Consideraciones sobre economía y ocupación del territorio durante la prehistoria inicial. El caso de los yacimientos paleolíticos y epipaleolíticos de la cuenca del río Mundo
José Luis Serna López
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ARCHIVO DE PREHISTORIA LEVANTINA
Vol. XXII (Valencia; 1997)
José Luis SERNA Ló¡>EZ*
CONSIDERACIONES SOBRE ECONOMÍA Y OCUPACIÓN
DEL TERRITORIO DURANTE LA PREIDSTORIA INICIAL~ EL CASO
DE LOS YACIMIENTOS PALEOLÍTICOS Y EPIPALEOLÍTICOS
DE LA CUENCA DEL RÍO MUNDO
l.
INTRODUCCIÓN
La cuenca del río Mundo (fig. 1) ocupa una extensa franja de terreno que, situada en la
mitad S\.lr de la provincia de Albacete, corre en su curso medio y alto en dirección este-oeste a
Jo largo de las estribaciones más septentrionales de los sistemas subbéticos, entrando, desde su
salida del Embalse de Ta1ave, en la comarca de Hellín, donde toma dirección sureste hasta su
desembocadura en el río Segura. La región recorrida por el río Mundo presenta. una importante
gradación topográfica, desde las sierras más agrestes de Alcaraz y el Calar del Mundo en su
curso alto, hacia otras cada vez más suaves y con valles más amplios en las cuencas media y
baja.
. Este área (fig. 2) presenta la más importante concentración de yacimientos adscritos al
Paleolítico y Epi paleolítico de la provin~ia de Albacete (1 ), comenzando a conocerse en 1928,
cuando el abate H. Breuil (2) día la primera noticia de un conjunto paleolítico (más concretamente musteriense) en el Canalizo del Rayo (Minateda, Hellín). Más tarde fue Ch. Montenat
quién localizó en 1963 el yacimiento achelense de La Fuente (3) en la cercanías del núcleo
urbano hellinero.
*
Cl Parra, 27
(1)
J.L. SERNA:
izq. 02002 Albacete.
a:leolftico y Epipaleolítico en la provincia de Albacele>>. Boletfn Cultural Albacete, 51, 1991, pp. 3-I4.
(2) H. BREUTL: «Stalion. mousteriénne el peintures préhistoriques du «Canalizo del Rayo» (Minateda, Albacele)>>. Archivo
de Prehistoria Levantina, !, 1928, pp. 15-21.
(3) R. MONTES et al.: «El yacimiento paleolflico de la Fuente, Hellín (Albacete)>>. Congreso de Historia de Albacete, !, 1984,
pp. 29-39. También en R. MONTES y T. RODRíGUEZ: «Estudio arqueológjco de un yacimiento Achelense ubicado en la Fuente de
Hellín y su contexto geológico regional>>. Al-Basit, 16, 1985, pp. 45-77.
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1
PROVINCIA DE Al8ACETE
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Fig. 1.- Localización del área en estudio.
El descubrimiento a principios de los setenta por parte de unos excursionistas locales del
importante yacimiento de la Cueva del Niño (Ayna) supuso un revulsivo para relanzar las investigaciones en el área (4 ). Así, las amplias prospecciones llevadas a cabo en la cuenca media y alta
del río, por un equipo de investigadores anglosajones, mientras se realizaban las excavaciones en
el yacimiento antes mencionado y en la cercana Cueva de Moriscote (Liétor), pusieron al descubierto un buen número de localizaciones adscribibles al musteriense unas (5) y al Epipaleolítico
microlarninar otras. La multiplicidad de hallazgos y la escasez de piezas presentes en cada uno
de ellos nos han llevado a idos agrupando en lo que hemos dado en llamar «áreas de ocupación»,
donde quedarían integrados varios yacimientos cercanos geográficamente.
Por otro lado, a finales de esa década J. Jordán Montes, para la elabor(,lción de su Tesis de
Licenciatura (6), realizó un importante trabajo de prospección en la comarca de Hellín, localizándose esta vez hasta nueve conjuntos con industrias líticas pleistocenas, tres de ellos adscritos
(4)
M. ALMAGRO GORBEA:
<
28, 1971 , pp. 9-47.
(5) J.L. SERNA: <
(6) J.F. JORDÁN: El poblamiento prehistórico en la comarca de Hellín-Tobarra. Tesis de Licenciatura. Universidad de
Murcia, 1981.
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al Paleolitico inferior y el resto al medio, además del hallazgo aislado de una pieza de tipología
epipaleolítica; periodo al que adscribiríamos también las piezas recogidas recientemente por
nosotros mismos junto a F. Javier López Precioso en un gran abrigo rocoso situado junto al Pico
Tienda (Hellín), muy cerca ya del límite con la provincia de Murcia.
Así, localizaciones de la comarca hellinera como El Pedemaloso (Isso, Hellín), Polope
(Tobarra) o El Navazo (Agramón, Hellín), no hacen sino confirmamos al río Mundo como una
de las principales vías de comunicación, o más bien de penetración, de las poblaciones cazadorasrecolectoras de la prehistoria inicial desde las áreas litorales de la península hacia el interior de
la meseta (7).
2.
LAS BASES TEÓRICAS
Tal como señala Jochim (8), )os modelos de subsistencia y asentamiento de un grupo
humano estarían estructurados por una serie de variables que incluirían: la elección de recursos
potencialmente aprovechables y su uso proporcional, la organización demográfica y espacial con
el fin de acoplarse a la explotación de tales recursos, y el tiempo y energía empleados. Esto va a
suponer la incorporación de la arqueología exterior al yacimiento (off-site ), en la tradicional interior al yacimiento (on-site ), en la que el análisis artefactual clásico habrá de unirse a los datos
paleoecológicos suministrados por una actuación interdisciplinar (restos de paleofauna y paleoflora principalmente). Así mismo, el estudio de las relaciones entre los grupos humanos y su
ambiente físico implicará la identificación de los recursos alimenticios en un área y periodo
dados, con el establecimiento de su relativa importancia, probable distribución y abundancia;
teniendo en cuenta que estos factores van a afectar al tamaño de los grupos humanos, sus movintientos anuales y la localización de sus asentamientos.
Todo esto nos lleva directamente ál estudio de la economía, que se concentra, al menos para
el Paleolítico, en la forma de utilización de los recursos de subsistencia (9). Ya en 1953, Graham
Clark destacó la importancia del estudio de «la relación entre la subsistencia y la tecnología, y
entre éstas y el hábitat y el biotopo». Este énfasis de Clark sobre las relaciones entre la economía
y la ecología, motivó la integración de los estudios sobre la economía prehistórica con los estudios del medio ambiente, y la incorporación de una perspectiva ecológica a la prehistoria. Ello
rompe la continuidad entre los períodos antiguos y recientes de la prehistoria, puesto que lo ecológico parece igualarse a lo económico para la prehistoria más antigua, mientras es considerado
sólo como lin ambiente dentro del que opera la economía durante la prehistoria reciente, sin que
exista una determinación necesaria de lo económico por lo ecológico (10).
El primer problema con el que nos encontramos al estudiar las economías «móviles» es
que, aunque un simple grupo haya ocupado muchos yacimientos a la vez, carecemos de datos
(7) J.J. ESPADAS: <
de las nuevas teQrías funcionalistas sobre hábitats». Actas del Congreso de Historia de Castilla-La Mancha, 11, 1988, pp. 37-78.
(8) M.A. JOCHJM: Hunter-gatherer subsistenr:e and settlement. A predictive model. Academic Press, New York, 1976.
(9) E.S. HIGGS y M.R. ]ARMAN: <
Desarrollan los AA el cuerpo teórico de la propuesta del enfoque económico como base del estudio arqueológico del hombre.
