
Arte rupestre y hábitat en la prehistoria del Riu de les Coves. Aproximación a la cronología del Arte Levantino a través de la red de caminos óptimos.
Valentín Villaverde Bonilla
Trinidad Martínez Rubio
Pere Miquel Guillem Calatayud
Rafael Martínez Valle
José Ángel Martínez Álvarez
2016
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Del neolític a l’edat del bronze en el Mediterrani occidental.
Estudis en homenatge a Bernat Martí Oliver.
TV SIP 119, València, 2016, p. 501-520.
Arte rupestre y hábitat en la prehistoria del Riu de les Coves.
Aproximación a la cronología del Arte Levantino
a través de la red de caminos óptimos
Valentín Villaverde, Trinidad Martínez i Rubio,
Pere M. Guillem Calatayud, Rafael Martínez Valle y José Ángel Martínez Álvarez
resumen
La documentación existente en el Riu de les Coves, compuesta por un total de 54 abrigos con arte rupestre Levantino y
Esquemático y 47 yacimientos arqueológicos que abarcan desde el Epimagdaleniense a la Edad del Bronce, permite analizar
la relación existente entre la red de caminos de menor coste y la ubicación de los distintos horizontes artísticos. La posibilidad
de establecer las redes de caminos para los asentamientos de cada fase cultural y la distribución de los distintos horizontes
artísticos (Arte Finipaleolítico, Arte Levantino –horizontes Centelles, Civil, Mas d’en Josep, Cingle de la Mola Remigia y
Lineal–, Arte Esquemático), facilita evaluar el grado de correlación paisajística entre el proceso de ocupación humana y la
ejecución del arte. Los resultados obtenidos indican una estrecha correlación entre el Arte Levantino y el Neolítico II, fase en
la que se registra un notable incremento de las evidencias de ocupación en la zona; así como la estabilidad de ese modelo para
el conjunto de los horizontes gráficos levantinos; y la dificultad de establecer, a partir de los datos disponibles, una correlación
entre las grafías asignadas al Arte Esquemático Antiguo y el poblamiento del Neolítico I.
palabras clave:
arte rupestre Levantino, arte rupestre Esquemático, SIG, red de caminos de menor coste, Neolítico,
arqueología del paisaje, la Valltorta.
abstract
Rock art and habitat in the prehistory of the ‘Riu de les Coves’. Approach to the chronology of Levantine Rock Art trhough
the optimum routes network. Archaeological documentation at the ‘Riu de les Coves’, with a total of 54 rock-shelters with
Levantine and Schematic Rock Art and 47 archaeological sites documented (ranging from the Epimagdalenian to the Bronze
Age), opens the possibility of evaluate the relationship between the optimum routes network and the location of the different
artistic horizons. It is possible to establish the relation between the optimum routes network settlements of each cultural phase
and the distribution of the different artistic horizons (Epimagdalenian Art, Levantine Art –Centelles, Civil, Mas d’en Josep,
Cingle de la Mola Remigia and Lineal horizons–, and Schematic Art), and evaluate the degree of correlation between the
process of human occupation of the landscape and Rock Art distribution. The results indicate: a strong correlation between the
Levantine Art and Neolithic II, phase in which a significant increase in the evidence of occupation in the area is recorded; the
stability of this model for all the Levantine graphic horizons; and the difficulty of establishing, from the available data, a clear
correlation between the pictures assigned to the Ancient Schematic Art and Neolithic I period.
keywords:
Valltorta.
Levantine Rock Art, Schematic Rock Art, GIS, optimum routes network, Neolithic, Landscape Archaeology,
1. INTRODUCCIÓN
La cronología del Arte Levantino constituye uno de los tópicos
que mayor debate y atención ha suscitado desde su descubrimiento. En los últimos decenios la discusión se ha centrado en si
su origen puede tener una raíz mesolítica o es de cronología plenamente neolítica. Esta cuestión se ha abordado frecuentemente
a partir de la valoración temática, considerada por algunos investigadores como indicativa del contexto social y económico
al que hacen referencia los motivos o las escenas pintadas, o a
partir del análisis estilístico, especialmente centrado en el estudio e implicaciones de las superposiciones cromáticas de los diferentes estilos levantinos y su relación con el arte Esquemático
(Villaverde et al., 2012).
En algunas ocasiones el debate se ha dirigido a otros campos
de discusión, en la idea de integrar el fenómeno gráfico en un
contexto territorial articulado a partir de las evidencias arqueológicas disponibles. Mientras que en otros trabajos, a partir de
la incorporación de métodos propios de la arqueología espacial,
se ha prestado especial atención a la distribución y posición de
los distintos horizontes gráficos holocenos y su articulación con
el territorio y sus características geográficas. En esta misma línea, y a través de estudios que han recurrido a los métodos propios de la arqueología espacial y del paisaje, se han realizado
aproximaciones a la articulación entre los abrigos con pinturas
y los yacimientos arqueológicos a través del estudio de los caminos óptimos. Un enfoque que resulta especialmente interesante cuando la diversidad de horizontes estilísticos es amplia
501
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V. Villaverde, T. Martínez i Rubio, P. M. Guillem Calatayud, R. Martínez Valle y J. A. Martínez Álvarez
y cuando la documentación arqueológica se apoya en un buen
conocimiento de la secuencia arqueológica y su distribución espacial, especialmente si existe una cierta amplitud cronológica
en la misma, pues permite evaluar el grado de relación existente
entre la distribución de los distintos periodos arqueológicos y
los diferentes horizontes artísticos.
La Valltorta constituye una de las zonas en las que el Arte
Rupestre alcanza una elevada concentración de yacimientos y
presenta, además, una larga trayectoria de trabajo de campo arqueológico que remonta a los primeros hallazgos en los comienzos del siglo XX y se ha continuado con interrupciones hasta
la actualidad. Estas circunstancias permiten plantear un estudio
como el que ahora presentamos: aplicar desde la perspectiva de
la arqueología espacial, mediante un GIS, una correlación entre
los distintos horizontes gráficos de la secuencia artística y las
evidencias arqueológicas reconocidas en la zona.
Nuestra atención se centra en la comparación de estos datos
con las características físicas del territorio, para intentar extraer
información sobre la relación entre el poblamiento prehistórico
en sus diversas fases y la distribución de los distintos horizontes gráficos determinados en el Arte Levantino. Para ello, se ha
creado una base de datos geográfica y arqueológica en la que
se integran las características físicas y el entorno de cada sitio,
sean estos yacimientos o conjuntos rupestres.
Contamos con una importante cantidad de datos, resultado del trabajo realizado en los últimos quince años en el
mismo núcleo de Valltorta-Gassulla por el Instituto de Arte
Rupestre y la Universitat de València, una labor que ha dado
como resultado una importante renovación y ampliación de
la información disponible del registro arqueológico prehistórico y que en el campo del arte rupestre se concreta en la
identificación de diferentes horizontes artísticos, a partir de
la sistematización de las representaciones levantinas y un detenido análisis de sus principales características estilísticas,
temáticas, compositivas y cromáticas.
Nuestro esfuerzo viene motivado por la necesidad de incorporar el arte a su contexto temporal e integrarlo en el proceso histórico del que formó parte. Esta preocupación, expresada ya en los primeros trabajos de revisión de los grandes
conjuntos rupestre de la zona (Villaverde y Martínez, 2002),
nace del interés por profundizar en el conocimiento del proceso de ocupación humana del territorio. El esfuerzo se centra en
superar la caracterización de ese contexto a partir de una mera
valoración de la proximidad física entre manifestaciones artísticas y otras evidencias arqueológicas, integrando la discusión
en un mismo discurso histórico, atento a las relaciones con el
entorno geográfico y su apropiación por los distintos grupos
humanos del pasado.
En esta ocasión, nos centraremos en el movimiento. En concreto las rutas que comunican los distintos yacimientos, para
tratar de entender y explicar la localización de los sitios de arte
rupestre. Aunque no es nuevo en las ciencias humanas (Llobera,
2000), la aplicación del análisis del movimiento a los estudios
del arte es relativamente reciente en nuestra área de estudio.
Tradicionalmente, el emplazamiento de los abrigos ha sido valorado en función de la dispersión de puntos que se generaba
en un mapa o, más recientemente, por su visibilidad o por la
proximidad a caminos tradicionales. Desde las propuestas de
la Arqueología del Paisaje, J. Martínez introducía en 1998 el
502
concepto de movimiento de manera consciente. Este autor clasifica los abrigos en función de su emplazamiento respecto a los
accidentes geográficos principales: cerros, cañones, barrancos,
etc., y entre ellos distingue aquellos cuyo emplazamiento viene
determinado por el movimiento entre ambientes diferentes. La
metodología propuesta se ha aplicado a otras áreas de arte rupestre con éxitos desiguales, dada la dificultad de adaptarla a
ambientes orográficos diferentes.
Este es el caso de los trabajos de S. Fairén (2002) que aplicó
la tipología de abrigos antes expuesta al importante núcleo de
Arte rupestre del Norte de Alacant. Al profundizar en el estudio
del movimiento, esta misma autora (Fairén, 2006) introduciría
el análisis de los caminos óptimos entre los grandes asentamientos neolíticos alicantinos para estudiar su relación con los sitios
de arte rupestre. Siguiendo, entre otros, los trabajos de Bell y
Lock (2000) en el cálculo de los caminos óptimos se proponen
elementos de paisaje que pudieron servir como atrayentes para
las rutas. En este caso, los abrigos con arte que, por su situación
y características, tuvieron que ser escogidos en relación con el
movimiento de los grupos autores de los distintos horizontes o
estilos gráficos documentados en la región.
En esa misma línea, pero centrada fundamentalmente en el
movimiento de los grupos ganaderos, Cruz Berrocal (2005) señala la relación entre la ubicación de los conjuntos de arte rupestre de la Valltorta y las vías pecuarias, así como la superposición
de éstos con los pastos tradicionales. Rasgos, en su opinión, significativos de su asociación a economías ganaderas y forestales.
Recientemente, uno de los firmantes de este trabajo (Martínez i Rubio, 2011; Martínez i Rubio y Martorell, 2012) ha
abordado el estudio de los caminos óptimos en relación con
los conjuntos de arte rupestre de la cuenca media del río Júcar.
De inicio se tuvo en cuenta solamente el criterio topográfico
para no condicionar los trazados y poder descartar la elección
de los emplazamientos decorados en función de las rutas. La
reconstrucción de los caminos neolíticos a través de este territorio racionalizaba coherentemente la localización de los
abrigos de arte rupestre Esquemático Antiguo y Levantino.
En este caso, las alternativas observadas en sus recorridos podrían tener un componente secuencial con modificaciones a
lo largo del tiempo.
M. Sebastián (2011) ha contemplado, de igual manera, el
estudio del movimiento proponiendo una aproximación al arte
rupestre que debe quedar definitivamente incorporada en los
análisis a escala macro. Sus trabajos relacionados con el núcleo
del Bajo Aragón, donde señala las diferencias encontradas en
la distribución longitudinal de los conjuntos de Arte Esquemático y la de carácter más circular y abierta del Arte Levantino (Sebastián, 2011), se han ampliado con la valoración de los
conjuntos rupestres esquemáticos del valle del Ésera (Huesca),
prestando atención a las transformaciones paisajísticas y la valoración de las posibilidades de explotación del entorno, tanto
agrícola como ganadero, en relación con los yacimientos neolíticos y de la Edad del Bronce (Sebastián y Bea, 2011).
Enmarcados en un enfoque claramente relacionado con la
Arqueología del paisaje, varios trabajos han llamado la atención
sobre el papel del arte rupestre en la construcción del paisaje
social a partir del neolítico, en clara relación con la práctica ganadera y los caminos pecuarios (Berrocal et al., 2014; Fairén et
al., 2006; García, 2006). De especial interés resultan las apre-
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Aproximación a la cronología del Arte Levantino a través de la red de caminos óptimos
ciaciones metodológicas y de enfoque formuladas por Fairén y
coautores (2006) en relación con las vías pecuarias y los caminos óptimos, al valorar la incidencia de los sistemas económicos, los condicionantes históricos y los núcleos de población en
el recorrido de las primeras.
En un posterior trabajo (Cruz Berrocal et al., 2014), se ha
puesto en relación el arte rupestre con el uso del territorio en la
vertiente mediterránea ibérica, llegando a la conclusión de que
los yacimientos con pinturas levantinas presentan unas características bien definidas en su ubicación, asociándose a medios
de montaña de altitud media y zonas transicionales entre diversos biotopos, abiertas a la explotación de diversos recursos y en
clara relación con las prácticas ganaderas y la apropiación del
paisaje por parte de los grupos productores del Neolítico.
Al centrarnos en el estudio de la Valltorta, y a partir de
una rápida observación de los yacimientos con arte rupestre,
resulta evidente que sus autores, fueran estos quienes fueran,
no vivían en estos abrigos. De los 66 sitios con arte rupestre
inventariados tan solo siete han proporcionado restos materiales de ocupación; de estos, cinco incluyen materiales que
no son adscribibles cronoculturalmente (Abric del Barranc de
les Calçades, Cova de la Pipa, Cova Gran de l’Aigua, Cova
de l’Estaró y Cova Gran del Puntal) por la escasez o el estado
de conservación que presentan. El Cingle de l’Ermità ha dado
materiales correspondientes al Epipaleolítico Geométrico y al
Horizonte Campaniforme de Transición. El Mas Blanc o de
Les Covarxelles presenta a los pies del abrigo restos abundantes pertenecientes al Epimagdaleniense. A partir sólo de estos
datos resulta imposible dilucidar, en términos regionales, la
relación entre Arte rupestre levantino y una etapa concreta de
la ocupación prehistórica.
Tan solo el 10,5% de los yacimientos con arte rupestre presentan materiales arqueológicos a sus pies, de lo que se desprende que los autores de los grafismos se desplazarían, mayoritariamente, desde los puntos de hábitat hasta los abrigos elegidos,
para realizar en ellos tareas que no implicaron la utilización intensa de objetos líticos u otros materiales, o son puntos de paso
en desplazamientos más largos. La presencia del arte constituye,
así, la única evidencia de su visita. Por otra parte, las características de algunos enclaves, dominando pasos, con cierta visibilidad del entorno, o en algunos casos mayor visibilidad territorial, explican que su frecuentación pueda alcanzar una amplitud
cronológica elevada, aunque no necesariamente vinculada a la
decoración de sus paredes. Su frecuentación, ya sea en relación
con actividades ganaderas o como puntos de ojeo vinculadas a
actividades cinegéticas, no estuvo acompañada de actividades
de mantenimiento o de fabricación y consumo, y no ha dado
lugar a la formación de depósitos arqueológicos significativos
en el entorno inmediato de las paredes decoradas.
Los desplazamientos forman parte de las actividades cotidianas, tanto de los grupos de economía cazadora como productora. Abarcando mayor o menor distancia, con mayor o
menor duración, los grupos humanos se desplazan desde los
asentamientos fijos o temporales a lo largo de su territorio. El
tránsito por el territorio inmediato es, de hecho, un acto sistémico, naturalizado a pesar de que debe ser aprendido y deberá
ser enseñado. Dicho de otra forma, en una zona de ambiente
mediterráneo, como es la Valltorta y sus alrededores, las características paisajísticas evidencian la necesidad de un control de
los vados, accesos y zonas aptas para un movimiento fluido y
eficaz. Los puntos de acceso a determinadas áreas, a determinados recursos, deben ser transmitidos, aprendidos en pos de un
rendimiento energético que, de entrada, no negaremos a ninguna población prehistórica. Este mismo proceso de transmisión
conduce a su vez a un proceso de identificación con este mismo territorio transitado, explotado y habitado. Y cuando ya es
aprendido, el tránsito facilita las tareas de control, bien sea de
recursos o de personas.
Los caminos unen un punto de origen y un destino, y entre
ambos hay elementos en el paisaje habitado que condicionan
el movimiento: rutas que se desvían o son atraídas por diferentes elementos culturales, políticos o económicos. Pero de los
tres supuestos, los dos primeros resultan difíciles de inferir de
manera directa a partir de los restos arqueológicos. En cambio,
la aproximación a los factores económicos resulta en principio
abordable desde los estudios geográficos y paleoambientales.
Hay elementos comunes a todos los caminos. Estos son:
1. Los caminos precisan de una infraestructura o mantenimiento mínimos. Los caminos de tierra deben ser transitados
con cierta asiduidad para evitar la proliferación de la cubierta
vegetal que los borraría. Paralelamente, a lo largo de su recorrido pueden existir zonas con pendientes más pronunciadas que
precisen de la construcción de un pavimento, aunque mínimo,
para la conservación del suelo, etc.
2. Los caminos se ajustan al principio de racionalización
energética. En función de la dirección que se siga, la pendiente
ejerce una u otra resistencia. Así, cuando se asciende frontalmente, la resistencia es el total de la pendiente; en cambio, esta
resistencia disminuye considerablemente cuando se asciende
tangencialmente a la pendiente (Bell y Lock, 2000). Este principio físico explica el zigzaguear de tantos caminos y carreteras
todavía en la actualidad. Sobre las limitaciones y consideraciones en su evaluación a través de los SIG han de tenerse en cuenta las reflexiones formuladas por Grau (2011).
2. METODOLOGÍA
A partir de estas constataciones, la metodología aplicada para
realizar los caminos óptimos precisaba de 3 elementos: (1) los
puntos –de origen y destino–, (2) la pendiente –el coste– y (3) la
dirección –hacia donde se sigue en cada momento–. El algoritmo
aplicado, conocido como Algoritmo de Coste Anisotrópico incorpora de esta manera tanto la magnitud del coste (la pendiente)
como la dirección. Basado plenamente en la pendiente, el método
da total primacía al criterio topográfico en detrimento de cualquier otro elemento cultural, político o económico que pudiera
ejercer de atrayente o repelente al trazado de los caminos. Como
ya se ha expuesto, el acceso a este otro tipo de datos resulta complicado. Para empezar, desconocemos el peso específico del factor conservación en la dispersión actual de sitios de arte rupestre,
por ejemplo, y varía la intensidad y extensión de los trabajos de
prospección en el territorio analizado. Sin embargo la topografía
es un factor influyente neto y por tanto un buen principio a partir
del cual iniciar el estudio y poder explorar otras posibilidades.
En la base de todo trabajo con Sistemas de Información
Geográfica están los datos introducidos y su calidad. En este
sentido, por un lado contamos con la información obtenida desde diferentes organismos tales como el Instituto Geográfico Na503
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V. Villaverde, T. Martínez i Rubio, P. M. Guillem Calatayud, R. Martínez Valle y J. A. Martínez Álvarez
cional de Cartografía donde se han recogido el Modelo Digital
del Territorio con un peso de malla de 25 metros y los mapas
topográficos y ortofotos que han servido de apoyo durante el
proceso de generación y análisis de los mapas resultantes. De
los servicios cartográficos ofrecidos desde las instituciones autonómicas, cabe destacar la cartografía vectorial de las vías pecuarias del Servei de Gestió Forestal de la Conselleria de Medi
Ambient, Aigua, Urbanisme i Habitatge. La importancia de estos datos en el establecimiento de las rutas obtenidas obedece a
la lógica de un territorio determinado con sus especificidades,
siguiendo trabajos anteriores que apuntan esta posibilidad y la
potencialidad de las vías pecuarias como elementos para el análisis arqueológico (Fairén et al., 2006).
Por otro lado, y fruto de la intensa labor de prospección,
contamos en el entorno de la Valltorta, Serra d’en Galceran y la
Serra del Molló, con 54 abrigos con arte rupestre adscritos a los
horizontes gráficos “Finipaleolítico”, Levantino, Esquemático y
Esquemático Antiguo (tabla 1). Otros 12 corresponden a fases
históricas y no se han tenido en cuenta en este trabajo (Guillem et al., 2011). Dentro del Levantino distinguimos cinco horizontes gráficos con características estilísticas y compositivas
específicas y secuenciados en base a criterios de superposición,
adición y pautas de ocupación del espacio en los paneles. Estos son los Horizontes Centelles, Civil, Mas d’en Josep (MdJ),
Cingle de la Mola Remigia (CMR) y el Lineal, enunciados de
más antiguo a más moderno, aunque con dudas con respecto a
alguno de ellos (Domingo Sanz, 2005; López Montalvo, 2005).
