El poblamiento paleolítico de la cuenca del río Mundo (Albacete)
A. García Moreno
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Archivo de Prehistoria Levantina
Vol. XXX, Valencia, 2014, p. 1-16
Alejandro GARCÍA MORENO a
El poblamiento paleolítico
de la cuenca del río Mundo (Albacete)
RESUMEN: En este artículo se presentan los datos disponibles acerca del poblamiento de la cuenca del río
Mundo (sur de Albacete) durante el Paleolítico. En esta región se ha documentado un número significativo de
yacimientos, que abarcarían desde el Paleolítico Inferior hasta el Mesolítico y los comienzos del Neolítico,
aunque el conocimiento que se tiene del poblamiento prehistórico de la región es fragmentario. Por ello,
es necesario establecer una visión de conjunto, englobando la información aportada por los yacimientos
documentados hasta el momento, que nos permita comprobar cuál es el estado de la cuestión en esta área.
La revisión de esta información, a pesar de ser todavía muy limitada, permite plantear la existencia de un
poblamiento más complejo de lo que se ha supuesto para esta zona para algunos periodos.
PALABRAS CLAVE: poblamiento, Paleolítico Medio, Paleolítico Superior, Epipaleolítico, sureste de la
Península Ibérica.
The Palaeolithic settlement of El Mundo river basin (Albacete, Spain)
ABSTRACT: In this paper, the available archaeological information regarding the Palaeolithic settlement
of el Mundo river basin and the Alcaraz Sierra is presented. This region has yielded a significant number
of Paleolithic sites. These sites range from the Lower Paleolithic to the Mesolithic and early Neolithic,
although the knowledge we have of prehistoric settlement in the region is still fragmentary. It is therefore
necessary to broadly approach this context, encompassing the information provided by the sites documented
to date, providing a state of the art of Palaeolithic settlement in this region. The review of this information,
despite being still very limited, shows a more complex settlement than it has been assumed for some periods.
KEY WORDS: settlement, Middle Palaeolithic, Upper Palaeolithic, Epipaleolithic, southeast of Iberian
Peninsula.
a Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria, Universidad de Cantabria.
alejandro.garciamoreno@hotmail.com
Recibido: 12/11/2012. Aceptado: 20/02/2014.
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1. INTRODUCCIÓN
Los primeros estudios sobre el poblamiento prehistórico del sureste de la provincia de Albacete y, más
concretamente, de la Sierra de Alcaraz y del Segura, se remontan a las primeras décadas del siglo XX, con
el descubrimiento de materiales tardenoisienses en el Abrigo de Alpera, en Almansa (Obermaier, 1916), o
de tipología musteriense en el yacimiento del Canalizo del Rayo, en Hellín (Breuil, 1928) (fig. 1). También
en estos años se lleva a cabo el estudio y valoración del arte rupestre Levantino, considerado por algunos
autores de la época, como Breuil o Cabré, de cronología paleolítica (Alonso Tejada y Grimal, 1994; Ripoll
Perelló, 2001). A lo largo de la primera mitad del siglo XX se producen algunos hallazgos puntuales, como
la posible presencia de materiales de cronología magdaleniense en la Cueva de los Morciguillos (Letur), en
la cuenca del río Taibilla, afluente del Segura (Cuadrado Díaz, 1947).
Sin embargo, no es hasta los años 70 y 80 cuando se produce un aumento considerable en el corpus
de información disponible sobre el poblamiento paleolítico en las serranías del sur de Albacete, debido
a dos fenómenos: por un lado, la realización de una serie de cartas arqueológicas de los municipios de
la región (Jordán Montés, 1992), así como a la puesta en marcha de varios proyectos de investigación
que permitirán documentar las secuencias arqueológicas y los materiales de la Cueva del Niño, en Ayna
(Higgs et al., 1976), junto a otros conjuntos de la cuenca media del río Mundo (Serna López, 1990), o del
Abrigo del Molino del Vadico (Córdoba de Oya y Vega Toscano, 1988). A estos proyectos hay que añadir
el descubrimiento y/o revisión de diversos sitios realizados en las últimas décadas.
Como resultado, contamos en la actualidad de un corpus de datos abundante para esta zona, lo que en
nuestra opinión requería una puesta en conjunto de todos ellos. Aunque la mayor parte de la información
existente procede de recogidas de materiales líticos de superficie, lo que ofrece una visión muy fragmentaria,
los datos disponibles permiten aproximarnos al poblamiento paleolítico de la región, ofreciendo una imagen
más rica y compleja de lo que pudiera suponerse inicialmente.
Fig. 1. Materiales procedentes del yacimiento
del Canalizo del Rayo (Breuil, 1928).
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2. LOCALIZACIÓN Y DESCRIPCIÓN DEL ÁREA DE ESTUDIO
La cuenca del río Mundo se localiza al sur de la provincia de Albacete, marcando la transición entre
la llanura manchega y la Cordillera Bética (fig. 2). Se enmarca dentro de la Sierra de Alcaraz, un área
montañosa formada por las últimas estribaciones del Sistema Prebético, que a su vez forma parte de la
Sierra del Segura. Esta región se caracteriza por una gran complejidad estructural, debido a la alternancia
de elevaciones y depresiones, que dan lugar a un relieve en general abrupto y de carácter montañoso.
Las alineaciones montañosas siguen una orientación general SW-NE, con la mayoría de sus picos
presentando altitudes superiores a los 1.500 metros, destacando el Pico de Las Almenaras (1798 m), la
mayor cota del sistema.
El río Mundo cuenta con una cuenca de recepción de aproximadamente 2400 km2 y una longitud de
unos 150 kilómetros, presentando un carácter marcadamente estacional y torrencial en su cuenca alta y
media. Inicialmente sigue una orientación SW-NE, para cambiar hacía el NW-SE en un segundo tramo,
hasta su desembocadura en el río Segura, en la vertiente mediterránea de la Sierra de Alcaraz (López
Vélez, 1996). En su primera mitad el Mundo discurre encajonado a través de la garganta excavada en las
calizas del Jurásico, dando lugar a hoces y cañones, al que se suman ramblas y barrancos subsidiarios,
configurando una orografía compleja y fracturada (fig. 3).
No obstante, en esta parte alta de la cuenca también pueden encontrarse terrenos más suaves y abiertos,
formados por pequeños valles de relleno cuaternario y altiplanicies calizas denominadas calares (fig. 4).
En su cuenca baja el río atraviesa el paisaje más suave y ondulado del Campo de Hellín, transición entre las
sierras del interior y el Altiplano de Yecla; es aquí donde finalmente se une al río Segura.
Desde el punto de vista biogeográfico, la cuenca del río Mundo se encuadra en la Región Mediterránea,
por lo que presenta una marcada estación estival, con una aridez de al menos dos meses al año (López Vélez,
1996). La vegetación propia de esta región estaría formada principalmente por encinares, aunque hoy día
Fig. 2. Localización de la cuenca del río Mundo y la Sierra de Alcaraz con los yacimientos mencionados en el texto.
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Fig. 3. Vista del cañón formado por el río Mundo en su cauce medio, a su paso por la aldea de Royo Odrea.
Fig. 4. Vista desde la aldea de Casas del Ginete de las altiplanicies existentes en la cuenca media del río Mundo. Al
fondo a la derecha se observa la Peña de la Albarda (1.256 m s. n. m.).
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se encuentra escasamente representada por la acción antrópica (Verde et al., 1998). Desgraciadamente, no
contamos con datos paleobotánicos o paleoclimáticos que nos permitan aproximarnos a las condiciones
climáticas y al medio ambiente de la región durante el Cuaternario; no obstante, los datos obtenidos en el
Mar de Alborán indican que el sureste de la Península Ibérica se vio afectado por las mismas oscilaciones
climáticas que el resto del continente europeo, aunque contaría con un clima más suave en las fases estadiales
(Cacho et al., 1999). Es de suponer una evolución semejante en la Sierra de Alcaraz y la cuenca del Mundo.
3. ALGUNAS CONSIDERACIONES PREVIAS: LIMITACIONES
El análisis del poblamiento paleolítico de un territorio determinado está siempre condicionado por una serie
de limitaciones, que en el caso concreto de la cuenca del río Mundo se ven acentuadas por lo fragmentario
de la información disponible, en la mayoría de los casos procedente de recogidas de materiales líticos de
superficie. La ausencia de secuencias estratigráficas locales bien datadas en las que sea posible contrastar
la evolución temporal de las técnicas de producción lítica hace que la atribución crono-cultural de estos
hallazgos de superficie sea incierta, basándose exclusivamente en criterios tipológicos.
Este hecho podría explicar la desproporción existente entre la presencia de yacimientos asignados al
Paleolítico Medio y, en menor medida, al Epipaleolítico, con respecto a la de aquellos correspondientes al
Paleolítico Superior. La escasez de evidencias de ocupaciones en el interior peninsular durante el Paleolítico
Superior llevó a algunos autores (Corchón Rodríguez, 2006; Vallespí Pérez et al., 1988) a plantear la
posibilidad de que la Meseta hubiese quedado prácticamente deshabitada durante este periodo, limitándose
la presencia humana a incursiones esporádicas desde zonas periféricas como el Levante (Davidson, 1983,
1986). Sin embargo, la escasa representación de yacimientos adscritos al Paleolítico Superior en el interior
peninsular puede deberse a problemas en la identificación y definición de los conjuntos, más que a un vacío
poblacional real (Davidson, 1991).
Así pues, esta imagen podría estar sin duda condicionada por la mayor visibilidad arqueológica y el
carácter diagnóstico de los elementos líticos que componen los conjuntos musterienses; debe tenerse en
cuenta que, a excepción de unos pocos casos, como la cueva del Niño, el resto de yacimientos considerados
han sido identificados y definidos a partir de recogidas de materiales líticos en superficie que, siendo
considerados como un todo homogéneo cultural y cronológicamente, podrían corresponder en realidad a
diferentes ocupaciones en periodos distintos. De hecho, la aparición de útiles característicos del Paleolítico
Superior, como raspadores, buriles, perforadores o núcleos prismáticos, en algunos de los yacimientos
asignados al musteriense, como el Canalizo del Rayo, la Laguna del Polope, el Pedernaloso o La Fuente,
podría estar indicando que la ocupación de estos asentamientos abarcó diferentes periodos del Paleolítico,
incluyendo el Superior.
De igual modo, el bagaje industrial de algunos de los yacimientos asignados al Epipaleolítico por la
aparición de laminillas de dorso, microburiles y raspadores podría corresponder a conjuntos del Paleolítico
Superior Final, donde este tipo de elementos son comunes.
Por lo tanto, la identificación de conjuntos líticos pertenecientes al Paleolítico Superior, ante la falta
de elementos claramente diagnósticos, sería menos evidente que en el caso de los conjuntos musterienses,
lo que podría estar sesgando nuestra imagen del poblamiento en la región durante el Pleistoceno Superior.
El descubrimiento de los yacimientos de El Palomar (Vega Toscano y Martín Blanco, 2006) y del Molino
del Vadico (Vega Toscano, 1993), así como la existencia de diversas estaciones de arte rupestre (Balbín y
Alcolea, 1994, 2003) y yacimientos arqueológicos datados en el Paleolítico Superior en la Submeseta sur,
como el abrigo de Verdelpino, en Cuenca (Rasilla Vives et al., 1996), corroborarían que el interior peninsular
en general, y la Sierra del Segura en particular, estuvieron poblados durante el Pleistoceno Superior, si bien
es cierto que el número de yacimientos adscritos a la primera mitad del Paleolítico Superior sigue siendo
muy reducido para el interior de la Península Ibérica, especialmente en la Submeseta sur (Cacho et al., 2010).
