Serie de Trabajos Varios 49
Sobre un posible préstamo griego en ibérico
Jaime Siles Ruiz
1976
, ISBN 84-00-04226-3
978-84-00-04226-4 , 46 p.
[page-n-1]
SE RVI CIO DE INVE STlGA CION PREHISTORICA
DlPUTACION PROVINCIAL DE VALENCIA
SERIE D E TRA.BAJO S VAR I O S
NOm. 49
SOBRE UN POSIBLE PRESTAMO
GRIEGO EN IBERICO
¡ AIME 5ILE5
VA L ENCIA
1976
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[page-n-4]
SERVICIO DE INVESTIGACION PREHISTORICA
DlPUTACION PROVINCIAL DE VALENCIA
S E R 1 E DE
T R A B AJ O S V A R 10 S
Núm . 49
SOBRE UN POSIBLE PRESTAMO
GRIEGO EN IBERICO
por
JAIME SILES
VALENCIA
1976
[page-n-5]
ISSN 1989-0540
DlPUTAClON PRO'lINCIAL DE VA LENCIA
-
INSTITUCION AlfONSO El MACNANIM O
S ERVI C IO DE INVESTIGA C ION PREHI STORI C A
SECClON DE PR EHISTORIA EN VALENCIA DEl PATRONATO SAAVEDRA FAJARDO DElC.S.I.C.
SER IE
DE T R ABA JOS
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Ntlm. 49
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B. N. U-OO-lM2211-3 _
S3:l75 . Edi,o, ¡.1 F.
Oom.n.c~ .
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395· 1876
S. A. - Ma , . 31 - Val.n cl a
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Para Chelo y A ntonio Tovar
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NOTA
el
"~XPLlCATJVA
p i·e~ente
trabajo ha sido escrito durante el periodo, en el que, como
titula,· de una beca de la FundaciQn Juan. March (Literatura 'Y FilotoOh, 1913), amplié estudios en la Universidad de Tubingen.
Quiero hacer constar mi agradecimiento por 8'U8 múltiples observaciones,
correcciones y sugerencias a los profesores Antonio Tovar 'Y Carlo de
Simone, de la Universidad de Tüb1ngen; al profesor Jürgen Unte'Tmann, de la Universidad de Kiiln ; 'Y al profesor Luis Michelena., de la
Universidad de Salamanca.
Kiiln, 15 de agosto de 1915.
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1
I NTRODUCC I ON
El complejo enigma, que, todavía hoy, las primitivas escrituras hispánicas. continúan siendo, exige, para su definitivo esclarecimiento, nuevas
hipótesis de trabajo, que permitan, al investigador, introd ucir métodos
más seguros en el ámbito de sus consideraciones.
Del mismo modo que los arqueólogos e historiadores del arte y de la
antigüedad se esfuerzan por sentar paralelos y similitudes entre las formas
de la cerámica, la sucesión de los motivos y los temas de la decoración,
los estudiosos de las escrituras peninsulares deberían prestar más atención al estudio de los estilos formula res que ---de modo semejante y casi
como un calco-- vemos aparecer, sucederse y repetirse a lo largo de toda
la cuenca del Mediterráneo sobre tumbas, cerámicas, y demás monumentos
de la epigrafía.
Durante mucho tiempo, el desciframiento del ibérico - al menos, en lo
relativo a los textos sobre vasos- se ha basado, tan sólo, en el intento de
descubrir posibles conexiones, no siempre demostradas, entre las escenas
representadas y los letreros junto a ellas pintados O incisos (1). Sin em(1) Para el famoso gwdwa deWteB ( = D. FLETCHER : cIn.IICripcionea ibéricas del
Museo de Prehistoria de Valencia». Estudios Ibéricos, 2 _ Valencia, 1953, pág. 18,
núm. XII) Vid. el trabajo de P. BELTRAN VI LLAGRASA: cSobre un interesante vaso
e.IICrito de San Miguel de Liria». Tt-abajos Varios del S. l. P., 8. Valencia, 1942.
Para CMU.giBr (aunque la lectura ha sido corregida por FLETCHER op. cito nota
J
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10
JAIME 8UB
bargo, que este método no es siempre viable, ni , desde luego, el único posible, par ece indicárnoslo la disparidad. a veces existente, entre los motivos
y los letreros que un mismo objeto nos presenta. Pienso, por ejemplo, en
la falta de relación que hay entr e el texto de la pátera de Tivissa, interpretada por Michelena (2), y el análisis de los motivos, realizado por Blb quez (3) . La interpretación de Michelena, aceptada por Pisani (4) y por
SchmolI (6), parece menos cuestionable que los intentos de Beltrán por
identificar los enunciados escritos con las escenas o la acción allí representadas. Quiero decir que el paralelismo señalado por Michelena entre el
bountintibas sani gitsto urcetices (6) y fórmulas del tipo griego: n úppo,;
~1toi.'l'JaE 'Af.h¡va:lc" 'Atw't'ot;, i.7toiFr¡ht 'Apyt¡o~ o latino Manios med v he ;
v haked Numasioi, puede servir, muy bien, de punto de partida, para
la aplicación, al ibérico, de un estudio comparativo con esos estilos
formulares. Piénsese, además, que las pocas veces que los resultados
obtenidos se nos presentan como aceptables, el método seguido ha sido
el mismo ---o bastante afín- al que ahora estamos comentando. Basta,
para ello, recordar la identificación que, en el boroten botenin de una estampilla de Azaila (7), hace Vallejo (8) de la fórmula Protemus feci, que,
aunque difícil de probar en lo relativo al botenin, es, en el primer término,
en el boroten, muy afortunada. Y, con mucho menos riesgo de error, po-dría, asimismo, señalarse la presencia advertida por Antonio Tovar en una
inscripción lusitana -la de Ca~o das Fraguas-- de tenninología propia
del ritual de un esuouetaurilia:. (9) . Casos ambos, que, junto al de la
anterio r, pág. 20, XVI y debe leerse eJillu!g iar), Véase A. BELTRAN : eDe nuevo
sobre e l vasco-iberiamo». Zephyrua, IV. Salamanca, 1953, pág. 501.
En el mismo sentido, aunque desde supuestos dis paratados, M. ROURE L INHOFF: cEloleearco. Nuevas notas sobre va8Co-iberismo». Campo de Gibraltar, 1971,
pág. 11 y 81.
(2) L. MICHELENA: eL Un aoristo sigmátiCQ indoeuropeo en la pátera ibirica
de Tiviaaa!». Emerita, XX. Madrid, 1952, págs. 153· 160.
(8) J . M. BLAZQUEZ: <[Nuevas aportaciones a la interpretación de la pátera
de TIvia8all. Ampurias, XIX·XX. Barcelona, 1957-58, pága. 241· 244, donde complementa BU anterior estudio apareeido en Ampurias, XVII-XVIII. Barcelona, 1955·56.
(4) V. PISANI, en Archi vio GlottologiCQ It alia no, 38 (1953 ), pág. 104. Paidea.
IX (1956), pág. 317.
(5) U. SCHMOLL: eDie Sprache der vorkeltisc:hen Indogermane n Hi ~paniens)l.
Wieabaden, 1959, pág. 22.
(6) M. GOMEZ·MORENO : cM.isc:eláneas , Histor ia, Arte y Arq ueología». Madrid, 1949, pág. 293, núm. 26.
(7) GOMEZ-MORENO, op. cito nola 6, pág. 295, núm. 30.
(8) J . VALLEJO ; cLa escritura ibérica. Estado actua l de su conocimiento». Emerita, XI. Madrid, 1943, págs. 461· 475.
(9) Véase, para 101:1 CQmentarios y estudios de la in8Cripción, A. TOVAR : e L'inscription du Ca~ das Fraguaa et la langue des luaitaniena». Eludes Celtiques, XI
(1966-67), págs. 237-268, y C. J. GUYONVARC' H, e n Ogam, XIX. Rennes, 1967,
págs. 253-263. Para c5uouetaurilia», d . E. BENVENI STE : eLe Vocabulaire des
Inlltitutions Indoeul'Opéennes». Parla, 1~9, t. 1, págs. 28 y 81. Y t . 11 , p¡\gs. 156 Y SIl.
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v!\"
f'OS18U: PRtsTAMO GRIEGO ES IBf:RICO
11
pátera de Tivissa, nos infonnan sobre la viabilidad y conveniencia de aplicar, a las inscripciones penin sulares, el método que Pallottino (10) llama
. bilingüel> o «de textos paralelosl> . y junto a éste, cabría situar la utilidad
de otro, que ha desempeñado un papel importante en el conoci miento de
los dialectos itálicos. Me refiero al de la identificación de las palabraspréstamos. La combinación de ambos métodos es, precisamente, lo que
aquí vamos a ensayar.
(10) M. PALLOTTINO : «Etruscologia». Milán, 1947, pág. 276 y ss.. Algo en parte
similar , aunque di~tinto, fue aplicado por D. PIO BELTRAN a o1.ra pAte ra de
TiviSlla, en : «El plomo escrito de la Bastida de le~ Alcusu (Mogente)>>. Trabajos
Varios del S. J. P., núm. 16. Valencia, 1954 , pAg.36, y A. TOVAR : «Sobre las escrituras tartesia, Iibio-íenicia y del Algarbe». Zephyrus, VI, 2. Salamanca, 1955, pág. 277.
Sin embargo, e l lJe ñor BELTRAN suprime dicha consideraci6n en la reedici6n de
dicho e8t udio: «El plomo escrito de la Bastida de Lea AIcWJea (Mogente) . (Addenda
et corrigenda)>>. Trabajos Varios del S. J. P., núm. 23. Va lencia, 1962.
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][
LECTURA DE LOS MA T ER IALES
T EORIA DE L PRESTAM O
Como ya ha sido indicado más arriba, me propongo plantear, a modo
de hipótesis, Y con toda la pr udencia que el estudio de una lengua descono,
cida r equiere. la posible existencia de un préstamo griego en ibérico.
Para elJo, voy a utilizar, como cotejo. los dialectos itálicos, cuya probl emática me parece - al menos, en la posibilidad de su t ratamientono muy lejana de la que nuestras inscri pciones nos ofrecen. Dichas escl'ituras - las itálicas- aunque oscuras en muchos de sus puntos, presentan,
no obstante, soluciones más segurns que las que, hasta el momento, han
podido extr aerse de las nuestras. Y, en cualqui er caso, suponen un material muy út il como ejer cicio previo a abordar la cuestión ibér ica.
Las inscr ipciones en las que me baso son, fu ndamentalmente dos: una,
la núm. 20 del csuplemento de Epigrafía Ibérica» de don Manuel Gómez
Moreno (11) , procedente de Sidamunt (Um. 1) y otra, el grafito I del
Tossal de la Cala (Benidonn), actualmente depositado en el Museo Arqueológico de la Diputación de Alicante (Um . 11) .
(11 )
GO MEZ- MORENO, op . c:it. nota 6, pig. 291.
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JAIME S I LES
La lectura de la primera de estas inscripciones no ofrece dudas:
CU L E S
•
U R
•
A
La de la segunda, a nuestro entender, tampoco :
0~~M't'~~f'I~
CU L E
S TI L E
•
S
aunque Antonio Beltrán (12) propone leer: Belesdileis. Lo que, examinada
directamente la inscripción, debe desecharse y leerse: Cule~tilei..~, como han
sostenido J. Belda (13) y E. A. Llobregat (14) .
Ambas inscripciones tienen en común tres cosas: <1) el haber sido
escritas sobre cerámica campaniense; b) el que, en a mbos casos, se trata
de páteras; y c) el que los cuatro primeros signos sean los mismos.
Nosotros proponemos separar dichos cuatro primel"Os signos del resto,
y considerarlos como un elemento autónomo: cule~, que recuerda la fOI·ma
griega Z:.IA:;. En este punto -y para justificar tal hipótesis de lectur:'lhacemos nuestras las palabras de Lejcune, cuando, al revisar una inscri pción del Bruzio (15), considera, como cune tres forte sollicitation herméneutique. , cla tentation, raisonnable, de retrouver, dans cette inscription
sur vase, un nom connu du "vase". (16).
La misma posibilidad había sido señalada ya -,anteriormente y para
el mismo letrero vascular- por Huschke (17). COl'ssen (18). Pauli (19).
(12) A. BELTRAN: ",Hispania Antigua Epigráphica!!, núm. 4-5. Madrid, 1953-54,
pág. 8, donde advierte: cEI primer signo mejor be que (:11, pero habrla que examinar
directamente el grafito!!. Esto es lo que hemos hecho nosotros, gracias a la amabilidad
del actual director del Museo de Alicante, docto r Llobregat, a quien testimoniamos
nuestro agradecimiento, tanto por la !otografla )' calco de l grafito como por habernos
permitido su directo estudio)' observación.
(1 8 ) J . BELDA, en Memorias de los Museos ArqueológiCOS Provinciales, vol. XIXII. a.ladrid, 1950-51, pág. 87.
(14) E. A. LLOBREGAT : ",Los grafitos en escritura j ónica e ibérica del Este,
del Museo de Alicante». Saitabi, XV. Valencia, 1965, págs. 4.20 Y ",Contestatania
Ibérica». Alicante, 1972, pág. 126.
(15) Para la inscripción d . A. DE FRANCISC IS- O. PARLANGELI : ",CH ltalici del Brulio nei documenti epigraCiciJl. Napoli, 1960, p'g. 27, núm. 10.
(16) Véase M. LEJEUNE: ",Les epigraphies Indigenes du Bruttiumll. Revue
d'Etudes Anciennes. LXXV, 1973, pág. 4.
(17) PH. E. HUSCHKE: ",Die OlIkillChen und sabeUischen Sprachdenkmiilerll,
1956, p'g. 214.
(18) w. CORSSEN, KI , XXII, 1874, p'glI. 304-308.
(19) C. PAULI, MSL, V 18M, p'gs. 284-292.
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US POSIBLE PRtsTAMO GRnXlO t:N IBtRICQ
15
Conway (20), von Planta (21), Ribezzo (22), Dirichs (23), Pisani (24),
Vetter (25). Schmoll (26), etc.
En lo r elati vo a nuestras escrituras, tal posibilidad -la de encontrar
escrito sobre un vaso el nombre de éste- ha sido sugerida por don Manuel
Gómez~ Moreno para el bateire de Tivissa (27) , por Tovar para un cuenco
de la Granjuela (28) y por Maluquer (29) p¡ua un grafito de Enserune (30).
El que los vasos hablen indicando su nombre suele ser fre<:uente en la
epigrafía griega (31). Véase los siguientes ejemplos:
a)
b)
e)
Ei'Outdr¡; Eitlí 'f¡ Y.t'¡,~¿
I'opyi'l,o; iH~¡ " í'.,i':JAO; Z:l/..:'
KO¡'; (l:t.o 1J!l: 'l.!JA:X~
d)
~ OI.:W\l O; ,; tL!. K UI.L
Y.'17j
(34)
(35)
e)
f}
8a:p:o ELlt : T.".l'tzp:c,'1
(36)
6[so]{}slt:o; 1J!L: Y.(UAt¿?]
(37)
(32)
(33)
(20 ) R. S. CONWAY : eThe ltalic Dialecta», 11 , 1897, pága. 530-531 y 686, núm. 41(21) R. VON PLANTA : eG ramm.atik der o:Ikisch-umbrischen Oialekte», 11, 1897,
págs. 493 y 596, núm. n .
(22) F. RIBEREZZO: eNeapolis», 1, 1913, págs. 899, núm. 9¡ R.. 1. G. l., XX, 1936,
pág 222 y XXI, 1937, pAgo 45, núm. 2.
(23) J . DIRICHS : eDie urlateinisehe Reklamestrophe», 193(, pAgo 55.
(24) V. PISANI, en St.. J_ Fil., Cl., XI, 1934, pAga. 324-325.
(25) E. VETTER : eHandbuch der it.alisc.hen Dialekte», Heidelberg, 1953, 1,
págs. 124-125, núm. 186.
(26) U. SCHMOLL: eDie vorgriechisehen Sprachen Siziliens», 1958. págs. 41 ·4~
y 127, núm. 41.
(27) GOMEZ- MORENO, op. cit.. nota 6, pág. 267: eun bateire, qui ~A transcribie ndo el patef'Q, latino».
(28) A. TOVAR: eNotas Epigráficas sobre objetos del Museo Arqueol6gico Nacional». k evist.a de Archivos, Bibliotecas y Museos, LXI. Madrid, 1955. págs. 580 y ss.
y e Lenguas no Indoeuropeas: Testimonios antiguos)). Enciclopedia LingUistica Hispinica, 1. Madrid, 1960, pág. 19, donde advierte: cdando .JlC!r bueno que la primera
pala bra de la inscripci6n sea un nombre (de persona, de diV1nidad. del Vaso mismo) ... »
Se refiere a la inscr ipci6n XLIII de los MLI de HUbner, recogida por GOMEZMORENO: eLa escritura bástull)-turdelanlUI. Madrid, 1962, pAgo 49, núm. XXXIV.
(29) J. MALUQUER DE MOTES: eEpigraffa prelatina de la Península lbé~
r ica». Barcelona, 1968, pág. 112, nota 219, donde dice sobre <,.."'~
ela palabra
Keila, que no conocemos en ningún otro texto, sugiere una adaptaci6n indígena del
vocablo g riego KlI lix tlp ico para esta f orma de cerAmicall.
(30) J . J . JANNORAY : eEnser une. Contribution a I'étudll des civilisations
préromaines de la Gaule Mcridionale». Parls, 1955, LX IV, 1.
(31) Cf. en este sentido, M. BURZACHECHI : eOggetti parlanti nelle epigra.fi
grechel). Epigráfica, 24, 1962, págs. 3 y ss.
(32) Cf. P. KRETSCHM ER: eDie griechischen Vaseni nschrif t.eml. Güt.el"Sloh,
1894. Cito por la reedici6n de New York, 1969, pABS. 3-4.
(33) Ibid., pAga. 3-4.
(34) CI. JEFFERY : eThe local scripts 01 Arehaic Greece». Ox.ford, 1961, págs.
347, 356, núm. l o. M. GUARDUCCI ; eEpigrafia Greca». Roma, 1967, pAgo 328.
($5) Ibid., pág. 341, núm. 69.
(36 ) Ibid., pág. 69, núm. 4.
(37) Ibid., pág. 352, núm. 32 b.
:
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16
.JAIME SILES
El mismo estilo -acuñado ya como una fórmula- y la misma particularidad --el carácter parlante de los vasos- lo encontramos en los antiguos dialectos de Italia (38). Vetter (39) r ecoge dos ejemplos claros:
a)
b)
vi1?ieis venteis culchnasim
spuriieis culcfnam
que podemos traducir, respectivamente, como .soy el pequeño kylix de
Vibio Venleo:. y «el pequeño kylix de Spurio •. Más ejemplos aún proporciona el etrusco:
a)
mi qutunas (40)
b)
e)
mi culixna v (elO)ura venel'Us (41)
ei mini picapi mi xuliXna cupes aLnr.11aS (42)
d)
culefna mi spuríieis (4 3)
e)
cu/.cna ~i (44)
mi laroaia telicles lextumuza (45)
f)
Fórmulas similares hallamos en inscripciones fali scas:
eqouM1-ela (46)
a)
b)
eco quton euotenosio (47)
e)
mi qutcm lemausnas (48)
d)
mi qutun karkanas (49)
(88) Cf. F. SLOTTY: e Beitriige zlIr Etru8kologie». Bd. 1. Heidelberg, 1952,
pág. 170.
(39) el. VETTER, op. cit. nota 25, págs. 97, 98, núm. 127 y 99, núm. 131.
(40) ei. V. I. GEORGIEV: eZu den altetruski~hen Inschrilten>J. Orbis, XX,
1967, pág. 200.
(41) ei. e. DE SIMONE: eDie grieehischen Entlehnungen im Etruskischenll.
Wiesbaden, 1968, Bd. 1, pág. 50 y Bd. JI, 1970, págs. 332, 387, 330: Sobre un Kylix
de eapua (ehr. Leipzig, Arehiiol. Museum der Universitiit. Bibl. Vell, 69).
(42) Sobre un Kylix de Suessula (Bibl. Vell, 68).
(43) Sobre una bandeja de Satlcula (Museo Nacional de Nápoles, inv. 72388 ).
(44) Sobre un Kelebes (Bibl. eH 2177). Me dice DE SIMONE que debe leerse
culCtlam.
(45) Cf. J. POUPE: eLes aryballes de Buachero imitant des mod~les protocorinthie ns». Etudes Etrusco-It.aliques. Louvai n, 1963, pága.. 243 y h. Para la lectura
y traducción. Cf. M. HAMMARSTRt)MM, Sto Et. IV, 1930, páp. 261-266 y SP.
CORTSEN, Glotta, XXIII, 1935, pág. 150.
(46) VETTER, op. cito nota 25, pág. 280 y G. GIACOMELLI: eLa ¡ingua faliska». Firenu, 1963, págs. 118 y 168.
(47) M. LEJEUNE: eCollection Froehmer, Inscriptions ltaliques». Revue des
Etudes Latines, XXX, 1952, pág. 41. VETTER, op. cito nota 25, pág. 285. GIACOMELLI, op. cit. nota 46, pág. 189.
(48) LEJEUNE, op. cit. nota 47, pAgo 43.
(49) LEJEUNE, op. cit. nota 48, pág. 43.
[page-n-18]
US POS I SL.E PRts'rAM O GIUtuO F '" IBtnU:Q
..
17
En lodos los casos mencionados, los especialistas concuerdan en aceptar
que se trata de calcos acuñados a partir del modelo griego y I·epetidos
- un a y otra vez- por las diferentes lenguas y dialectos del Medi terráneo.
Pa ralelamente - y, en consonancia con lo anterior- los est udiosos
reconocen en estos letreros no sólo préstamos de fórmulas, sino también
de términos. Y, en concreto, de los términos usados para la denominación
ele V[lSOS , jarros y demás recipientes difundidos por el intex·cambio comercial.
Los ejemplos anteri on~s ilustran cómo el diminutivo de la palabra
1c1Jlix -en dórico: ".:ü.i xv"' ; en jónico-ático : xUÁi xv1) (50) - ha sido asimilado por el etrusco, el oseo y el umbro bajo las formas cldiXna, xulixna
y culcllIu. En los ejemplos que enuncio a contin uación se advierte que
la nomenclatura griega de vasos y vasijas alcanza una gran difusión
no sólo en Italia , donde el etrusco y el falisco toman los siguientes té'·minos:
aska<" ~Joo ;
a)
b)
·ulpa <ü Á':'ta:
e)
quioll ,qut·un
(51)
(52)
(53)
sino también, en Galia, donde en una fech a mucho más tardia, encontramos:
a)
b)
b,.oci< B poXi~
e)
1)aruspi < r.a p~4riS1);
d)
piales < ff!(<.i).1)
e)
buxi,buxe < r.LI ~ o;;
uxsedia
(54)
(55)
(56)
(57)
(58)
(50) Cf. eHesychii Alexandrini». Lexicon, 11 . Copenhagen, 1966, pág. 545.
(51) DE SIMONE, op. cit. nota 41, Dd. n, pág. 380.
(52) DE S IMONE, op. cit. nota 41, Bd. 11, págs. 327, 3BO.
(53) VETTER, op. cito nota 25, pág. 285, GIACOMELLI, op. cit. nota 46,
pág. 242. PALLQTTINO, CIE, 8415. DE SUIONE, op. cit. nota 41, pig. 330.
(54) F. HERMET: eLa Graufesenque. Texte». Parls, 1934, pig. 336. BERTOLDI : cColonizazzioni nell'antico Mediterraneo alle luce degU aspetti Unguistici».
Nápoles, 1950, pág. 97 ; WHATMOUGH: eThe Diatect.B of Ancie nt Gaul»». Harva rd,
1970, pág. 444. A. TOVAR : e Las ilUl(:ripciones de Botorrita y de Peñalbs de Villastar y los limites orientales de los celtiberos». Hispania Antiqua, IIl, 1973, pig. 37
(cito por la separata).
(55) POKORNY : e Keltologie», pág. 135.
(56) WHATMOUGH, op. cito nota 54, pág. 1.074 Y 88. HERMET. op. cit. nota 54,
pjg. 321.
