La villa de Cornelius (L'Ènova, Valencia): trabajos de conservación y restauración para un proyecto expositivo
Trinidad Pasíes Oviedo
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Archivo de Prehistoria Levantina
Vol. XXX, Valencia, 2014, p. 389-400
Trinidad PASÍES OVIEDO a
La villa de Cornelius (l’Ènova, Valencia):
trabajos de conservación y restauración
para un proyecto expositivo
RESUMEN: Aunque la conservación in situ de estructuras arqueológicas es la alternativa idónea para evitar
la descontextualización de los restos, en ocasiones el conservador-restaurador se ve en la necesidad de
llevar a cabo operaciones de extracción y traslado a una nueva ubicación para garantizar su salvaguarda.
En el Laboratorio de restauración del Museo de Prehistoria de Valencia se ha realizado la intervención de
varios pavimentos, fragmentos de pintura mural, cerámica y otros materiales recuperados de la excavación
de la villa de Cornelius en l’Ènova (Valencia), con el fin de que formaran parte de una exposición temporal
inaugurada en noviembre de 2013. Entre los trabajos realizados destaca la investigación y aplicación de
algunos tratamientos más novedosos, respetando los criterios de reversibilidad y mínima intervención,
como son la fabricación manual de soportes ligeros para la restauración de fragmentos de opus tessellatum,
el sistema de montaje y reintegración de un pavimento romano de mármol basado en el empleo de gravillas
sueltas, y un método de anclaje mediante imanes en un conjunto de pintura mural.
PALABRAS CLAVE: Conservación-restauración, mosaico, materiales arqueológicos, exposición temporal.
The villa of Cornelius (l’Ènova, Valencia, Spain):
conservation and restoration works for an exhibition project
ABSTRACT: Although the in situ conservation of archaeological structures is the ideal alternative, it is
sometimes necessary carry out the process of lifting and moving the remains to a new location to ensure their
protection. In the restoration Laboratory of the Museum of Prehistory of Valencia we have worked on various
pavements, fragments of wall paintings, ceramics and other materials recovered during the excavation of
the villa of Cornelius in l’Ènova (Valencia, Spain), now integrated into one temporary exhibition opened in
November 2013. We emphasize the research and application of some new treatments following the criteria
of reversibility and minimal intervention, for example, manual making light supports for the restoration
of fragments of opus tessellatum, the mounting system and filling missing areas based on the use of loose
gravel on a Roman marble pavement and a method of anchoring mural fragments using magnets.
KEY WORDS: Conservation and restoration, mosaic, archaeological materials, temporary exhibition.
a Laboratorio de Restauración del Museo de Prehistoria de Valencia.
trini.pasies@dival.es
Recibido: 10/12/2013. Aceptado: 04/04/2014.
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1. INTRODUCCIÓN
El trabajo del conservador-restaurador de materiales arqueológicos se inicia en el mismo momento del
hallazgo de los restos. Él es el encargado de analizar las condiciones en las que los distintos materiales
son recuperados y realizar el diagnóstico de daños para poder establecer el estado de conservación de las
piezas y, a partir de estos datos, desarrollar la propuesta de intervención más idónea en cada caso. En campo
arqueológico la actuación de un profesional en materia de conservación es indispensable para garantizar que
tanto las estructuras arquitectónicas (pavimentos, revestimientos, etc.) como los objetos descubiertos, van
a recuperarse evitando el traumatismo que implica cualquier trabajo de exhumación, donde los materiales
estarán expuestos a cambios traumáticos que pueden hacer peligrar su integridad. Suya es entonces la
responsabilidad de conseguir que la adaptación de los materiales a su nuevo ambiente de conservación
se realice de forma controlada y de establecer los protocolos necesarios para que los restos puedan ser
consolidados, recuperados, extraídos, transportados e intervenidos con las garantías que se exigen.
En esta ocasión la historia se traslada al año 1993, con el descubrimiento de unos vestigios romanos
en una prospección arqueológica realizada en el yacimiento de Els Alters, en la localidad de l’Ènova
(Valencia), trabajos que proseguirían años más tarde con la excavación del solar, y donde se hallaron los
restos de una villa romana del siglo II-III d.C. propiedad de Publio Cornelio Iuniani (Albiach y De Madaria,
2006). En el Laboratorio de restauración del Museo de Prehistoria de Valencia hemos participado en este
proyecto desde 2004 (fig. 1), cuando se realizaron los primeros trabajos de preservación y recuperación
de los restos que, durante los años posteriores, se han continuado con las labores de restauración dentro
del propio laboratorio, lo que ha supuesto la recuperación de un nutrido grupo de materiales, de los cuales
se han seleccionado aquellos más representativos para formar parte de la exposición monográfica que en
noviembre de 2013 se inauguró en el museo.
Fig. 1. Limpieza mecánica de un
fragmento de inscripción.
