De allí y de aquí: los intercambios y el comercio
Nuria Álvarez García
Jaime Vives-Ferrándiz Sánchez
2011
[page-n-1]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 17:02 Página 176
07
de aLLí y de aquí: Los intercambios y
eL comercio
nuRia álVaRez GaRcía y Jaime ViVes-FeRRándiz sáncHez
[page-n-2]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 177
Los intercambios como hechos económicos y sociaLes
P
ocas sociedades están al margen de los intercambios. Obtener materias primas, alimentos u otros objetos de otros lugares y por mediación de otra gente es algo común, en mayor o menor medida, en
cualquier grupo humano. Los intercambios han sido tradicionalmente motivo de atención de los arqueólogos porque, junto a la producción y el consumo, constituyen un importante sector de los desarrollos
socioeconómicos en las sociedades. Dado que los aspectos productivos, la transformación y la utilización de
la amplia variedad de recursos disponibles en el entorno han sido ya analizados en el capítulo 5, y el consumo
en la esfera doméstica se ha abordado en el 6, ahora nos encargamos de las dimensiones sociales y económicas de los intercambios.
La oportunidad de estudiar los movimientos de objetos y mercancías en el pasado y los mecanismos de
los intercambios y el comercio se basa, sobre todo, en la especial visibilidad que los productos que proceden
de otras zonas tienen en el registro arqueológico: su identificación es la prueba de que ciertos productos y
objetos se desean e importan.
Los elementos deseados que nos ocupan en este análisis son diversos, como es normal, y van desde algunas materias primas hasta productos alimenticios y objetos variados. En esta clasificación podemos incluir
desde la galena argentífera hasta las cuentas de collar de pasta vítrea de producción púnica, pasando por
las conchas marinas perforadas para colgar o la vajilla ática y una lista indeterminada de productos alimenticios envasados en ánforas púnicas e ibéricas. La razón de su importación debemos determinarla en relación
al valor y significado del propio objeto: el mineral para transformarlo en metal precioso que permita acumular riqueza, las cuentas y las conchas que son elementos de adorno personal y extraños en el contexto
local, la vajilla foránea para las celebraciones y festividades, o simplemente para disponer de productos y
recursos de los que que se carece en el propio entorno. Los productos y objetos intercambiados pueden venir
desde largas distancias, como por ejemplo la vajilla griega o las ánforas gaditanas, o desde lugares más cercanos, y en su distribución intervienen comerciantes e intermediarios.
A partir de las observaciones de los antropólogos hemos aprendido que el comercio y el intercambio no
son términos sinónimos: el primero se aplica a los movimientos de mercancías u objetos en los que entran
en juego motivaciones económicas. El segundo, en cambio, es más genérico, y se refiere tanto a los movimientos de cosas con ánimo de lucro como a objetos que cambian de manos por otros motivos como regalos,
dotes o pagos. Los estudios antropológicos han demostrado que el intercambio es un hecho que implica una
gran diversidad de instituciones sociales. Esto significa que si entendemos los intercambios únicamente como
transacciones económicas estamos haciendo una aproximación parcial, pues los intercambios fueron –lo son
aún hoy en día– materializaciones de relaciones sociales en las que entraron en juego cuestiones jurídicas,
estéticas, religiosas, familiares. Conexiones, en definitiva, que dejan entrever que detrás de un intercambio
en realidad hay una relación social. La complejidad y el tipo de esa relación dependen de cada contexto.
Obviamente, en los intercambios y en las relaciones comerciales hay componentes económicos que no podemos dejar de lado. Es sabido que estas actividades tienen un lugar preeminente en los establecimientos junto
al mar, como el Grau Vell de Sagunt (Aranegui 2004), la Illeta dels Banyets (Campello, Alicante) (Olcina 2005)
177
[page-n-3]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 178
o el Tossal de les Basses (Alicante) (Rosser
y Fuentes 2007) pero también en lugares de
interior, verdaderos centros de poder que
aglutinan las actividades comerciales. La
Bastida es un ejemplo de ello ya que, si bien
no es un asentamiento costero, sí está conectado a través de redes de comercio y, de
hecho, como veremos, allí se centralizaría
el almacenamiento de productos y su circulación en el contexto local o regional, como
invita a pensar la presencia de instalaciones
adecuadas para el almacenamiento y distribución de productos (un almacén central),
y la existencia de elementos de control y regulación de pesos en forma de balanzas y
poderales en varias casas.
Regalos y dones
Ahora bien, junto a estos fenómenos
comerciales, debieron existir otros circuitos y otros mecanismos de intercambio en
forma de regalos, dones y obsequios. De
hecho, a partir de los estudios de las obras
de Homero, por ejemplo, se ha advertido
que en la sociedad griega se daba una coexistencia entre aquellos intercambios con
ánimo de lucro, dentro de los cuales cabían prácticas comerciales dirigidas al incremento del volumen de mercancías o de
1. Dibujos conservados en el Archivo SIP para el registro e inventario
las ganancias, y los regalos o dones, cirde los cuencos de barniz negro griego. Se aprecia el calco con grafito
cunscritos a ámbitos sociales específicos
de las decoraciones estampilladas a ruedecilla sobre el fondo interno.
relacionados, en este caso, con grupos
aristocráticos (Perea 2003).
El modo de entender la economía en la
sociedad ibérica es inseparable de estas dimensiones sociales a varios niveles. Las relaciones sociales entre
familiares o amigos y vecinos conllevan actividades sociales cargadas de sentido económico, como los obsequios y regalos, que permiten que circulen los bienes a través del dar y el recibir. Así, a otras escalas, personales o familiares, también circularon bienes, normalmente objetos singulares, únicos o productos
específicos, cuya entidad ha sido reconocida por la antropología como dones de hospitalidad, dotes o pagos
matrimoniales, o regalos ofrecidos en ocasiones especiales, festividades, conmemoraciones o fiestas.
Obviamente, estamos lejos de identificar en el registro arqueológico de la Bastida el motivo de la circulación
de estos dones, pero sí podemos señalar algunos de los objetos más singulares, específicos o preciados que, quizás, funcionaran como intercambios a escalas personales. Los objetos de circulación más restringida entrarían,
sin duda, en cualquier listado que se hiciera de este tipo. Así es tentador pensar en los escasos objetos de oro o
plata (arracadas, colgantes, o anillos) o los vasos cerámicos griegos con decoraciones figuradas como algunos
de los productos que posiblemente circularían como regalos en el seno de redes sociales suprafamiliares.
No siempre es sencillo demostrar todos estos fenómenos, que depende de la naturaleza de los contextos
arqueológicos y la identificación de importaciones y de elementos que podemos relacionar con actividades
económicas de intercambio. Acorde con estas cuestiones, analizaremos, por un lado, las importaciones cerámicas, como uno de los materiales que más claramente expresan este fenómeno y, por otro, una serie de
178
[page-n-4]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 179
2. Tipología de los vasos de barniz negro sin decoración figurada hallados en la Bastida (a partir de la documentación de Archivo SIP).
179
[page-n-5]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 180
3. Vajilla de barniz negro griego.
objetos que se relacionan con las actividades comerciales en el asentamiento, como la plata para efectuar
pagos, los pesos y balanzas o los albaranes y cuentas comerciales.
Las importaciones cerámicas
Un grupo de objetos tradicionalmente considerado por los arqueólogos para estudiar los movimientos
de productos en las sociedades del pasado son las cerámicas ya que, bien estudiadas y seriadas, permiten
identificar cuáles son locales y cuáles de procedencia foránea. Así, se han ido identificando grupos de cerámicas importadas y se han definido grandes áreas de producción que han servido, también, como base para
fijar cronologías por su comparación con otros contextos mediterráneos. A grandes rasgos podemos distinguir dos grupos de cerámicas importadas en la Bastida: por un lado, las vajillas de mesa producidas en el
Ática (Grecia) y en la Magna Grecia (Italia); y por otro, las ánforas de transporte de productos alimentarios
que proceden de Ibiza y del sur de la Península Ibérica principalmente.
La vajilla griega
Ya desde la primera campaña de excavaciones se documentaron diversas producciones de barniz negro
y cerámicas decoradas con figuras rojas características de contextos mediterráneos de los siglos V y IV a.C.
Estas producciones, que hoy sabemos que son griegas, fueron difundidas en cantidades importantes y, además, a larga distancia. Son objetos importados, y de ahí su interés, además de la información que dan para
datar los contextos y por la extraordinaria documentación iconográfica que ofrecen las series figuradas pintadas en algunas de ellas.
La abundancia de hallazgos en las excavaciones de la Bastida y el hecho de que el asentamiento tuviera
una ocupación corta, llevó al investigador N. Lamboglia a basar gran parte de su célebre propuesta de seria-
180
[page-n-6]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 181
ción cronológica y tipológica de la cerámica de barniz
negro en las piezas de este yacimiento, que corroboró con
los datos obtenidos en un sondeo realizado en 1952 (Lamboglia 1954) [fig. 1]. El trabajo de Lamboglia fue el primer
estudio detallado de un lote considerable de cerámica ática
de barniz negro del siglo IV a.C. Esta colección sería estudiada también por otros investigadores como G. Trías
(1967) o P. Rouillard (1991), ofreciendo otras lecturas de
los mismos vasos.
Las seriaciones establecidas en estos estudios contribuyeron a definir la fecha de ocupación de la Bastida entre
la segunda mitad del siglo V y el tercer cuarto del siglo IV
a.C. (Lamboglia 1954, 136; Trías1967, 323), y que sería
confirmada con la publicación de los sondeos y de las
campañas de excavación realizadas entre 1990 y 1995
(Díes et alii 1997, 247 y ss.). Los asentamientos con fechas
históricas son de gran ayuda para fijar las cronologías y
las producciones concretas en circulación, aunque no son
muy numerosos en el Mediterráneo. La ocupación en la
Bastida puede fecharse porque sabemos, por ejemplo, que
las copas del pintor de Viena 116 ya están presentes en los
4. Enócoe del Depto. 37 (Foto Casa Grollo). Altura
niveles de destrucción de Olinto a manos de Filipo II de
14,1 cm.
Macedonia en el 348 a.C. o a partir del estudio de la cerámica hallada en los niveles de fundación de Alejandría en
322 a.C.
En la Bastida, los objetos de barniz negro sin decorar destacan en número por encima de las piezas con
decoraciones figuradas (91 % y 9 % respectivamente). El panorama es muy concreto: se han documentado
las formas 21, 22, 21/25, 23, 24 a, 40, 42 A y B y 43 en la tipología de Lamboglia (1954) y un extraordinario
enócoe con cuerpo agallonado (Lamb. 44) del departamento 37 [figs. 2, 3 y 4]. A éstas formas, que constituyen servicios de comida y bebida, hay que añadir otras mucho menos frecuentes destinadas a otros fines
como los lécitos, lucernas o vasos plásticos diversos.
Entre las cerámicas de figuras rojas se documentan las cráteras de campana, las hidrias, los escifos y las
copas. Piezas más excepcionales son tapaderas de píxidas y botellitas a modo de anforiscos. A escala peninsular, el panorama formal está definido por la abundancia de copas, cráteras de campana y escifos, mientras
que otras piezas como las hidrias o las lecánides son más raras. De hecho, Rouillard ha definido la combinación de copas y cráteras de campana como el ‘servicio andaluz’ por circunscribir a esta zona tal asociación,
y sobre todo en espacios funerarios. La Bastida no es, pues, una excepción al panorama peninsular.