(57 ) WHATMOUGH, op. cito nota 54, pág. 64 . Tambié n J. PIRSON : eLa langue
des inscriptions latines de la Ga ule». Parla, 1901, pág. 285, cita un caBO chiala Chll'~ 9lllllta que considera traducción transcrita del griego: qI~QJ.ñ XOtlOEyA.1J1ti:i1.
(58) HERMET, op. cit. nota 54, pág. 322. No cito un ejempla r de la lengua
mesa pi a, en la que un konkoUu:tl$ (v. C. DE S IMONE : eDie tnelSllapischen Inschrif·
,
[page-n-19]
18
JAUI],; S ILES
Como puede observarse, los nombres de recipientes se convierten, con fad·
lidad, en lo que Maree! Cohen denomina cmots voyageurs:t (59) , es decir,
. palabras culturales». Lo cual es muy común en la term inología botánica,
técnica, comercial y metalúrgica (60) . No parece, pues, demashldo aventur ada -sobre todo, si se tienen en cuen ta las consideraciones hechas sobre
el carácter viajero de los nombres de vasos y la fa ci lidad con que sus
nomenclaturas se convierten en préstamos (61) - la hipótesis de que la
forma ibérica cu-le$ sea un a adaptación de la griega (62) x'J":;.
La fórmula empleada sería, en ambos casos, la mi sma. Es decir, la
compuesta por un primer elemento funci onando a modo de cnominativo» (63), para designar el objeto, y por otro s€gundo. en [unción de «geni·
tivo:t, para indicar el nombre del propietario (64). Este segundo término,
el relativo al posesor, podría tratarse, también, - me limito sólo a suge.rirlo como otra posibilidad más- de una fonna adjetival onomástica, de
las que tantos ejemplos existen en beocio, precisamente, en inscripciones
sobre vaso.
tenn, en H. KRAHE : eDie Sprache der llI yriern, Bd. IJ , Wieabadf'n, 1964, págs. 92-93,
numo 148) puede corresponder a l griego xovxó,. Nos Jimitamotl a n.encionar la, pues
tal posibilidad parec1!, todavia, dudotla (v. C. DE SIMONE: _La Iingua Messapica:
U:ntativo di una s.intesi», Atti dell'undieesimo Convegno di St udi aulla !ll agna Grecia, Taranto 10-15 oetobre 1971, Napoli, 1972, pág. 141 ).
(59) M. CO HEN : eSur le nom d'un contenant a t nt relacll dans le monde méditerranéen nen. BSL, 26, n. 79 (1925), pág. XXIV (Communication Séance, 20 juin 1925);
BSL, 27, núm. 81 (1927), págs. 81-120, recogido e n M. COHEN : .Cinquante Années
de Reehe rche Linguistiques, Ethnologiques, Sociologiquca, Critiqu"8 et Pedagogiques».
Paria, 1955, págs. 14 3-171 ; y también M. COHEN : . Troia Mola Voyageurs)), BSL,
31 núm. 92 (1931), pAga. XX-XXji.
(60) Cl. para botánica, J . HUBSCHMID : eEin etruskisch-iberischcr PflanzenNamc)). Museum Helveticum, vol. VII (1950), págs. 221-226. J . lI UBSCHMID. e Hispano-iigiiiache Pllanzen- Namem). Zeitschrilt tür romanlache Philologie, LXXI (1955),
págs. 236-248, y J . ANDRE : eLexique des termes de Botanique en Latln)). Parls, 1956.
Para los préatamos en el lenguaje técnico, d. A. TOVAR : .Sobre el planteamiento
de l problema vasco-ibérico)). Arehivum, IV (1954), pAga. 220 y ss. HENRY and
RE NEE KAHAN E: eMassaliotica». Romanica, Featchrirt tUr Gerhard Rohlfs, 1958,
págs. 231-242. B. E. VIDOS: ePrestito, espansione e migrazione dei termi ni teenici
nelle lingue I'Omanzc e non romanzen. Firem:e , 1965, págs. 838-339. G. TAVAN I :
ePreistoria e Protoistoria delle lingue ispaniche». L'Aquila, 1968, pág. 22. Para lo
de más, me remito a A. MEILLET : eDe quelques empr unts probables en gree et
en latin)). MSL, XV (1908-1909) , pAga. 161-164. F. SOLMSEN : e Beitrage zur griechilSChen Wortsforschullg)), J, 1909, págJI. 60-61. M. COHEN: eQuelques mots périmedité rra néenl». BSL, 31, n úm. 92 (1931) , págs. 37-41, y M. e OREN : eMota latins
et mota orientauxn. BSL, 39, núm. 116 (1938), págs. 179-183. J . VENDRYES: cA
propos du mot XQ(Oo~n. Revue des Etudes Greeques, 1919, págs. 425-503.
A. eU NY ; eles mota du l ond préhellenique e n grec, latin el aémitique occidentaln.
Revue des Etudes Anciennes, XII (1910), págs. 154- 1&c. E. MASSON : eRecherehes
sur les plus ancie ns emprunts semit iques en gree». Parls, 1967, págs. 39-46. A. TOVAR: e Lato mini",,,", romo mino. und das westliehe Substrat.». Beitriige zur Indoge rmanist ik und Kellologie (J. Pokorny zum 80 Geburtstag). Innsbruck, 1967, págs.
107- 11.2.. H. LEWY: eDie semitisehen FremdwOrt.er im Grieehiaehenn. New York, 1970,
págs. 70-102. A. TOVAR: eThe Basque Language and the Indo-european Spread lo
the Westn. Indo-european and Indo-europeans. Papera prellCnt.ed at the th ird Indo-
[page-n-20]
UI" PQSIBI.l: PRésTAMO GIUa,;oo t;N IBERICO
Para la truducción me apoyo en el parulelo que ofrece el
19
s}JU¡'neIS
culcfnam de la inscripción número 121 de Vetter. Por tanto, las inscr ip-
ciones vendrían a decir algo así como : ckylix de Uria», en la pátera de
Sidamunt, y " kylix de Tileis», en la pátera del Tossal de la Cala. Ahora
bien, para que nuestra hipótesis sea ace ptable, y cule$. leído en nuestr.a
transcr ipción como elemento autónomo, corresponda, en verdad, al griego
x:J).~~, debemos explicar , todavía, las condiciones fonétic:.\s de tal adaptación y pl"Obal', además, que los segundos elementos de ambas inscl'ipciones (uria, tilei.~ ) son, probablemente, nombres propios, ya sea de per sona, ya sea de divinidad. Estos son los puntos que tratar emos en los apa rtados siguientes.
european Coníerence at the University oí Pensylvania., Philadelphia, 1970, páp. 267278. M. GARCIA TEIJEIRO : c¿Un préstamo ibero en las tablillas de Cnossos!lI.
Zephyrus, XX I-XXII . Salamanea, 1970-71, págs. 299-307.
(61) cr. pi caso de otros nombres de recipiente. como Ko"ttJAOr¡; y XClA46¡ov
que han dado, posteriormente, en provenul g6dou y en catalán calaix, respectivamente. Véase W. von WARTBURG: c Die grieehische Ko lonisation in SUdgallien
und ihre sprachliche Zeugen im WestromanillChen>l. Zeitschrií t f ür RomanischePhi lologie, 68 (1952 ), Ilágs. 26-27. Cf. tambié n para otros ejemplos, como el del laUn
vulgar bi<:ariU1tl que pasa al italiano como bieehiM'e y al antiguo alemán como behha,.
de donde el alemán de hoy Bedur . La misma palabra dio en antiguo eslavo 7
JeIIlM, de
donde el húngaro pol,«,. .. el. L. DEROY: cL'emprunt Lingüi~tique». Parls , 1956,
pág. 154.
(62) E. BOI SACQ: cDictionnaire Etymologique de la Langue Greeque». Heidel·
berg, 1950, pág. 553, da una etimologla algo insegura; d. P. CHANTRA INE : cDictionnaire Etymologique de la Langue Grecque». Parls l!no, t . U, pág. 598 y, sobre
todo, H. FRIS K: cGrieehillChes Etymologischel Warterbuch». Heidelberg, 1970, Bd.
11, págs. 46-47, que indica puede tratarse de un préstamo : cWie bei so vielen Bechernamen ist mit Entlehnung tU rechneml.
(53) Utilizo aquf cnominativo» y cgenitivo» no en el sentido de la sintaxis
casual del indoeuropeo, sino de modo convencional para poder entendernos.
(64) A. TOVAH me indica que f6rmulas limilares se encuentran en iranio y me
cita el ejemplo de una inscripción sobre vaso: 7Jty'6én P'"b'réyyJIll 60 b7"yln'K que
se traduce (d. Handbuch der Orientalistik, Erster Abschnitt, Bd. I V, Iranistik,
Erster AbllChnitt, Leiden- Ka ln, 1958, pág. 53): celte recipiente de vino pertenece a
la propiedad de Prb'ré ; 60 dracmas de peSO)).
[page-n-21]
[page-n-22]
111
EL PROBLEMA DE LAS S IBILANTES
Para que ib. cule~ transcriba el gr. xUAd; no se prescntnn d€JTIasiadas
d ificultades. Piénsese. para los dos pri meros sonidos del griego. r eproducidos en ibérico por el signo silábico 0 = cu, en el paralelo que ofrecen los
di alectos itálicos: culcftuJ" culiX:na, ;l,.ulix.na., que transcriben de forma
idéntica el sonido griego or iginario (65). Más ejemplos de ypsilon griega.
arlaptada en préstamos como u , pueden verse en la lengua mesapia (66)
y en la latina (67).
Mas si la identificación de préstamos t iene algún sentido, éste, en el
caso de la escritura ibérica, viene a concentrarse, sobre todo, en la ayuda
que proporciona a la hora de extraer conclusiones sobre el funci onamiento
0
de determinados signos. Y, en este punto, creo que 1 más inter esante - al
(66) Acaso sería interesante relacionar lo relativo a la difusión de 10.11 términos
con alguna de las conclusiones a que llega M. eRAS: .Les importations d u VI siecle
avant J . C. a Tharros (Sardaigne)>>. Melangea de I'Ecole Fram;alse de Rome, t. 86
(1974), 1, piga. 79-139. Sin embargo, creo, noa lo impiden lu cronologías aceptadas
para 1 vasos que comento (cf. para la pátera de Sidamunt, J . BARBERA : .La
0.11
cerimica barnitada de negro del poblado ilergeta del Tossal de les Tenalles, de
Sidamunt (Uridall. Ampurias, XXVI-XXVII. Barcelona, 1964-66, pAgo 142, Y para
el Tossal de la Cala (Benidorm), cC. E. A. LLOBREGAT, op. cit. nota 14, págs. 15-16.
(66) SIMQNE, op. ciL nota 58 (. La Iingua measapica...lI), pág. 164.
(67) Cl. E. SCHWYZER : . Griechische Grammatikll, Bd. l., pág. 157. München,
1939.
[page-n-23]
JAIME 8 1U3
menos, desde el punto de vista de la todavía no muy clara fonología del
ibérico (68) - es observar los sistemas de anotación que, para sonidos
extranjeros, adopta esta escritura. Y lo primero, que, en este caso, llama
la ateción, es la posibilidad -aquí evidente- de que el signo M reproduzca el valor de la letra griega xi.
No es este el momento de resolver tan delicada cuestión, pero resulta
claro que si ib. cule~ corresponde al gr. xu).t~, se impone una revisión
del problema de las sibilantes en ibérico, ya que, como es sabido, los especialistas suelen, normalmente, admitir la existencia de tres signos para
la representación de dichos son idos, aunque, en la transcripción actúan
como si se tratase, únicamente, de dos. Es decir, como si a esa triplicidad
gráfica no correspondiera una realidad fonética (69) . As! lo describe
Tovar (70): ePara la sibilante la escritura ibérica dispuso de las tres
leh'as que se hallan en el alfabeto semítico y que corresponden a los caracteres griegos ~, o, y san», aunque, een la transcripción no distinguimos
las dos primeras formas, que transcr ibimos como 8 y la segunda la transcribimos por ~».
Sin embargo, de un tiempo a esta parte, han sido introducidas algunas
r ectificaciones, o, SI se quiere, algunas sugerencias, que es preciso recons iderar.
No deja de ser significativo el hecho de que ya don Pío Beltrán, al comentar la estela de Sinarcas, hiciera hincapié en las tres 8 del ibérico (71) .
Años más tarde, él mismo indicó, basándose en las monedas de
CE
S
E
(68) Los trabajos de J. M. ANDERSON: cA Phonological Rule in Ancient
l berian». Studia Linguistica, XXVI, 11 (1972), págs. 113-11 6, y cPre- lndoeuropean
hispanic inscriptiona: The Alcoy Lead Tableb). Linguistica (1972), paga. 5-2 1, adolecen de rigor metódico y aus conclusiones no pueden tenerse muy en cuenta.
(69) GOMEZ-MORENO, op. cit., nota 6, pága. 274-276. A. TOVAR: cEstudios
sobre las Primitivas lenguas Hispánicas». Buenoa Aires, 1949, págs. 26 y ss. J. CARO
BAROJA : c La escritura en la España Prerromana». Histor ia de España dirigida
por H. i\lenéndez Pidal, 1, 3. Madrid, 1954, pága. 713. J. G. FEVR IE I{; c Remarquea sur I'écriture ibero-tartessiennel). Rivista degli Studi Orientali, XXXII ( 1957 ),
págs. 720-721. MALUQUER, op. cit. nota 29, págs. 35-37.
(70) A. TOVAR: cFonología del Ibérico)). Miscelánea Homenaje a André Mart inet. Eatruc:turalismo e Historia. Universidad de la Laguna, tomo 111 (1962) .
págs. 173-174.
(71) P. BELTRAN: cLa estela ibérica de Sinareas. Hisroria de su hallazgo».
Boletin de la Real Academia Española, XXVI . Madrid, 1947, cuaderno CXXJ, págs.
254-255. Algo similar había indicado anteriormente en cLa labor del Servicio de
I nvestigación Prehiatórica y su Museo en el puado año 1934». Valencia, 1935, pág. 50.
[page-n-24]
UN f'08ISU: PRt::sTAMO CRIJXlO EN IBt:RI OO
las cuales, en las últimas emisiones e intervenidas por el control romano,
presentan el letrero
CE
E S
S E
la posible equivalencia del signo ibérico ~ con la ss latina (72). Lo que
pan:ce r(;[rendar el acusativo Cissim citado por Livio y el KíoO'~ que hay
en Ptolomeo (73). También, Michelena se planteó el problema, aunque en
otro sentido, y pudo probar que -en contra de lo comúnmente aceptado
y, pese a las similitudes morfológicas- el signo ibérico $ no corresponde
al griego ~, ni el ib. M al gr. m , sino que, por. el contrario -3.si lo certifica E:l cotejo con los textos ibéricos escritos en caracteres jónicos- observa Michelena que ib. M corresponde a gr. ~, e ib. ~ a gr. m (74).
A consideraciones similares llega Lejeune (75), quien compara el trazo
del samekh en los documentos gr€co-ibéricos de Alicante y Murcia, con los
qua aparecen --durante los siglos VI y V 3. C.- en inscripciones de
Efeso, Thc.os y Halicarnaso.
Las concl usiones de Michel€na, según las cuales, puede aceptarse la
ecuación:
;b. ~ ~ gr. ffi
ib. M = gr. ~
(76)
se "'en reforzadas por el estuf de Lejcune, quien pone en r elación el
O
o
aamekh del fenicio antiguo (
) - que en los abecedarios etruscos
arcaicos apareCe como lB con va 01', hipotético, de 8.. en cario, como m.'1\
con valor, quizá, de ss; y en jónico arcaico (en Efeso y HalicaI:Il.aso). como
'T'. con valor de ---0"0- y -"t't-, lo mismo que en panfilio, 't' ~
con valor de ---0"0'- 'y, ' en los alfabetos griegos orientales, en la forma
:¡: ~ con valor de
con el signo
d~l alíabtlto greco-ibérico (77).
De todo ello, parece deducirse que las opiniones 'de don Pío Beltrán,
Luis Michelena y Michel Lejeune son, en este punto, convergentes. Y. de
e-
m
(7 2 ) P . OELTRAN : dAS textos ibéricos de Liria)). Revista Valenciana de Fi·
lologla, 111 1/4. Valenc:ia, 1953, pág. 91.
(73) cr. el comentario de R. LAFON, en OSL, 52, rase:. 2 (1956) , págs. 137· 138.
(7 4) L. MICHE LENA: ",Cuestiones relacionadas c:on la escritura ibér iC:a>I. Bme·
ri ta, XXIII. Madrid, 1955, pág. 265 y as..
(75) M. LEJEUNE: ",A propos d 'un plomb inserit. d'E lne». Revue des Etudes
Anciennes, LXII, núm. 1/ 2 (1960) , págs. 72-77.
(76) L. MICHELENA : ",Comentarios en tomo a la lengua ibérica». Zephyrus ,
XII . Salamanca, 1!)61, pág. 8.
(77 ) LEJE UNE, op. cit. nota 75, pág. 77.
[page-n-25]
su denominador común, puede concluirse que el signo ibérico $ , col'res~
pondiente al griego lJJ, puede -al menos, en algunos casos- servir para
anotar la geminada 88.
No est:.\mos en condiciones, aún, de exponer j uicios categóricos. Pero
parece evidente aceptar Que las distintas grafías de las sibilantes obedecían a razones de sistema. O. cuando menos, que, como indica Lejeune (78), entre s y $ existía alguna oposición. Y que esta oposición -se:.\
cual fucre- ha sido anotada en la distinción de la grafía.
No voy a entrar en un terreno tan peligroso corno el de las E:scrituras
del Sur de España. y Portugal -las llamadas ctartésicas» o cbástuloturdetanas_ donde encontramos, también, distinción gráfica entre M,
M -y
(79), Pero surge, de inmediato, la tentación de 'preguntarse
ai, en 10 relativo a las grafías, las difer encias entre éstas no correspon~
derAn, también, a razones de oposición: y si, en lo relativo a sus formas,
no tendrá razón Tovar, y lo que Gómez-Moreno explica como un a adoución de la m fenicia, no ser á, más bien, un desarrollo de las formas del
I
.salle cy entonces sería más fácil de explicar su confusión con formas Que
realmente parecen más iguales a la sigma griega que a la m de ningún
alfabeto » (80). Dejo la cuestión, como pregunta abiertamente planteada,
c:;in pron unciarme sobre ella. Pero, es muy probable que así sea.
Sobre lo que sí quiero insistir - porque es, al fin y al cabo, lo que
aquí nos interesa --es sobre la posibilidad de que el signo ibérico M anote
el son ido ks, que es lo que la supuesta correspondenci a clde$ = í'.~I.( ; parece
indicar,
Probar esto de modo definitivo es, en ibérico, casi imposible. No existen muchos ejemplos que aducir en favol' de esta hipótesis. Más, creo que
los pocos que hay merecen señalarse.
t "f
(78)
LEJEUNE. op, cito nota 75, pág. 75.
GOMEZ-MORENO, op. cit. nota 28, págs. 16, 18 y 75. U. SCHMOLL : cDie
Südlusitanischen Jnschriften», Wiesbaden, 1961, págs. 11, 15 y 23-25.
(80) A. TOVAR: cLengun y escritura en el sur de España y Portugal». ZephyruB, XII. Salamanca, 1961, pág. 195,
(79)
[page-n-26]
Los casos más claros que se presentan son tres nombres personales (81) :
~X<>~A~M
co
R BE L E ~
(de Sagunto)(82)
~'7< ?~Alí'M
s
,
SCERBELE
y
(de AMPURIA S )(B3)
~l\b~I\~M~IN
L DU Sil LE :,?
E BA N (de Iglesuela del Cid )(84)
a los que, además, podrían añadirse tres ejemplos :
BE L E S
B
A
(del p lomo del Sol aig) (BS )
A~~MX
BE L E
y
:¡;
TA R
(del mismo plomo) (B6)
~"~M~t~W
BE L E
(81)
~,,~
:¡;
CE R ETO
(de Orley 1lI, de Va l! d'Uxó)(87}
Si no hay que añadir el Be-l-a-$-bll-i-It-IIl-f'-e_ba-7I. de la estela de Fraga,
M1~ I¡ ~ ~ ~ 1f'J '
cuyo primer elemento ea puesto en relaci6n por M. LOUR-
DES ALBERTOS FIRMAT: _La onomástica personal primitiva de Hispan¡a Tarraconense. y D6ticall. Salamanca, 1966, pág. 51, con vasco bdts y que tal vez podría servir
para la posible corre8pondencia entre aquitano III y el Ibérico a (Ct. Sa'ltibllll.. de la
Turma Salluitana y el S~i-- del aquitano) que no acepta MICHELENA : _De onomástica aquitanaD. Pirineoll, 33/ 34, año X. Jaca, 1954, pág. 4.33.
(82) GOMEZ-MORENO, op. cito nota 6, pig. 315, núm. 107 a.
(88) GOMEZ- MORENO, op. cit. nota 6, pág. 314., numo 100 r .
(84.) GOM.EZ-MORENO, op. cit. nota 6, pig. 298, núm. 40.
(86) D. FLETCHER y N. MESADO: _Nuevas inscripciones ibéricas de la
provincia de Caatell6n de la Planan. Camllón, 1968, pig. 8.
(86) FLETCHER y MESADO, op. cito nota 85, pig. 13(87) FLETCHER y MESADO, op. cit. nota 85, pig. 20.
•
[page-n-27]
26
JAIIoIE SILES
En todos ellos, encontramos el elemento Bel~, tanto en posición inicial
Bel~. como final, -Belc/j. Pero escrito siempre :
es decir, con el signo M. La reh.lción de dicho término Bclcf con el ¡¡quitalla Belea: nadie la pone en duda (88). Por lo tanto, podria pensarse que
--en este caso, al menos- el signo ibérico M ha ~er v id o para anotar el
valor de x. Pero a eUo podría objetarse el hecho, bien conocido, de que el
elemento beles --común a la antroponimia antigua de Aquilania e Hispania- aparece, en la península, escrito en caracteres latinos bajo la
forma (89) beles, sin más caracterización. Así lo prueban el Bileseton de
Cehegin (CIL, lIt 3537), el Sanibelser, el E.'stope!es y el Benll.abels de la
Tunna SalluitaJla, el Iaurbelcs de Florejachs, en Lél'ida (90), el Neintinbeles de Tarrasa (CIL, II, 6144) frente a la forma belex documentada en
Aquitania en Belex·conis,Belex·ennis, Bon·belex, Harbelex,Hurbelexsi (91).
Dicha divergencia de grafías (s en Hispan ia / :t en Aquitani.a) en la
representación de un mismo sonido, tal vez pueda explicarse como una
deficiencia derivada de la utilización del sistema de anotación latino.
En cualquier caso, en lo que a las sibilantes ibéricas se refiere, pueden
ser extraídas algunas conClusiones que, creemos, hay que relacionar, a su
vez, con el funcionamiento de las silbantes en a.quitano (92).
En ibérico, el signo
ha sido utilizado para la anotación del sonido
• en:
'7
CE
L
S
E
que corresponde, en griego, al KO..ao: citado por Ptolomeo (1I, 6, 67) como
ciudad de los ilergetes; y, en latín , al cCol(onia) V(ictrix) ¡(ulia) Celaa.
Con el mismo valor de 8 lo encontramos en :
r~r~l"'~
BILBIL
S
(88) MICHELENA, op. cito nota 81, pag. 4.86.
(89) J. UNTERMANN: «ElementolJ de un Atlu antroponimico de la Hispa
nia Antigua». Bibliotheea PraehilJtoriea Hispana, VII. Madrid, 1965, pág. 71, mapa 17.
(OO) F . LARA PEINADO: «Epigrafía romana de Urida». Instituto de Estudios
Ilerdense.. Lérida, 1973, pága. 14.8-149.
(9I) A. LUCHAIRE: «Etudes sur les idiomes pyrénéen.ll de la región fran~aisel,.
Parls , 1879, pág. 78.
(92) Todo ello como paralelo explicativo, si n preunder deducir ninguna consecuencia de orden etnológico.
[page-n-28]
us r()6n:u; rní:sTAMo GRIECO
ES latlU CO
27
El mismo signo ha servido, también, para la anotaci6n de la geminada
en el caso de Ce88e « S t- ), gr. KiGGa (Polibio, lIT, 41, 2), lat.
Cuso. (Tito Livio, XXI, 60). E, igualmente, en:
-88-
TU R
A
S
U
que Ptolomet> (11, 6, 57) da como TotJp~aO'a';, (93). El mismo signo pa~
rece haber servido para representar la silbante fuerte ----99- (94) .
