Materiales líticos del Paleolitico medio y superior del yacimiento de superficie de Els Bancals de Pere Jordi (la Vall de Gallinera, Alicante)
Aleix Eixea Vilanova
Valentín Villaverde Bonilla
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Archivo de Prehistoria Levantina
Vol. XXIX, Valencia, 2012, p. 65-79
Aleix EIXEA a y Valentín VILLAVERDE a
Materiales líticos del Paleolítico medio
y superior del yacimiento de superficie
de Els Bancals de Pere Jordi
(la Vall de Gallinera, Alicante)
RESUMEN: Se estudian los materiales líticos paleolíticos procedentes del paraje de Els Bancals de
Pere Jordi (la Vall de Gallinera, Alicante). El objetivo es dar a conocer el yacimiento y valorar su interés
en el contexto regional. El estudio tecno-tipológico permite establecer la existencia de, al menos, dos
periodos industriales: el Paleolítico medio y el superior, con una cierta diversidad de los sistema de talla
empleados en el primero. La presencia de material retocado apunta a un asentamiento con importantes
actividades de talla.
PALABRAS CLAVE: Tecnología lítica, Paleolítico medio, Paleolítico superior, poblamiento.
Middle and Upper Paleolithic materials from Bancals de Pere Jordi
open air archaeological site (Vall de Gallinera, Alicante)
ABSTRACT: We approach lithic materials from Bancals de Pere Jordi (Vall de Gallinera, Alicante). The
objective is to know the site and considerer its interest in the regional context. The techno-typological
study allow us to establish the existence of two industrial periods: Upper and Middle Paleolithic. In the
specific case of Middle Paleolithic we can observe some variability on knapping techniques and the
existence of retouched materials that refers to a settlement with important knapping activities.
KEY WORDS: Lithic Technology, Middle Paleolithic, Upper Paleolithic, Settlement.
a Departament de Prehistòria i Arqueologia, Universitat de València. Avda. Blasco Ibáñez, 28; 46010 Valencia.
alejo.eixea@uv.es | valentin.villaverde@uv.es
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A. Eixea y V. Villaverde
1. INTRODUCCIÓN
El conjunto de materiales que presentamos en este trabajo proviene de las recogidas superficiales llevadas a cabo
a lo largo de varios años por Manuel Sánchez en el paraje de Els Bancals de Pere Jordi, término municipal de la
Vall de Gallinera. Se trata de un conjunto de piezas líticas talladas, con ausencia de restos óseos o cerámicos. A
través de Jesús Villaplana Ferrer conocimos la existencia del yacimiento y visitamos con él el lugar en agosto
de 2010 en compañía también del mencionado Manuel Sánchez, José Villaplana y José Suarez, con la intención
de establecer la entidad y extensión del yacimiento y las condiciones de aparición del material arqueológico. En
esa visita pudimos comprobar que la zona en la que se concentraba el material había sido parcialmente afectada
por la construcción de la carretera que une La Llacuna con L’Orxa y que las actividades de reforestación,
asociadas a la utilización de maquinaria pesada, habían también modificado una parte de la superficie en la que,
años atrás, se habían recogido los materiales. A pesar de todo, ese mismo día, en un rápido reconocimiento del
lugar, pudimos comprobar que todavía se localizan dispersos algunos restos líticos, confirmando la posición del
yacimiento y su entidad. No se trata, por tanto, de una prospección sistemática, ni en la recolección del material
que ahora presentamos se siguió ningún protocolo específico de muestreo. En este sentido, es necesario llamar
la atención sobre la ausencia en la colección de elementos de pequeño tamaño, como pueden ser las esquirlas,
o de piezas no realizadas en sílex, lo que puede generar un cierto sesgo en el estudio. Somos conscientes, por
tanto, de estas limitaciones y se ha tenido en cuenta a la hora valorar el conjunto.
El principal objetivo de estas líneas es dar a conocer el yacimiento y valorar el interés de la documentación
de un nuevo yacimiento al aire libre en el ámbito geográfico en el que se ha localizado, pues se trata de una
zona, las comarcas centrales valencianas, de especial interés durante el Paleolítico.
2. SITUACIÓN GEOGRÁFICA
El yacimiento se sitúa en el término municipal de la Vall de Gallinera, en el extremo norte de la provincia de
Alicante (fig. 1). Limita al oeste con el término de L’Orxa, al este con el de L’Atzúvia, y al norte con el de
Vilallonga, perteneciente ya este último a la provincia de Valencia. Parte de esta zona se encuentra surcada
por el río Serpis en dirección nordeste hasta llegar al llano de Gandia, donde limita al sur con las sierras de La
Safor y de Gallinera.
3. EL CONJUNTO DE LOS MATERIALES
El número de restos líticos recogidos asciende a un total de 601 piezas, entre las que se inventarían 224 lascas
y fragmentos de lascas (82,4%), 29 núcleos y fragmentos de núcleos (10,7%), 9 hojas y fragmentos de hojas
(3,3%), 6 hojitas y fragmentos de hojitas (2,2%), 4 lascas laminares y fragmentos de lascas laminares (1,4%);
además se contabilizan 329 esquirlas, informes y fragmentos térmicos (tabla 1).
En los materiales analizados se han podido diferenciar, a partir de sus características tecnológicas y
tipológicas, aquellas piezas y soportes que parecen corresponder al Paleolítico superior, un total de 45 restos
(16,6%), de las que poseen características propias del Paleolítico medio, un total de 226 restos (83,4%). Como
se aprecia, el grueso de la colección corresponde al segundo grupo, por lo que el comentario tecnológico se
realizará de forma más detallada con estos materiales.
Las piezas adscritas al Paleolítico superior se han diferenciado considerando criterios tecnológicos y
tipológicos tales como la presencia de soportes laminares y de laminitas, en algunos casos realizados mediante
percusión blanda, o la presencia de láminas retocadas o de dorso, raspadores carenados, algún fragmento de
foliáceo unifacial y piezas astilladas.
En el análisis tipométrico no se han considerado los materiales pertenecientes al Paleolítico superior, ya que
el número de elementos es excesivamente reducido. Sin embargo, el número de piezas atribuibles al Paleolítico
medio sí que permite establecer características relativas a la dimensión de los soportes y del material retocado.
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Fig. 1. Plano de situación del lugar y los yacimientos de sus alrededores: (1) Cova Negra, (2) Cova del Gat, (3) Cova del
Bolomor, (4) Las Fuentes, (5) Cova de la Petxina, (6) Cova Foradà, (7) Cova Beneito, (8) Abric del Pastor, (9) El Salt,
(10) Cova del Cochino, (11) INVJA 6013, (12) INVJA 6014, (13) INVJA 6018, (14) INVJA 6019, (15) Cova del Gorgori,
(16) Corral del Tio Joaquim, (17) Cova del Parpalló, (18) Cova de les Cendres, (19) Cova Fosca, (20) Cova Bolumini,
(21) El Collao, (22) Racó del Duc, (23) Pla d’en Palau, (24) Terrer Casa Juan Penya, (25) Cova de les Malladetes.
El material retocado del Paleolítico medio presenta unas dimensiones bastante uniformes. La mayor parte
de las piezas poseen una longitud que oscila entre los 2 y 4 cm. Además, son más abundantes las piezas con
tamaños comprendidos entre los 2 y 3 cm que las que se sitúan entre los 3 y 4 cm, lo que permite caracterizar
el conjunto como de reducido tamaño. No faltan, con todo, piezas con valores superiores a los 4 cm, mientras
que las inferiores a los 2 cm son escasas. Respecto a la anchura, el grueso del material se ubica en torno a los
2-3 cm, con una tendencia similar a la longitud, ya que la cola de distribución de las medidas se sitúa en los
valores superiores a los 3 cm (fig. 2).
Finalmente, la mayor parte de los restos tienen un espesor comprendido entre 0,9 y 2 cm, y ello tanto
en el material retocado como en el no retocado. Le siguen, con proporciones relativas similares, las piezas
situadas entre 0,7 y 0,89 cm. La tendencia nos muestra un fuerte descenso de los casos a medida que el espesor
disminuye, 27 piezas entre 0,5 y 0,69, 5 entre 0,3 y 0,49, y tan sólo 2 menores de 0,3 cm (fig. 3).
Tabla 1. Soportes documentados en el yacimiento.
Lascas y frag. Núcleos y frag. Hojas y frag. Hojitas y frag. Lascas lam. y frag.
lascas
núcleos
hojas
hojitas
lascas lam.
224
29
9
6
4
82,40%
10,70%
3,30%
2,20%
Indet.
Total
329
601
1,40%
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Fig. 2. Distribución, atendiendo a los parámetros de longitud y anchura,
del material retocado atribuido al Paleolítico medio.
Fig. 3. Espesor del material total y retocado atribuido al Paleolítico medio.
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De este modo, podemos definir la industria como corta, con formatos cuadrangulares y de cierto espesor.
Hay que destacar que esta apreciación puede ser resultado del sesgo producido en la recogida de las piezas, con
unos materiales en buena parte identificados a partir de su visibilidad o tamaño. De ahí la práctica ausencia de
restos inferiores a los 2 cm, tanto considerando la longitud como la anchura, un tipo de piezas cuya importancia
ha sido constatada en numerosos yacimientos del Paleolítico medio del País Valenciano (Fernández Peris,
2007; Galván et al., 2009; Villaverde et al., en prensa).
4. MATERIAS PRIMAS
La litología documentada en el lote de piezas analizadas está asociada al sílex, a excepción de una pieza
dudosa que se encuentra tallada sobre cuarcita. Como se indicó con anterioridad, esta circunstancia puede
también deberse al carácer no sistemático de la recogida del material, dejando de lado elementos tallados
en otras rocas duras como la cuarcita, caliza o cuarzo. Unas materias primas que, como es bien sabido, se
encuentran ampliamente documentadas en los yacimientos valencianos de esas cronologías (Villaverde, 1984;
Fernández Peris, 2007; Galván et al., 2009; Eixea, Villaverde y Zilhão, 2011). Puesto que el material no
parece corresponder a una facies de taller, habida cuenta de la buena proporción de piezas retocadas, esta
interpretación nos parece más razonable que la alta especialización en la talla del sílex.
Como ocurre en los yacimientos de superficie al aire libre, las alteraciones que sufre el material suelen
dificultar la identificación del color y textura de la materia prima, al producirse con frecuencia fenómenos de
deshidratación de cierta entidad. Tan solo se han podido diferenciar algunos grupos o tipos de sílex atendiendo
a la existencia de alguna fractura en unos cuantos restos y a la presencia de un reducido número de piezas sin
alteración.
En este sentido, el conjunto estudiado se compone, a nivel macroscópico, de dos tipos diferentes de
sílex. En primer lugar, un grupo mayoritario (Tipo 1: Translúcido Claro) formado por coloraciones azuladas,
verdosas y grisáceas, en muchos casos con motas blanquecinas, y de grano fino. Es translúcido y de textura
microcristalina, lo que hace que posea una buena aptitud para la talla. A nivel interno, se aprecian restos de
materias vegetales de origen biogénico que nos hacen pensar en un ambiente de formación marino. El córtex
se presenta en formato correspondiente a nódulos semi-rodados de color marrón, que se ubicarían en las
formaciones de roca caja calcáreas. En segundo lugar, el otro tipo de sílex determinado (Tipo 2: Grisáceo Liso)
responde a parámetros similares pero con algunas variaciones significativas que nos obligan a diferenciarlo.
