[page-n-1]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 48
03
el PoBlaMiento iBérico en el entorno
José Pérez BAllester
[page-n-2]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 49
La cabecera deL río cànyoLes: deL periodo ibérico antiguo aL pLeno
L
a fundación del oppidum de la Bastida de les Alcusses no se produce en un paraje deshabitado; bien
por el contrario, los estudios realizados en la zona sobre el período Ibérico Antiguo (siglos VI – V a.C.)
muestran un paisaje intensamente poblado en el Pla de les Alcusses, en el Corredor de Montesa, y en
la cabecera del valle del Cànyoles, e incluso con indicios de posible jerarquización del poblamiento comarcal
para este período (Rodríguez Traver 2003; Rodríguez Traver y Pérez Ballester 2006) [fig. 1].
Durante el mismo, el poblamiento en la cabecera del río Cànyoles se organiza en torno a dos asentamientos: les Cabeçoles, al pie del Frare y en la margen izquierda del río, y Sant Sebastià en la margen derecha,
junto a la Font de la Figuera, al pie de la Mola de Torrò [fig. 2]. En sus alrededores se han constatado pequeños asentamientos que comparten intervisibilidades como Camí Fondo I, Vegueta I, Vegueta II, Casa
Ferrero y Barranc del Mosso. En la entrada al Corredor de Montesa, precisamente allí donde el valle es más
estrecho, se ubica Castellaret y su necrópolis monumental Corral de Saus (Izquierdo 2000). Como en los
casos anteriores, también Castellaret presenta en su entorno inmediato toda una serie de asentamientos
menores dependientes, que se concentran en la margen izquierda del Cànyoles: Venta de la Balsa Norte, La
Tuerta I, Reixac y Camí del Lliso I.
Estos tres yacimientos que vertebran el poblamiento de la cabecera del río Cànyoles presentan unas características comunes: su superficie está estimada en unas 2 Ha; se ubican en lomas, apenas a 50 m sobre
el nivel de fondo del valle; todos ellos están al pie de la importante vía de comunicación (valle del Cànyoles)
por la que discurrirán la llamada Vía Heraclea, Camino de Aníbal y la Vía Augusta, controlando el paso al
Corredor de Montesa y por tanto al valle del Xúquer (Castellaret), al pie del doble acceso o bifurcación del
camino hacia el valle del Vinalopó o la Meseta (Sant Sebastià), o simplemente al pie del camino, pero controlando una posible área de explotación de hierro (Cabeçoles). A la vez, los tres asentamientos ejercerían
un claro aprovechamiento agrario de su entorno inmediato.
En cuanto al Pla de les Alcusses, se registran al menos una docena de yacimientos que presentan una
clara ocupación durante el periodo Ibérico Antiguo: Casa Deshabitada o el Puntxó, Camp Regalet (Regaixet), Casa Regalet I, Casa San Fernando, Casa Bas, Bosquet-S. Antonio, Casa Golf, Mas del Fondo,
Casa Montserrat I, Casa Clemente, Casa Parisó y la Cabañila. De ellos, sólo el primero pudo tener una
extensión mayor que lo acercase a los asentamientos que hemos visto en la cabecera del Cànyoles. Es
además un lugar que destaca sobre el entorno, manteniendo relaciones visuales directas con cuatro de
los yacimientos del Pla, así como con Sant Sebastià. En la mayor parte de los casos constituyen pequeños
asentamientos situados en el propio llano del Pla aunque alguno se sitúa en ladera o en la cima de pequeñas elevaciones, como es el caso de la propia Casa Deshabitada / Puntxó. Su ubicación es propicia
para la explotación agropecuaria del Pla, a modo de casas de labor, alquerías u otras pequeñas estructuras. Es interesante constatar que se sitúan en el entorno de una importante vía de comunicación secundaria, siguiendo el Camí Vell de Moixent a la Font de la Figuera o “Camí dels Romans” que atraviesa el
altiplano longitudinalmente de nordeste a sudoeste y que podría fosilizar un antiguo camino prerromano
en dirección a los llanos de Caudete.
49
[page-n-3]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 50
1.- Les Cabeçoles
2.- El Frare
3.- Sant Sebastià
4.- Mola de Torrò
5.- Camí Fondo I
6.- Vegueta I
7.- Vegueta II
8.- Casa Ferrero
9.- Barranc del Mosso
10.- Castellaret
11.- Corral de Saus
12.- Venta de la Balsa Norte
13.- La Tuerta I
14.- Reixac
15.- Camí de Lliso I
16.- Casa Deshabitada / El Puntxó
17.- Camp Regalet (Regaixet)
19.- Casa San Fernando
20.- Casa Bas
21.- Bosquet – San Antonio
22.- Casa Golf
23.- Mas del Fondo
24.- Casa de Monserrat I
25.- Casa Clemente
26.- Casa Parisó
27.- La Cabañila
18.- Casa Regalet I (Regaixet)
28.- El Racó de Sanxo – 2
29.- El Corralet de Selmo
30.- El Rodriguillo
31.- El Infierno 2
32.- Casa Rixec
33.- Joncaret
34.- Casa Vella
1. Yacimientos en el entorno de la Bastida de les Alcusses citados en el texto (los números hacen referencia al listado adjunto).
En el valle de els Alforins se han localizado yacimientos que podrían encuadrarse en el período Ibérico
Antiguo o en el Pleno: el Racó de Sanxo-2, el Corralet de Selmo, El Rodriguillo, El Infierno 2 y algunas leves
concentraciones de material (Ribera 1995; García Guardiola 2006). El Racó de Sanxo-2 y el Corralet de
Selmo se ubican en ladera o margen norte del valle, en posición levemente dominante, mientras que El Rodriguillo y El Infierno 2 aparecen en el llano.
50
[page-n-4]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 51
2. La Mola de Torró y Sant
Sebastià, a sus pies, desde el
entorno del asentamiento de
Cabeçoles.
3. El macizo del Capurutxo
donde se ubica la Mola de
Torró y, en la ladera, el asentamiento de Sant Sebastià.
El periodo Ibérico Pleno
La Bastida de les Alcusses tiene un territorio natural conformado, en su mayor parte, por el Pla de les
Alcusses al norte y por los barrancos y espacios montañosos situados al sur de éste. Interesante es la distribución de yacimientos en este entorno, que indican la configuración de una ocupación más intensa en la
parte septentrional del territorio asociada, como veremos, a las tierras de cultivo del Pla y los márgenes septentrionales que dominan visualmente el río y el paso del corredor de Montesa.
Efectivamente, la adaptación a la orografía de la zona de la Bastida del círculo teórico de 5 km de radio
que suele definir el área de Captación de Recursos de un asentamiento, nos da un territorio próximo limitado
al norte por el reborde montañoso del Pla de les Alcusses, con el Altet de Garrido y el Altet del Viudo como
hitos principales; al nordeste por el borde del Pla y el macizo del Alt de les Covatelles; al este se encuentra
con la propia Serra Grossa; al sur y sudeste encontraríamos el valle dels Alforins, aunque la formación mon-
51
[page-n-5]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 52
4. L’Alt del Frare.
5. Castellar de Meca: sistema de acceso mediante viales tallados en la roca para faciltar la circulación de carros.
52
[page-n-6]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 53
6. La Solana del
Castell de Xàtiva.
tañosa de la Lloma del Serrellar, casi inmediata a la Bastida, limitaría su control visual. Al oeste el límite del
Pla viene definido por la Rambla del Fossino y su confluencia con el valle del Cànyoles.
