La cerámica de la Cova del Vidre (Roquetes) y el neolítico cardial franco-íbero.
Josep Bosch Argilagós
2016
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Del neolític a l’edat del bronze en el Mediterrani occidental.
Estudis en homenatge a Bernat Martí Oliver.
tv sIp 119, València, 2016, p. 109-115.
La cerámica de la Cova del Vidre (Roquetes)
y el Neolítico Cardial Franco -Ibérico
Josep Bosch
resumen
En este trabajo se estudia la colección cerámica del yacimiento de la Cova del Vidre (Roquetes, Bajo Ebro). Dicha colección se
adscribe en su práctica totalidad, según criterios relativos sobretodo a sus decoraciones, a un Neolítico Cardial Franco-Ibérico
Reciente, adscripción confirmada por las tres fechas radiocarbónicas obtenidas para el único nivel neolítico localizado en
este yacimiento (6180, 6181 y 6248 BP). El estudio nos ha conducido a observar que el Neolítico Cardial Franco-Ibérico y el
Precardial Itálico que lo precedió pudieron tener, además de orígenes distintos, como sus nombres indican, siendo el primero
enteramente occidental dentro del contexto del Mediterráneo, modelos de expansión por las costas del sector occidental de este
mar también distintos. De dirección única, de este a oeste, en el caso del Precardial, y de distintas direcciones en el del Cardial.
palabras clave:
Cerámica, Bajo Ebro, Neolítico Cardial.
résumé
La céramique de la Grotte du Vidre (Roquetes) et le Néolithique Cardial Franc-Ibérique. Dans ce travail on étudie la collection
céramique du site de la Grotte du Vidre (Roquetes, Bas Èbre). Selon des critériums relatifs surtout à leurs décorations, on
l’inscrit, pratiquement toute, dans un Néolithique Cardial Franc-Ibérique Récent, laquelle chose a été confirmé par les trois
dates radiocharboniques obtenues pour l’unique niveau néolithique localisé dans ce site (6180, 6181 et 6248 BP). L’étude nous
a conduit à observer que le Néolithique Cardial Franc-Ibérique et le Precardial Italique qui l’avait précédé purent avoir, en
outre des origines différents, comme leurs noms l’indiquent, ayant été le premier entièrement occidental dans le contexte de
la Méditerranée, des modèles d’expansion par les côtes du secteur occidental de cette mer aussi différents. Avec une direction
unique, d’est à ouest, le Precardial, et avec différents directions le Cardial.
mots clés
: Céramique, Bas Èbre, Néolithique Cardial.
1. EL POR QUÉ DE ESTE ARTÍCULO
Las excavaciones efectuadas en la Cova del Vidre, en parte por
nosotros, han proporcionado un conjunto notable de cerámicas
atribuibles a aquello que se ha convenido en llamar horizonte
Neolítico Cardial Franco-Ibérico. Dicho horizonte, en particular
su cerámica, ha centrado la atención del Doctor Bernat Martí
Oliver a lo largo de toda su carrera. Prueba de ello son numerosos trabajos, de los que aquí sólo citaremos, entre los más antiguos, los efectuados sobre la Cova de l’Or (Beniarrés) (Martí,
1977 y Martí et al., 1980), mientras que entre los más recientes, su participación en un trabajo colectivo sobre la cerámica
impresa del Neolítico Antiguo (Italia y Mediterráneo) (Martí,
2002), el publicado en las actas del Congreso de Arte Rupestre
Esquemático en la Península Ibérica – Comarca de Los Vélez
(Martí, 2006) y el publicado en las actas del IV Congreso del
Neolítico en la Península Ibérica de Alicante (Martí, 2008). El
mismo Bernat Martí nos ha expresado, en distintas ocasiones, su
interés por la Cova del Vidre y sus cerámicas neolíticas, dadas a
conocer de forma sólo parcial. Por todo ello y por el afecto que
le tenemos, nos ha parecido oportuno publicar un trabajo en este
homenaje y hacerlo sobre dichas cerámicas.
2. LA COVA DEL VIDRE Y SUS EXCAVACIONES
La Cova del Vidre (Roquetes, Bajo Ebro) se encuentra en la
sierra del Caro, la cual se extiende de nordeste a sudoeste,
constituye el lado marítimo del macizo del Port y, con su cima
el Caro o Montcaro (1447 m snm), la mayor elevación entre
el Turó de l’Home al norte y el Peñagolosa al sur, se levanta
imponente sobre el valle bajo del Ebro. La Cova del Vidre se
encuentra a unos 1100 m snm, abierta al pie de un escarpado
rocoso, en la conocida como Mola del Boix. Desde su boca, que
está orientada al este-nordeste, se divisa un amplio panorama,
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que incluye el valle inferior del Ebro, el delta de este río y su
desembocadura en el Mediterráneo. Está formada por dos cavidades contiguas. La mayor de ellas, abierta al exterior con una
amplia boca, tiene la forma de una pirámide tres lados caída,
con el vértice en el fondo de la cueva y la base en dicha boca.
Mide 43 m de profundidad, 30 de ancho y 14 de alto. En su pared norte se abre la segunda cavidad, de menores dimensiones
y techo más bajo. La Cova del Vidre se encuentra debajo de un
anticlinal, formado por un potente estrato de roca calcárea, con
el plegamiento cortado por un encabalgamiento. En el techo de
la cavidad principal se observan diversas fisuras longitudinales,
entre las que destaca una profunda diaclasa cenital, por la que el
agua se precipita al interior de la cueva, sin llegar a inundarla,
lo cual es posible que contribuyera a hacerla interesante como
lugar de habitación.
Las primeras noticias sobre la existencia de restos arqueológicos prehistóricos en la Cova del Vidre corresponden a los últimos años del siglo XIX. Así, el 1890, Lucas Mallada los citó en
su “Geografía de España”. Las primeras excavaciones arqueológicas en el yacimiento de las que tenemos constancia fueron
practicadas por Francesc Esteve Gálvez, arqueólogo que, el año
1943, llegó a Tortosa como profesor de instituto de enseñanza
media y que, en el 1954, fue nombrado Comisario Local de Excavaciones Arqueológicas en la demarcación de dicha ciudad.
Primero excavó el mes de marzo del año 1945 y, posteriormente,
volvió a hacerlo el otoño del 1954 (Esteve, 2000). El segundo en
excavar en esta cueva fue Ignasi Cantarell Fontcuberta, médico
y aficionado a la arqueología, anteriormente descubridor de otro
importante yacimiento prehistórico del Bajo Ebro, el de la Cova
de la Mallada (El Perelló), que publicó de forma conjunta con
Salvador Vilaseca en el 1956. Cantarell llevó a cabo tres campañas de excavación en la Cova del Vidre, la primera el año 1957,
la segunda el 1958 y la tercera el 1960. Cantarell, que aún vive
cuando escribimos este artículo y a quien no queremos dejar de
agradecer aquí la generosidad y amabilidad que siempre nos ha
mostrado, no ha publicado nunca los resultados de sus excavaciones en la Cova del Vidre.