Se caracteriza por una coloración grisácea, de grano más grueso, provocando una superficie más uniforme con
algunas inclusiones de macrocuarzo y concavidades que aún no han sido rellenadas por la sílice. La calidad
para la talla es buena, a excepción de algunos fragmentos en los que se pueden observar diaclasas. A nivel
interno, las espículas de esponjas y los microforaminíferos indican también un ambiente de formación marino.
Aparece, como el primer grupo, en formato de nódulos irregulares de diferentes morfologías (globulares,
alargados, etc.) y con poco espesor cortical.
A excepción de los distintos tipos de sílex que hemos identificado (7%), gran parte del material (93%)
se encuentra patinado y deshidratado, por lo que su caracterización resulta imposible. Las alteraciones no
parecen coincidir con ningún tipo específico de materia prima, sino ser el resultado de la ubicación de las
piezas a la intemperie, con una alteración que afecta de manera similar a la mayoría de los restos.
5. CARACTERÍSTICAS TECNOLÓGICAS
En el conjunto del material es posible observar diferentes sistemas de talla. En cualquier caso, es importante
señalar que no se ha distinguido entre piezas del Paleolítico medio y superior, dada la dificultad que encierra
una opción de ese tipo en materiales no retocados y fragmentados. La única excepción la constituyen las hojitas
y los núcleos de talla laminar. Teniendo en cuenta la menor importancia cuantitativa del material retocado del
Paleolítico superior, la incidencia de esta mezcla en alguno de los soportes laminares ha de considerarse
de escasa importancia en el cómputo general de los sistemas de talla analizados. El sistema de talla mejor
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documentado, considerando tanto los soportes como los núcleos, corresponde al método discoide (75,3%),
seguido del Levallois recurrente centrípeto (10,7%) y el laminar (10,7%), con valores similares, y finalmente
el Levallois de lasca preferencial (3,3%). Un total de 58 piezas han quedado fuera de esta clasificación debido
a la imposibilidad de adscripción a un sistema de talla concreto (tabla 2).
La técnica utilizada en la mayor parte de los elementos ha sido la percusión con percutor duro. Sin embargo,
algunos materiales de carácter laminar, probablemente pertenecientes al Paleolítico superior, la percusión se
realizó mediante el empleo del percutor blando.
El sistema de talla discoide cuenta con un total de 134 restos (75,3%), entre los cuales se contabilizan
6 núcleos, todos ellos completos a excepción de uno que presenta una fractura posiblemente vinculada con
la acción térmica (fig. 4). La materia prima utilizada en todos los casos es el sílex aunque no se ha podido
determinar el tipo debido al alto grado de patinación y deshidratación antes señalado. El método empleado
para la obtención de soportes es el unifacial, mediante el cual se jerarquiza una superficie de explotación
mientras que la otra actúa como plataforma de percusión. En este sentido, se aplica el criterio de recurrencia en
dirección centrípeta, sin ningún tipo de preparación de las superficies, aprovechando las condiciones angulares
que de forma natural presenta la materia prima. Las lascas corticales y semi-corticales no muestran una
preparación en las superficies de explotación, adoptando las distintas características morfoténicas a medida
que se avanza en el proceso de debitado.
Por su interés, describiremos con algo de detalle los núcleos. El primero tiene unas dimensiones de 5,7 cm
de longitud, 4,2 cm de anchura y 2,2 cm de espesor; está realizado a partir de un soporte nodular en el que se
aprecia en torno al 20-25% de superficie cortical. Las extracciones se realizan a partir de una cara rectangular
ancha y ligeramente convexa. La lectura de los negativos muestra unas extracciones anteriores de 2,4 cm
de longitud por 2,6 cm de anchura y unas finales que giran en torno a los 2,6 cm de longitud por 1,6 cm de
anchura. El estado en el que se encuentra es de plena explotación, no pudiendo determinar la razón de su
abandono. El segundo núcleo, de dimensiones más reducidas (3,6 cm de longitud, 3 cm de anchura y 2,3 cm de
espesor), también se ejecuta a partir de un nódulo de sílex en el que se observa un 20% de presencia cortical.
En este caso la superficie de debitado tiene una curvatura mucho más convexa y unas últimas extracciones
más reducidas, girando en torno a los 2,3 cm de longitud y 2,1 cm de anchura, y otras más pequeñas de 1,1
cm de longitud por 1,5 cm de anchura. Otros dos núcleos poseen características morfotécnicas y tipométricas
similares. El primero tiene unas dimensiones de 3,7 cm de longitud por 2,8 cm de anchura y 1,1 cm de espesor,
mientras que el segundo está en 3,4 cm de longitud, 2,6 cm de anchura y 1,1 cm de espesor. En ambos casos,
la zona cortical abarca más del 50% del total de la pieza, la superficie de debitado es ya muy estrecha y se
abandonaron por agotamiento, debido al importante aprovechamiento que habían experimentado. Las últimas
explotaciones nos indican una gestión intensa, con negativos que corresponden a extracciones de 0,9 cm de
longitud por 1,6 cm de anchura en el primer caso y de 1,1 cm de longitud por 1,5 cm de anchura en el segundo.
Los dos últimos núcleos son los más pequeños. El primero (2,2 cm de longitud, 4,1 cm de anchura y 1 cm de
espesor) cuenta con una zona cortical que afecta a más del 50% de la pieza, con una curvatura de debitado
convexa y de forma rectangular estrecha. A pesar de tener unas dimensiones menores a los anteriormente
comentados, las últimas extracciones observadas son de mayor tamaño (2 cm de longitud por 3,4 cm de
anchura). Lo mismo ocurre con el segundo núcleo (2,7 cm de longitud, 3,3 cm de anchura por 1,7 cm de
espesor), en el que las extracciones finales superan las dimensiones de los otros antes comentados (1,7 cm de
longitud por 2,2 cm de anchura). En este caso se realiza a partir de un soporte nodular, con muy poco resto
cortical (menos del 20%) y el estado en el que lo encontramos corresponde a la plena producción.
Tabla 2. Sistemas de talla empleados en el yacimiento.
Discoide
Levallois recurrente
centrípeto
Laminar
Levallois
preferencial
Indet.
Total
134
19
19
6
58
236
75,30%
10,70%
10,70%
3,30%
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Fig. 4. Núcleos del Paleolítico medio:
1, 7, 8 ,10 ,12. Núcleos Levallois de lascas recurrentes centrípetas; 2, 5, 6. Núcleos Levallois de lasca preferencial;
3, 4, 9, 11, 13. Núcleos Discoide unifacial. (Fotografías: A. Eixea y V. Villaverde).
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Los formatos de los productos del lascado se caracterizan por presentar secciones disimétricas y espesas, de
morfología cuadrangular. La dirección centrípeta de las extracciones presenta como elementos característicos
de este método los elementos pseudolevallois entre los materiales estudiados. La preparación de los puntos de
percusión no es importante, ya que la mayor parte de los talones son lisos (88), seguidos de los corticales (9).
Los diedros (8), lineales (7) y facetados (2) apenas tienen representación. Se contabilizan además los rotos
(4), los suprimidos (3) y aquellas piezas sin talón por fractura (13). Si atendemos a las diferentes fases de
explotación, vemos que tanto el inicio de la talla (64) como la plena producción (67) tienen valores parecidos.
Características similares se observan en el orden de los productos de debitado, ya que la suma del primer (2)
y del segundo orden (61) se asemaja al valor del tercer orden (71).
El material retocado asciende a 32 piezas, el cual representa el 24% del total de los restos de talla discoide.
Destaca el grupo formado por las raederas (16), donde dominan las simples convexas (10); tres de ellas se
oponen a dorso y/o a meplat, y una se ha clasificado, considerando su espesor y el retoque escaleriforme, como
de tipo semiquina. Les siguen las desviadas (3), transversales convexas (2) y una simple recta. El grupo de
los denticulados (2) y las piezas con muescas (11) también tiene una buena representación. Al margen de esta
clasificación han quedado piezas en las que, por tratarse de un conjunto al aire libre y superficial, ha resultado
difícil distinguir entre el carácter antrópico o mecánico de las muescas (fig. 5).
Respecto al método de talla Levallois disponemos de 25 piezas, con dos sistemas de gestión diferentes:
el Levallois de lascas recurrentes centrípetas, con 19 piezas (10,7%), y Levallois de lasca preferencial, con
6 restos (3,3%). Para el primer grupo se han clasificado 19 núcleos (10,7%). Estos se pueden caracterizar en
base a la existencia de dos superficies asimétricas, en las que una actúa de plataforma de percusión (convexa)
mientras que la otra constituye la superficie de explotación (plana) (Böeda, 1993). A diferencia del método
discoide, estos núcleos presentan un mayor grado de estandarización, tanto morfotécnica como volumétrica,
lo que indica un alto grado de sistematicidad en el desarrollo de la talla. El primer ejemplar que describimos
posee unas dimensiones de 4,1 cm de longitud, 3,9 cm de anchura y 1,2 cm de espesor. Se efectúa a partir de
un nódulo de sílex en el que la parte cortical apenas afecta al 20% de la pieza. La superficie de debitado plana
y de forma rectangular ancha posibilita la extracción de lascas de carácter recurrente predeterminadas. La
morfología de los negativos y la preparación de los talones indica una mayor preparación de la superficie de
explotación para la obtención de los soportes. El estado en el que se encuentra el núcleo corresponde a la plena
producción, observándose unas últimas extracciones que giran en torno a los 2,3 cm de longitud por 2,4 cm
de anchura. El segundo grupo de núcleos está formado por tres ejemplares con características similares. Sus
dimensiones son en el primer caso de 3,6 cm de longitud, 2,7 cm de anchura y 1,2 cm de espesor; 3,3 cm de
longitud, 3,4 cm de anchura y 1,8 cm de espesor en el segundo; y 3 cm de longitud, 2,9 cm de anchura y 1,6 cm
de espesor en el tercero. En los tres ejemplares el soporte utilizado para llevar a cabo las estrategias de talla es
el formato nodular. En estos casos, una pequeña zona cortical actúa como plataforma de percusión y mediante
facetado se preparan los puntos de impacto, para posteriormente obtener las lascas predeterminadas. Todos
los nucleos se encuentran agotados, con unas últimas extracciones realmente pequeñas, ya que sus tamaños
oscilan entre los 1-2 cm de longitud y los 1,5-2 cm de anchura. El carácter recurrente y predeterminado de
estas lascas se asocia a una morfología corta, ancha y poco laminar. El tercer grupo de núcleos posee unas
dimensiones aún más pequeñas: uno de 1,9 cm de longitud, 3,2 cm de anchura y 0,7 cm de espesor; otro de 2,7
cm de longitud, 2,4 cm de anchura y 0,9 cm de espesor; y un tercero de 2,9 cm de longitud, 2,8 cm de anchura
y 1 cm de espesor. En estos casos, también el formato nodular es el único representado aunque, a diferencia del
anterior, la zona cortical aumenta hasta llegar a valores de entre un 40-50% del total de la superficie. En este
sentido, las características tecnológicas son similares a las anteriormente comentadas, ya que la zona cortical
actúa como plataforma de percusión mientras que la superficie opuesta constituye la superficie de explotación.
