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ISSN 1989-508
1. BALLESTER TORMO
Trabajos del Servido de hlVuUgaclón Prehistórica
Idolos. oculados. valencianos.
Sabido es, e interesa recordarlo :lhOTa, que en las excavaciones
praclicadas años ha en los Millares por D. Luis Sirct, dcscubriósc.
entre afros materiales del m:'ximo interés arqueol6gico, Que desgrn.
cilldamcnt'C no pueden exponerse aún debidarncnlC para su estudio
directo, un rOlc de vasos con dttoraci6n incisa, 3 Que necesitamos
aquí ¡]:leer referencia. Uno ele ellos mostraba en relieve un pa:de senos, encuadrados enlrc otros lantos grupos de paralelas en
tig-zag, Que, contornc:ínrlolos por debajo y lateralmente, extendí:msc :J modo de alas abiertas en sentidos opuestos, constituyendo aquel símbolo del dios fecundador supuesto por SifC!. Véase tal vaso en la fig. J.a (J). En otros, unos pares de ojos formados
por círculos concéntricos. radiados y punteados, aparecen alguna
\'ez eDlre las alas dichas y otras sin ellas; pero en estos últimos
casos llevan 1I uno y 011'0 lado series de líneas paralelas, curvadas en dobles inflexiones aproximadamente semicirculnrcs. con
las cone:lvidadCj; hacia arriba, Que recuerdan los C:tlremos cent rados
de las mentadas alas; dehiendo hacerse la observ:lción de Que los
\'asos con esta modalidad dc<:orativa tienen siempre !:ln pronunciada
curvatura hacia sus bases, Que hubiese hecho invisible y en canse
cuencia inútil, toda decoración de alas desarrollada en su mitad inferior. Reproducimos estos tipos de vasos en las figuras 3 y 4, con
los desarrollos de sus ornamentos (2). El propio tema de decoración
O)
Slret: eQuet.tlons de ehronologie et d'et.hnographle iberlqucslt, pág. 2fH.
flg. 96: y «L'E6pngne PrehlstoriQ.ue». tlg. 223.
(2) Slret: «L'Espagne Preb'l'Ioor!que. ngs. 221 y 222: y eOrientaux et OC:cklentaux en Ew8gne aux lc-mps ptéh1stoliqUe8It, 1Am.. IV, nums. 12 y 13.
- 115-
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2
L ~A1.1.ESreR TÓRMO
vascular apareció en fragmentos hallados en un sepu lcro megalítico
de la Hoya de Conquin y en buena parte del vaso de un sepulcro
de cúpula de Almizaraque. decorado en su parte alta con el par de
•
figuro 1
M1!lar~~
ojos circu lares. cntre dos series. no de líneas paralelas con doblo!
inflexión. sino con una sola de éstas. de concavidades para arriha.
pieza que reconst ru id:1 gráficamente inserfamos en la figura núme·
ro 2. y en la que. por la razón antedicha. se rehuyó tamhién el
figura i?
Almiu raque
llevar la decoración a [a parte baja (1). El car:ícter funerario de los
vasos de que acabamos de ocuparnos es manifiesto.
Estrechamente emparentados con estas piezas vasculares están
los conocidos cilindros en piedra. del SO. de 1:1 Península, asimismo
con decoraciones aculadas, procedentes Í!lmbi én de sepultur:ls, de
(1)
Colección Blret. y en I:Corona de EstudJos ..... v. P. LeIsner:
perforadas en sepUlcros mep1ftlcos:t. flg. 5. núm. 23.
-
116-
a..
I:Puerta~'
y Hg. 8. A. mIm. 7.
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3
mOLOS OOULAOOS VALENCIANOS
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lOe SiN:l: . L'.o.plgnc Prdli&toriquu ¡
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J t'Or!e.OIaIU el Occicknlluu)
111 -
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,
1. B\lLESn:'R TORMO
J06 que rep roducimos :llgunos en la figu ra S," Los
p:lfCS
de ojos len-
•
(00 Slrc1: ,Rellgh.nA .. ', " y Ir; "J (le Correi.: .Nco1ilico de I'.,·i.. , e
" y Ir, MulJoCo i;Ic IMadrid; e, oMoaDl.rap."ho)
Co~6<::"sc Olro parecido al ~b. de Conqucro Huch".1
)F
d;
ticulares no difiere n de los de los vasos; pero aquí sue len ir casi
siempre acompañados dc ~l os conocidos grupos de líneas en zig-z;¡g
como alas abiertas, cuyo 101,,11 desarrollo permitía b superficie la
leral de l cilind ro. como alguna vez hemos visto también en los vasos. Cuando la pieza ornad:l no es cilíndrica, sino plana, como la ~
de la figura dicha (placa scglm Sire!. a unque Correia la coloca entre
Figura 6
BadljOl
IOc Siret: "RcJi¡ion•...•¡
-HS -
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IDOLOS OOULAOOS VALENCJANOS
5
los cilindros), y en el hacha aplanada de la 6.-, entonces se modifica
la decor:¡ción aculada mediante un grupo de lineas con las mismas
inflexiones centrales que dan los alud idos cil ind ros vistos de frente,
que semejan el pau tado en pentagrama, y que, por lo visto en ído lo&
remotos mediterr:íneos, se han supuesto tatuajes. Y si recordamos
que en la mayor parte de los vasos aculados, antes descritos, el tem:!
capital suele ir :Icompañado, cuando no caben las al as com pletas, de
las mentadas series de porciones ce ntrales de ellas, con la doble in.
Rexión (figuras 3 y 4) o con una so la como en los cilindros (6g. 2).
siempre coincidiendo co n la indicada imposibilidad de dar a las
al:IS desarrollo total, teniéndolas no por tatuajes sino, con Siret.
por símbolo de signi ficac ión religiosa, podría ll ega rse a la suposición de: que a la composición completa de las alas o sólo a las partes
de ellas reproducidas, dábaseles tal valor si mbólico que se co nsideraba imprescind ible las ostentara la pieza funeraria en una u otra forma. y si, por el contrar io. al pautado dicho se le tiene en virtud de
muy fundatlas razones (I) por reproducción de tatuajes faci:tles. que·
dad por explicar cómo pudieron tener los tatuajes aquel amplio y
exagera do desarrollo en alas, y cómo, al reducirso a la porción in icial de éstas en vasos y cilindros. se las presenta con la doble inflexión semicircular y no con los Irazos paralelos rectos co n Que ~~
muestr:1 el tatuado desde los antecitados ídolos remotos del Medit erráneo oriental hasta los franceses del Mame y del Aveiron, pero
Que no se conoce así entre las series de ídolos peninsulares de que
nos es tamos ocupando.
Oc otras bi en co nocidas ser ies de material aculado. ahora en
hucso, .nos loca habla r. Nos referimos conc retamente a las falanges
y los huesos largos de animales, pintados y grabados con decoración ocu lar, con exclusi6n total de 108 que no la ostenten .
Las fa langes de animales. tan fr ec uentes en las sepu lturas de la
cultura :¡ que pertenece todo el material de que tratamos, raramente se hallan decoradas con pinturas O grabados. y aun menos las que
lo son antropom.6rficamente. No conocemos hoy más ejemplares
que los individualmente encontrados en los Millarcs y Almizaraque
(Almería), H oya de tos Castellones (Gorafe-Granada) y más rccie ntemente en «Lapa da Bugalheira» (Al monda-Portugal), piezas
tod:¡s reproducidas correlativamente en 106 núms. 1 al 4 de la figura 7 (2) . De cl/ as la última y bs de Almizaraque ·y Gorafe, con pe(1)
Déchelel.te: «Manuel d'Archéologte .. .•. t. 1, pág. 696.
Siret: «Religlons NéollUllques de l'Iberle», lám. IV, núms. 1 al 3: y Do
Pa~, Vaultier y Zbyszcwskl: «Notas sóbre a lapa da BugalhelI1Ll en «Actas do
1 Congresso Nacional de Ciencias NaturaLs». pág. 11 , fig. 2, Lisboa. 1941.
(2)
-
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l. BALLESl'ER TORMO
6
Queños ojos lenticulares y debajo de ellos series de líneas paralelas
(de cualro y de tres elementos), con la s concavidades para arriba y
la particularidad de Que sus extremos internos se curvan brusclIlllclIle haci:! ab3jo; siendo digna de observarse la semejanza casi lota l
de la decoración de estas piezas de procedencias tan distantes. La
..o.¡__ __
.c.~~~_ _ _
1, M,mare!.
~
-a,
~_,::¡~cl'nl
,
F"ocu" i
Almiunq\M:.-J. Hou de ,10.1 Culellone6.
4, Bugalhei r. (Almond.· P ortugal)
fOe SlTel: .ReU""n..... ), J,
~ y ~:
Y dc Do P.~o, VllIlrltt r¡ ZbySlC .... skl.; _Not. dbre I
L.r' da Bugslheiru, 4)
de los Millares muestra en ca mbio una decoración que ocupa casi
totalrnChte la ~tlperficic frontal, y consiste en ojos redondos. puntcados, inscritos en sendos csplIcios trapezoidales, con cejas ¡rautas,
que se repetida en los ídolos en hu esos largos, y un par de dobles
trazos paralelos iacurvados hacia abajo.
Las tres antecitadas falanges llevan decoraciones onduladas en
la parte posterior, que les hace parece r emparentadas, por los supuestos cabellos estilizados, con algunos de los cilindros citados.
como e:1 del Museo de Madrid (fig. S, a y b) y el de Conquero
(Huelva) .
-120 -
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mOLOS OCULADOS VAILEN"C1ANOS
7
Réslanos hablar de los ai ras huesos aculados. Trátase de onos
huesos de tamaño mediano. generalmente de extremidades de
ovejas y cabras (v. Apéndice a este trah:ljo). Que llevan pintadas
y grabadas las orn amentaciones características de las series de
materiales a Que acabamos de referirnos. El único lote de esto!'
objetos. desde bace años conocido. fué descubierto por Siret en
el fondo de una casa incendiada del despoblado de AlmizaraQue.
en 1:1 que debió existir un taller de ellos. Tales huesos. cuy.}
exlremo superior fué igualado por alisamiento. así como la par·
le posterior de la cañ:1 del hueso. li geramente cóncava, conservan c:tsi intacto el extremo opuesto, del que el ensanch3miento de
la articulación se; :lprovcchó para base. Véase la copiosa y rica ca·
lección de Almizaraque en las figs. 8 y 9, donde insertamos los
dibujos de Sire! (1); y la reproducción fotográfica de algunos de
eUos en la pág. 146, tomo J, de la .Historia de España» de Pericot.
A partir del extremo superior de cada hueso se desarrolla la orna·
mentación fundamental, temática debiéra mos decir, vista en todas
las series a que nos va mos refiriendo, que se inicia con una o varias cejas estilizadas representadas por trazos en doble/! arcos semicirculare:!. por debajo de los cuales aparecen los conocidos ojos
lenticulares, sencillos o radiados, centrados en espacios libres de
ornamentación generalmente circulares cuando no elipsoidales o
trapezoida les; espacios a su "ez limitados en su parle inferior mediante otra serie de líneas paralelas, con dob le inllexión semicircular como la reproducción csquem:ífica oc las cejas y que aquí no
es sino la representación de la porción central de las series de líneas
en forma de alas dispares de que hemos hablado antes y que apa recen
subSlituídas así cuando aquéllas no pueden lograr su desarrollo
lotal por falla de espacio, como hemos visto en las series vascula·
res y cilíndricas; proceso que se ve claro, como se ha dicho, comparando los dibujos de perfil y frontales de los cil indros (fig. S) CaD la
piedra clana oculada de Moncarapacho (Algarbe) (fig. S, e), la supuesta hacha procedente de Badajoz (fig. 6) y los huesos de Que hablamos. De la composición capital para abajo, ya los motivos ornamentales, que pueden tenerse por complementarios, son en extremo variados en los ejemplares ricos: series horizontales de tri:ín·
gulas, pares de estos tangentes por los vértices, campos de rombos
pintados O esculpidos en resalte y en vacío alternativamente. ajedrezados, líneas en zig-zag más o menos abiertas, alguna vez for.
mando Ciimpos tupidos, y otros motivos poco frecuentes. Todo ello
(1)
Blret:
cRellgions... II. h\ms.
V
y VI.
-
121 -
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8
1. B.••L.l..f.5TeJi TORMO
nos parece demasiado vario y complejo para admitir, con Siret.
que estab:1 inspirado por la decoración vascular antes citada. Algunas piezas llevan repetido el primordial tema de los pares de ojos.
Oc In variedad y riqueza de las ornamenl:lciones referidas, dan más
exacta idea las figs. 8 y 9.
Fi, "" 8
(De Sinl : .Re1iglons_ .• ,
De cómo se lograron las decoraciones de estos huesos y de las falanges hemos de deducirlo de lo expuesto por Sire!; según el Que ,
-122 -
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IDOlOS OCULADOS VALENC IANOS
•
la falange de los Millares (fig. 7, núm. 1) está ornada con grabados
en hueco y motivos pintados indicados por una coloración morena,
pareciendo lo hucco corrosión ocasionada por los trazos pintados,;
observaciones reiteradas luego al ocuparse de los llamados huesos
largos. También dedujo del examen de éstos, que algunos habían
•
Figura 9
(De Sin:\: II:Religions .•.• )
sido grabados por un procedimiento semejante al aguafuerte (bllño
de la pieza en una mezcla de resina y cera, dibujo sobre esta capa
e inmersión en un líquido corrosivo); y algunas veces apreció csIríllS superficiales, como si se hubiese rascado más que pintado (l).
(1)
8lret: cReUgl00s...•• pág. 7; Y cOrlenl&ux el. Occldentaux..... pA¡. 29.
-
128-
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10
l. BALLES1'BR TORMO
El carácter de lodos esto~ tipos de iconos (incluso de las pla·
qucta5 ('on ornamentos incisos. de Que rehuimos tratar por alejarse un poco de aquéllos), ha intentado explicarse má~ o menos ingeniosamente; pero lo único cierto hasta ahora es su indudable carácter religioso funerario . Más adelante hablaremos de su origen.
Todos ellos extiéndense por el área de lo Que se ha venido teniendo por círculo de la cultura portuguesa del pleno encol¡tico y
de la nuestra del SE. a que dió nombre la estación de los Millares;
zonas en que eran de apreciar mutuas inAuencias según un criterio
que hoy tal vez fuera rectificable en el sentido de admitir una cultura única con particularidades específicas en lo oriental y en lo occidental. En todo el campo dicho, que va desde las costas levantinas
a las atlánticas del SO. portugués, se reparten estos ídolos con las
modalidades de predominaren Almería los vasos y los huesos largos
oculados (también éstos ahora en Valencia), en el SO. los ídolos cilíndricos, y las falanges parece que se esparcen de uno a otro ext remo de la zona, con la uniformidad decorativa antes apuntada .
•••
En la referencia quc antecede hemos procurado recoger, en lo
necesario, cuanto em conocido, respecto a los iconos de que tratamos. desde muchos años ha; casi podrÍ:l afirmarse que desde los
y:1 viejos descubrimientos que realizara en Almizaraque D. Luis.8ireL Otros extraordinarios descubrimientos llevados a efecto recientemente por el S. T. P., en tierra8 valencianas, nos obliga a dar a
conocer prontamente los nuevos materiales, sin esperar a que queden :Jcah:ldas las excavaciones que 108 han dado a luz; y al efecto
de QUC ~u exposici6n y las relaciones a e1itablecer nos fueran más
fáciles. hemos reproducido los antecedentes expuestos.
Creemos también del caso fijar, de modo suficiente, el ambiente
arqueológico en que ap:lrcce el nuevo material.