Transcurridos treinta y dos años de la última de las campañas de Cantarell, en el verano de 1992, se llevó a cabo bajo
nuestra dirección una nueva campaña de excavaciones en la
Cova del Vidre. Su objetivo era contrastar y completar los resultados de las anteriores y obtener nuevos datos que pudiesen
ser de ayuda para comprender mejor los ya disponibles. Previamente habíamos revisado y estudiado los resultados de los
diferentes trabajos efectuados hasta entonces, que incluían la
documentación inédita de las excavaciones de Cantarell, guardada en su archivo particular, y los materiales arqueológicos
extraídos tanto por Esteve como por Cantarell, los primeros
conservados en el actual Museu de les Terres de l’Ebre, en Am-
posta, y los segundos repartidos entre la colección particular
de Cantarell (posteriormente donada al Museu de Tortosa), la
Universitat de Barcelona y el Museu Nacional d’Arqueologia
de Catalunya, en Barcelona. Este trabajo de revisión y estudio
puso de manifiesto la conveniencia de una nueva intervención
que, como hemos dicho, efectuamos el verano del año 1992.
Entonces, reabrimos las catas de Cantarell y efectuamos una
serie de sondeos en diferentes puntos de la cueva. De esta forma, reconocimos dos secuencias estratigráficas de interés arqueológico, una en el sector interior de la cavidad más grande
y la otra en el sector central de la misma cavidad. La secuencia
cronológica se inicia en el sector interior, primero, con un nivel que hemos atribuido al Epipaleolítico Microlaminar y, a
continuación, con otro nivel que corresponde, según hemos
podido determinar, al Epipaleolítico Geométricio de tipo Filador. La secuencia sigue en el sector central, primero con un
nivel del Epipaleolítico Geométrico de tipo Cocina y, después,
con un nivel del Neolítico Antiguo Cardial, período del que
nos ocuparemos en este artículo, más concretamente de las cerámicas a él atribuidas.
3. LAS FECHAS RADIOCARBÓNICAS OBTENIDAS
Hemos obtenido tres dataciones radiocarbónicas para el Neolítico Cardial de la Cova del Vidre. Las tres sobre muestras recogidas, con nuestras excavaciones del verano del 1992, en el nivel
2 central (tabla 1).
La primera de estas tres dataciones es convencional y las
otras dos aceleradas. El carbón utilizado para la primera procede de un hogar en cubeta excavada en el suelo, mientras que
los huesos de oveja, determinados por la arqueozoóloga Maria Saña, de la Universitat Autònoma de Barcelona, que fueron
utilizados para la segunda y la tercera proceden de las proximidades de dicho hogar. La primera de las tres dataciones fue
realizada gracias a fondos de un proyecto de investigación dirigido por el profesor Miquel Molist, también de la Universitat Autònoma de Barcelona, mientras que las dos aceleradas se
efectuaron con motivo de la tesis de doctorado de Haidé Margarita da Costa Martins, The Early Neolithic in the mediterranean
context, realizada en la University of Bristol (Beca FCT-SFRH/
BD/44089/2008).
Las tres fechas obtenidas coinciden en un periodo que ocupa
el último tercio del VI milenio antes de nuestra era, en cronología calibrada a 2 sigma, extendiéndose la primera (no acelerada)
una centuria dentro del siguiente milenio. Las tres fechas son
acordes con la cronología establecida para el Neolítico Cardial
en Cataluña, no para sus momentos más antiguos, que se remontan hasta mediados del VI milenio cal. a.C., pero sí para su etapa
reciente (5300-5000 cal. a.C.) (Morales et al., 2010).
Tabla 1. Dataciones para el Neolítico Cardial de la Cova del Vidre.
Laboratorio y referencia
Fecha BP
Fecha cal BC (2σ)
Beta-58934
Carbón
6180±90
5380-4900
OxA-26064
Hueso de oveja
6181±35
5224-5011
OxA-26065
110
Tipo de muestra
Hueso de oveja
6248±33
5311-5076
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La cerámica de la Cova del Vidre y el Neolítico Cardial Franco-Ibérico
4. LA CERÁMICA DE LA COVA DEL VIDRE
4.1. la coleccIón estudIada
Para este artículo hemos estudiado unos 800 fragmentos de
cerámica que corresponden a las excavaciones de Esteve, a
las de Cantarell y a las nuestras, fragmentos de cerámica que
hemos atribuido al Neolítico Cardial por su procedencia estratigráfica, por su parecido con materiales hallados en contexto
estratigráfico o por criterios técnicos y estilísticos. Únicamente hemos considerado de un periodo posterior un fragmento
de cerámica, decorada con líneas horizontales incisas y trazos
oblicuos a ellas también incisos, formando una especie de fleco. A cerca de esta cerámica, el profesor Joan Maluquer de
Motes, en un informe inédito del año 1961 sobre los materiales cerámicos obtenidos por Cantarell en la Cova del Vidre,
escribió que sin duda pertenece a las cerámicas acanaladas de
los Campos de Urnas. Por nuestra parte, hemos de decir que
efectivamente la decoración descrita recuerda mucho la de
cerámicas localizadas en la cercana Cova del Janet (Tivissa),
atribuidas al Bronce Final (Vilaseca, 1973). Cantarell localizó
este fragmento de cerámica, junto con algunos restos de sílex,
en el fondo de la cavidad grande de la cueva, en un nivel superior que, al parecer, había desaparecido cuando efectuamos
nuestras excavaciones en el año 1992. Es difícil saber si estos
materiales corresponden a una ocupación continuada durante el Bronce Final, cuyos restos habrían sido extraídos de la
cueva por motivos que desconocemos, o si únicamente son
testigos de frecuentaciones esporádicas en dicha época.
Las colecciones de cerámica del Neolítico Cardial del nordeste de la Península Ibérica presentan, a menudo, una fragmentación alta y un número de remontajes bajo, lo cual hace
que sea difícil reconocer las formas de los recipientes, calcular
sus medidas completas y, así mismo, que raramente puedan ser
estudiadas las composiciones de sus decoraciones, debiéndose
limitar su análisis a los elementos y los motivos decorativos,
una limitación con la que nos encontramos en el caso de las
cerámicas de Vidre.
rectos y los verticales también rectos. Si tenemos además en
cuenta la morfología de los labios, podemos establecer un gran
número de tipos de bordes distintos, la mayoría con porcentajes muy bajos, siendo los más bien representados los verticales
rectos con labio redondeado, los exvasados rectos con labio
plano y los exvasados convexos con labio redondeado.
En cuanto a los elementos de prensión y suspensión, aparecen sobre un total de 41 fragmentos, entre los cuales hemos
distinguido asas de cinta, lengüetas, botones y perforaciones.
Las asas de cinta pueden ser de sección plana interiormente y
abombada o cóncava por fuera, elíptica o informe. Dos de ellas
tienen una morfología singular: una, con una especie de orejetas y una lengüeta más baja, y otra, con una chepa pronunciada
(figs. 1.1 y 1.2). Más reducido es el número de lengüetas, que
tienen tamaños distintos, y el de botones. Uno de los botones se encuentra debajo mismo de una elevación del borde,
combinación que parece dirigida a facilitar la sujeción con los
dedos pulgar e índice (fig. 1.3). Otros botones, en cambio, especialmente los más pequeños, pudieron ser más elementos
decorativos que de prensión. Finalmente, también debieron
servir para prender o suspender, pasando un cordel a través de
ellos, los agujeros de algunos de los fragmentos de cerámica
estudiados, aunque, a veces, perforaciones parecidas podían
haber sido hechas para coser fragmentos de recipientes rotos.