Lo que sugiere un grafito de Enserune (el LXVI, 24) :
R7~41I\~
ASETILE
que Untermann (95) compara con el antropónimo galo " Ad8edilicu8 ,Ad~
sediluus.
Frente :t esto, el signo M ha servido para r epresentar el sonido s en:
HW~M~f'J
O TO BE
$ CE N (96)
que, en las fuentes gl'iegas, aparece como
Otobesan1t8 (97). Y para representar
-S8-
' ºt"¡'~'1j0'a:
y, en las latinas, en
en las leyendas monetales de :
~~MH
ESO
•
(98)
(93) Cf. también Plinio, N. H. 111, 24. Problemas de fluctuación pueden veMJe,
por ejemplo, en el caso de U,ecenle, gr. 'OO'~)(¡'()SrX (Ptolomeo, II, 6 . 62) y latln
o,iceTdellAu (CIL 11, 4241, 4267), pero, también, ouigenleMIIll (PUnio, N. H. 111, 24) .
(94) LEJEUNE, op. cit. nota 75, pág. 67.
(95) J . UNTERMANN : ",Lengua gala y lengua ibérica en la Galia Narbonense». Archivo de Prehistoria Levantina, XII. Valencia, 1969, pág. 109.
(96) H UBNER, MLI, núm. 34.
(97) Cf. para la localización, J . CARO BAROJA : ",La geografía lingüística de
la EBpaña Antigua a la luz de la lectura de las inscripciones monetalesn. Boletín
de la Real Academia Española, XXVI. Madrid, 1947, pig. 223, y J . VALLEJO:
",Sobre la Otogesa de César Bell. Civ. 1, 61, 68 y 70». Emerita, XIV. Madrid, 1946,
piga. 259-271.
(98) HUBNER, MLI , núm. 20.
[page-n-29]
28
JAIME 81LES
atestiguado en griego bajo la forma ' I EoO'o~ y, en latín, en las forma s
(J)esso(nensis) (CIL, n 4452). Jessoniensi (GIL, n, 4610) y ¡ essan (CIL,
JI, 4463). lA mismo cabría decir de las monedas de
f
~MH
E
? O
que Caro (99) pone en relación con el AioO'w que Ptolomeo (ll, 6. 71)
cita. Pero lo cierto es que las distintas ediciones criticas dan esta lectura
como variante, nunca segura. Por otra parte, los testimonios latinos
(Plinio, N. H . 111, 23) y las inscripciones (CIL, lI, 4462, 4465, 4473)
coinciden en caesonenses. , siempre escrito con una sola 8. De ahí que
tal ejemplo no parezca muy válido.
Dicho signo M parece, además, haber servido para la anotación de x
en dos letreros de Enserune:
AU ETl
y
R
S
R ~
A
HM~H I?~ f'JV~
O
~
OBARE
N M
•
si, de acuerdo con Untermann (100) interpretamos dichos nombres como si
se tratara de antropónimos galos:
Vectirix para el Aueti~anrti
y Oxic-barro (101) para el 0-1iobarentrti
Lo mismo (M anotando x) se advierte en una leyenda monetal de
Neronken, en la que aparece escrito el nombre de una autoridad (¿ principe,
rey, magistrado 7) :
TI
(99)
u
~
(102)
CARO BAROJA, op. cit. nota 97, pAgo 220.
UNTERMANN, op. cit. nota 83, pAgo 109.
(101) Para e l segundo elemento -barro, véase K. H. SCHMIDT : «Die Kompos ition in gallillChen Personennamen». Zeit.schrift lür celtische Philologie, 26 (1957) ,
pAgo 144.
(102) J. UNTERMANN: «Gallier, Ligurer und Ioorer in SUdfrankreich nachdem ZeUgniB von Persone nnamem~. ProceedingB ot the Ninth InternaUonal CongreBB
01 Onomastic Sc.ienceB (London, 3j8-VII-1966). Lovaina, 1969, pAga. 439-454.
(lOO)
[page-n-30]
us P06IBLE PRtsTANO GR lo;o EN IBt:RIOO
donde l::l. u es consonántic.'l. y la silbante M corresponde, t.nmbién, a una :t,
como demuestra el paralelo de los nombres galos Toutodivix (CIL, XII,
2817) y DivixtU3.
El uso del signo M para anotar x se hace más patente cuando los
caracteres ibéricos envuelven nombres de estir pe céltica. Y esto mi smo
sucede en la península, donde la escritura ibérica ha servido, también,
para escribir una lengua diferente y de filiación indoeuropea: la celtibé·
rica. E ncontramos, allí, casos en los que dicho signo M representa, a
todas luces, un sonido ks. Piénsese en el letrero moneta! :
tMD\fIt4
U S A
•
M U S (103)
que, en las fuentes griegas, aparece escrita O ~;a;II'.t y, en las latinas,
U:tama. Michelena (104) subraya que, en este caso, c~ está por ks o por
lo que hubiera resultado de su evolución».
En este ejemplo, al menos - la concordancia entre las fuente griegas
y latinas nos lo indic.'l.- se da la correspondencia ib. M = gr. ~ = lat.
• (l05).
Ya Lejeune (106) había advertido, para el celtibérico, que centre vo-yelles les mots celtiqucs admettent, selon les cas, soit - 3 -, soit - : j (de meme qu'en éCl'iture latine ils admettent, selon les cas, soit - 8 - ,
soit --88-, ou - Z -) ». Y, en la misma dirección apunta Untermann (107)
cuando sugiere que, en las monedas con la leyenda:
S E GO BI R
•
•
CE S
(l03) HOBNER, MLI, núm. 74. También A. M. GUAOAN: cNumismátlca. ibé·
rica e ibero-romanall. Madrid, 1969, pág. 209.
(104) MICHELENA, op. cit. nota 74, pág. 274.
(106) Me abstengo de citar, como ejemplo, la última pa labra del bronc:e de
Lultaga, Deilwrtill~, también con M, porque su explic:acl6n resulta demasiado problemática y loa espec:ialistas no llegan a un ac:uerdo sobre la misma. Cf . G. BA.HR,
c Baskiscb u nd l berisch». Euako-Jakintta, JI (1947), pág. 432 Y aa. A. TOVAR : ",Las
inscripciones ibéricas y la lengua de los c:eltfberoa». Boletln de la Real Academia
Española, XXV. Madrid, 1946, pág. 34 y IS. ( = op. cit.. nota 69, pig. 21-66) Y
A. TOVAR : c EI bronc:e de Luzaga y las tiseras de hospitalidad latinaa y eeltibéric:as». Emerita, XVI. Madrid, 1948, pág. 90 y aa. Para objeciones y c:rltieas, ef.
SCHMOLL, op. cito nota 79, pAgo 42, 43, nota 2.
(106) M. LEJEUNE: cCeltiberic:a». Salamanu, 1955, pág. 47-48.
J . UNT E RMANN : cZu keltiberischen Mllnzlegenden». Archivo Español
(107)
de Arqueologla, 45/ 47. Madrid, 1974, núm. 125/130, pAgo 473, nota 21. Para UNTER·
[page-n-31]
30
JAIME 81LES
el -biriku hay que entenderlo como grafía de un brix que, según él,
aparece, también, en otra leyenda moneta!:
1" l't-?W r M
N E R TO BI S
•
y que volvemos a encontrar en el Caitobrix que cita Ptolomeo (108) .
De aceptarse esto: que (f ~ sonara como .x (/c..q) y que dicho valor
fuera el mismo que ;a M del nel·tob4 presenta, el fun cionamiento de las
silbantes en la escritura ibérica podría ser, ligeramente, matizado. Y el
ib. cule~ podría, muy bien, corresponder a una adaptación, indígena, del
gr. XOA~~.
Sin embargo -y aún cuando la correspondencia ib. cule-1 = gr. xUÁ~;,
nos parece fonéticamente probada- queda, todavía, sin aclarar una cuestión de contenido más amplio y de solución más compleja, a la que ya
hemos aludido anteriormente. Me refiero al paralelo de las silbantes en
aquitano. Creo que es ahora el momento de volver a ello.
MANN (Cf. su trabajo «Das silbenschriltiche Element in de r i berisch~n Schrifl.».
Emerit a , XXX. Madrid, 1962, pág. 293, nota 1) el siKno sHúbico (C ... Ke, r eprese ntarla, en este cuo, el sonido conso nántico K, desprovilltO del valor vocálico que le es
habitual. Ad viértase que lo mismo habla aido ya indicado flOr TQVAlt en d..éxico d~
las Inscr ipciones ibéricu». Estudios dedicados a Menéndez Pidal, 11. Mad rid, 1951 ,
pAp. 281-282 para 108 signos silibicos X .... ta,lda en la palab ra celtibérica L.taisama,
tle la que dice; «Cada vez me inclino mis a que hay que leer el signo ta como simple
f'Onsonante, t en este caso, nues s i no la f orma ofrecerla lingülsticamente d ificultades» ; y para ei/ gi en el deiuOTeic(ih de Luzaga. El mismo fen6meno parece ob·
servarse en inscr ipciones ibéricas de época tardfa como el plomo de e l Solaig (FLETCHER y MESADO, op. cit. nota 85, págs. 11-12), una de cuyas palabras, la cuarta
de la primera linea, bastaibaitieba, lleva a dichoa autor es (tras un minucioso ana lisis
com parativo co n el tibaite de Liria IX y XXXVU, el bastiba de Liria XL, el baite
de Caste1l6n, el baitin de Santa Perpetua, el bailelJU. del Cigarralej o, e l baita de
Serreta 1, e l baite de Serreta n, cl baiti de Azaila, el bateire de Ti viBsa, el baitesbi
de Ullastret, el baiteair de Ullastret y el bai te de Orle)'1 fU) a «JKlnsar si los signO! ta y ti del Solaig so naron asl o simplemente como conso nantes, es decir bl. Lo
que FLETCHER y MESADO explican como «inf lujo latino con su escritura monol!te ra». Lo que evidenciarla, en la escritura ibérica, una te ndencia, --coincidente con
la romanizaci6n -hacia el sistema alfabét ico y el progresivo abandono del areaismo
que el silabismo representa.
(108) Cf. UNTERMANN, op. cito nota 107, pág. 473, nota 21, donde especifica
todavfa más; «Die geliufigeren Formen Segobriga, Nertobriga, CtU to/Wiga scheinen
erst mit der volle n Romanillier ung zur Norm geworden zu sein. Ein Konsonantstammbrig-wird auch durch die sjcher verwandten Wi:irter altirisch bri «RUgel» u nd goUscb
bOItTg' «Stadt» be~ugt».
Mis sobre el particular puede verse en SC HMOLL, op. cit. nota 79, págs. 32,
74 y 75. Sobre los nombres en · briga, Cf. Ptolomeo, II, 5, 2 y 11 , 5, 5; Plinio IV,
11 3 Y Appiano (Bell. Hisp. 73). Sobre loa millmoa, A. TOVA.R ; «Lea celtes en BUlque». Etudes celtiques, X (19G2), pip. 354·373 y del mismo; dberische Landesku nde (zweiter Teil.BaeUca)>> Baden- Baden, 1974, pág. 30. Inter esante, asimismo, en relación a las monedas, con el letrero Segobiricu, es la existencia de
monedas latinas que d icen Segobrit y SeS/obriga (véase CARO BAROJA, op. cit.
nota 97, pig. 221).
[page-n-32]
31
UN J'()6JBLE PRts'TAMO e RI EGO EN I ÚRICO
Sabido es que el aquitano ----en el que las grafi as x y X8 representan
sonidos afri cndos, mientras que 8 se aplica tanto para la anotación de s
vasca (Sembe-; Seni-) como de z (Cison) - distinguia dos órdenes de
silbantes, como, también , ocurre en los dialectos vascos, donde hay un
orden dor so-.alveolar (z,tz) y otro, ápico-alveolar (s ,ta), fonnado cada uno
por una fricativa y una africada (109) . Asimismo, en aquitano, las grafías
x y xs alternan, entre vocales, r epresentando sonidos igu¡lles (110) :
Gerexo/Gerexso
A nderexo/ Anderexso
A tuloxus / A ndos8US
Odoxo/Odossi
OxsmtjOssOIl
I.. ohixsi/ Lohisi
E, incluso, hay un caso, en el que s = ss. Se trata de Ciss07lbonnis frente
;\ Cison,Cisontell .
No deja, por otra parte, de ser curioso que, detrás de l y r y entre consonantes, aparezca en aquitano s (111) y que encontremos, por ejemplo,
(H)arbelsis frente a Harbeúx(s)is. Lo cual es bastante similar en ibérico,
si consideramos las diferencias de grafía existentes entre los casos indicados de B e~- o -Bel~, en los que siempre encontramos M final, y las
leyendas:
A N BE L S
y
r>X~!\7
ADABE L S
en las que la silbante fin al ha sido r epresentada por la grafia ~ ,
$
En el caso del ibérico -aún cuando la distinción gráfica de las silbantes parece corresponder a una diferenciación en el sistema- no
estamos, todavía, en condiciones de preci sar si esa distinción, que las
grafías mani fiestan, intentaba representar una distinción del modo de
(lOS) L. MICHELENA:
menaje a Andri Martinet,
Laguna, 1957, pilgs. 131-132.
(110) MICH ELENA, op.
(111) MICHELENA, op.
c.Las antiguas consonantes vaseas». Miseeláua HoErtructuraliamo e Historia, t. 1. Universidad de u
cito nota 81, págs. 420-422..
cito nota 81, pAgo 421.
[page-n-33]
articulación (t'rieativa/africada) o del punto (apica1/dorsal) (112). Pero,
aceptada ya la diferenciación de las grafías (MI S ) y vistos sus valores correspondientes (8, 88, 7./8, 88, 06) no sé si será ir demasiado lejos
suponer, para el ibérico, lo mismo que se suele aceptar para el aquitaoo:
«que 88, al alternar a la vez con X( 8) y con 8 , podía r epresentar tanto
sonidos africados como las espirantes correspondientes» (113) .
(112)
(113)
MICUELENA, op. ci~ nota 81, pAgo 4.4.9.
MICUELENA, op. cit. nota 81, pAgo «22.
[page-n-34]
IV
LOS DATOS DI!: LA ANTROPONIMIA
LA RELACION CON AQUIT ANI A
Antes de pasar a consideraciones de índole onomástica, debemos
detenernos en la explicación de dos dificultades Que, como objeción,
podrían, tal vez, invalidar nuestra hipótesis.
La primera deriva de la no correspondencia entre la forma de los
recipientes y los nombres que se les aplican. En los dos casos estudiados.
se trata de páteras y no de kylix, como cabría esperar. Sin embargo, esto
no constituye un problema excesivo, si tenemos en cuenta que, en la
mayoría de los préstamos. las palabras pierden significación en espeei·
ficidad y la ganan en extensión genérica. Así ocurre, en griego, con el
término xaoÍO'Xo,. derivado del sustantivo semitico kd, ugarítico Ied,
que sign ifica
cja rra~
y «medida», y que encontramos. con un significado
similar, en los fragmentos 581 K de Aristófanes y 32 K de Frínico, en
tanto que en A vispas (583 y ss) aparece con el significad o de cum a».
Lo mismo sucede con el griego C
1t1tu'J} (114) que, en Aristófanes
(Caballe'ros, 1296). designa cla fresquera» y, en el fragmento 541 K,
«la cesta del panit. y que parece proceder del acadio sáppu!sa'PPU ( = cban(114) G. ALESSIO: «Relitti mediterranel nel greco e nel latino». Archivio
Glottologico Italiano, 59 (1954), pág. 97 .
•
[page-n-35]
JAUIE SIILS
deja o fuente»), como en el fenicio sp y en hebreo S(t1), con una variante
en ugarítico, sp, con el significado de ecopa » o emed ida» (115).
Más ejemplos de esta falta de correspondencia entre el tipo de vaso
y el nombre que aparece sobre él escrito, se encuentran en Italia (116).
Un aryballos de la colección Pollack presenta el letrero siguiente:
mi lar-Sia telides lex lumuza
del que J . Poupé (117) indica : eFormule banale exprimant simplement
un titre de propiété mais oÍl toutefois se trouve mentionné le nom spéci·
fique du vase, muni du suffixe diminutiv bien connu -za :* leXtum,
qu'i1 faut rapporter au grec ).1¡xu6o¡;».
De igual modo, en la cerámica romana se documentan multitud de
pateras y oinochoes, que llevan escrito el nombre pocolonl (118). La
misma pátera de Tivissa, interpretada por Michelena, es recogida por
algunos autores bajo la denominación de phiale (119). Por último, de
Simone menciona un caso en el que la palabra culcnam se encuentra
escrita sobre lo que los arqueólogos llaman un kelebes (120).
La segunda dificultad consiste en la posibilidad de que cu1e$urUt y
cul~tfleis sean nombres propios. Tovar (121) recoge cule$urUt escrito
todo junto. Pero se limita a dar la lectura, sin ninguna interpretación.
Untermann (122) los considera nombres propios, al igual que el cule$ba
de Enserune (LXV, 25), con el que los compara.
A nuestro juicio, el problema es similar al de la inscripción etrusca
cupes . carpunies . mi, en la que los etruscólogos dudan de si cupes es
el nombre de un vaso o el de una persona, inclinándose la mayoría de
éstos estudiosos hacia la primera posibilidad (123). En nuestro caso,
creo que lo más conveniente es acudir a la onomástica (124), tal y como,
repetidas veces, el propio Untermann lo ha realizado.
(115) Sobre estos ténninos, Ct. MA SSON, op. cito nota 60, pAgs. 39-46 y también DEROY, op. cit. nota 61, pAgo 152.
(116) Para los t ipos de vasos, cr. W. HILGERS : eLateinlsche Ceíassnamen».
nüsseldorr, 1969.
(117) POUPE, op. cit. nota 45, pAgo 243.
(118) J. P. MOR EL, M. TORRELLI '1 otros: cLa cerAmica di Roma nei secoli
IV-lit a. C.II. Roma Mediorepublicana. Roma, 1973, p!gB. 57·72.
(119) A. CARCIA y BELLIDO : cPhiale ibérica de plata con represe ntaciones
de a.sunto religiosoll. Homenaje a don Luis de Hoyos Sáin:r., JI , págs. 148-166.
(120) DE SIMONE, op. cito nota 41, Bd. 1, pAgo 50.
(121) TOVAR, op. cit. nota 107, pAgo 302.
(122) UNTERMANN, op. cit. nota 95, pAgo 108.
(123) SLOTTY, op. cito nota 38, pago 179.
(124) J . UNTERMANN : ePersone nnamen als S prachequelle in "or romischen
Hispanienll, Il Fachtagung tür Indogermanische und allgemeine Sprachwi uenschaft,
Innsbruck, 1962, pigs. 63-94.
[page-n-36]
U~ J'OSIBLE PRÉSTAMO CRI1X:O EN IBtRICO
35
Para tilei3 o dileis (125) no encontramos otros paralelos Que:
Til...
Tile, Tilena
Tilea
Tilia
Tiliacus
Tilicius
Tiligo1la (126)
y un Tilleg'us Susarras (127) , cuyo radical parece en relación con el
Mars Tilen1ts (128) que da nombre al monte Teleno. Más, por hallarse
demasiado al noroeste, pierde interés para nosotros.
La única posibilidad -y ésta muy poco probable- es que un grafito del Puig de Alcoy se encuentre escrito en escritura jónica :
I\HII1l
y haya que leerlo leis. En cuyo caso, como indica Fletcher (129), dispondríamos de algo con que relacionar el tileis, a unque completamente
otra I'esulta la lectura, si el grafito en cuestión está escri to en caracteres ibéricos.
Un Dilis aparece en el Itinerario Marítimo (mar. 507, 5; 507, 6):
cab Incaro Dilis positio» y cA Dilis fossis Marianis portus». Sin embargo, tanto este caso, como los .mteriores, son difíciles de iden t ificar
con el térm ino ibérico. Tampoco, creo, puede relacionarse el tileis con
un Teli escrito en el fondo de una pátera del Museo de Ampurias, para
la que Lamboglia (130) propone una datación de la segunda mitad del
siglo J a. C.
(125) El signo ibérico 't' (li/ti, 'sin difere nciación entre sord a y sonora.
(126) HOLDER; cAlt-Celtischer Sprachschah», Bd. n. Lei pzig, 1904, pág. 1.84.6.
(127) M. LOURDES ALBEnTOS FIRMAT: cNuevos antrop6nimos Hilpánicos». Emerita, XXXII. lrl adrid, 1965, pás. 109-142.
(128) F. BOUZA-BREY: cAra al dios Tileno, de Viloira (Onnse)>>. Cuadernol
de Estudios Gallegos, 25, 1970, pago 26'7 y SIl.
(129) D. }'J.ETCH ER: «Nuevas inscripciones ibéricas de la Región Valencianu.
A rchivo de Pnhistoria Levantina, XlII. Valencia, 1972, pág. 123, n úm. 13.
(130) N. LAMBOGLJA : e BoIIi Ampuritani BU Campana C». Rivista ~i Studi
Liguri, 21. Bordighera, 1955, pág. 53.
[page-n-37]
36
JAIME SIlS
No sucede lo mismo con Uria, atestiguado como sufijo en E1IIuria
(131) y Sa.curia (132) y, como elemento inicial, en:
Uriacus (cognomen en CIL, UI, 10531)
Uriacum (gentilicio de Urius)
Uriassus y Uriaxe (de la onomástica pil'enáica) (133)
y, en un nombre femenino, Uria, que, por aparecer sobre una inscripción
latina de Benqué-dessous d'Oueil, en el departamento del Haute Caronne, cantón de Bagneres-de-Luchon, es decir, en territorio netamente aquitano (134), viene a apoyar no poco la posibilidad de que el
Uria de nuestra pátera corresponda a un nombre propio. La inscripción es la reeogida en el CIL, XIII , 327 y di ce:
Sabiniano Sabini /i1(io) Uria Ha'rbelexis
fil(ia) mater
Tal vez parezca demasiado aventurado pretender una identificación
entre el Uria de Aquitania y el Uria de la pAtera de Sidamunt. Sin
embargo, creemos que tal identificación es muy probable, sobre todo, si
consideramos las similitudes existentes, en lo relativo a la onomástica,
entre la lengua aquitana y la ibérica (135). Por otra parte, la espe-
(131) M. PALOMAR LAPESA: "Onomástica penonal preJatina de la antigua
Lusitarua». Salamanca, 1957, pAgo 128.
(182) HOLDER, op. cit. nota 126, 111, pAgo 41 .
(188) SEYMOUR DE RICeI : "Notes d'Onomastique Pyrenéenne». Revue Celtique, 24 (1908), pág. 82.
(184) R. LAFON: "Additions et corrections k la liste des noms aquitains de
divinités et de personnes». VI Internationaler Kongress fUI' Namenll!orschung, Studia Onomalltlea Monacensis, Bd. 111. München, 1961, páp. 484-489.
(1 85) A. LUCHAIRE: e les origines lingulstiques de l'Aquitaine». Parls, 1877, y
LUCHAIRE, op. cit. nota 91, págs. 24-25. MICHELENA, op. cit. nota 81, pág. 410:
cuna lengua geográficamente proxima, la ib6rica, cuyos textos no están muy alejados en el tiempo de las inscripciones aquitanas, tuvo &in duda relaciones con el
a9uitano...». A. SCHERER, en Proeeedings of the Seventh lnternational Congress of
LlnJUistics, 1952. London, 1956, pig. 506. R. LA.F ON: "Pour )'étude de la langue
aqultaine», Actes du deuxieme Congrea Internatio nal d'Etudes Pyrénéennes (LuchonPau, 21-25 septiembre. 1954 ) lo 8, seeci6n VII, Philologie, Toulouse, 1956, págs. 53-68
Y R. LAFON: cNonu; de Iieux et noms de penonnes basques et iberes: Etat acluel
des problemes», Revue internationale d'Onomastique, 17 année, nÚm. 2, juin 1965,
págs. 81-92. TOVAR, op. cit. nota 69, págs. 75, 84, 164 Y sdiciones. ALBERTOS
FI.RMAT, op. cit. en nota 81, pAga. 24, 25, 26 y u. Muy intereunte, para la cuestión que nO!! ocupa es la relación de las formas ibéricas ormidauco (de Sagunto=- HUn.
