medio del secado o del ahumado. La materia prima lítica más corriente utilizada
como instrumento para cortar era el sílex. A partir de los núcleos se obtenían lascas, láminas y otras tipologías que servían para procesar los animales que se cazaban. Fundamentalmente eran ciervos, cabras, uros, caballos, conejos y una gran
variedad de aves. Difícilmente la Humanidad pudo haber sobrevivido sino hubiera
desarrollado la habilidad de elaborar útiles de piedra para trocear los animales.
Pensemos que los humanos no están dotados de garras y colmillos, que les permitan desgarrar un cuerpo y acceder a la carne. Aunque tuviesen la comida delante no
podían consumirla si sólo contaban con sus manos y su boca. Necesitan de un útil
lítico que pudiera cortar la gruesa piel y les permitiera acceder al alimento.
Los únicos instrumentos que los grupos humanos paleolíticos podían disponer eran lascas o láminas, con un filo cortante de unos 5 ó 6 centímetros y con ellos
tenían que ser capaces de preparar convenientemente la carne para su consumo.
Todo ello condicionaba el proceso de carnicería que era muy laborioso. Unas vez
cortado en canal, el animal era vaciado de sus vísceras y despellejado. A continuación, las partes anatómicas eran separadas: la cabeza y el cuello; el costillar y
columna vertebral; el brazo y el muslo. Cada una de estas parte era cuidadosamente tratada. Como los útiles de sílex tienen un filo tan corto, no permiten cortar
transversalmente y los cortes se tienen que hacer longitudinalmente, seccionando
los tendones y las inserciones musculares, obteniendo los distintos paquetes musculares. Éstos últimos eran consumidos directamente colocado sobre las brasas, o
LOS CORTES EN HUESOS rREIII HOiliCO> 1 lii>TORICOS
29
[page-n-31]
eran abiertos en finas tiras para
ser secados y ahumados. El
resultado final de este tratamiento daba lugar a que los
huesos de cada unidad quedasen sin carne y en conexión
anatómica. Posteriormente,
éstos se desarticulaban y se limpiaban de los restos de carne
que aún podlan quedar adheridos, de modo que los huesos
aparecfan completamente limpios y preparados para que fuesen fracturados. Esta acción ponla fin al tratamiento de carnicerla.
La médula de los huesos era aprovechada. Para ello se golpeaban las dos articulaciones de los huesos largos y las diáfisis se part.ían en dos mitades: las partes
articulares se troceaban y se hervlan para obtener la grasa; el tuétano se extrara de
las diáfisis. El procesado de la médula era laborioso debido a que constituía una estimable fuente de energía, muy necesaria en aquellos tiempos en los que ésta era
muy dificil de conseguir. Como ejemplo del esfuerzo que se empleaba en este proceso cabe indicar que los huesos pequeños, como falanges, tarsos, costillas era partidos para ser hervidos y acceder a la grasa que contenían.
Si esto ocurría en el PaleoHtico y Epipaleolltico, con el Neolltico se introdujeron modificaciones en el tratamiento de carnicería. La nueva etapa significaba la
puesta en marcha de una economla distinta, basada en la agricultura, la ganadería y
la elaboración de nuevos elementos tecnológicos, entre ellos la cerámica y la obtención de láminas de sílex con filo más largo, que permitían realizar cortes transversales. Después de que el animal eran vaciado de sus vísceras y despellejado, cada
unidad anatómica era cortada transversalmente a partir de las articulaciones, de
modo que los distintos huesos y sus respectivos paquetes musculares eran cocinados en los recipientes de cerámica, junto a los cereales y legumbres que provenían
30
[L fi l O 1 l A CULTURA
)!
Scftllu de rucado en uN
pyrc:Nia» r'lbdon~du con ct des.c:arntdo x 40.
[page-n-32]
de la agricultura. Surgió así una
alimentación nueva y unas preparaciones culinarias más variadas. La grasa de los huesos no
era tan importante como en el
Paleolítico, pues la agricultura
podía ofrecer una fuente nueva
de producción de energía. Los
alimentos contenidos por los
huesos eran aprovechados por
los perros, que eran necesarios
para controlar y vigilar los rebaños. Consecuentemente, los
Incisiones; corus; y profurw;!11 tn ti bof'dt dt unu
maaarpo de cCapn, pyrenalc.alt dt Tou.al do l.a
Roc.a rehldonadu con la dturtJc.ulac~. • 20.
cortes que aparecen en los huesos de esta época son distintos a los que se encuentran en yacimientos del Paleolítico. Fundamentalmente se localizan en las articulaciones como consecuencia de la desarticulación; en las diáfisis se observan pocas
marcas de carnicería porque los huesos no eran descarnados, como ya hemos indicado anteriormente, sino que se cocinaban junto con la carne.
La Arqueozoología ha podido reconstruir los distintos pasos del proceso de
carnicería en cada una de las distintas etapas de la prehistoria de la Humanidad a
partir de los cortes que han quedado en los huesos, como consecuencia de la preparación de los cuerpos de los animales.
A partir de la Edad de los Metales y en especial con la utilización del hierro,
aparecen nuevos útiles de carnicería, como el hacha y el cuchillo, que posibilitaron
un tratamiento de carniceda distinto. Los golpes de hacha servían para partir las
distintas unidades anatómicas, fracturando incluso el hueso. El cuchillo permitia
cortar la carne, sin tener la limitación técnica que existía con los útiles líticos.
Son escasos los trabajos realizados para yacimientos de época histórica que
analizan los cortes y las fracturas que presenta el material óseo hallado en los mismos.
En este trabajo abordaremos aspectos generales, como los patrones de despiece y troceado de las reses, obtenidos a partir del estudio de los cortes y las frac-
10~
Lc.>llTh 11\ IIUI)O) rRftll\fl)RICO\ 1 HIHORICOS
31
[page-n-33]
turas de varios yacimientos de
época romana y medieval. Estas
tareas de despiece y troceado
son prácticamente iguales en
ambos periodos, por lo que los
datos serán presentados de
manera conjunta . De igual
modo, las prácticas de carnicería observadas son similares
tanto para el ganado bovino
como para el ganado ovino y
caprino, y su única diferencia es
el tamaño, mayor en el bovino.
El sacrificio del animal se realiza generalmente degollando la res, tarea que
no deja marcas visibles en el hueso y para la cual se necesita la inmovilización del
animal. A continuación, se procede a trocearlo, tarea que consiste en dividir la res
en partes anatómicas: separación de la cabeza, parte baja de las patas, separación
de la cola, y desarticulación de los miembros a la altura de las cinturas escapular
y pelviana.
La cabeza es separada del cuerpo mediante golpes de cuchillo por la parte
posterior de la misma, entre los cóndilos occipitales y el atlas. Este proceso puede
completarse en ocasiones con un golpe de hacha a nivel del axis. La desarticulación
puede realizarse también entre el atlas y el axis, como demuestran las muescas e
incisiones de la cara caudal del atlas, y los seccionados e incisiones presentes en el
diente del axis. Esta operación se realiza por la cara ventral, con la cabeza del animal estirada hacia atrás. Existe la posibilidad de que para mayor comodidad en la
separación de la cabeza se hayan seccionado los cuernos antes de proceder al despiece de la res. Una vez separada la cabeza del tronco, ésta es dividida en dos,
siguiendo un eje longitudinal, con el fin de aprovechar los sesos.
El trabajo de desollado del animal se manifiesta en las incisiones que aparecen en el cráneo (base de las clavijas óseas, hocico), así como en las patas a
32
H fiLO DI LA CIILIUM
Cutmot dt owj¡ ntf'T'1do JI'KH del dtipicxc: dd iU'1i·
mol. AlqolcN de Bmipobcar (Gondi•). Si¡los )(II.)M,
[page-n-34]
nivel de la muñeca y tobillo
(huesos del carpo y del tarso).
De igual modo, las incisiones y
muescas que aparecen sobre
los huesos de las patas y los
dedos (metapodios y falanges)
pueden estar asociadas a posteriores utilizaciones de los
huesos, tendones o pezuñas.
La desarticulación de las mandíbulas va unida a la recuperación
de la lengua. Esto se observa en
las estrías que aparecen en los
camiceria del merc:ado de lr.aldlo (Creta). Foto:
J.U. P.scu.S.
cóndilos, marcas de descarnado y fracturación en el diastema o en la rama ascendente de la mandíbula. Asl mismo, aparecen también marcas en el hueso donde se
sujeta la lengua (hioides). Las marcas que aparecen sobre la cara vestibular de las
mandíbulas están relacionadas con el levantamiento de los carrillos.
La obtención de las vísceras se realizaba abriendo el abdomen de la res y
vaciando su contenido. Esta tarea no suele dejar huellas, pero en algunas ocasiones aparece señales en el esternón, aunque no es frecuente este hueso
encontrarlo en los yacimientos. Sin embargo, además de ser necesaria la
extracción de las vísceras del animal antes de proceder a abrirlo en canal, su
consumo, en especial hígado, riñón y sesos, ha constituido una parte fundamental de la alimentación.
Una vez desollado y vaciado de sus vísceras, el animal es abierto en canal,
como se aprecia en los cuerpos vertebrales, cortados longitudinalmente. Sin
embargo, la presencia en determinados yacimientos de cuerpos vertebrales completos podría indicarnos que se practicaba también el corte llamado "canal descargada", consistente en partir solamente las apófisis transversales de las vértebras,
con lo que una canal aparece cargada con los huesos de·1a columna, mientras que la
otra aparece "descargada", es decir, sin vértebras.
LOS CORTES EN HUESOS PREH ISTÓRICOS E H ISTÓRICOS
33
[page-n-35]
Las escápulas y los húmeros proximales
carecen de evidencias claras de desarticulación.
Este hecho, unido a que la escápula sólo esté ligada al omóplato y al tórax por medio de masas
musculares nos indicaría que la verdadera desarticulación se producirla a la altura del codo. Así, la
separación de la pata delantera se producirla fraccionando la escápula a la altura del ángulo ventral
o de la incisión escapular, pero no existiría una
desarticulación propiamente dicha del húmero
proximal con respecto a la cavidad glenoidea. La
desarticulación de la pata a la altura del codo
queda demostrada por incisiones, muescas y seccionados que presentan tanto el húmero distal como el radio proximal y, en menor
medida, la ULNA. Estas marcas estarfan encaminadas a conseguir el descarnado de
los tendones y músculos del húmero y del radio.
El descarnamiento o deshuesado se realiza después de la separación de la
pata y puede efectuarse por la cara interna del miembro, sin descarnado previo.
Esta acción produce estrías en las diáfisis y la fragmentación de la espina escapular
durante el descarnamiento de la paleta. Las marcas que aparecen en el borde caudal
de la escápula se corresponden con esta acción.
El tratamiento de las costillas es difícil de evidenciar debido a la fragilidad de
las mismas. En general, las costillas conservan pocas marcas, y destaca la ausencia
de cabezas, relacionada posiblemente con el descarnado de la caja torácica. En algunas ocasiones, las costillas presentan estrías en su cara interna, producidas seguramente al ser descarnadas durante su consumo.
El miembro posterior es desarticulado a part.ir de la pelvis, golpeando tanto el
acetábulo como la cabeza femoral y, en algunos casos, también los trocánteres del
fémur. Además del acetábulo, la pelvis es troceada mediante golpes en el ilion y el
isquion, lo que facilita la desarticulación del .fémur. El descarnado y desarticulado de la
rodilla se produce entre el fémur distal y la tibia proximal mediante cortes en los bordes
34
El FILO O! LA CULTIJI!.A
Esqueleto do cabra donde Jp¡re.nn stfl;alados los
hutJOS que prtnntan muc.u rebcionad.u con el
desollado de la rc.s en •po ón,u, Hoc:ko, Mtu.c;arpo. Mecawso,
[page-n-36]
laterales de los cóndilos distales, como demuestran
las marcas de los fémures y tibias.
Las marcas transversales que aparecen en
las tibias distales indican que la desarticulación del
pie se lleva a cabo entre la eplfisis distal de la tibia
y el calcáneo. Aunque la desarticulación del pie
también podrla haberse realizado entre los huesos del tarso y el metatarso, la escasez de marcas
en la zona proximal de este hueso nos lleva a pensar que dichas marcas son debidas al proceso de
desollado del animal, y no a la desarticulación del
Esqueleto de cabra dondo ap¡r«tn sei\.abdoJ los
hue.-sos que presenun m&rtiJ relaclon.adls con b
dlvh16n de l:a res tn diferentes p¡nt.t. aNtOmka•
en lopu hhoó
ventnl dt b escJpula. hUmero dku.l · nc:Uo proxl·
mat, fbdio diu~l- a~ attcJbulo • a~ frmonl. 'tmur dln
pie.
En los yacimientos de época histórica, las falanges suelen aparecer enteras. Las escasas marcas que aparecen no están relacionadas con el aprovechamiento de la médula sino con el desollado de la res.
Solamente en el caso del ganado bovino aparecen fracturadas algunas falanges lo
cual es debido al mayor contenido de médula de las mismas.
Además de estas marcas de desarticulación y descarnado, un gran porcentaje de huesos presenta marcas transversales en sus diáfisis. Estas marcas están relacionadas con una fracturación posterior, cuyo fin es dividir el hueso en partes
menores para facilitar su manejo en la cocina.
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(l FilO OlLA CUlTUIIA
[page-n-38]
SACÁNDOLE EL FILO AL PALEOLÍTICO
MARC TIFFAGON
U
na de las mayores adquisiciones en la evolución humana ha sido la capacidad
de manipular y transformar la materia. Desde sus inicios hace unos 2 ó 3
millones de años con los primeros y toscos cantos rodados hasta los más avanzados
sistemas informáticos actuales, nuestra especie no ha dejado de innovar. No obstante, aquf sólo se tratarán los primeros pasos de dicha evolución, concretamente
aquellos referidos a la obtención del filo en el Paleolftico.
La fabricación de útiles o, lo que es lo mismo, la búsqueda del filo para el
manejo de otros elementos es uno de los inventos más importantes de la
Prehistoria. La posibilidad de incidir, raspar, perforar, cortar, grabar,... supondrá una
mejora cualitativa en las condiciones de vida de aquellos primeros seres humanos,
puesto que les permitirá afrontar sus necesidades cotidianas, progresivamente, de
forma más cómoda y eficaz.
La materia
Teniendo en cuenta el grado de conocimiento de su entorno y la experiencia
que irán acumulando, los grupos de cazadores-recolectores prehistóricos pudieron
haberse servido de infinidad de materias primas de la naturaleza. algunas de ellas
perecederas como la madera, ralees, piel, tendones de animales... de los que tan
sólo tenemos informaciones indirectas; otras más resistentes como el hueso, asta o
cuerno, cuya industria también debe haberse visto afectada por el paso del tiempo,
aunque en menor medida, y otras con un grado de resistencia superior como la piedra, conservada excelentemente. Precisamente van•a ser éstas últimas, las piedras
talladas, las que permiten distinguir cambios en la búsqueda y concepción del filo
durante las diferentes etapas del Paleolítico.
SACANOOU H filO Al FALEOL(TICO
37
[page-n-39]
Durante los miles de años de existencia de los grupos
paleolíticos, éstos han ido manipulando toda clase de rocas,
sin embargo, los restos arqueológicos hablan a favor de una
progresiva selección. Todo parece indicar que a medida que
los diferentes grupos fueron afianzando sus conocimientos en
la fabricación de utensilios percibieron que no todas las rocas
podían ofrecerles un resultado o productividad similar, de ahí
que de la amplia gama de materias existentes seleccionaran
aquellas más idóneas por sus especiales aptitudes para la talla:
bastan unos pocos golpes para conseguir un buen filo si se
emplean las materias adecuadas.
Así pues, existen diferentes tipos de rocas: las que se
tallan mal y por tanto no pueden ofrecer buenos filos, las que
se tallan relativamente bien y sí pueden producir aristas con
filos bastante robustos (calizas, cuarcitas, ...) y las que por su
estructura más "cristalina" se tallan fácilmente obteniendo
bordes muy vivos y afilados aunque mucho más frágiles que los
anteriores (obsidiana, sllex, cristal de roca, ...). Por sus especiales cualidades serán estas últimas, sobre todo el sílex, las materias más comunes en
la producción del utillaje Paleolítico, especialmente en sus períodos finales.
Los técnicos
El proceso por el cual se obtiene una herramienta a partir de una roca es la
talla. Se pueden distinguir dos modos principales de tallar: la percusión y la presión.
La talla por percusión requiere el uso de un percutor que golpea contra el bloque de sflex; esto puede hacerse de manera directa o indirectamente a través de un
"cincel" ( punch para los especialistas), lo que permite transmitir la fuerza del golpe a
un punto preciso. El percutor puede ser una piedra o canto de río (percutor duro), una
madera dura, asta o hueso (percutor blando) o del tipo yunque (percutor durmiente).
El método más antiguo conocido es la percusión directa con percutor duro
y posteriormente se documentará también el percutor blando, cuyo uso queda
38
El fiLO DE LA CUH UIIA
Percusión directa con percutor de piedn
(ala izquierda) y presión sobre la mano (a
la derecha),ln lninn et olii, 1995.
[page-n-40]
atestiguado en África hace unos 700.000 años. La percusión de tipo indirecto no
parece haber sido empleada antes del Mesolltico.
La elección del tipo concreto de percutor según su materia, tamaño o peso
es un aspecto crucial en la talla por percusión, ya que el éxito de la extracción
depende en gran medida del golpe o fuerza enviada por el percutor.
La talla por presión supone ejercer una fuerza o presión sobre el bloque de
sílex a través de un «compresor o retocador» normalmente de asta de cérvido.
Esta fuerza puede provenir directamente de la mano, trabajando sentado, o del
peso de todo el cuerpo.
Se trata de una técnica mucho más difícil que la percusión y requiere una materia prima de calidad superior, obteniéndose una talla de bordes paralelos más fina y
regular. Es una técnica empleada tanto para la extracción de soportes (láminas) como
para el retoque de útiles cuyo origen debe enmarcase en el Paleolltico Superior.
Productos de talla
Con la talla de un bloque, nódulo o canto se puede conseguir un útil directamente
o los soportes que, una vez retocados o dejando el filo en bruto, servirán de utensilios. En cualquier caso, los productos que se extraen tienen como finalidad principal el convertirse en herramientas, que según la morfología de su filo se adaptan a
las diferentes funciones o exigencias de los grupos que las fabrican. Precisamente
este apartado, el de la tipología del instrumental Paleolítico, ha sido uno de los primeros y más ampliamente tratados en la investigación prehistórica. Estos estudios
se basan en la forma, localización y dimensiones del útil, y por extensión de su parte
funcional: el filo.
En líneas generales el filo de los distintos tipos de útiles identificados en las
tipologías puede definirse según los siguientes aspectos:
- Por su naturaleza, puede tratarse de un filo natural o de un filo obtenido
por retoque;
- Por su localización, puede situarse en la parte frontal o en la lateral del útil;
- Por su extensión, puede ser un filo largo que ocupe todo un lateral o un
filo más pequeño,...
SACANDOLE El FILO Al I'Al!OlfTICO
39
[page-n-41]
-Por su forma, puede ser un filo recto, convexo, cóncavo o denticulado (en
forma de diente de sierra);
- Por su número, puede localizarse sólo un filo o más de uno en un mismo utensilio.
Así pues; a partir de la tipología y sobre todo teniendo en cuenta estos parámetros se fueron asociando morfologías concretas de útiles (filos) a funciones especificas, siempre en comparación con el utillaje moderno, de este modo
encontramos útiles para cortar, raspar, taladrar, grabar,.... Sin embargo, no siempre
una forma puede identificarse directamente con una función, de ahí que la solución
a este problema haya tenido que plantearse desde una perspectiva distinta. En estas
últimas décadas la investigación ha ido decantándose más hacia los estudios de tipo
experimental, gracias a los cuales ha sido posible aportar nuevos datos sobre la funcionalidad del utillaje Paleolítico.
De lo piedra ol útil ... vist o desde e l filo
De todas las materias primas encontradas en grandes cantidades en la naturaleza, las rocas duras y en partkular todas las variedades de sílex fueron, sin duda
alguna junto a las sustancias·duras animales (hueso, marfil, asta de cérvido, cuerno,
caparazón,...), hasta la invención de la metalurgia el elemento de base del utillaje de
los grupos de cazadores-recolectores: son abundantes, resistentes y pueden ofrecer muy buenos filos. Además, pueden transformarse sin gran esfuerzo en eficaces
herramientas; no obstante, el camino entre los toscos cantos trabajados tallados
por los primeros homínidos hace unos 2 6 3 millones de años y las soberbias puntas o microlitos de los últimos paleoHticos fue sumamente largo.
Los grandes cambios observados en los grupos del PaleoHtico durante ese
largo proceso evolutivo giran en torno a una cuestión principal: la supervivencia. Y
el aprovisionamiento de materias primas, la manipulación cada vez más compleja de
dichas materias, la adapatabilidad y el mayor conocimiento de su entorno traducido
en una mayor explotación de los recursos ... serán las claves para asegurarla.
El proceso de evolución tiene su origen en el Paleolítico Inferior, etapa en la
que encontramos diferentes fósiles humanos, los Horno Hobilis, los Horno Erectus
(Horno Ergoster) y los pre-sopiens.
40
El filO O! lA CUI TURA
[page-n-42]
Para el primero de ellos, el
cm
Horno Habilis (de unos 2,5
S
millones de años) exclusivo del
continente africano y considerado como el primer tallador
o
de piedra de la prehistoria, el
artefacto se fabricaba desde un
Canto tallado por las dos caras del
Paleolltíco Inferior africano (2,6 MA ;
Etlopla. in Roche. 1980).
simple canto retocado unifacial
(choppers) o bifacialmente a través de unos pocos golpes mediante percusión directa (tal y como se clava un clavo) o sobre yunque, donde lo prioritario era la obtención del filo, no de una forma.
Los Homo Erectus (de unos 2 millones a unos 800.000 años) son otro de los
fósiles de esta época; a él se le adjudica la primera ocupación humana del continente euroasiático, así como el descubrimiento y posterior control del fuego. La industria Htica de estos momentos, el Achelense, se identifica con un tipo de útil especial:
el bifaz, el cual supondrá un gran progreso expresado en la adquisición de una simetría y de unos filos laterales, de gran eficacia para múltiples tareas, resultado de la
conjunción y trabajo de debastado del bloque o lasca de gran tamaño por sus dos
planos o caras. A diferencia del período anterior en el bifaz al objetivo principal de
obtener un filo se le une otro, la consecución de una forma determinada, la cual no
está condicionada por la del soporte: el útil pasa a ser independiente de la materia.
El último de los fósiles, de reciente e incluso polémica determinación, son
los pre-sapiens (de unos 800.000 a 130.000 años). Uno de estos controvertidos
ejemplares se localiza en el ya famoso yacimiento de Atapuerca bautizado como
Horno antecessor. Se trata de un grupo de homínidos con una marcada diversidad
taxonómica y con diferentes niveles de evolución, al que se le adjudica el primer
poblamiento de la zona sur de Europa y por tanto la manufactura de las industrias
del Paleolítico Inferior de este amplio territorio. En ellas están presentes también
los bifaces, aunque no siempre, ya que en los conjuntos líticos de la zona más oriental de la península este tipo de herramienta no figura entre el utillaje allí documentado. Precisamente uno de estos yacimentos significativos de una tradición cultural
S,\CAN OOlf !1 fi LO Al i'ALEOLfTICO
41
[page-n-43]
diferente es la Cova del
Bolomor (Tavernes de la
Valldigna). El conjunto material
de esta cavidad viene definido
por dos complejos industr iales
claramente diferenciados técnica, morfológica y tipométricameilte: un nivel inferior con
"macroútiles" en caliza y cuarcita, con filos de longitud y
espesor considerables y un
nivel superior con utillaje de
dimensiones más reducidas
primordialmente en sllex en
ambos casos los bifaces son los grandes ausentes. Así pues, todo esto hace pensar
en una variabilidad, por el momento geográfica, entre dos mundos contemporáneos aunque tipológicamente diferenciados por la presencia/ausencia de bifaces.
En cualquier caso, los testimonios del proceso de obtención del filo durante
el Paleolítico Inferior apuntan hacia unos útiles elaborados en materias primas muy
variadas: caliza, cuarcita, sflex,... que se obtienen directamente a partir de nódulos o
grandes lascas retocadas de manera tosca y rápida. Todo esto denota una búsqueda
y producción del filo oportunista, sin pauta definida; un filo que les va a cubrir una
necesidad inmediata: cortar, raspar, triturar, etc, y que no parece acompañar a su
autor en sus desplazamientos, puesto que esos instrumentos se encuentran abandonados junto a los residuos de talla y de alimentación. Nos hallamos, pues, ante
una industria y un concepto de talla de la "inmediatez", que responde a un comportamiento de estos primeros humanos muy poco planificado, con un tipo de
estrategia de asentamiento y de explotación de los recursos oportunista, temporal
y sin aparente previsión a largo plazo.
El Paleolftico Medio en Europa viene marcado por la aparición de los Hamo
Sapiens Neandertha/ensis y de la Industria musteriense (de unos 130.000 a 30.000
42
ll riLO DI lA C\!LTU I\A
Raederas do sllex del PaleoHtico Medio
de la Cova del Bolomor. Longitud de la
pieza mb grande: 1.3 cm (in Fernández
Perls er
om. 1997).
[page-n-44]
años grosso modo). D urante
este período se siguen encontrando útiles extraídos directamente del bloque o nódulo
junto a otros, la gran mayoría,
producidos a partir de lascas
a
planas obtenidas mediante
complejos procesos de talla.
Obtend6n de una lasca preferencial.
una de las varia ntes del método
l cvallois (In lnizan et olii. 1995).
Una de las principales innovaciones del musteriense será
precisamente el surgimiento de un nuevo método de fabricación de herramientas a
partir de lascas, la talla levallois, cuya práctica exige una reflexión y abstracción desconocidas hasta el momento, ya que al contrario que en la talla de bifaces u otras
herramientas anteriores donde el útil iba tomando forma poco a poco, en la talla
levallois pese a la meticulosa preparación del núcleo, éste no permite la visualización del intrumento hasta el final del proceso. Este procedimiento de elaboración
de los útiles líticos es el reflejo de un esquema mental con capacidad de abstracción
y predeterminación muy superior al de los homlnidos anteriores, al tiempo que se
consigue una cantidad de herramientas y filos de mayor calidad. Otra de las aportaciones del musteriense es la talla laminar, si bien es cierto que no logrará alcanzar la
repercusión ni los porcentajes de representatividad de la talla levallois y no será
hasta el período siguiente cuando se desarrolle en su totalidad.
También se desprende de los conjuntos musterienses una progresiva homogeneización en el material: el sllex es el dominante, lo cual habla a favor de un mayor
conocimiento y selección de la materia prima por sus cualidades propicias para la talla.
Otra característica del musteriense, detectada en yacimientos como La Cova Negra
(Xativa), El Salt (Al coi), etc, es su gran variabilidad (Musteriense de tradición Achelense,
Musteriense Típico, Charentiense,...), cuyo significado todavía no parece estar claro,
apuntándose explicacione.s de tipo ecológico, cultural, cronológico o funcional.
Por último, en el Paleolftico Superior con la llegada de los primeros Homo
Sapiens Sapiens u Hombres de Cro-Magnon (40.000-1 0.000 años ...), el cambio en el uti-
SACANDOLl ll r 110 ,\ 1 I'A I ~CII ITICO
43
[page-n-45]
llaje será evidente, no sólo a nivel morfológico, sino también tec-
FASE 1
nológico, puesto que los finos y precisos acabados de muchos de
los útiles, como es el caso de las espectaculares puntas y hojas del
Solutrense, nos transmiten una habilidad, conocimiento y dominio
de las nuevas técnica.s (empleo de la talla por presión, del fuego
para el calentamiento del material previo a su manipulación, etc.)
unido a una mayor y mejor adaptabilidad y control del entorno
(materias primas, animales, vegetales, fuego. cavidades...) no
FASE 11
advertidos hasta el momento. También es ahora cuando se documentan las primeras manifestaciones artísticas, tanto a nivel musical como plástico y de adornos personales, prueba de la existencia
y asimilación de un sistema de comunicación complejo cargado de
simbolismo e incluso en algunos casos de religiosidad. En el aspecto técnico la industria lftica vuelve a revolucionarse con un nuevo
concepto, que aunque originario del período precedente, será
FASE 111
ahora cuando se imponga con fuerza: la talla laminar, con todas las
ventajas que de ella se desprenden. Se obtienen filos regulares y
rectilíneos, mucho más productivos desde el punto de vista de la
economía de la materia, ya que con la extracción de láminas en
serie se rentabiliza en mayor medida la explotación del núcleo, al
tiempo que se gana en longitud de filo. Además, las láminas pasan
a tener una doble función : la de ser un útil en sí mismo con dos
FASE IV
buenos filos laterales y la de ser soporte para la fabricación, tras el
conveniente retoque, de otros utensilios.
Otra caracterlstica destacable de esta época es la importante diversificación de los útiles, pudiéndose hablar de una verdadera "caja de útiles" con raspadores, buriles, perforadores,
cuchillos, puntas, ... cada vez más especializados en actividades
concretas. Por todo ello, se puede afirmar que el objetivo primordial en la producción del útil sigue siendo la búsqueda de un
filo que responda eficazmente a tareas más delimitadas.
44
ll FILO OllA CULTURA
Proceso de fabricación de una punta de
llccha del Solutrensc superior de la
Cova del Parpalló. Gandia (según el
autor).
[page-n-46]
En cuanto a las materias también aparecen novedades
remarcables, pues es precisamente durante el Paleolítico
Superior cuando se documenta por vez primera la explotación, junto al sllex, de nuevos materiales como el hue.so, el
asta o el marfil para la elaboración tanto de armamento
como de utensilios de uso cotidiano de excelente factura
(azagayas, punzone.s, arpones, agujas, espátulas ...).
Un claro ejemplo de todas estas adquisiciones del
Paleolítico Superior lo hallamos, entre otras importantes
cavidades, en la Cova del Parpalló (Gandia), conocida sobre
todo por contar con una de las colecciones de arte mueble
más excepcionales de este momento: sus más de 5.000 plaquetas grabadas y pintadas. Pero además, debido a sus aproximadamente 15.000 años de ocupación "continuada" (con
niveles que van desde el Gravetiense al Magdaleniense), esta
cueva proporciona una visión bastante completa de la evolución del Paleolitico Superior tanto a nivel lítico como
u tono lomittOr durante el Paleolltko
superior (dibujo de G. Tosello, a partir
de una experlmentadón de P. Bodu, in
Valentin, 1991 ).
óseo. Por tanto, Parpalló se convierte en uno de los conjuntos paleolíticos de obligada referencia en el panorama prehistórico mundial.
Así pues, durante los inicios del Paleolitico se asiste a una de las adquisiciones más relevantes de este período, la invención del filo. Sus orígenes se situarían en
los primeros y toscos cantos tallados de hace 2 ó 3 millones de años que posteriormente se vieron superados por una "tecnología" que evolucionaba al mismo
tiempo que sus inventores. De este modo, los grupos de cazadores-recolectores de
aquellos tiempos remotos pudieron si no asegurar, sf afrontar su supervivencia con
más posibilidades de éxito.
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SACANOOllll Fll(l Al rAl!OlfTICO
45
[page-n-47]
Gr.~ndes
46
ll fiLO 0 ( lA CUlTURA
llminas de snex depositadas como ajuar funer.~rio. Cova de la
Pastor.~
(Alcoi). Neolítico final.
[page-n-48]
LOSÚTILESCORTANTES S
OBRE PIEDRA
TALLADA Y LA INTRODUCCIÓN DE LA
ECONOMÍA DE PRODUCCIÓN
ORHO GARCIA PUCHOL
Univ~rsltat
de Volt\ndo
L
a transformación de diferentes tipos de rocas en instrumentos susceptibles de
ser utilizados como útiles cortantes arrastra ya una larga tradición en el
momento del cambio a la economfa de producción. De este modo, el aprovisionamiento de alimentos, el procesado de los mismos y su consumo ven la utilidad de
transformar determinadas rocas que por sus propiedades se constituyen en los
soportes adecuados para su manipulación. Igualmente, otro tipo de tareas cotidianas relacionadas tanto con el abastecimiento de diferentes materias primas y su
transformación en objetos de uso con o sin significado simbólico o artlstico,
requieren las propiedades inherentes a los útiles tallados en piedra. En efecto,
hasta el desarrollo de los nuevos conocimientos vinculados a la obtención y manipulación de los metales, los filos cortantes, más o menos agudos, se obtienen en
buena parte mediante el recurso a diferentes rocas. La disponibilidad de recursos
lfticos en el entorno inmediato o el abastecimiento de rocas de lugares más alejados, a partir de desplazamientos integrados en los territorios de explotación o a
través del intercambio con otras comunidades, aportan los materiales necesarios
para la fabricación de los utensilios de piedra.
La introducción de la agricultura y la ganaderfa inaugura la realización de nuevas actividades ligadas al cambio económico y, por consiguiente, también de nuevas
pautas de subsistencia que afectan a las relaciones de producción y reproducción
social. El establecimiento de hábitats sedentarios y la cambiante estructuración del
territorio, el acceso y control de los medios de producción {la tierra) el almacenamiento de alimentos, aunque en buena parte asumibles en algunas áreas en momentos precedentes, alcanzan a partir de este momento su máxima expresión.
LOS Ú TILES CORTAN TES SOBRE PIEDI\A TAll ADA Y LA INTRODUCCIÓ N DE LA ECONOMIA DE I'ROOUCCIÓN
47
[page-n-49]
De las actividades que suponen una evidente ruptura destacan la agricultura y, por tanto, la
preparación de los terrenos aptos para el cultivo,
la siembra, el laboreo, la recolección y manipulación de la.s cosechas, y también la ganaderia y las
labores relacionadas con la obtención de recursos
procedentes del bestiar. El trabajo de la arcilla para
la fabricación de vasos cerámicos implica asimismo
una labor novedosa en relación con periodos
anteriores. La.s restantes actividades cotidianas
incluyen igualmente un amplio abanico de tareas
en las cuales puede ser necesario el recurso a los
filos cortantes. Es asf como los usos que requieran
cortar, además de raspar o hendir sobre una
materia de mayor o menor dureza se llevan a cabo
en buena parte mediante la utilización de los instrumentos de piedra. La caza, la pesca, la recolección de recursos vegetales o animales y su
manipulación, la obtención de materias primas
empleadas en la realización de vestimenta y su
manufact ura, elementos de adorno, objetos de
uso como otros instrumentos o de carácter simbólico, además de tareas en relación con el acondicionamiento del espacio habitable, son un ejemplo de las posibilidade.s del empleo
de la piedra como base de utensilios más o menos elaborados.
Entre los materiales líticos más utilizados en función de su disponibilidad
están los silíceos, además de las calizas, cuarcitas y obsidianas, entre otras. Estas
rocas, aunque ofrecen unas cualidades variables, se adecuan a las necesidades de
las actividades realizadas. En general, poseen una estructura interna que favorece
la propagación de fracturas dirigidas a través de la aplicación de una fuerza, bien de
forma directa en el caso de golpear directamente sobre la piedra, bien de modo
48
El fiLO 0[ LA CULTURA
Útiles de sllex. Cova de I"Or (Benlarrés).
Neolftico antiguo.
[page-n-50]
indirecto si se interpone un objeto entre la materia prima y el instrumento de golpeo o mediante el recurso a la presión. De este modo, es posible obtener restos
liticos de variado tamaño y forma en función de las características de la materia
prima, de la fuerza aplicada y, sobretodo, de la preparación previa a la que se somete la matriz tallada.
El recurso a materias primas locales o materiales exógenos estará condicionado por diferentes variables tales como la calidad de recursos disponibles, su
cantidad, las características de acceso a las mismas u otros condicionantes que exceden la esfera estrictamente económica y que dependen de una selección de carácter
cultural. En el Neolítico parece magnificarse la circulación de determinadas materias
primas cuya localización puede distar incluso a cientos de kilómetros del lugar donde
se ha identificado su fuente de aprovisionamiento. El caso de la obsidiana es bien ilustrativo de este fenómeno de manera que es posible encontrar obsidiana procedente
de la isla griega de Melas en diferentes puntos de la Grecia continental. Lo mismo
sucede con la obsidiana de las islas italianas de Upari y Pantelaria, identificada tanto
en yacimientos italianos como en alguno del sureste francés. Estos ejemplos son además indicativos del desarrollo alcanzado por las técnicas de navegación que evidencia
la difusión costera del Neolítico a través del Mediterráneo. Otro material que parece desarrollar en estos momentos una importante difusión es el denominado silex
melado, documentado en amplias áreas del sureste francés, donde se conocen además diversos afloramientos de este material. En la Península Ibérica también se documenta una notoria presencia de sflex de estas características en determinados
yacimientos neolfticos, si bien en este caso el desconocimiento de los probables aflo.ramientos es acusado.
Los diferentes recursos pétreos pueden hallarse en posición primaria, es
decir, en el mismo afloramiento donde se localiza el nivel de material, o en posición
secundaria, en laderas y cauces de ríos, terrazas o playas donde éste haya podido ser
desplazado. En ocasiones se recurre a auténticas explotaciones mineras mediante la
e~cavación
de pozos y galerías cuya intención es llegar a las vetas del material y opti-
mizar su extracción. Actualmente se conocen diversas explotaciones mineras de
cronología neolítica entre las que destacaríamos algunas de reciente publicación
lOS úTILES COitTANTES SOBRE riEDI\A TAllADA Y lA INTRODUCCIDN DE lA ECONOMIA DE rRODUCCIDN
49
[page-n-51]
localizadas
en
Francia
Uablines) o las de Grimes
Grave en Gran Bretaña,
entre otras. En la Península
Ibérica también se ha documentado en los últimos años
este tipo de explotación en
relación con el sílex, al igual
que para otras materias primas. La explotación de sílex
de la Venta (Málaga) o de
variscita en Can T intorer
(Barcelona) responde a estos
ejemplos.
Las modalidades de circulación del material lltico que se desprenden de los
datos arqueológicos son igualmente diversas de modo que, se conoce la distribución
en forma de materia prima: nódulos o bloques que pueden presentar un desbastado
previo con el fin de eliminar peso en su transporte. Se ha documentado asimismo la
distribución de preformas características preparadas para la talla. En este caso, se
procede a una preparación mayor del nódulo o bloque de material, de manera que
ésta condiciona el tipo de extracciones posteriores al configurar una morfología singular a la matriz o el núcleo a partir de la cual se e.x traerán los restos líticos. Es frecuente asimismo la circulación de objetos ya acabados. Las grandes hojas-cuchillo,
características de momentos neolíticos plenos y finales, pueden llegar a alcanzar
grandes distancias en su distribución. Los ejemplos de este tipo son numerosos, de
forma que es posible encontrar objetos llticos de similar configuración en yacimientos muy alejados entre si. Estos objetos pueden requerir unas características determinadas relativas tanto a la materia prima como a la técnica empleada para su
elaboración. Tanto el elevado coste técnico en su fabricación, como el derivado de
su obtención a través del intercambio indicarían hasta que punto podrían alcanzar
una consideración que excediera la esfera estrictamente funcional a modo de obje-
50
H Fi lO 0[ lA CUITUilA
láminas de silex, elementos de hoz.
Cova de I'Or. (Beniarrés) Neolftico
antiguo.
[page-n-52]
tos o bienes de prestigio. De esta manera, es frecuente la
concentración de este tipo de objetos líticos en contextos
rituales o funerarios, depositados junto al difunto a modo
de ofrenda. Un ejemplo cercano de deposición de grandes
hojas cuchillo y puntas de flecha de silex lo encontraríamos
en la cueva de enterramiento de la Pastora (Aicoi, Alacant)
(foto).
Los útiles de piedra son más o menos sencillos en función
de que sean modificados tras su extracción o no. Un simL1mlna de sllex con lustre producido
por la siega de cereales. Cova de I'Or
(Beniarrés) . Ncolltlco antiguo.
Reconstrucción de su cnmangamiento.
ple resto desprendido de la talla de un núcleo o una matriz
de materia prima, sin necesidad de ninguna modificación,
puede ser utilizado como un útil aprovechando los bordes
ofrecidos por sus laterales, independientemente de su morfología. Además, uno o varios de estos restos pueden
engastarse en un mango conformando, en este último caso,
lo que denominarfamos un útil compuesto. De otro lado,
también es posible modificar este resto Htico mediante la
continuación de la talla del mismo, es decir, practicando una
serie de pequeñas extracciones -en la terminología arqueológica se denominan retoques- que le confieren una morfología precisa. Éste seria el caso de la fabricación, por
ejemplo, de una punta de flecha. Estas piezas a su vez conforman en sí mismas un instrumento o son parte integrante
de éste mediante su engaste de forma simple o compuesta
en un mango.
En líneas generales, con la adopción de la agricultura y la
ganadería no se produce un cambio drástico en los
modos de fabricaci ó n y en la forma de los productos
resultantes de la talla, aunque si se observan estilos y tradiciones que marcan pautas distintas y que pueden aportar información relevante sobre los modelos de
lOS ÚTilES CORTANTES SOBRE PIEDAA TAllADA Y lA INTROOUCCION DE lA ECONOMIA DE rRODUCCION
51
[page-n-53]
introducción de las nuevas pautas económicas. En efecto, la fabricación de objetos
alargados de morfología regular -denominados láminas o laminitas- es posible rastrearla con anterioridad en industrias liticas del Paleolítico y del Mesolítico. Su
profusión en el Neolítico, pues, no resulta novedosa, sí en cambio algunos de los
utensilios elaborados con este tipo de elementos, así como la documentación de
determinadas técnicas empleadas en su fabricación.
Los métodos y técnicas de talla identificados en diferentes yacimientos
de esta cronología son muy variados. La tradición lítica, el grado de especialización
de los talladores, con la posible presencia de un artesanado que se dedique de un
modo más o menos explicito a las actividades de talla, las propias características de
la materia prima y, evidentemente, el tipo de actividades para las que se requieren
los útiles líticos, así como la mayor o menor inmediatez necesaria en su elaboración, marcarán las directrices a tener en cuenta para su correcta lectura. En ocasiones puede ser suficiente una talla expeditiva de restos líticos que sirvan para la
actividad concreta y así se explican determinados contextos en los que la talla litica neolitica no presenta buena parte de algunos de sus elementos caracterlsticos.
Otros ejemplos, sin embargo, aportan tanto restos que pueden responder a ese
carácter expeditivo, como otros más elaborados y relacionados con diferentes
actividades llevadas a cabo en el lugar. El carácter de los yacimientos, es decir, lugares de ocupación más o menos prolongada en los que se desarrollan una o más
actividades, es pues relevante en la composición de los conjuntos l!ticos.
La extracción de láminas obedece también a métodos y técnicas diversos.
Este tipo de productos de talla tan característicos permite una optimización de la
explotación del núcleo de materia prima al tiempo que requiere una preparación
previa más o menos compleja. Es necesaria, de este modo, la presencia o preparación
de una o más aristas rectilíneas y perpendiculares al plano sobre el que se golpea,
que servirán de guía para las extracciones. La característica principal de estos objetos alargados es la presencia de dos filos de ángulos agudos y delineación paralela o
subparalela, con dos caras: la superior o dorsal, que ofrece los negativos de las
extracciones realizadas con anterioridad, y otra inferior lisa. La regularidad de las
láminas dependerá de diversos factores tales como la materia prima, la técnica de
52
(l FILO DE lA CUlTURA
[page-n-54]
talla utilizada e incluso la propia pericia del
tallador. Las producciones laminares neolíticas
presentan características muy variadas pero,
en general, ofrecen una regularidad acusada.
Pueden de este modo conseguirse productos
de carácter estandarizado para ser utilizados
en bruto o ser transformados.
Las técnicas de talla empleadas en la
fabricación de productos laminares se deducen del análisis global de las características
observadas tanto en los restos de talla como
en los núcleos de los cuales se han extraído.
Si bien en numerosas ocasiones los limites
entre las distintas técnicas son confusos, en
general, es posible realizar una apreciación
bastante aproximada si se cuenta con conjuntos lo suficientemente amplios. En las producciones laminares neoliticas se documenta
tanto el empleo de la percusión directa
mediante percutor duro o blando, como de la
percusión indirecta y la presión. Las producciones que presentan una regularidad más
Hoz con mango de madera y piezas
denticuladas de sflex. Mas de Menente
(Alcoi). Edad del Bronce.
marcada parecen obedecer al empleo de estas
dos últimas. El empleo de estas técnicas, si
bien no es novedoso, ofrece ahora ejemplos muy elaborados, sobre todo en relación con la fabricación de láminas u hojas de mediano y gran tamaño. Además, en
estos momentos, se asocian, al menos en determinados contextos, al empleo de.
técnicas auxiliares de tratamiento previo de la materia prima, como sería el caso
del tratamiento térmico de los núcleos de silex anterior a la talla de los productos
laminares. La talla de determinadas producciones de grandes hojas requiere además
una preparación especial del núcleo.
LOS ÚTI LES CORTAN TES SOBRE PIEDRA TALlADA Y
l.A I N TRODUCCIÓN DE l.A ECON OMfA D E PRODUCCIÓN
53
[page-n-55]
Las actividades llevadas a cabo con los instrumentos de piedra pueden
deducirse en ocasiones de la morfología del útil, a través de la presencia de restos de
pátinas o fracturas visibles a simple vista e indicativas de alguna función o de forma
más concreta, mediante el recurso a los análisis trazológicos o de huellas de uso de
los bordes, que permiten identificar la presencia de marcas características ocasionadas por el contacto con determinadas materias duras o blandas.
De la actividad agrlcola es testimonio toda una serie de instrumentos de
variada morfologla que ofrecen en uno de sus bordes los restos de lo que ha sido
denominado en la bibliografra pátina o lustre de cereal. Se trata de una pátina muy
brillante que se extiende sobre el borde o filo activo de la pieza y que se produce
tras proceder al corte o la siega de estas especies vegetales. Una o varias de estas
piezas llticas irlan engastadas en un mango conformando auténticas hoces. Puede tratarse así de hoces simples, en el caso de utilizar únicamente una pieza de sílex - generalmente una lámina de mediano o gran tamaño-, o de hoces compuestas. Éstas
últimas se conformarían mediante la colocación de varias piezas líticas que pueden
ser asimismo acondicionadas a través de fracturas y de la aplicación de retoque. La
morfología de las mismas es variada, aunque normalmente presentan un filo cortante y uno o más bordes embotados por la aplicación de retoque o por fracturación. El
uso de algún pegamento, como resina o cera, facilitará su sujeción al mango.
Entre finales del Neolítico y comienzos de la Edad del Bronce se identifican
unas piezas muy caracterist.icas denominadas diente.s de hoz. Su morfología, más o
menos alargada en función del soporte base, ofrece tres bordes completamente
romos, además de un filo con una serie de muescas contiguas a modo de denticulación y en el que el lustre de cereal suele ser perceptible. Una hoz conformada con
estas piezas fue encontrada en el yacimiento del Mas de Menente (Alcoi, Alacant)
donde, además, y de modo excepcional, se conservó también el mango de madera
que les servía de soporte.
La utilización con fines agrícolas de la piedra tallada aprovechando las
características cortantes de los fil os se ha prolongado hasta fechas muy recientes.
No resulta nada extraño de este modo el hallazgo de objetos de sílex en relación
con las antiguas eras, lugares donde se llevaba a cabo la labor de trillado del trigo.
54
U filO DI lA CULTURA
[page-n-56]
,> •
En efecto, para la elaboración de
los trillos (foto), Instrumento
que sirve para separar el grano
de cereal de la paja, se recurrió
de forma repetida al uso de la
piedra. Los dientes, que eran
e ngastados en una pieza de
madera, no parecen requerir de
una preparación compleja tal y
como se desprende del estudio
de algunos talleres de talla de
estas piezas. Del oficio de t rillero apenas quedan casos docu-
AAI
de"" ullo.
mentados en la Península Ibérica.
El ejemplo de la localidad de Cantalejo (Segovia) nos ofrece una singular muestra
de la talla de la piedra para empedrar trillos de la que se desprende un modo de
trabajo que nos retrotrae a perfodos precedentes, si bien en este caso se utilizan
como percutores diferentes martillos metálicos.
La utilidad de los filos cortantes obtenidos a partir de la piedra tallada es pues
muy amplia. La documentación hasta prácticamente nuestros días de artesanos implicados en su transformación en útiles resulta ilustrativa de las cualidades inherentes a
los instrumentos obtenidos mediante el recurso de la talla.
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lOS OTIUS CORTANTES SOBRE riEORA TAllADA Y lA INTRODUCCIÓN Df lA tCONOMIA OE rRODUCCIÓN
55
[page-n-57]
Fi .nfl/11
Umlna con dibujos de diversos útiles pulimentados y representaciones grabadas realizada por G. y A. De Monlllet ( 1881 ).
56
IL FILO 01 LA CUlTUitA
[page-n-58]
NUEVAS HERRAMIENTAS ... EN EL
NEOLITICO:
LAS HACHAS PULIMENTADAS
TERESA 0ROZCO KóLHER
Universitot de Vofencio
a etapa de la Prehistoria que conocemos con el nombre de Neolítico
L
supone la aparición y desarrollo de un nuevo modo de vida, una de
cuyas innovaciones más destacadas es la adopción por parte de los grupos
humanos de una economía sustentada en la producción doméstica de plantas y animales. Los cambios que ahora se inician no corresponden únicamente al ámbito económico, sino que también encontraremos cambios
tecnológicos y socioculturales.
El proceso de neolitización, pues, sienta las bases de la economía
tradicional, frente al modo de subsistencia de etapas anteriores, basado en
la caza y la recolección de recursos silvestres.
Centraremos las páginas siguientes en presentar una de las novedades neolíticas: unas nuevas herramientas que se generalizan con el desarrollo de la agricultura, las hachas pulimentadas.
Las hachas pulimentadas se consideran piezas representativas de las
fases neolíticas, puesto que es a partir de este momento cuando se generalizan en el registro arqueológico, aunque los gestos técnicos empleados
en su fabricación son conocidos en etapas anteriores. Este repertorio de
nuevos útiles no sustituye a los instrumentos de piedra tallada, antes al
contrario los complementan, y su desarrollo se asocia a la realización de
nuevas tareas.
La característica de estas piezas líticas es su filo cortante, que en
este caso se consigue puliendo la roca, con algún material abrasivo. El resto
de la superficie del objeto no necesita estar pulido necesariamente, puede
Nllli'A\ l•tlllKAMI(NTAS !N !L NEOliTICO: l AS HACHAS rULIMlNTADAS
57
[page-n-59]
estar únicamente piqueteado, o
incluso presentar huellas de las
primeras fases de transformación (talla).
La producción lltica de
estas piezas supone diversas
innovaciones. En primer lugar, la
búsqueda y elección de la materia prima que se utilizará como
soporte. Vemos que, con el
desarrollo de la industria pulimentada, se amplia la variedad
de litologías empleadas por los
grupos humanos. Se busca para
su fabricación rocas cuyos caracteres mecánicos (tenacidad,
resistencia) difieren de los que
Visión en microscopio petrogriflco de
l:lmlnas delgadas de rocas empleadas
presenta el silex. Se utilizan, pre-
en la fabricación de útiles de piedra
ferentemente , rocas de textura microgranuda y fibrosa: anfibolitas, diabasas, corneanas y sillimanitas son algunos de los tipos de roca que
encontramos en el utillaje del mediterráneo peninsular.
Para la obtención de estos materiales las comunidades pudieron
emplear dos sistemas: la explotación directa de las formaciones geológicas
donde se localizan estos recursos, bien por medio de canteras, minas o
recogiendo cantos transportados por los acuíferos, o también a través del
intercambio con otros grupos humanos.
Los bloques o cantos seleccionados necesitan de una serie de
transformaciones para convertirse en útiles. Tareas como e l desbastado y
preparación de esbozos, utilizando en ocasiones las técnicas de talla, son
e l siguiente paso. El piqueteado permite regularizar la morfología del
objeto, a través de pequeños golpes en la superficie, y el pulido es la últi-
58
ll rilO DE LA CULTURA
pulimentada.
[page-n-60]
ma fase de su fabricación que, como se ha
mencionado, puede aplicarse únicamente
al filo cortante o a toda la superficie del
objeto.
Estas piezas se utilizaron enmangadas, si bien en el registro arqueológico son
escasos los ejemplos que conocemos de
útiles completos. Madera, fibras vegetales
y, en ocasiones, hueso, son las materias
que conforman el mango. Los ambientes
lacustres, donde se han conservado un
buen número de testimonios, han permitido conocer la variedad de materiales y sistemas de enmangue de estos objetos.
La o r ientación del filo cortante en
relación al mango nos indica funciones
diferentes: así, en las hachas el filo presenta un perfil simétrico, y se dispone paralelamente al mango, como en las hachas
actuales. Por otro lado, en las azuelas, el
perfil del filo es asimétrico, y su d isposición es perpendicular al eje longitudinal
Reconstrucción de un útil pulimentado
enmangado. DibuJo: A. Sánchez.
del mang). Estos son los tipos principales,
aunque existe un amplio repertorio tipológico (cinceles, escoplos, etc ... ). El tamaño que presentan estas láminas
de piedra no es homogéneo, y se encuentran piezas de muy d iversos tamaños, cuya utilidad puede ser muy variada: estas herramientas cortantes
pueden servir para trabajar sobre una gran diversidad de materiales.
Se considera que estos instrumentos se emplearon en el trabajo de
la madera. Así, las hachas debieron jugar un importante papel en la tala de
árboles, mientras que las azuelas estarían destinadas a tareas de carpinte-
NUCVAS HERRAM I ENTA~ (N n NEOLITICO' L li ACiiAS ru u~HNTAI>AS
AS
59
[page-n-61]
ría. Aunque las diferencias en el sistema de
enmangue permite suponer que desarrollaron
diferentes usos, disponemos de ejemplos etnográficos
que
nos
muestran la utilización
indistinta de los enmangues en láminas de piedra
con ambos tipos de filo.
De este modo, se conocen piezas líticas que
morfológicamente responden a los caracteres
Los útiles pulimentados se relacionan
con el u-abajo de la madera, tanto en
tareas de tala como en trabajos de car·
de las
pinterfa.
denominadas
hachas, enmangadas como azuelas, y viceversa. La razón por la que se
adopta uno u otro sistema responde a las tradiciones culturales en las que
participa la comunidad.
Las hachas se relacionan con las nuevas tareas que surgen con la
adopción de la agricultura. El proceso agrkola comprende una serie de
tareas que van desde la preparación del terreno y la siembra, hasta la cosecha del producto y su transformación.
El primer paso es la selección de la parcela donde se va a cultivar, y
su acondicionamiento, despejando el terreno, talando los árboles que en
ella existen. Los datos que ofrecen los estudios paleobotánicos muestran
un retroceso de las masas boscosas coincidiendo con el desarrollo de la
economía neolítica; ello se interpreta como resultado progresivo de la
acción antrópica sobre el medio. La necesidad de espacios abiertos viene
generada no solo por las explotaciones agrícolas sino también por las
necesidades de terrenos de pasto para el ganado.
60
El FILO DE LACULTUKA
[page-n-62]
Una idea tradicional sobre
la agr icultu r a neo lítica
considera que estas comunidades emplearon la llamada «agricultura de
rozas» , itinerante , que
Grabado ropuestre donde la e scena
representada corresponde a tareas
consiste en talar los árbo-
agrícolas.
les de la parcela, tras lo que se quema la leña y los troncos, cuyas cenizas
se utilizan como abono para el terreno. Estas tierras de labor se agotan
tras unos años de cosechas, y deben dejarse regenerar antes de volver a
practicar su explotación. Este modelo, no obstante, no está suficientemente contrastado en e l registro arqueológico, de tal manera que no podemos
afirmar que fue ra el sistema utilizado en esta zona por los grupos neolíticos, pues se considera más probable e l uso de la rotación de cultivos como
sistema para fertilizar y regenerar los campos.
La agricultura prehistórica que se desarrolló en e l ámbito mediterráneo se basa en la combinación de plantas domésticas: cereales y leguminosas. En las e tapas iniciales del N eolítico se desarrolla lo q ue se conoce
como «agricultura intensiva de azada», en la que no se empleó el arado. Se
explotan ahora los terrenos de mayor potencial agrícola, esto es, los suelos mas fértiles, en zonas llanas o con escasa pendiente, cercanos a cursos
de agua. Las tareas de siembra se realizan deposita ndo las semillas en
hoyos que se realizan por medio de layas o palos cavadores, o quizás también pudo utilizarse algún tipo de azada de piedra para labrar y remover el
terreno. Es probable que algunos de los útiles que clasificamos como
hachas haya servido para realizar esta función.
Los documentos arqueológicos mas antiguos sobre la existencia de l
arado corresponden a fases más recientes, y son naturaleza variada: existen evidencias directas como son a lgunos arados de madera, recuperados
en diversos contextos arqueológicos europeos o las huellas que dejaron
estas herramientas en las tierras de labor, conservadas en suelos bajo
NUEVAS IIEilRAMIENTAS EN El NWLITlCO; LAS HACHAS rui iMENTADAS
61
[page-n-63]
túmulos en el norte de
Europa. Pero también disponemos de algunas evidencias indirectas entre
las que podemos destacar
las
representaciones
rupestres en las que aparecen arados (FIG).
Las hachas pulimentadas poseyeron, asimismo,
un
alto
o
2'
3
•
5
~
~--~~~--~~ cm
valor
simbólico para las comunidades que se desarrollaron
entre el N eolltico y la
Edad del Bronce. Estos grupos humanos participan de relaciones y contactos con otras comunidades situadas a menudo en regiones alejadas, tal
como nos indican los bienes pulimentados.
Tradicionalmente se consideraba que las piezas de pequeño tamaño
correspondían a elementos «votivos». Hoy día sabemos que existe una
amplia variedad tipológica, y que muchos de los objetos de pequeño tamaño fueron utilizados.
Las hachas pulimentadas permiten, en buena medida, conocer cual
es su distribución desde las zonas donde se obtiene la materia prima. A
través de la aplicación de diversas técnicas de caracterización petrológica,
se puede determinar el tipo de roca utilizado como soporte y, desde estos
datos, es posible ensayar una aproximación a la localización de las formaciones geológicas donde afloran lito logías similares. De este modo, es posible conocer la dispersión y circulación de estos objetos.
Una gran variedad de rocas son empleadas en la fabricación de las
hachas pulimentadas. Los análisis realizados muestran la utilización de una
variada serie de litotipos: diabasas, anfibolitas, sillimanitas, cornea nas, ...
62
(1
flll) llliA CUITIIRA
Algunos útiles recuperados en Cova
Bernarda (Gandla, Valencia)
[page-n-64]
son algunas de las rocas explotadas. De modo general vemos que existe un
sistema de aprovisionamiento de recursos líticos basado en la explotación
de determinadas áreas fuente del entorno, al mismo tiempo que se obtienen determinados recursos líticos a través de un sistema de intercambio
con otras áreas, lo que se denomina aprovisionamiento indirecto.
Esta circulación de objetos que en algunos momentos (1 11 milenio
a.C) es muy intensa, no se interpreta como un sistema de intercambio de
bienes de prestigio. Los materiales líticos intercambiados no son indicadores de cierto estatus social por parte del poseedor, pues son frecuentes en
todos los contextos arqueológicos y suelen estar utilizados. El valor de
estos objetos no reside únicamente e n la rareza de su material, obtenido
desde áreas remotas. Su circulación debe considerarse como un indicador
de la existencia de relaciones entre grupos a lejados, que refuerzan ciertas
necesidades sociales comunes como pueden ser los lazos de parentesco.
Los primeros agricultores entierran a sus muertos en el mismo
lugar donde viven. Será a partir del 111 milenio cuando empecemos a
encontrar necrópolis, áreas destinadas de forma especifica al mundo de
los muertos, que pueden ser tanto cavidades naturales como construcciones arquitectónicas.
Los útiles pulimentados forman parte de los contextos funerarios.
Estos bienes aparecen en los enterramientos, formando parte de los ajuares
que se depositan junto a los inhumados. Estudios recientes realizados en el
Estuario del Tajo (Portugal) muestran que, en ocasiones, las hachas depositadas como ofrenda corresponden a piezas elaboradas ex profeso para esta
finalidad, realizadas sobre otro tipo de roca, y que no fueron utilizadas.
Aún estamos lejos de comprender totalmente el valor de estos objetos en la Prehistoria Reciente. Herramientas de la vida cotidiana que también son parte de las ofrendas fun erarias, cuya consideración va más alla
del útil, que debieron tener un significado simbólico en el pensamiento y el
mundo ritual de estas poblaciones .
NllrVA\ H!RIIAMIINIAS I N 11 NIOIITil:O lA\ HACil .\S ruUMLI'
63
[page-n-65]
Diosa neolltlca de Gav!. Foto: Muscu de GavA
64
H fiLO DE LA CULTUIIA
[page-n-66]
MINERÍA NEOLÍTICA EN GAVÁ (BAIX
LLOBREGAT): PRIMEROS IMPACTOS
HUMANOS SOBRE EL MEDIO
)OSEP BOSCH
Museo de Gavó
a dedicación de esfuerzos para la provisión de materias primas Hticas no es una
L
novedad del período neolítico: estrategias más o menos complejas dirigidas a la
obtención de estos recursos han podido ser reconocidas entre sociedades anteriores
a las de cazadores y recolectores. Si parece, en cambio, una innovación del Neolítico
la explotación de recursos minerales con el impacto sobre el medio y la amplitud
observados en Gava. Eso supone, además de la disponibilidad del mineral y de la
capacidad tecnológica para extraerlo, unas circunstancias que a la vez motivarían y
harfan posible la minería. Posibles confrontaciones sociales que harían necesarios elementos materiales de identificación como grupo, una incipiente diferenciación social
que comportaría bienes de prestigio, un desarrollo económico que permitiría dedicar
una parte importante de la fuerza de trabajo a la minería y una mentalidad con una
imagen del mundo natural y del lugar ocupado por los humanos coherente con un
comportamiento de éstos que supondrfan impactos considerables sobre e.l medio
queridos y persistentes en el tiempo.
Estas circunstancias debieron darse en la zona de la desembocadura del río
Llobregat, donde se localizan las llamadas Minas Prehistóricas de Gava, a finales del
Neolítico Antiguo y, sobre todo, durante el Neolítico Medio. Tienen 6000 años de antigüedad y estuvieron en funcionamiento durante unos 800 años. De ellas se extraía variscita, un mineral de color verde (fosfato de aluminio) empleado para confeccionar piezas
de gargantilla. Éstas se debían elaborar cerca de las minas, como lo indica el hallazgo en
el interior de algunas excavaciones de numerosas piezas abandonadas durante su proceso de trabajo y de algunas herramientas utilizadas para fabricarlas, como pulidores de
cerámica y láminas de sílex con retoque.s abruptos que, sujetos en el extremo de un
taladro, se utilizarían para perforar las piezas de collar. Las Minas de Gava son impor-
MIN(RIA NEOlfTICA (1'. GAVAIBAIX lLOSR(GATI ri\IMIROS IMrACTO> II U\IANOS >081\( H IMOIO
65
[page-n-67]
tantes por ser el centro más antiguo y el único de su época dedicado a la obtención y al
trabajo de un material utilizado con finalidades suntuarias, pero existe otro hecho por el
cual tienen una relevancia especial. Debido a que una vez finalizadas las diferentes explotaciones, las cavidades eran colmatadas con materiales de desecho de la apertura de
nuevas minas, entre los que se dejaban las herramientas que se rompían, y debido a que
algunos de los pozos de comunicación con el exterior fueron reutilizados como vertederos de escombros donde se lanzaba todo tipo de desperdicios producidos por la vida
doméstica de las comunidades neolfticas, con la excavación arqueológica de los cascotes
de las minas se encuentran diversos restos materiales (cerámica, industria lítica, industria ósea, etc.) y también vestigios botánicos y fáunicos. Todos estos restos son relativamente abundantes, aparecen en un buen estado de conservación y, en algún caso, tienen
gran interés, como sucede con la designada como la diosa de Gava, que es una representación humana femenina de cerámica posiblemente relacionada con cultos a la fertilidad. El estudio de estos materiales y vestigios permite aproximarnos a las condiciones
paleoambientales, sociales y económicas donde se produjo el proceso de producción
minera, aproximación necesaria para interpretarlos.
El territorio
El paisaje del territorio de Gava durante el Neolítico era sustancialmente diferente al actual. El espacio hoy ocupado por el delta del Llobregat estaba cubierto por
el mar. La costa, en parte arenosa y en parte rocosa, presentaba un llano litoral estrecho, seguido de las primeras elevaciones del macizo de Garraf. Sobre una de estas
elevaciones, concretamente en los lugares conocidos como Serra de les Ferreres y
Can Tintorer, se efectuaron explotaciones mineras neolíticas.
Para el estudio de las minas neolíticas nos interesa centrar la atención en tres
momentos de la historia geológica de la zona de Gava donde se encuentran. El primero
es el silúrico, dentro del Paleozoico Inferior, en el que se formaron pizarras en disposición horizontal con mineralizaciones estratiformes de fosfatos que adquirieron la composición y la textura de la variscita. Durante el Paleozoico Superior la disposición
horizontal de las pizarras y de los estratos de mineral que contenian, fue alterada por
plegamiento de la cordillera herciniense, con el que pasaron a estar fuertemente incli-
66
H fiLO OC LA CULTURA
Collar de varisclta de la Bobila Padre.
Colección del Museu d'Historia de
Sabadell. Foto: Muscu de Gava.
[page-n-68]
Interior de las Minas prehistóricas de
Gava. Foto: Muscu de Gava.
nadas. También durante el Paleozoico Superior se produjeron movilizaciones de una
parte del mineral en estratos que originaron filones o vetas de mineral. De esta manera, la variscita quedó dispuesta en estratos de Oeste a Este que seguían las capas de
pizarra y en filones que las atravesaban más o menos perpendicularmente de Norte a
Sur. Finalmente, durante el Cuaternario Antiguo estos materiales fueron cubiertos por
calizas y arcillas con un grosor que actualmente puede llegar a los tres metros.
Las minas
Ésta es la situación geológica que encontraron las comunidades neolíticas y la
morfología y la distribución de las estructuras mineras practicadas se adaptó a ella.
Pozos más o menos verticales eran utilizados para atravesar las capas estériles de arcilla y caliza. Una vez en la pizarra, donde se encontraba la variscita, se realizaban cámaras
más o menos amplias y galerías. Las cámaras seguían los minerales de los estratos (E-0)
y las galerías, los de los filones (N-S). Eso explica las direcciones sistemáticas de las galerías y cámaras que forman una red ortogonal. Las galerías y las cámaras se encuentran a
una profundidad máxima desde el suelo actual que situamos en once metros. Estos
pisos siguen la fuerte inclinación de los estratos plegados por la orogenia herciniense.
Podemos decir que los mineros neolíticos llegaron a tener una noción clara de
la estratigrafía geológica de la zona, como había quedado en el inicio del Cuaternario,
ya que varios de los pozos de sus minas fueron abiertos en lugares donde la pizarra y
la variscita no afloraban por estar cubiertos por caliza y arcilla.
,\\IN IRÍA NfRfGATI: l'lliM[ROS IMrACTOS IIUAIANO> \ORilf El MEDIO
67
[page-n-69]
Las instrumentos mineros
Las herramientas utilizadas para la explotación de las
minas debieron de ser diversas, hechas tanto con materiales
orgánicos como inorgánicos, aunque la documentación
arqueológica sólo nos permite conocer una parte de los
segundos. Había picos de piedra más o menos pesados, generalmente de corneana, que se debían utilizar enmangados con
madera. También había herramientas más ligeras, como los
cinceles de hueso que se podían utilizar golpeándolos por un
extremo con un percutor también de piedra. Pulidores fabricados con rocas abrasivas, como los que hemos visto utiliza-
Picos de roca con reconstrucción del
mango de madera. Foto: Museu de
Gava.
dos para trabajar la variscita, y percutores de cuarcita debieron ser utilizados para
fabricar y reafilar las herramientas citadas. Probablemente los mineros neolíticos utilizaron también palancas y escaleras de madera, cuerdas y cestas que, debido a la
naturaleza perecedera de los materiales con los que fueron hechos, no se han conservado. En las paredes de algunas minas se pueden ver todavía marcas dejadas por
algunas de estas herramientas.
Los efectos sobre el paisaje
En el momento en que comenzaron las explotaciones mineras, el territorio
de Gava debía de estar cubierto por una vegetación que formaría parte de un mosaico de comunidades arbóreo-arbustivas, repartidas sobre el terreno según sus requerimientos edáficos, de humedad, de luz, etc. Bosques mixtos de encinas y robles, con
predominio de las primeras, que se extendían hacia el interior del macizo de Garraf;
bosques de ribera cerca de los cursos de agua; boscajes formados por arbustos de
tipo juniperus, pistacia, phillyrea, etc. Y con estrato arbóreo de pino blanco sobre los
suelos más pobres del litoral y comunidades arbustivas de tipo maquia localizadas
especialmente en áreas de sustrato calcáreo del macizo de Garraf. Entre la fauna de
este territorio se podían encontrar animales grandes como el ciervo y el caballo,
medios como el jabalí y pequeños como el conejo y la zorra. En las aguas de sus costas se podían localizar diferentes tipos de moluscos (mejillones, lapas, caracoles y
caracolinos, ostras, sepias) y de peces (pagel, dentón, pagro, mustela o cazón).
68
El FilO DE lA ClllTURA
[page-n-70]
A lo largo de la ocupación y el trabajo minero en
Gava se produjeron importantes cambios en su
medio, buena parte de los cuales parece que
fueron debidos a la acción humana, la cual no se
limitó a la minería. A la vez que se trabajaban las
minas se practicaron diversas actividades dirigidas a la obtención de recursos alimenticios. animales y vegetales. Se cultivaron cereales y se
mantuvieron unos ganados domésticos formaCincel de hueso y percutor do cuarcita.
dos por ovejas, cabras, toros y jaballes. Estas
actividades agrfcolas y ganaderas proporcionaban la base de la alimentación. que se
debía completar con la caza, la recolección de diferentes tipos de moluscos y una pesca
selectiva de determinados peces que debían permitir diversificar la dieta del grupo.
La acción humana supuso transformaciones en el medio claramente perceptibles y duraderas en el tiempo. A parte de las transformaciones de la superficie y
del subsuelo debidas a la apertura de las minas, supuso una deforestación, especialmente intensa en los alrededores del establecimiento minero, y la extensión de las
comunidades vegetales secundarias y de los cultivos cerealísticos. El nuevo paisaje
estaría integrado por superficies amplias ocupadas por zonas de pasto y campos de
cultivo, bosques de encinas y robles circunscritos en las hondonadas y las umbrías,
pequeños bosques de ribera junto a los cursos de agua, pinadas con arbustos termófilos sobre los suelos arenosos de los sectores litorales, maquia de carrasca y
palmito y malezas con pinos esparcidos por el resto del territorio.
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MINI~IA NEOLITICA ll'- GA\'AtMIX IIOB~fl.ATI r~IMII\0\ IMrACTO~ fiUMANOS mBill fl MEDIO
69
[page-n-71]
Marc.u de untero en la tnvl"i.lt.a de Yortoeo (L II a.n.e.)
70
IL 1110 DE LA (IIIIIIR \
[page-n-72]
EL TRABAJO DE LA PIEDRA EN ROMA
)OSÉ LUIS jtMENEZ SALVADOR
Unlverslror de Va/enrio
La extracció n de pie dra e n las canteras
n cualquier etapa histórica, incluida la romana, la construcción siempre ha
E
estado supeditada en buena medida a la calidad y la cantidad de los materiales
que han estado a disposición en el ámbito más cercano, ante las dificultades que
siempre ha entrañado, sobre todo en las épocas más antiguas, el transporte desde
largas distancias; de ahí que la búsqueda de una fuente de aprovisionamiento lo más
cercana posible a una vía de comunicación terrestre, fluvial o marítima, haya constituido una preocupación constante para los constructores.
No menos importantes eran las condiciones para la obtención de los materiales, lo que explica el predominio abrumador de canteras a cielo abierto por su
mayor facilidad de explotación, mientras que se recurría a la extracción por medio
de pozos verticales o galerías cuando se quería aprovechar la calidad de una veta
determinada.
El conocimiento previo de la naturaleza geológica de los terrenos era
imprescindible para la elección del tipo de roca más adecuado. Buena prueba de
ello son las recomendaciones recogidas en el tratado De Architecturo Libri Decem
de Vitruvio, en cuyo capítulo séptimo del Libro 11, se diferencian varios tipos de
rocas por sus propiedades. En el caso de las rocas blandas, para garantizar el
buen resultado de una construcción, Vitruvio recomienda extraer en verano,
mejor que en invierno, las piedras en bruto que vayan a utilizarse con dos años
de antelación al momento de la edificación. Amontonadas en tierra se mantendrán a cielo raso y las que durante ese período resulten dañadas por los agentes
atmosféricos se utilizarán para los cimientos, mientras que las que permanezcan
11 rRAIIAJ(l DE LA rll I)RA IN ROMA
71
[page-n-73]
intactas, darán solidez y firmeza a la construcción.
Las labores de extracción, transporte y manipulación de los materiales pétreos
obligaban a realizar un enorme
esfuerzo físico por lo que eran
encomendadas a mano de obra
servil. Quienes se dedicaban a
estos menesteres se les denominaba con el término genérico de marmorarius, referido no
sólo a los que utilizaban como
materia prima el mármol, sino
también a cualquier otra función comprendida desde el corte de un bloque hasta el
acabado final del producto. Con el tiempo, la palabra marmorarius acabaría definiendo al artesano de un taller lapidario o escultórico. Dentro de esta actividad se
daba una cierta especialización, asl por ejemplo, el serrarius era el encargado de utilizar la sierra (serra), instrumento para cortar la piedra.
Una vez escogida la fuente de suministro, la primera operación consistla
en la propia extracción (caesura) , que podla realizarse por diversos procedimientos: el más sencillo consistla en el aprovechamiento de fisuras en la roca
para fracturar los bloques por medio de golpes producidos con alguna herramienta de percusión como un pico o una maza de gran tamaño (malleus) o, en
su defecto, se delimitaba el perlmetro del bloque que se tenia que extraer por
medio de incisiones realizadas a distancias regulares en las que se introdudan
cuñas de metal que al ser golpeadas con el malleus, provocaban el desprendimiento del bloque o cuñas de madera que al mojarse se dilataban ocasionando
el mismo efecto. Otro sistema era el de abrasión por medio de una sierra
(serra) de hoja lisa o dentada, simple o montada sobre un balando de madera
provisto de contrapesos.
72
rL fiLO DI lA ClllTURA
[page-n-74]
Los grandes bloques eran desplazados
desde la cantera hasta la embarcación o e l
carro, según el tipo de vía, por medio de rodillos. Con objeto de preservar su integridad, los
bloques, sobre todo si eran paralelepipédicos,
eran transportados en bruto o semielaborados
y sólo a pie de obra se procedía a su elaboración definitiva con la ayuda de una serie de líneas guía. Una vez extraídos podían recibir algún
tipo de marca, incisa o pintada, que podía
actuar como medida de control o podía indicar
el orden de transporte o incluso de colocación
en el edificio. A estas marcas habría que añadir
otras destinadas a facilitar el desplazamiento,
sobre todo la elevación de los bloques, bien
orificios para tenazas, cajas para la introducción de castañuelas o salientes, denominados
tetones, para la elevación por medio de cuerdas. Con objeto de facilitar el ensamblaje entre
distintos bloques se elaboraban mortajas para
la inserción de grapas, espigas para pernos
metálicos o canales de evacuación para el
Y ntcn dc.l santuario y con¡unto c~nna.l de E4t ttJ.
metal fundido sobrante.
