Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
Javier Solsona Monzonís
Elisa Rico Cánovas
2014
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PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO IN SITU:
DESARROLLO Y TURISMO
Javier Solsona Monzonís y Elisa Rico Cánovas
EL TURISMO EN LA COMUNITAT VALENCIANA
El turismo se constituye en un sector estratégico para la Comunitat Valenciana como demuestra el hecho de representar el 12,6% del producto interior bruto y el 13,4% del empleo total, en torno a 270.000 puestos de trabajo
(Exceltur, 2011), cifras que se corresponden con las de un destino turístico
de primera magnitud. Se trata del tercer destino en España en cuanto a demanda interna y el quinto en lo que se refiere a la demanda extranjera, datos
que evidencian su auténtica relevancia, más si se considera que España es un
destino líder a nivel mundial, situándose como el segundo destino en cuanto
a ingresos por turistas tras los Estados Unidos, y el cuarto en cuanto a número
de viajeros recibidos.
La oferta turística de la Comunitat Valenciana cuenta con una gran capacidad de acogida, alcanzando los alojamientos reglados las 375.000 plazas (tabla 1), destacando especialmente la oferta hotelera y de apartamentos
turísticos, a lo que hay que sumar el gran volumen de segundas residencias
que asciende, según el censo de población y vivienda de 2011 (INE, 2013), a
655.137, lo que representa en torno a 2,5 millones de plazas disponibles en esa
tipología de vivienda.
También destacan los establecimientos de restauración, con un total de
14.656 unidades de negocio, así como un importante volumen de agencias de
viajes, que rebasan las 1.300 sucursales y una amplia red de oficinas de información turística con cerca de 200 delegaciones a lo largo del territorio, entre
otros muchos otros servicios turísticos.
Pero además de la oferta como elemento facilitador de la estancia en los
destinos turísticos, hay que citar los recursos turísticos con que cuenta el
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JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
territorio de la Comunitat Valenciana que actúan como atractivos, entre los
que se podría citar –junto a las excelentes condiciones geográficas y climáticas–
los más de 260 kilómetros de playas, 22 parques naturales, centros termales
e instalaciones de turismo de salud diseminadas por todo el territorio, 40
puertos deportivos, 36 campos de golf, 9 parques acuáticos, además de una
amplia red de senderos, centros de congresos, de actividades varias como el
buceo, de ocio, cines, teatros y otros atractivos de gran importancia entre
los que destacan muy especialmente los bienes patrimoniales: 394 museos
y colecciones museísticas y 1.309 monumentos y conjuntos históricos
(Observatorio Turístico de la Comunitat Valenciana, 2012b).
Alicante
Castellón
Valencia
TOTAL
Est. hoteleros
70.996
24.061
35.792
130.849
Campings
27.145
19.223
19.717
66.085
Apartamentos
95.493
44.061
27.779
167.333
2.671
4.383
3.919
10.973
196.305
91.728
87.207
375.240
Aloj. rural
TOTAL
Tabla 1. Oferta Turística de la Comunitat Valenciana en 2011. Fuente: Observatorio
Turístico de la Comunitat Valenciana (2012a).
PATRIMONIO Y TURISMO CULTURAL
La Organización Mundial del Turismo (2005) califica como turismo cultural
al flujo de personas que se desplaza desde su lugar de residencia para visitar
recursos culturales con la intención de adquirir nueva información y experiencias y de satisfacer sus necesidades culturales.
El turismo cultural es uno de los productos emergentes que con más fuerza se está desarrollando en los últimos años en el panorama turístico español.
El potencial de recursos patrimoniales permite servir de base a este creciente
desarrollo. De este modo, patrimonio y turismo cultural son dos realidades
íntimamente ligadas que, aunque no siempre con intereses comunes, se desarrollan de forma dependiente.
El patrimonio no es algo que existe por sí mismo, ni los bienes alcanzan
la categoría de bien patrimonial por propiedades innatas, sino que su “generación” (y su desaparición) responde a la intervención de diferentes agentes
sociales (Grande, 2001). Por tanto, los bienes patrimoniales adquieren valor
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Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
en la medida que son apreciados por la sociedad, lo que les convierte en un
recurso económico. De esta forma, el patrimonio ha dado origen a la aparición de un nuevo sector, y ha pasado de ser considerado una carga presupuestaria a transformarse en un motor de desarrollo económico y social. Ha
cambiado la imagen del patrimonio, de considerarse únicamente por su valor
intrínseco ha pasado a ser valorado por su capacidad de generar desarrollo
(Throsby, 1997).
Así pues, se da un paso más en la consolidación del patrimonio como elemento básico de un turismo en alza como el cultural, alcanzando ya no sólo la
categoría de recurso sino siendo considerado, en su adaptación a los requerimientos del mercado, como un auténtico producto turístico (Hernández, 2004).
Sin embargo, es necesario establecer un equilibrio entre la conservación y
la explotación eficaz del patrimonio, motivo por el que la sostenibilidad debe
jugar un papel fundamental en esta tipología de producto, ya que facilitará
alcanzar modelos turísticos integrados en la economía y en la sociedad, respetuosos con el patrimonio cultural. El turismo debe servir para reforzar la
multifuncionalidad y la dimensión social de los lugares patrimoniales, pero
hay que asumir que las posibilidades de crecimiento no son infinitas y, por
tanto, es necesario, en algunos casos, poner límites (Troitiño, 2007).
Partiendo de esta conceptualización del patrimonio y el turismo cultural,
hay que centrarse en el caso específico del producto turístico cultural de la
Comunitat Valenciana, que dentro de la estructura de productos planteada
por la Agència Valenciana del Turisme en el “Plan Estratégico Global de la Comunitat Valenciana 2010-2020”, se encuentra entre los calificados como “en
desarrollo”, la segunda fase entre las tres identificadas en dicho documento
como fases del ciclo de vida de los productos turísticos de la Comunitat Valenciana (metodología basada en la propuesta por Butler, 1980) (figura 1).
Los rasgos que hacen del producto cultural un elemento esencial para potenciar el sector turístico son su capacidad desestacionalizadora, el elevado
nivel de gasto que caracteriza a la demanda cultural, así como la imagen positiva que proyecta del destino por el conocimiento del patrimonio.
También caracteriza a este producto la complejidad en su gestión, debida
fundamentalmente a la necesidad de establecer un equilibrio entre el aprovechamiento turístico y la conservación por una parte y, por otra, de generar un
adecuado marco de cooperación y colaboración entre los numerosos agentes
que intervienen en su gestión.
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JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
Tanto los agentes públicos como privados intervienen o participan con
mayor o menor intensidad en dicha gestión. Entre los entes públicos destaca
el papel desempeñado por las administraciones públicas, tanto la del Estado
–donde entes como Turespaña o el Instituto de Estudios Turísticos realizan
una labor fundamental de promoción y análisis del turismo cultural–, como
las autonómicas –a través de los entidades de gestión cultural y turística– y
locales –a través de la gestión de los propios recursos y actividades de carácter
cultural y de la prestación de servicios de diversa índole de influencia directa
sobre el desarrollo de la actividad turística. También otros organismos tienen
un papel relevante, como son los centros formativos, las universidades o los
institutos tecnológicos, entre otros. En la parte privada destacan empresas de
alojamiento, restauración, de ocio y recreación, agencias de viajes, empresas
de transporte y otros proveedores y prestatarios de servicios.
Figura 1. Ciclo de vida del producto turístico.
EL TURISMO CULTURAL EN LA COMUNITAT VALENCIANA
En 2011 en España se produjeron más de 100 millones de viajes que incluyeron
alguna actividad cultural, 74 millones fueron realizados por españoles y 26,7
por extranjeros (IET, 2012a). La cultura está presente en una gran parte de los
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Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
viajes de los turistas en España, especialmente de los realizados por turistas
extranjeros. Las visitas culturales se integran en el 47,2% los viajes y los espectáculos culturales en el 11,6% (IET, 2012b).
Los viajes con motivación principal cultural tienen un menor peso. En
torno a 15,5 millones de viajes turísticos tienen motivación principal cultural,
siendo 52,2% españoles y 47,8% extranjeros. El 14,5% de los viajes de ocio de
los residentes en España y el 17,2% de los de los extranjeros tuvo motivación
principal cultural (figura 2).
En el caso específico de la Comunitat Valenciana en 2011, 8,9 millones de
turistas realizaron visitas culturales durante sus viajes (6,5 millones residentes en España y 2,4 millones en el extranjero). Las actividades culturales son
las terceras más habituales para los turistas españoles en la Comunitat, por
detrás de las relacionadas con la playa y las compras, si bien la cultura fue la
motivación principal del viaje sólo para el 3,8% de los turistas españoles que
visitaron la Comunitat Valenciana en 2010 (figura 3).
En general, el turismo cultural –y el patrimonio arqueológico como elemento fundamental que forma parte de dicho producto– genera importantes
efectos para el desarrollo de la actividad turística en la Comunitat Valenciana. Además no sólo hay que considerar dichos atractivos como integrantes
de un producto específico, como es el caso del turismo cultural, sino también
Figura 2. Turistas en España con motivación principal cultural (en millones de personas). Fuente: Observatorio Turístico de la Comunitat Valenciana (2013).
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JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
Figura 3. Actividades realizadas por los turistas españoles en la Comunitat Valenciana. Fuente: Observatorio Turístico de la Comunitat Valenciana (2013).
como uno de los elementos más relevantes para los viajeros que se desplazan
por otras motivaciones: disfrutar del sol y la playa, turismo urbano, turismo
rural, turismo de naturaleza, entre otros.
Así pues, el turismo cultural y, dentro de éste, el arqueológico, se constituye
en alternativa de diversificación del producto turístico global, al tiempo que
enriquece la oferta que integra otros productos turísticos. Pero para que
todo ello sea posible, es necesario actuar sobre los bienes patrimoniales,
adecuarlos y adaptarlos para que puedan ser aprovechados por la demanda
turística de un modo racional, que permita al mismo tiempo una correcta
conservación de los mismos.
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Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
Por tanto, las acciones de ordenación sobre los recursos deben ser coordinadas entre las diferentes administraciones competentes al respecto, tanto
desde las administraciones locales como desde las autonómicas o estatales,
tanto desde los entes responsables de cultura y patrimonio como desde los
responsables de impulsar la actividad turística. En el caso contrario, la falta
de ordenación de yacimientos y lugares culturales sólo puede generar una
actividad espontánea con los consiguientes problemas de conservación.
Actuar sobre el patrimonio de una forma ordenada puede generar importantes beneficios, la adecuación (o puesta en valor) da importancia a los
recursos desde el punto de vista estético, científico, social, político, cultural
y económico, dotándoles de relevancia en un plano local, regional o internacional, dependiendo del poder de atracción de los mismos. Además, este
aprovechamiento turístico potencia la identidad social con el patrimonio y la
historia local.
Sin embargo, no todos los recursos, pese a experimentar un proceso de
adecuación, tendrán la misma capacidad de atracción. Su proyección vendrá
determinada por su valor intrínseco y por la capacidad de diferenciarse de
otros recursos de similares características.
PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO IN SITU: DESARROLLO Y TURISMO
A partir de los datos comentados anteriormente, podemos afirmar que el turismo es una actividad económica de carácter estratégico para la Comunidad
Valenciana. El producto turístico tradicional ha sido y es el producto asociado a los recursos naturales de sol y playa, producto que ha convertido a este
territorio en un espacio turístico líder en el contexto del turismo internacional desde la década de los años sesenta del siglo xx hasta la actualidad. Sin
embargo, en los últimos años se han producido importantes cambios en el
mercado que han llevado a la necesidad de diversificar el producto turístico
principal. Los atractivos patrimoniales, culturales y naturales, han adquirido
una gran importancia tanto para enriquecer y dotar de mayor valor añadido
al producto turístico desarrollado en el litoral valenciano como para generar
nuevos productos turísticos asociados a otras modalidades turísticas como
el turismo urbano, turismo de naturaleza, enoturismo y turismo gastronómico, turismo rural, etc. Estos cambios en el mercado se imponen desde el
lado de la oferta turística inducidos fundamentalmente por los procesos de
transformación observados en la demanda. Los viajeros son en la actualidad
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JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
más expertos y conocedores del destino seleccionado, al tiempo que exigen
mayor especialización para el desarrollo de las estancias vacacionales, en las
que el disfrute y el desarrollo de verdaderas experiencias, novedosas y diferenciadas, se convierte en un argumento fundamental para elegir un destino
turístico. Por tanto, las nuevas necesidades y requerimientos de la demanda
y en consecuencia, la necesaria adaptación de la oferta turística del destino al
potencial visitante, ofrece una oportunidad importante para la implementación de procesos de valorización del patrimonio cultural que persigan el objetivo de la gestión patrimonial que incluye, evidentemente, la conservación
y difusión de los valores patrimoniales de un territorio. Por otra parte, desde
la perspectiva social del turismo, la cultura ha pasado a formar parte del ocio
habitual de los individuos. Esto ha llevado a que desde hace unas décadas, se
entienda que los visitantes, el público de recursos patrimoniales, sea amplio,
heterogéneo y con motivaciones muy distintas en temas y grados de interés,
que hacen que un mismo recurso (museo, yacimiento arqueológico, monumento, centro histórico, centro de interpretación, ruta cultural, etc.) sea disfrutado y contemplado desde múltiples perspectivas, tantas como visitantes
existen en el patrimonio cultural. Este es el punto de encuentro entre turismo, ocio y patrimonio cultural (Ballart, 2004), una relación estrecha desde
los primeros movimientos turísticos en el mundo occidental que se mantiene
en la actualidad (Donaire, 2012) y cuyo futuro se augura como esperanzador,
fundamentalmente para los propios recursos patrimoniales, que se convierten en los últimos años en objeto de atención para el turista del siglo xxi.
En este contexto es evidente que el patrimonio arqueológico forma parte
de la oferta turística de numerosos destinos turísticos en el mundo. Por ello
resulta de interés analizar cuál es la relación entre patrimonio arqueológico
y turismo, las dificultades que encuentran los recursos arqueológicos para su
conversión en producto turístico y la importancia que tiene, para los gestores
de productos turísticos patrimoniales, el conocimiento profundo del público, del visitante, del turista en los lugares de interés arqueológico. Por ello
centraremos la atención en el papel que desempeña, o puede desempeñar,
el patrimonio arqueológico en contextos turísticos, en concreto en el caso
de un destino litoral consolidado como la Costa Blanca (Alicante, España), y
en analizar las posibilidades de éxito de un producto patrimonial basado en
estos recursos tan particulares y cómo se debería ofrecer el valor y el significado de estos elementos al público, un público muy heterogéneo, diverso en
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Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
cuanto a motivaciones y perspectivas de visita y que en la inmensa mayoría de
los casos no posee el conocimiento necesario para comprender aquello que
observa. Se parte del concepto de gestión del patrimonio como un “proceso
integral, que implica comprender el trabajo en torno del patrimonio como
una cadena o sucesión de trabajos que se inicia con la identificación y la recuperación del registro, continúa con su estudio y valoración, ofrece soluciones
a la administración actual de los bienes que lo integran, posibilita su revalorización y rentabilización como recurso cultural y culmina con la difusión”
(Martín, 2002). Se trata de poner en contacto el patrimonio con la sociedad.
Por este motivo es una gestión cultural mediadora entre dicho patrimonio
y la sociedad. De ahí que, a nuestro modo de ver, sea la interpretación del
patrimonio la herramienta que puede conseguir transmitir su valor y significado a partir del uso de unas técnicas propias que permitirán que las “piedras
hablen”.