2. LA INTERVENCIÓN SOBRE LAS ESTRUCTURAS ARQUEOLÓGICAS
La conservación in situ de los restos hallados en una excavación arqueológica es, sin duda, la alternativa más
adecuada para garantizar la correcta preservación de toda la información que los materiales nos pueden aportar
y evitar así su descontextualización. Obviamente no nos referimos con ello a los objetos muebles (piezas
cerámicas, metales, material pétreo o restos óseos, entre otros) que habitualmente se descubren y recogen de una
zona arqueológica, para posteriormente ser estudiados y depositados en los museos. Este comentario se dirige
especialmente a los bienes inmuebles, entre los que podemos destacar estructuras, pavimentos o revestimientos,
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que forman parte indisoluble de un entorno arquitectónico que difícilmente se comprende fuera de su contexto
original. Y cuando hablamos de conservación in situ no aludimos únicamente a la decisión de no extracción de las
estructuras, sino al desarrollo de un proyecto de puesta en valor a largo plazo del área arqueológica que incluya
no solo los trabajos de restauración, acondicionamiento o difusión, entre otros muchos, sino que prevea unas
medidas de mantenimiento periódico constante que aseguren la perdurabilidad de los restos. Así ha sido defendido
por instituciones como el ICAHM y el ICOMOS en la Carta para la protección y la gestión del patrimonio
arqueológico que se presentó en Lausana en 1990, donde en su artículo 6 se cita: “Conservar in situ monumentos
y conjuntos debe ser el objetivo fundamental de la conservación del patrimonio arqueológico. Cualquier traslado
viola el principio según el cual el patrimonio debe conservarse en su contexto original”.1
Esta es la teoría que defienden los profesionales de la conservación-restauración. Pero a menudo la
teoría choca frontalmente con la realidad y la alternativa de la conservación in situ no es factible cuando
se entremezclan problemas que escapan a nuestro control. La villa de Cornelius de la localidad de l’Ènova
es uno de estos casos en los que la extracción de diversas estructuras no admitió discusión, debido en
esta ocasión a las condiciones de urgencia que apremiaron el desarrollo de los trabajos de excavación a
consecuencia del paso por la zona de una línea del tren de Alta Velocidad, lo que obligó también al posterior
recubrimiento de toda el área arqueológica. Es por ello que, entre los materiales que se tuvieron que sacar
de su contexto original para ser depositados en el Museo de Prehistoria de Valencia, se incluyeron un
pavimento de mármol y diversos fragmentos de opus tessellatum policromos, así como restos de pintura
mural, que formaban parte del repertorio decorativo de algunas de las estancias de la domus. Describiremos
a continuación cuáles han sido los distintos procesos de intervención que se han realizado sobre algunas de
estas piezas desde el momento de su hallazgo hasta su exhibición.
2.1. Pavimentos
Una de las piezas más reseñables de todo el conjunto es el suelo de mármol que pavimentaba el que se
considera dormitorio principal de la vivienda (fig. 2, a). Sus medidas aproximadas son 6,24 x 4,76 m, y
lo conforman placas de mármol procedente de la cantera de Buixcarró (Xàtiva-Barxeta) (Rodà, Àlvarez
y Doménech, 2010), en colores beige, ocres, rosados y negros, de diversos formatos, la gran mayoría
rectangular o cuadrangular, creando dos zonas decorativas bien diferenciadas. Los mármoles se asentaban
sobre una base de mortero natural, donde se han podido diferenciar dos estratos con presencia mayoritaria
de calcita entre un 70% y un 80%, conteniendo también cuarzo, dolomita y sólidos amorfos (Sánchez y
Gómez, 2013), sin observarse la presencia de los típicos fragmentos de piedra o cerámica que sirven de
asentamiento y nivelación a las lastras de mármol y que caracterizan la técnica de fabricación de los opus
sectile (Pasíes y Mai, 2008). En cuanto al estado de conservación del conjunto es evidente el elevado
grado de fragmentación de los mármoles. También reseñar la presencia en el pavimento de muchas zonas
afectadas por el fuego provocado por hogueras que, posiblemente, corresponderían con la fase final de
ocupación de la villa, siendo precisamente en algunas de estas áreas donde se localizan las principales
lagunas en el pavimento. Por último destacar que las piezas se descubrieron cubiertas de una dura y espesa
capa de concreción de tipo calcáreo.
Para llevar a cabo la extracción se realizó una primera limpieza de los restos terrosos y se protegió el
pavimento con gasas adheridas con cola vinílica, sobre las que se colocó un soporte rígido de poliestireno
estrusionado cortado a medida de cada módulo y convenientemente numerado (fig. 2, b). Con el pavimento
en placas (un total de 230), ya trasladadas a las dependencias del Museo de Prehistoria, las labores de
1
http://www.international.icomos.org/charters/arch_sp.pdf [consulta: 9/8/2013]. Dos años más tarde, en 1992, esta recomendación
también se recoge en el Convenio Europeo sobre la Protección del Patrimonio Arqueológico llevado a cabo en La Valetta
(Malta), que fue ratificado por España en 2011: http://www.boe.es/boe/dias/2011/07/20/pdfs/BOE-A-2011-12501.pdf [consulta:
9/8/2013].
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Fig. 2. (a) Vista general del
pavimento de mármol tras
el hallazgo; (b) proceso de
extracción: engasado, colocación
del refuerzo de poliestireno y
numeración de los módulos.
restauración en el Laboratorio se prolongaron por un periodo aproximado de 4 años, con al menos dos
técnicos trabajando de forma exclusiva. A la limpieza por el reverso de los restos de morteros originales ya
disgregados siguieron las operaciones por el anverso, que se iniciaron con la eliminación de los materiales de
protección colocados para el arranque y se continuaron con los tratamientos de limpieza previa, realizados
de forma paralela a la reconstrucción y montaje con adhesivo de las placas fragmentadas (fig. 3).
Para la eliminación de las duras concreciones calcáreas se empleó un sistema de microproyección
de distintos abrasivos a bajas presiones (oxido de aluminio, microesferas de vidrio o piedra pómez),
cuya elección vino determinada por las características específicas del material pétreo y su estado de
conservación, proceso tras el cual se aplicó un acabado final de protección (silicato de etilo Estel 1000
al 50% en White Spirit).
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Fig. 3. Fases de
limpieza y montaje de
las placas de mármol.
En cuanto al sistema expositivo del conjunto se planteó una propuesta poco invasiva y reversible, que
propone el montaje del pavimento a modo de puzzle sobre una base de arena que sirve para compensar los
distintos espesores de los mármoles (fig. 4, a). Posteriormente se abordó el tratamiento de reintegración de
lagunas, optando por el empleo de gravillas sueltas de diferentes tonalidades (fig. 4, b), que recreaban no
solo el color sino la textura de la piedra, logrando un efecto visual que armonizaba con el original, y que ya
habíamos utilizado con éxito en anteriores intervenciones sobre mosaicos (Pasíes, 2012: 127-128).
