El redescubrimiento de la inscripción métrica del obispo Sefronius de Segobriga (IHC 165 + 398; ICERV 276)
Rosario Cebrián Fernández
Ignacio Hortelano Uceda
2016
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Archivo de Prehistoria Levantina
Vol. XXXI, Valencia, 2016, p. 305-317
ISSN: 0210-3230 / eISSN: 1989-0508
Rosario CEBRIÁN FERNÁNDEZ a e Ignacio HORTELANO UCEDA b
El redescubrimiento de la inscripción métrica
del obispo Sefronius de Segobriga
(IHC 165 + 398; ICERV 276)
RESUMEN: La historia de las excavaciones en el cerro de Cabeza de Griego (Segobriga, Saelices, Cuenca)
está ligada al hallazgo casual en 1760 de varios fragmentos de la inscripción funeraria del obispo Sefronius.
Su descubrimiento desencadenó el inicio de los trabajos arqueológicos en la denominada basílica visigoda
entre 1789 y 1790, encontrándose el resto de las piezas que completaban el texto métrico cincelado sobre
la tapa de su sepulcro. Todos los fragmentos de aquella lápida se perdieron pero la fortuna ha querido
reencontrar algunos de ellos en la casa que fue de la familia Martínez Falero en Saelices durante unas obras
de rehabilitación.
PALABRAS CLAVE: inscripción cristiana, obispo Sefronius, Segobriga.
The rediscovery of the metric inscriptionof Bishop Sephronius of Segobriga
(IHC 165 + 398; ICERV 276)
ABSTRACT: The history of excavations at Cabeza de Griego (Segobriga, Saelices, Cuenca) is linked to the
casual finding in 1760 of several fragments belonging to the funerary inscription of Bishop Sephronius. This
discovery encouraged the commencement of the archaeological works in the so-called Visigoth basilica,
carried out between 1789 and 1790. In them the rest of the pieces that completed the metric chiselled
text over the top of his tomb was discovered. All fragments of that tombstone were lost subsequently, but
fortunately some of the fragments have been rediscovered in the Martínez Falero’s family home as the
building was being restored.
KEYWORDS: Christian inscription, Bishop Sephronius, Segobriga.
a Universidad Complutense de Madrid.
marcebri@ucm.es
b Arqueólogo.
ignacio.hortelano@gmail.com
Recibido: 14/10/2016. Aceptado: 13/12/2016.
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La inscripción métrica IHC 165 + 398, ICERV 276 se halló fragmentada en siete partes y en fechas distintas
en el solar de la denominada basílica visigoda de Segobriga. El archivero de la Orden de Santiago en
Uclés, Juan Antonio Fernández, que participó en su excavación entre los años 1789 y 1790, dibujó la lápida
funeraria de Sefronio y numeró todos los fragmentos (Ms. RAH-9-7953-1/51 y ms. RAH 11-8109-4j).1 A
ellos nos referiremos para la identificación de las piezas reencontradas en este artículo. Fernández indicó
en ese boceto que los nº 1, 2 y 3 se hallaron en 1760 y los tres restantes el día 4 del mes de enero de 1790,
desconociendo el hallazgo con anterioridad del fragmento que permitía completar el texto epigráfico con
indicación de la fecha de defunción del obispo2 (fig. 1).
La crónica del descubrimiento de los diferentes fragmentos de la lauda métrica de Sefronio es la
siguiente.3 En 1760 se encontró, de manera fortuita, la parte superior de la losa sepulcral del enterramiento
del obispo (fragmento nº 1) por un vecino de Saelices, Lucas Falero, cavando en un terreno cercado al
norte del cerro de Cabeza de Griego en busca de una piedra para hacer una pila. Ese mismo año o poco
después se descubrieron otros tres fragmentos más, los fragmentos nº 2, nº 3 y el ángulo inferior izquierdo
de la lauda métrica.4 Las piezas, siguiendo el relato de Capistrano de Moya (1795: 3-4), fueron a parar a
Montalbo, donde Francisco Fuero (Ms. RAH-9-7567-I-13) las copió en 1771, salvo el fragmento nº 2, que
debió permanecer en poder de Vicente Martínez Falero en Saelices.
Mientras los fragmentos nº 4, 5 y 6 se recuperaron durante los trabajos de excavación a finales del siglo XVIII
en Segobriga, que pusieron al descubierto la basílica visigoda en uno de los suburbios de la ciudad. Fernández,
testigo del hallazgo, señaló que estos fragmentos se encontraron en la esquina noreste del aula (AHN: legajo
3193, nº 127), formando parte de un relleno de nivelación, vinculado a la construcción de una escalera de la
cuarta fase del templo, fechada en el primer tercio del siglo VII.5 De manera que la tapa del sepulcro de Sefronio
con texto epigráfico no se halló asociada a ningún enterramiento y estaba amortizada en aquella fecha.
En el Acta original del hallazgo de las reliquias de obispos en Cabeza de Griego, firmada por todos
los que fueron testigos del descubrimiento y autentificada por Fernández como notario, de fecha 14 de
diciembre de 1789, se dice que Vicente Martínez Falero, alcalde de Saelices, le presentó a Antonio Tavira,
Prior del Monasterio de Uclés, en la visita que cursó a Segobriga el 17 de octubre de aquel año tres
fragmentos de una lápida de alabastro (blanco) con vetas azules, y en el mayor grabado en letras góticas
el nombre de un Sefronio Obispo (Ms. RAH-11-8167-74), que correspondían a los fragmentos nº 1, 2 y 3.
Sabemos así que los fragmentos de la lápida de Sefronio, incluidos los que se hallaban en Montalbo
(fragmentos nº 1 y 3), salvo la pieza con indicación de la Era de la muerte, se encontraban en poder de la
familia Martínez Falero a finales del año 1789, aunque presumiblemente nadie los volvió a ver. Capistrano
de Moya cuenta a Antonio de Capmany, Secretario de la Real Academia de la Historia, que no pudo copiar
la inscripción, a pesar de cursar tres visitas entre enero y mayo de 1795 a Saelices, ante la negativa de
Juan Francisco Martínez Falero a mostrársela. Le indica que la pieza seguía depositada en la ermita de
San Ildefonso, sita en el barrio de los Arenados, el 27 de abril de aquel año, a donde se había trasladado
junto con los hallazgos arqueológicos de las excavaciones realizadas unos años antes en la basílica y que
poco después la lápida se llevó a las casas del L.D.J.F.F. A.D.L.R.C.,6 cuyas iniciales deben desarrollarse
Licenciado Don Juan Francisco (Martínez) Falero, Abogado De Los Reales Consejos.
1 Los manuscritos de J. A. Fernández sobre la excavación y hallazgos en la basílica visigoda de Segobriga están recogidos en
Abascal y Cebrián, 2006: 204-209.
2 Sobre este fragmento y la revisión de la fecha de muerte del obispo Sefronio, cf. Abascal y Cebrián, 2006: 283-294.
3 Sobre las circunstancias del hallazgo de esta inscripción, cf. Almagro Basch, 1983a: 291-316; ídem, 1983b: 394-44 e ídem, 1984: 20-21.
4 Las fechas de 1760 y 1790 aportadas por J. A. Fernández para el hallazgo de los fragmentos de la lápida de Sefronio fueron
copiadas por todos sus editores, incluido Hübner. Sin embargo, Capistrano de Moya (1792: 8-10) señala que sólo el fragmento nº
1 apareció en 1760, produciéndose el hallazgo de los tres fragmentos en 1768.
5 Una propuesta de evolución del edificio a partir de los datos arqueológicos en Cebrián y Hortelano, 2015: 402-447.
6 Capistrano de Moya, 1795: 26-27. En el proceso abierto por el Obispo de Cuenca, Felipe Antonio Solano, sobre los hallazgos en
la basílica de Cabeza de Griego (1790), el labrador que había encontrado de manera fortuita la inscripción de Sefronio, en 1760,
declaró que los seis fragmentos del epígrafe se encontraban en la ermita de San Ildefonso. Sobre ello, Almagro Basch, 1983b: 90.