4.2. Formas y tamaños
Los grosores de los fragmentos de cerámica analizados se reparten entre los 4 y los 13 milímetros, si bien la mayoría se
encuentran entre los 6 y los 8, estando poco representados los
grosores inferiores a 5 y los superiores a 10. A partir de los
fragmentos de borde, hemos podido calcular los diámetros de
la boca de algunos de los vasos representados, diámetros que
se sitúan entre los 10 y los 42 centímetros, principalmente entre 14 y 19. De estos datos podemos deducir que, probablemente, entre la vajilla cerámica de Vidre abundaban más los
vasos medianos que los pequeños y grandes. En cuanto a las
formas de estos vasos, debido como hemos dicho a la elevada
fragmentación y al número reducido de remontajes, tan sólo
podemos decir que entre los fragmentos conservados los hay
que parecen corresponder a recipientes con forma de cuenco
(semiesférico y abierto) y de botella (cuerpo globular cerrado
con cuello vertical y recto), siendo esta última menos frecuente. Los bordes estudiados se reparten entre distintos grupos,
según su orientación y curvatura, abundando más los exvasados y los verticales que los entrantes, sobretodo los exvasados
Fig 1. Fragmentos de cerámica con elementos de prensión (1, 2 y
3), cuchara de cerámica (5), fragmentos de cerámica con decoración
impresa cardial (8), decoración incisa e impresa cardial (4 y 7) y
decoración impresa con relleno de almagra (6). .
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Entre los restos cerámicos de Vidre no sólo hay recipientes,
también existe una cuchara que pertenece a la colección Cantarell. Fue hallada rota, aunque conservaba buena parte tanto
del mango, de sección circular, como de la cazoleta, cóncava y
semioval (fig. 1.5). Durante el Neolítico, las cucharas, fueran de
cerámica o de hueso, permitirían ingerir alimentos semisólidos,
como purés o papillas, cocinadas con los nuevos instrumentos
de molienda y con los también nuevos recipientes cerámicos,
siendo de esta forma útiles para alimentar a los niños, que todavía no pudiesen comer alimentos sólidos, y a los viejos, con
dificultades para seguir comiéndolos.
La mayoría de los más de 800 fragmentos de cerámica
analizados de la Cova del Vidre presentan un acabado de la
superficie liso, siendo muy pocos los que lo presentan pulido. En cuanto al color de dicha superficie, abundan más las
tonalidades grises que las rojizas. Una tercera parte de dichos
fragmentos (264) están decorados. Las técnicas decorativas
utilizadas son variadas, también lo son los motivos y, probablemente, las composiciones.
4.3. técnIcas decoratIvas
Las técnicas decorativas más numerosas entre las cerámicas
neolíticas de la Cova del Vidre son la impresión no cardial,
que aparece sobre un 35% de los fragmentos decorados, y la
incisión, que lo hace en un 31%. Menos representados están
los relieves, con un 17%, y la decoración impresa cardial, con
un 16%. Para obtener esta última se utilizó, principalmente, el
borde dentado de una concha (Cardium edule, Acanthocardia
tuberculata o Cerastoderma glaucum), en posición vertical o
inclinada oblicua externa, en este segundo caso seguida a veces
de un arrastrado de menor profundidad (fig. 1.4), tan sólo sobre
una pieza, de la que se conservan distintos fragmentos, la impresión cardial pudo haberse realizado con la parte exterior de
la concha en posición horizontal (fig. 1.8) y sobre ninguna con
el gancho o charnela. A menudo, dos o más de estas técnicas
aparecen combinadas sobre una misma cerámica, como la incisión y la impresión, el relieve y la impresión, o la impresión con
relleno de almagra (fig. 1.6).
4.4. elementos decoratIvos, motIvos y composIcIones
Los elementos básicos de las decoraciones de las cerámicas de
Cova del Vidre y del Neolítico en general, son el punto y la
línea, los cuales, según el pintor y teórico del arte ruso Vasilij
Kandinskij (1866-1944), iniciador del arte abstracto a principios del siglo XX, son los dos elementos gráficos esenciales.
El punto, forma elemental y elemento decorativo primario, y la
línea, su antítesis, traza recta, curva, sinuosa o quebrada dejada
por el punto al moverse. En las cerámicas que hemos estudiado,
puntos y líneas forman diversos motivos, a menudo repetitivos,
y éstos composiciones, que pueden alcanzar una complejidad
considerable, aunque, como ya se ha dicho, en el caso de Vidre,
la ausencia de formas enteras hace que gran parte de ellas no
puedan ser reconocidas o que sólo podamos conocerlas de forma parcial. Se trata, básicamente, de composiciones no figurativas, es decir, que no representan nada que podamos identificar
de forma directa con la realidad externa. Sólo parece figurativa,
sin dejar de tener un fuerte aire esquemático, una composición
aparentemente antropomorfa, presente sobre diversos fragmen112
tos de un mismo recipiente. Se trata de una decoración impresa
cardial e incisa, formando bandas rectilíneas horizontales y verticales con apéndices en zigzag horizontales (fig. 1.7). La decoración de este vaso presenta un parecido estrecho con la de otros
vasos del Neolítico Cardial, hallados en algunos yacimientos
del sector oriental de la Península Ibérica. El paralelo geográfico más próximo procede del abrigo de Costalena (Maella), en
el vecino Bajo Aragón (Barandiarán y Cava, 1989). Un número
mayor de paralelos son conocidos al sur de Valencia, sobretodo en el yacimiento de Cova de l’Or (Beniarrés) y también en
el de Cova de la Sarsa (Bocairent) (Martí y Hernández, 1988;
Martí, 2006). De acuerdo con la interpretación antropomorfa de
esta composición, los apéndices en zigzag pueden representar,
de forma repetitiva, la posición de las piernas de una madre en
el acto de dar a luz, separadas y con las rodillas levantadas formando una M. Es por ello que en esta composición puede verse
una evocación de la fertilidad y la imagen de una divinidad maternal, integrante quizás de un panteón neolítico.
5. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES: DE KOINÉ
PRECARDIAL A DIALECTOS CARDIALES
La cerámica de la Cova del Vidre muestra, como hemos dicho,
una estrecha analogía con la de aquello que se ha convenido en
denominar Cardial Franco-Ibérico, extendido por la zona litoral mediterránea, aproximadamente entre los Alpes y Gibraltar,
desde el 5500 hasta el 5000 cal. a.C.; una denominación que expresa su ruptura respecto al territorio itálico próximo. Concretamente, la analogía se observa con una fase avanzada del grupo
Cardial Franco-Ibérico citado, iniciada en el 5300 cal. a.C., que
se ha visto confirmada por las tres dataciones C14 obtenidas
(6180, 6181 y 6248 BP).
Los rasgos decorativos de las cerámicas de Vidre que podemos adscribir a un Neolítico Cardial Reciente Franco-Ibérico
son varios (Martín et al., 2010). Por un lado, la abundancia de
las impresiones no cardiales y de las incisiones, aisladas o combinadas entre ellas, formando líneas de puntos, impresiones de
uña desordenadas, líneas incisas horizontales y paralelas, que
pueden ir acompañadas de líneas de puntos intercaladas o subrayándolas (figs. 2.2 a 2.7), triángulos incisos rellenos de líneas
paralelas también incisas (fig. 2.8), punteado en forma de T (fig.
