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RCHIVO
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R€HISTO~IA L tYAI'ITINA
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VOL XIV
INSTITVCION
ALFONSO
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VALENCIA
MCMLXXV
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ARCHIVO DE PREHISTORIA LEVANTINA
XIV
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PATRONATO
DIEGO DE SAAVEDRA FAJARDO
CONSEJO
SUPERIOR DE INVESTIGACIONES
CIENTIFICAS
INSTITUCION <>
EXCELENTISIMA
DIPUTACION
VALENCIA
PROVINCIAL
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ARCHIVO
DE
PREHISTORIA LEVANTINA
SERVICIO DE INVESTIGACION PREHISTORICA
DE LA EXCELENTISIMA DIPUTACION
PROVINCIAL DE VALENCIA
VOL XIV
VALENCIA MCMLXXV
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ISSN-1989-0508
l. S. B. N. -
Depósito
Legal
Editorial F. Domenech , S. A.
84-00-04 114-3
V.
331·1975
Mar. 31. -
Valencia
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JOSE APARICIO PEREZ
(Valencia)
La Gruta del Hortus y el Musteriense en la
Región Valenciana
I
INTRODUCCION
Meta fundamental de todo prehistoriador es, o debe ser, la reconstrucción total de la historia de nuestros primitivos antepasados y ponemos especial intensidad en cuanto a lo de total, porque hasta el momento
presente solamente nos era posible el conocer aspectos parciales de la
misma, aumentando dicha parcialidad a medida que nos remontábamos
en el tiempo y a partir del Paleolítico Medio, hasta los inicios del Villafranquiense, únicamente objetos materiales permitían una insípida
tipología que se iba complicando con series interminables de curvas,
gráficos y números, cuyo resultado final, a la hora de un enjuiciamiento socio-económico y cultural, era francamente descorazonador al volvernos a dejar en el punto de partida.
Sin embargo, recientemente, la escuela francesa de prehistoriadores,
a la que se le achacaba el poner especial intensidad en cuanto a las
cuestiones estratigráficas, frente a la inglesa que la pone en las ecológicas, y en las sociológicas la rusa, nos da una espléndida lección de
cómo trabajar en prehistoria y las inmensas posibilidades que se le
ofrecen a la investigación de esta complicada etapa de la historia en
general, mediante la incorporación de científicos físicos, químicos o de
las Ciencias de la Naturaleza, de tal manera que el estudio de la industria humana sea un aspecto más a estudiar, entre los fundamentales
si se quiere, pero nunca el exclusivo, ya que es evidente que la indus-7-
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2
J. APARICIO
tria humana está en función de unas determinadas circunstancias ecológicas y dependiente, por supuesto, del grado técnico alcanzado.
Con el estudio y publicación de la Gruta del Hortus, por un amplio
equipo de especialistas, dirigidos por Henry de Lumley (1), disponemos
los prehistoriadores de un auténtico modelo de investigación, con pleno
valor histórico y que se ha de convertir en una auténtica guía para
todos los que pretendemos hacer algo más que mera tipología industrial.
Sin duda, los nuevos avances técnicos y la aplicación de otros existentes, permitirá la ampliación de datos o la mayor precisión en los que
hoy obtenemos, pero lo que no dudamos es que están puestas las bases
para la reconstrucción ecológica total del entorno en el cual se movían
nuestros antepasados prehistóricos, así como de sus estructuras materiales y, en la medida de lo posible, de las sociales y económicas. Con
seguridad que estos seres nunca saldrán del anonimato individual, y
numerosos aspectos de su vida quedarán olvidados para siempre, pero
las líneas fundamentales de su trayectoria vital a escala social quedarán
desveladas cuando las excavaciones podamos hacerlas con los equipos
convenientes y dispongamos de los medios técnicos adecuados.
II
LA GRUTA DEL HORTUS
Situada en el macizo del mismo nombre, en el término de Valflaunes, a 21 Km. al N. de Montpellier y a 31 del Mediterráneo (Languedoc), la Gruta del Hortus está formada por una galería de unos 200 m.
de longitud, que se abre al pie de un farallón calcáreo de más de cien
m. de altitud. Consta de dos entradas, una orientada al E. y la otra
al W. En la primera, formada por un pasillo de unos 13 m. de longitud
y de 3 a 6 de ancho, separado por la denominada «gran fosa» de la
cornisa de entrada y terminando en una pequeña fosa de 7 m. de longitud por 1'50 de anchura, es donde se han realizado las excavaciones
por H. de Lumley y su equipo, desde 1960 a 1964.
La base fundamental y principalísima del estudio, sin lo cual es imposible todo lo demás, lo constituye la extraordinaria y perfecta técnica de excavación empleada, que en líneas generales permite la recuperación completa de todos los documentos contenidos en los archivos
(1) H. de LUMLEY y otros: «La grotte de l'Hortus (Valflaunés. Hérault). Les
chasseurs néandertaliens et leur milieu de vie.» Etudes Quaternaires. Memoria número l. Marsella, 1972.
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LA GRUTA DEL HORTUS
3
históricos, que son las sedimentaciones arqueológicas, y que luego serán
entregados a los técnicos respectivos para la lectura e interpretación
de los mismos. Excavada según el sistema de las coordenadas cartesianas, se ha puesto especial interés en el aislamiento de los respectivos
pisos de habitación, facilitado en alguna ocasión por las variaciones de
la sedimentación, aunque se ha tenido que recurrir en otras a los restos
de estructuras y a la disposición de los materiales, debido a las cantcterísticas uniformes de aquélla.
La secuencia estratigráfica ha sido cuidadosamente obtenida, lográndose una perfecta reconstrucción de las vicisitudes de la sedimentación,
rellenos y vaciados, caídas de bloques, ocupación humana o animal, etc.
Todos los objetos y útiles, derivados de la ocupación humana, así
como los restos de fauna procedentes de su alimentación o de la utilización de la gruta por los animales, han sido cuidadosamente situados.
recogidos y protegidos, mientras que se recogían también muestras de
todas las capas para los respectivos análisis sedimentológicos o polínicos. El tratamiento posterior en el laboratorio y la confección de un
minucioso y completo fichero, con fichas de cada uno de los objetos,
perforadas para el manejo con un ordenador electrónico, han completado el trabajo.
Se ha tenido en cuenta el entorno actual y se estudia en tal sentido
la geografía y geología del Macizo del Hortus, del karts del Hortus
y de los terrenos cuaternarios de la región de Tréviers. El estudio sedimentológico ha permitido conocer la naturaleza de los sedimentos, su
origen y el agente del transporte, lo que es fundamental para el conocimiento del clima.
En cuanto a la datación hay que lamentar la posible acción de los
ácidos húmicos sobre las muestras recogidas en las capas musterienses,
que han dado, al intentar datarlas mediante el radiocarbono, fechas muy
recientes y, por tanto, aberrantes,
La fauna ha sido estudiada exhaustivamente, tanto la mastológica
como la malacológica, habiéndose identificado entre la primera el lobo,
el lince, la pantera, el león, el rinoceronte, el reno, el conejo, diversos
roedores, murciélagos, pájaros y anfibios en el Würm II. Alguna especie ha merecido estudio especial y de todas se han utilizado los posibles
datos climáticos y ecológicos que su presencia comporta.
La flora del Würm II ha sido estudiada mediante análisis polínicos
y mediante los carbones, revelando una vegetación de tipo mediterrá·
neo, aún en las fases más frías; al mismo tiempo que ha dado valiosos datos para el conocimiento del clima.
Un capítulo importante lo ·constituye el estudio de los restos humanos correspondientes a unos 20 individuos de todas las edades, con una
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4
J. APARICIO
fuerte proporcwn de jóvenes y adultos entre 15 y 30 años, siendo considerados como neandertalenses clásicos, aunque dan la impresión de
ser más endebles que los de Europa Occidental.
Las industrias del Würm pertenecen a un Musteriense típico, de
facies Levalloisiense, pobre en hojas, con débil porcentaje de raederas,
muy pobre en útiles con bordes retocados convergentes y que según
los casos puede poseer un porcentaje débil, medio, fuerte o muy fuerte
de denticulados y se las relaciona con ciertas industrias descubiertas en
el sudeste de Francia, en Cataluña y en la Liguria. Este estudio viene
completado con otro arqucométrico y con el de la materia prima utilizada, así como otro sobre su origen.
De propio intento hemos dej a do para el final, pues es lo que más
nos interesa en orden a su aplicación, dentro de lo posible, a la Región
Valenciana, la estratigrafía, el clima, la evolución del paisaje y la cronología del Würm II en Europa; así como el estudio de la cavidad como
refugio y como campamento de caza de los neandertalenses, por las intel'esan tes y sugestivas implicaciones de orden socio-económico que lleva
consigo.
Los depósitos de la Gruta del Hortus se han sedimentado durante
el Würm I, el II y, posteriormente, durante los siglos IV y v de nuestra
Era, aunque estos últimos no son de nuestro interés, por el momento.
Durante el Würm I se depositan en el fondo arenas gruesas de color
amarillo, arrastradas por la escorrentía de las aguas, bajo un clima
templado y húmedo; encima de las arenas amarillas se depositan arenas
más o menos plásticas y con guijarros en lo alto, sedimentadas bajo
un clima muy húmedo y poco frío, que se recrudece al final.
Entre el Würm I y II se vacía casi por completo la gruta, y se
forma un piso estalagmítico bajo un clima cálido y húmedo, aunque
un poco más frío y más continental que el actual.
En el Würrri II se han distinguido cinco conjuntos de capas entre
el 55.000 y el 35.000 B. C., formadas por gruesos guijarros depositados
bajo un clima bastante frío y separados por niveles con menos guijarros y más pequeños, correspondiendo a interfases más templadas. El
estudio de la fauna, de la flora y los análisis sedimentológicos han permitido la reconstrucción del paisaje en cada una de las cinco fases, así
como en las fases intermedias.
La fase I o más antigua conoce un clima frío y húmedo, comenzando
a llenarse de nuevo la cavidad. El paisaje vegetal está formado por encinas, gramíneas y abedules, como más abundantes. El hombre únicamente ocupa la gruta esporádicamente.
Durante la interfase I-II se produce una disminución del frío y desaparece el abedul, se mantienen las encinas y una maleza de gramí-10-
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LA GR UTA DEL l!ORTUS
5
neas y helechos, mientras que cierto pino marítimo indica sequedad. El
hombre continúa frecuentando la cueva como en la fase anterior.
En la fase II volvemos a las condiciones climáticas de la I, mientras
que las chovas piquigualdas aniclan en las rocas y el hombre continúa
ocupándola de vez en cuando.
Un clima templado y una desecación prolongada caracterizan la interfase II-III y el paisaje de pinos se hace dominante, aunque junto
al riachuelo próximo subsisten el ojaranzo, el avellano, el aliso, ciperáceas y helechos.
La fase III vuelve a ser tan fría o incluso más que las dos últimas,
aunque menos húmeda. La encina y el pino se disputan, alternativamente, el dominio sobre el paisaje, coincidiendo con oscilaciones húmedas o secas. Concurrencia que vemos también entre las gramíneas y
los helechos. Cerca del riachuelo persisten el castaño y la encina, y
mientras el abedul reaparece no lo hace el ojaranzo. Por el bosque
pastan los ciervos, y a la entrada de la gruta se instalan las cabras
monteses; mientras que el hombre utiliza la gruta para descuartizar los
animales cazados hacia el fin del invierno.
La interfase III-IV conoce un clima templado y la vegetación se
compone de encinar degradado, pinos y tilos.
Durante las fases IV (A y B) y V (A, B y C) asistimos a un aumento del frío en las primeras, que disminuye en la última, y a una
sequedad progresiva, a pesar de ciertos aumentos de la humedad. Los
encinares y pinares desaparecen paulatinamente y solamente quedan
ejemplares aislados en lugares escogidos, instalándose progresivamente
una estepa de gramíneas y compuestas, donde vive a sus anchas el
caballo, y en menor número, asnos y toros; entre los peñascos la cabra
montés, y en menor proporción, ciervos, corzos, renos, osos de las cavernas, leones, panteras, linces y zorros. Durante la fase IV A, simplemente servía la gruta como refugio de caza al fin del invierno y al
principio de la primavera, mientras que en las siguientes los cazadores
neandertalenses instalaron campamentos temporales bajo el porche.
La presencia de osamentas humanas junto a los restos de la fauna
animal ofrece sugestivas interpretaciones, no solamente sobre la indudable existencia de una antropofagía o de comidas rituales como quieren
los autores, sino también GOmo que fuesen cazados por otros grupos
humanos más evolucionados física y mentalmente.
En líneas generales se puede concluir que durante el Würm II, entre
el 55.000 y el 35.000 antes de Cristo, asistimos en el Languedoc mediterráneo y en parte de Europa, a un progresivo, aunque oscilante, aumento del frío, seguido de un desecamiento también progresivo que favorece
la instalación de estepas, lo que llega a su máximo al final del período.
-11-
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6
J. APARICIO
III
EL MUSTERIENSB EN LA REGION VALENCIANA
Es indudable que el trabajo anterior ha de jugar un importantísimo
papel para el estudio del rnusteriense levantino, y no solamente por la
fuerte carga metodológica que lleva consigo, lo que ya de por sí puede
serlo, sino por el capítulo de correlaciones, paralelismos y puntos de
apoyo de toda índole que ofrece al encontrarse la Gruta del Hortus en
las proximidades del Mediterráneo, en un nicho ecológico muy próximo
al valenciano, teniendo que suponer por lo cual, aparte las determinantes de latitud, una evolución climática muy parecida.
Por el momento sirve para indicarnos lo poco que sabernos todavía
sobre el Musteriense en la Región, lo mucho que queda por hacer y el
largo camino que hay todavía por recorrer; si bien los intensos trabajos
que ha realizado el Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación de Valencia y en los cuales han intervenido la mayor parte de
sus arqueólogos, aunque especialmente el fallecido Gonzalo Viñes y el
actual catedrático de la Universidad de Salamanca, F. Jordá, permiten
llegar a ciertas conclusiones firmes y a otras que no lo son tanto, pero
que ya ofrecen la posibilidad de establecer líneas de investigación para
el futuro.
Las sistemáticas exploraciones, seguidas de excavación en algún caso,
que viene realizando el mencionado S. I. P. desde su fundación en 1927,
nos permiten conocer la existencia de numerosos yacimientos rnusterienses en la Región, que por el momento presentan cierta concentración
en las proximidades de Játiva y Alcoy, como consecuencias de prospecciones más intensas y afortunadas.
En recientes trabajos hemos tenido la oportunidad de estudiar el
último yacimiento descubierto en la Región, así corno realizar una puesta al día de nuestro conocimiento acerca del Musteriense regional, y a
ellos nos remitimos para los que quieran precisiones más amplias (2) .
En conjunto, del Musteriense valenciano poseemos una visión incompleta, a pesar de que alguno de sus yacimientos estén considerados entre
(2) J. APARICIO PEREZ: «Un nuevo yacimiento musteriense en la proVInCia
de Valencia: Las Fuentes (Navarrés).» Zephyrus, t. XXV, págs. 43-51. Salamanca, 1974.
J. APARICIO PEREZ: «El yacimiento de Las Fuentes (Navarrés-Valencia) y el
Musteriense en la Región Valenciana (España).» Quartar, 25. Bonn, 1974.
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LA GRUTA DEL HORTUS
7
los más importantes de Europa, caso de la Cova Negra, de Játiva, pero
la destrucción de las sedimentaciones, como en la Cova de la Petxina
(Bellús) ; la destrucción parcial y dispersión en el caso de Las Fuentes
(Navarrés) y la falta de excavaciones modernas en el resto (Salt, Canalons, etcétera), únicamente dejan utilizables los datos obtenidos de la
Cueva del Cochino, de Villena (3), que es el único yacimiento excavado
y publicado totalmente, aunque también tengamos que lamentar la falta
de fauna y de otros elementos que nos impide conocer la sucesión climática y cronológica de la misma, de ahí que, para el caso que nos
ocupa, sea la secuencia climática y cronológica establecida por Jordá
Cerdá para la Cova Negra, en comparación con la establecida para
Gorham's Cave, la que vayamos a considerar (4).
La Cova Negra de Játiva era conocida desde principios de siglo por
don Gonzalo Viñes y como él mismo relata (5) las opiniones sobre su
contenido eran muy dispares, habiendo desde quien la hacía capsiense
hasta neolítica. La excavación que realizó el S. l. P. y dirigió Viñes
el año 1928 puso de manifiesto que era una estación musteriense de singular importancia y se prosiguieron los trabajos de excavación durante
1929, ·1931 y 1933. La guerra civil y la muerte del señor Viñes paralizaron los trabajos, que se reanudaron durante 1950, 1951, 1953, 1956
y 1957, con la intervención de los señores Alcácer, Jordá, Pla, Fletcher
y Pascual (6).
En 1946 publicó el S. l. P. un trabajo del investigador valenciano
doctor Jordá, sobre los materiales y notas procedentes de las excavaciones del señor Viñes (7), mientras que el señor Royo Gómez publicaba
la fauna (8). En 1953 se publicaba, por el antropólogo Fusté Ara, un
parietal neandertalense, encontrado en las excavaciones que dirigió ei
canónigo setabense (9). Posteriormente, se ha publicado un trabajo que
(8) J. M.• SOLER GARCIA: .:El yacimiento musteriense de la Cueva del Cochino
(Villena. Alicante).» Serie de Trabajos Varios del S. l. P., núm. 19. Valencia, 1956.
(4) F. JORDA CERDA: «Observaciones a la cronología del Musteriense español.» Speleon, VII, pág. 155. Oviedo, 1957.
(5) G. VI~ES MASIP: .:La Cova Negra (Játiva).» A. P. L. 1, págs. 11. Valencia, 1929.
(6) El desarrollo de las excavaciones, así como la bibliografía completa del yacimiento puede verse en: E. PLA BALLESTER: «Actividades del S. l. P. de la Diputación de Valencia (1946-55).» A. P. L. VI, págs. 189-190. Valencia, 1957.
(7) E. JORDA CERDA: «La Cova Negra de Bellús (Játiva) y sus industrias
líticas.» A. P. L., 11, págs. 11 y ss. Valencia, 1946.
(8) J. ROYO GOMEZ: .:Cova Negra de Bellús. Relación detallada del material
fósil de Cova Negra de Bellús (Valencia).» Serle de Trabajos Varios del S. l. P.,
núm. 6, págs. 27, 2.• edición. Valencia, 1947.
(9) M. FUSTE ARA: .:Parietal neandertalense de Cova Negra (Jlt.tin).» Serie
de Trabajos Varios del S. l. P., núm. 17. Valencia, 1963.
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8
J. APARICIO
en]mcia los hallazgos de Viñes de acuerdo con los materiales obtenidos
en las últimas excavaciones (10) y éstas no se han proseguido, en espera del estudio completo de los materiales exhumados hasta la fecha.
La posible crítica que pudiéramos hacer a los anteriores estudios
quedaría fuera de lugar si consideramos la época en que fueron redactados, desde entonces, los estudios relativos al Paleolítico Inferior y
Medio han evolucionado profundamente, y hoy disponemos de una tipología sistematizada para ambos (11), aparte de que el Musteriense ha
sido ampliamente periodizado (12). Por lo tanto, únicamente haremos
resaltar que es preciso estudiar de nuevo todos los materiales de Cova
Negra, tanto los procedentes de las excavaciones de Viñes, como los
posteriores. Revisar los tipos, establecer índices tipológicos, curvas acumulativas e histogramas y, con esto, como punto de partida, contando
con un estudio actualizado de la fauna, rehacer la evolución industrial
de Cova Negra, evitando tanto la ascendencia africanista, con miras
al ateriense, lo que nos parece desproporcionado, como la excesivamente
europeísta.
Aunque el yacimiento fue ejemplar y metódicamente excavado, con
arreglo a las técnicas de la época, sería deseable una nueva excavación
del yacimiento con técnicas actuales. Nuestro conocimiento directo de
la misma nos ha permitido ver que en el corte estratigráfico se dibujan numerosísimas capas de finísimo espesor y coloraciones variables,
que no corresponden a los grandes espesores señalados; de ahí que se
imponga una rev1s10n estratigráfica que afine mucho más en la apreciación de niveles, lo cual puede reflejarse en una distinta evolución
lítica.
En el cuadro número I, tomado de Jordá (13), pueden verse las
fases glaciares completadas por nosotros mismos y la sucesión climática
y la estratigráfica de Cova Negra, paralelizada con la del Languedoc
mediterráneo y con la de Gorham's Cave, en la cual hemos añadido las
fechas obtenidas mediante el C14 para este último yacimiento. En los
cuadros II y III hemos representado gráficamente la sucesión climática
y cronológica europea en posible correspondencia con las culturas e industrias prehistóricas de la Región Valenciana.
Es evidente que esta paralelización no se basa en argumentos sólidos y decisivos, sino que tiene como base la aceptación de que el nivel
(10) F. JORDA CERDA: «Nuevos hallazgos en Cova Negra.» A. P. L., IV, pág. 7.
Valencia, 1953.
(11) F. BORDES: .:Typologie du Paléolithique ancien et moyen.» Burdeos, 1961.
(12) F. BORDES: «Essasi de classification des industries moustériennes.» Bulletin
de la Société Prehistorique Fran~aise, t. 50, págs. 457-466.
(13) Véase nota 4.
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LA GRUTA DEL HORTUS
9
medio, estéril, entre dos capas estalagmíticas de Gorham's Cave (J), se
forma en la misma época y bajo las mismas condiciones climáticas que
el nivel medio, también estéril (D), de la Cova Negra, correspondiendo
a la interfase entre el Würm 1-II y formados bajo un clima seco con
episodios anuales húmedos, aunque con humedad intensa para permitir
la formación de pisos estalagmíticos. En el Languedoc mediterráneo también se forman pisos estalagmíticos bajo un clima cálido y húmedo,
siquiera algo más frío y más continental que el actual, interviniendo
aquí, a nuestro criterio, como elemento que introduce ciertas diferencias,
el factor que hemos apuntado anteriormente: la latitud, que en el caso
de Gibraltar es muy notable.
Aceptada esta premisa, el resto de la argumentación resulta más
sencilla, dentro de la provisionalidad en que nos movemos, dada la falta
de apoyos sólidos. Con el nivel G comenzaría la ocupación de la Cova
Negra a principios del Würm l, lo que corrobora el estudio que de la
fauna ha realizado recientemente el paleontólogo señor Pérez Ripoll.
Los niveles F y E de esta cueva, junto con los correspondientes de
Gorham's Cave se sucederían en condiciones de clima templado y húmedo, que a diferencia del Midi tienden a seco en las superiores.
En los niveles A, B y C, correspondientes al Würm II, la situación
se presenta mucho más complicada si cabe y en el nivel C aparece el
primer elemento en discordia: el parietal neandertalense. Todos los indicios permiten suponer que este parietal fue encontrado en dicho nivel
y así fue estudiado por el antropólogo Fusté Ara en la obra citada,
quien señaló, como características primordiales, que se trataba de un
individuo masculino de unos 40 años como máximo, cuyos car-acteres
coinciden notablemente con los más peculiares del H. neandertalensis,
presentando mayores semejanzas con los de Neandertal, Spy, La Chapelle-aux-Saints y Monte Circeo, es decir, con los ejemplares clásicos, y
separándose de la variedad mediterránea del hombre de Neandertal.
Posteriormente, lo ha sido por M. A. de Lumley, quien lo ha considerado anteneandertaliano y asociado a una industria proto-charentiense o
tayaciense, del mismo tipo que la existente en la Micoque (Dordogne),
Caune de l'Aragó (Pirineos Orientales) y de la Baume Bonne (Bajos
Alpes), datándolo en época risiense y asociado a una fauna con Elefante
Antiguo, Rinoceronte de Merk y Equus caballus mosbachensis (14) ; opi-
(14) M. A. DE LUMLEY: eLe pariétal humain anténéandertalien de Cova
Negra (Játiva. España).11 Nota presentada por J. Piveteau. Compte!! Rendus Acad.
Se. de París, t. 270, pá¡rs. 39-41. París, 1972.
-15-
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10
J. APARICIO
nión que ya había expuesto anteriormente, siquiera menos matizada (15).
A nuestro juicio, el estudio realizado por los esposos Lumley, dadas las
características del fragmento conservado y especialmente las de la industria y la fauna asociadas, ambas en completa revisión, lo consideremos como una simple opinión más a colocar en el capítulo de las posibilidades.
Para el nivel G de Gorham's Cave tenemos una serie de fechas muy
coherentes entre sí (16), aunque nos parecen un tanto altas en comparación con las obtenidas para el nivel D en la misma cueva (26.750 BC
la GrN 1.455 y 25.910 BC la GrN 1.363), las cuales dejan un lapso entre
ellas de unos 20.000 años, lo que parece un tanto excesivo, tanto más
cuanto una industria musteriense, semejante a la del nivel G de Gorham's Cave, ha sido datada en Devil's Tower número 3 en > 28.050 BC
(Gr N 2.488), fecha que parece más asequible en este aspecto, pero que,
por otra parte, aumenta en una proporción similar el lapso con el inicio
del Würm II, lo que también tendríamos que considerarlo como excesivo.
Todo lo cual no hace sino confirmar la provisionalidad de nuestras consideraciones por las causas expuestas.
El tránsito del Musteriense al Paleolítico Superior está muy mal documentado en la Región Valenciana y a base de datos negativos se ha
considerado una larga duración del Musteriense, hasta enlazar directamente con el Gravetiense, que sería el primer conjunto industrial diferenciado que aparecería en la Región Valenciana, lo cual se ve confirmado en cierto modo por una de las fechas de C 14, obtenidas recientemente para la Cueva del Parpalló, y que da > 40.000 BC (BM-858)
para unos niveles anteriores al Solutrense, niveles que han sido considerados sistemáticamente como Gravetienses por la presencia de ciertos
dorsos rebajados y la ausencia de otros tipos dentro de un contexto
paupérrimo; lo cual se repite en otras dos cuevas paleolíticas valencianas: Mallaetes y Barranc Blanc.
Sin embargo, tenemos que por un lado el Musteriense valenciano
se desarrolla íntimamente ligado, tanto étnica como industrialmente, al
Musteriense europeo y que, por otro, la evolución Solutrense y Magdaleniense hasta la fase IV es idéntica cultural y cronológicamente, con-
(15) H. DE et M. A. DE LUMLEY: «Les predecesseurs de l'Homme moderne
dans le Midi mediterranéen.» Colloque sur l'Origine de l'Homme Moderne. Organisation des Nations Unies pour l'Education, la Science et la Culture, Unescc•, París, 2-5
septembre 1965. Impresión en offset.
(16) J. D. WAECHTER: «The Excavation of Gorham's Cave. Gibraltar.» Bulletin
of the Institute of Archaelogy, núm. 4, Lóndon, 1964.
M. ALMAGRO GORBEA: «Las fechas del C-14 para la prehistoria y la
arqueología peninsular.>> Trabajos de Prehistoria, 27. (Nueva Serie), págs. 11-12 y 31.
Madrid, 1970.
-16-
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LA GRUTA DEL HORTUS
11
firmado esto último por las fechas obtenidas recientemente con C 14:
20.490 BC para el Solutrense Inferior (BM-859), 18.216 BC para muestras obtenidas de niveles Solutrenses (Birm. 520), 18.080 BC para el
Solutrense Superior (BM-861), 15.946 para muestras consideradas también Solutrenses (Birm. 521) y 11.846 BC para el Magdaleniense III
(Birm. 519), fechas que no son totalmente coherentes, sino discutibles
algunas de ellas, pero que en líneas generales se presentan dentro de
unos márgenes aceptables; todo lo cual nos inclina a creer que la fase
de tránsito se debió realizar siguiendo el esquema europeo, y sin que
sea óbice para esta consideración la no existencia de datos concretos
con profusión, ya que en el nivel superior de Cova Negra, el A, se ha
señalado la existencia de materiales típicamente Auriñacienses.
Y esto es todo lo que a nuestro criterio se puede decir sobre el
Musteriense valenciano, esperando que los trabajos en curso, programados por el S. l. P., nos permitan presentar una visión más amplia y estructurada en un futuro próximo.
-173
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Fases
Glaciares
Würm 11
...
00
Würm 1/11
Würm 1
C L 1M A
GORHAM
Languedoc mediterráneo
Inviernos rigurosos, resto del año más atemperado, y progresivo,
aunque oscilante, aumento del frfo.
Desecamiento progresivo que llega al máximo al fin del perfodo.
Instalación de estepas.
Clima ligeramente seco
con alternancias húmedas.
COVA
NEG AA
P. Ibérica
Clima cálido y húmedo,
un poco más frfo y
continental que el actual.
Muy húmedo al final.
Formación de capas estalagmfticas
Templado y húmedo al
principio.
Muy húmedo y poco
frfo posteriormente.
Muy frfo al final.
Nivel F: Arena. Paleo!. Super.
Parte inferior estéril.
Nivel G: Arena. Musteriense
47.250 BC (GrN 1556)
45.750 ,. (
1473)
~ 45.050
"
( "
1678)
Nivel H: Arena. Estéril.
Nivel A: Tierras rosadas pardas.
Musteriense evolucionado y
Auriñaciense.
Nivel 8: Tierras rosadas claras.
Musteriense.
Nivel C: Tierras rosadas claras.
Musteriense de tradición achelense.
Clima seco con episodios anuales húmedos.
Nivel J: 2."" capa estalagmftica.
Estéril.
1.a capa estalagmitica.
Nivel 0: Tierras rosadas. Estéril.
Clima húmedo bastante acentuado en fas
capas inferiores, que
tiende a seco en las
superiores.
Nivel K: Arenas. Musteriense.
"
, L: Arenas. Estéril.
M: Arenas. Musteriense.
N: Estéril.
"
0 : Estéril.
"
P: Arenas. Musteriense.
"
Q: Estéril.
Nivel E: Tierras pardo oscuras.
Musteriense típico. Capas amarillas .
Nivel F: Tierras pardo achocolatadas. Musteriense tfpic:o. Tierras amarillas.
Nivel G: Tierras pardo achocolatadas oscuras. Musteriense pobre. Gredas y marga~. Estéril.
.
..
Cuadro l.--Sucesión climática y estratigráfica de Cova Negra paralelizada con la del Languedoc mediterráneo y la de Gorham's Cave.
[page-n-19]
13
LA GRUTA DEL HORTUS
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Cuadro !l.-Secuencias climáticas europeas en probable correspondencia con las industrias y las Culturas en la Región Valenciana.
- 19 -
[page-n-20]
14
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Cuadro 111.-Secuencias climáticas europeas en probable correspondencia con las industrias y las Culturas en la Región Valenciana.
- 20 -
[page-n-21]
THOMAS BUBNER
(Freiburg)
Acerca del cráneo paleolítico de la Cueva del Parpalló
(Candía, Valencia)
I
INTRODUCCION
En el museo de Prehistoria de Valencia, se encuentra un cráneo del
paleolítico superior. Fue hallado por Pericot, en la Cova del Parpalló
(Gandía, Valencia), en el año 1930 y desde entonces fue publicado en
dos publicaciones, desgraciadamente, demasiado poco extensas (Pericot,
1942, y S. Alcobé, 1947). Acerca de la situación de la cueva y de las
circunstancias del hallazgo, véase Pericot, 1942. Aquí nos interesa solamente la datación y circunstancias del hallazgo.
Circunstancias del hallazgo
Pericot, 1942, 273: «Las circunstancias del hallazgo (=cráneo) son
las siguientes: En el departamento C. E. (=Centro-Este), al excavar la
capa de 6'25-6'50 metros, el 9 de junio de 1930, en medio de tierra
arenosa y escasa en hallazgos, apareció el cráneo, que tenía ya la mandíbula inferior rota y algo apartado del resto. Alrededor, había numerosas piedras que es imposible decidir si acompañaban al cráneo, rodeánJolo o cubriéndolo, aunque nos inclinaríamos por la negativa. La
rebusca detenida de la tierra que lo rodeaba no produjo más que huesos
animales, como de costumbre, y un solo fragmento de húmero humano,
que puede suponerse pertenece al mismo individuo.»
-21-
[page-n-22]
2
T . BUBNER
Este fragmento de húmero no lo pude ver. S. Alcobé, 1947, da, de
este fragmento, la descripción siguiente:
«Un fragmento de cabeza de húmero hallado junto a! cráneo, aporta
un nuevo dato para la evaluación de la edad. Es una superficie articular,
limitada por una cara rugosa, la cual se adhiere en el vio al cartílago
de conjunción, no osificado todavía, que separa los centros de osificación del troquín y del troquiter del propio de la cabeza de dicho hueso .
La soldadura de dichos centros suele ocurrir hacia los dieciséis años,
edad que cabe indicar como aproximada del individuo procedente del
Parpalló, en atención a que, como prehistórico, pudiera ser algo precoz
en las emergencias dentarias.:.
Datación
Pericot, 1942, 40: «A esta profundidad ( =,.->4 m.!) se halla, pues, la
clara separación entre dos culturas a las que cuesta poco dar un nombre:
por encima de los cuatro metros nos hallamos en el Magdaleniense; por
debajo, estamos en el Solútreo-auriñaciense ... en el nivel 7-7'25 metros
aparecen las primeras puntas protosolutrenses, y hasta los 6'25 metros
no hay otro tipo de punta; el hueso continúa con caracteres semejante~
a los de la capa anterior, pero con mayor riqueza; el yacimiento s~
hace más uniforme por todo el ámbito de la cueva. Es el Solutrense
inferior. Desde 6'25 metros hasta 5'25, las puntas solutrenses de hoja
de laurel están perfectamente caracterizadas, y la industria del hueso
se ha multiplicado. Estamos, claramente, en el pleno Solutrense normal
o medio.»
Según estas explicaciones, podemos datar este cráneo en el comienzo
del Solutrense. El Solutrense de la Cova del Parpalló se dejó datar
con 14C:
BM-858> 40.000 B. C. («Antes del Solutrense:.)
BM-859= 20.490 B. C. («Solutrense inferior»)
BM-861= 18.080 B. C. («Solutrense superior»)
Antes de esta datación y la escasez de restos humanos de esta época
en la Península, aparte de estos restos humanos tan bien conservados
y bien datados, tiene este cráneo una importancia muy grande, y por
eso, vale la pena de una nueva presentación.
Condición de conservación
El cráneo está sorprendentemente bien conservado. Las partes de la
pared del cráneo que faltan, se indican en los dibujos. Están particu-22-
[page-n-23]
EL CRÁNEO DEL PARPALLÓ
3
larmente estropeados el cráneo facial de la derecha, y el cráneo cerebral delantero, también de la derecha. Faltan casi totalmente la nariz.
La mandíbula derecha está rota cerca de M3 y falta su ramus derecho.
En la mandíbula izquierda -entre dch. I2 e izq. Pz- falta la parte
superior (de los alveolares), pero todavía se une el hueso abajo.
Restauración
Explicación especial necesita la restauración del cráneo, hecho por
T. de Aranzadi y S. Alcobé. El cráneo facial se deja juntar al cráneo
cerebral sólo en dos partes: a) cerca de la sutura zygomaticofrontalis
derecha, y ti) también en la parte inferior de la sutura zygomaticomaxillaris. Pero en las dos partes se nota la falta de precisión en la restauración. El cráneo facial está vuelto demasiado a la derecha (bajo vista
a la norma frontalis) y también el cráneo facial derecho fue juntado
demasiado cerca del cráneo cerebral. El observador recibe la impresión
como que la cara está «abollada». Como yo no tenía la posibilidad de
corregir estas faltas, los dibujos las reproducen. En pocos casos, cuando
me parecía muy importante, quise intentar corregir en los dibujos la
situación claramente falsa de algunas partes: el contorno de los ojos
fue dibujado así como se representa hoy, y, en línea punteada, el contorno real. Igualmente, fue corregida una pequeña parte del cráneo derecho. Y, finalmente, he cambiado la posición de la mandíbula superior
en el dibujo de la norma occipitalis, donde la mandíbula estaba demasiado a la izquierda y molestaba mucho la vista del observador. La
mandíbula fue removida en 1'1 cm. a la derecha y levantada en su
parte izquierda (5 mm.), como se mostraba a la izquierda demasiado
larga en relación con su lado derecho.
En total es bien probable que, después de corregir estas faltas de
restauración, las medidas tomadas se cambiarán algunas veces hasta
seis mm., porque la cara se levantaría entonces un poco más y sobresaldría más adelante. Las medidas de altura del cráneo facial se disminuirían 3-4 mm., pero las medidas de anchura del cráneo no se cambiarán. La medida basion-prosthion se aumentaría entonces aproximadamente
tres milímetros.
Pero a pesar de todas estas pequeñas faltas, no se cambiará la impresión general de este cráneo.
-23-
[page-n-24]
4
T. BUBNER
Observaciones mo¡·fológicas
En todas las normas saltan a la vista los rasgos suaves e infantiles,
Norma lateralis sinistra: muestra una frente extremadamente infantil, muy sobresaliente y redonda. El «vertex» se encuentra muy adelante
y coincide con el bregma. El planum nuchale está ondulado, pero en
total suavemente levantado para desembocar luego en el contorno sagitalis.
Norma frontalis : las suturas de los huesos interiores de los ojos
están abiertas, los bultos de la frente están bien acentuados, pero suavemente redondeados. Poco pronunciados «fosa canina». Muy pequeño
foramen infraorbitale. Los ojos son muy pequeños, estrechos y casi rectangUlares. Longitud (Maxillofrontale- Frontomalare orbitale) = 3'6 cm.,
anchura r-' 2'5 cm. (corregido). Los bordes superiores de los ojos son
finos y delgados. El hueso cigomático derecho se ha conservado casi
totalmente, pero solamente en muchos pequeños fragmentos, muy tapados por cemento negro. Por eso, este hueso dejé sin dibujarlo. La nariz
es pequeña y ancha. Ella muestra una profunda silla de nariz. La apertura piriformis es pequeña y muy infantil. El nasospinale está roto.
Norma occipitalis: salta a la vista que se ve tanto de la mandíbula
superior. Además, se ve el hueso cigomático izquierdo (el de la derecha
no fue dibujado).
Norma verticalis: contorno ovalado, la base de este «huevo» está
más acentuado que la parte superior.
Edad
Este cráneo es de un individuo juvenil, la hendidura de spheno-basion
está abierta, todas las suturas del cráneo están fuera y dentro abiertas,
suturas de los huesos interiores de los ojos abiertos; el fragmento de
húmero descrito por Alcobé, hablaría para una edad de 16 años. Más
claro hablan los dientes: todos los M1 y M2 plenamente desarrollados:
derecho Mt, muestra fuertes trazos de uso; derecho 1\IP, bultos bien
tallados por el uso; izquierdo M1 =, bultos con fuertes trazos de uso;
izquierdo M2 =, bultos con ligeros trazos de uso; izquierdo M3 =, bultos
con ligeros trazos de uso; derecho M2 =, bultos con ligeros trazos de
uso; derecho M3, todavía no ha llegado a su completo desarrollo, su
corona dental con pocos trazos de uso; derecho MJ=, corona dental
en erupción, pero todavía no llega a la altura del derecho M2 ; izquier-24-
[page-n-25]
6
Fig. 1.-EI punteado señala el contorno reconstruido
(1/1)
4
[page-n-26]
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[page-n-27]
EL CRÁ~~O DEL PARPALLÓ
7
do M\ perdido postmorte (¡en el caso que hubiera existido alguna vez !) ;
izquierdo M3, todavía no plenamente abierto y está casi totalmente, todavía, en la mandíbula, pero ya se ve su corona dental. En la mandíbula inferior casi no hay plaza para los M3, un izquierdo M.,, por ejemplo,
hubiera tenido una plaza sólo con dificultades para el individuo. Después
de todos estos argumentos podemos suponer una edad de, aproximadamente, 17-18 años.
Sexo
Las apófisis mastoides son pequeñas, con poco relieve. La nuca tiene
poco relieve de músculos, suaves arcos superciliares, frente escarpada,
bultos de frente bien pronunciados, «fosa canina» poco profundos, cara
pequeña, mandíbula inferior muy estrecha y aguda, el pómulo es sobresaliente: todo esto habla para sexo femenino.
Pero tampoco faltan las señales del sexo masculino: arco de dientes
en forma de U en la mandíbula superior, paladar poco alto, el «ramus»
de la mandíbula es corto y ancho (pero la mandíbula misma con poco
relieve de músculos). A pesar de estos indicios masculinos y a pesar de
la juventud del individuo que lo hace un poco difícil juzgar sobre su
sexo, me inclino a favor de la opinión de S. Alcobé, quien lo tomaba
por femenino. No se utilizan aquí como indicio de sexo la forma de los
dientes y su tamaño, ya que los dientes en las poblaciones prehistóricas
son normalmente más robustos que hoy.
Las mandíbulas
La mandíbula superior muestra un arco de dientes en forma de una
U, y es corto y redondeado. La mandíbula inferior es parabólica, aguda
y tiene proporciones finas.
Los dientes
a)
Arriba:
Dch. M1 = 1'2 X 1'05 cm. (1'2 cm. = la primera medida indica siempre la anchura del diente en dirección bucal), 4 bultos con buenos trazos
de uso.
Dch. M2 = 1'2 X 0'8 cm., 3 bultos con fuertes trazos de uso.
Dch. M3 = 1'1 X 0'8 cm., 3 bultos sin haber llegado al final de su
crecimiento.
-27-
[page-n-28]
8
T. BUBN ER
Izq. M'= 1'15 X 1'0 cm., 4 bultos fuertemente tallados por uso.
Izq. M'= 1'2 X 0'9 cm., 3 bultos ligeramente tallados por uso.
Todos los otros dientes, perdidos postmorte. Según las huellas de los
alvéolos, eran muy grandes y fuertes. He aquí las medidas de los alvéolos:
Dch. P'= 1'0 X 0'5. Dch. P'= 1'0 X 0'55. Dch. C= 0'9 x 0'6.
Dch. P= 0'65 X 0'6. Dch. I' = 0'8 X 0'7 cm.
Izq. P'= 0'95 X 0'5. Izq. P'= 0'95 X 0'55. Izq. C= 0'9 x 0'55.
Izq. F = 0'6 X 0'55. Izq. I'= 0'7 X 0'7 cm.
b)
La mandíbula inferior:
Izq. M, = 1'0 X 1'1 cm., 4 bultos ligeramente tallados por uso.
Izq. M,= aún no está plenamente evolucionado, 4 bultos.
Dch. M, = 1'0 X 1'05 cm., 4 bultos ligeramente tallados.
Dch. M,= aún no llegaba a su pleno desarrollo, 1'0 X 1'0 cm.,
cinco bultos con muy pocos trazos de uso.
Los al véolos y su tamaño:
Dch. M,= 1'0 X 1'0. Dch. P~ = 0'8 X 0'5. Dch. P,= 0'8 X 0'5 cm .
Izq. M, = 0'9 X 0'9. Izq. P~= 0'8 X 0'6 . Izq. P , = destruido. Dch.
C= 0'7 X 0'7 cm.
Dch. I, = 0'5 X 0'5. Dch. L= 0'6 X 0'4 . Izq. Le izq. I,= destruidos.
Caries: el dch. M, muestra un pequeño agujero, lo que no fue causado por masticación o por el uso de los dientes, pero tampoco se puede
llamar a este agujero ccaries:., más bien se muestra aquí el comienzo
de la caries. El dch . M' y el izq. M' y el izq. M' muestran claros trazos
de caries.
Capacidad del cráneo
La capacidad del cráneo asciende a 1.360 cm. 3 (medido con arroz
apisonado), sin tener en cuenta el revestimiento interior de algunas part es del cráneo y t a mbién un pequeño sostén, todo, hecho de cera. Por
cálculo aproximado, se estima que esta cera contiene 30-50 cm.' Por eso,
la capacidad mínima del cráneo asciende de 1.390 a 1.410 cm.
-28-
[page-n-29]
9
EL CRÁNEO DEL PARPALLÓ
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Fig. 3.-EI punteado indica las partes que faltan
(1/1)
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[page-n-30]
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Fig. 4
(1/1)
[page-n-31]
EL CRÁNEO DEL PARPALLÓ
11
II
CONCLUSIONES
En comparación con cráneos modernos muestra el de la Cova del
P arpalló algunas diferencias en sus proporciones. El cráneo facial y el
frontal dan la impresión que el cráneo se encontraría, todavía, en una
fase infantil, todo en contraste al cráneo cerebral y de su dentadura,
que muestran formas bien desarrolladas. Alcobé, 1.947, describió este
cráneo como «enfermizo», pero esto ha de quedar como una sospecha
para que no haya otra razón que la frente demasiado escarpada e inf antil. Según la tipología racial, este cráneo tiene que ser subordinado
a una casta robusta, pero no tiene nada que ver con una aparición,
como «Cromagnon ». Por eso, creemos falso querer subordinarlo a una
«raza de Cromagnon ». Sus proporciones y contornos suaves y símétrí-
Fig. 5
Vista de topo del foramen magnum (1 / 1)
cos, sus huesos finos y frágiles, con falta de cantos e irregularidades,
permiten ponerlo en comunicación con un hasta ahora sólo sospechado
antecedente del tipo «mediterráneo robusto».
Es evidente que tenemos que revisar la opinión que en el paleolítico
superior hubiera existido sólo una raza de Cromagnon. La escasez de
restos humanos que se conocen de este período, y, además, dispersados
sobre toda Europa, nos prohíben hablar ya de «raza». Además, podemos
dud ar que la paleoantropología sea capaz de ver más que algunos rasgos
generales, los que se manifiestan en el esqueleto humano.
Eventuales diferencias en sus rasgos óseos en distintos individuos
pueden indicarnos distintas razas, lo que no evita que individuos con
los mismos rasgos óseos pueden haber pertenecido a distintas razas.
-31-
[page-n-32]
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Fig. 6
(1/1)
[page-n-33]
EL CRÁ~EO DEL PARPALLÓ
13
Mejor entonces hablar de un «Wuchsstil» ( = estilo de crecimiento),
según la terminología de Eickstedt. Desgraciadamente, no se conocen
más hallazgos de cráneos enteros de esta época paleolítica de la península ibérica, y, por eso, se encuentra este cráneo aislado en el tiempo,
entre los hallazgos de cráneos del Musteriense y del Neolítico. Llama
la atención que este cráneo tenga mucha semejanza con los cráneos neolíticos de Levante, por lo que no nos hubiera extrañado si hubiera sido
datado como neolítico. Parece que este tipo racial representa un elemento
indígena ya desde tiempos remotos, y es también interesante notar que
ha sido dominante en el Levante español hasta hoy.
111
MEDIDAS
Glabella-Opistocranion = 18 cm.
Anchura máxima del cráneo= 14'2 cm.
Indice anchura-longitud = 78'9 cm.
Basion-Bregma = 12'9 cm.
Basion-Prostion= 7'9 cm.
Basion-Opistion=--' 3'3 cm. (poco preciso, porque una pared está
falsamente restaurada).
Basion-Nasion= 8'3 cm.
Basion-Porion = 5'4 cm.
Basion-Lambda = 11'7 cm.
Frontotemporale-Frontotemporale= 9'9 cm.
Coronale-Coronale= 12'1 cm.
Asterion-Asterion =---' 10'7 cm.
Anchura del Foramen magnum= 2'65-2'7 cm. (sólo se deja medir
en el dibujo).
Nasion-Prostion = 5'2 cm.
Anchura de la apertura piriformis (donde se encuentra) = 2'4 cm.
Nasion-punto más bajo de la Nasospinale (está roto)= 4'1 cm.
Infradentale-Gnation = 2'2 cm.
Gnation-Gonion = 8'2 cm .
Porion-Orbitale = 7'2 cm.
Gnation-Coronion = 10'1 cm.
Grueso de la pared del cráneo = 0'3-0'7 cm.
Color del hueso= beige-amarillo.
-335
[page-n-34]
14
T. BUBNER
Todas las medidas mencionadas fueron descritas por Martín, 1914.
Igualmente, ahí se encuentra la descripción del «dioptógrafo», instrumento con que he hecho los dibujos. La orientación del cráneo es según
el convenio de Francfort, es decir, porion-órbita o planicie sagitalis.
BIBLIOGRAFIA
L. PERICOT GARCIA: «La Cueva del Parpalló.» Madrid, 1942, especialmente las
págs. 273 y ss. (con dos fotos del cráneo).
S. ALCOBE: «El cráneo del Parpalló.» Serie de Trabajos Varios del S. l. P., número 6 (segunda edición). Valencia, 1947, págs. 39-41 (con dos fotos del cráneo).
RUDOLF MARTIN: «Lehrbuch der Anthropologie.» Jena, 1914.
Sobre restos humanos del Paleolítico Superior en la Península Ibérica, véanse:
S. ALCOBE: «Guía para el estudio antropológico de las poblaciones prehistóricas
de España.» Publicaciones del IV Congreso Internacional de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas. Madrid, 1954. (Visión general de la cuestión.)
L. DE HOYOS SAINZ: «Antropología Prehistórica de España.» Historia de España
de Menéndez Pida!, vol. l. Madrid, 1947, págs. 95-241 (panorámica general.)
V. ANDEREZ S. l.: «El cráneo prehistórico de Santián.» Santander, 1961 (datación:
paleolítico tardío?)
R. MANUEL GARCIA SANCHEZ: «Restos humanos del paleolítico medio y superior
y del neo-eneolítico del Piñar (Granada).>> Trabajos del Instituto Bernardino de
Sahagún, 15, 2. Madrid, 1960, pág. 81 y ss. (publica una mandíbula y una tibia;
datación: auriñaciense.)
J. CARBALLO y B. LARIN: «Exploración en la gruta de «El Pendo» (Santander).»
Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, núm. general 123, Madrid, 1933.
(Es un cráneo facial; datación: «en nivel altamirense».)
MANUEL ANTON: «Cráneos cuaternarios de España.» Comp. Rend. des Congres
d'Anthr. et d'Arch., Ginebra, 1912 (publica un cráneo paleolítico de la Cueva del
Tesoro . Málaga. Datación: 1; sin leer.) Véase también FRANCISCO DE LAS
BARRAS DE ARAGON: «Notas sobre restos humanos prehistóricos, protohistóricos y antiguos de España.» Actas y Memorias de la Sociedad Española de
Antropología, Etnografía y Prehistoria, t. XI. Cuaderno 1. 0 • Madrid, 1932,
página 3 y ss.
P. J. GONZALEZ ECHEGARA Y y otros: «Cueva de La Chora (Santander).» Excavaciones arqueológicas en España, núm. 26. Madrid, 1963, pág. 49 (publica cuatro
dientes humanos; datación: estrato 2, magdaleniense VI.)
De la Cueva del Barranc Blanc (Rótova), provienen algunos trazos de cráneos paleolíticos. Véase:
.:La labor del Servicio de Investigación Prehistórica y su museo en el pasado año
1951.» Valencia, 1952, pág. 35 y ss .
.:La labor del Servicio de Investigación Prehistórica y su museo en el pasado año
1953.» Valencia, 1954, pág. 37.
Datación «epigravetiense.» Los hallazgos no fueron hallados en estratigrafía.
-34-
[page-n-35]
EL CRÁi\'EO DEL PARPALLÓ
15
J. GONZALEZ ECHEGARA Y y E. RIPOLL PERELLO: «Hallazgos en la cueva de
La Pasiega (Puente Viesgo, Santander)». Ampurias XV-XVI. Barcelona, 1954,
pág. 43 y ss. (Es m.a mandíbula superior; datación: magdaleniense.)
L. DE HOYOS SAINZ: «Ein jungpalüolithischer baskischer Sciüidel.» Arch. Jul.
Klaus. Stiftung 24, 1949, págs. 570-576 (sin leer.)
L'ls hallazgos de la Cueva de Urtiaga en Itziar (Guipúzcoa) no se dejan datar con
toda seguridad en el paleolítico; véase especialmente T. DE ARANZADI y
J. M. BARANDIARAN: «Exploración de la cueva de Urtiaga» y R. RIQUET:
«Les cranes de Urtiaga en Itziar.» Homenaje a T. Aranzadi, Munibe 14. San
Sebastián, 1962, págs. 84-104.
-35-
[page-n-36]
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MARIA DOLORES GARRALDA
(Madrid)
Nuevos restos humanos de la C.ueva del Parpalló
(Gandía, Valencia)
En diciembre de 1974, al ordenar la colección Vilanova y Piera que
se conserva en el Museo Arqueológico Nacional, apareció un lote de
materiales procedentes de la cueva de El Parpalló, entre los que se identificaron una mandíbula y cuatro piezas dentarias pertenecientes a un
ser humano, que nos fueron entregadas por el Dr. Almagro para su
estudio.
De la colección Vilanova y Piera ingresaron en el Arqueológico N acional en 24/12/ 1867 (Donaciones, Libro I, folios 3 y 4) por donación
del propio Vilanova, algunos materiales procedentes de diversas cuevas
de la región valenciana, entre ellas la de El Parpalló. Otros materiales
de dicha colección se encontraban en el Museo Antropológico Nacional,
dando de ellos noticia Fletcher (1945), quien menciona una mandíbula
y varios dientes humanos (números 391 y 204 de Vilanova) como procedentes de El Parpalló. Al pasar estos materiales en 1942 al Arqueológico Nacional, recibieron el número de registro 8356/42 la mandíbula y
8296/42, 8314/42, 8330/42 y 8343/42, los dientes (Gil Farrés, 1947),
siendo éstas las piezas que a continuación estudiamos.
El profesor Pericot (1942) hace referencia a las prospecciones que
realizara Vilanova en la citada cueva y a juzgar por la descripción que
éste hace de sus exploraciones (1872 y 1893), cree Pericot que fue en
la galería izquierda donde se encontraron «en gran abundancia los huesos fósiles y los cuchillos y cascos de pedernal».
Una de las cajas que contenía los materiales del Arqueológico lleva
la etiqueta de «solutrense-magdaleniense» y la otra de «magdaleniense»,
-37-
[page-n-38]
2
M.a D. GARRALDA
letreros que fueron puestos cuando estos materiales estuvieron expuestos en las salas del Museo, pero en opinión de Moure, que colabora con
el personal del Arqueológico en la selección de materiales para las salas
del Paleolítico, no existe ningún instrumento característico del Solutrense en la primera de las cajas citadas, que fue en la que aparecieron
los restos humanos. El escaso material lítico es muy semejante en ambos
lotes, destacando entre ellos unos pequeños raspadores en extremo de
hoja, muy frecuentes en los niveles magdalenienses del Parpalló.
En este mismo yacimiento aparecieron, durante la excavación de
Pericot, un cráneo completo y un fragmento de la cabeza del húmero de
un individuo juvenil, probablemente femenino, a que luego aludiremos.
Vamos ahora a proceder al estudio de los restos humanos de la colección Vilanova:
I
MANDIBULA
( Parpalló 3)
A.-Descripción.-Solamen te se conserva de ella (Lám. I) el cuerpo
mandibular derecho, hasta el alvéolo del tercer molar y el correspondiente
a los dos incisivos y el canino del lado izquierdo, quedando aún «in situ»
la raíz del segundo premolar derecho. Hay pérdidas de sustancia en la
cara externa y múltiples pequeños resquebrajamientos tanto en una como
en otra cara. El hueso está muy fosilizado, presentando un sonido casi
cristalino.
El tamaño del cuerpo mandibular es pequeño, grácil y estrecho, con
el borde inferior convexo, levantándose en la región mentoniana, también fina y sin apenas rugosidades. La sínfisis es baja y el mentón puntiagudo y saliente; el agujero m en toniano derecho, único que sería observable, ha desaparecido a causa de las pérdidas de sustancia de la cara
externa. A juzgar por la parte conservada, la arcada alveolar tendría
forma parabólica.
En su cara interna se aprecia la fosita submaxilar poco profunda, al
igual que la sublingual y las digástricas; la línea milohiodea (o línea oblicua interna) está también poco marcada. Las apófisis geni están unidas
de dos en dos y son bastan te salientes.
Las medidas fueron obtenidas según la técnica de Martín; las únicas
que pudieron ser tomadas son las siguientes:
-38-
[page-n-39]
3
NUEVOS RESTOS DEL PARPALLÓ
Angulo sinfisario
Altura de la sínfisis
Espesor de la sínfisis
Indice de robustez
Altura del cuerpo (entre M1 y Mz)
Espesor del cuerpo (entre M1 y Mz)
Indice de robustez
Altura del cuerpo (entre P1 y Pz)
Espesor del cuerpo (entre P1 y Pz)
Indice de robustez
83°?
26'5?
12
45'28
24
11'5
47'91
28
8
32'14
Los índices de robustez son de valores bajos, en especial el elaborado
con los diámetros tomados entre los premolares, el mas corrientemente
usado. Podemos pues concluir que se trata de un ejemplar femenino, en
el límite entre la edad juvenil y la adulta, dado que emergió el M3 derecho,
cuyo alvéolo muestra los bordes bien delimitados. Su pertenencia a Horno
sapiens sapiens no ofrece lugar a duda, a la vista de las características
morfológicas que acabamos de describir, así como de su gracilidad y dimensiones.
B.-Comparaciones.-Vna de las comparaciones más interesante que
hubiéramos podido hacer sería con la mandíbula del ejemplar hallado
entre los niveles Proto-Solutrense y Solutrense del Parpalló, durante la
excavación de Pericot; lamentablemente hasta hoy, solamente había publicadas sobre él unas breves notas descriptivas (Alcobé, 1942 y 1954),
sin ningún dato métrico. De ellas puede concluirse que dicho ejemplar
pertenece también a un individuo femenino, de edad semejante al estudiado por nosotros, teniendo ambas un mentón bien acusado. En el presente volumen A.P.L. se publica un más amplio estudio de este cráneo,
por Thomas Bubner.
Aparte de la mandíbula de este ejemplar, Parpalló 1, hasta ahora, no
ha sido hallada en la Península Ibérica ninguna otra perteneciente al
Paleolítico superior, con la excepción de un pequeño fragmento de la cueva de Salemas (Ferembach, 1965) que ningún dato de interés aporta por
pertenecer, además, a un adolescente, y de la encontrada en la cueva de
la Carigüela (Píñar, Granada).
Se trata de una mandíbula bastante bien conservada, perteneciente
a un adulto masculino y hallada en el nivel 2 del citado yacimiento que
contenía, según García Sánchez (1960), una industria musteriense con
débil influencia auriñaciense, si bien hay serias dudas acerca de la presencia de esta última industria (Almagro et alii, 1970) y de la verdadera
-39-
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M .& D. GARRALDA
situación estratigráfica de los restos atribuidos al Paleolítico superior,
dadas las condiciones de la excavación de Spanhi en que fueron hallados.
Vamos ahora a compararla con !a estudiada por nosotros.
CUADRO NUMERO 1
Medidas e índices de algunas mandí bu las del Paleolítico super ior
r ar palló 3
(*)
Abri Pataud
Arlay
~
Altura de la sínfisis
Altura del cuerpo (P 1 P 2 )
Espesor del cuerpo (P 1-P2 )
Indice de robustez
Angulo sinfisario
Car igiiela
d'
~
d'
26'5
28
8
32'14
83•?
31
32'5
-
11
33'8
81·?
29
15
51'72*
87°
31'5
35'5
10'5
29'5
69•
Calculado por nosotros a partir de los datos de Vallois, 1959.
En el cuadro número 1 figuran los datos métricos susceptibles de
comparación en ambos ejemplares que son muy parecidos, a pesar de que
hemos de tener en cuenta el dimorfismo sexual, dado que el ejemplar de
la Carigüela es de un adulto masculino de unos 25 o 30 años de edad.
Ambas tienen la sínfisis baja, y tanto el índice de robustez como el ángulo sinfisario presentan valores muy semejantes.
En segundo lugar podemos compararla con la mandíbula del ejemplar del Perigordiense final hallado en el Abri Pataud y estudiado por
Vallois (1959). Se trata de una joven de unos 15 o 18 años, pertenecie!Jte,
a juzgar por todos los caracteres morfológicos de su cráneo, a la raza de
Cro-Magnon. Su mandíbula, según el trabajo de Vallois (1959), es mas
robusta que la descrita aquí por nosotros, siendo considerablemente mayor
el índice de robustez. El saliente del mentón es, por el contrario, menor
que el de Parpalló 3, teniendo la sínfisis mayor tendencia a la verticalidad, como claramente demuestra el valor del ángulo sinfisario de Broca.
Por último la compararemos con una mandíbula, datable, como la
nuestra, del Magdaleniense, encontrada en el yacimiento de Arlay y
estudiada por Ferembach (1954); dicho ejemplar es masculino, al igual
que el de la Carigüela, por lo que tampoco es de extrañar su mayor robustez y altura de la sínfisis y del cuerpo, así como el menor valor del
ángulo sinfisario, a causa del saliente del mentón, más acusado en el
sexo masculino. El índice de robustez indica un valor inferior al hallado
por nosotros para Parpalló 3, sin duda a causa de la mayor altura del
cuerpo mandibular.
-40-
[page-n-41]
5
NUEVOS RESTOS DEL PARPALLÓ
C.-Conclusiones.-Al estudiar García Sánchez (1960) la mandíbula
de la Carigüela cree posible relacionarla con las del subtipo de los cromañones orientales, que comprende las formas Predmost, Obercassel y
Combe-Capelle, mostrando mayores semejanzas en especial con las de
este último ejemplar.
Dada la gran similitud que existe entre la mandíbula de la Carigüela
y la de Parpalló 3, podríamos sentirnos obligados a pronunciarnos favorablemente a la atribución de nuestro ejemplar a este tipo racial, pero
somos también conscientes de las limitaciones que un dato tan pequeño
I!OS obliga a tener en cuenta.
Tal vez pudiera ayudarnos a resolver algo de esto el estudio detallado
y minucioso que se merece el ejemplar Parpalló 1; debemos tener presente que en la nota que sobre él hizo Alcobé (1942, 1954) indica que dicho
ejemplar «no discrepa esencialmente de la tipología humana del Paleolítico superior europeo», encontrando en la mandíbula algunos caracteres,
como el aspecto algo primitivo de su rama ascendente y el ángulo mandibular, que «no difieren esencialmente de sus homólogos en los cráneos
de Combe-Capelle y Brünn Il».
La presencia en la Península Ibérica, durante el Paleolítico superior,
de ambos tipos raciales, Cro-Magnon «Sensu strictu» y cromañones orientales, ha sido ya señalada por nosotros (Garralda, 1974), persistiendo
sus caracteres en numerosos ejemplares de épocas más modernas (Fusté, 1957; Garralda, 1974).
II
MOLARES
(Parpalló 4)
Las piezas dentarias que nos fueron entregadas son cuatro molares,
a cuya descripción procedemos a continuación; en el cuadro número 2
figuran las dimensiones de todas ellas:
CUADRO NUMERO 2
Medidas de los rnolares del Parpalló
.4.
Altura total
Altura de la coron~
Longitud de la cor<>na
Anchura de la corona
B
e
D
20"?
26
25
19?
7
7
7
10
10'5
-41-
6
5'5
11
-
11
12
-
10
[page-n-42]
6
M.a D. GARRALDA
A.-Tercer molar superior izquierdo (Lám. I). Es de gran tamaño y
robustez como indican claramente sus dimensiones. La corona posee tres
cúspides grandes y una muy pequeña, por lo que puede incluirse dentro
de las formas intermedias entre 3 y 4 cúspides. Solo hay un pequeño
desgaste en la cúspide lingual, siendo imposible apreciarlo en las dos
labiales por estar el esmalte algo deteriorado. Las dos raíces labiales
están unidas entre sí, como suele ser Jo más corriente en este molar.
B.-Primer molar superior izquierdo (Lám. I). Las mediciones dan
también idea claramente de su gran tamaño y robustez. La corona tiene
cuatro cúspides y la superficie masticatoria tiene muy poco desgaste para
tratarse de un MI; so lamen te en tres pequeños puntos la abrasión ha
expuesto el marfil (tipo III de Broca). Conserva entre sus raices, muy
desarrolladas y fuertes, un fragmento del maxilar en que estaba situado.
C.-Primer molar superior derecho (Lám. 1), del que solamente quedan las dos raíces del costado labial y la región de la corona inmediatamente superior. La rotura deja al descubierto la cavidad pulpar, que se
aprecia bastante grande, como corresponde a una persona joven a la
que, indudablemente, debió pertenecer. Apenas hay huellas de desgaste
en el fragmento de la superficie masticatoria conservada (tipo 11 de Broca). Las raíces son también largas, pero no tan robustas como las del
MI anteriormente descrito.
D.-Segundo molar inferior del lado izquierdo (Lám. 1). La corona
tiene cinco cúspides y el dibujo es del tipo Y (esquema dryopitécido);
está poco desgastada y no aparece en ningún punto el marfil expuesto
(tipo 11 de Broca). Sus dimensiones son menores que las del M1 completo,
como ocurre siempre, resultando también algo robusto. La raíz del lado
mesial está rota a poco de su arranque, dejando ver la cavidad pulpar,
claramente visible como corresponde a la edad de la muerte del individuo
a que perteneció; la raíz conservada es ancha y robusta. Hay una pequeña caries en la cara vestibular, a media altura de la corona.
Comparaciones.-Al igual que decíamos antes con respecto a lamandíbula hemos de volver a repetir aquí que son muy escasas las piezas
dentarias del Paleolítico superior halladas en la Península Ibérica, y
menos aún las publicadas.
Solamente podemos contar con las de la mandíbula de la cueva de la
Carigüela (Píñar) a que ya nos referimos. En ella (Garcia Sánchez, 1960)
los únicos dientes presentes son los tres molares derechos y los dos primeros izquierdos; los M2, únicos susceptibles de comparación con uno
de los estudiados por nosotros, tiene 4 cúspides, en vez de 5, y sus dimensiones (cuadro número 3) son muy parecidas a las del M2 del Parpalló.
-42-
[page-n-43]
7
NUEVOS RESTOS DEL PARPALLÓ
CUADRO NUMERO 3
Dimensiones de b corona dentar·ia
Carigüela
Parpallú
Izq.
Ml
M~
M,
Í Ancht,ra 11
Longitud
12
¡
Longitud 10
Anchura 10'5
) Longitud 11
Anchura 10
Paleolític'J superior
·X
Dcho.
Neolítico
Edad
i'vledia
n
X
Ampl.
variac.
-
X
X
29
30
10'74
12'06
9'6-12
11'3-13'3
10'48
11'76
10
11'22
·-
-
-·
-
-
-
-
-
-·
-
13
13
9'46
11'69
8'8-11'1
10'5-13'3
9'47
10'91
8'32
10'13
10'5
10
11'4
10'7
10'9 43
10'3 43
11'15
10'87
9'2-12'8
9'6-12'4
10'05
9'88
9'96
9'72
-
Ya del Paleolítico superior del resto de Europa, en su mayoría de
yacimientos franceses, sí tenemos datos a que poder referirnos. Brabant,
especialista en el estudio de la dentición humana, ha resumido sus numerosos trabajos sobre el tema en el que a continuación vamos a citar.
Según Brabant (1970) el M1 tiene, en el 100 % de los ejemplares
observados, cuatro cúspides, al igual que el ejemplar de Parpalló; el
M3 tiene tendencia a presentar 3 ó 4 cúspides, como es el caso del aquí
descrito, en una proporción bastante importante que va aumentando, a
lo largo del tiempo, hasta alcanzar, hoy en día en un 80 o 90 %. En
cuanto al Ma en la mayoría de los casos presenta un tipo de 4 cúspides,
bien como Y 4 ó + 4; solamente un 1 ó 5 % presentan 5, como es el caso
del aquí estudiado, siendo considerado como un rasgo de primitivismo.
Sobre la frecuencia de caries en el Paleolítico superior, Brabant (1970)
indica que, si bien existía ciertamente en este período, las frecuencias
en esta época son muy débiles, dependiendo notablemente de la duración
poco elevada de la vida humana.
En el cuadro número 3 figuran los datos de las dimensiones de la
corona de las series de Brabant (1970) para el Paleolítico, Neolítico y
Edad Media, dándose para la primera, además del promedio, el número
de datos que la componen y la amplitud de variación. Como claramente
podemos apreciar los valores de todas las piezas presentan gran similitud con los de la serie del Paleolítico, resultando todos ellos mayores que
los promedios calculados para el Neolítico y Edad Media, salvo la anchura del M3, que es algo menor (dif.=0'4) que la de los neolíticos.
Lo mismo aparece expresado en la figura número 1, en que comparamos los diámetros de los tres molares completos del Parpalló con
los de sus respectivos de las series de Brabant (1970) que venimos ci-43-
[page-n-44]
8
l\1." D. GARRALOA
tando; no pudimos efectuar ninguna prueba estadística por no disponer
de más datos que los que anteriormente señalamos.
Podemos, pues, concluir que las piezas dentarias aquí analizadas pre~entan los mismos caracteres y dimensiones que las del Paleolítico superior del resto de Europa.
Cuanto aquí hemos visto nos permite deducir que, por lo menos
el M1 completo y el M3 pertenecieron a uno o unos individuos masculinos
que debieron ser bastante robustos, como son los tipos humanos del
Paleolítico superior, y todos en general, a individuos que fallecieron antes de llegar a la edad madura, a juzgar por el grado de abrasión dentaria
y el tamaño de la cavidad pulpar.
III
RESUMEN
Son estudiados en este trabajo un fragmento mandibular y cuatro
piezas dentarias procedentes de la excavación de Vilanova y Piera en
la cueva del Parpalló (Gandía, Valencia), acompañadas de un conjunto
de sílex trabajados, propios de la industria Magdaleniense del citado
yacimiento.
Los pocos datos que el fragmento mandibular suministra, permiten
deducir que perteneció a un individuo femenino en el límite de transición
entre la edad juvenil y adulta (emergió el M3 derecho). La comparación
con el ejemplar Pca-palló 1 no pudo apenas ser realizada por los escasos datos que hay publicados sobre éste, pero las que efectuamos con la
mandíbula de la Carigüela y la de Arlay, demuestran similitud en los
caracteres métricos y descriptivos. Más robusta resulta la de la joven del
Abrí Pataud, perteneciente a la raza de Cro-Magnon.
Las piezas dentarias son M\ M3 y Mz izquierdos y M1 derecho. Las
dimensiones de todas ellas son muy semejantes a los promedios de la
serie del Paleolítico superior de Brabant, resultando, en casi su totalidad,
más elevadas que las de la serie del Neolítico o de la Edad Media, si bien
no pudo ser efectuada ninguna prueba de significación.
Los datos que, tan pocos y mal conservados restos humanos pueden
suministrarnos acerca de los hombres a que pertenecieron, son en efecto,
muy escasos; aún así, su análisis será un detalle mas a tener en cuenta,
aunque bien poco aporte para intentar subsanar el gran desconocimiento
que tenemos sobre las gentes que ocupaban nuestro habitat durante el
Paleolítico superior.
-44-
[page-n-45]
NUEVOS RESTOS DEL PARPALLÓ
9
SUMMARY
In this work I havP. studied one mandibular piece and four dental pieces found at
Vilanova y Piera's Pxcavation in the cave of Parpalló (Valencia). The human remains were accompanied with a collection of sílex instruments of the Magdalenian
industry of the same site.
lt remains only one piece of the body of the mandible and its feature::: show that
it belonged to a iemale individual. The comparisons with other specimens of the
European Upper Palaeolithic (Carigüela, Abrí Pataud, Arlay) indicate its similarity
with these.
The dental piece are: M', l\{3 and llf" left and M' rigth. The morphology and dimensíons of all them are very similar to median values of the european series of
Upper Palaeolithic.
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Fig. 1.-Comparación de los diámetros principales
-46-
[page-n-47]
GARRALDA .-Nuevos resto::;
hu:o1~ilOS
l~M .
del Parpa!ló
Mandíbula y molares procedentes de la Cueva del Parpalló
{t. n.)
1
[page-n-48]
JOSE LUIS ROMAN LAJARIN
(Elche)
Un yacimiento de la Edad del Bronce en el c
More res» (Crevillente, Alicante)
En el presente trabajo nos limitamos a exponer los materiales recuperados en la superficie de este yacimiento, por Salvador Jiménez, Antonio Antón y el autor de estas líneas, ante la imposibilidad de realizar
un estudio más detallado del mismo, al carecer de la correspondiente
autorización para efectuar excavación o cata alguna.
Su localización se realizó a principios de 1970; en una de nuestras
inspecciones por las sierras de aquella zona, en la que también encontramos otros lugares de habitación, de los que, igualmente, recogimos
materiales de superficie. Tanto de los objetos, como de los lugares en
que éstos fueron recogidos, tiene debido conocimiento el director del
Museo Arqueológico Provincial de Alicante, don Enrique Llobregat, a
quien desde aquí damos las gracias por la colaboración y el apoyo que
de él recibimos.
1
EL POBLADO Y SU SITUACION
Se encuentra situado al norte de la ciudad de Crevillente, a unos
dos kilómetros de ésta, en la parte baja de las sierras del mismo nombre. Ocupa la parte más occidental de un monte, cuya altura máxima
es de 395 m. (1). Podemos llegar a él siguiendo, en sentido inverso, el
(1) Dato tomado de la hoja núm. 893 del mapa -€Scala 1:50.000- editado
por la Dirección General del Instituto Geográfico y Catastral.
-47-
[page-n-49]
.1. L. ROMÁN LAJARÍN
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Fig. 1.-Situación del yacimiento
curso normal del «Barr anco de la Rambla », así como por el camino
de Crevillente a Hondón de las Nieves, el cual atraviesa el barranco a
la altura misma del yacimiento, quedando ést e a la derecha, lindandJ
con ambos y con una bifurcación del citado camino (fig. 1; Lám. J).
- 48 -
[page-n-50]
3
PIC DE LES l\IORERES
El poblado se extiende por una de las laderas del monte, la de pendiente menos acusada, sin llegar a ocupar el punto más alto del mismo.
De su distribución urbana no han quedado vestig·ios, o ios que quedan
son de dudosa atribución, debido a la construcción de terrazas efectuada en la ladera, para plantar pinos, las cuales afectaron a buena parte
de la superficie, en la que se recogieron los materiales aquí tratados .
Por lo demás, añadiremos que reúne, en cuanto a su emplazamiento.
las características básicas de los poblados de la Edad del Bronce de
nuestra región: lugares elevados, fáciles de defender, con zonas más o
menos escarpadas y pronunciadas pendientes.
II
LOS MATERIALES
La cerámica
l.-Fragmento de !Jn vaso ovoide de pared reentrante. Presenta en su cara externa, una superficie irregular de color marrón en diversos tonos, siendo
casi negro alrededor de la boca, junto a la que puede apreciarse el nacimiento
L
""'••
...... ._
...,.
.......................
Fig. 2.-Vaso ovoide de pared reentrante
(1/2)
-497
[page-n-51]
4
J. L. ROMÁN LAJARÍN
de un pezón, que no se conserva. En esta misma cara advertimos una serie
ue líneas impresas, poco profundas, de diferentes longitudes, siendo de forma
rectas o curvas; se extienden por toda la superficie del fragmento sin seguir
una ordenación determinada -da la impresión de que el vaso haya sido apoyado sobre hilos dr esparto o planta similar, antes de su cocción, dejando su
impronta sobrt> el barro tierno-. La cara interna es más lisa al encontrarse
espatulada, siendo su color negruzco. La cochura no es muy homogénea, y en
su pasta contiene una buena cantidad de desengrasante. Diam. de la boca 178
mm., altura ap10ximada 166 mm. (fig. 2).
2.-Fragmento de un pequeño cuenco en forma de casquete esférico. Tiene color
marrón, encontrándose alisada tanto su cara interna como la externa. En su
pasta se aprecian granos de desengrasan te; su cochura es relativamente buena. Diam. de la boca 161 mm., altura aproximada 85 mm. (fig. 3).
3.-Fragmento de un pequeño cuenco hemisférico de color arena con algunas
manchas negm.cas. Su pasta es de color gris con granos de desengrasante.
Diam. de la boca 1~5 mm., altura aproximada 83 mm. (fig. 3).
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Fig. J.-Cuenco en forma de casquete esférico y cuenco hemisférico
(1/2)
4.-Fragmento cer:.múco perteneciente a la base de una vasija de perfil aquillado.
Presenta en su superficie e::,.-terna, alisada casi toda ella, tma coloración marrón y grisácea, s~'gÚn zonas. La pasta tiene un color similar y no contiene
demRsiados granos de desengrasante, siendo su textura bastante homogénea.
-50-
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5
PIC DE LES MORERES
En la parte más baja de la vasija se observan oquedades, tres probablemente, que tienen una forma oblonga, más o menos redondeada; de ellas partirían, posiblemente, tres pies en forma de mamelones, sobre los que se apoyaría.
Diam. aproximado de la parte carenada 332 mm. (figs. 4 y 5¡lám. II, A).
S.-Fragmento perteneciente a la parte carenada de un vaso de perfil aquillado.
Su color es marrón grisáceo; se encuentra alisado por sus dos caras, siendo
su pasta de. color rojizo y textura homogénea (fig. 6).
6.-Fragmento ce1:amico, de color aren;t, con un pezón. Presenta en su pasta gran
cantidad de desengrasante, siendo sus granos gJ:uesos y de color blanco.
7.-Pieza de cerámica en . forma de disco. Su color es grisáceo y su superficie
irregular. Diam. 72 mm. (fig. 7). ·
8-18.-Perfiles de diferentes fragmentos cerámicos (fig. 8) .
....
··.,.
\
\
\
\
.
.
.
Fig. 4.-Base de la vasija de perfil aquillado de la fig. 5
(1/4)
Materiales no cerámicos
Sílex
19-31.-Sierrecitas de hoz: (Lám. II, B).
Posibles elementos centrales de la hoz: (2).
En forma de D, núms. 24, 25, 29, 30 (fig. 9).
(2) L. MONTEAGUDO: «Hoces de sílex prehistóricas.» Revista de Archivos,
Bibliotecas y Museos, t. LXII, Madrid, 1956.
-51-
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6
J. L. ROMÁN LAJARÍN
Fig. S.-Vaso polípodo con perfil aquillado
(1/4)
5
Fig. 6.-Fragmento de vaso de perfil aquillado
(1/2i
Fig. 7.---Fragmento cerámico en forma de disco
(1/2)
-52-
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7
PIC DE LES MORERES
De forma más o menos rectangular, núms. 22, 27, 3:2 (fig. 9).
De tipo t1·apezoidal, núms. 20, 28, 31 (fig. 9).
Posibles piezas terminales: (3).
De extremo apuntado, núm. 21 (fig. 9).
Las piezas núms. 19 y 23 de la fig. 9, presentan un filo dentado de forma
convexa y sin patina brillante. Es probable que estos útiles no fuesen uti-
l8
Fig. S.-Perfiles de diferentes fragmentos cerllmicos
(1/2)
tilizados para engarzar en las hoces, sino apoyados en los dedos, en movimiento de vaivén (4).
32.-La pieza número 26, de la fig. 9, es una pequeña lasca, de sílex de mala
calidad, con dos muescas.
33.-Fragmento de hojita de sección trapezoidal. Presenta un retoque marginal
simple, alterno en sus bordes laterales e inverso en su e:ll.i:remo distal (fig. 9).
P'iedras varias
34.-Hacha de diorita (?). Tres cuartas partes de su panza están pulimentadas,
mientras la parte restante, la más opuesta al filo, aparece sin pulir, única-
(3) J. M. SOLER y E. FERNANDEZ MOSCOSO: «Terlinques. Poblado de la
Edad del Bronce en Villena (Alicante).» Papeles del Laboratorio de Arqueología de
Valencia, núm. 10, Valencia, 1970.
(4) Ibid not. 3.
-53-
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8
J. L . ROMÁN LAJARÍN
22
24
30
Fig. 9.-Sierrecillas de hoz y fragmento de una pequeña hoja
(1/2)
mente desbastada y alisada. El lomo se encuentra pulimentado en su mitad
inmediata al filo, quedando la otra mitad desbastada y alisada, al igual que
s us cost ados y la antípoda ·del filo. E ste último está muy embotado y a r r omado
debido al uso. Long. 73, ancho 43, grueso 22 mm. (fig. 10; Lá m. II, D).
34
35
Fig. 10.-Hachas pulidas, de diorita (?)
- 54 -
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9
PIC DE LES MORERES
35.-Fragmento de hacha de diorita (?), muy deteriorado. Su seccwn es ovalada,
tendiendo a circular en la parte opuesta a donde debió encontrarse el filo, ya
que éste no se conserva, ni tampoco su antípoda. La superficie de esta pieza
está sin pulimentar, tan sólo desbastada y alisada (fig. 10; Lám. II, D).
36.-Moleta de diorita (?). Tiene una forma paralelepipédica, siendo su sección
casi rectangular. Cinco de sus caras aparecen desbastadas y la sexta, una de
las de mayor superficie, se encuentra alisada; siendo esta última la que debió
utilizarse para el trabajo. Longitud 92 mm., ancho 79 mm., grosor 35 mm.
(fig. 11; Lám. II, D).
36
Fig. 11.-Moleta de diorita ( ?)
(1/2)
37.-Pieza prismática de diorita (?) con seccwn triangular, cuyas caras no están
alisadas. Longitud 97 mm., ancho 53 mm., grosor 37 mm. (fig. 12; Lám. II, D).
38.-Pieza de diorita (?) que presenta forma de prisma triangular y superficie algo
irregular. Longitud 92 mm., ancho 51 mm., grosor 49 mm. (fig. 13).
39.-Pieza de diorita (?) cuyas características son similares a las dos anteriormente descritas. Aparece rota por uno de sus extremos. Alcanza una longitud
de 86 mm., un ancho de 57 mm. y un grosor de 39 mm. (fig. 14).
40-43.-Cuatro moJir,os de mano barquiformes, fabricados con una piedra arenisca
de color claro (Lám. II, E):
Metal
44.-Botoncito o montura superior de un anillo de cobre o bronce. Tiene forma
de casquete esférico del que surgen dos apéndices, que presentan una sección
plano-convexa en sus puntos de rotura. Lleva engarzada una pieza vítrea
transparente que tiene forma de pequeño disco. Su diam. es de 10 mm., y su
altura de 3 mm. (fig. 14; Lám. II, C).
-55-
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10
J . L. ROMÁJ'\ LAJARÍN
)7
Fig. 12.-Pieza prismática de diorita (?)
(1/2)
38
Fig. 13.-Piezas de diorita (?) en forma de prisma
(1/2)
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11
PIC DE LES MORERES
39
Fig . 14.-Pieza de diorita (?) de forma prismática y botoncito metálico
con un engarce vítreo
(1/2)
111
YACIMIENTOS PARALELIZADOS
El encontrar paralelos para los materiales, objeto de nuestro estudio,
no nos ha supuesto dificultad alguna, dada su abundancia en el País Valenciano. Por no dar una relación demasiado extensa, e innecesaria, ya
que en trabajos precedentes ha sido facilitada (5), nos hemos limitado
a citar, únicamente, los yacimientos paralelizables, mejor conocidos, de
la provincia de Alicante. Para las piezas en que los paralelos son escasos
o inexistentes citamos los conocidos fuera de la misma.
Relación de yacimientos paralelizados:
Argáricos:
A) Orihuela: «San Antonio».
B) Callosa del Segura: «Las Laderas del Castillo».
C) Villena: «Cabezo Redondo», «Las Peñicas», «Terlinques».
(5) Véase, entre otros, E . LLOBREGAT: «El poblado de la cultura del bronce
valenciano de la Serra Grossa, Alicante.» Papeles del Laboratorio de Arqueología de
Valencia, 6, Valencia, 1969.
-578
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12
J. L ROi\-JÁ'\ LAJARÍN
Del
1)
2)
3)
4)
Bronce Valenciano:
Elche: «Tabaiá» (6).
Alicante: «Serra Grossa».
Campello: «La Isleta».
Alcoy: «Mas de Menente », «Mola Alta de
Sen~lles»,
«BalTanc del
Cinc».
5)
6)
Gayanes: «El Cercat».
Jávea: «Cueva del Montgó».
Fig. 15.-Mapa de los yacimientos paralelizados en la provincia de Alicante
(6) Hemos incluido este poblado en el grupo de los del bronce valenciano, porque
así se ha considerado tradicionalmente, pero opinamos que esta fili ación no es segura,
ya que toda la información que de él se tiene es producto de prospecciones superficiales
y no de una excavación sistematizada.
-
58-
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PIC DE LES MORERES
13
Paralelos fuera de la provincia de Alicante:
Almería: «Los Millares».
Valencia: «BeniprÍ» (Bélgida), «Castillarejo de los Moros » (Andilla).
Castellón: «Castell de Carbó» (Benasal).
Paralelos para el vaso ovoide: «San Antonio », «Laderas del Castillo»,
«Cabezo Redondo », «Serra Grossa», «La Isleta», «Mola Alta de Serelles», «Cueva del Montgó».
Paralelos para el vaso en forma de casquete esférico: «San Antonio»,
«Laderas del Castillo», «Cabezo Redondo », «Terlinques», «Tabaiá», (7)
«Serra Grosa», «Mas de Menente », «Mola Alta de Serelles», «Barranc
del Cinc», «El Cercab>, «Cueva del Montgó».
Paralelos para el vaso hemisférico: «Laderas del Castillo», «Cabezo
Redondo », «Terlinques», «Las Peñicas», «Tabaiá» (8), «Serra Grossa,.,
«> , «Mola Alta de Serelles», «Barranc del
Cinc», «Cueva del Montgó», «El Cercat».
Paralelos para los vasos de perfil aquillado: «San Antonio», «Las
Laderas del Castillo», «Cabezo Redondo», «Terlinques», «Las PeñicaS >> ,
«Tabaiá>> (9), «Serra Grossa», «> , «Mas de Menen te>>.
Paralelos para el vaso polípodo : Para esta pieza no conocemos paralelo alguno en nuestra provincia, pero sí los tenemos en la de Almería :
«Los Millares >> , un ejemplar con cuatro pies y decorado con grandes ojos
incisos (10), y en la de Valencia: cazuela de Beniprí (Bélgida), decorada
con la técnica del vaso campaniforme, y Castillarejo de los Moros: fondo
de un vaso tetra podo (11). También fuera de España encontramos vasos
de este tipo, así los encontramos en el bronce medio y reciente del S. de
Francia (12) .
Paralelos de la pieza discoide: «Cabezo Redondo >>, «Terlinques», «Las
Peñicas».
(7) Este paralelo se encuentra entre los materiales que recogimos en la superficie
de este yacimiento, cuyo estudio estamos realizando.
(8 ) Ibid. nota 7.
(9) lbid. nota 7.
(10) Citado por D. FLETCHER y J. ALCACER: «El Castillarejo de los Moros
(Andilla, Valencia)», Archivo de Prehis toria Levantina, VII. Val encia, 1958, pág. 93
a 110.
(11) FLETCHER y ALCACER, op. cit.
(12) J. GUILAINE: «L'Age du Bronze en Languedoc Occidental, Rou ssillon,
ArH~ge .» Memoires de la Société Préhistorique Fran<;aise, tom . 9, París, 1972.
-59-
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14
J. L. ROMÁ:"ol LAJARÍN
Paralelos para los dientes de hoz: «San Antonio > «Laderas del Cas>,
tillo», «Cabezo Redondo », «Terlinques», «Las Peñicas», «Tabaiá», «Serra
Grossa», «', "B;wrnnc
del Cinc», «El Cercab>.
Paralelos para las hachas: «Laderas del Castillo», «Serra Grossa»,
«
Cinc», «El Cercat», «Cueva del Montgó».
Paralelos de las piezas prismáticas de sección triangular: Los paralelos de estas piezas son bastante escasos, publicados únicamente conocemos
un ejemplar en la «
Paralelos para la moleta: Aunque de forma distinta a la de nuestro
ejemplar, que tiene forma de paralelepípedo, se han encontrado en «San
Antonio », «fsleta », «Mas de Menentu, «Mola Alta de So·elles :> , «El
Cercat».
Paralelos para los molinos barquiformes: «San Antonio», «Laderas
del Castillo», «Cabezo Redondo», «Terlinques», «Las Peñicas», «
«Mas de Menente». «Mola Alta de SerelleSl>, «El Cercat».
IV
CONCLUSIONES
Una vez examinados los materiales, y teniendo en cuenta el típico
emplazamiento del poblado que estudiamos, no creemos que exista dificultad alguna para encuadrarlo dentro del numeroso grupo de yacimientos de la Edad del Bronce, que con tanta frecuencia se vienen localizando
en el País Valenciano y en la zona del S. E. de la Península.
Más problemática resulta su atribución a una de las dos culturas diferenciadas en las citadas zonas (15). De momento, consideramos que, con
los datos que hemos podido manejar, sería algo aventurado el decidirnos
(13) F. FIGUERAS PACHECO: «Excavaciones en la Isla de Campe !lo.» Memorias de la Junta Superior del Tesoro Artístico, núm. 132; lám. ll, 2. Madrid, 1934 .
(14) Este ejemplar se encuentra en los fondos del «Gabinete de Investigación
Arqueológica del Alto Maestrazgo» (G. l. A. A. M.). A nuestro compañero Alfredo
González, director del citado gabinete, hemos de agradecer esta información.
(15) M. TARRADELL: <
-60-
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PIC DE LES MORERES
15
en favor del Bronce Valenciano o del Bronce Argárico. Geográficamente
nuestro yacimiento se encuentra situado en la zona considerada como
fronteriza entre las dos culturas, es decir: entre los ríos Segura y Vinalupó (16). Si atendemos a los materiales, comprobaremos que éstos tienen
paralelos tanto en el círculo de la cultura del Argar como en la del Bronce
Valenciano.
Considerando lo anteriormente expuesto, preferimos esperar a que
una futura excavación del poblado, al aportar nuevos datos -en particular sobre el rito funerario, que, según el profesor Tarradell, es el principal criterio, juntamente con la mayor o menor abundancia de objetos
de metal, para diferenciar la cultura del Argar de la del Bronce Valenciano (17) ; opinión aceptada en la actualidad por todos los prehistoriadores en general-, podamos incluirlo, definitivamente, en una de las dos
culturas.
Dada la monotonía de los materiales de estas culturas, y faltando una
cronología basada en la evolución tipológica de las formas, debida a dicha
monotonía, no nos atrevemos a dar fecha alguna para este poblado, pues
sería errónea con bastante probabilidad. La pieza más significativa, y que
podría darnos cierta información en este sentido sería el vaso polípodo,
cuyos paralelos nos llevan al Eneolítico. Si aceptásemos esta posibilidad,
daríamos al poblado una fecha alta, es decir, de los comienzos de la Edad
del Bronce. Pero como hemos señalado anteriormente, estas formas tienen
una larga perduración, al menos fuera de nuestro país, en el Bronce Medio y Bronce Reciente del Sur de Francia (18). En Francia este tipo de
vasos alcanza su mejor momento en el Bronce Medio (19).
De este modo, creernos que lo mejor será esperar a que en su día la
excavación del poblado nos proporcione elementos carbonizados y sea
el análisis de los mismos el que nos proporcione la cronología.
En cuanto a la presencia del botoncito o montura superior de un
anillo, hay que decir que no ha de extrañarnos su presencia, ya que,
junto a los materiales descritos en el presente trabajo, aparecen en el
yacimiento cerámicas de tipo medieval, algunas de ellas vidriadas, por
lo que deducimos que esta pieza debe asociarse a ellas.
LLOBREGAT, op. cit.
(17) M. TARRADELL: «Dos nuevas fechas de C. 14 para Villena y Mallorca.»
Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia, núm. 10; pág. 23. Valencia, 1970.
(18) GUILAINE: op. cit.
(19) J. ARNAL, J. L. COUCHARD y M. LORBLANCHET: «La Grotte de
Roucadour (Themines-Lot)». Archivo de Prehistoria Levantina, XII. Vall'ncia, 1966,
páginas 76 y ss.
(lG)
-61-
[page-n-63]
16
J. L. ROMÁ!' LAJARÍN
V
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-63-
[page-n-65]
[page-n-66]
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Vista general del poblado . También se aprecia parte del «Barranco de la Rambla». del
camino de Crevillente a Hondón de las Nieves, en la parte derecha, así como la bifurcación del mismo que queda a la izquierda. la vista está tomada desde el Oeste. que
es la parte del monte que ocupa el yacimiento
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ROMAN LAJARIN.-Pic de les Moreres
LAM. 11
A.-Fragmento de base del vaso de perfil aquillado, en el que se aprecian parte de
dos de sus cavidades, de las que arrancarían los pies.
B.-Dientes de hoz y hojita de sílex.
C.-Botoncito metálico con incrustación vítrea transparente.
D.-Hacha, fragmento de otra, pieza prismática de sección triangular y moledera; todo
en diorita ( ?) .
E.-Molinos barquiformes.
[page-n-68]
A. BALIL
(Valladolid)
Sobre el Apolo de Pineda (Valencia)
Hace unos años que apareció el bronce en la playa de Pinedo. El
hallazgo produjo, como era de esperar, numerosas noticias de prensa y,
pasada la circunstancia efemérica, unos estudios (1). Sin embargo, la
difusión del hallazgo, singularmente fuera de nuestra Península, no ha
sido amplia. Esta es, probablemente, la causa de no haberse planteado
en estudios pertinentes algunos de los problemas que sigue ofreciendo
el estudio de esta pieza (Lám, I-III).
Primer problema es el de su contexto. Los materiales publicados hasta
~hora no resuelven, por su variedad, este problema (2). Probablemente
se trata de varios pecios, con las dificultades consiguientes para su diferenciación, aunque ésta no deba considerarse imposible (3).
Este contexto nos aclararía, si no la fecha de fundición, sí la fecha
del embarque de la estatua. Más difícil, pero no imposible, es que nos
aclare la singladura de la nave donde fue embarcada. Bien conocidas son
las múltiples fantasías «trágico-marítimas» a las que dio lugar la cargazón
de la nave, ¿o naves?, del «Grand Conglué» de Marsella. Cabe apuntar
que las piezas publicadas como procedentes de pecios de esta zona, limi-
\1) D. FLETCHER: «El Apolo de Pinedo». Generalitat, núms. 4-5. Valencia,
1963, pág. 74 y SS.
A. GARCIA Y BELLIDO: <~:Estatua de bronce descubierta en la playa de Pinedo,
Valencia.» Archivo Español de Arqueología, XXXVIII. Madrid, 1965, pág. 3 y ss.
A. GARCIA Y BELLIDO: «Estatua de bronce descubierta en la playa de Pinedo
(Valencia).» Archivo de Prehistoria Levantina, XI. Valencia, 1966, pág. 171 y ss.
(2) G. MARTIN AVILA y J. SALUDES TALENS: «Hallazgos arqueológicos
submarinos en la zona de El Saler (Valencia).¡¡ Archivo de Prehistoria Levantina XI. Valencia, 1966, pág. 155 y ss.
(3) Cfr. BASS: «Archaeology under water)), 19702, 87 y ss.
-659
[page-n-69]
2
A. BALIL
tándonos al material cerámico, pueden situarse en su mayoría en las
proximidades del cambio de Era.
Más difícil es precisar otro punto como es el destino de esta pieza.
Un bronce como el de Pinedo era obra costosa, cara y que pocos podían
costear. La nave que la transportaba debió naufragar en las proximidades de las costas del País Valenciano fuera de arribada forzosa o próxima
a su destino. No hay razones positivas, por el momento, para suponer que
se tratase de un bronce fundido en la Península y embarcado para un
puerto lejano.
Desde Cartagena hasta Tarragona caben numerosos puntos de destino
para una pieza de esta importancia. Un conocedor de la navegación a vela
podrá reconocer en qué circunstancias puede intentarse ganar la playa
de Pinedo y naufragar a su vista. Otras exploraciones en el lugar del
hallazgo permitirán excluir la posibilidad del transporte de otras esculturas como en las naves del cabo Artemision o de Mahdia. Por el momento
podríamos excluir que esta pieza fuera destinada a un particular para ser
utilizada como ornamento de su mansión, como podríamos aceptar en el
caso de Italia. Un lugar público, civil o religioso, parece el destino más
adecuado.
Queda otro punto en esta desiderata. Me refiero a la correcta filiación
del tipo, su vinculación a un prototipo. Este punto tiene su importancia,
pero incide en un aspecto que no siempre se tiene en cuenta. La filiación,
en cierto modo redacción de una «ficha», tiene como consecuencia advertir el «gusto » del comprador, sea como «compromiso social» o como sentimiento propio. Por ello las tan criticadas «listas de copias», o de «réplicas», tiene un significado como documento histórico de un «gusto», impuesto por prejuicios de clase o sentido sinceramente, no siempre valorado. La aparición, a modo de ejemplo, de una cabeza de tipo praxitélico
en Lugo (4) es el reflejo más adecuado de las abundantes referencias de
la literatura latina sobre la fama de Praxíteles (5).
En un momento en el cual empezamos a valorar el gusto de la sociedad hispano-romana en cuanto compradora de productos de industria
y artesanía artística (6), la pieza de Pinedo cobra importancia singular.
Cierto es que no podemos, aún, afirmar que su destino fuera un puerto
peninsular, pero hay que tener en cuenta que una pieza muy semejante
apareció, sobre las mismas fechas, en Barcelona, aunque, en este caso,
labrada en mármol.
(4) Estudiado reciente por ACUÑA.
(5) BECATTI: «Arte e gusto negli scrittori latini», 1951, passim.
(6) DALIL: «Colloquio italo-spagnolo sulla Hispania romana. Roma, maggio,
1972». Acc. Nazionale riei Lincei, CCCLXXI, Roma, 1974.
-66-
[page-n-70]
EL APOLO DZ PINEDO
3
No hay otras razones que las subjetivas o las estadísticas para preferir la identificación de estas estatuas con Apolo a ver en ellas un
Dionysos. La inseguridad es mayor en lo que respecta a la estatua, acéfala, de Barcelona. La posición del brazo derecho puede ser idéntica en
representaciones de ambas divinidades y, al mismo tiempo, tener en cada
una de ellas muy distinto significado.
Como señalé ya al estudiar la escultura de Barcelona, hay que excluir
toda vinculación, se trate de Apolo o de Dionysos, con piezas del tipo del
Stibadeion de Delos (7). Lejanamente se emparenta con el tipo del Apolo
Liceo y, con igual bipolaridad, con el Dionysos ebrio apoyado en el satirillo Ampelos. Este esquema compositivo lo vemos en un bronce de Manole
(Tracia) (8) o en el llamado «A polo de Iamboli» (9), que, para Picard (10),
podría ser también un Dionysos. Anotemos en este sentido que Picard se
inclinaba a ver (11) un Dionysos sentado en el tipo del Apolo de Pérgamo (12). Hay que concluir que «Apolo» y «Dionysos» sedentes, al igual
que «Apolo Liceo» y «Dionysos ebrio» son iconografías surgidas en ambientes semejantes y que tuvieron un desarrollo paralelo.
Desde un punto de vista tipológico las estatuas de Pinedo y Barcelona
~ignifican aportaciones de interés. Hasta ahora conocíamos únicamente
pequeños bronces y estatuillas (13) que podían llevarnos a la conclusión
de que se trataba de piezas de sobremesa como el Hércules de Lisipo.
A pesar de ello es difícil establecer, con seguridad, una vinculación entre
la estatua de Pinedo y las variantes conocidas de las figuras sedentes
de Apolo-Dionysos. Pueden excluirse las vinculadas con el «Apolo recostado», del Museo de Marsella (14), pero no el Apolo en estuco de la
decoración de la basílica subterránea de Porta Maggiore (15), próximo
al torso de Pérgamo (16), o el «A polo Delphnios» (17).
El prototipo pudo surgir en la segunda mitad del s. IV a. C., a semejanza del Hermes del Museo Nacional de Nápoles (18) o del «Ares Ludo-
(7)
242
PICARD: ;
SS.
(8) TSONCHEV, AA, LVII, 1942, col. 59 ss. PICARD, o. c., 252 ss.
(9) FILOW: «B ulletin de l'Institut Archéologique búlgare», I, 1922, 1 ss.
(10) o. c., 246, núm. 4.
(11) o. c., 255 SS.
(12) WINTER: «Altertümer von Pergamom>, I, 1928, núm. 111.
(13) DEUBNER: «Hellenistische Apollogestaltem>, 1934 (Dis. Munich).
(14) DEUBNER, o. c., 32 SS.
(15) BENDINELLI: «Mon. Ant.», XXXI, lám. XXX-2.
(16) LIPPOLD : «Griechische Plastik», 1950, 322 nota 3.
(17) DEUBNER, o. c. 65.
(18) LIPPOLD, o. c. 283.
-67-
[page-n-71]
4
A. BALIL
visi» del Museo de las Termas (19), precediendo, por tanto, en medio
siglo tipos como los del «Fauno Barberini» (20) o el sátiro ebrio del
Museo Nacional de Nápoles (21).
La estatua de Pinedo debió concebirse, como las piezas citadas anteriormente, como figura sentada en una roca. En las grandes figuras, como
el Hermes de Nápoles o el «luchador» del Museo de las Termas (22), que,
pese a los estudios de Guarducci, sigue atribuyéndose a Apollonios, esta
roca fue labrada en piedra, lo cual significaba un considerable ahorro y
podía permitir algunos efectos de policromía o, simplemente, de contraste
de tonalidades. Las referencias al hallazgo de Pinedo no aluden en sentido alguno a una posible localización, o ausencia, de un pedestal de este
tipo. Sería interesante obtener más noticias a este respecto, al objeto de
poder tener en cuenta la posibilidad que tales pedestales se labraran una
vez recibida la estatua y antes de su colocación.
NOTA SOBRE LA INSULA ROMANA EN LA ARQUITECTURA PRIVADA DE
LA PENINSULA IBERICA
En mi nota sobre «Arquitectura y sociedad en la España romana» (A. P. L., XIII,
1972, 139 ss.) redactada en 1971, aludía (p. 145) a una insula en Troin. de Setubal.
Me he referido a la misma durante los últimos quince a ños en varias ocasiones y por
ello creo necesario incluir aquí una rectificación que juzgo de interés y que no fue
posible incluir en nota o apéndice en mi trabajo citado en el momento de la corrección de pruebas.
Mis observaciones y comentarios sobre esta construcción de Troia de Setubal se
basaban en la descripción e ilustraciones que publicara en tiempos Marques da Costá
en O Arqueólogo Portugués. Sus dibujos de alzados justificaban sobradamente la
comparación e identificación tipológicas con ciertas insulae ostienses. Quedaba, ciertamente, la duda y el desconocimiento sobre las circunstancias socioeconómicas que hahían hecho no sólo posible, sino necesario una construcción de este tipo en el
Extremo Occidente del Imperio Romano.
Debo agradecer a l profesor don Fernando de Almeida, que ha reanudado las
excavaciones de Troia de Setubal haber podido visitar las mismas (enero de 1972)
y beneficiarme de sus informaciones. Sería fácil entrar en detalles, pero poco correcto
tratándose de excavaciones en curso y publicadas en memorias informativas, hasta la
fecha, más que en estudios que, habida cuenta de su complejidad, no podrán efectuarse en plazo breve. De todos modos sí considero obligado y legítimo dar a conocer
que las diferencias entre la documentación que pude utilizar y la r ealidad son tales
que hay que excluir totalmente una interpretación como insula. Se trata de una
construcción de gran interés y que fue objeto de múltiples modificaciones, cierres de
puertas, etcétera, que merecen un estudio muy detenido.
En un sentido muy distinto podría aludirse al caso de las tabernae que, día a día,
se conocen en más y más ciudades. Bastará citar el caso de los [ora de Clunia y
Baelo en dos polos muy opuestos de la Península Ibérica.
También la arqueología hispanorromana tiene sus grandezas y sus miserias. Hoy
nos obliga a una rectificación. En un futuro inmediato es probable sean muchas más.
A; BALIL
(19)
(20)
(21)
(22)
LIPPOLD,
LIPPOLD,
LIPPOLD,
LIPPOLD,
o.
o.
o.
o.
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c.,
c.,
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289.
330.
330.
380.
-68-
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[page-n-73]
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[page-n-74]
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LAM. 111
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A. RAMOS FOLQUES
(Elche)
Un mosaico Helenístico en La Alcudia de Elche
El hallazgo de mosaicos en los poblados y villas romanas son relativa'mente frecuentes. En Elche, Aureliano !barra (1), en sus excavaciones
descubrió varios mosaicos, casi todos ellos de gran belleza, como el de
.Galatea, y más tarde, su hermano Pedro puso asimismo al descubierto
otros mosaicos en diferentes villas romanas, relativamente próximas al
yacimiento de La Alcudia de Elche.
Todos estos mosaicos tienen características parecidas en sus dibujos,
todos de gran belleza, con emblemas originales, con figuras de gran hermosura.
En el año 1905 Eugenio Albertini, que se hallaba en La Alcudia de
Elche haciendo excavaciones por el sistema de abrir grandes zanjas, de
unos cuatro metros de ancho y algunas de setenta a cien metros de largo,
a una profundidad de cuatro metros, por indicación de Pedro !barra Ruiz,
procedió a descubrir un gran mosaico que !barra sabia que estaba allí,
porque el labrador, al hacer un hoyo para plantar una higuera, lo vio y
se lo comunicó.
Este gran mosaico, con inscripciones en griego, ha sido ya muy estudiado, de manera especial por Schlunk (2), quien en principio lo creyó
correspondía a una sinagoga y que desde el siglo V se convirtió en una
basílica, que pervivió mucho tiempo y a la que pertenece un bello cancel
de tipo visigodo.
(1) A. IBARRA y MANZONI : «Illici, su situación y antigüedad.» Alicante, 1879.
(2) H. SCHLUNK: «La sinagoga de Elche y el martyrium de La Alberca.>>
111 C. A. S. E., Murcia, 1947.
-69-
[page-n-76]
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1110SAICO DE J..A ALCUDIA (ELCHE)
3
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Fig. 2
Posteriormente han sido hallados en este mismo yacimiento otros mosaicos, pero en las excavaciones que estoy realizando a Levante de la casa
de La Alcudia, a unos cuatro metros y frente a la puerta del Museo allí
existente, han aparecido varios mosaicos (fig. 1).
-71-
[page-n-78]
4
A. RAMOS FOLQUES
En dicha excavación se aprecia perfectamente la estratigrafía, como
luego veremos.
En la pared norte de la zona excavada se aprecia claramente que
hay un muro de un metro de altura formado por piedras cogidas con
barro, correspondiente a una construcción del siglo I antes de J. C.,
y sobre ella, y al nivel del pavimento de guijarros cogidos y cubiertos
con cal (Lam. I, A y B), se levantó otro muro de grandes sillares, pavimento y muro que corresponden al poblado destruido por la invasión de
los francos en la segunda mitad del siglo III de nuestra Era.
El pavimento que correspondía al muro inferior es el signinum que
se representa en la figura 2 y que se ve en la Lámina II.
Al sur de este mosaico quedaban los restos de un muro que lo separaba de otra habitación pavimentada con el mosaico con torres y leyendas que nos ocupa.
Asimismo hemos de hacer constar que en época posterior a dicho mosaico, puesto que está construido sobre él, se levantó el muro que se
señala en la figura 2 y se ve claramente en la Lámina III, y en el que fue
hallada un mediano bronce de Nerón.
Uno de estos mosaicos es diferente a todos los encontrados en Elche,
tanto por su dibujo como por la forma de las teselas y su técnica en
general.
La planta del edificio en la parte descubierta responde al dibujo de
la fig. 2 en la que puede apreciarse entre muros de piedra cogida con
barro una habitación cuadrada en la que se hallaba emplazado el mosaico.
Por una pared al norte, en dirección EO. se hallaba separada de otra
habitación, a un nivel un poco más alto, que estaba pavimentado con un
mosaico signinum.
En época posterior fue construido el muro que se ve en las Láminas II
y III, construido sobre parte del mosaico. Tal vez este muro fue levantado en tiempos de Nerón, pues entre sus piedras fue encontrado un
mediano bronce de este emperador, posiblemente después de haber sido
destruida la ciudad por una guerra civil con motivo de elección de
nuevo emperador entre los legionarios romanos que aquí habitaban y
los indígenas (Lám. VIII, E).
El centro del mosaico lo constituye un rosetón, con pétalos estilizados
de color rojo y negro sobre fondo blanco. Se halla encuadrado por un
marco de 100 mm. de ancho formado por tres líneas de teselas blancas, rojas y negras, alternas, y a la derecha una banda de piezas como
las anteriores como alfombra de tablero de ajedrez (Lám. IV).
Esta banda se estableció para equilibrar el dibujo del mosaico, que
en su lado norte ofrece en teselas de color azul oscuro unos pámpanos
de vid y unos pájaros, sobre fondo blanco.
-72-
[page-n-79]
MOSAICO DE LA ALCUDIA (ELCHE)
5
En el lado izquierdo hay una leyenda: A C O S.
Y en el lado sur, otra leyenda de tres líneas
.. . L SAILACOS
... EL SADINICOR
... SCRAD ...
cuyo significado desconozco. ¿Podría tratarse de nombres iberos latinizados?
Todo ello se halla enmarcado a su vez por otra banda de 260 mm.
de ancha, en la que discurre una línea de postas, adornada en los tres
ángulos que se conservan, por unas hojas de vid y en el lado izquierdo
u oeste por otra hoja, a cuyos lados hay sendos pájaros.
Se completa el mosaico por otra gran banda en sus lados, de 900 mm.,
en la que se reproduce una muralla con cuatro torres en el lado este,
de las cuales en una se señala la puerta; en el lado norte, se conservan
tres torres, y dos de ellas también se encuentran con sus puertas; y en
el lado oeste, sólo se aprecia el inicio o base de alguna de ellas.
Tanto la muralla como las torres tienen almenas. La zona de muralla
mide 210 mm. en el lado este y 250 mm. en el norte, y las torres sobresalen de la muralla 300 mm.
El motivo de las murallas almenadas y torres es relativamente frecuente en los mosaicos romanos; Ostia, Pompeya, etc., y en España, en
Pamplona. Son casi siempre en blanco y negro y de teselas simétricas.
En el que nos ocupa, como ya hemos indicado, las piezas son de distinto tamaño y de materiales diversos. Las que forman las. torres son
todas de cerámica, de color ocre, y las puertas y fondo, de piedras
blancas.
El mosaico de Publius Paquius Proculus, representando el infortunio de Sileno y el asno, se halla ejecutado con teselas de diferentes
tamaños e irregulares, cuya disposición imita groseramente la técnica
del vermiculatum, como marco de las leyendas.
En efecto, las teselas de las murallas y torres son de cerámica ocre;
las de las postas son rojas; las de las hojas y pájaros, negras; las letras
de ACOS en ladrillo rojizo; las letras de SAILACOS y las otras leyendas,
en cubos negros; las filas que separan las leyendas son de piezas de
cerámica amarillo-rojiza, puestas de canto; los pétalos del rosetón y los
triángulos son de piezas blancas; el cuadro que encierra el rosetón es
de cubos de cerámica amarilla y piedras blancas, y la fila intermedia
del lado este, de piezas en rojo, blanco y negro, además hay otras zonas
blancas formadas por fragmentos de pequeños cantos rodados.
El motivo de postas es otro de los elementos utilizados en este mo-7310
[page-n-80]
6
A. RAMOS FOLQUES
saico en tres de sus lados, motivo que es relativamente frecuente en los
mosaicos antiguos como el de la casa de las Máscaras, que en la sala
de los centauros tienen las cuatro esquinas decoradas con postas, y en
otra sala hay también las postas y unas hojas de vid, como las que decoran el mosaico de las leyendas. Este tema decorativo de las postas
perdura mucho, y en España lo conocemos en mosaicos de Tarragona
y Toledo.
El tema de las hojas de vid lo presenta también un mosaico de la
«Villa Albaní», en Roma, considerado como de los siglos II y I antes
de J. C.
Este original mosaico, cuya técnica conocemos por primera vez en
La Alcudia, fue montado sobre una gruesa capa de cal amarillenta de
unos cinco centímetros; debajo de él había otra capa de cal cuyo espesor variaba de entre once y catorce centímetros; y debajo de ella,
otra capa de una gravilla o escoria mineral, de hierro, cuyo espesor oscilaba entre dieciocho y veintitrés centímetros. Debajo de todo ello, tierra
arcillosa, y entre ella, algún fragmento de cerámica ibérica del nivel VI.
Cierta semejanza con este mosaico, por el empleo de teselas irregulares blancas (calcárea fina) y rojas (de tierra cocida), cogidas con mortero blanco, que More! (3) considera que ocupa un lugar interesante
sobre los orígenes de la «pavimenta púnica», es el encontrado en Kerkouane y que datan del siglo V antes de J. C.
Problema de interés es el de cronología del mosaico. Para poder deducirla, recurrimos al estudio de la estratigrafía en este lugar del yacimiento (fig. 3) y al estudio de los materiales encontrados en los diferentes estratos y especialmente el relativo al mosaico.
Estratigráficamente se halla en el llamado por mí estrato D, que
en todas las excavaciones hasta ahora practicadas, corresponde a fines
del siglo I antes de J. C., probablemente en la época en que Illice fue
declarada Colonia Romana.
A los veinte centímetros de la superficie fue hallado un pavimento
formado por una lechada de cal sobre tien·a apisonada.
En este primer estrato sólo fueron encontrados un asa de vidrio y
tres conchas; un fragmento de la boca de una tinaja grande de barro
color marrón claro, con muchas impurezas, y dos fragmentos de sigillata
clara.
Proseguimos profundizando y encontramos a los veinticuatro centímetros de la capa de cal antes citada otro pavimento formado con piedras cogidas con barro, cuyo pavimento tiene siete centímetros de espesor.
(3) J. P . MOREL: «Kerkouane, ville punique du Cap Bon: Remarques Archeologiques et Historiques.» Melanges d'Archeologie et d'Histoire. París, 1969.
-74-
[page-n-81]
7
MOSAICO DE LA ALCUDIA (ELCHE)
En este estrato fueron hallados los objetos siguientes: un cuello de
tinaja de borde vuelto, con engobe amarillo al exterior; un fragmento de
boca de ánfora; varios fragmentos de cerámica gris ahumada, de cocina; varios fragmentos de platos o tapaderas, de barro rojo con bordes
ahumados o ennegrecidos; varios fragmentos de sigillata clara; dos frag-
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Fig. 3
mentos de sigillata sudgálica, lisa; un clavo de bronce, y un fragmento
de cerámica gris, estampada, con palmeta (Lám. V).
Más abajo y a treinta y ocho centímetros del piso anterior encontramos otro pavimento, construido en la forma que en la localidad se
llama «trespal», o sea, formado por una capa o base de cantos rodados
cogidos con cal blanca y cubiertos por una gruesa capa de esta cal, cuyo
conjunto tiene un espesor de dieciocho centímetros.
De este estrato proceden los objetos siguientes: Muchos fragmentos
de tapaderas de barro rojo, con borde negro; varios fragmentos de cerá-75-
[page-n-82]
8
A. RAMOS FOLQUES
mica gris ahumada; un tubo de hueso, con agujero lateral; un estilo
de hueso; un astrágalo; muchos fragmentos de sigillata clara; varios
fragmentos de estucos pintados procedentes de las paredes de las casas;
un cuchillo de hierro (Lám. V, A) ; un denario de la República romana;
unos fragmentos de láminas de cobre, y varios fragmentos de láminas
de yeso, conocidas en la localidad con la denominación de «espejuelo
de asno».
Debajo de este piso y a noventa y cinco centímetros de profundidad
respecto al piso anterior, apareció el mosaico objeto de este estudio y
a su lado otro de tipo signinum.
Fig. 4
(t. n.)
Los materiales encontrados sobre el mosaico son los siguientes:
-Vasito de paredes finas de barro rojizo, tronco cónico, con borde de la boca
vuelto hacia afuera. Alto: 98 mm. y su parte más ancha 82 mm. (figura 4 y lám. VI, A).
-Fragmento de vaso, cilíndrico, de barro rojizo (lám. VII, A, 1).
-Fragmento de plato, con borde vuelto, de barro amarillo rojizo, con engobe
amarillo (lám. VII, A, 2).
-76-
[page-n-83]
MOSAICO DE LA ALCUDIA (ELCHE)
9
-Fragmento de base de barro rojizo con superficie lisa amarilla (lám. VII, A, 3).
-Fragmento de plato, de barro amarillento con borde vuelto al interior (lámina VII, A, 4) .
-Fragmento de t apadera de barro rojo basto (lám. VII, A, 5).
-Una pieza de hierro, casi cuadrada, cuyos lados miden 5 X 4 centímetros
(lám. VIII, C).
-Un clavo de hierro de 0'105 m. (lám. VIII, C).
-Una lucerna incompleta, de barro amarillento (lám. VIII, B).
-Fragmento de una cadena de hierro, grande, con un eslabón de 85 mm. y tres
más pequeños de 52 mm. (lám. VIII, D).
-Una fíbula, a falta de la aguja, de 51 mm. de larga (lám. VIII, A).
-Pie de vaso, campaniense, de barniz rojo dorado y barro rojo, con esfumaturas
como la campaniense A (lám. VII, B, 1) .
-Fragmento de base de plato campaniense B-2 (lám. VII, B, 2).
-Otro fragmento de base de plato campaniense B-5 (lám. VII, B, 3).
-Plato incompleto de barro gris, imitación campaniense (lám. VI, F).
-Fragmento de cuenco de barro gris, imitación campaniense (lám. IX, 4).
-Fragmento de cuenco de barro gris, imitación campaniense (lám. IX , 8).
-Fragmento de cuenco de barro gris, imitación campaniense (lám. IX, 5).
-Ollita incompleta, de barro gris, con engobe negro, a manera de imitr..ción de la
cerámica campaniense, de Ibiza ( ? ), con borde vuelto al exterior (lám. IX, 1).
-Varios fragmentos de vasos de paredes finas decoradas a la barbotina.
-Fragmento de mortero de cocina para salsa, de barro amarillo-marrón.
-Vertedero de mortero de cocina de barro amarillo (lám. IX, 3).
-Fragmento de borde de mortero, barro rojo muy duro, con engobe fuerte al
exterior y en el interior (lám. IX, 2).
-Otro fragmento similar al anterior.
-Otro fragmento de barro rojo, sin engobe.
-Base de mortero de cocina con engobe amarillo en el exterior.
-Tapón en forma de disco para ánfora hecho con piedra arenisca de unos 10 cm.
de diámetro.
-Otro fragmento de mortero de cocina, con barro amarillo.
-Fragmento de boca de ánfora de barro rojizo, lavado (lám. IX, 6).
-Otro fragmento de boca de ánfora de barro amarillo-rojizo con engobe amarillo
(lám. IX, 9).
-Otro de barro rojizo con engobe amarillo (lám. IX, 7).
-Otro de barro rojizo con engobe blanco (lám. IX, 10).
-Otro de barro amarillo (lám. IX, 11).
-Otro de barro amarillo.
-Base de ánfora de barro rojizo.
-Pie de ánfora, de barro rojo, con engobe blanco.
-Varios fragmentos de vasijas ordinarios.
a) Base de una vasija de barro amarillo.
b) Asa de tres nervios simulados, barro amarillo.
e) Borde de boca y parte de asa.
d) Asa.
e) Base de anforita de barro amarillo.
f-g) Base de vasija de barro amarillo rojizo.
h) Asa de harro color avellana con engobe blanco.
-Varios fragmentos de platos.
a-b-c-d) De barro amarillo.
e) Barro rojizo.
-Fragmento de cuenco barro rojo, ennegrecido al interior, que en cierta manera
recuerda la cerámica campaniense B.
-Fragmento de tapadera de barro rojo oscuro.
-Fragmentos de escudillas, de paredes inclinadas, de barro color avellana, granuloso, con espeso barniz interior de color rojo.
- Base de vasija de paredes finas, de barro rojo en el interior y amarillo en el
exterior.
- Boca de vasija de barro rojizo.
-Varios fragmentos de vasijas ordinarias, de barro amarillo rojizo, rojo o marrón.
-Varios fragmentos de bordes de vasijas de barro gris, basto, ahumado, así como
un fragmento tapadera.
-77-
[page-n-84]
10
A. RAMOS FOLQUES
-Fragmento de vaso globular con borde de la boca vuelto hacia afuera. Barro
amarillo.
-Parte de la base de una pequeña vasija de barro amarillo.
-Otro fragmento de la base de un vaso de barro amarillo.
-Fragmento del cuello y boca de una vasija de barro rojizo.
-Fragmento de un vasito de barro amarillo-gris claro, con arranque del asa.
-Fragmento de una vasija grande de barro gris oscuro, homogéneo, con engobe
marrón y bandas de siena rojizo e importado.
-Otro fragmento de vasija grande de barro gris oscuro con engobe blanco y
pintura siena, trazada a peine, con líneas onduladas (fig. 6-f).
También han sido hallados en el estrato comprendido entre el mosaico
que nos ocupa y el piso de «trespal» superior las cerámicas siguientes:
a) Fragmento de borde de plato de cerámica presigillata, de color :! naranjado
su barnir. de barro blando que se raya con la uña.
b) Borde de vasija, barniz naranja, barro blando.
e) Otro fragmento parecido.
Fig. 5
(1/2)
-78-
[page-n-85]
11
MOSAICO DE LA ALCUDIA (ELCHE)
d) Base de vaso con barniz en el lado de la marca y sin barniz en el otro
latlo, la pasta clara y blanda que se raya cori la uña.
e) Y fragmentos de sigillata aretina.
- Fragmento de las base de un tazón, decorado en su interior con unas hojas
(fig. 5-c y lám. X, C) .
-Fragmento con decoración de una hoja a una tinta plana (fig. 5-d y lám. X, A).
-Fragmento con decoración reticulada (fig. 5-e y lám. X, E y G).
-Otro fragmento con decoración en siena, con una banda de SSS (fig. 5-f y
lámina X, D).
-Fragmento con decoración en siena, con banda de SSS y otros dibujos (fig. 6-e).
-Fragmento de base de gran copa ibérica, con parte de roseta (fig. 6-a y lám. X, F).
¡---~-
Fig. 6
(1/2)
- Otro fragmento con decoración en siena (fig. 6-b).
-Otro semejante (fig. 6-c).
-Otro con espirales (fig. 6-d).
- Fragmento de plato con decoración a peine (fig. 6-i).
-Fragmento del borde de un kalathos (fig. 6-g).
-79-
---
[page-n-86]
12
A. RAMOS FOLQUES
-Base de una copa, con parte de una roseta (fig. 6-h y lám. X, B).
-Fragmento de cerámica ibérica, con parte de un ala (fig. 7-a y lám. XI, B).
-Otro fragmento de cerámica ibérica con parte del cuerpo de un cuadrúpedo
(fig. 7-b).
-Fragmento de un gran vaso con representación dei cuerpo de un cuadrúpedo
y debajo un ave (fig. 7-c y lám. VI, B).
-Otro fragmento de cerámica ibérica (fig. 7-d).
Fig. 7
(1/2)
-Otro fragmento con un fruto, tal vez cápsula de adormidera (fig. 7-e y lám. VI, D) .
-Otro fragmento con la cabeza de un ciervo con un asta, una roseta y la pata
de otro animal (fig. 7-f y lám. XI, E).
-Un hierro curvado con un extremo de 17 cm. de largo (lám. VI, C).
- Una hoja de hierro de 105 mm. de larga.
-Una pierna de barro rojo, tal vez de una muñeca, de 6 cm. de alta (lám. XI, C) .
-Un fragmento :ie vaso de pasta vítrea de 3 X 2 cm. (lám. XI, A).
-Fragmento de cerámica ibérica con la representación de un querubín con
alas y que eleva entre sus manos una arqueta, con una hoja en su parte superior.
Pintado en siena y con líneas incisas sobre la pintura, lo que le da más realismo
(fig. 5-a y lám. XI, D).
-80-
[page-n-87]
MOSAICO DE LA ALCUDIA (ELCHE)
13
-Fragmento conteniendo una inscripción en caracteres ibéricos de la que Ramos
Fernández (4) dice:
«Pintada sobre fragmento de cerámica ibérica, cuya lectura U M U S parece ser
la terminación de un nombre latino transcrito con caracteres ibéricos, lo que no
sería imposible pues el fragmento cerámico en cuestión es de época ibero-romana,
posiblemente del siglo I a. de C.» (fig. 5-b y lám. VI, E).
En cuanto a las seis monedas encontradas sobre el mosaico, cuatro
son de Carthago-Nova, del grupo que, según Vives Escudero, tiene un
carácter republicano.
La otra moneda, un poco borrosa, puede ser el número 2 de la lámina CXXXIII de Vives, hacia el año 13-12 antes de J. C., asegura don
Pío Beltrán (5).
Es decir, que todas son de época anterior o de principios del Imperio.
De Carthago-Nova son los números 2, 4, 6 y 7 de la lámina CXXX
de Vives y el número 2 de Irippo.
Por todo ello, cerámicas y monedas, además de lo que por sí sólo
expresa el mosaico, creemos que se trata de un mosaico que corresponde
a la segunda mitad del siglo I antes de Jesucristo, tal vez al momento
de ser declarada Illici colonia romana, con unas leyendas que tal vez
expresen los nombres de indígenas latinizados.
(4) R. RAMOS FERNANDEZ: «
Archivo de Prehistoria Levantina XII. Valencia, 1969, pág. 173.
(5) P. BELTRAN VILLAGRASA: «Las primeras monedas latinas de Ilici.»
Junta Municipal de Arqueología de Cartagena. Publicaciones, l. Cartagena, 1945,
página 3.
-8111
[page-n-88]
[page-n-89]
RAMOS .-Mosaico helenlstico
LAM . 1
[page-n-90]
RAMOS.-Mosaico helenístico
LAM. 11
[page-n-91]
RAMOS.-Mosaico helenístico
LAM . 111
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RAMOS.-Mosaico he!enfstico
LAM. IV
[page-n-93]
RAMOS .-Mosaico helenfstico
LAM . V
[page-n-94]
RAMOS .-Mosaico helenístico
LAM . VI
.- 3
[page-n-95]
RAMOS.-Mosaico helenístico
.A
B
LAM . VIl
[page-n-96]
RAMOS .-Mosaico helenístico
e
LAM. VIII
[page-n-97]
RAMOS.-Mosaico helenístico
LAM. IX
[page-n-98]
LAM . X
RAMOS.-Mosaico helenístico
A
D
[page-n-99]
RAMOS.-Mosaico helenístico
LAM. XI
[page-n-100]
J. J. JULLY
(A G DE)
Céramoiogie: trois analyses de laboratoire. Exemplaires
d'Eolide, de D'é los et du Languedoc Mediterranéen
L'archéologie de nos jours ne peut plus se passer d'analyses de laboratoire. Certes le meme chercheur ne peut que trés rarement unir les compétences proprement archéologiques a ce1les de l'homme de laboratoire.
C'est pourquoi des échanges de renseignements entre des disciplines devenues complémentaires sont aujourd'hui une absolue nécessité scientifique.
Depuis plusieurs années nous avons tenté de réunir divers types
d'examens de laboratoire de maniere a pouvoir présenter un abrégé de
ce qui pourrait etre qualifié une recherche technique d'ensemble sur des
céramiques de période archa!que (VIIeme et VIeme siecles).
Nous donnons ci-apres les résultats de trois examens de nature distincte. Ces examens ont été faits dans trois laboratoires fran¡;ais et a
I'aide d'échantillons parfois identiques, parfois différents.
Les céramiques examinées proviennent pour une part de gisements de
la Méditerranée orientale - Larisa-sur-l'Hermos et Délos- et pour une
autre part de sites qui, en Languedoc méditerranéen, ont été précocement
hellénisés: la Monédiere a Bessan, Hérault et Montfo a Magalas, Hérault
également.
Les trois laboratoires qui ont bien voulu nous communiquer leurs
conclusions d'examen, conclusions que nous accompagnerons, ici et la,
de certains commentaires personnels, sont les laboratoires suivants:
t. o
Laboratoire de l'Institut de Céramique Fran¡;aise a Sevres:
- courbes de dilatation, étude au microscope polarisant sur
les tessons eux-memes, microphotographies;
-83-
[page-n-101]
2
J. J. J1JLLY
2. 0
Laboratoire de l'I. G. A. L. (professeur P. Bordet, París) :
- étude de lames minces, pétrographie;
3. 0
Laboratoíre du Centre d'Etudes Gallo-Romaines, Université
Lyon II (professeur M. Pícon, assistant P. Dupont) :
- étude des principaux éléments contenus dans divers échantillons en provenance de la Méditerranée orientale et du
Languedoc méditerranéen: teneur exprimée en % de leur
principal oxyde.
L'orígine de récolte des pieces examínées se répartit aínsi:
1.0
L C. F. (Sevres) =
Eolide: Larisa-sur-l'Hermos, échantillon Larisa 4 = l. C. F. 12.105;
Délos, échantillon Priv. (8) = I. C. F. 12.106;
Languedoc méditerranéen, la Monédiere, Bessan, Hérault, échantillon Mon. pers (1) = l. C. F. 12.107; échantillon f3 52 = l. C. F .
11.425; échantillon e 90 = I. C. F . 11.462.
2. 0
l. G. A. L. (París) =
Mémes échantillons: Larisa 4, Délos Priv. (8), la Monédiere Mon.
pers (1);
3.°
C. E. G. R. (Université Lyon II) =
Eolide: Larisa-sur-l'Hermos, échantillons J 1 a 4;
Languedoc méditerranéen, la Monédiere, Bessan, Hérault, échantillons J 5 a 10, Montfo, Magalas, Hérault, échantillon J 11.
Les échantillons I. C. F . 12.105 (Larisa/Hermos), l. C. F. 12.106
(Délos) et l. C. F. 12.107 (la Monédiere, Bessan, Hérault) proviennent
de coupes: Voir la planche V. L'echantillon l. C. F. 11.462 (La Monédiere,
Bessan, Hit.) appartient a un grand vase cuit en atmosphere réductrice et
de forme nom dét<::rminable.
Les autres échantillons proviennent également de Larisa/Hermos
a J 4) et encore de la Monédiere; l'autre site languedocien retenu a
été le site de Montfo a Magalas, Hérault. Ces dernieres pieces ont été
choisies pour leur diversité d'aspect et de technique.
(J 1
I. C. F . (Sevres): date de examens: X. 1964.
12.105: Larisa-Hermos 4 (fragment de coupe, collections de I'Institut d'Etudes
Classiques de I'Université de Stokholm);
terre cuite: épaisseur 7 mm., quelques cavités de l'ordre du mm.,
la plupart des cavi tés son de l'ordre du 100e de mm;
couleur de la tranche : aspect tripartite: plus claire au coeur; présence
de matieres organiques et de fer;
-84-
[page-n-102]
TROJS ANALYSES
3
coul eur de la surface ext. : brun rouge (Code Expolaire E 42); (*)
dégraissant: quartz: rare 260 ~· moyenne 50 ~ quelqu'uns 10 ¡t
mica s: rares: 150 ~ x 3 11. moyenne: 80 ft x 1 ~
c.al cite: r aYe!> : 50 1 moyenne 30 f1
1.,
enduit: intérieur brun rouge brillant (Code Expolaire E 44), extéri eur,
sous la levre, également Code Expolaire E 44 + décor de traits en rectangle ; a noter a l'intérieur: 2 filets blanchatres et 2 filets brun tres
pale;
température: courbe de dilatation: 800".
N. • photo: l. C. F. 1344 = 500 ~ = notre planche l.
Examen de la lame mince Larisa 4 a u microscope (professeur P. Bordet), janvier 1970.
La r. 4 = I. C. F. 12.105 (Larisa-Hermos).
<< Pate fine, brun rouge, phylliteuse (légerement opacifiée et grumeleuse dans les
surfaces les plus épaisses de la lame), tendance a un quadrillage losangé dessiné par
les phyllites orientées.
Riche en éléments détritiques tres fins dont les quartz fins.
Grumea ux argileux fins ou grains de calcite-micrite calcinés.
Phyllo-silicates paJes pléochroi:ques (Biotite baueritisée), Chlorite? Séricite (Muscovite ?) . Biotite (Biotite opacifiée de sol?).
Fragment isotrope rouge : verre volcanique. Fragments de roche microlitique (volcanisme acide) .
Minéral a fort pléochroi:sme Bleu-vert.
(Nombreuses vacuoles ou arracha ges de préparation?)».
l. C. F. (Sevr-es): Meme date d'examen.
12.106: Délos Priv. (8) (fragment de coupe), collection priVee;
terre cuite: épaisseur : 2 mm., texture serrée, patte assez tendre, rayée par
l'ongle, pores tres fins;
couleur de la tranche: aspect bipartite: brun jaune clair et gris;
argile utilisée : tres fine ou bien obtenue par élimination des gros grains;
dégraissant: quartz : max. 40 f.l. 50 ~
micas: quelqu'uns 400 f.l. x 10 J' K moyenne 20 f.l.
fer : beaucoup de fer de 30 fl• elérnents orientés par le fac;onnage dans le sens
du travail de la piece;
enduit : intérieur: brun jaune foncé; extérieur: brun noir;
température: courbe de dilatation: 900";
N." photo: l. C. F. 1347 500 ~ = notre planche. II.
Examen de la lame mince de Délos, Priv. (8) au microscope (professeur P. Bordet), janvier 1970.
Délos, Priv. (8) = I. C. F. 12.106.
«Pate fine, brun rouge clair a grisatre, a tracé fluida!, isotrope, un peu opaque
au centre de la plaque (terre holophylliteuse avant cuisson?).
Phyllites type «Chlorite-Séricite-Illite»? rubéfiés ou incolores suivant les zones de
cuisson.
(*) Dans les lignes que nous avons consacrées a la description technique faite
l'oeil nu il n'a pas été tenu cornpte des couleurs de la surface extérieure et de la
surface intérieure puisque cette sorte de renseignernents est dépourvue de valeur scientifique réelle. Les couleurs sont celles de la «Notice sur Le Code Expolaire», A. Cailleux,
G. Taylor. (Editions Boubée, París).
a
-85-
[page-n-103]
4
J. J. JULLY
Fragments de roche a Chlorite et Quartz (Chlorito-schiste?).
Quartz fins anguleux fréquem ment en «plaquettes», esquilles. Grandes Biotites
tres rares.
Fragments roulés a aspect de silex».
l. C. F. (Sevres): Meme date d'examen.
12.107 : Mon . pers. (1) (fragment d 'un bord de coupe «ionienne» de la forme B 2, collection personnelle, ramassage en surface a la Monédiere, Bessan, (Hérault) .
t err e cuite: ép1.isseur 4 mm., t exture poreuse avec quelques ca vi tés de forme
allongée : effet du tournage;
couleur de la tranche: brun rouge clair (Code Expolaire C 44 );
couleur de la surface : rouge clair (proche de la teinte Code Expolaire C 36);
dégraissant: quartz < 100 ~' moyenne : e ntre 10 ~ et 20 ~~
micas : entre 5 J.l. et 15 ¡~
f er : bien réparti dans la masse;
enduit : intéríeur : noir ; extérieur : la teinte varie du brun au noir.
N . B. : l'epaisseur de l'enduit a l'intérieur est comprise entre 10 J.l. et 20 ¡.~.;
la pate est tres micacée avec assez peu de quartz et de fer.
t empérature: courbe de dilatation : 1000•;
N.• photos: l. C. F . 1345 : 500 ~ = notre planche III.
l. C. F . 1346 : 200 ¡~ = notre planche IV.
Examen de la lame mince de la Monédiere, Bessan, Hérault, Mon.
pers. (1) au microscope (professeur P. Bordet), janvier 1970.
Mon. pers. (1) = l. C. F . 12.107.
«P at e asrez fine, riche en grandes phyllites (dét ritiques, héritées) .
Grumeaux a rgileux ou micritiques, fond argi leux f in nébuleux isotrope.
Quartz anguleux (quantité égale de quartz et d'ablite ?) .
Muscovite-Séricite.
Chlorite.
(Biotite opacifiée ?).
Plagioclases. Fragment de micaschiste ou chlorito-schiste.»
«Tableau des éléments dominants dans les trois pieces.»
Numéros
l. C. F.
Chlorite
rubéfiée
niotite (?)
brunc opaque
+
12.105
12.106
+
12.107
+
+
Sérici t e-----+ Muscovi te Ca lci te
+
+
?
+
+
"Conclusión :
«Céramiques fines de zones de bas métamorphisme :
chlorito-schiste, schiste sériciteux, schiste a deux micas.
Terres cuite& r ésultant de préparations élaborées (mélanges, décantation ) donna nt
un classement granulométrique fin d'une part et, d'a utre part, un enrichissement
en phyllites.
12.105: reflete lz. présence d'un volcanisme rare (andésitique?)
(Type
Thera-----+- Asie Mineure) + volcanisme plus basique (?). Richesse en f eldspaths
( Albite ( ? ) ) moindre que les deux autres échantillons.
-86-
[page-n-104]
5
TROIS ANALYSES
12.106: éléments globuleux isotropes avec cristallites internes tres rares non identífiées. (Elément fréquent, en cours d'étude).
12.107: Le plus riche en feldspaths et en grandes phyllites done le plus proche
d'un massif métamorphique?
Remarque: la recuisson de 1000" en laboratoire (Dilatométrie) a affecté l'échantillon r¡ui originellement a peut-étre subi une cuisson moindre)». N. B. Voir précédemment: température de cuisson : 1000" a !'origine.
« Il
semble difficile si non impossible d'attribuer ces trois céramiques
Elles sont peu différentes de certaines céramiques attiques du Vl?~me siecle (Collections de la
Faculté de Clermont) .»
Remarques générales:
Rapprochements concernant les p1eces en terre cuite en atmosphere
oxydante: Larisa/Hermos (Lar. 4 = I. C. F. 12.105) et la Monédiere
(Mon. pers (1) = I. C. F. 12.107), deux fragments de bords de coupes
et la Monédiere ((3 52 = I. C. F. 11.425), fragment de pied tronconique
de coupe de type ionien forme B 2.
a un méme atelier malgré les similitudes techniques.
argiles : Lar. 4 : pas une argile réelle : éluvión superficielle;
Mon. pers (1): méme constatation : a partir de minéraux micaschistes
(socle métamorphique) + feldspath en assez mauvais état : indication
de volcanisme;
f3 52 : argile ferrugineuse;
prltes
Lar. 4 : bien préparée, tranche brun rouge clair (Code Expolaire D 24);
Mon. pers. (1) : sans préparation : terre cuite «brute de sol»; fer bien
réparti dans la masse; tranche rouge tres pale (Code Expolaire C 23);
f3 52 : homogene, compacte, tranche : fer comme l'exemplaire précédent [lVwn. pers. (1)], teinte noisette rosé;
dégraissants: Lar. 4 : notamment du mica noir (biotite), fin;
Mon. pers. (1) : notamment du mica : deux fois plus long que celui
de Lar. 4;
/3 52 : notamment des cristaux de quartz; plus fins que ceux de
l'exem;;¡laire précédent [Mon. pers. (1)];
enrluits: Lar. 4 : couleur brun rouge (Code Expolaire E 44), adhérent et brillant,
d'un type no connu sur les si tes du Gol fe du Lion; Mon. pers. (1) : intérieur : noir métallisé (proche de la teinte Code Expolaire J 90 : gris
tres foncé); extérieur : variable : brun rouge (Code Expolaire F 43),
brun foncé (Code Expolaire H 44) : dilué/non dilué : "Nuancierung";
/3 52 : intérieur : variable : brun rouge/gris noir mélés : "Nuancierung" imité ou accidente! (?); extérieur : brun rouge (Code Expolaire F 43);
cuisson
Lar. 4 : 800°;
Mon. pers. (1) > 1000° (céramique tres cuite
f3 52 : recherche non faite.
> 900°);
localisation d'atelier de fabrication:
Lar. 4 : Méditerranée orientale : aire méridionale des Cyclades
(Thera/Santorin) et Asie Mineure : aire de type volcanique rare (Professeur P. Bordet);
Mon. pers. (1) : zone de volcanisme : trois possibilités : zone Maures/Estérel, zone de l'Agades : Agde/Bessan/St. Thibéry, d€partement
de l'Hérault, región de Barcelone; remarquer la paren té minéralogique avec l'exemplaire en provenance de Larisa/Hermos : Lar. 4.
-87-
[page-n-105]
6
.T . .T. JULLY
/3 52 : Méditerranée occidentale, cote septentrionale, probablement a
l'Ouest du Rhone : criteres plus typologiques que techniques, l'analyse
de cette piece étant restée incomplete .
Extraits des Proces-Verbaux d'Essais l. C. F. 12.105
a 12.107
1/
Nature des essais: détermination des courbes de dilatation des tr:>is tessons
remis par M. Jully.
2/
M ode opératoire: Les courbes de dilatation ont été effectuées a u dilatometre
a enregistrement mécanique systeme Chevenard, sur des éprouvettes de 65 mm.
de longueur découpées dans les échantillons et séchées a l'étuve a 105/110" c.
Les courbes ont été determinées avec une v:itesse de montée en température
uniforme de 100° heure.
Les barreaux ont été passés deux fois au dilatometre:
la premiere courbe met en év:idence le retrait des échantillons gonflés a
l'hum.idité par vieillissement;
- la deuxieme courbe donne la dilatation de l'échantillon recuit a 1110".
3/
Résultats: V oir les courbes de dilatation :
12.105
fig. 1 et 2.
12.106 : fig. 3 et 4.
12.107 : fig. 5 et 6.
4/ Conclusiones:
l.
c. F'.
12.105:
l.
c. F'.
12.106:
c. F'.
12.107:
L'échantillon présente, a partir de 130" un fléchissement de la courbe de
dilatation par suite de son dégonflement.
L'effet quartz est marqué vers 600•.
L'échantillon se rétracte a partir de 800•; cette température correspond
approximativement a la température de cuisson du produ.it. Cette basse température de cuisson explique également le net gonflement de cet échantillon
a l'humidité.
L'échantillon présente un fléchissement important de la courbe il partir de
200• díl. a son dégonflement; l'effet quartz est a peine marqué. Cette piece a
été cuite vers 900• et l'échantillon a été nettement gonflé a l'humidité par
vieillissement.
l.
Pour cet échantillon le fléchissement a 200• est beaucoup moins important;
l'effet quartz est peu marqué. La piece a été cuite vers 1000•.
Fait a Sevres, le 23 octubre 1964
Pr l'Ingénieur en Chef
signé «illisible»
Remarques complémentaires sur ces trois pieces:
1/ microphotographies :
la comparaison par rapprochement de la microphotographie 1344 (1. C. F.
12.105, Larisa/ Hermos) (500 ~) et de la microphotographíe 13-15 (I. C. F.
12.107, la Monédiere, Bessan, HérauJt) (500 11 ) permet de se rendre compte
d'un aspect granulométrique assez comparable (répartition, dimension). Voir
les planches I et 111.
2/
lames minces (photo planche V, rang supérieur):
la comparaison des couleurs de la pate des pieces 12.105 (Larisa/Hermos) 12.107 (la Monédiere/Bessan) semble obliger a reconna!tre que les couleurs des
pates de& deux pieces sont tres voisines; dans les deux cas il y a une dominante
rouge alors que dans le cas de la lame mince de l'exemplaire provenant de
Délos (Archegeseion) la teinte dominante est une teinte brune.
-88-
[page-n-106]
TROIS ANALYSES
3/
7
barreaux échantillons, (photo planche V, rang du milieu; état apres passage
une seconde fois au Dilatometre):
12.105: des trois barreaux, c'est celui-ci qui a pris la teinte la plus rouge;
Remarque Laboratoire l. C. F.: «Le barrea u échantillon passé une seconde
fois au dilatometre présente un effet qua1tz plus marqué et une dilatation
typique des pates argilo-quartzeuses».
12.106: la couleur rouge de ce barreau est assez comparable a celle du barrea u
12.107 (la Monédiere);
Remarque Laboratoire l. C. F.: «Le barrea u écbantmon passé une seconde
fois au dilatometre présente un effet quartz plus marqué et une dilatation
sensiblement identique a la précédente».
12.107: ce barrea u est probablement celui qui est le moins rouge des trois
baneaux ·
Re;narqn; Laboratoire l. C. F.: «L'échantillon passé a nouveau a u dilatometre
ga1de un faible effet quartz et une dilatation légerement moins forte que
celle des autres échantillons».
4/ Sur la méme planche V voir les trois fragrnents de trois
co1~pes en ]n·ovenance de trois sites différents: de gauche a droite: Larisa/Hermos (fouilles L. Kjellberg, tessonnier de l'Institut d'Etudes classiques et d'Histoire de
l'Université de Stockholm), la Monédiere/Bessan, Hit (col!. personn~lle núm 1),
Délos, Archegeseion (col!. privée núm. 8).
Ces trois pieces ont servi aux analyses de l'Institut de Céramique Fran<;aise
a Sevres et aux examens au microscope de M. le Professeur P. Bordet
(l. G. A L., Paris); elles sont présentées de maniere a ce que ce soit la face
externP qui soit visible.
* * *
Aux trois pieces qui viennent d'etre étudiées sont ajoutées deux pieces
caractéristiques de formes provenant d'ateliers occidentaux:
a) Pied tronconique de coupe de type ionien et de forme B 2,
n.o Inv. (3 52 (ancienne collection J. Coulouma) ;
b) Fragment de grand vase en terre monochrome grise, n.o Inv. E 90
(ancienne collection J. Coulouma).
l. C. F. (Sevres): Date d'examen: III, 1963.
Collection J. Coulouma, núm. (3 52 : provenance la Monédiere, Bessan,
Hérault : fragment de pied tronconique de coupe de type ionien, de
fabrication occidentale et de forme B 2; diametre du plan de pose: 7 cm;
terre cuite: compacte, tres dure;
couleur de la tranche: noisette rose;
dégraissant: quartz: cristaux peu nombreux: 60 ¡t, moyenne: 20 ¡t, 30 fl
cal cite
mica
enduit: intérieur: mélange de brun rouge et de gris noir:
extérieur: brun rouge;
(com·be de dilatation non fournie)
N.o photo: I. C. F. 1289 : 1 mm = notre planche VI;
voir également notre planche photo IX, l.
Remarques:
L'argile constituant le tesson est ferrugineuse. La piece est caractérisée par la
faible quantité et la finesse des cristaux de quartz. La couleur grisi'ltre que
l'on voit au coeur de l'échantillon est due a un défaut d'oxydation au cours
de la cuisson. L'enduit brun rouge est a mettre en rapport avec une argile
ferrugineuse.
11./¡25:
a)
-8912
[page-n-107]
8
b)
J. J . .JULLY
microphotographie:
En rapprochant les deux microphotographies qui se rapportent !'une a la
pii~ce (3 G2 (imitation occidentale de la coupe «ionienne»), l'autre :l la piece
Mon. pers. (1) (coupe «ionienne», c'est a dire de fabrication -sunnoséeorientale) -planches III et VI- on note une nette différence de granuiométrie.
La texture de (3 52 est moins fine. 1! faut d'ailleurs tenir compte aussi de
caractéristiques typologiques telles que la présence, sur l'exemplaire {3 52, d'un
«bandeau» de base comparable a ceux des exemplaires hybrides du Languedoc;
il_ s'agit la d'un emprunt fait aux pieds des coupes attiques qui comportent un
b1seau: ce caractere hybride est aussi typique des pieces occidentales.
l. C. F. (Sevres): Date d'examen: 111, 1963.
Collection J. Coulouma núm. ~; 90 : provenance la Monédiere, Bessan.
fragment de grand vase en terre cuite en atmosphere réductnce.
terre cuite: épaisseur variable : 1'4 cm. -1'1.; cm.; 0 de la courbe de la
paroi intérieure (col?) : 26 cm. approximativament; texture : tranche vacuolée : cavités de plusieurs mm;
couleur de la tranche: grise; toutefois la surface interne est brun rouge
sur une épaisseur d'environ 1 mm;
dégraissant: quartz: cristaux 100 et rarement 500, moyenne 30, 50
mica: cristaux allongés : 50;
calcaire: par endroits zones calcare uses reuses;
enduit: intérieur: couche brun creme, semblant etre un engobe, sur la
moitié du tesson;
extérieur les traits du décor (rainures et lignes ondées groupées) sont
remplis de terre brun creme = meme teínte que celle de l'enduit sur la
face a l'intérieur;
temperature: courbe de dilatation: cette courbe est encore a scendante
a 1000°; l'effet quartz existe vers 600 : voir fig. 7 et 8;
Nos. des photos: l. C. F. 1297 = 1 mm = notre planche VII.
l. C. F. 1298 = 500 ¡.¡, = notre planche VIII.
N. B. L'argile constituant le tesson est quartzeuse et tres micacée; elle contient de
l'oxyde de fer et de la calcite; certains rares cristaux peuvent atteindre une
dimension de plusieurs millimetres.
Le tesson fait effervescence sous l'action de l'acide chlorydrique dilué.
Microphotographies:
La planche VII photo 1297 - présente, dans la partie supérieure de la photo,
l'image de la couche «d'engobe».
La planche VIII -photo 1298- met en évidence les paillettes de mica (cristaux
allongés).
Echantillon cuit, au laboratoire, a 1000°:
Le coeur du tesson s'est éclairci et est passé du gris au beige clair (Code Expolaire : B 62 approximativement) . «L'engobe», sur ce morceau recuit, se «Sépare» tres
nettement du reste de la tranche et fait comme une «écorce» plus foncée de teinte
brune (Code E x polaire E 53 : brun ou E 56 : brun vif).
1L4fi2:
H~rault:
* * *
Aux deux sortes d'examens dont il vient d'étre question - principalement la
détermination de la courbe de dilatation et !'examen pétrologique - il nous a paru
nécessaire d'adjoindre un examen qui comporte une analyse ch.imique. La caractérisation
d'une terre cuite peut en effet étre considérablement précisée grace a la détermination
des différents éléments qui entrent dans sa composition.
11 a été cepedant souligné récemment encore (voir D. P. S. Peacock, The scientific
analysis of ancient ceramics : a review. World Archaeology, 1, 3, February 1970,
p. 377) que le choix des éléments a mesurer risque d'étre plus ou moins arbittaire.
En effet, outre ce choix au départ, il est maintenant reconnu (loe. cit. avec référence
a l'article de A. Bouchard, De l'emploi des méthodes chimique et spectrographique pour
l'étude des poteries antiques. Geol. Rundschau, 55, 113-18) que certains éléments ont
-90-
[page-n-108]
TROIS ANALYSES
9
pe u de val2ur caractéristique; parmi ceux ci A. Bouchard rangc le titane. Par contre
le fer, le manganese, le cuivTe, le chrome, le nickel, le cobalt sont tres utiles pour
caractériser des céramiques provenant d'argiles différentes.
Le dosage des principaux éléments contenus dans onze échantillons appartenant
a trois sites différents - un site de la Grece de l'Est et deux sites du Languedoc
méditerranéen - a été fait au Laboratoire du Centre d'Etudes Gallo-romaines a
l'Université Lyon II gTace a l'obligeance de M. le Professeur M. Picon et de son
Assistant M. P. Dupont.
Le site de la Méditerranée orientale est a nouveau Larisa-sur-l'Hermos. Quant aux
deux autres sites, il s'agit de la Monédib·e et de Montfo.
Avant d'en venir a !'examen des pourcentages tels qu'ils nous ont été fournis (voir
le tableau récapitulatif joint page 93, il nous parait nécessaire d'individualiser, selon la
méthode traditionnelle, chacun des échantillons.
l . - Groupe des pieces en provenance du site de Larisa-sur-l'Hermos:
Céramique cuite en atmosphere oxydante:
- Piece núm. J 1 = Larisa/ Hermos núm. 5 a : planche XII, 2 a, b : fragment
de forme ouverte, épaisseur 0'9/0'7 cm., pate dure, tranche rose (Code Expolaire C 34), dégraissant: poussiere
de mica; intérieur (2 a): lait argileux café creme/blanchatre, peinture brun rouge; extérieur (2b) : lait argileux café cremejblancha.tre, peinture brun roux.
- Piece núm. J 2
Larisaj Hermos núm. 7 : planche XII, 4 : fragment de
gTande jatte, épaisseur 0'6 cm, pate dure, tranche rougc
(proche de la teinte du Code Expolaire C 23),
dégraissant: poussiere de mica; intérieur: rougeatre,
lissé a l'étoffe, peinture noiratre mat; extérieur: café
creme, peinture brune, diluée (technique striée intentionnellement) ; (voir la photo).
LarisajHermos núm. 8 : planche XII, 3 a, b: fragment
- Piece núm. J 3
de bord de gran bol a courbure continue, IZ 26 cm.
environ, épaisseur 0'6/ 0'4 cm., pate dure, tr:J.nche rose
(proche de la teinte du Code Expolaire e 26), dégraissant : poussiere de mica; intérieur : (3 a) : trichromie : filet brun violatre entre deux filets blanchatres,
enduit a reflets «dorés)) = poussiere de mica «doré»
mélangée au pigment ( ?); extérieur : (3 b) : brun mat
sauf la surface réservée;
- PiE>ce núm. J. 4 = Larisa/ Hermos núm. 9 : planche XII, 1 : fragment de
plat, 0 23 cm. environ, épaisseur 0'7 / 0'6 cm ., pate dure,
tranche gris rose proche de la t einte du Code Expolaire
e 21, dégraissant : poussiere de mica; intérifmr et extérieur lait blanchatre (magnésite ?) et pigment brun
gris.
I I - Groupe des pieces en provenance du site de la Monédiere:
a) e('>ramique cuite en atmosphere réductrice:
- Piece núm. J 5 = La Monécliere D ou Cat. 224; se reporter ci-dessous aux
photos X, 1 : anse a gros «boudin» médian serti dans
une gorge et ayant appartenu a un vase de grande
dimensión type amphore (?);
- Pier.e núm. J 6
La Monédiere e ou eat. 225; se reporter également aux
photos X, 2 : anse trifide d'un type qui n'est pas rare
en Languedoc médit¡¡rranéen, notamment sur l'habitat
de hauteur de Montlaures (Aude), (Musée de Narbone
núm. 7785, fouilles E. Pottier núm. 600 du ;¿ au 5 Mai
1908); l'exemplaire J 6 est en céramique cuite en atmosphere oxydante.
- Piece núm. J 7
La Monédiere A (fouille de M. l'Abbé J . Giry), élément
ayant la forme d'un «bandeau» circulaire et ayant fait
partie d'un vase «ajouré» a colonnettes (voir la planche XI, 2), vase-support (?) imitant un prototype en
-91-
[page-n-109]
10
J. J. JULLY
bois probablement et rappelant les vases a fenétres de
la ivléditerranée orientale (cf. Ch. Zervos, L'art de la
Cri!te néolithique et Minoenne, p. 481, núm. 800; support
de vase, Gournia, H. 29 cm., Minoen récent III a) et de
de l'Etrurie; caractéristiques techniques : pate dure,
tranche gris clair proche de la teinte du Code Expolaire
B 10 ou de celle de C 10, vacuolée, dégraissant : mica;
traces d'enduit brun tres clair. Photos XI, 1, 2.
b) Céramique cuite en atmosphere oxydante:
Piece núm. J 8 = La Monediere G = pied de coupe «ionienne» de la forme B 2 ; enduit adhérent brun noir, tranche rouge pale,
mica ; voir planche IX, l.
- Piece núm. J 9
La Monédiere F = pied de coupe de type ionien et de
la forme B 2 ; cet exemplaire est comparable typologiquement a la piece !3 52 mentionnée plus haut ; cependant d'autres caractéristiques le distinguent : un
cercle ponctué est peint au fond de la vasque et, sous
le cone, il y a une surface peinte. Il s'agit la d'emprunts
faits aux coupes attiques de la fin du VIéme s. Cette
céramique d'un type hybride est classable parmi celles
qui sont sorties d'ateliers de la Méditerranée occidentale.
La pate micacée est assez tendre et l'enduit est rouge
moyen mat; voir planche IX, 2.
- Piece núm. J 10 = La Monédiere B : fragment d'épaule de vase fermé
- oenochoé ? - décor de rosette de points et filets
rouge jaune (Code Expolaire, E 58) surface inférieure
gris rouge foncé, tranche jaunatre, poudreuse, assez
tendre, micacée; voir planche IX la figure 4. Remarquer,
a sa gauche, un exemplaire d'aspect analogu:). Il s'agit
toutefois d'une piece - non exa!1Vnée en laboratoire d'une technique tres différente: la tranche est rose
comme celle de certaines céramiques de Rhodes et le
pigment est dilué avec des teintes variables et jamais
posées en a-plats. La piece est dans les coll("ctions du
College d'Enseignement Général de Bessan.
- Piece núm. J 11 = Montfo, Magalas, Hérault, Catalogue Coulouma
N. • 266 : bord de cruche/oenochoé avec «rotelle» ou
disques latéraux a I'attache supérieure de l'anse; pate
brun pale; assez tendre; voir planche X, 3.
* * *
Résultats de l'examen en laboratoire exemplaires qui viennent d'etre décrits:
analyse chimique -
des onze
Cet examen nous a fourni des renseignements qui confirment en partie certaines
suppositions concernant les pieces recueillies en Languedoc méditerranéen.
Toutefois le caractere représentatif de !'examen est limité. En effet, ii n'y a pas eu
d'analyse préalable d'argiles en provenance de la Méditerranée orientaie. Ceci revient
a dire qu'une appartenance précise a une région donnée ne peut pas étre indiquée
pour aucune deo onze pieces examinées.
Par ailleurs ii n'existe pas de groupes de référence pour les céramiques de LarisaHermos ni pour celles du Bas Languedoc.
L'intérét cependant de l'essai qui est présenté est de montrer que des «criteres
chiffrés» peuvent non seulement augmenter la compréhensión que l'on peut avoir
subjectivement de telle ou telle céramique mais contribuer aussi a faire pencher pour
I'adoption d'une aire de fabrication donnée en mettant en évidence des ressemblanches
de composition chimique ou bien de notables différences.
Certes il faudra multiplier de tels examens, les comparer, établir des tabíeaux avec
carrés de pourcentages pour que des résultats concluants puissent étre, quelque jour
a venir' finalement obtenus.
-92-
[page-n-110]
11
TROIS ANALYSES
Afin de mettre en regard notre groupement établi avant l'analyse chimique et les
données du tableau récapitulatif des résultats en laboratoire, voici comrnent nous
avions, subjectivement, classé les pieces en question:
a) Ateliers de la Méditerranée orientale:
Céramiques cuites en atmosphere oJ.:ydante:
Nos. J 1 a 4 (Larisa-Hermos).
N." J 8 (la Monédiere).
Céramiques cuites en atmosphere réductrice:
Nos. J 5 et 6 (la Monédiere).
b) Ateliers de la céramique grecque d'Occident autres que ceux du Languedoc
occidental et de Marseille:
- Céramiques cuites en atmosphere oxidante:
Nos. J 9 et 10 (la Monédiere).
N.• J 11 (Montfo).
- Céramique cuite en atmosphere réductrice:
N." J 7 (la Monédiere).
Que nous apprend le tableau des dosages des principaux éléments contenus dans les
échantillons examinés au Centre d'Etudes Gallo-romaines de l'Université Lyon II ? (*).
Dosage des principaux éléments contenus dans les échantillons: teneur
exprimée en % de leur principal oxyde.
RECAPJTULATIF DES RESULTATS OBTENUS
N.•
Provenance
1---1-----------·11----1----1-= Larisa/Hermos n.• 4a
2'53
4'8
J 1
9'15
n.• 7
2'60
5'9
8'60
J2
0'94
6'8
n. 0 8
8'45
J3
1'89
5'7
J4
n. 0 9
8'90
18'6
12'25
5'20
J5
= La Monédiére D
..
e
J6
20'9
13'53
4'50
..
A
J7
10'32
15'5
5'40
..
G
- ..
2'91
J8
8'5
7'70
..
F
8'73
J9
11 '6
5'15
..
B
9'75
13'6
5'20
J 10 ==
11
J 11
=
Montfo
13'10
14'0
5'75
-- -------1---1
0'89
0'88
0'87
0'89
0'64
0'56
0'67
0'69
0'67
0'67
0'74
3'80
3'85
3'70
3'80
2'90
2'55
3'1 o
4'00
3'10
3'1 o
2'80
53'0
53'8
53'0
52'4
51'4
51'4
51'6
50'2
58'2
55'6
53'8
21 '4
20'0
20'4
21'3
14'3
13'6
15'6
21'4
14'6
15'0
16'0
93'04
93'03
93'22
92'99
93'04
93'51
91'87
92'49
93'32
93'17
93'09
(*) «Les céramiques ont été analysées en spectrométrie par fluorescence X sous
vide (Tube a rayons X avec anticathode au chrome).
Les échantillons ont été préparés selon la méthode de Rose, Adler et Flanagan (1963). La céramique a d'abord é~é broyée puis grillée a 1100" C avec un mélange
de 85 % de tétraborate de lithium et 15 % d'oxyde de lanthane, dans la proportion
de 8 parts de mélange pour une céramique. Chaque perle obtenue a été ensvite broyée
avec une petite quantité d'acide borique qui servira de liant dans l'opération suivante.
Celle ci consiste a fixer sous vide un peu du broyat précédent a la surface d'une
pastille-support constituée par de l'acide borique. La quantité minimale de céramique
requise a été d'envíron 150 mg. Les divers éléments ont été évalués sur la méme pastille
pour chaque échantillon.»
-93-
[page-n-111]
12
J. J. JULLY
Remarques sur le tableau de dosage:
1/
Perte en ea u (*):
Elle est moins élevée dans les échantillons du groupe des numéros J 1 a 4
(orig:¡ne Larisa-Hermos) et aussi dans un échantillon trouvé en Languedoc
méditerranéen, dans l'Hérault, sur le site de la Monédiere, Bessan, le n.• J 8.
2/
Eléments chimiques évalués:
Comparaison des exemplaires J 1 a 4 et de l'exemplaíre J 8: proportion comparable et élevée d'oxyde ferrique (Fe 2 0,.) et d'alumine (A~ O,).
Bien que les autres éléments offrent peu de renseignements utile'3 archéologiquement il faut noter que «les proportions en calcium sont nettement plus
faibles» dans le groupe des échantillons ayant Larisa-Hermos pour provenance
que dans le gzoupe des échantillons languedociens, la piece n.• J 8 faisant
excepction.
3/
4/
Teneur en dioxyde de titane (Ti0 2 ):
Elle est plus élevée dans les exemplaires de Larisa-Hermos que dans ceux
du Languedoc méditerranéen. Toutefois, étant donné que la piece dont la
teneur se rapproche le plus de celles des échantillons d'Eolide, c'est a dire la
pieee J 11 (Montfo), est une piece considérée, subjectivement, comme ayant été
fabriquée dans un atelier occidental, il semble bien, comme certains auteurs
(A. Bouchard, D. P. S. Peacock) le pensent, que le titane ait une valeur de
caractérisation plutot faible.
Répartition en groupes homogenes:
L'échantillon J 8 mis a part, le tableau récapitulatif met en évidence l'existence de deux groupes homogenes. Ce qui contribue a différencier ces deux
groupes c'est avant tout, outre la perte en eau, la teneur en oxyde de calcium
et en oxyde ferrique. Et c'est au groupe de Larisa-Hermos qu'il est possible,
en termes d'analyse de laboratoire, de rattacher la piece J 8 (pied de coupe
«ionienne» de la forme B 2) ce qui, naturellement, ne signifie pas une appartenance a un atelier de fabrication commun ni méme a une aire de fabrication
obligatoirement commune. Néanmoins i1 est possible de remarquer que la température de cuisson de cette coupe ionienne est fort analogue a celle des céramiques de Larisa-Hermos alors que les autres céramiques recueillies en Languedoc méditerranéen «ont subí une cuisson a une température moins élevée»
et qu'elles «Sont plus poreuses que les exemplaires de Larisa-Hermos».
f:omme remarques de conclusión pour cette analyse nous pouvons reprendre les
termes mémes du rapport rédigé par P. Dupont en les complétant peut-etre par certaines
vues émises par le Professeur M. Picon au cours d'une conférence récente faite a París.
Il est certain qu'une grande prudence d'interprétation doit caractériser toute conclusion se rapportant a une analyse chimique telle que celle qui vient d'étre présentée.
11 est certain également que ce n'est pas une analyse isolée qui puisse apprendre
beaucoup. Ce ne sera en effet que grace a la confrontation d'un grand nombre d'analyses
de ce genre que des constatatíons valables pourront, quelque jour a venir, etre offertes.
Néanmoins une telle analyse nous enseigne qu'une connaissance plus complete d'une
céramique passe par des examens chiffrés fournis par un laboratoire. Cette analyse
nous enseigne également que, sans rejeter les procédés subjectifs de classemE'nt traditionnel puisque ce sont ces procédés qui resteront longtemps encore les seuls qui soient
a la portée des archéologues n'ayant pas la formation scientifique adéquate, il faudra,
de plus en plus, compléter toute description céramologique par une appréciation chiffrée
puisque, selon les propres paroles du Professeur M. Picon, ce n'est «qu'en raisonnant
sur des chiffres que l'on puisse aboutir a des raisonnements cohérents».
D'ailleurs, meme lorsque certains résultats non contestables sont acquis, il est
nécessaire de ne pas valoriser a l'exces ces résultats soit en créant des groupes arti-
(*) «La détermination de la perte en eau se fait préalablement a l'analyse par
passage au four a 1050• C de chaque échantillon prélevé et décapé. La perte en eau
est le reflet de la qualité de la cuisson du vase».
-94-
[page-n-112]
TROIS ANALYSES
13
íicie!s, soit en voulant a tout prix dépasser le stade de la probabilité. En reprenant
a nouveau les termes employés par le Professeur M. Picon, il est en effet facile de
dire que telle uo t~lle céramrque n'appartient pas a un groupe donné, groupe bien
repéré a !'avance, mais il est beaucoup plus difficile d'affirmer que la céramique en
question «vient effectivement de te! ou te! atelier».
A ces remarques d'hommes de laboratoire et sans qu'íl y ait, a nos yeux, de contradiction véritable nous pensons et nous continuerons a penser qu'il íaut aje. u ter ceci:
décrier l'emploi de criti~res de typologie, mésestimer les crit?~res stylistiques serait une
grande erreur. Toute une archéologie valable peut toujours etre batie a l'aide des
mains patientes de tacherons qui ont l'oeil attentif d'un "sensuous spectator".
-95-
[page-n-113]
[page-n-114]
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JULLY.-Trois analyses
LAM. IV
[page-n-126]
LAM. V
JULLY .- Trois analyses
3
2
Couleur des terres cuites des 3 exemplaires sur lame mince. (Code Expolaire)
1.-12105 Larisa/ Hermos, lame mince =
2.-12107 La Monediere, lame
3.-12106 Delos, lame mince
H 16, surface = E 28.
= H 26. surface = proche de
= F 32, surface = F 16/F 18.
H 18.
[page-n-127]
JULL Y .- Trois analyses
LAM. VI
[page-n-128]
JULLY .-Trois analyses
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JULLY.-Trois analyses
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[page-n-130]
JULL Y.-Trois analyses
LAM . IX
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4
La Monediere (Bessan. Herault)
.
.
[page-n-131]
LAM. X
JULL Y.-Trois analyses
1.-La Monediere, cat. núm. 224.
2.-La Monediere, cat. núm. 225.
3.-Montfo. cat. núm. 226.
[page-n-132]
LAM. XI
JULL Y .- Trois analyses
La Monediere
[page-n-133]
LAM . XII
JULL Y .- Trois anal y ses
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Larisa/Hermos (Eolide)
[page-n-134]
K SANMARTI GREGO
(Barcelona)
Cerámicas ampuritanas de barniz negro conservadas
en el Museo de Prehistoria de Valencia.
(Antigua Colección Cazurro)
I
INTRODUCCION
Durante el mes de marzo de 1972 tuvimos la ocasión de visitar el
Museo de Prehistoria de Valencia con el propósito de estudiar la cerámica campaniense que, procedente de Ampurias, se halla conservada en
dicho museo, con el fin de incluirla en el estudio general que de ella estamos realizando. Fue entonces cuando don Domingo Fletcher Valls y
don Enrique Pla Ballester nos propusieron incluir nuestro trabajo sobre
los vasos conservados en Valencia en las prestigiosas páginas de esta
revista, siendo ésta la razón por la que estas notas ven aquí hoy la luz.
Séanos, pues, permitido, antes de proseguir, agradecer al S. I. P., en las
personas de su director y subdirector, respectivamente, su amable invitación.
II
ANTECEDENTES
En 1929 la Diputación Provincial de Valencia adquirió para su Museo
de Prehistoria la colección arqueológica que don Manuel Cazurro formara
a lo largo de sus años de estancia en Gerona como catedrático del Instituto de Enseñanza Media de la citada localidad catalana. Entre los variados materiales de la colección existe un buen lote de objetos arqueológi-9713
[page-n-135]
2
E. SANMARTÍ GREGO
cos procedentes de Emporion, pertenecientes a las diferentes etapas histórico-culturales por las que pasó la antigua ciudad, pudiéndose constatar
la presencia de una gama de materiales que abarcan desde el período
griego hasta la época imperial romana (1). De ellos entresacamos un
pequeño pero interesante conjunto de cerámicas barnizadas de negro,
constituido por una decena de ejemplares, que vamos a analizar de forma
pormenorizada. Sin embargo, antes de seguir adelante, queremos advertir
del interés especial que estos ejemplares ofrecen por cuanto, dada su
integridad, es posible presumir una procedencia de alguna de las necrópolis emporitanas (2), lo cual, de ser cierto, nos permitiría hacernos una
mejor idea de las cerámicas de barniz negro utilizadas con fines funerarios en la Emporion de época helenístico-republicana, ya que, como es
bien sabido, los materiales de este tipo proporcionados por la excavación
de las necrópolis, publicados por el doctor M. Almagro (3), son poco
abundantes y menos característicos de lo que fuera de desear.
Veamos, pues, con un poco de detalle cada una de estas piezas y las
posibles conclusiones que de su estudio se puedan colegir.
III
ESTUDIO
Skyphos intacto perteneciente a la forma Lamboglia 43.
Número de inventario: 25.
Diámetro pie, 40 mm.; altura, 88 mm.; diámetro borde, 102 mm.; diámetro máximo, 161 mm.
l.
(1) Las ceram1cas griegas pintadas que componen parte de este lote han sido
estudiadas por GLORIA TRIAS: «Cerámicas griegas de la Península Ibérica.»
Valencia, 1967.
(2) Sabemos por don Manuel Cazurro que el famoso vaso que lleva su nombre,
hoy en el Museo Arqueológico de Barcelona, procedía de una de las necrópolis de la
ciudad griega, seguramente la Martí; ver MANUEL CAZURRO y EMILIO GANDIA: «La estratigrafía de la cerámica de Ampurias y la época de ,;us restos.»
Anuari de l'Institut rl'Estudis Catalans, V, 1913-1914, pág. 667. En el estudio del
vaso Cazurro aquél autor refiere que los fragmentos del vaso fueron hallados: «cerca
de los terrenos que ocupa la necrópolis griega y entre sepulturas de esta época, y
cuya adquisición pude lograr para mi colección particular por haberme llamado la
atención mi buen amigo don Pedro Víllanueva, que con tan plausible desinterés y notable celo e inteligencia realiza excavaciones ... »; ver a este respecto MANUEL
CAZURRO: «Fragments de vasos iberics d'Ampuries.» Anuari de l'lnstitut d'Estudis
Catalans, 1908, pág. 552.
(3) MARTIN ALMAGRO: «Las necrópolis de Ampurias, L» Barcelona, 1953.
-98-
·'
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CERÁMICA DE BARNIZ NEGRO
Fig. 1
3
0
(1/2)
Barniz sólido y adherente, bien repartido, de color francamente negro,
muy brillante, provisto de intensas irisaciones azuladas que, según la
incidencia de la luz, devienen grises, ligeramente manchado de marrón
en la arista del borde y sobre la parte baja de la pared externa; en la
unión de ésta con el pie se halla un filete desprovisto de barniz logrado,
seguramente, mediante la aplicación de una punta roma; fondo externo
cuidadosamente reservado, tan sólo ocupado por dos círculos concéntricos de color rojo alrededor de un punto central del mismo color. Esta
pieza parece haber sido barnizada a pincel.
Pasta casi invisible, dura, de sonido metálico, en alguna pequeña rotura aparece fina y bien depurada; color anaranjado.
Pared delgada que se engrosa progresivamente a medida que se acerca a la base; pequeño reborde algo saliente; pie de pequeño tamaño limitado, tanto por su parte interna como por la externa, por dos sutiles acanaladuras; asas finas, poco- elevadas, de sección ovalada.
Precam paniense.
Se trata de una forma muy poco frecuente en Emporion (4), fenómeno que en la variante 43 a, más antigua, se repite en el poblado de
(4) Nino Lamboglia señala que además del que se conserva en el Museo Arqueológico de Barcelona (inv. 659), existen otros ejemplares de esta forma de la misma
procedencia, afirmación que ponemos en duda pues la revisión prácticamente exhaustiva de los materiales campanienses de Emporion por nosotros realizada demuestra
que, además del ejemplar citado por Lamboglia, sólo existe de esta forma un fondo
completo del denominado Almacén Gandía, que se conserva en el Museo Monográfico
de Ampurias; ver a este respecto: NINO LAMBOGLIA: «Per una classificazione
preliminare della ceramica campana.» Atti del I Congreso Internazionale di Studi
Liguri. Bordighera, 1952, pág. 191.
-99-
[page-n-137]
4
E. SANMARTÍ GREGO
La Bastida (5) y en la necrópolis de El Cigarralejo (6). Un ejemplar que
reproduce N. Lamboglia en su clasificación, procedente de Ensérune, es
prácticamente idéntico al nuestro (7). Otro se halla en la antigua colección Rubio de la Serna, proceden te de la necrópolis de Cabrera de Mar
(Barcelona) (8).
Probablemente debe fecharse hacia la segunda mitad avanzada del
siglo IV a. de J. C.
2. Olpe intacto cuya forma se halla próxima a la Lamboglia 58.
Número de inventario: 27.
Diámetro pie, 62 mm.; altura, 163 mm.; diámetro borde, 83 mm.
Barniz de color francamente negro que en algunas zonas deviene oliváceo; de tacto rugoso, es poco resistente y se halla perdido en las zonas
del asa, cuello, vientre y periferia del pie; luciente, posee algunas zonas
de irisaciones azulado-liláceas; fondo externo barnizado.
Arcilla blanda en fractura antigua, fácilmente rayable con la uña,
fina, bien depurada, levemente micácea; color beige claro.
Decoración de falsos gallones sobre el vientre y de un aspa bajo el
arranque inferior del asa; esta última es bífida, de sección circular, provista en su parte superior de dos cintas de barro anudadas que penden
por ambos lados de la misma. Posee asimismo, sobre la pared externa,
tres acanaladuras, una de las cuales corta la parte superior de los falsos
gallones; las otras dos, en cambio, se hallan en la zona lisa de la pared,
juntas, bajo el cuello.
Pie corto y bajo cuya pared interna forma un escalón, mientras que
la externa posee una arista saliente. El cuerpo del vaso es piriforme y su
parte superior se exvasa para formar un borde circular, oblicuo con relación al eje vertical del vaso, provisto de una sutil acanaladura en su cara
interna.
Difícilmente se puede encuadrar a este ejemplar en ninguno de los
(!)) NINO LAMBOGLIA: «La ceranuca «precampana» della Bastida.» Archivo
Je Prehistoria Levantina, V, 1954, pág. 25. MARIA ANGELES VALL DE P~A:
<
y la cerámica de barniz negro.» Servicio de Investigación Prehistórica. Serie trabajos
varios, núm. 41. Valencia, 1971. pág. 170.
(6) EMETERIO CUADRADO: «Cerámica ática de barniz negro de la necrópolis
de El Cigarralejo, en Mula (Murcia) .» Archivo de Prehistoria Levantina, X, 1963, un
~olo ejemplar en la tumba núm. 49.
(7) Reproducido por N . Lamboglia en su clasificación preliminar, ver LAMBOGLIA, op. cit. nota 4, pág. 191.
(8) JOSE BARBERA: «La necrópolis ibérica de Cabrera de Mar (Colección
Rubio de la Serna).» Ampurias, XXX, 1968, pág. 104, fig. 3, núm. 7.149. Su factura
es, sin embargo, completamente distinta de la del ejemplar del museo de Valencia
que nos ocupa.
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CER.<Í.MICA DE BARNIZ NEGRO
5
Fig. 2
(1/2)
tipos campanienses hasta ahora determinados por los diferentes autores,
si bien algunos indicios permiten, en lo que a su cronología se refiere,
situarlo hacia la primera mitad del siglo III a. de J. C. En primer lugar
podemos señalar que por su forma se relaciona con otros dos olpes de
asa anudada hallados en el depósito de Minturnae (9), pertenecientes a
(9) AGNES KIRSOPP LAKE: «Campana Supellex. The pottery deposit at
Minturnae.» Bolletino della Associazione Internazionale Studi Mediterranei, V, 4-5,
1934-1935, lám. II, tipos 4 y 5; para la datación del depósito hacia el 250 a de J. C.,
ver las páginas 113 y 114.
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E. SANMARTÍ GREGO
una producción distinta a la de nuestro vaso, pero participando todos de
un mismo ambiente cultural para cuya cronología el depósito citado señala hacia mediados del siglo III a. de J. C. Otro punto de referencia lo
ofrece la necrópolis de San Giuliano, en la provincia de Viterbo (Italia),
donde existe una tumba, la número VI, en la que se hallan asociados tres
pequeños ejemplares de esta misma forma a un bol del taller de las
pequeñas estampillas (10). Esta tumba ha sido fechada entre el final del
Riglo IV y los primeros decenios del siglo III a. de J. C. (11), datación
que a posteriori ha sido confirmada tras el estudio por J. P. Morel de
dicho taller, al que ha adjudicado una cronología fijada en la primera
mitad del siglo 111 a. de J. C. (12). Otra evidencia la ofrece el hecho de
que el citado taller hubiese también producido, además de los consabidos
bols de forma 27, olpes de la forma 58 e, muy semejantes al que ahora
nos ecup~ (13). Finalmente, cabe decir que en la tumba 64 de la necrópolis de Ensérune existe una crátera de asas anudadas (forma Lamboglia 40) de factura idéntica a la de nuestro olpe (14), siendo tan grande
su parecido que no dudamos en afirmar que ambos vasos salieron del
mismo taller. Ello significa que si aquella crátera pertenece a la tercera
fase de enterramientos de la necrópolis, fechada por J. Jannoray entre
el 325 y el 225 a. de J. C. (15), obtenemos un nuevo dato que permite
suponer que la datación propuesta más arriba para este olpe es cierta.
3. Pátera de la forma Lamboglia 28, completa pero reconstruida a
base de numerosos fragmentos.
Número de inventario: 55.
Diámetro pie, 65 mm. ; altura, 56 mm. ; diámetro del borde, 176 mm. ;
diámetro máximo, 189 mm.
(10) PAOLA VILLA D'AMELIO: «San Giuliano. Scavi e scoperte nella necropoli
dal 1957 al 1959.» Notizie degli Scavi di Antichita, XVII, 1963, fig. 3~ y láms.
VII y VIII, núms. 17, 18 y 19.
(11) VILLA D'AMELIO: op. cit. nota 10, pág. 38.
(12) JEAN-PAUL MOREL: «L'atelier des petites estampilles.» Mélanges de
l' Ecole Fran<;aise de Rome, 81, 1969, pág. 113; «L'atelier des petites estampilles fut
actif au cours de la premiere moitié du lile siecle ... , mais il faut probablement en
situer l'apogée pendant une période d'une vingtaine d'années que je serais amené
a placer en 285-265 environ avant notre ere».
(13) MOREL: op. cit. nota 12, pág. 89.
(14) JEAN JANNORA Y: «Ensérune. Contribution a l'étude des civilisations
préromaines de la Gaule méridionale.» París, 1955, lám. XLIV, núm. 3.
(15) J ANNORA Y: o p. cit. nota 14, pág. 82.
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CERÁMICA DE BARNIZ NEGRO
7
Barniz francamente negro, sólido, pero gastado en el borde, zona
superior de la pared interna y fondo; superficie algo rugosa, provista de
abundantes estrías de torneado, muy brillante e iridiscente, manchada
de rojo alrededor del pie; fondo externo reservado pero manchado por
derrame.
Arcilla dura, rugosa, granulosa; color rojo amarronado.
Fig. 3
(1/2)
Cuatro estampillas impresas en relieve, dispuestas en posición radial,
rodeadas por una fila de estrías a ruedecilla que deviene doble al haber
sobrepasado en su aplicación el punto inicial. Las palmetas, impresas
dantro de un cartucho ovalado, se descomponen en un tallo vertical que
flanquean dos pares inferiores cuyos extremos superiores miran hacia
abajo y otro par que mira hacia dentro, adoptando la forma de signos
de interrogación. Sobre la pared externa del vaso se encuentran tres
zonas de estrías a ruedecilla decorándola.
Pared del recipiente rectilínea y muy abierta, terminada en un borde
muy saliente y algo pendiente. Pie ancho, oblicuo, cuya pared interna,
rectilínea, alcanza mucha mayor altura que la externa; esta última muestra en sección dos planos que se unen para formar un ángulo que determina la aparición de una arista bastante aguda.
Campaniense A.
Se trata de un ejemplar típico de este tipo cerámico. Por su decora-103-
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8
E. SANMARTÍ GREGO
ción parece poder ser fechado hacia la primera mitad del siglo II a. de
J. c. (16).
4. Copa intacta perteneciente a la forma Lamboglia 25.
Número de inventario: 19.
Diámetro pie, 40 mm.; altura, 47 mm.; diámetro borde, 92 mm.
Fig. 4
(1/2)
Barniz de color gris amarronado, delgado, gastado sobre la pared
externa, picado, casi opaco, ligeramente manchado de rosa alrededor
del pie, ocupa el fondo externo.
Pasta blanda, fácilmente rayable, granulosa, mal depurada, su color
varía desde un gris claro a un rosa claro.
Pie oblicuo cuya pared interna alcanza más altura que la externa;
ombligo de torneada bastante acusado.
Se trata de un producto de imitación del que, además de éste y del
siguiente, tenemos otros ejemplares en Emporion. Uno de ellos se halla
en la tumba de incineración núm. 27 de la necrópolis Les Corts (17),
asociado a un vaso en campaniense B antigua cuya datación puede ser
llevada a la primera mitad del siglo II a. de J. C. (18). Asimismo, en el
Museo Arqueológico Provincial de Gerona, procedentes de antiguos expolios cometidos en las necrópolis emporitanas, se hallan algunos ejem-
(16) La fonna 28, cuya creación remonta quizá al siglo IV o, en todo caso, a la
primera mitad del siglo III, ver CUADRADO, op. cit. nota 6, pág. 18, fig. 14 y KIRSOPP LAKE, op. cit. nota 9, lám. III, tipo 18; pasa más tarde a la campaniense A
de la que deviene una de sus formas típicas: Por su decoración creemos estar en
condiciones de poder situar a este ejemplar hacia la primera mitad del siglo II a. de J. C.
(17) ALMAGRO: Pág. 296, núm. 6.
(18) ALMAGRO: Pág. 296, núm. 5. Se trata de una pátera de la forma Lamboglia
8 en una campaniense E de producción muy antigua que muestra, por su decoración,
influencias del «taller de las asas en fonna de oreja» cuya producción conoció su
acmé hacia el segundo cuarto del siglo li a. de J. C.; ver: ANDRE BALLAND:
«Céramique étrusco-campanienne a vernis noir. Fouilles de l'Ecole Fran<;aise de Rome
a Bolsena (Poggio Moscini).» Tome III, fase. l. Mélanges de l'Ecole Fran~aise de
Rome. Suppléments 6. París, 1969, página 144.
-104-
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CER.Üvl!CA DE BARKIZ NEGRO
piares de esta misma imitación en las formas 25 y 34, respectivamente (19).
Fechable en la primera mitad del siglo II a. de J. C.
5. Vaso intacto perteneciente a la forma Lamboglia 25.
Número de inventario: 20.
Diámetro pie, 45 mm.; altura, 47 mm.; diámetro borde, 98 mm.
Fig. 5
(1/2)
Barniz negro oliváceo que vira a rojizo, delgado, gastado; superficie rugosa, provista de abundantes estrías de torneado, manchada de
marrón alrededor del pie; fondo externo reservado.
Arcilla blanda, fácilmente rayable con la uña; color beige rosado.
Pie oblicuo cuya pared interna, rectilínea, alcanza mayor altura que
la externa.
Le pueden ser aplicadas las mismas observaciones que a la pieza anterior.
6. Oenochoe de pequeño tamaño cuya forma puede ser considerada
como una variante de la More! 106, por lo que la denominaremos forma 106 c.
Número de inventario: 46.
Diámetro pie, 28 mm.; altura, 104 mm.; diámetro máximo, 59 mm.
-M-
Fig. 6
(1 /2)
(19) Vaso3 iné·ditos conservados en dicho museo a cuyo estu di o hemos
acceder por def()re ncia del doctor do n Miguel Oliva Prat.
-105 14
pedid~
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10
E. SANMARTÍ GREGO
Barniz francamente negro, espeso aunque algo gastado y picado,
luciente; ocupa el fondo externo.
Arcilla blanda en rotura antigua, fácilmente rayable con la uña;
fina, bien depurada, homogénea; color beige claro.
Cuerpo ovoidal que, tras la línea de la carena, se constriñe paulatinamente para ir a formar el cuello del que nace un alto vertedor de
bordes replegados hacia dentro. Pie de pequeño tamaño que forma un
escalón en su parte externa. Asa de sección en U, original, pero añadida
tras rotura.
A pesar de su semejanza con el oenochoe «a cartoccio» de la forma
Morel 106 b, tan frecuente en Etruria y en el País Falisco en los siglos IV y 111 a. de J. C. (20), no pensamos que este ejemplar pueda
ser relacionado con aquel, dada su factura y la especial forma de su pie
que lo acerca más a la campaniense B que a otra cosa. Por el momento
no tenemos ningún indicio para fechar a este vaso aunque sea de forma
aproximada, pero, de ser cierta una relación con la campaniense B,
debería de ser situado dentro del siglo 11 a. de J. C.
7. Vaso intacto perteneciente a la forma Lamboglia 2.
Número de inventario: 18.
Diámetro pie, 50 mm.; altura, 58 mm.; diámetro borde, 114 mm.;
diámetro máximo, 127 mm.
Fig. 7
(1 /2)
Barniz francamente negro que deviene, por zonas, ligeramente oliváceo; superficie fina y lisa, presenta zonas donde el barniz se halla
sumamente picado a pesar de su solidez; manchas marrones alrededor
del pie y zonas tornasoladas sobre el fondo interno; fondo externo reservado pero manchado por derrame.
(20) JEAN-PAUL MOREL: «Céramique a vernis noir du Forum romain et du
Palatin.n Mélanges de l'Ecole Fran<;aise de Rome. Supplément 3. París, 1965, pág. 222.
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CERÁMICA DE BARNIZ NEGRO
11
Pasta dura, lévemente micácea, compacta bien depurada; color que
vira de beige claro a rosado.
Pared flexionada y exvasada que termina por un borde aigo pendiente; pie cuya pared interna, rectilínea, alcanza mayor altura que la
externa la cual es ligeramente cóncava, llegando a forma un amago de
escalón.
Campaniense B.
La ausencia de contexto y la gran perdurabilidad de esta forma, que
se halla en el Grand Congloué (21) y en el pecio del Titan (22), hacen
muy difícil la datación de este ejemplar.
8. Pyxis intacto perteneciente a la forma Lamboglia 3.
Número de inventario: 17.
Diámetro pie, 85 mm.; altura, 56 mm.; diámetro borde, 76 mm.
Fig. 8
(1 /2)
Superficie satinada; barniz de color poco uniforme pues presenta una
gama cromática que varía desde un color rojo acastañado a un negro
intenso en la parte baja de la pared externa; delgado, gastado a lo largo
del borde y sobre las paredes externas del recipiente y pie; fondo externo barnizado.
Arcilla poco visible, parece poseer un color beige rosado.
Pie oblícuo, alto, separado del fondo externo por una acanaladura;
borde algo redondeado.
(21) FERNAND BENOIT : «Foui!!es sousmarines. L 'épave du Grand Congloué
Marseille.>> XIV supplément a Gallia. París, 1961, lám. XIII, núm. 3.
(22)
PHILIPPE TAILLEZ : «Travaux de l'été 1958 sur l'épave du «Titan» a
l'ile du Levant (Toulon).» Actes du Ile Congres International d'Archéologie sous-marin e. Albenga, 1958 (Bordigher a, 1961), pág. 197. La data ción de los materiales arqueológicos debida a F. Benoit, en la época de César, ha sido elevada por N . La mboglia
hacia un momento próximo al 80 a. de J . C., ; ver: NINO LAMBOGLIA: «Cronología r elativa dei relitti romani nel Mediterráneo occidentale.» Actas del Ill Congreso
Internacional de Arqueología Submarina. Barcelona, 1961 (Bordighera, 1971), pág. 381.
a
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12
F;. SAN:,JAf:TÍ GRECO
Campaniense B.
A este vaso le ocurre, en lo que a efectos de datación se refiere, lo
mismo que al anterior, ya que se trata de una forma que se halla atestiguada a lo largo de todo el periplo vital de la campaniense B, sin que
sufriera grandes variaciones tipológicas a lo largo de su historia.
9. Urna perteneciente a la forma Lamboglia 10.
Número de inventario: lG.
Diámetro pie, 41 mm.; altura, 96 mm.; diámetro borde, 72 mm.
Fig. 9
(1 /2)
Superficie satinada, provista de estrías de torneado sobre la parte
baja de la pared externa; barniz de color negro azulado que deviene
grisáceo en algunas zonas; picado y gastado sobre la pared interna y el
borde; luciente, manchado de marrón alrededor del pie; fondo externo
barnizado.
Pasta prácticamente invisible, advirtiéndose en algún punto su color
que parece ser beige rosado.
El pie interno, de pared rectilínea, es cónico, mientras que su pared
externa forma un escalón bastante pronunciado. La pared del recipiente
es poco curvada y termina en un borde de sección circular. En su primitivo estado estuvo provisto de dos asas simétricas, una de las cuales
ha desaparecido, en cuya base existe un bulbo.
Campaniense B.
La datación de este ejemplar resulta muy difícil establecerla con
seguridad por cuanto al tratarse de un vaso del que desconocemos el
-108-
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CERÁMICA DE BARI'!Z NEGRO
13
contexto en el que fue hallado, y ser una forma sumamente longeva,
los puntos de referencia cronológicos son prácticamente nulos (23).
10. Tapadera intacta perteneciente a la forma Lamboglia 10.
Número de inventario: 21.
Diámetro base, 74 mm.; altura 59 mm.; diámetro máximo, 97 mm.