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Fig. 1. Dibujo de la inscripción
métrica del obispo Sefronio realizado
por J. A. Fernández (1790: 97).
A partir de aquí, se pierde la pista de los fragmentos de la inscripción7 hasta que en el marco del control y
seguimiento arqueológico en curso de las obras de rehabilitación de la casa-palacio Martínez Falero en Saelices
(Cuenca),8 se han localizado los fragmentos nº 1, 2, 3 y 5 de la lápida funeraria del obispo Sefronius. Las piezas
se han reencontrado reutilizadas en los muros de fábrica y alero de una reforma en la vivienda datada en la
primera mitad del siglo XX, fecha en la que se añadió una planta bajo cubierta para su uso como palomar.
7
Hübner recogió la inscripción en 1871 en su corpus de Inscripciones Cristianas de España dándola por perdida, mientras que Fidel
Fita y Juan de Dios de la Rada y Delgado (1889: 113) en su visita a Cabeza de Griego en 1888 pensaron que la lápida de Sefronio
y los monumentos epigráficos hallados en la basílica visigoda fueron destruidos cuando la ermita de San Ildefonso fue devastada
hacia 1836 durante la Guerra de la Independencia.
8 El proyecto de rehabilitación de la casa-palacio Martínez Falero para hospedería y Museo rural (fase 1) está promovido
por el Ayuntamiento de Saelices con financiación de la Excma. Diputación Provincial de Cuenca. Son autores del proyecto
arquitectónico, D. José Ángel Arquero López y D. Javier Arquero Avilés, y del proyecto de seguimiento arqueológico, D. Ignacio
Hortelano Uceda.
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1. CIRCUNSTANCIAS DEL HALLAZGO
La denominada Casa-Palacio de los Martínez Falero es una de las escasas construcciones de carácter
señorial del siglo XVII existentes en la población de Saelices (Cuenca). La vivienda está situada
en la calle de la Sierra nº 7 y ocupa un gran solar de 1.091 m2, que describe una planta en L cuyo
extremo sureste está ocupado por la casa y el resto por suelo no construido en el que se acumulan
escombros y vegetación. A mediados del año 2015, el inmueble fue cedido por los herederos del linaje
al Ayuntamiento, comenzando las obras para su rehabilitación y uso como recurso cultural y turístico
en julio de 2016.
La vivienda principal presenta fachada exterior emplazada al este y abierta a la calle de la Sierra y
fachadas interiores al patio trasero orientadas al norte y al oeste. La única medianera es la sur, que colinda
con la propiedad vecina. La fachada mide 15,44 m de longitud. Su profundidad en esta ala es de 9,60 m,
alcanzando 15,93 m de profundidad máxima en su lateral norte, al que se adosa un cuerpo de una sola altura
de construcción reciente, que mide 18,04 m de longitud y 4,24 m de anchura.
En la fachada principal del edificio destaca la portada de sillería con dintel adovelado enmarcada
lateralmente por sendas pilastras. Presenta frontón partido rematado por elementos espiraliformes, que
encuadran el escudo nobiliario de la familia Martínez Falero, en marco moldurado, flanqueado por dos
pináculos triangulares con remates esféricos. El escudo familiar se ciñe entre tenantes formados por dos
leones rampantes y se remata con un yelmo coronado con siete plumas. Se identifican, entre otros motivos,
la cruz de la Orden de Santiago y un castillo.
Morfológicamente se trata de un inmueble de dos plantas sobre rasante y planta cambra bajo cubierta,
usada como palomar. Presenta una estructura de muros de carga perimetrales de mampostería formando una
doble crujía en L rematada por cubiertas a dos (fachada) y tres aguas (ala lateral). Aparentemente el edificio
actual corresponde tan sólo a la mitad norte de una construcción original de mayores dimensiones que, en
un momento no determinado, tal vez a inicios del siglo XX, fue dividida y demolida en su mitad sur para la
construcción de la vivienda colindante actualmente existente.
Su distribución interior corresponde a este último momento de uso del inmueble, compartimentado en
varias viviendas aisladas, con tabiquería de ladrillo y pobres pavimentos de baldosa hidráulica. Es entonces
cuando parece construirse la escalera actualmente existente, con peldañeado prefabricado y barandillas de
forja de escasa calidad. En esta reforma se reemplearon los fragmentos de la lauda sepulcral del obispo
Sefronio en la construcción de sus muros.
El aspecto más significativo de la planta bajo cubierta es su total adecuación como palomar llevada a
cabo, según los materiales constructivos empleados, en la segunda mitad del siglo XX. La fecha de 1963
se lee en el suelo del descansillo del último tramo de la escalera de acceso al palomar, lo que permite
conjeturar que fue entonces cuando se llevó a cabo su construcción. Se aprecian hasta siete estancias en
torno a un distribuidor central con acceso desde la escalera por medio de un pequeño corredor, cuyas
paredes se encuentran totalmente ocupadas por nidales en forma de nichos cuadrangulares.
Los datos sobre el hallazgo de los fragmentos de esta inscripción son los siguientes:
Fragmento nº 1. Fue hallado roto en dos partes el 22 de agosto de 2016, reutilizado en el ángulo
noreste de la fachada principal de la vivienda. La pieza se utilizó como alero para lo cual había sido
recortada por la parte inferior y laterales, perdiendo algunas letras del texto original en los márgenes
derecho e izquierdo y dos líneas completas y parte de otra en la parte inferior. Apareció con el texto
epigráfico hacia arriba. Para el reaprovechamiento de la inscripción se retallaron y desbastaron las
caras laterales, la inferior y parte de la cara posterior, donde se observa una franja de 13,5 x 11,5 cm
repicada, que constituyó el borde saliente del tejado. Conserva restos de cal en la parte de la pieza
asentada en el muro.
Las dimensiones del fragmento son [41] x [41] x 8,5/4,5 cm. Presenta el pulido original en la cara
frontal y superior, mientras que parte de la cara posterior conserva el desbastado primigenio (fig. 2).
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Fig. 2. Fragmento nº 1 de la inscripción de Sefronio.
El 1 de septiembre de 2016 se localizaron en la fábrica de uno de los pilares de la planta bajo cubierta
tres pequeñas lascas, que presumiblemente corresponden al recorte del fragmento nº. 1 de la inscripción.
Uno de ellos presenta restos de dos letras de dos líneas distintas, el final de un trazo vertical y parte de una
V, que puede pertenecer al final de las líneas 1.5 y 1.6. Un segundo conserva el borde lateral izquierdo de
la lápida con parte de la cara frontal y posterior, mientras que el tercero presenta el pulido y desbastado de
la cara frontal y posterior (fig. 3).
Fig. 3. Piezas correspondientes al recorte del fragmento
nº 1 de la inscripción de Sefronio para su reutilización
como alero:
1) Fragmento con restos de dos letras.
2) Esquirla del lateral izquierdo:
a) cara posterior, b) cara frontal.
3) Fragmento del lateral izquierdo:
a) cara posterior, b) cara lateral, c) cara frontal.
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Fig. 4. Fragmento nº 2 de la inscripción de Sefronio.
Fragmento nº 2. Fue encontrado el día 19 de septiembre de 2016 entre la fábrica de mampostería con
yeso del muro sur del patio trasero. Conserva original la cara frontal pulida, la cara posterior desbastada
y el lateral derecho se presenta desbastado. El fragmento ha perdido la parte superior, donde según el
dibujo de J. A. Fernández conservaba la S final de la línea 1.6. Las dimensiones del fragmento son [24,6]
x [15] x 6,5 cm (fig. 4).
Fragmentos nº 3. Se halló el 1 de septiembre de 2016 formando parte del muro sur de la vivienda,
construido con mampostería de mediano tamaño y yeso. La pieza estaba colocada con el texto
epigráfico hacia arriba y había recibido una pella de yeso, que conserva el negativo de las letras (fig.