NER, M.LI, núm. XXV) y da/.8ClI.bilo. (Enaerune, LXVIII, 25) oon lO!! personales
aquitanoe, Taltco, Talteia, H flhco, etc. aunque algunOll de eltos nombns presentan
elementos célticos, lo que, también, se documenta en la onombtlca ib6rica y en la
aquitana (Cf. J . CARO BAROJA : .Materiales para una hiatoria de la lengua
vaaca en au nlaci6n con la latina}). Salamanca, 1946, págs. 197-200).
[page-n-38]
US POSIBLX I'Rt:sTAMO GRlroo EN nitRICO
37
cificación palronímica de Uria - liarbeU:tis lit (ia) - (136) confirma
el carácter aquilano del nombre. Muy otro es el problema de lo que
Una, en su origen, pueda ser: ibero o aquitano. En este punto, nos
abstenemos de cualquier opinión, que, además, queda fuera del centro
de nuestros intereses. Sobre lo que sí queremos insistir es sobre algunos
factores que, quizá, expliquen la existencia de elementos comunes en
ambos lados de los Pirineos.
Me refiero, sobre todo, a las relaciones de índole comercial que, entre
las poblaciones pirenáicas de uno y otro lado, debieron existir. De cuyo
intercambio, son pruebas evidentes, tanto los materiales ibéricos hallados en Aquitania (137), como la gran abundancia de tesoros monetales
de procedencia peninsular, documentados en territorio francés (138).
(136) Ct . sobre Harbelnis, LUCHAI.RE, op. cit, nota 91, pága. 50 Y 79i tambien MICHELENA, op. cito en nota 81, pága. 418 Y as. Para Urla, puede veree
Plinio (N. H. XXXIJI, 75) y TOVAR, op. cito nota 108, pág. 363. Interelante
d eomentario de LUCHAIRE, op. cit. nota 91, pág. 91: .. Uf"itue: nom d'allure ibérique ... »: Véase, u¡mismo, R. MENENDEZ PIDAL : ..Toponimia Prerrománica
Hispana». Madrid, 1968, pág. 32 y J. COROMINES: .. Eltudia de Toponimia Catalana».
Barcelona, 1970, t. J, pago 205.
(137) Ct. R. LANTIER, Monument Plot, t. XXXVII (l940), pág. 104 Y SI. A.
GARCIA y BELLIDO: .. ExpanaiÓn de la cerámica ibérica»: Archivo Espafiol de
Arqueología, XXVII. Madrid, 1954, pags. 249 y SI. M. ALMAGRO: .. Materialel
arqueológicol ibéricos en la Aquitania». Ampurias, XVIl-XVIII. BaTCelona, 1955-56,
págs. 254 )' as. F . BENOIT: ..Tradition Ibériquemt. Ogam, XIII (1961), ta.sc. 4-5,
pág. 419, Y M. et F. PY et M. ALIGER: .. L'oppidum de Na.gea (Gard), rapport de
fouilles, année 1964». Ogam, XIX (1967), págs. 23-43.
(138) Ct. sobre el llamado TuorlJ d" BarCfU, E . TAILLEBOIS: .. Le trésor de
BaTCUs. Decouverte de 1750 deniers celtibériena en argent». Bulletin de la Sodéte
ÁTChéologique du Midi de la Franee, 1879-1880, pág. 9 (- Bulletin de la Soclété Borda,
D:u, 1879, pá{l< 243-267), y A. BLANCHET: ..Traité dea monnales gauloiees».
Paris, 1906, pág. 184. También, sobre el mismo, G. FABRE : .. Lea civilisatlonl
protohistoriques de I'Aquitaine». Paris, 1962, pAgo 151. Y, anteriorment.e, J. B.
DARANATZ: .. Importantes déeouvenel de monnales romaines en Pa)'! Baeque».
Revue Internationale del Etudes Baaques, 1907, páp. 262-264.. Sobre un a.s de
IItirta encontrado en Gers, Ct. M. P. MESPLE: .. Uatelier de potier gallo-romain
de Galane a Lombell (Gers)>>. Gallia, 1 (1957), pago 41 y SI.i sobre monedas ibérlcu
en Ariege, vid. A. SOUTOU: .. Monnaies a legendes ibériques de l'Ariege». Rlvlata di
Studi Liguri, XXV. Bordighera, 1959, págs. 208-221. Sobre monedas de UndieellCllft
en el tesoro de Brugues-Cramades, encontrado en Tan, vid. A. SOUTOU : .. Un type
particulier de monnaie d'Ampurias a légende lbérique». Rivl&ta di Studi Liguri,
XXVI. Bordighera, 1960, pága. 257-268; también sobre el miamo, G. FARENC et
A. SOUTOU: d)ocurnent.l inédita d'Edmond Cablé sur les foasea tunéraires a.
amphores italiquea de Saint-Sulpice-Ia Point.e (Tarn)lt. Ogam, XIII (1961), paga.
114-132.. Cf. ademú M. LABROUSSE: dmitaUon gauloiee de drachme ampuritaine
trouvée dans ¡'Aveyron IlUr le aite de Cosa (Tarn et Garonne)>>. Celticum. 111 (1961),
pág. 185 Y SI. quien llama la atención sobre el uráct.er de las monedas de Aquitanla,
copiadas de laa ampuritanas; vid. J . SOUTOU : ..Contribution au classement chronologique des monnaiea prérromaines du LanguedOCtl. Ogam, XVIII (1966), pi$.' 267274 i Cf. G. FOUET et G. SAVES: .. Patrón de plomo de una moneda celtibérica
hallado en Vieille-Toulousett. Ampurias, XXX. Barcelona, 1968, pága. 215-225, Indica
que han sido halladal 9 monedas de Undic:escen, 3 de IIduro, 1 de Laiescen, 9 de Iltirc:escen, 7 de Iltirta, 1 de Baitolo, 10 de Cese y 1 de Seeaiaa. et. asimiamo, R. GRA U:
..Sobre unas monedas ampuritanas halladas ceTCa de Perpignan (Rosellón)>>. Ampurias, xxx. Barcelona, 1968, págs. 293-295.
[page-n-39]
38
JAIME 81LES
A ellos hay que sumar la existencia de vías, a través de las cuales dicho
intercambio debía producirse (139).
Dentro de este contexto de relaciones interpirenáicas, hay que pres·
tal' especial atención al lugar, en el que la inscripción aquitana se encuentra: a medio camino entre los yacimientos ibéricos de Aubagnan,
de la Na rbonense (140) y del nordeste peninsular. A ello, debe añadirse
el hecho de que el poblado de Les Tenalles de Sidamunt -al que la
páten\ con el Uria pertenece- ha mantenido estrechas relaciones con
poblados pirenáicos, como el de la Pedrera en Vallfogona de Balaguer
:;egún se desprende del resultado de las excavaciones (141) .
Por otra parte. en la zona de Lérida. están atestiguados nombres
que aparecen, igualmente, en inscripciones de la zona francesa. El caso
más evidente, en este sentido, me pa rece, el de una inscripción. también
de Lér ida. de Escuñau (142), cuyo primer término, lluberrixo, tiene su
paralelo en otra, escrita sobre un altar mutilado, cerca de Tiberan, en
los a lrededores de Saint-Bertrand de Comminges, departamento --como
en el Una del e lL, XIII, 327- del Haute Garonne. Es decir, en un terri-
(1 39) cr. c. JULLIAN: eHistoire de la Gauleu. París , 1909-1926, tomo V, pág.
98 y ss. indicn una ruta que, desde Saint-Bertrand, se dir igia sobre Luchon y hacia
el valle de Arán. También F ABRE, op. cit. nota 138, pág. 178 Y 1111. Ademáll, para
la r uta que desde el alto valle del Aude llegaba hast;a. Urida, A. SOUTO U: e Le
puit.s funeraire de La Lagaste et le tracé prérromain de la voie d'Aquitaine".
Ogam, X II (1960) , pág. 1 Y as., Y e Les r elations t ranspyrénéennes aux deux premieres sikles avan t J esus-Chr ist d 'apres les document.s numismatiques". Ogam, XV
(1963), págs. 323·330. Interesant[aimo, el comentario a Strabo n (1.11, 3, 10) que hace
J . M. BLAZQ UEZ: eEconomla de loa pueblos prerromanos del área no ibérica hasta
la época de Augusto)). Estudios de Economla Antigua de la Penlnsula Ibér ica. Bar te lona, 1968, páp. 191-270.
(140) R. LAFON : eLes inaeription. en car acteres iberes d'Aubngna n et les
inaer iptions lat ines d'Aire-sur-I'Adoun,. Actes du IXi'!me Congrls d'Etudu régionales tenu A Saint -Sever les 28 el. 29 avril, 1956, Landes de Gascogne el. Chalosse,
Ar<:heologique, Histoire, Economie, Société de Borde, págs. 1-6. P a r a los iberos de
Francia, D. FLETC HER : eProblemas de la Cultura Ibérica". Tra bajos Varios del
S. 1. P ., núm. 22. Valencia, 1960, págs. 83- 114 y U NTERMANN, op. cit. nota 95.
(141) J . MAL UQU ER DE MOTES, A. MARIA MUROZ y F . BLASCO: eCata
estratigráfica en el poblado de La Pedrera, en Vall!ogona de Balaguer {Lérida )".
Zephyrus, X. Salamanca, 1959, pág. 6 1: eEn el poblado de Sidamu nt !le hallan tapaderas completas que podemos atribuir no ya al mismo taller, aino a la misma mano.
Existe, por consiguiente, un paralelismo absoluto entre el estrato 111 de La Pedrera
y el poblado de Sidamunt...»
(142) Se trata de la recogida en el ClL, XIlI, 231. Sobre ella, CC F. FITA, en
.
Boletín de la Real Academia de la Historia, ll!, pág. 135 y ss.; J . TOUTAIN: e Les
cu ltes paiens dans l'Empire Romain». 111. París, 1920, pág. 315. M. LABROSSE :
eUn sancl.uaire r u pestre gallo-romain». Mélanges Charles Picard, IJ ( - Revue Archéologique, XXXI-XXXII, 1949), págs. 481-621. A. BELTRAN : eHispa nia Antigua
Epigraphicau, 1-3, núm. 402. Madrid, 1950-52. M. LOURDES ALBERTOS FIRr..1:AT:
eNuevas divinidades de la Antigua Hispanial). Zephyrus, 111. Salamanca, 1952, pág.
56. J . M. BLAZQUEZ: eReligiones Primitivas de Hispania (Fue ntes Litera rias y
Epigráficas". Madrid, 1962. págs. 68-69. L. MICHELENA : eTexlos Arcaicos VasCOSIl. Madrid , 1964, págs. 15-16, y LARA PEINADO, op. cit. nota 90, págs. 168-169.
[page-n-40]
u:>
I'OSISIL P!Ú:STAMO GRIEGO ES IStRI CO
lorio, en el que abundan las monedas ibéricas (143) y por el que, sabemos,
pasaba la ruta (144) , que a través del valle de Arán -
Pero, si todas estas referencias a las relaciones existentes entre las
poblaciones pirenáicas no bastasen, queda, todavía, la posibilidad de
suponer con Menghin (145) eque en la región situada entre el Ebro
y los Pirineos tuvo lugar una cierta mezcla entre elementos aquitanos
e ibéricos •. 0, la de desenterrar una cuestión que, a nuestro juicio,
merece se!", de nuevo, revisada. Me refiero a la de las afinidades que
según el testimonio de los clásicos (Strabón, IV, 176; Caesar, B. G., 1, 1)
existian entre los iberos y los aquitanos (146); y que parecen verse confirmadas por dos hechos bien significativos: a) de un lado, el que ni
en territorio ibérico, ni en territorio aquitano, se documentan monedas
d kt croix (147) ; b) de otro, el texto de la discutida inscripción de Haspan"en (GIL, XIII, 1. 1. 412):
Fla1nen, item d(u)umllir, qtJ.iUstor, pagique magister,
Venu, ad Augustum legato munere functus,
Pro no'Vem optinuit populis se (t) ungere Gallos.
Urbe redux, Genio pagi ham dedicat aram (148).
Podría, asimismo, esgrimirse otro argumen to más complejo: el relativo a la debatida diatriba sobre los nombres en - tani (149) . No vamos
a df!tenernos en esta consideración. Baste, simplemente, citar el C~
(143) Cf. para las monedas de Saint-Bertrand de Comminges, A. BELTRAN:
elnformación Numismática. Hallazgos de monedas Ibéricas en Saint.-Bertrand de
Commingesll. Caesaraugusta, VI. Zaragoza, 1955, pág. 191 Y SOU TOU, op. cit.
nota 189, pág. 323 y ss.
(144) C. JULLIAN, op. cit. nota 189.
(145) O. MENGHIN : eMigrationes Mediterraneae: Origen de los ¡¡gures, iberos,
aqultan08 y vasc08}j. Runa, 1. Buenos Aires, 1948, pág. 169.
(146) H . KRAHE : .Sprache u nd Voneit». Heidelberg, 1954, págs. 164-166.
(147) A. SOUTOU: eRemarques sur les monnales gaulolses a la Croixn. Ogam,
XX (1968), págs. 108-109: eAucune de plus anciennes monnales a la croix n'a été
trouvée dans le territoire des Aquitains a I'ouest. de la Garonne (... ). Ces monnaies
sont absent.8 également dans la rigion de Narbonne -de Pech-Maho A. En.serune-, c'esta -dire dans cet ultime réduit ibérique qui conservera 60n alphabet et as langue jusqu'a la conquete romainen; e ibid. pág. 177, nota 68: . n y a dans le Sud'ouest de
la ¡'~rance deux rigiOll$ oil les monnaies a la croix n'ont pas été signalées: d'uml
part, le réduit ibérique (... ), d'un autre, le réduit aquitain. .. ).
(148) Este testimonio con reservas. PaTa la datación (tardla) y estudio de la
inscripción J . CARO BAROJA : eLa Aquitania y los Nueve Pueblosll. Archivo E6pañol de Arqueologla, tomo XVIl . Madrid, 1944, págs. 113-114 (- Materiales, op.
cit. nota 185, págs. 178-179).
(149) Véase J . ALVAREZ DELGADO: .La falsa ecuación MalIIJieni-Bastetani
y los nombres en -tani". Archivo de Prehistoria Levantina, 1I1. Valencia, 1952,
pág. 281 y M. FAUST: eDie antiken Einwohnernamen und Volkernamen auf _ itani,
--et.anill. Gottingen, 1966.
[page-n-41]
40
JAIME S I L.E8
mentario de Baldinger (150) sobre la misma : cLas viejas relaciones entre
Aquitania y la Penmsula [bérica se ven, finalmente, confinnadas por
los nombres étnicos en -tanus y con ello el arco se tiende desde los
Aquitani hasta los LusitU'H-i». Y añadir, en su apoyo, otros testimonios
que refrenden dicha opinión. Así, por ejemplo, la existencia en Portugal
de divinidades atestiguadas en los Pirineos (151) .
Por último, señalaré, como una prueba más de estas relaciones intery transpirenáicas, otros dos casos, bien documentados. que pueden contribuir a demostrar la posible correspondencia entre el Uria aquitano
y el ibérico. Me refiero al desplazamiento de las gentes, que, como consecuencia de la muerte de Sertorio (152) se concentraron en el Lugdullum
aquitano (la actual Saint-Bertrand de Comminges) (153), a las cuales
alude San Jerónimo (154) con el calificativo de «Iatrones .. y, también,
San Isidoro (155) aunque substituyendo «Iatrones .. y «convenae.. por
«vascones .. (156) . Esto, por un Jado. Por otro -y aún cuando, tanto
el hecho enunciado, como el que ahora comentaré, son más tardios que
la fecha de factura de la pátera de Sidamunt-- mencionaré el caso, conocidisimo, de la rapidez de difusión que experimentan los nombres escritos sobre cerámica. Piénsese en el Biracia (CIL, n, 6257/ 31) de Sagunto y en sus homónimos o parecidos no sólo en la peninsula, sino,
incluso, en el Alto Ródano (157) . Y lo mismo cabe decir de los nombres
(150) K. BALDINGER: c La formación de loa dominios Iingülsticos en la
Península Ibérica». Madrid, 1972, pág. 224.
(151) Sobre lIurbeda, lIuro, Ilurberrixo, Cl. F. lWSE LL CORTEZ : cDivinltés des Pyrenées el du Portugal». Actas de la IV Sesl6n de loa Congresos In te rnacionales de Ciencias Prehistóricas 'Y Protohist6ricas (Madrid, 1954). Zaragoza, 1956,
págs. 973-975. M.' LOURDES ALBERTOS FlRMAT : «Algunas consideraciones lingUlsticas-geográCicas en torno a la E spaña P re-romanall. Zephyrus, XII. Salamanca,
1961, pág. 222, y J . M . BLAZQUEZ: cUltimas aportaciones al estudio de las religiones primitivas de Uispania». Homenaje a Antonio Tovar. Madrid, 1972, pág. 85,
inscripción núm. 17, procedente de Segoyuela de los Cornej08 (Salamanca) : l/urbe·
da./ sacru.m / Q(ui1l. tus) AnneusI Facundus/u(otum) s(aCntm) t(ibena) a.{7timo).
Cl. Caeur, B. C. In, 19, y Plutarco, Sert, 27.
R. LIZOP: cHistoire de deux cités gallo-romaines. Les convenae et les
con80ranh). P a rís, 1981. A. GARCIA y BELLIDO : cHispanos e n el sur de Francia».
Boletín de la Rea l Academia de la Histor ia, núm. 136/ 137. Madrid, 1955, pág. 35 'Y ss.
(154) Advusu. V i gilantium., IV (- Migne, 28, 342).
(155) Et1lmol. IX, 2, 108.
(156) Lo que ea significativo. Sobre el aqu itano en relaci6n al vasco, Cl. MICUELENA, opa. cit- notas 8 1 'Y 109. Tambié n LAFON, op. cito nota 135, págs. 53-63.
(157) M.' LOURDES ALBERTOS FIRMAT : cA propósito de unn estelas de
cántabros vadinienses de Remolina (León)>>. Dunua, 111. Valladolid, 1974, pág. 85 y
G. PETRACCO SI CARDI: c.L 'onomastica peraonale prerromana deJla Valle del
Rodano». Rivista di Studi Liguri, Z8. Bordighera, 1957. pága. 239 y 244.
(152)
(158)
[page-n-42]
UN 1"OSJr.U: I'RmAMO GR l mo EN I BtRICO
41
grabados sobre marcas ibéricas en tierra sigillala, los cuales, al parecer.
son de procedencia sudgálica (158).
Así las cosas, Y. en vista de todo lo expuesto, creemos que existen
razones suficien tes para suponer que, entre el U'ria de Sida mun t y el
de Aqu itania ---euya distancia geográfica es min ima- hay una correspondencia similar a la aceptada para los dos lluberrixo.
( 158) el. H. CO iU FO RT : cRoman Ceramics in Spain; an exploratory visib.
Arehivo Español de Arq ueologia, XXXI V. Madrid, 1961 , págs. 3-13.
,
[page-n-43]
[page-n-44]
v
CONC L US I ON
Creemos que nuestra hipótesis (ib. c'U le~ < gr. XUA~¿ ) adquiere, según todo lo expuesto, cierto grado de probabilidad. Si n emba rgo, su
aceptación defini tiva depende de futuros hallazgos. en los que, con pleni tud, pueda ver ificarse cuanto aqu í hemos propuesto.
Con todo -insistimos- la util ización del método combi nator io y.
j unto a él, la del estud io de présta mos y estilos formul
plantea.
De acepta rse nuestra interpretación, obtendríamos, pa ra el conocimiento del ibérico, algun os r esultados:
- 1)
En el orden del léxico, la identificación de un pl-éstamo.
- 2)
En lo relativo a. la onomástica, dos nuevos antropónimos.
-3)
Y, en cuanto a las sibilantes, una idea. más exacta, de su fu ncionamiento y de su transcri pción.
[page-n-45]
[page-n-46]
VI
NOTA
FINAL
POl' último, quiero hacer hincapié en dos cuestiones no tratadas y
que, no obstante, guardan relación con lo antedicho.
La primera de ellas (pasamos por alto un kuleska que aparece sobre
un plomo de la necrópolis de Las Cor ts y que, por la transcripción dada
por Maluquer (159) parece no ser de interés para lo que aqu í venimos
sosteniendo) es Que para el c'Ul~ba de Enserune. LXV, 25, puede SU~
ponerse lo mismo que, para el cule!}uria y el cule~tileis, aquí se ha indicado. Cule?, en dicho caso, seria también adaptación indigena del griego Y.uA:;.
En cuan to al ba, pueden aducirse dos interpretaciones: la primera,
qui zá poco probable. es que se trate de un numeral; la segunda (a nuestro juicio, más posible) es que sea la forma, abreviada, de un nombre
personal o de alguna institución. El paralelo más próximo, me parece,
el de los kylices griegos con las siglas dE, que Guarducci (160) interpl·eta como Onmcaia y.ul.:é.
L.'l otra posibilidad , a la que quiero hacer refel'encia, es a la de
in tcrpretar la palabra ibérica culnica, del rython de Ullastret, la única
(159)
(160)
MAL UQUE R, op. cit.. nota 29, pág. 129, núm. 223.
GUARDUCCJ, op. eit.. nota 34, 1, pág. 4102.
[page-n-47]
"
JAIME SU.E8
en la que coinciden las lecturas de Pericay y Maluquer (161) y Gundan ViIlaronga (162), como un diminutivo similar a los señalados en los
dialectos itálicos. Recuérdense las forma s culcfna, culixn.a, xulixnG.
Lo cual parece muy posible. si se tienen en cuenta, además, las relaciones de la costa catalana con el mundo comercial greeo-itálico; cí. los
trabajos de Trias (lS3), de J. Barberá (164) y Pericay (165). De todo
ello - fácil es pensarlo- han debido quedar huellas no sólo en el arte,
sino también en forma de préstamos lingüísticos, cf. para ello, Pericay (166).
Tübingen-Kiiln, enero-iulio de 1975.
(161) P. PERICAY, y J . MALUQUER : «Problemas de la lengua ind[gena en
Cataluña». JI Symposium de Prehistoria Peninsular. Barcelona, 1963, pAga. 101·143.
(162) A. M. GUADAN y L. VILLARONGA : cEn torno a la interpretaci6n de l
grafito en un rython de U11astret». Archivo Eapañol de Arqueologl., XXXV II. Madrid, 1964, págs. 33-39.
(163) Cf. GLORIA TRIAS: cE I impaeto comercia l y cultural griego en Cataluña». JI Symposium de Prehistoria Peninsular. Barcelona, 1963, pAgs. 145-163.
(164 ) J . BARBERA : cEI impacto comercia l itálico». IJ Symposi u m de Prehistoria Peninaular. Barcelona, 1963, pigs. 165-171.
(165 ) P. PERICAY: cLas escenas de f igural femeninaa con nombres de deidadea en un fragmento de cerámica griega de UJlastrel (Ge rona) >>. ~Ii seel inea
Arqueol6gica, 11. Barcelona, 1974, págs. 165-172.
(1 ~ )
P. PERICAY: c Lengua griega y lengua ibérica en s us contactoa en el
nordeste peninlular y ludeste de Francia a la hu de loa documentos epigráficos».
Symposium de Colonizaciones. Barcelona, 1974, pigs. 223-245.
[page-n-48]
INDlCE GENERAL
Pág_
DEDI CATORIA ........ ....... ........ .
5
NOTA EXPLICATIVA ...... '" ...
7
1.- INTRODUCClON ........... .
9
H. -LECTURA DE LOS MATERIALES. TEORIA DEL PRESTAMO ................................ .
13
III.-E L PROBLEMA DE LAS S IBILANTES
21
IV.- LOS DATOS DE LA ANTROPONIMIA. LA RELACIO N
CON AQUl TANlA ...
33
V.-CONCLUS ION ........ .
43
VI.- NOTA F INAL ........ .