Las he rramie ntas
Las herramientas empleadas en las labores de extracción y talla eran muy
sencillas y la práctica totalidad de las usadas hoy en día son herederas de las
romanas. Suelen agruparse en dos categorías, según se utilizaran para percusión
directa o indirecta. El primer grupo incluye el pico de dos puntas (upupa), un tipo
de hacha de doble filo (do/abra) o de hacha y martillo equivalente a la actual piqueta, especialmente indicado para la talla de rocas blandas. El segundo grupo lo inte-
!1 HA liA)O DE LA r i EDIV\ EN ROMA
73
[page-n-75]
gran las herramientas que atacan la superficie de la piedra
por medio de un percutor, por
lo general una maza (malleus)
de piedra o de hierro para clavar la cuña (cuneus) en este
caso para la extracción del bloque o para dar impulso al cincel (scalprum) con filo cortante
o dentado (gradina) o si no, a la
gubia (subula); otro instrumento, la bujarda, especie de martillo de hierro con los
extremos dentados, se empleaba para allanar e igualar las irregularidades de la piedra ya trabajada con cincel o
puntero. A estos dos grupos de herramientas habría que añadir un tercero constituido por el compás (circinus), la regla (regula), la escuadra (norma), el nivel (/ive-1/a) y la plomada (perpendiculum), destinados a proporcionar las líneas de guia y
pautas necesarias para dar forma a los bloques.
Principales canteras romanas e n el á rea valenciana
La investigación arqueológica reciente está proporcionando una valiosa
información sobre diversas canteras romanas localizadas en tierras de la actual
Comunidad Valenciana. Por lo general, se trata de canteras que debieron abastacer
al entorno más inmediato con la excepción de la caliza micrítica de color amarillento o rosado extraida de las canteras de Buixcarró, situadas en plena Serra
Grossa, a unos 1O km. de la actual Xativa y conocida como mármol de Buixcarró,
que alcanzó una mayor difusión. Un capitulo aparte estaría formado por los materiales, sobre todo mármoles de importación y de procedencia muy diversa.
Saguntum se abasteció de una caliza dolomítica gris azulada muy abundan-
te tanto en sus inmediaciones como en el propio asentamiento de la ciudad,
74
HIILO O! LA CULTURA
Canc.tra tn el t&-mlno de Chetv~. pertenecf.nc.e al
acueducto de la Pefta Coruda (los Serrinos.
V.oltncll).
[page-n-76]
como evidencian las huellas
de extracción conservadas en
la plataforma del foro . En
Saguntum también se utilizó
una caliza travertlnica de
color anaranjado que pudo
proceder de la zona de la
actual Segorbe, así como mármol de Buixcarró.
En Valentía se ha constatado el empleo de material
local, calizas y tobas calcáreas, procedentes de las cante-
Putntc de l.a r."nbLl de Akoa.s.. t6nnlno de Chtlv~.
ras de Godella junto con
materiales de otras procedencias, caso de la caliza dolomítica de Sagunto, de la
piedra caliza de Alcublas, así como de la toba calcárea de Segorbe y el mármol
de Buixcarró.
Edeta se surtió principalmente de la caliza gris de Alcublas y en mucha
menor medida de la toba calcárea de Segorbe y el mármol de Buixcarró. la investigación arqueológica reciente ha recuperado una cantera en el actual casco urbano, asociada con la construcción en época flavia de un santuario dotado de un
conjunto termal, situado en la llamada partida de Mura. Los restos conservados
evidencian una explotación en superficie de la que se extrajeron bloques paralelepipédicos, alguno de los cuales no llegó a liberarse. Junto con las huellas de
extracción se han localizado diversos orificios de sección circular que debieron
estar destinados para la colocación de postes que se utilizarían en las operaciones
de desplazamiento de los bloques.
Una cantera de similares caracterfsticas en cuanto al tipo de explotación,
ha sido localizada en relación con el acueducto de la Peña Cortada (Los
Serranos, Valencia). La cantera está situada en el término municipal de Chelva,
ya en las afueras del núcleo de población, una vez dejada la carretera de Ahillas
11 Tk.IIUIO 01 lA ri!ORA fr-. ROMA
75
[page-n-77]
Callton de a..+n. Oelimic.d6n de "" .a.r pon
w excncdOnr. y mvus de cu.\u.
y rebasados la plaza de toros y el cementerio. A ella se accede por la senda de
Mas de Solaz o Bumbel que llega a atravesar la propia cantera. Se trata de una
explotación en superficie cuyos restos conservados se extienden a lo largo de
un eje de unos ISO m. por unos 50 m. de anchura, lo que determina una superficie aproximada de unos 7.500 m1• De esta cantera se extrajeron bloques paralelepipédicos , que lo más probable es que fueran empleados para la
construcción del puente de la rambla de Alcotas, fabricado con la técnica del
opus quadratum y que gracias a las descripciones de Escolano en 161 1 y Mares
en 1681, se sabe que constaba de seis arcos, de los que en la actualidad se conserva uno completo y parte de otro. Tres elementos hablan a favor de la relación entre este puente y la cantera citada: el mismo tipo material, la toba, la
idéntica técnica constructiva y la proximidad entre la fuente de aprovisionamiento de material y el lugar de edificación.
Los bloques aparecen dispuestos en hileras con una orientación que está
determinada por la propia disposición de las vetas que ofreciesen un mayor grado
de aprovechamiento; así en unos casos el lado largo muestra una orientación aproximada Este-Oeste, mientras que en otros es Norte-Sur.
Las huellas visibles ilustran el procedimiento seguido para la extracción de
los bloques. Así puede apreciarse como en primer lugar, se realizaba un surco o
canal a lo largo de todo su contorno, quedando de esta manera definido su perímetro. El grosor de estos surcos oscila entre 7 y 13 cm. y su profundidad es muy
76
ll 1110 DE lA CULTURA
[page-n-78]
variable. La buena conservación de estos surcos permite conocer las dimensiones de los
bloques extraidos que arrojan estos valores,
siempre referidos a bloques completos: la
longitud oscila entre 129 y 155 cm., mientras
que la anchura oscila entre 58 y 74 cm. Estas
cifras son ligeramente superiores a las de los
bloques empleados en la construcción del
puente de la rambla de Alcotas, donde la longitud oscila entre 11O y 130 cm. La diferencia
se explica porque en el primer caso se trata
de las medidas de los bloques en bruto que
sólo serian tallados a pie de obra y no en la
cantera con objeto de evitar los riesgos de
fractura durante las operaciones de traslado
desde la explotación hasta el lugar de destino.
Algunos ejemplares muestran las huellas dejadas por el empleo de cuñas, se ignora si metálicas o de madera, con la finalidad de permitir
el desprendimiento completo de los bloques.
En algún bloque se aprecia la huella de tres
cuñas, dos en los extremos otra en el centro,
Puente
•mite entro ChC!M '1 CahtJ.
mientras que en otros casos sólo se conserva
la impronta de la cuña central.
Como sucede en Edeta, en Chelva también se han encontrado diversos
orificios de sección circular con un diámetro entre 11 y 15 cm. y una profundidad
entre 13 y 18 cm. dispuestos de manera Irregular y que debieron servir para las
operaciones de desplazamiento o elevación de los bloques una vez desprendidos.
En un caso se conserva un bloque que no llegó a extraerse por completo, debido
probablemente, a que presentaba algún defecto que lo hacia inservible para el final
que estaba destinado.
11 Tllo\BAIO 01 lA rH OIV\ 11> ROMA
77
[page-n-79]
En la confluencia de la rambla de Alcotas
con el barranco de la Cueva del Gato, que coincide con el límite entre los términos municipales
de Chelva y Calles, se eleva la fábrica más espectacular y mejor conservada de todas las que formaban parte de esta conducción de agua. Se
trata de un puente de 36 m. de longitud por 33
m. de altura máxima rasante, dotado de tres
arcos sostenidos por pilare.s de aspecto imponente. Su técnica constructiva es idéntica a la
empleada en el puente de la rambla de Alcotas,
a base de bloques paralepipédicos que en su
cara estrecha presentan un orificio para su elevación por medio de tenazas.
Una vez rebasado este puente el canal
gira bruscamente en dirección Este para seguir
a través de un impresionante cortado que se
conoce con el nombre de la Peña Cortada o la
Serrada. El termino no puede ser más apropiado, ya que la montaña sufrió un corte casi en
vertical de unos 25 m. de altura con una longitud de unos 50 m., dejando en el centro un
estribo de 5 m. de longitud por 1,50 de altura
y 1,40 m. de anchura, destinado al paso del agua. A juzgar por las marcas conservadas en las paredes, el pico fue la herramienta utilizada para el corte de la roca. Un
ejemplo semejante se constata en el acueducto galo de Forum lulii (Frejus) donde
existe un tramo conocido como "La Rochetaillée", pero donde se observa un
mayor paralelismo es con el acueducto de Side en la actual Turqufa, donde también
se practicó un corte en la roca de 18 m. de altura.
Una vez superada la Peña Cortada la conducción de agua muestra una
alternancia de tramos al aire libre junto con otros en galerla cubierta, donde de
78
ll l llL) 01 LA Cllll URA
Tnmolnldoldtb-CotudatfttllhrilodtC...
[page-n-80]
nuevo se conservan las marcas dejadas por los
picos.
Otra cantera similar a las de Edeta y Chelva
se ha descubierto en fecha reciente en el yacimiento de Banys de la Reina (Calpe), asociada
con la construcción en las postrimerías del siglo
1 o comienzos del siglo 11 de un conjunto residencial dotado de unas termas. En este caso
también se optó por la explotación en superficie
mediante surcos que definfan el contorno de los
bloques. Como en las otras dos canteras, aquf
también se ha constatado la existencia de un
buen número de orificios destinados a facilitar el
desplazamiento de los bloques. Este ejemplo
puede hacerse extensivo al resto de asentamientos romanos situados en la actual provincia de
Alicante, caso de Dianium (Hort de Morand,
Denia), Lucentum (Tossal de Manises) e 1/ici
(L'Aicúdia, Elche), en los que se manifiesta una
acusada tendencia a utilizar materiales pétreos
locales por razones, ante todo, de índole práctica y económica.
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11 fRAMill llf l A rtLORA [N ROM A
79
[page-n-81]
/
80
í
/
-··
·~- - .
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"
flfllOI.l i iACIILTUI\A
[page-n-82]
LA TALLA COMO EJE VERTEBRADOR
DE LA ESCULTURA
MOISÉS GIL
Escultor
Profesor del Dep. de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de Son Carlos de Volenda.
Universitot Polh&nica de Valenda
a talla ha sido el procedimiento básico y fundamental del trabajo de la escultu-
L
ra a través de todos los tiempos, incluso llegados hasta principios del siglo XX,
con una vuelta al primitivismo y a las técnicas directas de talla, es decir, los escultores no sólo se involucraban en el concepto, sino que aplicaban las técnicas primitivas del trabajo escultórico en su concepción más pura, para potenciar así más la
esencialidad del contenido semántico y estético de la obra resultante, como por
ejemplo la obra de Constantin Brancusi.
Con Brancusi y Rodin tenemos la prueba de la importancia de los procesos
de sustracción, o de talla en la escultura vanguardista. Rodin abogaba por las técnicas indirectas de talla sobre el mármol, es decir, en su taller se utilizaban máquinas
de sacar puntos (instrumentos de medida de traspaso de puntos y localización de
éstos en el espacio); por el contrario, Brancusi, que trabajó una temporada en el
estudio del maestro parisién, difirió conceptual y técnicamente, teniendo enfrentamientos dialécticos con Rodin hasta llegar a dejar de trabajar para él. Los principios
de la técnica escultórica que Brancusi postulaba y llevaba a la práctica eran los de
una escultura trabajada tallándola directamente sobre el bloque de mármol, sin
necesidad de instrumentos de medida y a veces ni tan siquiera de bocetos, todo
influenciado por la escultura tribal y primitiva y sus procesos. La escultura de vanguardia da un giro y del tratamiento técnico tradicional en Occidente pasa a la talla
directa. Rudolf Witckower hace en su libro "La escultura, procesos y principios"
una clara diferenciación fundamentada, entre el modelador y el escultor: "La historia natural" escrita por Plinio, en el siglo 1 después de Cristo habla en los siguientes
términos haciendo una diferenciación entre "fusoria, plastica y scu/tura". La (usoria es
lA TAllA COMO VERTE BRAOOR 0[ lA ESCULTURA
81
[page-n-83]
el arte de fundir los metales; la plastica, el arte
de trabajar el barro o la cera, o sea materiales
dúctiles; la scultura, el arte de trabajar la piedra. Esta división tiene poca significación en la
escultura actual dado que existe fusión e
interdisciplinaridad entre técnicas, procedimientos y conceptos.
Referentes históricos
El trabajo de la piedra es de una antigüedad incalculable: el hecho del corte de materiales susceptibles de configurar una determinada
forma en el espacio que surge, en un principio,
de una necesidad, como por ejemplo los utensilios de pedernal, se ven como la primera
extensión útil de la mano del hombre. Estos
instrumentos estaban fabricados a golpes de
una piedra sobre otra, convirtiéndose asl en los
precedentes de la escultura tallada. Durante el
Paleolítico Superior aparece una verdadera talla
de la piedra como arte representacional. Nos
encontramos con los primeros relieves figurativos tallados en las paredes de las cuevas, como
la Venus de L.aussel y las venus tridimensionales, como las de I'Espugne y Wilendorf.
En la Prehistoria reciente aparecieron dos nuevas técnicas de trabajo de la
piedra, ambas tremendamente lentas y laboriosas. Se descubrió en primer lugar que
podía mejorarse un utensilio o forma tallada mediante frotamiento con arena, dando
lugar a un proceso de abrasión. Más adelante se inventaron los útiles de cobre, de
bronce y, posteriormente, de hierro, con cuya ayuda podía ya tallarse la piedra.
Esculpir una figura de tamaño natural en piedra no resulta fácil y cualquier
intento no sistemático conduce rápidamente al fracaso. La talla del mármol
82
El rilO DE l A CULTURA
El Beso. 111tm01 do amn. 1701 • 1904. RO
Londm. Tate Gollory.
[page-n-84]
requiere un largo aprendizaje, una gran
experiencia y una especial concepción
del objeto en el espacio, así como, por lo
le nto del proceso, una desarrollada
memoria tridimensional. Los griegos,
conscientes de ello, sabían que los egipcios, muchos siglos antes, habían inventado un método para tallar las figuras en
piedra. Los griegos, al igual que los egipcios, dibujaban los contornos de la figura
deseada en tres o cuatro caras de un bloque de piedra, en la parte anterior una
vista frontal y de perfil de los costados.
Luego cincelaban poco a poco hacia
dentro, desde las caras frontal y laterales,
quitando cada vez más piedra hasta
alcanzar la profundidad correspondiente
a la figura dibujada. Los dibujos debían
realizarse a partir de un esquema fijo de
proporciones de modo que al acabar la
obra, las vistas frontal y laterales se unían
una con otra: definiríamos pues el proceEl B<>o. Pledn c:allu. 1908. Bnnatol. ~la
Mus.um of Art.
dimiento de consecución de perfiles.
Los griegos adoptaron el método egipcio de trabajo y, en gran parte, también el sistema egipcio de proporciones. Es por eso por lo que las primeras estatuas
griegas recuerdan en gran medida a las egipcias (Kuros). Las semejanzas de pose de
técnica son obvias; las diferencias de estilo y función son más sutiles pero sumamente importantes. La estatua griega suele ser más abstracta que la realizada por
escultor egipcio que hada una figura naturalista del hombre bastante convincente.
Servfa de guía y referencia, a fin de conseguir la simetría. Estas primeras figuras griegas se trabajaban aplicando el puntero perpendicularmente al bloque de piedra.
LA TALLA COMO VERTURADOR DE LA ESCULTURA
83
[page-n-85]
El escultor belga H. J. Étienne experimentó con los métodos de trabajo de los griegos. Fabricó útiles de bronce con aleación
equivalente a la que podfan conocer los griegos con anterioridad al
año 500 antes de Cristo. Éstos, aplicados de forma oblicua, tal y
como se empieza a utilizar desde el periodo gótico hasta la actualidad, re.sbalaban sobre el mármol. Se entiende asf por qué el escultor griego empleó sólo golpes de puntero en ángulo recto sobre el
bloque, asumiendo que los condicionamientos técnicos tienen
muchas veces que ver en el re.sultado final de la obra.
Progresivamente se van descubriendo otros materiales
para las herramientas, con lo cual, evolucionan a la vez los conceptos estéticos de las esculturas resultantes, adquieren más
movimiento, se llega a niveles de acabado y expresividad acordes con la intención inicial del escultor.
Los romanos eran grandes admiradores del arte griego y
sabemos que encargaron copias de estatuas. Éstas nos propor-
o.u8o de un esulo de unullf<Ñ de (0<'0. 1285.
H - r . Ptovlndal M.._,_ Monle tnb.j>ndo
donan la única fuente de información que disponemos acerca de los elogiados ori-
c.onmuoyp4tl«l
ginales griegos. Los contactos con el arte griego empezaron en realidad en el siglo
111 a. C ., en el sur de Italia, donde los griegos hacía tiempo que se hablan establecido en colonias.
En cuanto a la técnica del traslado de medidas, posteriormente perfeccionada, conduce a un trabajo de taller de tipo semiindustrial, en el que se esculpfan
por separado las partes de la escultura siguiendo modelos fijos y después encajaban
con pernos metálicos; la ejecución y el acabado de las partes más importantes,
como la cara, podfa ser obra del artista, pero la intervención de los artesanos y de
los ayudantes es importante. Sólo de esta manera era posible abastecer la demanda
y producir un gran número de réplicas de obras originales y de copias célebres del
pasado. En ocasiones, las esculturas eran el resultado final del montaje de partes
procedentes de distintos talleres, como es el caso de las estatuas heroicas romanas,
en las cabezas de estilo realista obtenidas por calco, se colocaban sobre cuerpos
apolfneos de producción estándar procedentes de talleres griegos.
84
H fiLO O! lA CUlTURA
[page-n-86]
El procedimiento mecánico de puesta a puntos (copia por procedimiento mecánico de traslado de medidas) es atestiguado
en el siglo 1antes de Cristo; por este sistema,
semejante a la máquina de sacar puntos, pero
lógicamente mucho más sencillo y arcaico, se
podían establecer en el bloque de mármol
puntos correctos y la profundidad exacta de
éstos. Se puede observar el procedimiento
técnico de puesta a puntos en la figura procedente de Renea joven y la de Dioniso y el
sátiro, ambas inacabadas. La del joven presenta una serie de agujeros en la zona del
estómago, producto del proceso. El grupo de
Dioniso y el sátiro tiene en su superficie, por
contrario, unas cuantas protuberancias.
También es interesante este grupo porque
revela las huellas de diversos útiles: pueden
distinguirse fácilmente el puntero, el cincel
plano y el cincel dentado o gradina.
A fin de verter más luz sobre el
tema que nos ocupa -los procesos técnicos
Mlnusc:ñto a~ dt:l t.r¡Jo XV. Munk_. ~trbws
h
Noóonol ....,,...,. MS 1502. Vernos que ti "'"'""'
01ú cnb.¡.ndo a pullr dt un modtlo. que ti ti
cuerpo rNuno dtl fafteddo a ~enu.r.
y el concepto de la reproducción escultórica-, es necesario ver el nacimiento de las catedrales góticas, donde nace una nueva
escultura monumental.
Las fuentes documentales que nos hablan sobre la escultura de la época son
escasas, encontramos "De diversis artibus" ("Sobre las distintas artes") de Teófilo,
que nos aporta de forma documental y no por mera especulación, previo análisis de las
esculturas de la época, el procedimiento utilizado por el escultor en su ejecución; se cita
textualmente : desbástese un trozo de material del tamaño deseado y cúbrase de tiza; dibújese luego la figura con minio (lápiz) tal y como se desee obtenerla más tarde y márquense sus
lA TAllA COMO I'IRHBRADOR 0[ LA UCULTURA
85
[page-n-87]
perfiles con un punzón, de forma que
sean claramente visibles. Luego, con
distintos cinceles, rebájese el fondo con
la profundidad que se quiera (...). En
esta cita encontramos que no se
habla en ningún caso de apunte.s
o dibujos preparatorios, deduciendo asl que los escultores adoptaron
el trabajo de los griegos arcaicos, es
decir, dibujar directamente los perfiles sobre el bloque.
A&v>tin'" d. Bomoc f«lc. Enciclopedia Olderoc y
O~le mben. torno Gnvure e t sculpture.
ft.rpre~entMiOn en &
rabado de un e:Hudto de tscul·
tun.S. XVHI.
En el "Atbum" de Villard de Honnecourt, manuscrito un siglo después
que el tratado de Teófilo, se recopila una serie de dibujos que tenlan como finalídad
la de convertirse en una especie de repertorio de motivos para ser utilizados tanto
por escultores como para otros practicantes de las artes.
Otra de las fuentes de información a la cual se debe de recurrir, se halla precisamente en las representaciones coetáneas de los artistas en pleno trabajo. De
éstas se puede deducir la forma de trabajar de los escultores de la época. En primer
lugar, pasaremos a analizar el trabajo en solitario de un monje, es la representación
más antigua, y data de 1285, procede de una sillería de coro. Otro de los ejemplos
pertenece a un manuscrito alemán del segundo cuarto del siglo XV, donde se ve a
un escultor trabajando en un sepulcro, a partir de un modelo que, según indica en
la inscripción, es el cuerpo mismo de un miembro de la realeza fallecido.
La época renacentista es sin duda la más prolífica en el estudio de los distin-
tos sistemas técnicos de reproducción escultórica. Dentro de lo que supuso el reconocimiento del artista y, más concretamente del oficio y el arte de la escultura,
pretenden adquirir el rol paralelo al arte de la pintura. Dentro del esplritu nuevo del
hombre renacentista, que estudia anatomla, proporciones, euritmia, etc. para su aplicación correcta en sus esculturas, a la vez, los escultores estudian de forma exhaustiva los procedimientos técnicos y de oficio del arte de la talla en piedra, asl como de
los sistemas de reproducción.
86
ll 11 10 llf lA CIILTLII\A
[page-n-88]
El proceso
El sistema de trabajo así como las herramientas y, más concretamente, sus
formas han variado poco desde la Antigüedad hasta ahora. Tan solo a raíz de descubrimientos de nuevos materiales o su aplicación, como el diamante o la widia, ha
sido la ligera transformación que éstas han sufrido. Se siguen utilizando los mismos
procedimientos y técnicas; eso sí, personalizándolos en cada caso particular: la
talla directa, tanto con apoyos de bocetos bi-tridimensionales o sin ellos; los sistemas de reproducción mecánica basados en el traspaso de medidas del modelo al
bloque de piedra o madera, desde los sistemas primitivos egipcios y griegos, pasando por el sistema de Alberti, utilizado en el Renacimiento, llegando al descubrimiento y al uso tradicional sacado de puntos o los compases, que se utilizó en el
MiquiNI nd!,¡l de corte en seco que se emplea
en el proceso da desbatte.
Dlstlntos tipos de IJ"os de dia.rmntc tlcC'lfOo
deposit¡do.
periodo Neoclásico hasta las más sofisticadas, como los pantógrafos mecánicos
con impulsión eléctrica o los más tecnológicamente avanzados como los palpadores láser y escáner tridimensionales (que veremos más adelante). La aportación
tecnológica es fundamental: se apropia el escultor de herramientas eléctricas y
neumáticas que facilitan y acortan en tiempo la ejecución de la obra.
Las herramientas, en su gran mayoría basadas en la percusión (golpeando
de forma continuada de martillos sobre éstas y a la vez aplicándolas sobre el
material al que se ha de eliminar masa), las podrlamos clasificar, dependiendo del
papel que juegan dentro del proceso de trabajo: desbaste, aproximación, modelado y acabado.
El desbaste es el proceso por el cual se elimina gran cantidad de material al
bloque en bruto. De forma tosca pero disciplinada y segura se van sustrayendo
grandes lascas y trozos con la finalidad de dejar el bloque lo más ajustado posible al
volumen preconcebido, es decir, definir de forma general los volúmenes globales de
la escultura que se pretende realizar.
Para este procedimiento se utilizarán una serie de herramientas de corte
por percusión maquinas eléctricas de corte tanto en seco como húmedo. Las
herramientas manuales que se emplearán serán el puntero y el escafilador, además
de cinceles de boca redonda de widia siempre utilizados en materiales delicados,
como pueden ser los mármoles de carrara y utilizando el sistema percutor neumá-
LA TALLA COMO V[llTF~I!AOL)R DE LA ESCULTURA
87
[page-n-89]
tico para no dañar la superficie
del bloque, o sea, realizar consentidos. (zonas blanquecinas
que sobresalen en el mármol
durante el proceso de acabado y
-----·
pulido y que penetran, dependiendo del material y la virulencia del golpe; de 5 mm. hasta los
1,5 cm.); estos cinceles de boca
redonda se suelen utilizar aplicándolos al material en un ángulo muy abierto y eliminando
poca cantidad de material. El
puntero se puede utilizar de dos
formas, aplicado perpendicularmente al bloque o en ángulo,
provocando surcos en el material. Se alterna en uso y la herramienta manual con la eléctrica, concretamente con la máquina radial de disco
diamantado de corte en seco.
Aproximación es cuando una vez que los volúmenes generales de la
escultura están colocados en su sitio por el proceso de desbaste, se van definiendo y particularizando, llegando a un nivel de aclaración volumétrica bastante profunda.
Para ello se emplean las gradinas de dientes puntiagudos y separados, bastante anchas y de tres o cuatro dientes por herramienta, actuando sobre la piedra
como si fueran tres punteros dispuestos en un plano.
Modelado, término que se emplea en los procesos escultóricos aditivos,
pero es un uso se extrapola a la escultura sustractiva para definir el trabajo de acercamiento paulatino a la forma y volúmenes definitivos, homogeneización de las
superficies, definición de detalles, etc.
88
(l
filO Dl LA CULTURA
Conji.W'IlO de ht:rnmienw b.Wcu de acero p¡ra la
tllb en piedn utllludu por percusiOn con milrtillo
manwl
[page-n-90]
Las herramientas que se emplean son básicamente gradinas de distintos
tipos, como pueden ser las de dientes planos, tanto de acero como de widia, y las
de dientes puntiagudos cortos y juntos, bien trabajadas a base de percusión
manual o neumática. La anchura de estas herramientas variará usándose desde las
más estrechas (recovecos, formas pequeñas, etc.) hasta las más anchas (grandes
superficies, tanto planas como convexas). También se utilizan los cinceles planos y
de media caña. En esta fase juega un papel importante la percusión que. dependiendo del material y de la zona a trabajar se pueden emplear martillos de diferentes tipos, como pueden ser los de bronce, acero dulce o mazos de madera, y
éstos de distintos pesos, con lo que el golpe es más o menos contundente. siéndolo en esta fase flojo y dulce.
El acabado de la talla es una labor especialmente delicada dentro del pro-
ce.s o escultórico, aqul básicamente no se talla sino que todas las actuaciones sobre
el material son por abrasión y frotamiento (para pulir el material).
Las herramientas son básicamente limas, escofinas, colas de ratón (bien de
acero o de diamante electro depositado) o cinceles planos y curvos cuyo uso se
limita a rascar sobre el mármol. Otros útiles empleados en un proceso más avanzado son las piedras de carborundo molido ligado con goma laca y con distinto grano,
los papeles de lija al agua y por último, si se quiere que la pieza tenga brillo, se utiliza una especie de bola hecha a base de trapo que, con agua y potea, se frota a
muñeca sobre la superficie acabada hasta que se consiga sacarle el brillo deseado; se
le puede añadir a la potea, dependiendo del material. plomo, sal de hacedera, etc.
En este proceso se emplean muchas veces discos abrasivos para el lijado y platos de
fieltro para sacar brillo, puestos en las máquinas eléctricas siempre y cuando las formas de la escultura lo permitan.
El uso de las herramientas y el orden del proceso influye de manera decisiva
en el resultado plástico y estético final de la obra, factor determinante del estilo
particular de cada escultor.
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89
[page-n-91]
Tonelero. Pan~ ctrtmic.o. AI"CNvo Gil cartts. AF. MUPCVA.
90
(liii O OC lA ClllTURA
[page-n-92]
EL TRABAJO DE LA MADERA
EN LAS COLECCIONES DEL MUPCVA
)OSEP VICENT AGUII.AR SANZ
Museu de Prthi
"Prácticamente no hoy ningún producto, yo
se trote de un pañuelo, yo de uno coso, de
un hacho o de un corro, que no hoyo experimentado lo acción de uno herramienta que
elimine materia..."
ANORt LEROI· G OURHAN.
El Hombre y lo Materia
i ponemos en relación el razonamiento principal de la cita que introduce este
S
artículo con el tema de la exposición que aqui nos ocupa, podemos afirmar que
no hay ninguna materia que se adapte mejor a estos planteamientos que la madera.
La premisa planteada por Leroi-Gourhan, basada en la necesidad inexcusable de
dividir la materia para poder utilizarla, se realiza en la madera necesaria y exclusivamente a través del corte. No existe otra manera conocida de transformar este
material, y en todos los objetos que lo tienen como componente ha sido necesario
utilizar alguna herramienta para cortarla.
Esta afirmación es fácilmente constatable a lo largo de la historia de la
humanidad. Si observamos el corpus tecnológico utilizado en cualquier tiempo y
lugar para trabajar la madera la presencia de las herramientas de corte es abrumadora; podemos estar hablando perfectamente de más de un 90 % de instrumentos
de este tipo. En este sentido cabe tener presente que la tarea de cortar la madera
no se reduce a lo que vulgarmente podemos considerar como tal, es decir a la subdivisión de la materia mediante el uso de sierras y hachas, sino que tareas tales
como la de perforar con taladros, lijar o tallar son meras variantes del acto principal y básico de cortar.
11 TI!.\ MIO DI lA MADI M 11'- LA) COLECCIO"IS OH MUrC\'A
91
[page-n-93]
La madera ha sido a lo largo de los siglos una de las materias primas fundamentales utilizadas por el hombre en su desarrollo cultural. Es realmente difícil imaginar cualquier actividad, evidentemente cuando nos referimos a las sociedades
preindustriales, en las que este elemento no esté presente en alguna de sus formas.
En todos los ámbitos ha tenido, y en muchas ocasiones aún tiene, una participación
fundamental. Sus usos abarcan desde la utilización como combustible hasta la realización de extraordinarias obras de arte, pasando por el transporte, la agricultura, la
extracción de materias primas, la transformación de productos, la arquitectura, la
ganadería, la pesca, la guerra y la fiesta.
Hasta la llegada de la era industrial, en la que se han incorporado paulatinamente nuevos materiales, la madera ha conformado, junto a los metales, la piedra y
la cerámica el núcleo esencial de la cultura material de todas las civilizaciones humanas. E incluso cuanto más nos remontamos en el tiempo más importante ha sido su
papel; por su accesibilidad y características fue el primer material empleado como
base para la construcción de multitud de útiles e instrumentos. Hasta que se alcanzó un desarrollo técnico suficiente para extraer y transformar los metales, que permitieron fabricar instrumentos mucho más resistentes y duraderos, la madera
ocupó este lugar de privilegio.
Las razones de este éxito de la madera son evidentes. Frente a otros materiales, que requerían de una capacidad técnica elevada y eran a la vez caros, la
madera ofrecía la ventaja de ser abundante, renovable, no necesitaba ninguna
transformación previa a su utilización y era relativamente fácil de manipular. En lo
que conocemos como sociedades tradicionales, o quizá en este caso sea más
correcto hablar de las sociedades preindustriales, prácticamente todos los individuos disponían de la capacidad técnica mínima para elaborar objetos con esta
materia, algo impensable, por ejemplo en el ámbito de los metales o de la cerámica. No obstante es evidente que ello no significa que no hayan existido especialistas en este trabajo desde los tiempos más remotos. Ya desde muy temprano la
evolución cultural y las consiguientes transformaciones socioeconómicas llevaron
a una creciente complejidad de las estructuras productivas que permitió la existencia de personas que ya no se dedicaban a las tareas básicas de extracción y
92
ILII IO 1)1 lA CIIITURA
[page-n-94]
reproducción de los recursos,
especialmente la agricultura,
sino que basaban su existencia,
económicamente hablando, en
la producción de elementos
necesarios para la realización
de dichas actividades.
Al mismo tiempo la
complejidad a la que antes
hadamos referencia provocó
la necesidad de desarrollar
cada vez corpus tecnológicos
más eficientes y en consecuencia más complicados, lo que
C.W.t de c.wn.¡.. 1981. AF.I1UPCVA.
hizo necesario que determinados individuos se dedicasen exclusivamente a la fabricación de útiles, instrumentos y herramientas.
Si en un principio cabe pensar en un proceso de especialización basado en el
conocimiento y dominio de una determinada materia prima, lo cierto es que sin
solución de continuidad la evolución del sector manufacturero derivó en la existencia de especialistas que ya no eran conocidos por los materiales que utilizaban sino
por los objetos que produdan.
Asl, y circunscribiéndonos al tema que nos ocupa, si tomamos como referente a la sociedad tradicional en general, y a la valenciana en particular, veremos
como una denominación tan popular y reconocida como la de carpintero no describe prácticamente nada en concreto, o mejor dicho es un término ambiguo que
esconde tras de sí, en la mayorla de los casos, un amplio conjunto de actividades y
profesionales perfectamente diferenciados. Aunque siempre podamos encontrar
casos de trabajadores de la madera capaces de llevar a cabo un amplio espectro de
actividades, hecho que suele ser más habitual en comunidades rurales pequeñas y
aisladas donde escasean los profesionales dedicados en exclusiva a las actividades
H TRAMIO Df LA MAO!RA lN LAS COUCCIONfS Oll MUFCVA
93
[page-n-95]
manufactureras, lo cierto es
que la tendencia histórica más
común es la que desemboca en
una creciente especialización.
También a nivel legal y
organizativo podemos detectar
este movimiento. En la ciudad
de Valencia el gremi de fusters
(gremio de carpinteros), que
tradicionalmente habla englobado a la práctica totalidad de los
artesanos que, de una u otra
forma, trabajaban básicamente
Rlbot. Htrrtmltl'ltl pJn t!Jce.r molduru . AF.
M
UI'CV¡t,
con la madera, comenzó a partir del siglo XV a conocer escisiones que dieron lugar a la existencia de nuevos gremios, tales como el de los silleros o el de los constructores de carros. A este
respecto cabe hacer una aclaración importante. Este proceso de diversificación gremial tiene una significación general muy re.lativa, ya que no podemos comparar a los
gremios valencianos, bastante laxos en sus ordenanzas y muy orientados a tareas
asistenciales y benéficas, con los del centro y norte de Europa, mucho más rfgidos y
reglamentistas y que ejercian un control efectivo sobre sus ámbitos productivos.
Como ya hemos indicado anteriormente,
tras
la denominación común de
carpintero encontramos una realidad productiva muy compleja, que engloba una
extraordinaria variedad de profesionales. Es evidente que este hecho ha tenido
como consecuencia el desarrollo de una cultura material específica en cada uno de
estos ámbitos productivos, aunque en algunos casos las diferenciaciones se reduzcan a la existencia de pequeñas variantes sobre el conjunto tecnológico básico.
Veremos a continuación algunos de los casos más destacados de especialización en
el trabajo de la madera dentro del ámbito la sociedad preindustrial valenciana y de
los cuales el Museu de Prehistoria i de les Cultures de Valencia ha conseguido recuperar, en todo o en parte, su instrumental.
94
I LIIIO DI LA CULTURA
[page-n-96]
Alodrers (aladreros) : pese a que toman su
nombre de uno de los objetos emblemáticos
de la actividad agraria, el arado, lo cierto es
que sollan realizar otros instrumentos, tales
i
como tablas planas, tablas de ganchos, palas,
carros para el transporte de gavillas de arroz,
rastrillos, etc. En una sociedad de base agrícola es fácil adivinar la extraordinaria importancia de este tipo de profesionales. No obstante
su declive se inició en el momento en que se
produjo la generalización de uso del hierro en
este tipo de Instrumental y especialmente con
la llegada de los arados metálicos de origen
industrial.
Fusters de ribero (carpinteros de ribera):
eran los carpinteros especializados en la construcción de embarcaciones y lógicamente ubicaban sus talleres en los puertos y junto a los
lagos o ríos navegables. También son conoci-
dos popularmente como ca/a(ats, nombre que
hace referencia a una de sus tareas más peculiares, la impermeabilización de las barcas.
Hebllbño tndidon•l
1981. AF. M
UPCVA.
c... m
l'l>uios (lo Solor).
Desde hace varios años este oficio se encuentra en franca regresión en tierras valencianas. Quedan algunos artesanos localizados
en puertos del sur y en los alrededores de la Albufera y su volumen de trabajo se
centra más en las reparaciones que en la construcción de embarcaciones nuevas.
Ebenistes (ebanistas): este grupo estaba formado por los carpinteros especializados en trabajos más sofisticados y sollan utilizar como materia prima maderas
nobles. Se dedicaban fundamental mente a la fabricación de muebles.
Boters (toneleros): por su producción, utillaje y forma de trabajo este era
unos de los oficios más peculiares dentro del conjunto de los carpinteros. Se
H TI\A.AJO Of lA MAO(I\A EN LAS COUCCION E DEL MUrcVA
S
95
[page-n-97]
dedicaban a la construcción de
recipientes que se caracterizaban por estar realizados
mediante la unión de duelas de
madera reforzadas con flejes
metálicos. Aunque los productos más conocidos de su producción son los toneles para el
almacenamiento y transporte
de vino también realizaban
otros, tales como cubos y portaderas.
Mestres d'aixa: aunque es
habitual utilizar esta denominación también para referirse a
los fabricantes de embarcaciones, en tierras valencianas los mestres d'aixa eran los que se dedicaban a la fabricación de carros, especialmente a los de transporte de mercandas, ya que los
carruajes de lujo sallan realizarse en determinados talleres muy especializados. El
nombre lo toman del instrumento utilizado para desbastar la madera, l'aixa (azuela);
según algunos autores esta identificación se produjo por la especial habilidad que
demostraban en el uso de dicha herramienta.
La construcción de los carros requería de unos conocimientos técnicos
variados y complejos. Era bastante común, y así lo hemos podido comprobar a través de diversos trabajos de campo, que el mismo artesano realizase tanto los trabajos en madera como muchas de las partes metálicas del vehículo. No obstante
tampoco es inusual encontrar talleres especializados en alguna de las partes del
carro, especialmente de las ruedas.
Hasta aquí hemos hecho referencia exclusivamente a los oficios relacionados con la elaboración de productos de la madera de los que el MUPCVA tiene
referencia en sus colecciones. No obstante, y como ya hemos indicado previa-
96
H riLO DE l" ClllTUM
[page-n-98]
mente, la variabilidad profesional de los carpinteros era
mucho más amplia. Veamos
algunos ejemplos:
Cadirers: especializados
en la construcción de sillas; cai-
xers, dedicados a fabricar cajas
y envases, generalmente para
el transporte de productos
agrfcolas; torners, especializados en el trabajo de la madera
con el torno y que se basa en
. ~ ·.
o-·
••
la rápida rotación de la pieza
•.:.• 1
de madera sobre una herra-
o }
.~:: ~·'
. . . :.
mienta fija cortante; fusters
Carros transportando u )u, 11\o• 20. Anclu
armadors, dedicados a cons-
-Af.MUPCVA.
truir los materiales necesarios para la construcción (vigas, pilares, andamios,
etc.); mestres de molins, que eran los especialistas en fabricar los elementos de
madera que componían el mecanismo de los molinos, pero también de las norias
y otros ingenios de carácter mecánico; tal/istes, dedicados a la elaboración artística de la madera (altares, elementos ornamentales de los muebles, esculturas,
etc.); y los constructores de instrumentos musicales, de entre los cuales en
Valencia eran especialmente prestigiosos los fabricantes de guitarras y que eran
conocidos popularmente como guitarrers.
Blbllografla
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H TltAMJO DE lA MADERA EN lAS COHCCIONfS DEl MUPCVA
97
[page-n-99]
Trobojo de b pkl on upool'-
98
ll filO OlLA CUilll i\A
[page-n-100]
EL APROVECHAMIENTO DE LA PIEL
ANIMAL
PAUIA )ARDÓN GtNER
a piel animal es un tejido natural que por sus características de resistencia y flexi-
L
bilidad y aislamiento es apto para múltiples usos. El uso más directo es como
abrigo de las inclemencias del tiempo en forma de vestido, calzado, o construcción de
viviendas. Pero existen otras funciones para las que la piel es idónea: como contenedor en forma de bolsas o cajas, para atar o colgar diferentes objetos como cuerda o
incluso en la elaboración de instrumentos musicales. A lo largo de la historia, los
seres humanos la han aprovechado para propósitos dispares y sus restos materiales
en forma de objetos elaborados o de útiles que sirvieron para prepararla son testimonio de ello.
Llamamos cuero a la piel de los animales que se ha convertido en inalterable,
a partir de un proceso denominado curtido, que no puede entrar en putrefacción y
es más o menos resistente al agua. El cuero según el empleo a que se destine, puede
ser más o menos impermeable, mórbido o duro, rígido o flexible.
El aprovechamiento de la piel animal se documenta desde el Paleolftico Medio
a partir del análisis funcional de algunos útiles que presentan desgastes y pulidos
microscópicos que son el resultado de trabajar la piel. Sin embargo la piel puede ser
utilizada sin curtir siempre y cuando se la someta a un secado inicial, un reblandecimiento y un mfnimo mantenimiento.
La transformación de las pieles se llevó a cabo de forma empfrica hasta los
siglos XVIII y XIX en los que el desarrollo de la química permitió que se conociera
mejor la cuestión del curtido. Con anterioridad constituyó un trabajo artesanal realizado con utillaje especifico y aplicando en mayor o menor medida, según la época,
sustancias que contribuían a su conservación y procesos para eliminar el pelo y mantener la flexibilidad e impermeabilización tras su secado.
fl ArROVfC IIA.\I I(NTO Of lA r l ll AN IMAL
99
[page-n-101]
Posteriormente el trabajo de curtimiento, que preci-
1
recen maquinarias que facilitan las tareas de raspado y
rendido.
;J·
r ·- - - - - - /J..,~~,..)
t&.:.--···~ - -·-
saba de una gran inversión en tiempo, se industrializa y apa-
. .j
.
.
--- :
La piel se compone de dos capas distintas: la parte
1
i
. ·. :--_.,. ... : ·1
superior se denomina epidermis y la inferior corión o dermis,
esta última está en contacto con la carne. Los bulbos capilares
·l
que sustentan los pelos se sitúan en la epidermis. La elastici-
. ...·.-:· .......
dad y resistencia a la rotura del cuero se deben a la parte reticular del corión. El corión se compone en parte de haces de
fibrillas que tienen una gran afinidad por el tanino y forman
con este compuestos imputrescibles. Las fibras que forman el
corión por la parte del pelo forman un entretejido o trenzado
llamado flor o grano. Los mamlferos de pelo largo y tupido
tienen una piel menos gruesa, que los de pelo corto.
El curtido, más o menos complejo según las épocas y
los medios, vuelve las pieles imputrescibles en condiciones
normales de humedad y conserva las cualidades iniciales de
flexibilidad. Sea cual sea la técnica empleada, el objetivo es el
...........
combinar el colágeno de las fibras blancas con un producto apropiado (ácido o base)
para convertir la piel en un producto química y biológicamente más estable y destruir
físicamente (por sobado o en un batán y/o aplicación de grasa) o qulmicamente (baños
reblandecedores) la elastina de las fibras para dar al cuero mayor flexibilidad.
La primera operación necesaria en el trabajo de la piel animal tiene como objetivo su conservación. Una vez desollado el animal se realiza una primera limpieza de la piel
por el lado que estaba en contacto con la carne. Esta operación se lleva a cabo con útiles cortantes y se elíminan los restos de carne y grasa. A continuación se tensa la piel
para su secado o se conserva con sal. Para pieles de animales pequeños (como el conejo) puede llevarse a cabo sin útiles. Para pieles de animales grandes (ciervo, toro, caballo, etc.) se realiza con un filo cortante y un ángulo de trabajo bajo.
El movimiento es
de cortar rebanando, al tiempo que se estira la carne o grasa como desgarrándola. Los
100
IL riLO DE l ll CULTURII
~-'""do-
<•t&UnO.T. -~
mismo aunque con resultados variables: a nivel de la dermis,
[page-n-102]
indios de Kentucky y Tennessee llevaban a cabo este trabajo
con un útil dentado de hueso por percusión. Los esquimales
eliminan
1~
gruesa capa de grasa de la piel de foca con raspa-
dores. En algunos yacimientos arqueológicos del Paleolítico
Medio de Rusia se identifica este trabajo por las huellas de uso
que se observan en raederas lfticas.
La siguiente operación que se documenta
en la Prehistoria es el raspado de la piel seca o remojada
para adelgazada, reblandecerla e igualarla. Si el raspado se
lleva a cabo con la piel tensada o en un soporte blando se
iguala la superficie pero también se consigue un sobado inicial. Para adelgazada es necesario que el filo raspe suficiente.
Si se utiliza un raspador lftico ha de estar recién retocado.
Los raspadores líticos se han utilízado para este trabajo
desde hace 30.000 años y algunos pueblos abodgenes como
los gurage de Etiopía, los indios de América del Norte, los
tutchki de Siberia, los esquimales y los indígenas de la
Patagonia y de Tierra de Fuego los han empleado hasta
fechas muy recientes. La forma de preparar la piel de maneUmpleu de lu piek s en M¡_rruecos.
ra doméstica en Andalucía en los años 50 del siglo XX incluía
el raspado con piedras abrasivas (areniscas o rodenos). De una manera similar se utilizaban las llamadas manos de las culturas Paleo-indias de Arizona.
La ceniza como aditivo se añade para absorber la grasa que haya quedado
adherida después del secado de la piel.
Otras formas de reblandecer la piel incluyen el sobado con los pies o con
ayuda de una cuerda o un tronco. La piel remojada se estira y se escurre. (figura de
jeroglífico con personaje sobando en un tronco). La.s mujeres esquimales reblandecen
las pieles masticándolas y añadiendo hígado de foca masticado para ayudar a su impermeabilización. La saliva actúa como agente curtiente.
El depilado se precede generalmente por un· baño en maceración en agua a la
que suele añadirse sustancias que ayudan a aflojar el pelo iniciando un proceso de
putrefacción algunos casos. La orina, las heces de animales.(por su contenido enzimá-
H ArROVECiiAMIENTO DE LA PIEL AN IMAL
101
[page-n-103]
tico) y las cenizas contribuyen en este proceso. Es conocido el uso de cenizas para la
depilación entre los indios Crow y Pitt River y entre los pueblos germánicos y celtas
como agente alcalino. Posteriormente el pelo se arranca con la mano o con ayuda de
una cuchilla no muy cortante.
Los baños de maceración preparan la piel esponjándola para recibir las sustancias curtientes. Los baños en ceniza al igual que en cal provocan la disolución de
sustancias dérmicas que se transforman en sustancias amoniacales que favorecen el
esponjamiento. Es probable que este procedimiento no se haya empleado hasta
época neolítica pues requiere de una estabilidad en los asentamientos y de estructuras (recipientes o fosas) necesarias para los baños. La inmersión en agua, y el
sobado manual o con útiles y añadiendo alguna otra sustancia curtiente (raíces de
plantas o grasas) se consideran las acciones preparatorias al aprovechamiento de las
pieles en el Paleolítico. La presencia de ocre en muchos raspadores de este período
indica el uso de este mineral en el procesado de piel , bien como absorbente de la
grasa o como antiséptico. Únicamente el ahumado, que produce aldehídos, es un
proceso probable pero aún no probado por las evidencia.s arqueológicas.
La introducción de sustancias curtientes sigue a la maceración. Las raíces y
extractos de innumerables plantas contribuyen al curtido. ·Las más usadas en la
actualidad son de pino, zumaque, carrasca, encina, castaño, quebracho y mimosa. En
el Sáhara Occidental las pieles más finas se curten con corteza de sdari. Las instalaciones de maceración constan fundamentalmente de balsas, excavadas y enlucidas.
El curtido al aceite se documenta en Asia central con leche, grasas y yema de huevo
y en América con sesos.
Las evidencias arqueológicas, como la funda de puñal neolítica de Stade
(Alemania), o los cuencos de Schleswig (Alemania) y de West-Smithfield
(Inglaterra) apuntan al conocimiento del curtido en el Neolítico. En esta época y
hasta la introducción del curtimiento mineral por las culturas clásicas, la curtición
fue vegetal, al aceite o por ahumado. En el poblado de la Tene se observan estructuras de ahumado de piel.
Los procesos de preparación de las pieles varían en función del tipo de piel y
también de los usos a los que se piense destinarlas.
El uso del tejido vegetal se extiende en la Antigüedad y aunque la piel se
102
El FilO OE
u\ CULTURA
[page-n-104]
emplee también, lo más llamativo es el artesanado de productos muy elaborados como el
pergamino. Sandalias, brazaletes
de arquero, arneses y riendas y
cuerdas para reforzar ruedas de
carros se encuentran en las tumbas egipcias. En las pinturas disponemos
de
verdaderas
descripciones de los talleres de
pieles.
El alumbre es ya conocido
como mineral curtiente en la
El cnl»lo dt plt! do los pueblos prlmla..,, rt~tl•·
do en ~ atto dtl rom.a.ndclttno.
Antigua Mesopotamia y la piel se emplea para cubrir cuencos, cajas y otros contenedores. Los objetos de piel están además decorados con pinturas y grabados. La
expansión del uso del alumbre durante la Edad Media se debe a los árabes.
La curtición al aceite es descrita por Homero y por Plinio. Dioscórides presenta la lista más larga que se conoce de vegetales curtientes. La corteza de roble y el
alumbre aparecen como curtientes en varios textos. La suela del calzado en Grecia y
Roma es de color negro a causa del empleo de óxidos de hierro para la curtición y la
aplicación de hollín. Los zapateros griegos llevaban el sobrenombre de "dedos pringosos" ya que aplicaban alquitrán de hollfn a las suelas. Las sandalias romanas halladas en las cercanías de Colonia están fabricadas con piel de toro, cerdo, cordero,
perro y caballo. En Roma las sandalias llevaban (como ocurre en la cerámica sigillata),
una marca del curtidor. La importancia del cuero en época clásica se manifiesta en la
especialización de los artesanos. En el Imperio romano habla fabricantes de correas
(/orariO, de arneses (capistrariO, de tiendas (tabernoculariO, de botas (utriculariO, de
escudos (scutoriO, de corazas (loriccoril), asl como de fundas para las botellas de vidrio
(ampulariO, además de los "coreorum incisores" que preparaban los recortes decorativos de los vestidos y las tablillas con inscripciones para los legionarios.
Aunque Ptolomeo escribe que el pergamino fue inventado en Pérgamo, en realidad desde el siglo VIII a.C los habitantes de Mesopotamia sustituyeron para su escritura
(l
ArROVICHAMilNTO Df LA rl!l ANIMAl
103
[page-n-105]
las tabillas de arcilla por pieles de animales, aunque Pérgamo se convierte a part.ir del
siglo 11 a.C. en uno de los principales centros de fabricación del pergamino. Se utilizaban
pieles de cabra y cordero que se sumergfan en agua, se depilaban con orina, se tensaban
en bastidores y se frotaban con cal y arenisca hasta dejarlas pulidas. Las pieles de tambor
se elaboran de una manera similar tras ser sometidas a un curtido parcial con alumbre.
Respecto a los útiles, el raspador lítico prehistórico fue sustituido en época histórica por raederas metálicas de filo recto o ligeramente convexo. Los cuchillos para
descarnar presentan un filo cóncavo que se adapta bien al caballete, borriqueta o tabla
sobre el que se trabaja y poseen dos mangos de madera en los extremos para utílizarlo con ambas manos. Si su hoja no tiene filo se emplea para separar el pelo de la piel. El
batán y el mazo se emplearon desde la antigüedad para sobar las pieles. Accionados
por agua, animales u. hombres, estas instalaciones eran muy costosas y los curtidores
se asociaban (consortio) para montarlas y para adquirir los derechos de uso de un
curso de agua como fuerza motriz. En las curtiderías artesanas están presentes desde
la antigüedad los morteros de piedra, que se utilizan para machacar los vegetales o
minerales curtientes y los colorantes.
Las pieles se colorean y se adornan con bordados y pedrerías en Asiria, Babilonia,
Egipto y Fenicia. Más tarde, en el medievo, se produce un descubrimiento en la España
musulmana que da lugar al cordobán: piel de cabra, curtida a base de zumaque que solfa
ir teñida y decorada y que fue un producto de exportación de singular importancia
durante siglos.
La tenería artesanal se encuentra siempre concentrada en barrios e incluso en
las afueras de las ciudades por el olor repugnante que se desprende de los procesos
por ella realizados. Sin embargo los artesanos que trabajan las pieles ya curtidas se
encuentran en el núcleo urbano.
En ausencia de otra materia prima más
adecuada la piel se ha empleado a lo largo de la historia para otros muchos propósi·
tos: la velas de los barcos e incluso las mismas embarcaciones para la navegación fluvial y costera. Los e.squimales fabrican canoas (kayaks) con pieles de reno y de foca
curtidas con grasa. Las pieles de animales hinchadas se emplean aún hoy en día como
flotadores que atados a los arpones permiten perseguir a los animales en medios acuáticos una vez heridos.
104
ll FILO DI lA CULTURA
[page-n-106]
La elaboración de la piel requiere de la aplicación de procesos técnicos elaborados y de larga
duración. La función a la que va destinado el cuero
implica una selección de estos procesos y de la
materia prima, ya se trate de pieles con pelo largo
o corto, de animales grandes o pequeños. No obstante, identificar las cadenas operativas de este trabajo suele ser complejo: las estructuras son
difíciles de identificar. El estudio de los escasos
objetos de piel conservados, de los útiles de trabajo y de los residuos susceptibles de conservarse en
las cubetas empleadas, son sólo el principio de la
reconstrucción de la historia de un aprovechamiento que surgió en los mismos inicios de la
hominización: cuando para el desarrollo del cerebro fue necesario disponer de proteínas animales
en la alimentación humana, los animales además
aportaron a la humanidad otras muchas materias
aprovechables, entre ellas la piel.
Blbllograna
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105
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106
11 rilO OllA CUlTliM
[page-n-108]
CORTANDO HUESOS
...
LA TRANSFORMACION
DEL ESQ!)ELETO ANIMAL
}OSEP LWIS PASCUAl BENITO
Universitat de Valencia
n las comunidades humanas, los huesos de los animales consumidos suelen dese-
E
charse y pasan a formar parte de la basura. Sin embargo, algunos huesos son
transformados y convertidos en objetos de diversa índole. Desde la generalización de
la industria ósea en los albores del Paleolltico Superior (hace unos 40.000 años) hasta
nuestros días, aprovechando las materias duras animales se han realizado innumerables artefactos: armas para cazar y pescar, utensilios destinados a actividades muy
variadas, apliques para marquetería y mobiliario, piezas de juegos, adornos, amuletos,
iconos de carácter religioso y obras de arte.
El éxito que las manufacturas óseas han tenido a lo largo del tiempo se debe a la
concurrencia en esta materia prima de diversos factores. Por una parte, a las peculiares
caracterlsticas ffsico-quimicas que le proporcionan las sustancias componentes: las sales
minerales le aportan dureza y las fibras de colágeno le confieren cierta flexibilídad que
ayuda a resistir la tensión y a amortiguar los golpes. Por otra parte, la morfología de
algunos huesos, permite la obtención de matrices tubulares o alargadas que facilitan fa
fabricación de un gran número de objetos con escasa inversión de trabajo. Asi, se
constata entre los soportes de mayor arraigo en la industria ósea, los huesos largos del
endoesqueleto (metapodios, tibias, fémures y costillas) y las cornamentas, aptos para
fabricar objetos alargados. Otras partes del esqueleto se destinan de manera casi exclusiva para la confección de adornos, en muchos casos respetando la anatomía original,
caso de las piezas dentarias de diversos mamíferos, las vértebras de pez y otros huesos de morfología peculiar, como las falanges ungulares o los carpos de aves rapaces.
Además, salvo contadas excepciones, se trata de una materia abundante y de
fácil obtención. En nuestro ámbito geográfico, la gama de animales vertebrados de los
que se han aprovechado diferentes restos del esqueleto es amplia, tanto domésticos
CORTANDO ~iU ESOS: LA TRANSFORMACIÓN DEL ESQ!)ELETO AN IMAl
107
[page-n-109]
(oveja, cabra, cerdo, buey y caballo) como salvajes (cérvidos, cápridos, carnívoros,
aves y peces).
Hasta la domesticación animal el abastecimiento del material óseo se efectuaba básicamente mediante la caza o, en el caso de las cuernas de cérvido, de la
recolección de las cuernas de desmogue. Con la entrada de la economía de producción se obtienen también con el aprovechamiento de la matanza de la cabaña
doméstica. A finales del neolítico se añade a estos sistemas domésticos de obtención el intercambio a grandes distancias para conseguir algunas materias óseas
como el marfil. En época romana, se sabe que eran los carniceros quienes, tras
sacrificar y despedazar el animal, revendían a los artesanos la piel, los cuernos y
algunos huesos, especialmente los metapodios. En época contemporánea, con la
industrialización, se constatan circuitos comerciales bien establecidos para la
obtención de algunas materias duras de origen animal, existiendo ejemplos de su
abastecimiento a gran escala, como la comercialización de esqueletos de ballena
durante el siglo XIX y primer tercio del XX, destinados a una floreciente industria londinense dedicada a la fabricación de cepillos, o la comercialización de algunos materiales de procedencia muy lejana, caso del nácar que abastecla a
comienzos de este siglo las fábricas de botones existentes en Ontinyent o Cheste
o, en la actualidad, las importaciones de asta de buey africano para la fabricación
de cachas de navajas en Albacete.
Instrumentos y t écnicas del corte óseo
En el proceso de transformación de las materias duras animales se han utilizado técnicas muy diversas a lo largo del tiempo, siendo aquellas que emplean la acción
de cortar indispensables en la mayor parte de los casos.
También han variado con el tiempo los instrumentos de corte empleados con
el material óseo, si bien han sido prácticamente los mismos utilizados para cortar otras
materias naturales. Hasta la introducción de medios mecánicos de corte y fresado, la
talla del hueso se ha realizado de forma manual con instrumentos cortantes, primero de
piedra tallada (buriles y útiles con filo) y posteriormente pulida {hachas, a.zuelas y cinceles). A ellos se une, a partir dellll milenio antes de nuestra Era, la sierra metálica. Ésta y
108
H FILO 0[ lA CULTUI\A
[page-n-110]
otros instrumentos metálicos que aparecen a partir de ese momento (diversos tipos de
sierras, serruchos, cinceles, gubias, escoplos, taladros, limas,...). facilitarán en gran medida la acción de cortar hasta que, en los últimos siglos, la mecanización de los instrumentos de corte haga que sea mínima la inversión de energía necesaria para esa operación.
Salvo en algunos oficios que producen materiales de lujo como la eboraria, por
lo general no se trata de útiles de corte espedficos para la industria ósea, sino que se
emplean instrumentos polivalentes. Tradicionalmente, en el ámbito doméstico la
misma sierra ha sido empleada para cortar hueso, madera y otros materiales. El caso
de la navaja es ilustrativo al respecto. Con ella, los pastores comen y realizan innumerables funciones, entre las que figuran el trabajo de la madera, la cuerna o el hueso.
Cada etapa de fabricación necesita de la utilización de las técnicas apropiadas
en función del objeto a realizar y de la materia prima elegida. Para la obtención de
matrices óseas los tipos de corte más empleados son el longitudinal y el transversal,
según su dirección siga el eje más largo o más corto del hueso.
Con el corte longitudinal se obtienen matrices alargadas de forma regular
con el fin de economizar el trabajo de acabado de los útiles a fabricar.
A lo largo del paleolítico, una de las técnicas más corrientes para la confección de
puntas óseas o azagayas es el doble ranurado, que consiste en la obtención de una varilla
realizando dos profundas incisiones paralelas y convergentes a lo largo del hueso o cuerna.
Esta técnica, aplicada a la cuerna de ciervo, la encontramos también en momentos posteriores. A finales del neolítico, en la industria ósea de la Ereta del Pedregal (Navarrés), se
constata una intensa explotación de la cuerna de ciervo para la fabricación de diversos útiles, gran parte de los cuales están confeccionados a partir de varillas de la corteza de la
cuerna: puntas y azagayas, alisadores, cinceles y puñales. En la cuerna de ciervo, el corte
longitudinal se efectúa en el tallo central siguiendo el sentido natural de las fibras y aprovechando los surcos que posee en la superficie. Aunque en la mayor parte de los casos las
señales de abrasión y frecuentes pulidos que presentan las piezas en los bordes, han borrado las señales que podían indicarnos la técnica utilizada para la extracción de las varillas, en
algunos ejemplares se observa que la varilla se extrajo por medio de dos ranuras longitudinales y paralelas realizadas con instrumentos de sllex, y posterior percusión en las mismas
con un cincel para extraer la superficie exterior dura del tejido medular interior del asta.
CORTANDO ltUESOS: lA TRANSfORMACION Dfl ESQVFUTO ANIMAl
109
[page-n-111]
Durante el Neolítico y hasta
la Edad de Bronce, el corte longitudinal se aplica también sobre huesos
largos con objeto de dividirlos en
dos mitades simétricas, a partir de
las cuales es posible la obtención de
dos o cuatro punzones de cada
hueso. La efectividad de esta técnica
queda patente en las colecciones del
S.I.P. procedentes de la Cova de I'Or
(Beniarrés), Cova de la Sarsa
(Bocairent) y Ereta del Pedregal. En
estos yacimientos se eligen para tal
[Xutfo dt los corttl trantvtl'ltlu de UN diiflsh
prtp¡r.ada la obtención de anillos. Con de tes
Cendres. N•fdco.
fin metapodios de oveja o de cabra pertenecientes mayoritariamente a animales adultos, con la polea articular perfectamente cementada. La separación longitudinal de los
metapodios en dos mitades se efectúa, bien mediante repetidas incisiones en los canales naturales que recorren longitudinalmente ambas facetas del hueso hasta producir un
amplio surco, o bien por abrasión en las mismas. Tras esta operación destinada al adelgazamiento de dos caras opuestas del hueso, se separan las dos mitades por percusión
indirecta con la ayuda de un instrumento biselado (cincel de hueso ?) sobre la faceta
adelgazada previamente, se alisan los bordes de la fractura y se confecciona la punta
mediante abrasión o ra.spado y se pule la superficie, llegando en algunos casos a la regularización de la media epífisis conservada.
Posteriormente, la utilización de sierras metálicas hará que las técnicas de
obtención de piezas alargadas o varillas óseas mediante corte longitudinal sean más
efectivas, produciéndose un exhaustivo aprovechamiento de la materia prima. En
época romana, se estima que a partir de radios, húmeros y tibias de bóvidos, se obtenían de 1O a 15 varillas de cada hueso, y de un animal entero un centenar, con las cuales se facetaban agujas de coser, punzones y agujas para el cabello.
Otro tipo de corte muy extendido en la industria ósea es el corte transve rsal
al eje mayor del hueso. Con esta acción se obtienen formas o preformas de útiles y
11 Q
l l riLO 01 LA CULTURA
[page-n-112]
adornos. Así ocurre con las diáfisis de los huesos
largos y con las cornamentas, cuya particular morfología permite la obtención de porciones cilíndricas
que, según su tamaño, pueden convertirse en tubos,
mangos, anillos, cuentas de collar o matrices para
otros objetos.
Durante la prehistoria el aserrado transversal se
efectúa mediante un movimiento en vaivén del filo
lítico contra la superficie ósea, para producir una incisión continua o surco a lo largo de su perímetro.
Desde etapas tempranas del PaleoHtico Superior se
confeccionaron flautas a partir del seccionado de los
extremos de huesos largos de aves. Posteriormente,
los primeros agricultores, con porciones diafisarias de
fémur de ovicaprinos y de otros rumiantes fabricaron
anillos, con huesos largos de pequeñas aves y de
Hallic.. ""' 11 obt...a~>n do .,...... c-. do rOr.
N
conejos confeccionaron cuentas de collar cilíndricas,
o con huesos largos de grandes rapaces obtuvieron largos tubos, como los procedentes
de las cuevas de I'Or y de Sarsa. Además, en Ereta, mediante eliminación de uno de los
extremos de huesos largos, se confeccionaron mangos para leznas óseas y metálicas.
En la industria ósea neolítica sobre cuerna de ciervo, con el seccionando transversal de los candiles se fabricaron percutores para la talla lftica y mangos que, en gran parte,
conservan la inclinación propia de cuerno. Los mangos de cuerna son instrumentos que
requieren también el vaciado de la masa esponjosa interior: Las primeras comunidades
aldeanas emplearon diversas técnicas para el seccionado transversal de la cuerna, siendo
las más frecuentes el aserrado perimetral para su progresivo adelgazamiento o la realización de una doble muesca en las caras opuestas, ambas producidas por un filo de piedra
tallada y posterior rotura por flexión. En menor medida se utilizó el tallado mediante percusión lanzada con la ayuda de una azuela de piedra pulida
A partir de la Edad del Bronce se inicia el comercio de marfil en bruto por medio
de porciones transversales de colmillo de elefante. En algunos talleres como el docu-
CORTANDO HUUOS: lA TllANSrORMACION OH fSQ!JflETO ANIMAL
111
[page-n-113]
mentado en la Mola d'Agres, estas
porciones eran aserradas también
transversalmente para obtener brazaletes, o bien se cortaban en otro sentido confeccionando placas para
facetarlas en colgantes o en matrices
prismáticas, las cuales volvían a ser
seccionadas para fabricar botones.
Posteriormente, los artesanos
Iberos y romanos fabricaban bisagras
y cilindros moldurados utilizados
como elementos de mobiliario, realizando ligeras modificaciones o aplicando el torno a porciones diafisarias de huesos largos, sobre todo de metapodios.
Algunos armarios encontrados en villas romanas requerían alrededor de 2,80 metros de
hueso, aproximadamente la longitud que se puede obtener de los huesos largos de cinco
o seis bueyes. Los romanos, además de mangos cilíndricos confeccionados con candil de
ciervo, fabrican también mangos de navaja o cuchillo plegable, con una ranura longitudinal y perforación para sujetar la hoja.
En los últimos siglos de nuestra Era, los pastores de muchas regiones peninsulares, mediante el aserrado transversal de los cuernos del ganado bovino obtenían elementos cónicos y troncocónicos que transformaban en recipientes o instrumentos
sonoros, muchos de los cuales se decoraban a punta de navaja o de punzón con inscripciones de propiedad, o bien con figuras geométricas, imágenes o emblemas religiosos, temas míticos, astronómicos, animales, vegetales, construcciones y edificios
famosos, objetos y símbolos y escenas cotidianas o festivas.
En todas la épocas y en determinados casos la combinación de cortes sobre el
hueso se muestra muy efectiva. Asf ocurre cuando los artesanos contemporáneos han
cortado longitudinalmente una diáfisis de hueso largo obteniendo varias tablillas alargadas que, se cortandolas transversalmente se han convertido en porciones rectangulares similares, aptas para su empleo en fichas de juego.
11 2
(l 11 10 0[ LA CULTURA
Botontt y col¡antti do ~Nrfil M dNtrsi J. fu es de
fabricad/A Mot. d 'A¡ro~ Edad dtlll
[page-n-114]
Ot ros tipos de corte de la industria ósea se emplean
para obtener formas concretas, afilar o regularizar los
bordes, vaciar partes del hueso o para perforarlo.
Durante la prehistoria ha sido habitual el modelado de
discos mediante el corte manual con útil de piedra tallada efectuado en sentido circular sobre un soporte óseo
plano, tal como se constata en los rodetes paleolíticos a
partir de omoplatos de rumiantes, o en discos óseos
neoliticos realizados a partir de cráneo de oveja. En
época romana se produce una innovación que facilita la
fabricación de discos óseos: el taladro dentado circular.
Este ingenio se encuentra bien documentado con posterioridad como taladro para botones o rosarios. En niveles de la Baja Edad Media de León, se hallaron unos
doscientos huesos perforados, restos de la fabricación
de cuentas de rosario o de collar. Se trata de huesos largos cortados en tablillas rectangulares con una sierra
delgada y. posteriormente, perforados de forma bilateral con una broca metálica con punta de centrado y laterales cóncavos de recorte más cortos que la primera, o
con un taladro de arco para la extracción de la cuenta, la
cual posee un aspecto bitroncocónlco y una perforación
Achts de juego de Casino. tpou concemporine~
central. Las tablillas presentan un aprovechamiento
exhaustivo de las mismas, llegando incluso a solaparse las perforaciones. La confección
de discos deja de hacerse de manera individual con la industrialización, a partir de la
generalización de taladros múltiples impulsados por energía eléctrica, máquinas que
producen al unisono un gran número de discos de una placa ósea, realizando al mismo
tiempo su molduración y, si es necesario, las perforaciones.
Así mismo, pueden incluirse otras técnicas de corte óseo:
Pequeños cortes transversales realizados en los bordes de la pieza con un filo
de piedra tallada, con el fin de ayudar al adelgazamiento de la superficie a regularizar.
CORTANDO HU ESOS' LA TRANSFORMACIÓN DEL ESQJ)ELETO ANIMAL
113
[page-n-115]
Durante el Neolítico se observa el uso de esta técnica para afilar
punzones y para regularizar los bordes de los alisadores sobre
varilla de cuerna.
El vaciado, o eliminación de una parte de la materia con el
fin de obtener un hueco. Esta técnica se emplea en la confección
de las palas de las cucharas y en el orificio de los mangos de cuerna de ciervo. En el primer caso, el vaciado se efectúa mediante
múltiples incisiones de instrumento lítico por las que se va eliminando materia ósea de la superficie a adelgazar. En el segundo, se
aprovecha la propia estructura de la cuerna, vaciando la parte
medular esponjosa con la ayuda de un punzón de hueso o de un
cincel óseo o lftico y dejando la corteza calcificada de su superficie.
Por último, también puede incluirse la perforación como
un modo especial de corte. Las perforaciones del material óseo se
han realizado durante la prehistoria mediante diversas técnicas,
algunas de las cuales aparecen combinadas en la misma pieza:
abrasión, incisión, percusión directa o indirecta, vaciado, presión y
rotación de un taladro o perforador de sílex, que pueden ser
accionados directamente con la mano o formar parte de un instrumento complejo (taladro manual o de arco).
-0.
..... clt CIIChono ..... que •• . - . , bs lnchloneo
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Los a rtífices del corte óseo
El trabajo del hueso durante la prehistoria es, salvo excepciones, una tarea
doméstica en la que todos los miembros adultos de la comunidad se autoabastecen.
No parecen existir artesanos a tiempo total. En las sociedades cazadoras-recolectoras
la práctica totalidad de la producción ósea se elabora en el seno del grupo en función
de las necesidades del momento. Durante el Neolítico los objetos de hueso siguen realizándose en el seno de la unidad familiar, pero las grandes cantidades de material en
proceso de fabricación y de objetos acabados documentados en algunos yacimientos,
permiten pensar en la existencia de algunos artesanos en vías de especialización que
producen objetos destinados al intercambio. Desde la Edad del Bronce se constata la
114
! l fiLO DI LA CUlTURA
[page-n-116]
aparición de pequeños talleres de eboraria
especializados en la fabricación de elementos de ostentación, con el fin de atender la
demanda de productos exóticos por las
nacientes élites sociales. Se empieza a producir, no solo para el autoconsumo, sino
para la acumulación de excedentes que se
puedan comerciar.
A partir de época romana, en las
urbes del Imperio se difunden la técnicas y
modos de explotación económica en todos
los sectores productivos. Si bien en las fuenAniOos de hueso. Cova de I'Or. Neolldco.
tes escritas existen escasas referencias
sobre el trabajo del hueso, la investigación arqueológica ha detectado la existencia de
talleres fijos y de talleres ambulantes. En las ciudades romanas, los talleres que trabajan
con el hueso se encuentran en la zona artesanal o próximos a ella. Esa actividad se
encuentra bien integrada en la trama artesanal urbana, justificada en algunos casos, por
la vecindad los ebanistas, a los que surten artesanos especializados en el moldurado del
hueso. Son ya artesanos a tiempo total, existiendo entre ellos ciertas diferencias, pues
los que tornean el hueso requieren de un grado de cualificación profesional y un equipamiento material superior a los que tallan y facetan las agujas. Los primeros utilizan
los metapodios para fabricar elementos torneados y bisagras, mientras los segundos
se servían de radios, húmeros y tibias para la fabricación de agujas y punzones. En algunas ciudades, aparte de los talleres para consumo local, existen otros altamente especializados cuyos productos se destinan a la exportación. Otra modalidad laboral es la
de los artesanos de los talleres ubicados en los campamentos militares romanos. Allí
elaboran con material óseo objetos muy diversos, de adorno y vestuario, utensilios,
fichas de juego y, sobre todo, una serie de piezas de la panoplia militar, para empuñaduras de puñales y espadas, para los arcos o para frenos de bocados de caballo.
Durante la Edad Media se producen escasos progresos técnicos en el ámbito
artesanal. El taller de carácter familiar sigue siendo la unidad mínima de producción.
CO ~T"NDO
HUESOS: l A TI\ANSFORMACION DEL ESQI,IELETO ANIMAL
115
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Algunos gremios de artesanos, relacionados con la ornamentación y el vestido o dedicados a la elaboración de objetos de culto o devoción, como los azabacheros, podrían
asimismo haber realizado tareas en materiales óseos, como la elaboración de cuentas
de rosario o collar, botones y otras labores. Como sucedía en época romana, los talleres que trabajan el hueso en las ciudades medievales, siguen ubicándose en la cercanía
de las carnicerías. Existen también durante el medievo algunos talleres de eboraria
ubicados en monasterios, cuyos artesanos son los monje.s y que se dedican a la fabricación de objetos artísticos de carácter religioso (esculturas, arquetas, cruces y otros
objetos de uso litúrgico), desarrollando en ocasiones una iconografía de tipo narrativo
con escenas de carácter evangélico o de milagros de santos.
Tras la puesta en explotación económica de los nuevos dominios americanos,
se iniciaran en los reinos peninsulares algunas producciones artesanales en materia
dura animal destinadas a satisfacer las necesidades de nuevas modas profanas. Es el
caso de las tabaqueras de asta, pequeñas cajas de forma oval o circular para guardar el
tabaco en polvo, cuyo uso se desarrolla en los reinos peninsulares a finales del XVI y
principios del XVII, siendo su época de mayor auge, abundancia y uso el siglo XVIII y la
primera mitad del XIX.
En época contemporánea pueden distinguirse varios tipos de ámbitos productivos relacionados con el trabajo del hueso: la artesanía individual, la producción de
pequeños talleres y la fabricación en serie de las grandes industrias.
Con frecuencia, en diversas regiones peninsulares han sido los pastores los
autores de una serie de labore.s artesanas en madera y en diversas materias animales,
entre las que se encuentra la cuerna y el hueso, con los que han fabricado utensilios
para su uso personal (cubiertos, recipientes, cerilleros). amuletos de carácter profiláctico y defensivo, y otros objetos para regalo, generalmente femeninos, como carretes
para hilos, agujas o alfileteros cillndricos con tapón de rosca.