5). Durante los trabajos de demolición del muro, la inscripción se rompió en tres partes y numerosas
esquirlas perdiendo parcialmente algunos trazos de letras. El fragmento nº 3 pega con los fragmentos
nº 2 y 5 del dibujo de J. A. Fernández. La pieza mide [35] x [22] x 7,5 cm. La cara frontal está pulida,
la lateral derecha ligeramente desbastada y la posterior desbastada (fig. 6).
Fragmento nº 5. Fue encontrado el día 31 de agosto de 2016 roto en dos fragmentos en la esquina
noreste de la vivienda, muy cerca de donde se halló el fragmento nº 1. La pieza había sido colocada
a modo de atado del muro de fachada con el lienzo oeste. El texto de la inscripción se encontraba
hacia arriba. Las dimensiones del fragmento nº 5 son [46,5] x [23,5] x 7 cm. Presenta la cara frontal
y el lateral izquierdo pulidos, mientras que el lateral derecho está desbastado al igual que la cara
posterior (fig. 7).
Los fragmentos nº 1, 2, 3 y 5 de la inscripción segobrigense fueron custodiados en el interior de la
vivienda o de algún cobertizo en el patio de los Martínez Falero, como lo demuestra el hecho de que
las piezas no presentan ningún signo de deterioro provocado por su conservación a la intemperie. Allí
permanecieron hasta que una reforma en el inmueble en la primera mitad del siglo XX reempleó los
fragmentos epigráficos como material constructivo.
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Fig. 5. Negativo del fragmento nº 2
sobre el yeso del muro en el que se reempleó.
Fig. 6. Fragmento nº 3
de la lauda sepulcral de Sefronio.
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Fig. 7. Fragmento nº 5 de la inscripción de Sefronio.
2. EL SOPORTE Y LA INSCRIPCIÓN MÉTRICA DEL OBISPO SEFRONIO
Los únicos datos sobre la descripción física del soporte hasta su redescubrimiento en 2016 eran los
proporcionados por Francisco Fuero, Vicente Martínez Falero y Juan Antonio Fernández en la segunda
mitad del siglo XVIII. En el manuscrito atribuible a F. Fuero se encuentra el dato sobre las dimensiones
de los tres fragmentos copiados por él en casa del Licenciado D. Joseph Illescas en Montalbo en 1771(Ms.
RAH-9-7567-I-13). El fragmento nº 1 medía ancha dos tercias: larga otras dos y tres dedos. grueso media
qta, es decir, circa [63] x 55,5 x 10,5 cm. El fragmento nº. 3, larga media vara. ancha una qta. gruesa media
o c. [42] x [21] x 10,5 cm. Por último, el fragmento con mención a la era consular hispana presentaba
una dimensiones de larga media vara, ancha qta y media, gruesa, media qta o c. [42] x [31,5] x 10,5 cm.
También indicó el tipo de material sobre el que se talló la inscripción, de alabastro ordinario, y la altura de
las letras SE de Sefronio, de 4 cm. Mientras la información aportada por V. Martínez Falero señalaba que el
soporte era de alabastro blanco con vetas azules (Almagro Basch 1983a: 299) y J. A. Fernández (1790: 35)
destacaba el error del lapicida al grabar el nombre del obispo en la primera línea, recurriendo al cincelado
de la F de Sefronio encima de la E.
El soporte de la inscripción funeraria de Sefronio corresponde a una placa de mármol blanco con veta
de color gris y constituye la tapa de un sarcófago. Las dimensiones son 50 cm de anchura y 8,5/6,5 cm
de grosor, mientras que la altura original, deducida a partir del escalado de la pieza de los dibujos que
conocemos, fue de circa 160 cm.
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La cara frontal con texto epigráfico está pulida, al igual que la cara superior y lateral izquierda, mientras
que el lateral derecho aparece desbastado. Por su parte, la cara posterior se encuentra desbastada y presenta
los bordes cincelados para permitir el buen asiento de la cubierta en el sarcófago, que contuvo inicialmente
el cadáver de Sefronio.
Los dibujos que conocemos con el texto de esta inscripción se realizaron en 1790 en el marco de los
hallazgos de las primeras excavaciones en la basílica visigoda. Uno corresponde al dibujo de la lápida,
anexo al expediente del Proceso abierto por el obispo de Cuenca, otro al de J. A. Fernández, y el tercero
a Palomares, copiado claramente del segundo.9 En ellos, faltaba el fragmento con el texto que indicaba el
año de defunción del obispo, que incorporaría Capistrano de Moya (1802: 123) al conocer el manuscrito
de Francisco Fuero.
Su texto fue correctamente copiado conociendo así su transcripción desde finales del siglo XVIII,
aunque con errores paleográficos que ahora se han evidenciado a la vista de los fragmentos recuperados.
Sin embargo, siguen sin hallarse los dos fragmentos inferiores de la lápida, que confirmarían la propuesta
de revisión de su datación en el año 600 en vez del 550 (Abascal y Cebrián 2006: 292).
La inscripción métrica se distribuye en 24 líneas. Los fragmentos reencontrados conservan el texto de
las líneas 1.1 a 1.18, con pérdida total de la línea 1.6 y algunas letras de las líneas 1.1, 1.2, 1.4, 1.5 a 1.8 y
1.15 a 1.18. El fragmento nº 1 conserva las 5 primeras líneas de texto, mientras los fragmentos nº 2, 3 y 5,
que unen entre sí, contienen las líneas de texto 1.10 a 1.18 (fig. 8).
El carmen epigraphicum referido a la muerte del obispo Sefronio presenta cuatro dísticos elegíacos.10
El texto presenta una ordinatio descuidada en algunos aspectos, como la ausencia de alineación horizontal
en algunas de las líneas, letras inclinadas como la M de la línea 1.14 y altura de las letras muy desigual en
el mismo renglón. Para señalar la frontera entre los distintos versos del carmen se recurre al sangrado al
inicio del texto y a los vacat al final de las líneas. En la primera línea, el lapicida borró parcialmente la F del
nombre Sefronio al equivocarse en su cincelado, procediendo a trazar una nueva, con tres trazos, sobre ella.
El único elemento decorativo estuvo constituido por una crux latina sobre la primera línea, que no se
ha conservado debido a que el fragmento nº 1 fue recortado para su reutilización en el alero de la vivienda
de los Martínez Falero. El texto, en scriptio continua, comienza con el nombre del difunto y finaliza con la
mención de la era DCXXXVIII, que corresponde al 600 d. C, año de la muerte del obispo Sefronio. Utiliza
la escritura capital redondeada, típicamente de época visigoda, con letras de incisión profunda y refuerzos
en los pies y extremos de los trazos. Las letras ANC de la palabra sanc(tam) de la línea 1.7 presentan una
sobrelínea con un trazo recto para marcar la abreviatura. Las letras A tienen travesaño oblicuo o trazo en
forma de ángulo con el vértice hacia abajo, los trazos horizontales de las P sobresalen del curvo y las L
interrumpen el trazo recto para colocar el horizontal de manera inclinada.
Entre la primera línea y el inicio del campo epigráfico hay un espacio vacío de 11 cm, sólo ocupado
por la F de Sefronio y una cruz. Las letras miden: 1.1: 4 cm; 1.2: 4 cm; 1.3: 5-4,5 cm; 1.4: 4,5; 1.5: 4,5 cm;
1.6: perdida; 1.7: 4,5 cm; 1.8: 3,8 cm; 1.9: 4 cm; 1.10: 5,1-4 cm; 1.11: 5-3,5 cm; 1.12: 5,5-4 cm; 1.13: 4-3
cm; 1.14: 3,5-2,5 cm; 1.15: 3-2,1 cm; 1.16: 2 cm; 1.17: 3-2,5 cm; 1.18: 3,5-3 cm. Presenta dos nexos: VR
en la línea 1 e IN en la tercera, que une letras de diferentes palabras in^isto. Uso de la I longa en sólo una
ocasión, en la línea 11. Algunas letras son más altas: la F de Sefronius mide 6 cm, la L de tomolo en la 1.2
mide 5,2 cm, las letras R y P (2) de la 1.5 presentan una altura de 5,5 cm, la R de la 1.10 de 5,1 cm, la V de
la línea 1.17 mide 4 cm y la P de la 1.18 es de 5 cm de altura. Mientras hay letras de menor tamaño, como
la O de de la 1.8 que mide 2,5 cm y la T de la 1.12 de 2,5 cm. El interlineado es muy desigual, situándose
entre 1,5-0,5 cm.