EL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO EN DESTINOS
LITORALES CONSOLIDADOS
El patrimonio arqueológico forma parte de la oferta turística de numerosos
destinos turísticos del ámbito nacional e internacional, hasta el punto
que algunos países son identificados por parte del turista como destinos
relevantes de arqueoturismo o turismo arqueológico como Perú, Egipto,
Jordania, México o Italia (Tresserras, 2004 y 2008). En el caso español,
existen comunidades autónomas que incluyen en sus portales oficiales de
promoción turística la arqueología como un recurso turístico importante
o destacado en el contexto de su oferta turística global. Como se ha
podido comprobar en dichas fuentes de información, en la promoción de
comunidades autónomas como Castilla-León, Cataluña, Castilla-La Mancha
y Murcia1 por ejemplo, el patrimonio arqueológico adquiere un protagonismo
importante en las acciones de promoción de dichos destinos aunque, en la
mayoría de los casos, esta visibilidad no corresponda a una gestión turística
real de los recursos arqueológicos que son objeto de promoción. En el caso
de Murcia, es Cartagena el destino que cabe destacar por su magnífica
1
http://www.turismocastillayleon.com
http://www.turismocastillalamancha.com/patrimonio
http://www20.gencat.cat/portal/site/Patrimoni
http://www.murciaturistica.es/es/arte_y_cultura
http://www.cartagenaturismo.es
[Consultados el 27 de mayo de 2014]
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JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
gestión del patrimonio arqueológico en el marco del proyecto Cartagena
Puerto de Culturas, a través del cual el turismo se ha convertido en una
actividad estratégica para el desarrollo económico de la ciudad, mediante
la implantación de procesos de recuperación y musealización de recursos
arqueológicos relevantes como el Museo del Teatro Romano o las Termas
del Barrio del Foro, entre otros (López, 2004; Ruiz et al., 2005). Por tanto,
el nivel de visibilidad promocional no siempre corresponde con el grado de
gestión turística del patrimonio arqueológico, un patrimonio que presenta
unas características muy particulares por su fragmentación y, en la mayoría
de sus registros, por su falta de visibilidad y monumentalidad necesarias
para poder realizar sobre ellos una lectura patrimonial en el contexto de una
experiencia de ocio. Normalmente la comprensión del patrimonio cultural
por parte del público visitante requiere de un proceso de musealización e
interpretación intenso para traducir el significado histórico y cultural al
público, un público no especializado que no está formado generalmente en
patrimonio y que, por tanto, necesita un apoyo informativo e interpretativo
de espacios, museos y centros de interpretación que ayuden a desarrollar
esta experiencia patrimonial. Esta realidad es compartida por el patrimonio
arqueológico, incluso éste por las propias características que lo definen –
patrimonio fragmentado, antiguo, artístico (Querol y Díaz, 1996), requiere
de actuaciones más profundas que lo hagan comprensible a todo tipo
de público. La fragmentación del patrimonio arqueológico supone un
obstáculo añadido para su comprensión por parte del público general.
Su escaso grado de monumentalidad y atracción formal para el visitante
impide una fácil comprensión o identificación como sucede en otros tipos
de elementos patrimoniales que son mejor reconocidos por parte del
visitante. Así, el patrimonio arqueológico debe ser objeto de procesos de
musealización y traducción al visitante con el fin de que éste comprenda
aquello que observa, para que pueda valorarlo y posteriormente contribuir
a la protección y conservación de estos bienes (Tilden, 2006). El proceso de
musealización variará en función del grado de conservación de los recursos
arqueológicos, pero su fin último es alcanzar la máxima accesibilidad física
e intelectual. Este proceso debe incorporar al público como elemento
fundamental de la actuación cuyo objetivo es hacer accesible física e
intelectualmente el contenido y resultado científico al público (Espinosa,
2006). En palabras de Ruiz Zapatero (2012: 35): “No hay un tipo de público
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Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
general sino que siempre tratamos con distintos públicos, que a su vez
tienen diferentes capacidades, distintos intereses y una gran diversidad de
posibilidades de acceder al pasado”.
Por ello, tomamos como referencia la definición de gestión del patrimonio arqueológico de Querol y Martínez (1996) como argumento para tratar
la situación actual de la relación existente entre patrimonio arqueológico y
turismo en los siguientes términos: “Definimos la gestión del patrimonio
arqueológico como el conjunto de actuaciones destinadas a hacer efectivo
su conocimiento, su conservación y difusión, que incluye ordenar y facilitar
las intervenciones que en él se realicen”. Hacer efectivo el conocimiento y
difusión del patrimonio arqueológico constituye un proceso largo, tradicionalmente alejado de la sociedad hasta el momento en que el recurso se abría
al público de forma oficial. El concepto de difusión debería desarrollase de
forma paralela al proceso de excavación y estudio del yacimiento, mediante
la organización de visitas guiadas in situ que permitan fomentar la concienciación social sobre este patrimonio y sensibilizar a la población local, y a
los visitantes, sobre la importancia de la arqueología en la construcción del
conocimiento histórico (Pastor, 2004). Por tanto, el acercamiento del patrimonio arqueológico al público pasa en primer lugar por su presentación a la
comunidad que lo acoge, a la aceptación de aquella por parte de las comunidades locales para lograr una accesibilidad integral (Ruiz Zapatero, 2012: 62).
El caso de estudio seleccionado es la Costa Blanca, un espacio turístico que
abarca territorialmente el ámbito de toda la provincia de Alicante incluyendo
el interior inmediato a un espacio litoral vinculado a una oferta marcadamente centrada en el producto de sol y playa. Esta marca turística, lejos de referirse
únicamente a un espacio de monoproducción turística vinculada a la costa,
debería asociarse a un entorno natural diverso en cuanto a sus rasgos identitarios se refiere que, a lo largo de su historia, ha condicionado el asentamiento de comunidades humanas dando lugar a la localización y distribución por
todo el territorio provincial de elementos culturales característicos de cada
una de las fases de poblamiento identificadas en este espacio geográfico.
La Costa Blanca, como destino turístico litoral, se encuentra inmersa en
unas tendencias de cambio de la demanda turístico-recreativa, tanto de la
que ya está presente en los destinos turísticos consolidados que jalonan sus
costas, como de los susceptibles visitantes procedentes de las áreas urbanas
e industriales del interior regional o nacional. Este destino turístico, como
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JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
tantas otras áreas turísticas consolidadas, se ha visto obligado a plantear y
desarrollar estrategias de diversificación y diferenciación de la oferta turística
con el fin de mantener la competitividad de sus destinos en un mercado global e incierto, empleando para ello tanto los recursos patrimoniales disponibles en los municipios costeros, como intentando incorporar los activos del
espacio aledaño, todavía de un modo incipiente y escasamente articulado.
Toma fuerza así la idea de que apostar por la activación del patrimonio cultural como uno de los argumentos de diversificación y diferenciación es una de
las mejores opciones desde el ámbito de la planificación del destino turístico
para diseñar y ejecutar actuaciones encaminadas a la renovación del mismo
(Navalón y Rico, 2012).
En este contexto, el patrimonio arqueológico constituye un activo importante desde la perspectiva turística que tiene como objetivo la implantación
de estrategias encaminadas a la diferenciación y diversificación del destino
turístico. Así, la búsqueda de argumentos en el territorio para la creación de
nuevos productos turísticos es una de las líneas de trabajo que han elegido
algunos destinos turísticos consolidados del litoral para iniciar procesos de
renovación para estos espacios (Anton, 2004). En este sentido, los procesos
de valorización del patrimonio cultural pueden suponer una nueva forma
de articular el territorio provincial, superando la dicotomía entre litoral e
interior, ya que la localización de los recursos patrimoniales, en este caso
arqueológicos, se encuentran diseminados en todo este espacio geográfico,
dando lugar a enclaves arqueológicos importantes de larga trayectoria científica como Elche, Alcoy, Villena, Alicante o Villajoyosa, entre otros. Por tanto,
la creación de productos turísticos basados en el patrimonio arqueológico
provincial dotaría de mayor coherencia territorial a la actividad turística ampliando los efectos positivos derivados de la misma a espacios hasta ahora
alejados de las prácticas turísticas tradicionales.
PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO Y TURISMO EN LA COSTA BLANCA:
PLAN COSTA BLANCA CULTURA
La información relativa a la potencialidad turística y las posibilidades para la
valorización social del patrimonio arqueológico en la Costa Blanca es fruto
de un proyecto de investigación realizado por el Instituto de Investigaciones Turísticas de la Universidad de Alicante desde 2008 a 2012 titulado Plan
de Valorización Turística del Patrimonio Cultural de la provincia de Alicante
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Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
(Plan Costa Blanca Cultura). Esta investigación se desarrolla a través de un
encargo realizado por el Patronato Provincial de Turismo de la Costa Blanca
a la Universidad de Alicante que tiene como objetivo analizar el potencial
turístico del patrimonio cultural del destino turístico con la finalidad de llegar a proponer la creación de nuevos productos turísticos basados en temas
patrimoniales que contribuyesen a diferenciar este destino consolidado del
litoral. La investigación toma como marco de referencia un escenario turístico altamente competitivo, sobre todo para los destinos tradicionales de sol y
playa que necesitan procesos de renovación para poder seguir manteniendo
los niveles de competitividad como destinos líderes en el contexto turístico internacional. Por tanto, la existencia de un escenario turístico altamente
competitivo, las nuevas tendencias de la demanda turística, que incluye en
sus prácticas de ocio habituales el disfrute de la cultura y el patrimonio, y el
elevado potencial de uso social y turístico del patrimonio cultural de la Costa
Blanca, son los motivos fundamentales que llevan a orientar las actuaciones
de dicha investigación a la creación de productos turísticos de temática patrimonial y a proponer un modelo de gestión adecuado, eficaz y ágil para la incorporación de éstos a la oferta turística del destino. Al mismo tiempo, el desarrollo de estos objetivos contribuiría a reivindicar el valor y significado del
patrimonio cultural provincial y a articular el territorio desde la perspectiva
turística superando las dicotomías tradicionales entre el litoral y el interior.
Así, tras una fase previa de análisis e información sobre la amplitud, volumen, temas existentes y grado de uso turístico del patrimonio cultural
provincial, se llegó a un diagnóstico a partir del que se desarrollaron unas
estrategias de trabajo encaminadas a la creación de productos turísticos de
naturaleza cultural, centrados en la valorización de determinados elementos
patrimoniales. El arqueológico es uno de los temas patrimoniales que mayor
proyección social y turística podía tener en el marco del Plan Costa Blanca
Cultura para la diversificación del destino. Su amplia distribución en el territorio provincial y la existencia del Museo Arqueológico Provincial de Alicante
(en adelante, MARQ) que es el elemento que ha impulsado y desarrollado los
proyectos y actuaciones más relevantes en cuanto a difusión del patrimonio
arqueológico se refiere, son las principales razones que llevaron al equipo de
trabajo a centrar gran parte de sus actuaciones en la propuesta de creación de
un producto de arqueoturismo para la Costa Blanca.
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JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
DEL RECURSO AL PRODUCTO TURÍSTICO:
LAS LIMITACIONES DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO
Tresserras (2004: 2) define el arqueoturismo como una modalidad turística
en los siguientes términos: “El arqueoturismo o turismo arqueológico es una
modalidad del turismo cultural bajo la que se presentan actividades, productos y servicios culturales y turísticos en los que la arqueología es el ingrediente principal y el objeto de la motivación para realizar un viaje bien
sea de proximidad, de media o larga distancia.” Para llegar a crear productos
turísticos, ofrecer actividades y servicios culturales y turísticos al visitante,
es necesario en primer lugar conocer cuál es el volumen, la distribución y el
grado de uso turístico de los elementos arqueológicos, con el fin de establecer
las premisas de partida para proponer actuaciones que contribuyan a mejorar
el nivel de accesibilidad y de visibilidad de los recursos.
Para ello se aplicó una matriz DAFO con el objetivo de obtener información sobre el contexto externo e interno del patrimonio arqueológico en la
Costa Blanca, de sus fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades. Los
resultados de este análisis ofrecen una información valiosa para saber cuál
es el grado de uso turístico del patrimonio arqueológico provincial, qué fortalezas potenciar y cuáles son las actuaciones necesarias para disminuir las
amenazas y las debilidades. En términos generales, entre las fortalezas destacan la existencia de yacimientos arqueológicos musealizados; la variedad
temática asociada a distintas etapas históricas; la existencia de una oferta
museística que pudiera servir de apoyo para la creación de un producto de
arqueoturismo; la larga tradición en la gestión del patrimonio arqueológico
en la provincia de Alicante y el interés mostrado por parte de sus responsables en la mejora y ampliación de la difusión de estos recursos patrimoniales.
En cuanto al análisis concreto de los yacimientos arqueológicos, la mayoría de ellos no se encuentran preparados para la visita del público, salvo
evidentes excepciones cuyo grado de intervención y presentación de los elementos arqueológicos es fruto de un proceso de musealización. Así, podríamos afirmar que gran parte de los yacimientos arqueológicos provinciales no
están consolidados y permanecen cerrados a la visita.
Este análisis procede de cuatro categorías que permiten clasificar a los yacimientos abiertos al público según el tipo de intervenciones realizadas en
ellos, desde el yacimiento consolidado y abierto a la visita hasta el yacimiento
reconstruido (Pérez-Juez, 2006). Según los conocimientos previos derivados
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Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
del análisis del grado de uso turístico del patrimonio arqueológico de la Costa
Blanca, podemos afirmar que son muy pocos los casos que puedan ser incluidos en una de las categorías que la autora propone. En definitiva, esta
afirmación nos lleva a confirmar que únicamente yacimientos muy concretos
están abiertos al público. Los yacimientos consolidados y abiertos a la visita
se caracterizan por haber sido objeto de actuaciones para la consolidación y
protección de las estructuras a partir de la instalación de sistemas de drenaje
para evitar la inundación de las mismas. La actuación en muros es mínima y
no se prevé la creación de infraestructuras. Quizá puede existir algún tipo de
señalización y en ocasiones se coloca un vallado. Normalmente están situados en espacios rurales de difícil acceso y pueden convertirse en argumento
para la creación de rutas arqueológicas que se complementan con patrimonio
natural, etnográfico y gastronomía. A veces el material de promoción y la
web oficial del municipio informan de la imposibilidad de realizar la visita
al tiempo que el yacimiento es promocionado como parte de un producto
de turismo cultural en una zona turística. Esto significa que esta promoción
no ha sido seguida por un proceso paralelo de acondicionamiento del yacimiento para el disfrute del público. La ausencia de elementos que permitan la
lectura histórica por parte del visitante hace de la visita una experiencia poco
satisfactoria. Esta descripción correspondería a la mayoría de los yacimientos
arqueológicos de la provincia.
En una segunda categoría de clasificación se encuentran los yacimientos
restaurados y acondicionados, yacimientos a los que se dota de una infraestructura en función de un proyecto museográfico. El objetivo de esta infraestructura es facilitar la visita y la comprensión del contenido del yacimiento a
partir de material informativo. En algunos casos, las intervenciones de restauración pueden pecar de excesivo diseño arquitectónico a pesar de haber
actuado según el criterio de reversibilidad.
La tercera categoría hace referencia al parque arqueológico. Es un término
generalmente utilizado de forma errónea porque no todos los yacimientos
o zonas arqueológicas consolidadas, restauradas y abiertas al público,
pueden ser definidos como parque arqueológico. Normalmente se asocia
el concepto de parque arqueológico a cualquier yacimiento musealizado y
abierto al público. Otras veces se confunde parque arqueológico con otro tipo
de espacios de arqueología experimental o historia recreada que no tienen
nada que ver con la definición de parque arqueológico que tratamos. Desde
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JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
el punto de vista de la normativa del patrimonio cultural, únicamente País
Vasco, Canarias, Cantabria y Castilla-La Mancha incluyen en su articulado
la denominación de parque arqueológico como figura de protección de
un yacimiento o zona arqueológica. Según la única ley existente, la Ley
de Parques Arqueológicos de Castilla-La Mancha, el parque arqueológico
implica protección, investigación, disfrute de este patrimonio en su propio
entorno, además del fomento del desarrollo sostenible del territorio en el que
se localiza.
El parque arqueológico se define según las siguientes características
(Querol, 1993):
•
Se trata de un bien inmueble (yacimiento, zona arqueológica, conjunto o sitio histórico) declarado Bien de Interés Cultural y que incluye su
entorno, ya que una característica esencial del parque ha de ser su vinculación con su medio natural y cultural. No se trata de yacimientos
monumentales sino susceptibles de transmitir información histórica.
•
Presenta un alto grado de interés científico, educativo e histórico.
Este interés científico ha de ser independiente de su grado de
monumentalidad y su selección como parque arqueológico dependerá
del nivel de representatividad histórica. Es aconsejable que posea
un proyecto de excavación paralelo ya que este aspecto demuestra
que el sitio arqueológico posee un interés científico como elemento
patrimonial vivo que permite la incorporación de nuevos vestigios al
proyecto. Al mismo tiempo, la existencia de una excavación en curso
permite sensibilizar al público en relación a las técnicas de excavación
y la investigación arqueológica como productora de conocimiento
histórico desmitificando su función (Pastor, 2005).