Aparte de este pavimento, se hallaron algunos restos dispersos de mosaico teselado con decoración
geométrica y algunos motivos vegetales policromos en una de las estancias anexas al dormitorio principal
(fig. 5). Los fragmentos fueron también extraídos y trasladados al museo para su restauración, que consistió
en la colocación de un nuevo soporte de materiales ligeros, en este caso un estratificado de aluminio, fibra
de vidrio y resina, fijado al reverso de las piezas con un mortero natural compatible con los materiales
originales, compuesto por cal hidráulica natural pura NHL de Saint-Astier y una mezcla de inertes naturales
de bajo peso específico, previa preparación del soporte rígido con una base de perlita adherida con resina
epoxídica, para garantizar el agarre del nuevo mortero. Las labores de restauración continuaron entonces
por el anverso, con la limpieza de las teselas para eliminar la capa de incrustación que ocultaba los diseños
originales.
Finalmente se ha intervenido también otro pequeño fragmento de opus tessellatum policromo con
decoración de motivos vegetales y con un pajarillo. En este caso se llevó a cabo un trabajo de investigación
en colaboración con la Universidad Politécnica de Valencia2 para la realización de un nuevo soporte móvil
reversible fabricado manualmente ex profeso para la pieza, con un sistema estratificado de fibra de carbono
con nido de abeja de aluminio, realizado al vacío, que se acoplaba perfectamente a las irregularidades de
la pieza por el reverso, lo que nos permitió poder conservar los restos de mortero original, minimizando
además el peso del conjunto (fig. 6 y 7).
2
Esta intervención fue realizada en colaboración con la Universidad Politécnica de Valencia y forma parte de un trabajo
de investigación presentado en el Máster en Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la misma Universidad
(Fayos, 2012).
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Fig. 4. (a) Montaje del pavimento
sobre una base de arena;
(b) reintegración de lagunas con
gravillas sueltas de diferentes
tonalidades.
Fig. 5. Restos del mosaico en opus
tessellatum que decoraba una de las
estancias de la domus.
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Fig. 6. (a) Fragmento de opus
tessellatum in situ;
(b) colocación por el reverso
de un estrato intermedio de
mortero natural;
(c) fabricación a medida
sobre el original de un nuevo
soporte estratificado de fibra
de carbono y nido de abeja
de aluminio: superposición
de las diferentes capas,
colocación de la resina y
aplicación del vacío.
Fig. 7. Fragmento de opus
tessellatum, ultimada la
intervención, en una de las
vitrinas de la exposición.
2.2. Restos de pintura mural
En diferentes estancias de la villa se descubrieron in situ y como material de derrumbe diversos fragmentos
de pintura mural, con diferentes diseños y policromías, que formaban parte del repertorio decorativo de las
distintas estancias. De los restos descubiertos se seleccionaron para formar parte de la exposición aquellos
más representativos, y se realizaron en el laboratorio las operaciones de limpieza superficial y consolidación
de morteros originales (fig. 8). Tras practicar diversas pruebas (Del Ordi, 2011), la eliminación de las
incrustaciones calcáreas que cubrían parte de la capa pictórica se llevó a cabo mediante una combinación
de la acción mecánica (bisturí bajo lupa binocular) con la reacción química (gel de ácido cítrico al 2%).
Finalmente se aplicó como protección una capa de Paraloid B72 al 2’5%. Por el reverso el mortero original
fue consolidado con un producto inorgánico a base de nanopartículas de cal (Nanorestore).
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Fig. 8. Intervención sobre algunos
fragmentos de pintura mural: proceso
de limpieza mediante la aplicación
de empacos.
Aparte de estos fragmentos de pequeño formato, el revestimiento pictórico más reseñable es el que
apareció in situ en el dormitorio principal de la casa, la misma estancia que se hallaba pavimentada con
el suelo de placas de mármol al que ya nos hemos referido anteriormente. Se trata de un conjunto de
cinco fragmentos de pintura mural asociada a un zócalo de mármol, con sencilla decoración a bandas. La
superficie de la pintura presentaba duras concreciones calcáreas, algunas pérdidas puntuales de película
pictórica y pequeñas grietas.
En 2004, cuando se descubrieron las piezas, se realizaron in situ los primeros trabajos de urgencia
que incluyeron una primera fase de limpieza, así como el arranque del revestimiento con un sistema de
bloque rígido (protecciones con papel japonés, gasa y espuma de poliuretano) para inmovilizar el conjunto
y proceder a su traslado al museo.
Ya en el laboratorio el trabajo consistió en la intervención definitiva de conservación y restauración
(fig. 9), que en un principio se llevó a cabo con el mismo protocolo aplicado a los fragmentos sueltos
anteriormente citados en lo referente a los tratamientos de limpieza y de consolidación. Sin embargo
en este caso se tuvo que diseñar un sistema específico para su presentación en la exposición, donde se
recrearía la habitación junto al pavimento de mármol (fig. 10). Se planteó entonces una alternativa no
invasiva de nuevo soporte, donde la sujeción de los distintos fragmentos se realiza simplemente a través
de imanes que nos garantizan la reversibilidad del proceso y minimizan la intervención sobre los estratos
de mortero original, descartando los inconvenientes asociados a la aplicación tradicional de un panel
rígido por el reverso.3
3. LA INTERVENCIÓN SOBRE LAS PIEZAS MUEBLES
Aparte de los revestimientos y pavimentos que fueron extraídos y trasladados al laboratorio para su
restauración, los trabajos han incluido también un nutrido grupo de piezas y objetos que se convierten
en los testigos materiales a través de los cuales obtenemos datos fundamentales para contextualizar la
villa y comprender su desarrollo. Recipientes cerámicos, metales, piezas fabricadas en hueso, objetos de
piedra, son solo algunos de los restos de la cultura material que identifican este yacimiento arqueológico
de Els Alters.