El estudio de los negativos nos indica unas extracciones finales muy pequeñas que oscilan en torno a 1,2-2 cm
de longitud y 1,8-1,3 cm de anchura en los tres ejemplares.
Este sistema se define en los soportes obtenidos a partir de las características morfológicas, tanto de la cara
dorsal como de la sección, propuestas por Böeda (1993). Sin embargo, la ausencia de remontajes hace que la
clasificación carezca de la necesaria constatación técnica del proceso. Si atendemos a los talones, destacan
sobre todo los lisos (12), seguidos de los facetados convexos (3) y de los rotos o sin talón por fractura (4).
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Fig. 5. Material retocado del Paleolítico medio:
1, 5. Piezas con muescas; 2. Raedera transversal convexa; 3, 4. Lascas Levallois con huellas de uso; 10, 15, 18. Raederas
simples convexas; 6, 7. Raederas simples convexas opuesta a dorso; 8. Punta musteriense alargada sobre lasca Levallois;
9, 16. Raederas desviadas; 11, 12, 17. Raederas dobles; 13, 19. Puntas pseudolevallois con huellas de uso; 14. Denticulado.
(Fotografías: A. Eixea y V. Villaverde).
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La fase de producción a la que corresponden los soportes reparte sus valores entre los últimos estadios (11) y
los momentos iniciales (8), estos últimos con superficies corticales que en ningún caso sobrepasan el 20% de
la superficie de la pieza. Es importante resaltar la presencia de elementos desbordantes (4), lo que nos muestra
una gestión de los núcleos orientada a mantener las convexidades de las superficies y a aplicar el criterio de
recurrencia con el objetivo de conseguir soportes de carácter predeterminante.
Resulta pertinente remarcar que el tamaño reducido de las últimas extracciones de alguno de los núcleos
descritos refuerza la idea de que una parte de los productos de lascado, los de reducido tamaño, no han sido
recogidos.
El material clasificado en base a la Lista Tipo (Bordes, 1988) suma un total de 8 efectivos que representan
el 42% del total de los restos. Destaca el grupo de las raederas (5), formado por 3 simples convexas, una
transversal convexa y una doble. También debe señalarse la presencia de un raspador y dos piezas con muesca.
En la mayor parte de los casos, las muescas se ejecutan sobre un anterior frente de raedera, no pudiéndose
descartar que en algún caso se trate de retoques mecánicos.
Por lo que respecta al segundo grupo, el formado por la técnica Levallois de lasca preferencial, su
identificación sigue el criterio de simetría y jerarquización para la obtención de los productos. Incluimos en
este apartado 6 piezas, de entre las cuales 3 poseen talones lisos, 2 facetados convexos y 1 lineal. En ninguna
de ellas hay elementos corticales y todas corresponden a la plena explotación.
También contamos con 6 núcleos adscritos a este sistema (3,3%). Se han podido determinar al considerar
la existencia de estrategias de talla jerarquizadas que dan lugar a una superficie oblicua plana, en la que
se obtienen las extracciones preferenciales, y caras opuestas que actúan como plataforma de percusión. El
primer núcleo tiene unas dimensiones de 3,3 cm de longitud, 3,2 cm de anchura y 1,3 de espesor. En este
caso, no se observan elementos corticales, debido a una primera fase de descortezado de las superficies con el
objetivo de preparar las caras de percusión y de lascado. Es oportuno señalar que la superficie de debitado es
ancha y ligeramente convexa, y que se observa una clara preparación facetada del punto de percusión para la
extracción de una lasca preferencial que abarca toda la superficie de explotación. Sus dimensiones son de 2,6
cm de longitud por 2,4 cm de anchura, ajustándose bastante bien a los parámetros tipométricos comentados,
con morfologías cuadrangulares y poco espesas. Se encuentra agotado, ya que la preparación de nuevas
convexidades para la extracción de otras lascas resultaría poco efectiva dado su pequeño tamaño. El segundo
núcleo es de 3,2 cm de longitud, 4 cm de anchura y 1,1 cm de espesor, tampoco presenta elementos corticales.
En este caso la última extracción es mayor, con dimensiones en torno a los 3 cm de longitud y anchura y,
a diferencia del anterior, corresponde a una fase de plena producción, que se abandonó por cuestiones que
desconocemos. El tercer elemento es de menor tamaño, con 2,3 cm de longitud, 2,2 cm de anchura y 1,7 cm
de espesor. La zona cortical abarca entre un 30-40% de la pieza y resulta interesante por su pequeño tamaño.
Se efectúa a partir de un formato nodular, en el que la superficie de explotación tiene una morfología plana y
estrecha. La última extracción de 2 cm de longitud por 1,8 cm de anchura, recoge prácticamente la totalidad
de la superficie de explotación y posteriormente fue abandonado debido al intenso aprovechamiento del que
había sido objeto.
El material retocado representa la mitad de los efectivos y consta de dos lascas Levallois con huellas de
uso y una punta musteriense alargada, realizada sobre lasca Levallois preferencial de buen tamaño (L: 4,9 cm,
A: 2,5 cm y E: 0,8 cm).
Respecto a los materiales pertenecientes al Paleolítico superior, debido al escaso número de restos y la
naturaleza de la colección resulta complicado definir con seguridad su adscricpión a determinadas fases de la
secuencia. El sistema de talla se asocia en el yacimiento a la obtención de soportes laminares y de laminitas a
partir de núcleos de tendencia prismática. Disponemos de 9 núcleos que presentan negativos de extracciones
laminares que reunen características morfológicas suficientes como para atribuirlos a esta técnica de talla. Los
tipos de núcleos que se han identificado en el estudio son los prismáticos unipolares y prismáticos bipolares.
Seis piezas corresponden al sistema unipolar. La primera posee unas dimensiones relativamente grandes, con
5,7 cm de longitud, 5,4 cm de anchura y 1,9 cm de espesor. El soporte es nodular, con restos corticales en torno
al 50% del total de la superficie de la pieza. Presenta un plano de explotación de superficie ancha, obteniéndose
unas últimas extracciones de cierto tamaño: alrededor de 4,6 cm de longitud por 1 cm de anchura, y de 4,1 cm
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Fig. 6. Materiales pertenecientes al Paleolítico superior:
1, 3. Núcleos laminares bipolares; 2, 4, 5, 6, 7. Núcleos laminares unipolares; 8, 18. Láminas retocadas; 9, 10. Foliáceos;
11, 12, 13. laminitas de dorso (microgravettes); 14, 17. Raspadores simples; 19. Raspador carenado; 20. Raspador sobre
lasca retocada; 15. Pieza astillada; 16. Fragmento de punta. (Fotografías: A. Eixea y V. Villaverde).
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A. Eixea y V. Villaverde
por 0,9 cm. Corresponde a una fase de plena producción. Otros tres núcleos presentan características similares,
pero la superficie de explotación es estrecha. Sus medidas son de 2,8 cm, 2,7 cm y 1,8 cm; 2,2 cm, 1,9 cm y
1,5 cm, y el tercero es un fragmento, por lo que las medidas no se ajustan al tamaño original del soporte. En
todos los casos se aprovecha una superficie opuesta a la cortical para realizar los levantamientos, con unas
últimas extracciones que oscilan entre 1 y 2 cm de longitud y 0,5 y 1 cm de anchura. En cuanto al estado en el
que se encuentran, el más pequeño parece agotado mientras que el de mayor tamaño corresponde a una fase
de plena producción. Los otros dos núcleos se han clasificado como unipolares prismáticos sobre cara ancha.
Su tipometría es similar, 2,8 cm de longitud, 2,1 cm de anchura y 1,3 cm de espesor, y 2,7 cm, 2 cm y 1 cm,
respectivamente. Los dos están agotados, con unos levantamientos finales de 1,7 cm de longitud por 0,6 cm de
anchura y 1,5 cm por 0,7 cm (fig. 6).
Entre los soportes documentados, tan sólo se pueden diferenciar 8 talones lisos, 1 lineal, 2 suprimidos y 10
piezas sin talón por fractura. La mayor parte de las piezas corresponden a la fase de plena de explotación (16).
El material retocado se compone de 21 elementos relacionables con el Paleolítico superior. Dentro del material
destacada por su importancia el grupo de los raspadores, con presencia de piezas sobre lámina y un carenado
y otro en hocico. Ya con valores más bajos contamos con tres láminas retocadas, en dos casos fragmentos
proximales; tres hojitas de dorso, que en algún caso pueden corresponder a fragmentos de microgravettes, y
dos fragmentos de puntas foliáceas, de retoque plano uni o bifacial, una posible punta escotada o punta de
retoque simple, bastante profundo; una pieza esquirlada y una lámina con retoques mecánicos inversos.
Además de los núcleos descritos, contamos con otros 4 efectivos que no pueden clasificarse en ninguno
de los grupos anteriores. De estas piezas tan solo queremos comentar la existencia de tres núcleos de tipo
unifacial plano, realizados sobre lasca. Sus dimensiones son las siguientes: 8,3 cm de longitud, 5,6 cm de
anchura y 3,4 cm de espesor; 3 cm, 1,7 cm y 1,3 cm, y 2,5 cm, 2,6 cm y 0,8 cm, respectivamente. En los
tres casos los restos de córtex suponen en torno al 20-30% de la superficie de las piezas; en dos casos están
agotados y el otro, el de mayor tamaño, parece haber sido abandonado por defectos de la materia (diaclasas
e impurezas) que dificultaron la continuación de la talla. Las últimas extracciones muestran una explotación
de soportes de entre 3,5 cm y 1,5 cm de longitud por 3,2 cm y 2,4 cm de anchura. No responden, por tanto, a
extracciones de carácter laminar sino más bien a la búsqueda de lascas laminares anchas y cortas.
También se ha determinado la existencia de un chunk de 6,7 cm de longitud, 4,1 cm de anchura y 3,6 cm
de espesor. Se encuentra realizado sobre una lasca que se ha fragmentado y posee unas extracciones que bien
pudieran tener origen mecánico.
Finalmente, ha de mencionarse la existencia de un pequeño lote de materiales indeterminables (58) cuya
clasificación se ha visto impedida por la presencia de esquirlados producidos por alteraciones térmicas, de
origen posdeposicional o, simplemente, el reducido tamaño de las piezas. Las alteraciones no se vinculan a
ningún tipo concreto de soporte.
6. CONCLUSIONES
A pesar del tamaño reducido de la colección, se constata la presencia de materiales correspondientes al
Paleolítico superior, algo que no resulta discordante con la buena documentación de la presencia humana
en la zona durante este periodo. Con todo, el reducido número de piezas de esa cronología, ya sea como
consecuencia de la baja intensidad de las ocupaciones o como consecuencia de procesos de desmantelación
de una ocupación más importante, o incluso a una superposición sólo parcial de la ocupación de este periodo
con respecto a la del Paleolítico medio, nos obliga a una cierta prudencia en la precisa adscripción cronológica
de los materiales. Si atendemos a la tipología de las piezas documentadas, la presencia de dos foliáceos con
retoque solutrense permite considerar la existencia de un momento de ocupación relacionado con el Solutrense
superior o evolucionado. En los dos casos el retoque no es bifacial cubriente, por lo que apunta hacia las
puntas de tipo Badegoule, propias de momentos avanzados en la secuencia solutrense regional. Las dos piezas
están rotas pero el retoque es invasor y la morforlogía general del soporte de carácter claramente foliáceo.
