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ARCHIVO DE PREinSTORIA LEVANTINA
Vol. XXIV (Valencia, 2001)
CONSUELO MATA PARREÑO*
LÍMITES Y FRONTERAS EN EDETANIA**
Desde la publicación de los primeros volúmenes de las Fontes Hispaniae Antiquae
(Schulten 1922-1952), han sido muchos los trabajos dirigidos a ubicar espacialmente los pueblos
ibéricos. Las referencias literarias sobre su localización geográfica son tan escasas que, tras las
propuestas elaboradas por Schulten (1922-1952), Bosch ( 1932), Garcia y Bellido (1 978) ( 1) y
Almagro Basch ( 1952), apenas se ha avanzado a la hora de identificar alguna de las etnias citadas en las fuentes con una zona geográfica concreta. Por ello, a pesar de los años transcurridos
y de las matizaciones más recientes (Abad, 1992, 157-160), sigue siendo modélico y, casi un unicum, el trabajo sobre la Regio Contestona de Llobregat (1972). Una visión actualizada sobre la
información étnica aportada por las fuentes se puede encontrar en el libro sobre los iberos publicado por Ruiz Rodríguez y Molinos (1993, 240-257).
En consecuencia, hoy por hoy, con las fuentes explotadas aJ máximo, hay que esforzarse
para establecer indicadores arqueológicos adecuados que se puedan considerar como propios de
las distintas etnias y formaciones socioeconómicas, si se quiere elaborar alguna hipótesis sobre
sus límites y fronteras. En caso contrario, se tratará de simples propuestas sin bases argumentales para rechazarlas o aceptarlas.
.
Los trabajos de prospección y excavación que se están desarrollando en las comarcas centrales del País Valenciano en los últimos años sirven para avalar documentalmente las hjpótesis
• Dcpanament de Prehistoria i Arqueología. Universitat de Val~oci.a. Con.suelo.Mata@uv.es
•• Versión actualizada del texto presentado a la n Reunión Internacional sobre los Origenes de la Civilización en la Europa
Mediterránea, celebrada en Baezn entre los días 18 y 20 de Diciembre de 1995, organi7..ada por la Universidad lntemaciooal de
Andalueia-Sede Antonio Machado y la Universidad de Jaén.
( 1) Primera edición de 1945.
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CONSUELO MATA PARRERO
que se presentan en este trabajo (2). Los elementos que se pueden barajar son numerosos, pero
en su selección ha primado L sincronía y un buen registro de los mismos.
a
I. LA REGIO EDETANIA: CONCEPTO Y LÍMITES
La regio Edelania es una denominación latina citada por Plinio el viejo, procurador de
Hispania, razón por la cual sus escritos sobre la península Ibérica gozan de una amplia consideración. Sin embargo, conviene tener presente que las regiones eran divisiones administrativas
romanas del siglo n a. C. cuyos Limites podían ser tanto étnicos como geográficos (Knapp, 1977,
69 y 78-79). Es dificil, en el estado actual de la cuestión, saber si los edetanos, tal y como aparecen en las fuentes, llegaron a tener conciencia de pertenecer a un mismo grupo, pero lo que sí
parece cierto es que no constituyeron una única formación socioeconómica antes del siglo II
a.C .. Solamente la escritura/lengua, las costumbres funerarias y, tal vez, la religión, se pueden
rastrear como comunes; aspectos todos ellos que, por otro lado, tampoco son exclusivos de los
edetanos.
El trabajo de Uroz ( 1983) sobre la regio Edetania fue un intento de justificar La existencia
de esta entidad, utilizando todas las fuentes arqueológicas y literarias a su alcance. Los límites
propuestos por éste siguen siendo los más aceptables (Uroz, 1983, 17-19) a pesar de que en
recientes publicaciones, y sin nuevos datos que lo justifiquen, se varía el limite occidental,
haciéndolo coincidir a grandes rasgos con la actual provincia de Valencia (Abad, 1992, fig. 1).
A la hora de determinar cuál es el área ocupada por los edetanos no se pueden obviar los
territorios Limítrofes, problemática que afecta, en mayor medida, a los pueblos del interior por
las escasas referencias literarias existentes sobre los mismos (Femández Nieto, 1968-69, 134135).
Los contestanos, al Sur, y los ilercavones, al Norte, son los pueblos vecinos de los edetanos
reconocidos unánimemente. No sucede lo mismo con el límite occidental, aspecto ciertamente
controvertido pues, si se tienen en cuenta las propuestas elaboradas, se observa cómo la actual
provincia de Cuenca pasa de ser ibérica (Almagro Garbea, 1976-78, fig. 14; López Rozas, 1987,
fig. 1) a ser celtibérica (Almagro Gorbea, 1995, 61 y fig. 1; González-Conde, 1992, fig. 1) utilizando los mismos datos. En publicaciones más recientes, se ha empezado a plantear la dificultad de una clasificación étnica concreta para esta zona (Almagro Garbea, 1999; Burillo, 1998,
146, 151-154).
(2) Excavaciones en Puntal deis Llops (Oiocau, Valencia) (dirigida por H. Bonet y C. Mata}, La Scfta (Vi llar del Arzobispo,
Valencia) (dirigida por H. Bonet), El Castellet de Bemabé (LIIria, Valencia) (dirigida por P. Guérin) y Los Villares (Caudete de las
Fuentes, Valencia) (dirigida por C. Mata), revisión y publicaciones de las excavaciones antiguas del Tossal de Sant Miquel (Llíria,
Valencia) (Booet, 1995) y los proyectos de investigación para el estudio de la organización territorial de Edeta y Ke/in, éste último
en curso de realización y subvencionado, en años sucesivos, por la lnstitució Valenciana d'Estudis i lnvestigació -08/82-, la
Universitat de Valencia y la Generalitat Valenciana -GV-240/94.
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LIMITES Y FRONTERAS EN EDETANIA
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................
- ~IRf·
t e..-...
·~-
Flg. 1.· Distribución de.l poblamiento del Bronce Final en el País Valenciano: 1, Tossal de les Reates (MoreDa); 2, Herbeset (Morella); 3,
St. Antoni de Morella la VeDa (Morella); 4, Mola del Mas d' AguiJar (Morella); S, Mas de Sabater (Morella); 6, Mas de Vito (Rossell); 7,
Pulg de la Nau (BenirJ~rló); 8, Mola Uarga (Xert); 9, HosW Nou (Ares del Maestral); 10, Mas de Rosco (Benassal); ll, Tossal de les Tres
Forques (Benawl); 12, Tossal d'Eo Ramos (Benwal- VUafrane11 del Maestral)¡ 13, Font de la Carrasta (Cuila); 14, Castellet
(VIstabella); IS, Cabanes; 16, El CasteUet (Castelló); 17, Cueva del Mojón Terrero (Cint); 18, Cueva Honda (Cint); 19, Torrelló del
Bomot (Almassora); 20, VmarragtU (Borrlana); 21, Cueva de Cerdaña (Pina de Montalgrao); 22, Mas del Baile (Pina de Montalgrao);
23, Umbrfa Mala (Pina de Montalgrao); 24, Cneva del tío Paco (Sacdet); 25, La Noria (Matet); 26, PunWes del Pollino (Altura); 27,
Cueva del Murciélago (Aitun); 28, Punta de Orleyl (La VaU d'Uixo); 29, Pie deis Corbs (Sagunt); 30, Cañada Palomera (Vlllar del
Arzobispo); 31, Cova del Cavall (LUria); 32, Escotes Pies (Ab:ira); 33, Cova d' Al.fons (Aizira); 34, Castell (Sumacireer); 35, Cova de
Bolumini (Beniarbeig-Benimeli); 36, Cap Prlm (Xibia); 37, Tossal de Sta. Llúc.ia (Xibia); 38, Cova de les Rates (Teuladll Moralra); 39,
La Mola (Agres); 40, Cova del Moro (Agres); 41, Cova deis Pilars (Agres); 42, Cutell de Perputxent (l'Ona); 43, Cova deis Coloms
(Coeentaina); 44, Cova de la Petxlneta (Coeentaina); 45, Cova de I'Esbarzer (Vall de Gallinera); 46, Banuls de Satorre (Balones); 47,
Cova de Bolumini (Aifafara); 48, Cova d'En Pardo (Planes); 49, Ermita del Cristo (Planes); SO, CasteU de Xlvert (Aicali de Xlvert); 51,
Cabezo Redondo (VIIIena); 52, El MonastU (Eida); 53, El Tabaia (Asp); 54, VEsparraguera (Novelda); SS, IUeta deis lJanyets (El
CampeUo); 56, Penya Negra 1Les Moreres (Crevillent); 57, Caramoro (Eix); 58, Los Saladares (Orihuela); 59, San Miguel (Orlhuela);
60, Cabezo del Mojón (Aimoradí); 61, Laderas del Castillo o Palmeral (Callosa del Segura); 62, Cabezo de las Part.iclones (Rojales); 63,
Barranc de la GasuUa (Ares del Maestral); 64, Nules; 65, Caudete de las Fuentes o Coves de Vmromi; 66, Bétera; 67, El Boscb
(Crevillent); 68, La Solana (Beniglnim); 69, CasteUet de Bernabé (Liíria); 70, Torls; 71, La Serreta (Aicoi-Coeentaina-Peni.gulla).
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CONSUELO MATA PARREÑO
I.l. LOS LÍMITES MERIDIONAL Y SEPTENTRIONAL
En la actualidad, existe un total acuerdo a la hora de identificar los ríos Xúquer/Júcar, al Sur,
y Millars/Mijares, al Norte, con los bidrónimos Suero y Udiva, respectivamente, límites geográficos de Edetania. Sin embargo, los elementos culturales que se pueden cartografiar en este espacio no tienen unos límites tan nítidos.
Durante la Edad del Bronce, las comarcas valencianas meridionales quedan englobadas dentro del llamado Bronce argárico, cuya expansión máxima se puede llevar hasta el río Vinalopó
por el interior y las sierras y valles prebéticos, al Norte (Hemández Pérez, 1997; Jover y López
Padilla, 1995). Estos relieves prebéticos están incluidos en Jos procesos meridionales que dan
lugar al Bronce Reciente, caracterizados por la presencia de cerámicas tipo Cogotas tanto en
asentamientos con niveles anteriores como en otros de nueva p lanta (fig. 1). Mientras tanto, la
zona ocupada por el llamado Bronce Valenciano tiene una evolución que apenas se puede entrever con los datos existentes en la actualidad (González Prats, 1992; Jover, 1999; Martí Oliver y
de Pedro, 1997; Mata et a/ii, 1994-96).
El Bronce Final supone en el País Valenciano una ruptura del patrón de asentamiento conocido en la etapa anterior, pues son muy pocos los lugares que mantienen una continuidad, situándose la mayor parte de los mismos en la actual provincia de Alacant (fig. 1). Otro rasgo distintivo referido al poblamiento es el importante número de cuevas ocupadas en este período frente a
etapas anteriores, tipo de hábitat que, por otra parte, no está extendido más al Sur de la hoya de
Alcoi (:fig. 1). A nivel de cultura material, los elementos de Campos de Urnas son los indicadores principales para identificar este período y, aunque se concentran mayoritariamente en las
comarcas septentrionales, se pueden rastrear hasta el río Vinalopó (Bonet y Mata, 2000; Mata et
alii, 1994-96).
Durante el Hierro Antiguo se producirá una mayor estabilidad en el poblamiento, intensificándose la ocupación del territorio, tendencias que tendrán su continuidad durante el Ibérico
Antiguo (Bonet y Mata, 2000 y 2001; Mata et alii, 1994-96). Para esta última etapa, serán los
hábitos funerarios y la escultura los que marquen las diferencias. Las necrópolis ibéricas valencianas muestran una distribución muy desigual con significativas concentraciones en las comarcas septentrionales y meridionales (fig. 2); desigualdad que se acentúa sí se consideran únicamente las que tienen cronología conocida, ya que son pocas las necrópolis al Norte del río
Xúquer que perduran durante el Ibérico Pleno, provocando un inquietante vacío hasta la aparición de las necrópolis romanas (Bonet y Mata, 1995 ~. 171; Mata, 1993) (fi'g. 3).
Por su parte, la escultura es un fenómeno de variada cronol ogía fechado, mayoritariamente,
entre los siglos V1 y V a.C., cuya significación funeraria ha sido aceptada sin ninguna duda hasta
el descubrimiento del conjunto monumental de El Pajarillo (Huelma, Jaén) (Molinos et alii,
1998). Dejando de lado las hipótesis sobre el significado de la escultura ya que ello no interfiere en su distribución,. se puede ver en cualquier mapa de dispersión de escultura ibérica -zoomorfa o antropomorfa- que ésta apenas sobrepasa el límite del Xúquer (Abad y Sala, 1992, 153l 57; Chapa, 1980 y 1993; Izquierdo, 1995, fig. l) (fig. 2). ·
En época Ibérica Plena, es decir, entre finales del siglo V y el primer cuarto del ll a.C., se
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LÍMITES Y FRONTERAS EN EDETANIA
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Fig. 2.- Mapa de las necrópolis ibéric.as del Pais Valenciano: 1, Mas de Caperó (Tralguera)¡ 2, Mas Nou de Bernabé (Tirlg- Salzadella);
3, El Bovalar (Benlcarló); 4, Pulg de la Nau (Benicarló); S, Mas d'En Rieres (Coves de Vlnroml); 6, Sant Pau (Aicocisser); 7,
Almtdlxer (Aicali de Xlvert)¡ 8, Repliegue, Xlvert o Emborró (Aicali de Xivert); 9, La Palava (Aicali de Xlvert)¡ JO, El Cam (Alcali
de Xivert); 11, El Palau (Akall de Xivert); 12, El Mas (Aicali de Xlvert); 13, Finca de D. Dlmas Bosch (Aicall de Xlvert)¡ 14, Corral
del Royo (Aicall de Xlvert); 15, Bailador d'Aicossebre {Aicali de Xivert)¡ J6, La Sollvella (Aicali de Xivert); 17, Castell d'Asens
(Benassal)¡ 18, Les Silges (forre d'En Doménecb)¡ 19, Torre de Foios (l.Jucena); 20, Torre la Sal {Cabanes); 21, Corral d'En Llopis
{LI Pobla Tornesa)¡ 22, Tossai de les Forqaes (Borriol)¡ 23, Tossal de I'Assut (Borriol)¡ 24, El Quadro (Castelló)¡ 25, Masla del Plano
(Araíl uel); 26, La Conema (Betn); 27, Orleyl (La Vall d'Uilo)¡ 28, Vessant del Castell (Almenara); 29, Calvar! (Aibalat dels
Tarongers); JO, CasteU(Sagunt); JI, La Mina (Gátova); 32, La Monravana (Lllria); 33, El Puntalet (LUria); 34, Collado de la Cova
del Cavan (Liirla); 35, El Rondón (Titaguas)¡ 36, Caaada del Salitrar (Siaarcas)¡ 37, El~ollno (Slnarcas)¡ 38, Fuente de Santa Úrsuta
y Tejerla (Sinarcas); 39, Los Cbotiles (Sinarcas)¡ 40, Pozo Y tejo (Sin arcas); 41, Els Ebols (L' Akúdia); 42, Las Pellas (larra); 43,
Corral de Saus (Moilent)¡ 44, Cami del Bosquet (Moixent); 45, Castellar (Oliva); 46, La Serreta (Aicoi-Cocentalna-Penigulla)¡ 47,
Pe.llón del Rey (Villena)¡ 48, Altea la V (Altea); 49, L' Albufereta y Parque de las Naciones (Aiacant); SO, El Campet o Las Agua lejas
ella
(Monforte del Cid); SI, Figuera Redona (Eix); 52, El Gallet (Elx); 53, Cementeri Vell (Eix); 54, El Motar (San Fuigendo); 55, Cabezo
Lucero (Guardamar del Segura)¡ 56, Ladera de San Antón (Orihuela); 57, Puntal (SaUnas); 58, Los Corrales de la Nava
(Castielfabib); 59, TorreJió del Boverot (Almwora); 60, Requena; 61, Las Cejas (Requena); 62, Cerro de la Pelad.illa (Fuenterrobles);
63, Punto de Agua (Beoagéber)¡ 64, El Molón (Camporrobles)¡ 65, Cerrito de la Horca (Sinarcas)¡ 66, La Cabezuela (Utiel).