Las cerámicas importadas con decoración figurada corresponden en su totalidad a piezas realizadas mediante la técnica de figuras rojas aunque hay un fragmento que está realizado con la técnica de figuras negras.
Se trata de una copa del grupo del Pintor de Haimon fechado en la segunda mitad del siglo V a.C. y que representa un personaje masculino sentado. El resto de piezas figuradas son de figuras rojas, técnica creada
en los talleres áticos a partir del 530 a.C. Las decoraciones suelen ser de escasa calidad, pues ahora los
talleres producen volúmenes masivos para la exportación y restringen los productos más elaborados. Los
vasos de la Bastida corresponden a una cronología en que estaban activas las producciones de los talleres
ubicados en el sur de la Península Itálica, aunque no dejaron de producirse vasos desde los talleres áticos.
Las imágenes que muestran estos vasos son, principalmente, escenas con personajes masculinos o femeninos en actitudes de reposo, tocador, danza o comunicación [figs. 5 y 6]: tanto hombres como mujeres
van ataviados con el manto o himatión (por ejemplo: copa del Depto. 2 y del Depto. 96, 46-48; del Depto.
99; figura femenina sobre un vaso cerrado de la Puerta Este; crátera del Depto. 68, fig. 22) aunque hay casos
en que los hombres van desnudos como la copa del Depto. 99 (¿o quizás es un sátiro?) y excepcionalmente
hay mujeres tocadas con un gorro frigio (Depto. 99).
181
[page-n-7]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 182
5. Fragmentos de vasos decorados con figuras rojas: cráteras y formas cerradas.
182
[page-n-8]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 183
6. Fragmentos de vasos decorados con figuras rojas: copas y, en el centro, un vaso cerrado indeterminado.
Otras representaciones muestran animales fantásticos, aunque son raras en el conjunto. Al menos contamos con una tapadera de lecánide (Depto. 2) [fig. 5.5], donde se representa un friso con una pantera moteada a la que sigue un grifo alado, y entre ellos una especie de tela. En otros fragmentos, quizás de la misma
pieza, vemos un grifo y unas alas que pertenecen a otro animal fantástico. El significado que pudo atribuirse
a estos seres podría vincularse con el recuerdo a los ancestros, o el culto al más allá en el mundo ibérico,
pues los seres alados son animales frecuentemente representados en la estatuaria funeraria ibérica, como
muestran, entre otras, la necrópolis del Corral de Saus.
La cráteras, de cáliz o de campana, son vasos especialmente aptos para acoger imágenes complejas debido
a su tamaño. En la Bastida hay nueve vasos de este tipo (el 26 % de las piezas de figuras rojas) y sus representaciones son ciertamente significativas. Una crátera muestra tres personajes del ámbito dionisíaco: se
trata de tres sátiros bailando o persiguiendo a mujeres. Uno de ellos blande en su mano derecha lo que parece
un bastón y parece chasquear los dedos de su mano izquierda (Depto. 68, 20). Los sátiros son seres híbridos
entre el mundo natural y el humano y para los valores griegos suponen la alteridad del hombre civilizado. Se
representan como personajes masculinos con barba y cola [fig. 5.1 y 6]; van desnudos –lo que constrasta con
las representaciones masculinas en las copas, que aparecen vestidos con el manto– y están caracterizados
por una extrema energía sexual, moviéndose rítmicamente o persiguiendo a las ménades. Otra crátera
(Depto. 99) nos muestra una escena del mismo tipo. Esta vez, un personaje masculino alado y también desnudo es precedido de dos mujeres que visten túnicas y que bailan [fig. 5.4]. Otra crátera más, procedente del
mismo espacio, muestra, aunque parcialmente, un friso de mujeres bailando hacia la derecha.
Una forma cerrada indeterminada, de extraordinaria calidad, presenta un personaje masculino cuya cabeza
está coronada con laurel y son visibles el cabello con largos rizos. Viste una túnica larga, finamente dibujada, y
sobre ella lleva un manto. Está subido a carro (Depto. 99), pues se ha conservado parte de la rueda con sus radios. Gloria Trías [fig. 5.7] identificó esta pieza con una producción del pintor de Niobides o de Altamura y la
fechó a mediados del siglo V a.C. (1967, 325).
183
[page-n-9]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 184
7. Tipos de ánforas importadas
halladas en la Bastida. 1: ánfora
púnica de Ibiza (8.1.1.1.). 2 y 3:
ánforas púnicas del Estrecho de
Gibraltar (8.2.1.1. y 11.2.1.5.) (a
partir de Ramon). 4: ánfora de
procedencia indeterminada
(¿centromediterránea?) hallada
en el Depto. 7 (a partir de la
documentación de Archivo SIP).
Estas cerámicas ofrecían un abanico de imágenes extraordinario y singular a los ojos de los habitantes
de la Bastida. Ciertamente, las representaciones figuradas en otros soportes son excepcionales, pues tan
sólo se han documentado algunas en pequeños objetos de adorno personal, como los amuletos en fayenza,
y dos exvotos de bronce que representan un guerrero a caballo y un buey. Los vasos griegos figurados debieron ser altamente codiciados y circunscritos a los grupos dominantes, pues así lo indica su restringida
distribución.
Ahora bien, resultaría ingenuo suponer que las interpretaciones de estas imágenes guardaran una estrecha relación con las realizadas en su lugar de origen. De hecho, es frecuente que las imágenes y los objetos
pierdan sus significados de origen cuando cambian de manos, o traspasan fronteras sociales, territoriales o
culturales. Es lógico, por tanto, que las imágenes en los vasos griegos jugaran un papel importante en el
imaginario local, pero que se recontextualizaran asociándose a historias y relatos propios y que cambiaran
sus significados en cuanto pasaban de unas manos a otras.
La inmensa mayoría de estos vasos importados, decorados o no, pertenecen a servicios de mesa. El servicio de comida constituye la mayoría de estas piezas (65 %) y corresponde a los platos anchos del tipo Lamb.
21 y 22, y formatos más pequeños como las formas 21/25 y 24. Los vasos para beber, menos frecuentes (38
%), son las copas de diferentes formas y tamaños, siempre con dos asas, como los bolsales, los cántaros y
las copas de pie bajo. La vajilla de servir está representada sólo por una jarrita de calidad excepcional, de
boca trilobulada y cuerpo agallonado, hallada en el Depto. 37 (Kern 1954). Entre el conjunto de piezas figuradas relacionadas con la vajilla de consumo, el panorama está dominado por las copas de pie bajo con decoración en medallones centrales interiores (63 %) y por vasos de formatos más grandes como cráteras o
hidrias. Los ejemplares que no están destinados al consumo de alimentos son casi excepcionales. Dentro de
este grupo tenemos los recipientes cerrados como ungüentarios, lécitos o botellitas de aceites, alguna lucerna
(Depto. 68), una pieza con forma de astrágalo (Depto. 68) y un vaso con decoración plástica en forma de
león para libaciones hallado en el Depto. 115.
La distribución de las cerámicas figuradas dibuja un cuadro muy significativo: los vasos áticos con decoración de figuras rojas se encuentran en tres espacios cerrados: los Deptos. 68 y 96 y el área doméstica junto
a la Puerta Este. El contexto del Depto. 68 ofrece un servicio formado por una crátera, dos copas, un escifo
y una hidria, y en del Depto. 96 sólo hay dos copas. En la Puerta Este se documentó una botellita con una
mujer sedente en escena de tocador [fig. 5]. El resto de fragmentos figurados procede, precisamente, de dos
grandes espacios abiertos, el número 2 y el 99, lo que explica la relativa concentración de estos hallazgos en
los registros (5 y 14 piezas respectivamente). Entre los departamentos inéditos sólo se documenta un fragmento de una crátera de figuras rojas en el Depto. 115.
184
[page-n-10]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 185
Las ánforas: envases de productos alimenticios
Las ánforas son el envase comercial más común en la Antigüedad. Su forma alargada, de saco, está concebida para ser alineada y apilada de forma que se optimice la máxima carga de barcos o carros. Igual que
sucede con la vajilla de mesa, la tipología o la arcilla de las ánforas pueden ser reconocidas en algunos casos
y permitir establecer relaciones entre áreas distantes.
Casi la totalidad de las ánforas importadas documentadas en la Bastida son producciones púnicas. La
ausencia de importaciones anfóricas púnicas entre los conjuntos de las primeras excavaciones contrasta con
su aparición en las excavaciones de los últimos años, porque posiblemente se privilegió la recogida de objetos
metálicos, de los vasos completos o fácilmente reconstruibles y de la vajilla de barniz negro.
Las ánforas púnicas documentadas son prueba de la existencia de contactos comerciales con regiones
distantes, aunque fuera a través de intermediarios. Corresponden a tipos producidos en el área del Estrecho
de Gibraltar (tipos 8.2.1.1., 12.1.0.0. 11.2.1.5. siguiendo la tipología de Ramon, 1995) y en Ibiza (8.1.1.1.) [fig.
7] y en las excavaciones llevadas a cabo desde 1993 hasta 2008 se han documentado en todos los espacios,
si bien son muy minoritarias en el conjunto del material. En la muralla junto a la Puerta Oeste hay un ejemplar de tipo 8.2.1.1. del Estrecho de Gibraltar; en la Puerta Este también hay un ánfora del Estrecho, si bien
del tipo 11.2.1.4. Los ejemplares de ánforas púnico-ebusitana 8.1.1.1. se documentan en la Casa 11, en la
Puerta Oeste y en la Puerta Este.
No tenemos pruebas acerca de los contenidos que fueron transportados en estos envases, que es lo que
realmente importaron los grupos iberos. Para las ánforas del Estrecho no es descabellado pensar en salazones o derivados del pescado, habida cuenta de la larga trayectoria productora de la zona desde, al menos,
los siglos VI-V a.C. (Aranegui et alii 2004). Para las ánforas ebusitanas se ha propuesto el envasado de aceite
o vino. No obstante, uno de los ejemplares encontrado junto a las estructuras adyacentes a la Puerta Oeste,
8. Selección de cuentas de pasta
vítrea halladas en la Bastida.
185
[page-n-11]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 186
casi entero, estaba asociado a semillas carbonizadas de Triticum aestivum durum, lo cual abre la posibilidad
de que la reutilización de los envases de transporte sea un fenómeno común.
Aparte de las ánforas púnicas hay un ejemplar muy fragmentado que podría corresponder a un ánfora
de producción griega a juzgar por la disposición del asa vertical y el arranque del cuerpo. Otras ánforas podrían identificarse como importaciones: el caso más claro es el ejemplar completo de perfil sinuoso que fue
hallado en el Depto. 7 (Fletcher et alii 1965, 54), ya que hay ánforas de este tipo que forman parte del cargamento principal del pecio de Binisafúller, en Menorca, y hay hallazgos aislados de este mismo tipo de ánfora también en Mallorca (Guerrero y Quintana 2000, 168). Por último, hay ánforas con unos característicos
peinados circulares e impresiones en el tercio superior del cuerpo, que pudieran haber sido producidas en
el área costera de Alicante, pues se han documentado en los alfares del Campello (López Seguí 1997, 241).
Estas evidencias invitan a pensar que los productos ibéricos también fueron canalizados en las transacciones
entre los asentamientos costeros y las zonas de interior (Mata et alii 2000), y que circularon junto a otras
mercancías foráneas, más fácilmente reconocibles en el registro.
