La Horna (Aspe, Alicante). Un yacimiento de la Edad del Bronce en el medio Vinalopó
Mauro Severo Hernández Pérez
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ARCHIVO D.E PREHISTORIA LEVANTINA
\bl. :¡pe¡ (Valencia, ~4)
Mauro S. HERNÁNDEZ P.ÉREZ*
LA HORNA (ASPE, ALICANTE). UN YACIMIENTO
DE ~A EDAD DEL BRONCE EN EL MEDIO VINALOPÓ
A pesar de Jos treinta anos transcurridos y del espectacular desarrollo en la última década
de los trabajos de campo, de las excavaciones y de los estudios de materiales, las observaciones
de M. Th.rradell sobre la Edad del Bronce en el País Valenciano continuan vigentes. En efecto, ante
la «cantidad de yacimientos conocidos, caeríamos en un error si supusiéramos que se trata de un
periodo bien conocido. 'lbdo lo contrario. Pocos de estos poblados han sido excavados y, aún los
que lo han sido, nunca ha llegado a tomar la exhumación carácter exhaustivo, sino que sólo ha
afectado a alguna zona» (1). El problema se agrava si tenemos en cuenta que hasta el momento
no se ha publicado ni una monografía sobre la excavación de un poblado, si exceptuamos la realizada sobre el Cabezo Redondo (2), que recogía con un retraso de más de veinte anos los trabajos
de José M~ Soler en el yacimiento. En los últimos anos, no obstante, son relativamente abundantes las excavaciones de poblados, de los que sólo conocemos breves notas a modo de resumen de
actividades de campo (3) y, en menor medida. algún informe más detallado de estos trabajos (4),
que han servido de base para realizar las más recieJltes síntesis sobre la Edad del Bronce en el Par.s
Valenciano (5).
Uno de estos yacimientos es la Homa (Aspe, Alicante), cuyas excavaciones, en las que participaron un nutrido grupo de estudiantes unive_rsitadosf hoy ya licenciados (6), se iniciaron en 1980
• Oniversidad de Alicante.
(1) M. TAAAAI!I!LL: Bl Ibis Va/enci/lno del Nt!PUtico a la lberlzacl6n. Ensayo de sfnte.sis. Valencia, 1963, pág. 130.
(2) J. M• SoLER GARctA; Excavaciones al'f[ueol6gicas en el Cabelo Redondo (ViOena, Alicante). Alicante, 1987.
(3) VúseArqueoiogf.a en AliciTnte 1976·1986, Alicante, 1986 y Memóries Arqueo/~ a la Comu"itot ValenciDM
1984-1985, Valencia, 1988.
(4) B. MA!at: la M.untanya Assolada (Alzira, Valencia). Lllcentvm, 0, 1983, págs. 43~7 . M• J. DB PEoRO MlClló:
La Lloma de Betxi (Paterna): datos sobre t6coicas de é0nstrucci6n en la Edad del Bronce. Archivo de Prehlstorill Levantina,
XX, 1990, pAp. 317-350.
(S) B. 'MARTI y J. BERNA.BBU. la Edad del Bronce en el Pals' Valenciano. Amg6n/Litoml medlterrdneo. Intercambios
cu/tumles durante /a Prehlstorill, Zarago1.a, 199~. P4gs. 355<
367. M• i. DE PllDRO ·MtCHó: La Edad del Bronce en el Pa1s
Vatenéiano: Estado de la cue.~ti6n. IJ Jomad4S de Alquwlo~ del Ibis Valenciano, Alfas del Pi, 1994.
(6) Participaron en las excavaciones J. Álamo Maestre, E. Alberola Belda, J. B. Aura Tortosa, M• E. Baft6n, J. A.
Barrio Barrio, P. Beviá, F. Cerda Bordera, M" P. Cutiiias Murcia, M• F. Galiana Botella, E. Garcla, R. 06mez Sánchez,.
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Fig. 1.· Yaclmientos de la Edad. del Bronce én..él Medio Viñálopó. l: La Homa (Aspe);. 2: Tabayá (Aspe); 3: Pordxol (Monforte!del Cid);,4: L' Azud.(Novelda) ; S:
Lloma Redona (Monforte.dél Cid)¡ 6.: La Esparraguera (Novelda~; 7: <~asten de la Mola (Novelda).; 8: Puntal de Bartólo (Novelda); ~= Samoo (Novelda);
10: Sambo Menor ~oveldalr 11: Alt de la Zltfra {Monóyar); 12: ~ Paus (Noveld!l); 13: Montagut, (Novel~); 14: Casa Roma (Novelda); 15.: Pont de la
)aud (Elda); 16: Peñón del Trinitario·'(Eldi); 17: Lometa (Monóvár); 18: C8stell (Petrer); 19: Puntal de Xinebre (Petrel') ; 20: Catí Forada (Petrer); 21:
Mlrablfenos (Petn!r};,l2: Alt de P.frri'ó {Petrer); 23: El Monastil'(Elda);, Z4: Omalón (Elda) ; 25: Peña de Su.
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para concluir en 1986. la Memoria final de dichos trabajos, de la que estas páginas es un breve
resumen, se depositó hace ya varios atlos en la Dirección General de Patrimonio de la Generalitat
Valenciana (7).
Las primeras noticias sobre este yacimiento se deben a D. Jiménez de Cisneros, quien en diversas ocasiones seftala (8) la existencia de fósiles en la Sierra de La Homa y el hallazgo de materiales
arqueológicos en el punto conocido como El Murón, donde detecta numerosas remociones de tieria.S, que continuarlan ininterrumpidamente hasta la actualidad. Una de las acciones más espectaculares tuvo lugar hacia los atlos 20, cuando una vecina sot16 que en la Horna se escondía un
tesoro, procediendo a realizar un gran agujero en la parte superior del cerro del que, pese al tiempo
transcurrido, quedaba consta.ncia en 1980? midiendo en aquel momento unos 10 metros de largo,
entre 3 y 5 metros de ancho y una profundidad que en algunos puntos superaba Jos 2 m. Las remociones de tierras alcanzaron su mayor apogeo en los setenta, con la recogida selectiva de abundantes
materiales arqueológicos, muchos d.e los cuales en la actualidad forman parte de las colecciones
del Museo de Novelda o del Colegio Padre Dehón, de la misma población {9).
Estos saqueos continuaron, e incluso se intensificaron, al inicio de nuestras excavaciones. En
efecto, concluida la conespoodiente cámpatla, los «aficionados» procedlan a destrozar los perfiles)
derrumbar muros y a hacer agujeros en los suelos, lo que desfiguraba de un atlo para otro el aspecto
del yacimiento. En ocasiones estas actividades clandestinas se realizaban durante las mismas excavaciones. La acción más destructiva tuvo lugar en la campaña de 1983, en la que se había dejado
«in situ» un excepcional conjunto de materiales arqueológicos que nos fueron recogidos y amontonados sin orden con la consiguiente pérdida de info_rmación y las dificultades para proceder a la
restauración de cerámicas y objetos de barro.
Por otro lado, la cantera abierta y luego abandonada en la ladera meridional del cerro debió
llevarse consigo a una parte no precisada del yacimiento, produciendo con sus explosiones la apertura de numerosas grietas que, favorecidas por la formación geológica del cerro, han afectado al
relleno arqueológico.
EL YACIMIENTO Y LAS EXCAVACIONES
La Horna es un pequeno cerro desgajado de la Sierra deJ mismo nombre ubicado en el Término
municipal dé Aspe, dentro de la comarca del Medio Vinalopó (figs. 1 y 2 y lám.l.l y 1.2). Su altura
F. J. Jover Maestre, S. Juan Ruiz, H. l.eite García, B. I.ópez Segul, A. MartinezSema, J. F. Navarro Mederos, C. Navarro
Poveda, J. M. ftrcz Burgos, A. Puigcerver Hurtado, M• C. Rico Navai':{O, A. Romero Batlolas, A. Ronda Femenia, N.
Roselló, P. Rosser Limillana, A. Rniz Segura, E. Ruiz Segura, C. Sánclie?: Lozano, M. A. Saotaeruz Navarro, J. M• Segu·
ra Martl, V. Valencia, ). M. Vícens Petit, F. Visedo y A. Zaragoza.
(7) Oolabomron en la redacción de la Memoria: B. Cloquell Hurtado - &tudio odontológico de los restos humanos-,
P. Hemández Hero.ández - Maúu:ofauna-, F. J. Jover Maestre - Jndustr/a lftfca-, J. A. I.ópez Mira - Actividades
textiles-, J. A. lópez Padilla - Industria 6sea-, G. &nce Herrero -Entorno jlsico-, A. Puigcerver Hurtado -FaufUI
terreltre- y J. t . Simón Ga.rcla - Actividades metalúrgicas-.
(8) D. JJ:MP.NEZ oe CJSNEROS: Excursiones a las ~rras de la Homa, del Rollo y de Crevillente. Bolettn de /a &al SociedJUI Espallo/a de Historia Naturrzl, Madrilt, 1907, págs. llH29. ldem: Indicaciones de algunos yacimientos prehistóricos
y noticia acerca de otros.. Boletfn de la Real Sociedad Española de Historlll Naturrzl, Madrid, 1925, pigs. 71·81.
(9) J. F. NAVARRO MEDI!ROS: Materiales para el estudio de lll Edad del Bronce en el Valle Medio del Vinalopó (Alicante). w centvm, 1, 1982, pÁgs. 19·70. F. J. Jova MAFSrRE, J. A. LóPEZ Mtu y G. M. SEGURA MIRA. &tudio de los materiales de la Edad del Bronce en el Valle Medio del V"UUl/o~. Memoria inédita depositada en el Instituto de Cultura Juan
Gil-Albert (Diputación de AIJeante).
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M. S. HERNÁNDEZ PÉREZ
Fi¡. 2.- Situación de La Borna.
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Yacimiento
m 425 -
400·
375.
350·
E- W
o _ _ _ _ oom
.....
Fig. 3.- Perftl topográn.c:o y geológico de La Ho.rna. 1: calizas pararrecldales del Oligoceno-AquJtanlense; 2:
calizas y areniscas tipo.F1yscb del Pale6geno; 3; ma~ales cuaternarios.
sobre el nivel del mar es de 439'20 m y de unos 75-100 metros sobre las tierras circundantes, profundamente modificadas por las labores agrico1as de secano y en tpoca reciente por el cultivo de la
uva de mesa y una incipiente urbanización. Coordenadas UT.M. 30S XH 9l5 471 (Hoja 28-34,
Elda. Escala L:_SO.OOO).
El cerro donde se asienta el yacimiento presenta sobre el 'frias infrayacente areniscas tipo
. Flysch y un banco de calizas pararrecifales aprovechadas como cantera de mármol, en la actualidad
abandonada. Este banco calizo se encuentra profundamente fracturado, hasta el punto de que, a
partir de una gn¡.n falla central, presenta bacía el E y SE una morfología escalonada debida aL
afloramiento de los diferentes estratos calcáreos,, que serian aprovechados para la construcción de
algunas de las viviendas (fig. 3).
No podemos precisar las dimensiones reales de la zona ocupada, ya que las estructuras de habitación se encuentran cortadas en el lado meridional por la aludida cantera y en la ladera W por
las remociones de la misma cantera y de las actuaciones clandestinas. También se constata restos
de una ocúpa~ión prehistórica en la ladera SE, bajo un gran escarpe rocoso (lám. VI.l), en la que,
asimismo, se observan evidentes settales de actuaciones clandestinas, por lo que, junto a la escasa
potencia de relleno y la relativa escasez de materiales, nosotros no realizamO$ ningún trabajo, con
la excepCión de la excavación de varias grietas de dicha pared rocosa, en una de las cuales encontra·
mos restos humanos.
Nuestras excavaciones se centraron en la ladera NE - sector A- donde se con.centraban las
construcciones y el relleno arqueológico, mientras en la ladera NNW - sector B- presentaba una
acusada pendiente, lo que favorecla la erosión. El resultado final de nuestra actuación en el yacimiento de La Homa ha sido la excavación de una superficie de 410m2.
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M. S. HERN ÁNDEZ PÍ!REZ
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ORG~ZACIÓN INTERNA DEL POBLADO
En la excavación de La Roma hemos podido constatar la existencia de varias habitaciones,
una posible calle, dos recintos de imprecisa funcionalidad y un grueso muro que en algún ponto
sirve de cierre del poblado, mientras en la ladera NE se constatan construcciones extramuros. El
poblado conforma un todo orgánico, en el que todas las construcciones son prácticamente contemporáneas (fig. 4 y Jám 1.3).
DEPARTAMEN'IOS
La mayoria de las habitaciones se concentran en la ladera NB, que corresponde al denominado
Sector A (lám. 11.2). Por sus dimensiones, formas, sistemas constructivos y elementos arquitectónicos anejos constituyen dos grupos claramente aiferenciados.
El primero de ellos está compuesto por varias habitaciones de muros de tendencia recta, ubicadas en la parte superior de la ladera NE. Se adosan unas a otras, escalonándose a lo largo de ella,
de tal modo que un mismo ,muro es compartido por dos habitaciones.
En el segundo grupo, que ocupa la zona media de la ladera, cada habitación presenta características propias.
Detartamento I
Se trata de una habitación (fig. 5) que sólo hemos podido excaYcll' parcialmente; al encontrarse
afectada por los trabajos de la cantera, cuyas e!plosiones, favorecidas por la propia estructura geológic
ca del cerro, hablan abierto una grieta de varios metros de profundidad y de un ancho que en algunos
puntos alcanzaba los 1'7 5 m en el lado de la habitación que se adosaba al gran saliente de la roca que
constituye la parte central del cerro. Por otl'9lado, en las labores de limpieza superficial de la cantera
se acumuló una gran cantidad de tierra y piedras en el lado S de esta habitación, que no excavamos.
El muro N de la habitación conservaba en el punto de unión con la roca una altura de 1
m, descendiendo en plano inclinado hacia su unión en ángulo recto con el muro E, del que sólo
se conservaba una sóla hilada de piedras. Bajo Ja tierm vegetal, se comprobó la ·existencia de una
capa de cenizas, mezclada con pequefios carbones, que cubria el suelo de la habitación. Éste era
de excelente caiidad Y. en la zooa de contacto con la pared se incurvaba para formar el revoco de
las paredes, del que se conserva algunos fragmentos en la cara interna de la pared N.
En este suelo se abren dos agujeros de postes_, uno, de menores dimensiones y rodeado de piedras, junto a la cara interna del muro E y el otro, en la parte central de la habitación.
Departamento D
Se trata de una construcción rectangular de 1'10 m de ancho, mientras su largo no puede precisarse por la desaparición del lado S en los trabajos de la cantera (fig. 5).
los muros, de los que sólo se conserva por lo general una hilada de piedras, Se apoyan directa·
mente sobre la roca, que no ha recibido ningún tratamiento, si bien en algunos puntos parece constatarse un reUeno de tierras para cubrir las irregularidades de la roca.
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M. S. HERNÁNDEZ P~REZ
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Fig.S
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El muro W se interrumpe para formar un vano a modo de puerta que comunica con un pequefio recinto de forma triangular, ubicado entre este Departamento 11 y el Departamento /, que, a
su vez, reduce su espacio con otro muro que arranca de la cara externa del muro N de este último.
No podemos precisar la funcionalidad de este segundo recinto, que claramente aparece asociado,
a modo de doble muro, a este Departamento ll.