( 10) l. DAVTDSQN: Late Palaeolithic economy in Eastern .Spain. Tesis Doctoral. Universidad de Cambridge, 1980. También
en l. DAVIDSON: La economfa del final del Paleolítico en la España Oriental. Trabajos Varios del SIP, n• 85, 1989.
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suficientes para decir qué yacimientos fueron contemporáneos. Este problema es común en la
arqueología; siempre, en el estudio de grupos estilísticos definidos artefactual.rnente, hemos de
aceptar el mecanismo de considerarlos arqueológicamente, más que absolutamente, contemporáneos (11 ).
Es posible, no obstante, planteamos la hipótesis de trabajo de que, aunque la gran mayoría
de yacimientos que existían se habrán perdido o son desconocidos, conocemos suficientes como
para indicar tendencias a largo término en la localización, Así pues, nuewo punto de partida es
que es posible estudiar la economía prehistórica mediante el análisis de secuencias diacrónicas y
también mediante un estudio regional, que permita identificar lugares con distintas funciones
dentro de la serie anual de actividades de los grupos locales. Así pues, sólo al estudiar un grupo
de yacimientos podremos comprobar si han cambiado las relaciones entre las actividades de los
distintos asentamientos.
Ahora bien, a la hora de plantearnos el análisis de las actividades económicas realizadas
desde uno o varios yacimientos, hemos de tener en cuenta el concepto de territorio, concepto que
no fue usado en arqueología hasta 1967 (12).
Los primeros análisis territoriales se denominaron de «Captación de yacimientos» (Site
Catchmen Analysis) y aspiraban al estudio de las relaciones entre la tecnología y los recursos
naturales que estaban al alcance económico de los yacimientos (13).
Bailey y Davidson (14) proponen la distinción entre, por un lado, la Zona de Captación del
Yacimiento, refiriéndose al Análisis de Captación (SCA) como el estudio empírico de esas zonas
a partir de los datos «on si te», tendiendo por lo tanto a definir inductivamente el tamaño del área
de la cual derivan todos los materiales encontrados en el depósito arqueológico, y por otro lado,
el Territorio de Explotación del Yacimiento, definido arbitrariamente sobre consideraciones teóricas acerca del tamaño del área alrededor de un yacimiento que sería habitualmente explotada
por los habitantes de dicho yacimiento, concerniendo principalmente a la evaluación de recursos
alimenticios oel SET.
Así pues, para estos autores al Análisis de Captación de Yacimientos (SCA) no es una técnica única, sino más bien una variedad de técnicas enlazadas, sólo de una manera general, por un
foco común sobre el estudio de Jos yacimientos arqueológicos en relación a sus medios ambientes
circundantes.
En los capítulos siguientes hemos intentado analizar estos objetivos a partir de una serie de
yacimientos adscritos a los periodos Paleolítico y Epipaleolítico en la cuenca del río Mundo, en
los que hemos aplicado el Análisis de Captación de los Yacimientos como forma de evaluación
del comportarníento económico de las sociedades cazadoras-recolectoras en diferentes periodos
de la prehistoria.
( 11) E.S. HIGGS eral.: <
Society, 33, 1967 pp. 1-29.
(12) HIGGS et. al.: Op. cit. nota 11.
(13) c. VITA-FINZI y E.S. HIGGS: «Prehistoric economy in the mount Carmel area of Palestine: site catchment analysis».
Proceedings of the Prehistoric Society, 36, 1970, pp. 1-37. Para el desarrollo inicial de Jos Análisis de Captación ver también E.S.
HIGGS: «Sorne Pleistocene faunas of the Mediterranean coastal areas>>. Praceedings of the Prehistoric Society, 27, 1961, pp. 144154 y E.S, HIGGS: «Environment and chronology- the evidence from marnmalian fauna» . En The Haua Fteah (Cyrenaica) and the
stone age ofthe South-east Mediterranean. Cambridge University Press, 1967, pp. 16-44.
(14) G. BAILEY e l. DAVIDSON: «Site explotation territories and topography: Two case studies from Palaeolithic Sp Joumal of Archaeological Science, JO, 1983, pp. 87-115. También en 1. DAVIDSON y G.N. BAILEY: «Los yacimientos, sus territorios
de explotación y la topograffa» . Boletín del Museo Arqueológico Nacional, Il, Madrid, 1984, pp. 25-44.
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Fig. 3.- Territorio de explotación de la Cueva del Niño: lO kms. «ideal» y 2 hrs. «distorsionado».
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3. DELIMITACIÓN DE TERRITORIOS
Uno de los factores más importantes a la hora de evaluar el potencial de recursos aprovechables desde un yacimiento y, por tanto, su importancia económica en una región determinada,
es la delimitación de lo que se ha dado en llamar «Territorio de Explotación del Yacimiento»
(SET), que fue definido como el área habitualmente explotada por los ocupantes de un solo yacimiento (15).
Centrándonos sobre el Territorio de explotación como unidad básica de la interpretación
económica de un yacimiento, surge, como concepto crucial para su delimitación, el factor
tiempo-distancia, definido como el radio máximo de movimientos desde un yacimiento dado a
un área dada de explotación de recursos, tal que la energía gastada en dichos movimientos y la
extracción de los recursos, no exceda a la energía adquirida en forma de alimentos. Generalmente
se expresa en términos de tiempo acomodado a los impedimentos impuestos por la topografía,
vegetación u otros factores.
La metodología propuesta por Higgs y Vita-Finzi (16) y Higgs (17) para la delimitación del
tamaño del territorio en un terreno variable, implica el recorrido de una serie (generalmente un
mínimo de cuatro) de transectos de 2 horas arbitrariamente definidos. Ahora bien, como señalan
Bailey y Davidson (18), el procedimiento presenta, no obstante, numerosas desventajas, siendo
la primera el alto precio en tiempo y trabajo que requiere el recorrido de cuatro trayectos para un
sólo yacimiento.
Para evitar estas dificultades, los autores proponen una serie de métodos alternativos. El más
simple y menos satisfactorio es el uso de círculos de 5 ó 1O Kms. de radio sobre la proyección
de un mapa comercial. Inclinándose por último por un método de evaluación de las distorsiones
topográficas que sea independiente del conocimiento del terreno, las energías del investigador y
el tiempo válido para el trabajo de campo. Se trata de utilizar la fórmula de Naismith, cálculo
usado normalmente por los montañeros, que establece que el promedio de tiempo para andar 10
Kms. en llano es de 2 horas, y q11e por cada variación de altitud de 300 mts. debe ser añadido un
extra de 112 hora.
Partiendo de esto, ellos se refieren a un SET en el que 2 horas de camino (19) definan un círculo de 10 Kms. de radio como un territorio «ideal», en el sentido de que incluye la máxima área
posible de tierra dentro de su límite territorial; y a los SET en los que el límite territorial está
reducido por impedimentos al movimiento, como territorios «distorsionados». En una situación
donde los SET están severamente distorsionados, se debe esperar que el potencial de recursos sea
mucho menor que la situación ideal.
Se debe tener en cuenta también la posibilidad de que existan otros impedimentos para el
movimiento, como la naturaleza del territorio, vegetación y condiciones climáticas, aunque el
efecto de los impedimentos no topográficos en el movimiento es más difícil de evaluar para el
(15) VITA-FINZI y illGGS : Op. cit. nota 13.
(16) E.S. HIGGS y c. VITA-FINZI: «Prehistoric ecooomies: a Territorial approach>>. En Papers in ccqnqmic Prchiswry.
Cambridge University Press, pp. 27-36
(17) E.S. HJGGS : Palaeoeconomy. Cambridge University Press, London, 1975.
(18) BAILEY y DAVJDSON : Op. cit. nota 14.
(1 9) Se han documentado distancias mayores pero referidas casi siempre a circunstancias escepcionales donde, por ejemplo,
el recurso en cuestión tiene una. importancia cfl.lcial, ver J. HODDER y c . ORTON: Spatial Analysis in Archaeology. Cambridge
University Press, London, 1976.