3 Intervención realizada en colaboración con la Universidad Politécnica de Valencia gracias al trabajo de investigación presentado
en el Máster en Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la misma Universidad (Zincone, 2012).
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Fig. 9. (a) Conjunto de pintura mural con zócalo de mármol tras su descubrimiento; (b) pruebas de limpieza
realizadas sobre la superficie pictórica; (c) colocación por el reverso de los imanes que servirán para el montaje en
vertical de los fragmentos durante la exposición temporal.
Fig. 10. Vista general del conjunto pictórico tal y como fue colocado en la exposición.
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Fig. 11. Intervención en el laboratorio de unas piezas de
cerámica sigillata.
Fig. 12. Caja nido para la conservación y el almacenaje
de un conjunto de metales hallados en la villa.
Las piezas seleccionadas para conformar la muestra expositiva han sido intervenidas en diferentes
fases, incluyendo principalmente las operaciones de limpieza, consolidación y reconstrucción formal,
realizando solo la reintegración de lagunas en los casos puntuales en los que esta se consideró necesaria.
Fragmentos de cerámica sigillata y común, agujas de hueso, inscripciones, molduras, umbrales y otros
elementos arquitectónicos en mármol, etc., son algunas de las piezas sobre las que se ha llevado a cabo una
intervención directa para recuperar su lectura (fig. 11).
Finalmente destacar los trabajos de conservación preventiva desarrollados sobre algunos de los conjuntos
tratados. Se ha diseñado un sistema de embalaje que intentara garantizar las condiciones ambientales idóneas
para la conservación de los objetos, así como asegurar su mínima manipulación y permitir un fácil acceso
y una rápida localización de los restos (fig. 12). Para ello se construyó a medida cajas nido fabricadas con
materiales inertes (cartón de conservación y espuma de polietileno), reguladas contra un exceso de humedad a
través de un material absorbente (Prosorb, perlas de gel de sílice). En las cajas, convenientemente etiquetadas
e identificadas, se colocan los restos agrupados por conjuntos, principalmente los materiales óseos, vítreos y
metálicos, que son los que requieren de un mayor control ambiental (Pasíes, 2014).
4. CONCLUSIONES
Son numerosísimos los restos arqueológicos que se extraen año tras año de diferentes excavaciones
arqueológicas, creando lo que algunos han llegado a denominar un peso muerto del pasado que de forma casi
incontrolada se almacena en nuestros museos. Pocos serán los que nuevamente puedan volver a ver algún
día la luz para ser referentes en alguna investigación, y mucho más escasos aquellos afortunados que podrán
mostrarse flamantes al espectador, observándoles desde la vitrina de una exposición. Por eso no podemos
dejar de estar satisfechos porque una villa tan interesante como la villa de Cornelius de l’Ènova pueda
presentarse finalmente ante el público y, con ella, todo el trabajo de una larga lista de profesionales que se
han dedicado de forma incansable para hacer posible este proyecto. Un proyecto que, a nivel profesional,
ha sido tremendamente enriquecedor, ya que ha permitido investigar nuevas alternativas de intervención
sobre diferentes tipos de materiales, con resultados satisfactorios que pueden servir de base en ulteriores
investigaciones aplicadas a otros materiales. Metodologías que, por otra parte, se basan en el respeto al
original, el cumplimiento del requisito de compatibilidad en la elección de los productos empleados y
la observación de los criterios de reversibilidad y mínima intervención, que se consideran ejemplares en
cualquier tipo de actividad restauradora (fig. 13).
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Fig. 13. Fotografía general de la sala donde se exponen los pavimentos y revestimientos que decoraban algunas de las
habitaciones de la domus.
Han sido muchos los esfuerzos invertidos para conseguir este objetivo, tantos como el tiempo, el personal
y las infraestructuras necesarias. Y mucha la ilusión de que las piezas pudieran recuperar su esplendor y ver
finalmente la luz. Una luz que se apagó para ellas cuando el área arqueológica quedó nuevamente enterrada
y que ahora, al menos de forma temporal, se ha logrado recuperar para nuestra sociedad.
AGRADECIMIENTOS
Nuestras palabras de agradecimiento a la directora del Museo de Prehistoria de Valencia, Helena Bonet, por su apoyo
y confianza, y en especial a los comisarios de la exposición Rosa Albiach, Elisa García-Prosper y Aquilino Gallego,
con los que hemos compartido durante años la ilusión por este proyecto. Igualmente a los profesores de la Universidad
Politécnica de Valencia Jose Luis Regidor y Pilar Soriano por cedernos sus instalaciones y enriquecernos con sus
conocimientos, gracias a los cuales pudimos llevar a término junto a Paola Zincone y Haydé Fayos dos trabajos de
investigación dentro del Máster de Conservación y Restauración de Bienes Culturales. Gracias también al patrocinio
de la Generalitat Valenciana, a través de las ayudas para el fomento de la investigación científica de la Conselleria de
Educación, Cultura y Deporte. Y, cómo no, el agradecimiento a todos los profesionales, alumnos en prácticas y becarios
que han colaborado con su trabajo en el laboratorio durante estos años, y sin los cuales no habría sido posible sacar a la
luz esta exposición: M.ª Amparo Peiró, Carolina Mai, Paola Zincone, Manuel Moragues, Sheila Llano, Alejandra Nieto,
María Perales, Carmen Bouzas, Haydé Fayos, Isabel Casanova, Isabel Ferri, Ana Nieto, M.ª Amparo Clavell, Ana M.ª
Martínez, Elisa Lloret, Caterine Arias, Lucia Leitao, Virginia Zanon, Greta Briganty, Beatriz del Ordi, Sara Patrizio,
Laura Garofalo y Alia García. Igualmente al Archivo del propio Museo de Prehistoria, de donde hemos extraído toda la
documentación fotográfica mostrada en este artículo.