Gran parte de la producción ósea contemporánea se realiza en empresas de
carácter familiar con pocos asalariados. En algunas regiones, talleres de taxidermistas
situados en zonas donde abundan los ciervos, aprovechan las patas de la piezas para
fabricar perchas y las cuernas obtenida.s del desmogue para confeccionar lámparas y
empuñaduras de armas blancas.
11 6
fl fi LO Df LA CU LTURA
[page-n-118]
Un caso aparte lo constituye la producción en
masa que generan los complejos fabriles . La revolución industrial hizo posible un gran incremento de la
productividad del trabajo humano debido entre otros
factores a los cambios tecnológicos. Las nuevas
máquinas y las nuevas fuentes de energía provocaron
que los procesos de manufactura del hueso alcanzaran en algunos casos dimensiones notables. Sirva
como ejemplo una compañía londinense que, en
1870, fabricaba 9.000 cepillos de hueso a la semana,
utilizando para tal fin los huesos largos de unas 600
cabezas de ganado vacuno.
El uso industrial de las materias óseas sufrirá un
gran descenso en Europa hasta su casi total desaparición a partir de la introducción de las sustancias
plásticas derivadas del petróleo en los años treinta
f ld111 el« doMinó rt;altudu a pudr de UN ciil'i·
14, de hutso br¡o de ¡r~n rumiante. t:poc-1 COf'l.•
ttmpodnu.
del siglo XX. El plástico es un material de producción fácil y muy barata y, sobre todo, de gran versatibilidad, al poder reproducir cualquier forma e imitar texturas y colores. Por ello, desde su aparición se utilizó
comercialmente para imitar materiales entre los que figuran el hueso, el marfil y la
cuerna. Sin embargo la utilización de materias duras animales subsiste en la actualidad
ligada a industrias muy específicas como la navajera y a una escasa producción artesanal, centrada sobre todo en la confección de adornos.
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CORTANDO HUESOS: LA TRANSFORMACIÓN O[l ESQVELETO AN IMAL
117
[page-n-119]
118 l l fiLO Df LA CULTURA
[page-n-120]
CORTAR LA ROPA DE OTRA MANERA
RUTH Of LA PUERTA ESC/I./8ANO
Museu de P~hi>16ria 1de le$ Culturo de Voléncia
D
esde el momento de la aparición de la moda en el vestir como resultado del
desarrollo de la vida urbana en Occidente en el siglo XIV. el traje femenino
aristocrático ha cambiado a un ritmo mas rápido que en épocas anteriores. El traje
masculino aristocrático, sin embargo, exceptuando los siglos XIV y XV, ha permanecido mas perezoso a los cambios de la moda. El atuendo popular apenas ha sufrido variaciones si no eran las impuestas por las necesidades laborales y geográficas.
Solo desde el siglo XVIII se puede hablar de un despertar del traje popular en versión " Fiesta" hasta el punto de calar en las clases superiores, dando lugar al fenómeno hispano del majismo, por el que los traje.s llevados por las majas y majos
populares eran copiados por la aristocracia para ir a la iglesia o andar por la calle, ya
que para asistir a fiestas, estar en casa o ir en carruaje, usaban los trajes franceses. '
Desde entonces hay que e.s perar a la segunda mitad del siglo XX para ver a la.s clases sociales medias e inferiores pertenecientes a las "tribus urbanas" volver a inspirar la moda de las superiores; pero el contexto cultural ha cambiado. Si en el siglo
XVIII no había un intento de diferenciación social por parte de las clases sociales de
abajo, antes al contrario, normalmente emulaban a las de arriba, en el siglo XX las
tribus urbanas han pretendido distinguirse a toda costa del resto de la sociedad,
incluidos los miembros de otras tribus urbanas.
Asf las cosas, los sastres y diseñadores junto a la clientela, han sido unos de
los responsables de los cambios de los estilos de moda. Dado que la clientela que
pagaba ha pertenecido a la clase alta, estos sastres y diseñadores la han tenido
1 LEIRA SÁNCHEZ Amclla., El I!O}e en
el rtinodo de Corlos lll, dentro del cat~lo
go " Moda en sombras". Ministerio de
como público objetivo, hasta que en la segunda mitad del siglo XX una corriente de
gente joven inglesa y americana ha pretendido desgarrar el modo de vestir general
Cultura. l'n l. P. 18.
CORTAR tA ROrA DE OTRA MAN ERA
119
[page-n-121]
y determinados sastres y diseñadores se han puesto a su servicio, cortando la ropa
de otra manera, creando una antimoda.
Es mi intención, por tanto, en este artículo explicar cómo los sastres han
mejorado la técnica del corte de la ropa dirigida a las clases sociales elevadas a
través de los tratados de sastrer!a y cómo después los jóvenes de las tribus urbanas han creado una antimoda desde la calle, que será luego asimilada por los diseñadores de moda internacionales y valencianos para vestir a gentes de cualquier
condición social.
Los artífices de La moda
En la sociedad Moderna de los siglos XVI, XVII y XVIII, más bien la aristocracia hispana es responsable de llevar un estilo de traje a la moda, generalmente de
influencia extranjera (italiana, francesa, inglesa), lleno de glamour y ostentación que
resultaba bastante incómodo- excepto la moda de estilo Imperio- y constituía el
blanco de la mirada de los teólogos,2 que no cesaron de tacharlo de vanidoso e
indecente en los memoriales que escribían por encargo de los propios reyes y a la
par era objeto de la mirada de los dibujantes satíricos de la prensa sensacionalista
decimonónica. Me viene a la memoria, por ejemplo, el verdugada de siglo XVI, el
guardainfante y los qui(queme/es del XVII, el miriñaque del siglo XVIII y la crinolina del
siglo XIX. Bien es cierto que el tipo de vida urbano de entonces requería este tipo
de atuendo para ser lucido en las ocasiones apropiadas, como eran las fiestas civiles
cortesanas, las fiestas religiosas; los bailes de máscaras y saraos; la ópera y el teatro,
la Iglesia y los momentos de asistencia a lutos; las hora del té y café; los juegos de
cartas; las fiestas en hoteles y paradores; las presentaciones en sociedad; los toros,
actos estos que llenaban el tiempo de ocio de los aristócratas (siglos XVI, XVII,
XVIII) y burgueses (siglos XIX y XX).
Naturalmente los sastres de la Edad Moderna han mejorado la técnica del
corte de los trajes de la alta élite social por medio de los tratados de sastrería. El
primero escrito en Europa pertenece a un sastre anónimo milanés de mediados del
siglo XVI.3 El sastre ha retratado a varios de sus clientes de la alta sociedad italiana
y española y ha dado varios patrones sin medidas de tiendas de campaña, ropa civil
120
2 En el libro Historio del Gremio de sostres y modistas, publicado por el
Ayuntamiento de Valencia en 1997, he
presentado las opiniones de los teólogos de los siglos XV. XVI y XVII acerca
de la introducción en España de trajes a
la moda extranjera. PP. I75 - 178.
Asimismo he analizado los memoriales
del siglo XVIII en el articulo Modo,
moral y regulod6n jurídico en época de
Goya, "Ars Lo nga ", 7-8, 199697.PP.205-213.
3 El historiador Saxl fria ha escrito un
articulo titulado Cosrumnes ond (esrivols
o( milonese society under Spanish rule,
publicado por la British Academy en
1937, en el que informa acerca del contenido del método de corte del sastre
milanés, de los autores de los textos y
presenta algunos de los patrones.
[page-n-122]
de mujer y hombre, ropa eclesiástica y militar. El primer tratado publicado en Europa es
el del hidalgo alavés Juan de Alcega, que lo
escribe con el objeto de que los aprendices
de sastre mejoren el oficio4 y economicen
gastos de producción.5 En el método de
corte, el autor ha presentado los patrones
correspondientes a banderas de guerra, tiendas de campaña y la moda del momento lucida por el alto estamento social, dando las
medidas más elementales en varas, medida
de medición lineal, añadiendo a veces una
letra delante de la "b" de "bara", como la "o"
(ochava), "s" (sesma). Estas letras en minúscula indican la cantidad de tela que se debe
cortar: un octavo de vara, un sexto de vara.
Por otro lado, cada pieza del patrón se define
por una lfnea continua que indica por donde
se debe cortar el tejido con las tijeras, mientras que cada pieza menuda denominada
"cuchillo" se señala con una línea punteada.
Gnb¡do l.,&lk de 1824 ttpr"eStntando a un A-stre
corundo un trozo de telido. Al fondo, ofldalu
cosiendo (Biblioteca Nacioul. Madrid).
Junto a las líneas se anotan letras del alfabeto
en mayúscula que se repiten en otras partes del patrón para informar que esas piezas deben situarse juntas al coserlas. Además, Alcega ha dado soluciones a problemas de metodología laboral que afectan a los sastres, como el no saber ni medir ni
4 ALCEGA Juan .,Geomerrlo y
uozo.Guillermo Drouy. Madrid. 1580 y
1589. Fol. 2 v•.
5 BEAN Ruth., Toilor's partern book (fac·
simile de la primera edición del libro de
Alcega en 1580) Carlton, Bedlord:
1979. P. 10.
6 FREYLE Diego.,Geomelrío y lra~o.
Fernando Dieat. Sevilla. 1583. SEGOVlA Balcasar.. Geameuío y tro~o. Esteve
Libreros. Barcelona . ROCHA
Francisco., Geometría y tro"o.Patricio
cortar bien el tejido. Este método tan rudimentario constituyó un gran avance en la
época por cuanto suponía abandonar la mentalidad medieval de guardar celosamente los secretos técnicos y ayudaba a perfeccionar el sistema de enseñanza y
aprendizaje de la profesión de sastre, al poder cortarse prendas en serie a partir de
las medidas del cliente. Además sirvió de base para los tratados elaborados por los
sastres españoles posteriores'. que introdujeron pequeñas mejoras técnicas en
Mey. Valencia. 1618.
CORTAit LA ROrA DE OTRA AIANli\A
121
[page-n-123]
algunos trajes concretos y copiaron la mayoría de las trazas, aunque ya estaban
pasadas de moda, pero eran exigidas en los exámenes de los oficiales para acceder
al grado superior de Maestros.
La mayoría de los tratados españoles influyeron en los sastres austríacos y
alemanes del momento, quienes incluyeron además de patrones para gente de la
aristocracia o del clero los populares, pero no fueron publicados.'
Un nuevo paso en la manera de representar los patrones se dio en el siglo
XVIII a raíz de la Enciclopedia francesa de Diderot y D'Aiambert, ya que ésta ha
mostrado el patrón de trajes al uso junto al figurín correspondiente.• En el siglo
XIX se han publicado en Inglaterra y Francia numerosos métodos de corte para la
alta élite social que abrfan una nueva fase en la representación técnica de los patrones en serie, base de los métodos de corte manuales del siglo XX a partir de unas
medidas concretas, ya que los autores han explicado la manera de sacar el patrón,
señalando cómo tomar las medidas al cliente y cómo se aplicaban al patrón. En
Valencia los sastres del Gremio se han basado en el método del francés Lavedaze de
finales del siglo XIX' y en el método del alemán Müller' 0 de 1926 explicado en su
Academia de Munich. Desde la segunda mitad del siglo XX, numerosos métodos
han continuado la tradición expositiva anterior con alguna novedad. El Método de
Aubele" sobre la confección de la americana moderna ha aportado fotografías del
proceso de construcción de la americana junto a la explicación de los patrones. La
Sociedad catalana "La Confianza" ha elaborado un Tratado Enciclopédico del Arte
Sartorio/ (Sif) que inclufa una historia del traje universal, anotaba nociones de geometría y la manera de tomar las medidas al cliente antes de presentar los patrones.
Han intervenido en la redacción cinco sastres (Francisco Sitjar, Eugenio Bocciolesi,
José Ribas Igual, Claudio Puigvert y Juan Rabat). Actualmente el método de corte
manual más usado por las modistas es el Martf de Barcelona. Y el método industrial
más usado es el inventado por Andrés Espert Cifre de Valencia, inspirado en los de
Lavedaze y Müller. Naturalmente cada maestrillo tiene su librillo, es decir, cada sastre o modista valenciano ha aprendido la técnica manual de otros sastres o modistas regionales o extranjeros, adaptándola o mejorándola a su criterio. Igualmente
hay modistas que mezclan la técnica manual con la industrial.
122
H riLO DI lA CUtTUM
7 Los únicos métodos de corte publica·
dos en la época Moderna fueron los
espa~oles, al decir do lngeborg
Petrascheck·Helm en su libro Flguriene
noch olten Schnitt &:ichem. Katalog zur
Ausstellung des Sudmuseum. Linz:
1968.P. 13.
8 La parte que la Enciclopedia francesa
dedica a la moda ha sido eswdlada por
Cario Rocella en el libro lo Modo e
l'Ablglíomento.Grablello Mazzota
Edltore.
9 LADEVEzE F.,Curso de corte del sastre
de Porls. Oficinas del Museo de los sas·
tres Ilustrado. Parls. (SIF).
10 MÜLLER Francisco Javier., Arte del
corte de sostrerlo poro caballeros.
Ocutche Bekleldungs·Akademle
M.Müller. Munich. 1926.
11 AUBELE. L Método próako sob~ lo
con(ecdón de lo americano moderno. Ed.
Aubele. Barcelona. (SJF).
[page-n-124]
La antimoda. Otra manera de cortar
Si hasta el siglo XX los sastres han marcado la moda y desde principios del
mismo han compartido protagonismo con los diseñadores, desde la segunda mitad
del XX, los jóvenes de las clases inferiores o medias, por primera vez en la historia
del traje, han desgarrado los cortes tradicionales de la ropa desde la calle -no desde
el taller de un sastre o diseñador-, creando una forma de vestir popia, una antimoda, causando el fenómeno social de las "tribus urbanas". Todo empezó en las calles
de las ciudades británicas más importantes, con Londres a la cabeza en el Soho, y
Nueva York. Asociados a tendencias musicales y a una manera de pensar diferente,
pretendían diferenciarse del resto de la sociedad también por la manera de vestir.
En los años cincuenta, el Soho fue el refugio de los grupos marginales, de los
inmigrantes sobre todo italianos que allí vivían. Los cafés pronto se convirtieron en
los puntos de encuentro de una sociedad no conformista. Los teddy boys junto con
los motoristas (los leather boys) constituyeron las primeras tribus como tales.
Incluso se consideraba teddy a todo aquel que se saliera de los cánones. El look de
los teddy, proveniente de la época de Eduardo VIl ( 1901-19 1O) ha pasado a la historia por el "edwardian suit" (levitas con solapas, chaleco de fantasía, corbata de lazo
y zapatos de suela de crepe). La pinta de las teddy girls venía definida por los llama-
tivos colores (rosa uno de los preferidos), las faldas abultadas con canean, la cintura de avispa, las colas de caballo, las medias de red y los calcetines con zapatos
planos. Pronto ciertos diletantes de las clases altas londinenses, horrorizados de
tanta austeridad, pretendieron hacerse notar llevando este atuendo pero, en vez de
calar en otros aristócratas y burgueses, influyeron en la "working class". 11
Contemporáneos de los teddy boys, los /eather boys se identificaron con
Marlon Brando en "The Wild One" y copiaron su cazadora de cuero con tachuelas
12 THE SWINGING CAT.,los doce lli·
bus urbanos. Mondo Brutto. P. 53 .
y cremalleras. 11 También vistieron los vaqueros Levi's, icono del cow boy americano
Acerca de la ropa de los primeros
roquers, véase también el libro de
Margarite Rivíere Diccionario de lo
Modo.Grijaibo. 1996. P. 234.
13 HAOINGHAM Julie., Key moments in
(oshlon. The evolutíon o( sty/e.Humaira
Husain.I 998.P. 98.
14 RABADAN Manuela .. Grupo Sóez
Merino. Edita Grupo Sáez Merino. l998.
P. 9.
inmortalizado por estrellas de la pantalla gigante (Marlon Brando, James Dean o
Marylin Monroe). Así vestidos, subidos en una ruidosa y rápida moto, escuchando
rock and rol/, los leather boys se sentían mas libres, impulsando una nueva manera de
sentir y protestando contra la mentalidad puritana imperante.'•
A finales de los cincuenta, los clubs mas populares del Soho: "Fiamingo", con
CORTAR LA ROrA DE OTRA o\IAN(RA
123
[page-n-125]
rhytm and blues y soul jazz de un Ray Charles
y "Roaring Twenties", de música jamaicana,
acogieron a los mods, diminutivo de modernista, que derivaba de modern jazz, la música
que escuchaban unos grupos de clase media
compuestos principalmente de judíos de los
alrededores de Londres dedicados a la sastrería, que pretendían diferenciarse de los
beatniks, que oían jazz de toda la vida. Estos
querían vestirse bien con trajes zoot suit a
medida, de corte limpio por influencia de
Francia e Italia, pulcras camisas y corbatas
estrechas, dado lo fácil que resultaba para
ellos confeccionarlos, aprovechando las sastrerías familiares . El fin era dejarse ver en los
bares nocturnos a los que acudían subidos,
no en una moto grande porque se ensuciaban sino en una pequeña, el scooter de marca
Lambretta. Luego, por influjo americano, los
mods decidieron tener dos atuendos: el de
lujo, (chaqueta de tres botones con pantalón
a juego y una gran diversidad de zapatos) y el
de faena (polo Fred Perry, vaqueros "Levi's" y la famosa parka o cazadora verde del
Vtnido en tela de hnc.ui.a, con ~ puesu.s a
modo de amw:Jura, disefttdo pot' AtiN. Culou
(1000. 'hltn
ejército americano). Inauguraron la moda unisex actual. Las chicas iban con pelo
corto o a lo Cleopatra, cara blanca y ojos pintados de khol adornados con pestañas
postizas. Tomaban anfetaminas para pasar los fines de semana bailando y se peleaban con los rockers (teddy boys y leather boys) en las playas del Sur de lnglaterra.'s
A la explosión mod de los sesenta es posible que se deba lo que ha venido
después: el verdadero boom entre 1964 y 1966 de la música pop (Bowie, los Beot/es)
y el arte pop (Hockney, Warhol), la revolución de la moda pop en Carnaby Street16
con la mini falda de Mary Quant' 7; el movimiento hippy que escuchaba al grupo
124
H riLO DI lA CUlTURA
1S BANDR~S Marlbel .• El vestido y lo
modo. u rousse. 1998. P. 308.
16 THE SWINGING CAT.. op. cit. P. SS.
17 HADINGHAM Julíe .•op. cit. P. 112.
Mory Quon< tambib> se inspiró en la ropa
de las estudiantes il1giesu de la aBe.
[page-n-126]
Greate(ul Dead o a janis joplin; las drogas; la música psicodélica de un Velvet
Underground o 13th Floor Elevators, el arte Op (Fiavin), las discotecas (Estudio 54 de
Nueva York) con los disjockeys y el baile. En los setenta, lo pop evolucionó. Muchos
mods se dejaron crecer la barba y cambiaron las anfetaminas por el LSD, predicando la paz y el "buen rollo" Universal; el grupo Abba se puso de moda, con las camisetas "Lois", los vaqueros de pata de elefante, las camisas con solapas enormes, los
estampados a flores (cultura del flower power) o psicodélicos y. el mini bikini, todo
ello símbolo de liberación sexuai. 18Naturalmente no todo el mundo abrazó la corriente hippy o la pop de los sesenta y setenta. En contra de estos movimientos masivos
surgieron detractores del estilo. Eran los suedhead de pelo muy corto y maneras
rudas que pronto sonarían con el nombre de skinhead, puente entre la oleada pop y
los punks. Eran conservadores del street wear urbano de los jóvenes blancos de
clase baja y violentos que inmortalizaron las botas de trabajo Doc Martens. También
vestían igual los redskin de ideología de extrema izquierda.
La aparición de los punks, de clase media, con la consiguiente puesta de
moda de fuentes musicales (Sex Pisto/s, Buzzcocks o S/oughter & the Dogs) e ideológicas de la Nueva York de mediados de los setenta, se extendió al resto del mundo.
Se engalanaron con el atuendo característico de las crestas de colores, camisetas de
leopardo, pantalones elásticos, corsés, botas Doc Martens, muñequeras con pinchos, cadenas, collares de perro y compraron ropa en la sex shop que Vivienne
Westwood abrió en Londres en 1977.
Como resultado de esta mezcla de estilos, del influjo de grupos musicales,
como los The Cure, joy Division, Dead in )une y de la diseñadora Vivienne
18 RABADAN Manuela.,op. cit. P. 20.
19 THE SWINGING CAT., op. cit. P. 55.
20 SEELING Charlotte .. Moda. El sigla
de los diseñadores.Konemann. Alemania:
1999. P. 458.Vivienne Westwood es una
de las mayores creadoras de moda del
siglo XX. capaz de abandonar las tendencias antes de que se masifiquen.
Querla hacer antl moda o dar un puñetazo al "buen gusto tradicional", creando la moda punk que abandonó a finales
de los setenta para rescatar las siluetas
histórcias (la crinolina, el polisón...).
Westwood", surgieron nuevas tribus populares como los siniestros góticos. 20 Se
ataviaron tanto mujeres como hombres de negro, con cazadoras de cuero, bisutería y era esencial llevar el pelo largo,21 para separase de los skins de pelo corto.
Además leían a Baudelaire, Rimbaud, Poe ... Su look se ha popularizado y ahora hay
diversas tendencias. Junto a los siniestros góticos surgieron en los setenta otras
mezclas de tribus urbanas. Los psycobillys que redescubrieron el rock and rol/; los
2 1 JONES Dylan ..Gothics, dentro de la
scooter boys nacieron al sacralizar el scooter, los rude boys prefirieron la estética
revista " ID. Magazine", Londres. N ° 46.
Abril. 1987. P.56.
sesentona y la anglo caribeña; los hepcats eran rockers que escuchaban música de
CORTAR u l ROrA OF OTRA MAN[RA
125
[page-n-127]
los treinta y cuarenta. Los heavys son la evolución de los rockers o greasers (por la brillantina en el pelo), surgidos a finales de los
sesenta. Vestían camisetas de sus grupos
musicales predilectos, cual lron Maiden,
mallas, vaqueros, cazadoras de cuero.
Podían apreciar la parte artística de la música, pues la mayoría sabían tocar la guitarra.
Los roperos nacieron en Nueva York a
mediados de los setenta y su o rigen es
barriobajero. Tomaron como punto de referencia la película "Brakedance" y unían la
música al graffiti urbano, ya que escuchaban
rap, bailaban break y estampaban su firma
allá por donde pasaban, pensando que lo
que hacían era arte móvil. 22 Vestían ropa
deportiva: camisetas, gorras, zapatillas de
deporte. La tribu urbana mas reciente en el
2000 es la trashmetálica, (unk, hard core.
Escuchan un pupurri de música metálica,
rack, (unk y gustan de la dura estética had
U Cantante C.aiVJ.. faJd:~ '1 coll.arln de cuero.
Crt~J Tempond> ocollofwwlemo
1000.1001.
core.
Col«d6n
El corte provocador originado por los integrantes de algunas tribus urbanas,
como la punk, ha inspirado a los diseñadore.s de moda internacionales, ávidos de
fuentes en las que nutrirse, para adaptarlo a las colecciones de pret d porter y alta
costura dirigidas a los clientes adinerados. Son los casos de Francia con Jean Paul
Gaultier21, que utilizó los crudos tatuajes punks en la piel o en las cazadoras y de
Italia con Versace24 al incorporar los imperdibles a la alta costura.
15
A España llegó más tarde esta moda contracultural, nutriendo sólo a las
áreas más urbanas. En efecto, en Valencia fue complejo encontrar ecos de las tribus
urbanas. Habría que esperar a la década de 1980-90 para toparnos con los primeros
126
11 IILO 1)[ LA C ULTU RA
22 BRONCAHDO Eduardo.. La última
movido del orre urbano. ''El Pals".
23 HADINGHAM Julle.•op.cit. P. 150.
Véase tambll!n SEELING Charlotte.,
Moda, el si¡/o de los dlsei!odores /9001999. Kllneman: 2000. P <430.
2.. SEEUNG Charlotte., op. cit. P.<419.
25 ALBIZUA HUARTE Enriqueta.. El
rroje en E.spoi!o
del traje y la Moda". Cátedra. Madrid.
1990. P. 351.
[page-n-128]
ejemplos, dada la ausencia casi
absoluta de jóvenes rompedore.s
que buscasen otra manera de
expresión y de pensar que no
fuese la propia de la sociedad
adocenada en que vivían o escogiesen la alternativa hippy. Las
propuestas de influencia punk de
Francis Montesinos y Valentín
Herraiz eran innovadoras por el
uso de cremalleras a la vista,
grandes botones plateados,
anchos cinturones de cuero....
En el 2000, las tendencias de las
foco:Ant>Kn.....,td.
tribus urbanas han modificado
los rasgos iniciales. No obstante resulta más fácil que en décadas anteriores hallar
modelos de los diferentes estilos. Las camisetas de los heovys se pueden encontrar
hoy en cualquier tenderete de Valencia y la ropa de corte más singular de mods, rockers o skinheods, suele ser habitual en las tiendas especializadas de su casco antiguo,
donde también se adquieren discos de rock ond rol/, catálogos de ropa mod y revistas
de rock, como DDT, que describe las últimas tendencias musicales hard core, metálica o rock. 16 Otro de los grupos actuales de diseñadores que rasga los trajes de corte
26 En la revista ""DDT. Rock Magazine··.
N 13. Mayo del 2000. distribuida en
toda Espana. se encuentran entrevistas
a grupos musicales extranJeros (Thc
Berzerker, Orange Goblln), nacionales
(lncubus, Desastre) y valencianos
(Uuhua"
ia)
27 Vida y mUogros. Currículum Vitae de la
"Cantante Calva"". La moda mas trangresora de la Valencl• fln de siglo corre de
la mano de la ""Cantante Calva"" y del
grupo ""Pofln"". a los oJos de la prensa de
moda, como sellala Roger Sala en el arú·
culo Nacho Ruiz regrtso o Q~les de ""El
Pals"" de 1B de febrero del 2000. P. ~8.
28 L T..fD.L... Vo/endo se vuelco con lo
modo dentrO de ""El Mundo"". 23 de abril
de 1999. P. 12.
tradicional, dirigidos a una urbe elitista, es C LC o "La Cantante Calva".27
Presentando un discurso tranversal, en el fondo deudor de los mensajes de una
Vivienne Westwood o un Jean Paul Gaultier sobre la necesidad de ser diferentes,
renovar la historia de la moda, apoyar lo andrógino o la ausencia de diferenciación
entre la ropa de hombre y la de mujer y ampliar la clientela a grupos marginales
(gays, lesbianas, travestis),18 ofreciendo un mensaje amargo que habla del sida, narcisismo o la muerte blanca, el grupo rescata desde el concepto del street wear creado
por aquellos skins, hasta el uso del jeons adoptado por todas las tribus urbanas,
pasando por la ropa negra de los siniestros góticos y la estética pop de un Hockney.
CORTAR L\ ROPA DE OTRA MANERA 127
[page-n-129]
l'olldonn dd bbtuñ, inWllm
tt . . - Oj>be<,... _ P>ris. G
Hbtóri
1>- ao..'l"'Y' Cbude 8 T - ....... do
128
fl fiLO 0[ LA CULTURA
r-• """""'-""-'-
[page-n-130]
EL CORTE EN M EDICINA
}OSÉ LUIS FRESQUE.T FE.8RER
y CARLA P. AGUIRRE MARCO
Univenitar de Vo!enáo
l corte, realizado con una piedra afilada o mediante láser, ha sido fundamen-
E
tal en las sociedades humanas a través del tiempo para el conocimiento del
hombre en estado de salud así como para luchar contra la enfermedad. Esto no
sólo hace referencia a nuestra sociedad y cultura, la occidental, sino que abarca
también al resto, es decir, a los grupos humanos de la prehistoria, a los llamados
pueblos aborlgenes, a las grandes civilizaciones arcaicas, a las sociedades orientales, etc. El recurso a un instrumento de corte para saber más acerca de algo o
para poder resolver problemas de salud es consustancial a nuestra especie. Sin
embargo, claro está, no de igual forma en las distintas sociedades. En principio, lo
que cada hombre puede captar mediante sus sentidos con la ayuda del corte
difiere de una cultura a otra. Si el cuerpo humano apenas ha experimentado cambios en miles de años, ¿cómo es que cada sociedad lo describe de una
manera~
Precisamente porque se ajusta a la correspondiente cosmovisión, es decir, a la
concepción del mundo o a la visión coherente de la totalidad de éste, intuitiva y
racional, que abarca la vida, la sociedad y sus instituciones. López Austin la define
como un sistema articulado de sistemas ideológicos relacionados entre sí en
forma relativamente congruente, con el que el individuo o grupo social, en un
momento histórico determinado, pretende aprehender el Universo. La cosmovisión es, por tanto, un producto cultural colectivo. La forma en que un hombre de
la Edad Media concebía la estructura y composición del cuerpo humano era distinta de la de un hombre del Renacimiento, por ejemplo. Estas discrepancias también son hoy evidentes. Mientras nosotros distinguimos una serie de órganos,
como el estómago, el hígado, el páncreas, el intestino, etc., los chinos hablan de
El CORTE (N MfDICINA
129
[page-n-131]
cinco vísceras (pulmones, corazón, bazo, hígado y riñones) y seis receptáculos
(estómago, vesfcula bilíar, vejiga, intestino delgado, intestino grueso y las tres calderas -la superior, media e inferior). Un órgano y un receptáculo, por ejemplo, el
bazo junto con el estómago o el hígado junto con la vesícula biliar, constituyen
para ellos un órgano. Este esquema, propio de la medicina china, va más allá de
denominar lo mismo con nombres diferentes, ya que es el resultado de una interpretación del cuerpo que comenzó a ser muy diferente a la griega hacia el siglo V
a.C. Lo mismo podemos decir de la medicina india o ayurvédica.
Es cierto que unas culturas más que otras se han valido del corte para
hacer frente a la enfermedad y para conocer el organismo. En casi todas se ha
accedido por este procedimiento al cuerpo de los animales y a establecer analogías con el nuestro. ¡Cuántas descripciones hicieron los clásicos de la estructura
corporal basándose en disecciones def cerdo o del mono! Es más, las culturas
que creen que la enfermedad puede traspasarse sin problema a un animal, como
un cobaya o una gallina, a veces los diseccionan para establecer el diagnóstico de
la persona afectada. Es el caso de algunos grupos indígenas de Centro y
Suramérica. En cambio, para curar la enfermedad, el cuchillo suele estar ausente
en muchas sociedades o se utiliza muy poco: los pigmeos, por ejemplo, realizan
incisiones superficiales con un cuchillo o lanceta para aliviar los dolores reumáticos. Algunas sociedades todavía hoy realizan trepanaciones craneales con fines
terapéuticos o ceremoniales tal como hicieron nuestros antepasados de la
prehistoria. Otro tanto podemos afirmar de las grandes civilizaciones arcaicas. En
el Egipto faraónico, a pesar de que las prácticas de embalsamamiento nos podrían
hacer suponer lo contrario, los conocimientos anatómicos y fisiológicos eran
bastante precarios. Sin embargo, estos procedimientos por los cuales se han conservado en buenas condiciones los cuerpos han permitido que todavía hoy, con la
ayuda de instrumentos cortantes y otras técnicas cientlflcas, sigamos contestando preguntas acerca de esta época que tanto ha interesado a los occidentales.
Los estudios de las momias egipcias siguen despertando gran curiosidad.
En las medicinas orientales el cuchillo tampoco ha tenido la importancia
que tiene en la nuestra. Quizás, según su cosmovisión, tampoco les ha hecho
130
lL fiLO OE LA CIILTUI\A
[page-n-132]
T A B. P R 1M E R A O E l U .B. S E C V N DO
falta, pero lo cierto es que su cirugía apenas
se ha desarrollado.
El corte, -y todo lo que ello comporta-,
ha sido fundamental en nuestra medicina para
tres cosas: la descripción de las partes del
cuerpo humano (anatomfa), para el diagnóstico y para el tratamiento de las enfermedades.
Los médicos de algunas escuelas griegas ya
recurrieron a la disección para adentrase en
el conocimiento de la composición del cuerpo. En el siglo 111 a.C., por ejemplo, la anatomía experimentó en Alejandría un importante
cambio gracias a las investigaciones que
Herófilo y Erasfstrato realizaron en animales
y cadáveres humanos. Describieron el cerebro, el órgano de la visión, los órganos sexuales y el intestino delgado. A pesar de ser
médicos prácticos pensaban que la anatomía
debía ser uno de los fundamentos más sólidos
para diagnosticar y tratar enfermos.
Habitualmente solemos atribuir a un cambio en el método la paulatina transformación de
fl&un ....Juan v.t.erd•
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dtl lobro de
Hicorio •"' compoo~del-,.,_,~ Antonio Sabman<.l y
Antonio ldrtrll. 1SS6, 81
blfoteu y Museo
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Hrstóri<~Mt<~Ko.u..~vonrutdov.~nc...CSIC.
la medicina cient.ífica clásica en medicina cientíd d
fica moderna. La recogí a e datos mediante observación y experimentación es la
primera tarea a realizar. Instrumentos tan sencillos como un bisturí o cuchillo o unas
tijeras pueden ayudar a nuestros sentidos en la recogida de esos datos.
A finales del siglo XIII se inició la práctica regular de la disección de cadáveres humanos en la Universidad de Bolonia, se introdujo más tarde en Padua,
Montpellier y Lérida y después en otras universidades italianas o influidas por su
modelo. Su intención era ilustrar lo descrito en las obras del médico del siglo 11
d.C. Galeno, repletas de errores en lo concerniente a las descripciones anatómi-
[ l CORTE l N MEDICINA
131
[page-n-133]
cas. Con el tiempo, las observaciones directas de cadáveres pusieron de manifiesto estas equivocaciones: la realidad observada frente a la autoridad de los clásicos. Aquí daba comienzo ese largo proceso de transformación de la medicina
clásica en moderna.
Andrés Vesalio ( 1S 14-1 564) revolucionó los métodos docentes en anatomía: abandonó el sitial de catedrático y bajó a la mesa de disección para "cortar",
para diseccionar personalmente el cadáver y mostrar sus partes a los estudiantes. Pronto publicó la obra De humani corporis fabrica ("Sobre la estructura del cuer-
po humano", 1543), que puede considerarse como la primera exposición
completa de la anatomía humana sujeta a la observación. Su influencia se extendió pronto a otras universidades, entre ellas la de Valencia, donde anatomistas de
prestigio como Luis Collado y Pedro Jimeno llevaron a la práctica en nuestra ciudad sus ideas. Así, a lo largo de los siglos XVII y XVIII se completó la descripción
de las estructuras del cuerpo humano.
En el siglo XVII surgían dos nuevos instrumentos que ampliaron extraordinariamente la capacidad de observación de los científicos: el anteojo astronómico y el microscopio, que hizo posible el acercamiento a lo más pequeño. Al
elemento de corte se unía ahora otro que permitía penetrar en las texturas intimas de lo que hasta entonces habían sido las partes anatómicas. Podemos atribuir al italiano Marcelo Malpighi ( 1628-1694) ser el fundador de la investigación
textura! con el microscopio. En su obra De pulmonibus ("Sobre los pulmones",
1661 ), expuso, entre otros hallazgos, que el aspecto carnoso de éstos está formado por una gran cantidad de minúsculos saquitos o alvéolos. Las investigaciones microscópicas influyeron en la constitución de la primera teoría
estequiológica moderna, según la cual la fibra era la unidad elemental de la
estructura de los seres vivos.
La microscopía fue progresando gracias al desarrollo de nuevos microscopios y a renovadas técnicas de corte, tinción, etc. que podemos agrupar bajo el
nombre de técnicas histológicas. En el siglo XIX la teoría fibrilar fue sustituida
por la llamada teoría celular a cuya edificación contribuyeron muchos científicos
europeos como Johannes Müller, Theodor Swann, Rudolf Virchow e incluso
132
El FILO DElACUlTUIV\
[page-n-134]
Santiago Ramón y Cajal. A
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_ Jk.
)
partir de aquí surgió una
concepción celular del orga-
*Wii
nismo en la que la célula era
su unidad elemental tanto
desde el punto de vista fisiológico como patológico. Así,
el corte, realizado ahora con
instrumentos más complejos
y precisos, junto a una serie
de técnicas que permitían
lns:ttumentos quirút'gkos utlliudo$ p¡n l;u ampu·
udon•• y b u.pan•cl6n
(abofo). Utogr>Ha
de la obra de Diego de Argumou Obregón.
k .sumt:n de drogio 2 vols.. y alias, imp. de J M.
.
Alonso, 1856. Biblioteca y Museo Hist6ricoM6dlco. Unlvtrsitat de V
altnda·CSIC.
ver con todo detal le las
cnnw
estructuras, serviría también
para diagnosticar enfermedades y explicar mecanismos patogénicos antes confusos para la Medicina.
No obstante, el corte para diagnosticar enfermedades o simplemente para
conocerlas, no comenzó en el siglo XIX, sino en el XVI, cuando tuvo lugar una
serie de cambios que constituyen los orígenes de la patología y la clínica modernas. Entre las novedades destacan la descripción de nuevas enfermedades, como
la sífilis o la difteria, y una serie de nuevos hábitos de trabajo, como la enseñanza
junto a la cama del enfermo, la conversión de la historia clínica en observatio y la
realización de autopsias con intención anatomopatológica. Esto último tuvo al
principio como finalidad complementar observaciones clínicas sobre casos concretos. El libro del italiano Antonio Bienivieni De abditis nonnullis et mirandis mor-
borum ac sanationum causis ("Sobre algunas admirables causas de enfermedad y las
curaciones", 1505) incluye en torno al centenar de historias clínicas seguidas de
pequeños informes de las autopsias correspondientes. El español Juan Tomás
Porcell, por ejemplo, en la peste que sufrió Zaragoza en 1564 realizó por vez primera autopsias sitemáticas de apestados, con las que trató de explicar lo que el
galenismo llamaba causa próxima de la afección en términos de lesiones anatómicas comprobadas visualmente.
El CORTE EN M EDICINA
133
[page-n-135]
Durante siglos, no obstante, la lesión anatómica hallada en las autopsias
seguía subordinada al síntoma. Tomó verdadera importancia en el París posrevolucionario. El que se conoce como programa anatomoclinico fue formulado por
Xavier Bichat en 1801, quien afirmó que la Medicina alcanzaría rigurosidad científica cuando se estableciera una relación cierta entre la observación clínica de los
enfermos y las lesiones anatómicas que la autopsia descubre después de la muerte. Son los síntomas clínicos los que deben subordinarse a las lesiones anatómicas, que son el fundamento de la ciencia y de la práctica médicas.
Esa correlación sistemática permitió a la Medicina de la primera mitad del
siglo XIX conocer las lesiones internas en vida del paciente sin necesidad de
esperar para abrir su cuerpo muerto. Los síntomas comenzaron a convertirse en
señales objetivas de las lesiones internas, en signos de lesión y se fueron ideando
procedimientos exploratorios que proporcionaran signos nuevos de lesiones
internas, diferentes del síntoma espontáneo que presentara el paciente. Así surgieron la percusión o la auscultación, pero también con el tiempo la radiografía y
la endoscopia ("ver en el interior"), que permite ver directamente la lesión interna, bien a través de los conductos del cuerpo, bien entrando en él, cortándolo en
vida del paciente sin causarle daño. La endoscopia permite extraer las lesiones o
fragmentos de tejidos para su estudio microscópico. Precisamente la separación
de un fragmento o de una lesión completa en vida del paciente para su estudio y
diagnóstico se denomina biopsia, literalmente "ver en vida" y antónimo de
necropsia o autopsia. Si la anatomía es la ciencia que estudia la forma y la estructura del cuerpo humano sano, la anatomía patológica es la ciencia que estudia las
lesiones, esto es, las alteraciones de la forma y la estructura del cuerpo humano
que constituyen uno de los elementos o manifestaciones de las enfermedades.
Hoy lo hace tanto mediante las necropsias como mediante las biopsias, cortando
el cuerpo humano enfermo, tanto en vida como cuando fallece. Pero si el profesional anatomopatólogo corta él mismo el cadáver para estudiar sus lesiones
tanto macroscópica como microscópicamente, es en cambio el médico, el médico-cirujano, quien corta y extrae el tejido enfermo del paciente vivo para que el
anatomopatólogo lo estudie. En efecto, el corte en Medicina, cuando se practica
134
EL fiLO DE LA CVLTVRA
[page-n-136]
en vida en una persona
enferma es tradicionalmente
monopolio de los cirujanos.
Ya hemos visto que la
Medicina usa el corte, corta
el cuerpo humano, con
varios fines diferentes, pero
en general el más llamativo y
casi el único en el que se
piensa de forma automática
es la cirugía, esto es, cuando
Bltf.lropl.uda.. Utotr.afia de la obra de Diego de
Afg\lmosa O b,egón. Ruumen de drurfo l '1)1~ y
corta para curar. Desde los
•d.u. Imp. de P-1. Aloruo, 1854. 1libliotoa y M111eo
Hln 6rko-Méclco. Universitat de V•lk'lóil·CSIC.
griegos de hace más de 25
siglos, los médicos cuentan con tres armas para combatir las enfermedades: los
fármacos o medicamentos, la dieta o hábitos de vida y las manos o cirugía.
Durante siglos, el corte del cirujano consistió fundamentalmente en un corte
extirpador de lesiones: su intención era separar del cuerpo la parte enferma pero
siempre que fuera externa, desde un corte para drenar un absceso, hasta la extirpación de un tumor externo, a la amputación de parte o totalidad de un miembro. E incluso, como veremos, la trepanación del cráneo era una operación
"externa". La mutilación del enfermo era en muchos casos inherente a la "curación" quirúrgica de su enfermedad. Poder entrar en las cavidades orgánicas, la
encefálica, la torácica y la abdominal, le llevó a la cirugía casi la totalidad de esos
dos milenios y medio, porque se topaba con tres problemas que no pudo resolver hasta el siglo XIX y que acababan con la vida del enfermo: el dolor, la hemorragia y la infección. L superación de esas tres barreras, lo que denominamos
a
"revolución quirúrgica", permitió que el corte del cirujano penetrara al interior
del cuerpo e impulsó un desarrollo técnico vertiginoso cuya consecuencia más
visible en la cirugía actual es la intención de restaurar el orden funcional del organismo y no limitarse meramente a extirpar. Puede incluso crear un nuevo orden
funcional con tal de devolver la integridad a la persona del enfermo.
[l
CORTE EN MfDICINA
135
[page-n-137]
Para llegar a este punto la cirugía tuvo que afrontar varios cambios importantes tanto en el plano social como en el doctrinal. Una práctica empíríca milenaria comenzó a convertirse en una técnica propiamente dicha, basada en la
ciencia médica moderna, en la Europa del siglo XVIII. Los cirujanos constituían
un grupo social diferente de los médicos, un grupo muy heterogéneo de artesanos que reunía tanto a los barberos y a los empíricos más burdos con cirujanos
de una formación artesanal exquisita y otros universitarios. Las cosas hablan
comenzado a cambiar cuando las necesidades de los Estados europeos modernos, en especial la nueva organización de los ejércitos, exigían una preparación
que los meros empíricos no posefan. La cirugía terminó por convertirse en una
profesión propiamente dicha con estudios reglados y titulación propia, pero
independiente de la Medicina, hasta que se produjo en el siglo XIX una unificación de ambas titulaciones.
Los cirujanos venfan teniendo desde el siglo XVIII una sólida formación
científica y en ella fundamentaban sus operaciones. Desarrollaron lo que conocemos como anatomfa topográfica, esto es, un estudio del cuerpo humano por
regiones que permite conocer las formaciones con las que se va a encontrar el
bisturí del cirujano, región por región, desde la piel hasta las estructuras más
profundas. Esto permitió " reglar" cualquier procedimiento quirúrgico, con lo
que se facil itaba su generalización: la operación no dependía solamente de la
mayor habilidad de un cirujano muy diestro a la hora de ir salvando las estructuras con las que se encontraba al operar - tegumentos, arterias, venas, nervios, fascias, etc. De antemano, cualquier cirujano sabia lo que iba a encontrar
su bisturí, desde el plano más superficial hasta el más profundo, y cómo operarlo. La ciencia médica, que todo cirujano incorporaba en sus estudios universitarios, les proporcionó en el siglo XIX la forma de evitar el dolor del
paciente con medicamentos eficaces: la anestesia; de eliminar primero -antisepsia- y de evitar después -asepsia- la infección de la herida quirúrgica; y de
controlar la hemorragia mediante diversas técnicas -hemostasia-, hasta conseguir dominar la de la transfusión una vez se descubrieron los grupos sanguíneos en torno a 190 l. Se hablan ido desarrollando la farmacología experimental,
136
[l
rnO 0[ LA CUlTURA
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la microbiología médica y la inmunología, lo mismo que la patologla experimental que permitfa practicar en el laboratorio técnicas quirúrgicas nuevas
sobre animales que, tras comprobar su viabilidad y su eficacia, podlan practicarse en los pacientes.
Pero no todos los logros de la cirugía restauradora y fucional son invenciones de nuestra medicina occidental. Pensemos que la cirugía plástica tomó de
la medicina ayurvédica o india la rinoplastia, una técnica restauradora que los
hindúes practicaban con gran habilidad desde tiempos remotos para reconstruir
la nariz mutilada o lesionada restaurando su funcional idad como órgano respiratorio. Esta asimilación se producía en el siglo XVI, como deja patente la obra quirúrgica del italiano Caspare Tagliacozzi, editada en 1597. Este ejemplo es, sin
embargo, de una operación externa. A lo largo del tiempo y en el mundo actual
han existido y existen otras formas de Medicina diferentes de la nuestra y emplean también el corte como arma terapéutica. En ningún caso operan propiamente
en el interior del cuerpo humano. El caso de las trepanaciones craneales es quizá
el más espectacular entre las prácticas quirúrgicas de la prehistoria y también
entre las de los pueblos llamados hoy aborlgenes, sociedades sin escritura y
preurbanas, de cazadores-recolectores o agricultores y ganaderos. Pero, para
empezar, no hay prueba alguna de que la apertura del dlploe óseo craneal -por
barrenado, abrasión o incisión- fuera una práctica médica con intención de tratar
una enfermedad y, en cambio, sí las hay de su índole ritual. En segundo lugar, no
implica penetrar en la cavidad encefálica ni "cortar" las estructuras internas, el
encéfalo, pues habitualmente, cuando se ha observado directamente su práctica
en sociedades aborígenes, respeta las meninges que lo envuelven. Es lo que explica que la mayor parte de cráneos trepanados que hemos recuperado de tiempos
prehistóricos -los más antiguos proceden del Neolítico- presenten signos evidentes de la supervivencia del individuo tras la trepanación, en muchos casos
larga. La regeneración del hueso que observan los anatomopatólogos constituye
la evidencia de ello.
H I.:ORTI lN M[OICINA
137
[page-n-139]
138
[LfllO 01 LA CULTUAA
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¿oE FILO O DE PUNTA?
LAANTIGÜEDAD HISPANA
FERNANDO QUESADA SANZ
Universidad Autónoma de Madrid
Planteamiento
'P
raeterea non caesim sed pundim ferire discebant', 'además enseñaban a herir no
de filo sino de punta'. Así describía Flavio Vegecio Renato (Epitoma Rei Militaris
1, 12) la esencia del entrenamiento con la espada de los legionarios romanos.
Vegecio continúa explicando que los romanos sometieron con facilidad a quienes se
enfrentaron con ellos empleando armas diseñadas para golpes tajantes, porque
éstos, incluso los de mayor fuerza, rara vez matan, dado que los órganos más vitales del cuerpo están protegidos tanto por huesos como por armaduras. El tratado
de ciencia militar de Vegecio fue escrito en una fecha indeterminada entre 383 d.C.
y 450 d.C., en plena crisis del Imperio Romano y, más que de la ciencia militar de su
propia época, es un resumen -a menudo caótico- de textos muy anteriores, la
mayoría hoy perdidos, junto con datos contemporáneos al autor.
La tradición romana de preferir los golpes de espada dados de punta frente
a los de filo se remonta muchos siglos atrás, al menos a la época inmediatamente
anterior a las Guerras Púnicas. Así, ya Polibio (c. 200- c. 118 a.C.) escribía en el
contexto de las campañas contra galos boyos e insubres de 224-222 a.C. que por su
construcción, las espadas galas sólo tienen eficaz el primer golpe, después del cual se
mellan rápidamente y se tuercen de largo y de ancho de tal modo que si no se da tiempo
a los que las usan de apoyarlas en el suelo y así enderezarlas con el pie, la segunda estocada resulta pradicamente inofensiva (...) Los romanos, en cambio, que utilizan sus espadas no de filo, sino de punta, porque no se tuercen y su golpe resulta muy eficaz, herían,
golpe tras golpe, pechos y (r"entes, y mataron así a la mayoría de enemigos... (Polibio, 2,
33; también interesantes 2, 30, 8, Dionisio de Halicarnaso, 14, 1O, 17 y Polie no,
Estratagemas 8,7,2).
iOf r 110 O DE !'UNTA? LA ANTIGÜlD,\0 Hl5rANA
139
[page-n-141]
Cuando narra Polibio la batalla de Cannas
(2 16 a.C.), en la que el ejército cartaginés de
Aníbal contaba con contingentes galos e hispanos,
además de los africanos, insiste en la misma idea:
los iberos y los galos tenían el escudo muy pareddo,
pero en cambio las espadas eran de factura diferente.
Las de los iberos podían herir tanto de punta como por
los filos; la espada gala, en cambio, servía sólo para
herir de filo y ello aún a cierta distancia (3, 114, 3).
Parece evidente que Tito Livio, autor posterior a
Polibio, seguía a éste cuando en su narración de la
misma batalla de Can nas escribía: Los galos y los his-
panos tenían escudos de casi idéntica forma, mientras
que las espadas se diferenciaban en forma y tamaño:
las de los galos, muy largas y sin punta; los de los hispanos, manejables por lo cortas y con punta, pues
estaban acostumbrados a atacar al enemigo clavando
más que dando tajos (Livio, 22, 46, 5). Por cierto,
que la propia redacción del original latino de Livio
hace sospechar que pudo ser la fuente del texto
tardío de Vegecio con que abríamos estas páginas:
'Hispano, punctim mogis quom caesim adsueto petere
hostem, brevitate habites et cum mucronibus'.
Contamos pues, hasta ahora, con tres datos: los antiguos romanos preferían
las espadas punzantes a las tajantes por su inherente superioridad; las espadas galas
eran sólo tajantes y las empleadas por los iberos eran mixtas, punzantes y tajantes.
A esto hay que añadir una cuarta información: según las propias fuentes antiguas,
en un momento indeterminado pero probablemente entre el 225 y el 200 a.C., los
romanos adoptaron una espada de origen ibérico, que denominaron gladius hlspo-
niensis. La fuente más explicita (aunque hay otras varias) es un manuscrito bizantino del s. X d. C., la Suda, que en este caso recoge un texto de Polibio (fr. 96): /os
140 H rilO Dll..\ CULlURA
ñJuu' ibtrlu s y espa.d~ d• potno artl!tonado
dertv.CS. de b •Jt"d> de fiooncón. u• Pel\>s (btn.
V•loncb). SIP. Foco f. Qucsoda.
[page-n-142]
celtíberos di(teren mucho de los otros en la preparación de las espadas. Tienen una punta e(tcaz y doble
(t/o cortante. Por lo cual los romanos, abandonando
las espadas de sus padres, desde las guerras de
Aníbal cambiaron sus espadas por las de los iberos ...
Fragmento que enlaza con la descripción que de
la espada romana de su época hace Polibio: la
espada, que llevan colgada sobre la cadera derecha y
que se llama 'española'. Tiene una punta potente y
hiere con e(tcacia por ambos (t/os, ya que su hoja es
sólida y fuerte (6, 23,6-7).
Prime ra cuestión : la s upe rioridad de la
punta sobre el filo
Por lo que se refiere a la primera cuestión (la supuesta superioridad inherente de las
espadas punzantes frente a las tajantes). los tratados modernos tienden a confirmarla, aunque con
matices. En lo que hay acuerdo general es que las
heridas punzantes son más peligrosas que las
tajantes (Quesada, 1992:68-6 9; Clements,
1997:8-9). El notable personaje que fue Richard F.
Espadas de frontó n. Cua del Monte (norte de
Alto.cete). SIP. foto F. Que,.do.
Burton, aventurero, viajero, lingüista, militar,
escritor y esgrimista, publicó en 1884 una obra, The book o( the Sword, en la que,
muy en la línea de las concepciones etnográficas y raciales de su tiempo, atribuía
características 'raciales' a los tipos de armas: He dado precedencia a la hoja curva
porque el golpe cortante es más natural para el hombre que el punzante. La naturaleza
humana tiende al golpe 'curvo' hasta que un entrenamiento severo /e enseña a golpear
directo desde el hombro. (.. .) Y sin embargo no hay duda sobre la superioridad del golpe
punzante sobre el cortante. Como muestra el diagrama, A, que ataca de punta, tiene
ventaja en tiempo y distancia sobre B que usa el (t/o. (...) Las gentes de las latitudes meri-
lOE FILO O OE PUNTA? LA ANTIGÜEDAD HISI'AN1\
141
[page-n-143]
diana/es -por ejemplo, las que habitan alrededor del
Mediterráneo, e/ foco de la civilización antigua,
donde la espada ha jugado su papel más brillante y
dominante son razas activas y ágiles de constitución
ligera y poder muscular comparativamente reducido.
En consecuencia, han preferido habitualmente y
todavía prefieren e/ arma de punta, cuya estocada
mortal puede darse sin necesitar fuerza o peso. Por
la razón inversa los hijos del Norte han elegido e/
espadón propiamente dicho, la hoja larga, recta,
pesada, de doble filo, que se adecuaba con su superior estatura y poder de momento. Ésta es una
visión geográfica y etnológica de la distribución de la
espada, una regla sin embargo tan genera/ que
deben esperarse multitud de excepciones ...
(Burton, 1884, 126- 128). No sería prudente
sonreír con superioridad ante la aparente ingenuidad de Burton: hay mucho en la arqueología y
en las fuentes literarias antiguas que tiende a
apoyar su visión etnográfica. Y en todo caso,
todos los tratadistas en esgrima y estudiosos de
las armas blancas más recientes mantienen la
superioridad de la espada punzante o mixta
sobre la exclusivamente tajante, más primitiva dado que la tendencia general del
hombre es a tajar (así por ejemplo Oakeshott, 1963:33-35; Clements, 1997: 13- 14;
Bridgfoot, 1997: 113).
Por otro lado, también debe tenerse en cuenta que la ciencia de la
esgrima con armas exclusivamente punzantes, que alcanzó su carta de naturaleza
sólo en el s. XVI (Ciements, 1997:5 ss.) y su plenitud sólo en e l s. XVIII
(Oakeshott, 1963:34), es realmente útil sólo en duelos individuales (Ciements,
1997:8, 11-13), en defensa personal en la ciudad (ibídem pp. 21-22) y en especial
142 El filO O l LA CUl fURA
o.wle de un.~ esl)'.cb lbtrka de antenu a~·
du deconcb con hilo de <~ tmbvddo.. Casa
d
[page-n-144]
cuando se enfrentan combatientes sin protección corporal (Bridgfoot, 1997: 1 13). En circunstancias de batalla, cuando el combatiente
debe esperar a ser atacado desde varias direcciones y por distintos enemigos protegidos con
corazas, cascos y escudos, la situación puede
ser muy diferente. Entonces una espada ropera
(o rapiere) sólo punzante puede ser menos útil
que una espada sólo tajante: la segunda tiene al
menos la oportunidad de herir el hombro,
brazo o cabeza del rival e incapacitarle; el estoque, en teoría más peligroso, debe primero
encontrar puntos débiles en la protección del
enemigo para poder penetrar (la axila, el cuello
o el bajo vientre), y esta selección del blanco es
problemática en el caos del combate. Mientras
que una punta de flecha o un pilum lanzados
con gran impulso pueden penetrar una coraza,
la espada estoque, impulsada sólo por la fuerza
del brazo (y con suerte, del cuerpo entero),
encuentra más problemas. Por eso la gran
mayoría de las espadas de guerra a lo largo de la
Owllt de la emput.adun de una espada de ri'OO~
t6n, con puente de broncf!. SIP. Foto F. Qunacb.
historia (hasta la generalización de las armas de
fuego y consecuente desaparición de las corazas) ha sido o bien puramente
tajantes o de uso mixto, no estoques puros, caracterizados por su hoja estrecha
y muy aguda y que no se encuentran en la Antigüedad o Edad Media. Incluso la
corta y ancha espada griega hoplita (xiphos) y la romana imperial (g/adius), de la
que las fuentes enfatizan su uso punzante, eran armas de uso mixto, aunque en el
contexto de una táctica de formaciones cerradas se emplearan sobre todo pero no
exclusivamente para punzar, en una secuencia que incluía primero empujar con el
escudo al enemigo para desequilibrarle y luego tratar de herirle en el vientre.
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Segunda cuestión: las espadas galas
Por lo que se refiere a las espadas galas, la
arqueología confirma en buena parte las afirmaciones citadas de Polibio. Aunque las primeras
espadas celtas (del periodo de La Tene 1, hacia el
s. IV a.C.) son piezas de hoía recta y punta aguda,
de uso mixto tajante-punzante, hacia el s. 111 a.C.
habían evolucionado hacia un tipo de espada más
larga, de hasta un metro de hoja, con filos paralelos y rectos, únicamente utilizables para asestar
grandes golpes de sable (Dionisio de Halicarnaso,
14, 1O, 17). En cambio y aunque no se puede
negar que algunas espadas de mala calidad se
doblaran con facilidad, los estudios recientes permiten afirmar que muchas espadas de La Tene 11111 son de buena calidad metalúrgica (Pieiner,
1993: 159 ss.). En todo caso, esta cuestión no nos
afecta ahora porque, aunque en Iberia aparecen
numerosas espadas rectas de tipo de La Tene 1 y
derivados locales, apenas si existen, salvo en
Cataluña, espadas tajantes de La Tene 11-111.
La tradición de las espadas d e Ibe ria y el
. 'glodius hisponiensis' romano
Las cuestiones tercera y cuarta son para nosotros de la mayor importancia:
según Polibio y Livio, las espadas de los hispanos eran muy eficaces, por su doble
capacidad de herir de filo y de punta, tanto que fueron adoptadas por el ejército
romano republicano como g/adii hispanienses, espadas hispanas que causaron terror
entre otros enemigos de Roma, como los macedonios en 199 a.C. (Tito Livio, 31 , 34).
Planteada así la cuestión en sus términos de significado histórico es como
como podemos pasar a examinar la tradición formal y funcional de las espadas de la
144
lL FILO 0( LA CULTURA
Esp¡du do ápo plo do la Tb b.JJL Ampurias.
Huwo ... ~-- Foco F. ~acb.
[page-n-146]
Península Ibérica desde el final de la Edad del Bronce y hasta la llegada de los romanos a fines del s. 111 a.C., para averiguar si efectivamente hay una tradición homogénea y cuál pudo ser la espada que los romanos copiaron.
Aunque en el Bronce Pleno (en torno al s.
)0.1
a.C.) surgieron, por ejemplo en
el Egeo, espadas de bronce aparentemente diseñadas como estoques, hay suficientes
pruebas arqueológicas de que a menudo se empleaban de otro modo: la empuñadura
no es integral con el arma, sino que consiste de una pieza independiente remachada a
la hoja. Los desgarros laterales que a menudo presentan los orificios de remaches en
los hombros de estas espadas indican claramente que fueron -mal- utilizadas en golpes tajantes: su carácter punzante era pues resultado de su debilidad estructural
(Oakeshott, 1963:34; contra Godon, 1953:74); incluso se han planteado dudas sobre
su misma funcionalidad (Drews, 1993: 198 con más referencias; Harding, 1999: 162
ss.). En el Bronce Final de la Península Ibérica, como en el resto del Mediterráneo, se
popularizaron después espadas de hoja más o menos pistiliforme y empuñadura de
lengüeta solidaria con la hoja, de función mixta, tajante y punzante, aunque el ensanchamiento de la hoja en el tercio distal (hacia la punta) implica un mayor énfasis en los
golpes tajantes. Algunas de las espadas de este tipo se cuentan entre las mejor diseñadas, sólidas y equilibradas de la historia de las armas blancas. Con todo, en el
Bronce Final del Mediteráneo Occidental y en el Bronce Final Atlántico, hacia los
siglos X-IX a.C. se produjo una novedad curiosa consistente en la aparición de unos
tipos de espada (llamadas 'de lengua de carpa' y sus evoluciones 'Vénat' y 'Sa ldda'),
con nervio marcado, en las que la punta se aguza y estrecha considerablemente, todo
lo cual implica un nuevo énfasis hacia la función punzante, aunque la tajante no se
pierde del todo. La composición del bronce, binario, es buena, con una media del 1O%
de estaño (Rovira, 1995); la tecnología parte de la fundición en un molde de piedra.
Con la extensión del uso de la metalurgia del hierro en Iberia, hacia los ss.
VIl-VI a.C., asistimos a un fenómeno notable: los artesanos tartésicos y los del área
levantina trataron de imitar la vieja tradición de espadas broncíneas largas de hoja
recta y punta aguda del Bronce Final pero en hierro forjado, primero copiando
exactamente los modelos de bronce (espada de Cástulo) y luego ensayando otros
derivados (Palmarón en Huelva, Can Canyis en Tarragona, La Solivella en
iDE FILO O OE rUNTA7lA 1\NTIGUEDAD HIS I'ANA
145
[page-n-147]
Castellón). Al tiempo, en la zona nororiental aparecen e.spadas de hoja larga y recta
y empuñadura de antenas (alguna, como la de Camallera, de hasta 73 cm. de hoja).
Sin embargo, estas dos tradiciones de armas de larga hoja recta murieron en el s. VI
a.C., probablemente porque la metalurgia inicial del hierro todavía no estaba bien
adaptada a forjar hojas sólidas y que a la vez fueran largas y estrechas. En todo caso,
cuando tras un cierto hiato en nuestra información volvemos a contar con espadas
en yacimientos arqueológicos, ya a fines del s. V a.C., la situación ha cambiado por
completo: la tradición de largas espadas ha desaparecido para siempre, sustituida
por otra basada en las espadas cortas (Quesada, 1997: 194-203).
En el ámbito de la cultura Ibérica (a grandes rasgos: Andalucía, Sureste y
Levante) desde el s. V y hasta ell a.C. encontramos básicamente dos tradiciones de
espadas: la famosa falcata (Quesada, 1992) y las de hoja recta, corta y ancha. El área
catalana responde a una tradición armamentística diferente, de tipo galo.
La falcata ibérica procede de un prototipo itálico del s. VI a.C., muy modificado hasta el punto de constituir un arma diferente. Las machairas itálicas son sables
largos y curvos, de un solo filo, con una media de 64,5 cm. de longitud de hoja, y de
función exclusivamente tajante. Los artesanos ibéricos modificaron esta arma para
convertirla en una espada mucho más corta (hoja de 48,5 cm. de media) y sobre todo
de doble uso, tajante-punzante. Esto se aprecia sobre todo en la aparición de un contrafilo en el dorso de la hoja que abarca en torno a un tercio de la longitud de la
misma y en una menor curvatura de la espada. Asi, la falcata se convierte en una
espada cortante y punzante pero de hoja muy ancha, adecuada para un combate
tanto en orden cerrado, al modo romano o griego (donde se usarían golpes de punta
hacia el vientre del enemigo, tal y como se observa en el caso del relieve de Osuna
en Sevilla), como para un combate algo más abierto, con golpes cortantes laterales o
verticales desde el hombro. Este último empleo es el documentado por un texto de
Séneca (De Beneficiis, 5, 24): ¿Recuerdas, César, aquella ocasión en la campaña de
Hispania? Te habías torcido el tobillo, no podías andar y estabas sediento. Uno de tus soldados recogió agua en su casco y te la trajo ... Tú crees que podrías recordar perfectamente a
aquel hombre que te ayudó. Y sin embargo no me reconoces, porque en aquel entonces yo
era todavía un hombre completo; después, en la batalla de Mundo, perdí un ojo y parte de
146
H f ilO DE LA CULTURA
[page-n-148]
los huesos de mi cabeza... Tampoco reconocerías el
casco que llevaba, porque una fa/cata hispana lo partió
por la mitad.
Aunque la falcata fue, con diferencia, la espada
de más éxito entre los antiguos ibéricos, entre
otras cosas por sus connotaciones simbólicas
(Quesada, 1992:201 ss.; 1997: 162 ss.), durante los
siglos V y IV a.C. aparece a menudo acompañada
de espadas de hoja recta simétrica, de dos tipos
diferentes. Uno es la espada de frontón, de origen mediterráneo, con hoja muy ancha y lígeramente pistiliforme y una peculiar empuñadura
rematada en un pomo curvo en forma de frontón
(de ahf su nombre). Es un arma mediana, con una
hoja de en torno a los 40 cm., pesada y de funcionalidad muy similar a la de la falcata. El otro tipo,
menos frecuente, es de fabricación ibérica pero de
origen distinto, pues procede de la Meseta: son
e.spadas con pomo rematado en 'antenas atrofiadas', de empuñadura redonda o facetada, a menudo decorada con dama.squinados en plata o cobre.
Aunque tipológicamente son muy diferentes y tienPUIIoll>&lcodehoja~r dedudoAiundon>
.
·
lidad. ZacnL M.>oo de Gr>n>da. Fo
den a ser aún más cortas, su función es también
mixta, aunque probablemente se emplearan más en función punzante dada su corta
longitud. La gran anchura de las hojas de todas estas espadas (falcata, frontón y antenas) hace que no sean demasiado eficaces como armas punzantes contra enemigos
muy protegidos con corazas metálicas, pero lo cierto es que todo lo que sabemos
sobre la guerra en la Iberia prerromana indica que el armamento defensivo se limitaba sobre todo a escudos y cascos, mientras que la coraza, cuando existía, era sobre
todo de cuero o material orgánico acolchado, más fácil de perforar; además, el muslo
y el bajo vientre estaban mal protegidos, probablemente en aras de la movilidad.
101 rilO O 01 PUNTA? l A ANTICUIOAO HISPANA
147
[page-n-149]
A lo largo de toda la Segunda Edad del Hierro, el
área catalana adoptó una panoplia esencialmente distinta, de tipo galo, basado en la espada recta de tipo de La
Tene 1, de mayor longitud (hoja en torno a los 60 cm.),
pero también de función mixta tajante-punzante. A lo
largo del tiempo, estas espadas evolucionaron en la
misma linea que sus vecinos al Norte de los Pirineos,
alargándose y enfatizando la función cortante, aunque
probablemente sin llegar al extremo del mundo galo.
En el interior peninsular y en especial en la
Meseta Norte, la evolución del armamento siguió lineas diferentes. Aquí la t radición mayoritaria y casi exclusiva es la de espadas de antenas atrofiadas de origen
norpirenaico, aunque mucho más cortas, en torno a
los 30 cm. de hoja, hasta el punto que, para los estándares centroeuropeos, las espadas peninsulares serian
casi puñales. En todo caso, a lo largo del tiempo se
aprecia una cierta -y sólo parcial- tendencia a la aparición de tipos ligeramente más largos (longitud media
de la hoja, 35cm.) y con hoja pistiliforme, como el tipo
Quesada VI ( 1997:221 ss.), que podría indicar un
empleo de filo más frecuente. De todos modos, resulta diffcil visualizar una función tajante para armas de
hoja tan corta. En todo caso, debe recordarse que el arma principal en toda la
Penlnsula durante toda la Edad del Hierro es la lanza y la jabalina, mientras que la
espada sólo debía emplearse como último recurso.
junto a las espadas de antenas, a partir de fines del s. IV se extendieron por
la Meseta las versiones locales de la espada de La TEme 1 galas, modificando sobre
todo la vaina y el sistema de suspensión, más que la espada en sí misma. Estas armas
perduraron y alcanzaron gran popularidad durante los siglos 111-11 a.C., mientras que
en la propia Galia habían sido sustituidas por los largos espadones ya comentados.
148
fL f i lO Ot lA CU L
TUI\A
PuA•I óbérico de ho!> u1>ng~~lor. de dudosa fvn
Nlic:bd. Zagra. Mvseo de Gr;uQcb. foto F. Quewdl.
[page-n-150]
Estas espadas de unos 60 cm. de hoja son mucho más útiles como armas de empleo
mixto (Quesada, 1997: 248 ss.).
Volvemos así, por fin, a una de las cuestiones que planteábamos al principio:
¿cuál es el prototipo del gladius hispaniensis romano? Esta es una cuestión que ha sido
muy discutida desde principios del siglo XX pero, a la vista de recientes descubrimientos arqueológicos de espadas romanas de este tipo, sólo cabe una respuesta
(Quesada, 1997b): entre todos los candidatos, sólo la versión celtibérica tardía modificada de la espada de La Téne 1gala es adecuada como prototipo; más aún, es prácticamente imposible distinguir estas espadas de necrópolis meseteñas relativamente
tardías como Arcóbriga o La Osera o incluso quizá en algunos yacimientos ibéricos
como Puntal deis Llops (Valencia), de las espadas romanas republicanas halladas desde
La Rioja en España hasta Delos en Grecia, pasando por el sur de Francia o Eslovenia.
En cuanto a los puñales, exigirían un estudio aparte dada la gran variedad
de tipos y variantes que existe tanto en el ámbito mediterráneo como en el interior
de la Península. En todo caso y aunque hay algunos tipos perfectamente funcionales
como armas, la mayoría, por su pequeño tamaño, por la forma de la hoja (por ejemplo los puñales de hoja triangular andaluces y murcianos) y por las peculiaridades
decorativas (por ejemplo los puñales 'Monte Bernorio' del Alto Ebro) debieron ser
objetos de prestigio, símbolos de status más que armas propiamente dichas y, por
tanto, su análisis funcional resulta aún más resbaladizo que en el caso de las espadas.
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lOE FILO O DE I'UNTA? LA ANTIGOEOAD H ISrANA
149
[page-n-151]
Kukri. cuchillo Gurka, Nep¡l.
150
ll 1110 DI LA CULTURA
[page-n-152]
ARMAS BLANCAS
MEDIEVALES Y MODERNAS
ANTONIO CARPI
Colaborador del Museo Militar (Valencia)
Y
a en el Siglo XII, aparecen herramientas que se transformarían en armas, y
armas que a su vez se transformarían en adornos y en herramientas.
El mayor exponente lo tendremos en Al Andalus, donde aparece este fenó-
meno de transformar las armas en herramientas o adornos, que aún hoy en día se
siguen utilizando. Esto va asociado a la evolución en un primer instante, ya que al
acabar la lucha, sobre todo en el territorio español, aparece la necesidad de fabricar
gran cantidad de herramientas, para asegurar el dominio sobre la tierra conquistada y acto seguido la creación de un proceso artesanal en el medio rural.
La necesidad de conseguir alimentos conduce a transformar las cimitarras y
alfanges del ejército en herramientas, conforme sus miembros comienzan a cultivar
la tierra conquistada; así se procederá a la fundición de arados y la fabricación de
hoces y cuchillos de corte para su utilización en la agricultura y para el sacrificio de
animales de granja, que proporcionarán alimento a los soldados que han dejado de
serlo momentáneamente gracias a una paz que de momento promete ser duradera.
Al tratar el uso de armas cortas y de carácter defensivo en la zona de dominación musulmana, encontramos las denominadas gumias o pequeños cuchillos curvos de unas dimensiones de entre 25 á 30 cm. de largo, que si bien en un principio,
como ya comentamos eran armas de carácter defensivo, con el tiempo pasarán a ser
utilizadas como herramienta de corte de uso diario o como ornamento, ya que
muchas de ellas cambiarían la madera o el bronce de su empuñadura y de la funda por
metales preciosos a los que se engastarían piedras preciosas, un ejemplo típico lo
tenemos en las armas pertenecientes a Boabdil el chico, último rey moro de Granada.
De este tipo de armas, tenemos infinidad de modelos, que en el transcurso
del tiempo apenas han variado, como por ejemplo los típicos janyark de Sudán, las
ARMAS BL
ANC,\S MEDIEVAltS Y MODERNAS 15 1
[page-n-153]
gumías del Magreb (marroquíes, tunecinas, etc.), las jambiyas de los Balcanes y de la
Península Arábiga, cuya representante más conocida es la jambiya del Yemen, confeccionada con cuerno de rinoceronte en su empuñadura, la cual es símbolo de
hombría, siendo las más antiguas las más cotizadas.
En la zona de dominación cristiana tenemos el equivalente a las musulmanas,
con armas cortas como serán las dagas, los puñales y los estiletes, éstos de diferentes modelos y variedades; desde las hojas estrechas de doble filo, ofensivos o
defensivos, a los de hojas anchas, utilizados para la caza o en tareas artesanales,
como la matanza de animales domésticos, etc. Éstas eran armas o herramientas más
de escuderos y plebeyos que de caballeros, aunque éstos adoptarían formas lujosas
con la función de adornos en sus vestimentas, como por ejemplo dagas y puñales
con guarniciones en metales preciosos, con las hojas damasquinadas y engastadas
tanto en las empuñaduras como en sus fundas con piedras preciosas; al igual que las
musulmanas medían entre 25 y 30 cm, pero éstas e.ran de hojas rectas, por ambas
caras y algunas con unas acanaladuras en el centro, que en muchos de los casos se
utilizaban para contener sustancias tóxicas o venenos, o bien solamente servían
para que entrase aire en las heridas, lo cual producía una infección o muerte más
rápida del ofendido.
Del mismo modo que en el caso de las musulmanas, las cristianas tienen infinidad de modelos, los cuales no han variado casi en el transcurso de los años,
pudiendo citar: la daga de orejas, de procedencia oriental e introducida por los árabes en España, que se adoptarla en el sur de la península; los cuchillos o puñales
españoles, originarios del siglo XV. de los que se conocen infinidad de variedades, de
doble filo los más normale.s, fabricados en Toledo, Albacete y también en Zaragoza y
Valencia; los de hoja ancha, usados en las monterías, para el desuello de las piezas
cobradas en ellas, que tenían la empuñadura de madera en un principio, pero después se ornamentaron con hueso o asta de cérvidos, con gavilanes de latón.
Por otra parte tenemos los cuchillos herramienta, tan antiguos como los
puñales, como son los cuchillos canarios de un solo filo, con una curvatura en la
parte superior, junto a la espiga de la empuñadura, que se fabricaban de piedra
engastada de forma redondeada, y cuyas fundas eran de madera o piel de cabra.
152
l l 111 0 DI LA CULTURA
[page-n-154]
Fuera de España y siempre centrándonos en las armas
cortas, en diferentes épocas, se
fabricaron dagas de hoja ancha,
como las conocidas dagas suizas,
también conocidas como dagas
holbein, del siglo XVI, de las cuales se efectuaron copias en la
Alemania nazi, para los oficiales
de los ejércitos del 111 Reich, así
como para los de las SS.
Por otra parte y como
Cuchllo canorio. &polla.
curiosidad dentro de las armas
cortas son de destacar, las dagas o e.stiletes italianos de los siglos XV y XVI, de los
que se efectuaran copias de las cuales encontraremos representación en España, y
aún hoy en dla algunas copias se adoptan para los uniformes de gala del ejército
español, como son por ejemplo una serie de espadines, que según el arma que pertenezcan variarán de modelo.