En la actualidad hay contabilizados 47 yacimientos en los
que se han recuperado materiales líticos, cerámicos, de fauna o
de cualquier otra naturaleza que indican la ocupación humana
por períodos de duración muy variable.
Este inventario de yacimientos es consecuencia de los trabajos
de prospección realizados en la zona por diferentes equipos y en
diferentes etapas, desde el año 1917 hasta el año 2005 (Guillem
et al., 2011). La fiabilidad de la información para establecer modelos de ocupación del territorio está sujeta a las cautelas propias
de los registros en superficie y a la influencia de las características
fisiográficas de un territorio en el que los procesos erosivos desarrollados en los últimos siglos han sido muy intensos.
De los 47 yacimientos (tabla 2), en 12 casos se han realizado
excavaciones arqueológicas y los restantes presentan diferente
grado de fiabilidad en la adscripción cronocultural (Fernández
López de Pablo et al., 2002). Pese a esta circunstancia se trata de
yacimientos cuyos materiales han sido estudiados al detalle en
diversos trabajos de investigación (Fernández López de Pablo,
2005, 2006; García Robles, 2003). Las adscripciones cronoculturales de estos materiales de superficie se han podido perfilar
con mayor precisión tomando como base los materiales recuperados en las excavaciones modernas realizadas en la zona.
En función de las adscripciones realizadas para dichos materiales se han tomado en consideración para este trabajo seis
períodos culturales distintos. Estos son el Epimagdaleniense, el
Mesolítico Geométrico, el Neolítico, diferenciando dentro de
este amplio horizonte el Neolítico I, el Neolítico II y el Horizonte Campaniforme de Transición (HCT), y finalmente la Edad
del Bronce. Esta larga secuencia abarca prácticamente todo el
Holoceno prehistórico lo que ha de permitir obtener una visión
diacrónica del comportamiento del poblamiento y la relación
que se deduce con los abrigos de arte rupestre.
504
Otras características que se toman en cuenta, independientemente del origen de los datos –de excavación o de recogida
sistemática en superficie– son: la localización del yacimiento
(cueva, abrigo o al aire libre), la extensión que ocupa, la abundancia relativa de materiales y la función que se deduce para
el yacimiento. En relación con la funcionalidad se han discriminado los yacimientos considerados lugares de enterramiento
como puntos de origen o destino de las rutas trazadas. Estos, así
como los sitios con arte rupestre, deben ponerse en relación con
los sitios habitados, y pueden ser objeto de un estudio detallado
que, de momento, posponemos.
A la hora de relacionar la información hay que considerar
que un abrigo puede presentar diversos horizontes gráficos o
estilísticos, y un yacimiento ocupaciones de diferentes etapas
cronoculturales, con lo que en ambos casos puede aparecer reiteradamente en los mapas.
3. RUTAS DE MÍNIMO COSTE Y YACIMIENTOS
ARQUEOLÓGICOS
A continuación pasamos a exponer el análisis de las rutas de
mínimo coste calculadas entre yacimientos adscritos a cada uno
de los períodos cronoculturales en relación con los diferentes
horizontes gráficos y estilísticos diferenciados.
3.1. Epimagdaleniense
Los yacimientos implicados en esta cronología y para esta
zona son: el Mas Blanc o de les Covarxelles (‘32), la Cova del
Trenc (‘12) y Sant Joan Nepomucé (‘2). El primero se localiza
en la cara sur de la Serra del Molló, el segundo en el tramo
medio del Barranc de la Valltorta y el tercero al este del pico
de la Bastida.
El camino óptimo (fig. 1) entre Sant Joan Nepomucé y les
Covarxelles se aleja de la Cova del Trenc para recorrer la depresión Tírig-la Barona, superar el Montegordo por su cara occidental y acceder a la Serra de la Creu cruzando la Rambla de la
Morellana. Los caminos hacia la Cova del Trenc discurren por
el flanco oriental de dicha depresión.
Resulta complicado establecer una relación entre estos
caminos óptimos y los sitios de arte rupestre en general. El
conjunto del Barranc de l’Espigolar (61) de cronología Epimagdaleniense queda al sur de Sant Joan Nepomucé y parece
más vinculado a un eje en sentido altitudinal que comunica el
valle de la Rambla de Vilanova con la parte alta de la Serra
d’en Galceran.
En principio, desestimamos el Arte Esquemático Antiguo, asociado a poblaciones neolíticas, a la hora de establecer correlaciones. Los yacimientos con Arte Levantino presentan una dispersión alejada de las rutas trazadas. Tan sólo
en el punto en que los caminos llegan a la Cova del Trenc y
cruzan el Barranc de la Valltorta, los caminos se aproximan
a la Cova del Rull (21) al norte y a las dudosas figuraciones
documentadas en la Font del Bosc (20) en la vertiente sur. El
arte rupestre levantino en su conjunto rodea las rutas, pero
no las sigue.
Un dato interesante de la observación de las rutas para este
período es la reiterada utilización del Barranc de les Calçades
como acceso a la Serra d’en Galceran desde la zona baja del
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Aproximación a la cronología del Arte Levantino a través de la red de caminos óptimos
Tabla 1. Catálogo de los conjuntos con arte objeto de estudio. La numeración coincide con la propuesta en Guillem et al. (2011) para el
conjunto de arte rupestre documentado en el Riu de les Coves y sólo se incluyen los abrigos con Arte Esquemático y Levantino.
Nº
Conjunto
Estilo
Nº motivos
1
3
4
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
17
18
19
20
21
22
23
24
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
41
42
43
45
46
47
48
49
50
53
54
55
56
57
60
61
62
65
Abric del Barranc de les Calçades
Abric II del Pou de Nosca
Mas d'en Salvador o Cingle de Martínez
Cingle de l'Ermità
Abric del Barranc Fondo
Coveta de Montegordo
Abric II de Montegordo
Abric III de Montegordo
Abric IV de Montegordo
Cingle dels Coloms
El Campanarenc
Abric I de la Rambla de la Morellana
Abric II de la Rambla de la Morellana
Roca del Migdia
Coves dels Ribassals o del Civil
Cova dels Tolls Alts
La Font del Bosc
Cova del Rull
Cova dels Cavalls
La Cova de l'Arc
L'Arc
Cova de la Taruga
Abric I de la Penya de la Mula
Abric II de la Penya de la Mula
Cingle del Mas d'en Josep
Cova Alta del Lledoner
Cova de la Pipa
Cova Gran de l'Aigua
Calçades del Matà
Cingle dels Tolls de la Saltadora
Coves de la Saltadora
Cova de l'Estaró
Covetes del Puntal
Coveta de Matamoros
Cova Gran del Puntal
Cingle dels Tolls del Puntal
Abric del Mas d'Abad
Abric Centelles
Abric de la Mostela
Abric I del Barranc d'en Cabrera
Abric II del Barranc d'en Cabrera
Roca dels Ermitans. Abric I
Roca dels Ermitans. Abric II
Abric I del Barranc del Mas d'Enruna
Abric II del Barranc del Mas d'Enruna
Abric del Racó del Quildo
Abric I del Morral del Voltor
Abric II del Morral del Voltor
La Cova Roja
Abric del Mas Blanc o de les Covarxelles
Mas de Custodi
Cingle del Barranc de l'Espigolar
Abric I del Barranc del Povàs o del Barranc del Quarto
Abric II del Barranc de les Voltes
Levantino y Esquemático
Levantino
Levantino
Levantino y CMR
Levantino
Levantino y Lineal
Levantino y Esquemático
Levantino y Civil
Levantino
Levantino
Esquemático
Levantino
Esquemático
Levantino
Levantino, Civil, Lineal y Esquemático
Levantino y Centelles
Levantino
Levantino y CMR
Levantino, Centelles, Civil, MdJ, CMR, Lineal y Esquemático
Levantino y MdJ
Levantino
Levantino
Esquemático
Levantino y Esquemático
Levantino, MdJ, Lineal y Esquemático
Levantino, Centelles, CMR y Lineal
Esquemático
Levantino y Esquemático
Levantino, MdJ, CMR y Lineal
Esquemático e Histórico
Levantino, Centelles, MdJ, CMR, Lineal y Esquemático
Esquemático y Protohistórico
Levantino, Centelles, CMR, Lineal y Esquemático
Esquemático
Levantino, MdJ y Esquemático
Levantino, Centelles y Civil
Esquemático
Levantino, Centelles, MdJ, CMR y Lineal
Levantino y Lineal
Levantino y Esquemático
Esquemático
Levantino e Histórico
Levantino, Centelles, Esquemático e Histórico
Levantino, Civil y Esquemático
Levantino y Lineal
Levantino e Histórico
Levantino, Lineal e Histórico
Levantino
Levantino e Histórico
Levantino e Histórico
Levantino y Lineal
Finipaleolítico, Levantino y Esquemático
Levantino, Lineal e Histórico
Levantino
11
6
27
26
1
11
5
1
1
Sin precisar
3
5
Sin precisar
5
Sin precisar
7
Sin precisar
12
97
2
1
1
Sin precisar
3
34
12
11
Sin precisar
17
3
Sin precisar
Sin precisar
37
2
9
7
1
Sin precisar
7
3
1
5
13
16
3
7
1
2
8
8
6
10
4
Sin precisar
505
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V. Villaverde, T. Martínez i Rubio, P. M. Guillem Calatayud, R. Martínez Valle y J. A. Martínez Álvarez
Tabla 2. Catálogo de los yacimientos arqueológicos del Riu de les Coves.
Nº
Yacimiento
Cronología
Funcionalidad
Materiales
'1
'2
'3
'4
'5
'6
'7
'8
'9
'10
'11
'12
'13
'14
'15
'16
'17
'18
'19
'20
'21
'22
'23
'24
'25
'26
'27
'28
'29
'30
'31
'32
'33
'34
'35
'36
'37
'38
'39
'40
'41
'42
'43
'44
'45
'46
'47
Mas del Boix
Sant Joan Nepomucé
Cingle de l'Ermità
Mas de Martí de Sant Miquel
Coveta del Mas de Martí
Barranc de Cabrera
Cova de la Gralla
Mas de Brusca
Mas dels Torans
Mas de Marín
El Campanaret de Montegordo
Cova del Trenc
Barranc Fondo
Cova de les Tàbegues
Vessant Nord de les Tàbegues
El Colmenar
Planell de la Bastida
Planell del Mas d'en Josep
Planell del LLidoner
Cova de la Rabosa
Calçades del Matà
Cova Gran del Puntal
Planell del Puntal
Cova de l'Estaró
Planell de la Rompuda
Pla del Serretó
Pla d'en Peraire
La Mallaeta
Cova del Mas d'Abad
Mas del Riu
Abric del Mas de Martí
Mas Blanc o de les Covarxelles
Els Horts
El Tossal
Cova Malena
Les Clotes
El Povatxo
El Degollador
Mas del Bracet
Mas de Martí de Sant Pau
Mas de Sanç
Mas del Viudo
Mas del Gat
Les Antones
Mas de la Rueda
Les Canals
La Marieta
Mesolítico Macrolítico y Neolítico II
Epimagdaleniense
Mesolítico Geométrico y HCT
Neolítico I
Neolítico II y Edad del Bronce
Neolítico II
Neolítico II y Edad del Bronce
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II
Bronce
Epimagdaleniense
Neolítico II
Neolítico II y Bronce
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II y Edad del Bronce
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II
Edad del Bronce
Neolítico II
Mesolítico Geométrico, Neolítico I y Neol. II
Epimagdaleniense
Neolítico II
Neolítico I
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II
Edad del Bronce
Neolítico II
Mesolítico Geométrico y Neolítico II
Edad del Bronce
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico I, Neolítico II y HCT
Neolítico II
Neolítico II
Hábitat
Hábitat
Hábitat y enterramiento (HCT)
Hábitat
Enterramiento (Bronce)
Hábitat
Hábitat y enterramiento (Bronce)
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat y enterramiento (Bronce)
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Enterramiento (Bronce)
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Enterramiento (Bronce)
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Superficie
Excavación
Excavación
Superficie
Excavación
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Excavación
Superficie
Excavación
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Excavación
Superficie
Excavación
Superficie
Excavación
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Excavación
Superficie
Excavación
Excavación
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Excavación
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
valle. El Barranc Fondo nace de dos vaguadas a los pies del pico
de Sant Joan de Nepomucé. La ruta de mínimo coste trazada
entre les Covarxelles y Sant Joan de Nepomucé accede al yacimiento por la vaguada occidental del mismo modo que lo hace
el azagador de la Careta de Grau a Sant Pau. Esta coincidencia
refuerza la validez del criterio topográfico para la generación de
rutas o caminos entre yacimientos.
506
3.2. Mesolítico
Los yacimientos implicados son Abric del Mas de Martí (‘31),
el Cingle de l’Ermità (‘3) y el Mas de Martí de Sant Pau (‘40).
En general, y a pesar que incorpora un eje NW-SE (‘31-‘3),
la ruta establecida entre sitios de hábitat queda fuera del alcance
de los yacimientos de arte (o viceversa) (fig. 2). Esta ruta trans-
[page-n-7]
Aproximación a la cronología del Arte Levantino a través de la red de caminos óptimos
Fig. 1. Relación entre las rutas óptimas de los yacimientos del Epimagdaleniense y los conjuntos de arte Esquemático Antiguo, Levantino
y Esquemático.
507
[page-n-8]
V. Villaverde, T. Martínez i Rubio, P. M. Guillem Calatayud, R. Martínez Valle y J. A. Martínez Álvarez
Fig. 2. Relación entre las rutas óptimas de los yacimientos del Mesolítico Geométrico y los conjuntos de arte Esquemático Antiguo,
Levantino y Esquemático.
508
[page-n-9]
Aproximación a la cronología del Arte Levantino a través de la red de caminos óptimos
versal rodea el Montegordo y transcurre por el valle del Riu de
Sant Miquel-Barranc Fondo (depresión Tírig-la Barona). Con
todo, el eje principal continua siendo el N-S (‘31-‘40).
Por horizontes gráficos, de entrada descartaríamos que hubiera cualquier relación entre los asentamientos mesolíticos y
el Arte Esquemático Antiguo (AEA) que, como se ha indicado
en el apartado anterior, se atribuye a partir de la iconografía
y los paralelos muebles a poblaciones del Neolítico Antiguo.
La localización de estos dos tipos de yacimiento, los asentamientos mesolíticos y los abrigos con AEA, se puede analizar
desde la complementariedad del territorio implicado, sin embargo, a las escasas presencias de ambos tipos de yacimientos, hay que sumar la proximidad del Cingle de l’Ermità (‘3)
a les Coves del Civil (18).
No es fácil establecer una relación entre los yacimientos con
Arte Rupestre Levantino y las rutas establecidas para el mesolítico, a pesar del aumento notable de sitios con este tipo de figuraciones con respecto al horizonte anterior. Es más, las concentraciones de abrigos de la Valltorta, de la Serra del Molló o d’en
Galceran se alejan del territorio transitado, el cual se concentra
alrededor del Barranc Fondo y del Barranc de Sant Miquel.
Analizado el levantino por Horizontes observamos cómo
para el Horizonte Centelles, el Abric de Centelles (42) se encuentra a escasos metros de distancia del Mas de Martí. El
resto de abrigos de este horizonte van desde Cavalls (22) hacia
el este, a lo largo del Barranc de la Valltorta y también en la
Serra del Molló.
Una imagen muy similar se desprende con el Horizonte Civil. De hecho, todavía se alejan más los yacimientos de hábitat,
y los caminos que los unen, de los puntos decorados durante
esta fase. A pesar de las dudas que genera la existencia del horizonte en el Abric III de Montegordo (10), el primer yacimiento
donde se documenta con seguridad es precisamente el Abric del
Civil y este se desplaza hacia el este del centro de los yacimientos de hábitat y sus rutas.
Esta tendencia se acentúa con el Horizonte Mas d’en Josep a
pesar de la presencia de motivos adscritos a dicho horizonte en
el Abric de Centelles (42), tan próximo al Mas de Martí (‘31).
Situación que se repite con el Horizonte del CMR.
Con el aumento de yacimientos con representaciones lineares en sus paredes, la situación respecto a los sitios de hábitat
mesolítico no varía sustancialmente. De hecho, los puntos de la
Serra d’en Galceran continúan alejados del hábitat y sus rutas.
Del mismo modo, la concentración del Barranc de la Valltorta
muestra el eje al norte del Montegordo y los yacimientos de la
Serra del Molló quedan fuera del alcance del sitio de hábitat más
septentrional que es el Mas de Martí.
Finalmente, con el horizonte gráfico Esquemático la distribución de yacimientos de hábitat y de arte no permite tampoco establecer una relación directa entre ellos. Al contrario, al
poco espacio implicado por las rutas y los escasos yacimientos
adscritos a la cronología hay que añadir que las concentraciones de abrigos con Arte Esquemático se encuentran alejados.
Aun a pesar de que se confirmase la presencia de Esquemático
en el Abric II de Montegordo (9), y con el mismo un posible
punto de paso, de parada o de control de la ruta, el aislamiento
de esta situación con respecto al conjunto del horizonte dificulta su asociación.
3.3. Neolítico I
Yacimientos implicados: Mas de Martí de Sant Miquel (‘4, Nueva Planta –NP–), Mas de Martí (‘31), Mas de la Rueda (‘45,
NP) y el Tossal (‘34, NP) (fig. 3). De entrada, no se detecta un
aumento destacable de los yacimientos respecto a cronologías
anteriores. Sin embargo, destaca la ausencia de materiales de
momentos previos, lo que nos sitúa frente a yacimientos que en
su mayoría son de “nueva planta”.
En una aproximación geográfica general, los yacimientos
se localizan en torno a la planicie de Albocàsser. Al norte, el
Mas de Martí y el Mas de Martí de Sant Miquel se encuentran
en la ladera occidental de la Rambla de Sant Miquel. En el
fondo del valle localizamos el Tossal. El yacimiento más meridional, el Mas de Rueda, se sitúa en la cara norte de la Serra
d’en Galceran. La disposición de los yacimientos determina
un eje norte-sur en el trazado que une, mediante los caminos
de menor coste, los yacimientos de hábitat. La relación entre
los yacimientos de hábitat, los caminos calculados y los sitios de arte se establece en función del horizonte gráfico que
tratemos.
Los sitios con Arte Esquemático Antiguo quedan alejados
de dichas rutas. Desplazados hacia el este, les Coves del Civil
(18) y la Cova dels Cavalls (22) se alejan de los yacimientos de
hábitat del Neolítico Antiguo.
Las relaciones que se pueden establecer entre el Neolítico I y los yacimientos con Arte Levantino son escasas y
se reducen a la proximidad entre el yacimiento de Mas de
Martí (‘31) y el Abric de Centelles (42). La existencia en
este último de figuras asociadas a los horizontes estilísticos
Centelles, Mas d’en Josep, Cingle de Mola Remigia y Lineal
se contrapone al hecho de que el Mas de Martí es el yacimiento más septentrional, y el eje trazado por los caminos se
dirige hacia el sur dejando el Abric de Centelles a su espalda
y sin vínculo con los restantes conjuntos en los que el horizonte Centelles se ha documentado. El arte de este horizonte
se concentra en la zona este, de norte a sur (el Abric II de
la Roca dels Ermitans (48), el Abric I del Barranc del Mas
d’Enruna (49), la Cova dels Cavalls (22), la Cova de l’Arc
(23), la Cova dels Tolls Alts (19), les Coves de la Saltadora
(35), les Covetes del Puntal (37) y la Cova Gran del Puntal).