45
[page-n-49]
[page-n-50]
J . SILES._S08RE UN POSIBLE PRESTAMO
LA M . I
Pátera de Sldamunt
(Museo A rqueológico de Barcelona)
(Foto: Untermann)
[page-n-51]
J . SILES.-SOBRE UN POSIBLE PRESTAMO
LAM. 11
Pátera del Tossal de la Cala (Benidorm )
(Museo Arqueol6gico de Alicante)
(Foto: Archiv o Fot ográfico. Diputación Provincial de Alicante)
[page-n-52]
[page-n-53]
SE RVI CIO DE INVE STlGA CION PREHISTORICA
DlPUTACION PROVINCIAL DE VALENCIA
SERIE D E TRA.BAJO S VAR I O S
NOm. 49
SOBRE UN POSIBLE PRESTAMO
GRIEGO EN IBERICO
¡ AIME 5ILE5
VA L ENCIA
1976
[page-n-2]
[page-n-3]
[page-n-4]
SERVICIO DE INVESTIGACION PREHISTORICA
DlPUTACION PROVINCIAL DE VALENCIA
S E R 1 E DE
T R A B AJ O S V A R 10 S
Núm . 49
SOBRE UN POSIBLE PRESTAMO
GRIEGO EN IBERICO
por
JAIME SILES
VALENCIA
1976
[page-n-5]
ISSN 1989-0540
DlPUTAClON PRO'lINCIAL DE VA LENCIA
-
INSTITUCION AlfONSO El MACNANIM O
S ERVI C IO DE INVESTIGA C ION PREHI STORI C A
SECClON DE PR EHISTORIA EN VALENCIA DEl PATRONATO SAAVEDRA FAJARDO DElC.S.I.C.
SER IE
DE T R ABA JOS
V ARI OS
Ntlm. 49
l.
s.
B. N. U-OO-lM2211-3 _
S3:l75 . Edi,o, ¡.1 F.
Oom.n.c~ .
Oe~ó.I,o
leg ar
v.
395· 1876
S. A. - Ma , . 31 - Val.n cl a
[page-n-6]
Para Chelo y A ntonio Tovar
[page-n-7]
[page-n-8]
NOTA
el
"~XPLlCATJVA
p i·e~ente
trabajo ha sido escrito durante el periodo, en el que, como
titula,· de una beca de la FundaciQn Juan. March (Literatura 'Y FilotoOh, 1913), amplié estudios en la Universidad de Tubingen.
Quiero hacer constar mi agradecimiento por 8'U8 múltiples observaciones,
correcciones y sugerencias a los profesores Antonio Tovar 'Y Carlo de
Simone, de la Universidad de Tüb1ngen; al profesor Jürgen Unte'Tmann, de la Universidad de Kiiln ; 'Y al profesor Luis Michelena., de la
Universidad de Salamanca.
Kiiln, 15 de agosto de 1915.
[page-n-9]
[page-n-10]
1
I NTRODUCC I ON
El complejo enigma, que, todavía hoy, las primitivas escrituras hispánicas. continúan siendo, exige, para su definitivo esclarecimiento, nuevas
hipótesis de trabajo, que permitan, al investigador, introd ucir métodos
más seguros en el ámbito de sus consideraciones.
Del mismo modo que los arqueólogos e historiadores del arte y de la
antigüedad se esfuerzan por sentar paralelos y similitudes entre las formas
de la cerámica, la sucesión de los motivos y los temas de la decoración,
los estudiosos de las escrituras peninsulares deberían prestar más atención al estudio de los estilos formula res que ---de modo semejante y casi
como un calco-- vemos aparecer, sucederse y repetirse a lo largo de toda
la cuenca del Mediterráneo sobre tumbas, cerámicas, y demás monumentos
de la epigrafía.
Durante mucho tiempo, el desciframiento del ibérico - al menos, en lo
relativo a los textos sobre vasos- se ha basado, tan sólo, en el intento de
descubrir posibles conexiones, no siempre demostradas, entre las escenas
representadas y los letreros junto a ellas pintados O incisos (1). Sin em(1) Para el famoso gwdwa deWteB ( = D. FLETCHER : cIn.IICripcionea ibéricas del
Museo de Prehistoria de Valencia». Estudios Ibéricos, 2 _ Valencia, 1953, pág. 18,
núm. XII) Vid. el trabajo de P. BELTRAN VI LLAGRASA: cSobre un interesante vaso
e.IICrito de San Miguel de Liria». Tt-abajos Varios del S. l. P., 8. Valencia, 1942.
Para CMU.giBr (aunque la lectura ha sido corregida por FLETCHER op. cito nota
J
[page-n-11]
10
JAIME 8UB
bargo, que este método no es siempre viable, ni , desde luego, el único posible, par ece indicárnoslo la disparidad. a veces existente, entre los motivos
y los letreros que un mismo objeto nos presenta. Pienso, por ejemplo, en
la falta de relación que hay entr e el texto de la pátera de Tivissa, interpretada por Michelena (2), y el análisis de los motivos, realizado por Blb quez (3) . La interpretación de Michelena, aceptada por Pisani (4) y por
SchmolI (6), parece menos cuestionable que los intentos de Beltrán por
identificar los enunciados escritos con las escenas o la acción allí representadas. Quiero decir que el paralelismo señalado por Michelena entre el
bountintibas sani gitsto urcetices (6) y fórmulas del tipo griego: n úppo,;
~1toi.'l'JaE 'Af.h¡va:lc" 'Atw't'ot;, i.7toiFr¡ht 'Apyt¡o~ o latino Manios med v he ;
v haked Numasioi, puede servir, muy bien, de punto de partida, para
la aplicación, al ibérico, de un estudio comparativo con esos estilos
formulares. Piénsese, además, que las pocas veces que los resultados
obtenidos se nos presentan como aceptables, el método seguido ha sido
el mismo ---o bastante afín- al que ahora estamos comentando. Basta,
para ello, recordar la identificación que, en el boroten botenin de una estampilla de Azaila (7), hace Vallejo (8) de la fórmula Protemus feci, que,
aunque difícil de probar en lo relativo al botenin, es, en el primer término,
en el boroten, muy afortunada. Y, con mucho menos riesgo de error, po-dría, asimismo, señalarse la presencia advertida por Antonio Tovar en una
inscripción lusitana -la de Ca~o das Fraguas-- de tenninología propia
del ritual de un esuouetaurilia:. (9) . Casos ambos, que, junto al de la
anterio r, pág. 20, XVI y debe leerse eJillu!g iar), Véase A. BELTRAN : eDe nuevo
sobre e l vasco-iberiamo». Zephyrua, IV. Salamanca, 1953, pág. 501.
En el mismo sentido, aunque desde supuestos dis paratados, M. ROURE L INHOFF: cEloleearco. Nuevas notas sobre va8Co-iberismo». Campo de Gibraltar, 1971,
pág. 11 y 81.
(2) L. MICHELENA: eL Un aoristo sigmátiCQ indoeuropeo en la pátera ibirica
de Tiviaaa!». Emerita, XX. Madrid, 1952, págs. 153· 160.
(8) J . M. BLAZQUEZ: <[Nuevas aportaciones a la interpretación de la pátera
de TIvia8all. Ampurias, XIX·XX. Barcelona, 1957-58, pága. 241· 244, donde complementa BU anterior estudio apareeido en Ampurias, XVII-XVIII. Barcelona, 1955·56.
(4) V. PISANI, en Archi vio GlottologiCQ It alia no, 38 (1953 ), pág. 104. Paidea.
IX (1956), pág. 317.
(5) U. SCHMOLL: eDie Sprache der vorkeltisc:hen Indogermane n Hi ~paniens)l.
Wieabaden, 1959, pág. 22.
(6) M. GOMEZ·MORENO : cM.isc:eláneas , Histor ia, Arte y Arq ueología». Madrid, 1949, pág. 293, núm. 26.
(7) GOMEZ-MORENO, op. cito nola 6, pág. 295, núm. 30.
(8) J . VALLEJO ; cLa escritura ibérica. Estado actua l de su conocimiento». Emerita, XI. Madrid, 1943, págs. 461· 475.
(9) Véase, para 101:1 CQmentarios y estudios de la in8Cripción, A. TOVAR : e L'inscription du Ca~ das Fraguaa et la langue des luaitaniena». Eludes Celtiques, XI
(1966-67), págs. 237-268, y C. J. GUYONVARC' H, e n Ogam, XIX. Rennes, 1967,
págs. 253-263. Para c5uouetaurilia», d . E. BENVENI STE : eLe Vocabulaire des
Inlltitutions Indoeul'Opéennes». Parla, 1~9, t. 1, págs. 28 y 81. Y t . 11 , p¡\gs. 156 Y SIl.
[page-n-12]
v!\"
f'OS18U: PRtsTAMO GRIEGO ES IBf:RICO
11
pátera de Tivissa, nos infonnan sobre la viabilidad y conveniencia de aplicar, a las inscripciones penin sulares, el método que Pallottino (10) llama
. bilingüel> o «de textos paralelosl> . y junto a éste, cabría situar la utilidad
de otro, que ha desempeñado un papel importante en el conoci miento de
los dialectos itálicos. Me refiero al de la identificación de las palabraspréstamos. La combinación de ambos métodos es, precisamente, lo que
aquí vamos a ensayar.
(10) M. PALLOTTINO : «Etruscologia». Milán, 1947, pág. 276 y ss.. Algo en parte
similar , aunque di~tinto, fue aplicado por D. PIO BELTRAN a o1.ra pAte ra de
TiviSlla, en : «El plomo escrito de la Bastida de le~ Alcusu (Mogente)>>. Trabajos
Varios del S. J. P., núm. 16. Valencia, 1954 , pAg.36, y A. TOVAR : «Sobre las escrituras tartesia, Iibio-íenicia y del Algarbe». Zephyrus, VI, 2. Salamanca, 1955, pág. 277.
Sin embargo, e l lJe ñor BELTRAN suprime dicha consideraci6n en la reedici6n de
dicho e8t udio: «El plomo escrito de la Bastida de Lea AIcWJea (Mogente) . (Addenda
et corrigenda)>>. Trabajos Varios del S. J. P., núm. 23. Va lencia, 1962.
[page-n-13]
[page-n-14]
][
LECTURA DE LOS MA T ER IALES
T EORIA DE L PRESTAM O
Como ya ha sido indicado más arriba, me propongo plantear, a modo
de hipótesis, Y con toda la pr udencia que el estudio de una lengua descono,
cida r equiere. la posible existencia de un préstamo griego en ibérico.
Para elJo, voy a utilizar, como cotejo. los dialectos itálicos, cuya probl emática me parece - al menos, en la posibilidad de su t ratamientono muy lejana de la que nuestras inscri pciones nos ofrecen. Dichas escl'ituras - las itálicas- aunque oscuras en muchos de sus puntos, presentan,
no obstante, soluciones más segurns que las que, hasta el momento, han
podido extr aerse de las nuestras. Y, en cualqui er caso, suponen un material muy út il como ejer cicio previo a abordar la cuestión ibér ica.
Las inscr ipciones en las que me baso son, fu ndamentalmente dos: una,
la núm. 20 del csuplemento de Epigrafía Ibérica» de don Manuel Gómez
Moreno (11) , procedente de Sidamunt (Um. 1) y otra, el grafito I del
Tossal de la Cala (Benidonn), actualmente depositado en el Museo Arqueológico de la Diputación de Alicante (Um . 11) .
(11 )
GO MEZ- MORENO, op . c:it. nota 6, pig. 291.
[page-n-15]
JAIME S I LES
La lectura de la primera de estas inscripciones no ofrece dudas:
CU L E S
•
U R
•
A
La de la segunda, a nuestro entender, tampoco :
0~~M't'~~f'I~
CU L E
S TI L E
•
S
aunque Antonio Beltrán (12) propone leer: Belesdileis. Lo que, examinada
directamente la inscripción, debe desecharse y leerse: Cule~tilei..~, como han
sostenido J. Belda (13) y E. A. Llobregat (14) .
Ambas inscripciones tienen en común tres cosas: <1) el haber sido
escritas sobre cerámica campaniense; b) el que, en a mbos casos, se trata
de páteras; y c) el que los cuatro primeros signos sean los mismos.
Nosotros proponemos separar dichos cuatro primel"Os signos del resto,
y considerarlos como un elemento autónomo: cule~, que recuerda la fOI·ma
griega Z:.IA:;. En este punto -y para justificar tal hipótesis de lectur:'lhacemos nuestras las palabras de Lejcune, cuando, al revisar una inscri pción del Bruzio (15), considera, como cune tres forte sollicitation herméneutique. , cla tentation, raisonnable, de retrouver, dans cette inscription
sur vase, un nom connu du "vase". (16).
La misma posibilidad había sido señalada ya -,anteriormente y para
el mismo letrero vascular- por Huschke (17). COl'ssen (18). Pauli (19).
(12) A. BELTRAN: ",Hispania Antigua Epigráphica!!, núm. 4-5. Madrid, 1953-54,
pág. 8, donde advierte: cEI primer signo mejor be que (:11, pero habrla que examinar
directamente el grafito!!. Esto es lo que hemos hecho nosotros, gracias a la amabilidad
del actual director del Museo de Alicante, docto r Llobregat, a quien testimoniamos
nuestro agradecimiento, tanto por la !otografla )' calco de l grafito como por habernos
permitido su directo estudio)' observación.
(1 8 ) J . BELDA, en Memorias de los Museos ArqueológiCOS Provinciales, vol. XIXII. a.ladrid, 1950-51, pág. 87.
(14) E. A. LLOBREGAT : ",Los grafitos en escritura j ónica e ibérica del Este,
del Museo de Alicante». Saitabi, XV. Valencia, 1965, págs. 4.20 Y ",Contestatania
Ibérica». Alicante, 1972, pág. 126.
(15) Para la inscripción d . A. DE FRANCISC IS- O. PARLANGELI : ",CH ltalici del Brulio nei documenti epigraCiciJl. Napoli, 1960, p'g. 27, núm. 10.
(16) Véase M. LEJEUNE: ",Les epigraphies Indigenes du Bruttiumll. Revue
d'Etudes Anciennes. LXXV, 1973, pág. 4.
(17) PH. E. HUSCHKE: ",Die OlIkillChen und sabeUischen Sprachdenkmiilerll,
1956, p'g. 214.
(18) w. CORSSEN, KI , XXII, 1874, p'glI. 304-308.
(19) C. PAULI, MSL, V 18M, p'gs. 284-292.
[page-n-16]
US POSIBLE PRtsTAMO GRnXlO t:N IBtRICQ
15
Conway (20), von Planta (21), Ribezzo (22), Dirichs (23), Pisani (24),
Vetter (25). Schmoll (26), etc.
En lo r elati vo a nuestras escrituras, tal posibilidad -la de encontrar
escrito sobre un vaso el nombre de éste- ha sido sugerida por don Manuel
Gómez~ Moreno para el bateire de Tivissa (27) , por Tovar para un cuenco
de la Granjuela (28) y por Maluquer (29) p¡ua un grafito de Enserune (30).
El que los vasos hablen indicando su nombre suele ser fre<:uente en la
epigrafía griega (31). Véase los siguientes ejemplos:
a)
b)
e)
Ei'Outdr¡; Eitlí 'f¡ Y.t'¡,~¿
I'opyi'l,o; iH~¡ " í'.,i':JAO; Z:l/..:'
KO¡'; (l:t.o 1J!l: 'l.!JA:X~
d)
~ OI.:W\l O; ,; tL!. K UI.L
Y.'17j
(34)
(35)
e)
f}
8a:p:o ELlt : T.".l'tzp:c,'1
(36)
6[so]{}slt:o; 1J!L: Y.(UAt¿?]
(37)
(32)
(33)
(20 ) R. S. CONWAY : eThe ltalic Dialecta», 11 , 1897, pága. 530-531 y 686, núm. 41(21) R. VON PLANTA : eG ramm.atik der o:Ikisch-umbrischen Oialekte», 11, 1897,
págs. 493 y 596, núm. n .
(22) F. RIBEREZZO: eNeapolis», 1, 1913, págs. 899, núm. 9¡ R.. 1. G. l., XX, 1936,
pág 222 y XXI, 1937, pAgo 45, núm. 2.
(23) J . DIRICHS : eDie urlateinisehe Reklamestrophe», 193(, pAgo 55.
(24) V. PISANI, en St.. J_ Fil., Cl., XI, 1934, pAga. 324-325.
(25) E. VETTER : eHandbuch der it.alisc.hen Dialekte», Heidelberg, 1953, 1,
págs. 124-125, núm. 186.
(26) U. SCHMOLL: eDie vorgriechisehen Sprachen Siziliens», 1958. págs. 41 ·4~
y 127, núm. 41.
(27) GOMEZ- MORENO, op. cit.. nota 6, pág. 267: eun bateire, qui ~A transcribie ndo el patef'Q, latino».
(28) A. TOVAR: eNotas Epigráficas sobre objetos del Museo Arqueol6gico Nacional». k evist.a de Archivos, Bibliotecas y Museos, LXI. Madrid, 1955. págs. 580 y ss.
y e Lenguas no Indoeuropeas: Testimonios antiguos)). Enciclopedia LingUistica Hispinica, 1. Madrid, 1960, pág. 19, donde advierte: cdando .JlC!r bueno que la primera
pala bra de la inscripci6n sea un nombre (de persona, de diV1nidad. del Vaso mismo) ... »
Se refiere a la inscr ipci6n XLIII de los MLI de HUbner, recogida por GOMEZMORENO: eLa escritura bástull)-turdelanlUI. Madrid, 1962, pAgo 49, núm. XXXIV.
(29) J. MALUQUER DE MOTES: eEpigraffa prelatina de la Península lbé~
r ica». Barcelona, 1968, pág. 112, nota 219, donde dice sobre <,.."'~
ela palabra
Keila, que no conocemos en ningún otro texto, sugiere una adaptaci6n indígena del
vocablo g riego KlI lix tlp ico para esta f orma de cerAmicall.
(30) J . J . JANNORAY : eEnser une. Contribution a I'étudll des civilisations
préromaines de la Gaule Mcridionale». Parls, 1955, LX IV, 1.
(31) Cf. en este sentido, M. BURZACHECHI : eOggetti parlanti nelle epigra.fi
grechel). Epigráfica, 24, 1962, págs. 3 y ss.
(32) Cf. P. KRETSCHM ER: eDie griechischen Vaseni nschrif t.eml. Güt.el"Sloh,
1894. Cito por la reedici6n de New York, 1969, pABS. 3-4.
(33) Ibid., pAga. 3-4.
(34) CI. JEFFERY : eThe local scripts 01 Arehaic Greece». Ox.ford, 1961, págs.
347, 356, núm. l o. M. GUARDUCCI ; eEpigrafia Greca». Roma, 1967, pAgo 328.
($5) Ibid., pág. 341, núm. 69.
(36 ) Ibid., pág. 69, núm. 4.
(37) Ibid., pág. 352, núm. 32 b.
:
[page-n-17]
16
.JAIME SILES
El mismo estilo -acuñado ya como una fórmula- y la misma particularidad --el carácter parlante de los vasos- lo encontramos en los antiguos dialectos de Italia (38). Vetter (39) r ecoge dos ejemplos claros:
a)
b)
vi1?ieis venteis culchnasim
spuriieis culcfnam
que podemos traducir, respectivamente, como .soy el pequeño kylix de
Vibio Venleo:. y «el pequeño kylix de Spurio •. Más ejemplos aún proporciona el etrusco:
a)
mi qutunas (40)
b)
e)
mi culixna v (elO)ura venel'Us (41)
ei mini picapi mi xuliXna cupes aLnr.11aS (42)
d)
culefna mi spuríieis (4 3)
e)
cu/.cna ~i (44)
mi laroaia telicles lextumuza (45)
f)
Fórmulas similares hallamos en inscripciones fali scas:
eqouM1-ela (46)
a)
b)
eco quton euotenosio (47)
e)
mi qutcm lemausnas (48)
d)
mi qutun karkanas (49)
(88) Cf. F. SLOTTY: e Beitriige zlIr Etru8kologie». Bd. 1. Heidelberg, 1952,
pág. 170.
(39) el. VETTER, op. cit. nota 25, págs. 97, 98, núm. 127 y 99, núm. 131.
(40) ei. V. I. GEORGIEV: eZu den altetruski~hen Inschrilten>J. Orbis, XX,
1967, pág. 200.
(41) ei. e. DE SIMONE: eDie grieehischen Entlehnungen im Etruskischenll.
Wiesbaden, 1968, Bd. 1, pág. 50 y Bd. JI, 1970, págs. 332, 387, 330: Sobre un Kylix
de eapua (ehr. Leipzig, Arehiiol. Museum der Universitiit. Bibl. Vell, 69).
(42) Sobre un Kylix de Suessula (Bibl. Vell, 68).
(43) Sobre una bandeja de Satlcula (Museo Nacional de Nápoles, inv. 72388 ).
(44) Sobre un Kelebes (Bibl. eH 2177). Me dice DE SIMONE que debe leerse
culCtlam.
(45) Cf. J. POUPE: eLes aryballes de Buachero imitant des mod~les protocorinthie ns». Etudes Etrusco-It.aliques. Louvai n, 1963, pága.. 243 y h. Para la lectura
y traducción. Cf. M. HAMMARSTRt)MM, Sto Et. IV, 1930, páp. 261-266 y SP.
CORTSEN, Glotta, XXIII, 1935, pág. 150.
(46) VETTER, op. cito nota 25, pág. 280 y G. GIACOMELLI: eLa ¡ingua faliska». Firenu, 1963, págs. 118 y 168.
(47) M. LEJEUNE: eCollection Froehmer, Inscriptions ltaliques». Revue des
Etudes Latines, XXX, 1952, pág. 41. VETTER, op. cito nota 25, pág. 285. GIACOMELLI, op. cit. nota 46, pág. 189.
(48) LEJEUNE, op. cit. nota 47, pAgo 43.
(49) LEJEUNE, op. cit. nota 48, pág. 43.
[page-n-18]
US POS I SL.E PRts'rAM O GIUtuO F '" IBtnU:Q
..
17
En lodos los casos mencionados, los especialistas concuerdan en aceptar
que se trata de calcos acuñados a partir del modelo griego y I·epetidos
- un a y otra vez- por las diferentes lenguas y dialectos del Medi terráneo.
Pa ralelamente - y, en consonancia con lo anterior- los est udiosos
reconocen en estos letreros no sólo préstamos de fórmulas, sino también
de términos. Y, en concreto, de los términos usados para la denominación
ele V[lSOS , jarros y demás recipientes difundidos por el intex·cambio comercial.
Los ejemplos anteri on~s ilustran cómo el diminutivo de la palabra
1c1Jlix -en dórico: ".:ü.i xv"' ; en jónico-ático : xUÁi xv1) (50) - ha sido asimilado por el etrusco, el oseo y el umbro bajo las formas cldiXna, xulixna
y culcllIu. En los ejemplos que enuncio a contin uación se advierte que
la nomenclatura griega de vasos y vasijas alcanza una gran difusión
no sólo en Italia , donde el etrusco y el falisco toman los siguientes té'·minos:
aska<" ~Joo ;
a)
b)
·ulpa <ü Á':'ta:
e)
quioll ,qut·un
(51)
(52)
(53)
sino también, en Galia, donde en una fech a mucho más tardia, encontramos:
a)
b)
b,.oci< B poXi~
e)
1)aruspi < r.a p~4riS1);
d)
piales < ff!(<.i).1)
e)
buxi,buxe < r.LI ~ o;;
uxsedia
(54)
(55)
(56)
(57)
(58)
(50) Cf. eHesychii Alexandrini». Lexicon, 11 . Copenhagen, 1966, pág. 545.
(51) DE SIMONE, op. cit. nota 41, Dd. n, pág. 380.
(52) DE S IMONE, op. cit. nota 41, Bd. 11, págs. 327, 3BO.
(53) VETTER, op. cito nota 25, pág. 285, GIACOMELLI, op. cit. nota 46,
pág. 242. PALLQTTINO, CIE, 8415. DE SUIONE, op. cit. nota 41, pig. 330.
(54) F. HERMET: eLa Graufesenque. Texte». Parls, 1934, pig. 336. BERTOLDI : cColonizazzioni nell'antico Mediterraneo alle luce degU aspetti Unguistici».
Nápoles, 1950, pág. 97 ; WHATMOUGH: eThe Diatect.B of Ancie nt Gaul»». Harva rd,
1970, pág. 444. A. TOVAR : e Las ilUl(:ripciones de Botorrita y de Peñalbs de Villastar y los limites orientales de los celtiberos». Hispania Antiqua, IIl, 1973, pig. 37
(cito por la separata).
(55) POKORNY : e Keltologie», pág. 135.
(56) WHATMOUGH, op. cito nota 54, pág. 1.074 Y 88. HERMET. op. cit. nota 54,
pjg. 321.