También en el Reino Unido, aparecerán armas blancas cortas características
dentro de las islas, como son las dagas testiculares inglesas, de las que derivarán los
dirk escoceses; éstos en un principio se fabricaron de los despuntes de armas blancas largas, como las espadas y los sables, a los cuales se les añadía una empuñadura
de madera de brezo, madera rica en sílice y muy común de las tierras escocesas, y
se les añadla en el extremo de la empuñadura una piedra de cuarzo ahumado o bien
una pieza de bronce o metales preciosos según el caso, con el escudo nobiliario de
la casa a que perteneda el portador, pasando a ser de una arma defensiva o una útil
herramienta a una pieza ornamental.
También podemos citar del Cáucaso, la existencia de una daga o espadín
t.ipico de esas tierras y en especial utilizado por los cosacos de la Península de
Crimea, el denominado kinjadal; ésta es un arma con hoja de doble filo y terminada
en una punta muy aguda, cuya empuñadura está elaborada de metales como la alpa-
ARAIAS ~!ANCAS AIEDIIYAII \ 1 MOOIRI'
153
[page-n-155]
ca o el bronce y en ocasiones con metales preciosos, esto con una filigrana del
mismo metal tanto en la empuñadura como en la funda que era del mismo material.
Tras la colonización española de América del Sur, se utilízaron una serie
de herramientas de corte en las zonas rurales; un ejemplo de estas armas-herramienta son los facones, que partiendo de cuchillos grandes de mesa, se les prevela de una empuñadura y funda de plata o alpaca, decorando con láminas de oro
pobre la superficie. Estos serian los cuchillos utilizados por los gauchos en la
Pampa de Argentina y por los llaneros en el Uruguay, aunque éstos tenian una diferencia a los anteriores, y es que su empuñadura era realizada en madera y la funda
en cuero de las reses que conducfan. Estos cuchillos eran de un solo filo y la parte
superior era redondeada.
De la colonización inglesa en Afrlca y Asia podriamos citar ciertas armas
cortas, que aunque no son de procedencia inglesa, sí eran utilizadas por miembros
de sus tropas regulares o bien por sus oponentes, como el caso de los pequeños
cuchillos o dagas ceremoniales o telek de los nuba de Sudán y como los janyark utilizados por los naturales de Kassala (Sudán).
En Africa, también son de reseñar los cuchillos de los yoruba, de Nigeria, de
hoja corta y de doble filo, pero muy llamativos en su empuñadura y funda, confeccionadas con cuero de múltiples colores. Y por último cabe citar otro cuchillo o
herramienta de corte, así como una espada corta, procedente del pueblo de los
pastores masai, cuya hoja era de hierro, antiguamente forjadas por ellos mismos y
su empuñadura y funda están confeccionadas con madera y piel tintada procedente
de sus rebaños.
En la India, podemos citar los khanjar, que son unos cuchillos de pequeñas
dimensiones, de diversos formatos según la región de la India donde se utiliza,
como los que usan en el Punjab la secta de los sihjs. La empuñadura es de latón y
en forma de cabeza de caballo por lo general, y con la hoja curvada o de doble giro.
También se utilizan otro tipo de cuchillos para la caza y en especial podemos
citar como una gran curiosidad el conocido como katar. Este puñal o daga difiere de
los demás por ser un cuchillo que no tiene empuñadura, e.s decir la tiene pero no es
como los convencionales, sino que es como un asidero en forma de H, que se
154 EL rilO OlLA CULTURA
[page-n-156]
empuña por la barra transversal
del mismo. Estas dagas se utilizan por parejas y su uso principal era la caza del tigre en la
zona del golfo de Bengala (sur
de la India).
Citaremos también al
lado de la India, Nepal de donde
se surtían los cuerpos de regulares del ejército colonial inglés y
que aún hoy en día continúa
existiendo regimientos de gurkKaur, cuchillo pan la a u del dgre. India.
has, que emplean un cuchillo de
hoja curva angulosa y de gran peso en su punta, de un solo filo, cuya empuñadura
está confeccionada en madera, hueso o marfil en algunos de los casos y que su
funda, en la mayoría de ellos está confeccionada con piel de búfalo con adornos
metálicos. Este cuchillo se denomina kukri.
Dejando de lado esta pequeña introducción de armas cortas, pasaremos a
retomar lo que conocemos como armas largas y las posibles herramientas que en
su momento se fabricaron con las mismas y de las herramientas de las que algunas procedían.
Comenzaremos con las armas sarracenas en la España del Siglo XV. Como
ya citamos, los musulmanes introdujeron en España los alfanges y cimitarras, de hoja
curvada, y las ginetas, arma esta última traída a la península por los zenetes, tribu
berberisca del norte de Africa, que vino a combatir al servicio del rey Muhammad 1,
a finales del siglo XII, era de hoja ancha y recta, con los brazos del arriaz (cruz), curvados hacia la hoja, siendo frecuente que tomaran la forma de un animal; su empuñadura era corta y normalmente acabada en un pomo discoidal. De estas espadas
uno de los exponentes más interesantes es la propia espada de Boabdil XII, e/ Chico,
último rey nazarí en España; fabricada en su empuñadura y funda con metales preciosos y pedrería, y en cuya hoja se puede leer un fragmento del Corán.
ARMA$ BLANCAS MEDIEVALES\' MOD(I\NAS
155
[page-n-157]
Al igual que en lo expuesto anteriormente, las armas largas blancas cristianas, van a sufrir diversas modificaciones pero no muy sustanciales. Las espadas
serán de hojas rectas y existen una gran variedad de las que citaremos varias a continuación; los sables tanto pueden ser de hoja recta como curva de los que también
podremos citar una gran variedad.
A partir de la invasión musulmana aparecerían espadas mucho más ligeras,
las cuales se reforzarán en diferentes partes pero serían de hojas más delgadas y
puntiagudas. Esto se debe a la evolución ocurrida en las armaduras pesadas que se
transformarán en otras más ligeras, guarnecidas con cotas de malla de acero y no
con placas de hierro, como sucedía anteriormente; por ello las espadas que aparecieron eran más ligeras y más manejables, y podían utilizarse con una sola mano,
cosa que no ocurría con anterioridad con el uso del montante o mandoble, espadas
que se tenlan que utilizar con ambas manos, dejando los flancos del usuario al descubierto y desprotegidos, pudiendo causar baja en un enfrentamiento armado.
Es asf pues que la espada evoluciona disminuyendo su anchura, y haciéndose
más ligera, se exige más destreza, ya que la muerte será provocada o sobrevendrá
ahora por la punta del arma y no de un golpe sobre el adversario con el filo del
lomo de la espada.
Aparecerán como adornos una serie de filigranas en la cruz o gavilanes de la
empuñadura de la espada, que van a servir para la defensa y protección de la mano
y dedos del que esgrime dicha arma; a estas guarniciones de placas perforadas y
topes en forma de lazo, se les denominarla tazas o cazoletas.
Al igual que en las armas cortas, muchas de las hojas largas, tenían hendiduras y depresiones en el lomo de la hoja que servia para que entrase aire en la herida o bien para depositar algún tipo de sustancia venenósa.
En España y países de su influencia el borde superior de la cazoleta se doblaba hacia el exterior para que sirviese de rompepuntas. En general, las guarniciones
solían ser de tres clases básicamente, aunque éstas se dividían en varias más, pero las
principales son las: caladas, cinceladas y con adornos foliares o faunisticos, aunque
también se daban los tipos mixtos. Las empuñaduras eran de madera y por lo general, estaban recubiertas por un torzal de alambre de hierro, cobre o latón y en los
156
El FilO ot LA CUlTURA
[page-n-158]
casos de ejemplares de gran lujo
éste era de trenzado de plata.
A partir de aqui las
espadas han sufrido pocos cambios hasta nuestros dfas, se presentan al igual, diferencias según
los usos que se les fuese a atribuir, como por ejemplo, las
dimensiones y peso superior de
las espadas militares, que las
que se conocfan como roperas,
utilizadas por los particulares
Kin¡ilcbl cuthlllo dtl Ouuso.
para su defensa.
Al igual que las armas largas blancas musulmanas, muchas de las armas cristianas generalizaron el tener grabado en el lomo de la hoja alguna inscripción;
entre ellas y las más destacables se encuentran oraciones y lemas como " no me
desenvaines sin razón y no me envaines sin honor ".
En las espadas militares, además de tener grabado el escudo del arma o regimiento a que pertenedan en las guarniciones de la empuñadura, se grabaran filigranas de latón o en su caso de plata en las fundas de dichas armas.
Las espadas serian sustituidas en los diferentes ejércitos por los sables a
partir del siglo XVIII. Aunque se continuaran fabricando espadas, el uso del sable
se extenderla durante el siglo pasado y las espadas quedarían como reliquias de
uso en los uniformes de gala en los ejércitos del siglo XX. La forma curvada es la
generalizada de la.s hojas, aunque existen sables de hoja rectilínea cuyo precedente
son las espadas-sable de 1907- 1918; se cree que su origen son las armas de la cultura islámica, pero su introducción en los ejércitos europeos es debida a los de
Polonia y Hungrfa.
Los sables destinados a caballería ligera, tienen vacceos en ambas caras para
que sean de peso más l!gero, los más conocidos en España son los modelos Ingleses
de 1796, empleados durante la guerra de la independencia frente a los franceses.
ARMAS BLANCAS M!DI!VALLS \' MODIRNAS
157
[page-n-159]
Como curiosidad podemos añadir que muchas de las hojas de los sables utilizadas en las guerras carlistas en España y por la escasez de material, estaban confeccionadas con hojas de hoces y guadañas.
El material más común para la fabricación de las empuñaduras y guarniciones
de los sables seria el latón, al igual que las fundas de los mismos, aunque también se
utilizarla la piel con herraje de latón o bien la funda integra de alpaca, como en los
modelos de 1895.
Serán mucho más pesados, los sables utilizados por la marina, denominados
sables de abordaje, siendo éstos elaborados con guarnición y empuñadura de hierro como los de 1860. La mayorfa de los sables y espadas de la marina de los diversos ejércitos suelen tener guarniciones de latón decorado, con un ancla, emblema
de la marina.
Al igual que con las armas cortas blancas, haremos una descripción y citaremos una pequeña muestra de las diferentes variedades y formas que se encuentran
en el mundo de armas blancas largas:
Unas de las más famosas fueron, dos tipos de espadas fabricadas en la
Península Itálica; una denominada dnquedeo, siendo esta una espada corta de hoja
ancha -de ahí su nombre que hacía referencia a la anchura de su hoja, de forma
triangular, y cuya guarnición estaba formada por dos gavilanes curvos y empuñadura de hueso o marfil- y está rematada por un pomo aplanado; uno de sus poseedores fue Carlos V. La otra, la conocida
schiavona , ceñida por los schiavoni o
guardia personal del dux de Venecia, está dotada de una guarnición de farol, la cual
envolvfa totalmente la mano.
Al igual que ocurriese con las armas cortas, también serian de citar las espadas inglesas de principios de siglo XVII, cuyas guarniciones estaban exclusivamente
formadas por una placa calada con uno o dos anillos situados debajo de ésta. De
aspecto más pesado es la broad sword, del siglo XVIII, tfpica de Escocia, cuya guarnición era la más conocida como de " farol ".
Otro de los exponentes son las armas francesas; los espadines del siglo
XVIII, que constituirán la espada de vestir de Europa. Estos eran fabricados en hoja
triangular, vaciada en su centro; tenlan la guarnición de la empuñadura en forma de
158
H IILO Ol LA ClllfURA
[page-n-160]
cazoleta; después darán paso a
través del tiempo a los espadines europeos, siendo el precedente de los floretes modernos.
En España existe una modalidad
única destinada al toreo. Es una
espada de morfologfa propia
que la hace fácilmente reconocible. Es de hoja de doble filo muy
delgada, se la conoce como
estoque y tanto la empuñadura
como la guarnición están forraFuón. cuch~lo p ud>o. Ar¡e<>ú"'.
das con cinta de lana tintada en
rojo, para evitar que se resbale la mano a la hora de ejecutar la suerte de matar:
En Argelia se fabrica una espada corta conocida como
~issa.
La hoja tiene filo
por solo una de sus partes, siendo rectilínea por la parte que carece de filo, mientras que en la parte afilada presenta una doble curvatura, finalizando en una aguda
punta; muy similar a esta arma son los yataganes turcos, arma propia de la zona balcánica. Los yataganes son de contorno ligeramente cóncavo en sus dos tercios proximales. pasando a ser convexa en su tercio distal. Carece de defensas, pero posee
una pieza metálica en la parte inferior de la empuñadura que se prolonga en forma
de cuña; las cachas que forman la empuñadura se ensanchan en su extremo superior, en forma de orejeras.
En el Cáucaso y Rusia tenemos una espada en forma de sable curvo, que se
conoce con el nombre de shasqua. Esta arma junto con el kindjal, serian armas utilizadas por los cosacos. La shasqua posee una hoja curva de un solo filo, con un acanalamiento junto al lomo. La empuñadura es simple, con un ensanchamiento
sesgado hacia el lateral, que le sirve de pomo. En los modelos militares, la empuñadura suele ser de asta o hueso, reforzada por piezas de metal, y la funda de madera
recubierta por piel. Se diferencia la época zarista, de la época soviética, por el grabado: en la primera del águila imperial y en la segunda las siglas CCCP.
ARMAS ltA:-CAS >I!DIIVAL! S Y \10011\:-AS
159
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De Asia, podemos citar como curiosidades, del archipiélago japonés, las
katonas, espadas éstas muy peculiares. Su morfología no ha variado desde la Edad
Media. La forma de su forjado era muy llamativa, ya que comenzaba con un elaborado proceso, que eliminaba el que la hoja fuese quebradiza. A esta se le da el nombre de katana, a la de mayor tamaño, pero se encontraban de varios tamaños y se
denominaban de diferente manera, como el tachi, que normalmente iban acompañadas de una daga corta, conocida como aikutchi.
En la zona de Indonesia e Islas Filipinas, existían los cuchillos-machete de
hoja flamígera conocidos como cris, cuya hoja era de doble filo y tenía inscripciones
como elementos ornamentales. Por regla general su hoja se ensancha en su parte
superior, presentando una serie de entrantes y salientes escalonados. La empuñadura, suele estar tallada en madera noble, asta, hueso, las más elaboradas, en marfil.
Los procedentes de la isla de Bali suelen tener la empuñadura recubierta de placas
de nácar. Las fundas son de madera.
El barong y el copilan, son dos de las armas más típicas de los moros filipinos
de la isla de Jolo. La primera consta de una hoja espatulada de gran peso y ligeramente curvada, que continua con un cuello de forma cilíndrica, generalmente de
plata, que se ensanchaba en su parte superior con un pomo de marfil, asta o hueso.
El copilan está formado, por una hoja rectilínea, que se va ensanchando hasta el
extremo distal, y finaliza en un corte oblicuo. Su empuñadura es de madera, generalmente de forma animal y en la mayoría de los casos tiene sujeto un largo mechón
de cabello humano.
En Africa, no existen casi armas largas, como espadas y sables. Sí que citaremos como curiosidad la takouba, o espada de los tuaregs, habitantes nómadas del
desierto sahariano. Estas espadas muy llamativas son muy valiosas y antiguas.
Algunas proceden de la Edad Media; tienen una hoja de doble filo, que presenta
varias acanaladuras en su parte central, generalmente adornada con motivos de
astronomía. La funda está confeccionada con cuero de camello, que normalmente
está adornado con trenzados de hilo de colores vistosos. Muchas de estas armas
tienen una procedencia andalusí, ya que fueron introducidas en el desierto por los
musulmanes españoles.
160
ll filO DI lA CUlTURA
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En el Sudán y Chad, se
utiliza una espada muy parecida a
la tokoubo, que se conoce como
koskoro. Suele presentar inscripciones árabes en la parte central
del lomo de la hoja; el arriaz es
rectilíneo, como el de las espadas medievales europeas, y
podrla ser que estuviese inspirado en las espadas de los cruzados. A diferencia de la espada
tuareg, la empuñadura es circuCuchillo Nub> (Sudin), Telok.
lar y aplanada. La funda es de
cuero; en muchos de los casos presenta el brocal y cantonera de piel de cocodrilo.
Y por último, citar una espada muy antigua y tfpica de Etiopía; se denomina
shotel abisinio. Su empuñadura suele ser tallada en asta, en forma de X, sobre la que
se superponía un pomo metálico, esta arma era la que portaba la guardia personal
del emperador Haile Selassie.
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A~MAS BlANCAS MEOilVALH Y MOOfRNAS
161
[page-n-163]
162
fl rilO DE lAClJlTVRA
[page-n-164]
LA NAVAJA ESPANOLA
ALFONSO DE CARLOS PEÑA
lnsliMo de Estudios modríleiios
A
pesar de que la palabra navaja existe desde la Antigüedad ésta se circunscribía únicamente al instrumento del barbero para " roer" el pelo,
según el "Tesoro de la Lengua Castellana o Española" de Sebastián de
Covarrubias, Primer Diccionario de la Lengua, editado en Madrid en 161 1;
pero nosotros aquí no vamos a tratar de la navaja para afeitar y cortar los
cabellos, sino de la "navaja clásica" que debió hacer su aparición, como arma
blanca de defensa, en los primeros lustros del siglo XVII.
La navaja española clásica, la menor de las armas blancas, es un
"cuchillo" cuya hoja puede doblarse sobre el mango se pliega girando sobre
un eje (primer pasador de la cantonera o virola superior). Este giro es muy
importante, no sólo por ser la característica diferenciadora más interesante
entre la navaja y las demás armas blancas cortas, sino porque la hoja al abrirse girando sobre su extremo superior o talón queda sujeta mediante unos
mecanismos de fijación y apertura. La hoja de acero al doblarse sobre el
mango guarda el filo entre las dos cachas o cabos con hendidura para ello.
La hoja es de un solo corte o filo en el perfil inferior de la misma.
El mango de la navaja está formado por la cachas que adoptaban formas diferentes y se construían utilizando una gran variedad de materiales,
entre los más comunes e ran: madera, asta de toro o venado, latón, hueso,
nácar y eran carey. También hubo algunas más elaboradas, con incrustaciones de marfil, latón o plata, así como las denominadas "navajas de espejuelos", con orificios circulares que llevaban pequeños espejos incrustados. La
LA NAVAJA ESrAÑOlA 163
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finalidad del mango es embutir la hoja (entre sus dos juntas), impidiendo a
su vez que pudiera herir a la persona que la llevaba, pues en la mayorla de
las ocasiones iba entre los pliegues de la faja o en la.s faltriqueras. Estas "fundas rlgidas" son parecidas en su forma a las hojas que cobijan, por lo que
suelen ser algo curvas y cónicas hacia su extremo inferior y presentan, casi
siempre, en sus extremos, un refuerzo metálico llamado cantonera o virola.
La navaja clásica, no la de afeitar, apareció de forma generalizada en
España a finales del siglo XVI y comienzos del XVII, como consecuencia de
la necesidad de llevar un arma menor con la que defenderse, ya que la espada estaba reservada, generalmente a la clase noble, a la milicia y a las fuerzas
de orden. la navaja surgió porque tenía la ventaja de que a pesar de ser
arma corta de mucho menor tamaño que la espada, aumentaba su longitud
al abrirla, pesaba menos, se podla llevar cómodamente, era fácil, oculta y
bien afilada y con punta aguda, era de eficacia segura. Aquellas navajas eran
sensiblemente superiores en tamaño y envergadura a las actuales pues sollan medir, en posición cerrada, entre 17 y 34 cm. e incluso más.
Aunque se emplearon hierros viejos y usados en los talleres artesanos españoles para fabricar las navajas, se fueron utilizando lingotes de hierro procedentes de Vizcaya para las virolas, anillas, cierres, etc. y el acero de
Mondragón para las hojas. Una caracterlstica importante y curiosa de las
hojas es que llevaban algunas veces en sus dos caras dibujos damasquinados
o grabados a buril, con motivos florales que podían ir rellenos de una pintura de color rojo; podlan presentar también hendiduras de diferentes formas
y tamaños, asl como versos y leyendas.
la vlbora de una u otra forma estaba presente en estas leyendas: "Si
esta vfbora te pica no vayas por ungüento a la botica" o "Prendida en la liga defiendo a mi dueña o mi señora". El honor también aparecía en estos tradicionales
grabados como: "No me abras sin razón, ni me cierres sin honor", o "Viva el
honor de mi dueño" a veces llevaban también el nombre del fabricante y, pocas
veces el del dueño, careciendo en su mayoría de punzón o contramarca.
164
IL filO DI LA CULTURA
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La navaja ha tenido un
carácter multiuso de tanto en la
ciudad como en el campo; cortando el nudo rebelde, abriendo
la correspond iencia, apretando
algún tornillo y. a falta del instrumento o herramienta idónea,
sustituía a veces ventajosamente.
En el campo era aún mejor compañera: servía como cuchillo y
tenedor, pelaba la fruta, preparaba los bocad illos y se utilizaba
para apañar un bastoncillo de
madera, tallar ésta, así como para
innumerables faenas y usos camperos o agrícolas.
Los t ipos de navajas que
han llegado hasta nosotros son
muy variados: de defe nsa; de
media defensa o de mujer; de
_.....,..- .
.>
La navaja. Vl'o)e pot úpo~o. vol. l . Gus.cne Doré y
el &rón Ch. OlViiTitr. Ediclone1 MjarQ.
- ~----
•
lujo o aristocrática; r ural o campesina; mortera; frutera y hasta
marinera; sin olvidarnos de la
navaja-cuchillo de grandes proporciones; de exposición o muestra; la que
lleva cuchillas (tres) para afilar las puyas de los gallos de pelea en los "reñideros" y. finalmente, las navajas multiuso antes con dinamómetro y hoy en
día con sacacorchos, abrelatas, tijeras, sierra, punzón, etc ...
Los cierres son variados: desde el de muelle, ballesta o pistón; de
ventana o golpe; el de palanquilla, palanqueta o lengüeta (que es el más
moderno) pasando por el cierre de secreto; el de varilla; el de resorte; el de
l~
NAVAIA ESrAi'IOLA
165
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virola giratoria o doble virola; el de fielas, así como el de doble cajón, el de
anilla y el de muelles.
En la literatura la navaja ha quedado plasmada como arma, utensilio
rural o herramienta, gracias a los poetas y escritores, tanto nacionales como
extranjeros que provocaron toda clase de desafíos, duelos y aventuras.
Francisco Cutanda en el librito "La Navaja", publicado en Madrid en 1856,
nos transmite estos versos: "Halláronse las cachas y el clavillo, germen de la
navaja castellana, hembra fiera y solapa del cuchillo. Y fe ocurrió la idea primorosa de afirmar con el muelle la hoja cabo, y logró así su empresa primorosa, luego
vino el doblar la hoja al cabo, última perfección del instrumento (...)".
Se labraron objetos de cuchilleria en Toledo, Ripoll, O lot, Mora,
Peñlscola y Valencia, en Aspe, Baza, Guadix y Ronda, en Albacete y Sevilla,
en Pamplona, Tolosa, etc... cuchillos, puñales, navajas y tijeras, así como
otros instrumentos de corte y punta, unos para emplearlos en la guerra,
otros para infinitos usos de vida y no pocos que hubieron de servir en las
operaciones, siempre delicadas, de la antigua cirugía.
El gremio de "navajeros" no existió nunca puesto que nunca hubo un
grupo de profesionales que se dedicaran a fabricar única y exclusivamente
navajas y que se organizaran corporativamente como lo hicieron los espaderos, puñaleros, tijereros y los cuchilleros, de acuerdo con el gran especialista en navajas, Rafael Martlnez del Peral: «ef oficio de navajero vivió
incardinado en el de cuchillero, formando parte del mismo, siguiendo sus mismos
avatares y desarollándose brillantemente, aunque sin llegar a independizarse del
gremio de cuchilleros». El primer gran estudioso de la cuchillería española, don
Manuel Rico y Sinobas, en su "Noticia Histórica de la Cuchillería de los cuchilleros Antiguos de España". Madrid 18 7 1, nos habla de los maestros cuchilleros que
fabricaban entre otras: dagas, cuchillos, navajas, hojas de afeitar, cortaplunas y
tijeras. La decadencia progresiva de sus artes y oficios a lo largo de los tiempos
terminó con la producción de dagas, puñales y, por supuesto, hasta de las tijeras
de escritorio profusamente grabadas.
166
ll filO DE 111 CULTURA
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Dos docenas de trabajos, entre libros y artrculos largos, dedicados a
las navajas en España, son la escasa bibliografía que sobre este tema existe,
pero respecto a los gremios y en este caso al de los "cuchilleros", los trabajos han empezado a proliferar en las distintas comunidades a comienzos
de los años 80 del siglo XX. No es que se dediquen exclusivamente a este
gremio, sino que tratan diferentes gremios y entre ellos el de "cuchilleros".
El uno de diciembre de 1283, Pedro 11, al confirmar por carta los
Fueros de Valencia había (por primera vez) de los "cultellarii et baynarii" y el
19 de julio de 1420 son aprobadas las Ordenanzas de los "coltellers y bay-
ners" en e l Reino de Valencia. En 1628 una Pragmática establece la "tasa de
precios" de la cuchillería, figurando en la lista las navajas ordiarias, finas y de
barbero.
Durante la primera mitad del siglo XVIII continuó el florecim iento
artesano de la producción navajera en España que había comenzado en el
siglo XVII, pero a finales del XVIII se inicia una decadencia de los centros
fabriles españoles, motivada por el agotamiento temporal de los aceros de
Mondragón y las condenas de los tribunales, en tiempo de Carlos 111, a los
ciudadanos que llevasen navajas, y la ventajosa competencia de la cuchillería
extranjera, que hicieron que talleres empezaran a cerrarse.
El levantamiento del pueblo de Madrid contra los franceses, el dos de
mayo de 1808, trajo consigo un bando de los invasores en el que se ordenaba "arcabucear" a la población que se apresara con las armas en la mano y a
los que encontraran armados o conservasen sus armas sin permiso especial.
Cinco dlas más tarde una proclama francesa aclara el contenido de la orden
concretando cuáles eran los instrumentos "no prohibidos": «Los ciudadanos
de todas clases pueden usar navajas que se cierren y sirvan poro picar tabaco,
cortar pan, cuerdas, cuchillos de cocina, tijeras, navajas de afeitar y demás instrumentos de oficios>>.
lA NAVAlA ESP,\ÑOL"-
167
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..Calaf¡t'" tn prcxtso dt
168 ll fiLO D! LA CUIT\JRA
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~
TALLAR; LENGUA Y ETNOLOGIA
M 0 RosER CABRERA GoNzALEZ
lnslitut d'&tudls de Lo Moríno Alto
a palabra «tallar» (cortar) es de origen latino, del verbo taleare, con el significa-
L
do de cortar, astillar, partir .... Derivado del latón talea, rebrote, esqueje que se
trasplanta, rama cortada para transplantar.
De la palabra originaria surgen gran cantidad de derivados y compuestos y
una fértil sinonimia. No es de extrañar la riqueza lingüística que procede de este
término. Los hombres y mujeres a lo largo del tiempo han necesitado muchas palabras para poder expresar la acción de cortar que es, ha sido y será una constante
en todas las culturas.
La riqueza semántica del sustantivo tall y del verbo tallar es enorme con un
sentido real y figurado. La numerosas materias trabajadas por los artesanos toman
su forma definitiva siendo cortadas. Cada una de estas acciones se expresa mediante un verbo que generalmente origina sustantivos: esporgar, l'esporgada; serrar, la
serra; podar, la podadora, la podada. Muchos de los términos tradicionales se han
conservado cuando la máquina ha sustituido trabajos realizados por la mano del
hombre: serrar, la serra eléctrica.
Se ha aplicado al vestido, al cuerpo humano, a los árboles; decimos una talla-
da de pa o una tallada de pernil, un tal/ en la roca, la talla como forma y estatura de
un objeto, de un mueble, de un ser vivo; tallar un comí es acortarlo.
El término tallar no solo es patrimonio de la cultura material y así observamos expresiones con sentido figurado como tallar una conversa, tallar la (ebre o
«quedar-se» ta/lat
A lo largo de este artículo analizaremos las palabras tal/ i tallar desde un
punto de vista morfológico y sintáctico y también los aspectos semánticos que contribuyen a la formación de palabras: la sinonimia y el lenguaje figurado.
TALLAII; UNGUA l' ITNOLoGfA
169
[page-n-171]
Los sustantivos, adjetivos, verbos y frases hechas, con
nombres primitivos o derivados, simples o compuestos, unidades léxicas del lenguaje real o
figurado no responderán a las
preguntas de QUIEN, QUÉ,
CÓMO CUANDO, DÓNDE
TALLA?.
Todas las acciones relativas al corte tienen unos agentes ejecutores (correeros,
C~rpintero de r~r.a M proceso
carpinteros, toneleros, maestros de azada, herreros, fontaneros, médicos, ...) que trabajan unas materias propensas a ser cortadas (el cuero, la madera, el vidrio, el tejido, el hierro, la
hojalata, la carne, ...). Lo realizan con su cuerpo, principalmente con las manos,
pero ayudados por diversos instrumentos (sierras, cuchillos, tijeras, navajas, bisturís, ...) con las cuales efectúan la acción. El tiempo, es decir, la época de cortar,
en agricultura y la industria tradicional era un factor muy importante tratándose
de materia viva. Así, para cortar la cañas el mejor momento era la luna de enero;
para podar <> cuando la planta no tiene ni uva, ni hojas, ni brotes;
empeltar, en febrero; esporgar los árboles «a I'Advent». Finalmente, los espacios
donde tiene lugar las diferentes fases de la acción de cortar pueden estar emplazados al aire libre o en espacios cerrados y sobre diferentes objetos (en el
campo, en el obrador, sobre un banco de trabajo, sobre un «tallador», ...
Seleccionamos dos de las numerosas definiciones posibles de la palabra tallar:
- «Destruir la continuidad de una cosa haciendo entrar un instrumento de
borde afilado"
- «Interrumpir, parar o impedir el paso de una cosa».
170
EL fiLO DI LA CULTURA
de una nave. LA M¡rina Ata.
de COnstrUCción
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El significado de estas definiciones abarcan gran cantidad de palabras diferentes, cada una de las cuales tiene su particularidad. Ante la necesidad de crear elementos del léxico nuevos, como es el caso que nos ocupa, la manera más corriente
es la utilización de mecanismos morfológicos por derivación y composición. Las
reglas morfológicas permiten la combinación de rafees y prefijos y de rafees con raíces para formar nuevas unidad del léxico derivadas o compuestas.
La derivación
Puede con prefijación o por sufijación. Entre las nuevas palabras, derivadas
de tall y de tallar, unas han añadido un prefijo y otras un sufijo.
Derivados por prefijación, formados por un prefijo y la palabra tall/ar:
Hemos seleccionado algunos de estos derivados como ejemplo:
-Ata//: Atajo
-Ata/lar: Acortar el camino
-Desta/1: Vid. estall.
-Detall: Parte de un todo. Particularidad.
-Detallar: Refe rir con todo el detalle.
-Entallar. Ajustar una pieza de vestir a la forma del cuerpo humano que ha de llevarla.
-Entretallar: Hacer cortes discontinuos.
-Esta//: Trabajo a precio hecho.
-Estallador: Vid. trestallador.
-Estallar: Cortar el paso o comunicación
-Retal/: Un fragmento sobrante de papel, de ropa, cuero, metal, ... que resulta de recortar alguna de estas materias.
-Reta/Jable: Figura dibujada en un papel o una cartulina que los niños recortan
para hacer juguetes.
-Retallar: Cortar el papel, la tela, etc. Siguiendo los contornos de una figura
que ha sido dibujada, bordada, etc.
-Tre.stal/ador. Tabla de madera que se pone como compuerta para cerrar y
abrir el paso al agua en un acequia, canal, puerta, etc.
TALLAR: lENGUA Y ETNOLOGIA
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Derivados por sufijación formados por la palabra tall y los sufijos: -a,
-at/ada, -ant, -dor, -allament, -er, -ent.
-Talla: a) Acción y efecto de tallar: los árboles, objetos, ... b) Altura o estatura de una persona o un animal (de buena talla o más alto que bajo, de media talla o
ni alto ni bajo.
-Tallada: Trozo cortado de una cosa, sobre todo de carne, de pescado o de
una fruta carnosa. Una 1/esca de pa, ...
-Talladeta: Derivado diminutivo de tallada (arrope con talladetes de calabaza),
-Tallador: a) Dicho de la persona que talla: el carnicero, el leñador, el sastre,
el que corta las pieles y las piezas que han de formar los zapatos, el cantero que
corta piedra de una cantera, ... b) Instrumento que sirve para cortar: instrumento
de herrero, instrumento de corte circular para cortar cosas redonda, compuesta
de una acequia o canal, ... e) Lugar donde se corta alguna cosa: habitación donde
los sastres cortan los vestidos, mostrador donde se corta la carne, las verdura u
otras cosas, ...
-Talladora: Mujer que tiene por oficio cortar (en los oficios de sastrería, zapatería,...)
-Tal/adota: Derivado aumentativo de tallada.
-Tal/ant: El adjetivo participial tallant se sustantiva y se emplea principalmente
como instrumento de diferentes oficios. Generalmente es una hoja de metal ancha
y con filo para cortar dando un golpe: carnicero, herrero, labradores. Nombre de
diversos instrumentos o herramientas empleados para cortar: el cuchillo de un carnicero, el instrumento para rebajar piedra, el tallador del herrero.
-Tallarílina: Tirita de pasta de fideos recortada.
-Tallaruca: Derivado despectivo de tallada.
-Tal/at: Caté con poca leche.
-Talló: Derivado aumentativo de tal/. Cuando la capa es más gruesa de lo normal.
Trozo o parte cortada de una cosa comestible, especialmente el melón.
-Tallista: Persona que hace obras de talla.
-Trestallador: Tabla de madera para cerrar y abrir el paso de agua en un acequia, etc.
172
El FILO DE L\ CULTURA
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La composición:
Los compuestos seleccionados están formados por la suma de un radical nominal al
radical verbal talla:
-Tatlaarrós: Insecto que hace galerlas subterráneas.
-Tal/acames: Tijereta.
-Tal/acebes: Cachorro.
-Tal/aferro: Instrumento de herrero.
-Tallahams: El pez conocido como golfas, Pomatotus saltator. Es muy temido
por los pescadores por su habilidad para cotar el hilo del anzuelo. Curiosamente
los marineros de Dénia el conocen por la denominación de tal/ahams y en Moraira,
a tan solo unos kms. de Dénia, se le denomina serra por sus dientes que recuerdan
una sierra.
-Tal/amar: Pieza o conjunto de piezas que tienen por finalidad cortar el agua
y facilitar el camino de la nave
-Tal/aungles: Alicates pequeñas para cortar las uñas.
e) Unidades léxicas con sentido figurado:
-Anar al tal/: Donse se siega, extrae piedra, etc., un grupo de trabajadores.
-Fer un (red que talla: Hacer mucho frío.
-Tallar el bacaf/a: Hacer su voluntad sin oposición.
-Tallar el preu: Fijar el precio en la subasta del pescado.
-Tallar J'aigua: a) Avanzar una embarcación en el agua. b) Impedir que el agua
continúe fluyendo.
-Tallar la digestió: Impedir la digestión por efecto de una bebida, de un baño, etc.
-Tallar la (ebre: Hacer que la fiebre no aumente más y la temperatura vuelva
a su valor normal.
-Tallar un escrit, una representació: Suprimir fragmentos.
-Tallar una conversa: Interrumpir.
-Tallar-se: a) Hacerse cortes, b) Pararse, paralizarse.
-Taflar-se una emulsió: Separarse en una emulsión la parte sólida de la parte
líquida (la leche, el allioli).
TALLAR LU'Gl!A 1• rTNOLOGIA
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-Tallatlada amb el mateix patró: Cuando es de la misma forma, igual.
- Vendre o comprar al detall: En pequeñas cantidades.
d) Sinonims parcials
La sinonimia absoluta es muy difícil encontrarla. Generalmente se trata de
sinónimos parciales. Hemos seleccionado algunas de las acciones que se realizan
con determinados instrumentos y que hemos considerado sinónimos parciales,
porque todas tienen en común la acción de cortar, pero el oficio del sujeto, la
materia, la manera de cortar, etc., necesitan de nuevos términos para diferenciarse unas de las otras.
1) Algunas acciones agrícolas que se ejecutan cortando:
-Birbar: Cortar o arrancar las hierbas que crecen en la zona sembrada, y los
perjudican, principalmente en los campos de arroz.
-Col/ir: Recoger fruta y verdura como las alcachofas, las berenjenas, los
pimientos, la uva, la.s naranjas, ... , cortándola. Otras muchas frutas y verduras se
recogen con las manos.
-Empeltar: Acción de unir dos o más partes de plantas de manera que el conjunto se comporte como una sola planta.
-Esporgar o netejar els orbres: Podar los árboles.
-Desmandar: Podar las cepas.
-Estisorar: Cortar con unas tijeras especiales los granos malos de la uva, una
vez cortado.
-Uaurar: Hacer surcos en la tierra con la reja del arado.
-Podar. Cortar y quitar las ramas viejas o sobrantes de un árbol.
-Segar: Cortar las mieses o la hierba con una hoz u otro instrumento semejante
-Talar: Cortar a nivel de tierra los vegetales.
-Tallar el raim: Recoger la uva.
-Trillar: Cortar y trocear la paja sobre la era.
-Veremar: Vid. tallar el raim.
174
fllllO 0( lA CULTURA
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Los principales instrumentos agrícolas que sirven para cortar a manos son:
Aixada de fulla ampla, alxada de ganxos, alxadeta, corbella, corbellot destral, destraleta, empeltador/a, esporgadora, estisores de podar, estisores d'estisorar,
fal~. fal~ó, fal~onet,
llegona, navaixa, navaixa d'empeltar, rella del forcat,
sabre, tall, tissoretes, trill...
2) Algunas acciones que ejecutan los artesanos cortando:
-Buidar: Hacer una cavidad a un objeto, extrayendo una parte de la materia
que lo compone.
-Capolar: Cortar en trozos pequeños.
-Esquilar: Cortar a ras el pelo, la lana, etc.
-Fendre: Dividir una cosa en dos o más partes por ruptura o por corte.
-Guillotinar: Cortar con la guillotina el papel, cartón, etc. en las imprentas y
talleres de encuadernación.
-Rebaixar: Disminuir el grosor o la altura de una cosa.
-Retallar: Cortar el cuero, la madera o cualquier otra materia
-Ribotejar: Pasar el cepillo de carpintero para rebajar un objeto.
-Serrar: Cortar madera, piedra, hierro, hueso, etc. Con una sierra o instrumento análogo, generalmente armado de dientes.
-Tallar la me/: Extraer los panales de la colmena con la talladora, para aprovechar la miel y la cera.
-Trinxar: Cortar a trozos la carne y otra comida para servirla.
-Vogir: Recortar, quitar con un instrumento de corte el contorno de una cosa.
Entre los instrumentos utilizados para realizar las acciones anteriores, todas
ellos instrumentos de corte, hemos hecho la siguiente selección:
Aixa, bordó o varetador, birbador/a, capolador, eisa/la, co/te/1, guillotina, gobio,
maquina de tallar, navaixa o tallant, puntacorrent, rebaixadora, ribot, serra ampla,
serra estreta, serra de vogir, tallador de (erro, tallador/a, tisores, ungleta, verduc,
xaf/ant, xolladora...
TAlLAR: UNGIIA Y (TNOLOGIA
175
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Esta muestra representativa, empleada principalmente por labradores y
artesanos, manifiesta la riqueza de palabras alrededor de un étimo, extraordinaria desde un punto de vista morfológico, formadas por derivación y composición y muy extendida a partir del campo semántico tallar. No resulta
extraño este fenómeno si consideramos el gran número de agentes o sujetos
que realizan esta acción sobre una determinada materia, con la posterior
transformación, después de un laborioso trabajo: la madera y el hierro convertidos en tonel, el cuero en correa, la hojalata en una aceitera, el barro en
un cántaro, ...
El carpintero, tonelero, maestro de azada, calafate, hojalatero, sastre,
correero, zapatero, herrero, carnicero, tallista, escultor, esquilador, ... son algunos de los numerosos oficios que necesitan cortar. Entre los instrumentos
empleados para cortar, algunas de las citadas anteriormente son comunes a
diferentes oficios, como cuchillos, tijeras, hachas, con numerosas variantes de
tamaño y clases bien diferentes; otras son específicas para realizar determinadas acciones, instrumentos o herramientas muy diversas, adaptadas para el trabajo que han de realizar; en otros casos el mismo instrumento es utilizado por
artesanos de diferentes oficios pero de forma diferente. Es el caso de la azada,
instrumento que utiliza el maestro de azada (constructor de carros), el tonelero y el calafate (carpintero de ribera, constructor de barcas); en los tres oficios
se trabaja la madera curvada, pero cada uno la utiliza de forma diferente ...
También existen algunos oficios, donde la materia permite ser cortada sin instrumento, como el alfarero que corta las piezas de barro, cuando trabaja con el
torno, con un simple hilo de alambre.
Entre las materias aptas para ser cortadas merecen un tratamiento diferente los árboles y las plantas, muy numerosas y de características muy diferentes al resto de materias. Los encargados de cortarlas, los leñadores, los
labradores, han sido siempre respetuosos y les han dado un tratamiento de ser
vivo. En la actualidad los carpinteros, toneleros, maestros de azada, etc., es
decir, todos los que trabajan con la madera, se lamentan de la gran diferencia
en el tratamiento que se le da actualmente y el que se le concedía en épocas
176
EL f l LO DI lA CUlTURA
[page-n-178]
anteriores, cuando no existfa un dominio de la maquina sobre la mano del
hombre. Su queja se fundamente principalmente en el
momento de cortarla, sin
respetar la época y las
lunas. Otra de la diferencia
es el tiempo de secado una
vez cortada. Todos los artesano coinciden en la importancia de dejar secar bien la
madera antes de trabajar
con ella. Hoy no se respeta
esta norma básica según ellos. El resultado es muy negativo.
Es sorprendente el extenso léxico procedente de la acción de cortar,
pero no es inexplicable. Las palabras que han ido apareciendo pertenecen a una
cultura popular tradicional casi desaparecida y hemos observado que por dura
que parezca una materia, el hombre ha encontrado el procedimiento para fragmentarla y transformarla en un objeto. Todo ha cambiado muy rápidamente al
final del siglo XX y fundamentalmente las nuevas tecnologías han modificado
muchas de las formas de vida. Han cambiado los oficios y las profesiones, es
decir, los ejecutores de las acciones; han aparecido nuevas materias como los
plásticos, la fibra de vidrio o el PVD, se han inventado máquinas revolucionarias
que trabajan durante interminables horas todo el año. Los talleres, emplazados
en las calles de los pueblos y de las ciudades, se han convertido en enormes
naves emplazadas en polígonos Industriales, alejados de la poblaciones y edificados en anteriores terrenos agrkolas, donde el ser humano trabaja tensamente en cadena. Como vemos los cambios son extraordinarios, pero las
preguntas QUIEN TALLA?, QUE TALLA?, COMO TALLA?. CUANDO TALLA?,
DONDE TALLA? continúan teniendo una respuesta.
TAllAR! LINGUA Y ETNOLOGIA
177
[page-n-179]
178
l l fiLO OE LA CULTURA
[page-n-180]
TIJERAS CINEMATOGRÁFICAS:
CREAR Y DESTRUIR
). L
HURTADO
Fllmoreco Yo/endono
A Dora
E
stamos en una sala oscura, vemos un film en la pantalla, es decir, imágenes que
pasan ante nuestros ojos a una determinada velocidad (en concreto a 24 imá-
genes por segundo), Jo cual supone que desde un punto de vista perceptivo se
suceden unas a otras sin solución de continuidad. El espectador tiene la sensación
de un todo continuo, de que apenas hay una (única) imagen que se metamorfosea,
se multiplica ... Muchas veces esa ininterrumpida e incesante sucesión de imágenes
produce hipnosis, nos introduce en la pantalla: no somos conscientes de que
nuestra mirada se queda atrapada en un ilusorio juego de luces y sombras. Se
acaba la proyección, se encienden las luces de la sala, ha pasado una hora y media.
Tomemos en consideración este último dato: estamos ante un film que podríamos
considerar estándar (en torno a 90'), lo que significa que mide aproximadamente
2.240 metros de celuloide y está compuesto por un númeroso grupo de fotograflas llamadas fotogramas -dispuestas en serie sobre una película -soporte transparente y flexible- , en concreto por unos 128.000. En efecto, un film está
integrado por un conjunto indeterminado de fotogramas, supone la presencia de
un número variable de imágenes, de planos, en una palabra, de fragmentos.
Materialmente es la suma de estos fragmentos que se unen mediante ciertas operaciones técnicas, como el montaje. En el cine se trabaja con trozos de película,
con fragmentos de celuloide, se impresionan al filmar un número ingente de fotos
fijas, de fotogramas, se ruedan multitud de planos, se hacen diversas tomas - aunque no siempre- de esos planos. En este sentido, se puede hablar de que los cine-
TI liRAS CINLMATOGRAFICAS: C~fAil Y O[STilUIR
179
[page-n-181]
astas crean desde la discontinuidad flsica y visual, discontinuidad que, en último término,
se hace invisible durante la
proyección: ahl radica, en primera instancia, el origen de la
ilusión que crea el cinematógrafo (reforzada tradicionalmente por una reglas de
continuidad que se aplican en
el montaje). Esas fotos, que se
impresionan al ser registradas
Sala do monuJe.
por la cámara en la pellcula virgen, se trasforman de imágenes estáticas (fijas y sucesivas) en movimiento continuo. Hay un efecto de sutura entre las diversas imágenes, se borran los distintos
fotogramas, desaparece la discontinuidad. Desde esta perspectiva, el cine entendido como un movimiento ininterrumpido de imágenes, sólo existe en el momento
de la visión, es decir, en el instante que hay un ojo que lo ve.
Resumiendo, el film es el resultado de una serie de operaciones que desembocan en una pantalla poblada de fantasmas, procesos creativos y fases técnicas a
los que, de manera más o menos explícita, ya nos hemos referido: rodaje, montaje, pero también proyección. Y en todas ellas se juega con la dialéctica continuidaddiscontinuidad, con las ideas de fragmento y unidad (como suma articulada de
segmentos) y, desde luego, en todas ellas se emplea el término cortar o está presente el corte como operación fisica e intelectual. Así en las fases de rodaje y montaje se utilizan el término cortar o la palabra "¡corten!".
En el rodaje se filma un número variable de planos y tomas. Un plano de
rodaje es, ni más ni menos, un fragmento de pelfcula impresionado de una sola vez,
de manera ininterrumpida desde que se dice "motor" y la cámara comienza a filmar
hasta que se grita "¡corten!". Pero la idea de corte no está solamente vinculada a la
duración temporal de los diversos fragmentos, también interviene en la composición
180
HfllO Ol LACUlTUI\A
[page-n-182]
visual de los planos que se ruedan. A través del visor de la
cámara se selecciona y se segmenta el espacio: es el encuadre como cesura.
El montaje, desde el punto de vista del corte y de
su reverso -el ensamblaje de las partes-, es una fase nuclear, la operación creativa por excelencia. En una primera
acepción de carácter técnico es el trabajo de unión de los
planos, la organización del material cinematográfico rodado. Un plano de montaje es un trozo de peHcula que está
entre dos planos, entre dos cortes. En esta fase, tras
seleccionar las mejores tomas, todos los fragmentos no
descartados, todos esos planos no condenados a la papelera, se van a combinar, enlazar y pegar en un cierto
orden; también se va a determinar su longitud y duración
y, por último, se van a ensamblar según ciertas reglas.
Para realizar este laborioso y minucioso proceso de construcción se utiliza un aparato básico llamado moviola.
Aquí es donde aparece el corte como operación
material y el instrumento esencial que lo permite: las tijeras, pero también el celo, la acetona y la empalmadora
(¡ojo!, estos instrumentos reaparecen en los procesos previos y posterior a la proyección). Todos ellos son elementos fundamentales en este espacio de creatividad que es el
montaje. Para ensamblar bien los planos, para dar sentido y
continuidad visual a los fragmentos con los que jugamos,
hay que cortar por el sitio adecuado. Estamos, si se me
permite el símil, jugando con las piezas de un puzzle y para
que conformen una imagen o, mejor dicho, para construir
con ellas una serie de imágenes deben encajar bien, para lo
cual es necesario que estén bien cortadas y pulidas. Pero
más allá de la pericia en una labor estrictamente técnica
TII!RAS CINlMATOGI\AFICASoCRlAR Y DUTRUIR 181
[page-n-183]
que puede tener mucho de
mecánica, ¿qué quiere decir que
las piezas están bien encajadas?,
¿cómo se determina el lugar
adecuado para efectuar el
corte?. Es el momento de hacer
hincapié en el tema de las reglas
por las que se rige el ensamblaje de los planos. El modelo
cinematográfico canónico que
históricamente ha impuesto
una manera de hacer y entender el cine (Hollywood sería el
máximo exponente de ese
modelo) ha institucionalizado
M:~nlpubndo
un determinado tipo de montaje basado en las reglas del raccord. Este término designa el perfecto ajuste de movimientos y detalles que afectan a la fluida continuidad entre distintos planos con el fin
de ocultar la fragmentación. El raccord en opinión de V. Sánchez Biosca, "nace de una
paradoja: conseguir la invisibilidad del corte , es decir, cortar haciendo que el corte no sea
percibido". Es la tendencia dominante, pero hay otra.s opciones, otros discursos, algunos con voluntad transgresora (acordémonos de Godard y de la nuca de Jean
Serberg en
A bout de Souffle),
que hacen de la fragmentación un leitmotiv. Un caso
extremo y muy significativo es el cine de metraje encontrado (Found (ootage), según
A. Weinrichter "una corriente del cine experimental que se caracteriza por la apropia-
ción, reciclaje, manipulación y remontaje o desmontaje de fragmentos de metraje ajenos".
En su manipulación de los materiales va más allá de los límites habituales del cine de
compilación histórica (film de montaje). La mezcla de materiales heterogéneos (por
ejemplo, imágenes de archivo sean o no documentales), la utilización de diversas texturas visuales e incluso la combinación del blanco y negro y el color, implica una idea
de pastiche, de col/age y, por lo tanto, delata la presencia del corte.
182 El fiLO DE LA CLILTURA
la peiJcub.
[page-n-184]
Sea más o menos convencional, una vez realizado el trabajo de montaje
tenemos todos los planos unidos, conformando un tejido visual que se despliega en
el tiempo. Después de diversas tareas de laboratorio y consecuencia de un montaje definitivo, logramos una copia positiva presta a ser exhibida. Pero esa copia cuando se transporta para su proyección, se trocea, se divide en rollos que van en latas
o en bobinas. La película de duración estándar mencionada anteriormente está integrada por unos 5 rollos de 20 minutos cada uno, aproximadamente. Es labor del
operador de cabina repasar y montar de nuevo el film en una máquina llamada montadora, uniendo los diferentes rollos, para lo cual se cortan previamente las colas de
principio y final de cada uno de ellos y empalmándolos sin cortar ningún fotograma.
Tras la proyección se lleva a cabo la operación contraria: se cortan los empalmes, se
pegan las colas y se despedaza, segmentándola una vez más, la copia.
Como podemos comprobar, tanto desde el punto de vista material, de manipulación flsica de la copia, como en un sentido creativo, la práctica del corte atraviesa
todo el largo trayecto de construcción de un film.
Sin embargo, el corte en cine también tiene una connotación negativa. las
tijeras son un símbolo muy gráfico de la censura. Histó ricamente, además de un instrumento al servicio de la creación, es una herramienta muy útil para la destrucción
que persigue la censura. Ésta, ya sea de tipo ideológico o de carácter económicocomercial, al actuar sobre un film, lo manipula obliga a unas trasformaciones que se
derivan de las restricciones impuestas por el marco social y político. Normalmente
ello supone cortar, es decir, eliminar fragmentos. Los cortes llamados "de censura",
efectuados en nombre del Estado, de Dios o del dinero, provocan en la película
heridas que, a veces, no cicatrizan jamás. En otras ocasiones, esas partes suprimidas
son salvadas de la hoguera de los inquisidores y restituidas en el film a través de un
remontaje. De nuevo las tijeras, pero esta vez ejercitando su genuina función creativa. El corte, en definitiva, se revela como una realidad intrfnseca a la obra cinematográfica, a su construcción y a las circunstancias en las que surge.
Blbllografoa:
sANCHEZ , V. ( 1996): EJ monroje dnematogr6fico, Barcelona. ed. Paldos, pAg. 29.
WEINRICHTER, A ( 1998): ''Subjetividad Impostura Apropiación: en la xona donde el documenul pierdo su honesto
nombre", Archiw>s de lo FilmoteaJ, n• JO, pág. 120.
TIIFRAS CINE\IATOGRAriCAS, CREAR Y OESHUIR 183
[page-n-185]
[page-n-186]
[page-n-187]
[page-n-2]
[page-n-3]
[page-n-4]
ELLA FILO
DE
CULTURA
CENTRE VALENCIA DE CULTURA MEDITERRÁNIA
LA BENEFIcENCIA
29-XI-00 AL 25-III-01
Museus
OIPU T A C I O Oe
VALENCIA
CONSORC I
DE MUSEUS
DE
LA
COMUNITAT
VALENCIANA
[page-n-5]
Mnerlal clldicllco: fJ ron 1la poroulo
PILAR PAYA FERRANDO
5e¡urldod
R!pllcm
MATERIAL PREHISTÓRIA
D'AR.QUEO CJI.
Fondo< ..puoslos
MUSEU DE PREHISTÓRIA 1DE LES CULTURES DE
VALÉNCIA
MUSEU D.H ISTÓRIA DE LA MEDICINA DE LA UNIVER·
SITAT DE VALtNCIA
MUSEO HISTÓRICO MILITAR (VALENCIA)
MUSEU AP.QUEOLÓGIC DE GAND IA
Taller dldktic:o: El !DI de la poroula
D'ARQUEO C.B.
EL FI LO DE LA CULTURA
EXPOSICIÓN
P~sldent o
de la Diputac/6n de Valencia
FERNANDO GINER GINER
Olpurodo delegado del Areo de Culturo
ANTON IO US DARDER
Oirectof de lo Xooca de Mvseus
ENRIQUE PÉREZ CAÑAMARES
Oirt
OIN>m do/ Selv
HEU:NA BONET ROSADO
Jefe de kJ unidad de difiJsl6n, dldoelica y exposiciones
SANTIAGO GRAU GADEA
/'nxiucc/6n
MUSEU DE PREHISTÓRIA 1DE LES CULTURES
DEVAL~NC IA
Coffl:Í!orios
JOSE/' LLUIS PASCUAL BENITO
JOAN GREGORI I BERENGUER
Oi>eñG y cootdlnociOO montaje
Equipo de montaje
OEU + UN: INICIATIVES CULTURALS
MARIA JOSÉ SERRANO SERRANO
M' ANGELES SACIE OTERO
PEPI RICO SOLIVEI\ES
VlCENT TORRES GIMENO
FERNANDO LÓPEZ UHDEN
QUIQUE TORMO
PEP TAMARIT DOLZ
JUAN CARLOS R.OMADERA
COSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN
BEGOÑA NAVARRO CARRASCOSA
MANUELA JAIME CORNEJO
VALENTINA CÁDIZ RÓDENAS
MARGARITA ORTEGA RODRIGO
AudiOrisuoiles
GUIÓN Y COORDINACIÓN
ANDREs MARIN )ARQUE
CON LA COLABORACIÓN
MARIA JOSÉ SERRANO SERRANO
Animación y Edición
ALEX PEÑA CARBONEU
PACO ONIELFA VENEROS
M1hico paro aud.íovi5uales y exposidón compuestAl por
LUIS IVARS
Post- edición
RENDER S.L
FRANCESC CHINER VIVES
Coordlnoc/6n rWI/cO
SANTIAGO GRAU GADEA
Equipo r
LUCIA MARTfN RUBIO
ULLA TAIPALE
ALfX PEÑA CARBONEU
PACO ONIELFA VENEROS
PAULAjAROÓN GINER
DEU + UN: INICIATIVES CULTURALS
GERMÁN TERESI
RUTH DE LA PUERTA
Con la coloboro JOSEP AGUILAR
ASSUMPCIÓ GAACIA ZANÓN
JOANSEGUf
AlfRED SANCHIS SERRA
M' JESÚS DE PEDRO
JOAQU IMJUAN CABANIUES
ROSA ALBIACH
Gestión odminiliiUiiwJ
JOSEP MARI! MOLLÁ
MARISA SORIANO MARIA
Tutos froducc/6n o! "'len
Twos carrercd&t costtlfono
ANA MARTINEZ VALERO
Pancartas y rowlad&J
JUANfO LÓPEZ
Reprodu
PHOTOTYPE
LABORATORIO BLANCO Y NEGRO
Col«clane< ponkular«
JUAN BARBER
RUTH DE LA PUERTA
TERESA HERRANZ
MOISES GIL
PACOCHINER
INOCENCIO SARRIÓN MONTAÑANA
JOSEP LLUfS PASCUAL BENITO
Afrodeciml
CONCHA ANDR~S
EVARISTO NAVARRO
COMERCIAL MUELA. ARGAMASILLA DE CALATRAVA.
CIUDAD REAL
ADMINISTRACIÓN DE LA XARXA DE MUSEUS
GABINETE DE PRENSA DE LA XARXA DE MUSEUS
RELACIONES EXTERNAS DE LA XARXA DE MUSEUS
CATÁLOGO
Coordlnoc/6n
fOSEP LLUIS PASCUAL BENITO
AutorM
JOAN GREGORII BERENGUER
JOSEP LLÜIS PASCUAL BENITO
ENRIQUE PéREZ CAÑAMARES
fOSEP AGUILAR SANZ
f.EMILI AURA TORTOSA
M. PéREZ RIPOLL
M' D. LÓPEZ GILA
PAULAJARDÓN GINER
M' ROSER CABRERA GONzALIEZ
RUTH DE LA PUERTA
f.L FRESQUET FEBRER
CARLA AGUIRRE MARCO
FERNANDO QUESADA SANZ
ANTONIO CARPI ROYO
MARC TIFFAGOM
ORETO GARCIA PUCHOL
TERESA OROZCO KÓHLER
JOSEP BOSCH ARGILAGÓS
J.L JIM~NEZ SALVADOR
MOISES GIL IGUAL
fOSé ANTON IO HURTADO ALVAREZ
ALFONSO DE CARLOS PEÑA
S•guro<
SEGUROS VITALICIO
TRANSPORTES GRANDE S.L
Fotogro(IGs
SELECCIONADAS POR LOS AUTORES
llumln«ión
Distilo y nklqutrodón
PASCUAL LUCAS
EQUIPO MANTENIMIENTO CENTRO CULTURAL
ELECTRO VALENCIA
Corpintc:tio
SEBASTIÁN LÓPEZ
lmpten!D
GRÁFICAS VILLANUEVA PEREZ S.L. ALBAL (VALENCIA)
SERIE ETHNOS N" 16
C'.m1ol~tia
HERNANDOP.ENA
&posiddll l~nera nr o
COORDINACIÓN Y ADAPTACIÓN
JUAN ANTONIO ALCANTARA
EQUIPO SEGURIDAD CENTRO CULTURAL
Pinlura
BLESA
ISBN: 84-7795-271-X
De p. Lov•· v.5028·2000
Derechos sobre e. tl edidón: Diputación dé Va1t:ncia.
s
[page-n-6]
I' RESENTACIÓN
7
FEIWANOO GINEA GINEA
PRESENTACIÓN
9
ANToNIO I.Js DAROEA
PRESENTACIÓN
11
~ PlAa CAÑAMAW
NUESTROS ANTEPASADOS SALVAJES Y PRIMITIVOS: LOS CAZADORES PREIIISTÓRICOS
15
J. EJ.wAIJAA T01170S4
LA AGRICULTURA O DE CÓMO LA TIERRA Y LAS PLANTAS SE ENTALLAN
21
}o.w). GR!GOO lllAfHaJEA
I.OS CORTES EN HUESOS PREHI S
TÓRICOS E HI STÓRICOS
29
MANuEL P
li.EZ RIPOU y MAA1A OocOIIE.S l óPíZ GIU.
SACÁNDOLE EL FILO AL I'ALEOLITICO
37
MAAc TIF
FAGON
LOS ÚTILES CORTANTES S
OBRE rtEDRA TALLADA Y LA INTRODUCCIÓN DE LA ECONOMIA DE I'RODUCCIÓN
47
OREn> GAAdA PUCHOI.
NUEVAS HERRAMIENTAS EN EL NEOLITICO: LAS HACHAS PULIMENTADAS
57
TERESA OllOZCD KOIHlA
MINERIA NEOLITICA EN GAVÁ IBAIX LlOSREGAn PlUMEROS IMPACTOS HUMANOS SOBRE EL MEDIO
65
}05EJ' 8osoi
EL TRABAJO DE LA PIEDRA EN ROMA
71
}ost tus }IMIHu SALvADOA
LA TALLA COMO E VERTEBRADOR DE LA ESCULTURA
JE
81
M01sls Gu.
EL TRABAJO DE LA MADERA EN LAS COLECCIONES DEL M UP
CVA
91
}oSEP VICENTAGUII.AA SANZ
EL APROVECHAM IENTO DE LA I'IEL ANIMAL
99
P
NJV. }AROóN GINEA
CORTANDO HUESOS. LA TRANSFORMACIÓN DEL ESQ.\IELETO ANIMAL 107 }oSEP l.iuls PAsaJAI. 8(Nm)
CORTAR LA ROPA DE OTRA MANERA
EL CORTE EN MEDICINA
lOE FILO O DE PUNTA? LA ANTIGÜEDAD HISPANA
119 RlnH OE tA PtiEitrA ESCMAHO
129 }ost Luis Fwqxr FCMU y GwA P. N:u1w. MAACD
139 FEANANoo QuflADA 5AHz
ARMAS BLANCAS M EDIEVALES Y MODERNAS 15 1 ANTONIO ÚA1I
LA NAVAJA ES I'AÑOLA 165 AlFONSO OE CAALOS PEÑA
TALLAR: LENGUA Y ETNOLOGIA
169 M' RoSEA CAMEM GoNzkEZ
TIJERAS CINEMATOGRÁFICAS: CREAR Y DESTRUIR 179 ). L HIJIUAOO
[page-n-7]
[page-n-8]
L
a producción de exposiciones a partir de las propias colecciones de un
museo tiene, por lo general, la virtud de poner en valor y darle el máximo
uso social a nuestro propio patrimonio. Es cierto que la línea adoptada por la
Diputación, orientada a difundir mediante estas muestras, los contenidos culturales e históricos de la Comunidad Valenciana, presenta los habituales obstáculos
originados por un duplicado esfuerzo de investigadores, montadores, conservadores y especialistas en difusión.
Precisamente es esta complicada labor la que permite que las instituciones culturales pongan a punto sus medios materiales y humanos, empleándolos
en aquello que constituye su propia esencia como servicio público: ampliar las
vías de acceso a la ciudadanía, a los recursos culturales y devolver a esa misma
ciudadanía los valores de autoestima social y fuente de desarrollo democrático
que son propios del Patrimonio Histórico del pueblo valenciano
FERNANDO GINER GINER
Presidente de la Diputación de Valencia
7
[page-n-9]
[page-n-10]
U
na larga saga de investigadores de la etologfa animal y en particular de los
grandes primates, puso al descubierto que, ciertos grupos de estos anima-
les, especialmente una rama de los chimpancés, los bonobo, hablan desarrollado
la habilidad de emplear «herramientas» vegetales y líticas para la obtención cotidiana de su alimento.
Lo excepcional, no era que esos grupos hubieran empleado ramas o piedras con aquellos fines, ni siquiera que de su manipulación se dedujera una extrema habilidad y aptitud para el aprendizaje.
Lo realmente importante se infería al considerar el hecho de que la transmisión de esa habilidad no fuera hereditaria, sino fruto de un aprendizaje socializado por el que las nuevas crías, incorporadas al grupo, eran adiestradas en una
técnica que distinguía notoriamente a la especie de sus más cercanos parientes
en el reino animal.
Estamos pues, asistiendo mediante esos procesos investigadores a un pálido símil de lo que debió ocurrir hace más de un millón de años con aquellos
homínidos de transición, cuyos fósiles todavía continúan aclarando nuestros orígenes en Etiopía o Sudáfrica. Son los procesos de surgimiento de los cientos de
miles de «culturas», de formas de vida sociales, que permitieron apoyadas en
tecnologlas renovadas continuamente, el dominio del medio y el desarrollo del
grupo social.
La cultura nació como un filo, un corte del pensamiento sobre la lógica de
una naturale.za dominante, un corte transformador de la materia, un pequeño
cuchillo de posibilidades capaz de abrir un imparable proceso de desarrollo hacia
la complejidad técnica y social.
ANTONIO LIS DARDER
Diputado del Area de Culturo
9
[page-n-11]
[page-n-12]
DISECCIÓN DE LA HISTORIA
Humon Kind connol
beor very much reolity
T. S. EWOT
L
a narración (re-construcción) de la Historia de la Humanidad se mueve
siempre en los lfmites de una paradoja, determinada por la imposibilidad de
acercarnos al objeto de conocimiento sin alterarlo profundamente al estudiarlo.
Cambiamos la naturaleza de nuestro objeto al tocarlo, como modernos Midas, y
el fenómeno la paradoja, nos condiciona a todos los historiadores por extensión
a quienes se acercan al estudio del pasado de las sociedades humanas, cualesquiera que sean sus herramientas metodológicas: antropólogos, prehistoriadores
e historiadores, o arqueólogos.
Los términos de esta contradicción residen precisamente por una
parte en el propio objeto de nuestra actividad, el intento de reconstruir una
secuencia temporal continua de acontecimientos (singularidades) los cuales,
desgraciadamente para nuestra función y afortunadamente para nuestros
empleos, se mueven en una única dirección irreversible, constituyendo un
todo que impide recorrer el camino a la inversa y cuya cualidad unidireccional nos constriñe a operar sobre una ciencia que ha perdido o, mejor dicho,
que para existir debe perder tras cada segundo su propio campo experimental de trabajo.
En el otro fiel de nuestra balanza paradójica resulta que deseando el
arqueólogo social poner un orden en esa secuencia compleja de acontecimientos, actúa como un cirujano, que pretende conocer el cuerpo del
paciente (la Historia) poner un orden explicativo de su curso, pero que
para hacerlo debe cortar ese cuerpo.
11
[page-n-13]
Mantenemos la ilusión de un moderno Frankenstein, creyendo que
"conocemos" y en cierta medida "hacemos" la Historia, como el personaje
de Mary W. Shelley creía que con el bisturi se creaba la vida, pero nuestras
reconstrucciones nunca dejarán de ser "ordenaciones recreadas", obligadamente simplificadoras, de un pasado complejo.
Nuestro intento de poner orden en la historia se realiza con herramientas metodológicas y conceptuales cuyo empleo implica el corte y troceado y el posterior remiendo de la flecha psicológica del tiempo de Stephen
Hawkings, la cual, todo sea dicho, continúa imperturbable su curso hacia el
futuro ajena a las argucias que pretenden ordenar el sentido de su marcha.
Nadie discute hoy que, situando el pasado de la Humanidad en un
tramo del discurrir de la flecha del tiempo, podemos afirmar tajantemente
que la historia de las sociedades humanas es un proceso finito de crecimiento hacia la complejidad. Frente a los monismos del determinismo histórico, el transcurso del tiempo social es plural (Berlin), complejo (Morin) y
peninsular (Pániker).
Esa complejidad transmite "el efecto mariposa" no sólo a las coordenadas del momento espacial, sino a las coordenadas del espacio-tiempo.
Aprehender o comprender esa complejidad que caracteriza el curso
progresivo -que no progresista- de la flecha del tiempo, presenta una cualidad que acentúa nuestras dificultades y radicaliza los términos de la paradoja. La complejidad camina de la mano del incremento del desorden el cual
no es más que el resultado de la estricta vigencia de la segunda Ley de la
Termodinámica al mundo de los hechos humanos que son tan físicos, tan
parte del mundo real de los sistemas físicos, como cualquier fenómeno
observable.
De manera que nuestro oficio nos obliga a sajar en parte los anillos
de un gusano cada vez más largo y cada vez más grueso en su complejidad.
Cortamos para poder re-construir y creemos que cada recreación que volvemos a reintegrar al cuerpo vivo genera un orden en el conjunto.
12
[page-n-14]
Pero si, como afirma Hawkings las flechas termodinámica y psicológica (humana) del tiempo, coinciden en su dirección, la complejidad creciente
de las sociedades humanas llevará consigo una igualmente creciente tendencia al desorden. La historia de los conflictos sociales -en realidad la Historia
con mayúsculas- es la secuencia aleatoria -por compleja- de momentos de
desorden y procesos de orden autorregulado y coyuntural de los sistemas.
A medida que avanza la Historia y que se abandonan los primeros
estados de naturaleza para dar paso a sociedades culturalmente organizadas, no sólo se multiplican los acontecimientos y "pasan más cosas", sino
que se multiplican infinitamente las interrelaciones entre los mismos y
resultan más difíciles las autorregulaciones ordenadas de los sistemas sociales y más diffcil aún dar por "objetivas" "ordenadas" y "absolutas" las recreaciones de acontecimientos pasados.
A los historiadores pues, sólo nos cabe la humildad del cirujano.
Empleemos las herramientas de corte. Abramos el cuerpo de la Historia.
Expliquemos lo visto, demos un orden "reinventado" a aquello que ya lo
tenia antes de que nosotros nos acercáramos a su disección. Re-construyamos sin creer que en la operación hemos hecho la historia sólo habremos
contado el resultado de un fugaz vistazo a un tren que cruzó rápidamente
delante de nosotros.
ENRIQUE PÉREZ CAÑAMARES
Direaor de lo Xonco de Museus
13
[page-n-15]
14
l l riLO OllA C ULTURA
[page-n-16]
NUESTROS ANTEPASADOS SALVAJES
Y PRIMITIVOS:
LOS CAZADORES PREHISTÓRICOS
j. EMIU AURA TORTOSA
Un~rsítor de
Volendo
B
iodiversidad, multiculturalidad y globalización representan otros tantos términos, y
contenidos de valores, que pueden ser observados como una actualización de algu-
nas ideas que podemos rastrear desde la Enciclopedia: secularización, solidaridad humana, valorización de la Naturaleza, progreso individual y colectivo,... En cierto modo, las
sociedades occidentales del llamado capitalismo tardío han valorizado lo primitivo, lo
étnico, lo ecológico, lo auténtico en definitiva, y, tras ser despojado de sus contenidos
intrlnsecos, su naturaleza ha sido idealizada-virtualizada para poder ser así incorporada a
la uniformidad occidental. Esta rápida percepción de algunos de los términos de mayor
uso en las plataformas mediáticas del cambio de milenio, puede ser vinculada a cómo la
sociedad occidental ha fagocitado sus contradicciones sobre su origen y evolución, o lo
que es lo mismo, a cómo ha mudado la observación de su pasado más remoto.
La pretensión enciclopedista por incorporar una nueva racionalidad en el análisis
de la naturaleza y la historia humanas derivó en una idealización de lo natural y lo salvaje
como un estadio de bondad y felicidad perdidos; una utopía que ha tenido una indudable
influencia sobre las teorías sociales y económicas de los últimos ciento cincuenta años.
Los llamados "descubrimientos" y sobre todo, el colonialismo, conllevaron un contacto
mayor con otras sociedades, con otras culturas, raramente acompañado de una observación libre de un eurocentrismo autosuficiente. Mas bien produjo todo lo contrario: la creciente competencia económica, el nacionalismo y la emergencia de nuevos estados-nación
en Europa defendían una identidad-etnicidad nacional, segmentando un pasado común.
En este contexto, la Arqueología prehistórica de las primeras décadas del siglo
XIX logró demostrar la antigüedad de la Humanidad, entonces denominada antediluviana,
apoyándose en los avances de la Geología y de la Paleontología. La descripción de los
Neanderthales como ancestro, extinguido, de la especie humana actual y el reconoci-
NUESTRO\ ANTrl'ASADm IIIIV•I IFS Y I'RIM ITIVOS: LOS CAZM'lOKIS I'RWI STORICO~
15
[page-n-17]
miento de la asociación cierta entre fósiles de animales ya desaparecidos y útiles líticos
fabricados por los humanos, abría grandes expectativas sobre la antigüedad y complejidad
de nuestro proceso evolutivo.
Pocos años más tarde, el darwinismo biológico describió los factores evolutivos
de los seres vivos, insistiendo en la necesidad de una cronología mucho más larga que la
manejada hasta entonces a la hora de trazar nuestra cadena evolutiva. Pero, el evolucionismo darwinista no sólo marcó un punto de inflexión en el estudio de la Historia biológica del planeta. El evolucionismo socio-cultural elaborado de.s de la Antropología, y más
trmidamente desde la Arqueología prehistórica, propiciaron los primeros intentos por
sistematizar la evolución cultural de la Humanidad: cómo, pero sobre todo cuales, habían
sido los sucesivos estadios de desarrollo tecnológico, económico y social recorridos,
desde el Salvajismo a la Civilización siguiendo las palabras de L. H. Morgan.
La lógica evolutiva, de lo simple a lo complejo, y el principio darwiniano de selección natural y competencia servían a la sociedad europea para comprender mejor su
incontestable superioridad cultural respecto de los pueblos primitivos. La vieja Europa
desempolvaba sus historias nacionales para cohesionar sus respectivas construccione.s
estatales, mientas se describía el Pitecantropo de Java, hoy Homo erectus; y se acumulaban
los descubrimientos extraeuropeos: el Hombre de Pekín, descrito en Zhoukoudian o el
Australapithecus a(ricanus de R. Dart en Suráfrica.
Después de la segunda guerra mundial se produjo el contexto socio-histórico adecuado para la revalorización de los cazadores-recolectores, históricos y prehistóricos. En
primer lugar, Europa disponía de una larga tradición arqueológica de estudios sobre los
cazadores prehistóricos y se aplican nuevos métodos cronométricos que permiten datar
los yacimientos por encima de 1,5 millones de años. Esta circunstancia hará del continente africano un escenario privilegiado para múltiples programas de investigación sobre
Paleontología humana, mayoritariamente vinculados a fundaciones y universidades norteamericanas. En segundo lugar, será decisiva la actualización del evolucionismo, que desde
los años treinta se estaba produciendo en la antropología americana. Como punto final de
la confluencia de todas estas circunstancias, en 1966 se organiza en la Universidad de
Chicago la conferencia Man the Hunter, que pese a las numerosas críticas que suscitó sigue
siendo una referencia obligada. Había llegado el momento de conocer el origen de nuestra especie y de sistematizar su evolución cultural.
16
11 filO 01 lA <..UlTlJAA
. - do c,..,.Ho&non do 1a ... ~
.
<•Lo c......,. hist0<1qu... 1888).
[page-n-18]
Re g istro arqueológico y expansión de los
humanos
las evidencias materiales de las sociedádes
de la Prehistoria que son recuperadas casi diariamente en las excavaciones arqueológicas no son tan sólo
objetos curiosos, susceptibles de ser ordenados a
partir de su mayor o menor grado de complejidad; ni
tampoco el simple testimonio de la antigüedad de la
Vis'ón ílunnd¡ dt caudortl de
dios. f"enatts dtl ~~ XIX.
avt:S amt rln·
Humanidad. Constituyen la expresión del comportamiento cultural de nuestros antepasados, dentro de unas coordenadas paleoecológicas
concretas, con capacidad potencial para informarnos sobre la tecnología, la subsistencia,
la ideología y las formas de relación social. Entendido así, el registro arqueológico puede
ser considerado como una muestra fosilizada de los sistemas culturales del pasado.