9 Reproducidos en Almagro Basch, 1983a: 295-297, figs. 1 a 3.
10 Sobre el comentario del carmen, cf. J. del Hoyo, Carmina Latina Epigraphica Hispaniae, CU-3. http://cle.us.es/clehispaniae/
comment.jsf?idioma=1&code=CU3. Página consultada el 30/09/2016.
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El texto conservado en los fragmentos
reencontrados es el siguiente:11
[S]efronius tegetu[r]
[to]molo, antesti[s]
in isto (vacat)
[q]uem rapuit po5 [pu]lis mo[rs ini-]
[mica suis] (vacat)
qui meri[tis] sanc(tam)
[peragens i]n cor
[pore vit]am (vacat)
10 [credetur et]heriae
lucis habere diem,
hunc cause mese
rum hunc querunt
vota dolentum (vacat)
15 quos aluit [sem]per uoce
manu, la[cr]imis (vacat)
quem sib[i non] sobi[tus]
priua[bit trans-]
Fig. 8. Montaje de los fragmentos de la inscripción
funeraria de Sefronio reencontrados sobre el texto del
boceto de J. A. Fernández y el fragmento con datación
copiado por F. Fuero.
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11 La edición del texto desde Hübner, con o sin
el fragmento que contiene la mención a la era
consular, en: IHC 165; IHC 398 = ILCV 1093 =
CLE 1393 = ICERV 276 = Almagro Basch, 1984:
410-413, nº. C-3 = HEp 15, 2006, 169 = AE 2006,
681 = AE 2008, 720 = Abascal y Cebrián, 2006:
283-294 = Gómez Pallarès, 2007: 181.
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Fig. 9. Plano de J. A. Fernández, realizado el 15 de enero de 1790 durante la excavación de la basílica visigoda
(AHN: legajo 3193, n.º 127).
Explicación de la excavación:
A. Entrada al Panteón.
Bs. Piezas para los sepulcros.
C. Presviterio.
Ds. Son cinco sepulcros de piedra.
E. Pieza donde se hallaron los Santos.
F. Sus sepulcros de piedra.
G. Arcos que con [todos los puntos] forman una nave.
H. Escalera subida a las Capillas de arriba en piso
sobre el claustro G.G.G.G.
I. Sepulcro de piedra dentro del presbiterio a la
izquierda, con su inscripción.
J. Sepulcro de Alabastro hermosísimo.
K. Sepulcro [---] de el hormigón embutido en el suelo.
L. Una media columna embutida en el suelo rota.
M. Dos sepulcros en el suelo.
N. Lugar donde se hallaron los pedazos de la piedra de
Sephronio.
O. Sepulcro donde sin duda estubo enterrado Sephronio,
y donde se ha hallado el candado de plata precioso.
P. Sepulcro de piedra colocado en la caña del Panteón.
Q. Otro sepulcro de piedra frente de el anterior, y dentro
de la caña.
R. Terreno al Norte que aún no se ha escavado.
S. Terreno a medio día que aún no se ha escavado.
O, M, P, N. Son los quatro ayres.
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3. LA SITUACIÓN DE LA TUMBA DE SEFRONIO
EN EL INTERIOR DE LA BASÍLICA VISIGODA
A finales del siglo IV o inicios del V comienza a modelarse un nuevo paisaje urbano en Segobriga.
El proceso de abandono y reocupación de los espacios públicos de la ciudad romana para un uso
doméstico o artesanal se muestra general en el área intramuros, donde las excavaciones en foro, termas
monumentales, aula basilical, teatro y anfiteatro, entre otros, documentan estructuras tardías, que
reutilizan elementos epigráficos, arquitectónicos y escultóricos anteriores en su construcción (Abascal
y Almagro-Gorbea, 2012: 347-349).
Mientras extramuros de la ciudad se produce una transformación de su suburbium septentrional,
reservado hasta entonces para la ubicación de los edificios de espectáculos, áreas cementeriales, talleres
y áreas residenciales, siguiendo este orden de sur a norte desde la muralla de Segobriga (Abascal y
Cebrián, 2010: 289-308).
Al uso principalmente funerario y residencial de época romana se añade durante la Antigüedad
Tardía el cultual, materializado en la creación de nuevos edificios de carácter religioso, que modificaron
sustancialmente la fisonomía de las necrópolis. Enmarcado dentro de este proceso de cambios, en el
suburbio septentrional de Segobriga se construye en la primera mitad del siglo V un gran complejo martirial
con templo y necrópolis ad sanctos, asociado probablemente a la memoria de una personalidad local y
relacionado con el área sepulcral de época tardoantigua existente al noreste, considerado el embrión del
amplio suburbio cristiano nacido en su entorno. La reedificación del aula se fecha en el siglo VI y se
enmarca en un proceso constructivo de mayor envergadura que supone la fundación, al sur del edificio
original, de un conjunto arquitectónico asociado.
Con la creación de la sede episcopal de Segobriga con obispos documentados en los concilios toledanos
en el período 589-693 (Abascal et al., 2008: 237-239), el templo se reinterpreta como mausoleo de la
jerarquía eclesiástica, utilizando la cabecera recién reconstruida como cripta de las reliquias originales y
de los primeros obispos, y el aula para enterrar a otros miembros relevantes de la sede, manteniendo esta
función hasta la desaparición de la diócesis.
Entre la planimetría de la basílica visigoda de Segobriga realizada a partir de su descubrimiento, se
encuentra una planta de J. A. Fernández, fechada el 15 de enero de 1790, con las excavaciones aún en
proceso, que se custodia en el Archivo Histórico Nacional (legajo 3193, nº 127). En ella, señala la posición
de quince enterramientos en sarcófago en el ábside, transepto y parte más meridional del aula, detallando
el lugar en el que se encontraron los fragmentos nº 4, 5 y 6 de la inscripción de Sefronio (N) y su posible
sepulcro, sin restos óseos (O). El hallazgo se sitúa en la esquina noreste del aula como material de relleno en
un nivel de amortización datado en el primer tercio del siglo VII (Cebrián y Hortelano, 2015: 432) (fig. 9).
La existencia de las dos laudas sepulcrales de Sefronius, la métrica IHC 165 + 398; ICERV 276 y la
compartida con Nigrinus IHC 166; ICERV 264a-b, evidencia la traslación de los dos cadáveres a una nueva
ubicación junto al muro sur de la cripta del transepto, donde Fernández describe en su Diario el hallazgo,
la tarde del 14 de diciembre de 1789, de dos sepulcros unidos, hechos de piedras sin labrar; y quitadas las
lapidas se extraxeron los huesos que se hallaron en ellos (RAH-11-8109-4k, fol. 34).
Aunque desconocemos el lugar donde originalmente fue enterrado Sefronius en la basílica visigoda de
Segobriga, su locus sepulturae debió situarse en un lugar privilegiado, acorde con su condición de obispo
y con la calidad formal del soporte, un mármol blanco veteado en gris, en contraposición al uso prioritario
de la caliza local para la talla de las inscripciones y sepulcros del interior del templo.
Por otro lado, el hecho de que el soporte presente desbastado el lateral derecho y la habitual disposición
del cuerpo con los pies al este permite suponer que el lugar de enterramiento de Sefronio se ubicó adosado a
alguna estructura del sur de la basílica. Probablemente, en las criptas del ábside y transepto o en su corredor
de acceso desde el aula, lugares reconocidos como espacios privilegiados para enterrar a la jerarquía
eclesiástica de la sede segobrigense.