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T. Pasíes Oviedo
BIBLIOGRAFÍA
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Archivo de Prehistoria Levantina
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La villa de Cornelius (l’Ènova, Valencia):
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RESUMEN: Aunque la conservación in situ de estructuras arqueológicas es la alternativa idónea para evitar
la descontextualización de los restos, en ocasiones el conservador-restaurador se ve en la necesidad de
llevar a cabo operaciones de extracción y traslado a una nueva ubicación para garantizar su salvaguarda.
En el Laboratorio de restauración del Museo de Prehistoria de Valencia se ha realizado la intervención de
varios pavimentos, fragmentos de pintura mural, cerámica y otros materiales recuperados de la excavación
de la villa de Cornelius en l’Ènova (Valencia), con el fin de que formaran parte de una exposición temporal
inaugurada en noviembre de 2013. Entre los trabajos realizados destaca la investigación y aplicación de
algunos tratamientos más novedosos, respetando los criterios de reversibilidad y mínima intervención,
como son la fabricación manual de soportes ligeros para la restauración de fragmentos de opus tessellatum,
el sistema de montaje y reintegración de un pavimento romano de mármol basado en el empleo de gravillas
sueltas, y un método de anclaje mediante imanes en un conjunto de pintura mural.
PALABRAS CLAVE: Conservación-restauración, mosaico, materiales arqueológicos, exposición temporal.
The villa of Cornelius (l’Ènova, Valencia, Spain):
conservation and restoration works for an exhibition project
ABSTRACT: Although the in situ conservation of archaeological structures is the ideal alternative, it is
sometimes necessary carry out the process of lifting and moving the remains to a new location to ensure their
protection. In the restoration Laboratory of the Museum of Prehistory of Valencia we have worked on various
pavements, fragments of wall paintings, ceramics and other materials recovered during the excavation of
the villa of Cornelius in l’Ènova (Valencia, Spain), now integrated into one temporary exhibition opened in
November 2013. We emphasize the research and application of some new treatments following the criteria
of reversibility and minimal intervention, for example, manual making light supports for the restoration
of fragments of opus tessellatum, the mounting system and filling missing areas based on the use of loose
gravel on a Roman marble pavement and a method of anchoring mural fragments using magnets.
KEY WORDS: Conservation and restoration, mosaic, archaeological materials, temporary exhibition.
a Laboratorio de Restauración del Museo de Prehistoria de Valencia.
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1. INTRODUCCIÓN
El trabajo del conservador-restaurador de materiales arqueológicos se inicia en el mismo momento del
hallazgo de los restos. Él es el encargado de analizar las condiciones en las que los distintos materiales
son recuperados y realizar el diagnóstico de daños para poder establecer el estado de conservación de las
piezas y, a partir de estos datos, desarrollar la propuesta de intervención más idónea en cada caso. En campo
arqueológico la actuación de un profesional en materia de conservación es indispensable para garantizar que
tanto las estructuras arquitectónicas (pavimentos, revestimientos, etc.) como los objetos descubiertos, van
a recuperarse evitando el traumatismo que implica cualquier trabajo de exhumación, donde los materiales
estarán expuestos a cambios traumáticos que pueden hacer peligrar su integridad. Suya es entonces la
responsabilidad de conseguir que la adaptación de los materiales a su nuevo ambiente de conservación
se realice de forma controlada y de establecer los protocolos necesarios para que los restos puedan ser
consolidados, recuperados, extraídos, transportados e intervenidos con las garantías que se exigen.
En esta ocasión la historia se traslada al año 1993, con el descubrimiento de unos vestigios romanos
en una prospección arqueológica realizada en el yacimiento de Els Alters, en la localidad de l’Ènova
(Valencia), trabajos que proseguirían años más tarde con la excavación del solar, y donde se hallaron los
restos de una villa romana del siglo II-III d.C. propiedad de Publio Cornelio Iuniani (Albiach y De Madaria,
2006). En el Laboratorio de restauración del Museo de Prehistoria de Valencia hemos participado en este
proyecto desde 2004 (fig. 1), cuando se realizaron los primeros trabajos de preservación y recuperación
de los restos que, durante los años posteriores, se han continuado con las labores de restauración dentro
del propio laboratorio, lo que ha supuesto la recuperación de un nutrido grupo de materiales, de los cuales
se han seleccionado aquellos más representativos para formar parte de la exposición monográfica que en
noviembre de 2013 se inauguró en el museo.
Fig. 1. Limpieza mecánica de un
fragmento de inscripción.