Este registro supera en la actualidad los 2,5 millones de años y sólo a partir de
1.7-1,5 millones de años se documenta la presencia de homínidos en Eurasia, coincidiendo con un cambio de ritmo en la evolución paleoantropológica (Hamo ergaster) y
tecnológica (industrias Achelenses). Tras un vado documental importante entre 1,2 y
0.7 millones de años, se aprecia una mayor variabilidad, de las poblaciones y de la tecnología, que culminará en un nuevo punto inflexión, datable en torno a 0,3-0,2 millones
de años tanto en lo paleontropológico (Hamo neanderthalensis), como en lo tecnológico (industrias Musterienses). la aparición de fósiles con rasgos modernos, actuales, se
reconoce en África entre 125 y 100.000 años y en ese horizonte podrían estar tambien
algunos fósiles de China. A partir de este umbral, se produce una compleja expansión
sin que hasta la fecha exista unanimidad sobre aspectos tan cruciales sobre si esta se
produjo a partir de un único linaje o el grado de aportación de los procesos regionales
anteriores: la genética, la paleontología humanan y la arqueología dirán.
Lo cierto es que los humanos modernos, el Hamo sapiens, han sido capaces de
adaptarse y sobrevivir en las más diversas latitudes del planeta: por debajo de los
100.000 años han sido descritos en el suroeste de Asia y Levante, una antigüedad de
50.000 tienen los pobladores de Australia; en el horizonte del 35.000-30.000 se situa
su reconocimiento en Europa, el poblamiento de Tasmania o la exploración de las islas
de la Polinesia; finalmente, 20.000 años tiene la primera presencia humana en la tundra
ártica y algo menos la llegada a América a través de Behring.
NUESTROS ANTE rASADOS SAI\'Afl\ Y l'kiMITIVOS LOS CAZADORES rREHISTORICOS
17
[page-n-19]
La larga evolución paleoantropológica se desacelera y es, sobre todo la variabilidad cultural, la multiculturalidad, el componente que mejor caracteriza nuestra evolución
a partir de este momento. Aunque, tampoco conviene magnificar las diferencias puesto
que rasgos tan signíficativos como la aparición de la tecnología característica del
Paleolltico superior se reconoce en el sur de Africa y Levante hace unos 40.000 años y en
Europa y el sureste asiático entre 35.000-30.000 años. Y otro tanto se puede afirmar
sobre la coincidencia intercontinenta/ en lo que respecta al horizonte cronológico de aparición del Arte rupestre de los cazadores prehistóricos, datado entre 32.000 y 23.000
años en Europa, Africa, India y Oceanía.
Lo s cazadores prehistóricos
Durante la mayor parte de su existencia la Humanidad ha utilizado los recursos
silvestres, mediante técnicas como la caza, la pesca y la recolección. La Arqueología de
los cazadores-recolectores prehistóricos es, por su amplitud cronológica, un escenario
particularmente apropiado para mostrar las relacione.s entre los humanos y su medio
natural. Cómo fueron capaces de adaptarse, sobrevivir y reproducirse socialmente,
incluso en las condiciones más rigurosas, elaborando una tecnología adecuada -por simple que parezca en algunas ocasiones-, utilizando los recursos a su alcance e implantándose sobre el territorio disponible.
El registro arqueológico conservado manifie.sta cómo los humanos afrontaron las
variaciones en la disponibilidad y distribución de los recursos silvestres. Para ello, desarrollaron una táctica decisiva: la movilidad. El nomadismo permitía obtener información
sobre la distribución de unos recursos móviles y desigualmente distribuidos, espacial y
estacionalmente, así como sobre la localización de otros grupos. Este comportamiento
conllevó, en la mayoría de los casos, un tamaño reducido de los grupos y unas formas de
organización social poco estructuradas desde el punto de vista político, al no estar fundamentadas sobre la posesión o el desigual acceso a los recursos. Lógicamente, estas
pautas generaron registros dispersos sobre amplias áreas, puesto que cada yacimiento
representa y contiene, habitualmente, sólo una parte de las actividades realizadas en el
territorio económico, pero también social, del grupo.
La amplia dispersión geográfica de una tecnología sencilla -debía de poder ser
transportada-, es la que permite rastrear sus territorios, debido a los rápidos cambios en
18
H filO llf LA CUITliRA
Hoi-1
-
de cuchillo de pltdra anticuo con
Colwmbla
manco
bntfria.--.......
[page-n-20]
la forma y tamaño de sus equipos de caza y pesca que se
observan a partir de la expansión de los humanos actuales.
Esta cualidad de las armas ha hecho que la distribución cartográfica de los proyectiles de piedra, hueso y asta -puesto que
los fabricados sobre madera sólo se han conservado excepcionalmente-, hayan sido identificados como límites territoriales de amplias culturas arqueológicas, sin que su
equivalencia con otras tantas entidades sociales sea posible
hasta los momentos finales de la evolución de los cazadores
prehistóricos.
La variación espacial y temporal de estas armas contiene lfneas de análisis solapadas. Evidentemente, existen varia-
Arpones y anpyo~1 ós~u. Ma,;dallnt'nse. Cova del
Pup•06.
ciones regionales ligadas a la variabilidad de recursos que son susceptibles de ser ca.zados y
pescados, cambios ligados a la forma de enastar los proyectiles en los ástiles de madera y a
los medios de propulsión- a brazo, mediante propulsor y finalmente con arco, utilizado quizás desde el 18.000 aC y con total seguridad desde el 10.000 -. Pero, además de e.stos componentes tecnológicos y funcionales, los proyectiles de piedra, y sobre todo de hueso,
transmiten contenidos estilrticos, simbólicos: un mensaje codificado que podía ser leído por
los miembros de la entidad social en la que se fabricó y utilizó. La decoración, figurativa y no
figurativa, que soportan muchas armas de hueso y asta o el mismo Arre prehistórico pueden
ser analizados desde esta óptica.
Frente a estas muestras evidentes de complejidad, la imagen más difundida de los
cazadores-recolectores prehistóricos ha transmitido un estereotipo de seres con un
aspecto tosco y limitada capacidad cultural. De su éxito biológico, pero sobre todo culturar, dada su diversidad y dinamismo evolutivo, podemos considerarnos la prueba más
evidente; aunque, por el camino, la herencia común de este pasado remoto conservada a
través de muchos pueblos primitivos haya sido masacrada hasta su completa extinción o
abocada a la marginalidad en el mejor de los ca.sos.
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Y l'RI\IITIV0)•
l0~
CAZAI>OUS rRflli>TORICOS
19
[page-n-21]
20
H filO lH l ~ CllllU~.\
[page-n-22]
LA AGRICULTURA O DE CÓMO LA
TIERRA Y LAS PLANTAS SE ENTALLAN
jOAN j. GREGORJ 8ERENGUER
Museu de Prehisrórío 1de les Culrures de Volendo
i entendemos la aparición de lo que denominamos cultura, en un sentido antropo-
S
lógico, como la asociación de la presencia humana al hallazgo de útiles o instru-
mentos relacionados, bien podrlamos decir que la mayor revolución acontecida en la
historia de la tecnología del corte -tanto por la cantidad de materia trabajada, como
por la diversidad en técnicas e instrumentos- se dio con la introducción de la agricultura. Haciendo un banal símil etimológico, en la propia palabra agricultura encontramos
agregados dos conceptos como son cultura y tierra -de ager, agri-. En efecto, éstos nos
sugieren primariamente la idea de la tierra modelada, tomando cierta forma a partir de
la mano del hombre y como contraposición al espacio natural virgen, cuya forma visible y aparente viene dada asl: la tierra en estado bruto, tal como como la naturaleza la
conformó. De este modo, el hombre, mediante los usos agrlcolas, se transformó en un
agente de la manipulación y transformación del paisaje con una contundencia y un efecto que nunca antes mientras fue cazador-recolector se había conocido, proceso que
solamente se ha visto superado con la revolución industrial y la invención de las máquinas modernas, cuya capacidad sobre la alteración del paisaje todos conocemos.
De cualquier forma y durante siglos, por no decir milenios, la necesidad de cultivar la tierra que ha tenido el hombre, entre otras cosas, y definido aqul en el sentido
que nos interesa, que es el del corte, ha dado lugar a un paisaje modelado, recortado,
construido y delimitado por la agricultura. Un aspecto muy interesante para poder
poner en relación agricultura y corte es precisamente éste, el de cómo la agricultura
sirvió básicamente, aparte de para introducir un factor de crecimiento demográfico al
mejorar y ampliar las posibilidades alimenticias de las comunidades humanas, para
introducir Hmites o cortes en el espacio. Podemos definir estos cortes a distintos niveles. En primer lugar; por contraposición al espacio dedicado a la ganaderla, la actividad
lA ACRICULTURA O Of COMO LA TllRRA Y LAS PLANTAS SI IN TALLAN
21
[page-n-23]
que completa económicamente la revolución neolítica. La construcción de campos de
cultivo supuso la creación de limites, a veces simbólicos, a veces directamente físicos,
para impedir la entrada de ganados y otros animales en el territorio agrlcola. A lo largo
de la Historia este hecho, conocido de sobra, incluso llegó a originar conflictos graves
entre comunidades o grupos humanos a partir de los intereses económicos de una u
otra actividad. Otro de los elementos de corte espacial a destacar fue la aparición de las
ciudades relacionada con la misma aparición de la agricultura. Si la utilización de los primeros instrumentos fue sinónimo de cultura, la introducción de la agricultura acabó
por asociarse al propio concepto de civilización, en la medida que surgieron las primeras ciudades. La oposición entre campo-ciudad, a lo largo del tiempo, acabó por consolidar uno de los limites sfmbolicos y culturales más poderosos que ha conocido la
Historia. Por último, la construcción de regadíos y conducciones hidráulicas que necesariamente hubo de acompañarla supuso la creación de enormes transformaciones del
paisaje, de limites entre lo yermo y lo árido, lo verde y lo fértil, y de otra frontera interna en la propia naturaleza interior del mundo agrícola: la contraposición entre huerta y
secano como dos espacios perfectamente identificables, que dio lugar a técnicas e instrumentos bien diferenciados.
Con todo ello tenemos que el primer efecto que tuvo la agricultura es el del
corte del espacio; a todos nos resultan familiares ejemplos en los cuales se comprende
muy gráficamente este hecho y que quedan en el acervo cultural colectivo de nuestra
civilización. Tomemos, por ejemplo, el propio mito fundacional de Roma: en él se describe cómo el recinto sagrado de la ciudad eterna quedó delimitado por el espacio comprendido por el surco que produjo una yunta de bueyes conducidos por Rómulo,
arando desde el nacimiento hasta la puesta del sol. La sacralidad de este límite, paradigma de todas las fronteras, viene dada por el hecho de que su violación, su traspaso, le
costó la vida a Remo a manos de su propio hermano gemelo Rómulo. Esta idea de vincular el surco del arado a los limites del espacio agrícola resulta recurrente en toda la
tradición europea y asf tenemos que durante la conquista cristiana del reino musulmán
de Valencia en el siglo XIII era un hecho frecuente que el rey Jaime 1concediera en ciertos territorios arrebatados a los musulmanes el privilegio a los nuevos colonos de apropiarse del e.spacío que pudiera labrar una pareja de bueyes durante una jornada entera,
22
! UILO O! L\ CULTURA
[page-n-24]
que es lo que viene a significar más o menos el
término valenciano de jovada.
Pero la práctica agrícola no solamente ha
creado cortes o límites en el espacio, sean estos
simbólicos o reales. Tan fundamental como éste
ha sido el del corte temporal a través de la organización del tiempo en ciclos. La práctica empírica de la agricultura y el propio proceso de las
etapas y fases de los cultivos dieron como resultado la división del tiempo mediante lunarios y
calendarios. La necesidad de saber en cuál era el
momento adecuado para el inicio de la preparación de la tierra, de la siembra o de la cosecha,
impulsó al hombre al estudio de los fenómenos
astronómicos o naturales con el fin de poder
establecer fechas precisas para la realización de
los trabajos agrícolas. Naturalmente, el carácter, una vez más, sagrado y litúrgico de estas
T:.la de árboles ~n el u.rboneo. En OUHAMEL
DE MONCEAU / 177) • 1774). T
rododo d•lwidodo
y opi'O'ft(homktHo de 1M "*''ti y bosques. Tom. l.
sociedades, tuvo sus consecuencias también en
la organización de las prácticas religiosas. De
li m.. V. Madrid.
este modo, los ciclos agrícolas han estado siempre en la base de complejos sistemas de
dividir el tiempo y las actividades económicas, a la vez que que han desarrollado ciclos
paralelos para organizar los aspectos de las celebraciones festivas y litúrgicas.
Sin embargo y ante todo, la actividad agrfcola principal y primaria, es decir, la de
cavar o labrar, hace referencia al corte directo de la tierra. O dicho de otro modo, cultivar la tierra significa cortarla, abrirla y herirla en un sentido físico -lo cual ha producido, según el tipo de terreno o de cultivos, una variabilidad enorme de tecnologías
instrumentales- o en un sentido simbólico también, que tiene que ver con las concepciones de la vida y la muerte como expresiones del ciclo vital. La roturación de la tierra se ha relacionado, en distintas culturas humanas, a la analogía sexual que tiene que
ver con la fertilidad. Una observación empírica del acto de labrar o cavar por parte del
lA AGRICUlTURA O DE COMO LA TIERRA Y LAS PLANTAS SE ENTALLAN
23
[page-n-25]
hombre indujo a asimilar este proceso agrícola, junto con el de la siembra, al acto fundamental de todo el mundo natural que es el de la fecundación y/o reproducción. De
algun modo, ha sido común entender que el hombre al cultivar la tierra la fecundaba y
propiciaba con ello el mantenimiento de la vida. Este hecho no tenia un sentido meramente simbólico en la medida que durante generaciones y entre muchos grupos
humanos, la relación entre una mala cosecha y una hambruna era moneda común,
puesto que en estas sociedades el alimento procedía fundamentalmente de la explotación agrícola. No nos debe de extrañar pues, que el hecho de "penetrar'' la tierra con
el arado, de cortarla en suma, diera lugar a una percepción transcendente de la actividad, conformando un enorme caudal de prácticas rituales que la ordenaran.
En el entorno de la sociedad tradicional, y para hablar de cortes y de artefactos
que los producen, el primero de todos que se supone en la agricultura es el de la preparación de la tierra. Para ello, cuando la tierra se labra por primera vez se requiere un
corte previo que es la eliminación del bosque y de la cubierta vegetal virgen. Cultivar
quiere decir cortar madera y hierba antes que nada. Para ello el fuego es el aliado perfecto, aunque parte del elemento vegetal restante haya de ser cortado mediante hachas
y sierras. También quiere decir apartar y remover piedras, alisar, anivelar y delimitar; etc.
mediante picos y palancas, narrias, trujillos, capazos y entabladoras. Con esto la tierra
debe estar preparada para ser roturada. El instrumento tradicional para esta operación
es el arado. Aunque también en la literatura etnológica se ha tendido a diferenciar la agricultura de arado y la agricultura de azada, adscribiéndola a un contexto masculino en el
primer caso y a otro femenino en el segundo. Sin extendernos diremos que de.s de antiguo en el mundo mediterráneo y europeo está extendido el uso del arado, aunque la
azada, también usada, viene a cumplir la misma función: abrir y orear la tierra. El arado,
en su forma más simple o arado romano, no viene a ser más que una azada (en este caso
la parte que penetra es la reja o arrejada) más grande y tirada por animales. Con el tiempo se han desarrollado accesorios y complementos para hacer este utensilio más eficaz,
así nació durante la Edad Media la vertedera u hoja en forma de pala lateral con la que
consiguió arar más profundamente y voltear mayor cantidad de tierra. El tipo de cultivo
condiciona también la técnica y el instrumento utilizados, de modo que una vez preparado el terreno de cultivo la diferencia principal consiste en sembrar o plantar. En el primer
24
EL fiLO Df LA CULTURA
[page-n-26]
caso y para un cultivo tlpico como es
el de los cereales, se aprovecha el
propio surco abierto por el arado. En
el segundo, es menester cavar hoyos
con distintos tipos de azada para instalar la planta o árbol que se requieren. Una vez realizado esto, la
siguiente etapa importante es la del
mantenimiento y cuidado del cultivo.
En ésta se reconocen dos técnicas
principales: la de entrecavar y la de
Labnnu con bueyes y limite dtl u .mpo. Alto
P~l anc b... 1985. Muieu de Prehlnbrla 1 de le'
Cutwm de V~ndl.
podar. La primera más relacionada
con cultivos de planta, como el cereal y todos los cultivos de huerta, surge como consecuencia de la necesidad de eliminar las plantas competidoras del sembrado. Se trata de
separar las malas hierbas de las buenas y a tal fin se utilizan azaditas, legoncillos y escardillos, en general instrumentos de poco porte. Alternativamente y si el sembrado está lo
suficientemente separado entre sí, se puede utilizar también el arado dotado de complementos que lo que hacen es cortar superficialmente la tierra, aunque esta técnica también es susceptible de utilizarse en cultivos arbolados. Con estos últimos los
procedimientos de mantenimiento y cuidado se centran básicamente en la poda. Los instrumentos por excelencia para realizarlos son el hacha y el podón, de tamaño mediano.
Se les atribuye hacer el corte más limpio y menos perjudicial para el árbol. Sin embargo
y en tiempos más recientes, se ha introducido el serrucho como alternativa, por razones
de comodidad y de facilidad en el manejo. También modernamente se han popularizado
las tijeras de podar; de distinto tamaño y con muelles retráctiles, cosa que hace el trabajo más cómodo. En un cultivo tan mediterráneo como el de la viña se genera un podón
especifico, mitad hachuela, llamado podadera y adaptado al corte de los sarmientos, aunque también aquí las tijeras acabaron por sustituirlo. Una operación relacionada también
con el cuidado de los árboles y el corte es la del injerto. Para ello se utilizan, según la técnica, pequeñas hachas o cuchillos y navajas de injertar. El objetivo es levantar determinadas superficies de la corteza de la rama o abrir hendiduras adecuadas en el tronco con el
lA AGRICULTURA O Df COMO LA TIIRRA Y LAS rLANTAS Sf !N TAllAN
25
[page-n-27]
fin de implantar el esqueje de otra
planta o árbol. El uso del riego también introduce algunas herramientas
adaptadas al control de la conducción
del agua como los legones, con los
que se abren o se cierran las acequias.
Sin embargo, donde probablemente se ha desarrollado mayor variabilidad en los instrumentos de corte
usados en la agricultura es posiblemente en la cosecha y sus transformaciones directas. Resumiendo algunos
de ellos nos referiremos a los oncetes
utilizados en la vendimia, aunque éstos se han sustituido por tijeras retráctiles recientemente. Algún tipo especifico de arado se usa en la recolección de algunos tubérculos,
como la patata, ya que al pasar la reja afloran los mismos a la superficie. También las azadas de distinto tamaño sirven para extraer ciertas plantas de la tierra, dándose una variación de formas y tipos extensa. En cultivos como la alcachofa y otros el instrumento de
corte es el cuchillo, ya que de lo que se trata es de cercenar tallos de la planta; una derivación grandilocuente del cuchillo serian el machete, usado en el corte de la caña de azucar, y los sables militares con el mango adaptado para el corte de determinadas plantas
de tallo y envergadura. El instrumento cortante de recolección estelar por antonomasia
-solamente hay que recordar su presencia recurrente en el imaginario colectivo- es el de
la hoz. De este utensilio hay de muchas formas y variantes adaptadas al tipo de cultivo y
de terreno. Se pueden distinguir: las destinadas a cortar cultivos herbáceos, con un codo
a la altura de la unión entre el mango y la hoja, diseñado con el fin de proteger los nudillos de la mano del segador, ya que siega a ras del suelo; las cañameras de sección más
fina, hoja ancha y lobulada y filo sin dentar, con el fin de cosechar el cáñamo; y las de
cereal, de hoja más abierta y de tamaños distintos pero siempre de filo dentado, para
cortar mejor los tallos. junto con las hoces resulta común el uso de instrumentos de
protección frente al corte en la mano contraria a la que siega. De este tipo son los deda-
26
!l FILO 0[ LA CULTURA
Stpdores de
[page-n-28]
les de cuero y los zoquetes de
madera. Una derivación de la hoz la
constituye otro instrumento emblemático: la guadaña, dotada de una
hoja ancha sin dentar que siega a ras
del suelo y un mango largo que permite al segador operar sin agacharse.
Generalmente se usan para la siega
de herbáceas y cereales en algunos
tipos de terreno concretos.
Para finalizar, convendría menTrtlltt'ldo c~real en E¡i:pto. fJ m&Mdo NusfJOdo. tomo
• • 1880. Ban:tlon>.
cionar algunos instrumentos usados
en una actividad que si no es de cosecha propiamente dicha, sí constituye una epílogo
natural de una de ellas y requiere asimismo la acción de cortar: la etapa de la trilla. En
ella el fin último consiste en separar la paja del grano, de usos distintos. Para ello a
veces, se efectúa un primer corte de los haces de mies, más o menos a la mitad, con la
hoz de desbarbar; de mayor envergadura que las anteriores, dentada y con una hoja más
ancha y larga. En ocasiones estas hoces pueden ir montadas y articuladas sobre un caballete, con capacidad de mayor corte llamadas degolladoras. Una vez desbarbados o no,
los haces se disponen en las eras a fin de cortar el tallo y las espigas y poder separarlos
del grano. Para ello se hacen pasar por encima los trillos, tirados por animales, especie
de tablas con lascas de sílex o pedernal incrustadas en su parte inferior con una alta eficacia de corte sobre la planta de cereal. En algunos de estos aparejos se alterna el
pedernal con sierras u hojas metálicas. Una alternativa al trillo la constituyen los rulos,
también tiradas por animales y con forma troncocónica que se voltean sobre el cereal
en la era. Los rulos generalmente son de piedra y se combinan unos, cuya superficie
exterior es lisa, junto a otros en los que están labradas unas estrías que hacen de cortante sobre la paja. También existen rulos de madera y estrlas labradas o que alternan
incrustaciones cortantes metálicas. Una sofisticación de estos artefactos son los carros
de trilla o armazones que contienen ruedas y rulos con incrustaciones metálicas, tirados por animales y que confieren a la operación de trilla una eficacia suprema.
l1\ AGRICULTIJRA O DE CÓMO LA TIERRA Y LAS I'LANTAS SE ENTAI.lAN
27
[page-n-29]
H>...,u del ce•do..,..,. cale de ~ttJ. 1980. Foto: J.U. P>J
28
LL riLO OllA CULTURA
[page-n-30]
LOS CORTES EN HUESOS
PREHISTÓRICOS E HISTÓRICOS
MANUEL PÉRE.Z RIPOLL y MARÍA DOLORES LóPEZ GILA
Universitot de Volendo
D
esde los orígenes de la Humanidad hasta la época de la aparición de los metales, los grupos humanos utilizaron distintas variedades de piedras para cortar
la carne y poder procesarla, tanto para comerla asada como para conservarla, por
medio del secado o del ahumado. La materia prima lítica más corriente utilizada
como instrumento para cortar era el sílex. A partir de los núcleos se obtenían lascas, láminas y otras tipologías que servían para procesar los animales que se cazaban. Fundamentalmente eran ciervos, cabras, uros, caballos, conejos y una gran
variedad de aves. Difícilmente la Humanidad pudo haber sobrevivido sino hubiera
desarrollado la habilidad de elaborar útiles de piedra para trocear los animales.
Pensemos que los humanos no están dotados de garras y colmillos, que les permitan desgarrar un cuerpo y acceder a la carne. Aunque tuviesen la comida delante no
podían consumirla si sólo contaban con sus manos y su boca. Necesitan de un útil
lítico que pudiera cortar la gruesa piel y les permitiera acceder al alimento.
Los únicos instrumentos que los grupos humanos paleolíticos podían disponer eran lascas o láminas, con un filo cortante de unos 5 ó 6 centímetros y con ellos
tenían que ser capaces de preparar convenientemente la carne para su consumo.
Todo ello condicionaba el proceso de carnicería que era muy laborioso. Unas vez
cortado en canal, el animal era vaciado de sus vísceras y despellejado. A continuación, las partes anatómicas eran separadas: la cabeza y el cuello; el costillar y
columna vertebral; el brazo y el muslo. Cada una de estas parte era cuidadosamente tratada. Como los útiles de sílex tienen un filo tan corto, no permiten cortar
transversalmente y los cortes se tienen que hacer longitudinalmente, seccionando
los tendones y las inserciones musculares, obteniendo los distintos paquetes musculares. Éstos últimos eran consumidos directamente colocado sobre las brasas, o
LOS CORTES EN HUESOS rREIII HOiliCO> 1 lii>TORICOS
29
[page-n-31]
eran abiertos en finas tiras para
ser secados y ahumados. El
resultado final de este tratamiento daba lugar a que los
huesos de cada unidad quedasen sin carne y en conexión
anatómica. Posteriormente,
éstos se desarticulaban y se limpiaban de los restos de carne
que aún podlan quedar adheridos, de modo que los huesos
aparecfan completamente limpios y preparados para que fuesen fracturados. Esta acción ponla fin al tratamiento de carnicerla.
La médula de los huesos era aprovechada. Para ello se golpeaban las dos articulaciones de los huesos largos y las diáfisis se part.ían en dos mitades: las partes
articulares se troceaban y se hervlan para obtener la grasa; el tuétano se extrara de
las diáfisis. El procesado de la médula era laborioso debido a que constituía una estimable fuente de energía, muy necesaria en aquellos tiempos en los que ésta era
muy dificil de conseguir. Como ejemplo del esfuerzo que se empleaba en este proceso cabe indicar que los huesos pequeños, como falanges, tarsos, costillas era partidos para ser hervidos y acceder a la grasa que contenían.
Si esto ocurría en el PaleoHtico y Epipaleolltico, con el Neolltico se introdujeron modificaciones en el tratamiento de carnicería. La nueva etapa significaba la
puesta en marcha de una economla distinta, basada en la agricultura, la ganadería y
la elaboración de nuevos elementos tecnológicos, entre ellos la cerámica y la obtención de láminas de sílex con filo más largo, que permitían realizar cortes transversales. Después de que el animal eran vaciado de sus vísceras y despellejado, cada
unidad anatómica era cortada transversalmente a partir de las articulaciones, de
modo que los distintos huesos y sus respectivos paquetes musculares eran cocinados en los recipientes de cerámica, junto a los cereales y legumbres que provenían
30
[L fi l O 1 l A CULTURA
)!
Scftllu de rucado en uN
[page-n-32]
de la agricultura. Surgió así una
alimentación nueva y unas preparaciones culinarias más variadas. La grasa de los huesos no
era tan importante como en el
Paleolítico, pues la agricultura
podía ofrecer una fuente nueva
de producción de energía. Los
alimentos contenidos por los
huesos eran aprovechados por
los perros, que eran necesarios
para controlar y vigilar los rebaños. Consecuentemente, los
Incisiones; corus; y profurw;!11 tn ti bof'dt dt unu
maaarpo de cCapn, pyrenalc.alt dt Tou.al do l.a
Roc.a rehldonadu con la dturtJc.ulac~. • 20.
cortes que aparecen en los huesos de esta época son distintos a los que se encuentran en yacimientos del Paleolítico. Fundamentalmente se localizan en las articulaciones como consecuencia de la desarticulación; en las diáfisis se observan pocas
marcas de carnicería porque los huesos no eran descarnados, como ya hemos indicado anteriormente, sino que se cocinaban junto con la carne.
La Arqueozoología ha podido reconstruir los distintos pasos del proceso de
carnicería en cada una de las distintas etapas de la prehistoria de la Humanidad a
partir de los cortes que han quedado en los huesos, como consecuencia de la preparación de los cuerpos de los animales.
A partir de la Edad de los Metales y en especial con la utilización del hierro,
aparecen nuevos útiles de carnicería, como el hacha y el cuchillo, que posibilitaron
un tratamiento de carniceda distinto. Los golpes de hacha servían para partir las
distintas unidades anatómicas, fracturando incluso el hueso. El cuchillo permitia
cortar la carne, sin tener la limitación técnica que existía con los útiles líticos.
Son escasos los trabajos realizados para yacimientos de época histórica que
analizan los cortes y las fracturas que presenta el material óseo hallado en los mismos.
En este trabajo abordaremos aspectos generales, como los patrones de despiece y troceado de las reses, obtenidos a partir del estudio de los cortes y las frac-
10~
Lc.>llTh 11\ IIUI)O) rRftll\fl)RICO\ 1 HIHORICOS
31
[page-n-33]
turas de varios yacimientos de
época romana y medieval. Estas
tareas de despiece y troceado
son prácticamente iguales en
ambos periodos, por lo que los
datos serán presentados de
manera conjunta . De igual
modo, las prácticas de carnicería observadas son similares
tanto para el ganado bovino
como para el ganado ovino y
caprino, y su única diferencia es
el tamaño, mayor en el bovino.
El sacrificio del animal se realiza generalmente degollando la res, tarea que
no deja marcas visibles en el hueso y para la cual se necesita la inmovilización del
animal. A continuación, se procede a trocearlo, tarea que consiste en dividir la res
en partes anatómicas: separación de la cabeza, parte baja de las patas, separación
de la cola, y desarticulación de los miembros a la altura de las cinturas escapular
y pelviana.
La cabeza es separada del cuerpo mediante golpes de cuchillo por la parte
posterior de la misma, entre los cóndilos occipitales y el atlas. Este proceso puede
completarse en ocasiones con un golpe de hacha a nivel del axis. La desarticulación
puede realizarse también entre el atlas y el axis, como demuestran las muescas e
incisiones de la cara caudal del atlas, y los seccionados e incisiones presentes en el
diente del axis. Esta operación se realiza por la cara ventral, con la cabeza del animal estirada hacia atrás. Existe la posibilidad de que para mayor comodidad en la
separación de la cabeza se hayan seccionado los cuernos antes de proceder al despiece de la res. Una vez separada la cabeza del tronco, ésta es dividida en dos,
siguiendo un eje longitudinal, con el fin de aprovechar los sesos.
El trabajo de desollado del animal se manifiesta en las incisiones que aparecen en el cráneo (base de las clavijas óseas, hocico), así como en las patas a
32
H fiLO DI LA CIILIUM
Cutmot dt owj¡ ntf'T'1do JI'KH del dtipicxc: dd iU'1i·
mol. AlqolcN de Bmipobcar (Gondi•). Si¡los )(II.)M,
[page-n-34]
nivel de la muñeca y tobillo
(huesos del carpo y del tarso).
De igual modo, las incisiones y
muescas que aparecen sobre
los huesos de las patas y los
dedos (metapodios y falanges)
pueden estar asociadas a posteriores utilizaciones de los
huesos, tendones o pezuñas.
La desarticulación de las mandíbulas va unida a la recuperación
de la lengua. Esto se observa en
las estrías que aparecen en los
camiceria del merc:ado de lr.aldlo (Creta). Foto:
J.U. P.scu.S.
cóndilos, marcas de descarnado y fracturación en el diastema o en la rama ascendente de la mandíbula. Asl mismo, aparecen también marcas en el hueso donde se
sujeta la lengua (hioides). Las marcas que aparecen sobre la cara vestibular de las
mandíbulas están relacionadas con el levantamiento de los carrillos.
La obtención de las vísceras se realizaba abriendo el abdomen de la res y
vaciando su contenido. Esta tarea no suele dejar huellas, pero en algunas ocasiones aparece señales en el esternón, aunque no es frecuente este hueso
encontrarlo en los yacimientos. Sin embargo, además de ser necesaria la
extracción de las vísceras del animal antes de proceder a abrirlo en canal, su
consumo, en especial hígado, riñón y sesos, ha constituido una parte fundamental de la alimentación.
Una vez desollado y vaciado de sus vísceras, el animal es abierto en canal,
como se aprecia en los cuerpos vertebrales, cortados longitudinalmente. Sin
embargo, la presencia en determinados yacimientos de cuerpos vertebrales completos podría indicarnos que se practicaba también el corte llamado "canal descargada", consistente en partir solamente las apófisis transversales de las vértebras,
con lo que una canal aparece cargada con los huesos de·1a columna, mientras que la
otra aparece "descargada", es decir, sin vértebras.
LOS CORTES EN HUESOS PREH ISTÓRICOS E H ISTÓRICOS
33
[page-n-35]
Las escápulas y los húmeros proximales
carecen de evidencias claras de desarticulación.
Este hecho, unido a que la escápula sólo esté ligada al omóplato y al tórax por medio de masas
musculares nos indicaría que la verdadera desarticulación se producirla a la altura del codo. Así, la
separación de la pata delantera se producirla fraccionando la escápula a la altura del ángulo ventral
o de la incisión escapular, pero no existiría una
desarticulación propiamente dicha del húmero
proximal con respecto a la cavidad glenoidea. La
desarticulación de la pata a la altura del codo
queda demostrada por incisiones, muescas y seccionados que presentan tanto el húmero distal como el radio proximal y, en menor
medida, la ULNA. Estas marcas estarfan encaminadas a conseguir el descarnado de
los tendones y músculos del húmero y del radio.
El descarnamiento o deshuesado se realiza después de la separación de la
pata y puede efectuarse por la cara interna del miembro, sin descarnado previo.
Esta acción produce estrías en las diáfisis y la fragmentación de la espina escapular
durante el descarnamiento de la paleta. Las marcas que aparecen en el borde caudal
de la escápula se corresponden con esta acción.
El tratamiento de las costillas es difícil de evidenciar debido a la fragilidad de
las mismas. En general, las costillas conservan pocas marcas, y destaca la ausencia
de cabezas, relacionada posiblemente con el descarnado de la caja torácica. En algunas ocasiones, las costillas presentan estrías en su cara interna, producidas seguramente al ser descarnadas durante su consumo.
El miembro posterior es desarticulado a part.ir de la pelvis, golpeando tanto el
acetábulo como la cabeza femoral y, en algunos casos, también los trocánteres del
fémur. Además del acetábulo, la pelvis es troceada mediante golpes en el ilion y el
isquion, lo que facilita la desarticulación del .fémur. El descarnado y desarticulado de la
rodilla se produce entre el fémur distal y la tibia proximal mediante cortes en los bordes
34
El FILO O! LA CULTIJI!.A
Esqueleto do cabra donde Jp¡re.nn stfl;alados los
hutJOS que prtnntan muc.u rebcionad.u con el
desollado de la rc.s en •po ón,u, Hoc:ko, Mtu.c;arpo. Mecawso,
[page-n-36]
laterales de los cóndilos distales, como demuestran
las marcas de los fémures y tibias.
Las marcas transversales que aparecen en
las tibias distales indican que la desarticulación del
pie se lleva a cabo entre la eplfisis distal de la tibia
y el calcáneo. Aunque la desarticulación del pie
también podrla haberse realizado entre los huesos del tarso y el metatarso, la escasez de marcas
en la zona proximal de este hueso nos lleva a pensar que dichas marcas son debidas al proceso de
desollado del animal, y no a la desarticulación del
Esqueleto de cabra dondo ap¡r«tn sei\.abdoJ los
hue.-sos que presenun m&rtiJ relaclon.adls con b
dlvh16n de l:a res tn diferentes p¡nt.t. aNtOmka•
en lopu hhoó
mat, fbdio diu~l- a~ attcJbulo • a~ frmonl. 'tmur dln
pie.
En los yacimientos de época histórica, las falanges suelen aparecer enteras. Las escasas marcas que aparecen no están relacionadas con el aprovechamiento de la médula sino con el desollado de la res.
Solamente en el caso del ganado bovino aparecen fracturadas algunas falanges lo
cual es debido al mayor contenido de médula de las mismas.
Además de estas marcas de desarticulación y descarnado, un gran porcentaje de huesos presenta marcas transversales en sus diáfisis. Estas marcas están relacionadas con una fracturación posterior, cuyo fin es dividir el hueso en partes
menores para facilitar su manejo en la cocina.
Blbllografla
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LOS CORTIS !N HUfSO\ rRlHIHORICOS! IIISTORICOS
35
[page-n-37]
36
(l FilO OlLA CUlTUIIA
[page-n-38]
SACÁNDOLE EL FILO AL PALEOLÍTICO
MARC TIFFAGON
U
na de las mayores adquisiciones en la evolución humana ha sido la capacidad
de manipular y transformar la materia. Desde sus inicios hace unos 2 ó 3
millones de años con los primeros y toscos cantos rodados hasta los más avanzados
sistemas informáticos actuales, nuestra especie no ha dejado de innovar. No obstante, aquf sólo se tratarán los primeros pasos de dicha evolución, concretamente
aquellos referidos a la obtención del filo en el Paleolftico.
La fabricación de útiles o, lo que es lo mismo, la búsqueda del filo para el
manejo de otros elementos es uno de los inventos más importantes de la
Prehistoria. La posibilidad de incidir, raspar, perforar, cortar, grabar,... supondrá una
mejora cualitativa en las condiciones de vida de aquellos primeros seres humanos,
puesto que les permitirá afrontar sus necesidades cotidianas, progresivamente, de
forma más cómoda y eficaz.
La materia
Teniendo en cuenta el grado de conocimiento de su entorno y la experiencia
que irán acumulando, los grupos de cazadores-recolectores prehistóricos pudieron
haberse servido de infinidad de materias primas de la naturaleza. algunas de ellas
perecederas como la madera, ralees, piel, tendones de animales... de los que tan
sólo tenemos informaciones indirectas; otras más resistentes como el hueso, asta o
cuerno, cuya industria también debe haberse visto afectada por el paso del tiempo,
aunque en menor medida, y otras con un grado de resistencia superior como la piedra, conservada excelentemente. Precisamente van•a ser éstas últimas, las piedras
talladas, las que permiten distinguir cambios en la búsqueda y concepción del filo
durante las diferentes etapas del Paleolítico.
SACANOOU H filO Al FALEOL(TICO
37
[page-n-39]
Durante los miles de años de existencia de los grupos
paleolíticos, éstos han ido manipulando toda clase de rocas,
sin embargo, los restos arqueológicos hablan a favor de una
progresiva selección. Todo parece indicar que a medida que
los diferentes grupos fueron afianzando sus conocimientos en
la fabricación de utensilios percibieron que no todas las rocas
podían ofrecerles un resultado o productividad similar, de ahí
que de la amplia gama de materias existentes seleccionaran
aquellas más idóneas por sus especiales aptitudes para la talla:
bastan unos pocos golpes para conseguir un buen filo si se
emplean las materias adecuadas.
Así pues, existen diferentes tipos de rocas: las que se
tallan mal y por tanto no pueden ofrecer buenos filos, las que
se tallan relativamente bien y sí pueden producir aristas con
filos bastante robustos (calizas, cuarcitas, ...) y las que por su
estructura más "cristalina" se tallan fácilmente obteniendo
bordes muy vivos y afilados aunque mucho más frágiles que los
anteriores (obsidiana, sllex, cristal de roca, ...). Por sus especiales cualidades serán estas últimas, sobre todo el sílex, las materias más comunes en
la producción del utillaje Paleolítico, especialmente en sus períodos finales.
Los técnicos
El proceso por el cual se obtiene una herramienta a partir de una roca es la
talla. Se pueden distinguir dos modos principales de tallar: la percusión y la presión.
La talla por percusión requiere el uso de un percutor que golpea contra el bloque de sflex; esto puede hacerse de manera directa o indirectamente a través de un
"cincel" ( punch para los especialistas), lo que permite transmitir la fuerza del golpe a
un punto preciso. El percutor puede ser una piedra o canto de río (percutor duro), una
madera dura, asta o hueso (percutor blando) o del tipo yunque (percutor durmiente).
El método más antiguo conocido es la percusión directa con percutor duro
y posteriormente se documentará también el percutor blando, cuyo uso queda
38
El fiLO DE LA CUH UIIA
Percusión directa con percutor de piedn
(ala izquierda) y presión sobre la mano (a
la derecha),ln lninn et olii, 1995.
[page-n-40]
atestiguado en África hace unos 700.000 años. La percusión de tipo indirecto no
parece haber sido empleada antes del Mesolltico.
La elección del tipo concreto de percutor según su materia, tamaño o peso
es un aspecto crucial en la talla por percusión, ya que el éxito de la extracción
depende en gran medida del golpe o fuerza enviada por el percutor.
La talla por presión supone ejercer una fuerza o presión sobre el bloque de
sílex a través de un «compresor o retocador» normalmente de asta de cérvido.
Esta fuerza puede provenir directamente de la mano, trabajando sentado, o del
peso de todo el cuerpo.
Se trata de una técnica mucho más difícil que la percusión y requiere una materia prima de calidad superior, obteniéndose una talla de bordes paralelos más fina y
regular. Es una técnica empleada tanto para la extracción de soportes (láminas) como
para el retoque de útiles cuyo origen debe enmarcase en el Paleolltico Superior.
Productos de talla
Con la talla de un bloque, nódulo o canto se puede conseguir un útil directamente
o los soportes que, una vez retocados o dejando el filo en bruto, servirán de utensilios. En cualquier caso, los productos que se extraen tienen como finalidad principal el convertirse en herramientas, que según la morfología de su filo se adaptan a
las diferentes funciones o exigencias de los grupos que las fabrican. Precisamente
este apartado, el de la tipología del instrumental Paleolítico, ha sido uno de los primeros y más ampliamente tratados en la investigación prehistórica. Estos estudios
se basan en la forma, localización y dimensiones del útil, y por extensión de su parte
funcional: el filo.
En líneas generales el filo de los distintos tipos de útiles identificados en las
tipologías puede definirse según los siguientes aspectos:
- Por su naturaleza, puede tratarse de un filo natural o de un filo obtenido
por retoque;
- Por su localización, puede situarse en la parte frontal o en la lateral del útil;
- Por su extensión, puede ser un filo largo que ocupe todo un lateral o un
filo más pequeño,...
SACANDOLE El FILO Al I'Al!OlfTICO
39
[page-n-41]
-Por su forma, puede ser un filo recto, convexo, cóncavo o denticulado (en
forma de diente de sierra);
- Por su número, puede localizarse sólo un filo o más de uno en un mismo utensilio.
Así pues; a partir de la tipología y sobre todo teniendo en cuenta estos parámetros se fueron asociando morfologías concretas de útiles (filos) a funciones especificas, siempre en comparación con el utillaje moderno, de este modo
encontramos útiles para cortar, raspar, taladrar, grabar,.... Sin embargo, no siempre
una forma puede identificarse directamente con una función, de ahí que la solución
a este problema haya tenido que plantearse desde una perspectiva distinta. En estas
últimas décadas la investigación ha ido decantándose más hacia los estudios de tipo
experimental, gracias a los cuales ha sido posible aportar nuevos datos sobre la funcionalidad del utillaje Paleolítico.
De lo piedra ol útil ... vist o desde e l filo
De todas las materias primas encontradas en grandes cantidades en la naturaleza, las rocas duras y en partkular todas las variedades de sílex fueron, sin duda
alguna junto a las sustancias·duras animales (hueso, marfil, asta de cérvido, cuerno,
caparazón,...), hasta la invención de la metalurgia el elemento de base del utillaje de
los grupos de cazadores-recolectores: son abundantes, resistentes y pueden ofrecer muy buenos filos. Además, pueden transformarse sin gran esfuerzo en eficaces
herramientas; no obstante, el camino entre los toscos cantos trabajados tallados
por los primeros homínidos hace unos 2 6 3 millones de años y las soberbias puntas o microlitos de los últimos paleoHticos fue sumamente largo.
Los grandes cambios observados en los grupos del PaleoHtico durante ese
largo proceso evolutivo giran en torno a una cuestión principal: la supervivencia. Y
el aprovisionamiento de materias primas, la manipulación cada vez más compleja de
dichas materias, la adapatabilidad y el mayor conocimiento de su entorno traducido
en una mayor explotación de los recursos ... serán las claves para asegurarla.
El proceso de evolución tiene su origen en el Paleolítico Inferior, etapa en la
que encontramos diferentes fósiles humanos, los Horno Hobilis, los Horno Erectus
(Horno Ergoster) y los pre-sopiens.
40
El filO O! lA CUI TURA
[page-n-42]
Para el primero de ellos, el
cm
Horno Habilis (de unos 2,5
S
millones de años) exclusivo del
continente africano y considerado como el primer tallador
o
de piedra de la prehistoria, el
artefacto se fabricaba desde un
Canto tallado por las dos caras del
Paleolltíco Inferior africano (2,6 MA ;
Etlopla. in Roche. 1980).
simple canto retocado unifacial
(choppers) o bifacialmente a través de unos pocos golpes mediante percusión directa (tal y como se clava un clavo) o sobre yunque, donde lo prioritario era la obtención del filo, no de una forma.
Los Homo Erectus (de unos 2 millones a unos 800.000 años) son otro de los
fósiles de esta época; a él se le adjudica la primera ocupación humana del continente euroasiático, así como el descubrimiento y posterior control del fuego. La industria Htica de estos momentos, el Achelense, se identifica con un tipo de útil especial:
el bifaz, el cual supondrá un gran progreso expresado en la adquisición de una simetría y de unos filos laterales, de gran eficacia para múltiples tareas, resultado de la
conjunción y trabajo de debastado del bloque o lasca de gran tamaño por sus dos
planos o caras. A diferencia del período anterior en el bifaz al objetivo principal de
obtener un filo se le une otro, la consecución de una forma determinada, la cual no
está condicionada por la del soporte: el útil pasa a ser independiente de la materia.
El último de los fósiles, de reciente e incluso polémica determinación, son
los pre-sapiens (de unos 800.000 a 130.000 años). Uno de estos controvertidos
ejemplares se localiza en el ya famoso yacimiento de Atapuerca bautizado como
Horno antecessor. Se trata de un grupo de homínidos con una marcada diversidad
taxonómica y con diferentes niveles de evolución, al que se le adjudica el primer
poblamiento de la zona sur de Europa y por tanto la manufactura de las industrias
del Paleolítico Inferior de este amplio territorio. En ellas están presentes también
los bifaces, aunque no siempre, ya que en los conjuntos líticos de la zona más oriental de la península este tipo de herramienta no figura entre el utillaje allí documentado. Precisamente uno de estos yacimentos significativos de una tradición cultural
S,\CAN OOlf !1 fi LO Al i'ALEOLfTICO
41
[page-n-43]
diferente es la Cova del
Bolomor (Tavernes de la
Valldigna). El conjunto material
de esta cavidad viene definido
por dos complejos industr iales
claramente diferenciados técnica, morfológica y tipométricameilte: un nivel inferior con
"macroútiles" en caliza y cuarcita, con filos de longitud y
espesor considerables y un
nivel superior con utillaje de
dimensiones más reducidas
primordialmente en sllex en
ambos casos los bifaces son los grandes ausentes. Así pues, todo esto hace pensar
en una variabilidad, por el momento geográfica, entre dos mundos contemporáneos aunque tipológicamente diferenciados por la presencia/ausencia de bifaces.
En cualquier caso, los testimonios del proceso de obtención del filo durante
el Paleolítico Inferior apuntan hacia unos útiles elaborados en materias primas muy
variadas: caliza, cuarcita, sflex,... que se obtienen directamente a partir de nódulos o
grandes lascas retocadas de manera tosca y rápida. Todo esto denota una búsqueda
y producción del filo oportunista, sin pauta definida; un filo que les va a cubrir una
necesidad inmediata: cortar, raspar, triturar, etc, y que no parece acompañar a su
autor en sus desplazamientos, puesto que esos instrumentos se encuentran abandonados junto a los residuos de talla y de alimentación. Nos hallamos, pues, ante
una industria y un concepto de talla de la "inmediatez", que responde a un comportamiento de estos primeros humanos muy poco planificado, con un tipo de
estrategia de asentamiento y de explotación de los recursos oportunista, temporal
y sin aparente previsión a largo plazo.
El Paleolftico Medio en Europa viene marcado por la aparición de los Hamo
Sapiens Neandertha/ensis y de la Industria musteriense (de unos 130.000 a 30.000
42
ll riLO DI lA C\!LTU I\A
Raederas do sllex del PaleoHtico Medio
de la Cova del Bolomor. Longitud de la
pieza mb grande: 1.3 cm (in Fernández
Perls er
om. 1997).
[page-n-44]
años grosso modo). D urante
este período se siguen encontrando útiles extraídos directamente del bloque o nódulo
junto a otros, la gran mayoría,
producidos a partir de lascas
a
planas obtenidas mediante
complejos procesos de talla.
Obtend6n de una lasca preferencial.
una de las varia ntes del método
l cvallois (In lnizan et olii. 1995).
Una de las principales innovaciones del musteriense será
precisamente el surgimiento de un nuevo método de fabricación de herramientas a
partir de lascas, la talla levallois, cuya práctica exige una reflexión y abstracción desconocidas hasta el momento, ya que al contrario que en la talla de bifaces u otras
herramientas anteriores donde el útil iba tomando forma poco a poco, en la talla
levallois pese a la meticulosa preparación del núcleo, éste no permite la visualización del intrumento hasta el final del proceso. Este procedimiento de elaboración
de los útiles líticos es el reflejo de un esquema mental con capacidad de abstracción
y predeterminación muy superior al de los homlnidos anteriores, al tiempo que se
consigue una cantidad de herramientas y filos de mayor calidad. Otra de las aportaciones del musteriense es la talla laminar, si bien es cierto que no logrará alcanzar la
repercusión ni los porcentajes de representatividad de la talla levallois y no será
hasta el período siguiente cuando se desarrolle en su totalidad.
También se desprende de los conjuntos musterienses una progresiva homogeneización en el material: el sllex es el dominante, lo cual habla a favor de un mayor
conocimiento y selección de la materia prima por sus cualidades propicias para la talla.
Otra característica del musteriense, detectada en yacimientos como La Cova Negra
(Xativa), El Salt (Al coi), etc, es su gran variabilidad (Musteriense de tradición Achelense,
Musteriense Típico, Charentiense,...), cuyo significado todavía no parece estar claro,
apuntándose explicacione.s de tipo ecológico, cultural, cronológico o funcional.
Por último, en el Paleolftico Superior con la llegada de los primeros Homo
Sapiens Sapiens u Hombres de Cro-Magnon (40.000-1 0.000 años ...), el cambio en el uti-
SACANDOLl ll r 110 ,\ 1 I'A I ~CII ITICO
43
[page-n-45]
llaje será evidente, no sólo a nivel morfológico, sino también tec-
FASE 1
nológico, puesto que los finos y precisos acabados de muchos de
los útiles, como es el caso de las espectaculares puntas y hojas del
Solutrense, nos transmiten una habilidad, conocimiento y dominio
de las nuevas técnica.s (empleo de la talla por presión, del fuego
para el calentamiento del material previo a su manipulación, etc.)
unido a una mayor y mejor adaptabilidad y control del entorno
(materias primas, animales, vegetales, fuego. cavidades...) no
FASE 11
advertidos hasta el momento. También es ahora cuando se documentan las primeras manifestaciones artísticas, tanto a nivel musical como plástico y de adornos personales, prueba de la existencia
y asimilación de un sistema de comunicación complejo cargado de
simbolismo e incluso en algunos casos de religiosidad. En el aspecto técnico la industria lftica vuelve a revolucionarse con un nuevo
concepto, que aunque originario del período precedente, será
FASE 111
ahora cuando se imponga con fuerza: la talla laminar, con todas las
ventajas que de ella se desprenden. Se obtienen filos regulares y
rectilíneos, mucho más productivos desde el punto de vista de la
economía de la materia, ya que con la extracción de láminas en
serie se rentabiliza en mayor medida la explotación del núcleo, al
tiempo que se gana en longitud de filo. Además, las láminas pasan
a tener una doble función : la de ser un útil en sí mismo con dos
FASE IV
buenos filos laterales y la de ser soporte para la fabricación, tras el
conveniente retoque, de otros utensilios.
Otra caracterlstica destacable de esta época es la importante diversificación de los útiles, pudiéndose hablar de una verdadera "caja de útiles" con raspadores, buriles, perforadores,
cuchillos, puntas, ... cada vez más especializados en actividades
concretas. Por todo ello, se puede afirmar que el objetivo primordial en la producción del útil sigue siendo la búsqueda de un
filo que responda eficazmente a tareas más delimitadas.
44
ll FILO OllA CULTURA
Proceso de fabricación de una punta de
llccha del Solutrensc superior de la
Cova del Parpalló. Gandia (según el
autor).
[page-n-46]
En cuanto a las materias también aparecen novedades
remarcables, pues es precisamente durante el Paleolítico
Superior cuando se documenta por vez primera la explotación, junto al sllex, de nuevos materiales como el hue.so, el
asta o el marfil para la elaboración tanto de armamento
como de utensilios de uso cotidiano de excelente factura
(azagayas, punzone.s, arpones, agujas, espátulas ...).
Un claro ejemplo de todas estas adquisiciones del
Paleolítico Superior lo hallamos, entre otras importantes
cavidades, en la Cova del Parpalló (Gandia), conocida sobre
todo por contar con una de las colecciones de arte mueble
más excepcionales de este momento: sus más de 5.000 plaquetas grabadas y pintadas. Pero además, debido a sus aproximadamente 15.000 años de ocupación "continuada" (con
niveles que van desde el Gravetiense al Magdaleniense), esta
cueva proporciona una visión bastante completa de la evolución del Paleolitico Superior tanto a nivel lítico como
u tono lomittOr durante el Paleolltko
superior (dibujo de G. Tosello, a partir
de una experlmentadón de P. Bodu, in
Valentin, 1991 ).
óseo. Por tanto, Parpalló se convierte en uno de los conjuntos paleolíticos de obligada referencia en el panorama prehistórico mundial.
Así pues, durante los inicios del Paleolitico se asiste a una de las adquisiciones más relevantes de este período, la invención del filo. Sus orígenes se situarían en
los primeros y toscos cantos tallados de hace 2 ó 3 millones de años que posteriormente se vieron superados por una "tecnología" que evolucionaba al mismo
tiempo que sus inventores. De este modo, los grupos de cazadores-recolectores de
aquellos tiempos remotos pudieron si no asegurar, sf afrontar su supervivencia con
más posibilidades de éxito.
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[page-n-47]
Gr.~ndes
46
ll fiLO 0 ( lA CUlTURA
llminas de snex depositadas como ajuar funer.~rio. Cova de la
Pastor.~
(Alcoi). Neolítico final.
[page-n-48]
LOSÚTILESCORTANTES S
OBRE PIEDRA
TALLADA Y LA INTRODUCCIÓN DE LA
ECONOMÍA DE PRODUCCIÓN
ORHO GARCIA PUCHOL
Univ~rsltat
de Volt\ndo
L
a transformación de diferentes tipos de rocas en instrumentos susceptibles de
ser utilizados como útiles cortantes arrastra ya una larga tradición en el
momento del cambio a la economfa de producción. De este modo, el aprovisionamiento de alimentos, el procesado de los mismos y su consumo ven la utilidad de
transformar determinadas rocas que por sus propiedades se constituyen en los
soportes adecuados para su manipulación. Igualmente, otro tipo de tareas cotidianas relacionadas tanto con el abastecimiento de diferentes materias primas y su
transformación en objetos de uso con o sin significado simbólico o artlstico,
requieren las propiedades inherentes a los útiles tallados en piedra. En efecto,
hasta el desarrollo de los nuevos conocimientos vinculados a la obtención y manipulación de los metales, los filos cortantes, más o menos agudos, se obtienen en
buena parte mediante el recurso a diferentes rocas. La disponibilidad de recursos
lfticos en el entorno inmediato o el abastecimiento de rocas de lugares más alejados, a partir de desplazamientos integrados en los territorios de explotación o a
través del intercambio con otras comunidades, aportan los materiales necesarios
para la fabricación de los utensilios de piedra.
La introducción de la agricultura y la ganaderfa inaugura la realización de nuevas actividades ligadas al cambio económico y, por consiguiente, también de nuevas
pautas de subsistencia que afectan a las relaciones de producción y reproducción
social. El establecimiento de hábitats sedentarios y la cambiante estructuración del
territorio, el acceso y control de los medios de producción {la tierra) el almacenamiento de alimentos, aunque en buena parte asumibles en algunas áreas en momentos precedentes, alcanzan a partir de este momento su máxima expresión.
LOS Ú TILES CORTAN TES SOBRE PIEDI\A TAll ADA Y LA INTRODUCCIÓ N DE LA ECONOMIA DE I'ROOUCCIÓN
47
[page-n-49]
De las actividades que suponen una evidente ruptura destacan la agricultura y, por tanto, la
preparación de los terrenos aptos para el cultivo,
la siembra, el laboreo, la recolección y manipulación de la.s cosechas, y también la ganaderia y las
labores relacionadas con la obtención de recursos
procedentes del bestiar. El trabajo de la arcilla para
la fabricación de vasos cerámicos implica asimismo
una labor novedosa en relación con periodos
anteriores. La.s restantes actividades cotidianas
incluyen igualmente un amplio abanico de tareas
en las cuales puede ser necesario el recurso a los
filos cortantes. Es asf como los usos que requieran
cortar, además de raspar o hendir sobre una
materia de mayor o menor dureza se llevan a cabo
en buena parte mediante la utilización de los instrumentos de piedra. La caza, la pesca, la recolección de recursos vegetales o animales y su
manipulación, la obtención de materias primas
empleadas en la realización de vestimenta y su
manufact ura, elementos de adorno, objetos de
uso como otros instrumentos o de carácter simbólico, además de tareas en relación con el acondicionamiento del espacio habitable, son un ejemplo de las posibilidade.s del empleo
de la piedra como base de utensilios más o menos elaborados.
Entre los materiales líticos más utilizados en función de su disponibilidad
están los silíceos, además de las calizas, cuarcitas y obsidianas, entre otras. Estas
rocas, aunque ofrecen unas cualidades variables, se adecuan a las necesidades de
las actividades realizadas. En general, poseen una estructura interna que favorece
la propagación de fracturas dirigidas a través de la aplicación de una fuerza, bien de
forma directa en el caso de golpear directamente sobre la piedra, bien de modo
48
El fiLO 0[ LA CULTURA
Útiles de sllex. Cova de I"Or (Benlarrés).
Neolftico antiguo.
[page-n-50]
indirecto si se interpone un objeto entre la materia prima y el instrumento de golpeo o mediante el recurso a la presión. De este modo, es posible obtener restos
liticos de variado tamaño y forma en función de las características de la materia
prima, de la fuerza aplicada y, sobretodo, de la preparación previa a la que se somete la matriz tallada.
El recurso a materias primas locales o materiales exógenos estará condicionado por diferentes variables tales como la calidad de recursos disponibles, su
cantidad, las características de acceso a las mismas u otros condicionantes que exceden la esfera estrictamente económica y que dependen de una selección de carácter
cultural. En el Neolítico parece magnificarse la circulación de determinadas materias
primas cuya localización puede distar incluso a cientos de kilómetros del lugar donde
se ha identificado su fuente de aprovisionamiento. El caso de la obsidiana es bien ilustrativo de este fenómeno de manera que es posible encontrar obsidiana procedente
de la isla griega de Melas en diferentes puntos de la Grecia continental. Lo mismo
sucede con la obsidiana de las islas italianas de Upari y Pantelaria, identificada tanto
en yacimientos italianos como en alguno del sureste francés. Estos ejemplos son además indicativos del desarrollo alcanzado por las técnicas de navegación que evidencia
la difusión costera del Neolítico a través del Mediterráneo. Otro material que parece desarrollar en estos momentos una importante difusión es el denominado silex
melado, documentado en amplias áreas del sureste francés, donde se conocen además diversos afloramientos de este material. En la Península Ibérica también se documenta una notoria presencia de sflex de estas características en determinados
yacimientos neolfticos, si bien en este caso el desconocimiento de los probables aflo.ramientos es acusado.
Los diferentes recursos pétreos pueden hallarse en posición primaria, es
decir, en el mismo afloramiento donde se localiza el nivel de material, o en posición
secundaria, en laderas y cauces de ríos, terrazas o playas donde éste haya podido ser
desplazado. En ocasiones se recurre a auténticas explotaciones mineras mediante la
e~cavación
de pozos y galerías cuya intención es llegar a las vetas del material y opti-
mizar su extracción. Actualmente se conocen diversas explotaciones mineras de
cronología neolítica entre las que destacaríamos algunas de reciente publicación
lOS úTILES COitTANTES SOBRE riEDI\A TAllADA Y lA INTRODUCCIDN DE lA ECONOMIA DE rRODUCCIDN
49
[page-n-51]
localizadas
en
Francia
Uablines) o las de Grimes
Grave en Gran Bretaña,
entre otras. En la Península
Ibérica también se ha documentado en los últimos años
este tipo de explotación en
relación con el sílex, al igual
que para otras materias primas. La explotación de sílex
de la Venta (Málaga) o de
variscita en Can T intorer
(Barcelona) responde a estos
ejemplos.
Las modalidades de circulación del material lltico que se desprenden de los
datos arqueológicos son igualmente diversas de modo que, se conoce la distribución
en forma de materia prima: nódulos o bloques que pueden presentar un desbastado
previo con el fin de eliminar peso en su transporte. Se ha documentado asimismo la
distribución de preformas características preparadas para la talla. En este caso, se
procede a una preparación mayor del nódulo o bloque de material, de manera que
ésta condiciona el tipo de extracciones posteriores al configurar una morfología singular a la matriz o el núcleo a partir de la cual se e.x traerán los restos líticos. Es frecuente asimismo la circulación de objetos ya acabados. Las grandes hojas-cuchillo,
características de momentos neolíticos plenos y finales, pueden llegar a alcanzar
grandes distancias en su distribución. Los ejemplos de este tipo son numerosos, de
forma que es posible encontrar objetos llticos de similar configuración en yacimientos muy alejados entre si. Estos objetos pueden requerir unas características determinadas relativas tanto a la materia prima como a la técnica empleada para su
elaboración. Tanto el elevado coste técnico en su fabricación, como el derivado de
su obtención a través del intercambio indicarían hasta que punto podrían alcanzar
una consideración que excediera la esfera estrictamente funcional a modo de obje-
50
H Fi lO 0[ lA CUITUilA
láminas de silex, elementos de hoz.
Cova de I'Or. (Beniarrés) Neolftico
antiguo.
[page-n-52]
tos o bienes de prestigio. De esta manera, es frecuente la
concentración de este tipo de objetos líticos en contextos
rituales o funerarios, depositados junto al difunto a modo
de ofrenda. Un ejemplo cercano de deposición de grandes
hojas cuchillo y puntas de flecha de silex lo encontraríamos
en la cueva de enterramiento de la Pastora (Aicoi, Alacant)
(foto).
Los útiles de piedra son más o menos sencillos en función
de que sean modificados tras su extracción o no. Un simL1mlna de sllex con lustre producido
por la siega de cereales. Cova de I'Or
(Beniarrés) . Ncolltlco antiguo.
Reconstrucción de su cnmangamiento.
ple resto desprendido de la talla de un núcleo o una matriz
de materia prima, sin necesidad de ninguna modificación,
puede ser utilizado como un útil aprovechando los bordes
ofrecidos por sus laterales, independientemente de su morfología. Además, uno o varios de estos restos pueden
engastarse en un mango conformando, en este último caso,
lo que denominarfamos un útil compuesto. De otro lado,
también es posible modificar este resto Htico mediante la
continuación de la talla del mismo, es decir, practicando una
serie de pequeñas extracciones -en la terminología arqueológica se denominan retoques- que le confieren una morfología precisa. Éste seria el caso de la fabricación, por
ejemplo, de una punta de flecha. Estas piezas a su vez conforman en sí mismas un instrumento o son parte integrante
de éste mediante su engaste de forma simple o compuesta
en un mango.
En líneas generales, con la adopción de la agricultura y la
ganadería no se produce un cambio drástico en los
modos de fabricaci ó n y en la forma de los productos
resultantes de la talla, aunque si se observan estilos y tradiciones que marcan pautas distintas y que pueden aportar información relevante sobre los modelos de
lOS ÚTilES CORTANTES SOBRE PIEDAA TAllADA Y lA INTROOUCCION DE lA ECONOMIA DE rRODUCCION
51
[page-n-53]
introducción de las nuevas pautas económicas. En efecto, la fabricación de objetos
alargados de morfología regular -denominados láminas o laminitas- es posible rastrearla con anterioridad en industrias liticas del Paleolítico y del Mesolítico. Su
profusión en el Neolítico, pues, no resulta novedosa, sí en cambio algunos de los
utensilios elaborados con este tipo de elementos, así como la documentación de
determinadas técnicas empleadas en su fabricación.
Los métodos y técnicas de talla identificados en diferentes yacimientos
de esta cronología son muy variados. La tradición lítica, el grado de especialización
de los talladores, con la posible presencia de un artesanado que se dedique de un
modo más o menos explicito a las actividades de talla, las propias características de
la materia prima y, evidentemente, el tipo de actividades para las que se requieren
los útiles líticos, así como la mayor o menor inmediatez necesaria en su elaboración, marcarán las directrices a tener en cuenta para su correcta lectura. En ocasiones puede ser suficiente una talla expeditiva de restos líticos que sirvan para la
actividad concreta y así se explican determinados contextos en los que la talla litica neolitica no presenta buena parte de algunos de sus elementos caracterlsticos.
Otros ejemplos, sin embargo, aportan tanto restos que pueden responder a ese
carácter expeditivo, como otros más elaborados y relacionados con diferentes
actividades llevadas a cabo en el lugar. El carácter de los yacimientos, es decir, lugares de ocupación más o menos prolongada en los que se desarrollan una o más
actividades, es pues relevante en la composición de los conjuntos l!ticos.
La extracción de láminas obedece también a métodos y técnicas diversos.
Este tipo de productos de talla tan característicos permite una optimización de la
explotación del núcleo de materia prima al tiempo que requiere una preparación
previa más o menos compleja. Es necesaria, de este modo, la presencia o preparación
de una o más aristas rectilíneas y perpendiculares al plano sobre el que se golpea,
que servirán de guía para las extracciones. La característica principal de estos objetos alargados es la presencia de dos filos de ángulos agudos y delineación paralela o
subparalela, con dos caras: la superior o dorsal, que ofrece los negativos de las
extracciones realizadas con anterioridad, y otra inferior lisa. La regularidad de las
láminas dependerá de diversos factores tales como la materia prima, la técnica de
52
(l FILO DE lA CUlTURA
[page-n-54]
talla utilizada e incluso la propia pericia del
tallador. Las producciones laminares neolíticas
presentan características muy variadas pero,
en general, ofrecen una regularidad acusada.
Pueden de este modo conseguirse productos
de carácter estandarizado para ser utilizados
en bruto o ser transformados.
Las técnicas de talla empleadas en la
fabricación de productos laminares se deducen del análisis global de las características
observadas tanto en los restos de talla como
en los núcleos de los cuales se han extraído.
Si bien en numerosas ocasiones los limites
entre las distintas técnicas son confusos, en
general, es posible realizar una apreciación
bastante aproximada si se cuenta con conjuntos lo suficientemente amplios. En las producciones laminares neoliticas se documenta
tanto el empleo de la percusión directa
mediante percutor duro o blando, como de la
percusión indirecta y la presión. Las producciones que presentan una regularidad más
Hoz con mango de madera y piezas
denticuladas de sflex. Mas de Menente
(Alcoi). Edad del Bronce.
marcada parecen obedecer al empleo de estas
dos últimas. El empleo de estas técnicas, si
bien no es novedoso, ofrece ahora ejemplos muy elaborados, sobre todo en relación con la fabricación de láminas u hojas de mediano y gran tamaño. Además, en
estos momentos, se asocian, al menos en determinados contextos, al empleo de.
técnicas auxiliares de tratamiento previo de la materia prima, como sería el caso
del tratamiento térmico de los núcleos de silex anterior a la talla de los productos
laminares. La talla de determinadas producciones de grandes hojas requiere además
una preparación especial del núcleo.
LOS ÚTI LES CORTAN TES SOBRE PIEDRA TALlADA Y
l.A I N TRODUCCIÓN DE l.A ECON OMfA D E PRODUCCIÓN
53
[page-n-55]
Las actividades llevadas a cabo con los instrumentos de piedra pueden
deducirse en ocasiones de la morfología del útil, a través de la presencia de restos de
pátinas o fracturas visibles a simple vista e indicativas de alguna función o de forma
más concreta, mediante el recurso a los análisis trazológicos o de huellas de uso de
los bordes, que permiten identificar la presencia de marcas características ocasionadas por el contacto con determinadas materias duras o blandas.
De la actividad agrlcola es testimonio toda una serie de instrumentos de
variada morfologla que ofrecen en uno de sus bordes los restos de lo que ha sido
denominado en la bibliografra pátina o lustre de cereal. Se trata de una pátina muy
brillante que se extiende sobre el borde o filo activo de la pieza y que se produce
tras proceder al corte o la siega de estas especies vegetales. Una o varias de estas
piezas llticas irlan engastadas en un mango conformando auténticas hoces. Puede tratarse así de hoces simples, en el caso de utilizar únicamente una pieza de sílex - generalmente una lámina de mediano o gran tamaño-, o de hoces compuestas. Éstas
últimas se conformarían mediante la colocación de varias piezas líticas que pueden
ser asimismo acondicionadas a través de fracturas y de la aplicación de retoque. La
morfología de las mismas es variada, aunque normalmente presentan un filo cortante y uno o más bordes embotados por la aplicación de retoque o por fracturación. El
uso de algún pegamento, como resina o cera, facilitará su sujeción al mango.
Entre finales del Neolítico y comienzos de la Edad del Bronce se identifican
unas piezas muy caracterist.icas denominadas diente.s de hoz. Su morfología, más o
menos alargada en función del soporte base, ofrece tres bordes completamente
romos, además de un filo con una serie de muescas contiguas a modo de denticulación y en el que el lustre de cereal suele ser perceptible. Una hoz conformada con
estas piezas fue encontrada en el yacimiento del Mas de Menente (Alcoi, Alacant)
donde, además, y de modo excepcional, se conservó también el mango de madera
que les servía de soporte.
La utilización con fines agrícolas de la piedra tallada aprovechando las
características cortantes de los fil os se ha prolongado hasta fechas muy recientes.
No resulta nada extraño de este modo el hallazgo de objetos de sílex en relación
con las antiguas eras, lugares donde se llevaba a cabo la labor de trillado del trigo.
54
U filO DI lA CULTURA
[page-n-56]
,> •
En efecto, para la elaboración de
los trillos (foto), Instrumento
que sirve para separar el grano
de cereal de la paja, se recurrió
de forma repetida al uso de la
piedra. Los dientes, que eran
e ngastados en una pieza de
madera, no parecen requerir de
una preparación compleja tal y
como se desprende del estudio
de algunos talleres de talla de
estas piezas. Del oficio de t rillero apenas quedan casos docu-
AAI
mentados en la Península Ibérica.
El ejemplo de la localidad de Cantalejo (Segovia) nos ofrece una singular muestra
de la talla de la piedra para empedrar trillos de la que se desprende un modo de
trabajo que nos retrotrae a perfodos precedentes, si bien en este caso se utilizan
como percutores diferentes martillos metálicos.
La utilidad de los filos cortantes obtenidos a partir de la piedra tallada es pues
muy amplia. La documentación hasta prácticamente nuestros días de artesanos implicados en su transformación en útiles resulta ilustrativa de las cualidades inherentes a
los instrumentos obtenidos mediante el recurso de la talla.
~
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lOS OTIUS CORTANTES SOBRE riEORA TAllADA Y lA INTRODUCCIÓN Df lA tCONOMIA OE rRODUCCIÓN
55
[page-n-57]
Fi .nfl/11
Umlna con dibujos de diversos útiles pulimentados y representaciones grabadas realizada por G. y A. De Monlllet ( 1881 ).
56
IL FILO 01 LA CUlTUitA
[page-n-58]
NUEVAS HERRAMIENTAS ... EN EL
NEOLITICO:
LAS HACHAS PULIMENTADAS
TERESA 0ROZCO KóLHER
Universitot de Vofencio
a etapa de la Prehistoria que conocemos con el nombre de Neolítico
L
supone la aparición y desarrollo de un nuevo modo de vida, una de
cuyas innovaciones más destacadas es la adopción por parte de los grupos
humanos de una economía sustentada en la producción doméstica de plantas y animales. Los cambios que ahora se inician no corresponden únicamente al ámbito económico, sino que también encontraremos cambios
tecnológicos y socioculturales.
El proceso de neolitización, pues, sienta las bases de la economía
tradicional, frente al modo de subsistencia de etapas anteriores, basado en
la caza y la recolección de recursos silvestres.
Centraremos las páginas siguientes en presentar una de las novedades neolíticas: unas nuevas herramientas que se generalizan con el desarrollo de la agricultura, las hachas pulimentadas.
Las hachas pulimentadas se consideran piezas representativas de las
fases neolíticas, puesto que es a partir de este momento cuando se generalizan en el registro arqueológico, aunque los gestos técnicos empleados
en su fabricación son conocidos en etapas anteriores. Este repertorio de
nuevos útiles no sustituye a los instrumentos de piedra tallada, antes al
contrario los complementan, y su desarrollo se asocia a la realización de
nuevas tareas.
La característica de estas piezas líticas es su filo cortante, que en
este caso se consigue puliendo la roca, con algún material abrasivo. El resto
de la superficie del objeto no necesita estar pulido necesariamente, puede
Nllli'A\ l•tlllKAMI(NTAS !N !L NEOliTICO: l AS HACHAS rULIMlNTADAS
57
[page-n-59]
estar únicamente piqueteado, o
incluso presentar huellas de las
primeras fases de transformación (talla).
La producción lltica de
estas piezas supone diversas
innovaciones. En primer lugar, la
búsqueda y elección de la materia prima que se utilizará como
soporte. Vemos que, con el
desarrollo de la industria pulimentada, se amplia la variedad
de litologías empleadas por los
grupos humanos. Se busca para
su fabricación rocas cuyos caracteres mecánicos (tenacidad,
resistencia) difieren de los que
Visión en microscopio petrogriflco de
l:lmlnas delgadas de rocas empleadas
presenta el silex. Se utilizan, pre-
en la fabricación de útiles de piedra
ferentemente , rocas de textura microgranuda y fibrosa: anfibolitas, diabasas, corneanas y sillimanitas son algunos de los tipos de roca que
encontramos en el utillaje del mediterráneo peninsular.
Para la obtención de estos materiales las comunidades pudieron
emplear dos sistemas: la explotación directa de las formaciones geológicas
donde se localizan estos recursos, bien por medio de canteras, minas o
recogiendo cantos transportados por los acuíferos, o también a través del
intercambio con otros grupos humanos.
Los bloques o cantos seleccionados necesitan de una serie de
transformaciones para convertirse en útiles. Tareas como e l desbastado y
preparación de esbozos, utilizando en ocasiones las técnicas de talla, son
e l siguiente paso. El piqueteado permite regularizar la morfología del
objeto, a través de pequeños golpes en la superficie, y el pulido es la últi-
58
ll rilO DE LA CULTURA
pulimentada.
[page-n-60]
ma fase de su fabricación que, como se ha
mencionado, puede aplicarse únicamente
al filo cortante o a toda la superficie del
objeto.
Estas piezas se utilizaron enmangadas, si bien en el registro arqueológico son
escasos los ejemplos que conocemos de
útiles completos. Madera, fibras vegetales
y, en ocasiones, hueso, son las materias
que conforman el mango. Los ambientes
lacustres, donde se han conservado un
buen número de testimonios, han permitido conocer la variedad de materiales y sistemas de enmangue de estos objetos.