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El redescubrimiento de la inscripción métrica del obispo Sefronius de Segobriga
317
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Archivo de Prehistoria Levantina
Vol. XXXI, Valencia, 2016, p. 305-317
ISSN: 0210-3230 / eISSN: 1989-0508
Rosario CEBRIÁN FERNÁNDEZ a e Ignacio HORTELANO UCEDA b
El redescubrimiento de la inscripción métrica
del obispo Sefronius de Segobriga
(IHC 165 + 398; ICERV 276)
RESUMEN: La historia de las excavaciones en el cerro de Cabeza de Griego (Segobriga, Saelices, Cuenca)
está ligada al hallazgo casual en 1760 de varios fragmentos de la inscripción funeraria del obispo Sefronius.
Su descubrimiento desencadenó el inicio de los trabajos arqueológicos en la denominada basílica visigoda
entre 1789 y 1790, encontrándose el resto de las piezas que completaban el texto métrico cincelado sobre
la tapa de su sepulcro. Todos los fragmentos de aquella lápida se perdieron pero la fortuna ha querido
reencontrar algunos de ellos en la casa que fue de la familia Martínez Falero en Saelices durante unas obras
de rehabilitación.
PALABRAS CLAVE: inscripción cristiana, obispo Sefronius, Segobriga.
The rediscovery of the metric inscriptionof Bishop Sephronius of Segobriga
(IHC 165 + 398; ICERV 276)
ABSTRACT: The history of excavations at Cabeza de Griego (Segobriga, Saelices, Cuenca) is linked to the
casual finding in 1760 of several fragments belonging to the funerary inscription of Bishop Sephronius. This
discovery encouraged the commencement of the archaeological works in the so-called Visigoth basilica,
carried out between 1789 and 1790. In them the rest of the pieces that completed the metric chiselled
text over the top of his tomb was discovered. All fragments of that tombstone were lost subsequently, but
fortunately some of the fragments have been rediscovered in the Martínez Falero’s family home as the
building was being restored.
KEYWORDS: Christian inscription, Bishop Sephronius, Segobriga.
a Universidad Complutense de Madrid.
marcebri@ucm.es
b Arqueólogo.
ignacio.hortelano@gmail.com
Recibido: 14/10/2016. Aceptado: 13/12/2016.
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R. Cebrián Fernández e I. Hortelano Uceda
La inscripción métrica IHC 165 + 398, ICERV 276 se halló fragmentada en siete partes y en fechas distintas
en el solar de la denominada basílica visigoda de Segobriga. El archivero de la Orden de Santiago en
Uclés, Juan Antonio Fernández, que participó en su excavación entre los años 1789 y 1790, dibujó la lápida
funeraria de Sefronio y numeró todos los fragmentos (Ms. RAH-9-7953-1/51 y ms. RAH 11-8109-4j).1 A
ellos nos referiremos para la identificación de las piezas reencontradas en este artículo. Fernández indicó
en ese boceto que los nº 1, 2 y 3 se hallaron en 1760 y los tres restantes el día 4 del mes de enero de 1790,
desconociendo el hallazgo con anterioridad del fragmento que permitía completar el texto epigráfico con
indicación de la fecha de defunción del obispo2 (fig. 1).
La crónica del descubrimiento de los diferentes fragmentos de la lauda métrica de Sefronio es la
siguiente.3 En 1760 se encontró, de manera fortuita, la parte superior de la losa sepulcral del enterramiento
del obispo (fragmento nº 1) por un vecino de Saelices, Lucas Falero, cavando en un terreno cercado al
norte del cerro de Cabeza de Griego en busca de una piedra para hacer una pila. Ese mismo año o poco
después se descubrieron otros tres fragmentos más, los fragmentos nº 2, nº 3 y el ángulo inferior izquierdo
de la lauda métrica.4 Las piezas, siguiendo el relato de Capistrano de Moya (1795: 3-4), fueron a parar a
Montalbo, donde Francisco Fuero (Ms. RAH-9-7567-I-13) las copió en 1771, salvo el fragmento nº 2, que
debió permanecer en poder de Vicente Martínez Falero en Saelices.
Mientras los fragmentos nº 4, 5 y 6 se recuperaron durante los trabajos de excavación a finales del siglo XVIII
en Segobriga, que pusieron al descubierto la basílica visigoda en uno de los suburbios de la ciudad. Fernández,
testigo del hallazgo, señaló que estos fragmentos se encontraron en la esquina noreste del aula (AHN: legajo
3193, nº 127), formando parte de un relleno de nivelación, vinculado a la construcción de una escalera de la
cuarta fase del templo, fechada en el primer tercio del siglo VII.5 De manera que la tapa del sepulcro de Sefronio
con texto epigráfico no se halló asociada a ningún enterramiento y estaba amortizada en aquella fecha.
En el Acta original del hallazgo de las reliquias de obispos en Cabeza de Griego, firmada por todos
los que fueron testigos del descubrimiento y autentificada por Fernández como notario, de fecha 14 de
diciembre de 1789, se dice que Vicente Martínez Falero, alcalde de Saelices, le presentó a Antonio Tavira,
Prior del Monasterio de Uclés, en la visita que cursó a Segobriga el 17 de octubre de aquel año tres
fragmentos de una lápida de alabastro (blanco) con vetas azules, y en el mayor grabado en letras góticas
el nombre de un Sefronio Obispo (Ms. RAH-11-8167-74), que correspondían a los fragmentos nº 1, 2 y 3.
Sabemos así que los fragmentos de la lápida de Sefronio, incluidos los que se hallaban en Montalbo
(fragmentos nº 1 y 3), salvo la pieza con indicación de la Era de la muerte, se encontraban en poder de la
familia Martínez Falero a finales del año 1789, aunque presumiblemente nadie los volvió a ver. Capistrano
de Moya cuenta a Antonio de Capmany, Secretario de la Real Academia de la Historia, que no pudo copiar
la inscripción, a pesar de cursar tres visitas entre enero y mayo de 1795 a Saelices, ante la negativa de
Juan Francisco Martínez Falero a mostrársela. Le indica que la pieza seguía depositada en la ermita de
San Ildefonso, sita en el barrio de los Arenados, el 27 de abril de aquel año, a donde se había trasladado
junto con los hallazgos arqueológicos de las excavaciones realizadas unos años antes en la basílica y que
poco después la lápida se llevó a las casas del L.D.J.F.F. A.D.L.R.C.,6 cuyas iniciales deben desarrollarse
Licenciado Don Juan Francisco (Martínez) Falero, Abogado De Los Reales Consejos.
1 Los manuscritos de J. A. Fernández sobre la excavación y hallazgos en la basílica visigoda de Segobriga están recogidos en
Abascal y Cebrián, 2006: 204-209.
2 Sobre este fragmento y la revisión de la fecha de muerte del obispo Sefronio, cf. Abascal y Cebrián, 2006: 283-294.
3 Sobre las circunstancias del hallazgo de esta inscripción, cf. Almagro Basch, 1983a: 291-316; ídem, 1983b: 394-44 e ídem, 1984: 20-21.
4 Las fechas de 1760 y 1790 aportadas por J. A. Fernández para el hallazgo de los fragmentos de la lápida de Sefronio fueron
copiadas por todos sus editores, incluido Hübner. Sin embargo, Capistrano de Moya (1792: 8-10) señala que sólo el fragmento nº
1 apareció en 1760, produciéndose el hallazgo de los tres fragmentos en 1768.
5 Una propuesta de evolución del edificio a partir de los datos arqueológicos en Cebrián y Hortelano, 2015: 402-447.
6 Capistrano de Moya, 1795: 26-27. En el proceso abierto por el Obispo de Cuenca, Felipe Antonio Solano, sobre los hallazgos en
la basílica de Cabeza de Griego (1790), el labrador que había encontrado de manera fortuita la inscripción de Sefronio, en 1760,
declaró que los seis fragmentos del epígrafe se encontraban en la ermita de San Ildefonso. Sobre ello, Almagro Basch, 1983b: 90.
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El redescubrimiento de la inscripción métrica del obispo Sefronius de Segobriga
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Fig. 1. Dibujo de la inscripción
métrica del obispo Sefronio realizado
por J. A. Fernández (1790: 97).