•
Su estado de conservación ha de ser correcto, de manera que sea
posible mostrarlo al público y hacerlo comprensible. Por tanto la
investigación arqueológica y la puesta en valor son dos acciones
que deben desarrollarse al mismo tiempo. Para ello es necesaria la
existencia de un proyecto de acondicionamiento que permita la
comprensión de los restos a través de reconstrucciones y mayores
dosis de restauración en determinados puntos del yacimiento.
•
Ha sido dotado de una infraestructura apropiada para su consideración como área visitable o abierta al público: aparcamiento, área de
44
[page-n-17]
Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
acogida, servicios de restauración, señalización, itinerarios definidos, áreas de descanso y puntos de observación.
•
Su conversión en zona visitable ha tenido en cuenta la doble interacción entre el yacimiento y su entorno (micro entorno) y entre el
parque y su entorno (macro entorno). Para un mayor acercamiento al
visitante habría que explicar la contextualización del parque, es decir,
la relación que ha guardado durante siglos con su entorno y el papel
que ocupa en la actualidad. La clave o guía de dicha conversión ha
sido la consecución de la mayor rentabilidad social posible. Para ello,
habrá que poner en funcionamiento el diseño de programas, planes,
técnicas, medios y servicios de interpretación del patrimonio.
La cuarta categoría es la que define a los yacimientos reconstruidos. La
reconstrucción es un instrumento muy útil para la divulgación de la arqueología y para aquellas situaciones en que la conservación del yacimiento resultaría difícil. Puede realizarse sobre el yacimiento mismo o en zonas diferentes
para reproducir yacimientos reales o ideales.
Si tomamos como referencia estas cuatro categorías de yacimientos abiertos
al público, podemos afirmar que en la provincia de Alicante son muy pocos casos los que quedarían asociados a alguna de ellas. La mayoría de los yacimientos
arqueológicos de la provincia se encuentran en un estado de conservación mejorable y no son accesibles al público, salvo en determinadas ocasiones cuando
se celebran jornadas de puertas abiertas y no en todos los casos. Son, por tanto,
recursos patrimoniales que generalmente no han sido objeto de intervenciones
posteriores a la excavación arqueológica encaminadas a la consolidación de las
estructuras y a su preparación para la apertura al público. Sin embargo, existen
casos aislados que se encuentran en un nivel de gestión superior a la apertura
al público, que implica la creación de figuras como el parque arqueológico o el
yacimiento restaurado y acondicionado como es el caso de Lucentum-Tossal
de Manises (Alicante), la Illeta dels Banyets (El Campello), La Alcudia (Elche)
y la Villa Romana de L’Albir (Alfaç del Pi) (figura 4). Sin embargo, según la
información obtenida a través de las entrevistas y cuestionarios realizados a
responsables de museos arqueológicos en la primera fase del Plan Costa Blanca
Cultura, se pudo comprobar la existencia de yacimientos que podrían ser objeto de intervenciones mínimas que asegurasen su apertura al público y las condiciones necesarias para poder realizar una visita (señalización, información)
sin necesidad de que fueran dotados con infraestructuras de acogida.
45
[page-n-18]
JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
Figura 4. Municipios citados en el texto: 1. Dénia, 2. Xàbia, 3. Teulada, 4. Benissa,
5. Calp, 6. L’Alfaç del Pi, 7. Villajoyosa, 8. El Campello, 9. Alicante, 10. Santa Pola, 11.
Guardamar del Segura, 12. Orihuela, 13. Crevillent, 14. Elche, 15. Monforte del Cid,
16. Novelda, 17. Elda, 18. Villena, 19. Banyeres de Mariona, 20. Alcoy, 21. Cocentaina,
22. Beniarrés. Yacimientos citados en el texto: A. Villa romana de L’Albir, B. Illeta
dels Banyets, C. Lucentum-Tossal de Manises, D. La Alcudia, E. Cabezo Redondo, F.
La Sarga, G. Pla de Petracos.
En este análisis de la oferta arqueológica existente en la Costa Blanca es
necesario mencionar brevemente algunos aspectos a propósito de la estructura museística relacionada. La mención sobre el grado de uso turístico de los
museos arqueológicos de la provincia de Alicante resulta fundamental en la
propuesta de actuaciones para la creación de un producto de arqueoturismo
en la Costa Blanca. A partir de la información aportada por los cuestionarios
y entrevistas realizadas a los responsables de museos arqueológicos, se extrajeron unas características generales que confirmaban de nuevo la situación
identificada en un estudio anterior (Olcina, 2000). Así, se puede afirmar que
en la actualidad, salvo casos excepcionales, la situación de estos espacios no
ha mostrado cambios significativos. Los museos pioneros en arqueología en
la provincia de Alicante, además del MARQ, fueron los de Alcoy, Elche y Villena (creados entre 1940 y 1950) seguidos por los museos de Dénia, Xàbia y
46
[page-n-19]
Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
Orihuela. La década de 1980 es el período de mayor proliferación de museos
arqueológicos en la provincia, hecho que se une a la consolidación de la formación de técnicos universitarios a partir de la creación de las cátedras de
Arqueología y Prehistoria en la Universidad de Alicante. Las características
de los museos arqueológicos de la provincia de Alicante según Olcina (2000),
son las siguientes:
•
Museos y colecciones museográficas de ámbito generalmente local.
•
Dispersión en el territorio y concentración en determinadas comarcas (Vega Baja).
•
Contrastes evidentes en cuanto a instalaciones, actividades científicas y de divulgación.
•
Problemas de personal, sobrecarga de trabajo del director conservador por la concentración de actividades en una sola persona.
•
Repetición de la cultura material y reiteración de los temas tratados.
•
Acentuación en la exhibición de las épocas más antiguas frente al escaso tratamiento a las etapas de formación de las localidades.
Entre las propuestas que apuntaba el autor para corregir estos desajustes y
desequilibrios temáticos y territoriales, está la creación de museos de ámbito
comarcal y supracomarcal con el objetivo de disponer de mayores recursos
económicos y humanos. Esto permitiría el desarrollo coordinado de programas científicos, de proyectos de musealización de yacimientos arqueológicos
y de difusión, evitando la sobrecarga de trabajo que sufren los directores de
la mayoría de los museos arqueológicos locales. Otras propuestas del autor
pasan por fomentar la colaboración entre museos para organizar actividades
conjuntas y compartir información. En la actualidad estos aspectos son desarrollados de forma muy amplia por el MARQ a través del Programa Museos
Municipales iniciado en 2003, con la dedicación de una sala de exposición
temporal bajo el tema Arqueología y Museo a diferentes museos arqueológicos locales (Crevillent, Xàbia, Novelda, Villena, Alcoy, Elda, Calp, Guardamar
del Segura y Santa Pola).
En la actualidad existen veintidós museos arqueológicos2, todos de gestión
local municipal salvo el Museo Monográfico de La Alcudia, que es gestionado
2
http://www.cult.gva.es/dgpa/museoscv_c.html [Consultado el 27 de mayo de 2014]
47
[page-n-20]
JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
por la Fundación Universitaria de Investigación Arqueológica del mismo
nombre, y el MARQ, gestionado por su parte por la Fundación de la Comunidad
Valenciana MARQ. Los problemas de gestión de los propios museos y del
patrimonio arqueológico dependiente de ellos se mantienen en la actualidad
en la mayoría de los museos arqueológicos de la provincia, salvo la excepción
obvia del MARQ. Por lo general, los museos locales se enfrentan a problemas
de financiación y de dotación de personal. Estos dos factores dificultan la
organización y el desarrollo de programas de difusión arqueológica, de
actividades temporales, y sobre todo, el diseño de proyectos de musealización
de yacimientos arqueológicos representativos que funcionen como salas de
exposición externas al museo. Bien es cierto que en la mayoría de ellos se
desarrollan actividades didácticas en forma de talleres orientadas al público
escolar de diferentes edades (Villajoyosa, Banyeres de Mariola, Alcoy, Villena,
etc.) así como jornadas de puertas abiertas en determinados yacimientos
para contribuir a la difusión del patrimonio arqueológico municipal. Por
otra parte, existen algunos casos entre los museos arqueológicos locales de
la provincia de Alicante en los que la creatividad, la innovación en el diseño
de programas y la sensibilización de la población por el propio patrimonio
constituyen resultados exitosos fruto de un cambio en la concepción de
la relación entre el museo y la sociedad, filosofía que propugna la Nueva
Museología (Barbier-Bouvet, 1993), que podrían ser el inicio, en términos
generales, de la transformación museística necesaria para la creación de
un producto de arqueoturismo en la Costa Blanca. Dados los resultados del
análisis de la oferta museística asociada a la temática arqueológica, cabe
decir que es urgente una renovación museológica de estos espacios con el fin
de comenzar a orientar las actividades y programas a todo tipo de público,
con la implantación de actuaciones fácilmente desarrollables, sin necesidad
de grandes inversiones y sin la renovación espacial y arquitectónica de los
museos. La creatividad y la innovación pueden ser herramientas que faciliten
la apertura del museo a los visitantes de una forma atractiva, novedosa y
estimulante.
Las fortalezas detectadas sobre el patrimonio arqueológico de la provincia
de Alicante, se pueden ver potenciadas con las oportunidades identificadas
en el análisis externo del contexto turístico de este destino. Es decir, aquellos
aspectos que no son propios del patrimonio arqueológico provincial pero que
pueden dar lugar a un escenario turístico muy favorable para el desarrollo del
48
[page-n-21]
Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
producto de arqueoturismo. Entre las oportunidades identificadas destacan
las nuevas tendencias de la demanda turística que muestra mayor sensibilidad por conocer el espacio que visita, por la autenticidad en el destino, por
realizar prácticas turísticas más individualizadas y específicas (Anton, 2004;
Vera, 2002) al tiempo que se ha identificado un segmento de demanda específico que ha convertido las visitas a lugares de interés arqueológico en el
motivo principal de sus experiencias de ocio (Tresserras, 2004). Por otra parte,
la Nueva Museología ofrece enormes posibilidades para la renovación de los
discursos museográficos en la presentación y comunicación del patrimonio
cultural, con el uso de nuevas tecnologías que pueden suplir la ausencia de
visibilidad de estos recursos. Por otra parte, existe un conjunto de debilidades
y amenazas que deben ser superadas. Según esta matriz, la accesibilidad de
la mayoría de los recursos arqueológicos es susceptible de mejora, bien en lo
referente al estado de conservación o a la señalización o los horarios de visita,
que son inadecuados o no existen. Como se comentó anteriormente, la oferta
museística asociada que debería de incluirse en este nuevo producto turístico
está atomizada y repite contenidos arqueológicos (Olcina, 2000). Los museos
son de carácter local, con escasas fuentes de financiación y dotación de personal. Estas características, fruto de la fase de análisis, son aplicables a la gran
mayoría de recursos arqueológicos provinciales, salvo aquellos casos gestionados por el MARQ, que evidentemente, no comparten las mismas características en cuanto al estado de conservación y grado de difusión de los yacimientos
arqueológicos, o los rasgos que definen a los museos arqueológicos de la Costa
Blanca. El MARQ es un caso excepcional en cuanto a la gestión del patrimonio
arqueológico provincial en todas sus acepciones, desde la parte científica relacionada con la investigación en diferentes yacimientos de la provincia hasta
las labores de difusión del patrimonio arqueológico alicantino a través de su
extenso programa de actividades en el propio museo y en los yacimientos que
gestiona, así como con su presencia en redes sociales, proyectos internacionales, etc. Este hecho ha de entenderse como una enorme oportunidad para la
presentación de un producto de arqueoturismo en la Costa Blanca.
Así, el patrimonio arqueológico de la provincia de Alicante está formado
por un conjunto de elementos representativos de distintas fases culturales
diseminados por el territorio tanto en espacios litorales como interiores.
En la Costa Blanca se encuentran enclaves importantes en la historia de la
arqueología provincial, localizados en municipios que poseen elementos
49
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JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
arqueológicos de sumo interés en el ámbito nacional e internacional y de
amplia trayectoria científica, como Villena, Alcoy, Elche, Alicante y Villajoyosa
entre otros. En la tabla 2 se recogen los registros arqueológicos existentes
y destacan los casos mencionados en cuanto al volumen de registros que
coinciden con la trayectoria arqueológica científica de estos municipios y con
la existencia de diversos yacimientos arqueológicos que han sido objeto de
procesos de musealización para su apertura al público.
Lo más significativo del conjunto de registros arqueológicos en la provincia de Alicante es no tanto su volumen como su amplia distribución en el
territorio. Su localización en todo el territorio provincial ofrece argumentos
para una planificación integrada del producto de arqueoturismo. A ello se
le suma la existencia de yacimientos arqueológicos musealizados (Lucentum, La Alcudia, la Illeta dels Banyets, Cabezo Redondo o la Villa Romana
de L’Albir). A estos casos se suman otros que están en proceso de excavación
y musealización y que, en un corto período de tiempo, podrían incluirse en
un producto temático de arqueoturismo para la Costa Blanca. Por otra parte, la relevancia del patrimonio arqueológico provincial también radica en
la representatividad del arte rupestre declarado Patrimonio Mundial de la
Humanidad en 19983, con manifestaciones significativas en el Pla de Petracos
(Castell de Castells) o La Sarga (Alcoy).
Como se ha podido observar, la existencia de museos arqueológicos
locales ofrece enormes oportunidades para la creación de un producto de
arqueoturismo para la Costa Blanca. A pesar de las debilidades identificadas en
la matriz DAFO, son espacios que podían ser aprovechados para iniciar trabajos
en forma de red, para compartir información, servicios y actividades de difusión.
Con ello se afianzaría la oferta museística provincial sin necesidad de crear
nuevos espacios de acogida de visitantes ni presentación de los recursos como
los tan manidos centros de interpretación, un equipamiento necesario cuando
el proceso de planificación interpretativa así lo decide pero que a priori no son
imprescindibles. En palabras de Sivan (2006): “La decisión política a priori de un
centro aquí o allí donde los temas son los mismos lleva al caos de superposición
de ofertas y temáticas, falsa competencia y dilapidación de recursos.”
Así, en el análisis previo de los recursos arqueológicos nos encontramos
con las primeras limitaciones para crear un producto turístico. Salvo los casos
mencionados que aseguran la accesibilidad y visibilidad necesarias para
3
http://whc.unesco.org/en/list/874 [Consultado el 27 de mayo de 2014]
50
[page-n-23]
Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
Municipio
Recursos arqueológicos
Villajoyosa
75 registros
L’Alfaç del Pi
1 registro. Villa romana de L’Albir
Benissa
20 registros
Calp
49 registros. Banys de la Reina, Pobla
medieval de Ifach
Dénia
88 registros
Teulada
12 registros
Xàbia
49 registros
Alcoy
70 registros. La Serreta, La Sarga
Banyeres de Mariola
59 registros
Cocentaina
81 registros
Beniarrés
9 registros. Cova de l`Or
Villena
126 registros. Cabezo Redondo
Elda
50 registros. El Monastil
Monforte del Cid
12 registros
Elche
107 registros. La Alcudia, Baños Árabes
Santa Pola
13 registros. Portus Ilicitanus
Alicante
160 registros. Lucentum, Tossal de les
Basses
El Campello
32 registros. Illeta dels Banyets
Guardamar del Segura
21 registros. La Ràbita, La Fonteta
Tabla 2. Distribución municipal de recursos arqueológicos en la provincia de Alicante. Fuente: Dirección General del Patrimonio Cultural Valenciano.
realizar una visita, la mayoría de los recursos arqueológicos de la Costa Blanca
no reúnen las características fundamentales para formar parte de una oferta
turística cultural. Son recursos inaccesibles en la mayoría de los casos, con
un estado de conservación y visibilidad mejorable a pesar de su importancia
científica, carentes de soportes y equipamientos de información, y sin
preparación para la realización de una visita. Por tanto, en nuestro estudio
de caso se repetían las características que han definido tradicionalmente al
patrimonio arqueológico como patrimonio diferente, fragmentado, conocido
por gran parte del público desde una visión romántica y cinematográfica,
y de muy difícil lectura sin la existencia de soportes y equipamientos de
51
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JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
información. A ello hay que añadir que la mayoría del público que visita estos
lugares no se encuentra formado ni posee los conocimientos previos necesarios
para poder comprender aquello que observa. Por tanto, los problemas de
accesibilidad física e intelectual son evidentes, problemas que habrían de ser
subsanados mediante las acciones oportunas con el objetivo de transformar
estos recursos patrimoniales en recursos turísticos. Como otros tipos de
recursos turísticos, el patrimonio arqueológico requiere del cumplimiento
de unos requisitos para ser considerado como recurso turístico (Leno, 1993).