2.1) y franjas horizontales de puntos impresos o de incisiones
oblicuas que pueden estar o no delimitadas. Otras decoraciones
que pueden ser adscritas al Neolítico Cardial Reciente FrancoIbérico son los labios almenados y los cordones, éstos pueden
ser lisos o impresos, curvilíneos o rectilíneos, y agrupados en
disposición paralela u ortogonal (fig. 3). Finalmente, resulta
característica del Neolítico Cardial Reciente Franco-Ibérico, la
presencia no dominante de la decoración impresa cardial. Es
enteramente cardial la decoración de un fragmento de cerámica que forma una franja horizontal, con triángulos o palmetas
adheridos formando una especie de dientes de sierra (fig. 4.1).
También lo son las impresiones observadas sobre algunas asas
(fig. 4.2) y el motivo compuesto por una cornisa de líneas horizontales y por una especie de glifos que cuelgan de ella dejando
metopas no decoradas (fig. 4.5). Aunque lo más frecuente es
que las impresiones cardiales aparezcan combinadas con otras
técnicas decorativas, sobre todo incisiones, como en el caso de
la decoración de líneas incisas, paralelas y sinuosas, con flecos
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La cerámica de la Cova del Vidre y el Neolítico Cardial Franco-Ibérico
Fig 2. Fragmentos de cerámica con decoración impresa (1),
decoración incisa (6 y 8) y decoración incisa e impresa (2, 3, 4,
5 y 7).
Fig. 3. Fragmentos de cerámica con decoración en relieve (1, 2,
3, 4 y 6), en relieve e impresa (9) y decoración en relieve impreso
(5, 7, 8 y 10).
de impresiones cardiales por los dos lados (fig. 4.3), de la serie
de triángulos rellenos de impresiones cardiales y delimitados
por finas incisiones (fig. 4.4), o de la decoración ya citada con
bandas de impresiones cardiales e incisiones y grupos de tres
líneas paralelas en zigzag también de impresiones cardiales
(fig. 1.7). Esta decoración se asemeja, como se ha dicho, a la
de varios fragmentos de cerámicas y vasos enteros de la Cova
de l’Or (Beniarrés) y de la Cova de Sarsa (Bocairent), al sur de
Valencia, donde, dado su mayor número y su mayor antigüedad
pueda quizás situarse el lugar de creación de esta composición
decorativa y desde donde habría sido introducida en la región
del curso inferior del Ebro.
La posibilidad de que la decoración en zigzag citada hubiera sido introducida en el curso inferior del Ebro desde un foco
originario situado al sur de Valencia, nos permite pensar que el
modelo de expansión del Cardial Franco-Ibérico fue distinto del
seguido por el Neolítico Precardial, al que pertenecen las primeras implantaciones agropastorales del levante de la Península
Ibérica y del Mediodía francés y al que, dados sus estrechos lazos con la Liguria, la Toscana, el archipiélago toscano e incluso
el Lacio, también nos podremos referir como Itálico (Roudil,
1990; Courtin, 2000). La expansión de este Neolítico Precardial
Itálico se produjo a través de desplazamientos largos (400-600
km), siguiendo el litoral del Mediterráneo occidental de este a
oeste y estableciéndose en las proximidades de lugares habitados por cazadores-recolectores del Epipaleolítico final con
los que poder relacionarse. Sólo de esta forma, los grupos del
Neolítico Precardial que se desplazaron, dadas las dimensiones
reducidas que debían tener y las grandes distancias respecto a
sus sociedades de origen a las que llegaron, pudieron asegurar
su reproducción. Así, los lugares del Mediterráneo Occidental
con un Neolítico Precardial Itálico, como los de Arene Candide,
Pendimoun y Caucade, en la Liguria y los Alpes-Marítimos, entre Génova y Niza (Binder, 1990), los de Peiro-Signado y Pont
de Roque-Haute, en las costas del Languedoc, en la zona de
Agde y Bèziers (Roudil, 1990; Guilaine y Manen, 2002) y los
de Mas d’Is y el Barranquet, al sur de Valencia, entre Oliva y
Alcoi (Bernabeu et al., 2009), cuentan en sus proximidades con
yacimientos del Epipaleolítico final, los primeros del Castelnoviense, los segundos del grupo Gazel-Cuzoul y los terceros
del grupo Cocina (Ghesquière y Marchand, 2010; Martí et al.,
2009). No es éste el caso de Cataluña, cosa que quizás explique
la ausencia en ella de asentamientos del Neolítico Precardial Itálico. La expansión del Neolítico Cardial Franco-Ibérico, como
se ha dicho sin la conexión con el Neolítico Itálico mostrada por
el Precardial, se habría producido en cambio a través de movi113
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cada uno de los cuales habría experimentado desarrollos particulares, pudiendo ser ésta una de las causas de la diversidad
observada en el seno del Neolítico Cardial citado. Utilizando
un símil lingüístico, podemos decir que una koiné precardial, es
decir una lengua común, general y uniforme en todo el Mediterráneo franco-ibérico, acabó dando paso a distintos dialectos
cardiales, es decir distintas modalidades de una misma lengua
habladas en las distintas regiones de dicho territorio.
Recapitulando, en este trabajo hemos podido reafirmar el
interés de la colección cerámica del yacimiento de la Cova del
Vidre; hemos visto cómo esta colección se adscribe estilísticamente al Neolítico Cardial Reciente Franco-Ibérico, adscripción
confirmada por las tres fechas radiocarbónicas obtenidas para el
nivel neolítico del yacimiento; y, por último, hemos observado,
a partir del estudio de las cerámicas de Vidre, que el Cardial
Franco-Ibérico y el Precardial Itálico pudieron tener orígenes
y modelos de expansión distintos, habiendo sido dicho Cardial
un grupo neolítico enteramente occidental dentro del contexto
mediterráneo.
AGRADECIMIENTOS
Queremos agradecer a María José Bel su colaboración en la
realización de los dibujos y a Benet Solina la digitalización de
los mismos.
BIBLIOGRAFÍA
Fig 4. Fragmentos de cerámica con decoración impresa cardial (1,
2 y 5) y decoración impresa cardial e incisa (3 y 4).
mientos más cortos, estableciéndose de forma más generalizada
a lo largo del litoral del Mediterráneo occidental, con desplazamientos de este a oeste, pero también en dirección inversa.
En esta segunda dirección llegaría al curso inferior del Ebro la
decoración antropomorfa en zigzag citada (fig. 1.7) y, quizás
también, una decoración de tipo precardial itálico que hemos
documentado entre la cerámica de Vidre, constituida por series
de impresiones lineales cortas que forman diseños pectiniformes (fig. 1.8). Se trata de la única decoración que, en el caso de
Vidre, hemos considerado que pudo haberse realizado mediante
impresión de la parte externa de una concha estriada. Una decoración parecida a ésta se encuentra entre las cerámicas del
llamado horizonte de Pendimoun (Castellar), yacimiento de los
Alpes-Marítimos (Binder, 1990). Sin embargo, también se ha
documentado en el Precardial Itálico de la zona de Oliva-Alcoi,
concretamente en el yacimiento del Barranquet (Oliva) (Esquembre et al., 2008). Por lo tanto, la decoración impresa tipo
Pendimoun, podría haber viajado, durante el Neolítico Precardial desde los Alpes-Marítimos hasta la zona al sur de Valencia,
en dirección este-oeste, y después, durante el Neolítico Cardial,
en una especie de reflujo en sentido contrario, desde el sur de
Valencia hasta el curso inferior del Ebro, junto a la decoración
antropomorfa en zigzag citada. En este caso, podríamos pensar
que el Cardial Franco-Ibérico, a diferencia del Precardial Itálico
anterior, se formó a partir de los distintos enclaves de dicho Precardial existentes en el Mediterráneo igualmente franco-ibérico,
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Estudis en homenatge a Bernat Martí Oliver.
tv sIp 119, València, 2016, p. 109-115.