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contexto prehistórico y estará mejor evaluado una vez establecida la estructura de variación topográfica. Así, por ejemplo, se debe tomar en cuenta la posibilidad de que los ríos formaran durante
las estaciones primaverales verdaderas barreras para el movimiento de los grupos humanos, restringiendo por tanto en gran medida el territorio de explotación de algunos yacimientos, como
ocurriría en el de la Cueva del Niño (fig. 3), que posee un territorio muy distorsionado ya de por
sí al encontrarse rodeado de montañas rocosas y abruptas, aumentándose estas limitaciones si
consideramos que el río Mundo pudo en algunos momentos suponer una barrera infranqueable
para dichos grupos.
Igualmente, en el caso de los yacimientos musterienses de la cuenca del río Mundo
podemos observar cómo los territorios de explotación de los mismos es altamente variable en
respuesta a su localización y a los efectos de la distorsión topográfica (fig. 4 ), existiendo
además una correlación general entre el tamaño de los SETs y las evidencias de ocupación de
los yacimientos. Así, los yacimientos localizados geográficamente en zonas más llanas y que
poseen lógicamente territorios más amplios, presentan generalmente mayor cantidad de restos
arqueológicos que aquellos situados en áreas más quebradas y de mayor distorsión topográfica,
donde las evidencias de ocupación son casi siempre muy restringidas. También es cierto que,
siguiendo con los conjuntos adscritos al musteriense, existen yacimiéntos tan cercanos entre sí
que poseen territorios de explotación virtualmente idénticos, por lo que deberíamos referirnos
a ellos, como ya hizo Bailey (20), como a «agrupaciones de yacimientos». La razón del uso de
estos yacimientos tan cercanos entre los que puede existir cierta contemporaneidad arqueológica es difícil de discernir en tanto no existe ninguna técnica de datación válida que pueda
demostrar su exacta contemporaneidad, aunque podríamos apuntar la posibilidad de que fueran
utilizados sobre alguna base de ocupación rotatoria de los mismos (diacronía) o bien que
fueran el reflejo de un modelo de ocupación del territorio por parte de pequeños grupos más o
menos dispersos (sincronía).
Ahora bien, como señalan Higgs y Vita-Finzi (21), la excesiva superposición entre territorios adyacentes debe invitar a una reducción en el radio adoptado, aunque es aconsejable
aplazar tales ajustes hasta que la naturaleza de la economía está totalmente comprendida, ya
que de las áreas en conflicto puede emerger un significado por sí mismo. Por ejemplo, si dos
yacimientos no fueron usados contemporáneamente a lo largo de todo el año, es posible que lo
fueran en distintas estaciones. Si tomamos en cuenta los gastos de energía extra como el trabajo para la caza y traslado de los animales desde mayores distancias hasta el yacimiento,
resaltará la verdadera importancia de los recursos locales. Así, los mismos recursos pueden ser
explotados dentro de los territorios de dos yacimientos cercanos calculados a 2 horas ó 1O
Kms., pero a menores distancias y tiempos los recursos pueden ser muy diferentes, y si son a
la vez complementarios en el sentido de que cuando uno es explotable el otro no lo es, entonces
podría haber buenas razones para que el mismo grupo humano ocupara cada yacimiento para
diferentes propósitos y en diferentes momentos. En este sentido, podemos observar cómo los
territorios de las principales agrupaciones de yacimientos musterienses que se localizan en la
cuenca media y alta del río Mundo se van vertebrando a lo largo del mismo con territorios
(20)
(21)
BAILEY y DAVIDSON: Op. cit. nota 14.
HIGGS y VITA-FINZI: Op. cit. not.a 16. Ver también a este respecto K.V. FLANNERY: <
area>>. En The Early Mesoamerican Village. Academic Press, New York, 1976, pp. 91-95.
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excluyentes de tan sólo una hora que podrían perfectamente indicamos el seguimiento de los
movimientos migratorios estacionales de las manadas de ungulados entre los pastos altos del
verano y los bajos del invierno.
Asimismo, dos yacimientos con evidencias de ocupación en el epipaleolítico como son la
Cueva del Niño y la Cueva de Moriscote, relativamente cercanos entre sí aunque con territorios
de explotación de dos horas mutuamente excluyentes (fig. 5), presentan localizaciones muy diferentes en el sentido de que el primero, con una situación totalmente dominada por escarpadas sierras, parece poseer un territorio ideal para la caza de la cabra y muy favorable para el tipo de
explotación mediante el control de manadas, mientras que el segundo controlaría los amplios
valles que se abren inmediatamente al norte del río Mundo, por lo que podría permitirse una economía más generalizada.
La causa de que en casi todos los casos de estudio se considere ala topografía como el principal factor limitante del territorio de explotación de los yacimientos, es que ésta tiene la ventaja
metodológica de que es uno de los aspectos más estables del medio ambiente y, por tanto, uno de
los que implica menos suposiciones en la extrapolación desde el presente al pasado prehistórico,
pudiendo proporcionar un acercamiento al potencial de recursos aprovechables desde un yacimiento dado, clarificar la naturaleza de las regularidades que influyen en la distancia entre yacimientos o grupos de yacimientos, y revelar la importante distinción entre consideraciones tácticas
y estratégicas en la elección de yacimientos (22).
4.
LOCALIZACIÓN, FUNCIÓN Y RELACIONES ENTRE LOS ASENTAMIENTOS
La localización de un yacimiento y la función desempeñada por el mismo, son aspectos
básicos para la comprensión de las relaciones existentes entre los diferentes asentamientos de un
mismo sistema y, por lo tanto, son factores que influyen de manera determinante en el conocimiento de la economía prehistórica de una región, íntimamente relacionada con los territorios de
explotación (como hemos visto en el apartado anterior) y con los modelos de captación de
recursos (aspecto que trataremos en el apartado siguiente). Según Roper (23) existe una relación
directa entre la función y la localización de un asentamiento al suponer que las sociedades prehistóricas tenían conciencia de la relación indirecta entre la distancia y beneficio para sus miembros,
de tal manera que adecuarían su sistema de asentamientos a la ley que minimiza la energía
empleada con el máximo de la obtenida; así pues, será posible obtener consecuencias acerca de
la función de un asentamiento si conocemos su localización.
Pero también la distribución de recursos no comestibles y, en general, todos los aspectos no
económicos, como evaluación de la topografía, suelos, vegetación, temperatura, precipitaciones,
presencia de cursos de agua y de afloramientos rocosos, cuevas y abrigos, llegan a ser relevantes
en el proceso de decisión de localización de un asentamiento.
(22) BAILEY y DAVIDSON: Op. cit. nota 14.
(23) D.C. ROPER: «The method and theory of site catchment analysis: a review». En Advances in Archaeological Method
and Theory, Vol. 2. Academic Press, New York, 1979, pp. 119-140.
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En base a esto, podemos obse.rvar cómo los asentamientos paleolíticos y epipaleolíticos distribuidos a lo largo de la cuenca del río Mundo presentan localizaciones siempre adyacentes a los
valles fluviales, ya sean el propio río Mundo, arroyos permanentes o ramblas de funcionamiento
estacional. Así, tomando en cuenta los hallazgos adscritos al Paleolítico medio, que siendo los
más numerosos nos van a permitir extraer conclusiones más válidas, el resultado es que más del
42% de estos asentamientos se sitúa a menos de 500 mts. del valle fluvial más cercano (gráf. 1);
por otro Jado, calculando la relación entre yacimientos y valles principales o tributarios, considerando como valles principales el arroyo de Tabarra, la Rambla del Talave, el río de los Vadillos,
el río de la Vega y el río Mundo, los resultados siguen dando una mayoría de ocupaciones localizadas a menos de 1000 mts. de los valles principales (gráf. 2). Las razones que llevarían a la
población musteriense a seleccionar estas localizaciones parecen obvias: por una parte la cercanía
del agua en unos valles que concentrarían un mayor potencial de recursos; y por otra, la cercanía
a los valles principales resulta conveniente si consideramos que éstos son generalmente las vías
básicas de migración para las manadas de animales.