2. LA INTERVENCIÓN SOBRE LAS ESTRUCTURAS ARQUEOLÓGICAS
La conservación in situ de los restos hallados en una excavación arqueológica es, sin duda, la alternativa más
adecuada para garantizar la correcta preservación de toda la información que los materiales nos pueden aportar
y evitar así su descontextualización. Obviamente no nos referimos con ello a los objetos muebles (piezas
cerámicas, metales, material pétreo o restos óseos, entre otros) que habitualmente se descubren y recogen de una
zona arqueológica, para posteriormente ser estudiados y depositados en los museos. Este comentario se dirige
especialmente a los bienes inmuebles, entre los que podemos destacar estructuras, pavimentos o revestimientos,
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que forman parte indisoluble de un entorno arquitectónico que difícilmente se comprende fuera de su contexto
original. Y cuando hablamos de conservación in situ no aludimos únicamente a la decisión de no extracción de las
estructuras, sino al desarrollo de un proyecto de puesta en valor a largo plazo del área arqueológica que incluya
no solo los trabajos de restauración, acondicionamiento o difusión, entre otros muchos, sino que prevea unas
medidas de mantenimiento periódico constante que aseguren la perdurabilidad de los restos. Así ha sido defendido
por instituciones como el ICAHM y el ICOMOS en la Carta para la protección y la gestión del patrimonio
arqueológico que se presentó en Lausana en 1990, donde en su artículo 6 se cita: “Conservar in situ monumentos
y conjuntos debe ser el objetivo fundamental de la conservación del patrimonio arqueológico. Cualquier traslado
viola el principio según el cual el patrimonio debe conservarse en su contexto original”.1
Esta es la teoría que defienden los profesionales de la conservación-restauración. Pero a menudo la
teoría choca frontalmente con la realidad y la alternativa de la conservación in situ no es factible cuando
se entremezclan problemas que escapan a nuestro control. La villa de Cornelius de la localidad de l’Ènova
es uno de estos casos en los que la extracción de diversas estructuras no admitió discusión, debido en
esta ocasión a las condiciones de urgencia que apremiaron el desarrollo de los trabajos de excavación a
consecuencia del paso por la zona de una línea del tren de Alta Velocidad, lo que obligó también al posterior
recubrimiento de toda el área arqueológica. Es por ello que, entre los materiales que se tuvieron que sacar
de su contexto original para ser depositados en el Museo de Prehistoria de Valencia, se incluyeron un
pavimento de mármol y diversos fragmentos de opus tessellatum policromos, así como restos de pintura
mural, que formaban parte del repertorio decorativo de algunas de las estancias de la domus. Describiremos
a continuación cuáles han sido los distintos procesos de intervención que se han realizado sobre algunas de
estas piezas desde el momento de su hallazgo hasta su exhibición.
2.1. Pavimentos
Una de las piezas más reseñables de todo el conjunto es el suelo de mármol que pavimentaba el que se
considera dormitorio principal de la vivienda (fig. 2, a). Sus medidas aproximadas son 6,24 x 4,76 m, y
lo conforman placas de mármol procedente de la cantera de Buixcarró (Xàtiva-Barxeta) (Rodà, Àlvarez
y Doménech, 2010), en colores beige, ocres, rosados y negros, de diversos formatos, la gran mayoría
rectangular o cuadrangular, creando dos zonas decorativas bien diferenciadas. Los mármoles se asentaban
sobre una base de mortero natural, donde se han podido diferenciar dos estratos con presencia mayoritaria
de calcita entre un 70% y un 80%, conteniendo también cuarzo, dolomita y sólidos amorfos (Sánchez y
Gómez, 2013), sin observarse la presencia de los típicos fragmentos de piedra o cerámica que sirven de
asentamiento y nivelación a las lastras de mármol y que caracterizan la técnica de fabricación de los opus
sectile (Pasíes y Mai, 2008). En cuanto al estado de conservación del conjunto es evidente el elevado
grado de fragmentación de los mármoles. También reseñar la presencia en el pavimento de muchas zonas
afectadas por el fuego provocado por hogueras que, posiblemente, corresponderían con la fase final de
ocupación de la villa, siendo precisamente en algunas de estas áreas donde se localizan las principales
lagunas en el pavimento. Por último destacar que las piezas se descubrieron cubiertas de una dura y espesa
capa de concreción de tipo calcáreo.
Para llevar a cabo la extracción se realizó una primera limpieza de los restos terrosos y se protegió el
pavimento con gasas adheridas con cola vinílica, sobre las que se colocó un soporte rígido de poliestireno
estrusionado cortado a medida de cada módulo y convenientemente numerado (fig. 2, b). Con el pavimento
en placas (un total de 230), ya trasladadas a las dependencias del Museo de Prehistoria, las labores de
1
http://www.international.icomos.org/charters/arch_sp.pdf [consulta: 9/8/2013]. Dos años más tarde, en 1992, esta recomendación
también se recoge en el Convenio Europeo sobre la Protección del Patrimonio Arqueológico llevado a cabo en La Valetta
(Malta), que fue ratificado por España en 2011: http://www.boe.es/boe/dias/2011/07/20/pdfs/BOE-A-2011-12501.pdf [consulta:
9/8/2013].
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Fig. 2. (a) Vista general del
pavimento de mármol tras
el hallazgo; (b) proceso de
extracción: engasado, colocación
del refuerzo de poliestireno y
numeración de los módulos.
restauración en el Laboratorio se prolongaron por un periodo aproximado de 4 años, con al menos dos
técnicos trabajando de forma exclusiva. A la limpieza por el reverso de los restos de morteros originales ya
disgregados siguieron las operaciones por el anverso, que se iniciaron con la eliminación de los materiales de
protección colocados para el arranque y se continuaron con los tratamientos de limpieza previa, realizados
de forma paralela a la reconstrucción y montaje con adhesivo de las placas fragmentadas (fig. 3).
Para la eliminación de las duras concreciones calcáreas se empleó un sistema de microproyección
de distintos abrasivos a bajas presiones (oxido de aluminio, microesferas de vidrio o piedra pómez),
cuya elección vino determinada por las características específicas del material pétreo y su estado de
conservación, proceso tras el cual se aplicó un acabado final de protección (silicato de etilo Estel 1000
al 50% en White Spirit).
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Fig. 3. Fases de
limpieza y montaje de
las placas de mármol.
En cuanto al sistema expositivo del conjunto se planteó una propuesta poco invasiva y reversible, que
propone el montaje del pavimento a modo de puzzle sobre una base de arena que sirve para compensar los
distintos espesores de los mármoles (fig. 4, a). Posteriormente se abordó el tratamiento de reintegración de
lagunas, optando por el empleo de gravillas sueltas de diferentes tonalidades (fig. 4, b), que recreaban no
solo el color sino la textura de la piedra, logrando un efecto visual que armonizaba con el original, y que ya
habíamos utilizado con éxito en anteriores intervenciones sobre mosaicos (Pasíes, 2012: 127-128).