-
124-
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IDOLOS OCULAOOs V
ALENCIANOS
11
.cOVA DE LA PASTORAt (ALCOY )
Se halla la .. Cova de la Pastora}) en el término de Alcoy, en la
parte montuosa del «Mas de la Pastora», de que toma nombre, perIcnecienle a D. Vicente Pascual y Pérez, Agregado del Servicio de
Investigación Prehistórica de Valencia. El Sr. Pascual inició unas
cat:ls en la cueva, hallando, entre materi al enea lítico avanzóldo, unos
huesos g rabados con huellas como de corrosiones, suficientes :1 darnos idea de In naturaleza del descuhrimiento; lo que indujo al S.
1. P. a so licitar prontamente el permiso pa ra excavar; y. l'oncedido
por la Comisaría General, se emprendieron las excavaciones en cI
verano de ]944; cuyos trabajos estahan para terminarse I..uando se
dió el ex tra o rd ina ri o caso de que e l Sr. Gobernador de Alicante
nos ordenara la suspensi6n, fund:índose, según comun ic:lción a la
Comisa ría General, en que a su juicio y no obstante la au lorizacibn
oficial concedida, debí.! practicar dichas exp loraciones determinad:l
persona de aquclb provincia e ingresar e l materióll en el Museo de
la misma. No es ahora el momento adecuado para detalla" los trabajos efectuados y los resultados obten idos; pero siendo totalmente inéditos, interesa reseñar ampliamente los materiales obtenidos
para, como se ha dicho, dar impresión suficiente del medio arqueo16gico en que se realizaron los descubrimientos aludidos. Ha dado
La Pastora. aparte de algunos objetos relativamente modernos , frecuentes en las cuevas ya abiertas (véase la entrada de esta cueva en
la l"m. I V, 27): escasos tiestos de cerám ica a ma no, sin decoraci6n.
con a lgú n mamelón o asa; cuentas de coll ar en buen número. e nt re
ellas las pequeñas discoidales blancas de caliza y conc ha, v las grises semejn ntes; las en oliva de roca verdosa ; o tras de piedra obscura, pulida, a lgu nas de buen tamaño y un par de éstas gemi nadas;
ot ras, bitroncoc6nicas. parecen de aza bache, dos de :í mbar y algunas de materia deleznahle inclasificable; abundantes puntas de flecha de sílex, generamente de tamaño grande, euerpo foliáceo y bage
triangular que sobresól le. algu na vez, en pequeños muñones, las
romboidales con muñones laterales, las de a letas desarrolladas y un
ejemplar excepcional de que haba remos ; buen número de cuchillos de pedernal. algunos de largo no frecuente; un pesado colgante. de la misma roca que las indicadas perlas geminadas, que afect~
I:l forma esquem:ítica de medio cuerpo humano (de la cintura para
abajo) probablemente femenino; de hueso, un largo puñal, pun ,
zones de los corrientC5 en esta cultura y otros más cuidados, espátulns y I:íminas que por su tamaño, fo rma y ligereza pareten habe~
-
)25-
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12
1, BALLE.SllER TORMO
pertenecido :1 lo que al hablar de otra CUC\':'l enterramiento (Camí
Real. Albaida) (1), estimamos vástagos pbnos de alfiler~ para el
pelo; restos de otros de cabeza cilíndrica con dccoraci6n 3('analada
y esférica lisa; colgantes curvos o rectos, con !:lB propias ornamentaciones circulares o en espiral, que calificamos en el trabajo citado
de posibles colgantes fálicos; e idoos pJ:IOOS de esquemática forma
humana y 108 numerosos ídolos oculados en huesos largos. cmp.trentados con el material antes reseñado. Interesa subrayar, entre
lodo ello, no sólo el hallazgo de estos últimos, sino. además. el de
los alfilcdcs de cabeza acanaada o esferoidal. y el de una punl:! de
flecha de sílex, ancha, acorazon:lda, con 1:1 base bien hendid3, pero
sin gran desarrollo de las aletas resultntes. Entre los descubrimientos restantes hay que citar: una Aecha foliácea de espiga pronunciada y un a modo de pendiente; aquélla en un es/mIo profundo y
ésta en el cribado de tierras, todo al parecer de cobre. Complementan el cuadro de descubrimientos unos cuarenta cráneos bastante
completos. algunos con trepanaci6n en vida.
No lie hallaron restos humanos articulados, sino paquete;; de
huesos (on uno o varios criÍneos en cada paquere, y frecuentemente un ídolo en él, de los a que se refiere este trabajo; detalle de inlerés sobre el Que habremos de volver. A contar por los frontales
hallados, debió contener la cueva restos de unos setenta individuos.
Los huesos decorados son, al parecer, de i~\lal clase que los empicados para el propio fin en Almizaraque (cuya clasific2ción no
se intentó) y se les preparó aquí también aplanándolos o cortándoles la parte superior y dejandl) el ensanchamiento pr6ximo a la articulaci6n del otro extremo en toda su amplitud para servi; de base
de sustentación. Como aquéllos (2), los de La Pastora muestran
fuertes corrosiones y apenas algún resto de la pintura con que se
trazara el ornato, que no se interpretó en ellos medi:wte líncas,
sino generalmente por medio de cintas amplias; y lo que fueron
trazos de la decoraci6n, se manifiestan en huellas claramente perceptibles en hueco, producido por el efecto corrosivo de la pintura.
Difícilmente huhiera podido realizarsc la reproducción dcl decorado, mediante dihujo y menos fologr,ífic:lmcnlc. de no haber
acudido, tras tanteos ineficaces. ;jI procedimiento de mojar los huesos; lo que en las partes corroídas, que ahsorbieron el color. pro(1) l. Balte8ter Tormo: «La cm'acha sepulcral de Caml Real (AllJaidah en
«Archivo de Prehistoria Levantina», l. 1928. pág. 31.
(2) Ver el ant.:!s aludido fotograbado publlcado por Perlcot:
Espa6WI. ~ . l. pág. 146.
-126 -
«Historia
de
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¡DOLOS OCUlADOS
VALEN~ANOS
13
dujo el admir:1ble efecto de hacerle revivir, destacándose claramen.
te en muchos de los ídolos, las composiciones pintadas que llevaron
Así se han logrndo las reproducciones fotográficas, en BU mayoría
bastante aceptables . como se verá ;>or las Que insertamos. y se han
podido obtener, con más O menos eficacia. las admirables copias
logradas por Vicente Pascual, Que a sus dotes de dibujante experto
ha unido la probidad necesaria en quien reproduce material cieu
!Ífico; habiendo logrado lIev:IT al papel los fieles dibujos que publicamos en las ltims. 1 a IV, en los que Quedan valoradas cuidadosamente las intensidades varias co n que se manifiestas los trazos
pictó ricos. La reproducci ón de étos, a pluma, no hubiera podidv
jamás ser tan exacta.
En 'n5 lámio:ls cit:1das se publican los dibujos de los ídolos vistos de frente, y alguna VC'¿ :Icompañados de 1:1 fotografía respe..:tiva
para facilitar la comparación de ambas reproducciones, y en :¡Igún
caso (Iám. 111, núm. 19), par:r que pued:r apreciarse también el estado de corrosión del ejemplar, la inexistenci:1 casi de reBlaS de pinturn y la impresión obtenidn con sólo el examen cuidadoso de I:IS
huellas grabadas. De algunos de los ejemplares se pubica también
el perfil, al efecto de dar idea de cómo Quedaba cortada la decorn
ci6n en los bordes del chaflán o alisamiento posterior de la pieza.
que, como va dicho, rué completndo :rrtificialmente.
Como se apreciará , con sólo detenerse ante las reproducciones
aludidas, la decoración principal tic estos iconos es la que calificamos de tónica en todns las series de que nos hemos ocu pad o al comienzo de este trabajo: los trazos de las cejas, el par de ojos radiales enmarcados entre aquéllas y los grupos de líneas p:rralelas
con la dob le inAexi6n semicirculnr; pero aquí ni las ceias n.i los
grupos d:chos dl! lín~as están representados, como se ver:í, por trazos tinos, si no por anchas cintas con las res pectivas inflexiones. Y
no hay que decir Que el máximo paralelo con las ~ aludidas series
ha de hallarse. naturalmente, en los ídolos de Almizaraque; semejanza impuesta principalmente por In identidad de la clase de h ue~
so, o sea del elemento portador de la ornamentaci6n.
Los grabados Que demos de estos ídolos ll evan una numeraci6n
corre lativa, ordenada, en lo posible. según la menor o mayor com plejidad de su ornalO, p:utiendo del más elemental. Y por el pro..
pio orden pasam.os a relacionarlos detalladamente, prefiriendo 1
pesadez de la inventariaci6n a la vaguedad con que fueron hechas,
en caSO$ semejantes. las descripciones de material similar. Debiendo hacer constar, pMa evit:lr repeticiones, que los dibuios se reproducen a escala de dos tercios de los originales. y que las referencia~
-
127 -
•
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1. AALLESTER TORMO
se hacen a [os correspondientes números de 1n8 cuatro pri meras 1
:\minas, correlativamente.
Núm. l.-El ejemplar núm. 1 lleva como recortado o alisado
el extremo superior del hueso. Está ornado con los elementos que
hemos t'illificado de esencia les: una cinta con la doble inAcxi6n hacia abajo representa las cejas; dos borrosos círculos con bordes den
tados y punteados en el cen tro, constituyen los ojos; y otras dos
cintas paralelas, con la doh le inflexión hacia arriba, cierran la composición.
Núm . 2.-Pieza semejante a la anterior, sin más diferencia en
el oroa!', que llevar bs cej:ls dobles.
Núm 3.-Otro ejemplar con la misma decoración temática;
pero, al parecer, sin cejas. y los ojos (círculos con gruesos puntoos
por pup;las) inscritos en un espacio pintado, casi rectangular, delimi tado por zonas de pequeñas líneas verticales, flexionadas l ig~
ramente en el centro. Que parecen representaciones ciliares; y sigue también el par de (ajas con la doble inflexión. Se reproduce
este ejemplar de frente y de perfil.
Núm. 4.-Este hueso-ídolo, roto por ambos extremos, muestra
la decoración incompleta. limitada hoya restos de la composici6rl
ocular v a las dos zonas semilunares.
Núm S.-El ejemplar de este número está también ligeramente
incompleto en su extremo superior y falto de parte de la base; llevando de la decoración: la cinta Que hace de cejas y el par de ojos
de perfil trapezoi dal, con la particu laridad de representarse demasiado exageradamente las pestañas, mediante grupos de finas línea~
un tanto ala rgadas. en los lugares adecuados; siguen las dos obli .
gadas zonas curvadas y miÍs abajo el aditamento de una faja hori·
zontal indeterminable por rotura.
Núm. 6.-Este ído lo. casi completo, debió llevar cejas dobles .
de una de las cuales Queda sólo parte, y la otra se indicó por dos
manchas semilunares; los ojos son discoidales dentados. con la
particularidad excepcional de Que las pupilas se indican mediante
pun tos blancos obtenidos por reserva; van a continuación las dos
zonas semilunares y lleva como fi nal una línea horizontal en
zig-zag.
Núm. 7.-Este ejemplar muestra incompleta la faja de las cejas,
los ojos insertos en un cuadrado de bordes dent iculados, las dos
zonas curvadas corrientes y como final una estrecha faja de cuyo
centro cuelga algo como pequeño triángulo. Lleva esta pieza un:!
fitd de puntos grabados Que nace en la línea separatoria de las cejH3
y divide en dos partes el recuadro en que van tos ojos.
-
128-
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maLOS OOULADOS V,6,jLENC1ANOS
16
Núm. 8.-Una rotura en lo alto deja ver pequeña parte de la
7.ona representativa de las cejas. Los oios circulares, también dentados, b:ljo los que van las dos fajas semilunares; y pone fin a
la ornamentación aira cinta horizontal compuesta de dos series de
triángulos con los vértices apuntados en sentidos opuestos. Tam .
bién este hueso lleva, en su tercio inferior y lado derecho . huella~
de como pequeiias cortaduras paralelas que no debieron tener re·
I:!ción con la decoración.
Núm. 9.-Damos de este ejemplar las reproducciones de frente
y de perfil. Su compos ición decorativa. que es la fundamental ya
tant:1S veces descrita, es completada por un grupo de cuatro líneas
en zig-zag.
Núm . 1O.-EI ídolo Que va bajo este número, por su tamaño
bastante mayor que los dcm~s, su perfecta conservación y el modo
admirable como respondieron las corrosiones al ser mojadas, reviviendo la deco raci ón pintada. es uno de Jos ejemplares más inte·
resanles de la serie. La ornamentación se compone, como la fotugrafía y dibujo dejan ver, de dobles cejas, las segundas perfiladas
por arriba y por el centro, así como los bordes de los cuadrado~
en que van los ojos, por series de menudas paralelas; bajo de ello,
las acostumbnldas zonas incurvadas; y como remate un triángulo
con el vértice hacia arriba. Una línea por rescrva separa de arriba
a ab:ljo. en dos mitades, la ornamentación; y t:lmbién es de observar cómo los perfiles de las segund,ls cejas y los de los cuadrados
oculares muetran bien claramente líneas de puntos grabados. El
aludido triángu lo comph;mentario hace pensar si pudo tener en
esfOS ídolos la significación sexual que le atribuyera Siret (1) . Lo
hace sospechar :lQuí la reiteración con que. en [os ejemp lares sucesivos, figura el triángulo en posiciones diversa s, también vistas en
Almizaraque.
Núm. Il.-Este ejemplar, :11 contrario que el precedente, no
obstante haber sido sometido al mismo proecdim.icnto, las fuertes
corrosiones apcn:ls si h:ln :Icusado reSlOS de pintur:l, hasta el punto
de Que no.> pudieron ser rctogid:ts por la fotografía ni por e[ dibujo;
limitándose éste a reprodlcir lo que [as corrosiones acusan borrosamente, Que son las cejas, el par dc oios, las zonas curvadas y, como
términ o, en su parte inferior, un triángulo apuntado hacia ah:ljo.
Núm. 12.-Esl:í ligeramente incompleto en su extremo superior; se aprecian la ZOn.i de las cejas, el par de ojos discoidales de
(1)
Biret: cOrlentaux eL Ocdden1aux... ,..
-
129-
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16
1. 8ALl.eSTER TORMO
bordes c.Jentados, las dos fajas acostumbradas y un triángulo, asimismo .,puntado hacia abajo.
Núm. B.-El ejemplar de este número, también ligeramente
rolo por arriba, lleva la misma decoración descrita en el anterior,
con la diferencia sola de que lo~ ojos se inscriben en una zan:"! rectangular pintada.
Núm . H.-También el ejempl:lr de este número lleva ornamentación parecida :11 que le precede, l:n cU::lOlo :1 los temas )corrientes; pero completada aquí con una f;¡j:1 horizontal, :11 parecer uni·
forme, bajo la cual se ve un triángulo con el {¡pice hncia arrib:1.
Núm JS.-Este ejemplar, uno de los más intcrcS:lIltcs de la serie, ha podido ser fotografiado con eficacin y dibujado fácilmente,
como se ve en las reproducciones que insertamos. Un:1 pequeña
rotura, en la parte alla, :.penas si afecla tl la ornamentación, que Se
inicia do! arriha a abajo con dos cej:ls semilunares dentadas en sus
bordC1l inlernos; sigue el par de ojos lenticlII:lres, t:1mbién denlndos; vaa a continuación las dos corrienles fajlls semilunares; pero
debajo de tal composición rcm(¡lica completa, como se ve, figuran
airas Cejas seguidas de un segundo par de ojos y de unn de 1:ls mentad:1S fajas sernjlu'narcs; y, como complemento de todo ello, :1parcce otro triángulo denl:tdo con el vértice hacin abajo. Es el único
ejemphlr conocido en que se repite 13 composici6n capital, ya que
algunos otros de Almizaraque (fig. 8), aunque duplican y aun triplican tos pares de ojos. no repiten el conjunto de la composición.