En primer lugar ha de ser un elemento accesible (Espinosa, 2002, 2003, 2004
y 2006) desde la perspectiva física (señalización direccional, informativa,
horarios establecidos) y también desde la intelectual (carteles, paneles, guías
explicativas, lenguaje de colores, etc.). También sería importante disponer
de servicios turísticos como por ejemplo las visitas guiadas, teatralizadas,
recreaciones históricas o talleres para grupos, pero no son imprescindibles
para poder hacer un uso social de este recurso. Son actividades que mejorarían
su presentación y comprensión por parte del público. En el caso de la Costa
Blanca, algunos municipios han realizado este tipo de iniciativas, destacando
entre ellas el amplio programa de actividades de difusión realizadas en los
yacimientos arqueológicos gestionados por el MARQ y el caso de Villajoyosa.
Para la mejora de la accesibilidad intelectual del patrimonio arqueológico
es importante que los recursos dispongan de equipamientos, instalaciones
o soportes de información. Los casos mencionados, aquellos yacimientos
arqueológicos que han sido objeto de procesos de musealización como
Lucentum, la Illeta dels Banyets o La Alcudia disponen de soportes de
información para el visitante, e incluso, en el caso de La Alcudia, el Centro
de Interpretación localizado en el mismo yacimiento. Para finalizar, también
cabe resaltar que la existencia de material informativo y divulgativo sobre
el recurso arqueológico en cuestión es un elemento importante para el
visitante. Este material debe estar disponible in situ pero también en
cualquier punto de llegada de visitantes, como establecimientos hoteleros, de
restauración, oferta comercial, transporte u oficinas de turismo, que informe
de la existencia del recurso arqueológico y las posibilidades que ofrece para la
visita y la realización de otras actividades si las hubiere.
A la vista de los resultados obtenidos en la fase analítica se propuso un
conjunto de actuaciones necesarias para la creación de un producto de arqueoturismo centrado en las mejora de diferentes aspectos relativos al patri-
52
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Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
monio arqueológico provincial. Así, estas actuaciones se agruparon en cuatro
temas: presentación y adecuación del patrimonio arqueológico (en adelante
PA) del recurso patrimonial al recurso turístico, la comunicación del PA, nuevos planteamientos para la gestión y estrategias para la promoción y comercialización del producto de arqueoturismo. A continuación se muestran las
principales acciones propuestas para la consecución de estos objetivos:
Presentación y adecuación del PA: del recurso patrimonial al recurso
turístico
1.-Mejora de la accesibilidad física a los yacimientos (establecimiento de horarios, dotación de personal para su apertura, actividades de difusión, etc.).
2.- Selección de yacimientos arqueológicos según grado de conservación,
representatividad y posibilidades de musealización.
3.- Creación de la ruta Costa Blanca Arqueológica.
4.- Plan de formación para personal responsable de desarrollar las actividades de difusión.
5.- Valorización del patrimonio arqueológico industrial.
Comunicación del PA al público e información en red
6.- Aplicar los criterios de la interpretación del patrimonio para mejorar la
comunicación del valor del PA al público (diseño de programas interpretativos, selección de medios y equipamientos asociados a la ruta).
7.- Estudio de visitantes: estudios sistemáticos de público en museos y
yacimientos arqueológicos incluidos en el producto.
8.-Orientación al público de las actividades desarrolladas en museos y yacimientos.
9.-Potenciación de actividades temáticas a partir de la ruta arqueológica
(cursos, visitas teatralizadas, conferencias, talleres didácticos, representaciones históricas).
10.- Edición de la guía Costa Blanca Arqueológica.
11.- Diseño de una marca especifica que diferencia e identifique este producto de arqueoturismo.
12.- Promover el trabajo en red entre agentes turísticos implicados (oferta
turística, oficinas de turismo, museos).
Nuevos planteamientos para la gestión
13.- Coordinación entre áreas, instituciones y administraciones implicadas en la gestión del PA.
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JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
14.- Participación mixta para la creación del producto: Club de Producto
Costa Blanca Cultura.
15.- Diseño de un plan de acción integral de arqueología para toda la provincia.
16.- Diseño de productos turísticos específicos en yacimientos que lo permitan.
17.- Potenciación de iniciativas existentes en escalas superiores (Caminos
del Arte Rupestre Prehistórico de Europa, integración en Arqueotur, Via
Augusta).
Promoción y comercialización del producto
18.- Captación de segmentos de mercado específicos: el turista arqueológico.
19.- Creación de la fórmula multi-tiquet para yacimientos, museos y oferta
turística incluida en el Club de Producto.
20.- Establecer mecanismos para la compra on line de entradas, servicios
turísticos, productos de promoción.
21.- Diseño de la tarjeta Costa Blanca Arqueológica como soporte de marca de productos, actividades, recursos arqueológicos y equipamientos
asociados.
22.- Promover la creación de empresas de servicios relacionadas con la
difusión de la arqueología.
Como se señala, aparece el Club de Producto como una propuesta de modelo
de gestión del PA en la Costa Blanca, caracterizado por su carácter mixto donde
ha de tener cabida la participación pública y privada que conforma la fórmula
eficaz para la generación y gestión de un producto de arqueoturismo. Este
modelo permitiría concentrar los intereses de agentes turísticos (empresas de
servicios turísticos, red de oficinas de información turística, responsables de
concejalías de turismo, etc.) y responsables de la gestión del patrimonio cultural
provincial (museos, concejalías responsables del patrimonio cultural, centros
de interpretación, fundaciones, etc.) en la implantación de los productos
patrimoniales creados. La razón de llegar a diseñar un modelo de gestión de
este tipo radica en que, tradicionalmente, los procesos de valorización del
patrimonio cultural finalizan con la apertura al público de los recursos.
Es evidente que la accesibilidad es la premisa de partida sobre la que
actuar para pensar en la valorización del patrimonio cultural, pero no puede
identificarse nunca recurso turístico accesible, preparado para la visita, con
54
[page-n-27]
Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
un producto turístico. Un producto turístico (Blaya, 2004) requiere de la
combinación de recursos turísticos y servicios turísticos, que permitan acoger
al visitante para que pueda desarrollar sus experiencias de ocio en términos
satisfactorios mediante un precio. Así, tras varios encuentros con los agentes
turísticos y sociales mencionados, y después de investigar el grado de éxito
de otros casos relacionados con este tema, se llegó a la conclusión de que
el modelo que mayores posibilidades de éxito ofrecía para la implantación
de productos turísticos patrimoniales en la Costa Blanca era la creación
de un club de producto, donde se unirían los intereses de la iniciativa
privada y la pública, con el fin de trabajar de forma coordinada en la misma
dirección. La pertenencia al club de producto ofrece ventajas a sus miembros
(presencia en catálogos y guías, participación en actividades promocionales
específicas, asesoramiento técnico, foro profesional, presencia en web)
pero también requiere de unos compromisos por parte de los interesados,
centrados fundamentalmente en compartir información en red y colaborar
de forma integrada con el resto de miembros para crear sinergias en cuanto
a recursos humanos y económicos. La propuesta de este Club de Producto
en el momento que se redactan estas líneas todavía es un proyecto que por
diversas circunstancias no ha tomado forma definitiva. Sin embargo, los
agentes turísticos y responsables del patrimonio arqueológico en la Costa
Blanca siguen trabajando desde las iniciativas locales por crear un modelo
eficaz que permita ofrecer al turista un producto de turismo arqueológico,
avanzando por un camino que hasta hace pocos años era una ilusión.
Por tanto, se supera la visión tradicional de la arqueología y del yacimiento
arqueológico en que el yacimiento es un lugar destinado exclusivamente a la
investigación arqueológica. En la actualidad esta función sigue siendo una
de las funciones prioritarias pero este mismo recurso es objeto de diferentes
miradas, no sólo la científica, sino también la recreativa y turística. Resulta
obvio recordar que el estudio científico y la conservación de los elementos
arqueológicos son fundamentales, pero también lo es la presentación de
estos elementos a la diversidad de públicos para un mayor aprovechamiento
social y recreativo de este patrimonio. El turismo, por tanto, no se ha de ver
como una amenaza sino como una oportunidad, sobre todo en los términos
que se tratan a lo largo de este texto, dado que el patrimonio arqueológico
de la Costa Blanca se localiza en un contexto turístico evidente. Se acepta el
patrimonio arqueológico como un legado, por ello se define como patrimonio,
55
[page-n-28]
JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
pero no debe ser un legado fosilizado sino un recurso activo que forme parte
del presente y del futuro de las sociedades responsables de su conservación,
mantenimiento y difusión.
PIEDRAS QUE HABLAN… LA INTERPRETACIÓN DEL PATRIMONIO
El tercer apartado de esta intervención se centra en la importancia del conocimiento público en los procesos de valorización del patrimonio cultural y
en las posibilidades que la interpretación del patrimonio ofrece para comunicar el valor de los recursos a los visitantes. Los visitantes del patrimonio
cultural muestran motivaciones y grados de interés muy diversos que no
permiten hablar de un único perfil. El público, como el término que define
a los visitantes en su conjunto, es diverso y diferente tanto como personas
se encuentran en un lugar de interés patrimonial. En ese sentido es fundamental conocer los perfiles de los visitantes porque si de lo que se trata, en
el caso que nos ocupa, es de difundir y comunicar el valor y el significado
del patrimonio arqueológico, el conocimiento del visitante es imprescindible en un proceso de comunicación. Así, Morales y Ham (2008) definen la
interpretación del patrimonio como un “proceso creativo de comunicación
estratégica, que produce conexiones intelectuales y emocionales entre el visitante y el recurso que es interpretado, logrando que genere sus propios
significados sobre ese recurso, para que lo aprecie y disfrute”. En este proceso
de comunicación existe un emisor, responsable del programa interpretativo
y un receptor, definido como visitante, el público o audiencia. Por eso es
fundamental conocer los distintos tipos de público que se encuentran en el
lugar de interés patrimonial. Se trata, en definitiva, de entregar un mensaje
al público, un mensaje elaborado a partir de un guion lógico que contenga
pocas ideas, que sean fáciles de transmitir a través de un medio interpretativo personal (guía, demostraciones) o no personal (panel, folleto, cartel,
audiovisual, audioguía) seleccionado en función de las características y necesidades de difusión del recurso interpretado. Este mensaje tiene que ser
ameno, breve y claro, rasgos definidores de una comunicación atractiva. De
ahí que podamos afirmar que informar no es interpretar. En la mayoría de
las visitas turísticas desarrolladas sobre recursos culturales se ofrece ingente
cantidad de información al visitante, pero en pocas ocasiones se comunica algo al público. La interpretación ha de estimular el uso de los sentidos
durante una visita, ha de mostrar al visitante del patrimonio arqueológico
56
[page-n-29]
Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
cómo hablan de las personas del pasado, qué cuentan sobre sus vidas y qué
relación guarda ese contenido con la experiencia cotidiana del visitante. Es
lo que Tilden definió como relevancia al ego, es decir, qué relación tiene el
contenido del recurso cultural interpretado con la experiencia cotidiana y la
personalidad del visitante. Por otra parte, esta disciplina ofrece unas técnicas, medios y trucos para hacer accesible y explicar el significado de las cosas.
La eficacia de esos medios interpretativos dependerá del recurso interpretado y del mensaje que se quiera transmitir al visitante. Normalmente, los medios interpretativos más eficaces son aquellos atendidos por personas, de ahí
que una visita guiada diseñada, elaborada y desarrollada a partir de criterios
de interpretación sea, en muchos casos, una experiencia más interactiva,
personal y estimulante que otros tipos de medios como los tecnológicos no
concebidos según los criterios que la interpretación propone. Desde el punto de vista de la gestión de recursos patrimoniales, la interpretación también
puede contribuir a gestionar flujos de visitantes en los lugares de interés
patrimonial, ya que si se explica al visitante que se encuentra en un lugar
especial, y que por tanto su comportamiento ha de ser especial, si convertimos al visitante en cómplice durante la visita a través de la transmisión de
mensajes en positivo, conseguiremos que su comportamiento sea adecuado
y respetuoso con el recurso. Esta es la idea que propugnaba Tilden tomando
las palabras de autor anónimo del Servicio de Parques en Estados Unidos:
“Por la interpretación, entendimiento; por el entendimiento, aprecio; por el
aprecio, protección” (citado en Ham, 2008).
La interpretación como instrumento para la difusión del patrimonio
cultural (Sivan, 1998) surge por la necesidad de adaptar los conocimientos
científicos sobre el patrimonio, para que puedan ser transmitidos, digeridos
y entendidos por el gran público. Este aspecto resulta importante porque
enlaza perfectamente con la seriedad de esta disciplina que va más allá de
las técnicas interpretativas que es, al fin y al cabo, lo que puede quedar
en la mente del visitante. Sin embargo, la presentación del patrimonio
facilita al público el acceso a dicho conocimiento. No se trata de disfrazar el
objeto histórico para hacerlo más atractivo, más bien se trata de crear una
experiencia global en la cual el visitante sea partícipe de visualizar lo que
no existe, en convertir el objeto patrimonial en placer sensorial y mental
sin destruir su autenticidad. En palabras de Sivan, “se trata de hacerlo
comprensible, por lo menos ‘visible’”. Esta afirmación resulta significativa
57
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JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
para el patrimonio arqueológico ya que, en la mayoría de los casos, no reúne
las condiciones necesarias de presentación para facilitar su acercamiento
a los diferentes tipos de público. Esta visibilidad del patrimonio cultural
facilita el conocimiento de los valores que posee y despierta la conciencia
sobre la importancia de su protección y conservación para el beneficio de
la sociedad. Se trata en definitiva de revelar aquello que está oculto y en
última instancia de enamorar al visitante.
CONCLUSIONES
El turismo es una actividad económica fundamental para el contexto territorial de la Costa Blanca. Como destino consolidado de litoral cuyo producto
turístico principal es el producto de sol y playa, se encuentra en un proceso de
cambio derivado de la necesidad de renovación y reestructuración del destino
con el fin de mantener el nivel de competitividad en un escenario turístico
internacional complicado y cambiante. Como algunos destinos turísticos litorales, la Costa Blanca busca los argumentos necesarios para diversificar y
diferenciar el destino en el propio territorio, aprovechando aquellos elementos patrimoniales que, por su singular valor simbólico, ofrecen rasgos diferenciadores en relación a otros destinos de similares características. En este
sentido, el patrimonio arqueológico de la provincia de Alicante posee un potencial de uso social recreativo y turístico relevante a pesar de que la mayoría
de los recursos arqueológicos no reúnen las condiciones necesarias de accesibilidad, grado de conservación y disponibilidad de información necesarias
para que puedan ser considerados como recursos turísticos. Por otra parte, y
relacionado con lo anterior, en la actualidad la unión evidente entre cultura y
ocio, provoca que el patrimonio cultural se haya convertido en objeto de ocio y
disfrute de tiempo libre, ampliando la heterogeneidad y variedad del público
que podemos encontrar en lugares de interés patrimonial. Desde el lado de
la demanda, el público es heterogéneo, con diferentes motivaciones y grados
de interés, siendo en su amplia mayoría profano en cuanto a conocimientos
arqueológicos se refiere. Para conseguir el equilibrio necesario entre oferta
turística (patrimonio arqueológico) y demanda turística (público, visitantes,
audiencia, turistas) es necesario paliar las debilidades que ofrece en la actualidad el patrimonio arqueológico provincial con la introducción de mejoras
en cuanto a su nivel de accesibilidad, visibilidad y comprensión. Por otra parte, es fundamental dotar de los instrumentos necesarios a los visitantes para
58
[page-n-31]
Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
comprender aquello que observan, poder apreciarlo y así contribuir a un uso
adecuado de los recursos y, en último término, a su conservación y protección.
La interpretación del patrimonio nos ofrece estos instrumentos, entendiendo
que es un proceso de comunicación estratégica entre patrimonio arqueológico
y público visitante, una comunicación que contribuirá a disfrutar del patrimonio arqueológico en un contexto de ocio sin vulnerar el contenido científico
que dota de palabras y que hace que las piedras consigan contarnos cosas.