A estas referencias se puede, finalmente, añadir la presencia
de un figura, bastante perdida, pero claramente identificable,
en les Coves del Civil (18), cuyos paralelos conducen a la
variante de piernas menos voluminosas bien definida en Centelles (Villaverde et al., 2006) y cuya situación marcaría el
punto más cercano por el este al camino que une el Mas de
Martí y el Mas de Rueda.
Los sitios con representaciones adscritas al horizonte estilístico Civil, también se alejan hacia el este y quedan desvinculadas, en principio, de las rutas que unen los yacimientos del
Neolítico Antiguo.
Del mismo modo, cuesta relacionar de manera directa los
sitios con arte Esquemático con las rutas del Neolítico I. Al este
se encuentran los abrigos del Barranc d’en Cabrera (45 y 46);
al oeste, el sitio más próximo es el Abric II de Montegordo (9),
que sin embargo se abre en la ladera opuesta a las rutas. El resto
de sitios con Esquemático quedan fuera del alcance de los sitios
de hábitat y de los caminos que los unirían.
509
[page-n-10]
V. Villaverde, T. Martínez i Rubio, P. M. Guillem Calatayud, R. Martínez Valle y J. A. Martínez Álvarez
Fig. 3. Relación entre las rutas óptimas de los yacimientos del Neolítico I y los conjuntos de arte Esquemático Antiguo, Levantino y
Esquemático.
510
[page-n-11]
Aproximación a la cronología del Arte Levantino a través de la red de caminos óptimos
3.4. Neolítico II
Son 31 los yacimientos implicados de los cuales, 28 son de
“nueva planta” y 3 muestran continuidad con momentos anteriores: el Mas de Martí (‘31) y el Abric del Mas de Martí de Sant
Pau (‘40) desde el Mesolítico, y el Mas de la Rueda (‘45) desde
el Neolítico I. A simple vista se evidencia un aumento destacado
del número de yacimientos relacionados con esta fase y, con
ello, el aumento de la complejidad de la red de caminos óptimos
que se puede trazar (fig. 4).
En el Barranc de la Valltorta se da por primera vez una
clara coincidencia entre el territorio en el que se distribuye
el arte y el territorio habitado. Al aumento demográfico que
explicaría el incremento de sitios con ocupaciones durante este
período se correspondería un aumento de las actividades en los
sitios decorados. Esto es, el aumento del tránsito por la zona,
su ocupación más intensiva, tendría un reflejo en el número de
sitios decorados. Sin embargo esta imagen se puede matizar a
partir del análisis detallado por horizontes gráficos. La posibilidad de establecer una contrastación que, en principio, tiene
implicaciones cronológicas, obliga a detenerse en el comentario de este aspecto.
3.4.A. Neolítico II y Esquemático Antiguo
La escasa representación del horizonte Esquemático Antiguo
impide, nuevamente, su valoración en relación con las rutas de
este periodo. Se puede apuntar la plena integración de las escasas evidencias de este horizonte artístico en el territorio del
Neolítico medio. La proximidad de les Coves del Civil a los
yacimientos del Mas de Marín (‘10) y del Barranc Fondo (‘13)
cerrando por el oeste y la agrupación del extremo este con yacimientos como Planell de la Bastida (‘17), Planell del Lledoner
(‘19), les Calçades del Matà (‘21) o la Cova Gran del Puntal
(‘22) que enmarcan en su centro la Cova dels Cavalls (22). Con
todo, la relación se da más por proximidad que por la vinculación con las rutas de movimiento calculadas.
3.4.B. Neolítico II y Levantino
Una situación diferente se da con el Levantino. Considerándolo
como un todo, hay varios detalles que resaltan al observar la
distribución de los sitios de arte, los yacimientos de hábitat y los
caminos óptimos calculados.
Por un lado, las agrupaciones de arte del norte, de la Serra
del Molló, y al sur, de la Serra d’en Galceran, se alejan y quedan
desvinculadas de los yacimientos de hábitat. Sin embargo, hay
que tener en cuenta que el método marca los límites de manera
rotunda, estableciendo fronteras artificiales sobre el mapa, con
lo que el territorio del norte queda fuera de la red de caminos
al carecer de la información sobre yacimientos para esta zona.
En cambio en la Serra d’en Galceran hay un núcleo importante
de yacimientos de hábitat en su vertiente norte que no hallan
correspondencia con los sitios de arte rupestre. Esto es, en el
territorio que involucra la serie de yacimientos que jalonan la
cara norte de la sierra tan sólo encontramos los escasos motivos
lineales del Abric del Barranc de les Calçades (1).
Una situación diferente se da en la zona centro-septentrional
del territorio implicado. Esto es en el Barranc de la Valltorta
donde se concentran los yacimientos de hábitat y de arte. Re-
sulta llamativo que en esta zona se aprecia una asociación entre
los yacimientos de arte y las rutas de mínimo coste calculadas.
- El Abric I del Barranc d’en Cabrera (45) se encuentra en el
camino entre el yacimiento del Barranc d’en Cabrera (‘6) y la
Cova Malena (‘35).
- En el camino entre esta cueva y el Abric del Mas de Martí
(‘31) se localiza el Abric Centelles (42).
- Entre la Cova Malena y el Mas del Riu (‘30), se encuentra el
Abric de la Mostela (43).
- En la cara este del Montegordo, entre el Mas de Marín (‘10)
y el Mas dels Torans (‘9) encontramos asociado a la ruta calculada, la Coveta de Montegordo (8) y los abrigos II, III, IV del
Montegordo (9, 10 y 11).
- Desde el Mas de Marín (‘10) hacia el este en el camino al
Vessant Nord de les Tàbegues (‘15), encontramos el Planell del
Mas d’en Josep un tanto desplazado hacia arriba respecto a la
ruta trazada entre los dos yacimientos y les Calçades del Matà
(‘21), con una ubicación integrada en la ruta.
- Entre el mismo Mas dels Torans (‘9) y el Barranc Fondo
(‘13) encontramos, muy cerca de este último, el Cingle de
l’Ermità (6).
- El Barranc Fondo (‘13) se establece como un punto central
pues, hacia el sur, en la ruta hacía les Clotes (‘36), pasa por enfrente del Mas d’en Salvador (4).
- Hacia el este, la ruta entre el Barranc Fondo (‘13) y el Vessant Nord de les Tàbegues (‘15) pone en relación los sitios del
Cingle dels Coloms (12) y la Roca del Migdia (17).
- En la misma dirección, pero desplazándose ligeramente hacia el sur, la ruta que une el Barranc Fondo (‘13) con El Colmenar (‘16) vincula la Cova dels Tolls Alts (19).
- Entre los sitios del Vessant Nord de les Tàbegues (‘15) y el
Colmenar (‘16) se localizan los sitios de arte de la Cova dels
Cavalls (22), la Cova de l’Arc (23), L’Arc (24) y Els Carrasquissos (25).
- A pesar del corto recorrido entre el Planell de la Bastida (‘17)
y el Planell del Lledoner (‘19), pone en relación, al establecer la
ruta de mínimo coste, los abrigos I y II de la Penya de la Mula
(27 y 28 respectivamente).
- Igualmente corto pero interesante es el trazado que une el
Planell del Mas d’en Josep (‘18) y les Calçades del Matà (‘21),
el cual pone en juego los sitios de arte de la Cova Alta del Lledoner (30), Cova de la Pipa (31) y la Cova Gran de l’Aigua (32).
Los datos disponibles relacionan, mediante las rutas de
mínimo coste, los yacimientos de hábitat del Neolítico II y
los sitios de arte rupestre Levantino. Esta situación, con todo,
se observa fundamentalmente en la zona centro-septentrional
del área de estudio donde se da la concentración de sitios de
arte y de hábitat. El arte vinculado a la Serra del Molló se
encuentra apartado de yacimientos de ocupación de cierta entidad, ya sea en términos temporales o de extensión. Mientras
que la vertiente norte de la Serra d’en Galceran muestra una
dispersión bastante intensa de yacimientos de hábitat para el
período del Neolítico.
Esta situación, que se observa de manera clara cuando analizamos el Levantino en conjunto, se matiza cuando se aumenta
el nivel de detalle hasta contemplar los distintos horizontes estilísticos que distinguimos dentro del mismo (fig. 5).
511
[page-n-12]
V. Villaverde, T. Martínez i Rubio, P. M. Guillem Calatayud, R. Martínez Valle y J. A. Martínez Álvarez
Fig. 4. Relación entre las rutas óptimas de los yacimientos del Neolítico II y los conjuntos de arte Esquemático Antiguo, Levantino y
Esquemático.
512
[page-n-13]
Aproximación a la cronología del Arte Levantino a través de la red de caminos óptimos
3.4.B.1. Horizonte Centelles: con presencia en 10 yacimientos.
Muestran una concentración en el sector este de la Valltorta, a
pesar de la posición noroccidental del Abric Centelles (42) y los
yacimientos aislados al norte del territorio: Abric II de la Roca
dels Ermitans (48) y Abric I del Barranc del Mas d’Enruna (49).
La importante presencia de este horizonte en la Cova dels Cavalls (22) y en menor medida en la Cova de l’Arc (23) centraliza
los puntos existentes en el sector este y se contrapone al Abric
Centelles en el oeste, situando el Mas de Marín (‘10) como centro a partir del cual establecer un eje de simetría. Eje que por
otro lado se ve descompensado por la presencia del horizonte en
Coves de la Saltadora (35), Covetes del Puntal (37), Cova Gran
del Puntal (39) y de manera más dudosa en la Cova dels Tolls
Alts (19) y el Cingle dels Tolls del Puntal (40).
3.4.B.2. Horizonte Civil: presente en 5 yacimientos. A diferencia del horizonte anterior, donde los yacimientos se establecían
más agrupados, en este caso la disposición tiende a ser lineal,
si exceptuamos la situación del Abric I del Barranc del Mas
d’Enruna (49), que ocupa una posición septentrional y desvinculada de los de la zona en la que se concentran los yacimientos
de hábitat conocido. En el centro del territorio ocupado por los
yacimientos de hábitat del Neolítico II se encuentra Coves del
Civil (18). Aunque con dudas, este horizonte podría encontrarse
representado en el Abric III de Montegordo (10) que se establecería como el extremo occidental de este tipo de representaciones en el estricto territorio analizado. En el otro extremo, igualmente con dudas en cuanto a la identificación de este horizonte
en sus paredes, se encuentra el Cingle dels Tolls del Puntal (40)
mientras que en el centro se sitúa la Cova dels Cavalls (22) con
una representación moderada de este tipo de figuras y las mencionadas Coves del Civil, yacimiento en el que se concentra el
mayor número de representaciones de este horizonte.
3.4.B.3. Horizonte Mas d’en Josep: cuenta con 7 yacimientos.
La imagen general es muy similar a la que se obtiene en el Horizonte Centelles, aunque la distribución de yacimientos se modifique ligeramente y la disposición tenga tendencia a ser lineal.
Así pues, en el sector occidental, alejado de la zona de mayor
concentración, encontramos el Abric Centelles (42) en el camino que une el Abric del Mas de Martí (‘31) con la Cova Malena
(‘35). En el sector oriental, se localizan la Cova dels Cavalls
(22) y, con dudas, la Cova de l’Arc (23); y cerrando por el este
el Barranc de la Valltorta, el Cingle de Mas d’en Josep (29), la
Cova Gran del Puntal (39), les Coves de la Saltadora (35) y la
ya más dudosa de les Calçades del Matà (33).
3.4.B.4. Horizonte Cingle Mola Remigia: presente en 7 yacimientos. La imagen no varía mucho respecto a los horizontes
anteriores. Nuevamente encontramos el Abric Centelles (42)
con figuras asociadas a este horizonte. Su presencia es dudosa
en el Cingle de l’Ermità (6), aunque de confirmarse, este sitio
se encuentra estrechamente vinculado a la ruta que une el Mas
dels Torans (‘9) y el Barranc Fondo (‘13). Este último, en su
unión mediante un camino óptimo con el Vessant Nord de les
Tàbegues (‘15) vincula el yacimiento de la Cova del Rull (21),
con presencia también dudosa de este horizonte. La existencia
de figuras de CMR en la Cova dels Cavalls (22) está bien documentada y su localización sitúa el sitio entre los yacimientos del
Vessant Nord de les Tàbegues (‘15) y el Colmenar (‘16). Como
se observa en el horizonte anterior, los tres últimos yacimientos con figuras adscritas al Horizonte CMR cierran la presencia
arqueológica en el extremo oriental de la Valltorta. Estos son
Calçades del Matà (33), Covetes del Puntal (37) y Coves de la
Saltadora (35).
3.4.B.5. Horizonte Lineal: está presente con seguridad en 10
yacimientos y en otros 5 su presencia es dudosa. El aumento de
yacimientos implicados tiene su correspondencia en el aumento
del territorio de dispersión hacia el sur. Sin embargo, nuevamente encontramos el Abric II del Barranc del Mas d’Enruna (50)
y el Abric I del Morral del Voltor (54) en las inmediaciones de
la Serra del Molló aislados y descontextualizados respecto a los
yacimientos de hábitat. Lo mismo sucede con el Mas del Custodi (60) y el Abric I del Barranc de les Voltes (62) en la vertiente
sureste de la Serra d’en Galceran. De otro lado, el aislamiento
podría ser la situación que definiese al Abric del Barranc de les
Calçades (1), sin embargo su orientación en la vertiente norte lo
sitúa en las proximidades de la agrupación de yacimientos de
la Serra d’en Galceran entre los que destacan por su tamaño el
Mas del Boix (‘1), el Mas de la Rueda (‘45) y el Mas de Martí
de San Pau (‘40).
Los yacimientos que se concentran en las vertientes del
Barranc de la Valltorta muestran la misma situación que en los
horizontes precedentes. Así pues, en el extremo occidental, en
este caso junto al Abric Centelles (42) encontramos el Abric de
la Mostela (43), asociado al camino entre la Cova Malena (‘35)
y el Mas del Riu (‘30). En el centro del territorio es la Coveta
del Montegordo (8) el conjunto rupestre que podría asociarse
al camino entre el Mas de Marín (19-‘10) y el Mas dels Torans
(‘9). A poca distancia, Coves del Civil en la margen izquierda
de la Rambla de la Morellana. Mientras, en el extremo oriental
la presencia del horizonte se agrupa en yacimientos próximos
a la Cova de la Saltadora (35) como el Cingle del Mas d’en
Josep (29), la Cova Alta del Lledoner (30), Calçades del Matà
(33) y podría ser el caso de Covetes del Puntal (37) aunque su
presencia es dudosa.
Ejerciendo de punto de unión entre la agrupación oriental
y los sitios del centro se encuentra la Cova dels Cavalls (22)
aunque la presencia de este horizonte estilístico sea escasa en
el yacimiento.
3.4.C. Neolítico II y Esquemático
Con el Esquemático, el número de sitios implicados desciende a
la mitad. El Arte Esquemático esta registrado en 19 yacimientos
frente a los 41 en los que se documenta Arte Levantino, y en
doce de estos conviven los dos estilos. A pesar de la reducción
de los puntos (fig. 4), la dispersión espacial es amplia y la concentración de yacimientos se da, nuevamente, en el tramo bajo
del Barranc de la Valltorta, donde se contabilizan hasta 10 conjuntos donde está presente este horizonte, con Coves de la Saltadora cerrando la concentración oriental. En esta agrupación
los conjuntos son moderados a excepción de Covetes del Puntal
(37) y la Cova de la Pipa (31), ambos asociados a caminos que
parten desde el yacimiento de Calçades del Matà (‘21) de nueva planta, al aire libre, con una extensión grande y abundantes
restos materiales (recuperados en superficie) hacia el oeste. El
513
[page-n-14]
V. Villaverde, T. Martínez i Rubio, P. M. Guillem Calatayud, R. Martínez Valle y J. A. Martínez Álvarez
Fig. 5. Relación entre las rutas óptimas de los yacimientos del Neolítico II y los conjuntos de arte tipo Centelles, Civil, Mas d'en Josep,
Cingle de la Mola Remigia y Lineal, así como indeterminados.
514
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Aproximación a la cronología del Arte Levantino a través de la red de caminos óptimos
primer camino se dirige hacia el norte y, una vez superado el
yacimiento de la Cova de la Rabosa (‘20) y el Planell del Mas
d’en Josep (‘18) conecta el propio Mas d’en Josep (29).
Por el sur, desde Calçades del Matà (‘21), la ruta enlaza la
Cova Gran del Puntal (‘22-39) y deja el Cingle dels Tolls Alts
de la Saltadora (34) y las mismas Coves de la Saltadora (35) a
su izquierda para llegar a la Cova de l’Estaró (‘24-36) con Arte
Esquemático en sus paredes, el Planell de la Rompuda (‘25) y
el Pla del Serretó (‘26), muy próximos entre si y los tres sin
materiales de períodos anteriores.
Esta ruta, dentro del mapa que une caminos entre yacimientos
del Neolítico II, enlaza con la agrupación de yacimientos de la
vertiente norte de la Serra d’en Galceran. En este sector meridional del territorio analizado, destaca el Abric del Barranc de les
Calçades (1) por contener un número considerable de figuraciones adscritas al Esquemático. Este sitio queda fuera de las rutas
calculadas y a una distancia mínima de 1,8 kilómetros del yacimiento más próximo, pero en posición central y elevada en relación a los tres grandes yacimientos de la zona –Mas del Boix (‘1),
Mas de Martí de Sant Pau (‘40) y Mas de la Rueda (‘45)–. Más
desplazado y difícil de relacionar con los yacimientos de hábitat
registrados se encuentra el Cingle del Barranc de l’Espigolar (61).
En el sector occidental de la zona de estudio, en la ruta trazada entre la Cova Malena (‘35) y Les Canals (‘46), llegando
ya a este último, se encuentran el Abric I y II del Barranc d’en
Cabrera (45 y 46). Finalmente, en el extremo norte del territorio estudiado, están los sitios del Abric II de la Rambla de la
Morellana (15), el Abric I del Barranc del Mas d’Enruna (49),
el Abric II de la Roca dels Ermitans (48) ambos en la Serra del
Molló, al este del Morral del Voltor y, finalmente, el Campanarenc (13), todavía más alejado y aislado de los restantes.
Prueba de la coincidencia general de la distribución de los
conjuntos esquemáticos y levantinos la constituye el hecho de
que en 12 abrigos coinciden ambos estilos, y otros 4 se encuentran muy próximos de enclaves levantinos. Las coincidencias
en un mismo abrigo, en aquellos conjuntos en los que el grado
de conservación de las pinturas permite una asignación relativamente segura a alguno de los horizontes gráficos establecidos,
dan lugar a situaciones relativamente diversas y poco decantadas hacia un horizonte en particular. Así, el horizonte Lineal
convive con el Esquemático en 5 ocasiones, el horizonte Centelles en 4 casos y el horizonte Mas d’en Josep en otros 4, mientras que los horizontes Civil y Cingle de la Mola Remigia solo
presentan una coincidencia en cada uno de los casos.
3.5. HCT
Con un único yacimiento de hábitat al sur del territorio analizado, el Mas de la Rueda (‘45), no se puede establecer un segundo
punto de origen o destino necesario para el cálculo de rutas de
mínimo coste. Sin embargo, más allá de los caminos óptimos,
cabe destacar el descenso de yacimientos para esta cronología,
teniendo en cuenta siempre el origen de los datos y la duración
del Horizonte Campaniforme de Transición.
3.6. Bronce
Los yacimientos implicados son el Campanaret de Montegordo
(‘11), el Degollador (‘38) y el Mas de Sanç (‘41) los tres sin
ocupaciones previas documentadas. De otro lado, se ha docu-
mentado la existencia en la zona de enterramientos adscritos a
esta cronología. Este es el caso de Coveta del Mas de Martí (‘5),
Cova de la Gralla (‘7), Cova de les Tàbegues (‘14), Cova de la
Rabossa (‘20) y Cova del Mas d’Abad (‘29). Su presencia y su
localización se deben tener en cuenta como un elemento estructurador (o reflejo de la estructuración) del paisaje. Sin embargo,
tal y como se ha procedido con los sitios de arte rupestre, no se
han considerado para la generación de la red de caminos.