Fig. 10
(1/2)
Superficie ligeramente rugosa, cubierta por ténues estrías de torueado; barniz de color negro acastañado que deviene oliváceo; sólido,
adherente, bien conservado, luciente y provisto de ligeras iridiscencias
tornasoladas en la parte baja de la pared externa; la pared interna, la
externa de la base y la parte inferior de la visera se hallan reservadas.
Botón de prensión troncocónico terminado en su parte superior en
un anillo internamente cónico; doble acanaladura sobre la pared ·extema,
sobre el inicio de la visera; otra acanaladura en la unión de la pared
interna con la pared vertical de la anilla de base.
Campaniense B.
Se trata de una forma poco frecuente de la que conocemos algunos
(23) Lo mismo aparece en el pecio del Grand Congloué, como en el de Spa1·gi o en
el del Titan, ver: BENOIT, lám. XIII, núm. 1; NINO LAi\fBOGLIA: <. La na Y e
romana di Spargi.» Actes du IIe Congres lnternational d'Archéologie Sousmarinc.
Albenga, 1958 (BordighHa, 1961), pág. 163, fig. 24; TAILLEZ, pág. 187, figura 6,
arriba a la izquierda. Para J. P. More! esta forma no supera de mucho el siglo II,
opinión con la que no coincidimos al haber hallado en Ampurias productos de imitación de la carnpaniense B posteriores al cambio de siglo entre los cuales aparece
la forma 10, ver: JEAN-PAUL MOREL: «Céramique a vernis noir
Antiquités Africaines, 2, 1968, pág. 63.
109-
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14
E. SANMARTÍ GREGO
ejemplares en Sagunto (24), Cartago (25), Cosa (26) y Gabii (27),
respectivamente. De procedencia emporitana, en campaniense B, sólo
conocemos el ejemplar que nos ocupa. Cabe, sin embargo, hacer notar
que en Emporion existe una tapadera fragmentada de esta misma forma
en campaniense A que, en nuestra opinión, es por ahora el único hasta
el presente detectado en este tipo cerámico.
IV
CONCLUSIONES
N os hallamos ante un i·educido pero interesan te lote de cerámica
barnizada de negro cuya cronología, en muchos casos, es de difícil precisión dada la total inexistencia de piezas referibles a un contexto determinado. Sin embargo, la cronología de alguna de ellas ha podido ser,
por comparación, establecida de un modo aproximado. Los vasos pertenecientes a la campaniense B, los menos suceptibles de ser fechados por
las razones antes aducidas, rigiéndonos por un criterio de calidad, de
cuyo margen de falacidad somos plenamente conscientes, podrían ser
situados cronológicamente hacia la segunda mitad del siglo II a. de J. C.
En otro orden de cosas, de ser cierta la proveniencia de estos materiales de alguna de las necrópolis emporitanas ayudaría en cierto modo
a colmar las extensas lagunas que en lo que a la cerámica de barniz
negro hallamos en las mismas. En efecto, si observamos los materiales
de las tumbas emporitanas nos daremos inmediatamente cuenta de la
total inexistencia en las mismas de cerámica precampaniense del siglo IV, del tipo tan frecuente en Ensérune (28) , La Bastida (29) , Co-
LAMBOGLIA, op. cit. nota 4, pág. 151.
JEAN FERRON Y MAURICE PINARD: «Les fouilles de Byrsa (suite) .»
Cahiers de Byrsa, IX, 1960-1961, lám. LXI, núm. 368.
(26) DORIS MAE TA YLOR: «Cosa: Black-Glaze pottery.» Memoirs of the
American School in Rome, XXV, 1957, lám. XXIX, B 52 a y B 52 b, lám. XLIII, E 21 a.
Los dos primeros son seguros, mientras que el tercero nos parece más dudoso. La presencia de los dos primeros ej emplares citados en el deposito B permite fecharlos con
bastante seguridad entre el 170-160 y el 140 a. de J. C.
(27) MERCEDES VEGAS : «Romische Keramik von Gabii.» Bonner Jahrbücher,
168, 1968, pág. 17, fig. 2, núm. 10. De este ejemplar no se e~pecifica el tipo a que
pertenece, tan sólo se dice que su arcilla es de color naranja y que su ba1niz es de
poca calidad.
(28) FELIX MOURET: «Corpus Vasor um Antiquorum. France, fase. 6. Collection Mouret (Fouilles d'Ensérune).» París, 1927, lám. 22.
(29) LAMBOGLIA, op. cit. nota 5, passim.
(24)
(25)
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CERÁMICA DE BARNIZ NEGRO
15
valta (30) y El Cigarralejo (31), por citar sólo estos casos más conocidos; sucediendo, si no lo mismo, algo muy parecido con respecto a las
cerámicas protocampanienses (~2) y con la campaniense A primeriza de
la segunda mitad del siglo III a. de J. C. (33). Llegados al siglo II el
panorama se vuelve algo más halagüeño, pero no todo lo que fuera de
desear ya que, si la campaniense A es ahora más abundante, no sucede
lo mismo con la campaniense B, tipo del que tan sólo se contabilizan
siete piezas (34). Esta gran pobreza que, por otra parte, no conjuga
con la evidente riqueza e importancia de la ciudad durante los siglos IV,
III y II a. J. C., debe de ser explicada no como debida a una etapa
de decadencia -que, por otro lado los datos arqueológicos, en particular
la emisión de una moneda fuerte a partir del siglo III, no permiten suponer- sino como resultado de la continuada depredación que desde
siglos han venido padeciendo los cernen terios emporitanos hasta la iniciación de los trabajos con método científico. Cabe también suponer que,
además de no haber sido agotadas las posibilidades de las necrópolis
hasta ahora detectadas y excavadas, como el mismo M. Almagro señala (35), deben de existir aún necrópolis por descubrir en las que muy
posiblemente deben de hallarse los enterramientos que contienen los materiales de los que hasta hoy estamos faltos.
(30) V ALL DE PLA: Págs. 46 a 49.
(31) CUADRADO: op. cit. nota 6, passim.
(32) Denominamos «protocampaniensesn a todas aquellas cerámicas de barniz negro producidas entre el final del siglo IV, una vez extinguidas las precampanienses,
y la aparición de la campaniense A hacia el 250-225 a. de J. C.
(33) Faltan, por ejemplo, los gutti, las copas ápodas de forma Lamboglia 33 a
decoradas con grandes rosetas impresas en relieve sobre el fondo interno, las copas
de forma 31 decoradas con festones sobre la pared interna, así como también las
copitas de pie ancho y biselado de la forma Lamboglia 21-25 B que More! hace
típicas de la campaniense A más antigua fechándolas en el tercer cuarto del siglo III a. de J. C., ver: J . P . MOREL: «Kerkouane, ville punique du Cap Bon:
Rer:1arques a:rchéologiques et historiques.n Mélanges de I'Ecole Fran<;aise de Rome, 81,
1969, pág. 504, nota 3.
(34 ) ALMAGRO, op. cit. nota 3, de las siguientes tumbas: Incineraciones Les
Corts núms. 27, 37, 106, 128 y 148.
(35) ALMAGRO: Pág. 14
-111-
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[page-n-150]
A. GONZALEZ PRATS
(Alicante)
El campo de Urnas de «La Montalbana»
(Ares de.l M:aestre, Castellón de la Plana)
I
SITUACION
El yacimiento se halla situado en el Hm. 6 del Km. 15 de la carretera local de Villafranca del Cid que pasa por Ares del Maestre (figura 1), en una altiplanicie, que posee la Rambla Carbonera a un lado,
y al otro los últimos tramos del barranco de Gasulla, siendo su localización 3° 33' 15" longitud Este y 40° 24' 45" latitud Norte (figura 2). El
descubrimiento fue debido a la roturación del campo en la primavera
de 1969. Actualmente es un campo de almendros (Lám. I).
Debido a esta roturación, los materiales recuperados se hallan todos
fragmentados y permanecieron a la intemperie hasta nuestra llegada
unos meses más tarde (1) .
II
LOS HALLAZGOS
Por todo el campo figuraban una serie de pequeñas losas, oscilando
entre los 30 y 60 cm. de longitud, usadas seguramente como tapaderas
(1) A. GONZALEZ PRATS: «El campo de urnas de la Montalbana.» Penyagolosa
número 8. C"'stellón, 1971.
-11315
[page-n-151]
2
A. GONZÁLEZ PRATS
1"
ESCALA 1:1.300.000
A campo de urnas
38.
,.
2.
Fig. 1
-114-
[page-n-152]
LA MONTALBANA
3
E.1 :soooo
Fig. 2
Situación del yacimiento
de urnas (no hemos hallado nada parecido en cerámica), si bien el propíetario de la finca, el señor Gasulla, refiere que algunas de ellas se
hallaron formando una especie de cista.
-115-
[page-n-153]
4
A. GONZÁLEZ PRATS
Cerámica
LM-1.
Urna ovoide a torno, de color anaranjado. Pasta homogénea con pocos
~ranos de desengrasante. Posee boca diferenciada y un asa con una cisura
vertical que la intenta dividir en dos cuerpos. Se halla semirreconstruida
en 125 f1·agmentos. Su altura es de 34'5 cm. (lám. n y fig. 3 ).
U.\ ·l
Fig. 3
L:M-2.
LM-3.
LM-4
LM-5.
Urna bicónica a mano de color gris oscuro. Pasta homogénea con abundantes granos de desengrasante y ligeramente bruñida. Cuello diferenciado.
Posee acanaladuras en la parte superio1· de la panza, debajo del cuello.
Su altura aproximada es de 20 cm. y se halla reconstruida en sus dos
terceras partes (lám. III y fig. 4).
Fragmentos correspondientes a urnas bicónicas. Color marrón obscuro.
Puede que se trate de la misma urna.
FragmP.nto de la parte superior de una urna del tipo bicónico 2, con las
mismas acanaladuras. Su cuello es un poco más pronunciado.
Fragmento de panza carenada perteneciente a urna bicónica con acanaladuras más finas y de distinto tema.
-116-
[page-n-154]
5
LA MONTALBANA
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Fig. 4
LM-6.
LM-7.
LM-8.
LM-9.
LM-10.
LM-11.
LM-12.
Fragmento con la mitad de un asa vertical de puente, perforada horizontalmente, con huellas de acanaladuras.
Fragmento con acanaladuras que forman un tema ramiforme (fig. 5).
Fragmento de la mitad superior de urna bicónica. Posee acanaladuras
de dos temas en recuadro (fig. 5).
Fragmento de la mitad superior de una urna bicónica con acanaladuras (fig. 5).
Cuatro fragmentos de cuello con arranque de la panza.
Serie de fragmentos de color marrón rojizo con incisiones muy finas, efectuadas con un punzón aguzado (fig. 5).
Dos fragmentos áe la mitad superior del cuerpo de una urna bicónica,
quizá de la LM-4, seguramente con acanaladuras.
Los números 2, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10 y 12 pertenecen a una misma tipología de urnas bicónicas decoradas (en su mitad superior) con acanaladuras. En cambio, la urna LM-1 difiere notablemente de las demás.
Podríamos seguir enumerando cantidad indefinida de fragmentos ce-117-
[page-n-155]
·'
...
Fig. 5
[page-n-156]
LA MONTALBANA
7
rámicos, pero lo consideramos fuera de lugar, ya que no poseen peculiaridad alguna y quedan encuadrados dentro de las características que
hemos sefia!ado.
Metal
Todos los objetos, brazaletes en su mayoría (por no decir en su totalidad) son de bronce y no hemos hallado ni el más mínimo indicio del
nuevo metal, el hierro (Lám. IV) .
LM-13. Tres fragmentos de un brazalete de sección plano-convexa. Contiene 5 áreas
en el sentido de la longitud del mismo, de las cuales las laterales y la
central contienen incisiones. Se hallan retorcidos, al parecer por la cremación (fig. 6).
LM-14. Fragmento de brazalete formado por cuatro placas tubulares, sin ningún
tipo de incisión como adorno, estando asimismo retorcido por la cremación (fig. 6).
LM-15. Fragmento de brazalete de sección plano-convexa, conteniendo motivo:;;
decorativos incisos en las tres áreas del mismo (fig. 6).
LM-16. Fragmento de brazalete de sección plano-convexa, con una serie de incisiones en sus tres áreas. Estas forman una secuencia de líneas entrecruzadas,
determinando una cadena de rombos (fig. 6).
LM-17. Fragmento de brazalete de sección pla,no-convexa. Posee incisiones en tres
áreas que contiene (fig. 6).
LM-18 Serie de fragmentos de sección cuadrada con incisiones paralelas en el
sentido del grosor, que recuerda un tornillo. De sus cuatro aristas, dos son
planas y las otras convexas (2) (fig. 7).
LM-19. Serie muy numerosa de fragmentos lisos de sección rectangula.r sin ningún
tipo de decoración (3) (fig. 7).
LM-20. Serie de laminillas irreconocibles, que, al parecer, difieren del conjunto
metálico expuesto.
Piedra
LM-21.
Parte inferior de un molino.
(2) Véanse paralelos en P. BOSCH GIMPERA: «Las urnas del Boverot (Almazora, Castellón) y las infiltraciones célticas en tierras valencianas.» Archivo de Prehistoria Levantina, IV. Valencia, 1953, págs. 187-193, lám. II.
(3) Hallamos paralelos en D. FLETCHER V ALLS: «La necrópolis de la Solivella
(Alcalá de Chivert, Castellón).» Serie de trabajos varios del S. l. P. Valencia, 1965,
láminas V, VI, XX, XXI, XXII y XXXII.
-119-
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Fig. 6
[page-n-158]
LA MONTALBANA
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LM -1~
Fig. 7
111
CRONOLOGIA
He procurado exponer con claridad los materiales que han podido ser
recuperados, a fin de que nos podamos hacer una idea sobre su tipología
y magnitud.
En general, predominan las urnas de tipo bicónico oscuras, con ligero
bruñido algunas, que presentan acanaladuras del tipo «b» de Maluquer (4)
efectuadas con un punzón de punta roma. Pertenecen al grupo B (Tarrasa) y entran en el I Período (750-650 a. C.) . Frent e a este tipo de urnas
se halla el segundo, más moderno, que contrasta considerablemente con
el resto. La única pieza a considerar es la LM-1. Este segundo tipo per(4) J. MALUQUER DE MOTES: «Las culturas hallstátticas de Cat aluña.» Ampurias, VII- VIII, año 1946. Barcelona, págs. 115-184.
16
121 -
[page-n-159]
10
A. GONZÁLEZ PRATS
tenece ya al III Período (alrededor del 500 a. C.), Grupo C o de AgullanaMolá (5) ; nos da una tipología definida: la XXIII b, según puede comprobarse en las tablas del estudio de Maluquer (6).
El dualismo que hallamos en la tipología cerámica nos muestra que
en este yacimiento se conocen materiales de dos etapas distintas, que
puede interpretarse como una etapa cultural antigua, la B, con influencias de una nueva, ya que la postura inversa, es decir, una fase moderna
(el siglo VI) con reminiscencias o perduración de tipos antiguos (del siglo VIII a. C.) no vemos que pueda ser sostenida dado el desnivel a favor
de los tipos cerámicos más arcaicos que existe en este yacimiento. Recordemos aquí que la urna de tipología ovoide anaranj ada es un caso
insólito y único en todo el complejo de material. Material, en definitiva,
cuya tipología y ornamentación es la típica del Hallstatt europeo en los
países que ven el paso de estos pueblos urnenfelder indoeuropeos.
Por último, sólo nos resta añadir que los materiales sobre los cuales
está montado este pequeño estudio se hallan ya en el Museo Arqueológico
de Castellón, quedando los demás materiales y catálogo original en nuestro Gabinete con el número 005.
5) PEDRO DE P ALOL : «La necr ópolis hallstáttica de Agull ana (Ger ona) .»
Bibliotheca Prehistórica Hispana, I. Madrid, 1958.
(6) J. MALUQUER: ob. cit .
-
122 -
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GONZALEZ PRATS .-La Montalbana
LAM . 1
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GONZALEZ PRATS.-La Montalbana
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GONZALEZ PRATS .-La Montalbana
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GONZALEZ PRATS .-La Montalbana
LAM. IV
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Brazalete•!Pde bronce. decorados con temas geométricos incisos:
A.-De sección plana convexa.
B.-De sección oblongo-cuadrada.
C.-De sección rectangular. sin decorar.
[page-n-164]
ENCARNACION CABRE DE MORAN
y
JUAN MORAN CABRE
(Madrid)
Dos tumbas datables de la Necrópolis de Alpanseque
(Soria)
1
El hecho de cumplirse este año el cincuentenario de la desaparición
del noble prócer español Enrique de Aguilera y Gamboa, XV marqués de
Cerralbo, nos ha inducido a poner de nuestra parte cuanto fuera posible
por ensalzar la memoria de tan benemérito hijo de nuestra patria. Nos
sentimos obligados a ello, tanto por tradición familiar, como por personal admiración a su categoría intelectual, cristalizada en dos obras de
innegable trascendencia; de una parte, su afición artística dio como fruto
la formación de un magnífico museo, con colecciones preciosas reunidas
en su casa palacio, por él mismo diseñada, museo que su generoso espíritu de mecenas legó a nuestro Patrimonio. Pero además, su profundo
conocimiento de los clásicos le llevó, al modo de Schliemann, a desenterrar
el pasado de nuestro país, concentrando un considerable esfuerzo económico y de trabajo en la Meseta Oriental, donde consiguió descubrir una
cultura de innegable originalidad.
El resultado de estas excavaciones que expuso en el Congreso de Valladolid de 1916 llamó poderosamente la atención de arqueólogos nacionales y extranjeros (1), y él mismo dedicó largas horas de estudio para
(1)
J. DECHELETTE hi zo un viaje a E s paña par a visita r estas excavaciones,
y en su presencia fueron abiertas algunas sepult uras de la Necrópolis d ~ Aguila r
de Anguita.
-123 -
[page-n-165]
2
E. CABRÉ Y J. MORÁN
la ordenación, en los laboratorios de su palacio de Santa María de Huerta,
de los materiales que las campañas arqueológicas habían rendido. Sin
embargo, de manera inexplicable, las «Páginas de la Historia Patria por
mis excavaciones arqueológicas», obra en que se pudieran haber hecho públicos los resultados de tantos desvelos, aun siendo merecedora del Premio
Martorell de 1911, nunca salió a la luz.
No obstante, los materiales procedentes de las campañas arqueológicas del marqués de Cerralbo, generosamente legados al Museo Arqueológico Nacional, por sí mismas podrán algún día dar testimonio de una
interesantísima cultura de nuestra Edad de Hierro, aun cuando en gran
parte se hayan perdido valiosas indicaciones de circunstancias de hallazgos, como sucede con la mayor parte de las excavaciones de aquella época.
En esta ocasión nosotros hemos escogido, para su análisis, dos conjuntos cerrados y prácticamente desconocidos de la Necrópolis de Alpanseque, que figuran descritos y fotografiados en el tomo III del «Catálogo
monumental de la provincia de Soria», obra inédita de don Juan Cabré,
quien en su tiempo había tenido acceso a estos materiales (2).
11
La necrópolis de que nos vamos a ocupar fue hallada, como todas las
de su área y cultura, en una fértil vega situada a 2 kilómetros al Oeste
del pueblo de Alpanseque, partido judicial de Medinaceli (Soria) y a 4 kilómetros al Sur de Barahona, interesando, en parte, la dehesa comunal
que lindaba con la carretera de Sigüenza a Almazán (figura 1).
La primera campaña de excavaciones fue acometida por Cerralbo
en 1915, y en ella salieron a la luz las tres grandes «Calles» de enterramientos con una orientación Norte-Sur. Medía cada una 27 metros de
longitud por 4 de anchura, y estaba separada de sus inmediatas por unos
.:pasillos» intermedios de 1 a 2 metros de ancho. Otras tres calles similares, que seguían al Este de las anteriores, no pudieron apenas ser rastreadas, ya que las labores agrícolas y la gran humedad del suelo en
este lugar habían destrozado por completo las sepulturas y su alineamiento.
Al año siguiente se continuaron las excavaciones dentro ya del prado
comunal de Alpanseque, llegando en dirección Sur-Oeste a la zona que
(2) Una disposición t estamentaria de Cerralbo le confiaba la tarea de su clasificación y exposición en el Museo Arqueológico, más desgraciadas circunstancias y su
prematura muerte en plena actividad científica no permitieron a Cabré llevar a cabo
esta lab01;.
-
124-
[page-n-166]
DOS TUMBAS DE ALPANSEQUE
3
en el croquis a mano alzada de Cabré (que no señala esta campaña por
estar realizado en 1915), acusa la existencia de un montículo de planta
circular, que parecía ser un túmulo, y que resultó un simple amontona-
Fig. 1
La necrópolis de Alpanseque (Soria) .-Emplazamiento y plano de la campaña arqueológica
de 1915 (croquis a mano alzada de J. Cabré)
miento artificial de piedras sin restos arqueológicos. Seguía en este sector
de 13 metros de frente por 51 de profundidad máxima, otra serie de
calles con la misma dirección Norte-Sur, si bien no era posible apreciar
entre ellas los pasillos que separaban las de la campaña anterior.
En su momento se había calculado que la necrópolis de Alpanseque
totalizaría unas 300 sepulturas, si bien Cabré sólo inventarió 28 espe-125-
[page-n-167]
4
E. CABR~ Y J. MORÁN
cialmente interesantes, todas las cuales fueron encontradas en la primera
campaña. El inventario de la segunda no recoge conjuntos cerrados, y los
materiales por su tipología parecen estar bastante mezclados, lo que nos
hace suponer -aunque no tenemos datos para asegurarlo- que esta zona
de la estación estaría particularmente destrozada, no haciendo posible
a su descubridor delimitar sepulturas intactas.
III
El rito funerario de esta necrópolis es muy semejante al de otras de
su misma cultura, como Aguilar de Anguita (Guadalajara), excavada por
el mismo Cerralbo, y Quintanas de Gormaz (Soria), por Morenas de Tejada, en cuanto a la ordenación de las sepulturas en calles, con alineamiento de estelas hincadas a cuyos pies se localizan las urnas cinerarias,
cuidadosamente calzadas con pequeñas piedras.
Los ajuares de los guerreros aparecen, en el ámbito de este rito, depositados en el suelo, junto a la urna, mientras que los considerados como
femeninos pueden encontrarse en parte fuera, en parte dentro de la
misma. Típico también de estas estaciones arqueológicas resulta el hecho
de que sea cual sea la índole de los ajuares de sus sepulturas aparezca
dentro de las urnas un número de fusayolas y bolas de barro que con
frecuencia muy notable es de dos.
En el caso concreto de Alpanseque debe destacarse el que sus tumbas
(que formaban dos o tres alineaciones en cada calle) solían guardar entre
sí una distancia media de un metro. Habiendo sido estos espacios cuidadosamente rellenados con piedras sin labrar, aparecían las calles completamente empedradas. Con respecto a los característicos pasillos que separaban unas de otras las calles excavadas en 1915, Cabré tenía la sospecha de que se hubieran utilizado para la cremación.
Poco podemos decir acerca de las urnas de este yacimiento, ya que
apenas conocemos media docena de ellas. Desde luego, estaban realizadas
a mano, y su pasta era oscura y espatulada. Sus galbos tendían a las
formas ovoides y a las troncocónicas, siendo frecuente en este último tipo
de perfil la existencia de un asa vertical muy pequeña. Con decoración
(punteada, de círculos impresos, de líneas de peine, etc.) sólo se conocen
unos cuantos fragmentos.
IV
Los dos conjuntos cerrados que pretendemos dar a conocer aparecieron en la calle I de la campaña de 1915 (figura 1), y están inventariados
en el Catálogo de Cabré con los números 14 y 9.
-126-
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Fig. 2
Ajuar de la Tumba 14 de la Calle 1 de la necrópolis de Alpanseque
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6
E. CABRÉ Y J. MORÁN
SEPULTURA NÚM. 14 (3), cuya urna cineraria no se conserva, ignorándose si ya estaba destrozada en el momento del hallazgo o si, como sucede en otras necrópolis, nunca existió, nos ha llegado con el siguiente
ajuar, reproducido con sus proporciones en la figura 2:
Hierro. - Una lanza despuntada de 350 mm. de longitud con abultadísimo nervio central de sección circular y recia enmangadura, que cuenta con un orificio para ser clavada al asta, la cual en su parte inferior
estaría guarnecida por el tosco regatón de 80 mm. aparecido también en
esta tumba. Las aletas de esta arma son particularmente estrechas dentro de la tipología de la zona, en cuyas necrópolis más avanzadas no se
conoce ningún ejemplar. Tampoco en la Meseta Occidental han aparecido lanzas de estas características, pero sí las encontramos en A vezacPrat, Andalucía y Levante, en cuya necrópolis de la Solivella (4) han
aparecido asociadas a regatones finos y largos, y por lo tanto, muy distintos al nuestro (fig. 2, 4).
Un cuchillo bastante fragmentado, largo y curvo, con el filo en la
parte interior. Este objeto no tiene paralelos claros dentro de su contexto
cultural, mas por sus singulares características quizá pueda ser interpretado como instrumento agrícola, antecedente de la hoz, que en esta facies
parece desconocida, pero que en necrópolis más evolucionadas de la misma provincia, como la de La Mercadera, no es raro encontrar (fig. 2, 6).
Un bocado de caballo que por la terminación de sus barras en orificios
circulares o ligeramente de «gota» puede ser encuadrado en el tipo 11 de
Jessen (5), que en la variante de grandes anillas en función de camas
resulta, según Schüle, bastante escaso en el continente, aunque se encuentra en algunas tumbas hallstatticas centroeuropeas de la facies e y también en el Sur de Francia (6) (fig. 2, 7).
Respecto a nuestra Meseta, tampoco abunda en las necrópolis de las
primeras fases, aunque alguno se ha encontrado en Aguilar de Anguita,
generalizándose, en cambio, en posteriores etapas, hasta llegar a predominar con las anillas muy desarrolladas y las barras molduradas, en la
Cultura de las Cogotas.
(3) J. CABRE AGUILO: «Catálogo monumental de la provincia de Soria.» T. III .
Madrid, 1917 (inédito), pág. 18, lám. VI.
(4) D. FLETCHER : «La necrópolis ibérica de La Solivella (Alcalá C:P Chivcrt,
Castellón) .» Seri e de trabajos varios del S. I. P ., núm. 32. Valencia, 1965.
(5) A . .JESSEN : «Zur Frage der Denkma ler des 8-7 Jahrhunderts V. Ztr. und
Süden der Europa ischen SSR.» Sovjetskafa Arch eologija núm. 18, 1943, pág. 49 y ss.
(6) W. SCHULE: «Die Meseta Kulturen der Iberischen Halbinsel.» vol. l. Berlín, 1969, pág. 125.
-128-
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Fig. 3
Ajuar de la Tumba 9 de la Calle 1 de la necrópolis de Alpanseque
17
[page-n-171]
8
E. CABRÉ Y J. MORÁN
Las dos anillas y el gancho (fig. 2, 8 y 9) debieron formar, sin duda,
parte del arreo del caballo (7) .
El objeto número 11 de la fig. 2 guarda gran semejanza con otros de
su misma cultura que tradicionalmente vienen siendo considerados como
piezas de escudo. Pero el hecho de que en muchas sepulturas, al igual
que en la que estamos estudiando, no aparezcan restos de umbos, manillas
ni otras piezas de estas armas defensivas, nos induce a pensar que, o bien
era bastan te frecuente la existencia de escudos de materias perecederas
(madera, cuero) o bien la utilidad de estos objetos pueda ser relacionada
con el atalaje general del caballo.
La media herradura que figura en este ajuar (fig. 2, 12) debió ser
semejante en todo a las halladas por Cerralbo en AguiJar de Anguita (8),
tosca, grande, pesada como ellas, y provista de los característicos orificios cuadrados para albergar los clavos. Haciendo gala de su integridad
científica, el mismo Cerralbo expone, en las páginas 43-49 de su obra,
todas las circunstancias de los hallazgos de estas discutidas piezas, así
como las objeciones que le habían sido formuladas acerca de su problemática antigüedad. Modernamente Schüle trata el tema de las herraduras
con bibliografía actualizada (9), recogiendo también el hallazgo de Morenas de Tejada en la Requijada de Gormaz, así como las piezas que fueron descubiertas por Cerralbo con posterioridad a la de AguiJar de Anguita, aparecidas en otras cinco estaciones de la Meseta, entre las que se
incluye Alpanseque con la herradura de nuestra tumba.
En este tema Schüle se hace solidario con la tesis de Mandera (10)
de que la escasez de hallazgos de herraduras en niveles prerromanos indudables debe su explicación a que dichas piezas no tenían una utilización
general y común, siendo sólo empleadas cuando los caballos sufrían algún
percance en sus cascos, y éstos quedaban defectuosos.
Bronce. - Una pieza hembra de broche de cinturón, muy detrozada
y abarquillada por la cremación, que en su configuración original tendría
dos filas de cuatro «arcos» cada una. Por consiguiente, hemos reconstruido su pieza positiva, tomando como modelo una de la necrópolis de
Aguilar de Anguita (Guadalajara), que ostenta las características de la
(7) Aunque en la pág. 2, lám. VII, de la obra de R. ULRICH: «Die Graberfelder
und dcr Umgebung von Bellinzona.» Zurich, 1914, se ven ganchos parecidos, de hierro,
que asociados con anillas han sido interpretados como broches de cinturón.
(8) ENRIQUE DE AGUILERA Y GAMBOA, Marqués de Cerralbo: «Las necrópolis ibéricas.» Madrid, 1916, fig. 20.
(9) SCHüLE: Op. cit. nota G, págs. 130-131.
(10) H. E. MANDERA: «Sind die Hufeisen von der Saalburg romisch?» SaalburgJahrbuch XV, 1956, págs. 29-34.
-
130-
[page-n-172]
DOS TUMBAS DE ALPANSEQUE
9
serie que nosotros llamamos «geminada», ya que, desde el punto de vista
tipológico, parece el resultado de la fusión en una sola pieza de dos placas
de dos garfios con escotadüras laterales cerradas (fig. 2, 3).
Una fíbula de pie muy levantado y adornado con botón terminal semiesférico, puente con clara tendencia al acodamiento, resorte de ballesta
y larguísima aguja que en su punta rebasa el plano del pie de la pieza
(fig. 2, 1).
La construcción del resorte de esta fíbula, por desgracia muy incompleto y oxidado, puede ser relacionada con la de algunas de diversa tipología que hemos reunido en nuestra fig. 4, cuyas estructuras de ballesta
Fig. 4
1-2.-Fíbulas de pie alzado, de Alpanseque.
3-7.-Fíbulas de ((ancora)) (3, Alpanseque; 4-6, La Olmeda, Higes y La Torresabiñán,
Guadalajara; 7, Cortes de Navarra).
8-13.-Fíbulas de pie zoomorfo (8 y 11, Alpanseque; 9, Ullastret; 10, Cayla; 12, Carabias,
Guadalajara; 13, Cabrera de Mar).
aparecen esquematizadas en la fig. 5. Todas estas fíbulas tienen la cabeza
perforada o fuertemente abrazada al eje de la ballesta. El resorte se
organiza así: el alambre cuyo principio sirve de aguja, empieza a ser
enrollado sobre el eje a la izquierda de la cabeza de la fíbula, con un
-131-
[page-n-173]
10
E. CABRÉ Y J. MORÁN
número de espiras que a veces no rebasa la primera vuelta (fig. 5, 1),
y otras llega a cinco o incluso más (fig. 5, 2), hasta alcanzar el extremo
del eje, desde el que, formando la cuerda o lazo por debajo del puente,
llega al extremo opuesto, y repitiendo a la inversa el mismo número de
espiras, va a sujetarse al interior de la cabeza perforada o abrazada de
la fíbula.
Fig. 5
Esquema de la estructura de las ballestas de algunas fíbulas de la fig. 4
Estos resortes aparecen sujetos y adornados casi siempre con dos bolitas enchufadas en los extremos de sus ejes (fig. 4, 2, 4, 9, 11, 13) y, en
ocasiones, estos adornos o sujeciones terminales adquieren considerable
desarrollo, bien a causa de las múltiples cuentas que a ambos lados del
resorte son ensartadas (fig. 4, 3 y fig. 5, 3), bien por medio de muelles
cilíndricos enchufados en idéntico lugar (fig. 4, 8 y 11, y fig. 5, 4).
Entre estos últimos tipos de ballesta podemos considerar la de la fíbuJa de la tumba 14 de Alpanseque, que se había venido clasificando hasta
-132-
[page-n-174]
DOS TUMBAS DE ALPANSEQUE
11
ahot·a como de Hallstatt II (11). Esta pieza está francamente relacionada con otra hallada también en la calle I de nuestra necrópolis (fig. 4, 2),
la cual, a lo que parece, ha perdido también en su ballesta las dos bolas
terminales, quedando así al descubierto los extremos del eje. Ambas piezas parecen responder a conocidos prototipos de los túmulos franceses
de Avezac-Prat (12) y del Plateau de Ger (13), reflejados en otros más
toscos de la Atalaya (Cortes de Navarra) (14).
En el número 2 de la figura 2 hemos representado un fragmento de
lo que sería la gran ballesta de otra fíbula de parecida tipología, y en la
que perfectamente aparece diferenciado el recio muelle central del resorte
de seis espiras, de los dos sectores terminales recubiertos con fino alambre
ornamental, y posiblemente rematados en bolas.
Finalmente el ajuar se cierra con las dos características fusayolas
(una bitroncocónica y la otra esférica), que el rito de enterramiento de
las necrópolis de la Meseta Oriental incluye en sus tumbas con sorprendente reiteración (fig. 2, 13, 14).
Para intentar la datación de nuestra tumba, tendríamos que prescindir, en cierto modo, del carácter arcaizante hallstattico de la lanza, y atenernos, sobre todo, a las fíbulas, que por entrar, como se ha dicho, en el
marco aquitano-navarro, nos dan una cronología que a grandes rasgos
oscila entre mediados del siglo V y mediados del IV a. C.
Pero quizá podamos matizar un poco más, esta vez tomando como referencia una coincidencia sorprendente, que en este sentido nos parece
muy expresiva. En efecto, en una tumba de jefe de Cayla III se han
encontrado asociados una placa hembra de cinturón y un bocado de caballo de idénticas características a las de los de la tumba 14 de Alpanseque. Estas piezas han podido ser, por fortuna, datadas con bastante
seguridad en el conjunto cerrado langedociense, gracias a que aparecieron con varias copas y un skyphos áticos de finales del siglo V a. C. y,
además, con cierto número de copitas y páteras precampanienses de hacia 350 a. C. (15).
(11) MARQUES DE CERRALBO: O p. cit. nota 8, apéndice 2.
CABRE AGUILO: Loe. dt. nota 3, pág. 18.
SCHüLE: Op. cit. nota 6, vol. I, pág. 131.
(12) J. PIETTE y J. SACAZE: «Les Tertres funeraires d'Avezac-Prat.» París,
1889. Album Pillay XI l.
(13) M. LOUIS y O y J. TAFFANEL: «Le Premier Áge du Fer Languedocien.»
Vol. III. Bordighera-Montpellier, 1960, pág. 154 ss. fig. 108.
(14) J. MALUQUER DE MOTES y J. VAZQUEZ DE PARGA: «Excavaciones
en Navarra.>> Vol. V Navarra, 1957, figs. 8 y 20.
(15) O. y J. TAFFANEL: «Deux tombes de chefs a Maílhac (Aude).» Gallia
XVIII, l. París, 1960, págs. 1 y ss. figs. 37 y 39.
-133-
[page-n-175]
E. CABRÉ Y J. MOR.¡N
SEPULTURA NÚM. 9, de la calle 1 (16) (fig. 3). Tampoco ha conservado
su urna cineraria. Su ajuar, muy notable desde el punto de vista estético,
fue considerado por Cerralbo como perteneciente a una mujer.
Todos los objetos de esta tumba son de bronce, excepción hecha del
número 14, un pequeño fragmento de hierro, de lo que sería el mango de
un cuchillo, y del número 11, una cuenta de cornalina en forma de barrilete, adornada con tres series de líneas paralelas e incisas.
El adorno principal (número 2), por desgracia doblado y roto, resulta
uno de los exponentes más típico y exclusivo de esta cultura. Su técnica
de fabricación, que algunos autores conocen con el nombre de «pasamanería», consiste, en síntesis, en unir cierto número de alambres en un
núcleo fuertemente sujeto por otro alambre que sobre él se enrolla. En
este haz se dejan libres, de trecho en trecho, dos cables que se doblan
formando espirales contrapuestas, cuya distribución a lo largo del vástago se realiza buscando un efecto decreciente de masas, desde el centro
a los extremos, con una estética arborescente que parece rememorar el
oriental árbol de la vida.
Tanto Cerralbo como Cabré creyeron que esta bellísima pieza se había
empleado a modo de diadema, pero nosotros, observando su inusitado
tamaño, y teniendo en cuenta que sólo las espirales de mayor diámetro
sostienen los colgantes de campanillitas, nos inclinamos a pensar que este
objeto, convenientemente curvado su vástago central, pudo usarse como
pectoral, sujetos sus extremos con cadenillas que pasaran por detrás del
cuello, y que si bien en este caso se han perdido, pueden verse en otros
ajuares de Alpanseque unidas todavía a adornos parecidos.
Las dos piezas número 3, claramente relacionables con la anterior,
~unque en otros ajuares aparecen con colgantes con cadenillas, de los
que penden también otros elementos, en este conjunto, comoquiera que
existen dos placas de cinturón activas y ninguna pasiva, hemos pensado
si pudieron haber sido utilizadas para este menester.
Las mencionadas placas de cinturón (núms. 4 y 5) pertenecen a la serie
de un garfio y escotaduras laterales abiertas, siendo muy de lamentar
que su gran deterioro no haga posible saber si ostentaron alguna decoración, como hace presumible el hecho de que los fragmentos de chapa
de bronce (núm. 6) que probablemente adornaron el cinturón correspondiente a una de estas placas, dejen entrever en uno de sus márgenes una
decoración bastante fina de líneas de zig-zag al trémolo, enmarcadas por
dos alineaciones de diminutos hoyitos.
(16)
CABRE AGUILO: Op. cit. nota 3, pág. 17. Lám. V.
-134-
[page-n-176]
DOS TUMBAS DE ALPAN SEQUE
13
Los números 7 y 8 reproducen dos series de brazaletes. Los de la primera son de sección rectangular, de los que salieron más de 20. Los de la
segunda son ultracirculares de sección redonda, y de ellos contaba esta
sepultura al menos con cuatro.
Con el número 9 reproducimos lo que Cabré llamaba en su texto «Una
ruedecilla solar» y que a nosotros nos parece una pieza que pudo tener
engarzada una piedra dura por las cuatro pestañitas interiores. La decoración exterior de este pequeño adorno es de claro sabor orientalizante
(fenicio-tartésico), pues está logrado a base de flores de loto diminutas,
tangentes en los bordes externos de sus cálices.
La anilla abierta número 10 nos resulta, en cuanto a su utilidad, un
tanto indeterminada, ya que para ser un pendiente tiene los extremos
gruesos y romos en exceso. Por fin hay que mencionar dos series de fragmentos de tiras de bronce molduradas (números 12 y 13) de los que la
última ostenta en uno de sus costados una alineación de picos o dientes.
Hemos aplazado hasta ahora la descripción de la fíbula número 1,
como último elemento del ajuar de esta tumba, ya que sin duda parece el
más determinante en el momento de intentar la datación de todo el
conjunto.
Ostenta dicha pieza un puente de sección laminar ligeramente cóncava en la parte superior; el pie alzado, después de tocar el arco, vuelve
hacia delante y termina en una cabeza aplanada de ofidio. Por desgracia
se han perdido el resorte y la aguja, pero pueden ser reconstruidos con
cierta verosimilitud tomando como modelo los de otra fíbula procedente
de una tumba de la misma necrópolis, muy cercana a la nuestra, pues
también apareció en la calle 1, dentro de la cual recibió el 7 como número
de orden (fig. 4, 8).
El mundo de fíbulas cuyo apéndice caudal se resuelve en terminación
zoomorfa, encuentra, como es sabido, amplia representación fuera y dentro de nuestra Península, en el momento cultural de un La Tene temprano,
aun cuando es necesario decir que la modalidad más frecuente es aquella
en que la cabeza de serpiente, cisne o pato se dirige hacia el puente de
las fibulas, sin la vuelta regresiva que caracteriza nuestra pieza, cuyo
apéndice caudal puede ser gráficamente comparado con un signo de cerrar interrogación.
En la figura 4 hemos reunido dos ejemplares de fíbulas serpentiniformes procedentes de Ullastret (núm. 9) y del oppidum de Cayla (núm. 10)
así como otras tres de cabeza de pato, más evolucionadas que las anteriores, que fueron halladas en Alpanseque (núm. 11), Carabias (Guadalajara) (núm. 12) y Cabrera de Mar (núm. 13).
La fíbula de Ullastret se encontró en el Corte L.5B-E.V, próximo al
muro Este, con cerámica jónico-focense y platos precampanienses áti-135-
[page-n-177]
14
E. CABRÉ Y J . MOI!ÁN
cos del S. IV a. C. (17). A su vez, el ejmplar de Cayla, y otro de similares características de la misma estación, aparecieron en su Nivel III,
que viene siendo fechado desde el 475 a. C. hasta fines del S. IV a. C. (18).
La fíbula serpentiniforme de la Tumba 9 de Alpanseque, relacionable, desde luego, con las piezas languedocienses y catalana que hemos
mencionado, es, sin embargo, en su estructura, mucho más sencilla que
ellas, pues carece del alvéolo que todas poseen y que, sin duda, se utilizó
para albergar un cabujón (la de Ullastret lo conserva y es de ónice). Ello
nos induce a pensar que nuestra pieza debe colocarse en el primer tercio
del S. IV a. C., y bajo ningún concepto más allá del 350 a. C.
En este sentido debe tenerse muy en cuenta el eminente espíritu
hallstáttico de todo el ajuar de nuestra sepultura. Ya en su momento
comentábamos la tradición fenicio-tartésica de la pequeña y curiosa «ruedecilla solar»; por lo demás, las placas de cinturón romboidales, asociadas a los brazaletes abiertos de sección rectangular, y a los ultracirculares de sección redonda, y por último, a los colgantes con campanillas
que penden del adorno de pasamanería, forman un conjunto de materiales, los más representativos y que con mayor pureza se manifiestan en
una misma cultura a través de los ajuares de las necrópolis de Can
Canyis y Coll del Moro (Tarragona), La Pedrera (Lérida), El Bovalar
(Castellón), la Solivella (Castellón) y el Molar (Alicante), con unas fechasque se extienden desde finales del VI hasta el S. IV a. C. Admitimos,
desde luego, que esta facies cultural mantuvo su tradición con especial
constancia en el área navarra y de la Meseta Oriental, pero no resulta
prudente llevarla más allá de mediados de dicho siglo con toda su pureza.
VI
La datación de estas dos tumbas nos parece que puede hacerse extensiva a toda una fase de Alpanseque, localizada, al menos en parte,
en los enterramientos de su Calle 1, que pudo corresponder a los finales
de la vida de esta necrópolis, en la que ciertamente no se halló ningún
producto genuino y típico de la cultura de la Tene, (como son fíbulas
puras de alguno de sus tres períodos, espadas largas, puñales dobleglobulares, tijeras, etc), presentes en otras localidades de la misma región,
sin duda posteriores.
(17) R. NAVARRO: «Las fíbulas en Cataluña.» Barcelona, 1970, pág. 81, fig. 19, 5.
(18) LOUIS Y TAFFANEL: Op. cit. nota 13, tomo l. Bordighera. Montpellier
1955, págs. 124-127. figs. 101 y 105. Por cierto que en este nivel III son muy comunes
las fíbulas cuya estructura de ballesta hemos esquematizado en la fig. 5, 2. Lo mismo
sucede en el nivel III de Ruscino.
-136-
[page-n-178]
DOS TUMBAS DE ALPANSEQUE
15
Pensamos sin embargo, que los ajuares de otras calles, y concretamente los que tienen umbos de escudo y cascos de bronce repujados,
asociados a espadas de frontón o de antenas redondas, todavía desarrolladas, pueden ser más antiguos, encajando perfectamente en el transcurso del S. V a. C., como induce a pensar, además, el hecho de que en
el conjunto de las fíbulas de Alpanseque (de las que tan sólo hemos reproducido en nuestra fig. 4 algunas series, como la que denominamos
de «áncora», y de pie zoomorfo, porque nos parecían concordantes con
las sepulturas 9 y 14) predominen las de doble resorte en diversas variantes y otros tipos de características bastante antiguas, como la notabilísima de hoja de laurel, mencionada por Cuadrado en relación con la
del Acebuchal (19), pero aún inédita y que nosotros hemos deseado dar
a conocer en esta ocasión (fig. 4, 1).
Madrid, octubre de 1973.
BIBLIOGRAFIA DE LA NECROPOLIS DE ALPANSEQUE
E. AGUILERA Y GAMBOA, MARQUES DE CERRALBO: «Las necrópolis ibéricas.>>
Madrid, 1916, págs. 18, 27, 40.
J. CABRE AGUILO: «Catálogo monumental de la provincia de Soria.» Tomo III.
Madrid, 1917 (inédito), págs. 7-35.
J. CABRE AGUILO: «Tipología del puñal de la Cultura de las Cogotas.» Archivo
Español de Arte y Arqueología, 21. Madrid, 1931, págs. 6, 8.
J. CABRE AGUILO: <.: La Caetra y el Scutum en Hispania durante la segunda Edad
de Hierro.» Boletín del Seminario de Arte y Arqueología de la Universidad de
Valladolid. Fase. XXII-XXIV, tomo VI. Valladolid, 1940.
J. CABRE AGUILO: «El Thimyaterion céltico de Calaceite.» Archivo Español de
Arqueología, 48. Madrid, 1942, págs. 197-198.
B. TARACENA AGUIRRE: «Carta arqueológica de España: Soria.» Madrid, 1941,
págs. 35-36.
W. SCHüLE: <.:Probleme der Eisenzeit auf der Iberischen Halbinsel.» Maguncia, 1960,
figs. 19-2::!
W. SCHüLE: «Die Meseta Kulturen der Iberischen Halbinsel.» 2 vols. Berlín, 1969,
láms. 25-31, pág. 262.
(19) E. CUADRADO: <.:Precedentes y prototipos de la fíbula anular hispánica.»
Trabajos de Prehistoria del Seminario de Historia Primitiva del Hombre, vol. VII.
Madrid, 1963. En la fig 7 reproduce ocho fíbulas del mismo tipo de hoja de laurel.
-13718
[page-n-179]
[page-n-180]
M.a VICTORIA RAMS BROTONS
(Valencia)
Avance a un estudio de las fíbulas Ibéricas de
la provincia de Valencia
INTRODUCCION
No se puede dar una definición descriptiva de la fíbula, objeto de
este trabajo, dada la enorme variedad de formas que adopta a lo largo
de su evolución histórica.
Sin embargo sí podemos definirla por su función y por su principal
característica, diciendo que .:la fíbula es un objeto metálico, cuya principal misión fue la de sujetar los vestidos y cuya característica fundamental es la de poseer un ingenioso dispositivo de seguridad que garantiza el cumplimiento de su función:..
La fíbula es, pues, un alfiler perfeccionado capaz de sujetar de un
modo estable las prendas de vestir sobre el cuerpo. Su funcionalidad es
tal que la idea de su construcción perdura a través de milenios, siendo
en la actualidad nuestros broches y nuestros .:imperdibles:. las modernas
fibulas.
Como casi todos los objetos de uso personal, la fíbula también es un
adorno más o menos sofisticado.
Es natural pues que, manteniendo la idea original, evolucione en el
tiempo y que su evolución tenga como condicionantes fundamentales la
tecnología, la moda y, naturalmente, las influencias culturales o de colonización de la zona.
Así, el tamaño de una pieza dependerá del tipo de ropa que deba sujetar, habrá fíbulas pequeñas y ligeras adecuadas a las prendas interiores, fíbulas grandes y resistentes para sujetar mantos o capas.
-139-
[page-n-181]
2
M.' VICTORIA RAMS
En cuanto al metal que constituye la fíbula, dependerá en principiO
de los conocimientos metalúrgicos de la época y posiblemente de la abunc!ancia de yacimientos. Además dentro de una época dada el tipo de
metal indicará también la clase social a la que iba destinada una pieza,
y en última instancia la riqueza de un poblado, puesto que las fíbulas se
fabrican en bronce y hierro, pero también en metales preciosos.
La tecnología y el perfeccionamiento en el manejo de los metales se
reflejará en el modo de construcción de los objetos y así encontramos
fíbulas hechas de una sola pieza de alambre trabajado para darle la
forma adecuada, otras construidas de piezas soldadas entre sí y otras
fundidas en moldes, lo cual obviamente indica un grado cada vez mayor
de evolución en la tecnología metalúrgica.
Fig. 1
Además de estas características que podemos calificar de internas
hay evidentemente otras que indicarán el parentesco con piezas propias
de culturas no aborígenes y que darán idea sobre relaciones de comercio
o colonización, con estas culturas externas.
Si ahora invertimos los razonamientos anteriores, es inmediato deducir que las fíbulas, al igual que otros objetos metálicos, pueden ser
de extraordinaria utilidad para la investigación, al proporcionar datos
que pueden ayudar a establecer la cronología de un yacimiento arqueo..:
lógico.
De esta importancia han sido conscientes arqueólogos como J. Dechelette que textualmente dice: «Este pequeño objeto, "la fíbula", juega
un papel importante en las clasificaciones cronológicas y etnográficas
de todos los períodos, hasta la dominación romana e incluso hasta las
invasiones bárbaras. Se considera como uno de los principales "fósiles
directores" de los tiempos prehistóricos ... » (1).
En la misma línea abundan los trabajos importantes que estudian la
fíbula griega y oriental (2) y la italiana (3).
(1) JOSEPH DFCHELETTE: «Manuel d'Archeologie Prehistorique, Céltique et
Gallo-romaine. II Archeologie celtic¡ue ou protohistorique. Premir partie: Age du bronce.» París, 1924.
(2) C. S. BLINKENBERG: «Fibules grecques et orientales.» Kopenhagen, 1926.
(3) OSCAR MONTELIUS: «La civilisation primitive en Italie (Depuis l'introduction des métaux).» Stokholm, 1895.
-140-
[page-n-182]
FÍBULAS DE LA PROVINCIA DE VALENCIA
3
Sin embargo, en la Península, las publicaciones . sobre la fíbula son
escasas y, en general, son trabajos descriptivos sobre una pieza dada, o
estudios de un tipo concreto. En particular podemos destacar las publicaciones del profesor Martín Almagro Basch sobre las fíbulas anulares
hispánicas (4).
El primero que en España se plantea una línea de investigación tendente a sistematizar y revalorizar la fíbula anular es Emeterio Cuadrado (5), consiguiendo una muy eficaz clasificación de tipos y variantes,
su distribución geográfica, su cronología y un estudio de la técnica y
su funcionamiento. Apoyándose en esta labor, Rosario Navarro ha realizado un estudio tipológico de la fíbula en Cataluña (6), estudio en el que
se aportan además de los datos y caracteres de las fíbulas ya descritas,
las de un buen número de piezas interesantes y aún inéditas.
Suponemos que los comentarios anteriores justifican sobradamente
nuestra intención de abordar el estudio sistemático de las fíbulas de la
Región Valenciana, estudio al que este trabajo, que se reduce a las piezas de la provincia de Valencia, es una primera aproximación.
La necesidad de llevar a cabo un trabajo de este tipo para nuestra
provincia era manifiesta teniendo en cuenta que de las doscientas piezas
que hemos manejado, en nuestro estudio, sólo medio centenar, las pertenecientes a los departamentos 1 al 100 del yacimiento de La Bastida,
habían sido descritas (7). Otras publicaciones nombran o describen sucintamente fíbulas halladas entre otros materiales; así, por ejemplo, las
(4) M. ALMAGRO: «La cronología de las fíbulas españolas de codo.» Saitabi III.
J á ti va, 1940.
M. ALMAGRO: «Las fíbulas de codo en la ría de Huelva. Su origen y cronología.»
Cuadernos de trabajos de la Escuela Española de Historia y Arqueología de Roma, IX.
Madrid, 1957.
M. ALMAGRO: «Sobre el origen y cronología de la fíbula hispánica.» Archivo
de Prehistoria Levantina, V. Valencia, 1954.
M. ALMAGRO: «Sobre el origen posible de las más antiguas fíbulas anulares
hispánicas.» Ampurias, XXVIII. Barcelona, 1966.
(5) E. CUADRADO: «La fíbula anular hispánica y sus problemas.» Zephyrus,
VIII, Salamanca, 1957.
E . CUADRADO: «Precedentes y prototipos de la fíbula anular hispánica.» Trabajos
del Seminario de Historia Primitiva del Hombre. C. S. I. C. Madrid, 1963.
(6) R. NAVARRO: «Las fíbulas en Cataluña.» Instituto de Arqueología y Prehistoria. Barcelona, 1970.
(7) D. FLETCHER, E. PLA BALLESTER y J. ALCACER: «La Bastida de Les
Alcuses (Mogente-Valcncia) .» Volumen l. Serie de trabajos varios del S. I. P., núm. 24.
Valencia, 1965. Volumen II, serie T . V. del S. l. P., núm. 25. Valencia, 1969.
-141-
[page-n-183]
4
M. • VICTORIA RAMS
que se citan de los yacimientos de Covalta (8), San Miguel de Liria (9)
y Sagunto (10). Por último, un gran número de piezas estaban sin es~
tudiar y hasta la fecha eran pues inéditas, concretamente las de los d~
partamentos numerados del 100 al 255 de La Bastida, también las encontradas en «Calles:., «zonas:. o «Zanjas» del mismo yacimiento, además
de los yacimientos de Chelva, Alt del Fort y Castell, Carencia, Cerro de
Lucena, Les Ventes, Villares y la extraordinaria fíbula perteneciente al
tesoro de Cheste.
II
TABLAS
a)
En la Tabla 1 se ha resumido la clasificación de las fíbulas valencianas siguiendo el método de E. Cuadrado. En esta se puede
encontrar cada fíbula estudiada representada por su número de
Inventario, en la columna del tipo y subtipo a que corresponda
y en el lado izquierdo en el yacimiento en que fue hallada.
b)
La Tabla II representa un estudio de la frecuencia de aparición
de cada tipo y subtipo de fíbula, incluyendo además la clase de
resorte, junto al número se indica la lámina y figura en que se
encuentra la reproducción de alguna de ellas.
e)
En la Tabla 111 se compara la cronología atribuida a un yacimiento por el procedimiento de cerámica importada, con la que
se puede suponer estudiando el tipo de fíbulas halladas en él
(siguiendo la teoría de E. Cuadrado).
d)
Bajo el título de Tabla IV aparece un mapa de la provincia de
Valencia en el que se ha señalado la distribución geográfica de
cada tipo y subtipo de fíbula.
(8) l. BALLESTER: «Los ponderales ibéricos de tipo covaltino.» Comunicación al
IV Congreso Internacional de Arqueología. Vale ncia, 1930.
(9) D. FLETCHER: «Sobre límites cronológicos de la cerámica pintada de San
Miguel de Liria.» Congreso Internacional de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas.
Actas de la IV sesión. Madrid, 1954. Zaragoza, 1956.
(10) E. CUADRADO: «Fíbulas anulares de tope osculador.» Trabajos del Seminario de Arqueología de Albacete. Albacete, 1962.
-142-
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FÍBULAS DE LA PROVINCIA DE VALENCIA
5
III
CONCLUSIONES PROVISIONALES
1)
ESTUDIO DE FRECUENCIAS: El tipo de fibula más frecuente
en la provincia de Valencia es la anular. Este hecho no es sorprendente ya que la rnayoria de los especialistas tanto españole~
corno extranjeros mantienen la tesis de que es un tipo autóctono
de la Península Ibérica, y lógicamente es el más abundante en
hallazgos. El 90 % de las fíbulas halladas son de este tipo.
Dentro del tipo anular los subtipos predominantes son: el de
puente en navecilla con terminales foliáceos (4c), el de puente en
timbal elipsoidal y hemisférico con montantes (2e). Cada uno
de estos subtipos representa entre un 17% y un 20 % del total
de fíbulas clasificadas.
El 40 % restante de fíbulas anulares se lo reparten entre los
demás subtipos a partes iguales aproximadamente.
Sólo un 10 % del total de fíbulas pertenece a tipos distintos
del anular, y en su mayoría se clasifican en el grupo de cLa
Téne:..
El resto de tipos clasificados no sobrepasa un ejemplar por
tipo.
2)
ORIGEN: Aunque la idea técnica de la fíbula sea externa a la
Península, toma en ésta un carácter peculiar y único, puesto
que el tipo de fíbula anular sólo se da en nuestro país.
3)
CRONOLOGÍA COMPARADA: Nuestro estudio cronológico es fundamentalm':!nte comparativo. De la Tabla III se deducen datos
de gran interés, como veremos.
Esta tabla se ha construido dando dos apartados para cada
yacimiento; en el primero se indica la cronología propuesta por
uso de la cerámica; en la inferior se señala la cronología (casi
siempre de E. Cuadrado) de los tipos de fíbula que han sido
hallados en el yacimiento.
La primera observación general que podemos hacer es que
la datación por cerámica importada suele dar fechas anteriores
a la deducida por la edad de las fíbulas.
Concluimos que el nacimiento del uso de la fíbula en la provincia data de finales del siglo V a. de C., puesto que son contados los casos de fíbulas que podrían ser más antiguas.
-143-
[page-n-185]
6
M. • VICTORIA RAMS
De los yacimientos que hemos establecido la cronología comparada, una mayoría muestra un acuerdo entre la cronología
cerámica y cronología fibular. Así ocurre en: San Miguel de
Liria, Sagun to, Covalta, Villares y Cerro de Lucena.
De los yacimientos, el de Chelva y el Tesoro de Cheste, no
hemos encontrado datos cronológicos; aquí pueden ser de utilidad las fechas que indican sus fíbulas.
Las fíbulas de Chelva, que son anulares del tipo 2e elipsoidal
de Cuadrado, tienen establecida su cronología entre finales del
siglo V y principios del siglo III a. de C.
De la fíbula del Tesoro de Cheste (Lám. III) sólo podemos
decir, por el momento, que es anular y por su técnica debe ser
muy moderna (al menos, del siglo II a. de C.), y esperamos en
un futuro próximo dar mayores precisiones, como consecuencia
del estudio que sobre la misma estamos preparando.
En los yacimientos de La Carencia, Alt del Fort y del Castell
y La Bastida de les Alcuses nos encontramos con una prueba de
la discrepancia cronológica entre las fíbulas y los demás objetos
aparecidos en dichos yacimientos. Así:
a) En La Carencia (Lám. IV, 2) aparece un tipo de fíbula
que se desan·olla fundamentalmente durante el siglo V a. de C. y
desaparece a mediados del siglo IV a. de C., y otros dos tipos
que son propios de todo el siglo IV, mientras que, por .otra parte,
.
..
la cronología establecida hasta ahora databa la cerámica más
antigua entre mediados y finales del siglo IV a. de C.
b) La cronología cerámica indica en el yacimiento del Alt
del Fort y del Castell una duración que va desde mediados del
siglo IV hasta mediados del siglo III a. de C.; sin embargo, con
seguridad sólo se puede afirmar como posterior al siglo IV a. de C.
Esto lo apoya de manera muy segura la cronología fibular,
puesto que las fíbulas que se han hallado son del tipo de la Téne I y II, lo cual indica que el yacimiento perduró durante todo
el siglo IV y al menos parte del siglo III a. de C.
Muchos de los materiales de este yacimiento están en fase
de estudio; debemos esperar, pues, una confirmación a esta conclusión.
e) En el yacimiento de La Bastida de les Alcuses nos encontramos con unas discrepancias bastante marcadas entre ambas
cronologías.
-144-
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FÍBULAS DE LA PROVINCIA DE VALENCIA
7
Por una parte, la cronología cerámica señala el principio del
poblado en el segundo cuarto del siglo V a. de C. y su destrucción en la segunda mitad del siglo IV a. de C.
Las fíbulas halladas aquí están en franco desacuerdo con
estas fechas. Aun cuando varios de los tipos de fíbulas tienen una
edad que coincide con la cerámica, otros son posteriores.
Aparecen tres fíbulas del tipo 4{ de Cuadrado, fechadas por
éste dentro del siglo III a. de C., y otras tres del tipo 2b, datadas durante todo el siglo III a. de C., cinco más del tipo 5 de
Cuadrado que se desarrollan entre mediados del siglo IV a. de C.
y mediados del siglo III a. de C. y, por último, fíbulas de la
Téne de las cuales dos son dudosas entre transición de la Téne II
al 111, o de este último, y como sabemos esto indica de nuevo,
el siglo 111 a. de C.
Estos hechos, discutibles si se quiere, plantean al menos un
problema de duda respecto de la fecha en que fue destruido el
poblado.
4)
DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA: No todas las fíbulas descritas en
la tipología de Cuadrado aparecen en la provincia de Valencia
y no todas las que hemos encontrado encajan en los tipos de éste,
aunque sí la inmensa mayoría.
Las excepciones comprenden fíbulas adornadas. Dos de ellas
tienen un rostro formando el puente y en la otra el puente está
constituido por una escena de caza en relieve. Otras dos tienen
el puente en navecilla con una arista central.
Todos los tipos encontrados se hallan en La Bastida, yacimiento que contiene un 50 % de todas las fíbulas descritas.
Las dos concentraciones de yacimientos en la provincia se dan
una al N oreste, alrededor del río Turia, y la otra al Sur del río
Júcar. Pero en proporción es mucho más rica en hallazgos de
fíbulas la segunda, predominando las del tipo 4 de Cuadrado. En
la región del Norte, se reparten la frecuencia de apariciones entre
los tipos 2e y 4 de Cuadrado. Las fíbulas de la Téne y los otros
tipos no anulares se dan casi exclusivamente en la zona Sur.
Esperamos que nuestro esfuerzo haya sido positivo y que
este trabajo pueda ser de utilidad para aquellos que estén interesados en este tema.
-145-
19
[page-n-187]
8
M. • VICTORIA RAMS
TABLA 1
NOMENCLATURA, SEGUN LA TIPOLOGIA DE E. CUADRADO
T
1
p
o
S
YACIMIENTO
29 elipsoidal
2b
BASTIDA
(Opto. 1-1 00)
2e hemisférica
D-95-B-357
D· 34 .
D- 12.
D· 80.
D· 23.
D- 79.
D- 4.
D-100.
D-207 . B-2191
D-239
D-108. 8-334
D-1 08. B-345
D-115. B-335
D-118. 8-341
D-122. B-329
D-122. B-358
D-142. B-322
D-150. 8 -2928
D-167. B-2943
D-169. B-2933
D-189 . 8-2940
D-230. B-291
D-221 . B-2950
D-206. B-2684
D-221 . B-2194
D-233. 8-2953
D. c/1 , 11 . 8-338
D. z/11 -111-VI. 8-296
D-122. 8-312
D-122. 8-313
D-123. B-31 O
D-135. B-311
D-137
D-155. 8-218
D-160. B-2927
D-187. 8-2938
D-199. B-2192
D-222. B-2949
D-230. B-2186
D-225. B-2947
D. c/N gr. VI B. 279
D. c/N gr. VI B. 301
D. c/N D. 38, 39, 40
B. 294
D. c/0 D. 47 8 . 286
8 -1
COVALTA
C-4
C-1
C-2
C-3
CHELVA
X-1
(Opto. 101-255)
8-287
B-254
B-303
B-278
8-282
B-288
8-307
D- 37.
0- 37.
D- 29.
0- 2.
D· 43.
D- 44.
D-100.
S-1
SAGUNTO
-146-
8-280
8-295
8-271
B-308
8-284
B-2498
B-305
[page-n-188]
9
FÍBULAS DE LA PROVINCIA DE VALENCIA
TABLA 1 (continuación)
T
1
P
O
S
YACIMIENTO
4b.
4a
D· 30.
D- 57.
D- 78.
D-100.
BASTIDA
(Opto. 1-100)
(Opto. 101 -255)
D-134.
B.-354
D-102. 8-352
D-117. B-332
D-142. 8-347
D-155. B-2930
D-155. B-2932
D-255. B-2948
D. c/1-IV. B-256
D. c/0, D, 48, 52
B-302
D. z/11-111. B-276
SAN MIGUEL
DE LIRIA
DD·
DDDD·
DD·
D·
DD-
4.
7.
33.
36 .
44.
53.
62.
64.
66.
94.
99.
8-270
8 -258
8-337
8-289
8 -267
B-268
8-265
8-261
8-3549
8-273
B-4626
D-114. 8-316
D-122. 8-326
D-123. 8-?.195
D-126. 8-323
D-128. 8-324
D-135. 8 -314
D-142. 8-320
D-155. B-2187
D-155. 8-2931
D-167. 8-2935
D-187. B-2936
b-190. B-2960
D-194. 8 -2942
D-210. 8 ·2961
D-230. B-2951
D-230. B-2952
D-234. 8 -2954
D-235
D. c/-1-IV. B-266
D. z/N gr. VI. B-272
D-39. B-9
C-8
COVALTA
CAR!:NCIA
B·35G
B-292
B-269
8-343
4c
C-5
C-6
C-7
C-10
CA-1
CA-4
CA-3
LES VENTES
DE MOGENTE
LV-1
-147-
[page-n-189]
10
M.' VICTORIA RAMS
TABLA
1
(continuación)
--
T
p
1
o
S
YACIMIENTO
4h
4f
BASTIDA
{Opto. 1-100)
(Opto _ 101·255)
-
DD00-
---
15.
B-274
23.
8-255
38, 39. 8-275
68.
B-253
D-118.
D-142.
D-216.
D-244_
D-164 . B-2929
D-187. B-2937
D. c/E. 18. B-299
0- 30. B-263
0- 37. 8-264
0- 51 . B-318
8-325
8-321
B-2946
B-2957
--.:::: - =-=- =-=
COVALTA
4j
D-142. B-306
D-171. B-2190
D-200. B-2943
D. c/0. 4. B-260
D-125. B-353
D. z/11-1!1 8-281
C-9
T
1 p
o
S
YACIMIENTO
5
6
BASTIDA
(Opto. 1-100)
0- 27. 8-298
0- 91. 8-257
D-42. B-285
(Opto. 101-255)
D-111. B-346
0-122. B-333
10
CA9ENCIA
D-14. B-2962
D-141 . 8-319
CA-2
-148-
13
[page-n-190]
11
FÍBULAS DE LA PROVINCIA DE VALENCIA
TABLA 1 (continuación)
1 p
T
o
S
YACIMIENTO
TEN F.. 11
TENE 1
BASTIDA
(Dpto. 1-100)
( Dpto. 101-255)
TENE 111
1
D-4. 8-291
0-162. B-2959
0-242. B-2956
D-129. B-351
0-194. B-2945
.
--
COVALTA
VI LLARES
(lám. IV, 3)
C-13
C-11
C-12
D-13
V-1
L-1
CERRO LUCENA
-_--:;:;;-..;;; . = = - = .-- --=
ALT DEL FORT
SAN MIGUEL
DE LIRIA
Muro 9 sector 3
1 =-~ -~-~-
Muro B sector 7
0-6
0-12
D-23
0-31
D-45
D-56
T
1 p
o
S
YACIMIENTO
Acebuchal
BASTIDA
(Dpto. 101-255)
COVALTA
Doble resorte
D-230. B-2955
Puente acodado
y pie con disco
De
codo
1-
B-2
C-15
-Provincia de
Valencia
1
-149-
[page-n-191]
TABLA
......
11
~
FRECUENCIA DE APARICION DE LOS DIFERENTES TIPOS Y SUBTIPOS DE FIBULAS IBERICAS EN LA PROVINCIA DE VALENCIA
Tipos de
TIPO Y SUBTIPO
......
<:71
o
2b
2e elipsoidal
2e hemisférica
4·a
4b
4c
4f
4h
4j
5
6
10
13
Téne 1
Téne 11
Téne 111
Acebuchal
Doble resorte
Acodado con disco
De codo
Totales
Bi!>agra
1
12
24
12
25
3
4
6
4
-
-
{Lám. 1, 1)
{Lám. 1, 3)
{Lám. 1, 5)
{ Lá.n. 1 7)
,
{Lám. 1, 9)
( Lám. 11, 10)
1 {Lám. 11, 13)
-
-
resorte
Tope csculador
12 {Lám. 1, 2)
1
-
-
-
-
-
-
Aguja libre
Muelle
-
3 {Lám. 1, 6)
2
-
-
1 (Lám. 11, 11)
-
-
-
-
-
92
16
-
1 {Lám. 1, 8)
1
1 ( Lám. 11, 12)
5
2 (Lám. 11, 15)
1 {Lám. 11 , 16)
1
-
{Lám . 11, 18)
1 ( Fig. 1 y
Lám. IV, 1)
16
-
1 {Lám. 1, -4)
1
-
-
Sin resorte
-
-
8 {Lám . 11, 14)
2
1 {Lám. 11, 17)
-
-
2
1 {Lám. 11, 19)
-
37
1
3
27
28
2
14
39
3
8
9
5
1
1
1
13
2
3
1
1
1
1
2
3
3
1
2
10
1
3
-
-
-
:_orAL
?
Fuera de clasificación: Ffbula del tesoro de Cheste con resorte en tope de gancho (Lám. 111) y las ffbulas encontradas en Turls
( Lám. IV) y Caudete de las Fuentes ( Lám. IV).
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o
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>
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>
;;¡:
(ll
[page-n-192]
TABLA 11.1
ESTUDIO COMPARADO DE LAS CRONOLOGIAS CERAMICA Y FlBUl.AR
SIGLO a J. C.
Yacimiento
V
VI
IV
111
11
~
Autor
1
Chelva C
-
F
-
Cuadrado
-
-
cerro de San Miguel .
Fletcher, Pla, Ballester
y Perico!
Cuadrado. Dechelette
Sagunto
-- --
Chabret. Peris Fuentes,
Beltrán, G. Simancas
-
-
--
Cuadrado
--Vi llares
Cheste
.....
tn
.....
-1-
r--
Pi a
--
Cuadrado
- --- - -
La Carencia
-
-
---
-
-
Fletcher
Cuadrado
·-
Alt del Fort
Cuadrado
Fletcher, Pla
Dechelette
-
Cerro de Lucena
Fletcher
Dechelette
Bastida
Ballester, Fletcher, Pla
-
-
Cuadrado
-
-
-
-
----
--
-
-
-
--- ·-
-
-
-
Dechel ette
Vall de Pla.
Covalta
--
Bailes ter
Cuadrado
-
Oechelette
----
---
[page-n-193]
14
M.' VICTORIA RAI\'IS
TABLA IV
CA3fiLLON
MAR
ALBACE'fB
Mapa con la distribución geográfica de los distintos tipos de fíbulas
en la provincia de Valencia.
1: Chelva. - 2: Cerro de los Bolos (Andilla). - 3 : Cerro de San
Miguel (Liria). - 4: Sagunto. - 5: Cárcel (Sagunto). - 6: Cerro de
la Peladilla (Requena). - 7: Villares (Caudete de las Fuentes). - 8:
Atalaya Mora (Caudete de las Fuentes). - 9: Partida de la Safa (Cheste). - 10: La Carencia (Turís). - 11: Alt del Fort y Castell (Cullera).
12: Cerro de Lucena (Enguera). - 13: Meca (Ayora). - 14: Les Ventes (Mogente). - 15: La Bastida de les Alcuses (Mogente). - 16: El
Castellar (Oliva) . - 17: Les Eretes (Onteniente). - 18: Covalta (A~
baida).
-152-
[page-n-194]
FÍBULAS DE LA PROVINCIA DE VALENCIA
15
Explicación de los si mbolos que aparecen en el mapa:
Puente en Timbal: Elipsoidal (§). Con montantes: Elipsoidal (O), esférico ( l:). Puente en N avecilla: Pie largo (~), pie normal (__,), con terminales folíaceos (rr), anillo de sección variable (e), de quilla quebrada
(A) , con chaflanes laterales (T). Romboidal (t.). Puente en Nudos: De
Hércules sencillo ( v). Puente de Cinta: Estrecha ( <1>). Puente Trapecial:
C=). La Téne 1 (t¡). La Téne ll (~).La Téne lll (~).De doble resorte (o:>) .
Acebuchal (x). De pie terminado en disco (11).
-15320
[page-n-195]
[page-n-196]
LAM. 11
RAMS .-Fíbulas de Valencia
. ..
·· ,
. ··-~1 .. -
··· ,
.
[page-n-197]
RAMS.'-Fíbulas de Valencia
:i
.(
!
l
1
.l
f ______.__
LAM. 1
[page-n-198]
LAM. 111
RAMS.-Fíbulas de Valencia
Fíbula del Tesoro de Cheste
[page-n-199]
LAM. IV
RAMS .-Fíbulas de Valencia
1.-Fíbula de codo.
2.-Fíbula de Turís.
3.-Fíbula de Caudete de las Fuentes.
[page-n-200]
ENRIQUE A. LLOBREGAT
(Valencia)
Escultura Ibérica de la Edetania. La cabeza de toro de
la Carencia (Turís)
En fechas recientes ha sido hallado un fragmento de escultura ibérica
que representa una cabeza de animal, en el poblado ibérico de la Carencia (1), conocido normalmente en la bibliografía por La Querenci;.t
o Quenencia, en término de Turís, provincia de Valencia. Traída la pieza
al S. l. P. para su conocimiento y estudio, el director del mismo, don
Domingo Fletcher Valls, ha tenido la gentileza de encomendarme su publicación (Lam. I).
El poblado ibérico de la Carencia ha sido prospectado en diferentes
ocasiones y de él se han dado diversas noticias, sin que por lo escaso de
los hallazgos, aunque algunos sean tan notables como la gran fíbula
anular de arco decorado, se haya podido determinar exactamente su amplitud cronológica (2). El hallazgo de esta escultura, efectuado por el joven
Luis Sanfélix Pérez, permite suponer, como se verá, que al menos vivió
en la primera etapa ibérica.
El fragmento que aquí estudiamos representa una cabeza de toro perteneciente a una escultura completa, de la que sólo se ha conservado esta
parte, formada por la cabeza, el cuello y el principio de la papada. Está
labrada en piedra caliza blanca de grano arenoso, con manchas rojizas
de arcilla. Mide la cara 370 mm. del testuz al morro y 190 mm. de an(1) M. SANCHIS GUARNER: «Historia del País Valencia, l. Epoca musulmana.»
225. Toponimo derivado de at-kanisa = la iglesia cristiana.
(2) E. A. LLOBREGAT: «Los precedentes y el ambiente comarcal de la Valentia
romana», 46; en «La ciudad romana de Valencia: estudios varios.» Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia, l. Valencia, 1962.
-155-
[page-n-201]
2
E. A. LLOBREGAT
chura a la altura de los ojos. Del testuz a la rotura del cuello, 220 mm. a
la altura del ojo. Tiene el testuz liso y redondeado, la frente recta, los
ojos, uno en cada lateral, redondos, formados por un surco circular ancho y no muy profundo, de sección rectangular, que deja exento y en
relieve, al centro del ojo, un botón que representa la pupila, y que hoy
se halla muy erosionado. En el morro hay indicios de que la boca estuvo
señalada, pero hoy está rota y erosionada. No se advierte señales de
ollares. Por los lados, la cara está tratada sumariamente en dos planos,
uno vertical, del testuz a los ojos, y otro suavemente oblicuo, en disminución hacia el morro; a ambos lados del testuz hay unos agujeros circulares, de 50 mm. de profundidad, que sirvieron para alojar la raíz de los
cuernos, sobrepuestos y que se han perdido. De los dos agujeros sólo se
conserva el derecho, pues el otro, como el resto de la cara por aquella
parte, está .muy erosionado y perdido. De debajo del cuerno, y en dirección del cuello, arranca la oreja, pegada a la cara y que debió ser en
altorrelieve, también perdida por la erosión. Sólo se conserva el nacimiento de la misma y una línea que va desde la parte alta del arranque
del cuerno hasta la parte alta del arranque de la oreja. Los restos del
pabellón de ésta se hallan pegados al cuello, muy estrecho, del que nace
la papada, mucho menos saliente y de sección triangular, afilándose hacia
la parte inferior, decorada por cuatro estrías paralelas de sección en V,
representativas de sus pliegues. Quedan restos de una quinta estría inmediatamente antes de la rotura.
La descripción hecha se refiere a la cara derecha de la cabeza, ya que
la izquierda está muy erosionada para poder señalar ninguna característica. Se advierte, con todo, que tuvo un agujero para el cuerno y un
ojo. En conjunto parece que la cara izquierda recibió una labra mucho
más elemental que la cara derecha: esto queda claro viendo la sección
de la papada, que es disimétrica (Lám. I, 4), más hundida en la cara
derecha a causa de haber recibido un desbaste preparatorio del tallado
de las estrías, mientras la cara izquierda es más saliente, y sólo hay dudosas huellas de que se represen taran sobre ella los pliegues que aparecen
en la otra cara. Todo parece indicar que la escultura completa debió de
ir parcialmente adosada a una construcción, y sólo se trabajó con cuidado la cara más visible.
La labra de la cabeza es bastante esencial, sin refinamientos excesivos. Todo el conjunto de testuz y cara trasciende al bloque del que fue
esculpido, un paralelepípedo de caliza con un sumario desbaste de los
ángulos. El tratado del ojo es sencillísimo, y sin la expresión naturalista
de muchas otras piezas. Las estrías de la papada son simples cortes, con
perfil en V. Hay una auténtica economía de medios expresivos, que puede
achacarse a no excesiva pericia del escultor.
-156-
[page-n-202]
CABEZA DE TORO DE LA CARENCIA
3
La filiación de la escultura quedó clara desde el principio, al haberse
hallado en un conocido poblado ibérico. Pero los paralelos que pueden
aducirse la ensamblan, sin lugar a dudas, dentro del gran complejo es~
cultórico de la primera etapa ibérica.
Es quizá el toro el animal que ha gozado de mayor predicamento
:para los escultores ibéricos. Su significación mítica ya fue analizada por
Blanco Freijeiro (3), mas su abundancia testimonia del alto interés que
tuvo su representación. Es ésta la tercera pieza escultórica que conocemos
dentro del área edetana, procediendo las otras dos de Sagunto (4), y de
ellas una es también un toro. Mucho más abundantes son en la Contestania, de la que hay un catálogo (5). Sólo hay uno en la provincia de
Albacete, también ya catalogada (6) y abundan en el territorio correspondiente a la actual Andalucía, que aún está falto de un catálogo exhaustivo y sistemático de las piezas.
En estas esculturas bovinas podemos considerar en líneas generales
dos grandes grupos: el de los animales representados de pie, que tienen
la cabeza gacha (como el ejemplar de Turís) y el de los animales representados echados, con la cabeza alta. No es ésta una división precisa,
pues luego se ha de ver que hay piezas que participan de las dos características, pero sí es relativamente constante como para hacerlo notar.
El toro aquí estudiado, como queda dicho, se emparenta con las figuras
estantes de cabeza gacha, así, por ejemplo, la llamada Bicha de Balones,
también en el Museo de Prehistoria de Valencia, que apareció en el Collado del Zurdo, en el valle de Ceta, entre Benimassot y Balones (7),
o el toro del Cerro de los Infantes, de Ecija (8), aunque su labra es sensiblemente más basta que la de estos dos ejemplares. Los aguj~ros para
alojar los cuernos añadidos aparecen en el toro de Petrel, en el de Redován, y en el de Villajoyosa. Las orejas y ojos no tienen paralelo, las
primeras porque faltan en otros ejemplares conocidos, el segundo por
lo rústico de su talla. En cambio, son comunes las estrías de la papada
con los ejemplares de Balones y de Cabezo Lucero, dentro de la Contes-
(3) A. BLANCO FREIJEIRO: El toro ibérico, «Homenaje al profesot" Cayetano
de Mergelina», Murcia, 11962.
(4) E. A. LLOBREGAT: «La escultura ibérica en piedra del País Valenciano.
Bases par un estudio crítico contemporáneo del arte ibérico>>. Archivo de Arte
Valenciano, XXXVII. Valencia, 1966, pág. 41-57.
(5) Cf. artículo citado en la nota 4.
(6) J. SANCHEZ: «Escultura ibérica zoomorfa descubierta recientemente en Caudete (Albacete).» VI CNA. Oviedo, 1959, 163-66.
(7) Noticia verbal de don VICENTE PASCUAL PEREZ, director del Museo de
Alcoy.
(8) J. MARTIN JIMENEZ: «Ecija en su período tartesso-ibérico.» Boletín de
la Real Academia de Córdoba, XXXV, 1964, 189-96.
-157-
[page-n-203]
4
E. A. LLOBREGAT
tania, y de Ecija y Osuna en Andalucía. Hay que señalar, sin embargo,
que la cuidada labra en ondulaciones de todos esos ejemplares contrasta
con las estrías rectas y sin modelado del ejemplar de Turís.
Todos estos paralelos nos enmarcan el fragmento escultórico de la
Carencia en la serie de esculturas ibéricas ya conocidas. Establezco la
serie para las áreas más inmediatas de la pieza objeto de este artículo,
y con las que en principio puede paralelizarse mejor.
Toros en pie con la cabeza gacha
Bicha de Balones, en el Museo de Prehistoria de Valencia.
Cabeza de toro de la Carencia (Turís).
Toros echados con la cabeza levantada
Toro de Sagunto (Museo Arqueológico de Sagunto).
Toro de Agost (perdido) (faltaba la cabeza, pero por su arranque puede verse que la tenía alzada).
Toro de El Molar (Museo Arqueológico Provincial de Alicante). Sólo
conserva un fragmento de la cabeza, separado del cuerpo, pero el arranque
de éste muestra que estaba levantada.
To1·os echados con la cabeza gacha
Toro de Petrel (perdido) (9).
Toro de Villajoyosa. (Se conserva sólo la cabeza y cuello.)
Toros en postura incierta
La serie del Cabezo Lucero de Rojales, en la que hay toros echados
y toros en pie, así como cabezas sueltas, pero sin que se pueda determinar exactamente la postura.
Toro de Redován, del que sólo se conservaba parte de la cabeza.
Tengo noticia de que en excavación clandestina ha aparecido hace
años una escultura de toro en el Tossal de la Cala de Benidorm, pero no
me ha sido posible ver la pieza.
Como se ve en esta lista, relaciono tan sólo las esculturas de bóvidos
de la Contestania y la Edetania. No entra en mis cálculos el inventariar
(9) A la bibliografía que di sobre él en el trabajo citado en la nota 4 hay que
añadir: M. GONZALEZ SIMANCAS: «Escultura ibérica de un toro descubierta en
Sagunto.» Coleccioni'lmo, XII, 1924, enero-febrero-marzo, 2-5. El mismo, reproducido
en «Las Provincias», 25 de noviembre de 1932, con dos dibujos del toro de Petrel.
Para el toro de Villajoyosa, véase E. A. LLOBREGAT: «El toro ibérico de Villajoyosa .» Zephyrus, XXV. Salamanca, 1974.
-158-
[page-n-204]
CABEZA DE TORO DE LA CA!{ENCIA
5
toda la serie de ellas en el resto de la península, pues a la hora de publicar esta pieza interesan más sus paralelos inmediatos que no los lejanos.
De los andaluces que se ha citado, hay que destacar las piezas de
Osuna, muy posteriores y evidentemente influidas por el arte romano,
del que son poco menos que provinciales. El toro de Ecija es, con mucho,
el mejor paralelo de esta pieza dentro del mundo ibérico, señalando, sin
embargo, el mejor arte de este último.
Podría hacerse mención de una serie de esculturas del mundo de los
verracos que enlazan formalmente bastante con nuestra cabeza: basta
pensar en los «toros de Guisando» para ver que esencialmente la técnica
artística es idéntica. Pero voluntariamente he dejado de lado el paralelizar la pieza con el mundo de los verracos, ya que es éste mucho más
tardío cronológicamente, y responde, al parecer, a unas concepciones de
hase sensiblemente diversas de las del mundo ibérico. Por otra parte,
parece obvio, en el caso de estas artes de un relativo primitivismo, el
aceptar que, frente a un mismo problema escultórico, la solución es sensiblemente unitaria. Puestos en esta vía de paralelizar con piezas más
tardías y culturalmente diferentes como los verracos, acabaríamos señalando paralelos perfectamente plausibles en el arte románico, como alguien ha hecho con bastante escasa fortuna. Pero esto es muy poco serio.
He compuesto un mapa de distribución de las esculturas de toros de
la Edetania y Contestania (fig. l. •). En él se indica, además de la frontera entre ambas, que sigue sensiblemente la línea del río Júcar, según
he tenido ocasión de demostrar en mi tesis doctoral (lO), la localización
de cuantas esculturas de toros conocemos en ambas. Las demás localizaciones indicadas en el mapa, murcianas y andaluzas, han sido cartografiadas con un criterio selectivo, no exhaustivo, y en función de su cita
en el texto.
En fin, los paralelos formales, y el mismo hecho de la presencia de
esta escultura (que, como es sabido, cesa en fechas dentro del siglo III
(10) E. A. LLOBREGAT: «Contestania ibérica.» Instituto de Estudios Alicantinos. Alicante, 1972.
-159-
[page-n-205]
6
E. A. LLOBREGAT
a. de J. C.) (11), hacen datarla dentro de la primera época ibérica, entre
los siglos IV y 111 a. de J. C., antes de la aventura bárkida en las áreas
geográficas aquí señaladas. Por el momento, parece muy difícil el afinar
eEC/JA
BENIDORfvt
PETREL e•A OST
HOYA SANA•
fvt OLA R
REDOVANe ROJALES
•PEAL
OSUNA•
Fig. 1.-Mapa de distribución de esculturas ibéricas de toros
más en esta cronología. Cabría, dado el primitivismo de la talla, suponerla pieza de una escuela marginal y algo posterior, pero, en todo caso,
es evidente que hay que filiarla con el resto del bloque homogéneo de la
escultura ibérica, y no es fácil separarla mucho de estas fechas.
(11)
Cf. artículo citado en la nota 4, y la bibliografía que en él se r elaciona.
-160-
[page-n-206]
LLOBREGAT.-Escultura ibérica
LAM .
j
Diversos aspectos de la cabeza de toro de La Carimsia (Turís)
(alt. 40 cms.)
(Foto: Grollo)
[page-n-207]
VICENTE GOZALVEZ PEREZ
(Crevillente)
Notas sobre el poblamiento antiguo en el término
de C'revillente
Estos breves apuntes no tienen otra finalidad que señalar la existencia de algunos yacimientos arqueológicos de la comarca de Crevillente
(figura 1), localizados mediante prospección ocular, exponiendo las características y los hallazgos de superficie de los mismos.
Los yacimientos en cuestión, cuatro, los descubrimos por orden cronológico de la siguiente manera (fig. 2) :
A. -La Fonteta del Sarso.
B. -El Castellar Colorat.
C. -El Forat.
D.- El Castell V ell.
LA FONTETA DEL SARSO
Situada aproximadamente a 1 Km. al NW. de Crevillente, en el cauce
de una pequeña hondonada, a manera de barranco, que desemboca al de
La Rambla por su margen derecha. El nombre del yacimiento se debe al
apodo del propietario de estos terrenos y a la existencia de una pequeña
fuente que aún mana lo suficiente para mantener un pequeño charco.
El cauce de esta hondonada fue cultivado, al parecer, desde antiguo,
como se deduce de los muretes de piedra que formaban por sus lados, en
sentido a la dirección del cauce, bancales de escalera, hoy abandonados;
actualmente se cultiva el fondo en bancales también escalonados, pero en
sentido perpendicular al cauce.
-161-
21
[page-n-208]
2
V. GOZÁLVEZ PÉREZ
Los materiales procedentes de este lugar fueron hallados por el propietario del terreno hacia 1920, con ocasión de labores de nivelado, habiéndose conservado parte de ellos, que ahora reproducimos, y habiendo
desaparecido los restantes en varias donaciones particulares.
Fig. 1 .-Mapa de situación de Crevillente
MATERIALES
Los que hemos podido estudiar son:
Piedra
l.-Cuchillo de sílex t8'1 X 2'3 cm.) (Lám. I, 1).
2.-Hoja aguzada, de sílex (3'5 X 1'2 cm.) (Lám. I, 2).
3.-Pieza acorazonada, de sílex, con perforación central (2 X 2 cm.) (Lám. I, 3).
4.-Hacha pulida, de piedra negra y sección plana (12 X G cm.) (Lám. I, 4).
5.-Hacha pulida, de piedra negra y sección plana (10 X 6 cm.) (Lám. I, 5).
6.-Azuela pulida, de piedra negra plana (5'1 X 4 cm.) (Lám. J, 6).
Metal
7.-Hacha plana de cobre (9'5 X 5'5 cm.) (Lám. I, 7).
S.-Fragmento de posible hacha plana, de cobre (7'1 X 3'1 cm.) (Lám. I, 8).
9.-Denario romano republicano; a) cabeza de Roma galeada, r) loba amamantando a ltómulo y Remo, tres palmas cruzadas y la leyenda SEXT.
-162-
[page-n-209]
POBLAi\!IEZ"TO ANTIGUO
DE
3
CREVJLLENTE
10.-D ~ nario
romano r epublicano; a) cabeza masculina a la derecha, rodeada de
gráfila, r) cuadriga y en el exergo inscripción .
Estos dos denarios son los únicos que conserva el propietario, de un total de
una veintena que apar;)c ieron.
1)
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Fig. 2.-Localización de los yacimientos
A.-La Fonteta del Sarso.
B.-El Castellar Colorat
C.-El Forat
D.-El Castell Vell
Según información oral de los descendientes del descubridor, fueron
hallados y destruidos de 8 a 10 esqueletos humanos, así como diversos
recipientes cerámicos, que se deshicieron al intentar extraerlos del suelo.
-163-
[page-n-210]
4
V. GOZÁLVEZ PtREZ
De la categoría de los materiales descritos, junto con las características topográficas del lugar (tierras bajas en relación a la sierra en las que
se encuentran, propias para el cultivo agrícola, facilitado por la existencia de la fuente, probablemente más caudalosa en otros tiempos, y ausencia de un emplazamiento defensivo) se puede deducir que se trata de un
yacimiento eneolítico al que se superpondría una ocupación romana.
EL CASTELLAR COLORAT
Situado a unos 3'5 Km. al NW. de Crevillente, en un montículo, co-
ta 487 m., de calizas rojizas, a la izquierda del barranco de La Rambla
(Lám. II, a).
Se trata de una posición eminentemente defensiva, ya que, con excepción del lado sur, de empinada pendiente, en el resto de los lados la
caliza está cortada en vertical, con una altura de unos veinte metros.
Los restos de construcciones conservadas son espectaculares. En la
cima del montículo, que forma una especie de rellano o meseta, subsisten
restos de dos torres, sensiblemente cuadrangulares, una junto a otra.
La situada al norte, cuyos restos alcanzan una altura de unos 4 metros,
es de piedra sin desbastar (Lám. JI, b), mientras que la del sur, a unos
tres metros de distancia de la primera, es de piedra escuadrada en los
1'10 metros de altura que conserva (Lám. 11, e y d); en su lado sur aparece abundante piedra, labrada y no labrada, señal inequívoca de su desmoronamiento.
Toda la parte superior del montículo, así como gran parte de la pendiente sur, están cubiertas por bancales escalonados, completamente abandonados.
Es curiosa la existencia de tres recipientes de piedra, dos en forma
alargada, de 2 X 0'80 (Lám. III, a), y el tercero ovalado, con diámetro
de 1'30 (Lám. III, b). Los dos primeros tienen un orificio de 5 cm. de diámetro en la parte superior de sus lados, junto a los ángulos.
En cuanto a la cerámica y demás objetos encontrados en la cima, destacan varias piezas. En primer lugar, los restos de cerámica con decoración geométrica incisa (Lám. III, e y d) ; tal vez pueda ponerse en relación con ellas un soporte para vasos, de 20 cm. de diámetro y 12 de longitud, de color gris oscuro y espatulado (Lám. IV, a).
Asimismo fueron halladas varias vasijas y fusayolas de diversos tamaños, la mayor de 4 cm. de diámetro y 3 de altura y la menor de 2 X 1
centímetros (Lám. IV, b, f; V, a, d); diversos morteros de piedra vaciados en una especie de esfera alargada, con los pies truncados (15 X 15
centimetros) (Lám. IV, e).
-164-
[page-n-211]
POBLAMIENTO ANTIGUO DE CREVILLENTE
5
Especial atención merece un escarabeo de jade verde, de 18 milíme·
tros de longitud, sin inscripción, de procedencia sarda y fechable hacia
el siglo IV a. C. (Lám. IV, d). Hacia esa misma fech...a se puede situar
una punta de flecha de bronce, de 4'5 cm. de longitud (Lám. IV, e).
Abundan los restos de cerámica típicamente ibérica (Lám. V, b, e),
tanto con decoración geométrica como lisa, de colores terrosos a grises.
Se encuentra esparcida por toda la loma de El Castellar, así como en la
vecina Liorna Negra, al sur y contigua a la anterior.
También procede de las inmediaciones de este yacimiento un denario
de plata romano, de época republicana, a) cabeza masculina a la derecha
(¿Bonus Eventus?) y detrás cetro, y r) águila explayada sobre rayos,
detrás litus y delante jarro; en el exergo, Q. CASSIVS.
No faltan hallazgos de época posterior, posiblemente s. V-VI d. C., tales como el objeto de adorno, de bronce (de 5 cm. de diámetro), con un
pasador en la parte posterior (Lám. IV, g).
Por los materiales, parece que se trata de un poblado ibérico superpuesto a otros anteriores, y cuyo contacto con el mundo romano es evidente.
EL FORAT
Se encuentra a 1'5 Km. al NW. de Crevillente, también junto al ba·
rranco La Rambla y en su margen derecha. El topónimo se debe, segura·
mente, al agujero efectuado en la roca junto al cauce de La Rambla, para
dar paso a la primera acequia procedente de la Font Antiga, hoy ya
sustituida por otra. Los restos del poblado se encuentran en posición escalonada y en la mitad superior de una ladera de calizas grises de extraordinaria pendiénte. La posición es típicamente defensiva, ya que los pronunciados declives rodean el poblado en todas las direcciones. En la cumbre se hallan restos de lo que pudo ser torre de defensa, cuyas piedras
sin desbastar son de tamaño muy superior al de los restantes márgenes
que en escalera descienden hasta la mitad de la pendiente (Lám. VI).
Los restos de cerámica, inconfundiblemente ibérica, tanto decorada
con motivos geométricos (líneas y círculos concéntricos) como lisa, se
hallan superficialmente por toda la pendiente que mira hacia La Rambla (E), así como por la dirección sur.
También hemos hallado en este yacimiento restos de cerámica ática,
decorada con círculos entrelazados y en su interior palmetas, ambos motivos impresos, así como campaniense tipo B.
Es de notar que los tres yacimientos enumerados, La Fonteta del
Sarso, El Forat y El Castellar Colorat, se hallan en una extensión reducida, a 1, 1'5 y 3'5 Km. al NW. de Crevillente y precisamente en los
-165-
[page-n-212]
6
V. GOZÁLVEZ PÉREZ
bordes del citado barranco La Rambla, en cuya margen izquierda nacería
después el mismo Crevillen te. A nuestro parecer hay dos razones que
explican tal hecho. En primer lugar se trata de un nacimiento de agua,
entonces posiblemente a flor de tierra, en un medio de gran aridez, conocido hoy como «La Font Antiga» o «L' Aigua del Poble», ya que hasta
fecha reciente abastecía a Crevillente. Se halla en el centro del citado
barranco de La Rambla, a 300 m. sobre el nivel del mar y al pie de un
acantilado de 30, en cuya base es posible manase el agua en aquellos
tiempos; en la actualidad se extraen unos 40 l./ s. desde 60 m. de profundidad, a donde se ha llegado después de varias perforaciones sucesivas
al disminuir el caudal extraído. Esta fuente se halla a unos 400-500 m.
del poblado El Castellar Colorat y aprovisionaría también a los otros dos,
situados más al sur, ya que el agua descendería por el cauce de La Rambla. Seguramente también intervendría un segundo motivo en la ubicación de estos tres poblados, el que se utilizase al fondo de este barranco
como camino para atravesar la abrupta sierra de Crevillente, pues en la
actualidad el camino que lleva a Hondón de las Nieves sigue paralelo al
citado barranco. Así los iberos, primitivos habitantes de estos lugares
estratégicos, serían los guardianes de una de las vías de penetración
desde las zonas litorales a las tierras interiores. La presencia romana en
este habitat indígena no es de extrañar teniendo en cuenta que nos encontramos en el área del «Campus Spartarius» que proporcionaría, por
t3.nto, cierta base económica favorable a los nuevos colonizadores, circunstancia tanto más interesante por la densidad, relativamente alta, de la
población indígena. A esto se uniría el interés por dominar o tener asegurado el paso hacia el interior de la península por el camino que atravesaría la sierra de Crevillente y del que eran guardianes estos dos poblados ibéricos.
EL CASTELL VELL
Se halla aproximadamente a unos dos kilómetros al N. de Crevillente.
Los restos de este yacimiento se encuentran en la cumbre plana, residuo
de un banco de molasas en las que la erosión ha dado origen a formas
semejantes a torreones. Hemos hallado restos de cerámica tardorromana,
s. IV-V d. C., consistentes en varios trozos de ánfora y de una lucerna
con decoración incisa. Ahora bien, los hallazgos característicos de esta
cumbre son los de cerámica árabe, lisa, decorada y vidriada. Los restos
de edificación existentes en varios puntos, trabados con cemento blanquecino, son casi inapreciables, pues, excepto en un caso, están a nivel del
suelo.
Tal vez pueda identificarse con este lugar el segundo de los dos
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[page-n-213]
POBLAMIE!\TO ANTIGUO DE CREVILLENTE
7
castillos con que contaba Crevillente al ser reconquistada por Jaime I
en 1265, y que ya por entonces debía hallarse en muy mal estado, pues
unos años después los documentos no hablan sino de un solo castillo en
Crevillente, el que estaba junto a la población, derruido a principios del
presente siglo. Esta posible identificación se basa en el nombre del lugar,
Castell Vell, y en la abundante cerámica árabe allí existente, no explicable a no ser que se tratase de un lugar habitado.
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GOZALVEZ.-Yacimientos de Crevillente
LAM. 1
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GOZALVEZ.-Yacimientos de Crevillente
LAM . 11
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LAM. 111
GOZALVEZ .-Yacimientos de Crevillente
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GOZALVEZ.-Yacimientos de Crevillente
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GOZALVEZ.-Yacimientos de Crevillente
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GOZALVEZ.-Yacimientos de Crev illente
LAM . VI
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JOSE VICENTE MARTINEZ PERONA
(Pedralba)
Carta Arqueológica de Pedralba y Bugarra
(Valenda)
1
INTRODUCCION
La carta arqueológica de Pedralba y Bugarra comprende una super- .·
ficie de 186'595 Km. 2, de los cuales 59'04 Km. 2 corresponden al término
municipal de Pedralba, 39'46 Km. 2 al de Bugarra y el resto está repartido
entre los términos de Liria, Villamarchante, Cheste, Chiva, Gestalgar y
Chulilla, los cuales están representados parcialmente. Esta superficie
queda abarcada entre los paralelos 39° 32', 39° 40' y los meridianos
2° 53', 3° 01', éstos con relación al meridiano de Madrid (fig. 1).
Limita al norte con los términos municipales de Villar del Arzobispo
y Liria; al sur, con los de Villamarchante, Cheste y Chiva; al este, con
los de Villamarchante, Benaguacil y Liria, y al oeste, con los de Chiva,
Gestalgar y Chulilla.
Los terrenos más antiguos que afloran son los correspondientes al
Triásico. Estos pueden verse en la margen izquierda del río Turia, encima de Bugarra y también a la derecha del río, poco antes de llegar a
Bugarra. El Jurásico puede ser apreciado en la orilla derecha del río,
entre Bugarra y Pedralba, penetrando hacia el sur, hasta tocar la carretera de Cheste a Gestalgar. A continuación tenemos el Cretáceo representado por una mancha que va desde el ángulo noroeste de la Carta hasta
el término de Villamarchante. Hay otra mancha en el sur de la Carta.
El Mioceno está ampliamente representado, surgiendo en el norte de Pedralba y penetrando hacia el sur y este, ocupando así casi toda la mitad
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22
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CARTA ARQUEOLÓGI CA DE PEDRALBA
3
este de la zona sí exceptuamos los trazos ocupados por el Cretáceo. Finalmente, el Cuaternario está escasamente presente, encontrándose únicamente como depósito del río en las huertas de Pedralba y Bugarra.
Está regada por el río Turía, que la cruza de oeste a este aproximadamente por el centro. Los tributarios del Turia, dentro de la Carta, son :
por la izquierda, los barrancos de la Tarrosa, Marj uel a y Balsillas; por
la derecha, los del Ama, Merinel y Chiva. Los de la derecha son más caudalosos que los de la izquierda, destacando de entre ellos el barranco
de Chiva. El terreno es bastante accidentado, registrándose alturas máximas de 600 metros, siendo más frecuente las de 200 a 300 metros. Los
núcleos montañosos más importantes son, en término de Bugarra, el
Collado de la Herrada al norte, montes de Bugarra encima de esta población y la Loma de la Pinada, que se extiende desde Bugarra hasta
enlazar por el sur con la sierra de las Cabrillas, por medio de la loma
Ferrer; en término de Pedralba, menos montañoso que el anterior, destacan los montes de la Salada y el Palmeral.
Dada su situación, antes expuesta, el clima es de tipo mediterráneo,
con escasas lluvias repartidas entre la primavera y el otoño. La medía
anual de temperatura es de 16° C. La oscilación media anual es de uo C.
La oscilación media mensual es de 24° C. en invierno y de 25° C. en verano. Las precipitaciones son del orden de 300 mm. 3 /m. 2 por año. Las precipitaciones en forma de nieve son raras. Pedralba cuenta hoy con 2.155
habitantes concentrados, según el censo de 1970, lo que da una densidad
de 36'5 habitantes por Km. 2 ; por su parte Bugarra cuenta con 907 habitantes, también concentrados. Ambos pueblos han alcanzado su máximo
de población en la década de Jos años 20, en la cual Pedralba llegó a tener
unos 3.000 habitantes y Bugan·a cerca de 2.000. Hoy día experimentan
un descenso muy lento. Dentro de la Carta también entra el Mas de Teulada, que depende del municipio de Villamarchante.
La base económica principal de ambos pueblos es la agricultura, sobre
todo de secano (algarrobos, vid, frutales y, en menor can ti dad, olivos). El
regadío está dedicado al naranjo y hortalizas. La industria apenas existe
y solamente está representada por la de vinos y confección a domicilio.
Se calcula en 6.500.000 kilos la cosecha de uvas de 1972, en Pedralba, y de
3.125.000 kilos en Bugarra.
La lengua de estos dos pueblos es el castellano, en su variedad aragonesa. Su origen hay que buscarlo en 1610, es decir, en la repoblación que
se llevó a cabo por entonces, pues ambos pueblos quedaron totalmente
despoblados tras la expulsión de los moriscos de 1609. Pedralba fue repoblada con gentes procedentes de Chulílla, Titaguas, Chert, Cabanes, La
Todolella, Almusafes y Valencia. Los de Bugarra procedían de Chulilla,
Sot de Chera y Titaguas. Tanto en Pedralba como en Bugarra el mayor
-171-
[page-n-224]
4
J. V. MARTÍNEZ PERONA
número de repobladores procedía de Chulilla. Aunque ambos pueblos están
muy cercanos, presentan ciertas diferencias en el habla. En Pedralba predomina más la tendencia hacia el valenciano, con la existencia en su
léxico de muchas palabras de este idioma. Bugarra, sin embargo, acusa
más una influencia aragonesa.
II
LOS YACIMIENTOS
A)
PALEOLÍTICO
No hemos encontrado materiales, en la zona objeto de este estudio,
que puedan ser clasificados dentro de los tres períodos en que tradicionalmente se divide el Paleolítico. No obstante, existen varias cuevas, como
las denominadas con los nombres de Palpeo, Vizcaíno, Merinel y Majarilla, en el término de Bugarra, que, dado que no se ha hecho una prospección minuciosa por estar cubiertos sus antiguos suelos con una potente capa de materiales detríticos, bien pudiera ser que contuvieran restos del Paleolítico superior. Mención aparte merece la cueva de Chucheve,
en término de Pedralba, que, habiendo sido utilizada para encerrar ganado, todo su subsuelo ha sido extraído y empleado como abono, quedando
en la actualidad solamen te las rocas.
B)
MESOLÍTICO
Dentro de este período· hemos clasificado el yacimiento llamado Covar
eha del Salto del Lobo (mapa 1, núm. 7). Está situada en un escarpe que
se levanta sobre la orilla izquierda del Túria, en la partida del Palmeral,
en el término municipal de Pedralba. La covacha se abre en un flanco
de caliza y tiene escasa profundidad. Hay unos dos metros de piso cubierto por la cueva con una profundidad del subsuelo de treinta centímetros como máximo. Los materiales encontrados en este yacimiento son
Jos siguientes:
l.-Lascas de sílex rosáceo y gris de diferentes tamaños.
2.-Un núdeo del tama ño de una nuez de sílex lechoso.
3.-Dos raspadores; el mayor de sílex blanco y el má s pequeño en lasca. de sílex
rojo (lám. XII, 1).
4.-Si(lte caracolillos de los cuales cuatro están perforados (lám. XII, 1).
-172-
[page-n-225]
Mapa 11.-BRONCE VALENCIANO
1.-Lugar de emplazamiento y número de referencia
[page-n-226]
M apn 1
&YACIMIENTO MESOLITICO Y NUM ERO DE REFERENCIA
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E N EO LITICO
IDEM
IBERICOS
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CONSTRUCCION ROMANA
IBERO-ROMANOS
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INCIERTOS
YACIMI E NTOS CONVARIAS C ULTURAS
[page-n-227]
CARTA ARQUEOLÓGICA DE PEDRALBA
5
Bibliografía
La labor del serVlcio ... , 1970, pág. 105. E. PLA BALLESTER: «Actividades del
Servicio... V. (1966-1970).» pág. 26.
C)
ENEOLÍTICO
Al lado derecho de la Rambla Castellarda, en término municipal de
Liria y sobre un cerro que es el final del Collado de la Herrada, se encuentra el yacimiento que denominamos Mas del Jutge (mapa 1, 20).
Dicho cerro tiene forma alargada de norte a sur, teniendo la ladera norte
cortada en vertical y la solana en acusada pendiente (Lám. 11, 1).
En la cima se aprecian construcciones, al parecer restos de dos torreones circulares y murallas. Superficialmente, en varias visitas, acompañados por don José Aparicio Pérez, del S. l. P., recogimos los siguientes
materiales:
l.-Gran cantidad cie lascas de sílex gris en su inmensa mayoría, que se extienden por toda la solana y la cumbre.
2.-Un centenar de puntas de aspecto solutroide (lám. X) en sílex gris.
3.-De 30 a 40 puntas de flechas, con aletas y pedúnculo en su mayoría, en el
citado f'ílex grís y algunas en sílex blanco (lám. XI).
4.-Dos raspadores, uno de ellos circular (lám. XI, 1 y 2).
5.-Cuchillos, perforadores y laminillas trabajadas.
6.-Una azuela de tamaño pequeño y varios trozos de otras mayores.
7.-Molinos de mano en rodeno y arenisca de grano grueso
8.-Cuardtas talladas.
9.-Fragmentos de cerámica basta hecha a mano con mamelones.
10.-Tres fragmentos de cerámica con decoración de vaso campaniforme (lám. XII,
3 y 4).
El lugar donde se halla emplazado este yacimiento es estratégico,
pues es un paso natural entre el Campo de Liria y las tierras altas del
Campillo y Villar. Muy cerca se levanta un elevado cerro con los restos
de un fortín que controlaba este paso y que es llamado el Telégrafo.
Bibliografía
La labor del Servicio, 1970, pág. 105. E. PLA BALLESTER: «Actividades del
ServiCio, V (1966-1970)», pág. 22.
D)
EDAD DEL BRONCE VALENCIANO
Veintitrés son los yacimientos clasificados dentro de la Edad del Bronce Valenciano que hemos localizado en la presente Carta y cuyas características generales son las siguientes:
-173-
[page-n-228]
6
J. V. MARTÍNEZ PERONA
l.-Se encuentran emplazados en pequeños cerros que presentan fácil
defensa.
2.-Estos cerros generalmente dominan ün determinado valle, llanura o paso natural.
3.-Las partes que no son fácilmente defendibles están fuertemente
protegidas con murallas.
4.-Estas murallas son a base de piedra seca sin desbastar, formando
alineaciones que se cortan en ángulo recto.
5.-Aparecen agrupados en torno a un elemento geográfico en número de dos, tres o cuatro. Así tenemos sobre el río Turia, primeramente
la Majarilla (mapa II, 13) y el Alto de la Presa (mapa II, 14) ; aguas
abajo tenemos la Peña la Atron (mapa II, 5), Cerretico Redondo (mapa II, 4) y Cerro del Palmeral (mapa II, 3); junto al barranco de la Lomaina tenemos el Gargao (mapa II, 6) y el Pararrayos (mapa Il, 7); sobre
las labores de la fuente de las viñas tenemos el Pico del AguiJa (mapa II, 19), las Cabanzas (mapa II, 23), Loma de la Tía Soldá (mapa II, 15)
y Punta de las Aliagas (mapa II, 21) ; sobre veredas y pasos, aunque aislados, tenemos Cerro de la Cañada Larga (mapa II, 8), Cerro Partido
(mapa Il, 1), Castillejo B (mapa II, 18), la Tarrosa (mapa II, 20), Barranco Escoba (mapa Il, 22) y la Salada (mapa II, 16).
6.-Son muy pequeños. Solamente la Tarrosa y el Gargao presentan
mayores dimensiones.
7.-Su cerámica está hecha a mano, con desgrasante calizo. En algunos poblados se encuentran fragmentos espatulados: Gargao, Cueva Merinel (II, 12), Cerro Cañada Larga. La cocción es muy mala, a excepción de la cerámica del Gargao, Cerro Cañada Larga y Cerro Partido.
La decoración es pobre y cuando aparece lo hace en bordes y cordones
a base de incisiones digitales o con instrumento cortante que dan secciones en cuña o prisma. También aparecen cordones sin incisiones. Los
perfiles son los corrientes para la Edad del Bronce Valenciano y las vasijas llevan asas y mamelones para efectuar su transporte.
8.-:No hemos encontrado en ninguno de ellos restos de metal, aunque
hay que tener en cuenta que los materiales recogidos son todos superficiales. Solamente en el Gargao hemos encontrado un molde de puntas de
flecha (Lám. XVI).
9.-Escasean los materiales líticos reduciéndose a la presencia de
percutores en todos ellos (Lám. XII, 6, 7 y 8), algunas lascas y piezas
dentadas de hoz como las encontradas en el Cerro Partido (fig. 2), y en
el Cerro de la Cañada Larga.
10.-Es frecuente hallar poblados que tienen superpuestos otro ibérico. Entre estos tenemos los de Cerro Partido, Loma la Tía Soldá, y
Castillejo B.
-174-
[page-n-229]
7
CARTA ARQUEOLÓGICA DE PEDRALBA
A continuación damos una descripción particular de cada uno de
ellos:
La Tarrosa (mapa II, 20) .-Está situado en el término municípal de
Gestalgar, sobre un alto a la derecha del barranco del mismo nombre.
Domina un paso natural tanto de personas como .de ganado. Está fuertemente defendido, conservándose aún restos de murallas en la parte de
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B
A
Fig. 2.-Piezas dentadas de hoz de Cerro Partido
poniente y sur, hechas con bloques de piedra sin argamasa (Lám. VI, 1,
3,). Todo el yacimiento aparece cubierto por una exuberante vegetación.
En superficie aparecen pocos materiales, reduciéndose a fragmentos de
cerámica a mano, cuarcitas talladas, algunas lascas de sílex y molinos
de mano en rodeno (Lám. XVIII, 1 y 2).
Pico del Aguila (mapa II, 19) .-No muy lejos del anterior, hacia levante y en término de Bugarra, se yergue un crestón en cuya cumbre
se descubren los restos de un poblado. El citado crestón está contra la
loma del Borreguero, siendo la cara sur un corte natural, mientras que
la norte desciende en pronunciada pendiente (Lám. V, 2). Hay restos de
murallas (Lám. V, 4) y de muros interiores. La cerámica, en superficie,
es abundante, siendo tanto en forma como en materias típica del Bronce
Valenciano. Solamente es de notar el hallazgo de un asa muy bien rematada, con bordes angulosos y ensanchamiento circular en el engarce
inferior. También aparecieron unos mamelones cilíndricos.
Las Cabanzas (mapa II, 23) .-Dominando la partida de las Cabanzas,
sita en término de Bugarra, hay un pequeño cerro en cuya cumbre se
-175-
[page-n-230]
8
J. V. MARTÍNEZ PERONA
aprecian restos de construcciones y algunos fragmentos de cerámica
basta hecha a mano con abundante desgrasante.
Castillejo B (mapa 11, 18) .-También en término de Bugarra, hacia
el noroeste, se eleva un montículo cónico rematado por un peñasco
(Lám. 11, 4) en el cual hay cerámica hecha a mano, cuarcitas talladas,
molinos de mano, etc. Domina un paso natural.
Loma de la Tía Soldá (mapa 11, 15) .-El cerro donde se asienta es
bastante amplio, teniendo la parte norte cortada a pico (Lám. 11, 2).
Cerca de él está la fuente de la Marjuela y la partida también llamada
así, perteneciendo al término de Bugarra. Domina el paso entre las partidas de la Marjuela (baja) y de la Mezquita (alta). Junto con materiales ibéricos, que más adelante describiremos, aparecen otros del Bronce
Valenciano. No se aprecia ninguna construcción antigua por estar el
terreno entablado para el cultivo.
Punta de las Aliagas (mapa 11, 21) .-Está situado este yacimiento
sobre unos plegamientos triásicos que se levantan al lado de la carretera de Bugarra a Villar del Arzobispo. Tanto por el sur como por el
este, el poblado está protegido por un corte natural. No abundan los restos superficiales. Solamente encontramos unos fragmentos de cerámica
hecha a mano de pasta negra que estaban semienterrados (Lám. XII, 5) .
Pertenecen a una gran vasija y presentan decoración en el borde a base
de incisiones de sección prismática y también un bordón cercano a la
boca con idénticas incisiones, teniendo un mamelón.
Barranco Escoba (mapa 11, 22) .-En la parte izquierda de su confluencia con el río Turia hay, sobre dicho barranco, un cerro de corte
triásico. En la cima se aprecian restos de un poblado del Bronce Valenciano y, como es corriente en estos casos, uno de sus lados aparece
cortado a pico, ofreciendo una gratuita defensa; en este caso se trata
de la solana. Recogimos cerámica a mano con desgrasante de calcita.
Es término de Gestalgar.
Alto de la Presa (mapa II, 14) .-Aguas abajo, después de pasar Bugarra, el valle del río se va estrechando hasta llegar a un punto en el
que forma un cañón de altas paredes. Allí recientemente se construyó
una presa que suministra el agua, a través de un canal, a la central
hidroeléctrica de Dynamis. A ambos lados de la misma se encuentran
los yacimientos. El de la izquierda lo denominamos Alto de la Presa
(Lám. IV, 1). El poblado mira hacia el este y se halla en la actualidad
dividido horizontalmente en terrazas cultivadas.
-176-
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CARTA ARQUEOLÓGICA DE PEDRALBA
9
Abundan los materiales de superficie, entre los que merece destacar
la cerámica hecha a mano espatulada con decoración digital y de sección
cilíndrica en los bordes y pequeños mamelones dobles junto a la boca,
así como otros mayores.
La Majarilla (mapa II, 13) .-Se encuentra enfrente de la anterior.
Mira hacia el sureste, siendo esta parte de pronunciada pendiente y la
opuesta es un corte de estimable altura que cae sobre el río. En 1967,
yendo de excursión por este lugar, don Inocencio Sarrión encontró a
flor de tierra algunos vasos que extrajo y donó al S. I. P., donde pudieron reconstruir cinco de ellos (Láms. XIII, XIV y XV, 1). Por nuestra
parte, en la visita que realizamos, recogimos trozos de cerámica a mano
roja con desgrasante y algunas cuarcitas talladas de considerable tamaño.
Cueva Merinel (mapa II, 12).-Abre sus tres bocas en la margen
izquierda del barranco Merinel, en término de Bugarra. Presenta dos
galerías fundamentales. Una de ellas es circular y amplia, teniendo el
piso llano y pudiéndose llegar a ella por dos entradas no muy grandes.
Al final de la misma existe una angosta gatera que da paso a otras
galerías interiores colocadas en diferentes niveles. La otra penetra, en
pendiente, hasta un ensanchamiento, donde finaliza. Se abre al exterior
por medio de un gran abrigo (Lám. 1, 1). En esta última encontramos,
en unas tierras removidas, unos fragmentos de cerámica a mano con
espátula, de aspecto propio del Bronce Valenciano. Quizás se trate de un
enterramiento.
Castillejo A (mapa II, 11) .-Lugar muy frecuentado en excursiones, está sito en término de Bugarra, frente a Pedralba. Se trata de un
alto peñón surcado por dos barrancos que han excavado profundos tajos
a ambos lados de él. Sobre éste aflora cerámica hecha a mano, así como
cuarcitas talladas y fragmentos de molino de mano. Hacia poniente hay
algunos muros en mal estado.
Cerro de la Cañada Larga (mapa 11, 8) .-Entre la carretera de Chiva
a Pedralba y el barranco de Chiva, en la partida de la Cañada Larga, se
encuentra un cerro de escasa altura y de sección ovoide (Lám. I, 2).
Aflora mucha cerámica hecha a mano de buena cocción con espátula,
mamelones y algunos fragmentos con decoración digital a la altura del
borde (Lám. XVII, 1). También aparecen cuarcitas talladas y molinos
a mano en arenisca de grano grueso. Merece destacar el hallazgo de una
pieza dentada de hoz, de forma trapezoidal en sílex rojo. Por este lugar
pasa una antigua vereda de ganado.
-17723
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10
J. V. MARTÍNEZ PERONA
Loma Fer,rer (mapa II, 10) .-Al pie de dicha loma, en la cara sur
y junto a la carretera de Gestalgar a Cheste, se encuentra un altozano
en el que aflora cerámica hecha a mano y otros materiales típicos del
Bronce Valenciano. No se aprecian construcciones.
Ba1-ranco del Cuchillo (mapa II, 9) .-No lejos del anterior, hacia el
este, en termino de Cheste, se hallan unos peñascos con la ladera sur
cortada a pico por el barranco del Cuchillo. Sobre ellos se encuentran los
restos de un poblado que presenta algunos muros puestos al descubierto
por la erosión (Lám. IV, 2). Superficialmente se pueden recoger materiales propios del Bronce Valenciano.
El Pararrayos (mapa II, 7) .-Al lado de la carretera de Cheste a
Pedralba, a la izquierda de un barranco, se eleva un pequeño cerro cónico en cuya cumbre encontramos algunos trozos de cerámica hecha a
mano con desgrasan te. Es término de Villamarchan te.
El Gargao (mapa II, 6) .-Enfrente del anterior, en la parte derecha
de dicho barranco, se encuentra un altozano que tiene forma de tronco
de pirámide. Todo él está destinado a cultivos agrícolas, no apreciándose
construcción de tipo alguno. Sin embargo, en la cima aflora gran cantidad de cerámica a mano con desgrasante y de muy buena cocción, muy
semejante a la que aparece en el yacimiento ya citado de la Cañada
Larga (Lám. XVI). Algunos fragmentos tienen decoración propia del
Bronce Valenciano y están espatulados. También abundan en superficie
las cuarcitas talladas, así como molinos de mano en arenisca. En la última visita que realizamos a este yacimiento encontramos un molde de
puntas de flecha hecho en arenisca de grano fino cuyas dimensiones son
14'5 cm. de largo por 12'5 cm. de ancho por 8 cm. de alto. Mediante éste
se podían obtener dos puntas de flecha de seis centímetros de longitud.
Ambas eran alimentadas por un canal común (Lám. XVI). Este molde
lo entregamos al S. I. P.
Peña la Atrón (mapa II, 5) .-En término de Pedralba y en la margen derecha del río Turia, penetra en éste un brazo de los montes de
la Pea, el cual tiene las laderas norte, este y oeste rodeadas por el río
(Lám. III). La cara oeste cae en perpendicular sobre el río. En la cima
se ap1·ecia alguna cvnstrucción a base de piGdra sin desbastar y sin argamasa de unión. Superficialmente se encuentran algunos trozos de cerámica a mano, molinos de mano y cuarcitas talladas.
Bibliografía
La labor del Servicio ... , 1970, pág. 105. E. PLA BALLESTER. «Actividades del
Servicio ... , (V. 1966-1970)», pág. 26.
-178-
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CARTA ARQUEOLÓGICA DE PEDRALBA
11
Cerretico Redondo (mapa II, 4) .-Cerca del anterior, hacia el este,
en la margen izquierda del río, hay un curioso cerro de forma cónica
que hace pensar en un túmulo (Lám. IV, 3). Sobre éste se aprecian, en
la parte sur, algunas construcciones muy deterioradas y superficialmente
materiales propios del Bronce Valenciano.
Bibliografía
Véase anterior.
Cerro del Palmeral (mapa II, 3) .-También en la margen izquierda
del río, bajo el anterior yacimiento, hay un pequeño montículo cuya
cara sur cae perpendicular sobre el río. Sobre él se aprecian construcciones, destacando un muro dorsal que cruza de este a oeste (Lámina VIII, 2). Encontramos como materiales, molinos de mano, cuarcitas
talladas, así como abundante cerámica hecha a mano con desgrasante.
Uno de los fragmentos encontrados tiene por decoración un bordón situado cerca de la boca (Lám. XVII, 2).
Bibliografía
Véase la de lo3 'interiores
Sima del Palmeral (mapa II, 2) .-En la partida de dicho nombre,
poca distancia del anterior, hacia el norte, hay un cerro en el cual se
abre una sima de escasa profundidad y fácil acceso. Dentro de ella hallamos, entremezclados con la tierra, algunos fragmentos de cerámica
hecha a mano de formas propias del Bronce Valenciano.
~
Cerro Partido (mapa II, 1) .-A unos dos kilómetros de Pedralba y a
la altura del kilómetro 10 de la carretera de Liria a Pedralba, se eleva
un voluminoso cerro que tiene la cumbre dividida en dos partes (Lámina II, 3). Sobre la parte de levante encontramos cerámica a mano de
buena cocción, mereciendo destacar un fragmento perteneciente a un
pequeño vasito carenado (Lám. XIX) y algunas cuentas de collar. También hallamos, en la ladera sur, dos piezas dentadas de hoz (fig. 2, A y B).
La Salada (mapa II, 16) .--Sobre el kilómetro seis de la carretera
Pedralba-Casinos y a la derecha del barranco de la fuente de la Salada,
surge un cerro cónico, ligeramente inclinado hacia el sur (Lám. V, 1).
Los restos arqueológicos se encuentran preferentemente sobre la cúspide
y ladera norte. Se aprecian algunas construcciones (Lám. V, 3) y la presencia de cerámica a mano con desgrasante. También se encuentran
algunos fragmentos de cerámica medieval.
-179-
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12
J. V. MARTÍNEZ PERONA
Mas del Jutge (mapa II, 17) .-En este yacimiento, ya descrito en el
apartado dedicado al Eneolítico, también hemos hallado materiales pertenecientes al Bronce Valenciano.
E)
PERÍODO IBÉRICO
Dentro de este período hemos incluido los siguientes yacimientos:
El Remolino (mapa I, 1) .-A poca distancia de Pedralba, hacia el
este, se halla la huerta del Remolino. Sobre unos promontorios que se
elevan a la izquierda del camino de dicha huerta, aparecen diseminados
los restos de un poblado ibérico. No se aprecia construcción alguna, pues
está el terreno cultivado. Encontramos cerámica fina y basta a torno,
con escasa decoración. También encontramos cerámica helenística.
Sima del Palmeral (mapa I, 6).-Yacimiento ya considerado en la
parte dedicada al Bronce Valenciano, también contiene restos ibéricos.
Don Pascual Cabedo encontró en 1969 fragmentos de cerámica fina a
torno con decoración geométrica a base de pintura roja. Merece destacar un plato casi completo.
Cerro Par·tido (mapa I, 3).-También hemos hablado de él en el apartado D. Sobre el cerro del este y ladera sureste se aprecian construcciones, destacando un lienzo de muralla (Lám. VII). Superficialmente hay
mucha cerámica hecha a torno con decoración geométrica sencilla (Lámina XIX, 1). Y también cerámica negra. Abundan los fragmentos de
hierro. Hallamos una fusayola bien rematada y un molino naviforme en
rodeno (Lám. XVIII, 3). También tenemos noticias del hallazgo de unas
monedas que no hemos podido localizar.
Se cuenta en Pedralba que a finales del siglo pasado un tal tío Cabalomas, roturando tierras de este cerro encontró muchas piezas cerámicas que recogió y llevó a su casa. Sus familiares le acusaban de no
llevar a casa más que cosas viejas que no servían para nada y acto seguido se desprendían de las mismas.
Este yacimiento es muy frecuentado por los pedralbinos, creyéndose
que se trata de una antigua alfarería de los moros.
Bibliogr·afía
«La la bor del S. l. P .... 1967», pág. 84. «La labor del S. I. P ...., 1968». pág 72.
E. PLA DALLESTER: «Actividades del S. l. P .... V. (1966-1970)».
Loma de la Tía Soldá (mapa I, 15) .-El lugar de este yacimiento ya
ha sido descrito en el apartado anterior. Además de los materiales antes
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CARTA ARQUEOLÓGICA DE PEDRALBA
13
1·eseñados, también encontramos otros propios del período ibérico. Así
tenemos fragmentos de cerámica fina y basta a torno con decoración
geométrica, cerámica campaniense (Lám. XX), fragmentos de hierro,
de molinos en rodeno y afiladores.
Balsa de Torralba (mapa 1, 17) .-A un kilómetro del anterior, hacia
el norte, en la ladera izquierda de un barranco, aparece superficialmente
gran cantidad de cerámica ibérica y helenística. Bajo el yacimiento hay
una presa al parecer medieval que retiene las aguas que bajan por
dicho barranco.
Castillejo B (mapa 1, 21) .-También citado en el apartado del Bronce Valenciano (Lám. 11, 4), contiene además materiales ibéricos como
cerámica fina a torno con decoración geométrica en rojo. Encontramos
framentos de cerámica romana (ánfora).
Pico de los Serranos (mapa I, 25) .-Situado en el término de Chulilla, en un cerro de considerable altura. En la ladera este, a media altura,
hay un corte natural. En la cumbre, hacia el norte, se aprecian algunas
construcciones a flor de tierra, destacando los restos de un muro de
medio metro de grosor. Superficialmente se encuentra, poco abundante,
cerámica fina a torno.
Corral de A jau (mapa 1, 24) .-Al pie de la ladera oeste del anterior
cerro y dominando el paso de la Tarrosa hay un corral en ruinas. Alrededor de éste aparecen amontonamientos de piedras y construcciones
a flor de tierra (Láms. VI, 2 y VIII, 1). Superficialmente hemos recogido cerámica fina a torno con decoración geométrica sencilla y basta
también a torno (Lám. XIX, 2).
La Torzuela (mapa 1, 27) .-A poca distancia de Bugarra hay una
fuente de aguas calientE, a la cual los naturales del lugar atribuyen
efectos terapéuticos. Nace entre unas rocas y sus aguas son aprovechadas, primeramente, para alimentar un pequeño lavadero y, después,
recogidas en una balsa, para el riego. A la izquierda de la fuente, en
una ladera cultivada, es frecuente encontrar cerámica típicamente
ibérica.
Cueva Merinel (mapa 1, 12).-Ya ha sido en el apartado D, descrita
y situada (Lám. I, 1). Aquí añadiremos que don Vicente Pérez, de Pedralba, acompañado de otros compañeros de Valencia, hallaron unos 16
vasitos, de los cuales dos están en poder de don Vicente Pérez, en Pedralba (Lám. XXI, 3 y 4). Estos son semejantes a los empleados en cere-181-
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J. V. MARTÍNEZ PERONA
monias religiosas, como aquellos que pueden verse portados por las damas oferentes del Cerro de los Santos. En Valencia se han encontrado
semejantes en la Cueva de les Dones, de Millares, y otras cuevas.
F)
YACIMIENTOS IBERO-ROMANOS
En terrenos llanos y muy apropiados para el cultivo, es frecuente
hallar los restos de una villa rústica romana. En la presente Carta arqueológica hemos registrado 16, cuyos nombres y características son
las siguientes:
Lo de Benaguacil (mapa I, 30) .-En la margen izquierda del río
Turia, sobre una terraza pedregosa, se encuentran unos terrenos de
cultivo dedicados a algarrobos y viñedo. Diseminados por la superficie,
E:ncontramos muchos fragmentos de cerámica fina y basta a torno. Se
pueden reconocer fragmentos de ánfora, dolia y terra sigillata hispánica.
También hay tegulae e imbrices. Es término de Benaguacil.
El Caco (mapa I, 5) .-A la altura del kilómetro siete de la carretera de Liria a Pedralba, a la izquierda de la misma, existe una parcela
de doña María Rosa Quiles Sánchez, vecina de Pedralba. En 1970 fue
roturada y apareció cerámica a torno (Lám. XXI, 1 y 2), materiales de
construcción, grandes fragmentos de dolía y otros de cerámica ibérica.
También quedaron al descubierto algunos muros y es de destacar la
presencia de una piedra circular con canal de desagüe que al parecer
era un pie de prensa (Lám. XVIII, 4).
Bibliografía
E. PLA BALLESTER: «Actividades del Servicio ... V. (1966-19'70)», pág. 42.
El Reguero (mapa I, 4).-En la finca de don Antonio Ventura Verduch, sita en la partida del Reguero y próxima a la carretera de Liria
a Pedralba, parte derecha, se encuentra en superficie, cerámica a torno,
típicamente romana, con otros fragmentos ibéricos. Encontramos algunos pondus y se puede apreciar aún un muro que se levanta del nivel
del terreno cosa de veinte centímetros. En 1967, cuando se realizaban labores de roturación en dicha finca, aparecieron dos lápidas romanas
y otros restos funerarios. Tras el hallazgo, don Daniel Moreno García,
maestro en Pedralba, avisó al S. I. P., presentándose en el lugar el director del mismo, con don José Alcácer Grau y el doctor Tarradell, catedrático de la Universidad de Valencia. Las características de las lápidas son
las sigui en tes :
-182-
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CARTA ARQUEOLÓGICA DE PEDRALBA
15
La más pequeña mide 0'60 m. de altura por O' 40 de ancho y 0'08 de
grueso. Está hecha en piedra caliza gris y rematada en ángulo y arco
(Lám. XXII, 2). La insc1·ipción está en una cartela rehundida de 0'28
metros de ancho por 0'26 de alto y cuya lectura es:
M. VALERIVS
POLIANIVS. AN. C
C. QVIN
TIA. AN. LXX
Con las particularidades de que en la primera línea hay nexo entre la V.
y la A.; en la segunda, n(;xos entre la A y la N de ambas palabras, llevando entre la última letra, C, y el nexo anterior, A N, en parte inferior,
una especie de pequeña aspa, que igual pudiera ser un punto de separación que una X, con lo que se rectificaría el número de los años.
La otra presenta las dimensiones de 1'23 m. de alto por 0'46 de ancho y 0'25 de grueso. Está rematada en ángulo y es de piedra caliza blanca (Lám. XXII, 4). La inscripción va en una cartela moldurada de 0'35
metros de ancho por 0'34 de alto, cuya transcripción es:
CIEMPE
SilVA AN
XXX HSE
El nombre de CIEMPE en la primera línea es desconocido en nuestra
1·egión. En la segunda línea, la segunda I puede ser una L, con el trazo
inferior corto, y la A y la N están unidas por la parte inferior.
Estas dos lápidas se encuentran en el Museo de Prehistoria del S. I. P.
tras haberse perdido y vueltas a recuperar.
Bibliografía
A. MARTIN MANZANO: «Hallazgo Arqueológico.» «Las Provincias»; V?.lencia, 4 de noviembre de 1967. «La labor del Servicio ... , 1967», págs. 86 y 87. «La labor
dP.l Servicio ... , 1970», págs. 105 y 119. E. PLA BALLESTER: «Actividades del Servicio ... V. (196C-1970)», págs 44 y 45.
El Hortet (mapa I, 2) .-Partida ésta muy próxima a Pedralba, en la
cual aparecen diseminados fragmentos de cerámica romana e ibérica. Con<'.retamente, en la finca de don Rafael Pérez, aparecen los restos de una
villa romana. Hay fragmentos de cerámica, destacando la terra sigillata
hispánica entre otros de tipo corriente. Abunda la cerámica ibérica, con
temas geométricos. Al pie de un muro de contención hay una pieza de
molino de rodeno, de un metro de diámetro. Son frecuentes los materiales de construcción como el pavimento romboidal y las tegulae.
-183-
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16
J. V. MARTÍNEZ PERONA
A finales de 1972, tras unas labores realizadas para transformar sus
terrenos en regadío, dicha villa fue prácticamente destruida. Entre las
tierras removidas había bolsas de cenizas y tierras quemadas.
En Pedralba corre de boca en boca una leyenda que hace referencia
a este yacimiento y que se relaciona con la fundación de Pedralba. La
versión actual se refiere a un habitante de tierras más bajas (Liria) que,
yendo de caza río arriba, llegó a este lugar, que le agradó, pues había
una pequeña fuente. Entonces decidió instalarse allí, formando una pequeña huerta, y de ahí el nombre de Hortet. Amparados en esta leyenda
y dada la existencia en este lugar de abundan tes calizas blancas, algunos
han querido interpretar el nombre de Pedralba como referente a piedra
blanca.
El Jaucar (mapa 1, 16) .-Situada esta partida a unos dos kilómetros de Pedralba hacia el norte, es desaguada por el barranco de las
Balsillas. En la parte izquierda del inicio de dicho barranco, en unos
terrenos de don Miguel Vela Calduch, aflora, muy fragmentada, terra
sigillata hispánica oscura junto con otros de vasos comunes, así como
fragmentos de tegulae. En una de nuestras visitas encontramos cuatro
pondus.
Yesar de Masero (mapa I, 13) .-Al lado derecho de la carretera de
Pedralba a Bugarra, kilómetro 3, y en la solana de una montaña, aparece,
en superficie, cerámica muy fragmentada romana e ibérica, con temas
geométricos. Dado que el terreno es rico en yeso, antiguamente había una
yesería, de donde le viene el nombre a esta zona. También recibe el nombre de barranco de Quart.
La Marjuela (mapa 1, 14) .-En término municipal de Bugarra, en un
lugar cercano a la fuente de la Marj uela y a ambos lados del camino de
esta partida, aflora cerámica romana (terra sigillata hispánica, tanto
oscura como clara, dolía, ánfora, etc.) e ibérica con decoración geométrica pintada en rojo. Existe a la orilla del camino una pieza en piedra
de forma cuadrada con un lado levantado sobre el resto de la pieza y un
agujero central también cuadrado. Parece que se trate de uno de los dos
apoyos de fa parte baja, donde se insertan los ejes de una puerta.
Ton·alba (mapa 1, 18) .-Cerca de la Balsa de Torralba, yacimiento éste
ya señalado en la parte ibérica, en unos terrenos dedicados al cultivo de
olivos y viñedos, y en una extensa área aflora todo tipo de cerámica romana e ibérica. Abundan también las piezas romboidales de pavimento.
En trabajos efectuados hace ya muchos años, en la finca entonces de
doña Isabel Gallach Sanchis, se halló un ánfora completa que se con-184-
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18
J. V. MARTÍNEZ PERONA
ro en el borde exterior, cuya lectura es ISIDA, la otra le falta el cuello
(Lám. XXI, 6 y 7). Habiendo avisado al S. l. P. don Luis Mulet Frutos,
de Bugan·a, junto con el cual hemos visitado muchos yacimientos del
término de dicha villa y nos ha facilitado también muchos datos, se presentó en el lugar don Enrique Plá Ballester, subdirector del S. l. P. que
inspeccionó el terreno, encontrando una marca de alfarero en terra sigillata de lectura EVHODI en «planta pedís». Aparece ésta marca en
otros lugares de la región como Begís, Sagunto, el Tossal de Manises
(Alicante) y la Alcudia de Elche.
Las dos ánforas quedaron bajo la custodia del dueño antes mencionado. Hoy las custodia don Luis Mulet Frutos, en su propia casa.
Barranco del Ama (mapa I, 29) .-En la margen izquierda de éste
barranco, junto al camino de la Andenia y próximo al caserío señorial
de la Andenia, en el término de Gestalgar, se halla una labor de algarrobos en la que afloran restos de una villa romana. Estos son poco
abundantes y se reducen a fragmentos de materiales de construcción
como tegulae, y a fragmentos de vasos, como dolía y otros comunes.
Cerrito Royo (mapa I, 11) .-Hacia el sur del término municipal de
Pedralba, se levanta un cerro plano que por su color toma el nombre
de Cerrito Royo. Al pie del mismo y entre el barranco de Chiva, que
pasa cercano a ése, queda una franja de terreno en la que afloran gran
cantidad de restos de la que fuera una villa romana. Junto con cerámica romana, tales como dolía, ánfora, terra sigillata hispánica y otros
fragmentos de vasos comunes, se encuentra, asísmismo, cerámica ibérica
de temas geométricos. En una de nuestras visitas encontramos un pondus de tamaño pequeño.
Cañada Larga (mapa I, 10) .-En una finca de don Salvador Andrés
Tárrega, sita en la partida de la Cañada Larga, se encuentran, aunque muy
escasamente y diseminados, algunos fragmentos de cerámica romana,
así como otros de tegulae.
Los Tollos (mapa I, 9) .-Próximo al anterior pero en término de
Villamarchante, en unos viñedos, aflora abundante cerámica romana
junto con ibérica.
G)
DE DIFÍCIL CLASIFICACIÓN
Hasta aquí se describen los yacimientos que hemos localizado dentro de la presente carta arqueológica y que han proporcionado los suficientes datos para poderlos clasificar en sus correspondientes épocas
-
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CARTA ARQUEOLÓGICA DE PEDRALBA
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serva en buen estado en la casa de los herederos de dicha señora (Lámina XXI, 5). En una de las visitas que realizamos a este yacimiento,
encontramos un fragmento de terra sigillata, con la marca OF. SABINI,
del que se han encontrado también marcas en el Tossal de Manises (Alicante), Sagunto y la Alcudia de Elche.
El Quemado (mapa I, 22) .-En el término municipal de Bugarra,
en el Campillo, se encuentra la partida del Quemado. Allí, muy cerca
del yacimiento del Castillejo B, reseñado anteriormente en los apartados al Bronce Valenciano e Ibérico, aflora en una extensa área de terreno, cerámica fragmentada de tipo romano e ibérica.
Villaricos (mapa 1, 23) .-A poca distancia del anterior. !1acia poniente, se alza un pequeño cerro coronado por los restos de una antigua
torre, al parecer romana, de unos dos metros de lado (Lám. VI, 4). Al
pie de éste cerro, en la solana, en unos campos de labor, aflora cerámica
romana, fragmentos de vidrio, de tegulae, de revestimiento de muros
pintados en rojo y de cerámica ibérica con temas geométricos. En una
de nuestras visitas encontramos un trozo de terra sigillata con una
marca incompleta, pudiéndose leer VIP AT. Por la nota facilitada por
don José Alcácer Grau, sabemos que puede pertenecer bien a la marca
VIVI.PAT.O, bien a PATL.VIVO.F, procedentes de Volubilis (Africa
del Norte) y pertenecientes a los alfareros Patricius, Lucipius, Lucretius y Vivus, según la obra de J. Boube, «La Terra Sigillata Hispanique en Maurétanie Tingitane».
Por su parte Oswald publica la marca SILVI PAT y otras variantes en las que aparecen las letras... VIP AT... atribuyéndolas a los
alfareros C. Silvius y Patricius pertenecientes estos a La Graufesenque
(Francia) de la época de los Flavios.
La Mezquita (mapa 1, 26) .--Junto a la carretera de Bugarra a las
Ventas del Villar, se encuentra la partida llamada de la Mezquita, nombre éste que proviene de los restos de una antigua villa romana que se
encuentra en este lugar y que los naturales de Bugarra, creen que eran
de una antigua mezquita. En superficie, abundan los fragmentos de
cerámica romana, tanto basta como fina, de terra sigillata y de ibérica.
En unos trabajos de roturación apareció una parte de pavimento en
rombos.
Pieza de la Madera (mapa 1, 28).-A unos dos kilómetros de Bugarra, a la derecha de la carretera de Gestalgar, realizándose unas roturaciones en 1965, en una finca de don Daniel Martínez, de Bugarra,
aparecieron dos ánforas, una de ellas completa y con marca dP. alfRre-18524
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CARTA ARQUEOLÓGICA DE PEDRALBA
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o culturas. Sin embargo, quedan todavía dos yacimientos que por haber
dado superficialmente pocos materiales no hemos tenido criterio para
poderlos introducir en cualquiera de éstos períodos o culturas.
En este caso se encuentran los yacimientos de:
Fuente de Teulada (mapa I, 8) .-Situada a poca distancia de la Masía
de Teulada, perteneciente al término de Villamarchante, y junto al barranco también llamado de Teu]ada, afloran sílex atípicos de color gris.
También aflora un muro de piedra seca (Lám. IV, 4).
El Mojón Alto (mapa I, 19) .-También conocido por Talayuela, es
un alto cerro que sirve de divisoria entre los términos de Pedralba y
Liria. En su cumbre, encon tramos dos fragmentos de cerámica a mano
con desgrasan te y algunos sílex de color gris.
Construcción de época 1·omana (Véase asterisco en el mapa 1) .-Bajo
de la Presa de la Pea, en la orilla derecha del río Turia y frente a la
huerta del Remolino, existen tres machones de piedras sillares y con
argamasa de unión (Lám. IX, 1). El primero de ellos (Lám. IX, 2) es
cuadrado y está a un nivel más elevado que los otros dos. Además no
presenta ángulo para dividir las aguas. Los otros dos (Lám. IX, 3 y 4),
están rematados en ángulo en contra de la corriente del río. Cavanilles,
en su obra «Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reino de Valencia», cita esta construcción como un Azud o Presa, para por medio de un Canal, regar la zona
de la Vara de Quart.
H)
HALLAZGOS SUELTOS
Finalmente damos una relación de algunos hallazgos sueltos realizados dentro de la zona, así como de algunas lápidas romanas no encontradas in situ.
En una parcela de la Cañada Felipa, próxima ésta al Cerro Partido,
don Francisco Ortiz Andrés, de Pedralba, encontró una pieza ovoidal
pulimentada de ocho centímetros de longitud por cuatro de grosor
(Lám. XII, 2) que vendió a don José María Carrasco, el cual la donó
al S. I. P., en cuyo Museo se custodia.
También custodia el S. I. P. el fragmento inferior de una lápida
romana (Lám. XXII, 1) que se encontraba adosada en un muro del Ayuntamiento de Pedralba. Se ignora de donde procede.
El vecino de Liria, don Eugenio Escrig, encontró en una pequeña covacha, por el Collado de la Herrada, en término de Bugarra, un cuen-187-
[page-n-242]
20
J. V. MARTÍNEZ PERONA
co de cerámica basta a mano con desgrasan te (Lám. XV, 2). Al parecer se trata de un enterramiento del Bronce Valenciano. Esta pieza fue
donada al S. I. P.
En el camino de la Loma de la Pinada, un vecino de Bugarra, encontró un as de Domiciano. Esta moneda está ahora en poder de don
Luis Mulet Frutos.
También posee don Luis Mulet, un fragmento de una lápida en caliza gris (Lám. XXII, 3) ignorando su procedencia.
En la antigua cárcel de Bugarra, se encuentra adosada a un muro
de la calle, un fragmento inferior de una lápida romana (Lám. XXII, 5)
cuyo lugar de procedencia se desconoce.
También en Bugarra, en la Calle de Calvo Sotelo, esquina a San
Francisco, existe una lápida oculta en un muro, según referencia de
don Luis Mulet.
-188-
[page-n-243]
21
CARTA ARQUEOLÓGICA DE PEDRALBA
III
IN DICES
1)
De los yacimientos por orden alfabético:
Yacimientos
Período
Término
Aguila, Pico del...
Ajau, Corral de ...
AliaE("aS, Punta de las
Ama, Barranco del
Atrón, Peña La
Balsa d" Torralba
Benagual'il, Lo de
Cabanzas, Las
Caco, El
Cañada Larga
Cañada Larga, Cerro
Castíllejo A
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Bugarra
Chulilla
Bugarra
Gestalgar
Pedralba
Bugarra
Benaguacíl
Bu garra
Liria
Pedralba
Pedralba
Bugarra
Bugarra
Cerretico Redondo
Cerrito Royo
Cerro Partido
Pedralba
Pedralba
Pedralba
Cuchíllo, Barranco del
Escoba, Barranco
Ferrer, Loma
Fuente de Teulada
Gargao, El
Hortet, El
Jaucar, El
Jutge, Mas del
Majarilla, La
Marjuela, La
Merinel, Cueva
Cheste
Gestalgar
Chiva
Villamarchante
V íllamarchante
Pedralba
Pedralba
Liria
Bugarra
Bugarra
Bugarra
Mezquita, La
Mojón Alto, El
Palmeral, Cerro del
Palmeral, Sima del
Bugarra
Pedralba
Pedralba
Pedralba
Pararrayos
Pieza de la Madera
Presa, Alto de la
Quemado, El
Reguero, El
Remolino, El
Salada, La
Salto del Lobo, Covacha
Serranos, Pico de los
Tarrosa, La
Tía Soldá, Loma de la
Villamarchante
Bugarra
Bugarra
Bugarra
Pedralba
Pedralba
Pedralba
Pedralba
Chulilla
Gestalgar
Bugarra
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Torralba
Torzuela, La
Villaricos
Yesar de Masero
Villamarchante
Bugarra
Bugarra
Bugarra
Bugarra
B. Valenciano
Ibérico
B. Valenciano
Ibero-romano
B. Valenciano
Ibérico
Ibero-romano
B. Valenciano
Ibero-romano
Ibero-romano
B. Valenciano
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B. Valenciano
B. Valenciano
B. Valenciano
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B. Valenciano
Ibero-romano
Ibero-romano
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B. Valenciano
Ibero-romano
B. Valenciano
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Ibero-romano
Incierto
B. Valenciano
B. Valenciano
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B. Valenciano
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B. Valenciano
Ibero-romano
Ibero-romano
Ibérico
B. Valenciano
Mesolítico
Ibérico
B. Valenciano
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Ibero-romano
Ibérico
Ibero-romano
Ibero-romano
-189-
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Núm.
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21, 18
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7
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18
27
23
13
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22
2)
J. V. MARTÍNEZ PERONA
Por pe?·íodos:
Yacim ientos
MESOLITICO
Salto del Lobo, Covacha
ENEOLITICO
Jutge, Mas del
B. VALENCIANO
AguiJa, Pico del
Aliagas, Punta de las
Atrón, Peña La
Cabanzas, Las
Cañada Larga, Cerro de la
Castillejo A.
Castillejo B.
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Cerro Partido
Cuchillo, Barranco del
Escoba, Barranco
Ferrer, Loma
Gargao, El
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Majarilla, La
Merinel, Cueva
Palmeral, Cerro del
Palmeral, Sima del
Pararrayos
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Salada, La
Tan·osa, La
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IBERICO
Ajau, Corral de
Balsa de Torralba
Castillejo B.
Cerro Partido
Merinel, Cueva
Palmeral, Sima del
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IBERO-ROMANO
Ama, Barranco del
Benaguacil, Lo de
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Bugarra
Bugarra
Pedralba
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Pedralba
Bugarra
Bugarra
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Pedralba
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P edralba
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Bugarra
Bugarra
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15
18
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12
2
[page-n-245]
23
CARTA ARQUEOLÓGICA DE PEDRALBA
3)
Por términos municipales:
Y aci1nientos
BENAGUACIL
Benaguacil, Lo de
BU GARRA
AguiJa, Pico del
Aliagas, Punta de lar;
Balsa de Torralba
Cabanzas, Las
Castillejo A.
Castillejo B.
Majarilla, La
Marjuela, La
Merinel, Cueva
Mezquita, La
Pieza de la Madera
Presa, Alto de la
Quemado, El
Tía Soldá, Loma de la
Torralba
Torzuela, La
Villaricos
Yesar de Mase ro
CHESTE
Cuchillo, Barranco del
CHIVA
Ferrer, Loma
CHULILLA
Ajau, Corral de
Serranos, Pico de los
GESTALGAR
Ama, Barranco del
Escoba, Barranco
Tarrosa, La
LIRIA
Caco, El
Jutge, Mas del
PEDRALBA
Atrón, Peña La
Cañada Larga
Cañada Larga, Cerro
Cerretico Redondo
Cerrito Royo
Cerro Partido
Hortet, El
Jaucar, El
Mojón Alto
Palmeral, Cerro del
Palmeral, Sima del
Reguero, El
Remolino, El
Salada, La
Salto del Lobo, Covacha
VILLAMARCHANTE
Fuente Teulada
Gargao, El
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[page-n-246]
[page-n-247]
LAM. 1
MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
2
1.-Cueva Merinel (Bugarra)
2.-Cerro de la Cañada larga (Pedralba)
(Fotos: Martínez Perona)
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1.-Mas del Jutge (Liria)
2.-Loma de la Tía Saldá (Bugarra)
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3.-Cerro Partido (Pedralba)
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4.-Castillejo B (Bugarra)
(Fotos: Martinez Perona)
[page-n-249]
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MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
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1.-La Salada (Pedralba)
2.-Pico del Aguila (Bugarra)
3.-Parte de muro existente en La Salada
4.-Muro del Pico del Agu ila
(Fotos: Martínez Perona)
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MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
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MARTINEZ PERONA .-Carta Arqueológica de Pedralba
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MARTINEZ PERONA .-Carta Arqueológica de Pedralba
LAM . VIII
1.-Corral de Ajau (Chulilla)
2.-EI Palmeral (Pedralba)
(Fotos: Martínez Perona)
[page-n-255]
MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
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[page-n-256]
MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
LAM. X
Piezas talladas en silex, procedentes del Mas del Jutge (Liria)
(Foto: Grollo)
[page-n-257]
MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
1
LAM . XI
2
Puntas de flecha con pedúnculo y aletas, dos raspadores (1, 2) y otras piezas,
procedentes del Mas del Jutge (Liria)
(Foto: Grollo)
[page-n-258]
MARTINEZ PERONA .-Carta Arqueológ ica de Pedralba
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1.-Caracolillos raspadores y hojitas de sílex, de Salto del lobo (Pedralba)
2.-Piedra pulida de Cañada Felipa (Pedralba)
3 y 4.-Fragmentos de vaso campaniforme de Mas del Jutge (liria)
5.-Cerámica de Punta de las Aliagas (Bugarra)
6 y 7.-Percutores de Gargao (Villamarchante)
S.-Percutor de Cañada larga (Pedralba)
(Fotos: Martínez Perona y Grollo)
[page-n-259]
MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
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[page-n-260]
MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
LAM. XIV
Vasos de La Majarilla (Bugarra)
(Fotos: Grollo)
[page-n-261]
MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
LAM. XV
Vaso de La Majarilla (Bugarra) y cuenco de Cova Escrich
(Fotos: Grollo)
[page-n-262]
MARTINEZ PERONA .-Carta Arqueológica de Pedralba
LAM . XVI
El Gargao (Vill arr.archante) .-Molde para la fundición de puntas de flecha ,
y cerámica
(Fotos: Grollo)
[page-n-263]
MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
LAM. XVII
1.-Cañada Larga (Pedralba)
2.-Cerro Palmeral
(Pedralba)
(Fotos: Martínez Perona)
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y 2.-Molinos de La Tarrosa (Gestalgar)
3.-Molino de Cerro Partido (Pedralba)
4.-Pie de prensa de El Caco (Liria)
(Fotos: Martínez Perona)
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[page-n-265]
MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
LAM. XIX
1.-Cerámica de la E. del Bronce, ibérica y de barniz negro, procedente de Cerro
Partido (Pedralba).
2.-Cerámica ibérica de Corral de Ajau (Chulilla).
(Fotos: Martínez Perona)
[page-n-266]
MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
LAM . XX
Cerámica ibérica de Tia Soldá (Bugarra)
(Fotos: Martínez Perona)
[page-n-267]
MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pe dralba
LAM. XXI
1 y 2.-Vasos procedentes de El Caco (liria)
3 y 4.-Vasos hallados en la Cueva de Merinel (Bugarra)
5.-Anfora procedente de Torralba (Bugarra)
6 y 7.-Anforas de La Pieza de la Madera (Bugarra)
(Foto : Martínez Perona)
[page-n-268]
MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
LAM. XXII
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Lápidas de Pedralba (1 ) , El Reguero (Pedralba) (2 y 4) y Bugarra (3 y 5)
(Fotos: Martínez Perona)
[page-n-269]
RAINER WIEGELS
(Freiburg i B.)
Liv. Per. 55 y la Fundación de Valentia (*)
Desde que la investigación se ocupa de estudiar la colonización y el
desarrollo urbano romanos en la Península Ibérica, pertenece a los problemas específicos más discutidos la fundación y poblamiento de Valentía.
Ello lo motiva un breve apunte en las Periochae de Livio, caracterizado
por su sencilla objetividad y que, por lo tanto, no inspira desconfianza,
que causó reiteradas controversias y dificultades de interpretación, debido
a que, respecto al año 138 A. C., nos relata de forma relativamente sucinta el índice del perdido Libro 55 de la obra histórica de Livio, referente,
entre otros, al escenario de la guerra hispánica: Iunius Brutus cos. is, qui
sub Viriatho militaverant, agros et oppidum dedit, quod vocatum est Va
lentia (1) . Según ello, Bruto, cónsul en aquel año junto con P. Cornelio
Escipion Nassica Serapio (2), y seguramente a raíz de un arreglo amistoso, encargado del gobierno de la Hispania Ulterior (3), colonizó con
soldados que sirvieron sub Viriatho, una ciudad a la que se dio el
nombre de Valentía.
Tres interpretaciones, de fecha no lejana, del párrafo en cuestión,
revelan las diferencias de opinión existen tes, que siguen persistiendo
(*) Versión española de un artículo del mismo título, publicado en CHIRON,
tomo 4, Mi.inchen, 1974, págs. 153 a 176, dedicado a mi maestro, profesor doctor
H. NESSELHAUF, en su 65 cumpleaños.
(1) Liv. per. 55 (ed. Rossbach). Las variantes en los códices carecen de importancia.
(2) T. R. S . BROUGHTON: «The Magistrates of the Roman Republic.» Tomo 1,
19ól, pág. t1fl3
(3) H. SIMON: «Roms Kriege in Sparúen 154-133 v. Chr.» Frankfu.>1;t>r w:i¡¡s.
Beitriige, Kulturwiss, serie 11, 1962, pág. 144.
-19325
[page-n-270]
2
R.
WIEGELS
y ponen de manifiesto los puntos de controversia que ocupan a la investigación (4). H. Simon admite la interpretación de que, si bien Bruto
realizó la colonización de Valentía con los lusitanos vencidos, no se
trataba, por motivos de probabilidad topográfica, de la generalmente
conocida Valentía (del Cid) en la costa levantina española, ni tampoco
del lugar de colonización algunas veces supuesto de Valen<;a, en la margen izquierda del bajo Miño (Portugal), sino de Valencia de Alcántara,
en Extremadura, por encontrarse dicha población en la zona de donde
procedían mayormente los lusitanos (5). H. Galsterer, contrariamente,
identifica la Valentía citada en la Pe1·iocha con Valencia (del Cid) en
la costa oriental de España (6). Finalmente, lo hace también García
y Bellido, si bien con la decisiva diferencia de que, según su opmwn,
en Valentía no se asentaron los antiguos soldados de Viriato, sino gente del ejército romano (7).
Con el1o se formulan sobre la cuestión dos puntos estrechamente
unidos:
Esos colonizadores ¿son soldados procedentes del ejército romano que durante la guerra de Viriato lucharon en Hispania, o se trata
de restos del ejército de Viriato que, tras el asesinato de su gran cau1. 0 )
(4) Huelga entrar en detalles sobre otro punto de discusión, o sea la pregunta
de hasta qué punto la Tyris citada en la «Ora Marítima», de Avieno, verw 482, sea
la antecesora inmediata de Valencia. Según se deduce de lo dicho más adelante, el
problema queda resuelto por sí solo. Algunas indicaciones sobre el particular en la
nota 64.
(5) SIMON, op. cit. nota 3, pág. 138, nota 71 en conexión con el historiador valenciano MASDEU.
(6) H. GALSTERER: «Untersuchungen zuro romischen Stadtewesen auf der
lberischen Halbinsel.» Madrider Forschungen, tomo 8, 1971, pág. 12.
(7) Véase A. GARClA Y BELLIDO: «Die Latinisierung Hispaniens.» Aufstieg und
Niedergang der romischen Welt, J. 1972, pág. 486: «En Valentía se estableció una de
las primeras colonias romanas en Hispania (138 a. C.)».
Esta autorizada versión difiere en un punto interesante del texto original en
español: «La latinización de Hispania». Archivo Español de Arqueología, núm. 40,
1967, pág. 3 y ss., en donde se dice (pág. 24): «En Valentía se estableció una de las
colonias primeras de Hispania (año 138)». Sobre el problema de si existió en Valentía
desde un principio una colonia de ciudadanos romanos nada se dice aquí ni se habrá
querido hacer constar, pues en su importante aportación sobre Valentía en: «Las
colonias romanas de Hispania», Anuario de Historia del Derecho Español, núm. 29,
1959, pág. 447 y ss. (la parte correspondiente a Valentía, literalmente también en:
«Las colonias romanas de Valentía, Carthago Nova, Libisosa e Ilici. Aportaciones al
estudio del proceso de romanización del S. E. de la Península». Homenaje al profesor
Cayetano de Mergelina, 1962, pág. 367 y ss.), pág. 454, se explica GARCIA Y BELLIDO,
en cuanto al temprano status jurídico, como sigue: «Si entonces [es decir, en su fundación el 138 a. C.] recibió también el título de colonia con todos sus derechos, es cosa
no segura». Igualmente sobre el origen de los colonizadores.
-194-
[page-n-271]
LA FUNDACIÓN DE VALENTIA
3
dillo y la rápida derrota de su sucesor Tautalos (8), tuvieron que entregarse a los romanos? (9).
2.
¿Qué ciudad moderna ha de identificarse con la citada Valentia: a) Valencia (del Cid); b) Valenc;a, en la orilla izquierda del Miño
(Portugal); e) Valencia de Alcántara, en la España occidental, cerca
de la frontera portuguesa?
Lógicamente, estas cuestiones han sido objeto, ante todo, de la investigación española desde el Renacimiento (10), pero también fuera
de España ha habido siempre renovado interés en aclarar la noticia
de la Periocha, que para nosotros representa una información extremadamente preciosa sobre el desarrollo general de la urbanización en
la Península Ibérica y la política colonizadora romano-republicana.
Sirvió de pauta durante mucho tiempo en la moderna investigación
la interpretación de Th. Mommsen, quien veía en la Valentía de la Periocha la conocida Valencia (del Cid). Según él, los primeros colonizadores son lusitanos y la ciudad fue probablemente fundada como colonia, pero tal vez en principio como cotonia de derecho latino (11). En
F. Münzer apareció luego, por lo que he podido apreciar, por primera
vez, la idea de que los soldados de Viriato hayan podido ser los coloni0
)
(S) Apiano, Iber. 320 (ed. Viereck-Roos); según Diodoro 33, 1, 4, se llama Tautamos.
(9) Apiano y Diodoro, o. c. n. 8.
(10) Véase sobre los antiguos cronistas el Informe, más accesible que !al:> crónicas
originales, de E. PLA BALLESTER: «Los cronistas de Valencia y la fundación de la
ciudad», en «La ciudad de Valencia. Estudios varios». Papeles del Laboratorio de
Arqueología, 1, 1962, pág. 61 y ss. Otras manifestaciones de otros investigadores españoles má s antiguos en P. BOSCH GIMPERA y P. AGUADO BLEYE: « L~ conquista
de España por Roma (218 a 19 a . J . C.)» en «Historia de España», dirigida por
R. MENENDEZ PIDAL, II, cap. 3.•, 1935, pág. 134 y ss.; no consultadas por mí.
(11) «Romische Geschichte», tomo 27, 1881, pág. 17, «Romisches Staatsrechb>,
tomo 3.3, 1887-8, pág. 736, nota 2. También HüBNER, CIL II, pág. 500 y ss. contaba
desde un principio con la fundación de una colonia en la hoy ciudad de Valencia
(del Cid), si bien no aclara qué círculo de personas fueron colonizadas, según su
opinión, a MOMMSEN se refiere expresamente E. KORNEMANN, RE 4 (1900), págs.
516 y 528 s. v. «Coloniae». Fundamentalmente fueron también de la misma opinión una
serie de investigadores como M. MARCHETTI, Diz. Epigr. 3 (1962), 797 y s., s. v.
«Hispania». A. VIVES ESCUDERO: «La moneda Hispánica», tomo 4, 1924, pág. 15,
pero sin precisar nada en cuanto al origen de los soldados. VIVES ESCUDERO
relaciona erróneamente el nombre del cónsul con D. FA VIUS BRUTUS; tampoco estaba
BRUTUS vinculado con el acuñador de monedas Q. F ABIUS MAXIMUS, sobre el que
volveremos a hablar. Además, J. J. VAN NOSTRAND en TENNEY FRANK: «An
economic Survey of Ancient Rome», tomo 3, 1937, pág. 137, aunque contrariamente
a MOMMSEN, es escéptico en creer que los lusitanos obtuvieran algún derecho
ciudadano. Con colonizadores indígenas, en primer lugar, pero con una población
peregrina cuenta, por lo visto F. HAMPL, RhM. N. F . 95, 1952, págs. 62 y 69,
pero su exacta interpretación no queda clara ya que habla (pág. 70) de ~ Burguesía
de la antigua comunidad provincial, acogida con todos los derechos en la colonia».
-195-
[page-n-272]
4
R. WIEGELS
zadores de Valen~a do Minho (12). La, hasta el presente, más importante Historia general española sobre la Historia pre-romana y romana,
la Historia de España, dirigida por R. Menéndez Pidal, ya en su primera edición y de forma significativa, recoge a través de Bosch Giropera y Aguado Bleye, la cuestión del lugar de colonización, volviendo
con ello a plantear la discusión de las tres Valentiae, pero también aquí
son, sin embargo, los guerreros de Viriato los colonizadores (13). Si bien
Schulten había admitido primeramente la interpretación de Mommsen
y mas adelante la de Münzer, defendió con posterioridad la opinión de
que las personas asentadas por Bruto eran antiguos soldados de Roma
que encontraron en la Valentía (del Cid) su nueva residencia (14). Quedaron así expuestas las más importantes propuestas de solución del problema, a las que más adelante hicieron referencia numerosos criterios,
bien de forma expresa, bien de forma callada. El por qué del notable
1·esurgir de la discusión sobre Valentía es debido, por una parte, al creciente interés por parte de los investigadores por los problemas de la
colonización, con lo cual el status jurídico de las poblaciones, como sucede en el caso de la colonización de Hispania (15) adquiere una importancia cada vez más destacada, y por otra parte, la conmemoración en
Valentía (del Cid), el año 1962, de los 2.100 años de su fundación, he-
(12) RE 10 (1918), pág. 1.022, s. v. «D. lunius Brutus Callaicus». También a
MüNZER hace referencia H. GUNDEL, RE 9A (1961), pág. 224, s. v. «Viriatus»; véase
también del mismo en «Caesaragusta» 31/32, 1968, pág. 192, remitiéndose a veces de
manera indireCta a A. SCHULTEN, RE 7A (1948), pág. 2.148 y ss. s. v. <;Valentía»,
como se verá a continuación.
(13) BOSCH y AGUADO, o. c. n. 10, pág. 134 y s. También es considerado como
problema, en la exposición de R. THOUVENOT: «Essai sur la province romaine de
Betique.» Bibl. des Ecoles Fran~. d'Athenes et de Rome, 1940, pág. 130, nota 3, y en
el asiduamente consultado «Üxford Classical Dictionary» de J. J. NOSTRAND y
M. l. HENDERSON, s. v. «Valentía» (1948 sin modificar 2 1970), queda abierta la
cuestión sobre la localización.
(14) De manera semejante a MOMMSEN se expresó SCHULTEN en «Untersuchung zu Viriatus», Neue Jahrb. f. d. Klass. Altertum, 39, 1917, pág. 228, asi como en
cFontes Hispaniae Antiquae», tomo 3, 1935, pág. 28 y tomo 4, 1937, pág. 139, dando
por posible, juntamente con MüNZER, Valencia do Minho como Jugar de colonización,
al hallarse dicha población de la región de la guerra ofensiva de Brutus, miE'ntras que
la Valentía situada en la costa oriental española está demasiado alejada del territorio
residencial de los lusitanos.
La opinión definitiva de SCHULTEN se encuentra en su ~rticulo RE «Valentía»
citado en la nota 12. De igual forma pensaba ya C. H. V. SUTHERLAND: «The
Romans in Spain, 217 B. C.-A. D. 177», 1939, pág. 79 y s. y 116.
(15) Entre las primeras y las últimas investigaciones señalamos a P. VITTINGHOFF: «Romische Kolonisation und Bürgerrechtspolitick unter Caesar und Augustus.» Abh. de Akad. Meinz, Geistes- und Sozialwiss. Klasse, 1951, 14 (1952), pág. 73
con nota 2. VITTINGHOFF, al igual que SCHULTEN y SUTHERLAND, se opone a la
opinión de que fueran asentados en Valentía veteranos romanos y que la ciudad fuese
una colonia de ciudadanos romanos. Con ello ataca la opinión de M. GRANT que
últimamente vuelve a la de MOMMSEN y se opone a SUTHERLAND, en su estudio:
«From Imperium to Auctoritas. A Historical Study of Aes Coinage in the Roman
-196-
[page-n-273]
LA FUNDACIÓ;'I DE VALENTIA
5
cho que demostró claramente las contradictorias interpretaciones de los
investigadores hispanos.
Volvió al primer plano de la cuestión sobre el emplazamiento de la
Valen tia citada en la Periocha (16). Habían precedido a las consideraciones de García y Bellido (17), dos artículos españoles, no siempre tenidos en cuenta, que habían tratado, los primeros desde hacía mucho
tiempo, detalladamente el problema. Primero inició C. Torres una interpretación, hasta ahora única, de Liv. per. 55 (18). Según él, fueron
asentados en Valencia (del Cid) Jos ex-combatientes de Viriato, pero
no por Bruto, al no encontrarse Valentia bajo la jurisdicción del gobernador de la España Ulterior (donde Bruto ejercía sus funciones), sino
solamente en su año consular. Aproximadamente por el mismo tiempo
F. Mateu y Llopis, que estudió principalmente las acuñaciones valencianas, interpretó la noticia de la Periocha en el sentido de que en el
Empire 49 B. C. - A. D. 13», 1946, (reimpresión con correcciones en 1969), pág. 4'i~,
de que Valentía fue una ciudad latina. Piensa igualmente en veteranos romanos
E. T. SALMON: «Roman Colonization under the Republic», 1969, pág. 132 y nota
257, pero se defiende mayormente el punto de vista afirmado por GALSTERER:
Colonización de lusitanos en Valencia (del Cid). Citemos a T. R. S. BROUGHTON,
CHM 9, 1955-56, p.ág. 132 y s.; A. J. N. WILSON en una larga «note: the colonization
of Valentía», en: «Emigration from ltaly in the Republican Age of Rome», 1966,
página 40 y ss.; A. DEGRASSI, MAL serie 8, tomo 14, 1967-68, pág. 37, y mis recientemente P. A. BRUNT: «
(16) De la amplia literatura española generalmente de no fácil acceso, resaltamos
las siguientes publicaciones, además de las que en otros apartados mencionamos.
D. FLETCHER: «La Tyris ibérica y la Valentía romana.» Boletín de la Sociedad
Castellonense de Cultura, XXIX, 1953, pág. 291 y ss.
D. FLETCHER: «El problema de la Tyris ibérica y la Valentía romana.» Dos mil
cien años de Valencia, 1962, pág. 43 y ss. con abundante bibliografía.
D. FLETCHER: «Consideraciones sobre la fundación de Valencia.» Archivo de
Prehistoria Levantina, X, 1963, pág. 193 y ss.
N. P. GOMEZ SERRANO: «Epocas de la ciudad de Valencia. Tyris, Valentía,
Brutobria, Valen tila, Balensya, Valencia>>, 194 7.
N. P. GOMEZ SERRANO: «Tyris, Valentía, Brutobria.» Dos mil cien años de
Valencia, 1962, pág. 117 y ss.
P. BELTRAN VILLAGRASA: «Lo que dicen las lápidas y las monedas valencianas en reiaci6n con la ciudad y sus orígenes.» Dos mil cien años de Valei!cia, 1962,
página 59 y ss.
M. TARRADELL MATEU: «La fundación de Valencia.» Dos mil cien años de Valencia, 1962, pág. 131 y ss.
M. TARRADELL MATEU: «Valencia, ciudad romana. Estado actual de los problemas.» La ciudad romana de Valencia. Papeles del Laboratorio de Arqueología de
Valencia, 1, 1962, pág. 5 y ss.
Según TARRADELL, fueron guerreros de Viriato los colonizadores de Valentía;
según FLETCHER, fueron veteranos del ejército romano. Estas opiniones conducen,
finalmente, a reiteradas polémicas entre este último, de una parte y C. CALLEJO
SERRANO y E. DIEGUEZ, de otra, en la revista, generalmente poco conocida,
«El Miliario Extravagante», seguida por mi en varios números entre 1964 y 1966.
(17) GARCIA y BELLIDO, o. c. n. 7: «Las colonias romanas», pág. 454 y ss. Esta
interpretación es recogida también por J. M. BLAZQUEZ, en Emerita 30, 1962,
nota 3 y en Hispania 24, 1964, pág. 169.
(18) C. TORRES: «La fundación de Valencia.» Ampurias XIII, 1951, pág. 113 y ss.
-197-
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6
R. WIEGELS
año 138 a. C., Bruto y su antecesor Servilio Cepion, asentaron soldados
lusitanos en una población ya existente, sin que la denominación de la
ciudad con el nombre de Valentia tuviera relación con Bruto, sino que
pudo nacer de una idea espontánea de la población allí residente; con
todo, en 138 a. C. se constituyó, es cierto, una colonia romana (19). Esta
breve reseña bibliográfica, muy incompleta, demuestra claramente el
escaso acuerdo alcanzado hasta ahora. Pero, desde luego, hay que reconocer que sólo en algunos casos se ha discutido a fondo el problema de
Valen tia (20). La mayoría de las consideraciones presentan, o bien tesis
apodícticas e infundadas, o se reducen a una aleatoria selección de citas,
de todo lo cual es indicativo la considerable lejanía que existe entre la
investigación hispánica y extranjera. Parece, pues, útil dedicar de nuevo la atención al tema de Valentía, teniendo en cuenta los resultados
obtenidos hasta ahora.
La primera noticia segura sobre el status jurídico de Valentía, que
concierne sin duda a la Valencia (del Cid) de hoy, data del año 60 a. C.
En esa fecha la ciudad ya tenía rango de colonia (21), si bien del texto
que acredita dicho rango, no se desprende si era ya entonces una colonia romana o latina (22). También Plinio el Viejo, en su N. H., nombra
(19) F. MATEU y LLOPIS: «Las monedas romanas de Valentia.» Numisma 3,
1953, pág. 9 y SS.
(20) Deben nombtarse sobre todo los investigadores españoles TORRES, FLETCHER, GARCIA BELLIDO y TARRADELL, así como los estudios sobre este tema,
ele WILSON, GALSTERER y BRUNT.
(21) CIL IX 5275 = ILS 878 = ILLRP 385 (de Asculum), que GALSTERER,
o. c. n. 6, nota 42, refiere con razón a la Valentia hispánica, puesto que ni la Vibo
Valentía italiana en Bruttium, ni la Valentía narbonense poseían por aquella época
el rango de colonia.
(22) Los conceptos sobre el derecho personal por aquel entonces de los ciudadanos
de Valencia, dependen, naturalmente también, de qué círculo de personas vea uno en
los primeros habitantes de Valentía. Si se quiere explicar con toda claridad se notará lo
siguiente: Si son los lusitanos para los que se fundó la ciudad, se calcula a partir de
138 a. C. bien con una colonia peregrina (TORRES, TARRADELL, WILSON,
GALSTERER, BRUNT), bien con una colonia latina (MOMMSEN, KORNEMANN,
este último con ciertas salvedades y DEGRASSI; GRANT carece de una segura afirma ción de la vinculación étnica de los primeros ha bitantes) y hasta con una coloni a
romana (MATEU y LLOPIS) y, caso de suponer una modificación del status en el
transcurso de la primera mitad del s. I a. C. con la transformación en una colonia de
ciudadanos romanos por la época de las guerras de Sertorio (de forma terminante sólo
GALSTERER; en BRUNT, TARRADELL y en el OCD sólo se determina el rango de
colonia por aquel tiempo, sin precisar los derechos personales. KORNF.MANN y
WILSON, sin embargo, no ven en la inscripción hallada en Asculum una prueba segura
que demuestre la existencia de una colonia de ciudadanos romanos). Si se supone una
colonización romana, se cuenta bien sea con una colonia desde el principio (SCHULTEN,
o. c. n. 12, sin más especificación), con una comunidad peregrina (SALMON) o se dej a
abierta la cuestión y se decide por la existencia de una colonia de ciudadanos romanos
lo más tarde el 60 a. C. (GARCIA y BELLIDO, VITTINGHOFF).
También, como se ve, la confusión sobre este punto es evidente.
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LA FUNDACIÓN DE VALENTIA
7
Valen tia sin más detalle, entre las colonias de la Tarraconense (23), lo
que significa (que por lo menos en tiempo augusteo, del que proceden
los documentos seguramente oficiales que sirvieron a Plinio para determinar el régimen de las ciudades hispánicas), Valen tia era una colonia de ciudadanos romanos, pues Plinio, si bien en los municipios
distingue nítidamente entre los latinos y los romanos, no lo hace para
las colonias, donde tampoco necesitaba hacerlo, pues no se puede acreditar con seguridad que ni una sola de las poblaciones hispánicas haya
seguido siendo latina durante el principado (24). La falta de cognomina en los nombres de ciudades hace suponer, además, que el status
jurídico de la ciudad no fue ya modificado, por lo menos ni por César
en sus últimos años, ni por su hijo adoptivo (25). Quiere esto decir, a
su vez, que la ciudad que en época posterior recibió todavía el derecho
itálico (26), pertenecía con toda seguridad a las más tempranas colonias
de ciudadanos romanos en la Península Ibérica y hasta cabe que haya
sido la primera colonia de este género en Hispania (27).
No dejaría de ser curioso que, precisamente, esta ciudad fuera la
misma que se fundara primitivamente .para los soldados lusitanos de
Viriato, incluso si se acepta la existencia de una segunda deductio de
ciudadanos romanos, de mayor importancia, en el transcurso del primer
tercio del s. I a. C. (28). No resulta fácil de entender que tal asentamiento oficial haya tenido que llevarse a cabo precisamente en una colonia
(23) Plinio, N. H. 3, 20: «Valentía colonia !TI p. a. mari remota ...»
(24) Sobre la persistencia supuesta por GALSTERER, de Carteia colonia latina
de la época imperial, véase mi crítica a GALSTERER, en BJ 173, 1973 (en prensa)
y próximamente «Zum Rechtsstatus von Carteia wahrend des Prinzipats», probablemente en MDAI (M) 15, 1974.
(25) Respecto a los sobrenombres de las demás colonias de Hispania, véase
B. GALSTERER-KROLL: « Untersuchungen zu den Beinamen der Stadte des Imperium
Romanum.» Epigraphische Studien 9, 1972, especialmente pág. 107 y ss.
(26) D 50, 15, 8 pr.
(27) Sobre las demás colonias de ciudadanos romanos en la península ibérica,
véase VITTINGHOFF, o. c. n. 15, págs. 72 y 104; GARCIA Y BELLIDO, o. c. n. 15
(«Las colonias ...») passim, así como GALSTERER, o. c. n. 6 passim, con más literatura.
Según los estudios de éste, ninguna de esas colonias pueden remontarse con seguridad
hasta la época precesariana, si bien sus esfuerzos para localizar colonias Nmanas y
latinas desconocidas nasta ahora, no me han convencido siempre, véase crítica citada
en nota 24.
(28) Efectiva mente, es obligada esta suposición si se ve a los lusitanos como los
primeros colonizadores. según lógicamente propone también GALSTERER, o. c. n. 6,
página 12, nota 42. Bajo esas premisas no pueden mantenerse las opiniones de
MOMMSEN, KORNEMANN y DEGRASSI, que cuentan con una colonia latina desde
el principio (la idea errónea de MATEU y LLOPIS, colonia romana desde el 138 a . C.,
no precisa ser reba tida). Si GALSTERER, o. c. n. 6, pág, 12, nota 42, incluye también
en esa serie a SCHULTEN , o. c. n. 12, resulta desacertada su crítica, por no apreciar
las hipótesis muy distintas de SCHULTEN, quien supone que los primeros colonizadores fueron veteranos del ejército romano, pero, cosa rara, GALSTERER, hizo caso
omiso de esta interpretación, contraria a su propio criterio.
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8
R. WIEGELS
que, según este criterio, había sido fundada para los antiguos enemigos
de Roma y, por tanto, para un grupo de personas de origen y mentalidad muy distintos a los romanos, y la solución de esta dificultad supondría una interpretación muy forzada de las fuentes. Se creía haber
Emcontrado una prueba para esta tesis en varias inscripciones valencianas donde aparece valentini veterani et veteres o uterque ordo valentinorum (29). Pero en la medida que pueden ser datadas estas inscripciones, pertenecen lo más pronto al tercer siglo después de Cristo (30) .
Resulta, pues, más que dudoso que se pueda ver en esos documentos
algún reflejo sobre dos fases de colonización en los orígenes de la ciudad, tal vez una primera deducción de soldados de Viriato (veteres) y
otra segunda, durante o después de la guerra de Sertorio, de gentes pertenecientes al ejército romano ( veterani) (31). Lo cierto es que de ningún modo puede sacarse de veteres et veterani y uterque ordo la existencia de dos entidades cívicas independientes, como suele ocurrir a
menudo y que fue rechazada por Galsterer (32) .
En principio prevalece, naturalmente, la posibilidad de un segundo
asentamiento en tiempos de Sertorio, en favor del cual no falta algún
testimonio pues la ya citada inscripción republicana dedicada al legado
de Pompeyo, Afranio (33), puede haber sido hecha con motivo de una
(29) «Valentini veterani et veteres», CIL 11, 3733-3737, 3799, 3741; AE 1938,
página 24: «Uterque ardo Valentinorum»; CIL 11, 3745; véase también cmniwrsus ardo
Valentinorum»: AE 1933, pág. 5, y «decuriones Valentinorum veteranorum». AE 1933,
página 5, 1938, página 23 Véase sobre el tema: P. BELTRAN : «Hallazgo de lápidas
romanas.» Anales del Centro de Cultura Valenciana 1, 1928, pág. 90 y ss. y P. BELTRAN: «Nueva inscripción romana.>> Anales del Centro de Cultura Valenciana, I,
1928, pág. 169 Y S.
(30) Véase GALSTERER, o. c. n. 6, pág. 12, nota 44. La inscripción de fecha más
antigua es CIL Il 3741 (poco después de 206 d. C.) la última AE 1938, pág. 24
(270-275).
(31) Por ejemplo, TORRES, o. c. n. 18, pág. 120, cambiando la interpretación de
«veteres» y «Veterani». TARRADELL, o. c. n. 16 («Valencia, ciudad romana ... »), pág.
19; WILSON, o. c. n. 15, pág. 41 y s. También SCHULTEN, RE o. c. n. 12, pág. 2.149 y
GARCIA Y BELLIDO, o. c. n. 7 («Las colonias ... »), pág. 455, que ven en los colonizadores de Valentía soldados de Roma, acogen la inscripción como prueba de una segunda deducción en época republicana. SUTHERLAND, o. c. n. 14, pág. 116, escribe:
«Perhaps a sign of two irreconcilable elements in the colony». Otra variante en
MATEU Y LLOPIS, o. c. n. 19, pág. 21: «veteres» son los habitantes nativos de la
ciudad de la época anterior a 138 a. C., o sus descendientes; «veterani», legionarios
romanos que se asentaron en el curso de la continua latinización en Valentía. Según
FLETCHER, o. c. n. 16 («Consideraciones ... »), pág. 200, los «veteres» seríaa los primeros colonizadores romanos y sus descendientes y «veterani» soldados romanos asentados posteriormente.
(32) GALSTERER, o. c. n. 6, pág. 53 y ss., con más literatura y discusión detallada de los distintos casos.
(33) Véase nota 21, Afranius era legado de Pompeyo en el año 75 a. C., pOi"
error, 55 a. C. en FLETCHER, o. c. n. 16 («Consideraciones ... »), pág. 200. La inscripción data del año con<>ular de Afranius.
-200-
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LA I"U :\ DACIÓN DE VALENTIA
9
colonización de mayor importancia. Pero la cita veteres y vete'rani no
prueba dicha colonización ni mucho menos puede sacarse de esta fórmula la vinculación étnica de los veteres, de modo que estas inscripciones
nada pueden aportar a nuestra cuestión (34).
Dicha incongruencia entre una colonización por lusitanos y el primitivo status de una colonia de ciudadanos romanos también indujo a interpretar que el sub Viriatho sólo fuera una indicación temporal (en tiempo de la guerra de ViTiato) pero que fueron soldados procedentes del ejército romano los que fueron asentados, o bien que debe pensarse en otra
ciudad Valentía respecto a la colonización de soldados de Viriato. Especialmente, a raíz de esta última suposición se creía haber resuelto simultáneamente el antipático problema de interpretación filológicamente
no muy fácil y hasta imposible (35) del sub Viriatho. Esta cómoda solución, y en ello radica uno de los principales méritos de la investigación
española, ha quedado eliminada: la Valen tia citada en la Periocha, teniendo en cuenta la tradición de los nombres, sólo puede ser la conocida
Valencia en la costa oriental española, ya que los nombres de las otras
poblaciones propuestas son medievales y no pueden en ningún caso remontar su origen, ni siquiera «grosso modo», hasta la época de la fundación, y quedan, por lo tanto, eliminadas para la identificación de la
antigua fundación al término de la guerra de Viriato (36). Sin embargo,
con ello reaparece en toda su dimensión el antiguo y mas importante
problema sobre los primitivos colonizadores de Valentía.
(34) GALSTERER, o. c. n. 6, pág. 54, cuenta con un asentamiento suplementario
en el segundo o tercer siglo d. C. (véase asimismo BRUNT, o. c. n. 15, pág. 591 y s.) tal
vez la mejor explicación, si bien podría tratarse de cualquier otro hecho de esta época;
piénsese, por eJemplo, en las designaciones como «Foederatus» en los nombres de
ciudades, etcétera. Véase A. VEYNE, Latomus 19, 1960, pág. 429 y ss. En cualquier
caso, la persistente eYpresión «veteres et veterani>) que podemos perseguir más de
sesenta años del siglo tercero, es notoria.
(Nota: Con una Jeducción posterior a época augustea, relacionada con la concesión
del «ius Italicum)), cuenta BLEICKEN en su trabajo contenido en Chiron 4, 1974,
página 397, nota 92. Agradezco la autorización del autor y de la redacción de Chiron
para conocer su artículo. No se puede ni es necesario aquí entrar en más dt talles).
(35) Véase más abajo, más detalles.
(36) Sobre el particular, TORRES, o. c. n. 18, pág. 113 y ss. fue el primero en
llamar la atención. También TARRADELL, o. c. n. 16 («Valentía ciudad romana ...))),
l>ágina 16 y ss. subraya esta circunstancia. Por último la polémica entre FLETCHER
y C. CALLEJO SERRANO y E. DIEGUEZ en «El Miliario Extravagante)) 1964-66,
muestra que todos los intentos de salvación para otras «Valentiae)) como lugar de
asentamiento de los lusitanos, especialmente la Valencia de Alcántara, defendido por
los últimos, se desvanecieron, sin perjuicio de las reflexiones, especialmente por parte
de CALLEJO SERRANO, al problema entero. Renunciamos a recalcar aquí los deta~les de esta «disputatio)), digna de leerse y aún divertida: Valencia de Alcántara,
primitivamente portuguesa, pertenece a toda una serie de poblaciones portuguesas con
el nombre «Valencia» que datan de la Edad Media. Es de notar, también, que Valen<;a
do Minho queda descartada, asimismo por rr.otivos cronológicos ya que el avance
de Brutus en esta región data de mucho más tarde que la colonización de que habla
la Periochae. Véase TORRES, o. c. n. 18, pág. 114.
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R. WIEGELS
Para su posible solución debe examinarse, en primer lugar, la lite,
ratura tradicional.
Nuestra fuente principal sobre la guerra de Viriato, Apiano, informa que los lusitanos, después de los funerales de Viriato, volvieron a
enfrentarse bajo su nuevo caudillo, a los romanos, probablemente contra
Carthago Nova más que contra Sagunto (37) y penetraron en el territorio de la costa sudeste de España. Desde allí fueron rechazados por
Cepion, gobernador de la Hispania Ulterior en 139/138 a. C. (38) a través de Baetis, haciéndolo, según indica Simón (39), probablemente con
acierto, de sur a norte (40). Cepion, que los perseguía de muy cerca, obligó
a Tautalos a la total capitulación. En esta deditio, los lusitanos tuvieron
que entregar todas las armas, concediéndoles, sin embargo, suficiente
iierra para que la miseria no les obligara a nuevas guerras (41), causa
que se cita repetidas veces como motivo de los ataques lusitanos (42).
Esta versión de Apiano en cuanto a la colonización, se encuentra de forma muy parecida en el extracto de Photius, de Diodoro (43). También,
según éste, es Cepion quien efectúa la colonización, indicándose, además,
que los lusitanos recibieron una ciudad (polis) como centro del asentamiento (44).
(37) En Apiano los datos sobre Sagunto y Carthago Nova se confu nden a menurlo, cf. Iber. 47 referente a la caída de Sagunto en manos de los cartagin<'ses y 74
sobre la capital de los cartagineses, por lo demás, Sagunto es localizado por él mucho
más al norte, cf. lber. 25. Para nuestro problema no interesa contr:::. qué ciudad tuvo
lugar la desesperada ofensiva de los celtíberos, v. SIMON, o. c. n. 3, pág. 138, nota 70.
Tal dirección corresponde absolutamente a algunas acciones de Viriato. V. al respecto
el instructivo mapa de H. GUNDEL, o. c. n. 112, pág. 209 y del mismo en «Caesaragusta» 31/32, 1968, después de pág. 176 y en «Legio VII Geminall, León, 1970, pág. 130.
(38) El gobernador competente para esta región, el procónsul Popillius Laenas
estaba sujeto, en esta fecha, al campo de batalla nórdico; las medidas dictadas por los
romanos contra los lusitanos ante las acciones del enemigo, las tomaban, naturalmente, los gobernadores de la Ulterior si la guerra se extendía a la provincia vecina.
(39) V. SIMON, o. c. n. 3, pág. 138.
(40) Totalmente inútiles y sin ningún provecho son los intentos de identificar al
Baetis con otro río situado más cerca de la costa oriental (V. TORRES, o. c. n . 18,
página 118) y no con e! Guadalquivir actual.
(41) Apiano, Iber. 320.
(42) Véase Apiano, Iber. 249, en que da noticia de la pérfida hazaña d!;' Servius
Galba que en el año 150 a. C. obligó a los lusitanos, con la promesa de reparto de
tierras, a la rendición que convirtió en un cruel derramamiento de sangre de los
indefensos lusitanos. También Apiano, lber. 258, solamente pocos años rr:ás tarde.
Del final de los años 80 del segundo siglo, Apiano, lber. 172. Sobre la búsqueda de
tierra como causa de las guenas, véase H. GUNDEL, en «Legio VII Geminall,
página 122.
(43) Diodoro 33, 1, 4.
(44) Aparte de las Periochae, en Apiano y Diodoro no se ha mantenido ningún
indicio de esta acción en la tradición literaria. Tampoco el epitome de Livius recogido en
el Papyrus Oxyrhynchus, 668 (ed. O. ROSSBACH) (v. E. KORNEMANN: «Die neue
Livius-Epitome en Oxyrhyncus», Klio. Bhft. 2, 1904) que describe los sucesos de la
época, no relata nada sobre esta cuestión.
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LA FUi\DACIÓN DE YALENTlA
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Llaman la atención dos diferencias importantes con respecto a la
nota de la Periocha: 1) Según Apiano y Diodoro es Cepion el que efectúa el poblamiento. En la PeTiocha, sin embargo, lo hace su sucesor
en el cargo de gobernador, Iunio Bruto. 2) Unicamente en la Periocha
se cita el nombre de la ciudad, Valentía, mientras que en las otras dos
fuentes nada se dice. Por lo que respecta a las fuentes de estas tres noticias paralelas, por lo visto se trata de dos distintos orígenes; de una
parte Diodoro y Apiano y de otra la Periocha. Las coincidencias objetivas de Apiano y Diodoro, que no desaparecen en el extracto de Photius, se aprecian claramente. Ambas proceden, aparentemente, de la misma tradición, cuyo principal autor es, probablemente, Posidonio, que está
detrás, también, según demostró Simon (45) del gran elogium de Viriato (46), inmediatamente anterior. Livio, en contacto, sin duda, con la digP.ificación de Viriato (47), probablemente también influido por Posidonio, sigue una vez más, por el contrario, sus fuentes analíticas, sobre
todo Claudio Quadrigario y Valerio Antias, cuyas obras constituyen las
principales referencias del historiador augusteo para los hechos de aquella época (48). Encuéntrase, pues, en la Periocha material informativo
propio y suplementario, no abolido por la tradición paralela. El punto
crítico sigue siendo, pues, per. 55.