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C ONSUEI.O M ATA PARR.EÑO
NECRÓPOLIS
CRONOLOGÍA*
NÚM.
SEPS.
500
2. Mas Nou de Bernabé (Tirig/Salz.)
3. El Bovalar (Benicarló)
4. El Puig de la Nau (Benicarló)
7. Almedíxer (Aicala de Xivert)
15. Baixador d'Aicossebre (Aicala X.)
16. La Solivella (Aleara de Xivert)
19. Torre de Foios (Liucena)
27. Orleyt (La Vall d'Uixo)
28. Vessant del Castell (Almenara)
31 . La Mina (Gátova)
33. El Puntalet (Ltrria)
34. Collado de la C. del Cavall (Liíria)
35. El Hondón (Titaguas)
37. El Molino (Sinarcas)
42. Las Peñas (larra)
43. Corral de Saus (Moixent)
44. Camf del Bosquet (Moixent)
45. Castellar (Oliva)
46. La Serreta (Aicoi/Coc./Penag.)
47. Peñón del Rey (Villana)
48. Altea la Vella (Altea)
49. Albufereta/P.Naciones (Aiacant)
50. Campet o Agualejas (Monforte)
54. El Molar (San Fulgencio)
55. Cabezo lucero (Guardamar)
56. Ladera de San Antón (Orihuela)
57. Puntal (Salinas)
58. los Corrales (Castielfabib)
59. Torrelló del Boverot (Aimassora)
63. Punto de Agua (Benagéber)
7
7
17
3
19
28(+31)
2
>2
1
1
3
2
2
1
20
400
300
200
-
1-
-
1-
-
r--
-
1-
-
-
>3
1
37
80
>6
9
267
?
>30
94
600
37
1
23
>7
• Cronologías actualizadas
Fig. 3.- Necrópolis ibéricas valencianas con cronologfa.
produce una estabiHdad en el poblamiento más generalizada de lo que supuso TarradeU en su día
{Tarradell, 1961). Se trata de una magnífica propuesta que ha tenido un amplio eco (Ruiz
Rodríguez y Molinos, 1993, 271) pero que, en la actualidad, debe matizarse pues no sólo existen nuevos datos en favor de una estabilidad del poblamiento sino que, además, alguna de las
cronologías utilizadas han sido revisadas en este mismo sentido (Izquierdo, 1995; Raga, 1995).
Por eUo, y a pesar de la documentación de algunos abandonos y destrucciones (Grau, 1998,3 17;
Grau y MorataUa, 1997, 233-234), lo que se produce, a nivel general, es un aumento considerable del número de asentamientos, consolidándose una organización jerarquizada en los distintos
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territorios ibéricos (Bonet y Mata, 1995 a, 168-169; Grau, 1998, 318; Martí Bonafé, 1998, cap.
VIJ.l; Mata, 2000, fig. 2, 2; Mata y Martí Bonafé, 1993, 407).
Lo incipiente de la información publicada impide llegar a un conocimiento detallado sobre
el funcionamiento de los territorios, pero sí es posible apreciar una distribución regular de las
ciudades ibéricas en Edetania y Contestania, mientras que los asentamientos mayores de 4 ha
escasean al Norte del río Millars. Circunstancia que, al menos por lo que respecta a la franja costera, no es achacable a una laguna en la documentación, sino que parece responder a un patrón
de asentamiento diferente (Oliver, 1996, 9 1-1 20) (fig. 4).
Parafraseando a Tarradell ( 1974), un aspecto todavía poco valorado en relación con el poblamiento ibérico es la existencia de cuevas, santuario o refugio, a pesar de algún trabajo reciente
(González Alcalde, 1993). Sin embargo, un simple catálogo de cuevas refleja una importante
concentración de las mismas en las comarcas centrales del Pais Valenciano, sobrepasando
ampliamente el Xúquer/Júcar, al Sur, pero sin alcanzar el Millars por el Norte (Abad, 1987, 163;
González Alcalde, 1993, 67). Este aspecto de la religiosidad debe completarse con el estudio de
otros espacios como santuarios, templos urbanos y capillas domésticas, puesto que las investigaciones referidas a espacios geográficos concretos pueden mostrar pautas específicas. Así, por
ejemplo, j unto al hecho bien conocido de la ausencia de santuarios en Edetania (Bonet et alii,
1994, 119-120), se constata la presencia de un templo urbano, varias capillas domésticas y una
sola cueva en el territorio de Edeta (Bonet y Mata, 1997) frente a las 8 cuevas catalogadas de la
comarca de Kelin.
Los sistemas de escritura utilizados por los iberos también permiten establecer algún tipo de
regionalización. Así, el alfabeto oriental se emplea al Norte del Xúquer/Júcar, mientras que los
sistemas meridional y greco-ibérico no alcanzan dicho río (Fletcher, 1985, 288; Hoz, 1985-86,
285; Untermann, 1984, fig. 10). Los soportes empleados y, por consiguiente, su funcionalidad
añaden un factor diferenciador, como por ejemplo La escasez de plomos escritos al Norte del
Millars frente a una importante presencia de lápidas funerarias con escritura ibérica (Arasa,
J995; Fletcher, 1985, 293; Oliver, 1995, 113-l 14).
Otra variable a considerar, por su carácter excepcional, es la decoración pintada compleja
sobre cerámica. La decoración del llamado estilo Elx/Archena no sobrepasa el límite del
Xúquer/Júcar (Santos Velasco, 1992, tig. 4), mientras que el estilo narrativo supera tanto el
Millars, hacia el Norte, como el Xúquer/Júcar, hacia el Sur (Arasa, 1995; Tarradell y Sanmartí,
1980, 314). No obstante, ambos estilos ya no se pueden considerar conjuntos con un origen
único, sino que existen focos de producción diferenciados pudiéndose establecer áreas de distribución más concretas (Abad y Sanz, 1995; Aranegui et alii, 1997 b; Mata, 1997; Mata et alii,
2000; Pérez Ballester y Mata, 1998).
Todos los aspectos analizados hasta aquí, muestran la existencia, desde la prehistoria reciente, de una regionalización en la que las comarcas valencianas meridionales presentan una dinámica asociada a los procesos históricos del Sur de la península lbérica tales como el mundo argárico y el período orientalizante. Los diferentes elementos considerados, y otros muchos que se
podrían haber utilizado, nunca se ajustan a los limites asignados a las regiones Conteslania y
Edetania, superponiéndose en muchas ocasiones, por lo que al parecer marcan más bien las di fe-
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250
CoNSUEW MATA PARREJ\10
·•
o.daducv.••
Fig. 4.- Ciudades ibéricas valencianas.
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rencias existentes entre los Iberos del Sur y los del Norte (Ruiz Rodríguez y Molinos, 1993, cap.
6.2), que entre contestaDos y edetanos.
1.2. EL LÍMITE OCCIDENTAL
Ninguna de las referencias literarias permite señalar con claridad la extensión de la regio
Edetania hacia el interior, pues tanto Avieno como Estrabón se limitan a describir la costa y sólo
Pünio habla de la existencia de una "laguna que penetra hasta los celtíberos" (Uroz, 1983, 1114).
En la actualidad, apenas hay razones para variar la propuesta de límites hecha por Uroz
(1983). Las matizaciones podrían hacerse respecto a la inclusión de las comarcas de Los
Serranos y Alto Palancia, pero los datos siguen siendo insuficientes y no pueden excluirse con
seguridad (Bemabeu et alii, 1987, 138). No se puede decir lo núsmo de la comarca de La Plana
de Utiel, sobre la que la información existente confirma su carácter ibérico, pero no edetano.
Los argumentos que se pueden esgrimir son múltiples y, de entre eiJos, no se puede obviar
el factor geográfico. La Plana de Utiel constituye un ambiente claramente diferenciado de la llanura costera, pues es un apéndice de la submeseta meridional castellana, desgajada de la misma
por el río Cabriel, que bascula de Noroeste a Sureste entre los 900 y los 600 m s.n.m.. La unidad
morfoestructural más importante es un llano central con los relieves más importantes situados al
Noreste (Sierras del Tejo y Malacara); su clima es mesomediterráneo seco con cierta tendencia
a la continentalidad (Cendrero el a/ii, 1986; Piqueras, 1990). Estas condiciones geográficas, sin
ser determinantes, significan recursos diferentes y, probablemente, una estrategia distinta en la
ocupación del territorio.
Fue éste uno de los motivos para iniciar un proyecto de investigación sobre la organización
del poblamiento ibérico en dicha comarca (3). Y, aunque poco se puede avanzar sobre ella puesto que los trabajos se encuentran en curso de elaboración, sí que pueden aportarse datos más concluyentes referidos a la presencial ausencia de determinados elementos, cuya distribución sirve
para marcar las diferencias entre los Iberos de la costa y los del interior.
El patrón de asentamiento adquiere ciertas peculiaridades debido a las características geográficas de la zona. Los poblados se sitúan preferentemente en cotas medias y bajas; los recintos son escasos y parece existir un elevado porcentaje de hábitat disperso (Mata et a/ii, e.p.).
La ceca ibérica de Ke/in ha sido localizada en el asentamiento de Los Villares (Ripolles,
1982, 407, mapa 30), el yacinúento más grande de la comarca. Su acuñación fue muy reducida
tanto en cantidad como en cronología y su distribución se limita a los asentamientos de su territorio, a excepción del Pico de los Ajos (Yátova, Valencia). Los escasos baUazgos publicados con
posterioridad a 1982 no hacen sino confirmar esta dispersión (Arroyo et alii, 1989, 384 y 385;
Iranzo, 1990, 26).
(3) Ver nota 2. A todo ello hay que sumar el estudio sobre el poblamiento de la Serrania de Cuenca realizado por E. Marín
Rubio (1997) y que permanece inédito.
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CONSUELO MATA PARJI.ERO
La asociación moneda/territorio no sólo avala la ibericidad de la comarca sino que, según la
hipótesis que se propone, es un argumento a favor de considerar esta área como no edetana, puesto que como sefiala Knapp (1977, 79) las regiones son unidades fiscales y militares que pueden
reforzarse con una acuñación. En efecto, si se tienen en cuenta las cecas localizadas con seguridad en e1 País Valenciano, se puede ver cómo, a diferencia de otras zonas, sólo existen tres y cada
una de ellas, de acuerdo con la línea argumental, se sitúa en una regio diferente: Arse en
Edetania, Saiti en Contestania y Kelin en un área todavía innominada (fig. 4). Reforzando esta
argumentación se encuentran los análisis metalográficos realizados sobre monedas ibéricas. De
acuerdo con ellos, los cospeles empleados por la ceca de Kelin presentan una aleación binaria de
cobre y plomo, al igual que los de Obu/co y algunas monedas de Castulo e l kale(n)sken. Como
sugieren Ripolles y Abascal (1995, 139, 147- 148), esta composición binaria distinta a la de las
demás cecas peninsulares puede ser una de las caracterlsticas propias de los Iberos del interior.
Éstos, al menos en lo que a la provincia de Cuenca se refiere, llegan con seguridad hasta el rfo
o
10
20km
Fig. 5.- Distribución de cerámicas con decoración impresa en las comarcas centrales del País
Valenciano (equidistancia curvas de nivel200 m): 1, Kelinl Los Villares; 2, Casilla GateU (Sinarcas);
3, Cerro Carpio (Sinarcas); 4, Cerro de San Cristóbal (Sinarcas); S, El Molón (Camporrobles); 6,
Peña Lisa (Fuenterrobles); 7, Cerro de la Peladilla (Fuenterrobles); 8, Umbrfa de la EsteriUa
(Requena); 9, El Moluengo (Villargordo del Cabriel); 10, Covarrobles (Fuenterrobles); 11, CasiUa
del Cura (Venta del Moro); 12, El Nacimiento (Requena); 13, Edeta/ TSM (Llfria); 14, La Seña
(ViUar del Arzobispo); 15, Cerro Partido (Pedralba); 16,Arse/ Saguntum (Sagunt); 17, La Carencia
(Torís); 18, Pico de los Ajos (Yátova); 19, Camino Casa Zapata (Villargordo del Cabriel); 20, La
Atalaya (Cbelva); 21, Cerro Escorpión (CaUes); 22, Cañada del Pozuelo (Sinarcas).
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LÍMITES Y FRONTERAS EN EDETANIA
1
253
2
3
4
-EnQOberolo
Fig. 6.- Producciones de Kelin y su territorio: l , Lebes mediano; 2, Imitación de F. 28 Lamb.; 3,
Plato pequello; 4, Tinajilla con engobe rojo; S, Caliciforme con decoración impresa.
Xúquer/Júcar, zona en la que se sitúa la ceca ibérica de lkale(n)sken (Arroyo et alii, 1989, 385;
Martínez Valle, 1994; Ripolles, 1999; ViUaronga, 1988).