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PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO IN SITU:
DESARROLLO Y TURISMO
Javier Solsona Monzonís y Elisa Rico Cánovas
EL TURISMO EN LA COMUNITAT VALENCIANA
El turismo se constituye en un sector estratégico para la Comunitat Valenciana como demuestra el hecho de representar el 12,6% del producto interior bruto y el 13,4% del empleo total, en torno a 270.000 puestos de trabajo
(Exceltur, 2011), cifras que se corresponden con las de un destino turístico
de primera magnitud. Se trata del tercer destino en España en cuanto a demanda interna y el quinto en lo que se refiere a la demanda extranjera, datos
que evidencian su auténtica relevancia, más si se considera que España es un
destino líder a nivel mundial, situándose como el segundo destino en cuanto
a ingresos por turistas tras los Estados Unidos, y el cuarto en cuanto a número
de viajeros recibidos.
La oferta turística de la Comunitat Valenciana cuenta con una gran capacidad de acogida, alcanzando los alojamientos reglados las 375.000 plazas (tabla 1), destacando especialmente la oferta hotelera y de apartamentos
turísticos, a lo que hay que sumar el gran volumen de segundas residencias
que asciende, según el censo de población y vivienda de 2011 (INE, 2013), a
655.137, lo que representa en torno a 2,5 millones de plazas disponibles en esa
tipología de vivienda.
También destacan los establecimientos de restauración, con un total de
14.656 unidades de negocio, así como un importante volumen de agencias de
viajes, que rebasan las 1.300 sucursales y una amplia red de oficinas de información turística con cerca de 200 delegaciones a lo largo del territorio, entre
otros muchos otros servicios turísticos.
Pero además de la oferta como elemento facilitador de la estancia en los
destinos turísticos, hay que citar los recursos turísticos con que cuenta el
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JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
territorio de la Comunitat Valenciana que actúan como atractivos, entre los
que se podría citar –junto a las excelentes condiciones geográficas y climáticas–
los más de 260 kilómetros de playas, 22 parques naturales, centros termales
e instalaciones de turismo de salud diseminadas por todo el territorio, 40
puertos deportivos, 36 campos de golf, 9 parques acuáticos, además de una
amplia red de senderos, centros de congresos, de actividades varias como el
buceo, de ocio, cines, teatros y otros atractivos de gran importancia entre
los que destacan muy especialmente los bienes patrimoniales: 394 museos
y colecciones museísticas y 1.309 monumentos y conjuntos históricos
(Observatorio Turístico de la Comunitat Valenciana, 2012b).
Alicante
Castellón
Valencia
TOTAL
Est. hoteleros
70.996
24.061
35.792
130.849
Campings
27.145
19.223
19.717
66.085
Apartamentos
95.493
44.061
27.779
167.333
2.671
4.383
3.919
10.973
196.305
91.728
87.207
375.240
Aloj. rural
TOTAL
Tabla 1. Oferta Turística de la Comunitat Valenciana en 2011. Fuente: Observatorio
Turístico de la Comunitat Valenciana (2012a).
PATRIMONIO Y TURISMO CULTURAL
La Organización Mundial del Turismo (2005) califica como turismo cultural
al flujo de personas que se desplaza desde su lugar de residencia para visitar
recursos culturales con la intención de adquirir nueva información y experiencias y de satisfacer sus necesidades culturales.
El turismo cultural es uno de los productos emergentes que con más fuerza se está desarrollando en los últimos años en el panorama turístico español.
El potencial de recursos patrimoniales permite servir de base a este creciente
desarrollo. De este modo, patrimonio y turismo cultural son dos realidades
íntimamente ligadas que, aunque no siempre con intereses comunes, se desarrollan de forma dependiente.
El patrimonio no es algo que existe por sí mismo, ni los bienes alcanzan
la categoría de bien patrimonial por propiedades innatas, sino que su “generación” (y su desaparición) responde a la intervención de diferentes agentes
sociales (Grande, 2001). Por tanto, los bienes patrimoniales adquieren valor
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Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
en la medida que son apreciados por la sociedad, lo que les convierte en un
recurso económico. De esta forma, el patrimonio ha dado origen a la aparición de un nuevo sector, y ha pasado de ser considerado una carga presupuestaria a transformarse en un motor de desarrollo económico y social. Ha
cambiado la imagen del patrimonio, de considerarse únicamente por su valor
intrínseco ha pasado a ser valorado por su capacidad de generar desarrollo
(Throsby, 1997).
Así pues, se da un paso más en la consolidación del patrimonio como elemento básico de un turismo en alza como el cultural, alcanzando ya no sólo la
categoría de recurso sino siendo considerado, en su adaptación a los requerimientos del mercado, como un auténtico producto turístico (Hernández, 2004).
Sin embargo, es necesario establecer un equilibrio entre la conservación y
la explotación eficaz del patrimonio, motivo por el que la sostenibilidad debe
jugar un papel fundamental en esta tipología de producto, ya que facilitará
alcanzar modelos turísticos integrados en la economía y en la sociedad, respetuosos con el patrimonio cultural. El turismo debe servir para reforzar la
multifuncionalidad y la dimensión social de los lugares patrimoniales, pero
hay que asumir que las posibilidades de crecimiento no son infinitas y, por
tanto, es necesario, en algunos casos, poner límites (Troitiño, 2007).
Partiendo de esta conceptualización del patrimonio y el turismo cultural,
hay que centrarse en el caso específico del producto turístico cultural de la
Comunitat Valenciana, que dentro de la estructura de productos planteada
por la Agència Valenciana del Turisme en el “Plan Estratégico Global de la Comunitat Valenciana 2010-2020”, se encuentra entre los calificados como “en
desarrollo”, la segunda fase entre las tres identificadas en dicho documento
como fases del ciclo de vida de los productos turísticos de la Comunitat Valenciana (metodología basada en la propuesta por Butler, 1980) (figura 1).
Los rasgos que hacen del producto cultural un elemento esencial para potenciar el sector turístico son su capacidad desestacionalizadora, el elevado
nivel de gasto que caracteriza a la demanda cultural, así como la imagen positiva que proyecta del destino por el conocimiento del patrimonio.
También caracteriza a este producto la complejidad en su gestión, debida
fundamentalmente a la necesidad de establecer un equilibrio entre el aprovechamiento turístico y la conservación por una parte y, por otra, de generar un
adecuado marco de cooperación y colaboración entre los numerosos agentes
que intervienen en su gestión.
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JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
Tanto los agentes públicos como privados intervienen o participan con
mayor o menor intensidad en dicha gestión. Entre los entes públicos destaca
el papel desempeñado por las administraciones públicas, tanto la del Estado
–donde entes como Turespaña o el Instituto de Estudios Turísticos realizan
una labor fundamental de promoción y análisis del turismo cultural–, como
las autonómicas –a través de los entidades de gestión cultural y turística– y
locales –a través de la gestión de los propios recursos y actividades de carácter
cultural y de la prestación de servicios de diversa índole de influencia directa
sobre el desarrollo de la actividad turística. También otros organismos tienen
un papel relevante, como son los centros formativos, las universidades o los
institutos tecnológicos, entre otros. En la parte privada destacan empresas de
alojamiento, restauración, de ocio y recreación, agencias de viajes, empresas
de transporte y otros proveedores y prestatarios de servicios.
Figura 1. Ciclo de vida del producto turístico.
EL TURISMO CULTURAL EN LA COMUNITAT VALENCIANA
En 2011 en España se produjeron más de 100 millones de viajes que incluyeron
alguna actividad cultural, 74 millones fueron realizados por españoles y 26,7
por extranjeros (IET, 2012a). La cultura está presente en una gran parte de los
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Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
viajes de los turistas en España, especialmente de los realizados por turistas
extranjeros. Las visitas culturales se integran en el 47,2% los viajes y los espectáculos culturales en el 11,6% (IET, 2012b).
Los viajes con motivación principal cultural tienen un menor peso. En
torno a 15,5 millones de viajes turísticos tienen motivación principal cultural,
siendo 52,2% españoles y 47,8% extranjeros. El 14,5% de los viajes de ocio de
los residentes en España y el 17,2% de los de los extranjeros tuvo motivación
principal cultural (figura 2).
En el caso específico de la Comunitat Valenciana en 2011, 8,9 millones de
turistas realizaron visitas culturales durante sus viajes (6,5 millones residentes en España y 2,4 millones en el extranjero). Las actividades culturales son
las terceras más habituales para los turistas españoles en la Comunitat, por
detrás de las relacionadas con la playa y las compras, si bien la cultura fue la
motivación principal del viaje sólo para el 3,8% de los turistas españoles que
visitaron la Comunitat Valenciana en 2010 (figura 3).
En general, el turismo cultural –y el patrimonio arqueológico como elemento fundamental que forma parte de dicho producto– genera importantes
efectos para el desarrollo de la actividad turística en la Comunitat Valenciana. Además no sólo hay que considerar dichos atractivos como integrantes
de un producto específico, como es el caso del turismo cultural, sino también
Figura 2. Turistas en España con motivación principal cultural (en millones de personas). Fuente: Observatorio Turístico de la Comunitat Valenciana (2013).
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JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
Figura 3. Actividades realizadas por los turistas españoles en la Comunitat Valenciana. Fuente: Observatorio Turístico de la Comunitat Valenciana (2013).
como uno de los elementos más relevantes para los viajeros que se desplazan
por otras motivaciones: disfrutar del sol y la playa, turismo urbano, turismo
rural, turismo de naturaleza, entre otros.
Así pues, el turismo cultural y, dentro de éste, el arqueológico, se constituye
en alternativa de diversificación del producto turístico global, al tiempo que
enriquece la oferta que integra otros productos turísticos. Pero para que
todo ello sea posible, es necesario actuar sobre los bienes patrimoniales,
adecuarlos y adaptarlos para que puedan ser aprovechados por la demanda
turística de un modo racional, que permita al mismo tiempo una correcta
conservación de los mismos.
34
[page-n-7]
Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
Por tanto, las acciones de ordenación sobre los recursos deben ser coordinadas entre las diferentes administraciones competentes al respecto, tanto
desde las administraciones locales como desde las autonómicas o estatales,
tanto desde los entes responsables de cultura y patrimonio como desde los
responsables de impulsar la actividad turística. En el caso contrario, la falta
de ordenación de yacimientos y lugares culturales sólo puede generar una
actividad espontánea con los consiguientes problemas de conservación.
Actuar sobre el patrimonio de una forma ordenada puede generar importantes beneficios, la adecuación (o puesta en valor) da importancia a los
recursos desde el punto de vista estético, científico, social, político, cultural
y económico, dotándoles de relevancia en un plano local, regional o internacional, dependiendo del poder de atracción de los mismos. Además, este
aprovechamiento turístico potencia la identidad social con el patrimonio y la
historia local.
Sin embargo, no todos los recursos, pese a experimentar un proceso de
adecuación, tendrán la misma capacidad de atracción. Su proyección vendrá
determinada por su valor intrínseco y por la capacidad de diferenciarse de
otros recursos de similares características.
PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO IN SITU: DESARROLLO Y TURISMO
A partir de los datos comentados anteriormente, podemos afirmar que el turismo es una actividad económica de carácter estratégico para la Comunidad
Valenciana. El producto turístico tradicional ha sido y es el producto asociado a los recursos naturales de sol y playa, producto que ha convertido a este
territorio en un espacio turístico líder en el contexto del turismo internacional desde la década de los años sesenta del siglo xx hasta la actualidad. Sin
embargo, en los últimos años se han producido importantes cambios en el
mercado que han llevado a la necesidad de diversificar el producto turístico
principal. Los atractivos patrimoniales, culturales y naturales, han adquirido
una gran importancia tanto para enriquecer y dotar de mayor valor añadido
al producto turístico desarrollado en el litoral valenciano como para generar
nuevos productos turísticos asociados a otras modalidades turísticas como
el turismo urbano, turismo de naturaleza, enoturismo y turismo gastronómico, turismo rural, etc. Estos cambios en el mercado se imponen desde el
lado de la oferta turística inducidos fundamentalmente por los procesos de
transformación observados en la demanda. Los viajeros son en la actualidad
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JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
más expertos y conocedores del destino seleccionado, al tiempo que exigen
mayor especialización para el desarrollo de las estancias vacacionales, en las
que el disfrute y el desarrollo de verdaderas experiencias, novedosas y diferenciadas, se convierte en un argumento fundamental para elegir un destino
turístico. Por tanto, las nuevas necesidades y requerimientos de la demanda
y en consecuencia, la necesaria adaptación de la oferta turística del destino al
potencial visitante, ofrece una oportunidad importante para la implementación de procesos de valorización del patrimonio cultural que persigan el objetivo de la gestión patrimonial que incluye, evidentemente, la conservación
y difusión de los valores patrimoniales de un territorio. Por otra parte, desde
la perspectiva social del turismo, la cultura ha pasado a formar parte del ocio
habitual de los individuos. Esto ha llevado a que desde hace unas décadas, se
entienda que los visitantes, el público de recursos patrimoniales, sea amplio,
heterogéneo y con motivaciones muy distintas en temas y grados de interés,
que hacen que un mismo recurso (museo, yacimiento arqueológico, monumento, centro histórico, centro de interpretación, ruta cultural, etc.) sea disfrutado y contemplado desde múltiples perspectivas, tantas como visitantes
existen en el patrimonio cultural. Este es el punto de encuentro entre turismo, ocio y patrimonio cultural (Ballart, 2004), una relación estrecha desde
los primeros movimientos turísticos en el mundo occidental que se mantiene
en la actualidad (Donaire, 2012) y cuyo futuro se augura como esperanzador,
fundamentalmente para los propios recursos patrimoniales, que se convierten en los últimos años en objeto de atención para el turista del siglo xxi.
En este contexto es evidente que el patrimonio arqueológico forma parte
de la oferta turística de numerosos destinos turísticos en el mundo. Por ello
resulta de interés analizar cuál es la relación entre patrimonio arqueológico
y turismo, las dificultades que encuentran los recursos arqueológicos para su
conversión en producto turístico y la importancia que tiene, para los gestores
de productos turísticos patrimoniales, el conocimiento profundo del público, del visitante, del turista en los lugares de interés arqueológico. Por ello
centraremos la atención en el papel que desempeña, o puede desempeñar,
el patrimonio arqueológico en contextos turísticos, en concreto en el caso
de un destino litoral consolidado como la Costa Blanca (Alicante, España), y
en analizar las posibilidades de éxito de un producto patrimonial basado en
estos recursos tan particulares y cómo se debería ofrecer el valor y el significado de estos elementos al público, un público muy heterogéneo, diverso en
36
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Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
cuanto a motivaciones y perspectivas de visita y que en la inmensa mayoría de
los casos no posee el conocimiento necesario para comprender aquello que
observa. Se parte del concepto de gestión del patrimonio como un “proceso
integral, que implica comprender el trabajo en torno del patrimonio como
una cadena o sucesión de trabajos que se inicia con la identificación y la recuperación del registro, continúa con su estudio y valoración, ofrece soluciones
a la administración actual de los bienes que lo integran, posibilita su revalorización y rentabilización como recurso cultural y culmina con la difusión”
(Martín, 2002). Se trata de poner en contacto el patrimonio con la sociedad.
Por este motivo es una gestión cultural mediadora entre dicho patrimonio
y la sociedad. De ahí que, a nuestro modo de ver, sea la interpretación del
patrimonio la herramienta que puede conseguir transmitir su valor y significado a partir del uso de unas técnicas propias que permitirán que las “piedras
hablen”.