Los testimonios de Apiano y Diodoro muestran independientemente
y fehacientemente que, en efecto, se concedió por los romanos a los antiguos soldados de Viriato, tras su deditio, terreno y un centro de colonización, de forma que no es posible pensar que tras is, qui sub Viriatho
militaverant, a los que, según la Periocha, Bruto agros et oppidum dedit
se esconda un grupo de gente que no sean los lusitanos. La suposición
contraria (con idea de encontrar en el texto de la Periocha una base para
la interpretación de que fueron asentados en el 138 a. C. soldados romanos en Valentía) quiso entender por sub Viriato únicamente la indicación de la época. Esta tesis ha sido mantenida últimamente por Fletcher,
señalando que sub pudiera tener significado temporal, como por ejemplo
(45) SIMON, o. c. n. 3, pág. 135 y ss., nota 69. Polibio queda eliminado como
fuente literaria, ya que no sigue la guerra lusitana más allá de su obra principal
(v. SIMON, o. c. n. 3, pág. 102, nota 2).
(46) El que el orden en Diodoro 33, 1-4 (Elogio de Viriaco - Narrar.:ón de los
sucesos - Muerte - Derrota de su ejército) se basa en el compendio de Photius, lo
demuestran las Excerptas Const. 2 (1), pág. 301 = Diodoro 33 21a , según las cuales
el elogio de Viriato sigue también en Diodoro al relato del fun eral (v. también
SIMON, o. c. n. 3, pág. 135 y s., nota 69).
(47) Se encontraba al final del Libro 54 (v. per. 54).
(48) Véase A. KLOTZ, RE 13 (1926), pág. 841, s. v. <: Livius»; del mismo:
«Livius und seine Vorganger» Neue Wege zur Antike II 11, 1941, 3. Heft. bes,
página 287.
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WIEGELS
sub Domitiano que significa en ciertos contextos en tiempos de Domiciano (49). Este criterio no tiene en cuenta, sin embargo, que si bien una
guerra entera puede ser llamada como el enemigo (bellum Viriathinum,
lugurthinum, Mithridaticum, etc. (50), es decir, guerra de los romanos
contra Viriato, contra lugurta o Mitridates) no es admisible determinar
el servicio de soldados romanos con la época del adversario. Si se tuviera
que achacar, de todos modos, el empleo de sub al autor de la Periocha y
no a Livio, ya que no es costumbre en él (51) pueden aportarse, por otra
parte, numerosas pruebas, también en Livio, de pugnare, militare, etc.
sub alicuo (con o sin agregación de imperatore, duce, etc.) refiriéndose
a generales bajo cuyo mando sirvieron los soldados (52). Tanto bajo el
punto de vista filológico como, según demuestra la conservación de las
coincidencias mencionadas, no puede dudarse fundadamente de un asentamiento colectivo de lusitanos, ni de que la noticia de la Periocha describe estos mismos hechos.
A pesar de ello, debido a las diferencias entre las fuentes, se plantea
la cuestión de quien promovió la colonización y dónde tuvo lugar la misma. La primera parte de la pregunta puede contestarse fácilmente en
el sentido de que Bruto, como sucesor de Cepion, llevó a cabo la colonización prometida por éste a los lusitanos a fines del 139 a. C. (53), como
uno de sus primeros actos oficiales en Hispania (54), quedando con
ello sin valor la forzada interpretación de Torres de la clara indicación
(49) FLETCHER, o. c. n. 16 («Consideraciones ... »), pág. 197 y ss. y nota 10.
La evidente coincidencia objetiva de las fuentes, que en su interpretación ocasiona
grandes dificultades, no puede ser aclarada por él de forma convincente, tampoco en
((El Miliario Extravagante», 10, 1965, pág. 240.
(50) Thesaurus Jinguae Latinae, s. v. «Bellum», 1581 y s.
(51) Unicamente en locuciones como «sub luce», «sub die», «Sub note>>, etcétera,
v., por ejemplo, R. KüHNER- C. STEGMANN: «Ausführliche Grammatik der
lateinischen Sprache», 4, 1962, tomo 2, pág. 570; D. W. PACKARD: «A cor.cordance
to Livy», 1968, S. V. «SUb».
(52) V., por ejemplo, Liv. 29, 2,2 : «qui sub duce Marcello militaverant.»
Vell. 2, 9, 4 : «celebre et Lucilii nomen fuit, qui sub P. Africano Numantino bello
eques militaverat» (caracterizado por encontrarse uno al lado del otro, la indicación
de la época, «bello Numantino» y del caudillo, «Sub P. Africano»); Plinio N. H.
proef 30: «Cato ... qui sub Africano immo vero et sub Hannibale dedicisset militare»
(la formulación «et sub Hannibale dedicisset militare» que resulta, por la añadidura
de «immo vero», un empleo metafórico de «militare sub», muestra perfectamente que
la expresión significa siempre la subordinación bajo el propio general) ; Plinio,
ep. 3, 20, 5, etcétera.
(53) La fecha se evidencia por el hecho de que las discusiones del Senado
respecto a las recompensas exigidas por los asesinos y presuntos amigos de Viriato,
según ep. Oxyrh. 55 Z, :J.Ol (véase también autc. de vir. ill. 71,3) sólo tuvieron lugar
el año 138 a. C.
(54) Interesante es per. 55. Aquí se relata, en cuanto al escenario de la guerra
hispánica, primero la medida tomada por Bruto, a continuación se ocupa de los
sucesos de Numancia, para luego proseguir con la estrategia de Bruto en Lusitania.
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LA FU!'DACIÓN DE VALENTIA
13
en la Periocha (55); sigue siendo, sin embargo, problemático el lugar de
dicha colonización. Cepion y Bruto ostentaban el mando superior de la
provincia Hispania Ulterior, pero no de la Citerior, donde se encuentra
el supuesto lugar del asentamiento, Valentía. Aún siendo cierta la idea
de que en la elección del lugar los romanos hayan querido aislar a los
lusitanos lo más posible de su patria (56), esto no aclara con precisión
el emplazamiento de Valentía, sino al contrario. Teniendo en cuenta el
temor de un posible cambo en la lealtad de los indígenas, con lo que
era preciso contar en el momento del acuerdo puesto que la guerra contra Jos lusitanos no había terminado, ni mucho menos, parece absurdo
asentar a esos guerreros, no faltos de experiencia, en un lugar estratégicamente tan importante como Valentia, que controlaba, en la estrecha
y llana zona litoral entre Tarragona y Carthago Nova, aún importante
por entonces (57), las vías de comunicación y, además, en una región de
las más fértiles de la España Oriental. Tal cosa no puede esperarse del
sentido práctico y de la hábil visión militar de los romanos, sobre todo
porque no debe pasarse por alto otra circunstancia: durante la guerra de
Sertorio contra los generales romanos, la región de Valentía fue repetidamente campo de duras batallas. La ciudad, que para Sertorio era un
punto clave en el dominio de la costa oriental (58), si bien pudo ser reconquistada por Pompeyo el 76 a. C., se perdió más adelante a manos de los
sertorianos (59). Salustio nos cuenta, al narrar las guerras del 76 a. C.
entre otras cosas que ínter laeva moenium et dext· um flumen Turiam,
r
quod V alentiam parvo intervallo praeterfluit (60). Valen tia se presenta,
pues, en dicha época como una ciudad muy fortificada y amurallada, una
urbs según se dice en otro lugar (61). ¿Podría haberse concedido a los
antiguos soldados de Viriato, por parte de Roma, tan fuerte fortale-
(55) Inexacta es la suposiciOn de TORRES, o. c. n. 18, pág. 114, de que Bruto
sólo haya venido a España como Procónsul. Véanse las campañas del Gobernador en
SIMON, o. c. n. 3, pág. 166.
(56) Véase TORRES, o. c. n. 3, pág. 115.
(57) Durante el período que aquí interesa, en el año 139/8 a. C. o a! invierno
siguiente, cabe que M. Popillius Laenas, como gobernador de la citerior, haya montado
su campamento invernal en Cartago-Nova, haciendo referencia, posiblemente, a ello,
el nombre de «Porta Popillia», que aparece en CIL II 3426. Véase SIMON, o. c. n. 3,
página 143, nota l.
·
(58) La importancia de Sertorio para la ciudad, se comprueba con los nombres
de algunos de sus habitantes, v. CIL 11, 3744, 3752.
(59) SCHULTEN, o. c. n. 12, pág. 2.149.
(60) Hist. fr. 2, 54 (ed. Maurenbrecher).
(61) Sallustio, Hist. fr. 2, 98, 6 (en la carta de Cn. Pompeio al Senado):
«Castra hostium apud Sucronem (Júcar) capta et proelium apud flumen Turiam et
dux hostium C. Herennius cum urbe Valentía et exercitu deleti satis clara vobis sunt».
Sobre la importancia de Valencia, véase para época posterior Mela 2, 92.
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za? (62). Unos 15 años antes, la construcción de muros emprendida por
los habitantes de Segeda en su ampliada ciudad, fue causa de la intervenc.ión de Roma en dicha zona, por ser tal fortificación, a criterio del Senado, contraria por lo menos al espíritu de los acuerdos concertados con
Tiberio Graco (63). Aunque Roma hubiese hecho una concesión en ese punto a los lusitanos, sf'guro que no hubiera sido en el lugar de Valentía (del
Cid). Añadiendo estas reflexiones a las ya apuntadas con anterioridad,
parece inequívoco el convencimiento de que Valentía no es la colonia fundada por Bruto con los soldados de Viriato, sino que debe buscarse en
otro lugar. Pero con ello amenaza la interpretación meterse en una encrucijada de la cual solo parece posible salir poniendo en duda la absoluta fiabilidad de la noticia de la Periocha, en la que, hasta ahora, nadie
ha dudado.
Dejemos, de momento, la tradición literaria y veamos otras referencias sobre la historia de la Valencia de la costa mediterránea. Una gran
aportación al problema de la fundación de la ciudad, nos la proporcionan
los hallazgos arqueológicos. En las excavaciones practicadas hasta ahora se ha comprobado que la colonia de la época romana está separada por
una capa éstéril de varios metros de la época del bronce, de muy exiguos
restos. Valentía era, pues, evidentemente, una nueva fundación del tiempo republicano (64), o sea que si nos basamos en la cerámica (fue hallada
cerámica ibérica y campaniense A y B) es una fundación que debió tener
(62) Aunque la expresión distinta de «Oppidum» en la Periocha y en Salustio, no indica, naturalmente, nada sobre la cualificación jurídica, puede deducirse de
todos modos que Valentía era por aquel entonces una «ciudad» de alguna importancia¡ mientras que en el sentido contrario «Oppidum», palabra que en principio sólo
quiere decir fortificación, sin que tenga que estar precisamente habitada (poco más
o menos castillo, refugio), ya empleada en tiempo de la república como concepto
superior, para ciudad-población (v. KORNEMANN, RE 18, 1939, pág. 708 y ss.), no
concreta nada sobre la extensión o fortificación del lugar de asentamiento en 138 a. C.
ni por otra parte la correspondiente griega «polis». No es muy segura, tampoco
la consecuencia sacada, por ejemplo, por MATEU y LLOPIS (o. c. n. 19, pág. 12) de
la expresión «oppidum» como prueba de que la colonización se haya efectuado en una
ciudad ya existente.
(63) Apiano, Iber. 180 y ss. ¡ Diodoro 31, 39 (v. SIMON, o. c. n. 3, pág. 15 y ss.).
Según los acuerdos existentes no les estaba permitido a los asociados de Roma la
fundación de nuevas ciudades. Se temían sobre todo los fuertes castillos, difíciles de
tomar, por lo que, acertadamente, este punto era de la mayor importaJ,cia en la
regulación de las relaciones con los indígenas. También Catón había aplicado ya la
política de supresión de murallas durante su gobernación, con gran éxito, "!n la región
del Ebro (v. Apiano, Iber. 167). Debe citarse para tiempos posteriores a la conocida
total destrucción de Numancia, el traslado de los habitantes de Termes en la meseta,
con la prohibición de construir murallas (V. Apiano, lber. 431).
(64) Con ello queda descartada la idea de una antecesora ibérica directa de la
ciudad. Sobre los hallazgos arqueológicos v. FLETCHER, o. c. n. 16 («Consideraciones ... »), pág. 202 y ss.¡ TARRADELL, o. c. n. 16 («Valentía ciudad romana»), pág. 10
y siguiente (especialmente sobre el problema de Tyris¡ afirmativamente se había
expresado MATEU y LLOPIS, o. c. n. 19, passim, quien partiendo de esta tesis postula
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LA FU~DACIÓN DE VALENTIA
15
lugar en la segunda mitad del segundo siglo a. C. La concordancia de
comprobación arqueológica y literaria sobre la fundación de Valentía
está, pues, clara. Naturalmente, la presencia de vasijas ibéricas no debe
tomarse, en modo alguno, como prueba de que fueron asentados aquí los
antiguos adversarios de Roma procedentes de las guerras lusitanas, puesto que tales utensilios pueden haber sido usados indistintamente por los
romanos (65), aparte de que en el caso de los guerreros de Viriato se
trataba de lusitanos, es decir, que por su pertenencia étnica, son celtíberos, no iberos (66). Si bien puede, pues, conformarse por medios arqueológicos la fundación de Valentía después de la mitad del s. II a C.
la acuñación local de moneda ofrece, respecto del tema del origen de
los primeros colonizadores, importantes indicios (67).
Los tipos monetarios de Valentía no son muy numerosos. Vives (68)
cita en total 6 piezas (tres tipos de ases, dos de semi ses y un quadrante).
Hace mucho que se ha reconocido que las acuñaciones de Valentía «que
sólo acuña piezas latinas, de puro estilo romano » (69), corresponden a
)a
la existencia de un establecimiento ibérico hasta época romana; TORRES, o. c. n. 18,
página 118 y GARCIA Y BELLIDO, o. c. n. 7, «Las colonias romanas ... », pero véase
ya SCHULTEN, o. c. n. 12, pág. 2.149, y FLETCHER, o. t:. n. 16, .:Consideraciones ... », pág. 194, G. MARTIN AVILA: << Estudio de los materiales arqueológicos hallados en el subsuelo del palacio de la Generalidad de Valencia». La ciudad Romana de
Valencia. Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia, 1, 1962, pág. 89 y ss.,
M. TARRADELL: «Noticia de las recientes excavaciones de la Universidad de Valencia». Crónica del X Congreso Nacional de Arqueología (Mahón, 1967), Zaragoza,
1969, pág. 186, C. ARANEGUI: «Cerámica gris de los poblados ibéricos valencianos».
Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia, 6 (miscelánea Pericot), 1969,
página 118 y ss.
(65) Esta errónea conclusión había inducido a GALSTERER, op. cit. nota 6,
página 12, nota 41, a la afirmación, casi segura, de que Valentía fuese fundada por
Iunius Brutus para Jos soldados de Viriato. Argumenta en forma similar GARCIA
Y BELLIDO, o. en. 7 («Colonias ...»), pág. 455, pero queriendo demostrar un precedente asentamiento ibérico, Tyris.
(66) Para la presencia de un mayor grupo de celtíberos en la zona de Valentía,
no tenemos indicios epigráficos ni de otra índole. Los argumentos antropológicos sobre
el particular utilizados por A. A. MENDES CORREA en Homenagem a Martins
Sarmento, Guimaraes, 1933, pág. 242 y ss., aceptados por TORRES, o. c. n. 18, pág. 121,
son extremadamente dudosos.
(67) Una bonita referencia arqueológica para la existencia de una primitiva
ciudad romana sería, naturalmente, si el templo republicano, aproximadll.mente de
fines del segundo siglo a. C. descrito por A. GARCIA Y BELLIDO en AEA 20,
1947, pág. 149 y ss. bajo el singular título «Un templo romano arcaico en Valencia»,
hubiera existido efectivamente. En realidad se trata de los restos, entretanto desaparecidos, de un santuario de montaña cerca de Almenara (provincia de Castellón de la
Plana) unos 8 kilómetros al norte de Sagunto; v. N. MESADO: «Breves Potas sobre
las ruinas romanas de Els Estanys (Almenara)». Archivo de Prehistoria Levantina
XI, 1966, pág. 177 y ss. En BLAZQUEZ, o. c. n. 17, pág. 95, nota 3, este <:Templo de
Valentía» es parte fija de la argumentación sobre dicha ciudad.
(68) VIVES ESCUDERO, o. c. n. 11, t. IV, pág. 15 y s.
(69) A. M. GUADAN: «Numismática Ibérica e Ibero-Romanan. Biblioteca Archaeológíca 6, 1969, pág. 178. V. asimismo A. BELTRAN MARTINEZ: «Curso de
Numismática», vol. 1, 1950, pág. 355 y s.
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denarios romanos de Q. (Fabius) Maximus (70). Mientras que en el anverso muestra una cabeza romana con casco (71) y en los ases y un semis aparece como leyenda los nombres de los magistrados romanos, en
el reverso aparece la cornucopia con haces de rayos y en las mismas monedas que citan a los magistrados, la inscripción Valentia o su forma
abreviada Val (entia). Según los resultados obtenidos por la investigación numismática española, estas piezas deben datarse antes antes del
89 a. C., fecha de la introducción del tipo semiuncial en Roma (72). Naturalmente, el criterio metrológico empleado para la agrupación de las
monedas de Valentía no deja de ser problemático ya que, contrariamente
á las monedas celtibéricas de plata, los bronces del país no se ajustan
exactamente a los prototipos romanos (73). Sin embargo, las monedas de
más peso de Valentía deben datarse relativamente pronto y parece acertada su colocación antes o alrededor de 90 a. C. Yo al menos no veo ningún argumento en favor de que todas esas piezas fueran acuñadas por
primera vez en tiempos de Sertorio, como monedas de fundación de una
colonia ahora romana (74). Mas bien debe aceptarse que Valen tia, según todas las probabilidades, ya acuñaba con anterioridad a la guerra
de Sertorio, como caso excepcional en Hispania, piezas de puro estilo romano con indicación de la ciudad y nombres de magistrados completamente romanos (75).
(70) VIVES ESCUDERO, o. en. 11, vol. IV, pág. 15 y s.; H. A. GRUEBER :
«Coins of the Roman Republic in the Bristish Museum», 1910, t. 1, pág. 178 y s;
E. A. SYNDENHAN: «The Coinage of the Roman Republic», 1952, LX y pág. 57;
MATEU Y LLOPIS, o.c.n. 14, pág. 14 y ss:; TORRES, oc.n. 18, pág. 118 y ss.;
GARCIA Y BELLIDO, o. c. n. 7 («Colonias ... »), pág. 455.
(71) La interpretación de la cabeza en las monedas de Valentía corresponde a la
de los' denarios de Fabius. Inútil es el intento de MATEU y LLOPIS, o. c. n. 19,
página 14 y ss. en 3U deseo de encontrar una ciudad ibérica antecesora, de asociar este
tipo a las acuñaciones de la «ibérica» Arse=Sagunto. Según G. K. JENKINS: «Problems
of the Celtiberian Coinage». lnternationales Kongress. f. Numismatik, 6, Roma, vol. 2,
1965, pág. 220, nota 4, es al contrario, es decir, que la cabeza de Roma que aparece
en las monedas de Sagunto posiblemente es una copia directa de la de Valentía.
(72) GUADAN, o. c. n. 69, pág. 178, basándose en el reducido standard 1.mcial data
las monedas de Valentía después del 125 a. C., pág. 52, exactamente el año 123 a. C.
que, según él, fue el año de la fundación de Valentía. Para esta suposición, sin embargo, no existe el menor indicio. Con arreglo al más importante estudio de
MATEU Y LLOPIS, o. c. n. 19, pág. 17 (con la indicación del peso) estas monedas
han de fecharse, en parte, antes y, en parte, después del 89 a. C.; v. también
FLETCHER, o. c. n. 16 («Consideraciones ... »), pág. 203.
(73) JENKINS, o. c.n. 71, pág. 221 y s.
(74) V., por ejemplo, TARRADELL, o. c. n. 16 ( <~: Valencia ... »), pág. 25.
(75) Es notorio que entre los hallazgos de Azaila, tan importantes para la cronologia de las monedas locales, se encuentre una moneda de Valentía. Se supone que los
tesoros fueron enterrados durante la guerra de Sertorio, v. M. H. CRA WFO RD: «Roman Republican Coin Hoards». Royal Numismatic Society, Spec. Pub!. 4, 1969, pág. 91,
número 220. Otros criterios distintos en cuanto a esta fecha en G. K. JENKINS,
JNG 11, 1961, pág. 104, núm. 90 y 133, núm. 226. V., sin embargo, del mismo,
o. c. n. 71, pág. 219 y s. con ello obtenemos un criterio de fechas, independientemente
de la metrología para las acuñaciones de Valentia.
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LA FUNDACIÓN DE VALE:'-ITIA
17
Podemos aún añadir la particularidad, ya percibida por Grant, de
la rareza de los nombres de los magistrados (76). Nombres como C. Lucien(us) ; L. Corani(us) ; T. Ahi(us) T. f.; L. Trini(us) L. f. (77), pertenecen todos a nombres itálicos apenas documentados, lo que demuestra
que sus portadores eran itálicos y no indígenas, que de una forma u otra
habían recibido la civitas Romana. No se conoce ningún gobernador u otro
romano de rango que haya podido dar motivo para aplicar dichos nombres. El puro estilo romano de las, en parte, muy tempranas acuñaciones
y los nombres de los magistrados, confirman la existencia de un estrato
superior compuesto por romano-itálicos, y formas romanas en la organización de la ciudad (Quinquennales) (78) en Valentía, con anterioridad
a la guerra de Sertorio. Esto, desde luego, concuerda mal con la suposición de una fundación para los lusitanos.
Un último y seguramente decisivo argumento en contra de esta opinión, sostenida por una mayoría, es el nombre V al en tia en sí mismo.
Según lo demuestran todas las fuentes sobre las luchas en Valentía durante la guerra sertoriana (sobre, todo Salustio y Plutarco) (79) y, como
dijimos, la acuñación de monedas en aquel tiempo y con anterioridad, la
ciudad tenía dicho nombre. No existe ni el menor indicio de que alguna
vez haya tenido otro nombre. Por otra parte, ninguna colonia de peregri-
(76) GRANT, o. c. n. 15, pág. 472.
(77) Según VIVES ESCUDERO, o. c. n. 11, vol. IV, pág. 15; v. MATEU Y
LLOPIS, o. c. n. 19, pág. 17. Una lista de los nombres latinos que aparecen en monedas
locales de Hispania se encuentra en GUADAN, o. c. n. 69, pág. 56 y ss. sobre Lucien(us) (según GUADAN, pág. 63, núm. 198 Lucient(us) lo que no queda confirmado por la excelente reproducción, v. también MATEU Y LLOPIS, o. c. n. 19,
página 17), véase W. SCHULZE: «Zur Geschichte lateinischer Eigennamen».
Abhandlg. d. Kgl. Ges. d. Wiss. Gottingen, phil-hist. K!., N. F. 5 5, 1904, pág. 104 y s.
Un Q. Lucienus fue senador por el 67 a. C.; v. MüNZER RE 13 (1927), pág. 1.615 s. v.
página 163, sobre L. Trini(us), el mismo, pág. 550, ambos nombres, según él, muy
raros. Sobre L. Coran(ius), v. SCHULZE, págs. 355 y 532; en Hispania hay constancia
de este nombre: CIL II 1060 en Arva (Peña de la Sal) y CIL II 5000 en Olisipo (Lisboa).
Más frecuente es el nombre de otro quinquenal: C. Numi(us), según GUADAN,
o. c. n. 69, pág. 65, núms. 234 y 246 en las monedas en las formas C. MNV 1, convenciendo más MATEU Y LLOPIS, o. c. n. 19, pág. 17 y VIVES ESCUDERO, o. c.n. 11,
vol. IV, pág. 16: C. MVNI, v. GUADAN, pág. 208, lám. XXII, y C. NUVMI (sic, sí?)
y ciertamente en la forma Nummius, aunque en Hispania sólo en CIL II, 3741 y 4412
(dos senadores no oriundos de Hispania, del segundo y tercero s. d. C.) (totalmente
erróneas las observaciones de MATEU Y LLOPIS, o. c. n. 19, pág. 18, al CIL II, 3741
sobre Valentia); además CIL II 1431, así como Eph. Ep. VIII, núm. 207.
(78) Véase sobre la solución de Q. en Q(uinquennales), GRANT, o. c. n. 15, pág. 472;
GUADAN, o. c. n. 69, pág. 52; GALSTERER, o. c. n. 6, pág. 56, nota 6,i. MATEU y
LLOPIS, o. c. n. 19, pág. 17 y s., quería solucionarlo por Q(uaestor), pero sobre la
existencia de esta magistratura en las ciudades hispánicas, véase GALSTERER,
o. C. n. 6, pág. 56 y SS.
(79) Salustio, hist. 2, 54; 2, 98, 6. Plutarco, Pompeio 18; v. Floro 2, 10, 9.
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nos fundada con indígenas, llevó en aquel tiempo un nombre programado
ni remotamente comparable, sobre todo teniendo en cuenta que Valentia,
al igual que Potentia, son nombres correspondientes a deidades municipales itálicas de la fuerza, no reconocidas oficialmente (80). Contrariamente, tales nombres están reservados (según demuestra Galsterer-Kroll)
solo a poblaciones privilegiadas romanas o latinas y coinciden en su composición con nombres de la misma época en la que se sitúa la fundación
de Valen tia, según la Periocha (81).
Una ojeada a las tempranas fundaciones romanas en Hispania hasta
fines del s. II a. C., puede aclarar la cuestión. En el año 171 a. C. queda
fundada con Carteia (El Rocadillo, cerca de Algeciras) la primera colonía latina en Hispania. Se trata de más de 4.000 hijos de soldados romanos y mujeres indígenas. A esa agrupación podían acogerse también
aquellos vecinos de Carteia que lo desearan (82). Fueron asentados, pues,
aquí, en una comunidad ya existente, Carteia, tanto indígenas como personas de origen ilegítimo si bien descendientes de romanos. El nombre
de la ciudad, al ser elevado su rango, no fue modificado. Lo mismo sucedió en la, bajo nuestro punto de vista, comparable elevación de rango de Corduba. También aquí fueron asentados, desde un principio,
indígenas y romanos, es decir, itálicos, en una misma ciudad, pero el
nombre de C01·duba no fue modificado (83). Por otra parte, el lugar de
asentamiento escogido por Escipión en 206 a. C., solamente para sus
veteranos, recibe el expresivo nombre de Italica (84) y poco después de
la fundación de Valentía tuvo lugar, en 123/122 a. C., la fundación oficial de Palma y Pollentia, asimismo con romanos e itálicos exclusivamente, lo que permite ver con claridad la vinculación de Valentía, especialmente en la elección del nombre de Pollentia. Distintas fueron las
eolonizaciones de mayor envergadura, igualmente documentadas, llevadas a cabo sólo con indígenas. En estos casos, contrariamente a los ci(80) Véase el interesante estudio filológico de H. J. WOLF: «Zum Typus ValentiaPollentia-Potentia» Beitrage zur Namensforschungen, N. F. 3, 1968, pág. 190 y s.
(aquí 195); G. RADKE: «Die Gotter Altitaliens», 1965, págs. 257 y 306.
(81) GALSTERF.R-KRbLL, o. c. n. 25, passim, 61, 85 y 97. En el caso de Valentía
no se trata, seguramente, de un nombre cualitativo en el riguroso sentido de la palabra,
ya que fue el único nombre principal y tradicional de la ciudad y su forma corresponde
a calificativos parecidos de época republicana, entre otros Vibo Valentía, en el Bruttium.
Como quiera que nuestra Valentía es desde un principio una nueva fundación, se
sobreentiende que la ciudad no podría añadir un nombre a otra ya existente, sino
que era un signo característico de la existencia de una privilegiada comunidad, el
llevar tal nombre como principal.
(82) Livio 43, 3, 1-4.
(83) Strabon 3, 2, 1 (= 141 C); véase sobre la formación del nombre d"' Córdoba
J. UNTERMANN: «Sprachrüume und Sprachbewegungen im vorromischen Hispanien»,
1961, pág. 17.
(84) Apiano, lber. 153.
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LA FUNDACIÓN DE VALENTIA
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tados, no se impedía a los generales, según se ve, el dar su propio nombre a las nuevas colonizaciones, de lo cual hicieron uso repetidas veces (85). El caso más conocido es el de Graccuris (Alfaro del Ebro), fundada el 178 a. C. por Ti. Sempronio Gracco y denominada con su nombre añadiendo el sufijo -urris ( = asentamiento) (86). Durante la guerra
de Viriato acaece la fundación de la estación Caepiana, efectuada, según su nombre, por el antecesor de Bruto (87). Por último, se conoce
una población que en el sentido apuntado debe ser de mayor interés: Brutobriga, evidentemente una fundación peregrina de Bruto, ya que no
puede documentarse otro representan te oficial de Roma en Hispania con
este nombre. También Bruto utilizó su cognomen en parecida combinación, como en el caso de Graccurris, añadiendo el celtíbero -b1·iga
(=monte, colina) para dar nombre a la nueva ciudad.
Nos es conocida dicha fundación, en primer lugar por un tipo de moneda (88) que, por su tipología, se data de comienzos del segundo siglo
a C. (89). Es lamentable que no se pueda localizar con exactitud dicha
(85) Nombres como Castra Caecilia o Castra Servilia (Plinio, N. H. 4, 117) no
ofrecen argumento contrario, ya que se trataba en su origen de estaciones militares
y no de comunidades independientes; véase también GALSTERER, o. c. n. 6, pág. 24.
(86) Livio, per. 41: «Tib. Sempronius Gracchus procos. Celtiberos victos in deditionem accepit monimentumqut operum suorum Gracchurim oppidum in Hispania constituit» . V. Festo 86 L.
(87) Ptolomeo 2, 5, G; no es conocida la exacta situación de la estación en el sur
de Lusitania, v. HUBNER, Re 3 (1897), pág. 1.279.
(88) VIVES ESCUDERO, o. c. n. 11, vol. III, pág. 113.
(89) GUADAN, o. c. n. 69, pág. 128 y 216: descripción de la lám. 55, nútn. 493. En
el a) se encuentra el nombre T. Manlius T. f. Sergia, sin más adición, el último componente es seguramente la indicación de la tribu romana, v. GALSTERER, o. c. n. 6,
página 115, nota 67, contra la usual identificación con su cognomen Sergia(nus ). Véase
también H. B. MATTINGLY, RAN 5, 1972, pág. 13, nota 2. El significado del nombre
romano en la acuñación local, no es fácil. No se indica ningún cargo, ni existe motivo
para la suposición de GRANT, o. c. n. 1G, pág. 381, de que en esta moneda se trata
de una emisión de un municipio latino Brutobriga; según lo indica ya acertadamente
GALSTERER, pág. 15, nota 67, no veo ninguna causa para datar, con GRANT, la
moneda sólo aproximadamente del 42 a. C., al contrario, el tipo más bien indica una
época mucho más temprana aún siendo, según lo dicho con anterioridad, poco convincente el argumento metrológico y la fecha de GUADAN, no completamente segura. Con
ello, el citado T. Manlius T. f. Sergia viene a caer muy cerca dt• un acuñador romano
por el año 100 a. C., A. Manlius Q. f. Serg(ia tribu), legado de Marius en Numidia
el 107-105 a. C.; v. MATTINGLY, o. c. presente nota, pág. 12. Ambos i\1anli; por sus
tribus pueden haber pertenecido a una rama de la «gens Manlia». Es posible que nuestro Manlius haya sido un representante oficial de Roma en España desconocido hasta
la fecha, cuyo nombre aparece por motivos que ignoramos, en el anverso de la moneda.
El profesor G. K. JENKINS, que prepara la edición de un catálogo de las monedas
indígenas hispánicas de la colección del Museo Británico y de la American Numismatic
Society, me comunica amablemente que según el peso de las monedas que estudia, posiblemente todas las emisiones datan de antes del 89 a. C., con lo cual tiene más importancia mi nota de la llamada 115. También GALSTERER-KRbLL en su: «Zum ius latií in
dem Keltischen Provinzen des Imperium Romanum», Chiron 3, 1973, pág. 277, especialmente 294, al indicar que también en este período los quinquenales sólo pueden señalarse
en los municipios romanos, se aumenta la posibilidad de que Valentía, en el paso del
segundo al primer siglo a. C., fuera ya colonia de ciudadanos romanos.
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colonia, pero existen ciertos indicios que, por lo menos, señalan la zona
en que debió encontrarse Brutobriga. Una aclaración nos da la noticia
de Esteban de Bizancio (90). No cabe duda que la Brutobriga citada en
las monedas ha de identificarse con la Broutobria del gramático. Si bien,
la indicación que éste hace, resulta imprecisa, se encontraba bastante
al sur, o sea, según él nos dice, entre el Betis y los Turdetanos, que habitaban, de acuerdo con los restos de su habla, en comarcas del sur y
FUl'Oeste de la Península Ibérica (91).
Es cierto que el emplazamiento de la ciudad se sale claramente del
área de los nombres en -b1·iga, característicos del sector de los celtiberos
y, por tanto, también del de los lusitanos (92); en otras palabras: en
algún lugar, en el sur, fuera del tradicional territorio de los celtíberos,
fue fundada por D. Junio Bruto, una gran ciudad con grupos de gentes
de regiones nórdicas. Para una localización más precisa únicamente disponemos de indicios solo en parte fiables. Con arreglo al tipo de las monedas, cuyos reversos son parecidos a las que llevan las leyenda Tamusiens(es) o Samusiens(es) (93), otra ciudad tampoco localizada (94), se
busca Brutobriga, en líneas generales, en el sudeste de Hispania, o sea
en la aún entonces, Provincia Hispania Ulterior, territorio de la jurisdicción de Bruto y Cepion (95), situada probablemente, de acuerdo con
el tema de las acuñaciones (embarcación con remos y pez, ¿delfín?) (96),
(90) Esteban de Bizancio, s. v. «BROUTOBRIA». Sigue una explicación lingüística
no muy correcta, pero también él reconoce la composición procedente de nombre propio
romano y sufijo indígena.
(91) Véase Strabon 3, 16 (= 139 C); 3, 2, 15 (= 151 C). Sobre la extensión de la
escritura turdetana, v. UNTERMANN, o. c. n. 83, mapa l.
(92) UNTERMANN, o. c. n. 83, mapa 3, donde hay que tachar la Segobriga indicada en la costa. También a BRUNT, o. c. n. 15, pág. 215, nota 8, le llama la atención
Brutobriga, pero no ve ninguna referencia en cuanto a la situación de la comunidad
y pertenencia étnica de sus habitantes. Yo no veo motivo para la suposición de
GALSTERER-KRoLL, o. c. n. 25, pág. 111, localizando Brutobriga en Lusltania. Lo
mismo hizo BELTRAN MARTINEZ, o. c. n. 69, pág. 374, quien busca el municipio
en el bajo Tajo, en las cercanías de Santarem, pero ignora la noticia de Esteban
de Bizancio.
(93) VIVES ESCUDERO, o. c. n. 11, vol. III, pág. 112.
(94) Según VIVES ESCUDERO, o. c. n. 11, vol. III, pág. 112, situado en la
Bética; el parecido del nombre con la mauritánica Thamusida y Tamuda hace suponer,
efectivamente, la situación del municipio en el sur de Hispania. Difiere BELTRAN
MARTINEZ, o. c. n. 69, pág. 370, que supone el municipio en la Tarraconense.
(95) A. SCHULTEN: «Numantia», vol. I, 1914, pág. 23, nota 5; MüNZER, RE 14
(1928), pág. 1.191 s. v. «A . Manlius Sergia(nus?)»; VIVES ESCUDERO, o. c. n. 11,
vol. III, pág. 113; THOUVENOT, o. c. n. 13, pág. 131, nota 2; GRANT, o. c. n. 15,
página 381; GUADAN, o. c. n. 69, pág. 128.
(96) Símbolos parecidos aparecen alguna vez en Hispania, por ejemplo, en las
acuñaciones de Sagunto (VIVES ESCUDERO, lám. XVII y CXXIV) y Carthago Nova
(el mismo, lám. XVIII y CXXX). Símbolos de navegación: Una moneda de los
Tamusiens(es), bien conservada, muestra en cuanto a la galera diseñada en ella, gran
parecido con representaciones «a la inversa» de algunas acuñaciones de C. Fonteius,
acuñador anterior al 90 a. C. (v. VIVES ESCUDERO, vol. III, pág. 113). Sobre los
denarios de Fonteius, v. GRUEBER, o. c. n. 70, vol. 1, pág. 292 y s., t. 3, lám. XCIV,
números 12 y 13. SYDENHAM, o. c. n. 70, pág. 74.
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LA FU:\DACIÓN DE VALEl'iTIA
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en la costa o no lejos de las misma. ¿Será esta Brutobriga las tantas veces documentada colonia de los lusitanos? A pesar de que el nombre Brutobriga no se utiliza en relación con el asentamiento de los restos del
ejército de Viriato, sin embargo, en la Periocha se dice expresamente que
dicho asentamiento fue obra de Bruto, no conociendose ninguna coloniZáción parecida en los siguientes años de su ejercicio en el cargo (97).
Esta solución, ciertamente mas que hipotética, derriba de golpe toda
una serie de dificultades ya enumeradas, encajando muy bien con lo que
sabemos de la colonización de gentes subyugadas por los romanos (98).
Según este interpretación, los soldados lusitanos fueron asentados en una
comarca suficientemente alejada de su patria, de forma que no existiera
un contacto directo con sus compatriotas, y que no tuviera para Roma
mayor importancia estratégica, puesto que las principales vías de comunicación al valle del Baetis ( = Guadalquivir) desde Sagunto y Carthago Nova no corrían por la costa sur, sino por el interior, por Castulo
(cerca de la Masía Caldona, al sur de Linares, en la margen derecha del
Guadalimar) o por Acci (Guadix). Por otra parte, los lusitanos tampoco
{lOdrían considerar el asentamiento, precisamente como deportación. No
sólo porque sus reiteradas incursiones se dirigían hacia el sur con el fin
de lograr una parte de aquellas fértiles regiones, sino también porque
Viriato tenía partidiarios en algunas comarcas del territorio montañoso
al sur del Guadalquivir, que se habían sublevado, no obstante pertenecer,
y no en último lugar, a las clases superiores de aquellas poblaciones; se
cuenta, por ejemplo, que sus asesinos y antiguos amigos eran oriundos
de Urso (Osuna).
Con la ubicación de los lusitanos en Brutóbriga queda libre Valentía
para suponer una colonización por romanos e itálicos, si bien debe acla-
(97) A veces se quiere relacionar una noticia de Strabon 3, 1, 6 (= 139 C) con
la colonización de los lusitanos por Brutus; v., por ejemplo, C. CALLEJO SERRANO
en «El Miliario Extravagante» 9, 1965, pág. 199; y él mismo y ELlAS DIEGUEZ, en
«El Miliario Extravagante>> 11, 1966, pág. 272. En la descripción de la regi5n entre el
Tajo y el Anas (Guadiana), el geógrafo dice: «... formando así entre ambos una
«mesopotamia», cuya población está integrada en su mayor parte por célticos y por
aquellas tribus de lusitanos que fueron trasladados aquí por los romanos, desde la región
situada al otro lado del Tajo». Como quiera que no se indica ni el nombre de Brutus
ni la fundación de un determinado lugar de colonización, ni nada tampoco respecto
a la especial característica de los lusitanos citados en Livio (per.), Diodoro y Apiano, es
decir que se tratara de los restos de combatientes activos de Viriato, sino que al contrario se refiere a un traslado de lusitanos de un lugar de residencia a otro, no puede
relacionarse en ningún caso con la colonización en cuestión. Cuándo y por quién fue
llevada a cabo la colonización relatada en Strabon permanece sin aclarar. Véase también FLETCHER en «El Miliario Extravagante», 9, 1965, pág. 199 y del mismo en
número 10, 1965, pág. 240.
(98) Sobre las semejantes colonizaciones de piratas por Pompeio, llamó la atención
GALSTERER, o. c. n. 6, nota 41, con referencia a J. REYNOLDS, JRS 52, 1962,
página 102 y nota 8.
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rarse la tradición de la Periocha. Tampoco es preciso que Bruto, cuya
actuación queda unida a la fundación de Brutóbriga, tenga algo que ver
con la ftmdación de Valentía, la que tuvo lugar, probablemente, cuando
éste era gobernador de la provincia vecina.
Con ello puede aclararse mejor la acuñación local de las monedas de
Valentía, cosa que hasta ahora no encajaba bien en las interpretaciones
que se habían dado, o sea, el chocante parecido de las monedas de ValenLía con las acuñaciones romanas de Q(uintius) (Fabius) Max(imus). La
fecha de estos denarios es discutida, oscilando entre el 125/120 a. C. (99)
y el 94 a. C., aproximadamente (100) pareciendo más posible su aparición
alrededor del 125 a. C. (101). Según todas las posibilidades, las monedas
de Valentía copian los denarios romanos. Con ello se plantea la cuestión
de la posible relacion entre Valentía y Q. (Fabius) Max(imus), pues no
cabe pensar en una casualidad para este paralelismo. Efectivamente, puede apreciarse una interesante relación: según indica el nombre del acuñador, pertenece éste a una familia muy importante en el s. II a. C., los
Fabios, que por el camino de la adopción están vinculados también con
!os Servilios y Cornelios (Escipiones). Q. Fabius Maximus Servilianus,
cos. el 142 a. C. era hermano carnal de ambos Cn. y Q. Servilios Cepiones, cos. el 141 a. C. y 140 a. C. respectivamente, y hermano adoptivo de
Q. Fabio Máximo Emiliano, cos. el 145 a. C., así como del adoptado por
la gens Cornelia, P. Cornelio Escipión Africano Emiliano, cos. el 147 a. C.
y el 134 a. C. Todos los consulares citados ejercían funciones en los campos de batalla hispánicos durante la guerra lusitana o celtíbera como
cónsules y/o procónsules, con excepción de Cn. Servilio Cepion que facilitó a su hermano Fabio Serviliano la prórroga de su mando: Escipion
Emiliano en Hispania Citerior en 134/133 a. C.; Fabio Emiliano en los
años 145/143 a. C.; Fabio Serviliano el 141/ 140 a. C. y Q. Servilio Cepion el 140/138 a. C., todos en Hispania Ulterior (102).
Parece, pues, que tanto la acuñación de monedas de Roma como
las de Valentía, hacían referencia a la eficaz actuación de los Fabios
(99) SYDENHAM, o. c. n. 70, LX y pág. 57.
(100) GRUEBER, o. c. n. 70, tom. 1, pág. 178, nota 1; 175, nota 3; v. también sobre
las acuñaciones simultáneas de Servilio, MUNZER, RE 2 A (1923), pág. 1.764,
números 13 y 14; otras propuestas de fechas en BROUGHTON, o. c. n. 2, tom. 2,
página 439.
(101) Véase especialmente CRA WFORD, o. c. n. 75, Tab. 10 v además 83, núm. 163.
(102) Véanse las listas compendiadas de gobernadores de aquella época , en SIMON.
o. c. n. 3, pág. 193 y ss. y GUNDEL, en «Legio VII Gemina», pág. 117, con alguna
pequeña modificación.
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LA FUNDACIÓN DE VALENTIA
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(103). De ellos, Fabio Emiliano, con tropas recién alistadas (104) y
como primer procónsul en el campo de batalla hispánico, logró asestar
a Viriato una fuerte derrota (105) ; también Fabio Serviliano luchó,
con dos nuevas legiones y tropas auxiliares (106), al principio con éxito
(107) si bien tras una batalla perdida, tuvo que conformarse con llegar
a un acuerdo con Viriato, que fue confirmado por el Senado. Por presión de su sucesor Servilio Cepion, que de nuevo llevaba consigo tropas
de refresco (108) se llegó a reemprender, aun el 140 a. C., la guerra
contra Viriato, decidida al fin, pues con Bruto las batallas contra los
lusitanos tuvieron un carácter muy distinto (109). También Bruto se
apoyaba en reclutas produciéndose durante su enérgico alistamiento, que
efectuó aún después de conocerse la muerte de Viriato, grandes agitaciones en Roma (110). Repetidas veces, pues, se renovaron las tropas,
nivelándose las pérdidas. Por lo que antecede, se comprende muy bien
que los veteranos romanos licenciados, que habían servido precisamente
bajo dichos gobernadores o sus descendientes, adoptaran las acuñaciones
de un acuñador de la familia de los Fabios (111) ; a los lusitanos seguro
que no se les hubiera ocurrido tal idea. Por lo demás, tanto las acuñaciones romanas como las de Valentia, bien pueden haber sido influidas
por emisiones de la colonia latina, existente desde 192 a. C., Vibo Valentia, en el Bruttium, en las que aparecen, asimismo como símbolo, aunque
(103) Más o menos como lo supuso GRUEBER, o. c. n. 70, tom. I, pág. 175, nota 2, y
SYDENHAM, o. c. n. 70, pág. 57, nota 478. Véase también MATEU Y LLOPIS,
o. c. n. 19, pág. 14. Según GARCIA Y BELLIDO, o. c. n. 7 («Las colonias ... »), pág. 455,
no puede deducirse nada de esta evidente relación.
(104) Apiano, Iber. 274; v. SIMON, o. c. n. 3, pág. 98.
(105) Apiano, Iber. 278.
(106) Apiano, Iber. 283.
(107) Véase, por ejemplo, Liv. per. 53; «Magna pars Lusitaniae expugnatis aliquot
urbibus recepta»; además, per. 54; e p. Oxyrh. 53 Z, pág. 171; Orosio fí, 4, 12 y
asimismo SIMON, o. c. n. 3, pág. 118.
(108) Dion, pág. 78.
(109) Así, con razón, SIMON, o. c. n. 3, pág. 160.
(110) Liv. per. 35; t>p. Oxyrh 55 Z, págs. 202-205; Cicerón, Leg. 3, 20. Característico para el campo de batalla hispánico es también la acción, relatada por Tito Livio,
de los Magistrados en Roma contra los desertores; Liv. per. 55; e p. Oxyrh. 55 Z,
páginas 207-209; Frontino 4, 1, 20.
(111) Según TORRES, o. c. n. 3, pág. 119, las monedas estaban destinadas a recordar
al fundador del municipio lusitano, Servilio Caepio. Esta única referencia a Caepio no
puede, sin embargo, postularse en las monedas.
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nunca juntos, el haz de rayos y la cornucopia (112), si bien tales figuras
no son raras, por separado, en las monedas de Italia (113).
Es evidente, pues, que Valentía fue fundada principalmente para
::.oldados que habían servido en la guerra de Viriato, es de suponer primero como colonia latina, al igual que con anterioridad Carteia y Corduba y algo más tarde Palma y Pollentia. En una ciudad romana no
puede pensarse mientras no se aporte una segura prueba en contrario,
tal como la concreta declaración de Velleio Paterculo, según la cual Karthago, en Africa, refundada por C. Gracco, fue la primera colonia romana
fuera de Italia (114). Aunque ignoramos hasta qué punto fueron acogidos aun otros colonizadores, es bien posible que también personas
civiles llegadas de Italia, encontraran en Valentía una nueva patria.
Algún otro asentamiento podría haber sido causa de la temprana transformación . de la ciudad en una colonia de ciudadanos romanos, pero
queda la laguna de cuando se produjo, en época republicana, la elevación
del status jurídico de la ciudad (115).
El motivo de la colonización está claro. Las crecientes dificultades
económicas de los pequeños agricultores en Italia, a partir de mediados
del segundo siglo a. C., motivadas por la creciente explotación de esclavos
de la cada vez mayores latifundios y al mismo tiempo al endeudamiento
de los que soportan las cargas de las guerras y la creciente depreciación
de la moneda, fueron causa de las inquietudes reformadoras de Tiberio
Gracco a los pocos años de la fundación de Valentía. Teniendo en cuenta
un tiempo de servicio ininterrumpido, de seis años, para aquel entonces
no extremadamente largo, tal como lo relata Apiano en el relevo de las
tropas ante Numancia en el año 140 a. C. (116) no eran sorprendentes
(112) Véase VIVES ESCUDERO, o.c. n. 11, vol. IV, pág. 15 y MATEU Y LLOPIS,
o. c. n. 19, pág. lO, a los que se une GARCIA Y BELLIDO, o. c. n. 7 («Las colonias... »),
página 455.
(113) También esta posible relación entre las citadas acuñaciones habla en pro de
la fundación de Valentía por los romanos e itálicos y en contra de la colonización
por lusitanos. Errónea la interpretación de MATEU Y LLOPIS, o. c. n. 19, pág. 16,
de que entre la supuesta colonización antecesora de la Valentía hispánica, es decir Tyris,
y la Vibo Valentía sud-itálica, hubieran existido en el siglo segundo a. C. tan estrechos
contactos, que la población hispánica había adoptado voluntariamente no sólo la
acuñación de las monedas, sino también el nombre de la colonia latina.
(114) Velleyo Paterculo 1, 15, 4 y 2, 7, 8.
(115) No quiero sacar ninguna conclusión sobre la fecha de la transformación;
a pesar de la siguiente reflexión: según el arte de las monedas, éstas datan, como
dijimos, en parte, de fechas relativamente tempranas; según GALSTERER, o. c. n. 6,
página 56, parece que hubo quinquenales sólo en colonias de ciudadanos romanos.
Como quiera que algunas de las monedas de Valentía se han de fechar apenas poco
después del 99 a. C., la transformación tenía que haber ocurrido ya por este tiempo
y después de la fundación de Cartago. Aunque esta conclusión está correctamente
planteada falla, sin c;,mbargo, por la credibilidad de sus presupuestos, que no me parecen
estar garantizada en todos sus puntos.
(116) Apiano, Iber. 334.
-216-
[page-n-293]
LA FUNDACIÓN DE VALENTIA
25
las consecuencias desastrosas para las familias afectadas. Como quiera
que, además, la colonización en Italia había cesado por completo, no
dejaba de ser muy atrayente para muchos veteranos el crearse una nueva
patria en la provincia y en lugar seguro y terreno fértil.
Quince años más tarde se produjo idéntica situación en la colonización de Palma y Pollentia; según Estrabon, Metelo Balearico llevó a las
Baleares tres mil colonizadores, seguramente romanos y otras ascendencias italianas (117). Es evidente que también aquí el gran número de
gen tes que buscaba una nueva existencia, presionara para la fundación
de mayores poblaciones (118). También esta acción está estrechamente
relacionada con las actuaciones reformistas sociales encabezadas esta vez
por Gaio Gracco. El que tales colonias reforzaran, al mismo tiempo, la
dominación romana, es otro aspecto de una misma cuestión.
¿Qué consecuencias resultan de las anteriores consideraciones para
las noticias que nos han sido transmitidas, tal como se encuentran en la
Periocha de Livio? Valentía y Brutobriga fueron fundadas, ambas, si
bien no con toda seguridad el mismo año, por lo menos en la misma
época, por el año 138 a. C., año que resulta, en todo caso, seguro en
cuanto al asentamiento de los lusitanos. Solo este último hecho ha entrado
en las obras paralelas de Diodoro y Apiano, por lo visto en relación con
el elogio final a Viriato y la rápida liquidación de la guerra contra sus
tropas. También Livio ha relatado esta circunstancia como lo evidencia
la Periocha, pero el testimonio de que dicha ciudad fuera llamada Valentía, no puede ser exacto, sino que se debe a relacionar erróneamente
este nombre con la colonia de los lusitanos, por existir confusión con la
fundación de la Valentía romana, confusión fácil de explicar por la coincidencia de ambas medidas y posiblemente también por alguna otra cosa
que tenían en común (situación en la costa mediterránea). Que se tenga
que achacar esta confusión bien al autor de la Periocha o a Livio, bien
(117) Strabon 3, 5, 1 (= 168 C).
(118) Tanto el número tradicional de romanos trasladados a las Baleares, así como
los reiterados refuerzos de los ejércitos (seguramente no sólo repuestos de pérdidas),
debilitan los argumentos de TORRES, o. c. n. 3, pág. 117, referente a que el número
de los romanos en cuestión, y debe añadirse, de itálicos, era demasiado reducido para
una colonización. La comparación con la guerra cántabra y la fundación de Emerita
no tiene en cuenta el distinto carácter de la colonización y la incomparable organización
del ejército (reclutamiento, tiempo de servicio, etcétera), en aquel tiempo. Por último,
en este punto TORRES parece no percibir claramente la importante diferencia entre
cr:>lonias latinas y romanas.
-2172b
[page-n-294]
26
R.
WIEGELS
a su fuente de información no es fácil de saber (119) pero no debe
pasarse por alto otro caso «problemático» transmitido en los libros conservados de este historiado!' y que se refiere a un hecho similar; también
al informar sobre el senado-consulto para la fundación de Carteia se
añade al final en forma parecida al dar el nombre de la ciudad: Latinam
(Oloniam esse liber-tino1·umque appellari (120). Con razón Galsterer observa que dicho nombre no concuadra en su formación con los nombres
calificativos de las ciudades de dicha época y no puede interpretarse
plausiblemente, por lo que supone que Livio, o su fuente de información,
han incurrido en un error al no entender alguna indicación sobre el
libertini de los hijos de los soldados que podían ser igualmente asentados
con aquéllos (121). Algo parecido pudiera pasar con Valentía, pero sea
quien sea o a quién haya que achacar el error, no se puede confiar ciega~
mente, ni siquiera en una declaración de aspecto tan objetivamente neutra
como la que aparece en la Periocha (122).
(119) Considerando las fundaciones de ciudades hispánicas, no se puede apreciar
ni en Livio ni en las Periochae, un principio, según el cual estas fundaciones se
relataran o se omitieran. Es de notar, por ej., que la fundación de Carteia no haya
sido recogida en las Periochae, mientras que la de Graccurris se ha citado, no propiamente en Livio, sino solamente en las Periochae (per. 41), siendo, pues, un suplemento.
(120) V. nota 82.
(121) GALSTERER, o. c. n. 6, pág. 7.
(122) Redactado definitivamente el presente trabajo, apareció el artículo de.
A. GARCIA Y BELLIDO: «Valencia, colonia romana» B. R. Academia de !a Historia
169, 1972, pág. 247, en el que el desgraciadamente fallecido autor sustenta de nuevo su
antigua interpretación (v. nota 7) y sobre todo profundiza en sus observaciones sobre
«Valentini, veterani et veteres» (v. nota 34). La existencia de dos «ordines» puede
remontarse, pues, probablemente ya hasta fines del s. 1 d. C.
-218-
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PALOMA ACUÑA
(Valladolid)
Un fragmento de Escultura Thoracata de Sagunto
1
Gracias a los dibujos que de él se han hecho, conocemos hoy un fragmento de una escultura desaparecida en el que se conserva la parte
inferior de una figura thoracata. El interés que esta pieza suscitó desde
antiguo hizo que fuese repetidas veces mencionada y reproducida por
varios autores (1). Al volver de nuevo sobre ella lo hago con la intención
de replantear dentro del marco general de la estatuaria thoracata los
datos de que disponemos que, si bien citados, nunca fueron analizados
a fondo ni valorados en todo su interés.
(1) La bibliografía completa de la pieza es la siguiente: E. PALOS Y NAVARRO:
«Relación de las antigüedades que en el día existen en la memorable ciudad d,• Sagunto
después Murviedro.» Ms. de 1804 conservado en la Real Academia de la Historia.
A. DE LABORDE: «Voyage pittoresque de l'Espagne.» vol. 1, París 1806, segunda
parte, lám. CVI-C (la parte de esta obra dedicada a Sagunto ha sido reeditada y
traducida en Anejo núm 1 del Boletín ARSE, Centro Arqueológico Saguntino, Sagunto, 1970, 109).
J. A. CEAN BERMUDEZ: «Sumario de las antigüedades romanas que hay en
España.» Madrid, 1832, 97-98.
A. VALCARCEL PIO DE SABOYA (Conde de Lumiares): «
71, núms. 196-197, láms. 23 y 24.
E. HUBNER: «Die Antiken Bildwerke in Madrid.» Be1·1ín, 1862, 290.
A. CHABRET: «Sagunto, su historia, sus monumentos.» Barcelona, 1888, vol. 11,
231-232.
CRUILLES, Marqués de: «Guía urbana de Valencia antigua y moderna.» Valencia,
1876, vol. II, 232.
S. REINACH: «Repertoire de la statuaire grecque et romaine.» V., 322-4 y 5.
E. ALBERTINI: «Sculptures antiques du Conventus Tarraconensis.» .A nuari de
l'Institut d'Estudis Catalans, año IV (1911-1912), 344, figs. 33 y 34.
C. C. VERMEULE: «Hellenistic and Roman cuirassed statues.» Berytus XIII
(1959-1960), núm. 167.
-219-
[page-n-296]
PILAR ACUÑA
La escultura procede de Sagunto. Según noticias que Albertini recoge
de Palos y Navarro fue hallada en los cimientos de la Casa Consistorial;
sin embargo, Chabret atribuye este .lugar de hallazgo a otra escultura
distinta (2). A fines del siglo XVIII estaba en el «Corralón de la villa»,
en Sagunto, en donde la vieron Lumiares y Laborde. También noticias
de Palos y Navarro, confirmadas por el marqués de Cruilles, indican que
posteriormente la escultura fue trasladada al palacio del Real de Valencia
y se coiocó en un rellano de la escalera. Tras la destrucción del palacio,
en 1810, permaneció abandonada en sus inmediaciones hasta que algún
tiempo después se llevó a la Casa de la Moneda y allí fue destrozada.
El mismo marqués de Cruilles añade que la escultura, que era considerada como una representación de Aníbal, tenía una cabeza que fue recogida por alguien al desaparecer el palacio. Parece extraño el pensar que
esta pieza fuese la original ya que desde que se tienen noticias la escultura se describe y representa como fragmentada desde la cintura.
Para el estudio de este fragmento de escul'tura contamos con los
dibujos publicados por Jos siguientes autores: El conde de Lumiares
que reproduce la parte posterior entera y el costado derecho (material
que recogen Chabret y Albertini) y Laborde que proporciona un dibujo
del costado izquierdo. Ahora bien, ningún autor se ha dado cuenta, o
al menos ha resaltado el hecho, de que Laborde, al reproducir el perfil
izquierdo, completa este fragmento thoracato que, según los dibujos de
Lumiares, podría creerse roto en su mitad izquierda. Esta escasa valoración del dato que proporciona Laborde me ha llevado a considerar la
posibilidad de que el diseño haya sido invertido en la plancha de publicación, lo cual originaría una imagen especular del perfil derecho ya
dibujado por Lumiares. Sin embargo, ya que ninguno de los dos autores,
que son los únicos que vieron la pieza al natural, ofrecen en sus notas
detalles concretos acerca de su estado de conservación, solamente podemos buscar una respuesta mediante el análisis de los distintos dibujos
y ello tampoco nos aporta ninguna solución: la identidad que observamos
entre los adornos de los lambrequines de los dibujos de Lumiares y
Laborde es totalmente correcta ya que la práctica en el estudio de las
esculturas thomcatas nos dice que casi invariablemente estos motivos
decorativos siguen un ritmo regular que los coloca en lugares simétricos
a uno y otro costado de la figura. Tampoco es argumento el que la rotura
que se advierte en la esquina inferior derecha del fragmento según el
dibujo de Lumiares no aparezca en el de Laborde pues se debería simplemente a la distinta perspectiva con que han tomado la pieza ambos
autores. Es decir, que con Jos datos de que hoy disponemos no podemos
(2)
A. CHABRET, o. c., 232.
-220-
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ESCULTURA DE SAGUNTO
Fig. 1.'-Fragmento de escultura thoracata de Sagunto. Parte posterior, según
dibujo de Lumiares
-221-
3
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4
PILAR ACUÑA
aclarar definitivamente este problema. De la manera que sea y sin rechazar la posibilidad apuntada, haré el estudio de la pieza considerando
que los dibujos de Lumiares y Laborde completan un fragmento de
escultura thoracata que comprende desde la curva final de la coraza
hasta el remate de las launas de la vestimenta militar de un personaje,
cuyas características describiré a continuación.
La curva de la coraza que marca la cintura se nota muy pronunciada
a la altura del vientre, y está decorada con un motivo de arquería invertida, lo cual no tiene paralelo con ninguna pieza thoracata hispánica
donde siempre esta línea se señala con un baquetón liso (3). Bajo ella
y dispuestos en dos hileras están los lambrequines, ribeteados por una
línea de puntos y separados entre sí por un amplio espacio redondeado.
Cada placa lleva marcada la charnela y un adorno de finos roleos.
Comenzando con las representaciones de Lumiares y siguiendo un
orden descriptivo de izquierda a derecha, los motivos que decoran los
lambrequines son los siguientes:
a)
Hilera superior: (Fig. t.•).
- Fragmento posterior :
l.-Un pliegue del manto cubre esta primera pieza visible sin que
podamos apreciar su decoración.
2.-Dos escudos oblongos cruzados.
3.-Cabeza de elefante de perfil hacia la derecha.
4.-Cuatro escudos oblongos cruzados.
5.-Gorgona con rosácea en la boca.
6.-Cabeza de carnero de perfil hacia la izquierda.
7.-Parte de otro lambrequín cuya decoración vemos mejor en el
siguiente fragmento.
- Fragmento del costado derecho: (Fig. 2.•).
7.-Cabeza de elefante de perfil hacia la derecha.
8.-Máscara de lince sobre palmeta invertida (4).
9.-Lumiares reproduce una cabeza de adolescente alada («Mercurio
con alas» en la descripción de Palos y Navarro).
10.-Gorgona con rosácea en la boca.
11.-Erote sobre un animal tumbado.
(3) P. ACU&A: «La escultura militar romana de la Península Ibérica.» Tesis
Doctoral leída en la Universidad de Valladolid en noviembre de 1973, capítulo l.
(4) Me inclino :1 interpretar así este motivo dadas las afinidades que presenta el
dibujo de Lumiares con la máscara de lince tan frecuentemente empleada en el repertorio decorativo de los lambrequines.
-222-
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ESCULTURA DE SAGUNTO
Fig. 2.-Perfil derecho del fragmento, según dibujo de lumiares
-223-
5
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6
PILAR ACUÑA
Continuando la descripción según el dibujo de Laborde, correspondiente al costado izquierdo: (Fig. 3.").
l.-Pieza fragmentada irreconocible.
2.-Bucráneo con rosácea en la boca.
3.-Gorgona alada.
4.-Máscara de lince (5).
5.-Cabeza de elefante de perfil hacia la izquierda.
6.-Irreconocible.
b)
Hilera inferior:
-Fragmento posterior (Lumiares):
l..........Acanto invertido.
2.-Palmeta invertida.
3.-Rosácea invertida.
4.-Esta pieza es de difícil interpretación (Palos y Navarro habla
de «páteras»), podría tratarse de un escudo oblongo y sobre él
un casco de tipo cónico cuya representación, aunque poco frecuente, aparece en algunos monumentos militares del sur de
la Galia (6).
5.-Vegetal invertido.
- Fragmento del costado derecho (Lumiares) :
6.-Rosácea invertida.
7.-Tres escudos oblongos cruzados.
8.-Dos cabezas de carnero opuestas.
9.-Dos cabezas de elefante opuestas.
10.-Escudos oblongos cruzados.
- Fragmento del costado izquierdo (Laborde) :
l.-Dos cabezas de elefante opuestas.
2.-Dos cabezas de carnero opuestas.
3.-Dos escudos cruzados.
4.-Rosácea invertida.
5.-Nada.
6.-Nada.
(5) Como en el caso anterior, creo que también Laborde estilizó en esta placa
una máscara de lince.
(6) P. COUISSIN: «Les armes figurés sur les monuments romaines de la Gaule
Meridionale.» Revue Archéologique, 1923, 71 y ss., fig. 15, núm. 4.
-224-
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ESCULTURA DE SAGUNTO
Fig. J.-Perfil izquierdo, según dibujo de Laborde
-22529
7
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8
PILAR ACUÑA
11
Examinando estos motivos decorativos vemos claramente el ritmo
regular con que se distribuyen a lo largo de las dos hileras de lambrequines. Tanto Lumiares como Laborde reproducen, en líneas generales,
los mismos temas ornamentales, pero existen diferencias o al menos
interpretaciones distintas entre los dibujos de uno y otro. Una de ellas
~s la Gorgona con rosácea de Lumiares que Laborde representa como
un Bucráneo. Teniendo en cuenta que ocupan un lugar correlativo y
que la semejanza de trazos entre las dos figuras es mucha, no es difícil
suponer que se trate de un único motivo que uno de los autores interpretó
de modo diverso al otro. La segunda disparidad la tenemos en el Mercurio
de Lumiares y la Gorgona de Laborde. El hecho de ser muy rara, prácticamente inexistente (7) la presencia de un Mercurio en la decoración
de los lambrequines, frecuentísima la representación de Gorgonas, y el
existir en un fragmento thoracato (8) una Gorgona con los mismos atributos que el supuesto Mercurio de Lumiares (alas saliendo directamente
de los cabellos y bajo el cuello la reducción del nudo de serpientes),
inclina a pensar que en la pieza original estaría representada una Gorgona.
Las launas, rematadas por un galón de flecos, apenas están marcadas
en la parte posterior, lo cual indica que, como es muy frecuente en este
tipo de piezas, la escultura estaría colocada en un nicho u hornacina
que ocultaba a la vista dicha zona de la figura.
Los motivos que decoran los lamb,requines se incluyen dentro del
habitual repertorio decorativo de estas piezas. Máscaras de animales,
escudos y adornos vegetales se repiten abundantemente en esculturas
thoracatas. Seria prolijo y carente de interés el enumerar paralelos de
adornos tan conocidos. Sin embargo es de gran importancia la placa
decorada con el Erote no sólo porque este motivo ,es prácticamente desconocido en la estatuaria que tratamos sino también por la difícil interpretación de la escena. Aunque figuras de Erotes pueden aparecer deco-
(7) Mancini, en su lista de motivos decorativos de los lambrequines, no incluye a
Mercurio (G. MANCINI: «Le statue loricate imperiali.» Bulletino della Commissione
Archeologica Comunale di Roma L. (1922), 201), solamente aparece este tema en un
ejemplar de Aigeria. C. C. VERMEULE: «Hellenistic ... A Suplement.» Berytus XV
(1964), núm. 70.
(8) Pieza perdida. Fototeca del Instituto Arqueológico Alemán de Roma, Negativo
núm. 1934, 915.
-226-
[page-n-303]
ESCULTURA DE SAGUNTO
9
rando los humerales (9), como ornamento de los lambrequines lo encontramos únicamente en un fragmento de escultura thoracata procedente
de Roma y conservada hoy en la Glyptoteca Ny Carlsberg de Copenhage
(10). En cuanto a los diversos temas de Erotes (11) creo que podría
relacionarse con una escena de cacería o bien con una escena marina. Del
primer tipo conocemos una pintura de Pompeya en la que se representa
a un Erote llevando sobre sus hombros un cervatillo (12), esta composición podría estar invertida, obligada por la forma de la pieza, en el
lambrequín de Sagunto. Sin embargo, mayor semejanza ofrecen las escenas de E rotes cabalgando sobre delfines o animales marinos (13), y precisamente este es el tema que aparece representado en el citado thoracato de Copenhage.
A pesar de que Vermeule incluye esta pieza en el grupo de esculturas
correspondientes al período tardo-Trajaneo o comienzos del Adrianeo,
no me parece posible indicar una cronología precisa para la escultura
de Sagun to porque estoy segura de la incorrecta e incluso fantástica
interpretación de los motivos decorativos de algunos de los lambrequines,
que serían los únicos datos objetivos a analizar. Así por ejemplo, ya
hemos visto que el motivo correspondiente a la placa número 8 de la
hilera superior del costado derecho, y la número 4 del costado izquierdo,
consideradas como un «áncora», son sin ningún género de dudas una
equivocada interpretación de una máscara de lince sobre una palmeta
invertida. También la muy posible identidad entre el «Mercurio con
alas» y la Gorgona, etcétera. El único motivo que podría aportar un
interesante dato es el Erote con animal, pero un solo tema decorativo,
y de interpretación exacta tan dudosa como ocurre en nuestro caso, no
justifica un paralelismo y consiguientemente una equivalencia cronológica.
En cuanto al aspecto formal de los lambrequines -separados entre
sí por un amplio espacio redondeado y de mayor tamaño y anchura los
(9) Por ejemplo, en el thoracato del Museo de las Termas, V. VERMEULE,
o. c., nota 1, núm. 137, lám. XII-37.
(10) F. MUTHMANN: «Bruchstücke einer Panzerstatue in Kopenhagen.» RM 51
(1936), 347 y ss., láms. 48-49.
(11) Ver sobre el tema R. STUVERAS : <: Le putto dans l'art romain.» Latomus,
XCIX, 1969.
(12) S. REINACH: «Repertoire des peintures grecques et romaines.» 7::l-4.
(13) Sobre este tipo de escenas Cfr. STUVERAS, o. c., nota 11, pág. 158 y ss.
Esta escena, aunque de escasa representación, está también documentada en material
numismático apareciendo ya en época Republicana, en un denario de L. Lvcretius Trio
(H. A. GRUEBER: «Coins of the Roman Republic in the British Museum», vol. I,
Oxford, 1970, 396, núm. 3.247) y posteriormente en un denario de la guerra civil del
año 68 d. J. y atribuible a Hispania (H. MATTINGLY-E. A. SYDENHAM: «The
Roman Imperial Coinage.» vol. 1, Londres, 1968, 189, núm. 17).
-227-
[page-n-304]
10
PILAR ACUÑA
de la hilera inferior-, tomado como dato aislado, puede encuadrarse
perfectamente en cualquier corriente de la estatuaria thoracata de los
siglos I y primera mitad del II.
Por otra parte, la escultura thomcata que mayor parecido ofrece
respecto a la de Sagunto, el fragmento antes citado procedente de Roma
y hoy desaparecido (14), de características técnicas e iconográficas muy
similares, carece de ningún tipo de estudio que sirva de orientación.
La imposibilidad de dar una fecha concreta a este fragmento de
Sagunto y el interrogante de que el dibujo de Laborde no sea sino una
repetición invertida del de Lumiares, no disminuyen el indudable interés
del mismo. Esta pieza viene a sumarse al que ya podemos empezar a
considerar un numeroso conjunto de esculturas thoracatas de época
Imperial halladas en la península Ibérica (15) y cuyo conocimiento nos
resulta tan valioso a la hora de estudiar el grado de romanización de
las distintas zonas de la Hispania Romana.
(14) Cfr., nota 8.
(15) Cfr., nota 3. El número de esculturas thoracatas hasta hoy conocidas en la
Península Ibérica es de 33, entre piezas completas y fragmentos.
-228-
[page-n-305]
AGUSTIN VENTURA
(Játiva)
Inscripciones Romanas de la provincia de Valencia
A los pocos meses de la publicación de mi libro «Játiva romana» (1),
aparecieron algunas lápidas romanas, que allí dábamos como perdidas, junto con algunas otras nuevas. En este artículo me propongo
estudiarlas, y añadir también inscripciones de la comarca de Játiva y
de la Ribera del J úcar, unas ya publicadas, otras nuevas, y en fin alguna
ya desaparecida. Para las de Játiva utilizaré la numeración de la citada
obra, y para las demás continuaré la numeración de la totalidad de las
de Játiva, incluidas verdaderas y falsas.
Número 13
JÁTIVA
D. M. CLODI
A. PATRICIA
AN. XX. H. S. E.
CLOD. PRIMITI
VA. MATER
D(is) M(anibus) CLODIA PATRICIA AN(norum) XX H(ic) S(ita)
E(st) CLOD(ia) PRIMITIVA MATER = «A los dioses Manes. Clodia
Patricia de 20 años aquí está enterrada. Su madre Clodia Primitiva.»
(Lám. I, a).
(1) «J á ti va Romanan, SIP.; Di p. Provincial Valencia 1973. Alli puede verse toda
la bibliografía aquí utilizada.
-229-
[page-n-306]
2
A. VENTUI\A
Se trata de un ara muy pequeña, que mide 31 cm. de altura y 24 cm.
de anchura. La parte inscrita mide 15 cm. de alta por 19 cm. de ancha. Las
letras miden 2'5 cm. en la primera línea, 2 cm. en la segunda, tercera y
cuarta líneas, y 1'5 en la quinta línea. En la quinta línea hay una ínterpunción entre palabras en forma de hoja o corazón. Los escultores don
Francisco Bolinches y don Aurelio Rubio, que la descubrieron y le quitaron la cal que la recubría estando yo presente el 11 de agosto de 1972,
opinaron que se trataba de piedra caliza de Atzaneta, es decir, de la
propia comarca. La letra es capital alargada rústica, tal vez no anterior
al siglo II d. C.
Se observa una gran sencillez: el nombre de la difunta en nominativo,
una referencia a su edad y la fórmula H. S. E.
Lugar de hallazgo.-Lumiares la vio en la cuesta del castillo, en el
antiguo monasterio de Bernardos de Montsant, actualmente finca particular, en la pared interior de la huerta. Allí la vio Hübner, después
desapareció y no la vio ya Sanchis Sivera. Fue encontrada en la fecha
arriba indicada en la calle de Santo Domingo, número 21, en la fachada
de esta casa, recubierta de cal. La casa pertenece actualmente a doña
Vicenta Moltó y su hijo don Rafael Miralles, y se encuentra formando
esquina con el callejón que sube a la cuesta del castillo por la ermita de
las Santas ya desaparecida, en la parte baja inmediata al Bellveret; es
decir, muy cerca de donde fue encontrada por Lumiares.
Publicación: CIL II 3.630, Sanchis Sivera, 94 y Lumiares 287.
Número 35
JÁTIVA
M. FVLVIO
PROPINQVO. P
ET. M. FVLVIO
PRISCO. F. A. XIX
IVNIA. CROCALE
S. P. F. C.
M(arco) FVLVIO PROPINQVO P(atri) ET M(arco) FVLVIO PRISCO
F(ilio) A(nnorum) XIX IVNIA CROCALE S(ua) P(ecunia) F(aciendum)
C(uravit) = «A Marco Fulvio Propinquo padre y a Marco Fulvio Prisco
hijo de diecinueve años. Julia Crocale, con su dinero se cuidó de hacerlo
(este monumento) .» (Lám. 1, b).
Probablemente una mujer que dedica esta tumba a su padre y a su
hijo o una hermana a su padre y a su hermano. Otra Crocale en Liria
(CIL 6.016). El nombre deriva del griego «krokós» = amarillento, cfr.
valenciano «groc».
-230-
[page-n-307]
INSCRIPCIONES ROMANAS
3
Mármol Buixcarró de Barcheta o del Tossalet, según el escultor señor
Bolinches. Mide 58 cm. de alta por 57 de ancha. Las letras en cada una
de sus seis lineas tienen las siguientes dimensiones respectivas: 6 cm.,
2'5, 3'5, 4'4, 5'4 y 6'4 cm. Es del tipo capital cuadrada elegante, probablemente del siglo I d. C. En la cuarta línea hay un nexo .lF XIX; en la
línea sexta delante de la fórmula S. P. F. C. hay una interpunción irreconocible y otra señal que podría ser de la misma piedra ) + (2).
Lugar y fecha de hallazgo.-En la cuesta del castillo y trasladada
a la moderna ciudad, según Sarthou. De ella habla Chabás, en el Archivo Il, 1.880, pág. 282, al decir: «La otra inscripción inédita ... está grabada
en una piedra de 1'13 por 0'56 m. y fue encontrada en la «costa» a la
falda del castillo en donde estuvo la ciudad de Xativa, y en la propiedad
del médico don José Raimundo Reig Alba, el cual la utilizó para el
zócalo de un pilar para el sostén de una cubierta de su casa, en donde
existe hoy día». Da la misma lectura que hemos dado excepto en la cuarta
línea donde dice: PRISCO F AE XIX.
Esta inscripción fue más tarde encalada. Se encuentra efectivamente
en la casa de doña Nieves Martínez Ramón, en la calle del Diputado
Villanueva, número 38, en un pilar de una cubierta del huerto, donde
~pareció también la número 45 de mi estudio; el huerto de esta casa
t>ra el huerto del convento de Mercedarios, y parte de la casa corresponde al antiguo convento, donde se reconoce el claustro y algunos arcos.
Aunque se sospechaba su existencia, fue descubierta y le quitó la cal
que lo cubría el cuñado de dicha señora don Francisco Bolinches : de
este hallazgo el mismo dio cuenta en el diario «Levante» de Valencia,
el 29 de julio de 1972.
Publicación: CIL 5.978, Chabás, El Archivo II, 1.880, 282; y Sarthou, Datos I, 30.
NUEVO HALLAZGO
Número 58
JÁTIVA
A partir de aqui sigo la numeración de la última lápida de Játiva.
M. BAEBIO
M. F. GAL.
MAXIMO
(2) Este signo de C al revés, si no se trata de un defecto de la piedra, podría
ser la señal de ser una liberta ( = Gaia); en ese caso tendría mejor sentido el
cognomen CROCALE, que parece un apodo griego.
-231-
[page-n-308]
4
A. VENTURA
M(arco) BAEBI[O] M(arci) F(ilio) GAL(eria) MAXIMO = «A Marco
Bebio Máximo hijo de Marco de tribu Galería. » (Lám. 11, a).
Se trata de un fragmento de paralelepípedo de 36 cm. de altura por
42 de anchura y muy poco profundo. Es una piedra grisácea. Las letras
miden 7 cm. en la primera línea, 6 en la segunda y 5'5 en la tercera.
En la primera línea la O aparece destruida. Parece estar la lápida com:..
pleta, pero está labrada en una sola cara. Las letras son del tipo capital
actuaria elegante, tal vez del tiempo de Constantino. La interpunción
es triangular.
Lugar de hallazgo.-Se encuentra en la iglesia de San Félix, suelta
con capiteles y otras piedras en el interior. Aparecería seguramente en
los alrededores. La vi el 8 de agosto de 1972. Según los proyectos de don
Francisco Vicedo, abad mitrado de la colegiata, entrará a formar parte
de un futuro museo eclesiástico de la ciudad.
Probablemente está inédita hasta ahoFa.
Número 59
BARCHETA
G. CORNELIVS
G. F. GAL
MVRRANVS
H. S. EST
G(aius) CORNELIVS G(aii) F(ilius) GAL(eria) MVRRANVS H(ic)
S(itus) EST = «Gayo Cornelio Murrano hijo de Gayo de tribu Galería
aquí está sepultado ».
Es curioso el mismo cognomen que en una lápida de la Ollería, perteneciente al parecer a un ceramista, como después veremos: ¿Tal vez el
contratista de la explotación de las canteras de mármol, que están muy
cerca del lugar donde apareció la lápida?
Es de mármol Buixcarró, cerca de cuya cantera se encontró como
hemos dicho. Mide 54 cm. de ancha, 42 de alta y 34 de profundidad,
labrada en una sola cara. Sus letras miden 5'5 cm. en la primera línea,
y 5 en las otras tres líneas. Está completa y es de fácil lectura. Letra
capital cuadrada elegante, tal vez del tiempo de los Severos, pues señala
muy claramente el rabillo de la G (3). La interpunción es triangular.
Un signo tardío también puede ser precisamente que el «praenomen»
GAIVS vaya escrito G, en vez del más común y arcaico C.
(3)
Cfr. Batlle, «Epigrafía Latina». CSIC, Barcelona, 1963, pág. 115.
-232-
[page-n-309]
INSCRIPCIONES ROMANAS
5
Lugar de hallazgo.-Se encontró en el Barranc del Llop, término de
Barcheta a 3 kilómetros de ésta, junto a la carretera que va a Simat de
Valldigna; al arar un campo con un tractor se sacó junto con otras piedras
que formarían un monumento funerario, dando noticia de su hallazgo,
don Amadeo Llácer, al S. I. P.; en 1962. Fue trasladada a la casa de
c.ampo de dicha finca, llamada «Casa Gileb>, que está a · mano derécha
de dicha carretera viniendo desde Játiva y Barcheta antes de llegar · al
puente del Barranc del Llop. Su propietario es don Federico Arnau
Tudela, de Játiva, gracias al cual la vi en agosto de 1972.
Publicación: Ha sido citada en la revista «Generalitab de la Diputación de Valencia, 1962, pág. 89, y en «Actividades del Servicio de Investigación Prehistórica de 1961-65», Valencia, 1966, pág. 298. Es posible
que entre las demás piedras, hubiese alguna otra inscripción.
Número 60
LA OLLERÍA
L. FVRIVS. MVRRVS
FVRIA L. F~ MVRRANA. V. A. XIV
L(ucius) FURIVS MVRRVS FVRIA L(uci) F(ilia) MVRRANA
V(ixit) A(nnorum) XIV = «Lucio Furio Murro, Furia Murrana hija
de Lucio. Vivió catorce años.» (Lám. II, f).
Crítica.-Inscripción en piedra grisácea de pequeña extensión. Está
muy deteriorada, pues al encontrarse en una pared a baja altura, sus
letras han sido rayadas y mal raspadas por el vulgo, por lo cual se reconocen muy mal. Tiene una extensión de 0'58 m. de anchura y 0'18 de
altura. Las letras de la línea superior miden 5 cm. y las de la inferior 4'5
cm. La inscripción está rodeada de una incisión en forma rectangular,
aunque podría ser moderna.
El cognomen MVRRANVS ya extrañó a Villanueva, .como poco frecuente, pero aparece en Barcheta como hemos visto y también en otra
inscripción de Milán recogida por Muratori (II, 1225, 9), referida a otro
español, tal vez de nuestra comarca:
CN. VAL
MVRRAN
SIBI ET
LIBERIS SVIS
HISPANIA L.
MVRRANO F.
ET VERGINIA SYMPHERVSA
CN. VER. FORTVNATO AVLO
-23330
[page-n-310]
A. VENTURA
«Cneo Valerio Mm-rano para sí y para sus hijos de España Lucio Murrano su hijo y Virginia Sinferusa Cneo Veranio Fortunato Aulo» (?) (4).
Quizá en la última palabra haya que pensar en AVGur o AUGusti
Libertus. Pues no tiene sentido ahí un «praenomen». Recuérdese que
Catulo (XII, 16) cita un «Veranius» que ha visitado Játiva.
Como veremos MURRANUS es nombre corriente de alfareros, y no
olvidemos que ((Ollería» es un pueblo de alfareros según el nombre y ya
en la antigüedad.
Lugar de hallazgo y descubrimiento.-Fue descubierta en la villa de
la Ollería, a 8 kilómetros de Játiva, por el padre Villanueva, que la
incluye en su «Viage literario por las iglesias de España», tomo 1, pág. 6:
«En la calle del Bailío en la esquina del horno de la plaza, frente a la
cárcel», dice Lumiares, que también la cita. Según carta del secretario
del Ayuntamiento de Ollería, de 2 de enero de 1970, subsiste «en una
casa que forma esquina en el número 1 de la calle de San Roque y el
lateral recayente a la calle del Padre FerrereS>>. Allí la ví; está a metro
y medio del suelo.
Publicación: Villanueva, «Viage», 1, 6; Lumiares, «
núm. 215, y CIL II 3650.
Número 61
CANALS
D. M.
P. MANLIVS
PROBILLIO
AN. XLIII
H. S. E.
D(is) M(anibus) P(ublius) MANLIVS PROBILLIO AN(norum) XLIII.
H(ic) S(itus) E(st) = «A los dioses Manes. Publio Manlio Probilio de
cuarenta y tres años. Aquí está enterrado.»
Es un pedestal o basa de estatua de mármol, labrada por las tres
caras anteriores, y con una cornisa inferior. Falta un fragmento superior
derecha. Mide 92 cm. de altura por 39 de anchura (con la cornisa 48)
y 37 cm. de profundidad (con cornisa 39). En la parte baja la profun-
(4)
Aulo podría ser «praenomem> de otra persona.
-234-
[page-n-311]
INSCRIPCIONES ROMANAS
7
didad con cornisa incluida sería de 45 cm., pero le falta un fragmento
posterior. Solamente se lee ya
D. M
P. MAN
PRO
H
XLIII
S E
Todo el resto está muy destruido. Las letras miden 5 cm. en la primera
línea y 6 en las demás. No se distinguen interpunciones. Es capital
cuadrada.
Luga'l' de hallazgo.-En carta de 19 de enero de 1970, el cura párroco
de San Antonio Abad de Canals, me informa que la iglesia vieja, que
era de estilo románico y últimamente se usaba como matadero municipal
fue derrocada en 1945, y la inscripción fue llevada al Museo de Prehistoria de la Diputación de Valencia. Allí se encuentra en la escalera de
subida al museo en el patio, donde la vi.
Publicación: CIL II 3651: «En Canals en la iglesia vieja servía de
pila para el agua bendita», Pla: «Actividades del S. I. P. (1956-1960) »,
págs. 236.
Núme'l'o 62
VALLADA
CAECILIA. C. F.
FE STA
M. VALERIVS. M. F.
GAL.VERANVS
AN. LXXXV. H. S. E
CAECILIA C(aii) F(ilia) FESTA. M(arcus) VALERIVS M(arci)
F(ilius) GAL(eria) VERANVS AN(norum) LXXXV H(ic) S(itus) E(st) =
«Cecilia Festa hija de Gayo, Marco Valerio Verano hijo de Marco de
tribu Galeria de ochenta y cinco años aquí está enterrado. »
Lugar de hallazgo, publicación.-Fue encontrada por don Francisco
Belda Pérez, en Vallada, en la partida llamada Tarrassos, y era una tabla
de mármol de 0'57 m. de alta por 0'79 m. de ancha, con letra augústea.
Fue publicada en «Memorias de la Sociedad Arqueológica Valenciana», 1881, pág. 10, y Fita, Boletín Acad. Historia, IV, 1884. Y de ahí
en Suplemento CIL II, 5983.
-235-
[page-n-312]
8
A.
VENTURA
Situación actual.-El secretario del Ayuntamiento de Vallada en carta
de 29 de enero de 1970 me comunica: «Tras algunas pesquisas realizadas
para ver de localizar el paradero de la lápida a que alude en su atenta
carta de 30 de diciembre, siento tener que decirle que nadie sabe nada
al respecto en Vallada. Parece ser que fue hallada por un trabajador en
una finca de Tarrassos, propiedad del marqués, a finales del siglo XIX.
Posteriormente, después de la guerra indudablemente, pero sin que se
sepa la fecha exacta, fue redescubierta la piedra al derribar una edificación antigua propiedad de la familia en cuyas tierras fuese hallada,
para construir pisos nuevos, y seguramente se colocaría en los cimientos
por los albañiles, ignorantes de su posible valor, ya que no se ha podido
dar con ella pese a las gestiones hechas por las autoridades y demás
personas interesadas en la historia de la villa.»
Númet·o 6.'3
CARCAGENTE
FABIAE
L. F.
FABVLLAE
P. LICINI
LICINIAN
MA TRI PISSIMAE
FABIAE L(uci) F(iliae) FABVLLAE P(ublius) LICINI(us) LICINIAN(us) MATRI PISSIMAE = «A Fabia Fabula hija de Lucio Publio
Licínio Liciniano a su madre queridísima». (Lám. II, d).
Crítica.-Es un hermosísimo pedestal de mármol rosa de Buixcarró
en forma de paralelepípedo, íntegro y muy bien conservado. Existen dos
elegantes molduras una en la parte superior y otra en la inferior. Sus
medidas son: 1'30 m. de altura, 0'57 de anchura y 0'52 de fondo. Incluidas
las molduras, su anchura es de 0'69 m. y su profundidad de 0'67 m.
Las letras muy bien conservadas, y con incisión profunda son de tipo
capital cuadrada muy elegante, del siglo I o II probablemente. En la
primera línea las letras miden 8 cm. de altura, las líneas segunda, tercera
y cuarta, 7 cm.; la quinta línea, 6 cm. y la sexta y última 4 cm. En la
palabra PISSIMAE, la E final está borrada y la primera I es una I longa,
pues en realidad equivale a dos. En cambio la otra I larga fonéticamente
de MATRI está escrita normal. Aparece el nexo AE en F ABVLLAE, pero
no en F ABIAE. La forma de la C con los brazos muy pronunciados y la E
y la F muy delgadas parece característica de la capital cuadrada monumental de tiempos de Trajano.
-236-
[page-n-313]
INSCRIPCION ES ROMANAS
9
El P . Fidel Fita en la «Colección de artículos varios» BRAH 1884,
ciice : «Tres lápidas manchegas, 3230, 3232 y 3237 del CIL, al paso que
manifiestan la alta graduación militar de Publio Licinio Lieiniano, hijo
de Fabia Fabula, nos dan a conocer el nombre de su hermano Máximo
y el de su hija o sobrina Licinia Avita, la cual fue probablemente hermana
dé Licinia Materna, casada con Lucio Fabio Fabulo, y domiciliado con
él en la Edetania (3018). De este matrimonio hubo de nacer una hija
que se llamó Fabía Fabula, como su bisabuela y se desposó con su primo,
hijo de Licinia». Estamos, pues, ante una importante familia de esta
región. El nombre de F ABIVS y F ABVLVS es frecuente: recordemos
que Catulo cita (Poema XII, 15) a un Fabulo que le ha traído «pañuelos
de Sétabis». Por otra parte «Licinius» y «Licinianus» son también nombres frecuentes en la región: Marcial (I, 49, 3) cita un Liciniano que
pasa el verano en Bílbilis y el invierno en la dulce Laletania (Tarragona) ;
otro L. Licinio Sura aparece en el arco de Bará de Tarragona, y es citado
por Plinio el Joven (Epist. IV, 2). Y en esta misma recopilación de inscripciones tenemos un Licinius en la próxima lápida de Enova, tal vez
también como ésta procedente de Ternils, y en la núm. 49 de un setabense
muerto en Tívoli (5).
Lugar de hallazgo y situación actual.-Fue encontrada por don Antonio Mateo Pueyo a comienzos del siglo pasado y citada por Villanueva
( «Viage», I, 7) en el lugar o . despoblado de Ternils, término de Carcagente; actualmente ermita de San Roque: allí sirvió de base a la pila
bautismal y fue trasladada en diciembre de 1926 al vestíbulo del Ayuntamiento de Carcagente, donde se encuentra en la actualidad.
La ermita de Ternils, dedicada hoy a San Roque (=¿cristianización
de .un culto pagano campesino antiguo?) es románica del siglo XIII, de
bella factura y con una sola nave: junto con la Iglesia de San Félix y
la de San Pedro, en Játiva, y algunas partes de la catedral de Valencia
será uno de los pocos testimonios del románico del siglo de la reconquista
valenciana; en la actualidad sirve para guardar aperos de labranza. Está
situada en término de Carcagente a 1 kilómetro de Cogullada a la izquierda
de la carretera que va desde la citada aldea a Alberique. Don Víctor
Oroval, cronista de Carcagente nos comunica que no muy lejos de allí
pasaría la «Vía Augusta», pues aún hoy se conserva el nombre de una
partida del término de Carcagente, que se llama «de la Calzada»; procedente de Játiva por el llamado «Camí Fondo» se dirigía a Alcira, donde
t.•xistiría un puente sobre el Júcar. Todo ello está a la mano derecha de
la actual vía del ferrocarril, viniendo desde Játiva, lo que concuerda con
(5)
«Játiva Romana», pág. 74, 105 y 112.
-237
~
[page-n-314]
10
A. VENTURA
el «Camí vell de Valencia», en el término de Játiva que está a esa parte,
y que también sería la «Vía Augusta». Así pues, creemos que salía de
,Játiva por el «Camí vell», atravesaba el río Albaida, pasaba por Enova,
donde han aparecido 3 inscripciones romanas, seguía por Puebla Larga,
'l'ernils hacia Alcira. Todo hace suponer que en el despoblado de Ternils,
la familia Licinia poseía una «villa» o «fundus» de donde procede esta
inscripción. En este lugar se desarrolló seguramente un culto religioso
a una divinidad patrona de caminantes, que podría ser Hermes-Mercurio.
Creemos que San Roque es la cristianización de este culto, ya que se
trata de un santo protector de caminantes y perf)grinos, según la hagiografía cristiana y se le representaba acompañado de un perro y curaba
a los apestados en el camino; su fiesta se celebra el 16 de agosto, época
que coincide con la recogida de las cosechas agrícolas. Sobre otro tipo
de cristianización de cultos paganos, puede verse Schulten (6). Desde
luego la vía romana seguía más o menos la actual carretera provincial
número 3.320 de Játiva a Silla, mientras que la nacional 340, llamada
antiguamente «Camino real» le era paralela y bordeaba la zona de regadío, porque en su origen fue una «Cañada» o camino para el ganado.
En efecto mientras la primera ruta atraviesa la huerta del Júcar, la
segunda separa la zona de regadío del secano; el límite del secano era
Alberique, Alberic, Al-baric en árabe «tierras duras», tierra del secano.
Hacia el sur la vía seguía el curso del río Cañoles hacia Almansa por un
lado y por el valle del Vinalopó por otro hacia Elche y Cartagena.
Nombres como «Cañada de Biar» y las operaciones de la reconquista,
el tratado de Almizra ( =Campet de Mirra) y la toma del castillo de
Biar por Jaime 1 en 1253, nos atestiguarían esta ruta.
El lugar de Ternils estuvo poblado hasta el siglo XVI, pero la población fue trasladándose paulatinamente a Carcagente; la ermita debió
recibir culto hasta comienzos de este siglo (7).
Publicación: Escolano, «Historia de Valencia», tomo 1, cap. 17; Villanueva, «Viage literario», tomo 1, pág. 7; P. Fita, BRAH, 1884; CIL 11,
3652; Chabás, «El Archivo», tomo 1, pág. 363; Sanchis Si vera, 413.
(6) SCHULTEN. <
1963, CSIC.
(7) La vía romana hubo de pasar con el mismo trazado que la carretera actual
por el centro de Puebla Larga, llamada así porque se extendía a lo largo t!el camino.
Un puente antiguo a la salida de la población hacia Carcagente fue cegado modernamente; era de un sólo ojo y pudo ser romano. En su término municipal, el «pont
de !'ase» también parece antiguo o medieval. Ternils está a 2 km. de La Puebla.
-238-
[page-n-315]
lNSCRIPCIONES ROMANAS
11
Número 61,.
J<.'NOVA
T. LICINIVS
GAL. PRISCVS
ICINia F
MARCELLA VXOR
T(itus) LICINIVS GAL(eria) PRISCVS [L] ICINI [A] .. . F(ilia) (o
fecit) MARCELLA VXO [R] = «Tito Licinio Prisco. Licinia hija de
(o hizo) ... Marcela su esposa.» (Lám. 11, e).
Actualmente en la Iglesia de Énova (o Sant Joan de l'Énova) a la
derecha de la puerta principal y a 1'72 m. del suelo. Es de mármol
Buixcarró muy deteriorada: está descubierta sólo una parte en forma
de óvalo. Mide 42 cm. de alta por 55 de ancha. Las letras de la primera
línea miden 6'5 cm., las de la segunda y tercera 5'8 cm. y las de la
cuarta 5'5. Es la escritura de tipo capital cuadrada elegante, en parte
destruidas. Interpunción irreconocible. Parece que está punteada por
las pedradas de la chiquillería. En la actualidad sólo se leen estas letras:
LICINIVs
GAL. PRISCVS
ICINI 1
MARCELLA VXO
Lugar de hallazgo.-Fue encontrada por Villanueva en Enova, muy
maltratada por haber servido de lavadero y creyó que supuesto el
nombre y la proximidad del lugar de Ternils, procedería de este mismo
lugar, lo mismo que la inscripción anterior. Villanueva lee IVNIVS LICINIVS... GALERIA PRISCVS LICINIANVS IVNII FILIVS MARCELLA VXOR. Sin embargo parece mejor la lectura que hemos dado
al principio que es la de Hübner.
Sin duda, los personajes pertenecen a la misma familia «Licinia»
de Ternils, pero no es necesario que la lápida haya venido de allí, ya
que junto a las otras dos siguientes parece que se encontraron en aquella
iglesia (8).
(8)
En el nombre de «Sant Joan de l'Enova o Sant Joanet» situado entre Manuel
y Puebla Larga, no sé si habría que ver el culto a una antigua fuente pagana, cris-
tianizada en San Juan Bautista, como dice Schulten, ob. cit., pág. 112. En muchos
lugares de est a región la advocación a San Juan parece que se debe a que eran
lugares de moriscos, que recibieron el bautismo. Así en Elche y en J átiva, los arrabales poblados de moriscos tienen el patronazgo de San Juan Bautista, o de los
Santos Juanes, incluido el Evangelista. Ternils pudo venir de un diminutivo de TERNI,
tal vez tierra dividida en tres partes.
-239-
[page-n-316]
12
A.
VENTURA
La tradición popular dice que de allí mismo salía un camino hacia
Alcira por la aldea de Berfull, que aún existe.
Publicación.-Villanueva: ( «Viage Literario», tomo IV, pág. 122) y
GIL II, 3653.
Número 65
ÉNOVA
(inédita)
NATALIS
P. CORN
IVNIANI.SER
AN. LX.H.S.E
NATALIS P(ublii) CORN(elii) IVNIANI SER(vus) AN(norum) LX
H(ic) S(itus) · E(st) = «Natalis esclavo de Publio Cornelio Juniano de
sesenta años aquí está enterrado.» (Lám. II, b).
Se trata de un ara funeraria de un esclavo de la familia CorneliaI unía · setabense que se erigió los soberbios monumentos funerarios
que se conservan en el Museo Municipal de Játiva (Insc. núms. 3, 4, 5
y 7 de «Játiva Romana»). (9).
Se encuentra en la parte izquierda de la puerta principal de la Iglesia
de Énova, en el campanario, a unos 2'17 m. del suelo.
Está encima de una especie de adorno en forma de pedestal de obra.
La lápida en sí mide 41 cm. de alta por 28 de ancha. Sus letras son
muy pequeñas, de 3 cm. de altura, de tipo capital rústica, de incisión
prof1,mda e interpunción triangular, sobre mármol Buixcarró.
Número 66
ÉNOVA
(inédita)
En el huerto-jardín de la casa del señor cura de Énova hay una piedra
de mármol Buixcarró, que fue utilizada en la fuente de la Iglesia; por
lo que presenta un orificio central para el grifo. Podría ser romana.
Dice así:
LE() NAS
P C() I NE
En la segunda línea yo interpreto P(ublii) CORNE(lii). En la primera
iría un nombre tal vez griego de un esclavo: LEONAS (?), que podría
(9) · Ver ibidem, pág. 105.
-240-
[page-n-317]
INSCRIPCIOI'<'"ES ROMANAS
13
ser derivado de «león», en griego la O sería «Omega», de ahí su extraña
grafía, pero el nombre griego más parecido que hemos encontrado atestiguado es LEONNATOS. Comparándola con la anterior, creo que habría
que suponer algo así:
LEONAS
P. CORNE!ii
iuniani ser
an .. . h. s. e.
con lo que se trataría de otro esclavo de la familia Cornelia, que estaba
en el mismo lugar. Las O de la primera y segunda línea seguramente
están medio borradas y por eso sólo se notan los trazos laterales que
son los marcados más profundamente por el lapidista. En el lugar
correspondiente a la supuesta R, se ve el trazo vertical más los dos
trazos centrales, quedando una especie de K, que parece nos atestigua
esa R que esperaríamos. (Lám. 11, · e).
Mide 57 cm. de alta por 30 cm. de ancha y es de poca profundidad.
Las letras miden 3 cm. como en la de NATALIS, y son de tipo capital
rústica. Ha sido recortada por arriba en forma de medio yugo, y presenta el agujero para un grifo. Parece que las líneas que faltan han
sido borradas, así como la parte central de la segunda línea.
Lugar de hallazgo.-Estaba antes en una fuente del patio o corral
de la Iglesia, de donde se trasladó a la casa rectoral. Como vemos, en
ese mismo lugar se han encontrado en total tres inscripciones.
Número 67
ALCIRA
VALERIA
SECVNDA
ANN. XXV
H C FACERE
VALERIA SECVNDA ANN(orum) XXV H[i]C FACERE [curavit] = «Valeria Secunda de veinticinco años, aquí procuró que se hiciera ... »
Lugar de hallazgo y publicación.-Según CIL 11 3657, la vio Escolano
«en Alcira, dentro de la capilla del mártir San Bernardo de la iglesia
de su nombre». Hoy perdida.
En Alcira había otra inscripción, estudiada ya en «Játiva Romana »,
bajo el número 47.
-24131
[page-n-318]
14
A. VENTURA
Número 68
ALCIRA
IMI EXEM
MANLIA
Lugar de hallazgo y publicación.-Según CIL 11 3656 estuvo en una
torre de la puerta de Valencia.
Con respecto a estas inscripciones de Alcira y a la número 47 de
«Játiva Romana», el alcalde de Alcira, don José Pellicer, en carta de 2
de febrero, y el archivero, don José M.a Parra en carta de 20 de enero
de 1970, me comunican no tener ninguna noticia de dichas inscripciones,
más que las que da Escolano en su «Historia», torno 11, pág. 391. Por
mi parte pregunté en la Iglesia arciprestal infructuosamente, y leí las
inscripciones latinas de los casilicios de los santos Bernardo, María y
Gracia, en el antiguo puente sobre el Júcar que tuvo que ser la puerta
de Valencia. Son inscripciones del siglo XVIII, pero encima de una de
ellas aparece la fórmula D. O. M. y en la otra D. M. S. en piedra distinta
del resto de la inscripción. La segunda parece la fórmula «Dis Manibus
Sacrurn» frecuente en inscripciones funerarias romanas pero no en Valencia. No obstante debe tratarse de fórmulas con sentido muy distinto:
Mosén Parra apunta: D(eus) O(rnnia) M(agnificat) = «Dios todo lo enaltece», y la segunda en mi opinión podría ser: «D(eus) M(anet) S(emper)
= «Dios permanece siempre».
Núme1·o 69
AYORA
VALERIVS
RVCIVS V. (quizá FRVCTVS)
A. LXXX
1111 EX
VITA A. XX
HIC S. EST
(pileus)
VALERIVS RVCIVS V(ixit) A(nnorurn) LXXX ... EX VITA A(nnol'Urn) XX HIC S(epultus) EST (en la parte inferior un gorro frigio, que
llevaban los esclavos manumitidos) = «Valerio Rucio vivió ochenta años ...
(fue libre) de (toda) su vida veinte años. Aquí está sepultado».
Lugar de hallazgo y publicación.-Citada por el CIL 3654 corno procedente de la villa de Ayora. La vio Escolano primeramente «en un sitio
-242-
[page-n-319]
INSCRIPCIONES ROMANAS
15
llamado los Arcillares», y Lumiares allí mismo «en la calle de la Marquesa (de Zenete), en el lienzo que miraba al mediodía de la casa de
José Ródenas».
Personalmente fui a Ayora en septiembre de 1972 y el cronista don
Bonfilio Martínez me indicó que nunca había visto esa inscripción, pero
que conocía su existencia por el libro de don Eufrosino Martínez Azorín,
«Historia de la ilustre villa de Ayora y de los pueblos de su valle», Valencia, Centro de Cultura Valenciana, 1940, pág. 10, donde escribe: «En los
Arcellares se halla una piedra de cinco pies de alta y de dos y seis pulgadas
de ancha; es notable por su estilo y cognombre inusitado de RVCIVS ... »
Es de mármol pardo.
La cita Lumiares, en sus «
de Valencia». Y añade don Eufrosino Martínez, que hay que traducir
así: «Valerio Rucio V. que murió de 80 años y a 20 que pasó de esta
vida, está aquí sepultado». «Valerio Rucio -dice- era hombre principal y noble o que el que le hizo la sepultura era algún esclavo suyo
que en hacimiento de gracias de haberle dado carta de horro y libertad
le dedicó esta lápida.»
Sin embargo, creo que se trata de la inscripción funeraria de un
liberto incompleta. Nos falta el «praenomen»; «praenomen y nomen»
serían los del antiguo dueño del liberto. El «Cognomen» RVCIVS es el
nombre que usó siendo esclavo, que podría ser de origen galo, ya que el
mismo nombre está atestiguado en la Galia (CIL XIII, 10002/431), y
formas muy parecidas (ROVCIA), en Mérida, Galia Narbonense, en
Roma, y como diminutivo ROVCILLVS atestiguado por César (B. C. III,
59, 1) como nombre de un alóbroge. Por otro lado falta en el centro
una parte de la inscripción, según los testimonios.
Considero que EX VITA va en lugar de un genitivo partitivo o de
cantidad y es semejante a VNVS EX TRIBVS = uno de tres. Indica el
todo (la vida) del que se toma una parte (20 años) (10).
Según el cronista local hay vestigios, ruinas y columnas romanas en
el lugar denominado San Benito. En los «Arcillares» (lugar donde se
encontró la inscripción) hay abundante terra sigillata (tal vez de ello
derive el nombre popular) ; esta partida se encuentra a la izquierda del
camino que desde Ayora lleva a la villa de Zarra, tras el huerto de la
marquesa.
(10)
VALENTI FIOL: «Sintaxis Latina». Barcelona, 1969, pág. 60.
-243-
[page-n-320]
16
A.
VENTURA
No pude encontrar esta inscripción. En la caile de la Marquesa de
Zenete, parece que fue demolido el palacio de ésta o antiguo Ayuntamiento, para construir el actual en 1954. Es muy posible que entonces
desapareciera la inscripción, aunque los ayorenses no recuerdan haberla
visto nunca.
Núme'ro 70
ALBO RACHE
L. F ABIVS PRO
CVLVS AN. LX
VITORIA OMVL
LINA AN. XXXV
H. S. E. S.
L(ucius) FABIVS PROCVLVS AN(norum) LX VITORIA OMVLLINA AN(norum) XXXV. H(ic) S(itus) E(st) S(itus) = «Lucio Fabio
Próculo de sesenta años. Victoria Omulina de treinta y cinco años. Aquí
están sepultados».
Luga·r de hallazgo y publicación.-Publicada por CIL 11, 3658, que
la toma de José Cortines y Espinosa, que en 1828 la envió de Buñol a
Madrid (BRAH. VII, 1882, p. XVI) diciendo haberla encontrado «en
término de Alborache, partida de Alcira, inmediato al mojón de Jos términos del lugar de Bobalar».
Se desconoce su paradero actual, a pesar de mis gestiones en ese
pueblo.
ESTUDIO DE CONJUNTO
Formular·io.-Estudiaremos todas las inscripciones aquí publicadas,
excepto las números 13 y 35, que ya se publicaron en «Játiva Romana»,
y la inscripción de Milán que publicamos junto a la número 60.
Todas ellas, 13 en total, son funerarias sin ninguna duda. La dedicación a los Manes sólo aparece en una, número 61, aunque las números
65 y 68 podrían tenerlo al ser fragmentarias al parecer.
El nombre del difunto aparece diez veces tn nominativo y solamente
dos en dativo (números 58 y 63). De la 68 no podemos juzgar pues el
nombre que aparece podría estar en ambos casos o ser el dedican te.
En nueve casos aparece el nombre del difunto solamente, con un
nombre si es esclavo (números 65 y 66) o con los «tria nomina», si es
ciudadano y dos si se trata de una mujer. Veamos:
-244-
[page-n-321]
INSCRIPCIONES ROMANAS
Ji
60.-L. FVRIVS MVRRVS.
61.-P. MANLIVS PROBILLIO.
65.-NATALIS
66.-LEONAS
67.-VALERIA SECVNDA
68.-... MANLIA. ..
69.-... VALERIVS RVCIVS
70.-L. FABIVS PROCVLVS
70.-VITORIA OMVLLINA
El nombre acompañado del patronímico sólo en tres casos:
60.-FVRIA L. F. MVRRANA
62.-CAECILIA C. F. FESTA
63.-FABIAE L. F. F ABVLLAE
Los «tria nomina» del ciudadano con la indicación de la tribu, que
siempre es GALERIA en cuatro casos:
58.-M. BAEBIO M. F.
59.-G. CORNELIVS G.
62.-M. VALERIVS M.
64.-T. LICINIVS GAL.
GAL. MAXIMO
F. GAL MVRRANVS
F. GAL. VERANVS
PRISCVS
En la mayoría de las inscripciones, siete en total, viene consignada
la edad del difunto (números 60, 61, 62, 65, 67, 69 y 70). Las mujeres
suelen ser más jóvenes: 16 años (núm. 60), 25 (núm. 67) y 35 (núm. 70) ;
en cambio los varones difuntos suelen tener más edad: uno de 43 años
(núm. 61), dos de sesenta (núms. 65 y 70), otro de ochenta (núm. 69)
y un último de ochenta y cinco años (núm. 62).
Estas inscripciones suelen ser parcas en elogios o apuntes sobre el
carácter del difunto. Sólo encontramos un PIISSIMAE en núm. 63, de
un hijo a su madre.
El dedicante aparece naturalmente menos veces. Aunque es dudoso
hemos considerado difuntos a FVRIA L. F. MVRRANA en núm. 60 y
a M. VALERIVS M. F. GAL. VERANVS en núm. 62. En dos inscripciones, núms. 58 y 59, podemos considerar casi con seguridad que no
hay dedican te. Aparece el nombre y el patronímico m la 64: LICINIA . ..
f. MARCELLA. Solamente los «tria nomina» en la 63: P. LICINIVS
LICINIANVS. En las inscripciones núms. 65 y 66 de esclavos aparece
el nombre de su dueño P. CORNE. IVNIANI.
El parentesco del dedicante con el difunto va indicado en 63 (MATRI)
y en 64 (VXOR).
-245-
[page-n-322]
18
A. VENTURA
La fórmula final de H. S. E. aparece en núms. 69, 65, 62, 61, 59 y
en la forma de HSES en 70. Nunca aparece STTL.
Estudio lingüístico y onomástico.-Prácticamente no hay ningún error
ortográfico. Si no hay un error de transcripción en núm. 70, aparece
VITORIA OMVLLINA, en vez de VICTORIA HOMVLLINA, ya que
este «Cognomen» deriva de ROMO. Encontramos la I longa en PISSIMAE
(número 63), pero en la misma inscripción no está usada en MATRI.
En 69 parece que en EX VIT A, como ya hemos indicado, hay un giro
de ablativo equivalente a un partitivo.
Todos los «praenomina» empleados son plenamente latinos. Marcus
en 58 (dos veces) y en 62 (otras dos veces), Lucio en 60 (tres veces),
63 y 70; Gayo en 59 (dos veces), Publio en 61, 63, 65 y 66; Gneo, en 60
(dos veces) y Tito en 64.
Al estudiar la onomástica incluimos la inscripción de Milán, ya que
se refiere a gentes de esta comarca. Todos los nomina son plenamente
romanos y pertenecen a familias de Saetabis, por lo que deben estudiarse
conjuntamente (11).
BAEBIA, 58, que se encuentra en toda esta región y ha dado origen
al apellido Bevia.
CAECILIA, 62 (cfr. la núm. 12 de «Játiva Romana»).
CORNELIA, 59, 65 y 66 (en otras once inscripciones de Játiva).
F ABIA, 63 y 70; familia que tuvo una heredad en el lugar de Ternils
y que estuvo emparentada con la gens Licinia de Saetabis.
FVRIA, 60 (dos veces).
LICINIA, 63 y 64 (dos veces) (cfr. la 49 de «Játiva Romana»).
MANLIA, 61 y 68 (cfr. 22 y 40 de «Játiva Romana»).
VALERIA, 60 (dos veces), 62, 67 y 69 (cfr. las 26, 27, 28 y 38 de
«Játiva Romana»).
VERGINIA, 60.
VITORIA, 70.
En cuanto a los «Cognomina», como es normal en esta zona, hay una
abrumadora mayoría de romanos. Solamente podemos hablar de dos
«cognomina» griegos:
LEONAS, 66. Correspondiente a un esclavo y al parecer derivado de
AEv = león. Un «Leonus» aparece en Fuenlabrada, y «Leona» en Astorga.
Existe también «Leonnorios», un gálata citado por Estrabón (XII,
5, 1) y Livio (XXXVIII, 16, 1) (12).
(11) «Játiva Romana», pág. 104 y ss.
(12) R. PALOMAR LAPESA: «La onomástica personal prelatina de la antigua
Lusitania.» Salamanca, 1957, pág. 77.
-246-
[page-n-323]
INSCRIPCIONES ROMANAS
19
SYMPHERVSA, 60, en la inscripción de Milán, participio femenino
del verbo griego ~t'fHPEQw = «Soportar conjuntamente». Es algo así como
i;la que ayuda a soportar».
Otros dos hay de origen no latino, uno indígena y otro tal vez celta:
MVRRANVS y MVRRVS aparece en Barcheta, (núm. 59), en la
Ollería y en Milán (núm. 60). Según Albertos (13), aparece también en
Tarragona, Madrid, Archena, Valencia, Cádiz y Cartagena (CIL II 4970/
336; 6257/127) y es citado por Silio Itálico (Púnica IV, 529-32) en su
forma MVRRANVS. Es marca de alfarería en nuestra península y en
la región Iliria, Cisalpina, Britania, Galia; inscripciones con ese cognomen en Lyon, Germanía y Aquitania. Todo ello nos hace pensar que ya
en la época romana «La Ollería», cuyo nombre actual evoca la fabricación de ollas, era un importante centro alfarero. Croo que la gens .:MVRRANA» de la Ollería se dedicaba a la alfarería, y en Barcheta tal
vez a la explotación de las canteras de mármol de Buixcarró, junto a
las cuales se encontró nuestra núm. 69. Familia muy industriosa. La
forma MVRRVS es citada como nombre de un saguntino por Silio Itálico
(Púnica, I, 377, 479, 482, 499, 504; II, 563, 556, 570, 670) y aparece en
inscripciones de Cartagena (6257 /128), Tarragona y Sagunto (4970/334).
Parece que esta palabra está relacionada con el protoindoeuropoo murro,
en sus dos acepciones de .:morro», labio grueso y peñasco de forma
redonda. Para Carnoy (Dict. p. 132) sería una raíz .:meu» = labios
gruesos, relacionada con la raíz onomatopéyica .:mu» para expresar la
voz que sale de los labios cerrados. Pero todas estas palabras con doble R
podrían ser preindoeuropeas, de origen mediterráneo (cfr. perro, ca·
chorro, etc.).
RVCIVS, en 69 como nombre de un liberto. RICIVS podría estar en
Játiva (núm. 14) y desde luego en Valencia (CIL 11 3763). ROCIANVS
aparece en Medina Sidonia y en Cádiz, en Africa y en la Galia Cisalpina.
ROVCIA en Mérida (HAE 273), en la Narbonense (CIL XII 3861) y
mencionado por César como nombre de un alóbroge (B. C. 111, 59, 1)
RVCIVS se repite en la Galia (CIL XIII 10002/431). Al parecer este
liberto era de origen galo (14).
Los catorce «cognomina» restantes son auténticamente latinos:
FABVLLA, 63
FESTVS, 62 (cfr. 15)
FORTVNATVS, 60
IVNIANVS, 65 y 66 (cfr. 7 y 50). Las familias Cornelia y !unía
(13) M.~ LOURDES ALBERTOS: «La onomástica per sonal primitiva de Hispania Tarraconense y Bética.» Salamanca, 1966, pág. 162.
(14) ALBERTOS, ob. cit., pág. 194.
-247-
[page-n-324]
~o
A. VENTURA
tendrían posesiones agrícolas en Énova y estuvieron emparentadas como
indican las citadas inscripciones (15).
LICINIANVS, 63. Gens emparentada con la F ABIA y poseedores de
Ternils.
MARCELLA, 64
MAXIMVS, 58
NATALIS, 66. Nombre de un esclavo probablemente «verna:», pues
parece que el nombre quiera decir «nacido en la casa:».
OMVLLINA, 70. Nombre al parecer derivado de HOMULLUS, diminutivo de HOMO = «hombrecito». Aplicado a una mujer parece a simple
vista resultar chistoso, pero hay que tener en cuenta que «horno» en
latín es «Ser humano» sin consideración de género y por tanto no opuesto
a mujer como lo sería «vir». Está documentado HOMUNA en Uncastillo
(Zaragoza) (CIL 11 2978), obsérvese el femenino, y también el diminutivOl
HOMULLUS y HOMULLIA (16).
PRISCVS, 64 (cfr. 35)
PROBILLIO, 61
PROCVLVS, 70
SECVNDA, 67
VERANVS, 62
Situación social.-De veintitrés personajes aquí estudiados hay solamente dos esclavos, NATALIS (65) y LEONAS (66) y un liberto VALERIVS RVCIVS. El primero parece «verna», nacido en la casa; los otros
dos serían uno griego y otro galo, o ambos galos, si se admite Leonas
como nombre celta.
De los veinte «ingenui», hay siete mujeres, que sólo indican dos
nombres. Los trece ciudadanos usan sus «tria nomina», pero no nos
hacen constar que ejerciesen ningún cargo o magistratura. Por la propia
inscripción u otras referencias deducimos que hay unos que tal vez se
dedicasen a la alfarería o extracción de mármol (gens Murrana) mientras
otros serían importantes propietarios agrícolas (gens Cornelia, Iunia y
Fabia y Licinia), teniendo a su servicio muchos esclavos, como Natalis
o Leonas. Aunque es lógico que conservemos pocas inscripciones de esclavos, y por tanto no podemos juzgar objetivamente su proporción .con
respecto a los libres, su gran escasez nos induce a pensar en unas propiedades agrícolas no excesivamente grandes, y que por tanto no había
muchos trabajadores. En todo caso J;e trata de una hipótesis muy aventurada (17) .
(15) «Játiva Romana», págs. 45, 75 y 105.
(16) ALBERTOS, ob. cit., pág. 122.
(17) Puede verse el estudio de J. MANGAS MANJARRES: «Esclavos y libertos
en la España romana.» Salamanca, 1971, pág. 35 y ss. y 233 y ss.
-248-
[page-n-325]
INSCRIPCIONEs ROMANAS
21
INDICE DE NOMBRES LATINOS DE ESTAS INSCRIPCIONES
Los número indican el de la inscripción en este artículo, y en el libr.; «Játiva
Romana)).
B
M. BAEBIVS M. F . MAXIMVS, 58.
e
CAECILIA FESTA C. F., 62.
CLODIA PATRICIA, 13.
CLODIA PRIMITIVA, 13.
M. CLODIVS M. F. CELER, 47.
G. CORNELIVS G. F. MVRRANVS, 59.
P . CORNELIVS IVNIANVS, 6G y 66.
F
FABIA L . F. FABVLLA, 63.
L. FABIVS PROCVLVS, 70.
M. FVLVIVS PRISCVS, 35.
M. FVLVIVS PROPI.I'TQVVS, 3G.
FVRIA MVRRANA L. F., 60.
L. FVRIVS MVRRVS, 60.
1
IVNIA CROCALE, 35.
L
LEONAS, 66, esclavo.
LICINIA MARGELLA ... f, 64.
T . LICINIVS PRISCVS, 64.
p , LICINIVS LICINIANVS, 63.
M
MANLIA, 63: ·
P. MANLIVS PROBILLIO, 61.
N
N A TALIS, 65, esclavo.
V
VALERIA SECVNDA, 67.
CN. V ALERIVS MVRRANVS, 60.
L. ... MVRRANVS, 60 .
. . . V ALERIVS RVCIVS, 69, liberto.
M. V ALERIVS M. F. VERANVS, 62.
GN. VERANIVS FORTVNATVS, 60.
VERGINIA SYMPHERVSA, 60.
VITORIA 0!\iVLLINA, 70.
-249-
32
[page-n-326]
22
A. VENTURA
CORRESPONDENCIA DE LA NUMERACION DE ESTE ESTUDIO CON LAS
DE HUBNER, LUMIARES Y OTRAS
Núm .
13
35
Descubridor y fecha
GIL
LUMJARES
Lumiares, siglo XVIII
Chabás, 1880
3630
6978
287
Ventura, 1972
58
Ama deo Llácer, 1966
59
Villanueva, 1810
60
60 bis Muratori, II, 1225, 9
Escolano
61
Francisco Belda, 1881
62
63
64
65
66
67
68
69
70
Antonio Mateo Pueyo, XIX
Villanueva, 1810
Ventura, 1972
Ventura, 1972
Escolano, 1607
Escolano, 1607
Escolano, 1607
José Cortines, 1828
3650
3651
5983
3652
3653
OTROS
Sanchis Sivera, 94
El Archivo II, 1880
Página 282
Nueva
S. l. P. 1966, pág. 298
«Viage» I, 6
BRAH, IV, 1884
MSA V, 1881, 10
«Viage», 1, 7
«Viage», IV, 122
Nueva
Nueva
3657
3656
3654
3658
Conservac-i6n. ·- De todas las aqui publicadas se han conservado las números
13, 35, 58, 59, 60, 61, 63, 64, 65 y 66. Todas las demás están perdidas, la 62 de
Vallada, las dos de Alcira (67 y 68), la de Ayora (69) y la de Alborache (70). Cinco
perdidas frente a las diez consevadas o nuevamente descubiertas.
-250-
[page-n-327]
VENTURA.-Inscripciones de Játiva
LAM. 1
[page-n-328]
LAM . 11
VENTURA.-Inscripciones de Játiva
/'
)
.e
[page-n-329]
E. GUITER
(Perpignan)
Toponimia vasca de los Pirineos Orientales
La cubierta del tomo JI de la Geografía histórica de la lengua vasca
(colección Auñamendi, 14) lleva un mapa multicolor con la leyenda «Euskalerri en la época romana».
En su extensión vertical, el mapa abarca todo el territorio entre
Garona y Montes de Oca; pero, al oriente, se para bastante lejos del
Mediterráneo, en los alrededores de Andorra.
Claro que los delineadores de aquella frontera oriental se acordaron
del mapa junto a un artículo, ya bastante viejo, de Menéndez Pida!
(Revista de Filología Española, 1918, V. 225) : «l-Iay que suponer, decía
aquél, que los cerretanos occidentales que poblaban los valles del Noguera,
y los ilergetes septentrionales que poseían el territorio de Benabarre,
hablaban una lengua muy afín a sus vecinos los vascones. Entonces,
como no es de presumir que los cerretanos orientales del río Llobregat
o los ilergetes meridionales de hacia las ciudades de Huesca y Lérida
hablasen lengua diversa, cabe preguntar por qué no hallamos entre ellos
una toponimia igual a la de la región pirenáica que va desde Navarra
al Noguera Pallaresa. Sin duda que esta acumulación de nombres toponímicos vascos en el Pirineo hasta el Noguera no revela distinta nomenclatura primitiva, sino que es efecto sólo de una más tardía romanización ... :..
Esta más tardía romanización, Menéndez Pidal la sitúa hacia los
siglos VI-VII, fecha muy discutida por autores posteriores. En su comunicación al VI Congreso Internacional de Onomástica (1958, I, 118), J.
Coromines piensa «que Menéndez Pidal n'a pas été assez hardi lorsqu'il
a cru que la romanisation n'en fut pas postérieure a une date autour de
I'année 600; cette romanisation aurait envahi alors le Pallars et tout
-251-
[page-n-330]
2
E . GUITER
le Haut Aragon, jusqu'aux limites présentes de la Navarre, tandis que
dans la zone au S.-O. du Pays Basque, entre la Rioja et Burgos, méme
jusqu'au S.-K de cette ville, le basque a prédominé jusqu'au Xeme
siecle et n'était pas encore tout a fait éteint au XIII. Or il semble bien
que ce manque de synchronie entre les frontieres E et S.-O. du basque
est tres exagéré, et que le basque des Pyrénées centrales a aussi survécu
en partie jusqu'a la moitié du Moyen Age:..
Tres años antes, Ramon d' Abada! había publicado el volumen III de
su Catalunya Carolingia (Pallars i Ribagor~a) donde escribía (1955,
III, 48*): .:el canvi essencial de !'estructura espiritual del país, com
ht m dit, fou !'obra d'aquesta cristianització més que de romanització
i la cristianització s'allarga molt, intensificant-se i expandint-se cap a
les regions altes en J'epoca visigotica, per a completar-se en els temps
carolingis que estem estudiant. Paral.lelament es degué anar fent una
transformació lingüística fins al punt que, sempre en les altes regions,
és possible que es saltés de !'euscar al catala sense la fase intermedia
de llatinització».
Además de esta crítica en el tiempo, quisiéramos añadir una crítica
m el espacio. Hablando de las fuentes del río Llobregat o de Lérida,
Menéndez Pida! se queja que no se halle entre ellas «Una toponimia igual
a la de la región pirenáica que va desde Navarra al Noguera-Pallaresa».
Pues tal toponimia todavía se encuentra cuando nos adelantamos mucho
más hacia el oriente, hasta el Mediterráneo.
Siempre dedicamos una atención particular al rincón de tierra donde
nacimos y vivimos. En el cuadro geográfico del A. L. P. O. (Atlas Linguistique des Pyrénées orientales, 1966, Centre National de la Recherche
Scientifique, París), estudiamos la lengua y los límites dialectales; también consagramos varios artículos toponímicos a esta misma zona que
podemos situar aproximadamente desde Narbona hasta Gerona y desde
Andorra hasta el mar, sea el «département des Pyrénées-Orientales»,
parte del .:département de 1' Aude» parte de la provincia de Gerona, Andorra, el rincón sudeste del «département de l' Ariege» y el rincón nordeste de la provincia de Lérida.
Pero no hay que perder de vista que los topónimos son palabras vivas,
como las otras palabras de la lengua, y que tuvieron que sufrir los accidentes fonéticos propios de la lengua común. Por eso, no parecerá
inútil, antes de todo, recordar algunas peculiaridades de la evolución
fonética catalana.
X
X
X
En el artículo recordado más arriba, Menéndez Pidal enseña, con
el ejemplo de la evolución navarro-aragonesa de los adjetivos berri y
-252-
[page-n-331]
TOPONIMIA VASCA
3
gorri, que la e y la o del vascuence tuvieron en aquellas regiones el
mismo tratamiento que la e y la o breves del latín. Pudimos manifestar
(Vocalisme des toponymes préromans sur· les Pyrén ées ori en tales, IX
Congreso Internacional de Onomástica, 1966, 252) que tal tratamiento
es general en la zona nuestra, y que todas las vocales del vascuence, sin
excepción ninguna, tienen un tratamiento de vocal breve latina.
Las a larga y breve del latín se habían confundido en romance, de
tal modo que podemos proporcionar ejemplos sin preocuparnos de la
cantidad latina. Regularmente las a latinas subsisten sin modificación en
catalán (patre > par e) , pero a + y > e (basiu > * baysu > bes; factu > * faytu > [ et) , y a+ w > o (causa > cosa).
La e breve del latín acaba en e cerrada (pede > peu), pero e + y > i
(m ediu > * mieydiu > mig; pectu > * pieytu >- pit) .
La i breve del latín da una e abierta del catalán (pilu > pel), pero
+y
cam i si a > camisa).
La o breve del latín acaba en o abierta (mola > mola), pero o + y > u
(podiu > * puoydi u > pnig; coxa > * cuoysa > cuixa) .
La u breve del latín tiene por resultado una o cerrada (lupu > llop)
pero u + y > u (pluvia > pluia; pugnu > * puynu > puny).
i
= i (uitreu
> vidr e;
En posición átona, la a y la e se confunden en vocal neutra, la o y
la u, en u.
En cuanto al consonantismo no podemos recordar más que algunos
rasgos característicos del catalán :
Palatalización ele toda l inicial (lupu > llop; luna > lluna).
Conservación de la l implosiva (alteru > altre, multa > molta).
Palatización de la s al contacto de un elemento palatal, más frecuente
que en castellano (bassiare > baixar cbajar~, capsa > caixa .:caja»,
examen > eixam «enjambre:., pisce > peix «peZ», mustea > moixa
.:moza»).
Caída de la z románica heredera del latín k ( + e, i), ty, d y s (racimu > ratm «racimo», satione > saó «sazón», sudare > suar csudan,
resina > retna «resina:.). Al norte del límite del catalán, el lenguadociano presenta las mismas palabras bajo la forma razim, sazon, süzar,
rezina.
P alatalización de las oclusivas sonoras seguidas de y y de la misma yod,
a.fricadas sordas en fin de palabra, fricativas sonoras en posición intervocálica (rub eu > roig «roio», rubea > roia «roia » ; uideo > veig «veo »;
r adiare > raiar «rayar»; exagiu > assai g «ensayo»; fagea > faia
«haya» ; maiu > maig «mayo», maiore > major «mayor»).
Reducción de los grupos primarios mb y nd (lumbu > llom «lomo»,
mandare > manar «mandan).
-253-
[page-n-332]
4
E. GUITER
A estos elementos de fonética románica, hay que añadir pocos otros
de fonética vasca :
Rotacismo de la l intervocálica (ili > íri).
Caída de la n intervocálica (anate > ate).
Aspiración (y caída) de algunos k iniciales C' karri ). ha1·ri) .
Sonorización de las oclusivas sordas iniciales (catena > gatea «Cadena»).
Confusión de m, b y p (molínu > Borin, Pentacosta >- Mendekoste).
Recordando estas evoluciones sencillas, podemos dar cuenta de bastantes topónimos de los Pirineos mediterráneos; los testimonios antiguos que
presentaremos, salen de las fuentes siguientes: P. PUJOL, L'acte de
consagració i dotació de la catedral d'Urgell. Estudis Románics, 1917;
R . d'ABADAL, Els diplomes carolingis a Cataluya, II.• part, 1950;
B. ALART, Documents de l'histoire du Roussillon, 4 vol. manuscritos de
la Bibl. Munic. de Perpiñán; y también Marca hispánica.
I
EL SUFIJO -EGI
Un elemento importante de la toponimia vasca es el sufijo -egi. Cuando
este sufijo se presentaba bajo la forma determinada -egia el vocablo se
introducía sin problemas en la primera declinación latina. Pero cuando
se presentaba bajo la forma indeterminada, la adición de una vocal temática u permitía su introducción en la segunda declinación (-egiu).
Partiendo de -egia, se puede esperar el catalán -eia:
Osseia (municipio, Pyr. Or.) : Olcegia (839, 982, 1265), Ulceia (947, 1160),
Olceia (1011, 1189, 1193), Oceia (1040), Oce:ja (1303, 1354).
Sane:ia (aldea del municipio de Guils, Gerona) : Exenegia (839; 1011),
Exenega (S. XII).
Sarefa (aldea del municipio de Llivia, Gerona) : Ce1·eia (1040), Ceretgia
(1693), Sareya (S. XVII), Sere:ia (1702).
Y partiendo de -egiu (o también -egi) se puede espetar -eig:
Enveig (municipio, Pyr. Or.) : Euegi (839, 1034, 1039), Uilla Enuegio,
Euei (958), Eueg (1009, 1095, 1100, 1102), Eueig (1011, 1028, 1034,
1039, 1091), Enueig (1012, 1014, 1212), etc ...
Con la evolución propia del lenguadociano, podemos añadir:
Arieja (fr. Ariege, río y départemento): flum en ATegiae (1034).
Pero si el sufijo -egi va junto a un tema terminado con una vocal,
el hiato provoca la cerrazón de la e en y, y ocasiona la aparición de una i o
una u según la vocal precedente sea palatal o velar:
-254-
[page-n-333]
TOPONIMIA VASCA
5
Adesig (río de Sorniá, Pyr. Or.) : flumen de Adadig (1142).
lllolig (municipio, Pyr. Or.): Valle Molegiga (845), Valle Molegica (950,
1024), terminum de Molegio (985, 1011, 1024), Moligio (985, 1435,
1437), Molitg (1003), Molig (1009, 1035,1095, 1385).
Polig (aldea del municipio de Cameles, Pyr. Or.) : Pulig (983).
Aguja (Sant Aniol d', aldea del municipio de Bassegoda, Gerona): Vallem
Agogiam (871, 872) .
Barguja (aldea del municipio de Toloriu, Lérida) : Barguia (839), Bargogia (906).
Costuja (municipio, Pyr. Or.) : Custogia (936), Costoia (936, 979) Costoga
(982, 993, 1395), Custuia (988), Custoia. (990, 1142), Custoga (993),
Custodia (1011, 1158, 1159, 1169, 1169, 1280).
Estaüja (sitio y río del municipio de Estavar, Pyr. Or.): Estauga (S. XII).
Gorguja (aldea del municipio de Llivia, Gerona) : Curcuga (879), Gurguia
(1063, 1086), Gorguja (S. XIII).
Naüja (municipio, Pyr. Or.) : Ana(h)ugia (839, 1183, 1225, 1265, 1318),
Ana(h)uga (1011, 1084, 1166, 1184, 1192, 1271, 1272), Anauia (1030,
1168, 1171, 1174, 1203, 1210, 1265, 1272), Nauia (1151, 1157, 1234,
1272, 1393), Nahugia (1279), Nauga (1308).
Toluges (municipio, Pyr. Or.) : Tulogias (908), Tologias (951), Tuluges
(1030, 1091, 1146, 1153, 1354), Toluges (1119, 1305, 1391>), Toloias
(1112), Tulugias (1128, 1201, 1211), Tholugias (1435).
Nos contentamos aquí con la comunidad de sufijo -egi, prescindiendo
del sentido de los radicales toponímicos. Sólo llamaremos la atención
sobre la aparición tardía de la forma custodia, latinización percorr.ecta
de un vocablo de raíz kus «Ver»: Costuja se encuentra en un JJUeFto de
las Alberas con una vista muy extendida sobre los valles vecinos.
II
TOPóNIMOS HIDRICOS
Aunque no sean hidrónimos, algunos topónimos tienen relaciones estrechas con el agua y otras nociones del mismo campo semántico.
Por tanto aunque no sepa mucho vascuence, el curioso no deja de
quedar impresionado por el nombre del pueblo de Ur (municipio, Pyr. Or.),
el mismo nombre del agua en vascuence. Pero, según dijimos más arriba,
de vasc. ur sólo podríamos esperar catal. * or; para llegar a ur, necesitamos la presencia de una yod en la palabra originaria. Los testimonios
antiguos nos manifiestan la existencia de una forma Uri, que, con una
vocal temática -u, basta para explicar la cerrazón de la inicial:
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G
E. GUITER
Ur (839, 1011, 1150, 1160, 1174, 1265, 1303, 1318, 1414), Hur (839, 1067),
Uri (948, 958, 966).
Pensamos que hay que asociar al nombre de Ur el del río que pasa
por el pueblo, el Araur: riuolum quae decurrit de uilla Uri (958); y también algunos otros topónimos:
Urtx (municipio, Gerona) : Urg (1119, 1151, 1308), Urx (1342).
Urús (municipio, Gerona) : Oru.z (839, 985), Oruzc (839), Orucio (937),
Orutio (965), Orutz (985), 01·uc (1011).
Urgell (La Seo de, municipio, Lérida) : Orgellis (792), Oriello (820), Orgello (835, 839), Origello (888), Urgell (925), Urgello (983, 1000, 1050) .
Otro formante hídrico es el nombre de la «fuente» iturri. Con una s
románica de plural, ha dado su apelativo a:
Dorres (municipio, Pyr. Or.) : Edo1·s (1011, 1072), Edorres (1163, 1263,
1267, 1304), Edorrs (1265, 1267), Dorres (1330, 1397, 1414).
Iturri también se encuentra en el vocablo Andorra, que siempre presenta la misma forma desde su primera atestación (839), y tuvimos ocasión de establecerlo (Essais d'étymologie toponymique dans la région
pyrénéo-méditerranéenne: VIII Congreso Internacional de Onomástica,
1963, 213). Ya dijimos que en catalán los grupos primarios nd se reducen
a n: unda > ona, rotunda >. rodana, y pasa lo mismo en toponimia:
Expondeliano > Esponellá, Valle Fecunda . > Vallfogona, etc ... Cuando
se encuentra un grupo nd se puede afirmar que es secundario: sem ( i) ta
> senda, lim(i)tare > llindar, y, en toponimia, Baiamite > Bajande,
Canetellu > Candell, etc ... De esto inducimos que el grupo nd de Andorra
no puede ser primario, y que hay que postular una forma más antigua
* Ameturra. Este término se explicaría muy bien por un Ama-iturr-a,
sea «la fuente-madre» porque en Andorra se van juntando los dos ríos
Valira, sea «la diez-fuentes» porque, en el territorio de la parroquia de
Andorra, el Valira recibe diez fuentes, diez afluentes laterales pequeños.
En un rincón de la Costa Brava, muy cerca de Gerona, encontramos
el pueblo de Begur (escrito a veces Bagur por confusión de la e y de la a
átonas). Sólo conocemos una atestación de él en Marca: ipsum castrum
de Begur (1056). El vocablo Begur no deja de recordarnos los Baigur o
Bigu1·, formas romanzadas citadas por Caro Baroja (Materiales para una
historia de la lengua vasca en su relación con la latina, p. 124) en representación del Baigorri de Baja Navarra. Fonéticamente la evolución de
Baigorri(u) a Begur resulta perfecta. Semánticamente, bastará recordar
lo que dice José Pla, describiendo Begur (Guía de la Costa Brava): «La
peña tiene un color gris de sombra tocado por un hálito ferruginoso».
Se trata de uno de aquellos numerosos «Llobregat» (rubricatu) catalanes,
pero que conservó su forma .prerrománica de ibai gorri.
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TOPONIMIA VASCA
7
Otro rastro de ibai, lo hallamos en el nombre de una aldea del municipio de Estavar (Pyr. Or.):
Bajande: Baiarnite (839), Ba:iarnde (839, 1263), Baiande (1011, 1034,
1265, 1267, 1268), Baianda (1025, 1030, 1163, 1245, 1285, 1555),
Vaiande (1033), Bayande (1303, 1311), Bayanda (1313, 1347, 1395),
Bajanda (1424, 1540).
Creemos que se trata del equivalente de un (i) baia bide «Camino
del río», sobre el cual volveremos.
A ibai se refiere también el nombre del municipio de Bages (Pyr. Or.)
con una s de plural románico: Baias (922, 960, 1133), Bages (931, 981,
1129, 1142, 1145, 1148).
El nombre de la vega, ibar, será el primero elemento de Barguia, ya
citado más arriba, y que puede representar (i)bat·koegia «el sitio de la
vega».
III
TOPONIMOS RELACIONADOS CON EL RELIEVE
Una base kan (vasc.: gan/gain) va asociada a las nociones de «altura,
cumbre, cima, elevación».
La encontramos en el nombre del Canigó (Pyr. Or.): Canigone (875,
937, 950, etc ... ). Este monte culmina a 2.785 metros en las inmediaciones
de la llanura litoral, que llega a unos diez kilómetros de su cima; por eso
se consideró mucho tiempo como el pico más alto de los Pirineos. Se
piensa al vascuence ganeko «de encima, superior».
Los topónimos catalanes de Canet no se refieren a canna «caña»,
porque en ton ces presentarían una ñ en vez de n. Se trata de muelles
bastante altos con respecto a los alrededores. Tal es el caso de Canet
(municipio, Pyr. Or.) : uila Kanedo (1016), Canet (1029), Caneto (1041),
Caned (1087), Kaned (1091) ...
Candell (aldea del municipio de Caixás, Pyr. Or.): Canetellu (845) , Candello (872), Candel (1172) ... es un diminutivo del precedente.
Cánoa (municipio de Prada, Pyr. Or.) : Kanoas (843), Canoua (951), Canoa
(985, 1011, 1119) y Canoes (municipio, Pyr. Or) : Kanoas (1036),
Canous (1090), Canoas (1102, 1119), Canoes (1146, 1305, 1395) son
un mismo vocablo en singular y en plural. En cuanto a la situación,
recordemos lo que dice Pierre Vida! (Guide Historique des PyrénéesOrientales): «La route monte ensuite et contourne le gros promon-25733
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8
E. GUITER
toire qui cache la vallée de la Castellane. Cette partie du territoire
s'appelle Canoues».
La parroquia andorrana de Canillo (Kanillaue en 839) está al pie del
Port d'Envalira (2.407 metros) que permite un paso difícil hacia el valle
del Ariege. La sílaba final puede ser be «bajo».
El municipio de Canavelles (Pyr. Or.) viene citado bajo la forma
Canauella en 847, 864, 868, 871, 874, 878, 958, etc ... Canavella también es
el nombre de un monte del municipio de Les Illes (Pyr. Or.); la segunda
parte de la palabra podría relacionarse con beltz «negro» : la situación
de los dos topónimos traería una justificación semántica.
La base karri (vasc. (h)arri «piedra») interviene en el nombre del
Carlit (2.921 m.) cima pedregosa (Pyr. Or.); de Carcolze (Castellnou de,
aldea del municipio de Aristot, Lérida: Karchobite (839) ; de Cara.many
(municipio, Pyr. Or.); de Caramat (Odello de, aldea del municipio de
Real, Pyr. Or.) : Odelonem de Cheroramatum (1011).
Las formas determinada karria o tematizada karriu han dado los
numerosos Quera, Queres, Quer, Quers (Kairum en 878, ipsa Caira en
936, Chera en 1168 ... ). Hay que añadir Valldequers (municipio de Prats
de Molló, Pyr. Or.) Dosquers (municipio, Gerona), Saquera (municipio
de Trevillac, Pyr. Or.), Queralbs (municipio, Gerona), Bolquera (municipio, Pyr. Or.), Querroig (municipio de Banyuls, Pyr. Or.).
Querol (aldea del municipio de Porta, Pyr. Or.) es un diminutivo
románico del precedente; el femenino, Queroles se encuentra en el municipio de Merens (Ariege).
La base bulu (vasc. buru «cabeza, cima») aparece en los sitios de
donde sale una grupa montafiosa:
Bolvir (municipio, Gerona) : Buluer (925), Vuluerri (937), Boluir (953),
Voluir (958), Buluir (985), Vuluin·i (1011), etc. se trata de un bul(u)berri-u con vocal final temática.
Bolquera (municipio, Pyr. Or.) : Bolcharia (876), Bolearía (937), Vulcaria
(965, 985, 1011), etc ... Viene de bul(u)-karri-a.
Bolós (municipio de Freixanet, Gerona) : Bolosso (979).
El Voló (en francés «Le Boulou», municipio, Pyr. Or.) Volono (926),
Volum (976), Volone (976), Volo (976, 1172, 1292), etc ...
El vascuence azpe «bajo la peña», tan frecuente en toponimia vasca,
se encuentra dos veces, quizá con el sufijo -iri:
Vallespir (comarca, Pyr. Or.): Valle Asperi (814, 833, 876, 925, 968,
1090), Valle Asperii (817), Vallespirii (965, 1090).
Espirá de Conflent (municipio, Pyr. Or.): Asperi (953, 974, 981), Aspirano (1003, 1009, 1011). La última forma será análoga de los topónimos en -anu, muy numerosos en el Conflent.
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TOPONlMIA VASCA
9
IV
LOS SITIOS DEL «CAMINO»
El nombre vasco de camino, bide, desempeña un papel importante en
toponimia, sea como primer elemento de compuesto (tipo Bidegain «cumbre del caminO>>), sea como segundo (tipo Itu-rbide «Camino de la fuente»).
Nosotros lo encontramos con una dental intervocálica sorda, bite.
Es primer elemento en Biterri, que ha dado el nombre de la aldea de
Beders (municipio de Bellver, Lérida): Biteris (839), Beders (839, 890).
Baders (890); y también, mucho más al noreste, el de la importante
ciudad de Bézie1·s (Hérault). Una denominación de «pueblo del camino»
conviene perfectamente a B éziers, que sigue siendo un nudo de comunicaciones; pero también al humilde Beders situado en una encrucijada
de los caminos que tiran hacia Cerdaña, Baridán y Berguedán.
Bite es segundo elemento en Karkobite, Olorbite y Baiamite, este
último, resultado probi1.blc de la disimilación de un más antiguo *baiabite.
Ka1·chobite (839) se presenta como primera atestación de Castellnou
de Carcolze, ya citado a propósito de karri. El paso de Ka1·chobite a
Carcolze se explica muy bien fonéticamente con los intermediarios de
Charcoude (839) y Ca1·colde (964). Falsas regresiones de w implosiva a l
son cosas bastante frecuentes en catalán: malhabitu > malaut >
malalt; gabata > uauta > galta; Palatiu Dani > Palauda > Palaldá.;
etc ... Semánticamente (h)a'rrikobide «Camino de piedra» es un nombre
muy conveniente para un lugar situado entre el río Segre y las montañas
de Andorra, en un conjunto peñascoso imponente.
Olorbite (839) es la primera atestación de Olopte (aldea del municipio
de Isóbol, Gerona), mudado en Olorbde (s. XII) y en Olopde (1342).
La explicación de este vocablo es más difícil. Suerte que una evolución
de topónimo románico (Secundinianu > Segodiniano > Segdiniano >
Se'rdinyá) nos enseña que una r implosiva puede venir en representación
de una k antigua. Así podemos entender Olorbite como el equivalente de
un vasco moderno orokobide o orukobide.
Hemos dado más arriba las atestaciones y explicaciones relativas a
Baiamite, entendido como «Camino del río», sitio donde el Segre, pasado
Sallagosa, deja la dirección noreste, que seguía desde su fuente, y empieza
a correr hacia el sudeste.
X
X
X
Para no alargar demasiado el artículo, nos contentaremos con esta
exploración rápida y provisional de algunos campos semánticos que, lo
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10
E. GUITER
creemos, quita toda duda en cuanto a la ocupación prerománica del país
por poblaciones bascófonas.
Pero resultaría difícil terminar sin recordar el nombre antiguo de
Elna (municipio, Pyr. Or.), el lliben·i de los autores latinos y griegos,
que seguramente habría dado un Elvir(a) más, si el capricho del empeI"ador Constantino no le hubiera impuesto el nombre de su madre, Helena;
aunque desaparecido hoy, su sola evocación pesa siempre más que todos
otras razones para manifestar la unidad lingüística de las viejas poblaciones pirenáicas.
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JOSE APARICIO PEREZ
(Valencia)
Un interesante estudio sobre la Prehistoria Vasca
Una importante aportación al conocimiento de la Prehistoria Vasca
nos presenta el Dr. Apellaniz en un nuevo libro (1) que viene a llenar una
de tantas lagunas como nos encontramos en la Prehistoria de nuestro
país y en este caso no tanto por la falta de investigadores y de investigación, pues de todos es conocida la singular actividad desplegada por los
prehistoriadores vascos, los Barandiarán, Aranzadi, Eguren y por el grupo
actual: Altuna, I. Barandiarán, Nolte, Llanos, Fariña, Elosegui, López
Selles, Merino, San Martín y Vallespí; sino por la resistencia en aparecer
yacimientos con materiales abundantes que llenen las etapas entre el
Paleolítico y la Romanización.
Quizá esa resistencia fuese debida a la extraordinaria riqueza de los
yacimientos paleolíticos, que ha llevado, hasta hace poco, a su casi exclusiva investigación, a pesar de haberse tratado dichos aspectos. Con el
Catálogo que nos ofrece el Dr. Apellaniz tenemos una base objetiva sobre
la que reconstruir la trayectoria histórica de las poblaciones vascas y
a tal fin esperamos espectantes los restantes volúmenes que el autor nos
promete para un futuro inmediato.
En el que ha visto la luz, suplemento número 1 de 1973 de la revista
Munibe, nos ofrece un catálogo de las culturas prehistóricas con cerámica
de la población en cavernas del País Vasco Meridional, de los yacimientos
al aire libre, de los dólmenes y de los túmulos; en los restantes nos presentará la teoría explicativa de los materiales que cataloga aquí y donde
(1)
JUAN M.• APELLANIZ : «Corpus de materiales de las culturas prehistóricas
con cerámica de la población de cavernas del País Vasco meridional.» Munibe,
suplemento núm. l. San Sebastián, 1973, 366 págs. 1 mapa, 271 figuras y 17
fotografías.
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2
J. APARICIO
establece la presencia en el País Vasco de dos grupos: el de Santimamiñe
(ubicado en las montañas y la costa) y el de los Husos (en las llanadas
y valles meridionales) (2).
Este primero está estructurado sobre la base de una catalogación escueta y precisa de todos los materiales encontrados en los respectivos yacimientos, así como de sus estructuras, con el fin de facilitar a los estudiosos
la documentación existente de acuerdo con el siguiente esquema:
La primera parte se dedica a los yacimientos en cuevas, estudiándose
las de Vizcaya, Alava, Guipúzcoa y Navarra, cada una de las cuales se
numera y se le da el nombre tradicional, se precisa su localización y se
describe ampliamente, se narra la historia del yacimiento y se acompaña
una breve descripción estratigráfica de los niveles con cerámica; el
ajuar en piedra, metal, cerámica, concha y hueso se describe en ese
mismo orden y se acompaña su dibujo, añadiéndose los datos relativos
a la fauna si existe y ha sido estudiada y las posibles fechas de C14,
así como cualquier otro tipo de análisis que exista. Una relación bibliográfica completa los datos para cada yacimiento.
La parte segunda trata de las estaciones al aire libre, de los que
únicamente se conocen 19 y de los que se cita su ubicación, estratigrafía,
características y descripción de los materiales, así como la bibliografía
relativa al mismo.
La parte tercera es un catálogo de los dólmenes existente en las
mismas provincias que las cuevas y la cuarta el de los túmulos, siguiendo su estudio aproximadamente la misma pauta que la utilizada para las
cuevas; la parte quinta la forma una completísima y minuciosa bibliografía general.
El Catálogo en si es un trabajo denso y meticuloso, que junto a los
otros dos que lo completan sentarán bases firmes para la comprensión
de la Prehistoria vasca y para el establecimiento de las líneas fundamentales de su devenir histórico, tan intensamente estudiado para épocas anteriores por los prestigiosos arqueólogos vascos y que han hecho de la
misma una de las mejores conocidas de la Península.
Solo nos resta felicitar al autor y animarle por el camino emprendido.
(2)
Redactando este escrito llega a nuestras manos el tomo VII de lo¡: Estudios
de Arqueología Alavesa, editado en Vitoria en 1974, y donde el doctor Apellaniz estudia este grupo de los Husos (El grupo de los Husos durante la
prehistoria con cerámica en el País Vasco).
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G. PEREIRA MENAUT
(Valencia)
Comentarios sobre la «Historia Social y Económica de
Capadocia en el siglo IV, según los padres capadocios»,
de R. Teja (Universidad de Salamanca, 1974)
Una lectura atenta del libro de Teja nos sitúa ante un extraordinario
trabajo de investigación, que hace surgir problemas cuya importancia
merece consideración detenida. No vamos a insistir aqui en la importancia del tratamiento que Teja hace de las fuentes de los padres capadocios, ya señalado por la recensión de L. G. Iglesias en el vol. 6 de
Zephyrus (1974), y antes por G. Alfoldy en su disertación sobre los
problemas de la definición de la sociedad romana, durante el 5Q aniversario del Laboratorio de Arqueología de la Universidad de Valencia, publicada en el vol. 11 de Papeles del Lab. de Arq. de Valencia. Ambas referencias hacen hincapié en el hecho de que R. Teja ha sido capaz de disponer de unas fuentes poco comprendidas y menos utilizadas, un cuerpo de
informaciones que ilustran de manera magistral sobre la historia social
y económica. Efectivamente, el libro es un modelo de método de trabajo,
y la sólida fundamentación de las conclusiones que poco a poco se van
haciendo, es no menos modélica acerca de la consistencia de los razonamientos que incumben al historiador. Teja se cuida muy bien, por ejemplo,
de caer en los frecuentes «nos permite suponer», que acaban transformándose en constataciones incuestionables, o asumidas como tales.
Nos interesa ahora hacer algunas reflexiones sobre ciertas cuestiones
de las tratadas por Teja, por lo que de significativo tienen para la historia
del Imperio, y, no en último lugar, también para las cada vez mayores
posibilidades de entender la naturaleza de una sociedad antigua. En una
palabra, por la importancia que tienen para el método.
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2
G. PEREIRA
Teja concluye, en pág. 208, que «Uno de los hechl)s más importantes
que esta visión histórica revela es que Capadocia disfrutaba en el siglo IV
de una brillante situación económica, en la que el inteJ>cambio comercial
era, al mismo tiempo, su causa y consecuencia más inmediata (... ) Esta
s1tuación es reveladora de las condiciones económicas privativas no sólo
de Capadocia, sino de toda la «pars Orientis» en esta época. A diferencia
de lo que con frecuencia se ha creído, basándose principalmente en fenómenos exclusivos de Occidente, el Bajo Imperio es en Oriente una época
de esplendor y de movida vida social».
Esta conclusión es resumen y exponente de dos aspectos que aquí
quisiéramos comentar, y que vienen a ser como la suma de las diferentes
componentes que Teja analiza. Es decir,
- la estructura de la propiedad y las formas de dependencia social
de las clases productoras.
- el dinero. Las circunstancias de la circulación del beneficio o excedente.
l. Teja ha visto con especial claridad cómo la extensión de los latifundios no es fenómeno que haya de ser en tendido desde una óptica restringida a las ambiciones de los possessores. Por el contrario, la extensión
del sistema de latifundios (y de las dimensiones de éstos) no se puede
entender al margen de las circunstancias económicas de la agricultura
en general, y especialmente de los pequeños campesinos, que eran absorbidos por los más poderosos, en su proceso de constante expansión.
Este problema no es nuevo en el panorama del Imperio, sino que tiene sus raíces bien ancladas en la época final de la República (en tanto
cuestión problemática para la producción social). Algunos autores han
querido mostrar que es una consecuencia lógica del sistema de producción esclavista, que requiere constantemente tierras nuevas, vírgenes,
capaces de rendir un beneficio que aquéllas agotadas por la explotación
intensiva con esclavos ya no pueden dar, siendo así una consecuencia
lógica del pretendido sistema esclavista, etc. (E. Ciccotti, por ejemplo).
Pero no vamos a entrar aquí en la discusión de la dinámica interna de
semejante «Sistema», al margen del objeto concreto del trabajo de Teja.
Sea como fuere, lo cierto es que la extensión de los latifundios en
el Bajo Imperio no puede estar desconectada de las condiciones económica!'\ imperantes, y entre éstas es principal la necesidad de subvenir a las
exigencias presentadas por el abusivo impuesto que era la iugatio-capitatio. Esto lo ha visto Teja con toda claridad, dando a las fuentes que
utiliza una orientación decididamente operativa. Que los latifundios privados crezcan a expensas de los imperiales y de los eclesiásticos, es, pues,
el corolario de una necesidad inapelable. Pero no es menos cierto que
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COMEN";;.\RIOS SOBRE HISTORIA DE CAPADOCIA
3
la misma necesidad que obliga a los possessores a extender sus propiedades, incapacita al pequeño propietario para soportar las cargas cada
vez mayores de los impuestos del Estado. Que la forma de expansión
sea la violencia o un pacto más o menos amistoso entre el gran propietario y el pequeño que le cede sus tierras a cambio de protección, es o
puede ser menos relevante: en definitiva, las razones del crecimiento
inexcusable de las grandes propiedades no son más que la necesidad de
mantener un tipo o tasa de beneficio, extraído de la tierra. Y este beneficio no es susceptible de ser aumentado sobre la base de la misma cantidad de tierra, cultivada cada vez en peores condiciones y cada vez menos capaz de producir (mantener) el mismo beneficio. El fenómeno no
es otro que el que, a lo largo de todo el Imperio, claramente desde el
final del siglo II, se transluce a través de la constante devaluación de
la moneda, es decir, la necesidad imperiosa de contar cada vez con más
dinero, con un beneficio anual más importante. Si las razones son tal
como las ha visto M. Grant en su «Roman Imperial Coinage», o si han
de ser buscadas también en otro sitio, puede no ser aquí de mucha importancia.
Interesa sobre todo tener en cuenta que la disminución de la tasa de
beneficio (extraído por el propietario) se debe no sólo al aumento de los
impuestos, sino al carácter complejo de la actividad económica, cuyo
deterioro parece casi siempre desligado de lo que, para el observador
normal, es fundamental para su funcionamiento. Y así resulta «inexplicable» (véanse, por ejemplo, los textos clásicos sobre la crisis del
siglo III). Las dificultades económicas producen, como es sabido, un
proceso de degradación general. La necesidad de elevar la tasa de beneficio puede no ser más que la de mantenerlo. Lo que no impide que
los possessoTes de cualquier ·época sean siempre los que menos sienten
su disminución: mirando a través de ellos puede ser imposible detectar
su existencia. Que esto es así, cualquiera puede testificarlo, en el momento presente.
De aquí se desprenden una serie de consecuencias claras que definen las formas de dependencia de las clases productoras. La exposición que hace Teja de las diferentes condiciones jurídicas de los humilioTes en el campo, nos permite ver que, a través de las noticias de los
padres capadocios, no se puede obtener una respuesta clara a la cuestión sobre la situación jurídica de las clases productoras en el campo.
¿Eran esclavos, colonos, o trabajadores independientes?
La respuesta, que las fuentes (Teja lo dice claramente) no permiten
dar, puede ser ensayada, aún a riesgo de permanecer como hipótesis de
trabajo, a partir de la estructura de la propiedad de la tierra, que conjuntamente con una forma determinada de explotación, necesita o im-265-
34
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4
G. PEI'SIRA
plica una cierta forma de dependencia social (y la situación jurídica
correspondiente) de los productores. Columela lo dice muy claramente:
si las propiedades están lejos y el amo no puede supervisarlas directa"
mente lo más conveniente es darlas en arriendo (De re rust., I, 7, 5).
No se crea, por esto, que la estructura de la propiedad puede cambiar tan fácilmente como la forma de explotación. Al contrario, la historia del Imperio Romano es también la historia del cambio paulatino,
desde una explotación intensiva y directa, cuyos beneficios eran de la
sola competencia del propietario, a una forma de explotación fragmentada, cuyo principal exponente es el colonato, en el cual los beneficios
son inmediatamente responsabilidad del productor directo, y sólo después del propietario, quien soporta cómodamente, por así decirlo, la parte
de responsabilidad que le corresponde.
Este cambio está en relación directa con la necesidad de extraer, de
la tierra, un beneficio cada vez mayor. Pero no sólamente en cantidades absolutas, sino sobre todo en relación a los costos de producción,
que al crecer paulatinamente junto con la degradación económica del
Imperio, hacen que la actividad agraria sea cada vez menos productiva
(absentismo, abandono de tierras).
En consecuencia, si aducimos que una de las razones de extensión
de los latifundios es la imposibilidad de los propietarios menores para
hacer frente a las crecientes cargas impositivas, según Teja deja muy
bien dicho (ver, por ejemplo, nota 3 en pág. 47), no debe ser entendido
como que una tierra más pequeña rinde menos, en proporción directa,
que una gran extensión de tierras. Columela dice justamente lo contrario, De 're 1-ust., I, 3 9; si bien matiza que para ello la tierra pequeña ha de cultivarse en mejores condiciones. La tierra, bien trabajada,
rinde más o menos igual sea grande o pequeña (sobre todo en sociedades precapitalistas), excepto en ciertos casos de cultivos que permiten aprovechar la parte de tierra no utilizada, dando lugar a un
:mbproducto que tiene importancia cuando alcanza cierta cantidad. La
no rentabilidad de las pequeñas explotaciones hay que entenderla desde
una perspectiva histórica concreta, es decir, referida a las condiciones
bajo las cuales la producción tiene lugar. Si una gran explotación podía
r-;er rentable, es decir, más rentable, hay que entenderlo (desde la perspectiva aludida) como la capacidad que el propietario tenía de extraer,
de los productores directos, el montante necesario para hacer efectivos
sus impuestos y mantener un cierto beneficio. Pero, ¿a consta de qué?
Teja lo dice muy claramente (pág. 55). La consecuencia es la extensión del colonato y la clientela, que suenan ya a otro tipo de relaciones
sociales, cerca de aquellas que caracterizan a la sociedad señorial medieval. Ejemplo de excepción es el caso de los habitantes de una pequeña
-266-
[page-n-345]
COMENTARIOS SOBRE HISTORIA DE CAPADOCIA
5
localidad, quienes «estaban en algún estado de sumisión a Simplicia,
quizá como colonos, pues de otro modo resulta imposible explicarse su
temor» (pág. 70). Otros testimonios aducidos por Teja pueden ser traídos aquí. Si la madre de Gregario Nacianceno, «a pesar de que distribuía
una gran cantidad de bienes entre los pobres y entre sus parientes menos afortunados, aumentó su hacienda de modo tal que parecía que no
practicaba la caridad ... » (pág. 48), cabe preguntarse en qué condiciones
se efectuaba semejante reparto de bienes: si significaba sólo una enajenación o si de ello se obtenía un determinado beneficio ...
Desde esta perspectiva, el problema de las formas de dependencia
social adquiere un matiz que hace pasar a segundo plano la determinación exacta del status jurídico. No es nada nuevo que en el siglo IV,
y aún antes, las palabras correspondientes han perdido su valor para el
análisis histórico, puesto que un colonus puede estar en condiciones
reales de dependencia mucho mayores de lo estipulado; cuando el servus
está cerca de ser definido como quasi-colonus; cuando la prohibición de
vender la tierra separada de los esclavos que la trabajan, aleja del amo
la primacía en la propiedad del esclavo, para dársela a la tierra a la
cual el esclavo queda adscrito, etc.
Podría entonces decirse que la estructura de la propiedad y el estado de la economía (formas de explotación) permiten afirmar que el
sistema de trabajo no pudo se1·, por así decirlo, el de esclavos, al menos
trabajando como tales.
Teja ve con extrañeza que las fuentes utilizadas no hagan mención
de esclavos trabajando en el campo. Y que solamente pueda encontrarse
una mención directa a la existencia de colonos. Sin duda es extraño, si
tenemos presente el amplio panorama social que estas fuentes nos procuran. Sin embargo, sin pretender que lo anterior sea explicativo de
este silencio, nos exige entenderlo en el marco de una agricultura cuyas formas de explotación y condiciones generales hacían inviable el
trabajo de los esclavos. A no ser que éstos, manteniendo su status jurídico, estuviesen en la situación correspondiente --en principio- a
arrendatarios y colonos. Desgraciadamente no se nos dice nada sobre
la naturaleza de la renta de la tierra, que sería aquí el exponente fundamental del estado de cosas que Teja plantea tan acertadamente. Renta
que no es la remuneración que los campesinos obtienen por su trabajo
(cfr. pág. 69), pues en tal caso no se trata de colonato, sino de trabajo
¿¡salariado. Al contrario, por renta habría que entender la parte del
producto final que el campesino entrega al propietario.
Esta renta, su forma y proporción (especie, dinero; % del producto
final) es la base del sistema de colonos, y explica la gran solución que
éste supuso en las crecientes dificultades económicas del Imperio. La
-267-
[page-n-346]
6
G. PEREIRA
«responsabilidad» de la obtención del beneficio fue traspasada de los
propietarios a los cultivadores. Lo cual está en relación inmediata con
la transformación de la esclavitud y el esfuerzo de los propietarios por
interesar a sus esclavos, cada vez más, en la producción, tal como lo vio
G. Alfoldy («La manumisión de esclavos y la transformación de la esclavitud en el Imperio». PLAV, 9, 1973, pág. 99 y ss.).
Aunque los términos que aparecen en los documentos empleados por
Teja son ambiguos o inconcretos (pág. 67 y ss.), su exposición es suficiente para permitirnos constatar la dependencia real existente en las
clases productoras. De nuevo el ejemplo de Simplicia y los temerosos
habitantes de la localidad nos sirve de modelo.
Si bien puede argüirse que esta situación era la que lógicamente
se podía esperar en una sociedad del siglo IV, también lo es que la distinción entre diferentes formas de dependencia social es para el historiador de la mayor importancia, y especialmente en la parte oriental
del Imperio. Teja dice muy acertadamente que para los miembros de
los estratos sociales inferiores se dio en realidad un cambio de amo, pero
quizá no tanto un cambio de situación. Los romanos, es bien sabido, no
fueron muy partidiarios de innovar, siempre y cuando el estado de
cosas que se encontraban les fuese satisfactorio.
La sociedad helenística era, según H. Kreissig ( «Proprieté fonciére et
formes de dépendancc dans l'Helenisme Oriental». Colloque 1974 sur
l'Esclavage. Besan~on. Original mecanografiado) una forma de organización social de las caracterizables (más o menos justamente) como
formaciones sociales en las que el modo de producción dominante es el
normalmente llamado «asiático». Nada, pues, que tenga que ver con
el sistema llamado «esclavista», tan bien desarrollado por los romanos.
La propiedad de la tierra y la forma de dependencia social definen la
clara distinción entre una y otra formaciones sociales. Así, por ejemplo,
la diferencia entre un íEoú.Sot•i,o• (que Teja también menciona) y un esclavo romano, permiten a l. Biezunska-Malowist distinguir entre tipos
diferentes de esclavitud, no asimilables entre sí. ( «L'Esclavage dans l'Egypte greco-romaine». Actes du Colloque 1971 sur l'Esclavage. Besan~on,
París 1973, 81 y ss.).
Que no sea por esto entendido que en el libro de Teja se echa en
falta una formulación maximalista, como sería tratar de definir la sociedad capadocia en el siglo IV por medio de términos tales como «esclavista», «despótica», etc. Creo que Teja ha hecho muy bien en eludir
este falso compromiso u obligación de definir, ajustándose a fórmulas,
toda la complejidad de la organización social que su estudio permite
ver. Si bien estas definiciones pueden ser, llegado el caso, deseables,
no parece ser todavía el momento. Faltan muchas informaciones pre-268-
[page-n-347]
COMENTARIOS SOBRE HISTORIA DE CAPADOCIA
7
cisas (por ejemplo, formas reales de dependencia social, -¿en qué consiste en realidad el poder o dominación de Simplicia sobre los paisanos
en cuestión?-), sin que ésta sea la única razón.
La descripción que hace Teja de los humiliores en el campo, es decir,
de las agrarproduzentenklassen, es valiosísima para comprender cómo
la naturaleza propia de la sociedad helenística, siguiendo a H. Kreissig,
se continúa transformada sin duda, en su heredera, también en el Bajo
Imperio. La romanización de estas provincias tampoco fue, como es sabido, tan total como en otras zonas no urbanizadas, en las cuales la
organización social fue como trasplantada, aunque este proceso no llegase a consumarse hasta bien entrado el Imperio, por ejemplo si hablamos de la desaparición de las leges moresque de las comunidades
prerromanas. Pero lo más interesante aquí es la romanización de la organización de la producción, que es donde podemos encontrar las diferencias más netas. Obtenido el producto que se requería, los romanos
tampoco tuvieron especial interés en organizar la producción de un
modo exacto predeterminado. Así vemos cómo, en las diferentes regiones del Imperio, coexisten diferentes formas. La ausencia de esclavos
en gran parte de Africa (excepto en el servicio doméstico o en la administración) o en otras provincias romanizadas ya en época imperial,
puede ser ejemplificadora.
Muy interesantes son, también, las noticias que Teja menciona sobre la existencia de trabajo asalariado, de enorme relevancia para entender la estructura económica de la sociedad. Pero, desgraciadamente,
no podemos hacernos una idea de la importancia real, estadística, de
esta forma de producción. Coexistiría, con toda seguridad, con una amalgama de situaciones diferentes, como bien se deduce de la lectura del
libro de Teja (cap. III, V y VI, especialmente).
La abundancia de esclavos en el servicio doméstico, bien documentada, no requiere comentario. Es claro que no se contradice en absoluto
con lo que se ha expuesto, y no solamente en la parte oriental del Imperio. La esclavitud doméstica es la única que no pierde su función en
ningún momento del Imperio: puede decirse que, cambiando quizá su
nombre, se mantiene hasta épocas bien recientes, y desde luego todo
a lo largo de la Edad Media, por lo que hace a Occidente. Pero la esclavitud doméstica no es aquélla de la que pueda decirse que ejecuta la
mayor parte de la producción o la parte más significativa de ella ... capaz,
por tanto, de determinar una organización social.
La movilidad social, que podría extender nuestro conocimiento sobre la naturaleza de las formas de dependencia, no resulta suficientemente clara, como ya indica L. G. Iglesias en la recensión antes citada.
Sería de desear, especialmente, mayor exactitud en la utilización del
-269-
[page-n-348]
8
G. PEREIRA
concepto, que, p¡·ocedente ele la Sociología, tiene en esta c:encia su definición clara {mobility = cambio de clase o status), y que no es nunca
el simple cambio de lugar de residencia o actividad ( = mobilization).
2. En la página 166, bajo el epígrafe «Banca», dice Teja:
«Frente a las constataciones de una amplia actividad bancaria y una
gran movilidad del dinero, nos encontramos con el hecho ya reseñado
de la tesaurización o enterramiento del dinero por parte de los ricos.
¿Cómo pueden explicarse estos dos fenómenos tan contradictorios en
apariencia? (... ) Entre las múltiples explicaciones que se podrían dar
a este fenómeno nos inclinamos por una que viene sugerida por una
constatación del mismo Basilio. Dice Basilio que él ha podido observar
personalmente en Alejandría que en esta ciudad se entregaba el dinero
a los banqueros para hacerlo fructificar ... (...). Sin embargo el hecho
de que Basilio, a pesar de haber conocido la mayor parte de la mitad
oriental del Imperio, sólo los hubiese observado en una ciudad de la
importancia comercial de Alejandría demuestra lo excepcional del hecho,
y como tal lo presenta él, por lo que tenemos que rechazar la práctica
de tales depósitos bancarios en Capadocia. Si esto era así se explica el
que los ;ú.oiolol terratenientes, poco dados a invertir su din ero en empr esas comerciales prefiriesen enterrarlo a falta de una banca que lo hiciese fructificar a base de intereses, o lo invirtiesen en metales preciosos o tierras como operaciones más seguras que tenían a su alcance».
En esta larga cita se contiene el punto de intersección de las diferentes líneas de producción-intercambio que componen un sistema económico, o si se prefiere, de los diferentes factores económicos que dan
lugar al estado real de la coyuntura. La tesaurización, como los tipos
de interés bancario o la forma de la renta de la tierra, es t ambién un
elemento complejo, que reúne todas las determinaciones que nacen de
la acción de los diferentes factores. Por esa razón puede ser entendida
como exponente del estado de la economía en un momento dado, y esto
aún cuando pueda haber otras indicaciones aparen temente contradictorias. Aparentemente, en efecto, porque nacen de la consabida falta de
perspectiva que los hombres de una época t ienen a la hor a de juzgar se
a sí mismos o a su época. Si los terratenientes de la época de P linio el joven hubiesen sido capaces de comprender por qué sus colonos (conductores) no eran capaces de pagar debidamente sus rentas en dinero habrían
cambiado a renta en especie, como hizo éste (Epist. IX, 37), en vez de
tomar desastrosas medidas, a todas luces perjudiciales para sus mismos
intereses.
Desde una perspectiva económica, las razones que propone Teja para
explicar la existencia del fenómeno de la tesaurización, admiten, creo,
-270-
[page-n-349]
COMENTARIOS SOBRE HISTORIA DE CAPADOCIA
9
algunas precisiones. En la base de la tesaurización, cuando su importancia rebasa las actitudes personales, existe siempre una crisis de tipo
económico y -claro está- social. Debe decirse, en principio, que la
tesaurización solamen te puede existir cuando las circunstancias no permiten pensar en nada mejor; cuando el dinero no puede, por bien que
se invierta, producir más riqueza que si se guarda. Y, cómo no, cuando
si no se guarda corre un grave riesgo de devaluarse. A esto puede objetarse que semejante perspectiva, aplicada a Capadocia o en general a la
sociedad antigua, !-;~ría una extrapolación infundada. Y no sin cierta
razón, porque vemos constantemente cómo aquellos que en los mejores
tiempos del Imperio consiguieron hacerse ricos, invirtieron sus ganancias en tierras, y no en el comercio o actividades artesanales, los cuales,
uno y otras, habían sido quizá la base de su riqueza. Pero no se trata
entonces de tesaurización, sino de una inversión efectiva, si bien no
dirigida a la esfera de mayor productividad (desde nuestra perspectiva,
también hay que decirlo).
Los testimonios aportados por Teja sobre la tesaurización son inequívocos, como aquellos referentes a la usura, en el mismo capítulo. Siendo
así, si no aceptamos que la tesaurización generalizada pueda realmente
coexistir con una gran actividad bancaria y una gran movilidad del dinero, la contradicción que Teja señala se hace todavía más patente.
No creo posible contestar a los anteriores argumentos, nacidos precisamente de discusiones con profesionales de la teoría económica, con
el fin de explicitar los aspectos o elementos operativos a la hora de estudiar una formación económica antigua. Es posible siempre descubrir
que tras la apariencia de un fenómeno se esconde en realidad · otro, menos claro. Pero los ricos capadocios enterraban precisamente oro, como
Teja hace bien patente. Es decir, el valor-tipo, menos susceptible a los
problemas coyunturales, no devaluable.
Lejos de aportar soluciones, estas precisiones agudizan todavía más
la contradicción que supone que una tesaurización generalizada coexista con una gran actividad bancaria. Parecen incluso negar categóricamente semejante posibilidad, cuyo estudio necesitaría, sin duda, muchos
mas materiales de los que los padres capadocios proporcionan al autor
del libro que comentamos.
Por otra parte, Teja trae a discusión muchos otros testimonios que
parecen contradecir aún más la tesaurización. Puede verse claramente
en el capítulo sobre los possessores (pág. 79 y ss.), donde leemos cómo
los ricos se servían de sus fortunas tan ampliamente como podían, sin
pensar, parece lícito decir, en posibles tiempos peores. No solamente se
hacían con extraordinarias villas, sino que import aban los bienes de lujo
más sofisticados, procedentes de lejanos países. Y esto parece ser tam-271-
[page-n-350]
10
G. PEREIRA
bién práctica extendida entre las clases afortunadas, las cuales compran
tierras, o las consiguen por otros medios, como queda dicho al hablar
de la constante extensión de los latifundios. La contradicción aparece
bien clara si pensamos que estos mismos ricos deberían ser los que enten·aban el oro.
Además, la inexistencia de una banca de inversiones no puede entenderse como un rasgo caracteriológico de la sociedad capadocia, ni de
ninguna otra. Si fuese verdaderamente necesaria, habría existido, con
toda probabilidad. Toda sociedad es capaz de disponer o crear cauces
(o «reglas de juego») adecuados para su actividad esencial, de la que no
puede renunciar. Véase, por ejemplo, las garantías de funcionamiento
del sistema de créditos, que Teja señala en pág. 166.
Las noticias sobre actividades bancarias, que Teja sitúa razonablemente, en contradicción con la tesaurización, podrían también ser matizadas si nos fijamos en que casi todas ellas se refieren a préstamos
usuarios, de los cuales «parece que la mayor parte (... ) eran préstamos
de consumo ... » (pág. 164). Obviamente, no es posible asimilar, sin más,
el crédito usuario a lo que normalmente entendemos por actividad bancaria. La usura, además, no solamente es connatural a todas las sociedades precapitalistas, sino que incluso puede ser puesta en relación
directa con las épocas económicamente menos pujantes.
¿Sería posible también que los padres capadocios exageren al hablar de la tesaurización? En cualquier caso, en fin, la coexistencia de
este fenómeno con los anteriormente señalados, toda vez que la contradicción que suponen adquiera una dimensión socialmente relevante, necesitaría una explicación más fundamentada que lo que estas fuentes,
cuya riqueza ha sido tan bien aprovechada por Teja, hacen posible.
-272-
[page-n-351]
J. DONAT ZOPO Y JOSE ANDREU TORREGROSA
(Valencia)
La cueva del Torter.o (Tous, Valencia)
1
INTRODUCCION
La Cueva del Tortero, sita en Tous, fue incorporada al conocimiento
de los espeleólogos con ocasión de los preparativos de la «l ASAMBLEA EsPELEOLÓGICA LEVANTINA», en cuyo programa de actividades fue incluida.
Su estudio monográfico pretende aumentar los conocimientos geológicos y cársticos de ese amplio cárst de mesa constituido por la comarca
de Tous-Millares, en la denominada Subregión Central o de Escudo, de
caracterizado tipismo, aunándose a otras monografías ya publicadas y en
estudio.
Junto con los autores han colaborado estrechamente los señores Antonio Fornes Martín, Rafael Cebrián Gimeno y Rafael Ferrer Novella;
a todos ellos nuestro agradecimiento.
1I
SITUACION
Sita la caverna en término municipal de Tous, se encuentra a unos
2 kms. al NE. de esta población y a algo más de 1 km. de la cueva del
Candil y ligeramente al SE. de la misma.
Su boca de acceso es de pequeñas proporciones y se encuentra situa-27335
[page-n-352]
2
J. DONAT Y J. ANDREU
da en mitad de una barrancada de las que posteriormente ongman la
Rambla de la Señora , próxima y al Sur del denominado Barranco del
Tío Miguel de Castelló.
Su posición geográfica aproximada es de 3°, 03', 10" de longitud
este y de 39°, 10' 05" de latitud norte.
Se puede llegar a la cavidad por la pista forestal del Campillo;
ésta se inicia en la carretera de Alberique a Tous, en su lado derecho
en el kilómetro 4 y cuando la carretera citada a bandona Jos llanos del Alto
de la Escala para iniciar el descenso del puerto a Tous.
Siguiendo la pista antes citada unos 3 kms. hasta alcanzar el frente
del Cerro del Castellet, que quedará a la izquierda, se podrá optar por
penetrar en el barranco que se abre a la derecha de la pista y que se
inicia con una paridera de ganado, y seguirlo aguas abajo hasta alcanzar la cueva del Tortero, sita sobre la mitad superior de la margen izquierda del barranco, o bien, caminar sobre la loma que bordea la citada margen izquierda del barranco y en su momento descender por la
ladera hasta la cavidad.
Como signo orientativo de la posición de la cueva del Tortero se
puede señalar que, ligeramente más abajo que ésta, en la margen derecha del barranco, existe otra caverna, de boca mucho más amplia y
forma arqueada.
Puede ser interesante realizar el itinerario por los dos sitios antes
indicados, es decir, por el fondo del barranco y por encima de la loma
que lo bordea, utilizando uno de ellos en el camino de ida y otro en el
de vuelta. Con ello se obtendrá una mejor visión del terreno.
111
GEOLOGIA COMARCAL
La comarca cárstica Tous-Millares se halla dividida en dos sectores por el río Júcar, importante accidente geográfico-tectónico, y
tm su mayor parte se halla ubicada en el interior de la Hoja núm. 746
(Llombay) del Mapa Topográfico Nacional, escala 1:50.000.
Esta a su vez forma parte de la región geológica denominada Ibérica o Celtibérica, en la zona considerada como subregión central de la
misma (área valenciana), que, a grandes rasgos, podemos separar en
dos subcomarcas principales, la de Millares y la de Caroig.
La subcomarca de Millares, de la que nos estamos ocupando, está
definida por unos límites tectónicos claros y acusados, fosas de Cortes
de Pallás, Fosa de Dos Aguas, los Caballones, Canal de Navarrés y Ram-274 -
[page-n-353]
CUEVA DEL TORTEWJ
3
bla de Murell, con unas zonas marginales que, si bien dentro de un estricto límite geográfico escaparían de su dominio, su inmediata proximidad y analogía nos induce a incorporarlas a nuestro estudio. Tal es
el caso del área de Tous y aledaños.
Cársticamente Tous y Millares forman dos unidades independientes,
pero sus similitudes, sus problemas, Gon tan comunes, que su estudio
puede perfectamente correlacionarse. Ambas forman parte de un superficial pero potente cárst de mesa, afectado en el campo hidrológico por
movimientos epirogénicos modernos, al parecer y especialmente en las
zonas costeras todavía no bien dilucidados, pero que respecto al interior
podemos, en algunos puntos, concretar de la siguiente forma: elevación
del terreno, modernidad del movimiento -tobas calcáreas cortadas por
el mismo-, alteración de los cauces hidrológicos subterráneos, rápido
~.bismamiento de las aguas -formas incipientes de penetración en cavernas de tipo surgente.
El profesor Brinkmann, que fue uno de los primeros en realizar un
importante trabajo de conjunto sobre la provincia de Valencia, en 1929,
al confeccionar su Mapa Geológico de la misma, sitúo a la enorme masa
cretácea del macizo del Caroig --denominación con la que por extensión se abarcan tanto la propia del Caroig, como la de Millares, la de
Tous, y aun otras limítrofes- dentro del Emscheriense inferior-Albense superior. Posteriormente Darder Pericás la englobaba bajo la denominación genérica de Cretáceo superior. Lo cierto es que dificultades
de penetración en la zona y tal vez no ser interesante para los fines
perseguidos en sus respectivos trabajos, motivaron que no se definiese
su estratigrafía en forma un poco más precisa. Más tarde, Dupuy de
LOme, marca nítidamente esta diferenciación y viene a señalarnos como
la cobertura superior parece hoy hallarse constituida por el Senonense,
del que no quedan más que retazos aislados. En torno y debajo del an~
terior aflora el Santonense, dominando la meseta central de Millares.
Envolviendo a este último irán apareciendo el Coniacense, el Turonense
y el Cenomanense y conforme se avanza hacia el Sur, hacia la Canal de
Navarrés, se pasa al Eocretáceo con el Albense y el Aptense.
En conjunto se puede señalar que el área geográfica se encuentra
dominada por el cretáceo y que como consecuencia de la posición tabular de su estratigrafía, la erosión, conforme avanza en profundidad, va
haciendo aparecer niveles cretáceos cada vez más antiguos.
En las Hojas 1:50.000 del Mapa Geológico Nacional a la cueva del
Candil se le asigna estratigrafía turonense y a la del Tortero coniacense.
En este punto nos agradaría realizar una precisión propia. N uestro
criterio es que las Lomas Cotillas (Cueva del Candil) y la loma de la
Cueva del Tortero responden a un mismo horizonte estratigráfico y que,
-275-
[page-n-354]
4
J. DONAT Y J. Al\'DREU
~plicando
los criterios diferenciadores de Dupuy de LOme, fijaríamos en
la transición entre ambos. Para ello nos basamos en características no
paleontológicas, es decir, exclusivamente en la litología del terreno. Señalemos entre otros indicios la típica erosión del turonense valenciano,
la formación de la «terra rossa», la ausencia de las margas amarillentas del Coniacense y la presencia, en cambio, de los bancos de calizas,
grises al exterior y blanquecinas en fractura, que marcan el tránsito
Turonense-Coniacense y que aparecen en los procesos elásticos de la
Cueva del Candil.
La estratificación es horizontal, salvo ligeras inflexiones, y no parece, por tanto, estar afectada por la proximidad de la Cúpula del Puntal
del Aire.
La pequeña loma de la cueva del Tortero está recubierta de matoxrales de monte bajo. Entre ellos se puede observar la presencia de
~mplias planchas calizas, cuarteadas, erosionadas y acarriladas, sin llegar a convertirse en un verdadero lapiaz. Notamos la ausencia de la
diaclasación norte-sur que aparece en las proximidades del Candil,
sospechando que ello es debido a la mayo1· distancia al barranco del
Castellet.
IV
ESPELEOGRAFIA METRICA Y MORFOLOGICA
Complementando la descripción gráfica ofrecida por la topografía
y fotografías de la caverna vamos a realizar, en forma esquemática,
la descripción de su interior.
Para ello, para su mejor comprensión, y partiendo de unidades o
sectores de caverna fácilmente identificables, vamos a dividirla en los
siguientes tramos:
Longitud
1)
2)
3)
4)
5)
6)
7)
Vestíbulo
Pequeño laberinto
Recámara
Salón principal
Sala Honda
Sala del Goorg
Galería Honda
34 metros
31 »
3 »
26
9
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35
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Total de itinerario 141
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3
[page-n-355]
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J. DONAT Y J. AXDREU
Estos 141 metros de itinerario se convierten en 89 metros en desarrollo directo, es decir, tránsito boca-término cavidad, y en 73 metros
.como distancia o itinerario ideal, tomado en recta ideal de boca de caverna a término de la misma, y según ángulo orientada a N. 82° E.
1) V estíbulo.-La boca de la cueva, baja de techos y forma alargada, inicia este sector. Se inicia con tan escasa elevación de bóveda
que es preciso reptar en los primeros momentos. Tiene marcado carácter descendente, lo que le permite ir logrando mayor elevación de bóveda.
El piso o suelo, en su primer tramo, aparece recubierto de materiales
alóctonos. La galería ensancha sus dimensiones y al alcanzar su segunda mitad pierde la adustez de la primera y va adquiriendo belleza. Se
aprecian claros e importantes desplomes de bóveda, recubiertos de antiguo manto estalagmítico. A su término aparecen gourgs, las paredes,
especialmente el lado izquierdo, se recubre de vistosas y gruesas formaciones y en uno de los laterales se mantiene erguida una vistosa estalagmita de caudal. La bóveda en este sector aparece ya manifiestamente
horizontal. El frente se cierra con un grueso muro de formaciones y en
el que se inicia el sector 3) Recámara.
2) P.equefw labe1·into.-Se accede al mismo por un pequeño orificio
sito en el vestíbulo, aproximadamente a mitad de su recorrido, a la izquierda y entre algunas formaciones. Tiene marcado carácter descendente y forma una pequeña serie de estancias en seudo anárquica disposición. Muestra en sus paredes un avanzado proceso reconstructivo.
3) Recámara.-Se inicia en el muro que cierra el frente del vestíbulo y se alcanza tras fácil escalada entre las formaciones y un corto
reptar entre una abertura de las mismas. Está constituida por una pequeña estancia de unos 3 metros de longitud, con abundante recubrimiento parietal y columnar. Por otro estrecho y dificultoso paso da acceso
al Salón principal.
4) Salón p1·incipal.-Consta de dos tramos. El primero, horizontal,
con profusión de material elástico, en importan te y ordenado desplome,
bóveda horizontal e importante proceso reconstructivo. El segundo tramo tiene marcado carácter descendente, lo cual se efectúa entre bloques
elásticos y coladas, prodigándose además en el mismo bellísimas e interesantes formas reconstructivas. Desde este salón se pasa independientemente una de otra a las tres estancias restantes de la caverna, las
Salas Honda y del Gourg y la Galería Honda.
-278-
[page-n-357]
CUEVA DEL TORTERO
7
5) Sala Honda.-Se alcanza por el sector izquierdo del Salón principal, todavía en su fase descendente. Se puede decir que no tiene vía
formal de acceso y se llega a la misma descendiendo entre las coladas.
Posee formas reconstructivas de gran belleza y variedad, recubriendo
prácticamente techo y paredes, así como el suelo, cementado por un
grueso manto estalagmítico. Prolongación de la Sala Honda es la Galería Honda.
6) Sala de Gour·g.-Es una pequeña estancia sita al término del
Salón principal y a la que se penetra por un «pórtico» de formas reconstructivas. Cierra la estancia un grueso y vistoso muro de coladas y formas columnares. El piso, formada por una gruesa capa estalagmitica, se
ha hundido en su centro y en su interior se ha formado un embalse de
agua, origen de la denominación de la estancia.
7) Galer-'w. Honda.-Aparece al término del Salón principal, a su
izquierda y descendiendo por los huecos entre las coladas. Muestra gran
importancia reconstructiva, con formas variadas y potentes o delicadas
en extremos. Al fondo de la misma aparece la roca original de la montaña con muestras erosivas muy desarrolladas.
V
MORFOLOGIA Y RECONSTRUCCION
La estudiaremos separadamente en:
a)
b)
e)
Suelo de la caverna.
Bóveda o techos.
Paredes.
a) Suelo de la caverna.-Se halla tan enmascarado a lo largo de
toda su extensión que difícilmente puede ser sometido a examen. El volumen y variedad de los recubrimientos es notable y puede dividirse en
tres grandes grupos:
1) Sedimentos alóctonos.
2) Materiales elásticos.
3) Procesos litogénicos.
Los sedimentos alóctonos aparecen, a nuestra vista, en el primer
sector de la cavidad -vestíbulo-. Son materiales procedentes del exterior, consecuencia del arrastre de las aguas superficiales y carecen de
particular interés.
-279-
[page-n-358]
J. DONAT Y J. ANDREU
Los procesos elásticos han sido comentados aparte y a grandes rasgos. Particularizando algo más en ellos podemos señalar que, aún en
las zonas de deposición más irregular, parece adivinarse una acción
elástica diversificada en el tiempo y actuando por separado por líneas
de estratos, aproximando en forma paulatina la caverna a la superficie del terreno.
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Fig. 2.-Cortes transversales
Existen sobre el suelo grandes masas de estratos fragmentadas, anárquicamente depositadas y cementadas fuertemente por los procesos de
estalagmitización, levantándose sobre ellos potentes formas reconstructivas. De . todo ello se deduce que los aportes hídricos que recibía la
cueva, marginalmente a su función de sumidero, eran muy elevados.
Las formas reconstructivas que se apoyan en el suelo alcanzan una
gran variedad. Entre ellas cabe destacar los mantos calizos, que unas
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CUEVA DEL TORTERO
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veces recubriendo y cernen tan do los bloques elásticos y adaptándose a
las irregularidades de su forma y deposición y otras en límpidas y tersas
coladas logran una gran envergadura.
Las formas estalagmíticas son espectaculares por su belleza, diversidad de formas y potencia. Unas veces aparecen limpiamente definidas
y aisladas, otras en forma de conjuntos, algunas vinculadas a bóveda o
paredes; formas acusadas y perfiladas como las estalagmitas en palmera
Fig. 3.-Corte transvarsal. saliendo de la caverna
o pagoditas, más desdibujadas como las mixtas; en extrañas o desfiguradas coalescencias, etc. Con frecuencia alineaciones de las mismas nos
señalan sistemas de cliaclasación en bóveda.
Hemos podido observar también la presencia de formas reconstructivas con ejes de crecimiento aparentemente anómalos. Esto se debe a
varias causas; normalmente son alteraciones sufridas en cuanto a su
posición en el espacio y por causas mecánicas. Desplomes de bóveda con
formas reconstructivas ya iniciadas, bloques basculados, estalagmitas
rotas y cementadas de nuevo en raras posiciones, efectos de la subsidencia, etc.
También aparecen algunos gourgs, sin que esta forma sea notable
por su desarrollo o abundancia.
b) Bóveda o techos.-Del mismo penden abundantes estalactitas de
bellas y variadas formas. Aparecen en gran número nacidas al amparo
de aportes hídricos verificados a través de planos de diaclasación, entre
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10
J . DONAT Y J . ANDREU
las cuales se pueden señalar coladas, climáticas, mixtas y finalmente
su derivación actual a macarrónicas o de caudal.
Se señalan también importantes formas de despegue, originadas por
aportes hídricos laterales y extrañas formas coalescentes, de superior
a inferior y con irregular morfología.
Las estalactitas de caudal o macarrónicas, como antes hemos señalado aparecen como solución de continuidad de otras formas y también,
en gran número, pendiendo de las planchas lisas de la bóveda y denun-
Fig. 4.-Acción de la solifluxión (dinámica) y de la bóveda (estática) en la destrucción
de procesos reconstructivos (estalagmíticos)
ciando que, tras los últimos procesos elásticos, los más modernos, el
proceso reconstructivo de la bóveda se hallaba en fase de «caudal».