Así mismo, todos los textos escritos encontrados hasta ahora son ibéricos para lo cual sólo
hay que consultar el catálogo publicado por Fletcber ( 1985, 292) en el que aparecen cuatro yacimientos de esta comarca. A este repertorio sólo hay que añadir algunos ejemplares procedentes
de Kelin/ Los ViUares, del Cerro de San Cristóbal (Sinarcas, Valencia) y del Cerro Santo
(Requena, Valencia) (4) (Iranzo, 1988; Mata, 1991, 178 y 179; Mata et alii, 1999 y 2000). Debió
(4) También conocido como Castellar de Hortunas. De él procede un letrero postcocción sobre cerámica ibérica, recuperado
durante la campana de prospección de 1996.
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CONSUELO M ATA PARREÑO
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20km
Fig. 7.- Distribución de cerámicas con engobe rojo en la Plana de Reqoena-Uticl (equidistancia curvas de nivel 200 m): 1, Ke/in/ Los Villares; 2, El Molón (Camporrobles); 3, El Cerrito (Utiel); 4,
Cerro de la Peladilla (Fuenterrobles); 5, Rambla de los Tocares (Reqoena); 6, Rincón de Gregorio
(Caudete de las Fuentes); 7, La Atalaya (Caudete de las Fuentes); 8, P.U.R.-2 (Villargordo del
Cabriel); 9, El Moluengo (Villargordo del Cabriel); 10, Fuente de la Reina (Venta del Moro); 11,
Muela de Arriba (Requena); 12, Villares de los Duques (Requena); 13, Rambla del Sapo (Requena);
14, Loma del Moral (Requena); 15, El Zoquete (Requena); 16, Cerro de la Cabeza (Requena); 17,
Vado Cañas (Cuenca); 18, Casa Guerra (Requena).
de ser un sistema bien arraigado pues todavía en época alto-imperial se escriben pequeños letreros en ibérico (Martínez Valle, 1993) (5).
(5) En base a ello, Burillo (1998, 128- 129) ha recti ficado los límites propuestos porUntermann (1995, mapa 1) para la leogua celtibérica.
-254-
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LfMITES Y FRONTERAS EN EDETANIA
255
En cuanto a los materiales cerámicos hay que considerar necesariamente la distribución de
la decoración impresa, técnica totalmente ajena a los Iberos de la costa a excepción de Catalunya
(Cura, 1971 y 1975; de la Pinta, 1986-89 y 1993, entre otros). Ello no quiere decir que se encuentre totalmente ausente de Los yacimientos costeros, con especial concentración en las ciudades
ibéricas de Edeta (Llíria, Valencia) y Arse (Sagunt, Valencia) (Bonet, 1995, 433-434, fig. 215;
Martí Bonafé, 1994; Mata, 1985 y 1991, 137-140; Mata et aiii, 2000) (figs. S y 6, 5).
Existen otras cerámicas, aunque menos conocidas por estar parcialmente inéditas, que pueden considerarse como características de Kelin y su territorio. Se trata de una variante de plato
pequeño, de superficies pulidas, con acanalados o incisiones por el exterior (Mata, 1991, 142,
fig. 46, 13- 15 y 18) (fig. 6, 3); una imitación de la F 28 Lamb. con decoración pintada (Bonet y
Mata, 1988, fig . 7, 2 y 6; Mata, 1991, 103, fig. 54, 10) (fig. 6, 2); una variante de lebes mediano, de superficies pulidas, decorado bien con impresiones, bien con un suave baquetón en el tercio superior (Mata, 1991, fig. 34, 3) (fig. 6, 1); y, fmalmente, recipientes de pequeflo y mediano
tamaño cubiertos con engobe o barniz rojo (Mata, 1991, 140-1 41 ; Mata et alii, 2000) (figs. 6, 4;
7).
También son significativas Las ausencias, como por ejemplo la del kalathos, tipo realmente
escaso en Kelin/ Los Villares y su territorio. Cuando éstos aparecen o bien tienen características
propias similares a la del lebes descrito con anterioridad, es decir, superficies pulidas y decoración de baquetones en el tercio superior, o bien se pueden considerar como importaciones costeras (Mata, 1991, 75).
Todos estos argumentos nos inclinan a considerar que esta comarca, cuya capitalidad ostenta Kelin, más la franja comprendida entre los ríos Cabriel y Júcar, no pertenece a La regio
Edetania sino a otra u otras etnias ibéricas de nombres desconocidos o en discusión. La identificación que se hizo, en su día, con los olcades (Uroz, 1983, 24 y 25; Bemabeu et alii, 1987,
139), y que Almagro Gorbea, ha vuelto a proponer recientemente (Almagro Gorbea, 1999, 37),
pasa por aceptar que éstos sean un pueblo ibérico y no celtibérico, hecho este último que empieza a ponerse en duda puesto que Las fuentes tampoco son explícitas al respecto (Almagro Garbea,
1969, 155-162; Burillo, 1998, 153).
II. EL TERRITORIO DE EDETAI TOSSAL DE SANT MJQUEL
A lo largo de las páginas anteriores, se ha intentado mostrar lo impreciso del término
Edelania referido a los límites propuestos por las fuentes clásicas. No se han podido encontrar,
basta ahora, en una región tan amplia elementos comunes de carácter ideológico, económico,
militar o político que permitan hablar de una realidad étnica o sociopolítica (Mano, 1991 , 15).
Sin embargo, el panorama cambia sustancialmente si se circunscribe a áreas mucho más pequeñas.
En lo que se refiere al Ibérico Pleno (siglos l V-m a.C.), la Arqueología muestra la existencia de al menos cuatro ciudades dentro de la Edetania romana, espaciadas entre veintiocho y
treinta kilómetros en línea recta, distancias que se mantienen constantes si se tienen en cuenta
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256
CONSUELO MATA PARREÑO
otras ciudades ibéricas valencianas (fig. 4). Los territorios obtenidos mediante los polígonos de
Tbiessen tienen superficies similares a las de las poleis griegas, es decir, de tamaño ideal para
controlar un territorio de forma efectiva y eficaz de acuerdo con los medios de transporte existentes en la época (Duthoy, 1986, 10-12; Mann, 1991, 25-26; Renfrew, 1975, 13-14).
Se cübuja, así, un mosaico de territorios con cümensiones similares en el que ningún dato
permite suponer el dominio de una ciudad sobre otrals. Más bien al contrario, parecen situarse
en un plano de igualdad, manteniendo contactos pacíficos entre sí, como demuestran diversos
materiales que se analizarán a continuación (Mata et alii, 2000). Ello no es óbice para que consideremos este panorama como estático y permanente. Con seguridad, evolucionó a lo largo del
tiempo y, probablemente, pucüeron desarrollarse pactos y alianzas entre territorios que no han
dejado huella en el registro arqueológico.
De todos estos territorios, sólo del de Edeta se puede hacer un estudio en profundidad, aunque otros presentan indicios suficientes como para suponer que se organizan autónomamente, tal
es el caso de Arse, Kelin, Saiti o La Serreta (Martí Bonafé, 1998; Mata et alii, e.p.; Pérez
Ba11ester y Borreda, 1998; Grau, 1998).
De todos ellos, el único centro perteneciente a la regio Edetania es Arse/ Saguntum, ciudad
amplíamente citada en las fuentes por ser la causa detonante de la 2a Guerra Púnica. Tito Livio,
al narrar los avatares del asedio a la ciudad, cita la existencia de un pretor y un senado como instituciones de gobierno (Uroz, 1983, 167-168). Independientemente de la interpretación que se
pueda dar a ambas instituciones, está claro que se trata de una organización distinta a la que
representaba el régulo Edecón y, por ello, autónoma. Además, es una ciudad que acuña moneda
desde finales del siglo
a. C. con las leyendas arsesken y arse.etar.kiterter. Todos los ftlólogos
están de acuerdo en considerar los sufijos -sken y -etar como las formas utilizadas para señalar
a los habitantes de una ciudad y/o su origen étnico (Ripolles, 1992-93; Siles, 1985, 69-70;
Untermann, 1992, 25), con lo que se detecta una clara voluntad de diferenciarse de los habitantes de otros territorios. Además, salvando las distancias cronológicas, se puede ver cómo los
límites trazados mecüante los polígonos de Thiessen alrededor de Arse/ Saguntum coinciden, a
grandes rasgos, con la distribución de lápidas romanas (Beltrán Lloris, 1980, mapa 2) y en cuyo
interior se empieza a intuir una organización territorial propia (Martí Bonafé, 1998) en la que se
dibuja una clara línea fronteriza de atalayas entre Arse y su vecina Edeta (fig. 8).
Pero estas reflexiones no dejan de ser mas que unos breves apuntes sobre lo que un estudio
más detallado de este territorio, como el llevado a cabo en Edeta, podría proporcionar.
El espacio, de unos 900 Km\ en el que se desarrolla el poblamiento articulado alrededor de
Edeta tiene unos limites geográficos bien definidos (Bonet, 1995, 51 -53) (fig. 8) con las sierras
mesozoicas que constituyen las últimas estribaciones del Sistema Ibérico por el Norte y Oeste;
el vaUe medio-bajo del río Túria al Sur; y la llanura aluvial costera al Este.
En su interior se han localizado cincuenta asentamientos datados entre fmales del siglo V y
el primer cuarto del U a. C., es decir en el horizonte Ibérico P leno, y cuya evolución puede
seguirse sin interrupción desde el siglo Vlll a.C. (Bonet y Mata, 2001). Este hábitat se estructura jerárquicamente en tres tamaños (Bemabeu et alii, 1987; Bonet y Guérin, 1989; Guérin el alii,
1989):
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LÍMITES Y FRONTERAS EN EDETANIA
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Fig. 8.- El poblamiento de los territorios de Edeta y Arse durante el Ibérico Pleno (según Bonet y
Mata, 2001 y MartíBonafé, 1998) (equidistancia curvas 200m): J , Tossal delBardinal (Liiria); 2, El
Caballó (Lifria); 3, Els Tres Pies (LUria); 4, Castellet de Bernabé (Liíria); 5, El Castellar (Casinos);
6, La Cúa (Casinos); 7, Pico de los Serranos (Pedralba); 8, Corral de Ajau (Pedralba).
- Un asentamiento grande con una superficie entre 1O y 15 ha.
- Cinco asentamientos medianos entre 0,5 y 2 ba.
-Veintisiete asentamientos pequeños entre 500 y 2500 m2 •
- Y diecisiete sin limites claros.
De acuerdo con los datos proporcionados por las excavaciones realizadas en siete de estos
yacimientos, a los que se han afiadido otros como la ubicación topográfica, la visibilidad y las
·características de las estructuras defensivas, se ban clasificado en cuatro categorías (fig. 8):
- La ciudad, representada por el Tossal de Sant Miquel, identificado con la antigua Edeta.
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258
C ONSUELO MATA PAAAI!FIO
Es el asentamiento mayor de toda la zona, cuya ocupación inicial se remonta al Bronce Medio.
Concentra un número excepcional de textos escritos y una variedad de importaciones sin parangón en ningún otro hábitat del territorio. La tradición historiográfica considera que sería la sede
del régulo Edecón (Bonet, 1995, 500-501).
- Los pueblos o aldeas son asentamientos medianos, situados en alturas medias y bajas, con
recinto perimetral pero sin estructuras defensivas adicionales tales como torres, bastiones o
fosos. Se han realizado excavaciones en tres de ellos: Torre Seca (Liíria), La Monravana (Llíria)
y La Seña (Villar del Arzobispo) (Aparicio et alii, 1979, 1983 y 1984; Bonet et alii, 1999;
Fletcher, 1940-41 y 1947; Gil-Mascarell, 1969). En los dos últimos se han localizado estructuras para producción de aceite o vino que confirman, entre otras cosas, su funcionalidad primordialmente agrícola (Pérez Jorda, 2000; Pérez Jorda et a/ii, 1999).
-Los caseríos son pequeños asentamientos entre 1000 y 2500 m2 ubicados en cotas bajas,
también sin estructuras defensivas adicionales al recinto perimetral. Para su estudio se cuenta
con las excavaciones del Castellet de Bemabé (Llíria) en el curso de las cuáles se ha detectado
una gran vivienda de 170 m2 a la que se puede acceder desde el interior del poblado, pero también desde el exterior mediante una entrada de uso exclusivo. En esta vivienda se ha localizado
un espacio dedicado a la molienda, mientras que los demás son una capilla y áreas de actividades domésticas. En los otros departamentos se han identificado almazaras, áreas de molienda,
almacenes y talleres metalúrgicos (Guérin, 1989, 1995 y 1999).
-Las atalayas o fortines son poblados de dimensiones reducidas, entre 500 y 2500 m2, situados en lugares elevados y de dificil acceso. Sus recintos perimetrales suelen estar dotados de una
torre. Se bao hecho excavaciones en dos de ellos: Puntal deis Llops y Cova Foradada (Bonet y
Mata, 1981; Gil-Mascarell, 1970). El primero se ha excavado en su totalidad por lo que aporta
una información excepcional. En su interior el espacio se reparte de forma igualitaria entre diecisiete departamentos, colocados a un lado y otro de un pasillo central. El estudio de sus ajuares
ha permitido establecer diferentes actividades complementarias y no recurrentes. Entre eJJas destaca la ausencia de actividades de transformación agrícola, a excepción de la molienda, y la existencia de dos departamentos dedicados a actividades cultuales (Bemabeu et alii, 1986; Bonet y
Mata, 1981; Bonet y Mata, 1997).
Los doce fortines conocidos están localizados a lo largo del río y en la entrada de Jos pasos
naturales de las sierras que delimitan el valle medio del Túria, conformando una verdadera frontera cadena pues casi todas ellas están conectadas visualmente entre sí y, a su vez, con eJ lugar
central. De esta forma se crea una red mediante la cual es posible tener a la vista toda la superficie del territorio y controlar Las fronteras con Los territorios limítrofes (fig. 8). Este sistema de
defensa se construyó a finales del siglo V a. C. y fue desmantelado en el primer cuarto del II a.
C., momento en el cual los romanos empiezan a organizar administrativamente Hispania tras las
revueltas del t97 a. C. La destrucción violenta de estos fortines se puede relacionar con el mensaje difundido por Catón entre los iberos en el que ordenaba demoler todas las murallas
(Schulten, 1935), murallas que en el caso de Edeta se identificaban con su red defensiva de atalayas (Bonet y Mata, 1991 , 27-31; Bonet y Mata, 1998, 69-70; Knapp, 1977).
La cerámica es un producto al alcance de cualquier comunidad, por lo tanto, como señala
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LÍMJTES Y FRONTERAS EN EDETANIA
259
More! ( 1983, 67), hay que suponer a priori que su comercialización es básicamente local; las
excepciones se producen en piezas consideradas como de lujo o en los recipientes de transporte.