Aunque el número de yacimientos de hábitat permite el
cálculo de los caminos (fig. 6), el peso demográfico vuelve a
niveles anteriores al Neolítico II, según se deduce de la escasa
presencia de yacimientos documentados. A diferencia de cronologías anteriores, el eje se desplaza en dirección sur-este, hacia
la costa, con el yacimiento del Degollador (‘38), de reducida
extensión pero con una considerable cantidad de materiales.
El Campanaret de Montegordo (‘11) ocupa una posición relativamente central con relación a los enterramientos adscritos
a esta fase en la zona; sin embargo, estos mismos yacimientos
quedan desplazados al NW de los otros dos yacimientos relacionados en esta cronología. Este vacío podría tener su origen
en la falta de prospección, lo que explicaría a su vez la falta de
enterramientos al sur de la Valltorta.
Finalmente, los ejes que trazan los caminos óptimos entre
los yacimientos de hábitat del Bronce se alejan de las agrupaciones principales de yacimientos de arte rupestre Levantino y
Esquemático.
4. VALORACIÓN DE LOS RESULTADOS
La reconstrucción del movimiento se muestra útil desde una
doble vertiente. La primera, conseguida de manera indirecta al
estudiar el poblamiento desde una perspectiva diacrónica en la
que se tienen en cuenta las principales etapas cronoculturales.
Esta aproximación deberá completarse con un estudio de los
territorios inmediatos de los yacimientos y las relaciones entre
las localizaciones del arte rupestre y las áreas de abastecimiento
de recursos. De otro lado, la reconstrucción de la red de caminos permite aportar algunos datos que deberán tenerse en cuenta
para el debate de la cronología y autoría del arte rupestre postpaleolítico, especialmente del Levantino. De entrada, hay que
valorar la capacidad de los individuos o, mejor, del grupo para
la realización de las expresiones gráficas. Pero, ¿cuántos grupos, de qué tamaño, cuántas generaciones son necesarias para
la realización del basto corpus de arte rupestre documentado en
la Valltorta? De momento no contamos con una respuesta para
estas preguntas. Sin embargo, y como se ha comentado durante
el análisis de los mapas de caminos de las diferentes cronologías, durante las primeras fases estudiadas, Epimagdaleniense,
Mesolítico Geométrico y Neolítico I, la población que ocupaba
el territorio debió ser muy limitada. Esta imagen contrasta con
el Neolítico II donde se evidencia un crecimiento demográfico
constatable en la multiplicación de yacimientos. Estos nuevos
puntos habitados son en su mayoría de “nueva planta”, sin materiales que puedan adscribirse a momentos anteriores.
Del mismo modo, en cuanto se analizan de manera estricta
las redes de caminos se observa que no es hasta el Neolítico
II cuando el eje de la Valltorta entra en juego de manera clara.
Hasta ese momento, al bajo número de yacimientos para los momentos del Epimagdaleniense, Mesolítico Geométrico y Neolí515
[page-n-16]
V. Villaverde, T. Martínez i Rubio, P. M. Guillem Calatayud, R. Martínez Valle y J. A. Martínez Álvarez
Fig. 6. Relación entre las rutas óptimas de los yacimientos de la Edad del Bronce, los conjuntos de arte Esquemático Antiguo, Levantino
y Esquemático, y los enterramientos de la Edad del Bronce.
516
[page-n-17]
Aproximación a la cronología del Arte Levantino a través de la red de caminos óptimos
tico I, refleja un eje predominante N-S, vinculado a las tierras
altas en los momentos Epimagdalenienses y a los llanos durante
el Mesolítico geométrico y el Neolítico I.
En contraste, en el Neolítico II, y por primera vez, coinciden
de manera clara el territorio en el que se documenta el arte y el
territorio habitado (transitado). La red de caminos entre yacimientos racionaliza las localizaciones del arte rupestre en torno
al Barranc de la Valltorta. El aumento de yacimientos, y con
ellos la mayor complejidad de la red de caminos calculada, acerca muchos de los sitios de arte a alguna de las rutas establecidas.
Sin embargo, en este caso y para esta cronología, queda por
explicar la ausencia de sitios de arte en torno a las agrupaciones
de yacimientos de hábitat de la vertiente norte de la Serra d’en
Galceran (al sur) y, por el contrario, la ausencia de lugares de
habitación contrasta con la presencia de conjuntos con arte en la
Serra del Molló al norte del barranco.
En la vertiente norte de la Serra d’en Galceran contamos
con yacimientos de dimensiones considerables y con dispersiones de materiales importantes, pero el arte rupestre es escaso
y parece alejarse de estos asentamientos. Las notables diferencias entre la Serra d’en Galcelan y el Barranc de la Valltorta en
número y presencia de yacimientos podría explicarse desde la
complementariedad de dos ambientes ecológicamente distintos.
Por un lado, la situación de los yacimientos d’en Galceran en
la vertiente norte de la sierra los encara al valle de Albocàsser
(Guillem, 2002), zona apta para el desarrollo de la agricultura
con presencia abundante de agua en las diversas lagunas endorreicas existentes en la zona. En contraposición, el ambiente del
Barranc de la Valltorta viene marcado por los procesos erosivos
que limitan la generación de suelos aptos para la agricultura,
como muestra el escaso desarrollo de la misma y la limitación
a la producción a los planells. Esta dualidad de ambientes, en
principio complementarios en sistemas agropecuarios, facilita
una asociación del arte rupestre Levantino a otras actividades
complementarias: la caza o la recolección. Las opciones de la
caza y la recolección como actividades complementarias en
unos sistemas de base agropecuaria ya han sido valoradas en
otros trabajos (Martínez y Villaverde, 2002).
Al considerar el papel de la ganadería, cabe la posibilidad
de que el Barranc de la Valltorta actuase de canal de tránsito
de los movimientos transterminantes de los rebaños entre las
tierras altas y el valle de Les Coves de Vinromà, tal y como se
documenta desde la Edad Media para la zona (Castán y Serrano,
2004), movimientos que han quedado fosilizados en los azagadores que, desde el Barranc de Matamoros, siguen el recorrido
del barranco hacia las sierras del interior. De igual modo, por
este barranco transcurre el camino óptimo calculado que se dirige hacia las estribaciones norte de la Serra d’en Galceran y que
conecta con la concentración de yacimientos que ésta aloja del
mismo modo que lo hace el camino tradicional que lo transita.
En este punto es interesante subrayar cómo en todos los casos Coves de la Saltadora, enfrente de la desembocadura del
Barranc de Matamoros, se establece como límite oriental de la
dispersión del arte rupestre de la Valltorta. Este excepcional yacimiento es, junto a la Cova dels Cavalls, Coves del Civil y el
Abric de Centelles, uno de los cuatro grandes centros de arte
rupestre en la Valltorta. Estos cuatro yacimientos siguen el eje
del barranco y, superando el Montegordo por el norte, llegan a
las estribaciones orientales de la Serra de Valldàngel occidental.
La acumulación de motivos y de fases estilísticas en Saltadora,
Cavalls y Civil incide en la continua y repetida visita de estos yacimientos a lo largo del tiempo, con lo que se establecen
como puntos de “parada habitual o reiterada”.
Volviendo a la hipótesis de la transterminancia, los desplazamientos de carácter estacional podrían explicar la localización del arte rupestre en el eje oeste-este con una orientación
predominantemente hacía el sur. Por un lado, las vertientes de
solana al presentar una menor cobertura vegetal facilitan el movimiento en ladera; por otro lado, esta orientación, mayoritaria
entre los yacimientos con arte Levantino se entiende desde condiciones climáticas frescas de invierno u otoño, pues los veranos son intensos y cabría pensar en zonas de umbría para los
meses más calurosos.
Después del Neolítico II ningún otro momento estudiado
muestra tal grado de coincidencia entre el territorio habitado y
el territorio artístico. La drástica reducción de los yacimientos
documentados para el Horizonte Campaniforme de Transición
no puede obedecer tan sólo a la corta duración del período considerado. Habrá que buscar las razones en causas de corte demográfico que expliquen la escasa ocupación del territorio para
momentos del Bronce. Si bien el HCT no puede ser considerado
por la escasez de muestras, el Bronce dibuja un tímido repunte
de la ocupación, pero sobre todo un desplazamiento del eje de
los yacimientos de hábitat hacía el sur del territorio analizado,
alejándose de la máxima concentración de arte rupestre.
5. CONCLUSIONES
El análisis del movimiento por parte de una población determinada a nivel arqueológico nos sitúa frente a realidades concretas
como son los desplazamientos cotidianos a través de un territorio. Esta aproximación, puede ayudar a entender mejor los
emplazamientos del arte rupestre, pues de entrada no se puede
descartar ningún condicionante a la elección de los abrigos que
serán decorados.
La coincidencia de los caminos óptimos trazados mediante
el SIG con los caminos históricos conocidos valida la elección
del criterio topográfico para la generación de dichos caminos.
Los puntos de origen y destino son distintos y sin embargo hay
que suponer una racionalización del territorio facilitando el desplazamiento al acceder del valle a la sierra, o al revés, al salvar
el barranco o dirigiéndose de la manera más directa posible hacia el destino a través de un valle.
Expresábamos las dudas acerca de la población mínima
indispensable para la generación de un corpus de arte, conservado, como el existente en la Valltorta. Esto se debe a que la
presencia de población con un abanico cronológico tan amplio
impide hablar con seguridad de la asignación de la autoría. Sin
embargo, resulta altamente ilustrativa la coincidencia entre los
territorios del arte y del Neolítico II en el ámbito estricto de la
Valltorta.
De asociarse la realización del arte rupestre Levantino al
Neolítico II, encajaría con aquellas propuestas que abogan
por un ciclo artístico largo para este horizonte gráfico (Hernández Pérez, 2009; Villaverde, 2005). De este modo, hay
que tener en cuenta, cuando hablamos del Neolítico II y lo
relacionamos con la secuencia levantina, el lapso temporal
al que nos estamos refiriendo. Tratado de manera indepen517
[page-n-18]
V. Villaverde, T. Martínez i Rubio, P. M. Guillem Calatayud, R. Martínez Valle y J. A. Martínez Álvarez
diente a partir del registro lítico, el Neolítico IIC u Horizonte Campaniforme de Transición (HCT) muestra un descenso
considerable del número de yacimientos implicados. De esta
manera, si consideramos el Neolítico IIA i IIB1 y 2 (Bernabeu, 1989) –Neolítico medio y precampaniforme– nos
enfrentamos a 1.500 años, aproximadamente, de cambios y
transformaciones sociales; unas 70 generaciones que ocuparon y plasmaron sus ideas en las paredes de los abrigos. Estos
cambios podrían reflejarse, entre otros indicadores culturales, en el arte rupestre levantino. Las variaciones estilísticas
en la figura humana, uno de los componente centrales de la
iconografía artística levantina, abogan por la existencia de
una cierta dimensión temporal, pues se integran formas de representación bien diferenciadas en escenas o composiciones
que van dotándose, a partir de añadidos o adiciones, de nueva significación. Como se señaló con anterioridad, los cuatro
grandes conjuntos rupestres de la zona constituyen lugares
en los que se acumularon las representaciones de diferentes
horizontes. Parece que su existencia sirve, por sí misma, para
dar cuenta de la continuidad observada en la distribución de
los conjuntos decorados y su relación con la red de caminos
óptimos. Sin embargo, se pueden añadir algunos datos adicionales a esta consideración, si nos ceñimos a los conjuntos de
Arte Levantino, el número de yacimientos que se caracterizan
por una única fase estilística decorativa es reducido, con sólo
14 casos, de los que 8 corresponden al horizonte Lineal, 2 al
horizonte Centelles, 2 al horizonte Cingle de la Mola Remigia, 1 al de Mas d’en Josep y 1 al de Civil.
La coincidencia entre sitios de arte y de hábitat y su relación mediante la red de caminos teóricos permite apuntar una
cronología, y una autoría, centrada en los pobladores del cuarto y tercer milenio, unos resultados que apuntan en la misma
dirección que los señalados en otros trabajos que desvinculan
la cronología del Arte Levantino del proceso de neolitización
(Martí y Juan-Cabanilles, 2002; García Puchol et al., 2004;
García Robles et al., 2005).
En esta línea, los cambios sociales que se detectan a nivel
arqueológico tendrían su correspondencia en los cambios estilísticos que muestra el arte rupestre Levantino. La dualidad de
continuidad y cambio, parecen afectar tanto a los espacios decorados principales, como a la temática en la que intervienen las
figuras humanas representadas. No se trata sólo de un contraste
en naturalismo/volumen y simplificación/linealidad, sino de la
aparición de temáticas que remiten claramente a la conflictividad social o territorial.
Esta lectura se complementa en la Valltorta, por un lado,
con la escasa documentación del Neolítico I. Propuesta que
está en consonancia con el escaso desarrollo artístico del Esquemático Antiguo, presente sin embargo, en alguno de los
yacimientos más importantes del núcleo, como son la Cova
dels Cavalls y Coves del Civil. En este sentido, los yacimientos arqueológicos se orientan en un marcado eje norte-sur,
que coincide con el observado en el Epimagdaleniense y en
el Mesolítico Geométrico, mientras que el Arte Esquemático
Antiguo se sitúa por primera vez en el eje de la Valltorta. La
no coincidencia entre los caminos óptimos de los yacimientos arqueológicos y el Arte Esquemático Antiguo, reducido en
cualquier caso a pocos efectivos, constituye una discordancia
con lo que cabría esperar al respecto de la cronología atribuida
518
al mismo, lo que obligará a replantear su asignación en términos temáticos y estilísticos, o a formular un modelo de complementariedad en su ubicación con respecto al eje formado
por los asentamientos.
Sin embargo, esta propuesta no elude alguna de las principales problemáticas que atañen al arte rupestre postpaleolítico
en esta zona de la península Ibérica. Entre otras, el hecho de
que podría significar la simultaneidad de lenguajes gráficos
en la zona si se considera que una parte del Arte Esquemático se está desarrollando durante este período (Hernández,
2009; Martínez y Guillem, 2006) de manera paralela al Arte
Levantino. Este punto encierra a su vez algunos aspectos
relativos a este Arte Esquemático todavía no aclarados y de
difícil resolución a día de hoy. No se puede obviar la diversidad cronocultural que encierra este horizonte gráfico en la
fachada oriental de la península Ibérica. Se están realizando
importantes esfuerzos por desenmarañar un corpus de figuras
muy amplio y los avances en los últimos años son importantes (Torregrosa y Galiana, 2001; Guillem y Martínez, 2006;
Hernández, 2009; Martínez i Rubio, 2011) individualizando
un sistema gráfico de rasgos esquemáticos propio del Neolítico Antiguo, mencionado unas líneas más arriba. No obstante,
sigue resultando difícil determinar o clasificar las distintas
realidades socioculturales, con significación cronológica, que
parece que se dan dentro del Arte Esquemático.
Los datos obtenidos en la Valltorta ofrecen, de entrada,
diferencias con la distribución y relación que presenta el Arte
Esquemático Antiguo y el poblamiento neolítico cardial en el
núcleo del Caroig (Martínez Rubio y Martorell, 2012). Sin embargo allí el Arte Esquemático Antiguo tiene más entidad y sus
rasgos se ajustan con más precisión a lo observado en el núcleo
del Pla de Petracos.
De otro lado, tampoco se pueden explicar, desde la generación de los caminos óptimos y su correlación con los asentamientos de hábitat, los vacíos poblacionales o los artísticos
que se evidencian a partir de la visualización de los mapas de
dispersiones de puntos. En concreto, las agrupaciones de yacimientos al norte de la Serra d’en Galceran no encuentran la
correspondencia esperable con el arte rupestre. Su localización, bordeando la zona meridional del valle de Albocàsser,
podría responder a una voluntad de control de una zona apta
para el desarrollo agrícola. Se trata de una de las zonas más
aptas de todo el territorio analizado para desarrollar dicha
actividad y la distribución de los yacimientos podría obedecer a una racionalización del espacio situándose en el punto
de unión entre la zona baja del valle y la ladera de la sierra.
De manera contraria, los yacimientos de arte rupestre, tanto
Esquemático como Levantino, de la Serra del Molló no se
pueden poner en relación de manera directa con los sitios de
hábitat conocidos. Este hecho puede deberse, sin embargo,
a una limitación inherente al método seguido al trazar el estudio, ya que desdibuja los bordes del territorio analizado al
dirigir la red, y la atención, hacia el centro.
En su conjunto, se ha venido llamando la atención a lo largo
de este estudio sobre las escasas diferencias observables en la
distribución de los distintos horizontes gráficos levantinos. Tan
sólo el horizonte Lineal presenta una distribución más extensa y
menos ajustada a la zona oriental de la Valltorta. Esta situación
propicia la idea de que en la mayor parte de la secuencia, coin-
[page-n-19]
Aproximación a la cronología del Arte Levantino a través de la red de caminos óptimos
cidiendo fundamentalmente con las fases en las que la figura
humana ha estado dotada de un cierto volumen y modelado, se
registra una marcada continuidad territorial. En todo caso ello
no entra en contradicción con el hecho de que los distintos horizontes gráficos registren cambios significativos en la temática y
la forma de concebir la figura humana, lo que apunta, como ya
se ha señalado, a una perspectiva temporal de suficiente entidad
como para que vaya asociada a cambios sociales que se reflejan
en la expresión gráfica.
Hay que tener en cuenta, y esto es algo que se deduce directamente de la terminología con la que se han identificado
determinados horizontes gráficos levantinos de la Valltorta,
que en el núcleo de Gassulla se localizan importantes abrigos
en los que están bien documentados buena parte de horizontes gráficos identificados en el Riu de les Coves. Al igual que
en esta zona, también existen en la Gassulla algunos enclaves de especial importancia en el número de figuras y fases
decorativas, como es el caso de Cova Remigia y el Cingle de
la Mola Remigia, lo que indica la existencia de continuados
contactos e interrelaciones entre estas dos zonas. Y algo similar ocurre al dirigir la atención al Maestrazgo turolense.
Como ha sido reiteradamente puesto de manifiesto (Utrilla
2000; Utrilla y Villaverde, 2004; Guillem y Martínez, 2004;
López-Montalvo, 2005; Domingo, 2005; Bea, 2009), son
numerosos los elementos de semejanza existentes entre el
núcleo de la Valltorta y el Bajo Aragón/Maestrazgo turolense (trepadores, escenas de caza del jabalí, disposición de las
figuras del horizonte Centelles/Arquetipo robusto, representaciones de toros, etc.), y es necesario en el futuro integrar,
mediante aplicación de una metodología común, los estudios
realizados en ambas zonas, para intentar establecer cuáles
fueron las vías de conexión entre ellas. Estos trabajos han
de constituir la base sobre la que profundizar en la forma en
que se articularon las redes de contacto que sustentaron esas
similitudes estilísticas y temáticas.
De entrada, con respecto a las conclusiones obtenidas en
los trabajos del Bajo Aragón, se observan diferencias entre el
paisaje lineal del Esquemático en Aragón (Sebastián, 2011) y
los datos de Valltorta. Tampoco parece que el modelo de distribución propuesto para esa región, con “grandes centros” que
reúnen un elevado número de representaciones y que aparecen
separados entre sí por distancias con frecuencia de 50 km y no
inferiores a los 25 km, articulando en su entorno una red de conjuntos menores (Bea, 2012), sea similar al de la Valltorta, donde
el conjunto de yacimientos mayores se integra en una distancia
que no sobrepasa en su totalidad los 25 km y donde se observan
conjuntos de numerosas figuras y fases decorativas escasamente
separados. Algo que también ocurre en el núcleo de la Gassulla.
Ya se ha llamado la atención (Cruz Berrocal, 2006) sobre la necesidad de realizar estudios regionales que faciliten una valoración detallada de las semejanzas y diferencias de los diferentes
territorios levantinos, de cara a una posterior integración de los
resultados en una visión macro. Las diferencias ahora señaladas
y la información proporcionada por la Valltorta aportan nueva
información a esta problemática y permiten proseguir en futuros
trabajos en la obtención de una visión suprarregional que sea
más sensible a la concreción de los factores culturales derivados
de la compartimentación territorial que, sin duda, debió asociarse al fenómeno artístico parietal levantino.