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En segundo lugar, otro problema fundamental al abordar el estudio del poblamiento prehistórico de
esta región es el de la imposibilidad de concretar la “contemporaneidad” del conjunto de yacimientos
documentados en la cuenca del Mundo. Si bien todos ellos comparten una serie de características que
permiten englobarlos dentro del mismo periodo cronocultural (o tecnocomplejo), fundamentalmente por
la homogeneidad de sus conjuntos líticos, a la hora de establecer relaciones entre yacimientos es necesario
contar con una precisa información sedimentológica, paleoclimática y cronológica para considerar a un
grupo de asentamientos como parte de un mismo esquema de ocupación del territorio, máxime si se trata de
periodos que abarcan una extensión temporal prolongada, como el Paleolítico Medio (Zilhão y Villaverde,
2008: 245). De lo contrario, podríamos caer en lo que Jochim (1991) definió como archaeology as a long
term anthropology, es decir, tratar como algo homogéneo y estático un registro que pudo haberse formado
por dinámicas complejas y cambiantes a corto plazo, mientras que otros autores hablan del problema de
time averaging (Bailey, 1983, 2007).
En cualquier caso, pueden apuntarse algunas observaciones en cuanto a los patrones de asentamiento
y las estrategias de subsistencia de las sociedades prehistóricas que ocuparon la cuenca del río Mundo a lo
largo del Paleolítico, especialmente durante el Paleolítico Medio, aunque éstas deberán ser necesariamente
generales y preliminares, dado lo fragmentario de la información arqueológica disponible hasta el momento.
4. EL PRIMER POBLAMIENTO: PALEOLÍTICO INFERIOR
Apenas contamos con datos sobre los comienzos del poblamiento humano en la cuenca del Segura. Hasta
la fecha, únicamente se ha documentado un yacimiento que podría corresponder al Paleolítico Inferior, el
yacimiento de La Fuente, en Hellín, propuesto como el yacimiento más antiguo de la provincia de Albacete
(Hernández Pérez, 2002; Vallespí Pérez et al., 1988). La industria lítica está dominada por cantos trabajados
tanto unifacial como bifacialmente, bifaces y hendedores, junto con otros tipos como raederas, denticulados
o raspadores (Montes Bernárdez y Rodríguez Estrella, 1985), por lo que se ha atribuido al Achelense. No
obstante, debe tenerse en cuenta que se trata de una recogida superficial de material lítico, sin atribución
estratigráfica, por lo que su cronología se basa en criterios tipológicos.
5. EL PALEOLÍTICO MEDIO: LA EXPANSIÓN NEANDERTAL
El Paleolítico Medio constituye el periodo mejor documentado en la cuenca media del río Mundo. Como
ya se ha comentado más arriba, la importante representación de yacimientos musterienses puede deberse a
la mayor facilidad para identificar estos conjuntos líticos; no obstante, el elevado número de sitios adscritos
al Paleolítico Medio existentes en la cuenca del río Mundo indican un poblamiento intenso y/o complejo
de la región en ese periodo.
A pesar del elevado número de yacimientos documentados, tan sólo la Cueva del Niño ha proporcionado
materiales arqueológicos en contexto estratigráfico, mientras que el resto procede de recogidas superficiales.
Por su parte, en la cercana cuenca del río Segura se encuentra el yacimiento del Abrigo del Palomar, donde
también se ha documentado una secuencia correspondiente al musteriense.
La Cueva del Niño (Ayna) fue descubierta en 1970, cuando se dieron a conocer sus pinturas rupestres
paleolíticas (Almagro Gorbea, 1971), aunque no fue hasta 1973 cuando se llevó a cabo la excavación
parcial de su depósito arqueológico (Higgs et al., 1976). Esta intervención permitió documentar un
conjunto de niveles arqueológicos correspondientes a una serie de ocupaciones a lo largo del Paleolítico
Medio, de acuerdo a la industria lítica aparecida en ellos. Esta industria estaba formada principalmente
por lascas, producidas mediante talla discoide, aunque también se documentan productos fruto de la talla
Levallois así como el reavivado de raederas tipo Quina. Entre los escasos útiles recuperados en este paquete
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estratigráfico destacan una raedera recta sobre sílex, un canto de cuarcita trabajado y un raspador carenado
(Davidson, 1981, capítulo 10; Davidson y García Moreno, 2013). La materia prima dominante es la cuarcita,
posiblemente de origen local, aunque en el nivel inferior de la secuencia, Nivel XI, que proporcionó la
mayor muestra lítica, la proporción entre sílex y cuarcita está equilibrada.
Al igual que sucedía con la industria lítica, los restos óseos de macromamíferos resultaron también muy
escasos, procediendo la mayoría nuevamente del Nivel XI. El espectro faunístico estaba dominado por el
caballo, seguido por la cabra y el uro (Davidson, 1981, capítulo 10; Davidson y García Moreno, 2013). También
se documentó una presencia significativa de restos de lepóridos, aunque en este caso fue imposible discriminar
si su presencia se debía a la actividad cinegética de los ocupantes de la cavidad, o a la acción de depredadores.
En la vecina cuenca del río Segura encontramos el yacimiento del Abrigo del Palomar (Yeste), descubierto
en los años 80 durante el desarrollo del proyecto “El Paleolítico de la Sierra del Segura” (Córdoba de Oya
y Vega Toscano, 1988). Posteriormente, en el año 1996 se llevó a cabo una primera campaña de excavación
arqueológica, continuada a partir del año 2004. Fruto de estas intervenciones se documentó una unidad
sedimentaria, formada por los niveles inferiores (Niveles XII-VII), que constituía un conjunto homogéneo
de estratos de tipo limoarenoso con presencia de gravas. A esta unidad cabría incluir el Nivel VI, de matriz
arenosa, y adscrito al Paleolítico Medio por su industria; no obstante, la interpretación crono-cultural de
este nivel ha sido cuestionada, debido a que ha sido datado en 28050±230 BP (Peña Alonso, 2011).1 Esta
datación situaría el Nivel VI del Palomar en el Paleolítico Medio, y entroncaría con el debate suscitado en
torno a la pervivencia de comunidades neandertales en el sur de la Península Ibérica más allá del 40000
BP (Baena et al., 2012; Cortés, 2010). En cualquier caso, independientemente de la problemática en torno
al nivel VI, la industria lítica de este paquete resulta homogénea, con un claro predominio de la cuarcita, y
orientada principalmente a la obtención de lascas mediante un esquema dominante discoide, aunque la talla
bipolar está también bien representada, por lo que todo el paquete de niveles subyacentes al nivel V han
sido adscritos al Musteriense (Peña Alonso, 2011; Vega Toscano y Martín Blanco, 2006).
Junto a los trabajos de excavación realizados en la Cueva del Niño, durante el verano de 1973 se llevó a
cabo también una campaña de prospección arqueológica en el cauce medio del río Mundo, aunque dado el
relieve escarpado de la zona, ésta fue necesariamente limitada. No obstante, fruto de estas prospecciones se
documentaron diversas áreas de concentración de restos líticos, en su mayor parte asignables al Paleolítico
Medio (Davidson, 1986), dado que se trata de “conjuntos formados por piezas realizadas básicamente sobre
cuarcita, generalmente de tamaño medio y grande, […] presencia en ellos de raederas, piezas de muesca y
núcleos discoides y levallois” (Serna López, 1990: 5). Algunos de estos conjuntos están formados por tan
sólo unas pocas piezas líticas, como los de la Rambla del Fontanar, la Rambla de Moriscote o la Rambla de
la Jara, mientras que otros se componen de varias decenas de artefactos, como los yacimientos del Cerro de la
Cantera, el Calderón del Moro o la Rambla del Talave (Serna López, 1990). En todos ellos la materia prima
empleada es casi exclusivamente la cuarcita en forma de cantos, predominando entre los útiles las raederas,
los cuchillos de dorso, los cantos trabajados o los productos de talla Levallois (Serna López, 1999).
Además de los documentados durante la mencionada campaña de prospecciones, existen en la cuenca
media del río Mundo otros yacimientos que podrían adscribirse al musteriense. Entre estos destaca el de La
Fuente del Halcón (López Campuzano et al., 2003), muy próximo a la cueva del Niño, donde se localizaron
un total de 13 piezas líticas, fundamentalmente núcleos y lascas corticales, realizadas todas ellas sobre
cuarcitas locales.
En la cuenca baja del río Mundo el poblamiento humano durante el Paleolítico Medio está también bien
representado por una serie de yacimientos en superficie, como los de Canalizo del Rayo, la Laguna del Polope
o el Pedernaloso (Jordán Montés, 1992; López Campuzano, 1993-1994). Los dos primeros presentan unos
conjuntos líticos similares a los de los yacimientos de la cuenca media del Mundo, dominando ampliamente
1 Para una discusión más precisa sobre la problemática asociada a las dataciones de los niveles VI y IV del Palomar consultar
Peña Alonso, 2011.
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la cuarcita sobre el sílex y útiles típicos del Musteriense como raederas, denticulados, núcleos, lascas y
puntas Levallois, núcleos discoides, etc. (López Campuzano y Jordán Montés, 1995; Serna López, 1999).
Por el contrario, el yacimiento de El Pedernaloso se localiza sobre un afloramiento silíceo, por lo que la
mayoría del repertorio industrial del mismo está fabricado sobre sílex (Montes Bernárdez et al., 1984); de
este afloramiento procede en gran medida el sílex empleado en otros yacimientos de la zona, como en la
Laguna del Polope, distante 12 km del Pedernaloso (López Campuzano y Jordán Montés, 1995).
En definitiva, contamos para la región con un importante número de yacimientos que por el carácter de
sus industrias líticas podrían corresponder al Paleolítico Medio, aunque el hecho de que la mayoría de ellos
estén formados por hallazgos de superficie impide un acercamiento exhaustivo al poblamiento de la región
durante este periodo. No obstante, pueden apuntarse algunas hipótesis al respecto. En primer lugar, podrían
identificarse dos entidades geográficas diferenciadas, cada una de ellas correspondiente a un tipo de paisaje
y biotopo característico; por un lado, la cuenca alta-media del río Mundo y el área del Calar del Mundo,
donde se encuentra la Cueva del Niño, de paisaje abrupto y encajado, dominado por barrancos cortados
sobre los sedimentos de Liásico; por otro lado, la cuenca baja del río y el Altiplano de Yecla, mucho más
abierta o de relieve más suave, donde los asentamientos se localizan en llanuras de inundación y terrazas
fluviales, generalmente asociados a puntos de agua estables (López Campuzano, 1993-1994). Este mismo
patrón parece observarse en regiones vecinas (Montes Bernárdez et al., 1984; Zilhão y Villaverde, 2008),
donde los yacimientos adscritos al Paleolítico Medio se sitúan bien en ramblas bien en las tierras bajas de
media-montaña y el litoral.
Este doble patrón de ocupación podría deberse a una complementariedad funcional (y puede que
estacional) entre los asentamientos de la cuenca alta-media y los de la cuenca baja, en un modelo de
ocupación del territorio basado en movimientos entre las zonas bajas y llanas del Campo de Hellín y las
serranías de la cuenca media y alta (López Campuzano, 1993-1994). En cualquier caso, debido a la falta de
evidencias que nos permitan plantear una cierta “contemporaneidad” entre estos conjuntos, así como datos
sobre la funcionalidad y época de habitación de cada sitio, este planteamiento debe quedar necesariamente
como una hipótesis meramente teórica. Más complicado aún resulta concretar si este patrón respondería a
desplazamientos de mayor envergadura, que tuviesen su origen en la costa levantina (Serna López, 1997),
debido a la ausencia de evidencias que permitan corroborar este extremo.