Cuentas de pasta vítrea y pequeños objetos de tipo egipcio
Otro elemento que podemos identificar como importaciones está formado por los conjuntos de cuentas
de pasta vítrea así como otros pequeños objetos de adorno. Las cuentas de pasta vítrea son esferas hechas a
partir de material silíceo con el que se obtienen objetos estandarizados, simétricos y de tamaños diversos,
aunque no suelen superar los dos centímetros de diámetro. Están realizadas en talleres mediterrános –púnicos sobre todo–. En la Bastida, como sucede en otros contextos ibéricos de estos momentos, hay cuentas lisas
y agallonadas y predominan casi totalmente las de color azul, aunque con diversas tonalidades [fig. 8 y 10].
Tendemos a pensar en las cuentas formando elementos de adorno como collares
o pulseras, pero en la Bastida rara vez aparecen formando conjuntos muy numerosos
lo que invita a pensar que se pudieran ostentar como elementos decorativos corporales aislados. Junto a esta dimensión
decorativa, personal, no debemos olvidar
su uso como medios de intercambio en
trueques, derivado de su elevada apreciación, o incluso como elementos de contabilidad, y de ello hay suficientes ejemplos
en otros momentos históricos, como los
atestiguados durante la expansión colonial
europea.
Al respecto, traemos a colación una
pieza de tipo egipcio que también debió llegar a la Bastida en estos cargamentos. Se
trata de un pequeño objeto realizado pasta
silícea de grano fino y tono amarillento,
que representa una divinidad egipcia indeterminada, pues falta el rostro que determinaría la atribución. Está en actitud
hierática y una pierna se avanza ligeramente [fig. 9]. Es una pieza típica del siglo
IV a.C., pues hay ejemplares parecidos que
representan al dios Horus en la necrópolis
de la Albufereta y en el Tossal de Manises,
9. Figurilla de tipo egipcio que representa, posiblemente, al dios
en Alicante (Olcina y Ramón 2010, 72).
Horus. Altura 3,5 cm.
186
[page-n-12]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 187
10. Un paquete de productos comercializados desde el Mediterráneo central que llegaron a la
Bastida en el siglo IV a.C.: vajilla
de barniz negro y cuentas de
pasta vítrea.
Los agentes comerciaLes: de La costa aL interior
Este cuadro de importaciones abre el debate de cuáles fueron los agentes del transporte en estos contextos
ibéricos. La publicación del pecio del Sec, un barco hundido en la costa de Mallorca datado entre los años
375-350 a.C. (Arribas et alii 1987), ha permitido plantear la idea de que los barcos mercantes hacían rutas
marítimas con diversas paradas en las que se adquirían o intercambiaban productos alimenticios, vajilla, y
otros elementos, lo que se infiere de la heterogeneidad de procedencias de los productos transportados. Los
puertos situados en las Baleares serían, desde esta perspectiva, intermediarios entre la fachada mediterránea
peninsular y la zona del Mediterráneo central o el sur peninsular a través de la conocida como ‘ruta de las
islas’ (Sicilia-Cerdeña-Baleares) (Gómez Bellard et alii 1990; Sanmartí 2000, 312).
Los agentes comerciales debieron ser de orígenes diversos a juzgar por la variedad de productos en circulación en los espacios costeros y porque los mercantes de este periodo no tenían una bandera nacional
en el sentido actual del término, aunque los púnicos y griegos debieron dominar estas actividades. Pero también se puede plantear que los propios iberos llevaron a cabo actividades comerciales. De hecho, la integración y participación de iberos como testigos o como agentes comerciales durante los siglos V y IV a.C. parece
deducirse a partir del estudio de algunos documentos escritos. Uno de los más célebres es una lámina de
plomo hallada en Ampurias (Sanmartí-Grego 1991). Escrita en dialecto jonio a finales del siglo VI a.C. especifica las órdenes de un comerciante a su socio instalado en este núcleo para que lleve a cabo una operación
comercial relacionada con el intercambio de vino remolcando un navío. Lo más interesante es que el contacto
de este comerciante que almacena mercancías y las transporta es un tal Basped o Baspedas, al que se ha supuesto un origen ibérico.
No es el único ejemplo. Parecida es la carta hallada en Pech-Maho (Agde, Francia) (Lejeune et alii 1988).
Esta datada en el siglo V y relata la compra de embarcaciones entre griegos, con pormenores de los aportes
de sucesivas señales del saldo efectuadas en varios lugares del entorno. Dejando a un lado detalles inciertos
de su contenido lo que interesa destacar es que la mitad de los testigos de estas operaciones tienen nombres
iberos. Más que una anécdota curiosa muestra su alto grado de participación en estas actividades o, si se
quiere, la necesidad de finalizar una buena operación comercial con su presencia y sus nombres. Podríamos
decir que un ibero es la garantía necesaria para dar fe.
Un plomo escrito en signario levantino hallado en el Grau Vell, en Sagunt, (Aranegui 2004, 80) refuerza
la misma idea: que algunas actividades comerciales están controladas, e incluso dirigidas, por grupos de
187
[page-n-13]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 188
iberos que, además, tienen una participación activa en las transacciones mercantiles. Por ello,
es factible pensar que los iberos también son
responsables de canalizar los productos hacia
los centros de interior, y que ello depende de los
contactos que establecen al nivel de las relaciones sociales. Es en estos centros de interior
donde volvemos ahora, para valorar las importaciones y los fenómenos de intercambio en sus
contextos.
sobre La importancia de Lo importado
El panorama de las importaciones de la Bastida permite hacer algunas consideraciones
sobre la cuestión del valor que se otorga a los
objetos, y a la que ya nos hemos referido más
arriba. El repertorio de las escasas ánforas importadas –ánforas púnicas de Ibiza y el Estrecho de Gibraltar– y una vajilla de barniz negro
muy bien definida en cuanto a sus tipos y funcionalidades encuentra parangón en otros
asentamientos coetáneos de la zona, e invita a
pensar que se seleccionaron los productos que
interesaron a estos grupos, como se ha puesto
también de manifiesto a una escala geográfica
más amplia (Sanmartí 2000, 315). Las importaciones nos ilustran sobre ciertos mecanismos
de selección que tienen que ver con la demanda
local y ésta con los valores asociados a estas piezas. Las importaciones encuentran su sentido
en el mismo uso: la mayor parte de las importaciones de barniz negro es vajilla de mesa –
platos, cuencos, cráteras y copas– y se relaciona
con la práctica alimentaria en sentido amplio;
con la ingesta tanto de alimentos sólidos como
de líquidos. Sólo una pequeña parte del repertorio cerámico pertenece a tipos relacionados
con otros usos, como las botellitas de aceite
para el cuidado corporal o el tocador. Las cuentas de collar también se pueden relacionar con
11. Ánfora de Ibiza hallada en la Casa 11 de la Bastida.
esta dimensión del cuidado corporal o, más
bien, de la decoración personal [fig. 10].
Una lectura en perspectiva permite evaluar
este cuadro como un excelente ejemplo de algunos de los valores de los grupos iberos. El panorama nos invita a pensar que en la realización de determinadas prácticas sociales, como de comensalía o celebraciones, jugó un papel destacado la alimentación –la
comida y la bebida. En estas reuniones festivas la ostentación de una vajilla de origen foráneo y de circulación
restringida en el contexto comarcal, como son las exclusivas piezas de figuras rojas, los alimentos exóticos
en ánforas púnicas, permitía a sus poseedores mostrar su poder y sus relaciones privilegiadas con los comerciantes y los productos de procedencia lejana [fig. 11].
188
[page-n-14]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 189
12. Conjunto de cinco lingotes de
plata hallado en el Depto.
103/105 y el vaso cerámico en el
que se ocultaron.
Los pagos con metaL: La pLata y eL bronce
Al analizar la cuestión del comercio, no debemos pasar por alto que los metales fueron, probablemente,
los medios de pago e intercambio más valorados en este contexto. Ahora bien, no se trata de metal convertido
en moneda con un valor garantizado a través de una acuñación –que responde a un contexto histórico diferente, pues en la Bastida no se ha documentado la moneda como medio de cambio–, sino de metal en bruto
utilizado como dinero. Está demostrado que en el sudeste peninsular, ya en el siglo IV a.C., y quizás antes,
los metales, y especialmente la plata, fueron valorados y circularon entre determinadas esferas sociales para
el pago de bienes y servicios (Ripollés 2009).
Las actividades de reducción del mineral de galena argentífera que se documentan en varios espacios de la
Bastida constituyen una actividad económica de primer orden destinada a la obtención de plata refinada que
supone riqueza acumulada y medio de cambio. En este sentido debemos valorar seis piezas discoidales de plata
13. Pieza de plata del Depto. 232 recortada.
Los pagos de mercancías, objetos o servicios
con metales preciosos en bruto eran frecuentes en estos momentos. Long. 3,1 cm.
189
[page-n-15]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 190
14. Anillas de bronce que pudieran haber servido, también, como lingotes para el pago de bienes o servicios con bronce. Son piezas
estandarizadas en cuanto a su tipología, pesos y medidas y, de hecho, algunas están recortadas. Diámetro máximo de la pieza recortada 5,9 cm.
halladas en la Bastida que constituyen una producción de plata no estandarizada que ilustra sobre determinadas actividades mercantiles efectuadas en este sistema socioeconómico. Estas piezas pueden interpretarse, a
juzgar por su morfología, como fondos de copela que han sufrido un enfriamiento lento y han adquirido una
forma de botón redondeado y cóncavo característico del metal obtenido mediante estos procesos.
Cinco de ellas aparecieron ocultas en el Depto.
103/105, dentro de una botellita de cerámica, y suman
207,3 g de plata en bruto [fig. 12]. Sus pesos no son excesivos, y oscilan entre 26,5 g y 55,3 g. Podemos valorar este hallazgo como una acumulación de riqueza
extraordinaria no sólo en el propio asentamiento sino
también en el contexto regional, por lo que conocemos
hasta el momento de otros yacimientos.
Otra pieza más, que procede del Depto. 232, pesa
25,3 g y está recortada por la mitad [fig. 13]. Este dato
es del máximo interés ya que ilustra sobre el uso de la
plata como medio de pago. Estamos ante un modelo
en el que se negocian pagos con metal en bruto –sobre
todo plata y, en menor medida, oro–, adaptados a la
cantidad requerida, como una forma de dinero móvil
en una sociedad sin moneda. Las piezas de la Bastida
no son las únicas en la zona, ya que muy cerca hay
asentamientos que han deparado piezas similares,
también recortadas, como el Puig d’Alcoi (Pascual
15. Plato de balanza. Diámetro 12,2 cm.
1952, 143) o Cerro Lucena en Enguera (Castellano
190
[page-n-16]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 191
16. Ponderales de bronce (Foto
Casa Grollo).
2007, 137). Estas evidencias muestran que la plata está apropiada por ciertas esferas sociales que, además,
están integradas en redes de intercambio interregionales.
Es probable que otros metales pudieran haber sido valorados como elementos relacionados con los pagos
mediante metal en bruto. Así lo dan a entender doce arandelas de bronce de perfil troncocónico y de sección
triangular o romboidal, de diámetros entre 3,60 y 6,60 cm y con pesos entre 54,85 g y 7,01 g [fig. 14]. Con
frecuencia se hallan formando conjuntos, como en el Depto. 142, muy cerca del lugar de ocultación de la
plata previamente citada, donde hay cinco ejemplares que pesan 35,51 g, 26,27 g, 25,96 g, 16,59 g y 17,75 g
respectivamente, de modo que se repiten pesos que parecen ajustarse a un patrón.