(57 ) WHATMOUGH, op. cito nota 54, pág. 64 . Tambié n J. PIRSON : eLa langue
des inscriptions latines de la Ga ule». Parla, 1901, pág. 285, cita un caBO chiala Chll'~ 9lllllta que considera traducción transcrita del griego: qI~QJ.ñ XOtlOEyA.1J1ti:i1.
(58) HERMET, op. cit. nota 54, pág. 322. No cito un ejempla r de la lengua
mesa pi a, en la que un konkoUu:tl$ (v. C. DE S IMONE : eDie tnelSllapischen Inschrif·
,
[page-n-19]
18
JAUI],; S ILES
Como puede observarse, los nombres de recipientes se convierten, con fad·
lidad, en lo que Maree! Cohen denomina cmots voyageurs:t (59) , es decir,
. palabras culturales». Lo cual es muy común en la term inología botánica,
técnica, comercial y metalúrgica (60) . No parece, pues, demashldo aventur ada -sobre todo, si se tienen en cuen ta las consideraciones hechas sobre
el carácter viajero de los nombres de vasos y la fa ci lidad con que sus
nomenclaturas se convierten en préstamos (61) - la hipótesis de que la
forma ibérica cu-le$ sea un a adaptación de la griega (62) x'J":;.
La fórmula empleada sería, en ambos casos, la mi sma. Es decir, la
compuesta por un primer elemento funci onando a modo de cnominativo» (63), para designar el objeto, y por otro s€gundo. en [unción de «geni·
tivo:t, para indicar el nombre del propietario (64). Este segundo término,
el relativo al posesor, podría tratarse, también, - me limito sólo a suge.rirlo como otra posibilidad más- de una fonna adjetival onomástica, de
las que tantos ejemplos existen en beocio, precisamente, en inscripciones
sobre vaso.
tenn, en H. KRAHE : eDie Sprache der llI yriern, Bd. IJ , Wieabadf'n, 1964, págs. 92-93,
numo 148) puede corresponder a l griego xovxó,. Nos Jimitamotl a n.encionar la, pues
tal posibilidad parec1!, todavia, dudotla (v. C. DE SIMONE: _La Iingua Messapica:
U:ntativo di una s.intesi», Atti dell'undieesimo Convegno di St udi aulla !ll agna Grecia, Taranto 10-15 oetobre 1971, Napoli, 1972, pág. 141 ).
(59) M. CO HEN : eSur le nom d'un contenant a t nt relacll dans le monde méditerranéen nen. BSL, 26, n. 79 (1925), pág. XXIV (Communication Séance, 20 juin 1925);
BSL, 27, núm. 81 (1927), págs. 81-120, recogido e n M. COHEN : .Cinquante Années
de Reehe rche Linguistiques, Ethnologiques, Sociologiquca, Critiqu"8 et Pedagogiques».
Paria, 1955, págs. 14 3-171 ; y también M. COHEN : . Troia Mola Voyageurs)), BSL,
31 núm. 92 (1931), pAga. XX-XXji.
(60) Cl. para botánica, J . HUBSCHMID : eEin etruskisch-iberischcr PflanzenNamc)). Museum Helveticum, vol. VII (1950), págs. 221-226. J . lI UBSCHMID. e Hispano-iigiiiache Pllanzen- Namem). Zeitschrilt tür romanlache Philologie, LXXI (1955),
págs. 236-248, y J . ANDRE : eLexique des termes de Botanique en Latln)). Parls, 1956.
Para los préatamos en el lenguaje técnico, d. A. TOVAR : .Sobre el planteamiento
de l problema vasco-ibérico)). Arehivum, IV (1954), pAga. 220 y ss. HENRY and
RE NEE KAHAN E: eMassaliotica». Romanica, Featchrirt tUr Gerhard Rohlfs, 1958,
págs. 231-242. B. E. VIDOS: ePrestito, espansione e migrazione dei termi ni teenici
nelle lingue I'Omanzc e non romanzen. Firem:e , 1965, págs. 838-339. G. TAVAN I :
ePreistoria e Protoistoria delle lingue ispaniche». L'Aquila, 1968, pág. 22. Para lo
de más, me remito a A. MEILLET : eDe quelques empr unts probables en gree et
en latin)). MSL, XV (1908-1909) , pAga. 161-164. F. SOLMSEN : e Beitrage zur griechilSChen Wortsforschullg)), J, 1909, págJI. 60-61. M. COHEN: eQuelques mots périmedité rra néenl». BSL, 31, n úm. 92 (1931) , págs. 37-41, y M. e OREN : eMota latins
et mota orientauxn. BSL, 39, núm. 116 (1938), págs. 179-183. J . VENDRYES: cA
propos du mot XQ(Oo~n. Revue des Etudes Greeques, 1919, págs. 425-503.
A. eU NY ; eles mota du l ond préhellenique e n grec, latin el aémitique occidentaln.
Revue des Etudes Anciennes, XII (1910), págs. 154- 1&c. E. MASSON : eRecherehes
sur les plus ancie ns emprunts semit iques en gree». Parls, 1967, págs. 39-46. A. TOVAR: e Lato mini",,,", romo mino. und das westliehe Substrat.». Beitriige zur Indoge rmanist ik und Kellologie (J. Pokorny zum 80 Geburtstag). Innsbruck, 1967, págs.
107- 11.2.. H. LEWY: eDie semitisehen FremdwOrt.er im Grieehiaehenn. New York, 1970,
págs. 70-102. A. TOVAR: eThe Basque Language and the Indo-european Spread lo
the Westn. Indo-european and Indo-europeans. Papera prellCnt.ed at the th ird Indo-
[page-n-20]
UI" PQSIBI.l: PRésTAMO GIUa,;oo t;N IBERICO
Para la truducción me apoyo en el parulelo que ofrece el
19
s}JU¡'neIS
culcfnam de la inscripción número 121 de Vetter. Por tanto, las inscr ip-
ciones vendrían a decir algo así como : ckylix de Uria», en la pátera de
Sidamunt, y " kylix de Tileis», en la pátera del Tossal de la Cala. Ahora
bien, para que nuestra hipótesis sea ace ptable, y cule$. leído en nuestr.a
transcr ipción como elemento autónomo, corresponda, en verdad, al griego
x:J).~~, debemos explicar , todavía, las condiciones fonétic:.\s de tal adaptación y pl"Obal', además, que los segundos elementos de ambas inscl'ipciones (uria, tilei.~ ) son, probablemente, nombres propios, ya sea de per sona, ya sea de divinidad. Estos son los puntos que tratar emos en los apa rtados siguientes.
european Coníerence at the University oí Pensylvania., Philadelphia, 1970, páp. 267278. M. GARCIA TEIJEIRO : c¿Un préstamo ibero en las tablillas de Cnossos!lI.
Zephyrus, XX I-XXII . Salamanea, 1970-71, págs. 299-307.
(61) cr. pi caso de otros nombres de recipiente. como Ko"ttJAOr¡; y XClA46¡ov
que han dado, posteriormente, en provenul g6dou y en catalán calaix, respectivamente. Véase W. von WARTBURG: c Die grieehische Ko lonisation in SUdgallien
und ihre sprachliche Zeugen im WestromanillChen>l. Zeitschrií t f ür RomanischePhi lologie, 68 (1952 ), Ilágs. 26-27. Cf. tambié n para otros ejemplos, como el del laUn
vulgar bi<:ariU1tl que pasa al italiano como bieehiM'e y al antiguo alemán como behha,.
de donde el alemán de hoy Bedur . La misma palabra dio en antiguo eslavo 7
JeIIlM, de
donde el húngaro pol,«,. .. el. L. DEROY: cL'emprunt Lingüi~tique». Parls , 1956,
pág. 154.
(62) E. BOI SACQ: cDictionnaire Etymologique de la Langue Greeque». Heidel·
berg, 1950, pág. 553, da una etimologla algo insegura; d. P. CHANTRA INE : cDictionnaire Etymologique de la Langue Grecque». Parls l!no, t . U, pág. 598 y, sobre
todo, H. FRIS K: cGrieehillChes Etymologischel Warterbuch». Heidelberg, 1970, Bd.
11, págs. 46-47, que indica puede tratarse de un préstamo : cWie bei so vielen Bechernamen ist mit Entlehnung tU rechneml.
(53) Utilizo aquf cnominativo» y cgenitivo» no en el sentido de la sintaxis
casual del indoeuropeo, sino de modo convencional para poder entendernos.
(64) A. TOVAH me indica que f6rmulas limilares se encuentran en iranio y me
cita el ejemplo de una inscripción sobre vaso: 7Jty'6én P'"b'réyyJIll 60 b7"yln'K que
se traduce (d. Handbuch der Orientalistik, Erster Abschnitt, Bd. I V, Iranistik,
Erster AbllChnitt, Leiden- Ka ln, 1958, pág. 53): celte recipiente de vino pertenece a
la propiedad de Prb'ré ; 60 dracmas de peSO)).
[page-n-21]
[page-n-22]
111
EL PROBLEMA DE LAS S IBILANTES
Para que ib. cule~ transcriba el gr. xUAd; no se prescntnn d€JTIasiadas
d ificultades. Piénsese. para los dos pri meros sonidos del griego. r eproducidos en ibérico por el signo silábico 0 = cu, en el paralelo que ofrecen los
di alectos itálicos: culcftuJ" culiX:na, ;l,.ulix.na., que transcriben de forma
idéntica el sonido griego or iginario (65). Más ejemplos de ypsilon griega.
arlaptada en préstamos como u , pueden verse en la lengua mesapia (66)
y en la latina (67).
Mas si la identificación de préstamos t iene algún sentido, éste, en el
caso de la escritura ibérica, viene a concentrarse, sobre todo, en la ayuda
que proporciona a la hora de extraer conclusiones sobre el funci onamiento
0
de determinados signos. Y, en este punto, creo que 1 más inter esante - al
(66) Acaso sería interesante relacionar lo relativo a la difusión de 10.11 términos
con alguna de las conclusiones a que llega M. eRAS: .Les importations d u VI siecle
avant J . C. a Tharros (Sardaigne)>>. Melangea de I'Ecole Fram;alse de Rome, t. 86
(1974), 1, piga. 79-139. Sin embargo, creo, noa lo impiden lu cronologías aceptadas
para 1 vasos que comento (cf. para la pátera de Sidamunt, J . BARBERA : .La
0.11
cerimica barnitada de negro del poblado ilergeta del Tossal de les Tenalles, de
Sidamunt (Uridall. Ampurias, XXVI-XXVII. Barcelona, 1964-66, pAgo 142, Y para
el Tossal de la Cala (Benidorm), cC. E. A. LLOBREGAT, op. cit. nota 14, págs. 15-16.
(66) SIMQNE, op. ciL nota 58 (. La Iingua measapica...lI), pág. 164.
(67) Cl. E. SCHWYZER : . Griechische Grammatikll, Bd. l., pág. 157. München,
1939.
[page-n-23]
JAIME 8 1U3
menos, desde el punto de vista de la todavía no muy clara fonología del
ibérico (68) - es observar los sistemas de anotación que, para sonidos
extranjeros, adopta esta escritura. Y lo primero, que, en este caso, llama
la ateción, es la posibilidad -aquí evidente- de que el signo M reproduzca el valor de la letra griega xi.
No es este el momento de resolver tan delicada cuestión, pero resulta
claro que si ib. cule~ corresponde al gr. xu).t~, se impone una revisión
del problema de las sibilantes en ibérico, ya que, como es sabido, los especialistas suelen, normalmente, admitir la existencia de tres signos para
la representación de dichos son idos, aunque, en la transcripción actúan
como si se tratase, únicamente, de dos. Es decir, como si a esa triplicidad
gráfica no correspondiera una realidad fonética (69) . As! lo describe
Tovar (70): ePara la sibilante la escritura ibérica dispuso de las tres
leh'as que se hallan en el alfabeto semítico y que corresponden a los caracteres griegos ~, o, y san», aunque, een la transcripción no distinguimos
las dos primeras formas, que transcr ibimos como 8 y la segunda la transcribimos por ~».
Sin embargo, de un tiempo a esta parte, han sido introducidas algunas
r ectificaciones, o, SI se quiere, algunas sugerencias, que es preciso recons iderar.
No deja de ser significativo el hecho de que ya don Pío Beltrán, al comentar la estela de Sinarcas, hiciera hincapié en las tres 8 del ibérico (71) .
Años más tarde, él mismo indicó, basándose en las monedas de
CE
S
E
(68) Los trabajos de J. M. ANDERSON: cA Phonological Rule in Ancient
l berian». Studia Linguistica, XXVI, 11 (1972), págs. 113-11 6, y cPre- lndoeuropean
hispanic inscriptiona: The Alcoy Lead Tableb). Linguistica (1972), paga. 5-2 1, adolecen de rigor metódico y aus conclusiones no pueden tenerse muy en cuenta.
(69) GOMEZ-MORENO, op. cit., nota 6, pága. 274-276. A. TOVAR: cEstudios
sobre las Primitivas lenguas Hispánicas». Buenoa Aires, 1949, págs. 26 y ss. J. CARO
BAROJA : c La escritura en la España Prerromana». Histor ia de España dirigida
por H. i\lenéndez Pidal, 1, 3. Madrid, 1954, pága. 713. J. G. FEVR IE I{; c Remarquea sur I'écriture ibero-tartessiennel). Rivista degli Studi Orientali, XXXII ( 1957 ),
págs. 720-721. MALUQUER, op. cit. nota 29, págs. 35-37.
(70) A. TOVAR: cFonología del Ibérico)). Miscelánea Homenaje a André Mart inet. Eatruc:turalismo e Historia. Universidad de la Laguna, tomo 111 (1962) .
págs. 173-174.
(71) P. BELTRAN: cLa estela ibérica de Sinareas. Hisroria de su hallazgo».
Boletin de la Real Academia Española, XXVI . Madrid, 1947, cuaderno CXXJ, págs.
254-255. Algo similar había indicado anteriormente en cLa labor del Servicio de
I nvestigación Prehiatórica y su Museo en el puado año 1934». Valencia, 1935, pág. 50.
[page-n-24]
UN f'08ISU: PRt::sTAMO CRIJXlO EN IBt:RI OO
las cuales, en las últimas emisiones e intervenidas por el control romano,
presentan el letrero
CE
E S
S E
la posible equivalencia del signo ibérico ~ con la ss latina (72). Lo que
pan:ce r(;[rendar el acusativo Cissim citado por Livio y el KíoO'~ que hay
en Ptolomeo (73). También, Michelena se planteó el problema, aunque en
otro sentido, y pudo probar que -en contra de lo comúnmente aceptado
y, pese a las similitudes morfológicas- el signo ibérico $ no corresponde
al griego ~, ni el ib. M al gr. m , sino que, por. el contrario -3.si lo certifica E:l cotejo con los textos ibéricos escritos en caracteres jónicos- observa Michelena que ib. M corresponde a gr. ~, e ib. ~ a gr. m (74).
A consideraciones similares llega Lejeune (75), quien compara el trazo
del samekh en los documentos gr€co-ibéricos de Alicante y Murcia, con los
qua aparecen --durante los siglos VI y V 3. C.- en inscripciones de
Efeso, Thc.os y Halicarnaso.
Las concl usiones de Michel€na, según las cuales, puede aceptarse la
ecuación:
;b. ~ ~ gr. ffi
ib. M = gr. ~
(76)
se "'en reforzadas por el estuf de Lejcune, quien pone en r elación el
O
o
aamekh del fenicio antiguo (
) - que en los abecedarios etruscos
arcaicos apareCe como lB con va 01', hipotético, de 8.. en cario, como m.'1\
con valor, quizá, de ss; y en jónico arcaico (en Efeso y HalicaI:Il.aso). como
'T'. con valor de ---0"0- y -"t't-, lo mismo que en panfilio, 't' ~
con valor de ---0"0'- 'y, ' en los alfabetos griegos orientales, en la forma
:¡: ~ con valor de
con el signo
d~l alíabtlto greco-ibérico (77).
De todo ello, parece deducirse que las opiniones 'de don Pío Beltrán,
Luis Michelena y Michel Lejeune son, en este punto, convergentes. Y. de
e-
m
(7 2 ) P . OELTRAN : dAS textos ibéricos de Liria)). Revista Valenciana de Fi·
lologla, 111 1/4. Valenc:ia, 1953, pág. 91.
(73) cr. el comentario de R. LAFON, en OSL, 52, rase:. 2 (1956) , págs. 137· 138.
(7 4) L. MICHE LENA: ",Cuestiones relacionadas c:on la escritura ibér iC:a>I. Bme·
ri ta, XXIII. Madrid, 1955, pág. 265 y as..
(75) M. LEJEUNE: ",A propos d 'un plomb inserit. d'E lne». Revue des Etudes
Anciennes, LXII, núm. 1/ 2 (1960) , págs. 72-77.
(76) L. MICHELENA : ",Comentarios en tomo a la lengua ibérica». Zephyrus ,
XII . Salamanca, 1!)61, pág. 8.
(77 ) LEJE UNE, op. cit. nota 75, pág. 77.
[page-n-25]
su denominador común, puede concluirse que el signo ibérico $ , col'res~
pondiente al griego lJJ, puede -al menos, en algunos casos- servir para
anotar la geminada 88.
No est:.\mos en condiciones, aún, de exponer j uicios categóricos. Pero
parece evidente aceptar Que las distintas grafías de las sibilantes obedecían a razones de sistema. O. cuando menos, que, como indica Lejeune (78), entre s y $ existía alguna oposición. Y que esta oposición -se:.\
cual fucre- ha sido anotada en la distinción de la grafía.
No voy a entrar en un terreno tan peligroso corno el de las E:scrituras
del Sur de España. y Portugal -las llamadas ctartésicas» o cbástuloturdetanas_ donde encontramos, también, distinción gráfica entre M,
M -y
(79), Pero surge, de inmediato, la tentación de 'preguntarse
ai, en 10 relativo a las grafías, las difer encias entre éstas no correspon~
derAn, también, a razones de oposición: y si, en lo relativo a sus formas,
no tendrá razón Tovar, y lo que Gómez-Moreno explica como un a adoución de la m fenicia, no ser á, más bien, un desarrollo de las formas del
I
.salle cy entonces sería más fácil de explicar su confusión con formas Que
realmente parecen más iguales a la sigma griega que a la m de ningún
alfabeto » (80). Dejo la cuestión, como pregunta abiertamente planteada,
c:;in pron unciarme sobre ella. Pero, es muy probable que así sea.
Sobre lo que sí quiero insistir - porque es, al fin y al cabo, lo que
aquí nos interesa --es sobre la posibilidad de que el signo ibérico M anote
el son ido ks, que es lo que la supuesta correspondenci a clde$ = í'.~I.( ; parece
indicar,
Probar esto de modo definitivo es, en ibérico, casi imposible. No existen muchos ejemplos que aducir en favol' de esta hipótesis. Más, creo que
los pocos que hay merecen señalarse.
t "f
(78)
LEJEUNE. op, cito nota 75, pág. 75.
GOMEZ-MORENO, op. cit. nota 28, págs. 16, 18 y 75. U. SCHMOLL : cDie
Südlusitanischen Jnschriften», Wiesbaden, 1961, págs. 11, 15 y 23-25.
(80) A. TOVAR: cLengun y escritura en el sur de España y Portugal». ZephyruB, XII. Salamanca, 1961, pág. 195,
(79)
[page-n-26]
Los casos más claros que se presentan son tres nombres personales (81) :
~X<>~A~M
co
R BE L E ~
(de Sagunto)(82)
~'7< ?~Alí'M
s
,
SCERBELE
y
(de AMPURIA S )(B3)
~l\b~I\~M~IN
L DU Sil LE :,?
E BA N (de Iglesuela del Cid )(84)
a los que, además, podrían añadirse tres ejemplos :
BE L E S
B
A
(del p lomo del Sol aig) (BS )
A~~MX
y
:¡;
TA R
(del mismo plomo) (B6)
~"~M~t~W
BE L E
(81)
~,,~
:¡;
CE R ETO
(de Orley 1lI, de Va l! d'Uxó)(87}
Si no hay que añadir el Be-l-a-$-bll-i-It-IIl-f'-e_ba-7I. de la estela de Fraga,
M1~ I¡ ~ ~ ~ 1f'J '
cuyo primer elemento ea puesto en relaci6n por M. LOUR-
DES ALBERTOS FIRMAT: _La onomástica personal primitiva de Hispan¡a Tarraconense. y D6ticall. Salamanca, 1966, pág. 51, con vasco bdts y que tal vez podría servir
para la posible corre8pondencia entre aquitano III y el Ibérico a (Ct. Sa'ltibllll.. de la
Turma Salluitana y el S~i-- del aquitano) que no acepta MICHELENA : _De onomástica aquitanaD. Pirineoll, 33/ 34, año X. Jaca, 1954, pág. 4.33.
(82) GOMEZ-MORENO, op. cito nota 6, pig. 315, núm. 107 a.
(88) GOMEZ- MORENO, op. cit. nota 6, pág. 314., numo 100 r .
(84.) GOM.EZ-MORENO, op. cit. nota 6, pig. 298, núm. 40.
(86) D. FLETCHER y N. MESADO: _Nuevas inscripciones ibéricas de la
provincia de Caatell6n de la Planan. Camllón, 1968, pig. 8.
(86) FLETCHER y MESADO, op. cito nota 85, pig. 13(87) FLETCHER y MESADO, op. cit. nota 85, pig. 20.
•
[page-n-27]
26
JAIIoIE SILES
En todos ellos, encontramos el elemento Bel~, tanto en posición inicial
Bel~. como final, -Belc/j. Pero escrito siempre :
es decir, con el signo M. La reh.lción de dicho término Bclcf con el ¡¡quitalla Belea: nadie la pone en duda (88). Por lo tanto, podria pensarse que
--en este caso, al menos- el signo ibérico M ha ~er v id o para anotar el
valor de x. Pero a eUo podría objetarse el hecho, bien conocido, de que el
elemento beles --común a la antroponimia antigua de Aquilania e Hispania- aparece, en la península, escrito en caracteres latinos bajo la
forma (89) beles, sin más caracterización. Así lo prueban el Bileseton de
Cehegin (CIL, lIt 3537), el Sanibelser, el E.'stope!es y el Benll.abels de la
Tunna SalluitaJla, el Iaurbelcs de Florejachs, en Lél'ida (90), el Neintinbeles de Tarrasa (CIL, II, 6144) frente a la forma belex documentada en
Aquitania en Belex·conis,Belex·ennis, Bon·belex, Harbelex,Hurbelexsi (91).
Dicha divergencia de grafías (s en Hispan ia / :t en Aquitani.a) en la
representación de un mismo sonido, tal vez pueda explicarse como una
deficiencia derivada de la utilización del sistema de anotación latino.
En cualquier caso, en lo que a las sibilantes ibéricas se refiere, pueden
ser extraídas algunas conClusiones que, creemos, hay que relacionar, a su
vez, con el funcionamiento de las silbantes en a.quitano (92).
En ibérico, el signo
ha sido utilizado para la anotación del sonido
• en:
'7
CE
L
S
E
que corresponde, en griego, al KO..ao: citado por Ptolomeo (1I, 6, 67) como
ciudad de los ilergetes; y, en latín , al cCol(onia) V(ictrix) ¡(ulia) Celaa.
Con el mismo valor de 8 lo encontramos en :
r~r~l"'~
BILBIL
S
(88) MICHELENA, op. cito nota 81, pag. 4.86.
(89) J. UNTERMANN: «ElementolJ de un Atlu antroponimico de la Hispa
nia Antigua». Bibliotheea PraehilJtoriea Hispana, VII. Madrid, 1965, pág. 71, mapa 17.
(OO) F . LARA PEINADO: «Epigrafía romana de Urida». Instituto de Estudios
Ilerdense.. Lérida, 1973, pága. 14.8-149.
(9I) A. LUCHAIRE: «Etudes sur les idiomes pyrénéen.ll de la región fran~aisel,.
Parls , 1879, pág. 78.
(92) Todo ello como paralelo explicativo, si n preunder deducir ninguna consecuencia de orden etnológico.
[page-n-28]
us r()6n:u; rní:sTAMo GRIECO
ES latlU CO
27
El mismo signo ha servido, también, para la anotaci6n de la geminada
en el caso de Ce88e « S t- ), gr. KiGGa (Polibio, lIT, 41, 2), lat.