Por lo tanto, el análisis de las diferencias que presentan los yacimientos de una región determinada en cuanto a su localización, permite el acercamiento a lo que se ha dado en llamar
modelos de asentamiento, en los que se integran en un sólo sistema distintos yacimientos que
pudieron ejercer diferentes funciones, o bien fueron ocupados durante distintas estaciones a lo
largo deJ año por un mismo grupo.
En este sentido, como señala Binford (24), si consideramos representativo el caso de los
Nunamiut, resulta que la arqueología creada por una pequeña banda que se mueve a través de su
territorio, puede ser extremadamente compleja. El primer dato a resaltar es el tamaño del núcleo
residencial ocupado por un grupo de gente tan pequeño: cinco familias Nunamiut cubren un
espacio semejante al de la Dordoña, en Francia, lugar dot;~de se localizan los yacimientos clásicos
del musteriense. Para este autor, una vez aceptado el hecho de que los grupos cazadores-recolectores operan normalmente en espacios a gran escala, es difícil sostener la tesis de Bordes de que
las diferencias en la composición de los útiles de piedra depositados en diversos niveles de estos
yacimientos son el reflejo de la presencia de cuatro grupos culturales distintos. Así, centrándonos
otra vez en el caso particular que tratamos aquí, podríamos perfectamente considerar que el conjunto de localizaciones musterienses distribuídas a lo largo de la cuenca podrían haber sido ocupadas por un pequeño grupo de gentes que se movieran en este espacio a lo largo del año.
De la misma manera, en su estudio sobre la economía prehistórica de la España Oriental,
Davidson (25) propone eJ llamado <
yacimientos con evidencias de ocupación durante las fases tinipaleolíticas, de tal manera que la
Cueva del Niño quedaría vertebrada dentro de este modelo como un yacimiento de uso estival;
periodo del año en el que la población, que generalmente permanecería concentrada en algún
asentamiento más cercano a la costa, se dispersaría en pequeños grupos sobre una gran área con
el fin de explotar óptimamente los recursos aprovechables durante esa estación en la que las
manadas, principalmente de ciervos, subirían hasta este área en busca de los pastos de verano.
(24) L.R. BINFORD: <
L.R. Bl)'IFORD: Nunamiut ethnoaréhaeology. Academic Press, New York, 1978.
(25) DAVIDSON: Qp. cit. nota 10.
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La determinación de sistemas de asentamientos con localizaciones diferentes como manera
efectiva de combinar los recursos de tierras bajas y altas en un clima mediterráneo, o la tierra y
el mar en muchos marcos climáticos, y el análisis del «territorio anual» (26) resultante, aparecen
pues, como aspectos bás~cos para conocer el comportamiento económico de las sociedades cazadoras-recolectoras en la prehistoria.
Otro detalle importante a este respecto es que la arqueología de un lugar se complica básicamente porque ciertos espacios del territorio fueron -ocupados repetidamente año tras año, mientras que en otros no sucedió lo mismo .. El modelo de reutilización en estos yacimientos ha determinado en gran parte su tamaño, en términos de distribución de artefactos y estructuras; en consecuencia, los espacios ocupados repetidamente son considerablemente mayores que aquellos
ocupados sólo de fonha esporádica. Ello implica que la variabilidad en la cantidad de espacio
ocupado en un yacimiento, cualidad registrada normalmente por los arqueólogos, no obedece
siempre a las diferencias en el tamaño u organización social del gropo que residió allí, sino que
puede reflejar simplemente el grado de repetición respecto a la utilización del medio por la
misma banda móvil. Este sería el caso, por ejemplo, del yacimiento de El Pedemaloso (27), en
donde el enorme conjunto de artefactos líticos allí depositados en comparación con el resto de
yacimientos de la comarca puede ser la evidencia arqueológica de una localización estacional
clave para un pequeño grupo, o grupos, a lo largo de un extenso periodo de tiempo, más que un
núcleo de concentración de población.
5.
CAPTACIÓN DE RECURSOS
Después de analizar los territorios de explotación de los yacimientos, así como los aspectos
referentes a la localización y función de los asentamientos y la influencia de estos factores sobre
el comportamiento económico de las sociedades cazadoras-recolectoras, pasaremos en este capítulo a abordar el estudio de los recursos explotados por tales sociedades.
Davidson (28) señala a este respecto que la fauna potencialmente aprovechable determinará
directamente la fauna explotada, incluyendo también la tecnología (útiles, métodos y técnicas de
caza) y algunos otros factores, más dificiles de evaluar, inCluyendo los ideológicos.
Más difícil de solucionar es ei problema de saber qué especies de un yacimiento han sido
aportadas por el hombre y cuales no. Esto debe averiguarse gracias a los caracteres extrínsecos
tales como fracturas intencionales, cremación, trazas de descamado, por la representación de las
partes del esqueleto, su distribución eh el área del yacimiento, etc. Un análisis cuidadoso de los
restos faunísticos nos permitirá también alcanzar conclusiones sobre lo que Binford (29) llama la
«anatomía económica» de las distintas especies, y que se basa en el uso diferencial de las distintas part. s del cuerpo según el animal de que se trate. Así, por ejemplo, en la Cueva del Niño
e
(26)
VITA-FINZI y HIGGS: Op. cil. nota 13.
(27)
R. MONTES et al.: <
Pa/eoecología humana, 4, 1986, pp. 67-85.
(28) DAVIDSON: Op. cit. nota 10.
(29) BINFORD: Op. cit. nota 24. También se tratan estos aspectos en J. ESTÉVEZ: <
(30) ))AVIDSON: Op. cil. nota 10.
-70-
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YACIMIENTOS PALEOLÍTICOS Y EPIPALEOLÍTICOS DE LA CUENCA DEL RÍO MUNDO
15
(30) se observa cómo el conjunto de los restos pertenecientes a Capra sp. están dominados por
los huesos de las patas y las extremidades, pudiéndose hablar entonces de una cierta selección en
cuanto a las partes del cadáver transportadas hasta la cueva, o bien de algún modo particular de
transporte de los restos (31 ).
Así mismo, se puede saber si un yacimiento estuvo ocupado en ciertas estaciones sí contiene
restos de animales jóvenes que nacen en estaciones determinadas: los jabalíes entre Febrero y
Mayo, o los ciervos de Abril a Julio. Otras especies, raras en el territorio estudiado, pueden aparecer en ciertas estaciones durante las cuales es más probable que fueran cazadas.
A este respecto, los escasos datos de que disponemos en el área que nos ocupa proceden otra
vez de la Cueva del Niño, en donde los estudios faunísticos (32) confirmaron cierta especialización en la caza al no ap¡rrecer restos de animales ni muy viejos ni mtiy jóvenes, mientras que a
efectos de la estacionalidad del yacimiento la poca información conseguida parecía confirmar el
uso estival del mismo.
También en este yacimiento se ha podido observar cómo mientras en los niveles adscritos al
Paleolítico superior y al Epipaleolítico la gran mayoría de los restos óseos presentes en el yacimiento pertenecen a cabras y ciervos, en los niveles inferiores, con industrias de tipología musteriense, el principal aporte cárnico lo proporcionan especies tales cómo el rinoceronte, el
caballo, el uro y el oso. Lo que parece confirmar un sustancial cambio en las estrategias de explotación de los recursos durante el periodo final del paleolítico, tendente a una Cierta especialización sobre algunas especies.
(31) Podría tratar~e quizá del denominado efecto <
algunos yacimientos del Levante español para el traslado de animales desde los puntos de caza hasta el lugar de consumo.