Los retoques marginales inversos presentes en una de las piezas pueden estar relacionados con el enmague si,
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como pensamos, se trata de un fragmento proximal. Las laminitas de dorso o las microgravetes, los raspadores
o las piezas esquirladas pueden pertenecer también a esas mismas cronologías, pues resultan habituales en
conjuntos del Solutrense evolucionado de yacimientos como Parpalló o Cendres, por referirnos al entorno
más próximo (Villaverde et al., 1999; Tiffagom, 2006). También el fragmento distal de punta casa con la
adscripción a esas fases, especialmente si se tratara de una punta escotada. Sin embargo, la presencia entre los
raspadores de alguno carenado o en hocico resulta menos concorde con esta adscripción y apunta hacia etapas
auriñacienses, sin que con los datos disponibles se pueda ser más preciso al respecto.
A poca distancia del lugar, en el término de Vilallonga, se han identificado materiales del Solutrense
evolucionado en la Cova del Racó del Duc (Juan Cabanilles, 1991 y 1997), entre los que destaca una punta
de pedúnculo y aletas de retoque bifacial y una azagaya monobiselada. Así mismo, se han señalado algunos
yacimientos de superficie asociados a industrias del Paleolítico superior final y Epipaleolítico en la Foia Fonda
(INVJA 6013) y alrededores de La Llacuna (INVJA 6016) (Beavitt, Christie y Gisbert, 1998), tanto en los
términos de Vilallonga como de la Vall de Gallinera. De cronología similar, aunque suscitan más dudas en
su atribución cronológica, son los restos localizados también al aire libre e inventariados como INVJA 6014,
INVJA 6018 y INVJA 6019 (Base de datos del Patrimonio Arqueológico de la Conselleria de Turismo, Cultura
y Deporte, Generalitat Valenciana). En todos ellos se señala la existencia de fragmentos de lascas, láminas
retocadas, raspadores y núcleos prismáticos.
No hay que olvidar, por otra parte, limitándonos siempre a las áreas más inmediatas al lugar en el que
se localiza el yacimiento de Els Bancals de Pere Jordi, otros conjuntos con mayor número de restos y mejor
definidos, como la Cova del Gorgori en L’Orxa (El Comtat) (Iturbe y CEC, 1982), la importante concentración
de yacimientos de La Safor, con cavidades de la importancia de Parpalló (Gandia) y Malladetes (Barx), donde
la práctica totalidad de la secuencia del Paleolítico superior está documentada (Villaverde, 2001) y a los que
cabe sumar un nutrido grupo de cavidades de Ròtova (Barranc Blanc y Rates Penades), Gandia (Meravelles),
Oliva (El Capurri y Camp de Sant Antoni), o los yacimientos de la Marina Alta (Casabó, 2004), con conjuntos
tales como Tossal de la Roca (la Vall d’Alcalà), Cova Fosca (la Vall d’Ebo) o la Cova del Barranc de l’Infern
(la Vall de Laguar), la Cova del Randero y la Coveta de la Penya del Cingle (Pedreguer). Lo que nos sitúa
en uno de los ámbitos geográficos con mayor número de evidencias del Paleolítico superior de la vertiente
mediterránea ibérica.
A pesar de todo, la atribución cultural y cronológica de los materiales del Paleolítico superior de Els
Bancals de Pere Jordi debe hacerse con todo tipo de reservas, ya que contamos con una recogida de materiales
de carácter no sistemático y de poca entidad cuantitativa, que puede constituir una mezcla de diferentes
periodos. En la opción que hemos tomado intervienen más los factores negativos que los positivos: los dorsos
no son bipolares y no hay verdaderas Gravettes o piezas truncadas; no hay buriles; tampoco las piezas del
grupo auriñaciense parecen abundantes, si bien no debe olvidarse la presencia ya señalada de los raspadores
carenados o en hocico.
La tendencia a agrupar en el Magdaleniense final o el Epimagdaleniense (o Epipaleolítico microlaminar)
los conjuntos citados en los yacimientos de superficie de Vilallonga y la Vall de Gallinera suele carecer de
otra razón que no sea la presencia de hojitas de dorso y raspadores, pero estas piezas no son diagnósticas.
La buena documentación en la Safor y la Marina Alta del Solutrense evolucionado no resulta, por otra parte,
discordante con la idea de que en el yacimiento localizado en Els Bancals de Pere Jordi una parte de los
materiales, al menos, pueda corresponder a esta etapa. Se impone, sin duda, para el futuro una ampliación de
la documentación, intentando establecer si las áreas de dispersión de los materiales leptolíticos coinciden o no
con las del Paleolítico medio y si existe yacimiento en posición primaria.
Una situación distinta ocurre con los materiales pertenecientes al Paleolítico medio. Como se ha comentado,
el número de restos y sus características tecnológicas permiten hacer unas valoraciones más detalladas y
facilitan su comparación con otros conjuntos valencianos de similar cronología. A nivel tecnológico, vemos
como se trata de una industria destinada a la obtención de soportes sobre lascas de carácter corto y ancho. Tal
y como hemos visto al tratar de las dimensiones medias de los productos de debitado, el tamaño de la industria
oscila entre los 2 y 4 cm de longitud por 2 y 3 cm de anchura. En los espesores, las medias se ubican en torno a
más de 1 cm, constituyendo un conjunto de cierto espesor vinculado, en gran parte, a sistemas de talla discoide.
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A. Eixea y V. Villaverde
Respecto a los sistemas de talla empleados, domina el discoide (75%), tanto en su variante unifacial como
bifacial, seguido de una cierta representación de materiales Levallois (14%). Se ha determinado el empleo de
esta concepción técnica en dos de sus variantes: preferencial y recurrente centrípeta. En este grupo, destacan
las raederas simples convexas, una punta musteriense y un raspador. Hay una total ausencia de esquemas
recurrentes unipolares y bipolares, observándose en estos casos la práctica carencia de lascas laminares de
carácter Levallois.
En base al estudio de los núcleos, vemos como gran parte de estos están agotados. En todos los casos la
talla se realiza a partir de pequeños cantos de sílex de origen marino. Para los planos de percusión se aprovecha
la superficie natural, adecuando la morfología del soporte antes del comienzo de la explotación. Los últimos
negativos de la secuencia de extracción reflejan una producción de lascas de orientación centrípeta. Además, las
dimensiones reducidas de algunas de las últimas extracciones evidencian la obtención de soportes de pequeño
tamaño que no han sido recogidos en el lugar, probablemente por el carácter no sistemático de la misma.
Si atendemos al material retocado, tanto en la talla discoide como en el método Levallois, hay un claro
predominio de las raederas simples convexas (13). Mucho menos importantes son las transversales convexas
(3), las desviadas (3), las simples rectas (1) y las dobles (1). El grupo de los denticulados y las piezas con
muescas también reúne bastantes ejemplares (15), aunque en su clasificación se impone una cierta prudencia,
ya que en algunos casos las muescas pueden ser de origen mecánico. También se ha constatado la presencia
de muescas en útiles que con anterioridad conformaban un frente de raedera. Esto podría deberse a una
reutilización y transformación de los útiles, evidenciando cadenas de trabajo de cierta duración.
Estos datos permiten considerar que no estamos ante una simple facies de taller, sino ante un asentamiento
al aire libre, donde se talló y elaboró material retocado.
En el marco regional inmediato son abundantes la evidencias de conjuntos del Paleolítico medio de diversa
cronología, como es el caso de los yacimientos de Cova Negra (Xàtiva), Cova de la Petxina (Bellús), El Salt
(Alcoi), Abric del Pastor (Alcoi), Cova Beneito (Muro d’Alcoi), Cova Foradada (Oliva) o la Cova del Gat
(Oliva), todos ellos a distancias que no sobrepasan los 30-40 km a vuelo de pájaro.
El yacimiento de Els Bancals de Pere Jordi se ubica en una vía de paso importante entre las zonas interiores
y las llanuras litorales. Vinculado a las abruptas estribaciones montañosas entre las cuales se abre paso el río
Serpis, su situación en la planicie facilita el tránsito humano, tal y como evidencia la reciente construcción de
una vía de comunicación que atraviesa la zona de dispersión de materiales arqueológicos. Probablemente su
ocupación encuentre su razón de ser en el antiguo carácter de zona de paso del lugar para las poblaciones del
Paleolítico medio y superior, en un eje que facilitaría el tránsito entre zonas de recursos diferenciados, como
son la llanura y primeras elevaciones litorales y la abrupta zona montañosa del interior, aprovechando las
especiales condiciones del Pla de la Llacuna.
A falta de una mayor precisión sobre el yacimiento, con la determinación de si existen áreas de mayor
densidad de restos o materiales en contexto estratigráfico o, incluso, si éste engloba uno o varios niveles
arqueológicos, parece fuera de lugar cualquier pretensión de una mayor definición del conjunto musteriense.
A pesar de ello, resulta interesante destacar el alto porcentaje de raederas, sobre todo las simples convexas, el
bajo índice de laminaridad (si excluimos los materiales atribuidos al Paleolítico superior), y la considerable
presencia de denticulados y piezas con muescas. Otros aspectos significativos son la reducida entidad de los
reavivados, con dominio de frentes retocados de retoque simple marginal, y la buena representación de los
núcleos y de material no retocado. Estos datos, como antes señalábamos, indican que no estamos ante un simple
taller de talla, sino ante un lugar en el que también se fabricaron instrumentos y, probamente, se usó el material.
Por las razones expuestas, tampoco parece posible establecer si los dos sistemas de talla descritos, el
discoide y el Levallois, corresponden a un solo momento de ocupación o, por el contrario, indican la existencia
de distintas fases, con estrategias de talla diferenciadas.
Finalmente, la buena representación de núcleos y de soportes, con un grado de corticalidad atenuado, parece
responder a un patrón de obtención de materias primas en un lugar cercano al de la talla, con presencia de
sílex de buena calidad y tamaño. Desgraciadamente el grado de alteración de las superfcies impide una mayor
profundización en las variantes líticas existentes y en su comparación con las materias primas empleadas en
los yacimientos de esa cronología antes mencionados.
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En definitiva, los datos aquí presentados, aunque limitados, son suficientes para sugerir la importancia del
yacimiento y el interés de una mayor profundización en el estudio del lugar y de su ámbito geográfico.
AGRADECIMIENTOS
Agradecemos a Manuel Sánchez las facilidades prestadas para el estudio del material y la visita y reconocimiento del
yacimiento. Los materiales objeto de estudio en este trabajo han sido depositados en los fondos del Museu de Prehistòria
de València. La investigación llevada a cabo con los materiales se ha beneficiado de la ayuda concedida al proyecto
del Ministerio de Ciencia e Innovación: “El final del Paleolítico medio y el Paleolítico superior en la región central del
Mediterráneo ibérico” (FFI 2008-01200/FISO).