A partir de aquí, se pierde la pista de los fragmentos de la inscripción7 hasta que en el marco del control y
seguimiento arqueológico en curso de las obras de rehabilitación de la casa-palacio Martínez Falero en Saelices
(Cuenca),8 se han localizado los fragmentos nº 1, 2, 3 y 5 de la lápida funeraria del obispo Sefronius. Las piezas
se han reencontrado reutilizadas en los muros de fábrica y alero de una reforma en la vivienda datada en la
primera mitad del siglo XX, fecha en la que se añadió una planta bajo cubierta para su uso como palomar.
7
Hübner recogió la inscripción en 1871 en su corpus de Inscripciones Cristianas de España dándola por perdida, mientras que Fidel
Fita y Juan de Dios de la Rada y Delgado (1889: 113) en su visita a Cabeza de Griego en 1888 pensaron que la lápida de Sefronio
y los monumentos epigráficos hallados en la basílica visigoda fueron destruidos cuando la ermita de San Ildefonso fue devastada
hacia 1836 durante la Guerra de la Independencia.
8 El proyecto de rehabilitación de la casa-palacio Martínez Falero para hospedería y Museo rural (fase 1) está promovido
por el Ayuntamiento de Saelices con financiación de la Excma. Diputación Provincial de Cuenca. Son autores del proyecto
arquitectónico, D. José Ángel Arquero López y D. Javier Arquero Avilés, y del proyecto de seguimiento arqueológico, D. Ignacio
Hortelano Uceda.
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R. Cebrián Fernández e I. Hortelano Uceda
1. CIRCUNSTANCIAS DEL HALLAZGO
La denominada Casa-Palacio de los Martínez Falero es una de las escasas construcciones de carácter
señorial del siglo XVII existentes en la población de Saelices (Cuenca). La vivienda está situada
en la calle de la Sierra nº 7 y ocupa un gran solar de 1.091 m2, que describe una planta en L cuyo
extremo sureste está ocupado por la casa y el resto por suelo no construido en el que se acumulan
escombros y vegetación. A mediados del año 2015, el inmueble fue cedido por los herederos del linaje
al Ayuntamiento, comenzando las obras para su rehabilitación y uso como recurso cultural y turístico
en julio de 2016.
La vivienda principal presenta fachada exterior emplazada al este y abierta a la calle de la Sierra y
fachadas interiores al patio trasero orientadas al norte y al oeste. La única medianera es la sur, que colinda
con la propiedad vecina. La fachada mide 15,44 m de longitud. Su profundidad en esta ala es de 9,60 m,
alcanzando 15,93 m de profundidad máxima en su lateral norte, al que se adosa un cuerpo de una sola altura
de construcción reciente, que mide 18,04 m de longitud y 4,24 m de anchura.
En la fachada principal del edificio destaca la portada de sillería con dintel adovelado enmarcada
lateralmente por sendas pilastras. Presenta frontón partido rematado por elementos espiraliformes, que
encuadran el escudo nobiliario de la familia Martínez Falero, en marco moldurado, flanqueado por dos
pináculos triangulares con remates esféricos. El escudo familiar se ciñe entre tenantes formados por dos
leones rampantes y se remata con un yelmo coronado con siete plumas. Se identifican, entre otros motivos,
la cruz de la Orden de Santiago y un castillo.
Morfológicamente se trata de un inmueble de dos plantas sobre rasante y planta cambra bajo cubierta,
usada como palomar. Presenta una estructura de muros de carga perimetrales de mampostería formando una
doble crujía en L rematada por cubiertas a dos (fachada) y tres aguas (ala lateral). Aparentemente el edificio
actual corresponde tan sólo a la mitad norte de una construcción original de mayores dimensiones que, en
un momento no determinado, tal vez a inicios del siglo XX, fue dividida y demolida en su mitad sur para la
construcción de la vivienda colindante actualmente existente.
Su distribución interior corresponde a este último momento de uso del inmueble, compartimentado en
varias viviendas aisladas, con tabiquería de ladrillo y pobres pavimentos de baldosa hidráulica. Es entonces
cuando parece construirse la escalera actualmente existente, con peldañeado prefabricado y barandillas de
forja de escasa calidad. En esta reforma se reemplearon los fragmentos de la lauda sepulcral del obispo
Sefronio en la construcción de sus muros.
El aspecto más significativo de la planta bajo cubierta es su total adecuación como palomar llevada a
cabo, según los materiales constructivos empleados, en la segunda mitad del siglo XX. La fecha de 1963
se lee en el suelo del descansillo del último tramo de la escalera de acceso al palomar, lo que permite
conjeturar que fue entonces cuando se llevó a cabo su construcción. Se aprecian hasta siete estancias en
torno a un distribuidor central con acceso desde la escalera por medio de un pequeño corredor, cuyas
paredes se encuentran totalmente ocupadas por nidales en forma de nichos cuadrangulares.
Los datos sobre el hallazgo de los fragmentos de esta inscripción son los siguientes:
Fragmento nº 1. Fue hallado roto en dos partes el 22 de agosto de 2016, reutilizado en el ángulo
noreste de la fachada principal de la vivienda. La pieza se utilizó como alero para lo cual había sido
recortada por la parte inferior y laterales, perdiendo algunas letras del texto original en los márgenes
derecho e izquierdo y dos líneas completas y parte de otra en la parte inferior. Apareció con el texto
epigráfico hacia arriba. Para el reaprovechamiento de la inscripción se retallaron y desbastaron las
caras laterales, la inferior y parte de la cara posterior, donde se observa una franja de 13,5 x 11,5 cm
repicada, que constituyó el borde saliente del tejado. Conserva restos de cal en la parte de la pieza
asentada en el muro.
Las dimensiones del fragmento son [41] x [41] x 8,5/4,5 cm. Presenta el pulido original en la cara
frontal y superior, mientras que parte de la cara posterior conserva el desbastado primigenio (fig. 2).
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Fig. 2. Fragmento nº 1 de la inscripción de Sefronio.
El 1 de septiembre de 2016 se localizaron en la fábrica de uno de los pilares de la planta bajo cubierta
tres pequeñas lascas, que presumiblemente corresponden al recorte del fragmento nº. 1 de la inscripción.
Uno de ellos presenta restos de dos letras de dos líneas distintas, el final de un trazo vertical y parte de una
V, que puede pertenecer al final de las líneas 1.5 y 1.6. Un segundo conserva el borde lateral izquierdo de
la lápida con parte de la cara frontal y posterior, mientras que el tercero presenta el pulido y desbastado de
la cara frontal y posterior (fig. 3).
Fig. 3. Piezas correspondientes al recorte del fragmento
nº 1 de la inscripción de Sefronio para su reutilización
como alero:
1) Fragmento con restos de dos letras.
2) Esquirla del lateral izquierdo:
a) cara posterior, b) cara frontal.
3) Fragmento del lateral izquierdo:
a) cara posterior, b) cara lateral, c) cara frontal.
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R. Cebrián Fernández e I. Hortelano Uceda
Fig. 4. Fragmento nº 2 de la inscripción de Sefronio.
Fragmento nº 2. Fue encontrado el día 19 de septiembre de 2016 entre la fábrica de mampostería con
yeso del muro sur del patio trasero. Conserva original la cara frontal pulida, la cara posterior desbastada
y el lateral derecho se presenta desbastado. El fragmento ha perdido la parte superior, donde según el
dibujo de J. A. Fernández conservaba la S final de la línea 1.6. Las dimensiones del fragmento son [24,6]
x [15] x 6,5 cm (fig. 4).
Fragmentos nº 3. Se halló el 1 de septiembre de 2016 formando parte del muro sur de la vivienda,
construido con mampostería de mediano tamaño y yeso. La pieza estaba colocada con el texto
epigráfico hacia arriba y había recibido una pella de yeso, que conserva el negativo de las letras (fig.