Por ello, resulta relativamente sencillo diferenciar, en un lote cerámico, los productos procedentes de lugares alejados; sin embargo, es bastante más complicado reconocer el origen de las cerámicas de áreas cuJturalmente próximas o talleres dentro de la producción local. En el caso de la
cerámica ibérica, se pueden llegar a establecer orígenes distintos cuando se cuenta con lotes
importantes de material o con producciones muy bien determinadas, como es el caso de los
ka/athoi (Conde, 1992) o del barniz rojo ilergeta (Junyent y Alastuey, 1991 ), por sólo citar dos
ejemplos bien conocidos.
A pesar de no haberse localizado ningún horno alfarero, la información procedente de siete
asentamientos excavados, más la proporcionada por las prospecciones realizadas, ha permitido
diferenciar tipos y variantes cerámicos de distribución casi exclusiva en el territorio de Edeta, de
tal manera que pueden considerarse corno producciones propiamente edetanas (Bonet, 1995,
435).
Un primer tipo a tener en cuenta es la colmena cerámica, pieza cilíndrica, entre 53 y 58 cm
de altura, con borde diferenciado y superficie interior estriada. Se ha localizado en setenta y
nueve yacimientos, de los que sólo cinco son totalmente ajenos al territorio de Edeta (6).
Diecinueve de estos yacimientos se fechan exclusivamente entre los siglos IV y lll a. C., por lo
que se trata de un fenómeno claramente prerromano, aunque su uso perdure después de la conquista (Bonet y Mata, 1995 b; Mata y Bonet, 1992, 137) (fig. 9, 9).
En segundo lugar hay que considerar sendas variantes de kalathos y /ebes, en ambos casos
con labio plano o moldurado, que sirven de soporte o bien a una decoración geométrica muy
estandarizada o bien a una decoración compleja, narrativa o vegetal. La decoración geométrica
citada se organiza en dos bandas superpuestas, separadas por banda entre filetes, y en cada una
de ellas aparecen series alternantes de zig-zags y tejadillos (fíg. 9, 1-3 y 5). Esta misma composición se puede encontrar también en las tinajillas (Bonet, 1995, 410-411 , figs. 207-209; Guérin,
1995; Mata, 199 1, 75) (fig. 9, 7). Ambos recipientes, sobre todo los que llevan decoración geométrica, están arnpJiamente difundidos por todo el territorio.
Algo semejante sucede con la pátera grande con pie alto, aunque en este caso la decoración
es bastante más simple, compuesta por banda entre filetes tanto en el interior como en el exterior (Bonet, 1995, 414, fig. 21 O; Guérin, 1995; Mata, 1991, 89) (fig. 9, 6 y 8).
Frente a estos tipos cerámicos presentes en la mayor parte de los asentamientos del territorio y en un número importante, están los recipientes con decoración compleja. Se diferencian de
las cerámicas de uso común por su decoración, su concentración en el lugar central y su distribución restringida tanto en el interior del asentamiento como en los poblados dependientes.
La decoración compleja no geométrica se desarrolla a partir de la 2° mitad del siglo m a. C.
en una zona comprendida entre los ríos Segura, al Sur, y Millars, al Norte, y, por el interior, basta
el río Cabriel y bajo Aragón. Dentro de esta moda decorativa que perdura hasta el primer cuarto
(6) A los publicados (Bonet y Mata, 1995 b) hay que añadir uno más- Molino de las Fuentes (Chcra)- al sur del Túria. localizado durante la campana de prospección de 1999.
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CONSUELO M A PARRERO
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Fig. 9.- Algunas producciones edetanas: 1 y 2, Kalathos y lebes de Edeta/ TSM (según 'Bonct); 3 y 4,
Kalathos y lebes de Castellet de Bernabé (según Guérin); S, 6 y 7, Kalathos, pátera y tinajilla de
Puntal deis Llops (Oiocau); 8, Pátera de CastelJet de Bernabé (según Guérin); 9, Colmena de La
Monravana (Lliria).
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LlMJTES Y FRONTERAS EN EDETANIA
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Fig. 10.- l. Tinaja con decoración figurada y letreros pintados de Edeto/ TSM (según Bonet);
2. Tinaja con decoración vegetal de Edeto/ TSM (según Bonct).
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CONSUELO MA PARREÑO
TA
del siglo l a. C., se pueden distinguir tres centros principales de cronología diversa: Edeta entre
el siglo
y el primer cuarto del U a. C., L'AJcúdia (Elx, Alacant) y Cabezo de Alcalá (Azaila,
Teruel) en los siglos ll-1 a. C .. Los proyectos de investigación desarrollados en los últimos añ.os
con el objetivo de estudiar las decoraciones de dos de estos núcleos han puesto de manifiesto que
bajo las clásicas etiquetas "estilos Llíria/ Oliva y Elx/ Arcbena", acuñadas a principios de siglo
(Aranegui, 1974), se oculta una realidad mucho más diversificada de lo que inducen a pensar los
extremos geográficos de estas denominaciones.
Por lo que respecta al conocido como estilo Llíria/Oliva, la catalogación minuciosa y el estudio analítico de sus decoraciones en el Tossa1 de Sant Miquel han venido a demostrar la personalidad de las mismas frente a otras incluidas en la misma denominación. Estas decoraciones, tal
y como se han definido recientemente (Aranegui et alii, 1997 a y b; Pérez Ballester y Mata,
1998), se caracterizan por tener un repertorio formal limitado, dedicado al almacenaje en grandes y medianas cantidades - tinajas, tinajillas, lebetes, kalathoi- junto a algún recipiente de vaj illa de mesa - platos, botellas, jarros- . Las decoraciones figuradas se desarrollan a lo largo de una
banda, situada en el tercio superior de la pieza, y las escenas se disponen en un único plano con
un inequívoco carácter narrativo; las decoraciones vegetales, sin abandonar la banda, adoptan en
mayor medida una composición metopada (fig. 10). Se han podido diferenciar, dos estilos en
base a la asociación de motivos y a su modo de realización:
- Estilo 1: figuras humanas y animales, en tinta plana, de factura tosca; con escasa decoración secundaria pero abundante de tipo complementario.
- Estilo ll: motivos perfilados y abundante decoración secundaria (fig. 10);
También se pueden llegar a distinguir talleres o manos de acuerdo con el tipo de escenas y
su diseño (Bonet, 1995, 440 y 443).
Otra de las características propias de estas decoraciones es la presencia de letreros pintados
en cualquiera de los dos estilos diferenciados, lo que les confiere un valor ideológico añ.adido
(fig. 1 1).
Esta cerámica con decoración compleja se encuentra desigualmente distribuida entre Los
ciento treinta y un departamentos excavados en el Tossal de Sant Mi que!. Sólo un 4 7% posee
recipientes con estas decoraciones; de este porcentaje un 14% acumula entre cinco y doce ejemplares, mientras que el resto sólo tiene entre uno y tres. El máximo de doce se da en un único
departamento (Mata, 1997, 43-45).
En los asentamientos circundantes también se distribuye esta cerámica, pero en número infinitamente menor (222 recipientes frente a 5/6 como máximo). Fuera de las fronteras edetanas,
existen algunas piezas importadas, sobre todo, en asentamientos de grandes dimensiones (fig. 11).
En definitiva, se trata de un territorio con un poblamiento bien estructurado y delimitado por
una frontera en cuyo interior se distribuyen de forma igualitaria alg-unos medios de producción
-colmenas- y los bienes de consumo -lebetes, ka/athoi, páteras- , mientras que Los bienes de
prestigio muestran una circulación bastante más restringida (7).
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o,
(7) L.a cerámica de importación se comporta de fonna similar, pero no se incluye aquí porque eUo supondría utilizar datos inéditos no siempre al alcance de la autora (Bonet y Mata, 1998; Mata y Burriel, 2000).
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LÍM ITES Y FRONTERAS EN EDETANIA
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Fig. 11.- Distribución cerámica con decoración compleja del grupo Tossal de Sant Miquel y letreros
pintados sobre cerámica en el País Valenciano: 1, Edeta (Liria); 2, Puig de la Misericordia (Vinarós);
3, Pou Neriol (Cervera del Maestre); 4, Torre del Mal Paso (Castellnovo); S, Arse/ Saguntum; 6,
Puntal dels Llops (Oiocau); 7, CasteUet de Bemabé (Llíria); 8, Torre Seca (Llíria); 9, La Sella (VUlar
del Arzobispo); 10, Villaricos (Bugarra); 11, La Monravana (Llírill); 12, Cova Foradada (Llíria); 13,
Kelin (Caudcte de las Fuentes); 14, CasteUar de Meca (Ayora); 15, L' AJcúdia (Eix); 16, TorreUó del
Boverot (Aimassora); 17, El Solaig (Betxí).
- 263-
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264
CONSUELO MATA PARREÑO
ID. CONSIDERACJONES FINALES
En definitiva, la hipótesis que se plantea en este trabajo es que el término Edetania tiene dos
acepciones distintas correspondientes a dos realidades. En primer lugar, el concepto de regio que
transmiten las fuentes corresponde a unos límites geográficos no siempre precisos que, a doras
penas, se justifican con rasgos culturales propios en los que se pueda reconocer a Los edetanos
como entidad étnica. Todos los indicadores que se pueden utilizar o no alcanzan o rebasan
ampliamente los límites geográficos propuestos; difícilmente se pueden hallar elementos sincrónicos y casi ninguno de ellos se refiere a la etapa iberorromana. Por tanto, esta división ad~
nistrativa debió responder a un criterio geográfico más que étnico y estuvo apoyada por las acuñaciones de Arse/ Saguntum (Knapp, 1977, 69 y 79).
En segundo lugar, la filología apunta La posibilidad de que se haya utilizado el nombre de
un lugar- Edeta- para denominar a uD colectivo - edetani-, a UD territorio - Edetania- y a su epónimo - Edecón- (Untermann, 1992, 21 ). La Arqueología ha permitido delimitar, con bastante
precisión, este territorio prerromano en el que pueden rastrearse Jas cuatro fuentes del poder
social definidas por Mann ( 1991 , 15):
- Las relaciones ideológicas están representadas, entre otras cosas, por las decoraciones
complejas, sobre todo las narrativas cuya iconografla muestra a las jerarquías edetanas en actividades de carácter colectivo e individual (danzas, enfrentamientos, cacerías). Su circulación restringida refuerza su calidad de cerámica de prestigio con fuerte carga ideológica. También la
escritura, algunas veces asociada a la cerámica, marca la diferencia entre la ciudad y los asentamientos dependientes (Fletcher, 1985, 292) (fígs. lO, 1; 11 ).
-Las relaciones económicas han quedado demostradas tanto por la especialización de los
asentamientos, como por la distribución de algunos productos cerámicos, sobre todo de las
colmenas porque es el testimonio indirecto de una actividad productiva como la apicultura
(fig. 9, 9).
- Las relaciones militares y políticas se han podido establecer a través de la estructuración
del poblamiento y de la construcción de una red fronteriza a finales del siglo V a. C., frontera
que constituye una clara voluntad de diferenciarse de sus vecinos (fig. 8).
Reforzando esta segunda acepción, y aunque se trata de fuentes tardías, se encuentran las
seis lápidas romano-imperiales en las que aparece el etnónimo edetano (Bonet, 1995, 497-498)
(8). De las seis, dos proceden de la actual Llíria y sus alrededores; una tercera hace referencia a
un ciudadano nacido en Edetal Llíria (AltOldy y Halfmann, 1973, 55-59); tres asocian la etnia
edetana y la tribu Galería. a la que también pertenecían los ciudadanos de Edeta (Alfóldy y
Halfmann, 1973, 21 ); y dos, incompletas, carecen de información complementaria. No deja de
llamar la atención que, en una época tan tardía, las únicas personas que se identifican como edetanas sean, la mayoría, originarias de Edetal Lliria.
En conclusión, las ciudades ibéricas del actual país Valenciano debieron formar una red de
(8) La sexta inscripción en la que aparece el etn6nimo edetano se encontró en las excavaciones del solar de L' Almoína de
Valéncia en 1997 (Marín Jordá el alii, 1999, 30).
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LÍMITES Y FRONTERAS EN EDETANIA
KEUN
EDETA
265
ARSE
Pueblos
Ca serios
Fortines/Recintos
Fig. 12.- Las ciudades ibéricas según el modelo de Módulos Estatales Primitivos de Renfrew.
territorios cuyo modelo más próximo es el de los módulos estatales primitivos (MEPs) definidos
por Renfrew ( 1975) (figs. 4 y 12) (9).
Edeta mantiene relaciones económicas con los asentamientos de su territorio como queda
reflejado en la especialización agrícola de muchos de ellos y en la distribución de detenninadas
cerámicas. En el último nivel, los fortines, con escasa dedicación agrícola, podrían estar directamente vinculados a un caserío pues, en algunos casos, se ha podjdo documentar esta proximidad
(Bonet y Mata, 199 1, 31, fig. 13) (figs. 8 y 12).
Además, los contactos con otras ciudades ibéricas también están constatados. Cerámicas con
decoración compleja procedente de Edeta se encuentra en Arse/ Saguntum y Kelin (fig. ll); al
mismo tiempo hay cerámicas impresas de Ke/in, en Arse/ Saguntum, Pico de los Ajos, Edeta y
algunos asentamientos de su territorio (Bonet, 1995, 433-444; Martí Bonafé, 1994, 208; Mata,
1985, 177; Mata et alii, 2000) (fig. 5).
Ninguno de estos MEPs llegó a tener supremacía sobre los demás, proceso que si estuvo en
marcha no dejó huellas en el registro arqueológico y, en cualquier caso, quedó abortado por la
intervención romana. En conclusión, Edetania entre finales del siglo V y el primer cuarto del
siglo TI a. C. se circunscribía al territorio controlado por el Tossal de Sant Miquel (Bemabeu et
alii, 1987; Guérin et alii, 1989), mientras que a partir de esa fecha pasa a denominar un espacio
geográfico mayor con la paradoja de que será Arse/ Saguntum la ciudad que acuñe moneda y no
Edeta.
(9) En la 1Taula Rodona Internacional "'Territori politic i territori rural durant l'Ednt del Ferro a In Mcditcm\nia Occidental"
celebrada en Ullastn:t, c:n Mayo de 2000, Joan Sanmartí C<~:puso una hipótesis similar para los territorios costeros de Catalunya.