(32) DAVIDSON: Op. cit. nota 10.
-71-
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ARCHIVO DE PREHISTORIA LEVANTINA
Vol. XXII (Valencia; 1997)
José Luis SERNA Ló¡>EZ*
CONSIDERACIONES SOBRE ECONOMÍA Y OCUPACIÓN
DEL TERRITORIO DURANTE LA PREIDSTORIA INICIAL~ EL CASO
DE LOS YACIMIENTOS PALEOLÍTICOS Y EPIPALEOLÍTICOS
DE LA CUENCA DEL RÍO MUNDO
l.
INTRODUCCIÓN
La cuenca del río Mundo (fig. 1) ocupa una extensa franja de terreno que, situada en la
mitad S\.lr de la provincia de Albacete, corre en su curso medio y alto en dirección este-oeste a
Jo largo de las estribaciones más septentrionales de los sistemas subbéticos, entrando, desde su
salida del Embalse de Ta1ave, en la comarca de Hellín, donde toma dirección sureste hasta su
desembocadura en el río Segura. La región recorrida por el río Mundo presenta. una importante
gradación topográfica, desde las sierras más agrestes de Alcaraz y el Calar del Mundo en su
curso alto, hacia otras cada vez más suaves y con valles más amplios en las cuencas media y
baja.
. Este área (fig. 2) presenta la más importante concentración de yacimientos adscritos al
Paleolítico y Epi paleolítico de la provin~ia de Albacete (1 ), comenzando a conocerse en 1928,
cuando el abate H. Breuil (2) día la primera noticia de un conjunto paleolítico (más concretamente musteriense) en el Canalizo del Rayo (Minateda, Hellín). Más tarde fue Ch. Montenat
quién localizó en 1963 el yacimiento achelense de La Fuente (3) en la cercanías del núcleo
urbano hellinero.
*
Cl Parra, 27
(1)
J.L. SERNA:
izq. 02002 Albacete.
(2) H. BREUTL: «Stalion. mousteriénne el peintures préhistoriques du «Canalizo del Rayo» (Minateda, Albacele)>>. Archivo
de Prehistoria Levantina, !, 1928, pp. 15-21.
(3) R. MONTES et al.: «El yacimiento paleolflico de la Fuente, Hellín (Albacete)>>. Congreso de Historia de Albacete, !, 1984,
pp. 29-39. También en R. MONTES y T. RODRíGUEZ: «Estudio arqueológjco de un yacimiento Achelense ubicado en la Fuente de
Hellín y su contexto geológico regional>>. Al-Basit, 16, 1985, pp. 45-77.
-57-
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2
1
J. L. SERNA LÓPEZ
1
1
PROVINCIA DE Al8ACETE
1
Fig. 1.- Localización del área en estudio.
El descubrimiento a principios de los setenta por parte de unos excursionistas locales del
importante yacimiento de la Cueva del Niño (Ayna) supuso un revulsivo para relanzar las investigaciones en el área (4 ). Así, las amplias prospecciones llevadas a cabo en la cuenca media y alta
del río, por un equipo de investigadores anglosajones, mientras se realizaban las excavaciones en
el yacimiento antes mencionado y en la cercana Cueva de Moriscote (Liétor), pusieron al descubierto un buen número de localizaciones adscribibles al musteriense unas (5) y al Epipaleolítico
microlarninar otras. La multiplicidad de hallazgos y la escasez de piezas presentes en cada uno
de ellos nos han llevado a idos agrupando en lo que hemos dado en llamar «áreas de ocupación»,
donde quedarían integrados varios yacimientos cercanos geográficamente.
Por otro lado, a finales de esa década J. Jordán Montes, para la elabor(,lción de su Tesis de
Licenciatura (6), realizó un importante trabajo de prospección en la comarca de Hellín, localizándose esta vez hasta nueve conjuntos con industrias líticas pleistocenas, tres de ellos adscritos
(4)
M. ALMAGRO GORBEA:
<
28, 1971 , pp. 9-47.
(5) J.L. SERNA: <
Murcia, 1981.
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YACIMIENTOS PALEOLÍTICOS Y EPiPALEOLÍTICOS DE LA CUENCA DEL RÍO MUNDO
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J. L. SERNA LÓPEZ
al Paleolitico inferior y el resto al medio, además del hallazgo aislado de una pieza de tipología
epipaleolítica; periodo al que adscribiríamos también las piezas recogidas recientemente por
nosotros mismos junto a F. Javier López Precioso en un gran abrigo rocoso situado junto al Pico
Tienda (Hellín), muy cerca ya del límite con la provincia de Murcia.
Así, localizaciones de la comarca hellinera como El Pedemaloso (Isso, Hellín), Polope
(Tobarra) o El Navazo (Agramón, Hellín), no hacen sino confirmamos al río Mundo como una
de las principales vías de comunicación, o más bien de penetración, de las poblaciones cazadorasrecolectoras de la prehistoria inicial desde las áreas litorales de la península hacia el interior de
la meseta (7).
2.
LAS BASES TEÓRICAS
Tal como señala Jochim (8), )os modelos de subsistencia y asentamiento de un grupo
humano estarían estructurados por una serie de variables que incluirían: la elección de recursos
potencialmente aprovechables y su uso proporcional, la organización demográfica y espacial con
el fin de acoplarse a la explotación de tales recursos, y el tiempo y energía empleados. Esto va a
suponer la incorporación de la arqueología exterior al yacimiento (off-site ), en la tradicional interior al yacimiento (on-site ), en la que el análisis artefactual clásico habrá de unirse a los datos
paleoecológicos suministrados por una actuación interdisciplinar (restos de paleofauna y paleoflora principalmente). Así mismo, el estudio de las relaciones entre los grupos humanos y su
ambiente físico implicará la identificación de los recursos alimenticios en un área y periodo
dados, con el establecimiento de su relativa importancia, probable distribución y abundancia;
teniendo en cuenta que estos factores van a afectar al tamaño de los grupos humanos, sus movintientos anuales y la localización de sus asentamientos.
Todo esto nos lleva directamente ál estudio de la economía, que se concentra, al menos para
el Paleolítico, en la forma de utilización de los recursos de subsistencia (9). Ya en 1953, Graham
Clark destacó la importancia del estudio de «la relación entre la subsistencia y la tecnología, y
entre éstas y el hábitat y el biotopo». Este énfasis de Clark sobre las relaciones entre la economía
y la ecología, motivó la integración de los estudios sobre la economía prehistórica con los estudios del medio ambiente, y la incorporación de una perspectiva ecológica a la prehistoria. Ello
rompe la continuidad entre los períodos antiguos y recientes de la prehistoria, puesto que lo ecológico parece igualarse a lo económico para la prehistoria más antigua, mientras es considerado
sólo como lin ambiente dentro del que opera la economía durante la prehistoria reciente, sin que
exista una determinación necesaria de lo económico por lo ecológico (10).
El primer problema con el que nos encontramos al estudiar las economías «móviles» es
que, aunque un simple grupo haya ocupado muchos yacimientos a la vez, carecemos de datos
(7) J.J. ESPADAS: <
(8) M.A. JOCHJM: Hunter-gatherer subsistenr:e and settlement. A predictive model. Academic Press, New York, 1976.
(9) E.S. HIGGS y M.R. ]ARMAN: <
( 10) l. DAVTDSQN: Late Palaeolithic economy in Eastern .Spain. Tesis Doctoral. Universidad de Cambridge, 1980. También
en l. DAVIDSON: La economfa del final del Paleolítico en la España Oriental. Trabajos Varios del SIP, n• 85, 1989.
-60-
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YACIMIENTOS PALEOLÍTICOS Y EPIPALEOLÍTICOS DE LA CUENCA DEL RÍO MUNDO
5
suficientes para decir qué yacimientos fueron contemporáneos. Este problema es común en la
arqueología; siempre, en el estudio de grupos estilísticos definidos artefactual.rnente, hemos de
aceptar el mecanismo de considerarlos arqueológicamente, más que absolutamente, contemporáneos (11 ).