T:lmbién en esle ejemplar se d3n los ya citados puntos grabados
entre el primer par de cejas y en los bordes circulares del próxiOlt)
p:lr de ojos. Y es de interés hacer const:lT que, juniO :l restos de
pinrtlftl roja, lleva :llgunas otros de negra.
Núm. 16.-En este hueso-ídolo, :lunque Jiger:lmente incompJc.
lo en su extremo superior y nlgo m:Í8 en 1:1 b:lse, la mayor p:lrte de
la :lcostumbrada decoración S3 sido reproducid:l. Las cejas . dobles,
no se representan aquí por líneas arQue:ldas, sino por dos cintas
rect:lS dobl:ldas en ángulo agudo; los ojos, lenticulares y de bordes
dentados en la forma ya vista, y también el par de fajas curvadaoi
corrientes; pero debajo de ello lleva otra zona horizontal al parecer constituída de triángulos, y a uno y olro lado de ésta, en 105
espacios libres, dos pares de estrcllitas de factura simple, formadas
mediante el cruce de pequeñas líneas.
Núm. l7.-Figura en este número un hueso-ídolo de buen tam:lño, {'omparado con los rest;mtcs del lote; ha sido roto por su
tercio inferior, lleva fuertes corrosiones indicadoras de lo que rué
su orn::mlentación, que ha Quedado algo precisada al revivirse los
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130-
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mOLOS OClJLADOS VALENCIANOS
17
restos de pintura. Aparecen horrosas las cejas y los ojos, bastante
determinadas las franjas curvadas, mas otra transversal que la sigue
y que [3 rotura no permite apreciar debidamente.
Núm I8.-EI ornato de este ídolo es bastante rico: la cinta representativa de las cejas se dobb en el centro formando ángulo agudo; en un recuadro pintado, festoneado en los bordes con series de
líneas pequeñas par:delas indicadoras de pestañas estilizadas. van
inscritos los ojos; a continu:lcitÍn, las corrientes cintas curvadas;
}' se complementa esta decoración con dos zonas de triángulos en
sentidos opuestos, entre las que corre algo como un par de triángulos estirados, tangentes por los ápices. También este ejemplar
muestra pequeñas huellas grabadas en los bordes del rect:íngulo
oClllar.
Núm , 19.- Es este el ejemplar m:ís ricamente decorado de La
Pastora, habiéndose reproducido cuidadosamente su decoración por
las huellas que han Quedado en el hueso. La comparación de
las dos reproducciones inserlas bajo este número, el dibujo y la fotogr:1fía, da idea de la delicada labor realizada por el Sr, Pascual.
I.as cejas están substitufdas aquí por una amplia y uniforme zon ..
pintada que se inicia en el extremo superior de la picz3, apuntán .
dose en el centro del borde inferior de aquélla lo neces1rio par!l
producir dos Iiger:ls curvaturas sustitUlivas de las cejas; los ojOl¡
van encuadrados en una composición rectangular con representaciones ciliares en sus bordes superior e inferior; siguen (¡('bajo· las
repetidas dobles bjas semlunares; yen último lugar figura un amplio esp:lcio. limitado por dos filetes transversales, que aparece
relleno de arriba a abajo por las ondulaciones de un grupo de siete
líneas paralelas. También aquí, junto a las representaciones ciliares, se ven los puntos grabados tantas veces citados,
Núm . 20,-Fragmento central de un hueso, en el que se percibe
de su ornato parte de las cejas, et par de oios circulares punteados
y las dos franjas acotumbradas. Lleva este hueso unas ligerísimas
porciones de pintura negra.
N úm 21.-Eslc otro fragmento contiene sólo parte de un par
de ojos dentados y una franja y parte de otra de las curvadas. tan ·
tas veces citadas.
Núm. 22.-Es este un gr:m fragmento de fdolo al que falta la
parte aita de [a ornamentación; restando sólo los pares de zonas
curvadas y el remate consistente en un grupo de tres líneas onduladas Que se extiende horizontalmente, y tras de e11as un lri:íngulo
apuntado hacia abajo.
Núm 23.-Este fragmento muestra la porción fin:'! de otro
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1. 8.l.LlESl'ER TORMÓ
hueso-ídolo. pudiéndose ver una de las zonas curvadas. parte de
Otra y una línea horizontal ondulada.
Núm 24.- Bajo este número figura la parte centr31 de una COnlposición ol'ulada de la que puede apreciarse el par de ojos insertu
en un rectángulo pintado y ligeras porciones de las cejas y de la pri·
mera de las zonas curvadas.
Núm. 25.-Y damos por último un pequeño fragmento que UeV3 dos de las repetidas zonas y un motivo constituído por tres línC:IS concurrentes de izquierda a derecha aproximadamente.
La enojosa, 'Cuanto ncres:lria relación que precede. da ide:1 de
[:111. c:lracterísticas del material oculado de La Pastora. El común
aire de ra.milia que le une a su p:lralelo de Almizaraqlle es t:ln manifiesto. que nos ahorra razonarlo. pues si no llega a la igu:: dad.
d
alcanza una estrc<.'ha semejanza. L:ls decoraciones de [os ídolos
del SE. Eon más varias, ricas y finas. En I:IS que acabamos de describir escasea el trazo lineal que en aQué1l3s es lo corriente y 3quí se
le sustituye en general, como va expuesta, por cintas más o meno~
anch3s en cuyos bordes se reproducen los par31elos lineales busl';]dos. La~ cejas de estas represenl3ciones antropoides, realist:ls en
los V3S0S de los Millares y de AlmizaraQuc y en algunos cilindros
de piedra (figs. 2. 3 y 5 a y d). y Que se multiplican y se h3cen filirormes en los huesos largos del último despoblado citado, se expre ·
san en La Paslor:! medbntc [as mcnl:!das cintas con infleXIones SI!micirculares. paralelas a los discos oculares. ya vistas en algún ídolo de piedra (fig. 6), o bien en el par dc pCQueños segmentos semi
circulares a que hemos aludido a[ describirlos. Otro tanto sucede
con los grupos de paralelas, también con la doble inflexi6n citada .
que aparecen bajo los ojos, cuyo origen se ha especificado antes !lll'
ficientemente y que suelen reproducirse linea[mente, menos en 1.3
P:lslora donde se las substituye del modo indicado.
En !ü que suele m:mircst:lrsc 1:1 m3yor riquC"¿3 ornamental de
los huesos de Almizaraque, es en lo que hemos eslimado motivos
complementarios, más sobrios en los valencianos, que Siret creyó
erróneamente llegaban a tal ornamentación tomándolos ele los temas que decoraban los vasos aculados, donde no los logramos encontrar.
El cuidadoso examen del malcrial óseo de L3 Pastora no da
b:lse para explicarse el grabado de los huesos más que de una sola
manera es decir sin las distinciones apuntadas por Siret para los de
AlmizaraQue. No se aprecia indicio alguno de 13bor croquiz3dora
preparatoria del pintado de los huesos. En éstos los temas pintados
parece se llevaron directamente al hueso a decorar y la acción ca
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132 -
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[DOLOS OOULA[)()S VJI¡LENC[ANOS
rrosiva de la pintur:! cmplc:!da cavó en acusado hueco el espacio
Que ocupaba, dejando unos bordes imprecisos, sin que se haya po·
dido apreciar huell a alguna de decoración incisa; obseT\'ándose.
en camb io, pequeños cortes producidos al ;Ilisar o igualar las super·
flcies de los huesos. Lo único que se percibe bien claramente en algunos cjemplares son series de puntos o de cortas líneas grabad:lli,
no incisas, en sitios donde, como en las cejas o en los bordes de IC8
discos oculares, se quisieron representar pelos o pestañas ~ produ.
ciéndose por corrosión esas menudas huell:ls, hoy bien visibles. en
especial en los casos en Que se pintaron series de paralelas cortas.
pero fuertes, bordeando los recuadros en que se insertan los pares
de ojos; lo que demuestra la fuerza mordente de la pintura empIcada. Esta. revivada por el procedimiento antedicho, ha solido
dejar huella roja; pero en otros ejemplares se notan cómo peque·
ños restos de pintura negra, brillante por cierto, que hacen SOlipCch:1r si se emplearon los dos colores.
Un hueso, Que queda fuera de la serie oculada descrita, muelitra
(lám. IV, 26) unas cl:mlS huellas de grabado en forma de finas líneas
perpendiculares al eje mayor, que dan la sensación de estar producidas como por dobles hebras que se arrollaron repetida y apretadamente.
El modo como suelen descubrirse los huesos oculados, con profund¡is huellas generalmente desfigurad:ls o borrosas por los m:llcriales térreos adheridos, h:lccn recomendable, con un:l exc:lvación
tuidadosa, el lavado y detenido examen de todo el material óseo
de este tipo o del de las conocidas falanges .
• LA ERETA DEL
PEDREGAL, (N AVARRts )
En b amplia hoyada, lecho de una laguna que existiera en el término de Na"arrés. cerca de su límite con Bolbaite, y que ha sido
desecada deri"ando para el riego las fuentes Que la alimentaran,
existió un:l zon:l de ni"el suficiente sob re el fondo del bgo, para
sal"ar sus aguas hti.bituales; y en especial resaltaba en ella un:"! pe
qucña extensión de sobre dos hanegadas (unas 16 :íreas ton 62 centiáreas), rodeada del resto de [a zona por todos aires menos por el
Norte, que da hoya un como barranco desaguador, antes laguna.
La extensión de tal zona se h:1 ido acrecentando artificialmente por
formación de campos ti e.xpensas de lo que fué vaso del lago y siempre dándoles 1:1 altura ~uficiente para hacer posible su riego. Con
lo cua l se ha venido :l formar una pequeña extensión de huertas
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133-
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•
20
r.
SALLFST'ER TORMO
alrededor del secano :lfllcdicho. limitada por todos lados por lo
que fué fondo lacustre. hoy denomin:ldo «rn:lrjaIJ:I. menos por el
Norte. donde, como dicho queda, corre actualmente el desaguador. Esta zona de huert:ls nuevas y lo que fueron terrenos vicies
anejos. es lo quc se llama «Ereta del Pedregal», F.n el mentado
trozo de ¡ierra, secana por m:ís alto, es donde realiza el S. 1. P.,
bajo nueSlr:1 dirección, las excavaciones a que vamos a referirnos. Es un Y:lcimicnto arqueológico conocido hace muchos años.
incluso cuando aún se encharcaba habitualmente la hoyada. que ha
sido de nuevo identificado por el Agregado del Servicio Sr. Chocomeli, mediante cuidadoso reconocimiento del terreno y alguna!>
catas practicadas para mejor afirmar su juicio. Las exploraciono.!s su·
perficialcs previas, la campaña preparatoria y las dos de c.'t:cavacio·
nes realiz
sondeos. hechos a fondo, hasta la turba del lecho del lago. entre la
que aún hoy discurre el agua; y aunque la exc3vación y los sondeos
aludidos acusan estratos fecundos en contacto con la turba, en la
que se "precian algunos restos como de materi3S leñosas, es lo cierto que ni) hemos visto hasta ahora restos evidentes de pilotes, bases
de habitaciones p:1l:1fíticas, ni en los cortes de las tierras se aprecian huell:1s de c"bañas. Un
este el iugar de precisar, V3 desde la zona superior. revuelta, a un!'!
de ticrra :1pelmaz:lda, y tr:1S ésta siguen otras cuyas tierras se obs .
curecen gradualmente hasl:l llegar a un estrato fangoso inmediato
a la turba. Del matcrial descubierto, hasta ahora. podemos dar 1011
si¡::uientes detalles: superficialmente, en la tierra de secano y en las
pnrciol1e~ de los campos de huerta inmediatos. que debieron origiDllriamente form:1r parte de 1:1 llamada IlErela», encorur:Índ03c dos
hachas, do 1:ls que conocemos una de tipo argárico, plana, de boc:l
ya curvada. y una azuel:1 de huen tam
excavaciones halláronse punzones de sección cuadrada o rcdond:1 y
alguna laminita informe de lo mismo; gran número de puntas de
flecha en sílex. geDer:1lmente pequeñas y de tipos derivados del rom~
boidal y técnica poco cuidada, y enlre ellas algunas de mejor labra,
de pedúnculo y aletas como las conocidas en los Millares, otras grandes lanceol-adas y de labor imperfecta; láminas y cuchillos en sílex .
algunos de buen tamaño; hachas m:ís o menoli grandes y algunas
. muy pequeñas de rOC:1S escogidas, SOlI\'o las labradas en piedra gris
verdosa de una cantera comarcal, frecuentemente descompuestas; un
bello botón de piedra blanca, piramidal cuadrangu lar y de perfora.
ció n en V; gran número de espátulas en hueso y asta de ciervo, un
fuerte arpón de lo mismo y abundantes punzones de los con arti-134 -
•
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IDOLOS OOULAOOS VALENCIANOS
21
culación para empuñadura; algunos restos cerámicos, Que llegan.
junto con otros de los mentados materiales. hasta la turba, lisos, a
mano y alguna vez con mamelones y otras con pico derramador;
restos de animales domésticos; algunas falanges sin decoración y los
dos ídolos aculados Que vamos a dar a conocer. De restos humanos
se ha encontrado un solo cráneo, al que no acompañaba ningún
Olro resto esquelético. Merece anota rse la inexistenci a de alfileres
de cabeza acanalada. ni de colgantes ornados con incisiones circu lares o en espiral. De los antecedentes de estas ruinas, se ocup;'!
Chocome li en otro lugar de esta publicación.
Pas:mlOs a ocuparnos de Jos ídolos descubiertos en la «Ereta)l :
1.0 El 25 de Agosto de 1944 se descubrió en la capa 4.- de uno
de los sectores de la excavaci6n (el B), a algo más de un metro de
profundidad, O sea un poco por debajo del estrato de tierra apelIllazada, el bello ídolo oculado que reproducimos con el núm. 1, a
y b, en la lámina V; ejemplar tan rico Que no tiene semej
arqueología peninsular. Las adherencias de tierra retenidas por la8
incisiones de la ornamentación, impidió que nos diéramos cuenta de
su interés ha sta el lavado de la pieza. Sobre la media caña, obtenida
partiendo a lo largo un gran candil de asta de ciervo, al parecer
desnuntada por la parte alta, y rota por la base, va extendida la decoración, compuesta de la composición fundamental vista en los
ído los en huesos largos, a la Que acompaña el rico ornato complementario que indicaremos. A partir del e.'(lTemo delgado, ligeramente roto. y donde se observa un pequeño resalte taladrado:l modo de
:1sa para la suspensión del ídolo. la decoración, destacada en relieve
sob re la superficie rebajada del asta, se desarrolla en el siguiente
orden: cuatrO bordones lineales, paralelos, con la doble inflexión
sem ici rcu lar , pero ya no en fo rm a de amplias cintas, a modo de 106
ejemp lares de La Pastora, sino semejantes a los li nea lmente repre·
sentados de AlmizaraQue, hacen el papel de grupo de cejas. extendidas sob re un par de ojos lenticularC5 representados por círculos
de bordones con otros espacios concéntricos ligeramente resaltados y radiados. y, en el centro, pequeños círculos punteados en
hueco. representan las pupilas; y algo más abajo otro par de ojc~
iguales, pero de tamaño ligeramente mayor, por bajo del cua l limi·
l a el espacio un grupo de tres bordones resaltados de igual modo
que las cejas. las cuales desempeñan aquí el papel de los grupos de
paTldelas o de zonas vistas antes de ahora en 108 ídolos a Que hici ·
mas refcrencia. Todo el espacio extcndido entre los pares de ojos
descritos, está esculpido en series de rombos, en relieve. al nivel
de la superficie originaria de la pieza y limitados por otros espa-
135-
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22
1. BALLESJ;ER TORO'O
dos i,t(u;dcs ;dtcrnanlcs, rebajados; labor vista y:'l en Almiz<'IraQuc
(lig. 8. núms. 3. 4, 7 y 8), donde Sirel creyó que los intervalos en re·
salte y los en nivel b;¡jo. :dtcrnados. proccdfan de espacios corroídos
o no por la pintura, y Que supusiera precedentes de esta especial la_
bar el recipienlc de aJabatro provinienlc de Falleras)' el cilindro
en hueso de Gor (1). Y el resto del :Ista. separado del espacio ante·
dicho por un bord6n, lo cubren 18 zonas horizontales de tri:íngulos con !os vértices para :.hajo; pareciendo, por el pequeño espacio
sobrante en el extremo inferior roto del asta, Que la ornamenl,lción
no debió pasar de la zona mencionarla. En las dos reproducciones,
una general r otra de delalle, que de estc ejemplar damos en la lámina V, se observar;Í 1:1 ~Xlraordinaria riqueza de su ornato. Toda
la superficie decorada estuvo cuid1dosamente pulida, de lo que res
tan claras huellas en los espacios planos resaltados y en los bordes posteriores, perfcct:lmente alisados, de la media caña.