A veces están asociadas a balanzas y ponderales, como en el Depto. 16 donde se cita que “cinco ponderales
salieron juntos con otros tres de plomo […] y un fragmento de aro de bronce, todo ello en el ángulo noroeste del
departamento” (Fletcher et alii 1965, 97). El hecho de que sean piezas con una tipología estandarizada y que alguna de ellas esté recortada (Depto. 37 y 239), nos lleva a pensar que pueden tratarse de auténticos lingotes de
bronce preparados para ser fundidos y elaborar objetos, o quizás para realizar pagos a peso, del mismo modo
que sucede con la plata, aunque en esferas de transacciones diferentes.
En un marco económico en el que se negocian la plata y el bronce como medios de cambio, las balanzas
de precisión fueron un complemento necesario, como veremos a continuación.
sistemas de pesos: baLanzas y ponderaLes
Los sistemas de pesos de época ibérica han sido tradicionalmente objeto de estudio por las implicaciones
sociales y económicas que tienen para definir una determinada organización de los intercambios y unos posibles patrones metrológicos comunes. Los ponderales y los platillos de balanza son, en este caso, los elementos
materiales que demuestran que entre los iberos se llevaba a cabo el control de pesos con la ayuda de balanzas
de precisión.
En la Bastida hay siete platillos de balanza de bronce documentados en los Deptos. 16, 26, 37, 80, 209,
230 y 268, y con dudas en el 68. Son discos cóncavos de entre 8 y 12 cm de diámetro hechos a partir de una
lámina muy fina de bronce, y con tres o cuatro perforaciones equidistantes para permitir ser colgados, aunque lo más frecuente es que sean de cuatro perforaciones [fig. 15]. No hay propuestas publicadas hasta el
momento de cómo podrían ser estas balanzas, pero parece que, al menos entre los siglos V y III a.C., las balanzas que se utilizan son de un solo plato. Al menos así se documenta en todos contextos de la Bastida y en
algunas tumbas de las necrópolis cercanas como Cigarralejo (tumba 21 y tumba 305) o en el Cabecico del
Tesoro (tumba 117) (Cuadrado 1987; Lucas 1990, 62). Si bien hay tumbas con dos platillos, como la número
191
[page-n-17]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 192
17. Conjunto de ponderales de
bronce y de plomo, de distintas
tipologías.
18. Pequeño ponderal con un
elemento metálico añadido,
probablemente para corregir
su peso. Diámetro 2,2 cm.
192
[page-n-18]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 193
19. Distribución de las balanzas en la Bastida.
145 del Cigarralejo, se fechan en época algo más tardía, hacia finales del siglo II a.C. de modo que proponemos
el uso extendido de balanzas de un platillo al menos hasta el siglo III a.C. En el Puntal dels Llops hay dos
fragmentos de platillos asociados a un juego de ponderales en el Depto. 1, y un platillo en el 4 y otro en el 16
(Bonet y Mata 2002, 157). Estos contextos son interesantes, pues podrían indicar que en torno a las fechas
en que se abandona este asentamiento edetano, hacia finales del siglo III o principios del II a.C., coexisten
balanzas de dos platos y de uno.
Los ponderales son elementos materiales que nos ilustran sobre los sistemas de pesos de precisión de
los iberos y ya desde las primeras excavaciones se advirtieron sus implicaciones económicas (Ballester 1930;
Fletcher y Mata 1981). En la Bastida se han recuperado un total de 73 ponderales. Los hay de bronce (39) y
de plomo (34) y siempre tienen perforaciones centrales [figs. 16 y 17]. Los de bronce se pueden dividir en
dos grandes grupos tipológicos: los troncocónicos, que son los más abundantes con diferencia, y los discoidales, que sólo se han documentado en un número de tres.
Los ponderales troncocónicos se elaboraban a partir de un cono de bronce macizo, obteniendo juegos de
pesas que, en la Bastida, oscilan entre 2,10 gr para los más ligeros, y 267 gr para el ejemplar más pesado. El
grado de precisión de estos juegos debía ser controlado cuidadosamente, ya que en algunos casos se ha rebajado metal para quitar peso y en otros se ha añadido [fig. 18]. Es interesante constatar que ningún ponderal
troncocónico tiene marcas, pero sí las tienen los tres ponderales discoidales documentados. Se trata de punciones alrededor de la perforación central en un número variable que está en relación a su peso.
Es difícil proponer una reconstrucción fiable de estas balanzas, ya que aparte de los platillos y ponderales
no hay otros elementos claros de bronce o hierro que puedan ser relacionados con un uso como brazos. Posiblemente, a excepción del platillo, toda la balanza estaría hecha de materiales perecederos. Pero, ¿cómo
193
[page-n-19]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 194
20. Recreación del control de movimientos
comerciales con el plomo escrito hallado en
el Depto. 48 (Bastida I). Jornadas de Visita,
año 2009.
se pesa en ellas? Por un lado podemos descartar que sean balanzas al estilo de las romanas, en las que un
contrapeso móvil en el eje calibrado permitiría pesar el producto previamente colocado sobre el platillo, ya
que no hay evidencias de tales contrapesos en los contextos citados. Nos inclinamos más bien por pensar
que los propios ponderales funcionan en este caso como contrapesos y por ello es relevante que estén perforados, como ocurre con todos los pesos de bronce o de plomo documentados –y no sólo sea éste un elemento derivado de su producción o para ser guardados juntos. Así, el producto se colocaría sobre el platillo
y los ponderales se podrían incorporar –¿colgados?– al brazo o a algún otro punto equidistante al plato
según el peso requerido por el producto.
Los productos pesados debieron ser variados, aunque obviamente serían pequeñas cantidades o piezas
ligeras que permitieran ser colocados en los frágiles platillos y que no superaran el peso máximo que acumulan los juegos de ponderales. Por ejemplo, uno de los juegos mejor conservados se halla en el Depto. 16,
donde hay cinco ponderales de bronce que pesan un total de 358,1 g y tres ponderales de plomo que pesan
231 g. La lista de elementos puede incluir desde aquellos perecederos que no documentamos en el registro
arqueológico como pueden ser ciertos productos vegetales, esencias o drogas, hasta otros vinculados directamente a la verificación del metal utilizado para efectuar pagos –plata y bronce, como hemos visto, aunque
también el oro– y para controlar los procesos de copelación y producción. En este caso, los contextos con
balanzas y ponderales deben interpretarse como auténticos laboratorios en los que se sometía a verificación
la calidad del mineral de galena (Ferrer Eres, capítulo 5), entre otros metales y minerales.
La distribución de los siete juegos de balanzas, identificadas a partir de los platillos según lo excavado
hasta el momento en el asentamiento [fig. 19], muestra que seis de ellas se encuentran en espacios que abren
directamente a la calle, y que su uso y control estaba en manos de unos grupos que parecen habitar en casas
agrupadas en dos grandes sectores de la ciudad: en los Conjuntos 8, 10 y 11 por un lado, y en el Conjunto 3
por otro. Es una prueba material de que las casas funcionaron como unidades económicas independientes.
194
[page-n-20]
la bastida 177_332:la bastida 12/07/11 11:20 Página 195
Las casas y eL registro escrito de su economía
El Conjunto 10 [fig. 1 en capítulo 4] es uno de los espacios que más información ofrece para valorar el
hecho de que las casas funcionaron como unidades independientes e interdependientes que controlaban los
movimientos de productos y las cuentas asociadas a sus actividades económicas. En el Depto. 48 se halló la
célebre lámina de plomo escrita (Bastida I) que se interpreta como un listado de productos o personas asociados a cantidades y unidades de medida a modo de albarán, con algunos conceptos cancelados y otros no
(De Hoz, capítulo 9). Se halló en un contexto doméstico, como muestra el resto de equipamientos asociados
como molino, telar, vajilla de consumo y cocina y armamento, muy cerca de dos espacios en los que se desarrollaban actividades de copelación de la galena (Deptos. 49 y 26) como indican la tobera, el trípode y las
planchas de plomo halladas en el primero, y el plomo y la maza del segundo además de una balanza.
Estos contextos invitan a pensar que las casas eran unidades económicas en las que se llevaban a cabo
actividades comerciales de un cierto volumen y complejidad, pues requerían llevar el control en documentos
escritos como éste [fig. 20]. El papel de la escritura debe ser valorado especialmente, pues la escritura se inventó por y para el poder, para utilizarla para registros comerciales, transacciones o propaganda. El conocimiento de la escritura hacía posible hacer cálculos voluminosos y complejos –porque más vale lápiz corto
que memoria larga, como reza el dicho.
intercambios, comercio y poder
El control de las relaciones con los agentes comerciales y la restricción de los intercambios es un aspecto
que permite consolidar el poder de ciertos grupos, que tratan de mantener relaciones privilegiadas con comerciantes y sus mercancías. Al hilo de esta idea conviene valorar los dos grafitos en vasos áticos documentados en el Conjunto 5.
En el interior de una base de copa de barniz negro del Depto. 62 se encuentra esgrafiado el signo Y, y
que en el fondo externo de otra hallada en el Depto. 64 hay, por un lado, tres triángulos que corresponden
a grafitos comerciales griegos. El exterior de las bases de algunos vasos se marcan con abreviaturas de deka,
con valor de diez, relativos a las partidas que se comercializan; por otro lado se han añadido cuatro signos
ibéricos (ver capítulo 9).
Las marcas se han realizado después de la cocción y no se relacionan con el proceso de fabricación de
las piezas sino con su uso, y dos de ellas pueden corresponder a grafitos personales, quizás para identificar
propiedad. La pieza del Depto. 64 requiere un comentario más detallado. Pensando en términos de intercambios, la combinación de ambas inscripciones quizás pudiera ser explicada como un doble circuito
comercial en el que participaran griegos e iberos, al estilo del propuesto para griegos y púnicos a raíz del
estudio de los materiales de barniz negro del pecio del Sec, donde sólo las piezas no figuradas tienen grafitos (De Hoz 2002). Según esta propuesta, a los primeros hubiera correspondido el marcado de la
secuencia de triángulos y a los segundos otras marcas numerales en las redistribuciones de esos
cargamentos. Para el fragmento del departamento 64, la inscripción griega encaja en este esquema explicativo, pero la ibérica invalida esta hipótesis dado que no se trata simplemente de un numeral sino de un
texto más largo, quizás una marca personal. Así, es más factible pensar en una marca de propiedad, como
ha propuesto de Hoz, o, al menos, en una marca no numeral ya que la onomástica ibérica conocida no
ofrece ejemplos similares.
Muy destacable es el hecho que, precisamente, dos de los tres vasos con grafitos de la Bastida se encuentren en un mismo edificio, en el Conjunto 5, y que además uno de ellos tenga una inscripción ibérica. Nunca
sabremos si la persona que escribió sobre el mismo vaso que otros habían elegido previamente para marcar
un lote de productos conocía el significado de los triángulos, pero al menos estamos en condiciones de definir
este acto como un gesto significativo. El tipo de vaso es muy abundante en la Bastida, pero resulta ser un
elemento destacado por haber marcado un lote de piezas, lo que quizás indicaría que llegaría a manos de alguien que controlaba la llegada de estos paquetes de productos. Quizás estamos ante la muestra material de
que los intercambios confieren prestigio, de que están controlados por unos pocos grupos, y son medios
que, convenientemente restringidos, permiten consolidar el poder.