Respecto a la explotación del medio, la materia prima empleada en casi todos los yacimientos es
fundamentalmente la cuarcita, probablemente de origen local. La única excepción clara es el yacimiento de
El Pedernaloso, situado sobre un afloramiento silíceo (Montes Bernárdez et al., 1984). En el Nivel XI de la
Cueva del Niño, el sílex es empleado en una proporción similar a la cuarcita, aunque dado el escaso número
de efectivos recuperados en este estrato es difícil valorar la representatividad exacta de estos porcentajes.
Aparentemente el escaso sílex aparecido en los yacimientos es transportado desde varios kilómetros, pero
cuando las fuentes de aprovisionamiento se encuentran demasiado distantes se recurre a materias locales,
como la cuarcita, formando conjuntos líticos en los que destacan los denticulados, muescas y productos
derivados de la talla Levallois (Serna López, 1999; Zilhão y Villaverde, 2008).
Los únicos datos disponibles sobre las bases de la subsistencia provienen de los escasos restos de fauna
obtenidos en la Cueva del Niño, aunque la ausencia de un estudio tafonómico y la naturaleza preliminar del
estudio arqueozoológico impiden la completa valoración de estos datos. En principio, los niveles inferiores
de la secuencia del Niño estarían dominados por la presencia de grandes ungulados, como caballo y uro,
así como cabra, abundante a lo largo de toda la secuencia, mientras que el número relativamente elevado
de lagomorfos parece corresponderse con agentes de acumulación no antrópicos, como las rapaces (Pérez
Ripoll, 1977; Sanchis Serra, 2012). Esta asociación faunística sería similar a la observada en otros yacimientos
musterienses del Levante Peninsular (Yravedra Sáinz de los Terreros, 2004-2005), donde además parece
documentarse en muchos casos una alternancia entre humanos y otros carnívoros en la ocupación de las
cavidades; este podría ser el caso de la Cueva del Niño, donde se ha documentado la presencia de lobo y oso
en los niveles inferiores (Davidson, 1981, capítulo 10; Davidson y García Moreno, 2013).
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6. PALEOLÍTICO SUPERIOR, ¿VACÍO POBLACIONAL?
Como ya se comentó más arriba, apenas contamos con evidencias sobre la ocupación de la Sierra de
Alcaraz durante el Paleolítico Superior (Hernández Pérez, 2002), lo que llevó a algunos autores a plantear
la existencia de un hiato poblacional en este periodo (Vallespí Pérez et al., 1988), limitándose la presencia
humana a incursiones esporádicas desde la zona levantina (Davidson, 1986).
Efectivamente, la Cueva del Niño constituye la única muestra clara de presencia humana en la cuenca del
río Mundo a lo largo del Paleolítico Superior, fundamentalmente debido a la existencia de pinturas rupestres
de estilo claramente paleolítico en su interior (Almagro Gorbea, 1971; Gárate Maidagán y García Moreno,
2011). Durante la excavación del yacimiento en 1973 se documentó en el vestíbulo de la cavidad, bajo el
panel principal de pinturas rupestres, una serie de tres pequeños niveles de ceniza con abundantes carbones, de
escasa potencia, de cronología incierta por su pobreza en material arqueológico (Davidson y García Moreno,
2013). Sin embargo, en el año 2010, en el marco de un proyecto de datación del yacimiento, se obtuvo una
muestra de hueso procedente del Nivel 2 de esta Tricnhera Interior, cuya datación por AMS-Bioapatito arrojó
una fecha de 22780±60 BP (UGAMS-7738) (Gárate Maidagán y García Moreno, 2011). Esta datación, podría
indicar el momento de realización de las pinturas rupestres parietales, o al menos parte de ellas, lo que sería
coherente con sus características estilísticas (Gárate Maidagán y García Moreno, 2011), aunque propuestas
anteriores situaban estas representaciones en torno al Solutrense y/o Magdaleniense (Almagro Gorbea, 1971;
Balbín Berhmann y Alcolea González, 1994; Fortea Pérez, 1978). En cualquier caso, e independientemente de
su cronología, las pinturas rupestres de la Cueva del Niño evidencian la presencia humana en este yacimiento
durante el Paleolítico Superior, aunque no ofrecen información acerca del carácter de la misma.
Fuera de la Sierra de Alcaraz, en la cercana cuenca del río Segura, los yacimientos de Tus, Molino del
Vadico y El Palomar parecen confirman la presencia humana en el sur de la provincia de Albacete durante
este periodo. Así pues, el abrigo del Molino del Vadico, en el valle del río Zumeta, presenta en la base de
su secuencia estratigráfica, bajo una serie de niveles epipaleolíticos, un conjunto de niveles denominados
Unidad D, en los que se aprecian procesos de gelifracción, y que parecen corresponder a ocupaciones del
Tardiglaciar (Vega Toscano, 1993).
En la cuenca del río Tus, también en la Sierra del Segura, se encuentran los abrigos de Tus I y El
Palomar. Mientras que el primero tan sólo ha proporcionado un limitado volumen de industria lítica y
fauna, que impiden una valoración precisa del conjunto (Córdoba de Oya y Vega Toscano, 1988), el
segundo ha arrojado una secuencia más completa con ocupaciones atribuibles al Paleolítico Superior. La
unidades estratigráfica correspondiente a los niveles V, IV y III ha sido asignada al Gravetiense a partir de
las características de su industria lítica, mientras que el nivel IV ha sido datado en 26430±210 BP (Beta185410) (Peña Alonso, 2011; Vega Toscano y Martín Blanco, 2006). Sobre éste se asienta un estrato con
importantes evidencias de gelifracción (Nivel III), mientras que el Nivel I ha sido atribuido inicialmente al
Magdaleniense Final.
Todavía dentro del área geográfica de la Sierra del Segura, pero ya en la provincia de Jaén, se
encuentra el yacimiento de la cueva del Nacimiento (Pontones), que presenta evidencias de ocupaciones
correspondientes al Paleolítico Superior final-Epipaleolítico, datadas en torno al 11200 BP (GIF-3472), y
caracterizado por la presencia de raspadores, buriles y láminas de sílex con y sin retoque (Rodríguez, 1979).
En definitiva, son muy pocos los datos de los que disponemos para evaluar el poblamiento de esta región
durante el Paleolítico Superior. La imagen, sin duda incompleta, que se nos presenta de este periodo es
la de una total inexistencia de evidencias correspondientes al Paleolítico Superior Inicial (Auriñaciense),
situándose las ocupaciones más antiguas documentadas hasta ahora en el Gravetiense. Parece también
atestiguada la presencia humana durante el Paleolítico Superior final, aunque resulta difícil discriminar
entre el Magdaleniense Superior y el Epipaleolítico. La ausencia de secuencias continuas y bien datadas
impide seguir la evolución cronocultural del Paleolítico Superior en esta región del interior del sureste
peninsular, así como su comparación con las dinámicas observadas en otras regiones, como el Levante.
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7. EPIPALEOLÍTICO: LOS ÚLTIMOS CAZADORES DE LA SIERRA
Al contrario de lo que sucedía con el Paleolítico Superior, sí disponemos en cambio de un mayor volumen
de información para la primera mitad del Holoceno, aunque en la mayoría de los casos ésta es de carácter
fragmentario, dado que nuevamente la mayoría de los yacimientos documentados corresponden a recogidas
superficiales de material lítico. Este hecho condiciona nuestro conocimiento sobre las últimas comunidades
cazadoras de la región y la introducción de la economía de producción.
Los niveles superiores de la secuencia estratigráfica de la Cueva del Niño proporcionaron una
importante colección de elementos líticos que podrían corresponder al Epipaleolítico, con un uso
extensivo del sílex, una alta laminaridad y presencia de microlitos geométricos (Davidson y García
Moreno, 2013). Sin embargo, durante el proceso de excavación no fue posible diferenciar entre un
posible nivel de cronología epipaleolítica de las ocupaciones ya correspondientes al Neolítico, mientras
que la mayor parte de la industria lítica podría corresponder a ambos periodos. No obstante, en 1973 se
efectuó una datación radiocarbónica sobre una muestra de carbón procedente del Nivel II de la zona de
excavación denominada Trench 2, que arrojó una fecha de 6990±80 BP (Birm-1113), lo que evidenciaría
algún tipo de presencia humana en el yacimiento durante el Epipaleolítico (Davidson y García Moreno,
2013). Por lo que respecta a la fauna recuperada en estos niveles, se atestigua una presencia importante
de animales salvajes, como cabra, ciervo y principalmente conejo, así como la posible presencia de
ovicápridos domésticos (Davidson, 1981, capítulo 10).
Junto a la evidencia aportada por la propia Cueva del Niño, las prospecciones desarrolladas a lo largo
de la cuenca del río Mundo permitieron documentar diversas concentraciones de material, entre los que
destacaba la Cueva de Moriscote (mencionada por Vita-Finzi, 1978), y que dadas sus características fueron
adscritos al Epipaleolítico, puesto que se trataba de “conjuntos líticos realizados principalmente en sílex,
con piezas de carácter microlítico tales como laminitas de borde abatido, microburiles, raspadores de
pequeño tamaño, etc., siendo escasos los geométricos” (Serna López, 1990: 5). De igual modo, algunos
hallazgos puntuales sugieren la presencia de yacimientos de cronología epipaleolítica en el cauce del río
Talave, en la cuenca baja del Mundo (Jordán Montés, 1992: 198).
Por su parte, el abrigo del Molino del Vadico también proporcionó un conjunto de niveles asignados
al Epipaleolítico, basándose en su posición estratigráfica bajo otra unidad con presencia cerámica, y en
su bagaje industrial (Córdoba de Oya y Vega Toscano, 1988). Al igual que en la Cueva del Niño, en el
Molino del Vadico la industria lítica estaba realizada fundamentalmente en sílex, destacando los elementos
microlíticos; en este sentido, la abundancia de núcleos, percutores y restos de talla parecen indicar una
importante labor de talla en el mismo yacimiento (Vega Toscano, 1993). Entre la fauna documentada, las
especies mejor representadas son la cabra y el conejo, de forma paralela a lo observado en el yacimiento
ayniego. También en la cueva del Nacimiento, en Pontones (Jaén), se documentó un nivel correspondiente
al Epipaleolítico con geométricos (Rodríguez, 1979), datado hacia el 7620 BP (GIF-3471).
El epílogo a estas ocupaciones mesolíticas lo encontramos nuevamente en la Cueva del Niño, donde en los
niveles superiores se documentaron diversos restos de cerámica impresa correspondiente probablemente al
Neolítico Antiguo (Martí Oliver, 1988), así como industria lítica microlaminar que incluía algunos geométricos
(Davidson y García Moreno, 2013). Además, algunos de los restos de ovicaprinos procedentes de estos niveles
podrían pertenecer a animales domésticos, lo que atestiguaría la introducción del pastoreo en la Sierra de
Alcaraz (Rodríguez González, 2008). También el abrigo del Molino del Vadico proporcionó evidencias de
ocupaciones neolíticas, concretadas principalmente en el nivel A1.1, donde la cerámica constituye el principal
componente de la cultura material recuperada, mientras que entre la industria lítica, netamente diferente de lo
existente en los niveles inferiores, aparecen algunos elementos geométricos (Vega Toscano, 1993).
Finalmente, debe tenerse en cuenta la presencia en la región de un buen número de estaciones de arte
rupestre de estilo Levantino, destacando dos núcleos fundamentales: los conjuntos de Nerpio y el Campo
de Hellín, donde se localiza el clásico yacimiento del Abrigo Grande de Minateda en Hellín (Alonso Tejada
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El poblamiento paleolítico de la cuenca del río Mundo (Albacete)
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y Grimal, 2002; García Atiénzar, 2011; Pérez Burgos, 1996). Estas representaciones constituyen sin duda
una excelente evidencia del poblamiento humano en esta región durante la primera mitad del Holoceno,
dado el bajo número de yacimientos arqueológicos documentados hasta el momento, aunque su adscripción
cronológica es todavía motivo de controversia (Alonso Tejada y Grimal, 1994; García Atiénzar, 2011;
Mateo Saura, 1997-1998).