Es posible, no obstante, planteamos la hipótesis de trabajo de que, aunque la gran mayoría
de yacimientos que existían se habrán perdido o son desconocidos, conocemos suficientes como
para indicar tendencias a largo término en la localización, Así pues, nuewo punto de partida es
que es posible estudiar la economía prehistórica mediante el análisis de secuencias diacrónicas y
también mediante un estudio regional, que permita identificar lugares con distintas funciones
dentro de la serie anual de actividades de los grupos locales. Así pues, sólo al estudiar un grupo
de yacimientos podremos comprobar si han cambiado las relaciones entre las actividades de los
distintos asentamientos.
Ahora bien, a la hora de plantearnos el análisis de las actividades económicas realizadas
desde uno o varios yacimientos, hemos de tener en cuenta el concepto de territorio, concepto que
no fue usado en arqueología hasta 1967 (12).
Los primeros análisis territoriales se denominaron de «Captación de yacimientos» (Site
Catchmen Analysis) y aspiraban al estudio de las relaciones entre la tecnología y los recursos
naturales que estaban al alcance económico de los yacimientos (13).
Bailey y Davidson (14) proponen la distinción entre, por un lado, la Zona de Captación del
Yacimiento, refiriéndose al Análisis de Captación (SCA) como el estudio empírico de esas zonas
a partir de los datos «on si te», tendiendo por lo tanto a definir inductivamente el tamaño del área
de la cual derivan todos los materiales encontrados en el depósito arqueológico, y por otro lado,
el Territorio de Explotación del Yacimiento, definido arbitrariamente sobre consideraciones teóricas acerca del tamaño del área alrededor de un yacimiento que sería habitualmente explotada
por los habitantes de dicho yacimiento, concerniendo principalmente a la evaluación de recursos
alimenticios oel SET.
Así pues, para estos autores al Análisis de Captación de Yacimientos (SCA) no es una técnica única, sino más bien una variedad de técnicas enlazadas, sólo de una manera general, por un
foco común sobre el estudio de Jos yacimientos arqueológicos en relación a sus medios ambientes
circundantes.
En los capítulos siguientes hemos intentado analizar estos objetivos a partir de una serie de
yacimientos adscritos a los periodos Paleolítico y Epipaleolítico en la cuenca del río Mundo, en
los que hemos aplicado el Análisis de Captación de los Yacimientos como forma de evaluación
del comportarníento económico de las sociedades cazadoras-recolectoras en diferentes periodos
de la prehistoria.
( 11) E.S. HIGGS eral.: <
(12) HIGGS et. al.: Op. cit. nota 11.
(13) c. VITA-FINZI y E.S. HIGGS: «Prehistoric economy in the mount Carmel area of Palestine: site catchment analysis».
Proceedings of the Prehistoric Society, 36, 1970, pp. 1-37. Para el desarrollo inicial de Jos Análisis de Captación ver también E.S.
HIGGS: «Sorne Pleistocene faunas of the Mediterranean coastal areas>>. Praceedings of the Prehistoric Society, 27, 1961, pp. 144154 y E.S, HIGGS: «Environment and chronology- the evidence from marnmalian fauna» . En The Haua Fteah (Cyrenaica) and the
stone age ofthe South-east Mediterranean. Cambridge University Press, 1967, pp. 16-44.
(14) G. BAILEY e l. DAVIDSON: «Site explotation territories and topography: Two case studies from Palaeolithic Sp Joumal of Archaeological Science, JO, 1983, pp. 87-115. También en 1. DAVIDSON y G.N. BAILEY: «Los yacimientos, sus territorios
de explotación y la topograffa» . Boletín del Museo Arqueológico Nacional, Il, Madrid, 1984, pp. 25-44.
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J. L. SERNA LÓPEZ
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Fig. 3.- Territorio de explotación de la Cueva del Niño: lO kms. «ideal» y 2 hrs. «distorsionado».
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YACIMIENTOS PALEOLÍTICOS Y EPIPALEOLÍTICOS DE LA CUENCA DEL RÍO MUNDO
7
3. DELIMITACIÓN DE TERRITORIOS
Uno de los factores más importantes a la hora de evaluar el potencial de recursos aprovechables desde un yacimiento y, por tanto, su importancia económica en una región determinada,
es la delimitación de lo que se ha dado en llamar «Territorio de Explotación del Yacimiento»
(SET), que fue definido como el área habitualmente explotada por los ocupantes de un solo yacimiento (15).
Centrándonos sobre el Territorio de explotación como unidad básica de la interpretación
económica de un yacimiento, surge, como concepto crucial para su delimitación, el factor
tiempo-distancia, definido como el radio máximo de movimientos desde un yacimiento dado a
un área dada de explotación de recursos, tal que la energía gastada en dichos movimientos y la
extracción de los recursos, no exceda a la energía adquirida en forma de alimentos. Generalmente
se expresa en términos de tiempo acomodado a los impedimentos impuestos por la topografía,
vegetación u otros factores.
La metodología propuesta por Higgs y Vita-Finzi (16) y Higgs (17) para la delimitación del
tamaño del territorio en un terreno variable, implica el recorrido de una serie (generalmente un
mínimo de cuatro) de transectos de 2 horas arbitrariamente definidos. Ahora bien, como señalan
Bailey y Davidson (18), el procedimiento presenta, no obstante, numerosas desventajas, siendo
la primera el alto precio en tiempo y trabajo que requiere el recorrido de cuatro trayectos para un
sólo yacimiento.
Para evitar estas dificultades, los autores proponen una serie de métodos alternativos. El más
simple y menos satisfactorio es el uso de círculos de 5 ó 1O Kms. de radio sobre la proyección
de un mapa comercial. Inclinándose por último por un método de evaluación de las distorsiones
topográficas que sea independiente del conocimiento del terreno, las energías del investigador y
el tiempo válido para el trabajo de campo. Se trata de utilizar la fórmula de Naismith, cálculo
usado normalmente por los montañeros, que establece que el promedio de tiempo para andar 10
Kms. en llano es de 2 horas, y q11e por cada variación de altitud de 300 mts. debe ser añadido un
extra de 112 hora.
Partiendo de esto, ellos se refieren a un SET en el que 2 horas de camino (19) definan un círculo de 10 Kms. de radio como un territorio «ideal», en el sentido de que incluye la máxima área
posible de tierra dentro de su límite territorial; y a los SET en los que el límite territorial está
reducido por impedimentos al movimiento, como territorios «distorsionados». En una situación
donde los SET están severamente distorsionados, se debe esperar que el potencial de recursos sea
mucho menor que la situación ideal.
Se debe tener en cuenta también la posibilidad de que existan otros impedimentos para el
movimiento, como la naturaleza del territorio, vegetación y condiciones climáticas, aunque el
efecto de los impedimentos no topográficos en el movimiento es más difícil de evaluar para el
(15) VITA-FINZI y illGGS : Op. cit. nota 13.
(16) E.S. HIGGS y c. VITA-FINZI: «Prehistoric ecooomies: a Territorial approach>>. En Papers in ccqnqmic Prchiswry.
Cambridge University Press, pp. 27-36
(17) E.S. HJGGS : Palaeoeconomy. Cambridge University Press, London, 1975.
(18) BAILEY y DAVJDSON : Op. cit. nota 14.
(1 9) Se han documentado distancias mayores pero referidas casi siempre a circunstancias escepcionales donde, por ejemplo,
el recurso en cuestión tiene una. importancia cfl.lcial, ver J. HODDER y c . ORTON: Spatial Analysis in Archaeology. Cambridge
University Press, London, 1976.