Recuérdese cuán general es en las pl:lquetas grabadas portuguc
sas la decoración en triángulos Que ocupa la mayor parte de la Sil
perficie de este ídolo; pero casi siempre se d:l en aquellas pie-¿:ls
con. los triángulos apunlados hacia arriba r muy escasas vece;; para
abajo; y obsérvese cll:ín confinado Queda dicho material pétreo en
el SO. portugués.
2." El 28 de Agosto del presente :I~O de IQ4;), se ha descuhierto
otro ídolo aculado en el propio despoblado; éste y:I a sobn; 1,35
metros Je 13 superficie, o sea, sohre el comienzo del estrato de tierra oscura muy húmeda, antecedente a la fangosa que precede hoy
:1 la mezclada con lurha, de la que la separan actualm~ntc unos
50 cms.; zona, la del hallazgo. Que incluso en tiempos modernos,
antes de hacerse las recientes derivaciones de las aguas para el riego, con la consiguiente desecación del fondo del I::tgo, debió estar
sumergida. El lona caslnño Oscuro de este ejemplar, Que, lo conserva, como la mayor parte de los huesos provinientes de 1 zona
"
húmeda o de las ~guas de esta estación, más manifiesto {'uanto
más profundos se hallan, es una confirmación de la deducción cs·
tratigráfica . No rnueSlra este nuevo ídolo la riqueza ornamental
Que el antes descubierto, pero tiene también, en nuestro caso. un
e.'t:traordinario interés arqueológico. El hueso aprovechado es de
igual clase que los de La Pastora y Almizaraque. y lleva también
la parte superior aplanada o alisada. faltándole algo de I? base.
como puede verse en el núm. 2 de la l~mina V; Su ornato, graba~
do. n.o pintado a nuestro parecer, viene a ser el co rriente en los
huesos largos ocupados de que hemos ido ocu,,;índonos. como va(1)
Siret: ru'Espagne PrehlstOriquelt, tlgs. 227 y 234.
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136 -
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roOLOS OCUlADOS VAoI.ENCIANOS
23
mas a ver: se inicia la decración. incisa, sin indicación alguna de
ce cej;¡s. por el par de ojol lenticulares. con menudas circunferencial por pupilas, inscritos en sendos recu:ldros tangentes por los
lados internos; a cuya composición siguen las dos conocidas aneh:!" cintas paralelas con la dohle inncxión semicircular mirando
hacia arriha, que complctan el tema principal en los ídolos de La
Pastora, y de cuya procedencia hemos hablado reileradameme y que
en el ejemplar :mles descrito quedan representadas, como en AImiz:lraque. en forma de bordones; terminando la segunda de las
cintas, por su parte inferior, en fila de triángulos apuntados para
ahajo. La técnica de grabado de este ejemplar. cuyos trazos incisos
son en Sil ma)'or parte limpios y precisos, penetrando lo suficiente
en el hueso. parece la de un grabado directamente trazado, más que
conseguido por el procedimiento del aguafuerte Que sospechara
Sirct, aunque no podemos afirmarlo resueltamente. El grabador
trazó con firmeza las Iíne3s curvas y las recias; pero los bordes de
los rect{ingulos oculares se delinearon con fuertes ondulac iones
apretadas, y la división cenlral en pcqueños trazos en forma V invertida, pretendiendo· dar así la impresión de las ya observadas representaciones ciliares.
Este interesante ejemplar, tan separado de su compañero de yacimienlO. como emparentado con los de La Pastora, p:lrcce indicar
ra coet:lOcid:ld, cuando menos aproximada, de las dos técnicas tan
distintas Que representan, la del pint:.do y la del grabado en los
ídolos.
• ••
Al redactar este trahajo no nos hemos propuesto otra fim.lid;.d
Que I:! ¡,ien modesta de d:lr a conocer estos importantes dcs'~ubri~
mientu!\ arqueoló~ico!\ v:.lencianos y situar los nuevos m:.teriales en
el amplill marco que comprenden las di"crsas series de ídolo.~ oculados :11 principio relacionadas. No obslante, hemos de detenernos
en algunas observaciones con ellos enlazadas.
Interesa hacer ver cómo los descubrimientos de La Pastora
confirm1n el carácter de divinidad funcrari:1, protcetora de sepultur:lS, concurrente en los iconos en huesos largos, lo Que ya palecía
deducirac del h31l:IZgO de los vasos, los cilindros y las falanges aculadas en entcrramientos bien comproh:ulos; pero en lo locame a
los huesos de Que nus ocupamos nada había quedado probado hasla el descubrimiento de los de La Pastora. pues sus similares de AImiza raque descubriéronse en ei fondo de una cabaña. En La Pasto ·
r.!, como se ha viSIO, cada paquete de restos humanos contenía uno
-137 -
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24
l. SAI_LESl'6R TORMO
o varios ídolos, lo Que no pudo apreciarse claramente en todos los
casos a causa del desorden producido con la exhumación y traslado
de restos humanos a segundo enterramiento; pero lo hace suponer
así el recuerdo de las excavaciones practicadas en la «SerTa das M ulelas» (Torres-Ved ras, Portugal). donde, en las sepulturas exploradas, cada mantoncito de huesos era anunciado por 1:1 presencia de
un ídolo-cilindro, de los lisos o apenas con decoración elemental
de pares de líneas o de puntos . que cmn 108 Que 1111í se daban (1); e
igual debió acontecer, creemos. en la ('ueva alcoyana. Los ejempl:¡.
res de la «Ercta de l Pedregal» no pudieron tener tal empIco en el
sitio del hallazgo, sino que procederían seguramente de IflS destruí~
das habitaciones del poblado.
[...-1 cuestión relativa al origen de este tipo de ídolos ha producido imeresante bibliogr;¡fía, con conclusiones generalmente tendentes a creerles de proc('denci;¡ oriental mediterránea.
Ya Dechelette (2) [os relacionó con la diosa femenina guardi:ín
de sepulturas, Lonocida en la Grecia remota, con una facies característica en Jo premicénico (vasos de la segunda ciudad de Hjsar~
lik y placas amorgianas de m:írmol). Tipos con ellas emparentados
se ven, clecía, desde las costas del Asi:1 Menor y del Archipiélago,
;1 1:ls 1sJ:¡¡; Británicas, a lo largo de J:¡s costas de la Penínula Ibérica
y por l:ls Galias. siguiendo una remota vía comercial, que estimó
j:llon:lda de hall:lzgos semejantes; y así, com o consecuencia de tal
camino. veía la justificación de ciertos p3ralclos de material; h,,hiendo hecho la obscrv:lción de que el ídolo ct!co ora m,ís esporádico cuanto m{¡s se alejab:l del Mcdilcrr:íneo . Franko\Vski (3) no·chazó esa ~upuesta :Impli:l irr:J(liación del ídolo femenino protector de
lo;epulturas, que estimó creación crudita que vino :l :lpropiarsc, derín .
tOc!;IS las representaciones antropomorfas restos de los ritos func1':l .
dos prehistóricos; negó el cadeter dc diosas dado por Deehelelle
:l mucn:ls representaciones figuradas que invocaba, y cstimó m,ís q,IC
sospechosa la feminidad ele airas con 1;IS que cstahlcciera parangón;
opinión en que pareció acompañarle Virgilio Correia (4); todo lo
cual no filé ohstáculo a que persistiera la creencia de que los ídolos
ihéricos procedieran de influencias medilerr:íneas orientales, que
t:lmbién admitiera Aberg (S); opinión sustentad" hoy por otros au¡ores modernos. muy especialmente por Gordon Childe (6). quien.
V. COITe1a.: cNeoUtlco de Pa.vta». pág. 91.
«Manuel d··A.roheologle...•• t. l. pago 694.
c~teLas dLscoidca.s d e la ~nlnsula. IbérICrut. 1920, pág. 27.
{4J cIbid.». pág. 83.
(5) cLa Clvilisation Eneollt.hl.que dan5 la PeOln5ule Iberique.. 1921 , pago n.
(6 ) cThe Dawn of Eurepean CivilisatloIU, London, 1939, 3.' eu., pág. 264.
(1)
(2)
(3 )
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138-
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mOLOS acULADOS VALENCIANOS
20
si no a la diosa protectora de sepulturas vista por Dcc helette, hace
referencias múltiples a [as representaciones de divinidades femeninas
de ojos de lechuza, como las esquemáticas del Egeo, las pintadas en
falanges del SE. hispano}' la tallada en piedra de Troya; señalan_
do como paralelos de los Millares con el Oriente mediterráneo, que
supone dió impulso a tal cultura, entre otros, las formas de lo~
vasos vistos en el Minóico Primitivo de Creta, las figuritas de piedra semej;mtes a i:l s cicl:ídicas y anató!icas, las medias lunas de barro como en Anatolia, el botón de Almizar:lque también como el de
ésta, las cuentas segmentadas {'amo en el Minóico citado, y las allldid:1.S figuras de cara de lechuza pertenecientes asimismo a la propia diosa que los sumeríos pintaban en las asas de las jarras funerarias. Que entre las múltiples influenci:ls orientales llegadas a nuestras costas. vinieran también las de estos tipos de ídolos con ojos de
.lechuza, no parece ciertamente infund:ldo.
Ya Siret había hecho constar (1) las analogías existentes entre
los motivos decorativos de los ídolos grabados y pintados y los de
los vasos pintados chipriotas del 11. 0 período cerámico. con Creta y con algunos vasos de Susa.
Parece conl1rm:tr estos criterios el hecho de Ql,le los iconos, aculados en huesos largos y en falanges, todos menos una de éstas (La
Pastora, «Ereta del Pedregal», Millares, AlmizaraQue, Hoya de
ios Castellones y «Lap:l de Bugalheir:1 D son descubiertas en tierras
)
inmediatas al Mediterráneo; y el que, cumo ya afirmara Curreia (2),
la ornamentación de tal tipo de ídolos, rica en España, fuera dis ·
minyendo en ornato a medida que se apartaba de dicho m:tr; Je
modo tal.
cía sólo a unos puntos y unas rayll!l.
El descubrimiento sorprendente de ídolos aculados en La Pastor.l y en la ItErela del Pedreg:d», o sea cn el Rei no de Valentin.
aislados a tan gran distancia de lo Que se vení;t creyendo zona propia de su existencia, nos hace creer que no sean únicos en tierras
valencian:!!; y esper:lr nuevos hallazgos semejantes, que signifiquen
aún m:'is eficaces aportaciones al estudio de cstos materiales.
(1 )
(2)
I{Questlons do cbronologle IberiqueSJ. pág. 37. lAmo v.
«!bId.», pág. 87.
-139 -
[page-n-140]
26
l. SA.lLESl15R TORMO
APENDICE
INFORME SOB RE LOS HUESOS PINTADOS OCUlADOS
DE LA .COV A DE LA PASTORA, DE AlCOY
Examinados los restos de huesos pintados procedentes de la cucva de OlLa P;1510ra» de Alcoy. cuyo informe sobre una posible cla·
sifi cación se tuvo la deferencia-de confiárseme, paso a exponerlo en
la siguiente forma:
l· E ntraña para el Que suscribe gran dificultad una determinación cxacta de tales huesos, por el cuado de mutilación de los mismos, a los Que faltan las partes e:Xlremas por completo en ocasiones, y en las que subsisten se hallan las apófisis y cavidades deformadas. bien intencionadamente o por la acción de! tiempo.
2.° Son huesos largos. pertenecientes a las extremidades de ani·
males domésticos del tipo de los actuales óvidos y c:ípridos; sin Que
[a falt a de detalles nos permita un:1 diferenciación clara de la especie.
3. 0 Pueden por tanto ser huesos procedentes de formas domésticas o s:'!lvajes, en estrecha relación con 1;18 ancestrales de nuestros
óvidos y c:ípridos. que según Ad:'!ntel:>. son el 01:is 't'igtlci y la capra
prisca.
4. 0 tntent:lOdo :Iproxirnarnos en u n:'! posih[e defi nición de la
clase de huesos de que se trat:'!, creemos que predominan las «tibias»
(núlT!eros lO. 18, 19, 22, refiriéndonos a las láminas del trabajo del
señor Ballester), ya Que se aprecia el cóndilo externo abultado,
tal y como corresponde a la fusi6n de la cabeza del peroné en
estas especies, en las que e l cuerpo de este hueso y su extremidad
distal permanece separada}' forma el maleo lo externo (hueso maleolar) que fué desprendido intencionadamente o por la acción del
tiempo. De los huesos res tantes, e[ señalado con el número 9 (v. las
I:íminas), parece un tUadiOll. ya que en I>U extremidad proximal se
ohserva como si hubiera sido desprendido el «cúbito», quizás por
la tendencia manifiesta de fl11iJormar los huesos con un fin determinado, por lo Que fácilmente fué desprendida la exagerada prominencia formada por su «o[éc ranon», lo que siendo un ani mal joven
(así lo parece por el tamafiú) provocó el desprendimiento del cúbito en la parte de su cuerpo, de lo cual quedan huellas en la cara
correspondiente del . radio».
Los restantes huesos. m<Ís troceados y desfigurados, pueden ser
-
140 -
[page-n-141]
¡DOLOS OC\JLADÓS VALENCIANÓS
27
dI! «tibia» y «radio», o bien parle de los otros huesos largos , tales
como «húmero» y «fémur», con 108 cuales es fácil co nfundir dicho~
restos, ya que desgr:lciad:IOlcnlc no aparece ninguno con su extre·
midad proximal o disl:11 complcta, que nos permitiría afianzar el
dictamen.
Es cuanto puede inform:lrse, con las reservas antedichas.
JUAN TERRADEZ RODRIOUEZ
De la InspecciÓn Veterinaria Nacional.
-lj¡-
[page-n-142]
•
[page-n-143]
BALLESTER· -'doJo s oc ulados valencianos •.
LÁMINA 1.
2
3
4
"
5
•
•
7
,
[page-n-144]
BALLESTER - . Idolos oculados valencianos,_
LÁMINA 1[.
10
9
12
11
IdolOll do: l•• CII~. de 1, PUlO'"
lO¡m,¡oe de V.
P.,.~\I.I
, 1010 AcleUl
13
[page-n-145]
LÁM I NA 11 1.
BALLESTER· IldOlos oculados valencianos•.
17
16
15
14
18
Idol .. \\e II o:C6vI de la p .. tor..
,Dibujos de Y. Pueual y fotos
19
A d~l1)
[page-n-146]
BALLESTER - . Idolos oculados valencianos•.
20
21
LÁM INA IV.
22
26
24
25
27
Idolro J", 11
.c,).,.
d", l. Pa"Ctrn (21() • 25\ y !luellO ¡¡rlbldo d", la m'.sma IJI))
Mlr.d. a l. <:UO'"
(21)
{Dibulos de: V. Pose".1 y !0I0S Adcll¡
[page-n-147]
BALLESTER - . Idolos oculados valenclanoso.