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CONSUELO MATA PMR.EÑO
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[page-n-273]
ARCHIVO DE PREinSTORIA LEVANTINA
Vol. XXIV (Valencia, 2001)
CONSUELO MATA PARREÑO*
LÍMITES Y FRONTERAS EN EDETANIA**
Desde la publicación de los primeros volúmenes de las Fontes Hispaniae Antiquae
(Schulten 1922-1952), han sido muchos los trabajos dirigidos a ubicar espacialmente los pueblos
ibéricos. Las referencias literarias sobre su localización geográfica son tan escasas que, tras las
propuestas elaboradas por Schulten (1922-1952), Bosch ( 1932), Garcia y Bellido (1 978) ( 1) y
Almagro Basch ( 1952), apenas se ha avanzado a la hora de identificar alguna de las etnias citadas en las fuentes con una zona geográfica concreta. Por ello, a pesar de los años transcurridos
y de las matizaciones más recientes (Abad, 1992, 157-160), sigue siendo modélico y, casi un unicum, el trabajo sobre la Regio Contestona de Llobregat (1972). Una visión actualizada sobre la
información étnica aportada por las fuentes se puede encontrar en el libro sobre los iberos publicado por Ruiz Rodríguez y Molinos (1993, 240-257).
En consecuencia, hoy por hoy, con las fuentes explotadas aJ máximo, hay que esforzarse
para establecer indicadores arqueológicos adecuados que se puedan considerar como propios de
las distintas etnias y formaciones socioeconómicas, si se quiere elaborar alguna hipótesis sobre
sus límites y fronteras. En caso contrario, se tratará de simples propuestas sin bases argumentales para rechazarlas o aceptarlas.
.
Los trabajos de prospección y excavación que se están desarrollando en las comarcas centrales del País Valenciano en los últimos años sirven para avalar documentalmente las hjpótesis
• Dcpanament de Prehistoria i Arqueología. Universitat de Val~oci.a. Con.suelo.Mata@uv.es
•• Versión actualizada del texto presentado a la n Reunión Internacional sobre los Origenes de la Civilización en la Europa
Mediterránea, celebrada en Baezn entre los días 18 y 20 de Diciembre de 1995, organi7..ada por la Universidad lntemaciooal de
Andalueia-Sede Antonio Machado y la Universidad de Jaén.
( 1) Primera edición de 1945.
- 243-
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244
CONSUELO MATA PARRERO
que se presentan en este trabajo (2). Los elementos que se pueden barajar son numerosos, pero
en su selección ha primado L sincronía y un buen registro de los mismos.
a
I. LA REGIO EDETANIA: CONCEPTO Y LÍMITES
La regio Edelania es una denominación latina citada por Plinio el viejo, procurador de
Hispania, razón por la cual sus escritos sobre la península Ibérica gozan de una amplia consideración. Sin embargo, conviene tener presente que las regiones eran divisiones administrativas
romanas del siglo n a. C. cuyos Limites podían ser tanto étnicos como geográficos (Knapp, 1977,
69 y 78-79). Es dificil, en el estado actual de la cuestión, saber si los edetanos, tal y como aparecen en las fuentes, llegaron a tener conciencia de pertenecer a un mismo grupo, pero lo que sí
parece cierto es que no constituyeron una única formación socioeconómica antes del siglo II
a.C .. Solamente la escritura/lengua, las costumbres funerarias y, tal vez, la religión, se pueden
rastrear como comunes; aspectos todos ellos que, por otro lado, tampoco son exclusivos de los
edetanos.
El trabajo de Uroz ( 1983) sobre la regio Edetania fue un intento de justificar La existencia
de esta entidad, utilizando todas las fuentes arqueológicas y literarias a su alcance. Los límites
propuestos por éste siguen siendo los más aceptables (Uroz, 1983, 17-19) a pesar de que en
recientes publicaciones, y sin nuevos datos que lo justifiquen, se varía el limite occidental,
haciéndolo coincidir a grandes rasgos con la actual provincia de Valencia (Abad, 1992, fig. 1).
A la hora de determinar cuál es el área ocupada por los edetanos no se pueden obviar los
territorios Limítrofes, problemática que afecta, en mayor medida, a los pueblos del interior por
las escasas referencias literarias existentes sobre los mismos (Femández Nieto, 1968-69, 134135).
Los contestanos, al Sur, y los ilercavones, al Norte, son los pueblos vecinos de los edetanos
reconocidos unánimemente. No sucede lo mismo con el límite occidental, aspecto ciertamente
controvertido pues, si se tienen en cuenta las propuestas elaboradas, se observa cómo la actual
provincia de Cuenca pasa de ser ibérica (Almagro Garbea, 1976-78, fig. 14; López Rozas, 1987,
fig. 1) a ser celtibérica (Almagro Gorbea, 1995, 61 y fig. 1; González-Conde, 1992, fig. 1) utilizando los mismos datos. En publicaciones más recientes, se ha empezado a plantear la dificultad de una clasificación étnica concreta para esta zona (Almagro Garbea, 1999; Burillo, 1998,
146, 151-154).
(2) Excavaciones en Puntal deis Llops (Oiocau, Valencia) (dirigida por H. Bonet y C. Mata}, La Scfta (Vi llar del Arzobispo,
Valencia) (dirigida por H. Bonet), El Castellet de Bemabé (LIIria, Valencia) (dirigida por P. Guérin) y Los Villares (Caudete de las
Fuentes, Valencia) (dirigida por C. Mata), revisión y publicaciones de las excavaciones antiguas del Tossal de Sant Miquel (Llíria,
Valencia) (Booet, 1995) y los proyectos de investigación para el estudio de la organización territorial de Edeta y Ke/in, éste último
en curso de realización y subvencionado, en años sucesivos, por la lnstitució Valenciana d'Estudis i lnvestigació -08/82-, la
Universitat de Valencia y la Generalitat Valenciana -GV-240/94.
-244-
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LIMITES Y FRONTERAS EN EDETANIA
245
................
- ~IRf·
t e..-...
·~-
Flg. 1.· Distribución de.l poblamiento del Bronce Final en el País Valenciano: 1, Tossal de les Reates (MoreDa); 2, Herbeset (Morella); 3,
St. Antoni de Morella la VeDa (Morella); 4, Mola del Mas d' AguiJar (Morella); S, Mas de Sabater (Morella); 6, Mas de Vito (Rossell); 7,
Pulg de la Nau (BenirJ~rló); 8, Mola Uarga (Xert); 9, HosW Nou (Ares del Maestral); 10, Mas de Rosco (Benassal); ll, Tossal de les Tres
Forques (Benawl); 12, Tossal d'Eo Ramos (Benwal- VUafrane11 del Maestral)¡ 13, Font de la Carrasta (Cuila); 14, Castellet
(VIstabella); IS, Cabanes; 16, El CasteUet (Castelló); 17, Cueva del Mojón Terrero (Cint); 18, Cueva Honda (Cint); 19, Torrelló del
Bomot (Almassora); 20, VmarragtU (Borrlana); 21, Cueva de Cerdaña (Pina de Montalgrao); 22, Mas del Baile (Pina de Montalgrao);
23, Umbrfa Mala (Pina de Montalgrao); 24, Cneva del tío Paco (Sacdet); 25, La Noria (Matet); 26, PunWes del Pollino (Altura); 27,
Cueva del Murciélago (Aitun); 28, Punta de Orleyl (La VaU d'Uixo); 29, Pie deis Corbs (Sagunt); 30, Cañada Palomera (Vlllar del
Arzobispo); 31, Cova del Cavall (LUria); 32, Escotes Pies (Ab:ira); 33, Cova d' Al.fons (Aizira); 34, Castell (Sumacireer); 35, Cova de
Bolumini (Beniarbeig-Benimeli); 36, Cap Prlm (Xibia); 37, Tossal de Sta. Llúc.ia (Xibia); 38, Cova de les Rates (Teuladll Moralra); 39,
La Mola (Agres); 40, Cova del Moro (Agres); 41, Cova deis Pilars (Agres); 42, Cutell de Perputxent (l'Ona); 43, Cova deis Coloms
(Coeentaina); 44, Cova de la Petxlneta (Coeentaina); 45, Cova de I'Esbarzer (Vall de Gallinera); 46, Banuls de Satorre (Balones); 47,
Cova de Bolumini (Aifafara); 48, Cova d'En Pardo (Planes); 49, Ermita del Cristo (Planes); SO, CasteU de Xlvert (Aicali de Xlvert); 51,
Cabezo Redondo (VIIIena); 52, El MonastU (Eida); 53, El Tabaia (Asp); 54, VEsparraguera (Novelda); SS, IUeta deis lJanyets (El
CampeUo); 56, Penya Negra 1Les Moreres (Crevillent); 57, Caramoro (Eix); 58, Los Saladares (Orihuela); 59, San Miguel (Orlhuela);
60, Cabezo del Mojón (Aimoradí); 61, Laderas del Castillo o Palmeral (Callosa del Segura); 62, Cabezo de las Part.iclones (Rojales); 63,
Barranc de la GasuUa (Ares del Maestral); 64, Nules; 65, Caudete de las Fuentes o Coves de Vmromi; 66, Bétera; 67, El Boscb
(Crevillent); 68, La Solana (Beniglnim); 69, CasteUet de Bernabé (Liíria); 70, Torls; 71, La Serreta (Aicoi-Coeentaina-Peni.gulla).
-245-
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246
CONSUELO MATA PARREÑO
I.l. LOS LÍMITES MERIDIONAL Y SEPTENTRIONAL
En la actualidad, existe un total acuerdo a la hora de identificar los ríos Xúquer/Júcar, al Sur,
y Millars/Mijares, al Norte, con los bidrónimos Suero y Udiva, respectivamente, límites geográficos de Edetania. Sin embargo, los elementos culturales que se pueden cartografiar en este espacio no tienen unos límites tan nítidos.
Durante la Edad del Bronce, las comarcas valencianas meridionales quedan englobadas dentro del llamado Bronce argárico, cuya expansión máxima se puede llevar hasta el río Vinalopó
por el interior y las sierras y valles prebéticos, al Norte (Hemández Pérez, 1997; Jover y López
Padilla, 1995). Estos relieves prebéticos están incluidos en Jos procesos meridionales que dan
lugar al Bronce Reciente, caracterizados por la presencia de cerámicas tipo Cogotas tanto en
asentamientos con niveles anteriores como en otros de nueva p lanta (fig. 1). Mientras tanto, la
zona ocupada por el llamado Bronce Valenciano tiene una evolución que apenas se puede entrever con los datos existentes en la actualidad (González Prats, 1992; Jover, 1999; Martí Oliver y
de Pedro, 1997; Mata et a/ii, 1994-96).
El Bronce Final supone en el País Valenciano una ruptura del patrón de asentamiento conocido en la etapa anterior, pues son muy pocos los lugares que mantienen una continuidad, situándose la mayor parte de los mismos en la actual provincia de Alacant (fig. 1). Otro rasgo distintivo referido al poblamiento es el importante número de cuevas ocupadas en este período frente a
etapas anteriores, tipo de hábitat que, por otra parte, no está extendido más al Sur de la hoya de
Alcoi (:fig. 1). A nivel de cultura material, los elementos de Campos de Urnas son los indicadores principales para identificar este período y, aunque se concentran mayoritariamente en las
comarcas septentrionales, se pueden rastrear hasta el río Vinalopó (Bonet y Mata, 2000; Mata et
alii, 1994-96).
Durante el Hierro Antiguo se producirá una mayor estabilidad en el poblamiento, intensificándose la ocupación del territorio, tendencias que tendrán su continuidad durante el Ibérico
Antiguo (Bonet y Mata, 2000 y 2001; Mata et alii, 1994-96). Para esta última etapa, serán los
hábitos funerarios y la escultura los que marquen las diferencias. Las necrópolis ibéricas valencianas muestran una distribución muy desigual con significativas concentraciones en las comarcas septentrionales y meridionales (fig. 2); desigualdad que se acentúa sí se consideran únicamente las que tienen cronología conocida, ya que son pocas las necrópolis al Norte del río
Xúquer que perduran durante el Ibérico Pleno, provocando un inquietante vacío hasta la aparición de las necrópolis romanas (Bonet y Mata, 1995 ~. 171; Mata, 1993) (fi'g. 3).
Por su parte, la escultura es un fenómeno de variada cronol ogía fechado, mayoritariamente,
entre los siglos V1 y V a.C., cuya significación funeraria ha sido aceptada sin ninguna duda hasta
el descubrimiento del conjunto monumental de El Pajarillo (Huelma, Jaén) (Molinos et alii,
1998). Dejando de lado las hipótesis sobre el significado de la escultura ya que ello no interfiere en su distribución,. se puede ver en cualquier mapa de dispersión de escultura ibérica -zoomorfa o antropomorfa- que ésta apenas sobrepasa el límite del Xúquer (Abad y Sala, 1992, 153l 57; Chapa, 1980 y 1993; Izquierdo, 1995, fig. l) (fig. 2). ·
En época Ibérica Plena, es decir, entre finales del siglo V y el primer cuarto del ll a.C., se
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LÍMITES Y FRONTERAS EN EDETANIA
247
Fig. 2.- Mapa de las necrópolis ibéric.as del Pais Valenciano: 1, Mas de Caperó (Tralguera)¡ 2, Mas Nou de Bernabé (Tirlg- Salzadella);
3, El Bovalar (Benlcarló); 4, Pulg de la Nau (Benicarló); S, Mas d'En Rieres (Coves de Vlnroml); 6, Sant Pau (Aicocisser); 7,
Almtdlxer (Aicali de Xlvert)¡ 8, Repliegue, Xlvert o Emborró (Aicali de Xivert); 9, La Palava (Aicali de Xlvert)¡ JO, El Cam (Alcali
de Xivert); 11, El Palau (Akall de Xivert); 12, El Mas (Aicali de Xlvert); 13, Finca de D. Dlmas Bosch (Aicall de Xlvert)¡ 14, Corral
del Royo (Aicall de Xlvert); 15, Bailador d'Aicossebre {Aicali de Xivert)¡ J6, La Sollvella (Aicali de Xivert); 17, Castell d'Asens
(Benassal)¡ 18, Les Silges (forre d'En Doménecb)¡ 19, Torre de Foios (l.Jucena); 20, Torre la Sal {Cabanes); 21, Corral d'En Llopis
{LI Pobla Tornesa)¡ 22, Tossai de les Forqaes (Borriol)¡ 23, Tossal de I'Assut (Borriol)¡ 24, El Quadro (Castelló)¡ 25, Masla del Plano
(Araíl uel); 26, La Conema (Betn); 27, Orleyl (La Vall d'Uilo)¡ 28, Vessant del Castell (Almenara); 29, Calvar! (Aibalat dels
Tarongers); JO, CasteU(Sagunt); JI, La Mina (Gátova); 32, La Monravana (Lllria); 33, El Puntalet (LUria); 34, Collado de la Cova
del Cavan (Liirla); 35, El Rondón (Titaguas)¡ 36, Caaada del Salitrar (Siaarcas)¡ 37, El~ollno (Slnarcas)¡ 38, Fuente de Santa Úrsuta
y Tejerla (Sinarcas); 39, Los Cbotiles (Sinarcas)¡ 40, Pozo Y tejo (Sin arcas); 41, Els Ebols (L' Akúdia); 42, Las Pellas (larra); 43,
Corral de Saus (Moilent)¡ 44, Cami del Bosquet (Moixent); 45, Castellar (Oliva); 46, La Serreta (Aicoi-Cocentalna-Penigulla)¡ 47,
Pe.llón del Rey (Villena)¡ 48, Altea la V (Altea); 49, L' Albufereta y Parque de las Naciones (Aiacant); SO, El Campet o Las Agua lejas
ella
(Monforte del Cid); SI, Figuera Redona (Eix); 52, El Gallet (Elx); 53, Cementeri Vell (Eix); 54, El Motar (San Fuigendo); 55, Cabezo
Lucero (Guardamar del Segura)¡ 56, Ladera de San Antón (Orihuela); 57, Puntal (SaUnas); 58, Los Corrales de la Nava
(Castielfabib); 59, TorreJió del Boverot (Almwora); 60, Requena; 61, Las Cejas (Requena); 62, Cerro de la Pelad.illa (Fuenterrobles);
63, Punto de Agua (Beoagéber)¡ 64, El Molón (Camporrobles)¡ 65, Cerrito de la Horca (Sinarcas)¡ 66, La Cabezuela (Utiel).