Departamento ID
Al igual que las anteriores presenta un desarrollo longitudinal, aunque en este caso no pueda
fijarse con precisión su extremo NE por cuanto el e}{tremo del muro E parece realizar una cierta
inflexión que no podemos precisar si se trata de los efectos de la acción erosiva o para reducir el
espacio de la habitación en este punto (fig. 5). S61o UJla delgada capa de tierra, que en algunos
puntos apenas superaba los 0'10 m de potencia, cubría la roca.
Departamento IV
Es, sin duda, la más interesante de este conjunto. Su planta es irregular al apoyarse por el
lado E en un afloramiento rocoso (fig. 5 y lám. V.l).
En esta habitación se hallaron dos silos relacionados a su vez con una zona de molienda. Uno
de ellos se encontraba sellado y se asociaba a un murete circular de piedras, a modo de poyo o
banco en su lado E. La parte durmiente de un molino, que conservaba <
se incrustó en este pavimento. Tras levantar el pavimento se pudo comprobar que esta construcción
cubría un silo, que habla sido rellenado de tierras~ piedras, entre las que se encontraba en posición
invertida un molino alargado -0'50 m de largo y 0'25 m de ancho- y fragmentos de otros. La
construcción del poyo descansaba sobre una de las esquinas del molino, colocado a 0'30 m bajo
el pavimento, lo que nos ha permitido poder fijar el proceso de construcción y utilización de estas
construcciones. Los dos silos deben construirse al mismo tiempo~ aunque arqueológicamente no
lo podemos precisar con exactitud. Ambos se excavaban directamente en la roca, que en este Jugar
se puede trabajar sin dificultad. los dos debieron recibir un ligero enlucido, del que se conservaban
algunos restos. En un segundo momento las paredes de uno de ellos se rodean de un muro de piedras trabadas con barro, sin gue podamos precisar las causas, posiblemente la humedad, aunqu·e
quizás Jos problemas que interuaron evitar con esta acción no se solucionaron por lo que se procedió a rellenarlo y sellarlo con un pavimento sobre el que se colocó otro molino, que podríamos
poner en relación con el poyo y con el otro silo, que no ba sufrido ningún proceso de reestructuración y donde encontramos veinte granos de cereales carbonizados.
En algunos puntos de esta habitación se puede constatar, asimismo, restos de pavímento formado por tierras grisáceas o blanquecinas colocadas directamente sobre la roca.
Departamento V
Por su situación bajo una gran roca, un amplio sector de esta habitación se conservaba en
excelente estado, ya que la erosión sólo había afectado a su extremo E, donde suponemos se ubicarla la entrada. El derrumbe de la techumbre sobre el ajuar doméstico y la posterior colmatación
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1 ¡---~"'~(9~~;,;--~M:
·:s.~HE~R~N~ÁN~·~DE~Z~PÉ~R~E=Z-x-------------------
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~011
Oepart.amento V
6>
Fig.6
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LA HORNA: UN YACIMI.BNTO DE LA EDAD DEL BRONCE EN El MEDlO VINAI..OPó
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por tierras y materiales arqueológicos de la parte superior del cerro había pteservadQ <
excepcional ajuar doméstico (lám. lV.2) que los saqueadores nos fragmentaron y trasladaron del
)ugar en la Campaj\a de 1983, con la consiguiente pérdida de infoimaciónacerca de la organización
microespacial de .una habitación para la Edad del Bronce en el Pais Valenciano.
La habitaéión presenta una planta irregular al adaptarse a 1as irregularidades del terreno (fig.
6 y lám. ill.4). En efecto, todo su costado W se apoya en una gran roca que forma una especie
de pequefia e:ovacha que se aprovecha para proteger un vasar. Por el lado S es cerrada por un muro
de piedras trabadas con barro, deJ que se conseiVan varias hiladas, mientras por el lado N los salientes naturales de la roca se unen mediante pequeños muros, que en algunos puntos alcanzan en
la actualidad los 0'80 m de altura. Grandes bloques y afloramientos fOC0§9S contribuyen al cierre
de Ja habitación por su lado SE.
Se ha constatado la ex:isteqcia de dos huecos para postes en el sector NE del recinto {lám.
1113). Se encuentran próximos entre sí y relativamente despLazados del eje, por lo que suponemos
seli'irlan de soporte a \lOa parte de la habitación, otra se cubriría de techumbre a un agua sostenidil
por vigas de madera: apoyadas en la roca del lado N y en el muro contrario, mientras una tercera
parte de la habitación., la correspOndiente al sector SE, no se techarla.
El suelo del sector W era de excelente calidad. Estaba formado poi una capa de cenizas muy
compacta con la superficie muy alisada, de unos 2'5 cm de espesor, coJocada sobre una capa de
tierras compactas de irregular grosor y que en algunos puntos alcanza los 8 cm de espesor. Esta
última capa se apoya sobre otra de tierras mezcladas con pequefias piedras. Hacia la parte central
de este sectoi el suelu furma un pequefio escalón en ángulo recto, en cuyo extremo S se abre a
modo de un semicírculo que, posibletneU:te, servirla como soporte de una tabla de madera cuya
impronta, al quema~ se ·pudo observar a modo de una mancha en el suelo. En el resto de la
habitación no se constató la existencia de este l}avimento, que de existir pudo haber desaparecido
al no encontrarse quemado y protegido por el relleno de tierras, que en estos puntos era escaso
al buzar la estratigrafía siguiendo la pendiente de la ladera.
En el interior de esta casa se constata la existencia de un vasar y un posible horno. El primero
se protege por la comisa de la pequena covacha que forma la roca natural en el ext,remo W de
la habitación. Desciende en altura en su extremo S, mientras por el contrario se adosa al homo.
Se encuentra perfectamente revocado con varUis delgadas capas de cenizas blanquecinas, que apareclan cuarteadas por efecto del calor del incendio (lám. ill.2). En su parte superior se constató la
existencia de tres rehundimientos para la colocación de ·vasijas, una de las cuales con cereales carbonizados se encontró «in situ».
El Jlamado <
por el N. Forma esquina en á.ngulo recto, lo queJe confiere una forma de tendencia cuadrangular
(lám. lll.l). Está formado por un muro de piedras y barro, con la cara ex rema perfectamente revocada a base de delgadas capas de cenizas. Su altura desde el nivel del suelo alcanza los 0'70 m. lo
hemo interpretado como horno en base a la existencia en superficie de una cierta cantidad de cenizas y, en especial, de tierras quemadas. En su excavación pudimos comprobar cómo su relleno interno estaba (ormadó por piedras y tierras de diversa coloración y textura, encontrándose en las proximidades de la base un fragmento de maxilar de ovicáp.rido, a la altura del suelo del Departamento.
Con objeto de comprobar la formación del piso, el relleno de la propia habitación y Ja posible
e.xiste!Jcia de algún enterramiento humano, se procedió en la Campafia de 19.84 a la realización
de un corte de 3x 1'50 m, dividido en dos sectores de 1'50 m de lado (lám. IV.3). Se pudo comprobar
la formación dé las tres capas que constituYen el pavimento, bajo el cual se l)rocedió a un relleno
desorganizado de tierras y piedras. Una de estas piedras. situada a 0'50 m bajo la supeificie del
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am
Fig. 7
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LA HORNA: UN YAClMIENTO DE LA EDAD DEL BRONCE EN EL MEDIO VINALOPÓ
13
pavimento, estaba colocada sobre una mancha de cenizas que contenía varios granos carbonizados
de trigo, que junto a varios fragmentos informes de cerámica y un punzón de hueso (fig. 13.9)
constituyen los únicos hallazgos arqueológicos registrados bajo el pavimento de esta habitación.
Son, sin embargo, extraordinariamente abundantus los localizados sobre este pavimento, entre
los que destacan las grandes vasijas de almacenamiento (figs. 9.1-4 y 10.1), los cuencos (figs. 9.5
y 10.2), algunos con carenas en las proximi
de barro cocido en forma de cono (fig. 14.11.
Departamento VI
Una estrecha calle delimitada por dos murO& (lárn. ll.3) separa esta habitación de la anterioi.
Se encuentra profun(lamente afectada por las remociones de los clandestinos, uno de los cuales
nos comunicó que en este punto halló una grao vasija con mamelones (10), y por las explosion~s
de la cantera que abrieron lula gran grieta a lo largo de su lado W que se apoyaba en un saliente
rocoso.
Su planta es aproximadamente rectangular y en algunos puntos se púdo constatar la existencia
de fragmentos del pavimento colocado directamente sobre la roca (fig. 7).
En esta habitación los hallazgos arqueológicos son abundantes - fragmentos cerámicos, molinos, morteros, lascas de sílex y fauna terrestre y marina-. Desgraciadamente muchos de ellos se
encuentran en zonas revueltas, mientras que los que se ubican en zonas intactas no pueden contextualizarse por los abundantes agujeros de clandestinos.
Departamento VII
Presenta un desarrollo longitudinal_. estando delimitada en el lado E j)Or un mwo de piedras
trabadas con barro, que en ocasiones forma UD doble paramento y del que se conserva en su cara
externa hasta tres hiladas. Su extremo NW se apoya direclamente en un saliente rocoso, sobre el
que existen grandes bloques de piedra. Este saliente se prolonga a lo largo del costado W de la
casa, disminuyendo de altura, y sirve de base del muro de la habitación (fjg. 7).
El relleno arqueológico presenta UD acusado buzamiento siguiendo la pendiente de la ladera,
por lo CUill la mayor potencia estratigráfica se alcanza en el perfil W, mientras el muro della.do
contrario afloraba en superlicie.
En esta habitación. se constató la presencia de un banco adosado a la roca, con un cuidado
revoco, asociado a unas construcciones de barro formadas por dos muretes, de desigual tama.Do
y altura, que con el banco constituyen un recinto en U, colmatado por cenizas que se hablan
extendido por sus proximidades. En el em-e.mo N del banco se encontró un extrafio elemento
de barro cocido de forma semicircular con la parte supedor redondeada y el interior sin cocer.
Otro objeto de similar cocción, aunque de forma triangular, se localizó delante de la coQStructión
de. barro antes aludida, Ja cual formaba parte de un pavimento de excelente acabado que se
extendla hasta el afloramiento en el centro de la habitación de una cresta de Ja roca natural
(lám. V.l y V.2).
(l Q) NAVARRO MEDB&OS: Op. cit. nota 9, líg. 6 b.
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\ -1'1:1
Fig. 8
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LA HORNA: UN YACIMIENTO DE LA EDAD DEL BRONCE EN EL MEDIO VINALOPÓ
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En tomo a esta estructura de barro se recogieron algunos fragmentos carbonizados de madera
en diversas posiciones. Unos podrían córréSPQnder a la lefia para el fuego, mientras otros, en especial uno ubicado entre el extremo N del banco y la roca debla tratarse de un poste que, ante la
ausencia de hueco en el piso, debería sostenerse mediante piedras. Un hueco para poste rodeado
de piedras se localizó junto a una piedra, en las proximidades de la estructura de barro antes
aludida.
La existencia de varias gotas de metal y de algunas escorias parece indicar que nos encontramos en un área relacionada con la fundición de metal. La ausencia de crisoles o moldes en este
lugar no permite una interpretación más -precisa para este conjunto, para el que no disponemos
de paralelos.
En un segundo momento estos elementos de barro y el propio banco se cubrió con una capa
de tierra blanquecina a modo de un pavimento de mala calidad, sobre el que se depositó un relleno
de ,Piedras y tierras arrastradas por 1a erosióñ.
Departamento Vlli
Delimitado por la pared N del Departamento IV, el muro que rodea el poblado y dos afloramientos naturales de la roca, se encuerttra uñ recinto de planta irregular (fig. 8). Posiblemente se
trate de una habitación, si bien no podemos descartar que sea un espacio abierto.
Se encontraba en el momento de iniciar las excavaciones totalmente colmatado por tierras y
piedras procedentes del gran agujero que bemos conSiderado como Departamenw IX. Presentaba,
por tanto, una estratigrafía invertida, en la que sólo el nivel inferior formado por tierras grises se
eorrespondfa con Ja estratigrafía originaria. la presencia de abundantes fragmentos cerámicós, fauna y un conjunto de pesas de telar, nos demuestra que, abierto o cubierto por una techumbre apoyada sobre maderos colocados directamente sobre las paredes o roca y sin soporte de postes, nos encontramos ante un recinto ocupado por el hombre.
Departamento IX
Con anterioridad hicimos mención a un gran agujero que hacia los aftos 20 se realizó en el
interior del poblado con objeto de localiz.ar un tesoro.
Esta ~
una posible calle y el muro que forma una plataforma prácticamente horizontal, en cuyo centro
se realizó dicho agujero. En este lugar, de unos 9 m de largo y 4'7 5 m de ancho debió eXistir alguna
construcción qu~ evidentemente, ha c:Jesaparecido.
Un detenido análisis de las tierras extraidas de este lugar nos ha permitido comprobar la existencia de abundantes bloques de una tierra roja y compacta, prácticamente impermeable (11), por
lo que hemos pensado en una cisterna. ÉSta podía estar en parte c;olmatada y ante el posible rehundimiento se pensara en un tesoro escondido y se procediese a su vaciado.
(11) Información facilitada por la Dr. Pilar Fumanal y Antonia Serna Senano, que realiza el estudio sedimentológi_co
del yacimiento.
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16
M. S. HERNÁNOEZ PbRBZ
CALLE
A lo largo de la Jade~ del Séctor 1\ de La Horna discurren dos muros de piedras de regular tamafto trabadas con barro. Su trazado se interrumpe en ocasiones, en algunos lugares por lóS afloramientos rocosos que podrian sustituir a unó de ellos y en otros por haber sido arrasados por la erosión.
El espacio entre ambos múros oscila entre los 0'50 y 1 m de ancho.
El tramo mejor conservado se ubica entre el Departamento V y el VI (lám. ll.3). En este punto
es prácticamente horizontal, mientras e_ el tramo que discurre junto a los Departamentos 1 aiiV
n
(fig. 5), cuyos muros N delimitarían esta calle, tiene un trazado sinuoso y una fuerte pendiente,
por lo que pensamos pudo servir también. como canal de desagüe.
DEPARTAMEN10S DEL, SECTOll B
Tal tomo hemos indicado con anterioridad, en la Campafia de 1983 se excavó en la ladera
NW, con objeto de estudiar el poblamiento de este sector del yacimiento (fig. 4).
Se trata de una ladera de acusada pendiente que fa~orece la acción erosiva, de ahi que la roca
aflore en diversos lugares ante la escasez del relleno arqueológico. Un largo muro formado por piedras de regular tamafio, deJ que en algunos puntos se conservan 2 ó 3 hiladas, ha servido de contención de la tierra. Utilizando como eje longitudinal a este muro, que parece delimitar eJ poblado
por este sector~ se planificaron cuatro cortes de 4x4 ~separados por testigos de 1m. Se excavaron
tres de ellos, mientras que del cuarto -Corte D- sólo se procedi6 a su limpieza superficial.
En estas excavaciones pudimos constatar la existencia de algunas habitaciones, de las que no
poéfemos precisar dimensiones ni su organización interna.
MURO DE CIERRE
El elemento arquitectónico más sobresaliente de la Homa al iniciar las excavaciones era, sin
duda, un gran muro que apoyado sobre la roca servía de unióJl entte los dos sectores y rodeaba
exteriormente todo el poblado. En efecto, por su extremo S actúa de pared exterior del ~paTtamen
to VII para interrumpirse luego por los grandes bloques de piedra que le separan del Departamento
~ del que también sirve de muro.exterior como ocurre, asimismo, con el Departamento VIII. para
rodeár ~ plataforma superior, apoyándose sobre la roca que debe delimitar el Departamento IX,
y continuar luego a lo largo de la ladera NW. Debemos seftalar que al exterior del Departamento
VII existen construcciones de habitación, totalmente destrozadas por Jas actuaciones clandestinas
y la cantera, por lo que no puede precisarse si estas construcciones extramuros son contemporáneas
a las anteriores o su construcción corresponde a una segunda fase de ocupación deJ yacimiento.