LÁMIN A V.
I B
lA
2
Idolo en U lt C*:uJf'idl y orro en huno :r1bado U r 2)
_Erell
~1
Pcdrylo !N.,'.' '''')
(f'UI~.
Adell )
[page-n-148]
ISSN 1989-508
1. BALLESTER TORMO
Trabajos del Servido de hlVuUgaclón Prehistórica
Idolos. oculados. valencianos.
Sabido es, e interesa recordarlo :lhOTa, que en las excavaciones
praclicadas años ha en los Millares por D. Luis Sirct, dcscubriósc.
entre afros materiales del m:'ximo interés arqueol6gico, Que desgrn.
cilldamcnt'C no pueden exponerse aún debidarncnlC para su estudio
directo, un rOlc de vasos con dttoraci6n incisa, 3 Que necesitamos
aquí ¡]:leer referencia. Uno ele ellos mostraba en relieve un pa:de senos, encuadrados enlrc otros lantos grupos de paralelas en
tig-zag, Que, contornc:ínrlolos por debajo y lateralmente, extendí:msc :J modo de alas abiertas en sentidos opuestos, constituyendo aquel símbolo del dios fecundador supuesto por SifC!. Véase tal vaso en la fig. J.a (J). En otros, unos pares de ojos formados
por círculos concéntricos. radiados y punteados, aparecen alguna
\'ez eDlre las alas dichas y otras sin ellas; pero en estos últimos
casos llevan 1I uno y 011'0 lado series de líneas paralelas, curvadas en dobles inflexiones aproximadamente semicirculnrcs. con
las cone:lvidadCj; hacia arriba, Que recuerdan los C:tlremos cent rados
de las mentadas alas; dehiendo hacerse la observ:lción de Que los
\'asos con esta modalidad dc<:orativa tienen siempre !:ln pronunciada
curvatura hacia sus bases, Que hubiese hecho invisible y en canse
cuencia inútil, toda decoración de alas desarrollada en su mitad inferior. Reproducimos estos tipos de vasos en las figuras 3 y 4, con
los desarrollos de sus ornamentos (2). El propio tema de decoración
O)
Slret: eQuet.tlons de ehronologie et d'et.hnographle iberlqucslt, pág. 2fH.
flg. 96: y «L'E6pngne PrehlstoriQ.ue». tlg. 223.
(2) Slret: «L'Espagne Preb'l'Ioor!que. ngs. 221 y 222: y eOrientaux et OC:cklentaux en Ew8gne aux lc-mps ptéh1stoliqUe8It, 1Am.. IV, nums. 12 y 13.
- 115-
[page-n-116]
2
L ~A1.1.ESreR TÓRMO
vascular apareció en fragmentos hallados en un sepu lcro megalítico
de la Hoya de Conquin y en buena parte del vaso de un sepulcro
de cúpula de Almizaraque. decorado en su parte alta con el par de
•
figuro 1
M1!lar~~
ojos circu lares. cntre dos series. no de líneas paralelas con doblo!
inflexión. sino con una sola de éstas. de concavidades para arriha.
pieza que reconst ru id:1 gráficamente inserfamos en la figura núme·
ro 2. y en la que. por la razón antedicha. se rehuyó tamhién el
figura i?
Almiu raque
llevar la decoración a [a parte baja (1). El car:ícter funerario de los
vasos de que acabamos de ocuparnos es manifiesto.
Estrechamente emparentados con estas piezas vasculares están
los conocidos cilindros en piedra. del SO. de 1:1 Península, asimismo
con decoraciones aculadas, procedentes Í!lmbi én de sepultur:ls, de
(1)
Colección Blret. y en I:Corona de EstudJos ..... v. P. LeIsner:
perforadas en sepUlcros mep1ftlcos:t. flg. 5. núm. 23.
-
116-
a..
I:Puerta~'
y Hg. 8. A. mIm. 7.
[page-n-117]
3
mOLOS OOULAOOS VALENCIANOS
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figura 3
!De SiN:l: .L'E..p.gnc; Prl'hi6(oriquCJ: ;' oQri
A
B
Agur. <1
lOe SiN:l: . L'.o.plgnc Prdli&toriquu ¡
-
J t'Or!e.OIaIU el Occicknlluu)
111 -
[page-n-118]
,
1. B\lLESn:'R TORMO
J06 que rep roducimos :llgunos en la figu ra S," Los
p:lfCS
de ojos len-
•
(00 Slrc1: ,Rellgh.nA .. ', " y Ir; "J (le Correi.: .Nco1ilico de I'.,·i.. , e
" y Ir, MulJoCo i;Ic IMadrid; e, oMoaDl.rap."ho)
Co~6<::"sc Olro parecido al ~b. de Conqucro Huch".1
)F
d;
ticulares no difiere n de los de los vasos; pero aquí sue len ir casi
siempre acompañados dc ~l os conocidos grupos de líneas en zig-z;¡g
como alas abiertas, cuyo 101,,11 desarrollo permitía b superficie la
leral de l cilind ro. como alguna vez hemos visto también en los vasos. Cuando la pieza ornad:l no es cilíndrica, sino plana, como la ~
de la figura dicha (placa scglm Sire!. a unque Correia la coloca entre
Figura 6
BadljOl
IOc Siret: "RcJi¡ion•...•¡
-HS -
[page-n-119]
IDOLOS OOULAOOS VALENCJANOS
5
los cilindros), y en el hacha aplanada de la 6.-, entonces se modifica
la decor:¡ción aculada mediante un grupo de lineas con las mismas
inflexiones centrales que dan los alud idos cil ind ros vistos de frente,
que semejan el pau tado en pentagrama, y que, por lo visto en ído lo&
remotos mediterr:íneos, se han supuesto tatuajes. Y si recordamos
que en la mayor parte de los vasos aculados, antes descritos, el tem:!
capital suele ir :Icompañado, cuando no caben las al as com pletas, de
las mentadas series de porciones ce ntrales de ellas, con la doble in.
Rexión (figuras 3 y 4) o con una so la como en los cilindros (6g. 2).
siempre coincidiendo co n la indicada imposibilidad de dar a las
al:IS desarrollo total, teniéndolas no por tatuajes sino, con Siret.
por símbolo de signi ficac ión religiosa, podría ll ega rse a la suposición de: que a la composición completa de las alas o sólo a las partes
de ellas reproducidas, dábaseles tal valor si mbólico que se co nsideraba imprescind ible las ostentara la pieza funeraria en una u otra forma. y si, por el contrar io. al pautado dicho se le tiene en virtud de
muy fundatlas razones (I) por reproducción de tatuajes faci:tles. que·
dad por explicar cómo pudieron tener los tatuajes aquel amplio y
exagera do desarrollo en alas, y cómo, al reducirso a la porción in icial de éstas en vasos y cilindros. se las presenta con la doble inflexión semicircular y no con los Irazos paralelos rectos co n Que ~~
muestr:1 el tatuado desde los antecitados ídolos remotos del Medit erráneo oriental hasta los franceses del Mame y del Aveiron, pero
Que no se conoce así entre las series de ídolos peninsulares de que
nos es tamos ocupando.
Oc otras bi en co nocidas ser ies de material aculado. ahora en
hucso, .nos loca habla r. Nos referimos conc retamente a las falanges
y los huesos largos de animales, pintados y grabados con decoración ocu lar, con exclusi6n total de 108 que no la ostenten .
Las fa langes de animales. tan fr ec uentes en las sepu lturas de la
cultura :¡ que pertenece todo el material de que tratamos, raramente se hallan decoradas con pinturas O grabados. y aun menos las que
lo son antropom.6rficamente. No conocemos hoy más ejemplares
que los individualmente encontrados en los Millarcs y Almizaraque
(Almería), H oya de tos Castellones (Gorafe-Granada) y más rccie ntemente en «Lapa da Bugalheira» (Al monda-Portugal), piezas
tod:¡s reproducidas correlativamente en 106 núms. 1 al 4 de la figura 7 (2) . De cl/ as la última y bs de Almizaraque ·y Gorafe, con pe(1)
Déchelel.te: «Manuel d'Archéologte .. .•. t. 1, pág. 696.
Siret: «Religlons NéollUllques de l'Iberle», lám. IV, núms. 1 al 3: y Do
Pa~, Vaultier y Zbyszcwskl: «Notas sóbre a lapa da BugalhelI1Ll en «Actas do
1 Congresso Nacional de Ciencias NaturaLs». pág. 11 , fig. 2, Lisboa. 1941.
(2)
-
119 -
[page-n-120]
l. BALLESl'ER TORMO
6
Queños ojos lenticulares y debajo de ellos series de líneas paralelas
(de cualro y de tres elementos), con la s concavidades para arriba y
la particularidad de Que sus extremos internos se curvan brusclIlllclIle haci:! ab3jo; siendo digna de observarse la semejanza casi lota l
de la decoración de estas piezas de procedencias tan distantes. La
..o.¡__ __
.c.~~~_ _ _
1, M,mare!.
~
-a,
~_,::¡~cl'nl
,
F"ocu" i
Almiunq\M:.-J. Hou de ,10.1 Culellone6.
4, Bugalhei r. (Almond.· P ortugal)
fOe SlTel: .ReU""n..... ), J,
~ y ~:
Y dc Do P.~o, VllIlrltt r¡ ZbySlC .... skl.; _Not. dbre I
L.r' da Bugslheiru, 4)
de los Millares muestra en ca mbio una decoración que ocupa casi
totalrnChte la ~tlperficic frontal, y consiste en ojos redondos. puntcados, inscritos en sendos csplIcios trapezoidales, con cejas ¡rautas,
que se repetida en los ídolos en hu esos largos, y un par de dobles
trazos paralelos iacurvados hacia abajo.
Las tres antecitadas falanges llevan decoraciones onduladas en
la parte posterior, que les hace parece r emparentadas, por los supuestos cabellos estilizados, con algunos de los cilindros citados.
como e:1 del Museo de Madrid (fig. S, a y b) y el de Conquero
(Huelva) .
-120 -
[page-n-121]
mOLOS OCULADOS VAILEN"C1ANOS
7
Réslanos hablar de los ai ras huesos aculados. Trátase de onos
huesos de tamaño mediano. generalmente de extremidades de
ovejas y cabras (v. Apéndice a este trah:ljo). Que llevan pintadas
y grabadas las orn amentaciones características de las series de
materiales a Que acabamos de referirnos. El único lote de esto!'
objetos. desde bace años conocido. fué descubierto por Siret en
el fondo de una casa incendiada del despoblado de AlmizaraQue.
en 1:1 que debió existir un taller de ellos. Tales huesos. cuy.}
exlremo superior fué igualado por alisamiento. así como la par·
le posterior de la cañ:1 del hueso. li geramente cóncava, conservan c:tsi intacto el extremo opuesto, del que el ensanch3miento de
la articulación se; :lprovcchó para base. Véase la copiosa y rica ca·
lección de Almizaraque en las figs. 8 y 9, donde insertamos los
dibujos de Sire! (1); y la reproducción fotográfica de algunos de
eUos en la pág. 146, tomo J, de la .Historia de España» de Pericot.
A partir del extremo superior de cada hueso se desarrolla la orna·
mentación fundamental, temática debiéra mos decir, vista en todas
las series a que nos va mos refiriendo, que se inicia con una o varias cejas estilizadas representadas por trazos en doble/! arcos semicirculare:!. por debajo de los cuales aparecen los conocidos ojos
lenticulares, sencillos o radiados, centrados en espacios libres de
ornamentación generalmente circulares cuando no elipsoidales o
trapezoida les; espacios a su "ez limitados en su parle inferior mediante otra serie de líneas paralelas, con dob le inllexión semicircular como la reproducción csquem:ífica oc las cejas y que aquí no
es sino la representación de la porción central de las series de líneas
en forma de alas dispares de que hemos hablado antes y que apa recen
subSlituídas así cuando aquéllas no pueden lograr su desarrollo
lotal por falla de espacio, como hemos visto en las series vascula·
res y cilíndricas; proceso que se ve claro, como se ha dicho, comparando los dibujos de perfil y frontales de los cil indros (fig. S) CaD la
piedra clana oculada de Moncarapacho (Algarbe) (fig. S, e), la supuesta hacha procedente de Badajoz (fig. 6) y los huesos de Que hablamos. De la composición capital para abajo, ya los motivos ornamentales, que pueden tenerse por complementarios, son en extremo variados en los ejemplares ricos: series horizontales de tri:ín·
gulas, pares de estos tangentes por los vértices, campos de rombos
pintados O esculpidos en resalte y en vacío alternativamente. ajedrezados, líneas en zig-zag más o menos abiertas, alguna vez for.
mando Ciimpos tupidos, y otros motivos poco frecuentes. Todo ello
(1)
Blret:
cRellgions... II. h\ms.
V
y VI.
-
121 -
[page-n-122]
8
1. B.••L.l..f.5TeJi TORMO
nos parece demasiado vario y complejo para admitir, con Siret.
que estab:1 inspirado por la decoración vascular antes citada. Algunas piezas llevan repetido el primordial tema de los pares de ojos.
Oc In variedad y riqueza de las ornamenl:lciones referidas, dan más
exacta idea las figs. 8 y 9.
Fi, "" 8
(De Sinl : .Re1iglons_ .• ,
De cómo se lograron las decoraciones de estos huesos y de las falanges hemos de deducirlo de lo expuesto por Sire!; según el Que ,
-122 -
[page-n-123]
IDOlOS OCULADOS VALENC IANOS
•
la falange de los Millares (fig. 7, núm. 1) está ornada con grabados
en hueco y motivos pintados indicados por una coloración morena,
pareciendo lo hucco corrosión ocasionada por los trazos pintados,;
observaciones reiteradas luego al ocuparse de los llamados huesos
largos. También dedujo del examen de éstos, que algunos habían
•
Figura 9
(De Sin:\: II:Religions .•.• )
sido grabados por un procedimiento semejante al aguafuerte (bllño
de la pieza en una mezcla de resina y cera, dibujo sobre esta capa
e inmersión en un líquido corrosivo); y algunas veces apreció csIríllS superficiales, como si se hubiese rascado más que pintado (l).
(1)
8lret: cReUgl00s...•• pág. 7; Y cOrlenl&ux el. Occldentaux..... pA¡. 29.
-
128-
[page-n-124]
10
l. BALLES1'BR TORMO
El carácter de lodos esto~ tipos de iconos (incluso de las pla·
qucta5 ('on ornamentos incisos. de Que rehuimos tratar por alejarse un poco de aquéllos), ha intentado explicarse má~ o menos ingeniosamente; pero lo único cierto hasta ahora es su indudable carácter religioso funerario . Más adelante hablaremos de su origen.
Todos ellos extiéndense por el área de lo Que se ha venido teniendo por círculo de la cultura portuguesa del pleno encol¡tico y
de la nuestra del SE. a que dió nombre la estación de los Millares;
zonas en que eran de apreciar mutuas inAuencias según un criterio
que hoy tal vez fuera rectificable en el sentido de admitir una cultura única con particularidades específicas en lo oriental y en lo occidental. En todo el campo dicho, que va desde las costas levantinas
a las atlánticas del SO. portugués, se reparten estos ídolos con las
modalidades de predominaren Almería los vasos y los huesos largos
oculados (también éstos ahora en Valencia), en el SO. los ídolos cilíndricos, y las falanges parece que se esparcen de uno a otro ext remo de la zona, con la uniformidad decorativa antes apuntada .
•••
En la referencia quc antecede hemos procurado recoger, en lo
necesario, cuanto em conocido, respecto a los iconos de que tratamos. desde muchos años ha; casi podrÍ:l afirmarse que desde los
y:1 viejos descubrimientos que realizara en Almizaraque D. Luis.8ireL Otros extraordinarios descubrimientos llevados a efecto recientemente por el S. T. P., en tierra8 valencianas, nos obliga a dar a
conocer prontamente los nuevos materiales, sin esperar a que queden :Jcah:ldas las excavaciones que 108 han dado a luz; y al efecto
de QUC ~u exposici6n y las relaciones a e1itablecer nos fueran más
fáciles. hemos reproducido los antecedentes expuestos.
