Cerro de San Miguel. Lliria. 1935
04-07-193520-07-1935Luis Pericot García
Habiéndose efectuado en el cerro de San Miguel, en los años 1933 y 1934, más que excavaciones, ligeras aunque buen afortunadas catas exploratorias, necesariamente dispersas, al decidir la excavación del despoblado escogimos un amplio espacio capaz de enlazar toas aquéllas" (La Labor del SIP y su Museo en el pasado año, 1942; 55). Se descubrieron los departamentos números 16 a 29.
Se decide excavar una gran extensión, arriba de los departamentos 2 y 15, delimitándose los espacios 16 al 29. Los compartimentos tienden a formar dependencias rectangulares, agrupadas, constituyendo viviendas provistas de bancos de piedra y barro que solían servir, además, para la sustentación de las tierras de la ladera.
En esta campaña no se pudo precisar la disposición de las calles, sólo excepcionalmente se hallaron las puertas de entrada y las que comunicaban departamentos entre sí. Los espacios 22, 23, 24 y 25 se interpretan como áreas abiertas, ya sean callejuelas, escalinatas, desagües o plataformas. En cuanto a los materiales, las memorias no hacen especial mención de ninguna pieza destacable. (Bonet Rosado, 1995; 38).
Las construcciones, aunque generalmente de piedra y barro en la parte inferior de las paredes, a modo de zócalo... debieron ser en algunos casos de la misma técnica que las que descubrimos en «Covalta» y «La Bastida de les Alcuses», o sea rematándose la alzada con adobes, incluso en las del fondo de departamentos empotradas en la vertiente, donde servían para contención de tierras. Como se vió también en los despoblados mencionados, los compartimientos tienden generalmente a formas rectangulares, adaptándose otras veces a las que les permiten las condiciones del terreno; y se agrupan diversas piezas para constituir una vivienda, aquí como allí imprecisable en muchas ocasiones" (La Labor del SIP y su Museo en el pasado año, 1942; 56-57).
Con respecto a los hallazgos: hierro en pésimas condiciones (hierros informes, algunas lanzas, hojas de jabalina, fragmentos de láminas, trozo de sierra); bronce (pocas fíbulas, fragmentos: placa pasiva rectangular de agrafe, dos hebillas y varias anillitas); plomo (pequeña masa esferoidal, fragmento de lámina); piedra (molederas corrientes, piedras con un hoyo dispuestas para goznes, semeja pesa de telar o contrapeso, afiladores, trozos de adobe, restos de yeso, improntas de troncos); carbón (abundante suelto y en forma de rollizo); vajilla ibérica es abundante, pero no tanto como en los despoblados serranos, "por su decoración pintada puede separarse en los dos corrientes grupos de cerámica de ornamentación pobre o geométrica, y de decoración variada con temas vegetales zoomorfos e incluso escenas humanas, motivos frecuentemente combinados entre sí y acompañados algunas veces de aquéllos, aunque como temas secundarios. Las formas predominantes son: las de platos, embudos, tapaderas, morteros con sus manos de mango acodado, y soportes; vasijas en forma de oinochoe, «sombreros de copa>>, y otras semejantes de borde curvo; grandes tinajas esferoides, y otras más o menos cilíndricas y apuntadas en la base; una típica forma de grande y mediano vaso de cuerpo esferoidal, de sobre dos tercios a tres cuartos de esfera, con borde revertido hacia afuera y estrecho pie que se levanta ligeramente, tipo que un poco arbitrariamente venimos denominando gran copa de pie bajo, y que suele aparecer con excepcionales ornamentaciones pintadas; pequeños cálices generalmente sin decoración, que, de perfil más o menos correcto, abundan en todos los despoblados ibéricos valencianos y llegan a la invasión romana cuando menos; y otra serie de formas con boca estrecha y cuerpo troncocónico, alguna vez invertido, y otros de vientre abombado, tipos todos éstos que generalmente se dan en piezas de pequeño o mediano tamaño.