En el Pla de les Alcusses el panorama que hemos visto para los siglos VI-V a.C. cambia a partir del siglo IV
a.C. Se identifican con seguridad diez lugares con cerámicas de esta época: Casa San Fernando, Casa Bas,
Casa Parisó, Casa Golf, El Bosquet-San Antonio, Casa Rixec, Casa Montserrat, Casa Clemente, Joncaret y
Casa Vella. Este fenómeno de reducción – aunque algo limitada – del número de asentamientos nos estaría
hablando no de un despoblamiento del Pla, sino más bien de una posible concentración de la población en la
Bastida, mientras continúa el mismo patrón de poblamiento en el Pla. La acumulación de herramientas para
el laboreo de la tierra en algunos departamentos del poblado (capítulo 5), indica que los habitantes de la Bastida mantienen una relación estrecha, directa, con las labores agrarias, de modo que las concentraciones de
cerámicas detectadas en el llano pueden interpretarse como pequeños asentamientos, casas de campo y de
labor, en estrecha relación con la Bastida.
Varios oppida localizados en el entorno de la cabecera del Cànyoles se deben considerar también en el
discurso. Se trata de dos oppida en altura, la Mola de Torró y l’Alt del Frare, y dos ocupando la ladera y cima
de suaves lomas, Sant Sebastià y Cabeçoles, que junto a Castellaret completan un conjunto de asentamientos
de tamaño medio – entre 2,5 y 4 ha – que no distan unos de otros más de 6,5 km. Resulta interesante constatar que este patrón de poblamiento visto en la Bastida y el Pla de les Alcusses parece repetirse para los territorios próximos pertenecientes a otros oppida en altura de la zona (Mola de Torró, l’Alt del Frare y
Castellaret) aunque es más difícil atribuir con seguridad yacimientos al período Ibérico Pleno por los problemas de dataciones de las cerámicas.
La Mola de Torró es un oppidum en altura situado en el macizo del Capurutxo y sobre la Font de la Figuera [fig. 3]. Para D. Fletcher que lo prospectó y conoció los materiales extraídos por J. Chocomeli en los
años 50, tendría una cronología similar a la Bastida, es decir no llegaría más allá de finales del siglo IV o inicios del III a.C. Algunas cerámicas procedentes del yacimiento que hemos podido revisar confirman esta
cronología. Con unas 4 Ha de extensión, su situación lo convierte en un puesto estratégico en el control
visual y efectivo de las principales comunicaciones del valle del Cànyoles con la Meseta y con la costa, así
como sobre el poblamiento y el entorno circundante.
El yacimiento de Sant Sebastià está situado en una suave colina al pie del Capurutxo, a poco más de un
kilómetro de la Mola de Torró. La dispersión de los materiales y algunas estructuras murarias nos indican
una superficie ocupada de entre 3 y 5 ha. Se alza apenas unos 50 m sobre el nivel del valle, cerca de las mis-
53
[page-n-7]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 54
7. Castell de Montesa.
mas tierras cultivables y fértiles de la Mola, con abundante agua y también con una posible funcionalidad
estratégica, pues controla de cerca el paso situado al sur del Capurutxo que conduce al corredor del Vinalopó
y hacia Castilla-La Mancha por Caudete. Sus materiales nos indican una cronología que se remonta al menos
al siglo VI a.C. perdurando hasta época romana aunque es al Ibérico Antiguo al que corresponde la mayor
parte de los materiales recuperados (Rodríguez Traver 2006). De este modo antecedió en el tiempo al oppidum de la Mola de Torró, aunque pudo depender de él durante el siglo IV y luego continuar habitado durante los siglos III a I a.C.
L’Alt del Frare es el otro oppidum en altura de esta zona [fig. 4]. Se ubica en la cima amesetada de un
cerro de difícil acceso y la superficie ocupada se ha estimado entre las 2’5 y 3 ha. Con escasas tierras cultivables
en su entorno, se ha detectado sin embargo una posible fuente de recursos: la explotación del hierro (Pérez
Ballester y Borredá 1998). En cuanto a su relación con vías de comunicación, ésta es doble: con la vía natural
conformada por el propio valle del Cànyoles, y con otra muy antigua, atestiguada ya para el poblamiento del
II milenio, que aprovechando los barrancos de Fossino y El Mosso, cruza en dirección sudeste-nordeste la
cabecera del valle, uniendo las tierras al oeste del macizo del Caroig (Llanos de Almansa) con el río Clariano
y las tierras de la Vall d’Albaida. El análisis de las cerámicas procedentes de la prospección del lugar y las de
la excavación de varios departamentos (Pérez Ballester y Rodríguez Traver 2004), arrojan una cronología
para este asentamiento que va desde finales del siglo VI a la mitad del siglo III a.C.
En cuanto a Cabeçoles, se sitúa en la más amplia de una serie de pequeñas elevaciones (30-50 m de altura) ubicadas al pie de l’Alt del Frare, junto al valle del Cànyoles. En su ladera meridional se han localizado
las hiladas inferiores de una posible muralla que se conserva en una longitud de 60 m. El asentamiento tendría unas 2 Ha de extensión y está próximo a tierras aptas para el cultivo, así como a posibles vetas de mineral
de hierro. A la partida de Cabeçoles, donde se ubica el yacimiento, se atribuye el hallazgo de una cabeza de
caballo en piedra, hoy en el Museo Arqueológico Nacional. Como ocurre en el cercano Sant Sebastià, los
materiales predominantes en el lugar corresponden al período Ibérico Antiguo, aunque existen algunas cerámicas que permiten asegurar su pervivencia durante el Ibérico Pleno y Tardío. Del mismo modo que en
el caso anterior, es posible que durante el siglo IV a.C. Cabeçoles pase a depender de un oppida en altura de
su entorno inmediato, l’Alt del Frare.
54
[page-n-8]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 55
eL pobLamiento en Las áreas próximas
El Castellar de Meca y el paso de Almansa
Al noroeste de la Bastida encontramos, ya en tierras albaceteñas y a unos 30 km de ésta, el importante
oppidum de Castellar de Meca [fig. 5], en la Sierra del Mugrón, junto a Almansa. El estudio que sobre el poblamiento ibérico de la parte oriental de la provincia de Albacete ha realizado L. Soria (2000) nos muestra,
para la zona lindante con nuestra área de estudio (Almansa, Caudete) un poblamiento similar al que encontramos en el área de Villena, caracterizado por la existencia de pequeños o muy pequeños asentamientos dispersos, aunque aquí la presencia de Castellar de Meca parece que impone, para el siglo IV a.C., un modelo de
territorio estructurado en torno a grandes oppida muy alejados entre sí: el mismo Castellar de Meca, Saltigi
(Chichilla) y el Tolmo de Minateda (Hellín), separados cada uno por más de 100 km y con un número no muy
grande de pequeños asentamientos dependientes dispersos por la llanura manchega. Estamos evidentemente
ante un modelo de poblamiento totalmente diferente al que vamos a encontrar en tierras valencianas.