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Arte rupestre y hábitat en la prehistoria del Riu de les Coves.
Aproximación a la cronología del Arte Levantino
a través de la red de caminos óptimos
Valentín Villaverde, Trinidad Martínez i Rubio,
Pere M. Guillem Calatayud, Rafael Martínez Valle y José Ángel Martínez Álvarez
resumen
La documentación existente en el Riu de les Coves, compuesta por un total de 54 abrigos con arte rupestre Levantino y
Esquemático y 47 yacimientos arqueológicos que abarcan desde el Epimagdaleniense a la Edad del Bronce, permite analizar
la relación existente entre la red de caminos de menor coste y la ubicación de los distintos horizontes artísticos. La posibilidad
de establecer las redes de caminos para los asentamientos de cada fase cultural y la distribución de los distintos horizontes
artísticos (Arte Finipaleolítico, Arte Levantino –horizontes Centelles, Civil, Mas d’en Josep, Cingle de la Mola Remigia y
Lineal–, Arte Esquemático), facilita evaluar el grado de correlación paisajística entre el proceso de ocupación humana y la
ejecución del arte. Los resultados obtenidos indican una estrecha correlación entre el Arte Levantino y el Neolítico II, fase en
la que se registra un notable incremento de las evidencias de ocupación en la zona; así como la estabilidad de ese modelo para
el conjunto de los horizontes gráficos levantinos; y la dificultad de establecer, a partir de los datos disponibles, una correlación
entre las grafías asignadas al Arte Esquemático Antiguo y el poblamiento del Neolítico I.
palabras clave:
arte rupestre Levantino, arte rupestre Esquemático, SIG, red de caminos de menor coste, Neolítico,
arqueología del paisaje, la Valltorta.
abstract
Rock art and habitat in the prehistory of the ‘Riu de les Coves’. Approach to the chronology of Levantine Rock Art trhough
the optimum routes network. Archaeological documentation at the ‘Riu de les Coves’, with a total of 54 rock-shelters with
Levantine and Schematic Rock Art and 47 archaeological sites documented (ranging from the Epimagdalenian to the Bronze
Age), opens the possibility of evaluate the relationship between the optimum routes network and the location of the different
artistic horizons. It is possible to establish the relation between the optimum routes network settlements of each cultural phase
and the distribution of the different artistic horizons (Epimagdalenian Art, Levantine Art –Centelles, Civil, Mas d’en Josep,
Cingle de la Mola Remigia and Lineal horizons–, and Schematic Art), and evaluate the degree of correlation between the
process of human occupation of the landscape and Rock Art distribution. The results indicate: a strong correlation between the
Levantine Art and Neolithic II, phase in which a significant increase in the evidence of occupation in the area is recorded; the
stability of this model for all the Levantine graphic horizons; and the difficulty of establishing, from the available data, a clear
correlation between the pictures assigned to the Ancient Schematic Art and Neolithic I period.
keywords:
Valltorta.
Levantine Rock Art, Schematic Rock Art, GIS, optimum routes network, Neolithic, Landscape Archaeology,
1. INTRODUCCIÓN
La cronología del Arte Levantino constituye uno de los tópicos
que mayor debate y atención ha suscitado desde su descubrimiento. En los últimos decenios la discusión se ha centrado en si
su origen puede tener una raíz mesolítica o es de cronología plenamente neolítica. Esta cuestión se ha abordado frecuentemente
a partir de la valoración temática, considerada por algunos investigadores como indicativa del contexto social y económico
al que hacen referencia los motivos o las escenas pintadas, o a
partir del análisis estilístico, especialmente centrado en el estudio e implicaciones de las superposiciones cromáticas de los diferentes estilos levantinos y su relación con el arte Esquemático
(Villaverde et al., 2012).
En algunas ocasiones el debate se ha dirigido a otros campos
de discusión, en la idea de integrar el fenómeno gráfico en un
contexto territorial articulado a partir de las evidencias arqueológicas disponibles. Mientras que en otros trabajos, a partir de
la incorporación de métodos propios de la arqueología espacial,
se ha prestado especial atención a la distribución y posición de
los distintos horizontes gráficos holocenos y su articulación con
el territorio y sus características geográficas. En esta misma línea, y a través de estudios que han recurrido a los métodos propios de la arqueología espacial y del paisaje, se han realizado
aproximaciones a la articulación entre los abrigos con pinturas
y los yacimientos arqueológicos a través del estudio de los caminos óptimos. Un enfoque que resulta especialmente interesante cuando la diversidad de horizontes estilísticos es amplia
501
[page-n-2]
V. Villaverde, T. Martínez i Rubio, P. M. Guillem Calatayud, R. Martínez Valle y J. A. Martínez Álvarez
y cuando la documentación arqueológica se apoya en un buen
conocimiento de la secuencia arqueológica y su distribución espacial, especialmente si existe una cierta amplitud cronológica
en la misma, pues permite evaluar el grado de relación existente
entre la distribución de los distintos periodos arqueológicos y
los diferentes horizontes artísticos.
La Valltorta constituye una de las zonas en las que el Arte
Rupestre alcanza una elevada concentración de yacimientos y
presenta, además, una larga trayectoria de trabajo de campo arqueológico que remonta a los primeros hallazgos en los comienzos del siglo XX y se ha continuado con interrupciones hasta
la actualidad. Estas circunstancias permiten plantear un estudio
como el que ahora presentamos: aplicar desde la perspectiva de
la arqueología espacial, mediante un GIS, una correlación entre
los distintos horizontes gráficos de la secuencia artística y las
evidencias arqueológicas reconocidas en la zona.
Nuestra atención se centra en la comparación de estos datos
con las características físicas del territorio, para intentar extraer
información sobre la relación entre el poblamiento prehistórico
en sus diversas fases y la distribución de los distintos horizontes gráficos determinados en el Arte Levantino. Para ello, se ha
creado una base de datos geográfica y arqueológica en la que
se integran las características físicas y el entorno de cada sitio,
sean estos yacimientos o conjuntos rupestres.
Contamos con una importante cantidad de datos, resultado del trabajo realizado en los últimos quince años en el
mismo núcleo de Valltorta-Gassulla por el Instituto de Arte
Rupestre y la Universitat de València, una labor que ha dado
como resultado una importante renovación y ampliación de
la información disponible del registro arqueológico prehistórico y que en el campo del arte rupestre se concreta en la
identificación de diferentes horizontes artísticos, a partir de
la sistematización de las representaciones levantinas y un detenido análisis de sus principales características estilísticas,
temáticas, compositivas y cromáticas.
Nuestro esfuerzo viene motivado por la necesidad de incorporar el arte a su contexto temporal e integrarlo en el proceso histórico del que formó parte. Esta preocupación, expresada ya en los primeros trabajos de revisión de los grandes
conjuntos rupestre de la zona (Villaverde y Martínez, 2002),
nace del interés por profundizar en el conocimiento del proceso de ocupación humana del territorio. El esfuerzo se centra en
superar la caracterización de ese contexto a partir de una mera
valoración de la proximidad física entre manifestaciones artísticas y otras evidencias arqueológicas, integrando la discusión
en un mismo discurso histórico, atento a las relaciones con el
entorno geográfico y su apropiación por los distintos grupos
humanos del pasado.
En esta ocasión, nos centraremos en el movimiento. En concreto las rutas que comunican los distintos yacimientos, para
tratar de entender y explicar la localización de los sitios de arte
rupestre. Aunque no es nuevo en las ciencias humanas (Llobera,
2000), la aplicación del análisis del movimiento a los estudios
del arte es relativamente reciente en nuestra área de estudio.
Tradicionalmente, el emplazamiento de los abrigos ha sido valorado en función de la dispersión de puntos que se generaba
en un mapa o, más recientemente, por su visibilidad o por la
proximidad a caminos tradicionales. Desde las propuestas de
la Arqueología del Paisaje, J. Martínez introducía en 1998 el
502
concepto de movimiento de manera consciente. Este autor clasifica los abrigos en función de su emplazamiento respecto a los
accidentes geográficos principales: cerros, cañones, barrancos,
etc., y entre ellos distingue aquellos cuyo emplazamiento viene
determinado por el movimiento entre ambientes diferentes. La
metodología propuesta se ha aplicado a otras áreas de arte rupestre con éxitos desiguales, dada la dificultad de adaptarla a
ambientes orográficos diferentes.
Este es el caso de los trabajos de S. Fairén (2002) que aplicó
la tipología de abrigos antes expuesta al importante núcleo de
Arte rupestre del Norte de Alacant. Al profundizar en el estudio
del movimiento, esta misma autora (Fairén, 2006) introduciría
el análisis de los caminos óptimos entre los grandes asentamientos neolíticos alicantinos para estudiar su relación con los sitios
de arte rupestre. Siguiendo, entre otros, los trabajos de Bell y
Lock (2000) en el cálculo de los caminos óptimos se proponen
elementos de paisaje que pudieron servir como atrayentes para
las rutas. En este caso, los abrigos con arte que, por su situación
y características, tuvieron que ser escogidos en relación con el
movimiento de los grupos autores de los distintos horizontes o
estilos gráficos documentados en la región.
En esa misma línea, pero centrada fundamentalmente en el
movimiento de los grupos ganaderos, Cruz Berrocal (2005) señala la relación entre la ubicación de los conjuntos de arte rupestre de la Valltorta y las vías pecuarias, así como la superposición
de éstos con los pastos tradicionales. Rasgos, en su opinión, significativos de su asociación a economías ganaderas y forestales.
Recientemente, uno de los firmantes de este trabajo (Martínez i Rubio, 2011; Martínez i Rubio y Martorell, 2012) ha
abordado el estudio de los caminos óptimos en relación con
los conjuntos de arte rupestre de la cuenca media del río Júcar.
De inicio se tuvo en cuenta solamente el criterio topográfico
para no condicionar los trazados y poder descartar la elección
de los emplazamientos decorados en función de las rutas. La
reconstrucción de los caminos neolíticos a través de este territorio racionalizaba coherentemente la localización de los
abrigos de arte rupestre Esquemático Antiguo y Levantino.
En este caso, las alternativas observadas en sus recorridos podrían tener un componente secuencial con modificaciones a
lo largo del tiempo.
M. Sebastián (2011) ha contemplado, de igual manera, el
estudio del movimiento proponiendo una aproximación al arte
rupestre que debe quedar definitivamente incorporada en los
análisis a escala macro. Sus trabajos relacionados con el núcleo
del Bajo Aragón, donde señala las diferencias encontradas en
la distribución longitudinal de los conjuntos de Arte Esquemático y la de carácter más circular y abierta del Arte Levantino (Sebastián, 2011), se han ampliado con la valoración de los
conjuntos rupestres esquemáticos del valle del Ésera (Huesca),
prestando atención a las transformaciones paisajísticas y la valoración de las posibilidades de explotación del entorno, tanto
agrícola como ganadero, en relación con los yacimientos neolíticos y de la Edad del Bronce (Sebastián y Bea, 2011).
Enmarcados en un enfoque claramente relacionado con la
Arqueología del paisaje, varios trabajos han llamado la atención
sobre el papel del arte rupestre en la construcción del paisaje
social a partir del neolítico, en clara relación con la práctica ganadera y los caminos pecuarios (Berrocal et al., 2014; Fairén et
al., 2006; García, 2006). De especial interés resultan las apre-
[page-n-3]
Aproximación a la cronología del Arte Levantino a través de la red de caminos óptimos
ciaciones metodológicas y de enfoque formuladas por Fairén y
coautores (2006) en relación con las vías pecuarias y los caminos óptimos, al valorar la incidencia de los sistemas económicos, los condicionantes históricos y los núcleos de población en
el recorrido de las primeras.
En un posterior trabajo (Cruz Berrocal et al., 2014), se ha
puesto en relación el arte rupestre con el uso del territorio en la
vertiente mediterránea ibérica, llegando a la conclusión de que
los yacimientos con pinturas levantinas presentan unas características bien definidas en su ubicación, asociándose a medios
de montaña de altitud media y zonas transicionales entre diversos biotopos, abiertas a la explotación de diversos recursos y en
clara relación con las prácticas ganaderas y la apropiación del
paisaje por parte de los grupos productores del Neolítico.
Al centrarnos en el estudio de la Valltorta, y a partir de
una rápida observación de los yacimientos con arte rupestre,
resulta evidente que sus autores, fueran estos quienes fueran,
no vivían en estos abrigos. De los 66 sitios con arte rupestre
inventariados tan solo siete han proporcionado restos materiales de ocupación; de estos, cinco incluyen materiales que
no son adscribibles cronoculturalmente (Abric del Barranc de
les Calçades, Cova de la Pipa, Cova Gran de l’Aigua, Cova
de l’Estaró y Cova Gran del Puntal) por la escasez o el estado
de conservación que presentan. El Cingle de l’Ermità ha dado
materiales correspondientes al Epipaleolítico Geométrico y al
Horizonte Campaniforme de Transición. El Mas Blanc o de
Les Covarxelles presenta a los pies del abrigo restos abundantes pertenecientes al Epimagdaleniense. A partir sólo de estos
datos resulta imposible dilucidar, en términos regionales, la
relación entre Arte rupestre levantino y una etapa concreta de
la ocupación prehistórica.
Tan solo el 10,5% de los yacimientos con arte rupestre presentan materiales arqueológicos a sus pies, de lo que se desprende que los autores de los grafismos se desplazarían, mayoritariamente, desde los puntos de hábitat hasta los abrigos elegidos,
para realizar en ellos tareas que no implicaron la utilización intensa de objetos líticos u otros materiales, o son puntos de paso
en desplazamientos más largos. La presencia del arte constituye,
así, la única evidencia de su visita. Por otra parte, las características de algunos enclaves, dominando pasos, con cierta visibilidad del entorno, o en algunos casos mayor visibilidad territorial, explican que su frecuentación pueda alcanzar una amplitud
cronológica elevada, aunque no necesariamente vinculada a la
decoración de sus paredes. Su frecuentación, ya sea en relación
con actividades ganaderas o como puntos de ojeo vinculadas a
actividades cinegéticas, no estuvo acompañada de actividades
de mantenimiento o de fabricación y consumo, y no ha dado
lugar a la formación de depósitos arqueológicos significativos
en el entorno inmediato de las paredes decoradas.
Los desplazamientos forman parte de las actividades cotidianas, tanto de los grupos de economía cazadora como productora. Abarcando mayor o menor distancia, con mayor o
menor duración, los grupos humanos se desplazan desde los
asentamientos fijos o temporales a lo largo de su territorio. El
tránsito por el territorio inmediato es, de hecho, un acto sistémico, naturalizado a pesar de que debe ser aprendido y deberá
ser enseñado. Dicho de otra forma, en una zona de ambiente
mediterráneo, como es la Valltorta y sus alrededores, las características paisajísticas evidencian la necesidad de un control de
los vados, accesos y zonas aptas para un movimiento fluido y
eficaz. Los puntos de acceso a determinadas áreas, a determinados recursos, deben ser transmitidos, aprendidos en pos de un
rendimiento energético que, de entrada, no negaremos a ninguna población prehistórica. Este mismo proceso de transmisión
conduce a su vez a un proceso de identificación con este mismo territorio transitado, explotado y habitado. Y cuando ya es
aprendido, el tránsito facilita las tareas de control, bien sea de
recursos o de personas.
Los caminos unen un punto de origen y un destino, y entre
ambos hay elementos en el paisaje habitado que condicionan
el movimiento: rutas que se desvían o son atraídas por diferentes elementos culturales, políticos o económicos. Pero de los
tres supuestos, los dos primeros resultan difíciles de inferir de
manera directa a partir de los restos arqueológicos. En cambio,
la aproximación a los factores económicos resulta en principio
abordable desde los estudios geográficos y paleoambientales.
Hay elementos comunes a todos los caminos. Estos son:
1. Los caminos precisan de una infraestructura o mantenimiento mínimos. Los caminos de tierra deben ser transitados
con cierta asiduidad para evitar la proliferación de la cubierta
vegetal que los borraría. Paralelamente, a lo largo de su recorrido pueden existir zonas con pendientes más pronunciadas que
precisen de la construcción de un pavimento, aunque mínimo,
para la conservación del suelo, etc.
2. Los caminos se ajustan al principio de racionalización
energética. En función de la dirección que se siga, la pendiente
ejerce una u otra resistencia. Así, cuando se asciende frontalmente, la resistencia es el total de la pendiente; en cambio, esta
resistencia disminuye considerablemente cuando se asciende
tangencialmente a la pendiente (Bell y Lock, 2000). Este principio físico explica el zigzaguear de tantos caminos y carreteras
todavía en la actualidad. Sobre las limitaciones y consideraciones en su evaluación a través de los SIG han de tenerse en cuenta las reflexiones formuladas por Grau (2011).
2. METODOLOGÍA
A partir de estas constataciones, la metodología aplicada para
realizar los caminos óptimos precisaba de 3 elementos: (1) los
puntos –de origen y destino–, (2) la pendiente –el coste– y (3) la
dirección –hacia donde se sigue en cada momento–. El algoritmo
aplicado, conocido como Algoritmo de Coste Anisotrópico incorpora de esta manera tanto la magnitud del coste (la pendiente)
como la dirección. Basado plenamente en la pendiente, el método
da total primacía al criterio topográfico en detrimento de cualquier otro elemento cultural, político o económico que pudiera
ejercer de atrayente o repelente al trazado de los caminos. Como
ya se ha expuesto, el acceso a este otro tipo de datos resulta complicado. Para empezar, desconocemos el peso específico del factor conservación en la dispersión actual de sitios de arte rupestre,
por ejemplo, y varía la intensidad y extensión de los trabajos de
prospección en el territorio analizado. Sin embargo la topografía
es un factor influyente neto y por tanto un buen principio a partir
del cual iniciar el estudio y poder explorar otras posibilidades.
En la base de todo trabajo con Sistemas de Información
Geográfica están los datos introducidos y su calidad. En este
sentido, por un lado contamos con la información obtenida desde diferentes organismos tales como el Instituto Geográfico Na503
[page-n-4]
V. Villaverde, T. Martínez i Rubio, P. M. Guillem Calatayud, R. Martínez Valle y J. A. Martínez Álvarez
cional de Cartografía donde se han recogido el Modelo Digital
del Territorio con un peso de malla de 25 metros y los mapas
topográficos y ortofotos que han servido de apoyo durante el
proceso de generación y análisis de los mapas resultantes. De
los servicios cartográficos ofrecidos desde las instituciones autonómicas, cabe destacar la cartografía vectorial de las vías pecuarias del Servei de Gestió Forestal de la Conselleria de Medi
Ambient, Aigua, Urbanisme i Habitatge. La importancia de estos datos en el establecimiento de las rutas obtenidas obedece a
la lógica de un territorio determinado con sus especificidades,
siguiendo trabajos anteriores que apuntan esta posibilidad y la
potencialidad de las vías pecuarias como elementos para el análisis arqueológico (Fairén et al., 2006).
Por otro lado, y fruto de la intensa labor de prospección,
contamos en el entorno de la Valltorta, Serra d’en Galceran y la
Serra del Molló, con 54 abrigos con arte rupestre adscritos a los
horizontes gráficos “Finipaleolítico”, Levantino, Esquemático y
Esquemático Antiguo (tabla 1). Otros 12 corresponden a fases
históricas y no se han tenido en cuenta en este trabajo (Guillem et al., 2011). Dentro del Levantino distinguimos cinco horizontes gráficos con características estilísticas y compositivas
específicas y secuenciados en base a criterios de superposición,
adición y pautas de ocupación del espacio en los paneles. Estos son los Horizontes Centelles, Civil, Mas d’en Josep (MdJ),
Cingle de la Mola Remigia (CMR) y el Lineal, enunciados de
más antiguo a más moderno, aunque con dudas con respecto a
alguno de ellos (Domingo Sanz, 2005; López Montalvo, 2005).