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Archivo de Prehistoria Levantina
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Aleix EIXEA a y Valentín VILLAVERDE a
Materiales líticos del Paleolítico medio
y superior del yacimiento de superficie
de Els Bancals de Pere Jordi
(la Vall de Gallinera, Alicante)
RESUMEN: Se estudian los materiales líticos paleolíticos procedentes del paraje de Els Bancals de
Pere Jordi (la Vall de Gallinera, Alicante). El objetivo es dar a conocer el yacimiento y valorar su interés
en el contexto regional. El estudio tecno-tipológico permite establecer la existencia de, al menos, dos
periodos industriales: el Paleolítico medio y el superior, con una cierta diversidad de los sistema de talla
empleados en el primero. La presencia de material retocado apunta a un asentamiento con importantes
actividades de talla.
PALABRAS CLAVE: Tecnología lítica, Paleolítico medio, Paleolítico superior, poblamiento.
Middle and Upper Paleolithic materials from Bancals de Pere Jordi
open air archaeological site (Vall de Gallinera, Alicante)
ABSTRACT: We approach lithic materials from Bancals de Pere Jordi (Vall de Gallinera, Alicante). The
objective is to know the site and considerer its interest in the regional context. The techno-typological
study allow us to establish the existence of two industrial periods: Upper and Middle Paleolithic. In the
specific case of Middle Paleolithic we can observe some variability on knapping techniques and the
existence of retouched materials that refers to a settlement with important knapping activities.
KEY WORDS: Lithic Technology, Middle Paleolithic, Upper Paleolithic, Settlement.
a Departament de Prehistòria i Arqueologia, Universitat de València. Avda. Blasco Ibáñez, 28; 46010 Valencia.
alejo.eixea@uv.es | valentin.villaverde@uv.es
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A. Eixea y V. Villaverde
1. INTRODUCCIÓN
El conjunto de materiales que presentamos en este trabajo proviene de las recogidas superficiales llevadas a cabo
a lo largo de varios años por Manuel Sánchez en el paraje de Els Bancals de Pere Jordi, término municipal de la
Vall de Gallinera. Se trata de un conjunto de piezas líticas talladas, con ausencia de restos óseos o cerámicos. A
través de Jesús Villaplana Ferrer conocimos la existencia del yacimiento y visitamos con él el lugar en agosto
de 2010 en compañía también del mencionado Manuel Sánchez, José Villaplana y José Suarez, con la intención
de establecer la entidad y extensión del yacimiento y las condiciones de aparición del material arqueológico. En
esa visita pudimos comprobar que la zona en la que se concentraba el material había sido parcialmente afectada
por la construcción de la carretera que une La Llacuna con L’Orxa y que las actividades de reforestación,
asociadas a la utilización de maquinaria pesada, habían también modificado una parte de la superficie en la que,
años atrás, se habían recogido los materiales. A pesar de todo, ese mismo día, en un rápido reconocimiento del
lugar, pudimos comprobar que todavía se localizan dispersos algunos restos líticos, confirmando la posición del
yacimiento y su entidad. No se trata, por tanto, de una prospección sistemática, ni en la recolección del material
que ahora presentamos se siguió ningún protocolo específico de muestreo. En este sentido, es necesario llamar
la atención sobre la ausencia en la colección de elementos de pequeño tamaño, como pueden ser las esquirlas,
o de piezas no realizadas en sílex, lo que puede generar un cierto sesgo en el estudio. Somos conscientes, por
tanto, de estas limitaciones y se ha tenido en cuenta a la hora valorar el conjunto.
El principal objetivo de estas líneas es dar a conocer el yacimiento y valorar el interés de la documentación
de un nuevo yacimiento al aire libre en el ámbito geográfico en el que se ha localizado, pues se trata de una
zona, las comarcas centrales valencianas, de especial interés durante el Paleolítico.
2. SITUACIÓN GEOGRÁFICA
El yacimiento se sitúa en el término municipal de la Vall de Gallinera, en el extremo norte de la provincia de
Alicante (fig. 1). Limita al oeste con el término de L’Orxa, al este con el de L’Atzúvia, y al norte con el de
Vilallonga, perteneciente ya este último a la provincia de Valencia. Parte de esta zona se encuentra surcada
por el río Serpis en dirección nordeste hasta llegar al llano de Gandia, donde limita al sur con las sierras de La
Safor y de Gallinera.
3. EL CONJUNTO DE LOS MATERIALES
El número de restos líticos recogidos asciende a un total de 601 piezas, entre las que se inventarían 224 lascas
y fragmentos de lascas (82,4%), 29 núcleos y fragmentos de núcleos (10,7%), 9 hojas y fragmentos de hojas
(3,3%), 6 hojitas y fragmentos de hojitas (2,2%), 4 lascas laminares y fragmentos de lascas laminares (1,4%);
además se contabilizan 329 esquirlas, informes y fragmentos térmicos (tabla 1).
En los materiales analizados se han podido diferenciar, a partir de sus características tecnológicas y
tipológicas, aquellas piezas y soportes que parecen corresponder al Paleolítico superior, un total de 45 restos
(16,6%), de las que poseen características propias del Paleolítico medio, un total de 226 restos (83,4%). Como
se aprecia, el grueso de la colección corresponde al segundo grupo, por lo que el comentario tecnológico se
realizará de forma más detallada con estos materiales.
Las piezas adscritas al Paleolítico superior se han diferenciado considerando criterios tecnológicos y
tipológicos tales como la presencia de soportes laminares y de laminitas, en algunos casos realizados mediante
percusión blanda, o la presencia de láminas retocadas o de dorso, raspadores carenados, algún fragmento de
foliáceo unifacial y piezas astilladas.
En el análisis tipométrico no se han considerado los materiales pertenecientes al Paleolítico superior, ya que
el número de elementos es excesivamente reducido. Sin embargo, el número de piezas atribuibles al Paleolítico
medio sí que permite establecer características relativas a la dimensión de los soportes y del material retocado.
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Fig. 1. Plano de situación del lugar y los yacimientos de sus alrededores: (1) Cova Negra, (2) Cova del Gat, (3) Cova del
Bolomor, (4) Las Fuentes, (5) Cova de la Petxina, (6) Cova Foradà, (7) Cova Beneito, (8) Abric del Pastor, (9) El Salt,
(10) Cova del Cochino, (11) INVJA 6013, (12) INVJA 6014, (13) INVJA 6018, (14) INVJA 6019, (15) Cova del Gorgori,
(16) Corral del Tio Joaquim, (17) Cova del Parpalló, (18) Cova de les Cendres, (19) Cova Fosca, (20) Cova Bolumini,
(21) El Collao, (22) Racó del Duc, (23) Pla d’en Palau, (24) Terrer Casa Juan Penya, (25) Cova de les Malladetes.
El material retocado del Paleolítico medio presenta unas dimensiones bastante uniformes. La mayor parte
de las piezas poseen una longitud que oscila entre los 2 y 4 cm. Además, son más abundantes las piezas con
tamaños comprendidos entre los 2 y 3 cm que las que se sitúan entre los 3 y 4 cm, lo que permite caracterizar
el conjunto como de reducido tamaño. No faltan, con todo, piezas con valores superiores a los 4 cm, mientras
que las inferiores a los 2 cm son escasas. Respecto a la anchura, el grueso del material se ubica en torno a los
2-3 cm, con una tendencia similar a la longitud, ya que la cola de distribución de las medidas se sitúa en los
valores superiores a los 3 cm (fig. 2).
Finalmente, la mayor parte de los restos tienen un espesor comprendido entre 0,9 y 2 cm, y ello tanto
en el material retocado como en el no retocado. Le siguen, con proporciones relativas similares, las piezas
situadas entre 0,7 y 0,89 cm. La tendencia nos muestra un fuerte descenso de los casos a medida que el espesor
disminuye, 27 piezas entre 0,5 y 0,69, 5 entre 0,3 y 0,49, y tan sólo 2 menores de 0,3 cm (fig. 3).
Tabla 1. Soportes documentados en el yacimiento.
Lascas y frag. Núcleos y frag. Hojas y frag. Hojitas y frag. Lascas lam. y frag.
lascas
núcleos
hojas
hojitas
lascas lam.
224
29
9
6
4
82,40%
10,70%
3,30%
2,20%
Indet.
Total
329
601
1,40%
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A. Eixea y V. Villaverde
Fig. 2. Distribución, atendiendo a los parámetros de longitud y anchura,
del material retocado atribuido al Paleolítico medio.
Fig. 3. Espesor del material total y retocado atribuido al Paleolítico medio.
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De este modo, podemos definir la industria como corta, con formatos cuadrangulares y de cierto espesor.
Hay que destacar que esta apreciación puede ser resultado del sesgo producido en la recogida de las piezas, con
unos materiales en buena parte identificados a partir de su visibilidad o tamaño. De ahí la práctica ausencia de
restos inferiores a los 2 cm, tanto considerando la longitud como la anchura, un tipo de piezas cuya importancia
ha sido constatada en numerosos yacimientos del Paleolítico medio del País Valenciano (Fernández Peris,
2007; Galván et al., 2009; Villaverde et al., en prensa).
4. MATERIAS PRIMAS
La litología documentada en el lote de piezas analizadas está asociada al sílex, a excepción de una pieza
dudosa que se encuentra tallada sobre cuarcita. Como se indicó con anterioridad, esta circunstancia puede
también deberse al carácer no sistemático de la recogida del material, dejando de lado elementos tallados
en otras rocas duras como la cuarcita, caliza o cuarzo. Unas materias primas que, como es bien sabido, se
encuentran ampliamente documentadas en los yacimientos valencianos de esas cronologías (Villaverde, 1984;
Fernández Peris, 2007; Galván et al., 2009; Eixea, Villaverde y Zilhão, 2011). Puesto que el material no
parece corresponder a una facies de taller, habida cuenta de la buena proporción de piezas retocadas, esta
interpretación nos parece más razonable que la alta especialización en la talla del sílex.
Como ocurre en los yacimientos de superficie al aire libre, las alteraciones que sufre el material suelen
dificultar la identificación del color y textura de la materia prima, al producirse con frecuencia fenómenos de
deshidratación de cierta entidad. Tan solo se han podido diferenciar algunos grupos o tipos de sílex atendiendo
a la existencia de alguna fractura en unos cuantos restos y a la presencia de un reducido número de piezas sin
alteración.
En este sentido, el conjunto estudiado se compone, a nivel macroscópico, de dos tipos diferentes de
sílex. En primer lugar, un grupo mayoritario (Tipo 1: Translúcido Claro) formado por coloraciones azuladas,
verdosas y grisáceas, en muchos casos con motas blanquecinas, y de grano fino. Es translúcido y de textura
microcristalina, lo que hace que posea una buena aptitud para la talla. A nivel interno, se aprecian restos de
materias vegetales de origen biogénico que nos hacen pensar en un ambiente de formación marino. El córtex
se presenta en formato correspondiente a nódulos semi-rodados de color marrón, que se ubicarían en las
formaciones de roca caja calcáreas. En segundo lugar, el otro tipo de sílex determinado (Tipo 2: Grisáceo Liso)
responde a parámetros similares pero con algunas variaciones significativas que nos obligan a diferenciarlo.