Creemos también del caso fijar, de modo suficiente, el ambiente
arqueológico en que ap:lrcce el nuevo material.
-
124-
[page-n-125]
IDOLOS OCULAOOs V
ALENCIANOS
11
.cOVA DE LA PASTORAt (ALCOY )
Se halla la .. Cova de la Pastora}) en el término de Alcoy, en la
parte montuosa del «Mas de la Pastora», de que toma nombre, perIcnecienle a D. Vicente Pascual y Pérez, Agregado del Servicio de
Investigación Prehistórica de Valencia. El Sr. Pascual inició unas
cat:ls en la cueva, hallando, entre materi al enea lítico avanzóldo, unos
huesos g rabados con huellas como de corrosiones, suficientes :1 darnos idea de In naturaleza del descuhrimiento; lo que indujo al S.
1. P. a so licitar prontamente el permiso pa ra excavar; y. l'oncedido
por la Comisaría General, se emprendieron las excavaciones en cI
verano de ]944; cuyos trabajos estahan para terminarse I..uando se
dió el ex tra o rd ina ri o caso de que e l Sr. Gobernador de Alicante
nos ordenara la suspensi6n, fund:índose, según comun ic:lción a la
Comisa ría General, en que a su juicio y no obstante la au lorizacibn
oficial concedida, debí.! practicar dichas exp loraciones determinad:l
persona de aquclb provincia e ingresar e l materióll en el Museo de
la misma. No es ahora el momento adecuado para detalla" los trabajos efectuados y los resultados obten idos; pero siendo totalmente inéditos, interesa reseñar ampliamente los materiales obtenidos
para, como se ha dicho, dar impresión suficiente del medio arqueo16gico en que se realizaron los descubrimientos aludidos. Ha dado
La Pastora. aparte de algunos objetos relativamente modernos , frecuentes en las cuevas ya abiertas (véase la entrada de esta cueva en
la l"m. I V, 27): escasos tiestos de cerám ica a ma no, sin decoraci6n.
con a lgú n mamelón o asa; cuentas de coll ar en buen número. e nt re
ellas las pequeñas discoidales blancas de caliza y conc ha, v las grises semejn ntes; las en oliva de roca verdosa ; o tras de piedra obscura, pulida, a lgu nas de buen tamaño y un par de éstas gemi nadas;
ot ras, bitroncoc6nicas. parecen de aza bache, dos de :í mbar y algunas de materia deleznahle inclasificable; abundantes puntas de flecha de sílex, generamente de tamaño grande, euerpo foliáceo y bage
triangular que sobresól le. algu na vez, en pequeños muñones, las
romboidales con muñones laterales, las de a letas desarrolladas y un
ejemplar excepcional de que haba remos ; buen número de cuchillos de pedernal. algunos de largo no frecuente; un pesado colgante. de la misma roca que las indicadas perlas geminadas, que afect~
I:l forma esquem:ítica de medio cuerpo humano (de la cintura para
abajo) probablemente femenino; de hueso, un largo puñal, pun ,
zones de los corrientC5 en esta cultura y otros más cuidados, espátulns y I:íminas que por su tamaño, fo rma y ligereza pareten habe~
-
)25-
[page-n-126]
12
1, BALLE.SllER TORMO
pertenecido :1 lo que al hablar de otra CUC\':'l enterramiento (Camí
Real. Albaida) (1), estimamos vástagos pbnos de alfiler~ para el
pelo; restos de otros de cabeza cilíndrica con dccoraci6n 3('analada
y esférica lisa; colgantes curvos o rectos, con !:lB propias ornamentaciones circulares o en espiral, que calificamos en el trabajo citado
de posibles colgantes fálicos; e idoos pJ:IOOS de esquemática forma
humana y 108 numerosos ídolos oculados en huesos largos. cmp.trentados con el material antes reseñado. Interesa subrayar, entre
lodo ello, no sólo el hallazgo de estos últimos, sino. además. el de
los alfilcdcs de cabeza acanaada o esferoidal. y el de una punl:! de
flecha de sílex, ancha, acorazon:lda, con 1:1 base bien hendid3, pero
sin gran desarrollo de las aletas resultntes. Entre los descubrimientos restantes hay que citar: una Aecha foliácea de espiga pronunciada y un a modo de pendiente; aquélla en un es/mIo profundo y
ésta en el cribado de tierras, todo al parecer de cobre. Complementan el cuadro de descubrimientos unos cuarenta cráneos bastante
completos. algunos con trepanaci6n en vida.
No lie hallaron restos humanos articulados, sino paquete;; de
huesos (on uno o varios criÍneos en cada paquere, y frecuentemente un ídolo en él, de los a que se refiere este trabajo; detalle de inlerés sobre el Que habremos de volver. A contar por los frontales
hallados, debió contener la cueva restos de unos setenta individuos.
Los huesos decorados son, al parecer, de i~\lal clase que los empicados para el propio fin en Almizaraque (cuya clasific2ción no
se intentó) y se les preparó aquí también aplanándolos o cortándoles la parte superior y dejandl) el ensanchamiento pr6ximo a la articulaci6n del otro extremo en toda su amplitud para servi; de base
de sustentación. Como aquéllos (2), los de La Pastora muestran
fuertes corrosiones y apenas algún resto de la pintura con que se
trazara el ornato, que no se interpretó en ellos medi:wte líncas,
sino generalmente por medio de cintas amplias; y lo que fueron
trazos de la decoraci6n, se manifiestan en huellas claramente perceptibles en hueco, producido por el efecto corrosivo de la pintura.
Difícilmente huhiera podido realizarsc la reproducción dcl decorado, mediante dihujo y menos fologr,ífic:lmcnlc. de no haber
acudido, tras tanteos ineficaces. ;jI procedimiento de mojar los huesos; lo que en las partes corroídas, que ahsorbieron el color. pro(1) l. Balte8ter Tormo: «La cm'acha sepulcral de Caml Real (AllJaidah en
«Archivo de Prehistoria Levantina», l. 1928. pág. 31.
(2) Ver el ant.:!s aludido fotograbado publlcado por Perlcot:
Espa6WI. ~ . l. pág. 146.
-126 -
«Historia
de
[page-n-127]
¡DOLOS OCUlADOS
VALEN~ANOS
13
dujo el admir:1ble efecto de hacerle revivir, destacándose claramen.
te en muchos de los ídolos, las composiciones pintadas que llevaron
Así se han logrndo las reproducciones fotográficas, en BU mayoría
bastante aceptables . como se verá ;>or las Que insertamos. y se han
podido obtener, con más O menos eficacia. las admirables copias
logradas por Vicente Pascual, Que a sus dotes de dibujante experto
ha unido la probidad necesaria en quien reproduce material cieu
!Ífico; habiendo logrado lIev:IT al papel los fieles dibujos que publicamos en las ltims. 1 a IV, en los que Quedan valoradas cuidadosamente las intensidades varias co n que se manifiestas los trazos
pictó ricos. La reproducci ón de étos, a pluma, no hubiera podidv
jamás ser tan exacta.
En 'n5 lámio:ls cit:1das se publican los dibujos de los ídolos vistos de frente, y alguna VC'¿ :Icompañados de 1:1 fotografía respe..:tiva
para facilitar la comparación de ambas reproducciones, y en :¡Igún
caso (Iám. 111, núm. 19), par:r que pued:r apreciarse también el estado de corrosión del ejemplar, la inexistenci:1 casi de reBlaS de pinturn y la impresión obtenidn con sólo el examen cuidadoso de I:IS
huellas grabadas. De algunos de los ejemplares se pubica también
el perfil, al efecto de dar idea de cómo Quedaba cortada la decorn
ci6n en los bordes del chaflán o alisamiento posterior de la pieza.
que, como va dicho, rué completndo :rrtificialmente.
Como se apreciará , con sólo detenerse ante las reproducciones
aludidas, la decoración principal tic estos iconos es la que calificamos de tónica en todns las series de que nos hemos ocu pad o al comienzo de este trabajo: los trazos de las cejas, el par de ojos radiales enmarcados entre aquéllas y los grupos de líneas p:rralelas
con la dob le inAexi6n semicirculnr; pero aquí ni las ceias n.i los
grupos d:chos dl! lín~as están representados, como se ver:í, por trazos tinos, si no por anchas cintas con las res pectivas inflexiones. Y
no hay que decir Que el máximo paralelo con las ~ aludidas series
ha de hallarse. naturalmente, en los ídolos de Almizaraque; semejanza impuesta principalmente por In identidad de la clase de h ue~
so, o sea del elemento portador de la ornamentaci6n.
Los grabados Que demos de estos ídolos ll evan una numeraci6n
corre lativa, ordenada, en lo posible. según la menor o mayor com plejidad de su ornalO, p:utiendo del más elemental. Y por el pro..
pio orden pasam.os a relacionarlos detalladamente, prefiriendo 1
pesadez de la inventariaci6n a la vaguedad con que fueron hechas,
en caSO$ semejantes. las descripciones de material similar. Debiendo hacer constar, pMa evit:lr repeticiones, que los dibuios se reproducen a escala de dos tercios de los originales. y que las referencia~
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127 -
•
[page-n-128]
1. AALLESTER TORMO
se hacen a [os correspondientes números de 1n8 cuatro pri meras 1
:\minas, correlativamente.
Núm. l.-El ejemplar núm. 1 lleva como recortado o alisado
el extremo superior del hueso. Está ornado con los elementos que
hemos t'illificado de esencia les: una cinta con la doble inAcxi6n hacia abajo representa las cejas; dos borrosos círculos con bordes den
tados y punteados en el cen tro, constituyen los ojos; y otras dos
cintas paralelas, con la doh le inflexión hacia arriba, cierran la composición.
Núm . 2.-Pieza semejante a la anterior, sin más diferencia en
el oroa!', que llevar bs cej:ls dobles.
Núm 3.-Otro ejemplar con la misma decoración temática;
pero, al parecer, sin cejas. y los ojos (círculos con gruesos puntoos
por pup;las) inscritos en un espacio pintado, casi rectangular, delimi tado por zonas de pequeñas líneas verticales, flexionadas l ig~
ramente en el centro. Que parecen representaciones ciliares; y sigue también el par de (ajas con la doble inflexión. Se reproduce
este ejemplar de frente y de perfil.
Núm. 4.-Este hueso-ídolo, roto por ambos extremos, muestra
la decoración incompleta. limitada hoya restos de la composici6rl
ocular v a las dos zonas semilunares.
Núm S.-El ejemplar de este número está también ligeramente
incompleto en su extremo superior y falto de parte de la base; llevando de la decoración: la cinta Que hace de cejas y el par de ojos
de perfil trapezoi dal, con la particu laridad de representarse demasiado exageradamente las pestañas, mediante grupos de finas línea~
un tanto ala rgadas. en los lugares adecuados; siguen las dos obli .
gadas zonas curvadas y miÍs abajo el aditamento de una faja hori·
zontal indeterminable por rotura.
Núm. 6.-Este ído lo. casi completo, debió llevar cejas dobles .
de una de las cuales Queda sólo parte, y la otra se indicó por dos
manchas semilunares; los ojos son discoidales dentados. con la
particularidad excepcional de Que las pupilas se indican mediante
pun tos blancos obtenidos por reserva; van a continuación las dos
zonas semilunares y lleva como fi nal una línea horizontal en
zig-zag.
Núm. 7.-Este ejemplar muestra incompleta la faja de las cejas,
los ojos insertos en un cuadrado de bordes dent iculados, las dos
zonas curvadas corrientes y como final una estrecha faja de cuyo
centro cuelga algo como pequeño triángulo. Lleva esta pieza un:!
fitd de puntos grabados Que nace en la línea separatoria de las cejH3
y divide en dos partes el recuadro en que van tos ojos.
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128-
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maLOS OOULADOS V,6,jLENC1ANOS
16
Núm. 8.-Una rotura en lo alto deja ver pequeña parte de la
7.ona representativa de las cejas. Los oios circulares, también dentados, b:ljo los que van las dos fajas semilunares; y pone fin a
la ornamentación aira cinta horizontal compuesta de dos series de
triángulos con los vértices apuntados en sentidos opuestos. Tam .
bién este hueso lleva, en su tercio inferior y lado derecho . huella~
de como pequeiias cortaduras paralelas que no debieron tener re·
I:!ción con la decoración.
Núm. 9.-Damos de este ejemplar las reproducciones de frente
y de perfil. Su compos ición decorativa. que es la fundamental ya
tant:1S veces descrita, es completada por un grupo de cuatro líneas
en zig-zag.
Núm . 1O.-EI ídolo Que va bajo este número, por su tamaño
bastante mayor que los dcm~s, su perfecta conservación y el modo
admirable como respondieron las corrosiones al ser mojadas, reviviendo la deco raci ón pintada. es uno de Jos ejemplares más inte·
resanles de la serie. La ornamentación se compone, como la fotugrafía y dibujo dejan ver, de dobles cejas, las segundas perfiladas
por arriba y por el centro, así como los bordes de los cuadrado~
en que van los ojos, por series de menudas paralelas; bajo de ello,
las acostumbnldas zonas incurvadas; y como remate un triángulo
con el vértice hacia arriba. Una línea por rescrva separa de arriba
a ab:ljo. en dos mitades, la ornamentación; y t:lmbién es de observar cómo los perfiles de las segund,ls cejas y los de los cuadrados
oculares muetran bien claramente líneas de puntos grabados. El
aludido triángu lo comph;mentario hace pensar si pudo tener en
esfOS ídolos la significación sexual que le atribuyera Siret (1) . Lo
hace sospechar :lQuí la reiteración con que. en [os ejemp lares sucesivos, figura el triángulo en posiciones diversa s, también vistas en
Almizaraque.
Núm. Il.-Este ejemplar, :11 contrario que el precedente, no
obstante haber sido sometido al mismo proecdim.icnto, las fuertes
corrosiones apcn:ls si h:ln :Icusado reSlOS de pintur:l, hasta el punto
de Que no.> pudieron ser rctogid:ts por la fotografía ni por e[ dibujo;
limitándose éste a reprodlcir lo que [as corrosiones acusan borrosamente, Que son las cejas, el par dc oios, las zonas curvadas y, como
términ o, en su parte inferior, un triángulo apuntado hacia ah:ljo.
Núm. 12.-Esl:í ligeramente incompleto en su extremo superior; se aprecian la ZOn.i de las cejas, el par de ojos discoidales de
(1)
Biret: cOrlentaux eL Ocdden1aux... ,..
-
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16
1. 8ALl.eSTER TORMO
bordes c.Jentados, las dos fajas acostumbradas y un triángulo, asimismo .,puntado hacia abajo.
Núm. B.-El ejemplar de este número, también ligeramente
rolo por arriba, lleva la misma decoración descrita en el anterior,
con la diferencia sola de que lo~ ojos se inscriben en una zan:"! rectangular pintada.
Núm . H.-También el ejempl:lr de este número lleva ornamentación parecida :11 que le precede, l:n cU::lOlo :1 los temas )corrientes; pero completada aquí con una f;¡j:1 horizontal, :11 parecer uni·
forme, bajo la cual se ve un triángulo con el {¡pice hncia arrib:1.