EL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO EN DESTINOS
LITORALES CONSOLIDADOS
El patrimonio arqueológico forma parte de la oferta turística de numerosos
destinos turísticos del ámbito nacional e internacional, hasta el punto
que algunos países son identificados por parte del turista como destinos
relevantes de arqueoturismo o turismo arqueológico como Perú, Egipto,
Jordania, México o Italia (Tresserras, 2004 y 2008). En el caso español,
existen comunidades autónomas que incluyen en sus portales oficiales de
promoción turística la arqueología como un recurso turístico importante
o destacado en el contexto de su oferta turística global. Como se ha
podido comprobar en dichas fuentes de información, en la promoción de
comunidades autónomas como Castilla-León, Cataluña, Castilla-La Mancha
y Murcia1 por ejemplo, el patrimonio arqueológico adquiere un protagonismo
importante en las acciones de promoción de dichos destinos aunque, en la
mayoría de los casos, esta visibilidad no corresponda a una gestión turística
real de los recursos arqueológicos que son objeto de promoción. En el caso
de Murcia, es Cartagena el destino que cabe destacar por su magnífica
1
http://www.turismocastillayleon.com
http://www.turismocastillalamancha.com/patrimonio
http://www20.gencat.cat/portal/site/Patrimoni
http://www.murciaturistica.es/es/arte_y_cultura
http://www.cartagenaturismo.es
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37
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JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
gestión del patrimonio arqueológico en el marco del proyecto Cartagena
Puerto de Culturas, a través del cual el turismo se ha convertido en una
actividad estratégica para el desarrollo económico de la ciudad, mediante
la implantación de procesos de recuperación y musealización de recursos
arqueológicos relevantes como el Museo del Teatro Romano o las Termas
del Barrio del Foro, entre otros (López, 2004; Ruiz et al., 2005). Por tanto,
el nivel de visibilidad promocional no siempre corresponde con el grado de
gestión turística del patrimonio arqueológico, un patrimonio que presenta
unas características muy particulares por su fragmentación y, en la mayoría
de sus registros, por su falta de visibilidad y monumentalidad necesarias
para poder realizar sobre ellos una lectura patrimonial en el contexto de una
experiencia de ocio. Normalmente la comprensión del patrimonio cultural
por parte del público visitante requiere de un proceso de musealización e
interpretación intenso para traducir el significado histórico y cultural al
público, un público no especializado que no está formado generalmente en
patrimonio y que, por tanto, necesita un apoyo informativo e interpretativo
de espacios, museos y centros de interpretación que ayuden a desarrollar
esta experiencia patrimonial. Esta realidad es compartida por el patrimonio
arqueológico, incluso éste por las propias características que lo definen –
patrimonio fragmentado, antiguo, artístico (Querol y Díaz, 1996), requiere
de actuaciones más profundas que lo hagan comprensible a todo tipo
de público. La fragmentación del patrimonio arqueológico supone un
obstáculo añadido para su comprensión por parte del público general.
Su escaso grado de monumentalidad y atracción formal para el visitante
impide una fácil comprensión o identificación como sucede en otros tipos
de elementos patrimoniales que son mejor reconocidos por parte del
visitante. Así, el patrimonio arqueológico debe ser objeto de procesos de
musealización y traducción al visitante con el fin de que éste comprenda
aquello que observa, para que pueda valorarlo y posteriormente contribuir
a la protección y conservación de estos bienes (Tilden, 2006). El proceso de
musealización variará en función del grado de conservación de los recursos
arqueológicos, pero su fin último es alcanzar la máxima accesibilidad física
e intelectual. Este proceso debe incorporar al público como elemento
fundamental de la actuación cuyo objetivo es hacer accesible física e
intelectualmente el contenido y resultado científico al público (Espinosa,
2006). En palabras de Ruiz Zapatero (2012: 35): “No hay un tipo de público
38
[page-n-11]
Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
general sino que siempre tratamos con distintos públicos, que a su vez
tienen diferentes capacidades, distintos intereses y una gran diversidad de
posibilidades de acceder al pasado”.
Por ello, tomamos como referencia la definición de gestión del patrimonio arqueológico de Querol y Martínez (1996) como argumento para tratar
la situación actual de la relación existente entre patrimonio arqueológico y
turismo en los siguientes términos: “Definimos la gestión del patrimonio
arqueológico como el conjunto de actuaciones destinadas a hacer efectivo
su conocimiento, su conservación y difusión, que incluye ordenar y facilitar
las intervenciones que en él se realicen”. Hacer efectivo el conocimiento y
difusión del patrimonio arqueológico constituye un proceso largo, tradicionalmente alejado de la sociedad hasta el momento en que el recurso se abría
al público de forma oficial. El concepto de difusión debería desarrollase de
forma paralela al proceso de excavación y estudio del yacimiento, mediante
la organización de visitas guiadas in situ que permitan fomentar la concienciación social sobre este patrimonio y sensibilizar a la población local, y a
los visitantes, sobre la importancia de la arqueología en la construcción del
conocimiento histórico (Pastor, 2004). Por tanto, el acercamiento del patrimonio arqueológico al público pasa en primer lugar por su presentación a la
comunidad que lo acoge, a la aceptación de aquella por parte de las comunidades locales para lograr una accesibilidad integral (Ruiz Zapatero, 2012: 62).
El caso de estudio seleccionado es la Costa Blanca, un espacio turístico que
abarca territorialmente el ámbito de toda la provincia de Alicante incluyendo
el interior inmediato a un espacio litoral vinculado a una oferta marcadamente centrada en el producto de sol y playa. Esta marca turística, lejos de referirse
únicamente a un espacio de monoproducción turística vinculada a la costa,
debería asociarse a un entorno natural diverso en cuanto a sus rasgos identitarios se refiere que, a lo largo de su historia, ha condicionado el asentamiento de comunidades humanas dando lugar a la localización y distribución por
todo el territorio provincial de elementos culturales característicos de cada
una de las fases de poblamiento identificadas en este espacio geográfico.
La Costa Blanca, como destino turístico litoral, se encuentra inmersa en
unas tendencias de cambio de la demanda turístico-recreativa, tanto de la
que ya está presente en los destinos turísticos consolidados que jalonan sus
costas, como de los susceptibles visitantes procedentes de las áreas urbanas
e industriales del interior regional o nacional. Este destino turístico, como
39
[page-n-12]
JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
tantas otras áreas turísticas consolidadas, se ha visto obligado a plantear y
desarrollar estrategias de diversificación y diferenciación de la oferta turística
con el fin de mantener la competitividad de sus destinos en un mercado global e incierto, empleando para ello tanto los recursos patrimoniales disponibles en los municipios costeros, como intentando incorporar los activos del
espacio aledaño, todavía de un modo incipiente y escasamente articulado.
Toma fuerza así la idea de que apostar por la activación del patrimonio cultural como uno de los argumentos de diversificación y diferenciación es una de
las mejores opciones desde el ámbito de la planificación del destino turístico
para diseñar y ejecutar actuaciones encaminadas a la renovación del mismo
(Navalón y Rico, 2012).
En este contexto, el patrimonio arqueológico constituye un activo importante desde la perspectiva turística que tiene como objetivo la implantación
de estrategias encaminadas a la diferenciación y diversificación del destino
turístico. Así, la búsqueda de argumentos en el territorio para la creación de
nuevos productos turísticos es una de las líneas de trabajo que han elegido
algunos destinos turísticos consolidados del litoral para iniciar procesos de
renovación para estos espacios (Anton, 2004). En este sentido, los procesos
de valorización del patrimonio cultural pueden suponer una nueva forma
de articular el territorio provincial, superando la dicotomía entre litoral e
interior, ya que la localización de los recursos patrimoniales, en este caso
arqueológicos, se encuentran diseminados en todo este espacio geográfico,
dando lugar a enclaves arqueológicos importantes de larga trayectoria científica como Elche, Alcoy, Villena, Alicante o Villajoyosa, entre otros. Por tanto,
la creación de productos turísticos basados en el patrimonio arqueológico
provincial dotaría de mayor coherencia territorial a la actividad turística ampliando los efectos positivos derivados de la misma a espacios hasta ahora
alejados de las prácticas turísticas tradicionales.
PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO Y TURISMO EN LA COSTA BLANCA:
PLAN COSTA BLANCA CULTURA
La información relativa a la potencialidad turística y las posibilidades para la
valorización social del patrimonio arqueológico en la Costa Blanca es fruto
de un proyecto de investigación realizado por el Instituto de Investigaciones Turísticas de la Universidad de Alicante desde 2008 a 2012 titulado Plan
de Valorización Turística del Patrimonio Cultural de la provincia de Alicante
40
[page-n-13]
Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
(Plan Costa Blanca Cultura). Esta investigación se desarrolla a través de un
encargo realizado por el Patronato Provincial de Turismo de la Costa Blanca
a la Universidad de Alicante que tiene como objetivo analizar el potencial
turístico del patrimonio cultural del destino turístico con la finalidad de llegar a proponer la creación de nuevos productos turísticos basados en temas
patrimoniales que contribuyesen a diferenciar este destino consolidado del
litoral. La investigación toma como marco de referencia un escenario turístico altamente competitivo, sobre todo para los destinos tradicionales de sol y
playa que necesitan procesos de renovación para poder seguir manteniendo
los niveles de competitividad como destinos líderes en el contexto turístico internacional. Por tanto, la existencia de un escenario turístico altamente
competitivo, las nuevas tendencias de la demanda turística, que incluye en
sus prácticas de ocio habituales el disfrute de la cultura y el patrimonio, y el
elevado potencial de uso social y turístico del patrimonio cultural de la Costa
Blanca, son los motivos fundamentales que llevan a orientar las actuaciones
de dicha investigación a la creación de productos turísticos de temática patrimonial y a proponer un modelo de gestión adecuado, eficaz y ágil para la incorporación de éstos a la oferta turística del destino. Al mismo tiempo, el desarrollo de estos objetivos contribuiría a reivindicar el valor y significado del
patrimonio cultural provincial y a articular el territorio desde la perspectiva
turística superando las dicotomías tradicionales entre el litoral y el interior.
Así, tras una fase previa de análisis e información sobre la amplitud, volumen, temas existentes y grado de uso turístico del patrimonio cultural
provincial, se llegó a un diagnóstico a partir del que se desarrollaron unas
estrategias de trabajo encaminadas a la creación de productos turísticos de
naturaleza cultural, centrados en la valorización de determinados elementos
patrimoniales. El arqueológico es uno de los temas patrimoniales que mayor
proyección social y turística podía tener en el marco del Plan Costa Blanca
Cultura para la diversificación del destino. Su amplia distribución en el territorio provincial y la existencia del Museo Arqueológico Provincial de Alicante
(en adelante, MARQ) que es el elemento que ha impulsado y desarrollado los
proyectos y actuaciones más relevantes en cuanto a difusión del patrimonio
arqueológico se refiere, son las principales razones que llevaron al equipo de
trabajo a centrar gran parte de sus actuaciones en la propuesta de creación de
un producto de arqueoturismo para la Costa Blanca.
41
[page-n-14]
JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
DEL RECURSO AL PRODUCTO TURÍSTICO:
LAS LIMITACIONES DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO
Tresserras (2004: 2) define el arqueoturismo como una modalidad turística
en los siguientes términos: “El arqueoturismo o turismo arqueológico es una
modalidad del turismo cultural bajo la que se presentan actividades, productos y servicios culturales y turísticos en los que la arqueología es el ingrediente principal y el objeto de la motivación para realizar un viaje bien
sea de proximidad, de media o larga distancia.” Para llegar a crear productos
turísticos, ofrecer actividades y servicios culturales y turísticos al visitante,
es necesario en primer lugar conocer cuál es el volumen, la distribución y el
grado de uso turístico de los elementos arqueológicos, con el fin de establecer
las premisas de partida para proponer actuaciones que contribuyan a mejorar
el nivel de accesibilidad y de visibilidad de los recursos.
Para ello se aplicó una matriz DAFO con el objetivo de obtener información sobre el contexto externo e interno del patrimonio arqueológico en la
Costa Blanca, de sus fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades. Los
resultados de este análisis ofrecen una información valiosa para saber cuál
es el grado de uso turístico del patrimonio arqueológico provincial, qué fortalezas potenciar y cuáles son las actuaciones necesarias para disminuir las
amenazas y las debilidades. En términos generales, entre las fortalezas destacan la existencia de yacimientos arqueológicos musealizados; la variedad
temática asociada a distintas etapas históricas; la existencia de una oferta
museística que pudiera servir de apoyo para la creación de un producto de
arqueoturismo; la larga tradición en la gestión del patrimonio arqueológico
en la provincia de Alicante y el interés mostrado por parte de sus responsables en la mejora y ampliación de la difusión de estos recursos patrimoniales.
En cuanto al análisis concreto de los yacimientos arqueológicos, la mayoría de ellos no se encuentran preparados para la visita del público, salvo
evidentes excepciones cuyo grado de intervención y presentación de los elementos arqueológicos es fruto de un proceso de musealización. Así, podríamos afirmar que gran parte de los yacimientos arqueológicos provinciales no
están consolidados y permanecen cerrados a la visita.
Este análisis procede de cuatro categorías que permiten clasificar a los yacimientos abiertos al público según el tipo de intervenciones realizadas en
ellos, desde el yacimiento consolidado y abierto a la visita hasta el yacimiento
reconstruido (Pérez-Juez, 2006). Según los conocimientos previos derivados
42
[page-n-15]
Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
del análisis del grado de uso turístico del patrimonio arqueológico de la Costa
Blanca, podemos afirmar que son muy pocos los casos que puedan ser incluidos en una de las categorías que la autora propone. En definitiva, esta
afirmación nos lleva a confirmar que únicamente yacimientos muy concretos
están abiertos al público. Los yacimientos consolidados y abiertos a la visita
se caracterizan por haber sido objeto de actuaciones para la consolidación y
protección de las estructuras a partir de la instalación de sistemas de drenaje
para evitar la inundación de las mismas. La actuación en muros es mínima y
no se prevé la creación de infraestructuras. Quizá puede existir algún tipo de
señalización y en ocasiones se coloca un vallado. Normalmente están situados en espacios rurales de difícil acceso y pueden convertirse en argumento
para la creación de rutas arqueológicas que se complementan con patrimonio
natural, etnográfico y gastronomía. A veces el material de promoción y la
web oficial del municipio informan de la imposibilidad de realizar la visita
al tiempo que el yacimiento es promocionado como parte de un producto
de turismo cultural en una zona turística. Esto significa que esta promoción
no ha sido seguida por un proceso paralelo de acondicionamiento del yacimiento para el disfrute del público. La ausencia de elementos que permitan la
lectura histórica por parte del visitante hace de la visita una experiencia poco
satisfactoria. Esta descripción correspondería a la mayoría de los yacimientos
arqueológicos de la provincia.
En una segunda categoría de clasificación se encuentran los yacimientos
restaurados y acondicionados, yacimientos a los que se dota de una infraestructura en función de un proyecto museográfico. El objetivo de esta infraestructura es facilitar la visita y la comprensión del contenido del yacimiento a
partir de material informativo. En algunos casos, las intervenciones de restauración pueden pecar de excesivo diseño arquitectónico a pesar de haber
actuado según el criterio de reversibilidad.
La tercera categoría hace referencia al parque arqueológico. Es un término
generalmente utilizado de forma errónea porque no todos los yacimientos
o zonas arqueológicas consolidadas, restauradas y abiertas al público,
pueden ser definidos como parque arqueológico. Normalmente se asocia
el concepto de parque arqueológico a cualquier yacimiento musealizado y
abierto al público. Otras veces se confunde parque arqueológico con otro tipo
de espacios de arqueología experimental o historia recreada que no tienen
nada que ver con la definición de parque arqueológico que tratamos. Desde
43
[page-n-16]
JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
el punto de vista de la normativa del patrimonio cultural, únicamente País
Vasco, Canarias, Cantabria y Castilla-La Mancha incluyen en su articulado
la denominación de parque arqueológico como figura de protección de
un yacimiento o zona arqueológica. Según la única ley existente, la Ley
de Parques Arqueológicos de Castilla-La Mancha, el parque arqueológico
implica protección, investigación, disfrute de este patrimonio en su propio
entorno, además del fomento del desarrollo sostenible del territorio en el que
se localiza.
El parque arqueológico se define según las siguientes características
(Querol, 1993):
•
Se trata de un bien inmueble (yacimiento, zona arqueológica, conjunto o sitio histórico) declarado Bien de Interés Cultural y que incluye su
entorno, ya que una característica esencial del parque ha de ser su vinculación con su medio natural y cultural. No se trata de yacimientos
monumentales sino susceptibles de transmitir información histórica.
•
Presenta un alto grado de interés científico, educativo e histórico.
Este interés científico ha de ser independiente de su grado de
monumentalidad y su selección como parque arqueológico dependerá
del nivel de representatividad histórica. Es aconsejable que posea
un proyecto de excavación paralelo ya que este aspecto demuestra
que el sitio arqueológico posee un interés científico como elemento
patrimonial vivo que permite la incorporación de nuevos vestigios al
proyecto. Al mismo tiempo, la existencia de una excavación en curso
permite sensibilizar al público en relación a las técnicas de excavación
y la investigación arqueológica como productora de conocimiento
histórico desmitificando su función (Pastor, 2005).