Las formas columnares -bóveda, suelo--, son también muy abundantes y en algunos puntos, por coalescencia, han derivado a muros y
coladas.
e) Pat·edes.-Participan de las formas observadas en la bóveda o
techos, tanto más cuanto éstas son de difícil separación de las anteriores. Sobre las mismas se apoyan coladas, formas columnares, estalactitas, etc., todo basado en las grandes aportaciones hídricas verificadas a través de los planos de estratificación, con coalescencias morfológicas entre las formaciones iniciadas a nivel de un plano de estratificación y las originadas por los inferiores.
VI
PROCESOS CLASTICOS
Son muy abundantes y se han desarrollado practicamente a todo lo
largo de la caverna. Morfológicamente son bastante antiguos, ya que
sobre ellos se ha depositado una potente capa estalagmítica, así como
grandes y numerosas estalagmitas.
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CUEVA DEL TORTERO
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Se puede observar que estos bloques elásticos se han depositado
bajo dos formas distintas:
a) Grandes fragmentos concordantes con la bóveda, tanto en su
lugar de deposición como en la horizontalidad de la superficie de unos
y otra. Suelen presentar un recubrimiento estalagmítico muy inferior
al del resto de bloques elásticos. El choque con el piso de la caverna ha
fracturado nuevamente estas grandes masas y los bloques resultantes
guardan también concordancia entre ellos. Parecen responder a procesos mecanoclásticos.
b) Fragmentos de formas y tamaños más variados, caóticamente
distribuidos en grandes amontonamientos. Se hallan recubiertos por gruesas capas de manto estalagmítico y sobre ellos se levantan grandes y vistosas estalagmitas. Se obtiene de los mismo la sensación de haberse
formado en diversos períodos. En los lugares en que aparecen estas masas la bóveda no muestra tan acusadamente la presencia de «planchas»
calizas como en los anteriores. Los mantos estalagmíticos los cementan
entre sí y forman un bloque muy compacto y unido.
VII
SOLIFLUCCION Y SUBSIDENCIA
Este fenómeno, tan general en las cavernas, aparece también en la
que venimos comentando. Su acción se puede comprobar en varios lugares, pero especialmente en uno de ellos, en el Salón principal, donde se
le puede apreciar con un efecto notablemente didáctico.
En efecto, el caos de bloques originado por los desprendimientos de
la bóveda, recubierto por una capa estalagmítica, bien por su propio
peso, bien porque exista debajo de ellos materia lubricante, se desliza
lateralmente y aprovechando el desnivel de la cavidad. Una gruesa estalagmita crece sobre un punto determinado de dicho manto y alcanza
una notable elevación. Como consecuencia de esta soliflucción la estalagmita ha avanzado también lateralmente y entonces ha efectuado contacto con la bóveda y en un rebaje de esta, ocasionado por la presencia
de un escalón residual de los procesos elásticos. Entonces lo que primero
era una separación, estalagmita-bóveda, posteriormente se convirtió en
contacto y actualmente en presión, pues mientras la parte superior de la
formación se encuentra detenida, la inferior o base continúa tirando en
su progresión deslizante. Entonces se ha producido en la misma base
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J. DONAT Y J. A!''IDREU
de la formación primero un agrietamiento, después una franca abertura
y el eje de la estalagmita ha perdido su verticalidad absoluta, sin que
el proceso reconstructi vo, rellenando la abertura, pueda competir con
la acción destructiva, en este caso, de la soliflucción.
También, a través de las formas reconstructivas, se puede apreciar
la existencia de fenómenos de subsidencia. Especialmente por el examen
de formas columnares y sus anomalías morfológicas, si bien muchas
de e1las se prestan a confusión por la unión de dos formas estalactíticas,
sobre una misma vertical y originadas a distintos niveles.
Un curioso fenómeno se observa en una gran columna, semidesplomada, apoyada contra una de las paredes de la caverna, soldada posteriormente a la misma y sobre la que se han formado nuevas formas estalactíticas. Todo ello crea una confusión de ejes extraordinaria.
VIII
GENES/S Y EVOLUCION DE LA CAVERNA
Analizando aisladamente a la cavidad, es decir, marginalmente a la
zona en que se halla ubicada, nos encontramos que ésta, de por sí,
constituye el talweg hipógeo, hoy abandonado, superado en profundidad,
de un antiguo sumidero y en el que los aportes hídricos procedentes
del exterior actuaron principalmente a través de los planos de estratificación.
Posteriormente a esta función recibió importantes aportes hídricos,
los cuales se manifestaron en potentes y bellas formas diseminadas por
todo el espacio apto de la caverna. Esta acción reconstructiva fue alternada con otras de hundimientos de bóveda, hasta alcanzar el enmascaramiento total de las formas primitivas, tal y conforme hoy se encuentra.
El proceso reconstructivo fue tan elevado que llegó a la obturación
total de la cavidad, lugar denominado el Ventanal, separación del Vestíbulo y la Recámara, y casi a otra del mismo tipo entre la citada Recámara y el Salón principal.
Hoy mismo, el examen morfológico y el alto grado de humedad de
que disfruta la cavidad nos hace suponer que el proceso reconstructivo
todavía no ha cesado.
En relación con el factor hidrológico creemos son válidas para esta
cavidad todas las conclusiones que en su día obtuvimos para la inmefliata vecina del Candil y que podemos resumir de la siguiente forma:
Como consecuencia de ajustes geodinámicos la provincia de Valencia
sufre movimientos oscilatorios de hundimiento y elevación. Claro es
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CUI::VA DEL TORTERO
13
que estos, cuanto mayor sea su modernidad, serán tanto más apreciables
así, por consideraciones de tipo hidrológico se ha podido determinar la
existencia de uno de ellos, geológicamente actual y cuyo resultado es la
elevación de la meseta y el hundimiento de los cauces hídricos. Hundimiento relativo, toda vez que podemos considerar que estos buscan siempre la misma línea de equilibrio y que la consideración práctica de este
hundimiento es el aumento de desnivel existente entre la superficie de
las partes elevadas y el fondo de los cauces.
El resultado ha sido una modificación total y absoluta del aparato
cárstico. En efecto, muchas de las cavidades estudiadas, de génesis alóctona, al profundizarse los cauces epígeos de alimentación, dejaron de recibir sus aguas, quedando actualmente colgadas a gran elevación sobre
los citados cauces y a resultas de su propia alimentación hídrica, obtenida a través de las filtraciones de su cobertura y de su cuenca, con el
planteo entonces, vivo y real, de si la cavidad, en su función autóctona,
se encuentra alojada o no en el lugar más indicado para proseguir su
desarrollo. La segunda parte de este problema es que gran número de
las cavernas de este típico cárst valenciano están muy próximas a la
superficie y, en consecuencia, la profundización de las formas epígeas de
conducción hídrica multiparte el área superficial de posible captación
hídrica lo suficientemente para que la misma disminuya su capacidad
como consecuencia de la topografía de los cauces.
Nos encontramos, pues, ante un fenómeno de tipo geológico que,
combinado con las variaciones climatológicas, disminución de precipitaciones, hace que probablemente la acción cárstica en busca de nuevos
cauces se realice en forma lenta y dificultosa y de ahí la falta de cavidades
a niveles modernos.
y
IX
QUIROPTEROS
En el transcurso de las diversas visitas realizadas a la Cueva del
Tortero para la consecución de estas notas, se pudo comprobar la existencia, en épocas invernales, de colonias de quirópteros.
En la efectuada el 5 de abril de 1970 se capturaron varios ejemplares
de éstos, siendo clasificados como murciélagos de herradura, es decir, de
la famila de los rinolófidos, pertenecientes a la especie de los Rhinolophus
euryCLle. Tres ejemplares remitidos al doctor Balcells, del Centro Pirenáico de Biología Experimental, confirmaron la primera determinación,
estando constituido el pequeño grupo por un macho y dos hembras.
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14
J . 00:-\A'f Y J. AXDREU
La captura se realizó a unos 50 metros de la boca de acceso a la caverna, en zona muy húmeda, tanto en paredes, techo y suelo, como en
el ambiente, con pequeños «gourgs» de umbral estalagmítico en sus inmediaciones. El ambiente era completamente cálido y muy aislado de las
variaciones térmicas del exterior por barreras estalagmíticas.
Los ejemplares recogidos, junto con otros, pendían de la bóveda, a
unos dos metros del suelo y formaban un grupo de ejemplares sueltos
y aletargados.
Ligeramente más al interior, también pendiendo de la bóveda, a unos
tres o cuatro metros del suelo, existía una colonia mucho más numerosa
e integrada, igualmente, por ejemplares sueltos. El número de los congregados era de unos cuarenta y su estado de semiletargo.
En la comarca de Tous-Millares se habían capturado con anterioridad ejemplares de esta especie, asociada con el Rhinolophus fet·rumequinum, en la sima del Campillo. En la vecina cueva del Candil, las capturas permitieron determinar al Rhinolophus ferrum-equinum y al Myotis
natte1·eri, y ya más al Oeste, en la Cova de les Dones, el Miniopterus schereibersi.
Tenemos la seguridad de que, conforme se prosigan las exploraciones
por el interior de esta meseta caliza, se aumentará el número de especies
refugiadas en la misma.
X
RESUMEN
La Cueva del Tortero constituye el talweg, hoy abandonado, de un
sumidero de cierta importancia, desarrollado en un cárst de mesa, en caJizas cretáceas, subregión central valenciana, dentro del área celtibérica,
en su transición con la Prebética.
Consecuencia de las variaciones tectónicas de la zona ha sido la modificación de la red hidrográfica subterránea, con el abandono de las formas cársticas ya evolucionadas y abismamiento de las captaciones hídricas.
La alternancia de las manifestaciones elásticas y reconstructivas, así
como el alto grado de desarrollo alcanzado, muestran una cavidad postgenéticamente muy evolucionada.
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CUEVA DEL TORTERO
15
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1 .-lomall Cotillas.
2..-Boca de acceso a la cueva.
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1.- EI vestíbulo.
2.-EI vestíbulo, frente al Muro de la Ventana.
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1.-EI ventanal.
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1.-Coladas en la Sala del Gourg.
2.-Coladas en la Sala del Gourg y formaciones subsidentes.
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INDICE DE MATERIAS
Abedul: 10 y 11.
Abrigos rupestres: Véase "Cuevas".
Absentismo: 266.
Acanaladur:as: Véase "Decoración acanalada".
Acanto: Véase "Hojas de Acanto".
Acrópolis: 125.
Achelense: 18.
Adadig, topónimo: 255.
Adesig, topónimo: 255.
Adolescentes alados, representación de: 222.
Adormidera: Véase "Cápsulas de adormidera".
Adorno: 129, 134 a 136, 139, 165, 179, 220, 222 y 226.
Afiladoras: 181.
Agallonado: Véase "Decoración de gallones".
Agogiam, topónimo: Véase "Vallem Agogiam".
Agricultura: 128, 164, 171 , 216, 248, 264, 266 y 267.
Aguja, topónimo: Véase "Sant Aniol d'Aguja".
Agujas: Véase "Alfileres".
Ajuares: 262;
funerarios: 126 a 131 y 133 a 137.
Albense: 275.
Alfabeto ibérico: 81.
Alfareros: 185, 186, 232, 234, 247 y 248.
Alfares: Véase "Taller de cerámica".
Alfileres: 139.
Algarrobo: 171 , 182 y 186.
Alimentación: 9.
Alisadores: Véase "Afiladoras".
Aliso: 11.
AI·Kanisa, topónimo: 155.
Almenas: Véase "Fortificaciones" .
Alóbroges, pueblos: 243 y 247.
Altamirense: 34.
alteru: Véase "altre".
allre, palabra catalana: 253.
Allerod, interestadio climático: 20.
Amaíturra, topónimo: 256.
Ameturra, topónimo: 256.
Ana ( h) uga, topónimo: 255.
Ana ( h) ugia, topánimo: 255.
Análisis: 9, 10, 14, 16, 17, 19, 20, 22, 83 a 95 y 262; - - - - ceramológicos: 83 a 95;
- - - - pollnicos: 9;
qulmicos: 90 y 92 a 94;
radiocarbó·
nicos: 9, 14, 16, 17, 19, 20, 22 y 262;
sedimentológicos: 9 y 10.
anate: Véase "ate".
Anauia, topónimo: 255.
Ancoras, motivo decorativo: 227.
Andorra, topónimo: 256.
Anfibios: 9.
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Anforas: 75, 77, 91, 166, 181, 182 y 184 a 186.
Anforitas: 77.
Anillas de hierro: 127, 128 y 130.
Anillos de metal: 55, 61 y 135.
Animales: Véase "Decoración zoomorfa" y "Fauna".
Anteneanderta lenses, hombres: Véase "Preneandertalenses",
Antropofagia: 11 .
Antropología: 9 , 11, 13, 15, 21 a 35, 37 a 46 y 207.
Antropomorfos, motivos decorativos: 65 a 68, 222, 224, 226 y 227.
Apolo, representaciones de: 65 a 68;
Delphníos: 67;
de lamboli, 67;
de Pérgamo: 67;
Liceo: 67;
de Pi nedo: 65 a 68;
recostado: 67,
sedente: 67 y 68.
Aptense, facies geológica: 275.
Arabe: 166 y 167.
Aras: 230 y 240.
Araur, topónimo: 256.
Arbol de la vida: 134.
Arcaísmo: 133.
Arcillas: 74, 85 a 87, 89 a 92, 100, 103 y 105 a 107; - - - - ferruginosas: 87 y 89.
Arcos romanos : 237.
Arcy, interestadio climático: 19.
Aregiae, topónimo, hoy Ari ége: 254.
Arenas: 10, 18 y 21.
Arenisca, objetos de: 55, 77, 173, 177 y 178.
Ares Ludovici: 67 y 68.
Aretina, cerámica: Véase "Cerámica".
Argárica, cultura: 56 a 58 y 61 .
Arieja, topónimo, hoy Ariége: 254.
Armas: 121, 122, 127, 128, 130, 133, 136, 137 y 208.
Aros: Véase "Anillas" y "Anillos" .
Arquerías, motivo decorativo: 222.
Arquitectura: Véase "Construcciones".
Arrendamientos romanos: 266 y 267.
Arte: 66 y 159.
Asas: 50, 51, 74, 77, 78, 91, 99 a 102, 106, 108, 116, 117, 126 y 173 a 177; - - - d e
cerámica: 50, 51, 77, 78, 91, 99 a 102, 106, 108, 116, 117, 126, 174 y 175;
de nudo: 100 a 102;
de pezón: 50, 51, 174 y 175;
de vidrio: 74.
Asentamiento humano: Véase " Poblamiento".
Asnos: 11 y 73.
Asperi, topónimo: 258; véase "Valle Asperi".
Asperii, topónimo: Véase " Valle Asperii " .
Aspirano, topónimo: 258.
assaig, palabra catalana: 253.
Astrágalos: 76.
Atalajes: 127, 128, 130 y 133.
ate, palabra vasca: 254.
Ateriense, cultura: 14.
Atica, cerámica: Véase "Cerámica".
Atlántico, período climático: 20.
Augures: 234.
Auriñaciense, cultura: 17 a 19, 34 y 39.
Avellano: 11.
Aves: 9, 11, 72, 73 y 80; - - - - , motivo decorativo: 72, 73 y 80.
azpe, palabra vasca: 258.
Azuelas de piedra pulida: 162 y 173.
Baders, topónimo: 259.
, nomen: 246.
Baebia, gens: 246;
Bages, topónimo: 257.
Bagur, topónimo: Véase "Segur".
baia, palabra vasca: 257.
baiabite, palabras vasca: 259.
Baiamde, topónimo: 257.
-290-
[page-n-379]
Baiamite, topónimo: 256, 257 y 259.
Baianda, topónimo: 257.
Baiande, topónimo: 257.
Baias, topónimo: 257.
Baigorri, topónimo: 256.
Baigur, topónimo: 256.
baixar, palabra catalana: 253.
Bajanda, topónimo: 257.
Bajande, topónimo: 256 y 257.
bajar: Véase "baixar" .
bajo: Véase " be".
Bajo Imperio: 263 a 272 .
Banca: 270 a 272.
Bandas, motivo decorativo: 78.
Baquetones: 222.
Bárbaros, pueblos: 140.
Barbotina: Véase "Decoración a la barbotina".
Bargogia, topónimo: 255.
Barguia, topónimo: 255.
Barguja, topónimo: 255 y 257.
Bar.nlz negro: Véase "Cerámica".
Basas: 234.
Basilica : 67 y 69;
de Elche; 69 ;
subterránea: 67.
basiu : Véase "bes".
bassiare: Véase "baixar" .
Bayanda, topónimo: 257.
Bayande, topónimo: 257.
baysu : Véase "bes".
be, palabra vasca: 258.
Beders, topónimo: 259.
B~:,gur , topónimo: 256.
beltz, palabra vasca: 258.
berri, adjetivo vasco: 252.
bes, palabra catalana: 253.
Beviá, antropónimo: 246.
Beziers, topónimo: 259.
Bichas: Véase "Escultura".
bide. palabra vasca: 257 y 259 .
Bidegain, topónimo: 259.
Bigur, topónimo : 256.
Biotita : 85 a 87.
bite, palabra vasca: 259.
Biteris, topónimo: 259 .
Biterri, topónimo: 259.
Bocados de caballo: 127, 128 y 133.
Bol : 91 y 102.
Bolas de cerámica: 126.
Balearia, topónimo: 258.
Bolcharia, topónimo: 258.
Bolós, topónimo: 258.
Bolosso, topónimo: 258.
Bolquera, topónimo: 258.
Boluir, topónimo: 258.
Bolvir, topónimo: 258.
Bolling, interestadio climático: 20.
Bordes ahumados, cerámica de: Véase "Cerámica".
Bordes retocados en piezas de sílex: 10.
Boreal, periodo climático: 20.
Borin, palabra vasca: 254.
Bosques: 11.
Botones de metal: 55, 57 y 61.
Brazaletes de bronce: 119 a 121, 129, 135 y 136.
-briga, sufijo celtfbero: 211 y 212.
Broches de cinturón: 127, 129 a 131, 133, 134 y 136.
-291-
[page-n-380]
Bronce, esculturas de: 65 a 68;
, objetos de: 55, 57, 61, 65 a 68, 72, 75, 77,
119 a 121, 127, 129 a 137, 139 a 153, 155, 165, 174, 178 y 208.
Bronce, Edad del: 20, 47 a 63, 173 a 181, 185, 188 a 191 y 206;
arganeo: 56
a 58 y 61 ;
valenciano : 58, 61, 173 a 181, 185 y 188 a 191 .
Bruñido : Véase "Cerámica bruñida" .
Bucráneos, motivo decorativo: 224 y 226.
bulu, palabra vasca: 258.
bul (u) -berri -u, palabra vasca: 258.
Buluer, topónimo: 258.
Buluir, topónimo: 258.
bul(u)-karri-a, palabra vasca: 258.
buru, palabra vasca: 258.
Caballo : 11 , 15, 128, 130 y 133.
cabeza: Véase "buru".
Cabeza pra xitélica, escultura: 66.
Cabeza de toro, escultura en piedra: 155 a 160.
Cabezas de adolescentes, motivo decorativo: 222 ;
de carnero, motivo decorade elefante, motivo decorativo: 222 y 224 .
tivo : 222 y 224;
Cabras monteses: 11 .
cadena: Véase " gatea".
Cadena de hierro: 76.
Cadenillas: 134.
Caecilia, nomen : 246
Caira, topónimo: 258.
caixa, palabra catalana: 253.
caja: Véase " caixa".
Cal: 72, 74 y 75.
Calcita: 85, 86, 90 y 176.
Calcita-micaita: 85.
Caliciformes: Véase "Vasos".
camino: Véase " bide".
camisa, palabra catalana: 253.
camisia: Véase "camisa" .
Campamentos de caza: 1 O y 11 .
Campaniense, cerámica: Véase "Cerámica" .
Campaniforme: Véase "Cerámica" y "Vasos".
Campanillas : 134 y 136.
Campesinado tardo-romano : 264, 265 y 267.
Campos de urnas : 113 a 122.
Canauella, topónimo : 258.
Canavella, topónimo : 258.
Canavelles, topónimo : 258.
Canceles visigóticos: 69.
Cande!, topónimo: 257.
Candell, topónimo : 256 y 257.
Candello, topónimo: 257.
Caned, topónimo : 257.
Canet, topónimo: 257.
Canetellu, topón imo: 256 y 257.
Canelo, topón imo: 257.
Canigó, topónimo: 257.
Canigone, topónimo: 257.
Canillo, topónimo : 258.
canna, palabra latina: 257.
Cánoa, topónimo: 257.
Canoas, topónimo : 257.
Canoes, topónimo: 257.
Canoues, topónimo : 258.
Canous, topónimo: 257.
Canova, topónimo : 257.
Canteras de mármol : 232 y 247.
Canteros: 247 y 248.
Cantos rodados : 73 y 75 .
-292-
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Capadocios: 263 a 272;
, Padres: 263 a 272.
Capiteles: 232.
capsa: Véase "caixa".
Capsiense, cultura: 13.
Cápsulas de adormidera, motivo decorativo : 80.
Caracoles perforados: 172.
Caramany, topónimo: 258.
Caramat, topónimo: 258.
Carbón : 9 y 61.
Carbono 14: 9, 14, 16, 17, 19, 20, 22 y 262.
Carcolde, topónimo: 259.
Carcolze, topónimo: 258 y 259.
Carlit, topónimo: 258.
Carnero, motivo decorativo: 222 y 224.
Carolingio, período: 252.
Carst: 273, 275, 285 y 286.
Carstica: 273 a 275, 285 y 286.
Cartaginesas, monedas: 81.
Cartagineses: Véase "Púnicos".
Casco, motivo decorativo: 224.
Cascos: 137 y 208.
Castaño : 11.
Castellana, lengua: 171 , 172 y 253.
Catalana, lengua: 251 a 260.
ca tena: Véase "gatea".
causa: Véase "cosa".
Cavernas: Véase "Cuevas".
Caza: 1O, 11 y 227.
Cazadores paleolfticos: 11.
Cazuelas de cerámica: 59.
Celta, céltico: 213, 247 y 248.
Celtibérico: 123 a 137, 202, 207, 208, 211, 212 y 214.
Cenizas: 183.
Cenomanense: 275.
Cerámica: 49 a 53, 59, 61, 66, 73 a 81, 83 a 95, 97 a 111, 115 a 119, 121, 122, 126, 127,
acanalada:
133 a 136, 142, 143, 163 a 167, 173 a 188, 206, 207 y 243;
116 a 118 y 121;
aretina: 79 y 186;
árabe: 166 y 167;
--~ ática: 87, 90, 92, 98, 99, 110, 133 a 136 y 165;
de
barniz negro : 98, 99, 11 O, 135, 136 y 165;
de figuras negras:
98;
de figuras rojas: 98;
de bandas: 78; - - a la barbotina: 77;
de barniz negro: 77, 97 a 111, 133, 135, 136, 165,
180, 181 y 206;
de bordes ahumados : 75 y 77;
bruñida: 116
y 121;
campaniense: 77, 97, 99 a 101, 103, 104, 106 a 111 , 165, 181 y 206;
- - - - - - A: 77, 103, 104, 110, 111 y 206;
8 : 77,
104, 106 a 111, 165 y 206;
campaniforme: 59 y 173;
decorada:
espatulada: 50, 126, 164, 174, 176 y 178; - - Véase "Decoración";
griega pintada: 93 y 98;
gris: 75 a 78 y 89 ;
ahumada:
75 a 77;
estampada: 75;
hecha a mano: 49 a 53,
59, 116, 126, 173 a 179, 187 y 188;
helenística: 98, 180 y 181; - - ibérica: 74, 78 a 81, 98, 165, 180 a 186, 206 y 207;
importada: 78,
142 y 143;
impresa: 50, 59, 126, 165 y 177;
incisa: 59, 117,
jónica: 86, 87, 89, 90, 92 y 94; - - 118, 126, 164, 166, 174 y 176;
jonio-focense : 135;
medieval: 61, 166, 167 y 179;
de paredes
presigifinas: 76 y 77;
precampaniense: 99, 110, 133, 135 y 136;
llata: 78;
protocampaniense: 111;
romana: 66, 74 a 79, 97,
99 a 101, 103, 104, 106 a 111, 165, 166, 181 a 186, 206 y 243; - - - - - común: 74 a 79, 166 y 181 a 186;
sigillata: 74 a 76, 79, 182 a 186 y 243;
- - - - - - aretina: 79 y 186;
clara: 74 a 76; ~-----estampada : 75;
hispánica: 182 a 184 y 186; - - - - - sudgálica: 75;
vidriada: 61 y 166.
Cerámica, objetos de: 51, 52, 59, 73, 74, 80, 126, 127, 133, 164, 180, 182, 184 y 186.
Ceramistas: Véase "Alfareros".
Ceramologfa: 83 a 95.
Cereia, topónimo: 254.
-293-
[page-n-382]
Ceretgia, topónimo: 254.
Cerretanos, pueblos: 251.
Cervatillos, motivo decorativo : 227.
Ciervos: 11;
, representación de: 80.
cima: Véase " buru".
Ciperáceas: 11 .
Círculos, motivo decorativo : 92, 99, 126 y 165;
impresos, motivo decorativo:
126 y 165.
Circunferencias, motivo decorativo: 92, 99 y 126.
Cisnes, representación de: 135.
Cistas: 115.
Ciudadanos romanos: 194 a 196, 198, 199, 201, 209, 211, 216, 244, 245 y 248.
Clases sociales : 66, 140 y 264 a 272;
productoras: 264 a 269.
Clásticos, procesos: 176, 178 a 283 y 286.
Clavos: 75, 77 y 130;
de bronce: 75; - - - de hierro : 77 y 130.
Clientela: 266.
Clima: 9 a 15, 18 a 20, 171 , 282 y 285.
Clorita: 85 a 87.
Cobalto: 91 .
, objetos de: 55, 57, 61, 76 y 162.
Cobre: 91 ;
Cognom i.na : 199, 211 , 231 a 233, 243, 246 y 247.
Coladas en cuevas: 278, 279, 281 y 282.
Colgantes: 134 y 136.
Colonato tardo-romano: 265 a 267.
de derecho
Colonias: 74 , 81 , 194 a 199, 208, 210, 211, 213 y 215 a 218;
latino : 194, 197 a 199, 210, 213 , 215 y 216;
de derecho romano: 74,
81 , 194 a 196, 198, 199, 208, 211, 213, 216 y 217.
Colonización romana: 74, 81, 140, 166 y 193 a 218.
Colonos: 265, 266 y 270;
tardo-romanos: 265 y 266 .
Columnas : 243 .
Collares: Véase "Cuentas de collar".
Comercio : 65, 66, 78, 140, 142, 143, 264, 270 y 271.
Compuestas, plantas: 11.
Conchas: 74 y 262.
Conejos: 9.
Coniacense: 275 y 276.
Consonantismo : 253.
Construcciones: 67 a 69 , 72, 74, 76, 161, 164 a 166, 173 a 183, 185 a 187, 205 y 206;
romanas: 67 a 69, 182, 183, 186 y 187.
Cónsules : 193, 195, 197, 200, 202, 203, 205, 214 y 215.
Conteras: Véase "Regatones".
Copas de cerámica: 84 a 87, 89, 90, 92, 94, 104, 111 y 133;
ápodas: 111; - - áticas: 90, 92 y 133;
de barniz negro : 104, 111 y 133; - - jónicas: 86, 87, 89, 90,
92 y 94.
Corazas: 221 y 222.
Cornalina: 134.
Cornelia, gens: 214, 240, 241 , 247 y 248; - - - , nomen; 246.
Cornisas: 234 y 235.
Cornucopias: 208 y 216.
Corzos: 11 .
cosa, palabra catalana: 253.
Costoga, topónimo: 255.
Costoia, topónimo : 255.
Costuja, topónimo: 255.
coxa: Véase "cuixa".
Cráneo de Cova Negra: 13, 15 y 16; - - - d e Cro-Magnon : 31 , 40, 41 y 44; - - del Parpalló: 21 a 35 y 38.
Cráneos humanos: 13, 15, 16, 21 a 35, 38, 40 y 41Cráteras: 102.
Cremaciones: Véase "Incineraciones".
Cretáceo: 169, 171, 275 y 286; - - - superior: 275.
Crisis del siglo 111 : 265.
Cristianismo: 237 a 239 y 252.
-294-
[page-n-383]
Cristianización de cultos paganos: 237 a 239 .
Cro-Magnon, hombre de: 31 , 40, 41 y 44.
Cromo: 91.
Cronología: 9 a 11, 13, 16 a 22 , 34, 35, 61 , 65 a 69, 72, 74, 81, 83, 87, 92, 100 a 111,
121, 122, 133, 135 a 137, 140 a 145, 151, 155, 159 a 161, 165, 166, 193, 194,
198 a 208, 21 O a 212, 214 a 218, 227, 228, 230 a 232 , 236, 237, 251 , 252,
262, 265, 267 y 268.
Cuarcitas talladas: 173 y 175 a 179.
Cuarzo: 85 a 90.
Cuaternario: 9 y 171.
Cuchillos: 37, 76, 127, 128, 134, 162 y 173;
de hierro: 76, 127, 128 y 134;
- - - d e sílex: 37, 162 y 173.
Cuencos : 50, 59, 77, 91, 102, 187 y 188;
en casquete esférico: 50 y 59;
- - - hemisféricos: 50, 59 y 91.
de tonelete: 129 y 134.
Cuentas de collar: 129, 134 y 179;
Cuero: 130.
Cuevas: 7 a 35, 37 a 46, 172, 174, 177, 181 , 182, 187, 188, 261, 262 y 273 a 288;
- - - - santuarios : 181 y 182;
sepulcrales: 177 y 178.
cui xa, palabra catalana: 253 .
cuoysa: Véase: "cuixa".
Curcuga, topónimo: 255.
Curvas acumulativas: 14; - - - de dilatación: 83, 85, 86 y 88 a 90.
Custodia, topónimo : 255.
Custoga, topónimo : 255.
Custogia, topónimo: 255.
Custoia, topónimo : 255 .
Custuia, topónimo : 255.
Charcoude, topónimo: 259.
Chera, topónimo: 258.
Cheroramatum, topónimo: 258.
Chova piquigualda: 11.
Damas oferentes: 182.
Decoración : 50, 59 , 65 a 68, 72 a 75, 77 a 80, 92, 99, 100, 103, 104, 111 , 116 a 121 ,
126, 134 , 135, 164 a 166, 173, 174, 176, 177, 180, 181, 183 a 186, 212, 222 ,
224, 226 y 227;
acanalada: 100, 116 a 118 y 121 ;
antropomorfa: 65 a 68, 78, 80, 222, 224, 226 y 227;
de bandas pintadas: 78;
- - - a la barbotina: 77;
campaniforme: 59 y 173;
digital:
174;
impresa: 50, 59, 103, 104, 111, 126, 165 y 177;
incisa:
59, 117 a 120, 126, 134, 164, 166, 174 y 176;
floral : 72 a 75, 78 a 80,
92, 103, 111 , 134, 135, 165, 222, 224, 226 y 227;
de gallones: 100;
- - - - geométrica : 72 a 74, 78, 79, 92, 99, 111, 119, 120, 126, 165, 180, 181,
183 a 186 y 222;
punti liada: 126 y 222;
a la ruedeci lla: 103;
- - - zoomorfa: 72, 73, 80, 135, 212, 222, 224, 226 y 227.
Dedicantes: 244 y 245.
Deductio : 199 a 201 , 21O y 211.
Delfines, motivo decorativo: 212 y 227.
Denarios republicanos: 76, 162, 163, 165, 208, 212, 214 y 227.
Denticulados de sílex: 10.
Desgrasante: 50 , 51 , 85 a 87, 89 a 92, 116, 174, 176 a 179, 187 y 188.
Devaluación de la moneda: 265.
Diaclasas: 276 y 281.
Diademas : 134.
Dialectos : 171 , 172 y 252.
Dientes de hoz de sil ex: 51, 53, 54, 60, 174, 175, 177 y 179.
Dientes humanos: 24, 27, 28, 31, 34, 37 a 39 y 41 a 45.
Dinero: 216, 230, 264, 265, 267, 270 y 271.
Dionysos: 67.
Diorita: 53 a 57.
Manes: 229, 234, 242 y 244.
Dioses : Véase " Divinidades";
Discos: 51 , 52, 55, 59 y 77;
cerámicos: 51, 52 y 59;
de pasta vítrea:
55;
de piedra: 77.
, representación de: 65 a 68.
Divinidades: 65 a 68, 21 O y 238;
-295-
[page-n-384]
Dolia: 182, 184 y 186.
Dólmenes: 261 y 262.
Dorres, topónimo : 256.
Dosquers, topónimo : 258.
Dryas, fase climática : 20.
Eclesiástica, propiedad : 264.
Ecología: 7 a 9 y 12.
Economía: 18, 66, 68, 111, 166, 216 y 263 a 272. Véase "Socio-economía".
Edad del Bronce: 20, 47 a 63, 173 a 181 , 185, 188 a 191 y 206;
del Hierro:
20, 73, 74, 78 a 81, 98, 100, 113 a 137, 139 a 153, 155 a 160, 165, 166, 174,
176, 180 a 186, 189 a 191, 202, 206 a 208, 211 a 214, 247 y 248;
,
hum ana: 9, 1O 15, 22, 24 , 27, 31 , 38 a 40, 42 a 44, 229 , 230, 233, 235 y 240
a 245;
de los Metales: 20, 47 a 63, 73, 74, 78 a 81, 98, 100, 113 a 137,
139 a 153, 155 a 160, 164 a 166, 173 a 186, 188 a 191, 202, 206 a 208, 211,
212 a 214, 247 y 248;
Media: 43, 44, 61, 166, 167, 179, 181, 201 ,
252, 266 y 269;
de la Piedra: 7 a 20, 22, 33 a 35, 37 a 40, 43 a 46 ,
172 y 189 a 191.
Edificaciones: Véase "Construcciones".
Edorres, topónimo: 256.
Edorrs, topónimo: 256.
Edors, topónimo: 256.
-egi, -egia, sufijo vasco: 254 y 255.
-egiu, sufijo vasco: 254.
·eig, sufijo catalán: 254.
eixam, palabra catalana: 253.
·eja, sufijo catalán : 254.
Ejército romano: 194, 199 a 201 y 215 a 217.
Elefante, motivo decorativo: 222 y 224; - - - antiguo: 15.
Elna, topónimo: 260.
Elvir, topónimo: 260.
Elvira, topónimo: 260.
Empedrados: 74 y 126.
Emperadores romanos: Véase " Imperio".
Emscheriense inferior: 275.
Encina: 10 y 11.
Eneolítico: 20, 61, 164, 173, 180 y 189 a 191 .
Enfermedad: 31 .
Engobe: 75 a 78 y 90.
enjambre: Véase "eixam".
ensayo: Véase "assaig".
Enterramientos: 102, 104, 110, 111, 123 a 137, 163, 177, 178 y 230; - - - en cueva:
177 y 178.
Enuegio, topónimo: Véase "Uilla Enuegio".
Enueig, topónimo: 254.
Enveig, topónimo: 254.
Eocretáceo : 275.
Epigrafla: 229 a 250.
Epigravetiense, cultura: 34.
Epirogénicos, movimientos: 275.
Equus caballus mosbachensis: 15.
Erotes, motivo decorativo: 222, 226 y 227.
Escarabeos: 165.
Esclavitud: 216, 248, 264, 268 y 269.
Esclavos : 216, 240 a 246, 248, 249, 264, 265 y 267 a 269.
Escorias de hierro: 74.
Escritura turdetana: 212.
Escudillas: 77.
Escudos, motivo decorativo : 222, 224 y 226;
de metal: 127, 130 y 137.
Escultura: 65 a 68, 155 a 160, 219 a 228 y 234; - - - - en bronce: 65 a 68; - - - ibérica: 155 a 160;
en piedra: 66, 155 a 160, 219 a 228 y 234; - - thoracata: 219 a 228.
Espadas: 136 y 137.
Esparto: 50.
-296-
[page-n-385]
Espatulado: Véase "Cerámica espatulada".
Espejuelo de asno: Véase "Yeso··.
Espeleografía: 276 a 279.
Espeleología: 273 a 278.
Espirá, topónimo: 258.
Espirales, motivo decorativo: 79.
Esponellá, topónimo: 256.
Esqueletos humanos: Véase " Huesos humanos".
Estalactitas: 281, 282 y 284.
Estalagmitas: 1O, 15, 18, 278 a 284 y 286.
Estampada, cerámica: Véase "Cerámica".
Estampillas, taller de las pequeñas: 102.
Estampillas impresas, motivo decorativo: 103.
Estatuas: Véase "Escultura" .
Estauga, topónimo: 255.
Estauja, topónimo: 255.
Estelas funerarias: 126.
Estepas: 11 y 18.
Estilo de hueso: 76.
Estratigrafía: 7, 9, 10, 14, 15, 18, 34, 39, 40, 74, 75, 135, 136, 262, 275, 276, 280, 282
y 284.
Estructuras urbanas: Véase "Urbanismo".
Estuco pintado : 67 y 76.
Etnia: 16, 198, 201, 207 y 212.
Etnografía: 140.
Eueg, topónimo: 254.
Euegi, topónimo: 254.
Euei, topónimo: 254.
Eueig , topónimo: 254.
Euscaro : Véase "Vasco".
Evolución fonética catalana: 252;
navarro-aragonesa; 252 y 253.
exagiu: Véase "assaig" .
examen : Véase: "eixam".
Excavaciones: 8, 9, 12 a 14, 21, 38 a 40, 44, 45, 47, 58, 61, 68 a 71, 74, 91, 98, 123
a 126, 158 y 206.
Exeuega, topónimo: 254.
Exenegia, topónimo: 254.
Explotación de la tierra: 264 a 267 y 269.
Exploraciones: 12, 37, 47, 58, 66, 155, 161 y 172.
Expondeliano, topónimo: Véase "Esponellá".
Expulsión de los moriscos: 171.
Fabia, gens: 214, 215, 246 y 248; - - - - . nomen : 246.
Fabio, nomen: 237.
Fabulus, nomen: 237.
Fabulla, cognomen : 247.
factu : Véase " fet".
fagea: Véase "faja".
faja, palabra catalana: 253.
Fauna: 9 a 11, 13 a 16, 21, 73, 76, 128, 130, 133, 162, 262, 276, 285 y 286.
Fauno Barberini: 68.
faytu: Véase "fet".
Fecunda, topónimo: Véase "Vallfogona".
Feldespato: 86 y 87.
Fenicio-tartésico : 135 y 136.
Festones, motivo decorativo: 111 .
Festus, cognomen : 247.
fet, palabra catalana: 253,
Fíbulas: 77, 127, 129, 131 a 133, 135 a 137, 139 a 153 y 155;
anulares hispánicas: 141, 143 a 148, 153 y 155;
de ballesta: 127, 131 a 133 y 136;
- - - de La Time: 135, 143 a 145, 149 y 153; - - - serpentiformes: 129,
135 y 136;
zoomorfas: 129 y 135 a 137.
Filitas: 85 a 87.
Flechas: Véase "Puntas de flecha".
-297-
38
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Flora: 9 a 11, 1B, 171, 182, 184 y 186.
Floral, decoración: 72 a 75, 78 a 80, 92, 103, 111, 134, 135, 165, 222, 224, 226 y 227.
Flumen Adadig, topónimo: Véase "Adadig";
Aregiae, topónimo: Véase "Aregiae".
Focenses: 135.
Fonética: 252 a 254 y 259;
catalana: 252 a 254 y 259; - - - - vasca: 254.
Fortificaciones: 164, 165, 173 a 175, 180, 185, 205 y 206; - - - - representación
de: 72 y 73.
Fortunatus, cognomen: 247.
Francos, pueblos: 72.
Frutales: 171.
Fuentes escritas: 200, 202 a 204, 206, 215, 218, 260 y 263 a 268.
Fundación de Valentía: 193 a 21 B.
Fundaciones romanas: 193 a 218.
, moldes de: 140, 174 y 178.
Fundición: 65, 66 y 140;
Fundus: 238.
Funerarias, inscripciones: 182, 183 y 229 a 250.
Funerarios, ritos : 61 , 98, 126 y 133.
furia , nomen: 246.
Fusayolas: 126, 127, 133, 164 y 180.
gabata: Véase "gaita".
Gálatas, pueblos: 246.
Galatea, mosaico de: 69.
Galeria, tribu: 231, 232, 235 y 245.
Galos, pueblos: 243, 247 y 248.
gaita, palabra catalana: 259.
gan, gain, palabras vascas: 257.
Ganchos de hierro: 127 y 130.
ganeko, palabra vasca: 257.
gauta: Véase "gaita".
Gayo, praenomen : 232 y 246.
Gens: 246 y 248.
Geodinámica: 284.
Geografía: 9, 274 y 275.
Geología: 9 y 273 a 288.
Geométrica, decoración: 72 a 74, 78, 79, 92, 99, 111, 119, 120, 126, 165, 180, 181
183 a 186 y 222.
Glaciaciones: 14 y 18.
Gneo, praenomen : 246.
Gorgona, motivo decorativo: 222, 224, 226 y 227.
Gorguja, topónimo: 255.
gorri, adjetivo vasco: 253.
Go!!weig, interestadio climático: 19.
Gourgs: 278, 281 y 286.
Gramíneas: 10 y 11.
Gravetiense, cultura : 16 y 20.
Gravillas: 74.
Griego, arte, cerámica, etc.: 69, 87, 90, 92, 93, 98, 99, 110, 130 a 136, 140, 165, 206,
230, 231, 240, 241, 246 a 248 y 260.
Gris, cerámica: Véase "Cerámica".
Guerras: 72, 193 a 196, 198, 200 a 2{)6, 208 a 21 O, 214 a 217 y 227;
cánsertorianas: 198, 200, 205, 208
tabras: 217;
civiles: 72 y 227;
y 209;
de Viriato: 193 a 196, 201 a 206, 21 O y 214 a 217.
Guerreros celtibéricos: 126. Véase "Soldados".
Guijarros: 10 y 72.
Gurguia, topónimo: 255.
Gu!!us: 111.
Habitación humana: Véase "Poblamiento" .
Hachas; 53 a 55, 60 y 162;
de piedra pulida: 53 a 55, 60 y 162;
planas de cobre: 162.
Hallazgos submarinos: 65 a 68, 107 y 109.
Hallsta!!ica, cultura: 113 a 122, 128 y 133.
-298
[page-n-387]
harri, palabra vasca: 254 y 258.
harricobida, palabra vasca: 259.
haya: Véase "faja".
Helechos: 11.
Helena, topónimo: 260.
Helenlstico, arte, cultura, etc.: 69 a 81, 98, 180, 181, 268 y 269.
Helenización: 83.
Hércules de Lisipo: 67.
Hermes del Museo de Nápoles: 67 y 68.
Herraduras: 127 y 130.
Hidrologla: 275, 280 a 282 y 284 a 286;
subterránea: 275 y 286.
Hidrónimos: 255.
Hierro: 74, 76, 77, 80, 84 a 87, 90, 91, 119, 127 a 130, 133, 134, 140, 180 y 181;
- - - , Edad del: 20, 73, 74, 78 a 81, 98, 100, 113 a 137, 139 a 153, 155
a 160, 165, 166, 174, 176, 180 a 186, 189 a 191, 202, 206 a 208, 211 a 214,
247 y 248;
, objetos de: 76, 77, 80, 119, 127 a 130, 133, 134, 140,
180 y 181 .
Hispano-romano, período, pueblo, etc. : 65 a 68, 81, 182 a 186, 189 a 191, 197, 209,
211, 212 y 227.
Histogramas: 14.
Historia: 7 a 9 , 98, 193 a 218 y 263 a 272.
Hoces de hierro: 128. Véase "Dientes de hoz de sílex".
Hoja3: 10, 80, 162 y 230;
de hierro: 80;
de laurel de sílex: Véase
"Puntas";
de sil ex: 1 O y 162.
Hojas, motivo decorativo: 72 a 74 y 224; - - - - de acanto, motivo decorativo: 224,
de vid , motivo decorativo : 72 a 74 .
Hojitas de sílex: 53 y 54.
Hombre: Véase "Cráneos" , "Horno " y "Huesos humanos" .
Horno: 39, 246 y 248;
sapiens sapiens: 39.
Homullina, cognomen: 246.
Homullus, cognomen: 248.
Homuna, cognomen: 248.
Hortalizas: 171.
Hueso, objetos de: 22, 76 y 262.
Huesos de animal: Véase "Fauna";
humanos: 9, 11 , 13, 15, 16, 21 a 35, 37
a 46 y 163.
Humeros humanos: 21, 22, 24 y 38.
Humiliores: 265 y 269.
Hur, topónimo: 256.
ibai, palabra vasca: 256 y 257.
ibarkoegia, palabra vasca: 257.
Ibérico, pueblo, cultura, arte, etc.: 20, 73, 74, 78 a 81, 98, 100, 1213, 139 a 153, 155
a 160, 165, 166, 174, 176, 180 a 186, 189 a 191, 206 a 208, 211 y 212.
Ilergetes, pueblos: 251.
ili: Véase "iri".
lliberri, topónimo: 260.
rmbrices: 182.
Imperdibles: Véase "Fíbulas".
Imperio romano: 68, 72, 81, 98, 185, 188, 199 a 201, 203, 228, 232, 235, 236, 263 a
267 y 269 a 271 . Véase "Bajo Imperio" .
Importaciones: Véase "Comercio".
Impresiones sobre cerámica: Véase "Cerámica impresa".
Impuestos: 264 a 266.
Incineraciones: 104, 111 y 126.
Incisiones sobre cerámica: Véase "Cerámica incisa".
Indoeuropeos, pueblos: 122.
Ingenuos: 248.
Inscripciones: 69, 72, 73, 81, 182, 183, 187, 188, 198, 200, 201, 207 y 229 a 250;
- - - - funerarias: 182, 183 y 229 a 250;
griegas: 69;
ibé·
ricas: 81;
latinas: 72, 73, 182, 183, 187, 188, 198, 200, 201, 207 y
229 a 250.
Instrumentos agrícolas: Véase " Hachas", "Hoz", etc.
lnsulas: Véase "Construcciones romanas".
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lnter-Würm 1/11, fase climática: 19.
Intercambio comercial: Véase "Comercio".
Invasiones: 72 y 140;
bárbaras: 140;
francas: 72.
·iri, sufijo vasco: 254 y 258.
Itálico, pueblo, arte, etc.: 140, 209, 210, 213, 216 y 217.
lturbide, topónimo: 259.
iturri, palabra vasca: 256.
lugatio-capitatio: 264.
lunia, gens: 240, 247 y 248.
lunianus, cognomen: 247.
Jade: 165.
Jonio, jónico: 86, 87, 89, 90, 92, 94 y 135; Véase "Copas jónicas".
Junia: Véase "lunia".
Junianus: Véase "lunianus".
Jurásico: 169.
Kairum, topónimo: 258.
Kalathoi: 79.
kan, palabra vasca: 257.
Kaned, topónimo: 257.
Kanedo, topónimo: Véase "Uila Kanedo".
Kanillaue, topónimo: 258.
Kanoas, topónimo: 257.
Karchobite, topónimo: 258 y 259.
Karkobite, topónimo: 259.
karri, palabra vasca: 254, 258 y 259.
karria, palabra vasca: 258.
karriu, palabra vasca: 258.
Karts: 9.
kus, raíz vasca: 255.
Ladrillos romboidales: 183 a 185.
Lambrequines: 220, 222, 226 y 227.
Láminas de cobre: 76; - - - - de yeso: 76.
Laminillas de sílex: 173.
Lanzas de hierro: 127, 128 y 133.
Lápidas romanas: 182, 183, 187, 188 y 229 a 250.
Lascas de sílex: 53, 54 y 172 a 175.
Lascaux, interestadio cfimático: 20.
La Téne, cultura de: 135, 136 y 143 a 145.
Latifundios: 216, 264, 266 y 272.
Latina, lengua: 72, 81, 246, 248 y 252 a 255.
Latinos: 72, 209 a 211, 215 y 260.
L&gados militares: 200.
Legionarios romanos: 72 y 200.
Lengua castellana: 171, 172 y 253;
catalana: 251 a 260;
griega:
69, 230, 231, 241, 246 y 247;
ibérica: 73 y 81;
latina: 72,
81, 246, 248 y 252 a 255; - - - lenguadociana: 253 y 254; ----valenciana: 172 y 230;
vasca: 251 a 260.
Lenguadociana, lengua: 153 y 254.
León: 9, 11, 241 y 246.
Leona, cognomen: 246.
Leonas, cog.nomen: 241 y 246.
Laonnatus, cognomen: 241.
Leonnorios, cognomen: 246.
Leonus, cognomen: 246.
Letras: Véase "Alfabeto".
Letreros: Véase "Inscripciones".
Levallosiense, cultura: 1O.
Libertos: 218, 231, 234, 242, 243 y 247 a 249.
Licinia, gens: 238, 239, 246 y 248;
, nomen: 246.
Licinianus, cognomen: 237 y 248.
Licinius, nomen: 237.
-300-
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lim(i)tare : Véase "llindar".
Lince: 9 y 11 ;
, motivo decorativo: 222, 224 y 227.
Líneas impresas con peine, técnica decorativa: SO y 126.
Lingüística: 246, 247 y 252.
Lítico, material : Véase "Piedra, objetos de" .
Litología: 276 y 279 .
Lobos: 9 y 162.
lomo: Véase .. 11om ...
Losas: 113 y 115;
tapadera de urnas: 113.
Loto, motivo decorativo: 135.
Lucernas : 77 y 166.
Lucio, praenomen: 246.
lumbu : Véase .. 11om''.
luna: Véase "lluna··.
lup: Véase .. llop··.
Lusitanos, pueblos: 194 a 199, 201 a 207, 209 y 212 a 217.
llindar, palabra catalana: 256.
Llobregat, topónimo: 256.
11om, palabra catalana: 253.
lluna, palabra catalana: 253.
Madera: 92, 128 y 130.
Magdaleniense, cultura : 16, 17, 20, 22, 34, 35, 37, 38, 40, 44 y 45;
1 a IV:
16, 17 y 20;
111: 17;
VI: 34.
Magistrados romanos: 193, 195, 197, 200, 202, 203, 205, 208, 209, 214, 215 y 248.
Magnesita: 91.
maig, palabra catalana: 253.
maiore: Véase "major".
maiu: Véase "maig ...
major, palabra catalana: 253.
malalt, palabra catalana: 259.
mala u!: Véase "mal al t ...
malhabitu: Véase "malalt".
Mamelones en vasijas: 51, 52 y 173 a 177; - - - pies: 51 y 52 .
manar, palabra catalana: 253.
mandar: Véase "manar ...
mandare: Véase "manar".
Mandíbulas humanas: 21, 23, 24, 27, 28, 34, 35, 37 a 41, 44 y 45.
Manganeso: 91 .
Manlia, gens : 211; - - - - , nomen : 246.
Mantos: 222.
Mapa Geológico de la provincia de Valencia: 275;
Nacional: .as;
Topográfico Nacional: 47 y 274 .
Marcas de alfarero: 79, 185, 186 y 247.
Marcella, cognomen: 248.
Marcus, praenomen: 246.
Margas: 276.
Mármol: 231, 232, 234 a 236, 239, 240, 243, 247 y 248;
, esculturas de: 234 .
Máscaras, motivo decorativo: 222, 224, 226 y 227; - - - - de lince, motivo decorativo:
222, 224 y 227.
Materia orgánica: 84.
Maximus, cognomen : 248.
mayo: Véase "maig".
mayor: Véase "major .. .
Medieval: Véase "Cerámica" y .. Edad Media".
mediu: Véase "mig ...
Mediterráneo robusto, tipo humano: 31.
Mendekoste, palabra vasca : 254.
Mercados: Véase .. Comercio ...
Mercurio alado, motivo decorativo: 222, 226 y 227.
Me sol ítico: 20, 34, 172 y 189 a 191.
Metal: Véase "Cobre", " Bro.nce .. e "Hierro";
, objetos de: 55, 57, 61, 65 a 68,
72, 74 a 77, 119 a 121, 127 a 137, 139 a 153, 155, 162 a 165, 174, 178, 208 y 262.
Metalurgia: 65, 66, 140, 174 y 178.
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Metodología: 7 a 9, 12, 14 y 83.
Mica: 85 a 87, 90 a 92, 100 y 107.
mieydiu: Véase "mig".
mig, palabra catalana: 253.
Miniopterus schereibersi: 286.
Minoico reciente lll.a: 92.
Mioceno: 169.
moixa, palabra catalana: 253.
mola, palabra catalana: 253.
Molares humanos: Véase "Huesos humanos" .
Moldes de fundición : 140, 174 y 178.
Molederas de piedra: 55 y 60.
Molegica, topónimo: Véase "Valle Molegica" .
Molegiga, topónimo: Véase "Valle Molegiga".
Molegio, topónimo: Véase "Terminum de Molegio".
Molig, topónimo: 255.
Moligio, topónimo: 255.
Molinos: 55, 60, 119, 173, 175 a 181 y 183;
barquiformes: 55, 60 y 180; - - de mano: 55, 60, 173, 175 a 179 y 181.
molinu: Véase "Borin".
Molitg, topónimo: 255.
molla, palabra catalana: 253.
Monedas; 72, 76, 81, 111, 162, 163, 165, 180, 185, 188, 197, 207 a 209, 211, 212, 214
a 216, 227 y 265;
cartaginesas: 81;
celtibéricas: 208 y 211;
- - - hispano-romanas: 81, 197, 209, 211, 212 y 217;
ibéricas: 81,
208, 211 y 212;
romanas: 72, 81, 162, 163, 165, 185, 188, 197, 207
a 209, 212, 214 a 216 y 227;
imperiales: 72 y 188;
---republicanas: 76, 81, 162, 163, 165, 197, 207, 208, 212, 214 a 216 y 227;
- - - - - - de Valentía: 197, 207 a 209 y 214 a 216.
Monumentos funerarios: 230, 233 y 240;
militares: 224.
Moriscos: 171 y 239.
Mortero de construcción: 74Morteros: 77 y 164.
Mosaicos: 73 y 69 a 82;
helenísticos: 69 a 82.
Moscovita: 85 a 86.
moza: Véase "moixa" .
multa: Véase "molla".
Municipios: 199, 211 y 212;
latinos: 211 y 212;
romanos: 119 y 211.
Muñecas: 80.
Murallas: 73, 173 a 175, 180, 205 y 206;
, representación de: 73.
Murciélagos: 9 y 285.
Muros: 72, 76, 161 , 175, 177 a 179, 181 a 183, 185, 187 y 206.
Murrana, gens: 247 y 248.
Murranus, cognomen: 233, 234 y 247.
Murro, palabra protoindoeuropea: 247.
Murrus, cognomen: 247.
mustea: Véase "moixa" .
Musteriense, cultura: 7 a 20, 33 y 39.
Myotis natterei : 286.
Nahugia, topónimo: 255.
Naranjos: 171.
Natalis, cognomen: 248.
Nauga, topónimo: 255.
Nauia, topónimo: 255.
Nauja, topónimo: 255.
Navegación: 65, 66 y 212.
Naves: 65, 66 y 212.
Neanderthal, hombre de: 10, 11, 13 y 15.
celtibéricas: 123 a 137;
Necrópolis: 98, 100, 102, 104, 110 y 113 a 137;
emporitanas: 98, 104 y 11 O;
griegas: 98;
hallstatti·
cas: 113 a 122 y 128;
ibéricas: 100 y 128.
negro: Véase "beltz".
Neolltico: 13, 20, 33, 43, 44 y 46.
-302-
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Nfquel: 91.
Nomina latina: 209, 243 y 246.
Núcleos de sflex: 172.
Numismática: 208. Véase "Monedas" .
Oceia, topónimo: 254.
Oceja, topónimo: 254.
Ocupación humana: Véase "Poblamiento".
Odelonem de Cheroramatum, topónimo: 258.
Oenochoai: 92, 105 y 106.
Ofidios, motivo decorativo: 135.
Ofrendas: 126 a 131, 133 a 137 y 182;
rituales: 182.
Ojaranzo: 11 .
Olcegia, topónimo: 254.
Olceia, topónimo: 254.
Olivo: 171 y 184.
Ofopde, topónimo: 259.
Olopte, topónimo: 259.
Olorbde, topónimo: 259.
Olorbite, topónimo: 259.
Olpes: 100 a 102.
Ollas de cerámica: 77 y 247.
Omullina, cognomen: 248.
ona, palabra catalana: 256.
Onice: 136.
Onomástica: 246 y 247.
or-, raiz catalana: 255.
Orgánica, materia: 84.
Organización social: 66, 140, 209 y 264 a 272.
Orgellis, topónimo: 256.
Orgello, topónimo: 256.
Oriello, topónimo: 256.
Orientalizante, estilo: 135.
Origello, topónimo: 256.
orokobide, palabra vasca: 259.
Oruc, topónimo: 256.
Orucio, topónimo: 256.
orukobide, palabra vasca: 259.
Orutio, topónimo: 256.
Orutz, topónimo: 256.
Oruz, topónimo: 256.
Oruzc, topónimo: 256.
Oso de las cavernas: 11.
Osseja, topónimo: 254.
Oxidos en cerámicas: 84, 90, 93 y 94.
funerarias: 126 a 131 y 133 a 137;
Padres capadocios: 263 a 272.
Paisaje, evolución del: 1O y 11 .
Paganismo: 237 a 239.
Pájaros: Véase "Aves".
Palaldá, topónimo: 259.
Palatiu Dani: Véase "Palaldá" .
Palauda: Véase "Palaldá".
Paleoantropologfa: Véase: "Antropologfa".
Paleolftico: 7 a 35, 37 a 41, 43 a 46, 172 y 261;
inferior: 14 y 18;
superior: 1O, 13, 16 a 35, 37 a 41, 43 a 46
medio: 7 a 20, 33 y 39;
y 172.
Paleontologla: Véase "Fauna".
Palmetas, motivo decorativo: 75, 103, 165, 222, 224 y 227;
estampaaas, motivo decorativo: 75, 103 y 165.
Pámpanos, motivo decorativo: 72 y 73.
Panteras: 9 y 11.
pare, palabra catalana: 253.
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Paredes: Véase "Muros".
Paredes finas, cerámica de: Véase "Cerámica".
Parietal neandertalense: 13 y 15.
Pasamanerfa: 134 y 136.
Pasta vítrea: 55, 57 y 80.
Páteras: 102 a 104, 133 y 224.
Pato, motivo decorativo: 135.
patre: Véase "pare".
Pavimentos: 72, 74 y 76;
de rombos: 183 a 185. Véase "Mosaicos".
Pecios: 65, 107 y 109.
Pectorales: 129 y 134.
pede: Véase "peu".
Pedestales: 68, 234, 236 y 240.
peix, palabra catalana: 253.
pél, palabra catalana: 253.
Pendientes: 135.
Pentacosta, palabra vasca: Véase "Mendekoste".
Pequeñas estampillas, taller de las: 102.
Percutores de piedra: 174.
Peregrinos: 195, 198, 209 y 21 O.
Perforadores de sflex: 173.
Perigordiense, cultura: 40.
Periochae de Tito Livio: 193 a 218.
Pesas de telar: 182, 184 y 186.
Petrografía: 84 y 90.
peu, palabra catalana: 253.
pez: Véase "peix" .
Pezones asas: 50, 51, 174 y 175.
Piedra: 10, 14, 16, 21, 22, 37, 38, 44, 45, 51, 53 a 57, 60, 66, 68, 72 a 75, 77, 119,
125, 126, 135, 155 a 160, 162, 164, 172 a 184, 187, 188, 219 a 250 y 262;
- - - , objetos de: 10, 14, 16, 22, 37, 38, 44, 45, 51, 53 a 57, 60, 66, 68,
72, 73, 75, 77, 119, 126, 155 a 160, 162, 164, 172 a 184, 187, 188, 219 a 250
y 262;
pulida: 53 a 55, 60, 162, 173 y 187.
pieytu: Véase "pit".
pilu: Véase "pél " .
Pinos: 11.
pisce: Véase "peix".
pit, palabra catalana: 253.
Pizarras: 86.
Placas de cinturón: Véase "Broches de cinturón".
Plata, monedas de: 165 y 208. Véase "Denarios".
Platos: 75 a 79, 91, 135, 136 y 180.
pluja, palabra catalana: 253.
pluvia: Véase "pluja".
Poblados: 47 a 63, 69, 72, 100, 140, 155, 157, 165, 173 a 178, 180, 206 a 208 y 216;
- - - de la Edad del Bronce: 47 a 63 y 173 a 178; - - - ibéricos: 100,
romanos: 69, 72,
140, 155, 157, 165, 166, 174, 176, 180 y 206 a 208;
206 a 208 y 216.
Poblamiento: 9 a 11, 15, 44, 47, 161 a 167, 171, 172, 193, 198 a 207, 210 a 213, 216,
217 y 261;
romano: 193, 198 a 207, 210 a 213, 216 y 217.
podiu: Véase "puig".
Policromía: 68 y 91.
Polig, topónimo: 255.
Pondus: Véase "Pesas de telar" .
Possessores: 264, 265 y 271.
Postas, motivo decorativo: 73 y 74.
Praenomina: 232, 234, 243 y 246.
Praxitélica, escultura: 66.
Pre-AIIerod, oscilación climática: 20.
Pre-Boreal, oscilación climática: 20.
Precampaniense, cerámica: Véase " Cerámica".
Prehistoria vasca: 261 y 262.
Preindoeuropeo: 247.
Preneandertalense, hombre: 15.
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Prensas: 182.
Prerromanas, comunidades: 269.
Prerrománico: 256 y 260.
Presas hidráulicas: 176, 181 y 187.
Presigillata, cerámica: Véase "Cerámica".
Principado: 199 y 203. Véase "Imperio romano".
Priscus, cognomen: 248.
Probillio, cognomen: 248.
Procó.nsules: Véase "Cónsules" y "Magistrados romanos".
Procul us, cognomen: 248.
Productoras, clases: 264 a 269.
Propiedad tardo-romana : 264 a 268 y 270 a 272.
Prospecciones: Véase "'Exploraciones·· .
Protocampaniense, cerámica : Véase "Cerámica" .
Protocharentiense, cultura: 15.
Protoindoeuropeo: 247.
Protoneolítico: 20.
Protosolutrense, cultura: 20, 22 y 39.
Pub! io, praenomen: 246.
Puentes romanos: 238.
pugnu: Véase "puny".
puig, palabra catalana: 253.
Pulig, topónimo: 255.
Púnicos: 73 y 202.
Puntas : 22, 165, 173, 174 y 178;
de hoja de laurel, de sílex: 22; - - - de flecha de sflex, de aletas y pedúnculo: 173:
de bronce:
sotutrenses,
165, 174 y 178;
protosolutrenses, de slfex: 22;
de sílex: 22;
solutroides, de sflex: 173.
Puntos impresos o incisos, motivo decorativo: 126 y 222.
puny , palabra catalana : 253.
Punzones: 117 y 121.
Puñales: 136.
puoydiu: Véase "puig".
puynu : Véase "'puny".
Pyxides: 107 y 108.
Quer, topónimo: 258.
Quera , topónimo: 258.
Queralbs, topónimo: 258.
Queres, topónimo: 258.
Querol, topónimo: 258.
Queroles, topónimo: 258.
Querroig, topónimo: 258.
Quers, topónimo: 258.
Quinquenales: 209, 211 y 216.
Quirópteros: 285 y 286.
racimo: Véase "raim".
racimu: Véase "raim" .
radiare: Véase "rajar".
Radiocarbónico, análisis : Véase "Carbono 14".
Raederas de sflex: 1 O.
raim, palabra catalana: 253.
rajar, palabra catalana: 253.
Raspadores de sflex: 38, 172 y 173; - - - rayar: Véase "rajar".
razim : Véase "raim".
Recipientes de piedra: 164.
Refugios: 1O y 11.
Regatones de hierro: 127 y 128.
reina, palabra catalana: 253.
Renacimiento: 195.
Reno: 9 y 11.
-30539
en extremo de hoja: 38.
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República romana: 76, 81, 98, 162, 163, 165, 195, 197, 199, 200, 206 a 208, 210 a
212, 214 a 216, 227 y 264.
resina: Véase "reina".
Restos humanos: Véase "Huesos humanos'".
Reticulado, motivo decorativo: 79.
rezi.na: Véase " reina·· .
Rhinolophus: 285 y 286;
euryale: 285;
ferrum-equinum : 286.
Ricius, cognomen: 247.
Rinoceronte: 9 y 15; - - - - de Merck: 15.
Rinolófidos: Véase "Rhinolophus".
Riss, glaciación: 15.
funerarios: 61, 96, 126 y 133.
Ritos: 11, 61, 96, 126, 133 y 161 ;
Rocianus, cognomen: 247.
Rodeno, molinos de: 173, 175, 160, 161 y 183.
rodona, palabra catalana: 256.
Roedores: 9.
roig, palabra catalana: 253.
roja, palabra catalana: 253.
rojo: Véase "roig".
Roleos, motivo decorativo: 222.
Romances, lenguas: 253 y 256.
Románico: 159, 235 y 237.
Románicas, lenguas: 253, 254 y 256 a 259.
Romanización: 140, 193 a 216, 226, 251, 252, 261 y 269.
Romano, arte, cultura, etc.: 65 a 62, 97 a 104, 106 a 111, 140, 159, 162 a 166, 161
imperial: 68,
a 191, 193 a 255, 257, 260, 261, 263 a 272 y 276 a 282;
72, 61, 98, 185, 186, 199 a 201, 203, 226, 232, 235, 236, 263 a 267 y 269 a
271 ;
republicano: 76, 81, 98, 162, 163, 165, 195, 197, 199, 200, 206
a 206, 21 O a 212, 214 a 216, 227 y 264;
bajo imperial : 263 a 272;
Hispano
: 65 a 66, 81, 162 a 166, 169 a 191, 197, 209, 211, 212 y 227.
cerámicos de pavimento: 163 a 185.
Rombos, motivo decorativo: 119 y 120;
Rosáceas: Véase "Rosetas".
rotunda: Véase "rodona".
Roucia, cognomen: 243 y 247.
rubea: Véase "roja".
rubeu: Véase "roig".
rubricatus: Véase "Liobregat"'.
Rucius, cognomen: 243 y 247.
solar: 135 y 136.
Ruedecilla, decoración a la: 103;
Salpetriére, interestadio climático: 19.
Samusiense: 212.
Saneja, topó.nimo: 254.
Sant Aniol d'Aguja, topónimo: 255.
Santonense: 275.
en cuevas: 161 y 162.
Santuarios: 161, 162 y 207;
saó, palabra catalana: 253.
Saquera, topónimo: 256.
Sardos, pueblos: 165.
Sareja, topónimo: 254.
Sareya, topónimo: 254.
satione: Véase "saó".
Sátiros, representación de: 67 y 66.
sazón: Véase "saó".
Secunda, cognomen: 246.
Secundinianu, topónimo: 259.
Sedimentaciones: 9, 10, 13 y 279.
Segdiniano, topónimo: 259.
Segodiniano, topónimo: 259.
Semántica: 255, 256, 256 y 259.
sem(i)ta: Véase "senda".
Senado romano: 204 a 206 y 215.
Senadores: 209. Véase "Magistrados".
senda, palabra catalana: 256.
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Senonense: 275.
Sepulturas : 102, 104, 11 O, 111, 123 a 137, 163, 177, 178 y 230.
Serdinyá, topónimo: 259.
Sereja, topónimo: 254.
Sergia, gens: 211 .
Sericita: 85 y 86.
Serpientes, representación de: 135.
Servilia, gens: 214.
Servus: 267.
Sexo: 15, 27, 38 a 40, 44, 45, 245 y 248.
Sierrecillas-dientes de hoz, de sflex: 51, 53, 54, 60, 174, 175, 177 y 179.
Sigillata: Véase " Cerámica".
Signinum, pavimento : 72 y 76.
Sllex, objetos de: 10, 14, 16, 22, 37, 38, 44, 45, 51, 53, 54, 56, 60, 162, 172 a 175,
177, 179 y 187.
Sillares: 72 y 187.
Sinagoga de Elche: 69.
Skyphoi: 98 a 100 y 133.
Socio-economía : 7, 8, 1O, 66, 68, 140, 209, 216, 217, 248 y 263 a 272.
Sociología: 7, 8, 66, 248 y 263 a 272.
Soldados: 72 , 193 a 201 , 203 a 207, 210, 213, 215 y 216;
romanos: 72, 193,
de Viriato: 193 a
194, 196, 197, 200, 201, 203, 204, 21 O, 215 y 216;
201, 203, 205 a 207 y 213.
Solifluxión: 282 a 284.
inferior: 17, 20 y 22;
medio:
Solutrense: 16, 17, 20, 22 y 37 a 39;
20 y 22;
superior: 17, 20 y 22.
Soíutreo-auriñaciense: 22.
Solútreo-gravetiense: Véase "Solútreo-auriñaciense".
Sombreros de copa; Véase "Kalathoi" .
SSS, motivo decorativo: 78 y 79.
Status jurídico : 194, 196, 198, 199, 201, 206, 211 , 216, 248 y 265 a 270.
Stibadeion: 67.
suar, palabra catalana: 253.
Sub-atlántico, interestadio climático: 20.
Sub-boreal, interestadio climático: 20.
Submarinos, hallazgos: 65 a 68, 107 y 109.
Subsldencia: 283 y 284.
sudar: Véase "suar".
sudare: Véase "suar".
Superposición de asentamientos humanos: 9 y 72.
süzar: Véase "suar".
Sympherusa, cognomen: 247.
Tabernae: Véase "Construcciones" .
Talweg hipogeo: 284 y 286.
Taller de cerámica: 87, 89, 90, 92 a 94, 102, 104, 185, 186 y 247;
pequeñas estampillas: 102.
Tamusiense: 212.
de cerámica: 75, 77, 109 y 110.
Tapaderas: 75, 77, 109, 110 y 113;
Tapones de ánforas: 77.
Tardo-romano: 166 y 265 a 267.
Tartésico: 135 y 136.
Tayaciense: 15.
Tazones cerámicos: 79.
Tectónica: 274 y 286.
Tegulae: 182 a 186.
Templos romanos: 207.
Time, cultura de La: Véase " La Téne, cultura de" .
Terminum de Molegio, topónimo : 255.
Terra rosa: 276;
sigillata: Véase "Cerámica".
Teselas: 72 a 74;
de cerámica: 73 y 74.
Tesoro de Cheste: 142, 144 y 150 a 152.
Tholugias, topónimo: 255.
Thoracata, escultura: 219 a 228.
-
307-
de las
[page-n-396]
Tibias humanas: 34. Véase "Huesos humanos".
Tijeras: 136.
Tilos: 11 .
Tinajas cerámicas: 74 y 75.
Titanio: 91 , 93 y 94 .
Tito, praenomen : 246.
Tobas calcáreas: 275.
Tologias, topónimo: 255.
Toloias, topónimo: 255.
Toluges, topónimo: 255.
Topografía: 276 y 285.
vasca: 251 a 260.
Toponimia: 251 a 260; - - - - catalana: 251 a 260;
Topónimos: 165, 252 y 254 a 259;
hídricos: 255 a 257.
Toro: 11 y 155 a . 160;
, representaciones de: 155 a 160;
de Guisando : 159.
Torreones: 173.
Torres: 72, 73 , 164, 165, 173 y 185; - - - - , representación de: 72 y 73.
Tria nomina: 244, 245 y 248.
Triásico: 169.
íribus: 231, 232 , 235 y 245.
Tubos de hueso: 76.
Tulogias, topónimo: 255.
Tulugias, topónimo : 255.
Tuluges, topónimo : 255.
Tumbas: 102, 104, 110, 111, 123 a 137, 163, 177, 178 y 230.
Túmulos: 125, 133, 179, 261 y 262.
Turdetano: 212.
Turonense: 275 y 276.
Tursac, oscilación climática: 20.
uideo: Véase "veig'',
Uila Kanedo, topónimo: 257.
Uila Enuegio, topónimo: 254.
uitreu : Véase "vid re".
Ulceia, topónimo : 254.
unda: Véase "ona" .
ur-, raíz vasca: 255 .
Ur, topónimo: 255 y 256.
Urbanismo: 49, 193 y 195.
Urg, topónimo: 256.
Urgell, topónimo : 256.
Urgello, topónimo: 256.
Uri, topónimo: 255 y 256.
Urnas: 108, 113 a 122, 126, 128 y 134;
bicónicas: 116 a 118 y 121;
cinerarias : 113 a 122, 126, 128 y 134;
decoradas con acanaladuras:
ovoides: 116; 122 y 126;
trococónicas: 126.
116 a 118 y 121;
Urnenfelder: Véase "Campos de urnas".
Urris, sufijo : 211 .
Urtx, topónimo: 256.
Urús, topónimo: 256.
Urx, topónimo: 256.
Usura: 271 y 272.
Vaiande, topónimo: 257.
Valenciana, lengua: 172 y 230.
Valeria, nomina: 246.
Valldequers, topónimo : 258.
Valle Asperi, topónimo : 258;
Aspirii , topónimo: 258;
Fecunda, topónimo: Véase "Vallfogona"; - - - - Molegica, topónimo: 255; - - - - Molegiga,
topónimo: 255.
Vallem Agogiam, topónimo: 255.
Vallespir, topónimo: 258.
Vallespirii, topónimo: 258.
Vallfogona, topónimo: 256.
-308-
[page-n-397]
Vasca, lengua: 251 a 260;
, prehistoria: 261 y 262;
, toponimia: 251
a 260.
Vascones, pueblos: 251 .
Vasijas: Véase " Vasos".
Vasos: 49 a 52, 59, 61, 74 a 80, 84 a 87, 89 a 92, 94, 97 a 111, 113 a 122, 126, 133,
135, 136, 163, 164, 166, 173, 174, 177, 179 a 182, 184 a 188, 207, 224 y 247;
aquillados: 50 a 52 y 59;
caliciformes: 18i y 182;
campaniformes: 59 y 173;
campaniense: 77, 97, 99 a 101, 103, 104
y 106 a 111;
carenados: 51, 116 y 179;
cilíndricos: 76,
globulares: 78;
hemisféricos: 50, 59 y 91;
de maovoides: 45, 59, 116 y 126;
de paredes finas :
dera: 91 y 92;
76 y 77;
de pasta vítrea : 80;
polípodos: 50 a 52, 59 y 61;
trípodes: 50 a 52 y 59;
con ventanas: 92.
Vegetación: Véase "Flora" .
Vegetales, motivos decorativos: Véase " Decoración floral " .
veig, palabra catalana: 253.
veo: Véase " veig".
Veranus, cognomen: 248.
Verginia, nomina: 246.
Vermiculatum, mosaico: 73.
Vernae: Véase "Esclavos".
Verracos: 159.
Vestido: 139 y 219 a 228.
Veteranos: 196, 197, 199 a 201, 210, 215, 216 y 218.
Veteres: 200, 201 y 218.
Vía Augusta: 237 y 238.
Vías naturales de comunicación: 166, 173 a 176, 205 y 213;
romanas: 237
y 238.
Vid: 72 a 74, 171, 182, 184 y 186; - - - , motivo decorativo: 72 a 74.
vidre, palabra catalana: 253.
Vidriada, cerámica: Véase "Cerámica" .
volcánico; 85.
Vidrio: 74, 85 y 185;
Vill afranquiense: 7.
Villas romanas: 69, 74, 182 a 186, 238 y 271.
Visigodo: 69 y 252.
Vitoria, nomina: 24 4 a 246.
Vocalismo: 253.
Voló, topónimo: 258.
Volone, topónimo: 258.
Volnir, topónimo: 258.
Volum, topónimo: 258.
Vulcanismo: 85 a 87.
Vulcaria, topónimo: 258.
Vuluerri , topónimo: 258.
Vuluirri, topónimo: 258.
Würm, glaciación : 9 a 11, 15, 16 y 18 a 20; - - - - 1 10, 15, 18 y 19; - - - 11:
:
9 a 11, 15, 16, 18 y 19;
111: 19 y 20;
IV: 20;
V: 20.
Yeso: 76.
Zorro: 11 .
-309-
[page-n-398]
[page-n-399]
INDICE DE LUGARES
Abri Pataud (Les Eyzies, Dordogne, Francia): 40, 44 y 45.
Acci, hoy Guadix (Granada): 213.
Acebuchal, El (Carmona, Sevilla): 137.
Adesig, rfo ( Sornia, Pyrénées-Orientales, Francia): 255.
Adzaneta de Albaida (Valencia): 230.
A frica: 14, 66, 74, 11 O, 185, 212, 216, 247, 269 y 270;
del Norte: 66, 74,
11 O, 185, 211, 212, 216 y 270.
Agde ( Hérault, Francia): 87.
Agost (Alicante): 158 y 160 .
.A.guifa, poblado del Pico del (Bugarra, Valencia): 174, 175 y 189 a 191.
Aguilar de Anguila (Guadalajara): 123, 126, 128 y 130.
Agullana (Gerona): 122.
Aigua del Poble, fuente de 1' (Crevillente, Alicante): 166.
Aire, puntal del (Tous, Valencia): 276.
Aja u, corral de (Chulilla, Valencia): 181 y 189 a 191.
Alava: 252 y 262.
Albacete, provincia: 152, 157, 160, 182, 213 y 238.
Albaida (Valencia): 110, 111, 142, 144, 146 a 149, 151 y 152.;
, rfo: 238.
Al-baric, hoy Alberique: Véase "Aiberique".
Albares, montes (Gerona, España y Pyrénées-Orientales, Francia): 255.
Alberic: Véase "Aiberique".
Alberique (Valencia): 237 y 238;
a Tous, carretera de (Valencia): 274;
- - - , carretera de Cogullada a (Valencia): 237.
Alborache (Valencia): 244 y 250.
Alcalá de Chivert (Castellón): 213.
Alcira (Valencia): 237, 238, 240 a 242, 250 y 274;
, partida (Aiborache): 244.
Alcolea del Rfo (Sevilla): 209.
Alcoy (Alicante): 12, 13, 59 a 60 y 157.
Alcublas (Valencia): 170.
Alcudia (Mallorca): 210, 216 y 217; La
, cerro (Elche, Alicante): 69 a 82,
185 y 186.
Alcuses, Bastida de les (Mogente, Valencia): 100, 110, 141 a 149, 151 y 152.
Aldea de San Juan ( Requena, Valencia): 152.
Alejandría (Egipto): 270.
Alemania: 15, 21, 34, 41, 193 y 247;
Occidental: 21, 34, 41 y 193.
Alfar o del Ebro ( Logroño): 211 y 218.
Algeciras ( Cádiz): 21 O.
Aliagas, punta de las (Bugarra, Valencia): 174, 176 y 189 a 191.
Alicante, capital: 47, 58 a 60, 113, 114, 158, 162, 185 y 186; - - - , provincia: 12,
13, 47 a 63, 69 a 82, 113, 114, 136, 152, 157, 158, 160 a 167, 185, 186, 238
y 239.
Al mansa (Aibacete): 238.
Almazán (Seria): 124 y 125;
, carretera de Sigüenza a (Guadalajara-Soria):
124 y 125.
Almenara (Castellón): 207.
Almería, provincia: 59.
Almizra, hoy Campo de Mirra (Alicante): 238.
-311-
[page-n-400]
Almusafes (Valencia): 171.
Alpanseque (Soria): 123 a 137.
Alt del Fort (Cullera, Valencia): 142, 144, 149, 151 y 152.
Alta de Serelles, poblado de la Mola (Al coy, Alicante): 58 a 60.
Alto, Mojón ( Liria-Pedralba, Valencia): 187 y 189 a 191.
Alto Aragón: 252;
de la Escala (Aicira-Tous, Valencia): 274;
de la
Presa (Bugarra, Valencia): 174, 176, 177 y 189 a 191.
Ama, barranco del (Gesta! gar, Valencia): 171, 186 y 189 a 191.
Ampurias (La Escala, Gerona): 97 a 111.
Anas, hoy Guadiana: 213.
Andalucía: 34, 39 a 46, 48, 59, 68, 81, 128, 137, 157 a 160, 199, 209, 210, 212, 213,
216, 218 y 247.
Andenia, camino, caserfo y partida ( Gestalgar, Valencia): 186.
Andilla (Valencia): 59, 152 y 170.
Andorra: 251, 252, 256, 258 y 259.
Antiga, fuente (Crevillente, Alicante): 165 y 166.
Aquitania (Francia): 133 y 247.
252.
Aragón: 152, 170, 206, 208, 237, 248, 251, 252 y 285; Alto
Araur, río ( Ur, Pyrénées-Orientales, Francia): 256.
Arce! lares, Los (Ayora, Valencia): Véase "Arcillares, Los".
Arcillares, Los (Ayora, Valencia): 243.
Arcy-sur-Cure (Yonne, Francia): 19.
Archegeseion (Del os, Grecia): 89.
Archena (Murcia): 247.
Aregiae, flumen, hoy río Ariege (Francia: 254.
del Maestre ( Castellón): 113 a 122.
Ares, muela de ( Castellón): 115;
Arieja, hoy Ariege, departamento y rfo de Francia: 254.
, río (Francia): 254 y 258.
Ariege, departamento (Francia): 252, 254 y 258;
Aristot ( Lérida): 258 y 259.
Arlay (Francia): 40, 44 y 45.
Arse, hoy Sagunto (Valencia): 208.
Artemisión, cabo ( Eubea, Grecia): 66.
Arva (El Castillejo, Al colea del Río, Sevilla): 209.
Ascoli (Ascoli-Piceno, Italia): 198;
Pi ceno (Italia): 198.
Asculum, hoy Ascoli (Ascoli-Piceno, Italia): 198Ase, puente del (Puebla Larga, Valencia): 238.
Asia Menor: 86 y 87.
Aspe (Alicante): 48.
Astorga (León): 246.
Atalaya (Cortes, Navarra): 133;
Mora ( Caudete de las Fuentes, Valencia): 152.
Atrón, peña la (Pedralba, Valencia): 174, 178 y 189 a 191.
Atzaneta d'Aibaida (Valencia): 174, 178 y 189 a 191.
Aude, departamento (Francia): 91, 131, 133, 135, 136 y 252.
Augusta, vía romana: 237 y 238.
Austria: 19.
Aveyron, departamento (Francia): 185.
Avezac-Prat ( Hautes-Pyrénées, Francia): 128 y 133.
Avila, provincia: 128 y 159.
Ayora (Valencia): 152, 242 a 244 y 250;
a Zarra, camino de (Valencia): 243;
- - - , Ayuntamiento de: 244.
Ayuntamiento de Ayora: 244;
de Carcagente: 237;
de Pedralba: 187;
- - - d e Sagunto: 219.
Azaila (Teruel): 208.
Badajoz, provincia: 217, 243, 246 y 247Baelo ( Bolonia, Tarifa, Cádiz): 68.
Baetis, hoy Guadalquivir: Véase "Betis".
Bages ( Pyrénées-Orientales, Francia): 257.
Bagur (Gerona): 256.
Baiamite ( Sallagosa, Pyrénées-Orientales, Francia): 259.
Baiagorri, monte ( Estella, Navarra): 256.
Bail ro, calle del ( Ollerfa, Valencia): 234.
Baja Navarra: 256.
Bajan de, aldea ( Estavar, Pyrénées-Orientales, Francia): 256 y 257.
-312-
[page-n-401]
Baleares: 77, 21 O, 216 y 217.
Balones (Alicante): 157, 158 y 160.
Balsa de Torralba (Bugarra, Valencia) : 181, 184 y 189 a 191.
Salsillas, barranco (Pedralba, Valencia) : 171 y 184.
Banyeres ( Tarragona): 136.
Banyuls ( Pyrénées·Orientales, Francia): 258.
Bará, arco romano de (Torredembarra, Tarragona): 237.
Barahona ( Soria) : 124 y 125.
Barcelo.na, ciudad: 48, 66, 67 y 97 a 99;
, provincia: 48, 66, 67, 87, 97 a 100,
121, 131, 135, 251 y 252.
Aarcheta (Valencia) : 231 a 233 y 247;
a Simat de Valldigna, carretera de
(Valencia) : 233.
Barguja, aldea (Toloriu, Lérida): 255 y 257.
Baridan {Francia) : 259.
Barig {Valencia) : 16.
del Cinc {Aicoy, AliBarranc Blanc, cueva del (Rótova, Valencia) : 16 y 34;
cante) : 58 a 60;
de la Gasulla {Ares del Maestre, Castellón ) : 113;
de la Lomaina {Villamarchante, Valencia) : 174;
del Llop
{Barcheta, Valencia): 233;
de la Rambla (Crevillente, Alicante): 48,
161, 162 y 164 a 166;
de la Teula {Villamarchante, Valencia): 187.
Barranco del Ama { Gestalgar, Valencia): 171, 186 y 189 a 191;
de las Salsillas ( Pedralba, Valencia) : 171 y 184;
del Castellet (Tous, Valencia):
274 y 276;
del Cuchillo (Cheste, Valencia): 178;
,
cerro { Cheste, Valencia) : 178 y 189 a 191;
de Chiva { Pedralba, Valencia) : 171, 177 y 186;
Escoba, cerro del ( Gestalgar, Valencia) : 174,
176 y 189 a 191;
de la Marjuela (Bugarra, Valencia) : 171;
de Merinel (Bu garra, Valencia) : 171 y 177;
de Quart ( Bugarra, Valencia): 184;
de la Salada (Valencia): 179;
de la Tarrosa
( Gestalgar, Valencia): 171 y 175;
del Tío Miguel de Castelló (Tous,
Valencia) : 274.
Barx (Valencia) : Véase " Barig" .
Basondo ( Cortézubi, Vizcaya) : 262.
Bassagoda (Gerona) : 255.
Basses-Aipes, departamento (Francia) : 15.
Bastida de les Alcuses, cerro de la (Mogente, Valencia) : 100, 110, 141 a 149, 151
y 152.
Baume-Bonne { Basses-Aipes, Francia) : 15.
Beders { Bellver, Lérida): 259.
Begfs ( Castellón): 186.
Segur (Gerona) : 256. Véase "S agur".
Bélgica: 15.
Bélgida (Valencia) : 59.
Belmonte del Peregil {Zaragoza): 206.
Bellús (Valencia) : 13.
Bellver ( Lérida): 259.
Bellveret (Játiva, Valencia): 230.
Benabarre (Huasca) : 251.
, yacimiento de (Benaguacil,
Benaguacil (Valencia): 169, 182 y 189 a 191;
Valencia) : 182 y 189 a 191.
Benasal (Castellón) : 59, 60, 114, 115 y 122.
Benicassim (Castellón): 136.
Benidorm (Alicante) : 158 y 160.
Benimassot (Alicante) : 157.
Beniprf ( Bélgida, Valencia): 59.
Berfull ( Rafelguaraf, Valencia): 240.
Berola, La (Benasal , Castellón) : 115.
Berguedan (Francia) : 259.
Bessan ( Hérault, Francia): 83, 84 y 86 a 94.
Bética: 212.
Betis, hoy rfo Guadalquivir: 202, 212 y 213.
Béziers ( Hérault, Francia): 259.
Biar (Alicante) : 238;
, castillo de (Biar, Alicante): 238.
Bflbilis, hoy Calatayud (Zaragoza) : 237.
Blanc, barranco (Rótova, Valencia) : 16 y 34.
-31340
[page-n-402]
Bolonia (Tarifa, Cádiz): 68.
Bolos, cerro de los (Andilla, Valencia) : 152.
Bolós ( Freixanet, Gerona): 258.
Bolquera ( Pyrénées-Orientales, Francia): 258.
Bolvir (Gerona): 258.
Bon, cabo (Túnez): 74.
Bonn (Alemania Occidental): 41.
Bonne, Baume ( Basses-Aipes, Francia): 15.
Borreguero, loma del ( Bugarra-Chulilla, Valencia) : 175.
Bouches-du-Rh6ne, departamento (Francia) : 65, 67, 93, 107 y 109.
Boulou, Le ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 258.
Bovalar (Aiborache, Valencia) : 244;
( Benasal , Castellón) : 115;
(Benicassim, Castellón) : 136.
Britania (Inglaterra): 247.
Brno ( Moravia, Checoslovaquia): 41 .
Brutóbriga, ciudad antigua: 211 a 214 y 217.
Bruttium ( Calabria, Italia) : 198, 21 O, 215 y 216.
Brünn ( Moravia, Checoslovaquia): Véase "Brno".
Eugarra (Valencia): 169 a 191;
, carretera de Pedralba a (Valencia): 184;
- - -, montes de ( Bugarra, Valencia): 171; - - - a las Ventas de Vi llar,
carretera de (Valencia): 185;
a Villar del Arzobispo, carretera de
(Valencia): 176.
Bui xcarró, montes (Valencia) : 231, 232, 236, 239, 240 y 247.
Bulgaria: 67.
Buñol (Valencia) : 244.
Burgos, ciudad: 252; - - -, provincia: 68, 251 y 252.
Caballones, fosa de los (Dos Aguas, Valencia) : 274.
Gabanes ( Castellón): 174.
Cabanzas, cerro de las (Bugarra, Valencia): 174 a 176 y 189 a 191; - - - , partida
de las ( Bugarra, Valencia) : 175.
Cabezo de Alcalá (Azaila, Teruel) : 208;
Lucero (Rojales, Alicante): 157
y 158;
Redondo (Vi llena, Alicante) : 57 a 60.
Cabrera de Mar (Barcelona): 100, 131 y 135; - - - de Mataró (Barcelona): Véase
"Cabrera de Mar" .
Cabrillas, sierra de las (Valencia) : 171.
Cáceres, ciudad: 211;
, provincia: 194, 195, 201 y 211.
Caco, partida del (Liria, Valencia): 182 y 189 a 191.
Cádiz, ciudad: 48 y 247;
, provincia: 48, 68, 199, 210, 216, 218 y 247; - - a Barcelona, carretera de (Crevillente, Alicante) : 48.
Caecil ia, Castra ( Cáceres) : 211 .
Caepinna ( Lusitania meridional): 211.
Cai xás ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 256 y 257.
Cala, Tossal de la (Benidorm, Alicante) : 158.
Calabria (Italia): 198, 210, 215 y 216.
Calatayud (Zaragoza): 237.
Caldona, mas fa ( Cazlona, Segura de la Sierra, Jaén) : 213.
Calvo Sotelo, calle de (Bu garra, Valencia): 188.
Calzada, partida de la ( Carcagente, Valencia): 237.
Calle del Bail ío ( Ollería, Valencia): 234;
de Calvo Sotelo ( Bugarra, Valencia);
188;
del Diputado Villanueva ( Játiva, Valencia): 231;
de la
Marquesa de Zenete (Ayora, Valencia): 243 y 244;
del Padre Ferreres
( Ollería, Valenci a) : 234;
de San Franc isco ( Bugarra, Valencia): 188;
de San Roque (OIIería, Valencia): 234;
de Santo Domingo
( Játiva, Valencia): 230.
Callosa del Segura (Alicante): 57 a 60.
Cameles ( Pyrénées-Orientales, Francia): 255.
Cami de Crevillente a Hondón de las Nieves (Alicante) : 48 y 166;
Fondo (Carcagente, Valencia): 237;
Vell de Valencia (Játiva, Valencia) : 238.
Véase " Cami,no".
Camino de la Andenia ( Gestalgar, Valencia) : 186;
de Ayora a Zarra (Valencia): 243;
de la Huerta del Remolino (Pedralba, Valencia): 180;
de la Loma de la Pinada (Bugarra, Valencia) : 188;
de la
Marjuela ( Bugarra, Valencia) : 184.
-314-
[page-n-403]
Campello (Alicante) : 58 a 60.
Campe! de Mirra (Alicante): Véase "Campo de Mirra".
Campillo, sima del (Tous, Valencia): 286;
, pista forestal del (Tous, Valencia) :
274;
• zona del ( Bugarra-Chulilla-Villar del Arzobispo, Valencia): 173 y 185.
de Liria, comarca (Valencia):
Campo Espartario: Véase "Campus Spartarium"';
173;
de Mirra (Alicante) : 238.
Campus Spartarius (Alicante-Murcia) : 166.
Can Canyis ( Banyeres, Tarragona): 136.
Canal de Navarrés (Valencia) : 274 y 275.
Canalons, cueva de Els (Aicoy, Alicante) : 13.
Canals (Valencia) : 234 y 235.
Canavella, monte (Les llles, Pyrénées-Orientales, Francia): 258.
Canavelles ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 258.
Candell, aldea ( Caixás, Pyrénées-Orientales, Francia): 256 y 257.
Candil, cueva (Tous, Valencia): 273, 275, 276, 284 y 286.
Canet ( Pyrénées-Orientales, Francia): 257.
Canigó, sierra (Pirineos orientales, España-Francia): 257.
Canillo, parroquia (Andorra): 258.
Cánoa ( Prada, Pyrénées-Orientales, Francia) : 257.
Canoas ( Pyrénées-Orientales, Francia): 257.
Canoues, comarca ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 258.
Felipa ( Pedralba, Valencia): 187;
Cañada de Biar (Alicante) : 238;
Larga, cerro de la ( Pedralba, Valencia) : 174, 177, 178 y 189 a 191;
- - - . partida (Pedralba, Valencia) : 177, 186 y 189 a 191.
Cáñoles, rfo (Valencia) : 238.
Cap Bon (Túnez): 74.
Capadocia (Turquía): 263 a 272.
Carabias (Guadalajara): 131 y 135.
Caramany ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 258.
Caramat, Odello de: Véase "O del lo de Caramat".
Carb6, castillo de (Benasal, Castellón): 59 y 60.
Carbonera, rambla ( Castellón): 113 y 115.
Carcagente (Valencia): 236 a 239, 246 y 248.
Cárcel ( Bugarra, Valencia): 188.
Carcolze, Castellnou de: Véase "Castellnou de Carcolze".
Cardeñosa (Avila): 128.
Caréncia, La (Turís, Valencia): 142, 144, 147 a 149, 151, 152 y 155 a 160.
Carigüela, cueva de la (Piñar, Granada) : 39 a 46.
Carlit, monte ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 258.
Carmona (Sevilla) : 137.
Caroig , macizo del (Valencia) : 274 y 275.
de Barcheta a Simat de
Carretera de Alberique a Tous (Valencia) : 274;
Valldigna (Valencia): 233;
de Bugarra a las Ventas del Vi llar (Valencia):
185;
a Vi llar del Arzobispo (Valencia) : 176;
de
Cogullada a Alberique (Valencia): 237;
de Cheste a Gestalgar (Valencia): 169 y 178;
a Pedralba (Valencia) : 178;
de Játiva a Silla (Valencia): 238;
de Chiva a Pedralba (Valencia): 177;
de Liria a Pedralba (Valencia): 179 y 182;
de Pedralba a
a Casinos (Valencia): 179;
Bugarra (Valencia): 184;
de Sigüenza a Almazán ( Guadalajara-Soria): 124 y 125.
Cartagena (Murcia): 66, 81, 202, 205, 212, 213, 238 y 247.
Carteia (Cortijo del Rocadillo, San Roque, Cádiz): 199, 210, 216 y 218.
Carthago (Túnez) : 110 y 216.
Carthago-Nova, hoy Cartagena: 81 , 202, 205, 212 y 213.
Casa Consistorial ( Sagunto, Valencia): 220;
Gilet, finca ( Barcheta, Valencia):
233 ;
de la Moneda (Valencia): 220.
Casinos (Valencia): 170 y 179;
, carretera de Pedralba (Valencia): 179.
Castell (Biar, Alicante): 238;
(Játiva, Valencia) : 142, 144 y 152;
de
Vell ( Crevillente, Alicante): 161,
Carbó ( Benasal, Castellón) : 59 y 60;
163, 166 y 167.
Castellana, valle ( Pyrénées-Orientales, Francia): 258.
Castellar, El (Oliva, Valencia): 152;
Colora! (Crevillente, Alicante): 161 y 163
de Meca (Ayora, Valencia): 152.
a 166;
Castellarda, rambla (Valencia) : 173.
-315-
[page-n-404]
Castellet, barranco del (Tous, Valencia): 274 y 276; - - - -. cerro del (Tous, Va·
lencia) : 274.
Castellnou de Carcolze, aldea (Aristot, Lérida) : 258 y 259.
Castellón, ciudad : 114 y 122;
, provincia: 59, 60, 113 a 122, 128, 136, 152, 170,
171, 186, 207 y 212.
Castilla: 37, 38, 47, 68, 74, 123 a 137, 152, 159, 169, 204, 206, 211, 218, 219, 244,
247, 251 y 252;
la Nueva: 37, 38, 47, 74, 123 a 126, 128, 130, 131,
135, 137, 152, 169, 219, 244 y 247;
la Vieja : 68, 123 a 137, 159, 204,
206, 211' 218, 251 y 252 .
Castillarejo de los Moros (Andilla, Valencia) : 59.
Castillejo, El (Aicolea del Río, Sevilla) : 209; - - - A, El (Bugarra, Valencia) : 177
y 189 a 191 ;
B, cerro del ( Bugarra, Valencia): 174 , 176, 181, 184
y 189 a 191 .
Castillo, laderas del (Callosa del Segura, Alicante) : 57 a 60.
Castra Caecilia (Cáceres ): 2211; - - - Servilia (C áceres) : 211.
Castulo, hoy Cazlona (Segura de la Sierra, Jaén) : 213 .
Cataluña : 10, 48, 66, 67, 74, 87, 97 a 111, 121 , 122, 131, 135, 136, 141 , 205, 237,
247, 251, 252 y 254 a 259.
Catedral de Valencia: 237.
Catral (Alicante): 162.
Caudete de las Fue.ntes (Valencia): 142, 144 y 149 a 152.
Ca une de I'Aragó ( Pyrénées-Orientales, Francia): 15.
Cayla, Le (Mailhac, Aude, Francia): 131 , 133, 135 y 136.
Cazlona (Segura de la Sierra, Jaén): 213.
Celtibérica, región geológica: 274 y 286.
Central de Valencia, subregión geológica: 273, 274 y 286.
Cereal, El (Gayanes, Alicante): 58 a 60.
Cerdaña (España-Francia): 259.
Cerdeña (Italia): 109 y 165.
Cerretico Redondo (Pedralba, Valencia): 174, 179 y 189 a 191 .
Carrito Royo (Pedralba, Valencia): 186 y 189 a 191.
Cerro del Barranco del Cuchillo ( Cheste, Valencia): 178 y 189 a 191;
Escoba (Gestalgar, Valencia): 174, 176 y 189 a 191;
de
los Bolos (Andilla, Valencia): 152;
de las Cabanzas ( Bugarra, Valencia): 174 a 176 y 189 a 191;
de la Cañada Larga ( Pedralba, Va·
lencia): 174, 177, 178 y 189 a 191;
del Castellet (Tous, Valenc ia) :
274;
del Castillejo A ( Bugarra, Valencia): 177 y 189 a 191 ;
- - - B (Bugarra, Valencia): 174, 176, 181, 184 y 189 a 191 ; - - del Gargao (Villamarchante, Valencia) : 174, 178 y 189 a 191;
de Jos
Infantes ( Écija, Sevilla): 157;
Lucen a (Enguera, Valencia) : 142, 144,
de la Majarilla (Bugarra, Valencia) : 174, 177 y 189
149, 151 y 152;
a 191;
de la Mariana (Ares del Maestre, Castellón) : 115;
del Palmeral (Pedralba, Valencia): 171, 174, 179 y 189 a 191 ; - - - del
Pararrayos (Villamarchante, Valencia) : 174, 178 y 189 a 191;
Partido
(Pedralba, Valencia): 174, 179, 180, 187 y 189 a 191;
de la Peladilla
(Aldea de San Juan, Requena, Valencia): 152;
del Remolino (Pedralba,
Valencia) : 180;
de la Salada ( Pedralba-Bugarra, Valencia) : 171 , 174,
de San Antón (Orihuela, Alicante) : 57 a 60; - - 179 y 189 a 191;
de San Miguel (Liria, Valencia) : 142, 144, 147, 149, 151 y 152;
de
Jos Santos (Montealegre del Castillo, Albacete): 182;
de la Talayuela
( Liria-Pedralba, Valencia) : Véase "Mojón Alto " ;
de la Tarros a ( Gestalgar, Valencia) : 174, 175 y 189 a 191;
del Tel égrafo (Liria, Valencia) : 173;
de Terlinques (Villena,Aiicante) : 57 a 60.
Cela, Valle (Alicante): 157.
Cicladas, islas (Grecia): 87.
Cigarralejo , El (Mula, Murcia) : 100 y 111 .
Cinc, barranco del (Aicoy, Alicante) : 58 a 60.
Circeo, monte (Roma, Italia) : 15.
Cisalpina: 247; Galia
: 247.
Clermont-Ferrand ( Puy-de-Dome, Francia) : 87.
Clunia ( Peñalba de Castro, Burgos) : 68.
Coch ino, cueva del (Vi llena, Alicate) : 13.
Cogotas, Las (Cardeñosa, Avila) : 128.
Cogullada ( Carcagente, Valencia): 237; - - - a Alberique, carretera (Valencia) : 237.
-316-
[page-n-405]
Colora!, Castellar (Crevillente, Alicante): 161 y 163 a 166.
Coll del Moro (Tivissa, Tarragona): 136.
Collado de la Herrada ( Bugarra·Liria, Valencia): 171, 173 y 187;
del Zurdo
( Balones-Beni massot, Alicante) : 157.
Combe-Capelle ( Montferrand, Dordogne, Francia) : 41 .
Conflent, comarca ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 258.
Contestania: 157 a 160.
Convento de Mercedarios ( Játiva, Valencia) : 231 .
Copenhague (Dinamarca) : 227.
Córdoba, ciudad: 21 O y 216.
Corduba, hoy Córdoba: 21 O y 216.
de Pallás,
Cortes (Navarra) : 131 y 133; - - - de Pallás (Valencia): 274;
fosa de (Valencia): 274.
Cortézubi (Vizcaya): 262.
Cortijo del Rocadillo (San Roque, Cádiz): 199, 21 O, 216 y 218.
Corral de Aja u ( Chulilla, Valencia): 181 y 189 a 191.
Corralón de la Villa ( Sagunto, Valencia): 220.
Corréze, departamento (Francia): 15.
Corts, necrópolis de les (Ampurias, La Escala, Gerona): 111.
Cosa (Orbetello, Grosseto, Italia): 110.
Costa Brava (Gerona) : 256.
Costuja ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 255.
Cotillas, lomas (Tous, Valencia): 275.
Cova del Barranc Blanc ( Rótova, Valencia) : 16 y 34;
deis Canelons (Al coy,
Alicante): 13;
de les Mallaetes (Barig, Valencia): 16;
del
Negra (Játiva, Valencia) : 13 a 18;
Montgó (Jávea, Alicante) : 58 a 60;
- - - del Parpalló (Gandfa, Valencia) : 16, 19 a 35 y 37 a 46;
de
la Petxina (Bellús, Valencia): 13;
del Salt (Aicoy, Alicante) : 13.
Covacha del Salto del Lobo ( Pedralba , Valencia) : 172 y 189 a 191.
Covalta (Albaida, Valencia): 110, 111, 142, 144, 146 a 149, 151 y 152.
Creta (Grecia): 92.
Crevillente (Alicante): 47 a 63 y 161 a 167;
, sierra de (Alicante) : 166;
a Hondón de las Nieves, camino (Alicante): 48 y 166.
Cuchillo, cerro del barranco del ( Cheste, Valencia): 178 y 189 a 191.
Cuenca, provincia: 152.
Cueva del Candil (Tous, Valencia) : 273, 275, 276, 284 y 286;
de la Carigüela
(Piñar, Granada): 39 a 46;
del Cochino (Vi llena, Alicante) : 13; - - del Chucheve ( Pedralba, Valencia) : 172;
de les Dones (Millares, Va·
lencia) : 182 y 286;
de Gorham (Gibraltar): 13 a 16 y 18;
de la Majarilla (Bu·
de I'Hortus (Valflaunés, Hérault, Francia) : 7 a 20;
garra, Valencia): 172;
Merinel ( Bugarra, Valencia): 172, 174, 177, 181
y 189 a 191;
del Palpeo (Bugarra, Valencia) : 172;
del Tedel Tortero (Tous, Valencia): 273
soro (Torremolinos, Málaga): 34;
del Vizcafno (Bua 288;
de Urtiaga (ltziar, Guipúzcoa): 35;
garra, Valencia): 172.
Cullera (Valencia): 142, 144, 149, 151 y 152;
, castillo de (Cullera, Valencia) :
142, 144 y 152.
Chapelle-aux-Saints ( Corréze, Francia): 15.
Checoslovaquia: 41.
Chelva (Valencia): 142, 144, 146, 151 y 152.
Chert ( Castellón): 171.
a GesCheste (Valencia) : 142, 144, 150 a 152, 169, 170, 178 y 189 a 191;
a Pedralba, carretera de
talgar, carretera de (Valencia) : 169 y 178;
(Valencia): 178.
Chiva (Valencia) : 169, 178 y 189 a 191;
, barranco de (Pedralba, Valencia):
171, 177 y 186;
a Pedralba, carretera de (Valencia) : 177.
Chucheve, cueva ( Pedralba, Valencia) : 172.
Chulilla (Valencia): 169, 171, 172, 175, 181 y 189 a 191.
Delos, isla (Grecia): 67 y 83 a 95.
Devil's Tower (Gibraltar): 16.
Dinamarca: 227.
Diputado Villanueva, calle del ( Játiva, Valencia): 231.
-317-
[page-n-406]
Dones, cueva de les (Millares, Valencia): 182 y 286.
Dordogne, departamento (Francia) : 15, 20, 40, 41, 44 y 45.
Dorres ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 256.
Dos Aguas (Valencia) : 274; - - , fosa de (Valencia): 274.
Cosquers (Gerona): 258.
Drome, departamento (Francia): 198.
Düsseldorf ( Renania, Alemania) : 15.
Dynamys, central eléctrica (Bu garra, Valencia) : 176.
Ebro, río: 206.
Écija (Sevilla) : 157 a 160.
Edetania: 155 a 160 y 237.
Egipto: 270.
El Acebuchal ( Carmona, Sevilla) : 137.
El Caco, partida (Liri , Valencia) : 182 y 189 a 191 .
El Castellar (Oliva, Valencia): 152.
Ei Castillejo (Al colea del Río, Sevilla): 209; A ( Bugarra, Valencia): 177
y 189 a 191;B (Bugarra, Valencia ) : 174, 176, 181 , 184 y 189 a 191.
El Cereal (Gayanes, Alicante) : 58 a 60.
El Cigarralejo (Mula, Murcia) : 100 y 111.
Elche (Alicante) : 47, 48, 58 a 60, 69 a 82, 162, 185, 186, 238 y 239.
El Foral (Crevillente, Alicante) : 48, 161, 163, 165 y 166.
El Molar (San Fulgencio, Alicante) : 136, 158 y 160.
El na (Pyrénées-Orientales, Francia): 260.
Els Canalons, cueva (Aicoy, Alicante): 13.
El Tiemblo (Avila): 159.
El Voló ( Pyrénées-Orientales, Francia): Véase " Le Boulou"'.
Emerita, hoy Mérida ( Badajoz): 217.
Emporion: Véase "Ampurias".
Enguera (Valencia): 142, 144, 149, 151 y 152.
Énova (Valencia): 237 a 241 y 248.
Enselle, sierra (Ares del Maestre, Castellón) : 115.
Ensérune (Nissan, Hérault, Francia): 100, 102 y 110.
Envalira, puerto (Andorra) : 258.
Enveig ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 254.
Eolida (Turqula) : 83 a 95.
Eretes, Les (Onteniente, Valencia) : 152.
Ermita de San Roque (Ternils, Carcagente, Valencia): 237 y 238;
de las
Santas ( Játiva, Valencia) : 230.
Escala, La (Gerona): 97 a 111; - - - , , Alto de la (Aicira-Tous, Valencia) : 274.
Escoba, cerro del barranco (Gesta!gar, Valencia): 174, 176 y 189 a 191.
Espartario, Campo (Alicante-Murcia) : 166.
Espirá de Conflent ( Pyrénées-Orientates, Francia) : 258.
Esponellá (Gerona) : 256.
Estauja, río ( Estavar, Pyrénées-Orientales, Francia) : 255.
Estavar ( Pyrénées-Orientales, Francia): 255 a 257.
Estalla (Navarra): 256.
Estere!, montes (Francia) : 87.
Estocolmo (Suecia) : 84 y 89.
Estremadura, provincia (Portugal): 68.
Etruria (Italia) : 92 y 106.
Eubea, isla (Grecia): 66.
Europa: 10, 11, 13, 14, 16, 19, 31 , 43 a 46, 122 y 128;
central: 122 y 128;
- - - occidental : 10.
Euskalerri: Véase "País Vasco" .
Extremadura: 194, 195, 201, 211, 217, 243, 246 y 247.
Eyzies, Les ( Dordogne, Francia): 40, 44 y 45.
Falisco, pars (Etruria, Italia) : 106.
Felipa, cañada ( Pedratba, Valencia) : 187.
Ferrer, loma (Chiva, Valencia) : 171; - - - , , poblado de la toma (Chiva, Valencia):
178 y 189 a 191 .
Fondo, camino (Carcagente, Valencia) : 237.
-318-
[page-n-407]
Font de I'Aigua del Poble (Crevillente, Alicante): 166;
Antiga, La ( Crevillente),
Alicante): 165 y 166;
de la Teula (Villamarchante, Valencia) : 187 y
189 a 191.
Fonteta del Sarso (Crevillente, Alicante) : 161 a 165.
Foral, El (Crevillente, Alicante): 48, 161 , 163, 165 y 166.
Fort, alto del (Cullera, Valencia) : 142, 144, 149, 151 y 152.
Fosa de los Caballones (Dos Aguas, Valencia) : 274; - - - de Cortes de Pallás
(Cortes de Pallás, Valencia): 274 ;
de Dos Aguas (Dos Aguas, Valen·
cia): 274.
Francia: 7 a 20, 40, 41 , 44, 45, 59, 61, 67, 83 a 95, 100, 102, 107, 109, 110, 128, 131,
133, 135, 136, 185, 198, 224, 243, 247 y 251 a 260.
Frankfurt-am-Main (Alemania Occidental) : 34 .
Freiburg-im-Breisgau (Alemania Occidental): 21 y 193.
Frei xanet (Gerona) : 258.
Fuenlabrada ( Badajoz) : 246.
de la Salada ( BugaFuente de la Marjuela ( Bugarra, Valenci a ) : 176 y 184;
rra, Valencia) : 179;
de Teulada (Villamarchante, Valenc ia) : Véase "Font
de la Teula" ;
de la Torzuela ( Bugarra, Valencia) : 181 ;
de
las Viñas, zona de la ( Bugarra-Chul illa-Gestalgar, Valencia) : 174.
Fuentes, Las ( Navarrés, Valencia) : 13.
Gabii (Roma, Itali a): 110.
Cisalpina : 247;
Narbonense: 243.
Galia: 224, 243 y 247;
Galicia: 66.
Gandfa (Valencia): 16, 19 a 35 y 37 a 46.
Gard, departame nto (Francia): 19.
Gargao, cerro del (Villamarchante, Valencia) : 174, 178 y 189 a 191 .
Garona , rfo (España-Francia): 251 .
Garray ( Soria) : 204, 206 y 216.
Gasulla, barranco de la (Ares del Maestre, Castellón) : 113.
Gayanes (Alicante) : 58 a 60.
Ger, Plateau de (Landas, Francia) : 133.
Germania: 247.
provincia: 97 a 111, 122, 131, 135,
Geron a, ciudad : 97, 104, 105, 252 y 256;
136, 252, 254 a 256, 258 y 259.
Gestalgar (Valencia): 169, 171, 174 a 176, 178, 185, 186 y 189 a 191 ;
, carretera de Cheste a (Valencia): 169 y 178.
Gibraltar: 13 a 16 y 18.
Gilet, casa ( Barcheta, Valencia) : 233 .
Golfo de León : 87.
Gorguja, aldea ( Llivia, Gerona): 255.
Gorham's Cave (Gibraltar) : 13 a 16 y 18.
Gormaz (Soria) : 130.
Gottweig (Austria) : 19.
Graccurris (Alfara del Ebro, Logroño) : 211 y 218.
Granada, provincia: 39 a 46 y 213.
Grand Conglouée (Marseille, Francia) : 65, 107 y 109.
Graufesenque. La ( Millau, Aveyron , Francia) : 185.
Grecia: 66, 67, 83 a 95 y 140;
oriental: 91.
Grossa, sierra (Alicante): 58 a 60.
Grosseto (Italia): 11 O.
Grotte de la Salpetriére ( Rémoulins, Gard, Francia): 19;
de I'Hortus (Valflau·
nés, Hérault, Francia) : 7 a 20.
Guadalajara, provincia: 123 a 126, 128, 130, 131 y 135.
Guadalimar, río (Aibacete-Jaén) : 213.
Guadalquivir, río: 202, 212 y 213.
Guadiana, rfo: 213.
Guadi x (Granada): 213.
Guils de la Cerdaña (Gerona) : 254.
Guipúzcoa, provincia: 35 y 262 .
Guisando (El Tiemblo, A vil a) : 159.
Gurnia (Creta, Grecia): 92 .
Hautes-Pyrénées, departamento (Francia) : 128 y 133.
Hérault, departamento (Francia) : 7 a 20, 83, 84, 86 a 94, 100, 102, 110 y 259.
-319-
[page-n-408]
Hermos, río (Turquía): 83 a 85, 87 a 89 y 91 a 94Herrada, collado de la ( Bugarra-Liria, Valencia) : 171, 173 y 187.
Higes (Guadal ajara): 131.
Hispania: 193, 194, 196 a 199, 202, 204, 205, 208 a 212, 214, 227, 228,
Citerior: 205 y 214;
Ulterior: 193, 197, 202, 205,
Hondón de las Nieves (Alicante): 48 y 166; Cam f de Crevillent a
(Alicante): 48 y 166.
Hortet, partida (Pedralba, Valencia): 183, 184 y 189 a 191.
Hortus, macizo de 1' (Hérault, Francia) : 8 y 9;
, Gruta de 1
'
Hérault, Francia): 7 a 20.
Hostal No u (Ares del Maestre, Castellón): 115.
Hoya de Santa Ana ( Tobarra, Al bacete) : 160.
Huerta del Remol ino (Pedralba, Valencia) : 180, 187 y 189 a 191; Camino de
(Pedralba, Valencia): 180.
Huesca, ciudad : 251 ;
, provincia: 251 , 252 y 285.
Husos, Los (Aiava) : 262.
233 y 234;
212 y 214.
(Valflaunés,
la---
lamboli ( Bulgaria) : 67.
Ibérica, región geológica: 274.
Ibiza, isla (Baleares) : 77.
Iglesia (~nova, Valencia): 239 a 241;
de San Antonio Abad ( Canals, Valencia): 235 ;
de San Bernardo (Aicira, Valencia): 241 y 242;
de San Féli x (Játiva, Valencia): 232 y 237;
de San Pedro (Játiva, Va·
lencia) : 237.
lliberri, hoy El na (Pyrénées-Orientales, Francia): 260 .
Iliria (Yugoslavia) : 247.
liJes, Les ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 258.
lllice, hoy Elche (Alicante) : 74 y 81 .
Infantes, cerro de los (~cija, Sevilla) : 157.
lrippo, cerca de Sevilla: 81 .
Isleta ( Campello, Alicante) : 58 a 60.
lsóbol (Gerona) : 259.
Italia: 1 O, 15, 66 a 68, 73, 7 4, 92, 101, 102, 106, 109, 11 O, 140, 165, 196, 198, 200,
205 a 208, 21 O, 211 , 213 a 217, 226 a 228, 233, 237, 243, 244, 246 y 247.
ltzíar ( Guipúzcoa) : 35.
Itálica ( Santiponce, Sevilla) : 21 O.
Jaca ( Huesca) : 285.
Jaén, provincia: 160 y 213.
Jarafuel (Valencia) : 274 y 275.
Játiva (Valencia) : 12 a 18 y 229 a 250;
, castillo (Játiva, Valencia): 230 y
231;
, comarca de (Valencia): 12 y 229 a 250;
a Silla, carretera de (Valencia): 238.
Jaucar, partida (Pedralba, Valencia) : 184 y 189 a 191 .
Jávea (Alicante) : 58 a 60.
Júcar, rlo: 145, 152, 159, 205, 229, 237, 238, 242 y 274.
Jutge, Mas del (Liria, Valencia) : 173, 180 y 189 a 191Kerkouane (Túnez) : 74.
L' Aigua del Poble, fuente (Crevillente, Alicante): 166.
La Alcudia, cerro de (Elche, Alicante): 69 a 82, 185 y 186.
La Airón, peña (Pedralba, Valencia): 174, 178 y 189 a 191.
La Bastida de les Alcuses (Mogente, Valencia): 100, 110, 141 a 149, 151 y 152.
La Be rola (Be nasal, Castellón): 115.
La Cala ( Benidorm, Alicante): 158.
La Calzada, partida (Carcagente, Valencia) : 237.
La Carencia (Turls, Valencia) : 142, 144, 147 a 149, 151 , 152 y 155 a 160.
La Carigüela, cueva de (Piñar, Granada) : 39 a 46.
La Covalta (Albaida, Valencia): 110, 111, 142, 144, 146 a 149, 151 y 152.
Laderas del Castillo (Callosa del Segura, Alicante) : 57 a 60.
La Escala (Gerona) : 97 a 111; , alto de (Aicira-Tous, Valencia): 274.
La Gasulla, barranco (Ares del Maestre, Castellón) : 113.
La Graufesenque ( Millau, Aveyron, Francia) : 185.
-320-
[page-n-409]
Laletania (Tarragona): 2. 7.
3
La Lomaina, barranco ( Villamarchante, Valencia) : 174.
Le. Majarilla ( Bugarra, Valencia): 172, 174, 177 y 189 a 191 .
La Mariana, cerro (Ares del Maestre, Castellón): 115.
La Marjuela ( Bugarra, Valencia): 176, 184 y 189 a 191.
La Mercadera ( Rioseco de Calatañazor, Soria): 128.
La Mi coque ( Dordogne, Francia): 15.
La Mola d'Ares (Castellón) : 115.
La Monediére ( Bessan, Hérault, Francia): 83, 84 y 86 a 94.
La Montalbana (Ares del Maestre, Castellón): 113 a 122.
Landes, departamento (Francia) : 133.
Languedoc, comarca (Francia) : 8, 11, 14, 15, 18, 83 a 95, 133, 136 y 253.
La Olmeda ( Guadalajara) : 131 .
La Ollerfa (Valencia) : 232 a 234 y 247.
La Pea (Pedralba, Valencia) : 178 y 187.
La Pedrera (Vallfogona de Balaguer, Lérida): 136.
La Peladilla (Aldea de San Juan, Requena, Valencia) : 152.
La Petxina ( Bellús, Valencia) : 13.
La Pinada (Bu garra, Valencia): 171 y 188.
La Presa (Bugarra, Valencia) : 174, 176, 177 y 189 a 191.
La Rambla (Crevillente, Alicante): 48, 161, 162 y 164 a 166.
La Requijada ( Gormaz, Soria) : 130.
Larga, Cañada (Pedralba, Valencia): 174, 177, 178, 186 y 189 a 191.
La Rioja (Aiava-Burgos-Logroño) : 252.
Larisa de Hermos (Turqu fa) : 83 a 85, 87 a 89 y 91 a 94.
La Salada (Bugarra, Valencia) : 171 , 174, 179 y 189 a 191 .
Las Aliagas (Bugarra, Valencia) : 174, 176 y 189 a 191.
La Salpetriére ( Rémoulins, Gard , Francia) : 19.
Las Cabanzas (Bugarra, Valencia): 174 a 176 y 189 a 191.
Las Cabrillas, montes (Valencia): 171.
Lascaux ( Montignac, Dordogne, Francia): 20.
Las Cogotas ( Cardeñosa, Avil a): 128.
Las Fuentes ( Navarrés, Valencia): 13.
La Solivella (Alcalá de Chivert, Castellón): 128 y 136.
Las Peñicas (Villena, Alicante): 57 a 60.
Las Santas, ermita ( Játiva, Valencia) : 230.
Las Ventas (Vi llar del Arzobispo, Valencia) : 185.
La Talayuela, cerro ( Liria-Pedralba, Valencia) : Véase "Mojón Alto".
La Tarrosa ( Gestalgar, Valencia) : 171 , 174, 175, 181 y 189 a 191 .
La Teula (Villamarchante, Valencia) : 171, 187 y 189 a 191.
La Todolella (Castellón): 171.
La Torresabiñán ( Guadalajara): 131.
La Torzuela (Bugarra, Valencia): 181 y 189 a 191 .
La Zafa (Ches te, Valencia): 142, 144 y 150 a 152.
Le Boulou ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 258.
Le Cayla (Mailhac, Aude, Francia): 131 , 133, 135 y 136.
León, golfo de: 87;
, provincia: 246;
, región: 12, 65, 123, 219, 222, 246
y 263.
Lérida, ciudad : 251 ;
, provincia: 136, 251, 252 y 255 a 259.
Les Alberes, montes (España-Francia) : 255.
Les Alcuses ( Mogente, Valencia): Véase "La Bastida de les Alcuses".
Les Corts, necrópolis (Ampurias, La Escala, Gerona): 111 .
Les Dones, cueva (Millares, Valencia) : 182 y 286.
Les Eretes ( Onteniente, Valencia): 152.
Les Eyzies ( Dordogne, Francia): 40, 44 y 45.
Les llles ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 258.
Les Mallaetes, cueva (Barig, Valencia): 16.
Les Moreras, pico (Crevillente, Alicante) : 47 a 63.
Les Ventes (Mogente, Valencia) : 142, 147 y 152.
Levan!, isla (Var, Francia) : 107 y 109.
Levante español : 33, 128 y 205.
L'Hortus, gruta de (Valflaunés, Hérault, Francia) : 7 a 20.
Liguria (Italia) : 10.
L'llleta (Campello, Alicante): Véase "Isleta".
-321-
41
[page-n-410]
Linares (Jaén) : 213 .
Liria (Valencia) : 142, 144, 147, 149, 151 , 152, 169 a 171, 173, 179, 180, 182, 184, 187,
, comarca del campo de (Valencia) : 173;
189 a 191 y 230;
a Pedralba, carretera de (Valencia) : 179 y 182.
Lisboa (Portugal) : 209 .
Lo de Benaguacil, yacimiento ( Benaguacil, Valencia): 182 y 189 a 191 .
Logroño, provincia: 21, 218 y 252.
Ferrer (Valencia) : 171,
Loma del Borreguero ( Bugarra-Chulilla, Valencia): 175;
de la Pinada, camino de la ( Bugarra, Valencia) : 188:
178 y 189 a 191 ;
- - - , cerro de la (Bugarra, Valencia) : 171 y 188; - - de la Tia Soldá (Bugarra, Valencia): 174, 176, 180, 181 y 189 a 191.
Lomaina, barranco de la ( Villamarchante, Valencia): 174.
Lomas Cotillas (Tous, Valencia): 275.
Londres: 211.
Los Arcillares (Ayora, Valencia): 243.
Los Bolos, cerro (Andilla, Valencia): 152.
Los Caballones (Dos Aguas, Valencia): 274.
Los Husos (Aiava): 262.
Los Millares (Santa Fé de Mondújar, Almerfa): 59.
Los Serranos, pico (Chulilla, Valencia): 181 y 189 a 191.
Los Tollas (Villamarchante, Valencia): 186 y 189 a 191.
Los Villares (Caudete de las Fuentes, Valencia): 142, 144 y 149 a 152.
Lucana, cerro (Enguera, Valencia): 142, 144, 149, 151 y 152.
Lucero, cabezo (Rojales, Alicante) : 157 y 158.
Lugo, provincia: 66.
Lusitania: 204, 211 y 212.
Lyon (Rhóne, Francia): 84 , 91 , 93 y 247.
Llivia (Gerona) : 254 y 255.
Llobregat, río (Barcelona) : 251 y 252.
Llama Negra (Crevillente, Alicante) : 165.
Llombay (Valencia) : 274 .
Llop, barranco ( Barcheta, Valencia) : 233
Macizo de I'Hortus ( Hérault, Francia): 8 y 9.
Madrid: 37, 38, 47, 123, 124, 137, 169, 244 y 247.
Magalas ( Hérault, Francia) : 83, 84 y 91 a 94.
Mahdia (Túnez) : 66.
Mailhac (Aude, Francia) : 131, 133, 135 y 136.
Majarilla, cerro de la (Bu garra, Valencia): 174, 177 y 189 a 191;
, cueva de la
(Bu garra, Valencia): 172.
Málaga, provincia: 34.
Mallaetes, cueva de les ( Barig, Valencia): 16.
Mallorca (Baleares) : 210, 216 y 217.
Manises, Tossal de (Alicante) : 185 y 186.
Manole (Tracia): 67.
Manuel (Valencia): 239.
Mariana, cerro de la (Ares del Maestre, Castellón): 115.
Marjuela, barranco de la ( Bugarra, Valencia): 171;
, camino de la ( Bugarra,
Valencia): 184;
, fuente de la ( Bugarra, Valencia): 176 y 184;
partida de la (Bugarra, Valencia): 176, 184 y 189 a 191.
Marquesa de Zenete, calle (Ayora, Valencia): 243 y 244.
Marseille (Bouches-du-Rhóne, Francia) : 65, 67, 93, 107 y 109.
Martl, .necrópolis (Ampurias, La Escala, Gerona): 98.
Marruecos: 185 y 212 .
de Menente
Mas del Jutge, finca (Liria, Valencia) : 173, 180 y 189 a 191 ;
(Al coy , Alicante) : 58 a 60;
de la Teula (Villamarchante, Valencia) : 171
y 187.
Masera, Yesar del (Bugarra, Valencia) : 184 y 189 a 191 .
Maures, montes (Francia) : 87.
Mauritania : 212.
Meca, Castellar de (Ayora, Valencia): Véase "Castellar de Meca".
Medina Sidonia (Cádiz): 247 .
Medinaceli ( Soria) : 124.
-322-
[page-n-411]
Mediterráneo : 8, 12, 83 , 84, 87, 88, 91 a 93, 152, 162, 170, 251 y 252.
Menente, Mas de (Aicoy, Alicante) : 58 a 60.
Mequi.nez (Marruecos) : 185.
Mercadera, La ( Rioseco de Calatañazor, Soria): 128.
Mercedarios, Convento de (Játiva, Valencia) : 231 .
Merens (Ariége, Francia) : 258.
fvlérida ( Badajoz): 217 , 243 y 247.
cueva (Bu garra, Valencia):
Merinel, barranco ( Bugarra, Valencia): 171 y 177;
172, 174, 177, 181 y 189 a 191.
Meseta : 123, 128, 130, 133 y 136;
occidental : 128;
oriental: 123, 133
y 136.
Mezquita , partida de la (Bugarra, Valencia): 185 y 189 a 191 .
Micoque, La (Dordogne, Francia): 15.
rv1idi francés: 15.
Milán (Italia): 233, 244, 246 y 247.
Millares (Valencia) : 182, 273 a 275 y 286;
. subcomarca geológica de (Valencia) : 274 y 275;
. Los (Santa Fé de Mondújar, Almer fa) : 59 .
Millau (Aveyro.n , Franci a): 185.
Minho, provincia (Portugal) : 194 a 196 y 201 .
Minturnae : Véase " Minturno " .
Minturno (Roma, Ital ia) : 101.
Miño, río: 194 a 196.
Mogente (Valencia) : 100, 110, 141, 142, 144 a 149, 151 y 152.
Mojón Alto ( Liria-Pedralba, Valencia): 187 y 189 a 191.
Mola (Tarragona) : 122.
d'Ares (Castellón): 115;
Mola Alta de Serelles, La (Aicoy, Alicante): 58 a 60;
- - - d e la Vila (Ares del Maestre, Castellón): 115.
Molar, El (San Fulgencio, Alicante): 136, 158 y 160.
Molig ( Pyrénées-Orientales. Francia): 255.
Monasterio de Montsant ( Játiva): 230.
Moneda, Casa de la (Valencia): 220.
Monediére, La ( Bessan, Hérault, Francia): 83, 84 y 86 a 91.
Montalbana, La (Ares del Maestre, Castellón): 113 a 122.
Monte Circeo (Roma, Italia): 15.
Montealegre del Castillo (Aibacete): 182.
Monte jo de U ceras ( Soria): 206.
Montes de Oca (Burgos) : 251.
Montferrand ( Dordogne, Francia) : 41.
Mo.ntfo ( Magalas, Hérault, Francia) : 83, 84 y 91 a 94.
Montgó, cueva del (Jávea, Alicante) : 58 a 60.
Montignac ( Dordogne, Francia) : 20.
Montlaurés ( Narbonne, Aude, Francia) : 91.
Montpellier ( Hérault, Francia) : 8.
Montsant, monasterio (Játiva, Valencia) : 230.
Moravia (Checoeslovaquia) : 41.
Moreras, pico de les ( Crevillente, Alicante): 47 a 63.
Moro, Coll del (Tivissa, Tarragona): 136.
Moros, Castillejo de los (Andilla, Valencia): 59.
Mula (Murcia) : 100 y 111.
Murcia, provincia: 66, 81, 100, 111, 114, 166, 202, 205, 212, 213, 238 y 247; - - región de: 66, 81 , 100, 111, 114, 152, 157, 160, 166, 202, 203, 205, 212, 213,
238 y 247.
Murell, rambla de (Jarafuel, Valencia): 274 y 275.
Namur (Bélgica) : 15.
Nápoles (Italia) : 67, 68, 73 y 227.
Narbonense: 198, 243 y 247.
Narbonne (Aude, Francia) : 91 y 252.
Nauja ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 255.
Navarra: 73, 131, 133, 136, 251, 252, 256 y 262; - - - , Baja: 256.
Navarrés (Valencia) : 13, 274 y 275;
, Canal de (Valencia) : 274 y 275.
Neanderthal ( Düsseldorf, Alemania): 15.
Negra, cueva (Játiva, Valencia): 13 a 18; - - - , , Liorna (Crevillente, Alicante): 165.
Nissan (Hérault, Francia) : 100, 102 y 110.
-323-
[page-n-412]
Noguera, valle del ( Lérida): 251:
Pallaresa, rfo ( Lérida): 251 y 252.
Numancia (Garray, Soria): 204, 206 y 216.
Numidia: 211.
Obercassel (cerca de Bonn, Alemania): 41.
Oca, montes de (Burgos): 251.
Occidente romano: 68, 264 y 269 .
Odello de Ca ramal, aldea (Real, Pyrénées-Orientales, Francia): 258.
Olisipo, hoy Lisboa (Portugal) : 209.
Oliva (Valencia): 152.
Olmeda, La (Guadalajara) : 131.
Olopte, aldea ( lsóbol, Gerona) : 259.
Ollerfa, La (Valencia): 232 a 234 y 247.
Onteniente (Valencia): 152.
Orbetello ( Grosseto, Italia): 11 O.
Oriente romano: 264 y 268 a 270.
Orihuela (Alicante): 57 a 60.
Osseja (Pyrénées-Orientales, Francia) : 254.
Ostia (Roma, Italia): 68 y 73.
Osuna (Sevilla): 158 a 160 y 213.
Padre Ferreres, calle del ( Ollerfa, Valencia): 234.
Pafs Falisco ( Etruria, ltal ia): 106;
Valenciano: Véase "Valencia, región"
- - - Vasco: 35, 251, 252, 261 y 262;
meridional: 261 y 262.
P&.lacio Real de Valencia: 220.
Palma de Mallorca: 210, 216 y 217.
Palmeral, cerro del (Pedralba, Valencia) : 171, 174, 179 y 189 a 191;
, partida
del ( Pedralba, Valencia): 172 y 179;
, sima del ( Pedralba, Valencia:
179, 180 y 189 a 19 1.
Palpeo, cueva del ( Bugarra, Valencia) : 172.
Pallars, comarca ( Lérida) : 251 y 252.
Pamplona (Navarra) : 73.
Pararrayos, cerro del (Villamarchante, Valencia): 174, 178 y 189 a 191.
Parfs: 84, 89 y 94.
Parpalló, cueva del (Gandfa, Valencia) : 16, 21 a 35 y 37 a 46.
Partido, cerro (Pedralba, Valencia): 174, 179, 180, 187 y 189 a 191.
Pataud, Abrf (Les Eyzies, Dordogne, Francia): 40, 44 y 45.
Pea, montes de la ( Pedralba-Villamarchante, Valencia): 178;
, presa de la
( Pedralba, Valencia): 187.
Peal de Becerro (Jaén): 160.
Pedralba (Valencia): 169 a 191;
, carretera de Cheste a (Valencia): 178;
- - - , carretera de Chiva a (Valencia): 177;
, carretera de Liria a
(Valencia): 179 y 182;
a Bugarra, carretera de (Valencia): 184; - - a Casinos, carretera de (Valencia) : 179.
Pedrera, La (Vallfogona de Balaguer, Lérida): 136.
Peladilla, cerro de la (Aldea de San Juan, Requena, Valencia): 152.
Penfnsula Ibérica: 18, 22, 33, 34, 39, 41, 42, 66, 68, 135, 141, 143, 159, 166, 193 a 195,
199, 212, 228 y 247.
Peña la Airón (Pedralba, Valencia) : 174, 178 y 189 a 191;
de la Sal (Aicolea
del Río, Sevilla): 209.
Peñalba de Castro (Burgos): 68.
Peñicas, Las (Villana, Alicante): 57 a 60.
Pérgamo (Turqufa) : 67.
Perpignan (Pyrénées-Orientales, Francia): 136, 251 y 254.
Petrel (Alicante): 157, 158 y 160.
Petxina, cueva de la ( Bellús, Valencia): 13.
Pie de les Morares (Crevillente, Alicante) : 47 a 63.
Pico del Águila (Bugarra, Valencia): 174, 175 y 189 a 191;
de los Serranos
( Chulilla, Valencia): 181 y 189 a 191.
Pieza de la Madera ( Bugarra, Valencia): 185, 186 y 189 a 191.
Pinada, loma de la (Bu garra, Vale.ncia): 171 y 188;
, camino de la loma de la
( Bugarra, Valencia): 188.
Pineda (Valencia): 65 a 68.
Piñar (Granada): 39 a 46.
-324-
[page-n-413]
Pirineos: 251 a 260;
centrales: 252;
orientales: 251 a 2600
Pista forestal del Campillo (Tous, Valencia) : 274 0
Plateau de Ger ( Landes, Francia): 1330
Poble, fuente de 1' Aigua del (Crevillente, Alicante) : 16!!0
Polig , aldea (Cameles, PyrénéesoOrientales, Francia): 2550
Pollentia (Alcudia, Mallorca) : 210, 216 y 2170
Pompeya (Valle de Pompeya, Nápoles, Italia) : 73 y 2270
Pon! de I'Ase (Puebla Larga, Valencia) : 2380
Por! d' Envalira (Andorra): 2580
Porta ( PyrénéesoOrientales, Francia) : 258;
Maggiore (Roma, Italia) : 67°
Portugal : 39, 68, 194 a 196, 201, 209 y 212 0
Prada ( Pyrénées-Orientales, Francia): 2570
Prats de Molió ( PyrénéesoOrientales, Francia) : 2580
Prebética, región geológica: 2860
Predmost ( Moravia, Checoeslovaquia): 41°
Presa, alto de la (Bugarra, Valencia): 174, 176, 177 y 189 a 191;
de la Pea
( Pedralba, Valencia): 1870
Puebla Larga (Valencia) : 238 y 2390
Puerta de Valencia (Aicira, Valencia): 242 0
Punta de las Aliagas (Bu garra, Valencia): 174, 176 y 189 a 191.
Puntal del Aire (Tous, Valencia) : 2760
Puy-de-Dóme, departamento (Francia) : 870
PyrénéesoOrientales, departamento (Francia) : 15, 136, 251, 252 y 254 a 2600
Quart, barranco de ( Bugarra, Valencia) : 1840
Quemado, partida del (Bugarra, Valencia) : 185 y 189 a 191 0
Quenencia, La (Turfs, Valencia) : Vé ase "Carencia, La" o
Queralbs (Gerona): 2580
Querencia, La (Turrs, Valencia): Véase " Carencia, La" o
Querol , aldea (Porta, Pyrénées-Orientales, Francia): 2580
Queroles ( Merens, Ariege, Francia) : 2580
Querroig ( Bailyuls, Pyrénées-Orientales, Francia) : 2580
Quintanas de Gormaz ( Soria): 1260
Rafelguaraf (Valencia): 240°
Rambla, barranco de la (Crevillente, Alicante): 48, 161, 162 y 164 a 166;
Carbonera (Castellón): 113 y 115;
Castellarda (Valencia) : 173; - - de Murell (Jarafuel , Valencia) : 274 y 275;
de la Señora (Tous, Valencia): 2740
Real (Pyrénées-Orientales, Francia) : 258; - - - d e Valencia (Valencia) : 2200
Redondo, Cabezo (Vi llena, Alicante) : 57 a 60;
, Cerretico ( Pedralba, Valencia);
174, 179 y 189 a 1910
Redován (Alicante): 157, 158 y 1600
Reguero, partida del (Pedrafba, Valencia) : 182, 183 y 189 a 1910
Remolino, camino de la Huerta del ( Pedralba, Valencia) : 180;
, cerros del
(Pedralba, Valencia): 180;
, Huerta del ( Pedralba, Valencia) ; 180, 187
y 189 a 1910
Rémoulins ( Gard, Francia): 190
Renania (Alemania): 150
Requena (Valencia): 1520
Requijada, La ( Gormáz, Soria) : 1300
Rhóne, departamento (Francia) : 84 , 91, 93 y 2470
Ribagorza (Huesca): 2520
Ribatejo (Portugal) : 2120
Ribera del Júcar, comarca (Valencia) : 229 a 2500
Rioja, comarca de fa ( Logroño-Burgos-Aiava) : 2520
Rioseco de Calatañazor ( Soria) : 1280
Rocadillo, Cortijo del (San Roque, Cádiz) : 199, 210, 216 y 2180
Ródano, rfo: 88o
Rodas (Grecia): 920
Rojales (Alicante) : 157, 158 y 1600
Roma: 15, 67, 68, 73, 74, 101, 110, 196, 200, 205 a 208, 211 , 213 a 215, 226 a 228,
237 y 2430
-325-
[page-n-414]
Rotova (Valencia): 16 y 34.
Royo, Cerrito (Pedralba, Valencia): 186 y 189 a 191.
Ruscino ( Perpignan, Pyrénées-Orientales, Francia): 136.
Saetabis, hoy Játiva: 246. Véase "Játiva".
Safa, partida de la (Cheste, Valencia): Véase "Zafa, La".
Sagu.nto (Valencia): 110, 142, 144, 146, 151, 152, 157, 158, 160, 170, 185, 186, 202,
207, 208, 212, 213, 219 a 228 y 247.
Saint Thibery ( Hérault, Francia): 87.
Salada, barranco de la (Valencia): 179;
, fuente de la ( Bugarra, Valencia):
179;
, cerro de la (Pedralba-Bugarra, Valencia): 171, 174, 179 y 189 a 191.
Salamanca: 12 y 263.
Salemas (Portugal): 39.
Salpetriére, Grotte de la ( Rémoulins, Gard, Francia): 19.
Salt, cueva del (Aicoy, Alicante): 13.
Salto del Lobo, covacha del ( Pedralba, Valencia): 172 y 189 a 191.
Sallagosa ( Pyrénées-Orientales, Francia): 259.
San Antón, cerro ( Orihuela, Alicante): 57 a 60;
Antonio, cerro ( Orihuela, Alicante): Véase "San Antón";
Abad, iglesia de (Canals, Valen·
cia): 235;
Benito ( Ayora, Valencia): 243;
Bernardo, iglesia de
(Aicira, Valencia): 241 y 242;
Félix, iglesia de (Játiva, Valencia): 232 y
Fulgencio
237;
Francisco, calle de ( Bugarra, Valencia): 188;
(Alicante): 136, 158 y 160;
Giuliano (Viterbo, Italia): 102;
Juan,
Miguel, cerro de (Liria, Valencia):
aldea de ( Requena, Valencia): 152;
142, 144, 147, 149, 151 y 152;
Pedro, iglesia de (Játiva, Valencia): 237;
, calle de
Roque (Cádiz): 199, 210, 216 y 218;
, ermita (Ternils, Carcagente, Valen( Ollerfa, Valencia): 234;
cia): 237 y 238.
Saneja, aldea ( Guils de la Cerdaña, Gerona): 254.
Sant Aniol d' Aguja, aldea ( Bassagoda, Gerona): 255;
Joan de I'Enova (Valencia): Véase "Énova";
Joanet (Valencia): Véase "Énova".
Santa Ana, Hoya de (Tobarra, Albacete): 160;
Fé de Mondújar (Aimerfa): 59;
- - - M a r r a de Huerta (Soria): 124;
Pola (Alicante): 162.
Santarem ( Ribatejo, Portugal): 212.
Santas, ermita de las (Játiva, Valencia): 230.
Santimamiñe ( Basondo, Cortézubi, Vizcaya): 262.
Santiponce (Sevilla): 21 O.
Santo Domingo, calle de ( Játiva, Valencia): 230.
Santorin (Thera, Grecia): 86 y 87.
Santos, cerro de los ( Montealegre del Castillo, Albacete): 182.
Saquera (Trevillac, Pyrénées-Orientales, Francia): 258.
Sareja, aldea ( Llivia, Gerona): 254.
Sarso, Fonteta del (Crevillente, Alicante): 161 a 165.
Sassari (Cardeña, Italia): 109.
Segeda ( Belmonte de Peregil, Zaragoza): 206.
Segóbriga hoy Segorbe: Véase "Segorbe".
Segorbe ( Castellón): 212.
Segre, rfo (Cataluña): 259.
Segura, rfo (Murcia-Alicante): 61;
de la Sierra (Jaén): 213.
Seine-et-Oise, departamento (Francia): 83 a 86 y 88 a 90.
Señora, rambla de la (Tous, Valencia): 274.
Seo de Urge! ( Lérida): 256.
Serelles, Mola Alta de (Al coy, Alicante): 58 a 60.
Serra Grossa (Alicante): 58 a 60.
Servilia, Castra (Cáceres): 211.
Setabis, hoy Játiva: Véase: "Játiva".
Setubal ( Estremadura, Portugal): 68.
Sevilla, provincia: 81, 137, 157 a 160, 209, 210 y 213.
Sévres ( Seine-et-Oise, Francia): 83 a 86 y 88 a 90.
a Almazán, carretera de (Guadal ajara·
Sigüenza (Guadal ajara): 124 y 125;
Soria): 124 y 125.
Silla (Valencia): 238; - - - , carretera de Játiva a (Valencia): 238.
Sima del Campillo (Tous. Valencia): 286;
del Palmeral (Pedralba, Valencia):
179, 180 y 189 a 191.
-326-
[page-n-415]
Si mal de Valldigna (Valencia): 233;
- - - , carretera de Barcheta a
(Valencia): 233.
Sol ivella, La (Alcalá de Chivert, Castellón) : 128 y 136.
Soria, provincia: 123 a 137, 204, 206 y 216.
Sornia ( Pyrénées-Orientales, Francia): 255.
Sol de Chera (Valencia): 171.
Spargi, isla ( Sassari, Italia): 109.
Spartarius, Campus (Alicante, Murcia): 166.
Spy (Namur, Bélgica) : 15.
Stockholm: 84 y 89 .
francés : 1O.
Sudeste español: 60 y 202;
Suecia: 84 y 89 .
Sur de Francia: 59 , 61 y 128.
Tabaia (Elche, Alicante): 58 a 60.
Tajo, río: 212 y 213 .
Talayuela, cerro de la (Liria-Pedralba, Valencia): Véase "Mojón Alto" .
Tamuda (Tetuán, Marruecos): 212.
Tarifa (Cádiz) : 68.
Tarraconense: 199 y 212.
provincia: 66, 74, 122, 136, 205,
rarragona, ciudad : 66, 74, 205 y 247 ;
237 y 247.
rarrasa (Barcelona) : 121 .
Tarrassos, partida de (Vallada, Valencia) : 235 y 236.
, cerro de la ( GesTarrosa, barranco de la ( Gestalgar, Valencia) : 171 y 175;
talgar, Valencia): 174, 175, 181 y 189 a 191.
Telégrafo, cerro del (Liria, Valencia): 173.
Terlinques, cerro (Villena, Alicante): 57 a 60.
Termes ( Montejo de Liceras, Soria) : 206.
rernils ( Carcagente, Valencia): 237 a 239, 246 y 248.
Teruel, provincia: 152, 170 y 208.
Tesoro, cueva del (Torremolinos, Málaga): 34.
Tetuán (Marruecos) : 212.
Teula, Mas de la (Villamarchante, Valencia): 171 y 187;
, barranco de la
(Villamarchante, Valencia) : 187;
, fuente de la (Villamarchante, Valencia) : 187 y 189 a 191.
Teulada, Mas, barranco y fuente (Villamarchante, Valencia): Véase "Teula".
Thamusida (África del Norte): 212.
Thera, isla ( Santorin, Grecia): 86 y 87.
Tfa Soldá, loma de la (Bugarra, Valencia): 174, 176, 180, 181 y 189 a 191.
Tiemblo, El (Ávila): 159.
Tio Miguel de Castelló, barranco del (Tous, Valencia): 274.
Titaguas (Valencia): 171.
Titan (Isla de Levan!, Var, Francia) : 107 y 109.
Tivissa (Tarragona): 136.
Tivoli (Roma, Italia): 237.
Tabarra (Aibacete): 160.
Todolella, La (Castellón): 171.
Toledo: 74 .
Toloriu ( Lérida): 255 y 257.
Toluges ( Pyrénées-Orientales, Francia): 255.
Tollos, Los (Villamarchante, Valencia): 186 y 189 a 191.
Torralba, balsa de (Bugarra, Valencia): 181, 184 y 189 a 191;
, partida (Bugarra, Valencia) : 184 y 189 a 191.
Torredembarra (Tarragona) : 237.
Torremolinos (Málaga): 34.
Torresabiñán, La (Guadal ajara) : 131.
Tortero, cueva (Tous, Valencia) : 273 a 288.
Terzuela, La ( Bugarra, Valencia) : 181 y 189 a 191;
, fuente de la ( Bugarra.
Valencia): 181.
Tossal de la Cala ( Benidorm, Alicante): 158;
de M anises (Alicante) : 185 y 186;
- - - d e la Mariana (Ares del Maestre, Castellón): 115.
Tossalet, zona del (Játiva, Valencia): 231.
-327-
[page-n-416]
Tous (Valencia) : 273 a 288;
, carretera de Alberique a (Valencia): 274; - - Millares, comarca (Valencia): 273, 274 y 286.
·
Tracia: 67.
Tréviers ( Hérault, Francia): 9.
Trevi llac ( Pyrénées-Orientales, Francia): 258.
Troia ( Setúbal , Portugal): 68.
Túnez: 66, 74, 110 y 216.
Turia: 145, 152, 169, 171, 172, 174, 176, 178, 182, 187 y 205.
Turfs (Valencia): 142, 144, 147 a 149, 151, 152 y 155 a 160.
Turqufa: 67, 83 a 95 y 263 a 272.
Tursac ( Dordogne, Francia): 20.
Tyris: 194, 206, 207 y 216.
Ullastret (Gerona) : 131, 135 y 136.
Uncastillo (Zaragoza) : 248.
Ur ( Pyrénées-Orientales, Francia): 255 y 256.
Urgell ( Lérida) : Véase "Seo de Urgel".
Ursa, hoy Osuna: 213.
Urtg (Gerona): 256.
Urtiaga, cueva de ( ltziar, Guipúzcoa) : 35.
Urtx (Gerona): Véase "Urtg".
Urús (Gerona) : 256.
Valenc;a do Minho, (Portugal) : 194 a 196 y 201.
Valence ( Dróme, Francia) : 198.
Valencia, ciudad: 12, 13, 17, 21, 65 a 68, 97 a 111, 114, 139, 155, 157, 158, 170, 171,
173, 177, 178, 181, 183, 186 a 188, 193 a 218, 220, 231, 233, 235, 237, 243, 247,
250 y 273;
, provincia: 12 a 35, 37 a 46, 59, 65 a 68, 97 a 111, 114, 139
a 160, 169 a 191, 193 a 250, 263 y 273 a 288;
, región: 7 a 35, 37 a 63,
65 a 82, 97 a 111, 113 a 122, 128, 139 a 153, 155 a 167, 169 a 191 , 193 a 250, 263
y 273 a 288; Vell de
, camino ( Játiva, Valencia) : 238;
, puerta de
(Aicira, Valencia) : 242;
de Alcántara (Cáceres) : 194, 195 y 201.
Valentía, hoy Valence (Dróme, Francia): 198;
, hoy Valencia: 193 a 218.
Valflaunés ( Hérault, Francia): 7 a 20.
Val ira, rfo (Andorra) : 256.
Vall de Ceta (Alicante): 157.
Vallada (Valencia): 235, 236 y 250.
Valladolid: 65, 123, 219 y 222.
Valldequers ( Prats de Molió, Pyrénées-Orientales, Francia): 258.
Valle de Pompeya (Nápoles, Italia) : 73 y 227.
Vallespir, comarca ( Pyrénées-Orientales, Francia): 258.
Vallfogona (Gerona): 256;
de Balaguer (Lérida): 136.
Var, departamento: 107 y 109.
Vara de Quart (Valencia): 187.
Vasco, Pafs: 35, 251, 252, 261 y 262.
Vell, castillo (Crevillente, Alicante): 161, 163, 166 y 167;
de Valencia, camino
(Játiva, Valencia) : 238.
Ventas, Las (Vi llar del Arzobispo, Valencia) : 185;
del Vi llar, carretera de
Bugarra a las (Valencia) : 185.
Ventes, Les ( Mogente, Valencia) : 142, 147 y 152.
Vibo Valentía (Bruttium, Italia): 198, 210, 215 y 216.
Vila, muela de la (Ares del Maestre, Castellón): 115.
Villa, corralón de la ( Sagunto, Valencia) : 220;
Alba ni (Roma, Italia): 74.
Villafranca del Cid ( Castellón) : 113.
líillajoyosa (Alicante): 157 y 158.
Villamarchante (Valencia): 169, 171, 174, 178, 186, 187 y 189 a 191.
Villar del Arzobispo (Valencia): 169, 170, 173, 176 y 185;
, carretera de Bugarra a (Valencia): 176.
Villares, cerro de los (Caudata de las Fuentes, Valencia): 142, 144 y 149 a 152.
Villaricos (Bu garra, Valencia): 185 y 189 a 191.
Villana (Alicante) : 13 y 57 a 60.
, valle (Alicante): 238.
Vinalopó, rfo (Alicante) : 61, 162 y 238;
Viñas, zona de la fuente de las (Bu garra, Valencia) : 174.
Viterbo (Italia): 102.
-328-
[page-n-417]
V1zcafno,
Vizcaya:
Voló, El
Volúbilis
cueva del ( Bugarra, Valencia) : 172.
262.
(Pyrénées·Orientales, Francia): Véase "Boulou, Le".
( Mequinez, Marruecos): 185.
Yesar dei Masero (Bugarra, Vaiencia): i84 y i89 a i9i.
Vonne, departamento (Francia): 19.
Vugoeslavia: 247.
Zafa, La (Cheste, Valencia): 142, 144 y 150 a 152.
Zaragoza, provincia: 206, 237 y 248.
Zarra (Valencia): 243;
, camino de Ayora a (Valencia) : 243.
Zurdo, collado del ( Balones-Benimassot, Alicante) : 157.
-329-
[page-n-418]
[page-n-419]
INDICE DE PERSONAS Y ENTIDADES
Abada!, Ramón d': 252 y 254.
Academia de la Historia, Real (Madrid) : 219.
Acuña, Paloma: 66 y 219 a 228.
Adriano, emperador: 227.
Afranio: 200.
Africano Emiliano, Publico Cornelio Escipión: 204, 210 y 214.
Aguado Bleye, Pedro: 195 y 196.
Aguilera y Gamboa, Marqués de Cerralbo, Enrique de: Véase "Cerralbo".
Ahio, Tito: 209.
Ahius: Véase "Ahio".
Alart, B.: 254.
Albert Berenguer, Isidoro: 62.
Albertini, Eugéne: 69, 219 y 220.
Albertos Firmat, Marra Lourdes: 247 y 248.
Alcacer Grau, José: 13, 59, 62, 141, 182 y 185.
Alcobé Nogué, Santiago: 21 a 24, 27, 31, 34, 39, 41 y 45.
Alfóldy, Géza: 263 y 268.
Almagro Basch, Martln: 37, 39; 45, -98, 104, 111 y 141.
Almagro Gorbea, Martfn: 16.
Almelda, Fernando: 68.
Altuna Echave, Jesús: 261.
American Numismatic Society: 211.
Ampelos, sátiro: 67.
Andérez Alonso, Valeriano: 34.
Andrés Ballet, Osear: 288.
Andrés Tárrega, Salvador: 186.
Andreu Torregrosa, José: 273 a 288.
Anibal: 204 y 220.
Anneo Floro, Lucio: 209.
Antias, Valerio: 203.
Antón, Antonio: 47.
Antón Ferrándiz, Manuel: 34.
Aparicio Pérez, José: 7 a 20, 173, 261 y 262.
Apelláníz Castroviejo, Juan Marra: 261 y 262.
Apiano de Alejandrla: 195, 202, 203, 206, 210, 213 y 215 a 217.
Apolo: 65 a 68.
Apolo Liceo: 67.
Apollonios, escultor: 68.
Aranegui Gaseó, Carmen: 207.
Aranzadi Unamuno, Telesforo de: 23, 35 y 261.
Ares: 67.
Arnal, Jean: 61.
Arnaud Tudela, Federico: 233.
Asamblea Espeleológica Levantina, Primera: 273.
Augusto, Cayo Octavio: 199 y 234.
Aulo: 234.
-
381--
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Avieno, Rufo Festo: 194.
Avita, Licinia: 237.
Ayuntamiento de la Ollerla: 234; - - - de Vallada; 236.
Baebia: Véase "Bebía".
Balcells Rocamora, Enrique: 285 y 287.
Baleárico, Quinto Cecilio Metelo: 217.
Balil lllana, Alberto: 65 a 68.
Balland, André: 104.
Ballester Tormo, Isidro: 142 y 151 .
Barandiarán; José Miguel; . 35 · y 261 .
<-.
Barandiarán Maestu, Ignacio ~ Maria: 261.
Barberá Farrás, José: 100.
Barras de Aragón, Francisco de las: 34.
Basilio de Cesárea: 270.
Bass, George F.: 65.
Batlle Huguet, Pedro: 232.
Bebía: 246.
Bebio Maximo, Marco: 231, 232, 245 y 249.
Becatti, Giovanni: 66.
. ..
Belda Pérez, Francisco: 235 y 250.
Beltrán Martlnez, Antonio: 207 y 212.
Beltrán Villagrasa, Plo: 81, 151, 197 y 200.
Bendinelli, Goffredo: 67.
Benoit, Fernand: 107 y 109.
Bernardo de Alcir,a, Sa1,1: 24) . y 242, .·
Biblioteca Municipal de Perpignan: 254.
Biezunska-Malowist, 1.: 268.
Blanco Freijeiro, Antonio: 157.
Blázquez Martfnez, José Maria: 197 y 207.
Bleicken, Dr.: 201.
Blinkenberg, C. S.: 140.
Bolinches, Francisco: 230 y 231.
Bordes, Franc;:ois: 14.
Borde!, P.: 84 a 86 y 89.
Bosch Gimpera, Pedro: 119, 195 y J 96.
' ¡
Botella Candela, Ernesto: 62.
Boube, Jean: 185.
Bouchard, A.: 90, 91 y 94.
Brabant, Hyacinthe: 43 a 45.
; .· ··.· ,
Brinkmann, Rolando: 257 y 287.
British Museum,. Londres: 211.
Broca, P.: 40 y 42.
Broughton, T. R. S.: 193, 197, 209 y 214.
Brunt, P. A.: 197, 198, 201 y 212.
Bruto, Decimo Fabio: 195.
Bruto, Decimo lunio: 193, 194, 196 a 198, 201, 203 a 207 y 211 a 215.
Bubner, Thomas: 21 a 35 y 39.
~
Cabalomas, Tlo: 180.
Cabedo, Pascual: 180.
Cabré Aguiló, Juan: 124 a 126, 128, 133 a 135 .y 137, .·
Cabré de Morán, Encarnaciór): 12.3 .a :137. l
. •
Caecilia: Véase "Cecilia" . · · ·
·
Caepio: Véase "Cepión".
Cailleux, A.: 85.
Callejo Serrano, Carlos: 197, 201 y 213.
Camps, Gabriel : 45.
Carballo Garcfa, Jesús: 34.
Carnoy, Dr.: 347.
Caro Baroja, Julio: 256.
Carrasco, José Maria: 187.
Casio, Quinto: 165.
Cassio, Dion: 215.
-
332 .-
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.
[page-n-421]
Cassius: Véase "Casio.
Catón, Marco Porcio: 206.
Catulo, Cayo Valerio: 234 y 237.
Cavanilles, Antonio Joseph: 187.
Cazurro Ruiz, Manuel : 97 a 111 .
Ceán-Bermúdez, Juan Agustrn: 219.
Cebrián Gimeno, Rafael : 273.
Cecilia Festa: 235, 245 y 249.
Cecilia Metelo Baleárico, Quinto: 217.
Celar, Marco Clodio: 249.
Centre d ' ~tudes Gallo-Romaines, Lyon : 84, 91 y 93.
Centro Arqueológico Saguntino, Sagunto: 219;
de Cultura Valenciana, Valencia:
243;
Pirenaico de Biologla Experimental, Jaca: 285.
Cepion , Cneo Servilio: 214.
Cepión, Quinto Servilio: 198, 202 a 205, 211, 212, 214 y 215,
Cerralbo, Enrique de Aguilera y Gamboa, Marqués de: 123, 124, 126, 128, 130, 133,
134 y 137.
César, Cayo Julio: 107, 199, 243 y 247.
Ciceron , Marco Tulio: 215.
Cicotti, E. : 264 .
Ciempe Silva: 183.
Clodia Patricia: 229 y 249 .
Clodia Primitiva: 229 y 249.
Gladio Celer, Marco: 249.
Colección Cazurro (Museo de Prehistoria de Valencia) : 97 a 111; --.,.-- Rubio de
la Serna (Museo Arqueológico de Barcelona) : 100;
Vilanova y Pi era
(Museo Arqueológico Nacional , Madrid) : 37 y 38.
Colominas Roca, José: 62.
Columela, Lucio Junio: 266.
College d'Enseignement Général de Bessan: 92.
Congreso Nacional de Arqueologfa, IX (Valladolid): 123.
Constantino, emperador: 232 y 260.
Coranio, Lucio: 209.
Coranius: Véase "Coranio".
G.orneli¡¡; gens: ,214, 240, 241, 247 y 248. .
,
Cornelio Escipión Africano Emiliano, Publio: 204, 210 ·Y 214.
Cornelio Escipión Nassica Serapio, Publio: 193.
Cornelio Juniano, Publio: 140, 245 y 249.
Cornelio Murrano, Gayo: 232, 245 y 249.
Coromines, Joan: 251.
Cortinas Espinosa, José: 244 y 250.
Couchard, J.-L.: 61.
Couissin, Paul: 224.
Coulouma, J.: 89, 90 y 92.
Crawford, Michel H.: 208 y 214.
Crocale, Junia: 230 y 249.
Cruilles, Marqués de: 219 y 220.
Cuadrado Dfaz, Emeterio: 100, 104, 111, 137, 141 a 146 y 151.
Chabas Llorens, Roque: 231, 238 y 250.
Chabre,t , Fraga; Antonio:., 151,· 219· y . 220~
··
Darder Pericás, Bartolomé: 275 y 287.
Dechelette, Joseph: 123, 140 y 151.
Degrassi , Attilio : 197 a 199.
De Lumley, Henry: Véase "Lumley" .
:\·~
Deubner, Dr.: 67.
Diéguez Luengo, Ellas: 197, 201 y 213.
Dinale, Giovanni: 287.
Diodo ro de Agyrion: Véase " Di adoro Si culo".
: ,·
Diodoro Siculo: 195, 202, 203, 206, 213 y 217.
Dion Cassio: 215.
Dionysos: 67.
: ~:
Diputación Provincial de Valencia: 12, 97, 233 y 235.
--:- - 33 ·- --:-3
[page-n-422]
Domiciano, emperador: 188 y 204.
Dona! Zopo, José: 273 a 288.
Dupont, P.: 84, 91 y 94.
Dupuy de Lóme y Sánchez Lozano, Enrique: 275, 276 y 287.
Eguren, Enrique de: 261.
Elckstedt, Egon Freiher von: 33.
Elósegui lrazusta, Jesús: 261.
Emiliano, Quinto Fabio Maximo: 214 y 215.
Emiliano, Publio Cornelio Escipión Africano: 204, 210 y 214.
Eraso, Adolfo: 287 y 288.
Erotes: 222, 226 y 227.
Escipion Africano Emiliano, Publio Cornelio: 204, 210 y 214.
Escipion Nassica Serapio, Publio Cornelio: 193.
Escipiones, familia de los: 214.
Escolano, Gaspar: 238, 241, 242 y 250.
Escrig, Eugenio: 187.
Esteban de Bizancio: 212.
Estrabon: 210, 212, 213, 217 y 246.
Euhodus, alfarero: 186.
Fabia, gens: 214, 215, 246 y 248.
Fabia Fabula: 236, 237, 245 y 249.
Fabio: 237.
Fabio Bruto, Décimo: 195.
Fabio Fabulo, Lucio: 236 y 237.
Fabio Maximo Emiliano, Quinto: 214 y 215.
Fabio Maximo Serviliano, Quinto: 214 y 215.
Fabio Próculo, Lucio: 244, 245 y 249.
Fabius: Véase "Fabio".
Fabula, Fabia: 236, 237, 245 y 249.
Fabulo: 237.
Fabulo, Lucio Fabio: 236 y 237.
Fabulus: Véase "Fabulo".
Facultad de Clermont: 87;
de Filosofla y Letras de la Universidad de Valencia:
Véase "Laboratorio de Arqueologla".
Faril'\a, Jaime: 261.
Faunos : 68.
Favius: Véase "Fabio".
Ferembach, De.nise: 39, 40 y 45.
Fernández Moscoso, Eduardo: 53 y 63.
Ferrer Novella, Rafael: 273.
Ferron, Jean: 11 O.
Festa, Cecilia: 235, 245 y 249.
Festo: 211 y 247.
Festo Avieno, Rufo: 194.
Figueras Pachaco, Francisco: 60 y 62.
Fillow, Bogodan D.: 67.
Fita, Fidel : 235, 237 y 238.
Flavios, emperadores: 185.
Fletcher Valls, Domingo: 13, 37, 45, 59, 62, 65, 97, 119, 128, 141, 142, 151, 155, 197,
198, 200, 201, 203, 204, 206 a 208 y 213.
Floro, Lucio Anneo: 209.
Fonteio, C. : 212.
Fornes Martrn, Antonio: 273.
Fortunato, Cneo Veranio: 233, 234 y 249.
Frank, Tenney: 195.
Frontino, Sexto Julio: 215.
Fulvio Prisco, Marco: 230 y 249.
Fulvio Propinquo, Marco: 230 y 249.
Furgús, Julio: 62.
Furia Murrana: 233, 245 y 249.
Furio Murro, Lucio: 233, 245 y 249.
Fusté Ara, Miguel: 13, 15, 41 y 45.
-334-
[page-n-423]
Gabinete de Investigación Arqueológica del Alto Maestrazgo (Benasal, Castellón): 60
y 122.
Gaia: 231.
Galatea: 69.
Galba, Servio Sulpicio: 202.
Galeria, tribu: 231, 232, 235 y 245.
Gallach Sanchis, Isabel : 184.
Galsterer, Harmut: 194, 197 a 201, 207, 209, 211, 213, 216 y 218.
Galsterer-Kroll, B.: 199 y 210 a 212.
Gandía Ortega, Emilio: 98 y 99 .
García y Bellido, Antonio: 65, 194, 197 a 200, 207, 208, 215, 216 y 218.
García Sánchez, R. Manuel: 34, 39, 41, 42 y 45.
Garralda Benajes, Marra Dolores: 37 a 46.
Geze, Bernard: 288.
Gil Farrés, Octavio César: 37 y 45.
Giry, Abbé Joseph: 91.
Glyptoteca Ny Carlsberg. Copenhague: 227.
Gomez Serrano, Nicolau Primitiu : 197.
González Echegaray, Joaquín : 34 y 35.
González Prats, Alfredo : 60 y 113 a 122.
González Simancas, Manuel: 151 y 158.
Gorgona: 222, 224, 226 y 227 .
Gozálvez Pérez, Vicente: 161 a 167.
Gracia de Alcira, Santa: 242.
Gracco, Caio: 216 y 217.
Gracco, Tiberio Sempronio: 206, 210 y 216.
Gran!, Michael: 196, 198, 209, 211 , 212 y 265.
Gregario Nacianceno: 267.
Grueber, H. A.: 208, 212, 214, 215 y 227.
Guadán, Antonio Marra de: 207 a 209, 211 y 212 .
Guarducci, Margherita: 68.
Guilaine, Jean : 59 , 61 y 62.
Guiter, Henri: 251 a 260.
Gundel , Hans Georg : 196, 202 y 214 .
Hadriano: Véase "Adriano".
Hampl, Franz: 195.
Hannibal : Véase "Aníbal".
Helena, emperatriz: 260.
Henderson, M. 1.: 196.
Hércules: 67.
Hermes: 67, 68 y 238.
Hermes-Mercurio: 238.
Homullina, Victoria: 244 a 246, 248 y 249.
Homullus : 248.
Homuna : 248.
Hoyos Sáinz, Luis de: 34 y 35.
Hübner, Emilio: 195, 211, 219, 230, 231 , 234, 235, 238 a 242, 244, 247 y 250.
!barra Manzoni, Aureliano: 69.
!barra Ruiz, Pedro: 69.
l. G. A. L., Laboratoire de 1' (París): 84 y 89.
Iglesias, L. G.: 263 y 269.
lnstitut de Céramique Franc;;aise, Sévres: 83 a 90.
Instituto Arqueológico Alemán, Roma : 226;
de Enseñanza Media, Gerona: 97;
- - - - de Estudios Clásicos y de Historia de la Universidad de Estocolmo: 84
y 89 ;
Geográfico y Catastral, Madrid: 47;
Geológico y Minero,
Madrid : 275.
Itálico, Silio: 247.
tugurta: 204 .
lunia: Véase "Junia ".
lunianus: Véase "Juniano". ·
lunio : Véase "Junio".
-
335-
[page-n-424]
Jaime 1 167 y 238.
:
Jannoray, Jean: 102.
Jenkins, G. K.: 208 y 211.
Jessen, A.: 128.
Jiménez, Salvador: 47.
Jordá Cerdá, Francisco: 12 a 14.
Jornet Perales, Mariano: 62.
Juan Bautista, San: 239.
Juan Evangelista, San: 239.
Julio César, Cayo: 107, 199, 243 y 247.
Julio Frontino, Sexto: 215.
Jully, Jean-Jacques: 83 a 95.
Junia, familia: 247 y 248.
Junia Crocale: 230 y 249.
Juniano, Publio Cornelio: 240, 245 y 249.
Junio Bruto, Décimo: 193, 194, 196 a 198, 201, 203 a 207 y 211 a 215.
Junio Columela, Lucio: 266.
Kirsopp Lake, Agnes: 101 y 104.
Kjellberg, L.: 89.
Klotz, A.: 203.
Kornemann, E.: 195, 198, 199, 202 y 206.
Kreissig, Heinz: 268 y 269.
Kühner, R.: 204.
Laboratorio de Arqueologfa de la Universidad de Valencia: 263.
Laborde, Alexandre de: 219, 220, 222, 224 a 226 y 228.
Laenas: Véase "Lenas" .
Lamboglia, Nino: 98 a 100, 102 y 105 a 111.
Larin, B.: 34.
Leona: 246.
Leonas: 240, 245, 246, 248 y 249.
Leonnatus: 241.
Leonnorios: 246.
Leonus: 246.
Licinia: 239 y 245.
Licinia, gens: 238, 239, 246 y 248.
Licinia Avita: 237.
Licinia Marcella: 249.
Licinia Materna: 237.
Liciniano: 237, 245 y 248.
Liciniano, ·Publio Licinio: 236, 237, 245 y 249.
Licinianus: Véase "Liciniano··.
Licinio: 237.
Licinio Liciniano, Publio: 236, 237, 245 y 249.
Llcinio Prisco, Tito: 239, 245 y 249.
Licinio Sura, Lucio: 237.
llcinius: Véase "Licinio".
Lippold, G.: 67 y 68.
Lisipo: 67.
Livio, Tito: 193 a 218 y 246.
López Sellés, Tomás: 261.
Lorblanchet, Michel: 61.
Louis, Maurice: 133 y 136.
Lucieno, Caio: 209.
Lucieno, Quinto: 209.
Lucienus: Véase "Lucieno" .
Lucipio, alfarero: 185.
Lucrecio, alfarero: 185.
Lucrecio Trio, Lucio: 227.
Lucretius: Véase " Lucrecio".
Lumiares, Antonio Valcárcel Pio de Saboya y Moura, Conde de: 219 a 224, 226, 228,
230, 234, 243 y 250.
-336-
[page-n-425]
Lumley, Henry de: 8 y 16.
Lumley, Marie Antoinette de: 15 y 16.
Llácer, Amadeo: 233 y 250.
Llanos y Ortiz de Landaluce, Armando: 261.
Llobregat Conesa, Enrique A.: 47, 57, 61 , 62 y 155 a 160.
Llopis Lladó, Noel: 288.
Maluquer de Motes Nicolau, Juan: 121, 122 y 133.
Mancini, G.: 226.
Mandera, H.-E.: 130.
Manes, dioses: 209, 234, 242 y 244.
Mangas Manjarres, J.: 248.
Manlia: 211, 245 y 249.
Manlia gens: 211 .
Manlio, A.: 211 .
Manlio, Tito: 211.
Manlio Probilio, Publio: 234, 245 y 249.
Manlius: Véase "Manlio".
Marcera: 239, 245, 248 y 249.
Marcella: Véase "Maree! a".
Marcial, Marco Valerio: 237.
Marchetti, Maria: 195.
María de Alcira, Santa: 242.
Mario, Caio: 211.
Marqués de Cerralbo, Enrique de Aguilera y Gamboa: Véase "Cerralbo, Marqués de".
Marqués da Costa: 68.
Marqués de Cruilles: Véase "Cruilles, Marqués de".
Martín, Rudolf: 34 y 38.
Martín Avila, Gabriela: 65 y 207.
Martfn Jiménez, José: 157.
Martfn Manzano, A.: 183.
Martínez, Bonfilio: 243.
Martínez, Daniel : 185.
Martínez Azorfn, Eufrosino: 243.
Martínez Perona, José Vicente: 169 a 191.
Martínez Ramón, Nieves: 231.
Masdeu, Juan Francisco de: 194.
Mateo Pueyo, Antonio: 237 y 250.
Materna, Licinia: 237.
Mateu y Llopis, Felipe: 107 a 200, 206, 208, 209, 215 y 216.
Mattingly H. B. : 211 y 227.
Maurembrecher, Dr.: 205.
Máximo: 237 y 248.
Maximo, Quinto Fabio: 195, 208, 214 y 215.
Maximo, Marco Bebio: 231, 232, 245 y 249.
Maximo Emiliano, Quinto Fabio: 214 y 215.
Maximo Serviliano, Quinto Fabio: 214 y 215.
Maximus: Véase "Maximo" .
Mela, Pomponio: 205.
Mendes Correa, A. A.: 207.
Menéndel Pidal, Ramón: 195, 196, 251 y 252.
Mercurio: 222, 226, 227 y 238.
Merino Sánchez, José Maria: 261.
Mesado Olivar, Norberto: 207.
Metelo Baleárico, Quinto Cecilio: 217.
Metz, Karl: 288.
Miralles, Rafael : 230.
Mitrfdates: 204.
Moltó, Vicenta: 230.
Mommsen, Theodor: 195, 196, 198 y 199.
Monteagudo García, Luis: 51.
Montelius, Osear: 140.
Montoriol Pous, Joaqufn: 288.
-33743
[page-n-426]
Morán Cabré, Juan : 123 a 137.
More!, Jean-Paul : 74, 102, 105, 106, 109 y 111.
Morenas de Tejada: 126, 128 y 130.
Moreno Garcfa, Daniel : 182.
Moreno Tovillas, Santiago: 62.
Moure Romanillo, José Alfonso: 38.
Mouret, Félix: ííO.
Movius, Hallam L. : 46.
t-vlulet Frutos, Luis: 186 y 188.
Müncer, F.: 195, 196, 209, 212 y 214.
Muratori, Ludovico Antonio : 233 y 250.
Murrana, gens: 247 y 248.
Murrana, Furia: 233, 245 y 249 .
Murrano : 233 , 234, 247 y 249 .
Murrano, Cneo Valerio: 233, 234 y 249.
Murrano, Gayo Cornelio: 232, 245 y 249 .
Murrano, Luci o: 233 y 234 .
Murranus: Véase "Murrano" .
Murro: 247.
Murro, Lucio Furio : 233, 245 y 249 .
Murrus: Véase " Murro" .
Museo Antropológico Nacional , Madrid: 37;
Arqueológico de Barcelona: 98 y 99;
Municipal, Alcoy: 157;
Nacional, Madrid :
37, 38 y 124; - - - Provincial de Alicante : 47 y 158;
de Castellón: 122;
de Gerona:
104 y 105;
Británico, Londres: 211;
Cerralbo, Madrid : 123;
de Marsella : 67;
Monográfico de La Alcudia , Elche: 70;
- - - - - - - - de Ampu rias: 99;
Municipal de Játiva: 240; - - - Nacional de Nápoles: 67 y 68;
de Narbona : 91 ;
de Prehis
toria del Servicio de Investig ación Prehistórica de Valencia: 21 , 97 a 111, 157, 156,
183, 187 y 235 ;
de Sagunto: 158;
de las Termas, Roma: 68
y 227.
Muthmann, F.: 187 y 235.
Nacianceno, Gregario : 267.
Nassica Serapio, Publio Cornelio Escipión; 193.
Natalis ,esclavo: 240, 241, 245, 248 y 249.
Navarro, Rosario: 136 y 141.
Nerón, emperador: 72.
Nesselhauf, Herbert: 193.
Nieto Gallo, Gratiniano: 62.
Nolte Aramburu, Ernesto: 261 .
Nostrand, J. J. Van: 195 y 196.
Numius: Véase "Numo" .
Nummius: Véase "Numo " .
Numo, Gaio: 209.
Octavio Augusto, Cayo : 199 y 234 .
Oliva Prat, Miguel : 105.
Olivier, Georges: 45.
Omullina, Victoria: 244 a 246 , 248 y 249 .
Orosio , Paulo : 215.
Oroval Tomás, Víctor: 237.
Ortiz Andrés, Francisco: 187.
Oswald, Felix: 185.
Packard, D. W.: 204.
Palo! Salelles, Pedro de: 122.
Palomar Lapesa, Manuel : 246.
Palos y Navarro, Enrique: 219 , 220 , 222 y 224.
Paquio Proculo, Publio: 73.
Paquius: Véase "Paquio" .
Parra, José María: 242.
Pascual Pérez, Vicente: 13 y 157.
-
338 -
[page-n-427]
Patérculo, Caio Veleio : 216.
Patricia, Clodia: 229 y 249.
Patricio, alfarero: 185.
Peacock, D. P. S.: 90 y 94.
Pellicer, José: 242 .
Pereira Menaut, Gerardo : 263 a 272.
Pérez, Rafael: 183.
Pérez, Vicente: 181.
Pérez Ripoll, Manuel: 15.
Perico! Garcia, Luis: 21, 22, 34, 37 a 39, 46, 62 y 161.
Peris Fuentes, J.: 151 .
Photius: 202 y 203.
Picard, Charles: 67.
Pi con, Maurice: 84, 91, 94 y 95.
Piette, Jean: 133.
Pinard, Maurice: 11 O.
Pla, Josep: 256.
Pla Ballester, Enrique: 13, 62, 97, 141 , 151, 173, 178, 180, 182, 183, 186, 195 y 235.
Pllnio el Joven, Caio: 237 y 270.
Plinio el Viejo, Caio: 198, 199, 204 y 211.
Plutarco de Chaironeia: 209 .
Poliano, Marco Valerio: 183.
Polibio: 203.
Pompeyo Magno, Cneo: 200 y 205.
Pompilio Lenas, Marco: 202 y 205 .
Pompillius: Véase "Pompilio".
Ponsell Cortés, Fernando: 62.
Porcio Catón, Marco: 206.
Posidonio: 203.
Pontentia, deidad: 21 o.
Pottier, Edmond: 91.
Praxiteles: 66.
Primitiva, Clodia: 229 y 249.
Príncipe Plo: Véase "Lumiares, Conde de" .
Prisco: 248.
Prisco, Marco Fulvio: 230 y 249.
Prisco, Tito Licinio: 239, 245 y 249 .
Priscus: Véase "Prisco".
Probilio: 248.
Probilio, Publio Manlio: 234, 245 y 249.
Probillio: Véase "Probilio" .
Próculo: 248.
Próculo, Lucio Fabio: 244, 245 y 249.
Próculo, Publio Paquiol : 73.
Proculus: Véase "Próculo".
Propinquo, Marco Fulvio: 230 y 249.
Ptolomeo: 211.
Pujo!, P.: 254.
Quadrigario, Claudio: 203.
Quiles Sánchez, Marra Rosa: 182.
Quintia: 183.
Radke, G.: 21 O.
Ramos Fernández, Rafael: 81.
Ramos Folqués, Alejandro: 69 a 81.
Rams Brotons, Marra Victoria: 139 a 153.
Reig Alba, José Raimundo: 231.
Reinach, Salomón : 219 y 227.
Remo : 162.
Reynolds, J. : 213.
Ricius: 247.
Ripoll Perelló, Eduardo: 35.
Riquet, Raymond : 35.
-339-
[page-n-428]
Rocianus: 247.
Ródenas, José : 243 .
Roma, deidad : 162 y 208.
Román Lajarfn, José Luis: 47 a 63.
Rómulo : 162.
Roque, San : 238.
Rossbach , 0 .: 193 y 202 .
Roucia : 243 y 247.
Roucillus : 243 .
Royo Gómez, José : 13.
Rubio, Aurelio : 230.
Rubio de la Serna, Juan: 100.
Rucio, Valerio: 242, 243, 245 y 247 a 249.
Rucius: Véase "Rucio"' .
Sabino, alfarero: 185.
Sacaze, J.: 133.
Salmon, E. T.: 197 y 198.
Saludes Talens, Joaqufn : 65.
Salustio, Flavio : 205 , 206 y 209 .
Salvá Marco, Ana: 63 .
San Bernardo de Alcira : 241 y 242.
San Juan Bautista : 239 .
San Juan Evangelista: 239 .
San Martín, Juan : 261.
San Roque: 238.
Sánchez Jiménez, Joaquín : 157.
Sanchis Guarner, Manuel : 155.
Sanchis Sivera, José : 230, 238 y 250.
Sanfelix Pérez, Luis : 155.
Sanmartí Grego, Enrique: 97 a 111.
Santa Gracia de Alcira: 242.
Santa María de Alcira: 242.
Sarrión Montañana, Inocencia: 177.
Sarthou Carreres, Carlos: 231.
Sátiros: 67 y 68.
Schliemann, Heinrich : 123.
Schlunk, Helmut: 69.
Schüle, Wilhelm : 128, 130, 133 y 137.
Schulten, Adolf: 196, 198 a 200, 205, 207, 212 , 237 y 239 .
Schulze, W.: 209.
Scipio: Véase "Escipión" .
Secunda, Valeria: 241 , 245, 248 y 249 .
Sempronio Gracco, Tiberio : 206, 21 O y 216.
Serapio, Publio Cornelio Escipión Nassica : 193.
Sergia, gens: 211.
Sergiano : 211 .
Sertorio, Quinto : 198, 200, 205, 208 y 209 .
Servicio de Investigación Prehistórica de la Excma. Diputación Provincial, Valencia: 12,
13, 17, 21, 155, 173, 177, 178, 182, 183, 186 a 188, 233 y 250.
Servilia, gens: 214.
Serviliano, Quinto Fabio Máximo : 214 y 215.
Servilio Cepión, Cneo: 214.
Servilio Cepión, Quinto: 198, 202 a 205 , 211, 212 , 214 y 215.
Servio Sulpicio Galba: 202 .
Severos, emperadores: 232.
Sileno: 73.
Sitio Itálico: 247.
Silva, Ciempe: 183.
Slivio, Caio: 185.
Simon , Helmut: 193, 194, 202, 203 , 205, 206, 214 y 215.
Simplicia: 267 a 269.
Sinferusa , Virginia : 233, 234, 247 y 249 .
Sociedad Arqueológica Valenciana: 235.
-
340-
[page-n-429]
Soler García, José María: 13, 53 y 63.
Spahni, Jean-Christian: 40.
Stegmann, C.: 204.
Strabon: Véase "Estrabón".
Stuveras, R.: 227.
Sulpicio Galba, Servio: 202.
Sura, Lucio Licinio: 237.
Sutherland, C. H. V.: 196 y 200.
Sympherusa, Verginia: 233, 234, 247 y 249.
Sydenham, E. A.: 208, 212, 214, 215 y 217.
Taffanel, Jean: 133 y 136.
Taffanel, Odette: 133 y 136.
Taillez, Philippe: 107 y 109.
Taracena Aguirre, Bias: 137.
Tarradell Mateu, Miguel: 60, 61, 63, 182, 197, 198, 200, 201 y 206 a 208.
Tautalos: 195 y 202.
Tautamos: 195.
Taylor, Doris Mae: 11 O.
Taylor, G.: 85.
Teja, Ramón: 263 y 272.
Thouvenot, Raymond: 196 y 212.
Torres, C.: 197, 198, 200 a 202, 204, 205, 207, 208, 215 y 217.
Trajano, emperador: 227 y 236.
Trías de Arribas, Gloria: 98.
Trinio, Lucio: 209.
Trinius: Véase 'Trinio".
Trio, Lucio Lucrecio: 227.
Trombe, Félix: 288.
Tsontchev, Dim: 67.
Tullio Ciceron, Marco: 215.
Ulrich, R.: 130.
Universidad de Estocolmo: 84 y 89; - - - - de Lyon: 91 y 93;
de Salamanca:
12 y 263;
de Valencia: 182 y 263;
de Valladolid: 222.
Untermann, Jürgen: 21 O y 212.
Valcarcel Pío de Sabaya y Maura, Conde de Lumiares, Antonio: Véase "Lumiares".
Conde de"'.
Valentí Fiol, Eduardo: 243.
Valentía, deidad: 21 O.
Valeria Secunda: 241, 245, 248 y 249.
Valerio Antias: 203.
Valerio Catulo, Cayo: 234 y 237.
Valerio Marcial, Marco: 237.
Valerio Murrano, Cneo: 233, 234 y 249.
Valerio Poliano, Marco: 183.
Valerio Rucio: 242, 243, 245 y 247 a 249
Valerio Verano, Marco: 235, 245 y 249.
Vall Ojeda, María Angeles: 100, 111 y 151.
Vallespí Pérez, Enrique J.: 261.
Vallois, Henri V.: 40 y 46.
Vázquez de Parga, Luis: 133.
Vegas, Mercedes: 11 O.
Vela Calduch, Miguel: 184.
Veleio Paterculo, Caio: 216.
Ventura Conejero, Agustln: 229 a 250.
Ventura Verduch, Antonio: 182.
Veranio: 234 y 248.
Veranio Fortunato, Cneo: 233, 234 y 249.
Veranius: Véase "Veranio".
Verano, Marco Valerio: 235, 245 y 249.
Verginia: Véase "Virginia".
Vermeule, C. C.: 219, 226 y 227.
-341
~
[page-n-430]
Veyne, A.: 201.
Vicedo, Francisco: 232.
Vicedo Sanfelipe, Remigio: 63.
Victoria Homullina: 244 a 246, 248 y 249.
Vida!, Pierre: 257.
Vilanova y Piera, Juan: 37, 38 y 44 a 46.
Villa d'Amelio, Paola: 102.
Villanueva , Joaquín Lorenzo: 233, 234, 237 a 240 y 250.
Villanueva, Pedro: 98.
Viñes Massip, Gonzalo: 12 a 14.
Virginia Sinferusa: 233, 234, 247 y 249.
Viriato: 193 a 198, 200 a 207, 210 y 213 a 215.
Visedo Moltó, Camilo: 63.
Vitoria Omullina: 244 a 246, 248 y 249.
Vittinghoff, P.: 196, 198 y 199.
Vives Escudero, Antonio: 81, 195, 207 a 209, 211, 212 y 216.
Vivo, alfarero: 185.
Waechter, John d'A.: 16.
Wiegels, Rainer: 193 a 218.
Wilson, A. J. N.: 197, 198 y 200.
Winter, P.: 67.
Wolf, H. J.: 210.
Zervos, Christian: 92.
Zeuner, Frederick E.: 288.
-342-
[page-n-431]
INDICE GENERAL
Págs.
APARICIO PEREZ, J.: La Gruta del Hortus y el musteriense en la reg10n
valenciana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
BUBNER, T.: Acerca del cráneo paleolítico de la Cueva del Parpa1ló (Gandía,
Valencia) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
GARRALDA, M. D.: Nuevos restos hum anos de la Cueva del Parpailó (Gandía, Valencia) . . . . . . .. . .. . . . . . . . .. . . . . . .. . .. . . . . . . . .. . .. . .. .. . . ..
ROMAN LAJARIN, J. L.: Un yacimiento de la Edad del Bronce en el «Pie
de les Moreres» (Crevillente, Alicante) . .. . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . .
BALIL, A.: Sobre el Apolo de Pinedo (Va lencia) ... ... ... ... ... ... ... ...
BALIL, A.: Nota sobre la Insula romana en la arquitectura privada de la
P enínsula Ibérica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
RAMOS FOLQUES, A.: Un mosaico helenístico en La Alcudia de Elche
JULLY, J. J.: Céramologie: Trois analyses de Laboratoire ...
SANMARTI, E.: Cerámicas ampuritanas de barniz negro . .. .. .
GONZALEZ PRATS, A.: El campo de urnas de La Montalbana . ..
CABRE DE MORAN, E. y MORAN CABRE, J .: Dos tmnbas datables de la
Necrópolis de Alpanseque (Soria) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
RAMS RROTONS, M. V.: Avance a un estudio de las fíbulas ibéricas de la
provincia de Valencia ... ... . .. . .. ... ... ... .. . ... ... ... ... ... ... .. .
LLOBREGAT, E. A.: Escultura Ibérica de la Edetania. La cabeza de toro de
La Carencia (Turís) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
GOZALVEZ PEREZ, V.: Notas sobre el poblamiento antiguo en el término
de Crevillente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
.. . . .. ...
MARTINEZ PERONA, J.: Carta Arqueológica de Pedralba y Bugarra
(Valencia) . . . . . . . .. . . . . .. . . . . . . . .. .. . ... . .. .. . . .. .. . .. .
WIEGELS, R.: Liv. Per. 55 y la Fundación de Valencia ... .. . . ..
ACUI'l'A, P.: Un fragmento de Escultura Thoracata de Sagunto ...
VENTURA, A.: Inscripciones Romanas de la provincia de Valencia
GUITER, E .: Toponimia vasca de los Pirineos Orientales ... ... ...
APARICIO PEREZ, J .: Un interesante estudio sobre la Prehistoria Vasca ...
PEREIRA MENAUT, G. : Comentarios sobre la «Historia Social y Económica de Capadocia en el s. IV según los padres capadocios», de R. Teja
(Universidad de Salamanca, 1974) . . . . . . . . . . . . . .. . .. .. . . . . . . . . . . .. .
DONAT ZOPO, J. y ANDREU TORREGROSA, J.: La Cueva del Tortero
(Tous, Valencia) . . .
INDIGE DE MATERIAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
INDICE DE LUGARES .. . ... ... . .. ... . .. .. . ... ... ...
INDICE DE PERSONAS Y ENTIDADES . .. .. . . . . . . .
7
21
37
47
65
68
69
83
97
113
123
139
155
161
169
193
219
229
251
261
263
273
289
311
331
[page-n-432]
LAS OPINIONES VERTIDAS EN LOS ANTERIORES TRABAJOS DEBEN
ENTENDERSE COMO JUICIOS PERSONALES DE LOS RESPECTIVOS
AUTORES
[page-n-433]
Este Servicio de Investigación Prehistórico rem ite sus publicaciones poro establecer y mantener intercambio con los centros científicos y señores investigadores
en esta especialidad. Por ello espera ser correspondido con el envío de las publicaciones del receptor, entendiendo coso contrario que no se desea sostener intercambio
y suspenderá ulteriores envíos
Toda la correspondencia diríjase al Director del Servicio de Investigación Prehistórica de la Excma. Diputación Provincial de Valencia, calle de Caballeros, número 2, VALENCIA.
44
[page-n-434]
[page-n-435]
[page-n-436]
RCHIVO
0€
R€HISTO~IA L tYAI'ITINA
S ERVICIO DE I NVESTIGJ\CJON P REHJSTORICA
DE LA
e'xc~. D tPVIACION P RoVINCIAL
DEV A LENCIA
VOL XIV
INSTITVCION
ALFONSO
€'L
MAGNAt-llMO
C'DNSEJo .Svre: ~1ort llf. lrvVHfiGAC.IONH C1(~""CCf:l cA S
VALENCIA
MCMLXXV
[page-n-2]
[page-n-3]
ARCHIVO DE PREHISTORIA LEVANTINA
XIV
[page-n-4]
PATRONATO
DIEGO DE SAAVEDRA FAJARDO
CONSEJO
SUPERIOR DE INVESTIGACIONES
CIENTIFICAS
INSTITUCION <
EXCELENTISIMA
DIPUTACION
VALENCIA
PROVINCIAL
[page-n-5]
ARCHIVO
DE
PREHISTORIA LEVANTINA
SERVICIO DE INVESTIGACION PREHISTORICA
DE LA EXCELENTISIMA DIPUTACION
PROVINCIAL DE VALENCIA
VOL XIV
VALENCIA MCMLXXV
[page-n-6]
ISSN-1989-0508
l. S. B. N. -
Depósito
Legal
Editorial F. Domenech , S. A.
84-00-04 114-3
V.