Núm JS.-Este ejemplar, uno de los más intcrcS:lIltcs de la serie, ha podido ser fotografiado con eficacin y dibujado fácilmente,
como se ve en las reproducciones que insertamos. Un:1 pequeña
rotura, en la parte alla, :.penas si afecla tl la ornamentación, que Se
inicia do! arriha a abajo con dos cej:ls semilunares dentadas en sus
bordC1l inlernos; sigue el par de ojos lenticlII:lres, t:1mbién denlndos; vaa a continuación las dos corrienles fajlls semilunares; pero
debajo de tal composición rcm(¡lica completa, como se ve, figuran
airas Cejas seguidas de un segundo par de ojos y de unn de 1:ls mentad:1S fajas sernjlu'narcs; y, como complemento de todo ello, :1parcce otro triángulo denl:tdo con el vértice hacin abajo. Es el único
ejemphlr conocido en que se repite 13 composici6n capital, ya que
algunos otros de Almizaraque (fig. 8), aunque duplican y aun triplican tos pares de ojos. no repiten el conjunto de la composición.
T:lmbién en esle ejemplar se d3n los ya citados puntos grabados
entre el primer par de cejas y en los bordes circulares del próxiOlt)
p:lr de ojos. Y es de interés hacer const:lT que, juniO :l restos de
pinrtlftl roja, lleva :llgunas otros de negra.
Núm. 16.-En este hueso-ídolo, :lunque Jiger:lmente incompJc.
lo en su extremo superior y nlgo m:Í8 en 1:1 b:lse, la mayor p:lrte de
la :lcostumbrada decoración S3 sido reproducid:l. Las cejas . dobles,
no se representan aquí por líneas arQue:ldas, sino por dos cintas
rect:lS dobl:ldas en ángulo agudo; los ojos, lenticulares y de bordes
dentados en la forma ya vista, y también el par de fajas curvadaoi
corrientes; pero debajo de ello lleva otra zona horizontal al parecer constituída de triángulos, y a uno y olro lado de ésta, en 105
espacios libres, dos pares de estrcllitas de factura simple, formadas
mediante el cruce de pequeñas líneas.
Núm. l7.-Figura en este número un hueso-ídolo de buen tam:lño, {'omparado con los rest;mtcs del lote; ha sido roto por su
tercio inferior, lleva fuertes corrosiones indicadoras de lo que rué
su orn::mlentación, que ha Quedado algo precisada al revivirse los
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mOLOS OClJLADOS VALENCIANOS
17
restos de pintura. Aparecen horrosas las cejas y los ojos, bastante
determinadas las franjas curvadas, mas otra transversal que la sigue
y que [3 rotura no permite apreciar debidamente.
Núm I8.-EI ornato de este ídolo es bastante rico: la cinta representativa de las cejas se dobb en el centro formando ángulo agudo; en un recuadro pintado, festoneado en los bordes con series de
líneas pequeñas par:delas indicadoras de pestañas estilizadas. van
inscritos los ojos; a continu:lcitÍn, las corrientes cintas curvadas;
}' se complementa esta decoración con dos zonas de triángulos en
sentidos opuestos, entre las que corre algo como un par de triángulos estirados, tangentes por los ápices. También este ejemplar
muestra pequeñas huellas grabadas en los bordes del rect:íngulo
oClllar.
Núm , 19.- Es este el ejemplar m:ís ricamente decorado de La
Pastora, habiéndose reproducido cuidadosamente su decoración por
las huellas que han Quedado en el hueso. La comparación de
las dos reproducciones inserlas bajo este número, el dibujo y la fotogr:1fía, da idea de la delicada labor realizada por el Sr, Pascual.
I.as cejas están substitufdas aquí por una amplia y uniforme zon ..
pintada que se inicia en el extremo superior de la picz3, apuntán .
dose en el centro del borde inferior de aquélla lo neces1rio par!l
producir dos Iiger:ls curvaturas sustitUlivas de las cejas; los ojOl¡
van encuadrados en una composición rectangular con representaciones ciliares en sus bordes superior e inferior; siguen (¡('bajo· las
repetidas dobles bjas semlunares; yen último lugar figura un amplio esp:lcio. limitado por dos filetes transversales, que aparece
relleno de arriba a abajo por las ondulaciones de un grupo de siete
líneas paralelas. También aquí, junto a las representaciones ciliares, se ven los puntos grabados tantas veces citados,
Núm . 20,-Fragmento central de un hueso, en el que se percibe
de su ornato parte de las cejas, et par de oios circulares punteados
y las dos franjas acotumbradas. Lleva este hueso unas ligerísimas
porciones de pintura negra.
N úm 21.-Eslc otro fragmento contiene sólo parte de un par
de ojos dentados y una franja y parte de otra de las curvadas. tan ·
tas veces citadas.
Núm. 22.-Es este un gr:m fragmento de fdolo al que falta la
parte aita de [a ornamentación; restando sólo los pares de zonas
curvadas y el remate consistente en un grupo de tres líneas onduladas Que se extiende horizontalmente, y tras de e11as un lri:íngulo
apuntado hacia abajo.
Núm 23.-Este fragmento muestra la porción fin:'! de otro
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1. 8.l.LlESl'ER TORMÓ
hueso-ídolo. pudiéndose ver una de las zonas curvadas. parte de
Otra y una línea horizontal ondulada.
Núm 24.- Bajo este número figura la parte centr31 de una COnlposición ol'ulada de la que puede apreciarse el par de ojos insertu
en un rectángulo pintado y ligeras porciones de las cejas y de la pri·
mera de las zonas curvadas.
Núm. 25.-Y damos por último un pequeño fragmento que UeV3 dos de las repetidas zonas y un motivo constituído por tres línC:IS concurrentes de izquierda a derecha aproximadamente.
La enojosa, 'Cuanto ncres:lria relación que precede. da ide:1 de
[:111. c:lracterísticas del material oculado de La Pastora. El común
aire de ra.milia que le une a su p:lralelo de Almizaraqlle es t:ln manifiesto. que nos ahorra razonarlo. pues si no llega a la igu:: dad.
d
alcanza una estrc<.'ha semejanza. L:ls decoraciones de [os ídolos
del SE. Eon más varias, ricas y finas. En I:IS que acabamos de describir escasea el trazo lineal que en aQué1l3s es lo corriente y 3quí se
le sustituye en general, como va expuesta, por cintas más o meno~
anch3s en cuyos bordes se reproducen los par31elos lineales busl';]dos. La~ cejas de estas represenl3ciones antropoides, realist:ls en
los V3S0S de los Millares y de AlmizaraQuc y en algunos cilindros
de piedra (figs. 2. 3 y 5 a y d). y Que se multiplican y se h3cen filirormes en los huesos largos del último despoblado citado, se expre ·
san en La Paslor:! medbntc [as mcnl:!das cintas con infleXIones SI!micirculares. paralelas a los discos oculares. ya vistas en algún ídolo de piedra (fig. 6), o bien en el par dc pCQueños segmentos semi
circulares a que hemos aludido a[ describirlos. Otro tanto sucede
con los grupos de paralelas, también con la doble inflexi6n citada .
que aparecen bajo los ojos, cuyo origen se ha especificado antes !lll'
ficientemente y que suelen reproducirse linea[mente, menos en 1.3
P:lslora donde se las substituye del modo indicado.
En !ü que suele m:mircst:lrsc 1:1 m3yor riquC"¿3 ornamental de
los huesos de Almizaraque, es en lo que hemos eslimado motivos
complementarios, más sobrios en los valencianos, que Siret creyó
erróneamente llegaban a tal ornamentación tomándolos ele los temas que decoraban los vasos aculados, donde no los logramos encontrar.
El cuidadoso examen del malcrial óseo de L3 Pastora no da
b:lse para explicarse el grabado de los huesos más que de una sola
manera es decir sin las distinciones apuntadas por Siret para los de
AlmizaraQue. No se aprecia indicio alguno de 13bor croquiz3dora
preparatoria del pintado de los huesos. En éstos los temas pintados
parece se llevaron directamente al hueso a decorar y la acción ca
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[DOLOS OOULA[)()S VJI¡LENC[ANOS
rrosiva de la pintur:! cmplc:!da cavó en acusado hueco el espacio
Que ocupaba, dejando unos bordes imprecisos, sin que se haya po·
dido apreciar huell a alguna de decoración incisa; obseT\'ándose.
en camb io, pequeños cortes producidos al ;Ilisar o igualar las super·
flcies de los huesos. Lo único que se percibe bien claramente en algunos cjemplares son series de puntos o de cortas líneas grabad:lli,
no incisas, en sitios donde, como en las cejas o en los bordes de IC8
discos oculares, se quisieron representar pelos o pestañas ~ produ.
ciéndose por corrosión esas menudas huell:ls, hoy bien visibles. en
especial en los casos en Que se pintaron series de paralelas cortas.
pero fuertes, bordeando los recuadros en que se insertan los pares
de ojos; lo que demuestra la fuerza mordente de la pintura empIcada. Esta. revivada por el procedimiento antedicho, ha solido
dejar huella roja; pero en otros ejemplares se notan cómo peque·
ños restos de pintura negra, brillante por cierto, que hacen SOlipCch:1r si se emplearon los dos colores.
Un hueso, Que queda fuera de la serie oculada descrita, muelitra
(lám. IV, 26) unas cl:mlS huellas de grabado en forma de finas líneas
perpendiculares al eje mayor, que dan la sensación de estar producidas como por dobles hebras que se arrollaron repetida y apretadamente.
El modo como suelen descubrirse los huesos oculados, con profund¡is huellas generalmente desfigurad:ls o borrosas por los m:llcriales térreos adheridos, h:lccn recomendable, con un:l exc:lvación
tuidadosa, el lavado y detenido examen de todo el material óseo
de este tipo o del de las conocidas falanges .
• LA ERETA DEL
PEDREGAL, (N AVARRts )
En b amplia hoyada, lecho de una laguna que existiera en el término de Na"arrés. cerca de su límite con Bolbaite, y que ha sido
desecada deri"ando para el riego las fuentes Que la alimentaran,
existió un:l zon:l de ni"el suficiente sob re el fondo del bgo, para
sal"ar sus aguas hti.bituales; y en especial resaltaba en ella un:"! pe
qucña extensión de sobre dos hanegadas (unas 16 :íreas ton 62 centiáreas), rodeada del resto de [a zona por todos aires menos por el
Norte, que da hoya un como barranco desaguador, antes laguna.
La extensión de tal zona se h:1 ido acrecentando artificialmente por
formación de campos ti e.xpensas de lo que fué vaso del lago y siempre dándoles 1:1 altura ~uficiente para hacer posible su riego. Con
lo cua l se ha venido :l formar una pequeña extensión de huertas
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133-
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•
20
r.
SALLFST'ER TORMO
alrededor del secano :lfllcdicho. limitada por todos lados por lo
que fué fondo lacustre. hoy denomin:ldo «rn:lrjaIJ:I. menos por el
Norte. donde, como dicho queda, corre actualmente el desaguador. Esta zona de huert:ls nuevas y lo que fueron terrenos vicies
anejos. es lo quc se llama «Ereta del Pedregal», F.n el mentado
trozo de ¡ierra, secana por m:ís alto, es donde realiza el S. 1. P.,
bajo nueSlr:1 dirección, las excavaciones a que vamos a referirnos. Es un Y:lcimicnto arqueológico conocido hace muchos años.
incluso cuando aún se encharcaba habitualmente la hoyada. que ha
sido de nuevo identificado por el Agregado del Servicio Sr. Chocomeli, mediante cuidadoso reconocimiento del terreno y alguna!>
catas practicadas para mejor afirmar su juicio. Las exploraciono.!s su·
perficialcs previas, la campaña preparatoria y las dos de c.'t:cavacio·
nes realiz
que aún hoy discurre el agua; y aunque la exc3vación y los sondeos
aludidos acusan estratos fecundos en contacto con la turba, en la
que se "precian algunos restos como de materi3S leñosas, es lo cierto que ni) hemos visto hasta ahora restos evidentes de pilotes, bases
de habitaciones p:1l:1fíticas, ni en los cortes de las tierras se aprecian huell:1s de c"bañas. Un
de ticrra :1pelmaz:lda, y tr:1S ésta siguen otras cuyas tierras se obs .
curecen gradualmente hasl:l llegar a un estrato fangoso inmediato
a la turba. Del matcrial descubierto, hasta ahora. podemos dar 1011
si¡::uientes detalles: superficialmente, en la tierra de secano y en las
pnrciol1e~ de los campos de huerta inmediatos. que debieron origiDllriamente form:1r parte de 1:1 llamada IlErela», encorur:Índ03c dos
hachas, do 1:ls que conocemos una de tipo argárico, plana, de boc:l
ya curvada. y una azuel:1 de huen tam
alguna laminita informe de lo mismo; gran número de puntas de
flecha en sílex. geDer:1lmente pequeñas y de tipos derivados del rom~
boidal y técnica poco cuidada, y enlre ellas algunas de mejor labra,
de pedúnculo y aletas como las conocidas en los Millares, otras grandes lanceol-adas y de labor imperfecta; láminas y cuchillos en sílex .
algunos de buen tamaño; hachas m:ís o menoli grandes y algunas
. muy pequeñas de rOC:1S escogidas, SOlI\'o las labradas en piedra gris
verdosa de una cantera comarcal, frecuentemente descompuestas; un
bello botón de piedra blanca, piramidal cuadrangu lar y de perfora.
ció n en V; gran número de espátulas en hueso y asta de ciervo, un
fuerte arpón de lo mismo y abundantes punzones de los con arti-134 -
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IDOLOS OOULAOOS VALENCIANOS
21
culación para empuñadura; algunos restos cerámicos, Que llegan.
junto con otros de los mentados materiales. hasta la turba, lisos, a
mano y alguna vez con mamelones y otras con pico derramador;
restos de animales domésticos; algunas falanges sin decoración y los
dos ídolos aculados Que vamos a dar a conocer. De restos humanos
se ha encontrado un solo cráneo, al que no acompañaba ningún
Olro resto esquelético. Merece anota rse la inexistenci a de alfileres
de cabeza acanalada. ni de colgantes ornados con incisiones circu lares o en espiral. De los antecedentes de estas ruinas, se ocup;'!
Chocome li en otro lugar de esta publicación.
Pas:mlOs a ocuparnos de Jos ídolos descubiertos en la «Ereta)l :
1.0 El 25 de Agosto de 1944 se descubrió en la capa 4.- de uno
de los sectores de la excavaci6n (el B), a algo más de un metro de
profundidad, O sea un poco por debajo del estrato de tierra apelIllazada, el bello ídolo oculado que reproducimos con el núm. 1, a
y b, en la lámina V; ejemplar tan rico Que no tiene semej
incisiones de la ornamentación, impidió que nos diéramos cuenta de
su interés ha sta el lavado de la pieza. Sobre la media caña, obtenida
partiendo a lo largo un gran candil de asta de ciervo, al parecer
desnuntada por la parte alta, y rota por la base, va extendida la decoración, compuesta de la composición fundamental vista en los
ído los en huesos largos, a la Que acompaña el rico ornato complementario que indicaremos. A partir del e.'(lTemo delgado, ligeramente roto. y donde se observa un pequeño resalte taladrado:l modo de
:1sa para la suspensión del ídolo. la decoración, destacada en relieve
sob re la superficie rebajada del asta, se desarrolla en el siguiente
orden: cuatrO bordones lineales, paralelos, con la doble inflexión
sem ici rcu lar , pero ya no en fo rm a de amplias cintas, a modo de 106
ejemp lares de La Pastora, sino semejantes a los li nea lmente repre·
sentados de AlmizaraQue, hacen el papel de grupo de cejas. extendidas sob re un par de ojos lenticularC5 representados por círculos
de bordones con otros espacios concéntricos ligeramente resaltados y radiados. y, en el centro, pequeños círculos punteados en
hueco. representan las pupilas; y algo más abajo otro par de ojc~
iguales, pero de tamaño ligeramente mayor, por bajo del cua l limi·
l a el espacio un grupo de tres bordones resaltados de igual modo
que las cejas. las cuales desempeñan aquí el papel de los grupos de
paTldelas o de zonas vistas antes de ahora en 108 ídolos a Que hici ·
mas refcrencia. Todo el espacio extcndido entre los pares de ojos
descritos, está esculpido en series de rombos, en relieve. al nivel
de la superficie originaria de la pieza y limitados por otros espa-
135-
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22
1. BALLESJ;ER TORO'O
dos i,t(u;dcs ;dtcrnanlcs, rebajados; labor vista y:'l en Almiz<'IraQuc
(lig. 8. núms. 3. 4, 7 y 8), donde Sirel creyó que los intervalos en re·
salte y los en nivel b;¡jo. :dtcrnados. proccdfan de espacios corroídos
o no por la pintura, y Que supusiera precedentes de esta especial la_
bar el recipienlc de aJabatro provinienlc de Falleras)' el cilindro
en hueso de Gor (1). Y el resto del :Ista. separado del espacio ante·
dicho por un bord6n, lo cubren 18 zonas horizontales de tri:íngulos con !os vértices para :.hajo; pareciendo, por el pequeño espacio
sobrante en el extremo inferior roto del asta, Que la ornamenl,lción
no debió pasar de la zona mencionarla. En las dos reproducciones,
una general r otra de delalle, que de estc ejemplar damos en la lámina V, se observar;Í 1:1 ~Xlraordinaria riqueza de su ornato. Toda
la superficie decorada estuvo cuid1dosamente pulida, de lo que res
tan claras huellas en los espacios planos resaltados y en los bordes posteriores, perfcct:lmente alisados, de la media caña.