195
[page-n-21]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 17:02 Página 176
07
de aLLí y de aquí: Los intercambios y
eL comercio
nuRia álVaRez GaRcía y Jaime ViVes-FeRRándiz sáncHez
[page-n-2]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 177
Los intercambios como hechos económicos y sociaLes
P
ocas sociedades están al margen de los intercambios. Obtener materias primas, alimentos u otros objetos de otros lugares y por mediación de otra gente es algo común, en mayor o menor medida, en
cualquier grupo humano. Los intercambios han sido tradicionalmente motivo de atención de los arqueólogos porque, junto a la producción y el consumo, constituyen un importante sector de los desarrollos
socioeconómicos en las sociedades. Dado que los aspectos productivos, la transformación y la utilización de
la amplia variedad de recursos disponibles en el entorno han sido ya analizados en el capítulo 5, y el consumo
en la esfera doméstica se ha abordado en el 6, ahora nos encargamos de las dimensiones sociales y económicas de los intercambios.
La oportunidad de estudiar los movimientos de objetos y mercancías en el pasado y los mecanismos de
los intercambios y el comercio se basa, sobre todo, en la especial visibilidad que los productos que proceden
de otras zonas tienen en el registro arqueológico: su identificación es la prueba de que ciertos productos y
objetos se desean e importan.
Los elementos deseados que nos ocupan en este análisis son diversos, como es normal, y van desde algunas materias primas hasta productos alimenticios y objetos variados. En esta clasificación podemos incluir
desde la galena argentífera hasta las cuentas de collar de pasta vítrea de producción púnica, pasando por
las conchas marinas perforadas para colgar o la vajilla ática y una lista indeterminada de productos alimenticios envasados en ánforas púnicas e ibéricas. La razón de su importación debemos determinarla en relación
al valor y significado del propio objeto: el mineral para transformarlo en metal precioso que permita acumular riqueza, las cuentas y las conchas que son elementos de adorno personal y extraños en el contexto
local, la vajilla foránea para las celebraciones y festividades, o simplemente para disponer de productos y
recursos de los que que se carece en el propio entorno. Los productos y objetos intercambiados pueden venir
desde largas distancias, como por ejemplo la vajilla griega o las ánforas gaditanas, o desde lugares más cercanos, y en su distribución intervienen comerciantes e intermediarios.
A partir de las observaciones de los antropólogos hemos aprendido que el comercio y el intercambio no
son términos sinónimos: el primero se aplica a los movimientos de mercancías u objetos en los que entran
en juego motivaciones económicas. El segundo, en cambio, es más genérico, y se refiere tanto a los movimientos de cosas con ánimo de lucro como a objetos que cambian de manos por otros motivos como regalos,
dotes o pagos. Los estudios antropológicos han demostrado que el intercambio es un hecho que implica una
gran diversidad de instituciones sociales. Esto significa que si entendemos los intercambios únicamente como
transacciones económicas estamos haciendo una aproximación parcial, pues los intercambios fueron –lo son
aún hoy en día– materializaciones de relaciones sociales en las que entraron en juego cuestiones jurídicas,
estéticas, religiosas, familiares. Conexiones, en definitiva, que dejan entrever que detrás de un intercambio
en realidad hay una relación social. La complejidad y el tipo de esa relación dependen de cada contexto.
Obviamente, en los intercambios y en las relaciones comerciales hay componentes económicos que no podemos dejar de lado. Es sabido que estas actividades tienen un lugar preeminente en los establecimientos junto
al mar, como el Grau Vell de Sagunt (Aranegui 2004), la Illeta dels Banyets (Campello, Alicante) (Olcina 2005)
177
[page-n-3]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 178
o el Tossal de les Basses (Alicante) (Rosser
y Fuentes 2007) pero también en lugares de
interior, verdaderos centros de poder que
aglutinan las actividades comerciales. La
Bastida es un ejemplo de ello ya que, si bien
no es un asentamiento costero, sí está conectado a través de redes de comercio y, de
hecho, como veremos, allí se centralizaría
el almacenamiento de productos y su circulación en el contexto local o regional, como
invita a pensar la presencia de instalaciones
adecuadas para el almacenamiento y distribución de productos (un almacén central),
y la existencia de elementos de control y regulación de pesos en forma de balanzas y
poderales en varias casas.
Regalos y dones
Ahora bien, junto a estos fenómenos
comerciales, debieron existir otros circuitos y otros mecanismos de intercambio en
forma de regalos, dones y obsequios. De
hecho, a partir de los estudios de las obras
de Homero, por ejemplo, se ha advertido
que en la sociedad griega se daba una coexistencia entre aquellos intercambios con
ánimo de lucro, dentro de los cuales cabían prácticas comerciales dirigidas al incremento del volumen de mercancías o de
1. Dibujos conservados en el Archivo SIP para el registro e inventario
las ganancias, y los regalos o dones, cirde los cuencos de barniz negro griego. Se aprecia el calco con grafito
cunscritos a ámbitos sociales específicos
de las decoraciones estampilladas a ruedecilla sobre el fondo interno.
relacionados, en este caso, con grupos
aristocráticos (Perea 2003).
El modo de entender la economía en la
sociedad ibérica es inseparable de estas dimensiones sociales a varios niveles. Las relaciones sociales entre
familiares o amigos y vecinos conllevan actividades sociales cargadas de sentido económico, como los obsequios y regalos, que permiten que circulen los bienes a través del dar y el recibir. Así, a otras escalas, personales o familiares, también circularon bienes, normalmente objetos singulares, únicos o productos
específicos, cuya entidad ha sido reconocida por la antropología como dones de hospitalidad, dotes o pagos
matrimoniales, o regalos ofrecidos en ocasiones especiales, festividades, conmemoraciones o fiestas.
Obviamente, estamos lejos de identificar en el registro arqueológico de la Bastida el motivo de la circulación
de estos dones, pero sí podemos señalar algunos de los objetos más singulares, específicos o preciados que, quizás, funcionaran como intercambios a escalas personales. Los objetos de circulación más restringida entrarían,
sin duda, en cualquier listado que se hiciera de este tipo. Así es tentador pensar en los escasos objetos de oro o
plata (arracadas, colgantes, o anillos) o los vasos cerámicos griegos con decoraciones figuradas como algunos
de los productos que posiblemente circularían como regalos en el seno de redes sociales suprafamiliares.
No siempre es sencillo demostrar todos estos fenómenos, que depende de la naturaleza de los contextos
arqueológicos y la identificación de importaciones y de elementos que podemos relacionar con actividades
económicas de intercambio. Acorde con estas cuestiones, analizaremos, por un lado, las importaciones cerámicas, como uno de los materiales que más claramente expresan este fenómeno y, por otro, una serie de
178
[page-n-4]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 179
2. Tipología de los vasos de barniz negro sin decoración figurada hallados en la Bastida (a partir de la documentación de Archivo SIP).
179
[page-n-5]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 180
3. Vajilla de barniz negro griego.
objetos que se relacionan con las actividades comerciales en el asentamiento, como la plata para efectuar
pagos, los pesos y balanzas o los albaranes y cuentas comerciales.
Las importaciones cerámicas
Un grupo de objetos tradicionalmente considerado por los arqueólogos para estudiar los movimientos
de productos en las sociedades del pasado son las cerámicas ya que, bien estudiadas y seriadas, permiten
identificar cuáles son locales y cuáles de procedencia foránea. Así, se han ido identificando grupos de cerámicas importadas y se han definido grandes áreas de producción que han servido, también, como base para
fijar cronologías por su comparación con otros contextos mediterráneos. A grandes rasgos podemos distinguir dos grupos de cerámicas importadas en la Bastida: por un lado, las vajillas de mesa producidas en el
Ática (Grecia) y en la Magna Grecia (Italia); y por otro, las ánforas de transporte de productos alimentarios
que proceden de Ibiza y del sur de la Península Ibérica principalmente.
La vajilla griega
Ya desde la primera campaña de excavaciones se documentaron diversas producciones de barniz negro
y cerámicas decoradas con figuras rojas características de contextos mediterráneos de los siglos V y IV a.C.
Estas producciones, que hoy sabemos que son griegas, fueron difundidas en cantidades importantes y, además, a larga distancia. Son objetos importados, y de ahí su interés, además de la información que dan para
datar los contextos y por la extraordinaria documentación iconográfica que ofrecen las series figuradas pintadas en algunas de ellas.
La abundancia de hallazgos en las excavaciones de la Bastida y el hecho de que el asentamiento tuviera
una ocupación corta, llevó al investigador N. Lamboglia a basar gran parte de su célebre propuesta de seria-
180
[page-n-6]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 181
ción cronológica y tipológica de la cerámica de barniz
negro en las piezas de este yacimiento, que corroboró con
los datos obtenidos en un sondeo realizado en 1952 (Lamboglia 1954) [fig. 1]. El trabajo de Lamboglia fue el primer
estudio detallado de un lote considerable de cerámica ática
de barniz negro del siglo IV a.C. Esta colección sería estudiada también por otros investigadores como G. Trías
(1967) o P. Rouillard (1991), ofreciendo otras lecturas de
los mismos vasos.
Las seriaciones establecidas en estos estudios contribuyeron a definir la fecha de ocupación de la Bastida entre
la segunda mitad del siglo V y el tercer cuarto del siglo IV
a.C. (Lamboglia 1954, 136; Trías1967, 323), y que sería
confirmada con la publicación de los sondeos y de las
campañas de excavación realizadas entre 1990 y 1995
(Díes et alii 1997, 247 y ss.). Los asentamientos con fechas
históricas son de gran ayuda para fijar las cronologías y
las producciones concretas en circulación, aunque no son
muy numerosos en el Mediterráneo. La ocupación en la
Bastida puede fecharse porque sabemos, por ejemplo, que
las copas del pintor de Viena 116 ya están presentes en los
4. Enócoe del Depto. 37 (Foto Casa Grollo). Altura
niveles de destrucción de Olinto a manos de Filipo II de
14,1 cm.
Macedonia en el 348 a.C. o a partir del estudio de la cerámica hallada en los niveles de fundación de Alejandría en
322 a.C.
En la Bastida, los objetos de barniz negro sin decorar destacan en número por encima de las piezas con
decoraciones figuradas (91 % y 9 % respectivamente). El panorama es muy concreto: se han documentado
las formas 21, 22, 21/25, 23, 24 a, 40, 42 A y B y 43 en la tipología de Lamboglia (1954) y un extraordinario
enócoe con cuerpo agallonado (Lamb. 44) del departamento 37 [figs. 2, 3 y 4]. A éstas formas, que constituyen servicios de comida y bebida, hay que añadir otras mucho menos frecuentes destinadas a otros fines
como los lécitos, lucernas o vasos plásticos diversos.
Entre las cerámicas de figuras rojas se documentan las cráteras de campana, las hidrias, los escifos y las
copas. Piezas más excepcionales son tapaderas de píxidas y botellitas a modo de anforiscos. A escala peninsular, el panorama formal está definido por la abundancia de copas, cráteras de campana y escifos, mientras
que otras piezas como las hidrias o las lecánides son más raras. De hecho, Rouillard ha definido la combinación de copas y cráteras de campana como el ‘servicio andaluz’ por circunscribir a esta zona tal asociación,
y sobre todo en espacios funerarios. La Bastida no es, pues, una excepción al panorama peninsular.