La o r ientación del filo cortante en
relación al mango nos indica funciones
diferentes: así, en las hachas el filo presenta un perfil simétrico, y se dispone paralelamente al mango, como en las hachas
actuales. Por otro lado, en las azuelas, el
perfil del filo es asimétrico, y su d isposición es perpendicular al eje longitudinal
Reconstrucción de un útil pulimentado
enmangado. DibuJo: A. Sánchez.
del mang). Estos son los tipos principales,
aunque existe un amplio repertorio tipológico (cinceles, escoplos, etc ... ). El tamaño que presentan estas láminas
de piedra no es homogéneo, y se encuentran piezas de muy d iversos tamaños, cuya utilidad puede ser muy variada: estas herramientas cortantes
pueden servir para trabajar sobre una gran diversidad de materiales.
Se considera que estos instrumentos se emplearon en el trabajo de
la madera. Así, las hachas debieron jugar un importante papel en la tala de
árboles, mientras que las azuelas estarían destinadas a tareas de carpinte-
NUCVAS HERRAM I ENTA~ (N n NEOLITICO' L li ACiiAS ru u~HNTAI>AS
AS
59
[page-n-61]
ría. Aunque las diferencias en el sistema de
enmangue permite suponer que desarrollaron
diferentes usos, disponemos de ejemplos etnográficos
que
nos
muestran la utilización
indistinta de los enmangues en láminas de piedra
con ambos tipos de filo.
De este modo, se conocen piezas líticas que
morfológicamente responden a los caracteres
Los útiles pulimentados se relacionan
con el u-abajo de la madera, tanto en
tareas de tala como en trabajos de car·
de las
pinterfa.
denominadas
hachas, enmangadas como azuelas, y viceversa. La razón por la que se
adopta uno u otro sistema responde a las tradiciones culturales en las que
participa la comunidad.
Las hachas se relacionan con las nuevas tareas que surgen con la
adopción de la agricultura. El proceso agrkola comprende una serie de
tareas que van desde la preparación del terreno y la siembra, hasta la cosecha del producto y su transformación.
El primer paso es la selección de la parcela donde se va a cultivar, y
su acondicionamiento, despejando el terreno, talando los árboles que en
ella existen. Los datos que ofrecen los estudios paleobotánicos muestran
un retroceso de las masas boscosas coincidiendo con el desarrollo de la
economía neolítica; ello se interpreta como resultado progresivo de la
acción antrópica sobre el medio. La necesidad de espacios abiertos viene
generada no solo por las explotaciones agrícolas sino también por las
necesidades de terrenos de pasto para el ganado.
60
El FILO DE LACULTUKA
[page-n-62]
Una idea tradicional sobre
la agr icultu r a neo lítica
considera que estas comunidades emplearon la llamada «agricultura de
rozas» , itinerante , que
Grabado ropuestre donde la e scena
representada corresponde a tareas
consiste en talar los árbo-
agrícolas.
les de la parcela, tras lo que se quema la leña y los troncos, cuyas cenizas
se utilizan como abono para el terreno. Estas tierras de labor se agotan
tras unos años de cosechas, y deben dejarse regenerar antes de volver a
practicar su explotación. Este modelo, no obstante, no está suficientemente contrastado en e l registro arqueológico, de tal manera que no podemos
afirmar que fue ra el sistema utilizado en esta zona por los grupos neolíticos, pues se considera más probable e l uso de la rotación de cultivos como
sistema para fertilizar y regenerar los campos.
La agricultura prehistórica que se desarrolló en e l ámbito mediterráneo se basa en la combinación de plantas domésticas: cereales y leguminosas. En las e tapas iniciales del N eolítico se desarrolla lo q ue se conoce
como «agricultura intensiva de azada», en la que no se empleó el arado. Se
explotan ahora los terrenos de mayor potencial agrícola, esto es, los suelos mas fértiles, en zonas llanas o con escasa pendiente, cercanos a cursos
de agua. Las tareas de siembra se realizan deposita ndo las semillas en
hoyos que se realizan por medio de layas o palos cavadores, o quizás también pudo utilizarse algún tipo de azada de piedra para labrar y remover el
terreno. Es probable que algunos de los útiles que clasificamos como
hachas haya servido para realizar esta función.
Los documentos arqueológicos mas antiguos sobre la existencia de l
arado corresponden a fases más recientes, y son naturaleza variada: existen evidencias directas como son a lgunos arados de madera, recuperados
en diversos contextos arqueológicos europeos o las huellas que dejaron
estas herramientas en las tierras de labor, conservadas en suelos bajo
NUEVAS IIEilRAMIENTAS EN El NWLITlCO; LAS HACHAS rui iMENTADAS
61
[page-n-63]
túmulos en el norte de
Europa. Pero también disponemos de algunas evidencias indirectas entre
las que podemos destacar
las
representaciones
rupestres en las que aparecen arados (FIG).
Las hachas pulimentadas poseyeron, asimismo,
un
alto
o
2'
3
•
5
~
~--~~~--~~ cm
valor
simbólico para las comunidades que se desarrollaron
entre el N eolltico y la
Edad del Bronce. Estos grupos humanos participan de relaciones y contactos con otras comunidades situadas a menudo en regiones alejadas, tal
como nos indican los bienes pulimentados.
Tradicionalmente se consideraba que las piezas de pequeño tamaño
correspondían a elementos «votivos». Hoy día sabemos que existe una
amplia variedad tipológica, y que muchos de los objetos de pequeño tamaño fueron utilizados.
Las hachas pulimentadas permiten, en buena medida, conocer cual
es su distribución desde las zonas donde se obtiene la materia prima. A
través de la aplicación de diversas técnicas de caracterización petrológica,
se puede determinar el tipo de roca utilizado como soporte y, desde estos
datos, es posible ensayar una aproximación a la localización de las formaciones geológicas donde afloran lito logías similares. De este modo, es posible conocer la dispersión y circulación de estos objetos.
Una gran variedad de rocas son empleadas en la fabricación de las
hachas pulimentadas. Los análisis realizados muestran la utilización de una
variada serie de litotipos: diabasas, anfibolitas, sillimanitas, cornea nas, ...
62
(1
flll) llliA CUITIIRA
Algunos útiles recuperados en Cova
Bernarda (Gandla, Valencia)
[page-n-64]
son algunas de las rocas explotadas. De modo general vemos que existe un
sistema de aprovisionamiento de recursos líticos basado en la explotación
de determinadas áreas fuente del entorno, al mismo tiempo que se obtienen determinados recursos líticos a través de un sistema de intercambio
con otras áreas, lo que se denomina aprovisionamiento indirecto.
Esta circulación de objetos que en algunos momentos (1 11 milenio
a.C) es muy intensa, no se interpreta como un sistema de intercambio de
bienes de prestigio. Los materiales líticos intercambiados no son indicadores de cierto estatus social por parte del poseedor, pues son frecuentes en
todos los contextos arqueológicos y suelen estar utilizados. El valor de
estos objetos no reside únicamente e n la rareza de su material, obtenido
desde áreas remotas. Su circulación debe considerarse como un indicador
de la existencia de relaciones entre grupos a lejados, que refuerzan ciertas
necesidades sociales comunes como pueden ser los lazos de parentesco.
Los primeros agricultores entierran a sus muertos en el mismo
lugar donde viven. Será a partir del 111 milenio cuando empecemos a
encontrar necrópolis, áreas destinadas de forma especifica al mundo de
los muertos, que pueden ser tanto cavidades naturales como construcciones arquitectónicas.
Los útiles pulimentados forman parte de los contextos funerarios.
Estos bienes aparecen en los enterramientos, formando parte de los ajuares
que se depositan junto a los inhumados. Estudios recientes realizados en el
Estuario del Tajo (Portugal) muestran que, en ocasiones, las hachas depositadas como ofrenda corresponden a piezas elaboradas ex profeso para esta
finalidad, realizadas sobre otro tipo de roca, y que no fueron utilizadas.
Aún estamos lejos de comprender totalmente el valor de estos objetos en la Prehistoria Reciente. Herramientas de la vida cotidiana que también son parte de las ofrendas fun erarias, cuya consideración va más alla
del útil, que debieron tener un significado simbólico en el pensamiento y el
mundo ritual de estas poblaciones .
NllrVA\ H!RIIAMIINIAS I N 11 NIOIITil:O lA\ HACil .\S ruUMLI'
63
[page-n-65]
Diosa neolltlca de Gav!. Foto: Muscu de GavA
64
H fiLO DE LA CULTUIIA
[page-n-66]
MINERÍA NEOLÍTICA EN GAVÁ (BAIX
LLOBREGAT): PRIMEROS IMPACTOS
HUMANOS SOBRE EL MEDIO
)OSEP BOSCH
Museo de Gavó
a dedicación de esfuerzos para la provisión de materias primas Hticas no es una
L
novedad del período neolítico: estrategias más o menos complejas dirigidas a la
obtención de estos recursos han podido ser reconocidas entre sociedades anteriores
a las de cazadores y recolectores. Si parece, en cambio, una innovación del Neolítico
la explotación de recursos minerales con el impacto sobre el medio y la amplitud
observados en Gava. Eso supone, además de la disponibilidad del mineral y de la
capacidad tecnológica para extraerlo, unas circunstancias que a la vez motivarían y
harfan posible la minería. Posibles confrontaciones sociales que harían necesarios elementos materiales de identificación como grupo, una incipiente diferenciación social
que comportaría bienes de prestigio, un desarrollo económico que permitiría dedicar
una parte importante de la fuerza de trabajo a la minería y una mentalidad con una
imagen del mundo natural y del lugar ocupado por los humanos coherente con un
comportamiento de éstos que supondrfan impactos considerables sobre e.l medio
queridos y persistentes en el tiempo.
Estas circunstancias debieron darse en la zona de la desembocadura del río
Llobregat, donde se localizan las llamadas Minas Prehistóricas de Gava, a finales del
Neolítico Antiguo y, sobre todo, durante el Neolítico Medio. Tienen 6000 años de antigüedad y estuvieron en funcionamiento durante unos 800 años. De ellas se extraía variscita, un mineral de color verde (fosfato de aluminio) empleado para confeccionar piezas
de gargantilla. Éstas se debían elaborar cerca de las minas, como lo indica el hallazgo en
el interior de algunas excavaciones de numerosas piezas abandonadas durante su proceso de trabajo y de algunas herramientas utilizadas para fabricarlas, como pulidores de
cerámica y láminas de sílex con retoque.s abruptos que, sujetos en el extremo de un
taladro, se utilizarían para perforar las piezas de collar. Las Minas de Gava son impor-
MIN(RIA NEOlfTICA (1'. GAVAIBAIX lLOSR(GATI ri\IMIROS IMrACTO> II U\IANOS >081\( H IMOIO
65
[page-n-67]
tantes por ser el centro más antiguo y el único de su época dedicado a la obtención y al
trabajo de un material utilizado con finalidades suntuarias, pero existe otro hecho por el
cual tienen una relevancia especial. Debido a que una vez finalizadas las diferentes explotaciones, las cavidades eran colmatadas con materiales de desecho de la apertura de
nuevas minas, entre los que se dejaban las herramientas que se rompían, y debido a que
algunos de los pozos de comunicación con el exterior fueron reutilizados como vertederos de escombros donde se lanzaba todo tipo de desperdicios producidos por la vida
doméstica de las comunidades neolfticas, con la excavación arqueológica de los cascotes
de las minas se encuentran diversos restos materiales (cerámica, industria lítica, industria ósea, etc.) y también vestigios botánicos y fáunicos. Todos estos restos son relativamente abundantes, aparecen en un buen estado de conservación y, en algún caso, tienen
gran interés, como sucede con la designada como la diosa de Gava, que es una representación humana femenina de cerámica posiblemente relacionada con cultos a la fertilidad. El estudio de estos materiales y vestigios permite aproximarnos a las condiciones
paleoambientales, sociales y económicas donde se produjo el proceso de producción
minera, aproximación necesaria para interpretarlos.
El territorio
El paisaje del territorio de Gava durante el Neolítico era sustancialmente diferente al actual. El espacio hoy ocupado por el delta del Llobregat estaba cubierto por
el mar. La costa, en parte arenosa y en parte rocosa, presentaba un llano litoral estrecho, seguido de las primeras elevaciones del macizo de Garraf. Sobre una de estas
elevaciones, concretamente en los lugares conocidos como Serra de les Ferreres y
Can Tintorer, se efectuaron explotaciones mineras neolíticas.
Para el estudio de las minas neolíticas nos interesa centrar la atención en tres
momentos de la historia geológica de la zona de Gava donde se encuentran. El primero
es el silúrico, dentro del Paleozoico Inferior, en el que se formaron pizarras en disposición horizontal con mineralizaciones estratiformes de fosfatos que adquirieron la composición y la textura de la variscita. Durante el Paleozoico Superior la disposición
horizontal de las pizarras y de los estratos de mineral que contenian, fue alterada por
plegamiento de la cordillera herciniense, con el que pasaron a estar fuertemente incli-
66
H fiLO OC LA CULTURA
Collar de varisclta de la Bobila Padre.
Colección del Museu d'Historia de
Sabadell. Foto: Muscu de Gava.
[page-n-68]
Interior de las Minas prehistóricas de
Gava. Foto: Muscu de Gava.
nadas. También durante el Paleozoico Superior se produjeron movilizaciones de una
parte del mineral en estratos que originaron filones o vetas de mineral. De esta manera, la variscita quedó dispuesta en estratos de Oeste a Este que seguían las capas de
pizarra y en filones que las atravesaban más o menos perpendicularmente de Norte a
Sur. Finalmente, durante el Cuaternario Antiguo estos materiales fueron cubiertos por
calizas y arcillas con un grosor que actualmente puede llegar a los tres metros.
Las minas
Ésta es la situación geológica que encontraron las comunidades neolíticas y la
morfología y la distribución de las estructuras mineras practicadas se adaptó a ella.
Pozos más o menos verticales eran utilizados para atravesar las capas estériles de arcilla y caliza. Una vez en la pizarra, donde se encontraba la variscita, se realizaban cámaras
más o menos amplias y galerías. Las cámaras seguían los minerales de los estratos (E-0)
y las galerías, los de los filones (N-S). Eso explica las direcciones sistemáticas de las galerías y cámaras que forman una red ortogonal. Las galerías y las cámaras se encuentran a
una profundidad máxima desde el suelo actual que situamos en once metros. Estos
pisos siguen la fuerte inclinación de los estratos plegados por la orogenia herciniense.
Podemos decir que los mineros neolíticos llegaron a tener una noción clara de
la estratigrafía geológica de la zona, como había quedado en el inicio del Cuaternario,
ya que varios de los pozos de sus minas fueron abiertos en lugares donde la pizarra y
la variscita no afloraban por estar cubiertos por caliza y arcilla.
,\\IN IRÍA Nf
67
[page-n-69]
Las instrumentos mineros
Las herramientas utilizadas para la explotación de las
minas debieron de ser diversas, hechas tanto con materiales
orgánicos como inorgánicos, aunque la documentación
arqueológica sólo nos permite conocer una parte de los
segundos. Había picos de piedra más o menos pesados, generalmente de corneana, que se debían utilizar enmangados con
madera. También había herramientas más ligeras, como los
cinceles de hueso que se podían utilizar golpeándolos por un
extremo con un percutor también de piedra. Pulidores fabricados con rocas abrasivas, como los que hemos visto utiliza-
Picos de roca con reconstrucción del
mango de madera. Foto: Museu de
Gava.
dos para trabajar la variscita, y percutores de cuarcita debieron ser utilizados para
fabricar y reafilar las herramientas citadas. Probablemente los mineros neolíticos utilizaron también palancas y escaleras de madera, cuerdas y cestas que, debido a la
naturaleza perecedera de los materiales con los que fueron hechos, no se han conservado. En las paredes de algunas minas se pueden ver todavía marcas dejadas por
algunas de estas herramientas.
Los efectos sobre el paisaje
En el momento en que comenzaron las explotaciones mineras, el territorio
de Gava debía de estar cubierto por una vegetación que formaría parte de un mosaico de comunidades arbóreo-arbustivas, repartidas sobre el terreno según sus requerimientos edáficos, de humedad, de luz, etc. Bosques mixtos de encinas y robles, con
predominio de las primeras, que se extendían hacia el interior del macizo de Garraf;
bosques de ribera cerca de los cursos de agua; boscajes formados por arbustos de
tipo juniperus, pistacia, phillyrea, etc. Y con estrato arbóreo de pino blanco sobre los
suelos más pobres del litoral y comunidades arbustivas de tipo maquia localizadas
especialmente en áreas de sustrato calcáreo del macizo de Garraf. Entre la fauna de
este territorio se podían encontrar animales grandes como el ciervo y el caballo,
medios como el jabalí y pequeños como el conejo y la zorra. En las aguas de sus costas se podían localizar diferentes tipos de moluscos (mejillones, lapas, caracoles y
caracolinos, ostras, sepias) y de peces (pagel, dentón, pagro, mustela o cazón).
68
El FilO DE lA ClllTURA
[page-n-70]
A lo largo de la ocupación y el trabajo minero en
Gava se produjeron importantes cambios en su
medio, buena parte de los cuales parece que
fueron debidos a la acción humana, la cual no se
limitó a la minería. A la vez que se trabajaban las
minas se practicaron diversas actividades dirigidas a la obtención de recursos alimenticios. animales y vegetales. Se cultivaron cereales y se
mantuvieron unos ganados domésticos formaCincel de hueso y percutor do cuarcita.
dos por ovejas, cabras, toros y jaballes. Estas
actividades agrfcolas y ganaderas proporcionaban la base de la alimentación. que se
debía completar con la caza, la recolección de diferentes tipos de moluscos y una pesca
selectiva de determinados peces que debían permitir diversificar la dieta del grupo.
La acción humana supuso transformaciones en el medio claramente perceptibles y duraderas en el tiempo. A parte de las transformaciones de la superficie y
del subsuelo debidas a la apertura de las minas, supuso una deforestación, especialmente intensa en los alrededores del establecimiento minero, y la extensión de las
comunidades vegetales secundarias y de los cultivos cerealísticos. El nuevo paisaje
estaría integrado por superficies amplias ocupadas por zonas de pasto y campos de
cultivo, bosques de encinas y robles circunscritos en las hondonadas y las umbrías,
pequeños bosques de ribera junto a los cursos de agua, pinadas con arbustos termófilos sobre los suelos arenosos de los sectores litorales, maquia de carrasca y
palmito y malezas con pinos esparcidos por el resto del territorio.
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MINI~IA NEOLITICA ll'- GA\'AtMIX IIOB~fl.ATI r~IMII\0\ IMrACTO~ fiUMANOS mBill fl MEDIO
69
[page-n-71]
Marc.u de untero en la tnvl"i.lt.a de Yortoeo (L II a.n.e.)
70
IL 1110 DE LA (IIIIIIR \
[page-n-72]
EL TRABAJO DE LA PIEDRA EN ROMA
)OSÉ LUIS jtMENEZ SALVADOR
Unlverslror de Va/enrio
La extracció n de pie dra e n las canteras
n cualquier etapa histórica, incluida la romana, la construcción siempre ha
E
estado supeditada en buena medida a la calidad y la cantidad de los materiales
que han estado a disposición en el ámbito más cercano, ante las dificultades que
siempre ha entrañado, sobre todo en las épocas más antiguas, el transporte desde
largas distancias; de ahí que la búsqueda de una fuente de aprovisionamiento lo más
cercana posible a una vía de comunicación terrestre, fluvial o marítima, haya constituido una preocupación constante para los constructores.
No menos importantes eran las condiciones para la obtención de los materiales, lo que explica el predominio abrumador de canteras a cielo abierto por su
mayor facilidad de explotación, mientras que se recurría a la extracción por medio
de pozos verticales o galerías cuando se quería aprovechar la calidad de una veta
determinada.
El conocimiento previo de la naturaleza geológica de los terrenos era
imprescindible para la elección del tipo de roca más adecuado. Buena prueba de
ello son las recomendaciones recogidas en el tratado De Architecturo Libri Decem
de Vitruvio, en cuyo capítulo séptimo del Libro 11, se diferencian varios tipos de
rocas por sus propiedades. En el caso de las rocas blandas, para garantizar el
buen resultado de una construcción, Vitruvio recomienda extraer en verano,
mejor que en invierno, las piedras en bruto que vayan a utilizarse con dos años
de antelación al momento de la edificación. Amontonadas en tierra se mantendrán a cielo raso y las que durante ese período resulten dañadas por los agentes
atmosféricos se utilizarán para los cimientos, mientras que las que permanezcan
11 rRAIIAJ(l DE LA rll I)RA IN ROMA
71
[page-n-73]
intactas, darán solidez y firmeza a la construcción.
Las labores de extracción, transporte y manipulación de los materiales pétreos
obligaban a realizar un enorme
esfuerzo físico por lo que eran
encomendadas a mano de obra
servil. Quienes se dedicaban a
estos menesteres se les denominaba con el término genérico de marmorarius, referido no
sólo a los que utilizaban como
materia prima el mármol, sino
también a cualquier otra función comprendida desde el corte de un bloque hasta el
acabado final del producto. Con el tiempo, la palabra marmorarius acabaría definiendo al artesano de un taller lapidario o escultórico. Dentro de esta actividad se
daba una cierta especialización, asl por ejemplo, el serrarius era el encargado de utilizar la sierra (serra), instrumento para cortar la piedra.
Una vez escogida la fuente de suministro, la primera operación consistla
en la propia extracción (caesura) , que podla realizarse por diversos procedimientos: el más sencillo consistla en el aprovechamiento de fisuras en la roca
para fracturar los bloques por medio de golpes producidos con alguna herramienta de percusión como un pico o una maza de gran tamaño (malleus) o, en
su defecto, se delimitaba el perlmetro del bloque que se tenia que extraer por
medio de incisiones realizadas a distancias regulares en las que se introdudan
cuñas de metal que al ser golpeadas con el malleus, provocaban el desprendimiento del bloque o cuñas de madera que al mojarse se dilataban ocasionando
el mismo efecto. Otro sistema era el de abrasión por medio de una sierra
(serra) de hoja lisa o dentada, simple o montada sobre un balando de madera
provisto de contrapesos.
72
rL fiLO DI lA ClllTURA
[page-n-74]
Los grandes bloques eran desplazados
desde la cantera hasta la embarcación o e l
carro, según el tipo de vía, por medio de rodillos. Con objeto de preservar su integridad, los
bloques, sobre todo si eran paralelepipédicos,
eran transportados en bruto o semielaborados
y sólo a pie de obra se procedía a su elaboración definitiva con la ayuda de una serie de líneas guía. Una vez extraídos podían recibir algún
tipo de marca, incisa o pintada, que podía
actuar como medida de control o podía indicar
el orden de transporte o incluso de colocación
en el edificio. A estas marcas habría que añadir
otras destinadas a facilitar el desplazamiento,
sobre todo la elevación de los bloques, bien
orificios para tenazas, cajas para la introducción de castañuelas o salientes, denominados
tetones, para la elevación por medio de cuerdas. Con objeto de facilitar el ensamblaje entre
distintos bloques se elaboraban mortajas para
la inserción de grapas, espigas para pernos
metálicos o canales de evacuación para el
Y ntcn dc.l santuario y con¡unto c~nna.l de E4t ttJ.
metal fundido sobrante.
Las he rramie ntas
Las herramientas empleadas en las labores de extracción y talla eran muy
sencillas y la práctica totalidad de las usadas hoy en día son herederas de las
romanas. Suelen agruparse en dos categorías, según se utilizaran para percusión
directa o indirecta. El primer grupo incluye el pico de dos puntas (upupa), un tipo
de hacha de doble filo (do/abra) o de hacha y martillo equivalente a la actual piqueta, especialmente indicado para la talla de rocas blandas. El segundo grupo lo inte-
!1 HA liA)O DE LA r i EDIV\ EN ROMA
73
[page-n-75]
gran las herramientas que atacan la superficie de la piedra
por medio de un percutor, por
lo general una maza (malleus)
de piedra o de hierro para clavar la cuña (cuneus) en este
caso para la extracción del bloque o para dar impulso al cincel (scalprum) con filo cortante
o dentado (gradina) o si no, a la
gubia (subula); otro instrumento, la bujarda, especie de martillo de hierro con los
extremos dentados, se empleaba para allanar e igualar las irregularidades de la piedra ya trabajada con cincel o
puntero. A estos dos grupos de herramientas habría que añadir un tercero constituido por el compás (circinus), la regla (regula), la escuadra (norma), el nivel (/ive-1/a) y la plomada (perpendiculum), destinados a proporcionar las líneas de guia y
pautas necesarias para dar forma a los bloques.
Principales canteras romanas e n el á rea valenciana
La investigación arqueológica reciente está proporcionando una valiosa
información sobre diversas canteras romanas localizadas en tierras de la actual
Comunidad Valenciana. Por lo general, se trata de canteras que debieron abastacer
al entorno más inmediato con la excepción de la caliza micrítica de color amarillento o rosado extraida de las canteras de Buixcarró, situadas en plena Serra
Grossa, a unos 1O km. de la actual Xativa y conocida como mármol de Buixcarró,
que alcanzó una mayor difusión. Un capitulo aparte estaría formado por los materiales, sobre todo mármoles de importación y de procedencia muy diversa.
Saguntum se abasteció de una caliza dolomítica gris azulada muy abundan-
te tanto en sus inmediaciones como en el propio asentamiento de la ciudad,
74
HIILO O! LA CULTURA
Canc.tra tn el t&-mlno de Chetv~. pertenecf.nc.e al
acueducto de la Pefta Coruda (los Serrinos.
V.oltncll).
[page-n-76]
como evidencian las huellas
de extracción conservadas en
la plataforma del foro . En
Saguntum también se utilizó
una caliza travertlnica de
color anaranjado que pudo
proceder de la zona de la
actual Segorbe, así como mármol de Buixcarró.
En Valentía se ha constatado el empleo de material
local, calizas y tobas calcáreas, procedentes de las cante-
Putntc de l.a r."nbLl de Akoa.s.. t6nnlno de Chtlv~.
ras de Godella junto con
materiales de otras procedencias, caso de la caliza dolomítica de Sagunto, de la
piedra caliza de Alcublas, así como de la toba calcárea de Segorbe y el mármol
de Buixcarró.
Edeta se surtió principalmente de la caliza gris de Alcublas y en mucha
menor medida de la toba calcárea de Segorbe y el mármol de Buixcarró. la investigación arqueológica reciente ha recuperado una cantera en el actual casco urbano, asociada con la construcción en época flavia de un santuario dotado de un
conjunto termal, situado en la llamada partida de Mura. Los restos conservados
evidencian una explotación en superficie de la que se extrajeron bloques paralelepipédicos, alguno de los cuales no llegó a liberarse. Junto con las huellas de
extracción se han localizado diversos orificios de sección circular que debieron
estar destinados para la colocación de postes que se utilizarían en las operaciones
de desplazamiento de los bloques.
Una cantera de similares caracterfsticas en cuanto al tipo de explotación,
ha sido localizada en relación con el acueducto de la Peña Cortada (Los
Serranos, Valencia). La cantera está situada en el término municipal de Chelva,
ya en las afueras del núcleo de población, una vez dejada la carretera de Ahillas
11 Tk.IIUIO 01 lA ri!ORA fr-. ROMA
75
[page-n-77]
Callton de a..+n. Oelimic.d6n de "" .a.r pon
w excncdOnr. y mvus de cu.\u.
y rebasados la plaza de toros y el cementerio. A ella se accede por la senda de
Mas de Solaz o Bumbel que llega a atravesar la propia cantera. Se trata de una
explotación en superficie cuyos restos conservados se extienden a lo largo de
un eje de unos ISO m. por unos 50 m. de anchura, lo que determina una superficie aproximada de unos 7.500 m1• De esta cantera se extrajeron bloques paralelepipédicos , que lo más probable es que fueran empleados para la
construcción del puente de la rambla de Alcotas, fabricado con la técnica del
opus quadratum y que gracias a las descripciones de Escolano en 161 1 y Mares
en 1681, se sabe que constaba de seis arcos, de los que en la actualidad se conserva uno completo y parte de otro. Tres elementos hablan a favor de la relación entre este puente y la cantera citada: el mismo tipo material, la toba, la
idéntica técnica constructiva y la proximidad entre la fuente de aprovisionamiento de material y el lugar de edificación.
Los bloques aparecen dispuestos en hileras con una orientación que está
determinada por la propia disposición de las vetas que ofreciesen un mayor grado
de aprovechamiento; así en unos casos el lado largo muestra una orientación aproximada Este-Oeste, mientras que en otros es Norte-Sur.
Las huellas visibles ilustran el procedimiento seguido para la extracción de
los bloques. Así puede apreciarse como en primer lugar, se realizaba un surco o
canal a lo largo de todo su contorno, quedando de esta manera definido su perímetro. El grosor de estos surcos oscila entre 7 y 13 cm. y su profundidad es muy
76
ll 1110 DE lA CULTURA
[page-n-78]
variable. La buena conservación de estos surcos permite conocer las dimensiones de los
bloques extraidos que arrojan estos valores,
siempre referidos a bloques completos: la
longitud oscila entre 129 y 155 cm., mientras
que la anchura oscila entre 58 y 74 cm. Estas
cifras son ligeramente superiores a las de los
bloques empleados en la construcción del
puente de la rambla de Alcotas, donde la longitud oscila entre 11O y 130 cm. La diferencia
se explica porque en el primer caso se trata
de las medidas de los bloques en bruto que
sólo serian tallados a pie de obra y no en la
cantera con objeto de evitar los riesgos de
fractura durante las operaciones de traslado
desde la explotación hasta el lugar de destino.
Algunos ejemplares muestran las huellas dejadas por el empleo de cuñas, se ignora si metálicas o de madera, con la finalidad de permitir
el desprendimiento completo de los bloques.
En algún bloque se aprecia la huella de tres
cuñas, dos en los extremos otra en el centro,
Puente
mientras que en otros casos sólo se conserva
la impronta de la cuña central.
Como sucede en Edeta, en Chelva también se han encontrado diversos
orificios de sección circular con un diámetro entre 11 y 15 cm. y una profundidad
entre 13 y 18 cm. dispuestos de manera Irregular y que debieron servir para las
operaciones de desplazamiento o elevación de los bloques una vez desprendidos.
En un caso se conserva un bloque que no llegó a extraerse por completo, debido
probablemente, a que presentaba algún defecto que lo hacia inservible para el final
que estaba destinado.
11 Tllo\BAIO 01 lA rH OIV\ 11> ROMA
77
[page-n-79]
En la confluencia de la rambla de Alcotas
con el barranco de la Cueva del Gato, que coincide con el límite entre los términos municipales
de Chelva y Calles, se eleva la fábrica más espectacular y mejor conservada de todas las que formaban parte de esta conducción de agua. Se
trata de un puente de 36 m. de longitud por 33
m. de altura máxima rasante, dotado de tres
arcos sostenidos por pilare.s de aspecto imponente. Su técnica constructiva es idéntica a la
empleada en el puente de la rambla de Alcotas,
a base de bloques paralepipédicos que en su
cara estrecha presentan un orificio para su elevación por medio de tenazas.
Una vez rebasado este puente el canal
gira bruscamente en dirección Este para seguir
a través de un impresionante cortado que se
conoce con el nombre de la Peña Cortada o la
Serrada. El termino no puede ser más apropiado, ya que la montaña sufrió un corte casi en
vertical de unos 25 m. de altura con una longitud de unos 50 m., dejando en el centro un
estribo de 5 m. de longitud por 1,50 de altura
y 1,40 m. de anchura, destinado al paso del agua. A juzgar por las marcas conservadas en las paredes, el pico fue la herramienta utilizada para el corte de la roca. Un
ejemplo semejante se constata en el acueducto galo de Forum lulii (Frejus) donde
existe un tramo conocido como "La Rochetaillée", pero donde se observa un
mayor paralelismo es con el acueducto de Side en la actual Turqufa, donde también
se practicó un corte en la roca de 18 m. de altura.
Una vez superada la Peña Cortada la conducción de agua muestra una
alternancia de tramos al aire libre junto con otros en galerla cubierta, donde de
78
ll l llL) 01 LA Cllll URA
Tnmolnldoldtb-CotudatfttllhrilodtC...
[page-n-80]
nuevo se conservan las marcas dejadas por los
picos.
Otra cantera similar a las de Edeta y Chelva
se ha descubierto en fecha reciente en el yacimiento de Banys de la Reina (Calpe), asociada
con la construcción en las postrimerías del siglo
1 o comienzos del siglo 11 de un conjunto residencial dotado de unas termas. En este caso
también se optó por la explotación en superficie
mediante surcos que definfan el contorno de los
bloques. Como en las otras dos canteras, aquf
también se ha constatado la existencia de un
buen número de orificios destinados a facilitar el
desplazamiento de los bloques. Este ejemplo
puede hacerse extensivo al resto de asentamientos romanos situados en la actual provincia de
Alicante, caso de Dianium (Hort de Morand,
Denia), Lucentum (Tossal de Manises) e 1/ici
(L'Aicúdia, Elche), en los que se manifiesta una
acusada tendencia a utilizar materiales pétreos
locales por razones, ante todo, de índole práctica y económica.
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80
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·~- - .
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flfllOI.l i iACIILTUI\A
[page-n-82]
LA TALLA COMO EJE VERTEBRADOR
DE LA ESCULTURA
MOISÉS GIL
Escultor
Profesor del Dep. de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de Son Carlos de Volenda.
Universitot Polh&nica de Valenda
a talla ha sido el procedimiento básico y fundamental del trabajo de la escultu-
L
ra a través de todos los tiempos, incluso llegados hasta principios del siglo XX,
con una vuelta al primitivismo y a las técnicas directas de talla, es decir, los escultores no sólo se involucraban en el concepto, sino que aplicaban las técnicas primitivas del trabajo escultórico en su concepción más pura, para potenciar así más la
esencialidad del contenido semántico y estético de la obra resultante, como por
ejemplo la obra de Constantin Brancusi.
Con Brancusi y Rodin tenemos la prueba de la importancia de los procesos
de sustracción, o de talla en la escultura vanguardista. Rodin abogaba por las técnicas indirectas de talla sobre el mármol, es decir, en su taller se utilizaban máquinas
de sacar puntos (instrumentos de medida de traspaso de puntos y localización de
éstos en el espacio); por el contrario, Brancusi, que trabajó una temporada en el
estudio del maestro parisién, difirió conceptual y técnicamente, teniendo enfrentamientos dialécticos con Rodin hasta llegar a dejar de trabajar para él. Los principios
de la técnica escultórica que Brancusi postulaba y llevaba a la práctica eran los de
una escultura trabajada tallándola directamente sobre el bloque de mármol, sin
necesidad de instrumentos de medida y a veces ni tan siquiera de bocetos, todo
influenciado por la escultura tribal y primitiva y sus procesos. La escultura de vanguardia da un giro y del tratamiento técnico tradicional en Occidente pasa a la talla
directa. Rudolf Witckower hace en su libro "La escultura, procesos y principios"
una clara diferenciación fundamentada, entre el modelador y el escultor: "La historia natural" escrita por Plinio, en el siglo 1 después de Cristo habla en los siguientes
términos haciendo una diferenciación entre "fusoria, plastica y scu/tura". La (usoria es
lA TAllA COMO VERTE BRAOOR 0[ lA ESCULTURA
81
[page-n-83]
el arte de fundir los metales; la plastica, el arte
de trabajar el barro o la cera, o sea materiales
dúctiles; la scultura, el arte de trabajar la piedra. Esta división tiene poca significación en la
escultura actual dado que existe fusión e
interdisciplinaridad entre técnicas, procedimientos y conceptos.
Referentes históricos
El trabajo de la piedra es de una antigüedad incalculable: el hecho del corte de materiales susceptibles de configurar una determinada
forma en el espacio que surge, en un principio,
de una necesidad, como por ejemplo los utensilios de pedernal, se ven como la primera
extensión útil de la mano del hombre. Estos
instrumentos estaban fabricados a golpes de
una piedra sobre otra, convirtiéndose asl en los
precedentes de la escultura tallada. Durante el
Paleolítico Superior aparece una verdadera talla
de la piedra como arte representacional. Nos
encontramos con los primeros relieves figurativos tallados en las paredes de las cuevas, como
la Venus de L.aussel y las venus tridimensionales, como las de I'Espugne y Wilendorf.
En la Prehistoria reciente aparecieron dos nuevas técnicas de trabajo de la
piedra, ambas tremendamente lentas y laboriosas. Se descubrió en primer lugar que
podía mejorarse un utensilio o forma tallada mediante frotamiento con arena, dando
lugar a un proceso de abrasión. Más adelante se inventaron los útiles de cobre, de
bronce y, posteriormente, de hierro, con cuya ayuda podía ya tallarse la piedra.
Esculpir una figura de tamaño natural en piedra no resulta fácil y cualquier
intento no sistemático conduce rápidamente al fracaso. La talla del mármol
82
El rilO DE l A CULTURA
El Beso. 111tm01 do amn. 1701 • 1904. RO
[page-n-84]
requiere un largo aprendizaje, una gran
experiencia y una especial concepción
del objeto en el espacio, así como, por lo
le nto del proceso, una desarrollada
memoria tridimensional. Los griegos,
conscientes de ello, sabían que los egipcios, muchos siglos antes, habían inventado un método para tallar las figuras en
piedra. Los griegos, al igual que los egipcios, dibujaban los contornos de la figura
deseada en tres o cuatro caras de un bloque de piedra, en la parte anterior una
vista frontal y de perfil de los costados.
Luego cincelaban poco a poco hacia
dentro, desde las caras frontal y laterales,
quitando cada vez más piedra hasta
alcanzar la profundidad correspondiente
a la figura dibujada. Los dibujos debían
realizarse a partir de un esquema fijo de
proporciones de modo que al acabar la
obra, las vistas frontal y laterales se unían
una con otra: definiríamos pues el proceEl B<>o. Pledn c:allu. 1908. Bnnatol. ~la
Mus.um of Art.
dimiento de consecución de perfiles.
Los griegos adoptaron el método egipcio de trabajo y, en gran parte, también el sistema egipcio de proporciones. Es por eso por lo que las primeras estatuas
griegas recuerdan en gran medida a las egipcias (Kuros). Las semejanzas de pose de
técnica son obvias; las diferencias de estilo y función son más sutiles pero sumamente importantes. La estatua griega suele ser más abstracta que la realizada por
escultor egipcio que hada una figura naturalista del hombre bastante convincente.
Servfa de guía y referencia, a fin de conseguir la simetría. Estas primeras figuras griegas se trabajaban aplicando el puntero perpendicularmente al bloque de piedra.
LA TALLA COMO VERTURADOR DE LA ESCULTURA
83
[page-n-85]
El escultor belga H. J. Étienne experimentó con los métodos de trabajo de los griegos. Fabricó útiles de bronce con aleación
equivalente a la que podfan conocer los griegos con anterioridad al
año 500 antes de Cristo. Éstos, aplicados de forma oblicua, tal y
como se empieza a utilizar desde el periodo gótico hasta la actualidad, re.sbalaban sobre el mármol. Se entiende asf por qué el escultor griego empleó sólo golpes de puntero en ángulo recto sobre el
bloque, asumiendo que los condicionamientos técnicos tienen
muchas veces que ver en el re.sultado final de la obra.
Progresivamente se van descubriendo otros materiales
para las herramientas, con lo cual, evolucionan a la vez los conceptos estéticos de las esculturas resultantes, adquieren más
movimiento, se llega a niveles de acabado y expresividad acordes con la intención inicial del escultor.
Los romanos eran grandes admiradores del arte griego y
sabemos que encargaron copias de estatuas. Éstas nos propor-
o.u8o de un esulo de unullf<Ñ de (0<'0. 1285.
H - r . Ptovlndal M.._,_ Monle tnb.j>ndo
donan la única fuente de información que disponemos acerca de los elogiados ori-
c.onmuoyp4tl«l
ginales griegos. Los contactos con el arte griego empezaron en realidad en el siglo
111 a. C ., en el sur de Italia, donde los griegos hacía tiempo que se hablan establecido en colonias.
En cuanto a la técnica del traslado de medidas, posteriormente perfeccionada, conduce a un trabajo de taller de tipo semiindustrial, en el que se esculpfan
por separado las partes de la escultura siguiendo modelos fijos y después encajaban
con pernos metálicos; la ejecución y el acabado de las partes más importantes,
como la cara, podfa ser obra del artista, pero la intervención de los artesanos y de
los ayudantes es importante. Sólo de esta manera era posible abastecer la demanda
y producir un gran número de réplicas de obras originales y de copias célebres del
pasado. En ocasiones, las esculturas eran el resultado final del montaje de partes
procedentes de distintos talleres, como es el caso de las estatuas heroicas romanas,
en las cabezas de estilo realista obtenidas por calco, se colocaban sobre cuerpos
apolfneos de producción estándar procedentes de talleres griegos.
84
H fiLO O! lA CUlTURA
[page-n-86]
El procedimiento mecánico de puesta a puntos (copia por procedimiento mecánico de traslado de medidas) es atestiguado
en el siglo 1antes de Cristo; por este sistema,
semejante a la máquina de sacar puntos, pero
lógicamente mucho más sencillo y arcaico, se
podían establecer en el bloque de mármol
puntos correctos y la profundidad exacta de
éstos. Se puede observar el procedimiento
técnico de puesta a puntos en la figura procedente de Renea joven y la de Dioniso y el
sátiro, ambas inacabadas. La del joven presenta una serie de agujeros en la zona del
estómago, producto del proceso. El grupo de
Dioniso y el sátiro tiene en su superficie, por
contrario, unas cuantas protuberancias.
También es interesante este grupo porque
revela las huellas de diversos útiles: pueden
distinguirse fácilmente el puntero, el cincel
plano y el cincel dentado o gradina.
A fin de verter más luz sobre el
tema que nos ocupa -los procesos técnicos
Mlnusc:ñto a~ dt:l t.r¡Jo XV. Munk_. ~trbws
h
Noóonol ....,,...,. MS 1502. Vernos que ti "'"'""'
01ú cnb.¡.ndo a pullr dt un modtlo. que ti ti
cuerpo rNuno dtl fafteddo a ~enu.r.
y el concepto de la reproducción escultórica-, es necesario ver el nacimiento de las catedrales góticas, donde nace una nueva
escultura monumental.
Las fuentes documentales que nos hablan sobre la escultura de la época son
escasas, encontramos "De diversis artibus" ("Sobre las distintas artes") de Teófilo,
que nos aporta de forma documental y no por mera especulación, previo análisis de las
esculturas de la época, el procedimiento utilizado por el escultor en su ejecución; se cita
textualmente : desbástese un trozo de material del tamaño deseado y cúbrase de tiza; dibújese luego la figura con minio (lápiz) tal y como se desee obtenerla más tarde y márquense sus
lA TAllA COMO I'IRHBRADOR 0[ LA UCULTURA
85
[page-n-87]
perfiles con un punzón, de forma que
sean claramente visibles. Luego, con
distintos cinceles, rebájese el fondo con
la profundidad que se quiera (...). En
esta cita encontramos que no se
habla en ningún caso de apunte.s
o dibujos preparatorios, deduciendo asl que los escultores adoptaron
el trabajo de los griegos arcaicos, es
decir, dibujar directamente los perfiles sobre el bloque.
A&v>tin'" d. Bomoc f«lc. Enciclopedia Olderoc y
O~le mben. torno Gnvure e t sculpture.
ft.rpre~entMiOn en &
rabado de un e:Hudto de tscul·
tun.S. XVHI.
En el "Atbum" de Villard de Honnecourt, manuscrito un siglo después
que el tratado de Teófilo, se recopila una serie de dibujos que tenlan como finalídad
la de convertirse en una especie de repertorio de motivos para ser utilizados tanto
por escultores como para otros practicantes de las artes.
Otra de las fuentes de información a la cual se debe de recurrir, se halla precisamente en las representaciones coetáneas de los artistas en pleno trabajo. De
éstas se puede deducir la forma de trabajar de los escultores de la época. En primer
lugar, pasaremos a analizar el trabajo en solitario de un monje, es la representación
más antigua, y data de 1285, procede de una sillería de coro. Otro de los ejemplos
pertenece a un manuscrito alemán del segundo cuarto del siglo XV, donde se ve a
un escultor trabajando en un sepulcro, a partir de un modelo que, según indica en
la inscripción, es el cuerpo mismo de un miembro de la realeza fallecido.
La época renacentista es sin duda la más prolífica en el estudio de los distin-
tos sistemas técnicos de reproducción escultórica. Dentro de lo que supuso el reconocimiento del artista y, más concretamente del oficio y el arte de la escultura,
pretenden adquirir el rol paralelo al arte de la pintura. Dentro del esplritu nuevo del
hombre renacentista, que estudia anatomla, proporciones, euritmia, etc. para su aplicación correcta en sus esculturas, a la vez, los escultores estudian de forma exhaustiva los procedimientos técnicos y de oficio del arte de la talla en piedra, asl como de
los sistemas de reproducción.
86
ll 11 10 llf lA CIILTLII\A
[page-n-88]
El proceso
El sistema de trabajo así como las herramientas y, más concretamente, sus
formas han variado poco desde la Antigüedad hasta ahora. Tan solo a raíz de descubrimientos de nuevos materiales o su aplicación, como el diamante o la widia, ha
sido la ligera transformación que éstas han sufrido. Se siguen utilizando los mismos
procedimientos y técnicas; eso sí, personalizándolos en cada caso particular: la
talla directa, tanto con apoyos de bocetos bi-tridimensionales o sin ellos; los sistemas de reproducción mecánica basados en el traspaso de medidas del modelo al
bloque de piedra o madera, desde los sistemas primitivos egipcios y griegos, pasando por el sistema de Alberti, utilizado en el Renacimiento, llegando al descubrimiento y al uso tradicional sacado de puntos o los compases, que se utilizó en el
MiquiNI nd!,¡l de corte en seco que se emplea
en el proceso da desbatte.
Dlstlntos tipos de IJ"os de dia.rmntc tlcC'lfOo
deposit¡do.
periodo Neoclásico hasta las más sofisticadas, como los pantógrafos mecánicos
con impulsión eléctrica o los más tecnológicamente avanzados como los palpadores láser y escáner tridimensionales (que veremos más adelante). La aportación
tecnológica es fundamental: se apropia el escultor de herramientas eléctricas y
neumáticas que facilitan y acortan en tiempo la ejecución de la obra.
Las herramientas, en su gran mayoría basadas en la percusión (golpeando
de forma continuada de martillos sobre éstas y a la vez aplicándolas sobre el
material al que se ha de eliminar masa), las podrlamos clasificar, dependiendo del
papel que juegan dentro del proceso de trabajo: desbaste, aproximación, modelado y acabado.
El desbaste es el proceso por el cual se elimina gran cantidad de material al
bloque en bruto. De forma tosca pero disciplinada y segura se van sustrayendo
grandes lascas y trozos con la finalidad de dejar el bloque lo más ajustado posible al
volumen preconcebido, es decir, definir de forma general los volúmenes globales de
la escultura que se pretende realizar.
Para este procedimiento se utilizarán una serie de herramientas de corte
por percusión maquinas eléctricas de corte tanto en seco como húmedo. Las
herramientas manuales que se emplearán serán el puntero y el escafilador, además
de cinceles de boca redonda de widia siempre utilizados en materiales delicados,
como pueden ser los mármoles de carrara y utilizando el sistema percutor neumá-
LA TALLA COMO V[llTF~I!AOL)R DE LA ESCULTURA
87
[page-n-89]
tico para no dañar la superficie
del bloque, o sea, realizar consentidos. (zonas blanquecinas
que sobresalen en el mármol
durante el proceso de acabado y
-----·
pulido y que penetran, dependiendo del material y la virulencia del golpe; de 5 mm. hasta los
1,5 cm.); estos cinceles de boca
redonda se suelen utilizar aplicándolos al material en un ángulo muy abierto y eliminando
poca cantidad de material. El
puntero se puede utilizar de dos
formas, aplicado perpendicularmente al bloque o en ángulo,
provocando surcos en el material. Se alterna en uso y la herramienta manual con la eléctrica, concretamente con la máquina radial de disco
diamantado de corte en seco.
Aproximación es cuando una vez que los volúmenes generales de la
escultura están colocados en su sitio por el proceso de desbaste, se van definiendo y particularizando, llegando a un nivel de aclaración volumétrica bastante profunda.
Para ello se emplean las gradinas de dientes puntiagudos y separados, bastante anchas y de tres o cuatro dientes por herramienta, actuando sobre la piedra
como si fueran tres punteros dispuestos en un plano.
Modelado, término que se emplea en los procesos escultóricos aditivos,
pero es un uso se extrapola a la escultura sustractiva para definir el trabajo de acercamiento paulatino a la forma y volúmenes definitivos, homogeneización de las
superficies, definición de detalles, etc.
88
(l
filO Dl LA CULTURA
Conji.W'IlO de ht:rnmienw b.Wcu de acero p¡ra la
tllb en piedn utllludu por percusiOn con milrtillo
manwl
[page-n-90]
Las herramientas que se emplean son básicamente gradinas de distintos
tipos, como pueden ser las de dientes planos, tanto de acero como de widia, y las
de dientes puntiagudos cortos y juntos, bien trabajadas a base de percusión
manual o neumática. La anchura de estas herramientas variará usándose desde las
más estrechas (recovecos, formas pequeñas, etc.) hasta las más anchas (grandes
superficies, tanto planas como convexas). También se utilizan los cinceles planos y
de media caña. En esta fase juega un papel importante la percusión que. dependiendo del material y de la zona a trabajar se pueden emplear martillos de diferentes tipos, como pueden ser los de bronce, acero dulce o mazos de madera, y
éstos de distintos pesos, con lo que el golpe es más o menos contundente. siéndolo en esta fase flojo y dulce.
El acabado de la talla es una labor especialmente delicada dentro del pro-
ce.s o escultórico, aqul básicamente no se talla sino que todas las actuaciones sobre
el material son por abrasión y frotamiento (para pulir el material).
Las herramientas son básicamente limas, escofinas, colas de ratón (bien de
acero o de diamante electro depositado) o cinceles planos y curvos cuyo uso se
limita a rascar sobre el mármol. Otros útiles empleados en un proceso más avanzado son las piedras de carborundo molido ligado con goma laca y con distinto grano,
los papeles de lija al agua y por último, si se quiere que la pieza tenga brillo, se utiliza una especie de bola hecha a base de trapo que, con agua y potea, se frota a
muñeca sobre la superficie acabada hasta que se consiga sacarle el brillo deseado; se
le puede añadir a la potea, dependiendo del material. plomo, sal de hacedera, etc.
En este proceso se emplean muchas veces discos abrasivos para el lijado y platos de
fieltro para sacar brillo, puestos en las máquinas eléctricas siempre y cuando las formas de la escultura lo permitan.
El uso de las herramientas y el orden del proceso influye de manera decisiva
en el resultado plástico y estético final de la obra, factor determinante del estilo
particular de cada escultor.
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Tonelero. Pan~ ctrtmic.o. AI"CNvo Gil cartts. AF. MUPCVA.
90
(liii O OC lA ClllTURA
[page-n-92]
EL TRABAJO DE LA MADERA
EN LAS COLECCIONES DEL MUPCVA
)OSEP VICENT AGUII.AR SANZ
Museu de Prthi
"Prácticamente no hoy ningún producto, yo
se trote de un pañuelo, yo de uno coso, de
un hacho o de un corro, que no hoyo experimentado lo acción de uno herramienta que
elimine materia..."
ANORt LEROI· G OURHAN.
El Hombre y lo Materia
i ponemos en relación el razonamiento principal de la cita que introduce este
S
artículo con el tema de la exposición que aqui nos ocupa, podemos afirmar que
no hay ninguna materia que se adapte mejor a estos planteamientos que la madera.
La premisa planteada por Leroi-Gourhan, basada en la necesidad inexcusable de
dividir la materia para poder utilizarla, se realiza en la madera necesaria y exclusivamente a través del corte. No existe otra manera conocida de transformar este
material, y en todos los objetos que lo tienen como componente ha sido necesario
utilizar alguna herramienta para cortarla.
Esta afirmación es fácilmente constatable a lo largo de la historia de la
humanidad. Si observamos el corpus tecnológico utilizado en cualquier tiempo y
lugar para trabajar la madera la presencia de las herramientas de corte es abrumadora; podemos estar hablando perfectamente de más de un 90 % de instrumentos
de este tipo. En este sentido cabe tener presente que la tarea de cortar la madera
no se reduce a lo que vulgarmente podemos considerar como tal, es decir a la subdivisión de la materia mediante el uso de sierras y hachas, sino que tareas tales
como la de perforar con taladros, lijar o tallar son meras variantes del acto principal y básico de cortar.
11 TI!.\ MIO DI lA MADI M 11'- LA) COLECCIO"IS OH MUrC\'A
91
[page-n-93]
La madera ha sido a lo largo de los siglos una de las materias primas fundamentales utilizadas por el hombre en su desarrollo cultural. Es realmente difícil imaginar cualquier actividad, evidentemente cuando nos referimos a las sociedades
preindustriales, en las que este elemento no esté presente en alguna de sus formas.
En todos los ámbitos ha tenido, y en muchas ocasiones aún tiene, una participación
fundamental. Sus usos abarcan desde la utilización como combustible hasta la realización de extraordinarias obras de arte, pasando por el transporte, la agricultura, la
extracción de materias primas, la transformación de productos, la arquitectura, la
ganadería, la pesca, la guerra y la fiesta.
Hasta la llegada de la era industrial, en la que se han incorporado paulatinamente nuevos materiales, la madera ha conformado, junto a los metales, la piedra y
la cerámica el núcleo esencial de la cultura material de todas las civilizaciones humanas. E incluso cuanto más nos remontamos en el tiempo más importante ha sido su
papel; por su accesibilidad y características fue el primer material empleado como
base para la construcción de multitud de útiles e instrumentos. Hasta que se alcanzó un desarrollo técnico suficiente para extraer y transformar los metales, que permitieron fabricar instrumentos mucho más resistentes y duraderos, la madera
ocupó este lugar de privilegio.
Las razones de este éxito de la madera son evidentes. Frente a otros materiales, que requerían de una capacidad técnica elevada y eran a la vez caros, la
madera ofrecía la ventaja de ser abundante, renovable, no necesitaba ninguna
transformación previa a su utilización y era relativamente fácil de manipular. En lo
que conocemos como sociedades tradicionales, o quizá en este caso sea más
correcto hablar de las sociedades preindustriales, prácticamente todos los individuos disponían de la capacidad técnica mínima para elaborar objetos con esta
materia, algo impensable, por ejemplo en el ámbito de los metales o de la cerámica. No obstante es evidente que ello no significa que no hayan existido especialistas en este trabajo desde los tiempos más remotos. Ya desde muy temprano la
evolución cultural y las consiguientes transformaciones socioeconómicas llevaron
a una creciente complejidad de las estructuras productivas que permitió la existencia de personas que ya no se dedicaban a las tareas básicas de extracción y
92
ILII IO 1)1 lA CIIITURA
[page-n-94]
reproducción de los recursos,
especialmente la agricultura,
sino que basaban su existencia,
económicamente hablando, en
la producción de elementos
necesarios para la realización
de dichas actividades.
Al mismo tiempo la
complejidad a la que antes
hadamos referencia provocó
la necesidad de desarrollar
cada vez corpus tecnológicos
más eficientes y en consecuencia más complicados, lo que
C.W.t de c.wn.¡.. 1981. AF.I1UPCVA.
hizo necesario que determinados individuos se dedicasen exclusivamente a la fabricación de útiles, instrumentos y herramientas.
Si en un principio cabe pensar en un proceso de especialización basado en el
conocimiento y dominio de una determinada materia prima, lo cierto es que sin
solución de continuidad la evolución del sector manufacturero derivó en la existencia de especialistas que ya no eran conocidos por los materiales que utilizaban sino
por los objetos que produdan.
Asl, y circunscribiéndonos al tema que nos ocupa, si tomamos como referente a la sociedad tradicional en general, y a la valenciana en particular, veremos
como una denominación tan popular y reconocida como la de carpintero no describe prácticamente nada en concreto, o mejor dicho es un término ambiguo que
esconde tras de sí, en la mayorla de los casos, un amplio conjunto de actividades y
profesionales perfectamente diferenciados. Aunque siempre podamos encontrar
casos de trabajadores de la madera capaces de llevar a cabo un amplio espectro de
actividades, hecho que suele ser más habitual en comunidades rurales pequeñas y
aisladas donde escasean los profesionales dedicados en exclusiva a las actividades
H TRAMIO Df LA MAO!RA lN LAS COUCCIONfS Oll MUFCVA
93
[page-n-95]
manufactureras, lo cierto es
que la tendencia histórica más
común es la que desemboca en
una creciente especialización.
También a nivel legal y
organizativo podemos detectar
este movimiento. En la ciudad
de Valencia el gremi de fusters
(gremio de carpinteros), que
tradicionalmente habla englobado a la práctica totalidad de los
artesanos que, de una u otra
forma, trabajaban básicamente
Rlbot. Htrrtmltl'ltl pJn t!Jce.r molduru . AF.
M
UI'CV¡t,
con la madera, comenzó a partir del siglo XV a conocer escisiones que dieron lugar a la existencia de nuevos gremios, tales como el de los silleros o el de los constructores de carros. A este
respecto cabe hacer una aclaración importante. Este proceso de diversificación gremial tiene una significación general muy re.lativa, ya que no podemos comparar a los
gremios valencianos, bastante laxos en sus ordenanzas y muy orientados a tareas
asistenciales y benéficas, con los del centro y norte de Europa, mucho más rfgidos y
reglamentistas y que ejercian un control efectivo sobre sus ámbitos productivos.
Como ya hemos indicado anteriormente,
tras
la denominación común de
carpintero encontramos una realidad productiva muy compleja, que engloba una
extraordinaria variedad de profesionales. Es evidente que este hecho ha tenido
como consecuencia el desarrollo de una cultura material específica en cada uno de
estos ámbitos productivos, aunque en algunos casos las diferenciaciones se reduzcan a la existencia de pequeñas variantes sobre el conjunto tecnológico básico.
Veremos a continuación algunos de los casos más destacados de especialización en
el trabajo de la madera dentro del ámbito la sociedad preindustrial valenciana y de
los cuales el Museu de Prehistoria i de les Cultures de Valencia ha conseguido recuperar, en todo o en parte, su instrumental.
94
I LIIIO DI LA CULTURA
[page-n-96]
Alodrers (aladreros) : pese a que toman su
nombre de uno de los objetos emblemáticos
de la actividad agraria, el arado, lo cierto es
que sollan realizar otros instrumentos, tales
i
como tablas planas, tablas de ganchos, palas,
carros para el transporte de gavillas de arroz,
rastrillos, etc. En una sociedad de base agrícola es fácil adivinar la extraordinaria importancia de este tipo de profesionales. No obstante
su declive se inició en el momento en que se
produjo la generalización de uso del hierro en
este tipo de Instrumental y especialmente con
la llegada de los arados metálicos de origen
industrial.
Fusters de ribero (carpinteros de ribera):
eran los carpinteros especializados en la construcción de embarcaciones y lógicamente ubicaban sus talleres en los puertos y junto a los
lagos o ríos navegables. También son conoci-
dos popularmente como ca/a(ats, nombre que
hace referencia a una de sus tareas más peculiares, la impermeabilización de las barcas.
Hebllbño tndidon•l
1981. AF. M
UPCVA.
c... m
l'l>uios (lo Solor).
Desde hace varios años este oficio se encuentra en franca regresión en tierras valencianas. Quedan algunos artesanos localizados
en puertos del sur y en los alrededores de la Albufera y su volumen de trabajo se
centra más en las reparaciones que en la construcción de embarcaciones nuevas.
Ebenistes (ebanistas): este grupo estaba formado por los carpinteros especializados en trabajos más sofisticados y sollan utilizar como materia prima maderas
nobles. Se dedicaban fundamental mente a la fabricación de muebles.
Boters (toneleros): por su producción, utillaje y forma de trabajo este era
unos de los oficios más peculiares dentro del conjunto de los carpinteros. Se
H TI\A.AJO Of lA MAO(I\A EN LAS COUCCION E DEL MUrcVA
S
95
[page-n-97]
dedicaban a la construcción de
recipientes que se caracterizaban por estar realizados
mediante la unión de duelas de
madera reforzadas con flejes
metálicos. Aunque los productos más conocidos de su producción son los toneles para el
almacenamiento y transporte
de vino también realizaban
otros, tales como cubos y portaderas.
Mestres d'aixa: aunque es
habitual utilizar esta denominación también para referirse a
los fabricantes de embarcaciones, en tierras valencianas los mestres d'aixa eran los que se dedicaban a la fabricación de carros, especialmente a los de transporte de mercandas, ya que los
carruajes de lujo sallan realizarse en determinados talleres muy especializados. El
nombre lo toman del instrumento utilizado para desbastar la madera, l'aixa (azuela);
según algunos autores esta identificación se produjo por la especial habilidad que
demostraban en el uso de dicha herramienta.
La construcción de los carros requería de unos conocimientos técnicos
variados y complejos. Era bastante común, y así lo hemos podido comprobar a través de diversos trabajos de campo, que el mismo artesano realizase tanto los trabajos en madera como muchas de las partes metálicas del vehículo. No obstante
tampoco es inusual encontrar talleres especializados en alguna de las partes del
carro, especialmente de las ruedas.
Hasta aquí hemos hecho referencia exclusivamente a los oficios relacionados con la elaboración de productos de la madera de los que el MUPCVA tiene
referencia en sus colecciones. No obstante, y como ya hemos indicado previa-
96
H riLO DE l" ClllTUM
[page-n-98]
mente, la variabilidad profesional de los carpinteros era
mucho más amplia. Veamos
algunos ejemplos:
Cadirers: especializados
en la construcción de sillas; cai-
xers, dedicados a fabricar cajas
y envases, generalmente para
el transporte de productos
agrfcolas; torners, especializados en el trabajo de la madera
con el torno y que se basa en
. ~ ·.
o-·
••
la rápida rotación de la pieza
•.:.• 1
de madera sobre una herra-
o }
.~:: ~·'
. . . :.
mienta fija cortante; fusters
Carros transportando u )u, 11\o• 20. Anclu
armadors, dedicados a cons-
-Af.MUPCVA.
truir los materiales necesarios para la construcción (vigas, pilares, andamios,
etc.); mestres de molins, que eran los especialistas en fabricar los elementos de
madera que componían el mecanismo de los molinos, pero también de las norias
y otros ingenios de carácter mecánico; tal/istes, dedicados a la elaboración artística de la madera (altares, elementos ornamentales de los muebles, esculturas,
etc.); y los constructores de instrumentos musicales, de entre los cuales en
Valencia eran especialmente prestigiosos los fabricantes de guitarras y que eran
conocidos popularmente como guitarrers.
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97
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Trobojo de b pkl on upool'-
98
ll filO OlLA CUilll i\A
[page-n-100]
EL APROVECHAMIENTO DE LA PIEL
ANIMAL
PAUIA )ARDÓN GtNER
a piel animal es un tejido natural que por sus características de resistencia y flexi-
L
bilidad y aislamiento es apto para múltiples usos. El uso más directo es como
abrigo de las inclemencias del tiempo en forma de vestido, calzado, o construcción de
viviendas. Pero existen otras funciones para las que la piel es idónea: como contenedor en forma de bolsas o cajas, para atar o colgar diferentes objetos como cuerda o
incluso en la elaboración de instrumentos musicales. A lo largo de la historia, los
seres humanos la han aprovechado para propósitos dispares y sus restos materiales
en forma de objetos elaborados o de útiles que sirvieron para prepararla son testimonio de ello.
Llamamos cuero a la piel de los animales que se ha convertido en inalterable,
a partir de un proceso denominado curtido, que no puede entrar en putrefacción y
es más o menos resistente al agua. El cuero según el empleo a que se destine, puede
ser más o menos impermeable, mórbido o duro, rígido o flexible.
El aprovechamiento de la piel animal se documenta desde el Paleolftico Medio
a partir del análisis funcional de algunos útiles que presentan desgastes y pulidos
microscópicos que son el resultado de trabajar la piel. Sin embargo la piel puede ser
utilizada sin curtir siempre y cuando se la someta a un secado inicial, un reblandecimiento y un mfnimo mantenimiento.
La transformación de las pieles se llevó a cabo de forma empfrica hasta los
siglos XVIII y XIX en los que el desarrollo de la química permitió que se conociera
mejor la cuestión del curtido. Con anterioridad constituyó un trabajo artesanal realizado con utillaje especifico y aplicando en mayor o menor medida, según la época,
sustancias que contribuían a su conservación y procesos para eliminar el pelo y mantener la flexibilidad e impermeabilización tras su secado.
fl ArROVfC IIA.\I I(NTO Of lA r l ll AN IMAL
99
[page-n-101]
Posteriormente el trabajo de curtimiento, que preci-
1
recen maquinarias que facilitan las tareas de raspado y
rendido.
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saba de una gran inversión en tiempo, se industrializa y apa-
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La piel se compone de dos capas distintas: la parte
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superior se denomina epidermis y la inferior corión o dermis,
esta última está en contacto con la carne. Los bulbos capilares
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que sustentan los pelos se sitúan en la epidermis. La elastici-
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dad y resistencia a la rotura del cuero se deben a la parte reticular del corión. El corión se compone en parte de haces de
fibrillas que tienen una gran afinidad por el tanino y forman
con este compuestos imputrescibles. Las fibras que forman el
corión por la parte del pelo forman un entretejido o trenzado
llamado flor o grano. Los mamlferos de pelo largo y tupido
tienen una piel menos gruesa, que los de pelo corto.
El curtido, más o menos complejo según las épocas y
los medios, vuelve las pieles imputrescibles en condiciones
normales de humedad y conserva las cualidades iniciales de
flexibilidad. Sea cual sea la técnica empleada, el objetivo es el
...........
combinar el colágeno de las fibras blancas con un producto apropiado (ácido o base)
para convertir la piel en un producto química y biológicamente más estable y destruir
físicamente (por sobado o en un batán y/o aplicación de grasa) o qulmicamente (baños
reblandecedores) la elastina de las fibras para dar al cuero mayor flexibilidad.
La primera operación necesaria en el trabajo de la piel animal tiene como objetivo su conservación. Una vez desollado el animal se realiza una primera limpieza de la piel
por el lado que estaba en contacto con la carne. Esta operación se lleva a cabo con útiles cortantes y se elíminan los restos de carne y grasa. A continuación se tensa la piel
para su secado o se conserva con sal. Para pieles de animales pequeños (como el conejo) puede llevarse a cabo sin útiles. Para pieles de animales grandes (ciervo, toro, caballo, etc.) se realiza con un filo cortante y un ángulo de trabajo bajo.
El movimiento es
de cortar rebanando, al tiempo que se estira la carne o grasa como desgarrándola. Los
100
IL riLO DE l ll CULTURII
~-'""do-
<•t&UnO.T. -~
mismo aunque con resultados variables: a nivel de la dermis,
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indios de Kentucky y Tennessee llevaban a cabo este trabajo
con un útil dentado de hueso por percusión. Los esquimales
eliminan
1~
gruesa capa de grasa de la piel de foca con raspa-
dores. En algunos yacimientos arqueológicos del Paleolítico
Medio de Rusia se identifica este trabajo por las huellas de uso
que se observan en raederas lfticas.
La siguiente operación que se documenta
en la Prehistoria es el raspado de la piel seca o remojada
para adelgazada, reblandecerla e igualarla. Si el raspado se
lleva a cabo con la piel tensada o en un soporte blando se
iguala la superficie pero también se consigue un sobado inicial. Para adelgazada es necesario que el filo raspe suficiente.
Si se utiliza un raspador lftico ha de estar recién retocado.
Los raspadores líticos se han utilízado para este trabajo
desde hace 30.000 años y algunos pueblos abodgenes como
los gurage de Etiopía, los indios de América del Norte, los
tutchki de Siberia, los esquimales y los indígenas de la
Patagonia y de Tierra de Fuego los han empleado hasta
fechas muy recientes. La forma de preparar la piel de maneUmpleu de lu piek s en M¡_rruecos.
ra doméstica en Andalucía en los años 50 del siglo XX incluía
el raspado con piedras abrasivas (areniscas o rodenos). De una manera similar se utilizaban las llamadas manos de las culturas Paleo-indias de Arizona.
La ceniza como aditivo se añade para absorber la grasa que haya quedado
adherida después del secado de la piel.
Otras formas de reblandecer la piel incluyen el sobado con los pies o con
ayuda de una cuerda o un tronco. La piel remojada se estira y se escurre. (figura de
jeroglífico con personaje sobando en un tronco). La.s mujeres esquimales reblandecen
las pieles masticándolas y añadiendo hígado de foca masticado para ayudar a su impermeabilización. La saliva actúa como agente curtiente.
El depilado se precede generalmente por un· baño en maceración en agua a la
que suele añadirse sustancias que ayudan a aflojar el pelo iniciando un proceso de
putrefacción algunos casos. La orina, las heces de animales.(por su contenido enzimá-
H ArROVECiiAMIENTO DE LA PIEL AN IMAL
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tico) y las cenizas contribuyen en este proceso. Es conocido el uso de cenizas para la
depilación entre los indios Crow y Pitt River y entre los pueblos germánicos y celtas
como agente alcalino. Posteriormente el pelo se arranca con la mano o con ayuda de
una cuchilla no muy cortante.
Los baños de maceración preparan la piel esponjándola para recibir las sustancias curtientes. Los baños en ceniza al igual que en cal provocan la disolución de
sustancias dérmicas que se transforman en sustancias amoniacales que favorecen el
esponjamiento. Es probable que este procedimiento no se haya empleado hasta
época neolítica pues requiere de una estabilidad en los asentamientos y de estructuras (recipientes o fosas) necesarias para los baños. La inmersión en agua, y el
sobado manual o con útiles y añadiendo alguna otra sustancia curtiente (raíces de
plantas o grasas) se consideran las acciones preparatorias al aprovechamiento de las
pieles en el Paleolítico. La presencia de ocre en muchos raspadores de este período
indica el uso de este mineral en el procesado de piel , bien como absorbente de la
grasa o como antiséptico. Únicamente el ahumado, que produce aldehídos, es un
proceso probable pero aún no probado por las evidencia.s arqueológicas.
La introducción de sustancias curtientes sigue a la maceración. Las raíces y
extractos de innumerables plantas contribuyen al curtido. ·Las más usadas en la
actualidad son de pino, zumaque, carrasca, encina, castaño, quebracho y mimosa. En
el Sáhara Occidental las pieles más finas se curten con corteza de sdari. Las instalaciones de maceración constan fundamentalmente de balsas, excavadas y enlucidas.
El curtido al aceite se documenta en Asia central con leche, grasas y yema de huevo
y en América con sesos.
Las evidencias arqueológicas, como la funda de puñal neolítica de Stade
(Alemania), o los cuencos de Schleswig (Alemania) y de West-Smithfield
(Inglaterra) apuntan al conocimiento del curtido en el Neolítico. En esta época y
hasta la introducción del curtimiento mineral por las culturas clásicas, la curtición
fue vegetal, al aceite o por ahumado. En el poblado de la Tene se observan estructuras de ahumado de piel.
Los procesos de preparación de las pieles varían en función del tipo de piel y
también de los usos a los que se piense destinarlas.
El uso del tejido vegetal se extiende en la Antigüedad y aunque la piel se
102
El FilO OE
u\ CULTURA
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emplee también, lo más llamativo es el artesanado de productos muy elaborados como el
pergamino. Sandalias, brazaletes
de arquero, arneses y riendas y
cuerdas para reforzar ruedas de
carros se encuentran en las tumbas egipcias. En las pinturas disponemos
de
verdaderas
descripciones de los talleres de
pieles.
El alumbre es ya conocido
como mineral curtiente en la
El cnl»lo dt plt! do los pueblos prlmla..,, rt~tl•·
do en ~ atto dtl rom.a.ndclttno.
Antigua Mesopotamia y la piel se emplea para cubrir cuencos, cajas y otros contenedores. Los objetos de piel están además decorados con pinturas y grabados. La
expansión del uso del alumbre durante la Edad Media se debe a los árabes.
La curtición al aceite es descrita por Homero y por Plinio. Dioscórides presenta la lista más larga que se conoce de vegetales curtientes. La corteza de roble y el
alumbre aparecen como curtientes en varios textos. La suela del calzado en Grecia y
Roma es de color negro a causa del empleo de óxidos de hierro para la curtición y la
aplicación de hollín. Los zapateros griegos llevaban el sobrenombre de "dedos pringosos" ya que aplicaban alquitrán de hollfn a las suelas. Las sandalias romanas halladas en las cercanías de Colonia están fabricadas con piel de toro, cerdo, cordero,
perro y caballo. En Roma las sandalias llevaban (como ocurre en la cerámica sigillata),
una marca del curtidor. La importancia del cuero en época clásica se manifiesta en la
especialización de los artesanos. En el Imperio romano habla fabricantes de correas
(/orariO, de arneses (capistrariO, de tiendas (tabernoculariO, de botas (utriculariO, de
escudos (scutoriO, de corazas (loriccoril), asl como de fundas para las botellas de vidrio
(ampulariO, además de los "coreorum incisores" que preparaban los recortes decorativos de los vestidos y las tablillas con inscripciones para los legionarios.
Aunque Ptolomeo escribe que el pergamino fue inventado en Pérgamo, en realidad desde el siglo VIII a.C los habitantes de Mesopotamia sustituyeron para su escritura
(l
ArROVICHAMilNTO Df LA rl!l ANIMAl
103
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las tabillas de arcilla por pieles de animales, aunque Pérgamo se convierte a part.ir del
siglo 11 a.C. en uno de los principales centros de fabricación del pergamino. Se utilizaban
pieles de cabra y cordero que se sumergfan en agua, se depilaban con orina, se tensaban
en bastidores y se frotaban con cal y arenisca hasta dejarlas pulidas. Las pieles de tambor
se elaboran de una manera similar tras ser sometidas a un curtido parcial con alumbre.
Respecto a los útiles, el raspador lítico prehistórico fue sustituido en época histórica por raederas metálicas de filo recto o ligeramente convexo. Los cuchillos para
descarnar presentan un filo cóncavo que se adapta bien al caballete, borriqueta o tabla
sobre el que se trabaja y poseen dos mangos de madera en los extremos para utílizarlo con ambas manos. Si su hoja no tiene filo se emplea para separar el pelo de la piel. El
batán y el mazo se emplearon desde la antigüedad para sobar las pieles. Accionados
por agua, animales u. hombres, estas instalaciones eran muy costosas y los curtidores
se asociaban (consortio) para montarlas y para adquirir los derechos de uso de un
curso de agua como fuerza motriz. En las curtiderías artesanas están presentes desde
la antigüedad los morteros de piedra, que se utilizan para machacar los vegetales o
minerales curtientes y los colorantes.
Las pieles se colorean y se adornan con bordados y pedrerías en Asiria, Babilonia,
Egipto y Fenicia. Más tarde, en el medievo, se produce un descubrimiento en la España
musulmana que da lugar al cordobán: piel de cabra, curtida a base de zumaque que solfa
ir teñida y decorada y que fue un producto de exportación de singular importancia
durante siglos.
La tenería artesanal se encuentra siempre concentrada en barrios e incluso en
las afueras de las ciudades por el olor repugnante que se desprende de los procesos
por ella realizados. Sin embargo los artesanos que trabajan las pieles ya curtidas se
encuentran en el núcleo urbano.