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C ONSUEI.O M ATA PARR.EÑO
NECRÓPOLIS
CRONOLOGÍA*
NÚM.
SEPS.
500
2. Mas Nou de Bernabé (Tirig/Salz.)
3. El Bovalar (Benicarló)
4. El Puig de la Nau (Benicarló)
7. Almedíxer (Aicala de Xivert)
15. Baixador d'Aicossebre (Aicala X.)
16. La Solivella (Aleara de Xivert)
19. Torre de Foios (Liucena)
27. Orleyt (La Vall d'Uixo)
28. Vessant del Castell (Almenara)
31 . La Mina (Gátova)
33. El Puntalet (Ltrria)
34. Collado de la C. del Cavall (Liíria)
35. El Hondón (Titaguas)
37. El Molino (Sinarcas)
42. Las Peñas (larra)
43. Corral de Saus (Moixent)
44. Camf del Bosquet (Moixent)
45. Castellar (Oliva)
46. La Serreta (Aicoi/Coc./Penag.)
47. Peñón del Rey (Villana)
48. Altea la Vella (Altea)
49. Albufereta/P.Naciones (Aiacant)
50. Campet o Agualejas (Monforte)
54. El Molar (San Fulgencio)
55. Cabezo lucero (Guardamar)
56. Ladera de San Antón (Orihuela)
57. Puntal (Salinas)
58. los Corrales (Castielfabib)
59. Torrelló del Boverot (Aimassora)
63. Punto de Agua (Benagéber)
7
7
17
3
19
28(+31)
2
>2
1
1
3
2
2
1
20
400
300
200
-
1-
-
1-
-
r--
-
1-
-
-
>3
1
37
80
>6
9
267
?
>30
94
600
37
1
23
>7
• Cronologías actualizadas
Fig. 3.- Necrópolis ibéricas valencianas con cronologfa.
produce una estabiHdad en el poblamiento más generalizada de lo que supuso TarradeU en su día
{Tarradell, 1961). Se trata de una magnífica propuesta que ha tenido un amplio eco (Ruiz
Rodríguez y Molinos, 1993, 271) pero que, en la actualidad, debe matizarse pues no sólo existen nuevos datos en favor de una estabilidad del poblamiento sino que, además, alguna de las
cronologías utilizadas han sido revisadas en este mismo sentido (Izquierdo, 1995; Raga, 1995).
Por eUo, y a pesar de la documentación de algunos abandonos y destrucciones (Grau, 1998,3 17;
Grau y MorataUa, 1997, 233-234), lo que se produce, a nivel general, es un aumento considerable del número de asentamientos, consolidándose una organización jerarquizada en los distintos
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LIMITES Y FRONTERAS EN EDETANIA
249
territorios ibéricos (Bonet y Mata, 1995 a, 168-169; Grau, 1998, 318; Martí Bonafé, 1998, cap.
VIJ.l; Mata, 2000, fig. 2, 2; Mata y Martí Bonafé, 1993, 407).
Lo incipiente de la información publicada impide llegar a un conocimiento detallado sobre
el funcionamiento de los territorios, pero sí es posible apreciar una distribución regular de las
ciudades ibéricas en Edetania y Contestania, mientras que los asentamientos mayores de 4 ha
escasean al Norte del río Millars. Circunstancia que, al menos por lo que respecta a la franja costera, no es achacable a una laguna en la documentación, sino que parece responder a un patrón
de asentamiento diferente (Oliver, 1996, 9 1-1 20) (fig. 4).
Parafraseando a Tarradell ( 1974), un aspecto todavía poco valorado en relación con el poblamiento ibérico es la existencia de cuevas, santuario o refugio, a pesar de algún trabajo reciente
(González Alcalde, 1993). Sin embargo, un simple catálogo de cuevas refleja una importante
concentración de las mismas en las comarcas centrales del Pais Valenciano, sobrepasando
ampliamente el Xúquer/Júcar, al Sur, pero sin alcanzar el Millars por el Norte (Abad, 1987, 163;
González Alcalde, 1993, 67). Este aspecto de la religiosidad debe completarse con el estudio de
otros espacios como santuarios, templos urbanos y capillas domésticas, puesto que las investigaciones referidas a espacios geográficos concretos pueden mostrar pautas específicas. Así, por
ejemplo, j unto al hecho bien conocido de la ausencia de santuarios en Edetania (Bonet et alii,
1994, 119-120), se constata la presencia de un templo urbano, varias capillas domésticas y una
sola cueva en el territorio de Edeta (Bonet y Mata, 1997) frente a las 8 cuevas catalogadas de la
comarca de Kelin.
Los sistemas de escritura utilizados por los iberos también permiten establecer algún tipo de
regionalización. Así, el alfabeto oriental se emplea al Norte del Xúquer/Júcar, mientras que los
sistemas meridional y greco-ibérico no alcanzan dicho río (Fletcher, 1985, 288; Hoz, 1985-86,
285; Untermann, 1984, fig. 10). Los soportes empleados y, por consiguiente, su funcionalidad
añaden un factor diferenciador, como por ejemplo La escasez de plomos escritos al Norte del
Millars frente a una importante presencia de lápidas funerarias con escritura ibérica (Arasa,
J995; Fletcher, 1985, 293; Oliver, 1995, 113-l 14).
Otra variable a considerar, por su carácter excepcional, es la decoración pintada compleja
sobre cerámica. La decoración del llamado estilo Elx/Archena no sobrepasa el límite del
Xúquer/Júcar (Santos Velasco, 1992, tig. 4), mientras que el estilo narrativo supera tanto el
Millars, hacia el Norte, como el Xúquer/Júcar, hacia el Sur (Arasa, 1995; Tarradell y Sanmartí,
1980, 314). No obstante, ambos estilos ya no se pueden considerar conjuntos con un origen
único, sino que existen focos de producción diferenciados pudiéndose establecer áreas de distribución más concretas (Abad y Sanz, 1995; Aranegui et alii, 1997 b; Mata, 1997; Mata et alii,
2000; Pérez Ballester y Mata, 1998).
Todos los aspectos analizados hasta aquí, muestran la existencia, desde la prehistoria reciente, de una regionalización en la que las comarcas valencianas meridionales presentan una dinámica asociada a los procesos históricos del Sur de la península lbérica tales como el mundo argárico y el período orientalizante. Los diferentes elementos considerados, y otros muchos que se
podrían haber utilizado, nunca se ajustan a los limites asignados a las regiones Conteslania y
Edetania, superponiéndose en muchas ocasiones, por lo que al parecer marcan más bien las di fe-
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250
CoNSUEW MATA PARREJ\10
·•
o.daducv.••
Fig. 4.- Ciudades ibéricas valencianas.
- 250--
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LÍMITES Y FRONTERAS EN EDETANIA
251
rencias existentes entre los Iberos del Sur y los del Norte (Ruiz Rodríguez y Molinos, 1993, cap.
6.2), que entre contestaDos y edetanos.
1.2. EL LÍMITE OCCIDENTAL
Ninguna de las referencias literarias permite señalar con claridad la extensión de la regio
Edetania hacia el interior, pues tanto Avieno como Estrabón se limitan a describir la costa y sólo
Pünio habla de la existencia de una "laguna que penetra hasta los celtíberos" (Uroz, 1983, 1114).
En la actualidad, apenas hay razones para variar la propuesta de límites hecha por Uroz
(1983). Las matizaciones podrían hacerse respecto a la inclusión de las comarcas de Los
Serranos y Alto Palancia, pero los datos siguen siendo insuficientes y no pueden excluirse con
seguridad (Bemabeu et alii, 1987, 138). No se puede decir lo núsmo de la comarca de La Plana
de Utiel, sobre la que la información existente confirma su carácter ibérico, pero no edetano.
Los argumentos que se pueden esgrimir son múltiples y, de entre eiJos, no se puede obviar
el factor geográfico. La Plana de Utiel constituye un ambiente claramente diferenciado de la llanura costera, pues es un apéndice de la submeseta meridional castellana, desgajada de la misma
por el río Cabriel, que bascula de Noroeste a Sureste entre los 900 y los 600 m s.n.m.. La unidad
morfoestructural más importante es un llano central con los relieves más importantes situados al
Noreste (Sierras del Tejo y Malacara); su clima es mesomediterráneo seco con cierta tendencia
a la continentalidad (Cendrero el a/ii, 1986; Piqueras, 1990). Estas condiciones geográficas, sin
ser determinantes, significan recursos diferentes y, probablemente, una estrategia distinta en la
ocupación del territorio.
Fue éste uno de los motivos para iniciar un proyecto de investigación sobre la organización
del poblamiento ibérico en dicha comarca (3). Y, aunque poco se puede avanzar sobre ella puesto que los trabajos se encuentran en curso de elaboración, sí que pueden aportarse datos más concluyentes referidos a la presencial ausencia de determinados elementos, cuya distribución sirve
para marcar las diferencias entre los Iberos de la costa y los del interior.
El patrón de asentamiento adquiere ciertas peculiaridades debido a las características geográficas de la zona. Los poblados se sitúan preferentemente en cotas medias y bajas; los recintos son escasos y parece existir un elevado porcentaje de hábitat disperso (Mata et a/ii, e.p.).
La ceca ibérica de Ke/in ha sido localizada en el asentamiento de Los Villares (Ripolles,
1982, 407, mapa 30), el yacinúento más grande de la comarca. Su acuñación fue muy reducida
tanto en cantidad como en cronología y su distribución se limita a los asentamientos de su territorio, a excepción del Pico de los Ajos (Yátova, Valencia). Los escasos baUazgos publicados con
posterioridad a 1982 no hacen sino confirmar esta dispersión (Arroyo et alii, 1989, 384 y 385;
Iranzo, 1990, 26).
(3) Ver nota 2. A todo ello hay que sumar el estudio sobre el poblamiento de la Serrania de Cuenca realizado por E. Marín
Rubio (1997) y que permanece inédito.
- 251-
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252
CONSUELO MATA PARJI.ERO
La asociación moneda/territorio no sólo avala la ibericidad de la comarca sino que, según la
hipótesis que se propone, es un argumento a favor de considerar esta área como no edetana, puesto que como sefiala Knapp (1977, 79) las regiones son unidades fiscales y militares que pueden
reforzarse con una acuñación. En efecto, si se tienen en cuenta las cecas localizadas con seguridad en e1 País Valenciano, se puede ver cómo, a diferencia de otras zonas, sólo existen tres y cada
una de ellas, de acuerdo con la línea argumental, se sitúa en una regio diferente: Arse en
Edetania, Saiti en Contestania y Kelin en un área todavía innominada (fig. 4). Reforzando esta
argumentación se encuentran los análisis metalográficos realizados sobre monedas ibéricas. De
acuerdo con ellos, los cospeles empleados por la ceca de Kelin presentan una aleación binaria de
cobre y plomo, al igual que los de Obu/co y algunas monedas de Castulo e l kale(n)sken. Como
sugieren Ripolles y Abascal (1995, 139, 147- 148), esta composición binaria distinta a la de las
demás cecas peninsulares puede ser una de las caracterlsticas propias de los Iberos del interior.
Éstos, al menos en lo que a la provincia de Cuenca se refiere, llegan con seguridad hasta el rfo
o
10
20km
Fig. 5.- Distribución de cerámicas con decoración impresa en las comarcas centrales del País
Valenciano (equidistancia curvas de nivel200 m): 1, Kelinl Los Villares; 2, Casilla GateU (Sinarcas);
3, Cerro Carpio (Sinarcas); 4, Cerro de San Cristóbal (Sinarcas); S, El Molón (Camporrobles); 6,
Peña Lisa (Fuenterrobles); 7, Cerro de la Peladilla (Fuenterrobles); 8, Umbrfa de la EsteriUa
(Requena); 9, El Moluengo (Villargordo del Cabriel); 10, Covarrobles (Fuenterrobles); 11, CasiUa
del Cura (Venta del Moro); 12, El Nacimiento (Requena); 13, Edeta/ TSM (Llfria); 14, La Seña
(ViUar del Arzobispo); 15, Cerro Partido (Pedralba); 16,Arse/ Saguntum (Sagunt); 17, La Carencia
(Torís); 18, Pico de los Ajos (Yátova); 19, Camino Casa Zapata (Villargordo del Cabriel); 20, La
Atalaya (Cbelva); 21, Cerro Escorpión (CaUes); 22, Cañada del Pozuelo (Sinarcas).
- 252-
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LÍMITES Y FRONTERAS EN EDETANIA
1
253
2
3
4
-EnQOberolo
Fig. 6.- Producciones de Kelin y su territorio: l , Lebes mediano; 2, Imitación de F. 28 Lamb.; 3,
Plato pequello; 4, Tinajilla con engobe rojo; S, Caliciforme con decoración impresa.
Xúquer/Júcar, zona en la que se sitúa la ceca ibérica de lkale(n)sken (Arroyo et alii, 1989, 385;
Martínez Valle, 1994; Ripolles, 1999; ViUaronga, 1988).