331·1975
Mar. 31. -
Valencia
[page-n-7]
JOSE APARICIO PEREZ
(Valencia)
La Gruta del Hortus y el Musteriense en la
Región Valenciana
I
INTRODUCCION
Meta fundamental de todo prehistoriador es, o debe ser, la reconstrucción total de la historia de nuestros primitivos antepasados y ponemos especial intensidad en cuanto a lo de total, porque hasta el momento
presente solamente nos era posible el conocer aspectos parciales de la
misma, aumentando dicha parcialidad a medida que nos remontábamos
en el tiempo y a partir del Paleolítico Medio, hasta los inicios del Villafranquiense, únicamente objetos materiales permitían una insípida
tipología que se iba complicando con series interminables de curvas,
gráficos y números, cuyo resultado final, a la hora de un enjuiciamiento socio-económico y cultural, era francamente descorazonador al volvernos a dejar en el punto de partida.
Sin embargo, recientemente, la escuela francesa de prehistoriadores,
a la que se le achacaba el poner especial intensidad en cuanto a las
cuestiones estratigráficas, frente a la inglesa que la pone en las ecológicas, y en las sociológicas la rusa, nos da una espléndida lección de
cómo trabajar en prehistoria y las inmensas posibilidades que se le
ofrecen a la investigación de esta complicada etapa de la historia en
general, mediante la incorporación de científicos físicos, químicos o de
las Ciencias de la Naturaleza, de tal manera que el estudio de la industria humana sea un aspecto más a estudiar, entre los fundamentales
si se quiere, pero nunca el exclusivo, ya que es evidente que la indus-7-
[page-n-8]
2
J. APARICIO
tria humana está en función de unas determinadas circunstancias ecológicas y dependiente, por supuesto, del grado técnico alcanzado.
Con el estudio y publicación de la Gruta del Hortus, por un amplio
equipo de especialistas, dirigidos por Henry de Lumley (1), disponemos
los prehistoriadores de un auténtico modelo de investigación, con pleno
valor histórico y que se ha de convertir en una auténtica guía para
todos los que pretendemos hacer algo más que mera tipología industrial.
Sin duda, los nuevos avances técnicos y la aplicación de otros existentes, permitirá la ampliación de datos o la mayor precisión en los que
hoy obtenemos, pero lo que no dudamos es que están puestas las bases
para la reconstrucción ecológica total del entorno en el cual se movían
nuestros antepasados prehistóricos, así como de sus estructuras materiales y, en la medida de lo posible, de las sociales y económicas. Con
seguridad que estos seres nunca saldrán del anonimato individual, y
numerosos aspectos de su vida quedarán olvidados para siempre, pero
las líneas fundamentales de su trayectoria vital a escala social quedarán
desveladas cuando las excavaciones podamos hacerlas con los equipos
convenientes y dispongamos de los medios técnicos adecuados.
II
LA GRUTA DEL HORTUS
Situada en el macizo del mismo nombre, en el término de Valflaunes, a 21 Km. al N. de Montpellier y a 31 del Mediterráneo (Languedoc), la Gruta del Hortus está formada por una galería de unos 200 m.
de longitud, que se abre al pie de un farallón calcáreo de más de cien
m. de altitud. Consta de dos entradas, una orientada al E. y la otra
al W. En la primera, formada por un pasillo de unos 13 m. de longitud
y de 3 a 6 de ancho, separado por la denominada «gran fosa» de la
cornisa de entrada y terminando en una pequeña fosa de 7 m. de longitud por 1'50 de anchura, es donde se han realizado las excavaciones
por H. de Lumley y su equipo, desde 1960 a 1964.
La base fundamental y principalísima del estudio, sin lo cual es imposible todo lo demás, lo constituye la extraordinaria y perfecta técnica de excavación empleada, que en líneas generales permite la recuperación completa de todos los documentos contenidos en los archivos
(1) H. de LUMLEY y otros: «La grotte de l'Hortus (Valflaunés. Hérault). Les
chasseurs néandertaliens et leur milieu de vie.» Etudes Quaternaires. Memoria número l. Marsella, 1972.
-8-
[page-n-9]
LA GRUTA DEL HORTUS
3
históricos, que son las sedimentaciones arqueológicas, y que luego serán
entregados a los técnicos respectivos para la lectura e interpretación
de los mismos. Excavada según el sistema de las coordenadas cartesianas, se ha puesto especial interés en el aislamiento de los respectivos
pisos de habitación, facilitado en alguna ocasión por las variaciones de
la sedimentación, aunque se ha tenido que recurrir en otras a los restos
de estructuras y a la disposición de los materiales, debido a las cantcterísticas uniformes de aquélla.
La secuencia estratigráfica ha sido cuidadosamente obtenida, lográndose una perfecta reconstrucción de las vicisitudes de la sedimentación,
rellenos y vaciados, caídas de bloques, ocupación humana o animal, etc.
Todos los objetos y útiles, derivados de la ocupación humana, así
como los restos de fauna procedentes de su alimentación o de la utilización de la gruta por los animales, han sido cuidadosamente situados.
recogidos y protegidos, mientras que se recogían también muestras de
todas las capas para los respectivos análisis sedimentológicos o polínicos. El tratamiento posterior en el laboratorio y la confección de un
minucioso y completo fichero, con fichas de cada uno de los objetos,
perforadas para el manejo con un ordenador electrónico, han completado el trabajo.
Se ha tenido en cuenta el entorno actual y se estudia en tal sentido
la geografía y geología del Macizo del Hortus, del karts del Hortus
y de los terrenos cuaternarios de la región de Tréviers. El estudio sedimentológico ha permitido conocer la naturaleza de los sedimentos, su
origen y el agente del transporte, lo que es fundamental para el conocimiento del clima.
En cuanto a la datación hay que lamentar la posible acción de los
ácidos húmicos sobre las muestras recogidas en las capas musterienses,
que han dado, al intentar datarlas mediante el radiocarbono, fechas muy
recientes y, por tanto, aberrantes,
La fauna ha sido estudiada exhaustivamente, tanto la mastológica
como la malacológica, habiéndose identificado entre la primera el lobo,
el lince, la pantera, el león, el rinoceronte, el reno, el conejo, diversos
roedores, murciélagos, pájaros y anfibios en el Würm II. Alguna especie ha merecido estudio especial y de todas se han utilizado los posibles
datos climáticos y ecológicos que su presencia comporta.
La flora del Würm II ha sido estudiada mediante análisis polínicos
y mediante los carbones, revelando una vegetación de tipo mediterrá·
neo, aún en las fases más frías; al mismo tiempo que ha dado valiosos datos para el conocimiento del clima.
Un capítulo importante lo ·constituye el estudio de los restos humanos correspondientes a unos 20 individuos de todas las edades, con una
-92
[page-n-10]
4
J. APARICIO
fuerte proporcwn de jóvenes y adultos entre 15 y 30 años, siendo considerados como neandertalenses clásicos, aunque dan la impresión de
ser más endebles que los de Europa Occidental.
Las industrias del Würm pertenecen a un Musteriense típico, de
facies Levalloisiense, pobre en hojas, con débil porcentaje de raederas,
muy pobre en útiles con bordes retocados convergentes y que según
los casos puede poseer un porcentaje débil, medio, fuerte o muy fuerte
de denticulados y se las relaciona con ciertas industrias descubiertas en
el sudeste de Francia, en Cataluña y en la Liguria. Este estudio viene
completado con otro arqucométrico y con el de la materia prima utilizada, así como otro sobre su origen.
De propio intento hemos dej a do para el final, pues es lo que más
nos interesa en orden a su aplicación, dentro de lo posible, a la Región
Valenciana, la estratigrafía, el clima, la evolución del paisaje y la cronología del Würm II en Europa; así como el estudio de la cavidad como
refugio y como campamento de caza de los neandertalenses, por las intel'esan tes y sugestivas implicaciones de orden socio-económico que lleva
consigo.
Los depósitos de la Gruta del Hortus se han sedimentado durante
el Würm I, el II y, posteriormente, durante los siglos IV y v de nuestra
Era, aunque estos últimos no son de nuestro interés, por el momento.
Durante el Würm I se depositan en el fondo arenas gruesas de color
amarillo, arrastradas por la escorrentía de las aguas, bajo un clima
templado y húmedo; encima de las arenas amarillas se depositan arenas
más o menos plásticas y con guijarros en lo alto, sedimentadas bajo
un clima muy húmedo y poco frío, que se recrudece al final.
Entre el Würm I y II se vacía casi por completo la gruta, y se
forma un piso estalagmítico bajo un clima cálido y húmedo, aunque
un poco más frío y más continental que el actual.
En el Würrri II se han distinguido cinco conjuntos de capas entre
el 55.000 y el 35.000 B. C., formadas por gruesos guijarros depositados
bajo un clima bastante frío y separados por niveles con menos guijarros y más pequeños, correspondiendo a interfases más templadas. El
estudio de la fauna, de la flora y los análisis sedimentológicos han permitido la reconstrucción del paisaje en cada una de las cinco fases, así
como en las fases intermedias.
La fase I o más antigua conoce un clima frío y húmedo, comenzando
a llenarse de nuevo la cavidad. El paisaje vegetal está formado por encinas, gramíneas y abedules, como más abundantes. El hombre únicamente ocupa la gruta esporádicamente.
Durante la interfase I-II se produce una disminución del frío y desaparece el abedul, se mantienen las encinas y una maleza de gramí-10-
[page-n-11]
LA GR UTA DEL l!ORTUS
5
neas y helechos, mientras que cierto pino marítimo indica sequedad. El
hombre continúa frecuentando la cueva como en la fase anterior.
En la fase II volvemos a las condiciones climáticas de la I, mientras
que las chovas piquigualdas aniclan en las rocas y el hombre continúa
ocupándola de vez en cuando.
Un clima templado y una desecación prolongada caracterizan la interfase II-III y el paisaje de pinos se hace dominante, aunque junto
al riachuelo próximo subsisten el ojaranzo, el avellano, el aliso, ciperáceas y helechos.
La fase III vuelve a ser tan fría o incluso más que las dos últimas,
aunque menos húmeda. La encina y el pino se disputan, alternativamente, el dominio sobre el paisaje, coincidiendo con oscilaciones húmedas o secas. Concurrencia que vemos también entre las gramíneas y
los helechos. Cerca del riachuelo persisten el castaño y la encina, y
mientras el abedul reaparece no lo hace el ojaranzo. Por el bosque
pastan los ciervos, y a la entrada de la gruta se instalan las cabras
monteses; mientras que el hombre utiliza la gruta para descuartizar los
animales cazados hacia el fin del invierno.
La interfase III-IV conoce un clima templado y la vegetación se
compone de encinar degradado, pinos y tilos.
Durante las fases IV (A y B) y V (A, B y C) asistimos a un aumento del frío en las primeras, que disminuye en la última, y a una
sequedad progresiva, a pesar de ciertos aumentos de la humedad. Los
encinares y pinares desaparecen paulatinamente y solamente quedan
ejemplares aislados en lugares escogidos, instalándose progresivamente
una estepa de gramíneas y compuestas, donde vive a sus anchas el
caballo, y en menor número, asnos y toros; entre los peñascos la cabra
montés, y en menor proporción, ciervos, corzos, renos, osos de las cavernas, leones, panteras, linces y zorros. Durante la fase IV A, simplemente servía la gruta como refugio de caza al fin del invierno y al
principio de la primavera, mientras que en las siguientes los cazadores
neandertalenses instalaron campamentos temporales bajo el porche.
La presencia de osamentas humanas junto a los restos de la fauna
animal ofrece sugestivas interpretaciones, no solamente sobre la indudable existencia de una antropofagía o de comidas rituales como quieren
los autores, sino también GOmo que fuesen cazados por otros grupos
humanos más evolucionados física y mentalmente.
En líneas generales se puede concluir que durante el Würm II, entre
el 55.000 y el 35.000 antes de Cristo, asistimos en el Languedoc mediterráneo y en parte de Europa, a un progresivo, aunque oscilante, aumento del frío, seguido de un desecamiento también progresivo que favorece
la instalación de estepas, lo que llega a su máximo al final del período.
-11-
[page-n-12]
6
J. APARICIO
III
EL MUSTERIENSB EN LA REGION VALENCIANA
Es indudable que el trabajo anterior ha de jugar un importantísimo
papel para el estudio del rnusteriense levantino, y no solamente por la
fuerte carga metodológica que lleva consigo, lo que ya de por sí puede
serlo, sino por el capítulo de correlaciones, paralelismos y puntos de
apoyo de toda índole que ofrece al encontrarse la Gruta del Hortus en
las proximidades del Mediterráneo, en un nicho ecológico muy próximo
al valenciano, teniendo que suponer por lo cual, aparte las determinantes de latitud, una evolución climática muy parecida.
Por el momento sirve para indicarnos lo poco que sabernos todavía
sobre el Musteriense en la Región, lo mucho que queda por hacer y el
largo camino que hay todavía por recorrer; si bien los intensos trabajos
que ha realizado el Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación de Valencia y en los cuales han intervenido la mayor parte de
sus arqueólogos, aunque especialmente el fallecido Gonzalo Viñes y el
actual catedrático de la Universidad de Salamanca, F. Jordá, permiten
llegar a ciertas conclusiones firmes y a otras que no lo son tanto, pero
que ya ofrecen la posibilidad de establecer líneas de investigación para
el futuro.
Las sistemáticas exploraciones, seguidas de excavación en algún caso,
que viene realizando el mencionado S. I. P. desde su fundación en 1927,
nos permiten conocer la existencia de numerosos yacimientos rnusterienses en la Región, que por el momento presentan cierta concentración
en las proximidades de Játiva y Alcoy, como consecuencias de prospecciones más intensas y afortunadas.
En recientes trabajos hemos tenido la oportunidad de estudiar el
último yacimiento descubierto en la Región, así corno realizar una puesta al día de nuestro conocimiento acerca del Musteriense regional, y a
ellos nos remitimos para los que quieran precisiones más amplias (2) .
En conjunto, del Musteriense valenciano poseemos una visión incompleta, a pesar de que alguno de sus yacimientos estén considerados entre
(2) J. APARICIO PEREZ: «Un nuevo yacimiento musteriense en la proVInCia
de Valencia: Las Fuentes (Navarrés).» Zephyrus, t. XXV, págs. 43-51. Salamanca, 1974.
J. APARICIO PEREZ: «El yacimiento de Las Fuentes (Navarrés-Valencia) y el
Musteriense en la Región Valenciana (España).» Quartar, 25. Bonn, 1974.
-12-
[page-n-13]
LA GRUTA DEL HORTUS
7
los más importantes de Europa, caso de la Cova Negra, de Játiva, pero
la destrucción de las sedimentaciones, como en la Cova de la Petxina
(Bellús) ; la destrucción parcial y dispersión en el caso de Las Fuentes
(Navarrés) y la falta de excavaciones modernas en el resto (Salt, Canalons, etcétera), únicamente dejan utilizables los datos obtenidos de la
Cueva del Cochino, de Villena (3), que es el único yacimiento excavado
y publicado totalmente, aunque también tengamos que lamentar la falta
de fauna y de otros elementos que nos impide conocer la sucesión climática y cronológica de la misma, de ahí que, para el caso que nos
ocupa, sea la secuencia climática y cronológica establecida por Jordá
Cerdá para la Cova Negra, en comparación con la establecida para
Gorham's Cave, la que vayamos a considerar (4).
La Cova Negra de Játiva era conocida desde principios de siglo por
don Gonzalo Viñes y como él mismo relata (5) las opiniones sobre su
contenido eran muy dispares, habiendo desde quien la hacía capsiense
hasta neolítica. La excavación que realizó el S. l. P. y dirigió Viñes
el año 1928 puso de manifiesto que era una estación musteriense de singular importancia y se prosiguieron los trabajos de excavación durante
1929, ·1931 y 1933. La guerra civil y la muerte del señor Viñes paralizaron los trabajos, que se reanudaron durante 1950, 1951, 1953, 1956
y 1957, con la intervención de los señores Alcácer, Jordá, Pla, Fletcher
y Pascual (6).
En 1946 publicó el S. l. P. un trabajo del investigador valenciano
doctor Jordá, sobre los materiales y notas procedentes de las excavaciones del señor Viñes (7), mientras que el señor Royo Gómez publicaba
la fauna (8). En 1953 se publicaba, por el antropólogo Fusté Ara, un
parietal neandertalense, encontrado en las excavaciones que dirigió ei
canónigo setabense (9). Posteriormente, se ha publicado un trabajo que
(8) J. M.• SOLER GARCIA: .:El yacimiento musteriense de la Cueva del Cochino
(Villena. Alicante).» Serie de Trabajos Varios del S. l. P., núm. 19. Valencia, 1956.
(4) F. JORDA CERDA: «Observaciones a la cronología del Musteriense español.» Speleon, VII, pág. 155. Oviedo, 1957.
(5) G. VI~ES MASIP: .:La Cova Negra (Játiva).» A. P. L. 1, págs. 11. Valencia, 1929.
(6) El desarrollo de las excavaciones, así como la bibliografía completa del yacimiento puede verse en: E. PLA BALLESTER: «Actividades del S. l. P. de la Diputación de Valencia (1946-55).» A. P. L. VI, págs. 189-190. Valencia, 1957.
(7) E. JORDA CERDA: «La Cova Negra de Bellús (Játiva) y sus industrias
líticas.» A. P. L., 11, págs. 11 y ss. Valencia, 1946.
(8) J. ROYO GOMEZ: .:Cova Negra de Bellús. Relación detallada del material
fósil de Cova Negra de Bellús (Valencia).» Serle de Trabajos Varios del S. l. P.,
núm. 6, págs. 27, 2.• edición. Valencia, 1947.
(9) M. FUSTE ARA: .:Parietal neandertalense de Cova Negra (Jlt.tin).» Serie
de Trabajos Varios del S. l. P., núm. 17. Valencia, 1963.
-13-
[page-n-14]
8
J. APARICIO
en]mcia los hallazgos de Viñes de acuerdo con los materiales obtenidos
en las últimas excavaciones (10) y éstas no se han proseguido, en espera del estudio completo de los materiales exhumados hasta la fecha.
La posible crítica que pudiéramos hacer a los anteriores estudios
quedaría fuera de lugar si consideramos la época en que fueron redactados, desde entonces, los estudios relativos al Paleolítico Inferior y
Medio han evolucionado profundamente, y hoy disponemos de una tipología sistematizada para ambos (11), aparte de que el Musteriense ha
sido ampliamente periodizado (12). Por lo tanto, únicamente haremos
resaltar que es preciso estudiar de nuevo todos los materiales de Cova
Negra, tanto los procedentes de las excavaciones de Viñes, como los
posteriores. Revisar los tipos, establecer índices tipológicos, curvas acumulativas e histogramas y, con esto, como punto de partida, contando
con un estudio actualizado de la fauna, rehacer la evolución industrial
de Cova Negra, evitando tanto la ascendencia africanista, con miras
al ateriense, lo que nos parece desproporcionado, como la excesivamente
europeísta.
Aunque el yacimiento fue ejemplar y metódicamente excavado, con
arreglo a las técnicas de la época, sería deseable una nueva excavación
del yacimiento con técnicas actuales. Nuestro conocimiento directo de
la misma nos ha permitido ver que en el corte estratigráfico se dibujan numerosísimas capas de finísimo espesor y coloraciones variables,
que no corresponden a los grandes espesores señalados; de ahí que se
imponga una rev1s10n estratigráfica que afine mucho más en la apreciación de niveles, lo cual puede reflejarse en una distinta evolución
lítica.
En el cuadro número I, tomado de Jordá (13), pueden verse las
fases glaciares completadas por nosotros mismos y la sucesión climática
y la estratigráfica de Cova Negra, paralelizada con la del Languedoc
mediterráneo y con la de Gorham's Cave, en la cual hemos añadido las
fechas obtenidas mediante el C14 para este último yacimiento. En los
cuadros II y III hemos representado gráficamente la sucesión climática
y cronológica europea en posible correspondencia con las culturas e industrias prehistóricas de la Región Valenciana.
Es evidente que esta paralelización no se basa en argumentos sólidos y decisivos, sino que tiene como base la aceptación de que el nivel
(10) F. JORDA CERDA: «Nuevos hallazgos en Cova Negra.» A. P. L., IV, pág. 7.
Valencia, 1953.
(11) F. BORDES: .:Typologie du Paléolithique ancien et moyen.» Burdeos, 1961.
(12) F. BORDES: «Essasi de classification des industries moustériennes.» Bulletin
de la Société Prehistorique Fran~aise, t. 50, págs. 457-466.
(13) Véase nota 4.
-14-
[page-n-15]
LA GRUTA DEL HORTUS
9
medio, estéril, entre dos capas estalagmíticas de Gorham's Cave (J), se
forma en la misma época y bajo las mismas condiciones climáticas que
el nivel medio, también estéril (D), de la Cova Negra, correspondiendo
a la interfase entre el Würm 1-II y formados bajo un clima seco con
episodios anuales húmedos, aunque con humedad intensa para permitir
la formación de pisos estalagmíticos. En el Languedoc mediterráneo también se forman pisos estalagmíticos bajo un clima cálido y húmedo,
siquiera algo más frío y más continental que el actual, interviniendo
aquí, a nuestro criterio, como elemento que introduce ciertas diferencias,
el factor que hemos apuntado anteriormente: la latitud, que en el caso
de Gibraltar es muy notable.
Aceptada esta premisa, el resto de la argumentación resulta más
sencilla, dentro de la provisionalidad en que nos movemos, dada la falta
de apoyos sólidos. Con el nivel G comenzaría la ocupación de la Cova
Negra a principios del Würm l, lo que corrobora el estudio que de la
fauna ha realizado recientemente el paleontólogo señor Pérez Ripoll.
Los niveles F y E de esta cueva, junto con los correspondientes de
Gorham's Cave se sucederían en condiciones de clima templado y húmedo, que a diferencia del Midi tienden a seco en las superiores.
En los niveles A, B y C, correspondientes al Würm II, la situación
se presenta mucho más complicada si cabe y en el nivel C aparece el
primer elemento en discordia: el parietal neandertalense. Todos los indicios permiten suponer que este parietal fue encontrado en dicho nivel
y así fue estudiado por el antropólogo Fusté Ara en la obra citada,
quien señaló, como características primordiales, que se trataba de un
individuo masculino de unos 40 años como máximo, cuyos car-acteres
coinciden notablemente con los más peculiares del H. neandertalensis,
presentando mayores semejanzas con los de Neandertal, Spy, La Chapelle-aux-Saints y Monte Circeo, es decir, con los ejemplares clásicos, y
separándose de la variedad mediterránea del hombre de Neandertal.
Posteriormente, lo ha sido por M. A. de Lumley, quien lo ha considerado anteneandertaliano y asociado a una industria proto-charentiense o
tayaciense, del mismo tipo que la existente en la Micoque (Dordogne),
Caune de l'Aragó (Pirineos Orientales) y de la Baume Bonne (Bajos
Alpes), datándolo en época risiense y asociado a una fauna con Elefante
Antiguo, Rinoceronte de Merk y Equus caballus mosbachensis (14) ; opi-
(14) M. A. DE LUMLEY: eLe pariétal humain anténéandertalien de Cova
Negra (Játiva. España).11 Nota presentada por J. Piveteau. Compte!! Rendus Acad.
Se. de París, t. 270, pá¡rs. 39-41. París, 1972.
-15-
[page-n-16]
10
J. APARICIO
nión que ya había expuesto anteriormente, siquiera menos matizada (15).
A nuestro juicio, el estudio realizado por los esposos Lumley, dadas las
características del fragmento conservado y especialmente las de la industria y la fauna asociadas, ambas en completa revisión, lo consideremos como una simple opinión más a colocar en el capítulo de las posibilidades.
Para el nivel G de Gorham's Cave tenemos una serie de fechas muy
coherentes entre sí (16), aunque nos parecen un tanto altas en comparación con las obtenidas para el nivel D en la misma cueva (26.750 BC
la GrN 1.455 y 25.910 BC la GrN 1.363), las cuales dejan un lapso entre
ellas de unos 20.000 años, lo que parece un tanto excesivo, tanto más
cuanto una industria musteriense, semejante a la del nivel G de Gorham's Cave, ha sido datada en Devil's Tower número 3 en > 28.050 BC
(Gr N 2.488), fecha que parece más asequible en este aspecto, pero que,
por otra parte, aumenta en una proporción similar el lapso con el inicio
del Würm II, lo que también tendríamos que considerarlo como excesivo.
Todo lo cual no hace sino confirmar la provisionalidad de nuestras consideraciones por las causas expuestas.
El tránsito del Musteriense al Paleolítico Superior está muy mal documentado en la Región Valenciana y a base de datos negativos se ha
considerado una larga duración del Musteriense, hasta enlazar directamente con el Gravetiense, que sería el primer conjunto industrial diferenciado que aparecería en la Región Valenciana, lo cual se ve confirmado en cierto modo por una de las fechas de C 14, obtenidas recientemente para la Cueva del Parpalló, y que da > 40.000 BC (BM-858)
para unos niveles anteriores al Solutrense, niveles que han sido considerados sistemáticamente como Gravetienses por la presencia de ciertos
dorsos rebajados y la ausencia de otros tipos dentro de un contexto
paupérrimo; lo cual se repite en otras dos cuevas paleolíticas valencianas: Mallaetes y Barranc Blanc.
Sin embargo, tenemos que por un lado el Musteriense valenciano
se desarrolla íntimamente ligado, tanto étnica como industrialmente, al
Musteriense europeo y que, por otro, la evolución Solutrense y Magdaleniense hasta la fase IV es idéntica cultural y cronológicamente, con-
(15) H. DE et M. A. DE LUMLEY: «Les predecesseurs de l'Homme moderne
dans le Midi mediterranéen.» Colloque sur l'Origine de l'Homme Moderne. Organisation des Nations Unies pour l'Education, la Science et la Culture, Unescc•, París, 2-5
septembre 1965. Impresión en offset.
(16) J. D. WAECHTER: «The Excavation of Gorham's Cave. Gibraltar.» Bulletin
of the Institute of Archaelogy, núm. 4, Lóndon, 1964.
M. ALMAGRO GORBEA: «Las fechas del C-14 para la prehistoria y la
arqueología peninsular.>> Trabajos de Prehistoria, 27. (Nueva Serie), págs. 11-12 y 31.
Madrid, 1970.
-16-
[page-n-17]
LA GRUTA DEL HORTUS
11
firmado esto último por las fechas obtenidas recientemente con C 14:
20.490 BC para el Solutrense Inferior (BM-859), 18.216 BC para muestras obtenidas de niveles Solutrenses (Birm. 520), 18.080 BC para el
Solutrense Superior (BM-861), 15.946 para muestras consideradas también Solutrenses (Birm. 521) y 11.846 BC para el Magdaleniense III
(Birm. 519), fechas que no son totalmente coherentes, sino discutibles
algunas de ellas, pero que en líneas generales se presentan dentro de
unos márgenes aceptables; todo lo cual nos inclina a creer que la fase
de tránsito se debió realizar siguiendo el esquema europeo, y sin que
sea óbice para esta consideración la no existencia de datos concretos
con profusión, ya que en el nivel superior de Cova Negra, el A, se ha
señalado la existencia de materiales típicamente Auriñacienses.
Y esto es todo lo que a nuestro criterio se puede decir sobre el
Musteriense valenciano, esperando que los trabajos en curso, programados por el S. l. P., nos permitan presentar una visión más amplia y estructurada en un futuro próximo.
-173
[page-n-18]
Fases
Glaciares
Würm 11
...
00
Würm 1/11
Würm 1
C L 1M A
GORHAM
Languedoc mediterráneo
Inviernos rigurosos, resto del año más atemperado, y progresivo,
aunque oscilante, aumento del frfo.
Desecamiento progresivo que llega al máximo al fin del perfodo.
Instalación de estepas.
Clima ligeramente seco
con alternancias húmedas.
COVA
NEG AA
P. Ibérica
Clima cálido y húmedo,
un poco más frfo y
continental que el actual.
Muy húmedo al final.
Formación de capas estalagmfticas
Templado y húmedo al
principio.
Muy húmedo y poco
frfo posteriormente.
Muy frfo al final.
Nivel F: Arena. Paleo!. Super.
Parte inferior estéril.
Nivel G: Arena. Musteriense
47.250 BC (GrN 1556)
45.750 ,. (
1473)
~ 45.050
"
( "
1678)
Nivel H: Arena. Estéril.
Nivel A: Tierras rosadas pardas.
Musteriense evolucionado y
Auriñaciense.
Nivel 8: Tierras rosadas claras.
Musteriense.
Nivel C: Tierras rosadas claras.
Musteriense de tradición achelense.
Clima seco con episodios anuales húmedos.
Nivel J: 2."" capa estalagmftica.
Estéril.
1.a capa estalagmitica.
Nivel 0: Tierras rosadas. Estéril.
Clima húmedo bastante acentuado en fas
capas inferiores, que
tiende a seco en las
superiores.
Nivel K: Arenas. Musteriense.
"
, L: Arenas. Estéril.
M: Arenas. Musteriense.
N: Estéril.
"
0 : Estéril.
"
P: Arenas. Musteriense.
"
Q: Estéril.
Nivel E: Tierras pardo oscuras.
Musteriense típico. Capas amarillas .
Nivel F: Tierras pardo achocolatadas. Musteriense tfpic:o. Tierras amarillas.
Nivel G: Tierras pardo achocolatadas oscuras. Musteriense pobre. Gredas y marga~. Estéril.
.
..
Cuadro l.--Sucesión climática y estratigráfica de Cova Negra paralelizada con la del Languedoc mediterráneo y la de Gorham's Cave.
[page-n-19]
13
LA GRUTA DEL HORTUS
fAños a.c. Secue ncias,Umciticas
ISA~.0 ETRiER
25.00 0
WÜRM ¡;¡ b
28.000
29.o .·; c
R r: G i J N
VA LE N C i A S A (E S~· e ñ c.: ; industrius
A U A 1 Ñ A
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34.00 0
35.0 00
1
GOTTWEÍ G
1-J, U S TE Ri E N S E
40,000 Parpattó (C 14)
wÜ R 1--1 ¡ ¡
55.000
IN TER-WÜ RM
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M USTE RIENSE
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60.000
1
WÜ RM ¡
MUSTt:Rit:NS E
1
1
J
80.000
Cuadro !l.-Secuencias climáticas europeas en probable correspondencia con las industrias y las Culturas en la Región Valenciana.
- 19 -
[page-n-20]
14
J. APARICIO
~:~cra;;;;c,,;~~~¡-RE~G
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21.000
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20.000
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G R A V E TÍ E N SE
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WÜRM l ll e 2
17.000
SOL UT RENSE
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Cuadro 111.-Secuencias climáticas europeas en probable correspondencia con las industrias y las Culturas en la Región Valenciana.
- 20 -
[page-n-21]
THOMAS BUBNER
(Freiburg)
Acerca del cráneo paleolítico de la Cueva del Parpalló
(Candía, Valencia)
I
INTRODUCCION
En el museo de Prehistoria de Valencia, se encuentra un cráneo del
paleolítico superior. Fue hallado por Pericot, en la Cova del Parpalló
(Gandía, Valencia), en el año 1930 y desde entonces fue publicado en
dos publicaciones, desgraciadamente, demasiado poco extensas (Pericot,
1942, y S. Alcobé, 1947). Acerca de la situación de la cueva y de las
circunstancias del hallazgo, véase Pericot, 1942. Aquí nos interesa solamente la datación y circunstancias del hallazgo.
Circunstancias del hallazgo
Pericot, 1942, 273: «Las circunstancias del hallazgo (=cráneo) son
las siguientes: En el departamento C. E. (=Centro-Este), al excavar la
capa de 6'25-6'50 metros, el 9 de junio de 1930, en medio de tierra
arenosa y escasa en hallazgos, apareció el cráneo, que tenía ya la mandíbula inferior rota y algo apartado del resto. Alrededor, había numerosas piedras que es imposible decidir si acompañaban al cráneo, rodeánJolo o cubriéndolo, aunque nos inclinaríamos por la negativa. La
rebusca detenida de la tierra que lo rodeaba no produjo más que huesos
animales, como de costumbre, y un solo fragmento de húmero humano,
que puede suponerse pertenece al mismo individuo.»
-21-
[page-n-22]
2
T . BUBNER
Este fragmento de húmero no lo pude ver. S. Alcobé, 1947, da, de
este fragmento, la descripción siguiente:
«Un fragmento de cabeza de húmero hallado junto a! cráneo, aporta
un nuevo dato para la evaluación de la edad. Es una superficie articular,
limitada por una cara rugosa, la cual se adhiere en el vio al cartílago
de conjunción, no osificado todavía, que separa los centros de osificación del troquín y del troquiter del propio de la cabeza de dicho hueso .
La soldadura de dichos centros suele ocurrir hacia los dieciséis años,
edad que cabe indicar como aproximada del individuo procedente del
Parpalló, en atención a que, como prehistórico, pudiera ser algo precoz
en las emergencias dentarias.:.
Datación
Pericot, 1942, 40: «A esta profundidad ( =,.->4 m.!) se halla, pues, la
clara separación entre dos culturas a las que cuesta poco dar un nombre:
por encima de los cuatro metros nos hallamos en el Magdaleniense; por
debajo, estamos en el Solútreo-auriñaciense ... en el nivel 7-7'25 metros
aparecen las primeras puntas protosolutrenses, y hasta los 6'25 metros
no hay otro tipo de punta; el hueso continúa con caracteres semejante~
a los de la capa anterior, pero con mayor riqueza; el yacimiento s~
hace más uniforme por todo el ámbito de la cueva. Es el Solutrense
inferior. Desde 6'25 metros hasta 5'25, las puntas solutrenses de hoja
de laurel están perfectamente caracterizadas, y la industria del hueso
se ha multiplicado. Estamos, claramente, en el pleno Solutrense normal
o medio.»
Según estas explicaciones, podemos datar este cráneo en el comienzo
del Solutrense. El Solutrense de la Cova del Parpalló se dejó datar
con 14C:
BM-858> 40.000 B. C. («Antes del Solutrense:.)
BM-859= 20.490 B. C. («Solutrense inferior»)
BM-861= 18.080 B. C. («Solutrense superior»)
Antes de esta datación y la escasez de restos humanos de esta época
en la Península, aparte de estos restos humanos tan bien conservados
y bien datados, tiene este cráneo una importancia muy grande, y por
eso, vale la pena de una nueva presentación.
Condición de conservación
El cráneo está sorprendentemente bien conservado. Las partes de la
pared del cráneo que faltan, se indican en los dibujos. Están particu-22-
[page-n-23]
EL CRÁNEO DEL PARPALLÓ
3
larmente estropeados el cráneo facial de la derecha, y el cráneo cerebral delantero, también de la derecha. Faltan casi totalmente la nariz.
La mandíbula derecha está rota cerca de M3 y falta su ramus derecho.
En la mandíbula izquierda -entre dch. I2 e izq. Pz- falta la parte
superior (de los alveolares), pero todavía se une el hueso abajo.
Restauración
Explicación especial necesita la restauración del cráneo, hecho por
T. de Aranzadi y S. Alcobé. El cráneo facial se deja juntar al cráneo
cerebral sólo en dos partes: a) cerca de la sutura zygomaticofrontalis
derecha, y ti) también en la parte inferior de la sutura zygomaticomaxillaris. Pero en las dos partes se nota la falta de precisión en la restauración. El cráneo facial está vuelto demasiado a la derecha (bajo vista
a la norma frontalis) y también el cráneo facial derecho fue juntado
demasiado cerca del cráneo cerebral. El observador recibe la impresión
como que la cara está «abollada». Como yo no tenía la posibilidad de
corregir estas faltas, los dibujos las reproducen. En pocos casos, cuando
me parecía muy importante, quise intentar corregir en los dibujos la
situación claramente falsa de algunas partes: el contorno de los ojos
fue dibujado así como se representa hoy, y, en línea punteada, el contorno real. Igualmente, fue corregida una pequeña parte del cráneo derecho. Y, finalmente, he cambiado la posición de la mandíbula superior
en el dibujo de la norma occipitalis, donde la mandíbula estaba demasiado a la izquierda y molestaba mucho la vista del observador. La
mandíbula fue removida en 1'1 cm. a la derecha y levantada en su
parte izquierda (5 mm.), como se mostraba a la izquierda demasiado
larga en relación con su lado derecho.
En total es bien probable que, después de corregir estas faltas de
restauración, las medidas tomadas se cambiarán algunas veces hasta
seis mm., porque la cara se levantaría entonces un poco más y sobresaldría más adelante. Las medidas de altura del cráneo facial se disminuirían 3-4 mm., pero las medidas de anchura del cráneo no se cambiarán. La medida basion-prosthion se aumentaría entonces aproximadamente
tres milímetros.
Pero a pesar de todas estas pequeñas faltas, no se cambiará la impresión general de este cráneo.
-23-
[page-n-24]
4
T. BUBNER
Observaciones mo¡·fológicas
En todas las normas saltan a la vista los rasgos suaves e infantiles,
Norma lateralis sinistra: muestra una frente extremadamente infantil, muy sobresaliente y redonda. El «vertex» se encuentra muy adelante
y coincide con el bregma. El planum nuchale está ondulado, pero en
total suavemente levantado para desembocar luego en el contorno sagitalis.
Norma frontalis : las suturas de los huesos interiores de los ojos
están abiertas, los bultos de la frente están bien acentuados, pero suavemente redondeados. Poco pronunciados «fosa canina». Muy pequeño
foramen infraorbitale. Los ojos son muy pequeños, estrechos y casi rectangUlares. Longitud (Maxillofrontale- Frontomalare orbitale) = 3'6 cm.,
anchura r-' 2'5 cm. (corregido). Los bordes superiores de los ojos son
finos y delgados. El hueso cigomático derecho se ha conservado casi
totalmente, pero solamente en muchos pequeños fragmentos, muy tapados por cemento negro. Por eso, este hueso dejé sin dibujarlo. La nariz
es pequeña y ancha. Ella muestra una profunda silla de nariz. La apertura piriformis es pequeña y muy infantil. El nasospinale está roto.
Norma occipitalis: salta a la vista que se ve tanto de la mandíbula
superior. Además, se ve el hueso cigomático izquierdo (el de la derecha
no fue dibujado).
Norma verticalis: contorno ovalado, la base de este «huevo» está
más acentuado que la parte superior.
Edad
Este cráneo es de un individuo juvenil, la hendidura de spheno-basion
está abierta, todas las suturas del cráneo están fuera y dentro abiertas,
suturas de los huesos interiores de los ojos abiertos; el fragmento de
húmero descrito por Alcobé, hablaría para una edad de 16 años. Más
claro hablan los dientes: todos los M1 y M2 plenamente desarrollados:
derecho Mt, muestra fuertes trazos de uso; derecho 1\IP, bultos bien
tallados por el uso; izquierdo M1 =, bultos con fuertes trazos de uso;
izquierdo M2 =, bultos con ligeros trazos de uso; izquierdo M3 =, bultos
con ligeros trazos de uso; derecho M2 =, bultos con ligeros trazos de
uso; derecho M3, todavía no ha llegado a su completo desarrollo, su
corona dental con pocos trazos de uso; derecho MJ=, corona dental
en erupción, pero todavía no llega a la altura del derecho M2 ; izquier-24-
[page-n-25]
6
Fig. 1.-EI punteado señala el contorno reconstruido
(1/1)
4
[page-n-26]
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[page-n-27]
EL CRÁ~~O DEL PARPALLÓ
7
do M\ perdido postmorte (¡en el caso que hubiera existido alguna vez !) ;
izquierdo M3, todavía no plenamente abierto y está casi totalmente, todavía, en la mandíbula, pero ya se ve su corona dental. En la mandíbula inferior casi no hay plaza para los M3, un izquierdo M.,, por ejemplo,
hubiera tenido una plaza sólo con dificultades para el individuo. Después
de todos estos argumentos podemos suponer una edad de, aproximadamente, 17-18 años.
Sexo
Las apófisis mastoides son pequeñas, con poco relieve. La nuca tiene
poco relieve de músculos, suaves arcos superciliares, frente escarpada,
bultos de frente bien pronunciados, «fosa canina» poco profundos, cara
pequeña, mandíbula inferior muy estrecha y aguda, el pómulo es sobresaliente: todo esto habla para sexo femenino.
Pero tampoco faltan las señales del sexo masculino: arco de dientes
en forma de U en la mandíbula superior, paladar poco alto, el «ramus»
de la mandíbula es corto y ancho (pero la mandíbula misma con poco
relieve de músculos). A pesar de estos indicios masculinos y a pesar de
la juventud del individuo que lo hace un poco difícil juzgar sobre su
sexo, me inclino a favor de la opinión de S. Alcobé, quien lo tomaba
por femenino. No se utilizan aquí como indicio de sexo la forma de los
dientes y su tamaño, ya que los dientes en las poblaciones prehistóricas
son normalmente más robustos que hoy.
Las mandíbulas
La mandíbula superior muestra un arco de dientes en forma de una
U, y es corto y redondeado. La mandíbula inferior es parabólica, aguda
y tiene proporciones finas.
Los dientes
a)
Arriba:
Dch. M1 = 1'2 X 1'05 cm. (1'2 cm. = la primera medida indica siempre la anchura del diente en dirección bucal), 4 bultos con buenos trazos
de uso.
Dch. M2 = 1'2 X 0'8 cm., 3 bultos con fuertes trazos de uso.
Dch. M3 = 1'1 X 0'8 cm., 3 bultos sin haber llegado al final de su
crecimiento.
-27-
[page-n-28]
8
T. BUBN ER
Izq. M'= 1'15 X 1'0 cm., 4 bultos fuertemente tallados por uso.
Izq. M'= 1'2 X 0'9 cm., 3 bultos ligeramente tallados por uso.
Todos los otros dientes, perdidos postmorte. Según las huellas de los
alvéolos, eran muy grandes y fuertes. He aquí las medidas de los alvéolos:
Dch. P'= 1'0 X 0'5. Dch. P'= 1'0 X 0'55. Dch. C= 0'9 x 0'6.
Dch. P= 0'65 X 0'6. Dch. I' = 0'8 X 0'7 cm.
Izq. P'= 0'95 X 0'5. Izq. P'= 0'95 X 0'55. Izq. C= 0'9 x 0'55.
Izq. F = 0'6 X 0'55. Izq. I'= 0'7 X 0'7 cm.
b)
La mandíbula inferior:
Izq. M, = 1'0 X 1'1 cm., 4 bultos ligeramente tallados por uso.
Izq. M,= aún no está plenamente evolucionado, 4 bultos.
Dch. M, = 1'0 X 1'05 cm., 4 bultos ligeramente tallados.
Dch. M,= aún no llegaba a su pleno desarrollo, 1'0 X 1'0 cm.,
cinco bultos con muy pocos trazos de uso.
Los al véolos y su tamaño:
Dch. M,= 1'0 X 1'0. Dch. P~ = 0'8 X 0'5. Dch. P,= 0'8 X 0'5 cm .
Izq. M, = 0'9 X 0'9. Izq. P~= 0'8 X 0'6 . Izq. P , = destruido. Dch.
C= 0'7 X 0'7 cm.
Dch. I, = 0'5 X 0'5. Dch. L= 0'6 X 0'4 . Izq. Le izq. I,= destruidos.
Caries: el dch. M, muestra un pequeño agujero, lo que no fue causado por masticación o por el uso de los dientes, pero tampoco se puede
llamar a este agujero ccaries:., más bien se muestra aquí el comienzo
de la caries. El dch . M' y el izq. M' y el izq. M' muestran claros trazos
de caries.
Capacidad del cráneo
La capacidad del cráneo asciende a 1.360 cm. 3 (medido con arroz
apisonado), sin tener en cuenta el revestimiento interior de algunas part es del cráneo y t a mbién un pequeño sostén, todo, hecho de cera. Por
cálculo aproximado, se estima que esta cera contiene 30-50 cm.' Por eso,
la capacidad mínima del cráneo asciende de 1.390 a 1.410 cm.
-28-
[page-n-29]
9
EL CRÁNEO DEL PARPALLÓ
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Fig. 3.-EI punteado indica las partes que faltan
(1/1)
-29-
[page-n-30]
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Fig. 4
(1/1)
[page-n-31]
EL CRÁNEO DEL PARPALLÓ
11
II
CONCLUSIONES
En comparación con cráneos modernos muestra el de la Cova del
P arpalló algunas diferencias en sus proporciones. El cráneo facial y el
frontal dan la impresión que el cráneo se encontraría, todavía, en una
fase infantil, todo en contraste al cráneo cerebral y de su dentadura,
que muestran formas bien desarrolladas. Alcobé, 1.947, describió este
cráneo como «enfermizo», pero esto ha de quedar como una sospecha
para que no haya otra razón que la frente demasiado escarpada e inf antil. Según la tipología racial, este cráneo tiene que ser subordinado
a una casta robusta, pero no tiene nada que ver con una aparición,
como «Cromagnon ». Por eso, creemos falso querer subordinarlo a una
«raza de Cromagnon ». Sus proporciones y contornos suaves y símétrí-
Fig. 5
Vista de topo del foramen magnum (1 / 1)
cos, sus huesos finos y frágiles, con falta de cantos e irregularidades,
permiten ponerlo en comunicación con un hasta ahora sólo sospechado
antecedente del tipo «mediterráneo robusto».
Es evidente que tenemos que revisar la opinión que en el paleolítico
superior hubiera existido sólo una raza de Cromagnon. La escasez de
restos humanos que se conocen de este período, y, además, dispersados
sobre toda Europa, nos prohíben hablar ya de «raza». Además, podemos
dud ar que la paleoantropología sea capaz de ver más que algunos rasgos
generales, los que se manifiestan en el esqueleto humano.
Eventuales diferencias en sus rasgos óseos en distintos individuos
pueden indicarnos distintas razas, lo que no evita que individuos con
los mismos rasgos óseos pueden haber pertenecido a distintas razas.
-31-
[page-n-32]
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Fig. 6
(1/1)
[page-n-33]
EL CRÁ~EO DEL PARPALLÓ
13
Mejor entonces hablar de un «Wuchsstil» ( = estilo de crecimiento),
según la terminología de Eickstedt. Desgraciadamente, no se conocen
más hallazgos de cráneos enteros de esta época paleolítica de la península ibérica, y, por eso, se encuentra este cráneo aislado en el tiempo,
entre los hallazgos de cráneos del Musteriense y del Neolítico. Llama
la atención que este cráneo tenga mucha semejanza con los cráneos neolíticos de Levante, por lo que no nos hubiera extrañado si hubiera sido
datado como neolítico. Parece que este tipo racial representa un elemento
indígena ya desde tiempos remotos, y es también interesante notar que
ha sido dominante en el Levante español hasta hoy.
111
MEDIDAS
Glabella-Opistocranion = 18 cm.
Anchura máxima del cráneo= 14'2 cm.
Indice anchura-longitud = 78'9 cm.
Basion-Bregma = 12'9 cm.
Basion-Prostion= 7'9 cm.
Basion-Opistion=--' 3'3 cm. (poco preciso, porque una pared está
falsamente restaurada).
Basion-Nasion= 8'3 cm.
Basion-Porion = 5'4 cm.
Basion-Lambda = 11'7 cm.
Frontotemporale-Frontotemporale= 9'9 cm.
Coronale-Coronale= 12'1 cm.
Asterion-Asterion =---' 10'7 cm.
Anchura del Foramen magnum= 2'65-2'7 cm. (sólo se deja medir
en el dibujo).
Nasion-Prostion = 5'2 cm.
Anchura de la apertura piriformis (donde se encuentra) = 2'4 cm.
Nasion-punto más bajo de la Nasospinale (está roto)= 4'1 cm.
Infradentale-Gnation = 2'2 cm.
Gnation-Gonion = 8'2 cm .
Porion-Orbitale = 7'2 cm.
Gnation-Coronion = 10'1 cm.
Grueso de la pared del cráneo = 0'3-0'7 cm.
Color del hueso= beige-amarillo.
-335
[page-n-34]
14
T. BUBNER
Todas las medidas mencionadas fueron descritas por Martín, 1914.
Igualmente, ahí se encuentra la descripción del «dioptógrafo», instrumento con que he hecho los dibujos. La orientación del cráneo es según
el convenio de Francfort, es decir, porion-órbita o planicie sagitalis.
BIBLIOGRAFIA
L. PERICOT GARCIA: «La Cueva del Parpalló.» Madrid, 1942, especialmente las
págs. 273 y ss. (con dos fotos del cráneo).
S. ALCOBE: «El cráneo del Parpalló.» Serie de Trabajos Varios del S. l. P., número 6 (segunda edición). Valencia, 1947, págs. 39-41 (con dos fotos del cráneo).
RUDOLF MARTIN: «Lehrbuch der Anthropologie.» Jena, 1914.
Sobre restos humanos del Paleolítico Superior en la Península Ibérica, véanse:
S. ALCOBE: «Guía para el estudio antropológico de las poblaciones prehistóricas
de España.» Publicaciones del IV Congreso Internacional de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas. Madrid, 1954. (Visión general de la cuestión.)
L. DE HOYOS SAINZ: «Antropología Prehistórica de España.» Historia de España
de Menéndez Pida!, vol. l. Madrid, 1947, págs. 95-241 (panorámica general.)
V. ANDEREZ S. l.: «El cráneo prehistórico de Santián.» Santander, 1961 (datación:
paleolítico tardío?)
R. MANUEL GARCIA SANCHEZ: «Restos humanos del paleolítico medio y superior
y del neo-eneolítico del Piñar (Granada).>> Trabajos del Instituto Bernardino de
Sahagún, 15, 2. Madrid, 1960, pág. 81 y ss. (publica una mandíbula y una tibia;
datación: auriñaciense.)
J. CARBALLO y B. LARIN: «Exploración en la gruta de «El Pendo» (Santander).»
Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, núm. general 123, Madrid, 1933.
(Es un cráneo facial; datación: «en nivel altamirense».)
MANUEL ANTON: «Cráneos cuaternarios de España.» Comp. Rend. des Congres
d'Anthr. et d'Arch., Ginebra, 1912 (publica un cráneo paleolítico de la Cueva del
Tesoro . Málaga. Datación: 1; sin leer.) Véase también FRANCISCO DE LAS
BARRAS DE ARAGON: «Notas sobre restos humanos prehistóricos, protohistóricos y antiguos de España.» Actas y Memorias de la Sociedad Española de
Antropología, Etnografía y Prehistoria, t. XI. Cuaderno 1. 0 • Madrid, 1932,
página 3 y ss.
P. J. GONZALEZ ECHEGARA Y y otros: «Cueva de La Chora (Santander).» Excavaciones arqueológicas en España, núm. 26. Madrid, 1963, pág. 49 (publica cuatro
dientes humanos; datación: estrato 2, magdaleniense VI.)
De la Cueva del Barranc Blanc (Rótova), provienen algunos trazos de cráneos paleolíticos. Véase:
.:La labor del Servicio de Investigación Prehistórica y su museo en el pasado año
1951.» Valencia, 1952, pág. 35 y ss .
.:La labor del Servicio de Investigación Prehistórica y su museo en el pasado año
1953.» Valencia, 1954, pág. 37.
Datación «epigravetiense.» Los hallazgos no fueron hallados en estratigrafía.
-34-
[page-n-35]
EL CRÁi\'EO DEL PARPALLÓ
15
J. GONZALEZ ECHEGARA Y y E. RIPOLL PERELLO: «Hallazgos en la cueva de
La Pasiega (Puente Viesgo, Santander)». Ampurias XV-XVI. Barcelona, 1954,
pág. 43 y ss. (Es m.a mandíbula superior; datación: magdaleniense.)
L. DE HOYOS SAINZ: «Ein jungpalüolithischer baskischer Sciüidel.» Arch. Jul.
Klaus. Stiftung 24, 1949, págs. 570-576 (sin leer.)
L'ls hallazgos de la Cueva de Urtiaga en Itziar (Guipúzcoa) no se dejan datar con
toda seguridad en el paleolítico; véase especialmente T. DE ARANZADI y
J. M. BARANDIARAN: «Exploración de la cueva de Urtiaga» y R. RIQUET:
«Les cranes de Urtiaga en Itziar.» Homenaje a T. Aranzadi, Munibe 14. San
Sebastián, 1962, págs. 84-104.
-35-
[page-n-36]
[page-n-37]
MARIA DOLORES GARRALDA
(Madrid)
Nuevos restos humanos de la C.ueva del Parpalló
(Gandía, Valencia)
En diciembre de 1974, al ordenar la colección Vilanova y Piera que
se conserva en el Museo Arqueológico Nacional, apareció un lote de
materiales procedentes de la cueva de El Parpalló, entre los que se identificaron una mandíbula y cuatro piezas dentarias pertenecientes a un
ser humano, que nos fueron entregadas por el Dr. Almagro para su
estudio.
De la colección Vilanova y Piera ingresaron en el Arqueológico N acional en 24/12/ 1867 (Donaciones, Libro I, folios 3 y 4) por donación
del propio Vilanova, algunos materiales procedentes de diversas cuevas
de la región valenciana, entre ellas la de El Parpalló. Otros materiales
de dicha colección se encontraban en el Museo Antropológico Nacional,
dando de ellos noticia Fletcher (1945), quien menciona una mandíbula
y varios dientes humanos (números 391 y 204 de Vilanova) como procedentes de El Parpalló. Al pasar estos materiales en 1942 al Arqueológico Nacional, recibieron el número de registro 8356/42 la mandíbula y
8296/42, 8314/42, 8330/42 y 8343/42, los dientes (Gil Farrés, 1947),
siendo éstas las piezas que a continuación estudiamos.
El profesor Pericot (1942) hace referencia a las prospecciones que
realizara Vilanova en la citada cueva y a juzgar por la descripción que
éste hace de sus exploraciones (1872 y 1893), cree Pericot que fue en
la galería izquierda donde se encontraron «en gran abundancia los huesos fósiles y los cuchillos y cascos de pedernal».
Una de las cajas que contenía los materiales del Arqueológico lleva
la etiqueta de «solutrense-magdaleniense» y la otra de «magdaleniense»,
-37-
[page-n-38]
2
M.a D. GARRALDA
letreros que fueron puestos cuando estos materiales estuvieron expuestos en las salas del Museo, pero en opinión de Moure, que colabora con
el personal del Arqueológico en la selección de materiales para las salas
del Paleolítico, no existe ningún instrumento característico del Solutrense en la primera de las cajas citadas, que fue en la que aparecieron
los restos humanos. El escaso material lítico es muy semejante en ambos
lotes, destacando entre ellos unos pequeños raspadores en extremo de
hoja, muy frecuentes en los niveles magdalenienses del Parpalló.
En este mismo yacimiento aparecieron, durante la excavación de
Pericot, un cráneo completo y un fragmento de la cabeza del húmero de
un individuo juvenil, probablemente femenino, a que luego aludiremos.
Vamos ahora a proceder al estudio de los restos humanos de la colección Vilanova:
I
MANDIBULA
( Parpalló 3)
A.-Descripción.-Solamen te se conserva de ella (Lám. I) el cuerpo
mandibular derecho, hasta el alvéolo del tercer molar y el correspondiente
a los dos incisivos y el canino del lado izquierdo, quedando aún «in situ»
la raíz del segundo premolar derecho. Hay pérdidas de sustancia en la
cara externa y múltiples pequeños resquebrajamientos tanto en una como
en otra cara. El hueso está muy fosilizado, presentando un sonido casi
cristalino.
El tamaño del cuerpo mandibular es pequeño, grácil y estrecho, con
el borde inferior convexo, levantándose en la región mentoniana, también fina y sin apenas rugosidades. La sínfisis es baja y el mentón puntiagudo y saliente; el agujero m en toniano derecho, único que sería observable, ha desaparecido a causa de las pérdidas de sustancia de la cara
externa. A juzgar por la parte conservada, la arcada alveolar tendría
forma parabólica.
En su cara interna se aprecia la fosita submaxilar poco profunda, al
igual que la sublingual y las digástricas; la línea milohiodea (o línea oblicua interna) está también poco marcada. Las apófisis geni están unidas
de dos en dos y son bastan te salientes.
Las medidas fueron obtenidas según la técnica de Martín; las únicas
que pudieron ser tomadas son las siguientes:
-38-
[page-n-39]
3
NUEVOS RESTOS DEL PARPALLÓ
Angulo sinfisario
Altura de la sínfisis
Espesor de la sínfisis
Indice de robustez
Altura del cuerpo (entre M1 y Mz)
Espesor del cuerpo (entre M1 y Mz)
Indice de robustez
Altura del cuerpo (entre P1 y Pz)
Espesor del cuerpo (entre P1 y Pz)
Indice de robustez
83°?
26'5?
12
45'28
24
11'5
47'91
28
8
32'14
Los índices de robustez son de valores bajos, en especial el elaborado
con los diámetros tomados entre los premolares, el mas corrientemente
usado. Podemos pues concluir que se trata de un ejemplar femenino, en
el límite entre la edad juvenil y la adulta, dado que emergió el M3 derecho,
cuyo alvéolo muestra los bordes bien delimitados. Su pertenencia a Horno
sapiens sapiens no ofrece lugar a duda, a la vista de las características
morfológicas que acabamos de describir, así como de su gracilidad y dimensiones.
B.-Comparaciones.-Vna de las comparaciones más interesante que
hubiéramos podido hacer sería con la mandíbula del ejemplar hallado
entre los niveles Proto-Solutrense y Solutrense del Parpalló, durante la
excavación de Pericot; lamentablemente hasta hoy, solamente había publicadas sobre él unas breves notas descriptivas (Alcobé, 1942 y 1954),
sin ningún dato métrico. De ellas puede concluirse que dicho ejemplar
pertenece también a un individuo femenino, de edad semejante al estudiado por nosotros, teniendo ambas un mentón bien acusado. En el presente volumen A.P.L. se publica un más amplio estudio de este cráneo,
por Thomas Bubner.
Aparte de la mandíbula de este ejemplar, Parpalló 1, hasta ahora, no
ha sido hallada en la Península Ibérica ninguna otra perteneciente al
Paleolítico superior, con la excepción de un pequeño fragmento de la cueva de Salemas (Ferembach, 1965) que ningún dato de interés aporta por
pertenecer, además, a un adolescente, y de la encontrada en la cueva de
la Carigüela (Píñar, Granada).
Se trata de una mandíbula bastante bien conservada, perteneciente
a un adulto masculino y hallada en el nivel 2 del citado yacimiento que
contenía, según García Sánchez (1960), una industria musteriense con
débil influencia auriñaciense, si bien hay serias dudas acerca de la presencia de esta última industria (Almagro et alii, 1970) y de la verdadera
-39-
[page-n-40]
M .& D. GARRALDA
situación estratigráfica de los restos atribuidos al Paleolítico superior,
dadas las condiciones de la excavación de Spanhi en que fueron hallados.
Vamos ahora a compararla con !a estudiada por nosotros.
CUADRO NUMERO 1
Medidas e índices de algunas mandí bu las del Paleolítico super ior
r ar palló 3
(*)
Abri Pataud
Arlay
~
Altura de la sínfisis
Altura del cuerpo (P 1 P 2 )
Espesor del cuerpo (P 1-P2 )
Indice de robustez
Angulo sinfisario
Car igiiela
d'
~
d'
26'5
28
8
32'14
83•?
31
32'5
-
11
33'8
81·?
29
15
51'72*
87°
31'5
35'5
10'5
29'5
69•
Calculado por nosotros a partir de los datos de Vallois, 1959.
En el cuadro número 1 figuran los datos métricos susceptibles de
comparación en ambos ejemplares que son muy parecidos, a pesar de que
hemos de tener en cuenta el dimorfismo sexual, dado que el ejemplar de
la Carigüela es de un adulto masculino de unos 25 o 30 años de edad.
Ambas tienen la sínfisis baja, y tanto el índice de robustez como el ángulo sinfisario presentan valores muy semejantes.
En segundo lugar podemos compararla con la mandíbula del ejemplar del Perigordiense final hallado en el Abri Pataud y estudiado por
Vallois (1959). Se trata de una joven de unos 15 o 18 años, pertenecie!Jte,
a juzgar por todos los caracteres morfológicos de su cráneo, a la raza de
Cro-Magnon. Su mandíbula, según el trabajo de Vallois (1959), es mas
robusta que la descrita aquí por nosotros, siendo considerablemente mayor
el índice de robustez. El saliente del mentón es, por el contrario, menor
que el de Parpalló 3, teniendo la sínfisis mayor tendencia a la verticalidad, como claramente demuestra el valor del ángulo sinfisario de Broca.
Por último la compararemos con una mandíbula, datable, como la
nuestra, del Magdaleniense, encontrada en el yacimiento de Arlay y
estudiada por Ferembach (1954); dicho ejemplar es masculino, al igual
que el de la Carigüela, por lo que tampoco es de extrañar su mayor robustez y altura de la sínfisis y del cuerpo, así como el menor valor del
ángulo sinfisario, a causa del saliente del mentón, más acusado en el
sexo masculino. El índice de robustez indica un valor inferior al hallado
por nosotros para Parpalló 3, sin duda a causa de la mayor altura del
cuerpo mandibular.
-40-
[page-n-41]
5
NUEVOS RESTOS DEL PARPALLÓ
C.-Conclusiones.-Al estudiar García Sánchez (1960) la mandíbula
de la Carigüela cree posible relacionarla con las del subtipo de los cromañones orientales, que comprende las formas Predmost, Obercassel y
Combe-Capelle, mostrando mayores semejanzas en especial con las de
este último ejemplar.
Dada la gran similitud que existe entre la mandíbula de la Carigüela
y la de Parpalló 3, podríamos sentirnos obligados a pronunciarnos favorablemente a la atribución de nuestro ejemplar a este tipo racial, pero
somos también conscientes de las limitaciones que un dato tan pequeño
I!OS obliga a tener en cuenta.
Tal vez pudiera ayudarnos a resolver algo de esto el estudio detallado
y minucioso que se merece el ejemplar Parpalló 1; debemos tener presente que en la nota que sobre él hizo Alcobé (1942, 1954) indica que dicho
ejemplar «no discrepa esencialmente de la tipología humana del Paleolítico superior europeo», encontrando en la mandíbula algunos caracteres,
como el aspecto algo primitivo de su rama ascendente y el ángulo mandibular, que «no difieren esencialmente de sus homólogos en los cráneos
de Combe-Capelle y Brünn Il».
La presencia en la Península Ibérica, durante el Paleolítico superior,
de ambos tipos raciales, Cro-Magnon «Sensu strictu» y cromañones orientales, ha sido ya señalada por nosotros (Garralda, 1974), persistiendo
sus caracteres en numerosos ejemplares de épocas más modernas (Fusté, 1957; Garralda, 1974).
II
MOLARES
(Parpalló 4)
Las piezas dentarias que nos fueron entregadas son cuatro molares,
a cuya descripción procedemos a continuación; en el cuadro número 2
figuran las dimensiones de todas ellas:
CUADRO NUMERO 2
Medidas de los rnolares del Parpalló
.4.
Altura total
Altura de la coron~
Longitud de la cor<>na
Anchura de la corona
B
e
D
20"?
26
25
19?
7
7
7
10
10'5
-41-
6
5'5
11
-
11
12
-
10
[page-n-42]
6
M.a D. GARRALDA
A.-Tercer molar superior izquierdo (Lám. I). Es de gran tamaño y
robustez como indican claramente sus dimensiones. La corona posee tres
cúspides grandes y una muy pequeña, por lo que puede incluirse dentro
de las formas intermedias entre 3 y 4 cúspides. Solo hay un pequeño
desgaste en la cúspide lingual, siendo imposible apreciarlo en las dos
labiales por estar el esmalte algo deteriorado. Las dos raíces labiales
están unidas entre sí, como suele ser Jo más corriente en este molar.
B.-Primer molar superior izquierdo (Lám. I). Las mediciones dan
también idea claramente de su gran tamaño y robustez. La corona tiene
cuatro cúspides y la superficie masticatoria tiene muy poco desgaste para
tratarse de un MI; so lamen te en tres pequeños puntos la abrasión ha
expuesto el marfil (tipo III de Broca). Conserva entre sus raices, muy
desarrolladas y fuertes, un fragmento del maxilar en que estaba situado.
C.-Primer molar superior derecho (Lám. 1), del que solamente quedan las dos raíces del costado labial y la región de la corona inmediatamente superior. La rotura deja al descubierto la cavidad pulpar, que se
aprecia bastante grande, como corresponde a una persona joven a la
que, indudablemente, debió pertenecer. Apenas hay huellas de desgaste
en el fragmento de la superficie masticatoria conservada (tipo 11 de Broca). Las raíces son también largas, pero no tan robustas como las del
MI anteriormente descrito.
D.-Segundo molar inferior del lado izquierdo (Lám. 1). La corona
tiene cinco cúspides y el dibujo es del tipo Y (esquema dryopitécido);
está poco desgastada y no aparece en ningún punto el marfil expuesto
(tipo 11 de Broca). Sus dimensiones son menores que las del M1 completo,
como ocurre siempre, resultando también algo robusto. La raíz del lado
mesial está rota a poco de su arranque, dejando ver la cavidad pulpar,
claramente visible como corresponde a la edad de la muerte del individuo
a que perteneció; la raíz conservada es ancha y robusta. Hay una pequeña caries en la cara vestibular, a media altura de la corona.
Comparaciones.-Al igual que decíamos antes con respecto a lamandíbula hemos de volver a repetir aquí que son muy escasas las piezas
dentarias del Paleolítico superior halladas en la Península Ibérica, y
menos aún las publicadas.
Solamente podemos contar con las de la mandíbula de la cueva de la
Carigüela (Píñar) a que ya nos referimos. En ella (Garcia Sánchez, 1960)
los únicos dientes presentes son los tres molares derechos y los dos primeros izquierdos; los M2, únicos susceptibles de comparación con uno
de los estudiados por nosotros, tiene 4 cúspides, en vez de 5, y sus dimensiones (cuadro número 3) son muy parecidas a las del M2 del Parpalló.
-42-
[page-n-43]
7
NUEVOS RESTOS DEL PARPALLÓ
CUADRO NUMERO 3
Dimensiones de b corona dentar·ia
Carigüela
Parpallú
Izq.
Ml
M~
M,
Í Ancht,ra 11
Longitud
12
¡
Longitud 10
Anchura 10'5
) Longitud 11
Anchura 10
Paleolític'J superior
·X
Dcho.
Neolítico
Edad
i'vledia
n
X
Ampl.
variac.
-
X
X
29
30
10'74
12'06
9'6-12
11'3-13'3
10'48
11'76
10
11'22
·-
-
-·
-
-
-
-
-
-·
-
13
13
9'46
11'69
8'8-11'1
10'5-13'3
9'47
10'91
8'32
10'13
10'5
10
11'4
10'7
10'9 43
10'3 43
11'15
10'87
9'2-12'8
9'6-12'4
10'05
9'88
9'96
9'72
-
Ya del Paleolítico superior del resto de Europa, en su mayoría de
yacimientos franceses, sí tenemos datos a que poder referirnos. Brabant,
especialista en el estudio de la dentición humana, ha resumido sus numerosos trabajos sobre el tema en el que a continuación vamos a citar.
Según Brabant (1970) el M1 tiene, en el 100 % de los ejemplares
observados, cuatro cúspides, al igual que el ejemplar de Parpalló; el
M3 tiene tendencia a presentar 3 ó 4 cúspides, como es el caso del aquí
descrito, en una proporción bastante importante que va aumentando, a
lo largo del tiempo, hasta alcanzar, hoy en día en un 80 o 90 %. En
cuanto al Ma en la mayoría de los casos presenta un tipo de 4 cúspides,
bien como Y 4 ó + 4; solamente un 1 ó 5 % presentan 5, como es el caso
del aquí estudiado, siendo considerado como un rasgo de primitivismo.
Sobre la frecuencia de caries en el Paleolítico superior, Brabant (1970)
indica que, si bien existía ciertamente en este período, las frecuencias
en esta época son muy débiles, dependiendo notablemente de la duración
poco elevada de la vida humana.
En el cuadro número 3 figuran los datos de las dimensiones de la
corona de las series de Brabant (1970) para el Paleolítico, Neolítico y
Edad Media, dándose para la primera, además del promedio, el número
de datos que la componen y la amplitud de variación. Como claramente
podemos apreciar los valores de todas las piezas presentan gran similitud con los de la serie del Paleolítico, resultando todos ellos mayores que
los promedios calculados para el Neolítico y Edad Media, salvo la anchura del M3, que es algo menor (dif.=0'4) que la de los neolíticos.
Lo mismo aparece expresado en la figura número 1, en que comparamos los diámetros de los tres molares completos del Parpalló con
los de sus respectivos de las series de Brabant (1970) que venimos ci-43-
[page-n-44]
8
l\1." D. GARRALOA
tando; no pudimos efectuar ninguna prueba estadística por no disponer
de más datos que los que anteriormente señalamos.
Podemos, pues, concluir que las piezas dentarias aquí analizadas pre~entan los mismos caracteres y dimensiones que las del Paleolítico superior del resto de Europa.
Cuanto aquí hemos visto nos permite deducir que, por lo menos
el M1 completo y el M3 pertenecieron a uno o unos individuos masculinos
que debieron ser bastante robustos, como son los tipos humanos del
Paleolítico superior, y todos en general, a individuos que fallecieron antes de llegar a la edad madura, a juzgar por el grado de abrasión dentaria
y el tamaño de la cavidad pulpar.
III
RESUMEN
Son estudiados en este trabajo un fragmento mandibular y cuatro
piezas dentarias procedentes de la excavación de Vilanova y Piera en
la cueva del Parpalló (Gandía, Valencia), acompañadas de un conjunto
de sílex trabajados, propios de la industria Magdaleniense del citado
yacimiento.
Los pocos datos que el fragmento mandibular suministra, permiten
deducir que perteneció a un individuo femenino en el límite de transición
entre la edad juvenil y adulta (emergió el M3 derecho). La comparación
con el ejemplar Pca-palló 1 no pudo apenas ser realizada por los escasos datos que hay publicados sobre éste, pero las que efectuamos con la
mandíbula de la Carigüela y la de Arlay, demuestran similitud en los
caracteres métricos y descriptivos. Más robusta resulta la de la joven del
Abrí Pataud, perteneciente a la raza de Cro-Magnon.
Las piezas dentarias son M\ M3 y Mz izquierdos y M1 derecho. Las
dimensiones de todas ellas son muy semejantes a los promedios de la
serie del Paleolítico superior de Brabant, resultando, en casi su totalidad,
más elevadas que las de la serie del Neolítico o de la Edad Media, si bien
no pudo ser efectuada ninguna prueba de significación.
Los datos que, tan pocos y mal conservados restos humanos pueden
suministrarnos acerca de los hombres a que pertenecieron, son en efecto,
muy escasos; aún así, su análisis será un detalle mas a tener en cuenta,
aunque bien poco aporte para intentar subsanar el gran desconocimiento
que tenemos sobre las gentes que ocupaban nuestro habitat durante el
Paleolítico superior.
-44-
[page-n-45]
NUEVOS RESTOS DEL PARPALLÓ
9
SUMMARY
In this work I havP. studied one mandibular piece and four dental pieces found at
Vilanova y Piera's Pxcavation in the cave of Parpalló (Valencia). The human remains were accompanied with a collection of sílex instruments of the Magdalenian
industry of the same site.
lt remains only one piece of the body of the mandible and its feature::: show that
it belonged to a iemale individual. The comparisons with other specimens of the
European Upper Palaeolithic (Carigüela, Abrí Pataud, Arlay) indicate its similarity
with these.
The dental piece are: M', l\{3 and llf" left and M' rigth. The morphology and dimensíons of all them are very similar to median values of the european series of
Upper Palaeolithic.
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-45-
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o = X Neolítico europeo
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Fig. 1.-Comparación de los diámetros principales
-46-
[page-n-47]
GARRALDA .-Nuevos resto::;
hu:o1~ilOS
l~M .
del Parpa!ló
Mandíbula y molares procedentes de la Cueva del Parpalló
{t. n.)
1
[page-n-48]
JOSE LUIS ROMAN LAJARIN
(Elche)
Un yacimiento de la Edad del Bronce en el c
En el presente trabajo nos limitamos a exponer los materiales recuperados en la superficie de este yacimiento, por Salvador Jiménez, Antonio Antón y el autor de estas líneas, ante la imposibilidad de realizar
un estudio más detallado del mismo, al carecer de la correspondiente
autorización para efectuar excavación o cata alguna.
Su localización se realizó a principios de 1970; en una de nuestras
inspecciones por las sierras de aquella zona, en la que también encontramos otros lugares de habitación, de los que, igualmente, recogimos
materiales de superficie. Tanto de los objetos, como de los lugares en
que éstos fueron recogidos, tiene debido conocimiento el director del
Museo Arqueológico Provincial de Alicante, don Enrique Llobregat, a
quien desde aquí damos las gracias por la colaboración y el apoyo que
de él recibimos.
1
EL POBLADO Y SU SITUACION
Se encuentra situado al norte de la ciudad de Crevillente, a unos
dos kilómetros de ésta, en la parte baja de las sierras del mismo nombre. Ocupa la parte más occidental de un monte, cuya altura máxima
es de 395 m. (1). Podemos llegar a él siguiendo, en sentido inverso, el
(1) Dato tomado de la hoja núm. 893 del mapa -€Scala 1:50.000- editado
por la Dirección General del Instituto Geográfico y Catastral.
-47-
[page-n-49]
.1. L. ROMÁN LAJARÍN
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Fig. 1.-Situación del yacimiento
curso normal del «Barr anco de la Rambla », así como por el camino
de Crevillente a Hondón de las Nieves, el cual atraviesa el barranco a
la altura misma del yacimiento, quedando ést e a la derecha, lindandJ
con ambos y con una bifurcación del citado camino (fig. 1; Lám. J).
- 48 -
[page-n-50]
3
PIC DE LES l\IORERES
El poblado se extiende por una de las laderas del monte, la de pendiente menos acusada, sin llegar a ocupar el punto más alto del mismo.
De su distribución urbana no han quedado vestig·ios, o ios que quedan
son de dudosa atribución, debido a la construcción de terrazas efectuada en la ladera, para plantar pinos, las cuales afectaron a buena parte
de la superficie, en la que se recogieron los materiales aquí tratados .
Por lo demás, añadiremos que reúne, en cuanto a su emplazamiento.
las características básicas de los poblados de la Edad del Bronce de
nuestra región: lugares elevados, fáciles de defender, con zonas más o
menos escarpadas y pronunciadas pendientes.
II
LOS MATERIALES
La cerámica
l.-Fragmento de !Jn vaso ovoide de pared reentrante. Presenta en su cara externa, una superficie irregular de color marrón en diversos tonos, siendo
casi negro alrededor de la boca, junto a la que puede apreciarse el nacimiento
L
""'••
...... ._
...,.
.......................
Fig. 2.-Vaso ovoide de pared reentrante
(1/2)
-497
[page-n-51]
4
J. L. ROMÁN LAJARÍN
de un pezón, que no se conserva. En esta misma cara advertimos una serie
ue líneas impresas, poco profundas, de diferentes longitudes, siendo de forma
rectas o curvas; se extienden por toda la superficie del fragmento sin seguir
una ordenación determinada -da la impresión de que el vaso haya sido apoyado sobre hilos dr esparto o planta similar, antes de su cocción, dejando su
impronta sobrt> el barro tierno-. La cara interna es más lisa al encontrarse
espatulada, siendo su color negruzco. La cochura no es muy homogénea, y en
su pasta contiene una buena cantidad de desengrasante. Diam. de la boca 178
mm., altura ap10ximada 166 mm. (fig. 2).
2.-Fragmento de un pequeño cuenco en forma de casquete esférico. Tiene color
marrón, encontrándose alisada tanto su cara interna como la externa. En su
pasta se aprecian granos de desengrasan te; su cochura es relativamente buena. Diam. de la boca 161 mm., altura aproximada 85 mm. (fig. 3).
3.-Fragmento de un pequeño cuenco hemisférico de color arena con algunas
manchas negm.cas. Su pasta es de color gris con granos de desengrasante.
Diam. de la boca 1~5 mm., altura aproximada 83 mm. (fig. 3).
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2
3
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/
..
.. .. .....
Fig. J.-Cuenco en forma de casquete esférico y cuenco hemisférico
(1/2)
4.-Fragmento cer:.múco perteneciente a la base de una vasija de perfil aquillado.
Presenta en su superficie e::,.-terna, alisada casi toda ella, tma coloración marrón y grisácea, s~'gÚn zonas. La pasta tiene un color similar y no contiene
demRsiados granos de desengrasante, siendo su textura bastante homogénea.
-50-
[page-n-52]
5
PIC DE LES MORERES
En la parte más baja de la vasija se observan oquedades, tres probablemente, que tienen una forma oblonga, más o menos redondeada; de ellas partirían, posiblemente, tres pies en forma de mamelones, sobre los que se apoyaría.
Diam. aproximado de la parte carenada 332 mm. (figs. 4 y 5¡lám. II, A).
S.-Fragmento perteneciente a la parte carenada de un vaso de perfil aquillado.
Su color es marrón grisáceo; se encuentra alisado por sus dos caras, siendo
su pasta de. color rojizo y textura homogénea (fig. 6).
6.-Fragmento ce1:amico, de color aren;t, con un pezón. Presenta en su pasta gran
cantidad de desengrasante, siendo sus granos gJ:uesos y de color blanco.
7.-Pieza de cerámica en . forma de disco. Su color es grisáceo y su superficie
irregular. Diam. 72 mm. (fig. 7). ·
8-18.-Perfiles de diferentes fragmentos cerámicos (fig. 8) .
....
··.,.
\
\
\
\
.
.
.
Fig. 4.-Base de la vasija de perfil aquillado de la fig. 5
(1/4)
Materiales no cerámicos
Sílex
19-31.-Sierrecitas de hoz: (Lám. II, B).
Posibles elementos centrales de la hoz: (2).
En forma de D, núms. 24, 25, 29, 30 (fig. 9).
(2) L. MONTEAGUDO: «Hoces de sílex prehistóricas.» Revista de Archivos,
Bibliotecas y Museos, t. LXII, Madrid, 1956.
-51-
[page-n-53]
6
J. L. ROMÁN LAJARÍN
Fig. S.-Vaso polípodo con perfil aquillado
(1/4)
5
Fig. 6.-Fragmento de vaso de perfil aquillado
(1/2i
Fig. 7.---Fragmento cerámico en forma de disco
(1/2)
-52-
[page-n-54]
7
PIC DE LES MORERES
De forma más o menos rectangular, núms. 22, 27, 3:2 (fig. 9).
De tipo t1·apezoidal, núms. 20, 28, 31 (fig. 9).
Posibles piezas terminales: (3).
De extremo apuntado, núm. 21 (fig. 9).
Las piezas núms. 19 y 23 de la fig. 9, presentan un filo dentado de forma
convexa y sin patina brillante. Es probable que estos útiles no fuesen uti-
l8
Fig. S.-Perfiles de diferentes fragmentos cerllmicos
(1/2)
tilizados para engarzar en las hoces, sino apoyados en los dedos, en movimiento de vaivén (4).
32.-La pieza número 26, de la fig. 9, es una pequeña lasca, de sílex de mala
calidad, con dos muescas.
33.-Fragmento de hojita de sección trapezoidal. Presenta un retoque marginal
simple, alterno en sus bordes laterales e inverso en su e:ll.i:remo distal (fig. 9).
P'iedras varias
34.-Hacha de diorita (?). Tres cuartas partes de su panza están pulimentadas,
mientras la parte restante, la más opuesta al filo, aparece sin pulir, única-
(3) J. M. SOLER y E. FERNANDEZ MOSCOSO: «Terlinques. Poblado de la
Edad del Bronce en Villena (Alicante).» Papeles del Laboratorio de Arqueología de
Valencia, núm. 10, Valencia, 1970.
(4) Ibid not. 3.
-53-
[page-n-55]
8
J. L . ROMÁN LAJARÍN
22
24
30
Fig. 9.-Sierrecillas de hoz y fragmento de una pequeña hoja
(1/2)
mente desbastada y alisada. El lomo se encuentra pulimentado en su mitad
inmediata al filo, quedando la otra mitad desbastada y alisada, al igual que
s us cost ados y la antípoda ·del filo. E ste último está muy embotado y a r r omado
debido al uso. Long. 73, ancho 43, grueso 22 mm. (fig. 10; Lá m. II, D).
34
35
Fig. 10.-Hachas pulidas, de diorita (?)
- 54 -
[page-n-56]
9
PIC DE LES MORERES
35.-Fragmento de hacha de diorita (?), muy deteriorado. Su seccwn es ovalada,
tendiendo a circular en la parte opuesta a donde debió encontrarse el filo, ya
que éste no se conserva, ni tampoco su antípoda. La superficie de esta pieza
está sin pulimentar, tan sólo desbastada y alisada (fig. 10; Lám. II, D).
36.-Moleta de diorita (?). Tiene una forma paralelepipédica, siendo su sección
casi rectangular. Cinco de sus caras aparecen desbastadas y la sexta, una de
las de mayor superficie, se encuentra alisada; siendo esta última la que debió
utilizarse para el trabajo. Longitud 92 mm., ancho 79 mm., grosor 35 mm.
(fig. 11; Lám. II, D).
36
Fig. 11.-Moleta de diorita ( ?)
(1/2)
37.-Pieza prismática de diorita (?) con seccwn triangular, cuyas caras no están
alisadas. Longitud 97 mm., ancho 53 mm., grosor 37 mm. (fig. 12; Lám. II, D).
38.-Pieza de diorita (?) que presenta forma de prisma triangular y superficie algo
irregular. Longitud 92 mm., ancho 51 mm., grosor 49 mm. (fig. 13).
39.-Pieza de diorita (?) cuyas características son similares a las dos anteriormente descritas. Aparece rota por uno de sus extremos. Alcanza una longitud
de 86 mm., un ancho de 57 mm. y un grosor de 39 mm. (fig. 14).
40-43.-Cuatro moJir,os de mano barquiformes, fabricados con una piedra arenisca
de color claro (Lám. II, E):
Metal
44.-Botoncito o montura superior de un anillo de cobre o bronce. Tiene forma
de casquete esférico del que surgen dos apéndices, que presentan una sección
plano-convexa en sus puntos de rotura. Lleva engarzada una pieza vítrea
transparente que tiene forma de pequeño disco. Su diam. es de 10 mm., y su
altura de 3 mm. (fig. 14; Lám. II, C).
-55-
[page-n-57]
10
J . L. ROMÁJ'\ LAJARÍN
)7
Fig. 12.-Pieza prismática de diorita (?)
(1/2)
38
Fig. 13.-Piezas de diorita (?) en forma de prisma
(1/2)
-56-
[page-n-58]
11
PIC DE LES MORERES
39
Fig . 14.-Pieza de diorita (?) de forma prismática y botoncito metálico
con un engarce vítreo
(1/2)
111
YACIMIENTOS PARALELIZADOS
El encontrar paralelos para los materiales, objeto de nuestro estudio,
no nos ha supuesto dificultad alguna, dada su abundancia en el País Valenciano. Por no dar una relación demasiado extensa, e innecesaria, ya
que en trabajos precedentes ha sido facilitada (5), nos hemos limitado
a citar, únicamente, los yacimientos paralelizables, mejor conocidos, de
la provincia de Alicante. Para las piezas en que los paralelos son escasos
o inexistentes citamos los conocidos fuera de la misma.
Relación de yacimientos paralelizados:
Argáricos:
A) Orihuela: «San Antonio».
B) Callosa del Segura: «Las Laderas del Castillo».
C) Villena: «Cabezo Redondo», «Las Peñicas», «Terlinques».
(5) Véase, entre otros, E . LLOBREGAT: «El poblado de la cultura del bronce
valenciano de la Serra Grossa, Alicante.» Papeles del Laboratorio de Arqueología de
Valencia, 6, Valencia, 1969.
-578
[page-n-59]
12
J. L ROi\-JÁ'\ LAJARÍN
Del
1)
2)
3)
4)
Bronce Valenciano:
Elche: «Tabaiá» (6).
Alicante: «Serra Grossa».
Campello: «La Isleta».
Alcoy: «Mas de Menente », «Mola Alta de
Sen~lles»,
«BalTanc del
Cinc».
5)
6)
Gayanes: «El Cercat».
Jávea: «Cueva del Montgó».
Fig. 15.-Mapa de los yacimientos paralelizados en la provincia de Alicante
(6) Hemos incluido este poblado en el grupo de los del bronce valenciano, porque
así se ha considerado tradicionalmente, pero opinamos que esta fili ación no es segura,
ya que toda la información que de él se tiene es producto de prospecciones superficiales
y no de una excavación sistematizada.
-
58-
[page-n-60]
PIC DE LES MORERES
13
Paralelos fuera de la provincia de Alicante:
Almería: «Los Millares».
Valencia: «BeniprÍ» (Bélgida), «Castillarejo de los Moros » (Andilla).
Castellón: «Castell de Carbó» (Benasal).
Paralelos para el vaso ovoide: «San Antonio », «Laderas del Castillo»,
«Cabezo Redondo », «Serra Grossa», «La Isleta», «Mola Alta de Serelles», «Cueva del Montgó».
Paralelos para el vaso en forma de casquete esférico: «San Antonio»,
«Laderas del Castillo», «Cabezo Redondo », «Terlinques», «Tabaiá», (7)
«Serra Grosa», «Mas de Menente », «Mola Alta de Serelles», «Barranc
del Cinc», «El Cercab>, «Cueva del Montgó».
Paralelos para el vaso hemisférico: «Laderas del Castillo», «Cabezo
Redondo », «Terlinques», «Las Peñicas», «Tabaiá» (8), «Serra Grossa,.,
«
Cinc», «Cueva del Montgó», «El Cercat».
Paralelos para los vasos de perfil aquillado: «San Antonio», «Las
Laderas del Castillo», «Cabezo Redondo», «Terlinques», «Las PeñicaS >> ,
«Tabaiá>> (9), «Serra Grossa», «
Paralelos para el vaso polípodo : Para esta pieza no conocemos paralelo alguno en nuestra provincia, pero sí los tenemos en la de Almería :
«Los Millares >> , un ejemplar con cuatro pies y decorado con grandes ojos
incisos (10), y en la de Valencia: cazuela de Beniprí (Bélgida), decorada
con la técnica del vaso campaniforme, y Castillarejo de los Moros: fondo
de un vaso tetra podo (11). También fuera de España encontramos vasos
de este tipo, así los encontramos en el bronce medio y reciente del S. de
Francia (12) .
Paralelos de la pieza discoide: «Cabezo Redondo >>, «Terlinques», «Las
Peñicas».
(7) Este paralelo se encuentra entre los materiales que recogimos en la superficie
de este yacimiento, cuyo estudio estamos realizando.
(8 ) Ibid. nota 7.
(9) lbid. nota 7.
(10) Citado por D. FLETCHER y J. ALCACER: «El Castillarejo de los Moros
(Andilla, Valencia)», Archivo de Prehis toria Levantina, VII. Val encia, 1958, pág. 93
a 110.
(11) FLETCHER y ALCACER, op. cit.
(12) J. GUILAINE: «L'Age du Bronze en Languedoc Occidental, Rou ssillon,
ArH~ge .» Memoires de la Société Préhistorique Fran<;aise, tom . 9, París, 1972.
-59-
[page-n-61]
14
J. L. ROMÁ:"ol LAJARÍN
Paralelos para los dientes de hoz: «San Antonio > «Laderas del Cas>,
tillo», «Cabezo Redondo », «Terlinques», «Las Peñicas», «Tabaiá», «Serra
Grossa», «
del Cinc», «El Cercab>.
Paralelos para las hachas: «Laderas del Castillo», «Serra Grossa»,
«
Paralelos de las piezas prismáticas de sección triangular: Los paralelos de estas piezas son bastante escasos, publicados únicamente conocemos
un ejemplar en la «
ejemplar, que tiene forma de paralelepípedo, se han encontrado en «San
Antonio », «fsleta », «Mas de Menentu, «Mola Alta de So·elles :> , «El
Cercat».
Paralelos para los molinos barquiformes: «San Antonio», «Laderas
del Castillo», «Cabezo Redondo», «Terlinques», «Las Peñicas», «
IV
CONCLUSIONES
Una vez examinados los materiales, y teniendo en cuenta el típico
emplazamiento del poblado que estudiamos, no creemos que exista dificultad alguna para encuadrarlo dentro del numeroso grupo de yacimientos de la Edad del Bronce, que con tanta frecuencia se vienen localizando
en el País Valenciano y en la zona del S. E. de la Península.
Más problemática resulta su atribución a una de las dos culturas diferenciadas en las citadas zonas (15). De momento, consideramos que, con
los datos que hemos podido manejar, sería algo aventurado el decidirnos
(13) F. FIGUERAS PACHECO: «Excavaciones en la Isla de Campe !lo.» Memorias de la Junta Superior del Tesoro Artístico, núm. 132; lám. ll, 2. Madrid, 1934 .
(14) Este ejemplar se encuentra en los fondos del «Gabinete de Investigación
Arqueológica del Alto Maestrazgo» (G. l. A. A. M.). A nuestro compañero Alfredo
González, director del citado gabinete, hemos de agradecer esta información.
(15) M. TARRADELL: <
[page-n-62]
PIC DE LES MORERES
15
en favor del Bronce Valenciano o del Bronce Argárico. Geográficamente
nuestro yacimiento se encuentra situado en la zona considerada como
fronteriza entre las dos culturas, es decir: entre los ríos Segura y Vinalupó (16). Si atendemos a los materiales, comprobaremos que éstos tienen
paralelos tanto en el círculo de la cultura del Argar como en la del Bronce
Valenciano.
Considerando lo anteriormente expuesto, preferimos esperar a que
una futura excavación del poblado, al aportar nuevos datos -en particular sobre el rito funerario, que, según el profesor Tarradell, es el principal criterio, juntamente con la mayor o menor abundancia de objetos
de metal, para diferenciar la cultura del Argar de la del Bronce Valenciano (17) ; opinión aceptada en la actualidad por todos los prehistoriadores en general-, podamos incluirlo, definitivamente, en una de las dos
culturas.
Dada la monotonía de los materiales de estas culturas, y faltando una
cronología basada en la evolución tipológica de las formas, debida a dicha
monotonía, no nos atrevemos a dar fecha alguna para este poblado, pues
sería errónea con bastante probabilidad. La pieza más significativa, y que
podría darnos cierta información en este sentido sería el vaso polípodo,
cuyos paralelos nos llevan al Eneolítico. Si aceptásemos esta posibilidad,
daríamos al poblado una fecha alta, es decir, de los comienzos de la Edad
del Bronce. Pero como hemos señalado anteriormente, estas formas tienen
una larga perduración, al menos fuera de nuestro país, en el Bronce Medio y Bronce Reciente del Sur de Francia (18). En Francia este tipo de
vasos alcanza su mejor momento en el Bronce Medio (19).
De este modo, creernos que lo mejor será esperar a que en su día la
excavación del poblado nos proporcione elementos carbonizados y sea
el análisis de los mismos el que nos proporcione la cronología.
En cuanto a la presencia del botoncito o montura superior de un
anillo, hay que decir que no ha de extrañarnos su presencia, ya que,
junto a los materiales descritos en el presente trabajo, aparecen en el
yacimiento cerámicas de tipo medieval, algunas de ellas vidriadas, por
lo que deducimos que esta pieza debe asociarse a ellas.
LLOBREGAT, op. cit.
(17) M. TARRADELL: «Dos nuevas fechas de C. 14 para Villena y Mallorca.»
Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia, núm. 10; pág. 23. Valencia, 1970.
(18) GUILAINE: op. cit.
(19) J. ARNAL, J. L. COUCHARD y M. LORBLANCHET: «La Grotte de
Roucadour (Themines-Lot)». Archivo de Prehistoria Levantina, XII. Vall'ncia, 1966,
páginas 76 y ss.
(lG)
-61-
[page-n-63]
16
J. L. ROMÁ!' LAJARÍN
V
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PIC DE LES MORERES
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-63-
[page-n-65]
[page-n-66]
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Vista general del poblado . También se aprecia parte del «Barranco de la Rambla». del
camino de Crevillente a Hondón de las Nieves, en la parte derecha, así como la bifurcación del mismo que queda a la izquierda. la vista está tomada desde el Oeste. que
es la parte del monte que ocupa el yacimiento
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ROMAN LAJARIN.-Pic de les Moreres
LAM. 11
A.-Fragmento de base del vaso de perfil aquillado, en el que se aprecian parte de
dos de sus cavidades, de las que arrancarían los pies.
B.-Dientes de hoz y hojita de sílex.
C.-Botoncito metálico con incrustación vítrea transparente.
D.-Hacha, fragmento de otra, pieza prismática de sección triangular y moledera; todo
en diorita ( ?) .
E.-Molinos barquiformes.
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A. BALIL
(Valladolid)
Sobre el Apolo de Pineda (Valencia)
Hace unos años que apareció el bronce en la playa de Pinedo. El
hallazgo produjo, como era de esperar, numerosas noticias de prensa y,
pasada la circunstancia efemérica, unos estudios (1). Sin embargo, la
difusión del hallazgo, singularmente fuera de nuestra Península, no ha
sido amplia. Esta es, probablemente, la causa de no haberse planteado
en estudios pertinentes algunos de los problemas que sigue ofreciendo
el estudio de esta pieza (Lám, I-III).
Primer problema es el de su contexto. Los materiales publicados hasta
~hora no resuelven, por su variedad, este problema (2). Probablemente
se trata de varios pecios, con las dificultades consiguientes para su diferenciación, aunque ésta no deba considerarse imposible (3).
Este contexto nos aclararía, si no la fecha de fundición, sí la fecha
del embarque de la estatua. Más difícil, pero no imposible, es que nos
aclare la singladura de la nave donde fue embarcada. Bien conocidas son
las múltiples fantasías «trágico-marítimas» a las que dio lugar la cargazón
de la nave, ¿o naves?, del «Grand Conglué» de Marsella. Cabe apuntar
que las piezas publicadas como procedentes de pecios de esta zona, limi-
\1) D. FLETCHER: «El Apolo de Pinedo». Generalitat, núms. 4-5. Valencia,
1963, pág. 74 y SS.
A. GARCIA Y BELLIDO: <~:Estatua de bronce descubierta en la playa de Pinedo,
Valencia.» Archivo Español de Arqueología, XXXVIII. Madrid, 1965, pág. 3 y ss.
A. GARCIA Y BELLIDO: «Estatua de bronce descubierta en la playa de Pinedo
(Valencia).» Archivo de Prehistoria Levantina, XI. Valencia, 1966, pág. 171 y ss.
(2) G. MARTIN AVILA y J. SALUDES TALENS: «Hallazgos arqueológicos
submarinos en la zona de El Saler (Valencia).¡¡ Archivo de Prehistoria Levantina XI. Valencia, 1966, pág. 155 y ss.
(3) Cfr. BASS: «Archaeology under water)), 19702, 87 y ss.
-659
[page-n-69]
2
A. BALIL
tándonos al material cerámico, pueden situarse en su mayoría en las
proximidades del cambio de Era.
Más difícil es precisar otro punto como es el destino de esta pieza.
Un bronce como el de Pinedo era obra costosa, cara y que pocos podían
costear. La nave que la transportaba debió naufragar en las proximidades de las costas del País Valenciano fuera de arribada forzosa o próxima
a su destino. No hay razones positivas, por el momento, para suponer que
se tratase de un bronce fundido en la Península y embarcado para un
puerto lejano.
Desde Cartagena hasta Tarragona caben numerosos puntos de destino
para una pieza de esta importancia. Un conocedor de la navegación a vela
podrá reconocer en qué circunstancias puede intentarse ganar la playa
de Pinedo y naufragar a su vista. Otras exploraciones en el lugar del
hallazgo permitirán excluir la posibilidad del transporte de otras esculturas como en las naves del cabo Artemision o de Mahdia. Por el momento
podríamos excluir que esta pieza fuera destinada a un particular para ser
utilizada como ornamento de su mansión, como podríamos aceptar en el
caso de Italia. Un lugar público, civil o religioso, parece el destino más
adecuado.
Queda otro punto en esta desiderata. Me refiero a la correcta filiación
del tipo, su vinculación a un prototipo. Este punto tiene su importancia,
pero incide en un aspecto que no siempre se tiene en cuenta. La filiación,
en cierto modo redacción de una «ficha», tiene como consecuencia advertir el «gusto » del comprador, sea como «compromiso social» o como sentimiento propio. Por ello las tan criticadas «listas de copias», o de «réplicas», tiene un significado como documento histórico de un «gusto», impuesto por prejuicios de clase o sentido sinceramente, no siempre valorado. La aparición, a modo de ejemplo, de una cabeza de tipo praxitélico
en Lugo (4) es el reflejo más adecuado de las abundantes referencias de
la literatura latina sobre la fama de Praxíteles (5).
En un momento en el cual empezamos a valorar el gusto de la sociedad hispano-romana en cuanto compradora de productos de industria
y artesanía artística (6), la pieza de Pinedo cobra importancia singular.
Cierto es que no podemos, aún, afirmar que su destino fuera un puerto
peninsular, pero hay que tener en cuenta que una pieza muy semejante
apareció, sobre las mismas fechas, en Barcelona, aunque, en este caso,
labrada en mármol.
(4) Estudiado reciente por ACUÑA.
(5) BECATTI: «Arte e gusto negli scrittori latini», 1951, passim.
(6) DALIL: «Colloquio italo-spagnolo sulla Hispania romana. Roma, maggio,
1972». Acc. Nazionale riei Lincei, CCCLXXI, Roma, 1974.
-66-
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EL APOLO DZ PINEDO
3
No hay otras razones que las subjetivas o las estadísticas para preferir la identificación de estas estatuas con Apolo a ver en ellas un
Dionysos. La inseguridad es mayor en lo que respecta a la estatua, acéfala, de Barcelona. La posición del brazo derecho puede ser idéntica en
representaciones de ambas divinidades y, al mismo tiempo, tener en cada
una de ellas muy distinto significado.
Como señalé ya al estudiar la escultura de Barcelona, hay que excluir
toda vinculación, se trate de Apolo o de Dionysos, con piezas del tipo del
Stibadeion de Delos (7). Lejanamente se emparenta con el tipo del Apolo
Liceo y, con igual bipolaridad, con el Dionysos ebrio apoyado en el satirillo Ampelos. Este esquema compositivo lo vemos en un bronce de Manole
(Tracia) (8) o en el llamado «A polo de Iamboli» (9), que, para Picard (10),
podría ser también un Dionysos. Anotemos en este sentido que Picard se
inclinaba a ver (11) un Dionysos sentado en el tipo del Apolo de Pérgamo (12). Hay que concluir que «Apolo» y «Dionysos» sedentes, al igual
que «Apolo Liceo» y «Dionysos ebrio» son iconografías surgidas en ambientes semejantes y que tuvieron un desarrollo paralelo.
Desde un punto de vista tipológico las estatuas de Pinedo y Barcelona
~ignifican aportaciones de interés. Hasta ahora conocíamos únicamente
pequeños bronces y estatuillas (13) que podían llevarnos a la conclusión
de que se trataba de piezas de sobremesa como el Hércules de Lisipo.
A pesar de ello es difícil establecer, con seguridad, una vinculación entre
la estatua de Pinedo y las variantes conocidas de las figuras sedentes
de Apolo-Dionysos. Pueden excluirse las vinculadas con el «Apolo recostado», del Museo de Marsella (14), pero no el Apolo en estuco de la
decoración de la basílica subterránea de Porta Maggiore (15), próximo
al torso de Pérgamo (16), o el «A polo Delphnios» (17).
El prototipo pudo surgir en la segunda mitad del s. IV a. C., a semejanza del Hermes del Museo Nacional de Nápoles (18) o del «Ares Ludo-
(7)
242
PICARD: ;
SS.
(8) TSONCHEV, AA, LVII, 1942, col. 59 ss. PICARD, o. c., 252 ss.
(9) FILOW: «B ulletin de l'Institut Archéologique búlgare», I, 1922, 1 ss.
(10) o. c., 246, núm. 4.
(11) o. c., 255 SS.
(12) WINTER: «Altertümer von Pergamom>, I, 1928, núm. 111.
(13) DEUBNER: «Hellenistische Apollogestaltem>, 1934 (Dis. Munich).
(14) DEUBNER, o. c., 32 SS.
(15) BENDINELLI: «Mon. Ant.», XXXI, lám. XXX-2.
(16) LIPPOLD : «Griechische Plastik», 1950, 322 nota 3.
(17) DEUBNER, o. c. 65.
(18) LIPPOLD, o. c. 283.
-67-
[page-n-71]
4
A. BALIL
visi» del Museo de las Termas (19), precediendo, por tanto, en medio
siglo tipos como los del «Fauno Barberini» (20) o el sátiro ebrio del
Museo Nacional de Nápoles (21).
La estatua de Pinedo debió concebirse, como las piezas citadas anteriormente, como figura sentada en una roca. En las grandes figuras, como
el Hermes de Nápoles o el «luchador» del Museo de las Termas (22), que,
pese a los estudios de Guarducci, sigue atribuyéndose a Apollonios, esta
roca fue labrada en piedra, lo cual significaba un considerable ahorro y
podía permitir algunos efectos de policromía o, simplemente, de contraste
de tonalidades. Las referencias al hallazgo de Pinedo no aluden en sentido alguno a una posible localización, o ausencia, de un pedestal de este
tipo. Sería interesante obtener más noticias a este respecto, al objeto de
poder tener en cuenta la posibilidad que tales pedestales se labraran una
vez recibida la estatua y antes de su colocación.
NOTA SOBRE LA INSULA ROMANA EN LA ARQUITECTURA PRIVADA DE
LA PENINSULA IBERICA
En mi nota sobre «Arquitectura y sociedad en la España romana» (A. P. L., XIII,
1972, 139 ss.) redactada en 1971, aludía (p. 145) a una insula en Troin. de Setubal.
Me he referido a la misma durante los últimos quince a ños en varias ocasiones y por
ello creo necesario incluir aquí una rectificación que juzgo de interés y que no fue
posible incluir en nota o apéndice en mi trabajo citado en el momento de la corrección de pruebas.
Mis observaciones y comentarios sobre esta construcción de Troia de Setubal se
basaban en la descripción e ilustraciones que publicara en tiempos Marques da Costá
en O Arqueólogo Portugués. Sus dibujos de alzados justificaban sobradamente la
comparación e identificación tipológicas con ciertas insulae ostienses. Quedaba, ciertamente, la duda y el desconocimiento sobre las circunstancias socioeconómicas que hahían hecho no sólo posible, sino necesario una construcción de este tipo en el
Extremo Occidente del Imperio Romano.
Debo agradecer a l profesor don Fernando de Almeida, que ha reanudado las
excavaciones de Troia de Setubal haber podido visitar las mismas (enero de 1972)
y beneficiarme de sus informaciones. Sería fácil entrar en detalles, pero poco correcto
tratándose de excavaciones en curso y publicadas en memorias informativas, hasta la
fecha, más que en estudios que, habida cuenta de su complejidad, no podrán efectuarse en plazo breve. De todos modos sí considero obligado y legítimo dar a conocer
que las diferencias entre la documentación que pude utilizar y la r ealidad son tales
que hay que excluir totalmente una interpretación como insula. Se trata de una
construcción de gran interés y que fue objeto de múltiples modificaciones, cierres de
puertas, etcétera, que merecen un estudio muy detenido.
En un sentido muy distinto podría aludirse al caso de las tabernae que, día a día,
se conocen en más y más ciudades. Bastará citar el caso de los [ora de Clunia y
Baelo en dos polos muy opuestos de la Península Ibérica.
También la arqueología hispanorromana tiene sus grandezas y sus miserias. Hoy
nos obliga a una rectificación. En un futuro inmediato es probable sean muchas más.
A; BALIL
(19)
(20)
(21)
(22)
LIPPOLD,
LIPPOLD,
LIPPOLD,
LIPPOLD,
o.
o.
o.
o.
c.,
c.,
c.,
c.,
289.
330.
330.
380.
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BALIL.-Apolo de Pinedo
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BALIL.-Apolo de Pinedo
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BALIL.-Apolo de Pineda
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A. RAMOS FOLQUES
(Elche)
Un mosaico Helenístico en La Alcudia de Elche
El hallazgo de mosaicos en los poblados y villas romanas son relativa'mente frecuentes. En Elche, Aureliano !barra (1), en sus excavaciones
descubrió varios mosaicos, casi todos ellos de gran belleza, como el de
.Galatea, y más tarde, su hermano Pedro puso asimismo al descubierto
otros mosaicos en diferentes villas romanas, relativamente próximas al
yacimiento de La Alcudia de Elche.
Todos estos mosaicos tienen características parecidas en sus dibujos,
todos de gran belleza, con emblemas originales, con figuras de gran hermosura.
En el año 1905 Eugenio Albertini, que se hallaba en La Alcudia de
Elche haciendo excavaciones por el sistema de abrir grandes zanjas, de
unos cuatro metros de ancho y algunas de setenta a cien metros de largo,
a una profundidad de cuatro metros, por indicación de Pedro !barra Ruiz,
procedió a descubrir un gran mosaico que !barra sabia que estaba allí,
porque el labrador, al hacer un hoyo para plantar una higuera, lo vio y
se lo comunicó.
Este gran mosaico, con inscripciones en griego, ha sido ya muy estudiado, de manera especial por Schlunk (2), quien en principio lo creyó
correspondía a una sinagoga y que desde el siglo V se convirtió en una
basílica, que pervivió mucho tiempo y a la que pertenece un bello cancel
de tipo visigodo.
(1) A. IBARRA y MANZONI : «Illici, su situación y antigüedad.» Alicante, 1879.
(2) H. SCHLUNK: «La sinagoga de Elche y el martyrium de La Alberca.>>
111 C. A. S. E., Murcia, 1947.
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Fig. 1
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1110SAICO DE J..A ALCUDIA (ELCHE)
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Fig. 2
Posteriormente han sido hallados en este mismo yacimiento otros mosaicos, pero en las excavaciones que estoy realizando a Levante de la casa
de La Alcudia, a unos cuatro metros y frente a la puerta del Museo allí
existente, han aparecido varios mosaicos (fig. 1).
-71-
[page-n-78]
4
A. RAMOS FOLQUES
En dicha excavación se aprecia perfectamente la estratigrafía, como
luego veremos.
En la pared norte de la zona excavada se aprecia claramente que
hay un muro de un metro de altura formado por piedras cogidas con
barro, correspondiente a una construcción del siglo I antes de J. C.,
y sobre ella, y al nivel del pavimento de guijarros cogidos y cubiertos
con cal (Lam. I, A y B), se levantó otro muro de grandes sillares, pavimento y muro que corresponden al poblado destruido por la invasión de
los francos en la segunda mitad del siglo III de nuestra Era.
El pavimento que correspondía al muro inferior es el signinum que
se representa en la figura 2 y que se ve en la Lámina II.
Al sur de este mosaico quedaban los restos de un muro que lo separaba de otra habitación pavimentada con el mosaico con torres y leyendas que nos ocupa.
Asimismo hemos de hacer constar que en época posterior a dicho mosaico, puesto que está construido sobre él, se levantó el muro que se
señala en la figura 2 y se ve claramente en la Lámina III, y en el que fue
hallada un mediano bronce de Nerón.
Uno de estos mosaicos es diferente a todos los encontrados en Elche,
tanto por su dibujo como por la forma de las teselas y su técnica en
general.
La planta del edificio en la parte descubierta responde al dibujo de
la fig. 2 en la que puede apreciarse entre muros de piedra cogida con
barro una habitación cuadrada en la que se hallaba emplazado el mosaico.
Por una pared al norte, en dirección EO. se hallaba separada de otra
habitación, a un nivel un poco más alto, que estaba pavimentado con un
mosaico signinum.
En época posterior fue construido el muro que se ve en las Láminas II
y III, construido sobre parte del mosaico. Tal vez este muro fue levantado en tiempos de Nerón, pues entre sus piedras fue encontrado un
mediano bronce de este emperador, posiblemente después de haber sido
destruida la ciudad por una guerra civil con motivo de elección de
nuevo emperador entre los legionarios romanos que aquí habitaban y
los indígenas (Lám. VIII, E).
El centro del mosaico lo constituye un rosetón, con pétalos estilizados
de color rojo y negro sobre fondo blanco. Se halla encuadrado por un
marco de 100 mm. de ancho formado por tres líneas de teselas blancas, rojas y negras, alternas, y a la derecha una banda de piezas como
las anteriores como alfombra de tablero de ajedrez (Lám. IV).
Esta banda se estableció para equilibrar el dibujo del mosaico, que
en su lado norte ofrece en teselas de color azul oscuro unos pámpanos
de vid y unos pájaros, sobre fondo blanco.
-72-
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MOSAICO DE LA ALCUDIA (ELCHE)
5
En el lado izquierdo hay una leyenda: A C O S.
Y en el lado sur, otra leyenda de tres líneas
.. . L SAILACOS
... EL SADINICOR
... SCRAD ...
cuyo significado desconozco. ¿Podría tratarse de nombres iberos latinizados?
Todo ello se halla enmarcado a su vez por otra banda de 260 mm.
de ancha, en la que discurre una línea de postas, adornada en los tres
ángulos que se conservan, por unas hojas de vid y en el lado izquierdo
u oeste por otra hoja, a cuyos lados hay sendos pájaros.
Se completa el mosaico por otra gran banda en sus lados, de 900 mm.,
en la que se reproduce una muralla con cuatro torres en el lado este,
de las cuales en una se señala la puerta; en el lado norte, se conservan
tres torres, y dos de ellas también se encuentran con sus puertas; y en
el lado oeste, sólo se aprecia el inicio o base de alguna de ellas.
Tanto la muralla como las torres tienen almenas. La zona de muralla
mide 210 mm. en el lado este y 250 mm. en el norte, y las torres sobresalen de la muralla 300 mm.
El motivo de las murallas almenadas y torres es relativamente frecuente en los mosaicos romanos; Ostia, Pompeya, etc., y en España, en
Pamplona. Son casi siempre en blanco y negro y de teselas simétricas.
En el que nos ocupa, como ya hemos indicado, las piezas son de distinto tamaño y de materiales diversos. Las que forman las. torres son
todas de cerámica, de color ocre, y las puertas y fondo, de piedras
blancas.
El mosaico de Publius Paquius Proculus, representando el infortunio de Sileno y el asno, se halla ejecutado con teselas de diferentes
tamaños e irregulares, cuya disposición imita groseramente la técnica
del vermiculatum, como marco de las leyendas.
En efecto, las teselas de las murallas y torres son de cerámica ocre;
las de las postas son rojas; las de las hojas y pájaros, negras; las letras
de ACOS en ladrillo rojizo; las letras de SAILACOS y las otras leyendas,
en cubos negros; las filas que separan las leyendas son de piezas de
cerámica amarillo-rojiza, puestas de canto; los pétalos del rosetón y los
triángulos son de piezas blancas; el cuadro que encierra el rosetón es
de cubos de cerámica amarilla y piedras blancas, y la fila intermedia
del lado este, de piezas en rojo, blanco y negro, además hay otras zonas
blancas formadas por fragmentos de pequeños cantos rodados.
El motivo de postas es otro de los elementos utilizados en este mo-7310
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6
A. RAMOS FOLQUES
saico en tres de sus lados, motivo que es relativamente frecuente en los
mosaicos antiguos como el de la casa de las Máscaras, que en la sala
de los centauros tienen las cuatro esquinas decoradas con postas, y en
otra sala hay también las postas y unas hojas de vid, como las que decoran el mosaico de las leyendas. Este tema decorativo de las postas
perdura mucho, y en España lo conocemos en mosaicos de Tarragona
y Toledo.
El tema de las hojas de vid lo presenta también un mosaico de la
«Villa Albaní», en Roma, considerado como de los siglos II y I antes
de J. C.
Este original mosaico, cuya técnica conocemos por primera vez en
La Alcudia, fue montado sobre una gruesa capa de cal amarillenta de
unos cinco centímetros; debajo de él había otra capa de cal cuyo espesor variaba de entre once y catorce centímetros; y debajo de ella,
otra capa de una gravilla o escoria mineral, de hierro, cuyo espesor oscilaba entre dieciocho y veintitrés centímetros. Debajo de todo ello, tierra
arcillosa, y entre ella, algún fragmento de cerámica ibérica del nivel VI.
Cierta semejanza con este mosaico, por el empleo de teselas irregulares blancas (calcárea fina) y rojas (de tierra cocida), cogidas con mortero blanco, que More! (3) considera que ocupa un lugar interesante
sobre los orígenes de la «pavimenta púnica», es el encontrado en Kerkouane y que datan del siglo V antes de J. C.
Problema de interés es el de cronología del mosaico. Para poder deducirla, recurrimos al estudio de la estratigrafía en este lugar del yacimiento (fig. 3) y al estudio de los materiales encontrados en los diferentes estratos y especialmente el relativo al mosaico.
Estratigráficamente se halla en el llamado por mí estrato D, que
en todas las excavaciones hasta ahora practicadas, corresponde a fines
del siglo I antes de J. C., probablemente en la época en que Illice fue
declarada Colonia Romana.
A los veinte centímetros de la superficie fue hallado un pavimento
formado por una lechada de cal sobre tien·a apisonada.
En este primer estrato sólo fueron encontrados un asa de vidrio y
tres conchas; un fragmento de la boca de una tinaja grande de barro
color marrón claro, con muchas impurezas, y dos fragmentos de sigillata
clara.
Proseguimos profundizando y encontramos a los veinticuatro centímetros de la capa de cal antes citada otro pavimento formado con piedras cogidas con barro, cuyo pavimento tiene siete centímetros de espesor.
(3) J. P . MOREL: «Kerkouane, ville punique du Cap Bon: Remarques Archeologiques et Historiques.» Melanges d'Archeologie et d'Histoire. París, 1969.
-74-
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7
MOSAICO DE LA ALCUDIA (ELCHE)
En este estrato fueron hallados los objetos siguientes: un cuello de
tinaja de borde vuelto, con engobe amarillo al exterior; un fragmento de
boca de ánfora; varios fragmentos de cerámica gris ahumada, de cocina; varios fragmentos de platos o tapaderas, de barro rojo con bordes
ahumados o ennegrecidos; varios fragmentos de sigillata clara; dos frag-
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Fig. 3
mentos de sigillata sudgálica, lisa; un clavo de bronce, y un fragmento
de cerámica gris, estampada, con palmeta (Lám. V).
Más abajo y a treinta y ocho centímetros del piso anterior encontramos otro pavimento, construido en la forma que en la localidad se
llama «trespal», o sea, formado por una capa o base de cantos rodados
cogidos con cal blanca y cubiertos por una gruesa capa de esta cal, cuyo
conjunto tiene un espesor de dieciocho centímetros.
De este estrato proceden los objetos siguientes: Muchos fragmentos
de tapaderas de barro rojo, con borde negro; varios fragmentos de cerá-75-
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8
A. RAMOS FOLQUES
mica gris ahumada; un tubo de hueso, con agujero lateral; un estilo
de hueso; un astrágalo; muchos fragmentos de sigillata clara; varios
fragmentos de estucos pintados procedentes de las paredes de las casas;
un cuchillo de hierro (Lám. V, A) ; un denario de la República romana;
unos fragmentos de láminas de cobre, y varios fragmentos de láminas
de yeso, conocidas en la localidad con la denominación de «espejuelo
de asno».
Debajo de este piso y a noventa y cinco centímetros de profundidad
respecto al piso anterior, apareció el mosaico objeto de este estudio y
a su lado otro de tipo signinum.
Fig. 4
(t. n.)
Los materiales encontrados sobre el mosaico son los siguientes:
-Vasito de paredes finas de barro rojizo, tronco cónico, con borde de la boca
vuelto hacia afuera. Alto: 98 mm. y su parte más ancha 82 mm. (figura 4 y lám. VI, A).
-Fragmento de vaso, cilíndrico, de barro rojizo (lám. VII, A, 1).
-Fragmento de plato, con borde vuelto, de barro amarillo rojizo, con engobe
amarillo (lám. VII, A, 2).
-76-
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MOSAICO DE LA ALCUDIA (ELCHE)
9
-Fragmento de base de barro rojizo con superficie lisa amarilla (lám. VII, A, 3).
-Fragmento de plato, de barro amarillento con borde vuelto al interior (lámina VII, A, 4) .
-Fragmento de t apadera de barro rojo basto (lám. VII, A, 5).
-Una pieza de hierro, casi cuadrada, cuyos lados miden 5 X 4 centímetros
(lám. VIII, C).
-Un clavo de hierro de 0'105 m. (lám. VIII, C).
-Una lucerna incompleta, de barro amarillento (lám. VIII, B).
-Fragmento de una cadena de hierro, grande, con un eslabón de 85 mm. y tres
más pequeños de 52 mm. (lám. VIII, D).
-Una fíbula, a falta de la aguja, de 51 mm. de larga (lám. VIII, A).
-Pie de vaso, campaniense, de barniz rojo dorado y barro rojo, con esfumaturas
como la campaniense A (lám. VII, B, 1) .
-Fragmento de base de plato campaniense B-2 (lám. VII, B, 2).
-Otro fragmento de base de plato campaniense B-5 (lám. VII, B, 3).
-Plato incompleto de barro gris, imitación campaniense (lám. VI, F).
-Fragmento de cuenco de barro gris, imitación campaniense (lám. IX, 4).
-Fragmento de cuenco de barro gris, imitación campaniense (lám. IX , 8).
-Fragmento de cuenco de barro gris, imitación campaniense (lám. IX, 5).
-Ollita incompleta, de barro gris, con engobe negro, a manera de imitr..ción de la
cerámica campaniense, de Ibiza ( ? ), con borde vuelto al exterior (lám. IX, 1).
-Varios fragmentos de vasos de paredes finas decoradas a la barbotina.
-Fragmento de mortero de cocina para salsa, de barro amarillo-marrón.
-Vertedero de mortero de cocina de barro amarillo (lám. IX, 3).
-Fragmento de borde de mortero, barro rojo muy duro, con engobe fuerte al
exterior y en el interior (lám. IX, 2).
-Otro fragmento similar al anterior.
-Otro fragmento de barro rojo, sin engobe.
-Base de mortero de cocina con engobe amarillo en el exterior.
-Tapón en forma de disco para ánfora hecho con piedra arenisca de unos 10 cm.
de diámetro.
-Otro fragmento de mortero de cocina, con barro amarillo.
-Fragmento de boca de ánfora de barro rojizo, lavado (lám. IX, 6).
-Otro fragmento de boca de ánfora de barro amarillo-rojizo con engobe amarillo
(lám. IX, 9).
-Otro de barro rojizo con engobe amarillo (lám. IX, 7).
-Otro de barro rojizo con engobe blanco (lám. IX, 10).
-Otro de barro amarillo (lám. IX, 11).
-Otro de barro amarillo.
-Base de ánfora de barro rojizo.
-Pie de ánfora, de barro rojo, con engobe blanco.
-Varios fragmentos de vasijas ordinarios.
a) Base de una vasija de barro amarillo.
b) Asa de tres nervios simulados, barro amarillo.
e) Borde de boca y parte de asa.
d) Asa.
e) Base de anforita de barro amarillo.
f-g) Base de vasija de barro amarillo rojizo.
h) Asa de harro color avellana con engobe blanco.
-Varios fragmentos de platos.
a-b-c-d) De barro amarillo.
e) Barro rojizo.
-Fragmento de cuenco barro rojo, ennegrecido al interior, que en cierta manera
recuerda la cerámica campaniense B.
-Fragmento de tapadera de barro rojo oscuro.
-Fragmentos de escudillas, de paredes inclinadas, de barro color avellana, granuloso, con espeso barniz interior de color rojo.
- Base de vasija de paredes finas, de barro rojo en el interior y amarillo en el
exterior.
- Boca de vasija de barro rojizo.
-Varios fragmentos de vasijas ordinarias, de barro amarillo rojizo, rojo o marrón.
-Varios fragmentos de bordes de vasijas de barro gris, basto, ahumado, así como
un fragmento tapadera.
-77-
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10
A. RAMOS FOLQUES
-Fragmento de vaso globular con borde de la boca vuelto hacia afuera. Barro
amarillo.
-Parte de la base de una pequeña vasija de barro amarillo.
-Otro fragmento de la base de un vaso de barro amarillo.
-Fragmento del cuello y boca de una vasija de barro rojizo.
-Fragmento de un vasito de barro amarillo-gris claro, con arranque del asa.
-Fragmento de una vasija grande de barro gris oscuro, homogéneo, con engobe
marrón y bandas de siena rojizo e importado.
-Otro fragmento de vasija grande de barro gris oscuro con engobe blanco y
pintura siena, trazada a peine, con líneas onduladas (fig. 6-f).
También han sido hallados en el estrato comprendido entre el mosaico
que nos ocupa y el piso de «trespal» superior las cerámicas siguientes:
a) Fragmento de borde de plato de cerámica presigillata, de color :! naranjado
su barnir. de barro blando que se raya con la uña.
b) Borde de vasija, barniz naranja, barro blando.
e) Otro fragmento parecido.
Fig. 5
(1/2)
-78-
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11
MOSAICO DE LA ALCUDIA (ELCHE)
d) Base de vaso con barniz en el lado de la marca y sin barniz en el otro
latlo, la pasta clara y blanda que se raya cori la uña.
e) Y fragmentos de sigillata aretina.
- Fragmento de las base de un tazón, decorado en su interior con unas hojas
(fig. 5-c y lám. X, C) .
-Fragmento con decoración de una hoja a una tinta plana (fig. 5-d y lám. X, A).
-Fragmento con decoración reticulada (fig. 5-e y lám. X, E y G).
-Otro fragmento con decoración en siena, con una banda de SSS (fig. 5-f y
lámina X, D).
-Fragmento con decoración en siena, con banda de SSS y otros dibujos (fig. 6-e).
-Fragmento de base de gran copa ibérica, con parte de roseta (fig. 6-a y lám. X, F).
¡---~-
Fig. 6
(1/2)
- Otro fragmento con decoración en siena (fig. 6-b).
-Otro semejante (fig. 6-c).
-Otro con espirales (fig. 6-d).
- Fragmento de plato con decoración a peine (fig. 6-i).
-Fragmento del borde de un kalathos (fig. 6-g).
-79-
---
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12
A. RAMOS FOLQUES
-Base de una copa, con parte de una roseta (fig. 6-h y lám. X, B).
-Fragmento de cerámica ibérica, con parte de un ala (fig. 7-a y lám. XI, B).
-Otro fragmento de cerámica ibérica con parte del cuerpo de un cuadrúpedo
(fig. 7-b).
-Fragmento de un gran vaso con representación dei cuerpo de un cuadrúpedo
y debajo un ave (fig. 7-c y lám. VI, B).
-Otro fragmento de cerámica ibérica (fig. 7-d).
Fig. 7
(1/2)
-Otro fragmento con un fruto, tal vez cápsula de adormidera (fig. 7-e y lám. VI, D) .
-Otro fragmento con la cabeza de un ciervo con un asta, una roseta y la pata
de otro animal (fig. 7-f y lám. XI, E).
-Un hierro curvado con un extremo de 17 cm. de largo (lám. VI, C).
- Una hoja de hierro de 105 mm. de larga.
-Una pierna de barro rojo, tal vez de una muñeca, de 6 cm. de alta (lám. XI, C) .
-Un fragmento :ie vaso de pasta vítrea de 3 X 2 cm. (lám. XI, A).
-Fragmento de cerámica ibérica con la representación de un querubín con
alas y que eleva entre sus manos una arqueta, con una hoja en su parte superior.
Pintado en siena y con líneas incisas sobre la pintura, lo que le da más realismo
(fig. 5-a y lám. XI, D).
-80-
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MOSAICO DE LA ALCUDIA (ELCHE)
13
-Fragmento conteniendo una inscripción en caracteres ibéricos de la que Ramos
Fernández (4) dice:
«Pintada sobre fragmento de cerámica ibérica, cuya lectura U M U S parece ser
la terminación de un nombre latino transcrito con caracteres ibéricos, lo que no
sería imposible pues el fragmento cerámico en cuestión es de época ibero-romana,
posiblemente del siglo I a. de C.» (fig. 5-b y lám. VI, E).
En cuanto a las seis monedas encontradas sobre el mosaico, cuatro
son de Carthago-Nova, del grupo que, según Vives Escudero, tiene un
carácter republicano.
La otra moneda, un poco borrosa, puede ser el número 2 de la lámina CXXXIII de Vives, hacia el año 13-12 antes de J. C., asegura don
Pío Beltrán (5).
Es decir, que todas son de época anterior o de principios del Imperio.
De Carthago-Nova son los números 2, 4, 6 y 7 de la lámina CXXX
de Vives y el número 2 de Irippo.
Por todo ello, cerámicas y monedas, además de lo que por sí sólo
expresa el mosaico, creemos que se trata de un mosaico que corresponde
a la segunda mitad del siglo I antes de Jesucristo, tal vez al momento
de ser declarada Illici colonia romana, con unas leyendas que tal vez
expresen los nombres de indígenas latinizados.
(4) R. RAMOS FERNANDEZ: «
(5) P. BELTRAN VILLAGRASA: «Las primeras monedas latinas de Ilici.»
Junta Municipal de Arqueología de Cartagena. Publicaciones, l. Cartagena, 1945,
página 3.
-8111
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RAMOS .-Mosaico helenlstico
LAM . 1
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RAMOS.-Mosaico helenístico
LAM. 11
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RAMOS.-Mosaico helenístico
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RAMOS.-Mosaico he!enfstico
LAM. IV
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RAMOS .-Mosaico helenfstico
LAM . V
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RAMOS .-Mosaico helenístico
LAM . VI
.- 3
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RAMOS.-Mosaico helenístico
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B
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RAMOS .-Mosaico helenístico
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LAM. VIII
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RAMOS.-Mosaico helenístico
LAM. IX
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LAM . X
RAMOS.-Mosaico helenístico
A
D
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RAMOS.-Mosaico helenístico
LAM. XI
[page-n-100]
J. J. JULLY
(A G DE)
Céramoiogie: trois analyses de laboratoire. Exemplaires
d'Eolide, de D'é los et du Languedoc Mediterranéen
L'archéologie de nos jours ne peut plus se passer d'analyses de laboratoire. Certes le meme chercheur ne peut que trés rarement unir les compétences proprement archéologiques a ce1les de l'homme de laboratoire.
C'est pourquoi des échanges de renseignements entre des disciplines devenues complémentaires sont aujourd'hui une absolue nécessité scientifique.
Depuis plusieurs années nous avons tenté de réunir divers types
d'examens de laboratoire de maniere a pouvoir présenter un abrégé de
ce qui pourrait etre qualifié une recherche technique d'ensemble sur des
céramiques de période archa!que (VIIeme et VIeme siecles).
Nous donnons ci-apres les résultats de trois examens de nature distincte. Ces examens ont été faits dans trois laboratoires fran¡;ais et a
I'aide d'échantillons parfois identiques, parfois différents.
Les céramiques examinées proviennent pour une part de gisements de
la Méditerranée orientale - Larisa-sur-l'Hermos et Délos- et pour une
autre part de sites qui, en Languedoc méditerranéen, ont été précocement
hellénisés: la Monédiere a Bessan, Hérault et Montfo a Magalas, Hérault
également.
Les trois laboratoires qui ont bien voulu nous communiquer leurs
conclusions d'examen, conclusions que nous accompagnerons, ici et la,
de certains commentaires personnels, sont les laboratoires suivants:
t. o
Laboratoire de l'Institut de Céramique Fran¡;aise a Sevres:
- courbes de dilatation, étude au microscope polarisant sur
les tessons eux-memes, microphotographies;
-83-
[page-n-101]
2
J. J. J1JLLY
2. 0
Laboratoire de l'I. G. A. L. (professeur P. Bordet, París) :
- étude de lames minces, pétrographie;
3. 0
Laboratoíre du Centre d'Etudes Gallo-Romaines, Université
Lyon II (professeur M. Pícon, assistant P. Dupont) :
- étude des principaux éléments contenus dans divers échantillons en provenance de la Méditerranée orientale et du
Languedoc méditerranéen: teneur exprimée en % de leur
principal oxyde.
L'orígine de récolte des pieces examínées se répartit aínsi:
1.0
L C. F. (Sevres) =
Eolide: Larisa-sur-l'Hermos, échantillon Larisa 4 = l. C. F. 12.105;
Délos, échantillon Priv. (8) = I. C. F. 12.106;
Languedoc méditerranéen, la Monédiere, Bessan, Hérault, échantillon Mon. pers (1) = l. C. F. 12.107; échantillon f3 52 = l. C. F .
11.425; échantillon e 90 = I. C. F . 11.462.
2. 0
l. G. A. L. (París) =
Mémes échantillons: Larisa 4, Délos Priv. (8), la Monédiere Mon.
pers (1);
3.°
C. E. G. R. (Université Lyon II) =
Eolide: Larisa-sur-l'Hermos, échantillons J 1 a 4;
Languedoc méditerranéen, la Monédiere, Bessan, Hérault, échantillons J 5 a 10, Montfo, Magalas, Hérault, échantillon J 11.
Les échantillons I. C. F . 12.105 (Larisa/Hermos), l. C. F. 12.106
(Délos) et l. C. F. 12.107 (la Monédiere, Bessan, Hérault) proviennent
de coupes: Voir la planche V. L'echantillon l. C. F. 11.462 (La Monédiere,
Bessan, Hit.) appartient a un grand vase cuit en atmosphere réductrice et
de forme nom dét<::rminable.
Les autres échantillons proviennent également de Larisa/Hermos
a J 4) et encore de la Monédiere; l'autre site languedocien retenu a
été le site de Montfo a Magalas, Hérault. Ces dernieres pieces ont été
choisies pour leur diversité d'aspect et de technique.
(J 1
I. C. F . (Sevres): date de examens: X. 1964.
12.105: Larisa-Hermos 4 (fragment de coupe, collections de I'Institut d'Etudes
Classiques de I'Université de Stokholm);
terre cuite: épaisseur 7 mm., quelques cavités de l'ordre du mm.,
la plupart des cavi tés son de l'ordre du 100e de mm;
couleur de la tranche : aspect tripartite: plus claire au coeur; présence
de matieres organiques et de fer;
-84-
[page-n-102]
TROJS ANALYSES
3
coul eur de la surface ext. : brun rouge (Code Expolaire E 42); (*)
dégraissant: quartz: rare 260 ~· moyenne 50 ~ quelqu'uns 10 ¡t
mica s: rares: 150 ~ x 3 11. moyenne: 80 ft x 1 ~
c.al cite: r aYe!> : 50 1 moyenne 30 f1
1.,
enduit: intérieur brun rouge brillant (Code Expolaire E 44), extéri eur,
sous la levre, également Code Expolaire E 44 + décor de traits en rectangle ; a noter a l'intérieur: 2 filets blanchatres et 2 filets brun tres
pale;
température: courbe de dilatation: 800".
N. • photo: l. C. F. 1344 = 500 ~ = notre planche l.
Examen de la lame mince Larisa 4 a u microscope (professeur P. Bordet), janvier 1970.
La r. 4 = I. C. F. 12.105 (Larisa-Hermos).
<< Pate fine, brun rouge, phylliteuse (légerement opacifiée et grumeleuse dans les
surfaces les plus épaisses de la lame), tendance a un quadrillage losangé dessiné par
les phyllites orientées.
Riche en éléments détritiques tres fins dont les quartz fins.
Grumea ux argileux fins ou grains de calcite-micrite calcinés.
Phyllo-silicates paJes pléochroi:ques (Biotite baueritisée), Chlorite? Séricite (Muscovite ?) . Biotite (Biotite opacifiée de sol?).
Fragment isotrope rouge : verre volcanique. Fragments de roche microlitique (volcanisme acide) .
Minéral a fort pléochroi:sme Bleu-vert.
(Nombreuses vacuoles ou arracha ges de préparation?)».
l. C. F. (Sevr-es): Meme date d'examen.
12.106: Délos Priv. (8) (fragment de coupe), collection priVee;
terre cuite: épaisseur : 2 mm., texture serrée, patte assez tendre, rayée par
l'ongle, pores tres fins;
couleur de la tranche: aspect bipartite: brun jaune clair et gris;
argile utilisée : tres fine ou bien obtenue par élimination des gros grains;
dégraissant: quartz : max. 40 f.l. 50 ~
micas: quelqu'uns 400 f.l. x 10 J' K moyenne 20 f.l.
fer : beaucoup de fer de 30 fl• elérnents orientés par le fac;onnage dans le sens
du travail de la piece;
enduit : intérieur: brun jaune foncé; extérieur: brun noir;
température: courbe de dilatation: 900";
N." photo: l. C. F. 1347 500 ~ = notre planche. II.
Examen de la lame mince de Délos, Priv. (8) au microscope (professeur P. Bordet), janvier 1970.
Délos, Priv. (8) = I. C. F. 12.106.
«Pate fine, brun rouge clair a grisatre, a tracé fluida!, isotrope, un peu opaque
au centre de la plaque (terre holophylliteuse avant cuisson?).
Phyllites type «Chlorite-Séricite-Illite»? rubéfiés ou incolores suivant les zones de
cuisson.
(*) Dans les lignes que nous avons consacrées a la description technique faite
l'oeil nu il n'a pas été tenu cornpte des couleurs de la surface extérieure et de la
surface intérieure puisque cette sorte de renseignernents est dépourvue de valeur scientifique réelle. Les couleurs sont celles de la «Notice sur Le Code Expolaire», A. Cailleux,
G. Taylor. (Editions Boubée, París).
a
-85-
[page-n-103]
4
J. J. JULLY
Fragments de roche a Chlorite et Quartz (Chlorito-schiste?).
Quartz fins anguleux fréquem ment en «plaquettes», esquilles. Grandes Biotites
tres rares.
Fragments roulés a aspect de silex».
l. C. F. (Sevres): Meme date d'examen.
12.107 : Mon . pers. (1) (fragment d 'un bord de coupe «ionienne» de la forme B 2, collection personnelle, ramassage en surface a la Monédiere, Bessan, (Hérault) .
t err e cuite: ép1.isseur 4 mm., t exture poreuse avec quelques ca vi tés de forme
allongée : effet du tournage;
couleur de la tranche: brun rouge clair (Code Expolaire C 44 );
couleur de la surface : rouge clair (proche de la teinte Code Expolaire C 36);
dégraissant: quartz < 100 ~' moyenne : e ntre 10 ~ et 20 ~~
micas : entre 5 J.l. et 15 ¡~
f er : bien réparti dans la masse;
enduit : intéríeur : noir ; extérieur : la teinte varie du brun au noir.
N . B. : l'epaisseur de l'enduit a l'intérieur est comprise entre 10 J.l. et 20 ¡.~.;
la pate est tres micacée avec assez peu de quartz et de fer.
t empérature: courbe de dilatation : 1000•;
N.• photos: l. C. F . 1345 : 500 ~ = notre planche III.
l. C. F . 1346 : 200 ¡~ = notre planche IV.
Examen de la lame mince de la Monédiere, Bessan, Hérault, Mon.
pers. (1) au microscope (professeur P. Bordet), janvier 1970.
Mon. pers. (1) = l. C. F . 12.107.
«P at e asrez fine, riche en grandes phyllites (dét ritiques, héritées) .
Grumeaux a rgileux ou micritiques, fond argi leux f in nébuleux isotrope.
Quartz anguleux (quantité égale de quartz et d'ablite ?) .
Muscovite-Séricite.
Chlorite.
(Biotite opacifiée ?).
Plagioclases. Fragment de micaschiste ou chlorito-schiste.»
«Tableau des éléments dominants dans les trois pieces.»
Numéros
l. C. F.
Chlorite
rubéfiée
niotite (?)
brunc opaque
+
12.105
12.106
+
12.107
+
+
Sérici t e-----+ Muscovi te Ca lci te
+
+
?
+
+
"Conclusión :
«Céramiques fines de zones de bas métamorphisme :
chlorito-schiste, schiste sériciteux, schiste a deux micas.
Terres cuite& r ésultant de préparations élaborées (mélanges, décantation ) donna nt
un classement granulométrique fin d'une part et, d'a utre part, un enrichissement
en phyllites.
12.105: reflete lz. présence d'un volcanisme rare (andésitique?)
(Type
Thera-----+- Asie Mineure) + volcanisme plus basique (?). Richesse en f eldspaths
( Albite ( ? ) ) moindre que les deux autres échantillons.
-86-
[page-n-104]
5
TROIS ANALYSES
12.106: éléments globuleux isotropes avec cristallites internes tres rares non identífiées. (Elément fréquent, en cours d'étude).
12.107: Le plus riche en feldspaths et en grandes phyllites done le plus proche
d'un massif métamorphique?
Remarque: la recuisson de 1000" en laboratoire (Dilatométrie) a affecté l'échantillon r¡ui originellement a peut-étre subi une cuisson moindre)». N. B. Voir précédemment: température de cuisson : 1000" a !'origine.
« Il
semble difficile si non impossible d'attribuer ces trois céramiques
Elles sont peu différentes de certaines céramiques attiques du Vl?~me siecle (Collections de la
Faculté de Clermont) .»
Remarques générales:
Rapprochements concernant les p1eces en terre cuite en atmosphere
oxydante: Larisa/Hermos (Lar. 4 = I. C. F. 12.105) et la Monédiere
(Mon. pers (1) = I. C. F. 12.107), deux fragments de bords de coupes
et la Monédiere ((3 52 = I. C. F. 11.425), fragment de pied tronconique
de coupe de type ionien forme B 2.
a un méme atelier malgré les similitudes techniques.
argiles : Lar. 4 : pas une argile réelle : éluvión superficielle;
Mon. pers (1): méme constatation : a partir de minéraux micaschistes
(socle métamorphique) + feldspath en assez mauvais état : indication
de volcanisme;
f3 52 : argile ferrugineuse;
prltes
Lar. 4 : bien préparée, tranche brun rouge clair (Code Expolaire D 24);
Mon. pers. (1) : sans préparation : terre cuite «brute de sol»; fer bien
réparti dans la masse; tranche rouge tres pale (Code Expolaire C 23);
f3 52 : homogene, compacte, tranche : fer comme l'exemplaire précédent [lVwn. pers. (1)], teinte noisette rosé;
dégraissants: Lar. 4 : notamment du mica noir (biotite), fin;
Mon. pers. (1) : notamment du mica : deux fois plus long que celui
de Lar. 4;
/3 52 : notamment des cristaux de quartz; plus fins que ceux de
l'exem;;¡laire précédent [Mon. pers. (1)];
enrluits: Lar. 4 : couleur brun rouge (Code Expolaire E 44), adhérent et brillant,
d'un type no connu sur les si tes du Gol fe du Lion; Mon. pers. (1) : intérieur : noir métallisé (proche de la teinte Code Expolaire J 90 : gris
tres foncé); extérieur : variable : brun rouge (Code Expolaire F 43),
brun foncé (Code Expolaire H 44) : dilué/non dilué : "Nuancierung";
/3 52 : intérieur : variable : brun rouge/gris noir mélés : "Nuancierung" imité ou accidente! (?); extérieur : brun rouge (Code Expolaire F 43);
cuisson
Lar. 4 : 800°;
Mon. pers. (1) > 1000° (céramique tres cuite
f3 52 : recherche non faite.
> 900°);
localisation d'atelier de fabrication:
Lar. 4 : Méditerranée orientale : aire méridionale des Cyclades
(Thera/Santorin) et Asie Mineure : aire de type volcanique rare (Professeur P. Bordet);
Mon. pers. (1) : zone de volcanisme : trois possibilités : zone Maures/Estérel, zone de l'Agades : Agde/Bessan/St. Thibéry, d€partement
de l'Hérault, región de Barcelone; remarquer la paren té minéralogique avec l'exemplaire en provenance de Larisa/Hermos : Lar. 4.
-87-
[page-n-105]
6
.T . .T. JULLY
/3 52 : Méditerranée occidentale, cote septentrionale, probablement a
l'Ouest du Rhone : criteres plus typologiques que techniques, l'analyse
de cette piece étant restée incomplete .
Extraits des Proces-Verbaux d'Essais l. C. F. 12.105
a 12.107
1/
Nature des essais: détermination des courbes de dilatation des tr:>is tessons
remis par M. Jully.
2/
M ode opératoire: Les courbes de dilatation ont été effectuées a u dilatometre
a enregistrement mécanique systeme Chevenard, sur des éprouvettes de 65 mm.
de longueur découpées dans les échantillons et séchées a l'étuve a 105/110" c.
Les courbes ont été determinées avec une v:itesse de montée en température
uniforme de 100° heure.
Les barreaux ont été passés deux fois au dilatometre:
la premiere courbe met en év:idence le retrait des échantillons gonflés a
l'hum.idité par vieillissement;
- la deuxieme courbe donne la dilatation de l'échantillon recuit a 1110".
3/
Résultats: V oir les courbes de dilatation :
12.105
fig. 1 et 2.
12.106 : fig. 3 et 4.
12.107 : fig. 5 et 6.
4/ Conclusiones:
l.
c. F'.
12.105:
l.
c. F'.
12.106:
c. F'.
12.107:
L'échantillon présente, a partir de 130" un fléchissement de la courbe de
dilatation par suite de son dégonflement.
L'effet quartz est marqué vers 600•.
L'échantillon se rétracte a partir de 800•; cette température correspond
approximativement a la température de cuisson du produ.it. Cette basse température de cuisson explique également le net gonflement de cet échantillon
a l'humidité.
L'échantillon présente un fléchissement important de la courbe il partir de
200• díl. a son dégonflement; l'effet quartz est a peine marqué. Cette piece a
été cuite vers 900• et l'échantillon a été nettement gonflé a l'humidité par
vieillissement.
l.
Pour cet échantillon le fléchissement a 200• est beaucoup moins important;
l'effet quartz est peu marqué. La piece a été cuite vers 1000•.
Fait a Sevres, le 23 octubre 1964
Pr l'Ingénieur en Chef
signé «illisible»
Remarques complémentaires sur ces trois pieces:
1/ microphotographies :
la comparaison par rapprochement de la microphotographie 1344 (1. C. F.
12.105, Larisa/ Hermos) (500 ~) et de la microphotographíe 13-15 (I. C. F.
12.107, la Monédiere, Bessan, HérauJt) (500 11 ) permet de se rendre compte
d'un aspect granulométrique assez comparable (répartition, dimension). Voir
les planches I et 111.
2/
lames minces (photo planche V, rang supérieur):
la comparaison des couleurs de la pate des pieces 12.105 (Larisa/Hermos) 12.107 (la Monédiere/Bessan) semble obliger a reconna!tre que les couleurs des
pates de& deux pieces sont tres voisines; dans les deux cas il y a une dominante
rouge alors que dans le cas de la lame mince de l'exemplaire provenant de
Délos (Archegeseion) la teinte dominante est une teinte brune.
-88-
[page-n-106]
TROIS ANALYSES
3/
7
barreaux échantillons, (photo planche V, rang du milieu; état apres passage
une seconde fois au Dilatometre):
12.105: des trois barreaux, c'est celui-ci qui a pris la teinte la plus rouge;
Remarque Laboratoire l. C. F.: «Le barrea u échantillon passé une seconde
fois au dilatometre présente un effet qua1tz plus marqué et une dilatation
typique des pates argilo-quartzeuses».
12.106: la couleur rouge de ce barreau est assez comparable a celle du barrea u
12.107 (la Monédiere);
Remarque Laboratoire l. C. F.: «Le barrea u écbantmon passé une seconde
fois au dilatometre présente un effet quartz plus marqué et une dilatation
sensiblement identique a la précédente».
12.107: ce barrea u est probablement celui qui est le moins rouge des trois
baneaux ·
Re;narqn; Laboratoire l. C. F.: «L'échantillon passé a nouveau a u dilatometre
ga1de un faible effet quartz et une dilatation légerement moins forte que
celle des autres échantillons».
4/ Sur la méme planche V voir les trois fragrnents de trois
co1~pes en ]n·ovenance de trois sites différents: de gauche a droite: Larisa/Hermos (fouilles L. Kjellberg, tessonnier de l'Institut d'Etudes classiques et d'Histoire de
l'Université de Stockholm), la Monédiere/Bessan, Hit (col!. personn~lle núm 1),
Délos, Archegeseion (col!. privée núm. 8).
Ces trois pieces ont servi aux analyses de l'Institut de Céramique Fran<;aise
a Sevres et aux examens au microscope de M. le Professeur P. Bordet
(l. G. A L., Paris); elles sont présentées de maniere a ce que ce soit la face
externP qui soit visible.
* * *
Aux trois pieces qui viennent d'etre étudiées sont ajoutées deux pieces
caractéristiques de formes provenant d'ateliers occidentaux:
a) Pied tronconique de coupe de type ionien et de forme B 2,
n.o Inv. (3 52 (ancienne collection J. Coulouma) ;
b) Fragment de grand vase en terre monochrome grise, n.o Inv. E 90
(ancienne collection J. Coulouma).
l. C. F. (Sevres): Date d'examen: III, 1963.
Collection J. Coulouma, núm. (3 52 : provenance la Monédiere, Bessan,
Hérault : fragment de pied tronconique de coupe de type ionien, de
fabrication occidentale et de forme B 2; diametre du plan de pose: 7 cm;
terre cuite: compacte, tres dure;
couleur de la tranche: noisette rose;
dégraissant: quartz: cristaux peu nombreux: 60 ¡t, moyenne: 20 ¡t, 30 fl
cal cite
mica
enduit: intérieur: mélange de brun rouge et de gris noir:
extérieur: brun rouge;
(com·be de dilatation non fournie)
N.o photo: I. C. F. 1289 : 1 mm = notre planche VI;
voir également notre planche photo IX, l.
Remarques:
L'argile constituant le tesson est ferrugineuse. La piece est caractérisée par la
faible quantité et la finesse des cristaux de quartz. La couleur grisi'ltre que
l'on voit au coeur de l'échantillon est due a un défaut d'oxydation au cours
de la cuisson. L'enduit brun rouge est a mettre en rapport avec une argile
ferrugineuse.
11./¡25:
a)
-8912
[page-n-107]
8
b)
J. J . .JULLY
microphotographie:
En rapprochant les deux microphotographies qui se rapportent !'une a la
pii~ce (3 G2 (imitation occidentale de la coupe «ionienne»), l'autre :l la piece
Mon. pers. (1) (coupe «ionienne», c'est a dire de fabrication -sunnoséeorientale) -planches III et VI- on note une nette différence de granuiométrie.
La texture de (3 52 est moins fine. 1! faut d'ailleurs tenir compte aussi de
caractéristiques typologiques telles que la présence, sur l'exemplaire {3 52, d'un
«bandeau» de base comparable a ceux des exemplaires hybrides du Languedoc;
il_ s'agit la d'un emprunt fait aux pieds des coupes attiques qui comportent un
b1seau: ce caractere hybride est aussi typique des pieces occidentales.
l. C. F. (Sevres): Date d'examen: 111, 1963.
Collection J. Coulouma núm. ~; 90 : provenance la Monédiere, Bessan.
fragment de grand vase en terre cuite en atmosphere réductnce.
terre cuite: épaisseur variable : 1'4 cm. -1'1.; cm.; 0 de la courbe de la
paroi intérieure (col?) : 26 cm. approximativament; texture : tranche vacuolée : cavités de plusieurs mm;
couleur de la tranche: grise; toutefois la surface interne est brun rouge
sur une épaisseur d'environ 1 mm;
dégraissant: quartz: cristaux 100 et rarement 500, moyenne 30, 50
mica: cristaux allongés : 50;
calcaire: par endroits zones calcare uses reuses;
enduit: intérieur: couche brun creme, semblant etre un engobe, sur la
moitié du tesson;
extérieur les traits du décor (rainures et lignes ondées groupées) sont
remplis de terre brun creme = meme teínte que celle de l'enduit sur la
face a l'intérieur;
temperature: courbe de dilatation: cette courbe est encore a scendante
a 1000°; l'effet quartz existe vers 600 : voir fig. 7 et 8;
Nos. des photos: l. C. F. 1297 = 1 mm = notre planche VII.
l. C. F. 1298 = 500 ¡.¡, = notre planche VIII.
N. B. L'argile constituant le tesson est quartzeuse et tres micacée; elle contient de
l'oxyde de fer et de la calcite; certains rares cristaux peuvent atteindre une
dimension de plusieurs millimetres.
Le tesson fait effervescence sous l'action de l'acide chlorydrique dilué.
Microphotographies:
La planche VII photo 1297 - présente, dans la partie supérieure de la photo,
l'image de la couche «d'engobe».
La planche VIII -photo 1298- met en évidence les paillettes de mica (cristaux
allongés).
Echantillon cuit, au laboratoire, a 1000°:
Le coeur du tesson s'est éclairci et est passé du gris au beige clair (Code Expolaire : B 62 approximativement) . «L'engobe», sur ce morceau recuit, se «Sépare» tres
nettement du reste de la tranche et fait comme une «écorce» plus foncée de teinte
brune (Code E x polaire E 53 : brun ou E 56 : brun vif).
1L4fi2:
H~rault:
* * *
Aux deux sortes d'examens dont il vient d'étre question - principalement la
détermination de la courbe de dilatation et !'examen pétrologique - il nous a paru
nécessaire d'adjoindre un examen qui comporte une analyse ch.imique. La caractérisation
d'une terre cuite peut en effet étre considérablement précisée grace a la détermination
des différents éléments qui entrent dans sa composition.
11 a été cepedant souligné récemment encore (voir D. P. S. Peacock, The scientific
analysis of ancient ceramics : a review. World Archaeology, 1, 3, February 1970,
p. 377) que le choix des éléments a mesurer risque d'étre plus ou moins arbittaire.
En effet, outre ce choix au départ, il est maintenant reconnu (loe. cit. avec référence
a l'article de A. Bouchard, De l'emploi des méthodes chimique et spectrographique pour
l'étude des poteries antiques. Geol. Rundschau, 55, 113-18) que certains éléments ont
-90-
[page-n-108]
TROIS ANALYSES
9
pe u de val2ur caractéristique; parmi ceux ci A. Bouchard rangc le titane. Par contre
le fer, le manganese, le cuivTe, le chrome, le nickel, le cobalt sont tres utiles pour
caractériser des céramiques provenant d'argiles différentes.
Le dosage des principaux éléments contenus dans onze échantillons appartenant
a trois sites différents - un site de la Grece de l'Est et deux sites du Languedoc
méditerranéen - a été fait au Laboratoire du Centre d'Etudes Gallo-romaines a
l'Université Lyon II gTace a l'obligeance de M. le Professeur M. Picon et de son
Assistant M. P. Dupont.
Le site de la Méditerranée orientale est a nouveau Larisa-sur-l'Hermos. Quant aux
deux autres sites, il s'agit de la Monédib·e et de Montfo.
Avant d'en venir a !'examen des pourcentages tels qu'ils nous ont été fournis (voir
le tableau récapitulatif joint page 93, il nous parait nécessaire d'individualiser, selon la
méthode traditionnelle, chacun des échantillons.
l . - Groupe des pieces en provenance du site de Larisa-sur-l'Hermos:
Céramique cuite en atmosphere oxydante:
- Piece núm. J 1 = Larisa/ Hermos núm. 5 a : planche XII, 2 a, b : fragment
de forme ouverte, épaisseur 0'9/0'7 cm., pate dure, tranche rose (Code Expolaire C 34), dégraissant: poussiere
de mica; intérieur (2 a): lait argileux café creme/blanchatre, peinture brun rouge; extérieur (2b) : lait argileux café cremejblancha.tre, peinture brun roux.
- Piece núm. J 2
Larisaj Hermos núm. 7 : planche XII, 4 : fragment de
gTande jatte, épaisseur 0'6 cm, pate dure, tranche rougc
(proche de la teinte du Code Expolaire C 23),
dégraissant: poussiere de mica; intérieur: rougeatre,
lissé a l'étoffe, peinture noiratre mat; extérieur: café
creme, peinture brune, diluée (technique striée intentionnellement) ; (voir la photo).
LarisajHermos núm. 8 : planche XII, 3 a, b: fragment
- Piece núm. J 3
de bord de gran bol a courbure continue, IZ 26 cm.
environ, épaisseur 0'6/ 0'4 cm., pate dure, tr:J.nche rose
(proche de la teinte du Code Expolaire e 26), dégraissant : poussiere de mica; intérieur : (3 a) : trichromie : filet brun violatre entre deux filets blanchatres,
enduit a reflets «dorés)) = poussiere de mica «doré»
mélangée au pigment ( ?); extérieur : (3 b) : brun mat
sauf la surface réservée;
- PiE>ce núm. J. 4 = Larisa/ Hermos núm. 9 : planche XII, 1 : fragment de
plat, 0 23 cm. environ, épaisseur 0'7 / 0'6 cm ., pate dure,
tranche gris rose proche de la t einte du Code Expolaire
e 21, dégraissant : poussiere de mica; intérifmr et extérieur lait blanchatre (magnésite ?) et pigment brun
gris.
I I - Groupe des pieces en provenance du site de la Monédiere:
a) e('>ramique cuite en atmosphere réductrice:
- Piece núm. J 5 = La Monécliere D ou Cat. 224; se reporter ci-dessous aux
photos X, 1 : anse a gros «boudin» médian serti dans
une gorge et ayant appartenu a un vase de grande
dimensión type amphore (?);
- Pier.e núm. J 6
La Monédiere e ou eat. 225; se reporter également aux
photos X, 2 : anse trifide d'un type qui n'est pas rare
en Languedoc médit¡¡rranéen, notamment sur l'habitat
de hauteur de Montlaures (Aude), (Musée de Narbone
núm. 7785, fouilles E. Pottier núm. 600 du ;¿ au 5 Mai
1908); l'exemplaire J 6 est en céramique cuite en atmosphere oxydante.
- Piece núm. J 7
La Monédiere A (fouille de M. l'Abbé J . Giry), élément
ayant la forme d'un «bandeau» circulaire et ayant fait
partie d'un vase «ajouré» a colonnettes (voir la planche XI, 2), vase-support (?) imitant un prototype en
-91-
[page-n-109]
10
J. J. JULLY
bois probablement et rappelant les vases a fenétres de
la ivléditerranée orientale (cf. Ch. Zervos, L'art de la
Cri!te néolithique et Minoenne, p. 481, núm. 800; support
de vase, Gournia, H. 29 cm., Minoen récent III a) et de
de l'Etrurie; caractéristiques techniques : pate dure,
tranche gris clair proche de la teinte du Code Expolaire
B 10 ou de celle de C 10, vacuolée, dégraissant : mica;
traces d'enduit brun tres clair. Photos XI, 1, 2.
b) Céramique cuite en atmosphere oxydante:
Piece núm. J 8 = La Monediere G = pied de coupe «ionienne» de la forme B 2 ; enduit adhérent brun noir, tranche rouge pale,
mica ; voir planche IX, l.
- Piece núm. J 9
La Monédiere F = pied de coupe de type ionien et de
la forme B 2 ; cet exemplaire est comparable typologiquement a la piece !3 52 mentionnée plus haut ; cependant d'autres caractéristiques le distinguent : un
cercle ponctué est peint au fond de la vasque et, sous
le cone, il y a une surface peinte. Il s'agit la d'emprunts
faits aux coupes attiques de la fin du VIéme s. Cette
céramique d'un type hybride est classable parmi celles
qui sont sorties d'ateliers de la Méditerranée occidentale.
La pate micacée est assez tendre et l'enduit est rouge
moyen mat; voir planche IX, 2.
- Piece núm. J 10 = La Monédiere B : fragment d'épaule de vase fermé
- oenochoé ? - décor de rosette de points et filets
rouge jaune (Code Expolaire, E 58) surface inférieure
gris rouge foncé, tranche jaunatre, poudreuse, assez
tendre, micacée; voir planche IX la figure 4. Remarquer,
a sa gauche, un exemplaire d'aspect analogu:). Il s'agit
toutefois d'une piece - non exa!1Vnée en laboratoire d'une technique tres différente: la tranche est rose
comme celle de certaines céramiques de Rhodes et le
pigment est dilué avec des teintes variables et jamais
posées en a-plats. La piece est dans les coll("ctions du
College d'Enseignement Général de Bessan.
- Piece núm. J 11 = Montfo, Magalas, Hérault, Catalogue Coulouma
N. • 266 : bord de cruche/oenochoé avec «rotelle» ou
disques latéraux a I'attache supérieure de l'anse; pate
brun pale; assez tendre; voir planche X, 3.
* * *
Résultats de l'examen en laboratoire exemplaires qui viennent d'etre décrits:
analyse chimique -
des onze
Cet examen nous a fourni des renseignements qui confirment en partie certaines
suppositions concernant les pieces recueillies en Languedoc méditerranéen.
Toutefois le caractere représentatif de !'examen est limité. En effet, ii n'y a pas eu
d'analyse préalable d'argiles en provenance de la Méditerranée orientaie. Ceci revient
a dire qu'une appartenance précise a une région donnée ne peut pas étre indiquée
pour aucune deo onze pieces examinées.
Par ailleurs ii n'existe pas de groupes de référence pour les céramiques de LarisaHermos ni pour celles du Bas Languedoc.
L'intérét cependant de l'essai qui est présenté est de montrer que des «criteres
chiffrés» peuvent non seulement augmenter la compréhensión que l'on peut avoir
subjectivement de telle ou telle céramique mais contribuer aussi a faire pencher pour
I'adoption d'une aire de fabrication donnée en mettant en évidence des ressemblanches
de composition chimique ou bien de notables différences.
Certes il faudra multiplier de tels examens, les comparer, établir des tabíeaux avec
carrés de pourcentages pour que des résultats concluants puissent étre, quelque jour
a venir' finalement obtenus.
-92-
[page-n-110]
11
TROIS ANALYSES
Afin de mettre en regard notre groupement établi avant l'analyse chimique et les
données du tableau récapitulatif des résultats en laboratoire, voici comrnent nous
avions, subjectivement, classé les pieces en question:
a) Ateliers de la Méditerranée orientale:
Céramiques cuites en atmosphere oJ.:ydante:
Nos. J 1 a 4 (Larisa-Hermos).
N." J 8 (la Monédiere).
Céramiques cuites en atmosphere réductrice:
Nos. J 5 et 6 (la Monédiere).
b) Ateliers de la céramique grecque d'Occident autres que ceux du Languedoc
occidental et de Marseille:
- Céramiques cuites en atmosphere oxidante:
Nos. J 9 et 10 (la Monédiere).
N.• J 11 (Montfo).
- Céramique cuite en atmosphere réductrice:
N." J 7 (la Monédiere).
Que nous apprend le tableau des dosages des principaux éléments contenus dans les
échantillons examinés au Centre d'Etudes Gallo-romaines de l'Université Lyon II ? (*).
Dosage des principaux éléments contenus dans les échantillons: teneur
exprimée en % de leur principal oxyde.
RECAPJTULATIF DES RESULTATS OBTENUS
N.•
Provenance
1---1-----------·11----1----1-= Larisa/Hermos n.• 4a
2'53
4'8
J 1
9'15
n.• 7
2'60
5'9
8'60
J2
0'94
6'8
n. 0 8
8'45
J3
1'89
5'7
J4
n. 0 9
8'90
18'6
12'25
5'20
J5
= La Monédiére D
..
e
J6
20'9
13'53
4'50
..
A
J7
10'32
15'5
5'40
..
G
- ..
2'91
J8
8'5
7'70
..
F
8'73
J9
11 '6
5'15
..
B
9'75
13'6
5'20
J 10 ==
11
J 11
=
Montfo
13'10
14'0
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0'67
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3'85
3'70
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53'8
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51'4
51'6
50'2
58'2
55'6
53'8
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20'0
20'4
21'3
14'3
13'6
15'6
21'4
14'6
15'0
16'0
93'04
93'03
93'22
92'99
93'04
93'51
91'87
92'49
93'32
93'17
93'09
(*) «Les céramiques ont été analysées en spectrométrie par fluorescence X sous
vide (Tube a rayons X avec anticathode au chrome).
Les échantillons ont été préparés selon la méthode de Rose, Adler et Flanagan (1963). La céramique a d'abord é~é broyée puis grillée a 1100" C avec un mélange
de 85 % de tétraborate de lithium et 15 % d'oxyde de lanthane, dans la proportion
de 8 parts de mélange pour une céramique. Chaque perle obtenue a été ensvite broyée
avec une petite quantité d'acide borique qui servira de liant dans l'opération suivante.
Celle ci consiste a fixer sous vide un peu du broyat précédent a la surface d'une
pastille-support constituée par de l'acide borique. La quantité minimale de céramique
requise a été d'envíron 150 mg. Les divers éléments ont été évalués sur la méme pastille
pour chaque échantillon.»
-93-
[page-n-111]
12
J. J. JULLY
Remarques sur le tableau de dosage:
1/
Perte en ea u (*):
Elle est moins élevée dans les échantillons du groupe des numéros J 1 a 4
(orig:¡ne Larisa-Hermos) et aussi dans un échantillon trouvé en Languedoc
méditerranéen, dans l'Hérault, sur le site de la Monédiere, Bessan, le n.• J 8.
2/
Eléments chimiques évalués:
Comparaison des exemplaires J 1 a 4 et de l'exemplaíre J 8: proportion comparable et élevée d'oxyde ferrique (Fe 2 0,.) et d'alumine (A~ O,).
Bien que les autres éléments offrent peu de renseignements utile'3 archéologiquement il faut noter que «les proportions en calcium sont nettement plus
faibles» dans le groupe des échantillons ayant Larisa-Hermos pour provenance
que dans le gzoupe des échantillons languedociens, la piece n.• J 8 faisant
excepction.
3/
4/
Teneur en dioxyde de titane (Ti0 2 ):
Elle est plus élevée dans les exemplaires de Larisa-Hermos que dans ceux
du Languedoc méditerranéen. Toutefois, étant donné que la piece dont la
teneur se rapproche le plus de celles des échantillons d'Eolide, c'est a dire la
pieee J 11 (Montfo), est une piece considérée, subjectivement, comme ayant été
fabriquée dans un atelier occidental, il semble bien, comme certains auteurs
(A. Bouchard, D. P. S. Peacock) le pensent, que le titane ait une valeur de
caractérisation plutot faible.
Répartition en groupes homogenes:
L'échantillon J 8 mis a part, le tableau récapitulatif met en évidence l'existence de deux groupes homogenes. Ce qui contribue a différencier ces deux
groupes c'est avant tout, outre la perte en eau, la teneur en oxyde de calcium
et en oxyde ferrique. Et c'est au groupe de Larisa-Hermos qu'il est possible,
en termes d'analyse de laboratoire, de rattacher la piece J 8 (pied de coupe
«ionienne» de la forme B 2) ce qui, naturellement, ne signifie pas une appartenance a un atelier de fabrication commun ni méme a une aire de fabrication
obligatoirement commune. Néanmoins i1 est possible de remarquer que la température de cuisson de cette coupe ionienne est fort analogue a celle des céramiques de Larisa-Hermos alors que les autres céramiques recueillies en Languedoc méditerranéen «ont subí une cuisson a une température moins élevée»
et qu'elles «Sont plus poreuses que les exemplaires de Larisa-Hermos».
f:omme remarques de conclusión pour cette analyse nous pouvons reprendre les
termes mémes du rapport rédigé par P. Dupont en les complétant peut-etre par certaines
vues émises par le Professeur M. Picon au cours d'une conférence récente faite a París.
Il est certain qu'une grande prudence d'interprétation doit caractériser toute conclusion se rapportant a une analyse chimique telle que celle qui vient d'étre présentée.
11 est certain également que ce n'est pas une analyse isolée qui puisse apprendre
beaucoup. Ce ne sera en effet que grace a la confrontation d'un grand nombre d'analyses
de ce genre que des constatatíons valables pourront, quelque jour a venir, etre offertes.
Néanmoins une telle analyse nous enseigne qu'une connaissance plus complete d'une
céramique passe par des examens chiffrés fournis par un laboratoire. Cette analyse
nous enseigne également que, sans rejeter les procédés subjectifs de classemE'nt traditionnel puisque ce sont ces procédés qui resteront longtemps encore les seuls qui soient
a la portée des archéologues n'ayant pas la formation scientifique adéquate, il faudra,
de plus en plus, compléter toute description céramologique par une appréciation chiffrée
puisque, selon les propres paroles du Professeur M. Picon, ce n'est «qu'en raisonnant
sur des chiffres que l'on puisse aboutir a des raisonnements cohérents».
D'ailleurs, meme lorsque certains résultats non contestables sont acquis, il est
nécessaire de ne pas valoriser a l'exces ces résultats soit en créant des groupes arti-
(*) «La détermination de la perte en eau se fait préalablement a l'analyse par
passage au four a 1050• C de chaque échantillon prélevé et décapé. La perte en eau
est le reflet de la qualité de la cuisson du vase».
-94-
[page-n-112]
TROIS ANALYSES
13
íicie!s, soit en voulant a tout prix dépasser le stade de la probabilité. En reprenant
a nouveau les termes employés par le Professeur M. Picon, il est en effet facile de
dire que telle uo t~lle céramrque n'appartient pas a un groupe donné, groupe bien
repéré a !'avance, mais il est beaucoup plus difficile d'affirmer que la céramique en
question «vient effectivement de te! ou te! atelier».
A ces remarques d'hommes de laboratoire et sans qu'íl y ait, a nos yeux, de contradiction véritable nous pensons et nous continuerons a penser qu'il íaut aje. u ter ceci:
décrier l'emploi de criti~res de typologie, mésestimer les crit?~res stylistiques serait une
grande erreur. Toute une archéologie valable peut toujours etre batie a l'aide des
mains patientes de tacherons qui ont l'oeil attentif d'un "sensuous spectator".
-95-
[page-n-113]
[page-n-114]
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LAM. V
JULLY .- Trois analyses
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Couleur des terres cuites des 3 exemplaires sur lame mince. (Code Expolaire)
1.-12105 Larisa/ Hermos, lame mince =
2.-12107 La Monediere, lame
3.-12106 Delos, lame mince
H 16, surface = E 28.
= H 26. surface = proche de
= F 32, surface = F 16/F 18.
H 18.
[page-n-127]
JULL Y .- Trois analyses
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La Monediere (Bessan. Herault)
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[page-n-131]
LAM. X
JULL Y.-Trois analyses
1.-La Monediere, cat. núm. 224.
2.-La Monediere, cat. núm. 225.
3.-Montfo. cat. núm. 226.
[page-n-132]
LAM. XI
JULL Y .- Trois analyses
La Monediere
[page-n-133]
LAM . XII
JULL Y .- Trois anal y ses
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1
Larisa/Hermos (Eolide)
[page-n-134]
K SANMARTI GREGO
(Barcelona)
Cerámicas ampuritanas de barniz negro conservadas
en el Museo de Prehistoria de Valencia.
(Antigua Colección Cazurro)
I
INTRODUCCION
Durante el mes de marzo de 1972 tuvimos la ocasión de visitar el
Museo de Prehistoria de Valencia con el propósito de estudiar la cerámica campaniense que, procedente de Ampurias, se halla conservada en
dicho museo, con el fin de incluirla en el estudio general que de ella estamos realizando. Fue entonces cuando don Domingo Fletcher Valls y
don Enrique Pla Ballester nos propusieron incluir nuestro trabajo sobre
los vasos conservados en Valencia en las prestigiosas páginas de esta
revista, siendo ésta la razón por la que estas notas ven aquí hoy la luz.
Séanos, pues, permitido, antes de proseguir, agradecer al S. I. P., en las
personas de su director y subdirector, respectivamente, su amable invitación.
II
ANTECEDENTES
En 1929 la Diputación Provincial de Valencia adquirió para su Museo
de Prehistoria la colección arqueológica que don Manuel Cazurro formara
a lo largo de sus años de estancia en Gerona como catedrático del Instituto de Enseñanza Media de la citada localidad catalana. Entre los variados materiales de la colección existe un buen lote de objetos arqueológi-9713
[page-n-135]
2
E. SANMARTÍ GREGO
cos procedentes de Emporion, pertenecientes a las diferentes etapas histórico-culturales por las que pasó la antigua ciudad, pudiéndose constatar
la presencia de una gama de materiales que abarcan desde el período
griego hasta la época imperial romana (1). De ellos entresacamos un
pequeño pero interesante conjunto de cerámicas barnizadas de negro,
constituido por una decena de ejemplares, que vamos a analizar de forma
pormenorizada. Sin embargo, antes de seguir adelante, queremos advertir
del interés especial que estos ejemplares ofrecen por cuanto, dada su
integridad, es posible presumir una procedencia de alguna de las necrópolis emporitanas (2), lo cual, de ser cierto, nos permitiría hacernos una
mejor idea de las cerámicas de barniz negro utilizadas con fines funerarios en la Emporion de época helenístico-republicana, ya que, como es
bien sabido, los materiales de este tipo proporcionados por la excavación
de las necrópolis, publicados por el doctor M. Almagro (3), son poco
abundantes y menos característicos de lo que fuera de desear.
Veamos, pues, con un poco de detalle cada una de estas piezas y las
posibles conclusiones que de su estudio se puedan colegir.
III
ESTUDIO
Skyphos intacto perteneciente a la forma Lamboglia 43.
Número de inventario: 25.
Diámetro pie, 40 mm.; altura, 88 mm.; diámetro borde, 102 mm.; diámetro máximo, 161 mm.
l.
(1) Las ceram1cas griegas pintadas que componen parte de este lote han sido
estudiadas por GLORIA TRIAS: «Cerámicas griegas de la Península Ibérica.»
Valencia, 1967.
(2) Sabemos por don Manuel Cazurro que el famoso vaso que lleva su nombre,
hoy en el Museo Arqueológico de Barcelona, procedía de una de las necrópolis de la
ciudad griega, seguramente la Martí; ver MANUEL CAZURRO y EMILIO GANDIA: «La estratigrafía de la cerámica de Ampurias y la época de ,;us restos.»
Anuari de l'Institut rl'Estudis Catalans, V, 1913-1914, pág. 667. En el estudio del
vaso Cazurro aquél autor refiere que los fragmentos del vaso fueron hallados: «cerca
de los terrenos que ocupa la necrópolis griega y entre sepulturas de esta época, y
cuya adquisición pude lograr para mi colección particular por haberme llamado la
atención mi buen amigo don Pedro Víllanueva, que con tan plausible desinterés y notable celo e inteligencia realiza excavaciones ... »; ver a este respecto MANUEL
CAZURRO: «Fragments de vasos iberics d'Ampuries.» Anuari de l'lnstitut d'Estudis
Catalans, 1908, pág. 552.
(3) MARTIN ALMAGRO: «Las necrópolis de Ampurias, L» Barcelona, 1953.
-98-
·'
[page-n-136]
CERÁMICA DE BARNIZ NEGRO
Fig. 1
3
0
(1/2)
Barniz sólido y adherente, bien repartido, de color francamente negro,
muy brillante, provisto de intensas irisaciones azuladas que, según la
incidencia de la luz, devienen grises, ligeramente manchado de marrón
en la arista del borde y sobre la parte baja de la pared externa; en la
unión de ésta con el pie se halla un filete desprovisto de barniz logrado,
seguramente, mediante la aplicación de una punta roma; fondo externo
cuidadosamente reservado, tan sólo ocupado por dos círculos concéntricos de color rojo alrededor de un punto central del mismo color. Esta
pieza parece haber sido barnizada a pincel.
Pasta casi invisible, dura, de sonido metálico, en alguna pequeña rotura aparece fina y bien depurada; color anaranjado.
Pared delgada que se engrosa progresivamente a medida que se acerca a la base; pequeño reborde algo saliente; pie de pequeño tamaño limitado, tanto por su parte interna como por la externa, por dos sutiles acanaladuras; asas finas, poco- elevadas, de sección ovalada.
Precam paniense.
Se trata de una forma muy poco frecuente en Emporion (4), fenómeno que en la variante 43 a, más antigua, se repite en el poblado de
(4) Nino Lamboglia señala que además del que se conserva en el Museo Arqueológico de Barcelona (inv. 659), existen otros ejemplares de esta forma de la misma
procedencia, afirmación que ponemos en duda pues la revisión prácticamente exhaustiva de los materiales campanienses de Emporion por nosotros realizada demuestra
que, además del ejemplar citado por Lamboglia, sólo existe de esta forma un fondo
completo del denominado Almacén Gandía, que se conserva en el Museo Monográfico
de Ampurias; ver a este respecto: NINO LAMBOGLIA: «Per una classificazione
preliminare della ceramica campana.» Atti del I Congreso Internazionale di Studi
Liguri. Bordighera, 1952, pág. 191.
-99-
[page-n-137]
4
E. SANMARTÍ GREGO
La Bastida (5) y en la necrópolis de El Cigarralejo (6). Un ejemplar que
reproduce N. Lamboglia en su clasificación, procedente de Ensérune, es
prácticamente idéntico al nuestro (7). Otro se halla en la antigua colección Rubio de la Serna, proceden te de la necrópolis de Cabrera de Mar
(Barcelona) (8).
Probablemente debe fecharse hacia la segunda mitad avanzada del
siglo IV a. de J. C.
2. Olpe intacto cuya forma se halla próxima a la Lamboglia 58.
Número de inventario: 27.
Diámetro pie, 62 mm.; altura, 163 mm.; diámetro borde, 83 mm.
Barniz de color francamente negro que en algunas zonas deviene oliváceo; de tacto rugoso, es poco resistente y se halla perdido en las zonas
del asa, cuello, vientre y periferia del pie; luciente, posee algunas zonas
de irisaciones azulado-liláceas; fondo externo barnizado.
Arcilla blanda en fractura antigua, fácilmente rayable con la uña,
fina, bien depurada, levemente micácea; color beige claro.
Decoración de falsos gallones sobre el vientre y de un aspa bajo el
arranque inferior del asa; esta última es bífida, de sección circular, provista en su parte superior de dos cintas de barro anudadas que penden
por ambos lados de la misma. Posee asimismo, sobre la pared externa,
tres acanaladuras, una de las cuales corta la parte superior de los falsos
gallones; las otras dos, en cambio, se hallan en la zona lisa de la pared,
juntas, bajo el cuello.
Pie corto y bajo cuya pared interna forma un escalón, mientras que
la externa posee una arista saliente. El cuerpo del vaso es piriforme y su
parte superior se exvasa para formar un borde circular, oblicuo con relación al eje vertical del vaso, provisto de una sutil acanaladura en su cara
interna.
Difícilmente se puede encuadrar a este ejemplar en ninguno de los
(!)) NINO LAMBOGLIA: «La ceranuca «precampana» della Bastida.» Archivo
Je Prehistoria Levantina, V, 1954, pág. 25. MARIA ANGELES VALL DE P~A:
<
varios, núm. 41. Valencia, 1971. pág. 170.
(6) EMETERIO CUADRADO: «Cerámica ática de barniz negro de la necrópolis
de El Cigarralejo, en Mula (Murcia) .» Archivo de Prehistoria Levantina, X, 1963, un
~olo ejemplar en la tumba núm. 49.
(7) Reproducido por N . Lamboglia en su clasificación preliminar, ver LAMBOGLIA, op. cit. nota 4, pág. 191.
(8) JOSE BARBERA: «La necrópolis ibérica de Cabrera de Mar (Colección
Rubio de la Serna).» Ampurias, XXX, 1968, pág. 104, fig. 3, núm. 7.149. Su factura
es, sin embargo, completamente distinta de la del ejemplar del museo de Valencia
que nos ocupa.
-100-
[page-n-138]
CER.<Í.MICA DE BARNIZ NEGRO
5
Fig. 2
(1/2)
tipos campanienses hasta ahora determinados por los diferentes autores,
si bien algunos indicios permiten, en lo que a su cronología se refiere,
situarlo hacia la primera mitad del siglo III a. de J. C. En primer lugar
podemos señalar que por su forma se relaciona con otros dos olpes de
asa anudada hallados en el depósito de Minturnae (9), pertenecientes a
(9) AGNES KIRSOPP LAKE: «Campana Supellex. The pottery deposit at
Minturnae.» Bolletino della Associazione Internazionale Studi Mediterranei, V, 4-5,
1934-1935, lám. II, tipos 4 y 5; para la datación del depósito hacia el 250 a de J. C.,
ver las páginas 113 y 114.
-101-
[page-n-139]
E. SANMARTÍ GREGO
una producción distinta a la de nuestro vaso, pero participando todos de
un mismo ambiente cultural para cuya cronología el depósito citado señala hacia mediados del siglo III a. de J. C. Otro punto de referencia lo
ofrece la necrópolis de San Giuliano, en la provincia de Viterbo (Italia),
donde existe una tumba, la número VI, en la que se hallan asociados tres
pequeños ejemplares de esta misma forma a un bol del taller de las
pequeñas estampillas (10). Esta tumba ha sido fechada entre el final del
Riglo IV y los primeros decenios del siglo III a. de J. C. (11), datación
que a posteriori ha sido confirmada tras el estudio por J. P. Morel de
dicho taller, al que ha adjudicado una cronología fijada en la primera
mitad del siglo 111 a. de J. C. (12). Otra evidencia la ofrece el hecho de
que el citado taller hubiese también producido, además de los consabidos
bols de forma 27, olpes de la forma 58 e, muy semejantes al que ahora
nos ecup~ (13). Finalmente, cabe decir que en la tumba 64 de la necrópolis de Ensérune existe una crátera de asas anudadas (forma Lamboglia 40) de factura idéntica a la de nuestro olpe (14), siendo tan grande
su parecido que no dudamos en afirmar que ambos vasos salieron del
mismo taller. Ello significa que si aquella crátera pertenece a la tercera
fase de enterramientos de la necrópolis, fechada por J. Jannoray entre
el 325 y el 225 a. de J. C. (15), obtenemos un nuevo dato que permite
suponer que la datación propuesta más arriba para este olpe es cierta.
3. Pátera de la forma Lamboglia 28, completa pero reconstruida a
base de numerosos fragmentos.
Número de inventario: 55.
Diámetro pie, 65 mm. ; altura, 56 mm. ; diámetro del borde, 176 mm. ;
diámetro máximo, 189 mm.
(10) PAOLA VILLA D'AMELIO: «San Giuliano. Scavi e scoperte nella necropoli
dal 1957 al 1959.» Notizie degli Scavi di Antichita, XVII, 1963, fig. 3~ y láms.
VII y VIII, núms. 17, 18 y 19.
(11) VILLA D'AMELIO: op. cit. nota 10, pág. 38.
(12) JEAN-PAUL MOREL: «L'atelier des petites estampilles.» Mélanges de
l' Ecole Fran<;aise de Rome, 81, 1969, pág. 113; «L'atelier des petites estampilles fut
actif au cours de la premiere moitié du lile siecle ... , mais il faut probablement en
situer l'apogée pendant une période d'une vingtaine d'années que je serais amené
a placer en 285-265 environ avant notre ere».
(13) MOREL: op. cit. nota 12, pág. 89.
(14) JEAN JANNORA Y: «Ensérune. Contribution a l'étude des civilisations
préromaines de la Gaule méridionale.» París, 1955, lám. XLIV, núm. 3.
(15) J ANNORA Y: o p. cit. nota 14, pág. 82.
-102-
[page-n-140]
CERÁMICA DE BARNIZ NEGRO
7
Barniz francamente negro, sólido, pero gastado en el borde, zona
superior de la pared interna y fondo; superficie algo rugosa, provista de
abundantes estrías de torneado, muy brillante e iridiscente, manchada
de rojo alrededor del pie; fondo externo reservado pero manchado por
derrame.
Arcilla dura, rugosa, granulosa; color rojo amarronado.
Fig. 3
(1/2)
Cuatro estampillas impresas en relieve, dispuestas en posición radial,
rodeadas por una fila de estrías a ruedecilla que deviene doble al haber
sobrepasado en su aplicación el punto inicial. Las palmetas, impresas
dantro de un cartucho ovalado, se descomponen en un tallo vertical que
flanquean dos pares inferiores cuyos extremos superiores miran hacia
abajo y otro par que mira hacia dentro, adoptando la forma de signos
de interrogación. Sobre la pared externa del vaso se encuentran tres
zonas de estrías a ruedecilla decorándola.
Pared del recipiente rectilínea y muy abierta, terminada en un borde
muy saliente y algo pendiente. Pie ancho, oblicuo, cuya pared interna,
rectilínea, alcanza mucha mayor altura que la externa; esta última muestra en sección dos planos que se unen para formar un ángulo que determina la aparición de una arista bastante aguda.
Campaniense A.
Se trata de un ejemplar típico de este tipo cerámico. Por su decora-103-
[page-n-141]
8
E. SANMARTÍ GREGO
ción parece poder ser fechado hacia la primera mitad del siglo II a. de
J. c. (16).
4. Copa intacta perteneciente a la forma Lamboglia 25.
Número de inventario: 19.
Diámetro pie, 40 mm.; altura, 47 mm.; diámetro borde, 92 mm.
Fig. 4
(1/2)
Barniz de color gris amarronado, delgado, gastado sobre la pared
externa, picado, casi opaco, ligeramente manchado de rosa alrededor
del pie, ocupa el fondo externo.
Pasta blanda, fácilmente rayable, granulosa, mal depurada, su color
varía desde un gris claro a un rosa claro.
Pie oblicuo cuya pared interna alcanza más altura que la externa;
ombligo de torneada bastante acusado.
Se trata de un producto de imitación del que, además de éste y del
siguiente, tenemos otros ejemplares en Emporion. Uno de ellos se halla
en la tumba de incineración núm. 27 de la necrópolis Les Corts (17),
asociado a un vaso en campaniense B antigua cuya datación puede ser
llevada a la primera mitad del siglo II a. de J. C. (18). Asimismo, en el
Museo Arqueológico Provincial de Gerona, procedentes de antiguos expolios cometidos en las necrópolis emporitanas, se hallan algunos ejem-
(16) La fonna 28, cuya creación remonta quizá al siglo IV o, en todo caso, a la
primera mitad del siglo III, ver CUADRADO, op. cit. nota 6, pág. 18, fig. 14 y KIRSOPP LAKE, op. cit. nota 9, lám. III, tipo 18; pasa más tarde a la campaniense A
de la que deviene una de sus formas típicas: Por su decoración creemos estar en
condiciones de poder situar a este ejemplar hacia la primera mitad del siglo II a. de J. C.
(17) ALMAGRO: Pág. 296, núm. 6.
(18) ALMAGRO: Pág. 296, núm. 5. Se trata de una pátera de la forma Lamboglia
8 en una campaniense E de producción muy antigua que muestra, por su decoración,
influencias del «taller de las asas en fonna de oreja» cuya producción conoció su
acmé hacia el segundo cuarto del siglo li a. de J. C.; ver: ANDRE BALLAND:
«Céramique étrusco-campanienne a vernis noir. Fouilles de l'Ecole Fran<;aise de Rome
a Bolsena (Poggio Moscini).» Tome III, fase. l. Mélanges de l'Ecole Fran~aise de
Rome. Suppléments 6. París, 1969, página 144.
-104-
[page-n-142]
CER.Üvl!CA DE BARKIZ NEGRO
piares de esta misma imitación en las formas 25 y 34, respectivamente (19).
Fechable en la primera mitad del siglo II a. de J. C.
5. Vaso intacto perteneciente a la forma Lamboglia 25.
Número de inventario: 20.
Diámetro pie, 45 mm.; altura, 47 mm.; diámetro borde, 98 mm.
Fig. 5
(1/2)
Barniz negro oliváceo que vira a rojizo, delgado, gastado; superficie rugosa, provista de abundantes estrías de torneado, manchada de
marrón alrededor del pie; fondo externo reservado.
Arcilla blanda, fácilmente rayable con la uña; color beige rosado.
Pie oblicuo cuya pared interna, rectilínea, alcanza mayor altura que
la externa.
Le pueden ser aplicadas las mismas observaciones que a la pieza anterior.
6. Oenochoe de pequeño tamaño cuya forma puede ser considerada
como una variante de la More! 106, por lo que la denominaremos forma 106 c.
Número de inventario: 46.
Diámetro pie, 28 mm.; altura, 104 mm.; diámetro máximo, 59 mm.
-M-
Fig. 6
(1 /2)
(19) Vaso3 iné·ditos conservados en dicho museo a cuyo estu di o hemos
acceder por def()re ncia del doctor do n Miguel Oliva Prat.
-105 14
pedid~
[page-n-143]
10
E. SANMARTÍ GREGO
Barniz francamente negro, espeso aunque algo gastado y picado,
luciente; ocupa el fondo externo.
Arcilla blanda en rotura antigua, fácilmente rayable con la uña;
fina, bien depurada, homogénea; color beige claro.
Cuerpo ovoidal que, tras la línea de la carena, se constriñe paulatinamente para ir a formar el cuello del que nace un alto vertedor de
bordes replegados hacia dentro. Pie de pequeño tamaño que forma un
escalón en su parte externa. Asa de sección en U, original, pero añadida
tras rotura.
A pesar de su semejanza con el oenochoe «a cartoccio» de la forma
Morel 106 b, tan frecuente en Etruria y en el País Falisco en los siglos IV y 111 a. de J. C. (20), no pensamos que este ejemplar pueda
ser relacionado con aquel, dada su factura y la especial forma de su pie
que lo acerca más a la campaniense B que a otra cosa. Por el momento
no tenemos ningún indicio para fechar a este vaso aunque sea de forma
aproximada, pero, de ser cierta una relación con la campaniense B,
debería de ser situado dentro del siglo 11 a. de J. C.
7. Vaso intacto perteneciente a la forma Lamboglia 2.
Número de inventario: 18.
Diámetro pie, 50 mm.; altura, 58 mm.; diámetro borde, 114 mm.;
diámetro máximo, 127 mm.
Fig. 7
(1 /2)
Barniz francamente negro que deviene, por zonas, ligeramente oliváceo; superficie fina y lisa, presenta zonas donde el barniz se halla
sumamente picado a pesar de su solidez; manchas marrones alrededor
del pie y zonas tornasoladas sobre el fondo interno; fondo externo reservado pero manchado por derrame.
(20) JEAN-PAUL MOREL: «Céramique a vernis noir du Forum romain et du
Palatin.n Mélanges de l'Ecole Fran<;aise de Rome. Supplément 3. París, 1965, pág. 222.
-106-
[page-n-144]
CERÁMICA DE BARNIZ NEGRO
11
Pasta dura, lévemente micácea, compacta bien depurada; color que
vira de beige claro a rosado.
Pared flexionada y exvasada que termina por un borde aigo pendiente; pie cuya pared interna, rectilínea, alcanza mayor altura que la
externa la cual es ligeramente cóncava, llegando a forma un amago de
escalón.
Campaniense B.
La ausencia de contexto y la gran perdurabilidad de esta forma, que
se halla en el Grand Congloué (21) y en el pecio del Titan (22), hacen
muy difícil la datación de este ejemplar.
8. Pyxis intacto perteneciente a la forma Lamboglia 3.
Número de inventario: 17.
Diámetro pie, 85 mm.; altura, 56 mm.; diámetro borde, 76 mm.
Fig. 8
(1 /2)
Superficie satinada; barniz de color poco uniforme pues presenta una
gama cromática que varía desde un color rojo acastañado a un negro
intenso en la parte baja de la pared externa; delgado, gastado a lo largo
del borde y sobre las paredes externas del recipiente y pie; fondo externo barnizado.
Arcilla poco visible, parece poseer un color beige rosado.
Pie oblícuo, alto, separado del fondo externo por una acanaladura;
borde algo redondeado.
(21) FERNAND BENOIT : «Foui!!es sousmarines. L 'épave du Grand Congloué
Marseille.>> XIV supplément a Gallia. París, 1961, lám. XIII, núm. 3.
(22)
PHILIPPE TAILLEZ : «Travaux de l'été 1958 sur l'épave du «Titan» a
l'ile du Levant (Toulon).» Actes du Ile Congres International d'Archéologie sous-marin e. Albenga, 1958 (Bordigher a, 1961), pág. 197. La data ción de los materiales arqueológicos debida a F. Benoit, en la época de César, ha sido elevada por N . La mboglia
hacia un momento próximo al 80 a. de J . C., ; ver: NINO LAMBOGLIA: «Cronología r elativa dei relitti romani nel Mediterráneo occidentale.» Actas del Ill Congreso
Internacional de Arqueología Submarina. Barcelona, 1961 (Bordighera, 1971), pág. 381.
a
-107-
[page-n-145]
12
F;. SAN:,JAf:TÍ GRECO
Campaniense B.
A este vaso le ocurre, en lo que a efectos de datación se refiere, lo
mismo que al anterior, ya que se trata de una forma que se halla atestiguada a lo largo de todo el periplo vital de la campaniense B, sin que
sufriera grandes variaciones tipológicas a lo largo de su historia.
9. Urna perteneciente a la forma Lamboglia 10.
Número de inventario: lG.
Diámetro pie, 41 mm.; altura, 96 mm.; diámetro borde, 72 mm.
Fig. 9
(1 /2)
Superficie satinada, provista de estrías de torneado sobre la parte
baja de la pared externa; barniz de color negro azulado que deviene
grisáceo en algunas zonas; picado y gastado sobre la pared interna y el
borde; luciente, manchado de marrón alrededor del pie; fondo externo
barnizado.
Pasta prácticamente invisible, advirtiéndose en algún punto su color
que parece ser beige rosado.
El pie interno, de pared rectilínea, es cónico, mientras que su pared
externa forma un escalón bastante pronunciado. La pared del recipiente
es poco curvada y termina en un borde de sección circular. En su primitivo estado estuvo provisto de dos asas simétricas, una de las cuales
ha desaparecido, en cuya base existe un bulbo.
Campaniense B.
La datación de este ejemplar resulta muy difícil establecerla con
seguridad por cuanto al tratarse de un vaso del que desconocemos el
-108-
[page-n-146]
CERÁMICA DE BARI'!Z NEGRO
13
contexto en el que fue hallado, y ser una forma sumamente longeva,
los puntos de referencia cronológicos son prácticamente nulos (23).
10. Tapadera intacta perteneciente a la forma Lamboglia 10.
Número de inventario: 21.
Diámetro base, 74 mm.; altura 59 mm.; diámetro máximo, 97 mm.
Fig. 10
(1/2)
Superficie ligeramente rugosa, cubierta por ténues estrías de torueado; barniz de color negro acastañado que deviene oliváceo; sólido,
adherente, bien conservado, luciente y provisto de ligeras iridiscencias
tornasoladas en la parte baja de la pared externa; la pared interna, la
externa de la base y la parte inferior de la visera se hallan reservadas.
Botón de prensión troncocónico terminado en su parte superior en
un anillo internamente cónico; doble acanaladura sobre la pared ·extema,
sobre el inicio de la visera; otra acanaladura en la unión de la pared
interna con la pared vertical de la anilla de base.
Campaniense B.
Se trata de una forma poco frecuente de la que conocemos algunos
(23) Lo mismo aparece en el pecio del Grand Congloué, como en el de Spa1·gi o en
el del Titan, ver: BENOIT, lám. XIII, núm. 1; NINO LAi\fBOGLIA: <. La na Y e
romana di Spargi.» Actes du IIe Congres lnternational d'Archéologie Sousmarinc.