La cerámica de la Cova del Vidre (Roquetes)
y el Neolítico Cardial Franco -Ibérico
Josep Bosch
resumen
En este trabajo se estudia la colección cerámica del yacimiento de la Cova del Vidre (Roquetes, Bajo Ebro). Dicha colección se
adscribe en su práctica totalidad, según criterios relativos sobretodo a sus decoraciones, a un Neolítico Cardial Franco-Ibérico
Reciente, adscripción confirmada por las tres fechas radiocarbónicas obtenidas para el único nivel neolítico localizado en
este yacimiento (6180, 6181 y 6248 BP). El estudio nos ha conducido a observar que el Neolítico Cardial Franco-Ibérico y el
Precardial Itálico que lo precedió pudieron tener, además de orígenes distintos, como sus nombres indican, siendo el primero
enteramente occidental dentro del contexto del Mediterráneo, modelos de expansión por las costas del sector occidental de este
mar también distintos. De dirección única, de este a oeste, en el caso del Precardial, y de distintas direcciones en el del Cardial.
palabras clave:
Cerámica, Bajo Ebro, Neolítico Cardial.
résumé
La céramique de la Grotte du Vidre (Roquetes) et le Néolithique Cardial Franc-Ibérique. Dans ce travail on étudie la collection
céramique du site de la Grotte du Vidre (Roquetes, Bas Èbre). Selon des critériums relatifs surtout à leurs décorations, on
l’inscrit, pratiquement toute, dans un Néolithique Cardial Franc-Ibérique Récent, laquelle chose a été confirmé par les trois
dates radiocharboniques obtenues pour l’unique niveau néolithique localisé dans ce site (6180, 6181 et 6248 BP). L’étude nous
a conduit à observer que le Néolithique Cardial Franc-Ibérique et le Precardial Italique qui l’avait précédé purent avoir, en
outre des origines différents, comme leurs noms l’indiquent, ayant été le premier entièrement occidental dans le contexte de
la Méditerranée, des modèles d’expansion par les côtes du secteur occidental de cette mer aussi différents. Avec une direction
unique, d’est à ouest, le Precardial, et avec différents directions le Cardial.
mots clés
: Céramique, Bas Èbre, Néolithique Cardial.
1. EL POR QUÉ DE ESTE ARTÍCULO
Las excavaciones efectuadas en la Cova del Vidre, en parte por
nosotros, han proporcionado un conjunto notable de cerámicas
atribuibles a aquello que se ha convenido en llamar horizonte
Neolítico Cardial Franco-Ibérico. Dicho horizonte, en particular
su cerámica, ha centrado la atención del Doctor Bernat Martí
Oliver a lo largo de toda su carrera. Prueba de ello son numerosos trabajos, de los que aquí sólo citaremos, entre los más antiguos, los efectuados sobre la Cova de l’Or (Beniarrés) (Martí,
1977 y Martí et al., 1980), mientras que entre los más recientes, su participación en un trabajo colectivo sobre la cerámica
impresa del Neolítico Antiguo (Italia y Mediterráneo) (Martí,
2002), el publicado en las actas del Congreso de Arte Rupestre
Esquemático en la Península Ibérica – Comarca de Los Vélez
(Martí, 2006) y el publicado en las actas del IV Congreso del
Neolítico en la Península Ibérica de Alicante (Martí, 2008). El
mismo Bernat Martí nos ha expresado, en distintas ocasiones, su
interés por la Cova del Vidre y sus cerámicas neolíticas, dadas a
conocer de forma sólo parcial. Por todo ello y por el afecto que
le tenemos, nos ha parecido oportuno publicar un trabajo en este
homenaje y hacerlo sobre dichas cerámicas.
2. LA COVA DEL VIDRE Y SUS EXCAVACIONES
La Cova del Vidre (Roquetes, Bajo Ebro) se encuentra en la
sierra del Caro, la cual se extiende de nordeste a sudoeste,
constituye el lado marítimo del macizo del Port y, con su cima
el Caro o Montcaro (1447 m snm), la mayor elevación entre
el Turó de l’Home al norte y el Peñagolosa al sur, se levanta
imponente sobre el valle bajo del Ebro. La Cova del Vidre se
encuentra a unos 1100 m snm, abierta al pie de un escarpado
rocoso, en la conocida como Mola del Boix. Desde su boca, que
está orientada al este-nordeste, se divisa un amplio panorama,
109
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J. Bosch
que incluye el valle inferior del Ebro, el delta de este río y su
desembocadura en el Mediterráneo. Está formada por dos cavidades contiguas. La mayor de ellas, abierta al exterior con una
amplia boca, tiene la forma de una pirámide tres lados caída,
con el vértice en el fondo de la cueva y la base en dicha boca.
Mide 43 m de profundidad, 30 de ancho y 14 de alto. En su pared norte se abre la segunda cavidad, de menores dimensiones
y techo más bajo. La Cova del Vidre se encuentra debajo de un
anticlinal, formado por un potente estrato de roca calcárea, con
el plegamiento cortado por un encabalgamiento. En el techo de
la cavidad principal se observan diversas fisuras longitudinales,
entre las que destaca una profunda diaclasa cenital, por la que el
agua se precipita al interior de la cueva, sin llegar a inundarla,
lo cual es posible que contribuyera a hacerla interesante como
lugar de habitación.
Las primeras noticias sobre la existencia de restos arqueológicos prehistóricos en la Cova del Vidre corresponden a los últimos años del siglo XIX. Así, el 1890, Lucas Mallada los citó en
su “Geografía de España”. Las primeras excavaciones arqueológicas en el yacimiento de las que tenemos constancia fueron
practicadas por Francesc Esteve Gálvez, arqueólogo que, el año
1943, llegó a Tortosa como profesor de instituto de enseñanza
media y que, en el 1954, fue nombrado Comisario Local de Excavaciones Arqueológicas en la demarcación de dicha ciudad.
Primero excavó el mes de marzo del año 1945 y, posteriormente,
volvió a hacerlo el otoño del 1954 (Esteve, 2000). El segundo en
excavar en esta cueva fue Ignasi Cantarell Fontcuberta, médico
y aficionado a la arqueología, anteriormente descubridor de otro
importante yacimiento prehistórico del Bajo Ebro, el de la Cova
de la Mallada (El Perelló), que publicó de forma conjunta con
Salvador Vilaseca en el 1956. Cantarell llevó a cabo tres campañas de excavación en la Cova del Vidre, la primera el año 1957,
la segunda el 1958 y la tercera el 1960. Cantarell, que aún vive
cuando escribimos este artículo y a quien no queremos dejar de
agradecer aquí la generosidad y amabilidad que siempre nos ha
mostrado, no ha publicado nunca los resultados de sus excavaciones en la Cova del Vidre.