Así mismo, todos los textos escritos encontrados hasta ahora son ibéricos para lo cual sólo
hay que consultar el catálogo publicado por Fletcber ( 1985, 292) en el que aparecen cuatro yacimientos de esta comarca. A este repertorio sólo hay que añadir algunos ejemplares procedentes
de Kelin/ Los ViUares, del Cerro de San Cristóbal (Sinarcas, Valencia) y del Cerro Santo
(Requena, Valencia) (4) (Iranzo, 1988; Mata, 1991, 178 y 179; Mata et alii, 1999 y 2000). Debió
(4) También conocido como Castellar de Hortunas. De él procede un letrero postcocción sobre cerámica ibérica, recuperado
durante la campana de prospección de 1996.
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CONSUELO M ATA PARREÑO
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3-10 • 1-2
10
20km
Fig. 7.- Distribución de cerámicas con engobe rojo en la Plana de Reqoena-Uticl (equidistancia curvas de nivel 200 m): 1, Ke/in/ Los Villares; 2, El Molón (Camporrobles); 3, El Cerrito (Utiel); 4,
Cerro de la Peladilla (Fuenterrobles); 5, Rambla de los Tocares (Reqoena); 6, Rincón de Gregorio
(Caudete de las Fuentes); 7, La Atalaya (Caudete de las Fuentes); 8, P.U.R.-2 (Villargordo del
Cabriel); 9, El Moluengo (Villargordo del Cabriel); 10, Fuente de la Reina (Venta del Moro); 11,
Muela de Arriba (Requena); 12, Villares de los Duques (Requena); 13, Rambla del Sapo (Requena);
14, Loma del Moral (Requena); 15, El Zoquete (Requena); 16, Cerro de la Cabeza (Requena); 17,
Vado Cañas (Cuenca); 18, Casa Guerra (Requena).
de ser un sistema bien arraigado pues todavía en época alto-imperial se escriben pequeños letreros en ibérico (Martínez Valle, 1993) (5).
(5) En base a ello, Burillo (1998, 128- 129) ha recti ficado los límites propuestos porUntermann (1995, mapa 1) para la leogua celtibérica.
-254-
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LfMITES Y FRONTERAS EN EDETANIA
255
En cuanto a los materiales cerámicos hay que considerar necesariamente la distribución de
la decoración impresa, técnica totalmente ajena a los Iberos de la costa a excepción de Catalunya
(Cura, 1971 y 1975; de la Pinta, 1986-89 y 1993, entre otros). Ello no quiere decir que se encuentre totalmente ausente de Los yacimientos costeros, con especial concentración en las ciudades
ibéricas de Edeta (Llíria, Valencia) y Arse (Sagunt, Valencia) (Bonet, 1995, 433-434, fig. 215;
Martí Bonafé, 1994; Mata, 1985 y 1991, 137-140; Mata et aiii, 2000) (figs. S y 6, 5).
Existen otras cerámicas, aunque menos conocidas por estar parcialmente inéditas, que pueden considerarse como características de Kelin y su territorio. Se trata de una variante de plato
pequeño, de superficies pulidas, con acanalados o incisiones por el exterior (Mata, 1991, 142,
fig. 46, 13- 15 y 18) (fig. 6, 3); una imitación de la F 28 Lamb. con decoración pintada (Bonet y
Mata, 1988, fig . 7, 2 y 6; Mata, 1991, 103, fig. 54, 10) (fig. 6, 2); una variante de lebes mediano, de superficies pulidas, decorado bien con impresiones, bien con un suave baquetón en el tercio superior (Mata, 1991, fig. 34, 3) (fig. 6, 1); y, fmalmente, recipientes de pequeflo y mediano
tamaño cubiertos con engobe o barniz rojo (Mata, 1991, 140-1 41 ; Mata et alii, 2000) (figs. 6, 4;
7).
También son significativas Las ausencias, como por ejemplo la del kalathos, tipo realmente
escaso en Kelin/ Los Villares y su territorio. Cuando éstos aparecen o bien tienen características
propias similares a la del lebes descrito con anterioridad, es decir, superficies pulidas y decoración de baquetones en el tercio superior, o bien se pueden considerar como importaciones costeras (Mata, 1991, 75).
Todos estos argumentos nos inclinan a considerar que esta comarca, cuya capitalidad ostenta Kelin, más la franja comprendida entre los ríos Cabriel y Júcar, no pertenece a La regio
Edetania sino a otra u otras etnias ibéricas de nombres desconocidos o en discusión. La identificación que se hizo, en su día, con los olcades (Uroz, 1983, 24 y 25; Bemabeu et alii, 1987,
139), y que Almagro Gorbea, ha vuelto a proponer recientemente (Almagro Gorbea, 1999, 37),
pasa por aceptar que éstos sean un pueblo ibérico y no celtibérico, hecho este último que empieza a ponerse en duda puesto que Las fuentes tampoco son explícitas al respecto (Almagro Garbea,
1969, 155-162; Burillo, 1998, 153).
II. EL TERRITORIO DE EDETAI TOSSAL DE SANT MJQUEL
A lo largo de las páginas anteriores, se ha intentado mostrar lo impreciso del término
Edelania referido a los límites propuestos por las fuentes clásicas. No se han podido encontrar,
basta ahora, en una región tan amplia elementos comunes de carácter ideológico, económico,
militar o político que permitan hablar de una realidad étnica o sociopolítica (Mano, 1991 , 15).
Sin embargo, el panorama cambia sustancialmente si se circunscribe a áreas mucho más pequeñas.
En lo que se refiere al Ibérico Pleno (siglos l V-m a.C.), la Arqueología muestra la existencia de al menos cuatro ciudades dentro de la Edetania romana, espaciadas entre veintiocho y
treinta kilómetros en línea recta, distancias que se mantienen constantes si se tienen en cuenta
- 255-
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256
CONSUELO MATA PARREÑO
otras ciudades ibéricas valencianas (fig. 4). Los territorios obtenidos mediante los polígonos de
Tbiessen tienen superficies similares a las de las poleis griegas, es decir, de tamaño ideal para
controlar un territorio de forma efectiva y eficaz de acuerdo con los medios de transporte existentes en la época (Duthoy, 1986, 10-12; Mann, 1991, 25-26; Renfrew, 1975, 13-14).
Se cübuja, así, un mosaico de territorios con cümensiones similares en el que ningún dato
permite suponer el dominio de una ciudad sobre otrals. Más bien al contrario, parecen situarse
en un plano de igualdad, manteniendo contactos pacíficos entre sí, como demuestran diversos
materiales que se analizarán a continuación (Mata et alii, 2000). Ello no es óbice para que consideremos este panorama como estático y permanente. Con seguridad, evolucionó a lo largo del
tiempo y, probablemente, pucüeron desarrollarse pactos y alianzas entre territorios que no han
dejado huella en el registro arqueológico.
De todos estos territorios, sólo del de Edeta se puede hacer un estudio en profundidad, aunque otros presentan indicios suficientes como para suponer que se organizan autónomamente, tal
es el caso de Arse, Kelin, Saiti o La Serreta (Martí Bonafé, 1998; Mata et alii, e.p.; Pérez
Ba11ester y Borreda, 1998; Grau, 1998).
De todos ellos, el único centro perteneciente a la regio Edetania es Arse/ Saguntum, ciudad
amplíamente citada en las fuentes por ser la causa detonante de la 2a Guerra Púnica. Tito Livio,
al narrar los avatares del asedio a la ciudad, cita la existencia de un pretor y un senado como instituciones de gobierno (Uroz, 1983, 167-168). Independientemente de la interpretación que se
pueda dar a ambas instituciones, está claro que se trata de una organización distinta a la que
representaba el régulo Edecón y, por ello, autónoma. Además, es una ciudad que acuña moneda
desde finales del siglo
a. C. con las leyendas arsesken y arse.etar.kiterter. Todos los ftlólogos
están de acuerdo en considerar los sufijos -sken y -etar como las formas utilizadas para señalar
a los habitantes de una ciudad y/o su origen étnico (Ripolles, 1992-93; Siles, 1985, 69-70;
Untermann, 1992, 25), con lo que se detecta una clara voluntad de diferenciarse de los habitantes de otros territorios. Además, salvando las distancias cronológicas, se puede ver cómo los
límites trazados mecüante los polígonos de Thiessen alrededor de Arse/ Saguntum coinciden, a
grandes rasgos, con la distribución de lápidas romanas (Beltrán Lloris, 1980, mapa 2) y en cuyo
interior se empieza a intuir una organización territorial propia (Martí Bonafé, 1998) en la que se
dibuja una clara línea fronteriza de atalayas entre Arse y su vecina Edeta (fig. 8).
Pero estas reflexiones no dejan de ser mas que unos breves apuntes sobre lo que un estudio
más detallado de este territorio, como el llevado a cabo en Edeta, podría proporcionar.
El espacio, de unos 900 Km\ en el que se desarrolla el poblamiento articulado alrededor de
Edeta tiene unos limites geográficos bien definidos (Bonet, 1995, 51 -53) (fig. 8) con las sierras
mesozoicas que constituyen las últimas estribaciones del Sistema Ibérico por el Norte y Oeste;
el vaUe medio-bajo del río Túria al Sur; y la llanura aluvial costera al Este.
En su interior se han localizado cincuenta asentamientos datados entre fmales del siglo V y
el primer cuarto del U a. C., es decir en el horizonte Ibérico P leno, y cuya evolución puede
seguirse sin interrupción desde el siglo Vlll a.C. (Bonet y Mata, 2001). Este hábitat se estructura jerárquicamente en tres tamaños (Bemabeu et alii, 1987; Bonet y Guérin, 1989; Guérin el alii,
1989):
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LÍMITES Y FRONTERAS EN EDETANIA
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20km
• Ciudad ()Aldea • Caserfo .A Atalaya 8 Alfar ® Puerto/fondeadero © lndet.
Fig. 8.- El poblamiento de los territorios de Edeta y Arse durante el Ibérico Pleno (según Bonet y
Mata, 2001 y MartíBonafé, 1998) (equidistancia curvas 200m): J , Tossal delBardinal (Liiria); 2, El
Caballó (Lifria); 3, Els Tres Pies (LUria); 4, Castellet de Bernabé (Liíria); 5, El Castellar (Casinos);
6, La Cúa (Casinos); 7, Pico de los Serranos (Pedralba); 8, Corral de Ajau (Pedralba).
- Un asentamiento grande con una superficie entre 1O y 15 ha.
- Cinco asentamientos medianos entre 0,5 y 2 ba.
-Veintisiete asentamientos pequeños entre 500 y 2500 m2 •
- Y diecisiete sin limites claros.
De acuerdo con los datos proporcionados por las excavaciones realizadas en siete de estos
yacimientos, a los que se han afiadido otros como la ubicación topográfica, la visibilidad y las
·características de las estructuras defensivas, se ban clasificado en cuatro categorías (fig. 8):
- La ciudad, representada por el Tossal de Sant Miquel, identificado con la antigua Edeta.
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C ONSUELO MATA PAAAI!FIO
Es el asentamiento mayor de toda la zona, cuya ocupación inicial se remonta al Bronce Medio.
Concentra un número excepcional de textos escritos y una variedad de importaciones sin parangón en ningún otro hábitat del territorio. La tradición historiográfica considera que sería la sede
del régulo Edecón (Bonet, 1995, 500-501).
- Los pueblos o aldeas son asentamientos medianos, situados en alturas medias y bajas, con
recinto perimetral pero sin estructuras defensivas adicionales tales como torres, bastiones o
fosos. Se han realizado excavaciones en tres de ellos: Torre Seca (Liíria), La Monravana (Llíria)
y La Seña (Villar del Arzobispo) (Aparicio et alii, 1979, 1983 y 1984; Bonet et alii, 1999;
Fletcher, 1940-41 y 1947; Gil-Mascarell, 1969). En los dos últimos se han localizado estructuras para producción de aceite o vino que confirman, entre otras cosas, su funcionalidad primordialmente agrícola (Pérez Jorda, 2000; Pérez Jorda et a/ii, 1999).
-Los caseríos son pequeños asentamientos entre 1000 y 2500 m2 ubicados en cotas bajas,
también sin estructuras defensivas adicionales al recinto perimetral. Para su estudio se cuenta
con las excavaciones del Castellet de Bemabé (Llíria) en el curso de las cuáles se ha detectado
una gran vivienda de 170 m2 a la que se puede acceder desde el interior del poblado, pero también desde el exterior mediante una entrada de uso exclusivo. En esta vivienda se ha localizado
un espacio dedicado a la molienda, mientras que los demás son una capilla y áreas de actividades domésticas. En los otros departamentos se han identificado almazaras, áreas de molienda,
almacenes y talleres metalúrgicos (Guérin, 1989, 1995 y 1999).
-Las atalayas o fortines son poblados de dimensiones reducidas, entre 500 y 2500 m2, situados en lugares elevados y de dificil acceso. Sus recintos perimetrales suelen estar dotados de una
torre. Se bao hecho excavaciones en dos de ellos: Puntal deis Llops y Cova Foradada (Bonet y
Mata, 1981; Gil-Mascarell, 1970). El primero se ha excavado en su totalidad por lo que aporta
una información excepcional. En su interior el espacio se reparte de forma igualitaria entre diecisiete departamentos, colocados a un lado y otro de un pasillo central. El estudio de sus ajuares
ha permitido establecer diferentes actividades complementarias y no recurrentes. Entre eJJas destaca la ausencia de actividades de transformación agrícola, a excepción de la molienda, y la existencia de dos departamentos dedicados a actividades cultuales (Bemabeu et alii, 1986; Bonet y
Mata, 1981; Bonet y Mata, 1997).
Los doce fortines conocidos están localizados a lo largo del río y en la entrada de Jos pasos
naturales de las sierras que delimitan el valle medio del Túria, conformando una verdadera frontera cadena pues casi todas ellas están conectadas visualmente entre sí y, a su vez, con eJ lugar
central. De esta forma se crea una red mediante la cual es posible tener a la vista toda la superficie del territorio y controlar Las fronteras con Los territorios limítrofes (fig. 8). Este sistema de
defensa se construyó a finales del siglo V a. C. y fue desmantelado en el primer cuarto del II a.
C., momento en el cual los romanos empiezan a organizar administrativamente Hispania tras las
revueltas del t97 a. C. La destrucción violenta de estos fortines se puede relacionar con el mensaje difundido por Catón entre los iberos en el que ordenaba demoler todas las murallas
(Schulten, 1935), murallas que en el caso de Edeta se identificaban con su red defensiva de atalayas (Bonet y Mata, 1991 , 27-31; Bonet y Mata, 1998, 69-70; Knapp, 1977).
