Cueva del Palanques. Navarres.
13-09-194620-09-1946José Alcácer Grau
Está situada en el término de Navarrés, en la parte opuesta adonde se encuentran los restos palafíticos de la «Ereta del Pedregal». Se trata de una sima cegada, según parece, en sus desagües internos, que tiene acceso por un agujero ensanchado en la bóveda. Fué hace años visitada por el Agregado del Servicio José Chocomeli, que retiró un cráneo y buena parte de un asta de ciervo cubierta de estilicidio.
Aprovechando la estancia en Navarrés de la comisión de excavaciones, se ha explorado (Sres. Alcácer y Jordá) tal oquedad, y llegado a la conclusión de que se trata de un osario, pues debajo del orificio de acceso aparecieron amontonados y en desorden bastantes huesos humanos, como si proviniesen de algún otro lugar cercano que no ha podido precisarse y se hubieran arrojado por aquél. Acusó la excavación la posibilidad de que en uno de los lados de la entrada hubiese existido un enterramiento de inhumación, pues se hallaron: gran parte de un cuenco liso a mano, sobre 50 cuentas discoidales de materia blanca, tan frecuentes en el eneolítico valenciano, y un cráneo caído de lado sin defensa alguna de piedras; siendo evidente que ni en el estrecho divertículo que daba a una sala in mediata, de techo más bajo, ni en ésta, de fondo rocoso, aparte sus malas condiciones, se descubrió indicio alguno de haber sido ocupados.
(La Labor del SIP y su Museo en el pasado año, 1949; 20)
Aprovechando la estancia en Navarrés de la comisión de excavaciones, se ha explorado (Sres. Alcácer y Jordá) tal oquedad, y llegado a la conclusión de que se trata de un osario, pues debajo del orificio de acceso aparecieron amontonados y en desorden bastantes huesos humanos, como si proviniesen de algún otro lugar cercano que no ha podido precisarse y se hubieran arrojado por aquél. Acusó la excavación la posibilidad de que en uno de los lados de la entrada hubiese existido un enterramiento de inhumación, pues se hallaron: gran parte de un cuenco liso a mano, sobre 50 cuentas discoidales de materia blanca, tan frecuentes en el eneolítico valenciano, y un cráneo caído de lado sin defensa alguna de piedras; siendo evidente que ni en el estrecho divertículo que daba a una sala in mediata, de techo más bajo, ni en ésta, de fondo rocoso, aparte sus malas condiciones, se descubrió indicio alguno de haber sido ocupados.
(La Labor del SIP y su Museo en el pasado año, 1949; 20)