Se caracteriza por una coloración grisácea, de grano más grueso, provocando una superficie más uniforme con
algunas inclusiones de macrocuarzo y concavidades que aún no han sido rellenadas por la sílice. La calidad
para la talla es buena, a excepción de algunos fragmentos en los que se pueden observar diaclasas. A nivel
interno, las espículas de esponjas y los microforaminíferos indican también un ambiente de formación marino.
Aparece, como el primer grupo, en formato de nódulos irregulares de diferentes morfologías (globulares,
alargados, etc.) y con poco espesor cortical.
A excepción de los distintos tipos de sílex que hemos identificado (7%), gran parte del material (93%)
se encuentra patinado y deshidratado, por lo que su caracterización resulta imposible. Las alteraciones no
parecen coincidir con ningún tipo específico de materia prima, sino ser el resultado de la ubicación de las
piezas a la intemperie, con una alteración que afecta de manera similar a la mayoría de los restos.
5. CARACTERÍSTICAS TECNOLÓGICAS
En el conjunto del material es posible observar diferentes sistemas de talla. En cualquier caso, es importante
señalar que no se ha distinguido entre piezas del Paleolítico medio y superior, dada la dificultad que encierra
una opción de ese tipo en materiales no retocados y fragmentados. La única excepción la constituyen las hojitas
y los núcleos de talla laminar. Teniendo en cuenta la menor importancia cuantitativa del material retocado del
Paleolítico superior, la incidencia de esta mezcla en alguno de los soportes laminares ha de considerarse
de escasa importancia en el cómputo general de los sistemas de talla analizados. El sistema de talla mejor
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A. Eixea y V. Villaverde
documentado, considerando tanto los soportes como los núcleos, corresponde al método discoide (75,3%),
seguido del Levallois recurrente centrípeto (10,7%) y el laminar (10,7%), con valores similares, y finalmente
el Levallois de lasca preferencial (3,3%). Un total de 58 piezas han quedado fuera de esta clasificación debido
a la imposibilidad de adscripción a un sistema de talla concreto (tabla 2).
La técnica utilizada en la mayor parte de los elementos ha sido la percusión con percutor duro. Sin embargo,
algunos materiales de carácter laminar, probablemente pertenecientes al Paleolítico superior, la percusión se
realizó mediante el empleo del percutor blando.
El sistema de talla discoide cuenta con un total de 134 restos (75,3%), entre los cuales se contabilizan
6 núcleos, todos ellos completos a excepción de uno que presenta una fractura posiblemente vinculada con
la acción térmica (fig. 4). La materia prima utilizada en todos los casos es el sílex aunque no se ha podido
determinar el tipo debido al alto grado de patinación y deshidratación antes señalado. El método empleado
para la obtención de soportes es el unifacial, mediante el cual se jerarquiza una superficie de explotación
mientras que la otra actúa como plataforma de percusión. En este sentido, se aplica el criterio de recurrencia en
dirección centrípeta, sin ningún tipo de preparación de las superficies, aprovechando las condiciones angulares
que de forma natural presenta la materia prima. Las lascas corticales y semi-corticales no muestran una
preparación en las superficies de explotación, adoptando las distintas características morfoténicas a medida
que se avanza en el proceso de debitado.
Por su interés, describiremos con algo de detalle los núcleos. El primero tiene unas dimensiones de 5,7 cm
de longitud, 4,2 cm de anchura y 2,2 cm de espesor; está realizado a partir de un soporte nodular en el que se
aprecia en torno al 20-25% de superficie cortical. Las extracciones se realizan a partir de una cara rectangular
ancha y ligeramente convexa. La lectura de los negativos muestra unas extracciones anteriores de 2,4 cm
de longitud por 2,6 cm de anchura y unas finales que giran en torno a los 2,6 cm de longitud por 1,6 cm de
anchura. El estado en el que se encuentra es de plena explotación, no pudiendo determinar la razón de su
abandono. El segundo núcleo, de dimensiones más reducidas (3,6 cm de longitud, 3 cm de anchura y 2,3 cm de
espesor), también se ejecuta a partir de un nódulo de sílex en el que se observa un 20% de presencia cortical.
En este caso la superficie de debitado tiene una curvatura mucho más convexa y unas últimas extracciones
más reducidas, girando en torno a los 2,3 cm de longitud y 2,1 cm de anchura, y otras más pequeñas de 1,1
cm de longitud por 1,5 cm de anchura. Otros dos núcleos poseen características morfotécnicas y tipométricas
similares. El primero tiene unas dimensiones de 3,7 cm de longitud por 2,8 cm de anchura y 1,1 cm de espesor,
mientras que el segundo está en 3,4 cm de longitud, 2,6 cm de anchura y 1,1 cm de espesor. En ambos casos,
la zona cortical abarca más del 50% del total de la pieza, la superficie de debitado es ya muy estrecha y se
abandonaron por agotamiento, debido al importante aprovechamiento que habían experimentado. Las últimas
explotaciones nos indican una gestión intensa, con negativos que corresponden a extracciones de 0,9 cm de
longitud por 1,6 cm de anchura en el primer caso y de 1,1 cm de longitud por 1,5 cm de anchura en el segundo.
Los dos últimos núcleos son los más pequeños. El primero (2,2 cm de longitud, 4,1 cm de anchura y 1 cm de
espesor) cuenta con una zona cortical que afecta a más del 50% de la pieza, con una curvatura de debitado
convexa y de forma rectangular estrecha. A pesar de tener unas dimensiones menores a los anteriormente
comentados, las últimas extracciones observadas son de mayor tamaño (2 cm de longitud por 3,4 cm de
anchura). Lo mismo ocurre con el segundo núcleo (2,7 cm de longitud, 3,3 cm de anchura por 1,7 cm de
espesor), en el que las extracciones finales superan las dimensiones de los otros antes comentados (1,7 cm de
longitud por 2,2 cm de anchura). En este caso se realiza a partir de un soporte nodular, con muy poco resto
cortical (menos del 20%) y el estado en el que lo encontramos corresponde a la plena producción.
Tabla 2. Sistemas de talla empleados en el yacimiento.
Discoide
Levallois recurrente
centrípeto
Laminar
Levallois
preferencial
Indet.
Total
134
19
19
6
58
236
75,30%
10,70%
10,70%
3,30%
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Fig. 4. Núcleos del Paleolítico medio:
1, 7, 8 ,10 ,12. Núcleos Levallois de lascas recurrentes centrípetas; 2, 5, 6. Núcleos Levallois de lasca preferencial;
3, 4, 9, 11, 13. Núcleos Discoide unifacial. (Fotografías: A. Eixea y V. Villaverde).
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A. Eixea y V. Villaverde
Los formatos de los productos del lascado se caracterizan por presentar secciones disimétricas y espesas, de
morfología cuadrangular. La dirección centrípeta de las extracciones presenta como elementos característicos
de este método los elementos pseudolevallois entre los materiales estudiados. La preparación de los puntos de
percusión no es importante, ya que la mayor parte de los talones son lisos (88), seguidos de los corticales (9).
Los diedros (8), lineales (7) y facetados (2) apenas tienen representación. Se contabilizan además los rotos
(4), los suprimidos (3) y aquellas piezas sin talón por fractura (13). Si atendemos a las diferentes fases de
explotación, vemos que tanto el inicio de la talla (64) como la plena producción (67) tienen valores parecidos.
Características similares se observan en el orden de los productos de debitado, ya que la suma del primer (2)
y del segundo orden (61) se asemaja al valor del tercer orden (71).
El material retocado asciende a 32 piezas, el cual representa el 24% del total de los restos de talla discoide.
Destaca el grupo formado por las raederas (16), donde dominan las simples convexas (10); tres de ellas se
oponen a dorso y/o a meplat, y una se ha clasificado, considerando su espesor y el retoque escaleriforme, como
de tipo semiquina. Les siguen las desviadas (3), transversales convexas (2) y una simple recta. El grupo de
los denticulados (2) y las piezas con muescas (11) también tiene una buena representación. Al margen de esta
clasificación han quedado piezas en las que, por tratarse de un conjunto al aire libre y superficial, ha resultado
difícil distinguir entre el carácter antrópico o mecánico de las muescas (fig. 5).
Respecto al método de talla Levallois disponemos de 25 piezas, con dos sistemas de gestión diferentes:
el Levallois de lascas recurrentes centrípetas, con 19 piezas (10,7%), y Levallois de lasca preferencial, con
6 restos (3,3%). Para el primer grupo se han clasificado 19 núcleos (10,7%). Estos se pueden caracterizar en
base a la existencia de dos superficies asimétricas, en las que una actúa de plataforma de percusión (convexa)
mientras que la otra constituye la superficie de explotación (plana) (Böeda, 1993). A diferencia del método
discoide, estos núcleos presentan un mayor grado de estandarización, tanto morfotécnica como volumétrica,
lo que indica un alto grado de sistematicidad en el desarrollo de la talla. El primer ejemplar que describimos
posee unas dimensiones de 4,1 cm de longitud, 3,9 cm de anchura y 1,2 cm de espesor. Se efectúa a partir de
un nódulo de sílex en el que la parte cortical apenas afecta al 20% de la pieza. La superficie de debitado plana
y de forma rectangular ancha posibilita la extracción de lascas de carácter recurrente predeterminadas. La
morfología de los negativos y la preparación de los talones indica una mayor preparación de la superficie de
explotación para la obtención de los soportes. El estado en el que se encuentra el núcleo corresponde a la plena
producción, observándose unas últimas extracciones que giran en torno a los 2,3 cm de longitud por 2,4 cm
de anchura. El segundo grupo de núcleos está formado por tres ejemplares con características similares. Sus
dimensiones son en el primer caso de 3,6 cm de longitud, 2,7 cm de anchura y 1,2 cm de espesor; 3,3 cm de
longitud, 3,4 cm de anchura y 1,8 cm de espesor en el segundo; y 3 cm de longitud, 2,9 cm de anchura y 1,6 cm
de espesor en el tercero. En los tres ejemplares el soporte utilizado para llevar a cabo las estrategias de talla es
el formato nodular. En estos casos, una pequeña zona cortical actúa como plataforma de percusión y mediante
facetado se preparan los puntos de impacto, para posteriormente obtener las lascas predeterminadas. Todos
los nucleos se encuentran agotados, con unas últimas extracciones realmente pequeñas, ya que sus tamaños
oscilan entre los 1-2 cm de longitud y los 1,5-2 cm de anchura. El carácter recurrente y predeterminado de
estas lascas se asocia a una morfología corta, ancha y poco laminar. El tercer grupo de núcleos posee unas
dimensiones aún más pequeñas: uno de 1,9 cm de longitud, 3,2 cm de anchura y 0,7 cm de espesor; otro de 2,7
cm de longitud, 2,4 cm de anchura y 0,9 cm de espesor; y un tercero de 2,9 cm de longitud, 2,8 cm de anchura
y 1 cm de espesor. En estos casos, también el formato nodular es el único representado aunque, a diferencia del
anterior, la zona cortical aumenta hasta llegar a valores de entre un 40-50% del total de la superficie. En este
sentido, las características tecnológicas son similares a las anteriormente comentadas, ya que la zona cortical
actúa como plataforma de percusión mientras que la superficie opuesta constituye la superficie de explotación.