La cerámica es un producto al alcance de cualquier comunidad, por lo tanto, como señala
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LÍMJTES Y FRONTERAS EN EDETANIA
259
More! ( 1983, 67), hay que suponer a priori que su comercialización es básicamente local; las
excepciones se producen en piezas consideradas como de lujo o en los recipientes de transporte.
Por ello, resulta relativamente sencillo diferenciar, en un lote cerámico, los productos procedentes de lugares alejados; sin embargo, es bastante más complicado reconocer el origen de las cerámicas de áreas cuJturalmente próximas o talleres dentro de la producción local. En el caso de la
cerámica ibérica, se pueden llegar a establecer orígenes distintos cuando se cuenta con lotes
importantes de material o con producciones muy bien determinadas, como es el caso de los
ka/athoi (Conde, 1992) o del barniz rojo ilergeta (Junyent y Alastuey, 1991 ), por sólo citar dos
ejemplos bien conocidos.
A pesar de no haberse localizado ningún horno alfarero, la información procedente de siete
asentamientos excavados, más la proporcionada por las prospecciones realizadas, ha permitido
diferenciar tipos y variantes cerámicos de distribución casi exclusiva en el territorio de Edeta, de
tal manera que pueden considerarse corno producciones propiamente edetanas (Bonet, 1995,
435).
Un primer tipo a tener en cuenta es la colmena cerámica, pieza cilíndrica, entre 53 y 58 cm
de altura, con borde diferenciado y superficie interior estriada. Se ha localizado en setenta y
nueve yacimientos, de los que sólo cinco son totalmente ajenos al territorio de Edeta (6).
Diecinueve de estos yacimientos se fechan exclusivamente entre los siglos IV y lll a. C., por lo
que se trata de un fenómeno claramente prerromano, aunque su uso perdure después de la conquista (Bonet y Mata, 1995 b; Mata y Bonet, 1992, 137) (fig. 9, 9).
En segundo lugar hay que considerar sendas variantes de kalathos y /ebes, en ambos casos
con labio plano o moldurado, que sirven de soporte o bien a una decoración geométrica muy
estandarizada o bien a una decoración compleja, narrativa o vegetal. La decoración geométrica
citada se organiza en dos bandas superpuestas, separadas por banda entre filetes, y en cada una
de ellas aparecen series alternantes de zig-zags y tejadillos (fíg. 9, 1-3 y 5). Esta misma composición se puede encontrar también en las tinajillas (Bonet, 1995, 410-411 , figs. 207-209; Guérin,
1995; Mata, 199 1, 75) (fig. 9, 7). Ambos recipientes, sobre todo los que llevan decoración geométrica, están arnpJiamente difundidos por todo el territorio.
Algo semejante sucede con la pátera grande con pie alto, aunque en este caso la decoración
es bastante más simple, compuesta por banda entre filetes tanto en el interior como en el exterior (Bonet, 1995, 414, fig. 21 O; Guérin, 1995; Mata, 1991, 89) (fig. 9, 6 y 8).
Frente a estos tipos cerámicos presentes en la mayor parte de los asentamientos del territorio y en un número importante, están los recipientes con decoración compleja. Se diferencian de
las cerámicas de uso común por su decoración, su concentración en el lugar central y su distribución restringida tanto en el interior del asentamiento como en los poblados dependientes.
La decoración compleja no geométrica se desarrolla a partir de la 2° mitad del siglo m a. C.
en una zona comprendida entre los ríos Segura, al Sur, y Millars, al Norte, y, por el interior, basta
el río Cabriel y bajo Aragón. Dentro de esta moda decorativa que perdura hasta el primer cuarto
(6) A los publicados (Bonet y Mata, 1995 b) hay que añadir uno más- Molino de las Fuentes (Chcra)- al sur del Túria. localizado durante la campana de prospección de 1999.
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CONSUELO M A PARRERO
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Fig. 9.- Algunas producciones edetanas: 1 y 2, Kalathos y lebes de Edeta/ TSM (según 'Bonct); 3 y 4,
Kalathos y lebes de Castellet de Bernabé (según Guérin); S, 6 y 7, Kalathos, pátera y tinajilla de
Puntal deis Llops (Oiocau); 8, Pátera de CastelJet de Bernabé (según Guérin); 9, Colmena de La
Monravana (Lliria).
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LlMJTES Y FRONTERAS EN EDETANIA
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Fig. 10.- l. Tinaja con decoración figurada y letreros pintados de Edeto/ TSM (según Bonet);
2. Tinaja con decoración vegetal de Edeto/ TSM (según Bonct).
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CONSUELO MA PARREÑO
TA
del siglo l a. C., se pueden distinguir tres centros principales de cronología diversa: Edeta entre
el siglo
y el primer cuarto del U a. C., L'AJcúdia (Elx, Alacant) y Cabezo de Alcalá (Azaila,
Teruel) en los siglos ll-1 a. C .. Los proyectos de investigación desarrollados en los últimos añ.os
con el objetivo de estudiar las decoraciones de dos de estos núcleos han puesto de manifiesto que
bajo las clásicas etiquetas "estilos Llíria/ Oliva y Elx/ Arcbena", acuñadas a principios de siglo
(Aranegui, 1974), se oculta una realidad mucho más diversificada de lo que inducen a pensar los
extremos geográficos de estas denominaciones.
Por lo que respecta al conocido como estilo Llíria/Oliva, la catalogación minuciosa y el estudio analítico de sus decoraciones en el Tossa1 de Sant Miquel han venido a demostrar la personalidad de las mismas frente a otras incluidas en la misma denominación. Estas decoraciones, tal
y como se han definido recientemente (Aranegui et alii, 1997 a y b; Pérez Ballester y Mata,
1998), se caracterizan por tener un repertorio formal limitado, dedicado al almacenaje en grandes y medianas cantidades - tinajas, tinajillas, lebetes, kalathoi- junto a algún recipiente de vaj illa de mesa - platos, botellas, jarros- . Las decoraciones figuradas se desarrollan a lo largo de una
banda, situada en el tercio superior de la pieza, y las escenas se disponen en un único plano con
un inequívoco carácter narrativo; las decoraciones vegetales, sin abandonar la banda, adoptan en
mayor medida una composición metopada (fig. 10). Se han podido diferenciar, dos estilos en
base a la asociación de motivos y a su modo de realización:
- Estilo 1: figuras humanas y animales, en tinta plana, de factura tosca; con escasa decoración secundaria pero abundante de tipo complementario.
- Estilo ll: motivos perfilados y abundante decoración secundaria (fig. 10);
También se pueden llegar a distinguir talleres o manos de acuerdo con el tipo de escenas y
su diseño (Bonet, 1995, 440 y 443).
Otra de las características propias de estas decoraciones es la presencia de letreros pintados
en cualquiera de los dos estilos diferenciados, lo que les confiere un valor ideológico añ.adido
(fig. 1 1).
Esta cerámica con decoración compleja se encuentra desigualmente distribuida entre Los
ciento treinta y un departamentos excavados en el Tossal de Sant Mi que!. Sólo un 4 7% posee
recipientes con estas decoraciones; de este porcentaje un 14% acumula entre cinco y doce ejemplares, mientras que el resto sólo tiene entre uno y tres. El máximo de doce se da en un único
departamento (Mata, 1997, 43-45).
En los asentamientos circundantes también se distribuye esta cerámica, pero en número infinitamente menor (222 recipientes frente a 5/6 como máximo). Fuera de las fronteras edetanas,
existen algunas piezas importadas, sobre todo, en asentamientos de grandes dimensiones (fig. 11).
En definitiva, se trata de un territorio con un poblamiento bien estructurado y delimitado por
una frontera en cuyo interior se distribuyen de forma igualitaria alg-unos medios de producción
-colmenas- y los bienes de consumo -lebetes, ka/athoi, páteras- , mientras que Los bienes de
prestigio muestran una circulación bastante más restringida (7).
m
o,
(7) L.a cerámica de importación se comporta de fonna similar, pero no se incluye aquí porque eUo supondría utilizar datos inéditos no siempre al alcance de la autora (Bonet y Mata, 1998; Mata y Burriel, 2000).
- 262-
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LÍM ITES Y FRONTERAS EN EDETANIA
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Fig. 11.- Distribución cerámica con decoración compleja del grupo Tossal de Sant Miquel y letreros
pintados sobre cerámica en el País Valenciano: 1, Edeta (Liria); 2, Puig de la Misericordia (Vinarós);
3, Pou Neriol (Cervera del Maestre); 4, Torre del Mal Paso (Castellnovo); S, Arse/ Saguntum; 6,
Puntal dels Llops (Oiocau); 7, CasteUet de Bemabé (Llíria); 8, Torre Seca (Llíria); 9, La Sella (VUlar
del Arzobispo); 10, Villaricos (Bugarra); 11, La Monravana (Llírill); 12, Cova Foradada (Llíria); 13,
Kelin (Caudcte de las Fuentes); 14, CasteUar de Meca (Ayora); 15, L' AJcúdia (Eix); 16, TorreUó del
Boverot (Aimassora); 17, El Solaig (Betxí).
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CONSUELO MATA PARREÑO
ID. CONSIDERACJONES FINALES
En definitiva, la hipótesis que se plantea en este trabajo es que el término Edetania tiene dos
acepciones distintas correspondientes a dos realidades. En primer lugar, el concepto de regio que
transmiten las fuentes corresponde a unos límites geográficos no siempre precisos que, a doras
penas, se justifican con rasgos culturales propios en los que se pueda reconocer a Los edetanos
como entidad étnica. Todos los indicadores que se pueden utilizar o no alcanzan o rebasan
ampliamente los límites geográficos propuestos; difícilmente se pueden hallar elementos sincrónicos y casi ninguno de ellos se refiere a la etapa iberorromana. Por tanto, esta división ad~
nistrativa debió responder a un criterio geográfico más que étnico y estuvo apoyada por las acuñaciones de Arse/ Saguntum (Knapp, 1977, 69 y 79).
En segundo lugar, la filología apunta La posibilidad de que se haya utilizado el nombre de
un lugar- Edeta- para denominar a uD colectivo - edetani-, a UD territorio - Edetania- y a su epónimo - Edecón- (Untermann, 1992, 21 ). La Arqueología ha permitido delimitar, con bastante
precisión, este territorio prerromano en el que pueden rastrearse Jas cuatro fuentes del poder
social definidas por Mann ( 1991 , 15):
- Las relaciones ideológicas están representadas, entre otras cosas, por las decoraciones
complejas, sobre todo las narrativas cuya iconografla muestra a las jerarquías edetanas en actividades de carácter colectivo e individual (danzas, enfrentamientos, cacerías). Su circulación restringida refuerza su calidad de cerámica de prestigio con fuerte carga ideológica. También la
escritura, algunas veces asociada a la cerámica, marca la diferencia entre la ciudad y los asentamientos dependientes (Fletcher, 1985, 292) (fígs. lO, 1; 11 ).
-Las relaciones económicas han quedado demostradas tanto por la especialización de los
asentamientos, como por la distribución de algunos productos cerámicos, sobre todo de las
colmenas porque es el testimonio indirecto de una actividad productiva como la apicultura
(fig. 9, 9).
- Las relaciones militares y políticas se han podido establecer a través de la estructuración
del poblamiento y de la construcción de una red fronteriza a finales del siglo V a. C., frontera
que constituye una clara voluntad de diferenciarse de sus vecinos (fig. 8).
Reforzando esta segunda acepción, y aunque se trata de fuentes tardías, se encuentran las
seis lápidas romano-imperiales en las que aparece el etnónimo edetano (Bonet, 1995, 497-498)
(8). De las seis, dos proceden de la actual Llíria y sus alrededores; una tercera hace referencia a
un ciudadano nacido en Edetal Llíria (AltOldy y Halfmann, 1973, 55-59); tres asocian la etnia
edetana y la tribu Galería. a la que también pertenecían los ciudadanos de Edeta (Alfóldy y
Halfmann, 1973, 21 ); y dos, incompletas, carecen de información complementaria. No deja de
llamar la atención que, en una época tan tardía, las únicas personas que se identifican como edetanas sean, la mayoría, originarias de Edetal Lliria.
En conclusión, las ciudades ibéricas del actual país Valenciano debieron formar una red de
(8) La sexta inscripción en la que aparece el etn6nimo edetano se encontró en las excavaciones del solar de L' Almoína de
Valéncia en 1997 (Marín Jordá el alii, 1999, 30).
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LÍMITES Y FRONTERAS EN EDETANIA
KEUN
EDETA
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ARSE
Pueblos
Ca serios
Fortines/Recintos
Fig. 12.- Las ciudades ibéricas según el modelo de Módulos Estatales Primitivos de Renfrew.
territorios cuyo modelo más próximo es el de los módulos estatales primitivos (MEPs) definidos
por Renfrew ( 1975) (figs. 4 y 12) (9).
Edeta mantiene relaciones económicas con los asentamientos de su territorio como queda
reflejado en la especialización agrícola de muchos de ellos y en la distribución de detenninadas
cerámicas. En el último nivel, los fortines, con escasa dedicación agrícola, podrían estar directamente vinculados a un caserío pues, en algunos casos, se ha podjdo documentar esta proximidad
(Bonet y Mata, 199 1, 31, fig. 13) (figs. 8 y 12).
Además, los contactos con otras ciudades ibéricas también están constatados. Cerámicas con
decoración compleja procedente de Edeta se encuentra en Arse/ Saguntum y Kelin (fig. ll); al
mismo tiempo hay cerámicas impresas de Ke/in, en Arse/ Saguntum, Pico de los Ajos, Edeta y
algunos asentamientos de su territorio (Bonet, 1995, 433-444; Martí Bonafé, 1994, 208; Mata,
1985, 177; Mata et alii, 2000) (fig. 5).
Ninguno de estos MEPs llegó a tener supremacía sobre los demás, proceso que si estuvo en
marcha no dejó huellas en el registro arqueológico y, en cualquier caso, quedó abortado por la
intervención romana. En conclusión, Edetania entre finales del siglo V y el primer cuarto del
siglo TI a. C. se circunscribía al territorio controlado por el Tossal de Sant Miquel (Bemabeu et
alii, 1987; Guérin et alii, 1989), mientras que a partir de esa fecha pasa a denominar un espacio
geográfico mayor con la paradoja de que será Arse/ Saguntum la ciudad que acuñe moneda y no
Edeta.
(9) En la 1Taula Rodona Internacional "'Territori politic i territori rural durant l'Ednt del Ferro a In Mcditcm\nia Occidental"
celebrada en Ullastn:t, c:n Mayo de 2000, Joan Sanmartí C<~:puso una hipótesis similar para los territorios costeros de Catalunya.
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