En ausencia de otra materia prima más
adecuada la piel se ha empleado a lo largo de la historia para otros muchos propósi·
tos: la velas de los barcos e incluso las mismas embarcaciones para la navegación fluvial y costera. Los e.squimales fabrican canoas (kayaks) con pieles de reno y de foca
curtidas con grasa. Las pieles de animales hinchadas se emplean aún hoy en día como
flotadores que atados a los arpones permiten perseguir a los animales en medios acuáticos una vez heridos.
104
ll FILO DI lA CULTURA
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La elaboración de la piel requiere de la aplicación de procesos técnicos elaborados y de larga
duración. La función a la que va destinado el cuero
implica una selección de estos procesos y de la
materia prima, ya se trate de pieles con pelo largo
o corto, de animales grandes o pequeños. No obstante, identificar las cadenas operativas de este trabajo suele ser complejo: las estructuras son
difíciles de identificar. El estudio de los escasos
objetos de piel conservados, de los útiles de trabajo y de los residuos susceptibles de conservarse en
las cubetas empleadas, son sólo el principio de la
reconstrucción de la historia de un aprovechamiento que surgió en los mismos inicios de la
hominización: cuando para el desarrollo del cerebro fue necesario disponer de proteínas animales
en la alimentación humana, los animales además
aportaron a la humanidad otras muchas materias
aprovechables, entre ellas la piel.
Blbllograna
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105
[page-n-107]
106
11 rilO OllA CUlTliM
[page-n-108]
CORTANDO HUESOS
...
LA TRANSFORMACION
DEL ESQ!)ELETO ANIMAL
}OSEP LWIS PASCUAl BENITO
Universitat de Valencia
n las comunidades humanas, los huesos de los animales consumidos suelen dese-
E
charse y pasan a formar parte de la basura. Sin embargo, algunos huesos son
transformados y convertidos en objetos de diversa índole. Desde la generalización de
la industria ósea en los albores del Paleolltico Superior (hace unos 40.000 años) hasta
nuestros días, aprovechando las materias duras animales se han realizado innumerables artefactos: armas para cazar y pescar, utensilios destinados a actividades muy
variadas, apliques para marquetería y mobiliario, piezas de juegos, adornos, amuletos,
iconos de carácter religioso y obras de arte.
El éxito que las manufacturas óseas han tenido a lo largo del tiempo se debe a la
concurrencia en esta materia prima de diversos factores. Por una parte, a las peculiares
caracterlsticas ffsico-quimicas que le proporcionan las sustancias componentes: las sales
minerales le aportan dureza y las fibras de colágeno le confieren cierta flexibilídad que
ayuda a resistir la tensión y a amortiguar los golpes. Por otra parte, la morfología de
algunos huesos, permite la obtención de matrices tubulares o alargadas que facilitan fa
fabricación de un gran número de objetos con escasa inversión de trabajo. Asi, se
constata entre los soportes de mayor arraigo en la industria ósea, los huesos largos del
endoesqueleto (metapodios, tibias, fémures y costillas) y las cornamentas, aptos para
fabricar objetos alargados. Otras partes del esqueleto se destinan de manera casi exclusiva para la confección de adornos, en muchos casos respetando la anatomía original,
caso de las piezas dentarias de diversos mamíferos, las vértebras de pez y otros huesos de morfología peculiar, como las falanges ungulares o los carpos de aves rapaces.
Además, salvo contadas excepciones, se trata de una materia abundante y de
fácil obtención. En nuestro ámbito geográfico, la gama de animales vertebrados de los
que se han aprovechado diferentes restos del esqueleto es amplia, tanto domésticos
CORTANDO ~iU ESOS: LA TRANSFORMACIÓN DEL ESQ!)ELETO AN IMAl
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[page-n-109]
(oveja, cabra, cerdo, buey y caballo) como salvajes (cérvidos, cápridos, carnívoros,
aves y peces).
Hasta la domesticación animal el abastecimiento del material óseo se efectuaba básicamente mediante la caza o, en el caso de las cuernas de cérvido, de la
recolección de las cuernas de desmogue. Con la entrada de la economía de producción se obtienen también con el aprovechamiento de la matanza de la cabaña
doméstica. A finales del neolítico se añade a estos sistemas domésticos de obtención el intercambio a grandes distancias para conseguir algunas materias óseas
como el marfil. En época romana, se sabe que eran los carniceros quienes, tras
sacrificar y despedazar el animal, revendían a los artesanos la piel, los cuernos y
algunos huesos, especialmente los metapodios. En época contemporánea, con la
industrialización, se constatan circuitos comerciales bien establecidos para la
obtención de algunas materias duras de origen animal, existiendo ejemplos de su
abastecimiento a gran escala, como la comercialización de esqueletos de ballena
durante el siglo XIX y primer tercio del XX, destinados a una floreciente industria londinense dedicada a la fabricación de cepillos, o la comercialización de algunos materiales de procedencia muy lejana, caso del nácar que abastecla a
comienzos de este siglo las fábricas de botones existentes en Ontinyent o Cheste
o, en la actualidad, las importaciones de asta de buey africano para la fabricación
de cachas de navajas en Albacete.
Instrumentos y t écnicas del corte óseo
En el proceso de transformación de las materias duras animales se han utilizado técnicas muy diversas a lo largo del tiempo, siendo aquellas que emplean la acción
de cortar indispensables en la mayor parte de los casos.
También han variado con el tiempo los instrumentos de corte empleados con
el material óseo, si bien han sido prácticamente los mismos utilizados para cortar otras
materias naturales. Hasta la introducción de medios mecánicos de corte y fresado, la
talla del hueso se ha realizado de forma manual con instrumentos cortantes, primero de
piedra tallada (buriles y útiles con filo) y posteriormente pulida {hachas, a.zuelas y cinceles). A ellos se une, a partir dellll milenio antes de nuestra Era, la sierra metálica. Ésta y
108
H FILO 0[ lA CULTUI\A
[page-n-110]
otros instrumentos metálicos que aparecen a partir de ese momento (diversos tipos de
sierras, serruchos, cinceles, gubias, escoplos, taladros, limas,...). facilitarán en gran medida la acción de cortar hasta que, en los últimos siglos, la mecanización de los instrumentos de corte haga que sea mínima la inversión de energía necesaria para esa operación.
Salvo en algunos oficios que producen materiales de lujo como la eboraria, por
lo general no se trata de útiles de corte espedficos para la industria ósea, sino que se
emplean instrumentos polivalentes. Tradicionalmente, en el ámbito doméstico la
misma sierra ha sido empleada para cortar hueso, madera y otros materiales. El caso
de la navaja es ilustrativo al respecto. Con ella, los pastores comen y realizan innumerables funciones, entre las que figuran el trabajo de la madera, la cuerna o el hueso.
Cada etapa de fabricación necesita de la utilización de las técnicas apropiadas
en función del objeto a realizar y de la materia prima elegida. Para la obtención de
matrices óseas los tipos de corte más empleados son el longitudinal y el transversal,
según su dirección siga el eje más largo o más corto del hueso.
Con el corte longitudinal se obtienen matrices alargadas de forma regular
con el fin de economizar el trabajo de acabado de los útiles a fabricar.
A lo largo del paleolítico, una de las técnicas más corrientes para la confección de
puntas óseas o azagayas es el doble ranurado, que consiste en la obtención de una varilla
realizando dos profundas incisiones paralelas y convergentes a lo largo del hueso o cuerna.
Esta técnica, aplicada a la cuerna de ciervo, la encontramos también en momentos posteriores. A finales del neolítico, en la industria ósea de la Ereta del Pedregal (Navarrés), se
constata una intensa explotación de la cuerna de ciervo para la fabricación de diversos útiles, gran parte de los cuales están confeccionados a partir de varillas de la corteza de la
cuerna: puntas y azagayas, alisadores, cinceles y puñales. En la cuerna de ciervo, el corte
longitudinal se efectúa en el tallo central siguiendo el sentido natural de las fibras y aprovechando los surcos que posee en la superficie. Aunque en la mayor parte de los casos las
señales de abrasión y frecuentes pulidos que presentan las piezas en los bordes, han borrado las señales que podían indicarnos la técnica utilizada para la extracción de las varillas, en
algunos ejemplares se observa que la varilla se extrajo por medio de dos ranuras longitudinales y paralelas realizadas con instrumentos de sllex, y posterior percusión en las mismas
con un cincel para extraer la superficie exterior dura del tejido medular interior del asta.
CORTANDO ltUESOS: lA TRANSfORMACION Dfl ESQVFUTO ANIMAl
109
[page-n-111]
Durante el Neolítico y hasta
la Edad de Bronce, el corte longitudinal se aplica también sobre huesos
largos con objeto de dividirlos en
dos mitades simétricas, a partir de
las cuales es posible la obtención de
dos o cuatro punzones de cada
hueso. La efectividad de esta técnica
queda patente en las colecciones del
S.I.P. procedentes de la Cova de I'Or
(Beniarrés), Cova de la Sarsa
(Bocairent) y Ereta del Pedregal. En
estos yacimientos se eligen para tal
[Xutfo dt los corttl trantvtl'ltlu de UN diiflsh
prtp¡r.ada la obtención de anillos. Con de tes
Cendres. N•fdco.
fin metapodios de oveja o de cabra pertenecientes mayoritariamente a animales adultos, con la polea articular perfectamente cementada. La separación longitudinal de los
metapodios en dos mitades se efectúa, bien mediante repetidas incisiones en los canales naturales que recorren longitudinalmente ambas facetas del hueso hasta producir un
amplio surco, o bien por abrasión en las mismas. Tras esta operación destinada al adelgazamiento de dos caras opuestas del hueso, se separan las dos mitades por percusión
indirecta con la ayuda de un instrumento biselado (cincel de hueso ?) sobre la faceta
adelgazada previamente, se alisan los bordes de la fractura y se confecciona la punta
mediante abrasión o ra.spado y se pule la superficie, llegando en algunos casos a la regularización de la media epífisis conservada.
Posteriormente, la utilización de sierras metálicas hará que las técnicas de
obtención de piezas alargadas o varillas óseas mediante corte longitudinal sean más
efectivas, produciéndose un exhaustivo aprovechamiento de la materia prima. En
época romana, se estima que a partir de radios, húmeros y tibias de bóvidos, se obtenían de 1O a 15 varillas de cada hueso, y de un animal entero un centenar, con las cuales se facetaban agujas de coser, punzones y agujas para el cabello.
Otro tipo de corte muy extendido en la industria ósea es el corte transve rsal
al eje mayor del hueso. Con esta acción se obtienen formas o preformas de útiles y
11 Q
l l riLO 01 LA CULTURA
[page-n-112]
adornos. Así ocurre con las diáfisis de los huesos
largos y con las cornamentas, cuya particular morfología permite la obtención de porciones cilíndricas
que, según su tamaño, pueden convertirse en tubos,
mangos, anillos, cuentas de collar o matrices para
otros objetos.
Durante la prehistoria el aserrado transversal se
efectúa mediante un movimiento en vaivén del filo
lítico contra la superficie ósea, para producir una incisión continua o surco a lo largo de su perímetro.
Desde etapas tempranas del PaleoHtico Superior se
confeccionaron flautas a partir del seccionado de los
extremos de huesos largos de aves. Posteriormente,
los primeros agricultores, con porciones diafisarias de
fémur de ovicaprinos y de otros rumiantes fabricaron
anillos, con huesos largos de pequeñas aves y de
Hallic.. ""' 11 obt...a~>n do .,...... c-. do rOr.
N
conejos confeccionaron cuentas de collar cilíndricas,
o con huesos largos de grandes rapaces obtuvieron largos tubos, como los procedentes
de las cuevas de I'Or y de Sarsa. Además, en Ereta, mediante eliminación de uno de los
extremos de huesos largos, se confeccionaron mangos para leznas óseas y metálicas.
En la industria ósea neolítica sobre cuerna de ciervo, con el seccionando transversal de los candiles se fabricaron percutores para la talla lftica y mangos que, en gran parte,
conservan la inclinación propia de cuerno. Los mangos de cuerna son instrumentos que
requieren también el vaciado de la masa esponjosa interior: Las primeras comunidades
aldeanas emplearon diversas técnicas para el seccionado transversal de la cuerna, siendo
las más frecuentes el aserrado perimetral para su progresivo adelgazamiento o la realización de una doble muesca en las caras opuestas, ambas producidas por un filo de piedra
tallada y posterior rotura por flexión. En menor medida se utilizó el tallado mediante percusión lanzada con la ayuda de una azuela de piedra pulida
A partir de la Edad del Bronce se inicia el comercio de marfil en bruto por medio
de porciones transversales de colmillo de elefante. En algunos talleres como el docu-
CORTANDO HUUOS: lA TllANSrORMACION OH fSQ!JflETO ANIMAL
111
[page-n-113]
mentado en la Mola d'Agres, estas
porciones eran aserradas también
transversalmente para obtener brazaletes, o bien se cortaban en otro sentido confeccionando placas para
facetarlas en colgantes o en matrices
prismáticas, las cuales volvían a ser
seccionadas para fabricar botones.
Posteriormente, los artesanos
Iberos y romanos fabricaban bisagras
y cilindros moldurados utilizados
como elementos de mobiliario, realizando ligeras modificaciones o aplicando el torno a porciones diafisarias de huesos largos, sobre todo de metapodios.
Algunos armarios encontrados en villas romanas requerían alrededor de 2,80 metros de
hueso, aproximadamente la longitud que se puede obtener de los huesos largos de cinco
o seis bueyes. Los romanos, además de mangos cilíndricos confeccionados con candil de
ciervo, fabrican también mangos de navaja o cuchillo plegable, con una ranura longitudinal y perforación para sujetar la hoja.
En los últimos siglos de nuestra Era, los pastores de muchas regiones peninsulares, mediante el aserrado transversal de los cuernos del ganado bovino obtenían elementos cónicos y troncocónicos que transformaban en recipientes o instrumentos
sonoros, muchos de los cuales se decoraban a punta de navaja o de punzón con inscripciones de propiedad, o bien con figuras geométricas, imágenes o emblemas religiosos, temas míticos, astronómicos, animales, vegetales, construcciones y edificios
famosos, objetos y símbolos y escenas cotidianas o festivas.
En todas la épocas y en determinados casos la combinación de cortes sobre el
hueso se muestra muy efectiva. Asf ocurre cuando los artesanos contemporáneos han
cortado longitudinalmente una diáfisis de hueso largo obteniendo varias tablillas alargadas que, se cortandolas transversalmente se han convertido en porciones rectangulares similares, aptas para su empleo en fichas de juego.
11 2
(l 11 10 0[ LA CULTURA
Botontt y col¡antti do ~Nrfil M dNtrsi J. fu es de
fabricad/A Mot. d 'A¡ro~ Edad dtlll
[page-n-114]
Ot ros tipos de corte de la industria ósea se emplean
para obtener formas concretas, afilar o regularizar los
bordes, vaciar partes del hueso o para perforarlo.
Durante la prehistoria ha sido habitual el modelado de
discos mediante el corte manual con útil de piedra tallada efectuado en sentido circular sobre un soporte óseo
plano, tal como se constata en los rodetes paleolíticos a
partir de omoplatos de rumiantes, o en discos óseos
neoliticos realizados a partir de cráneo de oveja. En
época romana se produce una innovación que facilita la
fabricación de discos óseos: el taladro dentado circular.
Este ingenio se encuentra bien documentado con posterioridad como taladro para botones o rosarios. En niveles de la Baja Edad Media de León, se hallaron unos
doscientos huesos perforados, restos de la fabricación
de cuentas de rosario o de collar. Se trata de huesos largos cortados en tablillas rectangulares con una sierra
delgada y. posteriormente, perforados de forma bilateral con una broca metálica con punta de centrado y laterales cóncavos de recorte más cortos que la primera, o
con un taladro de arco para la extracción de la cuenta, la
cual posee un aspecto bitroncocónlco y una perforación
Achts de juego de Casino. tpou concemporine~
central. Las tablillas presentan un aprovechamiento
exhaustivo de las mismas, llegando incluso a solaparse las perforaciones. La confección
de discos deja de hacerse de manera individual con la industrialización, a partir de la
generalización de taladros múltiples impulsados por energía eléctrica, máquinas que
producen al unisono un gran número de discos de una placa ósea, realizando al mismo
tiempo su molduración y, si es necesario, las perforaciones.
Así mismo, pueden incluirse otras técnicas de corte óseo:
Pequeños cortes transversales realizados en los bordes de la pieza con un filo
de piedra tallada, con el fin de ayudar al adelgazamiento de la superficie a regularizar.
CORTANDO HU ESOS' LA TRANSFORMACIÓN DEL ESQJ)ELETO ANIMAL
113
[page-n-115]
Durante el Neolítico se observa el uso de esta técnica para afilar
punzones y para regularizar los bordes de los alisadores sobre
varilla de cuerna.
El vaciado, o eliminación de una parte de la materia con el
fin de obtener un hueco. Esta técnica se emplea en la confección
de las palas de las cucharas y en el orificio de los mangos de cuerna de ciervo. En el primer caso, el vaciado se efectúa mediante
múltiples incisiones de instrumento lítico por las que se va eliminando materia ósea de la superficie a adelgazar. En el segundo, se
aprovecha la propia estructura de la cuerna, vaciando la parte
medular esponjosa con la ayuda de un punzón de hueso o de un
cincel óseo o lftico y dejando la corteza calcificada de su superficie.
Por último, también puede incluirse la perforación como
un modo especial de corte. Las perforaciones del material óseo se
han realizado durante la prehistoria mediante diversas técnicas,
algunas de las cuales aparecen combinadas en la misma pieza:
abrasión, incisión, percusión directa o indirecta, vaciado, presión y
rotación de un taladro o perforador de sílex, que pueden ser
accionados directamente con la mano o formar parte de un instrumento complejo (taladro manual o de arco).
-0.
..... clt CIIChono ..... que •• . - . , bs lnchloneo
dd ...-c.... clt b S.....
Los a rtífices del corte óseo
El trabajo del hueso durante la prehistoria es, salvo excepciones, una tarea
doméstica en la que todos los miembros adultos de la comunidad se autoabastecen.
No parecen existir artesanos a tiempo total. En las sociedades cazadoras-recolectoras
la práctica totalidad de la producción ósea se elabora en el seno del grupo en función
de las necesidades del momento. Durante el Neolítico los objetos de hueso siguen realizándose en el seno de la unidad familiar, pero las grandes cantidades de material en
proceso de fabricación y de objetos acabados documentados en algunos yacimientos,
permiten pensar en la existencia de algunos artesanos en vías de especialización que
producen objetos destinados al intercambio. Desde la Edad del Bronce se constata la
114
! l fiLO DI LA CUlTURA
[page-n-116]
aparición de pequeños talleres de eboraria
especializados en la fabricación de elementos de ostentación, con el fin de atender la
demanda de productos exóticos por las
nacientes élites sociales. Se empieza a producir, no solo para el autoconsumo, sino
para la acumulación de excedentes que se
puedan comerciar.
A partir de época romana, en las
urbes del Imperio se difunden la técnicas y
modos de explotación económica en todos
los sectores productivos. Si bien en las fuenAniOos de hueso. Cova de I'Or. Neolldco.
tes escritas existen escasas referencias
sobre el trabajo del hueso, la investigación arqueológica ha detectado la existencia de
talleres fijos y de talleres ambulantes. En las ciudades romanas, los talleres que trabajan
con el hueso se encuentran en la zona artesanal o próximos a ella. Esa actividad se
encuentra bien integrada en la trama artesanal urbana, justificada en algunos casos, por
la vecindad los ebanistas, a los que surten artesanos especializados en el moldurado del
hueso. Son ya artesanos a tiempo total, existiendo entre ellos ciertas diferencias, pues
los que tornean el hueso requieren de un grado de cualificación profesional y un equipamiento material superior a los que tallan y facetan las agujas. Los primeros utilizan
los metapodios para fabricar elementos torneados y bisagras, mientras los segundos
se servían de radios, húmeros y tibias para la fabricación de agujas y punzones. En algunas ciudades, aparte de los talleres para consumo local, existen otros altamente especializados cuyos productos se destinan a la exportación. Otra modalidad laboral es la
de los artesanos de los talleres ubicados en los campamentos militares romanos. Allí
elaboran con material óseo objetos muy diversos, de adorno y vestuario, utensilios,
fichas de juego y, sobre todo, una serie de piezas de la panoplia militar, para empuñaduras de puñales y espadas, para los arcos o para frenos de bocados de caballo.
Durante la Edad Media se producen escasos progresos técnicos en el ámbito
artesanal. El taller de carácter familiar sigue siendo la unidad mínima de producción.
CO ~T"NDO
HUESOS: l A TI\ANSFORMACION DEL ESQI,IELETO ANIMAL
115
[page-n-117]
Algunos gremios de artesanos, relacionados con la ornamentación y el vestido o dedicados a la elaboración de objetos de culto o devoción, como los azabacheros, podrían
asimismo haber realizado tareas en materiales óseos, como la elaboración de cuentas
de rosario o collar, botones y otras labores. Como sucedía en época romana, los talleres que trabajan el hueso en las ciudades medievales, siguen ubicándose en la cercanía
de las carnicerías. Existen también durante el medievo algunos talleres de eboraria
ubicados en monasterios, cuyos artesanos son los monje.s y que se dedican a la fabricación de objetos artísticos de carácter religioso (esculturas, arquetas, cruces y otros
objetos de uso litúrgico), desarrollando en ocasiones una iconografía de tipo narrativo
con escenas de carácter evangélico o de milagros de santos.
Tras la puesta en explotación económica de los nuevos dominios americanos,
se iniciaran en los reinos peninsulares algunas producciones artesanales en materia
dura animal destinadas a satisfacer las necesidades de nuevas modas profanas. Es el
caso de las tabaqueras de asta, pequeñas cajas de forma oval o circular para guardar el
tabaco en polvo, cuyo uso se desarrolla en los reinos peninsulares a finales del XVI y
principios del XVII, siendo su época de mayor auge, abundancia y uso el siglo XVIII y la
primera mitad del XIX.
En época contemporánea pueden distinguirse varios tipos de ámbitos productivos relacionados con el trabajo del hueso: la artesanía individual, la producción de
pequeños talleres y la fabricación en serie de las grandes industrias.
Con frecuencia, en diversas regiones peninsulares han sido los pastores los
autores de una serie de labore.s artesanas en madera y en diversas materias animales,
entre las que se encuentra la cuerna y el hueso, con los que han fabricado utensilios
para su uso personal (cubiertos, recipientes, cerilleros). amuletos de carácter profiláctico y defensivo, y otros objetos para regalo, generalmente femeninos, como carretes
para hilos, agujas o alfileteros cillndricos con tapón de rosca.
Gran parte de la producción ósea contemporánea se realiza en empresas de
carácter familiar con pocos asalariados. En algunas regiones, talleres de taxidermistas
situados en zonas donde abundan los ciervos, aprovechan las patas de la piezas para
fabricar perchas y las cuernas obtenida.s del desmogue para confeccionar lámparas y
empuñaduras de armas blancas.
11 6
fl fi LO Df LA CU LTURA
[page-n-118]
Un caso aparte lo constituye la producción en
masa que generan los complejos fabriles . La revolución industrial hizo posible un gran incremento de la
productividad del trabajo humano debido entre otros
factores a los cambios tecnológicos. Las nuevas
máquinas y las nuevas fuentes de energía provocaron
que los procesos de manufactura del hueso alcanzaran en algunos casos dimensiones notables. Sirva
como ejemplo una compañía londinense que, en
1870, fabricaba 9.000 cepillos de hueso a la semana,
utilizando para tal fin los huesos largos de unas 600
cabezas de ganado vacuno.
El uso industrial de las materias óseas sufrirá un
gran descenso en Europa hasta su casi total desaparición a partir de la introducción de las sustancias
plásticas derivadas del petróleo en los años treinta
f ld111 el« doMinó rt;altudu a pudr de UN ciil'i·
14, de hutso br¡o de ¡r~n rumiante. t:poc-1 COf'l.•
ttmpodnu.
del siglo XX. El plástico es un material de producción fácil y muy barata y, sobre todo, de gran versatibilidad, al poder reproducir cualquier forma e imitar texturas y colores. Por ello, desde su aparición se utilizó
comercialmente para imitar materiales entre los que figuran el hueso, el marfil y la
cuerna. Sin embargo la utilización de materias duras animales subsiste en la actualidad
ligada a industrias muy específicas como la navajera y a una escasa producción artesanal, centrada sobre todo en la confección de adornos.
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CORTANDO HUESOS: LA TRANSFORMACIÓN O[l ESQVELETO AN IMAL
117
[page-n-119]
118 l l fiLO Df LA CULTURA
[page-n-120]
CORTAR LA ROPA DE OTRA MANERA
RUTH Of LA PUERTA ESC/I./8ANO
Museu de P~hi>16ria 1de le$ Culturo de Voléncia
D
esde el momento de la aparición de la moda en el vestir como resultado del
desarrollo de la vida urbana en Occidente en el siglo XIV. el traje femenino
aristocrático ha cambiado a un ritmo mas rápido que en épocas anteriores. El traje
masculino aristocrático, sin embargo, exceptuando los siglos XIV y XV, ha permanecido mas perezoso a los cambios de la moda. El atuendo popular apenas ha sufrido variaciones si no eran las impuestas por las necesidades laborales y geográficas.
Solo desde el siglo XVIII se puede hablar de un despertar del traje popular en versión " Fiesta" hasta el punto de calar en las clases superiores, dando lugar al fenómeno hispano del majismo, por el que los traje.s llevados por las majas y majos
populares eran copiados por la aristocracia para ir a la iglesia o andar por la calle, ya
que para asistir a fiestas, estar en casa o ir en carruaje, usaban los trajes franceses. '
Desde entonces hay que e.s perar a la segunda mitad del siglo XX para ver a la.s clases sociales medias e inferiores pertenecientes a las "tribus urbanas" volver a inspirar la moda de las superiores; pero el contexto cultural ha cambiado. Si en el siglo
XVIII no había un intento de diferenciación social por parte de las clases sociales de
abajo, antes al contrario, normalmente emulaban a las de arriba, en el siglo XX las
tribus urbanas han pretendido distinguirse a toda costa del resto de la sociedad,
incluidos los miembros de otras tribus urbanas.
Asf las cosas, los sastres y diseñadores junto a la clientela, han sido unos de
los responsables de los cambios de los estilos de moda. Dado que la clientela que
pagaba ha pertenecido a la clase alta, estos sastres y diseñadores la han tenido
1 LEIRA SÁNCHEZ Amclla., El I!O}e en
el rtinodo de Corlos lll, dentro del cat~lo
go " Moda en sombras". Ministerio de
como público objetivo, hasta que en la segunda mitad del siglo XX una corriente de
gente joven inglesa y americana ha pretendido desgarrar el modo de vestir general
Cultura. l'n l. P. 18.
CORTAR tA ROrA DE OTRA MAN ERA
119
[page-n-121]
y determinados sastres y diseñadores se han puesto a su servicio, cortando la ropa
de otra manera, creando una antimoda.
Es mi intención, por tanto, en este artículo explicar cómo los sastres han
mejorado la técnica del corte de la ropa dirigida a las clases sociales elevadas a
través de los tratados de sastrer!a y cómo después los jóvenes de las tribus urbanas han creado una antimoda desde la calle, que será luego asimilada por los diseñadores de moda internacionales y valencianos para vestir a gentes de cualquier
condición social.
Los artífices de La moda
En la sociedad Moderna de los siglos XVI, XVII y XVIII, más bien la aristocracia hispana es responsable de llevar un estilo de traje a la moda, generalmente de
influencia extranjera (italiana, francesa, inglesa), lleno de glamour y ostentación que
resultaba bastante incómodo- excepto la moda de estilo Imperio- y constituía el
blanco de la mirada de los teólogos,2 que no cesaron de tacharlo de vanidoso e
indecente en los memoriales que escribían por encargo de los propios reyes y a la
par era objeto de la mirada de los dibujantes satíricos de la prensa sensacionalista
decimonónica. Me viene a la memoria, por ejemplo, el verdugada de siglo XVI, el
guardainfante y los qui(queme/es del XVII, el miriñaque del siglo XVIII y la crinolina del
siglo XIX. Bien es cierto que el tipo de vida urbano de entonces requería este tipo
de atuendo para ser lucido en las ocasiones apropiadas, como eran las fiestas civiles
cortesanas, las fiestas religiosas; los bailes de máscaras y saraos; la ópera y el teatro,
la Iglesia y los momentos de asistencia a lutos; las hora del té y café; los juegos de
cartas; las fiestas en hoteles y paradores; las presentaciones en sociedad; los toros,
actos estos que llenaban el tiempo de ocio de los aristócratas (siglos XVI, XVII,
XVIII) y burgueses (siglos XIX y XX).
Naturalmente los sastres de la Edad Moderna han mejorado la técnica del
corte de los trajes de la alta élite social por medio de los tratados de sastrería. El
primero escrito en Europa pertenece a un sastre anónimo milanés de mediados del
siglo XVI.3 El sastre ha retratado a varios de sus clientes de la alta sociedad italiana
y española y ha dado varios patrones sin medidas de tiendas de campaña, ropa civil
120
2 En el libro Historio del Gremio de sostres y modistas, publicado por el
Ayuntamiento de Valencia en 1997, he
presentado las opiniones de los teólogos de los siglos XV. XVI y XVII acerca
de la introducción en España de trajes a
la moda extranjera. PP. I75 - 178.
Asimismo he analizado los memoriales
del siglo XVIII en el articulo Modo,
moral y regulod6n jurídico en época de
Goya, "Ars Lo nga ", 7-8, 199697.PP.205-213.
3 El historiador Saxl fria ha escrito un
articulo titulado Cosrumnes ond (esrivols
o( milonese society under Spanish rule,
publicado por la British Academy en
1937, en el que informa acerca del contenido del método de corte del sastre
milanés, de los autores de los textos y
presenta algunos de los patrones.
[page-n-122]
de mujer y hombre, ropa eclesiástica y militar. El primer tratado publicado en Europa es
el del hidalgo alavés Juan de Alcega, que lo
escribe con el objeto de que los aprendices
de sastre mejoren el oficio4 y economicen
gastos de producción.5 En el método de
corte, el autor ha presentado los patrones
correspondientes a banderas de guerra, tiendas de campaña y la moda del momento lucida por el alto estamento social, dando las
medidas más elementales en varas, medida
de medición lineal, añadiendo a veces una
letra delante de la "b" de "bara", como la "o"
(ochava), "s" (sesma). Estas letras en minúscula indican la cantidad de tela que se debe
cortar: un octavo de vara, un sexto de vara.
Por otro lado, cada pieza del patrón se define
por una lfnea continua que indica por donde
se debe cortar el tejido con las tijeras, mientras que cada pieza menuda denominada
"cuchillo" se señala con una línea punteada.
Gnb¡do l.,&lk de 1824 ttpr"eStntando a un A-stre
corundo un trozo de telido. Al fondo, ofldalu
cosiendo (Biblioteca Nacioul. Madrid).
Junto a las líneas se anotan letras del alfabeto
en mayúscula que se repiten en otras partes del patrón para informar que esas piezas deben situarse juntas al coserlas. Además, Alcega ha dado soluciones a problemas de metodología laboral que afectan a los sastres, como el no saber ni medir ni
4 ALCEGA Juan .,Geomerrlo y
uozo.Guillermo Drouy. Madrid. 1580 y
1589. Fol. 2 v•.
5 BEAN Ruth., Toilor's partern book (fac·
simile de la primera edición del libro de
Alcega en 1580) Carlton, Bedlord:
1979. P. 10.
6 FREYLE Diego.,Geomelrío y lra~o.
Fernando Dieat. Sevilla. 1583. SEGOVlA Balcasar.. Geameuío y tro~o. Esteve
Libreros. Barcelona . ROCHA
Francisco., Geometría y tro"o.Patricio
cortar bien el tejido. Este método tan rudimentario constituyó un gran avance en la
época por cuanto suponía abandonar la mentalidad medieval de guardar celosamente los secretos técnicos y ayudaba a perfeccionar el sistema de enseñanza y
aprendizaje de la profesión de sastre, al poder cortarse prendas en serie a partir de
las medidas del cliente. Además sirvió de base para los tratados elaborados por los
sastres españoles posteriores'. que introdujeron pequeñas mejoras técnicas en
Mey. Valencia. 1618.
CORTAit LA ROrA DE OTRA AIANli\A
121
[page-n-123]
algunos trajes concretos y copiaron la mayoría de las trazas, aunque ya estaban
pasadas de moda, pero eran exigidas en los exámenes de los oficiales para acceder
al grado superior de Maestros.
La mayoría de los tratados españoles influyeron en los sastres austríacos y
alemanes del momento, quienes incluyeron además de patrones para gente de la
aristocracia o del clero los populares, pero no fueron publicados.'
Un nuevo paso en la manera de representar los patrones se dio en el siglo
XVIII a raíz de la Enciclopedia francesa de Diderot y D'Aiambert, ya que ésta ha
mostrado el patrón de trajes al uso junto al figurín correspondiente.• En el siglo
XIX se han publicado en Inglaterra y Francia numerosos métodos de corte para la
alta élite social que abrfan una nueva fase en la representación técnica de los patrones en serie, base de los métodos de corte manuales del siglo XX a partir de unas
medidas concretas, ya que los autores han explicado la manera de sacar el patrón,
señalando cómo tomar las medidas al cliente y cómo se aplicaban al patrón. En
Valencia los sastres del Gremio se han basado en el método del francés Lavedaze de
finales del siglo XIX' y en el método del alemán Müller' 0 de 1926 explicado en su
Academia de Munich. Desde la segunda mitad del siglo XX, numerosos métodos
han continuado la tradición expositiva anterior con alguna novedad. El Método de
Aubele" sobre la confección de la americana moderna ha aportado fotografías del
proceso de construcción de la americana junto a la explicación de los patrones. La
Sociedad catalana "La Confianza" ha elaborado un Tratado Enciclopédico del Arte
Sartorio/ (Sif) que inclufa una historia del traje universal, anotaba nociones de geometría y la manera de tomar las medidas al cliente antes de presentar los patrones.
Han intervenido en la redacción cinco sastres (Francisco Sitjar, Eugenio Bocciolesi,
José Ribas Igual, Claudio Puigvert y Juan Rabat). Actualmente el método de corte
manual más usado por las modistas es el Martf de Barcelona. Y el método industrial
más usado es el inventado por Andrés Espert Cifre de Valencia, inspirado en los de
Lavedaze y Müller. Naturalmente cada maestrillo tiene su librillo, es decir, cada sastre o modista valenciano ha aprendido la técnica manual de otros sastres o modistas regionales o extranjeros, adaptándola o mejorándola a su criterio. Igualmente
hay modistas que mezclan la técnica manual con la industrial.
122
H riLO DI lA CUtTUM
7 Los únicos métodos de corte publica·
dos en la época Moderna fueron los
espa~oles, al decir do lngeborg
Petrascheck·Helm en su libro Flguriene
noch olten Schnitt &:ichem. Katalog zur
Ausstellung des Sudmuseum. Linz:
1968.P. 13.
8 La parte que la Enciclopedia francesa
dedica a la moda ha sido eswdlada por
Cario Rocella en el libro lo Modo e
l'Ablglíomento.Grablello Mazzota
Edltore.
9 LADEVEzE F.,Curso de corte del sastre
de Porls. Oficinas del Museo de los sas·
tres Ilustrado. Parls. (SIF).
10 MÜLLER Francisco Javier., Arte del
corte de sostrerlo poro caballeros.
Ocutche Bekleldungs·Akademle
M.Müller. Munich. 1926.
11 AUBELE. L Método próako sob~ lo
con(ecdón de lo americano moderno. Ed.
Aubele. Barcelona. (SJF).
[page-n-124]
La antimoda. Otra manera de cortar
Si hasta el siglo XX los sastres han marcado la moda y desde principios del
mismo han compartido protagonismo con los diseñadores, desde la segunda mitad
del XX, los jóvenes de las clases inferiores o medias, por primera vez en la historia
del traje, han desgarrado los cortes tradicionales de la ropa desde la calle -no desde
el taller de un sastre o diseñador-, creando una forma de vestir popia, una antimoda, causando el fenómeno social de las "tribus urbanas". Todo empezó en las calles
de las ciudades británicas más importantes, con Londres a la cabeza en el Soho, y
Nueva York. Asociados a tendencias musicales y a una manera de pensar diferente,
pretendían diferenciarse del resto de la sociedad también por la manera de vestir.
En los años cincuenta, el Soho fue el refugio de los grupos marginales, de los
inmigrantes sobre todo italianos que allí vivían. Los cafés pronto se convirtieron en
los puntos de encuentro de una sociedad no conformista. Los teddy boys junto con
los motoristas (los leather boys) constituyeron las primeras tribus como tales.
Incluso se consideraba teddy a todo aquel que se saliera de los cánones. El look de
los teddy, proveniente de la época de Eduardo VIl ( 1901-19 1O) ha pasado a la historia por el "edwardian suit" (levitas con solapas, chaleco de fantasía, corbata de lazo
y zapatos de suela de crepe). La pinta de las teddy girls venía definida por los llama-
tivos colores (rosa uno de los preferidos), las faldas abultadas con canean, la cintura de avispa, las colas de caballo, las medias de red y los calcetines con zapatos
planos. Pronto ciertos diletantes de las clases altas londinenses, horrorizados de
tanta austeridad, pretendieron hacerse notar llevando este atuendo pero, en vez de
calar en otros aristócratas y burgueses, influyeron en la "working class". 11
Contemporáneos de los teddy boys, los /eather boys se identificaron con
Marlon Brando en "The Wild One" y copiaron su cazadora de cuero con tachuelas
12 THE SWINGING CAT.,los doce lli·
bus urbanos. Mondo Brutto. P. 53 .
y cremalleras. 11 También vistieron los vaqueros Levi's, icono del cow boy americano
Acerca de la ropa de los primeros
roquers, véase también el libro de
Margarite Rivíere Diccionario de lo
Modo.Grijaibo. 1996. P. 234.
13 HAOINGHAM Julie., Key moments in
(oshlon. The evolutíon o( sty/e.Humaira
Husain.I 998.P. 98.
14 RABADAN Manuela .. Grupo Sóez
Merino. Edita Grupo Sáez Merino. l998.
P. 9.
inmortalizado por estrellas de la pantalla gigante (Marlon Brando, James Dean o
Marylin Monroe). Así vestidos, subidos en una ruidosa y rápida moto, escuchando
rock and rol/, los leather boys se sentían mas libres, impulsando una nueva manera de
sentir y protestando contra la mentalidad puritana imperante.'•
A finales de los cincuenta, los clubs mas populares del Soho: "Fiamingo", con
CORTAR LA ROrA DE OTRA o\IAN(RA
123
[page-n-125]
rhytm and blues y soul jazz de un Ray Charles
y "Roaring Twenties", de música jamaicana,
acogieron a los mods, diminutivo de modernista, que derivaba de modern jazz, la música
que escuchaban unos grupos de clase media
compuestos principalmente de judíos de los
alrededores de Londres dedicados a la sastrería, que pretendían diferenciarse de los
beatniks, que oían jazz de toda la vida. Estos
querían vestirse bien con trajes zoot suit a
medida, de corte limpio por influencia de
Francia e Italia, pulcras camisas y corbatas
estrechas, dado lo fácil que resultaba para
ellos confeccionarlos, aprovechando las sastrerías familiares . El fin era dejarse ver en los
bares nocturnos a los que acudían subidos,
no en una moto grande porque se ensuciaban sino en una pequeña, el scooter de marca
Lambretta. Luego, por influjo americano, los
mods decidieron tener dos atuendos: el de
lujo, (chaqueta de tres botones con pantalón
a juego y una gran diversidad de zapatos) y el
de faena (polo Fred Perry, vaqueros "Levi's" y la famosa parka o cazadora verde del
Vtnido en tela de hnc.ui.a, con ~ puesu.s a
modo de amw:Jura, disefttdo pot' AtiN. Culou
(1000. 'hltn
ejército americano). Inauguraron la moda unisex actual. Las chicas iban con pelo
corto o a lo Cleopatra, cara blanca y ojos pintados de khol adornados con pestañas
postizas. Tomaban anfetaminas para pasar los fines de semana bailando y se peleaban con los rockers (teddy boys y leather boys) en las playas del Sur de lnglaterra.'s
A la explosión mod de los sesenta es posible que se deba lo que ha venido
después: el verdadero boom entre 1964 y 1966 de la música pop (Bowie, los Beot/es)
y el arte pop (Hockney, Warhol), la revolución de la moda pop en Carnaby Street16
con la mini falda de Mary Quant' 7; el movimiento hippy que escuchaba al grupo
124
H riLO DI lA CUlTURA
1S BANDR~S Marlbel .• El vestido y lo
modo. u rousse. 1998. P. 308.
16 THE SWINGING CAT.. op. cit. P. SS.
17 HADINGHAM Julíe .•op. cit. P. 112.
Mory Quon< tambib> se inspiró en la ropa
de las estudiantes il1giesu de la aBe.
[page-n-126]
Greate(ul Dead o a janis joplin; las drogas; la música psicodélica de un Velvet
Underground o 13th Floor Elevators, el arte Op (Fiavin), las discotecas (Estudio 54 de
Nueva York) con los disjockeys y el baile. En los setenta, lo pop evolucionó. Muchos
mods se dejaron crecer la barba y cambiaron las anfetaminas por el LSD, predicando la paz y el "buen rollo" Universal; el grupo Abba se puso de moda, con las camisetas "Lois", los vaqueros de pata de elefante, las camisas con solapas enormes, los
estampados a flores (cultura del flower power) o psicodélicos y. el mini bikini, todo
ello símbolo de liberación sexuai. 18Naturalmente no todo el mundo abrazó la corriente hippy o la pop de los sesenta y setenta. En contra de estos movimientos masivos
surgieron detractores del estilo. Eran los suedhead de pelo muy corto y maneras
rudas que pronto sonarían con el nombre de skinhead, puente entre la oleada pop y
los punks. Eran conservadores del street wear urbano de los jóvenes blancos de
clase baja y violentos que inmortalizaron las botas de trabajo Doc Martens. También
vestían igual los redskin de ideología de extrema izquierda.
La aparición de los punks, de clase media, con la consiguiente puesta de
moda de fuentes musicales (Sex Pisto/s, Buzzcocks o S/oughter & the Dogs) e ideológicas de la Nueva York de mediados de los setenta, se extendió al resto del mundo.
Se engalanaron con el atuendo característico de las crestas de colores, camisetas de
leopardo, pantalones elásticos, corsés, botas Doc Martens, muñequeras con pinchos, cadenas, collares de perro y compraron ropa en la sex shop que Vivienne
Westwood abrió en Londres en 1977.
Como resultado de esta mezcla de estilos, del influjo de grupos musicales,
como los The Cure, joy Division, Dead in )une y de la diseñadora Vivienne
18 RABADAN Manuela.,op. cit. P. 20.
19 THE SWINGING CAT., op. cit. P. 55.
20 SEELING Charlotte .. Moda. El sigla
de los diseñadores.Konemann. Alemania:
1999. P. 458.Vivienne Westwood es una
de las mayores creadoras de moda del
siglo XX. capaz de abandonar las tendencias antes de que se masifiquen.
Querla hacer antl moda o dar un puñetazo al "buen gusto tradicional", creando la moda punk que abandonó a finales
de los setenta para rescatar las siluetas
histórcias (la crinolina, el polisón...).
Westwood", surgieron nuevas tribus populares como los siniestros góticos. 20 Se
ataviaron tanto mujeres como hombres de negro, con cazadoras de cuero, bisutería y era esencial llevar el pelo largo,21 para separase de los skins de pelo corto.
Además leían a Baudelaire, Rimbaud, Poe ... Su look se ha popularizado y ahora hay
diversas tendencias. Junto a los siniestros góticos surgieron en los setenta otras
mezclas de tribus urbanas. Los psycobillys que redescubrieron el rock and rol/; los
2 1 JONES Dylan ..Gothics, dentro de la
scooter boys nacieron al sacralizar el scooter, los rude boys prefirieron la estética
revista " ID. Magazine", Londres. N ° 46.
Abril. 1987. P.56.
sesentona y la anglo caribeña; los hepcats eran rockers que escuchaban música de
CORTAR u l ROrA OF OTRA MAN[RA
125
[page-n-127]
los treinta y cuarenta. Los heavys son la evolución de los rockers o greasers (por la brillantina en el pelo), surgidos a finales de los
sesenta. Vestían camisetas de sus grupos
musicales predilectos, cual lron Maiden,
mallas, vaqueros, cazadoras de cuero.
Podían apreciar la parte artística de la música, pues la mayoría sabían tocar la guitarra.
Los roperos nacieron en Nueva York a
mediados de los setenta y su o rigen es
barriobajero. Tomaron como punto de referencia la película "Brakedance" y unían la
música al graffiti urbano, ya que escuchaban
rap, bailaban break y estampaban su firma
allá por donde pasaban, pensando que lo
que hacían era arte móvil. 22 Vestían ropa
deportiva: camisetas, gorras, zapatillas de
deporte. La tribu urbana mas reciente en el
2000 es la trashmetálica, (unk, hard core.
Escuchan un pupurri de música metálica,
rack, (unk y gustan de la dura estética had
U Cantante C.aiVJ.. faJd:~ '1 coll.arln de cuero.
Crt~J Tempond> ocollofwwlemo
1000.1001.
core.
Col«d6n
El corte provocador originado por los integrantes de algunas tribus urbanas,
como la punk, ha inspirado a los diseñadore.s de moda internacionales, ávidos de
fuentes en las que nutrirse, para adaptarlo a las colecciones de pret d porter y alta
costura dirigidas a los clientes adinerados. Son los casos de Francia con Jean Paul
Gaultier21, que utilizó los crudos tatuajes punks en la piel o en las cazadoras y de
Italia con Versace24 al incorporar los imperdibles a la alta costura.
15
A España llegó más tarde esta moda contracultural, nutriendo sólo a las
áreas más urbanas. En efecto, en Valencia fue complejo encontrar ecos de las tribus
urbanas. Habría que esperar a la década de 1980-90 para toparnos con los primeros
126
11 IILO 1)[ LA C ULTU RA
22 BRONCAHDO Eduardo.. La última
movido del orre urbano. ''El Pals".
23 HADINGHAM Julle.•op.cit. P. 150.
Véase tambll!n SEELING Charlotte.,
Moda, el si¡/o de los dlsei!odores /9001999. Kllneman: 2000. P <430.
2.. SEEUNG Charlotte., op. cit. P.<419.
25 ALBIZUA HUARTE Enriqueta.. El
rroje en E.spoi!o
1990. P. 351.
[page-n-128]
ejemplos, dada la ausencia casi
absoluta de jóvenes rompedore.s
que buscasen otra manera de
expresión y de pensar que no
fuese la propia de la sociedad
adocenada en que vivían o escogiesen la alternativa hippy. Las
propuestas de influencia punk de
Francis Montesinos y Valentín
Herraiz eran innovadoras por el
uso de cremalleras a la vista,
grandes botones plateados,
anchos cinturones de cuero....
En el 2000, las tendencias de las
foco:Ant>Kn.....,td.
tribus urbanas han modificado
los rasgos iniciales. No obstante resulta más fácil que en décadas anteriores hallar
modelos de los diferentes estilos. Las camisetas de los heovys se pueden encontrar
hoy en cualquier tenderete de Valencia y la ropa de corte más singular de mods, rockers o skinheods, suele ser habitual en las tiendas especializadas de su casco antiguo,
donde también se adquieren discos de rock ond rol/, catálogos de ropa mod y revistas
de rock, como DDT, que describe las últimas tendencias musicales hard core, metálica o rock. 16 Otro de los grupos actuales de diseñadores que rasga los trajes de corte
26 En la revista ""DDT. Rock Magazine··.
N 13. Mayo del 2000. distribuida en
toda Espana. se encuentran entrevistas
a grupos musicales extranJeros (Thc
Berzerker, Orange Goblln), nacionales
(lncubus, Desastre) y valencianos
(Uuhua"
ia)
27 Vida y mUogros. Currículum Vitae de la
"Cantante Calva"". La moda mas trangresora de la Valencl• fln de siglo corre de
la mano de la ""Cantante Calva"" y del
grupo ""Pofln"". a los oJos de la prensa de
moda, como sellala Roger Sala en el arú·
culo Nacho Ruiz regrtso o Q~les de ""El
Pals"" de 1B de febrero del 2000. P. ~8.
28 L T..fD.L... Vo/endo se vuelco con lo
modo dentrO de ""El Mundo"". 23 de abril
de 1999. P. 12.
tradicional, dirigidos a una urbe elitista, es C LC o "La Cantante Calva".27
Presentando un discurso tranversal, en el fondo deudor de los mensajes de una
Vivienne Westwood o un Jean Paul Gaultier sobre la necesidad de ser diferentes,
renovar la historia de la moda, apoyar lo andrógino o la ausencia de diferenciación
entre la ropa de hombre y la de mujer y ampliar la clientela a grupos marginales
(gays, lesbianas, travestis),18 ofreciendo un mensaje amargo que habla del sida, narcisismo o la muerte blanca, el grupo rescata desde el concepto del street wear creado
por aquellos skins, hasta el uso del jeons adoptado por todas las tribus urbanas,
pasando por la ropa negra de los siniestros góticos y la estética pop de un Hockney.
CORTAR L\ ROPA DE OTRA MANERA 127
[page-n-129]
l'olldonn dd bbtuñ, inWllm
1>- ao..'l"'Y' Cbude 8
128
fl fiLO 0[ LA CULTURA
r-• """""'-""-'-
[page-n-130]
EL CORTE EN M EDICINA
}OSÉ LUIS FRESQUE.T FE.8RER
y CARLA P. AGUIRRE MARCO
Univenitar de Vo!enáo
l corte, realizado con una piedra afilada o mediante láser, ha sido fundamen-
E
tal en las sociedades humanas a través del tiempo para el conocimiento del
hombre en estado de salud así como para luchar contra la enfermedad. Esto no
sólo hace referencia a nuestra sociedad y cultura, la occidental, sino que abarca
también al resto, es decir, a los grupos humanos de la prehistoria, a los llamados
pueblos aborlgenes, a las grandes civilizaciones arcaicas, a las sociedades orientales, etc. El recurso a un instrumento de corte para saber más acerca de algo o
para poder resolver problemas de salud es consustancial a nuestra especie. Sin
embargo, claro está, no de igual forma en las distintas sociedades. En principio, lo
que cada hombre puede captar mediante sus sentidos con la ayuda del corte
difiere de una cultura a otra. Si el cuerpo humano apenas ha experimentado cambios en miles de años, ¿cómo es que cada sociedad lo describe de una
manera~
Precisamente porque se ajusta a la correspondiente cosmovisión, es decir, a la
concepción del mundo o a la visión coherente de la totalidad de éste, intuitiva y
racional, que abarca la vida, la sociedad y sus instituciones. López Austin la define
como un sistema articulado de sistemas ideológicos relacionados entre sí en
forma relativamente congruente, con el que el individuo o grupo social, en un
momento histórico determinado, pretende aprehender el Universo. La cosmovisión es, por tanto, un producto cultural colectivo. La forma en que un hombre de
la Edad Media concebía la estructura y composición del cuerpo humano era distinta de la de un hombre del Renacimiento, por ejemplo. Estas discrepancias también son hoy evidentes. Mientras nosotros distinguimos una serie de órganos,
como el estómago, el hígado, el páncreas, el intestino, etc., los chinos hablan de
El CORTE (N MfDICINA
129
[page-n-131]
cinco vísceras (pulmones, corazón, bazo, hígado y riñones) y seis receptáculos
(estómago, vesfcula bilíar, vejiga, intestino delgado, intestino grueso y las tres calderas -la superior, media e inferior). Un órgano y un receptáculo, por ejemplo, el
bazo junto con el estómago o el hígado junto con la vesícula biliar, constituyen
para ellos un órgano. Este esquema, propio de la medicina china, va más allá de
denominar lo mismo con nombres diferentes, ya que es el resultado de una interpretación del cuerpo que comenzó a ser muy diferente a la griega hacia el siglo V
a.C. Lo mismo podemos decir de la medicina india o ayurvédica.
Es cierto que unas culturas más que otras se han valido del corte para
hacer frente a la enfermedad y para conocer el organismo. En casi todas se ha
accedido por este procedimiento al cuerpo de los animales y a establecer analogías con el nuestro. ¡Cuántas descripciones hicieron los clásicos de la estructura
corporal basándose en disecciones def cerdo o del mono! Es más, las culturas
que creen que la enfermedad puede traspasarse sin problema a un animal, como
un cobaya o una gallina, a veces los diseccionan para establecer el diagnóstico de
la persona afectada. Es el caso de algunos grupos indígenas de Centro y
Suramérica. En cambio, para curar la enfermedad, el cuchillo suele estar ausente
en muchas sociedades o se utiliza muy poco: los pigmeos, por ejemplo, realizan
incisiones superficiales con un cuchillo o lanceta para aliviar los dolores reumáticos. Algunas sociedades todavía hoy realizan trepanaciones craneales con fines
terapéuticos o ceremoniales tal como hicieron nuestros antepasados de la
prehistoria. Otro tanto podemos afirmar de las grandes civilizaciones arcaicas. En
el Egipto faraónico, a pesar de que las prácticas de embalsamamiento nos podrían
hacer suponer lo contrario, los conocimientos anatómicos y fisiológicos eran
bastante precarios. Sin embargo, estos procedimientos por los cuales se han conservado en buenas condiciones los cuerpos han permitido que todavía hoy, con la
ayuda de instrumentos cortantes y otras técnicas cientlflcas, sigamos contestando preguntas acerca de esta época que tanto ha interesado a los occidentales.
Los estudios de las momias egipcias siguen despertando gran curiosidad.
En las medicinas orientales el cuchillo tampoco ha tenido la importancia
que tiene en la nuestra. Quizás, según su cosmovisión, tampoco les ha hecho
130
lL fiLO OE LA CIILTUI\A
[page-n-132]
T A B. P R 1M E R A O E l U .B. S E C V N DO
falta, pero lo cierto es que su cirugía apenas
se ha desarrollado.
El corte, -y todo lo que ello comporta-,
ha sido fundamental en nuestra medicina para
tres cosas: la descripción de las partes del
cuerpo humano (anatomfa), para el diagnóstico y para el tratamiento de las enfermedades.
Los médicos de algunas escuelas griegas ya
recurrieron a la disección para adentrase en
el conocimiento de la composición del cuerpo. En el siglo 111 a.C., por ejemplo, la anatomía experimentó en Alejandría un importante
cambio gracias a las investigaciones que
Herófilo y Erasfstrato realizaron en animales
y cadáveres humanos. Describieron el cerebro, el órgano de la visión, los órganos sexuales y el intestino delgado. A pesar de ser
médicos prácticos pensaban que la anatomía
debía ser uno de los fundamentos más sólidos
para diagnosticar y tratar enfermos.
Habitualmente solemos atribuir a un cambio en el método la paulatina transformación de
fl&un ....Juan v.t.erd•
ar>~>odo
dtl lobro de
Hicorio •"' compoo~del-,.,_,~ Antonio Sabman<.l y
Antonio ldrtrll. 1SS6, 81
blfoteu y Museo
"""
det
do..,,.,,.,"'
Hrstóri<~Mt<~Ko.u..~vonrutdov.~nc...CSIC.
la medicina cient.ífica clásica en medicina cientíd d
fica moderna. La recogí a e datos mediante observación y experimentación es la
primera tarea a realizar. Instrumentos tan sencillos como un bisturí o cuchillo o unas
tijeras pueden ayudar a nuestros sentidos en la recogida de esos datos.
A finales del siglo XIII se inició la práctica regular de la disección de cadáveres humanos en la Universidad de Bolonia, se introdujo más tarde en Padua,
Montpellier y Lérida y después en otras universidades italianas o influidas por su
modelo. Su intención era ilustrar lo descrito en las obras del médico del siglo 11
d.C. Galeno, repletas de errores en lo concerniente a las descripciones anatómi-
[ l CORTE l N MEDICINA
131
[page-n-133]
cas. Con el tiempo, las observaciones directas de cadáveres pusieron de manifiesto estas equivocaciones: la realidad observada frente a la autoridad de los clásicos. Aquí daba comienzo ese largo proceso de transformación de la medicina
clásica en moderna.
Andrés Vesalio ( 1S 14-1 564) revolucionó los métodos docentes en anatomía: abandonó el sitial de catedrático y bajó a la mesa de disección para "cortar",
para diseccionar personalmente el cadáver y mostrar sus partes a los estudiantes. Pronto publicó la obra De humani corporis fabrica ("Sobre la estructura del cuer-
po humano", 1543), que puede considerarse como la primera exposición
completa de la anatomía humana sujeta a la observación. Su influencia se extendió pronto a otras universidades, entre ellas la de Valencia, donde anatomistas de
prestigio como Luis Collado y Pedro Jimeno llevaron a la práctica en nuestra ciudad sus ideas. Así, a lo largo de los siglos XVII y XVIII se completó la descripción
de las estructuras del cuerpo humano.
En el siglo XVII surgían dos nuevos instrumentos que ampliaron extraordinariamente la capacidad de observación de los científicos: el anteojo astronómico y el microscopio, que hizo posible el acercamiento a lo más pequeño. Al
elemento de corte se unía ahora otro que permitía penetrar en las texturas intimas de lo que hasta entonces habían sido las partes anatómicas. Podemos atribuir al italiano Marcelo Malpighi ( 1628-1694) ser el fundador de la investigación
textura! con el microscopio. En su obra De pulmonibus ("Sobre los pulmones",
1661 ), expuso, entre otros hallazgos, que el aspecto carnoso de éstos está formado por una gran cantidad de minúsculos saquitos o alvéolos. Las investigaciones microscópicas influyeron en la constitución de la primera teoría
estequiológica moderna, según la cual la fibra era la unidad elemental de la
estructura de los seres vivos.
La microscopía fue progresando gracias al desarrollo de nuevos microscopios y a renovadas técnicas de corte, tinción, etc. que podemos agrupar bajo el
nombre de técnicas histológicas. En el siglo XIX la teoría fibrilar fue sustituida
por la llamada teoría celular a cuya edificación contribuyeron muchos científicos
europeos como Johannes Müller, Theodor Swann, Rudolf Virchow e incluso
132
El FILO DElACUlTUIV\
[page-n-134]
Santiago Ramón y Cajal. A
, ..,.
~13$_-t;s:_ ~ - ~=
_ Jk.
)
partir de aquí surgió una
concepción celular del orga-
*Wii
nismo en la que la célula era
su unidad elemental tanto
desde el punto de vista fisiológico como patológico. Así,
el corte, realizado ahora con
instrumentos más complejos
y precisos, junto a una serie
de técnicas que permitían
lns:ttumentos quirút'gkos utlliudo$ p¡n l;u ampu·
udon•• y b u.pan•cl6n
(abofo). Utogr>Ha
de la obra de Diego de Argumou Obregón.
k .sumt:n de drogio 2 vols.. y alias, imp. de J M.
.
Alonso, 1856. Biblioteca y Museo Hist6ricoM6dlco. Unlvtrsitat de V
altnda·CSIC.
ver con todo detal le las
cnnw
estructuras, serviría también
para diagnosticar enfermedades y explicar mecanismos patogénicos antes confusos para la Medicina.
No obstante, el corte para diagnosticar enfermedades o simplemente para
conocerlas, no comenzó en el siglo XIX, sino en el XVI, cuando tuvo lugar una
serie de cambios que constituyen los orígenes de la patología y la clínica modernas. Entre las novedades destacan la descripción de nuevas enfermedades, como
la sífilis o la difteria, y una serie de nuevos hábitos de trabajo, como la enseñanza
junto a la cama del enfermo, la conversión de la historia clínica en observatio y la
realización de autopsias con intención anatomopatológica. Esto último tuvo al
principio como finalidad complementar observaciones clínicas sobre casos concretos. El libro del italiano Antonio Bienivieni De abditis nonnullis et mirandis mor-
borum ac sanationum causis ("Sobre algunas admirables causas de enfermedad y las
curaciones", 1505) incluye en torno al centenar de historias clínicas seguidas de
pequeños informes de las autopsias correspondientes. El español Juan Tomás
Porcell, por ejemplo, en la peste que sufrió Zaragoza en 1564 realizó por vez primera autopsias sitemáticas de apestados, con las que trató de explicar lo que el
galenismo llamaba causa próxima de la afección en términos de lesiones anatómicas comprobadas visualmente.
El CORTE EN M EDICINA
133
[page-n-135]
Durante siglos, no obstante, la lesión anatómica hallada en las autopsias
seguía subordinada al síntoma. Tomó verdadera importancia en el París posrevolucionario. El que se conoce como programa anatomoclinico fue formulado por
Xavier Bichat en 1801, quien afirmó que la Medicina alcanzaría rigurosidad científica cuando se estableciera una relación cierta entre la observación clínica de los
enfermos y las lesiones anatómicas que la autopsia descubre después de la muerte. Son los síntomas clínicos los que deben subordinarse a las lesiones anatómicas, que son el fundamento de la ciencia y de la práctica médicas.
Esa correlación sistemática permitió a la Medicina de la primera mitad del
siglo XIX conocer las lesiones internas en vida del paciente sin necesidad de
esperar para abrir su cuerpo muerto. Los síntomas comenzaron a convertirse en
señales objetivas de las lesiones internas, en signos de lesión y se fueron ideando
procedimientos exploratorios que proporcionaran signos nuevos de lesiones
internas, diferentes del síntoma espontáneo que presentara el paciente. Así surgieron la percusión o la auscultación, pero también con el tiempo la radiografía y
la endoscopia ("ver en el interior"), que permite ver directamente la lesión interna, bien a través de los conductos del cuerpo, bien entrando en él, cortándolo en
vida del paciente sin causarle daño. La endoscopia permite extraer las lesiones o
fragmentos de tejidos para su estudio microscópico. Precisamente la separación
de un fragmento o de una lesión completa en vida del paciente para su estudio y
diagnóstico se denomina biopsia, literalmente "ver en vida" y antónimo de
necropsia o autopsia. Si la anatomía es la ciencia que estudia la forma y la estructura del cuerpo humano sano, la anatomía patológica es la ciencia que estudia las
lesiones, esto es, las alteraciones de la forma y la estructura del cuerpo humano
que constituyen uno de los elementos o manifestaciones de las enfermedades.
Hoy lo hace tanto mediante las necropsias como mediante las biopsias, cortando
el cuerpo humano enfermo, tanto en vida como cuando fallece. Pero si el profesional anatomopatólogo corta él mismo el cadáver para estudiar sus lesiones
tanto macroscópica como microscópicamente, es en cambio el médico, el médico-cirujano, quien corta y extrae el tejido enfermo del paciente vivo para que el
anatomopatólogo lo estudie. En efecto, el corte en Medicina, cuando se practica
134
EL fiLO DE LA CVLTVRA
[page-n-136]
en vida en una persona
enferma es tradicionalmente
monopolio de los cirujanos.
Ya hemos visto que la
Medicina usa el corte, corta
el cuerpo humano, con
varios fines diferentes, pero
en general el más llamativo y
casi el único en el que se
piensa de forma automática
es la cirugía, esto es, cuando
Bltf.lropl.uda.. Utotr.afia de la obra de Diego de
Afg\lmosa O b,egón. Ruumen de drurfo l '1)1~ y
corta para curar. Desde los
•d.u. Imp. de P-1. Aloruo, 1854. 1libliotoa y M111eo
Hln 6rko-Méclco. Universitat de V•lk'lóil·CSIC.
griegos de hace más de 25
siglos, los médicos cuentan con tres armas para combatir las enfermedades: los
fármacos o medicamentos, la dieta o hábitos de vida y las manos o cirugía.
Durante siglos, el corte del cirujano consistió fundamentalmente en un corte
extirpador de lesiones: su intención era separar del cuerpo la parte enferma pero
siempre que fuera externa, desde un corte para drenar un absceso, hasta la extirpación de un tumor externo, a la amputación de parte o totalidad de un miembro. E incluso, como veremos, la trepanación del cráneo era una operación
"externa". La mutilación del enfermo era en muchos casos inherente a la "curación" quirúrgica de su enfermedad. Poder entrar en las cavidades orgánicas, la
encefálica, la torácica y la abdominal, le llevó a la cirugía casi la totalidad de esos
dos milenios y medio, porque se topaba con tres problemas que no pudo resolver hasta el siglo XIX y que acababan con la vida del enfermo: el dolor, la hemorragia y la infección. L superación de esas tres barreras, lo que denominamos
a
"revolución quirúrgica", permitió que el corte del cirujano penetrara al interior
del cuerpo e impulsó un desarrollo técnico vertiginoso cuya consecuencia más
visible en la cirugía actual es la intención de restaurar el orden funcional del organismo y no limitarse meramente a extirpar. Puede incluso crear un nuevo orden
funcional con tal de devolver la integridad a la persona del enfermo.
[l
CORTE EN MfDICINA
135
[page-n-137]
Para llegar a este punto la cirugía tuvo que afrontar varios cambios importantes tanto en el plano social como en el doctrinal. Una práctica empíríca milenaria comenzó a convertirse en una técnica propiamente dicha, basada en la
ciencia médica moderna, en la Europa del siglo XVIII. Los cirujanos constituían
un grupo social diferente de los médicos, un grupo muy heterogéneo de artesanos que reunía tanto a los barberos y a los empíricos más burdos con cirujanos
de una formación artesanal exquisita y otros universitarios. Las cosas hablan
comenzado a cambiar cuando las necesidades de los Estados europeos modernos, en especial la nueva organización de los ejércitos, exigían una preparación
que los meros empíricos no posefan. La cirugía terminó por convertirse en una
profesión propiamente dicha con estudios reglados y titulación propia, pero
independiente de la Medicina, hasta que se produjo en el siglo XIX una unificación de ambas titulaciones.
Los cirujanos venfan teniendo desde el siglo XVIII una sólida formación
científica y en ella fundamentaban sus operaciones. Desarrollaron lo que conocemos como anatomfa topográfica, esto es, un estudio del cuerpo humano por
regiones que permite conocer las formaciones con las que se va a encontrar el
bisturí del cirujano, región por región, desde la piel hasta las estructuras más
profundas. Esto permitió " reglar" cualquier procedimiento quirúrgico, con lo
que se facil itaba su generalización: la operación no dependía solamente de la
mayor habilidad de un cirujano muy diestro a la hora de ir salvando las estructuras con las que se encontraba al operar - tegumentos, arterias, venas, nervios, fascias, etc. De antemano, cualquier cirujano sabia lo que iba a encontrar
su bisturí, desde el plano más superficial hasta el más profundo, y cómo operarlo. La ciencia médica, que todo cirujano incorporaba en sus estudios universitarios, les proporcionó en el siglo XIX la forma de evitar el dolor del
paciente con medicamentos eficaces: la anestesia; de eliminar primero -antisepsia- y de evitar después -asepsia- la infección de la herida quirúrgica; y de
controlar la hemorragia mediante diversas técnicas -hemostasia-, hasta conseguir dominar la de la transfusión una vez se descubrieron los grupos sanguíneos en torno a 190 l. Se hablan ido desarrollando la farmacología experimental,
136
[l
rnO 0[ LA CUlTURA
[page-n-138]
la microbiología médica y la inmunología, lo mismo que la patologla experimental que permitfa practicar en el laboratorio técnicas quirúrgicas nuevas
sobre animales que, tras comprobar su viabilidad y su eficacia, podlan practicarse en los pacientes.
Pero no todos los logros de la cirugía restauradora y fucional son invenciones de nuestra medicina occidental. Pensemos que la cirugía plástica tomó de
la medicina ayurvédica o india la rinoplastia, una técnica restauradora que los
hindúes practicaban con gran habilidad desde tiempos remotos para reconstruir
la nariz mutilada o lesionada restaurando su funcional idad como órgano respiratorio. Esta asimilación se producía en el siglo XVI, como deja patente la obra quirúrgica del italiano Caspare Tagliacozzi, editada en 1597. Este ejemplo es, sin
embargo, de una operación externa. A lo largo del tiempo y en el mundo actual
han existido y existen otras formas de Medicina diferentes de la nuestra y emplean también el corte como arma terapéutica. En ningún caso operan propiamente
en el interior del cuerpo humano. El caso de las trepanaciones craneales es quizá
el más espectacular entre las prácticas quirúrgicas de la prehistoria y también
entre las de los pueblos llamados hoy aborlgenes, sociedades sin escritura y
preurbanas, de cazadores-recolectores o agricultores y ganaderos. Pero, para
empezar, no hay prueba alguna de que la apertura del dlploe óseo craneal -por
barrenado, abrasión o incisión- fuera una práctica médica con intención de tratar
una enfermedad y, en cambio, sí las hay de su índole ritual. En segundo lugar, no
implica penetrar en la cavidad encefálica ni "cortar" las estructuras internas, el
encéfalo, pues habitualmente, cuando se ha observado directamente su práctica
en sociedades aborígenes, respeta las meninges que lo envuelven. Es lo que explica que la mayor parte de cráneos trepanados que hemos recuperado de tiempos
prehistóricos -los más antiguos proceden del Neolítico- presenten signos evidentes de la supervivencia del individuo tras la trepanación, en muchos casos
larga. La regeneración del hueso que observan los anatomopatólogos constituye
la evidencia de ello.
H I.:ORTI lN M[OICINA
137
[page-n-139]
138
[LfllO 01 LA CULTUAA
[page-n-140]
¿oE FILO O DE PUNTA?
LAANTIGÜEDAD HISPANA
FERNANDO QUESADA SANZ
Universidad Autónoma de Madrid
Planteamiento
'P
raeterea non caesim sed pundim ferire discebant', 'además enseñaban a herir no
de filo sino de punta'. Así describía Flavio Vegecio Renato (Epitoma Rei Militaris
1, 12) la esencia del entrenamiento con la espada de los legionarios romanos.
Vegecio continúa explicando que los romanos sometieron con facilidad a quienes se
enfrentaron con ellos empleando armas diseñadas para golpes tajantes, porque
éstos, incluso los de mayor fuerza, rara vez matan, dado que los órganos más vitales del cuerpo están protegidos tanto por huesos como por armaduras. El tratado
de ciencia militar de Vegecio fue escrito en una fecha indeterminada entre 383 d.C.
y 450 d.C., en plena crisis del Imperio Romano y, más que de la ciencia militar de su
propia época, es un resumen -a menudo caótico- de textos muy anteriores, la
mayoría hoy perdidos, junto con datos contemporáneos al autor.
La tradición romana de preferir los golpes de espada dados de punta frente
a los de filo se remonta muchos siglos atrás, al menos a la época inmediatamente
anterior a las Guerras Púnicas. Así, ya Polibio (c. 200- c. 118 a.C.) escribía en el
contexto de las campañas contra galos boyos e insubres de 224-222 a.C. que por su
construcción, las espadas galas sólo tienen eficaz el primer golpe, después del cual se
mellan rápidamente y se tuercen de largo y de ancho de tal modo que si no se da tiempo
a los que las usan de apoyarlas en el suelo y así enderezarlas con el pie, la segunda estocada resulta pradicamente inofensiva (...) Los romanos, en cambio, que utilizan sus espadas no de filo, sino de punta, porque no se tuercen y su golpe resulta muy eficaz, herían,
golpe tras golpe, pechos y (r"entes, y mataron así a la mayoría de enemigos... (Polibio, 2,
33; también interesantes 2, 30, 8, Dionisio de Halicarnaso, 14, 1O, 17 y Polie no,
Estratagemas 8,7,2).
iOf r 110 O DE !'UNTA? LA ANTIGÜlD,\0 Hl5rANA
139
[page-n-141]
Cuando narra Polibio la batalla de Cannas
(2 16 a.C.), en la que el ejército cartaginés de
Aníbal contaba con contingentes galos e hispanos,
además de los africanos, insiste en la misma idea:
los iberos y los galos tenían el escudo muy pareddo,
pero en cambio las espadas eran de factura diferente.
Las de los iberos podían herir tanto de punta como por
los filos; la espada gala, en cambio, servía sólo para
herir de filo y ello aún a cierta distancia (3, 114, 3).
Parece evidente que Tito Livio, autor posterior a
Polibio, seguía a éste cuando en su narración de la
misma batalla de Can nas escribía: Los galos y los his-
panos tenían escudos de casi idéntica forma, mientras
que las espadas se diferenciaban en forma y tamaño:
las de los galos, muy largas y sin punta; los de los hispanos, manejables por lo cortas y con punta, pues
estaban acostumbrados a atacar al enemigo clavando
más que dando tajos (Livio, 22, 46, 5). Por cierto,
que la propia redacción del original latino de Livio
hace sospechar que pudo ser la fuente del texto
tardío de Vegecio con que abríamos estas páginas:
'Hispano, punctim mogis quom caesim adsueto petere
hostem, brevitate habites et cum mucronibus'.
Contamos pues, hasta ahora, con tres datos: los antiguos romanos preferían
las espadas punzantes a las tajantes por su inherente superioridad; las espadas galas
eran sólo tajantes y las empleadas por los iberos eran mixtas, punzantes y tajantes.
A esto hay que añadir una cuarta información: según las propias fuentes antiguas,
en un momento indeterminado pero probablemente entre el 225 y el 200 a.C., los
romanos adoptaron una espada de origen ibérico, que denominaron gladius hlspo-
niensis. La fuente más explicita (aunque hay otras varias) es un manuscrito bizantino del s. X d. C., la Suda, que en este caso recoge un texto de Polibio (fr. 96): /os
140 H rilO Dll..\ CULlURA
ñJuu' ibtrlu s y espa.d~ d• potno artl!tonado
dertv.CS. de b •Jt"d> de fiooncón. u• Pel\>s (btn.
V•loncb). SIP. Foco f. Qucsoda.
[page-n-142]
celtíberos di(teren mucho de los otros en la preparación de las espadas. Tienen una punta e(tcaz y doble
(t/o cortante. Por lo cual los romanos, abandonando
las espadas de sus padres, desde las guerras de
Aníbal cambiaron sus espadas por las de los iberos ...
Fragmento que enlaza con la descripción que de
la espada romana de su época hace Polibio: la
espada, que llevan colgada sobre la cadera derecha y
que se llama 'española'. Tiene una punta potente y
hiere con e(tcacia por ambos (t/os, ya que su hoja es
sólida y fuerte (6, 23,6-7).
Prime ra cuestión : la s upe rioridad de la
punta sobre el filo
Por lo que se refiere a la primera cuestión (la supuesta superioridad inherente de las
espadas punzantes frente a las tajantes). los tratados modernos tienden a confirmarla, aunque con
matices. En lo que hay acuerdo general es que las
heridas punzantes son más peligrosas que las
tajantes (Quesada, 1992:68-6 9; Clements,
1997:8-9). El notable personaje que fue Richard F.
Espadas de frontó n. Cua del Monte (norte de
Alto.cete). SIP. foto F. Que,.do.
Burton, aventurero, viajero, lingüista, militar,
escritor y esgrimista, publicó en 1884 una obra, The book o( the Sword, en la que,
muy en la línea de las concepciones etnográficas y raciales de su tiempo, atribuía
características 'raciales' a los tipos de armas: He dado precedencia a la hoja curva
porque el golpe cortante es más natural para el hombre que el punzante. La naturaleza
humana tiende al golpe 'curvo' hasta que un entrenamiento severo /e enseña a golpear
directo desde el hombro. (.. .) Y sin embargo no hay duda sobre la superioridad del golpe
punzante sobre el cortante. Como muestra el diagrama, A, que ataca de punta, tiene
ventaja en tiempo y distancia sobre B que usa el (t/o. (...) Las gentes de las latitudes meri-
lOE FILO O OE PUNTA? LA ANTIGÜEDAD HISI'AN1\
141
[page-n-143]
diana/es -por ejemplo, las que habitan alrededor del
Mediterráneo, e/ foco de la civilización antigua,
donde la espada ha jugado su papel más brillante y
dominante son razas activas y ágiles de constitución
ligera y poder muscular comparativamente reducido.