Saitabi y el corredor de Montesa
La tradición localiza el antiguo oppidum de Saitabi en lo que hoy conocemos como Castell Menor, sobre
la actual ciudad de Xàtiva, donde podemos afirmar que hubo una continuidad del poblamiento al menos
desde el Bronce Final hasta época romana [fig. 6]. El poblamiento antiguo de Xàtiva se localizaría a una y
otra vertiente de esta cresta caliza, en laderas suaves situadas hacia el sudeste, la Solana, y hacia el noroeste,
la Costa; la cresta caliza se interrumpe en un trecho central, abriendo la posibilidad de que fuese allí donde
conectasen ambas zonas habitables del asentamiento. Es en la Solana del Castell (6 ha aproximadamente)
donde existe una constancia más clara de estructuras y materiales de época ibérica, mientras que en la Costa
(6-10 ha) predominan los materiales de la ocupación islámica y romana de la ciudad. Algunos depósitos de
materiales ibéricos se han documentado en la parte alta de la ciudad, entre las murallas islámica y borbónica,
lo que nos hablaría de una extensión de la ciudad de entre 6 y 20 ha en época ibérica, según los períodos. Su
8. Cabecera del Cànyoles y, al fondo, el corredor de Montesa, desde la Mola de Torró. A la izquierda, en la Serra Plana o d’Enguera,
se ubican l’Alt del Frare y Castellaret.
55
[page-n-9]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 56
9. El Corral de Saus (a la izquierda) y el Castellaret (situado a la derecha del
barranco) en las estribaciones meridionales de la Serra
Plana o d’Enguera.
excepcional ubicación ofrece a la vez una protección natural y un control de la vía que conduce desde las
planicies litorales a la Meseta por el valle del Cànyoles, así como del paso del río Albaida hacia la Vall del
mismo nombre y las comarcas centrales valencianas desde el Estret de les Aigües.
La revisión de los materiales ibéricos procedentes de la Solana depositados en el Museo de Xàtiva (Pérez
Ballester y Rodríguez Traver 2008), ha proporcionado un porcentaje altísimo de cerámicas fechables desde el
Ibérico Pleno al Ibérico Tardío, así como otras más escasas del Ibérico Antiguo. Este panorama se une al que
nos proporcionan otros elementos como las acuñaciones monetales (Ripollés 2007) y las menciones de las
fuentes, que parecen colocar el momento de mayor influencia de la ciudad ibérica de Saitabi entre los siglos
III y I a.C
Xàtiva estuvo ocupada al menos desde el Bronce Final, como lo atestiguan las excavaciones en curso en
la Solana (Pérez Ballester et alii 2007 y 2008), con niveles y materiales fechables desde el siglo IX al I a.C.
En la ladera este del cerro de Montesa, que se levanta a una cota de 80 m sobre el entorno circundante,
se ha documentado una concentración de cerámicas de los siglos VI-II a.C. en una extensión de 3 ha, aunque
el tamaño del asentamiento es incierto [fig. 7].
También en el corredor de Montesa, en su encuentro con la cabecera del valle del Cànyoles, se ubica el
poblado ibérico de Castellaret, que ocupa la ladera de un cerro en las estribaciones meridionales de la Sierra
de Enguera, a poca altura (entre 50 m y 10 m) sobre el valle del Cànyoles [figs. 8 y 9]. La bibliografía habla
de dos asentamientos: Castellaret de Dalt y Castellaret de Baix. El primero podría ser una atalaya o puesto
de vigilancia del segundo, que ofrece una dispersión de los materiales de más de 6 ha, aunque quizás el asentamiento propiamente dicho no sobrepasaría las 3 ha, pues se encaja entre dos barrancos. El asentamiento
controla el paso del Cànyoles, al ubicarse justo en su parte más estrecha. La cronología de las cerámicas halladas oscila entre los siglos VI y I a.C., y la cercana necrópolis del Corral de Saus utiliza en sus encachados
algunos fragmentos escultóricos funerarios ibéricos que se pueden fechar entre finales del siglo V y la primera
mitad del siglo IV a.C. (Izquierdo 1995, 235-236; Izquierdo 1997) [fig. 10]. También han aparecido cerámicas
de la Edad del Bronce.
La Canal de Navarrés
Estrictamente, la Canal de Navarrés es una depresión de unos 15 km de longitud por 3 km de anchura,
surcada por el río Sellent con orientación noroeste-sudeste, y situada al noroeste de la Costera de Ranes; La
comarca actual abarca un amplio territorio con Enguera como lugar principal. Este territorio tiene una superficie de unos 250 km2.
56
[page-n-10]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 57
10. Decoración escultórica que representa un personaje femenino perteneciente a un monumento funerario ibérico del Corral de Saus.
Conocemos hasta el momento un poblamiento disperso (12 asentamientos) desde Estubeny hasta Navarrés siguiendo el valle del Sellent, y un gran asentamiento en la Sierra de Enguera, cerca de la población
del mismo nombre: Cerro Lucena [figs. 11 y 12]. Es un oppidum de unas 4-5 ha de extensión, con restos de
una muralla perimetral y al menos una torre de un recinto superior. Los materiales arqueológicos registrados
arrojan una cronología centrada entre el siglo IV a.C. y el siglo I d.C., aunque predominan aquellos propios
de los siglos III a I a.C. Es el yacimiento ibérico más importante de toda la comarca, y está comunicado por
un antiguo camino de carriladas con el valle del Cànyoles.
La Vall d’Albaida
La Vall d’Albaida es una unidad geomorfológica situada al sudeste del valle del Cànyoles con dos subzonas: una centro-oriental, más amplia y llana, al sur de Saitabi, donde coinciden los ríos Albaida y Clariano;
y otra occidental, más alta, rectilínea y estrecha, donde se encuentran Ontinyent y Fontanars dels Alforins,
que está atravesada en gran parte por el Clariano.
El conocimiento que tenemos del poblamiento ibérico de la Vall d’Albaida es muy desigual. Se limita a
una primera recopilación de M. Gil Mascarell (1971) y algunos trabajos posteriores de A. Ribera (1992, 1995
y 1997). Precisamente debemos agradecer a este arqueólogo, director del Museu Arqueològic d’Ontinyent,
su colaboración y los datos proporcionados para el conocimiento del poblamiento ibérico en Ontinyent y en
Fontanars dels Alforins. Con estas fuentes de información, hemos podido ubicar un total de 68 asentamientos con probable ocupación en el Ibérico Pleno y Tardío, de los que 44 corresponden al sector centro-oriental
57
[page-n-11]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 58
11. Vista de la vertiente sur
del Cerro Lucena.
12. Vista área de las excavaciones en Cerro Lucena.
58
[page-n-12]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 59
13 A. Excavaciones en Covalta, entre 1909 y 1919.
13 B. Muralla del poblado de
Covalta.
de la Vall y 24 al sector occidental, lo que nos habla de un denso poblamiento en la época que nos ocupa.
Destacaremos los posibles oppida que fueron contemporáneos a la Bastida.
La Covalta (Albaida) es un pequeño oppidum situado en la cima amesetada de una estribación de la Serra
d’Agullent [figs. 13 A y B]. Tiene una extensión de entre 1,5 y 2 ha, y sus materiales arrojan al menos dos
fases de ocupación: Ibérico Antiguo e Ibérico Pleno, siendo abandonado en la primera mitad del siglo III
a.C. (Raga 1995; Grau 2002). Cierra por el sur la Vall d’Albaida y controla el importante paso que comunica
la Vall con las comarcas centrales valencianas, así como el paso o el Estret d’Agres. Estamos de acuerdo con
Grau en la dependencia de la Valleta d’Agres para la subsistencia del poblado; controlaba también el paso
que lleva hacia la Plana de Muro. En cuanto al control del paso y el territorio de parte de la Vall, pensamos
que su abrupta orografía hace difícil un control directo, aunque hay un antiguo camino de herradura que
desciende directamente del poblado hacia el puerto. Creemos que el control se ejercería indirectamente a
59
[page-n-13]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 60
14. El territorio ibérico en
torno a Saitabi (Xàtiva), según
propuesta de Pérez Ballester.