Albenga, 1958 (BordighHa, 1961), pág. 163, fig. 24; TAILLEZ, pág. 187, figura 6,
arriba a la izquierda. Para J. P. More! esta forma no supera de mucho el siglo II,
opinión con la que no coincidimos al haber hallado en Ampurias productos de imitación de la carnpaniense B posteriores al cambio de siglo entre los cuales aparece
la forma 10, ver: JEAN-PAUL MOREL: «Céramique a vernis noir
109-
[page-n-147]
14
E. SANMARTÍ GREGO
ejemplares en Sagunto (24), Cartago (25), Cosa (26) y Gabii (27),
respectivamente. De procedencia emporitana, en campaniense B, sólo
conocemos el ejemplar que nos ocupa. Cabe, sin embargo, hacer notar
que en Emporion existe una tapadera fragmentada de esta misma forma
en campaniense A que, en nuestra opinión, es por ahora el único hasta
el presente detectado en este tipo cerámico.
IV
CONCLUSIONES
N os hallamos ante un i·educido pero interesan te lote de cerámica
barnizada de negro cuya cronología, en muchos casos, es de difícil precisión dada la total inexistencia de piezas referibles a un contexto determinado. Sin embargo, la cronología de alguna de ellas ha podido ser,
por comparación, establecida de un modo aproximado. Los vasos pertenecientes a la campaniense B, los menos suceptibles de ser fechados por
las razones antes aducidas, rigiéndonos por un criterio de calidad, de
cuyo margen de falacidad somos plenamente conscientes, podrían ser
situados cronológicamente hacia la segunda mitad del siglo II a. de J. C.
En otro orden de cosas, de ser cierta la proveniencia de estos materiales de alguna de las necrópolis emporitanas ayudaría en cierto modo
a colmar las extensas lagunas que en lo que a la cerámica de barniz
negro hallamos en las mismas. En efecto, si observamos los materiales
de las tumbas emporitanas nos daremos inmediatamente cuenta de la
total inexistencia en las mismas de cerámica precampaniense del siglo IV, del tipo tan frecuente en Ensérune (28) , La Bastida (29) , Co-
LAMBOGLIA, op. cit. nota 4, pág. 151.
JEAN FERRON Y MAURICE PINARD: «Les fouilles de Byrsa (suite) .»
Cahiers de Byrsa, IX, 1960-1961, lám. LXI, núm. 368.
(26) DORIS MAE TA YLOR: «Cosa: Black-Glaze pottery.» Memoirs of the
American School in Rome, XXV, 1957, lám. XXIX, B 52 a y B 52 b, lám. XLIII, E 21 a.
Los dos primeros son seguros, mientras que el tercero nos parece más dudoso. La presencia de los dos primeros ej emplares citados en el deposito B permite fecharlos con
bastante seguridad entre el 170-160 y el 140 a. de J. C.
(27) MERCEDES VEGAS : «Romische Keramik von Gabii.» Bonner Jahrbücher,
168, 1968, pág. 17, fig. 2, núm. 10. De este ejemplar no se e~pecifica el tipo a que
pertenece, tan sólo se dice que su arcilla es de color naranja y que su ba1niz es de
poca calidad.
(28) FELIX MOURET: «Corpus Vasor um Antiquorum. France, fase. 6. Collection Mouret (Fouilles d'Ensérune).» París, 1927, lám. 22.
(29) LAMBOGLIA, op. cit. nota 5, passim.
(24)
(25)
-110-
[page-n-148]
CERÁMICA DE BARNIZ NEGRO
15
valta (30) y El Cigarralejo (31), por citar sólo estos casos más conocidos; sucediendo, si no lo mismo, algo muy parecido con respecto a las
cerámicas protocampanienses (~2) y con la campaniense A primeriza de
la segunda mitad del siglo III a. de J. C. (33). Llegados al siglo II el
panorama se vuelve algo más halagüeño, pero no todo lo que fuera de
desear ya que, si la campaniense A es ahora más abundante, no sucede
lo mismo con la campaniense B, tipo del que tan sólo se contabilizan
siete piezas (34). Esta gran pobreza que, por otra parte, no conjuga
con la evidente riqueza e importancia de la ciudad durante los siglos IV,
III y II a. J. C., debe de ser explicada no como debida a una etapa
de decadencia -que, por otro lado los datos arqueológicos, en particular
la emisión de una moneda fuerte a partir del siglo III, no permiten suponer- sino como resultado de la continuada depredación que desde
siglos han venido padeciendo los cernen terios emporitanos hasta la iniciación de los trabajos con método científico. Cabe también suponer que,
además de no haber sido agotadas las posibilidades de las necrópolis
hasta ahora detectadas y excavadas, como el mismo M. Almagro señala (35), deben de existir aún necrópolis por descubrir en las que muy
posiblemente deben de hallarse los enterramientos que contienen los materiales de los que hasta hoy estamos faltos.
(30) V ALL DE PLA: Págs. 46 a 49.
(31) CUADRADO: op. cit. nota 6, passim.
(32) Denominamos «protocampaniensesn a todas aquellas cerámicas de barniz negro producidas entre el final del siglo IV, una vez extinguidas las precampanienses,
y la aparición de la campaniense A hacia el 250-225 a. de J. C.
(33) Faltan, por ejemplo, los gutti, las copas ápodas de forma Lamboglia 33 a
decoradas con grandes rosetas impresas en relieve sobre el fondo interno, las copas
de forma 31 decoradas con festones sobre la pared interna, así como también las
copitas de pie ancho y biselado de la forma Lamboglia 21-25 B que More! hace
típicas de la campaniense A más antigua fechándolas en el tercer cuarto del siglo III a. de J. C., ver: J . P . MOREL: «Kerkouane, ville punique du Cap Bon:
Rer:1arques a:rchéologiques et historiques.n Mélanges de I'Ecole Fran<;aise de Rome, 81,
1969, pág. 504, nota 3.
(34 ) ALMAGRO, op. cit. nota 3, de las siguientes tumbas: Incineraciones Les
Corts núms. 27, 37, 106, 128 y 148.
(35) ALMAGRO: Pág. 14
-111-
[page-n-149]
[page-n-150]
A. GONZALEZ PRATS
(Alicante)
El campo de Urnas de «La Montalbana»
(Ares de.l M:aestre, Castellón de la Plana)
I
SITUACION
El yacimiento se halla situado en el Hm. 6 del Km. 15 de la carretera local de Villafranca del Cid que pasa por Ares del Maestre (figura 1), en una altiplanicie, que posee la Rambla Carbonera a un lado,
y al otro los últimos tramos del barranco de Gasulla, siendo su localización 3° 33' 15" longitud Este y 40° 24' 45" latitud Norte (figura 2). El
descubrimiento fue debido a la roturación del campo en la primavera
de 1969. Actualmente es un campo de almendros (Lám. I).
Debido a esta roturación, los materiales recuperados se hallan todos
fragmentados y permanecieron a la intemperie hasta nuestra llegada
unos meses más tarde (1) .
II
LOS HALLAZGOS
Por todo el campo figuraban una serie de pequeñas losas, oscilando
entre los 30 y 60 cm. de longitud, usadas seguramente como tapaderas
(1) A. GONZALEZ PRATS: «El campo de urnas de la Montalbana.» Penyagolosa
número 8. C"'stellón, 1971.
-11315
[page-n-151]
2
A. GONZÁLEZ PRATS
1"
ESCALA 1:1.300.000
A campo de urnas
38.
,.
2.
Fig. 1
-114-
[page-n-152]
LA MONTALBANA
3
E.1 :soooo
Fig. 2
Situación del yacimiento
de urnas (no hemos hallado nada parecido en cerámica), si bien el propíetario de la finca, el señor Gasulla, refiere que algunas de ellas se
hallaron formando una especie de cista.
-115-
[page-n-153]
4
A. GONZÁLEZ PRATS
Cerámica
LM-1.
Urna ovoide a torno, de color anaranjado. Pasta homogénea con pocos
~ranos de desengrasante. Posee boca diferenciada y un asa con una cisura
vertical que la intenta dividir en dos cuerpos. Se halla semirreconstruida
en 125 f1·agmentos. Su altura es de 34'5 cm. (lám. n y fig. 3 ).
U.\ ·l
Fig. 3
L:M-2.
LM-3.
LM-4
LM-5.
Urna bicónica a mano de color gris oscuro. Pasta homogénea con abundantes granos de desengrasante y ligeramente bruñida. Cuello diferenciado.
Posee acanaladuras en la parte superio1· de la panza, debajo del cuello.
Su altura aproximada es de 20 cm. y se halla reconstruida en sus dos
terceras partes (lám. III y fig. 4).
Fragmentos correspondientes a urnas bicónicas. Color marrón obscuro.
Puede que se trate de la misma urna.
FragmP.nto de la parte superior de una urna del tipo bicónico 2, con las
mismas acanaladuras. Su cuello es un poco más pronunciado.
Fragmento de panza carenada perteneciente a urna bicónica con acanaladuras más finas y de distinto tema.
-116-
[page-n-154]
5
LA MONTALBANA
..
!
:
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1
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LH·l.
Fig. 4
LM-6.
LM-7.
LM-8.
LM-9.
LM-10.
LM-11.
LM-12.
Fragmento con la mitad de un asa vertical de puente, perforada horizontalmente, con huellas de acanaladuras.
Fragmento con acanaladuras que forman un tema ramiforme (fig. 5).
Fragmento de la mitad superior de urna bicónica. Posee acanaladuras
de dos temas en recuadro (fig. 5).
Fragmento de la mitad superior de una urna bicónica con acanaladuras (fig. 5).
Cuatro fragmentos de cuello con arranque de la panza.
Serie de fragmentos de color marrón rojizo con incisiones muy finas, efectuadas con un punzón aguzado (fig. 5).
Dos fragmentos áe la mitad superior del cuerpo de una urna bicónica,
quizá de la LM-4, seguramente con acanaladuras.
Los números 2, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10 y 12 pertenecen a una misma tipología de urnas bicónicas decoradas (en su mitad superior) con acanaladuras. En cambio, la urna LM-1 difiere notablemente de las demás.
Podríamos seguir enumerando cantidad indefinida de fragmentos ce-117-
[page-n-155]
·'
...
Fig. 5
[page-n-156]
LA MONTALBANA
7
rámicos, pero lo consideramos fuera de lugar, ya que no poseen peculiaridad alguna y quedan encuadrados dentro de las características que
hemos sefia!ado.
Metal
Todos los objetos, brazaletes en su mayoría (por no decir en su totalidad) son de bronce y no hemos hallado ni el más mínimo indicio del
nuevo metal, el hierro (Lám. IV) .
LM-13. Tres fragmentos de un brazalete de sección plano-convexa. Contiene 5 áreas
en el sentido de la longitud del mismo, de las cuales las laterales y la
central contienen incisiones. Se hallan retorcidos, al parecer por la cremación (fig. 6).
LM-14. Fragmento de brazalete formado por cuatro placas tubulares, sin ningún
tipo de incisión como adorno, estando asimismo retorcido por la cremación (fig. 6).
LM-15. Fragmento de brazalete de sección plano-convexa, conteniendo motivo:;;
decorativos incisos en las tres áreas del mismo (fig. 6).
LM-16. Fragmento de brazalete de sección plano-convexa, con una serie de incisiones en sus tres áreas. Estas forman una secuencia de líneas entrecruzadas,
determinando una cadena de rombos (fig. 6).
LM-17. Fragmento de brazalete de sección pla,no-convexa. Posee incisiones en tres
áreas que contiene (fig. 6).
LM-18 Serie de fragmentos de sección cuadrada con incisiones paralelas en el
sentido del grosor, que recuerda un tornillo. De sus cuatro aristas, dos son
planas y las otras convexas (2) (fig. 7).
LM-19. Serie muy numerosa de fragmentos lisos de sección rectangula.r sin ningún
tipo de decoración (3) (fig. 7).
LM-20. Serie de laminillas irreconocibles, que, al parecer, difieren del conjunto
metálico expuesto.
Piedra
LM-21.
Parte inferior de un molino.
(2) Véanse paralelos en P. BOSCH GIMPERA: «Las urnas del Boverot (Almazora, Castellón) y las infiltraciones célticas en tierras valencianas.» Archivo de Prehistoria Levantina, IV. Valencia, 1953, págs. 187-193, lám. II.
(3) Hallamos paralelos en D. FLETCHER V ALLS: «La necrópolis de la Solivella
(Alcalá de Chivert, Castellón).» Serie de trabajos varios del S. l. P. Valencia, 1965,
láminas V, VI, XX, XXI, XXII y XXXII.
-119-
[page-n-157]
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Fig. 6
[page-n-158]
LA MONTALBANA
9
&.M-18
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•
LM -1~
Fig. 7
111
CRONOLOGIA
He procurado exponer con claridad los materiales que han podido ser
recuperados, a fin de que nos podamos hacer una idea sobre su tipología
y magnitud.
En general, predominan las urnas de tipo bicónico oscuras, con ligero
bruñido algunas, que presentan acanaladuras del tipo «b» de Maluquer (4)
efectuadas con un punzón de punta roma. Pertenecen al grupo B (Tarrasa) y entran en el I Período (750-650 a. C.) . Frent e a este tipo de urnas
se halla el segundo, más moderno, que contrasta considerablemente con
el resto. La única pieza a considerar es la LM-1. Este segundo tipo per(4) J. MALUQUER DE MOTES: «Las culturas hallstátticas de Cat aluña.» Ampurias, VII- VIII, año 1946. Barcelona, págs. 115-184.
16
121 -
[page-n-159]
10
A. GONZÁLEZ PRATS
tenece ya al III Período (alrededor del 500 a. C.), Grupo C o de AgullanaMolá (5) ; nos da una tipología definida: la XXIII b, según puede comprobarse en las tablas del estudio de Maluquer (6).
El dualismo que hallamos en la tipología cerámica nos muestra que
en este yacimiento se conocen materiales de dos etapas distintas, que
puede interpretarse como una etapa cultural antigua, la B, con influencias de una nueva, ya que la postura inversa, es decir, una fase moderna
(el siglo VI) con reminiscencias o perduración de tipos antiguos (del siglo VIII a. C.) no vemos que pueda ser sostenida dado el desnivel a favor
de los tipos cerámicos más arcaicos que existe en este yacimiento. Recordemos aquí que la urna de tipología ovoide anaranj ada es un caso
insólito y único en todo el complejo de material. Material, en definitiva,
cuya tipología y ornamentación es la típica del Hallstatt europeo en los
países que ven el paso de estos pueblos urnenfelder indoeuropeos.
Por último, sólo nos resta añadir que los materiales sobre los cuales
está montado este pequeño estudio se hallan ya en el Museo Arqueológico
de Castellón, quedando los demás materiales y catálogo original en nuestro Gabinete con el número 005.
5) PEDRO DE P ALOL : «La necr ópolis hallstáttica de Agull ana (Ger ona) .»
Bibliotheca Prehistórica Hispana, I. Madrid, 1958.
(6) J. MALUQUER: ob. cit .
-
122 -
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GONZALEZ PRATS .-La Montalbana
LAM . 1
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GONZALEZ PRATS.-La Montalbana
LAM. JI
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GONZALEZ PRATS .-La Montalbana
LAM . 111
o
2. (.WI.
t-1.-'-----4~
..
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GONZALEZ PRATS .-La Montalbana
LAM. IV
3
A
4
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B
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5
1
( ( 1f (
((
e
IJ(f(C
Brazalete•!Pde bronce. decorados con temas geométricos incisos:
A.-De sección plana convexa.
B.-De sección oblongo-cuadrada.
C.-De sección rectangular. sin decorar.
[page-n-164]
ENCARNACION CABRE DE MORAN
y
JUAN MORAN CABRE
(Madrid)
Dos tumbas datables de la Necrópolis de Alpanseque
(Soria)
1
El hecho de cumplirse este año el cincuentenario de la desaparición
del noble prócer español Enrique de Aguilera y Gamboa, XV marqués de
Cerralbo, nos ha inducido a poner de nuestra parte cuanto fuera posible
por ensalzar la memoria de tan benemérito hijo de nuestra patria. Nos
sentimos obligados a ello, tanto por tradición familiar, como por personal admiración a su categoría intelectual, cristalizada en dos obras de
innegable trascendencia; de una parte, su afición artística dio como fruto
la formación de un magnífico museo, con colecciones preciosas reunidas
en su casa palacio, por él mismo diseñada, museo que su generoso espíritu de mecenas legó a nuestro Patrimonio. Pero además, su profundo
conocimiento de los clásicos le llevó, al modo de Schliemann, a desenterrar
el pasado de nuestro país, concentrando un considerable esfuerzo económico y de trabajo en la Meseta Oriental, donde consiguió descubrir una
cultura de innegable originalidad.
El resultado de estas excavaciones que expuso en el Congreso de Valladolid de 1916 llamó poderosamente la atención de arqueólogos nacionales y extranjeros (1), y él mismo dedicó largas horas de estudio para
(1)
J. DECHELETTE hi zo un viaje a E s paña par a visita r estas excavaciones,
y en su presencia fueron abiertas algunas sepult uras de la Necrópolis d ~ Aguila r
de Anguita.
-123 -
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2
E. CABRÉ Y J. MORÁN
la ordenación, en los laboratorios de su palacio de Santa María de Huerta,
de los materiales que las campañas arqueológicas habían rendido. Sin
embargo, de manera inexplicable, las «Páginas de la Historia Patria por
mis excavaciones arqueológicas», obra en que se pudieran haber hecho públicos los resultados de tantos desvelos, aun siendo merecedora del Premio
Martorell de 1911, nunca salió a la luz.
No obstante, los materiales procedentes de las campañas arqueológicas del marqués de Cerralbo, generosamente legados al Museo Arqueológico Nacional, por sí mismas podrán algún día dar testimonio de una
interesantísima cultura de nuestra Edad de Hierro, aun cuando en gran
parte se hayan perdido valiosas indicaciones de circunstancias de hallazgos, como sucede con la mayor parte de las excavaciones de aquella época.
En esta ocasión nosotros hemos escogido, para su análisis, dos conjuntos cerrados y prácticamente desconocidos de la Necrópolis de Alpanseque, que figuran descritos y fotografiados en el tomo III del «Catálogo
monumental de la provincia de Soria», obra inédita de don Juan Cabré,
quien en su tiempo había tenido acceso a estos materiales (2).
11
La necrópolis de que nos vamos a ocupar fue hallada, como todas las
de su área y cultura, en una fértil vega situada a 2 kilómetros al Oeste
del pueblo de Alpanseque, partido judicial de Medinaceli (Soria) y a 4 kilómetros al Sur de Barahona, interesando, en parte, la dehesa comunal
que lindaba con la carretera de Sigüenza a Almazán (figura 1).
La primera campaña de excavaciones fue acometida por Cerralbo
en 1915, y en ella salieron a la luz las tres grandes «Calles» de enterramientos con una orientación Norte-Sur. Medía cada una 27 metros de
longitud por 4 de anchura, y estaba separada de sus inmediatas por unos
.:pasillos» intermedios de 1 a 2 metros de ancho. Otras tres calles similares, que seguían al Este de las anteriores, no pudieron apenas ser rastreadas, ya que las labores agrícolas y la gran humedad del suelo en
este lugar habían destrozado por completo las sepulturas y su alineamiento.
Al año siguiente se continuaron las excavaciones dentro ya del prado
comunal de Alpanseque, llegando en dirección Sur-Oeste a la zona que
(2) Una disposición t estamentaria de Cerralbo le confiaba la tarea de su clasificación y exposición en el Museo Arqueológico, más desgraciadas circunstancias y su
prematura muerte en plena actividad científica no permitieron a Cabré llevar a cabo
esta lab01;.
-
124-
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DOS TUMBAS DE ALPANSEQUE
3
en el croquis a mano alzada de Cabré (que no señala esta campaña por
estar realizado en 1915), acusa la existencia de un montículo de planta
circular, que parecía ser un túmulo, y que resultó un simple amontona-
Fig. 1
La necrópolis de Alpanseque (Soria) .-Emplazamiento y plano de la campaña arqueológica
de 1915 (croquis a mano alzada de J. Cabré)
miento artificial de piedras sin restos arqueológicos. Seguía en este sector
de 13 metros de frente por 51 de profundidad máxima, otra serie de
calles con la misma dirección Norte-Sur, si bien no era posible apreciar
entre ellas los pasillos que separaban las de la campaña anterior.
En su momento se había calculado que la necrópolis de Alpanseque
totalizaría unas 300 sepulturas, si bien Cabré sólo inventarió 28 espe-125-
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4
E. CABR~ Y J. MORÁN
cialmente interesantes, todas las cuales fueron encontradas en la primera
campaña. El inventario de la segunda no recoge conjuntos cerrados, y los
materiales por su tipología parecen estar bastante mezclados, lo que nos
hace suponer -aunque no tenemos datos para asegurarlo- que esta zona
de la estación estaría particularmente destrozada, no haciendo posible
a su descubridor delimitar sepulturas intactas.
III
El rito funerario de esta necrópolis es muy semejante al de otras de
su misma cultura, como Aguilar de Anguita (Guadalajara), excavada por
el mismo Cerralbo, y Quintanas de Gormaz (Soria), por Morenas de Tejada, en cuanto a la ordenación de las sepulturas en calles, con alineamiento de estelas hincadas a cuyos pies se localizan las urnas cinerarias,
cuidadosamente calzadas con pequeñas piedras.
Los ajuares de los guerreros aparecen, en el ámbito de este rito, depositados en el suelo, junto a la urna, mientras que los considerados como
femeninos pueden encontrarse en parte fuera, en parte dentro de la
misma. Típico también de estas estaciones arqueológicas resulta el hecho
de que sea cual sea la índole de los ajuares de sus sepulturas aparezca
dentro de las urnas un número de fusayolas y bolas de barro que con
frecuencia muy notable es de dos.
En el caso concreto de Alpanseque debe destacarse el que sus tumbas
(que formaban dos o tres alineaciones en cada calle) solían guardar entre
sí una distancia media de un metro. Habiendo sido estos espacios cuidadosamente rellenados con piedras sin labrar, aparecían las calles completamente empedradas. Con respecto a los característicos pasillos que separaban unas de otras las calles excavadas en 1915, Cabré tenía la sospecha de que se hubieran utilizado para la cremación.
Poco podemos decir acerca de las urnas de este yacimiento, ya que
apenas conocemos media docena de ellas. Desde luego, estaban realizadas
a mano, y su pasta era oscura y espatulada. Sus galbos tendían a las
formas ovoides y a las troncocónicas, siendo frecuente en este último tipo
de perfil la existencia de un asa vertical muy pequeña. Con decoración
(punteada, de círculos impresos, de líneas de peine, etc.) sólo se conocen
unos cuantos fragmentos.
IV
Los dos conjuntos cerrados que pretendemos dar a conocer aparecieron en la calle I de la campaña de 1915 (figura 1), y están inventariados
en el Catálogo de Cabré con los números 14 y 9.
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Fig. 2
Ajuar de la Tumba 14 de la Calle 1 de la necrópolis de Alpanseque
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E. CABRÉ Y J. MORÁN
SEPULTURA NÚM. 14 (3), cuya urna cineraria no se conserva, ignorándose si ya estaba destrozada en el momento del hallazgo o si, como sucede en otras necrópolis, nunca existió, nos ha llegado con el siguiente
ajuar, reproducido con sus proporciones en la figura 2:
Hierro. - Una lanza despuntada de 350 mm. de longitud con abultadísimo nervio central de sección circular y recia enmangadura, que cuenta con un orificio para ser clavada al asta, la cual en su parte inferior
estaría guarnecida por el tosco regatón de 80 mm. aparecido también en
esta tumba. Las aletas de esta arma son particularmente estrechas dentro de la tipología de la zona, en cuyas necrópolis más avanzadas no se
conoce ningún ejemplar. Tampoco en la Meseta Occidental han aparecido lanzas de estas características, pero sí las encontramos en A vezacPrat, Andalucía y Levante, en cuya necrópolis de la Solivella (4) han
aparecido asociadas a regatones finos y largos, y por lo tanto, muy distintos al nuestro (fig. 2, 4).
Un cuchillo bastante fragmentado, largo y curvo, con el filo en la
parte interior. Este objeto no tiene paralelos claros dentro de su contexto
cultural, mas por sus singulares características quizá pueda ser interpretado como instrumento agrícola, antecedente de la hoz, que en esta facies
parece desconocida, pero que en necrópolis más evolucionadas de la misma provincia, como la de La Mercadera, no es raro encontrar (fig. 2, 6).
Un bocado de caballo que por la terminación de sus barras en orificios
circulares o ligeramente de «gota» puede ser encuadrado en el tipo 11 de
Jessen (5), que en la variante de grandes anillas en función de camas
resulta, según Schüle, bastante escaso en el continente, aunque se encuentra en algunas tumbas hallstatticas centroeuropeas de la facies e y también en el Sur de Francia (6) (fig. 2, 7).
Respecto a nuestra Meseta, tampoco abunda en las necrópolis de las
primeras fases, aunque alguno se ha encontrado en Aguilar de Anguita,
generalizándose, en cambio, en posteriores etapas, hasta llegar a predominar con las anillas muy desarrolladas y las barras molduradas, en la
Cultura de las Cogotas.
(3) J. CABRE AGUILO: «Catálogo monumental de la provincia de Soria.» T. III .
Madrid, 1917 (inédito), pág. 18, lám. VI.
(4) D. FLETCHER : «La necrópolis ibérica de La Solivella (Alcalá C:P Chivcrt,
Castellón) .» Seri e de trabajos varios del S. I. P ., núm. 32. Valencia, 1965.
(5) A . .JESSEN : «Zur Frage der Denkma ler des 8-7 Jahrhunderts V. Ztr. und
Süden der Europa ischen SSR.» Sovjetskafa Arch eologija núm. 18, 1943, pág. 49 y ss.
(6) W. SCHULE: «Die Meseta Kulturen der Iberischen Halbinsel.» vol. l. Berlín, 1969, pág. 125.
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Fig. 3
Ajuar de la Tumba 9 de la Calle 1 de la necrópolis de Alpanseque
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8
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Las dos anillas y el gancho (fig. 2, 8 y 9) debieron formar, sin duda,
parte del arreo del caballo (7) .
El objeto número 11 de la fig. 2 guarda gran semejanza con otros de
su misma cultura que tradicionalmente vienen siendo considerados como
piezas de escudo. Pero el hecho de que en muchas sepulturas, al igual
que en la que estamos estudiando, no aparezcan restos de umbos, manillas
ni otras piezas de estas armas defensivas, nos induce a pensar que, o bien
era bastan te frecuente la existencia de escudos de materias perecederas
(madera, cuero) o bien la utilidad de estos objetos pueda ser relacionada
con el atalaje general del caballo.
La media herradura que figura en este ajuar (fig. 2, 12) debió ser
semejante en todo a las halladas por Cerralbo en AguiJar de Anguita (8),
tosca, grande, pesada como ellas, y provista de los característicos orificios cuadrados para albergar los clavos. Haciendo gala de su integridad
científica, el mismo Cerralbo expone, en las páginas 43-49 de su obra,
todas las circunstancias de los hallazgos de estas discutidas piezas, así
como las objeciones que le habían sido formuladas acerca de su problemática antigüedad. Modernamente Schüle trata el tema de las herraduras
con bibliografía actualizada (9), recogiendo también el hallazgo de Morenas de Tejada en la Requijada de Gormaz, así como las piezas que fueron descubiertas por Cerralbo con posterioridad a la de AguiJar de Anguita, aparecidas en otras cinco estaciones de la Meseta, entre las que se
incluye Alpanseque con la herradura de nuestra tumba.
En este tema Schüle se hace solidario con la tesis de Mandera (10)
de que la escasez de hallazgos de herraduras en niveles prerromanos indudables debe su explicación a que dichas piezas no tenían una utilización
general y común, siendo sólo empleadas cuando los caballos sufrían algún
percance en sus cascos, y éstos quedaban defectuosos.
Bronce. - Una pieza hembra de broche de cinturón, muy detrozada
y abarquillada por la cremación, que en su configuración original tendría
dos filas de cuatro «arcos» cada una. Por consiguiente, hemos reconstruido su pieza positiva, tomando como modelo una de la necrópolis de
Aguilar de Anguita (Guadalajara), que ostenta las características de la
(7) Aunque en la pág. 2, lám. VII, de la obra de R. ULRICH: «Die Graberfelder
und dcr Umgebung von Bellinzona.» Zurich, 1914, se ven ganchos parecidos, de hierro,
que asociados con anillas han sido interpretados como broches de cinturón.
(8) ENRIQUE DE AGUILERA Y GAMBOA, Marqués de Cerralbo: «Las necrópolis ibéricas.» Madrid, 1916, fig. 20.
(9) SCHüLE: Op. cit. nota G, págs. 130-131.
(10) H. E. MANDERA: «Sind die Hufeisen von der Saalburg romisch?» SaalburgJahrbuch XV, 1956, págs. 29-34.
-
130-
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DOS TUMBAS DE ALPANSEQUE
9
serie que nosotros llamamos «geminada», ya que, desde el punto de vista
tipológico, parece el resultado de la fusión en una sola pieza de dos placas
de dos garfios con escotadüras laterales cerradas (fig. 2, 3).
Una fíbula de pie muy levantado y adornado con botón terminal semiesférico, puente con clara tendencia al acodamiento, resorte de ballesta
y larguísima aguja que en su punta rebasa el plano del pie de la pieza
(fig. 2, 1).
La construcción del resorte de esta fíbula, por desgracia muy incompleto y oxidado, puede ser relacionada con la de algunas de diversa tipología que hemos reunido en nuestra fig. 4, cuyas estructuras de ballesta
Fig. 4
1-2.-Fíbulas de pie alzado, de Alpanseque.
3-7.-Fíbulas de ((ancora)) (3, Alpanseque; 4-6, La Olmeda, Higes y La Torresabiñán,
Guadalajara; 7, Cortes de Navarra).
8-13.-Fíbulas de pie zoomorfo (8 y 11, Alpanseque; 9, Ullastret; 10, Cayla; 12, Carabias,
Guadalajara; 13, Cabrera de Mar).
aparecen esquematizadas en la fig. 5. Todas estas fíbulas tienen la cabeza
perforada o fuertemente abrazada al eje de la ballesta. El resorte se
organiza así: el alambre cuyo principio sirve de aguja, empieza a ser
enrollado sobre el eje a la izquierda de la cabeza de la fíbula, con un
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10
E. CABRÉ Y J. MORÁN
número de espiras que a veces no rebasa la primera vuelta (fig. 5, 1),
y otras llega a cinco o incluso más (fig. 5, 2), hasta alcanzar el extremo
del eje, desde el que, formando la cuerda o lazo por debajo del puente,
llega al extremo opuesto, y repitiendo a la inversa el mismo número de
espiras, va a sujetarse al interior de la cabeza perforada o abrazada de
la fíbula.
Fig. 5
Esquema de la estructura de las ballestas de algunas fíbulas de la fig. 4
Estos resortes aparecen sujetos y adornados casi siempre con dos bolitas enchufadas en los extremos de sus ejes (fig. 4, 2, 4, 9, 11, 13) y, en
ocasiones, estos adornos o sujeciones terminales adquieren considerable
desarrollo, bien a causa de las múltiples cuentas que a ambos lados del
resorte son ensartadas (fig. 4, 3 y fig. 5, 3), bien por medio de muelles
cilíndricos enchufados en idéntico lugar (fig. 4, 8 y 11, y fig. 5, 4).
Entre estos últimos tipos de ballesta podemos considerar la de la fíbuJa de la tumba 14 de Alpanseque, que se había venido clasificando hasta
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DOS TUMBAS DE ALPANSEQUE
11
ahot·a como de Hallstatt II (11). Esta pieza está francamente relacionada con otra hallada también en la calle I de nuestra necrópolis (fig. 4, 2),
la cual, a lo que parece, ha perdido también en su ballesta las dos bolas
terminales, quedando así al descubierto los extremos del eje. Ambas piezas parecen responder a conocidos prototipos de los túmulos franceses
de Avezac-Prat (12) y del Plateau de Ger (13), reflejados en otros más
toscos de la Atalaya (Cortes de Navarra) (14).
En el número 2 de la figura 2 hemos representado un fragmento de
lo que sería la gran ballesta de otra fíbula de parecida tipología, y en la
que perfectamente aparece diferenciado el recio muelle central del resorte
de seis espiras, de los dos sectores terminales recubiertos con fino alambre
ornamental, y posiblemente rematados en bolas.
Finalmente el ajuar se cierra con las dos características fusayolas
(una bitroncocónica y la otra esférica), que el rito de enterramiento de
las necrópolis de la Meseta Oriental incluye en sus tumbas con sorprendente reiteración (fig. 2, 13, 14).
Para intentar la datación de nuestra tumba, tendríamos que prescindir, en cierto modo, del carácter arcaizante hallstattico de la lanza, y atenernos, sobre todo, a las fíbulas, que por entrar, como se ha dicho, en el
marco aquitano-navarro, nos dan una cronología que a grandes rasgos
oscila entre mediados del siglo V y mediados del IV a. C.
Pero quizá podamos matizar un poco más, esta vez tomando como referencia una coincidencia sorprendente, que en este sentido nos parece
muy expresiva. En efecto, en una tumba de jefe de Cayla III se han
encontrado asociados una placa hembra de cinturón y un bocado de caballo de idénticas características a las de los de la tumba 14 de Alpanseque. Estas piezas han podido ser, por fortuna, datadas con bastante
seguridad en el conjunto cerrado langedociense, gracias a que aparecieron con varias copas y un skyphos áticos de finales del siglo V a. C. y,
además, con cierto número de copitas y páteras precampanienses de hacia 350 a. C. (15).
(11) MARQUES DE CERRALBO: O p. cit. nota 8, apéndice 2.
CABRE AGUILO: Loe. dt. nota 3, pág. 18.
SCHüLE: Op. cit. nota 6, vol. I, pág. 131.
(12) J. PIETTE y J. SACAZE: «Les Tertres funeraires d'Avezac-Prat.» París,
1889. Album Pillay XI l.
(13) M. LOUIS y O y J. TAFFANEL: «Le Premier Áge du Fer Languedocien.»
Vol. III. Bordighera-Montpellier, 1960, pág. 154 ss. fig. 108.
(14) J. MALUQUER DE MOTES y J. VAZQUEZ DE PARGA: «Excavaciones
en Navarra.>> Vol. V Navarra, 1957, figs. 8 y 20.
(15) O. y J. TAFFANEL: «Deux tombes de chefs a Maílhac (Aude).» Gallia
XVIII, l. París, 1960, págs. 1 y ss. figs. 37 y 39.
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E. CABRÉ Y J. MOR.¡N
SEPULTURA NÚM. 9, de la calle 1 (16) (fig. 3). Tampoco ha conservado
su urna cineraria. Su ajuar, muy notable desde el punto de vista estético,
fue considerado por Cerralbo como perteneciente a una mujer.
Todos los objetos de esta tumba son de bronce, excepción hecha del
número 14, un pequeño fragmento de hierro, de lo que sería el mango de
un cuchillo, y del número 11, una cuenta de cornalina en forma de barrilete, adornada con tres series de líneas paralelas e incisas.
El adorno principal (número 2), por desgracia doblado y roto, resulta
uno de los exponentes más típico y exclusivo de esta cultura. Su técnica
de fabricación, que algunos autores conocen con el nombre de «pasamanería», consiste, en síntesis, en unir cierto número de alambres en un
núcleo fuertemente sujeto por otro alambre que sobre él se enrolla. En
este haz se dejan libres, de trecho en trecho, dos cables que se doblan
formando espirales contrapuestas, cuya distribución a lo largo del vástago se realiza buscando un efecto decreciente de masas, desde el centro
a los extremos, con una estética arborescente que parece rememorar el
oriental árbol de la vida.
Tanto Cerralbo como Cabré creyeron que esta bellísima pieza se había
empleado a modo de diadema, pero nosotros, observando su inusitado
tamaño, y teniendo en cuenta que sólo las espirales de mayor diámetro
sostienen los colgantes de campanillitas, nos inclinamos a pensar que este
objeto, convenientemente curvado su vástago central, pudo usarse como
pectoral, sujetos sus extremos con cadenillas que pasaran por detrás del
cuello, y que si bien en este caso se han perdido, pueden verse en otros
ajuares de Alpanseque unidas todavía a adornos parecidos.
Las dos piezas número 3, claramente relacionables con la anterior,
~unque en otros ajuares aparecen con colgantes con cadenillas, de los
que penden también otros elementos, en este conjunto, comoquiera que
existen dos placas de cinturón activas y ninguna pasiva, hemos pensado
si pudieron haber sido utilizadas para este menester.
Las mencionadas placas de cinturón (núms. 4 y 5) pertenecen a la serie
de un garfio y escotaduras laterales abiertas, siendo muy de lamentar
que su gran deterioro no haga posible saber si ostentaron alguna decoración, como hace presumible el hecho de que los fragmentos de chapa
de bronce (núm. 6) que probablemente adornaron el cinturón correspondiente a una de estas placas, dejen entrever en uno de sus márgenes una
decoración bastante fina de líneas de zig-zag al trémolo, enmarcadas por
dos alineaciones de diminutos hoyitos.
(16)
CABRE AGUILO: Op. cit. nota 3, pág. 17. Lám. V.
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DOS TUMBAS DE ALPAN SEQUE
13
Los números 7 y 8 reproducen dos series de brazaletes. Los de la primera son de sección rectangular, de los que salieron más de 20. Los de la
segunda son ultracirculares de sección redonda, y de ellos contaba esta
sepultura al menos con cuatro.
Con el número 9 reproducimos lo que Cabré llamaba en su texto «Una
ruedecilla solar» y que a nosotros nos parece una pieza que pudo tener
engarzada una piedra dura por las cuatro pestañitas interiores. La decoración exterior de este pequeño adorno es de claro sabor orientalizante
(fenicio-tartésico), pues está logrado a base de flores de loto diminutas,
tangentes en los bordes externos de sus cálices.
La anilla abierta número 10 nos resulta, en cuanto a su utilidad, un
tanto indeterminada, ya que para ser un pendiente tiene los extremos
gruesos y romos en exceso. Por fin hay que mencionar dos series de fragmentos de tiras de bronce molduradas (números 12 y 13) de los que la
última ostenta en uno de sus costados una alineación de picos o dientes.
Hemos aplazado hasta ahora la descripción de la fíbula número 1,
como último elemento del ajuar de esta tumba, ya que sin duda parece el
más determinante en el momento de intentar la datación de todo el
conjunto.
Ostenta dicha pieza un puente de sección laminar ligeramente cóncava en la parte superior; el pie alzado, después de tocar el arco, vuelve
hacia delante y termina en una cabeza aplanada de ofidio. Por desgracia
se han perdido el resorte y la aguja, pero pueden ser reconstruidos con
cierta verosimilitud tomando como modelo los de otra fíbula procedente
de una tumba de la misma necrópolis, muy cercana a la nuestra, pues
también apareció en la calle 1, dentro de la cual recibió el 7 como número
de orden (fig. 4, 8).
El mundo de fíbulas cuyo apéndice caudal se resuelve en terminación
zoomorfa, encuentra, como es sabido, amplia representación fuera y dentro de nuestra Península, en el momento cultural de un La Tene temprano,
aun cuando es necesario decir que la modalidad más frecuente es aquella
en que la cabeza de serpiente, cisne o pato se dirige hacia el puente de
las fibulas, sin la vuelta regresiva que caracteriza nuestra pieza, cuyo
apéndice caudal puede ser gráficamente comparado con un signo de cerrar interrogación.
En la figura 4 hemos reunido dos ejemplares de fíbulas serpentiniformes procedentes de Ullastret (núm. 9) y del oppidum de Cayla (núm. 10)
así como otras tres de cabeza de pato, más evolucionadas que las anteriores, que fueron halladas en Alpanseque (núm. 11), Carabias (Guadalajara) (núm. 12) y Cabrera de Mar (núm. 13).
La fíbula de Ullastret se encontró en el Corte L.5B-E.V, próximo al
muro Este, con cerámica jónico-focense y platos precampanienses áti-135-
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14
E. CABRÉ Y J . MOI!ÁN
cos del S. IV a. C. (17). A su vez, el ejmplar de Cayla, y otro de similares características de la misma estación, aparecieron en su Nivel III,
que viene siendo fechado desde el 475 a. C. hasta fines del S. IV a. C. (18).
La fíbula serpentiniforme de la Tumba 9 de Alpanseque, relacionable, desde luego, con las piezas languedocienses y catalana que hemos
mencionado, es, sin embargo, en su estructura, mucho más sencilla que
ellas, pues carece del alvéolo que todas poseen y que, sin duda, se utilizó
para albergar un cabujón (la de Ullastret lo conserva y es de ónice). Ello
nos induce a pensar que nuestra pieza debe colocarse en el primer tercio
del S. IV a. C., y bajo ningún concepto más allá del 350 a. C.
En este sentido debe tenerse muy en cuenta el eminente espíritu
hallstáttico de todo el ajuar de nuestra sepultura. Ya en su momento
comentábamos la tradición fenicio-tartésica de la pequeña y curiosa «ruedecilla solar»; por lo demás, las placas de cinturón romboidales, asociadas a los brazaletes abiertos de sección rectangular, y a los ultracirculares de sección redonda, y por último, a los colgantes con campanillas
que penden del adorno de pasamanería, forman un conjunto de materiales, los más representativos y que con mayor pureza se manifiestan en
una misma cultura a través de los ajuares de las necrópolis de Can
Canyis y Coll del Moro (Tarragona), La Pedrera (Lérida), El Bovalar
(Castellón), la Solivella (Castellón) y el Molar (Alicante), con unas fechasque se extienden desde finales del VI hasta el S. IV a. C. Admitimos,
desde luego, que esta facies cultural mantuvo su tradición con especial
constancia en el área navarra y de la Meseta Oriental, pero no resulta
prudente llevarla más allá de mediados de dicho siglo con toda su pureza.
VI
La datación de estas dos tumbas nos parece que puede hacerse extensiva a toda una fase de Alpanseque, localizada, al menos en parte,
en los enterramientos de su Calle 1, que pudo corresponder a los finales
de la vida de esta necrópolis, en la que ciertamente no se halló ningún
producto genuino y típico de la cultura de la Tene, (como son fíbulas
puras de alguno de sus tres períodos, espadas largas, puñales dobleglobulares, tijeras, etc), presentes en otras localidades de la misma región,
sin duda posteriores.
(17) R. NAVARRO: «Las fíbulas en Cataluña.» Barcelona, 1970, pág. 81, fig. 19, 5.
(18) LOUIS Y TAFFANEL: Op. cit. nota 13, tomo l. Bordighera. Montpellier
1955, págs. 124-127. figs. 101 y 105. Por cierto que en este nivel III son muy comunes
las fíbulas cuya estructura de ballesta hemos esquematizado en la fig. 5, 2. Lo mismo
sucede en el nivel III de Ruscino.
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DOS TUMBAS DE ALPANSEQUE
15
Pensamos sin embargo, que los ajuares de otras calles, y concretamente los que tienen umbos de escudo y cascos de bronce repujados,
asociados a espadas de frontón o de antenas redondas, todavía desarrolladas, pueden ser más antiguos, encajando perfectamente en el transcurso del S. V a. C., como induce a pensar, además, el hecho de que en
el conjunto de las fíbulas de Alpanseque (de las que tan sólo hemos reproducido en nuestra fig. 4 algunas series, como la que denominamos
de «áncora», y de pie zoomorfo, porque nos parecían concordantes con
las sepulturas 9 y 14) predominen las de doble resorte en diversas variantes y otros tipos de características bastante antiguas, como la notabilísima de hoja de laurel, mencionada por Cuadrado en relación con la
del Acebuchal (19), pero aún inédita y que nosotros hemos deseado dar
a conocer en esta ocasión (fig. 4, 1).
Madrid, octubre de 1973.
BIBLIOGRAFIA DE LA NECROPOLIS DE ALPANSEQUE
E. AGUILERA Y GAMBOA, MARQUES DE CERRALBO: «Las necrópolis ibéricas.>>
Madrid, 1916, págs. 18, 27, 40.
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J. CABRE AGUILO: «El Thimyaterion céltico de Calaceite.» Archivo Español de
Arqueología, 48. Madrid, 1942, págs. 197-198.
B. TARACENA AGUIRRE: «Carta arqueológica de España: Soria.» Madrid, 1941,
págs. 35-36.
W. SCHüLE: <.:Probleme der Eisenzeit auf der Iberischen Halbinsel.» Maguncia, 1960,
figs. 19-2::!
W. SCHüLE: «Die Meseta Kulturen der Iberischen Halbinsel.» 2 vols. Berlín, 1969,
láms. 25-31, pág. 262.
(19) E. CUADRADO: <.:Precedentes y prototipos de la fíbula anular hispánica.»
Trabajos de Prehistoria del Seminario de Historia Primitiva del Hombre, vol. VII.
Madrid, 1963. En la fig 7 reproduce ocho fíbulas del mismo tipo de hoja de laurel.
-13718
[page-n-179]
[page-n-180]
M.a VICTORIA RAMS BROTONS
(Valencia)
Avance a un estudio de las fíbulas Ibéricas de
la provincia de Valencia
INTRODUCCION
No se puede dar una definición descriptiva de la fíbula, objeto de
este trabajo, dada la enorme variedad de formas que adopta a lo largo
de su evolución histórica.
Sin embargo sí podemos definirla por su función y por su principal
característica, diciendo que .:la fíbula es un objeto metálico, cuya principal misión fue la de sujetar los vestidos y cuya característica fundamental es la de poseer un ingenioso dispositivo de seguridad que garantiza el cumplimiento de su función:..
La fíbula es, pues, un alfiler perfeccionado capaz de sujetar de un
modo estable las prendas de vestir sobre el cuerpo. Su funcionalidad es
tal que la idea de su construcción perdura a través de milenios, siendo
en la actualidad nuestros broches y nuestros .:imperdibles:. las modernas
fibulas.
Como casi todos los objetos de uso personal, la fíbula también es un
adorno más o menos sofisticado.
Es natural pues que, manteniendo la idea original, evolucione en el
tiempo y que su evolución tenga como condicionantes fundamentales la
tecnología, la moda y, naturalmente, las influencias culturales o de colonización de la zona.
Así, el tamaño de una pieza dependerá del tipo de ropa que deba sujetar, habrá fíbulas pequeñas y ligeras adecuadas a las prendas interiores, fíbulas grandes y resistentes para sujetar mantos o capas.
-139-
[page-n-181]
2
M.' VICTORIA RAMS
En cuanto al metal que constituye la fíbula, dependerá en principiO
de los conocimientos metalúrgicos de la época y posiblemente de la abunc!ancia de yacimientos. Además dentro de una época dada el tipo de
metal indicará también la clase social a la que iba destinada una pieza,
y en última instancia la riqueza de un poblado, puesto que las fíbulas se
fabrican en bronce y hierro, pero también en metales preciosos.
La tecnología y el perfeccionamiento en el manejo de los metales se
reflejará en el modo de construcción de los objetos y así encontramos
fíbulas hechas de una sola pieza de alambre trabajado para darle la
forma adecuada, otras construidas de piezas soldadas entre sí y otras
fundidas en moldes, lo cual obviamente indica un grado cada vez mayor
de evolución en la tecnología metalúrgica.
Fig. 1
Además de estas características que podemos calificar de internas
hay evidentemente otras que indicarán el parentesco con piezas propias
de culturas no aborígenes y que darán idea sobre relaciones de comercio
o colonización, con estas culturas externas.
Si ahora invertimos los razonamientos anteriores, es inmediato deducir que las fíbulas, al igual que otros objetos metálicos, pueden ser
de extraordinaria utilidad para la investigación, al proporcionar datos
que pueden ayudar a establecer la cronología de un yacimiento arqueo..:
lógico.
De esta importancia han sido conscientes arqueólogos como J. Dechelette que textualmente dice: «Este pequeño objeto, "la fíbula", juega
un papel importante en las clasificaciones cronológicas y etnográficas
de todos los períodos, hasta la dominación romana e incluso hasta las
invasiones bárbaras. Se considera como uno de los principales "fósiles
directores" de los tiempos prehistóricos ... » (1).
En la misma línea abundan los trabajos importantes que estudian la
fíbula griega y oriental (2) y la italiana (3).
(1) JOSEPH DFCHELETTE: «Manuel d'Archeologie Prehistorique, Céltique et
Gallo-romaine. II Archeologie celtic¡ue ou protohistorique. Premir partie: Age du bronce.» París, 1924.
(2) C. S. BLINKENBERG: «Fibules grecques et orientales.» Kopenhagen, 1926.
(3) OSCAR MONTELIUS: «La civilisation primitive en Italie (Depuis l'introduction des métaux).» Stokholm, 1895.
-140-
[page-n-182]
FÍBULAS DE LA PROVINCIA DE VALENCIA
3
Sin embargo, en la Península, las publicaciones . sobre la fíbula son
escasas y, en general, son trabajos descriptivos sobre una pieza dada, o
estudios de un tipo concreto. En particular podemos destacar las publicaciones del profesor Martín Almagro Basch sobre las fíbulas anulares
hispánicas (4).
El primero que en España se plantea una línea de investigación tendente a sistematizar y revalorizar la fíbula anular es Emeterio Cuadrado (5), consiguiendo una muy eficaz clasificación de tipos y variantes,
su distribución geográfica, su cronología y un estudio de la técnica y
su funcionamiento. Apoyándose en esta labor, Rosario Navarro ha realizado un estudio tipológico de la fíbula en Cataluña (6), estudio en el que
se aportan además de los datos y caracteres de las fíbulas ya descritas,
las de un buen número de piezas interesantes y aún inéditas.
Suponemos que los comentarios anteriores justifican sobradamente
nuestra intención de abordar el estudio sistemático de las fíbulas de la
Región Valenciana, estudio al que este trabajo, que se reduce a las piezas de la provincia de Valencia, es una primera aproximación.
La necesidad de llevar a cabo un trabajo de este tipo para nuestra
provincia era manifiesta teniendo en cuenta que de las doscientas piezas
que hemos manejado, en nuestro estudio, sólo medio centenar, las pertenecientes a los departamentos 1 al 100 del yacimiento de La Bastida,
habían sido descritas (7). Otras publicaciones nombran o describen sucintamente fíbulas halladas entre otros materiales; así, por ejemplo, las
(4) M. ALMAGRO: «La cronología de las fíbulas españolas de codo.» Saitabi III.
J á ti va, 1940.
M. ALMAGRO: «Las fíbulas de codo en la ría de Huelva. Su origen y cronología.»
Cuadernos de trabajos de la Escuela Española de Historia y Arqueología de Roma, IX.
Madrid, 1957.
M. ALMAGRO: «Sobre el origen y cronología de la fíbula hispánica.» Archivo
de Prehistoria Levantina, V. Valencia, 1954.
M. ALMAGRO: «Sobre el origen posible de las más antiguas fíbulas anulares
hispánicas.» Ampurias, XXVIII. Barcelona, 1966.
(5) E. CUADRADO: «La fíbula anular hispánica y sus problemas.» Zephyrus,
VIII, Salamanca, 1957.
E . CUADRADO: «Precedentes y prototipos de la fíbula anular hispánica.» Trabajos
del Seminario de Historia Primitiva del Hombre. C. S. I. C. Madrid, 1963.
(6) R. NAVARRO: «Las fíbulas en Cataluña.» Instituto de Arqueología y Prehistoria. Barcelona, 1970.
(7) D. FLETCHER, E. PLA BALLESTER y J. ALCACER: «La Bastida de Les
Alcuses (Mogente-Valcncia) .» Volumen l. Serie de trabajos varios del S. I. P., núm. 24.
Valencia, 1965. Volumen II, serie T . V. del S. l. P., núm. 25. Valencia, 1969.
-141-
[page-n-183]
4
M. • VICTORIA RAMS
que se citan de los yacimientos de Covalta (8), San Miguel de Liria (9)
y Sagunto (10). Por último, un gran número de piezas estaban sin es~
tudiar y hasta la fecha eran pues inéditas, concretamente las de los d~
partamentos numerados del 100 al 255 de La Bastida, también las encontradas en «Calles:., «zonas:. o «Zanjas» del mismo yacimiento, además
de los yacimientos de Chelva, Alt del Fort y Castell, Carencia, Cerro de
Lucena, Les Ventes, Villares y la extraordinaria fíbula perteneciente al
tesoro de Cheste.
II
TABLAS
a)
En la Tabla 1 se ha resumido la clasificación de las fíbulas valencianas siguiendo el método de E. Cuadrado. En esta se puede
encontrar cada fíbula estudiada representada por su número de
Inventario, en la columna del tipo y subtipo a que corresponda
y en el lado izquierdo en el yacimiento en que fue hallada.
b)
La Tabla II representa un estudio de la frecuencia de aparición
de cada tipo y subtipo de fíbula, incluyendo además la clase de
resorte, junto al número se indica la lámina y figura en que se
encuentra la reproducción de alguna de ellas.
e)
En la Tabla 111 se compara la cronología atribuida a un yacimiento por el procedimiento de cerámica importada, con la que
se puede suponer estudiando el tipo de fíbulas halladas en él
(siguiendo la teoría de E. Cuadrado).
d)
Bajo el título de Tabla IV aparece un mapa de la provincia de
Valencia en el que se ha señalado la distribución geográfica de
cada tipo y subtipo de fíbula.
(8) l. BALLESTER: «Los ponderales ibéricos de tipo covaltino.» Comunicación al
IV Congreso Internacional de Arqueología. Vale ncia, 1930.
(9) D. FLETCHER: «Sobre límites cronológicos de la cerámica pintada de San
Miguel de Liria.» Congreso Internacional de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas.
Actas de la IV sesión. Madrid, 1954. Zaragoza, 1956.
(10) E. CUADRADO: «Fíbulas anulares de tope osculador.» Trabajos del Seminario de Arqueología de Albacete. Albacete, 1962.
-142-
[page-n-184]
FÍBULAS DE LA PROVINCIA DE VALENCIA
5
III
CONCLUSIONES PROVISIONALES
1)
ESTUDIO DE FRECUENCIAS: El tipo de fibula más frecuente
en la provincia de Valencia es la anular. Este hecho no es sorprendente ya que la rnayoria de los especialistas tanto españole~
corno extranjeros mantienen la tesis de que es un tipo autóctono
de la Península Ibérica, y lógicamente es el más abundante en
hallazgos. El 90 % de las fíbulas halladas son de este tipo.
Dentro del tipo anular los subtipos predominantes son: el de
puente en navecilla con terminales foliáceos (4c), el de puente en
timbal elipsoidal y hemisférico con montantes (2e). Cada uno
de estos subtipos representa entre un 17% y un 20 % del total
de fíbulas clasificadas.
El 40 % restante de fíbulas anulares se lo reparten entre los
demás subtipos a partes iguales aproximadamente.
Sólo un 10 % del total de fíbulas pertenece a tipos distintos
del anular, y en su mayoría se clasifican en el grupo de cLa
Téne:..
El resto de tipos clasificados no sobrepasa un ejemplar por
tipo.
2)
ORIGEN: Aunque la idea técnica de la fíbula sea externa a la
Península, toma en ésta un carácter peculiar y único, puesto
que el tipo de fíbula anular sólo se da en nuestro país.
3)
CRONOLOGÍA COMPARADA: Nuestro estudio cronológico es fundamentalm':!nte comparativo. De la Tabla III se deducen datos
de gran interés, como veremos.
Esta tabla se ha construido dando dos apartados para cada
yacimiento; en el primero se indica la cronología propuesta por
uso de la cerámica; en la inferior se señala la cronología (casi
siempre de E. Cuadrado) de los tipos de fíbula que han sido
hallados en el yacimiento.
La primera observación general que podemos hacer es que
la datación por cerámica importada suele dar fechas anteriores
a la deducida por la edad de las fíbulas.
Concluimos que el nacimiento del uso de la fíbula en la provincia data de finales del siglo V a. de C., puesto que son contados los casos de fíbulas que podrían ser más antiguas.
-143-
[page-n-185]
6
M. • VICTORIA RAMS
De los yacimientos que hemos establecido la cronología comparada, una mayoría muestra un acuerdo entre la cronología
cerámica y cronología fibular. Así ocurre en: San Miguel de
Liria, Sagun to, Covalta, Villares y Cerro de Lucena.
De los yacimientos, el de Chelva y el Tesoro de Cheste, no
hemos encontrado datos cronológicos; aquí pueden ser de utilidad las fechas que indican sus fíbulas.
Las fíbulas de Chelva, que son anulares del tipo 2e elipsoidal
de Cuadrado, tienen establecida su cronología entre finales del
siglo V y principios del siglo III a. de C.
De la fíbula del Tesoro de Cheste (Lám. III) sólo podemos
decir, por el momento, que es anular y por su técnica debe ser
muy moderna (al menos, del siglo II a. de C.), y esperamos en
un futuro próximo dar mayores precisiones, como consecuencia
del estudio que sobre la misma estamos preparando.
En los yacimientos de La Carencia, Alt del Fort y del Castell
y La Bastida de les Alcuses nos encontramos con una prueba de
la discrepancia cronológica entre las fíbulas y los demás objetos
aparecidos en dichos yacimientos. Así:
a) En La Carencia (Lám. IV, 2) aparece un tipo de fíbula
que se desan·olla fundamentalmente durante el siglo V a. de C. y
desaparece a mediados del siglo IV a. de C., y otros dos tipos
que son propios de todo el siglo IV, mientras que, por .otra parte,
.
..
la cronología establecida hasta ahora databa la cerámica más
antigua entre mediados y finales del siglo IV a. de C.
b) La cronología cerámica indica en el yacimiento del Alt
del Fort y del Castell una duración que va desde mediados del
siglo IV hasta mediados del siglo III a. de C.; sin embargo, con
seguridad sólo se puede afirmar como posterior al siglo IV a. de C.
Esto lo apoya de manera muy segura la cronología fibular,
puesto que las fíbulas que se han hallado son del tipo de la Téne I y II, lo cual indica que el yacimiento perduró durante todo
el siglo IV y al menos parte del siglo III a. de C.
Muchos de los materiales de este yacimiento están en fase
de estudio; debemos esperar, pues, una confirmación a esta conclusión.
e) En el yacimiento de La Bastida de les Alcuses nos encontramos con unas discrepancias bastante marcadas entre ambas
cronologías.
-144-
[page-n-186]
FÍBULAS DE LA PROVINCIA DE VALENCIA
7
Por una parte, la cronología cerámica señala el principio del
poblado en el segundo cuarto del siglo V a. de C. y su destrucción en la segunda mitad del siglo IV a. de C.
Las fíbulas halladas aquí están en franco desacuerdo con
estas fechas. Aun cuando varios de los tipos de fíbulas tienen una
edad que coincide con la cerámica, otros son posteriores.
Aparecen tres fíbulas del tipo 4{ de Cuadrado, fechadas por
éste dentro del siglo III a. de C., y otras tres del tipo 2b, datadas durante todo el siglo III a. de C., cinco más del tipo 5 de
Cuadrado que se desarrollan entre mediados del siglo IV a. de C.
y mediados del siglo III a. de C. y, por último, fíbulas de la
Téne de las cuales dos son dudosas entre transición de la Téne II
al 111, o de este último, y como sabemos esto indica de nuevo,
el siglo 111 a. de C.
Estos hechos, discutibles si se quiere, plantean al menos un
problema de duda respecto de la fecha en que fue destruido el
poblado.
4)
DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA: No todas las fíbulas descritas en
la tipología de Cuadrado aparecen en la provincia de Valencia
y no todas las que hemos encontrado encajan en los tipos de éste,
aunque sí la inmensa mayoría.
Las excepciones comprenden fíbulas adornadas. Dos de ellas
tienen un rostro formando el puente y en la otra el puente está
constituido por una escena de caza en relieve. Otras dos tienen
el puente en navecilla con una arista central.
Todos los tipos encontrados se hallan en La Bastida, yacimiento que contiene un 50 % de todas las fíbulas descritas.
Las dos concentraciones de yacimientos en la provincia se dan
una al N oreste, alrededor del río Turia, y la otra al Sur del río
Júcar. Pero en proporción es mucho más rica en hallazgos de
fíbulas la segunda, predominando las del tipo 4 de Cuadrado. En
la región del Norte, se reparten la frecuencia de apariciones entre
los tipos 2e y 4 de Cuadrado. Las fíbulas de la Téne y los otros
tipos no anulares se dan casi exclusivamente en la zona Sur.
Esperamos que nuestro esfuerzo haya sido positivo y que
este trabajo pueda ser de utilidad para aquellos que estén interesados en este tema.
-145-
19
[page-n-187]
8
M. • VICTORIA RAMS
TABLA 1
NOMENCLATURA, SEGUN LA TIPOLOGIA DE E. CUADRADO
T
1
p
o
S
YACIMIENTO
29 elipsoidal
2b
BASTIDA
(Opto. 1-1 00)
2e hemisférica
D-95-B-357
D· 34 .
D- 12.
D· 80.
D· 23.
D- 79.
D- 4.
D-100.
D-207 . B-2191
D-239
D-108. 8-334
D-1 08. B-345
D-115. B-335
D-118. 8-341
D-122. B-329
D-122. B-358
D-142. B-322
D-150. 8 -2928
D-167. B-2943
D-169. B-2933
D-189 . 8-2940
D-230. B-291
D-221 . B-2950
D-206. B-2684
D-221 . B-2194
D-233. 8-2953
D. c/1 , 11 . 8-338
D. z/11 -111-VI. 8-296
D-122. 8-312
D-122. 8-313
D-123. B-31 O
D-135. B-311
D-137
D-155. 8-218
D-160. B-2927
D-187. 8-2938
D-199. B-2192
D-222. B-2949
D-230. B-2186
D-225. B-2947
D. c/N gr. VI B. 279
D. c/N gr. VI B. 301
D. c/N D. 38, 39, 40
B. 294
D. c/0 D. 47 8 . 286
8 -1
COVALTA
C-4
C-1
C-2
C-3
CHELVA
X-1
(Opto. 101-255)
8-287
B-254
B-303
B-278
8-282
B-288
8-307
D- 37.
0- 37.
D- 29.
0- 2.
D· 43.
D- 44.
D-100.
S-1
SAGUNTO
-146-
8-280
8-295
8-271
B-308
8-284
B-2498
B-305
[page-n-188]
9
FÍBULAS DE LA PROVINCIA DE VALENCIA
TABLA 1 (continuación)
T
1
P
O
S
YACIMIENTO
4b.
4a
D· 30.
D- 57.
D- 78.
D-100.
BASTIDA
(Opto. 1-100)
(Opto. 101 -255)
D-134.
B.-354
D-102. 8-352
D-117. B-332
D-142. 8-347
D-155. B-2930
D-155. B-2932
D-255. B-2948
D. c/1-IV. B-256
D. c/0, D, 48, 52
B-302
D. z/11-111. B-276
SAN MIGUEL
DE LIRIA
DD·
DDDD·
DD·
D·
DD-
4.
7.
33.
36 .
44.
53.
62.
64.
66.
94.
99.
8-270
8 -258
8-337
8-289
8 -267
B-268
8-265
8-261
8-3549
8-273
B-4626
D-114. 8-316
D-122. 8-326
D-123. 8-?.195
D-126. 8-323
D-128. 8-324
D-135. 8 -314
D-142. 8-320
D-155. B-2187
D-155. 8-2931
D-167. 8-2935
D-187. B-2936
b-190. B-2960
D-194. 8 -2942
D-210. 8 ·2961
D-230. B-2951
D-230. B-2952
D-234. 8 -2954
D-235
D. c/-1-IV. B-266
D. z/N gr. VI. B-272
D-39. B-9
C-8
COVALTA
CAR!:NCIA
B·35G
B-292
B-269
8-343
4c
C-5
C-6
C-7
C-10
CA-1
CA-4
CA-3
LES VENTES
DE MOGENTE
LV-1
-147-
[page-n-189]
10
M.' VICTORIA RAMS
TABLA
1
(continuación)
--
T
p
1
o
S
YACIMIENTO
4h
4f
BASTIDA
{Opto. 1-100)
(Opto _ 101·255)
-
DD00-
---
15.
B-274
23.
8-255
38, 39. 8-275
68.
B-253
D-118.
D-142.
D-216.
D-244_
D-164 . B-2929
D-187. B-2937
D. c/E. 18. B-299
0- 30. B-263
0- 37. 8-264
0- 51 . B-318
8-325
8-321
B-2946
B-2957
--.:::: - =-=- =-=
COVALTA
4j
D-142. B-306
D-171. B-2190
D-200. B-2943
D. c/0. 4. B-260
D-125. B-353
D. z/11-1!1 8-281
C-9
T
1 p
o
S
YACIMIENTO
5
6
BASTIDA
(Opto. 1-100)
0- 27. 8-298
0- 91. 8-257
D-42. B-285
(Opto. 101-255)
D-111. B-346
0-122. B-333
10
CA9ENCIA
D-14. B-2962
D-141 . 8-319
CA-2
-148-
13
[page-n-190]
11
FÍBULAS DE LA PROVINCIA DE VALENCIA
TABLA 1 (continuación)
1 p
T
o
S
YACIMIENTO
TEN F.. 11
TENE 1
BASTIDA
(Dpto. 1-100)
( Dpto. 101-255)
TENE 111
1
D-4. 8-291
0-162. B-2959
0-242. B-2956
D-129. B-351
0-194. B-2945
.
--
COVALTA
VI LLARES
(lám. IV, 3)
C-13
C-11
C-12
D-13
V-1
L-1
CERRO LUCENA
-_--:;:;;-..;;; . = = - = .-- --=
ALT DEL FORT
SAN MIGUEL
DE LIRIA
Muro 9 sector 3
1 =-~ -~-~-
Muro B sector 7
0-6
0-12
D-23
0-31
D-45
D-56
T
1 p
o
S
YACIMIENTO
Acebuchal
BASTIDA
(Dpto. 101-255)
COVALTA
Doble resorte
D-230. B-2955
Puente acodado
y pie con disco
De
codo
1-
B-2
C-15
-Provincia de
Valencia
1
-149-
[page-n-191]
TABLA
......
11
~
FRECUENCIA DE APARICION DE LOS DIFERENTES TIPOS Y SUBTIPOS DE FIBULAS IBERICAS EN LA PROVINCIA DE VALENCIA
Tipos de
TIPO Y SUBTIPO
......
<:71
o
2b
2e elipsoidal
2e hemisférica
4·a
4b
4c
4f
4h
4j
5
6
10
13
Téne 1
Téne 11
Téne 111
Acebuchal
Doble resorte
Acodado con disco
De codo
Totales
Bi!>agra
1
12
24
12
25
3
4
6
4
-
-
{Lám. 1, 1)
{Lám. 1, 3)
{Lám. 1, 5)
{ Lá.n. 1 7)
,
{Lám. 1, 9)
( Lám. 11, 10)
1 {Lám. 11, 13)
-
-
resorte
Tope csculador
12 {Lám. 1, 2)
1
-
-
-
-
-
-
Aguja libre
Muelle
-
3 {Lám. 1, 6)
2
-
-
1 (Lám. 11, 11)
-
-
-
-
-
92
16
-
1 {Lám. 1, 8)
1
1 ( Lám. 11, 12)
5
2 (Lám. 11, 15)
1 {Lám. 11 , 16)
1
-
{Lám . 11, 18)
1 ( Fig. 1 y
Lám. IV, 1)
16
-
1 {Lám. 1, -4)
1
-
-
Sin resorte
-
-
8 {Lám . 11, 14)
2
1 {Lám. 11, 17)
-
-
2
1 {Lám. 11, 19)
-
37
1
3
27
28
2
14
39
3
8
9
5
1
1
1
13
2
3
1
1
1
1
2
3
3
1
2
10
1
3
-
-
-
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Fuera de clasificación: Ffbula del tesoro de Cheste con resorte en tope de gancho (Lám. 111) y las ffbulas encontradas en Turls
( Lám. IV) y Caudete de las Fuentes ( Lám. IV).
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[page-n-192]
TABLA 11.1
ESTUDIO COMPARADO DE LAS CRONOLOGIAS CERAMICA Y FlBUl.AR
SIGLO a J. C.
Yacimiento
V
VI
IV
111
11
~
Autor
1
Chelva C
-
F
-
Cuadrado
-
-
cerro de San Miguel .
Fletcher, Pla, Ballester
y Perico!
Cuadrado. Dechelette
Sagunto
-- --
Chabret. Peris Fuentes,
Beltrán, G. Simancas
-
-
--
Cuadrado
--Vi llares
Cheste
.....
tn
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-1-
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Pi a
--
Cuadrado
- --- - -
La Carencia
-
-
---
-
-
Fletcher
Cuadrado
·-
Alt del Fort
Cuadrado
Fletcher, Pla
Dechelette
-
Cerro de Lucena
Fletcher
Dechelette
Bastida
Ballester, Fletcher, Pla
-
-
Cuadrado
-
-
-
-
----
--
-
-
-
--- ·-
-
-
-
Dechel ette
Vall de Pla.
Covalta
--
Bailes ter
Cuadrado
-
Oechelette
----
---
[page-n-193]
14
M.' VICTORIA RAI\'IS
TABLA IV
CA3fiLLON
MAR
ALBACE'fB
Mapa con la distribución geográfica de los distintos tipos de fíbulas
en la provincia de Valencia.
1: Chelva. - 2: Cerro de los Bolos (Andilla). - 3 : Cerro de San
Miguel (Liria). - 4: Sagunto. - 5: Cárcel (Sagunto). - 6: Cerro de
la Peladilla (Requena). - 7: Villares (Caudete de las Fuentes). - 8:
Atalaya Mora (Caudete de las Fuentes). - 9: Partida de la Safa (Cheste). - 10: La Carencia (Turís). - 11: Alt del Fort y Castell (Cullera).
12: Cerro de Lucena (Enguera). - 13: Meca (Ayora). - 14: Les Ventes (Mogente). - 15: La Bastida de les Alcuses (Mogente). - 16: El
Castellar (Oliva) . - 17: Les Eretes (Onteniente). - 18: Covalta (A~
baida).
-152-
[page-n-194]
FÍBULAS DE LA PROVINCIA DE VALENCIA
15
Explicación de los si mbolos que aparecen en el mapa:
Puente en Timbal: Elipsoidal (§). Con montantes: Elipsoidal (O), esférico ( l:). Puente en N avecilla: Pie largo (~), pie normal (__,), con terminales folíaceos (rr), anillo de sección variable (e), de quilla quebrada
(A) , con chaflanes laterales (T). Romboidal (t.). Puente en Nudos: De
Hércules sencillo ( v). Puente de Cinta: Estrecha ( <1>). Puente Trapecial:
C=). La Téne 1 (t¡). La Téne ll (~).La Téne lll (~).De doble resorte (o:>) .
Acebuchal (x). De pie terminado en disco (11).
-15320
[page-n-195]
[page-n-196]
LAM. 11
RAMS .-Fíbulas de Valencia
. ..
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··· ,
.
[page-n-197]
RAMS.'-Fíbulas de Valencia
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LAM. 1
[page-n-198]
LAM. 111
RAMS.-Fíbulas de Valencia
Fíbula del Tesoro de Cheste
[page-n-199]
LAM. IV
RAMS .-Fíbulas de Valencia
1.-Fíbula de codo.
2.-Fíbula de Turís.
3.-Fíbula de Caudete de las Fuentes.
[page-n-200]
ENRIQUE A. LLOBREGAT
(Valencia)
Escultura Ibérica de la Edetania. La cabeza de toro de
la Carencia (Turís)
En fechas recientes ha sido hallado un fragmento de escultura ibérica
que representa una cabeza de animal, en el poblado ibérico de la Carencia (1), conocido normalmente en la bibliografía por La Querenci;.t
o Quenencia, en término de Turís, provincia de Valencia. Traída la pieza
al S. l. P. para su conocimiento y estudio, el director del mismo, don
Domingo Fletcher Valls, ha tenido la gentileza de encomendarme su publicación (Lam. I).
El poblado ibérico de la Carencia ha sido prospectado en diferentes
ocasiones y de él se han dado diversas noticias, sin que por lo escaso de
los hallazgos, aunque algunos sean tan notables como la gran fíbula
anular de arco decorado, se haya podido determinar exactamente su amplitud cronológica (2). El hallazgo de esta escultura, efectuado por el joven
Luis Sanfélix Pérez, permite suponer, como se verá, que al menos vivió
en la primera etapa ibérica.
El fragmento que aquí estudiamos representa una cabeza de toro perteneciente a una escultura completa, de la que sólo se ha conservado esta
parte, formada por la cabeza, el cuello y el principio de la papada. Está
labrada en piedra caliza blanca de grano arenoso, con manchas rojizas
de arcilla. Mide la cara 370 mm. del testuz al morro y 190 mm. de an(1) M. SANCHIS GUARNER: «Historia del País Valencia, l. Epoca musulmana.»
225. Toponimo derivado de at-kanisa = la iglesia cristiana.
(2) E. A. LLOBREGAT: «Los precedentes y el ambiente comarcal de la Valentia
romana», 46; en «La ciudad romana de Valencia: estudios varios.» Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia, l. Valencia, 1962.
-155-
[page-n-201]
2
E. A. LLOBREGAT
chura a la altura de los ojos. Del testuz a la rotura del cuello, 220 mm. a
la altura del ojo. Tiene el testuz liso y redondeado, la frente recta, los
ojos, uno en cada lateral, redondos, formados por un surco circular ancho y no muy profundo, de sección rectangular, que deja exento y en
relieve, al centro del ojo, un botón que representa la pupila, y que hoy
se halla muy erosionado. En el morro hay indicios de que la boca estuvo
señalada, pero hoy está rota y erosionada. No se advierte señales de
ollares. Por los lados, la cara está tratada sumariamente en dos planos,
uno vertical, del testuz a los ojos, y otro suavemente oblicuo, en disminución hacia el morro; a ambos lados del testuz hay unos agujeros circulares, de 50 mm. de profundidad, que sirvieron para alojar la raíz de los
cuernos, sobrepuestos y que se han perdido. De los dos agujeros sólo se
conserva el derecho, pues el otro, como el resto de la cara por aquella
parte, está .muy erosionado y perdido. De debajo del cuerno, y en dirección del cuello, arranca la oreja, pegada a la cara y que debió ser en
altorrelieve, también perdida por la erosión. Sólo se conserva el nacimiento de la misma y una línea que va desde la parte alta del arranque
del cuerno hasta la parte alta del arranque de la oreja. Los restos del
pabellón de ésta se hallan pegados al cuello, muy estrecho, del que nace
la papada, mucho menos saliente y de sección triangular, afilándose hacia
la parte inferior, decorada por cuatro estrías paralelas de sección en V,
representativas de sus pliegues. Quedan restos de una quinta estría inmediatamente antes de la rotura.
La descripción hecha se refiere a la cara derecha de la cabeza, ya que
la izquierda está muy erosionada para poder señalar ninguna característica. Se advierte, con todo, que tuvo un agujero para el cuerno y un
ojo. En conjunto parece que la cara izquierda recibió una labra mucho
más elemental que la cara derecha: esto queda claro viendo la sección
de la papada, que es disimétrica (Lám. I, 4), más hundida en la cara
derecha a causa de haber recibido un desbaste preparatorio del tallado
de las estrías, mientras la cara izquierda es más saliente, y sólo hay dudosas huellas de que se represen taran sobre ella los pliegues que aparecen
en la otra cara. Todo parece indicar que la escultura completa debió de
ir parcialmente adosada a una construcción, y sólo se trabajó con cuidado la cara más visible.
La labra de la cabeza es bastante esencial, sin refinamientos excesivos. Todo el conjunto de testuz y cara trasciende al bloque del que fue
esculpido, un paralelepípedo de caliza con un sumario desbaste de los
ángulos. El tratado del ojo es sencillísimo, y sin la expresión naturalista
de muchas otras piezas. Las estrías de la papada son simples cortes, con
perfil en V. Hay una auténtica economía de medios expresivos, que puede
achacarse a no excesiva pericia del escultor.
-156-
[page-n-202]
CABEZA DE TORO DE LA CARENCIA
3
La filiación de la escultura quedó clara desde el principio, al haberse
hallado en un conocido poblado ibérico. Pero los paralelos que pueden
aducirse la ensamblan, sin lugar a dudas, dentro del gran complejo es~
cultórico de la primera etapa ibérica.
Es quizá el toro el animal que ha gozado de mayor predicamento
:para los escultores ibéricos. Su significación mítica ya fue analizada por
Blanco Freijeiro (3), mas su abundancia testimonia del alto interés que
tuvo su representación. Es ésta la tercera pieza escultórica que conocemos
dentro del área edetana, procediendo las otras dos de Sagunto (4), y de
ellas una es también un toro. Mucho más abundantes son en la Contestania, de la que hay un catálogo (5). Sólo hay uno en la provincia de
Albacete, también ya catalogada (6) y abundan en el territorio correspondiente a la actual Andalucía, que aún está falto de un catálogo exhaustivo y sistemático de las piezas.
En estas esculturas bovinas podemos considerar en líneas generales
dos grandes grupos: el de los animales representados de pie, que tienen
la cabeza gacha (como el ejemplar de Turís) y el de los animales representados echados, con la cabeza alta. No es ésta una división precisa,
pues luego se ha de ver que hay piezas que participan de las dos características, pero sí es relativamente constante como para hacerlo notar.
El toro aquí estudiado, como queda dicho, se emparenta con las figuras
estantes de cabeza gacha, así, por ejemplo, la llamada Bicha de Balones,
también en el Museo de Prehistoria de Valencia, que apareció en el Collado del Zurdo, en el valle de Ceta, entre Benimassot y Balones (7),
o el toro del Cerro de los Infantes, de Ecija (8), aunque su labra es sensiblemente más basta que la de estos dos ejemplares. Los aguj~ros para
alojar los cuernos añadidos aparecen en el toro de Petrel, en el de Redován, y en el de Villajoyosa. Las orejas y ojos no tienen paralelo, las
primeras porque faltan en otros ejemplares conocidos, el segundo por
lo rústico de su talla. En cambio, son comunes las estrías de la papada
con los ejemplares de Balones y de Cabezo Lucero, dentro de la Contes-
(3) A. BLANCO FREIJEIRO: El toro ibérico, «Homenaje al profesot" Cayetano
de Mergelina», Murcia, 11962.
(4) E. A. LLOBREGAT: «La escultura ibérica en piedra del País Valenciano.
Bases par un estudio crítico contemporáneo del arte ibérico>>. Archivo de Arte
Valenciano, XXXVII. Valencia, 1966, pág. 41-57.
(5) Cf. artículo citado en la nota 4.
(6) J. SANCHEZ: «Escultura ibérica zoomorfa descubierta recientemente en Caudete (Albacete).» VI CNA. Oviedo, 1959, 163-66.
(7) Noticia verbal de don VICENTE PASCUAL PEREZ, director del Museo de
Alcoy.
(8) J. MARTIN JIMENEZ: «Ecija en su período tartesso-ibérico.» Boletín de
la Real Academia de Córdoba, XXXV, 1964, 189-96.
-157-
[page-n-203]
4
E. A. LLOBREGAT
tania, y de Ecija y Osuna en Andalucía. Hay que señalar, sin embargo,
que la cuidada labra en ondulaciones de todos esos ejemplares contrasta
con las estrías rectas y sin modelado del ejemplar de Turís.
Todos estos paralelos nos enmarcan el fragmento escultórico de la
Carencia en la serie de esculturas ibéricas ya conocidas. Establezco la
serie para las áreas más inmediatas de la pieza objeto de este artículo,
y con las que en principio puede paralelizarse mejor.
Toros en pie con la cabeza gacha
Bicha de Balones, en el Museo de Prehistoria de Valencia.
Cabeza de toro de la Carencia (Turís).
Toros echados con la cabeza levantada
Toro de Sagunto (Museo Arqueológico de Sagunto).
Toro de Agost (perdido) (faltaba la cabeza, pero por su arranque puede verse que la tenía alzada).
Toro de El Molar (Museo Arqueológico Provincial de Alicante). Sólo
conserva un fragmento de la cabeza, separado del cuerpo, pero el arranque
de éste muestra que estaba levantada.
To1·os echados con la cabeza gacha
Toro de Petrel (perdido) (9).
Toro de Villajoyosa. (Se conserva sólo la cabeza y cuello.)
Toros en postura incierta
La serie del Cabezo Lucero de Rojales, en la que hay toros echados
y toros en pie, así como cabezas sueltas, pero sin que se pueda determinar exactamente la postura.
Toro de Redován, del que sólo se conservaba parte de la cabeza.
Tengo noticia de que en excavación clandestina ha aparecido hace
años una escultura de toro en el Tossal de la Cala de Benidorm, pero no
me ha sido posible ver la pieza.
Como se ve en esta lista, relaciono tan sólo las esculturas de bóvidos
de la Contestania y la Edetania. No entra en mis cálculos el inventariar
(9) A la bibliografía que di sobre él en el trabajo citado en la nota 4 hay que
añadir: M. GONZALEZ SIMANCAS: «Escultura ibérica de un toro descubierta en
Sagunto.» Coleccioni'lmo, XII, 1924, enero-febrero-marzo, 2-5. El mismo, reproducido
en «Las Provincias», 25 de noviembre de 1932, con dos dibujos del toro de Petrel.
Para el toro de Villajoyosa, véase E. A. LLOBREGAT: «El toro ibérico de Villajoyosa .» Zephyrus, XXV. Salamanca, 1974.
-158-
[page-n-204]
CABEZA DE TORO DE LA CA!{ENCIA
5
toda la serie de ellas en el resto de la península, pues a la hora de publicar esta pieza interesan más sus paralelos inmediatos que no los lejanos.
De los andaluces que se ha citado, hay que destacar las piezas de
Osuna, muy posteriores y evidentemente influidas por el arte romano,
del que son poco menos que provinciales. El toro de Ecija es, con mucho,
el mejor paralelo de esta pieza dentro del mundo ibérico, señalando, sin
embargo, el mejor arte de este último.
Podría hacerse mención de una serie de esculturas del mundo de los
verracos que enlazan formalmente bastante con nuestra cabeza: basta
pensar en los «toros de Guisando» para ver que esencialmente la técnica
artística es idéntica. Pero voluntariamente he dejado de lado el paralelizar la pieza con el mundo de los verracos, ya que es éste mucho más
tardío cronológicamente, y responde, al parecer, a unas concepciones de
hase sensiblemente diversas de las del mundo ibérico. Por otra parte,
parece obvio, en el caso de estas artes de un relativo primitivismo, el
aceptar que, frente a un mismo problema escultórico, la solución es sensiblemente unitaria. Puestos en esta vía de paralelizar con piezas más
tardías y culturalmente diferentes como los verracos, acabaríamos señalando paralelos perfectamente plausibles en el arte románico, como alguien ha hecho con bastante escasa fortuna. Pero esto es muy poco serio.
He compuesto un mapa de distribución de las esculturas de toros de
la Edetania y Contestania (fig. l. •). En él se indica, además de la frontera entre ambas, que sigue sensiblemente la línea del río Júcar, según
he tenido ocasión de demostrar en mi tesis doctoral (lO), la localización
de cuantas esculturas de toros conocemos en ambas. Las demás localizaciones indicadas en el mapa, murcianas y andaluzas, han sido cartografiadas con un criterio selectivo, no exhaustivo, y en función de su cita
en el texto.
En fin, los paralelos formales, y el mismo hecho de la presencia de
esta escultura (que, como es sabido, cesa en fechas dentro del siglo III
(10) E. A. LLOBREGAT: «Contestania ibérica.» Instituto de Estudios Alicantinos. Alicante, 1972.
-159-
[page-n-205]
6
E. A. LLOBREGAT
a. de J. C.) (11), hacen datarla dentro de la primera época ibérica, entre
los siglos IV y 111 a. de J. C., antes de la aventura bárkida en las áreas
geográficas aquí señaladas. Por el momento, parece muy difícil el afinar
eEC/JA
BENIDORfvt
PETREL e•A OST
HOYA SANA•
fvt OLA R
REDOVANe ROJALES
•PEAL
OSUNA•
Fig. 1.-Mapa de distribución de esculturas ibéricas de toros
más en esta cronología. Cabría, dado el primitivismo de la talla, suponerla pieza de una escuela marginal y algo posterior, pero, en todo caso,
es evidente que hay que filiarla con el resto del bloque homogéneo de la
escultura ibérica, y no es fácil separarla mucho de estas fechas.
(11)
Cf. artículo citado en la nota 4, y la bibliografía que en él se r elaciona.
-160-
[page-n-206]
LLOBREGAT.-Escultura ibérica
LAM .
j
Diversos aspectos de la cabeza de toro de La Carimsia (Turís)
(alt. 40 cms.)
(Foto: Grollo)
[page-n-207]
VICENTE GOZALVEZ PEREZ
(Crevillente)
Notas sobre el poblamiento antiguo en el término
de C'revillente
Estos breves apuntes no tienen otra finalidad que señalar la existencia de algunos yacimientos arqueológicos de la comarca de Crevillente
(figura 1), localizados mediante prospección ocular, exponiendo las características y los hallazgos de superficie de los mismos.
Los yacimientos en cuestión, cuatro, los descubrimos por orden cronológico de la siguiente manera (fig. 2) :
A. -La Fonteta del Sarso.
B. -El Castellar Colorat.
C. -El Forat.
D.- El Castell V ell.
LA FONTETA DEL SARSO
Situada aproximadamente a 1 Km. al NW. de Crevillente, en el cauce
de una pequeña hondonada, a manera de barranco, que desemboca al de
La Rambla por su margen derecha. El nombre del yacimiento se debe al
apodo del propietario de estos terrenos y a la existencia de una pequeña
fuente que aún mana lo suficiente para mantener un pequeño charco.
El cauce de esta hondonada fue cultivado, al parecer, desde antiguo,
como se deduce de los muretes de piedra que formaban por sus lados, en
sentido a la dirección del cauce, bancales de escalera, hoy abandonados;
actualmente se cultiva el fondo en bancales también escalonados, pero en
sentido perpendicular al cauce.
-161-
21
[page-n-208]
2
V. GOZÁLVEZ PÉREZ
Los materiales procedentes de este lugar fueron hallados por el propietario del terreno hacia 1920, con ocasión de labores de nivelado, habiéndose conservado parte de ellos, que ahora reproducimos, y habiendo
desaparecido los restantes en varias donaciones particulares.
Fig. 1 .-Mapa de situación de Crevillente
MATERIALES
Los que hemos podido estudiar son:
Piedra
l.-Cuchillo de sílex t8'1 X 2'3 cm.) (Lám. I, 1).
2.-Hoja aguzada, de sílex (3'5 X 1'2 cm.) (Lám. I, 2).
3.-Pieza acorazonada, de sílex, con perforación central (2 X 2 cm.) (Lám. I, 3).
4.-Hacha pulida, de piedra negra y sección plana (12 X G cm.) (Lám. I, 4).
5.-Hacha pulida, de piedra negra y sección plana (10 X 6 cm.) (Lám. I, 5).
6.-Azuela pulida, de piedra negra plana (5'1 X 4 cm.) (Lám. J, 6).
Metal
7.-Hacha plana de cobre (9'5 X 5'5 cm.) (Lám. I, 7).
S.-Fragmento de posible hacha plana, de cobre (7'1 X 3'1 cm.) (Lám. I, 8).
9.-Denario romano republicano; a) cabeza de Roma galeada, r) loba amamantando a ltómulo y Remo, tres palmas cruzadas y la leyenda SEXT.
-162-
[page-n-209]
POBLAi\!IEZ"TO ANTIGUO
DE
3
CREVJLLENTE
10.-D ~ nario
romano r epublicano; a) cabeza masculina a la derecha, rodeada de
gráfila, r) cuadriga y en el exergo inscripción .
Estos dos denarios son los únicos que conserva el propietario, de un total de
una veintena que apar;)c ieron.
1)
{
:
'
,----
'-./
o
Fig. 2.-Localización de los yacimientos
A.-La Fonteta del Sarso.
B.-El Castellar Colorat
C.-El Forat
D.-El Castell Vell
Según información oral de los descendientes del descubridor, fueron
hallados y destruidos de 8 a 10 esqueletos humanos, así como diversos
recipientes cerámicos, que se deshicieron al intentar extraerlos del suelo.
-163-
[page-n-210]
4
V. GOZÁLVEZ PtREZ
De la categoría de los materiales descritos, junto con las características topográficas del lugar (tierras bajas en relación a la sierra en las que
se encuentran, propias para el cultivo agrícola, facilitado por la existencia de la fuente, probablemente más caudalosa en otros tiempos, y ausencia de un emplazamiento defensivo) se puede deducir que se trata de un
yacimiento eneolítico al que se superpondría una ocupación romana.
EL CASTELLAR COLORAT
Situado a unos 3'5 Km. al NW. de Crevillente, en un montículo, co-
ta 487 m., de calizas rojizas, a la izquierda del barranco de La Rambla
(Lám. II, a).
Se trata de una posición eminentemente defensiva, ya que, con excepción del lado sur, de empinada pendiente, en el resto de los lados la
caliza está cortada en vertical, con una altura de unos veinte metros.
Los restos de construcciones conservadas son espectaculares. En la
cima del montículo, que forma una especie de rellano o meseta, subsisten
restos de dos torres, sensiblemente cuadrangulares, una junto a otra.
La situada al norte, cuyos restos alcanzan una altura de unos 4 metros,
es de piedra sin desbastar (Lám. JI, b), mientras que la del sur, a unos
tres metros de distancia de la primera, es de piedra escuadrada en los
1'10 metros de altura que conserva (Lám. 11, e y d); en su lado sur aparece abundante piedra, labrada y no labrada, señal inequívoca de su desmoronamiento.
Toda la parte superior del montículo, así como gran parte de la pendiente sur, están cubiertas por bancales escalonados, completamente abandonados.
Es curiosa la existencia de tres recipientes de piedra, dos en forma
alargada, de 2 X 0'80 (Lám. III, a), y el tercero ovalado, con diámetro
de 1'30 (Lám. III, b). Los dos primeros tienen un orificio de 5 cm. de diámetro en la parte superior de sus lados, junto a los ángulos.
En cuanto a la cerámica y demás objetos encontrados en la cima, destacan varias piezas. En primer lugar, los restos de cerámica con decoración geométrica incisa (Lám. III, e y d) ; tal vez pueda ponerse en relación con ellas un soporte para vasos, de 20 cm. de diámetro y 12 de longitud, de color gris oscuro y espatulado (Lám. IV, a).
Asimismo fueron halladas varias vasijas y fusayolas de diversos tamaños, la mayor de 4 cm. de diámetro y 3 de altura y la menor de 2 X 1
centímetros (Lám. IV, b, f; V, a, d); diversos morteros de piedra vaciados en una especie de esfera alargada, con los pies truncados (15 X 15
centimetros) (Lám. IV, e).
-164-
[page-n-211]
POBLAMIENTO ANTIGUO DE CREVILLENTE
5
Especial atención merece un escarabeo de jade verde, de 18 milíme·
tros de longitud, sin inscripción, de procedencia sarda y fechable hacia
el siglo IV a. C. (Lám. IV, d). Hacia esa misma fech...a se puede situar
una punta de flecha de bronce, de 4'5 cm. de longitud (Lám. IV, e).
Abundan los restos de cerámica típicamente ibérica (Lám. V, b, e),
tanto con decoración geométrica como lisa, de colores terrosos a grises.
Se encuentra esparcida por toda la loma de El Castellar, así como en la
vecina Liorna Negra, al sur y contigua a la anterior.
También procede de las inmediaciones de este yacimiento un denario
de plata romano, de época republicana, a) cabeza masculina a la derecha
(¿Bonus Eventus?) y detrás cetro, y r) águila explayada sobre rayos,
detrás litus y delante jarro; en el exergo, Q. CASSIVS.
No faltan hallazgos de época posterior, posiblemente s. V-VI d. C., tales como el objeto de adorno, de bronce (de 5 cm. de diámetro), con un
pasador en la parte posterior (Lám. IV, g).
Por los materiales, parece que se trata de un poblado ibérico superpuesto a otros anteriores, y cuyo contacto con el mundo romano es evidente.
EL FORAT
Se encuentra a 1'5 Km. al NW. de Crevillente, también junto al ba·
rranco La Rambla y en su margen derecha. El topónimo se debe, segura·
mente, al agujero efectuado en la roca junto al cauce de La Rambla, para
dar paso a la primera acequia procedente de la Font Antiga, hoy ya
sustituida por otra. Los restos del poblado se encuentran en posición escalonada y en la mitad superior de una ladera de calizas grises de extraordinaria pendiénte. La posición es típicamente defensiva, ya que los pronunciados declives rodean el poblado en todas las direcciones. En la cumbre se hallan restos de lo que pudo ser torre de defensa, cuyas piedras
sin desbastar son de tamaño muy superior al de los restantes márgenes
que en escalera descienden hasta la mitad de la pendiente (Lám. VI).
Los restos de cerámica, inconfundiblemente ibérica, tanto decorada
con motivos geométricos (líneas y círculos concéntricos) como lisa, se
hallan superficialmente por toda la pendiente que mira hacia La Rambla (E), así como por la dirección sur.
También hemos hallado en este yacimiento restos de cerámica ática,
decorada con círculos entrelazados y en su interior palmetas, ambos motivos impresos, así como campaniense tipo B.
Es de notar que los tres yacimientos enumerados, La Fonteta del
Sarso, El Forat y El Castellar Colorat, se hallan en una extensión reducida, a 1, 1'5 y 3'5 Km. al NW. de Crevillente y precisamente en los
-165-
[page-n-212]
6
V. GOZÁLVEZ PÉREZ
bordes del citado barranco La Rambla, en cuya margen izquierda nacería
después el mismo Crevillen te. A nuestro parecer hay dos razones que
explican tal hecho. En primer lugar se trata de un nacimiento de agua,
entonces posiblemente a flor de tierra, en un medio de gran aridez, conocido hoy como «La Font Antiga» o «L' Aigua del Poble», ya que hasta
fecha reciente abastecía a Crevillente. Se halla en el centro del citado
barranco de La Rambla, a 300 m. sobre el nivel del mar y al pie de un
acantilado de 30, en cuya base es posible manase el agua en aquellos
tiempos; en la actualidad se extraen unos 40 l./ s. desde 60 m. de profundidad, a donde se ha llegado después de varias perforaciones sucesivas
al disminuir el caudal extraído. Esta fuente se halla a unos 400-500 m.
del poblado El Castellar Colorat y aprovisionaría también a los otros dos,
situados más al sur, ya que el agua descendería por el cauce de La Rambla. Seguramente también intervendría un segundo motivo en la ubicación de estos tres poblados, el que se utilizase al fondo de este barranco
como camino para atravesar la abrupta sierra de Crevillente, pues en la
actualidad el camino que lleva a Hondón de las Nieves sigue paralelo al
citado barranco. Así los iberos, primitivos habitantes de estos lugares
estratégicos, serían los guardianes de una de las vías de penetración
desde las zonas litorales a las tierras interiores. La presencia romana en
este habitat indígena no es de extrañar teniendo en cuenta que nos encontramos en el área del «Campus Spartarius» que proporcionaría, por
t3.nto, cierta base económica favorable a los nuevos colonizadores, circunstancia tanto más interesante por la densidad, relativamente alta, de la
población indígena. A esto se uniría el interés por dominar o tener asegurado el paso hacia el interior de la península por el camino que atravesaría la sierra de Crevillente y del que eran guardianes estos dos poblados ibéricos.
EL CASTELL VELL
Se halla aproximadamente a unos dos kilómetros al N. de Crevillente.
Los restos de este yacimiento se encuentran en la cumbre plana, residuo
de un banco de molasas en las que la erosión ha dado origen a formas
semejantes a torreones. Hemos hallado restos de cerámica tardorromana,
s. IV-V d. C., consistentes en varios trozos de ánfora y de una lucerna
con decoración incisa. Ahora bien, los hallazgos característicos de esta
cumbre son los de cerámica árabe, lisa, decorada y vidriada. Los restos
de edificación existentes en varios puntos, trabados con cemento blanquecino, son casi inapreciables, pues, excepto en un caso, están a nivel del
suelo.
Tal vez pueda identificarse con este lugar el segundo de los dos
-166-
[page-n-213]
POBLAMIE!\TO ANTIGUO DE CREVILLENTE
7
castillos con que contaba Crevillente al ser reconquistada por Jaime I
en 1265, y que ya por entonces debía hallarse en muy mal estado, pues
unos años después los documentos no hablan sino de un solo castillo en
Crevillente, el que estaba junto a la población, derruido a principios del
presente siglo. Esta posible identificación se basa en el nombre del lugar,
Castell Vell, y en la abundante cerámica árabe allí existente, no explicable a no ser que se tratase de un lugar habitado.
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GOZALVEZ.-Yacimientos de Crevillente
LAM. 1
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GOZALVEZ.-Yacimientos de Crevillente
LAM . 11
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LAM. 111
GOZALVEZ .-Yacimientos de Crevillente
.·
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GOZALVEZ.-Yacimientos de Crevillente
LAM. IV
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GOZALVEZ.-Yacimientos de Crevillente
LAM. V
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GOZALVEZ.-Yacimientos de Crev illente
LAM . VI
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JOSE VICENTE MARTINEZ PERONA
(Pedralba)
Carta Arqueológica de Pedralba y Bugarra
(Valenda)
1
INTRODUCCION
La carta arqueológica de Pedralba y Bugarra comprende una super- .·
ficie de 186'595 Km. 2, de los cuales 59'04 Km. 2 corresponden al término
municipal de Pedralba, 39'46 Km. 2 al de Bugarra y el resto está repartido
entre los términos de Liria, Villamarchante, Cheste, Chiva, Gestalgar y
Chulilla, los cuales están representados parcialmente. Esta superficie
queda abarcada entre los paralelos 39° 32', 39° 40' y los meridianos
2° 53', 3° 01', éstos con relación al meridiano de Madrid (fig. 1).
Limita al norte con los términos municipales de Villar del Arzobispo
y Liria; al sur, con los de Villamarchante, Cheste y Chiva; al este, con
los de Villamarchante, Benaguacil y Liria, y al oeste, con los de Chiva,
Gestalgar y Chulilla.
Los terrenos más antiguos que afloran son los correspondientes al
Triásico. Estos pueden verse en la margen izquierda del río Turia, encima de Bugarra y también a la derecha del río, poco antes de llegar a
Bugarra. El Jurásico puede ser apreciado en la orilla derecha del río,
entre Bugarra y Pedralba, penetrando hacia el sur, hasta tocar la carretera de Cheste a Gestalgar. A continuación tenemos el Cretáceo representado por una mancha que va desde el ángulo noroeste de la Carta hasta
el término de Villamarchante. Hay otra mancha en el sur de la Carta.
El Mioceno está ampliamente representado, surgiendo en el norte de Pedralba y penetrando hacia el sur y este, ocupando así casi toda la mitad
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CARTA ARQUEOLÓGI CA DE PEDRALBA
3
este de la zona sí exceptuamos los trazos ocupados por el Cretáceo. Finalmente, el Cuaternario está escasamente presente, encontrándose únicamente como depósito del río en las huertas de Pedralba y Bugarra.
Está regada por el río Turía, que la cruza de oeste a este aproximadamente por el centro. Los tributarios del Turia, dentro de la Carta, son :
por la izquierda, los barrancos de la Tarrosa, Marj uel a y Balsillas; por
la derecha, los del Ama, Merinel y Chiva. Los de la derecha son más caudalosos que los de la izquierda, destacando de entre ellos el barranco
de Chiva. El terreno es bastante accidentado, registrándose alturas máximas de 600 metros, siendo más frecuente las de 200 a 300 metros. Los
núcleos montañosos más importantes son, en término de Bugarra, el
Collado de la Herrada al norte, montes de Bugarra encima de esta población y la Loma de la Pinada, que se extiende desde Bugarra hasta
enlazar por el sur con la sierra de las Cabrillas, por medio de la loma
Ferrer; en término de Pedralba, menos montañoso que el anterior, destacan los montes de la Salada y el Palmeral.
Dada su situación, antes expuesta, el clima es de tipo mediterráneo,
con escasas lluvias repartidas entre la primavera y el otoño. La medía
anual de temperatura es de 16° C. La oscilación media anual es de uo C.
La oscilación media mensual es de 24° C. en invierno y de 25° C. en verano. Las precipitaciones son del orden de 300 mm. 3 /m. 2 por año. Las precipitaciones en forma de nieve son raras. Pedralba cuenta hoy con 2.155
habitantes concentrados, según el censo de 1970, lo que da una densidad
de 36'5 habitantes por Km. 2 ; por su parte Bugarra cuenta con 907 habitantes, también concentrados. Ambos pueblos han alcanzado su máximo
de población en la década de Jos años 20, en la cual Pedralba llegó a tener
unos 3.000 habitantes y Bugan·a cerca de 2.000. Hoy día experimentan
un descenso muy lento. Dentro de la Carta también entra el Mas de Teulada, que depende del municipio de Villamarchante.
La base económica principal de ambos pueblos es la agricultura, sobre
todo de secano (algarrobos, vid, frutales y, en menor can ti dad, olivos). El
regadío está dedicado al naranjo y hortalizas. La industria apenas existe
y solamente está representada por la de vinos y confección a domicilio.
Se calcula en 6.500.000 kilos la cosecha de uvas de 1972, en Pedralba, y de
3.125.000 kilos en Bugarra.
La lengua de estos dos pueblos es el castellano, en su variedad aragonesa. Su origen hay que buscarlo en 1610, es decir, en la repoblación que
se llevó a cabo por entonces, pues ambos pueblos quedaron totalmente
despoblados tras la expulsión de los moriscos de 1609. Pedralba fue repoblada con gentes procedentes de Chulílla, Titaguas, Chert, Cabanes, La
Todolella, Almusafes y Valencia. Los de Bugarra procedían de Chulilla,
Sot de Chera y Titaguas. Tanto en Pedralba como en Bugarra el mayor
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4
J. V. MARTÍNEZ PERONA
número de repobladores procedía de Chulilla. Aunque ambos pueblos están
muy cercanos, presentan ciertas diferencias en el habla. En Pedralba predomina más la tendencia hacia el valenciano, con la existencia en su
léxico de muchas palabras de este idioma. Bugarra, sin embargo, acusa
más una influencia aragonesa.
II
LOS YACIMIENTOS
A)
PALEOLÍTICO
No hemos encontrado materiales, en la zona objeto de este estudio,
que puedan ser clasificados dentro de los tres períodos en que tradicionalmente se divide el Paleolítico. No obstante, existen varias cuevas, como
las denominadas con los nombres de Palpeo, Vizcaíno, Merinel y Majarilla, en el término de Bugarra, que, dado que no se ha hecho una prospección minuciosa por estar cubiertos sus antiguos suelos con una potente capa de materiales detríticos, bien pudiera ser que contuvieran restos del Paleolítico superior. Mención aparte merece la cueva de Chucheve,
en término de Pedralba, que, habiendo sido utilizada para encerrar ganado, todo su subsuelo ha sido extraído y empleado como abono, quedando
en la actualidad solamen te las rocas.
B)
MESOLÍTICO
Dentro de este período· hemos clasificado el yacimiento llamado Covar
eha del Salto del Lobo (mapa 1, núm. 7). Está situada en un escarpe que
se levanta sobre la orilla izquierda del Túria, en la partida del Palmeral,
en el término municipal de Pedralba. La covacha se abre en un flanco
de caliza y tiene escasa profundidad. Hay unos dos metros de piso cubierto por la cueva con una profundidad del subsuelo de treinta centímetros como máximo. Los materiales encontrados en este yacimiento son
Jos siguientes:
l.-Lascas de sílex rosáceo y gris de diferentes tamaños.
2.-Un núdeo del tama ño de una nuez de sílex lechoso.
3.-Dos raspadores; el mayor de sílex blanco y el má s pequeño en lasca. de sílex
rojo (lám. XII, 1).
4.-Si(lte caracolillos de los cuales cuatro están perforados (lám. XII, 1).
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Mapa 11.-BRONCE VALENCIANO
1.-Lugar de emplazamiento y número de referencia
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CARTA ARQUEOLÓGICA DE PEDRALBA
5
Bibliografía
La labor del serVlcio ... , 1970, pág. 105. E. PLA BALLESTER: «Actividades del
Servicio... V. (1966-1970).» pág. 26.
C)
ENEOLÍTICO
Al lado derecho de la Rambla Castellarda, en término municipal de
Liria y sobre un cerro que es el final del Collado de la Herrada, se encuentra el yacimiento que denominamos Mas del Jutge (mapa 1, 20).
Dicho cerro tiene forma alargada de norte a sur, teniendo la ladera norte
cortada en vertical y la solana en acusada pendiente (Lám. 11, 1).
En la cima se aprecian construcciones, al parecer restos de dos torreones circulares y murallas. Superficialmente, en varias visitas, acompañados por don José Aparicio Pérez, del S. l. P., recogimos los siguientes
materiales:
l.-Gran cantidad cie lascas de sílex gris en su inmensa mayoría, que se extienden por toda la solana y la cumbre.
2.-Un centenar de puntas de aspecto solutroide (lám. X) en sílex gris.
3.-De 30 a 40 puntas de flechas, con aletas y pedúnculo en su mayoría, en el
citado f'ílex grís y algunas en sílex blanco (lám. XI).
4.-Dos raspadores, uno de ellos circular (lám. XI, 1 y 2).
5.-Cuchillos, perforadores y laminillas trabajadas.
6.-Una azuela de tamaño pequeño y varios trozos de otras mayores.
7.-Molinos de mano en rodeno y arenisca de grano grueso
8.-Cuardtas talladas.
9.-Fragmentos de cerámica basta hecha a mano con mamelones.
10.-Tres fragmentos de cerámica con decoración de vaso campaniforme (lám. XII,
3 y 4).
El lugar donde se halla emplazado este yacimiento es estratégico,
pues es un paso natural entre el Campo de Liria y las tierras altas del
Campillo y Villar. Muy cerca se levanta un elevado cerro con los restos
de un fortín que controlaba este paso y que es llamado el Telégrafo.
Bibliografía
La labor del Servicio, 1970, pág. 105. E. PLA BALLESTER: «Actividades del
ServiCio, V (1966-1970)», pág. 22.
D)
EDAD DEL BRONCE VALENCIANO
Veintitrés son los yacimientos clasificados dentro de la Edad del Bronce Valenciano que hemos localizado en la presente Carta y cuyas características generales son las siguientes:
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6
J. V. MARTÍNEZ PERONA
l.-Se encuentran emplazados en pequeños cerros que presentan fácil
defensa.
2.-Estos cerros generalmente dominan ün determinado valle, llanura o paso natural.
3.-Las partes que no son fácilmente defendibles están fuertemente
protegidas con murallas.
4.-Estas murallas son a base de piedra seca sin desbastar, formando
alineaciones que se cortan en ángulo recto.
5.-Aparecen agrupados en torno a un elemento geográfico en número de dos, tres o cuatro. Así tenemos sobre el río Turia, primeramente
la Majarilla (mapa II, 13) y el Alto de la Presa (mapa II, 14) ; aguas
abajo tenemos la Peña la Atron (mapa II, 5), Cerretico Redondo (mapa II, 4) y Cerro del Palmeral (mapa II, 3); junto al barranco de la Lomaina tenemos el Gargao (mapa II, 6) y el Pararrayos (mapa Il, 7); sobre
las labores de la fuente de las viñas tenemos el Pico del AguiJa (mapa II, 19), las Cabanzas (mapa II, 23), Loma de la Tía Soldá (mapa II, 15)
y Punta de las Aliagas (mapa II, 21) ; sobre veredas y pasos, aunque aislados, tenemos Cerro de la Cañada Larga (mapa II, 8), Cerro Partido
(mapa Il, 1), Castillejo B (mapa II, 18), la Tarrosa (mapa II, 20), Barranco Escoba (mapa Il, 22) y la Salada (mapa II, 16).
6.-Son muy pequeños. Solamente la Tarrosa y el Gargao presentan
mayores dimensiones.
7.-Su cerámica está hecha a mano, con desgrasante calizo. En algunos poblados se encuentran fragmentos espatulados: Gargao, Cueva Merinel (II, 12), Cerro Cañada Larga. La cocción es muy mala, a excepción de la cerámica del Gargao, Cerro Cañada Larga y Cerro Partido.
La decoración es pobre y cuando aparece lo hace en bordes y cordones
a base de incisiones digitales o con instrumento cortante que dan secciones en cuña o prisma. También aparecen cordones sin incisiones. Los
perfiles son los corrientes para la Edad del Bronce Valenciano y las vasijas llevan asas y mamelones para efectuar su transporte.
8.-:No hemos encontrado en ninguno de ellos restos de metal, aunque
hay que tener en cuenta que los materiales recogidos son todos superficiales. Solamente en el Gargao hemos encontrado un molde de puntas de
flecha (Lám. XVI).
9.-Escasean los materiales líticos reduciéndose a la presencia de
percutores en todos ellos (Lám. XII, 6, 7 y 8), algunas lascas y piezas
dentadas de hoz como las encontradas en el Cerro Partido (fig. 2), y en
el Cerro de la Cañada Larga.
10.-Es frecuente hallar poblados que tienen superpuestos otro ibérico. Entre estos tenemos los de Cerro Partido, Loma la Tía Soldá, y
Castillejo B.
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7
CARTA ARQUEOLÓGICA DE PEDRALBA
A continuación damos una descripción particular de cada uno de
ellos:
La Tarrosa (mapa II, 20) .-Está situado en el término municípal de
Gestalgar, sobre un alto a la derecha del barranco del mismo nombre.
Domina un paso natural tanto de personas como .de ganado. Está fuertemente defendido, conservándose aún restos de murallas en la parte de
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Fig. 2.-Piezas dentadas de hoz de Cerro Partido
poniente y sur, hechas con bloques de piedra sin argamasa (Lám. VI, 1,
3,). Todo el yacimiento aparece cubierto por una exuberante vegetación.
En superficie aparecen pocos materiales, reduciéndose a fragmentos de
cerámica a mano, cuarcitas talladas, algunas lascas de sílex y molinos
de mano en rodeno (Lám. XVIII, 1 y 2).
Pico del Aguila (mapa II, 19) .-No muy lejos del anterior, hacia levante y en término de Bugarra, se yergue un crestón en cuya cumbre
se descubren los restos de un poblado. El citado crestón está contra la
loma del Borreguero, siendo la cara sur un corte natural, mientras que
la norte desciende en pronunciada pendiente (Lám. V, 2). Hay restos de
murallas (Lám. V, 4) y de muros interiores. La cerámica, en superficie,
es abundante, siendo tanto en forma como en materias típica del Bronce
Valenciano. Solamente es de notar el hallazgo de un asa muy bien rematada, con bordes angulosos y ensanchamiento circular en el engarce
inferior. También aparecieron unos mamelones cilíndricos.
Las Cabanzas (mapa II, 23) .-Dominando la partida de las Cabanzas,
sita en término de Bugarra, hay un pequeño cerro en cuya cumbre se
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8
J. V. MARTÍNEZ PERONA
aprecian restos de construcciones y algunos fragmentos de cerámica
basta hecha a mano con abundante desgrasante.
Castillejo B (mapa 11, 18) .-También en término de Bugarra, hacia
el noroeste, se eleva un montículo cónico rematado por un peñasco
(Lám. 11, 4) en el cual hay cerámica hecha a mano, cuarcitas talladas,
molinos de mano, etc. Domina un paso natural.
Loma de la Tía Soldá (mapa 11, 15) .-El cerro donde se asienta es
bastante amplio, teniendo la parte norte cortada a pico (Lám. 11, 2).
Cerca de él está la fuente de la Marjuela y la partida también llamada
así, perteneciendo al término de Bugarra. Domina el paso entre las partidas de la Marjuela (baja) y de la Mezquita (alta). Junto con materiales ibéricos, que más adelante describiremos, aparecen otros del Bronce
Valenciano. No se aprecia ninguna construcción antigua por estar el
terreno entablado para el cultivo.
Punta de las Aliagas (mapa 11, 21) .-Está situado este yacimiento
sobre unos plegamientos triásicos que se levantan al lado de la carretera de Bugarra a Villar del Arzobispo. Tanto por el sur como por el
este, el poblado está protegido por un corte natural. No abundan los restos superficiales. Solamente encontramos unos fragmentos de cerámica
hecha a mano de pasta negra que estaban semienterrados (Lám. XII, 5) .
Pertenecen a una gran vasija y presentan decoración en el borde a base
de incisiones de sección prismática y también un bordón cercano a la
boca con idénticas incisiones, teniendo un mamelón.
Barranco Escoba (mapa 11, 22) .-En la parte izquierda de su confluencia con el río Turia hay, sobre dicho barranco, un cerro de corte
triásico. En la cima se aprecian restos de un poblado del Bronce Valenciano y, como es corriente en estos casos, uno de sus lados aparece
cortado a pico, ofreciendo una gratuita defensa; en este caso se trata
de la solana. Recogimos cerámica a mano con desgrasante de calcita.
Es término de Gestalgar.
Alto de la Presa (mapa II, 14) .-Aguas abajo, después de pasar Bugarra, el valle del río se va estrechando hasta llegar a un punto en el
que forma un cañón de altas paredes. Allí recientemente se construyó
una presa que suministra el agua, a través de un canal, a la central
hidroeléctrica de Dynamis. A ambos lados de la misma se encuentran
los yacimientos. El de la izquierda lo denominamos Alto de la Presa
(Lám. IV, 1). El poblado mira hacia el este y se halla en la actualidad
dividido horizontalmente en terrazas cultivadas.
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CARTA ARQUEOLÓGICA DE PEDRALBA
9
Abundan los materiales de superficie, entre los que merece destacar
la cerámica hecha a mano espatulada con decoración digital y de sección
cilíndrica en los bordes y pequeños mamelones dobles junto a la boca,
así como otros mayores.
La Majarilla (mapa II, 13) .-Se encuentra enfrente de la anterior.
Mira hacia el sureste, siendo esta parte de pronunciada pendiente y la
opuesta es un corte de estimable altura que cae sobre el río. En 1967,
yendo de excursión por este lugar, don Inocencio Sarrión encontró a
flor de tierra algunos vasos que extrajo y donó al S. I. P., donde pudieron reconstruir cinco de ellos (Láms. XIII, XIV y XV, 1). Por nuestra
parte, en la visita que realizamos, recogimos trozos de cerámica a mano
roja con desgrasante y algunas cuarcitas talladas de considerable tamaño.
Cueva Merinel (mapa II, 12).-Abre sus tres bocas en la margen
izquierda del barranco Merinel, en término de Bugarra. Presenta dos
galerías fundamentales. Una de ellas es circular y amplia, teniendo el
piso llano y pudiéndose llegar a ella por dos entradas no muy grandes.
Al final de la misma existe una angosta gatera que da paso a otras
galerías interiores colocadas en diferentes niveles. La otra penetra, en
pendiente, hasta un ensanchamiento, donde finaliza. Se abre al exterior
por medio de un gran abrigo (Lám. 1, 1). En esta última encontramos,
en unas tierras removidas, unos fragmentos de cerámica a mano con
espátula, de aspecto propio del Bronce Valenciano. Quizás se trate de un
enterramiento.
Castillejo A (mapa II, 11) .-Lugar muy frecuentado en excursiones, está sito en término de Bugarra, frente a Pedralba. Se trata de un
alto peñón surcado por dos barrancos que han excavado profundos tajos
a ambos lados de él. Sobre éste aflora cerámica hecha a mano, así como
cuarcitas talladas y fragmentos de molino de mano. Hacia poniente hay
algunos muros en mal estado.
Cerro de la Cañada Larga (mapa 11, 8) .-Entre la carretera de Chiva
a Pedralba y el barranco de Chiva, en la partida de la Cañada Larga, se
encuentra un cerro de escasa altura y de sección ovoide (Lám. I, 2).
Aflora mucha cerámica hecha a mano de buena cocción con espátula,
mamelones y algunos fragmentos con decoración digital a la altura del
borde (Lám. XVII, 1). También aparecen cuarcitas talladas y molinos
a mano en arenisca de grano grueso. Merece destacar el hallazgo de una
pieza dentada de hoz, de forma trapezoidal en sílex rojo. Por este lugar
pasa una antigua vereda de ganado.
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10
J. V. MARTÍNEZ PERONA
Loma Fer,rer (mapa II, 10) .-Al pie de dicha loma, en la cara sur
y junto a la carretera de Gestalgar a Cheste, se encuentra un altozano
en el que aflora cerámica hecha a mano y otros materiales típicos del
Bronce Valenciano. No se aprecian construcciones.
Ba1-ranco del Cuchillo (mapa II, 9) .-No lejos del anterior, hacia el
este, en termino de Cheste, se hallan unos peñascos con la ladera sur
cortada a pico por el barranco del Cuchillo. Sobre ellos se encuentran los
restos de un poblado que presenta algunos muros puestos al descubierto
por la erosión (Lám. IV, 2). Superficialmente se pueden recoger materiales propios del Bronce Valenciano.
El Pararrayos (mapa II, 7) .-Al lado de la carretera de Cheste a
Pedralba, a la izquierda de un barranco, se eleva un pequeño cerro cónico en cuya cumbre encontramos algunos trozos de cerámica hecha a
mano con desgrasan te. Es término de Villamarchan te.
El Gargao (mapa II, 6) .-Enfrente del anterior, en la parte derecha
de dicho barranco, se encuentra un altozano que tiene forma de tronco
de pirámide. Todo él está destinado a cultivos agrícolas, no apreciándose
construcción de tipo alguno. Sin embargo, en la cima aflora gran cantidad de cerámica a mano con desgrasante y de muy buena cocción, muy
semejante a la que aparece en el yacimiento ya citado de la Cañada
Larga (Lám. XVI). Algunos fragmentos tienen decoración propia del
Bronce Valenciano y están espatulados. También abundan en superficie
las cuarcitas talladas, así como molinos de mano en arenisca. En la última visita que realizamos a este yacimiento encontramos un molde de
puntas de flecha hecho en arenisca de grano fino cuyas dimensiones son
14'5 cm. de largo por 12'5 cm. de ancho por 8 cm. de alto. Mediante éste
se podían obtener dos puntas de flecha de seis centímetros de longitud.
Ambas eran alimentadas por un canal común (Lám. XVI). Este molde
lo entregamos al S. I. P.
Peña la Atrón (mapa II, 5) .-En término de Pedralba y en la margen derecha del río Turia, penetra en éste un brazo de los montes de
la Pea, el cual tiene las laderas norte, este y oeste rodeadas por el río
(Lám. III). La cara oeste cae en perpendicular sobre el río. En la cima
se ap1·ecia alguna cvnstrucción a base de piGdra sin desbastar y sin argamasa de unión. Superficialmente se encuentran algunos trozos de cerámica a mano, molinos de mano y cuarcitas talladas.
Bibliografía
La labor del Servicio ... , 1970, pág. 105. E. PLA BALLESTER. «Actividades del
Servicio ... , (V. 1966-1970)», pág. 26.
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CARTA ARQUEOLÓGICA DE PEDRALBA
11
Cerretico Redondo (mapa II, 4) .-Cerca del anterior, hacia el este,
en la margen izquierda del río, hay un curioso cerro de forma cónica
que hace pensar en un túmulo (Lám. IV, 3). Sobre éste se aprecian, en
la parte sur, algunas construcciones muy deterioradas y superficialmente
materiales propios del Bronce Valenciano.
Bibliografía
Véase anterior.
Cerro del Palmeral (mapa II, 3) .-También en la margen izquierda
del río, bajo el anterior yacimiento, hay un pequeño montículo cuya
cara sur cae perpendicular sobre el río. Sobre él se aprecian construcciones, destacando un muro dorsal que cruza de este a oeste (Lámina VIII, 2). Encontramos como materiales, molinos de mano, cuarcitas
talladas, así como abundante cerámica hecha a mano con desgrasante.
Uno de los fragmentos encontrados tiene por decoración un bordón situado cerca de la boca (Lám. XVII, 2).
Bibliografía
Véase la de lo3 'interiores
Sima del Palmeral (mapa II, 2) .-En la partida de dicho nombre,
poca distancia del anterior, hacia el norte, hay un cerro en el cual se
abre una sima de escasa profundidad y fácil acceso. Dentro de ella hallamos, entremezclados con la tierra, algunos fragmentos de cerámica
hecha a mano de formas propias del Bronce Valenciano.
~
Cerro Partido (mapa II, 1) .-A unos dos kilómetros de Pedralba y a
la altura del kilómetro 10 de la carretera de Liria a Pedralba, se eleva
un voluminoso cerro que tiene la cumbre dividida en dos partes (Lámina II, 3). Sobre la parte de levante encontramos cerámica a mano de
buena cocción, mereciendo destacar un fragmento perteneciente a un
pequeño vasito carenado (Lám. XIX) y algunas cuentas de collar. También hallamos, en la ladera sur, dos piezas dentadas de hoz (fig. 2, A y B).
La Salada (mapa II, 16) .--Sobre el kilómetro seis de la carretera
Pedralba-Casinos y a la derecha del barranco de la fuente de la Salada,
surge un cerro cónico, ligeramente inclinado hacia el sur (Lám. V, 1).
Los restos arqueológicos se encuentran preferentemente sobre la cúspide
y ladera norte. Se aprecian algunas construcciones (Lám. V, 3) y la presencia de cerámica a mano con desgrasante. También se encuentran
algunos fragmentos de cerámica medieval.
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12
J. V. MARTÍNEZ PERONA
Mas del Jutge (mapa II, 17) .-En este yacimiento, ya descrito en el
apartado dedicado al Eneolítico, también hemos hallado materiales pertenecientes al Bronce Valenciano.
E)
PERÍODO IBÉRICO
Dentro de este período hemos incluido los siguientes yacimientos:
El Remolino (mapa I, 1) .-A poca distancia de Pedralba, hacia el
este, se halla la huerta del Remolino. Sobre unos promontorios que se
elevan a la izquierda del camino de dicha huerta, aparecen diseminados
los restos de un poblado ibérico. No se aprecia construcción alguna, pues
está el terreno cultivado. Encontramos cerámica fina y basta a torno,
con escasa decoración. También encontramos cerámica helenística.
Sima del Palmeral (mapa I, 6).-Yacimiento ya considerado en la
parte dedicada al Bronce Valenciano, también contiene restos ibéricos.
Don Pascual Cabedo encontró en 1969 fragmentos de cerámica fina a
torno con decoración geométrica a base de pintura roja. Merece destacar un plato casi completo.
Cerro Par·tido (mapa I, 3).-También hemos hablado de él en el apartado D. Sobre el cerro del este y ladera sureste se aprecian construcciones, destacando un lienzo de muralla (Lám. VII). Superficialmente hay
mucha cerámica hecha a torno con decoración geométrica sencilla (Lámina XIX, 1). Y también cerámica negra. Abundan los fragmentos de
hierro. Hallamos una fusayola bien rematada y un molino naviforme en
rodeno (Lám. XVIII, 3). También tenemos noticias del hallazgo de unas
monedas que no hemos podido localizar.
Se cuenta en Pedralba que a finales del siglo pasado un tal tío Cabalomas, roturando tierras de este cerro encontró muchas piezas cerámicas que recogió y llevó a su casa. Sus familiares le acusaban de no
llevar a casa más que cosas viejas que no servían para nada y acto seguido se desprendían de las mismas.
Este yacimiento es muy frecuentado por los pedralbinos, creyéndose
que se trata de una antigua alfarería de los moros.
Bibliogr·afía
«La la bor del S. l. P .... 1967», pág. 84. «La labor del S. I. P ...., 1968». pág 72.
E. PLA DALLESTER: «Actividades del S. l. P .... V. (1966-1970)».
Loma de la Tía Soldá (mapa I, 15) .-El lugar de este yacimiento ya
ha sido descrito en el apartado anterior. Además de los materiales antes
-180-
[page-n-235]
CARTA ARQUEOLÓGICA DE PEDRALBA
13
1·eseñados, también encontramos otros propios del período ibérico. Así
tenemos fragmentos de cerámica fina y basta a torno con decoración
geométrica, cerámica campaniense (Lám. XX), fragmentos de hierro,
de molinos en rodeno y afiladores.
Balsa de Torralba (mapa 1, 17) .-A un kilómetro del anterior, hacia
el norte, en la ladera izquierda de un barranco, aparece superficialmente
gran cantidad de cerámica ibérica y helenística. Bajo el yacimiento hay
una presa al parecer medieval que retiene las aguas que bajan por
dicho barranco.
Castillejo B (mapa 1, 21) .-También citado en el apartado del Bronce Valenciano (Lám. 11, 4), contiene además materiales ibéricos como
cerámica fina a torno con decoración geométrica en rojo. Encontramos
framentos de cerámica romana (ánfora).
Pico de los Serranos (mapa I, 25) .-Situado en el término de Chulilla, en un cerro de considerable altura. En la ladera este, a media altura,
hay un corte natural. En la cumbre, hacia el norte, se aprecian algunas
construcciones a flor de tierra, destacando los restos de un muro de
medio metro de grosor. Superficialmente se encuentra, poco abundante,
cerámica fina a torno.
Corral de A jau (mapa 1, 24) .-Al pie de la ladera oeste del anterior
cerro y dominando el paso de la Tarrosa hay un corral en ruinas. Alrededor de éste aparecen amontonamientos de piedras y construcciones
a flor de tierra (Láms. VI, 2 y VIII, 1). Superficialmente hemos recogido cerámica fina a torno con decoración geométrica sencilla y basta
también a torno (Lám. XIX, 2).
La Torzuela (mapa 1, 27) .-A poca distancia de Bugarra hay una
fuente de aguas calientE, a la cual los naturales del lugar atribuyen
efectos terapéuticos. Nace entre unas rocas y sus aguas son aprovechadas, primeramente, para alimentar un pequeño lavadero y, después,
recogidas en una balsa, para el riego. A la izquierda de la fuente, en
una ladera cultivada, es frecuente encontrar cerámica típicamente
ibérica.
Cueva Merinel (mapa 1, 12).-Ya ha sido en el apartado D, descrita
y situada (Lám. I, 1). Aquí añadiremos que don Vicente Pérez, de Pedralba, acompañado de otros compañeros de Valencia, hallaron unos 16
vasitos, de los cuales dos están en poder de don Vicente Pérez, en Pedralba (Lám. XXI, 3 y 4). Estos son semejantes a los empleados en cere-181-
[page-n-236]
14
J. V. MARTÍNEZ PERONA
monias religiosas, como aquellos que pueden verse portados por las damas oferentes del Cerro de los Santos. En Valencia se han encontrado
semejantes en la Cueva de les Dones, de Millares, y otras cuevas.
F)
YACIMIENTOS IBERO-ROMANOS
En terrenos llanos y muy apropiados para el cultivo, es frecuente
hallar los restos de una villa rústica romana. En la presente Carta arqueológica hemos registrado 16, cuyos nombres y características son
las siguientes:
Lo de Benaguacil (mapa I, 30) .-En la margen izquierda del río
Turia, sobre una terraza pedregosa, se encuentran unos terrenos de
cultivo dedicados a algarrobos y viñedo. Diseminados por la superficie,
E:ncontramos muchos fragmentos de cerámica fina y basta a torno. Se
pueden reconocer fragmentos de ánfora, dolia y terra sigillata hispánica.
También hay tegulae e imbrices. Es término de Benaguacil.
El Caco (mapa I, 5) .-A la altura del kilómetro siete de la carretera de Liria a Pedralba, a la izquierda de la misma, existe una parcela
de doña María Rosa Quiles Sánchez, vecina de Pedralba. En 1970 fue
roturada y apareció cerámica a torno (Lám. XXI, 1 y 2), materiales de
construcción, grandes fragmentos de dolía y otros de cerámica ibérica.
También quedaron al descubierto algunos muros y es de destacar la
presencia de una piedra circular con canal de desagüe que al parecer
era un pie de prensa (Lám. XVIII, 4).
Bibliografía
E. PLA BALLESTER: «Actividades del Servicio ... V. (1966-19'70)», pág. 42.
El Reguero (mapa I, 4).-En la finca de don Antonio Ventura Verduch, sita en la partida del Reguero y próxima a la carretera de Liria
a Pedralba, parte derecha, se encuentra en superficie, cerámica a torno,
típicamente romana, con otros fragmentos ibéricos. Encontramos algunos pondus y se puede apreciar aún un muro que se levanta del nivel
del terreno cosa de veinte centímetros. En 1967, cuando se realizaban labores de roturación en dicha finca, aparecieron dos lápidas romanas
y otros restos funerarios. Tras el hallazgo, don Daniel Moreno García,
maestro en Pedralba, avisó al S. I. P., presentándose en el lugar el director del mismo, con don José Alcácer Grau y el doctor Tarradell, catedrático de la Universidad de Valencia. Las características de las lápidas son
las sigui en tes :
-182-
[page-n-237]
CARTA ARQUEOLÓGICA DE PEDRALBA
15
La más pequeña mide 0'60 m. de altura por O' 40 de ancho y 0'08 de
grueso. Está hecha en piedra caliza gris y rematada en ángulo y arco
(Lám. XXII, 2). La insc1·ipción está en una cartela rehundida de 0'28
metros de ancho por 0'26 de alto y cuya lectura es:
M. VALERIVS
POLIANIVS. AN. C
C. QVIN
TIA. AN. LXX
Con las particularidades de que en la primera línea hay nexo entre la V.
y la A.; en la segunda, n(;xos entre la A y la N de ambas palabras, llevando entre la última letra, C, y el nexo anterior, A N, en parte inferior,
una especie de pequeña aspa, que igual pudiera ser un punto de separación que una X, con lo que se rectificaría el número de los años.
La otra presenta las dimensiones de 1'23 m. de alto por 0'46 de ancho y 0'25 de grueso. Está rematada en ángulo y es de piedra caliza blanca (Lám. XXII, 4). La inscripción va en una cartela moldurada de 0'35
metros de ancho por 0'34 de alto, cuya transcripción es:
CIEMPE
SilVA AN
XXX HSE
El nombre de CIEMPE en la primera línea es desconocido en nuestra
1·egión. En la segunda línea, la segunda I puede ser una L, con el trazo
inferior corto, y la A y la N están unidas por la parte inferior.
Estas dos lápidas se encuentran en el Museo de Prehistoria del S. I. P.
tras haberse perdido y vueltas a recuperar.
Bibliografía
A. MARTIN MANZANO: «Hallazgo Arqueológico.» «Las Provincias»; V?.lencia, 4 de noviembre de 1967. «La labor del Servicio ... , 1967», págs. 86 y 87. «La labor
dP.l Servicio ... , 1970», págs. 105 y 119. E. PLA BALLESTER: «Actividades del Servicio ... V. (196C-1970)», págs 44 y 45.
El Hortet (mapa I, 2) .-Partida ésta muy próxima a Pedralba, en la
cual aparecen diseminados fragmentos de cerámica romana e ibérica. Con<'.retamente, en la finca de don Rafael Pérez, aparecen los restos de una
villa romana. Hay fragmentos de cerámica, destacando la terra sigillata
hispánica entre otros de tipo corriente. Abunda la cerámica ibérica, con
temas geométricos. Al pie de un muro de contención hay una pieza de
molino de rodeno, de un metro de diámetro. Son frecuentes los materiales de construcción como el pavimento romboidal y las tegulae.
-183-
[page-n-238]
16
J. V. MARTÍNEZ PERONA
A finales de 1972, tras unas labores realizadas para transformar sus
terrenos en regadío, dicha villa fue prácticamente destruida. Entre las
tierras removidas había bolsas de cenizas y tierras quemadas.
En Pedralba corre de boca en boca una leyenda que hace referencia
a este yacimiento y que se relaciona con la fundación de Pedralba. La
versión actual se refiere a un habitante de tierras más bajas (Liria) que,
yendo de caza río arriba, llegó a este lugar, que le agradó, pues había
una pequeña fuente. Entonces decidió instalarse allí, formando una pequeña huerta, y de ahí el nombre de Hortet. Amparados en esta leyenda
y dada la existencia en este lugar de abundan tes calizas blancas, algunos
han querido interpretar el nombre de Pedralba como referente a piedra
blanca.
El Jaucar (mapa 1, 16) .-Situada esta partida a unos dos kilómetros de Pedralba hacia el norte, es desaguada por el barranco de las
Balsillas. En la parte izquierda del inicio de dicho barranco, en unos
terrenos de don Miguel Vela Calduch, aflora, muy fragmentada, terra
sigillata hispánica oscura junto con otros de vasos comunes, así como
fragmentos de tegulae. En una de nuestras visitas encontramos cuatro
pondus.
Yesar de Masero (mapa I, 13) .-Al lado derecho de la carretera de
Pedralba a Bugarra, kilómetro 3, y en la solana de una montaña, aparece,
en superficie, cerámica muy fragmentada romana e ibérica, con temas
geométricos. Dado que el terreno es rico en yeso, antiguamente había una
yesería, de donde le viene el nombre a esta zona. También recibe el nombre de barranco de Quart.
La Marjuela (mapa 1, 14) .-En término municipal de Bugarra, en un
lugar cercano a la fuente de la Marj uela y a ambos lados del camino de
esta partida, aflora cerámica romana (terra sigillata hispánica, tanto
oscura como clara, dolía, ánfora, etc.) e ibérica con decoración geométrica pintada en rojo. Existe a la orilla del camino una pieza en piedra
de forma cuadrada con un lado levantado sobre el resto de la pieza y un
agujero central también cuadrado. Parece que se trate de uno de los dos
apoyos de fa parte baja, donde se insertan los ejes de una puerta.
Ton·alba (mapa 1, 18) .-Cerca de la Balsa de Torralba, yacimiento éste
ya señalado en la parte ibérica, en unos terrenos dedicados al cultivo de
olivos y viñedos, y en una extensa área aflora todo tipo de cerámica romana e ibérica. Abundan también las piezas romboidales de pavimento.
En trabajos efectuados hace ya muchos años, en la finca entonces de
doña Isabel Gallach Sanchis, se halló un ánfora completa que se con-184-
[page-n-239]
18
J. V. MARTÍNEZ PERONA
ro en el borde exterior, cuya lectura es ISIDA, la otra le falta el cuello
(Lám. XXI, 6 y 7). Habiendo avisado al S. l. P. don Luis Mulet Frutos,
de Bugan·a, junto con el cual hemos visitado muchos yacimientos del
término de dicha villa y nos ha facilitado también muchos datos, se presentó en el lugar don Enrique Plá Ballester, subdirector del S. l. P. que
inspeccionó el terreno, encontrando una marca de alfarero en terra sigillata de lectura EVHODI en «planta pedís». Aparece ésta marca en
otros lugares de la región como Begís, Sagunto, el Tossal de Manises
(Alicante) y la Alcudia de Elche.
Las dos ánforas quedaron bajo la custodia del dueño antes mencionado. Hoy las custodia don Luis Mulet Frutos, en su propia casa.
Barranco del Ama (mapa I, 29) .-En la margen izquierda de éste
barranco, junto al camino de la Andenia y próximo al caserío señorial
de la Andenia, en el término de Gestalgar, se halla una labor de algarrobos en la que afloran restos de una villa romana. Estos son poco
abundantes y se reducen a fragmentos de materiales de construcción
como tegulae, y a fragmentos de vasos, como dolía y otros comunes.
Cerrito Royo (mapa I, 11) .-Hacia el sur del término municipal de
Pedralba, se levanta un cerro plano que por su color toma el nombre
de Cerrito Royo. Al pie del mismo y entre el barranco de Chiva, que
pasa cercano a ése, queda una franja de terreno en la que afloran gran
cantidad de restos de la que fuera una villa romana. Junto con cerámica romana, tales como dolía, ánfora, terra sigillata hispánica y otros
fragmentos de vasos comunes, se encuentra, asísmismo, cerámica ibérica
de temas geométricos. En una de nuestras visitas encontramos un pondus de tamaño pequeño.
Cañada Larga (mapa I, 10) .-En una finca de don Salvador Andrés
Tárrega, sita en la partida de la Cañada Larga, se encuentran, aunque muy
escasamente y diseminados, algunos fragmentos de cerámica romana,
así como otros de tegulae.
Los Tollos (mapa I, 9) .-Próximo al anterior pero en término de
Villamarchante, en unos viñedos, aflora abundante cerámica romana
junto con ibérica.
G)
DE DIFÍCIL CLASIFICACIÓN
Hasta aquí se describen los yacimientos que hemos localizado dentro de la presente carta arqueológica y que han proporcionado los suficientes datos para poderlos clasificar en sus correspondientes épocas
-
186-
[page-n-240]
CARTA ARQUEOLÓGICA DE PEDRALBA
17
serva en buen estado en la casa de los herederos de dicha señora (Lámina XXI, 5). En una de las visitas que realizamos a este yacimiento,
encontramos un fragmento de terra sigillata, con la marca OF. SABINI,
del que se han encontrado también marcas en el Tossal de Manises (Alicante), Sagunto y la Alcudia de Elche.
El Quemado (mapa I, 22) .-En el término municipal de Bugarra,
en el Campillo, se encuentra la partida del Quemado. Allí, muy cerca
del yacimiento del Castillejo B, reseñado anteriormente en los apartados al Bronce Valenciano e Ibérico, aflora en una extensa área de terreno, cerámica fragmentada de tipo romano e ibérica.
Villaricos (mapa 1, 23) .-A poca distancia del anterior. !1acia poniente, se alza un pequeño cerro coronado por los restos de una antigua
torre, al parecer romana, de unos dos metros de lado (Lám. VI, 4). Al
pie de éste cerro, en la solana, en unos campos de labor, aflora cerámica
romana, fragmentos de vidrio, de tegulae, de revestimiento de muros
pintados en rojo y de cerámica ibérica con temas geométricos. En una
de nuestras visitas encontramos un trozo de terra sigillata con una
marca incompleta, pudiéndose leer VIP AT. Por la nota facilitada por
don José Alcácer Grau, sabemos que puede pertenecer bien a la marca
VIVI.PAT.O, bien a PATL.VIVO.F, procedentes de Volubilis (Africa
del Norte) y pertenecientes a los alfareros Patricius, Lucipius, Lucretius y Vivus, según la obra de J. Boube, «La Terra Sigillata Hispanique en Maurétanie Tingitane».
Por su parte Oswald publica la marca SILVI PAT y otras variantes en las que aparecen las letras... VIP AT... atribuyéndolas a los
alfareros C. Silvius y Patricius pertenecientes estos a La Graufesenque
(Francia) de la época de los Flavios.
La Mezquita (mapa 1, 26) .--Junto a la carretera de Bugarra a las
Ventas del Villar, se encuentra la partida llamada de la Mezquita, nombre éste que proviene de los restos de una antigua villa romana que se
encuentra en este lugar y que los naturales de Bugarra, creen que eran
de una antigua mezquita. En superficie, abundan los fragmentos de
cerámica romana, tanto basta como fina, de terra sigillata y de ibérica.
En unos trabajos de roturación apareció una parte de pavimento en
rombos.
Pieza de la Madera (mapa 1, 28).-A unos dos kilómetros de Bugarra, a la derecha de la carretera de Gestalgar, realizándose unas roturaciones en 1965, en una finca de don Daniel Martínez, de Bugarra,
aparecieron dos ánforas, una de ellas completa y con marca dP. alfRre-18524
[page-n-241]
CARTA ARQUEOLÓGICA DE PEDRALBA
19
o culturas. Sin embargo, quedan todavía dos yacimientos que por haber
dado superficialmente pocos materiales no hemos tenido criterio para
poderlos introducir en cualquiera de éstos períodos o culturas.
En este caso se encuentran los yacimientos de:
Fuente de Teulada (mapa I, 8) .-Situada a poca distancia de la Masía
de Teulada, perteneciente al término de Villamarchante, y junto al barranco también llamado de Teu]ada, afloran sílex atípicos de color gris.
También aflora un muro de piedra seca (Lám. IV, 4).
El Mojón Alto (mapa I, 19) .-También conocido por Talayuela, es
un alto cerro que sirve de divisoria entre los términos de Pedralba y
Liria. En su cumbre, encon tramos dos fragmentos de cerámica a mano
con desgrasan te y algunos sílex de color gris.
Construcción de época 1·omana (Véase asterisco en el mapa 1) .-Bajo
de la Presa de la Pea, en la orilla derecha del río Turia y frente a la
huerta del Remolino, existen tres machones de piedras sillares y con
argamasa de unión (Lám. IX, 1). El primero de ellos (Lám. IX, 2) es
cuadrado y está a un nivel más elevado que los otros dos. Además no
presenta ángulo para dividir las aguas. Los otros dos (Lám. IX, 3 y 4),
están rematados en ángulo en contra de la corriente del río. Cavanilles,
en su obra «Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reino de Valencia», cita esta construcción como un Azud o Presa, para por medio de un Canal, regar la zona
de la Vara de Quart.
H)
HALLAZGOS SUELTOS
Finalmente damos una relación de algunos hallazgos sueltos realizados dentro de la zona, así como de algunas lápidas romanas no encontradas in situ.
En una parcela de la Cañada Felipa, próxima ésta al Cerro Partido,
don Francisco Ortiz Andrés, de Pedralba, encontró una pieza ovoidal
pulimentada de ocho centímetros de longitud por cuatro de grosor
(Lám. XII, 2) que vendió a don José María Carrasco, el cual la donó
al S. I. P., en cuyo Museo se custodia.
También custodia el S. I. P. el fragmento inferior de una lápida
romana (Lám. XXII, 1) que se encontraba adosada en un muro del Ayuntamiento de Pedralba. Se ignora de donde procede.
El vecino de Liria, don Eugenio Escrig, encontró en una pequeña covacha, por el Collado de la Herrada, en término de Bugarra, un cuen-187-
[page-n-242]
20
J. V. MARTÍNEZ PERONA
co de cerámica basta a mano con desgrasan te (Lám. XV, 2). Al parecer se trata de un enterramiento del Bronce Valenciano. Esta pieza fue
donada al S. I. P.
En el camino de la Loma de la Pinada, un vecino de Bugarra, encontró un as de Domiciano. Esta moneda está ahora en poder de don
Luis Mulet Frutos.
También posee don Luis Mulet, un fragmento de una lápida en caliza gris (Lám. XXII, 3) ignorando su procedencia.
En la antigua cárcel de Bugarra, se encuentra adosada a un muro
de la calle, un fragmento inferior de una lápida romana (Lám. XXII, 5)
cuyo lugar de procedencia se desconoce.
También en Bugarra, en la Calle de Calvo Sotelo, esquina a San
Francisco, existe una lápida oculta en un muro, según referencia de
don Luis Mulet.
-188-
[page-n-243]
21
CARTA ARQUEOLÓGICA DE PEDRALBA
III
IN DICES
1)
De los yacimientos por orden alfabético:
Yacimientos
Período
Término
Aguila, Pico del...
Ajau, Corral de ...
AliaE("aS, Punta de las
Ama, Barranco del
Atrón, Peña La
Balsa d" Torralba
Benagual'il, Lo de
Cabanzas, Las
Caco, El
Cañada Larga
Cañada Larga, Cerro
Castíllejo A
Castillejo B
Bugarra
Chulilla
Bugarra
Gestalgar
Pedralba
Bugarra
Benaguacíl
Bu garra
Liria
Pedralba
Pedralba
Bugarra
Bugarra
Cerretico Redondo
Cerrito Royo
Cerro Partido
Pedralba
Pedralba
Pedralba
Cuchíllo, Barranco del
Escoba, Barranco
Ferrer, Loma
Fuente de Teulada
Gargao, El
Hortet, El
Jaucar, El
Jutge, Mas del
Majarilla, La
Marjuela, La
Merinel, Cueva
Cheste
Gestalgar
Chiva
Villamarchante
V íllamarchante
Pedralba
Pedralba
Liria
Bugarra
Bugarra
Bugarra
Mezquita, La
Mojón Alto, El
Palmeral, Cerro del
Palmeral, Sima del
Bugarra
Pedralba
Pedralba
Pedralba
Pararrayos
Pieza de la Madera
Presa, Alto de la
Quemado, El
Reguero, El
Remolino, El
Salada, La
Salto del Lobo, Covacha
Serranos, Pico de los
Tarrosa, La
Tía Soldá, Loma de la
Villamarchante
Bugarra
Bugarra
Bugarra
Pedralba
Pedralba
Pedralba
Pedralba
Chulilla
Gestalgar
Bugarra
Tollos, Los
Torralba
Torzuela, La
Villaricos
Yesar de Masero
Villamarchante
Bugarra
Bugarra
Bugarra
Bugarra
B. Valenciano
Ibérico
B. Valenciano
Ibero-romano
B. Valenciano
Ibérico
Ibero-romano
B. Valenciano
Ibero-romano
Ibero-romano
B. Valenciano
B. Valenciano
B. Valenciano
e Ibérico
B. Valenciano
Ibero-romano
B. Valenciano
e Ibérico
B. Valenciano
B. Valenciano
B. Valenciano
Incierto
B. Valenciano
Ibero-romano
Ibero-romano
Eneolítico B. V.
B. Valenciano
Ibero-romano
B. Valenciano
e ibérico
Ibero-romano
Incierto
B. Valenciano
B. Valenciano
e ibérico
B. Valenciano
Ibero-romano
B. Valenciano
Ibero-romano
Ibero-romano
Ibérico
B. Valenciano
Mesolítico
Ibérico
B. Valenciano
B. Valenciano
e Ibér ico
Ibero-romano
Ibero-romano
Ibérico
Ibero-romano
Ibero-romano
-189-
Mapa
II
1
JI
I
II
I
I
li
1
l
li
II
J. Il
11
Núm.
19
24
21
29
5
17
30
23
5
10
8
11
21, 18
4
I
11
1, II
II
Il
II
1
9
22
10
11
I
I
I, li
II
1
a.
1
8
6
2
16
20 y 17
14
14
I, II
1
1
II
12
26
19
3
I, ll
II
6, 2
7
28
14
22
4
1
II
l
1
1
1
II
16
1
1
II
25
20
I, II
I
I
1
1
I
7
15
9
18
27
23
13
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22
2)
J. V. MARTÍNEZ PERONA
Por pe?·íodos:
Yacim ientos
MESOLITICO
Salto del Lobo, Covacha
ENEOLITICO
Jutge, Mas del
B. VALENCIANO
AguiJa, Pico del
Aliagas, Punta de las
Atrón, Peña La
Cabanzas, Las
Cañada Larga, Cerro de la
Castillejo A.
Castillejo B.
Cerrético Redondo
Cerro Partido
Cuchillo, Barranco del
Escoba, Barranco
Ferrer, Loma
Gargao, El
Jutge, Mas del
Majarilla, La
Merinel, Cueva
Palmeral, Cerro del
Palmeral, Sima del
Pararrayos
Presa, Alto de la
Salada, La
Tan·osa, La
Tía Soldá, Loma de la
IBERICO
Ajau, Corral de
Balsa de Torralba
Castillejo B.
Cerro Partido
Merinel, Cueva
Palmeral, Sima del
Remolino, El
Serranos, Pico de los
Tía Soldá, Loma de la
Torzuela, La
IBERO-ROMANO
Ama, Barranco del
Benaguacil, Lo de
Caco, El
Cañada Larga
Cerrito Royo
Hortet, El
Jaucar, El
Marj uela, La
Mezquita, La
Pieza de la Madera
Quemado, El
Reguero, El
Tollos, Los
Villaricos
Yesar de Mase ro
INCIERTOS
Fuente de T eulada
Mojón Alto
T érmino
Mapa
N úm.
Pedralba
1
7
Liria
1
20
II
II
II
II
19
21
5
23
8
11
11
Bugarra
Bugarra
Pedralba
Bugarra
Pedralba
Bugarra
Bugarra
P edralba
Pedralba
Cheste
Gestalgar
Chiva
Villamarchante
Liria
Bugarra
Bugarra
Pedralba
P edralba
Villamarchante
Bugarra
Pedralba
Gestalgar
Bugarra
u
I, II
II
I, 11
Il
II
II
11
1, II
II
1, II
II
I, II
II
11
II
11
I, II
21, 18
4
3, 1
9
22
10
6
20,
14
12,
3
6,
7
14
16
20
15,
1
1
II
II
II
II
I
I
II
1
24
17
21,
3,
12,
6,
1
25
Gestalgar
Ben·a guacil
Liria
Pedralba
P edralba
P edralba
Pedralba
Bu garra
Bugarra
Bugarra
Bugarra
P edralba
Villamarchante
Bugarra
Bu garra
1
29
30
5
10
1
I
1
I
1
1
1
1
2
16
14
26
28
22
4
9
23
13
Villa marchante
P edralba
I
1
8
19
Chulilla
Bugarra
Bugarra
Pedralba
Bugarra
Pedralba
P edralba
Chulilla
Bugarra
Bugarra
-190-
1,
I,
I,
I,
I,
1
1
I
I
I
1
15
27
11
17
12
2
15
18
1
12
2
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23
CARTA ARQUEOLÓGICA DE PEDRALBA
3)
Por términos municipales:
Y aci1nientos
BENAGUACIL
Benaguacil, Lo de
BU GARRA
AguiJa, Pico del
Aliagas, Punta de lar;
Balsa de Torralba
Cabanzas, Las
Castillejo A.
Castillejo B.
Majarilla, La
Marjuela, La
Merinel, Cueva
Mezquita, La
Pieza de la Madera
Presa, Alto de la
Quemado, El
Tía Soldá, Loma de la
Torralba
Torzuela, La
Villaricos
Yesar de Mase ro
CHESTE
Cuchillo, Barranco del
CHIVA
Ferrer, Loma
CHULILLA
Ajau, Corral de
Serranos, Pico de los
GESTALGAR
Ama, Barranco del
Escoba, Barranco
Tarrosa, La
LIRIA
Caco, El
Jutge, Mas del
PEDRALBA
Atrón, Peña La
Cañada Larga
Cañada Larga, Cerro
Cerretico Redondo
Cerrito Royo
Cerro Partido
Hortet, El
Jaucar, El
Mojón Alto
Palmeral, Cerro del
Palmeral, Sima del
Reguero, El
Remolino, El
Salada, La
Salto del Lobo, Covacha
VILLAMARCHANTE
Fuente Teulada
Gargao, El
Pararrayos
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[page-n-247]
LAM. 1
MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
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1.-Cueva Merinel (Bugarra)
2.-Cerro de la Cañada larga (Pedralba)
(Fotos: Martínez Perona)
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1.-Mas del Jutge (Liria)
2.-Loma de la Tía Saldá (Bugarra)
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3.-Cerro Partido (Pedralba)
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4.-Castillejo B (Bugarra)
(Fotos: Martinez Perona)
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MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
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1.-La Salada (Pedralba)
2.-Pico del Aguila (Bugarra)
3.-Parte de muro existente en La Salada
4.-Muro del Pico del Agu ila
(Fotos: Martínez Perona)
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MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
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MARTINEZ PERONA .-Carta Arqueológica de Pedralba
LAM . VIII
1.-Corral de Ajau (Chulilla)
2.-EI Palmeral (Pedralba)
(Fotos: Martínez Perona)
[page-n-255]
MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
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[page-n-256]
MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
LAM. X
Piezas talladas en silex, procedentes del Mas del Jutge (Liria)
(Foto: Grollo)
[page-n-257]
MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
1
LAM . XI
2
Puntas de flecha con pedúnculo y aletas, dos raspadores (1, 2) y otras piezas,
procedentes del Mas del Jutge (Liria)
(Foto: Grollo)
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MARTINEZ PERONA .-Carta Arqueológ ica de Pedralba
LAM . XII
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1.-Caracolillos raspadores y hojitas de sílex, de Salto del lobo (Pedralba)
2.-Piedra pulida de Cañada Felipa (Pedralba)
3 y 4.-Fragmentos de vaso campaniforme de Mas del Jutge (liria)
5.-Cerámica de Punta de las Aliagas (Bugarra)
6 y 7.-Percutores de Gargao (Villamarchante)
S.-Percutor de Cañada larga (Pedralba)
(Fotos: Martínez Perona y Grollo)
[page-n-259]
MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
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MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
LAM. XIV
Vasos de La Majarilla (Bugarra)
(Fotos: Grollo)
[page-n-261]
MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
LAM. XV
Vaso de La Majarilla (Bugarra) y cuenco de Cova Escrich
(Fotos: Grollo)
[page-n-262]
MARTINEZ PERONA .-Carta Arqueológica de Pedralba
LAM . XVI
El Gargao (Vill arr.archante) .-Molde para la fundición de puntas de flecha ,
y cerámica
(Fotos: Grollo)
[page-n-263]
MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
LAM. XVII
1.-Cañada Larga (Pedralba)
2.-Cerro Palmeral
(Pedralba)
(Fotos: Martínez Perona)
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y 2.-Molinos de La Tarrosa (Gestalgar)
3.-Molino de Cerro Partido (Pedralba)
4.-Pie de prensa de El Caco (Liria)
(Fotos: Martínez Perona)
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[page-n-265]
MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
LAM. XIX
1.-Cerámica de la E. del Bronce, ibérica y de barniz negro, procedente de Cerro
Partido (Pedralba).
2.-Cerámica ibérica de Corral de Ajau (Chulilla).
(Fotos: Martínez Perona)
[page-n-266]
MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
LAM . XX
Cerámica ibérica de Tia Soldá (Bugarra)
(Fotos: Martínez Perona)
[page-n-267]
MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pe dralba
LAM. XXI
1 y 2.-Vasos procedentes de El Caco (liria)
3 y 4.-Vasos hallados en la Cueva de Merinel (Bugarra)
5.-Anfora procedente de Torralba (Bugarra)
6 y 7.-Anforas de La Pieza de la Madera (Bugarra)
(Foto : Martínez Perona)
[page-n-268]
MARTINEZ PERONA.-Carta Arqueológica de Pedralba
LAM. XXII
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Lápidas de Pedralba (1 ) , El Reguero (Pedralba) (2 y 4) y Bugarra (3 y 5)
(Fotos: Martínez Perona)
[page-n-269]
RAINER WIEGELS
(Freiburg i B.)
Liv. Per. 55 y la Fundación de Valentia (*)
Desde que la investigación se ocupa de estudiar la colonización y el
desarrollo urbano romanos en la Península Ibérica, pertenece a los problemas específicos más discutidos la fundación y poblamiento de Valentía.
Ello lo motiva un breve apunte en las Periochae de Livio, caracterizado
por su sencilla objetividad y que, por lo tanto, no inspira desconfianza,
que causó reiteradas controversias y dificultades de interpretación, debido
a que, respecto al año 138 A. C., nos relata de forma relativamente sucinta el índice del perdido Libro 55 de la obra histórica de Livio, referente,
entre otros, al escenario de la guerra hispánica: Iunius Brutus cos. is, qui
sub Viriatho militaverant, agros et oppidum dedit, quod vocatum est Va
lentia (1) . Según ello, Bruto, cónsul en aquel año junto con P. Cornelio
Escipion Nassica Serapio (2), y seguramente a raíz de un arreglo amistoso, encargado del gobierno de la Hispania Ulterior (3), colonizó con
soldados que sirvieron sub Viriatho, una ciudad a la que se dio el
nombre de Valentía.
Tres interpretaciones, de fecha no lejana, del párrafo en cuestión,
revelan las diferencias de opinión existen tes, que siguen persistiendo
(*) Versión española de un artículo del mismo título, publicado en CHIRON,
tomo 4, Mi.inchen, 1974, págs. 153 a 176, dedicado a mi maestro, profesor doctor
H. NESSELHAUF, en su 65 cumpleaños.
(1) Liv. per. 55 (ed. Rossbach). Las variantes en los códices carecen de importancia.
(2) T. R. S . BROUGHTON: «The Magistrates of the Roman Republic.» Tomo 1,
19ól, pág. t1fl3
(3) H. SIMON: «Roms Kriege in Sparúen 154-133 v. Chr.» Frankfu.>1;t>r w:i¡¡s.
Beitriige, Kulturwiss, serie 11, 1962, pág. 144.
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[page-n-270]
2
R.
WIEGELS
y ponen de manifiesto los puntos de controversia que ocupan a la investigación (4). H. Simon admite la interpretación de que, si bien Bruto
realizó la colonización de Valentía con los lusitanos vencidos, no se
trataba, por motivos de probabilidad topográfica, de la generalmente
conocida Valentía (del Cid) en la costa levantina española, ni tampoco
del lugar de colonización algunas veces supuesto de Valen<;a, en la margen izquierda del bajo Miño (Portugal), sino de Valencia de Alcántara,
en Extremadura, por encontrarse dicha población en la zona de donde
procedían mayormente los lusitanos (5). H. Galsterer, contrariamente,
identifica la Valentía citada en la Pe1·iocha con Valencia (del Cid) en
la costa oriental de España (6). Finalmente, lo hace también García
y Bellido, si bien con la decisiva diferencia de que, según su opmwn,
en Valentía no se asentaron los antiguos soldados de Viriato, sino gente del ejército romano (7).
Con el1o se formulan sobre la cuestión dos puntos estrechamente
unidos:
Esos colonizadores ¿son soldados procedentes del ejército romano que durante la guerra de Viriato lucharon en Hispania, o se trata
de restos del ejército de Viriato que, tras el asesinato de su gran cau1. 0 )
(4) Huelga entrar en detalles sobre otro punto de discusión, o sea la pregunta
de hasta qué punto la Tyris citada en la «Ora Marítima», de Avieno, verw 482, sea
la antecesora inmediata de Valencia. Según se deduce de lo dicho más adelante, el
problema queda resuelto por sí solo. Algunas indicaciones sobre el particular en la
nota 64.
(5) SIMON, op. cit. nota 3, pág. 138, nota 71 en conexión con el historiador valenciano MASDEU.
(6) H. GALSTERER: «Untersuchungen zuro romischen Stadtewesen auf der
lberischen Halbinsel.» Madrider Forschungen, tomo 8, 1971, pág. 12.
(7) Véase A. GARClA Y BELLIDO: «Die Latinisierung Hispaniens.» Aufstieg und
Niedergang der romischen Welt, J. 1972, pág. 486: «En Valentía se estableció una de
las primeras colonias romanas en Hispania (138 a. C.)».
Esta autorizada versión difiere en un punto interesante del texto original en
español: «La latinización de Hispania». Archivo Español de Arqueología, núm. 40,
1967, pág. 3 y ss., en donde se dice (pág. 24): «En Valentía se estableció una de las
colonias primeras de Hispania (año 138)». Sobre el problema de si existió en Valentía
desde un principio una colonia de ciudadanos romanos nada se dice aquí ni se habrá
querido hacer constar, pues en su importante aportación sobre Valentía en: «Las
colonias romanas de Hispania», Anuario de Historia del Derecho Español, núm. 29,
1959, pág. 447 y ss. (la parte correspondiente a Valentía, literalmente también en:
«Las colonias romanas de Valentía, Carthago Nova, Libisosa e Ilici. Aportaciones al
estudio del proceso de romanización del S. E. de la Península». Homenaje al profesor
Cayetano de Mergelina, 1962, pág. 367 y ss.), pág. 454, se explica GARCIA Y BELLIDO,
en cuanto al temprano status jurídico, como sigue: «Si entonces [es decir, en su fundación el 138 a. C.] recibió también el título de colonia con todos sus derechos, es cosa
no segura». Igualmente sobre el origen de los colonizadores.
-194-
[page-n-271]
LA FUNDACIÓN DE VALENTIA
3
dillo y la rápida derrota de su sucesor Tautalos (8), tuvieron que entregarse a los romanos? (9).
2.
¿Qué ciudad moderna ha de identificarse con la citada Valentia: a) Valencia (del Cid); b) Valenc;a, en la orilla izquierda del Miño
(Portugal); e) Valencia de Alcántara, en la España occidental, cerca
de la frontera portuguesa?
Lógicamente, estas cuestiones han sido objeto, ante todo, de la investigación española desde el Renacimiento (10), pero también fuera
de España ha habido siempre renovado interés en aclarar la noticia
de la Periocha, que para nosotros representa una información extremadamente preciosa sobre el desarrollo general de la urbanización en
la Península Ibérica y la política colonizadora romano-republicana.
Sirvió de pauta durante mucho tiempo en la moderna investigación
la interpretación de Th. Mommsen, quien veía en la Valentía de la Periocha la conocida Valencia (del Cid). Según él, los primeros colonizadores son lusitanos y la ciudad fue probablemente fundada como colonia, pero tal vez en principio como cotonia de derecho latino (11). En
F. Münzer apareció luego, por lo que he podido apreciar, por primera
vez, la idea de que los soldados de Viriato hayan podido ser los coloni0
)
(S) Apiano, Iber. 320 (ed. Viereck-Roos); según Diodoro 33, 1, 4, se llama Tautamos.
(9) Apiano y Diodoro, o. c. n. 8.
(10) Véase sobre los antiguos cronistas el Informe, más accesible que !al:> crónicas
originales, de E. PLA BALLESTER: «Los cronistas de Valencia y la fundación de la
ciudad», en «La ciudad de Valencia. Estudios varios». Papeles del Laboratorio de
Arqueología, 1, 1962, pág. 61 y ss. Otras manifestaciones de otros investigadores españoles má s antiguos en P. BOSCH GIMPERA y P. AGUADO BLEYE: « L~ conquista
de España por Roma (218 a 19 a . J . C.)» en «Historia de España», dirigida por
R. MENENDEZ PIDAL, II, cap. 3.•, 1935, pág. 134 y ss.; no consultadas por mí.
(11) «Romische Geschichte», tomo 27, 1881, pág. 17, «Romisches Staatsrechb>,
tomo 3.3, 1887-8, pág. 736, nota 2. También HüBNER, CIL II, pág. 500 y ss. contaba
desde un principio con la fundación de una colonia en la hoy ciudad de Valencia
(del Cid), si bien no aclara qué círculo de personas fueron colonizadas, según su
opinión, a MOMMSEN se refiere expresamente E. KORNEMANN, RE 4 (1900), págs.
516 y 528 s. v. «Coloniae». Fundamentalmente fueron también de la misma opinión una
serie de investigadores como M. MARCHETTI, Diz. Epigr. 3 (1962), 797 y s., s. v.
«Hispania». A. VIVES ESCUDERO: «La moneda Hispánica», tomo 4, 1924, pág. 15,
pero sin precisar nada en cuanto al origen de los soldados. VIVES ESCUDERO
relaciona erróneamente el nombre del cónsul con D. FA VIUS BRUTUS; tampoco estaba
BRUTUS vinculado con el acuñador de monedas Q. F ABIUS MAXIMUS, sobre el que
volveremos a hablar. Además, J. J. VAN NOSTRAND en TENNEY FRANK: «An
economic Survey of Ancient Rome», tomo 3, 1937, pág. 137, aunque contrariamente
a MOMMSEN, es escéptico en creer que los lusitanos obtuvieran algún derecho
ciudadano. Con colonizadores indígenas, en primer lugar, pero con una población
peregrina cuenta, por lo visto F. HAMPL, RhM. N. F . 95, 1952, págs. 62 y 69,
pero su exacta interpretación no queda clara ya que habla (pág. 70) de ~ Burguesía
de la antigua comunidad provincial, acogida con todos los derechos en la colonia».
-195-
[page-n-272]
4
R. WIEGELS
zadores de Valen~a do Minho (12). La, hasta el presente, más importante Historia general española sobre la Historia pre-romana y romana,
la Historia de España, dirigida por R. Menéndez Pidal, ya en su primera edición y de forma significativa, recoge a través de Bosch Giropera y Aguado Bleye, la cuestión del lugar de colonización, volviendo
con ello a plantear la discusión de las tres Valentiae, pero también aquí
son, sin embargo, los guerreros de Viriato los colonizadores (13). Si bien
Schulten había admitido primeramente la interpretación de Mommsen
y mas adelante la de Münzer, defendió con posterioridad la opinión de
que las personas asentadas por Bruto eran antiguos soldados de Roma
que encontraron en la Valentía (del Cid) su nueva residencia (14). Quedaron así expuestas las más importantes propuestas de solución del problema, a las que más adelante hicieron referencia numerosos criterios,
bien de forma expresa, bien de forma callada. El por qué del notable
1·esurgir de la discusión sobre Valentía es debido, por una parte, al creciente interés por parte de los investigadores por los problemas de la
colonización, con lo cual el status jurídico de las poblaciones, como sucede en el caso de la colonización de Hispania (15) adquiere una importancia cada vez más destacada, y por otra parte, la conmemoración en
Valentía (del Cid), el año 1962, de los 2.100 años de su fundación, he-
(12) RE 10 (1918), pág. 1.022, s. v. «D. lunius Brutus Callaicus». También a
MüNZER hace referencia H. GUNDEL, RE 9A (1961), pág. 224, s. v. «Viriatus»; véase
también del mismo en «Caesaragusta» 31/32, 1968, pág. 192, remitiéndose a veces de
manera indireCta a A. SCHULTEN, RE 7A (1948), pág. 2.148 y ss. s. v. <;Valentía»,
como se verá a continuación.
(13) BOSCH y AGUADO, o. c. n. 10, pág. 134 y s. También es considerado como
problema, en la exposición de R. THOUVENOT: «Essai sur la province romaine de
Betique.» Bibl. des Ecoles Fran~. d'Athenes et de Rome, 1940, pág. 130, nota 3, y en
el asiduamente consultado «Üxford Classical Dictionary» de J. J. NOSTRAND y
M. l. HENDERSON, s. v. «Valentía» (1948 sin modificar 2 1970), queda abierta la
cuestión sobre la localización.
(14) De manera semejante a MOMMSEN se expresó SCHULTEN en «Untersuchung zu Viriatus», Neue Jahrb. f. d. Klass. Altertum, 39, 1917, pág. 228, asi como en
cFontes Hispaniae Antiquae», tomo 3, 1935, pág. 28 y tomo 4, 1937, pág. 139, dando
por posible, juntamente con MüNZER, Valencia do Minho como Jugar de colonización,
al hallarse dicha población de la región de la guerra ofensiva de Brutus, miE'ntras que
la Valentía situada en la costa oriental española está demasiado alejada del territorio
residencial de los lusitanos.
La opinión definitiva de SCHULTEN se encuentra en su ~rticulo RE «Valentía»
citado en la nota 12. De igual forma pensaba ya C. H. V. SUTHERLAND: «The
Romans in Spain, 217 B. C.-A. D. 177», 1939, pág. 79 y s. y 116.
(15) Entre las primeras y las últimas investigaciones señalamos a P. VITTINGHOFF: «Romische Kolonisation und Bürgerrechtspolitick unter Caesar und Augustus.» Abh. de Akad. Meinz, Geistes- und Sozialwiss. Klasse, 1951, 14 (1952), pág. 73
con nota 2. VITTINGHOFF, al igual que SCHULTEN y SUTHERLAND, se opone a la
opinión de que fueran asentados en Valentía veteranos romanos y que la ciudad fuese
una colonia de ciudadanos romanos. Con ello ataca la opinión de M. GRANT que
últimamente vuelve a la de MOMMSEN y se opone a SUTHERLAND, en su estudio:
«From Imperium to Auctoritas. A Historical Study of Aes Coinage in the Roman
-196-
[page-n-273]
LA FUNDACIÓ;'I DE VALENTIA
5
cho que demostró claramente las contradictorias interpretaciones de los
investigadores hispanos.
Volvió al primer plano de la cuestión sobre el emplazamiento de la
Valen tia citada en la Periocha (16). Habían precedido a las consideraciones de García y Bellido (17), dos artículos españoles, no siempre tenidos en cuenta, que habían tratado, los primeros desde hacía mucho
tiempo, detalladamente el problema. Primero inició C. Torres una interpretación, hasta ahora única, de Liv. per. 55 (18). Según él, fueron
asentados en Valencia (del Cid) Jos ex-combatientes de Viriato, pero
no por Bruto, al no encontrarse Valentia bajo la jurisdicción del gobernador de la España Ulterior (donde Bruto ejercía sus funciones), sino
solamente en su año consular. Aproximadamente por el mismo tiempo
F. Mateu y Llopis, que estudió principalmente las acuñaciones valencianas, interpretó la noticia de la Periocha en el sentido de que en el
Empire 49 B. C. - A. D. 13», 1946, (reimpresión con correcciones en 1969), pág. 4'i~,
de que Valentía fue una ciudad latina. Piensa igualmente en veteranos romanos
E. T. SALMON: «Roman Colonization under the Republic», 1969, pág. 132 y nota
257, pero se defiende mayormente el punto de vista afirmado por GALSTERER:
Colonización de lusitanos en Valencia (del Cid). Citemos a T. R. S. BROUGHTON,
CHM 9, 1955-56, p.ág. 132 y s.; A. J. N. WILSON en una larga «note: the colonization
of Valentía», en: «Emigration from ltaly in the Republican Age of Rome», 1966,
página 40 y ss.; A. DEGRASSI, MAL serie 8, tomo 14, 1967-68, pág. 37, y mis recientemente P. A. BRUNT: «
las siguientes publicaciones, además de las que en otros apartados mencionamos.
D. FLETCHER: «La Tyris ibérica y la Valentía romana.» Boletín de la Sociedad
Castellonense de Cultura, XXIX, 1953, pág. 291 y ss.
D. FLETCHER: «El problema de la Tyris ibérica y la Valentía romana.» Dos mil
cien años de Valencia, 1962, pág. 43 y ss. con abundante bibliografía.
D. FLETCHER: «Consideraciones sobre la fundación de Valencia.» Archivo de
Prehistoria Levantina, X, 1963, pág. 193 y ss.
N. P. GOMEZ SERRANO: «Epocas de la ciudad de Valencia. Tyris, Valentía,
Brutobria, Valen tila, Balensya, Valencia>>, 194 7.
N. P. GOMEZ SERRANO: «Tyris, Valentía, Brutobria.» Dos mil cien años de
Valencia, 1962, pág. 117 y ss.
P. BELTRAN VILLAGRASA: «Lo que dicen las lápidas y las monedas valencianas en reiaci6n con la ciudad y sus orígenes.» Dos mil cien años de Valei!cia, 1962,
página 59 y ss.
M. TARRADELL MATEU: «La fundación de Valencia.» Dos mil cien años de Valencia, 1962, pág. 131 y ss.
M. TARRADELL MATEU: «Valencia, ciudad romana. Estado actual de los problemas.» La ciudad romana de Valencia. Papeles del Laboratorio de Arqueología de
Valencia, 1, 1962, pág. 5 y ss.
Según TARRADELL, fueron guerreros de Viriato los colonizadores de Valentía;
según FLETCHER, fueron veteranos del ejército romano. Estas opiniones conducen,
finalmente, a reiteradas polémicas entre este último, de una parte y C. CALLEJO
SERRANO y E. DIEGUEZ, de otra, en la revista, generalmente poco conocida,
«El Miliario Extravagante», seguida por mi en varios números entre 1964 y 1966.
(17) GARCIA y BELLIDO, o. c. n. 7: «Las colonias romanas», pág. 454 y ss. Esta
interpretación es recogida también por J. M. BLAZQUEZ, en Emerita 30, 1962,
nota 3 y en Hispania 24, 1964, pág. 169.
(18) C. TORRES: «La fundación de Valencia.» Ampurias XIII, 1951, pág. 113 y ss.
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6
R. WIEGELS
año 138 a. C., Bruto y su antecesor Servilio Cepion, asentaron soldados
lusitanos en una población ya existente, sin que la denominación de la
ciudad con el nombre de Valentia tuviera relación con Bruto, sino que
pudo nacer de una idea espontánea de la población allí residente; con
todo, en 138 a. C. se constituyó, es cierto, una colonia romana (19). Esta
breve reseña bibliográfica, muy incompleta, demuestra claramente el
escaso acuerdo alcanzado hasta ahora. Pero, desde luego, hay que reconocer que sólo en algunos casos se ha discutido a fondo el problema de
Valen tia (20). La mayoría de las consideraciones presentan, o bien tesis
apodícticas e infundadas, o se reducen a una aleatoria selección de citas,
de todo lo cual es indicativo la considerable lejanía que existe entre la
investigación hispánica y extranjera. Parece, pues, útil dedicar de nuevo la atención al tema de Valentía, teniendo en cuenta los resultados
obtenidos hasta ahora.
La primera noticia segura sobre el status jurídico de Valentía, que
concierne sin duda a la Valencia (del Cid) de hoy, data del año 60 a. C.
En esa fecha la ciudad ya tenía rango de colonia (21), si bien del texto
que acredita dicho rango, no se desprende si era ya entonces una colonia romana o latina (22). También Plinio el Viejo, en su N. H., nombra
(19) F. MATEU y LLOPIS: «Las monedas romanas de Valentia.» Numisma 3,
1953, pág. 9 y SS.
(20) Deben nombtarse sobre todo los investigadores españoles TORRES, FLETCHER, GARCIA BELLIDO y TARRADELL, así como los estudios sobre este tema,
ele WILSON, GALSTERER y BRUNT.
(21) CIL IX 5275 = ILS 878 = ILLRP 385 (de Asculum), que GALSTERER,
o. c. n. 6, nota 42, refiere con razón a la Valentia hispánica, puesto que ni la Vibo
Valentía italiana en Bruttium, ni la Valentía narbonense poseían por aquella época
el rango de colonia.
(22) Los conceptos sobre el derecho personal por aquel entonces de los ciudadanos
de Valencia, dependen, naturalmente también, de qué círculo de personas vea uno en
los primeros habitantes de Valentía. Si se quiere explicar con toda claridad se notará lo
siguiente: Si son los lusitanos para los que se fundó la ciudad, se calcula a partir de
138 a. C. bien con una colonia peregrina (TORRES, TARRADELL, WILSON,
GALSTERER, BRUNT), bien con una colonia latina (MOMMSEN, KORNEMANN,
este último con ciertas salvedades y DEGRASSI; GRANT carece de una segura afirma ción de la vinculación étnica de los primeros ha bitantes) y hasta con una coloni a
romana (MATEU y LLOPIS) y, caso de suponer una modificación del status en el
transcurso de la primera mitad del s. I a. C. con la transformación en una colonia de
ciudadanos romanos por la época de las guerras de Sertorio (de forma terminante sólo
GALSTERER; en BRUNT, TARRADELL y en el OCD sólo se determina el rango de
colonia por aquel tiempo, sin precisar los derechos personales. KORNF.MANN y
WILSON, sin embargo, no ven en la inscripción hallada en Asculum una prueba segura
que demuestre la existencia de una colonia de ciudadanos romanos). Si se supone una
colonización romana, se cuenta bien sea con una colonia desde el principio (SCHULTEN,
o. c. n. 12, sin más especificación), con una comunidad peregrina (SALMON) o se dej a
abierta la cuestión y se decide por la existencia de una colonia de ciudadanos romanos
lo más tarde el 60 a. C. (GARCIA y BELLIDO, VITTINGHOFF).
También, como se ve, la confusión sobre este punto es evidente.
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LA FUNDACIÓN DE VALENTIA
7
Valen tia sin más detalle, entre las colonias de la Tarraconense (23), lo
que significa (que por lo menos en tiempo augusteo, del que proceden
los documentos seguramente oficiales que sirvieron a Plinio para determinar el régimen de las ciudades hispánicas), Valen tia era una colonia de ciudadanos romanos, pues Plinio, si bien en los municipios
distingue nítidamente entre los latinos y los romanos, no lo hace para
las colonias, donde tampoco necesitaba hacerlo, pues no se puede acreditar con seguridad que ni una sola de las poblaciones hispánicas haya
seguido siendo latina durante el principado (24). La falta de cognomina en los nombres de ciudades hace suponer, además, que el status
jurídico de la ciudad no fue ya modificado, por lo menos ni por César
en sus últimos años, ni por su hijo adoptivo (25). Quiere esto decir, a
su vez, que la ciudad que en época posterior recibió todavía el derecho
itálico (26), pertenecía con toda seguridad a las más tempranas colonias
de ciudadanos romanos en la Península Ibérica y hasta cabe que haya
sido la primera colonia de este género en Hispania (27).
No dejaría de ser curioso que, precisamente, esta ciudad fuera la
misma que se fundara primitivamente .para los soldados lusitanos de
Viriato, incluso si se acepta la existencia de una segunda deductio de
ciudadanos romanos, de mayor importancia, en el transcurso del primer
tercio del s. I a. C. (28). No resulta fácil de entender que tal asentamiento oficial haya tenido que llevarse a cabo precisamente en una colonia
(23) Plinio, N. H. 3, 20: «Valentía colonia !TI p. a. mari remota ...»
(24) Sobre la persistencia supuesta por GALSTERER, de Carteia colonia latina
de la época imperial, véase mi crítica a GALSTERER, en BJ 173, 1973 (en prensa)
y próximamente «Zum Rechtsstatus von Carteia wahrend des Prinzipats», probablemente en MDAI (M) 15, 1974.
(25) Respecto a los sobrenombres de las demás colonias de Hispania, véase
B. GALSTERER-KROLL: « Untersuchungen zu den Beinamen der Stadte des Imperium
Romanum.» Epigraphische Studien 9, 1972, especialmente pág. 107 y ss.
(26) D 50, 15, 8 pr.
(27) Sobre las demás colonias de ciudadanos romanos en la península ibérica,
véase VITTINGHOFF, o. c. n. 15, págs. 72 y 104; GARCIA Y BELLIDO, o. c. n. 15
(«Las colonias ...») passim, así como GALSTERER, o. c. n. 6 passim, con más literatura.
Según los estudios de éste, ninguna de esas colonias pueden remontarse con seguridad
hasta la época precesariana, si bien sus esfuerzos para localizar colonias Nmanas y
latinas desconocidas nasta ahora, no me han convencido siempre, véase crítica citada
en nota 24.
(28) Efectiva mente, es obligada esta suposición si se ve a los lusitanos como los
primeros colonizadores. según lógicamente propone también GALSTERER, o. c. n. 6,
página 12, nota 42. Bajo esas premisas no pueden mantenerse las opiniones de
MOMMSEN, KORNEMANN y DEGRASSI, que cuentan con una colonia latina desde
el principio (la idea errónea de MATEU y LLOPIS, colonia romana desde el 138 a . C.,
no precisa ser reba tida). Si GALSTERER, o. c. n. 6, pág, 12, nota 42, incluye también
en esa serie a SCHULTEN , o. c. n. 12, resulta desacertada su crítica, por no apreciar
las hipótesis muy distintas de SCHULTEN, quien supone que los primeros colonizadores fueron veteranos del ejército romano, pero, cosa rara, GALSTERER, hizo caso
omiso de esta interpretación, contraria a su propio criterio.
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8
R. WIEGELS
que, según este criterio, había sido fundada para los antiguos enemigos
de Roma y, por tanto, para un grupo de personas de origen y mentalidad muy distintos a los romanos, y la solución de esta dificultad supondría una interpretación muy forzada de las fuentes. Se creía haber
Emcontrado una prueba para esta tesis en varias inscripciones valencianas donde aparece valentini veterani et veteres o uterque ordo valentinorum (29). Pero en la medida que pueden ser datadas estas inscripciones, pertenecen lo más pronto al tercer siglo después de Cristo (30) .
Resulta, pues, más que dudoso que se pueda ver en esos documentos
algún reflejo sobre dos fases de colonización en los orígenes de la ciudad, tal vez una primera deducción de soldados de Viriato (veteres) y
otra segunda, durante o después de la guerra de Sertorio, de gentes pertenecientes al ejército romano ( veterani) (31). Lo cierto es que de ningún modo puede sacarse de veteres et veterani y uterque ordo la existencia de dos entidades cívicas independientes, como suele ocurrir a
menudo y que fue rechazada por Galsterer (32) .
En principio prevalece, naturalmente, la posibilidad de un segundo
asentamiento en tiempos de Sertorio, en favor del cual no falta algún
testimonio pues la ya citada inscripción republicana dedicada al legado
de Pompeyo, Afranio (33), puede haber sido hecha con motivo de una
(29) «Valentini veterani et veteres», CIL 11, 3733-3737, 3799, 3741; AE 1938,
página 24: «Uterque ardo Valentinorum»; CIL 11, 3745; véase también cmniwrsus ardo
Valentinorum»: AE 1933, pág. 5, y «decuriones Valentinorum veteranorum». AE 1933,
página 5, 1938, página 23 Véase sobre el tema: P. BELTRAN : «Hallazgo de lápidas
romanas.» Anales del Centro de Cultura Valenciana 1, 1928, pág. 90 y ss. y P. BELTRAN: «Nueva inscripción romana.>> Anales del Centro de Cultura Valenciana, I,
1928, pág. 169 Y S.
(30) Véase GALSTERER, o. c. n. 6, pág. 12, nota 44. La inscripción de fecha más
antigua es CIL Il 3741 (poco después de 206 d. C.) la última AE 1938, pág. 24
(270-275).
(31) Por ejemplo, TORRES, o. c. n. 18, pág. 120, cambiando la interpretación de
«veteres» y «Veterani». TARRADELL, o. c. n. 16 («Valencia, ciudad romana ... »), pág.
19; WILSON, o. c. n. 15, pág. 41 y s. También SCHULTEN, RE o. c. n. 12, pág. 2.149 y
GARCIA Y BELLIDO, o. c. n. 7 («Las colonias ... »), pág. 455, que ven en los colonizadores de Valentía soldados de Roma, acogen la inscripción como prueba de una segunda deducción en época republicana. SUTHERLAND, o. c. n. 14, pág. 116, escribe:
«Perhaps a sign of two irreconcilable elements in the colony». Otra variante en
MATEU Y LLOPIS, o. c. n. 19, pág. 21: «veteres» son los habitantes nativos de la
ciudad de la época anterior a 138 a. C., o sus descendientes; «veterani», legionarios
romanos que se asentaron en el curso de la continua latinización en Valentía. Según
FLETCHER, o. c. n. 16 («Consideraciones ... »), pág. 200, los «veteres» seríaa los primeros colonizadores romanos y sus descendientes y «veterani» soldados romanos asentados posteriormente.
(32) GALSTERER, o. c. n. 6, pág. 53 y ss., con más literatura y discusión detallada de los distintos casos.
(33) Véase nota 21, Afranius era legado de Pompeyo en el año 75 a. C., pOi"
error, 55 a. C. en FLETCHER, o. c. n. 16 («Consideraciones ... »), pág. 200. La inscripción data del año con<>ular de Afranius.
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LA I"U :\ DACIÓN DE VALENTIA
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colonización de mayor importancia. Pero la cita veteres y vete'rani no
prueba dicha colonización ni mucho menos puede sacarse de esta fórmula la vinculación étnica de los veteres, de modo que estas inscripciones
nada pueden aportar a nuestra cuestión (34).
Dicha incongruencia entre una colonización por lusitanos y el primitivo status de una colonia de ciudadanos romanos también indujo a interpretar que el sub Viriatho sólo fuera una indicación temporal (en tiempo de la guerra de ViTiato) pero que fueron soldados procedentes del ejército romano los que fueron asentados, o bien que debe pensarse en otra
ciudad Valentía respecto a la colonización de soldados de Viriato. Especialmente, a raíz de esta última suposición se creía haber resuelto simultáneamente el antipático problema de interpretación filológicamente
no muy fácil y hasta imposible (35) del sub Viriatho. Esta cómoda solución, y en ello radica uno de los principales méritos de la investigación
española, ha quedado eliminada: la Valen tia citada en la Periocha, teniendo en cuenta la tradición de los nombres, sólo puede ser la conocida
Valencia en la costa oriental española, ya que los nombres de las otras
poblaciones propuestas son medievales y no pueden en ningún caso remontar su origen, ni siquiera «grosso modo», hasta la época de la fundación, y quedan, por lo tanto, eliminadas para la identificación de la
antigua fundación al término de la guerra de Viriato (36). Sin embargo,
con ello reaparece en toda su dimensión el antiguo y mas importante
problema sobre los primitivos colonizadores de Valentía.
(34) GALSTERER, o. c. n. 6, pág. 54, cuenta con un asentamiento suplementario
en el segundo o tercer siglo d. C. (véase asimismo BRUNT, o. c. n. 15, pág. 591 y s.) tal
vez la mejor explicación, si bien podría tratarse de cualquier otro hecho de esta época;
piénsese, por eJemplo, en las designaciones como «Foederatus» en los nombres de
ciudades, etcétera. Véase A. VEYNE, Latomus 19, 1960, pág. 429 y ss. En cualquier
caso, la persistente eYpresión «veteres et veterani>) que podemos perseguir más de
sesenta años del siglo tercero, es notoria.
(Nota: Con una Jeducción posterior a época augustea, relacionada con la concesión
del «ius Italicum)), cuenta BLEICKEN en su trabajo contenido en Chiron 4, 1974,
página 397, nota 92. Agradezco la autorización del autor y de la redacción de Chiron
para conocer su artículo. No se puede ni es necesario aquí entrar en más dt talles).
(35) Véase más abajo, más detalles.
(36) Sobre el particular, TORRES, o. c. n. 18, pág. 113 y ss. fue el primero en
llamar la atención. También TARRADELL, o. c. n. 16 («Valentía ciudad romana ...))),
l>ágina 16 y ss. subraya esta circunstancia. Por último la polémica entre FLETCHER
y C. CALLEJO SERRANO y E. DIEGUEZ en «El Miliario Extravagante)) 1964-66,
muestra que todos los intentos de salvación para otras «Valentiae)) como lugar de
asentamiento de los lusitanos, especialmente la Valencia de Alcántara, defendido por
los últimos, se desvanecieron, sin perjuicio de las reflexiones, especialmente por parte
de CALLEJO SERRANO, al problema entero. Renunciamos a recalcar aquí los deta~les de esta «disputatio)), digna de leerse y aún divertida: Valencia de Alcántara,
primitivamente portuguesa, pertenece a toda una serie de poblaciones portuguesas con
el nombre «Valencia» que datan de la Edad Media. Es de notar, también, que Valen<;a
do Minho queda descartada, asimismo por rr.otivos cronológicos ya que el avance
de Brutus en esta región data de mucho más tarde que la colonización de que habla
la Periochae. Véase TORRES, o. c. n. 18, pág. 114.
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R. WIEGELS
Para su posible solución debe examinarse, en primer lugar, la lite,
ratura tradicional.
Nuestra fuente principal sobre la guerra de Viriato, Apiano, informa que los lusitanos, después de los funerales de Viriato, volvieron a
enfrentarse bajo su nuevo caudillo, a los romanos, probablemente contra
Carthago Nova más que contra Sagunto (37) y penetraron en el territorio de la costa sudeste de España. Desde allí fueron rechazados por
Cepion, gobernador de la Hispania Ulterior en 139/138 a. C. (38) a través de Baetis, haciéndolo, según indica Simón (39), probablemente con
acierto, de sur a norte (40). Cepion, que los perseguía de muy cerca, obligó
a Tautalos a la total capitulación. En esta deditio, los lusitanos tuvieron
que entregar todas las armas, concediéndoles, sin embargo, suficiente
iierra para que la miseria no les obligara a nuevas guerras (41), causa
que se cita repetidas veces como motivo de los ataques lusitanos (42).
Esta versión de Apiano en cuanto a la colonización, se encuentra de forma muy parecida en el extracto de Photius, de Diodoro (43). También,
según éste, es Cepion quien efectúa la colonización, indicándose, además,
que los lusitanos recibieron una ciudad (polis) como centro del asentamiento (44).
(37) En Apiano los datos sobre Sagunto y Carthago Nova se confu nden a menurlo, cf. Iber. 47 referente a la caída de Sagunto en manos de los cartagin<'ses y 74
sobre la capital de los cartagineses, por lo demás, Sagunto es localizado por él mucho
más al norte, cf. lber. 25. Para nuestro problema no interesa contr:::. qué ciudad tuvo
lugar la desesperada ofensiva de los celtíberos, v. SIMON, o. c. n. 3, pág. 138, nota 70.
Tal dirección corresponde absolutamente a algunas acciones de Viriato. V. al respecto
el instructivo mapa de H. GUNDEL, o. c. n. 112, pág. 209 y del mismo en «Caesaragusta» 31/32, 1968, después de pág. 176 y en «Legio VII Geminall, León, 1970, pág. 130.
(38) El gobernador competente para esta región, el procónsul Popillius Laenas
estaba sujeto, en esta fecha, al campo de batalla nórdico; las medidas dictadas por los
romanos contra los lusitanos ante las acciones del enemigo, las tomaban, naturalmente, los gobernadores de la Ulterior si la guerra se extendía a la provincia vecina.
(39) V. SIMON, o. c. n. 3, pág. 138.
(40) Totalmente inútiles y sin ningún provecho son los intentos de identificar al
Baetis con otro río situado más cerca de la costa oriental (V. TORRES, o. c. n . 18,
página 118) y no con e! Guadalquivir actual.
(41) Apiano, Iber. 320.
(42) Véase Apiano, Iber. 249, en que da noticia de la pérfida hazaña d!;' Servius
Galba que en el año 150 a. C. obligó a los lusitanos, con la promesa de reparto de
tierras, a la rendición que convirtió en un cruel derramamiento de sangre de los
indefensos lusitanos. También Apiano, lber. 258, solamente pocos años rr:ás tarde.
Del final de los años 80 del segundo siglo, Apiano, lber. 172. Sobre la búsqueda de
tierra como causa de las guenas, véase H. GUNDEL, en «Legio VII Geminall,
página 122.
(43) Diodoro 33, 1, 4.
(44) Aparte de las Periochae, en Apiano y Diodoro no se ha mantenido ningún
indicio de esta acción en la tradición literaria. Tampoco el epitome de Livius recogido en
el Papyrus Oxyrhynchus, 668 (ed. O. ROSSBACH) (v. E. KORNEMANN: «Die neue
Livius-Epitome en Oxyrhyncus», Klio. Bhft. 2, 1904) que describe los sucesos de la
época, no relata nada sobre esta cuestión.
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LA FUi\DACIÓN DE YALENTlA
11
Llaman la atención dos diferencias importantes con respecto a la
nota de la Periocha: 1) Según Apiano y Diodoro es Cepion el que efectúa el poblamiento. En la PeTiocha, sin embargo, lo hace su sucesor
en el cargo de gobernador, Iunio Bruto. 2) Unicamente en la Periocha
se cita el nombre de la ciudad, Valentía, mientras que en las otras dos
fuentes nada se dice. Por lo que respecta a las fuentes de estas tres noticias paralelas, por lo visto se trata de dos distintos orígenes; de una
parte Diodoro y Apiano y de otra la Periocha. Las coincidencias objetivas de Apiano y Diodoro, que no desaparecen en el extracto de Photius, se aprecian claramente. Ambas proceden, aparentemente, de la misma tradición, cuyo principal autor es, probablemente, Posidonio, que está
detrás, también, según demostró Simon (45) del gran elogium de Viriato (46), inmediatamente anterior. Livio, en contacto, sin duda, con la digP.ificación de Viriato (47), probablemente también influido por Posidonio, sigue una vez más, por el contrario, sus fuentes analíticas, sobre
todo Claudio Quadrigario y Valerio Antias, cuyas obras constituyen las
principales referencias del historiador augusteo para los hechos de aquella época (48). Encuéntrase, pues, en la Periocha material informativo
propio y suplementario, no abolido por la tradición paralela. El punto
crítico sigue siendo, pues, per. 55.