8. DISCUSIÓN: EVOLUCIÓN DEL POBLAMIENTO PALEOLÍTICO
DE LA CUENCA DEL RÍO MUNDO
Como hemos visto en las líneas precedentes, la evidencia sobre el poblamiento prehistórico de la cuenca
del río Mundo y la Sierra de Alcaraz es desigual, según el periodo del que se trate (tabla 1): muy poco
representados el Paleolítico Inferior y Superior, frente a un número mayor de sitios epipaleolíticos y,
fundamentalmente, del Paleolítico Medio, aunque es posible que este desequilibrio se deba en parte a
la mayor o menor representatividad de los conjuntos. En cualquier caso, la información procedente de
todos ellos resulta fragmentaria, puesto que en la mayoría de los casos se trata de recogidas superficiales
de material lítico, mientras que de los pocos yacimientos con secuencia estratigráfica (Cueva del Niño,
Abrigo del Molino del Vadico y Abrigo del Palomar, estos últimos en la cuenca del río Segura) apenas
hay datos publicados. Por lo tanto, únicamente podemos abordar el poblamiento de la región de una forma
discontinua, sin que puedan establecerse claramente las dinámicas de transición entre periodos (fig. 2).
El primer poblamiento de la región parece atestiguado por el yacimiento de La Fuente, en Hellín,
asociado al Achelense Medio (Vallespí Pérez et al., 1988), aunque su cronología exacta y antigüedad
resultan desconocidas. Este sitio indica que las sierras del sur de Albacete fueron ocupadas en un momento
temprano, tratándose por el momento del yacimiento al que mayor antigüedad se otorga en la provincia
(Hernández Pérez, 2002).
La imagen resulta mucho más rica para el Paleolítico Medio, puesto que son varios los sitios
adscritos al musteriense que existen a lo largo de la cuenca del río Mundo. En general, en todos
ellos predomina el empleo de la cuarcita como materia prima, destinada a la producción de soportes
generalmente de gran tamaño, mediante la talla discoide y Levallois. No obstante, el único yacimiento
de la región que ha proporcionado materiales arqueológicos del Paleolítico Medio en contexto
estratigráfico es la Cueva del Niño. En éste, la industria lítica sigue una pauta similar a lo observado en
el resto de conjuntos líticos, especialmente en los hallazgos de superficie de la cuenca media, aunque
en el Nivel XI, uno de los más ricos desde el punto de vista del material arqueológico, el sílex alcanza
valores similares a la cuarcita.
La Cueva del Niño proporciona también los únicos datos referidos a las bases de subsistencia de las
comunidades neandertales que ocuparon la cuenca del río Mundo durante el Musteriense. El espectro
faunístico de los niveles inferiores está dominado por cabra, así como por la presencia significativa de
ungulados de gran talla, como caballos y uros. Mientras que la cabra es característica del entorno de roquedo
donde se localiza la cavidad, los grandes ungulados son propios de espacios abiertos, que habría que buscar
en las altiplanicies que rodean el cañón del río, lo que probablemente esté indicando una explotación
importante de terrenos relativamente alejados del asentamiento, además de los estrictamente locales. Sin
embargo, al carecer de información referida al resto de yacimientos de la zona, no podemos extrapolar este
patrón al conjunto de la región.
A tenor de la localización de los yacimientos musterienses, puede plantearse la existencia de dos focos
de poblamiento: por un lado, los de la cuenca media, situados en zonas de sierra, en ocasiones enclavados
en terrenos abruptos; y los del Campo de Hellín, en un paisaje más abierto. A modo de hipótesis, debido a
la ausencia de datos, esta dicotomía podría ser interpretada como una estrategia de ocupación del territorio
basada en la complementariedad (p.e. económica, funcional, puede que estacional) entre ambos focos
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A. García Moreno
Tabla 1. Yacimientos paleolíticos y epipaleolíticos en las cuencas baja y media del río Mundo y alta del río Segura.
Nombre
Cuenca
Procedencia
Cronología
La Fuente
Mundo (baja)
Superficial
Paleo. Inferior
Cueva del Niño
Mundo (media)
Cueva*
Paleo. Medio
Paleo. Superior
¿Epipaleolítico?
Neolítico
Abrigo del Palomar
Segura (Tus)
Abrigo*
Paleo. Medio
Gravetiense
¿Magdaleniense?
Rambla del Fontanar
Mundo (media)
Superficial
Paleo. Medio
Rambla de Moriscote
Mundo (media)
Superficial
Paleo. Medio
Rambla de la Jara
Mundo (media)
Superficial
Paleo. Medio
Cerro de la Cantera
Mundo (media)
Superficial
Paleo. Medio
Calderón del Moro
Mundo (media)
Superficial
Paleo. Medio
Rambla del Talave
Mundo (media)
Superficial
Paleo. Medio
Fuente del Halcón
Mundo (media)
Superficial
Paleo. Medio
Laguna del Polote
Mundo (baja)
Superficial
Paleo. Medio
El Pedernaloso
Mundo (baja)
Superficial
Paleo. Medio
¿Otros?
Canalizo del Rayo
Mundo (baja)
Superficial
Paleo. Medio
Molino del Vadico
Segura (Zumeta)
Abrigo*
¿Magdaleniense?
Epipaleolítico
Neolítico
Tus I
Segura (Tus)
Abrigo
Indeterminado
Cueva del Nacimiento
Segura
Cueva*
Paleo. Superior Final
Epipaleolítico
Neolítico
Los Morciguillos
Segura (Taibilla)
Cueva
¿Magdaleniense?
Cueva del Moriscote
Mundo (media)
Superficial
Epipaleolítico
Río Mundo
Mundo (media)
Superficial
Epipaleolítico
Río Talave
Mundo (baja)
Superficial
Epipaleolítico
* Contexto estratigráfico.
(López Campuzano, 1993-1994), lo que implicaría un poblamiento escalonado desde la cuenca baja hacía
las tierras altas de la Sierra (Serna López, 1997), y que podría haber incluido desplazamientos de mayor
envergadura, que incluyesen el interior de la región o la costa levantina.
La transición del Paleolítico Medio al Superior es por el momento prácticamente desconocida en la región.
A falta de elementos de definición cronológica, que permitan identificar las ocupaciones correspondientes
al final del Paleolítico Medio, tan sólo contamos con la datación del nivel 6 del Abrigo del Palomar (tabla
2), que podría indicar que el Paleolítico Medio, y probablemente grupos neandertales, habrían perdurado en
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El poblamiento paleolítico de la cuenca del río Mundo (Albacete)
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Tabla 2. Dataciones radiocarbónicas disponibles para los yacimientos de la cuenca del río Mundo y sierra del Segura.
Yacimiento
Nivel
C-14 BP
Ref.
Cal. BP*
Material
Cueva del Niño
Trinch. Int.
22780±60
UGAMS-7738
27058 – 27848
Hueso
Nivel II
6990±80
Birm-1113
7739 – 7912
Hueso
Nivel VI
28050±230
Beta-185412
32198 – 32857
Hueso
Nivel IV
26430±210
Beta-85410
30843 – 31581
Hueso
Nivel D
11200?
GIF-3472
13008 – 13206?
?
Nivel B
7620?
GIF-3471
8408 – 8416?
?
Abrigo del Palomar
Cueva del Nacimiento
*CalPal, curva HULU2007, 1σ.
esta zona hasta una fecha temprana, más allá del 40 ka BP, tal y como ha sido planteado para otras partes de
la Península Ibérica (Baena et al., 2012; Finlayson et al., 2006; Jennings et al., 2011), aunque esta posible
continuidad sigue suscitando un intenso debate (Maroto et al., 2012).
La pervivencia del Musteriense también podría explicar la ausencia de evidencias del Paleolítico
Superior Inicial. Las primeras ocupaciones correspondientes a este periodo se documentan nuevamente
en el nivel IV del Abrigo del Palomar, adscrito al Gravetiense, periodo al que correspondería también
la datación de la Cueva del Niño (tabla 2). Esto estaría en consonancia con lo observado en el sureste
peninsular, donde el poblamiento humano parece cobrar intensidad a partir del Gravetiense, siendo pocos
los yacimientos datados en el Auriñaciense (Fullola i Pericot et al., 2007; Peña Alonso, 2009).
Resulta difícil seguir la evolución del poblamiento humano en la región durante la segunda mitad del
Paleolítico Superior. No se ha registrado ningún yacimiento de cronología Solutrense, y tan sólo algunas de
las representaciones rupestres de la Cueva del Niño podrían datar de este periodo (Almagro Gorbea, 1971;
Balbín Berhmann y Alcolea González, 1994).
Respecto al final del Paleolítico, resulta difícil distinguir en muchos casos entre ocupaciones que
podrían corresponder al Magdaleniense de otras de cronología postpaleolítica. Así pues, sólo contamos con
algunas referencias a posibles niveles de final del Paleolítico, como en el Abrigo del Molino del Vadico o
en Tus I, ambos en la cuenca del Segura, mientras que un bueno número de conjuntos han sido atribuidos
al Epipaleolítico, la mayoría de ellos formados por concentraciones superficiales de material lítico. Resulta
nuevamente imposible analizar las posibles transformaciones económicas, tecnológicas o sociales que
podrían haber tenido lugar a comienzos del Holoceno en la región, más allá de apuntar la consolidación
de una industria microlaminar y la aparición de elementos geométricos, siguiendo una pauta similar a lo
observado en áreas cercanas, como el Levante (Aura Tortosa et al., 2006).
9. CONCLUSIONES
La revisión de la información arqueológica procedente del conjunto de yacimientos documentados a lo largo
de la cuenca del río Mundo, como la Cueva del Niño, así como de otros conjuntos cercanos localizados en la
vecina Sierra del Segura, nos permiten aproximarnos a la evolución del poblamiento paleolítico de esta región.
Dicho poblamiento abarcaría desde el Paleolítico Inferior hasta el Epipaleolítico, aunque los datos
disponibles para cada periodo son desiguales. Así pues, apenas contamos con información acerca de la presencia
humana en la región durante el Paleolítico Inferior y el Superior, mientras que ésta es más abundante durante
el Paleolítico Medio y el Epipaleolítico. Así pues, el Musteriense es el tecnocomplejo mejor representado en
la zona, lo que permite plantear algunas hipótesis acerca de los patrones de asentamiento y ocupación del
territorio de las comunidades que poblaron la cuenca del río Mundo en ese periodo.
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A. García Moreno
En definitiva, esta región cuenta con un gran potencial para el análisis de algunos procesos clave en
el estudio del Paleolítico peninsular, como la transición del Paleolítico Medio al Superior, el supuesto
abandono de la Meseta durante el Paleolítico Superior, o las últimas sociedades de cazadores y recolectores
y su transición al Neolítico. Futuras investigaciones permitirán completar los vacíos de información
existentes y aproximarnos a estas problemáticas históricas de una forma más precisa.
AGRADECIMIENTOS
Deseo expresar mi agradecimiento al Museo Arqueológico de Albacete, y en especial a Blanco Gamo, por su
predisposición y colaboración para la consulta de los materiales arqueológicos en él depositados. También deseo
agradecer a Juan Jordán su ayuda a la hora de facilitarnos algunos datos, así como a Iain Davidson por su colaboración
y ayuda en la revisión del yacimiento de la Cueva del Niño.