1: Castell de Xàtiva, 2: Mola de
Torró, 3: Sant Sebastià, 4: El
Frare, 5: Cabeçoles, 6: Bastida
de les Alcusses, 7: Castellaret,
8: Montesa, 9: La Coroneta,
10: Fontanars 2, 11: Santa
Anna, 12: Alt del Valiente,
13: Alt de la Carraposa,
14: Cerro Lucena, 15: Covalta,
16: Castell Vell, 17: Sant Antoni, 18: El Castellar, 19: Tossal del Morquí.
través de asentamientos dependientes interpuestos y más cercanos al paso natural y al territorio. Para la
Covalta podría ser el Castell Vell, junto el inicio del Port d’Albaida.
A unos 9 km al este de la Covalta está la Penya del Migdia (Beniatjar), también conocido como la Penya
Roja, otro gran asentamiento ibérico en altura. Ubicado sobre un estribo de la vertiente norte del Benicadell,
a más de 250 m de altura relativa, ocuparía, según parece, más de 5 ha de extensión. Su cronologia podria
centrarse en el Ibérico Pleno debido a la presencia de ceràmica ática aunque, como en Covalta, se han recogido también fragmentos de ánfora fenicio-occidental por lo que es de suponer la existencia de una fase de
ocupación anterior.
Unos 4 km al nordeste de la Penya del Migdia, Sant Antoni (Castelló de Rugat) es un oppidum situado
junto a la población actual. Se alza destacado a unos 80/100 m sobre el entorno de tierras bajas y cultivables.
Su situación, cerca del inicio del estrecho paso que siguiendo el río Vernissa lleva a las tierras de Gandia y por
tanto al mar, le otorgan el valor de lugar de control de uno de los pasos de comunicación de la Vall d’Albaida
con las comarcas colindantes, en este caso la de La Safor. En los años veinte del pasado siglo se recogió “…cerámica griega clásica” (Ballester, en Gil Mascarell 1971, 576). En superficie se encuentran cerámicas ibéricas
que podrían fecharse en época Plena y Tardía, así como materiales romanos republicanos. Sin obstáculo alguno
que la enlace visualmente con Saitabi o su entorno, creemos que es uno de los oppida que marcan los límites
de su territorio, controlando, tras el posible abandono del Tossal del Morquí, el paso hacia Gandia y el mar.
El Tossal del Morquí (Terrateig), situado unos 8 km al este de Sant Antoni, constituye otro amplio asentamiento ibérico; ubicado en la vertiente occidental de este cerro, en posición adelantada hacia el valle, a
mas de 150 m de altura relativa y ocupando aproximadamente mas de 5 ha. Su cronología parece centrarse
en el Ibérico Pleno. Como Sant Antoni, controlaría el paso hacia la costa, y es el mas oriental de los oppida
de la Vall que cierran el flanco sur del territorio de Saitabi.
En definitiva, el poblamiento del Ibérico Pleno en la Vall d’Albaida parece estructurarse en una serie
de oppida (2-4 ha) ubicados en la cima (Covalta) o en elevadas estribaciones de la vertiente norte del Benicadell (la Penya del Migdia, el Tossal del Morquí) distanciados unos 10 km entre ellos. Otros poblados
60
[page-n-14]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 61
medianos están ubicados también en altura pero son más accesibles como por ejemplo el Castell Vell (Albaida) o Sant Antoni (Castelló de Rugat), y perduran hasta el Ibérico Tardío. Se concoce también toda
una serie de pequeños asentamientos o explotaciones en el propio valle, más difíciles de evaluar en cuanto
a sus características, extensión y cronología, al estar generalmente muy arrasados, pero entre los que se
podrían citar los que presentan cerámica ática como Atzeneta d’Albaida (núcleo urbano) o la Canaleta
(Agullent).
En cambio en el sector occidental de la comarca, desde Covalta y hasta la Bastida, no hay ningún gran
yacimiento para el período Ibérico Pleno. Incluso resulta difícil, por el momento, encontrar las pequeñas
explotaciones en el propio valle, asentamientos que, como venimos diciendo, sí se documentan con relativa
abundancia a partir de los siglos III/II a.C.
La cabecera y el valle alto del Vinalopó
En la cabecera del Vinalopó (Beneixama, Banyeres, Bocairent) parece que el oppidum fortificado en
altura del Cabeçó de Mariola con sus 3 ha, sería, como en el modelo anterior, el centro organizador del valle,
con al menos 7 pequeños yacimientos dependientes del mismo (Grau y Moratalla 1998, 111-124).
No ocurriría lo mismo en el Alto Vinalopó (Biar, Villena, Caudete, Sax), en donde para esta época encontramos primero un gran vacío (zona de Beneixama – Biar) y a continuación un poblamiento caracterizado
por asentamientos de pequeño tamaño, en donde el más importante, y no por su extensión (0,4 ha) es El
Puntal de Salinas: fortificado, con una rica necrópolis con abundantes cerámicas de importación, que controla un importante paso de comunicación entre el Vinalopó y las tierras del interior murciano, y que explota
seguramente las salinas y las aguas que anuncian su topónimo (Hernández y Sala 1996; Sala 1995; Grau y
Moratalla 1998). La falta de excavaciones nos impide conocer mejor una media docena de asentamientos
más, algunos de los cuales tienen como característica importante el haberse documentado en ellos escultura
funeraria (El zaricejo, Capuchinos, Casica del Tío Alberto).
a modo de recapituLación: oppida en contacto
En conclusión, durante el siglo IV a.C., contemporáneos por tanto con la Bastida, hallaríamos en el valle
del Cànyoles, y de nordeste a sudoeste los siguientes oppida: Saitabi, con un territorio que seguramente se
limitaba a la Costera de Ranes al norte y Bisquert al sur; Montesa, que controlaría la Canal de su nombre; y
en un semicírculo de 6 km de radio alrededor de la Bastida, tres oppida de tamaño e importancia similar:
dos en altura, la Mola de Torrò y l’Alt del Frare, y uno en ladera, Castellaret, que tuvo una importante necrópolis monumental (Corral de Saus). Junto a éstos, otros dos asentamientos en ladera de importancia difícil de evaluar: Sant Sebastià y Cabeçoles. La acumulación de asentamientos medianos (2-4 ha) en la
cabecera del río Cànyoles parece que tiene que ver con distintas variables: control del paso a la Canal de
Montesa (Castellaret) y quizás al territorio de Saitabi en esta época; explotación de tierras fértiles y control
de recursos minerales (l’Alt del Frare); aprovechamiento agropecuario y control del paso a la Meseta (Sant
Sebastià y Mola de Torró) [fig. 14].
Estamos, en la cabecera del Cànyoles, en una zona de frontera entre territorios, como parecen indicar
los distintos modelos de poblamiento que encontramos tanto en la parte oriental de la provincia de Albacete
como en el valle del Vinalopó.
En conjunto, debemos entender el poblamiento de estas zonas del mismo modo que el propuesto para
las comarcas alicantinas (Grau 2002), donde una serie de oppida de tamaño similar controlan valles o unidades geomorfológicos regulares. Tampoco conviene olvidar que esta proliferación de asentamientos, muchos de ellos amurallados, algunos destruídos y abandonados, invita a pensar en la existencia de relaciones
de poder entre ellos. Sólo la realización de nuevas excavaciones y estudios en la zona podrán ayudar a entender mejor las relaciones entre asentamientos y territorios en el área que tratamos.