Las cerámicas importadas con decoración figurada corresponden en su totalidad a piezas realizadas mediante la técnica de figuras rojas aunque hay un fragmento que está realizado con la técnica de figuras negras.
Se trata de una copa del grupo del Pintor de Haimon fechado en la segunda mitad del siglo V a.C. y que representa un personaje masculino sentado. El resto de piezas figuradas son de figuras rojas, técnica creada
en los talleres áticos a partir del 530 a.C. Las decoraciones suelen ser de escasa calidad, pues ahora los
talleres producen volúmenes masivos para la exportación y restringen los productos más elaborados. Los
vasos de la Bastida corresponden a una cronología en que estaban activas las producciones de los talleres
ubicados en el sur de la Península Itálica, aunque no dejaron de producirse vasos desde los talleres áticos.
Las imágenes que muestran estos vasos son, principalmente, escenas con personajes masculinos o femeninos en actitudes de reposo, tocador, danza o comunicación [figs. 5 y 6]: tanto hombres como mujeres
van ataviados con el manto o himatión (por ejemplo: copa del Depto. 2 y del Depto. 96, 46-48; del Depto.
99; figura femenina sobre un vaso cerrado de la Puerta Este; crátera del Depto. 68, fig. 22) aunque hay casos
en que los hombres van desnudos como la copa del Depto. 99 (¿o quizás es un sátiro?) y excepcionalmente
hay mujeres tocadas con un gorro frigio (Depto. 99).
181
[page-n-7]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 182
5. Fragmentos de vasos decorados con figuras rojas: cráteras y formas cerradas.
182
[page-n-8]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 183
6. Fragmentos de vasos decorados con figuras rojas: copas y, en el centro, un vaso cerrado indeterminado.
Otras representaciones muestran animales fantásticos, aunque son raras en el conjunto. Al menos contamos con una tapadera de lecánide (Depto. 2) [fig. 5.5], donde se representa un friso con una pantera moteada a la que sigue un grifo alado, y entre ellos una especie de tela. En otros fragmentos, quizás de la misma
pieza, vemos un grifo y unas alas que pertenecen a otro animal fantástico. El significado que pudo atribuirse
a estos seres podría vincularse con el recuerdo a los ancestros, o el culto al más allá en el mundo ibérico,
pues los seres alados son animales frecuentemente representados en la estatuaria funeraria ibérica, como
muestran, entre otras, la necrópolis del Corral de Saus.
La cráteras, de cáliz o de campana, son vasos especialmente aptos para acoger imágenes complejas debido
a su tamaño. En la Bastida hay nueve vasos de este tipo (el 26 % de las piezas de figuras rojas) y sus representaciones son ciertamente significativas. Una crátera muestra tres personajes del ámbito dionisíaco: se
trata de tres sátiros bailando o persiguiendo a mujeres. Uno de ellos blande en su mano derecha lo que parece
un bastón y parece chasquear los dedos de su mano izquierda (Depto. 68, 20). Los sátiros son seres híbridos
entre el mundo natural y el humano y para los valores griegos suponen la alteridad del hombre civilizado. Se
representan como personajes masculinos con barba y cola [fig. 5.1 y 6]; van desnudos –lo que constrasta con
las representaciones masculinas en las copas, que aparecen vestidos con el manto– y están caracterizados
por una extrema energía sexual, moviéndose rítmicamente o persiguiendo a las ménades. Otra crátera
(Depto. 99) nos muestra una escena del mismo tipo. Esta vez, un personaje masculino alado y también desnudo es precedido de dos mujeres que visten túnicas y que bailan [fig. 5.4]. Otra crátera más, procedente del
mismo espacio, muestra, aunque parcialmente, un friso de mujeres bailando hacia la derecha.
Una forma cerrada indeterminada, de extraordinaria calidad, presenta un personaje masculino cuya cabeza
está coronada con laurel y son visibles el cabello con largos rizos. Viste una túnica larga, finamente dibujada, y
sobre ella lleva un manto. Está subido a carro (Depto. 99), pues se ha conservado parte de la rueda con sus radios. Gloria Trías [fig. 5.7] identificó esta pieza con una producción del pintor de Niobides o de Altamura y la
fechó a mediados del siglo V a.C. (1967, 325).
183
[page-n-9]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 184
7. Tipos de ánforas importadas
halladas en la Bastida. 1: ánfora
púnica de Ibiza (8.1.1.1.). 2 y 3:
ánforas púnicas del Estrecho de
Gibraltar (8.2.1.1. y 11.2.1.5.) (a
partir de Ramon). 4: ánfora de
procedencia indeterminada
(¿centromediterránea?) hallada
en el Depto. 7 (a partir de la
documentación de Archivo SIP).
Estas cerámicas ofrecían un abanico de imágenes extraordinario y singular a los ojos de los habitantes
de la Bastida. Ciertamente, las representaciones figuradas en otros soportes son excepcionales, pues tan
sólo se han documentado algunas en pequeños objetos de adorno personal, como los amuletos en fayenza,
y dos exvotos de bronce que representan un guerrero a caballo y un buey. Los vasos griegos figurados debieron ser altamente codiciados y circunscritos a los grupos dominantes, pues así lo indica su restringida
distribución.
Ahora bien, resultaría ingenuo suponer que las interpretaciones de estas imágenes guardaran una estrecha relación con las realizadas en su lugar de origen. De hecho, es frecuente que las imágenes y los objetos
pierdan sus significados de origen cuando cambian de manos, o traspasan fronteras sociales, territoriales o
culturales. Es lógico, por tanto, que las imágenes en los vasos griegos jugaran un papel importante en el
imaginario local, pero que se recontextualizaran asociándose a historias y relatos propios y que cambiaran
sus significados en cuanto pasaban de unas manos a otras.
La inmensa mayoría de estos vasos importados, decorados o no, pertenecen a servicios de mesa. El servicio de comida constituye la mayoría de estas piezas (65 %) y corresponde a los platos anchos del tipo Lamb.
21 y 22, y formatos más pequeños como las formas 21/25 y 24. Los vasos para beber, menos frecuentes (38
%), son las copas de diferentes formas y tamaños, siempre con dos asas, como los bolsales, los cántaros y
las copas de pie bajo. La vajilla de servir está representada sólo por una jarrita de calidad excepcional, de
boca trilobulada y cuerpo agallonado, hallada en el Depto. 37 (Kern 1954). Entre el conjunto de piezas figuradas relacionadas con la vajilla de consumo, el panorama está dominado por las copas de pie bajo con decoración en medallones centrales interiores (63 %) y por vasos de formatos más grandes como cráteras o
hidrias. Los ejemplares que no están destinados al consumo de alimentos son casi excepcionales. Dentro de
este grupo tenemos los recipientes cerrados como ungüentarios, lécitos o botellitas de aceites, alguna lucerna
(Depto. 68), una pieza con forma de astrágalo (Depto. 68) y un vaso con decoración plástica en forma de
león para libaciones hallado en el Depto. 115.
La distribución de las cerámicas figuradas dibuja un cuadro muy significativo: los vasos áticos con decoración de figuras rojas se encuentran en tres espacios cerrados: los Deptos. 68 y 96 y el área doméstica junto
a la Puerta Este. El contexto del Depto. 68 ofrece un servicio formado por una crátera, dos copas, un escifo
y una hidria, y en del Depto. 96 sólo hay dos copas. En la Puerta Este se documentó una botellita con una
mujer sedente en escena de tocador [fig. 5]. El resto de fragmentos figurados procede, precisamente, de dos
grandes espacios abiertos, el número 2 y el 99, lo que explica la relativa concentración de estos hallazgos en
los registros (5 y 14 piezas respectivamente). Entre los departamentos inéditos sólo se documenta un fragmento de una crátera de figuras rojas en el Depto. 115.
184
[page-n-10]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 185
Las ánforas: envases de productos alimenticios
Las ánforas son el envase comercial más común en la Antigüedad. Su forma alargada, de saco, está concebida para ser alineada y apilada de forma que se optimice la máxima carga de barcos o carros. Igual que
sucede con la vajilla de mesa, la tipología o la arcilla de las ánforas pueden ser reconocidas en algunos casos
y permitir establecer relaciones entre áreas distantes.
Casi la totalidad de las ánforas importadas documentadas en la Bastida son producciones púnicas. La
ausencia de importaciones anfóricas púnicas entre los conjuntos de las primeras excavaciones contrasta con
su aparición en las excavaciones de los últimos años, porque posiblemente se privilegió la recogida de objetos
metálicos, de los vasos completos o fácilmente reconstruibles y de la vajilla de barniz negro.
Las ánforas púnicas documentadas son prueba de la existencia de contactos comerciales con regiones
distantes, aunque fuera a través de intermediarios. Corresponden a tipos producidos en el área del Estrecho
de Gibraltar (tipos 8.2.1.1., 12.1.0.0. 11.2.1.5. siguiendo la tipología de Ramon, 1995) y en Ibiza (8.1.1.1.) [fig.
7] y en las excavaciones llevadas a cabo desde 1993 hasta 2008 se han documentado en todos los espacios,
si bien son muy minoritarias en el conjunto del material. En la muralla junto a la Puerta Oeste hay un ejemplar de tipo 8.2.1.1. del Estrecho de Gibraltar; en la Puerta Este también hay un ánfora del Estrecho, si bien
del tipo 11.2.1.4. Los ejemplares de ánforas púnico-ebusitana 8.1.1.1. se documentan en la Casa 11, en la
Puerta Oeste y en la Puerta Este.
No tenemos pruebas acerca de los contenidos que fueron transportados en estos envases, que es lo que
realmente importaron los grupos iberos. Para las ánforas del Estrecho no es descabellado pensar en salazones o derivados del pescado, habida cuenta de la larga trayectoria productora de la zona desde, al menos,
los siglos VI-V a.C. (Aranegui et alii 2004). Para las ánforas ebusitanas se ha propuesto el envasado de aceite
o vino. No obstante, uno de los ejemplares encontrado junto a las estructuras adyacentes a la Puerta Oeste,
8. Selección de cuentas de pasta
vítrea halladas en la Bastida.
185
[page-n-11]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 186
casi entero, estaba asociado a semillas carbonizadas de Triticum aestivum durum, lo cual abre la posibilidad
de que la reutilización de los envases de transporte sea un fenómeno común.
Aparte de las ánforas púnicas hay un ejemplar muy fragmentado que podría corresponder a un ánfora
de producción griega a juzgar por la disposición del asa vertical y el arranque del cuerpo. Otras ánforas podrían identificarse como importaciones: el caso más claro es el ejemplar completo de perfil sinuoso que fue
hallado en el Depto. 7 (Fletcher et alii 1965, 54), ya que hay ánforas de este tipo que forman parte del cargamento principal del pecio de Binisafúller, en Menorca, y hay hallazgos aislados de este mismo tipo de ánfora también en Mallorca (Guerrero y Quintana 2000, 168). Por último, hay ánforas con unos característicos
peinados circulares e impresiones en el tercio superior del cuerpo, que pudieran haber sido producidas en
el área costera de Alicante, pues se han documentado en los alfares del Campello (López Seguí 1997, 241).
Estas evidencias invitan a pensar que los productos ibéricos también fueron canalizados en las transacciones
entre los asentamientos costeros y las zonas de interior (Mata et alii 2000), y que circularon junto a otras
mercancías foráneas, más fácilmente reconocibles en el registro.