Los testimonios de Apiano y Diodoro muestran independientemente
y fehacientemente que, en efecto, se concedió por los romanos a los antiguos soldados de Viriato, tras su deditio, terreno y un centro de colonización, de forma que no es posible pensar que tras is, qui sub Viriatho
militaverant, a los que, según la Periocha, Bruto agros et oppidum dedit
se esconda un grupo de gente que no sean los lusitanos. La suposición
contraria (con idea de encontrar en el texto de la Periocha una base para
la interpretación de que fueron asentados en el 138 a. C. soldados romanos en Valentía) quiso entender por sub Viriato únicamente la indicación de la época. Esta tesis ha sido mantenida últimamente por Fletcher,
señalando que sub pudiera tener significado temporal, como por ejemplo
(45) SIMON, o. c. n. 3, pág. 135 y ss., nota 69. Polibio queda eliminado como
fuente literaria, ya que no sigue la guerra lusitana más allá de su obra principal
(v. SIMON, o. c. n. 3, pág. 102, nota 2).
(46) El que el orden en Diodoro 33, 1-4 (Elogio de Viriaco - Narrar.:ón de los
sucesos - Muerte - Derrota de su ejército) se basa en el compendio de Photius, lo
demuestran las Excerptas Const. 2 (1), pág. 301 = Diodoro 33 21a , según las cuales
el elogio de Viriato sigue también en Diodoro al relato del fun eral (v. también
SIMON, o. c. n. 3, pág. 135 y s., nota 69).
(47) Se encontraba al final del Libro 54 (v. per. 54).
(48) Véase A. KLOTZ, RE 13 (1926), pág. 841, s. v. <: Livius»; del mismo:
«Livius und seine Vorganger» Neue Wege zur Antike II 11, 1941, 3. Heft. bes,
página 287.
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12
R.
WIEGELS
sub Domitiano que significa en ciertos contextos en tiempos de Domiciano (49). Este criterio no tiene en cuenta, sin embargo, que si bien una
guerra entera puede ser llamada como el enemigo (bellum Viriathinum,
lugurthinum, Mithridaticum, etc. (50), es decir, guerra de los romanos
contra Viriato, contra lugurta o Mitridates) no es admisible determinar
el servicio de soldados romanos con la época del adversario. Si se tuviera
que achacar, de todos modos, el empleo de sub al autor de la Periocha y
no a Livio, ya que no es costumbre en él (51) pueden aportarse, por otra
parte, numerosas pruebas, también en Livio, de pugnare, militare, etc.
sub alicuo (con o sin agregación de imperatore, duce, etc.) refiriéndose
a generales bajo cuyo mando sirvieron los soldados (52). Tanto bajo el
punto de vista filológico como, según demuestra la conservación de las
coincidencias mencionadas, no puede dudarse fundadamente de un asentamiento colectivo de lusitanos, ni de que la noticia de la Periocha describe estos mismos hechos.
A pesar de ello, debido a las diferencias entre las fuentes, se plantea
la cuestión de quien promovió la colonización y dónde tuvo lugar la misma. La primera parte de la pregunta puede contestarse fácilmente en
el sentido de que Bruto, como sucesor de Cepion, llevó a cabo la colonización prometida por éste a los lusitanos a fines del 139 a. C. (53), como
uno de sus primeros actos oficiales en Hispania (54), quedando con
ello sin valor la forzada interpretación de Torres de la clara indicación
(49) FLETCHER, o. c. n. 16 («Consideraciones ... »), pág. 197 y ss. y nota 10.
La evidente coincidencia objetiva de las fuentes, que en su interpretación ocasiona
grandes dificultades, no puede ser aclarada por él de forma convincente, tampoco en
((El Miliario Extravagante», 10, 1965, pág. 240.
(50) Thesaurus Jinguae Latinae, s. v. «Bellum», 1581 y s.
(51) Unicamente en locuciones como «sub luce», «sub die», «Sub note>>, etcétera,
v., por ejemplo, R. KüHNER- C. STEGMANN: «Ausführliche Grammatik der
lateinischen Sprache», 4, 1962, tomo 2, pág. 570; D. W. PACKARD: «A cor.cordance
to Livy», 1968, S. V. «SUb».
(52) V., por ejemplo, Liv. 29, 2,2 : «qui sub duce Marcello militaverant.»
Vell. 2, 9, 4 : «celebre et Lucilii nomen fuit, qui sub P. Africano Numantino bello
eques militaverat» (caracterizado por encontrarse uno al lado del otro, la indicación
de la época, «bello Numantino» y del caudillo, «Sub P. Africano»); Plinio N. H.
proef 30: «Cato ... qui sub Africano immo vero et sub Hannibale dedicisset militare»
(la formulación «et sub Hannibale dedicisset militare» que resulta, por la añadidura
de «immo vero», un empleo metafórico de «militare sub», muestra perfectamente que
la expresión significa siempre la subordinación bajo el propio general) ; Plinio,
ep. 3, 20, 5, etcétera.
(53) La fecha se evidencia por el hecho de que las discusiones del Senado
respecto a las recompensas exigidas por los asesinos y presuntos amigos de Viriato,
según ep. Oxyrh. 55 Z, :J.Ol (véase también autc. de vir. ill. 71,3) sólo tuvieron lugar
el año 138 a. C.
(54) Interesante es per. 55. Aquí se relata, en cuanto al escenario de la guerra
hispánica, primero la medida tomada por Bruto, a continuación se ocupa de los
sucesos de Numancia, para luego proseguir con la estrategia de Bruto en Lusitania.
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LA FU!'DACIÓN DE VALENTIA
13
en la Periocha (55); sigue siendo, sin embargo, problemático el lugar de
dicha colonización. Cepion y Bruto ostentaban el mando superior de la
provincia Hispania Ulterior, pero no de la Citerior, donde se encuentra
el supuesto lugar del asentamiento, Valentía. Aún siendo cierta la idea
de que en la elección del lugar los romanos hayan querido aislar a los
lusitanos lo más posible de su patria (56), esto no aclara con precisión
el emplazamiento de Valentía, sino al contrario. Teniendo en cuenta el
temor de un posible cambo en la lealtad de los indígenas, con lo que
era preciso contar en el momento del acuerdo puesto que la guerra contra Jos lusitanos no había terminado, ni mucho menos, parece absurdo
asentar a esos guerreros, no faltos de experiencia, en un lugar estratégicamente tan importante como Valentia, que controlaba, en la estrecha
y llana zona litoral entre Tarragona y Carthago Nova, aún importante
por entonces (57), las vías de comunicación y, además, en una región de
las más fértiles de la España Oriental. Tal cosa no puede esperarse del
sentido práctico y de la hábil visión militar de los romanos, sobre todo
porque no debe pasarse por alto otra circunstancia: durante la guerra de
Sertorio contra los generales romanos, la región de Valentía fue repetidamente campo de duras batallas. La ciudad, que para Sertorio era un
punto clave en el dominio de la costa oriental (58), si bien pudo ser reconquistada por Pompeyo el 76 a. C., se perdió más adelante a manos de los
sertorianos (59). Salustio nos cuenta, al narrar las guerras del 76 a. C.
entre otras cosas que ínter laeva moenium et dext· um flumen Turiam,
r
quod V alentiam parvo intervallo praeterfluit (60). Valen tia se presenta,
pues, en dicha época como una ciudad muy fortificada y amurallada, una
urbs según se dice en otro lugar (61). ¿Podría haberse concedido a los
antiguos soldados de Viriato, por parte de Roma, tan fuerte fortale-
(55) Inexacta es la suposiciOn de TORRES, o. c. n. 18, pág. 114, de que Bruto
sólo haya venido a España como Procónsul. Véanse las campañas del Gobernador en
SIMON, o. c. n. 3, pág. 166.
(56) Véase TORRES, o. c. n. 3, pág. 115.
(57) Durante el período que aquí interesa, en el año 139/8 a. C. o a! invierno
siguiente, cabe que M. Popillius Laenas, como gobernador de la citerior, haya montado
su campamento invernal en Cartago-Nova, haciendo referencia, posiblemente, a ello,
el nombre de «Porta Popillia», que aparece en CIL II 3426. Véase SIMON, o. c. n. 3,
página 143, nota l.
·
(58) La importancia de Sertorio para la ciudad, se comprueba con los nombres
de algunos de sus habitantes, v. CIL 11, 3744, 3752.
(59) SCHULTEN, o. c. n. 12, pág. 2.149.
(60) Hist. fr. 2, 54 (ed. Maurenbrecher).
(61) Sallustio, Hist. fr. 2, 98, 6 (en la carta de Cn. Pompeio al Senado):
«Castra hostium apud Sucronem (Júcar) capta et proelium apud flumen Turiam et
dux hostium C. Herennius cum urbe Valentía et exercitu deleti satis clara vobis sunt».
Sobre la importancia de Valencia, véase para época posterior Mela 2, 92.
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14
R.
WIEGELS
za? (62). Unos 15 años antes, la construcción de muros emprendida por
los habitantes de Segeda en su ampliada ciudad, fue causa de la intervenc.ión de Roma en dicha zona, por ser tal fortificación, a criterio del Senado, contraria por lo menos al espíritu de los acuerdos concertados con
Tiberio Graco (63). Aunque Roma hubiese hecho una concesión en ese punto a los lusitanos, sf'guro que no hubiera sido en el lugar de Valentía (del
Cid). Añadiendo estas reflexiones a las ya apuntadas con anterioridad,
parece inequívoco el convencimiento de que Valentía no es la colonia fundada por Bruto con los soldados de Viriato, sino que debe buscarse en
otro lugar. Pero con ello amenaza la interpretación meterse en una encrucijada de la cual solo parece posible salir poniendo en duda la absoluta fiabilidad de la noticia de la Periocha, en la que, hasta ahora, nadie
ha dudado.
Dejemos, de momento, la tradición literaria y veamos otras referencias sobre la historia de la Valencia de la costa mediterránea. Una gran
aportación al problema de la fundación de la ciudad, nos la proporcionan
los hallazgos arqueológicos. En las excavaciones practicadas hasta ahora se ha comprobado que la colonia de la época romana está separada por
una capa éstéril de varios metros de la época del bronce, de muy exiguos
restos. Valentía era, pues, evidentemente, una nueva fundación del tiempo republicano (64), o sea que si nos basamos en la cerámica (fue hallada
cerámica ibérica y campaniense A y B) es una fundación que debió tener
(62) Aunque la expresión distinta de «Oppidum» en la Periocha y
todos modos que Valentía era por aquel entonces una «ciudad» de alguna importancia¡ mientras que en el sentido contrario «Oppidum», palabra que en principio sólo
quiere decir fortificación, sin que tenga que estar precisamente habitada (poco más
o menos castillo, refugio), ya empleada en tiempo de la república como concepto
superior, para ciudad-población (v. KORNEMANN, RE 18, 1939, pág. 708 y ss.), no
concreta nada sobre la extensión o fortificación del lugar de asentamiento en 138 a. C.
ni por otra parte la correspondiente griega «polis». No es muy segura, tampoco
la consecuencia sacada, por ejemplo, por MATEU y LLOPIS (o. c. n. 19, pág. 12) de
la expresión «oppidum» como prueba de que la colonización se haya efectuado en una
ciudad ya existente.
(63) Apiano, Iber. 180 y ss. ¡ Diodoro 31, 39 (v. SIMON, o. c. n. 3, pág. 15 y ss.).
Según los acuerdos existentes no les estaba permitido a los asociados de Roma la
fundación de nuevas ciudades. Se temían sobre todo los fuertes castillos, difíciles de
tomar, por lo que, acertadamente, este punto era de la mayor importaJ,cia en la
regulación de las relaciones con los indígenas. También Catón había aplicado ya la
política de supresión de murallas durante su gobernación, con gran éxito, "!n la región
del Ebro (v. Apiano, Iber. 167). Debe citarse para tiempos posteriores a la conocida
total destrucción de Numancia, el traslado de los habitantes de Termes en la meseta,
con la prohibición de construir murallas (V. Apiano, lber. 431).
(64) Con ello queda descartada la idea de una antecesora ibérica directa de la
ciudad. Sobre los hallazgos arqueológicos v. FLETCHER, o. c. n. 16 («Consideraciones ... »), pág. 202 y ss.¡ TARRADELL, o. c. n. 16 («Valentía ciudad romana»), pág. 10
y siguiente (especialmente sobre el problema de Tyris¡ afirmativamente se había
expresado MATEU y LLOPIS, o. c. n. 19, passim, quien partiendo de esta tesis postula
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LA FU~DACIÓN DE VALENTIA
15
lugar en la segunda mitad del segundo siglo a. C. La concordancia de
comprobación arqueológica y literaria sobre la fundación de Valentía
está, pues, clara. Naturalmente, la presencia de vasijas ibéricas no debe
tomarse, en modo alguno, como prueba de que fueron asentados aquí los
antiguos adversarios de Roma procedentes de las guerras lusitanas, puesto que tales utensilios pueden haber sido usados indistintamente por los
romanos (65), aparte de que en el caso de los guerreros de Viriato se
trataba de lusitanos, es decir, que por su pertenencia étnica, son celtíberos, no iberos (66). Si bien puede, pues, conformarse por medios arqueológicos la fundación de Valentía después de la mitad del s. II a C.
la acuñación local de moneda ofrece, respecto del tema del origen de
los primeros colonizadores, importantes indicios (67).
Los tipos monetarios de Valentía no son muy numerosos. Vives (68)
cita en total 6 piezas (tres tipos de ases, dos de semi ses y un quadrante).
Hace mucho que se ha reconocido que las acuñaciones de Valentía «que
sólo acuña piezas latinas, de puro estilo romano » (69), corresponden a
)a
la existencia de un establecimiento ibérico hasta época romana; TORRES, o. c. n. 18,
página 118 y GARCIA Y BELLIDO, o. c. n. 7, «Las colonias romanas ... », pero véase
ya SCHULTEN, o. c. n. 12, pág. 2.149, y FLETCHER, o. t:. n. 16, .:Consideraciones ... », pág. 194, G. MARTIN AVILA: << Estudio de los materiales arqueológicos hallados en el subsuelo del palacio de la Generalidad de Valencia». La ciudad Romana de
Valencia. Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia, 1, 1962, pág. 89 y ss.,
M. TARRADELL: «Noticia de las recientes excavaciones de la Universidad de Valencia». Crónica del X Congreso Nacional de Arqueología (Mahón, 1967), Zaragoza,
1969, pág. 186, C. ARANEGUI: «Cerámica gris de los poblados ibéricos valencianos».
Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia, 6 (miscelánea Pericot), 1969,
página 118 y ss.
(65) Esta errónea conclusión había inducido a GALSTERER, op. cit. nota 6,
página 12, nota 41, a la afirmación, casi segura, de que Valentía fuese fundada por
Iunius Brutus para Jos soldados de Viriato. Argumenta en forma similar GARCIA
Y BELLIDO, o. en. 7 («Colonias ...»), pág. 455, pero queriendo demostrar un precedente asentamiento ibérico, Tyris.
(66) Para la presencia de un mayor grupo de celtíberos en la zona de Valentía,
no tenemos indicios epigráficos ni de otra índole. Los argumentos antropológicos sobre
el particular utilizados por A. A. MENDES CORREA en Homenagem a Martins
Sarmento, Guimaraes, 1933, pág. 242 y ss., aceptados por TORRES, o. c. n. 18, pág. 121,
son extremadamente dudosos.
(67) Una bonita referencia arqueológica para la existencia de una primitiva
ciudad romana sería, naturalmente, si el templo republicano, aproximadll.mente de
fines del segundo siglo a. C. descrito por A. GARCIA Y BELLIDO en AEA 20,
1947, pág. 149 y ss. bajo el singular título «Un templo romano arcaico en Valencia»,
hubiera existido efectivamente. En realidad se trata de los restos, entretanto desaparecidos, de un santuario de montaña cerca de Almenara (provincia de Castellón de la
Plana) unos 8 kilómetros al norte de Sagunto; v. N. MESADO: «Breves Potas sobre
las ruinas romanas de Els Estanys (Almenara)». Archivo de Prehistoria Levantina
XI, 1966, pág. 177 y ss. En BLAZQUEZ, o. c. n. 17, pág. 95, nota 3, este <:Templo de
Valentía» es parte fija de la argumentación sobre dicha ciudad.
(68) VIVES ESCUDERO, o. c. n. 11, t. IV, pág. 15 y s.
(69) A. M. GUADAN: «Numismática Ibérica e Ibero-Romanan. Biblioteca Archaeológíca 6, 1969, pág. 178. V. asimismo A. BELTRAN MARTINEZ: «Curso de
Numismática», vol. 1, 1950, pág. 355 y s.
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16
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denarios romanos de Q. (Fabius) Maximus (70). Mientras que en el anverso muestra una cabeza romana con casco (71) y en los ases y un semis aparece como leyenda los nombres de los magistrados romanos, en
el reverso aparece la cornucopia con haces de rayos y en las mismas monedas que citan a los magistrados, la inscripción Valentia o su forma
abreviada Val (entia). Según los resultados obtenidos por la investigación numismática española, estas piezas deben datarse antes antes del
89 a. C., fecha de la introducción del tipo semiuncial en Roma (72). Naturalmente, el criterio metrológico empleado para la agrupación de las
monedas de Valentía no deja de ser problemático ya que, contrariamente
á las monedas celtibéricas de plata, los bronces del país no se ajustan
exactamente a los prototipos romanos (73). Sin embargo, las monedas de
más peso de Valentía deben datarse relativamente pronto y parece acertada su colocación antes o alrededor de 90 a. C. Yo al menos no veo ningún argumento en favor de que todas esas piezas fueran acuñadas por
primera vez en tiempos de Sertorio, como monedas de fundación de una
colonia ahora romana (74). Mas bien debe aceptarse que Valen tia, según todas las probabilidades, ya acuñaba con anterioridad a la guerra
de Sertorio, como caso excepcional en Hispania, piezas de puro estilo romano con indicación de la ciudad y nombres de magistrados completamente romanos (75).
(70) VIVES ESCUDERO, o. en. 11, vol. IV, pág. 15 y s.; H. A. GRUEBER :
«Coins of the Roman Republic in the Bristish Museum», 1910, t. 1, pág. 178 y s;
E. A. SYNDENHAN: «The Coinage of the Roman Republic», 1952, LX y pág. 57;
MATEU Y LLOPIS, o.c.n. 14, pág. 14 y ss:; TORRES, oc.n. 18, pág. 118 y ss.;
GARCIA Y BELLIDO, o. c. n. 7 («Colonias ... »), pág. 455.
(71) La interpretación de la cabeza en las monedas de Valentía corresponde a la
de los' denarios de Fabius. Inútil es el intento de MATEU y LLOPIS, o. c. n. 19,
página 14 y ss. en 3U deseo de encontrar una ciudad ibérica antecesora, de asociar este
tipo a las acuñaciones de la «ibérica» Arse=Sagunto. Según G. K. JENKINS: «Problems
of the Celtiberian Coinage». lnternationales Kongress. f. Numismatik, 6, Roma, vol. 2,
1965, pág. 220, nota 4, es al contrario, es decir, que la cabeza de Roma que aparece
en las monedas de Sagunto posiblemente es una copia directa de la de Valentía.
(72) GUADAN, o. c. n. 69, pág. 178, basándose en el reducido standard 1.mcial data
las monedas de Valentía después del 125 a. C., pág. 52, exactamente el año 123 a. C.
que, según él, fue el año de la fundación de Valentía. Para esta suposición, sin embargo, no existe el menor indicio. Con arreglo al más importante estudio de
MATEU Y LLOPIS, o. c. n. 19, pág. 17 (con la indicación del peso) estas monedas
han de fecharse, en parte, antes y, en parte, después del 89 a. C.; v. también
FLETCHER, o. c. n. 16 («Consideraciones ... »), pág. 203.
(73) JENKINS, o. c.n. 71, pág. 221 y s.
(74) V., por ejemplo, TARRADELL, o. c. n. 16 ( <~: Valencia ... »), pág. 25.
(75) Es notorio que entre los hallazgos de Azaila, tan importantes para la cronologia de las monedas locales, se encuentre una moneda de Valentía. Se supone que los
tesoros fueron enterrados durante la guerra de Sertorio, v. M. H. CRA WFO RD: «Roman Republican Coin Hoards». Royal Numismatic Society, Spec. Pub!. 4, 1969, pág. 91,
número 220. Otros criterios distintos en cuanto a esta fecha en G. K. JENKINS,
JNG 11, 1961, pág. 104, núm. 90 y 133, núm. 226. V., sin embargo, del mismo,
o. c. n. 71, pág. 219 y s. con ello obtenemos un criterio de fechas, independientemente
de la metrología para las acuñaciones de Valentia.
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LA FUNDACIÓN DE VALE:'-ITIA
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Podemos aún añadir la particularidad, ya percibida por Grant, de
la rareza de los nombres de los magistrados (76). Nombres como C. Lucien(us) ; L. Corani(us) ; T. Ahi(us) T. f.; L. Trini(us) L. f. (77), pertenecen todos a nombres itálicos apenas documentados, lo que demuestra
que sus portadores eran itálicos y no indígenas, que de una forma u otra
habían recibido la civitas Romana. No se conoce ningún gobernador u otro
romano de rango que haya podido dar motivo para aplicar dichos nombres. El puro estilo romano de las, en parte, muy tempranas acuñaciones
y los nombres de los magistrados, confirman la existencia de un estrato
superior compuesto por romano-itálicos, y formas romanas en la organización de la ciudad (Quinquennales) (78) en Valentía, con anterioridad
a la guerra de Sertorio. Esto, desde luego, concuerda mal con la suposición de una fundación para los lusitanos.
Un último y seguramente decisivo argumento en contra de esta opinión, sostenida por una mayoría, es el nombre V al en tia en sí mismo.
Según lo demuestran todas las fuentes sobre las luchas en Valentía durante la guerra sertoriana (sobre, todo Salustio y Plutarco) (79) y, como
dijimos, la acuñación de monedas en aquel tiempo y con anterioridad, la
ciudad tenía dicho nombre. No existe ni el menor indicio de que alguna
vez haya tenido otro nombre. Por otra parte, ninguna colonia de peregri-
(76) GRANT, o. c. n. 15, pág. 472.
(77) Según VIVES ESCUDERO, o. c. n. 11, vol. IV, pág. 15; v. MATEU Y
LLOPIS, o. c. n. 19, pág. 17. Una lista de los nombres latinos que aparecen en monedas
locales de Hispania se encuentra en GUADAN, o. c. n. 69, pág. 56 y ss. sobre Lucien(us) (según GUADAN, pág. 63, núm. 198 Lucient(us) lo que no queda confirmado por la excelente reproducción, v. también MATEU Y LLOPIS, o. c. n. 19,
página 17), véase W. SCHULZE: «Zur Geschichte lateinischer Eigennamen».
Abhandlg. d. Kgl. Ges. d. Wiss. Gottingen, phil-hist. K!., N. F. 5 5, 1904, pág. 104 y s.
Un Q. Lucienus fue senador por el 67 a. C.; v. MüNZER RE 13 (1927), pág. 1.615 s. v.
raros. Sobre L. Coran(ius), v. SCHULZE, págs. 355 y 532; en Hispania hay constancia
de este nombre: CIL II 1060 en Arva (Peña de la Sal) y CIL II 5000 en Olisipo (Lisboa).
Más frecuente es el nombre de otro quinquenal: C. Numi(us), según GUADAN,
o. c. n. 69, pág. 65, núms. 234 y 246 en las monedas en las formas C. MNV 1, convenciendo más MATEU Y LLOPIS, o. c. n. 19, pág. 17 y VIVES ESCUDERO, o. c.n. 11,
vol. IV, pág. 16: C. MVNI, v. GUADAN, pág. 208, lám. XXII, y C. NUVMI (sic, sí?)
y ciertamente en la forma Nummius, aunque en Hispania sólo en CIL II, 3741 y 4412
(dos senadores no oriundos de Hispania, del segundo y tercero s. d. C.) (totalmente
erróneas las observaciones de MATEU Y LLOPIS, o. c. n. 19, pág. 18, al CIL II, 3741
sobre Valentia); además CIL II 1431, así como Eph. Ep. VIII, núm. 207.
(78) Véase sobre la solución de Q. en Q(uinquennales), GRANT, o. c. n. 15, pág. 472;
GUADAN, o. c. n. 69, pág. 52; GALSTERER, o. c. n. 6, pág. 56, nota 6,i. MATEU y
LLOPIS, o. c. n. 19, pág. 17 y s., quería solucionarlo por Q(uaestor), pero sobre la
existencia de esta magistratura en las ciudades hispánicas, véase GALSTERER,
o. C. n. 6, pág. 56 y SS.
(79) Salustio, hist. 2, 54; 2, 98, 6. Plutarco, Pompeio 18; v. Floro 2, 10, 9.
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nos fundada con indígenas, llevó en aquel tiempo un nombre programado
ni remotamente comparable, sobre todo teniendo en cuenta que Valentia,
al igual que Potentia, son nombres correspondientes a deidades municipales itálicas de la fuerza, no reconocidas oficialmente (80). Contrariamente, tales nombres están reservados (según demuestra Galsterer-Kroll)
solo a poblaciones privilegiadas romanas o latinas y coinciden en su composición con nombres de la misma época en la que se sitúa la fundación
de Valen tia, según la Periocha (81).
Una ojeada a las tempranas fundaciones romanas en Hispania hasta
fines del s. II a. C., puede aclarar la cuestión. En el año 171 a. C. queda
fundada con Carteia (El Rocadillo, cerca de Algeciras) la primera colonía latina en Hispania. Se trata de más de 4.000 hijos de soldados romanos y mujeres indígenas. A esa agrupación podían acogerse también
aquellos vecinos de Carteia que lo desearan (82). Fueron asentados, pues,
aquí, en una comunidad ya existente, Carteia, tanto indígenas como personas de origen ilegítimo si bien descendientes de romanos. El nombre
de la ciudad, al ser elevado su rango, no fue modificado. Lo mismo sucedió en la, bajo nuestro punto de vista, comparable elevación de rango de Corduba. También aquí fueron asentados, desde un principio,
indígenas y romanos, es decir, itálicos, en una misma ciudad, pero el
nombre de C01·duba no fue modificado (83). Por otra parte, el lugar de
asentamiento escogido por Escipión en 206 a. C., solamente para sus
veteranos, recibe el expresivo nombre de Italica (84) y poco después de
la fundación de Valentía tuvo lugar, en 123/122 a. C., la fundación oficial de Palma y Pollentia, asimismo con romanos e itálicos exclusivamente, lo que permite ver con claridad la vinculación de Valentía, especialmente en la elección del nombre de Pollentia. Distintas fueron las
eolonizaciones de mayor envergadura, igualmente documentadas, llevadas a cabo sólo con indígenas. En estos casos, contrariamente a los ci(80) Véase el interesante estudio filológico de H. J. WOLF: «Zum Typus ValentiaPollentia-Potentia» Beitrage zur Namensforschungen, N. F. 3, 1968, pág. 190 y s.
(aquí 195); G. RADKE: «Die Gotter Altitaliens», 1965, págs. 257 y 306.
(81) GALSTERF.R-KRbLL, o. c. n. 25, passim, 61, 85 y 97. En el caso de Valentía
no se trata, seguramente, de un nombre cualitativo en el riguroso sentido de la palabra,
ya que fue el único nombre principal y tradicional de la ciudad y su forma corresponde
a calificativos parecidos de época republicana, entre otros Vibo Valentía, en el Bruttium.
Como quiera que nuestra Valentía es desde un principio una nueva fundación, se
sobreentiende que la ciudad no podría añadir un nombre a otra ya existente, sino
que era un signo característico de la existencia de una privilegiada comunidad, el
llevar tal nombre como principal.
(82) Livio 43, 3, 1-4.
(83) Strabon 3, 2, 1 (= 141 C); véase sobre la formación del nombre d"' Córdoba
J. UNTERMANN: «Sprachrüume und Sprachbewegungen im vorromischen Hispanien»,
1961, pág. 17.
(84) Apiano, lber. 153.
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LA FUNDACIÓN DE VALENTIA
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tados, no se impedía a los generales, según se ve, el dar su propio nombre a las nuevas colonizaciones, de lo cual hicieron uso repetidas veces (85). El caso más conocido es el de Graccuris (Alfaro del Ebro), fundada el 178 a. C. por Ti. Sempronio Gracco y denominada con su nombre añadiendo el sufijo -urris ( = asentamiento) (86). Durante la guerra
de Viriato acaece la fundación de la estación Caepiana, efectuada, según su nombre, por el antecesor de Bruto (87). Por último, se conoce
una población que en el sentido apuntado debe ser de mayor interés: Brutobriga, evidentemente una fundación peregrina de Bruto, ya que no
puede documentarse otro representan te oficial de Roma en Hispania con
este nombre. También Bruto utilizó su cognomen en parecida combinación, como en el caso de Graccurris, añadiendo el celtíbero -b1·iga
(=monte, colina) para dar nombre a la nueva ciudad.
Nos es conocida dicha fundación, en primer lugar por un tipo de moneda (88) que, por su tipología, se data de comienzos del segundo siglo
a C. (89). Es lamentable que no se pueda localizar con exactitud dicha
(85) Nombres como Castra Caecilia o Castra Servilia (Plinio, N. H. 4, 117) no
ofrecen argumento contrario, ya que se trataba en su origen de estaciones militares
y no de comunidades independientes; véase también GALSTERER, o. c. n. 6, pág. 24.
(86) Livio, per. 41: «Tib. Sempronius Gracchus procos. Celtiberos victos in deditionem accepit monimentumqut operum suorum Gracchurim oppidum in Hispania constituit» . V. Festo 86 L.
(87) Ptolomeo 2, 5, G; no es conocida la exacta situación de la estación en el sur
de Lusitania, v. HUBNER, Re 3 (1897), pág. 1.279.
(88) VIVES ESCUDERO, o. c. n. 11, vol. III, pág. 113.
(89) GUADAN, o. c. n. 69, pág. 128 y 216: descripción de la lám. 55, nútn. 493. En
el a) se encuentra el nombre T. Manlius T. f. Sergia, sin más adición, el último componente es seguramente la indicación de la tribu romana, v. GALSTERER, o. c. n. 6,
página 115, nota 67, contra la usual identificación con su cognomen Sergia(nus ). Véase
también H. B. MATTINGLY, RAN 5, 1972, pág. 13, nota 2. El significado del nombre
romano en la acuñación local, no es fácil. No se indica ningún cargo, ni existe motivo
para la suposición de GRANT, o. c. n. 1G, pág. 381, de que en esta moneda se trata
de una emisión de un municipio latino Brutobriga; según lo indica ya acertadamente
GALSTERER, pág. 15, nota 67, no veo ninguna causa para datar, con GRANT, la
moneda sólo aproximadamente del 42 a. C., al contrario, el tipo más bien indica una
época mucho más temprana aún siendo, según lo dicho con anterioridad, poco convincente el argumento metrológico y la fecha de GUADAN, no completamente segura. Con
ello, el citado T. Manlius T. f. Sergia viene a caer muy cerca dt• un acuñador romano
por el año 100 a. C., A. Manlius Q. f. Serg(ia tribu), legado de Marius en Numidia
el 107-105 a. C.; v. MATTINGLY, o. c. presente nota, pág. 12. Ambos i\1anli; por sus
tribus pueden haber pertenecido a una rama de la «gens Manlia». Es posible que nuestro Manlius haya sido un representante oficial de Roma en España desconocido hasta
la fecha, cuyo nombre aparece por motivos que ignoramos, en el anverso de la moneda.
El profesor G. K. JENKINS, que prepara la edición de un catálogo de las monedas
indígenas hispánicas de la colección del Museo Británico y de la American Numismatic
Society, me comunica amablemente que según el peso de las monedas que estudia, posiblemente todas las emisiones datan de antes del 89 a. C., con lo cual tiene más importancia mi nota de la llamada 115. También GALSTERER-KRbLL en su: «Zum ius latií in
dem Keltischen Provinzen des Imperium Romanum», Chiron 3, 1973, pág. 277, especialmente 294, al indicar que también en este período los quinquenales sólo pueden señalarse
en los municipios romanos, se aumenta la posibilidad de que Valentía, en el paso del
segundo al primer siglo a. C., fuera ya colonia de ciudadanos romanos.
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20
R.
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colonia, pero existen ciertos indicios que, por lo menos, señalan la zona
en que debió encontrarse Brutobriga. Una aclaración nos da la noticia
de Esteban de Bizancio (90). No cabe duda que la Brutobriga citada en
las monedas ha de identificarse con la Broutobria del gramático. Si bien,
la indicación que éste hace, resulta imprecisa, se encontraba bastante
al sur, o sea, según él nos dice, entre el Betis y los Turdetanos, que habitaban, de acuerdo con los restos de su habla, en comarcas del sur y
FUl'Oeste de la Península Ibérica (91).
Es cierto que el emplazamiento de la ciudad se sale claramente del
área de los nombres en -b1·iga, característicos del sector de los celtiberos
y, por tanto, también del de los lusitanos (92); en otras palabras: en
algún lugar, en el sur, fuera del tradicional territorio de los celtíberos,
fue fundada por D. Junio Bruto, una gran ciudad con grupos de gentes
de regiones nórdicas. Para una localización más precisa únicamente disponemos de indicios solo en parte fiables. Con arreglo al tipo de las monedas, cuyos reversos son parecidos a las que llevan las leyenda Tamusiens(es) o Samusiens(es) (93), otra ciudad tampoco localizada (94), se
busca Brutobriga, en líneas generales, en el sudeste de Hispania, o sea
en la aún entonces, Provincia Hispania Ulterior, territorio de la jurisdicción de Bruto y Cepion (95), situada probablemente, de acuerdo con
el tema de las acuñaciones (embarcación con remos y pez, ¿delfín?) (96),
(90) Esteban de Bizancio, s. v. «BROUTOBRIA». Sigue una explicación lingüística
no muy correcta, pero también él reconoce la composición procedente de nombre propio
romano y sufijo indígena.
(91) Véase Strabon 3, 16 (= 139 C); 3, 2, 15 (= 151 C). Sobre la extensión de la
escritura turdetana, v. UNTERMANN, o. c. n. 83, mapa l.
(92) UNTERMANN, o. c. n. 83, mapa 3, donde hay que tachar la Segobriga indicada en la costa. También a BRUNT, o. c. n. 15, pág. 215, nota 8, le llama la atención
Brutobriga, pero no ve ninguna referencia en cuanto a la situación de la comunidad
y pertenencia étnica de sus habitantes. Yo no veo motivo para la suposición de
GALSTERER-KRoLL, o. c. n. 25, pág. 111, localizando Brutobriga en Lusltania. Lo
mismo hizo BELTRAN MARTINEZ, o. c. n. 69, pág. 374, quien busca el municipio
en el bajo Tajo, en las cercanías de Santarem, pero ignora la noticia de Esteban
de Bizancio.
(93) VIVES ESCUDERO, o. c. n. 11, vol. III, pág. 112.
(94) Según VIVES ESCUDERO, o. c. n. 11, vol. III, pág. 112, situado en la
Bética; el parecido del nombre con la mauritánica Thamusida y Tamuda hace suponer,
efectivamente, la situación del municipio en el sur de Hispania. Difiere BELTRAN
MARTINEZ, o. c. n. 69, pág. 370, que supone el municipio en la Tarraconense.
(95) A. SCHULTEN: «Numantia», vol. I, 1914, pág. 23, nota 5; MüNZER, RE 14
(1928), pág. 1.191 s. v. «A . Manlius Sergia(nus?)»; VIVES ESCUDERO, o. c. n. 11,
vol. III, pág. 113; THOUVENOT, o. c. n. 13, pág. 131, nota 2; GRANT, o. c. n. 15,
página 381; GUADAN, o. c. n. 69, pág. 128.
(96) Símbolos parecidos aparecen alguna vez en Hispania, por ejemplo, en las
acuñaciones de Sagunto (VIVES ESCUDERO, lám. XVII y CXXIV) y Carthago Nova
(el mismo, lám. XVIII y CXXX). Símbolos de navegación: Una moneda de los
Tamusiens(es), bien conservada, muestra en cuanto a la galera diseñada en ella, gran
parecido con representaciones «a la inversa» de algunas acuñaciones de C. Fonteius,
acuñador anterior al 90 a. C. (v. VIVES ESCUDERO, vol. III, pág. 113). Sobre los
denarios de Fonteius, v. GRUEBER, o. c. n. 70, vol. 1, pág. 292 y s., t. 3, lám. XCIV,
números 12 y 13. SYDENHAM, o. c. n. 70, pág. 74.
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LA FU:\DACIÓN DE VALEl'iTIA
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en la costa o no lejos de las misma. ¿Será esta Brutobriga las tantas veces documentada colonia de los lusitanos? A pesar de que el nombre Brutobriga no se utiliza en relación con el asentamiento de los restos del
ejército de Viriato, sin embargo, en la Periocha se dice expresamente que
dicho asentamiento fue obra de Bruto, no conociendose ninguna coloniZáción parecida en los siguientes años de su ejercicio en el cargo (97).
Esta solución, ciertamente mas que hipotética, derriba de golpe toda
una serie de dificultades ya enumeradas, encajando muy bien con lo que
sabemos de la colonización de gentes subyugadas por los romanos (98).
Según este interpretación, los soldados lusitanos fueron asentados en una
comarca suficientemente alejada de su patria, de forma que no existiera
un contacto directo con sus compatriotas, y que no tuviera para Roma
mayor importancia estratégica, puesto que las principales vías de comunicación al valle del Baetis ( = Guadalquivir) desde Sagunto y Carthago Nova no corrían por la costa sur, sino por el interior, por Castulo
(cerca de la Masía Caldona, al sur de Linares, en la margen derecha del
Guadalimar) o por Acci (Guadix). Por otra parte, los lusitanos tampoco
{lOdrían considerar el asentamiento, precisamente como deportación. No
sólo porque sus reiteradas incursiones se dirigían hacia el sur con el fin
de lograr una parte de aquellas fértiles regiones, sino también porque
Viriato tenía partidiarios en algunas comarcas del territorio montañoso
al sur del Guadalquivir, que se habían sublevado, no obstante pertenecer,
y no en último lugar, a las clases superiores de aquellas poblaciones; se
cuenta, por ejemplo, que sus asesinos y antiguos amigos eran oriundos
de Urso (Osuna).
Con la ubicación de los lusitanos en Brutóbriga queda libre Valentía
para suponer una colonización por romanos e itálicos, si bien debe acla-
(97) A veces se quiere relacionar una noticia de Strabon 3, 1, 6 (= 139 C) con
la colonización de los lusitanos por Brutus; v., por ejemplo, C. CALLEJO SERRANO
en «El Miliario Extravagante» 9, 1965, pág. 199; y él mismo y ELlAS DIEGUEZ, en
«El Miliario Extravagante>> 11, 1966, pág. 272. En la descripción de la regi5n entre el
Tajo y el Anas (Guadiana), el geógrafo dice: «... formando así entre ambos una
«mesopotamia», cuya población está integrada en su mayor parte por célticos y por
aquellas tribus de lusitanos que fueron trasladados aquí por los romanos, desde la región
situada al otro lado del Tajo». Como quiera que no se indica ni el nombre de Brutus
ni la fundación de un determinado lugar de colonización, ni nada tampoco respecto
a la especial característica de los lusitanos citados en Livio (per.), Diodoro y Apiano, es
decir que se tratara de los restos de combatientes activos de Viriato, sino que al contrario se refiere a un traslado de lusitanos de un lugar de residencia a otro, no puede
relacionarse en ningún caso con la colonización en cuestión. Cuándo y por quién fue
llevada a cabo la colonización relatada en Strabon permanece sin aclarar. Véase también FLETCHER en «El Miliario Extravagante», 9, 1965, pág. 199 y del mismo en
número 10, 1965, pág. 240.
(98) Sobre las semejantes colonizaciones de piratas por Pompeio, llamó la atención
GALSTERER, o. c. n. 6, nota 41, con referencia a J. REYNOLDS, JRS 52, 1962,
página 102 y nota 8.
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R. WIEGELS
rarse la tradición de la Periocha. Tampoco es preciso que Bruto, cuya
actuación queda unida a la fundación de Brutóbriga, tenga algo que ver
con la ftmdación de Valentía, la que tuvo lugar, probablemente, cuando
éste era gobernador de la provincia vecina.
Con ello puede aclararse mejor la acuñación local de las monedas de
Valentía, cosa que hasta ahora no encajaba bien en las interpretaciones
que se habían dado, o sea, el chocante parecido de las monedas de ValenLía con las acuñaciones romanas de Q(uintius) (Fabius) Max(imus). La
fecha de estos denarios es discutida, oscilando entre el 125/120 a. C. (99)
y el 94 a. C., aproximadamente (100) pareciendo más posible su aparición
alrededor del 125 a. C. (101). Según todas las posibilidades, las monedas
de Valentía copian los denarios romanos. Con ello se plantea la cuestión
de la posible relacion entre Valentía y Q. (Fabius) Max(imus), pues no
cabe pensar en una casualidad para este paralelismo. Efectivamente, puede apreciarse una interesante relación: según indica el nombre del acuñador, pertenece éste a una familia muy importante en el s. II a. C., los
Fabios, que por el camino de la adopción están vinculados también con
!os Servilios y Cornelios (Escipiones). Q. Fabius Maximus Servilianus,
cos. el 142 a. C. era hermano carnal de ambos Cn. y Q. Servilios Cepiones, cos. el 141 a. C. y 140 a. C. respectivamente, y hermano adoptivo de
Q. Fabio Máximo Emiliano, cos. el 145 a. C., así como del adoptado por
la gens Cornelia, P. Cornelio Escipión Africano Emiliano, cos. el 147 a. C.
y el 134 a. C. Todos los consulares citados ejercían funciones en los campos de batalla hispánicos durante la guerra lusitana o celtíbera como
cónsules y/o procónsules, con excepción de Cn. Servilio Cepion que facilitó a su hermano Fabio Serviliano la prórroga de su mando: Escipion
Emiliano en Hispania Citerior en 134/133 a. C.; Fabio Emiliano en los
años 145/143 a. C.; Fabio Serviliano el 141/ 140 a. C. y Q. Servilio Cepion el 140/138 a. C., todos en Hispania Ulterior (102).
Parece, pues, que tanto la acuñación de monedas de Roma como
las de Valentía, hacían referencia a la eficaz actuación de los Fabios
(99) SYDENHAM, o. c. n. 70, LX y pág. 57.
(100) GRUEBER, o. c. n. 70, tom. 1, pág. 178, nota 1; 175, nota 3; v. también sobre
las acuñaciones simultáneas de Servilio, MUNZER, RE 2 A (1923), pág. 1.764,
números 13 y 14; otras propuestas de fechas en BROUGHTON, o. c. n. 2, tom. 2,
página 439.
(101) Véase especialmente CRA WFORD, o. c. n. 75, Tab. 10 v además 83, núm. 163.
(102) Véanse las listas compendiadas de gobernadores de aquella época , en SIMON.
o. c. n. 3, pág. 193 y ss. y GUNDEL, en «Legio VII Gemina», pág. 117, con alguna
pequeña modificación.
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LA FUNDACIÓN DE VALENTIA
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(103). De ellos, Fabio Emiliano, con tropas recién alistadas (104) y
como primer procónsul en el campo de batalla hispánico, logró asestar
a Viriato una fuerte derrota (105) ; también Fabio Serviliano luchó,
con dos nuevas legiones y tropas auxiliares (106), al principio con éxito
(107) si bien tras una batalla perdida, tuvo que conformarse con llegar
a un acuerdo con Viriato, que fue confirmado por el Senado. Por presión de su sucesor Servilio Cepion, que de nuevo llevaba consigo tropas
de refresco (108) se llegó a reemprender, aun el 140 a. C., la guerra
contra Viriato, decidida al fin, pues con Bruto las batallas contra los
lusitanos tuvieron un carácter muy distinto (109). También Bruto se
apoyaba en reclutas produciéndose durante su enérgico alistamiento, que
efectuó aún después de conocerse la muerte de Viriato, grandes agitaciones en Roma (110). Repetidas veces, pues, se renovaron las tropas,
nivelándose las pérdidas. Por lo que antecede, se comprende muy bien
que los veteranos romanos licenciados, que habían servido precisamente
bajo dichos gobernadores o sus descendientes, adoptaran las acuñaciones
de un acuñador de la familia de los Fabios (111) ; a los lusitanos seguro
que no se les hubiera ocurrido tal idea. Por lo demás, tanto las acuñaciones romanas como las de Valentia, bien pueden haber sido influidas
por emisiones de la colonia latina, existente desde 192 a. C., Vibo Valentia, en el Bruttium, en las que aparecen, asimismo como símbolo, aunque
(103) Más o menos como lo supuso GRUEBER, o. c. n. 70, tom. I, pág. 175, nota 2, y
SYDENHAM, o. c. n. 70, pág. 57, nota 478. Véase también MATEU Y LLOPIS,
o. c. n. 19, pág. 14. Según GARCIA Y BELLIDO, o. c. n. 7 («Las colonias ... »), pág. 455,
no puede deducirse nada de esta evidente relación.
(104) Apiano, Iber. 274; v. SIMON, o. c. n. 3, pág. 98.
(105) Apiano, Iber. 278.
(106) Apiano, Iber. 283.
(107) Véase, por ejemplo, Liv. per. 53; «Magna pars Lusitaniae expugnatis aliquot
urbibus recepta»; además, per. 54; e p. Oxyrh. 53 Z, pág. 171; Orosio fí, 4, 12 y
asimismo SIMON, o. c. n. 3, pág. 118.
(108) Dion, pág. 78.
(109) Así, con razón, SIMON, o. c. n. 3, pág. 160.
(110) Liv. per. 35; t>p. Oxyrh 55 Z, págs. 202-205; Cicerón, Leg. 3, 20. Característico para el campo de batalla hispánico es también la acción, relatada por Tito Livio,
de los Magistrados en Roma contra los desertores; Liv. per. 55; e p. Oxyrh. 55 Z,
páginas 207-209; Frontino 4, 1, 20.
(111) Según TORRES, o. c. n. 3, pág. 119, las monedas estaban destinadas a recordar
al fundador del municipio lusitano, Servilio Caepio. Esta única referencia a Caepio no
puede, sin embargo, postularse en las monedas.
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R. WIEGELS
nunca juntos, el haz de rayos y la cornucopia (112), si bien tales figuras
no son raras, por separado, en las monedas de Italia (113).
Es evidente, pues, que Valentía fue fundada principalmente para
::.oldados que habían servido en la guerra de Viriato, es de suponer primero como colonia latina, al igual que con anterioridad Carteia y Corduba y algo más tarde Palma y Pollentia. En una ciudad romana no
puede pensarse mientras no se aporte una segura prueba en contrario,
tal como la concreta declaración de Velleio Paterculo, según la cual Karthago, en Africa, refundada por C. Gracco, fue la primera colonia romana
fuera de Italia (114). Aunque ignoramos hasta qué punto fueron acogidos aun otros colonizadores, es bien posible que también personas
civiles llegadas de Italia, encontraran en Valentía una nueva patria.
Algún otro asentamiento podría haber sido causa de la temprana transformación . de la ciudad en una colonia de ciudadanos romanos, pero
queda la laguna de cuando se produjo, en época republicana, la elevación
del status jurídico de la ciudad (115).
El motivo de la colonización está claro. Las crecientes dificultades
económicas de los pequeños agricultores en Italia, a partir de mediados
del segundo siglo a. C., motivadas por la creciente explotación de esclavos
de la cada vez mayores latifundios y al mismo tiempo al endeudamiento
de los que soportan las cargas de las guerras y la creciente depreciación
de la moneda, fueron causa de las inquietudes reformadoras de Tiberio
Gracco a los pocos años de la fundación de Valentía. Teniendo en cuenta
un tiempo de servicio ininterrumpido, de seis años, para aquel entonces
no extremadamente largo, tal como lo relata Apiano en el relevo de las
tropas ante Numancia en el año 140 a. C. (116) no eran sorprendentes
(112) Véase VIVES ESCUDERO, o.c. n. 11, vol. IV, pág. 15 y MATEU Y LLOPIS,
o. c. n. 19, pág. lO, a los que se une GARCIA Y BELLIDO, o. c. n. 7 («Las colonias... »),
página 455.
(113) También esta posible relación entre las citadas acuñaciones habla en pro de
la fundación de Valentía por los romanos e itálicos y en contra de la colonización
por lusitanos. Errónea la interpretación de MATEU Y LLOPIS, o. c. n. 19, pág. 16,
de que entre la supuesta colonización antecesora de la Valentía hispánica, es decir Tyris,
y la Vibo Valentía sud-itálica, hubieran existido en el siglo segundo a. C. tan estrechos
contactos, que la población hispánica había adoptado voluntariamente no sólo la
acuñación de las monedas, sino también el nombre de la colonia latina.
(114) Velleyo Paterculo 1, 15, 4 y 2, 7, 8.
(115) No quiero sacar ninguna conclusión sobre la fecha de la transformación;
a pesar de la siguiente reflexión: según el arte de las monedas, éstas datan, como
dijimos, en parte, de fechas relativamente tempranas; según GALSTERER, o. c. n. 6,
página 56, parece que hubo quinquenales sólo en colonias de ciudadanos romanos.
Como quiera que algunas de las monedas de Valentía se han de fechar apenas poco
después del 99 a. C., la transformación tenía que haber ocurrido ya por este tiempo
y después de la fundación de Cartago. Aunque esta conclusión está correctamente
planteada falla, sin c;,mbargo, por la credibilidad de sus presupuestos, que no me parecen
estar garantizada en todos sus puntos.
(116) Apiano, Iber. 334.
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LA FUNDACIÓN DE VALENTIA
25
las consecuencias desastrosas para las familias afectadas. Como quiera
que, además, la colonización en Italia había cesado por completo, no
dejaba de ser muy atrayente para muchos veteranos el crearse una nueva
patria en la provincia y en lugar seguro y terreno fértil.
Quince años más tarde se produjo idéntica situación en la colonización de Palma y Pollentia; según Estrabon, Metelo Balearico llevó a las
Baleares tres mil colonizadores, seguramente romanos y otras ascendencias italianas (117). Es evidente que también aquí el gran número de
gen tes que buscaba una nueva existencia, presionara para la fundación
de mayores poblaciones (118). También esta acción está estrechamente
relacionada con las actuaciones reformistas sociales encabezadas esta vez
por Gaio Gracco. El que tales colonias reforzaran, al mismo tiempo, la
dominación romana, es otro aspecto de una misma cuestión.
¿Qué consecuencias resultan de las anteriores consideraciones para
las noticias que nos han sido transmitidas, tal como se encuentran en la
Periocha de Livio? Valentía y Brutobriga fueron fundadas, ambas, si
bien no con toda seguridad el mismo año, por lo menos en la misma
época, por el año 138 a. C., año que resulta, en todo caso, seguro en
cuanto al asentamiento de los lusitanos. Solo este último hecho ha entrado
en las obras paralelas de Diodoro y Apiano, por lo visto en relación con
el elogio final a Viriato y la rápida liquidación de la guerra contra sus
tropas. También Livio ha relatado esta circunstancia como lo evidencia
la Periocha, pero el testimonio de que dicha ciudad fuera llamada Valentía, no puede ser exacto, sino que se debe a relacionar erróneamente
este nombre con la colonia de los lusitanos, por existir confusión con la
fundación de la Valentía romana, confusión fácil de explicar por la coincidencia de ambas medidas y posiblemente también por alguna otra cosa
que tenían en común (situación en la costa mediterránea). Que se tenga
que achacar esta confusión bien al autor de la Periocha o a Livio, bien
(117) Strabon 3, 5, 1 (= 168 C).
(118) Tanto el número tradicional de romanos trasladados a las Baleares, así como
los reiterados refuerzos de los ejércitos (seguramente no sólo repuestos de pérdidas),
debilitan los argumentos de TORRES, o. c. n. 3, pág. 117, referente a que el número
de los romanos en cuestión, y debe añadirse, de itálicos, era demasiado reducido para
una colonización. La comparación con la guerra cántabra y la fundación de Emerita
no tiene en cuenta el distinto carácter de la colonización y la incomparable organización
del ejército (reclutamiento, tiempo de servicio, etcétera), en aquel tiempo. Por último,
en este punto TORRES parece no percibir claramente la importante diferencia entre
cr:>lonias latinas y romanas.
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R.
WIEGELS
a su fuente de información no es fácil de saber (119) pero no debe
pasarse por alto otro caso «problemático» transmitido en los libros conservados de este historiado!' y que se refiere a un hecho similar; también
al informar sobre el senado-consulto para la fundación de Carteia se
añade al final en forma parecida al dar el nombre de la ciudad: Latinam
(Oloniam esse liber-tino1·umque appellari (120). Con razón Galsterer observa que dicho nombre no concuadra en su formación con los nombres
calificativos de las ciudades de dicha época y no puede interpretarse
plausiblemente, por lo que supone que Livio, o su fuente de información,
han incurrido en un error al no entender alguna indicación sobre el
libertini de los hijos de los soldados que podían ser igualmente asentados
con aquéllos (121). Algo parecido pudiera pasar con Valentía, pero sea
quien sea o a quién haya que achacar el error, no se puede confiar ciega~
mente, ni siquiera en una declaración de aspecto tan objetivamente neutra
como la que aparece en la Periocha (122).
(119) Considerando las fundaciones de ciudades hispánicas, no se puede apreciar
ni en Livio ni en las Periochae, un principio, según el cual estas fundaciones se
relataran o se omitieran. Es de notar, por ej., que la fundación de Carteia no haya
sido recogida en las Periochae, mientras que la de Graccurris se ha citado, no propiamente en Livio, sino solamente en las Periochae (per. 41), siendo, pues, un suplemento.
(120) V. nota 82.
(121) GALSTERER, o. c. n. 6, pág. 7.
(122) Redactado definitivamente el presente trabajo, apareció el artículo de.
A. GARCIA Y BELLIDO: «Valencia, colonia romana» B. R. Academia de !a Historia
169, 1972, pág. 247, en el que el desgraciadamente fallecido autor sustenta de nuevo su
antigua interpretación (v. nota 7) y sobre todo profundiza en sus observaciones sobre
«Valentini, veterani et veteres» (v. nota 34). La existencia de dos «ordines» puede
remontarse, pues, probablemente ya hasta fines del s. 1 d. C.
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PALOMA ACUÑA
(Valladolid)
Un fragmento de Escultura Thoracata de Sagunto
1
Gracias a los dibujos que de él se han hecho, conocemos hoy un fragmento de una escultura desaparecida en el que se conserva la parte
inferior de una figura thoracata. El interés que esta pieza suscitó desde
antiguo hizo que fuese repetidas veces mencionada y reproducida por
varios autores (1). Al volver de nuevo sobre ella lo hago con la intención
de replantear dentro del marco general de la estatuaria thoracata los
datos de que disponemos que, si bien citados, nunca fueron analizados
a fondo ni valorados en todo su interés.
(1) La bibliografía completa de la pieza es la siguiente: E. PALOS Y NAVARRO:
«Relación de las antigüedades que en el día existen en la memorable ciudad d,• Sagunto
después Murviedro.» Ms. de 1804 conservado en la Real Academia de la Historia.
A. DE LABORDE: «Voyage pittoresque de l'Espagne.» vol. 1, París 1806, segunda
parte, lám. CVI-C (la parte de esta obra dedicada a Sagunto ha sido reeditada y
traducida en Anejo núm 1 del Boletín ARSE, Centro Arqueológico Saguntino, Sagunto, 1970, 109).
J. A. CEAN BERMUDEZ: «Sumario de las antigüedades romanas que hay en
España.» Madrid, 1832, 97-98.
A. VALCARCEL PIO DE SABOYA (Conde de Lumiares): «
E. HUBNER: «Die Antiken Bildwerke in Madrid.» Be1·1ín, 1862, 290.
A. CHABRET: «Sagunto, su historia, sus monumentos.» Barcelona, 1888, vol. 11,
231-232.
CRUILLES, Marqués de: «Guía urbana de Valencia antigua y moderna.» Valencia,
1876, vol. II, 232.
S. REINACH: «Repertoire de la statuaire grecque et romaine.» V., 322-4 y 5.
E. ALBERTINI: «Sculptures antiques du Conventus Tarraconensis.» .A nuari de
l'Institut d'Estudis Catalans, año IV (1911-1912), 344, figs. 33 y 34.
C. C. VERMEULE: «Hellenistic and Roman cuirassed statues.» Berytus XIII
(1959-1960), núm. 167.
-219-
[page-n-296]
PILAR ACUÑA
La escultura procede de Sagunto. Según noticias que Albertini recoge
de Palos y Navarro fue hallada en los cimientos de la Casa Consistorial;
sin embargo, Chabret atribuye este .lugar de hallazgo a otra escultura
distinta (2). A fines del siglo XVIII estaba en el «Corralón de la villa»,
en Sagunto, en donde la vieron Lumiares y Laborde. También noticias
de Palos y Navarro, confirmadas por el marqués de Cruilles, indican que
posteriormente la escultura fue trasladada al palacio del Real de Valencia
y se coiocó en un rellano de la escalera. Tras la destrucción del palacio,
en 1810, permaneció abandonada en sus inmediaciones hasta que algún
tiempo después se llevó a la Casa de la Moneda y allí fue destrozada.
El mismo marqués de Cruilles añade que la escultura, que era considerada como una representación de Aníbal, tenía una cabeza que fue recogida por alguien al desaparecer el palacio. Parece extraño el pensar que
esta pieza fuese la original ya que desde que se tienen noticias la escultura se describe y representa como fragmentada desde la cintura.
Para el estudio de este fragmento de escul'tura contamos con los
dibujos publicados por Jos siguientes autores: El conde de Lumiares
que reproduce la parte posterior entera y el costado derecho (material
que recogen Chabret y Albertini) y Laborde que proporciona un dibujo
del costado izquierdo. Ahora bien, ningún autor se ha dado cuenta, o
al menos ha resaltado el hecho, de que Laborde, al reproducir el perfil
izquierdo, completa este fragmento thoracato que, según los dibujos de
Lumiares, podría creerse roto en su mitad izquierda. Esta escasa valoración del dato que proporciona Laborde me ha llevado a considerar la
posibilidad de que el diseño haya sido invertido en la plancha de publicación, lo cual originaría una imagen especular del perfil derecho ya
dibujado por Lumiares. Sin embargo, ya que ninguno de los dos autores,
que son los únicos que vieron la pieza al natural, ofrecen en sus notas
detalles concretos acerca de su estado de conservación, solamente podemos buscar una respuesta mediante el análisis de los distintos dibujos
y ello tampoco nos aporta ninguna solución: la identidad que observamos
entre los adornos de los lambrequines de los dibujos de Lumiares y
Laborde es totalmente correcta ya que la práctica en el estudio de las
esculturas thomcatas nos dice que casi invariablemente estos motivos
decorativos siguen un ritmo regular que los coloca en lugares simétricos
a uno y otro costado de la figura. Tampoco es argumento el que la rotura
que se advierte en la esquina inferior derecha del fragmento según el
dibujo de Lumiares no aparezca en el de Laborde pues se debería simplemente a la distinta perspectiva con que han tomado la pieza ambos
autores. Es decir, que con Jos datos de que hoy disponemos no podemos
(2)
A. CHABRET, o. c., 232.
-220-
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ESCULTURA DE SAGUNTO
Fig. 1.'-Fragmento de escultura thoracata de Sagunto. Parte posterior, según
dibujo de Lumiares
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3
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4
PILAR ACUÑA
aclarar definitivamente este problema. De la manera que sea y sin rechazar la posibilidad apuntada, haré el estudio de la pieza considerando
que los dibujos de Lumiares y Laborde completan un fragmento de
escultura thoracata que comprende desde la curva final de la coraza
hasta el remate de las launas de la vestimenta militar de un personaje,
cuyas características describiré a continuación.
La curva de la coraza que marca la cintura se nota muy pronunciada
a la altura del vientre, y está decorada con un motivo de arquería invertida, lo cual no tiene paralelo con ninguna pieza thoracata hispánica
donde siempre esta línea se señala con un baquetón liso (3). Bajo ella
y dispuestos en dos hileras están los lambrequines, ribeteados por una
línea de puntos y separados entre sí por un amplio espacio redondeado.
Cada placa lleva marcada la charnela y un adorno de finos roleos.
Comenzando con las representaciones de Lumiares y siguiendo un
orden descriptivo de izquierda a derecha, los motivos que decoran los
lambrequines son los siguientes:
a)
Hilera superior: (Fig. t.•).
- Fragmento posterior :
l.-Un pliegue del manto cubre esta primera pieza visible sin que
podamos apreciar su decoración.
2.-Dos escudos oblongos cruzados.
3.-Cabeza de elefante de perfil hacia la derecha.
4.-Cuatro escudos oblongos cruzados.
5.-Gorgona con rosácea en la boca.
6.-Cabeza de carnero de perfil hacia la izquierda.
7.-Parte de otro lambrequín cuya decoración vemos mejor en el
siguiente fragmento.
- Fragmento del costado derecho: (Fig. 2.•).
7.-Cabeza de elefante de perfil hacia la derecha.
8.-Máscara de lince sobre palmeta invertida (4).
9.-Lumiares reproduce una cabeza de adolescente alada («Mercurio
con alas» en la descripción de Palos y Navarro).
10.-Gorgona con rosácea en la boca.
11.-Erote sobre un animal tumbado.
(3) P. ACU&A: «La escultura militar romana de la Península Ibérica.» Tesis
Doctoral leída en la Universidad de Valladolid en noviembre de 1973, capítulo l.
(4) Me inclino :1 interpretar así este motivo dadas las afinidades que presenta el
dibujo de Lumiares con la máscara de lince tan frecuentemente empleada en el repertorio decorativo de los lambrequines.
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ESCULTURA DE SAGUNTO
Fig. 2.-Perfil derecho del fragmento, según dibujo de lumiares
-223-
5
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6
PILAR ACUÑA
Continuando la descripción según el dibujo de Laborde, correspondiente al costado izquierdo: (Fig. 3.").
l.-Pieza fragmentada irreconocible.
2.-Bucráneo con rosácea en la boca.
3.-Gorgona alada.
4.-Máscara de lince (5).
5.-Cabeza de elefante de perfil hacia la izquierda.
6.-Irreconocible.
b)
Hilera inferior:
-Fragmento posterior (Lumiares):
l..........Acanto invertido.
2.-Palmeta invertida.
3.-Rosácea invertida.
4.-Esta pieza es de difícil interpretación (Palos y Navarro habla
de «páteras»), podría tratarse de un escudo oblongo y sobre él
un casco de tipo cónico cuya representación, aunque poco frecuente, aparece en algunos monumentos militares del sur de
la Galia (6).
5.-Vegetal invertido.
- Fragmento del costado derecho (Lumiares) :
6.-Rosácea invertida.
7.-Tres escudos oblongos cruzados.
8.-Dos cabezas de carnero opuestas.
9.-Dos cabezas de elefante opuestas.
10.-Escudos oblongos cruzados.
- Fragmento del costado izquierdo (Laborde) :
l.-Dos cabezas de elefante opuestas.
2.-Dos cabezas de carnero opuestas.
3.-Dos escudos cruzados.
4.-Rosácea invertida.
5.-Nada.
6.-Nada.
(5) Como en el caso anterior, creo que también Laborde estilizó en esta placa
una máscara de lince.
(6) P. COUISSIN: «Les armes figurés sur les monuments romaines de la Gaule
Meridionale.» Revue Archéologique, 1923, 71 y ss., fig. 15, núm. 4.
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ESCULTURA DE SAGUNTO
Fig. J.-Perfil izquierdo, según dibujo de Laborde
-22529
7
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8
PILAR ACUÑA
11
Examinando estos motivos decorativos vemos claramente el ritmo
regular con que se distribuyen a lo largo de las dos hileras de lambrequines. Tanto Lumiares como Laborde reproducen, en líneas generales,
los mismos temas ornamentales, pero existen diferencias o al menos
interpretaciones distintas entre los dibujos de uno y otro. Una de ellas
~s la Gorgona con rosácea de Lumiares que Laborde representa como
un Bucráneo. Teniendo en cuenta que ocupan un lugar correlativo y
que la semejanza de trazos entre las dos figuras es mucha, no es difícil
suponer que se trate de un único motivo que uno de los autores interpretó
de modo diverso al otro. La segunda disparidad la tenemos en el Mercurio
de Lumiares y la Gorgona de Laborde. El hecho de ser muy rara, prácticamente inexistente (7) la presencia de un Mercurio en la decoración
de los lambrequines, frecuentísima la representación de Gorgonas, y el
existir en un fragmento thoracato (8) una Gorgona con los mismos atributos que el supuesto Mercurio de Lumiares (alas saliendo directamente
de los cabellos y bajo el cuello la reducción del nudo de serpientes),
inclina a pensar que en la pieza original estaría representada una Gorgona.
Las launas, rematadas por un galón de flecos, apenas están marcadas
en la parte posterior, lo cual indica que, como es muy frecuente en este
tipo de piezas, la escultura estaría colocada en un nicho u hornacina
que ocultaba a la vista dicha zona de la figura.
Los motivos que decoran los lamb,requines se incluyen dentro del
habitual repertorio decorativo de estas piezas. Máscaras de animales,
escudos y adornos vegetales se repiten abundantemente en esculturas
thoracatas. Seria prolijo y carente de interés el enumerar paralelos de
adornos tan conocidos. Sin embargo es de gran importancia la placa
decorada con el Erote no sólo porque este motivo ,es prácticamente desconocido en la estatuaria que tratamos sino también por la difícil interpretación de la escena. Aunque figuras de Erotes pueden aparecer deco-
(7) Mancini, en su lista de motivos decorativos de los lambrequines, no incluye a
Mercurio (G. MANCINI: «Le statue loricate imperiali.» Bulletino della Commissione
Archeologica Comunale di Roma L. (1922), 201), solamente aparece este tema en un
ejemplar de Aigeria. C. C. VERMEULE: «Hellenistic ... A Suplement.» Berytus XV
(1964), núm. 70.
(8) Pieza perdida. Fototeca del Instituto Arqueológico Alemán de Roma, Negativo
núm. 1934, 915.
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[page-n-303]
ESCULTURA DE SAGUNTO
9
rando los humerales (9), como ornamento de los lambrequines lo encontramos únicamente en un fragmento de escultura thoracata procedente
de Roma y conservada hoy en la Glyptoteca Ny Carlsberg de Copenhage
(10). En cuanto a los diversos temas de Erotes (11) creo que podría
relacionarse con una escena de cacería o bien con una escena marina. Del
primer tipo conocemos una pintura de Pompeya en la que se representa
a un Erote llevando sobre sus hombros un cervatillo (12), esta composición podría estar invertida, obligada por la forma de la pieza, en el
lambrequín de Sagunto. Sin embargo, mayor semejanza ofrecen las escenas de E rotes cabalgando sobre delfines o animales marinos (13), y precisamente este es el tema que aparece representado en el citado thoracato de Copenhage.
A pesar de que Vermeule incluye esta pieza en el grupo de esculturas
correspondientes al período tardo-Trajaneo o comienzos del Adrianeo,
no me parece posible indicar una cronología precisa para la escultura
de Sagun to porque estoy segura de la incorrecta e incluso fantástica
interpretación de los motivos decorativos de algunos de los lambrequines,
que serían los únicos datos objetivos a analizar. Así por ejemplo, ya
hemos visto que el motivo correspondiente a la placa número 8 de la
hilera superior del costado derecho, y la número 4 del costado izquierdo,
consideradas como un «áncora», son sin ningún género de dudas una
equivocada interpretación de una máscara de lince sobre una palmeta
invertida. También la muy posible identidad entre el «Mercurio con
alas» y la Gorgona, etcétera. El único motivo que podría aportar un
interesante dato es el Erote con animal, pero un solo tema decorativo,
y de interpretación exacta tan dudosa como ocurre en nuestro caso, no
justifica un paralelismo y consiguientemente una equivalencia cronológica.
En cuanto al aspecto formal de los lambrequines -separados entre
sí por un amplio espacio redondeado y de mayor tamaño y anchura los
(9) Por ejemplo, en el thoracato del Museo de las Termas, V. VERMEULE,
o. c., nota 1, núm. 137, lám. XII-37.
(10) F. MUTHMANN: «Bruchstücke einer Panzerstatue in Kopenhagen.» RM 51
(1936), 347 y ss., láms. 48-49.
(11) Ver sobre el tema R. STUVERAS : <: Le putto dans l'art romain.» Latomus,
XCIX, 1969.
(12) S. REINACH: «Repertoire des peintures grecques et romaines.» 7::l-4.
(13) Sobre este tipo de escenas Cfr. STUVERAS, o. c., nota 11, pág. 158 y ss.
Esta escena, aunque de escasa representación, está también documentada en material
numismático apareciendo ya en época Republicana, en un denario de L. Lvcretius Trio
(H. A. GRUEBER: «Coins of the Roman Republic in the British Museum», vol. I,
Oxford, 1970, 396, núm. 3.247) y posteriormente en un denario de la guerra civil del
año 68 d. J. y atribuible a Hispania (H. MATTINGLY-E. A. SYDENHAM: «The
Roman Imperial Coinage.» vol. 1, Londres, 1968, 189, núm. 17).
-227-
[page-n-304]
10
PILAR ACUÑA
de la hilera inferior-, tomado como dato aislado, puede encuadrarse
perfectamente en cualquier corriente de la estatuaria thoracata de los
siglos I y primera mitad del II.
Por otra parte, la escultura thomcata que mayor parecido ofrece
respecto a la de Sagunto, el fragmento antes citado procedente de Roma
y hoy desaparecido (14), de características técnicas e iconográficas muy
similares, carece de ningún tipo de estudio que sirva de orientación.
La imposibilidad de dar una fecha concreta a este fragmento de
Sagunto y el interrogante de que el dibujo de Laborde no sea sino una
repetición invertida del de Lumiares, no disminuyen el indudable interés
del mismo. Esta pieza viene a sumarse al que ya podemos empezar a
considerar un numeroso conjunto de esculturas thoracatas de época
Imperial halladas en la península Ibérica (15) y cuyo conocimiento nos
resulta tan valioso a la hora de estudiar el grado de romanización de
las distintas zonas de la Hispania Romana.
(14) Cfr., nota 8.
(15) Cfr., nota 3. El número de esculturas thoracatas hasta hoy conocidas en la
Península Ibérica es de 33, entre piezas completas y fragmentos.
-228-
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AGUSTIN VENTURA
(Játiva)
Inscripciones Romanas de la provincia de Valencia
A los pocos meses de la publicación de mi libro «Játiva romana» (1),
aparecieron algunas lápidas romanas, que allí dábamos como perdidas, junto con algunas otras nuevas. En este artículo me propongo
estudiarlas, y añadir también inscripciones de la comarca de Játiva y
de la Ribera del J úcar, unas ya publicadas, otras nuevas, y en fin alguna
ya desaparecida. Para las de Játiva utilizaré la numeración de la citada
obra, y para las demás continuaré la numeración de la totalidad de las
de Játiva, incluidas verdaderas y falsas.
Número 13
JÁTIVA
D. M. CLODI
A. PATRICIA
AN. XX. H. S. E.
CLOD. PRIMITI
VA. MATER
D(is) M(anibus) CLODIA PATRICIA AN(norum) XX H(ic) S(ita)
E(st) CLOD(ia) PRIMITIVA MATER = «A los dioses Manes. Clodia
Patricia de 20 años aquí está enterrada. Su madre Clodia Primitiva.»
(Lám. I, a).
(1) «J á ti va Romanan, SIP.; Di p. Provincial Valencia 1973. Alli puede verse toda
la bibliografía aquí utilizada.
-229-
[page-n-306]
2
A. VENTUI\A
Se trata de un ara muy pequeña, que mide 31 cm. de altura y 24 cm.
de anchura. La parte inscrita mide 15 cm. de alta por 19 cm. de ancha. Las
letras miden 2'5 cm. en la primera línea, 2 cm. en la segunda, tercera y
cuarta líneas, y 1'5 en la quinta línea. En la quinta línea hay una ínterpunción entre palabras en forma de hoja o corazón. Los escultores don
Francisco Bolinches y don Aurelio Rubio, que la descubrieron y le quitaron la cal que la recubría estando yo presente el 11 de agosto de 1972,
opinaron que se trataba de piedra caliza de Atzaneta, es decir, de la
propia comarca. La letra es capital alargada rústica, tal vez no anterior
al siglo II d. C.
Se observa una gran sencillez: el nombre de la difunta en nominativo,
una referencia a su edad y la fórmula H. S. E.
Lugar de hallazgo.-Lumiares la vio en la cuesta del castillo, en el
antiguo monasterio de Bernardos de Montsant, actualmente finca particular, en la pared interior de la huerta. Allí la vio Hübner, después
desapareció y no la vio ya Sanchis Sivera. Fue encontrada en la fecha
arriba indicada en la calle de Santo Domingo, número 21, en la fachada
de esta casa, recubierta de cal. La casa pertenece actualmente a doña
Vicenta Moltó y su hijo don Rafael Miralles, y se encuentra formando
esquina con el callejón que sube a la cuesta del castillo por la ermita de
las Santas ya desaparecida, en la parte baja inmediata al Bellveret; es
decir, muy cerca de donde fue encontrada por Lumiares.
Publicación: CIL II 3.630, Sanchis Sivera, 94 y Lumiares 287.
Número 35
JÁTIVA
M. FVLVIO
PROPINQVO. P
ET. M. FVLVIO
PRISCO. F. A. XIX
IVNIA. CROCALE
S. P. F. C.
M(arco) FVLVIO PROPINQVO P(atri) ET M(arco) FVLVIO PRISCO
F(ilio) A(nnorum) XIX IVNIA CROCALE S(ua) P(ecunia) F(aciendum)
C(uravit) = «A Marco Fulvio Propinquo padre y a Marco Fulvio Prisco
hijo de diecinueve años. Julia Crocale, con su dinero se cuidó de hacerlo
(este monumento) .» (Lám. 1, b).
Probablemente una mujer que dedica esta tumba a su padre y a su
hijo o una hermana a su padre y a su hermano. Otra Crocale en Liria
(CIL 6.016). El nombre deriva del griego «krokós» = amarillento, cfr.
valenciano «groc».
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[page-n-307]
INSCRIPCIONES ROMANAS
3
Mármol Buixcarró de Barcheta o del Tossalet, según el escultor señor
Bolinches. Mide 58 cm. de alta por 57 de ancha. Las letras en cada una
de sus seis lineas tienen las siguientes dimensiones respectivas: 6 cm.,
2'5, 3'5, 4'4, 5'4 y 6'4 cm. Es del tipo capital cuadrada elegante, probablemente del siglo I d. C. En la cuarta línea hay un nexo .lF XIX; en la
línea sexta delante de la fórmula S. P. F. C. hay una interpunción irreconocible y otra señal que podría ser de la misma piedra ) + (2).
Lugar y fecha de hallazgo.-En la cuesta del castillo y trasladada
a la moderna ciudad, según Sarthou. De ella habla Chabás, en el Archivo Il, 1.880, pág. 282, al decir: «La otra inscripción inédita ... está grabada
en una piedra de 1'13 por 0'56 m. y fue encontrada en la «costa» a la
falda del castillo en donde estuvo la ciudad de Xativa, y en la propiedad
del médico don José Raimundo Reig Alba, el cual la utilizó para el
zócalo de un pilar para el sostén de una cubierta de su casa, en donde
existe hoy día». Da la misma lectura que hemos dado excepto en la cuarta
línea donde dice: PRISCO F AE XIX.
Esta inscripción fue más tarde encalada. Se encuentra efectivamente
en la casa de doña Nieves Martínez Ramón, en la calle del Diputado
Villanueva, número 38, en un pilar de una cubierta del huerto, donde
~pareció también la número 45 de mi estudio; el huerto de esta casa
t>ra el huerto del convento de Mercedarios, y parte de la casa corresponde al antiguo convento, donde se reconoce el claustro y algunos arcos.
Aunque se sospechaba su existencia, fue descubierta y le quitó la cal
que lo cubría el cuñado de dicha señora don Francisco Bolinches : de
este hallazgo el mismo dio cuenta en el diario «Levante» de Valencia,
el 29 de julio de 1972.
Publicación: CIL 5.978, Chabás, El Archivo II, 1.880, 282; y Sarthou, Datos I, 30.
NUEVO HALLAZGO
Número 58
JÁTIVA
A partir de aqui sigo la numeración de la última lápida de Játiva.
M. BAEBIO
M. F. GAL.
MAXIMO
(2) Este signo de C al revés, si no se trata de un defecto de la piedra, podría
ser la señal de ser una liberta ( = Gaia); en ese caso tendría mejor sentido el
cognomen CROCALE, que parece un apodo griego.
-231-
[page-n-308]
4
A. VENTURA
M(arco) BAEBI[O] M(arci) F(ilio) GAL(eria) MAXIMO = «A Marco
Bebio Máximo hijo de Marco de tribu Galería. » (Lám. 11, a).
Se trata de un fragmento de paralelepípedo de 36 cm. de altura por
42 de anchura y muy poco profundo. Es una piedra grisácea. Las letras
miden 7 cm. en la primera línea, 6 en la segunda y 5'5 en la tercera.
En la primera línea la O aparece destruida. Parece estar la lápida com:..
pleta, pero está labrada en una sola cara. Las letras son del tipo capital
actuaria elegante, tal vez del tiempo de Constantino. La interpunción
es triangular.
Lugar de hallazgo.-Se encuentra en la iglesia de San Félix, suelta
con capiteles y otras piedras en el interior. Aparecería seguramente en
los alrededores. La vi el 8 de agosto de 1972. Según los proyectos de don
Francisco Vicedo, abad mitrado de la colegiata, entrará a formar parte
de un futuro museo eclesiástico de la ciudad.
Probablemente está inédita hasta ahoFa.
Número 59
BARCHETA
G. CORNELIVS
G. F. GAL
MVRRANVS
H. S. EST
G(aius) CORNELIVS G(aii) F(ilius) GAL(eria) MVRRANVS H(ic)
S(itus) EST = «Gayo Cornelio Murrano hijo de Gayo de tribu Galería
aquí está sepultado ».
Es curioso el mismo cognomen que en una lápida de la Ollería, perteneciente al parecer a un ceramista, como después veremos: ¿Tal vez el
contratista de la explotación de las canteras de mármol, que están muy
cerca del lugar donde apareció la lápida?
Es de mármol Buixcarró, cerca de cuya cantera se encontró como
hemos dicho. Mide 54 cm. de ancha, 42 de alta y 34 de profundidad,
labrada en una sola cara. Sus letras miden 5'5 cm. en la primera línea,
y 5 en las otras tres líneas. Está completa y es de fácil lectura. Letra
capital cuadrada elegante, tal vez del tiempo de los Severos, pues señala
muy claramente el rabillo de la G (3). La interpunción es triangular.
Un signo tardío también puede ser precisamente que el «praenomen»
GAIVS vaya escrito G, en vez del más común y arcaico C.
(3)
Cfr. Batlle, «Epigrafía Latina». CSIC, Barcelona, 1963, pág. 115.
-232-
[page-n-309]
INSCRIPCIONES ROMANAS
5
Lugar de hallazgo.-Se encontró en el Barranc del Llop, término de
Barcheta a 3 kilómetros de ésta, junto a la carretera que va a Simat de
Valldigna; al arar un campo con un tractor se sacó junto con otras piedras
que formarían un monumento funerario, dando noticia de su hallazgo,
don Amadeo Llácer, al S. I. P.; en 1962. Fue trasladada a la casa de
c.ampo de dicha finca, llamada «Casa Gileb>, que está a · mano derécha
de dicha carretera viniendo desde Játiva y Barcheta antes de llegar · al
puente del Barranc del Llop. Su propietario es don Federico Arnau
Tudela, de Játiva, gracias al cual la vi en agosto de 1972.
Publicación: Ha sido citada en la revista «Generalitab de la Diputación de Valencia, 1962, pág. 89, y en «Actividades del Servicio de Investigación Prehistórica de 1961-65», Valencia, 1966, pág. 298. Es posible
que entre las demás piedras, hubiese alguna otra inscripción.
Número 60
LA OLLERÍA
L. FVRIVS. MVRRVS
FVRIA L. F~ MVRRANA. V. A. XIV
L(ucius) FURIVS MVRRVS FVRIA L(uci) F(ilia) MVRRANA
V(ixit) A(nnorum) XIV = «Lucio Furio Murro, Furia Murrana hija
de Lucio. Vivió catorce años.» (Lám. II, f).
Crítica.-Inscripción en piedra grisácea de pequeña extensión. Está
muy deteriorada, pues al encontrarse en una pared a baja altura, sus
letras han sido rayadas y mal raspadas por el vulgo, por lo cual se reconocen muy mal. Tiene una extensión de 0'58 m. de anchura y 0'18 de
altura. Las letras de la línea superior miden 5 cm. y las de la inferior 4'5
cm. La inscripción está rodeada de una incisión en forma rectangular,
aunque podría ser moderna.
El cognomen MVRRANVS ya extrañó a Villanueva, .como poco frecuente, pero aparece en Barcheta como hemos visto y también en otra
inscripción de Milán recogida por Muratori (II, 1225, 9), referida a otro
español, tal vez de nuestra comarca:
CN. VAL
MVRRAN
SIBI ET
LIBERIS SVIS
HISPANIA L.
MVRRANO F.
ET VERGINIA SYMPHERVSA
CN. VER. FORTVNATO AVLO
-23330
[page-n-310]
A. VENTURA
«Cneo Valerio Mm-rano para sí y para sus hijos de España Lucio Murrano su hijo y Virginia Sinferusa Cneo Veranio Fortunato Aulo» (?) (4).
Quizá en la última palabra haya que pensar en AVGur o AUGusti
Libertus. Pues no tiene sentido ahí un «praenomen». Recuérdese que
Catulo (XII, 16) cita un «Veranius» que ha visitado Játiva.
Como veremos MURRANUS es nombre corriente de alfareros, y no
olvidemos que ((Ollería» es un pueblo de alfareros según el nombre y ya
en la antigüedad.
Lugar de hallazgo y descubrimiento.-Fue descubierta en la villa de
la Ollería, a 8 kilómetros de Játiva, por el padre Villanueva, que la
incluye en su «Viage literario por las iglesias de España», tomo 1, pág. 6:
«En la calle del Bailío en la esquina del horno de la plaza, frente a la
cárcel», dice Lumiares, que también la cita. Según carta del secretario
del Ayuntamiento de Ollería, de 2 de enero de 1970, subsiste «en una
casa que forma esquina en el número 1 de la calle de San Roque y el
lateral recayente a la calle del Padre FerrereS>>. Allí la ví; está a metro
y medio del suelo.
Publicación: Villanueva, «Viage», 1, 6; Lumiares, «
Número 61
CANALS
D. M.
P. MANLIVS
PROBILLIO
AN. XLIII
H. S. E.
D(is) M(anibus) P(ublius) MANLIVS PROBILLIO AN(norum) XLIII.
H(ic) S(itus) E(st) = «A los dioses Manes. Publio Manlio Probilio de
cuarenta y tres años. Aquí está enterrado.»
Es un pedestal o basa de estatua de mármol, labrada por las tres
caras anteriores, y con una cornisa inferior. Falta un fragmento superior
derecha. Mide 92 cm. de altura por 39 de anchura (con la cornisa 48)
y 37 cm. de profundidad (con cornisa 39). En la parte baja la profun-
(4)
Aulo podría ser «praenomem> de otra persona.
-234-
[page-n-311]
INSCRIPCIONES ROMANAS
7
didad con cornisa incluida sería de 45 cm., pero le falta un fragmento
posterior. Solamente se lee ya
D. M
P. MAN
PRO
H
XLIII
S E
Todo el resto está muy destruido. Las letras miden 5 cm. en la primera
línea y 6 en las demás. No se distinguen interpunciones. Es capital
cuadrada.
Luga'l' de hallazgo.-En carta de 19 de enero de 1970, el cura párroco
de San Antonio Abad de Canals, me informa que la iglesia vieja, que
era de estilo románico y últimamente se usaba como matadero municipal
fue derrocada en 1945, y la inscripción fue llevada al Museo de Prehistoria de la Diputación de Valencia. Allí se encuentra en la escalera de
subida al museo en el patio, donde la vi.
Publicación: CIL II 3651: «En Canals en la iglesia vieja servía de
pila para el agua bendita», Pla: «Actividades del S. I. P. (1956-1960) »,
págs. 236.
Núme'l'o 62
VALLADA
CAECILIA. C. F.
FE STA
M. VALERIVS. M. F.
GAL.VERANVS
AN. LXXXV. H. S. E
CAECILIA C(aii) F(ilia) FESTA. M(arcus) VALERIVS M(arci)
F(ilius) GAL(eria) VERANVS AN(norum) LXXXV H(ic) S(itus) E(st) =
«Cecilia Festa hija de Gayo, Marco Valerio Verano hijo de Marco de
tribu Galeria de ochenta y cinco años aquí está enterrado. »
Lugar de hallazgo, publicación.-Fue encontrada por don Francisco
Belda Pérez, en Vallada, en la partida llamada Tarrassos, y era una tabla
de mármol de 0'57 m. de alta por 0'79 m. de ancha, con letra augústea.
Fue publicada en «Memorias de la Sociedad Arqueológica Valenciana», 1881, pág. 10, y Fita, Boletín Acad. Historia, IV, 1884. Y de ahí
en Suplemento CIL II, 5983.
-235-
[page-n-312]
8
A.
VENTURA
Situación actual.-El secretario del Ayuntamiento de Vallada en carta
de 29 de enero de 1970 me comunica: «Tras algunas pesquisas realizadas
para ver de localizar el paradero de la lápida a que alude en su atenta
carta de 30 de diciembre, siento tener que decirle que nadie sabe nada
al respecto en Vallada. Parece ser que fue hallada por un trabajador en
una finca de Tarrassos, propiedad del marqués, a finales del siglo XIX.
Posteriormente, después de la guerra indudablemente, pero sin que se
sepa la fecha exacta, fue redescubierta la piedra al derribar una edificación antigua propiedad de la familia en cuyas tierras fuese hallada,
para construir pisos nuevos, y seguramente se colocaría en los cimientos
por los albañiles, ignorantes de su posible valor, ya que no se ha podido
dar con ella pese a las gestiones hechas por las autoridades y demás
personas interesadas en la historia de la villa.»
Númet·o 6.'3
CARCAGENTE
FABIAE
L. F.
FABVLLAE
P. LICINI
LICINIAN
MA TRI PISSIMAE
FABIAE L(uci) F(iliae) FABVLLAE P(ublius) LICINI(us) LICINIAN(us) MATRI PISSIMAE = «A Fabia Fabula hija de Lucio Publio
Licínio Liciniano a su madre queridísima». (Lám. II, d).
Crítica.-Es un hermosísimo pedestal de mármol rosa de Buixcarró
en forma de paralelepípedo, íntegro y muy bien conservado. Existen dos
elegantes molduras una en la parte superior y otra en la inferior. Sus
medidas son: 1'30 m. de altura, 0'57 de anchura y 0'52 de fondo. Incluidas
las molduras, su anchura es de 0'69 m. y su profundidad de 0'67 m.
Las letras muy bien conservadas, y con incisión profunda son de tipo
capital cuadrada muy elegante, del siglo I o II probablemente. En la
primera línea las letras miden 8 cm. de altura, las líneas segunda, tercera
y cuarta, 7 cm.; la quinta línea, 6 cm. y la sexta y última 4 cm. En la
palabra PISSIMAE, la E final está borrada y la primera I es una I longa,
pues en realidad equivale a dos. En cambio la otra I larga fonéticamente
de MATRI está escrita normal. Aparece el nexo AE en F ABVLLAE, pero
no en F ABIAE. La forma de la C con los brazos muy pronunciados y la E
y la F muy delgadas parece característica de la capital cuadrada monumental de tiempos de Trajano.
-236-
[page-n-313]
INSCRIPCION ES ROMANAS
9
El P . Fidel Fita en la «Colección de artículos varios» BRAH 1884,
ciice : «Tres lápidas manchegas, 3230, 3232 y 3237 del CIL, al paso que
manifiestan la alta graduación militar de Publio Licinio Lieiniano, hijo
de Fabia Fabula, nos dan a conocer el nombre de su hermano Máximo
y el de su hija o sobrina Licinia Avita, la cual fue probablemente hermana
dé Licinia Materna, casada con Lucio Fabio Fabulo, y domiciliado con
él en la Edetania (3018). De este matrimonio hubo de nacer una hija
que se llamó Fabía Fabula, como su bisabuela y se desposó con su primo,
hijo de Licinia». Estamos, pues, ante una importante familia de esta
región. El nombre de F ABIVS y F ABVLVS es frecuente: recordemos
que Catulo cita (Poema XII, 15) a un Fabulo que le ha traído «pañuelos
de Sétabis». Por otra parte «Licinius» y «Licinianus» son también nombres frecuentes en la región: Marcial (I, 49, 3) cita un Liciniano que
pasa el verano en Bílbilis y el invierno en la dulce Laletania (Tarragona) ;
otro L. Licinio Sura aparece en el arco de Bará de Tarragona, y es citado
por Plinio el Joven (Epist. IV, 2). Y en esta misma recopilación de inscripciones tenemos un Licinius en la próxima lápida de Enova, tal vez
también como ésta procedente de Ternils, y en la núm. 49 de un setabense
muerto en Tívoli (5).
Lugar de hallazgo y situación actual.-Fue encontrada por don Antonio Mateo Pueyo a comienzos del siglo pasado y citada por Villanueva
( «Viage», I, 7) en el lugar o . despoblado de Ternils, término de Carcagente; actualmente ermita de San Roque: allí sirvió de base a la pila
bautismal y fue trasladada en diciembre de 1926 al vestíbulo del Ayuntamiento de Carcagente, donde se encuentra en la actualidad.
La ermita de Ternils, dedicada hoy a San Roque (=¿cristianización
de .un culto pagano campesino antiguo?) es románica del siglo XIII, de
bella factura y con una sola nave: junto con la Iglesia de San Félix y
la de San Pedro, en Játiva, y algunas partes de la catedral de Valencia
será uno de los pocos testimonios del románico del siglo de la reconquista
valenciana; en la actualidad sirve para guardar aperos de labranza. Está
situada en término de Carcagente a 1 kilómetro de Cogullada a la izquierda
de la carretera que va desde la citada aldea a Alberique. Don Víctor
Oroval, cronista de Carcagente nos comunica que no muy lejos de allí
pasaría la «Vía Augusta», pues aún hoy se conserva el nombre de una
partida del término de Carcagente, que se llama «de la Calzada»; procedente de Játiva por el llamado «Camí Fondo» se dirigía a Alcira, donde
t.•xistiría un puente sobre el Júcar. Todo ello está a la mano derecha de
la actual vía del ferrocarril, viniendo desde Játiva, lo que concuerda con
(5)
«Játiva Romana», pág. 74, 105 y 112.
-237
~
[page-n-314]
10
A. VENTURA
el «Camí vell de Valencia», en el término de Játiva que está a esa parte,
y que también sería la «Vía Augusta». Así pues, creemos que salía de
,Játiva por el «Camí vell», atravesaba el río Albaida, pasaba por Enova,
donde han aparecido 3 inscripciones romanas, seguía por Puebla Larga,
'l'ernils hacia Alcira. Todo hace suponer que en el despoblado de Ternils,
la familia Licinia poseía una «villa» o «fundus» de donde procede esta
inscripción. En este lugar se desarrolló seguramente un culto religioso
a una divinidad patrona de caminantes, que podría ser Hermes-Mercurio.
Creemos que San Roque es la cristianización de este culto, ya que se
trata de un santo protector de caminantes y perf)grinos, según la hagiografía cristiana y se le representaba acompañado de un perro y curaba
a los apestados en el camino; su fiesta se celebra el 16 de agosto, época
que coincide con la recogida de las cosechas agrícolas. Sobre otro tipo
de cristianización de cultos paganos, puede verse Schulten (6). Desde
luego la vía romana seguía más o menos la actual carretera provincial
número 3.320 de Játiva a Silla, mientras que la nacional 340, llamada
antiguamente «Camino real» le era paralela y bordeaba la zona de regadío, porque en su origen fue una «Cañada» o camino para el ganado.
En efecto mientras la primera ruta atraviesa la huerta del Júcar, la
segunda separa la zona de regadío del secano; el límite del secano era
Alberique, Alberic, Al-baric en árabe «tierras duras», tierra del secano.
Hacia el sur la vía seguía el curso del río Cañoles hacia Almansa por un
lado y por el valle del Vinalopó por otro hacia Elche y Cartagena.
Nombres como «Cañada de Biar» y las operaciones de la reconquista,
el tratado de Almizra ( =Campet de Mirra) y la toma del castillo de
Biar por Jaime 1 en 1253, nos atestiguarían esta ruta.
El lugar de Ternils estuvo poblado hasta el siglo XVI, pero la población fue trasladándose paulatinamente a Carcagente; la ermita debió
recibir culto hasta comienzos de este siglo (7).
Publicación: Escolano, «Historia de Valencia», tomo 1, cap. 17; Villanueva, «Viage literario», tomo 1, pág. 7; P. Fita, BRAH, 1884; CIL 11,
3652; Chabás, «El Archivo», tomo 1, pág. 363; Sanchis Si vera, 413.
(6) SCHULTEN. <
(7) La vía romana hubo de pasar con el mismo trazado que la carretera actual
por el centro de Puebla Larga, llamada así porque se extendía a lo largo t!el camino.
Un puente antiguo a la salida de la población hacia Carcagente fue cegado modernamente; era de un sólo ojo y pudo ser romano. En su término municipal, el «pont
de !'ase» también parece antiguo o medieval. Ternils está a 2 km. de La Puebla.
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lNSCRIPCIONES ROMANAS
11
Número 61,.
J<.'NOVA
T. LICINIVS
GAL. PRISCVS
ICINia F
MARCELLA VXOR
T(itus) LICINIVS GAL(eria) PRISCVS [L] ICINI [A] .. . F(ilia) (o
fecit) MARCELLA VXO [R] = «Tito Licinio Prisco. Licinia hija de
(o hizo) ... Marcela su esposa.» (Lám. 11, e).
Actualmente en la Iglesia de Énova (o Sant Joan de l'Énova) a la
derecha de la puerta principal y a 1'72 m. del suelo. Es de mármol
Buixcarró muy deteriorada: está descubierta sólo una parte en forma
de óvalo. Mide 42 cm. de alta por 55 de ancha. Las letras de la primera
línea miden 6'5 cm., las de la segunda y tercera 5'8 cm. y las de la
cuarta 5'5. Es la escritura de tipo capital cuadrada elegante, en parte
destruidas. Interpunción irreconocible. Parece que está punteada por
las pedradas de la chiquillería. En la actualidad sólo se leen estas letras:
LICINIVs
GAL. PRISCVS
ICINI 1
MARCELLA VXO
Lugar de hallazgo.-Fue encontrada por Villanueva en Enova, muy
maltratada por haber servido de lavadero y creyó que supuesto el
nombre y la proximidad del lugar de Ternils, procedería de este mismo
lugar, lo mismo que la inscripción anterior. Villanueva lee IVNIVS LICINIVS... GALERIA PRISCVS LICINIANVS IVNII FILIVS MARCELLA VXOR. Sin embargo parece mejor la lectura que hemos dado
al principio que es la de Hübner.
Sin duda, los personajes pertenecen a la misma familia «Licinia»
de Ternils, pero no es necesario que la lápida haya venido de allí, ya
que junto a las otras dos siguientes parece que se encontraron en aquella
iglesia (8).
(8)
En el nombre de «Sant Joan de l'Enova o Sant Joanet» situado entre Manuel
y Puebla Larga, no sé si habría que ver el culto a una antigua fuente pagana, cris-
tianizada en San Juan Bautista, como dice Schulten, ob. cit., pág. 112. En muchos
lugares de est a región la advocación a San Juan parece que se debe a que eran
lugares de moriscos, que recibieron el bautismo. Así en Elche y en J átiva, los arrabales poblados de moriscos tienen el patronazgo de San Juan Bautista, o de los
Santos Juanes, incluido el Evangelista. Ternils pudo venir de un diminutivo de TERNI,
tal vez tierra dividida en tres partes.
-239-
[page-n-316]
12
A.
VENTURA
La tradición popular dice que de allí mismo salía un camino hacia
Alcira por la aldea de Berfull, que aún existe.
Publicación.-Villanueva: ( «Viage Literario», tomo IV, pág. 122) y
GIL II, 3653.
Número 65
ÉNOVA
(inédita)
NATALIS
P. CORN
IVNIANI.SER
AN. LX.H.S.E
NATALIS P(ublii) CORN(elii) IVNIANI SER(vus) AN(norum) LX
H(ic) S(itus) · E(st) = «Natalis esclavo de Publio Cornelio Juniano de
sesenta años aquí está enterrado.» (Lám. II, b).
Se trata de un ara funeraria de un esclavo de la familia CorneliaI unía · setabense que se erigió los soberbios monumentos funerarios
que se conservan en el Museo Municipal de Játiva (Insc. núms. 3, 4, 5
y 7 de «Játiva Romana»). (9).
Se encuentra en la parte izquierda de la puerta principal de la Iglesia
de Énova, en el campanario, a unos 2'17 m. del suelo.
Está encima de una especie de adorno en forma de pedestal de obra.
La lápida en sí mide 41 cm. de alta por 28 de ancha. Sus letras son
muy pequeñas, de 3 cm. de altura, de tipo capital rústica, de incisión
prof1,mda e interpunción triangular, sobre mármol Buixcarró.
Número 66
ÉNOVA
(inédita)
En el huerto-jardín de la casa del señor cura de Énova hay una piedra
de mármol Buixcarró, que fue utilizada en la fuente de la Iglesia; por
lo que presenta un orificio central para el grifo. Podría ser romana.
Dice así:
LE() NAS
P C() I NE
En la segunda línea yo interpreto P(ublii) CORNE(lii). En la primera
iría un nombre tal vez griego de un esclavo: LEONAS (?), que podría
(9) · Ver ibidem, pág. 105.
-240-
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INSCRIPCIOI'<'"ES ROMANAS
13
ser derivado de «león», en griego la O sería «Omega», de ahí su extraña
grafía, pero el nombre griego más parecido que hemos encontrado atestiguado es LEONNATOS. Comparándola con la anterior, creo que habría
que suponer algo así:
LEONAS
P. CORNE!ii
iuniani ser
an .. . h. s. e.
con lo que se trataría de otro esclavo de la familia Cornelia, que estaba
en el mismo lugar. Las O de la primera y segunda línea seguramente
están medio borradas y por eso sólo se notan los trazos laterales que
son los marcados más profundamente por el lapidista. En el lugar
correspondiente a la supuesta R, se ve el trazo vertical más los dos
trazos centrales, quedando una especie de K, que parece nos atestigua
esa R que esperaríamos. (Lám. 11, · e).
Mide 57 cm. de alta por 30 cm. de ancha y es de poca profundidad.
Las letras miden 3 cm. como en la de NATALIS, y son de tipo capital
rústica. Ha sido recortada por arriba en forma de medio yugo, y presenta el agujero para un grifo. Parece que las líneas que faltan han
sido borradas, así como la parte central de la segunda línea.
Lugar de hallazgo.-Estaba antes en una fuente del patio o corral
de la Iglesia, de donde se trasladó a la casa rectoral. Como vemos, en
ese mismo lugar se han encontrado en total tres inscripciones.
Número 67
ALCIRA
VALERIA
SECVNDA
ANN. XXV
H C FACERE
VALERIA SECVNDA ANN(orum) XXV H[i]C FACERE [curavit] = «Valeria Secunda de veinticinco años, aquí procuró que se hiciera ... »
Lugar de hallazgo y publicación.-Según CIL 11 3657, la vio Escolano
«en Alcira, dentro de la capilla del mártir San Bernardo de la iglesia
de su nombre». Hoy perdida.
En Alcira había otra inscripción, estudiada ya en «Játiva Romana »,
bajo el número 47.
-24131
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14
A. VENTURA
Número 68
ALCIRA
IMI EXEM
MANLIA
Lugar de hallazgo y publicación.-Según CIL 11 3656 estuvo en una
torre de la puerta de Valencia.
Con respecto a estas inscripciones de Alcira y a la número 47 de
«Játiva Romana», el alcalde de Alcira, don José Pellicer, en carta de 2
de febrero, y el archivero, don José M.a Parra en carta de 20 de enero
de 1970, me comunican no tener ninguna noticia de dichas inscripciones,
más que las que da Escolano en su «Historia», torno 11, pág. 391. Por
mi parte pregunté en la Iglesia arciprestal infructuosamente, y leí las
inscripciones latinas de los casilicios de los santos Bernardo, María y
Gracia, en el antiguo puente sobre el Júcar que tuvo que ser la puerta
de Valencia. Son inscripciones del siglo XVIII, pero encima de una de
ellas aparece la fórmula D. O. M. y en la otra D. M. S. en piedra distinta
del resto de la inscripción. La segunda parece la fórmula «Dis Manibus
Sacrurn» frecuente en inscripciones funerarias romanas pero no en Valencia. No obstante debe tratarse de fórmulas con sentido muy distinto:
Mosén Parra apunta: D(eus) O(rnnia) M(agnificat) = «Dios todo lo enaltece», y la segunda en mi opinión podría ser: «D(eus) M(anet) S(emper)
= «Dios permanece siempre».
Núme1·o 69
AYORA
VALERIVS
RVCIVS V. (quizá FRVCTVS)
A. LXXX
1111 EX
VITA A. XX
HIC S. EST
(pileus)
VALERIVS RVCIVS V(ixit) A(nnorurn) LXXX ... EX VITA A(nnol'Urn) XX HIC S(epultus) EST (en la parte inferior un gorro frigio, que
llevaban los esclavos manumitidos) = «Valerio Rucio vivió ochenta años ...
(fue libre) de (toda) su vida veinte años. Aquí está sepultado».
Lugar de hallazgo y publicación.-Citada por el CIL 3654 corno procedente de la villa de Ayora. La vio Escolano primeramente «en un sitio
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INSCRIPCIONES ROMANAS
15
llamado los Arcillares», y Lumiares allí mismo «en la calle de la Marquesa (de Zenete), en el lienzo que miraba al mediodía de la casa de
José Ródenas».
Personalmente fui a Ayora en septiembre de 1972 y el cronista don
Bonfilio Martínez me indicó que nunca había visto esa inscripción, pero
que conocía su existencia por el libro de don Eufrosino Martínez Azorín,
«Historia de la ilustre villa de Ayora y de los pueblos de su valle», Valencia, Centro de Cultura Valenciana, 1940, pág. 10, donde escribe: «En los
Arcellares se halla una piedra de cinco pies de alta y de dos y seis pulgadas
de ancha; es notable por su estilo y cognombre inusitado de RVCIVS ... »
Es de mármol pardo.
La cita Lumiares, en sus «
así: «Valerio Rucio V. que murió de 80 años y a 20 que pasó de esta
vida, está aquí sepultado». «Valerio Rucio -dice- era hombre principal y noble o que el que le hizo la sepultura era algún esclavo suyo
que en hacimiento de gracias de haberle dado carta de horro y libertad
le dedicó esta lápida.»
Sin embargo, creo que se trata de la inscripción funeraria de un
liberto incompleta. Nos falta el «praenomen»; «praenomen y nomen»
serían los del antiguo dueño del liberto. El «Cognomen» RVCIVS es el
nombre que usó siendo esclavo, que podría ser de origen galo, ya que el
mismo nombre está atestiguado en la Galia (CIL XIII, 10002/431), y
formas muy parecidas (ROVCIA), en Mérida, Galia Narbonense, en
Roma, y como diminutivo ROVCILLVS atestiguado por César (B. C. III,
59, 1) como nombre de un alóbroge. Por otro lado falta en el centro
una parte de la inscripción, según los testimonios.
Considero que EX VITA va en lugar de un genitivo partitivo o de
cantidad y es semejante a VNVS EX TRIBVS = uno de tres. Indica el
todo (la vida) del que se toma una parte (20 años) (10).
Según el cronista local hay vestigios, ruinas y columnas romanas en
el lugar denominado San Benito. En los «Arcillares» (lugar donde se
encontró la inscripción) hay abundante terra sigillata (tal vez de ello
derive el nombre popular) ; esta partida se encuentra a la izquierda del
camino que desde Ayora lleva a la villa de Zarra, tras el huerto de la
marquesa.
(10)
VALENTI FIOL: «Sintaxis Latina». Barcelona, 1969, pág. 60.
-243-
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16
A.
VENTURA
No pude encontrar esta inscripción. En la caile de la Marquesa de
Zenete, parece que fue demolido el palacio de ésta o antiguo Ayuntamiento, para construir el actual en 1954. Es muy posible que entonces
desapareciera la inscripción, aunque los ayorenses no recuerdan haberla
visto nunca.
Núme'ro 70
ALBO RACHE
L. F ABIVS PRO
CVLVS AN. LX
VITORIA OMVL
LINA AN. XXXV
H. S. E. S.
L(ucius) FABIVS PROCVLVS AN(norum) LX VITORIA OMVLLINA AN(norum) XXXV. H(ic) S(itus) E(st) S(itus) = «Lucio Fabio
Próculo de sesenta años. Victoria Omulina de treinta y cinco años. Aquí
están sepultados».
Luga·r de hallazgo y publicación.-Publicada por CIL 11, 3658, que
la toma de José Cortines y Espinosa, que en 1828 la envió de Buñol a
Madrid (BRAH. VII, 1882, p. XVI) diciendo haberla encontrado «en
término de Alborache, partida de Alcira, inmediato al mojón de Jos términos del lugar de Bobalar».
Se desconoce su paradero actual, a pesar de mis gestiones en ese
pueblo.
ESTUDIO DE CONJUNTO
Formular·io.-Estudiaremos todas las inscripciones aquí publicadas,
excepto las números 13 y 35, que ya se publicaron en «Játiva Romana»,
y la inscripción de Milán que publicamos junto a la número 60.
Todas ellas, 13 en total, son funerarias sin ninguna duda. La dedicación a los Manes sólo aparece en una, número 61, aunque las números
65 y 68 podrían tenerlo al ser fragmentarias al parecer.
El nombre del difunto aparece diez veces tn nominativo y solamente
dos en dativo (números 58 y 63). De la 68 no podemos juzgar pues el
nombre que aparece podría estar en ambos casos o ser el dedican te.
En nueve casos aparece el nombre del difunto solamente, con un
nombre si es esclavo (números 65 y 66) o con los «tria nomina», si es
ciudadano y dos si se trata de una mujer. Veamos:
-244-
[page-n-321]
INSCRIPCIONES ROMANAS
Ji
60.-L. FVRIVS MVRRVS.
61.-P. MANLIVS PROBILLIO.
65.-NATALIS
66.-LEONAS
67.-VALERIA SECVNDA
68.-... MANLIA. ..
69.-... VALERIVS RVCIVS
70.-L. FABIVS PROCVLVS
70.-VITORIA OMVLLINA
El nombre acompañado del patronímico sólo en tres casos:
60.-FVRIA L. F. MVRRANA
62.-CAECILIA C. F. FESTA
63.-FABIAE L. F. F ABVLLAE
Los «tria nomina» del ciudadano con la indicación de la tribu, que
siempre es GALERIA en cuatro casos:
58.-M. BAEBIO M. F.
59.-G. CORNELIVS G.
62.-M. VALERIVS M.
64.-T. LICINIVS GAL.
GAL. MAXIMO
F. GAL MVRRANVS
F. GAL. VERANVS
PRISCVS
En la mayoría de las inscripciones, siete en total, viene consignada
la edad del difunto (números 60, 61, 62, 65, 67, 69 y 70). Las mujeres
suelen ser más jóvenes: 16 años (núm. 60), 25 (núm. 67) y 35 (núm. 70) ;
en cambio los varones difuntos suelen tener más edad: uno de 43 años
(núm. 61), dos de sesenta (núms. 65 y 70), otro de ochenta (núm. 69)
y un último de ochenta y cinco años (núm. 62).
Estas inscripciones suelen ser parcas en elogios o apuntes sobre el
carácter del difunto. Sólo encontramos un PIISSIMAE en núm. 63, de
un hijo a su madre.
El dedicante aparece naturalmente menos veces. Aunque es dudoso
hemos considerado difuntos a FVRIA L. F. MVRRANA en núm. 60 y
a M. VALERIVS M. F. GAL. VERANVS en núm. 62. En dos inscripciones, núms. 58 y 59, podemos considerar casi con seguridad que no
hay dedican te. Aparece el nombre y el patronímico m la 64: LICINIA . ..
f. MARCELLA. Solamente los «tria nomina» en la 63: P. LICINIVS
LICINIANVS. En las inscripciones núms. 65 y 66 de esclavos aparece
el nombre de su dueño P. CORNE. IVNIANI.
El parentesco del dedicante con el difunto va indicado en 63 (MATRI)
y en 64 (VXOR).
-245-
[page-n-322]
18
A. VENTURA
La fórmula final de H. S. E. aparece en núms. 69, 65, 62, 61, 59 y
en la forma de HSES en 70. Nunca aparece STTL.
Estudio lingüístico y onomástico.-Prácticamente no hay ningún error
ortográfico. Si no hay un error de transcripción en núm. 70, aparece
VITORIA OMVLLINA, en vez de VICTORIA HOMVLLINA, ya que
este «Cognomen» deriva de ROMO. Encontramos la I longa en PISSIMAE
(número 63), pero en la misma inscripción no está usada en MATRI.
En 69 parece que en EX VIT A, como ya hemos indicado, hay un giro
de ablativo equivalente a un partitivo.
Todos los «praenomina» empleados son plenamente latinos. Marcus
en 58 (dos veces) y en 62 (otras dos veces), Lucio en 60 (tres veces),
63 y 70; Gayo en 59 (dos veces), Publio en 61, 63, 65 y 66; Gneo, en 60
(dos veces) y Tito en 64.
Al estudiar la onomástica incluimos la inscripción de Milán, ya que
se refiere a gentes de esta comarca. Todos los nomina son plenamente
romanos y pertenecen a familias de Saetabis, por lo que deben estudiarse
conjuntamente (11).
BAEBIA, 58, que se encuentra en toda esta región y ha dado origen
al apellido Bevia.
CAECILIA, 62 (cfr. la núm. 12 de «Játiva Romana»).
CORNELIA, 59, 65 y 66 (en otras once inscripciones de Játiva).
F ABIA, 63 y 70; familia que tuvo una heredad en el lugar de Ternils
y que estuvo emparentada con la gens Licinia de Saetabis.
FVRIA, 60 (dos veces).
LICINIA, 63 y 64 (dos veces) (cfr. la 49 de «Játiva Romana»).
MANLIA, 61 y 68 (cfr. 22 y 40 de «Játiva Romana»).
VALERIA, 60 (dos veces), 62, 67 y 69 (cfr. las 26, 27, 28 y 38 de
«Játiva Romana»).
VERGINIA, 60.
VITORIA, 70.
En cuanto a los «Cognomina», como es normal en esta zona, hay una
abrumadora mayoría de romanos. Solamente podemos hablar de dos
«cognomina» griegos:
LEONAS, 66. Correspondiente a un esclavo y al parecer derivado de
AE
Existe también «Leonnorios», un gálata citado por Estrabón (XII,
5, 1) y Livio (XXXVIII, 16, 1) (12).
(11) «Játiva Romana», pág. 104 y ss.
(12) R. PALOMAR LAPESA: «La onomástica personal prelatina de la antigua
Lusitania.» Salamanca, 1957, pág. 77.
-246-
[page-n-323]
INSCRIPCIONES ROMANAS
19
SYMPHERVSA, 60, en la inscripción de Milán, participio femenino
del verbo griego ~t'fHPEQw = «Soportar conjuntamente». Es algo así como
i;la que ayuda a soportar».
Otros dos hay de origen no latino, uno indígena y otro tal vez celta:
MVRRANVS y MVRRVS aparece en Barcheta, (núm. 59), en la
Ollería y en Milán (núm. 60). Según Albertos (13), aparece también en
Tarragona, Madrid, Archena, Valencia, Cádiz y Cartagena (CIL II 4970/
336; 6257/127) y es citado por Silio Itálico (Púnica IV, 529-32) en su
forma MVRRANVS. Es marca de alfarería en nuestra península y en
la región Iliria, Cisalpina, Britania, Galia; inscripciones con ese cognomen en Lyon, Germanía y Aquitania. Todo ello nos hace pensar que ya
en la época romana «La Ollería», cuyo nombre actual evoca la fabricación de ollas, era un importante centro alfarero. Croo que la gens .:MVRRANA» de la Ollería se dedicaba a la alfarería, y en Barcheta tal
vez a la explotación de las canteras de mármol de Buixcarró, junto a
las cuales se encontró nuestra núm. 69. Familia muy industriosa. La
forma MVRRVS es citada como nombre de un saguntino por Silio Itálico
(Púnica, I, 377, 479, 482, 499, 504; II, 563, 556, 570, 670) y aparece en
inscripciones de Cartagena (6257 /128), Tarragona y Sagunto (4970/334).
Parece que esta palabra está relacionada con el protoindoeuropoo murro,
en sus dos acepciones de .:morro», labio grueso y peñasco de forma
redonda. Para Carnoy (Dict. p. 132) sería una raíz .:meu» = labios
gruesos, relacionada con la raíz onomatopéyica .:mu» para expresar la
voz que sale de los labios cerrados. Pero todas estas palabras con doble R
podrían ser preindoeuropeas, de origen mediterráneo (cfr. perro, ca·
chorro, etc.).
RVCIVS, en 69 como nombre de un liberto. RICIVS podría estar en
Játiva (núm. 14) y desde luego en Valencia (CIL 11 3763). ROCIANVS
aparece en Medina Sidonia y en Cádiz, en Africa y en la Galia Cisalpina.
ROVCIA en Mérida (HAE 273), en la Narbonense (CIL XII 3861) y
mencionado por César como nombre de un alóbroge (B. C. 111, 59, 1)
RVCIVS se repite en la Galia (CIL XIII 10002/431). Al parecer este
liberto era de origen galo (14).
Los catorce «cognomina» restantes son auténticamente latinos:
FABVLLA, 63
FESTVS, 62 (cfr. 15)
FORTVNATVS, 60
IVNIANVS, 65 y 66 (cfr. 7 y 50). Las familias Cornelia y !unía
(13) M.~ LOURDES ALBERTOS: «La onomástica per sonal primitiva de Hispania Tarraconense y Bética.» Salamanca, 1966, pág. 162.
(14) ALBERTOS, ob. cit., pág. 194.
-247-
[page-n-324]
~o
A. VENTURA
tendrían posesiones agrícolas en Énova y estuvieron emparentadas como
indican las citadas inscripciones (15).
LICINIANVS, 63. Gens emparentada con la F ABIA y poseedores de
Ternils.
MARCELLA, 64
MAXIMVS, 58
NATALIS, 66. Nombre de un esclavo probablemente «verna:», pues
parece que el nombre quiera decir «nacido en la casa:».
OMVLLINA, 70. Nombre al parecer derivado de HOMULLUS, diminutivo de HOMO = «hombrecito». Aplicado a una mujer parece a simple
vista resultar chistoso, pero hay que tener en cuenta que «horno» en
latín es «Ser humano» sin consideración de género y por tanto no opuesto
a mujer como lo sería «vir». Está documentado HOMUNA en Uncastillo
(Zaragoza) (CIL 11 2978), obsérvese el femenino, y también el diminutivOl
HOMULLUS y HOMULLIA (16).
PRISCVS, 64 (cfr. 35)
PROBILLIO, 61
PROCVLVS, 70
SECVNDA, 67
VERANVS, 62
Situación social.-De veintitrés personajes aquí estudiados hay solamente dos esclavos, NATALIS (65) y LEONAS (66) y un liberto VALERIVS RVCIVS. El primero parece «verna», nacido en la casa; los otros
dos serían uno griego y otro galo, o ambos galos, si se admite Leonas
como nombre celta.
De los veinte «ingenui», hay siete mujeres, que sólo indican dos
nombres. Los trece ciudadanos usan sus «tria nomina», pero no nos
hacen constar que ejerciesen ningún cargo o magistratura. Por la propia
inscripción u otras referencias deducimos que hay unos que tal vez se
dedicasen a la alfarería o extracción de mármol (gens Murrana) mientras
otros serían importantes propietarios agrícolas (gens Cornelia, Iunia y
Fabia y Licinia), teniendo a su servicio muchos esclavos, como Natalis
o Leonas. Aunque es lógico que conservemos pocas inscripciones de esclavos, y por tanto no podemos juzgar objetivamente su proporción .con
respecto a los libres, su gran escasez nos induce a pensar en unas propiedades agrícolas no excesivamente grandes, y que por tanto no había
muchos trabajadores. En todo caso J;e trata de una hipótesis muy aventurada (17) .
(15) «Játiva Romana», págs. 45, 75 y 105.
(16) ALBERTOS, ob. cit., pág. 122.
(17) Puede verse el estudio de J. MANGAS MANJARRES: «Esclavos y libertos
en la España romana.» Salamanca, 1971, pág. 35 y ss. y 233 y ss.
-248-
[page-n-325]
INSCRIPCIONEs ROMANAS
21
INDICE DE NOMBRES LATINOS DE ESTAS INSCRIPCIONES
Los número indican el de la inscripción en este artículo, y en el libr.; «Játiva
Romana)).
B
M. BAEBIVS M. F . MAXIMVS, 58.
e
CAECILIA FESTA C. F., 62.
CLODIA PATRICIA, 13.
CLODIA PRIMITIVA, 13.
M. CLODIVS M. F. CELER, 47.
G. CORNELIVS G. F. MVRRANVS, 59.
P . CORNELIVS IVNIANVS, 6G y 66.
F
FABIA L . F. FABVLLA, 63.
L. FABIVS PROCVLVS, 70.
M. FVLVIVS PRISCVS, 35.
M. FVLVIVS PROPI.I'TQVVS, 3G.
FVRIA MVRRANA L. F., 60.
L. FVRIVS MVRRVS, 60.
1
IVNIA CROCALE, 35.
L
LEONAS, 66, esclavo.
LICINIA MARGELLA ... f, 64.
T . LICINIVS PRISCVS, 64.
p , LICINIVS LICINIANVS, 63.
M
MANLIA, 63: ·
P. MANLIVS PROBILLIO, 61.
N
N A TALIS, 65, esclavo.
V
VALERIA SECVNDA, 67.
CN. V ALERIVS MVRRANVS, 60.
L. ... MVRRANVS, 60 .
. . . V ALERIVS RVCIVS, 69, liberto.
M. V ALERIVS M. F. VERANVS, 62.
GN. VERANIVS FORTVNATVS, 60.
VERGINIA SYMPHERVSA, 60.
VITORIA 0!\iVLLINA, 70.
-249-
32
[page-n-326]
22
A. VENTURA
CORRESPONDENCIA DE LA NUMERACION DE ESTE ESTUDIO CON LAS
DE HUBNER, LUMIARES Y OTRAS
Núm .
13
35
Descubridor y fecha
GIL
LUMJARES
Lumiares, siglo XVIII
Chabás, 1880
3630
6978
287
Ventura, 1972
58
Ama deo Llácer, 1966
59
Villanueva, 1810
60
60 bis Muratori, II, 1225, 9
Escolano
61
Francisco Belda, 1881
62
63
64
65
66
67
68
69
70
Antonio Mateo Pueyo, XIX
Villanueva, 1810
Ventura, 1972
Ventura, 1972
Escolano, 1607
Escolano, 1607
Escolano, 1607
José Cortines, 1828
3650
3651
5983
3652
3653
OTROS
Sanchis Sivera, 94
El Archivo II, 1880
Página 282
Nueva
S. l. P. 1966, pág. 298
«Viage» I, 6
BRAH, IV, 1884
MSA V, 1881, 10
«Viage», 1, 7
«Viage», IV, 122
Nueva
Nueva
3657
3656
3654
3658
Conservac-i6n. ·- De todas las aqui publicadas se han conservado las números
13, 35, 58, 59, 60, 61, 63, 64, 65 y 66. Todas las demás están perdidas, la 62 de
Vallada, las dos de Alcira (67 y 68), la de Ayora (69) y la de Alborache (70). Cinco
perdidas frente a las diez consevadas o nuevamente descubiertas.
-250-
[page-n-327]
VENTURA.-Inscripciones de Játiva
LAM. 1
[page-n-328]
LAM . 11
VENTURA.-Inscripciones de Játiva
/'
)
.e
[page-n-329]
E. GUITER
(Perpignan)
Toponimia vasca de los Pirineos Orientales
La cubierta del tomo JI de la Geografía histórica de la lengua vasca
(colección Auñamendi, 14) lleva un mapa multicolor con la leyenda «Euskalerri en la época romana».
En su extensión vertical, el mapa abarca todo el territorio entre
Garona y Montes de Oca; pero, al oriente, se para bastante lejos del
Mediterráneo, en los alrededores de Andorra.
Claro que los delineadores de aquella frontera oriental se acordaron
del mapa junto a un artículo, ya bastante viejo, de Menéndez Pida!
(Revista de Filología Española, 1918, V. 225) : «l-Iay que suponer, decía
aquél, que los cerretanos occidentales que poblaban los valles del Noguera,
y los ilergetes septentrionales que poseían el territorio de Benabarre,
hablaban una lengua muy afín a sus vecinos los vascones. Entonces,
como no es de presumir que los cerretanos orientales del río Llobregat
o los ilergetes meridionales de hacia las ciudades de Huesca y Lérida
hablasen lengua diversa, cabe preguntar por qué no hallamos entre ellos
una toponimia igual a la de la región pirenáica que va desde Navarra
al Noguera Pallaresa. Sin duda que esta acumulación de nombres toponímicos vascos en el Pirineo hasta el Noguera no revela distinta nomenclatura primitiva, sino que es efecto sólo de una más tardía romanización ... :..
Esta más tardía romanización, Menéndez Pidal la sitúa hacia los
siglos VI-VII, fecha muy discutida por autores posteriores. En su comunicación al VI Congreso Internacional de Onomástica (1958, I, 118), J.
Coromines piensa «que Menéndez Pidal n'a pas été assez hardi lorsqu'il
a cru que la romanisation n'en fut pas postérieure a une date autour de
I'année 600; cette romanisation aurait envahi alors le Pallars et tout
-251-
[page-n-330]
2
E . GUITER
le Haut Aragon, jusqu'aux limites présentes de la Navarre, tandis que
dans la zone au S.-O. du Pays Basque, entre la Rioja et Burgos, méme
jusqu'au S.-K de cette ville, le basque a prédominé jusqu'au Xeme
siecle et n'était pas encore tout a fait éteint au XIII. Or il semble bien
que ce manque de synchronie entre les frontieres E et S.-O. du basque
est tres exagéré, et que le basque des Pyrénées centrales a aussi survécu
en partie jusqu'a la moitié du Moyen Age:..
Tres años antes, Ramon d' Abada! había publicado el volumen III de
su Catalunya Carolingia (Pallars i Ribagor~a) donde escribía (1955,
III, 48*): .:el canvi essencial de !'estructura espiritual del país, com
ht m dit, fou !'obra d'aquesta cristianització més que de romanització
i la cristianització s'allarga molt, intensificant-se i expandint-se cap a
les regions altes en J'epoca visigotica, per a completar-se en els temps
carolingis que estem estudiant. Paral.lelament es degué anar fent una
transformació lingüística fins al punt que, sempre en les altes regions,
és possible que es saltés de !'euscar al catala sense la fase intermedia
de llatinització».
Además de esta crítica en el tiempo, quisiéramos añadir una crítica
m el espacio. Hablando de las fuentes del río Llobregat o de Lérida,
Menéndez Pida! se queja que no se halle entre ellas «Una toponimia igual
a la de la región pirenáica que va desde Navarra al Noguera-Pallaresa».
Pues tal toponimia todavía se encuentra cuando nos adelantamos mucho
más hacia el oriente, hasta el Mediterráneo.
Siempre dedicamos una atención particular al rincón de tierra donde
nacimos y vivimos. En el cuadro geográfico del A. L. P. O. (Atlas Linguistique des Pyrénées orientales, 1966, Centre National de la Recherche
Scientifique, París), estudiamos la lengua y los límites dialectales; también consagramos varios artículos toponímicos a esta misma zona que
podemos situar aproximadamente desde Narbona hasta Gerona y desde
Andorra hasta el mar, sea el «département des Pyrénées-Orientales»,
parte del .:département de 1' Aude» parte de la provincia de Gerona, Andorra, el rincón sudeste del «département de l' Ariege» y el rincón nordeste de la provincia de Lérida.
Pero no hay que perder de vista que los topónimos son palabras vivas,
como las otras palabras de la lengua, y que tuvieron que sufrir los accidentes fonéticos propios de la lengua común. Por eso, no parecerá
inútil, antes de todo, recordar algunas peculiaridades de la evolución
fonética catalana.
X
X
X
En el artículo recordado más arriba, Menéndez Pidal enseña, con
el ejemplo de la evolución navarro-aragonesa de los adjetivos berri y
-252-
[page-n-331]
TOPONIMIA VASCA
3
gorri, que la e y la o del vascuence tuvieron en aquellas regiones el
mismo tratamiento que la e y la o breves del latín. Pudimos manifestar
(Vocalisme des toponymes préromans sur· les Pyrén ées ori en tales, IX
Congreso Internacional de Onomástica, 1966, 252) que tal tratamiento
es general en la zona nuestra, y que todas las vocales del vascuence, sin
excepción ninguna, tienen un tratamiento de vocal breve latina.
Las a larga y breve del latín se habían confundido en romance, de
tal modo que podemos proporcionar ejemplos sin preocuparnos de la
cantidad latina. Regularmente las a latinas subsisten sin modificación en
catalán (patre > par e) , pero a + y > e (basiu > * baysu > bes; factu > * faytu > [ et) , y a+ w > o (causa > cosa).
La e breve del latín acaba en e cerrada (pede > peu), pero e + y > i
(m ediu > * mieydiu > mig; pectu > * pieytu >- pit) .
La i breve del latín da una e abierta del catalán (pilu > pel), pero
+y
cam i si a > camisa).
La o breve del latín acaba en o abierta (mola > mola), pero o + y > u
(podiu > * puoydi u > pnig; coxa > * cuoysa > cuixa) .
La u breve del latín tiene por resultado una o cerrada (lupu > llop)
pero u + y > u (pluvia > pluia; pugnu > * puynu > puny).
i
= i (uitreu
> vidr e;
En posición átona, la a y la e se confunden en vocal neutra, la o y
la u, en u.
En cuanto al consonantismo no podemos recordar más que algunos
rasgos característicos del catalán :
Palatalización ele toda l inicial (lupu > llop; luna > lluna).
Conservación de la l implosiva (alteru > altre, multa > molta).
Palatización de la s al contacto de un elemento palatal, más frecuente
que en castellano (bassiare > baixar cbajar~, capsa > caixa .:caja»,
examen > eixam «enjambre:., pisce > peix «peZ», mustea > moixa
.:moza»).
Caída de la z románica heredera del latín k ( + e, i), ty, d y s (racimu > ratm «racimo», satione > saó «sazón», sudare > suar csudan,
resina > retna «resina:.). Al norte del límite del catalán, el lenguadociano presenta las mismas palabras bajo la forma razim, sazon, süzar,
rezina.
P alatalización de las oclusivas sonoras seguidas de y y de la misma yod,
a.fricadas sordas en fin de palabra, fricativas sonoras en posición intervocálica (rub eu > roig «roio», rubea > roia «roia » ; uideo > veig «veo »;
r adiare > raiar «rayar»; exagiu > assai g «ensayo»; fagea > faia
«haya» ; maiu > maig «mayo», maiore > major «mayor»).
Reducción de los grupos primarios mb y nd (lumbu > llom «lomo»,
mandare > manar «mandan).
-253-
[page-n-332]
4
E. GUITER
A estos elementos de fonética románica, hay que añadir pocos otros
de fonética vasca :
Rotacismo de la l intervocálica (ili > íri).
Caída de la n intervocálica (anate > ate).
Aspiración (y caída) de algunos k iniciales C' karri ). ha1·ri) .
Sonorización de las oclusivas sordas iniciales (catena > gatea «Cadena»).
Confusión de m, b y p (molínu > Borin, Pentacosta >- Mendekoste).
Recordando estas evoluciones sencillas, podemos dar cuenta de bastantes topónimos de los Pirineos mediterráneos; los testimonios antiguos que
presentaremos, salen de las fuentes siguientes: P. PUJOL, L'acte de
consagració i dotació de la catedral d'Urgell. Estudis Románics, 1917;
R . d'ABADAL, Els diplomes carolingis a Cataluya, II.• part, 1950;
B. ALART, Documents de l'histoire du Roussillon, 4 vol. manuscritos de
la Bibl. Munic. de Perpiñán; y también Marca hispánica.
I
EL SUFIJO -EGI
Un elemento importante de la toponimia vasca es el sufijo -egi. Cuando
este sufijo se presentaba bajo la forma determinada -egia el vocablo se
introducía sin problemas en la primera declinación latina. Pero cuando
se presentaba bajo la forma indeterminada, la adición de una vocal temática u permitía su introducción en la segunda declinación (-egiu).
Partiendo de -egia, se puede esperar el catalán -eia:
Osseia (municipio, Pyr. Or.) : Olcegia (839, 982, 1265), Ulceia (947, 1160),
Olceia (1011, 1189, 1193), Oceia (1040), Oce:ja (1303, 1354).
Sane:ia (aldea del municipio de Guils, Gerona) : Exenegia (839; 1011),
Exenega (S. XII).
Sarefa (aldea del municipio de Llivia, Gerona) : Ce1·eia (1040), Ceretgia
(1693), Sareya (S. XVII), Sere:ia (1702).
Y partiendo de -egiu (o también -egi) se puede espetar -eig:
Enveig (municipio, Pyr. Or.) : Euegi (839, 1034, 1039), Uilla Enuegio,
Euei (958), Eueg (1009, 1095, 1100, 1102), Eueig (1011, 1028, 1034,
1039, 1091), Enueig (1012, 1014, 1212), etc ...
Con la evolución propia del lenguadociano, podemos añadir:
Arieja (fr. Ariege, río y départemento): flum en ATegiae (1034).
Pero si el sufijo -egi va junto a un tema terminado con una vocal,
el hiato provoca la cerrazón de la e en y, y ocasiona la aparición de una i o
una u según la vocal precedente sea palatal o velar:
-254-
[page-n-333]
TOPONIMIA VASCA
5
Adesig (río de Sorniá, Pyr. Or.) : flumen de Adadig (1142).
lllolig (municipio, Pyr. Or.): Valle Molegiga (845), Valle Molegica (950,
1024), terminum de Molegio (985, 1011, 1024), Moligio (985, 1435,
1437), Molitg (1003), Molig (1009, 1035,1095, 1385).
Polig (aldea del municipio de Cameles, Pyr. Or.) : Pulig (983).
Aguja (Sant Aniol d', aldea del municipio de Bassegoda, Gerona): Vallem
Agogiam (871, 872) .
Barguja (aldea del municipio de Toloriu, Lérida) : Barguia (839), Bargogia (906).
Costuja (municipio, Pyr. Or.) : Custogia (936), Costoia (936, 979) Costoga
(982, 993, 1395), Custuia (988), Custoia. (990, 1142), Custoga (993),
Custodia (1011, 1158, 1159, 1169, 1169, 1280).
Estaüja (sitio y río del municipio de Estavar, Pyr. Or.): Estauga (S. XII).
Gorguja (aldea del municipio de Llivia, Gerona) : Curcuga (879), Gurguia
(1063, 1086), Gorguja (S. XIII).
Naüja (municipio, Pyr. Or.) : Ana(h)ugia (839, 1183, 1225, 1265, 1318),
Ana(h)uga (1011, 1084, 1166, 1184, 1192, 1271, 1272), Anauia (1030,
1168, 1171, 1174, 1203, 1210, 1265, 1272), Nauia (1151, 1157, 1234,
1272, 1393), Nahugia (1279), Nauga (1308).
Toluges (municipio, Pyr. Or.) : Tulogias (908), Tologias (951), Tuluges
(1030, 1091, 1146, 1153, 1354), Toluges (1119, 1305, 1391>), Toloias
(1112), Tulugias (1128, 1201, 1211), Tholugias (1435).
Nos contentamos aquí con la comunidad de sufijo -egi, prescindiendo
del sentido de los radicales toponímicos. Sólo llamaremos la atención
sobre la aparición tardía de la forma custodia, latinización percorr.ecta
de un vocablo de raíz kus «Ver»: Costuja se encuentra en un JJUeFto de
las Alberas con una vista muy extendida sobre los valles vecinos.
II
TOPóNIMOS HIDRICOS
Aunque no sean hidrónimos, algunos topónimos tienen relaciones estrechas con el agua y otras nociones del mismo campo semántico.
Por tanto aunque no sepa mucho vascuence, el curioso no deja de
quedar impresionado por el nombre del pueblo de Ur (municipio, Pyr. Or.),
el mismo nombre del agua en vascuence. Pero, según dijimos más arriba,
de vasc. ur sólo podríamos esperar catal. * or; para llegar a ur, necesitamos la presencia de una yod en la palabra originaria. Los testimonios
antiguos nos manifiestan la existencia de una forma Uri, que, con una
vocal temática -u, basta para explicar la cerrazón de la inicial:
-255-
[page-n-334]
G
E. GUITER
Ur (839, 1011, 1150, 1160, 1174, 1265, 1303, 1318, 1414), Hur (839, 1067),
Uri (948, 958, 966).
Pensamos que hay que asociar al nombre de Ur el del río que pasa
por el pueblo, el Araur: riuolum quae decurrit de uilla Uri (958); y también algunos otros topónimos:
Urtx (municipio, Gerona) : Urg (1119, 1151, 1308), Urx (1342).
Urús (municipio, Gerona) : Oru.z (839, 985), Oruzc (839), Orucio (937),
Orutio (965), Orutz (985), 01·uc (1011).
Urgell (La Seo de, municipio, Lérida) : Orgellis (792), Oriello (820), Orgello (835, 839), Origello (888), Urgell (925), Urgello (983, 1000, 1050) .
Otro formante hídrico es el nombre de la «fuente» iturri. Con una s
románica de plural, ha dado su apelativo a:
Dorres (municipio, Pyr. Or.) : Edo1·s (1011, 1072), Edorres (1163, 1263,
1267, 1304), Edorrs (1265, 1267), Dorres (1330, 1397, 1414).
Iturri también se encuentra en el vocablo Andorra, que siempre presenta la misma forma desde su primera atestación (839), y tuvimos ocasión de establecerlo (Essais d'étymologie toponymique dans la région
pyrénéo-méditerranéenne: VIII Congreso Internacional de Onomástica,
1963, 213). Ya dijimos que en catalán los grupos primarios nd se reducen
a n: unda > ona, rotunda >. rodana, y pasa lo mismo en toponimia:
Expondeliano > Esponellá, Valle Fecunda . > Vallfogona, etc ... Cuando
se encuentra un grupo nd se puede afirmar que es secundario: sem ( i) ta
> senda, lim(i)tare > llindar, y, en toponimia, Baiamite > Bajande,
Canetellu > Candell, etc ... De esto inducimos que el grupo nd de Andorra
no puede ser primario, y que hay que postular una forma más antigua
* Ameturra. Este término se explicaría muy bien por un Ama-iturr-a,
sea «la fuente-madre» porque en Andorra se van juntando los dos ríos
Valira, sea «la diez-fuentes» porque, en el territorio de la parroquia de
Andorra, el Valira recibe diez fuentes, diez afluentes laterales pequeños.
En un rincón de la Costa Brava, muy cerca de Gerona, encontramos
el pueblo de Begur (escrito a veces Bagur por confusión de la e y de la a
átonas). Sólo conocemos una atestación de él en Marca: ipsum castrum
de Begur (1056). El vocablo Begur no deja de recordarnos los Baigur o
Bigu1·, formas romanzadas citadas por Caro Baroja (Materiales para una
historia de la lengua vasca en su relación con la latina, p. 124) en representación del Baigorri de Baja Navarra. Fonéticamente la evolución de
Baigorri(u) a Begur resulta perfecta. Semánticamente, bastará recordar
lo que dice José Pla, describiendo Begur (Guía de la Costa Brava): «La
peña tiene un color gris de sombra tocado por un hálito ferruginoso».
Se trata de uno de aquellos numerosos «Llobregat» (rubricatu) catalanes,
pero que conservó su forma .prerrománica de ibai gorri.
-256-
[page-n-335]
TOPONIMIA VASCA
7
Otro rastro de ibai, lo hallamos en el nombre de una aldea del municipio de Estavar (Pyr. Or.):
Bajande: Baiarnite (839), Ba:iarnde (839, 1263), Baiande (1011, 1034,
1265, 1267, 1268), Baianda (1025, 1030, 1163, 1245, 1285, 1555),
Vaiande (1033), Bayande (1303, 1311), Bayanda (1313, 1347, 1395),
Bajanda (1424, 1540).
Creemos que se trata del equivalente de un (i) baia bide «Camino
del río», sobre el cual volveremos.
A ibai se refiere también el nombre del municipio de Bages (Pyr. Or.)
con una s de plural románico: Baias (922, 960, 1133), Bages (931, 981,
1129, 1142, 1145, 1148).
El nombre de la vega, ibar, será el primero elemento de Barguia, ya
citado más arriba, y que puede representar (i)bat·koegia «el sitio de la
vega».
III
TOPONIMOS RELACIONADOS CON EL RELIEVE
Una base kan (vasc.: gan/gain) va asociada a las nociones de «altura,
cumbre, cima, elevación».
La encontramos en el nombre del Canigó (Pyr. Or.): Canigone (875,
937, 950, etc ... ). Este monte culmina a 2.785 metros en las inmediaciones
de la llanura litoral, que llega a unos diez kilómetros de su cima; por eso
se consideró mucho tiempo como el pico más alto de los Pirineos. Se
piensa al vascuence ganeko «de encima, superior».
Los topónimos catalanes de Canet no se refieren a canna «caña»,
porque en ton ces presentarían una ñ en vez de n. Se trata de muelles
bastante altos con respecto a los alrededores. Tal es el caso de Canet
(municipio, Pyr. Or.) : uila Kanedo (1016), Canet (1029), Caneto (1041),
Caned (1087), Kaned (1091) ...
Candell (aldea del municipio de Caixás, Pyr. Or.): Canetellu (845) , Candello (872), Candel (1172) ... es un diminutivo del precedente.
Cánoa (municipio de Prada, Pyr. Or.) : Kanoas (843), Canoua (951), Canoa
(985, 1011, 1119) y Canoes (municipio, Pyr. Or) : Kanoas (1036),
Canous (1090), Canoas (1102, 1119), Canoes (1146, 1305, 1395) son
un mismo vocablo en singular y en plural. En cuanto a la situación,
recordemos lo que dice Pierre Vida! (Guide Historique des PyrénéesOrientales): «La route monte ensuite et contourne le gros promon-25733
[page-n-336]
8
E. GUITER
toire qui cache la vallée de la Castellane. Cette partie du territoire
s'appelle Canoues».
La parroquia andorrana de Canillo (Kanillaue en 839) está al pie del
Port d'Envalira (2.407 metros) que permite un paso difícil hacia el valle
del Ariege. La sílaba final puede ser be «bajo».
El municipio de Canavelles (Pyr. Or.) viene citado bajo la forma
Canauella en 847, 864, 868, 871, 874, 878, 958, etc ... Canavella también es
el nombre de un monte del municipio de Les Illes (Pyr. Or.); la segunda
parte de la palabra podría relacionarse con beltz «negro» : la situación
de los dos topónimos traería una justificación semántica.
La base karri (vasc. (h)arri «piedra») interviene en el nombre del
Carlit (2.921 m.) cima pedregosa (Pyr. Or.); de Carcolze (Castellnou de,
aldea del municipio de Aristot, Lérida: Karchobite (839) ; de Cara.many
(municipio, Pyr. Or.); de Caramat (Odello de, aldea del municipio de
Real, Pyr. Or.) : Odelonem de Cheroramatum (1011).
Las formas determinada karria o tematizada karriu han dado los
numerosos Quera, Queres, Quer, Quers (Kairum en 878, ipsa Caira en
936, Chera en 1168 ... ). Hay que añadir Valldequers (municipio de Prats
de Molló, Pyr. Or.) Dosquers (municipio, Gerona), Saquera (municipio
de Trevillac, Pyr. Or.), Queralbs (municipio, Gerona), Bolquera (municipio, Pyr. Or.), Querroig (municipio de Banyuls, Pyr. Or.).
Querol (aldea del municipio de Porta, Pyr. Or.) es un diminutivo
románico del precedente; el femenino, Queroles se encuentra en el municipio de Merens (Ariege).
La base bulu (vasc. buru «cabeza, cima») aparece en los sitios de
donde sale una grupa montafiosa:
Bolvir (municipio, Gerona) : Buluer (925), Vuluerri (937), Boluir (953),
Voluir (958), Buluir (985), Vuluin·i (1011), etc. se trata de un bul(u)berri-u con vocal final temática.
Bolquera (municipio, Pyr. Or.) : Bolcharia (876), Bolearía (937), Vulcaria
(965, 985, 1011), etc ... Viene de bul(u)-karri-a.
Bolós (municipio de Freixanet, Gerona) : Bolosso (979).
El Voló (en francés «Le Boulou», municipio, Pyr. Or.) Volono (926),
Volum (976), Volone (976), Volo (976, 1172, 1292), etc ...
El vascuence azpe «bajo la peña», tan frecuente en toponimia vasca,
se encuentra dos veces, quizá con el sufijo -iri:
Vallespir (comarca, Pyr. Or.): Valle Asperi (814, 833, 876, 925, 968,
1090), Valle Asperii (817), Vallespirii (965, 1090).
Espirá de Conflent (municipio, Pyr. Or.): Asperi (953, 974, 981), Aspirano (1003, 1009, 1011). La última forma será análoga de los topónimos en -anu, muy numerosos en el Conflent.
-258-
[page-n-337]
TOPONlMIA VASCA
9
IV
LOS SITIOS DEL «CAMINO»
El nombre vasco de camino, bide, desempeña un papel importante en
toponimia, sea como primer elemento de compuesto (tipo Bidegain «cumbre del caminO>>), sea como segundo (tipo Itu-rbide «Camino de la fuente»).
Nosotros lo encontramos con una dental intervocálica sorda, bite.
Es primer elemento en Biterri, que ha dado el nombre de la aldea de
Beders (municipio de Bellver, Lérida): Biteris (839), Beders (839, 890).
Baders (890); y también, mucho más al noreste, el de la importante
ciudad de Bézie1·s (Hérault). Una denominación de «pueblo del camino»
conviene perfectamente a B éziers, que sigue siendo un nudo de comunicaciones; pero también al humilde Beders situado en una encrucijada
de los caminos que tiran hacia Cerdaña, Baridán y Berguedán.
Bite es segundo elemento en Karkobite, Olorbite y Baiamite, este
último, resultado probi1.blc de la disimilación de un más antiguo *baiabite.
Ka1·chobite (839) se presenta como primera atestación de Castellnou
de Carcolze, ya citado a propósito de karri. El paso de Ka1·chobite a
Carcolze se explica muy bien fonéticamente con los intermediarios de
Charcoude (839) y Ca1·colde (964). Falsas regresiones de w implosiva a l
son cosas bastante frecuentes en catalán: malhabitu > malaut >
malalt; gabata > uauta > galta; Palatiu Dani > Palauda > Palaldá.;
etc ... Semánticamente (h)a'rrikobide «Camino de piedra» es un nombre
muy conveniente para un lugar situado entre el río Segre y las montañas
de Andorra, en un conjunto peñascoso imponente.
Olorbite (839) es la primera atestación de Olopte (aldea del municipio
de Isóbol, Gerona), mudado en Olorbde (s. XII) y en Olopde (1342).
La explicación de este vocablo es más difícil. Suerte que una evolución
de topónimo románico (Secundinianu > Segodiniano > Segdiniano >
Se'rdinyá) nos enseña que una r implosiva puede venir en representación
de una k antigua. Así podemos entender Olorbite como el equivalente de
un vasco moderno orokobide o orukobide.
Hemos dado más arriba las atestaciones y explicaciones relativas a
Baiamite, entendido como «Camino del río», sitio donde el Segre, pasado
Sallagosa, deja la dirección noreste, que seguía desde su fuente, y empieza
a correr hacia el sudeste.
X
X
X
Para no alargar demasiado el artículo, nos contentaremos con esta
exploración rápida y provisional de algunos campos semánticos que, lo
-259-
[page-n-338]
10
E. GUITER
creemos, quita toda duda en cuanto a la ocupación prerománica del país
por poblaciones bascófonas.
Pero resultaría difícil terminar sin recordar el nombre antiguo de
Elna (municipio, Pyr. Or.), el lliben·i de los autores latinos y griegos,
que seguramente habría dado un Elvir(a) más, si el capricho del empeI"ador Constantino no le hubiera impuesto el nombre de su madre, Helena;
aunque desaparecido hoy, su sola evocación pesa siempre más que todos
otras razones para manifestar la unidad lingüística de las viejas poblaciones pirenáicas.
-260-
[page-n-339]
JOSE APARICIO PEREZ
(Valencia)
Un interesante estudio sobre la Prehistoria Vasca
Una importante aportación al conocimiento de la Prehistoria Vasca
nos presenta el Dr. Apellaniz en un nuevo libro (1) que viene a llenar una
de tantas lagunas como nos encontramos en la Prehistoria de nuestro
país y en este caso no tanto por la falta de investigadores y de investigación, pues de todos es conocida la singular actividad desplegada por los
prehistoriadores vascos, los Barandiarán, Aranzadi, Eguren y por el grupo
actual: Altuna, I. Barandiarán, Nolte, Llanos, Fariña, Elosegui, López
Selles, Merino, San Martín y Vallespí; sino por la resistencia en aparecer
yacimientos con materiales abundantes que llenen las etapas entre el
Paleolítico y la Romanización.
Quizá esa resistencia fuese debida a la extraordinaria riqueza de los
yacimientos paleolíticos, que ha llevado, hasta hace poco, a su casi exclusiva investigación, a pesar de haberse tratado dichos aspectos. Con el
Catálogo que nos ofrece el Dr. Apellaniz tenemos una base objetiva sobre
la que reconstruir la trayectoria histórica de las poblaciones vascas y
a tal fin esperamos espectantes los restantes volúmenes que el autor nos
promete para un futuro inmediato.
En el que ha visto la luz, suplemento número 1 de 1973 de la revista
Munibe, nos ofrece un catálogo de las culturas prehistóricas con cerámica
de la población en cavernas del País Vasco Meridional, de los yacimientos
al aire libre, de los dólmenes y de los túmulos; en los restantes nos presentará la teoría explicativa de los materiales que cataloga aquí y donde
(1)
JUAN M.• APELLANIZ : «Corpus de materiales de las culturas prehistóricas
con cerámica de la población de cavernas del País Vasco meridional.» Munibe,
suplemento núm. l. San Sebastián, 1973, 366 págs. 1 mapa, 271 figuras y 17
fotografías.
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2
J. APARICIO
establece la presencia en el País Vasco de dos grupos: el de Santimamiñe
(ubicado en las montañas y la costa) y el de los Husos (en las llanadas
y valles meridionales) (2).
Este primero está estructurado sobre la base de una catalogación escueta y precisa de todos los materiales encontrados en los respectivos yacimientos, así como de sus estructuras, con el fin de facilitar a los estudiosos
la documentación existente de acuerdo con el siguiente esquema:
La primera parte se dedica a los yacimientos en cuevas, estudiándose
las de Vizcaya, Alava, Guipúzcoa y Navarra, cada una de las cuales se
numera y se le da el nombre tradicional, se precisa su localización y se
describe ampliamente, se narra la historia del yacimiento y se acompaña
una breve descripción estratigráfica de los niveles con cerámica; el
ajuar en piedra, metal, cerámica, concha y hueso se describe en ese
mismo orden y se acompaña su dibujo, añadiéndose los datos relativos
a la fauna si existe y ha sido estudiada y las posibles fechas de C14,
así como cualquier otro tipo de análisis que exista. Una relación bibliográfica completa los datos para cada yacimiento.
La parte segunda trata de las estaciones al aire libre, de los que
únicamente se conocen 19 y de los que se cita su ubicación, estratigrafía,
características y descripción de los materiales, así como la bibliografía
relativa al mismo.
La parte tercera es un catálogo de los dólmenes existente en las
mismas provincias que las cuevas y la cuarta el de los túmulos, siguiendo su estudio aproximadamente la misma pauta que la utilizada para las
cuevas; la parte quinta la forma una completísima y minuciosa bibliografía general.
El Catálogo en si es un trabajo denso y meticuloso, que junto a los
otros dos que lo completan sentarán bases firmes para la comprensión
de la Prehistoria vasca y para el establecimiento de las líneas fundamentales de su devenir histórico, tan intensamente estudiado para épocas anteriores por los prestigiosos arqueólogos vascos y que han hecho de la
misma una de las mejores conocidas de la Península.
Solo nos resta felicitar al autor y animarle por el camino emprendido.
(2)
Redactando este escrito llega a nuestras manos el tomo VII de lo¡: Estudios
de Arqueología Alavesa, editado en Vitoria en 1974, y donde el doctor Apellaniz estudia este grupo de los Husos (El grupo de los Husos durante la
prehistoria con cerámica en el País Vasco).
-262-
[page-n-341]
G. PEREIRA MENAUT
(Valencia)
Comentarios sobre la «Historia Social y Económica de
Capadocia en el siglo IV, según los padres capadocios»,
de R. Teja (Universidad de Salamanca, 1974)
Una lectura atenta del libro de Teja nos sitúa ante un extraordinario
trabajo de investigación, que hace surgir problemas cuya importancia
merece consideración detenida. No vamos a insistir aqui en la importancia del tratamiento que Teja hace de las fuentes de los padres capadocios, ya señalado por la recensión de L. G. Iglesias en el vol. 6 de
Zephyrus (1974), y antes por G. Alfoldy en su disertación sobre los
problemas de la definición de la sociedad romana, durante el 5Q aniversario del Laboratorio de Arqueología de la Universidad de Valencia, publicada en el vol. 11 de Papeles del Lab. de Arq. de Valencia. Ambas referencias hacen hincapié en el hecho de que R. Teja ha sido capaz de disponer de unas fuentes poco comprendidas y menos utilizadas, un cuerpo de
informaciones que ilustran de manera magistral sobre la historia social
y económica. Efectivamente, el libro es un modelo de método de trabajo,
y la sólida fundamentación de las conclusiones que poco a poco se van
haciendo, es no menos modélica acerca de la consistencia de los razonamientos que incumben al historiador. Teja se cuida muy bien, por ejemplo,
de caer en los frecuentes «nos permite suponer», que acaban transformándose en constataciones incuestionables, o asumidas como tales.
Nos interesa ahora hacer algunas reflexiones sobre ciertas cuestiones
de las tratadas por Teja, por lo que de significativo tienen para la historia
del Imperio, y, no en último lugar, también para las cada vez mayores
posibilidades de entender la naturaleza de una sociedad antigua. En una
palabra, por la importancia que tienen para el método.
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2
G. PEREIRA
Teja concluye, en pág. 208, que «Uno de los hechl)s más importantes
que esta visión histórica revela es que Capadocia disfrutaba en el siglo IV
de una brillante situación económica, en la que el inteJ>cambio comercial
era, al mismo tiempo, su causa y consecuencia más inmediata (... ) Esta
s1tuación es reveladora de las condiciones económicas privativas no sólo
de Capadocia, sino de toda la «pars Orientis» en esta época. A diferencia
de lo que con frecuencia se ha creído, basándose principalmente en fenómenos exclusivos de Occidente, el Bajo Imperio es en Oriente una época
de esplendor y de movida vida social».
Esta conclusión es resumen y exponente de dos aspectos que aquí
quisiéramos comentar, y que vienen a ser como la suma de las diferentes
componentes que Teja analiza. Es decir,
- la estructura de la propiedad y las formas de dependencia social
de las clases productoras.
- el dinero. Las circunstancias de la circulación del beneficio o excedente.
l. Teja ha visto con especial claridad cómo la extensión de los latifundios no es fenómeno que haya de ser en tendido desde una óptica restringida a las ambiciones de los possessores. Por el contrario, la extensión
del sistema de latifundios (y de las dimensiones de éstos) no se puede
entender al margen de las circunstancias económicas de la agricultura
en general, y especialmente de los pequeños campesinos, que eran absorbidos por los más poderosos, en su proceso de constante expansión.
Este problema no es nuevo en el panorama del Imperio, sino que tiene sus raíces bien ancladas en la época final de la República (en tanto
cuestión problemática para la producción social). Algunos autores han
querido mostrar que es una consecuencia lógica del sistema de producción esclavista, que requiere constantemente tierras nuevas, vírgenes,
capaces de rendir un beneficio que aquéllas agotadas por la explotación
intensiva con esclavos ya no pueden dar, siendo así una consecuencia
lógica del pretendido sistema esclavista, etc. (E. Ciccotti, por ejemplo).
Pero no vamos a entrar aquí en la discusión de la dinámica interna de
semejante «Sistema», al margen del objeto concreto del trabajo de Teja.
Sea como fuere, lo cierto es que la extensión de los latifundios en
el Bajo Imperio no puede estar desconectada de las condiciones económica!'\ imperantes, y entre éstas es principal la necesidad de subvenir a las
exigencias presentadas por el abusivo impuesto que era la iugatio-capitatio. Esto lo ha visto Teja con toda claridad, dando a las fuentes que
utiliza una orientación decididamente operativa. Que los latifundios privados crezcan a expensas de los imperiales y de los eclesiásticos, es, pues,
el corolario de una necesidad inapelable. Pero no es menos cierto que
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COMEN";;.\RIOS SOBRE HISTORIA DE CAPADOCIA
3
la misma necesidad que obliga a los possessores a extender sus propiedades, incapacita al pequeño propietario para soportar las cargas cada
vez mayores de los impuestos del Estado. Que la forma de expansión
sea la violencia o un pacto más o menos amistoso entre el gran propietario y el pequeño que le cede sus tierras a cambio de protección, es o
puede ser menos relevante: en definitiva, las razones del crecimiento
inexcusable de las grandes propiedades no son más que la necesidad de
mantener un tipo o tasa de beneficio, extraído de la tierra. Y este beneficio no es susceptible de ser aumentado sobre la base de la misma cantidad de tierra, cultivada cada vez en peores condiciones y cada vez menos capaz de producir (mantener) el mismo beneficio. El fenómeno no
es otro que el que, a lo largo de todo el Imperio, claramente desde el
final del siglo II, se transluce a través de la constante devaluación de
la moneda, es decir, la necesidad imperiosa de contar cada vez con más
dinero, con un beneficio anual más importante. Si las razones son tal
como las ha visto M. Grant en su «Roman Imperial Coinage», o si han
de ser buscadas también en otro sitio, puede no ser aquí de mucha importancia.
Interesa sobre todo tener en cuenta que la disminución de la tasa de
beneficio (extraído por el propietario) se debe no sólo al aumento de los
impuestos, sino al carácter complejo de la actividad económica, cuyo
deterioro parece casi siempre desligado de lo que, para el observador
normal, es fundamental para su funcionamiento. Y así resulta «inexplicable» (véanse, por ejemplo, los textos clásicos sobre la crisis del
siglo III). Las dificultades económicas producen, como es sabido, un
proceso de degradación general. La necesidad de elevar la tasa de beneficio puede no ser más que la de mantenerlo. Lo que no impide que
los possessoTes de cualquier ·época sean siempre los que menos sienten
su disminución: mirando a través de ellos puede ser imposible detectar
su existencia. Que esto es así, cualquiera puede testificarlo, en el momento presente.
De aquí se desprenden una serie de consecuencias claras que definen las formas de dependencia de las clases productoras. La exposición que hace Teja de las diferentes condiciones jurídicas de los humilioTes en el campo, nos permite ver que, a través de las noticias de los
padres capadocios, no se puede obtener una respuesta clara a la cuestión sobre la situación jurídica de las clases productoras en el campo.
¿Eran esclavos, colonos, o trabajadores independientes?
La respuesta, que las fuentes (Teja lo dice claramente) no permiten
dar, puede ser ensayada, aún a riesgo de permanecer como hipótesis de
trabajo, a partir de la estructura de la propiedad de la tierra, que conjuntamente con una forma determinada de explotación, necesita o im-265-
34
[page-n-344]
4
G. PEI'SIRA
plica una cierta forma de dependencia social (y la situación jurídica
correspondiente) de los productores. Columela lo dice muy claramente:
si las propiedades están lejos y el amo no puede supervisarlas directa"
mente lo más conveniente es darlas en arriendo (De re rust., I, 7, 5).
No se crea, por esto, que la estructura de la propiedad puede cambiar tan fácilmente como la forma de explotación. Al contrario, la historia del Imperio Romano es también la historia del cambio paulatino,
desde una explotación intensiva y directa, cuyos beneficios eran de la
sola competencia del propietario, a una forma de explotación fragmentada, cuyo principal exponente es el colonato, en el cual los beneficios
son inmediatamente responsabilidad del productor directo, y sólo después del propietario, quien soporta cómodamente, por así decirlo, la parte
de responsabilidad que le corresponde.
Este cambio está en relación directa con la necesidad de extraer, de
la tierra, un beneficio cada vez mayor. Pero no sólamente en cantidades absolutas, sino sobre todo en relación a los costos de producción,
que al crecer paulatinamente junto con la degradación económica del
Imperio, hacen que la actividad agraria sea cada vez menos productiva
(absentismo, abandono de tierras).
En consecuencia, si aducimos que una de las razones de extensión
de los latifundios es la imposibilidad de los propietarios menores para
hacer frente a las crecientes cargas impositivas, según Teja deja muy
bien dicho (ver, por ejemplo, nota 3 en pág. 47), no debe ser entendido
como que una tierra más pequeña rinde menos, en proporción directa,
que una gran extensión de tierras. Columela dice justamente lo contrario, De 're 1-ust., I, 3 9; si bien matiza que para ello la tierra pequeña ha de cultivarse en mejores condiciones. La tierra, bien trabajada,
rinde más o menos igual sea grande o pequeña (sobre todo en sociedades precapitalistas), excepto en ciertos casos de cultivos que permiten aprovechar la parte de tierra no utilizada, dando lugar a un
:mbproducto que tiene importancia cuando alcanza cierta cantidad. La
no rentabilidad de las pequeñas explotaciones hay que entenderla desde
una perspectiva histórica concreta, es decir, referida a las condiciones
bajo las cuales la producción tiene lugar. Si una gran explotación podía
r-;er rentable, es decir, más rentable, hay que entenderlo (desde la perspectiva aludida) como la capacidad que el propietario tenía de extraer,
de los productores directos, el montante necesario para hacer efectivos
sus impuestos y mantener un cierto beneficio. Pero, ¿a consta de qué?
Teja lo dice muy claramente (pág. 55). La consecuencia es la extensión del colonato y la clientela, que suenan ya a otro tipo de relaciones
sociales, cerca de aquellas que caracterizan a la sociedad señorial medieval. Ejemplo de excepción es el caso de los habitantes de una pequeña
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COMENTARIOS SOBRE HISTORIA DE CAPADOCIA
5
localidad, quienes «estaban en algún estado de sumisión a Simplicia,
quizá como colonos, pues de otro modo resulta imposible explicarse su
temor» (pág. 70). Otros testimonios aducidos por Teja pueden ser traídos aquí. Si la madre de Gregario Nacianceno, «a pesar de que distribuía
una gran cantidad de bienes entre los pobres y entre sus parientes menos afortunados, aumentó su hacienda de modo tal que parecía que no
practicaba la caridad ... » (pág. 48), cabe preguntarse en qué condiciones
se efectuaba semejante reparto de bienes: si significaba sólo una enajenación o si de ello se obtenía un determinado beneficio ...
Desde esta perspectiva, el problema de las formas de dependencia
social adquiere un matiz que hace pasar a segundo plano la determinación exacta del status jurídico. No es nada nuevo que en el siglo IV,
y aún antes, las palabras correspondientes han perdido su valor para el
análisis histórico, puesto que un colonus puede estar en condiciones
reales de dependencia mucho mayores de lo estipulado; cuando el servus
está cerca de ser definido como quasi-colonus; cuando la prohibición de
vender la tierra separada de los esclavos que la trabajan, aleja del amo
la primacía en la propiedad del esclavo, para dársela a la tierra a la
cual el esclavo queda adscrito, etc.
Podría entonces decirse que la estructura de la propiedad y el estado de la economía (formas de explotación) permiten afirmar que el
sistema de trabajo no pudo se1·, por así decirlo, el de esclavos, al menos
trabajando como tales.
Teja ve con extrañeza que las fuentes utilizadas no hagan mención
de esclavos trabajando en el campo. Y que solamente pueda encontrarse
una mención directa a la existencia de colonos. Sin duda es extraño, si
tenemos presente el amplio panorama social que estas fuentes nos procuran. Sin embargo, sin pretender que lo anterior sea explicativo de
este silencio, nos exige entenderlo en el marco de una agricultura cuyas formas de explotación y condiciones generales hacían inviable el
trabajo de los esclavos. A no ser que éstos, manteniendo su status jurídico, estuviesen en la situación correspondiente --en principio- a
arrendatarios y colonos. Desgraciadamente no se nos dice nada sobre
la naturaleza de la renta de la tierra, que sería aquí el exponente fundamental del estado de cosas que Teja plantea tan acertadamente. Renta
que no es la remuneración que los campesinos obtienen por su trabajo
(cfr. pág. 69), pues en tal caso no se trata de colonato, sino de trabajo
¿¡salariado. Al contrario, por renta habría que entender la parte del
producto final que el campesino entrega al propietario.
Esta renta, su forma y proporción (especie, dinero; % del producto
final) es la base del sistema de colonos, y explica la gran solución que
éste supuso en las crecientes dificultades económicas del Imperio. La
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6
G. PEREIRA
«responsabilidad» de la obtención del beneficio fue traspasada de los
propietarios a los cultivadores. Lo cual está en relación inmediata con
la transformación de la esclavitud y el esfuerzo de los propietarios por
interesar a sus esclavos, cada vez más, en la producción, tal como lo vio
G. Alfoldy («La manumisión de esclavos y la transformación de la esclavitud en el Imperio». PLAV, 9, 1973, pág. 99 y ss.).
Aunque los términos que aparecen en los documentos empleados por
Teja son ambiguos o inconcretos (pág. 67 y ss.), su exposición es suficiente para permitirnos constatar la dependencia real existente en las
clases productoras. De nuevo el ejemplo de Simplicia y los temerosos
habitantes de la localidad nos sirve de modelo.
Si bien puede argüirse que esta situación era la que lógicamente
se podía esperar en una sociedad del siglo IV, también lo es que la distinción entre diferentes formas de dependencia social es para el historiador de la mayor importancia, y especialmente en la parte oriental
del Imperio. Teja dice muy acertadamente que para los miembros de
los estratos sociales inferiores se dio en realidad un cambio de amo, pero
quizá no tanto un cambio de situación. Los romanos, es bien sabido, no
fueron muy partidiarios de innovar, siempre y cuando el estado de
cosas que se encontraban les fuese satisfactorio.
La sociedad helenística era, según H. Kreissig ( «Proprieté fonciére et
formes de dépendancc dans l'Helenisme Oriental». Colloque 1974 sur
l'Esclavage. Besan~on. Original mecanografiado) una forma de organización social de las caracterizables (más o menos justamente) como
formaciones sociales en las que el modo de producción dominante es el
normalmente llamado «asiático». Nada, pues, que tenga que ver con
el sistema llamado «esclavista», tan bien desarrollado por los romanos.
La propiedad de la tierra y la forma de dependencia social definen la
clara distinción entre una y otra formaciones sociales. Así, por ejemplo,
la diferencia entre un íEoú.Sot•i,o• (que Teja también menciona) y un esclavo romano, permiten a l. Biezunska-Malowist distinguir entre tipos
diferentes de esclavitud, no asimilables entre sí. ( «L'Esclavage dans l'Egypte greco-romaine». Actes du Colloque 1971 sur l'Esclavage. Besan~on,
París 1973, 81 y ss.).
Que no sea por esto entendido que en el libro de Teja se echa en
falta una formulación maximalista, como sería tratar de definir la sociedad capadocia en el siglo IV por medio de términos tales como «esclavista», «despótica», etc. Creo que Teja ha hecho muy bien en eludir
este falso compromiso u obligación de definir, ajustándose a fórmulas,
toda la complejidad de la organización social que su estudio permite
ver. Si bien estas definiciones pueden ser, llegado el caso, deseables,
no parece ser todavía el momento. Faltan muchas informaciones pre-268-
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COMENTARIOS SOBRE HISTORIA DE CAPADOCIA
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cisas (por ejemplo, formas reales de dependencia social, -¿en qué consiste en realidad el poder o dominación de Simplicia sobre los paisanos
en cuestión?-), sin que ésta sea la única razón.
La descripción que hace Teja de los humiliores en el campo, es decir,
de las agrarproduzentenklassen, es valiosísima para comprender cómo
la naturaleza propia de la sociedad helenística, siguiendo a H. Kreissig,
se continúa transformada sin duda, en su heredera, también en el Bajo
Imperio. La romanización de estas provincias tampoco fue, como es sabido, tan total como en otras zonas no urbanizadas, en las cuales la
organización social fue como trasplantada, aunque este proceso no llegase a consumarse hasta bien entrado el Imperio, por ejemplo si hablamos de la desaparición de las leges moresque de las comunidades
prerromanas. Pero lo más interesante aquí es la romanización de la organización de la producción, que es donde podemos encontrar las diferencias más netas. Obtenido el producto que se requería, los romanos
tampoco tuvieron especial interés en organizar la producción de un
modo exacto predeterminado. Así vemos cómo, en las diferentes regiones del Imperio, coexisten diferentes formas. La ausencia de esclavos
en gran parte de Africa (excepto en el servicio doméstico o en la administración) o en otras provincias romanizadas ya en época imperial,
puede ser ejemplificadora.
Muy interesantes son, también, las noticias que Teja menciona sobre la existencia de trabajo asalariado, de enorme relevancia para entender la estructura económica de la sociedad. Pero, desgraciadamente,
no podemos hacernos una idea de la importancia real, estadística, de
esta forma de producción. Coexistiría, con toda seguridad, con una amalgama de situaciones diferentes, como bien se deduce de la lectura del
libro de Teja (cap. III, V y VI, especialmente).
La abundancia de esclavos en el servicio doméstico, bien documentada, no requiere comentario. Es claro que no se contradice en absoluto
con lo que se ha expuesto, y no solamente en la parte oriental del Imperio. La esclavitud doméstica es la única que no pierde su función en
ningún momento del Imperio: puede decirse que, cambiando quizá su
nombre, se mantiene hasta épocas bien recientes, y desde luego todo
a lo largo de la Edad Media, por lo que hace a Occidente. Pero la esclavitud doméstica no es aquélla de la que pueda decirse que ejecuta la
mayor parte de la producción o la parte más significativa de ella ... capaz,
por tanto, de determinar una organización social.
La movilidad social, que podría extender nuestro conocimiento sobre la naturaleza de las formas de dependencia, no resulta suficientemente clara, como ya indica L. G. Iglesias en la recensión antes citada.
Sería de desear, especialmente, mayor exactitud en la utilización del
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8
G. PEREIRA
concepto, que, p¡·ocedente ele la Sociología, tiene en esta c:encia su definición clara {mobility = cambio de clase o status), y que no es nunca
el simple cambio de lugar de residencia o actividad ( = mobilization).
2. En la página 166, bajo el epígrafe «Banca», dice Teja:
«Frente a las constataciones de una amplia actividad bancaria y una
gran movilidad del dinero, nos encontramos con el hecho ya reseñado
de la tesaurización o enterramiento del dinero por parte de los ricos.
¿Cómo pueden explicarse estos dos fenómenos tan contradictorios en
apariencia? (... ) Entre las múltiples explicaciones que se podrían dar
a este fenómeno nos inclinamos por una que viene sugerida por una
constatación del mismo Basilio. Dice Basilio que él ha podido observar
personalmente en Alejandría que en esta ciudad se entregaba el dinero
a los banqueros para hacerlo fructificar ... (...). Sin embargo el hecho
de que Basilio, a pesar de haber conocido la mayor parte de la mitad
oriental del Imperio, sólo los hubiese observado en una ciudad de la
importancia comercial de Alejandría demuestra lo excepcional del hecho,
y como tal lo presenta él, por lo que tenemos que rechazar la práctica
de tales depósitos bancarios en Capadocia. Si esto era así se explica el
que los ;ú.oiolol terratenientes, poco dados a invertir su din ero en empr esas comerciales prefiriesen enterrarlo a falta de una banca que lo hiciese fructificar a base de intereses, o lo invirtiesen en metales preciosos o tierras como operaciones más seguras que tenían a su alcance».
En esta larga cita se contiene el punto de intersección de las diferentes líneas de producción-intercambio que componen un sistema económico, o si se prefiere, de los diferentes factores económicos que dan
lugar al estado real de la coyuntura. La tesaurización, como los tipos
de interés bancario o la forma de la renta de la tierra, es t ambién un
elemento complejo, que reúne todas las determinaciones que nacen de
la acción de los diferentes factores. Por esa razón puede ser entendida
como exponente del estado de la economía en un momento dado, y esto
aún cuando pueda haber otras indicaciones aparen temente contradictorias. Aparentemente, en efecto, porque nacen de la consabida falta de
perspectiva que los hombres de una época t ienen a la hor a de juzgar se
a sí mismos o a su época. Si los terratenientes de la época de P linio el joven hubiesen sido capaces de comprender por qué sus colonos (conductores) no eran capaces de pagar debidamente sus rentas en dinero habrían
cambiado a renta en especie, como hizo éste (Epist. IX, 37), en vez de
tomar desastrosas medidas, a todas luces perjudiciales para sus mismos
intereses.
Desde una perspectiva económica, las razones que propone Teja para
explicar la existencia del fenómeno de la tesaurización, admiten, creo,
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COMENTARIOS SOBRE HISTORIA DE CAPADOCIA
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algunas precisiones. En la base de la tesaurización, cuando su importancia rebasa las actitudes personales, existe siempre una crisis de tipo
económico y -claro está- social. Debe decirse, en principio, que la
tesaurización solamen te puede existir cuando las circunstancias no permiten pensar en nada mejor; cuando el dinero no puede, por bien que
se invierta, producir más riqueza que si se guarda. Y, cómo no, cuando
si no se guarda corre un grave riesgo de devaluarse. A esto puede objetarse que semejante perspectiva, aplicada a Capadocia o en general a la
sociedad antigua, !-;~ría una extrapolación infundada. Y no sin cierta
razón, porque vemos constantemente cómo aquellos que en los mejores
tiempos del Imperio consiguieron hacerse ricos, invirtieron sus ganancias en tierras, y no en el comercio o actividades artesanales, los cuales,
uno y otras, habían sido quizá la base de su riqueza. Pero no se trata
entonces de tesaurización, sino de una inversión efectiva, si bien no
dirigida a la esfera de mayor productividad (desde nuestra perspectiva,
también hay que decirlo).
Los testimonios aportados por Teja sobre la tesaurización son inequívocos, como aquellos referentes a la usura, en el mismo capítulo. Siendo
así, si no aceptamos que la tesaurización generalizada pueda realmente
coexistir con una gran actividad bancaria y una gran movilidad del dinero, la contradicción que Teja señala se hace todavía más patente.
No creo posible contestar a los anteriores argumentos, nacidos precisamente de discusiones con profesionales de la teoría económica, con
el fin de explicitar los aspectos o elementos operativos a la hora de estudiar una formación económica antigua. Es posible siempre descubrir
que tras la apariencia de un fenómeno se esconde en realidad · otro, menos claro. Pero los ricos capadocios enterraban precisamente oro, como
Teja hace bien patente. Es decir, el valor-tipo, menos susceptible a los
problemas coyunturales, no devaluable.
Lejos de aportar soluciones, estas precisiones agudizan todavía más
la contradicción que supone que una tesaurización generalizada coexista con una gran actividad bancaria. Parecen incluso negar categóricamente semejante posibilidad, cuyo estudio necesitaría, sin duda, muchos
mas materiales de los que los padres capadocios proporcionan al autor
del libro que comentamos.
Por otra parte, Teja trae a discusión muchos otros testimonios que
parecen contradecir aún más la tesaurización. Puede verse claramente
en el capítulo sobre los possessores (pág. 79 y ss.), donde leemos cómo
los ricos se servían de sus fortunas tan ampliamente como podían, sin
pensar, parece lícito decir, en posibles tiempos peores. No solamente se
hacían con extraordinarias villas, sino que import aban los bienes de lujo
más sofisticados, procedentes de lejanos países. Y esto parece ser tam-271-
[page-n-350]
10
G. PEREIRA
bién práctica extendida entre las clases afortunadas, las cuales compran
tierras, o las consiguen por otros medios, como queda dicho al hablar
de la constante extensión de los latifundios. La contradicción aparece
bien clara si pensamos que estos mismos ricos deberían ser los que enten·aban el oro.
Además, la inexistencia de una banca de inversiones no puede entenderse como un rasgo caracteriológico de la sociedad capadocia, ni de
ninguna otra. Si fuese verdaderamente necesaria, habría existido, con
toda probabilidad. Toda sociedad es capaz de disponer o crear cauces
(o «reglas de juego») adecuados para su actividad esencial, de la que no
puede renunciar. Véase, por ejemplo, las garantías de funcionamiento
del sistema de créditos, que Teja señala en pág. 166.
Las noticias sobre actividades bancarias, que Teja sitúa razonablemente, en contradicción con la tesaurización, podrían también ser matizadas si nos fijamos en que casi todas ellas se refieren a préstamos
usuarios, de los cuales «parece que la mayor parte (... ) eran préstamos
de consumo ... » (pág. 164). Obviamente, no es posible asimilar, sin más,
el crédito usuario a lo que normalmente entendemos por actividad bancaria. La usura, además, no solamente es connatural a todas las sociedades precapitalistas, sino que incluso puede ser puesta en relación
directa con las épocas económicamente menos pujantes.
¿Sería posible también que los padres capadocios exageren al hablar de la tesaurización? En cualquier caso, en fin, la coexistencia de
este fenómeno con los anteriormente señalados, toda vez que la contradicción que suponen adquiera una dimensión socialmente relevante, necesitaría una explicación más fundamentada que lo que estas fuentes,
cuya riqueza ha sido tan bien aprovechada por Teja, hacen posible.
-272-
[page-n-351]
J. DONAT ZOPO Y JOSE ANDREU TORREGROSA
(Valencia)
La cueva del Torter.o (Tous, Valencia)
1
INTRODUCCION
La Cueva del Tortero, sita en Tous, fue incorporada al conocimiento
de los espeleólogos con ocasión de los preparativos de la «l ASAMBLEA EsPELEOLÓGICA LEVANTINA», en cuyo programa de actividades fue incluida.
Su estudio monográfico pretende aumentar los conocimientos geológicos y cársticos de ese amplio cárst de mesa constituido por la comarca
de Tous-Millares, en la denominada Subregión Central o de Escudo, de
caracterizado tipismo, aunándose a otras monografías ya publicadas y en
estudio.
Junto con los autores han colaborado estrechamente los señores Antonio Fornes Martín, Rafael Cebrián Gimeno y Rafael Ferrer Novella;
a todos ellos nuestro agradecimiento.
1I
SITUACION
Sita la caverna en término municipal de Tous, se encuentra a unos
2 kms. al NE. de esta población y a algo más de 1 km. de la cueva del
Candil y ligeramente al SE. de la misma.
Su boca de acceso es de pequeñas proporciones y se encuentra situa-27335
[page-n-352]
2
J. DONAT Y J. ANDREU
da en mitad de una barrancada de las que posteriormente ongman la
Rambla de la Señora , próxima y al Sur del denominado Barranco del
Tío Miguel de Castelló.
Su posición geográfica aproximada es de 3°, 03', 10" de longitud
este y de 39°, 10' 05" de latitud norte.
Se puede llegar a la cavidad por la pista forestal del Campillo;
ésta se inicia en la carretera de Alberique a Tous, en su lado derecho
en el kilómetro 4 y cuando la carretera citada a bandona Jos llanos del Alto
de la Escala para iniciar el descenso del puerto a Tous.
Siguiendo la pista antes citada unos 3 kms. hasta alcanzar el frente
del Cerro del Castellet, que quedará a la izquierda, se podrá optar por
penetrar en el barranco que se abre a la derecha de la pista y que se
inicia con una paridera de ganado, y seguirlo aguas abajo hasta alcanzar la cueva del Tortero, sita sobre la mitad superior de la margen izquierda del barranco, o bien, caminar sobre la loma que bordea la citada margen izquierda del barranco y en su momento descender por la
ladera hasta la cavidad.
Como signo orientativo de la posición de la cueva del Tortero se
puede señalar que, ligeramente más abajo que ésta, en la margen derecha del barranco, existe otra caverna, de boca mucho más amplia y
forma arqueada.
Puede ser interesante realizar el itinerario por los dos sitios antes
indicados, es decir, por el fondo del barranco y por encima de la loma
que lo bordea, utilizando uno de ellos en el camino de ida y otro en el
de vuelta. Con ello se obtendrá una mejor visión del terreno.
111
GEOLOGIA COMARCAL
La comarca cárstica Tous-Millares se halla dividida en dos sectores por el río Júcar, importante accidente geográfico-tectónico, y
tm su mayor parte se halla ubicada en el interior de la Hoja núm. 746
(Llombay) del Mapa Topográfico Nacional, escala 1:50.000.
Esta a su vez forma parte de la región geológica denominada Ibérica o Celtibérica, en la zona considerada como subregión central de la
misma (área valenciana), que, a grandes rasgos, podemos separar en
dos subcomarcas principales, la de Millares y la de Caroig.
La subcomarca de Millares, de la que nos estamos ocupando, está
definida por unos límites tectónicos claros y acusados, fosas de Cortes
de Pallás, Fosa de Dos Aguas, los Caballones, Canal de Navarrés y Ram-274 -
[page-n-353]
CUEVA DEL TORTEWJ
3
bla de Murell, con unas zonas marginales que, si bien dentro de un estricto límite geográfico escaparían de su dominio, su inmediata proximidad y analogía nos induce a incorporarlas a nuestro estudio. Tal es
el caso del área de Tous y aledaños.
Cársticamente Tous y Millares forman dos unidades independientes,
pero sus similitudes, sus problemas, Gon tan comunes, que su estudio
puede perfectamente correlacionarse. Ambas forman parte de un superficial pero potente cárst de mesa, afectado en el campo hidrológico por
movimientos epirogénicos modernos, al parecer y especialmente en las
zonas costeras todavía no bien dilucidados, pero que respecto al interior
podemos, en algunos puntos, concretar de la siguiente forma: elevación
del terreno, modernidad del movimiento -tobas calcáreas cortadas por
el mismo-, alteración de los cauces hidrológicos subterráneos, rápido
~.bismamiento de las aguas -formas incipientes de penetración en cavernas de tipo surgente.
El profesor Brinkmann, que fue uno de los primeros en realizar un
importante trabajo de conjunto sobre la provincia de Valencia, en 1929,
al confeccionar su Mapa Geológico de la misma, sitúo a la enorme masa
cretácea del macizo del Caroig --denominación con la que por extensión se abarcan tanto la propia del Caroig, como la de Millares, la de
Tous, y aun otras limítrofes- dentro del Emscheriense inferior-Albense superior. Posteriormente Darder Pericás la englobaba bajo la denominación genérica de Cretáceo superior. Lo cierto es que dificultades
de penetración en la zona y tal vez no ser interesante para los fines
perseguidos en sus respectivos trabajos, motivaron que no se definiese
su estratigrafía en forma un poco más precisa. Más tarde, Dupuy de
LOme, marca nítidamente esta diferenciación y viene a señalarnos como
la cobertura superior parece hoy hallarse constituida por el Senonense,
del que no quedan más que retazos aislados. En torno y debajo del an~
terior aflora el Santonense, dominando la meseta central de Millares.
Envolviendo a este último irán apareciendo el Coniacense, el Turonense
y el Cenomanense y conforme se avanza hacia el Sur, hacia la Canal de
Navarrés, se pasa al Eocretáceo con el Albense y el Aptense.
En conjunto se puede señalar que el área geográfica se encuentra
dominada por el cretáceo y que como consecuencia de la posición tabular de su estratigrafía, la erosión, conforme avanza en profundidad, va
haciendo aparecer niveles cretáceos cada vez más antiguos.
En las Hojas 1:50.000 del Mapa Geológico Nacional a la cueva del
Candil se le asigna estratigrafía turonense y a la del Tortero coniacense.
En este punto nos agradaría realizar una precisión propia. N uestro
criterio es que las Lomas Cotillas (Cueva del Candil) y la loma de la
Cueva del Tortero responden a un mismo horizonte estratigráfico y que,
-275-
[page-n-354]
4
J. DONAT Y J. Al\'DREU
~plicando
los criterios diferenciadores de Dupuy de LOme, fijaríamos en
la transición entre ambos. Para ello nos basamos en características no
paleontológicas, es decir, exclusivamente en la litología del terreno. Señalemos entre otros indicios la típica erosión del turonense valenciano,
la formación de la «terra rossa», la ausencia de las margas amarillentas del Coniacense y la presencia, en cambio, de los bancos de calizas,
grises al exterior y blanquecinas en fractura, que marcan el tránsito
Turonense-Coniacense y que aparecen en los procesos elásticos de la
Cueva del Candil.
La estratificación es horizontal, salvo ligeras inflexiones, y no parece, por tanto, estar afectada por la proximidad de la Cúpula del Puntal
del Aire.
La pequeña loma de la cueva del Tortero está recubierta de matoxrales de monte bajo. Entre ellos se puede observar la presencia de
~mplias planchas calizas, cuarteadas, erosionadas y acarriladas, sin llegar a convertirse en un verdadero lapiaz. Notamos la ausencia de la
diaclasación norte-sur que aparece en las proximidades del Candil,
sospechando que ello es debido a la mayo1· distancia al barranco del
Castellet.
IV
ESPELEOGRAFIA METRICA Y MORFOLOGICA
Complementando la descripción gráfica ofrecida por la topografía
y fotografías de la caverna vamos a realizar, en forma esquemática,
la descripción de su interior.
Para ello, para su mejor comprensión, y partiendo de unidades o
sectores de caverna fácilmente identificables, vamos a dividirla en los
siguientes tramos:
Longitud
1)
2)
3)
4)
5)
6)
7)
Vestíbulo
Pequeño laberinto
Recámara
Salón principal
Sala Honda
Sala del Goorg
Galería Honda
34 metros
31 »
3 »
26
9
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35
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»
»
Total de itinerario 141
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J. DONAT Y J. AXDREU
Estos 141 metros de itinerario se convierten en 89 metros en desarrollo directo, es decir, tránsito boca-término cavidad, y en 73 metros
.como distancia o itinerario ideal, tomado en recta ideal de boca de caverna a término de la misma, y según ángulo orientada a N. 82° E.
1) V estíbulo.-La boca de la cueva, baja de techos y forma alargada, inicia este sector. Se inicia con tan escasa elevación de bóveda
que es preciso reptar en los primeros momentos. Tiene marcado carácter descendente, lo que le permite ir logrando mayor elevación de bóveda.
El piso o suelo, en su primer tramo, aparece recubierto de materiales
alóctonos. La galería ensancha sus dimensiones y al alcanzar su segunda mitad pierde la adustez de la primera y va adquiriendo belleza. Se
aprecian claros e importantes desplomes de bóveda, recubiertos de antiguo manto estalagmítico. A su término aparecen gourgs, las paredes,
especialmente el lado izquierdo, se recubre de vistosas y gruesas formaciones y en uno de los laterales se mantiene erguida una vistosa estalagmita de caudal. La bóveda en este sector aparece ya manifiestamente
horizontal. El frente se cierra con un grueso muro de formaciones y en
el que se inicia el sector 3) Recámara.
2) P.equefw labe1·into.-Se accede al mismo por un pequeño orificio
sito en el vestíbulo, aproximadamente a mitad de su recorrido, a la izquierda y entre algunas formaciones. Tiene marcado carácter descendente y forma una pequeña serie de estancias en seudo anárquica disposición. Muestra en sus paredes un avanzado proceso reconstructivo.
3) Recámara.-Se inicia en el muro que cierra el frente del vestíbulo y se alcanza tras fácil escalada entre las formaciones y un corto
reptar entre una abertura de las mismas. Está constituida por una pequeña estancia de unos 3 metros de longitud, con abundante recubrimiento parietal y columnar. Por otro estrecho y dificultoso paso da acceso
al Salón principal.
4) Salón p1·incipal.-Consta de dos tramos. El primero, horizontal,
con profusión de material elástico, en importan te y ordenado desplome,
bóveda horizontal e importante proceso reconstructivo. El segundo tramo tiene marcado carácter descendente, lo cual se efectúa entre bloques
elásticos y coladas, prodigándose además en el mismo bellísimas e interesantes formas reconstructivas. Desde este salón se pasa independientemente una de otra a las tres estancias restantes de la caverna, las
Salas Honda y del Gourg y la Galería Honda.
-278-
[page-n-357]
CUEVA DEL TORTERO
7
5) Sala Honda.-Se alcanza por el sector izquierdo del Salón principal, todavía en su fase descendente. Se puede decir que no tiene vía
formal de acceso y se llega a la misma descendiendo entre las coladas.
Posee formas reconstructivas de gran belleza y variedad, recubriendo
prácticamente techo y paredes, así como el suelo, cementado por un
grueso manto estalagmítico. Prolongación de la Sala Honda es la Galería Honda.
6) Sala de Gour·g.-Es una pequeña estancia sita al término del
Salón principal y a la que se penetra por un «pórtico» de formas reconstructivas. Cierra la estancia un grueso y vistoso muro de coladas y formas columnares. El piso, formada por una gruesa capa estalagmitica, se
ha hundido en su centro y en su interior se ha formado un embalse de
agua, origen de la denominación de la estancia.
7) Galer-'w. Honda.-Aparece al término del Salón principal, a su
izquierda y descendiendo por los huecos entre las coladas. Muestra gran
importancia reconstructiva, con formas variadas y potentes o delicadas
en extremos. Al fondo de la misma aparece la roca original de la montaña con muestras erosivas muy desarrolladas.
V
MORFOLOGIA Y RECONSTRUCCION
La estudiaremos separadamente en:
a)
b)
e)
Suelo de la caverna.
Bóveda o techos.
Paredes.
a) Suelo de la caverna.-Se halla tan enmascarado a lo largo de
toda su extensión que difícilmente puede ser sometido a examen. El volumen y variedad de los recubrimientos es notable y puede dividirse en
tres grandes grupos:
1) Sedimentos alóctonos.
2) Materiales elásticos.
3) Procesos litogénicos.
Los sedimentos alóctonos aparecen, a nuestra vista, en el primer
sector de la cavidad -vestíbulo-. Son materiales procedentes del exterior, consecuencia del arrastre de las aguas superficiales y carecen de
particular interés.
-279-
[page-n-358]
J. DONAT Y J. ANDREU
Los procesos elásticos han sido comentados aparte y a grandes rasgos. Particularizando algo más en ellos podemos señalar que, aún en
las zonas de deposición más irregular, parece adivinarse una acción
elástica diversificada en el tiempo y actuando por separado por líneas
de estratos, aproximando en forma paulatina la caverna a la superficie del terreno.
·~
Fig. 2.-Cortes transversales
Existen sobre el suelo grandes masas de estratos fragmentadas, anárquicamente depositadas y cementadas fuertemente por los procesos de
estalagmitización, levantándose sobre ellos potentes formas reconstructivas. De . todo ello se deduce que los aportes hídricos que recibía la
cueva, marginalmente a su función de sumidero, eran muy elevados.
Las formas reconstructivas que se apoyan en el suelo alcanzan una
gran variedad. Entre ellas cabe destacar los mantos calizos, que unas
-280-
[page-n-359]
CUEVA DEL TORTERO
9
veces recubriendo y cernen tan do los bloques elásticos y adaptándose a
las irregularidades de su forma y deposición y otras en límpidas y tersas
coladas logran una gran envergadura.
Las formas estalagmíticas son espectaculares por su belleza, diversidad de formas y potencia. Unas veces aparecen limpiamente definidas
y aisladas, otras en forma de conjuntos, algunas vinculadas a bóveda o
paredes; formas acusadas y perfiladas como las estalagmitas en palmera
Fig. 3.-Corte transvarsal. saliendo de la caverna
o pagoditas, más desdibujadas como las mixtas; en extrañas o desfiguradas coalescencias, etc. Con frecuencia alineaciones de las mismas nos
señalan sistemas de cliaclasación en bóveda.
Hemos podido observar también la presencia de formas reconstructivas con ejes de crecimiento aparentemente anómalos. Esto se debe a
varias causas; normalmente son alteraciones sufridas en cuanto a su
posición en el espacio y por causas mecánicas. Desplomes de bóveda con
formas reconstructivas ya iniciadas, bloques basculados, estalagmitas
rotas y cementadas de nuevo en raras posiciones, efectos de la subsidencia, etc.
También aparecen algunos gourgs, sin que esta forma sea notable
por su desarrollo o abundancia.
b) Bóveda o techos.-Del mismo penden abundantes estalactitas de
bellas y variadas formas. Aparecen en gran número nacidas al amparo
de aportes hídricos verificados a través de planos de diaclasación, entre
-281-
36
[page-n-360]
10
J . DONAT Y J . ANDREU
las cuales se pueden señalar coladas, climáticas, mixtas y finalmente
su derivación actual a macarrónicas o de caudal.
Se señalan también importantes formas de despegue, originadas por
aportes hídricos laterales y extrañas formas coalescentes, de superior
a inferior y con irregular morfología.
Las estalactitas de caudal o macarrónicas, como antes hemos señalado aparecen como solución de continuidad de otras formas y también,
en gran número, pendiendo de las planchas lisas de la bóveda y denun-
Fig. 4.-Acción de la solifluxión (dinámica) y de la bóveda (estática) en la destrucción
de procesos reconstructivos (estalagmíticos)
ciando que, tras los últimos procesos elásticos, los más modernos, el
proceso reconstructivo de la bóveda se hallaba en fase de «caudal».