Transcurridos treinta y dos años de la última de las campañas de Cantarell, en el verano de 1992, se llevó a cabo bajo
nuestra dirección una nueva campaña de excavaciones en la
Cova del Vidre. Su objetivo era contrastar y completar los resultados de las anteriores y obtener nuevos datos que pudiesen
ser de ayuda para comprender mejor los ya disponibles. Previamente habíamos revisado y estudiado los resultados de los
diferentes trabajos efectuados hasta entonces, que incluían la
documentación inédita de las excavaciones de Cantarell, guardada en su archivo particular, y los materiales arqueológicos
extraídos tanto por Esteve como por Cantarell, los primeros
conservados en el actual Museu de les Terres de l’Ebre, en Am-
posta, y los segundos repartidos entre la colección particular
de Cantarell (posteriormente donada al Museu de Tortosa), la
Universitat de Barcelona y el Museu Nacional d’Arqueologia
de Catalunya, en Barcelona. Este trabajo de revisión y estudio
puso de manifiesto la conveniencia de una nueva intervención
que, como hemos dicho, efectuamos el verano del año 1992.
Entonces, reabrimos las catas de Cantarell y efectuamos una
serie de sondeos en diferentes puntos de la cueva. De esta forma, reconocimos dos secuencias estratigráficas de interés arqueológico, una en el sector interior de la cavidad más grande
y la otra en el sector central de la misma cavidad. La secuencia
cronológica se inicia en el sector interior, primero, con un nivel que hemos atribuido al Epipaleolítico Microlaminar y, a
continuación, con otro nivel que corresponde, según hemos
podido determinar, al Epipaleolítico Geométricio de tipo Filador. La secuencia sigue en el sector central, primero con un
nivel del Epipaleolítico Geométrico de tipo Cocina y, después,
con un nivel del Neolítico Antiguo Cardial, período del que
nos ocuparemos en este artículo, más concretamente de las cerámicas a él atribuidas.
3. LAS FECHAS RADIOCARBÓNICAS OBTENIDAS
Hemos obtenido tres dataciones radiocarbónicas para el Neolítico Cardial de la Cova del Vidre. Las tres sobre muestras recogidas, con nuestras excavaciones del verano del 1992, en el nivel
2 central (tabla 1).
La primera de estas tres dataciones es convencional y las
otras dos aceleradas. El carbón utilizado para la primera procede de un hogar en cubeta excavada en el suelo, mientras que
los huesos de oveja, determinados por la arqueozoóloga Maria Saña, de la Universitat Autònoma de Barcelona, que fueron
utilizados para la segunda y la tercera proceden de las proximidades de dicho hogar. La primera de las tres dataciones fue
realizada gracias a fondos de un proyecto de investigación dirigido por el profesor Miquel Molist, también de la Universitat Autònoma de Barcelona, mientras que las dos aceleradas se
efectuaron con motivo de la tesis de doctorado de Haidé Margarita da Costa Martins, The Early Neolithic in the mediterranean
context, realizada en la University of Bristol (Beca FCT-SFRH/
BD/44089/2008).
Las tres fechas obtenidas coinciden en un periodo que ocupa
el último tercio del VI milenio antes de nuestra era, en cronología calibrada a 2 sigma, extendiéndose la primera (no acelerada)
una centuria dentro del siguiente milenio. Las tres fechas son
acordes con la cronología establecida para el Neolítico Cardial
en Cataluña, no para sus momentos más antiguos, que se remontan hasta mediados del VI milenio cal. a.C., pero sí para su etapa
reciente (5300-5000 cal. a.C.) (Morales et al., 2010).
Tabla 1. Dataciones para el Neolítico Cardial de la Cova del Vidre.
Laboratorio y referencia
Fecha BP
Fecha cal BC (2σ)
Beta-58934
Carbón
6180±90
5380-4900
OxA-26064
Hueso de oveja
6181±35
5224-5011
OxA-26065
110
Tipo de muestra
Hueso de oveja
6248±33
5311-5076
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La cerámica de la Cova del Vidre y el Neolítico Cardial Franco-Ibérico
4. LA CERÁMICA DE LA COVA DEL VIDRE
4.1. la coleccIón estudIada
Para este artículo hemos estudiado unos 800 fragmentos de
cerámica que corresponden a las excavaciones de Esteve, a
las de Cantarell y a las nuestras, fragmentos de cerámica que
hemos atribuido al Neolítico Cardial por su procedencia estratigráfica, por su parecido con materiales hallados en contexto
estratigráfico o por criterios técnicos y estilísticos. Únicamente hemos considerado de un periodo posterior un fragmento
de cerámica, decorada con líneas horizontales incisas y trazos
oblicuos a ellas también incisos, formando una especie de fleco. A cerca de esta cerámica, el profesor Joan Maluquer de
Motes, en un informe inédito del año 1961 sobre los materiales cerámicos obtenidos por Cantarell en la Cova del Vidre,
escribió que sin duda pertenece a las cerámicas acanaladas de
los Campos de Urnas. Por nuestra parte, hemos de decir que
efectivamente la decoración descrita recuerda mucho la de
cerámicas localizadas en la cercana Cova del Janet (Tivissa),
atribuidas al Bronce Final (Vilaseca, 1973). Cantarell localizó
este fragmento de cerámica, junto con algunos restos de sílex,
en el fondo de la cavidad grande de la cueva, en un nivel superior que, al parecer, había desaparecido cuando efectuamos
nuestras excavaciones en el año 1992. Es difícil saber si estos
materiales corresponden a una ocupación continuada durante el Bronce Final, cuyos restos habrían sido extraídos de la
cueva por motivos que desconocemos, o si únicamente son
testigos de frecuentaciones esporádicas en dicha época.
Las colecciones de cerámica del Neolítico Cardial del nordeste de la Península Ibérica presentan, a menudo, una fragmentación alta y un número de remontajes bajo, lo cual hace
que sea difícil reconocer las formas de los recipientes, calcular
sus medidas completas y, así mismo, que raramente puedan ser
estudiadas las composiciones de sus decoraciones, debiéndose
limitar su análisis a los elementos y los motivos decorativos,
una limitación con la que nos encontramos en el caso de las
cerámicas de Vidre.
rectos y los verticales también rectos. Si tenemos además en
cuenta la morfología de los labios, podemos establecer un gran
número de tipos de bordes distintos, la mayoría con porcentajes muy bajos, siendo los más bien representados los verticales
rectos con labio redondeado, los exvasados rectos con labio
plano y los exvasados convexos con labio redondeado.
En cuanto a los elementos de prensión y suspensión, aparecen sobre un total de 41 fragmentos, entre los cuales hemos
distinguido asas de cinta, lengüetas, botones y perforaciones.
Las asas de cinta pueden ser de sección plana interiormente y
abombada o cóncava por fuera, elíptica o informe. Dos de ellas
tienen una morfología singular: una, con una especie de orejetas y una lengüeta más baja, y otra, con una chepa pronunciada
(figs. 1.1 y 1.2). Más reducido es el número de lengüetas, que
tienen tamaños distintos, y el de botones. Uno de los botones se encuentra debajo mismo de una elevación del borde,
combinación que parece dirigida a facilitar la sujeción con los
dedos pulgar e índice (fig. 1.3). Otros botones, en cambio, especialmente los más pequeños, pudieron ser más elementos
decorativos que de prensión. Finalmente, también debieron
servir para prender o suspender, pasando un cordel a través de
ellos, los agujeros de algunos de los fragmentos de cerámica
estudiados, aunque, a veces, perforaciones parecidas podían
haber sido hechas para coser fragmentos de recipientes rotos.