Este trabajo se ha realizado en el marco del proyecto HAR2009-11116 de MICINN
61
[page-n-15]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 48
03
el PoBlaMiento iBérico en el entorno
José Pérez BAllester
[page-n-2]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 49
La cabecera deL río cànyoLes: deL periodo ibérico antiguo aL pLeno
L
a fundación del oppidum de la Bastida de les Alcusses no se produce en un paraje deshabitado; bien
por el contrario, los estudios realizados en la zona sobre el período Ibérico Antiguo (siglos VI – V a.C.)
muestran un paisaje intensamente poblado en el Pla de les Alcusses, en el Corredor de Montesa, y en
la cabecera del valle del Cànyoles, e incluso con indicios de posible jerarquización del poblamiento comarcal
para este período (Rodríguez Traver 2003; Rodríguez Traver y Pérez Ballester 2006) [fig. 1].
Durante el mismo, el poblamiento en la cabecera del río Cànyoles se organiza en torno a dos asentamientos: les Cabeçoles, al pie del Frare y en la margen izquierda del río, y Sant Sebastià en la margen derecha,
junto a la Font de la Figuera, al pie de la Mola de Torrò [fig. 2]. En sus alrededores se han constatado pequeños asentamientos que comparten intervisibilidades como Camí Fondo I, Vegueta I, Vegueta II, Casa
Ferrero y Barranc del Mosso. En la entrada al Corredor de Montesa, precisamente allí donde el valle es más
estrecho, se ubica Castellaret y su necrópolis monumental Corral de Saus (Izquierdo 2000). Como en los
casos anteriores, también Castellaret presenta en su entorno inmediato toda una serie de asentamientos
menores dependientes, que se concentran en la margen izquierda del Cànyoles: Venta de la Balsa Norte, La
Tuerta I, Reixac y Camí del Lliso I.
Estos tres yacimientos que vertebran el poblamiento de la cabecera del río Cànyoles presentan unas características comunes: su superficie está estimada en unas 2 Ha; se ubican en lomas, apenas a 50 m sobre
el nivel de fondo del valle; todos ellos están al pie de la importante vía de comunicación (valle del Cànyoles)
por la que discurrirán la llamada Vía Heraclea, Camino de Aníbal y la Vía Augusta, controlando el paso al
Corredor de Montesa y por tanto al valle del Xúquer (Castellaret), al pie del doble acceso o bifurcación del
camino hacia el valle del Vinalopó o la Meseta (Sant Sebastià), o simplemente al pie del camino, pero controlando una posible área de explotación de hierro (Cabeçoles). A la vez, los tres asentamientos ejercerían
un claro aprovechamiento agrario de su entorno inmediato.
En cuanto al Pla de les Alcusses, se registran al menos una docena de yacimientos que presentan una
clara ocupación durante el periodo Ibérico Antiguo: Casa Deshabitada o el Puntxó, Camp Regalet (Regaixet), Casa Regalet I, Casa San Fernando, Casa Bas, Bosquet-S. Antonio, Casa Golf, Mas del Fondo,
Casa Montserrat I, Casa Clemente, Casa Parisó y la Cabañila. De ellos, sólo el primero pudo tener una
extensión mayor que lo acercase a los asentamientos que hemos visto en la cabecera del Cànyoles. Es
además un lugar que destaca sobre el entorno, manteniendo relaciones visuales directas con cuatro de
los yacimientos del Pla, así como con Sant Sebastià. En la mayor parte de los casos constituyen pequeños
asentamientos situados en el propio llano del Pla aunque alguno se sitúa en ladera o en la cima de pequeñas elevaciones, como es el caso de la propia Casa Deshabitada / Puntxó. Su ubicación es propicia
para la explotación agropecuaria del Pla, a modo de casas de labor, alquerías u otras pequeñas estructuras. Es interesante constatar que se sitúan en el entorno de una importante vía de comunicación secundaria, siguiendo el Camí Vell de Moixent a la Font de la Figuera o “Camí dels Romans” que atraviesa el
altiplano longitudinalmente de nordeste a sudoeste y que podría fosilizar un antiguo camino prerromano
en dirección a los llanos de Caudete.
49
[page-n-3]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 50
1.- Les Cabeçoles
2.- El Frare
3.- Sant Sebastià
4.- Mola de Torrò
5.- Camí Fondo I
6.- Vegueta I
7.- Vegueta II
8.- Casa Ferrero
9.- Barranc del Mosso
10.- Castellaret
11.- Corral de Saus
12.- Venta de la Balsa Norte
13.- La Tuerta I
14.- Reixac
15.- Camí de Lliso I
16.- Casa Deshabitada / El Puntxó
17.- Camp Regalet (Regaixet)
19.- Casa San Fernando
20.- Casa Bas
21.- Bosquet – San Antonio
22.- Casa Golf
23.- Mas del Fondo
24.- Casa de Monserrat I
25.- Casa Clemente
26.- Casa Parisó
27.- La Cabañila
18.- Casa Regalet I (Regaixet)
28.- El Racó de Sanxo – 2
29.- El Corralet de Selmo
30.- El Rodriguillo
31.- El Infierno 2
32.- Casa Rixec
33.- Joncaret
34.- Casa Vella
1. Yacimientos en el entorno de la Bastida de les Alcusses citados en el texto (los números hacen referencia al listado adjunto).
En el valle de els Alforins se han localizado yacimientos que podrían encuadrarse en el período Ibérico
Antiguo o en el Pleno: el Racó de Sanxo-2, el Corralet de Selmo, El Rodriguillo, El Infierno 2 y algunas leves
concentraciones de material (Ribera 1995; García Guardiola 2006). El Racó de Sanxo-2 y el Corralet de
Selmo se ubican en ladera o margen norte del valle, en posición levemente dominante, mientras que El Rodriguillo y El Infierno 2 aparecen en el llano.
50
[page-n-4]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 51
2. La Mola de Torró y Sant
Sebastià, a sus pies, desde el
entorno del asentamiento de
Cabeçoles.
3. El macizo del Capurutxo
donde se ubica la Mola de
Torró y, en la ladera, el asentamiento de Sant Sebastià.
El periodo Ibérico Pleno
La Bastida de les Alcusses tiene un territorio natural conformado, en su mayor parte, por el Pla de les
Alcusses al norte y por los barrancos y espacios montañosos situados al sur de éste. Interesante es la distribución de yacimientos en este entorno, que indican la configuración de una ocupación más intensa en la
parte septentrional del territorio asociada, como veremos, a las tierras de cultivo del Pla y los márgenes septentrionales que dominan visualmente el río y el paso del corredor de Montesa.
Efectivamente, la adaptación a la orografía de la zona de la Bastida del círculo teórico de 5 km de radio
que suele definir el área de Captación de Recursos de un asentamiento, nos da un territorio próximo limitado
al norte por el reborde montañoso del Pla de les Alcusses, con el Altet de Garrido y el Altet del Viudo como
hitos principales; al nordeste por el borde del Pla y el macizo del Alt de les Covatelles; al este se encuentra
con la propia Serra Grossa; al sur y sudeste encontraríamos el valle dels Alforins, aunque la formación mon-
51
[page-n-5]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 52
4. L’Alt del Frare.
5. Castellar de Meca: sistema de acceso mediante viales tallados en la roca para faciltar la circulación de carros.
52
[page-n-6]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 53
6. La Solana del
Castell de Xàtiva.
tañosa de la Lloma del Serrellar, casi inmediata a la Bastida, limitaría su control visual. Al oeste el límite del
Pla viene definido por la Rambla del Fossino y su confluencia con el valle del Cànyoles.