Cuso. (Tito Livio, XXI, 60). E, igualmente, en:
-88-
TU R
A
S
U
que Ptolomet> (11, 6, 57) da como TotJp~aO'a';, (93). El mismo signo pa~
rece haber servido para representar la silbante fuerte ----99- (94) .
Lo que sugiere un grafito de Enserune (el LXVI, 24) :
R7~41I\~
ASETILE
que Untermann (95) compara con el antropónimo galo " Ad8edilicu8 ,Ad~
sediluus.
Frente :t esto, el signo M ha servido para r epresentar el sonido s en:
HW~M~f'J
O TO BE
$ CE N (96)
que, en las fuentes gl'iegas, aparece como
Otobesan1t8 (97). Y para representar
-S8-
' ºt"¡'~'1j0'a:
y, en las latinas, en
en las leyendas monetales de :
~~MH
ESO
•
(98)
(93) Cf. también Plinio, N. H. 111, 24. Problemas de fluctuación pueden veMJe,
por ejemplo, en el caso de U,ecenle, gr. 'OO'~)(¡'()SrX (Ptolomeo, II, 6 . 62) y latln
o,iceTdellAu (CIL 11, 4241, 4267), pero, también, ouigenleMIIll (PUnio, N. H. 111, 24) .
(94) LEJEUNE, op. cit. nota 75, pág. 67.
(95) J . UNTERMANN : ",Lengua gala y lengua ibérica en la Galia Narbonense». Archivo de Prehistoria Levantina, XII. Valencia, 1969, pág. 109.
(96) H UBNER, MLI, núm. 34.
(97) Cf. para la localización, J . CARO BAROJA : ",La geografía lingüística de
la EBpaña Antigua a la luz de la lectura de las inscripciones monetalesn. Boletín
de la Real Academia Española, XXVI. Madrid, 1947, pig. 223, y J . VALLEJO:
",Sobre la Otogesa de César Bell. Civ. 1, 61, 68 y 70». Emerita, XIV. Madrid, 1946,
piga. 259-271.
(98) HUBNER, MLI , núm. 20.
[page-n-29]
28
JAIME 81LES
atestiguado en griego bajo la forma ' I EoO'o~ y, en latín, en las forma s
(J)esso(nensis) (CIL, n 4452). Jessoniensi (GIL, n, 4610) y ¡ essan (CIL,
JI, 4463). lA mismo cabría decir de las monedas de
f
~MH
E
? O
que Caro (99) pone en relación con el AioO'w que Ptolomeo (ll, 6. 71)
cita. Pero lo cierto es que las distintas ediciones criticas dan esta lectura
como variante, nunca segura. Por otra parte, los testimonios latinos
(Plinio, N. H . 111, 23) y las inscripciones (CIL, lI, 4462, 4465, 4473)
coinciden en caesonenses. , siempre escrito con una sola 8. De ahí que
tal ejemplo no parezca muy válido.
Dicho signo M parece, además, haber servido para la anotación de x
en dos letreros de Enserune:
AU ETl
y
R
S
R ~
A
HM~H I?~ f'JV~
O
~
OBARE
N M
•
si, de acuerdo con Untermann (100) interpretamos dichos nombres como si
se tratara de antropónimos galos:
Vectirix para el Aueti~anrti
y Oxic-barro (101) para el 0-1iobarentrti
Lo mismo (M anotando x) se advierte en una leyenda monetal de
Neronken, en la que aparece escrito el nombre de una autoridad (¿ principe,
rey, magistrado 7) :
TI
(99)
u
~
(102)
CARO BAROJA, op. cit. nota 97, pAgo 220.
UNTERMANN, op. cit. nota 83, pAgo 109.
(101) Para e l segundo elemento -barro, véase K. H. SCHMIDT : «Die Kompos ition in gallillChen Personennamen». Zeit.schrift lür celtische Philologie, 26 (1957) ,
pAgo 144.
(102) J. UNTERMANN: «Gallier, Ligurer und Ioorer in SUdfrankreich nachdem ZeUgniB von Persone nnamem~. ProceedingB ot the Ninth InternaUonal CongreBB
01 Onomastic Sc.ienceB (London, 3j8-VII-1966). Lovaina, 1969, pAga. 439-454.
(lOO)
[page-n-30]
us P06IBLE PRtsTANO GR lo;o EN IBt:RIOO
donde l::l. u es consonántic.'l. y la silbante M corresponde, t.nmbién, a una :t,
como demuestra el paralelo de los nombres galos Toutodivix (CIL, XII,
2817) y DivixtU3.
El uso del signo M para anotar x se hace más patente cuando los
caracteres ibéricos envuelven nombres de estir pe céltica. Y esto mi smo
sucede en la península, donde la escritura ibérica ha servido, también,
para escribir una lengua diferente y de filiación indoeuropea: la celtibé·
rica. E ncontramos, allí, casos en los que dicho signo M representa, a
todas luces, un sonido ks. Piénsese en el letrero moneta! :
tMD\fIt4
U S A
•
M U S (103)
que, en las fuentes griegas, aparece escrita O ~;a;II'.t y, en las latinas,
U:tama. Michelena (104) subraya que, en este caso, c~ está por ks o por
lo que hubiera resultado de su evolución».
En este ejemplo, al menos - la concordancia entre las fuente griegas
y latinas nos lo indic.'l.- se da la correspondencia ib. M = gr. ~ = lat.
• (l05).
Ya Lejeune (106) había advertido, para el celtibérico, que centre vo-yelles les mots celtiqucs admettent, selon les cas, soit - 3 -, soit - : j (de meme qu'en éCl'iture latine ils admettent, selon les cas, soit - 8 - ,
soit --88-, ou - Z -) ». Y, en la misma dirección apunta Untermann (107)
cuando sugiere que, en las monedas con la leyenda:
S E GO BI R
•
•
CE S
(l03) HOBNER, MLI, núm. 74. También A. M. GUAOAN: cNumismátlca. ibé·
rica e ibero-romanall. Madrid, 1969, pág. 209.
(104) MICHELENA, op. cit. nota 74, pág. 274.
(106) Me abstengo de citar, como ejemplo, la última pa labra del bronc:e de
Lultaga, Deilwrtill~, también con M, porque su explic:acl6n resulta demasiado problemática y loa espec:ialistas no llegan a un ac:uerdo sobre la misma. Cf . G. BA.HR,
c Baskiscb u nd l berisch». Euako-Jakintta, JI (1947), pág. 432 Y aa. A. TOVAR : ",Las
inscripciones ibéricas y la lengua de los c:eltfberoa». Boletln de la Real Academia
Española, XXV. Madrid, 1946, pág. 34 y IS. ( = op. cit.. nota 69, pig. 21-66) Y
A. TOVAR : c EI bronc:e de Luzaga y las tiseras de hospitalidad latinaa y eeltibéric:as». Emerita, XVI. Madrid, 1948, pág. 90 y aa. Para objeciones y c:rltieas, ef.
SCHMOLL, op. cito nota 79, pAgo 42, 43, nota 2.
(106) M. LEJEUNE: cCeltiberic:a». Salamanu, 1955, pág. 47-48.
J . UNT E RMANN : cZu keltiberischen Mllnzlegenden». Archivo Español
(107)
de Arqueologla, 45/ 47. Madrid, 1974, núm. 125/130, pAgo 473, nota 21. Para UNTER·
[page-n-31]
30
JAIME 81LES
el -biriku hay que entenderlo como grafía de un brix que, según él,
aparece, también, en otra leyenda moneta!:
1" l't-?W r M
N E R TO BI S
•
y que volvemos a encontrar en el Caitobrix que cita Ptolomeo (108) .
De aceptarse esto: que (f ~ sonara como .x (/c..q) y que dicho valor
fuera el mismo que ;a M del nel·tob4 presenta, el fun cionamiento de las
silbantes en la escritura ibérica podría ser, ligeramente, matizado. Y el
ib. cule~ podría, muy bien, corresponder a una adaptación, indígena, del
gr. XOA~~.
Sin embargo -y aún cuando la correspondencia ib. cule-1 = gr. xUÁ~;,
nos parece fonéticamente probada- queda, todavía, sin aclarar una cuestión de contenido más amplio y de solución más compleja, a la que ya
hemos aludido anteriormente. Me refiero al paralelo de las silbantes en
aquitano. Creo que es ahora el momento de volver a ello.
MANN (Cf. su trabajo «Das silbenschriltiche Element in de r i berisch~n Schrifl.».
Emerit a , XXX. Madrid, 1962, pág. 293, nota 1) el siKno sHúbico (C ... Ke, r eprese ntarla, en este cuo, el sonido conso nántico K, desprovilltO del valor vocálico que le es
habitual. Ad viértase que lo mismo habla aido ya indicado flOr TQVAlt en d..éxico d~
las Inscr ipciones ibéricu». Estudios dedicados a Menéndez Pidal, 11. Mad rid, 1951 ,
pAp. 281-282 para 108 signos silibicos X .... ta,lda en la palab ra celtibérica L.taisama,
tle la que dice; «Cada vez me inclino mis a que hay que leer el signo ta como simple
f'Onsonante, t en este caso, nues s i no la f orma ofrecerla lingülsticamente d ificultades» ; y para ei/ gi en el deiuOTeic(ih de Luzaga. El mismo fen6meno parece ob·
servarse en inscr ipciones ibéricas de época tardfa como el plomo de e l Solaig (FLETCHER y MESADO, op. cit. nota 85, págs. 11-12), una de cuyas palabras, la cuarta
de la primera linea, bastaibaitieba, lleva a dichoa autor es (tras un minucioso ana lisis
com parativo co n el tibaite de Liria IX y XXXVU, el bastiba de Liria XL, el baite
de Caste1l6n, el baitin de Santa Perpetua, el bailelJU. del Cigarralej o, e l baita de
Serreta 1, e l baite de Serreta n, cl baiti de Azaila, el bateire de Ti viBsa, el baitesbi
de Ullastret, el baiteair de Ullastret y el bai te de Orle)'1 fU) a «JKlnsar si los signO! ta y ti del Solaig so naron asl o simplemente como conso nantes, es decir bl. Lo
que FLETCHER y MESADO explican como «inf lujo latino con su escritura monol!te ra». Lo que evidenciarla, en la escritura ibérica, una te ndencia, --coincidente con
la romanizaci6n -hacia el sistema alfabét ico y el progresivo abandono del areaismo
que el silabismo representa.
(108) Cf. UNTERMANN, op. cito nota 107, pág. 473, nota 21, donde especifica
todavfa más; «Die geliufigeren Formen Segobriga, Nertobriga, CtU to/Wiga scheinen
erst mit der volle n Romanillier ung zur Norm geworden zu sein. Ein Konsonantstammbrig-wird auch durch die sjcher verwandten Wi:irter altirisch bri «RUgel» u nd goUscb
bOItTg' «Stadt» be~ugt».
Mis sobre el particular puede verse en SC HMOLL, op. cit. nota 79, págs. 32,
74 y 75. Sobre los nombres en · briga, Cf. Ptolomeo, II, 5, 2 y 11 , 5, 5; Plinio IV,
11 3 Y Appiano (Bell. Hisp. 73). Sobre loa millmoa, A. TOVA.R ; «Lea celtes en BUlque». Etudes celtiques, X (19G2), pip. 354·373 y del mismo; dberische Landesku nde (zweiter Teil.BaeUca)>> Baden- Baden, 1974, pág. 30. Inter esante, asimismo, en relación a las monedas, con el letrero Segobiricu, es la existencia de
monedas latinas que d icen Segobrit y SeS/obriga (véase CARO BAROJA, op. cit.
nota 97, pig. 221).
[page-n-32]
31
UN J'()6JBLE PRts'TAMO e RI EGO EN I ÚRICO
Sabido es que el aquitano ----en el que las grafi as x y X8 representan
sonidos afri cndos, mientras que 8 se aplica tanto para la anotación de s
vasca (Sembe-; Seni-) como de z (Cison) - distinguia dos órdenes de
silbantes, como, también , ocurre en los dialectos vascos, donde hay un
orden dor so-.alveolar (z,tz) y otro, ápico-alveolar (s ,ta), fonnado cada uno
por una fricativa y una africada (109) . Asimismo, en aquitano, las grafías
x y xs alternan, entre vocales, r epresentando sonidos igu¡lles (110) :
Gerexo/Gerexso
A nderexo/ Anderexso
A tuloxus / A ndos8US
Odoxo/Odossi
OxsmtjOssOIl
I.. ohixsi/ Lohisi
E, incluso, hay un caso, en el que s = ss. Se trata de Ciss07lbonnis frente
;\ Cison,Cisontell .
No deja, por otra parte, de ser curioso que, detrás de l y r y entre consonantes, aparezca en aquitano s (111) y que encontremos, por ejemplo,
(H)arbelsis frente a Harbeúx(s)is. Lo cual es bastante similar en ibérico,
si consideramos las diferencias de grafía existentes entre los casos indicados de B e~- o -Bel~, en los que siempre encontramos M final, y las
leyendas:
A N BE L S
y
r>X~!\7
ADABE L S
en las que la silbante fin al ha sido r epresentada por la grafia ~ ,
$
En el caso del ibérico -aún cuando la distinción gráfica de las silbantes parece corresponder a una diferenciación en el sistema- no
estamos, todavía, en condiciones de preci sar si esa distinción, que las
grafías mani fiestan, intentaba representar una distinción del modo de
(lOS) L. MICHELENA:
menaje a Andri Martinet,
Laguna, 1957, pilgs. 131-132.
(110) MICH ELENA, op.
(111) MICHELENA, op.
c.Las antiguas consonantes vaseas». Miseeláua HoErtructuraliamo e Historia, t. 1. Universidad de u
cito nota 81, págs. 420-422..
cito nota 81, pAgo 421.
[page-n-33]
articulación (t'rieativa/africada) o del punto (apica1/dorsal) (112). Pero,
aceptada ya la diferenciación de las grafías (MI S ) y vistos sus valores correspondientes (8, 88, 7./8, 88, 06) no sé si será ir demasiado lejos
suponer, para el ibérico, lo mismo que se suele aceptar para el aquitaoo:
«que 88, al alternar a la vez con X( 8) y con 8 , podía r epresentar tanto
sonidos africados como las espirantes correspondientes» (113) .
(112)
(113)
MICUELENA, op. ci~ nota 81, pAgo 4.4.9.
MICUELENA, op. cit. nota 81, pAgo «22.
[page-n-34]
IV
LOS DATOS DI!: LA ANTROPONIMIA
LA RELACION CON AQUIT ANI A
Antes de pasar a consideraciones de índole onomástica, debemos
detenernos en la explicación de dos dificultades Que, como objeción,
podrían, tal vez, invalidar nuestra hipótesis.
La primera deriva de la no correspondencia entre la forma de los
recipientes y los nombres que se les aplican. En los dos casos estudiados.
se trata de páteras y no de kylix, como cabría esperar. Sin embargo, esto
no constituye un problema excesivo, si tenemos en cuenta que, en la
mayoría de los préstamos. las palabras pierden significación en espeei·
ficidad y la ganan en extensión genérica. Así ocurre, en griego, con el
término xaoÍO'Xo,. derivado del sustantivo semitico kd, ugarítico Ied,
que sign ifica
cja rra~
y «medida», y que encontramos. con un significado
similar, en los fragmentos 581 K de Aristófanes y 32 K de Frínico, en
tanto que en A vispas (583 y ss) aparece con el significad o de cum a».
Lo mismo sucede con el griego C
1t1tu'J} (114) que, en Aristófanes
(Caballe'ros, 1296). designa cla fresquera» y, en el fragmento 541 K,
«la cesta del panit. y que parece proceder del acadio sáppu!sa'PPU ( = cban(114) G. ALESSIO: «Relitti mediterranel nel greco e nel latino». Archivio
Glottologico Italiano, 59 (1954), pág. 97 .
•
[page-n-35]
JAUIE SIILS
deja o fuente»), como en el fenicio sp y en hebreo S(t1), con una variante
en ugarítico, sp, con el significado de ecopa » o emed ida» (115).
Más ejemplos de esta falta de correspondencia entre el tipo de vaso
y el nombre que aparece sobre él escrito, se encuentran en Italia (116).
Un aryballos de la colección Pollack presenta el letrero siguiente:
mi lar-Sia telides lex lumuza
del que J . Poupé (117) indica : eFormule banale exprimant simplement
un titre de propiété mais oÍl toutefois se trouve mentionné le nom spéci·
fique du vase, muni du suffixe diminutiv bien connu -za :* leXtum,
qu'i1 faut rapporter au grec ).1¡xu6o¡;».
De igual modo, en la cerámica romana se documentan multitud de
pateras y oinochoes, que llevan escrito el nombre pocolonl (118). La
misma pátera de Tivissa, interpretada por Michelena, es recogida por
algunos autores bajo la denominación de phiale (119). Por último, de
Simone menciona un caso en el que la palabra culcnam se encuentra
escrita sobre lo que los arqueólogos llaman un kelebes (120).
La segunda dificultad consiste en la posibilidad de que cu1e$urUt y
cul~tfleis sean nombres propios. Tovar (121) recoge cule$urUt escrito
todo junto. Pero se limita a dar la lectura, sin ninguna interpretación.
Untermann (122) los considera nombres propios, al igual que el cule$ba
de Enserune (LXV, 25), con el que los compara.
A nuestro juicio, el problema es similar al de la inscripción etrusca
cupes . carpunies . mi, en la que los etruscólogos dudan de si cupes es
el nombre de un vaso o el de una persona, inclinándose la mayoría de
éstos estudiosos hacia la primera posibilidad (123). En nuestro caso,
creo que lo más conveniente es acudir a la onomástica (124), tal y como,
repetidas veces, el propio Untermann lo ha realizado.
(115) Sobre estos ténninos, Ct. MA SSON, op. cito nota 60, pAgs. 39-46 y también DEROY, op. cit. nota 61, pAgo 152.
(116) Para los t ipos de vasos, cr. W. HILGERS : eLateinlsche Ceíassnamen».
nüsseldorr, 1969.
(117) POUPE, op. cit. nota 45, pAgo 243.
(118) J. P. MOR EL, M. TORRELLI '1 otros: cLa cerAmica di Roma nei secoli
IV-lit a. C.II. Roma Mediorepublicana. Roma, 1973, p!gB. 57·72.
(119) A. CARCIA y BELLIDO : cPhiale ibérica de plata con represe ntaciones
de a.sunto religiosoll. Homenaje a don Luis de Hoyos Sáin:r., JI , págs. 148-166.
(120) DE SIMONE, op. cito nota 41, Bd. 1, pAgo 50.
(121) TOVAR, op. cit. nota 107, pAgo 302.
(122) UNTERMANN, op. cit. nota 95, pAgo 108.
(123) SLOTTY, op. cito nota 38, pago 179.
(124) J . UNTERMANN : ePersone nnamen als S prachequelle in "or romischen
Hispanienll, Il Fachtagung tür Indogermanische und allgemeine Sprachwi uenschaft,
Innsbruck, 1962, pigs. 63-94.
[page-n-36]
U~ J'OSIBLE PRÉSTAMO CRI1X:O EN IBtRICO
35
Para tilei3 o dileis (125) no encontramos otros paralelos Que:
Til...
Tile, Tilena
Tilea
Tilia
Tiliacus
Tilicius
Tiligo1la (126)
y un Tilleg'us Susarras (127) , cuyo radical parece en relación con el
Mars Tilen1ts (128) que da nombre al monte Teleno. Más, por hallarse
demasiado al noroeste, pierde interés para nosotros.
La única posibilidad -y ésta muy poco probable- es que un grafito del Puig de Alcoy se encuentre escrito en escritura jónica :
I\HII1l
y haya que leerlo leis. En cuyo caso, como indica Fletcher (129), dispondríamos de algo con que relacionar el tileis, a unque completamente
otra I'esulta la lectura, si el grafito en cuestión está escri to en caracteres ibéricos.
Un Dilis aparece en el Itinerario Marítimo (mar. 507, 5; 507, 6):
cab Incaro Dilis positio» y cA Dilis fossis Marianis portus». Sin embargo, tanto este caso, como los .mteriores, son difíciles de iden t ificar
con el térm ino ibérico. Tampoco, creo, puede relacionarse el tileis con
un Teli escrito en el fondo de una pátera del Museo de Ampurias, para
la que Lamboglia (130) propone una datación de la segunda mitad del
siglo J a. C.
(125) El signo ibérico 't' (li/ti, 'sin difere nciación entre sord a y sonora.
(126) HOLDER; cAlt-Celtischer Sprachschah», Bd. n. Lei pzig, 1904, pág. 1.84.6.
(127) M. LOURDES ALBEnTOS FIRMAT: cNuevos antrop6nimos Hilpánicos». Emerita, XXXII. lrl adrid, 1965, pás. 109-142.
(128) F. BOUZA-BREY: cAra al dios Tileno, de Viloira (Onnse)>>. Cuadernol
de Estudios Gallegos, 25, 1970, pago 26'7 y SIl.
(129) D. }'J.ETCH ER: «Nuevas inscripciones ibéricas de la Región Valencianu.
A rchivo de Pnhistoria Levantina, XlII. Valencia, 1972, pág. 123, n úm. 13.
(130) N. LAMBOGLJA : e BoIIi Ampuritani BU Campana C». Rivista ~i Studi
Liguri, 21. Bordighera, 1955, pág. 53.
[page-n-37]
36
JAIME SIlS
No sucede lo mismo con Uria, atestiguado como sufijo en E1IIuria
(131) y Sa.curia (132) y, como elemento inicial, en:
Uriacus (cognomen en CIL, UI, 10531)
Uriacum (gentilicio de Urius)
Uriassus y Uriaxe (de la onomástica pil'enáica) (133)
y, en un nombre femenino, Uria, que, por aparecer sobre una inscripción
latina de Benqué-dessous d'Oueil, en el departamento del Haute Caronne, cantón de Bagneres-de-Luchon, es decir, en territorio netamente aquitano (134), viene a apoyar no poco la posibilidad de que el
Uria de nuestra pátera corresponda a un nombre propio. La inscripción es la reeogida en el CIL, XIII , 327 y di ce:
Sabiniano Sabini /i1(io) Uria Ha'rbelexis
fil(ia) mater
Tal vez parezca demasiado aventurado pretender una identificación
entre el Uria de Aquitania y el Uria de la pAtera de Sidamunt. Sin
embargo, creemos que tal identificación es muy probable, sobre todo, si
consideramos las similitudes existentes, en lo relativo a la onomástica,
entre la lengua aquitana y la ibérica (135). Por otra parte, la espe-
(131) M. PALOMAR LAPESA: "Onomástica penonal preJatina de la antigua
Lusitarua». Salamanca, 1957, pAgo 128.
(182) HOLDER, op. cit. nota 126, 111, pAgo 41 .
(188) SEYMOUR DE RICeI : "Notes d'Onomastique Pyrenéenne». Revue Celtique, 24 (1908), pág. 82.
(184) R. LAFON: "Additions et corrections k la liste des noms aquitains de
divinités et de personnes». VI Internationaler Kongress fUI' Namenll!orschung, Studia Onomalltlea Monacensis, Bd. 111. München, 1961, páp. 484-489.
(1 85) A. LUCHAIRE: e les origines lingulstiques de l'Aquitaine». Parls, 1877, y
LUCHAIRE, op. cit. nota 91, págs. 24-25. MICHELENA, op. cit. nota 81, pág. 410:
cuna lengua geográficamente proxima, la ib6rica, cuyos textos no están muy alejados en el tiempo de las inscripciones aquitanas, tuvo &in duda relaciones con el
a9uitano...». A. SCHERER, en Proeeedings of the Seventh lnternational Congress of
LlnJUistics, 1952. London, 1956, pig. 506. R. LA.F ON: "Pour )'étude de la langue
aqultaine», Actes du deuxieme Congrea Internatio nal d'Etudes Pyrénéennes (LuchonPau, 21-25 septiembre. 1954 ) lo 8, seeci6n VII, Philologie, Toulouse, 1956, págs. 53-68
Y R. LAFON: cNonu; de Iieux et noms de penonnes basques et iberes: Etat acluel
des problemes», Revue internationale d'Onomastique, 17 année, nÚm. 2, juin 1965,
págs. 81-92. TOVAR, op. cit. nota 69, págs. 75, 84, 164 Y sdiciones. ALBERTOS
FI.RMAT, op. cit. en nota 81, pAga. 24, 25, 26 y u. Muy intereunte, para la cuestión que nO!! ocupa es la relación de las formas ibéricas ormidauco (de Sagunto=- HUn.