5). Durante los trabajos de demolición del muro, la inscripción se rompió en tres partes y numerosas
esquirlas perdiendo parcialmente algunos trazos de letras. El fragmento nº 3 pega con los fragmentos
nº 2 y 5 del dibujo de J. A. Fernández. La pieza mide [35] x [22] x 7,5 cm. La cara frontal está pulida,
la lateral derecha ligeramente desbastada y la posterior desbastada (fig. 6).
Fragmento nº 5. Fue encontrado el día 31 de agosto de 2016 roto en dos fragmentos en la esquina
noreste de la vivienda, muy cerca de donde se halló el fragmento nº 1. La pieza había sido colocada
a modo de atado del muro de fachada con el lienzo oeste. El texto de la inscripción se encontraba
hacia arriba. Las dimensiones del fragmento nº 5 son [46,5] x [23,5] x 7 cm. Presenta la cara frontal
y el lateral izquierdo pulidos, mientras que el lateral derecho está desbastado al igual que la cara
posterior (fig. 7).
Los fragmentos nº 1, 2, 3 y 5 de la inscripción segobrigense fueron custodiados en el interior de la
vivienda o de algún cobertizo en el patio de los Martínez Falero, como lo demuestra el hecho de que
las piezas no presentan ningún signo de deterioro provocado por su conservación a la intemperie. Allí
permanecieron hasta que una reforma en el inmueble en la primera mitad del siglo XX reempleó los
fragmentos epigráficos como material constructivo.
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Fig. 5. Negativo del fragmento nº 2
sobre el yeso del muro en el que se reempleó.
Fig. 6. Fragmento nº 3
de la lauda sepulcral de Sefronio.
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Fig. 7. Fragmento nº 5 de la inscripción de Sefronio.
2. EL SOPORTE Y LA INSCRIPCIÓN MÉTRICA DEL OBISPO SEFRONIO
Los únicos datos sobre la descripción física del soporte hasta su redescubrimiento en 2016 eran los
proporcionados por Francisco Fuero, Vicente Martínez Falero y Juan Antonio Fernández en la segunda
mitad del siglo XVIII. En el manuscrito atribuible a F. Fuero se encuentra el dato sobre las dimensiones
de los tres fragmentos copiados por él en casa del Licenciado D. Joseph Illescas en Montalbo en 1771(Ms.
RAH-9-7567-I-13). El fragmento nº 1 medía ancha dos tercias: larga otras dos y tres dedos. grueso media
qta, es decir, circa [63] x 55,5 x 10,5 cm. El fragmento nº. 3, larga media vara. ancha una qta. gruesa media
o c. [42] x [21] x 10,5 cm. Por último, el fragmento con mención a la era consular hispana presentaba
una dimensiones de larga media vara, ancha qta y media, gruesa, media qta o c. [42] x [31,5] x 10,5 cm.
También indicó el tipo de material sobre el que se talló la inscripción, de alabastro ordinario, y la altura de
las letras SE de Sefronio, de 4 cm. Mientras la información aportada por V. Martínez Falero señalaba que el
soporte era de alabastro blanco con vetas azules (Almagro Basch 1983a: 299) y J. A. Fernández (1790: 35)
destacaba el error del lapicida al grabar el nombre del obispo en la primera línea, recurriendo al cincelado
de la F de Sefronio encima de la E.
El soporte de la inscripción funeraria de Sefronio corresponde a una placa de mármol blanco con veta
de color gris y constituye la tapa de un sarcófago. Las dimensiones son 50 cm de anchura y 8,5/6,5 cm
de grosor, mientras que la altura original, deducida a partir del escalado de la pieza de los dibujos que
conocemos, fue de circa 160 cm.
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La cara frontal con texto epigráfico está pulida, al igual que la cara superior y lateral izquierda, mientras
que el lateral derecho aparece desbastado. Por su parte, la cara posterior se encuentra desbastada y presenta
los bordes cincelados para permitir el buen asiento de la cubierta en el sarcófago, que contuvo inicialmente
el cadáver de Sefronio.
Los dibujos que conocemos con el texto de esta inscripción se realizaron en 1790 en el marco de los
hallazgos de las primeras excavaciones en la basílica visigoda. Uno corresponde al dibujo de la lápida,
anexo al expediente del Proceso abierto por el obispo de Cuenca, otro al de J. A. Fernández, y el tercero
a Palomares, copiado claramente del segundo.9 En ellos, faltaba el fragmento con el texto que indicaba el
año de defunción del obispo, que incorporaría Capistrano de Moya (1802: 123) al conocer el manuscrito
de Francisco Fuero.
Su texto fue correctamente copiado conociendo así su transcripción desde finales del siglo XVIII,
aunque con errores paleográficos que ahora se han evidenciado a la vista de los fragmentos recuperados.
Sin embargo, siguen sin hallarse los dos fragmentos inferiores de la lápida, que confirmarían la propuesta
de revisión de su datación en el año 600 en vez del 550 (Abascal y Cebrián 2006: 292).
La inscripción métrica se distribuye en 24 líneas. Los fragmentos reencontrados conservan el texto de
las líneas 1.1 a 1.18, con pérdida total de la línea 1.6 y algunas letras de las líneas 1.1, 1.2, 1.4, 1.5 a 1.8 y
1.15 a 1.18. El fragmento nº 1 conserva las 5 primeras líneas de texto, mientras los fragmentos nº 2, 3 y 5,
que unen entre sí, contienen las líneas de texto 1.10 a 1.18 (fig. 8).
El carmen epigraphicum referido a la muerte del obispo Sefronio presenta cuatro dísticos elegíacos.10
El texto presenta una ordinatio descuidada en algunos aspectos, como la ausencia de alineación horizontal
en algunas de las líneas, letras inclinadas como la M de la línea 1.14 y altura de las letras muy desigual en
el mismo renglón. Para señalar la frontera entre los distintos versos del carmen se recurre al sangrado al
inicio del texto y a los vacat al final de las líneas. En la primera línea, el lapicida borró parcialmente la F del
nombre Sefronio al equivocarse en su cincelado, procediendo a trazar una nueva, con tres trazos, sobre ella.
El único elemento decorativo estuvo constituido por una crux latina sobre la primera línea, que no se
ha conservado debido a que el fragmento nº 1 fue recortado para su reutilización en el alero de la vivienda
de los Martínez Falero. El texto, en scriptio continua, comienza con el nombre del difunto y finaliza con la
mención de la era DCXXXVIII, que corresponde al 600 d. C, año de la muerte del obispo Sefronio. Utiliza
la escritura capital redondeada, típicamente de época visigoda, con letras de incisión profunda y refuerzos
en los pies y extremos de los trazos. Las letras ANC de la palabra sanc(tam) de la línea 1.7 presentan una
sobrelínea con un trazo recto para marcar la abreviatura. Las letras A tienen travesaño oblicuo o trazo en
forma de ángulo con el vértice hacia abajo, los trazos horizontales de las P sobresalen del curvo y las L
interrumpen el trazo recto para colocar el horizontal de manera inclinada.
Entre la primera línea y el inicio del campo epigráfico hay un espacio vacío de 11 cm, sólo ocupado
por la F de Sefronio y una cruz. Las letras miden: 1.1: 4 cm; 1.2: 4 cm; 1.3: 5-4,5 cm; 1.4: 4,5; 1.5: 4,5 cm;
1.6: perdida; 1.7: 4,5 cm; 1.8: 3,8 cm; 1.9: 4 cm; 1.10: 5,1-4 cm; 1.11: 5-3,5 cm; 1.12: 5,5-4 cm; 1.13: 4-3
cm; 1.14: 3,5-2,5 cm; 1.15: 3-2,1 cm; 1.16: 2 cm; 1.17: 3-2,5 cm; 1.18: 3,5-3 cm. Presenta dos nexos: VR
en la línea 1 e IN en la tercera, que une letras de diferentes palabras in^isto. Uso de la I longa en sólo una
ocasión, en la línea 11. Algunas letras son más altas: la F de Sefronius mide 6 cm, la L de tomolo en la 1.2
mide 5,2 cm, las letras R y P (2) de la 1.5 presentan una altura de 5,5 cm, la R de la 1.10 de 5,1 cm, la V de
la línea 1.17 mide 4 cm y la P de la 1.18 es de 5 cm de altura. Mientras hay letras de menor tamaño, como
la O de de la 1.8 que mide 2,5 cm y la T de la 1.12 de 2,5 cm. El interlineado es muy desigual, situándose
entre 1,5-0,5 cm.