4.2. Formas y tamaños
Los grosores de los fragmentos de cerámica analizados se reparten entre los 4 y los 13 milímetros, si bien la mayoría se
encuentran entre los 6 y los 8, estando poco representados los
grosores inferiores a 5 y los superiores a 10. A partir de los
fragmentos de borde, hemos podido calcular los diámetros de
la boca de algunos de los vasos representados, diámetros que
se sitúan entre los 10 y los 42 centímetros, principalmente entre 14 y 19. De estos datos podemos deducir que, probablemente, entre la vajilla cerámica de Vidre abundaban más los
vasos medianos que los pequeños y grandes. En cuanto a las
formas de estos vasos, debido como hemos dicho a la elevada
fragmentación y al número reducido de remontajes, tan sólo
podemos decir que entre los fragmentos conservados los hay
que parecen corresponder a recipientes con forma de cuenco
(semiesférico y abierto) y de botella (cuerpo globular cerrado
con cuello vertical y recto), siendo esta última menos frecuente. Los bordes estudiados se reparten entre distintos grupos,
según su orientación y curvatura, abundando más los exvasados y los verticales que los entrantes, sobretodo los exvasados
Fig 1. Fragmentos de cerámica con elementos de prensión (1, 2 y
3), cuchara de cerámica (5), fragmentos de cerámica con decoración
impresa cardial (8), decoración incisa e impresa cardial (4 y 7) y
decoración impresa con relleno de almagra (6). .
111
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J. Bosch
Entre los restos cerámicos de Vidre no sólo hay recipientes,
también existe una cuchara que pertenece a la colección Cantarell. Fue hallada rota, aunque conservaba buena parte tanto
del mango, de sección circular, como de la cazoleta, cóncava y
semioval (fig. 1.5). Durante el Neolítico, las cucharas, fueran de
cerámica o de hueso, permitirían ingerir alimentos semisólidos,
como purés o papillas, cocinadas con los nuevos instrumentos
de molienda y con los también nuevos recipientes cerámicos,
siendo de esta forma útiles para alimentar a los niños, que todavía no pudiesen comer alimentos sólidos, y a los viejos, con
dificultades para seguir comiéndolos.
La mayoría de los más de 800 fragmentos de cerámica
analizados de la Cova del Vidre presentan un acabado de la
superficie liso, siendo muy pocos los que lo presentan pulido. En cuanto al color de dicha superficie, abundan más las
tonalidades grises que las rojizas. Una tercera parte de dichos
fragmentos (264) están decorados. Las técnicas decorativas
utilizadas son variadas, también lo son los motivos y, probablemente, las composiciones.
4.3. técnIcas decoratIvas
Las técnicas decorativas más numerosas entre las cerámicas
neolíticas de la Cova del Vidre son la impresión no cardial,
que aparece sobre un 35% de los fragmentos decorados, y la
incisión, que lo hace en un 31%. Menos representados están
los relieves, con un 17%, y la decoración impresa cardial, con
un 16%. Para obtener esta última se utilizó, principalmente, el
borde dentado de una concha (Cardium edule, Acanthocardia
tuberculata o Cerastoderma glaucum), en posición vertical o
inclinada oblicua externa, en este segundo caso seguida a veces
de un arrastrado de menor profundidad (fig. 1.4), tan sólo sobre
una pieza, de la que se conservan distintos fragmentos, la impresión cardial pudo haberse realizado con la parte exterior de
la concha en posición horizontal (fig. 1.8) y sobre ninguna con
el gancho o charnela. A menudo, dos o más de estas técnicas
aparecen combinadas sobre una misma cerámica, como la incisión y la impresión, el relieve y la impresión, o la impresión con
relleno de almagra (fig. 1.6).
4.4. elementos decoratIvos, motIvos y composIcIones
Los elementos básicos de las decoraciones de las cerámicas de
Cova del Vidre y del Neolítico en general, son el punto y la
línea, los cuales, según el pintor y teórico del arte ruso Vasilij
Kandinskij (1866-1944), iniciador del arte abstracto a principios del siglo XX, son los dos elementos gráficos esenciales.
El punto, forma elemental y elemento decorativo primario, y la
línea, su antítesis, traza recta, curva, sinuosa o quebrada dejada
por el punto al moverse. En las cerámicas que hemos estudiado,
puntos y líneas forman diversos motivos, a menudo repetitivos,
y éstos composiciones, que pueden alcanzar una complejidad
considerable, aunque, como ya se ha dicho, en el caso de Vidre,
la ausencia de formas enteras hace que gran parte de ellas no
puedan ser reconocidas o que sólo podamos conocerlas de forma parcial. Se trata, básicamente, de composiciones no figurativas, es decir, que no representan nada que podamos identificar
de forma directa con la realidad externa. Sólo parece figurativa,
sin dejar de tener un fuerte aire esquemático, una composición
aparentemente antropomorfa, presente sobre diversos fragmen112
tos de un mismo recipiente. Se trata de una decoración impresa
cardial e incisa, formando bandas rectilíneas horizontales y verticales con apéndices en zigzag horizontales (fig. 1.7). La decoración de este vaso presenta un parecido estrecho con la de otros
vasos del Neolítico Cardial, hallados en algunos yacimientos
del sector oriental de la Península Ibérica. El paralelo geográfico más próximo procede del abrigo de Costalena (Maella), en
el vecino Bajo Aragón (Barandiarán y Cava, 1989). Un número
mayor de paralelos son conocidos al sur de Valencia, sobretodo en el yacimiento de Cova de l’Or (Beniarrés) y también en
el de Cova de la Sarsa (Bocairent) (Martí y Hernández, 1988;
Martí, 2006). De acuerdo con la interpretación antropomorfa de
esta composición, los apéndices en zigzag pueden representar,
de forma repetitiva, la posición de las piernas de una madre en
el acto de dar a luz, separadas y con las rodillas levantadas formando una M. Es por ello que en esta composición puede verse
una evocación de la fertilidad y la imagen de una divinidad maternal, integrante quizás de un panteón neolítico.
5. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES: DE KOINÉ
PRECARDIAL A DIALECTOS CARDIALES
La cerámica de la Cova del Vidre muestra, como hemos dicho,
una estrecha analogía con la de aquello que se ha convenido en
denominar Cardial Franco-Ibérico, extendido por la zona litoral mediterránea, aproximadamente entre los Alpes y Gibraltar,
desde el 5500 hasta el 5000 cal. a.C.; una denominación que expresa su ruptura respecto al territorio itálico próximo. Concretamente, la analogía se observa con una fase avanzada del grupo
Cardial Franco-Ibérico citado, iniciada en el 5300 cal. a.C., que
se ha visto confirmada por las tres dataciones C14 obtenidas
(6180, 6181 y 6248 BP).
Los rasgos decorativos de las cerámicas de Vidre que podemos adscribir a un Neolítico Cardial Reciente Franco-Ibérico
son varios (Martín et al., 2010). Por un lado, la abundancia de
las impresiones no cardiales y de las incisiones, aisladas o combinadas entre ellas, formando líneas de puntos, impresiones de
uña desordenadas, líneas incisas horizontales y paralelas, que
pueden ir acompañadas de líneas de puntos intercaladas o subrayándolas (figs. 2.2 a 2.7), triángulos incisos rellenos de líneas
paralelas también incisas (fig. 2.8), punteado en forma de T (fig.
2.1) y franjas horizontales de puntos impresos o de incisiones
oblicuas que pueden estar o no delimitadas. Otras decoraciones
que pueden ser adscritas al Neolítico Cardial Reciente FrancoIbérico son los labios almenados y los cordones, éstos pueden
ser lisos o impresos, curvilíneos o rectilíneos, y agrupados en
disposición paralela u ortogonal (fig. 3). Finalmente, resulta
característica del Neolítico Cardial Reciente Franco-Ibérico, la
presencia no dominante de la decoración impresa cardial. Es
enteramente cardial la decoración de un fragmento de cerámica que forma una franja horizontal, con triángulos o palmetas
adheridos formando una especie de dientes de sierra (fig. 4.1).