•
Su estado de conservación ha de ser correcto, de manera que sea
posible mostrarlo al público y hacerlo comprensible. Por tanto la
investigación arqueológica y la puesta en valor son dos acciones
que deben desarrollarse al mismo tiempo. Para ello es necesaria la
existencia de un proyecto de acondicionamiento que permita la
comprensión de los restos a través de reconstrucciones y mayores
dosis de restauración en determinados puntos del yacimiento.
•
Ha sido dotado de una infraestructura apropiada para su consideración como área visitable o abierta al público: aparcamiento, área de
44
[page-n-17]
Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
acogida, servicios de restauración, señalización, itinerarios definidos, áreas de descanso y puntos de observación.
•
Su conversión en zona visitable ha tenido en cuenta la doble interacción entre el yacimiento y su entorno (micro entorno) y entre el
parque y su entorno (macro entorno). Para un mayor acercamiento al
visitante habría que explicar la contextualización del parque, es decir,
la relación que ha guardado durante siglos con su entorno y el papel
que ocupa en la actualidad. La clave o guía de dicha conversión ha
sido la consecución de la mayor rentabilidad social posible. Para ello,
habrá que poner en funcionamiento el diseño de programas, planes,
técnicas, medios y servicios de interpretación del patrimonio.
La cuarta categoría es la que define a los yacimientos reconstruidos. La
reconstrucción es un instrumento muy útil para la divulgación de la arqueología y para aquellas situaciones en que la conservación del yacimiento resultaría difícil. Puede realizarse sobre el yacimiento mismo o en zonas diferentes
para reproducir yacimientos reales o ideales.
Si tomamos como referencia estas cuatro categorías de yacimientos abiertos
al público, podemos afirmar que en la provincia de Alicante son muy pocos casos los que quedarían asociados a alguna de ellas. La mayoría de los yacimientos
arqueológicos de la provincia se encuentran en un estado de conservación mejorable y no son accesibles al público, salvo en determinadas ocasiones cuando
se celebran jornadas de puertas abiertas y no en todos los casos. Son, por tanto,
recursos patrimoniales que generalmente no han sido objeto de intervenciones
posteriores a la excavación arqueológica encaminadas a la consolidación de las
estructuras y a su preparación para la apertura al público. Sin embargo, existen
casos aislados que se encuentran en un nivel de gestión superior a la apertura
al público, que implica la creación de figuras como el parque arqueológico o el
yacimiento restaurado y acondicionado como es el caso de Lucentum-Tossal
de Manises (Alicante), la Illeta dels Banyets (El Campello), La Alcudia (Elche)
y la Villa Romana de L’Albir (Alfaç del Pi) (figura 4). Sin embargo, según la
información obtenida a través de las entrevistas y cuestionarios realizados a
responsables de museos arqueológicos en la primera fase del Plan Costa Blanca
Cultura, se pudo comprobar la existencia de yacimientos que podrían ser objeto de intervenciones mínimas que asegurasen su apertura al público y las condiciones necesarias para poder realizar una visita (señalización, información)
sin necesidad de que fueran dotados con infraestructuras de acogida.
45
[page-n-18]
JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
Figura 4. Municipios citados en el texto: 1. Dénia, 2. Xàbia, 3. Teulada, 4. Benissa,
5. Calp, 6. L’Alfaç del Pi, 7. Villajoyosa, 8. El Campello, 9. Alicante, 10. Santa Pola, 11.
Guardamar del Segura, 12. Orihuela, 13. Crevillent, 14. Elche, 15. Monforte del Cid,
16. Novelda, 17. Elda, 18. Villena, 19. Banyeres de Mariona, 20. Alcoy, 21. Cocentaina,
22. Beniarrés. Yacimientos citados en el texto: A. Villa romana de L’Albir, B. Illeta
dels Banyets, C. Lucentum-Tossal de Manises, D. La Alcudia, E. Cabezo Redondo, F.
La Sarga, G. Pla de Petracos.
En este análisis de la oferta arqueológica existente en la Costa Blanca es
necesario mencionar brevemente algunos aspectos a propósito de la estructura museística relacionada. La mención sobre el grado de uso turístico de los
museos arqueológicos de la provincia de Alicante resulta fundamental en la
propuesta de actuaciones para la creación de un producto de arqueoturismo
en la Costa Blanca. A partir de la información aportada por los cuestionarios
y entrevistas realizadas a los responsables de museos arqueológicos, se extrajeron unas características generales que confirmaban de nuevo la situación
identificada en un estudio anterior (Olcina, 2000). Así, se puede afirmar que
en la actualidad, salvo casos excepcionales, la situación de estos espacios no
ha mostrado cambios significativos. Los museos pioneros en arqueología en
la provincia de Alicante, además del MARQ, fueron los de Alcoy, Elche y Villena (creados entre 1940 y 1950) seguidos por los museos de Dénia, Xàbia y
46
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Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
Orihuela. La década de 1980 es el período de mayor proliferación de museos
arqueológicos en la provincia, hecho que se une a la consolidación de la formación de técnicos universitarios a partir de la creación de las cátedras de
Arqueología y Prehistoria en la Universidad de Alicante. Las características
de los museos arqueológicos de la provincia de Alicante según Olcina (2000),
son las siguientes:
•
Museos y colecciones museográficas de ámbito generalmente local.
•
Dispersión en el territorio y concentración en determinadas comarcas (Vega Baja).
•
Contrastes evidentes en cuanto a instalaciones, actividades científicas y de divulgación.
•
Problemas de personal, sobrecarga de trabajo del director conservador por la concentración de actividades en una sola persona.
•
Repetición de la cultura material y reiteración de los temas tratados.
•
Acentuación en la exhibición de las épocas más antiguas frente al escaso tratamiento a las etapas de formación de las localidades.
Entre las propuestas que apuntaba el autor para corregir estos desajustes y
desequilibrios temáticos y territoriales, está la creación de museos de ámbito
comarcal y supracomarcal con el objetivo de disponer de mayores recursos
económicos y humanos. Esto permitiría el desarrollo coordinado de programas científicos, de proyectos de musealización de yacimientos arqueológicos
y de difusión, evitando la sobrecarga de trabajo que sufren los directores de
la mayoría de los museos arqueológicos locales. Otras propuestas del autor
pasan por fomentar la colaboración entre museos para organizar actividades
conjuntas y compartir información. En la actualidad estos aspectos son desarrollados de forma muy amplia por el MARQ a través del Programa Museos
Municipales iniciado en 2003, con la dedicación de una sala de exposición
temporal bajo el tema Arqueología y Museo a diferentes museos arqueológicos locales (Crevillent, Xàbia, Novelda, Villena, Alcoy, Elda, Calp, Guardamar
del Segura y Santa Pola).
En la actualidad existen veintidós museos arqueológicos2, todos de gestión
local municipal salvo el Museo Monográfico de La Alcudia, que es gestionado
2
http://www.cult.gva.es/dgpa/museoscv_c.html [Consultado el 27 de mayo de 2014]
47
[page-n-20]
JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
por la Fundación Universitaria de Investigación Arqueológica del mismo
nombre, y el MARQ, gestionado por su parte por la Fundación de la Comunidad
Valenciana MARQ. Los problemas de gestión de los propios museos y del
patrimonio arqueológico dependiente de ellos se mantienen en la actualidad
en la mayoría de los museos arqueológicos de la provincia, salvo la excepción
obvia del MARQ. Por lo general, los museos locales se enfrentan a problemas
de financiación y de dotación de personal. Estos dos factores dificultan la
organización y el desarrollo de programas de difusión arqueológica, de
actividades temporales, y sobre todo, el diseño de proyectos de musealización
de yacimientos arqueológicos representativos que funcionen como salas de
exposición externas al museo. Bien es cierto que en la mayoría de ellos se
desarrollan actividades didácticas en forma de talleres orientadas al público
escolar de diferentes edades (Villajoyosa, Banyeres de Mariola, Alcoy, Villena,
etc.) así como jornadas de puertas abiertas en determinados yacimientos
para contribuir a la difusión del patrimonio arqueológico municipal. Por
otra parte, existen algunos casos entre los museos arqueológicos locales de
la provincia de Alicante en los que la creatividad, la innovación en el diseño
de programas y la sensibilización de la población por el propio patrimonio
constituyen resultados exitosos fruto de un cambio en la concepción de
la relación entre el museo y la sociedad, filosofía que propugna la Nueva
Museología (Barbier-Bouvet, 1993), que podrían ser el inicio, en términos
generales, de la transformación museística necesaria para la creación de
un producto de arqueoturismo en la Costa Blanca. Dados los resultados del
análisis de la oferta museística asociada a la temática arqueológica, cabe
decir que es urgente una renovación museológica de estos espacios con el fin
de comenzar a orientar las actividades y programas a todo tipo de público,
con la implantación de actuaciones fácilmente desarrollables, sin necesidad
de grandes inversiones y sin la renovación espacial y arquitectónica de los
museos. La creatividad y la innovación pueden ser herramientas que faciliten
la apertura del museo a los visitantes de una forma atractiva, novedosa y
estimulante.
Las fortalezas detectadas sobre el patrimonio arqueológico de la provincia
de Alicante, se pueden ver potenciadas con las oportunidades identificadas
en el análisis externo del contexto turístico de este destino. Es decir, aquellos
aspectos que no son propios del patrimonio arqueológico provincial pero que
pueden dar lugar a un escenario turístico muy favorable para el desarrollo del
48
[page-n-21]
Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
producto de arqueoturismo. Entre las oportunidades identificadas destacan
las nuevas tendencias de la demanda turística que muestra mayor sensibilidad por conocer el espacio que visita, por la autenticidad en el destino, por
realizar prácticas turísticas más individualizadas y específicas (Anton, 2004;
Vera, 2002) al tiempo que se ha identificado un segmento de demanda específico que ha convertido las visitas a lugares de interés arqueológico en el
motivo principal de sus experiencias de ocio (Tresserras, 2004). Por otra parte,
la Nueva Museología ofrece enormes posibilidades para la renovación de los
discursos museográficos en la presentación y comunicación del patrimonio
cultural, con el uso de nuevas tecnologías que pueden suplir la ausencia de
visibilidad de estos recursos. Por otra parte, existe un conjunto de debilidades
y amenazas que deben ser superadas. Según esta matriz, la accesibilidad de
la mayoría de los recursos arqueológicos es susceptible de mejora, bien en lo
referente al estado de conservación o a la señalización o los horarios de visita,
que son inadecuados o no existen. Como se comentó anteriormente, la oferta
museística asociada que debería de incluirse en este nuevo producto turístico
está atomizada y repite contenidos arqueológicos (Olcina, 2000). Los museos
son de carácter local, con escasas fuentes de financiación y dotación de personal. Estas características, fruto de la fase de análisis, son aplicables a la gran
mayoría de recursos arqueológicos provinciales, salvo aquellos casos gestionados por el MARQ, que evidentemente, no comparten las mismas características en cuanto al estado de conservación y grado de difusión de los yacimientos
arqueológicos, o los rasgos que definen a los museos arqueológicos de la Costa
Blanca. El MARQ es un caso excepcional en cuanto a la gestión del patrimonio
arqueológico provincial en todas sus acepciones, desde la parte científica relacionada con la investigación en diferentes yacimientos de la provincia hasta
las labores de difusión del patrimonio arqueológico alicantino a través de su
extenso programa de actividades en el propio museo y en los yacimientos que
gestiona, así como con su presencia en redes sociales, proyectos internacionales, etc. Este hecho ha de entenderse como una enorme oportunidad para la
presentación de un producto de arqueoturismo en la Costa Blanca.
Así, el patrimonio arqueológico de la provincia de Alicante está formado
por un conjunto de elementos representativos de distintas fases culturales
diseminados por el territorio tanto en espacios litorales como interiores.
En la Costa Blanca se encuentran enclaves importantes en la historia de la
arqueología provincial, localizados en municipios que poseen elementos
49
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JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
arqueológicos de sumo interés en el ámbito nacional e internacional y de
amplia trayectoria científica, como Villena, Alcoy, Elche, Alicante y Villajoyosa
entre otros. En la tabla 2 se recogen los registros arqueológicos existentes
y destacan los casos mencionados en cuanto al volumen de registros que
coinciden con la trayectoria arqueológica científica de estos municipios y con
la existencia de diversos yacimientos arqueológicos que han sido objeto de
procesos de musealización para su apertura al público.
Lo más significativo del conjunto de registros arqueológicos en la provincia de Alicante es no tanto su volumen como su amplia distribución en el
territorio. Su localización en todo el territorio provincial ofrece argumentos
para una planificación integrada del producto de arqueoturismo. A ello se
le suma la existencia de yacimientos arqueológicos musealizados (Lucentum, La Alcudia, la Illeta dels Banyets, Cabezo Redondo o la Villa Romana
de L’Albir). A estos casos se suman otros que están en proceso de excavación
y musealización y que, en un corto período de tiempo, podrían incluirse en
un producto temático de arqueoturismo para la Costa Blanca. Por otra parte, la relevancia del patrimonio arqueológico provincial también radica en
la representatividad del arte rupestre declarado Patrimonio Mundial de la
Humanidad en 19983, con manifestaciones significativas en el Pla de Petracos
(Castell de Castells) o La Sarga (Alcoy).
Como se ha podido observar, la existencia de museos arqueológicos
locales ofrece enormes oportunidades para la creación de un producto de
arqueoturismo para la Costa Blanca. A pesar de las debilidades identificadas en
la matriz DAFO, son espacios que podían ser aprovechados para iniciar trabajos
en forma de red, para compartir información, servicios y actividades de difusión.
Con ello se afianzaría la oferta museística provincial sin necesidad de crear
nuevos espacios de acogida de visitantes ni presentación de los recursos como
los tan manidos centros de interpretación, un equipamiento necesario cuando
el proceso de planificación interpretativa así lo decide pero que a priori no son
imprescindibles. En palabras de Sivan (2006): “La decisión política a priori de un
centro aquí o allí donde los temas son los mismos lleva al caos de superposición
de ofertas y temáticas, falsa competencia y dilapidación de recursos.”
Así, en el análisis previo de los recursos arqueológicos nos encontramos
con las primeras limitaciones para crear un producto turístico. Salvo los casos
mencionados que aseguran la accesibilidad y visibilidad necesarias para
3
http://whc.unesco.org/en/list/874 [Consultado el 27 de mayo de 2014]
50
[page-n-23]
Patrimonio arqueológico in situ: desarrollo y turismo
Municipio
Recursos arqueológicos
Villajoyosa
75 registros
L’Alfaç del Pi
1 registro. Villa romana de L’Albir
Benissa
20 registros
Calp
49 registros. Banys de la Reina, Pobla
medieval de Ifach
Dénia
88 registros
Teulada
12 registros
Xàbia
49 registros
Alcoy
70 registros. La Serreta, La Sarga
Banyeres de Mariola
59 registros
Cocentaina
81 registros
Beniarrés
9 registros. Cova de l`Or
Villena
126 registros. Cabezo Redondo
Elda
50 registros. El Monastil
Monforte del Cid
12 registros
Elche
107 registros. La Alcudia, Baños Árabes
Santa Pola
13 registros. Portus Ilicitanus
Alicante
160 registros. Lucentum, Tossal de les
Basses
El Campello
32 registros. Illeta dels Banyets
Guardamar del Segura
21 registros. La Ràbita, La Fonteta
Tabla 2. Distribución municipal de recursos arqueológicos en la provincia de Alicante. Fuente: Dirección General del Patrimonio Cultural Valenciano.
realizar una visita, la mayoría de los recursos arqueológicos de la Costa Blanca
no reúnen las características fundamentales para formar parte de una oferta
turística cultural. Son recursos inaccesibles en la mayoría de los casos, con
un estado de conservación y visibilidad mejorable a pesar de su importancia
científica, carentes de soportes y equipamientos de información, y sin
preparación para la realización de una visita. Por tanto, en nuestro estudio
de caso se repetían las características que han definido tradicionalmente al
patrimonio arqueológico como patrimonio diferente, fragmentado, conocido
por gran parte del público desde una visión romántica y cinematográfica,
y de muy difícil lectura sin la existencia de soportes y equipamientos de
51
[page-n-24]
JAVIER SOLSONA MONZONÍS Y ELISA RICO CÁNOVAS
información. A ello hay que añadir que la mayoría del público que visita estos
lugares no se encuentra formado ni posee los conocimientos previos necesarios
para poder comprender aquello que observa. Por tanto, los problemas de
accesibilidad física e intelectual son evidentes, problemas que habrían de ser
subsanados mediante las acciones oportunas con el objetivo de transformar
estos recursos patrimoniales en recursos turísticos. Como otros tipos de
recursos turísticos, el patrimonio arqueológico requiere del cumplimiento
de unos requisitos para ser considerado como recurso turístico (Leno, 1993).