Aparte de este pavimento, se hallaron algunos restos dispersos de mosaico teselado con decoración
geométrica y algunos motivos vegetales policromos en una de las estancias anexas al dormitorio principal
(fig. 5). Los fragmentos fueron también extraídos y trasladados al museo para su restauración, que consistió
en la colocación de un nuevo soporte de materiales ligeros, en este caso un estratificado de aluminio, fibra
de vidrio y resina, fijado al reverso de las piezas con un mortero natural compatible con los materiales
originales, compuesto por cal hidráulica natural pura NHL de Saint-Astier y una mezcla de inertes naturales
de bajo peso específico, previa preparación del soporte rígido con una base de perlita adherida con resina
epoxídica, para garantizar el agarre del nuevo mortero. Las labores de restauración continuaron entonces
por el anverso, con la limpieza de las teselas para eliminar la capa de incrustación que ocultaba los diseños
originales.
Finalmente se ha intervenido también otro pequeño fragmento de opus tessellatum policromo con
decoración de motivos vegetales y con un pajarillo. En este caso se llevó a cabo un trabajo de investigación
en colaboración con la Universidad Politécnica de Valencia2 para la realización de un nuevo soporte móvil
reversible fabricado manualmente ex profeso para la pieza, con un sistema estratificado de fibra de carbono
con nido de abeja de aluminio, realizado al vacío, que se acoplaba perfectamente a las irregularidades de
la pieza por el reverso, lo que nos permitió poder conservar los restos de mortero original, minimizando
además el peso del conjunto (fig. 6 y 7).
2
Esta intervención fue realizada en colaboración con la Universidad Politécnica de Valencia y forma parte de un trabajo
de investigación presentado en el Máster en Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la misma Universidad
(Fayos, 2012).
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Fig. 4. (a) Montaje del pavimento
sobre una base de arena;
(b) reintegración de lagunas con
gravillas sueltas de diferentes
tonalidades.
Fig. 5. Restos del mosaico en opus
tessellatum que decoraba una de las
estancias de la domus.
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Fig. 6. (a) Fragmento de opus
tessellatum in situ;
(b) colocación por el reverso
de un estrato intermedio de
mortero natural;
(c) fabricación a medida
sobre el original de un nuevo
soporte estratificado de fibra
de carbono y nido de abeja
de aluminio: superposición
de las diferentes capas,
colocación de la resina y
aplicación del vacío.
Fig. 7. Fragmento de opus
tessellatum, ultimada la
intervención, en una de las
vitrinas de la exposición.
2.2. Restos de pintura mural
En diferentes estancias de la villa se descubrieron in situ y como material de derrumbe diversos fragmentos
de pintura mural, con diferentes diseños y policromías, que formaban parte del repertorio decorativo de las
distintas estancias. De los restos descubiertos se seleccionaron para formar parte de la exposición aquellos
más representativos, y se realizaron en el laboratorio las operaciones de limpieza superficial y consolidación
de morteros originales (fig. 8). Tras practicar diversas pruebas (Del Ordi, 2011), la eliminación de las
incrustaciones calcáreas que cubrían parte de la capa pictórica se llevó a cabo mediante una combinación
de la acción mecánica (bisturí bajo lupa binocular) con la reacción química (gel de ácido cítrico al 2%).
Finalmente se aplicó como protección una capa de Paraloid B72 al 2’5%. Por el reverso el mortero original
fue consolidado con un producto inorgánico a base de nanopartículas de cal (Nanorestore).
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Fig. 8. Intervención sobre algunos
fragmentos de pintura mural: proceso
de limpieza mediante la aplicación
de empacos.
Aparte de estos fragmentos de pequeño formato, el revestimiento pictórico más reseñable es el que
apareció in situ en el dormitorio principal de la casa, la misma estancia que se hallaba pavimentada con
el suelo de placas de mármol al que ya nos hemos referido anteriormente. Se trata de un conjunto de
cinco fragmentos de pintura mural asociada a un zócalo de mármol, con sencilla decoración a bandas. La
superficie de la pintura presentaba duras concreciones calcáreas, algunas pérdidas puntuales de película
pictórica y pequeñas grietas.
En 2004, cuando se descubrieron las piezas, se realizaron in situ los primeros trabajos de urgencia
que incluyeron una primera fase de limpieza, así como el arranque del revestimiento con un sistema de
bloque rígido (protecciones con papel japonés, gasa y espuma de poliuretano) para inmovilizar el conjunto
y proceder a su traslado al museo.
Ya en el laboratorio el trabajo consistió en la intervención definitiva de conservación y restauración
(fig. 9), que en un principio se llevó a cabo con el mismo protocolo aplicado a los fragmentos sueltos
anteriormente citados en lo referente a los tratamientos de limpieza y de consolidación. Sin embargo
en este caso se tuvo que diseñar un sistema específico para su presentación en la exposición, donde se
recrearía la habitación junto al pavimento de mármol (fig. 10). Se planteó entonces una alternativa no
invasiva de nuevo soporte, donde la sujeción de los distintos fragmentos se realiza simplemente a través
de imanes que nos garantizan la reversibilidad del proceso y minimizan la intervención sobre los estratos
de mortero original, descartando los inconvenientes asociados a la aplicación tradicional de un panel
rígido por el reverso.3
3. LA INTERVENCIÓN SOBRE LAS PIEZAS MUEBLES
Aparte de los revestimientos y pavimentos que fueron extraídos y trasladados al laboratorio para su
restauración, los trabajos han incluido también un nutrido grupo de piezas y objetos que se convierten
en los testigos materiales a través de los cuales obtenemos datos fundamentales para contextualizar la
villa y comprender su desarrollo. Recipientes cerámicos, metales, piezas fabricadas en hueso, objetos de
piedra, son solo algunos de los restos de la cultura material que identifican este yacimiento arqueológico
de Els Alters.