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APL XXX, 2014
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Archivo de Prehistoria Levantina
Vol. XXX, Valencia, 2014, p. 1-16
Alejandro GARCÍA MORENO a
El poblamiento paleolítico
de la cuenca del río Mundo (Albacete)
RESUMEN: En este artículo se presentan los datos disponibles acerca del poblamiento de la cuenca del río
Mundo (sur de Albacete) durante el Paleolítico. En esta región se ha documentado un número significativo de
yacimientos, que abarcarían desde el Paleolítico Inferior hasta el Mesolítico y los comienzos del Neolítico,
aunque el conocimiento que se tiene del poblamiento prehistórico de la región es fragmentario. Por ello,
es necesario establecer una visión de conjunto, englobando la información aportada por los yacimientos
documentados hasta el momento, que nos permita comprobar cuál es el estado de la cuestión en esta área.
La revisión de esta información, a pesar de ser todavía muy limitada, permite plantear la existencia de un
poblamiento más complejo de lo que se ha supuesto para esta zona para algunos periodos.
PALABRAS CLAVE: poblamiento, Paleolítico Medio, Paleolítico Superior, Epipaleolítico, sureste de la
Península Ibérica.
The Palaeolithic settlement of El Mundo river basin (Albacete, Spain)
ABSTRACT: In this paper, the available archaeological information regarding the Palaeolithic settlement
of el Mundo river basin and the Alcaraz Sierra is presented. This region has yielded a significant number
of Paleolithic sites. These sites range from the Lower Paleolithic to the Mesolithic and early Neolithic,
although the knowledge we have of prehistoric settlement in the region is still fragmentary. It is therefore
necessary to broadly approach this context, encompassing the information provided by the sites documented
to date, providing a state of the art of Palaeolithic settlement in this region. The review of this information,
despite being still very limited, shows a more complex settlement than it has been assumed for some periods.
KEY WORDS: settlement, Middle Palaeolithic, Upper Palaeolithic, Epipaleolithic, southeast of Iberian
Peninsula.
a Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria, Universidad de Cantabria.
alejandro.garciamoreno@hotmail.com
Recibido: 12/11/2012. Aceptado: 20/02/2014.
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A. García Moreno
1. INTRODUCCIÓN
Los primeros estudios sobre el poblamiento prehistórico del sureste de la provincia de Albacete y, más
concretamente, de la Sierra de Alcaraz y del Segura, se remontan a las primeras décadas del siglo XX, con
el descubrimiento de materiales tardenoisienses en el Abrigo de Alpera, en Almansa (Obermaier, 1916), o
de tipología musteriense en el yacimiento del Canalizo del Rayo, en Hellín (Breuil, 1928) (fig. 1). También
en estos años se lleva a cabo el estudio y valoración del arte rupestre Levantino, considerado por algunos
autores de la época, como Breuil o Cabré, de cronología paleolítica (Alonso Tejada y Grimal, 1994; Ripoll
Perelló, 2001). A lo largo de la primera mitad del siglo XX se producen algunos hallazgos puntuales, como
la posible presencia de materiales de cronología magdaleniense en la Cueva de los Morciguillos (Letur), en
la cuenca del río Taibilla, afluente del Segura (Cuadrado Díaz, 1947).
Sin embargo, no es hasta los años 70 y 80 cuando se produce un aumento considerable en el corpus
de información disponible sobre el poblamiento paleolítico en las serranías del sur de Albacete, debido
a dos fenómenos: por un lado, la realización de una serie de cartas arqueológicas de los municipios de
la región (Jordán Montés, 1992), así como a la puesta en marcha de varios proyectos de investigación
que permitirán documentar las secuencias arqueológicas y los materiales de la Cueva del Niño, en Ayna
(Higgs et al., 1976), junto a otros conjuntos de la cuenca media del río Mundo (Serna López, 1990), o del
Abrigo del Molino del Vadico (Córdoba de Oya y Vega Toscano, 1988). A estos proyectos hay que añadir
el descubrimiento y/o revisión de diversos sitios realizados en las últimas décadas.
Como resultado, contamos en la actualidad de un corpus de datos abundante para esta zona, lo que en
nuestra opinión requería una puesta en conjunto de todos ellos. Aunque la mayor parte de la información
existente procede de recogidas de materiales líticos de superficie, lo que ofrece una visión muy fragmentaria,
los datos disponibles permiten aproximarnos al poblamiento paleolítico de la región, ofreciendo una imagen
más rica y compleja de lo que pudiera suponerse inicialmente.
Fig. 1. Materiales procedentes del yacimiento
del Canalizo del Rayo (Breuil, 1928).
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El poblamiento paleolítico de la cuenca del río Mundo (Albacete)
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2. LOCALIZACIÓN Y DESCRIPCIÓN DEL ÁREA DE ESTUDIO
La cuenca del río Mundo se localiza al sur de la provincia de Albacete, marcando la transición entre
la llanura manchega y la Cordillera Bética (fig. 2). Se enmarca dentro de la Sierra de Alcaraz, un área
montañosa formada por las últimas estribaciones del Sistema Prebético, que a su vez forma parte de la
Sierra del Segura. Esta región se caracteriza por una gran complejidad estructural, debido a la alternancia
de elevaciones y depresiones, que dan lugar a un relieve en general abrupto y de carácter montañoso.
Las alineaciones montañosas siguen una orientación general SW-NE, con la mayoría de sus picos
presentando altitudes superiores a los 1.500 metros, destacando el Pico de Las Almenaras (1798 m), la
mayor cota del sistema.
El río Mundo cuenta con una cuenca de recepción de aproximadamente 2400 km2 y una longitud de
unos 150 kilómetros, presentando un carácter marcadamente estacional y torrencial en su cuenca alta y
media. Inicialmente sigue una orientación SW-NE, para cambiar hacía el NW-SE en un segundo tramo,
hasta su desembocadura en el río Segura, en la vertiente mediterránea de la Sierra de Alcaraz (López
Vélez, 1996). En su primera mitad el Mundo discurre encajonado a través de la garganta excavada en las
calizas del Jurásico, dando lugar a hoces y cañones, al que se suman ramblas y barrancos subsidiarios,
configurando una orografía compleja y fracturada (fig. 3).
No obstante, en esta parte alta de la cuenca también pueden encontrarse terrenos más suaves y abiertos,
formados por pequeños valles de relleno cuaternario y altiplanicies calizas denominadas calares (fig. 4).
En su cuenca baja el río atraviesa el paisaje más suave y ondulado del Campo de Hellín, transición entre las
sierras del interior y el Altiplano de Yecla; es aquí donde finalmente se une al río Segura.
Desde el punto de vista biogeográfico, la cuenca del río Mundo se encuadra en la Región Mediterránea,
por lo que presenta una marcada estación estival, con una aridez de al menos dos meses al año (López Vélez,
1996). La vegetación propia de esta región estaría formada principalmente por encinares, aunque hoy día
Fig. 2. Localización de la cuenca del río Mundo y la Sierra de Alcaraz con los yacimientos mencionados en el texto.
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A. García Moreno
Fig. 3. Vista del cañón formado por el río Mundo en su cauce medio, a su paso por la aldea de Royo Odrea.
Fig. 4. Vista desde la aldea de Casas del Ginete de las altiplanicies existentes en la cuenca media del río Mundo. Al
fondo a la derecha se observa la Peña de la Albarda (1.256 m s. n. m.).
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El poblamiento paleolítico de la cuenca del río Mundo (Albacete)
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se encuentra escasamente representada por la acción antrópica (Verde et al., 1998). Desgraciadamente, no
contamos con datos paleobotánicos o paleoclimáticos que nos permitan aproximarnos a las condiciones
climáticas y al medio ambiente de la región durante el Cuaternario; no obstante, los datos obtenidos en el
Mar de Alborán indican que el sureste de la Península Ibérica se vio afectado por las mismas oscilaciones
climáticas que el resto del continente europeo, aunque contaría con un clima más suave en las fases estadiales
(Cacho et al., 1999). Es de suponer una evolución semejante en la Sierra de Alcaraz y la cuenca del Mundo.
3. ALGUNAS CONSIDERACIONES PREVIAS: LIMITACIONES
El análisis del poblamiento paleolítico de un territorio determinado está siempre condicionado por una serie
de limitaciones, que en el caso concreto de la cuenca del río Mundo se ven acentuadas por lo fragmentario
de la información disponible, en la mayoría de los casos procedente de recogidas de materiales líticos de
superficie. La ausencia de secuencias estratigráficas locales bien datadas en las que sea posible contrastar
la evolución temporal de las técnicas de producción lítica hace que la atribución crono-cultural de estos
hallazgos de superficie sea incierta, basándose exclusivamente en criterios tipológicos.
Este hecho podría explicar la desproporción existente entre la presencia de yacimientos asignados al
Paleolítico Medio y, en menor medida, al Epipaleolítico, con respecto a la de aquellos correspondientes al
Paleolítico Superior. La escasez de evidencias de ocupaciones en el interior peninsular durante el Paleolítico
Superior llevó a algunos autores (Corchón Rodríguez, 2006; Vallespí Pérez et al., 1988) a plantear la
posibilidad de que la Meseta hubiese quedado prácticamente deshabitada durante este periodo, limitándose
la presencia humana a incursiones esporádicas desde zonas periféricas como el Levante (Davidson, 1983,
1986). Sin embargo, la escasa representación de yacimientos adscritos al Paleolítico Superior en el interior
peninsular puede deberse a problemas en la identificación y definición de los conjuntos, más que a un vacío
poblacional real (Davidson, 1991).
Así pues, esta imagen podría estar sin duda condicionada por la mayor visibilidad arqueológica y el
carácter diagnóstico de los elementos líticos que componen los conjuntos musterienses; debe tenerse en
cuenta que, a excepción de unos pocos casos, como la cueva del Niño, el resto de yacimientos considerados
han sido identificados y definidos a partir de recogidas de materiales líticos en superficie que, siendo
considerados como un todo homogéneo cultural y cronológicamente, podrían corresponder en realidad a
diferentes ocupaciones en periodos distintos. De hecho, la aparición de útiles característicos del Paleolítico
Superior, como raspadores, buriles, perforadores o núcleos prismáticos, en algunos de los yacimientos
asignados al musteriense, como el Canalizo del Rayo, la Laguna del Polope, el Pedernaloso o La Fuente,
podría estar indicando que la ocupación de estos asentamientos abarcó diferentes periodos del Paleolítico,
incluyendo el Superior.
De igual modo, el bagaje industrial de algunos de los yacimientos asignados al Epipaleolítico por la
aparición de laminillas de dorso, microburiles y raspadores podría corresponder a conjuntos del Paleolítico
Superior Final, donde este tipo de elementos son comunes.
Por lo tanto, la identificación de conjuntos líticos pertenecientes al Paleolítico Superior, ante la falta
de elementos claramente diagnósticos, sería menos evidente que en el caso de los conjuntos musterienses,
lo que podría estar sesgando nuestra imagen del poblamiento en la región durante el Pleistoceno Superior.
El descubrimiento de los yacimientos de El Palomar (Vega Toscano y Martín Blanco, 2006) y del Molino
del Vadico (Vega Toscano, 1993), así como la existencia de diversas estaciones de arte rupestre (Balbín y
Alcolea, 1994, 2003) y yacimientos arqueológicos datados en el Paleolítico Superior en la Submeseta sur,
como el abrigo de Verdelpino, en Cuenca (Rasilla Vives et al., 1996), corroborarían que el interior peninsular
en general, y la Sierra del Segura en particular, estuvieron poblados durante el Pleistoceno Superior, si bien
es cierto que el número de yacimientos adscritos a la primera mitad del Paleolítico Superior sigue siendo
muy reducido para el interior de la Península Ibérica, especialmente en la Submeseta sur (Cacho et al., 2010).