El estudio de los negativos nos indica unas extracciones finales muy pequeñas que oscilan en torno a 1,2-2 cm
de longitud y 1,8-1,3 cm de anchura en los tres ejemplares.
Este sistema se define en los soportes obtenidos a partir de las características morfológicas, tanto de la cara
dorsal como de la sección, propuestas por Böeda (1993). Sin embargo, la ausencia de remontajes hace que la
clasificación carezca de la necesaria constatación técnica del proceso. Si atendemos a los talones, destacan
sobre todo los lisos (12), seguidos de los facetados convexos (3) y de los rotos o sin talón por fractura (4).
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Fig. 5. Material retocado del Paleolítico medio:
1, 5. Piezas con muescas; 2. Raedera transversal convexa; 3, 4. Lascas Levallois con huellas de uso; 10, 15, 18. Raederas
simples convexas; 6, 7. Raederas simples convexas opuesta a dorso; 8. Punta musteriense alargada sobre lasca Levallois;
9, 16. Raederas desviadas; 11, 12, 17. Raederas dobles; 13, 19. Puntas pseudolevallois con huellas de uso; 14. Denticulado.
(Fotografías: A. Eixea y V. Villaverde).
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La fase de producción a la que corresponden los soportes reparte sus valores entre los últimos estadios (11) y
los momentos iniciales (8), estos últimos con superficies corticales que en ningún caso sobrepasan el 20% de
la superficie de la pieza. Es importante resaltar la presencia de elementos desbordantes (4), lo que nos muestra
una gestión de los núcleos orientada a mantener las convexidades de las superficies y a aplicar el criterio de
recurrencia con el objetivo de conseguir soportes de carácter predeterminante.
Resulta pertinente remarcar que el tamaño reducido de las últimas extracciones de alguno de los núcleos
descritos refuerza la idea de que una parte de los productos de lascado, los de reducido tamaño, no han sido
recogidos.
El material clasificado en base a la Lista Tipo (Bordes, 1988) suma un total de 8 efectivos que representan
el 42% del total de los restos. Destaca el grupo de las raederas (5), formado por 3 simples convexas, una
transversal convexa y una doble. También debe señalarse la presencia de un raspador y dos piezas con muesca.
En la mayor parte de los casos, las muescas se ejecutan sobre un anterior frente de raedera, no pudiéndose
descartar que en algún caso se trate de retoques mecánicos.
Por lo que respecta al segundo grupo, el formado por la técnica Levallois de lasca preferencial, su
identificación sigue el criterio de simetría y jerarquización para la obtención de los productos. Incluimos en
este apartado 6 piezas, de entre las cuales 3 poseen talones lisos, 2 facetados convexos y 1 lineal. En ninguna
de ellas hay elementos corticales y todas corresponden a la plena explotación.
También contamos con 6 núcleos adscritos a este sistema (3,3%). Se han podido determinar al considerar
la existencia de estrategias de talla jerarquizadas que dan lugar a una superficie oblicua plana, en la que
se obtienen las extracciones preferenciales, y caras opuestas que actúan como plataforma de percusión. El
primer núcleo tiene unas dimensiones de 3,3 cm de longitud, 3,2 cm de anchura y 1,3 de espesor. En este
caso, no se observan elementos corticales, debido a una primera fase de descortezado de las superficies con el
objetivo de preparar las caras de percusión y de lascado. Es oportuno señalar que la superficie de debitado es
ancha y ligeramente convexa, y que se observa una clara preparación facetada del punto de percusión para la
extracción de una lasca preferencial que abarca toda la superficie de explotación. Sus dimensiones son de 2,6
cm de longitud por 2,4 cm de anchura, ajustándose bastante bien a los parámetros tipométricos comentados,
con morfologías cuadrangulares y poco espesas. Se encuentra agotado, ya que la preparación de nuevas
convexidades para la extracción de otras lascas resultaría poco efectiva dado su pequeño tamaño. El segundo
núcleo es de 3,2 cm de longitud, 4 cm de anchura y 1,1 cm de espesor, tampoco presenta elementos corticales.
En este caso la última extracción es mayor, con dimensiones en torno a los 3 cm de longitud y anchura y,
a diferencia del anterior, corresponde a una fase de plena producción, que se abandonó por cuestiones que
desconocemos. El tercer elemento es de menor tamaño, con 2,3 cm de longitud, 2,2 cm de anchura y 1,7 cm
de espesor. La zona cortical abarca entre un 30-40% de la pieza y resulta interesante por su pequeño tamaño.
Se efectúa a partir de un formato nodular, en el que la superficie de explotación tiene una morfología plana y
estrecha. La última extracción de 2 cm de longitud por 1,8 cm de anchura, recoge prácticamente la totalidad
de la superficie de explotación y posteriormente fue abandonado debido al intenso aprovechamiento del que
había sido objeto.
El material retocado representa la mitad de los efectivos y consta de dos lascas Levallois con huellas de
uso y una punta musteriense alargada, realizada sobre lasca Levallois preferencial de buen tamaño (L: 4,9 cm,
A: 2,5 cm y E: 0,8 cm).
Respecto a los materiales pertenecientes al Paleolítico superior, debido al escaso número de restos y la
naturaleza de la colección resulta complicado definir con seguridad su adscricpión a determinadas fases de la
secuencia. El sistema de talla se asocia en el yacimiento a la obtención de soportes laminares y de laminitas a
partir de núcleos de tendencia prismática. Disponemos de 9 núcleos que presentan negativos de extracciones
laminares que reunen características morfológicas suficientes como para atribuirlos a esta técnica de talla. Los
tipos de núcleos que se han identificado en el estudio son los prismáticos unipolares y prismáticos bipolares.
Seis piezas corresponden al sistema unipolar. La primera posee unas dimensiones relativamente grandes, con
5,7 cm de longitud, 5,4 cm de anchura y 1,9 cm de espesor. El soporte es nodular, con restos corticales en torno
al 50% del total de la superficie de la pieza. Presenta un plano de explotación de superficie ancha, obteniéndose
unas últimas extracciones de cierto tamaño: alrededor de 4,6 cm de longitud por 1 cm de anchura, y de 4,1 cm
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Fig. 6. Materiales pertenecientes al Paleolítico superior:
1, 3. Núcleos laminares bipolares; 2, 4, 5, 6, 7. Núcleos laminares unipolares; 8, 18. Láminas retocadas; 9, 10. Foliáceos;
11, 12, 13. laminitas de dorso (microgravettes); 14, 17. Raspadores simples; 19. Raspador carenado; 20. Raspador sobre
lasca retocada; 15. Pieza astillada; 16. Fragmento de punta. (Fotografías: A. Eixea y V. Villaverde).
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por 0,9 cm. Corresponde a una fase de plena producción. Otros tres núcleos presentan características similares,
pero la superficie de explotación es estrecha. Sus medidas son de 2,8 cm, 2,7 cm y 1,8 cm; 2,2 cm, 1,9 cm y
1,5 cm, y el tercero es un fragmento, por lo que las medidas no se ajustan al tamaño original del soporte. En
todos los casos se aprovecha una superficie opuesta a la cortical para realizar los levantamientos, con unas
últimas extracciones que oscilan entre 1 y 2 cm de longitud y 0,5 y 1 cm de anchura. En cuanto al estado en el
que se encuentran, el más pequeño parece agotado mientras que el de mayor tamaño corresponde a una fase
de plena producción. Los otros dos núcleos se han clasificado como unipolares prismáticos sobre cara ancha.
Su tipometría es similar, 2,8 cm de longitud, 2,1 cm de anchura y 1,3 cm de espesor, y 2,7 cm, 2 cm y 1 cm,
respectivamente. Los dos están agotados, con unos levantamientos finales de 1,7 cm de longitud por 0,6 cm de
anchura y 1,5 cm por 0,7 cm (fig. 6).
Entre los soportes documentados, tan sólo se pueden diferenciar 8 talones lisos, 1 lineal, 2 suprimidos y 10
piezas sin talón por fractura. La mayor parte de las piezas corresponden a la fase de plena de explotación (16).
El material retocado se compone de 21 elementos relacionables con el Paleolítico superior. Dentro del material
destacada por su importancia el grupo de los raspadores, con presencia de piezas sobre lámina y un carenado
y otro en hocico. Ya con valores más bajos contamos con tres láminas retocadas, en dos casos fragmentos
proximales; tres hojitas de dorso, que en algún caso pueden corresponder a fragmentos de microgravettes, y
dos fragmentos de puntas foliáceas, de retoque plano uni o bifacial, una posible punta escotada o punta de
retoque simple, bastante profundo; una pieza esquirlada y una lámina con retoques mecánicos inversos.
Además de los núcleos descritos, contamos con otros 4 efectivos que no pueden clasificarse en ninguno
de los grupos anteriores. De estas piezas tan solo queremos comentar la existencia de tres núcleos de tipo
unifacial plano, realizados sobre lasca. Sus dimensiones son las siguientes: 8,3 cm de longitud, 5,6 cm de
anchura y 3,4 cm de espesor; 3 cm, 1,7 cm y 1,3 cm, y 2,5 cm, 2,6 cm y 0,8 cm, respectivamente. En los
tres casos los restos de córtex suponen en torno al 20-30% de la superficie de las piezas; en dos casos están
agotados y el otro, el de mayor tamaño, parece haber sido abandonado por defectos de la materia (diaclasas
e impurezas) que dificultaron la continuación de la talla. Las últimas extracciones muestran una explotación
de soportes de entre 3,5 cm y 1,5 cm de longitud por 3,2 cm y 2,4 cm de anchura. No responden, por tanto, a
extracciones de carácter laminar sino más bien a la búsqueda de lascas laminares anchas y cortas.
También se ha determinado la existencia de un chunk de 6,7 cm de longitud, 4,1 cm de anchura y 3,6 cm
de espesor. Se encuentra realizado sobre una lasca que se ha fragmentado y posee unas extracciones que bien
pudieran tener origen mecánico.
Finalmente, ha de mencionarse la existencia de un pequeño lote de materiales indeterminables (58) cuya
clasificación se ha visto impedida por la presencia de esquirlados producidos por alteraciones térmicas, de
origen posdeposicional o, simplemente, el reducido tamaño de las piezas. Las alteraciones no se vinculan a
ningún tipo concreto de soporte.
6. CONCLUSIONES
A pesar del tamaño reducido de la colección, se constata la presencia de materiales correspondientes al
Paleolítico superior, algo que no resulta discordante con la buena documentación de la presencia humana
en la zona durante este periodo. Con todo, el reducido número de piezas de esa cronología, ya sea como
consecuencia de la baja intensidad de las ocupaciones o como consecuencia de procesos de desmantelación
de una ocupación más importante, o incluso a una superposición sólo parcial de la ocupación de este periodo
con respecto a la del Paleolítico medio, nos obliga a una cierta prudencia en la precisa adscripción cronológica
de los materiales. Si atendemos a la tipología de las piezas documentadas, la presencia de dos foliáceos con
retoque solutrense permite considerar la existencia de un momento de ocupación relacionado con el Solutrense
superior o evolucionado. En los dos casos el retoque no es bifacial cubriente, por lo que apunta hacia las
puntas de tipo Badegoule, propias de momentos avanzados en la secuencia solutrense regional. Las dos piezas
están rotas pero el retoque es invasor y la morforlogía general del soporte de carácter claramente foliáceo.