Cuentas de pasta vítrea y pequeños objetos de tipo egipcio
Otro elemento que podemos identificar como importaciones está formado por los conjuntos de cuentas
de pasta vítrea así como otros pequeños objetos de adorno. Las cuentas de pasta vítrea son esferas hechas a
partir de material silíceo con el que se obtienen objetos estandarizados, simétricos y de tamaños diversos,
aunque no suelen superar los dos centímetros de diámetro. Están realizadas en talleres mediterrános –púnicos sobre todo–. En la Bastida, como sucede en otros contextos ibéricos de estos momentos, hay cuentas lisas
y agallonadas y predominan casi totalmente las de color azul, aunque con diversas tonalidades [fig. 8 y 10].
Tendemos a pensar en las cuentas formando elementos de adorno como collares
o pulseras, pero en la Bastida rara vez aparecen formando conjuntos muy numerosos
lo que invita a pensar que se pudieran ostentar como elementos decorativos corporales aislados. Junto a esta dimensión
decorativa, personal, no debemos olvidar
su uso como medios de intercambio en
trueques, derivado de su elevada apreciación, o incluso como elementos de contabilidad, y de ello hay suficientes ejemplos
en otros momentos históricos, como los
atestiguados durante la expansión colonial
europea.
Al respecto, traemos a colación una
pieza de tipo egipcio que también debió llegar a la Bastida en estos cargamentos. Se
trata de un pequeño objeto realizado pasta
silícea de grano fino y tono amarillento,
que representa una divinidad egipcia indeterminada, pues falta el rostro que determinaría la atribución. Está en actitud
hierática y una pierna se avanza ligeramente [fig. 9]. Es una pieza típica del siglo
IV a.C., pues hay ejemplares parecidos que
representan al dios Horus en la necrópolis
de la Albufereta y en el Tossal de Manises,
9. Figurilla de tipo egipcio que representa, posiblemente, al dios
en Alicante (Olcina y Ramón 2010, 72).
Horus. Altura 3,5 cm.
186
[page-n-12]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 187
10. Un paquete de productos comercializados desde el Mediterráneo central que llegaron a la
Bastida en el siglo IV a.C.: vajilla
de barniz negro y cuentas de
pasta vítrea.
Los agentes comerciaLes: de La costa aL interior
Este cuadro de importaciones abre el debate de cuáles fueron los agentes del transporte en estos contextos
ibéricos. La publicación del pecio del Sec, un barco hundido en la costa de Mallorca datado entre los años
375-350 a.C. (Arribas et alii 1987), ha permitido plantear la idea de que los barcos mercantes hacían rutas
marítimas con diversas paradas en las que se adquirían o intercambiaban productos alimenticios, vajilla, y
otros elementos, lo que se infiere de la heterogeneidad de procedencias de los productos transportados. Los
puertos situados en las Baleares serían, desde esta perspectiva, intermediarios entre la fachada mediterránea
peninsular y la zona del Mediterráneo central o el sur peninsular a través de la conocida como ‘ruta de las
islas’ (Sicilia-Cerdeña-Baleares) (Gómez Bellard et alii 1990; Sanmartí 2000, 312).
Los agentes comerciales debieron ser de orígenes diversos a juzgar por la variedad de productos en circulación en los espacios costeros y porque los mercantes de este periodo no tenían una bandera nacional
en el sentido actual del término, aunque los púnicos y griegos debieron dominar estas actividades. Pero también se puede plantear que los propios iberos llevaron a cabo actividades comerciales. De hecho, la integración y participación de iberos como testigos o como agentes comerciales durante los siglos V y IV a.C. parece
deducirse a partir del estudio de algunos documentos escritos. Uno de los más célebres es una lámina de
plomo hallada en Ampurias (Sanmartí-Grego 1991). Escrita en dialecto jonio a finales del siglo VI a.C. especifica las órdenes de un comerciante a su socio instalado en este núcleo para que lleve a cabo una operación
comercial relacionada con el intercambio de vino remolcando un navío. Lo más interesante es que el contacto
de este comerciante que almacena mercancías y las transporta es un tal Basped o Baspedas, al que se ha supuesto un origen ibérico.
No es el único ejemplo. Parecida es la carta hallada en Pech-Maho (Agde, Francia) (Lejeune et alii 1988).
Esta datada en el siglo V y relata la compra de embarcaciones entre griegos, con pormenores de los aportes
de sucesivas señales del saldo efectuadas en varios lugares del entorno. Dejando a un lado detalles inciertos
de su contenido lo que interesa destacar es que la mitad de los testigos de estas operaciones tienen nombres
iberos. Más que una anécdota curiosa muestra su alto grado de participación en estas actividades o, si se
quiere, la necesidad de finalizar una buena operación comercial con su presencia y sus nombres. Podríamos
decir que un ibero es la garantía necesaria para dar fe.
Un plomo escrito en signario levantino hallado en el Grau Vell, en Sagunt, (Aranegui 2004, 80) refuerza
la misma idea: que algunas actividades comerciales están controladas, e incluso dirigidas, por grupos de
187
[page-n-13]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 188
iberos que, además, tienen una participación activa en las transacciones mercantiles. Por ello,
es factible pensar que los iberos también son
responsables de canalizar los productos hacia
los centros de interior, y que ello depende de los
contactos que establecen al nivel de las relaciones sociales. Es en estos centros de interior
donde volvemos ahora, para valorar las importaciones y los fenómenos de intercambio en sus
contextos.
sobre La importancia de Lo importado
El panorama de las importaciones de la Bastida permite hacer algunas consideraciones
sobre la cuestión del valor que se otorga a los
objetos, y a la que ya nos hemos referido más
arriba. El repertorio de las escasas ánforas importadas –ánforas púnicas de Ibiza y el Estrecho de Gibraltar– y una vajilla de barniz negro
muy bien definida en cuanto a sus tipos y funcionalidades encuentra parangón en otros
asentamientos coetáneos de la zona, e invita a
pensar que se seleccionaron los productos que
interesaron a estos grupos, como se ha puesto
también de manifiesto a una escala geográfica
más amplia (Sanmartí 2000, 315). Las importaciones nos ilustran sobre ciertos mecanismos
de selección que tienen que ver con la demanda
local y ésta con los valores asociados a estas piezas. Las importaciones encuentran su sentido
en el mismo uso: la mayor parte de las importaciones de barniz negro es vajilla de mesa –
platos, cuencos, cráteras y copas– y se relaciona
con la práctica alimentaria en sentido amplio;
con la ingesta tanto de alimentos sólidos como
de líquidos. Sólo una pequeña parte del repertorio cerámico pertenece a tipos relacionados
con otros usos, como las botellitas de aceite
para el cuidado corporal o el tocador. Las cuentas de collar también se pueden relacionar con
11. Ánfora de Ibiza hallada en la Casa 11 de la Bastida.
esta dimensión del cuidado corporal o, más
bien, de la decoración personal [fig. 10].
Una lectura en perspectiva permite evaluar
este cuadro como un excelente ejemplo de algunos de los valores de los grupos iberos. El panorama nos invita a pensar que en la realización de determinadas prácticas sociales, como de comensalía o celebraciones, jugó un papel destacado la alimentación –la
comida y la bebida. En estas reuniones festivas la ostentación de una vajilla de origen foráneo y de circulación
restringida en el contexto comarcal, como son las exclusivas piezas de figuras rojas, los alimentos exóticos
en ánforas púnicas, permitía a sus poseedores mostrar su poder y sus relaciones privilegiadas con los comerciantes y los productos de procedencia lejana [fig. 11].
188
[page-n-14]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 189
12. Conjunto de cinco lingotes de
plata hallado en el Depto.
103/105 y el vaso cerámico en el
que se ocultaron.
Los pagos con metaL: La pLata y eL bronce
Al analizar la cuestión del comercio, no debemos pasar por alto que los metales fueron, probablemente,
los medios de pago e intercambio más valorados en este contexto. Ahora bien, no se trata de metal convertido
en moneda con un valor garantizado a través de una acuñación –que responde a un contexto histórico diferente, pues en la Bastida no se ha documentado la moneda como medio de cambio–, sino de metal en bruto
utilizado como dinero. Está demostrado que en el sudeste peninsular, ya en el siglo IV a.C., y quizás antes,
los metales, y especialmente la plata, fueron valorados y circularon entre determinadas esferas sociales para
el pago de bienes y servicios (Ripollés 2009).
Las actividades de reducción del mineral de galena argentífera que se documentan en varios espacios de la
Bastida constituyen una actividad económica de primer orden destinada a la obtención de plata refinada que
supone riqueza acumulada y medio de cambio. En este sentido debemos valorar seis piezas discoidales de plata
13. Pieza de plata del Depto. 232 recortada.
Los pagos de mercancías, objetos o servicios
con metales preciosos en bruto eran frecuentes en estos momentos. Long. 3,1 cm.
189
[page-n-15]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 190
14. Anillas de bronce que pudieran haber servido, también, como lingotes para el pago de bienes o servicios con bronce. Son piezas
estandarizadas en cuanto a su tipología, pesos y medidas y, de hecho, algunas están recortadas. Diámetro máximo de la pieza recortada 5,9 cm.
halladas en la Bastida que constituyen una producción de plata no estandarizada que ilustra sobre determinadas actividades mercantiles efectuadas en este sistema socioeconómico. Estas piezas pueden interpretarse, a
juzgar por su morfología, como fondos de copela que han sufrido un enfriamiento lento y han adquirido una
forma de botón redondeado y cóncavo característico del metal obtenido mediante estos procesos.
Cinco de ellas aparecieron ocultas en el Depto.
103/105, dentro de una botellita de cerámica, y suman
207,3 g de plata en bruto [fig. 12]. Sus pesos no son excesivos, y oscilan entre 26,5 g y 55,3 g. Podemos valorar este hallazgo como una acumulación de riqueza
extraordinaria no sólo en el propio asentamiento sino
también en el contexto regional, por lo que conocemos
hasta el momento de otros yacimientos.
Otra pieza más, que procede del Depto. 232, pesa
25,3 g y está recortada por la mitad [fig. 13]. Este dato
es del máximo interés ya que ilustra sobre el uso de la
plata como medio de pago. Estamos ante un modelo
en el que se negocian pagos con metal en bruto –sobre
todo plata y, en menor medida, oro–, adaptados a la
cantidad requerida, como una forma de dinero móvil
en una sociedad sin moneda. Las piezas de la Bastida
no son las únicas en la zona, ya que muy cerca hay
asentamientos que han deparado piezas similares,
también recortadas, como el Puig d’Alcoi (Pascual
15. Plato de balanza. Diámetro 12,2 cm.
1952, 143) o Cerro Lucena en Enguera (Castellano
190
[page-n-16]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 191
16. Ponderales de bronce (Foto
Casa Grollo).
2007, 137). Estas evidencias muestran que la plata está apropiada por ciertas esferas sociales que, además,
están integradas en redes de intercambio interregionales.
Es probable que otros metales pudieran haber sido valorados como elementos relacionados con los pagos
mediante metal en bruto. Así lo dan a entender doce arandelas de bronce de perfil troncocónico y de sección
triangular o romboidal, de diámetros entre 3,60 y 6,60 cm y con pesos entre 54,85 g y 7,01 g [fig. 14]. Con
frecuencia se hallan formando conjuntos, como en el Depto. 142, muy cerca del lugar de ocultación de la
plata previamente citada, donde hay cinco ejemplares que pesan 35,51 g, 26,27 g, 25,96 g, 16,59 g y 17,75 g
respectivamente, de modo que se repiten pesos que parecen ajustarse a un patrón.