NER, M.LI, núm. XXV) y da/.8ClI.bilo. (Enaerune, LXVIII, 25) oon lO!! personales
aquitanoe, Taltco, Talteia, H flhco, etc. aunque algunOll de eltos nombns presentan
elementos célticos, lo que, también, se documenta en la onombtlca ib6rica y en la
aquitana (Cf. J . CARO BAROJA : .Materiales para una hiatoria de la lengua
vaaca en au nlaci6n con la latina}). Salamanca, 1946, págs. 197-200).
[page-n-38]
US POSIBLX I'Rt:sTAMO GRlroo EN nitRICO
37
cificación palronímica de Uria - liarbeU:tis lit (ia) - (136) confirma
el carácter aquilano del nombre. Muy otro es el problema de lo que
Una, en su origen, pueda ser: ibero o aquitano. En este punto, nos
abstenemos de cualquier opinión, que, además, queda fuera del centro
de nuestros intereses. Sobre lo que sí queremos insistir es sobre algunos
factores que, quizá, expliquen la existencia de elementos comunes en
ambos lados de los Pirineos.
Me refiero, sobre todo, a las relaciones de índole comercial que, entre
las poblaciones pirenáicas de uno y otro lado, debieron existir. De cuyo
intercambio, son pruebas evidentes, tanto los materiales ibéricos hallados en Aquitania (137), como la gran abundancia de tesoros monetales
de procedencia peninsular, documentados en territorio francés (138).
(136) Ct . sobre Harbelnis, LUCHAI.RE, op. cit, nota 91, pága. 50 Y 79i tambien MICHELENA, op. cito en nota 81, pága. 418 Y as. Para Urla, puede veree
Plinio (N. H. XXXIJI, 75) y TOVAR, op. cito nota 108, pág. 363. Interelante
d eomentario de LUCHAIRE, op. cit. nota 91, pág. 91: .. Uf"itue: nom d'allure ibérique ... »: Véase, u¡mismo, R. MENENDEZ PIDAL : ..Toponimia Prerrománica
Hispana». Madrid, 1968, pág. 32 y J. COROMINES: .. Eltudia de Toponimia Catalana».
Barcelona, 1970, t. J, pago 205.
(137) Ct. R. LANTIER, Monument Plot, t. XXXVII (l940), pág. 104 Y SI. A.
GARCIA y BELLIDO: .. ExpanaiÓn de la cerámica ibérica»: Archivo Espafiol de
Arqueología, XXVII. Madrid, 1954, pags. 249 y SI. M. ALMAGRO: .. Materialel
arqueológicol ibéricos en la Aquitania». Ampurias, XVIl-XVIII. BaTCelona, 1955-56,
págs. 254 )' as. F . BENOIT: ..Tradition Ibériquemt. Ogam, XIII (1961), ta.sc. 4-5,
pág. 419, Y M. et F. PY et M. ALIGER: .. L'oppidum de Na.gea (Gard), rapport de
fouilles, année 1964». Ogam, XIX (1967), págs. 23-43.
(138) Ct. sobre el llamado TuorlJ d" BarCfU, E . TAILLEBOIS: .. Le trésor de
BaTCUs. Decouverte de 1750 deniers celtibériena en argent». Bulletin de la Sodéte
ÁTChéologique du Midi de la Franee, 1879-1880, pág. 9 (- Bulletin de la Soclété Borda,
D:u, 1879, pá{l< 243-267), y A. BLANCHET: ..Traité dea monnales gauloiees».
Paris, 1906, pág. 184. También, sobre el mismo, G. FABRE : .. Lea civilisatlonl
protohistoriques de I'Aquitaine». Paris, 1962, pAgo 151. Y, anteriorment.e, J. B.
DARANATZ: .. Importantes déeouvenel de monnales romaines en Pa)'! Baeque».
Revue Internationale del Etudes Baaques, 1907, páp. 262-264.. Sobre un a.s de
IItirta encontrado en Gers, Ct. M. P. MESPLE: .. Uatelier de potier gallo-romain
de Galane a Lombell (Gers)>>. Gallia, 1 (1957), pago 41 y SI.i sobre monedas ibérlcu
en Ariege, vid. A. SOUTOU: .. Monnaies a legendes ibériques de l'Ariege». Rlvlata di
Studi Liguri, XXV. Bordighera, 1959, págs. 208-221. Sobre monedas de UndieellCllft
en el tesoro de Brugues-Cramades, encontrado en Tan, vid. A. SOUTOU : .. Un type
particulier de monnaie d'Ampurias a légende lbérique». Rivl&ta di Studi Liguri,
XXVI. Bordighera, 1960, pága. 257-268; también sobre el miamo, G. FARENC et
A. SOUTOU: d)ocurnent.l inédita d'Edmond Cablé sur les foasea tunéraires a.
amphores italiquea de Saint-Sulpice-Ia Point.e (Tarn)lt. Ogam, XIII (1961), paga.
114-132.. Cf. ademú M. LABROUSSE: dmitaUon gauloiee de drachme ampuritaine
trouvée dans ¡'Aveyron IlUr le aite de Cosa (Tarn et Garonne)>>. Celticum. 111 (1961),
pág. 185 Y SI. quien llama la atención sobre el uráct.er de las monedas de Aquitanla,
copiadas de laa ampuritanas; vid. J . SOUTOU : ..Contribution au classement chronologique des monnaiea prérromaines du LanguedOCtl. Ogam, XVIII (1966), pi$.' 267274 i Cf. G. FOUET et G. SAVES: .. Patrón de plomo de una moneda celtibérica
hallado en Vieille-Toulousett. Ampurias, XXX. Barcelona, 1968, pága. 215-225, Indica
que han sido halladal 9 monedas de Undic:escen, 3 de IIduro, 1 de Laiescen, 9 de Iltirc:escen, 7 de Iltirta, 1 de Baitolo, 10 de Cese y 1 de Seeaiaa. et. asimiamo, R. GRA U:
..Sobre unas monedas ampuritanas halladas ceTCa de Perpignan (Rosellón)>>. Ampurias, xxx. Barcelona, 1968, págs. 293-295.
[page-n-39]
38
JAIME 81LES
A ellos hay que sumar la existencia de vías, a través de las cuales dicho
intercambio debía producirse (139).
Dentro de este contexto de relaciones interpirenáicas, hay que pres·
tal' especial atención al lugar, en el que la inscripción aquitana se encuentra: a medio camino entre los yacimientos ibéricos de Aubagnan,
de la Na rbonense (140) y del nordeste peninsular. A ello, debe añadirse
el hecho de que el poblado de Les Tenalles de Sidamunt -al que la
páten\ con el Uria pertenece- ha mantenido estrechas relaciones con
poblados pirenáicos, como el de la Pedrera en Vallfogona de Balaguer
:;egún se desprende del resultado de las excavaciones (141) .
Por otra parte. en la zona de Lérida. están atestiguados nombres
que aparecen, igualmente, en inscripciones de la zona francesa. El caso
más evidente, en este sentido, me pa rece, el de una inscripción. también
de Lér ida. de Escuñau (142), cuyo primer término, lluberrixo, tiene su
paralelo en otra, escrita sobre un altar mutilado, cerca de Tiberan, en
los a lrededores de Saint-Bertrand de Comminges, departamento --como
en el Una del e lL, XIII, 327- del Haute Garonne. Es decir, en un terri-
(1 39) cr. c. JULLIAN: eHistoire de la Gauleu. París , 1909-1926, tomo V, pág.
98 y ss. indicn una ruta que, desde Saint-Bertrand, se dir igia sobre Luchon y hacia
el valle de Arán. También F ABRE, op. cit. nota 138, pág. 178 Y 1111. Ademáll, para
la r uta que desde el alto valle del Aude llegaba hast;a. Urida, A. SOUTO U: e Le
puit.s funeraire de La Lagaste et le tracé prérromain de la voie d'Aquitaine".
Ogam, X II (1960) , pág. 1 Y as., Y e Les r elations t ranspyrénéennes aux deux premieres sikles avan t J esus-Chr ist d 'apres les document.s numismatiques". Ogam, XV
(1963), págs. 323·330. Interesant[aimo, el comentario a Strabo n (1.11, 3, 10) que hace
J . M. BLAZQ UEZ: eEconomla de loa pueblos prerromanos del área no ibérica hasta
la época de Augusto)). Estudios de Economla Antigua de la Penlnsula Ibér ica. Bar te lona, 1968, páp. 191-270.
(140) R. LAFON : eLes inaeription. en car acteres iberes d'Aubngna n et les
inaer iptions lat ines d'Aire-sur-I'Adoun,. Actes du IXi'!me Congrls d'Etudu régionales tenu A Saint -Sever les 28 el. 29 avril, 1956, Landes de Gascogne el. Chalosse,
Ar<:heologique, Histoire, Economie, Société de Borde, págs. 1-6. P a r a los iberos de
Francia, D. FLETC HER : eProblemas de la Cultura Ibérica". Tra bajos Varios del
S. 1. P ., núm. 22. Valencia, 1960, págs. 83- 114 y U NTERMANN, op. cit. nota 95.
(141) J . MAL UQU ER DE MOTES, A. MARIA MUROZ y F . BLASCO: eCata
estratigráfica en el poblado de La Pedrera, en Vall!ogona de Balaguer {Lérida )".
Zephyrus, X. Salamanca, 1959, pág. 6 1: eEn el poblado de Sidamu nt !le hallan tapaderas completas que podemos atribuir no ya al mismo taller, aino a la misma mano.
Existe, por consiguiente, un paralelismo absoluto entre el estrato 111 de La Pedrera
y el poblado de Sidamunt...»
(142) Se trata de la recogida en el ClL, XIlI, 231. Sobre ella, CC F. FITA, en
.
Boletín de la Real Academia de la Historia, ll!, pág. 135 y ss.; J . TOUTAIN: e Les
cu ltes paiens dans l'Empire Romain». 111. París, 1920, pág. 315. M. LABROSSE :
eUn sancl.uaire r u pestre gallo-romain». Mélanges Charles Picard, IJ ( - Revue Archéologique, XXXI-XXXII, 1949), págs. 481-621. A. BELTRAN : eHispa nia Antigua
Epigraphicau, 1-3, núm. 402. Madrid, 1950-52. M. LOURDES ALBERTOS FIRr..1:AT:
eNuevas divinidades de la Antigua Hispanial). Zephyrus, 111. Salamanca, 1952, pág.
56. J . M. BLAZQUEZ: eReligiones Primitivas de Hispania (Fue ntes Litera rias y
Epigráficas". Madrid, 1962. págs. 68-69. L. MICHELENA : eTexlos Arcaicos VasCOSIl. Madrid , 1964, págs. 15-16, y LARA PEINADO, op. cit. nota 90, págs. 168-169.
[page-n-40]
u:>
I'OSISIL P!Ú:STAMO GRIEGO ES IStRI CO
lorio, en el que abundan las monedas ibéricas (143) y por el que, sabemos,
pasaba la ruta (144) , que a través del valle de Arán -
poblaciones pirenáicas no bastasen, queda, todavía, la posibilidad de
suponer con Menghin (145) eque en la región situada entre el Ebro
y los Pirineos tuvo lugar una cierta mezcla entre elementos aquitanos
e ibéricos •. 0, la de desenterrar una cuestión que, a nuestro juicio,
merece se!", de nuevo, revisada. Me refiero a la de las afinidades que
según el testimonio de los clásicos (Strabón, IV, 176; Caesar, B. G., 1, 1)
existian entre los iberos y los aquitanos (146); y que parecen verse confirmadas por dos hechos bien significativos: a) de un lado, el que ni
en territorio ibérico, ni en territorio aquitano, se documentan monedas
d kt croix (147) ; b) de otro, el texto de la discutida inscripción de Haspan"en (GIL, XIII, 1. 1. 412):
Fla1nen, item d(u)umllir, qtJ.iUstor, pagique magister,
Venu, ad Augustum legato munere functus,
Pro no'Vem optinuit populis se (t) ungere Gallos.
Urbe redux, Genio pagi ham dedicat aram (148).
Podría, asimismo, esgrimirse otro argumen to más complejo: el relativo a la debatida diatriba sobre los nombres en - tani (149) . No vamos
a df!tenernos en esta consideración. Baste, simplemente, citar el C~
(143) Cf. para las monedas de Saint-Bertrand de Comminges, A. BELTRAN:
elnformación Numismática. Hallazgos de monedas Ibéricas en Saint.-Bertrand de
Commingesll. Caesaraugusta, VI. Zaragoza, 1955, pág. 191 Y SOU TOU, op. cit.
nota 189, pág. 323 y ss.
(144) C. JULLIAN, op. cit. nota 189.
(145) O. MENGHIN : eMigrationes Mediterraneae: Origen de los ¡¡gures, iberos,
aqultan08 y vasc08}j. Runa, 1. Buenos Aires, 1948, pág. 169.
(146) H . KRAHE : .Sprache u nd Voneit». Heidelberg, 1954, págs. 164-166.
(147) A. SOUTOU: eRemarques sur les monnales gaulolses a la Croixn. Ogam,
XX (1968), págs. 108-109: eAucune de plus anciennes monnales a la croix n'a été
trouvée dans le territoire des Aquitains a I'ouest. de la Garonne (... ). Ces monnaies
sont absent.8 également dans la rigion de Narbonne -de Pech-Maho A. En.serune-, c'esta -dire dans cet ultime réduit ibérique qui conservera 60n alphabet et as langue jusqu'a la conquete romainen; e ibid. pág. 177, nota 68: . n y a dans le Sud'ouest de
la ¡'~rance deux rigiOll$ oil les monnaies a la croix n'ont pas été signalées: d'uml
part, le réduit ibérique (... ), d'un autre, le réduit aquitain. .. ).
(148) Este testimonio con reservas. PaTa la datación (tardla) y estudio de la
inscripción J . CARO BAROJA : eLa Aquitania y los Nueve Pueblosll. Archivo E6pañol de Arqueologla, tomo XVIl . Madrid, 1944, págs. 113-114 (- Materiales, op.
cit. nota 185, págs. 178-179).
(149) Véase J . ALVAREZ DELGADO: .La falsa ecuación MalIIJieni-Bastetani
y los nombres en -tani". Archivo de Prehistoria Levantina, 1I1. Valencia, 1952,
pág. 281 y M. FAUST: eDie antiken Einwohnernamen und Volkernamen auf _ itani,
--et.anill. Gottingen, 1966.
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40
JAIME S I L.E8
mentario de Baldinger (150) sobre la misma : cLas viejas relaciones entre
Aquitania y la Penmsula [bérica se ven, finalmente, confinnadas por
los nombres étnicos en -tanus y con ello el arco se tiende desde los
Aquitani hasta los LusitU'H-i». Y añadir, en su apoyo, otros testimonios
que refrenden dicha opinión. Así, por ejemplo, la existencia en Portugal
de divinidades atestiguadas en los Pirineos (151) .
Por último, señalaré, como una prueba más de estas relaciones intery transpirenáicas, otros dos casos, bien documentados. que pueden contribuir a demostrar la posible correspondencia entre el Uria aquitano
y el ibérico. Me refiero al desplazamiento de las gentes, que, como consecuencia de la muerte de Sertorio (152) se concentraron en el Lugdullum
aquitano (la actual Saint-Bertrand de Comminges) (153), a las cuales
alude San Jerónimo (154) con el calificativo de «Iatrones .. y, también,
San Isidoro (155) aunque substituyendo «Iatrones .. y «convenae.. por
«vascones .. (156) . Esto, por un Jado. Por otro -y aún cuando, tanto
el hecho enunciado, como el que ahora comentaré, son más tardios que
la fecha de factura de la pátera de Sidamunt-- mencionaré el caso, conocidisimo, de la rapidez de difusión que experimentan los nombres escritos sobre cerámica. Piénsese en el Biracia (CIL, n, 6257/ 31) de Sagunto y en sus homónimos o parecidos no sólo en la peninsula, sino,
incluso, en el Alto Ródano (157) . Y lo mismo cabe decir de los nombres
(150) K. BALDINGER: c La formación de loa dominios Iingülsticos en la
Península Ibérica». Madrid, 1972, pág. 224.
(151) Sobre lIurbeda, lIuro, Ilurberrixo, Cl. F. lWSE LL CORTEZ : cDivinltés des Pyrenées el du Portugal». Actas de la IV Sesl6n de loa Congresos In te rnacionales de Ciencias Prehistóricas 'Y Protohist6ricas (Madrid, 1954). Zaragoza, 1956,
págs. 973-975. M.' LOURDES ALBERTOS FlRMAT : «Algunas consideraciones lingUlsticas-geográCicas en torno a la E spaña P re-romanall. Zephyrus, XII. Salamanca,
1961, pág. 222, y J . M . BLAZQUEZ: cUltimas aportaciones al estudio de las religiones primitivas de Uispania». Homenaje a Antonio Tovar. Madrid, 1972, pág. 85,
inscripción núm. 17, procedente de Segoyuela de los Cornej08 (Salamanca) : l/urbe·
da./ sacru.m / Q(ui1l. tus) AnneusI Facundus/u(otum) s(aCntm) t(ibena) a.{7timo).
Cl. Caeur, B. C. In, 19, y Plutarco, Sert, 27.
R. LIZOP: cHistoire de deux cités gallo-romaines. Les convenae et les
con80ranh). P a rís, 1981. A. GARCIA y BELLIDO : cHispanos e n el sur de Francia».
Boletín de la Rea l Academia de la Histor ia, núm. 136/ 137. Madrid, 1955, pág. 35 'Y ss.
(154) Advusu. V i gilantium., IV (- Migne, 28, 342).
(155) Et1lmol. IX, 2, 108.
(156) Lo que ea significativo. Sobre el aqu itano en relaci6n al vasco, Cl. MICUELENA, opa. cit- notas 8 1 'Y 109. Tambié n LAFON, op. cito nota 135, págs. 53-63.
(157) M.' LOURDES ALBERTOS FIRMAT : cA propósito de unn estelas de
cántabros vadinienses de Remolina (León)>>. Dunua, 111. Valladolid, 1974, pág. 85 y
G. PETRACCO SI CARDI: c.L 'onomastica peraonale prerromana deJla Valle del
Rodano». Rivista di Studi Liguri, Z8. Bordighera, 1957. pága. 239 y 244.
(152)
(158)
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UN 1"OSJr.U: I'RmAMO GR l mo EN I BtRICO
41
grabados sobre marcas ibéricas en tierra sigillala, los cuales, al parecer.
son de procedencia sudgálica (158).
Así las cosas, Y. en vista de todo lo expuesto, creemos que existen
razones suficien tes para suponer que, entre el U'ria de Sida mun t y el
de Aqu itania ---euya distancia geográfica es min ima- hay una correspondencia similar a la aceptada para los dos lluberrixo.
( 158) el. H. CO iU FO RT : cRoman Ceramics in Spain; an exploratory visib.
Arehivo Español de Arq ueologia, XXXI V. Madrid, 1961 , págs. 3-13.
,
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[page-n-44]
v
CONC L US I ON
Creemos que nuestra hipótesis (ib. c'U le~ < gr. XUA~¿ ) adquiere, según todo lo expuesto, cierto grado de probabilidad. Si n emba rgo, su
aceptación defini tiva depende de futuros hallazgos. en los que, con pleni tud, pueda ver ificarse cuanto aqu í hemos propuesto.
Con todo -insistimos- la util ización del método combi nator io y.
j unto a él, la del estud io de présta mos y estilos formul
De acepta rse nuestra interpretación, obtendríamos, pa ra el conocimiento del ibérico, algun os r esultados:
- 1)
En el orden del léxico, la identificación de un pl-éstamo.
- 2)
En lo relativo a. la onomástica, dos nuevos antropónimos.
-3)
Y, en cuanto a las sibilantes, una idea. más exacta, de su fu ncionamiento y de su transcri pción.
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VI
NOTA
FINAL
POl' último, quiero hacer hincapié en dos cuestiones no tratadas y
que, no obstante, guardan relación con lo antedicho.
La primera de ellas (pasamos por alto un kuleska que aparece sobre
un plomo de la necrópolis de Las Cor ts y que, por la transcripción dada
por Maluquer (159) parece no ser de interés para lo que aqu í venimos
sosteniendo) es Que para el c'Ul~ba de Enserune. LXV, 25, puede SU~
ponerse lo mismo que, para el cule!}uria y el cule~tileis, aquí se ha indicado. Cule?, en dicho caso, seria también adaptación indigena del griego Y.uA:;.
En cuan to al ba, pueden aducirse dos interpretaciones: la primera,
qui zá poco probable. es que se trate de un numeral; la segunda (a nuestro juicio, más posible) es que sea la forma, abreviada, de un nombre
personal o de alguna institución. El paralelo más próximo, me parece,
el de los kylices griegos con las siglas dE, que Guarducci (160) interpl·eta como Onmcaia y.ul.:é.
L.'l otra posibilidad , a la que quiero hacer refel'encia, es a la de
in tcrpretar la palabra ibérica culnica, del rython de Ullastret, la única
(159)
(160)
MAL UQUE R, op. cit.. nota 29, pág. 129, núm. 223.
GUARDUCCJ, op. eit.. nota 34, 1, pág. 4102.
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"
JAIME SU.E8
en la que coinciden las lecturas de Pericay y Maluquer (161) y Gundan ViIlaronga (162), como un diminutivo similar a los señalados en los
dialectos itálicos. Recuérdense las forma s culcfna, culixn.a, xulixnG.
Lo cual parece muy posible. si se tienen en cuenta, además, las relaciones de la costa catalana con el mundo comercial greeo-itálico; cí. los
trabajos de Trias (lS3), de J. Barberá (164) y Pericay (165). De todo
ello - fácil es pensarlo- han debido quedar huellas no sólo en el arte,
sino también en forma de préstamos lingüísticos, cf. para ello, Pericay (166).
Tübingen-Kiiln, enero-iulio de 1975.
(161) P. PERICAY, y J . MALUQUER : «Problemas de la lengua ind[gena en
Cataluña». JI Symposium de Prehistoria Peninsular. Barcelona, 1963, pAga. 101·143.
(162) A. M. GUADAN y L. VILLARONGA : cEn torno a la interpretaci6n de l
grafito en un rython de U11astret». Archivo Eapañol de Arqueologl., XXXV II. Madrid, 1964, págs. 33-39.
(163) Cf. GLORIA TRIAS: cE I impaeto comercia l y cultural griego en Cataluña». JI Symposium de Prehistoria Peninsular. Barcelona, 1963, pAgs. 145-163.
(164 ) J . BARBERA : cEI impacto comercia l itálico». IJ Symposi u m de Prehistoria Peninaular. Barcelona, 1963, pigs. 165-171.
(165 ) P. PERICAY: cLas escenas de f igural femeninaa con nombres de deidadea en un fragmento de cerámica griega de UJlastrel (Ge rona) >>. ~Ii seel inea
Arqueol6gica, 11. Barcelona, 1974, págs. 165-172.
(1 ~ )
P. PERICAY: c Lengua griega y lengua ibérica en s us contactoa en el
nordeste peninlular y ludeste de Francia a la hu de loa documentos epigráficos».
Symposium de Colonizaciones. Barcelona, 1974, pigs. 223-245.
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INDlCE GENERAL
Pág_
DEDI CATORIA ........ ....... ........ .
5
NOTA EXPLICATIVA ...... '" ...
7
1.- INTRODUCClON ........... .
9
H. -LECTURA DE LOS MATERIALES. TEORIA DEL PRESTAMO ................................ .
13
III.-E L PROBLEMA DE LAS S IBILANTES
21
IV.- LOS DATOS DE LA ANTROPONIMIA. LA RELACIO N
CON AQUl TANlA ...
33
V.-CONCLUS ION ........ .
43
VI.- NOTA F INAL ........ .
45
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J . SILES._S08RE UN POSIBLE PRESTAMO
LA M . I
Pátera de Sldamunt
(Museo A rqueológico de Barcelona)
(Foto: Untermann)
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J . SILES.-SOBRE UN POSIBLE PRESTAMO
LAM. 11
Pátera del Tossal de la Cala (Benidorm )
(Museo Arqueol6gico de Alicante)
(Foto: Archiv o Fot ográfico. Diputación Provincial de Alicante)
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