(La Labor del SIP y su Museo en el pasado año, 1942; 60-61).
La cerámica de importación es escasa, hallándose un fondo de copa griega de figuras rojas, una pequeña crátera y algunos platos y fragmentados fondos de otros, todos campanienses.
Se decide excavar una gran extensión, arriba de los departamentos 2 y 15, delimitándose los espacios 16 al 29. Los compartimentos tienden a formar dependencias rectangulares, agrupadas, constituyendo viviendas provistas de bancos de piedra y barro que solían servir, además, para la sustentación de las tierras de la ladera.
En esta campaña no se pudo precisar la disposición de las calles, sólo excepcionalmente se hallaron las puertas de entrada y las que comunicaban departamentos entre sí. Los espacios 22, 23, 24 y 25 se interpretan como áreas abiertas, ya sean callejuelas, escalinatas, desagües o plataformas. En cuanto a los materiales, las memorias no hacen especial mención de ninguna pieza destacable. (Bonet Rosado, 1995; 38).
Las construcciones, aunque generalmente de piedra y barro en la parte inferior de las paredes, a modo de zócalo... debieron ser en algunos casos de la misma técnica que las que descubrimos en «Covalta» y «La Bastida de les Alcuses», o sea rematándose la alzada con adobes, incluso en las del fondo de departamentos empotradas en la vertiente, donde servían para contención de tierras. Como se vió también en los despoblados mencionados, los compartimientos tienden generalmente a formas rectangulares, adaptándose otras veces a las que les permiten las condiciones del terreno; y se agrupan diversas piezas para constituir una vivienda, aquí como allí imprecisable en muchas ocasiones" (La Labor del SIP y su Museo en el pasado año, 1942; 56-57).
Con respecto a los hallazgos: hierro en pésimas condiciones (hierros informes, algunas lanzas, hojas de jabalina, fragmentos de láminas, trozo de sierra); bronce (pocas fíbulas, fragmentos: placa pasiva rectangular de agrafe, dos hebillas y varias anillitas); plomo (pequeña masa esferoidal, fragmento de lámina); piedra (molederas corrientes, piedras con un hoyo dispuestas para goznes, semeja pesa de telar o contrapeso, afiladores, trozos de adobe, restos de yeso, improntas de troncos); carbón (abundante suelto y en forma de rollizo); vajilla ibérica es abundante, pero no tanto como en los despoblados serranos, "por su decoración pintada puede separarse en los dos corrientes grupos de cerámica de ornamentación pobre o geométrica, y de decoración variada con temas vegetales zoomorfos e incluso escenas humanas, motivos frecuentemente combinados entre sí y acompañados algunas veces de aquéllos, aunque como temas secundarios. Las formas predominantes son: las de platos, embudos, tapaderas, morteros con sus manos de mango acodado, y soportes; vasijas en forma de oinochoe, «sombreros de copa>>, y otras semejantes de borde curvo; grandes tinajas esferoides, y otras más o menos cilíndricas y apuntadas en la base; una típica forma de grande y mediano vaso de cuerpo esferoidal, de sobre dos tercios a tres cuartos de esfera, con borde revertido hacia afuera y estrecho pie que se levanta ligeramente, tipo que un poco arbitrariamente venimos denominando gran copa de pie bajo, y que suele aparecer con excepcionales ornamentaciones pintadas; pequeños cálices generalmente sin decoración, que, de perfil más o menos correcto, abundan en todos los despoblados ibéricos valencianos y llegan a la invasión romana cuando menos; y otra serie de formas con boca estrecha y cuerpo troncocónico, alguna vez invertido, y otros de vientre abombado, tipos todos éstos que generalmente se dan en piezas de pequeño o mediano tamaño.
(La Labor del SIP y su Museo en el pasado año, 1942; 60-61).
La cerámica de importación es escasa, hallándose un fondo de copa griega de figuras rojas, una pequeña crátera y algunos platos y fragmentados fondos de otros, todos campanienses.