Este largo muro, al rodear exterio:onente la plataforma superior, gana en altura hasta alcanzar en
algunos puntos los dos metros y muestra un trazado quebrado que en principio ofrece un aspecto
de torres, de ahí que en ocasiones se haya hablado (12) de murallas y, por tanto~ considerado la
(12) NAVARRO MIIDBROS: Op. cit. nota 9, págs. 31·32, M . S. HllRNÁNDliZ PeREZ: :La Ho.rna. Arqueologfa en Alicante
1976-1986, Alicante, 1986, págs. 99·l0l,ldem: Consideraciones sobre los conceptos de encutillamlento y fortificación e.n
la Edad del Bronce del Pals Valenciano. A propósito de algunos poblados del Vina1op4 O Jornadas sobre Castillos y Fortifo
ctlciones Petrer, 1993.
~
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LA HORNA: úN YACIMIBNlO b.E LA EDAD D'EL 'BRONCE EN EL MEDIO VINALOPÓ
17
Horna como un tfpico poblado fortificado. Un detenido estudio de la topografia de la roca y del
proceso de excavación nos permite matizar esta interpretación. En efecto, el afloramiento rocoso,
muy irregular, puede explicar el trazado del muro en este punto, cuya altura fue aume11tada en
Jos al\os 30 con objeto de contener las tierras que se extrajan del Departamento IX, de tal modo ·
que sólo sus hiladas inferiores pueden considerarse prehistóricas.
LOS ENTERRAMIENTOS HUMANOS
La elección de la Horna como yacimiento a excavar vino condicionada en gran medida por
la noticia de D. Jiménez de Cisneros (13) acerca de la presencia de restos humanos entre los materia·
les exhumados por los excavadores clandestinos, que de confirmarse permitirian abordar desde nue·
vas perspectivas las relaciones entre los bronces Argárico y Valenciano.
No hemos confirmado la existencia de enterramientos bajo o entre las casas ubicadas en la
zona excavada. En este sentido cabe indicar que en los DepartiJmentos V y VII se levaptó el suelo
y que en los Departamentos Tal IV afloraba la ·roca.
Al analizar las necrópolis del Bronce Valenciano señalaba M. Thrradell (14) la necesidad de
«una exploración sistemática de las laderas donde existen poblados» con objeto de localizarlas en
el interior de grietas o de cistas fuera del propio recinto del poblado.
La formación geológica del cerro donde se ubica el yacimiento ha favorecido, tal como se ha
puesto en evidencia en el estudio geológico del yacimiento realizado por Gabin.o Ponce, la formación de numerosas grietas, en especial en su ladera SW,_ de grandes bloques que en la ladera NE
y
dejan bajo ellos pequeños abrigos. Mucllas de estas grietas y covacllas se encuentran removidas
por las madrigueras de conejos, topos y zorros. Es posible, asimismo, que algunos de estos pequeños
abrigos de la ladera NE hayan sido vaciados por los excavadores clandestinos.
En nuestras excavaciones en La Roma localizamos dos zonas de enterramiento.
ENTER.RAMIENTO 1
En la Campaf\a de 1980 se excavó una estrecha grieta abierta sobre una pegueHa plataforma
situada a 4'20 m sobre la base de la pared rocosa antes citada (lám. VI.l). El ancho máximo era
de 0'44 m y la superficie estaba cubierta pQr ve~etación y por algunas piedras sueltas, entre las
cuales encontramos dos fragmentos amorfos de cerámica Oám. VI.3). Uno de ellos con la superficie
bruñida y el. otro muy erosionado, presentando ambos desgrasantes gruesos. Bajo una capa estéril
de 0'29 m, constituida por piedras desprendidaS de la parte superior de la grieta, tierras y rafees,
nos encontramos con una cista de 0'40 m de ancho, 0'43 m de profundidad y 0'34 m de alto, que
aprovechaba las paredes de la grieta como los laterales de la cista. En su interior, relleno de tierra
compacta, muy húmeda en el momento de su excavación y con abundantes rafees; se recogieron
en muy mal estado restos humanos infantiles -un cráneo infantil y varios fragmentos de mandi-
(13) D. Jn.mNBz DB CJSNERos: El yacimiento de azufre de la Pella de Catl, en el t6rmino de l'etttr (Alicante). Boletln
de la Real SocitdiuJ t.Sp(l}fo/a de Historia Natural, Madrid, 1905, pág. 259.
(14) M. TARRADI!LL: Ensayo de identificación ele las necrópolis del Bronce valenciano. Archivo de Prehistoria Levanti·
na, X, 1963, pág. 67.
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LA HORNA: UN YAciMIENTo DB LA EDAD DEL BRONCE EN EL MEDIO VINALOPó
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Flg.lO
bulas inferiores de otros- Qám. VI.4). En el análjsis odontológico realizado por Blai Cloquell Hurtado se indica la presencia de piezas dentales de 8 individuos infantiles, de Jos que sólo se conservan
parte de tres mandíbulas inferiores, pertenecientes a dos individuos de 4 a 5 aiios y a otro de 2
a 3 aiios. I.as restantes piezas dentales pertenecen a la dentición decidual, Jos llamados «dientes
de leche», de cinco niiios.
Se registró un único elemento de ajuar. Se trata de un pendiente de plata formado por un
delgado alambre (fig. 12.3).
Esta grieta se encuentra en el interior del poblado. En efecto, en está ladera y bajo la pared
vertical en la que se abre la grieta debió existir una ocupación marginal, se~ún parece desprenderse
de las rem
de fragmentos cerámicos amorfos, por lo que no l)Odemos precisar el .momento de esta ocupación,
su carácter y su posible relación con el enre-rtamiento.
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Fig, l1
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LA HORNA: UN YAClMIBNTO .DE LA EDAD DEL BRONCE EN EL MEDlO YlNAWPÓ
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EN'IERRAMIENTO 2
Bn la ladera NE del cerro de La Homa son abundantes los abrigos y pequeftas covachas bajo
grandes bloques de piedras. En su mayoría aparecen colmatados por tierras y en algunos de ellos
se observa la presencia de madrigueras de conejos.
En la Campafta de 1986 se decidió la excavación de una de estas covachas con objeto de comprobar si habían sido utilizadas por el hombre, ya que entre las tierras removidas por los conejos,
y es posible que también por los propios «excavadores» clandestinos, se encontraban algunos fragmentos de cerámica y huesos de animales.
Se eligió uno de estos bloques de grandes dimensiones -de S m de largo y 4 de profundidadque se apoyaba de modo natural sobre otto$más pequeños eo sus extremos, formando una especie
de covacha de 2'75 m de boca y 0'80 m de altura de la cornisa. Se realizó un corte de 1'20 m
de boca y 2150 m de profundidad, perpendicular a la boca. (lám .. Vl2). la capa superficial estaba
cruzada por madrigueras en diversos sentidos, J>(>I: lo qtte la tierra aparecfa muy suelta. En éSta,
de unos 0'60 m de potencia, no se halló material arqueológico. Bajo ésta aparecieron piedras de
regular tamafio que por su posición parecían estar colocadas para formar una irregular cista. No
obstante¡ no nos atrevemos a precisarlo ooq seguti~d, ya qoe las piedras se encontraban ligeramente desplazadas, quizás por la acción de las madrigueras. En su interior aparecieron algunos huesos
humanos - fragmento de fémur, húmero, una costilla, clavicula y varios fragmentos de cráneoque parecfan estar protegidos por una piedra. Las madrigueras de conejos habían removido la tierra,
encontrándose dos pequefios cascabeles de metal de los que se usan para los hurones. Su presencia
- uno de ellos se localizó junto a los huesos humanos-, explica la remoción de la tierra. No podemos precisar el número y la posición de Jos restos humanos, ya que nos vimos obligados a abandonar la excavación ante el peligro de desplazamiento de la roca. Los huesos de animales recogidos
podrían formar parte del ajuar fune.ra.rio o, más probablemente, haber sido introducidos por los
animales.
LOS MATERIALES
La acusada pendiente de las laderas, la composición de los sedimentos y las numerosas remociones tierras condicionan la conservación del material arqueológico que, por lo gen~ral, presenta un elevado grado de erosión y un ,reducido tamaño y aparece cubierto por concreciones.
1a cerámica constituye el material más abundante. Su registro supera ampliamente las 5.000
piezas, ~ las cuales 96.2 pertenecen a f@gmentos ~ignificativos del vaso - bordes, fondos, carenas
o apéndices-. Se ha podido, asimismo~ reconstruir total o parcialmente 39 recipientese, incluyendo
los recogidos con anterioridad a nu.estras excavac.iones.
En base a sus formas geométricas, estas cerámicas se agrupan en dos grandes conjuntos: vasijas
esféricas y vasijas elipsoidales.
las primeras pueden situar la boca sobre el hipotético diámetro -de tendencia esférica- , a
la altura del diámetro - semiesf érica- Q en. el tercio inferior --:casquete esférico-. Los ejemplares
de tendencia esférica pueden presentar un borde exvasado (fig. 9.2) y en una ocasión asa de cinta
de desarrollo vertical (15). los semiesféricos son los más abundantes (figs. 9.5, 10.2, 11.3 y 11.5),
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(15)
NAVARRO
MEOEllOS: Op. cit. nota 9, fig. 7
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LA HORNA: UN YAC~ DB LA EDAD DEL BRONCE EN EL MEDIO VINALOPÓ
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presentando algunos de ellos carena en las proximidades del borde (figs. 9.6, 11.1 y 11.2}. Carena
a media altura presenta una vasija, cuyo diámetro de boca es superior al de la carena (fig. 10.3}.
las vasijas elipsoidales se caracterizan por presentar un desarrollo vertical superioi a la mitad
de la figura geométrica pura -de tendencia elipsoidal (f¡g. 10.1)-, e.ntre un_ cuarto y la mitad
- semie/ipsoide (rJ.8. 9.4)- o men-os de un cuarto -casquete elipsoidal- . Todos los ejemplares presentan un gran tamaflo. Se· trata, sin duda, de contenedores, en muchos casos de sólidos a juzgar
por la abundancia de laflados (fig. 9.4). Dentro de las primeras debemos incluir los llamados «vasos
tulipüormes» (fig. 9.1 y 9.2), que en la Homa pueden presentar varios mamelones, siempre de
carácter decorativo por su pequeño tamaño, junto al borde o agruparse en varias hiladas a lo largo
de las paredes, también presentes en una vasija semielipsoide (16), al parecer «recogida» en el Departamento VI.
La mayoria de las formas cerámicas registradas en La Horna están presentes en otros yacimientos del Vinalopó, en especial en el Cabezo Re_ ondo1 único yacimiento del gue disponemos de un
d
número significativo de ejemplares_, perteoencientes a momentos• avanzados del Bronce Medio y
del Bronce Tardfo. .Ejemplares excepcio_ ales son los «vasos tulipiformes» para los que, además de
n
algunos ejemplares villenenses, los paralelos más próximos se encuentran en el poblado argárico
de El Picacho (17), con dataciones del 1500-1440 a.C.
En La Horna, sin embargo, forman parte de un conjunto cerrado de cerámicas entre las que:
destaca un vaso con la lfne:a de carena próxima al borde, forma tradicionalmente relacionada con
el Bronce 'Dmifo. 'Dunbién con esta fase debemos señalar un fragmento con decoración .incisa relle·
na de pasta blanca en forma de line:a quebrada paralela a la carena (fig. 10.4), para el que no disPQnemos de paralelos en el Pais Valenciano, aunque la line:a quebrada esté presente en las cerámicas
del Cabezo Redondo. En este yacimiento villenense también se registran algunos ejemplares ® ca·
rretes, con los que debemos relacionar el reconstruido de la Horoa (18). Cronologia más amplia
presentan las queseras (19), de las que en la Homa hemos inventariado dos fragmentos.
El registro de objetos metálicos o relacionados con actividades metalúrgicas se compone, además de varias escorias y gotas de metal, de 15 ejemplares, de los que 10 proceden de nuestras excavaciones - una punta de flecha, de sección aplanada, con pedúnculo y aletas (fig. 12.6) y el üagmento de otra de sección romboidal (fig. 12.8), tres punzones fragmentados, tres anillos (fig. 12.3
y 12.4), y dos moldes de,fundición de varillas (fig. 12.12)- . En el Museo de Novelda se encuentra_
n
depositados dos puntas de flecha (fig. 12.5 y 12.7), un hacha plana (fig. 12.1), un fragmento de
pUñal (fig. 12.2) y un punzón.
De algunos de estos objetos se ha realizado su análisis e:spectográfico en el Laboratorio de ENDASA - punta de flecha (fig. 12.6) y un anillo (12.3)- y en los Servicios Técnicos de la Universidad de Alicante - punzones-. El anillo analizado se babia localizado en una tumba y es de plata
-88'533%- con presencia de cob.te -0'792%-, cloro -3'588%-, selenio - 2'231 %- y germanio - 4'853%- . Los dos punzones y la punta de flecha analizada son de bronce. Mientras en
la punta de flecha el porcentaje de estaño se sitúa en el12'77%, en los pu.nzones éste es más reducido - 5'5 y 10'7%-.
fig~ 6 b.
(17) F. HalNA.N:Dez fu'RNANPEZ e 1 Duo GoDOY: ExcavtlCiones en el poblad~> de Bl Picacho. Madrid.
(18) NAVAMO M.EOEROS: Op. cit. nota 9, f~g. 7 c.
(19) ll. .BNouiX: Notas .sobre economla del Bronce Valenciano. Papeles del Laboratorio de Arq~logla de Valencia,
u. 1975, pégs. 141-157.
(16) NAVARRO MEDHRos: ()p. cit nota 9,
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M. S. HJllffiÁNDEZ PÉREZ
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Las piezas más excepcionales, además del anillo de plata, para el que poseemos abundantes
paralelos en ya'!imientos próximos, del hacha~ que pertenece al Tipo ll de B. .Blancx; y del fragmento de puftal, del Tipo II de la misma autora, son sin
estar realizadas en una delgada lámina de metal y poseer una punta redondeada. Los paralelos más
próximos se encuentran en el Cabezo Redondo (20).
En el Departamento VII se localizó, tal CQmo settalamos con anterioridad, una posible zona
de fundición a juzgar por la presencia de objetos de barro, con evidentes señales de combustión,
cenizas y gotas de metal. Corrobora esta metalurgia local la existencia de los dos mbldes de fundición de varillas que permitirfan posteriormente, mediante una serie de técnicas de martilleado, la
obtención de puuzones, aretes, pulseras y puntas de flecha. Posiblemente con estas actividades metalúrgicas deban relacionarse los morteros con una cazoleta central profunda rodeada de otras más
pequefias y menóS hondas (lám. VI.3), también p.-esentes en el vecino yacimiento de San Antón
de Orihuel~ (21).
La ausencia en Alicante de estaño y plata hace necesaria su importaciQn desde áreas próximas,
posiblemente desde Murcia (22).
Dentro del utillaje lítico (23) destaca la abundancia de molinos y morteros, conservándose algunos de ellos «in situ» en las proximidades deJ horno del Departamento V junto a grandes vasijas
contenedores y un horno. Entre los útiles tallados los más abundantes son los dientes de hoz - 20
ejemplares en nuestras excavaciones (fig. 131-6)-, realizados todos en silex, constatándose, asimis·
mo, la presencia de varios núcleos, todos ellos para lá obtención de lascas__. y de diversos productos
de talla. Esta industria lltica tallada presenta una di$tribución desigual por todo el yacimiento, observándose la existencia de núcleos sólo en.los Departamentos VJ!y VID, oonstatándose, asimjsmo,
la presencia de cuatro dientes de hoz en cada uno ¡:le estos mismos denartamentos. 'En este mismo
sentido debemos sefialar la ausencia de industria Utica tallada en el Departamento V.