En la actualidad hay contabilizados 47 yacimientos en los
que se han recuperado materiales líticos, cerámicos, de fauna o
de cualquier otra naturaleza que indican la ocupación humana
por períodos de duración muy variable.
Este inventario de yacimientos es consecuencia de los trabajos
de prospección realizados en la zona por diferentes equipos y en
diferentes etapas, desde el año 1917 hasta el año 2005 (Guillem
et al., 2011). La fiabilidad de la información para establecer modelos de ocupación del territorio está sujeta a las cautelas propias
de los registros en superficie y a la influencia de las características
fisiográficas de un territorio en el que los procesos erosivos desarrollados en los últimos siglos han sido muy intensos.
De los 47 yacimientos (tabla 2), en 12 casos se han realizado
excavaciones arqueológicas y los restantes presentan diferente
grado de fiabilidad en la adscripción cronocultural (Fernández
López de Pablo et al., 2002). Pese a esta circunstancia se trata de
yacimientos cuyos materiales han sido estudiados al detalle en
diversos trabajos de investigación (Fernández López de Pablo,
2005, 2006; García Robles, 2003). Las adscripciones cronoculturales de estos materiales de superficie se han podido perfilar
con mayor precisión tomando como base los materiales recuperados en las excavaciones modernas realizadas en la zona.
En función de las adscripciones realizadas para dichos materiales se han tomado en consideración para este trabajo seis
períodos culturales distintos. Estos son el Epimagdaleniense, el
Mesolítico Geométrico, el Neolítico, diferenciando dentro de
este amplio horizonte el Neolítico I, el Neolítico II y el Horizonte Campaniforme de Transición (HCT), y finalmente la Edad
del Bronce. Esta larga secuencia abarca prácticamente todo el
Holoceno prehistórico lo que ha de permitir obtener una visión
diacrónica del comportamiento del poblamiento y la relación
que se deduce con los abrigos de arte rupestre.
504
Otras características que se toman en cuenta, independientemente del origen de los datos –de excavación o de recogida
sistemática en superficie– son: la localización del yacimiento
(cueva, abrigo o al aire libre), la extensión que ocupa, la abundancia relativa de materiales y la función que se deduce para
el yacimiento. En relación con la funcionalidad se han discriminado los yacimientos considerados lugares de enterramiento
como puntos de origen o destino de las rutas trazadas. Estos, así
como los sitios con arte rupestre, deben ponerse en relación con
los sitios habitados, y pueden ser objeto de un estudio detallado
que, de momento, posponemos.
A la hora de relacionar la información hay que considerar
que un abrigo puede presentar diversos horizontes gráficos o
estilísticos, y un yacimiento ocupaciones de diferentes etapas
cronoculturales, con lo que en ambos casos puede aparecer reiteradamente en los mapas.
3. RUTAS DE MÍNIMO COSTE Y YACIMIENTOS
ARQUEOLÓGICOS
A continuación pasamos a exponer el análisis de las rutas de
mínimo coste calculadas entre yacimientos adscritos a cada uno
de los períodos cronoculturales en relación con los diferentes
horizontes gráficos y estilísticos diferenciados.
3.1. Epimagdaleniense
Los yacimientos implicados en esta cronología y para esta
zona son: el Mas Blanc o de les Covarxelles (‘32), la Cova del
Trenc (‘12) y Sant Joan Nepomucé (‘2). El primero se localiza
en la cara sur de la Serra del Molló, el segundo en el tramo
medio del Barranc de la Valltorta y el tercero al este del pico
de la Bastida.
El camino óptimo (fig. 1) entre Sant Joan Nepomucé y les
Covarxelles se aleja de la Cova del Trenc para recorrer la depresión Tírig-la Barona, superar el Montegordo por su cara occidental y acceder a la Serra de la Creu cruzando la Rambla de la
Morellana. Los caminos hacia la Cova del Trenc discurren por
el flanco oriental de dicha depresión.
Resulta complicado establecer una relación entre estos
caminos óptimos y los sitios de arte rupestre en general. El
conjunto del Barranc de l’Espigolar (61) de cronología Epimagdaleniense queda al sur de Sant Joan Nepomucé y parece
más vinculado a un eje en sentido altitudinal que comunica el
valle de la Rambla de Vilanova con la parte alta de la Serra
d’en Galceran.
En principio, desestimamos el Arte Esquemático Antiguo, asociado a poblaciones neolíticas, a la hora de establecer correlaciones. Los yacimientos con Arte Levantino presentan una dispersión alejada de las rutas trazadas. Tan sólo
en el punto en que los caminos llegan a la Cova del Trenc y
cruzan el Barranc de la Valltorta, los caminos se aproximan
a la Cova del Rull (21) al norte y a las dudosas figuraciones
documentadas en la Font del Bosc (20) en la vertiente sur. El
arte rupestre levantino en su conjunto rodea las rutas, pero
no las sigue.
Un dato interesante de la observación de las rutas para este
período es la reiterada utilización del Barranc de les Calçades
como acceso a la Serra d’en Galceran desde la zona baja del
[page-n-5]
Aproximación a la cronología del Arte Levantino a través de la red de caminos óptimos
Tabla 1. Catálogo de los conjuntos con arte objeto de estudio. La numeración coincide con la propuesta en Guillem et al. (2011) para el
conjunto de arte rupestre documentado en el Riu de les Coves y sólo se incluyen los abrigos con Arte Esquemático y Levantino.
Nº
Conjunto
Estilo
Nº motivos
1
3
4
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
17
18
19
20
21
22
23
24
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
41
42
43
45
46
47
48
49
50
53
54
55
56
57
60
61
62
65
Abric del Barranc de les Calçades
Abric II del Pou de Nosca
Mas d'en Salvador o Cingle de Martínez
Cingle de l'Ermità
Abric del Barranc Fondo
Coveta de Montegordo
Abric II de Montegordo
Abric III de Montegordo
Abric IV de Montegordo
Cingle dels Coloms
El Campanarenc
Abric I de la Rambla de la Morellana
Abric II de la Rambla de la Morellana
Roca del Migdia
Coves dels Ribassals o del Civil
Cova dels Tolls Alts
La Font del Bosc
Cova del Rull
Cova dels Cavalls
La Cova de l'Arc
L'Arc
Cova de la Taruga
Abric I de la Penya de la Mula
Abric II de la Penya de la Mula
Cingle del Mas d'en Josep
Cova Alta del Lledoner
Cova de la Pipa
Cova Gran de l'Aigua
Calçades del Matà
Cingle dels Tolls de la Saltadora
Coves de la Saltadora
Cova de l'Estaró
Covetes del Puntal
Coveta de Matamoros
Cova Gran del Puntal
Cingle dels Tolls del Puntal
Abric del Mas d'Abad
Abric Centelles
Abric de la Mostela
Abric I del Barranc d'en Cabrera
Abric II del Barranc d'en Cabrera
Roca dels Ermitans. Abric I
Roca dels Ermitans. Abric II
Abric I del Barranc del Mas d'Enruna
Abric II del Barranc del Mas d'Enruna
Abric del Racó del Quildo
Abric I del Morral del Voltor
Abric II del Morral del Voltor
La Cova Roja
Abric del Mas Blanc o de les Covarxelles
Mas de Custodi
Cingle del Barranc de l'Espigolar
Abric I del Barranc del Povàs o del Barranc del Quarto
Abric II del Barranc de les Voltes
Levantino y Esquemático
Levantino
Levantino
Levantino y CMR
Levantino
Levantino y Lineal
Levantino y Esquemático
Levantino y Civil
Levantino
Levantino
Esquemático
Levantino
Esquemático
Levantino
Levantino, Civil, Lineal y Esquemático
Levantino y Centelles
Levantino
Levantino y CMR
Levantino, Centelles, Civil, MdJ, CMR, Lineal y Esquemático
Levantino y MdJ
Levantino
Levantino
Esquemático
Levantino y Esquemático
Levantino, MdJ, Lineal y Esquemático
Levantino, Centelles, CMR y Lineal
Esquemático
Levantino y Esquemático
Levantino, MdJ, CMR y Lineal
Esquemático e Histórico
Levantino, Centelles, MdJ, CMR, Lineal y Esquemático
Esquemático y Protohistórico
Levantino, Centelles, CMR, Lineal y Esquemático
Esquemático
Levantino, MdJ y Esquemático
Levantino, Centelles y Civil
Esquemático
Levantino, Centelles, MdJ, CMR y Lineal
Levantino y Lineal
Levantino y Esquemático
Esquemático
Levantino e Histórico
Levantino, Centelles, Esquemático e Histórico
Levantino, Civil y Esquemático
Levantino y Lineal
Levantino e Histórico
Levantino, Lineal e Histórico
Levantino
Levantino e Histórico
Levantino e Histórico
Levantino y Lineal
Finipaleolítico, Levantino y Esquemático
Levantino, Lineal e Histórico
Levantino
11
6
27
26
1
11
5
1
1
Sin precisar
3
5
Sin precisar
5
Sin precisar
7
Sin precisar
12
97
2
1
1
Sin precisar
3
34
12
11
Sin precisar
17
3
Sin precisar
Sin precisar
37
2
9
7
1
Sin precisar
7
3
1
5
13
16
3
7
1
2
8
8
6
10
4
Sin precisar
505
[page-n-6]
V. Villaverde, T. Martínez i Rubio, P. M. Guillem Calatayud, R. Martínez Valle y J. A. Martínez Álvarez
Tabla 2. Catálogo de los yacimientos arqueológicos del Riu de les Coves.
Nº
Yacimiento
Cronología
Funcionalidad
Materiales
'1
'2
'3
'4
'5
'6
'7
'8
'9
'10
'11
'12
'13
'14
'15
'16
'17
'18
'19
'20
'21
'22
'23
'24
'25
'26
'27
'28
'29
'30
'31
'32
'33
'34
'35
'36
'37
'38
'39
'40
'41
'42
'43
'44
'45
'46
'47
Mas del Boix
Sant Joan Nepomucé
Cingle de l'Ermità
Mas de Martí de Sant Miquel
Coveta del Mas de Martí
Barranc de Cabrera
Cova de la Gralla
Mas de Brusca
Mas dels Torans
Mas de Marín
El Campanaret de Montegordo
Cova del Trenc
Barranc Fondo
Cova de les Tàbegues
Vessant Nord de les Tàbegues
El Colmenar
Planell de la Bastida
Planell del Mas d'en Josep
Planell del LLidoner
Cova de la Rabosa
Calçades del Matà
Cova Gran del Puntal
Planell del Puntal
Cova de l'Estaró
Planell de la Rompuda
Pla del Serretó
Pla d'en Peraire
La Mallaeta
Cova del Mas d'Abad
Mas del Riu
Abric del Mas de Martí
Mas Blanc o de les Covarxelles
Els Horts
El Tossal
Cova Malena
Les Clotes
El Povatxo
El Degollador
Mas del Bracet
Mas de Martí de Sant Pau
Mas de Sanç
Mas del Viudo
Mas del Gat
Les Antones
Mas de la Rueda
Les Canals
La Marieta
Mesolítico Macrolítico y Neolítico II
Epimagdaleniense
Mesolítico Geométrico y HCT
Neolítico I
Neolítico II y Edad del Bronce
Neolítico II
Neolítico II y Edad del Bronce
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II
Bronce
Epimagdaleniense
Neolítico II
Neolítico II y Bronce
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II y Edad del Bronce
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II
Edad del Bronce
Neolítico II
Mesolítico Geométrico, Neolítico I y Neol. II
Epimagdaleniense
Neolítico II
Neolítico I
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II
Edad del Bronce
Neolítico II
Mesolítico Geométrico y Neolítico II
Edad del Bronce
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico II
Neolítico I, Neolítico II y HCT
Neolítico II
Neolítico II
Hábitat
Hábitat
Hábitat y enterramiento (HCT)
Hábitat
Enterramiento (Bronce)
Hábitat
Hábitat y enterramiento (Bronce)
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat y enterramiento (Bronce)
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Enterramiento (Bronce)
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Enterramiento (Bronce)
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Hábitat
Superficie
Excavación
Excavación
Superficie
Excavación
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Excavación
Superficie
Excavación
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Excavación
Superficie
Excavación
Superficie
Excavación
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Excavación
Superficie
Excavación
Excavación
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Excavación
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
Superficie
valle. El Barranc Fondo nace de dos vaguadas a los pies del pico
de Sant Joan de Nepomucé. La ruta de mínimo coste trazada
entre les Covarxelles y Sant Joan de Nepomucé accede al yacimiento por la vaguada occidental del mismo modo que lo hace
el azagador de la Careta de Grau a Sant Pau. Esta coincidencia
refuerza la validez del criterio topográfico para la generación de
rutas o caminos entre yacimientos.
506
3.2. Mesolítico
Los yacimientos implicados son Abric del Mas de Martí (‘31),
el Cingle de l’Ermità (‘3) y el Mas de Martí de Sant Pau (‘40).
En general, y a pesar que incorpora un eje NW-SE (‘31-‘3),
la ruta establecida entre sitios de hábitat queda fuera del alcance
de los yacimientos de arte (o viceversa) (fig. 2). Esta ruta trans-
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Aproximación a la cronología del Arte Levantino a través de la red de caminos óptimos
Fig. 1. Relación entre las rutas óptimas de los yacimientos del Epimagdaleniense y los conjuntos de arte Esquemático Antiguo, Levantino
y Esquemático.
507
[page-n-8]
V. Villaverde, T. Martínez i Rubio, P. M. Guillem Calatayud, R. Martínez Valle y J. A. Martínez Álvarez
Fig. 2. Relación entre las rutas óptimas de los yacimientos del Mesolítico Geométrico y los conjuntos de arte Esquemático Antiguo,
Levantino y Esquemático.
508
[page-n-9]
Aproximación a la cronología del Arte Levantino a través de la red de caminos óptimos
versal rodea el Montegordo y transcurre por el valle del Riu de
Sant Miquel-Barranc Fondo (depresión Tírig-la Barona). Con
todo, el eje principal continua siendo el N-S (‘31-‘40).
Por horizontes gráficos, de entrada descartaríamos que hubiera cualquier relación entre los asentamientos mesolíticos y
el Arte Esquemático Antiguo (AEA) que, como se ha indicado
en el apartado anterior, se atribuye a partir de la iconografía
y los paralelos muebles a poblaciones del Neolítico Antiguo.
La localización de estos dos tipos de yacimiento, los asentamientos mesolíticos y los abrigos con AEA, se puede analizar
desde la complementariedad del territorio implicado, sin embargo, a las escasas presencias de ambos tipos de yacimientos, hay que sumar la proximidad del Cingle de l’Ermità (‘3)
a les Coves del Civil (18).
No es fácil establecer una relación entre los yacimientos con
Arte Rupestre Levantino y las rutas establecidas para el mesolítico, a pesar del aumento notable de sitios con este tipo de figuraciones con respecto al horizonte anterior. Es más, las concentraciones de abrigos de la Valltorta, de la Serra del Molló o d’en
Galceran se alejan del territorio transitado, el cual se concentra
alrededor del Barranc Fondo y del Barranc de Sant Miquel.
Analizado el levantino por Horizontes observamos cómo
para el Horizonte Centelles, el Abric de Centelles (42) se encuentra a escasos metros de distancia del Mas de Martí. El
resto de abrigos de este horizonte van desde Cavalls (22) hacia
el este, a lo largo del Barranc de la Valltorta y también en la
Serra del Molló.
Una imagen muy similar se desprende con el Horizonte Civil. De hecho, todavía se alejan más los yacimientos de hábitat,
y los caminos que los unen, de los puntos decorados durante
esta fase. A pesar de las dudas que genera la existencia del horizonte en el Abric III de Montegordo (10), el primer yacimiento
donde se documenta con seguridad es precisamente el Abric del
Civil y este se desplaza hacia el este del centro de los yacimientos de hábitat y sus rutas.
Esta tendencia se acentúa con el Horizonte Mas d’en Josep a
pesar de la presencia de motivos adscritos a dicho horizonte en
el Abric de Centelles (42), tan próximo al Mas de Martí (‘31).
Situación que se repite con el Horizonte del CMR.
Con el aumento de yacimientos con representaciones lineares en sus paredes, la situación respecto a los sitios de hábitat
mesolítico no varía sustancialmente. De hecho, los puntos de la
Serra d’en Galceran continúan alejados del hábitat y sus rutas.
Del mismo modo, la concentración del Barranc de la Valltorta
muestra el eje al norte del Montegordo y los yacimientos de la
Serra del Molló quedan fuera del alcance del sitio de hábitat más
septentrional que es el Mas de Martí.
Finalmente, con el horizonte gráfico Esquemático la distribución de yacimientos de hábitat y de arte no permite tampoco establecer una relación directa entre ellos. Al contrario, al
poco espacio implicado por las rutas y los escasos yacimientos
adscritos a la cronología hay que añadir que las concentraciones de abrigos con Arte Esquemático se encuentran alejados.
Aun a pesar de que se confirmase la presencia de Esquemático
en el Abric II de Montegordo (9), y con el mismo un posible
punto de paso, de parada o de control de la ruta, el aislamiento
de esta situación con respecto al conjunto del horizonte dificulta su asociación.
3.3. Neolítico I
Yacimientos implicados: Mas de Martí de Sant Miquel (‘4, Nueva Planta –NP–), Mas de Martí (‘31), Mas de la Rueda (‘45,
NP) y el Tossal (‘34, NP) (fig. 3). De entrada, no se detecta un
aumento destacable de los yacimientos respecto a cronologías
anteriores. Sin embargo, destaca la ausencia de materiales de
momentos previos, lo que nos sitúa frente a yacimientos que en
su mayoría son de “nueva planta”.
En una aproximación geográfica general, los yacimientos
se localizan en torno a la planicie de Albocàsser. Al norte, el
Mas de Martí y el Mas de Martí de Sant Miquel se encuentran
en la ladera occidental de la Rambla de Sant Miquel. En el
fondo del valle localizamos el Tossal. El yacimiento más meridional, el Mas de Rueda, se sitúa en la cara norte de la Serra
d’en Galceran. La disposición de los yacimientos determina
un eje norte-sur en el trazado que une, mediante los caminos
de menor coste, los yacimientos de hábitat. La relación entre
los yacimientos de hábitat, los caminos calculados y los sitios de arte se establece en función del horizonte gráfico que
tratemos.
Los sitios con Arte Esquemático Antiguo quedan alejados
de dichas rutas. Desplazados hacia el este, les Coves del Civil
(18) y la Cova dels Cavalls (22) se alejan de los yacimientos de
hábitat del Neolítico Antiguo.
Las relaciones que se pueden establecer entre el Neolítico I y los yacimientos con Arte Levantino son escasas y
se reducen a la proximidad entre el yacimiento de Mas de
Martí (‘31) y el Abric de Centelles (42). La existencia en
este último de figuras asociadas a los horizontes estilísticos
Centelles, Mas d’en Josep, Cingle de Mola Remigia y Lineal
se contrapone al hecho de que el Mas de Martí es el yacimiento más septentrional, y el eje trazado por los caminos se
dirige hacia el sur dejando el Abric de Centelles a su espalda
y sin vínculo con los restantes conjuntos en los que el horizonte Centelles se ha documentado. El arte de este horizonte
se concentra en la zona este, de norte a sur (el Abric II de
la Roca dels Ermitans (48), el Abric I del Barranc del Mas
d’Enruna (49), la Cova dels Cavalls (22), la Cova de l’Arc
(23), la Cova dels Tolls Alts (19), les Coves de la Saltadora
(35), les Covetes del Puntal (37) y la Cova Gran del Puntal).
A estas referencias se puede, finalmente, añadir la presencia
de un figura, bastante perdida, pero claramente identificable,
en les Coves del Civil (18), cuyos paralelos conducen a la
variante de piernas menos voluminosas bien definida en Centelles (Villaverde et al., 2006) y cuya situación marcaría el
punto más cercano por el este al camino que une el Mas de
Martí y el Mas de Rueda.