A veces están asociadas a balanzas y ponderales, como en el Depto. 16 donde se cita que “cinco ponderales
salieron juntos con otros tres de plomo […] y un fragmento de aro de bronce, todo ello en el ángulo noroeste del
departamento” (Fletcher et alii 1965, 97). El hecho de que sean piezas con una tipología estandarizada y que alguna de ellas esté recortada (Depto. 37 y 239), nos lleva a pensar que pueden tratarse de auténticos lingotes de
bronce preparados para ser fundidos y elaborar objetos, o quizás para realizar pagos a peso, del mismo modo
que sucede con la plata, aunque en esferas de transacciones diferentes.
En un marco económico en el que se negocian la plata y el bronce como medios de cambio, las balanzas
de precisión fueron un complemento necesario, como veremos a continuación.
sistemas de pesos: baLanzas y ponderaLes
Los sistemas de pesos de época ibérica han sido tradicionalmente objeto de estudio por las implicaciones
sociales y económicas que tienen para definir una determinada organización de los intercambios y unos posibles patrones metrológicos comunes. Los ponderales y los platillos de balanza son, en este caso, los elementos
materiales que demuestran que entre los iberos se llevaba a cabo el control de pesos con la ayuda de balanzas
de precisión.
En la Bastida hay siete platillos de balanza de bronce documentados en los Deptos. 16, 26, 37, 80, 209,
230 y 268, y con dudas en el 68. Son discos cóncavos de entre 8 y 12 cm de diámetro hechos a partir de una
lámina muy fina de bronce, y con tres o cuatro perforaciones equidistantes para permitir ser colgados, aunque lo más frecuente es que sean de cuatro perforaciones [fig. 15]. No hay propuestas publicadas hasta el
momento de cómo podrían ser estas balanzas, pero parece que, al menos entre los siglos V y III a.C., las balanzas que se utilizan son de un solo plato. Al menos así se documenta en todos contextos de la Bastida y en
algunas tumbas de las necrópolis cercanas como Cigarralejo (tumba 21 y tumba 305) o en el Cabecico del
Tesoro (tumba 117) (Cuadrado 1987; Lucas 1990, 62). Si bien hay tumbas con dos platillos, como la número
191
[page-n-17]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 192
17. Conjunto de ponderales de
bronce y de plomo, de distintas
tipologías.
18. Pequeño ponderal con un
elemento metálico añadido,
probablemente para corregir
su peso. Diámetro 2,2 cm.
192
[page-n-18]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 193
19. Distribución de las balanzas en la Bastida.
145 del Cigarralejo, se fechan en época algo más tardía, hacia finales del siglo II a.C. de modo que proponemos
el uso extendido de balanzas de un platillo al menos hasta el siglo III a.C. En el Puntal dels Llops hay dos
fragmentos de platillos asociados a un juego de ponderales en el Depto. 1, y un platillo en el 4 y otro en el 16
(Bonet y Mata 2002, 157). Estos contextos son interesantes, pues podrían indicar que en torno a las fechas
en que se abandona este asentamiento edetano, hacia finales del siglo III o principios del II a.C., coexisten
balanzas de dos platos y de uno.
Los ponderales son elementos materiales que nos ilustran sobre los sistemas de pesos de precisión de
los iberos y ya desde las primeras excavaciones se advirtieron sus implicaciones económicas (Ballester 1930;
Fletcher y Mata 1981). En la Bastida se han recuperado un total de 73 ponderales. Los hay de bronce (39) y
de plomo (34) y siempre tienen perforaciones centrales [figs. 16 y 17]. Los de bronce se pueden dividir en
dos grandes grupos tipológicos: los troncocónicos, que son los más abundantes con diferencia, y los discoidales, que sólo se han documentado en un número de tres.
Los ponderales troncocónicos se elaboraban a partir de un cono de bronce macizo, obteniendo juegos de
pesas que, en la Bastida, oscilan entre 2,10 gr para los más ligeros, y 267 gr para el ejemplar más pesado. El
grado de precisión de estos juegos debía ser controlado cuidadosamente, ya que en algunos casos se ha rebajado metal para quitar peso y en otros se ha añadido [fig. 18]. Es interesante constatar que ningún ponderal
troncocónico tiene marcas, pero sí las tienen los tres ponderales discoidales documentados. Se trata de punciones alrededor de la perforación central en un número variable que está en relación a su peso.
Es difícil proponer una reconstrucción fiable de estas balanzas, ya que aparte de los platillos y ponderales
no hay otros elementos claros de bronce o hierro que puedan ser relacionados con un uso como brazos. Posiblemente, a excepción del platillo, toda la balanza estaría hecha de materiales perecederos. Pero, ¿cómo
193
[page-n-19]
la bastida 177_332:la bastida 19/05/11 17:38 Página 194
20. Recreación del control de movimientos
comerciales con el plomo escrito hallado en
el Depto. 48 (Bastida I). Jornadas de Visita,
año 2009.
se pesa en ellas? Por un lado podemos descartar que sean balanzas al estilo de las romanas, en las que un
contrapeso móvil en el eje calibrado permitiría pesar el producto previamente colocado sobre el platillo, ya
que no hay evidencias de tales contrapesos en los contextos citados. Nos inclinamos más bien por pensar
que los propios ponderales funcionan en este caso como contrapesos y por ello es relevante que estén perforados, como ocurre con todos los pesos de bronce o de plomo documentados –y no sólo sea éste un elemento derivado de su producción o para ser guardados juntos. Así, el producto se colocaría sobre el platillo
y los ponderales se podrían incorporar –¿colgados?– al brazo o a algún otro punto equidistante al plato
según el peso requerido por el producto.
Los productos pesados debieron ser variados, aunque obviamente serían pequeñas cantidades o piezas
ligeras que permitieran ser colocados en los frágiles platillos y que no superaran el peso máximo que acumulan los juegos de ponderales. Por ejemplo, uno de los juegos mejor conservados se halla en el Depto. 16,
donde hay cinco ponderales de bronce que pesan un total de 358,1 g y tres ponderales de plomo que pesan
231 g. La lista de elementos puede incluir desde aquellos perecederos que no documentamos en el registro
arqueológico como pueden ser ciertos productos vegetales, esencias o drogas, hasta otros vinculados directamente a la verificación del metal utilizado para efectuar pagos –plata y bronce, como hemos visto, aunque
también el oro– y para controlar los procesos de copelación y producción. En este caso, los contextos con
balanzas y ponderales deben interpretarse como auténticos laboratorios en los que se sometía a verificación
la calidad del mineral de galena (Ferrer Eres, capítulo 5), entre otros metales y minerales.
La distribución de los siete juegos de balanzas, identificadas a partir de los platillos según lo excavado
hasta el momento en el asentamiento [fig. 19], muestra que seis de ellas se encuentran en espacios que abren
directamente a la calle, y que su uso y control estaba en manos de unos grupos que parecen habitar en casas
agrupadas en dos grandes sectores de la ciudad: en los Conjuntos 8, 10 y 11 por un lado, y en el Conjunto 3
por otro. Es una prueba material de que las casas funcionaron como unidades económicas independientes.
194
[page-n-20]
la bastida 177_332:la bastida 12/07/11 11:20 Página 195
Las casas y eL registro escrito de su economía
El Conjunto 10 [fig. 1 en capítulo 4] es uno de los espacios que más información ofrece para valorar el
hecho de que las casas funcionaron como unidades independientes e interdependientes que controlaban los
movimientos de productos y las cuentas asociadas a sus actividades económicas. En el Depto. 48 se halló la
célebre lámina de plomo escrita (Bastida I) que se interpreta como un listado de productos o personas asociados a cantidades y unidades de medida a modo de albarán, con algunos conceptos cancelados y otros no
(De Hoz, capítulo 9). Se halló en un contexto doméstico, como muestra el resto de equipamientos asociados
como molino, telar, vajilla de consumo y cocina y armamento, muy cerca de dos espacios en los que se desarrollaban actividades de copelación de la galena (Deptos. 49 y 26) como indican la tobera, el trípode y las
planchas de plomo halladas en el primero, y el plomo y la maza del segundo además de una balanza.
Estos contextos invitan a pensar que las casas eran unidades económicas en las que se llevaban a cabo
actividades comerciales de un cierto volumen y complejidad, pues requerían llevar el control en documentos
escritos como éste [fig. 20]. El papel de la escritura debe ser valorado especialmente, pues la escritura se inventó por y para el poder, para utilizarla para registros comerciales, transacciones o propaganda. El conocimiento de la escritura hacía posible hacer cálculos voluminosos y complejos –porque más vale lápiz corto
que memoria larga, como reza el dicho.
intercambios, comercio y poder
El control de las relaciones con los agentes comerciales y la restricción de los intercambios es un aspecto
que permite consolidar el poder de ciertos grupos, que tratan de mantener relaciones privilegiadas con comerciantes y sus mercancías. Al hilo de esta idea conviene valorar los dos grafitos en vasos áticos documentados en el Conjunto 5.
En el interior de una base de copa de barniz negro del Depto. 62 se encuentra esgrafiado el signo Y, y
que en el fondo externo de otra hallada en el Depto. 64 hay, por un lado, tres triángulos que corresponden
a grafitos comerciales griegos. El exterior de las bases de algunos vasos se marcan con abreviaturas de deka,
con valor de diez, relativos a las partidas que se comercializan; por otro lado se han añadido cuatro signos
ibéricos (ver capítulo 9).
Las marcas se han realizado después de la cocción y no se relacionan con el proceso de fabricación de
las piezas sino con su uso, y dos de ellas pueden corresponder a grafitos personales, quizás para identificar
propiedad. La pieza del Depto. 64 requiere un comentario más detallado. Pensando en términos de intercambios, la combinación de ambas inscripciones quizás pudiera ser explicada como un doble circuito
comercial en el que participaran griegos e iberos, al estilo del propuesto para griegos y púnicos a raíz del
estudio de los materiales de barniz negro del pecio del Sec, donde sólo las piezas no figuradas tienen grafitos (De Hoz 2002). Según esta propuesta, a los primeros hubiera correspondido el marcado de la
secuencia de triángulos y a los segundos otras marcas numerales en las redistribuciones de esos
cargamentos. Para el fragmento del departamento 64, la inscripción griega encaja en este esquema explicativo, pero la ibérica invalida esta hipótesis dado que no se trata simplemente de un numeral sino de un
texto más largo, quizás una marca personal. Así, es más factible pensar en una marca de propiedad, como
ha propuesto de Hoz, o, al menos, en una marca no numeral ya que la onomástica ibérica conocida no
ofrece ejemplos similares.
Muy destacable es el hecho que, precisamente, dos de los tres vasos con grafitos de la Bastida se encuentren en un mismo edificio, en el Conjunto 5, y que además uno de ellos tenga una inscripción ibérica. Nunca
sabremos si la persona que escribió sobre el mismo vaso que otros habían elegido previamente para marcar
un lote de productos conocía el significado de los triángulos, pero al menos estamos en condiciones de definir
este acto como un gesto significativo. El tipo de vaso es muy abundante en la Bastida, pero resulta ser un
elemento destacado por haber marcado un lote de piezas, lo que quizás indicaría que llegaría a manos de alguien que controlaba la llegada de estos paquetes de productos. Quizás estamos ante la muestra material de
que los intercambios confieren prestigio, de que están controlados por unos pocos grupos, y son medios
que, convenientemente restringidos, permiten consolidar el poder.
195
[page-n-21]