Sólo dos objetos de hueso trabajado se recogieron en nuestras excav~cjones, mientras de las
actuaciones clandestinas proceden 12. Destaca entre estos útimos un <
metapodio o fémur de .Equus o Bos con un extremo redondeado, con paralelos en otro ejemplar
de la llleta dels Banyets de El Campello (25). De nuestras excavaciones procede un punzón sobre
soporte óseo indeterminado (ftg. 13.9), fragmentado en el extremo proximal, y una pieza sobre asta
de cérvido con Jos extremos distal y proximal fragmentados (fig. 13.8), similar a otros ejemplares
del Cabezo Redondo.
La presencia de un elevado número de pesas de telar lJer.mite constatar la existencia de actividades textiles cqvcentradas en el DepatfiJtneflto VII (lám. V.4) y en el VIII. Todas son cilíndricas
y presentan una sola perforación (fig. 14.2-3}, observándose en la mayorla de ellas el desgaste producido por la suspensión al formar parte de un telar vertical. Presentan en su mayoría una excelente
(20) SoWR GARCtA: Op cit. nota 2.
(21) J. Fu&oOs: &JIIecci6 de treballs del P. Furgús sobre PrehistOria Valenciana. Valeocia, 1937.
(22) M. S. ~EZ PrutEZ: La metalur¡iJ prehistórica en el Valle Medio del rio V_ioalopó. blcentvum, U, 1983,
págs. 17·42. Idem: la Cultura de El Argat en Alicante. Reláciones temponles y espaciales ·con el mgndo del Bronce Valen·
ciaoo. Homeru¡je a Luis S~t (1934·1984), Sevilla, 1986, págs. 101·119.
(23) F. J. loVER MAI!STRB: Litbic indost,ry out of 'kna11ped flinl from the Bronze Age Atéheological site ot l.a Horn«
(Aspe, Alicante). P1 Flint Interfllltional Symposlum. Abstracts, Madrid, 1991, págs. 290-293.
(24) NAVARRO MEI>BROS: Op. cit. nota 9, fig. 9 a.
(25) J. L. S!MON GARClA: Colecciones de la Edad del Bronce en el Museo Arqueológico Provincial de Alicante. lngresos de 1967 a 1985 e tuera deis Banyets de El Campello. Ayud4s a la lnvestlgacl6n, 1984·1985. vol. TI, Alicante, 1987.
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M . S. HBRNÁNDEZ PÉREZ
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LA ffORNA: UN YACIMIENTO DE LA EDAD DEL BRONCE EN EL MEDIO VINALOPÓ
27
cocción, si bien en algunos casos sólo se ha endurecido la capa externa, permaneciendo su interior
relleno de tierra suelta. En Alicante este tipo de pesas de telar se asocian en yacimientos del Bronce
Tardro
{26).
El cono de cerámica rodeado de una capa de barro apenas cocida (fig. 14.1) hallado en el DepartJJmento V podria ponerse en relacjón con un telar horizontal en base a sus paralelos próximoorientales, los únicos que conocemos para este tipo de pieza (27).
LAS BASES ECONÓMICAS
la abundancia de molinos, morteros y dientes de hoz y la presencia de dos silos y de cereales
carbonízados, confirma la existencia de una agricultura que pudo practicarse en las tierras llanas
que rodean al yacimiento. A la espera del análisis de los cereales carbonizados, depositados para
su estudio por el Dr. D. Rivera, del Depártamento de Biología Vegetal de la Universidad de Murcia,
sólo podemos constatar su existencia y sefialar su posible almaéenarniento colectivo, a juzgar por
las dimensiones de los dos silos y del reducido tamafto del departamento donde éstos se encuentran,
donde sólo se podda practicar una actividad de molienda. Este carácter colectivo justificaría por
otro lado la consideración de almaéén del Departamento VI, donde se concentraban las grandes
vasijas contenedoras, prácticamente ausentes en el resto del yacimiento, y donde se halló un recipiente con cereales carbonizados y molinos y morteros junto a un horno.
En el estudio arqueozoológico destaca su variedad taxonómica (28). De los 870 restos inventa·
riados se han podido determinar 503.los resultados totales del número de restos (NR) y del número
mínimo de individuos (NMI) es el siguiente-:
NR NMJ
Ovicápridos
357
36
Bos tllUTUS •.•••••.•••.. 53
1
Cani$ fomilioris
9
3
Capro hircus
7
6
Capro pyréna}ca .. ......
2
1
Cervus elaphus .........
9
2
Equus caballus .........
8
4
LepJJs cape_nsis ......... 12
4
Orictolagus cunniculus .. 53
13
Ovis aries ........ .... .
4
8
Sus domesticus ......... 11
6
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.. . . . .
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••
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•
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••
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••••
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••••
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Los ovicápridos so~ pues, Jos animales más consumidos. Éstos debieron utilizarse como carne,
sin que pueda descartarse la utilización de la lana, a juzgar por la edad de muerte -cinco indivi(26) J. A. LOPEZ MfRA: Comribución al es.tu4io del u:.iido y lo cestería durante lo EdiJd del .Bronce en el Pal.s Valencia·
no: lo provincia de Alicante. Memoria de Licenciatwa inédita. Universidad de Allcantc.
(27) LOPEZ MnlA: Op. cit. nota 26. C. MARECHAI.: Vannerie et tissage du site n6olihigue d'El Kowm (Syrie, VI millénaire). Thsage, corderle, vonnerle, Antibc:s, l989, págs. 65-66.
(28) A. PolGceRVI!R HuRTADO: ArqueozooJogia de la Edad del Bronce en Alicante: La Homa, Foia de la ~tera y
Lloma Rcdona. wcentvum, 11·12, 1993.
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28
M. S. .HERNÁNDBZ PÉRBZ
duos se sacrüi~ron cuando no habían alcanzado la madurez, dos jóvenes y otros dos alcanzaron
la edad adulta-. 4 . p~ebCia del perro, sin descartar que pudiera con.sl,l.IDirse, debe explicarse
como animal de caza -cabras sal~ajes y Ciervos-, guardián. de la manada y de compañi~.
También se ha constatado la presencia de caparazones de moluscós, cuyo registro se compone
de 40 ejemplares. d
tadoo, por lo que ha dificultado su ideqtificación realizada por Pilar Hernández y Hernández. Los
ejemplares ident.ificad.os son Jos siguientes:
Glycimeris glycimeris (L.): 7 ejemplares
Cerastoderma edule (L:): 3 ejemplares
Monadonta turbinata (BORN): 3 ejemplares
Venerupis decus.sata (L.): 2 ejemplares
Ganth(¡rus d'Orbigny (PAYRAUDEAU): 2 ejemplares
Columbella rustica (L.): 2 ejemplares
Luria lurida (L.): 1 ejem:plar
Coralliophila lammelosa (PHILIPPI}: 1 ejemplar
Rudicrirdium tubé~T,J/4ttJm (L.): 1 ejemplar
Patelia caerulea (L.): 1 ejemplar
Dos ejemplares no ee h$in podido identificar por su reducido tamaño, otros dos perten~n
s
a la familia Ca.rdiidae y ochq podrían pertenecer tanto a los géneros Glycimeris como a Venerupi$.
Algunos de estos caparazoñes p.resentán petforación artificial para ser uti.liz@os como ()9lgantes -dos Monodonta turbinata y los ejemplares de Coralliophila lamme/osa y Pote/la caeruleaY los de Vehenipis decussata~ la llamada «almeja fina>) por su caliJ1acJ, se encúentran quemados.
De los cuatro ejemplares terrestres1 uno de ellos no es identific::a.ble por su reducido tamafto.
De los restantes, uno -Sphinteroc}Jila candidi,s§ima- tiene sq hábitat en lugares secos ,Y los otros
dos -MeJanopsis ápjuori- en áreas con humedad apuncJante.
CONSIDERACIONEs FINALES
La Horna se ha convertido en los últimos atlas en referencia obligada en todos los estudios
sobre la Edad del Bronce del País Valenciano, ya que el inicio en 1980 de las excavaciones en el
yacimiento marcó una nueva etapa en el análisis del n milenio en las comarcas centro-meridionáles
v~deocianas, que se continuarían.con las ~cavaciones d~l Tabayá (Aspe)~ Lloma Redona (Monforte
del Ciq) y la reanudación de las del Cabezo Redondo , VJlleQa) y del estudio de' los materiales deJ?Osi(
tados en Museos y colecciones privadas.
Dentro del estudio del territoriQ La Horna es, sin duda, un yacimiento paradigmático de lo
gu.e denominao;¡<>S «caserío».
Se trata de un pqbJado de mediano tamafio -entre 500 y 1.000 m2- u~icado en la 1adera
de un ce.rro gue forma parte de ~~~ avanzada. de QJ13.. sie~ en este caso la de su mismo nombre,
hacia las tierras abiertas~ más o menos llanas, en torno a 1os 7$-JOO m de altwa sobre ellas.
La pendiente de la ladera y los afloramientos rocosos condicionan la organización del espacio
interno. Cuando es· posible; como ocurre en la patre altA de la ladeta 'NE, se construyen habitaciones de tendencia rectangular, mientras en los -restantes lugares la$ p!a,ntas de las habitacioneS son
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LA HORNA: UN YACIMIENTO DE LA EDAD DEL BRONCE EN EL MEDIO VtNALOPÓ
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irre_gulares. Se ubican en la medida de lo posible una junto a otra, escalonándose a lo largo de
la laden y con muros medianeros comunes.
Las paredes siempre son de piedras, de irregular tamaño y nunca trabajadas, trabadas con barro
y, en ocasiones, con cenizas. Debemos destacar el escaso número de improntas de barro y ramajes,
que tradicionalmente se relacionan con lás techumbres y las partes altas de las paredes.
En un yacimiento ubicado en una ladera pronunciada, como ocurre en La Horna, existen problemas de desagüe. Creemos que éste se realizarla en la ladera NE a través de un estrecho pasillo
que con trazado sinuoso desciende a lo largo de ella.
Ocupado por un reducido grupo de personas, a través del análisis de los hallazgos de cada
vivienda y de sus construcciones anejas, podemos formular algunas consideraciones en torno a
la posjble funcionalidad de las habitaciones.
El grado de arrasamiento de los Departamentos 11 y Ill no permite realizar ninguna aproximación en este sentido, aunque debemos déstacar que por su estrechez, que en el caso del Departamento O es de 1'10 m, podria utilizarse como zona de dormir, lo que explicarla la escasez en éstos
de 'haflazgos arqueológicos.
En el Departamento IV los silos y los molinos nps indican claramente una funcionalidad de
almacén y molienda.
El Departamento V es, sin duda, un almacén por la abundancia de vasijas contenedores y
el vasar. Debemos señalar que en este Jugar los restos faunisticos eran prácticament inexistentes
y que no se ba registrado la presencia de dientes de hoz ni restos de talla.
En el Departamento VII se ha localizado una posible área relacionada con la fundición de
los metales, pero también se han enconttado pesas de telar alineadas a lo largo del muro y elemen·
tos de hoz. Se trata, sin duda, de un lugar donde se realizan varias actividades.
Lo mismo puede ocurrir en el Departamento
con pesas de telar y dientes de hoz y sin
seDales de hogares.
Un tema que siempre nos ha preocupado es el del abastecixniento de agua de un poblado en
altura. No tenemos constancia de la existencia de fuentes en el cerro, con lo que el agua deberla
ser almacenada en diversos contenedores: cisterna, odres y vasijas. De los dos últimos no tenemos
pruebas arqueológicas, pero es evidente que se han utilizado 'COrno tales. Es probable que el denominado Departamento IX, situado en el ángulo NE-NW bajo la gran roca central que aflora en la
parte superior y detrás de la roca sobré la que se apoya el muro de cierre, pudiera considerarse
una c'sterna, abierta en la roca y recubierta de barro rojo impermeable, que en gran cat,ltidad fue
extraído de su interior en los aiios 20, c~¡ando un rebundimiento natural de las tierras pudo hacer
pensar en \lD tesoro escondido.
·
Un tópico repeHdo hasta la sacie_dad es el deJa existencia de murallas defensivas en estos pobla·
dos de la Edad del Bronce, aduciéndose en ocasione& a La l{orna como ejemplo. En este yacimiento
el recinto babitacional se encuentra rodeado por un muro que en el ángulo NB-NW tiene que apoyarse sobre una roca, gana altura y adquiere un trazado quebrado, dando el aspecto de torres. En
realidad, creemos que se trata de un muro de cierre del poblado, sin el carácter defensivo que se
aplica al término «muralla».
No hemos constatado la presencia de enteuantientos bajo las casas. Si, en cambio, en las mismas laderas, tanto en grieta como en covacha. En una grieta se inhumó un niño entre 4 y 5 años
de edad, y junto a sus restos se encontraron fragmentos de mandt'bulas de otros dos y piezas dentales de otros cinco. Todos estos restos corresponden a individuos infantiles con dentición deciduaL
Si tenemos en cuenta el número de piezas dentales y de huesos cabria sugerir que nos encontramos
ante un rito para el que carecemos de paralelos. Se trata de la colocación en un enterramiento
vm,
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M. S. HE_
RNÁNDE.Z PÉREZ
.infantil de los llamados ·«dientes de leche» de .los nifios del poblado. Como único ajuar se colocó
un pendiente o anillo de plata.
Bl otro entenamiento 'Se trataba de un adulto en el interior de una covacha bajo una gran
piedra_, eltramuros del poblado. Sus especiales circunstancias --'t"evuelto y con amenaza de desplazamiento de la roca-, no permitió su total excavación, pt>r lo que no podemos oo.n(irmar si posefa
ajuar.
Actividades ágrícolas y ganaderas se constatan en el yacimiento, .sin que por el momento podamos precisar el papel de ~da un~ dentro de la dieta alimenticia. Silos, cereales carbonizados, molinos, morteros y dientes de hoz confirman la primera de las actividades. El registro faunfstico se.fíala
la importancia de los ovicápridos y la presencia de algimos animale&. salvajes, enfre los que se éncuentran los ciervos y las cabras·
.
Se ha constatado la existencia de objetos metálicos y de actividad metalúrgica. Entre los prime.
ros·se egcuentran p\ln~ de flecha, hachas, cuchillost punzones y adornos. L3s actividades metalúrgicas se confirman por los morteros, moldes pe fundición, esco;ia&, gotas dt} metal y u.n posible
horno o ozona de fundición, para el que carecemos de paralelos.
'Los análisis metalográficos confirman la ·existencia de objetos de plata y de bronée. 'En estos
últimos el porcentaje de estailp supera en dQs casos -punzón y punta de flecha- el 10%, que,
ante su ausen.cia en las tierras alicantinas, debe importarse desde Murcia.