En consecuencia, han preferido habitualmente y
todavía prefieren e/ arma de punta, cuya estocada
mortal puede darse sin necesitar fuerza o peso. Por
la razón inversa los hijos del Norte han elegido e/
espadón propiamente dicho, la hoja larga, recta,
pesada, de doble filo, que se adecuaba con su superior estatura y poder de momento. Ésta es una
visión geográfica y etnológica de la distribución de la
espada, una regla sin embargo tan genera/ que
deben esperarse multitud de excepciones ...
(Burton, 1884, 126- 128). No sería prudente
sonreír con superioridad ante la aparente ingenuidad de Burton: hay mucho en la arqueología y
en las fuentes literarias antiguas que tiende a
apoyar su visión etnográfica. Y en todo caso,
todos los tratadistas en esgrima y estudiosos de
las armas blancas más recientes mantienen la
superioridad de la espada punzante o mixta
sobre la exclusivamente tajante, más primitiva dado que la tendencia general del
hombre es a tajar (así por ejemplo Oakeshott, 1963:33-35; Clements, 1997: 13- 14;
Bridgfoot, 1997: 113).
Por otro lado, también debe tenerse en cuenta que la ciencia de la
esgrima con armas exclusivamente punzantes, que alcanzó su carta de naturaleza
sólo en el s. XVI (Ciements, 1997:5 ss.) y su plenitud sólo en e l s. XVIII
(Oakeshott, 1963:34), es realmente útil sólo en duelos individuales (Ciements,
1997:8, 11-13), en defensa personal en la ciudad (ibídem pp. 21-22) y en especial
142 El filO O l LA CUl fURA
o.wle de un.~ esl)'.cb lbtrka de antenu a~·
du deconcb con hilo de <~ tmbvddo.. Casa
d
[page-n-144]
cuando se enfrentan combatientes sin protección corporal (Bridgfoot, 1997: 1 13). En circunstancias de batalla, cuando el combatiente
debe esperar a ser atacado desde varias direcciones y por distintos enemigos protegidos con
corazas, cascos y escudos, la situación puede
ser muy diferente. Entonces una espada ropera
(o rapiere) sólo punzante puede ser menos útil
que una espada sólo tajante: la segunda tiene al
menos la oportunidad de herir el hombro,
brazo o cabeza del rival e incapacitarle; el estoque, en teoría más peligroso, debe primero
encontrar puntos débiles en la protección del
enemigo para poder penetrar (la axila, el cuello
o el bajo vientre), y esta selección del blanco es
problemática en el caos del combate. Mientras
que una punta de flecha o un pilum lanzados
con gran impulso pueden penetrar una coraza,
la espada estoque, impulsada sólo por la fuerza
del brazo (y con suerte, del cuerpo entero),
encuentra más problemas. Por eso la gran
mayoría de las espadas de guerra a lo largo de la
Owllt de la emput.adun de una espada de ri'OO~
t6n, con puente de broncf!. SIP. Foto F. Qunacb.
historia (hasta la generalización de las armas de
fuego y consecuente desaparición de las corazas) ha sido o bien puramente
tajantes o de uso mixto, no estoques puros, caracterizados por su hoja estrecha
y muy aguda y que no se encuentran en la Antigüedad o Edad Media. Incluso la
corta y ancha espada griega hoplita (xiphos) y la romana imperial (g/adius), de la
que las fuentes enfatizan su uso punzante, eran armas de uso mixto, aunque en el
contexto de una táctica de formaciones cerradas se emplearan sobre todo pero no
exclusivamente para punzar, en una secuencia que incluía primero empujar con el
escudo al enemigo para desequilibrarle y luego tratar de herirle en el vientre.
[page-n-145]
Segunda cuestión: las espadas galas
Por lo que se refiere a las espadas galas, la
arqueología confirma en buena parte las afirmaciones citadas de Polibio. Aunque las primeras
espadas celtas (del periodo de La Tene 1, hacia el
s. IV a.C.) son piezas de hoía recta y punta aguda,
de uso mixto tajante-punzante, hacia el s. 111 a.C.
habían evolucionado hacia un tipo de espada más
larga, de hasta un metro de hoja, con filos paralelos y rectos, únicamente utilizables para asestar
grandes golpes de sable (Dionisio de Halicarnaso,
14, 1O, 17). En cambio y aunque no se puede
negar que algunas espadas de mala calidad se
doblaran con facilidad, los estudios recientes permiten afirmar que muchas espadas de La Tene 11111 son de buena calidad metalúrgica (Pieiner,
1993: 159 ss.). En todo caso, esta cuestión no nos
afecta ahora porque, aunque en Iberia aparecen
numerosas espadas rectas de tipo de La Tene 1 y
derivados locales, apenas si existen, salvo en
Cataluña, espadas tajantes de La Tene 11-111.
La tradición de las espadas d e Ibe ria y el
. 'glodius hisponiensis' romano
Las cuestiones tercera y cuarta son para nosotros de la mayor importancia:
según Polibio y Livio, las espadas de los hispanos eran muy eficaces, por su doble
capacidad de herir de filo y de punta, tanto que fueron adoptadas por el ejército
romano republicano como g/adii hispanienses, espadas hispanas que causaron terror
entre otros enemigos de Roma, como los macedonios en 199 a.C. (Tito Livio, 31 , 34).
Planteada así la cuestión en sus términos de significado histórico es como
como podemos pasar a examinar la tradición formal y funcional de las espadas de la
144
lL FILO 0( LA CULTURA
Esp¡du do ápo plo do la Tb b.JJL Ampurias.
Huwo ... ~-- Foco F. ~acb.
[page-n-146]
Península Ibérica desde el final de la Edad del Bronce y hasta la llegada de los romanos a fines del s. 111 a.C., para averiguar si efectivamente hay una tradición homogénea y cuál pudo ser la espada que los romanos copiaron.
Aunque en el Bronce Pleno (en torno al s.
)0.1
a.C.) surgieron, por ejemplo en
el Egeo, espadas de bronce aparentemente diseñadas como estoques, hay suficientes
pruebas arqueológicas de que a menudo se empleaban de otro modo: la empuñadura
no es integral con el arma, sino que consiste de una pieza independiente remachada a
la hoja. Los desgarros laterales que a menudo presentan los orificios de remaches en
los hombros de estas espadas indican claramente que fueron -mal- utilizadas en golpes tajantes: su carácter punzante era pues resultado de su debilidad estructural
(Oakeshott, 1963:34; contra Godon, 1953:74); incluso se han planteado dudas sobre
su misma funcionalidad (Drews, 1993: 198 con más referencias; Harding, 1999: 162
ss.). En el Bronce Final de la Península Ibérica, como en el resto del Mediterráneo, se
popularizaron después espadas de hoja más o menos pistiliforme y empuñadura de
lengüeta solidaria con la hoja, de función mixta, tajante y punzante, aunque el ensanchamiento de la hoja en el tercio distal (hacia la punta) implica un mayor énfasis en los
golpes tajantes. Algunas de las espadas de este tipo se cuentan entre las mejor diseñadas, sólidas y equilibradas de la historia de las armas blancas. Con todo, en el
Bronce Final del Mediteráneo Occidental y en el Bronce Final Atlántico, hacia los
siglos X-IX a.C. se produjo una novedad curiosa consistente en la aparición de unos
tipos de espada (llamadas 'de lengua de carpa' y sus evoluciones 'Vénat' y 'Sa ldda'),
con nervio marcado, en las que la punta se aguza y estrecha considerablemente, todo
lo cual implica un nuevo énfasis hacia la función punzante, aunque la tajante no se
pierde del todo. La composición del bronce, binario, es buena, con una media del 1O%
de estaño (Rovira, 1995); la tecnología parte de la fundición en un molde de piedra.
Con la extensión del uso de la metalurgia del hierro en Iberia, hacia los ss.
VIl-VI a.C., asistimos a un fenómeno notable: los artesanos tartésicos y los del área
levantina trataron de imitar la vieja tradición de espadas broncíneas largas de hoja
recta y punta aguda del Bronce Final pero en hierro forjado, primero copiando
exactamente los modelos de bronce (espada de Cástulo) y luego ensayando otros
derivados (Palmarón en Huelva, Can Canyis en Tarragona, La Solivella en
iDE FILO O OE rUNTA7lA 1\NTIGUEDAD HIS I'ANA
145
[page-n-147]
Castellón). Al tiempo, en la zona nororiental aparecen e.spadas de hoja larga y recta
y empuñadura de antenas (alguna, como la de Camallera, de hasta 73 cm. de hoja).
Sin embargo, estas dos tradiciones de armas de larga hoja recta murieron en el s. VI
a.C., probablemente porque la metalurgia inicial del hierro todavía no estaba bien
adaptada a forjar hojas sólidas y que a la vez fueran largas y estrechas. En todo caso,
cuando tras un cierto hiato en nuestra información volvemos a contar con espadas
en yacimientos arqueológicos, ya a fines del s. V a.C., la situación ha cambiado por
completo: la tradición de largas espadas ha desaparecido para siempre, sustituida
por otra basada en las espadas cortas (Quesada, 1997: 194-203).
En el ámbito de la cultura Ibérica (a grandes rasgos: Andalucía, Sureste y
Levante) desde el s. V y hasta ell a.C. encontramos básicamente dos tradiciones de
espadas: la famosa falcata (Quesada, 1992) y las de hoja recta, corta y ancha. El área
catalana responde a una tradición armamentística diferente, de tipo galo.
La falcata ibérica procede de un prototipo itálico del s. VI a.C., muy modificado hasta el punto de constituir un arma diferente. Las machairas itálicas son sables
largos y curvos, de un solo filo, con una media de 64,5 cm. de longitud de hoja, y de
función exclusivamente tajante. Los artesanos ibéricos modificaron esta arma para
convertirla en una espada mucho más corta (hoja de 48,5 cm. de media) y sobre todo
de doble uso, tajante-punzante. Esto se aprecia sobre todo en la aparición de un contrafilo en el dorso de la hoja que abarca en torno a un tercio de la longitud de la
misma y en una menor curvatura de la espada. Asi, la falcata se convierte en una
espada cortante y punzante pero de hoja muy ancha, adecuada para un combate
tanto en orden cerrado, al modo romano o griego (donde se usarían golpes de punta
hacia el vientre del enemigo, tal y como se observa en el caso del relieve de Osuna
en Sevilla), como para un combate algo más abierto, con golpes cortantes laterales o
verticales desde el hombro. Este último empleo es el documentado por un texto de
Séneca (De Beneficiis, 5, 24): ¿Recuerdas, César, aquella ocasión en la campaña de
Hispania? Te habías torcido el tobillo, no podías andar y estabas sediento. Uno de tus soldados recogió agua en su casco y te la trajo ... Tú crees que podrías recordar perfectamente a
aquel hombre que te ayudó. Y sin embargo no me reconoces, porque en aquel entonces yo
era todavía un hombre completo; después, en la batalla de Mundo, perdí un ojo y parte de
146
H f ilO DE LA CULTURA
[page-n-148]
los huesos de mi cabeza... Tampoco reconocerías el
casco que llevaba, porque una fa/cata hispana lo partió
por la mitad.
Aunque la falcata fue, con diferencia, la espada
de más éxito entre los antiguos ibéricos, entre
otras cosas por sus connotaciones simbólicas
(Quesada, 1992:201 ss.; 1997: 162 ss.), durante los
siglos V y IV a.C. aparece a menudo acompañada
de espadas de hoja recta simétrica, de dos tipos
diferentes. Uno es la espada de frontón, de origen mediterráneo, con hoja muy ancha y lígeramente pistiliforme y una peculiar empuñadura
rematada en un pomo curvo en forma de frontón
(de ahf su nombre). Es un arma mediana, con una
hoja de en torno a los 40 cm., pesada y de funcionalidad muy similar a la de la falcata. El otro tipo,
menos frecuente, es de fabricación ibérica pero de
origen distinto, pues procede de la Meseta: son
e.spadas con pomo rematado en 'antenas atrofiadas', de empuñadura redonda o facetada, a menudo decorada con dama.squinados en plata o cobre.
Aunque tipológicamente son muy diferentes y tienPUIIoll>&lcodehoja~r dedudoAiundon>
.
·
lidad. ZacnL M.>oo de Gr>n>da. Fo
den a ser aún más cortas, su función es también
mixta, aunque probablemente se emplearan más en función punzante dada su corta
longitud. La gran anchura de las hojas de todas estas espadas (falcata, frontón y antenas) hace que no sean demasiado eficaces como armas punzantes contra enemigos
muy protegidos con corazas metálicas, pero lo cierto es que todo lo que sabemos
sobre la guerra en la Iberia prerromana indica que el armamento defensivo se limitaba sobre todo a escudos y cascos, mientras que la coraza, cuando existía, era sobre
todo de cuero o material orgánico acolchado, más fácil de perforar; además, el muslo
y el bajo vientre estaban mal protegidos, probablemente en aras de la movilidad.
101 rilO O 01 PUNTA? l A ANTICUIOAO HISPANA
147
[page-n-149]
A lo largo de toda la Segunda Edad del Hierro, el
área catalana adoptó una panoplia esencialmente distinta, de tipo galo, basado en la espada recta de tipo de La
Tene 1, de mayor longitud (hoja en torno a los 60 cm.),
pero también de función mixta tajante-punzante. A lo
largo del tiempo, estas espadas evolucionaron en la
misma linea que sus vecinos al Norte de los Pirineos,
alargándose y enfatizando la función cortante, aunque
probablemente sin llegar al extremo del mundo galo.
En el interior peninsular y en especial en la
Meseta Norte, la evolución del armamento siguió lineas diferentes. Aquí la t radición mayoritaria y casi exclusiva es la de espadas de antenas atrofiadas de origen
norpirenaico, aunque mucho más cortas, en torno a
los 30 cm. de hoja, hasta el punto que, para los estándares centroeuropeos, las espadas peninsulares serian
casi puñales. En todo caso, a lo largo del tiempo se
aprecia una cierta -y sólo parcial- tendencia a la aparición de tipos ligeramente más largos (longitud media
de la hoja, 35cm.) y con hoja pistiliforme, como el tipo
Quesada VI ( 1997:221 ss.), que podría indicar un
empleo de filo más frecuente. De todos modos, resulta diffcil visualizar una función tajante para armas de
hoja tan corta. En todo caso, debe recordarse que el arma principal en toda la
Penlnsula durante toda la Edad del Hierro es la lanza y la jabalina, mientras que la
espada sólo debía emplearse como último recurso.
junto a las espadas de antenas, a partir de fines del s. IV se extendieron por
la Meseta las versiones locales de la espada de La TEme 1 galas, modificando sobre
todo la vaina y el sistema de suspensión, más que la espada en sí misma. Estas armas
perduraron y alcanzaron gran popularidad durante los siglos 111-11 a.C., mientras que
en la propia Galia habían sido sustituidas por los largos espadones ya comentados.
148
fL f i lO Ot lA CU L
TUI\A
PuA•I óbérico de ho!> u1>ng~~lor. de dudosa fvn
[page-n-150]
Estas espadas de unos 60 cm. de hoja son mucho más útiles como armas de empleo
mixto (Quesada, 1997: 248 ss.).
Volvemos así, por fin, a una de las cuestiones que planteábamos al principio:
¿cuál es el prototipo del gladius hispaniensis romano? Esta es una cuestión que ha sido
muy discutida desde principios del siglo XX pero, a la vista de recientes descubrimientos arqueológicos de espadas romanas de este tipo, sólo cabe una respuesta
(Quesada, 1997b): entre todos los candidatos, sólo la versión celtibérica tardía modificada de la espada de La Téne 1gala es adecuada como prototipo; más aún, es prácticamente imposible distinguir estas espadas de necrópolis meseteñas relativamente
tardías como Arcóbriga o La Osera o incluso quizá en algunos yacimientos ibéricos
como Puntal deis Llops (Valencia), de las espadas romanas republicanas halladas desde
La Rioja en España hasta Delos en Grecia, pasando por el sur de Francia o Eslovenia.
En cuanto a los puñales, exigirían un estudio aparte dada la gran variedad
de tipos y variantes que existe tanto en el ámbito mediterráneo como en el interior
de la Península. En todo caso y aunque hay algunos tipos perfectamente funcionales
como armas, la mayoría, por su pequeño tamaño, por la forma de la hoja (por ejemplo los puñales de hoja triangular andaluces y murcianos) y por las peculiaridades
decorativas (por ejemplo los puñales 'Monte Bernorio' del Alto Ebro) debieron ser
objetos de prestigio, símbolos de status más que armas propiamente dichas y, por
tanto, su análisis funcional resulta aún más resbaladizo que en el caso de las espadas.
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lOE FILO O DE I'UNTA? LA ANTIGOEOAD H ISrANA
149
[page-n-151]
Kukri. cuchillo Gurka, Nep¡l.
150
ll 1110 DI LA CULTURA
[page-n-152]
ARMAS BLANCAS
MEDIEVALES Y MODERNAS
ANTONIO CARPI
Colaborador del Museo Militar (Valencia)
Y
a en el Siglo XII, aparecen herramientas que se transformarían en armas, y
armas que a su vez se transformarían en adornos y en herramientas.
El mayor exponente lo tendremos en Al Andalus, donde aparece este fenó-
meno de transformar las armas en herramientas o adornos, que aún hoy en día se
siguen utilizando. Esto va asociado a la evolución en un primer instante, ya que al
acabar la lucha, sobre todo en el territorio español, aparece la necesidad de fabricar
gran cantidad de herramientas, para asegurar el dominio sobre la tierra conquistada y acto seguido la creación de un proceso artesanal en el medio rural.
La necesidad de conseguir alimentos conduce a transformar las cimitarras y
alfanges del ejército en herramientas, conforme sus miembros comienzan a cultivar
la tierra conquistada; así se procederá a la fundición de arados y la fabricación de
hoces y cuchillos de corte para su utilización en la agricultura y para el sacrificio de
animales de granja, que proporcionarán alimento a los soldados que han dejado de
serlo momentáneamente gracias a una paz que de momento promete ser duradera.
Al tratar el uso de armas cortas y de carácter defensivo en la zona de dominación musulmana, encontramos las denominadas gumias o pequeños cuchillos curvos de unas dimensiones de entre 25 á 30 cm. de largo, que si bien en un principio,
como ya comentamos eran armas de carácter defensivo, con el tiempo pasarán a ser
utilizadas como herramienta de corte de uso diario o como ornamento, ya que
muchas de ellas cambiarían la madera o el bronce de su empuñadura y de la funda por
metales preciosos a los que se engastarían piedras preciosas, un ejemplo típico lo
tenemos en las armas pertenecientes a Boabdil el chico, último rey moro de Granada.
De este tipo de armas, tenemos infinidad de modelos, que en el transcurso
del tiempo apenas han variado, como por ejemplo los típicos janyark de Sudán, las
ARMAS BL
ANC,\S MEDIEVAltS Y MODERNAS 15 1
[page-n-153]
gumías del Magreb (marroquíes, tunecinas, etc.), las jambiyas de los Balcanes y de la
Península Arábiga, cuya representante más conocida es la jambiya del Yemen, confeccionada con cuerno de rinoceronte en su empuñadura, la cual es símbolo de
hombría, siendo las más antiguas las más cotizadas.
En la zona de dominación cristiana tenemos el equivalente a las musulmanas,
con armas cortas como serán las dagas, los puñales y los estiletes, éstos de diferentes modelos y variedades; desde las hojas estrechas de doble filo, ofensivos o
defensivos, a los de hojas anchas, utilizados para la caza o en tareas artesanales,
como la matanza de animales domésticos, etc. Éstas eran armas o herramientas más
de escuderos y plebeyos que de caballeros, aunque éstos adoptarían formas lujosas
con la función de adornos en sus vestimentas, como por ejemplo dagas y puñales
con guarniciones en metales preciosos, con las hojas damasquinadas y engastadas
tanto en las empuñaduras como en sus fundas con piedras preciosas; al igual que las
musulmanas medían entre 25 y 30 cm, pero éstas e.ran de hojas rectas, por ambas
caras y algunas con unas acanaladuras en el centro, que en muchos de los casos se
utilizaban para contener sustancias tóxicas o venenos, o bien solamente servían
para que entrase aire en las heridas, lo cual producía una infección o muerte más
rápida del ofendido.
Del mismo modo que en el caso de las musulmanas, las cristianas tienen infinidad de modelos, los cuales no han variado casi en el transcurso de los años,
pudiendo citar: la daga de orejas, de procedencia oriental e introducida por los árabes en España, que se adoptarla en el sur de la península; los cuchillos o puñales
españoles, originarios del siglo XV. de los que se conocen infinidad de variedades, de
doble filo los más normale.s, fabricados en Toledo, Albacete y también en Zaragoza y
Valencia; los de hoja ancha, usados en las monterías, para el desuello de las piezas
cobradas en ellas, que tenían la empuñadura de madera en un principio, pero después se ornamentaron con hueso o asta de cérvidos, con gavilanes de latón.
Por otra parte tenemos los cuchillos herramienta, tan antiguos como los
puñales, como son los cuchillos canarios de un solo filo, con una curvatura en la
parte superior, junto a la espiga de la empuñadura, que se fabricaban de piedra
engastada de forma redondeada, y cuyas fundas eran de madera o piel de cabra.
152
l l 111 0 DI LA CULTURA
[page-n-154]
Fuera de España y siempre centrándonos en las armas
cortas, en diferentes épocas, se
fabricaron dagas de hoja ancha,
como las conocidas dagas suizas,
también conocidas como dagas
holbein, del siglo XVI, de las cuales se efectuaron copias en la
Alemania nazi, para los oficiales
de los ejércitos del 111 Reich, así
como para los de las SS.
Por otra parte y como
Cuchllo canorio. &polla.
curiosidad dentro de las armas
cortas son de destacar, las dagas o e.stiletes italianos de los siglos XV y XVI, de los
que se efectuaran copias de las cuales encontraremos representación en España, y
aún hoy en dla algunas copias se adoptan para los uniformes de gala del ejército
español, como son por ejemplo una serie de espadines, que según el arma que pertenezcan variarán de modelo.
También en el Reino Unido, aparecerán armas blancas cortas características
dentro de las islas, como son las dagas testiculares inglesas, de las que derivarán los
dirk escoceses; éstos en un principio se fabricaron de los despuntes de armas blancas largas, como las espadas y los sables, a los cuales se les añadía una empuñadura
de madera de brezo, madera rica en sílice y muy común de las tierras escocesas, y
se les añadla en el extremo de la empuñadura una piedra de cuarzo ahumado o bien
una pieza de bronce o metales preciosos según el caso, con el escudo nobiliario de
la casa a que perteneda el portador, pasando a ser de una arma defensiva o una útil
herramienta a una pieza ornamental.
También podemos citar del Cáucaso, la existencia de una daga o espadín
t.ipico de esas tierras y en especial utilizado por los cosacos de la Península de
Crimea, el denominado kinjadal; ésta es un arma con hoja de doble filo y terminada
en una punta muy aguda, cuya empuñadura está elaborada de metales como la alpa-
ARAIAS ~!ANCAS AIEDIIYAII \ 1 MOOIRI'
153
[page-n-155]
ca o el bronce y en ocasiones con metales preciosos, esto con una filigrana del
mismo metal tanto en la empuñadura como en la funda que era del mismo material.
Tras la colonización española de América del Sur, se utilízaron una serie
de herramientas de corte en las zonas rurales; un ejemplo de estas armas-herramienta son los facones, que partiendo de cuchillos grandes de mesa, se les prevela de una empuñadura y funda de plata o alpaca, decorando con láminas de oro
pobre la superficie. Estos serian los cuchillos utilizados por los gauchos en la
Pampa de Argentina y por los llaneros en el Uruguay, aunque éstos tenian una diferencia a los anteriores, y es que su empuñadura era realizada en madera y la funda
en cuero de las reses que conducfan. Estos cuchillos eran de un solo filo y la parte
superior era redondeada.
De la colonización inglesa en Afrlca y Asia podriamos citar ciertas armas
cortas, que aunque no son de procedencia inglesa, sí eran utilizadas por miembros
de sus tropas regulares o bien por sus oponentes, como el caso de los pequeños
cuchillos o dagas ceremoniales o telek de los nuba de Sudán y como los janyark utilizados por los naturales de Kassala (Sudán).
En Africa, también son de reseñar los cuchillos de los yoruba, de Nigeria, de
hoja corta y de doble filo, pero muy llamativos en su empuñadura y funda, confeccionadas con cuero de múltiples colores. Y por último cabe citar otro cuchillo o
herramienta de corte, así como una espada corta, procedente del pueblo de los
pastores masai, cuya hoja era de hierro, antiguamente forjadas por ellos mismos y
su empuñadura y funda están confeccionadas con madera y piel tintada procedente
de sus rebaños.
En la India, podemos citar los khanjar, que son unos cuchillos de pequeñas
dimensiones, de diversos formatos según la región de la India donde se utiliza,
como los que usan en el Punjab la secta de los sihjs. La empuñadura es de latón y
en forma de cabeza de caballo por lo general, y con la hoja curvada o de doble giro.
También se utilizan otro tipo de cuchillos para la caza y en especial podemos
citar como una gran curiosidad el conocido como katar. Este puñal o daga difiere de
los demás por ser un cuchillo que no tiene empuñadura, e.s decir la tiene pero no es
como los convencionales, sino que es como un asidero en forma de H, que se
154 EL rilO OlLA CULTURA
[page-n-156]
empuña por la barra transversal
del mismo. Estas dagas se utilizan por parejas y su uso principal era la caza del tigre en la
zona del golfo de Bengala (sur
de la India).
Citaremos también al
lado de la India, Nepal de donde
se surtían los cuerpos de regulares del ejército colonial inglés y
que aún hoy en día continúa
existiendo regimientos de gurkKaur, cuchillo pan la a u del dgre. India.
has, que emplean un cuchillo de
hoja curva angulosa y de gran peso en su punta, de un solo filo, cuya empuñadura
está confeccionada en madera, hueso o marfil en algunos de los casos y que su
funda, en la mayoría de ellos está confeccionada con piel de búfalo con adornos
metálicos. Este cuchillo se denomina kukri.
Dejando de lado esta pequeña introducción de armas cortas, pasaremos a
retomar lo que conocemos como armas largas y las posibles herramientas que en
su momento se fabricaron con las mismas y de las herramientas de las que algunas procedían.
Comenzaremos con las armas sarracenas en la España del Siglo XV. Como
ya citamos, los musulmanes introdujeron en España los alfanges y cimitarras, de hoja
curvada, y las ginetas, arma esta última traída a la península por los zenetes, tribu
berberisca del norte de Africa, que vino a combatir al servicio del rey Muhammad 1,
a finales del siglo XII, era de hoja ancha y recta, con los brazos del arriaz (cruz), curvados hacia la hoja, siendo frecuente que tomaran la forma de un animal; su empuñadura era corta y normalmente acabada en un pomo discoidal. De estas espadas
uno de los exponentes más interesantes es la propia espada de Boabdil XII, e/ Chico,
último rey nazarí en España; fabricada en su empuñadura y funda con metales preciosos y pedrería, y en cuya hoja se puede leer un fragmento del Corán.
ARMA$ BLANCAS MEDIEVALES\' MOD(I\NAS
155
[page-n-157]
Al igual que en lo expuesto anteriormente, las armas largas blancas cristianas, van a sufrir diversas modificaciones pero no muy sustanciales. Las espadas
serán de hojas rectas y existen una gran variedad de las que citaremos varias a continuación; los sables tanto pueden ser de hoja recta como curva de los que también
podremos citar una gran variedad.
A partir de la invasión musulmana aparecerían espadas mucho más ligeras,
las cuales se reforzarán en diferentes partes pero serían de hojas más delgadas y
puntiagudas. Esto se debe a la evolución ocurrida en las armaduras pesadas que se
transformarán en otras más ligeras, guarnecidas con cotas de malla de acero y no
con placas de hierro, como sucedía anteriormente; por ello las espadas que aparecieron eran más ligeras y más manejables, y podían utilizarse con una sola mano,
cosa que no ocurría con anterioridad con el uso del montante o mandoble, espadas
que se tenlan que utilizar con ambas manos, dejando los flancos del usuario al descubierto y desprotegidos, pudiendo causar baja en un enfrentamiento armado.
Es asf pues que la espada evoluciona disminuyendo su anchura, y haciéndose
más ligera, se exige más destreza, ya que la muerte será provocada o sobrevendrá
ahora por la punta del arma y no de un golpe sobre el adversario con el filo del
lomo de la espada.
Aparecerán como adornos una serie de filigranas en la cruz o gavilanes de la
empuñadura de la espada, que van a servir para la defensa y protección de la mano
y dedos del que esgrime dicha arma; a estas guarniciones de placas perforadas y
topes en forma de lazo, se les denominarla tazas o cazoletas.
Al igual que en las armas cortas, muchas de las hojas largas, tenían hendiduras y depresiones en el lomo de la hoja que servia para que entrase aire en la herida o bien para depositar algún tipo de sustancia venenósa.
En España y países de su influencia el borde superior de la cazoleta se doblaba hacia el exterior para que sirviese de rompepuntas. En general, las guarniciones
solían ser de tres clases básicamente, aunque éstas se dividían en varias más, pero las
principales son las: caladas, cinceladas y con adornos foliares o faunisticos, aunque
también se daban los tipos mixtos. Las empuñaduras eran de madera y por lo general, estaban recubiertas por un torzal de alambre de hierro, cobre o latón y en los
156
El FilO ot LA CUlTURA
[page-n-158]
casos de ejemplares de gran lujo
éste era de trenzado de plata.
A partir de aqui las
espadas han sufrido pocos cambios hasta nuestros dfas, se presentan al igual, diferencias según
los usos que se les fuese a atribuir, como por ejemplo, las
dimensiones y peso superior de
las espadas militares, que las
que se conocfan como roperas,
utilizadas por los particulares
Kin¡ilcbl cuthlllo dtl Ouuso.
para su defensa.
Al igual que las armas largas blancas musulmanas, muchas de las armas cristianas generalizaron el tener grabado en el lomo de la hoja alguna inscripción;
entre ellas y las más destacables se encuentran oraciones y lemas como " no me
desenvaines sin razón y no me envaines sin honor ".
En las espadas militares, además de tener grabado el escudo del arma o regimiento a que pertenedan en las guarniciones de la empuñadura, se grabaran filigranas de latón o en su caso de plata en las fundas de dichas armas.
Las espadas serian sustituidas en los diferentes ejércitos por los sables a
partir del siglo XVIII. Aunque se continuaran fabricando espadas, el uso del sable
se extenderla durante el siglo pasado y las espadas quedarían como reliquias de
uso en los uniformes de gala en los ejércitos del siglo XX. La forma curvada es la
generalizada de la.s hojas, aunque existen sables de hoja rectilínea cuyo precedente
son las espadas-sable de 1907- 1918; se cree que su origen son las armas de la cultura islámica, pero su introducción en los ejércitos europeos es debida a los de
Polonia y Hungrfa.
Los sables destinados a caballería ligera, tienen vacceos en ambas caras para
que sean de peso más l!gero, los más conocidos en España son los modelos Ingleses
de 1796, empleados durante la guerra de la independencia frente a los franceses.
ARMAS BLANCAS M!DI!VALLS \' MODIRNAS
157
[page-n-159]
Como curiosidad podemos añadir que muchas de las hojas de los sables utilizadas en las guerras carlistas en España y por la escasez de material, estaban confeccionadas con hojas de hoces y guadañas.
El material más común para la fabricación de las empuñaduras y guarniciones
de los sables seria el latón, al igual que las fundas de los mismos, aunque también se
utilizarla la piel con herraje de latón o bien la funda integra de alpaca, como en los
modelos de 1895.
Serán mucho más pesados, los sables utilizados por la marina, denominados
sables de abordaje, siendo éstos elaborados con guarnición y empuñadura de hierro como los de 1860. La mayorfa de los sables y espadas de la marina de los diversos ejércitos suelen tener guarniciones de latón decorado, con un ancla, emblema
de la marina.
Al igual que con las armas cortas blancas, haremos una descripción y citaremos una pequeña muestra de las diferentes variedades y formas que se encuentran
en el mundo de armas blancas largas:
Unas de las más famosas fueron, dos tipos de espadas fabricadas en la
Península Itálica; una denominada dnquedeo, siendo esta una espada corta de hoja
ancha -de ahí su nombre que hacía referencia a la anchura de su hoja, de forma
triangular, y cuya guarnición estaba formada por dos gavilanes curvos y empuñadura de hueso o marfil- y está rematada por un pomo aplanado; uno de sus poseedores fue Carlos V. La otra, la conocida
schiavona , ceñida por los schiavoni o
guardia personal del dux de Venecia, está dotada de una guarnición de farol, la cual
envolvfa totalmente la mano.
Al igual que ocurriese con las armas cortas, también serian de citar las espadas inglesas de principios de siglo XVII, cuyas guarniciones estaban exclusivamente
formadas por una placa calada con uno o dos anillos situados debajo de ésta. De
aspecto más pesado es la broad sword, del siglo XVIII, tfpica de Escocia, cuya guarnición era la más conocida como de " farol ".
Otro de los exponentes son las armas francesas; los espadines del siglo
XVIII, que constituirán la espada de vestir de Europa. Estos eran fabricados en hoja
triangular, vaciada en su centro; tenlan la guarnición de la empuñadura en forma de
158
H IILO Ol LA ClllfURA
[page-n-160]
cazoleta; después darán paso a
través del tiempo a los espadines europeos, siendo el precedente de los floretes modernos.
En España existe una modalidad
única destinada al toreo. Es una
espada de morfologfa propia
que la hace fácilmente reconocible. Es de hoja de doble filo muy
delgada, se la conoce como
estoque y tanto la empuñadura
como la guarnición están forraFuón. cuch~lo p ud>o. Ar¡e<>ú"'.
das con cinta de lana tintada en
rojo, para evitar que se resbale la mano a la hora de ejecutar la suerte de matar:
En Argelia se fabrica una espada corta conocida como
~issa.
La hoja tiene filo
por solo una de sus partes, siendo rectilínea por la parte que carece de filo, mientras que en la parte afilada presenta una doble curvatura, finalizando en una aguda
punta; muy similar a esta arma son los yataganes turcos, arma propia de la zona balcánica. Los yataganes son de contorno ligeramente cóncavo en sus dos tercios proximales. pasando a ser convexa en su tercio distal. Carece de defensas, pero posee
una pieza metálica en la parte inferior de la empuñadura que se prolonga en forma
de cuña; las cachas que forman la empuñadura se ensanchan en su extremo superior, en forma de orejeras.
En el Cáucaso y Rusia tenemos una espada en forma de sable curvo, que se
conoce con el nombre de shasqua. Esta arma junto con el kindjal, serian armas utilizadas por los cosacos. La shasqua posee una hoja curva de un solo filo, con un acanalamiento junto al lomo. La empuñadura es simple, con un ensanchamiento
sesgado hacia el lateral, que le sirve de pomo. En los modelos militares, la empuñadura suele ser de asta o hueso, reforzada por piezas de metal, y la funda de madera
recubierta por piel. Se diferencia la época zarista, de la época soviética, por el grabado: en la primera del águila imperial y en la segunda las siglas CCCP.
ARMAS ltA:-CAS >I!DIIVAL! S Y \10011\:-AS
159
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De Asia, podemos citar como curiosidades, del archipiélago japonés, las
katonas, espadas éstas muy peculiares. Su morfología no ha variado desde la Edad
Media. La forma de su forjado era muy llamativa, ya que comenzaba con un elaborado proceso, que eliminaba el que la hoja fuese quebradiza. A esta se le da el nombre de katana, a la de mayor tamaño, pero se encontraban de varios tamaños y se
denominaban de diferente manera, como el tachi, que normalmente iban acompañadas de una daga corta, conocida como aikutchi.
En la zona de Indonesia e Islas Filipinas, existían los cuchillos-machete de
hoja flamígera conocidos como cris, cuya hoja era de doble filo y tenía inscripciones
como elementos ornamentales. Por regla general su hoja se ensancha en su parte
superior, presentando una serie de entrantes y salientes escalonados. La empuñadura, suele estar tallada en madera noble, asta, hueso, las más elaboradas, en marfil.
Los procedentes de la isla de Bali suelen tener la empuñadura recubierta de placas
de nácar. Las fundas son de madera.
El barong y el copilan, son dos de las armas más típicas de los moros filipinos
de la isla de Jolo. La primera consta de una hoja espatulada de gran peso y ligeramente curvada, que continua con un cuello de forma cilíndrica, generalmente de
plata, que se ensanchaba en su parte superior con un pomo de marfil, asta o hueso.
El copilan está formado, por una hoja rectilínea, que se va ensanchando hasta el
extremo distal, y finaliza en un corte oblicuo. Su empuñadura es de madera, generalmente de forma animal y en la mayoría de los casos tiene sujeto un largo mechón
de cabello humano.
En Africa, no existen casi armas largas, como espadas y sables. Sí que citaremos como curiosidad la takouba, o espada de los tuaregs, habitantes nómadas del
desierto sahariano. Estas espadas muy llamativas son muy valiosas y antiguas.
Algunas proceden de la Edad Media; tienen una hoja de doble filo, que presenta
varias acanaladuras en su parte central, generalmente adornada con motivos de
astronomía. La funda está confeccionada con cuero de camello, que normalmente
está adornado con trenzados de hilo de colores vistosos. Muchas de estas armas
tienen una procedencia andalusí, ya que fueron introducidas en el desierto por los
musulmanes españoles.
160
ll filO DI lA CUlTURA
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En el Sudán y Chad, se
utiliza una espada muy parecida a
la tokoubo, que se conoce como
koskoro. Suele presentar inscripciones árabes en la parte central
del lomo de la hoja; el arriaz es
rectilíneo, como el de las espadas medievales europeas, y
podrla ser que estuviese inspirado en las espadas de los cruzados. A diferencia de la espada
tuareg, la empuñadura es circuCuchillo Nub> (Sudin), Telok.
lar y aplanada. La funda es de
cuero; en muchos de los casos presenta el brocal y cantonera de piel de cocodrilo.
Y por último, citar una espada muy antigua y tfpica de Etiopía; se denomina
shotel abisinio. Su empuñadura suele ser tallada en asta, en forma de X, sobre la que
se superponía un pomo metálico, esta arma era la que portaba la guardia personal
del emperador Haile Selassie.
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A~MAS BlANCAS MEOilVALH Y MOOfRNAS
161
[page-n-163]
162
fl rilO DE lAClJlTVRA
[page-n-164]
LA NAVAJA ESPANOLA
ALFONSO DE CARLOS PEÑA
lnsliMo de Estudios modríleiios
A
pesar de que la palabra navaja existe desde la Antigüedad ésta se circunscribía únicamente al instrumento del barbero para " roer" el pelo,
según el "Tesoro de la Lengua Castellana o Española" de Sebastián de
Covarrubias, Primer Diccionario de la Lengua, editado en Madrid en 161 1;
pero nosotros aquí no vamos a tratar de la navaja para afeitar y cortar los
cabellos, sino de la "navaja clásica" que debió hacer su aparición, como arma
blanca de defensa, en los primeros lustros del siglo XVII.
La navaja española clásica, la menor de las armas blancas, es un
"cuchillo" cuya hoja puede doblarse sobre el mango se pliega girando sobre
un eje (primer pasador de la cantonera o virola superior). Este giro es muy
importante, no sólo por ser la característica diferenciadora más interesante
entre la navaja y las demás armas blancas cortas, sino porque la hoja al abrirse girando sobre su extremo superior o talón queda sujeta mediante unos
mecanismos de fijación y apertura. La hoja de acero al doblarse sobre el
mango guarda el filo entre las dos cachas o cabos con hendidura para ello.
La hoja es de un solo corte o filo en el perfil inferior de la misma.
El mango de la navaja está formado por la cachas que adoptaban formas diferentes y se construían utilizando una gran variedad de materiales,
entre los más comunes e ran: madera, asta de toro o venado, latón, hueso,
nácar y eran carey. También hubo algunas más elaboradas, con incrustaciones de marfil, latón o plata, así como las denominadas "navajas de espejuelos", con orificios circulares que llevaban pequeños espejos incrustados. La
LA NAVAJA ESrAÑOlA 163
[page-n-165]
finalidad del mango es embutir la hoja (entre sus dos juntas), impidiendo a
su vez que pudiera herir a la persona que la llevaba, pues en la mayorla de
las ocasiones iba entre los pliegues de la faja o en la.s faltriqueras. Estas "fundas rlgidas" son parecidas en su forma a las hojas que cobijan, por lo que
suelen ser algo curvas y cónicas hacia su extremo inferior y presentan, casi
siempre, en sus extremos, un refuerzo metálico llamado cantonera o virola.
La navaja clásica, no la de afeitar, apareció de forma generalizada en
España a finales del siglo XVI y comienzos del XVII, como consecuencia de
la necesidad de llevar un arma menor con la que defenderse, ya que la espada estaba reservada, generalmente a la clase noble, a la milicia y a las fuerzas
de orden. la navaja surgió porque tenía la ventaja de que a pesar de ser
arma corta de mucho menor tamaño que la espada, aumentaba su longitud
al abrirla, pesaba menos, se podla llevar cómodamente, era fácil, oculta y
bien afilada y con punta aguda, era de eficacia segura. Aquellas navajas eran
sensiblemente superiores en tamaño y envergadura a las actuales pues sollan medir, en posición cerrada, entre 17 y 34 cm. e incluso más.
Aunque se emplearon hierros viejos y usados en los talleres artesanos españoles para fabricar las navajas, se fueron utilizando lingotes de hierro procedentes de Vizcaya para las virolas, anillas, cierres, etc. y el acero de
Mondragón para las hojas. Una caracterlstica importante y curiosa de las
hojas es que llevaban algunas veces en sus dos caras dibujos damasquinados
o grabados a buril, con motivos florales que podían ir rellenos de una pintura de color rojo; podlan presentar también hendiduras de diferentes formas
y tamaños, asl como versos y leyendas.
la vlbora de una u otra forma estaba presente en estas leyendas: "Si
esta vfbora te pica no vayas por ungüento a la botica" o "Prendida en la liga defiendo a mi dueña o mi señora". El honor también aparecía en estos tradicionales
grabados como: "No me abras sin razón, ni me cierres sin honor", o "Viva el
honor de mi dueño" a veces llevaban también el nombre del fabricante y, pocas
veces el del dueño, careciendo en su mayoría de punzón o contramarca.
164
IL filO DI LA CULTURA
[page-n-166]
La navaja ha tenido un
carácter multiuso de tanto en la
ciudad como en el campo; cortando el nudo rebelde, abriendo
la correspond iencia, apretando
algún tornillo y. a falta del instrumento o herramienta idónea,
sustituía a veces ventajosamente.
En el campo era aún mejor compañera: servía como cuchillo y
tenedor, pelaba la fruta, preparaba los bocad illos y se utilizaba
para apañar un bastoncillo de
madera, tallar ésta, así como para
innumerables faenas y usos camperos o agrícolas.
Los t ipos de navajas que
han llegado hasta nosotros son
muy variados: de defe nsa; de
media defensa o de mujer; de
_.....,..- .
.>
La navaja. Vl'o)e pot úpo~o. vol. l . Gus.cne Doré y
el &rón Ch. OlViiTitr. Ediclone1 MjarQ.
- ~----
•
lujo o aristocrática; r ural o campesina; mortera; frutera y hasta
marinera; sin olvidarnos de la
navaja-cuchillo de grandes proporciones; de exposición o muestra; la que
lleva cuchillas (tres) para afilar las puyas de los gallos de pelea en los "reñideros" y. finalmente, las navajas multiuso antes con dinamómetro y hoy en
día con sacacorchos, abrelatas, tijeras, sierra, punzón, etc ...
Los cierres son variados: desde el de muelle, ballesta o pistón; de
ventana o golpe; el de palanquilla, palanqueta o lengüeta (que es el más
moderno) pasando por el cierre de secreto; el de varilla; el de resorte; el de
l~
NAVAIA ESrAi'IOLA
165
[page-n-167]
virola giratoria o doble virola; el de fielas, así como el de doble cajón, el de
anilla y el de muelles.
En la literatura la navaja ha quedado plasmada como arma, utensilio
rural o herramienta, gracias a los poetas y escritores, tanto nacionales como
extranjeros que provocaron toda clase de desafíos, duelos y aventuras.
Francisco Cutanda en el librito "La Navaja", publicado en Madrid en 1856,
nos transmite estos versos: "Halláronse las cachas y el clavillo, germen de la
navaja castellana, hembra fiera y solapa del cuchillo. Y fe ocurrió la idea primorosa de afirmar con el muelle la hoja cabo, y logró así su empresa primorosa, luego
vino el doblar la hoja al cabo, última perfección del instrumento (...)".
Se labraron objetos de cuchilleria en Toledo, Ripoll, O lot, Mora,
Peñlscola y Valencia, en Aspe, Baza, Guadix y Ronda, en Albacete y Sevilla,
en Pamplona, Tolosa, etc... cuchillos, puñales, navajas y tijeras, así como
otros instrumentos de corte y punta, unos para emplearlos en la guerra,
otros para infinitos usos de vida y no pocos que hubieron de servir en las
operaciones, siempre delicadas, de la antigua cirugía.
El gremio de "navajeros" no existió nunca puesto que nunca hubo un
grupo de profesionales que se dedicaran a fabricar única y exclusivamente
navajas y que se organizaran corporativamente como lo hicieron los espaderos, puñaleros, tijereros y los cuchilleros, de acuerdo con el gran especialista en navajas, Rafael Martlnez del Peral: «ef oficio de navajero vivió
incardinado en el de cuchillero, formando parte del mismo, siguiendo sus mismos
avatares y desarollándose brillantemente, aunque sin llegar a independizarse del
gremio de cuchilleros». El primer gran estudioso de la cuchillería española, don
Manuel Rico y Sinobas, en su "Noticia Histórica de la Cuchillería de los cuchilleros Antiguos de España". Madrid 18 7 1, nos habla de los maestros cuchilleros que
fabricaban entre otras: dagas, cuchillos, navajas, hojas de afeitar, cortaplunas y
tijeras. La decadencia progresiva de sus artes y oficios a lo largo de los tiempos
terminó con la producción de dagas, puñales y, por supuesto, hasta de las tijeras
de escritorio profusamente grabadas.
166
ll filO DE 111 CULTURA
[page-n-168]
Dos docenas de trabajos, entre libros y artrculos largos, dedicados a
las navajas en España, son la escasa bibliografía que sobre este tema existe,
pero respecto a los gremios y en este caso al de los "cuchilleros", los trabajos han empezado a proliferar en las distintas comunidades a comienzos
de los años 80 del siglo XX. No es que se dediquen exclusivamente a este
gremio, sino que tratan diferentes gremios y entre ellos el de "cuchilleros".
El uno de diciembre de 1283, Pedro 11, al confirmar por carta los
Fueros de Valencia había (por primera vez) de los "cultellarii et baynarii" y el
19 de julio de 1420 son aprobadas las Ordenanzas de los "coltellers y bay-
ners" en e l Reino de Valencia. En 1628 una Pragmática establece la "tasa de
precios" de la cuchillería, figurando en la lista las navajas ordiarias, finas y de
barbero.
Durante la primera mitad del siglo XVIII continuó el florecim iento
artesano de la producción navajera en España que había comenzado en el
siglo XVII, pero a finales del XVIII se inicia una decadencia de los centros
fabriles españoles, motivada por el agotamiento temporal de los aceros de
Mondragón y las condenas de los tribunales, en tiempo de Carlos 111, a los
ciudadanos que llevasen navajas, y la ventajosa competencia de la cuchillería
extranjera, que hicieron que talleres empezaran a cerrarse.
El levantamiento del pueblo de Madrid contra los franceses, el dos de
mayo de 1808, trajo consigo un bando de los invasores en el que se ordenaba "arcabucear" a la población que se apresara con las armas en la mano y a
los que encontraran armados o conservasen sus armas sin permiso especial.
Cinco dlas más tarde una proclama francesa aclara el contenido de la orden
concretando cuáles eran los instrumentos "no prohibidos": «Los ciudadanos
de todas clases pueden usar navajas que se cierren y sirvan poro picar tabaco,
cortar pan, cuerdas, cuchillos de cocina, tijeras, navajas de afeitar y demás instrumentos de oficios>>.
lA NAVAlA ESP,\ÑOL"-
167
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..Calaf¡t'" tn prcxtso dt
168 ll fiLO D! LA CUIT\JRA
[page-n-170]
~
TALLAR; LENGUA Y ETNOLOGIA
M 0 RosER CABRERA GoNzALEZ
lnslitut d'&tudls de Lo Moríno Alto
a palabra «tallar» (cortar) es de origen latino, del verbo taleare, con el significa-
L
do de cortar, astillar, partir .... Derivado del latón talea, rebrote, esqueje que se
trasplanta, rama cortada para transplantar.
De la palabra originaria surgen gran cantidad de derivados y compuestos y
una fértil sinonimia. No es de extrañar la riqueza lingüística que procede de este
término. Los hombres y mujeres a lo largo del tiempo han necesitado muchas palabras para poder expresar la acción de cortar que es, ha sido y será una constante
en todas las culturas.
La riqueza semántica del sustantivo tall y del verbo tallar es enorme con un
sentido real y figurado. La numerosas materias trabajadas por los artesanos toman
su forma definitiva siendo cortadas. Cada una de estas acciones se expresa mediante un verbo que generalmente origina sustantivos: esporgar, l'esporgada; serrar, la
serra; podar, la podadora, la podada. Muchos de los términos tradicionales se han
conservado cuando la máquina ha sustituido trabajos realizados por la mano del
hombre: serrar, la serra eléctrica.
Se ha aplicado al vestido, al cuerpo humano, a los árboles; decimos una talla-
da de pa o una tallada de pernil, un tal/ en la roca, la talla como forma y estatura de
un objeto, de un mueble, de un ser vivo; tallar un comí es acortarlo.
El término tallar no solo es patrimonio de la cultura material y así observamos expresiones con sentido figurado como tallar una conversa, tallar la (ebre o
«quedar-se» ta/lat
A lo largo de este artículo analizaremos las palabras tal/ i tallar desde un
punto de vista morfológico y sintáctico y también los aspectos semánticos que contribuyen a la formación de palabras: la sinonimia y el lenguaje figurado.
TALLAII; UNGUA l' ITNOLoGfA
169
[page-n-171]
Los sustantivos, adjetivos, verbos y frases hechas, con
nombres primitivos o derivados, simples o compuestos, unidades léxicas del lenguaje real o
figurado no responderán a las
preguntas de QUIEN, QUÉ,
CÓMO CUANDO, DÓNDE
TALLA?.
Todas las acciones relativas al corte tienen unos agentes ejecutores (correeros,
C~rpintero de r~r.a M proceso
carpinteros, toneleros, maestros de azada, herreros, fontaneros, médicos, ...) que trabajan unas materias propensas a ser cortadas (el cuero, la madera, el vidrio, el tejido, el hierro, la
hojalata, la carne, ...). Lo realizan con su cuerpo, principalmente con las manos,
pero ayudados por diversos instrumentos (sierras, cuchillos, tijeras, navajas, bisturís, ...) con las cuales efectúan la acción. El tiempo, es decir, la época de cortar,
en agricultura y la industria tradicional era un factor muy importante tratándose
de materia viva. Así, para cortar la cañas el mejor momento era la luna de enero;
para podar <
empeltar, en febrero; esporgar los árboles «a I'Advent». Finalmente, los espacios
donde tiene lugar las diferentes fases de la acción de cortar pueden estar emplazados al aire libre o en espacios cerrados y sobre diferentes objetos (en el
campo, en el obrador, sobre un banco de trabajo, sobre un «tallador», ...
Seleccionamos dos de las numerosas definiciones posibles de la palabra tallar:
- «Destruir la continuidad de una cosa haciendo entrar un instrumento de
borde afilado"
- «Interrumpir, parar o impedir el paso de una cosa».
170
EL fiLO DI LA CULTURA
de una nave. LA M¡rina Ata.
de COnstrUCción
[page-n-172]
El significado de estas definiciones abarcan gran cantidad de palabras diferentes, cada una de las cuales tiene su particularidad. Ante la necesidad de crear elementos del léxico nuevos, como es el caso que nos ocupa, la manera más corriente
es la utilización de mecanismos morfológicos por derivación y composición. Las
reglas morfológicas permiten la combinación de rafees y prefijos y de rafees con raíces para formar nuevas unidad del léxico derivadas o compuestas.
La derivación
Puede con prefijación o por sufijación. Entre las nuevas palabras, derivadas
de tall y de tallar, unas han añadido un prefijo y otras un sufijo.
Derivados por prefijación, formados por un prefijo y la palabra tall/ar:
Hemos seleccionado algunos de estos derivados como ejemplo:
-Ata//: Atajo
-Ata/lar: Acortar el camino
-Desta/1: Vid. estall.
-Detall: Parte de un todo. Particularidad.
-Detallar: Refe rir con todo el detalle.
-Entallar. Ajustar una pieza de vestir a la forma del cuerpo humano que ha de llevarla.
-Entretallar: Hacer cortes discontinuos.
-Esta//: Trabajo a precio hecho.
-Estallador: Vid. trestallador.
-Estallar: Cortar el paso o comunicación
-Retal/: Un fragmento sobrante de papel, de ropa, cuero, metal, ... que resulta de recortar alguna de estas materias.
-Reta/Jable: Figura dibujada en un papel o una cartulina que los niños recortan
para hacer juguetes.
-Retallar: Cortar el papel, la tela, etc. Siguiendo los contornos de una figura
que ha sido dibujada, bordada, etc.
-Tre.stal/ador. Tabla de madera que se pone como compuerta para cerrar y
abrir el paso al agua en un acequia, canal, puerta, etc.
TALLAR: lENGUA Y ETNOLOGIA
171
[page-n-173]
Derivados por sufijación formados por la palabra tall y los sufijos: -a,
-at/ada, -ant, -dor, -allament, -er, -ent.
-Talla: a) Acción y efecto de tallar: los árboles, objetos, ... b) Altura o estatura de una persona o un animal (de buena talla o más alto que bajo, de media talla o
ni alto ni bajo.
-Tallada: Trozo cortado de una cosa, sobre todo de carne, de pescado o de
una fruta carnosa. Una 1/esca de pa, ...
-Talladeta: Derivado diminutivo de tallada (arrope con talladetes de calabaza),
-Tallador: a) Dicho de la persona que talla: el carnicero, el leñador, el sastre,
el que corta las pieles y las piezas que han de formar los zapatos, el cantero que
corta piedra de una cantera, ... b) Instrumento que sirve para cortar: instrumento
de herrero, instrumento de corte circular para cortar cosas redonda, compuesta
de una acequia o canal, ... e) Lugar donde se corta alguna cosa: habitación donde
los sastres cortan los vestidos, mostrador donde se corta la carne, las verdura u
otras cosas, ...
-Talladora: Mujer que tiene por oficio cortar (en los oficios de sastrería, zapatería,...)
-Tal/adota: Derivado aumentativo de tallada.
-Tal/ant: El adjetivo participial tallant se sustantiva y se emplea principalmente
como instrumento de diferentes oficios. Generalmente es una hoja de metal ancha
y con filo para cortar dando un golpe: carnicero, herrero, labradores. Nombre de
diversos instrumentos o herramientas empleados para cortar: el cuchillo de un carnicero, el instrumento para rebajar piedra, el tallador del herrero.
-Tallarílina: Tirita de pasta de fideos recortada.
-Tallaruca: Derivado despectivo de tallada.
-Tal/at: Caté con poca leche.
-Talló: Derivado aumentativo de tal/. Cuando la capa es más gruesa de lo normal.
Trozo o parte cortada de una cosa comestible, especialmente el melón.
-Tallista: Persona que hace obras de talla.
-Trestallador: Tabla de madera para cerrar y abrir el paso de agua en un acequia, etc.
172
El FILO DE L\ CULTURA
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La composición:
Los compuestos seleccionados están formados por la suma de un radical nominal al
radical verbal talla:
-Tatlaarrós: Insecto que hace galerlas subterráneas.
-Tal/acames: Tijereta.
-Tal/acebes: Cachorro.
-Tal/aferro: Instrumento de herrero.
-Tallahams: El pez conocido como golfas, Pomatotus saltator. Es muy temido
por los pescadores por su habilidad para cotar el hilo del anzuelo. Curiosamente
los marineros de Dénia el conocen por la denominación de tal/ahams y en Moraira,
a tan solo unos kms. de Dénia, se le denomina serra por sus dientes que recuerdan
una sierra.
-Tal/amar: Pieza o conjunto de piezas que tienen por finalidad cortar el agua
y facilitar el camino de la nave
-Tal/aungles: Alicates pequeñas para cortar las uñas.
e) Unidades léxicas con sentido figurado:
-Anar al tal/: Donse se siega, extrae piedra, etc., un grupo de trabajadores.
-Fer un (red que talla: Hacer mucho frío.
-Tallar el bacaf/a: Hacer su voluntad sin oposición.
-Tallar el preu: Fijar el precio en la subasta del pescado.
-Tallar J'aigua: a) Avanzar una embarcación en el agua. b) Impedir que el agua
continúe fluyendo.
-Tallar la digestió: Impedir la digestión por efecto de una bebida, de un baño, etc.
-Tallar la (ebre: Hacer que la fiebre no aumente más y la temperatura vuelva
a su valor normal.
-Tallar un escrit, una representació: Suprimir fragmentos.
-Tallar una conversa: Interrumpir.
-Tallar-se: a) Hacerse cortes, b) Pararse, paralizarse.
-Taflar-se una emulsió: Separarse en una emulsión la parte sólida de la parte
líquida (la leche, el allioli).
TALLAR LU'Gl!A 1• rTNOLOGIA
173
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-Tallatlada amb el mateix patró: Cuando es de la misma forma, igual.
- Vendre o comprar al detall: En pequeñas cantidades.
d) Sinonims parcials
La sinonimia absoluta es muy difícil encontrarla. Generalmente se trata de
sinónimos parciales. Hemos seleccionado algunas de las acciones que se realizan
con determinados instrumentos y que hemos considerado sinónimos parciales,
porque todas tienen en común la acción de cortar, pero el oficio del sujeto, la
materia, la manera de cortar, etc., necesitan de nuevos términos para diferenciarse unas de las otras.
1) Algunas acciones agrícolas que se ejecutan cortando:
-Birbar: Cortar o arrancar las hierbas que crecen en la zona sembrada, y los
perjudican, principalmente en los campos de arroz.
-Col/ir: Recoger fruta y verdura como las alcachofas, las berenjenas, los
pimientos, la uva, la.s naranjas, ... , cortándola. Otras muchas frutas y verduras se
recogen con las manos.
-Empeltar: Acción de unir dos o más partes de plantas de manera que el conjunto se comporte como una sola planta.
-Esporgar o netejar els orbres: Podar los árboles.
-Desmandar: Podar las cepas.
-Estisorar: Cortar con unas tijeras especiales los granos malos de la uva, una
vez cortado.
-Uaurar: Hacer surcos en la tierra con la reja del arado.
-Podar. Cortar y quitar las ramas viejas o sobrantes de un árbol.
-Segar: Cortar las mieses o la hierba con una hoz u otro instrumento semejante
-Talar: Cortar a nivel de tierra los vegetales.
-Tallar el raim: Recoger la uva.
-Trillar: Cortar y trocear la paja sobre la era.
-Veremar: Vid. tallar el raim.
174
fllllO 0( lA CULTURA
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Los principales instrumentos agrícolas que sirven para cortar a manos son:
Aixada de fulla ampla, alxada de ganxos, alxadeta, corbella, corbellot destral, destraleta, empeltador/a, esporgadora, estisores de podar, estisores d'estisorar,
fal~. fal~ó, fal~onet,
llegona, navaixa, navaixa d'empeltar, rella del forcat,
sabre, tall, tissoretes, trill...
2) Algunas acciones que ejecutan los artesanos cortando:
-Buidar: Hacer una cavidad a un objeto, extrayendo una parte de la materia
que lo compone.
-Capolar: Cortar en trozos pequeños.
-Esquilar: Cortar a ras el pelo, la lana, etc.
-Fendre: Dividir una cosa en dos o más partes por ruptura o por corte.
-Guillotinar: Cortar con la guillotina el papel, cartón, etc. en las imprentas y
talleres de encuadernación.
-Rebaixar: Disminuir el grosor o la altura de una cosa.
-Retallar: Cortar el cuero, la madera o cualquier otra materia
-Ribotejar: Pasar el cepillo de carpintero para rebajar un objeto.
-Serrar: Cortar madera, piedra, hierro, hueso, etc. Con una sierra o instrumento análogo, generalmente armado de dientes.
-Tallar la me/: Extraer los panales de la colmena con la talladora, para aprovechar la miel y la cera.
-Trinxar: Cortar a trozos la carne y otra comida para servirla.
-Vogir: Recortar, quitar con un instrumento de corte el contorno de una cosa.
Entre los instrumentos utilizados para realizar las acciones anteriores, todas
ellos instrumentos de corte, hemos hecho la siguiente selección:
Aixa, bordó o varetador, birbador/a, capolador, eisa/la, co/te/1, guillotina, gobio,
maquina de tallar, navaixa o tallant, puntacorrent, rebaixadora, ribot, serra ampla,
serra estreta, serra de vogir, tallador de (erro, tallador/a, tisores, ungleta, verduc,
xaf/ant, xolladora...
TAlLAR: UNGIIA Y (TNOLOGIA
175
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Esta muestra representativa, empleada principalmente por labradores y
artesanos, manifiesta la riqueza de palabras alrededor de un étimo, extraordinaria desde un punto de vista morfológico, formadas por derivación y composición y muy extendida a partir del campo semántico tallar. No resulta
extraño este fenómeno si consideramos el gran número de agentes o sujetos
que realizan esta acción sobre una determinada materia, con la posterior
transformación, después de un laborioso trabajo: la madera y el hierro convertidos en tonel, el cuero en correa, la hojalata en una aceitera, el barro en
un cántaro, ...
El carpintero, tonelero, maestro de azada, calafate, hojalatero, sastre,
correero, zapatero, herrero, carnicero, tallista, escultor, esquilador, ... son algunos de los numerosos oficios que necesitan cortar. Entre los instrumentos
empleados para cortar, algunas de las citadas anteriormente son comunes a
diferentes oficios, como cuchillos, tijeras, hachas, con numerosas variantes de
tamaño y clases bien diferentes; otras son específicas para realizar determinadas acciones, instrumentos o herramientas muy diversas, adaptadas para el trabajo que han de realizar; en otros casos el mismo instrumento es utilizado por
artesanos de diferentes oficios pero de forma diferente. Es el caso de la azada,
instrumento que utiliza el maestro de azada (constructor de carros), el tonelero y el calafate (carpintero de ribera, constructor de barcas); en los tres oficios
se trabaja la madera curvada, pero cada uno la utiliza de forma diferente ...
También existen algunos oficios, donde la materia permite ser cortada sin instrumento, como el alfarero que corta las piezas de barro, cuando trabaja con el
torno, con un simple hilo de alambre.
Entre las materias aptas para ser cortadas merecen un tratamiento diferente los árboles y las plantas, muy numerosas y de características muy diferentes al resto de materias. Los encargados de cortarlas, los leñadores, los
labradores, han sido siempre respetuosos y les han dado un tratamiento de ser
vivo. En la actualidad los carpinteros, toneleros, maestros de azada, etc., es
decir, todos los que trabajan con la madera, se lamentan de la gran diferencia
en el tratamiento que se le da actualmente y el que se le concedía en épocas
176
EL f l LO DI lA CUlTURA
[page-n-178]
anteriores, cuando no existfa un dominio de la maquina sobre la mano del
hombre. Su queja se fundamente principalmente en el
momento de cortarla, sin
respetar la época y las
lunas. Otra de la diferencia
es el tiempo de secado una
vez cortada. Todos los artesano coinciden en la importancia de dejar secar bien la
madera antes de trabajar
con ella. Hoy no se respeta
esta norma básica según ellos. El resultado es muy negativo.
Es sorprendente el extenso léxico procedente de la acción de cortar,
pero no es inexplicable. Las palabras que han ido apareciendo pertenecen a una
cultura popular tradicional casi desaparecida y hemos observado que por dura
que parezca una materia, el hombre ha encontrado el procedimiento para fragmentarla y transformarla en un objeto. Todo ha cambiado muy rápidamente al
final del siglo XX y fundamentalmente las nuevas tecnologías han modificado
muchas de las formas de vida. Han cambiado los oficios y las profesiones, es
decir, los ejecutores de las acciones; han aparecido nuevas materias como los
plásticos, la fibra de vidrio o el PVD, se han inventado máquinas revolucionarias
que trabajan durante interminables horas todo el año. Los talleres, emplazados
en las calles de los pueblos y de las ciudades, se han convertido en enormes
naves emplazadas en polígonos Industriales, alejados de la poblaciones y edificados en anteriores terrenos agrkolas, donde el ser humano trabaja tensamente en cadena. Como vemos los cambios son extraordinarios, pero las
preguntas QUIEN TALLA?, QUE TALLA?, COMO TALLA?. CUANDO TALLA?,
DONDE TALLA? continúan teniendo una respuesta.
TAllAR! LINGUA Y ETNOLOGIA
177
[page-n-179]
178
l l fiLO OE LA CULTURA
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TIJERAS CINEMATOGRÁFICAS:
CREAR Y DESTRUIR
). L
HURTADO
Fllmoreco Yo/endono
A Dora
E
stamos en una sala oscura, vemos un film en la pantalla, es decir, imágenes que
pasan ante nuestros ojos a una determinada velocidad (en concreto a 24 imá-
genes por segundo), Jo cual supone que desde un punto de vista perceptivo se
suceden unas a otras sin solución de continuidad. El espectador tiene la sensación
de un todo continuo, de que apenas hay una (única) imagen que se metamorfosea,
se multiplica ... Muchas veces esa ininterrumpida e incesante sucesión de imágenes
produce hipnosis, nos introduce en la pantalla: no somos conscientes de que
nuestra mirada se queda atrapada en un ilusorio juego de luces y sombras. Se
acaba la proyección, se encienden las luces de la sala, ha pasado una hora y media.
Tomemos en consideración este último dato: estamos ante un film que podríamos
considerar estándar (en torno a 90'), lo que significa que mide aproximadamente
2.240 metros de celuloide y está compuesto por un númeroso grupo de fotograflas llamadas fotogramas -dispuestas en serie sobre una película -soporte transparente y flexible- , en concreto por unos 128.000. En efecto, un film está
integrado por un conjunto indeterminado de fotogramas, supone la presencia de
un número variable de imágenes, de planos, en una palabra, de fragmentos.
Materialmente es la suma de estos fragmentos que se unen mediante ciertas operaciones técnicas, como el montaje. En el cine se trabaja con trozos de película,
con fragmentos de celuloide, se impresionan al filmar un número ingente de fotos
fijas, de fotogramas, se ruedan multitud de planos, se hacen diversas tomas - aunque no siempre- de esos planos. En este sentido, se puede hablar de que los cine-
TI liRAS CINLMATOGRAFICAS: C~fAil Y O[STilUIR
179
[page-n-181]
astas crean desde la discontinuidad flsica y visual, discontinuidad que, en último término,
se hace invisible durante la
proyección: ahl radica, en primera instancia, el origen de la
ilusión que crea el cinematógrafo (reforzada tradicionalmente por una reglas de
continuidad que se aplican en
el montaje). Esas fotos, que se
impresionan al ser registradas
Sala do monuJe.
por la cámara en la pellcula virgen, se trasforman de imágenes estáticas (fijas y sucesivas) en movimiento continuo. Hay un efecto de sutura entre las diversas imágenes, se borran los distintos
fotogramas, desaparece la discontinuidad. Desde esta perspectiva, el cine entendido como un movimiento ininterrumpido de imágenes, sólo existe en el momento
de la visión, es decir, en el instante que hay un ojo que lo ve.
Resumiendo, el film es el resultado de una serie de operaciones que desembocan en una pantalla poblada de fantasmas, procesos creativos y fases técnicas a
los que, de manera más o menos explícita, ya nos hemos referido: rodaje, montaje, pero también proyección. Y en todas ellas se juega con la dialéctica continuidaddiscontinuidad, con las ideas de fragmento y unidad (como suma articulada de
segmentos) y, desde luego, en todas ellas se emplea el término cortar o está presente el corte como operación fisica e intelectual. Así en las fases de rodaje y montaje se utilizan el término cortar o la palabra "¡corten!".
En el rodaje se filma un número variable de planos y tomas. Un plano de
rodaje es, ni más ni menos, un fragmento de pelfcula impresionado de una sola vez,
de manera ininterrumpida desde que se dice "motor" y la cámara comienza a filmar
hasta que se grita "¡corten!". Pero la idea de corte no está solamente vinculada a la
duración temporal de los diversos fragmentos, también interviene en la composición
180
HfllO Ol LACUlTUI\A
[page-n-182]
visual de los planos que se ruedan. A través del visor de la
cámara se selecciona y se segmenta el espacio: es el encuadre como cesura.
El montaje, desde el punto de vista del corte y de
su reverso -el ensamblaje de las partes-, es una fase nuclear, la operación creativa por excelencia. En una primera
acepción de carácter técnico es el trabajo de unión de los
planos, la organización del material cinematográfico rodado. Un plano de montaje es un trozo de peHcula que está
entre dos planos, entre dos cortes. En esta fase, tras
seleccionar las mejores tomas, todos los fragmentos no
descartados, todos esos planos no condenados a la papelera, se van a combinar, enlazar y pegar en un cierto
orden; también se va a determinar su longitud y duración
y, por último, se van a ensamblar según ciertas reglas.
Para realizar este laborioso y minucioso proceso de construcción se utiliza un aparato básico llamado moviola.
Aquí es donde aparece el corte como operación
material y el instrumento esencial que lo permite: las tijeras, pero también el celo, la acetona y la empalmadora
(¡ojo!, estos instrumentos reaparecen en los procesos previos y posterior a la proyección). Todos ellos son elementos fundamentales en este espacio de creatividad que es el
montaje. Para ensamblar bien los planos, para dar sentido y
continuidad visual a los fragmentos con los que jugamos,
hay que cortar por el sitio adecuado. Estamos, si se me
permite el símil, jugando con las piezas de un puzzle y para
que conformen una imagen o, mejor dicho, para construir
con ellas una serie de imágenes deben encajar bien, para lo
cual es necesario que estén bien cortadas y pulidas. Pero
más allá de la pericia en una labor estrictamente técnica
TII!RAS CINlMATOGI\AFICASoCRlAR Y DUTRUIR 181
[page-n-183]
que puede tener mucho de
mecánica, ¿qué quiere decir que
las piezas están bien encajadas?,
¿cómo se determina el lugar
adecuado para efectuar el
corte?. Es el momento de hacer
hincapié en el tema de las reglas
por las que se rige el ensamblaje de los planos. El modelo
cinematográfico canónico que
históricamente ha impuesto
una manera de hacer y entender el cine (Hollywood sería el
máximo exponente de ese
modelo) ha institucionalizado
M:~nlpubndo
un determinado tipo de montaje basado en las reglas del raccord. Este término designa el perfecto ajuste de movimientos y detalles que afectan a la fluida continuidad entre distintos planos con el fin
de ocultar la fragmentación. El raccord en opinión de V. Sánchez Biosca, "nace de una
paradoja: conseguir la invisibilidad del corte , es decir, cortar haciendo que el corte no sea
percibido". Es la tendencia dominante, pero hay otra.s opciones, otros discursos, algunos con voluntad transgresora (acordémonos de Godard y de la nuca de Jean
Serberg en
A bout de Souffle),
que hacen de la fragmentación un leitmotiv. Un caso
extremo y muy significativo es el cine de metraje encontrado (Found (ootage), según
A. Weinrichter "una corriente del cine experimental que se caracteriza por la apropia-
ción, reciclaje, manipulación y remontaje o desmontaje de fragmentos de metraje ajenos".
En su manipulación de los materiales va más allá de los límites habituales del cine de
compilación histórica (film de montaje). La mezcla de materiales heterogéneos (por
ejemplo, imágenes de archivo sean o no documentales), la utilización de diversas texturas visuales e incluso la combinación del blanco y negro y el color, implica una idea
de pastiche, de col/age y, por lo tanto, delata la presencia del corte.
182 El fiLO DE LA CLILTURA
la peiJcub.
[page-n-184]
Sea más o menos convencional, una vez realizado el trabajo de montaje
tenemos todos los planos unidos, conformando un tejido visual que se despliega en
el tiempo. Después de diversas tareas de laboratorio y consecuencia de un montaje definitivo, logramos una copia positiva presta a ser exhibida. Pero esa copia cuando se transporta para su proyección, se trocea, se divide en rollos que van en latas
o en bobinas. La película de duración estándar mencionada anteriormente está integrada por unos 5 rollos de 20 minutos cada uno, aproximadamente. Es labor del
operador de cabina repasar y montar de nuevo el film en una máquina llamada montadora, uniendo los diferentes rollos, para lo cual se cortan previamente las colas de
principio y final de cada uno de ellos y empalmándolos sin cortar ningún fotograma.
Tras la proyección se lleva a cabo la operación contraria: se cortan los empalmes, se
pegan las colas y se despedaza, segmentándola una vez más, la copia.
Como podemos comprobar, tanto desde el punto de vista material, de manipulación flsica de la copia, como en un sentido creativo, la práctica del corte atraviesa
todo el largo trayecto de construcción de un film.
Sin embargo, el corte en cine también tiene una connotación negativa. las
tijeras son un símbolo muy gráfico de la censura. Histó ricamente, además de un instrumento al servicio de la creación, es una herramienta muy útil para la destrucción
que persigue la censura. Ésta, ya sea de tipo ideológico o de carácter económicocomercial, al actuar sobre un film, lo manipula obliga a unas trasformaciones que se
derivan de las restricciones impuestas por el marco social y político. Normalmente
ello supone cortar, es decir, eliminar fragmentos. Los cortes llamados "de censura",
efectuados en nombre del Estado, de Dios o del dinero, provocan en la película
heridas que, a veces, no cicatrizan jamás. En otras ocasiones, esas partes suprimidas
son salvadas de la hoguera de los inquisidores y restituidas en el film a través de un
remontaje. De nuevo las tijeras, pero esta vez ejercitando su genuina función creativa. El corte, en definitiva, se revela como una realidad intrfnseca a la obra cinematográfica, a su construcción y a las circunstancias en las que surge.
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TIIFRAS CINE\IATOGRAriCAS, CREAR Y OESHUIR 183
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Nuestros antepasados salvajes y primitivos: los cazadores prehistóricos
Joan Emili Aura TortosaPag. 15-19descargarLa agricultura o de cómo la tierra y las plantas se entallan
Joan Josep Gregori BerenguerPag. 21-27descargarLos cortes en huesos prehistóricos e históricos
Manuel Pérez Ripoll / Mª Dolores López GilaPag. 29-35descargarLos útiles cortantes sobre piedra tallada y la introducción de la economía de producción
Oreto García PucholPag. 46-55descargarMinería Neolítica en Gavà (Baix Llobregat): primeros impactos humanos sobre el medio
Josep Bosch ArgilagósPag. 64-69descargarCortando huesos. La transformación del esqueleto animal
Josep Lluís Pascual BenitoPag. 106-117descargar