Recuérdese cuán general es en las pl:lquetas grabadas portuguc
sas la decoración en triángulos Que ocupa la mayor parte de la Sil
perficie de este ídolo; pero casi siempre se d:l en aquellas pie-¿:ls
con. los triángulos apunlados hacia arriba r muy escasas vece;; para
abajo; y obsérvese cll:ín confinado Queda dicho material pétreo en
el SO. portugués.
2." El 28 de Agosto del presente :I~O de IQ4;), se ha descuhierto
otro ídolo aculado en el propio despoblado; éste y:I a sobn; 1,35
metros Je 13 superficie, o sea, sohre el comienzo del estrato de tierra oscura muy húmeda, antecedente a la fangosa que precede hoy
:1 la mezclada con lurha, de la que la separan actualm~ntc unos
50 cms.; zona, la del hallazgo. Que incluso en tiempos modernos,
antes de hacerse las recientes derivaciones de las aguas para el riego, con la consiguiente desecación del fondo del I::tgo, debió estar
sumergida. El lona caslnño Oscuro de este ejemplar, Que, lo conserva, como la mayor parte de los huesos provinientes de 1 zona
"
húmeda o de las ~guas de esta estación, más manifiesto {'uanto
más profundos se hallan, es una confirmación de la deducción cs·
tratigráfica . No rnueSlra este nuevo ídolo la riqueza ornamental
Que el antes descubierto, pero tiene también, en nuestro caso. un
e.'t:traordinario interés arqueológico. El hueso aprovechado es de
igual clase que los de La Pastora y Almizaraque. y lleva también
la parte superior aplanada o alisada. faltándole algo de I? base.
como puede verse en el núm. 2 de la l~mina V; Su ornato, graba~
do. n.o pintado a nuestro parecer, viene a ser el co rriente en los
huesos largos ocupados de que hemos ido ocu,,;índonos. como va(1)
Siret: ru'Espagne PrehlstOriquelt, tlgs. 227 y 234.
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roOLOS OCUlADOS VAoI.ENCIANOS
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mas a ver: se inicia la decración. incisa, sin indicación alguna de
ce cej;¡s. por el par de ojol lenticulares. con menudas circunferencial por pupilas, inscritos en sendos recu:ldros tangentes por los
lados internos; a cuya composición siguen las dos conocidas aneh:!" cintas paralelas con la dohle inncxión semicircular mirando
hacia arriha, que complctan el tema principal en los ídolos de La
Pastora, y de cuya procedencia hemos hablado reileradameme y que
en el ejemplar :mles descrito quedan representadas, como en AImiz:lraque. en forma de bordones; terminando la segunda de las
cintas, por su parte inferior, en fila de triángulos apuntados para
ahajo. La técnica de grabado de este ejemplar. cuyos trazos incisos
son en Sil ma)'or parte limpios y precisos, penetrando lo suficiente
en el hueso. parece la de un grabado directamente trazado, más que
conseguido por el procedimiento del aguafuerte Que sospechara
Sirct, aunque no podemos afirmarlo resueltamente. El grabador
trazó con firmeza las Iíne3s curvas y las recias; pero los bordes de
los rect{ingulos oculares se delinearon con fuertes ondulac iones
apretadas, y la división cenlral en pcqueños trazos en forma V invertida, pretendiendo· dar así la impresión de las ya observadas representaciones ciliares.
Este interesante ejemplar, tan separado de su compañero de yacimienlO. como emparentado con los de La Pastora, p:lrcce indicar
ra coet:lOcid:ld, cuando menos aproximada, de las dos técnicas tan
distintas Que representan, la del pint:.do y la del grabado en los
ídolos.
• ••
Al redactar este trahajo no nos hemos propuesto otra fim.lid;.d
Que I:! ¡,ien modesta de d:lr a conocer estos importantes dcs'~ubri~
mientu!\ arqueoló~ico!\ v:.lencianos y situar los nuevos m:.teriales en
el amplill marco que comprenden las di"crsas series de ídolo.~ oculados :11 principio relacionadas. No obslante, hemos de detenernos
en algunas observaciones con ellos enlazadas.
Interesa hacer ver cómo los descubrimientos de La Pastora
confirm1n el carácter de divinidad funcrari:1, protcetora de sepultur:lS, concurrente en los iconos en huesos largos, lo Que ya palecía
deducirac del h31l:IZgO de los vasos, los cilindros y las falanges aculadas en entcrramientos bien comproh:ulos; pero en lo locame a
los huesos de Que nus ocupamos nada había quedado probado hasla el descubrimiento de los de La Pastora. pues sus similares de AImiza raque descubriéronse en ei fondo de una cabaña. En La Pasto ·
r.!, como se ha viSIO, cada paquete de restos humanos contenía uno
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l. SAI_LESl'6R TORMO
o varios ídolos, lo Que no pudo apreciarse claramente en todos los
casos a causa del desorden producido con la exhumación y traslado
de restos humanos a segundo enterramiento; pero lo hace suponer
así el recuerdo de las excavaciones practicadas en la «SerTa das M ulelas» (Torres-Ved ras, Portugal). donde, en las sepulturas exploradas, cada mantoncito de huesos era anunciado por 1:1 presencia de
un ídolo-cilindro, de los lisos o apenas con decoración elemental
de pares de líneas o de puntos . que cmn 108 Que 1111í se daban (1); e
igual debió acontecer, creemos. en la ('ueva alcoyana. Los ejempl:¡.
res de la «Ercta de l Pedregal» no pudieron tener tal empIco en el
sitio del hallazgo, sino que procederían seguramente de IflS destruí~
das habitaciones del poblado.
[...-1 cuestión relativa al origen de este tipo de ídolos ha producido imeresante bibliogr;¡fía, con conclusiones generalmente tendentes a creerles de proc('denci;¡ oriental mediterránea.
Ya Dechelette (2) [os relacionó con la diosa femenina guardi:ín
de sepulturas, Lonocida en la Grecia remota, con una facies característica en Jo premicénico (vasos de la segunda ciudad de Hjsar~
lik y placas amorgianas de m:írmol). Tipos con ellas emparentados
se ven, clecía, desde las costas del Asi:1 Menor y del Archipiélago,
;1 1:ls 1sJ:¡¡; Británicas, a lo largo de J:¡s costas de la Penínula Ibérica
y por l:ls Galias. siguiendo una remota vía comercial, que estimó
j:llon:lda de hall:lzgos semejantes; y así, com o consecuencia de tal
camino. veía la justificación de ciertos p3ralclos de material; h,,hiendo hecho la obscrv:lción de que el ídolo ct!co ora m,ís esporádico cuanto m{¡s se alejab:l del Mcdilcrr:íneo . Franko\Vski (3) no·chazó esa ~upuesta :Impli:l irr:J(liación del ídolo femenino protector de
lo;epulturas, que estimó creación crudita que vino :l :lpropiarsc, derín .
tOc!;IS las representaciones antropomorfas restos de los ritos func1':l .
dos prehistóricos; negó el cadeter dc diosas dado por Deehelelle
:l mucn:ls representaciones figuradas que invocaba, y cstimó m,ís q,IC
sospechosa la feminidad ele airas con 1;IS que cstahlcciera parangón;
opinión en que pareció acompañarle Virgilio Correia (4); todo lo
cual no filé ohstáculo a que persistiera la creencia de que los ídolos
ihéricos procedieran de influencias medilerr:íneas orientales, que
t:lmbién admitiera Aberg (S); opinión sustentad" hoy por otros au¡ores modernos. muy especialmente por Gordon Childe (6). quien.
V. COITe1a.: cNeoUtlco de Pa.vta». pág. 91.
«Manuel d··A.roheologle...•• t. l. pago 694.
c~teLas dLscoidca.s d e la ~nlnsula. IbérICrut. 1920, pág. 27.
{4J cIbid.». pág. 83.
(5) cLa Clvilisation Eneollt.hl.que dan5 la PeOln5ule Iberique.. 1921 , pago n.
(6 ) cThe Dawn of Eurepean CivilisatloIU, London, 1939, 3.' eu., pág. 264.
(1)
(2)
(3 )
-
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mOLOS acULADOS VALENCIANOS
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si no a la diosa protectora de sepulturas vista por Dcc helette, hace
referencias múltiples a [as representaciones de divinidades femeninas
de ojos de lechuza, como las esquemáticas del Egeo, las pintadas en
falanges del SE. hispano}' la tallada en piedra de Troya; señalan_
do como paralelos de los Millares con el Oriente mediterráneo, que
supone dió impulso a tal cultura, entre otros, las formas de lo~
vasos vistos en el Minóico Primitivo de Creta, las figuritas de piedra semej;mtes a i:l s cicl:ídicas y anató!icas, las medias lunas de barro como en Anatolia, el botón de Almizar:lque también como el de
ésta, las cuentas segmentadas {'amo en el Minóico citado, y las allldid:1.S figuras de cara de lechuza pertenecientes asimismo a la propia diosa que los sumeríos pintaban en las asas de las jarras funerarias. Que entre las múltiples influenci:ls orientales llegadas a nuestras costas. vinieran también las de estos tipos de ídolos con ojos de
.lechuza, no parece ciertamente infund:ldo.
Ya Siret había hecho constar (1) las analogías existentes entre
los motivos decorativos de los ídolos grabados y pintados y los de
los vasos pintados chipriotas del 11. 0 período cerámico. con Creta y con algunos vasos de Susa.
Parece conl1rm:tr estos criterios el hecho de Ql,le los iconos, aculados en huesos largos y en falanges, todos menos una de éstas (La
Pastora, «Ereta del Pedregal», Millares, AlmizaraQue, Hoya de
ios Castellones y «Lap:l de Bugalheir:1 D son descubiertas en tierras
)
inmediatas al Mediterráneo; y el que, cumo ya afirmara Curreia (2),
la ornamentación de tal tipo de ídolos, rica en España, fuera dis ·
minyendo en ornato a medida que se apartaba de dicho m:tr; Je
modo tal.
El descubrimiento sorprendente de ídolos aculados en La Pastor.l y en la ItErela del Pedreg:d», o sea cn el Rei no de Valentin.
aislados a tan gran distancia de lo Que se vení;t creyendo zona propia de su existencia, nos hace creer que no sean únicos en tierras
valencian:!!; y esper:lr nuevos hallazgos semejantes, que signifiquen
aún m:'is eficaces aportaciones al estudio de cstos materiales.
(1 )
(2)
I{Questlons do cbronologle IberiqueSJ. pág. 37. lAmo v.
«!bId.», pág. 87.
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l. SA.lLESl15R TORMO
APENDICE
INFORME SOB RE LOS HUESOS PINTADOS OCUlADOS
DE LA .COV A DE LA PASTORA, DE AlCOY
Examinados los restos de huesos pintados procedentes de la cucva de OlLa P;1510ra» de Alcoy. cuyo informe sobre una posible cla·
sifi cación se tuvo la deferencia-de confiárseme, paso a exponerlo en
la siguiente forma:
l· E ntraña para el Que suscribe gran dificultad una determinación cxacta de tales huesos, por el cuado de mutilación de los mismos, a los Que faltan las partes e:Xlremas por completo en ocasiones, y en las que subsisten se hallan las apófisis y cavidades deformadas. bien intencionadamente o por la acción de! tiempo.
2.° Son huesos largos. pertenecientes a las extremidades de ani·
males domésticos del tipo de los actuales óvidos y c:ípridos; sin Que
[a falt a de detalles nos permita un:1 diferenciación clara de la especie.
3. 0 Pueden por tanto ser huesos procedentes de formas domésticas o s:'!lvajes, en estrecha relación con 1;18 ancestrales de nuestros
óvidos y c:ípridos. que según Ad:'!ntel:>. son el 01:is 't'igtlci y la capra
prisca.
4. 0 tntent:lOdo :Iproxirnarnos en u n:'! posih[e defi nición de la
clase de huesos de que se trat:'!, creemos que predominan las «tibias»
(núlT!eros lO. 18, 19, 22, refiriéndonos a las láminas del trabajo del
señor Ballester), ya Que se aprecia el cóndilo externo abultado,
tal y como corresponde a la fusi6n de la cabeza del peroné en
estas especies, en las que e l cuerpo de este hueso y su extremidad
distal permanece separada}' forma el maleo lo externo (hueso maleolar) que fué desprendido intencionadamente o por la acción del
tiempo. De los huesos res tantes, e[ señalado con el número 9 (v. las
I:íminas), parece un tUadiOll. ya que en I>U extremidad proximal se
ohserva como si hubiera sido desprendido el «cúbito», quizás por
la tendencia manifiesta de fl11iJormar los huesos con un fin determinado, por lo Que fácilmente fué desprendida la exagerada prominencia formada por su «o[éc ranon», lo que siendo un ani mal joven
(así lo parece por el tamafiú) provocó el desprendimiento del cúbito en la parte de su cuerpo, de lo cual quedan huellas en la cara
correspondiente del . radio».
Los restantes huesos. m<Ís troceados y desfigurados, pueden ser
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¡DOLOS OC\JLADÓS VALENCIANÓS
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dI! «tibia» y «radio», o bien parle de los otros huesos largos , tales
como «húmero» y «fémur», con 108 cuales es fácil co nfundir dicho~
restos, ya que desgr:lciad:IOlcnlc no aparece ninguno con su extre·
midad proximal o disl:11 complcta, que nos permitiría afianzar el
dictamen.
Es cuanto puede inform:lrse, con las reservas antedichas.
JUAN TERRADEZ RODRIOUEZ
De la InspecciÓn Veterinaria Nacional.
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BALLESTER· -'doJo s oc ulados valencianos •.
LÁMINA 1.
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BALLESTER - . Idolos oculados valencianos,_
LÁMINA 1[.
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IdolOll do: l•• CII~. de 1, PUlO'"
lO¡m,¡oe de V.
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LÁM I NA 11 1.
BALLESTER· IldOlos oculados valencianos•.
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Idol .. \\e II o:C6vI de la p .. tor..
,Dibujos de Y. Pueual y fotos
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A d~l1)
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BALLESTER - . Idolos oculados valencianos•.
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LÁM INA IV.
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Idolro J", 11
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d", l. Pa"Ctrn (21() • 25\ y !luellO ¡¡rlbldo d", la m'.sma IJI))
Mlr.d. a l. <:UO'"
(21)
{Dibulos de: V. Pose".1 y !0I0S Adcll¡
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BALLESTER - . Idolos oculados valenclanoso.
LÁMIN A V.
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Idolo en U lt C*:uJf'idl y orro en huno :r1bado U r 2)
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[page-n-148]