&tos ebjetos de bronce, las pesas de telar cilíndricas con uná ,perforación, UagiÍI.ento cerámico decorado ·y algunas formas cerámicas, en especial los recipientes con carenas .Próximas al borde
y los llamados «vasos tulipiformes»~ permiten situar el yacimiento en el Bronce Tardío. En e1 VinalOpó Medio eXiSten éll este momento varios póblado$, uno de ellos, pese a no estar excavado, parece
de considerables dimens~ones -Thbayá-, otro -Portixol- de di'mensiones simi.lares a la Horna
y otros - Sambo, Esparraguera 'Y Lloma Redona- de menor tamailo. Existe,. por tanto, una cierta
omanización del territorio~ en e1 que La Horna jQ,gáría u,b pa,pel de «casetío», frente al de «aldea»
de otro, en este caso el Thbayá, o ae <
el
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Lá m. l
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n
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ARCHIVO D.E PREHISTORIA LEVANTINA
\bl. :¡pe¡ (Valencia, ~4)
Mauro S. HERNÁNDEZ P.ÉREZ*
LA HORNA (ASPE, ALICANTE). UN YACIMIENTO
DE ~A EDAD DEL BRONCE EN EL MEDIO VINALOPÓ
A pesar de Jos treinta anos transcurridos y del espectacular desarrollo en la última década
de los trabajos de campo, de las excavaciones y de los estudios de materiales, las observaciones
de M. Th.rradell sobre la Edad del Bronce en el País Valenciano continuan vigentes. En efecto, ante
la «cantidad de yacimientos conocidos, caeríamos en un error si supusiéramos que se trata de un
periodo bien conocido. 'lbdo lo contrario. Pocos de estos poblados han sido excavados y, aún los
que lo han sido, nunca ha llegado a tomar la exhumación carácter exhaustivo, sino que sólo ha
afectado a alguna zona» (1). El problema se agrava si tenemos en cuenta que hasta el momento
no se ha publicado ni una monografía sobre la excavación de un poblado, si exceptuamos la realizada sobre el Cabezo Redondo (2), que recogía con un retraso de más de veinte anos los trabajos
de José M~ Soler en el yacimiento. En los últimos anos, no obstante, son relativamente abundantes las excavaciones de poblados, de los que sólo conocemos breves notas a modo de resumen de
actividades de campo (3) y, en menor medida. algún informe más detallado de estos trabajos (4),
que han servido de base para realizar las más recieJltes síntesis sobre la Edad del Bronce en el Par.s
Valenciano (5).
Uno de estos yacimientos es la Homa (Aspe, Alicante), cuyas excavaciones, en las que participaron un nutrido grupo de estudiantes unive_rsitadosf hoy ya licenciados (6), se iniciaron en 1980
• Oniversidad de Alicante.
(1) M. TAAAAI!I!LL: Bl Ibis Va/enci/lno del Nt!PUtico a la lberlzacl6n. Ensayo de sfnte.sis. Valencia, 1963, pág. 130.
(2) J. M• SoLER GARctA; Excavaciones al'f[ueol6gicas en el Cabelo Redondo (ViOena, Alicante). Alicante, 1987.
(3) VúseArqueoiogf.a en AliciTnte 1976·1986, Alicante, 1986 y Memóries Arqueo/~ a la Comu"itot ValenciDM
1984-1985, Valencia, 1988.
(4) B. MA!at: la M.untanya Assolada (Alzira, Valencia). Lllcentvm, 0, 1983, págs. 43~7 . M• J. DB PEoRO MlClló:
La Lloma de Betxi (Paterna): datos sobre t6coicas de é0nstrucci6n en la Edad del Bronce. Archivo de Prehlstorill Levantina,
XX, 1990, pAp. 317-350.
(S) B. 'MARTI y J. BERNA.BBU. la Edad del Bronce en el Pals' Valenciano. Amg6n/Litoml medlterrdneo. Intercambios
cu/tumles durante /a Prehlstorill, Zarago1.a, 199~. P4gs. 355<
367. M• i. DE PllDRO ·MtCHó: La Edad del Bronce en el Pa1s
Vatenéiano: Estado de la cue.~ti6n. IJ Jomad4S de Alquwlo~ del Ibis Valenciano, Alfas del Pi, 1994.
(6) Participaron en las excavaciones J. Álamo Maestre, E. Alberola Belda, J. B. Aura Tortosa, M• E. Baft6n, J. A.
Barrio Barrio, P. Beviá, F. Cerda Bordera, M" P. Cutiiias Murcia, M• F. Galiana Botella, E. Garcla, R. 06mez Sánchez,.
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Fig. 1.· Yaclmientos de la Edad. del Bronce én..él Medio Viñálopó. l: La Homa (Aspe);. 2: Tabayá (Aspe); 3: Pordxol (Monforte!del Cid);,4: L' Azud.(Novelda) ; S:
Lloma Redona (Monforte.dél Cid)¡ 6.: La Esparraguera (Novelda~; 7: <~asten de la Mola (Novelda).; 8: Puntal de Bartólo (Novelda); ~= Samoo (Novelda);
10: Sambo Menor ~oveldalr 11: Alt de la Zltfra {Monóyar); 12: ~ Paus (Noveld!l); 13: Montagut, (Novel~); 14: Casa Roma (Novelda); 15.: Pont de la
)aud (Elda); 16: Peñón del Trinitario·'(Eldi); 17: Lometa (Monóvár); 18: C8stell (Petrer); 19: Puntal de Xinebre (Petrel') ; 20: Catí Forada (Petrer); 21:
Mlrablfenos (Petn!r};,l2: Alt de P.frri'ó {Petrer); 23: El Monastil'(Elda);, Z4: Omalón (Elda) ; 25: Peña de Su.
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LA HORNA: UN YACJMrENTO DE LA EDAD DEL BRONCE EN EL MEDIO VINALOPó
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para concluir en 1986. la Memoria final de dichos trabajos, de la que estas páginas es un breve
resumen, se depositó hace ya varios atlos en la Dirección General de Patrimonio de la Generalitat
Valenciana (7).
Las primeras noticias sobre este yacimiento se deben a D. Jiménez de Cisneros, quien en diversas ocasiones seftala (8) la existencia de fósiles en la Sierra de La Homa y el hallazgo de materiales
arqueológicos en el punto conocido como El Murón, donde detecta numerosas remociones de tieria.S, que continuarlan ininterrumpidamente hasta la actualidad. Una de las acciones más espectaculares tuvo lugar hacia los atlos 20, cuando una vecina sot16 que en la Horna se escondía un
tesoro, procediendo a realizar un gran agujero en la parte superior del cerro del que, pese al tiempo
transcurrido, quedaba consta.ncia en 1980? midiendo en aquel momento unos 10 metros de largo,
entre 3 y 5 metros de ancho y una profundidad que en algunos puntos superaba Jos 2 m. Las remociones de tierras alcanzaron su mayor apogeo en los setenta, con la recogida selectiva de abundantes
materiales arqueológicos, muchos d.e los cuales en la actualidad forman parte de las colecciones
del Museo de Novelda o del Colegio Padre Dehón, de la misma población {9).
Estos saqueos continuaron, e incluso se intensificaron, al inicio de nuestras excavaciones. En
efecto, concluida la conespoodiente cámpatla, los «aficionados» procedlan a destrozar los perfiles)
derrumbar muros y a hacer agujeros en los suelos, lo que desfiguraba de un atlo para otro el aspecto
del yacimiento. En ocasiones estas actividades clandestinas se realizaban durante las mismas excavaciones. La acción más destructiva tuvo lugar en la campaña de 1983, en la que se había dejado
«in situ» un excepcional conjunto de materiales arqueológicos que nos fueron recogidos y amontonados sin orden con la consiguiente pérdida de info_rmación y las dificultades para proceder a la
restauración de cerámicas y objetos de barro.
Por otro lado, la cantera abierta y luego abandonada en la ladera meridional del cerro debió
llevarse consigo a una parte no precisada del yacimiento, produciendo con sus explosiones la apertura de numerosas grietas que, favorecidas por la formación geológica del cerro, han afectado al
relleno arqueológico.
EL YACIMIENTO Y LAS EXCAVACIONES
La Horna es un pequeno cerro desgajado de la Sierra deJ mismo nombre ubicado en el Término
municipal dé Aspe, dentro de la comarca del Medio Vinalopó (figs. 1 y 2 y lám.l.l y 1.2). Su altura
F. J. Jover Maestre, S. Juan Ruiz, H. l.eite García, B. I.ópez Segul, A. MartinezSema, J. F. Navarro Mederos, C. Navarro
Poveda, J. M. ftrcz Burgos, A. Puigcerver Hurtado, M• C. Rico Navai':{O, A. Romero Batlolas, A. Ronda Femenia, N.
Roselló, P. Rosser Limillana, A. Rniz Segura, E. Ruiz Segura, C. Sánclie?: Lozano, M. A. Saotaeruz Navarro, J. M• Segu·
ra Martl, V. Valencia, ). M. Vícens Petit, F. Visedo y A. Zaragoza.
(7) Oolabomron en la redacción de la Memoria: B. Cloquell Hurtado - &tudio odontológico de los restos humanos-,
P. Hemández Hero.ández - Maúu:ofauna-, F. J. Jover Maestre - Jndustr/a lftfca-, J. A. I.ópez Mira - Actividades
textiles-, J. A. lópez Padilla - Industria 6sea-, G. &nce Herrero -Entorno jlsico-, A. Puigcerver Hurtado -FaufUI
terreltre- y J. t . Simón Ga.rcla - Actividades metalúrgicas-.
(8) D. JJ:MP.NEZ oe CJSNEROS: Excursiones a las ~rras de la Homa, del Rollo y de Crevillente. Bolettn de /a &al SociedJUI Espallo/a de Historia Naturrzl, Madrilt, 1907, págs. llH29. ldem: Indicaciones de algunos yacimientos prehistóricos
y noticia acerca de otros.. Boletfn de la Real Sociedad Española de Historlll Naturrzl, Madrid, 1925, pigs. 71·81.
(9) J. F. NAVARRO MEDI!ROS: Materiales para el estudio de lll Edad del Bronce en el Valle Medio del Vinalopó (Alicante). w centvm, 1, 1982, pÁgs. 19·70. F. J. Jova MAFSrRE, J. A. LóPEZ Mtu y G. M. SEGURA MIRA. &tudio de los materiales de la Edad del Bronce en el Valle Medio del V"UUl/o~. Memoria inédita depositada en el Instituto de Cultura Juan
Gil-Albert (Diputación de AIJeante).
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M. S. HERNÁNDEZ PÉREZ
Fi¡. 2.- Situación de La Borna.
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Yacimiento
m 425 -
400·
375.
350·
E- W
o _ _ _ _ oom
.....
Fig. 3.- Perftl topográn.c:o y geológico de La Ho.rna. 1: calizas pararrecldales del Oligoceno-AquJtanlense; 2:
calizas y areniscas tipo.F1yscb del Pale6geno; 3; ma~ales cuaternarios.
sobre el nivel del mar es de 439'20 m y de unos 75-100 metros sobre las tierras circundantes, profundamente modificadas por las labores agrico1as de secano y en tpoca reciente por el cultivo de la
uva de mesa y una incipiente urbanización. Coordenadas UT.M. 30S XH 9l5 471 (Hoja 28-34,
Elda. Escala L:_SO.OOO).
El cerro donde se asienta el yacimiento presenta sobre el 'frias infrayacente areniscas tipo
. Flysch y un banco de calizas pararrecifales aprovechadas como cantera de mármol, en la actualidad
abandonada. Este banco calizo se encuentra profundamente fracturado, hasta el punto de que, a
partir de una gn¡.n falla central, presenta bacía el E y SE una morfología escalonada debida aL
afloramiento de los diferentes estratos calcáreos,, que serian aprovechados para la construcción de
algunas de las viviendas (fig. 3).
No podemos precisar las dimensiones reales de la zona ocupada, ya que las estructuras de habitación se encuentran cortadas en el lado meridional por la aludida cantera y en la ladera W por
las remociones de la misma cantera y de las actuaciones clandestinas. También se constata restos
de una ocúpa~ión prehistórica en la ladera SE, bajo un gran escarpe rocoso (lám. VI.l), en la que,
asimismo, se observan evidentes settales de actuaciones clandestinas, por lo que, junto a la escasa
potencia de relleno y la relativa escasez de materiales, nosotros no realizamO$ ningún trabajo, con
la excepCión de la excavación de varias grietas de dicha pared rocosa, en una de las cuales encontra·
mos restos humanos.
Nuestras excavaciones se centraron en la ladera NE - sector A- donde se con.centraban las
construcciones y el relleno arqueológico, mientras en la ladera NNW - sector B- presentaba una
acusada pendiente, lo que favorecla la erosión. El resultado final de nuestra actuación en el yacimiento de La Homa ha sido la excavación de una superficie de 410m2.
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ORG~ZACIÓN INTERNA DEL POBLADO
En la excavación de La Roma hemos podido constatar la existencia de varias habitaciones,
una posible calle, dos recintos de imprecisa funcionalidad y un grueso muro que en algún ponto
sirve de cierre del poblado, mientras en la ladera NE se constatan construcciones extramuros. El
poblado conforma un todo orgánico, en el que todas las construcciones son prácticamente contemporáneas (fig. 4 y Jám 1.3).
DEPARTAMEN'IOS
La mayoria de las habitaciones se concentran en la ladera NB, que corresponde al denominado
Sector A (lám. 11.2). Por sus dimensiones, formas, sistemas constructivos y elementos arquitectónicos anejos constituyen dos grupos claramente aiferenciados.
El primero de ellos está compuesto por varias habitaciones de muros de tendencia recta, ubicadas en la parte superior de la ladera NE. Se adosan unas a otras, escalonándose a lo largo de ella,
de tal modo que un mismo ,muro es compartido por dos habitaciones.
En el segundo grupo, que ocupa la zona media de la ladera, cada habitación presenta características propias.
Detartamento I
Se trata de una habitación (fig. 5) que sólo hemos podido excaYcll' parcialmente; al encontrarse
afectada por los trabajos de la cantera, cuyas e!plosiones, favorecidas por la propia estructura geológic
ca del cerro, hablan abierto una grieta de varios metros de profundidad y de un ancho que en algunos
puntos alcanzaba los 1'7 5 m en el lado de la habitación que se adosaba al gran saliente de la roca que
constituye la parte central del cerro. Por otl'9lado, en las labores de limpieza superficial de la cantera
se acumuló una gran cantidad de tierra y piedras en el lado S de esta habitación, que no excavamos.
El muro N de la habitación conservaba en el punto de unión con la roca una altura de 1
m, descendiendo en plano inclinado hacia su unión en ángulo recto con el muro E, del que sólo
se conservaba una sóla hilada de piedras. Bajo Ja tierm vegetal, se comprobó la ·existencia de una
capa de cenizas, mezclada con pequefios carbones, que cubria el suelo de la habitación. Éste era
de excelente caiidad Y. en la zooa de contacto con la pared se incurvaba para formar el revoco de
las paredes, del que se conserva algunos fragmentos en la cara interna de la pared N.
En este suelo se abren dos agujeros de postes_, uno, de menores dimensiones y rodeado de piedras, junto a la cara interna del muro E y el otro, en la parte central de la habitación.
Departamento D
Se trata de una construcción rectangular de 1'10 m de ancho, mientras su largo no puede precisarse por la desaparición del lado S en los trabajos de la cantera (fig. 5).
los muros, de los que sólo se conserva por lo general una hilada de piedras, Se apoyan directa·
mente sobre la roca, que no ha recibido ningún tratamiento, si bien en algunos puntos parece constatarse un reUeno de tierras para cubrir las irregularidades de la roca.
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M. S. HERNÁNDEZ P~REZ
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LA HORNA: UN YACIMlENTO DE LA EDAD DEL BRONCE EN EL MEDIO VlNALOPó
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El muro W se interrumpe para formar un vano a modo de puerta que comunica con un pequefio recinto de forma triangular, ubicado entre este Departamento 11 y el Departamento /, que, a
su vez, reduce su espacio con otro muro que arranca de la cara externa del muro N de este último.