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J. L. SERNA LÓPEZ
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YACIMIENTOS PALEOLÍTICOS Y EPIPALEOLÍTICOS DE LA CUENCA DEL RÍO MUNDO
9
contexto prehistórico y estará mejor evaluado una vez establecida la estructura de variación topográfica. Así, por ejemplo, se debe tomar en cuenta la posibilidad de que los ríos formaran durante
las estaciones primaverales verdaderas barreras para el movimiento de los grupos humanos, restringiendo por tanto en gran medida el territorio de explotación de algunos yacimientos, como
ocurriría en el de la Cueva del Niño (fig. 3), que posee un territorio muy distorsionado ya de por
sí al encontrarse rodeado de montañas rocosas y abruptas, aumentándose estas limitaciones si
consideramos que el río Mundo pudo en algunos momentos suponer una barrera infranqueable
para dichos grupos.
Igualmente, en el caso de los yacimientos musterienses de la cuenca del río Mundo
podemos observar cómo los territorios de explotación de los mismos es altamente variable en
respuesta a su localización y a los efectos de la distorsión topográfica (fig. 4 ), existiendo
además una correlación general entre el tamaño de los SETs y las evidencias de ocupación de
los yacimientos. Así, los yacimientos localizados geográficamente en zonas más llanas y que
poseen lógicamente territorios más amplios, presentan generalmente mayor cantidad de restos
arqueológicos que aquellos situados en áreas más quebradas y de mayor distorsión topográfica,
donde las evidencias de ocupación son casi siempre muy restringidas. También es cierto que,
siguiendo con los conjuntos adscritos al musteriense, existen yacimiéntos tan cercanos entre sí
que poseen territorios de explotación virtualmente idénticos, por lo que deberíamos referirnos
a ellos, como ya hizo Bailey (20), como a «agrupaciones de yacimientos». La razón del uso de
estos yacimientos tan cercanos entre los que puede existir cierta contemporaneidad arqueológica es difícil de discernir en tanto no existe ninguna técnica de datación válida que pueda
demostrar su exacta contemporaneidad, aunque podríamos apuntar la posibilidad de que fueran
utilizados sobre alguna base de ocupación rotatoria de los mismos (diacronía) o bien que
fueran el reflejo de un modelo de ocupación del territorio por parte de pequeños grupos más o
menos dispersos (sincronía).
Ahora bien, como señalan Higgs y Vita-Finzi (21), la excesiva superposición entre territorios adyacentes debe invitar a una reducción en el radio adoptado, aunque es aconsejable
aplazar tales ajustes hasta que la naturaleza de la economía está totalmente comprendida, ya
que de las áreas en conflicto puede emerger un significado por sí mismo. Por ejemplo, si dos
yacimientos no fueron usados contemporáneamente a lo largo de todo el año, es posible que lo
fueran en distintas estaciones. Si tomamos en cuenta los gastos de energía extra como el trabajo para la caza y traslado de los animales desde mayores distancias hasta el yacimiento,
resaltará la verdadera importancia de los recursos locales. Así, los mismos recursos pueden ser
explotados dentro de los territorios de dos yacimientos cercanos calculados a 2 horas ó 1O
Kms., pero a menores distancias y tiempos los recursos pueden ser muy diferentes, y si son a
la vez complementarios en el sentido de que cuando uno es explotable el otro no lo es, entonces
podría haber buenas razones para que el mismo grupo humano ocupara cada yacimiento para
diferentes propósitos y en diferentes momentos. En este sentido, podemos observar cómo los
territorios de las principales agrupaciones de yacimientos musterienses que se localizan en la
cuenca media y alta del río Mundo se van vertebrando a lo largo del mismo con territorios
(20)
(21)
BAILEY y DAVIDSON: Op. cit. nota 14.
HIGGS y VITA-FINZI: Op. cit. not.a 16. Ver también a este respecto K.V. FLANNERY: <
area>>. En The Early Mesoamerican Village. Academic Press, New York, 1976, pp. 91-95.
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YACIMIENTOS PALEOLÍTICOS Y EPIPALEOLÍTICOS DE LA CUENCA DEL RÍO MUNDO
11
excluyentes de tan sólo una hora que podrían perfectamente indicamos el seguimiento de los
movimientos migratorios estacionales de las manadas de ungulados entre los pastos altos del
verano y los bajos del invierno.
Asimismo, dos yacimientos con evidencias de ocupación en el epipaleolítico como son la
Cueva del Niño y la Cueva de Moriscote, relativamente cercanos entre sí aunque con territorios
de explotación de dos horas mutuamente excluyentes (fig. 5), presentan localizaciones muy diferentes en el sentido de que el primero, con una situación totalmente dominada por escarpadas sierras, parece poseer un territorio ideal para la caza de la cabra y muy favorable para el tipo de
explotación mediante el control de manadas, mientras que el segundo controlaría los amplios
valles que se abren inmediatamente al norte del río Mundo, por lo que podría permitirse una economía más generalizada.
La causa de que en casi todos los casos de estudio se considere ala topografía como el principal factor limitante del territorio de explotación de los yacimientos, es que ésta tiene la ventaja
metodológica de que es uno de los aspectos más estables del medio ambiente y, por tanto, uno de
los que implica menos suposiciones en la extrapolación desde el presente al pasado prehistórico,
pudiendo proporcionar un acercamiento al potencial de recursos aprovechables desde un yacimiento dado, clarificar la naturaleza de las regularidades que influyen en la distancia entre yacimientos o grupos de yacimientos, y revelar la importante distinción entre consideraciones tácticas
y estratégicas en la elección de yacimientos (22).
4.
LOCALIZACIÓN, FUNCIÓN Y RELACIONES ENTRE LOS ASENTAMIENTOS
La localización de un yacimiento y la función desempeñada por el mismo, son aspectos
básicos para la comprensión de las relaciones existentes entre los diferentes asentamientos de un
mismo sistema y, por lo tanto, son factores que influyen de manera determinante en el conocimiento de la economía prehistórica de una región, íntimamente relacionada con los territorios de
explotación (como hemos visto en el apartado anterior) y con los modelos de captación de
recursos (aspecto que trataremos en el apartado siguiente). Según Roper (23) existe una relación
directa entre la función y la localización de un asentamiento al suponer que las sociedades prehistóricas tenían conciencia de la relación indirecta entre la distancia y beneficio para sus miembros,
de tal manera que adecuarían su sistema de asentamientos a la ley que minimiza la energía
empleada con el máximo de la obtenida; así pues, será posible obtener consecuencias acerca de
la función de un asentamiento si conocemos su localización.
Pero también la distribución de recursos no comestibles y, en general, todos los aspectos no
económicos, como evaluación de la topografía, suelos, vegetación, temperatura, precipitaciones,
presencia de cursos de agua y de afloramientos rocosos, cuevas y abrigos, llegan a ser relevantes
en el proceso de decisión de localización de un asentamiento.
(22) BAILEY y DAVIDSON: Op. cit. nota 14.
(23) D.C. ROPER: «The method and theory of site catchment analysis: a review». En Advances in Archaeological Method
and Theory, Vol. 2. Academic Press, New York, 1979, pp. 119-140.
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Gráfico 2.- Distancia de los yacimientos musterienses a los ríos principales.
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13
En base a esto, podemos obse.rvar cómo los asentamientos paleolíticos y epipaleolíticos distribuidos a lo largo de la cuenca del río Mundo presentan localizaciones siempre adyacentes a los
valles fluviales, ya sean el propio río Mundo, arroyos permanentes o ramblas de funcionamiento
estacional. Así, tomando en cuenta los hallazgos adscritos al Paleolítico medio, que siendo los
más numerosos nos van a permitir extraer conclusiones más válidas, el resultado es que más del
42% de estos asentamientos se sitúa a menos de 500 mts. del valle fluvial más cercano (gráf. 1);
por otro Jado, calculando la relación entre yacimientos y valles principales o tributarios, considerando como valles principales el arroyo de Tabarra, la Rambla del Talave, el río de los Vadillos,
el río de la Vega y el río Mundo, los resultados siguen dando una mayoría de ocupaciones localizadas a menos de 1000 mts. de los valles principales (gráf. 2). Las razones que llevarían a la
población musteriense a seleccionar estas localizaciones parecen obvias: por una parte la cercanía
del agua en unos valles que concentrarían un mayor potencial de recursos; y por otra, la cercanía
a los valles principales resulta conveniente si consideramos que éstos son generalmente las vías
básicas de migración para las manadas de animales.