Los retoques marginales inversos presentes en una de las piezas pueden estar relacionados con el enmague si,
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como pensamos, se trata de un fragmento proximal. Las laminitas de dorso o las microgravetes, los raspadores
o las piezas esquirladas pueden pertenecer también a esas mismas cronologías, pues resultan habituales en
conjuntos del Solutrense evolucionado de yacimientos como Parpalló o Cendres, por referirnos al entorno
más próximo (Villaverde et al., 1999; Tiffagom, 2006). También el fragmento distal de punta casa con la
adscripción a esas fases, especialmente si se tratara de una punta escotada. Sin embargo, la presencia entre los
raspadores de alguno carenado o en hocico resulta menos concorde con esta adscripción y apunta hacia etapas
auriñacienses, sin que con los datos disponibles se pueda ser más preciso al respecto.
A poca distancia del lugar, en el término de Vilallonga, se han identificado materiales del Solutrense
evolucionado en la Cova del Racó del Duc (Juan Cabanilles, 1991 y 1997), entre los que destaca una punta
de pedúnculo y aletas de retoque bifacial y una azagaya monobiselada. Así mismo, se han señalado algunos
yacimientos de superficie asociados a industrias del Paleolítico superior final y Epipaleolítico en la Foia Fonda
(INVJA 6013) y alrededores de La Llacuna (INVJA 6016) (Beavitt, Christie y Gisbert, 1998), tanto en los
términos de Vilallonga como de la Vall de Gallinera. De cronología similar, aunque suscitan más dudas en
su atribución cronológica, son los restos localizados también al aire libre e inventariados como INVJA 6014,
INVJA 6018 y INVJA 6019 (Base de datos del Patrimonio Arqueológico de la Conselleria de Turismo, Cultura
y Deporte, Generalitat Valenciana). En todos ellos se señala la existencia de fragmentos de lascas, láminas
retocadas, raspadores y núcleos prismáticos.
No hay que olvidar, por otra parte, limitándonos siempre a las áreas más inmediatas al lugar en el que
se localiza el yacimiento de Els Bancals de Pere Jordi, otros conjuntos con mayor número de restos y mejor
definidos, como la Cova del Gorgori en L’Orxa (El Comtat) (Iturbe y CEC, 1982), la importante concentración
de yacimientos de La Safor, con cavidades de la importancia de Parpalló (Gandia) y Malladetes (Barx), donde
la práctica totalidad de la secuencia del Paleolítico superior está documentada (Villaverde, 2001) y a los que
cabe sumar un nutrido grupo de cavidades de Ròtova (Barranc Blanc y Rates Penades), Gandia (Meravelles),
Oliva (El Capurri y Camp de Sant Antoni), o los yacimientos de la Marina Alta (Casabó, 2004), con conjuntos
tales como Tossal de la Roca (la Vall d’Alcalà), Cova Fosca (la Vall d’Ebo) o la Cova del Barranc de l’Infern
(la Vall de Laguar), la Cova del Randero y la Coveta de la Penya del Cingle (Pedreguer). Lo que nos sitúa
en uno de los ámbitos geográficos con mayor número de evidencias del Paleolítico superior de la vertiente
mediterránea ibérica.
A pesar de todo, la atribución cultural y cronológica de los materiales del Paleolítico superior de Els
Bancals de Pere Jordi debe hacerse con todo tipo de reservas, ya que contamos con una recogida de materiales
de carácter no sistemático y de poca entidad cuantitativa, que puede constituir una mezcla de diferentes
periodos. En la opción que hemos tomado intervienen más los factores negativos que los positivos: los dorsos
no son bipolares y no hay verdaderas Gravettes o piezas truncadas; no hay buriles; tampoco las piezas del
grupo auriñaciense parecen abundantes, si bien no debe olvidarse la presencia ya señalada de los raspadores
carenados o en hocico.
La tendencia a agrupar en el Magdaleniense final o el Epimagdaleniense (o Epipaleolítico microlaminar)
los conjuntos citados en los yacimientos de superficie de Vilallonga y la Vall de Gallinera suele carecer de
otra razón que no sea la presencia de hojitas de dorso y raspadores, pero estas piezas no son diagnósticas.
La buena documentación en la Safor y la Marina Alta del Solutrense evolucionado no resulta, por otra parte,
discordante con la idea de que en el yacimiento localizado en Els Bancals de Pere Jordi una parte de los
materiales, al menos, pueda corresponder a esta etapa. Se impone, sin duda, para el futuro una ampliación de
la documentación, intentando establecer si las áreas de dispersión de los materiales leptolíticos coinciden o no
con las del Paleolítico medio y si existe yacimiento en posición primaria.
Una situación distinta ocurre con los materiales pertenecientes al Paleolítico medio. Como se ha comentado,
el número de restos y sus características tecnológicas permiten hacer unas valoraciones más detalladas y
facilitan su comparación con otros conjuntos valencianos de similar cronología. A nivel tecnológico, vemos
como se trata de una industria destinada a la obtención de soportes sobre lascas de carácter corto y ancho. Tal
y como hemos visto al tratar de las dimensiones medias de los productos de debitado, el tamaño de la industria
oscila entre los 2 y 4 cm de longitud por 2 y 3 cm de anchura. En los espesores, las medias se ubican en torno a
más de 1 cm, constituyendo un conjunto de cierto espesor vinculado, en gran parte, a sistemas de talla discoide.
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Respecto a los sistemas de talla empleados, domina el discoide (75%), tanto en su variante unifacial como
bifacial, seguido de una cierta representación de materiales Levallois (14%). Se ha determinado el empleo de
esta concepción técnica en dos de sus variantes: preferencial y recurrente centrípeta. En este grupo, destacan
las raederas simples convexas, una punta musteriense y un raspador. Hay una total ausencia de esquemas
recurrentes unipolares y bipolares, observándose en estos casos la práctica carencia de lascas laminares de
carácter Levallois.
En base al estudio de los núcleos, vemos como gran parte de estos están agotados. En todos los casos la
talla se realiza a partir de pequeños cantos de sílex de origen marino. Para los planos de percusión se aprovecha
la superficie natural, adecuando la morfología del soporte antes del comienzo de la explotación. Los últimos
negativos de la secuencia de extracción reflejan una producción de lascas de orientación centrípeta. Además, las
dimensiones reducidas de algunas de las últimas extracciones evidencian la obtención de soportes de pequeño
tamaño que no han sido recogidos en el lugar, probablemente por el carácter no sistemático de la misma.
Si atendemos al material retocado, tanto en la talla discoide como en el método Levallois, hay un claro
predominio de las raederas simples convexas (13). Mucho menos importantes son las transversales convexas
(3), las desviadas (3), las simples rectas (1) y las dobles (1). El grupo de los denticulados y las piezas con
muescas también reúne bastantes ejemplares (15), aunque en su clasificación se impone una cierta prudencia,
ya que en algunos casos las muescas pueden ser de origen mecánico. También se ha constatado la presencia
de muescas en útiles que con anterioridad conformaban un frente de raedera. Esto podría deberse a una
reutilización y transformación de los útiles, evidenciando cadenas de trabajo de cierta duración.
Estos datos permiten considerar que no estamos ante una simple facies de taller, sino ante un asentamiento
al aire libre, donde se talló y elaboró material retocado.
En el marco regional inmediato son abundantes la evidencias de conjuntos del Paleolítico medio de diversa
cronología, como es el caso de los yacimientos de Cova Negra (Xàtiva), Cova de la Petxina (Bellús), El Salt
(Alcoi), Abric del Pastor (Alcoi), Cova Beneito (Muro d’Alcoi), Cova Foradada (Oliva) o la Cova del Gat
(Oliva), todos ellos a distancias que no sobrepasan los 30-40 km a vuelo de pájaro.
El yacimiento de Els Bancals de Pere Jordi se ubica en una vía de paso importante entre las zonas interiores
y las llanuras litorales. Vinculado a las abruptas estribaciones montañosas entre las cuales se abre paso el río
Serpis, su situación en la planicie facilita el tránsito humano, tal y como evidencia la reciente construcción de
una vía de comunicación que atraviesa la zona de dispersión de materiales arqueológicos. Probablemente su
ocupación encuentre su razón de ser en el antiguo carácter de zona de paso del lugar para las poblaciones del
Paleolítico medio y superior, en un eje que facilitaría el tránsito entre zonas de recursos diferenciados, como
son la llanura y primeras elevaciones litorales y la abrupta zona montañosa del interior, aprovechando las
especiales condiciones del Pla de la Llacuna.
A falta de una mayor precisión sobre el yacimiento, con la determinación de si existen áreas de mayor
densidad de restos o materiales en contexto estratigráfico o, incluso, si éste engloba uno o varios niveles
arqueológicos, parece fuera de lugar cualquier pretensión de una mayor definición del conjunto musteriense.
A pesar de ello, resulta interesante destacar el alto porcentaje de raederas, sobre todo las simples convexas, el
bajo índice de laminaridad (si excluimos los materiales atribuidos al Paleolítico superior), y la considerable
presencia de denticulados y piezas con muescas. Otros aspectos significativos son la reducida entidad de los
reavivados, con dominio de frentes retocados de retoque simple marginal, y la buena representación de los
núcleos y de material no retocado. Estos datos, como antes señalábamos, indican que no estamos ante un simple
taller de talla, sino ante un lugar en el que también se fabricaron instrumentos y, probamente, se usó el material.
Por las razones expuestas, tampoco parece posible establecer si los dos sistemas de talla descritos, el
discoide y el Levallois, corresponden a un solo momento de ocupación o, por el contrario, indican la existencia
de distintas fases, con estrategias de talla diferenciadas.
Finalmente, la buena representación de núcleos y de soportes, con un grado de corticalidad atenuado, parece
responder a un patrón de obtención de materias primas en un lugar cercano al de la talla, con presencia de
sílex de buena calidad y tamaño. Desgraciadamente el grado de alteración de las superfcies impide una mayor
profundización en las variantes líticas existentes y en su comparación con las materias primas empleadas en
los yacimientos de esa cronología antes mencionados.
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Materiales líticos del Paleolítico medio y superior de Els Bancals de Pere Jordi
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En definitiva, los datos aquí presentados, aunque limitados, son suficientes para sugerir la importancia del
yacimiento y el interés de una mayor profundización en el estudio del lugar y de su ámbito geográfico.
AGRADECIMIENTOS
Agradecemos a Manuel Sánchez las facilidades prestadas para el estudio del material y la visita y reconocimiento del
yacimiento. Los materiales objeto de estudio en este trabajo han sido depositados en los fondos del Museu de Prehistòria
de València. La investigación llevada a cabo con los materiales se ha beneficiado de la ayuda concedida al proyecto
del Ministerio de Ciencia e Innovación: “El final del Paleolítico medio y el Paleolítico superior en la región central del
Mediterráneo ibérico” (FFI 2008-01200/FISO).
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