No podemos precisar la funcionalidad de este segundo recinto, que claramente aparece asociado,
a modo de doble muro, a este Departamento ll.
Departamento ID
Al igual que las anteriores presenta un desarrollo longitudinal, aunque en este caso no pueda
fijarse con precisión su extremo NE por cuanto el e}{tremo del muro E parece realizar una cierta
inflexión que no podemos precisar si se trata de los efectos de la acción erosiva o para reducir el
espacio de la habitación en este punto (fig. 5). S61o UJla delgada capa de tierra, que en algunos
puntos apenas superaba los 0'10 m de potencia, cubría la roca.
Departamento IV
Es, sin duda, la más interesante de este conjunto. Su planta es irregular al apoyarse por el
lado E en un afloramiento rocoso (fig. 5 y lám. V.l).
En esta habitación se hallaron dos silos relacionados a su vez con una zona de molienda. Uno
de ellos se encontraba sellado y se asociaba a un murete circular de piedras, a modo de poyo o
banco en su lado E. La parte durmiente de un molino, que conservaba <
cubría un silo, que habla sido rellenado de tierras~ piedras, entre las que se encontraba en posición
invertida un molino alargado -0'50 m de largo y 0'25 m de ancho- y fragmentos de otros. La
construcción del poyo descansaba sobre una de las esquinas del molino, colocado a 0'30 m bajo
el pavimento, lo que nos ha permitido poder fijar el proceso de construcción y utilización de estas
construcciones. Los dos silos deben construirse al mismo tiempo~ aunque arqueológicamente no
lo podemos precisar con exactitud. Ambos se excavaban directamente en la roca, que en este Jugar
se puede trabajar sin dificultad. los dos debieron recibir un ligero enlucido, del que se conservaban
algunos restos. En un segundo momento las paredes de uno de ellos se rodean de un muro de piedras trabadas con barro, sin gue podamos precisar las causas, posiblemente la humedad, aunqu·e
quizás Jos problemas que interuaron evitar con esta acción no se solucionaron por lo que se procedió a rellenarlo y sellarlo con un pavimento sobre el que se colocó otro molino, que podríamos
poner en relación con el poyo y con el otro silo, que no ba sufrido ningún proceso de reestructuración y donde encontramos veinte granos de cereales carbonizados.
En algunos puntos de esta habitación se puede constatar, asimismo, restos de pavímento formado por tierras grisáceas o blanquecinas colocadas directamente sobre la roca.
Departamento V
Por su situación bajo una gran roca, un amplio sector de esta habitación se conservaba en
excelente estado, ya que la erosión sólo había afectado a su extremo E, donde suponemos se ubicarla la entrada. El derrumbe de la techumbre sobre el ajuar doméstico y la posterior colmatación
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1 ¡---~"'~(9~~;,;--~M:
·:s.~HE~R~N~ÁN~·~DE~Z~PÉ~R~E=Z-x-------------------
lO
~011
Oepart.amento V
6>
Fig.6
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LA HORNA: UN YACIMI.BNTO DE LA EDAD DEL BRONCE EN El MEDlO VINAI..OPó
11
por tierras y materiales arqueológicos de la parte superior del cerro había pteservadQ <
)ugar en la Campaj\a de 1983, con la consiguiente pérdida de infoimaciónacerca de la organización
microespacial de .una habitación para la Edad del Bronce en el Pais Valenciano.
La habitaéión presenta una planta irregular al adaptarse a 1as irregularidades del terreno (fig.
6 y lám. ill.4). En efecto, todo su costado W se apoya en una gran roca que forma una especie
de pequefia e:ovacha que se aprovecha para proteger un vasar. Por el lado S es cerrada por un muro
de piedras trabadas con barro, deJ que se conseiVan varias hiladas, mientras por el lado N los salientes naturales de la roca se unen mediante pequeños muros, que en algunos puntos alcanzan en
la actualidad los 0'80 m de altura. Grandes bloques y afloramientos fOC0§9S contribuyen al cierre
de Ja habitación por su lado SE.
Se ha constatado la ex:isteqcia de dos huecos para postes en el sector NE del recinto {lám.
1113). Se encuentran próximos entre sí y relativamente despLazados del eje, por lo que suponemos
seli'irlan de soporte a \lOa parte de la habitación, otra se cubriría de techumbre a un agua sostenidil
por vigas de madera: apoyadas en la roca del lado N y en el muro contrario, mientras una tercera
parte de la habitación., la correspOndiente al sector SE, no se techarla.
El suelo del sector W era de excelente calidad. Estaba formado poi una capa de cenizas muy
compacta con la superficie muy alisada, de unos 2'5 cm de espesor, coJocada sobre una capa de
tierras compactas de irregular grosor y que en algunos puntos alcanza los 8 cm de espesor. Esta
última capa se apoya sobre otra de tierras mezcladas con pequefias piedras. Hacia la parte central
de este sectoi el suelu furma un pequefio escalón en ángulo recto, en cuyo extremo S se abre a
modo de un semicírculo que, posibletneU:te, servirla como soporte de una tabla de madera cuya
impronta, al quema~ se ·pudo observar a modo de una mancha en el suelo. En el resto de la
habitación no se constató la existencia de este l}avimento, que de existir pudo haber desaparecido
al no encontrarse quemado y protegido por el relleno de tierras, que en estos puntos era escaso
al buzar la estratigrafía siguiendo la pendiente de la ladera.
En el interior de esta casa se constata la existencia de un vasar y un posible horno. El primero
se protege por la comisa de la pequena covacha que forma la roca natural en el ext,remo W de
la habitación. Desciende en altura en su extremo S, mientras por el contrario se adosa al homo.
Se encuentra perfectamente revocado con varUis delgadas capas de cenizas blanquecinas, que apareclan cuarteadas por efecto del calor del incendio (lám. ill.2). En su parte superior se constató la
existencia de tres rehundimientos para la colocación de ·vasijas, una de las cuales con cereales carbonizados se encontró «in situ».
El Jlamado <
(lám. lll.l). Está formado por un muro de piedras y barro, con la cara ex rema perfectamente revocada a base de delgadas capas de cenizas. Su altura desde el nivel del suelo alcanza los 0'70 m. lo
hemo interpretado como horno en base a la existencia en superficie de una cierta cantidad de cenizas y, en especial, de tierras quemadas. En su excavación pudimos comprobar cómo su relleno interno estaba (ormadó por piedras y tierras de diversa coloración y textura, encontrándose en las proximidades de la base un fragmento de maxilar de ovicáp.rido, a la altura del suelo del Departamento.
Con objeto de comprobar la formación del piso, el relleno de la propia habitación y Ja posible
e.xiste!Jcia de algún enterramiento humano, se procedió en la Campafia de 19.84 a la realización
de un corte de 3x 1'50 m, dividido en dos sectores de 1'50 m de lado (lám. IV.3). Se pudo comprobar
la formación dé las tres capas que constituYen el pavimento, bajo el cual se l)rocedió a un relleno
desorganizado de tierras y piedras. Una de estas piedras. situada a 0'50 m bajo la supeificie del
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am
Fig. 7
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LA HORNA: UN YAClMIENTO DE LA EDAD DEL BRONCE EN EL MEDIO VINALOPÓ
13
pavimento, estaba colocada sobre una mancha de cenizas que contenía varios granos carbonizados
de trigo, que junto a varios fragmentos informes de cerámica y un punzón de hueso (fig. 13.9)
constituyen los únicos hallazgos arqueológicos registrados bajo el pavimento de esta habitación.
Son, sin embargo, extraordinariamente abundantus los localizados sobre este pavimento, entre
los que destacan las grandes vasijas de almacenamiento (figs. 9.1-4 y 10.1), los cuencos (figs. 9.5
y 10.2), algunos con carenas en las proximi
Departamento VI
Una estrecha calle delimitada por dos murO& (lárn. ll.3) separa esta habitación de la anterioi.
Se encuentra profun(lamente afectada por las remociones de los clandestinos, uno de los cuales
nos comunicó que en este punto halló una grao vasija con mamelones (10), y por las explosion~s
de la cantera que abrieron lula gran grieta a lo largo de su lado W que se apoyaba en un saliente
rocoso.
Su planta es aproximadamente rectangular y en algunos puntos se púdo constatar la existencia
de fragmentos del pavimento colocado directamente sobre la roca (fig. 7).
En esta habitación los hallazgos arqueológicos son abundantes - fragmentos cerámicos, molinos, morteros, lascas de sílex y fauna terrestre y marina-. Desgraciadamente muchos de ellos se
encuentran en zonas revueltas, mientras que los que se ubican en zonas intactas no pueden contextualizarse por los abundantes agujeros de clandestinos.
Departamento VII
Presenta un desarrollo longitudinal_. estando delimitada en el lado E j)Or un mwo de piedras
trabadas con barro, que en ocasiones forma UD doble paramento y del que se conserva en su cara
externa hasta tres hiladas. Su extremo NW se apoya direclamente en un saliente rocoso, sobre el
que existen grandes bloques de piedra. Este saliente se prolonga a lo largo del costado W de la
casa, disminuyendo de altura, y sirve de base del muro de la habitación (fjg. 7).
El relleno arqueológico presenta UD acusado buzamiento siguiendo la pendiente de la ladera,
por lo CUill la mayor potencia estratigráfica se alcanza en el perfil W, mientras el muro della.do
contrario afloraba en superlicie.
En esta habitación. se constató la presencia de un banco adosado a la roca, con un cuidado
revoco, asociado a unas construcciones de barro formadas por dos muretes, de desigual tama.Do
y altura, que con el banco constituyen un recinto en U, colmatado por cenizas que se hablan
extendido por sus proximidades. En el em-e.mo N del banco se encontró un extrafio elemento
de barro cocido de forma semicircular con la parte supedor redondeada y el interior sin cocer.
Otro objeto de similar cocción, aunque de forma triangular, se localizó delante de la coQStructión
de. barro antes aludida, Ja cual formaba parte de un pavimento de excelente acabado que se
extendla hasta el afloramiento en el centro de la habitación de una cresta de Ja roca natural
(lám. V.l y V.2).
(l Q) NAVARRO MEDB&OS: Op. cit. nota 9, líg. 6 b.
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Fig. 8
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LA HORNA: UN YACIMIENTO DE LA EDAD DEL BRONCE EN EL MEDIO VINALOPÓ
15
En tomo a esta estructura de barro se recogieron algunos fragmentos carbonizados de madera
en diversas posiciones. Unos podrían córréSPQnder a la lefia para el fuego, mientras otros, en especial uno ubicado entre el extremo N del banco y la roca debla tratarse de un poste que, ante la
ausencia de hueco en el piso, debería sostenerse mediante piedras. Un hueco para poste rodeado
de piedras se localizó junto a una piedra, en las proximidades de la estructura de barro antes
aludida.
La existencia de varias gotas de metal y de algunas escorias parece indicar que nos encontramos en un área relacionada con la fundición de metal. La ausencia de crisoles o moldes en este
lugar no permite una interpretación más -precisa para este conjunto, para el que no disponemos
de paralelos.
En un segundo momento estos elementos de barro y el propio banco se cubrió con una capa
de tierra blanquecina a modo de un pavimento de mala calidad, sobre el que se depositó un relleno
de ,Piedras y tierras arrastradas por 1a erosióñ.
Departamento Vlli
Delimitado por la pared N del Departamento IV, el muro que rodea el poblado y dos afloramientos naturales de la roca, se encuerttra uñ recinto de planta irregular (fig. 8). Posiblemente se
trate de una habitación, si bien no podemos descartar que sea un espacio abierto.
Se encontraba en el momento de iniciar las excavaciones totalmente colmatado por tierras y
piedras procedentes del gran agujero que bemos conSiderado como Departamenw IX. Presentaba,
por tanto, una estratigrafía invertida, en la que sólo el nivel inferior formado por tierras grises se
eorrespondfa con Ja estratigrafía originaria. la presencia de abundantes fragmentos cerámicós, fauna y un conjunto de pesas de telar, nos demuestra que, abierto o cubierto por una techumbre apoyada sobre maderos colocados directamente sobre las paredes o roca y sin soporte de postes, nos encontramos ante un recinto ocupado por el hombre.
Departamento IX
Con anterioridad hicimos mención a un gran agujero que hacia los aftos 20 se realizó en el
interior del poblado con objeto de localiz.ar un tesoro.
Esta ~
se realizó dicho agujero. En este lugar, de unos 9 m de largo y 4'7 5 m de ancho debió eXistir alguna
construcción qu~ evidentemente, ha c:Jesaparecido.
Un detenido análisis de las tierras extraidas de este lugar nos ha permitido comprobar la existencia de abundantes bloques de una tierra roja y compacta, prácticamente impermeable (11), por
lo que hemos pensado en una cisterna. ÉSta podía estar en parte c;olmatada y ante el posible rehundimiento se pensara en un tesoro escondido y se procediese a su vaciado.
(11) Información facilitada por la Dr. Pilar Fumanal y Antonia Serna Senano, que realiza el estudio sedimentológi_co
del yacimiento.
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16
M. S. HERNÁNOEZ PbRBZ
CALLE
A lo largo de la Jade~ del Séctor 1\ de La Horna discurren dos muros de piedras de regular tamafto trabadas con barro. Su trazado se interrumpe en ocasiones, en algunos lugares por lóS afloramientos rocosos que podrian sustituir a unó de ellos y en otros por haber sido arrasados por la erosión.
El espacio entre ambos múros oscila entre los 0'50 y 1 m de ancho.
El tramo mejor conservado se ubica entre el Departamento V y el VI (lám. ll.3). En este punto
es prácticamente horizontal, mientras e_ el tramo que discurre junto a los Departamentos 1 aiiV
n
(fig. 5), cuyos muros N delimitarían esta calle, tiene un trazado sinuoso y una fuerte pendiente,
por lo que pensamos pudo servir también. como canal de desagüe.
DEPARTAMEN10S DEL, SECTOll B
Tal tomo hemos indicado con anterioridad, en la Campafia de 1983 se excavó en la ladera
NW, con objeto de estudiar el poblamiento de este sector del yacimiento (fig. 4).
Se trata de una ladera de acusada pendiente que fa~orece la acción erosiva, de ahi que la roca
aflore en diversos lugares ante la escasez del relleno arqueológico. Un largo muro formado por piedras de regular tamafio, deJ que en algunos puntos se conservan 2 ó 3 hiladas, ha servido de contención de la tierra. Utilizando como eje longitudinal a este muro, que parece delimitar eJ poblado
por este sector~ se planificaron cuatro cortes de 4x4 ~separados por testigos de 1m. Se excavaron
tres de ellos, mientras que del cuarto -Corte D- sólo se procedi6 a su limpieza superficial.
En estas excavaciones pudimos constatar la existencia de algunas habitaciones, de las que no
poéfemos precisar dimensiones ni su organización interna.
MURO DE CIERRE
El elemento arquitectónico más sobresaliente de la Homa al iniciar las excavaciones era, sin
duda, un gran muro que apoyado sobre la roca servía de unióJl entte los dos sectores y rodeaba
exteriormente todo el poblado. En efecto, por su extremo S actúa de pared exterior del ~paTtamen
to VII para interrumpirse luego por los grandes bloques de piedra que le separan del Departamento
~ del que también sirve de muro.exterior como ocurre, asimismo, con el Departamento VIII. para
rodeár ~ plataforma superior, apoyándose sobre la roca que debe delimitar el Departamento IX,
y continuar luego a lo largo de la ladera NW. Debemos seftalar que al exterior del Departamento
VII existen construcciones de habitación, totalmente destrozadas por Jas actuaciones clandestinas
y la cantera, por lo que no puede precisarse si estas construcciones extramuros son contemporáneas
a las anteriores o su construcción corresponde a una segunda fase de ocupación deJ yacimiento.