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A. García Moreno
En segundo lugar, otro problema fundamental al abordar el estudio del poblamiento prehistórico de
esta región es el de la imposibilidad de concretar la “contemporaneidad” del conjunto de yacimientos
documentados en la cuenca del Mundo. Si bien todos ellos comparten una serie de características que
permiten englobarlos dentro del mismo periodo cronocultural (o tecnocomplejo), fundamentalmente por
la homogeneidad de sus conjuntos líticos, a la hora de establecer relaciones entre yacimientos es necesario
contar con una precisa información sedimentológica, paleoclimática y cronológica para considerar a un
grupo de asentamientos como parte de un mismo esquema de ocupación del territorio, máxime si se trata de
periodos que abarcan una extensión temporal prolongada, como el Paleolítico Medio (Zilhão y Villaverde,
2008: 245). De lo contrario, podríamos caer en lo que Jochim (1991) definió como archaeology as a long
term anthropology, es decir, tratar como algo homogéneo y estático un registro que pudo haberse formado
por dinámicas complejas y cambiantes a corto plazo, mientras que otros autores hablan del problema de
time averaging (Bailey, 1983, 2007).
En cualquier caso, pueden apuntarse algunas observaciones en cuanto a los patrones de asentamiento
y las estrategias de subsistencia de las sociedades prehistóricas que ocuparon la cuenca del río Mundo a lo
largo del Paleolítico, especialmente durante el Paleolítico Medio, aunque éstas deberán ser necesariamente
generales y preliminares, dado lo fragmentario de la información arqueológica disponible hasta el momento.
4. EL PRIMER POBLAMIENTO: PALEOLÍTICO INFERIOR
Apenas contamos con datos sobre los comienzos del poblamiento humano en la cuenca del Segura. Hasta
la fecha, únicamente se ha documentado un yacimiento que podría corresponder al Paleolítico Inferior, el
yacimiento de La Fuente, en Hellín, propuesto como el yacimiento más antiguo de la provincia de Albacete
(Hernández Pérez, 2002; Vallespí Pérez et al., 1988). La industria lítica está dominada por cantos trabajados
tanto unifacial como bifacialmente, bifaces y hendedores, junto con otros tipos como raederas, denticulados
o raspadores (Montes Bernárdez y Rodríguez Estrella, 1985), por lo que se ha atribuido al Achelense. No
obstante, debe tenerse en cuenta que se trata de una recogida superficial de material lítico, sin atribución
estratigráfica, por lo que su cronología se basa en criterios tipológicos.
5. EL PALEOLÍTICO MEDIO: LA EXPANSIÓN NEANDERTAL
El Paleolítico Medio constituye el periodo mejor documentado en la cuenca media del río Mundo. Como
ya se ha comentado más arriba, la importante representación de yacimientos musterienses puede deberse a
la mayor facilidad para identificar estos conjuntos líticos; no obstante, el elevado número de sitios adscritos
al Paleolítico Medio existentes en la cuenca del río Mundo indican un poblamiento intenso y/o complejo
de la región en ese periodo.
A pesar del elevado número de yacimientos documentados, tan sólo la Cueva del Niño ha proporcionado
materiales arqueológicos en contexto estratigráfico, mientras que el resto procede de recogidas superficiales.
Por su parte, en la cercana cuenca del río Segura se encuentra el yacimiento del Abrigo del Palomar, donde
también se ha documentado una secuencia correspondiente al musteriense.
La Cueva del Niño (Ayna) fue descubierta en 1970, cuando se dieron a conocer sus pinturas rupestres
paleolíticas (Almagro Gorbea, 1971), aunque no fue hasta 1973 cuando se llevó a cabo la excavación
parcial de su depósito arqueológico (Higgs et al., 1976). Esta intervención permitió documentar un
conjunto de niveles arqueológicos correspondientes a una serie de ocupaciones a lo largo del Paleolítico
Medio, de acuerdo a la industria lítica aparecida en ellos. Esta industria estaba formada principalmente
por lascas, producidas mediante talla discoide, aunque también se documentan productos fruto de la talla
Levallois así como el reavivado de raederas tipo Quina. Entre los escasos útiles recuperados en este paquete
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El poblamiento paleolítico de la cuenca del río Mundo (Albacete)
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estratigráfico destacan una raedera recta sobre sílex, un canto de cuarcita trabajado y un raspador carenado
(Davidson, 1981, capítulo 10; Davidson y García Moreno, 2013). La materia prima dominante es la cuarcita,
posiblemente de origen local, aunque en el nivel inferior de la secuencia, Nivel XI, que proporcionó la
mayor muestra lítica, la proporción entre sílex y cuarcita está equilibrada.
Al igual que sucedía con la industria lítica, los restos óseos de macromamíferos resultaron también muy
escasos, procediendo la mayoría nuevamente del Nivel XI. El espectro faunístico estaba dominado por el
caballo, seguido por la cabra y el uro (Davidson, 1981, capítulo 10; Davidson y García Moreno, 2013). También
se documentó una presencia significativa de restos de lepóridos, aunque en este caso fue imposible discriminar
si su presencia se debía a la actividad cinegética de los ocupantes de la cavidad, o a la acción de depredadores.
En la vecina cuenca del río Segura encontramos el yacimiento del Abrigo del Palomar (Yeste), descubierto
en los años 80 durante el desarrollo del proyecto “El Paleolítico de la Sierra del Segura” (Córdoba de Oya
y Vega Toscano, 1988). Posteriormente, en el año 1996 se llevó a cabo una primera campaña de excavación
arqueológica, continuada a partir del año 2004. Fruto de estas intervenciones se documentó una unidad
sedimentaria, formada por los niveles inferiores (Niveles XII-VII), que constituía un conjunto homogéneo
de estratos de tipo limoarenoso con presencia de gravas. A esta unidad cabría incluir el Nivel VI, de matriz
arenosa, y adscrito al Paleolítico Medio por su industria; no obstante, la interpretación crono-cultural de
este nivel ha sido cuestionada, debido a que ha sido datado en 28050±230 BP (Peña Alonso, 2011).1 Esta
datación situaría el Nivel VI del Palomar en el Paleolítico Medio, y entroncaría con el debate suscitado en
torno a la pervivencia de comunidades neandertales en el sur de la Península Ibérica más allá del 40000
BP (Baena et al., 2012; Cortés, 2010). En cualquier caso, independientemente de la problemática en torno
al nivel VI, la industria lítica de este paquete resulta homogénea, con un claro predominio de la cuarcita, y
orientada principalmente a la obtención de lascas mediante un esquema dominante discoide, aunque la talla
bipolar está también bien representada, por lo que todo el paquete de niveles subyacentes al nivel V han
sido adscritos al Musteriense (Peña Alonso, 2011; Vega Toscano y Martín Blanco, 2006).
Junto a los trabajos de excavación realizados en la Cueva del Niño, durante el verano de 1973 se llevó a
cabo también una campaña de prospección arqueológica en el cauce medio del río Mundo, aunque dado el
relieve escarpado de la zona, ésta fue necesariamente limitada. No obstante, fruto de estas prospecciones se
documentaron diversas áreas de concentración de restos líticos, en su mayor parte asignables al Paleolítico
Medio (Davidson, 1986), dado que se trata de “conjuntos formados por piezas realizadas básicamente sobre
cuarcita, generalmente de tamaño medio y grande, […] presencia en ellos de raederas, piezas de muesca y
núcleos discoides y levallois” (Serna López, 1990: 5). Algunos de estos conjuntos están formados por tan
sólo unas pocas piezas líticas, como los de la Rambla del Fontanar, la Rambla de Moriscote o la Rambla de
la Jara, mientras que otros se componen de varias decenas de artefactos, como los yacimientos del Cerro de la
Cantera, el Calderón del Moro o la Rambla del Talave (Serna López, 1990). En todos ellos la materia prima
empleada es casi exclusivamente la cuarcita en forma de cantos, predominando entre los útiles las raederas,
los cuchillos de dorso, los cantos trabajados o los productos de talla Levallois (Serna López, 1999).
Además de los documentados durante la mencionada campaña de prospecciones, existen en la cuenca
media del río Mundo otros yacimientos que podrían adscribirse al musteriense. Entre estos destaca el de La
Fuente del Halcón (López Campuzano et al., 2003), muy próximo a la cueva del Niño, donde se localizaron
un total de 13 piezas líticas, fundamentalmente núcleos y lascas corticales, realizadas todas ellas sobre
cuarcitas locales.
En la cuenca baja del río Mundo el poblamiento humano durante el Paleolítico Medio está también bien
representado por una serie de yacimientos en superficie, como los de Canalizo del Rayo, la Laguna del Polope
o el Pedernaloso (Jordán Montés, 1992; López Campuzano, 1993-1994). Los dos primeros presentan unos
conjuntos líticos similares a los de los yacimientos de la cuenca media del Mundo, dominando ampliamente
1 Para una discusión más precisa sobre la problemática asociada a las dataciones de los niveles VI y IV del Palomar consultar
Peña Alonso, 2011.
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A. García Moreno
la cuarcita sobre el sílex y útiles típicos del Musteriense como raederas, denticulados, núcleos, lascas y
puntas Levallois, núcleos discoides, etc. (López Campuzano y Jordán Montés, 1995; Serna López, 1999).
Por el contrario, el yacimiento de El Pedernaloso se localiza sobre un afloramiento silíceo, por lo que la
mayoría del repertorio industrial del mismo está fabricado sobre sílex (Montes Bernárdez et al., 1984); de
este afloramiento procede en gran medida el sílex empleado en otros yacimientos de la zona, como en la
Laguna del Polope, distante 12 km del Pedernaloso (López Campuzano y Jordán Montés, 1995).
En definitiva, contamos para la región con un importante número de yacimientos que por el carácter de
sus industrias líticas podrían corresponder al Paleolítico Medio, aunque el hecho de que la mayoría de ellos
estén formados por hallazgos de superficie impide un acercamiento exhaustivo al poblamiento de la región
durante este periodo. No obstante, pueden apuntarse algunas hipótesis al respecto. En primer lugar, podrían
identificarse dos entidades geográficas diferenciadas, cada una de ellas correspondiente a un tipo de paisaje
y biotopo característico; por un lado, la cuenca alta-media del río Mundo y el área del Calar del Mundo,
donde se encuentra la Cueva del Niño, de paisaje abrupto y encajado, dominado por barrancos cortados
sobre los sedimentos de Liásico; por otro lado, la cuenca baja del río y el Altiplano de Yecla, mucho más
abierta o de relieve más suave, donde los asentamientos se localizan en llanuras de inundación y terrazas
fluviales, generalmente asociados a puntos de agua estables (López Campuzano, 1993-1994). Este mismo
patrón parece observarse en regiones vecinas (Montes Bernárdez et al., 1984; Zilhão y Villaverde, 2008),
donde los yacimientos adscritos al Paleolítico Medio se sitúan bien en ramblas bien en las tierras bajas de
media-montaña y el litoral.
Este doble patrón de ocupación podría deberse a una complementariedad funcional (y puede que
estacional) entre los asentamientos de la cuenca alta-media y los de la cuenca baja, en un modelo de
ocupación del territorio basado en movimientos entre las zonas bajas y llanas del Campo de Hellín y las
serranías de la cuenca media y alta (López Campuzano, 1993-1994). En cualquier caso, debido a la falta de
evidencias que nos permitan plantear una cierta “contemporaneidad” entre estos conjuntos, así como datos
sobre la funcionalidad y época de habitación de cada sitio, este planteamiento debe quedar necesariamente
como una hipótesis meramente teórica. Más complicado aún resulta concretar si este patrón respondería a
desplazamientos de mayor envergadura, que tuviesen su origen en la costa levantina (Serna López, 1997),
debido a la ausencia de evidencias que permitan corroborar este extremo.