9 Reproducidos en Almagro Basch, 1983a: 295-297, figs. 1 a 3.
10 Sobre el comentario del carmen, cf. J. del Hoyo, Carmina Latina Epigraphica Hispaniae, CU-3. http://cle.us.es/clehispaniae/
comment.jsf?idioma=1&code=CU3. Página consultada el 30/09/2016.
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R. Cebrián Fernández e I. Hortelano Uceda
El texto conservado en los fragmentos
reencontrados es el siguiente:11
[S]efronius tegetu[r]
[to]molo, antesti[s]
in isto (vacat)
[q]uem rapuit po5 [pu]lis mo[rs ini-]
[mica suis] (vacat)
qui meri[tis] sanc(tam)
[peragens i]n cor
[pore vit]am (vacat)
10 [credetur et]heriae
lucis habere diem,
hunc cause mese
rum hunc querunt
vota dolentum (vacat)
15 quos aluit [sem]per uoce
manu, la[cr]imis (vacat)
quem sib[i non] sobi[tus]
priua[bit trans-]
Fig. 8. Montaje de los fragmentos de la inscripción
funeraria de Sefronio reencontrados sobre el texto del
boceto de J. A. Fernández y el fragmento con datación
copiado por F. Fuero.
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11 La edición del texto desde Hübner, con o sin
el fragmento que contiene la mención a la era
consular, en: IHC 165; IHC 398 = ILCV 1093 =
CLE 1393 = ICERV 276 = Almagro Basch, 1984:
410-413, nº. C-3 = HEp 15, 2006, 169 = AE 2006,
681 = AE 2008, 720 = Abascal y Cebrián, 2006:
283-294 = Gómez Pallarès, 2007: 181.
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El redescubrimiento de la inscripción métrica del obispo Sefronius de Segobriga
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Fig. 9. Plano de J. A. Fernández, realizado el 15 de enero de 1790 durante la excavación de la basílica visigoda
(AHN: legajo 3193, n.º 127).
Explicación de la excavación:
A. Entrada al Panteón.
Bs. Piezas para los sepulcros.
C. Presviterio.
Ds. Son cinco sepulcros de piedra.
E. Pieza donde se hallaron los Santos.
F. Sus sepulcros de piedra.
G. Arcos que con [todos los puntos] forman una nave.
H. Escalera subida a las Capillas de arriba en piso
sobre el claustro G.G.G.G.
I. Sepulcro de piedra dentro del presbiterio a la
izquierda, con su inscripción.
J. Sepulcro de Alabastro hermosísimo.
K. Sepulcro [---] de el hormigón embutido en el suelo.
L. Una media columna embutida en el suelo rota.
M. Dos sepulcros en el suelo.
N. Lugar donde se hallaron los pedazos de la piedra de
Sephronio.
O. Sepulcro donde sin duda estubo enterrado Sephronio,
y donde se ha hallado el candado de plata precioso.
P. Sepulcro de piedra colocado en la caña del Panteón.
Q. Otro sepulcro de piedra frente de el anterior, y dentro
de la caña.
R. Terreno al Norte que aún no se ha escavado.
S. Terreno a medio día que aún no se ha escavado.
O, M, P, N. Son los quatro ayres.
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R. Cebrián Fernández e I. Hortelano Uceda
3. LA SITUACIÓN DE LA TUMBA DE SEFRONIO
EN EL INTERIOR DE LA BASÍLICA VISIGODA
A finales del siglo IV o inicios del V comienza a modelarse un nuevo paisaje urbano en Segobriga.
El proceso de abandono y reocupación de los espacios públicos de la ciudad romana para un uso
doméstico o artesanal se muestra general en el área intramuros, donde las excavaciones en foro, termas
monumentales, aula basilical, teatro y anfiteatro, entre otros, documentan estructuras tardías, que
reutilizan elementos epigráficos, arquitectónicos y escultóricos anteriores en su construcción (Abascal
y Almagro-Gorbea, 2012: 347-349).
Mientras extramuros de la ciudad se produce una transformación de su suburbium septentrional,
reservado hasta entonces para la ubicación de los edificios de espectáculos, áreas cementeriales, talleres
y áreas residenciales, siguiendo este orden de sur a norte desde la muralla de Segobriga (Abascal y
Cebrián, 2010: 289-308).
Al uso principalmente funerario y residencial de época romana se añade durante la Antigüedad
Tardía el cultual, materializado en la creación de nuevos edificios de carácter religioso, que modificaron
sustancialmente la fisonomía de las necrópolis. Enmarcado dentro de este proceso de cambios, en el
suburbio septentrional de Segobriga se construye en la primera mitad del siglo V un gran complejo martirial
con templo y necrópolis ad sanctos, asociado probablemente a la memoria de una personalidad local y
relacionado con el área sepulcral de época tardoantigua existente al noreste, considerado el embrión del
amplio suburbio cristiano nacido en su entorno. La reedificación del aula se fecha en el siglo VI y se
enmarca en un proceso constructivo de mayor envergadura que supone la fundación, al sur del edificio
original, de un conjunto arquitectónico asociado.
Con la creación de la sede episcopal de Segobriga con obispos documentados en los concilios toledanos
en el período 589-693 (Abascal et al., 2008: 237-239), el templo se reinterpreta como mausoleo de la
jerarquía eclesiástica, utilizando la cabecera recién reconstruida como cripta de las reliquias originales y
de los primeros obispos, y el aula para enterrar a otros miembros relevantes de la sede, manteniendo esta
función hasta la desaparición de la diócesis.
Entre la planimetría de la basílica visigoda de Segobriga realizada a partir de su descubrimiento, se
encuentra una planta de J. A. Fernández, fechada el 15 de enero de 1790, con las excavaciones aún en
proceso, que se custodia en el Archivo Histórico Nacional (legajo 3193, nº 127). En ella, señala la posición
de quince enterramientos en sarcófago en el ábside, transepto y parte más meridional del aula, detallando
el lugar en el que se encontraron los fragmentos nº 4, 5 y 6 de la inscripción de Sefronio (N) y su posible
sepulcro, sin restos óseos (O). El hallazgo se sitúa en la esquina noreste del aula como material de relleno en
un nivel de amortización datado en el primer tercio del siglo VII (Cebrián y Hortelano, 2015: 432) (fig. 9).
La existencia de las dos laudas sepulcrales de Sefronius, la métrica IHC 165 + 398; ICERV 276 y la
compartida con Nigrinus IHC 166; ICERV 264a-b, evidencia la traslación de los dos cadáveres a una nueva
ubicación junto al muro sur de la cripta del transepto, donde Fernández describe en su Diario el hallazgo,
la tarde del 14 de diciembre de 1789, de dos sepulcros unidos, hechos de piedras sin labrar; y quitadas las
lapidas se extraxeron los huesos que se hallaron en ellos (RAH-11-8109-4k, fol. 34).
Aunque desconocemos el lugar donde originalmente fue enterrado Sefronius en la basílica visigoda de
Segobriga, su locus sepulturae debió situarse en un lugar privilegiado, acorde con su condición de obispo
y con la calidad formal del soporte, un mármol blanco veteado en gris, en contraposición al uso prioritario
de la caliza local para la talla de las inscripciones y sepulcros del interior del templo.
Por otro lado, el hecho de que el soporte presente desbastado el lateral derecho y la habitual disposición
del cuerpo con los pies al este permite suponer que el lugar de enterramiento de Sefronio se ubicó adosado a
alguna estructura del sur de la basílica. Probablemente, en las criptas del ábside y transepto o en su corredor
de acceso desde el aula, lugares reconocidos como espacios privilegiados para enterrar a la jerarquía
eclesiástica de la sede segobrigense.
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El redescubrimiento de la inscripción métrica del obispo Sefronius de Segobriga
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