También lo son las impresiones observadas sobre algunas asas
(fig. 4.2) y el motivo compuesto por una cornisa de líneas horizontales y por una especie de glifos que cuelgan de ella dejando
metopas no decoradas (fig. 4.5). Aunque lo más frecuente es
que las impresiones cardiales aparezcan combinadas con otras
técnicas decorativas, sobre todo incisiones, como en el caso de
la decoración de líneas incisas, paralelas y sinuosas, con flecos
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La cerámica de la Cova del Vidre y el Neolítico Cardial Franco-Ibérico
Fig 2. Fragmentos de cerámica con decoración impresa (1),
decoración incisa (6 y 8) y decoración incisa e impresa (2, 3, 4,
5 y 7).
Fig. 3. Fragmentos de cerámica con decoración en relieve (1, 2,
3, 4 y 6), en relieve e impresa (9) y decoración en relieve impreso
(5, 7, 8 y 10).
de impresiones cardiales por los dos lados (fig. 4.3), de la serie
de triángulos rellenos de impresiones cardiales y delimitados
por finas incisiones (fig. 4.4), o de la decoración ya citada con
bandas de impresiones cardiales e incisiones y grupos de tres
líneas paralelas en zigzag también de impresiones cardiales
(fig. 1.7). Esta decoración se asemeja, como se ha dicho, a la
de varios fragmentos de cerámicas y vasos enteros de la Cova
de l’Or (Beniarrés) y de la Cova de Sarsa (Bocairent), al sur de
Valencia, donde, dado su mayor número y su mayor antigüedad
pueda quizás situarse el lugar de creación de esta composición
decorativa y desde donde habría sido introducida en la región
del curso inferior del Ebro.
La posibilidad de que la decoración en zigzag citada hubiera sido introducida en el curso inferior del Ebro desde un foco
originario situado al sur de Valencia, nos permite pensar que el
modelo de expansión del Cardial Franco-Ibérico fue distinto del
seguido por el Neolítico Precardial, al que pertenecen las primeras implantaciones agropastorales del levante de la Península
Ibérica y del Mediodía francés y al que, dados sus estrechos lazos con la Liguria, la Toscana, el archipiélago toscano e incluso
el Lacio, también nos podremos referir como Itálico (Roudil,
1990; Courtin, 2000). La expansión de este Neolítico Precardial
Itálico se produjo a través de desplazamientos largos (400-600
km), siguiendo el litoral del Mediterráneo occidental de este a
oeste y estableciéndose en las proximidades de lugares habitados por cazadores-recolectores del Epipaleolítico final con
los que poder relacionarse. Sólo de esta forma, los grupos del
Neolítico Precardial que se desplazaron, dadas las dimensiones
reducidas que debían tener y las grandes distancias respecto a
sus sociedades de origen a las que llegaron, pudieron asegurar
su reproducción. Así, los lugares del Mediterráneo Occidental
con un Neolítico Precardial Itálico, como los de Arene Candide,
Pendimoun y Caucade, en la Liguria y los Alpes-Marítimos, entre Génova y Niza (Binder, 1990), los de Peiro-Signado y Pont
de Roque-Haute, en las costas del Languedoc, en la zona de
Agde y Bèziers (Roudil, 1990; Guilaine y Manen, 2002) y los
de Mas d’Is y el Barranquet, al sur de Valencia, entre Oliva y
Alcoi (Bernabeu et al., 2009), cuentan en sus proximidades con
yacimientos del Epipaleolítico final, los primeros del Castelnoviense, los segundos del grupo Gazel-Cuzoul y los terceros
del grupo Cocina (Ghesquière y Marchand, 2010; Martí et al.,
2009). No es éste el caso de Cataluña, cosa que quizás explique
la ausencia en ella de asentamientos del Neolítico Precardial Itálico. La expansión del Neolítico Cardial Franco-Ibérico, como
se ha dicho sin la conexión con el Neolítico Itálico mostrada por
el Precardial, se habría producido en cambio a través de movi113
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J. Bosch
cada uno de los cuales habría experimentado desarrollos particulares, pudiendo ser ésta una de las causas de la diversidad
observada en el seno del Neolítico Cardial citado. Utilizando
un símil lingüístico, podemos decir que una koiné precardial, es
decir una lengua común, general y uniforme en todo el Mediterráneo franco-ibérico, acabó dando paso a distintos dialectos
cardiales, es decir distintas modalidades de una misma lengua
habladas en las distintas regiones de dicho territorio.
Recapitulando, en este trabajo hemos podido reafirmar el
interés de la colección cerámica del yacimiento de la Cova del
Vidre; hemos visto cómo esta colección se adscribe estilísticamente al Neolítico Cardial Reciente Franco-Ibérico, adscripción
confirmada por las tres fechas radiocarbónicas obtenidas para el
nivel neolítico del yacimiento; y, por último, hemos observado,
a partir del estudio de las cerámicas de Vidre, que el Cardial
Franco-Ibérico y el Precardial Itálico pudieron tener orígenes
y modelos de expansión distintos, habiendo sido dicho Cardial
un grupo neolítico enteramente occidental dentro del contexto
mediterráneo.
AGRADECIMIENTOS
Queremos agradecer a María José Bel su colaboración en la
realización de los dibujos y a Benet Solina la digitalización de
los mismos.
BIBLIOGRAFÍA
Fig 4. Fragmentos de cerámica con decoración impresa cardial (1,
2 y 5) y decoración impresa cardial e incisa (3 y 4).
mientos más cortos, estableciéndose de forma más generalizada
a lo largo del litoral del Mediterráneo occidental, con desplazamientos de este a oeste, pero también en dirección inversa.
En esta segunda dirección llegaría al curso inferior del Ebro la
decoración antropomorfa en zigzag citada (fig. 1.7) y, quizás
también, una decoración de tipo precardial itálico que hemos
documentado entre la cerámica de Vidre, constituida por series
de impresiones lineales cortas que forman diseños pectiniformes (fig. 1.8). Se trata de la única decoración que, en el caso de
Vidre, hemos considerado que pudo haberse realizado mediante
impresión de la parte externa de una concha estriada. Una decoración parecida a ésta se encuentra entre las cerámicas del
llamado horizonte de Pendimoun (Castellar), yacimiento de los
Alpes-Marítimos (Binder, 1990). Sin embargo, también se ha
documentado en el Precardial Itálico de la zona de Oliva-Alcoi,
concretamente en el yacimiento del Barranquet (Oliva) (Esquembre et al., 2008). Por lo tanto, la decoración impresa tipo
Pendimoun, podría haber viajado, durante el Neolítico Precardial desde los Alpes-Marítimos hasta la zona al sur de Valencia,
en dirección este-oeste, y después, durante el Neolítico Cardial,
en una especie de reflujo en sentido contrario, desde el sur de
Valencia hasta el curso inferior del Ebro, junto a la decoración
antropomorfa en zigzag citada. En este caso, podríamos pensar
que el Cardial Franco-Ibérico, a diferencia del Precardial Itálico
anterior, se formó a partir de los distintos enclaves de dicho Precardial existentes en el Mediterráneo igualmente franco-ibérico,
114
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