Respecto a la explotación del medio, la materia prima empleada en casi todos los yacimientos es
fundamentalmente la cuarcita, probablemente de origen local. La única excepción clara es el yacimiento de
El Pedernaloso, situado sobre un afloramiento silíceo (Montes Bernárdez et al., 1984). En el Nivel XI de la
Cueva del Niño, el sílex es empleado en una proporción similar a la cuarcita, aunque dado el escaso número
de efectivos recuperados en este estrato es difícil valorar la representatividad exacta de estos porcentajes.
Aparentemente el escaso sílex aparecido en los yacimientos es transportado desde varios kilómetros, pero
cuando las fuentes de aprovisionamiento se encuentran demasiado distantes se recurre a materias locales,
como la cuarcita, formando conjuntos líticos en los que destacan los denticulados, muescas y productos
derivados de la talla Levallois (Serna López, 1999; Zilhão y Villaverde, 2008).
Los únicos datos disponibles sobre las bases de la subsistencia provienen de los escasos restos de fauna
obtenidos en la Cueva del Niño, aunque la ausencia de un estudio tafonómico y la naturaleza preliminar del
estudio arqueozoológico impiden la completa valoración de estos datos. En principio, los niveles inferiores
de la secuencia del Niño estarían dominados por la presencia de grandes ungulados, como caballo y uro,
así como cabra, abundante a lo largo de toda la secuencia, mientras que el número relativamente elevado
de lagomorfos parece corresponderse con agentes de acumulación no antrópicos, como las rapaces (Pérez
Ripoll, 1977; Sanchis Serra, 2012). Esta asociación faunística sería similar a la observada en otros yacimientos
musterienses del Levante Peninsular (Yravedra Sáinz de los Terreros, 2004-2005), donde además parece
documentarse en muchos casos una alternancia entre humanos y otros carnívoros en la ocupación de las
cavidades; este podría ser el caso de la Cueva del Niño, donde se ha documentado la presencia de lobo y oso
en los niveles inferiores (Davidson, 1981, capítulo 10; Davidson y García Moreno, 2013).
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El poblamiento paleolítico de la cuenca del río Mundo (Albacete)
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6. PALEOLÍTICO SUPERIOR, ¿VACÍO POBLACIONAL?
Como ya se comentó más arriba, apenas contamos con evidencias sobre la ocupación de la Sierra de
Alcaraz durante el Paleolítico Superior (Hernández Pérez, 2002), lo que llevó a algunos autores a plantear
la existencia de un hiato poblacional en este periodo (Vallespí Pérez et al., 1988), limitándose la presencia
humana a incursiones esporádicas desde la zona levantina (Davidson, 1986).
Efectivamente, la Cueva del Niño constituye la única muestra clara de presencia humana en la cuenca del
río Mundo a lo largo del Paleolítico Superior, fundamentalmente debido a la existencia de pinturas rupestres
de estilo claramente paleolítico en su interior (Almagro Gorbea, 1971; Gárate Maidagán y García Moreno,
2011). Durante la excavación del yacimiento en 1973 se documentó en el vestíbulo de la cavidad, bajo el
panel principal de pinturas rupestres, una serie de tres pequeños niveles de ceniza con abundantes carbones, de
escasa potencia, de cronología incierta por su pobreza en material arqueológico (Davidson y García Moreno,
2013). Sin embargo, en el año 2010, en el marco de un proyecto de datación del yacimiento, se obtuvo una
muestra de hueso procedente del Nivel 2 de esta Tricnhera Interior, cuya datación por AMS-Bioapatito arrojó
una fecha de 22780±60 BP (UGAMS-7738) (Gárate Maidagán y García Moreno, 2011). Esta datación, podría
indicar el momento de realización de las pinturas rupestres parietales, o al menos parte de ellas, lo que sería
coherente con sus características estilísticas (Gárate Maidagán y García Moreno, 2011), aunque propuestas
anteriores situaban estas representaciones en torno al Solutrense y/o Magdaleniense (Almagro Gorbea, 1971;
Balbín Berhmann y Alcolea González, 1994; Fortea Pérez, 1978). En cualquier caso, e independientemente de
su cronología, las pinturas rupestres de la Cueva del Niño evidencian la presencia humana en este yacimiento
durante el Paleolítico Superior, aunque no ofrecen información acerca del carácter de la misma.
Fuera de la Sierra de Alcaraz, en la cercana cuenca del río Segura, los yacimientos de Tus, Molino del
Vadico y El Palomar parecen confirman la presencia humana en el sur de la provincia de Albacete durante
este periodo. Así pues, el abrigo del Molino del Vadico, en el valle del río Zumeta, presenta en la base de
su secuencia estratigráfica, bajo una serie de niveles epipaleolíticos, un conjunto de niveles denominados
Unidad D, en los que se aprecian procesos de gelifracción, y que parecen corresponder a ocupaciones del
Tardiglaciar (Vega Toscano, 1993).
En la cuenca del río Tus, también en la Sierra del Segura, se encuentran los abrigos de Tus I y El
Palomar. Mientras que el primero tan sólo ha proporcionado un limitado volumen de industria lítica y
fauna, que impiden una valoración precisa del conjunto (Córdoba de Oya y Vega Toscano, 1988), el
segundo ha arrojado una secuencia más completa con ocupaciones atribuibles al Paleolítico Superior. La
unidades estratigráfica correspondiente a los niveles V, IV y III ha sido asignada al Gravetiense a partir de
las características de su industria lítica, mientras que el nivel IV ha sido datado en 26430±210 BP (Beta185410) (Peña Alonso, 2011; Vega Toscano y Martín Blanco, 2006). Sobre éste se asienta un estrato con
importantes evidencias de gelifracción (Nivel III), mientras que el Nivel I ha sido atribuido inicialmente al
Magdaleniense Final.
Todavía dentro del área geográfica de la Sierra del Segura, pero ya en la provincia de Jaén, se
encuentra el yacimiento de la cueva del Nacimiento (Pontones), que presenta evidencias de ocupaciones
correspondientes al Paleolítico Superior final-Epipaleolítico, datadas en torno al 11200 BP (GIF-3472), y
caracterizado por la presencia de raspadores, buriles y láminas de sílex con y sin retoque (Rodríguez, 1979).
En definitiva, son muy pocos los datos de los que disponemos para evaluar el poblamiento de esta región
durante el Paleolítico Superior. La imagen, sin duda incompleta, que se nos presenta de este periodo es
la de una total inexistencia de evidencias correspondientes al Paleolítico Superior Inicial (Auriñaciense),
situándose las ocupaciones más antiguas documentadas hasta ahora en el Gravetiense. Parece también
atestiguada la presencia humana durante el Paleolítico Superior final, aunque resulta difícil discriminar
entre el Magdaleniense Superior y el Epipaleolítico. La ausencia de secuencias continuas y bien datadas
impide seguir la evolución cronocultural del Paleolítico Superior en esta región del interior del sureste
peninsular, así como su comparación con las dinámicas observadas en otras regiones, como el Levante.
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A. García Moreno
7. EPIPALEOLÍTICO: LOS ÚLTIMOS CAZADORES DE LA SIERRA
Al contrario de lo que sucedía con el Paleolítico Superior, sí disponemos en cambio de un mayor volumen
de información para la primera mitad del Holoceno, aunque en la mayoría de los casos ésta es de carácter
fragmentario, dado que nuevamente la mayoría de los yacimientos documentados corresponden a recogidas
superficiales de material lítico. Este hecho condiciona nuestro conocimiento sobre las últimas comunidades
cazadoras de la región y la introducción de la economía de producción.
Los niveles superiores de la secuencia estratigráfica de la Cueva del Niño proporcionaron una
importante colección de elementos líticos que podrían corresponder al Epipaleolítico, con un uso
extensivo del sílex, una alta laminaridad y presencia de microlitos geométricos (Davidson y García
Moreno, 2013). Sin embargo, durante el proceso de excavación no fue posible diferenciar entre un
posible nivel de cronología epipaleolítica de las ocupaciones ya correspondientes al Neolítico, mientras
que la mayor parte de la industria lítica podría corresponder a ambos periodos. No obstante, en 1973 se
efectuó una datación radiocarbónica sobre una muestra de carbón procedente del Nivel II de la zona de
excavación denominada Trench 2, que arrojó una fecha de 6990±80 BP (Birm-1113), lo que evidenciaría
algún tipo de presencia humana en el yacimiento durante el Epipaleolítico (Davidson y García Moreno,
2013). Por lo que respecta a la fauna recuperada en estos niveles, se atestigua una presencia importante
de animales salvajes, como cabra, ciervo y principalmente conejo, así como la posible presencia de
ovicápridos domésticos (Davidson, 1981, capítulo 10).
Junto a la evidencia aportada por la propia Cueva del Niño, las prospecciones desarrolladas a lo largo
de la cuenca del río Mundo permitieron documentar diversas concentraciones de material, entre los que
destacaba la Cueva de Moriscote (mencionada por Vita-Finzi, 1978), y que dadas sus características fueron
adscritos al Epipaleolítico, puesto que se trataba de “conjuntos líticos realizados principalmente en sílex,
con piezas de carácter microlítico tales como laminitas de borde abatido, microburiles, raspadores de
pequeño tamaño, etc., siendo escasos los geométricos” (Serna López, 1990: 5). De igual modo, algunos
hallazgos puntuales sugieren la presencia de yacimientos de cronología epipaleolítica en el cauce del río
Talave, en la cuenca baja del Mundo (Jordán Montés, 1992: 198).
Por su parte, el abrigo del Molino del Vadico también proporcionó un conjunto de niveles asignados
al Epipaleolítico, basándose en su posición estratigráfica bajo otra unidad con presencia cerámica, y en
su bagaje industrial (Córdoba de Oya y Vega Toscano, 1988). Al igual que en la Cueva del Niño, en el
Molino del Vadico la industria lítica estaba realizada fundamentalmente en sílex, destacando los elementos
microlíticos; en este sentido, la abundancia de núcleos, percutores y restos de talla parecen indicar una
importante labor de talla en el mismo yacimiento (Vega Toscano, 1993). Entre la fauna documentada, las
especies mejor representadas son la cabra y el conejo, de forma paralela a lo observado en el yacimiento
ayniego. También en la cueva del Nacimiento, en Pontones (Jaén), se documentó un nivel correspondiente
al Epipaleolítico con geométricos (Rodríguez, 1979), datado hacia el 7620 BP (GIF-3471).
El epílogo a estas ocupaciones mesolíticas lo encontramos nuevamente en la Cueva del Niño, donde en los
niveles superiores se documentaron diversos restos de cerámica impresa correspondiente probablemente al
Neolítico Antiguo (Martí Oliver, 1988), así como industria lítica microlaminar que incluía algunos geométricos
(Davidson y García Moreno, 2013). Además, algunos de los restos de ovicaprinos procedentes de estos niveles
podrían pertenecer a animales domésticos, lo que atestiguaría la introducción del pastoreo en la Sierra de
Alcaraz (Rodríguez González, 2008). También el abrigo del Molino del Vadico proporcionó evidencias de
ocupaciones neolíticas, concretadas principalmente en el nivel A1.1, donde la cerámica constituye el principal
componente de la cultura material recuperada, mientras que entre la industria lítica, netamente diferente de lo
existente en los niveles inferiores, aparecen algunos elementos geométricos (Vega Toscano, 1993).