Este largo muro, al rodear exterio:onente la plataforma superior, gana en altura hasta alcanzar en
algunos puntos los dos metros y muestra un trazado quebrado que en principio ofrece un aspecto
de torres, de ahí que en ocasiones se haya hablado (12) de murallas y, por tanto~ considerado la
(12) NAVARRO MIIDBROS: Op. cit. nota 9, págs. 31·32, M . S. HllRNÁNDliZ PeREZ: :La Ho.rna. Arqueologfa en Alicante
1976-1986, Alicante, 1986, págs. 99·l0l,ldem: Consideraciones sobre los conceptos de encutillamlento y fortificación e.n
la Edad del Bronce del Pals Valenciano. A propósito de algunos poblados del Vina1op4 O Jornadas sobre Castillos y Fortifo
ctlciones Petrer, 1993.
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LA HORNA: úN YACIMIBNlO b.E LA EDAD D'EL 'BRONCE EN EL MEDIO VINALOPÓ
17
Horna como un tfpico poblado fortificado. Un detenido estudio de la topografia de la roca y del
proceso de excavación nos permite matizar esta interpretación. En efecto, el afloramiento rocoso,
muy irregular, puede explicar el trazado del muro en este punto, cuya altura fue aume11tada en
Jos al\os 30 con objeto de contener las tierras que se extrajan del Departamento IX, de tal modo ·
que sólo sus hiladas inferiores pueden considerarse prehistóricas.
LOS ENTERRAMIENTOS HUMANOS
La elección de la Horna como yacimiento a excavar vino condicionada en gran medida por
la noticia de D. Jiménez de Cisneros (13) acerca de la presencia de restos humanos entre los materia·
les exhumados por los excavadores clandestinos, que de confirmarse permitirian abordar desde nue·
vas perspectivas las relaciones entre los bronces Argárico y Valenciano.
No hemos confirmado la existencia de enterramientos bajo o entre las casas ubicadas en la
zona excavada. En este sentido cabe indicar que en los DepartiJmentos V y VII se levaptó el suelo
y que en los Departamentos Tal IV afloraba la ·roca.
Al analizar las necrópolis del Bronce Valenciano señalaba M. Thrradell (14) la necesidad de
«una exploración sistemática de las laderas donde existen poblados» con objeto de localizarlas en
el interior de grietas o de cistas fuera del propio recinto del poblado.
La formación geológica del cerro donde se ubica el yacimiento ha favorecido, tal como se ha
puesto en evidencia en el estudio geológico del yacimiento realizado por Gabin.o Ponce, la formación de numerosas grietas, en especial en su ladera SW,_ de grandes bloques que en la ladera NE
y
dejan bajo ellos pequeños abrigos. Mucllas de estas grietas y covacllas se encuentran removidas
por las madrigueras de conejos, topos y zorros. Es posible, asimismo, que algunos de estos pequeños
abrigos de la ladera NE hayan sido vaciados por los excavadores clandestinos.
En nuestras excavaciones en La Roma localizamos dos zonas de enterramiento.
ENTER.RAMIENTO 1
En la Campaf\a de 1980 se excavó una estrecha grieta abierta sobre una pegueHa plataforma
situada a 4'20 m sobre la base de la pared rocosa antes citada (lám. VI.l). El ancho máximo era
de 0'44 m y la superficie estaba cubierta pQr ve~etación y por algunas piedras sueltas, entre las
cuales encontramos dos fragmentos amorfos de cerámica Oám. VI.3). Uno de ellos con la superficie
bruñida y el. otro muy erosionado, presentando ambos desgrasantes gruesos. Bajo una capa estéril
de 0'29 m, constituida por piedras desprendidaS de la parte superior de la grieta, tierras y rafees,
nos encontramos con una cista de 0'40 m de ancho, 0'43 m de profundidad y 0'34 m de alto, que
aprovechaba las paredes de la grieta como los laterales de la cista. En su interior, relleno de tierra
compacta, muy húmeda en el momento de su excavación y con abundantes rafees; se recogieron
en muy mal estado restos humanos infantiles -un cráneo infantil y varios fragmentos de mandi-
(13) D. Jn.mNBz DB CJSNERos: El yacimiento de azufre de la Pella de Catl, en el t6rmino de l'etttr (Alicante). Boletln
de la Real SocitdiuJ t.Sp(l}fo/a de Historia Natural, Madrid, 1905, pág. 259.
(14) M. TARRADI!LL: Ensayo de identificación ele las necrópolis del Bronce valenciano. Archivo de Prehistoria Levanti·
na, X, 1963, pág. 67.
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LA HORNA: UN YAciMIENTo DB LA EDAD DEL BRONCE EN EL MEDIO VINALOPó
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Flg.lO
bulas inferiores de otros- Qám. VI.4). En el análjsis odontológico realizado por Blai Cloquell Hurtado se indica la presencia de piezas dentales de 8 individuos infantiles, de Jos que sólo se conservan
parte de tres mandíbulas inferiores, pertenecientes a dos individuos de 4 a 5 aiios y a otro de 2
a 3 aiios. I.as restantes piezas dentales pertenecen a la dentición decidual, Jos llamados «dientes
de leche», de cinco niiios.
Se registró un único elemento de ajuar. Se trata de un pendiente de plata formado por un
delgado alambre (fig. 12.3).
Esta grieta se encuentra en el interior del poblado. En efecto, en está ladera y bajo la pared
vertical en la que se abre la grieta debió existir una ocupación marginal, se~ún parece desprenderse
de las rem
su carácter y su posible relación con el enre-rtamiento.
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Fig, l1
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LA HORNA: UN YAClMIBNTO .DE LA EDAD DEL BRONCE EN EL MEDlO YlNAWPÓ
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EN'IERRAMIENTO 2
Bn la ladera NE del cerro de La Homa son abundantes los abrigos y pequeftas covachas bajo
grandes bloques de piedras. En su mayoría aparecen colmatados por tierras y en algunos de ellos
se observa la presencia de madrigueras de conejos.
En la Campafta de 1986 se decidió la excavación de una de estas covachas con objeto de comprobar si habían sido utilizadas por el hombre, ya que entre las tierras removidas por los conejos,
y es posible que también por los propios «excavadores» clandestinos, se encontraban algunos fragmentos de cerámica y huesos de animales.
Se eligió uno de estos bloques de grandes dimensiones -de S m de largo y 4 de profundidadque se apoyaba de modo natural sobre otto$más pequeños eo sus extremos, formando una especie
de covacha de 2'75 m de boca y 0'80 m de altura de la cornisa. Se realizó un corte de 1'20 m
de boca y 2150 m de profundidad, perpendicular a la boca. (lám .. Vl2). la capa superficial estaba
cruzada por madrigueras en diversos sentidos, J>(>I: lo qtte la tierra aparecfa muy suelta. En éSta,
de unos 0'60 m de potencia, no se halló material arqueológico. Bajo ésta aparecieron piedras de
regular tamafio que por su posición parecían estar colocadas para formar una irregular cista. No
obstante¡ no nos atrevemos a precisarlo ooq seguti~d, ya qoe las piedras se encontraban ligeramente desplazadas, quizás por la acción de las madrigueras. En su interior aparecieron algunos huesos
humanos - fragmento de fémur, húmero, una costilla, clavicula y varios fragmentos de cráneoque parecfan estar protegidos por una piedra. Las madrigueras de conejos habían removido la tierra,
encontrándose dos pequefios cascabeles de metal de los que se usan para los hurones. Su presencia
- uno de ellos se localizó junto a los huesos humanos-, explica la remoción de la tierra. No podemos precisar el número y la posición de Jos restos humanos, ya que nos vimos obligados a abandonar la excavación ante el peligro de desplazamiento de la roca. Los huesos de animales recogidos
podrían formar parte del ajuar fune.ra.rio o, más probablemente, haber sido introducidos por los
animales.
LOS MATERIALES
La acusada pendiente de las laderas, la composición de los sedimentos y las numerosas remociones tierras condicionan la conservación del material arqueológico que, por lo gen~ral, presenta un elevado grado de erosión y un ,reducido tamaño y aparece cubierto por concreciones.
1a cerámica constituye el material más abundante. Su registro supera ampliamente las 5.000
piezas, ~ las cuales 96.2 pertenecen a f@gmentos ~ignificativos del vaso - bordes, fondos, carenas
o apéndices-. Se ha podido, asimismo~ reconstruir total o parcialmente 39 recipientese, incluyendo
los recogidos con anterioridad a nu.estras excavac.iones.
En base a sus formas geométricas, estas cerámicas se agrupan en dos grandes conjuntos: vasijas
esféricas y vasijas elipsoidales.
las primeras pueden situar la boca sobre el hipotético diámetro -de tendencia esférica- , a
la altura del diámetro - semiesf érica- Q en. el tercio inferior --:casquete esférico-. Los ejemplares
de tendencia esférica pueden presentar un borde exvasado (fig. 9.2) y en una ocasión asa de cinta
de desarrollo vertical (15). los semiesféricos son los más abundantes (figs. 9.5, 10.2, 11.3 y 11.5),
ae
(15)
NAVARRO
MEOEllOS: Op. cit. nota 9, fig. 7
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LA HORNA: UN YAC~ DB LA EDAD DEL BRONCE EN EL MEDIO VINALOPÓ
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presentando algunos de ellos carena en las proximidades del borde (figs. 9.6, 11.1 y 11.2}. Carena
a media altura presenta una vasija, cuyo diámetro de boca es superior al de la carena (fig. 10.3}.
las vasijas elipsoidales se caracterizan por presentar un desarrollo vertical superioi a la mitad
de la figura geométrica pura -de tendencia elipsoidal (f¡g. 10.1)-, e.ntre un_ cuarto y la mitad
- semie/ipsoide (rJ.8. 9.4)- o men-os de un cuarto -casquete elipsoidal- . Todos los ejemplares presentan un gran tamaflo. Se· trata, sin duda, de contenedores, en muchos casos de sólidos a juzgar
por la abundancia de laflados (fig. 9.4). Dentro de las primeras debemos incluir los llamados «vasos
tulipüormes» (fig. 9.1 y 9.2), que en la Homa pueden presentar varios mamelones, siempre de
carácter decorativo por su pequeño tamaño, junto al borde o agruparse en varias hiladas a lo largo
de las paredes, también presentes en una vasija semielipsoide (16), al parecer «recogida» en el Departamento VI.
La mayoria de las formas cerámicas registradas en La Horna están presentes en otros yacimientos del Vinalopó, en especial en el Cabezo Re_ ondo1 único yacimiento del gue disponemos de un
d
número significativo de ejemplares_, perteoencientes a momentos• avanzados del Bronce Medio y
del Bronce Tardfo. .Ejemplares excepcio_ ales son los «vasos tulipiformes» para los que, además de
n
algunos ejemplares villenenses, los paralelos más próximos se encuentran en el poblado argárico
de El Picacho (17), con dataciones del 1500-1440 a.C.
En La Horna, sin embargo, forman parte de un conjunto cerrado de cerámicas entre las que:
destaca un vaso con la lfne:a de carena próxima al borde, forma tradicionalmente relacionada con
el Bronce 'Dmifo. 'Dunbién con esta fase debemos señalar un fragmento con decoración .incisa relle·
na de pasta blanca en forma de line:a quebrada paralela a la carena (fig. 10.4), para el que no disPQnemos de paralelos en el Pais Valenciano, aunque la line:a quebrada esté presente en las cerámicas
del Cabezo Redondo. En este yacimiento villenense también se registran algunos ejemplares ® ca·
rretes, con los que debemos relacionar el reconstruido de la Horoa (18). Cronologia más amplia
presentan las queseras (19), de las que en la Homa hemos inventariado dos fragmentos.
El registro de objetos metálicos o relacionados con actividades metalúrgicas se compone, además de varias escorias y gotas de metal, de 15 ejemplares, de los que 10 proceden de nuestras excavaciones - una punta de flecha, de sección aplanada, con pedúnculo y aletas (fig. 12.6) y el üagmento de otra de sección romboidal (fig. 12.8), tres punzones fragmentados, tres anillos (fig. 12.3
y 12.4), y dos moldes de,fundición de varillas (fig. 12.12)- . En el Museo de Novelda se encuentra_
n
depositados dos puntas de flecha (fig. 12.5 y 12.7), un hacha plana (fig. 12.1), un fragmento de
pUñal (fig. 12.2) y un punzón.
De algunos de estos objetos se ha realizado su análisis e:spectográfico en el Laboratorio de ENDASA - punta de flecha (fig. 12.6) y un anillo (12.3)- y en los Servicios Técnicos de la Universidad de Alicante - punzones-. El anillo analizado se babia localizado en una tumba y es de plata
-88'533%- con presencia de cob.te -0'792%-, cloro -3'588%-, selenio - 2'231 %- y germanio - 4'853%- . Los dos punzones y la punta de flecha analizada son de bronce. Mientras en
la punta de flecha el porcentaje de estaño se sitúa en el12'77%, en los pu.nzones éste es más reducido - 5'5 y 10'7%-.
fig~ 6 b.
(17) F. HalNA.N:Dez fu'RNANPEZ e 1 Duo GoDOY: ExcavtlCiones en el poblad~> de Bl Picacho. Madrid.
(18) NAVAMO M.EOEROS: Op. cit. nota 9, f~g. 7 c.
(19) ll. .BNouiX: Notas .sobre economla del Bronce Valenciano. Papeles del Laboratorio de Arq~logla de Valencia,
u. 1975, pégs. 141-157.
(16) NAVARRO MEDHRos: ()p. cit nota 9,
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M. S. HJllffiÁNDEZ PÉREZ
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LA HORNA: UN YACJMIBN10 DB LA EDAD DEL BRONCE BN EL MEDIO VINALOPó
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Las piezas más excepcionales, además del anillo de plata, para el que poseemos abundantes
paralelos en ya'!imientos próximos, del hacha~ que pertenece al Tipo ll de B. .Blancx; y del fragmento de puftal, del Tipo II de la misma autora, son sin
próximos se encuentran en el Cabezo Redondo (20).
En el Departamento VII se localizó, tal CQmo settalamos con anterioridad, una posible zona
de fundición a juzgar por la presencia de objetos de barro, con evidentes señales de combustión,
cenizas y gotas de metal. Corrobora esta metalurgia local la existencia de los dos mbldes de fundición de varillas que permitirfan posteriormente, mediante una serie de técnicas de martilleado, la
obtención de puuzones, aretes, pulseras y puntas de flecha. Posiblemente con estas actividades metalúrgicas deban relacionarse los morteros con una cazoleta central profunda rodeada de otras más
pequefias y menóS hondas (lám. VI.3), también p.-esentes en el vecino yacimiento de San Antón
de Orihuel~ (21).
La ausencia en Alicante de estaño y plata hace necesaria su importaciQn desde áreas próximas,
posiblemente desde Murcia (22).
Dentro del utillaje lítico (23) destaca la abundancia de molinos y morteros, conservándose algunos de ellos «in situ» en las proximidades deJ horno del Departamento V junto a grandes vasijas
contenedores y un horno. Entre los útiles tallados los más abundantes son los dientes de hoz - 20
ejemplares en nuestras excavaciones (fig. 131-6)-, realizados todos en silex, constatándose, asimis·
mo, la presencia de varios núcleos, todos ellos para lá obtención de lascas__. y de diversos productos
de talla. Esta industria lltica tallada presenta una di$tribución desigual por todo el yacimiento, observándose la existencia de núcleos sólo en.los Departamentos VJ!y VID, oonstatándose, asimjsmo,
la presencia de cuatro dientes de hoz en cada uno ¡:le estos mismos denartamentos. 'En este mismo
sentido debemos sefialar la ausencia de industria Utica tallada en el Departamento V.