Los sitios con representaciones adscritas al horizonte estilístico Civil, también se alejan hacia el este y quedan desvinculadas, en principio, de las rutas que unen los yacimientos del
Neolítico Antiguo.
Del mismo modo, cuesta relacionar de manera directa los
sitios con arte Esquemático con las rutas del Neolítico I. Al este
se encuentran los abrigos del Barranc d’en Cabrera (45 y 46);
al oeste, el sitio más próximo es el Abric II de Montegordo (9),
que sin embargo se abre en la ladera opuesta a las rutas. El resto
de sitios con Esquemático quedan fuera del alcance de los sitios
de hábitat y de los caminos que los unirían.
509
[page-n-10]
V. Villaverde, T. Martínez i Rubio, P. M. Guillem Calatayud, R. Martínez Valle y J. A. Martínez Álvarez
Fig. 3. Relación entre las rutas óptimas de los yacimientos del Neolítico I y los conjuntos de arte Esquemático Antiguo, Levantino y
Esquemático.
510
[page-n-11]
Aproximación a la cronología del Arte Levantino a través de la red de caminos óptimos
3.4. Neolítico II
Son 31 los yacimientos implicados de los cuales, 28 son de
“nueva planta” y 3 muestran continuidad con momentos anteriores: el Mas de Martí (‘31) y el Abric del Mas de Martí de Sant
Pau (‘40) desde el Mesolítico, y el Mas de la Rueda (‘45) desde
el Neolítico I. A simple vista se evidencia un aumento destacado
del número de yacimientos relacionados con esta fase y, con
ello, el aumento de la complejidad de la red de caminos óptimos
que se puede trazar (fig. 4).
En el Barranc de la Valltorta se da por primera vez una
clara coincidencia entre el territorio en el que se distribuye
el arte y el territorio habitado. Al aumento demográfico que
explicaría el incremento de sitios con ocupaciones durante este
período se correspondería un aumento de las actividades en los
sitios decorados. Esto es, el aumento del tránsito por la zona,
su ocupación más intensiva, tendría un reflejo en el número de
sitios decorados. Sin embargo esta imagen se puede matizar a
partir del análisis detallado por horizontes gráficos. La posibilidad de establecer una contrastación que, en principio, tiene
implicaciones cronológicas, obliga a detenerse en el comentario de este aspecto.
3.4.A. Neolítico II y Esquemático Antiguo
La escasa representación del horizonte Esquemático Antiguo
impide, nuevamente, su valoración en relación con las rutas de
este periodo. Se puede apuntar la plena integración de las escasas evidencias de este horizonte artístico en el territorio del
Neolítico medio. La proximidad de les Coves del Civil a los
yacimientos del Mas de Marín (‘10) y del Barranc Fondo (‘13)
cerrando por el oeste y la agrupación del extremo este con yacimientos como Planell de la Bastida (‘17), Planell del Lledoner
(‘19), les Calçades del Matà (‘21) o la Cova Gran del Puntal
(‘22) que enmarcan en su centro la Cova dels Cavalls (22). Con
todo, la relación se da más por proximidad que por la vinculación con las rutas de movimiento calculadas.
3.4.B. Neolítico II y Levantino
Una situación diferente se da con el Levantino. Considerándolo
como un todo, hay varios detalles que resaltan al observar la
distribución de los sitios de arte, los yacimientos de hábitat y los
caminos óptimos calculados.
Por un lado, las agrupaciones de arte del norte, de la Serra
del Molló, y al sur, de la Serra d’en Galceran, se alejan y quedan
desvinculadas de los yacimientos de hábitat. Sin embargo, hay
que tener en cuenta que el método marca los límites de manera
rotunda, estableciendo fronteras artificiales sobre el mapa, con
lo que el territorio del norte queda fuera de la red de caminos
al carecer de la información sobre yacimientos para esta zona.
En cambio en la Serra d’en Galceran hay un núcleo importante
de yacimientos de hábitat en su vertiente norte que no hallan
correspondencia con los sitios de arte rupestre. Esto es, en el
territorio que involucra la serie de yacimientos que jalonan la
cara norte de la sierra tan sólo encontramos los escasos motivos
lineales del Abric del Barranc de les Calçades (1).
Una situación diferente se da en la zona centro-septentrional
del territorio implicado. Esto es en el Barranc de la Valltorta
donde se concentran los yacimientos de hábitat y de arte. Re-
sulta llamativo que en esta zona se aprecia una asociación entre
los yacimientos de arte y las rutas de mínimo coste calculadas.
- El Abric I del Barranc d’en Cabrera (45) se encuentra en el
camino entre el yacimiento del Barranc d’en Cabrera (‘6) y la
Cova Malena (‘35).
- En el camino entre esta cueva y el Abric del Mas de Martí
(‘31) se localiza el Abric Centelles (42).
- Entre la Cova Malena y el Mas del Riu (‘30), se encuentra el
Abric de la Mostela (43).
- En la cara este del Montegordo, entre el Mas de Marín (‘10)
y el Mas dels Torans (‘9) encontramos asociado a la ruta calculada, la Coveta de Montegordo (8) y los abrigos II, III, IV del
Montegordo (9, 10 y 11).
- Desde el Mas de Marín (‘10) hacia el este en el camino al
Vessant Nord de les Tàbegues (‘15), encontramos el Planell del
Mas d’en Josep un tanto desplazado hacia arriba respecto a la
ruta trazada entre los dos yacimientos y les Calçades del Matà
(‘21), con una ubicación integrada en la ruta.
- Entre el mismo Mas dels Torans (‘9) y el Barranc Fondo
(‘13) encontramos, muy cerca de este último, el Cingle de
l’Ermità (6).
- El Barranc Fondo (‘13) se establece como un punto central
pues, hacia el sur, en la ruta hacía les Clotes (‘36), pasa por enfrente del Mas d’en Salvador (4).
- Hacia el este, la ruta entre el Barranc Fondo (‘13) y el Vessant Nord de les Tàbegues (‘15) pone en relación los sitios del
Cingle dels Coloms (12) y la Roca del Migdia (17).
- En la misma dirección, pero desplazándose ligeramente hacia el sur, la ruta que une el Barranc Fondo (‘13) con El Colmenar (‘16) vincula la Cova dels Tolls Alts (19).
- Entre los sitios del Vessant Nord de les Tàbegues (‘15) y el
Colmenar (‘16) se localizan los sitios de arte de la Cova dels
Cavalls (22), la Cova de l’Arc (23), L’Arc (24) y Els Carrasquissos (25).
- A pesar del corto recorrido entre el Planell de la Bastida (‘17)
y el Planell del Lledoner (‘19), pone en relación, al establecer la
ruta de mínimo coste, los abrigos I y II de la Penya de la Mula
(27 y 28 respectivamente).
- Igualmente corto pero interesante es el trazado que une el
Planell del Mas d’en Josep (‘18) y les Calçades del Matà (‘21),
el cual pone en juego los sitios de arte de la Cova Alta del Lledoner (30), Cova de la Pipa (31) y la Cova Gran de l’Aigua (32).
Los datos disponibles relacionan, mediante las rutas de
mínimo coste, los yacimientos de hábitat del Neolítico II y
los sitios de arte rupestre Levantino. Esta situación, con todo,
se observa fundamentalmente en la zona centro-septentrional
del área de estudio donde se da la concentración de sitios de
arte y de hábitat. El arte vinculado a la Serra del Molló se
encuentra apartado de yacimientos de ocupación de cierta entidad, ya sea en términos temporales o de extensión. Mientras
que la vertiente norte de la Serra d’en Galceran muestra una
dispersión bastante intensa de yacimientos de hábitat para el
período del Neolítico.
Esta situación, que se observa de manera clara cuando analizamos el Levantino en conjunto, se matiza cuando se aumenta
el nivel de detalle hasta contemplar los distintos horizontes estilísticos que distinguimos dentro del mismo (fig. 5).
511
[page-n-12]
V. Villaverde, T. Martínez i Rubio, P. M. Guillem Calatayud, R. Martínez Valle y J. A. Martínez Álvarez
Fig. 4. Relación entre las rutas óptimas de los yacimientos del Neolítico II y los conjuntos de arte Esquemático Antiguo, Levantino y
Esquemático.
512
[page-n-13]
Aproximación a la cronología del Arte Levantino a través de la red de caminos óptimos
3.4.B.1. Horizonte Centelles: con presencia en 10 yacimientos.
Muestran una concentración en el sector este de la Valltorta, a
pesar de la posición noroccidental del Abric Centelles (42) y los
yacimientos aislados al norte del territorio: Abric II de la Roca
dels Ermitans (48) y Abric I del Barranc del Mas d’Enruna (49).
La importante presencia de este horizonte en la Cova dels Cavalls (22) y en menor medida en la Cova de l’Arc (23) centraliza
los puntos existentes en el sector este y se contrapone al Abric
Centelles en el oeste, situando el Mas de Marín (‘10) como centro a partir del cual establecer un eje de simetría. Eje que por
otro lado se ve descompensado por la presencia del horizonte en
Coves de la Saltadora (35), Covetes del Puntal (37), Cova Gran
del Puntal (39) y de manera más dudosa en la Cova dels Tolls
Alts (19) y el Cingle dels Tolls del Puntal (40).
3.4.B.2. Horizonte Civil: presente en 5 yacimientos. A diferencia del horizonte anterior, donde los yacimientos se establecían
más agrupados, en este caso la disposición tiende a ser lineal,
si exceptuamos la situación del Abric I del Barranc del Mas
d’Enruna (49), que ocupa una posición septentrional y desvinculada de los de la zona en la que se concentran los yacimientos
de hábitat conocido. En el centro del territorio ocupado por los
yacimientos de hábitat del Neolítico II se encuentra Coves del
Civil (18). Aunque con dudas, este horizonte podría encontrarse
representado en el Abric III de Montegordo (10) que se establecería como el extremo occidental de este tipo de representaciones en el estricto territorio analizado. En el otro extremo, igualmente con dudas en cuanto a la identificación de este horizonte
en sus paredes, se encuentra el Cingle dels Tolls del Puntal (40)
mientras que en el centro se sitúa la Cova dels Cavalls (22) con
una representación moderada de este tipo de figuras y las mencionadas Coves del Civil, yacimiento en el que se concentra el
mayor número de representaciones de este horizonte.
3.4.B.3. Horizonte Mas d’en Josep: cuenta con 7 yacimientos.
La imagen general es muy similar a la que se obtiene en el Horizonte Centelles, aunque la distribución de yacimientos se modifique ligeramente y la disposición tenga tendencia a ser lineal.
Así pues, en el sector occidental, alejado de la zona de mayor
concentración, encontramos el Abric Centelles (42) en el camino que une el Abric del Mas de Martí (‘31) con la Cova Malena
(‘35). En el sector oriental, se localizan la Cova dels Cavalls
(22) y, con dudas, la Cova de l’Arc (23); y cerrando por el este
el Barranc de la Valltorta, el Cingle de Mas d’en Josep (29), la
Cova Gran del Puntal (39), les Coves de la Saltadora (35) y la
ya más dudosa de les Calçades del Matà (33).
3.4.B.4. Horizonte Cingle Mola Remigia: presente en 7 yacimientos. La imagen no varía mucho respecto a los horizontes
anteriores. Nuevamente encontramos el Abric Centelles (42)
con figuras asociadas a este horizonte. Su presencia es dudosa
en el Cingle de l’Ermità (6), aunque de confirmarse, este sitio
se encuentra estrechamente vinculado a la ruta que une el Mas
dels Torans (‘9) y el Barranc Fondo (‘13). Este último, en su
unión mediante un camino óptimo con el Vessant Nord de les
Tàbegues (‘15) vincula el yacimiento de la Cova del Rull (21),
con presencia también dudosa de este horizonte. La existencia
de figuras de CMR en la Cova dels Cavalls (22) está bien documentada y su localización sitúa el sitio entre los yacimientos del
Vessant Nord de les Tàbegues (‘15) y el Colmenar (‘16). Como
se observa en el horizonte anterior, los tres últimos yacimientos con figuras adscritas al Horizonte CMR cierran la presencia
arqueológica en el extremo oriental de la Valltorta. Estos son
Calçades del Matà (33), Covetes del Puntal (37) y Coves de la
Saltadora (35).
3.4.B.5. Horizonte Lineal: está presente con seguridad en 10
yacimientos y en otros 5 su presencia es dudosa. El aumento de
yacimientos implicados tiene su correspondencia en el aumento
del territorio de dispersión hacia el sur. Sin embargo, nuevamente encontramos el Abric II del Barranc del Mas d’Enruna (50)
y el Abric I del Morral del Voltor (54) en las inmediaciones de
la Serra del Molló aislados y descontextualizados respecto a los
yacimientos de hábitat. Lo mismo sucede con el Mas del Custodi (60) y el Abric I del Barranc de les Voltes (62) en la vertiente
sureste de la Serra d’en Galceran. De otro lado, el aislamiento
podría ser la situación que definiese al Abric del Barranc de les
Calçades (1), sin embargo su orientación en la vertiente norte lo
sitúa en las proximidades de la agrupación de yacimientos de
la Serra d’en Galceran entre los que destacan por su tamaño el
Mas del Boix (‘1), el Mas de la Rueda (‘45) y el Mas de Martí
de San Pau (‘40).
Los yacimientos que se concentran en las vertientes del
Barranc de la Valltorta muestran la misma situación que en los
horizontes precedentes. Así pues, en el extremo occidental, en
este caso junto al Abric Centelles (42) encontramos el Abric de
la Mostela (43), asociado al camino entre la Cova Malena (‘35)
y el Mas del Riu (‘30). En el centro del territorio es la Coveta
del Montegordo (8) el conjunto rupestre que podría asociarse
al camino entre el Mas de Marín (19-‘10) y el Mas dels Torans
(‘9). A poca distancia, Coves del Civil en la margen izquierda
de la Rambla de la Morellana. Mientras, en el extremo oriental
la presencia del horizonte se agrupa en yacimientos próximos
a la Cova de la Saltadora (35) como el Cingle del Mas d’en
Josep (29), la Cova Alta del Lledoner (30), Calçades del Matà
(33) y podría ser el caso de Covetes del Puntal (37) aunque su
presencia es dudosa.
Ejerciendo de punto de unión entre la agrupación oriental
y los sitios del centro se encuentra la Cova dels Cavalls (22)
aunque la presencia de este horizonte estilístico sea escasa en
el yacimiento.
3.4.C. Neolítico II y Esquemático
Con el Esquemático, el número de sitios implicados desciende a
la mitad. El Arte Esquemático esta registrado en 19 yacimientos
frente a los 41 en los que se documenta Arte Levantino, y en
doce de estos conviven los dos estilos. A pesar de la reducción
de los puntos (fig. 4), la dispersión espacial es amplia y la concentración de yacimientos se da, nuevamente, en el tramo bajo
del Barranc de la Valltorta, donde se contabilizan hasta 10 conjuntos donde está presente este horizonte, con Coves de la Saltadora cerrando la concentración oriental. En esta agrupación
los conjuntos son moderados a excepción de Covetes del Puntal
(37) y la Cova de la Pipa (31), ambos asociados a caminos que
parten desde el yacimiento de Calçades del Matà (‘21) de nueva planta, al aire libre, con una extensión grande y abundantes
restos materiales (recuperados en superficie) hacia el oeste. El
513
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V. Villaverde, T. Martínez i Rubio, P. M. Guillem Calatayud, R. Martínez Valle y J. A. Martínez Álvarez
Fig. 5. Relación entre las rutas óptimas de los yacimientos del Neolítico II y los conjuntos de arte tipo Centelles, Civil, Mas d'en Josep,
Cingle de la Mola Remigia y Lineal, así como indeterminados.
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Aproximación a la cronología del Arte Levantino a través de la red de caminos óptimos
primer camino se dirige hacia el norte y, una vez superado el
yacimiento de la Cova de la Rabosa (‘20) y el Planell del Mas
d’en Josep (‘18) conecta el propio Mas d’en Josep (29).
Por el sur, desde Calçades del Matà (‘21), la ruta enlaza la
Cova Gran del Puntal (‘22-39) y deja el Cingle dels Tolls Alts
de la Saltadora (34) y las mismas Coves de la Saltadora (35) a
su izquierda para llegar a la Cova de l’Estaró (‘24-36) con Arte
Esquemático en sus paredes, el Planell de la Rompuda (‘25) y
el Pla del Serretó (‘26), muy próximos entre si y los tres sin
materiales de períodos anteriores.
Esta ruta, dentro del mapa que une caminos entre yacimientos
del Neolítico II, enlaza con la agrupación de yacimientos de la
vertiente norte de la Serra d’en Galceran. En este sector meridional del territorio analizado, destaca el Abric del Barranc de les
Calçades (1) por contener un número considerable de figuraciones adscritas al Esquemático. Este sitio queda fuera de las rutas
calculadas y a una distancia mínima de 1,8 kilómetros del yacimiento más próximo, pero en posición central y elevada en relación a los tres grandes yacimientos de la zona –Mas del Boix (‘1),
Mas de Martí de Sant Pau (‘40) y Mas de la Rueda (‘45)–. Más
desplazado y difícil de relacionar con los yacimientos de hábitat
registrados se encuentra el Cingle del Barranc de l’Espigolar (61).
En el sector occidental de la zona de estudio, en la ruta trazada entre la Cova Malena (‘35) y Les Canals (‘46), llegando
ya a este último, se encuentran el Abric I y II del Barranc d’en
Cabrera (45 y 46). Finalmente, en el extremo norte del territorio estudiado, están los sitios del Abric II de la Rambla de la
Morellana (15), el Abric I del Barranc del Mas d’Enruna (49),
el Abric II de la Roca dels Ermitans (48) ambos en la Serra del
Molló, al este del Morral del Voltor y, finalmente, el Campanarenc (13), todavía más alejado y aislado de los restantes.
Prueba de la coincidencia general de la distribución de los
conjuntos esquemáticos y levantinos la constituye el hecho de
que en 12 abrigos coinciden ambos estilos, y otros 4 se encuentran muy próximos de enclaves levantinos. Las coincidencias
en un mismo abrigo, en aquellos conjuntos en los que el grado
de conservación de las pinturas permite una asignación relativamente segura a alguno de los horizontes gráficos establecidos,
dan lugar a situaciones relativamente diversas y poco decantadas hacia un horizonte en particular. Así, el horizonte Lineal
convive con el Esquemático en 5 ocasiones, el horizonte Centelles en 4 casos y el horizonte Mas d’en Josep en otros 4, mientras que los horizontes Civil y Cingle de la Mola Remigia solo
presentan una coincidencia en cada uno de los casos.
3.5. HCT
Con un único yacimiento de hábitat al sur del territorio analizado, el Mas de la Rueda (‘45), no se puede establecer un segundo
punto de origen o destino necesario para el cálculo de rutas de
mínimo coste. Sin embargo, más allá de los caminos óptimos,
cabe destacar el descenso de yacimientos para esta cronología,
teniendo en cuenta siempre el origen de los datos y la duración
del Horizonte Campaniforme de Transición.
3.6. Bronce
Los yacimientos implicados son el Campanaret de Montegordo
(‘11), el Degollador (‘38) y el Mas de Sanç (‘41) los tres sin
ocupaciones previas documentadas. De otro lado, se ha docu-
mentado la existencia en la zona de enterramientos adscritos a
esta cronología. Este es el caso de Coveta del Mas de Martí (‘5),
Cova de la Gralla (‘7), Cova de les Tàbegues (‘14), Cova de la
Rabossa (‘20) y Cova del Mas d’Abad (‘29). Su presencia y su
localización se deben tener en cuenta como un elemento estructurador (o reflejo de la estructuración) del paisaje. Sin embargo,
tal y como se ha procedido con los sitios de arte rupestre, no se
han considerado para la generación de la red de caminos.