En el Pla de les Alcusses el panorama que hemos visto para los siglos VI-V a.C. cambia a partir del siglo IV
a.C. Se identifican con seguridad diez lugares con cerámicas de esta época: Casa San Fernando, Casa Bas,
Casa Parisó, Casa Golf, El Bosquet-San Antonio, Casa Rixec, Casa Montserrat, Casa Clemente, Joncaret y
Casa Vella. Este fenómeno de reducción – aunque algo limitada – del número de asentamientos nos estaría
hablando no de un despoblamiento del Pla, sino más bien de una posible concentración de la población en la
Bastida, mientras continúa el mismo patrón de poblamiento en el Pla. La acumulación de herramientas para
el laboreo de la tierra en algunos departamentos del poblado (capítulo 5), indica que los habitantes de la Bastida mantienen una relación estrecha, directa, con las labores agrarias, de modo que las concentraciones de
cerámicas detectadas en el llano pueden interpretarse como pequeños asentamientos, casas de campo y de
labor, en estrecha relación con la Bastida.
Varios oppida localizados en el entorno de la cabecera del Cànyoles se deben considerar también en el
discurso. Se trata de dos oppida en altura, la Mola de Torró y l’Alt del Frare, y dos ocupando la ladera y cima
de suaves lomas, Sant Sebastià y Cabeçoles, que junto a Castellaret completan un conjunto de asentamientos
de tamaño medio – entre 2,5 y 4 ha – que no distan unos de otros más de 6,5 km. Resulta interesante constatar que este patrón de poblamiento visto en la Bastida y el Pla de les Alcusses parece repetirse para los territorios próximos pertenecientes a otros oppida en altura de la zona (Mola de Torró, l’Alt del Frare y
Castellaret) aunque es más difícil atribuir con seguridad yacimientos al período Ibérico Pleno por los problemas de dataciones de las cerámicas.
La Mola de Torró es un oppidum en altura situado en el macizo del Capurutxo y sobre la Font de la Figuera [fig. 3]. Para D. Fletcher que lo prospectó y conoció los materiales extraídos por J. Chocomeli en los
años 50, tendría una cronología similar a la Bastida, es decir no llegaría más allá de finales del siglo IV o inicios del III a.C. Algunas cerámicas procedentes del yacimiento que hemos podido revisar confirman esta
cronología. Con unas 4 Ha de extensión, su situación lo convierte en un puesto estratégico en el control
visual y efectivo de las principales comunicaciones del valle del Cànyoles con la Meseta y con la costa, así
como sobre el poblamiento y el entorno circundante.
El yacimiento de Sant Sebastià está situado en una suave colina al pie del Capurutxo, a poco más de un
kilómetro de la Mola de Torró. La dispersión de los materiales y algunas estructuras murarias nos indican
una superficie ocupada de entre 3 y 5 ha. Se alza apenas unos 50 m sobre el nivel del valle, cerca de las mis-
53
[page-n-7]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 54
7. Castell de Montesa.
mas tierras cultivables y fértiles de la Mola, con abundante agua y también con una posible funcionalidad
estratégica, pues controla de cerca el paso situado al sur del Capurutxo que conduce al corredor del Vinalopó
y hacia Castilla-La Mancha por Caudete. Sus materiales nos indican una cronología que se remonta al menos
al siglo VI a.C. perdurando hasta época romana aunque es al Ibérico Antiguo al que corresponde la mayor
parte de los materiales recuperados (Rodríguez Traver 2006). De este modo antecedió en el tiempo al oppidum de la Mola de Torró, aunque pudo depender de él durante el siglo IV y luego continuar habitado durante los siglos III a I a.C.
L’Alt del Frare es el otro oppidum en altura de esta zona [fig. 4]. Se ubica en la cima amesetada de un
cerro de difícil acceso y la superficie ocupada se ha estimado entre las 2’5 y 3 ha. Con escasas tierras cultivables
en su entorno, se ha detectado sin embargo una posible fuente de recursos: la explotación del hierro (Pérez
Ballester y Borredá 1998). En cuanto a su relación con vías de comunicación, ésta es doble: con la vía natural
conformada por el propio valle del Cànyoles, y con otra muy antigua, atestiguada ya para el poblamiento del
II milenio, que aprovechando los barrancos de Fossino y El Mosso, cruza en dirección sudeste-nordeste la
cabecera del valle, uniendo las tierras al oeste del macizo del Caroig (Llanos de Almansa) con el río Clariano
y las tierras de la Vall d’Albaida. El análisis de las cerámicas procedentes de la prospección del lugar y las de
la excavación de varios departamentos (Pérez Ballester y Rodríguez Traver 2004), arrojan una cronología
para este asentamiento que va desde finales del siglo VI a la mitad del siglo III a.C.
En cuanto a Cabeçoles, se sitúa en la más amplia de una serie de pequeñas elevaciones (30-50 m de altura) ubicadas al pie de l’Alt del Frare, junto al valle del Cànyoles. En su ladera meridional se han localizado
las hiladas inferiores de una posible muralla que se conserva en una longitud de 60 m. El asentamiento tendría unas 2 Ha de extensión y está próximo a tierras aptas para el cultivo, así como a posibles vetas de mineral
de hierro. A la partida de Cabeçoles, donde se ubica el yacimiento, se atribuye el hallazgo de una cabeza de
caballo en piedra, hoy en el Museo Arqueológico Nacional. Como ocurre en el cercano Sant Sebastià, los
materiales predominantes en el lugar corresponden al período Ibérico Antiguo, aunque existen algunas cerámicas que permiten asegurar su pervivencia durante el Ibérico Pleno y Tardío. Del mismo modo que en
el caso anterior, es posible que durante el siglo IV a.C. Cabeçoles pase a depender de un oppida en altura de
su entorno inmediato, l’Alt del Frare.
54
[page-n-8]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 55
eL pobLamiento en Las áreas próximas
El Castellar de Meca y el paso de Almansa
Al noroeste de la Bastida encontramos, ya en tierras albaceteñas y a unos 30 km de ésta, el importante
oppidum de Castellar de Meca [fig. 5], en la Sierra del Mugrón, junto a Almansa. El estudio que sobre el poblamiento ibérico de la parte oriental de la provincia de Albacete ha realizado L. Soria (2000) nos muestra,
para la zona lindante con nuestra área de estudio (Almansa, Caudete) un poblamiento similar al que encontramos en el área de Villena, caracterizado por la existencia de pequeños o muy pequeños asentamientos dispersos, aunque aquí la presencia de Castellar de Meca parece que impone, para el siglo IV a.C., un modelo de
territorio estructurado en torno a grandes oppida muy alejados entre sí: el mismo Castellar de Meca, Saltigi
(Chichilla) y el Tolmo de Minateda (Hellín), separados cada uno por más de 100 km y con un número no muy
grande de pequeños asentamientos dependientes dispersos por la llanura manchega. Estamos evidentemente
ante un modelo de poblamiento totalmente diferente al que vamos a encontrar en tierras valencianas.