Por lo tanto, el análisis de las diferencias que presentan los yacimientos de una región determinada en cuanto a su localización, permite el acercamiento a lo que se ha dado en llamar
modelos de asentamiento, en los que se integran en un sólo sistema distintos yacimientos que
pudieron ejercer diferentes funciones, o bien fueron ocupados durante distintas estaciones a lo
largo deJ año por un mismo grupo.
En este sentido, como señala Binford (24), si consideramos representativo el caso de los
Nunamiut, resulta que la arqueología creada por una pequeña banda que se mueve a través de su
territorio, puede ser extremadamente compleja. El primer dato a resaltar es el tamaño del núcleo
residencial ocupado por un grupo de gente tan pequeño: cinco familias Nunamiut cubren un
espacio semejante al de la Dordoña, en Francia, lugar dot;~de se localizan los yacimientos clásicos
del musteriense. Para este autor, una vez aceptado el hecho de que los grupos cazadores-recolectores operan normalmente en espacios a gran escala, es difícil sostener la tesis de Bordes de que
las diferencias en la composición de los útiles de piedra depositados en diversos niveles de estos
yacimientos son el reflejo de la presencia de cuatro grupos culturales distintos. Así, centrándonos
otra vez en el caso particular que tratamos aquí, podríamos perfectamente considerar que el conjunto de localizaciones musterienses distribuídas a lo largo de la cuenca podrían haber sido ocupadas por un pequeño grupo de gentes que se movieran en este espacio a lo largo del año.
De la misma manera, en su estudio sobre la economía prehistórica de la España Oriental,
Davidson (25) propone eJ llamado <
Cueva del Niño quedaría vertebrada dentro de este modelo como un yacimiento de uso estival;
periodo del año en el que la población, que generalmente permanecería concentrada en algún
asentamiento más cercano a la costa, se dispersaría en pequeños grupos sobre una gran área con
el fin de explotar óptimamente los recursos aprovechables durante esa estación en la que las
manadas, principalmente de ciervos, subirían hasta este área en busca de los pastos de verano.
(24) L.R. BINFORD: <
(25) DAVIDSON: Qp. cit. nota 10.
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J. L. SERNA LÓPEZ
La determinación de sistemas de asentamientos con localizaciones diferentes como manera
efectiva de combinar los recursos de tierras bajas y altas en un clima mediterráneo, o la tierra y
el mar en muchos marcos climáticos, y el análisis del «territorio anual» (26) resultante, aparecen
pues, como aspectos bás~cos para conocer el comportamiento económico de las sociedades cazadoras-recolectoras en la prehistoria.
Otro detalle importante a este respecto es que la arqueología de un lugar se complica básicamente porque ciertos espacios del territorio fueron -ocupados repetidamente año tras año, mientras que en otros no sucedió lo mismo .. El modelo de reutilización en estos yacimientos ha determinado en gran parte su tamaño, en términos de distribución de artefactos y estructuras; en consecuencia, los espacios ocupados repetidamente son considerablemente mayores que aquellos
ocupados sólo de fonha esporádica. Ello implica que la variabilidad en la cantidad de espacio
ocupado en un yacimiento, cualidad registrada normalmente por los arqueólogos, no obedece
siempre a las diferencias en el tamaño u organización social del gropo que residió allí, sino que
puede reflejar simplemente el grado de repetición respecto a la utilización del medio por la
misma banda móvil. Este sería el caso, por ejemplo, del yacimiento de El Pedemaloso (27), en
donde el enorme conjunto de artefactos líticos allí depositados en comparación con el resto de
yacimientos de la comarca puede ser la evidencia arqueológica de una localización estacional
clave para un pequeño grupo, o grupos, a lo largo de un extenso periodo de tiempo, más que un
núcleo de concentración de población.
5.
CAPTACIÓN DE RECURSOS
Después de analizar los territorios de explotación de los yacimientos, así como los aspectos
referentes a la localización y función de los asentamientos y la influencia de estos factores sobre
el comportamiento económico de las sociedades cazadoras-recolectoras, pasaremos en este capítulo a abordar el estudio de los recursos explotados por tales sociedades.
Davidson (28) señala a este respecto que la fauna potencialmente aprovechable determinará
directamente la fauna explotada, incluyendo también la tecnología (útiles, métodos y técnicas de
caza) y algunos otros factores, más dificiles de evaluar, inCluyendo los ideológicos.
Más difícil de solucionar es ei problema de saber qué especies de un yacimiento han sido
aportadas por el hombre y cuales no. Esto debe averiguarse gracias a los caracteres extrínsecos
tales como fracturas intencionales, cremación, trazas de descamado, por la representación de las
partes del esqueleto, su distribución eh el área del yacimiento, etc. Un análisis cuidadoso de los
restos faunísticos nos permitirá también alcanzar conclusiones sobre lo que Binford (29) llama la
«anatomía económica» de las distintas especies, y que se basa en el uso diferencial de las distintas part. s del cuerpo según el animal de que se trate. Así, por ejemplo, en la Cueva del Niño
e
(26)
VITA-FINZI y HIGGS: Op. cil. nota 13.
(27)
R. MONTES et al.: <
Pa/eoecología humana, 4, 1986, pp. 67-85.
(28) DAVIDSON: Op. cit. nota 10.
(29) BINFORD: Op. cit. nota 24. También se tratan estos aspectos en J. ESTÉVEZ: <
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YACIMIENTOS PALEOLÍTICOS Y EPIPALEOLÍTICOS DE LA CUENCA DEL RÍO MUNDO
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(30) se observa cómo el conjunto de los restos pertenecientes a Capra sp. están dominados por
los huesos de las patas y las extremidades, pudiéndose hablar entonces de una cierta selección en
cuanto a las partes del cadáver transportadas hasta la cueva, o bien de algún modo particular de
transporte de los restos (31 ).
Así mismo, se puede saber si un yacimiento estuvo ocupado en ciertas estaciones sí contiene
restos de animales jóvenes que nacen en estaciones determinadas: los jabalíes entre Febrero y
Mayo, o los ciervos de Abril a Julio. Otras especies, raras en el territorio estudiado, pueden aparecer en ciertas estaciones durante las cuales es más probable que fueran cazadas.
A este respecto, los escasos datos de que disponemos en el área que nos ocupa proceden otra
vez de la Cueva del Niño, en donde los estudios faunísticos (32) confirmaron cierta especialización en la caza al no ap¡rrecer restos de animales ni muy viejos ni mtiy jóvenes, mientras que a
efectos de la estacionalidad del yacimiento la poca información conseguida parecía confirmar el
uso estival del mismo.
También en este yacimiento se ha podido observar cómo mientras en los niveles adscritos al
Paleolítico superior y al Epipaleolítico la gran mayoría de los restos óseos presentes en el yacimiento pertenecen a cabras y ciervos, en los niveles inferiores, con industrias de tipología musteriense, el principal aporte cárnico lo proporcionan especies tales cómo el rinoceronte, el
caballo, el uro y el oso. Lo que parece confirmar un sustancial cambio en las estrategias de explotación de los recursos durante el periodo final del paleolítico, tendente a una Cierta especialización sobre algunas especies.
(31) Podría tratar~e quizá del denominado efecto <
(32) DAVIDSON: Op. cit. nota 10.
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