Sólo dos objetos de hueso trabajado se recogieron en nuestras excav~cjones, mientras de las
actuaciones clandestinas proceden 12. Destaca entre estos útimos un <
de la llleta dels Banyets de El Campello (25). De nuestras excavaciones procede un punzón sobre
soporte óseo indeterminado (ftg. 13.9), fragmentado en el extremo proximal, y una pieza sobre asta
de cérvido con Jos extremos distal y proximal fragmentados (fig. 13.8), similar a otros ejemplares
del Cabezo Redondo.
La presencia de un elevado número de pesas de telar lJer.mite constatar la existencia de actividades textiles cqvcentradas en el DepatfiJtneflto VII (lám. V.4) y en el VIII. Todas son cilíndricas
y presentan una sola perforación (fig. 14.2-3}, observándose en la mayorla de ellas el desgaste producido por la suspensión al formar parte de un telar vertical. Presentan en su mayoría una excelente
(20) SoWR GARCtA: Op cit. nota 2.
(21) J. Fu&oOs: &JIIecci6 de treballs del P. Furgús sobre PrehistOria Valenciana. Valeocia, 1937.
(22) M. S. ~EZ PrutEZ: La metalur¡iJ prehistórica en el Valle Medio del rio V_ioalopó. blcentvum, U, 1983,
págs. 17·42. Idem: la Cultura de El Argat en Alicante. Reláciones temponles y espaciales ·con el mgndo del Bronce Valen·
ciaoo. Homeru¡je a Luis S~t (1934·1984), Sevilla, 1986, págs. 101·119.
(23) F. J. loVER MAI!STRB: Litbic indost,ry out of 'kna11ped flinl from the Bronze Age Atéheological site ot l.a Horn«
(Aspe, Alicante). P1 Flint Interfllltional Symposlum. Abstracts, Madrid, 1991, págs. 290-293.
(24) NAVARRO MEI>BROS: Op. cit. nota 9, fig. 9 a.
(25) J. L. S!MON GARClA: Colecciones de la Edad del Bronce en el Museo Arqueológico Provincial de Alicante. lngresos de 1967 a 1985 e tuera deis Banyets de El Campello. Ayud4s a la lnvestlgacl6n, 1984·1985. vol. TI, Alicante, 1987.
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M . S. HBRNÁNDEZ PÉREZ
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Fig.14
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LA ffORNA: UN YACIMIENTO DE LA EDAD DEL BRONCE EN EL MEDIO VINALOPÓ
27
cocción, si bien en algunos casos sólo se ha endurecido la capa externa, permaneciendo su interior
relleno de tierra suelta. En Alicante este tipo de pesas de telar se asocian en yacimientos del Bronce
Tardro
{26).
El cono de cerámica rodeado de una capa de barro apenas cocida (fig. 14.1) hallado en el DepartJJmento V podria ponerse en relacjón con un telar horizontal en base a sus paralelos próximoorientales, los únicos que conocemos para este tipo de pieza (27).
LAS BASES ECONÓMICAS
la abundancia de molinos, morteros y dientes de hoz y la presencia de dos silos y de cereales
carbonízados, confirma la existencia de una agricultura que pudo practicarse en las tierras llanas
que rodean al yacimiento. A la espera del análisis de los cereales carbonizados, depositados para
su estudio por el Dr. D. Rivera, del Depártamento de Biología Vegetal de la Universidad de Murcia,
sólo podemos constatar su existencia y sefialar su posible almaéenarniento colectivo, a juzgar por
las dimensiones de los dos silos y del reducido tamafto del departamento donde éstos se encuentran,
donde sólo se podda practicar una actividad de molienda. Este carácter colectivo justificaría por
otro lado la consideración de almaéén del Departamento VI, donde se concentraban las grandes
vasijas contenedoras, prácticamente ausentes en el resto del yacimiento, y donde se halló un recipiente con cereales carbonizados y molinos y morteros junto a un horno.
En el estudio arqueozoológico destaca su variedad taxonómica (28). De los 870 restos inventa·
riados se han podido determinar 503.los resultados totales del número de restos (NR) y del número
mínimo de individuos (NMI) es el siguiente-:
NR NMJ
Ovicápridos
357
36
Bos tllUTUS •.•••••.•••.. 53
1
Cani$ fomilioris
9
3
Capro hircus
7
6
Capro pyréna}ca .. ......
2
1
Cervus elaphus .........
9
2
Equus caballus .........
8
4
LepJJs cape_nsis ......... 12
4
Orictolagus cunniculus .. 53
13
Ovis aries ........ .... .
4
8
Sus domesticus ......... 11
6
....
.. . . . .
o
••
o
•
o
o
••
o
••••
o
o
o
••••
o
Los ovicápridos so~ pues, Jos animales más consumidos. Éstos debieron utilizarse como carne,
sin que pueda descartarse la utilización de la lana, a juzgar por la edad de muerte -cinco indivi(26) J. A. LOPEZ MfRA: Comribución al es.tu4io del u:.iido y lo cestería durante lo EdiJd del .Bronce en el Pal.s Valencia·
no: lo provincia de Alicante. Memoria de Licenciatwa inédita. Universidad de Allcantc.
(27) LOPEZ MnlA: Op. cit. nota 26. C. MARECHAI.: Vannerie et tissage du site n6olihigue d'El Kowm (Syrie, VI millénaire). Thsage, corderle, vonnerle, Antibc:s, l989, págs. 65-66.
(28) A. PolGceRVI!R HuRTADO: ArqueozooJogia de la Edad del Bronce en Alicante: La Homa, Foia de la ~tera y
Lloma Rcdona. wcentvum, 11·12, 1993.
-109-
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28
M. S. .HERNÁNDBZ PÉRBZ
duos se sacrüi~ron cuando no habían alcanzado la madurez, dos jóvenes y otros dos alcanzaron
la edad adulta-. 4 . p~ebCia del perro, sin descartar que pudiera con.sl,l.IDirse, debe explicarse
como animal de caza -cabras sal~ajes y Ciervos-, guardián. de la manada y de compañi~.
También se ha constatado la presencia de caparazones de moluscós, cuyo registro se compone
de 40 ejemplares. d
ejemplares ident.ificad.os son Jos siguientes:
Glycimeris glycimeris (L.): 7 ejemplares
Cerastoderma edule (L:): 3 ejemplares
Monadonta turbinata (BORN): 3 ejemplares
Venerupis decus.sata (L.): 2 ejemplares
Ganth(¡rus d'Orbigny (PAYRAUDEAU): 2 ejemplares
Columbella rustica (L.): 2 ejemplares
Luria lurida (L.): 1 ejem:plar
Coralliophila lammelosa (PHILIPPI}: 1 ejemplar
Rudicrirdium tubé~T,J/4ttJm (L.): 1 ejemplar
Patelia caerulea (L.): 1 ejemplar
Dos ejemplares no ee h$in podido identificar por su reducido tamaño, otros dos perten~n
s
a la familia Ca.rdiidae y ochq podrían pertenecer tanto a los géneros Glycimeris como a Venerupi$.
Algunos de estos caparazoñes p.resentán petforación artificial para ser uti.liz@os como ()9lgantes -dos Monodonta turbinata y los ejemplares de Coralliophila lamme/osa y Pote/la caeruleaY los de Vehenipis decussata~ la llamada «almeja fina>) por su caliJ1acJ, se encúentran quemados.
De los cuatro ejemplares terrestres1 uno de ellos no es identific::a.ble por su reducido tamafto.
De los restantes, uno -Sphinteroc}Jila candidi,s§ima- tiene sq hábitat en lugares secos ,Y los otros
dos -MeJanopsis ápjuori- en áreas con humedad apuncJante.
CONSIDERACIONEs FINALES
La Horna se ha convertido en los últimos atlas en referencia obligada en todos los estudios
sobre la Edad del Bronce del País Valenciano, ya que el inicio en 1980 de las excavaciones en el
yacimiento marcó una nueva etapa en el análisis del n milenio en las comarcas centro-meridionáles
v~deocianas, que se continuarían.con las ~cavaciones d~l Tabayá (Aspe)~ Lloma Redona (Monforte
del Ciq) y la reanudación de las del Cabezo Redondo , VJlleQa) y del estudio de' los materiales deJ?Osi(
tados en Museos y colecciones privadas.
Dentro del estudio del territoriQ La Horna es, sin duda, un yacimiento paradigmático de lo
gu.e denominao;¡<>S «caserío».
Se trata de un pqbJado de mediano tamafio -entre 500 y 1.000 m2- u~icado en la 1adera
de un ce.rro gue forma parte de ~~~ avanzada. de QJ13.. sie~ en este caso la de su mismo nombre,
hacia las tierras abiertas~ más o menos llanas, en torno a 1os 7$-JOO m de altwa sobre ellas.
La pendiente de la ladera y los afloramientos rocosos condicionan la organización del espacio
interno. Cuando es· posible; como ocurre en la patre altA de la ladeta 'NE, se construyen habitaciones de tendencia rectangular, mientras en los -restantes lugares la$ p!a,ntas de las habitacioneS son
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LA HORNA: UN YACIMIENTO DE LA EDAD DEL BRONCE EN EL MEDIO VtNALOPÓ
29
irre_gulares. Se ubican en la medida de lo posible una junto a otra, escalonándose a lo largo de
la laden y con muros medianeros comunes.
Las paredes siempre son de piedras, de irregular tamaño y nunca trabajadas, trabadas con barro
y, en ocasiones, con cenizas. Debemos destacar el escaso número de improntas de barro y ramajes,
que tradicionalmente se relacionan con lás techumbres y las partes altas de las paredes.
En un yacimiento ubicado en una ladera pronunciada, como ocurre en La Horna, existen problemas de desagüe. Creemos que éste se realizarla en la ladera NE a través de un estrecho pasillo
que con trazado sinuoso desciende a lo largo de ella.
Ocupado por un reducido grupo de personas, a través del análisis de los hallazgos de cada
vivienda y de sus construcciones anejas, podemos formular algunas consideraciones en torno a
la posjble funcionalidad de las habitaciones.
El grado de arrasamiento de los Departamentos 11 y Ill no permite realizar ninguna aproximación en este sentido, aunque debemos déstacar que por su estrechez, que en el caso del Departamento O es de 1'10 m, podria utilizarse como zona de dormir, lo que explicarla la escasez en éstos
de 'haflazgos arqueológicos.
En el Departamento IV los silos y los molinos nps indican claramente una funcionalidad de
almacén y molienda.
El Departamento V es, sin duda, un almacén por la abundancia de vasijas contenedores y
el vasar. Debemos señalar que en este Jugar los restos faunisticos eran prácticament inexistentes
y que no se ba registrado la presencia de dientes de hoz ni restos de talla.
En el Departamento VII se ha localizado una posible área relacionada con la fundición de
los metales, pero también se han enconttado pesas de telar alineadas a lo largo del muro y elemen·
tos de hoz. Se trata, sin duda, de un lugar donde se realizan varias actividades.
Lo mismo puede ocurrir en el Departamento
con pesas de telar y dientes de hoz y sin
seDales de hogares.
Un tema que siempre nos ha preocupado es el del abastecixniento de agua de un poblado en
altura. No tenemos constancia de la existencia de fuentes en el cerro, con lo que el agua deberla
ser almacenada en diversos contenedores: cisterna, odres y vasijas. De los dos últimos no tenemos
pruebas arqueológicas, pero es evidente que se han utilizado 'COrno tales. Es probable que el denominado Departamento IX, situado en el ángulo NE-NW bajo la gran roca central que aflora en la
parte superior y detrás de la roca sobré la que se apoya el muro de cierre, pudiera considerarse
una c'sterna, abierta en la roca y recubierta de barro rojo impermeable, que en gran cat,ltidad fue
extraído de su interior en los aiios 20, c~¡ando un rebundimiento natural de las tierras pudo hacer
pensar en \lD tesoro escondido.
·
Un tópico repeHdo hasta la sacie_dad es el deJa existencia de murallas defensivas en estos pobla·
dos de la Edad del Bronce, aduciéndose en ocasione& a La l{orna como ejemplo. En este yacimiento
el recinto babitacional se encuentra rodeado por un muro que en el ángulo NB-NW tiene que apoyarse sobre una roca, gana altura y adquiere un trazado quebrado, dando el aspecto de torres. En
realidad, creemos que se trata de un muro de cierre del poblado, sin el carácter defensivo que se
aplica al término «muralla».
No hemos constatado la presencia de enteuantientos bajo las casas. Si, en cambio, en las mismas laderas, tanto en grieta como en covacha. En una grieta se inhumó un niño entre 4 y 5 años
de edad, y junto a sus restos se encontraron fragmentos de mandt'bulas de otros dos y piezas dentales de otros cinco. Todos estos restos corresponden a individuos infantiles con dentición deciduaL
Si tenemos en cuenta el número de piezas dentales y de huesos cabria sugerir que nos encontramos
ante un rito para el que carecemos de paralelos. Se trata de la colocación en un enterramiento
vm,
-Ul-
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M. S. HE_
RNÁNDE.Z PÉREZ
.infantil de los llamados ·«dientes de leche» de .los nifios del poblado. Como único ajuar se colocó
un pendiente o anillo de plata.
Bl otro entenamiento 'Se trataba de un adulto en el interior de una covacha bajo una gran
piedra_, eltramuros del poblado. Sus especiales circunstancias --'t"evuelto y con amenaza de desplazamiento de la roca-, no permitió su total excavación, pt>r lo que no podemos oo.n(irmar si posefa
ajuar.
Actividades ágrícolas y ganaderas se constatan en el yacimiento, .sin que por el momento podamos precisar el papel de ~da un~ dentro de la dieta alimenticia. Silos, cereales carbonizados, molinos, morteros y dientes de hoz confirman la primera de las actividades. El registro faunfstico se.fíala
la importancia de los ovicápridos y la presencia de algimos animale&. salvajes, enfre los que se éncuentran los ciervos y las cabras·
.
Se ha constatado la existencia de objetos metálicos y de actividad metalúrgica. Entre los prime.
ros·se egcuentran p\ln~ de flecha, hachas, cuchillost punzones y adornos. L3s actividades metalúrgicas se confirman por los morteros, moldes pe fundición, esco;ia&, gotas dt} metal y u.n posible
horno o ozona de fundición, para el que carecemos de paralelos.
'Los análisis metalográficos confirman la ·existencia de objetos de plata y de bronée. 'En estos
últimos el porcentaje de estailp supera en dQs casos -punzón y punta de flecha- el 10%, que,
ante su ausen.cia en las tierras alicantinas, debe importarse desde Murcia.
&tos ebjetos de bronce, las pesas de telar cilíndricas con uná ,perforación, UagiÍI.ento cerámico decorado ·y algunas formas cerámicas, en especial los recipientes con carenas .Próximas al borde
y los llamados «vasos tulipiformes»~ permiten situar el yacimiento en el Bronce Tardío. En e1 VinalOpó Medio eXiSten éll este momento varios póblado$, uno de ellos, pese a no estar excavado, parece
de considerables dimens~ones -Thbayá-, otro -Portixol- de di'mensiones simi.lares a la Horna
y otros - Sambo, Esparraguera 'Y Lloma Redona- de menor tamailo. Existe,. por tanto, una cierta
omanización del territorio~ en e1 que La Horna jQ,gáría u,b pa,pel de «casetío», frente al de «aldea»
de otro, en este caso el Thbayá, o ae <
el
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Lá m. l
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