Aunque el número de yacimientos de hábitat permite el
cálculo de los caminos (fig. 6), el peso demográfico vuelve a
niveles anteriores al Neolítico II, según se deduce de la escasa
presencia de yacimientos documentados. A diferencia de cronologías anteriores, el eje se desplaza en dirección sur-este, hacia
la costa, con el yacimiento del Degollador (‘38), de reducida
extensión pero con una considerable cantidad de materiales.
El Campanaret de Montegordo (‘11) ocupa una posición relativamente central con relación a los enterramientos adscritos
a esta fase en la zona; sin embargo, estos mismos yacimientos
quedan desplazados al NW de los otros dos yacimientos relacionados en esta cronología. Este vacío podría tener su origen
en la falta de prospección, lo que explicaría a su vez la falta de
enterramientos al sur de la Valltorta.
Finalmente, los ejes que trazan los caminos óptimos entre
los yacimientos de hábitat del Bronce se alejan de las agrupaciones principales de yacimientos de arte rupestre Levantino y
Esquemático.
4. VALORACIÓN DE LOS RESULTADOS
La reconstrucción del movimiento se muestra útil desde una
doble vertiente. La primera, conseguida de manera indirecta al
estudiar el poblamiento desde una perspectiva diacrónica en la
que se tienen en cuenta las principales etapas cronoculturales.
Esta aproximación deberá completarse con un estudio de los
territorios inmediatos de los yacimientos y las relaciones entre
las localizaciones del arte rupestre y las áreas de abastecimiento
de recursos. De otro lado, la reconstrucción de la red de caminos permite aportar algunos datos que deberán tenerse en cuenta
para el debate de la cronología y autoría del arte rupestre postpaleolítico, especialmente del Levantino. De entrada, hay que
valorar la capacidad de los individuos o, mejor, del grupo para
la realización de las expresiones gráficas. Pero, ¿cuántos grupos, de qué tamaño, cuántas generaciones son necesarias para
la realización del basto corpus de arte rupestre documentado en
la Valltorta? De momento no contamos con una respuesta para
estas preguntas. Sin embargo, y como se ha comentado durante
el análisis de los mapas de caminos de las diferentes cronologías, durante las primeras fases estudiadas, Epimagdaleniense,
Mesolítico Geométrico y Neolítico I, la población que ocupaba
el territorio debió ser muy limitada. Esta imagen contrasta con
el Neolítico II donde se evidencia un crecimiento demográfico
constatable en la multiplicación de yacimientos. Estos nuevos
puntos habitados son en su mayoría de “nueva planta”, sin materiales que puedan adscribirse a momentos anteriores.
Del mismo modo, en cuanto se analizan de manera estricta
las redes de caminos se observa que no es hasta el Neolítico
II cuando el eje de la Valltorta entra en juego de manera clara.
Hasta ese momento, al bajo número de yacimientos para los momentos del Epimagdaleniense, Mesolítico Geométrico y Neolí515
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V. Villaverde, T. Martínez i Rubio, P. M. Guillem Calatayud, R. Martínez Valle y J. A. Martínez Álvarez
Fig. 6. Relación entre las rutas óptimas de los yacimientos de la Edad del Bronce, los conjuntos de arte Esquemático Antiguo, Levantino
y Esquemático, y los enterramientos de la Edad del Bronce.
516
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Aproximación a la cronología del Arte Levantino a través de la red de caminos óptimos
tico I, refleja un eje predominante N-S, vinculado a las tierras
altas en los momentos Epimagdalenienses y a los llanos durante
el Mesolítico geométrico y el Neolítico I.
En contraste, en el Neolítico II, y por primera vez, coinciden
de manera clara el territorio en el que se documenta el arte y el
territorio habitado (transitado). La red de caminos entre yacimientos racionaliza las localizaciones del arte rupestre en torno
al Barranc de la Valltorta. El aumento de yacimientos, y con
ellos la mayor complejidad de la red de caminos calculada, acerca muchos de los sitios de arte a alguna de las rutas establecidas.
Sin embargo, en este caso y para esta cronología, queda por
explicar la ausencia de sitios de arte en torno a las agrupaciones
de yacimientos de hábitat de la vertiente norte de la Serra d’en
Galceran (al sur) y, por el contrario, la ausencia de lugares de
habitación contrasta con la presencia de conjuntos con arte en la
Serra del Molló al norte del barranco.
En la vertiente norte de la Serra d’en Galceran contamos
con yacimientos de dimensiones considerables y con dispersiones de materiales importantes, pero el arte rupestre es escaso
y parece alejarse de estos asentamientos. Las notables diferencias entre la Serra d’en Galcelan y el Barranc de la Valltorta en
número y presencia de yacimientos podría explicarse desde la
complementariedad de dos ambientes ecológicamente distintos.
Por un lado, la situación de los yacimientos d’en Galceran en
la vertiente norte de la sierra los encara al valle de Albocàsser
(Guillem, 2002), zona apta para el desarrollo de la agricultura
con presencia abundante de agua en las diversas lagunas endorreicas existentes en la zona. En contraposición, el ambiente del
Barranc de la Valltorta viene marcado por los procesos erosivos
que limitan la generación de suelos aptos para la agricultura,
como muestra el escaso desarrollo de la misma y la limitación
a la producción a los planells. Esta dualidad de ambientes, en
principio complementarios en sistemas agropecuarios, facilita
una asociación del arte rupestre Levantino a otras actividades
complementarias: la caza o la recolección. Las opciones de la
caza y la recolección como actividades complementarias en
unos sistemas de base agropecuaria ya han sido valoradas en
otros trabajos (Martínez y Villaverde, 2002).
Al considerar el papel de la ganadería, cabe la posibilidad
de que el Barranc de la Valltorta actuase de canal de tránsito
de los movimientos transterminantes de los rebaños entre las
tierras altas y el valle de Les Coves de Vinromà, tal y como se
documenta desde la Edad Media para la zona (Castán y Serrano,
2004), movimientos que han quedado fosilizados en los azagadores que, desde el Barranc de Matamoros, siguen el recorrido
del barranco hacia las sierras del interior. De igual modo, por
este barranco transcurre el camino óptimo calculado que se dirige hacia las estribaciones norte de la Serra d’en Galceran y que
conecta con la concentración de yacimientos que ésta aloja del
mismo modo que lo hace el camino tradicional que lo transita.
En este punto es interesante subrayar cómo en todos los casos Coves de la Saltadora, enfrente de la desembocadura del
Barranc de Matamoros, se establece como límite oriental de la
dispersión del arte rupestre de la Valltorta. Este excepcional yacimiento es, junto a la Cova dels Cavalls, Coves del Civil y el
Abric de Centelles, uno de los cuatro grandes centros de arte
rupestre en la Valltorta. Estos cuatro yacimientos siguen el eje
del barranco y, superando el Montegordo por el norte, llegan a
las estribaciones orientales de la Serra de Valldàngel occidental.
La acumulación de motivos y de fases estilísticas en Saltadora,
Cavalls y Civil incide en la continua y repetida visita de estos yacimientos a lo largo del tiempo, con lo que se establecen
como puntos de “parada habitual o reiterada”.
Volviendo a la hipótesis de la transterminancia, los desplazamientos de carácter estacional podrían explicar la localización del arte rupestre en el eje oeste-este con una orientación
predominantemente hacía el sur. Por un lado, las vertientes de
solana al presentar una menor cobertura vegetal facilitan el movimiento en ladera; por otro lado, esta orientación, mayoritaria
entre los yacimientos con arte Levantino se entiende desde condiciones climáticas frescas de invierno u otoño, pues los veranos son intensos y cabría pensar en zonas de umbría para los
meses más calurosos.
Después del Neolítico II ningún otro momento estudiado
muestra tal grado de coincidencia entre el territorio habitado y
el territorio artístico. La drástica reducción de los yacimientos
documentados para el Horizonte Campaniforme de Transición
no puede obedecer tan sólo a la corta duración del período considerado. Habrá que buscar las razones en causas de corte demográfico que expliquen la escasa ocupación del territorio para
momentos del Bronce. Si bien el HCT no puede ser considerado
por la escasez de muestras, el Bronce dibuja un tímido repunte
de la ocupación, pero sobre todo un desplazamiento del eje de
los yacimientos de hábitat hacía el sur del territorio analizado,
alejándose de la máxima concentración de arte rupestre.
5. CONCLUSIONES
El análisis del movimiento por parte de una población determinada a nivel arqueológico nos sitúa frente a realidades concretas
como son los desplazamientos cotidianos a través de un territorio. Esta aproximación, puede ayudar a entender mejor los
emplazamientos del arte rupestre, pues de entrada no se puede
descartar ningún condicionante a la elección de los abrigos que
serán decorados.
La coincidencia de los caminos óptimos trazados mediante
el SIG con los caminos históricos conocidos valida la elección
del criterio topográfico para la generación de dichos caminos.
Los puntos de origen y destino son distintos y sin embargo hay
que suponer una racionalización del territorio facilitando el desplazamiento al acceder del valle a la sierra, o al revés, al salvar
el barranco o dirigiéndose de la manera más directa posible hacia el destino a través de un valle.
Expresábamos las dudas acerca de la población mínima
indispensable para la generación de un corpus de arte, conservado, como el existente en la Valltorta. Esto se debe a que la
presencia de población con un abanico cronológico tan amplio
impide hablar con seguridad de la asignación de la autoría. Sin
embargo, resulta altamente ilustrativa la coincidencia entre los
territorios del arte y del Neolítico II en el ámbito estricto de la
Valltorta.
De asociarse la realización del arte rupestre Levantino al
Neolítico II, encajaría con aquellas propuestas que abogan
por un ciclo artístico largo para este horizonte gráfico (Hernández Pérez, 2009; Villaverde, 2005). De este modo, hay
que tener en cuenta, cuando hablamos del Neolítico II y lo
relacionamos con la secuencia levantina, el lapso temporal
al que nos estamos refiriendo. Tratado de manera indepen517
[page-n-18]
V. Villaverde, T. Martínez i Rubio, P. M. Guillem Calatayud, R. Martínez Valle y J. A. Martínez Álvarez
diente a partir del registro lítico, el Neolítico IIC u Horizonte Campaniforme de Transición (HCT) muestra un descenso
considerable del número de yacimientos implicados. De esta
manera, si consideramos el Neolítico IIA i IIB1 y 2 (Bernabeu, 1989) –Neolítico medio y precampaniforme– nos
enfrentamos a 1.500 años, aproximadamente, de cambios y
transformaciones sociales; unas 70 generaciones que ocuparon y plasmaron sus ideas en las paredes de los abrigos. Estos
cambios podrían reflejarse, entre otros indicadores culturales, en el arte rupestre levantino. Las variaciones estilísticas
en la figura humana, uno de los componente centrales de la
iconografía artística levantina, abogan por la existencia de
una cierta dimensión temporal, pues se integran formas de representación bien diferenciadas en escenas o composiciones
que van dotándose, a partir de añadidos o adiciones, de nueva significación. Como se señaló con anterioridad, los cuatro
grandes conjuntos rupestres de la zona constituyen lugares
en los que se acumularon las representaciones de diferentes
horizontes. Parece que su existencia sirve, por sí misma, para
dar cuenta de la continuidad observada en la distribución de
los conjuntos decorados y su relación con la red de caminos
óptimos. Sin embargo, se pueden añadir algunos datos adicionales a esta consideración, si nos ceñimos a los conjuntos de
Arte Levantino, el número de yacimientos que se caracterizan
por una única fase estilística decorativa es reducido, con sólo
14 casos, de los que 8 corresponden al horizonte Lineal, 2 al
horizonte Centelles, 2 al horizonte Cingle de la Mola Remigia, 1 al de Mas d’en Josep y 1 al de Civil.
La coincidencia entre sitios de arte y de hábitat y su relación mediante la red de caminos teóricos permite apuntar una
cronología, y una autoría, centrada en los pobladores del cuarto y tercer milenio, unos resultados que apuntan en la misma
dirección que los señalados en otros trabajos que desvinculan
la cronología del Arte Levantino del proceso de neolitización
(Martí y Juan-Cabanilles, 2002; García Puchol et al., 2004;
García Robles et al., 2005).
En esta línea, los cambios sociales que se detectan a nivel
arqueológico tendrían su correspondencia en los cambios estilísticos que muestra el arte rupestre Levantino. La dualidad de
continuidad y cambio, parecen afectar tanto a los espacios decorados principales, como a la temática en la que intervienen las
figuras humanas representadas. No se trata sólo de un contraste
en naturalismo/volumen y simplificación/linealidad, sino de la
aparición de temáticas que remiten claramente a la conflictividad social o territorial.
Esta lectura se complementa en la Valltorta, por un lado,
con la escasa documentación del Neolítico I. Propuesta que
está en consonancia con el escaso desarrollo artístico del Esquemático Antiguo, presente sin embargo, en alguno de los
yacimientos más importantes del núcleo, como son la Cova
dels Cavalls y Coves del Civil. En este sentido, los yacimientos arqueológicos se orientan en un marcado eje norte-sur,
que coincide con el observado en el Epimagdaleniense y en
el Mesolítico Geométrico, mientras que el Arte Esquemático
Antiguo se sitúa por primera vez en el eje de la Valltorta. La
no coincidencia entre los caminos óptimos de los yacimientos arqueológicos y el Arte Esquemático Antiguo, reducido en
cualquier caso a pocos efectivos, constituye una discordancia
con lo que cabría esperar al respecto de la cronología atribuida
518
al mismo, lo que obligará a replantear su asignación en términos temáticos y estilísticos, o a formular un modelo de complementariedad en su ubicación con respecto al eje formado
por los asentamientos.
Sin embargo, esta propuesta no elude alguna de las principales problemáticas que atañen al arte rupestre postpaleolítico
en esta zona de la península Ibérica. Entre otras, el hecho de
que podría significar la simultaneidad de lenguajes gráficos
en la zona si se considera que una parte del Arte Esquemático se está desarrollando durante este período (Hernández,
2009; Martínez y Guillem, 2006) de manera paralela al Arte
Levantino. Este punto encierra a su vez algunos aspectos
relativos a este Arte Esquemático todavía no aclarados y de
difícil resolución a día de hoy. No se puede obviar la diversidad cronocultural que encierra este horizonte gráfico en la
fachada oriental de la península Ibérica. Se están realizando
importantes esfuerzos por desenmarañar un corpus de figuras
muy amplio y los avances en los últimos años son importantes (Torregrosa y Galiana, 2001; Guillem y Martínez, 2006;
Hernández, 2009; Martínez i Rubio, 2011) individualizando
un sistema gráfico de rasgos esquemáticos propio del Neolítico Antiguo, mencionado unas líneas más arriba. No obstante,
sigue resultando difícil determinar o clasificar las distintas
realidades socioculturales, con significación cronológica, que
parece que se dan dentro del Arte Esquemático.
Los datos obtenidos en la Valltorta ofrecen, de entrada,
diferencias con la distribución y relación que presenta el Arte
Esquemático Antiguo y el poblamiento neolítico cardial en el
núcleo del Caroig (Martínez Rubio y Martorell, 2012). Sin embargo allí el Arte Esquemático Antiguo tiene más entidad y sus
rasgos se ajustan con más precisión a lo observado en el núcleo
del Pla de Petracos.
De otro lado, tampoco se pueden explicar, desde la generación de los caminos óptimos y su correlación con los asentamientos de hábitat, los vacíos poblacionales o los artísticos
que se evidencian a partir de la visualización de los mapas de
dispersiones de puntos. En concreto, las agrupaciones de yacimientos al norte de la Serra d’en Galceran no encuentran la
correspondencia esperable con el arte rupestre. Su localización, bordeando la zona meridional del valle de Albocàsser,
podría responder a una voluntad de control de una zona apta
para el desarrollo agrícola. Se trata de una de las zonas más
aptas de todo el territorio analizado para desarrollar dicha
actividad y la distribución de los yacimientos podría obedecer a una racionalización del espacio situándose en el punto
de unión entre la zona baja del valle y la ladera de la sierra.
De manera contraria, los yacimientos de arte rupestre, tanto
Esquemático como Levantino, de la Serra del Molló no se
pueden poner en relación de manera directa con los sitios de
hábitat conocidos. Este hecho puede deberse, sin embargo,
a una limitación inherente al método seguido al trazar el estudio, ya que desdibuja los bordes del territorio analizado al
dirigir la red, y la atención, hacia el centro.
En su conjunto, se ha venido llamando la atención a lo largo
de este estudio sobre las escasas diferencias observables en la
distribución de los distintos horizontes gráficos levantinos. Tan
sólo el horizonte Lineal presenta una distribución más extensa y
menos ajustada a la zona oriental de la Valltorta. Esta situación
propicia la idea de que en la mayor parte de la secuencia, coin-
[page-n-19]
Aproximación a la cronología del Arte Levantino a través de la red de caminos óptimos
cidiendo fundamentalmente con las fases en las que la figura
humana ha estado dotada de un cierto volumen y modelado, se
registra una marcada continuidad territorial. En todo caso ello
no entra en contradicción con el hecho de que los distintos horizontes gráficos registren cambios significativos en la temática y
la forma de concebir la figura humana, lo que apunta, como ya
se ha señalado, a una perspectiva temporal de suficiente entidad
como para que vaya asociada a cambios sociales que se reflejan
en la expresión gráfica.
Hay que tener en cuenta, y esto es algo que se deduce directamente de la terminología con la que se han identificado
determinados horizontes gráficos levantinos de la Valltorta,
que en el núcleo de Gassulla se localizan importantes abrigos
en los que están bien documentados buena parte de horizontes gráficos identificados en el Riu de les Coves. Al igual que
en esta zona, también existen en la Gassulla algunos enclaves de especial importancia en el número de figuras y fases
decorativas, como es el caso de Cova Remigia y el Cingle de
la Mola Remigia, lo que indica la existencia de continuados
contactos e interrelaciones entre estas dos zonas. Y algo similar ocurre al dirigir la atención al Maestrazgo turolense.
Como ha sido reiteradamente puesto de manifiesto (Utrilla
2000; Utrilla y Villaverde, 2004; Guillem y Martínez, 2004;
López-Montalvo, 2005; Domingo, 2005; Bea, 2009), son
numerosos los elementos de semejanza existentes entre el
núcleo de la Valltorta y el Bajo Aragón/Maestrazgo turolense (trepadores, escenas de caza del jabalí, disposición de las
figuras del horizonte Centelles/Arquetipo robusto, representaciones de toros, etc.), y es necesario en el futuro integrar,
mediante aplicación de una metodología común, los estudios
realizados en ambas zonas, para intentar establecer cuáles
fueron las vías de conexión entre ellas. Estos trabajos han
de constituir la base sobre la que profundizar en la forma en
que se articularon las redes de contacto que sustentaron esas
similitudes estilísticas y temáticas.
De entrada, con respecto a las conclusiones obtenidas en
los trabajos del Bajo Aragón, se observan diferencias entre el
paisaje lineal del Esquemático en Aragón (Sebastián, 2011) y
los datos de Valltorta. Tampoco parece que el modelo de distribución propuesto para esa región, con “grandes centros” que
reúnen un elevado número de representaciones y que aparecen
separados entre sí por distancias con frecuencia de 50 km y no
inferiores a los 25 km, articulando en su entorno una red de conjuntos menores (Bea, 2012), sea similar al de la Valltorta, donde
el conjunto de yacimientos mayores se integra en una distancia
que no sobrepasa en su totalidad los 25 km y donde se observan
conjuntos de numerosas figuras y fases decorativas escasamente
separados. Algo que también ocurre en el núcleo de la Gassulla.
Ya se ha llamado la atención (Cruz Berrocal, 2006) sobre la necesidad de realizar estudios regionales que faciliten una valoración detallada de las semejanzas y diferencias de los diferentes
territorios levantinos, de cara a una posterior integración de los
resultados en una visión macro. Las diferencias ahora señaladas
y la información proporcionada por la Valltorta aportan nueva
información a esta problemática y permiten proseguir en futuros
trabajos en la obtención de una visión suprarregional que sea
más sensible a la concreción de los factores culturales derivados
de la compartimentación territorial que, sin duda, debió asociarse al fenómeno artístico parietal levantino.
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