Finalmente, debe tenerse en cuenta la presencia en la región de un buen número de estaciones de arte
rupestre de estilo Levantino, destacando dos núcleos fundamentales: los conjuntos de Nerpio y el Campo
de Hellín, donde se localiza el clásico yacimiento del Abrigo Grande de Minateda en Hellín (Alonso Tejada
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El poblamiento paleolítico de la cuenca del río Mundo (Albacete)
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y Grimal, 2002; García Atiénzar, 2011; Pérez Burgos, 1996). Estas representaciones constituyen sin duda
una excelente evidencia del poblamiento humano en esta región durante la primera mitad del Holoceno,
dado el bajo número de yacimientos arqueológicos documentados hasta el momento, aunque su adscripción
cronológica es todavía motivo de controversia (Alonso Tejada y Grimal, 1994; García Atiénzar, 2011;
Mateo Saura, 1997-1998).
8. DISCUSIÓN: EVOLUCIÓN DEL POBLAMIENTO PALEOLÍTICO
DE LA CUENCA DEL RÍO MUNDO
Como hemos visto en las líneas precedentes, la evidencia sobre el poblamiento prehistórico de la cuenca
del río Mundo y la Sierra de Alcaraz es desigual, según el periodo del que se trate (tabla 1): muy poco
representados el Paleolítico Inferior y Superior, frente a un número mayor de sitios epipaleolíticos y,
fundamentalmente, del Paleolítico Medio, aunque es posible que este desequilibrio se deba en parte a
la mayor o menor representatividad de los conjuntos. En cualquier caso, la información procedente de
todos ellos resulta fragmentaria, puesto que en la mayoría de los casos se trata de recogidas superficiales
de material lítico, mientras que de los pocos yacimientos con secuencia estratigráfica (Cueva del Niño,
Abrigo del Molino del Vadico y Abrigo del Palomar, estos últimos en la cuenca del río Segura) apenas
hay datos publicados. Por lo tanto, únicamente podemos abordar el poblamiento de la región de una forma
discontinua, sin que puedan establecerse claramente las dinámicas de transición entre periodos (fig. 2).
El primer poblamiento de la región parece atestiguado por el yacimiento de La Fuente, en Hellín,
asociado al Achelense Medio (Vallespí Pérez et al., 1988), aunque su cronología exacta y antigüedad
resultan desconocidas. Este sitio indica que las sierras del sur de Albacete fueron ocupadas en un momento
temprano, tratándose por el momento del yacimiento al que mayor antigüedad se otorga en la provincia
(Hernández Pérez, 2002).
La imagen resulta mucho más rica para el Paleolítico Medio, puesto que son varios los sitios
adscritos al musteriense que existen a lo largo de la cuenca del río Mundo. En general, en todos
ellos predomina el empleo de la cuarcita como materia prima, destinada a la producción de soportes
generalmente de gran tamaño, mediante la talla discoide y Levallois. No obstante, el único yacimiento
de la región que ha proporcionado materiales arqueológicos del Paleolítico Medio en contexto
estratigráfico es la Cueva del Niño. En éste, la industria lítica sigue una pauta similar a lo observado en
el resto de conjuntos líticos, especialmente en los hallazgos de superficie de la cuenca media, aunque
en el Nivel XI, uno de los más ricos desde el punto de vista del material arqueológico, el sílex alcanza
valores similares a la cuarcita.
La Cueva del Niño proporciona también los únicos datos referidos a las bases de subsistencia de las
comunidades neandertales que ocuparon la cuenca del río Mundo durante el Musteriense. El espectro
faunístico de los niveles inferiores está dominado por cabra, así como por la presencia significativa de
ungulados de gran talla, como caballos y uros. Mientras que la cabra es característica del entorno de roquedo
donde se localiza la cavidad, los grandes ungulados son propios de espacios abiertos, que habría que buscar
en las altiplanicies que rodean el cañón del río, lo que probablemente esté indicando una explotación
importante de terrenos relativamente alejados del asentamiento, además de los estrictamente locales. Sin
embargo, al carecer de información referida al resto de yacimientos de la zona, no podemos extrapolar este
patrón al conjunto de la región.
A tenor de la localización de los yacimientos musterienses, puede plantearse la existencia de dos focos
de poblamiento: por un lado, los de la cuenca media, situados en zonas de sierra, en ocasiones enclavados
en terrenos abruptos; y los del Campo de Hellín, en un paisaje más abierto. A modo de hipótesis, debido a
la ausencia de datos, esta dicotomía podría ser interpretada como una estrategia de ocupación del territorio
basada en la complementariedad (p.e. económica, funcional, puede que estacional) entre ambos focos
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A. García Moreno
Tabla 1. Yacimientos paleolíticos y epipaleolíticos en las cuencas baja y media del río Mundo y alta del río Segura.
Nombre
Cuenca
Procedencia
Cronología
La Fuente
Mundo (baja)
Superficial
Paleo. Inferior
Cueva del Niño
Mundo (media)
Cueva*
Paleo. Medio
Paleo. Superior
¿Epipaleolítico?
Neolítico
Abrigo del Palomar
Segura (Tus)
Abrigo*
Paleo. Medio
Gravetiense
¿Magdaleniense?
Rambla del Fontanar
Mundo (media)
Superficial
Paleo. Medio
Rambla de Moriscote
Mundo (media)
Superficial
Paleo. Medio
Rambla de la Jara
Mundo (media)
Superficial
Paleo. Medio
Cerro de la Cantera
Mundo (media)
Superficial
Paleo. Medio
Calderón del Moro
Mundo (media)
Superficial
Paleo. Medio
Rambla del Talave
Mundo (media)
Superficial
Paleo. Medio
Fuente del Halcón
Mundo (media)
Superficial
Paleo. Medio
Laguna del Polote
Mundo (baja)
Superficial
Paleo. Medio
El Pedernaloso
Mundo (baja)
Superficial
Paleo. Medio
¿Otros?
Canalizo del Rayo
Mundo (baja)
Superficial
Paleo. Medio
Molino del Vadico
Segura (Zumeta)
Abrigo*
¿Magdaleniense?
Epipaleolítico
Neolítico
Tus I
Segura (Tus)
Abrigo
Indeterminado
Cueva del Nacimiento
Segura
Cueva*
Paleo. Superior Final
Epipaleolítico
Neolítico
Los Morciguillos
Segura (Taibilla)
Cueva
¿Magdaleniense?
Cueva del Moriscote
Mundo (media)
Superficial
Epipaleolítico
Río Mundo
Mundo (media)
Superficial
Epipaleolítico
Río Talave
Mundo (baja)
Superficial
Epipaleolítico
* Contexto estratigráfico.
(López Campuzano, 1993-1994), lo que implicaría un poblamiento escalonado desde la cuenca baja hacía
las tierras altas de la Sierra (Serna López, 1997), y que podría haber incluido desplazamientos de mayor
envergadura, que incluyesen el interior de la región o la costa levantina.
La transición del Paleolítico Medio al Superior es por el momento prácticamente desconocida en la región.
A falta de elementos de definición cronológica, que permitan identificar las ocupaciones correspondientes
al final del Paleolítico Medio, tan sólo contamos con la datación del nivel 6 del Abrigo del Palomar (tabla
2), que podría indicar que el Paleolítico Medio, y probablemente grupos neandertales, habrían perdurado en
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El poblamiento paleolítico de la cuenca del río Mundo (Albacete)
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Tabla 2. Dataciones radiocarbónicas disponibles para los yacimientos de la cuenca del río Mundo y sierra del Segura.
Yacimiento
Nivel
C-14 BP
Ref.
Cal. BP*
Material
Cueva del Niño
Trinch. Int.
22780±60
UGAMS-7738
27058 – 27848
Hueso
Nivel II
6990±80
Birm-1113
7739 – 7912
Hueso
Nivel VI
28050±230
Beta-185412
32198 – 32857
Hueso
Nivel IV
26430±210
Beta-85410
30843 – 31581
Hueso
Nivel D
11200?
GIF-3472
13008 – 13206?
?
Nivel B
7620?
GIF-3471
8408 – 8416?
?
Abrigo del Palomar
Cueva del Nacimiento
*CalPal, curva HULU2007, 1σ.
esta zona hasta una fecha temprana, más allá del 40 ka BP, tal y como ha sido planteado para otras partes de
la Península Ibérica (Baena et al., 2012; Finlayson et al., 2006; Jennings et al., 2011), aunque esta posible
continuidad sigue suscitando un intenso debate (Maroto et al., 2012).
La pervivencia del Musteriense también podría explicar la ausencia de evidencias del Paleolítico
Superior Inicial. Las primeras ocupaciones correspondientes a este periodo se documentan nuevamente
en el nivel IV del Abrigo del Palomar, adscrito al Gravetiense, periodo al que correspondería también
la datación de la Cueva del Niño (tabla 2). Esto estaría en consonancia con lo observado en el sureste
peninsular, donde el poblamiento humano parece cobrar intensidad a partir del Gravetiense, siendo pocos
los yacimientos datados en el Auriñaciense (Fullola i Pericot et al., 2007; Peña Alonso, 2009).
Resulta difícil seguir la evolución del poblamiento humano en la región durante la segunda mitad del
Paleolítico Superior. No se ha registrado ningún yacimiento de cronología Solutrense, y tan sólo algunas de
las representaciones rupestres de la Cueva del Niño podrían datar de este periodo (Almagro Gorbea, 1971;
Balbín Berhmann y Alcolea González, 1994).
Respecto al final del Paleolítico, resulta difícil distinguir en muchos casos entre ocupaciones que
podrían corresponder al Magdaleniense de otras de cronología postpaleolítica. Así pues, sólo contamos con
algunas referencias a posibles niveles de final del Paleolítico, como en el Abrigo del Molino del Vadico o
en Tus I, ambos en la cuenca del Segura, mientras que un bueno número de conjuntos han sido atribuidos
al Epipaleolítico, la mayoría de ellos formados por concentraciones superficiales de material lítico. Resulta
nuevamente imposible analizar las posibles transformaciones económicas, tecnológicas o sociales que
podrían haber tenido lugar a comienzos del Holoceno en la región, más allá de apuntar la consolidación
de una industria microlaminar y la aparición de elementos geométricos, siguiendo una pauta similar a lo
observado en áreas cercanas, como el Levante (Aura Tortosa et al., 2006).
9. CONCLUSIONES
La revisión de la información arqueológica procedente del conjunto de yacimientos documentados a lo largo
de la cuenca del río Mundo, como la Cueva del Niño, así como de otros conjuntos cercanos localizados en la
vecina Sierra del Segura, nos permiten aproximarnos a la evolución del poblamiento paleolítico de esta región.
Dicho poblamiento abarcaría desde el Paleolítico Inferior hasta el Epipaleolítico, aunque los datos
disponibles para cada periodo son desiguales. Así pues, apenas contamos con información acerca de la presencia
humana en la región durante el Paleolítico Inferior y el Superior, mientras que ésta es más abundante durante
el Paleolítico Medio y el Epipaleolítico. Así pues, el Musteriense es el tecnocomplejo mejor representado en
la zona, lo que permite plantear algunas hipótesis acerca de los patrones de asentamiento y ocupación del
territorio de las comunidades que poblaron la cuenca del río Mundo en ese periodo.
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A. García Moreno
En definitiva, esta región cuenta con un gran potencial para el análisis de algunos procesos clave en
el estudio del Paleolítico peninsular, como la transición del Paleolítico Medio al Superior, el supuesto
abandono de la Meseta durante el Paleolítico Superior, o las últimas sociedades de cazadores y recolectores
y su transición al Neolítico. Futuras investigaciones permitirán completar los vacíos de información
existentes y aproximarnos a estas problemáticas históricas de una forma más precisa.
AGRADECIMIENTOS
Deseo expresar mi agradecimiento al Museo Arqueológico de Albacete, y en especial a Blanco Gamo, por su
predisposición y colaboración para la consulta de los materiales arqueológicos en él depositados. También deseo
agradecer a Juan Jordán su ayuda a la hora de facilitarnos algunos datos, así como a Iain Davidson por su colaboración
y ayuda en la revisión del yacimiento de la Cueva del Niño.
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