Saitabi y el corredor de Montesa
La tradición localiza el antiguo oppidum de Saitabi en lo que hoy conocemos como Castell Menor, sobre
la actual ciudad de Xàtiva, donde podemos afirmar que hubo una continuidad del poblamiento al menos
desde el Bronce Final hasta época romana [fig. 6]. El poblamiento antiguo de Xàtiva se localizaría a una y
otra vertiente de esta cresta caliza, en laderas suaves situadas hacia el sudeste, la Solana, y hacia el noroeste,
la Costa; la cresta caliza se interrumpe en un trecho central, abriendo la posibilidad de que fuese allí donde
conectasen ambas zonas habitables del asentamiento. Es en la Solana del Castell (6 ha aproximadamente)
donde existe una constancia más clara de estructuras y materiales de época ibérica, mientras que en la Costa
(6-10 ha) predominan los materiales de la ocupación islámica y romana de la ciudad. Algunos depósitos de
materiales ibéricos se han documentado en la parte alta de la ciudad, entre las murallas islámica y borbónica,
lo que nos hablaría de una extensión de la ciudad de entre 6 y 20 ha en época ibérica, según los períodos. Su
8. Cabecera del Cànyoles y, al fondo, el corredor de Montesa, desde la Mola de Torró. A la izquierda, en la Serra Plana o d’Enguera,
se ubican l’Alt del Frare y Castellaret.
55
[page-n-9]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 56
9. El Corral de Saus (a la izquierda) y el Castellaret (situado a la derecha del
barranco) en las estribaciones meridionales de la Serra
Plana o d’Enguera.
excepcional ubicación ofrece a la vez una protección natural y un control de la vía que conduce desde las
planicies litorales a la Meseta por el valle del Cànyoles, así como del paso del río Albaida hacia la Vall del
mismo nombre y las comarcas centrales valencianas desde el Estret de les Aigües.
La revisión de los materiales ibéricos procedentes de la Solana depositados en el Museo de Xàtiva (Pérez
Ballester y Rodríguez Traver 2008), ha proporcionado un porcentaje altísimo de cerámicas fechables desde el
Ibérico Pleno al Ibérico Tardío, así como otras más escasas del Ibérico Antiguo. Este panorama se une al que
nos proporcionan otros elementos como las acuñaciones monetales (Ripollés 2007) y las menciones de las
fuentes, que parecen colocar el momento de mayor influencia de la ciudad ibérica de Saitabi entre los siglos
III y I a.C
Xàtiva estuvo ocupada al menos desde el Bronce Final, como lo atestiguan las excavaciones en curso en
la Solana (Pérez Ballester et alii 2007 y 2008), con niveles y materiales fechables desde el siglo IX al I a.C.
En la ladera este del cerro de Montesa, que se levanta a una cota de 80 m sobre el entorno circundante,
se ha documentado una concentración de cerámicas de los siglos VI-II a.C. en una extensión de 3 ha, aunque
el tamaño del asentamiento es incierto [fig. 7].
También en el corredor de Montesa, en su encuentro con la cabecera del valle del Cànyoles, se ubica el
poblado ibérico de Castellaret, que ocupa la ladera de un cerro en las estribaciones meridionales de la Sierra
de Enguera, a poca altura (entre 50 m y 10 m) sobre el valle del Cànyoles [figs. 8 y 9]. La bibliografía habla
de dos asentamientos: Castellaret de Dalt y Castellaret de Baix. El primero podría ser una atalaya o puesto
de vigilancia del segundo, que ofrece una dispersión de los materiales de más de 6 ha, aunque quizás el asentamiento propiamente dicho no sobrepasaría las 3 ha, pues se encaja entre dos barrancos. El asentamiento
controla el paso del Cànyoles, al ubicarse justo en su parte más estrecha. La cronología de las cerámicas halladas oscila entre los siglos VI y I a.C., y la cercana necrópolis del Corral de Saus utiliza en sus encachados
algunos fragmentos escultóricos funerarios ibéricos que se pueden fechar entre finales del siglo V y la primera
mitad del siglo IV a.C. (Izquierdo 1995, 235-236; Izquierdo 1997) [fig. 10]. También han aparecido cerámicas
de la Edad del Bronce.
La Canal de Navarrés
Estrictamente, la Canal de Navarrés es una depresión de unos 15 km de longitud por 3 km de anchura,
surcada por el río Sellent con orientación noroeste-sudeste, y situada al noroeste de la Costera de Ranes; La
comarca actual abarca un amplio territorio con Enguera como lugar principal. Este territorio tiene una superficie de unos 250 km2.
56
[page-n-10]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 57
10. Decoración escultórica que representa un personaje femenino perteneciente a un monumento funerario ibérico del Corral de Saus.
Conocemos hasta el momento un poblamiento disperso (12 asentamientos) desde Estubeny hasta Navarrés siguiendo el valle del Sellent, y un gran asentamiento en la Sierra de Enguera, cerca de la población
del mismo nombre: Cerro Lucena [figs. 11 y 12]. Es un oppidum de unas 4-5 ha de extensión, con restos de
una muralla perimetral y al menos una torre de un recinto superior. Los materiales arqueológicos registrados
arrojan una cronología centrada entre el siglo IV a.C. y el siglo I d.C., aunque predominan aquellos propios
de los siglos III a I a.C. Es el yacimiento ibérico más importante de toda la comarca, y está comunicado por
un antiguo camino de carriladas con el valle del Cànyoles.
La Vall d’Albaida
La Vall d’Albaida es una unidad geomorfológica situada al sudeste del valle del Cànyoles con dos subzonas: una centro-oriental, más amplia y llana, al sur de Saitabi, donde coinciden los ríos Albaida y Clariano;
y otra occidental, más alta, rectilínea y estrecha, donde se encuentran Ontinyent y Fontanars dels Alforins,
que está atravesada en gran parte por el Clariano.
El conocimiento que tenemos del poblamiento ibérico de la Vall d’Albaida es muy desigual. Se limita a
una primera recopilación de M. Gil Mascarell (1971) y algunos trabajos posteriores de A. Ribera (1992, 1995
y 1997). Precisamente debemos agradecer a este arqueólogo, director del Museu Arqueològic d’Ontinyent,
su colaboración y los datos proporcionados para el conocimiento del poblamiento ibérico en Ontinyent y en
Fontanars dels Alforins. Con estas fuentes de información, hemos podido ubicar un total de 68 asentamientos con probable ocupación en el Ibérico Pleno y Tardío, de los que 44 corresponden al sector centro-oriental
57
[page-n-11]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 58
11. Vista de la vertiente sur
del Cerro Lucena.
12. Vista área de las excavaciones en Cerro Lucena.
58
[page-n-12]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 59
13 A. Excavaciones en Covalta, entre 1909 y 1919.
13 B. Muralla del poblado de
Covalta.
de la Vall y 24 al sector occidental, lo que nos habla de un denso poblamiento en la época que nos ocupa.
Destacaremos los posibles oppida que fueron contemporáneos a la Bastida.
La Covalta (Albaida) es un pequeño oppidum situado en la cima amesetada de una estribación de la Serra
d’Agullent [figs. 13 A y B]. Tiene una extensión de entre 1,5 y 2 ha, y sus materiales arrojan al menos dos
fases de ocupación: Ibérico Antiguo e Ibérico Pleno, siendo abandonado en la primera mitad del siglo III
a.C. (Raga 1995; Grau 2002). Cierra por el sur la Vall d’Albaida y controla el importante paso que comunica
la Vall con las comarcas centrales valencianas, así como el paso o el Estret d’Agres. Estamos de acuerdo con
Grau en la dependencia de la Valleta d’Agres para la subsistencia del poblado; controlaba también el paso
que lleva hacia la Plana de Muro. En cuanto al control del paso y el territorio de parte de la Vall, pensamos
que su abrupta orografía hace difícil un control directo, aunque hay un antiguo camino de herradura que
desciende directamente del poblado hacia el puerto. Creemos que el control se ejercería indirectamente a
59
[page-n-13]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 60
14. El territorio ibérico en
torno a Saitabi (Xàtiva), según
propuesta de Pérez Ballester.