Las formas columnares -bóveda, suelo--, son también muy abundantes y en algunos puntos, por coalescencia, han derivado a muros y
coladas.
e) Pat·edes.-Participan de las formas observadas en la bóveda o
techos, tanto más cuanto éstas son de difícil separación de las anteriores. Sobre las mismas se apoyan coladas, formas columnares, estalactitas, etc., todo basado en las grandes aportaciones hídricas verificadas a través de los planos de estratificación, con coalescencias morfológicas entre las formaciones iniciadas a nivel de un plano de estratificación y las originadas por los inferiores.
VI
PROCESOS CLASTICOS
Son muy abundantes y se han desarrollado practicamente a todo lo
largo de la caverna. Morfológicamente son bastante antiguos, ya que
sobre ellos se ha depositado una potente capa estalagmítica, así como
grandes y numerosas estalagmitas.
-282-
[page-n-361]
CUEVA DEL TORTERO
11
Se puede observar que estos bloques elásticos se han depositado
bajo dos formas distintas:
a) Grandes fragmentos concordantes con la bóveda, tanto en su
lugar de deposición como en la horizontalidad de la superficie de unos
y otra. Suelen presentar un recubrimiento estalagmítico muy inferior
al del resto de bloques elásticos. El choque con el piso de la caverna ha
fracturado nuevamente estas grandes masas y los bloques resultantes
guardan también concordancia entre ellos. Parecen responder a procesos mecanoclásticos.
b) Fragmentos de formas y tamaños más variados, caóticamente
distribuidos en grandes amontonamientos. Se hallan recubiertos por gruesas capas de manto estalagmítico y sobre ellos se levantan grandes y vistosas estalagmitas. Se obtiene de los mismo la sensación de haberse
formado en diversos períodos. En los lugares en que aparecen estas masas la bóveda no muestra tan acusadamente la presencia de «planchas»
calizas como en los anteriores. Los mantos estalagmíticos los cementan
entre sí y forman un bloque muy compacto y unido.
VII
SOLIFLUCCION Y SUBSIDENCIA
Este fenómeno, tan general en las cavernas, aparece también en la
que venimos comentando. Su acción se puede comprobar en varios lugares, pero especialmente en uno de ellos, en el Salón principal, donde se
le puede apreciar con un efecto notablemente didáctico.
En efecto, el caos de bloques originado por los desprendimientos de
la bóveda, recubierto por una capa estalagmítica, bien por su propio
peso, bien porque exista debajo de ellos materia lubricante, se desliza
lateralmente y aprovechando el desnivel de la cavidad. Una gruesa estalagmita crece sobre un punto determinado de dicho manto y alcanza
una notable elevación. Como consecuencia de esta soliflucción la estalagmita ha avanzado también lateralmente y entonces ha efectuado contacto con la bóveda y en un rebaje de esta, ocasionado por la presencia
de un escalón residual de los procesos elásticos. Entonces lo que primero
era una separación, estalagmita-bóveda, posteriormente se convirtió en
contacto y actualmente en presión, pues mientras la parte superior de la
formación se encuentra detenida, la inferior o base continúa tirando en
su progresión deslizante. Entonces se ha producido en la misma base
-283-
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1;¿
J. DONAT Y J. A!''IDREU
de la formación primero un agrietamiento, después una franca abertura
y el eje de la estalagmita ha perdido su verticalidad absoluta, sin que
el proceso reconstructi vo, rellenando la abertura, pueda competir con
la acción destructiva, en este caso, de la soliflucción.
También, a través de las formas reconstructivas, se puede apreciar
la existencia de fenómenos de subsidencia. Especialmente por el examen
de formas columnares y sus anomalías morfológicas, si bien muchas
de e1las se prestan a confusión por la unión de dos formas estalactíticas,
sobre una misma vertical y originadas a distintos niveles.
Un curioso fenómeno se observa en una gran columna, semidesplomada, apoyada contra una de las paredes de la caverna, soldada posteriormente a la misma y sobre la que se han formado nuevas formas estalactíticas. Todo ello crea una confusión de ejes extraordinaria.
VIII
GENES/S Y EVOLUCION DE LA CAVERNA
Analizando aisladamente a la cavidad, es decir, marginalmente a la
zona en que se halla ubicada, nos encontramos que ésta, de por sí,
constituye el talweg hipógeo, hoy abandonado, superado en profundidad,
de un antiguo sumidero y en el que los aportes hídricos procedentes
del exterior actuaron principalmente a través de los planos de estratificación.
Posteriormente a esta función recibió importantes aportes hídricos,
los cuales se manifestaron en potentes y bellas formas diseminadas por
todo el espacio apto de la caverna. Esta acción reconstructiva fue alternada con otras de hundimientos de bóveda, hasta alcanzar el enmascaramiento total de las formas primitivas, tal y conforme hoy se encuentra.
El proceso reconstructivo fue tan elevado que llegó a la obturación
total de la cavidad, lugar denominado el Ventanal, separación del Vestíbulo y la Recámara, y casi a otra del mismo tipo entre la citada Recámara y el Salón principal.
Hoy mismo, el examen morfológico y el alto grado de humedad de
que disfruta la cavidad nos hace suponer que el proceso reconstructivo
todavía no ha cesado.
En relación con el factor hidrológico creemos son válidas para esta
cavidad todas las conclusiones que en su día obtuvimos para la inmefliata vecina del Candil y que podemos resumir de la siguiente forma:
Como consecuencia de ajustes geodinámicos la provincia de Valencia
sufre movimientos oscilatorios de hundimiento y elevación. Claro es
-284-
[page-n-363]
CUI::VA DEL TORTERO
13
que estos, cuanto mayor sea su modernidad, serán tanto más apreciables
así, por consideraciones de tipo hidrológico se ha podido determinar la
existencia de uno de ellos, geológicamente actual y cuyo resultado es la
elevación de la meseta y el hundimiento de los cauces hídricos. Hundimiento relativo, toda vez que podemos considerar que estos buscan siempre la misma línea de equilibrio y que la consideración práctica de este
hundimiento es el aumento de desnivel existente entre la superficie de
las partes elevadas y el fondo de los cauces.
El resultado ha sido una modificación total y absoluta del aparato
cárstico. En efecto, muchas de las cavidades estudiadas, de génesis alóctona, al profundizarse los cauces epígeos de alimentación, dejaron de recibir sus aguas, quedando actualmente colgadas a gran elevación sobre
los citados cauces y a resultas de su propia alimentación hídrica, obtenida a través de las filtraciones de su cobertura y de su cuenca, con el
planteo entonces, vivo y real, de si la cavidad, en su función autóctona,
se encuentra alojada o no en el lugar más indicado para proseguir su
desarrollo. La segunda parte de este problema es que gran número de
las cavernas de este típico cárst valenciano están muy próximas a la
superficie y, en consecuencia, la profundización de las formas epígeas de
conducción hídrica multiparte el área superficial de posible captación
hídrica lo suficientemente para que la misma disminuya su capacidad
como consecuencia de la topografía de los cauces.
Nos encontramos, pues, ante un fenómeno de tipo geológico que,
combinado con las variaciones climatológicas, disminución de precipitaciones, hace que probablemente la acción cárstica en busca de nuevos
cauces se realice en forma lenta y dificultosa y de ahí la falta de cavidades
a niveles modernos.
y
IX
QUIROPTEROS
En el transcurso de las diversas visitas realizadas a la Cueva del
Tortero para la consecución de estas notas, se pudo comprobar la existencia, en épocas invernales, de colonias de quirópteros.
En la efectuada el 5 de abril de 1970 se capturaron varios ejemplares
de éstos, siendo clasificados como murciélagos de herradura, es decir, de
la famila de los rinolófidos, pertenecientes a la especie de los Rhinolophus
euryCLle. Tres ejemplares remitidos al doctor Balcells, del Centro Pirenáico de Biología Experimental, confirmaron la primera determinación,
estando constituido el pequeño grupo por un macho y dos hembras.
-285-
[page-n-364]
14
J . 00:-\A'f Y J. AXDREU
La captura se realizó a unos 50 metros de la boca de acceso a la caverna, en zona muy húmeda, tanto en paredes, techo y suelo, como en
el ambiente, con pequeños «gourgs» de umbral estalagmítico en sus inmediaciones. El ambiente era completamente cálido y muy aislado de las
variaciones térmicas del exterior por barreras estalagmíticas.
Los ejemplares recogidos, junto con otros, pendían de la bóveda, a
unos dos metros del suelo y formaban un grupo de ejemplares sueltos
y aletargados.
Ligeramente más al interior, también pendiendo de la bóveda, a unos
tres o cuatro metros del suelo, existía una colonia mucho más numerosa
e integrada, igualmente, por ejemplares sueltos. El número de los congregados era de unos cuarenta y su estado de semiletargo.
En la comarca de Tous-Millares se habían capturado con anterioridad ejemplares de esta especie, asociada con el Rhinolophus fet·rumequinum, en la sima del Campillo. En la vecina cueva del Candil, las capturas permitieron determinar al Rhinolophus ferrum-equinum y al Myotis
natte1·eri, y ya más al Oeste, en la Cova de les Dones, el Miniopterus schereibersi.
Tenemos la seguridad de que, conforme se prosigan las exploraciones
por el interior de esta meseta caliza, se aumentará el número de especies
refugiadas en la misma.
X
RESUMEN
La Cueva del Tortero constituye el talweg, hoy abandonado, de un
sumidero de cierta importancia, desarrollado en un cárst de mesa, en caJizas cretáceas, subregión central valenciana, dentro del área celtibérica,
en su transición con la Prebética.
Consecuencia de las variaciones tectónicas de la zona ha sido la modificación de la red hidrográfica subterránea, con el abandono de las formas cársticas ya evolucionadas y abismamiento de las captaciones hídricas.
La alternancia de las manifestaciones elásticas y reconstructivas, así
como el alto grado de desarrollo alcanzado, muestran una cavidad postgenéticamente muy evolucionada.
-286-
[page-n-365]
CUEVA DEL TORTERO
15
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DONAT y ANDREU .-Cueva del Tortero
1 .-lomall Cotillas.
2..-Boca de acceso a la cueva.
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1.- EI vestíbulo.
2.-EI vestíbulo, frente al Muro de la Ventana.
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1.-EI ventanal.
2.-Antecámara.
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2.-Coladas en la Sala del Gourg y formaciones subsidentes.
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INDICE DE MATERIAS
Abedul: 10 y 11.
Abrigos rupestres: Véase "Cuevas".
Absentismo: 266.
Acanaladur:as: Véase "Decoración acanalada".
Acanto: Véase "Hojas de Acanto".
Acrópolis: 125.
Achelense: 18.
Adadig, topónimo: 255.
Adesig, topónimo: 255.
Adolescentes alados, representación de: 222.
Adormidera: Véase "Cápsulas de adormidera".
Adorno: 129, 134 a 136, 139, 165, 179, 220, 222 y 226.
Afiladoras: 181.
Agallonado: Véase "Decoración de gallones".
Agogiam, topónimo: Véase "Vallem Agogiam".
Agricultura: 128, 164, 171 , 216, 248, 264, 266 y 267.
Aguja, topónimo: Véase "Sant Aniol d'Aguja".
Agujas: Véase "Alfileres".
Ajuares: 262;
funerarios: 126 a 131 y 133 a 137.
Albense: 275.
Alfabeto ibérico: 81.
Alfareros: 185, 186, 232, 234, 247 y 248.
Alfares: Véase "Taller de cerámica".
Alfileres: 139.
Algarrobo: 171 , 182 y 186.
Alimentación: 9.
Alisadores: Véase "Afiladoras".
Aliso: 11.
AI·Kanisa, topónimo: 155.
Almenas: Véase "Fortificaciones" .
Alóbroges, pueblos: 243 y 247.
Altamirense: 34.
alteru: Véase "altre".
allre, palabra catalana: 253.
Allerod, interestadio climático: 20.
Amaíturra, topónimo: 256.
Ameturra, topónimo: 256.
Ana ( h) uga, topónimo: 255.
Ana ( h) ugia, topánimo: 255.
Análisis: 9, 10, 14, 16, 17, 19, 20, 22, 83 a 95 y 262; - - - - ceramológicos: 83 a 95;
- - - - pollnicos: 9;
qulmicos: 90 y 92 a 94;
radiocarbó·
nicos: 9, 14, 16, 17, 19, 20, 22 y 262;
sedimentológicos: 9 y 10.
anate: Véase "ate".
Anauia, topónimo: 255.
Ancoras, motivo decorativo: 227.
Andorra, topónimo: 256.
Anfibios: 9.
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Anforas: 75, 77, 91, 166, 181, 182 y 184 a 186.
Anforitas: 77.
Anillas de hierro: 127, 128 y 130.
Anillos de metal: 55, 61 y 135.
Animales: Véase "Decoración zoomorfa" y "Fauna".
Anteneanderta lenses, hombres: Véase "Preneandertalenses",
Antropofagia: 11 .
Antropología: 9 , 11, 13, 15, 21 a 35, 37 a 46 y 207.
Antropomorfos, motivos decorativos: 65 a 68, 222, 224, 226 y 227.
Apolo, representaciones de: 65 a 68;
Delphníos: 67;
de lamboli, 67;
de Pérgamo: 67;
Liceo: 67;
de Pi nedo: 65 a 68;
recostado: 67,
sedente: 67 y 68.
Aptense, facies geológica: 275.
Arabe: 166 y 167.
Aras: 230 y 240.
Araur, topónimo: 256.
Arbol de la vida: 134.
Arcaísmo: 133.
Arcillas: 74, 85 a 87, 89 a 92, 100, 103 y 105 a 107; - - - - ferruginosas: 87 y 89.
Arcos romanos : 237.
Arcy, interestadio climático: 19.
Aregiae, topónimo, hoy Ari ége: 254.
Arenas: 10, 18 y 21.
Arenisca, objetos de: 55, 77, 173, 177 y 178.
Ares Ludovici: 67 y 68.
Aretina, cerámica: Véase "Cerámica".
Argárica, cultura: 56 a 58 y 61 .
Arieja, topónimo, hoy Ariége: 254.
Armas: 121, 122, 127, 128, 130, 133, 136, 137 y 208.
Aros: Véase "Anillas" y "Anillos" .
Arquerías, motivo decorativo: 222.
Arquitectura: Véase "Construcciones".
Arrendamientos romanos: 266 y 267.
Arte: 66 y 159.
Asas: 50, 51, 74, 77, 78, 91, 99 a 102, 106, 108, 116, 117, 126 y 173 a 177; - - - d e
cerámica: 50, 51, 77, 78, 91, 99 a 102, 106, 108, 116, 117, 126, 174 y 175;
de nudo: 100 a 102;
de pezón: 50, 51, 174 y 175;
de vidrio: 74.
Asentamiento humano: Véase " Poblamiento".
Asnos: 11 y 73.
Asperi, topónimo: 258; véase "Valle Asperi".
Asperii, topónimo: Véase " Valle Asperii " .
Aspirano, topónimo: 258.
assaig, palabra catalana: 253.
Astrágalos: 76.
Atalajes: 127, 128, 130 y 133.
ate, palabra vasca: 254.
Ateriense, cultura: 14.
Atica, cerámica: Véase "Cerámica".
Atlántico, período climático: 20.
Augures: 234.
Auriñaciense, cultura: 17 a 19, 34 y 39.
Avellano: 11.
Aves: 9, 11, 72, 73 y 80; - - - - , motivo decorativo: 72, 73 y 80.
azpe, palabra vasca: 258.
Azuelas de piedra pulida: 162 y 173.
Baders, topónimo: 259.
, nomen: 246.
Baebia, gens: 246;
Bages, topónimo: 257.
Bagur, topónimo: Véase "Segur".
baia, palabra vasca: 257.
baiabite, palabras vasca: 259.
Baiamde, topónimo: 257.
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Baiamite, topónimo: 256, 257 y 259.
Baianda, topónimo: 257.
Baiande, topónimo: 257.
Baias, topónimo: 257.
Baigorri, topónimo: 256.
Baigur, topónimo: 256.
baixar, palabra catalana: 253.
Bajanda, topónimo: 257.
Bajande, topónimo: 256 y 257.
bajar: Véase "baixar" .
bajo: Véase " be".
Bajo Imperio: 263 a 272 .
Banca: 270 a 272.
Bandas, motivo decorativo: 78.
Baquetones: 222.
Bárbaros, pueblos: 140.
Barbotina: Véase "Decoración a la barbotina".
Bargogia, topónimo: 255.
Barguia, topónimo: 255.
Barguja, topónimo: 255 y 257.
Bar.nlz negro: Véase "Cerámica".
Basas: 234.
Basilica : 67 y 69;
de Elche; 69 ;
subterránea: 67.
basiu : Véase "bes".
bassiare: Véase "baixar" .
Bayanda, topónimo: 257.
Bayande, topónimo: 257.
baysu : Véase "bes".
be, palabra vasca: 258.
Beders, topónimo: 259.
B~:,gur , topónimo: 256.
beltz, palabra vasca: 258.
berri, adjetivo vasco: 252.
bes, palabra catalana: 253.
Beviá, antropónimo: 246.
Beziers, topónimo: 259.
Bichas: Véase "Escultura".
bide. palabra vasca: 257 y 259 .
Bidegain, topónimo: 259.
Bigur, topónimo : 256.
Biotita : 85 a 87.
bite, palabra vasca: 259.
Biteris, topónimo: 259 .
Biterri, topónimo: 259.
Bocados de caballo: 127, 128 y 133.
Bol : 91 y 102.
Bolas de cerámica: 126.
Balearia, topónimo: 258.
Bolcharia, topónimo: 258.
Bolós, topónimo: 258.
Bolosso, topónimo: 258.
Bolquera, topónimo: 258.
Boluir, topónimo: 258.
Bolvir, topónimo: 258.
Bolling, interestadio climático: 20.
Bordes ahumados, cerámica de: Véase "Cerámica".
Bordes retocados en piezas de sílex: 10.
Boreal, periodo climático: 20.
Borin, palabra vasca: 254.
Bosques: 11.
Botones de metal: 55, 57 y 61.
Brazaletes de bronce: 119 a 121, 129, 135 y 136.
-briga, sufijo celtfbero: 211 y 212.
Broches de cinturón: 127, 129 a 131, 133, 134 y 136.
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Bronce, esculturas de: 65 a 68;
, objetos de: 55, 57, 61, 65 a 68, 72, 75, 77,
119 a 121, 127, 129 a 137, 139 a 153, 155, 165, 174, 178 y 208.
Bronce, Edad del: 20, 47 a 63, 173 a 181, 185, 188 a 191 y 206;
arganeo: 56
a 58 y 61 ;
valenciano : 58, 61, 173 a 181, 185 y 188 a 191 .
Bruñido : Véase "Cerámica bruñida" .
Bucráneos, motivo decorativo: 224 y 226.
bulu, palabra vasca: 258.
bul (u) -berri -u, palabra vasca: 258.
Buluer, topónimo: 258.
Buluir, topónimo: 258.
bul(u)-karri-a, palabra vasca: 258.
buru, palabra vasca: 258.
Caballo : 11 , 15, 128, 130 y 133.
cabeza: Véase "buru".
Cabeza pra xitélica, escultura: 66.
Cabeza de toro, escultura en piedra: 155 a 160.
Cabezas de adolescentes, motivo decorativo: 222 ;
de carnero, motivo decorade elefante, motivo decorativo: 222 y 224 .
tivo : 222 y 224;
Cabras monteses: 11 .
cadena: Véase " gatea".
Cadena de hierro: 76.
Cadenillas: 134.
Caecilia, nomen : 246
Caira, topónimo: 258.
caixa, palabra catalana: 253.
caja: Véase " caixa".
Cal: 72, 74 y 75.
Calcita: 85, 86, 90 y 176.
Calcita-micaita: 85.
Caliciformes: Véase "Vasos".
camino: Véase " bide".
camisa, palabra catalana: 253.
camisia: Véase "camisa" .
Campamentos de caza: 1 O y 11 .
Campaniense, cerámica: Véase "Cerámica" .
Campaniforme: Véase "Cerámica" y "Vasos".
Campanillas : 134 y 136.
Campesinado tardo-romano : 264, 265 y 267.
Campos de urnas : 113 a 122.
Canauella, topónimo : 258.
Canavella, topónimo : 258.
Canavelles, topónimo : 258.
Canceles visigóticos: 69.
Cande!, topónimo: 257.
Candell, topónimo : 256 y 257.
Candello, topónimo: 257.
Caned, topónimo : 257.
Canet, topónimo: 257.
Canetellu, topón imo: 256 y 257.
Canelo, topón imo: 257.
Canigó, topónimo: 257.
Canigone, topónimo: 257.
Canillo, topónimo : 258.
canna, palabra latina: 257.
Cánoa, topónimo: 257.
Canoas, topónimo : 257.
Canoes, topónimo: 257.
Canoues, topónimo : 258.
Canous, topónimo: 257.
Canova, topónimo : 257.
Canteras de mármol : 232 y 247.
Canteros: 247 y 248.
Cantos rodados : 73 y 75 .
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Capadocios: 263 a 272;
, Padres: 263 a 272.
Capiteles: 232.
capsa: Véase "caixa".
Capsiense, cultura: 13.
Cápsulas de adormidera, motivo decorativo : 80.
Caracoles perforados: 172.
Caramany, topónimo: 258.
Caramat, topónimo: 258.
Carbón : 9 y 61.
Carbono 14: 9, 14, 16, 17, 19, 20, 22 y 262.
Carcolde, topónimo: 259.
Carcolze, topónimo: 258 y 259.
Carlit, topónimo: 258.
Carnero, motivo decorativo: 222 y 224.
Carolingio, período: 252.
Carst: 273, 275, 285 y 286.
Carstica: 273 a 275, 285 y 286.
Cartaginesas, monedas: 81.
Cartagineses: Véase "Púnicos".
Casco, motivo decorativo: 224.
Cascos: 137 y 208.
Castaño : 11.
Castellana, lengua: 171 , 172 y 253.
Catalana, lengua: 251 a 260.
ca tena: Véase "gatea".
causa: Véase "cosa".
Cavernas: Véase "Cuevas".
Caza: 1O, 11 y 227.
Cazadores paleolfticos: 11.
Cazuelas de cerámica: 59.
Celta, céltico: 213, 247 y 248.
Celtibérico: 123 a 137, 202, 207, 208, 211, 212 y 214.
Cenizas: 183.
Cenomanense: 275.
Cerámica: 49 a 53, 59, 61, 66, 73 a 81, 83 a 95, 97 a 111, 115 a 119, 121, 122, 126, 127,
acanalada:
133 a 136, 142, 143, 163 a 167, 173 a 188, 206, 207 y 243;
116 a 118 y 121;
aretina: 79 y 186;
árabe: 166 y 167;
--~ ática: 87, 90, 92, 98, 99, 110, 133 a 136 y 165;
de
barniz negro : 98, 99, 11 O, 135, 136 y 165;
de figuras negras:
98;
de figuras rojas: 98;
de bandas: 78; - - a la barbotina: 77;
de barniz negro: 77, 97 a 111, 133, 135, 136, 165,
180, 181 y 206;
de bordes ahumados : 75 y 77;
bruñida: 116
y 121;
campaniense: 77, 97, 99 a 101, 103, 104, 106 a 111 , 165, 181 y 206;
- - - - - - A: 77, 103, 104, 110, 111 y 206;
8 : 77,
104, 106 a 111, 165 y 206;
campaniforme: 59 y 173;
decorada:
espatulada: 50, 126, 164, 174, 176 y 178; - - Véase "Decoración";
griega pintada: 93 y 98;
gris: 75 a 78 y 89 ;
ahumada:
75 a 77;
estampada: 75;
hecha a mano: 49 a 53,
59, 116, 126, 173 a 179, 187 y 188;
helenística: 98, 180 y 181; - - ibérica: 74, 78 a 81, 98, 165, 180 a 186, 206 y 207;
importada: 78,
142 y 143;
impresa: 50, 59, 126, 165 y 177;
incisa: 59, 117,
jónica: 86, 87, 89, 90, 92 y 94; - - 118, 126, 164, 166, 174 y 176;
jonio-focense : 135;
medieval: 61, 166, 167 y 179;
de paredes
presigifinas: 76 y 77;
precampaniense: 99, 110, 133, 135 y 136;
llata: 78;
protocampaniense: 111;
romana: 66, 74 a 79, 97,
99 a 101, 103, 104, 106 a 111, 165, 166, 181 a 186, 206 y 243; - - - - - común: 74 a 79, 166 y 181 a 186;
sigillata: 74 a 76, 79, 182 a 186 y 243;
- - - - - - aretina: 79 y 186;
clara: 74 a 76; ~-----estampada : 75;
hispánica: 182 a 184 y 186; - - - - - sudgálica: 75;
vidriada: 61 y 166.
Cerámica, objetos de: 51, 52, 59, 73, 74, 80, 126, 127, 133, 164, 180, 182, 184 y 186.
Ceramistas: Véase "Alfareros".
Ceramologfa: 83 a 95.
Cereia, topónimo: 254.
-293-
[page-n-382]
Ceretgia, topónimo: 254.
Cerretanos, pueblos: 251.
Cervatillos, motivo decorativo : 227.
Ciervos: 11;
, representación de: 80.
cima: Véase " buru".
Ciperáceas: 11 .
Círculos, motivo decorativo : 92, 99, 126 y 165;
impresos, motivo decorativo:
126 y 165.
Circunferencias, motivo decorativo: 92, 99 y 126.
Cisnes, representación de: 135.
Cistas: 115.
Ciudadanos romanos: 194 a 196, 198, 199, 201, 209, 211, 216, 244, 245 y 248.
Clases sociales : 66, 140 y 264 a 272;
productoras: 264 a 269.
Clásticos, procesos: 176, 178 a 283 y 286.
Clavos: 75, 77 y 130;
de bronce: 75; - - - de hierro : 77 y 130.
Clientela: 266.
Clima: 9 a 15, 18 a 20, 171 , 282 y 285.
Clorita: 85 a 87.
Cobalto: 91 .
, objetos de: 55, 57, 61, 76 y 162.
Cobre: 91 ;
Cognom i.na : 199, 211 , 231 a 233, 243, 246 y 247.
Coladas en cuevas: 278, 279, 281 y 282.
Colgantes: 134 y 136.
Colonato tardo-romano: 265 a 267.
de derecho
Colonias: 74 , 81 , 194 a 199, 208, 210, 211, 213 y 215 a 218;
latino : 194, 197 a 199, 210, 213 , 215 y 216;
de derecho romano: 74,
81 , 194 a 196, 198, 199, 208, 211, 213, 216 y 217.
Colonización romana: 74, 81, 140, 166 y 193 a 218.
Colonos: 265, 266 y 270;
tardo-romanos: 265 y 266 .
Columnas : 243 .
Collares: Véase "Cuentas de collar".
Comercio : 65, 66, 78, 140, 142, 143, 264, 270 y 271.
Compuestas, plantas: 11.
Conchas: 74 y 262.
Conejos: 9.
Coniacense: 275 y 276.
Consonantismo : 253.
Construcciones: 67 a 69 , 72, 74, 76, 161, 164 a 166, 173 a 183, 185 a 187, 205 y 206;
romanas: 67 a 69, 182, 183, 186 y 187.
Cónsules : 193, 195, 197, 200, 202, 203, 205, 214 y 215.
Conteras: Véase "Regatones".
Copas de cerámica: 84 a 87, 89, 90, 92, 94, 104, 111 y 133;
ápodas: 111; - - áticas: 90, 92 y 133;
de barniz negro : 104, 111 y 133; - - jónicas: 86, 87, 89, 90,
92 y 94.
Corazas: 221 y 222.
Cornalina: 134.
Cornelia, gens: 214, 240, 241 , 247 y 248; - - - , nomen; 246.
Cornisas: 234 y 235.
Cornucopias: 208 y 216.
Corzos: 11 .
cosa, palabra catalana: 253.
Costoga, topónimo: 255.
Costoia, topónimo : 255.
Costuja, topónimo: 255.
coxa: Véase "cuixa".
Cráneo de Cova Negra: 13, 15 y 16; - - - d e Cro-Magnon : 31 , 40, 41 y 44; - - del Parpalló: 21 a 35 y 38.
Cráneos humanos: 13, 15, 16, 21 a 35, 38, 40 y 41Cráteras: 102.
Cremaciones: Véase "Incineraciones".
Cretáceo: 169, 171, 275 y 286; - - - superior: 275.
Crisis del siglo 111 : 265.
Cristianismo: 237 a 239 y 252.
-294-
[page-n-383]
Cristianización de cultos paganos: 237 a 239 .
Cro-Magnon, hombre de: 31 , 40, 41 y 44.
Cromo: 91.
Cronología: 9 a 11, 13, 16 a 22 , 34, 35, 61 , 65 a 69, 72, 74, 81, 83, 87, 92, 100 a 111,
121, 122, 133, 135 a 137, 140 a 145, 151, 155, 159 a 161, 165, 166, 193, 194,
198 a 208, 21 O a 212, 214 a 218, 227, 228, 230 a 232 , 236, 237, 251 , 252,
262, 265, 267 y 268.
Cuarcitas talladas: 173 y 175 a 179.
Cuarzo: 85 a 90.
Cuaternario: 9 y 171.
Cuchillos: 37, 76, 127, 128, 134, 162 y 173;
de hierro: 76, 127, 128 y 134;
- - - d e sílex: 37, 162 y 173.
Cuencos : 50, 59, 77, 91, 102, 187 y 188;
en casquete esférico: 50 y 59;
- - - hemisféricos: 50, 59 y 91.
de tonelete: 129 y 134.
Cuentas de collar: 129, 134 y 179;
Cuero: 130.
Cuevas: 7 a 35, 37 a 46, 172, 174, 177, 181 , 182, 187, 188, 261, 262 y 273 a 288;
- - - - santuarios : 181 y 182;
sepulcrales: 177 y 178.
cui xa, palabra catalana: 253 .
cuoysa: Véase: "cuixa".
Curcuga, topónimo: 255.
Curvas acumulativas: 14; - - - de dilatación: 83, 85, 86 y 88 a 90.
Custodia, topónimo : 255.
Custoga, topónimo : 255.
Custogia, topónimo: 255.
Custoia, topónimo : 255 .
Custuia, topónimo : 255.
Charcoude, topónimo: 259.
Chera, topónimo: 258.
Cheroramatum, topónimo: 258.
Chova piquigualda: 11.
Damas oferentes: 182.
Decoración : 50, 59 , 65 a 68, 72 a 75, 77 a 80, 92, 99, 100, 103, 104, 111 , 116 a 121 ,
126, 134 , 135, 164 a 166, 173, 174, 176, 177, 180, 181, 183 a 186, 212, 222 ,
224, 226 y 227;
acanalada: 100, 116 a 118 y 121 ;
antropomorfa: 65 a 68, 78, 80, 222, 224, 226 y 227;
de bandas pintadas: 78;
- - - a la barbotina: 77;
campaniforme: 59 y 173;
digital:
174;
impresa: 50, 59, 103, 104, 111, 126, 165 y 177;
incisa:
59, 117 a 120, 126, 134, 164, 166, 174 y 176;
floral : 72 a 75, 78 a 80,
92, 103, 111 , 134, 135, 165, 222, 224, 226 y 227;
de gallones: 100;
- - - - geométrica : 72 a 74, 78, 79, 92, 99, 111, 119, 120, 126, 165, 180, 181,
183 a 186 y 222;
punti liada: 126 y 222;
a la ruedeci lla: 103;
- - - zoomorfa: 72, 73, 80, 135, 212, 222, 224, 226 y 227.
Dedicantes: 244 y 245.
Deductio : 199 a 201 , 21O y 211.
Delfines, motivo decorativo: 212 y 227.
Denarios republicanos: 76, 162, 163, 165, 208, 212, 214 y 227.
Denticulados de sílex: 10.
Desgrasante: 50 , 51 , 85 a 87, 89 a 92, 116, 174, 176 a 179, 187 y 188.
Devaluación de la moneda: 265.
Diaclasas: 276 y 281.
Diademas : 134.
Dialectos : 171 , 172 y 252.
Dientes de hoz de sil ex: 51, 53, 54, 60, 174, 175, 177 y 179.
Dientes humanos: 24, 27, 28, 31, 34, 37 a 39 y 41 a 45.
Dinero: 216, 230, 264, 265, 267, 270 y 271.
Dionysos: 67.
Diorita: 53 a 57.
Manes: 229, 234, 242 y 244.
Dioses : Véase " Divinidades";
Discos: 51 , 52, 55, 59 y 77;
cerámicos: 51, 52 y 59;
de pasta vítrea:
55;
de piedra: 77.
, representación de: 65 a 68.
Divinidades: 65 a 68, 21 O y 238;
-295-
[page-n-384]
Dolia: 182, 184 y 186.
Dólmenes: 261 y 262.
Dorres, topónimo : 256.
Dosquers, topónimo : 258.
Dryas, fase climática : 20.
Eclesiástica, propiedad : 264.
Ecología: 7 a 9 y 12.
Economía: 18, 66, 68, 111, 166, 216 y 263 a 272. Véase "Socio-economía".
Edad del Bronce: 20, 47 a 63, 173 a 181 , 185, 188 a 191 y 206;
del Hierro:
20, 73, 74, 78 a 81, 98, 100, 113 a 137, 139 a 153, 155 a 160, 165, 166, 174,
176, 180 a 186, 189 a 191, 202, 206 a 208, 211 a 214, 247 y 248;
,
hum ana: 9, 1O 15, 22, 24 , 27, 31 , 38 a 40, 42 a 44, 229 , 230, 233, 235 y 240
a 245;
de los Metales: 20, 47 a 63, 73, 74, 78 a 81, 98, 100, 113 a 137,
139 a 153, 155 a 160, 164 a 166, 173 a 186, 188 a 191, 202, 206 a 208, 211,
212 a 214, 247 y 248;
Media: 43, 44, 61, 166, 167, 179, 181, 201 ,
252, 266 y 269;
de la Piedra: 7 a 20, 22, 33 a 35, 37 a 40, 43 a 46 ,
172 y 189 a 191.
Edificaciones: Véase "Construcciones".
Edorres, topónimo: 256.
Edorrs, topónimo: 256.
Edors, topónimo: 256.
-egi, -egia, sufijo vasco: 254 y 255.
-egiu, sufijo vasco: 254.
·eig, sufijo catalán: 254.
eixam, palabra catalana: 253.
·eja, sufijo catalán : 254.
Ejército romano: 194, 199 a 201 y 215 a 217.
Elefante, motivo decorativo: 222 y 224; - - - antiguo: 15.
Elna, topónimo: 260.
Elvir, topónimo: 260.
Elvira, topónimo: 260.
Empedrados: 74 y 126.
Emperadores romanos: Véase " Imperio".
Emscheriense inferior: 275.
Encina: 10 y 11.
Eneolítico: 20, 61, 164, 173, 180 y 189 a 191 .
Enfermedad: 31 .
Engobe: 75 a 78 y 90.
enjambre: Véase "eixam".
ensayo: Véase "assaig".
Enterramientos: 102, 104, 110, 111, 123 a 137, 163, 177, 178 y 230; - - - en cueva:
177 y 178.
Enuegio, topónimo: Véase "Uilla Enuegio".
Enueig, topónimo: 254.
Enveig, topónimo: 254.
Eocretáceo : 275.
Epigrafla: 229 a 250.
Epigravetiense, cultura: 34.
Epirogénicos, movimientos: 275.
Equus caballus mosbachensis: 15.
Erotes, motivo decorativo: 222, 226 y 227.
Escarabeos: 165.
Esclavitud: 216, 248, 264, 268 y 269.
Esclavos : 216, 240 a 246, 248, 249, 264, 265 y 267 a 269.
Escorias de hierro: 74.
Escritura turdetana: 212.
Escudillas: 77.
Escudos, motivo decorativo : 222, 224 y 226;
de metal: 127, 130 y 137.
Escultura: 65 a 68, 155 a 160, 219 a 228 y 234; - - - - en bronce: 65 a 68; - - - ibérica: 155 a 160;
en piedra: 66, 155 a 160, 219 a 228 y 234; - - thoracata: 219 a 228.
Espadas: 136 y 137.
Esparto: 50.
-296-
[page-n-385]
Espatulado: Véase "Cerámica espatulada".
Espejuelo de asno: Véase "Yeso··.
Espeleografía: 276 a 279.
Espeleología: 273 a 278.
Espirá, topónimo: 258.
Espirales, motivo decorativo: 79.
Esponellá, topónimo: 256.
Esqueletos humanos: Véase " Huesos humanos".
Estalactitas: 281, 282 y 284.
Estalagmitas: 1O, 15, 18, 278 a 284 y 286.
Estampada, cerámica: Véase "Cerámica".
Estampillas, taller de las pequeñas: 102.
Estampillas impresas, motivo decorativo: 103.
Estatuas: Véase "Escultura" .
Estauga, topónimo: 255.
Estauja, topónimo: 255.
Estelas funerarias: 126.
Estepas: 11 y 18.
Estilo de hueso: 76.
Estratigrafía: 7, 9, 10, 14, 15, 18, 34, 39, 40, 74, 75, 135, 136, 262, 275, 276, 280, 282
y 284.
Estructuras urbanas: Véase "Urbanismo".
Estuco pintado : 67 y 76.
Etnia: 16, 198, 201, 207 y 212.
Etnografía: 140.
Eueg, topónimo: 254.
Euegi, topónimo: 254.
Euei, topónimo: 254.
Eueig , topónimo: 254.
Euscaro : Véase "Vasco".
Evolución fonética catalana: 252;
navarro-aragonesa; 252 y 253.
exagiu: Véase "assaig" .
examen : Véase: "eixam".
Excavaciones: 8, 9, 12 a 14, 21, 38 a 40, 44, 45, 47, 58, 61, 68 a 71, 74, 91, 98, 123
a 126, 158 y 206.
Exeuega, topónimo: 254.
Exenegia, topónimo: 254.
Explotación de la tierra: 264 a 267 y 269.
Exploraciones: 12, 37, 47, 58, 66, 155, 161 y 172.
Expondeliano, topónimo: Véase "Esponellá".
Expulsión de los moriscos: 171.
Fabia, gens: 214, 215, 246 y 248; - - - - . nomen : 246.
Fabio, nomen: 237.
Fabulus, nomen: 237.
Fabulla, cognomen : 247.
factu : Véase " fet".
fagea: Véase "faja".
faja, palabra catalana: 253.
Fauna: 9 a 11, 13 a 16, 21, 73, 76, 128, 130, 133, 162, 262, 276, 285 y 286.
Fauno Barberini: 68.
faytu: Véase "fet".
Fecunda, topónimo: Véase "Vallfogona".
Feldespato: 86 y 87.
Fenicio-tartésico : 135 y 136.
Festones, motivo decorativo: 111 .
Festus, cognomen : 247.
fet, palabra catalana: 253,
Fíbulas: 77, 127, 129, 131 a 133, 135 a 137, 139 a 153 y 155;
anulares hispánicas: 141, 143 a 148, 153 y 155;
de ballesta: 127, 131 a 133 y 136;
- - - de La Time: 135, 143 a 145, 149 y 153; - - - serpentiformes: 129,
135 y 136;
zoomorfas: 129 y 135 a 137.
Filitas: 85 a 87.
Flechas: Véase "Puntas de flecha".
-297-
38
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Flora: 9 a 11, 1B, 171, 182, 184 y 186.
Floral, decoración: 72 a 75, 78 a 80, 92, 103, 111, 134, 135, 165, 222, 224, 226 y 227.
Flumen Adadig, topónimo: Véase "Adadig";
Aregiae, topónimo: Véase "Aregiae".
Focenses: 135.
Fonética: 252 a 254 y 259;
catalana: 252 a 254 y 259; - - - - vasca: 254.
Fortificaciones: 164, 165, 173 a 175, 180, 185, 205 y 206; - - - - representación
de: 72 y 73.
Fortunatus, cognomen: 247.
Francos, pueblos: 72.
Frutales: 171.
Fuentes escritas: 200, 202 a 204, 206, 215, 218, 260 y 263 a 268.
Fundación de Valentía: 193 a 21 B.
Fundaciones romanas: 193 a 218.
, moldes de: 140, 174 y 178.
Fundición: 65, 66 y 140;
Fundus: 238.
Funerarias, inscripciones: 182, 183 y 229 a 250.
Funerarios, ritos : 61 , 98, 126 y 133.
furia , nomen: 246.
Fusayolas: 126, 127, 133, 164 y 180.
gabata: Véase "gaita".
Gálatas, pueblos: 246.
Galatea, mosaico de: 69.
Galeria, tribu: 231, 232, 235 y 245.
Galos, pueblos: 243, 247 y 248.
gaita, palabra catalana: 259.
gan, gain, palabras vascas: 257.
Ganchos de hierro: 127 y 130.
ganeko, palabra vasca: 257.
gauta: Véase "gaita".
Gayo, praenomen : 232 y 246.
Gens: 246 y 248.
Geodinámica: 284.
Geografía: 9, 274 y 275.
Geología: 9 y 273 a 288.
Geométrica, decoración: 72 a 74, 78, 79, 92, 99, 111, 119, 120, 126, 165, 180, 181
183 a 186 y 222.
Glaciaciones: 14 y 18.
Gneo, praenomen : 246.
Gorgona, motivo decorativo: 222, 224, 226 y 227.
Gorguja, topónimo: 255.
gorri, adjetivo vasco: 253.
Go!!weig, interestadio climático: 19.
Gourgs: 278, 281 y 286.
Gramíneas: 10 y 11.
Gravetiense, cultura : 16 y 20.
Gravillas: 74.
Griego, arte, cerámica, etc.: 69, 87, 90, 92, 93, 98, 99, 110, 130 a 136, 140, 165, 206,
230, 231, 240, 241, 246 a 248 y 260.
Gris, cerámica: Véase "Cerámica".
Guerras: 72, 193 a 196, 198, 200 a 2{)6, 208 a 21 O, 214 a 217 y 227;
cánsertorianas: 198, 200, 205, 208
tabras: 217;
civiles: 72 y 227;
y 209;
de Viriato: 193 a 196, 201 a 206, 21 O y 214 a 217.
Guerreros celtibéricos: 126. Véase "Soldados".
Guijarros: 10 y 72.
Gurguia, topónimo: 255.
Gu!!us: 111.
Habitación humana: Véase "Poblamiento" .
Hachas; 53 a 55, 60 y 162;
de piedra pulida: 53 a 55, 60 y 162;
planas de cobre: 162.
Hallazgos submarinos: 65 a 68, 107 y 109.
Hallsta!!ica, cultura: 113 a 122, 128 y 133.
-298
[page-n-387]
harri, palabra vasca: 254 y 258.
harricobida, palabra vasca: 259.
haya: Véase "faja".
Helechos: 11.
Helena, topónimo: 260.
Helenlstico, arte, cultura, etc.: 69 a 81, 98, 180, 181, 268 y 269.
Helenización: 83.
Hércules de Lisipo: 67.
Hermes del Museo de Nápoles: 67 y 68.
Herraduras: 127 y 130.
Hidrologla: 275, 280 a 282 y 284 a 286;
subterránea: 275 y 286.
Hidrónimos: 255.
Hierro: 74, 76, 77, 80, 84 a 87, 90, 91, 119, 127 a 130, 133, 134, 140, 180 y 181;
- - - , Edad del: 20, 73, 74, 78 a 81, 98, 100, 113 a 137, 139 a 153, 155
a 160, 165, 166, 174, 176, 180 a 186, 189 a 191, 202, 206 a 208, 211 a 214,
247 y 248;
, objetos de: 76, 77, 80, 119, 127 a 130, 133, 134, 140,
180 y 181 .
Hispano-romano, período, pueblo, etc. : 65 a 68, 81, 182 a 186, 189 a 191, 197, 209,
211, 212 y 227.
Histogramas: 14.
Historia: 7 a 9 , 98, 193 a 218 y 263 a 272.
Hoces de hierro: 128. Véase "Dientes de hoz de sílex".
Hoja3: 10, 80, 162 y 230;
de hierro: 80;
de laurel de sílex: Véase
"Puntas";
de sil ex: 1 O y 162.
Hojas, motivo decorativo: 72 a 74 y 224; - - - - de acanto, motivo decorativo: 224,
de vid , motivo decorativo : 72 a 74 .
Hojitas de sílex: 53 y 54.
Hombre: Véase "Cráneos" , "Horno " y "Huesos humanos" .
Horno: 39, 246 y 248;
sapiens sapiens: 39.
Homullina, cognomen: 246.
Homullus, cognomen: 248.
Homuna, cognomen: 248.
Hortalizas: 171.
Hueso, objetos de: 22, 76 y 262.
Huesos de animal: Véase "Fauna";
humanos: 9, 11 , 13, 15, 16, 21 a 35, 37
a 46 y 163.
Humeros humanos: 21, 22, 24 y 38.
Humiliores: 265 y 269.
Hur, topónimo: 256.
ibai, palabra vasca: 256 y 257.
ibarkoegia, palabra vasca: 257.
Ibérico, pueblo, cultura, arte, etc.: 20, 73, 74, 78 a 81, 98, 100, 1213, 139 a 153, 155
a 160, 165, 166, 174, 176, 180 a 186, 189 a 191, 206 a 208, 211 y 212.
Ilergetes, pueblos: 251.
ili: Véase "iri".
lliberri, topónimo: 260.
rmbrices: 182.
Imperdibles: Véase "Fíbulas".
Imperio romano: 68, 72, 81, 98, 185, 188, 199 a 201, 203, 228, 232, 235, 236, 263 a
267 y 269 a 271 . Véase "Bajo Imperio" .
Importaciones: Véase "Comercio".
Impresiones sobre cerámica: Véase "Cerámica impresa".
Impuestos: 264 a 266.
Incineraciones: 104, 111 y 126.
Incisiones sobre cerámica: Véase "Cerámica incisa".
Indoeuropeos, pueblos: 122.
Ingenuos: 248.
Inscripciones: 69, 72, 73, 81, 182, 183, 187, 188, 198, 200, 201, 207 y 229 a 250;
- - - - funerarias: 182, 183 y 229 a 250;
griegas: 69;
ibé·
ricas: 81;
latinas: 72, 73, 182, 183, 187, 188, 198, 200, 201, 207 y
229 a 250.
Instrumentos agrícolas: Véase " Hachas", "Hoz", etc.
lnsulas: Véase "Construcciones romanas".
-299-
[page-n-388]
lnter-Würm 1/11, fase climática: 19.
Intercambio comercial: Véase "Comercio".
Invasiones: 72 y 140;
bárbaras: 140;
francas: 72.
·iri, sufijo vasco: 254 y 258.
Itálico, pueblo, arte, etc.: 140, 209, 210, 213, 216 y 217.
lturbide, topónimo: 259.
iturri, palabra vasca: 256.
lugatio-capitatio: 264.
lunia, gens: 240, 247 y 248.
lunianus, cognomen: 247.
Jade: 165.
Jonio, jónico: 86, 87, 89, 90, 92, 94 y 135; Véase "Copas jónicas".
Junia: Véase "lunia".
Junianus: Véase "lunianus".
Jurásico: 169.
Kairum, topónimo: 258.
Kalathoi: 79.
kan, palabra vasca: 257.
Kaned, topónimo: 257.
Kanedo, topónimo: Véase "Uila Kanedo".
Kanillaue, topónimo: 258.
Kanoas, topónimo: 257.
Karchobite, topónimo: 258 y 259.
Karkobite, topónimo: 259.
karri, palabra vasca: 254, 258 y 259.
karria, palabra vasca: 258.
karriu, palabra vasca: 258.
Karts: 9.
kus, raíz vasca: 255.
Ladrillos romboidales: 183 a 185.
Lambrequines: 220, 222, 226 y 227.
Láminas de cobre: 76; - - - - de yeso: 76.
Laminillas de sílex: 173.
Lanzas de hierro: 127, 128 y 133.
Lápidas romanas: 182, 183, 187, 188 y 229 a 250.
Lascas de sílex: 53, 54 y 172 a 175.
Lascaux, interestadio cfimático: 20.
La Téne, cultura de: 135, 136 y 143 a 145.
Latifundios: 216, 264, 266 y 272.
Latina, lengua: 72, 81, 246, 248 y 252 a 255.
Latinos: 72, 209 a 211, 215 y 260.
L&gados militares: 200.
Legionarios romanos: 72 y 200.
Lengua castellana: 171, 172 y 253;
catalana: 251 a 260;
griega:
69, 230, 231, 241, 246 y 247;
ibérica: 73 y 81;
latina: 72,
81, 246, 248 y 252 a 255; - - - lenguadociana: 253 y 254; ----valenciana: 172 y 230;
vasca: 251 a 260.
Lenguadociana, lengua: 153 y 254.
León: 9, 11, 241 y 246.
Leona, cognomen: 246.
Leonas, cog.nomen: 241 y 246.
Laonnatus, cognomen: 241.
Leonnorios, cognomen: 246.
Leonus, cognomen: 246.
Letras: Véase "Alfabeto".
Letreros: Véase "Inscripciones".
Levallosiense, cultura: 1O.
Libertos: 218, 231, 234, 242, 243 y 247 a 249.
Licinia, gens: 238, 239, 246 y 248;
, nomen: 246.
Licinianus, cognomen: 237 y 248.
Licinius, nomen: 237.
-300-
[page-n-389]
lim(i)tare : Véase "llindar".
Lince: 9 y 11 ;
, motivo decorativo: 222, 224 y 227.
Líneas impresas con peine, técnica decorativa: SO y 126.
Lingüística: 246, 247 y 252.
Lítico, material : Véase "Piedra, objetos de" .
Litología: 276 y 279 .
Lobos: 9 y 162.
lomo: Véase .. 11om ...
Losas: 113 y 115;
tapadera de urnas: 113.
Loto, motivo decorativo: 135.
Lucernas : 77 y 166.
Lucio, praenomen: 246.
lumbu : Véase .. 11om''.
luna: Véase "lluna··.
lup: Véase .. llop··.
Lusitanos, pueblos: 194 a 199, 201 a 207, 209 y 212 a 217.
llindar, palabra catalana: 256.
Llobregat, topónimo: 256.
11om, palabra catalana: 253.
lluna, palabra catalana: 253.
Madera: 92, 128 y 130.
Magdaleniense, cultura : 16, 17, 20, 22, 34, 35, 37, 38, 40, 44 y 45;
1 a IV:
16, 17 y 20;
111: 17;
VI: 34.
Magistrados romanos: 193, 195, 197, 200, 202, 203, 205, 208, 209, 214, 215 y 248.
Magnesita: 91.
maig, palabra catalana: 253.
maiore: Véase "major".
maiu: Véase "maig ...
major, palabra catalana: 253.
malalt, palabra catalana: 259.
mala u!: Véase "mal al t ...
malhabitu: Véase "malalt".
Mamelones en vasijas: 51, 52 y 173 a 177; - - - pies: 51 y 52 .
manar, palabra catalana: 253.
mandar: Véase "manar ...
mandare: Véase "manar".
Mandíbulas humanas: 21, 23, 24, 27, 28, 34, 35, 37 a 41, 44 y 45.
Manganeso: 91 .
Manlia, gens : 211; - - - - , nomen : 246.
Mantos: 222.
Mapa Geológico de la provincia de Valencia: 275;
Nacional: .as;
Topográfico Nacional: 47 y 274 .
Marcas de alfarero: 79, 185, 186 y 247.
Marcella, cognomen: 248.
Marcus, praenomen: 246.
Margas: 276.
Mármol: 231, 232, 234 a 236, 239, 240, 243, 247 y 248;
, esculturas de: 234 .
Máscaras, motivo decorativo: 222, 224, 226 y 227; - - - - de lince, motivo decorativo:
222, 224 y 227.
Materia orgánica: 84.
Maximus, cognomen : 248.
mayo: Véase "maig".
mayor: Véase "major .. .
Medieval: Véase "Cerámica" y .. Edad Media".
mediu: Véase "mig ...
Mediterráneo robusto, tipo humano: 31.
Mendekoste, palabra vasca : 254.
Mercados: Véase .. Comercio ...
Mercurio alado, motivo decorativo: 222, 226 y 227.
Me sol ítico: 20, 34, 172 y 189 a 191.
Metal: Véase "Cobre", " Bro.nce .. e "Hierro";
, objetos de: 55, 57, 61, 65 a 68,
72, 74 a 77, 119 a 121, 127 a 137, 139 a 153, 155, 162 a 165, 174, 178, 208 y 262.
Metalurgia: 65, 66, 140, 174 y 178.
-301-
[page-n-390]
Metodología: 7 a 9, 12, 14 y 83.
Mica: 85 a 87, 90 a 92, 100 y 107.
mieydiu: Véase "mig".
mig, palabra catalana: 253.
Miniopterus schereibersi: 286.
Minoico reciente lll.a: 92.
Mioceno: 169.
moixa, palabra catalana: 253.
mola, palabra catalana: 253.
Molares humanos: Véase "Huesos humanos" .
Moldes de fundición : 140, 174 y 178.
Molederas de piedra: 55 y 60.
Molegica, topónimo: Véase "Valle Molegica" .
Molegiga, topónimo: Véase "Valle Molegiga".
Molegio, topónimo: Véase "Terminum de Molegio".
Molig, topónimo: 255.
Moligio, topónimo: 255.
Molinos: 55, 60, 119, 173, 175 a 181 y 183;
barquiformes: 55, 60 y 180; - - de mano: 55, 60, 173, 175 a 179 y 181.
molinu: Véase "Borin".
Molitg, topónimo: 255.
molla, palabra catalana: 253.
Monedas; 72, 76, 81, 111, 162, 163, 165, 180, 185, 188, 197, 207 a 209, 211, 212, 214
a 216, 227 y 265;
cartaginesas: 81;
celtibéricas: 208 y 211;
- - - hispano-romanas: 81, 197, 209, 211, 212 y 217;
ibéricas: 81,
208, 211 y 212;
romanas: 72, 81, 162, 163, 165, 185, 188, 197, 207
a 209, 212, 214 a 216 y 227;
imperiales: 72 y 188;
---republicanas: 76, 81, 162, 163, 165, 197, 207, 208, 212, 214 a 216 y 227;
- - - - - - de Valentía: 197, 207 a 209 y 214 a 216.
Monumentos funerarios: 230, 233 y 240;
militares: 224.
Moriscos: 171 y 239.
Mortero de construcción: 74Morteros: 77 y 164.
Mosaicos: 73 y 69 a 82;
helenísticos: 69 a 82.
Moscovita: 85 a 86.
moza: Véase "moixa" .
multa: Véase "molla".
Municipios: 199, 211 y 212;
latinos: 211 y 212;
romanos: 119 y 211.
Muñecas: 80.
Murallas: 73, 173 a 175, 180, 205 y 206;
, representación de: 73.
Murciélagos: 9 y 285.
Muros: 72, 76, 161 , 175, 177 a 179, 181 a 183, 185, 187 y 206.
Murrana, gens: 247 y 248.
Murranus, cognomen: 233, 234 y 247.
Murro, palabra protoindoeuropea: 247.
Murrus, cognomen: 247.
mustea: Véase "moixa" .
Musteriense, cultura: 7 a 20, 33 y 39.
Myotis natterei : 286.
Nahugia, topónimo: 255.
Naranjos: 171.
Natalis, cognomen: 248.
Nauga, topónimo: 255.
Nauia, topónimo: 255.
Nauja, topónimo: 255.
Navegación: 65, 66 y 212.
Naves: 65, 66 y 212.
Neanderthal, hombre de: 10, 11, 13 y 15.
celtibéricas: 123 a 137;
Necrópolis: 98, 100, 102, 104, 110 y 113 a 137;
emporitanas: 98, 104 y 11 O;
griegas: 98;
hallstatti·
cas: 113 a 122 y 128;
ibéricas: 100 y 128.
negro: Véase "beltz".
Neolltico: 13, 20, 33, 43, 44 y 46.
-302-
[page-n-391]
Nfquel: 91.
Nomina latina: 209, 243 y 246.
Núcleos de sflex: 172.
Numismática: 208. Véase "Monedas" .
Oceia, topónimo: 254.
Oceja, topónimo: 254.
Ocupación humana: Véase "Poblamiento".
Odelonem de Cheroramatum, topónimo: 258.
Oenochoai: 92, 105 y 106.
Ofidios, motivo decorativo: 135.
Ofrendas: 126 a 131, 133 a 137 y 182;
rituales: 182.
Ojaranzo: 11 .
Olcegia, topónimo: 254.
Olceia, topónimo: 254.
Olivo: 171 y 184.
Ofopde, topónimo: 259.
Olopte, topónimo: 259.
Olorbde, topónimo: 259.
Olorbite, topónimo: 259.
Olpes: 100 a 102.
Ollas de cerámica: 77 y 247.
Omullina, cognomen: 248.
ona, palabra catalana: 256.
Onice: 136.
Onomástica: 246 y 247.
or-, raiz catalana: 255.
Orgánica, materia: 84.
Organización social: 66, 140, 209 y 264 a 272.
Orgellis, topónimo: 256.
Orgello, topónimo: 256.
Oriello, topónimo: 256.
Orientalizante, estilo: 135.
Origello, topónimo: 256.
orokobide, palabra vasca: 259.
Oruc, topónimo: 256.
Orucio, topónimo: 256.
orukobide, palabra vasca: 259.
Orutio, topónimo: 256.
Orutz, topónimo: 256.
Oruz, topónimo: 256.
Oruzc, topónimo: 256.
Oso de las cavernas: 11.
Osseja, topónimo: 254.
Oxidos en cerámicas: 84, 90, 93 y 94.
funerarias: 126 a 131 y 133 a 137;
Padres capadocios: 263 a 272.
Paisaje, evolución del: 1O y 11 .
Paganismo: 237 a 239.
Pájaros: Véase "Aves".
Palaldá, topónimo: 259.
Palatiu Dani: Véase "Palaldá" .
Palauda: Véase "Palaldá".
Paleoantropologfa: Véase: "Antropologfa".
Paleolftico: 7 a 35, 37 a 41, 43 a 46, 172 y 261;
inferior: 14 y 18;
superior: 1O, 13, 16 a 35, 37 a 41, 43 a 46
medio: 7 a 20, 33 y 39;
y 172.
Paleontologla: Véase "Fauna".
Palmetas, motivo decorativo: 75, 103, 165, 222, 224 y 227;
estampaaas, motivo decorativo: 75, 103 y 165.
Pámpanos, motivo decorativo: 72 y 73.
Panteras: 9 y 11.
pare, palabra catalana: 253.
-303-
[page-n-392]
Paredes: Véase "Muros".
Paredes finas, cerámica de: Véase "Cerámica".
Parietal neandertalense: 13 y 15.
Pasamanerfa: 134 y 136.
Pasta vítrea: 55, 57 y 80.
Páteras: 102 a 104, 133 y 224.
Pato, motivo decorativo: 135.
patre: Véase "pare".
Pavimentos: 72, 74 y 76;
de rombos: 183 a 185. Véase "Mosaicos".
Pecios: 65, 107 y 109.
Pectorales: 129 y 134.
pede: Véase "peu".
Pedestales: 68, 234, 236 y 240.
peix, palabra catalana: 253.
pél, palabra catalana: 253.
Pendientes: 135.
Pentacosta, palabra vasca: Véase "Mendekoste".
Pequeñas estampillas, taller de las: 102.
Percutores de piedra: 174.
Peregrinos: 195, 198, 209 y 21 O.
Perforadores de sflex: 173.
Perigordiense, cultura: 40.
Periochae de Tito Livio: 193 a 218.
Pesas de telar: 182, 184 y 186.
Petrografía: 84 y 90.
peu, palabra catalana: 253.
pez: Véase "peix" .
Pezones asas: 50, 51, 174 y 175.
Piedra: 10, 14, 16, 21, 22, 37, 38, 44, 45, 51, 53 a 57, 60, 66, 68, 72 a 75, 77, 119,
125, 126, 135, 155 a 160, 162, 164, 172 a 184, 187, 188, 219 a 250 y 262;
- - - , objetos de: 10, 14, 16, 22, 37, 38, 44, 45, 51, 53 a 57, 60, 66, 68,
72, 73, 75, 77, 119, 126, 155 a 160, 162, 164, 172 a 184, 187, 188, 219 a 250
y 262;
pulida: 53 a 55, 60, 162, 173 y 187.
pieytu: Véase "pit".
pilu: Véase "pél " .
Pinos: 11.
pisce: Véase "peix".
pit, palabra catalana: 253.
Pizarras: 86.
Placas de cinturón: Véase "Broches de cinturón".
Plata, monedas de: 165 y 208. Véase "Denarios".
Platos: 75 a 79, 91, 135, 136 y 180.
pluja, palabra catalana: 253.
pluvia: Véase "pluja".
Poblados: 47 a 63, 69, 72, 100, 140, 155, 157, 165, 173 a 178, 180, 206 a 208 y 216;
- - - de la Edad del Bronce: 47 a 63 y 173 a 178; - - - ibéricos: 100,
romanos: 69, 72,
140, 155, 157, 165, 166, 174, 176, 180 y 206 a 208;
206 a 208 y 216.
Poblamiento: 9 a 11, 15, 44, 47, 161 a 167, 171, 172, 193, 198 a 207, 210 a 213, 216,
217 y 261;
romano: 193, 198 a 207, 210 a 213, 216 y 217.
podiu: Véase "puig".
Policromía: 68 y 91.
Polig, topónimo: 255.
Pondus: Véase "Pesas de telar" .
Possessores: 264, 265 y 271.
Postas, motivo decorativo: 73 y 74.
Praenomina: 232, 234, 243 y 246.
Praxitélica, escultura: 66.
Pre-AIIerod, oscilación climática: 20.
Pre-Boreal, oscilación climática: 20.
Precampaniense, cerámica: Véase " Cerámica".
Prehistoria vasca: 261 y 262.
Preindoeuropeo: 247.
Preneandertalense, hombre: 15.
-304-
[page-n-393]
Prensas: 182.
Prerromanas, comunidades: 269.
Prerrománico: 256 y 260.
Presas hidráulicas: 176, 181 y 187.
Presigillata, cerámica: Véase "Cerámica".
Principado: 199 y 203. Véase "Imperio romano".
Priscus, cognomen: 248.
Probillio, cognomen: 248.
Procó.nsules: Véase "Cónsules" y "Magistrados romanos".
Procul us, cognomen: 248.
Productoras, clases: 264 a 269.
Propiedad tardo-romana : 264 a 268 y 270 a 272.
Prospecciones: Véase "'Exploraciones·· .
Protocampaniense, cerámica : Véase "Cerámica" .
Protocharentiense, cultura: 15.
Protoindoeuropeo: 247.
Protoneolítico: 20.
Protosolutrense, cultura: 20, 22 y 39.
Pub! io, praenomen: 246.
Puentes romanos: 238.
pugnu: Véase "puny".
puig, palabra catalana: 253.
Pulig, topónimo: 255.
Púnicos: 73 y 202.
Puntas : 22, 165, 173, 174 y 178;
de hoja de laurel, de sílex: 22; - - - de flecha de sflex, de aletas y pedúnculo: 173:
de bronce:
sotutrenses,
165, 174 y 178;
protosolutrenses, de slfex: 22;
de sílex: 22;
solutroides, de sflex: 173.
Puntos impresos o incisos, motivo decorativo: 126 y 222.
puny , palabra catalana : 253.
Punzones: 117 y 121.
Puñales: 136.
puoydiu: Véase "puig".
puynu : Véase "'puny".
Pyxides: 107 y 108.
Quer, topónimo: 258.
Quera , topónimo: 258.
Queralbs, topónimo: 258.
Queres, topónimo: 258.
Querol, topónimo: 258.
Queroles, topónimo: 258.
Querroig, topónimo: 258.
Quers, topónimo: 258.
Quinquenales: 209, 211 y 216.
Quirópteros: 285 y 286.
racimo: Véase "raim".
racimu: Véase "raim" .
radiare: Véase "rajar".
Radiocarbónico, análisis : Véase "Carbono 14".
Raederas de sflex: 1 O.
raim, palabra catalana: 253.
rajar, palabra catalana: 253.
Raspadores de sflex: 38, 172 y 173; - - - rayar: Véase "rajar".
razim : Véase "raim".
Recipientes de piedra: 164.
Refugios: 1O y 11.
Regatones de hierro: 127 y 128.
reina, palabra catalana: 253.
Renacimiento: 195.
Reno: 9 y 11.
-30539
en extremo de hoja: 38.
[page-n-394]
República romana: 76, 81, 98, 162, 163, 165, 195, 197, 199, 200, 206 a 208, 210 a
212, 214 a 216, 227 y 264.
resina: Véase "reina".
Restos humanos: Véase "Huesos humanos'".
Reticulado, motivo decorativo: 79.
rezi.na: Véase " reina·· .
Rhinolophus: 285 y 286;
euryale: 285;
ferrum-equinum : 286.
Ricius, cognomen: 247.
Rinoceronte: 9 y 15; - - - - de Merck: 15.
Rinolófidos: Véase "Rhinolophus".
Riss, glaciación: 15.
funerarios: 61, 96, 126 y 133.
Ritos: 11, 61, 96, 126, 133 y 161 ;
Rocianus, cognomen: 247.
Rodeno, molinos de: 173, 175, 160, 161 y 183.
rodona, palabra catalana: 256.
Roedores: 9.
roig, palabra catalana: 253.
roja, palabra catalana: 253.
rojo: Véase "roig".
Roleos, motivo decorativo: 222.
Romances, lenguas: 253 y 256.
Románico: 159, 235 y 237.
Románicas, lenguas: 253, 254 y 256 a 259.
Romanización: 140, 193 a 216, 226, 251, 252, 261 y 269.
Romano, arte, cultura, etc.: 65 a 62, 97 a 104, 106 a 111, 140, 159, 162 a 166, 161
imperial: 68,
a 191, 193 a 255, 257, 260, 261, 263 a 272 y 276 a 282;
72, 61, 98, 185, 186, 199 a 201, 203, 226, 232, 235, 236, 263 a 267 y 269 a
271 ;
republicano: 76, 81, 98, 162, 163, 165, 195, 197, 199, 200, 206
a 206, 21 O a 212, 214 a 216, 227 y 264;
bajo imperial : 263 a 272;
Hispano
: 65 a 66, 81, 162 a 166, 169 a 191, 197, 209, 211, 212 y 227.
cerámicos de pavimento: 163 a 185.
Rombos, motivo decorativo: 119 y 120;
Rosáceas: Véase "Rosetas".
rotunda: Véase "rodona".
Roucia, cognomen: 243 y 247.
rubea: Véase "roja".
rubeu: Véase "roig".
rubricatus: Véase "Liobregat"'.
Rucius, cognomen: 243 y 247.
solar: 135 y 136.
Ruedecilla, decoración a la: 103;
Salpetriére, interestadio climático: 19.
Samusiense: 212.
Saneja, topó.nimo: 254.
Sant Aniol d'Aguja, topónimo: 255.
Santonense: 275.
en cuevas: 161 y 162.
Santuarios: 161, 162 y 207;
saó, palabra catalana: 253.
Saquera, topónimo: 256.
Sardos, pueblos: 165.
Sareja, topónimo: 254.
Sareya, topónimo: 254.
satione: Véase "saó".
Sátiros, representación de: 67 y 66.
sazón: Véase "saó".
Secunda, cognomen: 246.
Secundinianu, topónimo: 259.
Sedimentaciones: 9, 10, 13 y 279.
Segdiniano, topónimo: 259.
Segodiniano, topónimo: 259.
Semántica: 255, 256, 256 y 259.
sem(i)ta: Véase "senda".
Senado romano: 204 a 206 y 215.
Senadores: 209. Véase "Magistrados".
senda, palabra catalana: 256.
-306-
[page-n-395]
Senonense: 275.
Sepulturas : 102, 104, 11 O, 111, 123 a 137, 163, 177, 178 y 230.
Serdinyá, topónimo: 259.
Sereja, topónimo: 254.
Sergia, gens: 211 .
Sericita: 85 y 86.
Serpientes, representación de: 135.
Servilia, gens: 214.
Servus: 267.
Sexo: 15, 27, 38 a 40, 44, 45, 245 y 248.
Sierrecillas-dientes de hoz, de sflex: 51, 53, 54, 60, 174, 175, 177 y 179.
Sigillata: Véase " Cerámica".
Signinum, pavimento : 72 y 76.
Sllex, objetos de: 10, 14, 16, 22, 37, 38, 44, 45, 51, 53, 54, 56, 60, 162, 172 a 175,
177, 179 y 187.
Sillares: 72 y 187.
Sinagoga de Elche: 69.
Skyphoi: 98 a 100 y 133.
Socio-economía : 7, 8, 1O, 66, 68, 140, 209, 216, 217, 248 y 263 a 272.
Sociología: 7, 8, 66, 248 y 263 a 272.
Soldados: 72 , 193 a 201 , 203 a 207, 210, 213, 215 y 216;
romanos: 72, 193,
de Viriato: 193 a
194, 196, 197, 200, 201, 203, 204, 21 O, 215 y 216;
201, 203, 205 a 207 y 213.
Solifluxión: 282 a 284.
inferior: 17, 20 y 22;
medio:
Solutrense: 16, 17, 20, 22 y 37 a 39;
20 y 22;
superior: 17, 20 y 22.
Soíutreo-auriñaciense: 22.
Solútreo-gravetiense: Véase "Solútreo-auriñaciense".
Sombreros de copa; Véase "Kalathoi" .
SSS, motivo decorativo: 78 y 79.
Status jurídico : 194, 196, 198, 199, 201, 206, 211 , 216, 248 y 265 a 270.
Stibadeion: 67.
suar, palabra catalana: 253.
Sub-atlántico, interestadio climático: 20.
Sub-boreal, interestadio climático: 20.
Submarinos, hallazgos: 65 a 68, 107 y 109.
Subsldencia: 283 y 284.
sudar: Véase "suar".
sudare: Véase "suar".
Superposición de asentamientos humanos: 9 y 72.
süzar: Véase "suar".
Sympherusa, cognomen: 247.
Tabernae: Véase "Construcciones" .
Talweg hipogeo: 284 y 286.
Taller de cerámica: 87, 89, 90, 92 a 94, 102, 104, 185, 186 y 247;
pequeñas estampillas: 102.
Tamusiense: 212.
de cerámica: 75, 77, 109 y 110.
Tapaderas: 75, 77, 109, 110 y 113;
Tapones de ánforas: 77.
Tardo-romano: 166 y 265 a 267.
Tartésico: 135 y 136.
Tayaciense: 15.
Tazones cerámicos: 79.
Tectónica: 274 y 286.
Tegulae: 182 a 186.
Templos romanos: 207.
Time, cultura de La: Véase " La Téne, cultura de" .
Terminum de Molegio, topónimo : 255.
Terra rosa: 276;
sigillata: Véase "Cerámica".
Teselas: 72 a 74;
de cerámica: 73 y 74.
Tesoro de Cheste: 142, 144 y 150 a 152.
Tholugias, topónimo: 255.
Thoracata, escultura: 219 a 228.
-
307-
de las
[page-n-396]
Tibias humanas: 34. Véase "Huesos humanos".
Tijeras: 136.
Tilos: 11 .
Tinajas cerámicas: 74 y 75.
Titanio: 91 , 93 y 94 .
Tito, praenomen : 246.
Tobas calcáreas: 275.
Tologias, topónimo: 255.
Toloias, topónimo: 255.
Toluges, topónimo: 255.
Topografía: 276 y 285.
vasca: 251 a 260.
Toponimia: 251 a 260; - - - - catalana: 251 a 260;
Topónimos: 165, 252 y 254 a 259;
hídricos: 255 a 257.
Toro: 11 y 155 a . 160;
, representaciones de: 155 a 160;
de Guisando : 159.
Torreones: 173.
Torres: 72, 73 , 164, 165, 173 y 185; - - - - , representación de: 72 y 73.
Tria nomina: 244, 245 y 248.
Triásico: 169.
íribus: 231, 232 , 235 y 245.
Tubos de hueso: 76.
Tulogias, topónimo: 255.
Tulugias, topónimo : 255.
Tuluges, topónimo : 255.
Tumbas: 102, 104, 110, 111, 123 a 137, 163, 177, 178 y 230.
Túmulos: 125, 133, 179, 261 y 262.
Turdetano: 212.
Turonense: 275 y 276.
Tursac, oscilación climática: 20.
uideo: Véase "veig'',
Uila Kanedo, topónimo: 257.
Uila Enuegio, topónimo: 254.
uitreu : Véase "vid re".
Ulceia, topónimo : 254.
unda: Véase "ona" .
ur-, raíz vasca: 255 .
Ur, topónimo: 255 y 256.
Urbanismo: 49, 193 y 195.
Urg, topónimo: 256.
Urgell, topónimo : 256.
Urgello, topónimo: 256.
Uri, topónimo: 255 y 256.
Urnas: 108, 113 a 122, 126, 128 y 134;
bicónicas: 116 a 118 y 121;
cinerarias : 113 a 122, 126, 128 y 134;
decoradas con acanaladuras:
ovoides: 116; 122 y 126;
trococónicas: 126.
116 a 118 y 121;
Urnenfelder: Véase "Campos de urnas".
Urris, sufijo : 211 .
Urtx, topónimo: 256.
Urús, topónimo: 256.
Urx, topónimo: 256.
Usura: 271 y 272.
Vaiande, topónimo: 257.
Valenciana, lengua: 172 y 230.
Valeria, nomina: 246.
Valldequers, topónimo : 258.
Valle Asperi, topónimo : 258;
Aspirii , topónimo: 258;
Fecunda, topónimo: Véase "Vallfogona"; - - - - Molegica, topónimo: 255; - - - - Molegiga,
topónimo: 255.
Vallem Agogiam, topónimo: 255.
Vallespir, topónimo: 258.
Vallespirii, topónimo: 258.
Vallfogona, topónimo: 256.
-308-
[page-n-397]
Vasca, lengua: 251 a 260;
, prehistoria: 261 y 262;
, toponimia: 251
a 260.
Vascones, pueblos: 251 .
Vasijas: Véase " Vasos".
Vasos: 49 a 52, 59, 61, 74 a 80, 84 a 87, 89 a 92, 94, 97 a 111, 113 a 122, 126, 133,
135, 136, 163, 164, 166, 173, 174, 177, 179 a 182, 184 a 188, 207, 224 y 247;
aquillados: 50 a 52 y 59;
caliciformes: 18i y 182;
campaniformes: 59 y 173;
campaniense: 77, 97, 99 a 101, 103, 104
y 106 a 111;
carenados: 51, 116 y 179;
cilíndricos: 76,
globulares: 78;
hemisféricos: 50, 59 y 91;
de maovoides: 45, 59, 116 y 126;
de paredes finas :
dera: 91 y 92;
76 y 77;
de pasta vítrea : 80;
polípodos: 50 a 52, 59 y 61;
trípodes: 50 a 52 y 59;
con ventanas: 92.
Vegetación: Véase "Flora" .
Vegetales, motivos decorativos: Véase " Decoración floral " .
veig, palabra catalana: 253.
veo: Véase " veig".
Veranus, cognomen: 248.
Verginia, nomina: 246.
Vermiculatum, mosaico: 73.
Vernae: Véase "Esclavos".
Verracos: 159.
Vestido: 139 y 219 a 228.
Veteranos: 196, 197, 199 a 201, 210, 215, 216 y 218.
Veteres: 200, 201 y 218.
Vía Augusta: 237 y 238.
Vías naturales de comunicación: 166, 173 a 176, 205 y 213;
romanas: 237
y 238.
Vid: 72 a 74, 171, 182, 184 y 186; - - - , motivo decorativo: 72 a 74.
vidre, palabra catalana: 253.
Vidriada, cerámica: Véase "Cerámica" .
volcánico; 85.
Vidrio: 74, 85 y 185;
Vill afranquiense: 7.
Villas romanas: 69, 74, 182 a 186, 238 y 271.
Visigodo: 69 y 252.
Vitoria, nomina: 24 4 a 246.
Vocalismo: 253.
Voló, topónimo: 258.
Volone, topónimo: 258.
Volnir, topónimo: 258.
Volum, topónimo: 258.
Vulcanismo: 85 a 87.
Vulcaria, topónimo: 258.
Vuluerri , topónimo: 258.
Vuluirri, topónimo: 258.
Würm, glaciación : 9 a 11, 15, 16 y 18 a 20; - - - - 1 10, 15, 18 y 19; - - - 11:
:
9 a 11, 15, 16, 18 y 19;
111: 19 y 20;
IV: 20;
V: 20.
Yeso: 76.
Zorro: 11 .
-309-
[page-n-398]
[page-n-399]
INDICE DE LUGARES
Abri Pataud (Les Eyzies, Dordogne, Francia): 40, 44 y 45.
Acci, hoy Guadix (Granada): 213.
Acebuchal, El (Carmona, Sevilla): 137.
Adesig, rfo ( Sornia, Pyrénées-Orientales, Francia): 255.
Adzaneta de Albaida (Valencia): 230.
A frica: 14, 66, 74, 11 O, 185, 212, 216, 247, 269 y 270;
del Norte: 66, 74,
11 O, 185, 211, 212, 216 y 270.
Agde ( Hérault, Francia): 87.
Agost (Alicante): 158 y 160 .
.A.guifa, poblado del Pico del (Bugarra, Valencia): 174, 175 y 189 a 191.
Aguilar de Anguila (Guadalajara): 123, 126, 128 y 130.
Agullana (Gerona): 122.
Aigua del Poble, fuente de 1' (Crevillente, Alicante): 166.
Aire, puntal del (Tous, Valencia): 276.
Aja u, corral de (Chulilla, Valencia): 181 y 189 a 191.
Alava: 252 y 262.
Albacete, provincia: 152, 157, 160, 182, 213 y 238.
Albaida (Valencia): 110, 111, 142, 144, 146 a 149, 151 y 152.;
, rfo: 238.
Al-baric, hoy Alberique: Véase "Aiberique".
Albares, montes (Gerona, España y Pyrénées-Orientales, Francia): 255.
Alberic: Véase "Aiberique".
Alberique (Valencia): 237 y 238;
a Tous, carretera de (Valencia): 274;
- - - , carretera de Cogullada a (Valencia): 237.
Alborache (Valencia): 244 y 250.
Alcalá de Chivert (Castellón): 213.
Alcira (Valencia): 237, 238, 240 a 242, 250 y 274;
, partida (Aiborache): 244.
Alcolea del Rfo (Sevilla): 209.
Alcoy (Alicante): 12, 13, 59 a 60 y 157.
Alcublas (Valencia): 170.
Alcudia (Mallorca): 210, 216 y 217; La
, cerro (Elche, Alicante): 69 a 82,
185 y 186.
Alcuses, Bastida de les (Mogente, Valencia): 100, 110, 141 a 149, 151 y 152.
Aldea de San Juan ( Requena, Valencia): 152.
Alejandría (Egipto): 270.
Alemania: 15, 21, 34, 41, 193 y 247;
Occidental: 21, 34, 41 y 193.
Alfar o del Ebro ( Logroño): 211 y 218.
Algeciras ( Cádiz): 21 O.
Aliagas, punta de las (Bugarra, Valencia): 174, 176 y 189 a 191.
Alicante, capital: 47, 58 a 60, 113, 114, 158, 162, 185 y 186; - - - , provincia: 12,
13, 47 a 63, 69 a 82, 113, 114, 136, 152, 157, 158, 160 a 167, 185, 186, 238
y 239.
Al mansa (Aibacete): 238.
Almazán (Seria): 124 y 125;
, carretera de Sigüenza a (Guadalajara-Soria):
124 y 125.
Almenara (Castellón): 207.
Almería, provincia: 59.
Almizra, hoy Campo de Mirra (Alicante): 238.
-311-
[page-n-400]
Almusafes (Valencia): 171.
Alpanseque (Soria): 123 a 137.
Alt del Fort (Cullera, Valencia): 142, 144, 149, 151 y 152.
Alta de Serelles, poblado de la Mola (Al coy, Alicante): 58 a 60.
Alto, Mojón ( Liria-Pedralba, Valencia): 187 y 189 a 191.
Alto Aragón: 252;
de la Escala (Aicira-Tous, Valencia): 274;
de la
Presa (Bugarra, Valencia): 174, 176, 177 y 189 a 191.
Ama, barranco del (Gesta! gar, Valencia): 171, 186 y 189 a 191.
Ampurias (La Escala, Gerona): 97 a 111.
Anas, hoy Guadiana: 213.
Andalucía: 34, 39 a 46, 48, 59, 68, 81, 128, 137, 157 a 160, 199, 209, 210, 212, 213,
216, 218 y 247.
Andenia, camino, caserfo y partida ( Gestalgar, Valencia): 186.
Andilla (Valencia): 59, 152 y 170.
Andorra: 251, 252, 256, 258 y 259.
Antiga, fuente (Crevillente, Alicante): 165 y 166.
Aquitania (Francia): 133 y 247.
252.
Aragón: 152, 170, 206, 208, 237, 248, 251, 252 y 285; Alto
Araur, río ( Ur, Pyrénées-Orientales, Francia): 256.
Arce! lares, Los (Ayora, Valencia): Véase "Arcillares, Los".
Arcillares, Los (Ayora, Valencia): 243.
Arcy-sur-Cure (Yonne, Francia): 19.
Archegeseion (Del os, Grecia): 89.
Archena (Murcia): 247.
Aregiae, flumen, hoy río Ariege (Francia: 254.
del Maestre ( Castellón): 113 a 122.
Ares, muela de ( Castellón): 115;
Arieja, hoy Ariege, departamento y rfo de Francia: 254.
, río (Francia): 254 y 258.
Ariege, departamento (Francia): 252, 254 y 258;
Aristot ( Lérida): 258 y 259.
Arlay (Francia): 40, 44 y 45.
Arse, hoy Sagunto (Valencia): 208.
Artemisión, cabo ( Eubea, Grecia): 66.
Arva (El Castillejo, Al colea del Río, Sevilla): 209.
Ascoli (Ascoli-Piceno, Italia): 198;
Pi ceno (Italia): 198.
Asculum, hoy Ascoli (Ascoli-Piceno, Italia): 198Ase, puente del (Puebla Larga, Valencia): 238.
Asia Menor: 86 y 87.
Aspe (Alicante): 48.
Astorga (León): 246.
Atalaya (Cortes, Navarra): 133;
Mora ( Caudete de las Fuentes, Valencia): 152.
Atrón, peña la (Pedralba, Valencia): 174, 178 y 189 a 191.
Atzaneta d'Aibaida (Valencia): 174, 178 y 189 a 191.
Aude, departamento (Francia): 91, 131, 133, 135, 136 y 252.
Augusta, vía romana: 237 y 238.
Austria: 19.
Aveyron, departamento (Francia): 185.
Avezac-Prat ( Hautes-Pyrénées, Francia): 128 y 133.
Avila, provincia: 128 y 159.
Ayora (Valencia): 152, 242 a 244 y 250;
a Zarra, camino de (Valencia): 243;
- - - , Ayuntamiento de: 244.
Ayuntamiento de Ayora: 244;
de Carcagente: 237;
de Pedralba: 187;
- - - d e Sagunto: 219.
Azaila (Teruel): 208.
Badajoz, provincia: 217, 243, 246 y 247Baelo ( Bolonia, Tarifa, Cádiz): 68.
Baetis, hoy Guadalquivir: Véase "Betis".
Bages ( Pyrénées-Orientales, Francia): 257.
Bagur (Gerona): 256.
Baiamite ( Sallagosa, Pyrénées-Orientales, Francia): 259.
Baiagorri, monte ( Estella, Navarra): 256.
Bail ro, calle del ( Ollerfa, Valencia): 234.
Baja Navarra: 256.
Bajan de, aldea ( Estavar, Pyrénées-Orientales, Francia): 256 y 257.
-312-
[page-n-401]
Baleares: 77, 21 O, 216 y 217.
Balones (Alicante): 157, 158 y 160.
Balsa de Torralba (Bugarra, Valencia) : 181, 184 y 189 a 191.
Salsillas, barranco (Pedralba, Valencia) : 171 y 184.
Banyeres ( Tarragona): 136.
Banyuls ( Pyrénées·Orientales, Francia): 258.
Bará, arco romano de (Torredembarra, Tarragona): 237.
Barahona ( Soria) : 124 y 125.
Barcelo.na, ciudad: 48, 66, 67 y 97 a 99;
, provincia: 48, 66, 67, 87, 97 a 100,
121, 131, 135, 251 y 252.
Aarcheta (Valencia) : 231 a 233 y 247;
a Simat de Valldigna, carretera de
(Valencia) : 233.
Barguja, aldea (Toloriu, Lérida): 255 y 257.
Baridan {Francia) : 259.
Barig {Valencia) : 16.
del Cinc {Aicoy, AliBarranc Blanc, cueva del (Rótova, Valencia) : 16 y 34;
cante) : 58 a 60;
de la Gasulla {Ares del Maestre, Castellón ) : 113;
de la Lomaina {Villamarchante, Valencia) : 174;
del Llop
{Barcheta, Valencia): 233;
de la Rambla (Crevillente, Alicante): 48,
161, 162 y 164 a 166;
de la Teula {Villamarchante, Valencia): 187.
Barranco del Ama { Gestalgar, Valencia): 171, 186 y 189 a 191;
de las Salsillas ( Pedralba, Valencia) : 171 y 184;
del Castellet (Tous, Valencia):
274 y 276;
del Cuchillo (Cheste, Valencia): 178;
,
cerro { Cheste, Valencia) : 178 y 189 a 191;
de Chiva { Pedralba, Valencia) : 171, 177 y 186;
Escoba, cerro del ( Gestalgar, Valencia) : 174,
176 y 189 a 191;
de la Marjuela (Bugarra, Valencia) : 171;
de Merinel (Bu garra, Valencia) : 171 y 177;
de Quart ( Bugarra, Valencia): 184;
de la Salada (Valencia): 179;
de la Tarrosa
( Gestalgar, Valencia): 171 y 175;
del Tío Miguel de Castelló (Tous,
Valencia) : 274.
Barx (Valencia) : Véase " Barig" .
Basondo ( Cortézubi, Vizcaya) : 262.
Bassagoda (Gerona) : 255.
Basses-Aipes, departamento (Francia) : 15.
Bastida de les Alcuses, cerro de la (Mogente, Valencia) : 100, 110, 141 a 149, 151
y 152.
Baume-Bonne { Basses-Aipes, Francia) : 15.
Beders { Bellver, Lérida): 259.
Begfs ( Castellón): 186.
Segur (Gerona) : 256. Véase "S agur".
Bélgica: 15.
Bélgida (Valencia) : 59.
Belmonte del Peregil {Zaragoza): 206.
Bellús (Valencia) : 13.
Bellver ( Lérida): 259.
Bellveret (Játiva, Valencia): 230.
Benabarre (Huasca) : 251.
, yacimiento de (Benaguacil,
Benaguacil (Valencia): 169, 182 y 189 a 191;
Valencia) : 182 y 189 a 191.
Benasal (Castellón) : 59, 60, 114, 115 y 122.
Benicassim (Castellón): 136.
Benidorm (Alicante) : 158 y 160.
Benimassot (Alicante) : 157.
Beniprf ( Bélgida, Valencia): 59.
Berfull ( Rafelguaraf, Valencia): 240.
Berola, La (Benasal , Castellón) : 115.
Berguedan (Francia) : 259.
Bessan ( Hérault, Francia): 83, 84 y 86 a 94.
Bética: 212.
Betis, hoy rfo Guadalquivir: 202, 212 y 213.
Béziers ( Hérault, Francia): 259.
Biar (Alicante) : 238;
, castillo de (Biar, Alicante): 238.
Bflbilis, hoy Calatayud (Zaragoza) : 237.
Blanc, barranco (Rótova, Valencia) : 16 y 34.
-31340
[page-n-402]
Bolonia (Tarifa, Cádiz): 68.
Bolos, cerro de los (Andilla, Valencia) : 152.
Bolós ( Freixanet, Gerona): 258.
Bolquera ( Pyrénées-Orientales, Francia): 258.
Bolvir (Gerona): 258.
Bon, cabo (Túnez): 74.
Bonn (Alemania Occidental): 41.
Bonne, Baume ( Basses-Aipes, Francia): 15.
Borreguero, loma del ( Bugarra-Chulilla, Valencia) : 175.
Bouches-du-Rh6ne, departamento (Francia) : 65, 67, 93, 107 y 109.
Boulou, Le ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 258.
Bovalar (Aiborache, Valencia) : 244;
( Benasal , Castellón) : 115;
(Benicassim, Castellón) : 136.
Britania (Inglaterra): 247.
Brno ( Moravia, Checoslovaquia): 41 .
Brutóbriga, ciudad antigua: 211 a 214 y 217.
Bruttium ( Calabria, Italia) : 198, 21 O, 215 y 216.
Brünn ( Moravia, Checoslovaquia): Véase "Brno".
Eugarra (Valencia): 169 a 191;
, carretera de Pedralba a (Valencia): 184;
- - -, montes de ( Bugarra, Valencia): 171; - - - a las Ventas de Vi llar,
carretera de (Valencia): 185;
a Villar del Arzobispo, carretera de
(Valencia): 176.
Bui xcarró, montes (Valencia) : 231, 232, 236, 239, 240 y 247.
Bulgaria: 67.
Buñol (Valencia) : 244.
Burgos, ciudad: 252; - - -, provincia: 68, 251 y 252.
Caballones, fosa de los (Dos Aguas, Valencia) : 274.
Gabanes ( Castellón): 174.
Cabanzas, cerro de las (Bugarra, Valencia): 174 a 176 y 189 a 191; - - - , partida
de las ( Bugarra, Valencia) : 175.
Cabezo de Alcalá (Azaila, Teruel) : 208;
Lucero (Rojales, Alicante): 157
y 158;
Redondo (Vi llena, Alicante) : 57 a 60.
Cabrera de Mar (Barcelona): 100, 131 y 135; - - - de Mataró (Barcelona): Véase
"Cabrera de Mar" .
Cabrillas, sierra de las (Valencia) : 171.
Cáceres, ciudad: 211;
, provincia: 194, 195, 201 y 211.
Caco, partida del (Liria, Valencia): 182 y 189 a 191.
Cádiz, ciudad: 48 y 247;
, provincia: 48, 68, 199, 210, 216, 218 y 247; - - a Barcelona, carretera de (Crevillente, Alicante) : 48.
Caecil ia, Castra ( Cáceres) : 211 .
Caepinna ( Lusitania meridional): 211.
Cai xás ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 256 y 257.
Cala, Tossal de la (Benidorm, Alicante) : 158.
Calabria (Italia): 198, 210, 215 y 216.
Calatayud (Zaragoza): 237.
Caldona, mas fa ( Cazlona, Segura de la Sierra, Jaén) : 213.
Calvo Sotelo, calle de (Bu garra, Valencia): 188.
Calzada, partida de la ( Carcagente, Valencia): 237.
Calle del Bail ío ( Ollería, Valencia): 234;
de Calvo Sotelo ( Bugarra, Valencia);
188;
del Diputado Villanueva ( Játiva, Valencia): 231;
de la
Marquesa de Zenete (Ayora, Valencia): 243 y 244;
del Padre Ferreres
( Ollería, Valenci a) : 234;
de San Franc isco ( Bugarra, Valencia): 188;
de San Roque (OIIería, Valencia): 234;
de Santo Domingo
( Játiva, Valencia): 230.
Callosa del Segura (Alicante): 57 a 60.
Cameles ( Pyrénées-Orientales, Francia): 255.
Cami de Crevillente a Hondón de las Nieves (Alicante) : 48 y 166;
Fondo (Carcagente, Valencia): 237;
Vell de Valencia (Játiva, Valencia) : 238.
Véase " Cami,no".
Camino de la Andenia ( Gestalgar, Valencia) : 186;
de Ayora a Zarra (Valencia): 243;
de la Huerta del Remolino (Pedralba, Valencia): 180;
de la Loma de la Pinada (Bugarra, Valencia) : 188;
de la
Marjuela ( Bugarra, Valencia) : 184.
-314-
[page-n-403]
Campello (Alicante) : 58 a 60.
Campe! de Mirra (Alicante): Véase "Campo de Mirra".
Campillo, sima del (Tous, Valencia): 286;
, pista forestal del (Tous, Valencia) :
274;
• zona del ( Bugarra-Chulilla-Villar del Arzobispo, Valencia): 173 y 185.
de Liria, comarca (Valencia):
Campo Espartario: Véase "Campus Spartarium"';
173;
de Mirra (Alicante) : 238.
Campus Spartarius (Alicante-Murcia) : 166.
Can Canyis ( Banyeres, Tarragona): 136.
Canal de Navarrés (Valencia) : 274 y 275.
Canalons, cueva de Els (Aicoy, Alicante) : 13.
Canals (Valencia) : 234 y 235.
Canavella, monte (Les llles, Pyrénées-Orientales, Francia): 258.
Canavelles ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 258.
Candell, aldea ( Caixás, Pyrénées-Orientales, Francia): 256 y 257.
Candil, cueva (Tous, Valencia): 273, 275, 276, 284 y 286.
Canet ( Pyrénées-Orientales, Francia): 257.
Canigó, sierra (Pirineos orientales, España-Francia): 257.
Canillo, parroquia (Andorra): 258.
Cánoa ( Prada, Pyrénées-Orientales, Francia) : 257.
Canoas ( Pyrénées-Orientales, Francia): 257.
Canoues, comarca ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 258.
Felipa ( Pedralba, Valencia): 187;
Cañada de Biar (Alicante) : 238;
Larga, cerro de la ( Pedralba, Valencia) : 174, 177, 178 y 189 a 191;
- - - . partida (Pedralba, Valencia) : 177, 186 y 189 a 191.
Cáñoles, rfo (Valencia) : 238.
Cap Bon (Túnez): 74.
Capadocia (Turquía): 263 a 272.
Carabias (Guadalajara): 131 y 135.
Caramany ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 258.
Caramat, Odello de: Véase "O del lo de Caramat".
Carb6, castillo de (Benasal, Castellón): 59 y 60.
Carbonera, rambla ( Castellón): 113 y 115.
Carcagente (Valencia): 236 a 239, 246 y 248.
Cárcel ( Bugarra, Valencia): 188.
Carcolze, Castellnou de: Véase "Castellnou de Carcolze".
Cardeñosa (Avila): 128.
Caréncia, La (Turís, Valencia): 142, 144, 147 a 149, 151, 152 y 155 a 160.
Carigüela, cueva de la (Piñar, Granada) : 39 a 46.
Carlit, monte ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 258.
Carmona (Sevilla) : 137.
Caroig , macizo del (Valencia) : 274 y 275.
de Barcheta a Simat de
Carretera de Alberique a Tous (Valencia) : 274;
Valldigna (Valencia): 233;
de Bugarra a las Ventas del Vi llar (Valencia):
185;
a Vi llar del Arzobispo (Valencia) : 176;
de
Cogullada a Alberique (Valencia): 237;
de Cheste a Gestalgar (Valencia): 169 y 178;
a Pedralba (Valencia) : 178;
de Játiva a Silla (Valencia): 238;
de Chiva a Pedralba (Valencia): 177;
de Liria a Pedralba (Valencia): 179 y 182;
de Pedralba a
a Casinos (Valencia): 179;
Bugarra (Valencia): 184;
de Sigüenza a Almazán ( Guadalajara-Soria): 124 y 125.
Cartagena (Murcia): 66, 81, 202, 205, 212, 213, 238 y 247.
Carteia (Cortijo del Rocadillo, San Roque, Cádiz): 199, 210, 216 y 218.
Carthago (Túnez) : 110 y 216.
Carthago-Nova, hoy Cartagena: 81 , 202, 205, 212 y 213.
Casa Consistorial ( Sagunto, Valencia): 220;
Gilet, finca ( Barcheta, Valencia):
233 ;
de la Moneda (Valencia): 220.
Casinos (Valencia): 170 y 179;
, carretera de Pedralba (Valencia): 179.
Castell (Biar, Alicante): 238;
(Játiva, Valencia) : 142, 144 y 152;
de
Vell ( Crevillente, Alicante): 161,
Carbó ( Benasal, Castellón) : 59 y 60;
163, 166 y 167.
Castellana, valle ( Pyrénées-Orientales, Francia): 258.
Castellar, El (Oliva, Valencia): 152;
Colora! (Crevillente, Alicante): 161 y 163
de Meca (Ayora, Valencia): 152.
a 166;
Castellarda, rambla (Valencia) : 173.
-315-
[page-n-404]
Castellet, barranco del (Tous, Valencia): 274 y 276; - - - -. cerro del (Tous, Va·
lencia) : 274.
Castellnou de Carcolze, aldea (Aristot, Lérida) : 258 y 259.
Castellón, ciudad : 114 y 122;
, provincia: 59, 60, 113 a 122, 128, 136, 152, 170,
171, 186, 207 y 212.
Castilla: 37, 38, 47, 68, 74, 123 a 137, 152, 159, 169, 204, 206, 211, 218, 219, 244,
247, 251 y 252;
la Nueva: 37, 38, 47, 74, 123 a 126, 128, 130, 131,
135, 137, 152, 169, 219, 244 y 247;
la Vieja : 68, 123 a 137, 159, 204,
206, 211' 218, 251 y 252 .
Castillarejo de los Moros (Andilla, Valencia) : 59.
Castillejo, El (Aicolea del Río, Sevilla) : 209; - - - A, El (Bugarra, Valencia) : 177
y 189 a 191 ;
B, cerro del ( Bugarra, Valencia): 174 , 176, 181, 184
y 189 a 191 .
Castillo, laderas del (Callosa del Segura, Alicante) : 57 a 60.
Castra Caecilia (Cáceres ): 2211; - - - Servilia (C áceres) : 211.
Castulo, hoy Cazlona (Segura de la Sierra, Jaén) : 213 .
Cataluña : 10, 48, 66, 67, 74, 87, 97 a 111, 121 , 122, 131, 135, 136, 141 , 205, 237,
247, 251, 252 y 254 a 259.
Catedral de Valencia: 237.
Catral (Alicante): 162.
Caudete de las Fue.ntes (Valencia): 142, 144 y 149 a 152.
Ca une de I'Aragó ( Pyrénées-Orientales, Francia): 15.
Cayla, Le (Mailhac, Aude, Francia): 131 , 133, 135 y 136.
Cazlona (Segura de la Sierra, Jaén): 213.
Celtibérica, región geológica: 274 y 286.
Central de Valencia, subregión geológica: 273, 274 y 286.
Cereal, El (Gayanes, Alicante): 58 a 60.
Cerdaña (España-Francia): 259.
Cerdeña (Italia): 109 y 165.
Cerretico Redondo (Pedralba, Valencia): 174, 179 y 189 a 191 .
Carrito Royo (Pedralba, Valencia): 186 y 189 a 191.
Cerro del Barranco del Cuchillo ( Cheste, Valencia): 178 y 189 a 191;
Escoba (Gestalgar, Valencia): 174, 176 y 189 a 191;
de
los Bolos (Andilla, Valencia): 152;
de las Cabanzas ( Bugarra, Valencia): 174 a 176 y 189 a 191;
de la Cañada Larga ( Pedralba, Va·
lencia): 174, 177, 178 y 189 a 191;
del Castellet (Tous, Valenc ia) :
274;
del Castillejo A ( Bugarra, Valencia): 177 y 189 a 191 ;
- - - B (Bugarra, Valencia): 174, 176, 181, 184 y 189 a 191 ; - - del Gargao (Villamarchante, Valencia) : 174, 178 y 189 a 191;
de Jos
Infantes ( Écija, Sevilla): 157;
Lucen a (Enguera, Valencia) : 142, 144,
de la Majarilla (Bugarra, Valencia) : 174, 177 y 189
149, 151 y 152;
a 191;
de la Mariana (Ares del Maestre, Castellón) : 115;
del Palmeral (Pedralba, Valencia): 171, 174, 179 y 189 a 191 ; - - - del
Pararrayos (Villamarchante, Valencia) : 174, 178 y 189 a 191;
Partido
(Pedralba, Valencia): 174, 179, 180, 187 y 189 a 191;
de la Peladilla
(Aldea de San Juan, Requena, Valencia): 152;
del Remolino (Pedralba,
Valencia) : 180;
de la Salada ( Pedralba-Bugarra, Valencia) : 171 , 174,
de San Antón (Orihuela, Alicante) : 57 a 60; - - 179 y 189 a 191;
de San Miguel (Liria, Valencia) : 142, 144, 147, 149, 151 y 152;
de
Jos Santos (Montealegre del Castillo, Albacete): 182;
de la Talayuela
( Liria-Pedralba, Valencia) : Véase "Mojón Alto " ;
de la Tarros a ( Gestalgar, Valencia) : 174, 175 y 189 a 191;
del Tel égrafo (Liria, Valencia) : 173;
de Terlinques (Villena,Aiicante) : 57 a 60.
Cela, Valle (Alicante): 157.
Cicladas, islas (Grecia): 87.
Cigarralejo , El (Mula, Murcia) : 100 y 111 .
Cinc, barranco del (Aicoy, Alicante) : 58 a 60.
Circeo, monte (Roma, Italia) : 15.
Cisalpina: 247; Galia
: 247.
Clermont-Ferrand ( Puy-de-Dome, Francia) : 87.
Clunia ( Peñalba de Castro, Burgos) : 68.
Coch ino, cueva del (Vi llena, Alicate) : 13.
Cogotas, Las (Cardeñosa, Avila) : 128.
Cogullada ( Carcagente, Valencia): 237; - - - a Alberique, carretera (Valencia) : 237.
-316-
[page-n-405]
Colora!, Castellar (Crevillente, Alicante): 161 y 163 a 166.
Coll del Moro (Tivissa, Tarragona): 136.
Collado de la Herrada ( Bugarra·Liria, Valencia): 171, 173 y 187;
del Zurdo
( Balones-Beni massot, Alicante) : 157.
Combe-Capelle ( Montferrand, Dordogne, Francia) : 41 .
Conflent, comarca ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 258.
Contestania: 157 a 160.
Convento de Mercedarios ( Játiva, Valencia) : 231 .
Copenhague (Dinamarca) : 227.
Córdoba, ciudad: 21 O y 216.
Corduba, hoy Córdoba: 21 O y 216.
de Pallás,
Cortes (Navarra) : 131 y 133; - - - de Pallás (Valencia): 274;
fosa de (Valencia): 274.
Cortézubi (Vizcaya): 262.
Cortijo del Rocadillo (San Roque, Cádiz): 199, 21 O, 216 y 218.
Corral de Aja u ( Chulilla, Valencia): 181 y 189 a 191.
Corralón de la Villa ( Sagunto, Valencia): 220.
Corréze, departamento (Francia): 15.
Corts, necrópolis de les (Ampurias, La Escala, Gerona): 111.
Cosa (Orbetello, Grosseto, Italia): 110.
Costa Brava (Gerona) : 256.
Costuja ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 255.
Cotillas, lomas (Tous, Valencia): 275.
Cova del Barranc Blanc ( Rótova, Valencia) : 16 y 34;
deis Canelons (Al coy,
Alicante): 13;
de les Mallaetes (Barig, Valencia): 16;
del
Negra (Játiva, Valencia) : 13 a 18;
Montgó (Jávea, Alicante) : 58 a 60;
- - - del Parpalló (Gandfa, Valencia) : 16, 19 a 35 y 37 a 46;
de
la Petxina (Bellús, Valencia): 13;
del Salt (Aicoy, Alicante) : 13.
Covacha del Salto del Lobo ( Pedralba , Valencia) : 172 y 189 a 191.
Covalta (Albaida, Valencia): 110, 111, 142, 144, 146 a 149, 151 y 152.
Creta (Grecia): 92.
Crevillente (Alicante): 47 a 63 y 161 a 167;
, sierra de (Alicante) : 166;
a Hondón de las Nieves, camino (Alicante): 48 y 166.
Cuchillo, cerro del barranco del ( Cheste, Valencia): 178 y 189 a 191.
Cuenca, provincia: 152.
Cueva del Candil (Tous, Valencia) : 273, 275, 276, 284 y 286;
de la Carigüela
(Piñar, Granada): 39 a 46;
del Cochino (Vi llena, Alicante) : 13; - - del Chucheve ( Pedralba, Valencia) : 172;
de les Dones (Millares, Va·
lencia) : 182 y 286;
de Gorham (Gibraltar): 13 a 16 y 18;
de la Majarilla (Bu·
de I'Hortus (Valflaunés, Hérault, Francia) : 7 a 20;
garra, Valencia): 172;
Merinel ( Bugarra, Valencia): 172, 174, 177, 181
y 189 a 191;
del Palpeo (Bugarra, Valencia) : 172;
del Tedel Tortero (Tous, Valencia): 273
soro (Torremolinos, Málaga): 34;
del Vizcafno (Bua 288;
de Urtiaga (ltziar, Guipúzcoa): 35;
garra, Valencia): 172.
Cullera (Valencia): 142, 144, 149, 151 y 152;
, castillo de (Cullera, Valencia) :
142, 144 y 152.
Chapelle-aux-Saints ( Corréze, Francia): 15.
Checoslovaquia: 41.
Chelva (Valencia): 142, 144, 146, 151 y 152.
Chert ( Castellón): 171.
a GesCheste (Valencia) : 142, 144, 150 a 152, 169, 170, 178 y 189 a 191;
a Pedralba, carretera de
talgar, carretera de (Valencia) : 169 y 178;
(Valencia): 178.
Chiva (Valencia) : 169, 178 y 189 a 191;
, barranco de (Pedralba, Valencia):
171, 177 y 186;
a Pedralba, carretera de (Valencia) : 177.
Chucheve, cueva ( Pedralba, Valencia) : 172.
Chulilla (Valencia): 169, 171, 172, 175, 181 y 189 a 191.
Delos, isla (Grecia): 67 y 83 a 95.
Devil's Tower (Gibraltar): 16.
Dinamarca: 227.
Diputado Villanueva, calle del ( Játiva, Valencia): 231.
-317-
[page-n-406]
Dones, cueva de les (Millares, Valencia): 182 y 286.
Dordogne, departamento (Francia) : 15, 20, 40, 41, 44 y 45.
Dorres ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 256.
Dos Aguas (Valencia) : 274; - - , fosa de (Valencia): 274.
Cosquers (Gerona): 258.
Drome, departamento (Francia): 198.
Düsseldorf ( Renania, Alemania) : 15.
Dynamys, central eléctrica (Bu garra, Valencia) : 176.
Ebro, río: 206.
Écija (Sevilla) : 157 a 160.
Edetania: 155 a 160 y 237.
Egipto: 270.
El Acebuchal ( Carmona, Sevilla) : 137.
El Caco, partida (Liri , Valencia) : 182 y 189 a 191 .
El Castellar (Oliva, Valencia): 152.
Ei Castillejo (Al colea del Río, Sevilla): 209; A ( Bugarra, Valencia): 177
y 189 a 191;B (Bugarra, Valencia ) : 174, 176, 181 , 184 y 189 a 191.
El Cereal (Gayanes, Alicante) : 58 a 60.
El Cigarralejo (Mula, Murcia) : 100 y 111.
Elche (Alicante) : 47, 48, 58 a 60, 69 a 82, 162, 185, 186, 238 y 239.
El Foral (Crevillente, Alicante) : 48, 161, 163, 165 y 166.
El Molar (San Fulgencio, Alicante) : 136, 158 y 160.
El na (Pyrénées-Orientales, Francia): 260.
Els Canalons, cueva (Aicoy, Alicante): 13.
El Tiemblo (Avila): 159.
El Voló ( Pyrénées-Orientales, Francia): Véase " Le Boulou"'.
Emerita, hoy Mérida ( Badajoz): 217.
Emporion: Véase "Ampurias".
Enguera (Valencia): 142, 144, 149, 151 y 152.
Énova (Valencia): 237 a 241 y 248.
Enselle, sierra (Ares del Maestre, Castellón) : 115.
Ensérune (Nissan, Hérault, Francia): 100, 102 y 110.
Envalira, puerto (Andorra) : 258.
Enveig ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 254.
Eolida (Turqula) : 83 a 95.
Eretes, Les (Onteniente, Valencia) : 152.
Ermita de San Roque (Ternils, Carcagente, Valencia): 237 y 238;
de las
Santas ( Játiva, Valencia) : 230.
Escala, La (Gerona): 97 a 111; - - - , , Alto de la (Aicira-Tous, Valencia) : 274.
Escoba, cerro del barranco (Gesta!gar, Valencia): 174, 176 y 189 a 191.
Espartario, Campo (Alicante-Murcia) : 166.
Espirá de Conflent ( Pyrénées-Orientates, Francia) : 258.
Esponellá (Gerona) : 256.
Estauja, río ( Estavar, Pyrénées-Orientales, Francia) : 255.
Estavar ( Pyrénées-Orientales, Francia): 255 a 257.
Estalla (Navarra): 256.
Estere!, montes (Francia) : 87.
Estocolmo (Suecia) : 84 y 89.
Estremadura, provincia (Portugal): 68.
Etruria (Italia) : 92 y 106.
Eubea, isla (Grecia): 66.
Europa: 10, 11, 13, 14, 16, 19, 31 , 43 a 46, 122 y 128;
central: 122 y 128;
- - - occidental : 10.
Euskalerri: Véase "País Vasco" .
Extremadura: 194, 195, 201, 211, 217, 243, 246 y 247.
Eyzies, Les ( Dordogne, Francia): 40, 44 y 45.
Falisco, pars (Etruria, Italia) : 106.
Felipa, cañada ( Pedratba, Valencia) : 187.
Ferrer, loma (Chiva, Valencia) : 171; - - - , , poblado de la toma (Chiva, Valencia):
178 y 189 a 191 .
Fondo, camino (Carcagente, Valencia) : 237.
-318-
[page-n-407]
Font de I'Aigua del Poble (Crevillente, Alicante): 166;
Antiga, La ( Crevillente),
Alicante): 165 y 166;
de la Teula (Villamarchante, Valencia) : 187 y
189 a 191.
Fonteta del Sarso (Crevillente, Alicante) : 161 a 165.
Foral, El (Crevillente, Alicante): 48, 161 , 163, 165 y 166.
Fort, alto del (Cullera, Valencia) : 142, 144, 149, 151 y 152.
Fosa de los Caballones (Dos Aguas, Valencia) : 274; - - - de Cortes de Pallás
(Cortes de Pallás, Valencia): 274 ;
de Dos Aguas (Dos Aguas, Valen·
cia): 274.
Francia: 7 a 20, 40, 41 , 44, 45, 59, 61, 67, 83 a 95, 100, 102, 107, 109, 110, 128, 131,
133, 135, 136, 185, 198, 224, 243, 247 y 251 a 260.
Frankfurt-am-Main (Alemania Occidental) : 34 .
Freiburg-im-Breisgau (Alemania Occidental): 21 y 193.
Frei xanet (Gerona) : 258.
Fuenlabrada ( Badajoz) : 246.
de la Salada ( BugaFuente de la Marjuela ( Bugarra, Valenci a ) : 176 y 184;
rra, Valencia) : 179;
de Teulada (Villamarchante, Valenc ia) : Véase "Font
de la Teula" ;
de la Torzuela ( Bugarra, Valencia) : 181 ;
de
las Viñas, zona de la ( Bugarra-Chul illa-Gestalgar, Valencia) : 174.
Fuentes, Las ( Navarrés, Valencia) : 13.
Gabii (Roma, Itali a): 110.
Cisalpina : 247;
Narbonense: 243.
Galia: 224, 243 y 247;
Galicia: 66.
Gandfa (Valencia): 16, 19 a 35 y 37 a 46.
Gard, departame nto (Francia): 19.
Gargao, cerro del (Villamarchante, Valencia) : 174, 178 y 189 a 191 .
Garona , rfo (España-Francia): 251 .
Garray ( Soria) : 204, 206 y 216.
Gasulla, barranco de la (Ares del Maestre, Castellón) : 113.
Gayanes (Alicante) : 58 a 60.
Ger, Plateau de (Landas, Francia) : 133.
Germania: 247.
provincia: 97 a 111, 122, 131, 135,
Geron a, ciudad : 97, 104, 105, 252 y 256;
136, 252, 254 a 256, 258 y 259.
Gestalgar (Valencia): 169, 171, 174 a 176, 178, 185, 186 y 189 a 191 ;
, carretera de Cheste a (Valencia): 169 y 178.
Gibraltar: 13 a 16 y 18.
Gilet, casa ( Barcheta, Valencia) : 233 .
Golfo de León : 87.
Gorguja, aldea ( Llivia, Gerona): 255.
Gorham's Cave (Gibraltar) : 13 a 16 y 18.
Gormaz (Soria) : 130.
Gottweig (Austria) : 19.
Graccurris (Alfara del Ebro, Logroño) : 211 y 218.
Granada, provincia: 39 a 46 y 213.
Grand Conglouée (Marseille, Francia) : 65, 107 y 109.
Graufesenque. La ( Millau, Aveyron , Francia) : 185.
Grecia: 66, 67, 83 a 95 y 140;
oriental: 91.
Grossa, sierra (Alicante): 58 a 60.
Grosseto (Italia): 11 O.
Grotte de la Salpetriére ( Rémoulins, Gard, Francia): 19;
de I'Hortus (Valflau·
nés, Hérault, Francia) : 7 a 20.
Guadalajara, provincia: 123 a 126, 128, 130, 131 y 135.
Guadalimar, río (Aibacete-Jaén) : 213.
Guadalquivir, río: 202, 212 y 213.
Guadiana, rfo: 213.
Guadi x (Granada): 213.
Guils de la Cerdaña (Gerona) : 254.
Guipúzcoa, provincia: 35 y 262 .
Guisando (El Tiemblo, A vil a) : 159.
Gurnia (Creta, Grecia): 92 .
Hautes-Pyrénées, departamento (Francia) : 128 y 133.
Hérault, departamento (Francia) : 7 a 20, 83, 84, 86 a 94, 100, 102, 110 y 259.
-319-
[page-n-408]
Hermos, río (Turquía): 83 a 85, 87 a 89 y 91 a 94Herrada, collado de la ( Bugarra-Liria, Valencia) : 171, 173 y 187.
Higes (Guadal ajara): 131.
Hispania: 193, 194, 196 a 199, 202, 204, 205, 208 a 212, 214, 227, 228,
Citerior: 205 y 214;
Ulterior: 193, 197, 202, 205,
Hondón de las Nieves (Alicante): 48 y 166; Cam f de Crevillent a
(Alicante): 48 y 166.
Hortet, partida (Pedralba, Valencia): 183, 184 y 189 a 191.
Hortus, macizo de 1' (Hérault, Francia) : 8 y 9;
, Gruta de 1
'
Hérault, Francia): 7 a 20.
Hostal No u (Ares del Maestre, Castellón): 115.
Hoya de Santa Ana ( Tobarra, Al bacete) : 160.
Huerta del Remol ino (Pedralba, Valencia) : 180, 187 y 189 a 191; Camino de
(Pedralba, Valencia): 180.
Huesca, ciudad : 251 ;
, provincia: 251 , 252 y 285.
Husos, Los (Aiava) : 262.
233 y 234;
212 y 214.
(Valflaunés,
la---
lamboli ( Bulgaria) : 67.
Ibérica, región geológica: 274.
Ibiza, isla (Baleares) : 77.
Iglesia (~nova, Valencia): 239 a 241;
de San Antonio Abad ( Canals, Valencia): 235 ;
de San Bernardo (Aicira, Valencia): 241 y 242;
de San Féli x (Játiva, Valencia): 232 y 237;
de San Pedro (Játiva, Va·
lencia) : 237.
lliberri, hoy El na (Pyrénées-Orientales, Francia): 260 .
Iliria (Yugoslavia) : 247.
liJes, Les ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 258.
lllice, hoy Elche (Alicante) : 74 y 81 .
Infantes, cerro de los (~cija, Sevilla) : 157.
lrippo, cerca de Sevilla: 81 .
Isleta ( Campello, Alicante) : 58 a 60.
lsóbol (Gerona) : 259.
Italia: 1 O, 15, 66 a 68, 73, 7 4, 92, 101, 102, 106, 109, 11 O, 140, 165, 196, 198, 200,
205 a 208, 21 O, 211 , 213 a 217, 226 a 228, 233, 237, 243, 244, 246 y 247.
ltzíar ( Guipúzcoa) : 35.
Itálica ( Santiponce, Sevilla) : 21 O.
Jaca ( Huesca) : 285.
Jaén, provincia: 160 y 213.
Jarafuel (Valencia) : 274 y 275.
Játiva (Valencia) : 12 a 18 y 229 a 250;
, castillo (Játiva, Valencia): 230 y
231;
, comarca de (Valencia): 12 y 229 a 250;
a Silla, carretera de (Valencia): 238.
Jaucar, partida (Pedralba, Valencia) : 184 y 189 a 191 .
Jávea (Alicante) : 58 a 60.
Júcar, rlo: 145, 152, 159, 205, 229, 237, 238, 242 y 274.
Jutge, Mas del (Liria, Valencia) : 173, 180 y 189 a 191Kerkouane (Túnez) : 74.
L' Aigua del Poble, fuente (Crevillente, Alicante): 166.
La Alcudia, cerro de (Elche, Alicante): 69 a 82, 185 y 186.
La Airón, peña (Pedralba, Valencia): 174, 178 y 189 a 191.
La Bastida de les Alcuses (Mogente, Valencia): 100, 110, 141 a 149, 151 y 152.
La Be rola (Be nasal, Castellón): 115.
La Cala ( Benidorm, Alicante): 158.
La Calzada, partida (Carcagente, Valencia) : 237.
La Carencia (Turls, Valencia) : 142, 144, 147 a 149, 151 , 152 y 155 a 160.
La Carigüela, cueva de (Piñar, Granada) : 39 a 46.
La Covalta (Albaida, Valencia): 110, 111, 142, 144, 146 a 149, 151 y 152.
Laderas del Castillo (Callosa del Segura, Alicante) : 57 a 60.
La Escala (Gerona) : 97 a 111; , alto de (Aicira-Tous, Valencia): 274.
La Gasulla, barranco (Ares del Maestre, Castellón) : 113.
La Graufesenque ( Millau, Aveyron, Francia) : 185.
-320-
[page-n-409]
Laletania (Tarragona): 2. 7.
3
La Lomaina, barranco ( Villamarchante, Valencia) : 174.
Le. Majarilla ( Bugarra, Valencia): 172, 174, 177 y 189 a 191 .
La Mariana, cerro (Ares del Maestre, Castellón): 115.
La Marjuela ( Bugarra, Valencia): 176, 184 y 189 a 191.
La Mercadera ( Rioseco de Calatañazor, Soria): 128.
La Mi coque ( Dordogne, Francia): 15.
La Mola d'Ares (Castellón) : 115.
La Monediére ( Bessan, Hérault, Francia): 83, 84 y 86 a 94.
La Montalbana (Ares del Maestre, Castellón): 113 a 122.
Landes, departamento (Francia) : 133.
Languedoc, comarca (Francia) : 8, 11, 14, 15, 18, 83 a 95, 133, 136 y 253.
La Olmeda ( Guadalajara) : 131 .
La Ollerfa (Valencia) : 232 a 234 y 247.
La Pea (Pedralba, Valencia) : 178 y 187.
La Pedrera (Vallfogona de Balaguer, Lérida): 136.
La Peladilla (Aldea de San Juan, Requena, Valencia) : 152.
La Petxina ( Bellús, Valencia) : 13.
La Pinada (Bu garra, Valencia): 171 y 188.
La Presa (Bugarra, Valencia) : 174, 176, 177 y 189 a 191.
La Rambla (Crevillente, Alicante): 48, 161, 162 y 164 a 166.
La Requijada ( Gormaz, Soria) : 130.
Larga, Cañada (Pedralba, Valencia): 174, 177, 178, 186 y 189 a 191.
La Rioja (Aiava-Burgos-Logroño) : 252.
Larisa de Hermos (Turqu fa) : 83 a 85, 87 a 89 y 91 a 94.
La Salada (Bugarra, Valencia) : 171 , 174, 179 y 189 a 191 .
Las Aliagas (Bugarra, Valencia) : 174, 176 y 189 a 191.
La Salpetriére ( Rémoulins, Gard , Francia) : 19.
Las Cabanzas (Bugarra, Valencia): 174 a 176 y 189 a 191.
Las Cabrillas, montes (Valencia): 171.
Lascaux ( Montignac, Dordogne, Francia): 20.
Las Cogotas ( Cardeñosa, Avil a): 128.
Las Fuentes ( Navarrés, Valencia): 13.
La Solivella (Alcalá de Chivert, Castellón): 128 y 136.
Las Peñicas (Villena, Alicante): 57 a 60.
Las Santas, ermita ( Játiva, Valencia) : 230.
Las Ventas (Vi llar del Arzobispo, Valencia) : 185.
La Talayuela, cerro ( Liria-Pedralba, Valencia) : Véase "Mojón Alto".
La Tarrosa ( Gestalgar, Valencia) : 171 , 174, 175, 181 y 189 a 191 .
La Teula (Villamarchante, Valencia) : 171, 187 y 189 a 191.
La Todolella (Castellón): 171.
La Torresabiñán ( Guadalajara): 131.
La Torzuela (Bugarra, Valencia): 181 y 189 a 191 .
La Zafa (Ches te, Valencia): 142, 144 y 150 a 152.
Le Boulou ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 258.
Le Cayla (Mailhac, Aude, Francia): 131 , 133, 135 y 136.
León, golfo de: 87;
, provincia: 246;
, región: 12, 65, 123, 219, 222, 246
y 263.
Lérida, ciudad : 251 ;
, provincia: 136, 251, 252 y 255 a 259.
Les Alberes, montes (España-Francia) : 255.
Les Alcuses ( Mogente, Valencia): Véase "La Bastida de les Alcuses".
Les Corts, necrópolis (Ampurias, La Escala, Gerona): 111 .
Les Dones, cueva (Millares, Valencia) : 182 y 286.
Les Eretes ( Onteniente, Valencia): 152.
Les Eyzies ( Dordogne, Francia): 40, 44 y 45.
Les llles ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 258.
Les Mallaetes, cueva (Barig, Valencia): 16.
Les Moreras, pico (Crevillente, Alicante) : 47 a 63.
Les Ventes (Mogente, Valencia) : 142, 147 y 152.
Levan!, isla (Var, Francia) : 107 y 109.
Levante español : 33, 128 y 205.
L'Hortus, gruta de (Valflaunés, Hérault, Francia) : 7 a 20.
Liguria (Italia) : 10.
L'llleta (Campello, Alicante): Véase "Isleta".
-321-
41
[page-n-410]
Linares (Jaén) : 213 .
Liria (Valencia) : 142, 144, 147, 149, 151 , 152, 169 a 171, 173, 179, 180, 182, 184, 187,
, comarca del campo de (Valencia) : 173;
189 a 191 y 230;
a Pedralba, carretera de (Valencia) : 179 y 182.
Lisboa (Portugal) : 209 .
Lo de Benaguacil, yacimiento ( Benaguacil, Valencia): 182 y 189 a 191 .
Logroño, provincia: 21, 218 y 252.
Ferrer (Valencia) : 171,
Loma del Borreguero ( Bugarra-Chulilla, Valencia): 175;
de la Pinada, camino de la ( Bugarra, Valencia) : 188:
178 y 189 a 191 ;
- - - , cerro de la (Bugarra, Valencia) : 171 y 188; - - de la Tia Soldá (Bugarra, Valencia): 174, 176, 180, 181 y 189 a 191.
Lomaina, barranco de la ( Villamarchante, Valencia): 174.
Lomas Cotillas (Tous, Valencia): 275.
Londres: 211.
Los Arcillares (Ayora, Valencia): 243.
Los Bolos, cerro (Andilla, Valencia): 152.
Los Caballones (Dos Aguas, Valencia): 274.
Los Husos (Aiava): 262.
Los Millares (Santa Fé de Mondújar, Almerfa): 59.
Los Serranos, pico (Chulilla, Valencia): 181 y 189 a 191.
Los Tollas (Villamarchante, Valencia): 186 y 189 a 191.
Los Villares (Caudete de las Fuentes, Valencia): 142, 144 y 149 a 152.
Lucana, cerro (Enguera, Valencia): 142, 144, 149, 151 y 152.
Lucero, cabezo (Rojales, Alicante) : 157 y 158.
Lugo, provincia: 66.
Lusitania: 204, 211 y 212.
Lyon (Rhóne, Francia): 84 , 91 , 93 y 247.
Llivia (Gerona) : 254 y 255.
Llobregat, río (Barcelona) : 251 y 252.
Llama Negra (Crevillente, Alicante) : 165.
Llombay (Valencia) : 274 .
Llop, barranco ( Barcheta, Valencia) : 233
Macizo de I'Hortus ( Hérault, Francia): 8 y 9.
Madrid: 37, 38, 47, 123, 124, 137, 169, 244 y 247.
Magalas ( Hérault, Francia) : 83, 84 y 91 a 94.
Mahdia (Túnez) : 66.
Mailhac (Aude, Francia) : 131, 133, 135 y 136.
Majarilla, cerro de la (Bu garra, Valencia): 174, 177 y 189 a 191;
, cueva de la
(Bu garra, Valencia): 172.
Málaga, provincia: 34.
Mallaetes, cueva de les ( Barig, Valencia): 16.
Mallorca (Baleares) : 210, 216 y 217.
Manises, Tossal de (Alicante) : 185 y 186.
Manole (Tracia): 67.
Manuel (Valencia): 239.
Mariana, cerro de la (Ares del Maestre, Castellón): 115.
Marjuela, barranco de la ( Bugarra, Valencia): 171;
, camino de la ( Bugarra,
Valencia): 184;
, fuente de la ( Bugarra, Valencia): 176 y 184;
partida de la (Bugarra, Valencia): 176, 184 y 189 a 191.
Marquesa de Zenete, calle (Ayora, Valencia): 243 y 244.
Marseille (Bouches-du-Rhóne, Francia) : 65, 67, 93, 107 y 109.
Martl, .necrópolis (Ampurias, La Escala, Gerona): 98.
Marruecos: 185 y 212 .
de Menente
Mas del Jutge, finca (Liria, Valencia) : 173, 180 y 189 a 191 ;
(Al coy , Alicante) : 58 a 60;
de la Teula (Villamarchante, Valencia) : 171
y 187.
Masera, Yesar del (Bugarra, Valencia) : 184 y 189 a 191 .
Maures, montes (Francia) : 87.
Mauritania : 212.
Meca, Castellar de (Ayora, Valencia): Véase "Castellar de Meca".
Medina Sidonia (Cádiz): 247 .
Medinaceli ( Soria) : 124.
-322-
[page-n-411]
Mediterráneo : 8, 12, 83 , 84, 87, 88, 91 a 93, 152, 162, 170, 251 y 252.
Menente, Mas de (Aicoy, Alicante) : 58 a 60.
Mequi.nez (Marruecos) : 185.
Mercadera, La ( Rioseco de Calatañazor, Soria): 128.
Mercedarios, Convento de (Játiva, Valencia) : 231 .
Merens (Ariége, Francia) : 258.
fvlérida ( Badajoz): 217 , 243 y 247.
cueva (Bu garra, Valencia):
Merinel, barranco ( Bugarra, Valencia): 171 y 177;
172, 174, 177, 181 y 189 a 191.
Meseta : 123, 128, 130, 133 y 136;
occidental : 128;
oriental: 123, 133
y 136.
Mezquita , partida de la (Bugarra, Valencia): 185 y 189 a 191 .
Micoque, La (Dordogne, Francia): 15.
rv1idi francés: 15.
Milán (Italia): 233, 244, 246 y 247.
Millares (Valencia) : 182, 273 a 275 y 286;
. subcomarca geológica de (Valencia) : 274 y 275;
. Los (Santa Fé de Mondújar, Almer fa) : 59 .
Millau (Aveyro.n , Franci a): 185.
Minho, provincia (Portugal) : 194 a 196 y 201 .
Minturnae : Véase " Minturno " .
Minturno (Roma, Ital ia) : 101.
Miño, río: 194 a 196.
Mogente (Valencia) : 100, 110, 141, 142, 144 a 149, 151 y 152.
Mojón Alto ( Liria-Pedralba, Valencia): 187 y 189 a 191.
Mola (Tarragona) : 122.
d'Ares (Castellón): 115;
Mola Alta de Serelles, La (Aicoy, Alicante): 58 a 60;
- - - d e la Vila (Ares del Maestre, Castellón): 115.
Molar, El (San Fulgencio, Alicante): 136, 158 y 160.
Molig ( Pyrénées-Orientales. Francia): 255.
Monasterio de Montsant ( Játiva): 230.
Moneda, Casa de la (Valencia): 220.
Monediére, La ( Bessan, Hérault, Francia): 83, 84 y 86 a 91.
Montalbana, La (Ares del Maestre, Castellón): 113 a 122.
Monte Circeo (Roma, Italia): 15.
Montealegre del Castillo (Aibacete): 182.
Monte jo de U ceras ( Soria): 206.
Montes de Oca (Burgos) : 251.
Montferrand ( Dordogne, Francia) : 41.
Mo.ntfo ( Magalas, Hérault, Francia) : 83, 84 y 91 a 94.
Montgó, cueva del (Jávea, Alicante) : 58 a 60.
Montignac ( Dordogne, Francia) : 20.
Montlaurés ( Narbonne, Aude, Francia) : 91.
Montpellier ( Hérault, Francia) : 8.
Montsant, monasterio (Játiva, Valencia) : 230.
Moravia (Checoeslovaquia) : 41.
Moreras, pico de les ( Crevillente, Alicante): 47 a 63.
Moro, Coll del (Tivissa, Tarragona): 136.
Moros, Castillejo de los (Andilla, Valencia): 59.
Mula (Murcia) : 100 y 111.
Murcia, provincia: 66, 81, 100, 111, 114, 166, 202, 205, 212, 213, 238 y 247; - - región de: 66, 81 , 100, 111, 114, 152, 157, 160, 166, 202, 203, 205, 212, 213,
238 y 247.
Murell, rambla de (Jarafuel, Valencia): 274 y 275.
Namur (Bélgica) : 15.
Nápoles (Italia) : 67, 68, 73 y 227.
Narbonense: 198, 243 y 247.
Narbonne (Aude, Francia) : 91 y 252.
Nauja ( Pyrénées-Orientales, Francia) : 255.
Navarra: 73, 131, 133, 136, 251, 252, 256 y 262; - - - , Baja: 256.
Navarrés (Valencia) : 13, 274 y 275;
, Canal de (Valencia) : 274 y 275.
Neanderthal ( Düsseldorf, Alemania): 15.
Negra, cueva (Játiva, Valencia): 13 a 18; - - - , , Liorna (Crevillente, Alicante): 165.
Nissan (Hérault, Francia) : 100, 102 y 110.
-323-
[page-n-412]
Noguera, valle del ( Lérida): 251:
Pallaresa, rfo ( Lérida): 251 y 252.
Numancia (Garray, Soria): 204, 206 y 216.
Numidia: 211.
Obercassel (cerca de Bonn, Alemania): 41.
Oca, montes de (Burgos): 251.
Occidente romano: 68, 264 y 269 .
Odello de Ca ramal, aldea (Real, Pyrénées-Orientales, Francia): 258.
Olisipo, hoy Lisboa (Portugal) : 209.
Oliva (Valencia): 152.
Olmeda, La (Guadalajara) : 131.
Olopte, aldea ( lsóbol, Gerona) : 259.
Ollerfa, La (Valencia): 232 a 234 y 247.
Onteniente (Valencia): 152.
Orbetello ( Grosseto, Italia): 11 O.
Oriente romano: 264 y 268 a 270.
Orihuela (Alicante): 57 a 60.
Osseja (Pyrénées-Orientales, Francia) : 254.
Ostia (Roma, Italia): 68 y 73.
Osuna (Sevilla): 158 a 160 y 213.
Padre Ferreres, calle del ( Ollerfa, Valencia): 234.
Pafs Falisco ( Etruria, ltal ia): 106;
Valenciano: Véase "Valencia, región"
- - - Vasco: 35, 251, 252, 261 y 262;
meridional: 261 y 262.
P&.lacio Real de Valencia: 220.
Palma de Mallorca: 210, 216 y 217.
Palmeral, cerro del (Pedralba, Valencia) : 171, 174, 179 y 189 a 191;
, partida
del ( Pedralba, Valencia): 172 y 179;
, sima del ( Pedralba, Valencia:
179, 180 y 189 a 19 1.
Palpeo, cueva del ( Bugarra, Valencia) : 172.
Pallars, comarca ( Lérida) : 251 y 252.
Pamplona (Navarra) : 73.
Pararrayos, cerro del (Villamarchante, Valencia): 174, 178 y 189 a 191.
Parfs: 84, 89 y 94.
Parpalló, cueva del (Gandfa, Valencia) : 16, 21 a 35 y 37 a 46.
Partido, cerro (Pedralba, Valencia): 174, 179, 180, 187 y 189 a 191.
Pataud, Abrf (Les Eyzies, Dordogne, Francia): 40, 44 y 45.
Pea, montes de la ( Pedralba-Villamarchante, Valencia): 178;
, presa de la
( Pedralba, Valencia): 187.
Peal de Becerro (Jaén): 160.
Pedralba (Valencia): 169 a 191;
, carretera de Cheste a (Valencia): 178;
- - - , carretera de Chiva a (Valencia): 177;
, carretera de Liria a
(Valencia): 179 y 182;
a Bugarra, carretera de (Valencia): 184; - - a Casinos, carretera de (Valencia) : 179.
Pedrera, La (Vallfogona de Balaguer, Lérida): 136.
Peladilla, cerro de la (Aldea de San Juan, Requena, Valencia): 152.
Penfnsula Ibérica: 18, 22, 33, 34, 39, 41, 42, 66, 68, 135, 141, 143, 159, 166, 193 a 195,
199, 212, 228 y 247.
Peña la Airón (Pedralba, Valencia) : 174, 178 y 189 a 191;
de la Sal (Aicolea
del Río, Sevilla): 209.
Peñalba de Castro (Burgos): 68.
Peñicas, Las (Villana, Alicante): 57 a 60.
Pérgamo (Turqufa) : 67.
Perpignan (Pyrénées-Orientales, Francia): 136, 251 y 254.
Petrel (Alicante): 157, 158 y 160.
Petxina, cueva de la ( Bellús, Valencia): 13.
Pie de les Morares (Crevillente, Alicante) : 47 a 63.
Pico del Águila (Bugarra, Valencia): 174, 175 y 189 a 191;
de los Serranos
( Chulilla, Valencia): 181 y 189 a 191.
Pieza de la Madera ( Bugarra, Valencia): 185, 186 y 189 a 191.
Pinada, loma de la (Bu garra, Vale.ncia): 171 y 188;
, camino de la loma de la
( Bugarra, Valencia): 188.
Pineda (Valencia): 65 a 68.
Piñar (Granada): 39 a 46.
-324-
[page-n-413]
Pirineos: 251 a 260;
centrales: 252;
orientales: 251 a 2600
Pista forestal del Campillo (Tous, Valencia) : 274 0
Plateau de Ger ( Landes, Francia): 1330
Poble, fuente de 1' Aigua del (Crevillente, Alicante) : 16!!0
Polig , aldea (Cameles, PyrénéesoOrientales, Francia): 2550
Pollentia (Alcudia, Mallorca) : 210, 216 y 2170
Pompeya (Valle de Pompeya, Nápoles, Italia) : 73 y 2270
Pon! de I'Ase (Puebla Larga, Valencia) : 2380
Por! d' Envalira (Andorra): 2580
Porta ( PyrénéesoOrientales, Francia) : 258;
Maggiore (Roma, Italia) : 67°
Portugal : 39, 68, 194 a 196, 201, 209 y 212 0
Prada ( Pyrénées-Orientales, Francia): 2570
Prats de Molió ( PyrénéesoOrientales, Francia) : 2580
Prebética, región geológica: 2860
Predmost ( Moravia, Checoeslovaquia): 41°
Presa, alto de la (Bugarra, Valencia): 174, 176, 177 y 189 a 191;
de la Pea
( Pedralba, Valencia): 1870
Puebla Larga (Valencia) : 238 y 2390
Puerta de Valencia (Aicira, Valencia): 242 0
Punta de las Aliagas (Bu garra, Valencia): 174, 176 y 189 a 191.
Puntal del Aire (Tous, Valencia) : 2760
Puy-de-Dóme, departamento (Francia) : 870
PyrénéesoOrientales, departamento (Francia) : 15, 136, 251, 252 y 254 a 2600
Quart, barranco de ( Bugarra, Valencia) : 1840
Quemado, partida del (Bugarra, Valencia) : 185 y 189 a 191 0
Quenencia, La (Turfs, Valencia) : Vé ase "Carencia, La" o
Queralbs (Gerona): 2580
Querencia, La (Turrs, Valencia): Véase " Carencia, La" o
Querol , aldea (Porta, Pyrénées-Orientales, Francia): 2580
Queroles ( Merens, Ariege, Francia) : 2580
Querroig ( Bailyuls, Pyrénées-Orientales, Francia) : 2580
Quintanas de Gormaz ( Soria): 1260
Rafelguaraf (Valencia): 240°
Rambla, barranco de la (Crevillente, Alicante): 48, 161, 162 y 164 a 166;
Carbonera (Castellón): 113 y 115;
Castellarda (Valencia) : 173; - - de Murell (Jarafuel , Valencia) : 274 y 275;
de la Señora (Tous, Valencia): 2740
Real (Pyrénées-Orientales, Francia) : 258; - - - d e Valencia (Valencia) : 2200
Redondo, Cabezo (Vi llena, Alicante) : 57 a 60;
, Cerretico ( Pedralba, Valencia);
174, 179 y 189 a 1910
Redován (Alicante): 157, 158 y 1600
Reguero, partida del (Pedrafba, Valencia) : 182, 183 y 189 a 1910
Remolino, camino de la Huerta del ( Pedralba, Valencia) : 180;
, cerros del
(Pedralba, Valencia): 180;
, Huerta del ( Pedralba, Valencia) ; 180, 187
y 189 a 1910
Rémoulins ( Gard, Francia): 190
Renania (Alemania): 150
Requena (Valencia): 1520
Requijada, La ( Gormáz, Soria) : 1300
Rhóne, departamento (Francia) : 84 , 91, 93 y 2470
Ribagorza (Huesca): 2520
Ribatejo (Portugal) : 2120
Ribera del Júcar, comarca (Valencia) : 229 a 2500
Rioja, comarca de fa ( Logroño-Burgos-Aiava) : 2520
Rioseco de Calatañazor ( Soria) : 1280
Rocadillo, Cortijo del (San Roque, Cádiz) : 199, 210, 216 y 2180
Ródano, rfo: 88o
Rodas (Grecia): 920
Rojales (Alicante) : 157, 158 y 1600
Roma: 15, 67, 68, 73, 74, 101, 110, 196, 200, 205 a 208, 211 , 213 a 215, 226 a 228,
237 y 2430
-325-
[page-n-414]
Rotova (Valencia): 16 y 34.
Royo, Cerrito (Pedralba, Valencia): 186 y 189 a 191.
Ruscino ( Perpignan, Pyrénées-Orientales, Francia): 136.
Saetabis, hoy Játiva: 246. Véase "Játiva".
Safa, partida de la (Cheste, Valencia): Véase "Zafa, La".
Sagu.nto (Valencia): 110, 142, 144, 146, 151, 152, 157, 158, 160, 170, 185, 186, 202,
207, 208, 212, 213, 219 a 228 y 247.
Saint Thibery ( Hérault, Francia): 87.
Salada, barranco de la (Valencia): 179;
, fuente de la ( Bugarra, Valencia):
179;
, cerro de la (Pedralba-Bugarra, Valencia): 171, 174, 179 y 189 a 191.
Salamanca: 12 y 263.
Salemas (Portugal): 39.
Salpetriére, Grotte de la ( Rémoulins, Gard, Francia): 19.
Salt, cueva del (Aicoy, Alicante): 13.
Salto del Lobo, covacha del ( Pedralba, Valencia): 172 y 189 a 191.
Sallagosa ( Pyrénées-Orientales, Francia): 259.
San Antón, cerro ( Orihuela, Alicante): 57 a 60;
Antonio, cerro ( Orihuela, Alicante): Véase "San Antón";
Abad, iglesia de (Canals, Valen·
cia): 235;
Benito ( Ayora, Valencia): 243;
Bernardo, iglesia de
(Aicira, Valencia): 241 y 242;
Félix, iglesia de (Játiva, Valencia): 232 y
Fulgencio
237;
Francisco, calle de ( Bugarra, Valencia): 188;
(Alicante): 136, 158 y 160;
Giuliano (Viterbo, Italia): 102;
Juan,
Miguel, cerro de (Liria, Valencia):
aldea de ( Requena, Valencia): 152;
142, 144, 147, 149, 151 y 152;
Pedro, iglesia de (Játiva, Valencia): 237;
, calle de
Roque (Cádiz): 199, 210, 216 y 218;
, ermita (Ternils, Carcagente, Valen( Ollerfa, Valencia): 234;
cia): 237 y 238.
Saneja, aldea ( Guils de la Cerdaña, Gerona): 254.
Sant Aniol d' Aguja, aldea ( Bassagoda, Gerona): 255;
Joan de I'Enova (Valencia): Véase "Énova";
Joanet (Valencia): Véase "Énova".
Santa Ana, Hoya de (Tobarra, Albacete): 160;
Fé de Mondújar (Aimerfa): 59;
- - - M a r r a de Huerta (Soria): 124;
Pola (Alicante): 162.
Santarem ( Ribatejo, Portugal): 212.
Santas, ermita de las (Játiva, Valencia): 230.
Santimamiñe ( Basondo, Cortézubi, Vizcaya): 262.
Santiponce (Sevilla): 21 O.
Santo Domingo, calle de ( Játiva, Valencia): 230.
Santorin (Thera, Grecia): 86 y 87.
Santos, cerro de los ( Montealegre del Castillo, Albacete): 182.
Saquera (Trevillac, Pyrénées-Orientales, Francia): 258.
Sareja, aldea ( Llivia, Gerona): 254.
Sarso, Fonteta del (Crevillente, Alicante): 161 a 165.
Sassari (Cardeña, Italia): 109.
Segeda ( Belmonte de Peregil, Zaragoza): 206.
Segóbriga hoy Segorbe: Véase "Segorbe".
Segorbe ( Castellón): 212.
Segre, rfo (Cataluña): 259.
Segura, rfo (Murcia-Alicante): 61;
de la Sierra (Jaén): 213.
Seine-et-Oise, departamento (Francia): 83 a 86 y 88 a 90.
Señora, rambla de la (Tous, Valencia): 274.
Seo de Urge! ( Lérida): 256.
Serelles, Mola Alta de (Al coy, Alicante): 58 a 60.
Serra Grossa (Alicante): 58 a 60.
Servilia, Castra (Cáceres): 211.
Setabis, hoy Játiva: Véase: "Játiva".
Setubal ( Estremadura, Portugal): 68.
Sevilla, provincia: 81, 137, 157 a 160, 209, 210 y 213.
Sévres ( Seine-et-Oise, Francia): 83 a 86 y 88 a 90.
a Almazán, carretera de (Guadal ajara·
Sigüenza (Guadal ajara): 124 y 125;
Soria): 124 y 125.
Silla (Valencia): 238; - - - , carretera de Játiva a (Valencia): 238.
Sima del Campillo (Tous. Valencia): 286;
del Palmeral (Pedralba, Valencia):
179, 180 y 189 a 191.
-326-
[page-n-415]
Si mal de Valldigna (Valencia): 233;
- - - , carretera de Barcheta a
(Valencia): 233.
Sol ivella, La (Alcalá de Chivert, Castellón) : 128 y 136.
Soria, provincia: 123 a 137, 204, 206 y 216.
Sornia ( Pyrénées-Orientales, Francia): 255.
Sol de Chera (Valencia): 171.
Spargi, isla ( Sassari, Italia): 109.
Spartarius, Campus (Alicante, Murcia): 166.
Spy (Namur, Bélgica) : 15.
Stockholm: 84 y 89 .
francés : 1O.
Sudeste español: 60 y 202;
Suecia: 84 y 89 .
Sur de Francia: 59 , 61 y 128.
Tabaia (Elche, Alicante): 58 a 60.
Tajo, río: 212 y 213 .
Talayuela, cerro de la (Liria-Pedralba, Valencia): Véase "Mojón Alto" .
Tamuda (Tetuán, Marruecos): 212.
Tarifa (Cádiz) : 68.
Tarraconense: 199 y 212.
provincia: 66, 74, 122, 136, 205,
rarragona, ciudad : 66, 74, 205 y 247 ;
237 y 247.
rarrasa (Barcelona) : 121 .
Tarrassos, partida de (Vallada, Valencia) : 235 y 236.
, cerro de la ( GesTarrosa, barranco de la ( Gestalgar, Valencia) : 171 y 175;
talgar, Valencia): 174, 175, 181 y 189 a 191.
Telégrafo, cerro del (Liria, Valencia): 173.
Terlinques, cerro (Villena, Alicante): 57 a 60.
Termes ( Montejo de Liceras, Soria) : 206.
rernils ( Carcagente, Valencia): 237 a 239, 246 y 248.
Teruel, provincia: 152, 170 y 208.
Tesoro, cueva del (Torremolinos, Málaga): 34.
Tetuán (Marruecos) : 212.
Teula, Mas de la (Villamarchante, Valencia): 171 y 187;
, barranco de la
(Villamarchante, Valencia) : 187;
, fuente de la (Villamarchante, Valencia) : 187 y 189 a 191.
Teulada, Mas, barranco y fuente (Villamarchante, Valencia): Véase "Teula".
Thamusida (África del Norte): 212.
Thera, isla ( Santorin, Grecia): 86 y 87.
Tfa Soldá, loma de la (Bugarra, Valencia): 174, 176, 180, 181 y 189 a 191.
Tiemblo, El (Ávila): 159.
Tio Miguel de Castelló, barranco del (Tous, Valencia): 274.
Titaguas (Valencia): 171.
Titan (Isla de Levan!, Var, Francia) : 107 y 109.
Tivissa (Tarragona): 136.
Tivoli (Roma, Italia): 237.
Tabarra (Aibacete): 160.
Todolella, La (Castellón): 171.
Toledo: 74 .
Toloriu ( Lérida): 255 y 257.
Toluges ( Pyrénées-Orientales, Francia): 255.
Tollos, Los (Villamarchante, Valencia): 186 y 189 a 191.
Torralba, balsa de (Bugarra, Valencia): 181, 184 y 189 a 191;
, partida (Bugarra, Valencia) : 184 y 189 a 191.
Torredembarra (Tarragona) : 237.
Torremolinos (Málaga): 34.
Torresabiñán, La (Guadal ajara) : 131.
Tortero, cueva (Tous, Valencia) : 273 a 288.
Terzuela, La ( Bugarra, Valencia) : 181 y 189 a 191;
, fuente de la ( Bugarra.
Valencia): 181.
Tossal de la Cala ( Benidorm, Alicante): 158;
de M anises (Alicante) : 185 y 186;
- - - d e la Mariana (Ares del Maestre, Castellón): 115.
Tossalet, zona del (Játiva, Valencia): 231.
-327-
[page-n-416]
Tous (Valencia) : 273 a 288;
, carretera de Alberique a (Valencia): 274; - - Millares, comarca (Valencia): 273, 274 y 286.
·
Tracia: 67.
Tréviers ( Hérault, Francia): 9.
Trevi llac ( Pyrénées-Orientales, Francia): 258.
Troia ( Setúbal , Portugal): 68.
Túnez: 66, 74, 110 y 216.
Turia: 145, 152, 169, 171, 172, 174, 176, 178, 182, 187 y 205.
Turfs (Valencia): 142, 144, 147 a 149, 151, 152 y 155 a 160.
Turqufa: 67, 83 a 95 y 263 a 272.
Tursac ( Dordogne, Francia): 20.
Tyris: 194, 206, 207 y 216.
Ullastret (Gerona) : 131, 135 y 136.
Uncastillo (Zaragoza) : 248.
Ur ( Pyrénées-Orientales, Francia): 255 y 256.
Urgell ( Lérida) : Véase "Seo de Urgel".
Ursa, hoy Osuna: 213.
Urtg (Gerona): 256.
Urtiaga, cueva de ( ltziar, Guipúzcoa) : 35.
Urtx (Gerona): Véase "Urtg".
Urús (Gerona) : 256.
Valenc;a do Minho, (Portugal) : 194 a 196 y 201.
Valence ( Dróme, Francia) : 198.
Valencia, ciudad: 12, 13, 17, 21, 65 a 68, 97 a 111, 114, 139, 155, 157, 158, 170, 171,
173, 177, 178, 181, 183, 186 a 188, 193 a 218, 220, 231, 233, 235, 237, 243, 247,
250 y 273;
, provincia: 12 a 35, 37 a 46, 59, 65 a 68, 97 a 111, 114, 139
a 160, 169 a 191, 193 a 250, 263 y 273 a 288;
, región: 7 a 35, 37 a 63,
65 a 82, 97 a 111, 113 a 122, 128, 139 a 153, 155 a 167, 169 a 191 , 193 a 250, 263
y 273 a 288; Vell de
, camino ( Játiva, Valencia) : 238;
, puerta de
(Aicira, Valencia) : 242;
de Alcántara (Cáceres) : 194, 195 y 201.
Valentía, hoy Valence (Dróme, Francia): 198;
, hoy Valencia: 193 a 218.
Valflaunés ( Hérault, Francia): 7 a 20.
Val ira, rfo (Andorra) : 256.
Vall de Ceta (Alicante): 157.
Vallada (Valencia): 235, 236 y 250.
Valladolid: 65, 123, 219 y 222.
Valldequers ( Prats de Molió, Pyrénées-Orientales, Francia): 258.
Valle de Pompeya (Nápoles, Italia) : 73 y 227.
Vallespir, comarca ( Pyrénées-Orientales, Francia): 258.
Vallfogona (Gerona): 256;
de Balaguer (Lérida): 136.
Var, departamento: 107 y 109.
Vara de Quart (Valencia): 187.
Vasco, Pafs: 35, 251, 252, 261 y 262.
Vell, castillo (Crevillente, Alicante): 161, 163, 166 y 167;
de Valencia, camino
(Játiva, Valencia) : 238.
Ventas, Las (Vi llar del Arzobispo, Valencia) : 185;
del Vi llar, carretera de
Bugarra a las (Valencia) : 185.
Ventes, Les ( Mogente, Valencia) : 142, 147 y 152.
Vibo Valentía (Bruttium, Italia): 198, 210, 215 y 216.
Vila, muela de la (Ares del Maestre, Castellón): 115.
Villa, corralón de la ( Sagunto, Valencia) : 220;
Alba ni (Roma, Italia): 74.
Villafranca del Cid ( Castellón) : 113.
líillajoyosa (Alicante): 157 y 158.
Villamarchante (Valencia): 169, 171, 174, 178, 186, 187 y 189 a 191.
Villar del Arzobispo (Valencia): 169, 170, 173, 176 y 185;
, carretera de Bugarra a (Valencia): 176.
Villares, cerro de los (Caudata de las Fuentes, Valencia): 142, 144 y 149 a 152.
Villaricos (Bu garra, Valencia): 185 y 189 a 191.
Villana (Alicante) : 13 y 57 a 60.
, valle (Alicante): 238.
Vinalopó, rfo (Alicante) : 61, 162 y 238;
Viñas, zona de la fuente de las (Bu garra, Valencia) : 174.
Viterbo (Italia): 102.
-328-
[page-n-417]
V1zcafno,
Vizcaya:
Voló, El
Volúbilis
cueva del ( Bugarra, Valencia) : 172.
262.
(Pyrénées·Orientales, Francia): Véase "Boulou, Le".
( Mequinez, Marruecos): 185.
Yesar dei Masero (Bugarra, Vaiencia): i84 y i89 a i9i.
Vonne, departamento (Francia): 19.
Vugoeslavia: 247.
Zafa, La (Cheste, Valencia): 142, 144 y 150 a 152.
Zaragoza, provincia: 206, 237 y 248.
Zarra (Valencia): 243;
, camino de Ayora a (Valencia) : 243.
Zurdo, collado del ( Balones-Benimassot, Alicante) : 157.
-329-
[page-n-418]
[page-n-419]
INDICE DE PERSONAS Y ENTIDADES
Abada!, Ramón d': 252 y 254.
Academia de la Historia, Real (Madrid) : 219.
Acuña, Paloma: 66 y 219 a 228.
Adriano, emperador: 227.
Afranio: 200.
Africano Emiliano, Publico Cornelio Escipión: 204, 210 y 214.
Aguado Bleye, Pedro: 195 y 196.
Aguilera y Gamboa, Marqués de Cerralbo, Enrique de: Véase "Cerralbo".
Ahio, Tito: 209.
Ahius: Véase "Ahio".
Alart, B.: 254.
Albert Berenguer, Isidoro: 62.
Albertini, Eugéne: 69, 219 y 220.
Albertos Firmat, Marra Lourdes: 247 y 248.
Alcacer Grau, José: 13, 59, 62, 141, 182 y 185.
Alcobé Nogué, Santiago: 21 a 24, 27, 31, 34, 39, 41 y 45.
Alfóldy, Géza: 263 y 268.
Almagro Basch, Martln: 37, 39; 45, -98, 104, 111 y 141.
Almagro Gorbea, Martfn: 16.
Almelda, Fernando: 68.
Altuna Echave, Jesús: 261.
American Numismatic Society: 211.
Ampelos, sátiro: 67.
Andérez Alonso, Valeriano: 34.
Andrés Ballet, Osear: 288.
Andrés Tárrega, Salvador: 186.
Andreu Torregrosa, José: 273 a 288.
Anibal: 204 y 220.
Anneo Floro, Lucio: 209.
Antias, Valerio: 203.
Antón, Antonio: 47.
Antón Ferrándiz, Manuel: 34.
Aparicio Pérez, José: 7 a 20, 173, 261 y 262.
Apelláníz Castroviejo, Juan Marra: 261 y 262.
Apiano de Alejandrla: 195, 202, 203, 206, 210, 213 y 215 a 217.
Apolo: 65 a 68.
Apolo Liceo: 67.
Apollonios, escultor: 68.
Aranegui Gaseó, Carmen: 207.
Aranzadi Unamuno, Telesforo de: 23, 35 y 261.
Ares: 67.
Arnal, Jean: 61.
Arnaud Tudela, Federico: 233.
Asamblea Espeleológica Levantina, Primera: 273.
Augusto, Cayo Octavio: 199 y 234.
Aulo: 234.
-
381--
[page-n-420]
Avieno, Rufo Festo: 194.
Avita, Licinia: 237.
Ayuntamiento de la Ollerla: 234; - - - de Vallada; 236.
Baebia: Véase "Bebía".
Balcells Rocamora, Enrique: 285 y 287.
Baleárico, Quinto Cecilio Metelo: 217.
Balil lllana, Alberto: 65 a 68.
Balland, André: 104.
Ballester Tormo, Isidro: 142 y 151 .
Barandiarán; José Miguel; . 35 · y 261 .
<-.
Barandiarán Maestu, Ignacio ~ Maria: 261.
Barberá Farrás, José: 100.
Barras de Aragón, Francisco de las: 34.
Basilio de Cesárea: 270.
Bass, George F.: 65.
Batlle Huguet, Pedro: 232.
Bebía: 246.
Bebio Maximo, Marco: 231, 232, 245 y 249.
Becatti, Giovanni: 66.
. ..
Belda Pérez, Francisco: 235 y 250.
Beltrán Martlnez, Antonio: 207 y 212.
Beltrán Villagrasa, Plo: 81, 151, 197 y 200.
Bendinelli, Goffredo: 67.
Benoit, Fernand: 107 y 109.
Bernardo de Alcir,a, Sa1,1: 24) . y 242, .·
Biblioteca Municipal de Perpignan: 254.
Biezunska-Malowist, 1.: 268.
Blanco Freijeiro, Antonio: 157.
Blázquez Martfnez, José Maria: 197 y 207.
Bleicken, Dr.: 201.
Blinkenberg, C. S.: 140.
Bolinches, Francisco: 230 y 231.
Bordes, Franc;:ois: 14.
Borde!, P.: 84 a 86 y 89.
Bosch Gimpera, Pedro: 119, 195 y J 96.
' ¡
Botella Candela, Ernesto: 62.
Boube, Jean: 185.
Bouchard, A.: 90, 91 y 94.
Brabant, Hyacinthe: 43 a 45.
; .· ··.· ,
Brinkmann, Rolando: 257 y 287.
British Museum,. Londres: 211.
Broca, P.: 40 y 42.
Broughton, T. R. S.: 193, 197, 209 y 214.
Brunt, P. A.: 197, 198, 201 y 212.
Bruto, Decimo Fabio: 195.
Bruto, Decimo lunio: 193, 194, 196 a 198, 201, 203 a 207 y 211 a 215.
Bubner, Thomas: 21 a 35 y 39.
~
Cabalomas, Tlo: 180.
Cabedo, Pascual: 180.
Cabré Aguiló, Juan: 124 a 126, 128, 133 a 135 .y 137, .·
Cabré de Morán, Encarnaciór): 12.3 .a :137. l
. •
Caecilia: Véase "Cecilia" . · · ·
·
Caepio: Véase "Cepión".
Cailleux, A.: 85.
Callejo Serrano, Carlos: 197, 201 y 213.
Camps, Gabriel : 45.
Carballo Garcfa, Jesús: 34.
Carnoy, Dr.: 347.
Caro Baroja, Julio: 256.
Carrasco, José Maria: 187.
Casio, Quinto: 165.
Cassio, Dion: 215.
-
332 .-
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.
[page-n-421]
Cassius: Véase "Casio.
Catón, Marco Porcio: 206.
Catulo, Cayo Valerio: 234 y 237.
Cavanilles, Antonio Joseph: 187.
Cazurro Ruiz, Manuel : 97 a 111 .
Ceán-Bermúdez, Juan Agustrn: 219.
Cebrián Gimeno, Rafael : 273.
Cecilia Festa: 235, 245 y 249.
Cecilia Metelo Baleárico, Quinto: 217.
Celar, Marco Clodio: 249.
Centre d ' ~tudes Gallo-Romaines, Lyon : 84, 91 y 93.
Centro Arqueológico Saguntino, Sagunto: 219;
de Cultura Valenciana, Valencia:
243;
Pirenaico de Biologla Experimental, Jaca: 285.
Cepion , Cneo Servilio: 214.
Cepión, Quinto Servilio: 198, 202 a 205, 211, 212, 214 y 215,
Cerralbo, Enrique de Aguilera y Gamboa, Marqués de: 123, 124, 126, 128, 130, 133,
134 y 137.
César, Cayo Julio: 107, 199, 243 y 247.
Ciceron , Marco Tulio: 215.
Cicotti, E. : 264 .
Ciempe Silva: 183.
Clodia Patricia: 229 y 249 .
Clodia Primitiva: 229 y 249.
Gladio Celer, Marco: 249.
Colección Cazurro (Museo de Prehistoria de Valencia) : 97 a 111; --.,.-- Rubio de
la Serna (Museo Arqueológico de Barcelona) : 100;
Vilanova y Pi era
(Museo Arqueológico Nacional , Madrid) : 37 y 38.
Colominas Roca, José: 62.
Columela, Lucio Junio: 266.
College d'Enseignement Général de Bessan: 92.
Congreso Nacional de Arqueologfa, IX (Valladolid): 123.
Constantino, emperador: 232 y 260.
Coranio, Lucio: 209.
Coranius: Véase "Coranio".
G.orneli¡¡; gens: ,214, 240, 241, 247 y 248. .
,
Cornelio Escipión Africano Emiliano, Publio: 204, 210 ·Y 214.
Cornelio Escipión Nassica Serapio, Publio: 193.
Cornelio Juniano, Publio: 140, 245 y 249.
Cornelio Murrano, Gayo: 232, 245 y 249.
Coromines, Joan: 251.
Cortinas Espinosa, José: 244 y 250.
Couchard, J.-L.: 61.
Couissin, Paul: 224.
Coulouma, J.: 89, 90 y 92.
Crawford, Michel H.: 208 y 214.
Crocale, Junia: 230 y 249.
Cruilles, Marqués de: 219 y 220.
Cuadrado Dfaz, Emeterio: 100, 104, 111, 137, 141 a 146 y 151.
Chabas Llorens, Roque: 231, 238 y 250.
Chabre,t , Fraga; Antonio:., 151,· 219· y . 220~
··
Darder Pericás, Bartolomé: 275 y 287.
Dechelette, Joseph: 123, 140 y 151.
Degrassi , Attilio : 197 a 199.
De Lumley, Henry: Véase "Lumley" .
:\·~
Deubner, Dr.: 67.
Diéguez Luengo, Ellas: 197, 201 y 213.
Dinale, Giovanni: 287.
Diodo ro de Agyrion: Véase " Di adoro Si culo".
: ,·
Diodoro Siculo: 195, 202, 203, 206, 213 y 217.
Dion Cassio: 215.
Dionysos: 67.
: ~:
Diputación Provincial de Valencia: 12, 97, 233 y 235.
--:- - 33 ·- --:-3
[page-n-422]
Domiciano, emperador: 188 y 204.
Dona! Zopo, José: 273 a 288.
Dupont, P.: 84, 91 y 94.
Dupuy de Lóme y Sánchez Lozano, Enrique: 275, 276 y 287.
Eguren, Enrique de: 261.
Elckstedt, Egon Freiher von: 33.
Elósegui lrazusta, Jesús: 261.
Emiliano, Quinto Fabio Maximo: 214 y 215.
Emiliano, Publio Cornelio Escipión Africano: 204, 210 y 214.
Eraso, Adolfo: 287 y 288.
Erotes: 222, 226 y 227.
Escipion Africano Emiliano, Publio Cornelio: 204, 210 y 214.
Escipion Nassica Serapio, Publio Cornelio: 193.
Escipiones, familia de los: 214.
Escolano, Gaspar: 238, 241, 242 y 250.
Escrig, Eugenio: 187.
Esteban de Bizancio: 212.
Estrabon: 210, 212, 213, 217 y 246.
Euhodus, alfarero: 186.
Fabia, gens: 214, 215, 246 y 248.
Fabia Fabula: 236, 237, 245 y 249.
Fabio: 237.
Fabio Bruto, Décimo: 195.
Fabio Fabulo, Lucio: 236 y 237.
Fabio Maximo Emiliano, Quinto: 214 y 215.
Fabio Maximo Serviliano, Quinto: 214 y 215.
Fabio Próculo, Lucio: 244, 245 y 249.
Fabius: Véase "Fabio".
Fabula, Fabia: 236, 237, 245 y 249.
Fabulo: 237.
Fabulo, Lucio Fabio: 236 y 237.
Fabulus: Véase "Fabulo".
Facultad de Clermont: 87;
de Filosofla y Letras de la Universidad de Valencia:
Véase "Laboratorio de Arqueologla".
Faril'\a, Jaime: 261.
Faunos : 68.
Favius: Véase "Fabio".
Ferembach, De.nise: 39, 40 y 45.
Fernández Moscoso, Eduardo: 53 y 63.
Ferrer Novella, Rafael: 273.
Ferron, Jean: 11 O.
Festa, Cecilia: 235, 245 y 249.
Festo: 211 y 247.
Festo Avieno, Rufo: 194.
Figueras Pachaco, Francisco: 60 y 62.
Fillow, Bogodan D.: 67.
Fita, Fidel : 235, 237 y 238.
Flavios, emperadores: 185.
Fletcher Valls, Domingo: 13, 37, 45, 59, 62, 65, 97, 119, 128, 141, 142, 151, 155, 197,
198, 200, 201, 203, 204, 206 a 208 y 213.
Floro, Lucio Anneo: 209.
Fonteio, C. : 212.
Fornes Martrn, Antonio: 273.
Fortunato, Cneo Veranio: 233, 234 y 249.
Frank, Tenney: 195.
Frontino, Sexto Julio: 215.
Fulvio Prisco, Marco: 230 y 249.
Fulvio Propinquo, Marco: 230 y 249.
Furgús, Julio: 62.
Furia Murrana: 233, 245 y 249.
Furio Murro, Lucio: 233, 245 y 249.
Fusté Ara, Miguel: 13, 15, 41 y 45.
-334-
[page-n-423]
Gabinete de Investigación Arqueológica del Alto Maestrazgo (Benasal, Castellón): 60
y 122.
Gaia: 231.
Galatea: 69.
Galba, Servio Sulpicio: 202.
Galeria, tribu: 231, 232, 235 y 245.
Gallach Sanchis, Isabel : 184.
Galsterer, Harmut: 194, 197 a 201, 207, 209, 211, 213, 216 y 218.
Galsterer-Kroll, B.: 199 y 210 a 212.
Gandía Ortega, Emilio: 98 y 99 .
García y Bellido, Antonio: 65, 194, 197 a 200, 207, 208, 215, 216 y 218.
García Sánchez, R. Manuel: 34, 39, 41, 42 y 45.
Garralda Benajes, Marra Dolores: 37 a 46.
Geze, Bernard: 288.
Gil Farrés, Octavio César: 37 y 45.
Giry, Abbé Joseph: 91.
Glyptoteca Ny Carlsberg. Copenhague: 227.
Gomez Serrano, Nicolau Primitiu : 197.
González Echegaray, Joaquín : 34 y 35.
González Prats, Alfredo : 60 y 113 a 122.
González Simancas, Manuel: 151 y 158.
Gorgona: 222, 224, 226 y 227 .
Gozálvez Pérez, Vicente: 161 a 167.
Gracia de Alcira, Santa: 242.
Gracco, Caio: 216 y 217.
Gracco, Tiberio Sempronio: 206, 210 y 216.
Gran!, Michael: 196, 198, 209, 211 , 212 y 265.
Gregario Nacianceno: 267.
Grueber, H. A.: 208, 212, 214, 215 y 227.
Guadán, Antonio Marra de: 207 a 209, 211 y 212 .
Guarducci, Margherita: 68.
Guilaine, Jean : 59 , 61 y 62.
Guiter, Henri: 251 a 260.
Gundel , Hans Georg : 196, 202 y 214 .
Hadriano: Véase "Adriano".
Hampl, Franz: 195.
Hannibal : Véase "Aníbal".
Helena, emperatriz: 260.
Henderson, M. 1.: 196.
Hércules: 67.
Hermes: 67, 68 y 238.
Hermes-Mercurio: 238.
Homullina, Victoria: 244 a 246, 248 y 249.
Homullus : 248.
Homuna : 248.
Hoyos Sáinz, Luis de: 34 y 35.
Hübner, Emilio: 195, 211, 219, 230, 231 , 234, 235, 238 a 242, 244, 247 y 250.
!barra Manzoni, Aureliano: 69.
!barra Ruiz, Pedro: 69.
l. G. A. L., Laboratoire de 1' (París): 84 y 89.
Iglesias, L. G.: 263 y 269.
lnstitut de Céramique Franc;;aise, Sévres: 83 a 90.
Instituto Arqueológico Alemán, Roma : 226;
de Enseñanza Media, Gerona: 97;
- - - - de Estudios Clásicos y de Historia de la Universidad de Estocolmo: 84
y 89 ;
Geográfico y Catastral, Madrid: 47;
Geológico y Minero,
Madrid : 275.
Itálico, Silio: 247.
tugurta: 204 .
lunia: Véase "Junia ".
lunianus: Véase "Juniano". ·
lunio : Véase "Junio".
-
335-
[page-n-424]
Jaime 1 167 y 238.
:
Jannoray, Jean: 102.
Jenkins, G. K.: 208 y 211.
Jessen, A.: 128.
Jiménez, Salvador: 47.
Jordá Cerdá, Francisco: 12 a 14.
Jornet Perales, Mariano: 62.
Juan Bautista, San: 239.
Juan Evangelista, San: 239.
Julio César, Cayo: 107, 199, 243 y 247.
Julio Frontino, Sexto: 215.
Jully, Jean-Jacques: 83 a 95.
Junia, familia: 247 y 248.
Junia Crocale: 230 y 249.
Juniano, Publio Cornelio: 240, 245 y 249.
Junio Bruto, Décimo: 193, 194, 196 a 198, 201, 203 a 207 y 211 a 215.
Junio Columela, Lucio: 266.
Kirsopp Lake, Agnes: 101 y 104.
Kjellberg, L.: 89.
Klotz, A.: 203.
Kornemann, E.: 195, 198, 199, 202 y 206.
Kreissig, Heinz: 268 y 269.
Kühner, R.: 204.
Laboratorio de Arqueologfa de la Universidad de Valencia: 263.
Laborde, Alexandre de: 219, 220, 222, 224 a 226 y 228.
Laenas: Véase "Lenas" .
Lamboglia, Nino: 98 a 100, 102 y 105 a 111.
Larin, B.: 34.
Leona: 246.
Leonas: 240, 245, 246, 248 y 249.
Leonnatus: 241.
Leonnorios: 246.
Leonus: 246.
Licinia: 239 y 245.
Licinia, gens: 238, 239, 246 y 248.
Licinia Avita: 237.
Licinia Marcella: 249.
Licinia Materna: 237.
Liciniano: 237, 245 y 248.
Liciniano, ·Publio Licinio: 236, 237, 245 y 249.
Licinianus: Véase "Liciniano··.
Licinio: 237.
Licinio Liciniano, Publio: 236, 237, 245 y 249.
Llcinio Prisco, Tito: 239, 245 y 249.
Licinio Sura, Lucio: 237.
llcinius: Véase "Licinio".
Lippold, G.: 67 y 68.
Lisipo: 67.
Livio, Tito: 193 a 218 y 246.
López Sellés, Tomás: 261.
Lorblanchet, Michel: 61.
Louis, Maurice: 133 y 136.
Lucieno, Caio: 209.
Lucieno, Quinto: 209.
Lucienus: Véase "Lucieno" .
Lucipio, alfarero: 185.
Lucrecio, alfarero: 185.
Lucrecio Trio, Lucio: 227.
Lucretius: Véase " Lucrecio".
Lumiares, Antonio Valcárcel Pio de Saboya y Moura, Conde de: 219 a 224, 226, 228,
230, 234, 243 y 250.
-336-
[page-n-425]
Lumley, Henry de: 8 y 16.
Lumley, Marie Antoinette de: 15 y 16.
Llácer, Amadeo: 233 y 250.
Llanos y Ortiz de Landaluce, Armando: 261.
Llobregat Conesa, Enrique A.: 47, 57, 61 , 62 y 155 a 160.
Llopis Lladó, Noel: 288.
Maluquer de Motes Nicolau, Juan: 121, 122 y 133.
Mancini, G.: 226.
Mandera, H.-E.: 130.
Manes, dioses: 209, 234, 242 y 244.
Mangas Manjarres, J.: 248.
Manlia: 211, 245 y 249.
Manlia gens: 211 .
Manlio, A.: 211 .
Manlio, Tito: 211.
Manlio Probilio, Publio: 234, 245 y 249.
Manlius: Véase "Manlio".
Marcera: 239, 245, 248 y 249.
Marcella: Véase "Maree! a".
Marcial, Marco Valerio: 237.
Marchetti, Maria: 195.
María de Alcira, Santa: 242.
Mario, Caio: 211.
Marqués de Cerralbo, Enrique de Aguilera y Gamboa: Véase "Cerralbo, Marqués de".
Marqués da Costa: 68.
Marqués de Cruilles: Véase "Cruilles, Marqués de".
Martín, Rudolf: 34 y 38.
Martín Avila, Gabriela: 65 y 207.
Martfn Jiménez, José: 157.
Martfn Manzano, A.: 183.
Martínez, Bonfilio: 243.
Martínez, Daniel : 185.
Martínez Azorfn, Eufrosino: 243.
Martínez Perona, José Vicente: 169 a 191.
Martínez Ramón, Nieves: 231.
Masdeu, Juan Francisco de: 194.
Mateo Pueyo, Antonio: 237 y 250.
Materna, Licinia: 237.
Mateu y Llopis, Felipe: 107 a 200, 206, 208, 209, 215 y 216.
Mattingly H. B. : 211 y 227.
Maurembrecher, Dr.: 205.
Máximo: 237 y 248.
Maximo, Quinto Fabio: 195, 208, 214 y 215.
Maximo, Marco Bebio: 231, 232, 245 y 249.
Maximo Emiliano, Quinto Fabio: 214 y 215.
Maximo Serviliano, Quinto Fabio: 214 y 215.
Maximus: Véase "Maximo" .
Mela, Pomponio: 205.
Mendes Correa, A. A.: 207.
Menéndel Pidal, Ramón: 195, 196, 251 y 252.
Mercurio: 222, 226, 227 y 238.
Merino Sánchez, José Maria: 261.
Mesado Olivar, Norberto: 207.
Metelo Baleárico, Quinto Cecilio: 217.
Metz, Karl: 288.
Miralles, Rafael : 230.
Mitrfdates: 204.
Moltó, Vicenta: 230.
Mommsen, Theodor: 195, 196, 198 y 199.
Monteagudo García, Luis: 51.
Montelius, Osear: 140.
Montoriol Pous, Joaqufn: 288.
-33743
[page-n-426]
Morán Cabré, Juan : 123 a 137.
More!, Jean-Paul : 74, 102, 105, 106, 109 y 111.
Morenas de Tejada: 126, 128 y 130.
Moreno Garcfa, Daniel : 182.
Moreno Tovillas, Santiago: 62.
Moure Romanillo, José Alfonso: 38.
Mouret, Félix: ííO.
Movius, Hallam L. : 46.
t-vlulet Frutos, Luis: 186 y 188.
Müncer, F.: 195, 196, 209, 212 y 214.
Muratori, Ludovico Antonio : 233 y 250.
Murrana, gens: 247 y 248.
Murrana, Furia: 233, 245 y 249 .
Murrano : 233 , 234, 247 y 249 .
Murrano, Cneo Valerio: 233, 234 y 249.
Murrano, Gayo Cornelio: 232, 245 y 249 .
Murrano, Luci o: 233 y 234 .
Murranus: Véase "Murrano" .
Murro: 247.
Murro, Lucio Furio : 233, 245 y 249 .
Murrus: Véase " Murro" .
Museo Antropológico Nacional , Madrid: 37;
Arqueológico de Barcelona: 98 y 99;
Municipal, Alcoy: 157;
Nacional, Madrid :
37, 38 y 124; - - - Provincial de Alicante : 47 y 158;
de Castellón: 122;
de Gerona:
104 y 105;
Británico, Londres: 211;
Cerralbo, Madrid : 123;
de Marsella : 67;
Monográfico de La Alcudia , Elche: 70;
- - - - - - - - de Ampu rias: 99;
Municipal de Játiva: 240; - - - Nacional de Nápoles: 67 y 68;
de Narbona : 91 ;
de Prehis
toria del Servicio de Investig ación Prehistórica de Valencia: 21 , 97 a 111, 157, 156,
183, 187 y 235 ;
de Sagunto: 158;
de las Termas, Roma: 68
y 227.
Muthmann, F.: 187 y 235.
Nacianceno, Gregario : 267.
Nassica Serapio, Publio Cornelio Escipión; 193.
Natalis ,esclavo: 240, 241, 245, 248 y 249.
Navarro, Rosario: 136 y 141.
Nerón, emperador: 72.
Nesselhauf, Herbert: 193.
Nieto Gallo, Gratiniano: 62.
Nolte Aramburu, Ernesto: 261 .
Nostrand, J. J. Van: 195 y 196.
Numius: Véase "Numo" .
Nummius: Véase "Numo " .
Numo, Gaio: 209.
Octavio Augusto, Cayo : 199 y 234 .
Oliva Prat, Miguel : 105.
Olivier, Georges: 45.
Omullina, Victoria: 244 a 246 , 248 y 249 .
Orosio , Paulo : 215.
Oroval Tomás, Víctor: 237.
Ortiz Andrés, Francisco: 187.
Oswald, Felix: 185.
Packard, D. W.: 204.
Palo! Salelles, Pedro de: 122.
Palomar Lapesa, Manuel : 246.
Palos y Navarro, Enrique: 219 , 220 , 222 y 224.
Paquio Proculo, Publio: 73.
Paquius: Véase "Paquio" .
Parra, José María: 242.
Pascual Pérez, Vicente: 13 y 157.
-
338 -
[page-n-427]
Patérculo, Caio Veleio : 216.
Patricia, Clodia: 229 y 249.
Patricio, alfarero: 185.
Peacock, D. P. S.: 90 y 94.
Pellicer, José: 242 .
Pereira Menaut, Gerardo : 263 a 272.
Pérez, Rafael: 183.
Pérez, Vicente: 181.
Pérez Ripoll, Manuel: 15.
Perico! Garcia, Luis: 21, 22, 34, 37 a 39, 46, 62 y 161.
Peris Fuentes, J.: 151 .
Photius: 202 y 203.
Picard, Charles: 67.
Pi con, Maurice: 84, 91, 94 y 95.
Piette, Jean: 133.
Pinard, Maurice: 11 O.
Pla, Josep: 256.
Pla Ballester, Enrique: 13, 62, 97, 141 , 151, 173, 178, 180, 182, 183, 186, 195 y 235.
Pllnio el Joven, Caio: 237 y 270.
Plinio el Viejo, Caio: 198, 199, 204 y 211.
Plutarco de Chaironeia: 209 .
Poliano, Marco Valerio: 183.
Polibio: 203.
Pompeyo Magno, Cneo: 200 y 205.
Pompilio Lenas, Marco: 202 y 205 .
Pompillius: Véase "Pompilio".
Ponsell Cortés, Fernando: 62.
Porcio Catón, Marco: 206.
Posidonio: 203.
Pontentia, deidad: 21 o.
Pottier, Edmond: 91.
Praxiteles: 66.
Primitiva, Clodia: 229 y 249.
Príncipe Plo: Véase "Lumiares, Conde de" .
Prisco: 248.
Prisco, Marco Fulvio: 230 y 249.
Prisco, Tito Licinio: 239, 245 y 249 .
Priscus: Véase "Prisco".
Probilio: 248.
Probilio, Publio Manlio: 234, 245 y 249.
Probillio: Véase "Probilio" .
Próculo: 248.
Próculo, Lucio Fabio: 244, 245 y 249.
Próculo, Publio Paquiol : 73.
Proculus: Véase "Próculo".
Propinquo, Marco Fulvio: 230 y 249.
Ptolomeo: 211.
Pujo!, P.: 254.
Quadrigario, Claudio: 203.
Quiles Sánchez, Marra Rosa: 182.
Quintia: 183.
Radke, G.: 21 O.
Ramos Fernández, Rafael: 81.
Ramos Folqués, Alejandro: 69 a 81.
Rams Brotons, Marra Victoria: 139 a 153.
Reig Alba, José Raimundo: 231.
Reinach, Salomón : 219 y 227.
Remo : 162.
Reynolds, J. : 213.
Ricius: 247.
Ripoll Perelló, Eduardo: 35.
Riquet, Raymond : 35.
-339-
[page-n-428]
Rocianus: 247.
Ródenas, José : 243 .
Roma, deidad : 162 y 208.
Román Lajarfn, José Luis: 47 a 63.
Rómulo : 162.
Roque, San : 238.
Rossbach , 0 .: 193 y 202 .
Roucia : 243 y 247.
Roucillus : 243 .
Royo Gómez, José : 13.
Rubio, Aurelio : 230.
Rubio de la Serna, Juan: 100.
Rucio, Valerio: 242, 243, 245 y 247 a 249.
Rucius: Véase "Rucio"' .
Sabino, alfarero: 185.
Sacaze, J.: 133.
Salmon, E. T.: 197 y 198.
Saludes Talens, Joaqufn : 65.
Salustio, Flavio : 205 , 206 y 209 .
Salvá Marco, Ana: 63 .
San Bernardo de Alcira : 241 y 242.
San Juan Bautista : 239 .
San Juan Evangelista: 239 .
San Martín, Juan : 261.
San Roque: 238.
Sánchez Jiménez, Joaquín : 157.
Sanchis Guarner, Manuel : 155.
Sanchis Sivera, José : 230, 238 y 250.
Sanfelix Pérez, Luis : 155.
Sanmartí Grego, Enrique: 97 a 111.
Santa Gracia de Alcira: 242.
Santa María de Alcira: 242.
Sarrión Montañana, Inocencia: 177.
Sarthou Carreres, Carlos: 231.
Sátiros: 67 y 68.
Schliemann, Heinrich : 123.
Schlunk, Helmut: 69.
Schüle, Wilhelm : 128, 130, 133 y 137.
Schulten, Adolf: 196, 198 a 200, 205, 207, 212 , 237 y 239 .
Schulze, W.: 209.
Scipio: Véase "Escipión" .
Secunda, Valeria: 241 , 245, 248 y 249 .
Sempronio Gracco, Tiberio : 206, 21 O y 216.
Serapio, Publio Cornelio Escipión Nassica : 193.
Sergia, gens: 211.
Sergiano : 211 .
Sertorio, Quinto : 198, 200, 205, 208 y 209 .
Servicio de Investigación Prehistórica de la Excma. Diputación Provincial, Valencia: 12,
13, 17, 21, 155, 173, 177, 178, 182, 183, 186 a 188, 233 y 250.
Servilia, gens: 214.
Serviliano, Quinto Fabio Máximo : 214 y 215.
Servilio Cepión, Cneo: 214.
Servilio Cepión, Quinto: 198, 202 a 205 , 211, 212 , 214 y 215.
Servio Sulpicio Galba: 202 .
Severos, emperadores: 232.
Sileno: 73.
Sitio Itálico: 247.
Silva, Ciempe: 183.
Slivio, Caio: 185.
Simon , Helmut: 193, 194, 202, 203 , 205, 206, 214 y 215.
Simplicia: 267 a 269.
Sinferusa , Virginia : 233, 234, 247 y 249 .
Sociedad Arqueológica Valenciana: 235.
-
340-
[page-n-429]
Soler García, José María: 13, 53 y 63.
Spahni, Jean-Christian: 40.
Stegmann, C.: 204.
Strabon: Véase "Estrabón".
Stuveras, R.: 227.
Sulpicio Galba, Servio: 202.
Sura, Lucio Licinio: 237.
Sutherland, C. H. V.: 196 y 200.
Sympherusa, Verginia: 233, 234, 247 y 249.
Sydenham, E. A.: 208, 212, 214, 215 y 217.
Taffanel, Jean: 133 y 136.
Taffanel, Odette: 133 y 136.
Taillez, Philippe: 107 y 109.
Taracena Aguirre, Bias: 137.
Tarradell Mateu, Miguel: 60, 61, 63, 182, 197, 198, 200, 201 y 206 a 208.
Tautalos: 195 y 202.
Tautamos: 195.
Taylor, Doris Mae: 11 O.
Taylor, G.: 85.
Teja, Ramón: 263 y 272.
Thouvenot, Raymond: 196 y 212.
Torres, C.: 197, 198, 200 a 202, 204, 205, 207, 208, 215 y 217.
Trajano, emperador: 227 y 236.
Trías de Arribas, Gloria: 98.
Trinio, Lucio: 209.
Trinius: Véase 'Trinio".
Trio, Lucio Lucrecio: 227.
Trombe, Félix: 288.
Tsontchev, Dim: 67.
Tullio Ciceron, Marco: 215.
Ulrich, R.: 130.
Universidad de Estocolmo: 84 y 89; - - - - de Lyon: 91 y 93;
de Salamanca:
12 y 263;
de Valencia: 182 y 263;
de Valladolid: 222.
Untermann, Jürgen: 21 O y 212.
Valcarcel Pío de Sabaya y Maura, Conde de Lumiares, Antonio: Véase "Lumiares".
Conde de"'.
Valentí Fiol, Eduardo: 243.
Valentía, deidad: 21 O.
Valeria Secunda: 241, 245, 248 y 249.
Valerio Antias: 203.
Valerio Catulo, Cayo: 234 y 237.
Valerio Marcial, Marco: 237.
Valerio Murrano, Cneo: 233, 234 y 249.
Valerio Poliano, Marco: 183.
Valerio Rucio: 242, 243, 245 y 247 a 249
Valerio Verano, Marco: 235, 245 y 249.
Vall Ojeda, María Angeles: 100, 111 y 151.
Vallespí Pérez, Enrique J.: 261.
Vallois, Henri V.: 40 y 46.
Vázquez de Parga, Luis: 133.
Vegas, Mercedes: 11 O.
Vela Calduch, Miguel: 184.
Veleio Paterculo, Caio: 216.
Ventura Conejero, Agustln: 229 a 250.
Ventura Verduch, Antonio: 182.
Veranio: 234 y 248.
Veranio Fortunato, Cneo: 233, 234 y 249.
Veranius: Véase "Veranio".
Verano, Marco Valerio: 235, 245 y 249.
Verginia: Véase "Virginia".
Vermeule, C. C.: 219, 226 y 227.
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~
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Veyne, A.: 201.
Vicedo, Francisco: 232.
Vicedo Sanfelipe, Remigio: 63.
Victoria Homullina: 244 a 246, 248 y 249.
Vida!, Pierre: 257.
Vilanova y Piera, Juan: 37, 38 y 44 a 46.
Villa d'Amelio, Paola: 102.
Villanueva , Joaquín Lorenzo: 233, 234, 237 a 240 y 250.
Villanueva, Pedro: 98.
Viñes Massip, Gonzalo: 12 a 14.
Virginia Sinferusa: 233, 234, 247 y 249.
Viriato: 193 a 198, 200 a 207, 210 y 213 a 215.
Visedo Moltó, Camilo: 63.
Vitoria Omullina: 244 a 246, 248 y 249.
Vittinghoff, P.: 196, 198 y 199.
Vives Escudero, Antonio: 81, 195, 207 a 209, 211, 212 y 216.
Vivo, alfarero: 185.
Waechter, John d'A.: 16.
Wiegels, Rainer: 193 a 218.
Wilson, A. J. N.: 197, 198 y 200.
Winter, P.: 67.
Wolf, H. J.: 210.
Zervos, Christian: 92.
Zeuner, Frederick E.: 288.
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INDICE GENERAL
Págs.
APARICIO PEREZ, J.: La Gruta del Hortus y el musteriense en la reg10n
valenciana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
BUBNER, T.: Acerca del cráneo paleolítico de la Cueva del Parpa1ló (Gandía,
Valencia) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
GARRALDA, M. D.: Nuevos restos hum anos de la Cueva del Parpailó (Gandía, Valencia) . . . . . . .. . .. . . . . . . . .. . . . . . .. . .. . . . . . . . .. . .. . .. .. . . ..
ROMAN LAJARIN, J. L.: Un yacimiento de la Edad del Bronce en el «Pie
de les Moreres» (Crevillente, Alicante) . .. . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . .
BALIL, A.: Sobre el Apolo de Pinedo (Va lencia) ... ... ... ... ... ... ... ...
BALIL, A.: Nota sobre la Insula romana en la arquitectura privada de la
P enínsula Ibérica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
RAMOS FOLQUES, A.: Un mosaico helenístico en La Alcudia de Elche
JULLY, J. J.: Céramologie: Trois analyses de Laboratoire ...
SANMARTI, E.: Cerámicas ampuritanas de barniz negro . .. .. .
GONZALEZ PRATS, A.: El campo de urnas de La Montalbana . ..
CABRE DE MORAN, E. y MORAN CABRE, J .: Dos tmnbas datables de la
Necrópolis de Alpanseque (Soria) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
RAMS RROTONS, M. V.: Avance a un estudio de las fíbulas ibéricas de la
provincia de Valencia ... ... . .. . .. ... ... ... .. . ... ... ... ... ... ... .. .
LLOBREGAT, E. A.: Escultura Ibérica de la Edetania. La cabeza de toro de
La Carencia (Turís) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
GOZALVEZ PEREZ, V.: Notas sobre el poblamiento antiguo en el término
de Crevillente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
.. . . .. ...
MARTINEZ PERONA, J.: Carta Arqueológica de Pedralba y Bugarra
(Valencia) . . . . . . . .. . . . . .. . . . . . . . .. .. . ... . .. .. . . .. .. . .. .
WIEGELS, R.: Liv. Per. 55 y la Fundación de Valencia ... .. . . ..
ACUI'l'A, P.: Un fragmento de Escultura Thoracata de Sagunto ...
VENTURA, A.: Inscripciones Romanas de la provincia de Valencia
GUITER, E .: Toponimia vasca de los Pirineos Orientales ... ... ...
APARICIO PEREZ, J .: Un interesante estudio sobre la Prehistoria Vasca ...
PEREIRA MENAUT, G. : Comentarios sobre la «Historia Social y Económica de Capadocia en el s. IV según los padres capadocios», de R. Teja
(Universidad de Salamanca, 1974) . . . . . . . . . . . . . .. . .. .. . . . . . . . . . . .. .
DONAT ZOPO, J. y ANDREU TORREGROSA, J.: La Cueva del Tortero
(Tous, Valencia) . . .
INDIGE DE MATERIAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
INDICE DE LUGARES .. . ... ... . .. ... . .. .. . ... ... ...
INDICE DE PERSONAS Y ENTIDADES . .. .. . . . . . . .
7
21
37
47
65
68
69
83
97
113
123
139
155
161
169
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219
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LAS OPINIONES VERTIDAS EN LOS ANTERIORES TRABAJOS DEBEN
ENTENDERSE COMO JUICIOS PERSONALES DE LOS RESPECTIVOS
AUTORES
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Este Servicio de Investigación Prehistórico rem ite sus publicaciones poro establecer y mantener intercambio con los centros científicos y señores investigadores
en esta especialidad. Por ello espera ser correspondido con el envío de las publicaciones del receptor, entendiendo coso contrario que no se desea sostener intercambio
y suspenderá ulteriores envíos
Toda la correspondencia diríjase al Director del Servicio de Investigación Prehistórica de la Excma. Diputación Provincial de Valencia, calle de Caballeros, número 2, VALENCIA.
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Acerca del cráneo paleolítico de la Cueva del Parpalló (Gandía, Valencia)
Thomas BubnerPag. 21-36descarregarNuevos restos humanos de la Cueva del Parpalló (Gandía, Valencia)
Mª Dolores GarraldaPag. 37-46descarregarUn yacimiento de la Edad del Bronce en el "Pic de les Moreres" (Crevillente, Alicante)
José Luis Roman LajarínPag. 47-64descarregarNotas sobre la Insula romana en la arquitectura privada de la Península Ibérica
Alberto Balil IllanaPag. 68descarregarEl campo de urnas de "La Montalbana" (Ares del Maestre, Castellón de la Plana)
Alfredo González PratsPag. 113-122descarregarDos tumbas datables de la Necrópolis de Alpanseque (Soria)
María Encarnación Cabré de Morán / Juan Morán CabréPag. 123-138descarregarAvance a un estudio de las fíbulas ibéricas de la provincia de Valencia
María Victoria Rams BrotonsPag. 139-154descarregarEscultura ibérica de la Edetania. La cabeza de toro de La Carència (Turís)
Enrique Llobregat ConesaPag. 155-160descarregarNotas sobre el poblamiento antiguo en el término de Crevillente
Vicente Gozálvez PérezPag. 155-160descarregarCarta Arqueológica de Pedralba y Bugarra (Valencia)
José Vicente Martínez PeronaPag. 169-192descarregar