3 Intervención realizada en colaboración con la Universidad Politécnica de Valencia gracias al trabajo de investigación presentado
en el Máster en Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la misma Universidad (Zincone, 2012).
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Fig. 9. (a) Conjunto de pintura mural con zócalo de mármol tras su descubrimiento; (b) pruebas de limpieza
realizadas sobre la superficie pictórica; (c) colocación por el reverso de los imanes que servirán para el montaje en
vertical de los fragmentos durante la exposición temporal.
Fig. 10. Vista general del conjunto pictórico tal y como fue colocado en la exposición.
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Fig. 11. Intervención en el laboratorio de unas piezas de
cerámica sigillata.
Fig. 12. Caja nido para la conservación y el almacenaje
de un conjunto de metales hallados en la villa.
Las piezas seleccionadas para conformar la muestra expositiva han sido intervenidas en diferentes
fases, incluyendo principalmente las operaciones de limpieza, consolidación y reconstrucción formal,
realizando solo la reintegración de lagunas en los casos puntuales en los que esta se consideró necesaria.
Fragmentos de cerámica sigillata y común, agujas de hueso, inscripciones, molduras, umbrales y otros
elementos arquitectónicos en mármol, etc., son algunas de las piezas sobre las que se ha llevado a cabo una
intervención directa para recuperar su lectura (fig. 11).
Finalmente destacar los trabajos de conservación preventiva desarrollados sobre algunos de los conjuntos
tratados. Se ha diseñado un sistema de embalaje que intentara garantizar las condiciones ambientales idóneas
para la conservación de los objetos, así como asegurar su mínima manipulación y permitir un fácil acceso
y una rápida localización de los restos (fig. 12). Para ello se construyó a medida cajas nido fabricadas con
materiales inertes (cartón de conservación y espuma de polietileno), reguladas contra un exceso de humedad a
través de un material absorbente (Prosorb, perlas de gel de sílice). En las cajas, convenientemente etiquetadas
e identificadas, se colocan los restos agrupados por conjuntos, principalmente los materiales óseos, vítreos y
metálicos, que son los que requieren de un mayor control ambiental (Pasíes, 2014).
4. CONCLUSIONES
Son numerosísimos los restos arqueológicos que se extraen año tras año de diferentes excavaciones
arqueológicas, creando lo que algunos han llegado a denominar un peso muerto del pasado que de forma casi
incontrolada se almacena en nuestros museos. Pocos serán los que nuevamente puedan volver a ver algún
día la luz para ser referentes en alguna investigación, y mucho más escasos aquellos afortunados que podrán
mostrarse flamantes al espectador, observándoles desde la vitrina de una exposición. Por eso no podemos
dejar de estar satisfechos porque una villa tan interesante como la villa de Cornelius de l’Ènova pueda
presentarse finalmente ante el público y, con ella, todo el trabajo de una larga lista de profesionales que se
han dedicado de forma incansable para hacer posible este proyecto. Un proyecto que, a nivel profesional,
ha sido tremendamente enriquecedor, ya que ha permitido investigar nuevas alternativas de intervención
sobre diferentes tipos de materiales, con resultados satisfactorios que pueden servir de base en ulteriores
investigaciones aplicadas a otros materiales. Metodologías que, por otra parte, se basan en el respeto al
original, el cumplimiento del requisito de compatibilidad en la elección de los productos empleados y
la observación de los criterios de reversibilidad y mínima intervención, que se consideran ejemplares en
cualquier tipo de actividad restauradora (fig. 13).
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Fig. 13. Fotografía general de la sala donde se exponen los pavimentos y revestimientos que decoraban algunas de las
habitaciones de la domus.
Han sido muchos los esfuerzos invertidos para conseguir este objetivo, tantos como el tiempo, el personal
y las infraestructuras necesarias. Y mucha la ilusión de que las piezas pudieran recuperar su esplendor y ver
finalmente la luz. Una luz que se apagó para ellas cuando el área arqueológica quedó nuevamente enterrada
y que ahora, al menos de forma temporal, se ha logrado recuperar para nuestra sociedad.
AGRADECIMIENTOS
Nuestras palabras de agradecimiento a la directora del Museo de Prehistoria de Valencia, Helena Bonet, por su apoyo
y confianza, y en especial a los comisarios de la exposición Rosa Albiach, Elisa García-Prosper y Aquilino Gallego,
con los que hemos compartido durante años la ilusión por este proyecto. Igualmente a los profesores de la Universidad
Politécnica de Valencia Jose Luis Regidor y Pilar Soriano por cedernos sus instalaciones y enriquecernos con sus
conocimientos, gracias a los cuales pudimos llevar a término junto a Paola Zincone y Haydé Fayos dos trabajos de
investigación dentro del Máster de Conservación y Restauración de Bienes Culturales. Gracias también al patrocinio
de la Generalitat Valenciana, a través de las ayudas para el fomento de la investigación científica de la Conselleria de
Educación, Cultura y Deporte. Y, cómo no, el agradecimiento a todos los profesionales, alumnos en prácticas y becarios
que han colaborado con su trabajo en el laboratorio durante estos años, y sin los cuales no habría sido posible sacar a la
luz esta exposición: M.ª Amparo Peiró, Carolina Mai, Paola Zincone, Manuel Moragues, Sheila Llano, Alejandra Nieto,
María Perales, Carmen Bouzas, Haydé Fayos, Isabel Casanova, Isabel Ferri, Ana Nieto, M.ª Amparo Clavell, Ana M.ª
Martínez, Elisa Lloret, Caterine Arias, Lucia Leitao, Virginia Zanon, Greta Briganty, Beatriz del Ordi, Sara Patrizio,
Laura Garofalo y Alia García. Igualmente al Archivo del propio Museo de Prehistoria, de donde hemos extraído toda la
documentación fotográfica mostrada en este artículo.
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