1: Castell de Xàtiva, 2: Mola de
Torró, 3: Sant Sebastià, 4: El
Frare, 5: Cabeçoles, 6: Bastida
de les Alcusses, 7: Castellaret,
8: Montesa, 9: La Coroneta,
10: Fontanars 2, 11: Santa
Anna, 12: Alt del Valiente,
13: Alt de la Carraposa,
14: Cerro Lucena, 15: Covalta,
16: Castell Vell, 17: Sant Antoni, 18: El Castellar, 19: Tossal del Morquí.
través de asentamientos dependientes interpuestos y más cercanos al paso natural y al territorio. Para la
Covalta podría ser el Castell Vell, junto el inicio del Port d’Albaida.
A unos 9 km al este de la Covalta está la Penya del Migdia (Beniatjar), también conocido como la Penya
Roja, otro gran asentamiento ibérico en altura. Ubicado sobre un estribo de la vertiente norte del Benicadell,
a más de 250 m de altura relativa, ocuparía, según parece, más de 5 ha de extensión. Su cronologia podria
centrarse en el Ibérico Pleno debido a la presencia de ceràmica ática aunque, como en Covalta, se han recogido también fragmentos de ánfora fenicio-occidental por lo que es de suponer la existencia de una fase de
ocupación anterior.
Unos 4 km al nordeste de la Penya del Migdia, Sant Antoni (Castelló de Rugat) es un oppidum situado
junto a la población actual. Se alza destacado a unos 80/100 m sobre el entorno de tierras bajas y cultivables.
Su situación, cerca del inicio del estrecho paso que siguiendo el río Vernissa lleva a las tierras de Gandia y por
tanto al mar, le otorgan el valor de lugar de control de uno de los pasos de comunicación de la Vall d’Albaida
con las comarcas colindantes, en este caso la de La Safor. En los años veinte del pasado siglo se recogió “…cerámica griega clásica” (Ballester, en Gil Mascarell 1971, 576). En superficie se encuentran cerámicas ibéricas
que podrían fecharse en época Plena y Tardía, así como materiales romanos republicanos. Sin obstáculo alguno
que la enlace visualmente con Saitabi o su entorno, creemos que es uno de los oppida que marcan los límites
de su territorio, controlando, tras el posible abandono del Tossal del Morquí, el paso hacia Gandia y el mar.
El Tossal del Morquí (Terrateig), situado unos 8 km al este de Sant Antoni, constituye otro amplio asentamiento ibérico; ubicado en la vertiente occidental de este cerro, en posición adelantada hacia el valle, a
mas de 150 m de altura relativa y ocupando aproximadamente mas de 5 ha. Su cronología parece centrarse
en el Ibérico Pleno. Como Sant Antoni, controlaría el paso hacia la costa, y es el mas oriental de los oppida
de la Vall que cierran el flanco sur del territorio de Saitabi.
En definitiva, el poblamiento del Ibérico Pleno en la Vall d’Albaida parece estructurarse en una serie
de oppida (2-4 ha) ubicados en la cima (Covalta) o en elevadas estribaciones de la vertiente norte del Benicadell (la Penya del Migdia, el Tossal del Morquí) distanciados unos 10 km entre ellos. Otros poblados
60
[page-n-14]
la bastida 01_176:la bastida 19/05/11 16:47 Página 61
medianos están ubicados también en altura pero son más accesibles como por ejemplo el Castell Vell (Albaida) o Sant Antoni (Castelló de Rugat), y perduran hasta el Ibérico Tardío. Se concoce también toda
una serie de pequeños asentamientos o explotaciones en el propio valle, más difíciles de evaluar en cuanto
a sus características, extensión y cronología, al estar generalmente muy arrasados, pero entre los que se
podrían citar los que presentan cerámica ática como Atzeneta d’Albaida (núcleo urbano) o la Canaleta
(Agullent).
En cambio en el sector occidental de la comarca, desde Covalta y hasta la Bastida, no hay ningún gran
yacimiento para el período Ibérico Pleno. Incluso resulta difícil, por el momento, encontrar las pequeñas
explotaciones en el propio valle, asentamientos que, como venimos diciendo, sí se documentan con relativa
abundancia a partir de los siglos III/II a.C.
La cabecera y el valle alto del Vinalopó
En la cabecera del Vinalopó (Beneixama, Banyeres, Bocairent) parece que el oppidum fortificado en
altura del Cabeçó de Mariola con sus 3 ha, sería, como en el modelo anterior, el centro organizador del valle,
con al menos 7 pequeños yacimientos dependientes del mismo (Grau y Moratalla 1998, 111-124).
No ocurriría lo mismo en el Alto Vinalopó (Biar, Villena, Caudete, Sax), en donde para esta época encontramos primero un gran vacío (zona de Beneixama – Biar) y a continuación un poblamiento caracterizado
por asentamientos de pequeño tamaño, en donde el más importante, y no por su extensión (0,4 ha) es El
Puntal de Salinas: fortificado, con una rica necrópolis con abundantes cerámicas de importación, que controla un importante paso de comunicación entre el Vinalopó y las tierras del interior murciano, y que explota
seguramente las salinas y las aguas que anuncian su topónimo (Hernández y Sala 1996; Sala 1995; Grau y
Moratalla 1998). La falta de excavaciones nos impide conocer mejor una media docena de asentamientos
más, algunos de los cuales tienen como característica importante el haberse documentado en ellos escultura
funeraria (El zaricejo, Capuchinos, Casica del Tío Alberto).
a modo de recapituLación: oppida en contacto
En conclusión, durante el siglo IV a.C., contemporáneos por tanto con la Bastida, hallaríamos en el valle
del Cànyoles, y de nordeste a sudoeste los siguientes oppida: Saitabi, con un territorio que seguramente se
limitaba a la Costera de Ranes al norte y Bisquert al sur; Montesa, que controlaría la Canal de su nombre; y
en un semicírculo de 6 km de radio alrededor de la Bastida, tres oppida de tamaño e importancia similar:
dos en altura, la Mola de Torrò y l’Alt del Frare, y uno en ladera, Castellaret, que tuvo una importante necrópolis monumental (Corral de Saus). Junto a éstos, otros dos asentamientos en ladera de importancia difícil de evaluar: Sant Sebastià y Cabeçoles. La acumulación de asentamientos medianos (2-4 ha) en la
cabecera del río Cànyoles parece que tiene que ver con distintas variables: control del paso a la Canal de
Montesa (Castellaret) y quizás al territorio de Saitabi en esta época; explotación de tierras fértiles y control
de recursos minerales (l’Alt del Frare); aprovechamiento agropecuario y control del paso a la Meseta (Sant
Sebastià y Mola de Torró) [fig. 14].
Estamos, en la cabecera del Cànyoles, en una zona de frontera entre territorios, como parecen indicar
los distintos modelos de poblamiento que encontramos tanto en la parte oriental de la provincia de Albacete
como en el valle del Vinalopó.
En conjunto, debemos entender el poblamiento de estas zonas del mismo modo que el propuesto para
las comarcas alicantinas (Grau 2002), donde una serie de oppida de tamaño similar controlan valles o unidades geomorfológicos regulares. Tampoco conviene olvidar que esta proliferación de asentamientos, muchos de ellos amurallados, algunos destruídos y abandonados, invita a pensar en la existencia de relaciones
de poder entre ellos. Sólo la realización de nuevas excavaciones y estudios en la zona podrán ayudar a entender mejor las relaciones entre asentamientos y territorios en el área que tratamos.
Este trabajo se ha realizado en el marco del proyecto HAR2009-11116 de MICINN
61
[page-n-15]