En primer lugar ha de ser un elemento accesible (Espinosa, 2002, 2003, 2004
y 2006) desde la perspectiva física (señalización direccional, informativa,
horarios establecidos) y también desde la intelectual (carteles, paneles, guías
explicativas, lenguaje de colores, etc.). También sería importante disponer
de servicios turísticos como por ejemplo las visitas guiadas, teatralizadas,
recreaciones históricas o talleres para grupos, pero no son imprescindibles
para poder hacer un uso social de este recurso. Son actividades que mejorarían
su presentación y comprensión por parte del público. En el caso de la Costa
Blanca, algunos municipios han realizado este tipo de iniciativas, destacando
entre ellas el amplio programa de actividades de difusión realizadas en los
yacimientos arqueológicos gestionados por el MARQ y el caso de Villajoyosa.
Para la mejora de la accesibilidad intelectual del patrimonio arqueológico
es importante que los recursos dispongan de equipamientos, instalaciones
o soportes de información. Los casos mencionados, aquellos yacimientos
arqueológicos que han sido objeto de procesos de musealización como
Lucentum, la Illeta dels Banyets o La Alcudia disponen de soportes de
información para el visitante, e incluso, en el caso de La Alcudia, el Centro
de Interpretación localizado en el mismo yacimiento. Para finalizar, también
cabe resaltar que la existencia de material informativo y divulgativo sobre
el recurso arqueológico en cuestión es un elemento importante para el
visitante. Este material debe estar disponible in situ pero también en
cualquier punto de llegada de visitantes, como establecimientos hoteleros, de
restauración, oferta comercial, transporte u oficinas de turismo, que informe
de la existencia del recurso arqueológico y las posibilidades que ofrece para la
visita y la realización de otras actividades si las hubiere.
A la vista de los resultados obtenidos en la fase analítica se propuso un
conjunto de actuaciones necesarias para la creación de un producto de arqueoturismo centrado en las mejora de diferentes aspectos relativos al patri-
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monio arqueológico provincial. Así, estas actuaciones se agruparon en cuatro
temas: presentación y adecuación del patrimonio arqueológico (en adelante
PA) del recurso patrimonial al recurso turístico, la comunicación del PA, nuevos planteamientos para la gestión y estrategias para la promoción y comercialización del producto de arqueoturismo. A continuación se muestran las
principales acciones propuestas para la consecución de estos objetivos:
Presentación y adecuación del PA: del recurso patrimonial al recurso
turístico
1.-Mejora de la accesibilidad física a los yacimientos (establecimiento de horarios, dotación de personal para su apertura, actividades de difusión, etc.).
2.- Selección de yacimientos arqueológicos según grado de conservación,
representatividad y posibilidades de musealización.
3.- Creación de la ruta Costa Blanca Arqueológica.
4.- Plan de formación para personal responsable de desarrollar las actividades de difusión.
5.- Valorización del patrimonio arqueológico industrial.
Comunicación del PA al público e información en red
6.- Aplicar los criterios de la interpretación del patrimonio para mejorar la
comunicación del valor del PA al público (diseño de programas interpretativos, selección de medios y equipamientos asociados a la ruta).
7.- Estudio de visitantes: estudios sistemáticos de público en museos y
yacimientos arqueológicos incluidos en el producto.
8.-Orientación al público de las actividades desarrolladas en museos y yacimientos.
9.-Potenciación de actividades temáticas a partir de la ruta arqueológica
(cursos, visitas teatralizadas, conferencias, talleres didácticos, representaciones históricas).
10.- Edición de la guía Costa Blanca Arqueológica.
11.- Diseño de una marca especifica que diferencia e identifique este producto de arqueoturismo.
12.- Promover el trabajo en red entre agentes turísticos implicados (oferta
turística, oficinas de turismo, museos).
Nuevos planteamientos para la gestión
13.- Coordinación entre áreas, instituciones y administraciones implicadas en la gestión del PA.
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14.- Participación mixta para la creación del producto: Club de Producto
Costa Blanca Cultura.
15.- Diseño de un plan de acción integral de arqueología para toda la provincia.
16.- Diseño de productos turísticos específicos en yacimientos que lo permitan.
17.- Potenciación de iniciativas existentes en escalas superiores (Caminos
del Arte Rupestre Prehistórico de Europa, integración en Arqueotur, Via
Augusta).
Promoción y comercialización del producto
18.- Captación de segmentos de mercado específicos: el turista arqueológico.
19.- Creación de la fórmula multi-tiquet para yacimientos, museos y oferta
turística incluida en el Club de Producto.
20.- Establecer mecanismos para la compra on line de entradas, servicios
turísticos, productos de promoción.
21.- Diseño de la tarjeta Costa Blanca Arqueológica como soporte de marca de productos, actividades, recursos arqueológicos y equipamientos
asociados.
22.- Promover la creación de empresas de servicios relacionadas con la
difusión de la arqueología.
Como se señala, aparece el Club de Producto como una propuesta de modelo
de gestión del PA en la Costa Blanca, caracterizado por su carácter mixto donde
ha de tener cabida la participación pública y privada que conforma la fórmula
eficaz para la generación y gestión de un producto de arqueoturismo. Este
modelo permitiría concentrar los intereses de agentes turísticos (empresas de
servicios turísticos, red de oficinas de información turística, responsables de
concejalías de turismo, etc.) y responsables de la gestión del patrimonio cultural
provincial (museos, concejalías responsables del patrimonio cultural, centros
de interpretación, fundaciones, etc.) en la implantación de los productos
patrimoniales creados. La razón de llegar a diseñar un modelo de gestión de
este tipo radica en que, tradicionalmente, los procesos de valorización del
patrimonio cultural finalizan con la apertura al público de los recursos.
Es evidente que la accesibilidad es la premisa de partida sobre la que
actuar para pensar en la valorización del patrimonio cultural, pero no puede
identificarse nunca recurso turístico accesible, preparado para la visita, con
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un producto turístico. Un producto turístico (Blaya, 2004) requiere de la
combinación de recursos turísticos y servicios turísticos, que permitan acoger
al visitante para que pueda desarrollar sus experiencias de ocio en términos
satisfactorios mediante un precio. Así, tras varios encuentros con los agentes
turísticos y sociales mencionados, y después de investigar el grado de éxito
de otros casos relacionados con este tema, se llegó a la conclusión de que
el modelo que mayores posibilidades de éxito ofrecía para la implantación
de productos turísticos patrimoniales en la Costa Blanca era la creación
de un club de producto, donde se unirían los intereses de la iniciativa
privada y la pública, con el fin de trabajar de forma coordinada en la misma
dirección. La pertenencia al club de producto ofrece ventajas a sus miembros
(presencia en catálogos y guías, participación en actividades promocionales
específicas, asesoramiento técnico, foro profesional, presencia en web)
pero también requiere de unos compromisos por parte de los interesados,
centrados fundamentalmente en compartir información en red y colaborar
de forma integrada con el resto de miembros para crear sinergias en cuanto
a recursos humanos y económicos. La propuesta de este Club de Producto
en el momento que se redactan estas líneas todavía es un proyecto que por
diversas circunstancias no ha tomado forma definitiva. Sin embargo, los
agentes turísticos y responsables del patrimonio arqueológico en la Costa
Blanca siguen trabajando desde las iniciativas locales por crear un modelo
eficaz que permita ofrecer al turista un producto de turismo arqueológico,
avanzando por un camino que hasta hace pocos años era una ilusión.
Por tanto, se supera la visión tradicional de la arqueología y del yacimiento
arqueológico en que el yacimiento es un lugar destinado exclusivamente a la
investigación arqueológica. En la actualidad esta función sigue siendo una
de las funciones prioritarias pero este mismo recurso es objeto de diferentes
miradas, no sólo la científica, sino también la recreativa y turística. Resulta
obvio recordar que el estudio científico y la conservación de los elementos
arqueológicos son fundamentales, pero también lo es la presentación de
estos elementos a la diversidad de públicos para un mayor aprovechamiento
social y recreativo de este patrimonio. El turismo, por tanto, no se ha de ver
como una amenaza sino como una oportunidad, sobre todo en los términos
que se tratan a lo largo de este texto, dado que el patrimonio arqueológico
de la Costa Blanca se localiza en un contexto turístico evidente. Se acepta el
patrimonio arqueológico como un legado, por ello se define como patrimonio,
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pero no debe ser un legado fosilizado sino un recurso activo que forme parte
del presente y del futuro de las sociedades responsables de su conservación,
mantenimiento y difusión.
PIEDRAS QUE HABLAN… LA INTERPRETACIÓN DEL PATRIMONIO
El tercer apartado de esta intervención se centra en la importancia del conocimiento público en los procesos de valorización del patrimonio cultural y
en las posibilidades que la interpretación del patrimonio ofrece para comunicar el valor de los recursos a los visitantes. Los visitantes del patrimonio
cultural muestran motivaciones y grados de interés muy diversos que no
permiten hablar de un único perfil. El público, como el término que define
a los visitantes en su conjunto, es diverso y diferente tanto como personas
se encuentran en un lugar de interés patrimonial. En ese sentido es fundamental conocer los perfiles de los visitantes porque si de lo que se trata, en
el caso que nos ocupa, es de difundir y comunicar el valor y el significado
del patrimonio arqueológico, el conocimiento del visitante es imprescindible en un proceso de comunicación. Así, Morales y Ham (2008) definen la
interpretación del patrimonio como un “proceso creativo de comunicación
estratégica, que produce conexiones intelectuales y emocionales entre el visitante y el recurso que es interpretado, logrando que genere sus propios
significados sobre ese recurso, para que lo aprecie y disfrute”. En este proceso
de comunicación existe un emisor, responsable del programa interpretativo
y un receptor, definido como visitante, el público o audiencia. Por eso es
fundamental conocer los distintos tipos de público que se encuentran en el
lugar de interés patrimonial. Se trata, en definitiva, de entregar un mensaje
al público, un mensaje elaborado a partir de un guion lógico que contenga
pocas ideas, que sean fáciles de transmitir a través de un medio interpretativo personal (guía, demostraciones) o no personal (panel, folleto, cartel,
audiovisual, audioguía) seleccionado en función de las características y necesidades de difusión del recurso interpretado. Este mensaje tiene que ser
ameno, breve y claro, rasgos definidores de una comunicación atractiva. De
ahí que podamos afirmar que informar no es interpretar. En la mayoría de
las visitas turísticas desarrolladas sobre recursos culturales se ofrece ingente
cantidad de información al visitante, pero en pocas ocasiones se comunica algo al público. La interpretación ha de estimular el uso de los sentidos
durante una visita, ha de mostrar al visitante del patrimonio arqueológico
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cómo hablan de las personas del pasado, qué cuentan sobre sus vidas y qué
relación guarda ese contenido con la experiencia cotidiana del visitante. Es
lo que Tilden definió como relevancia al ego, es decir, qué relación tiene el
contenido del recurso cultural interpretado con la experiencia cotidiana y la
personalidad del visitante. Por otra parte, esta disciplina ofrece unas técnicas, medios y trucos para hacer accesible y explicar el significado de las cosas.
La eficacia de esos medios interpretativos dependerá del recurso interpretado y del mensaje que se quiera transmitir al visitante. Normalmente, los medios interpretativos más eficaces son aquellos atendidos por personas, de ahí
que una visita guiada diseñada, elaborada y desarrollada a partir de criterios
de interpretación sea, en muchos casos, una experiencia más interactiva,
personal y estimulante que otros tipos de medios como los tecnológicos no
concebidos según los criterios que la interpretación propone. Desde el punto de vista de la gestión de recursos patrimoniales, la interpretación también
puede contribuir a gestionar flujos de visitantes en los lugares de interés
patrimonial, ya que si se explica al visitante que se encuentra en un lugar
especial, y que por tanto su comportamiento ha de ser especial, si convertimos al visitante en cómplice durante la visita a través de la transmisión de
mensajes en positivo, conseguiremos que su comportamiento sea adecuado
y respetuoso con el recurso. Esta es la idea que propugnaba Tilden tomando
las palabras de autor anónimo del Servicio de Parques en Estados Unidos:
“Por la interpretación, entendimiento; por el entendimiento, aprecio; por el
aprecio, protección” (citado en Ham, 2008).
La interpretación como instrumento para la difusión del patrimonio
cultural (Sivan, 1998) surge por la necesidad de adaptar los conocimientos
científicos sobre el patrimonio, para que puedan ser transmitidos, digeridos
y entendidos por el gran público. Este aspecto resulta importante porque
enlaza perfectamente con la seriedad de esta disciplina que va más allá de
las técnicas interpretativas que es, al fin y al cabo, lo que puede quedar
en la mente del visitante. Sin embargo, la presentación del patrimonio
facilita al público el acceso a dicho conocimiento. No se trata de disfrazar el
objeto histórico para hacerlo más atractivo, más bien se trata de crear una
experiencia global en la cual el visitante sea partícipe de visualizar lo que
no existe, en convertir el objeto patrimonial en placer sensorial y mental
sin destruir su autenticidad. En palabras de Sivan, “se trata de hacerlo
comprensible, por lo menos ‘visible’”. Esta afirmación resulta significativa
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para el patrimonio arqueológico ya que, en la mayoría de los casos, no reúne
las condiciones necesarias de presentación para facilitar su acercamiento
a los diferentes tipos de público. Esta visibilidad del patrimonio cultural
facilita el conocimiento de los valores que posee y despierta la conciencia
sobre la importancia de su protección y conservación para el beneficio de
la sociedad. Se trata en definitiva de revelar aquello que está oculto y en
última instancia de enamorar al visitante.
CONCLUSIONES
El turismo es una actividad económica fundamental para el contexto territorial de la Costa Blanca. Como destino consolidado de litoral cuyo producto
turístico principal es el producto de sol y playa, se encuentra en un proceso de
cambio derivado de la necesidad de renovación y reestructuración del destino
con el fin de mantener el nivel de competitividad en un escenario turístico
internacional complicado y cambiante. Como algunos destinos turísticos litorales, la Costa Blanca busca los argumentos necesarios para diversificar y
diferenciar el destino en el propio territorio, aprovechando aquellos elementos patrimoniales que, por su singular valor simbólico, ofrecen rasgos diferenciadores en relación a otros destinos de similares características. En este
sentido, el patrimonio arqueológico de la provincia de Alicante posee un potencial de uso social recreativo y turístico relevante a pesar de que la mayoría
de los recursos arqueológicos no reúnen las condiciones necesarias de accesibilidad, grado de conservación y disponibilidad de información necesarias
para que puedan ser considerados como recursos turísticos. Por otra parte, y
relacionado con lo anterior, en la actualidad la unión evidente entre cultura y
ocio, provoca que el patrimonio cultural se haya convertido en objeto de ocio y
disfrute de tiempo libre, ampliando la heterogeneidad y variedad del público
que podemos encontrar en lugares de interés patrimonial. Desde el lado de
la demanda, el público es heterogéneo, con diferentes motivaciones y grados
de interés, siendo en su amplia mayoría profano en cuanto a conocimientos
arqueológicos se refiere. Para conseguir el equilibrio necesario entre oferta
turística (patrimonio arqueológico) y demanda turística (público, visitantes,
audiencia, turistas) es necesario paliar las debilidades que ofrece en la actualidad el patrimonio arqueológico provincial con la introducción de mejoras
en cuanto a su nivel de accesibilidad, visibilidad y comprensión. Por otra parte, es fundamental dotar de los instrumentos necesarios a los visitantes para
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comprender aquello que observan, poder apreciarlo y así contribuir a un uso
adecuado de los recursos y, en último término, a su conservación y protección.
La interpretación del patrimonio nos ofrece estos instrumentos, entendiendo
que es un proceso de comunicación estratégica entre patrimonio arqueológico
y público visitante, una comunicación que contribuirá a disfrutar del patrimonio arqueológico en un contexto de ocio sin vulnerar el contenido científico
que dota de palabras y que hace que las piedras consigan contarnos cosas.
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