Los espacios domésticos y las actividades cotidianas. Bases económicas y producción de bienes
María Jesús de Pedro Michó
Eva Ripollés Adelantado
Laura Fortea Cervera
2015
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Los espacios domésticos
y las actividades cotidianas.
Bases económicas y producción de bienes
María Jesús de Pedro Michó, Eva Ripollés Adelantado, Laura Fortea Cervera
Museu de Prehistòria-SIP
Atendiendo al ajuar doméstico y a las estructuras y equipamientos de la edificación de la Lloma, construida en
los momentos iniciales de la ocupación del poblado,
podemos definir las áreas de actividad y las tareas que
configuraron el quehacer cotidiano de una pequeña comunidad campesina, de entre 15-20 personas, hace más
de 4.000 años.
Tanto en la vivienda como en los espacios exteriores se pueden reconocer determinadas actividades destinadas a la producción de bienes: la cerámica, el tejido,
la cestería, las herramientas en piedra y sílex, los útiles de
hueso, los objetos metálicos y aquellas otras destinadas
al consumo de bienes derivado de las prácticas agrícolas,
la ganadería, la caza, la pesca y la recolección. Además
de otras tareas que no se pueden detectar a partir de
los restos materiales pero se pueden inferir igualmente,
< Queseras cerámicas.
como la gestación y crianza de niños y niñas, el cuidado
de personas mayores y enfermas, la higiene, la limpieza
de la casa, las pequeñas reparaciones de muros y suelos,
etc. (de Pedro, 2006b).
En cuanto al ajuar recuperado, en la Habitación I
la cerámica es el elemento más abundante con 130 vasos
cerámicos. El resto lo componen dientes de hoz de sílex,
botones de hueso y marfil, brazaletes de arquero de piedra y diversos elementos de adorno, además de objetos
metálicos. Su distribución muestra un área vinculada a la
preparación de alimentos y al almacenaje, señalada por
la presencia de molinos barquiformes y molederas, recipientes con cereal carbonizado, pequeños cuencos apilados y un gran vaso que contenía otros de menor tamaño
con botones, cuentas de collar y dientes de hoz. Todo ello
junto a un banco adosado, un horno y un soporte circular de barro. También se ha identificado una posible área
dedicada a la actividad textil marcada por un conjunto de
28 pesas de telar apiladas sobre el suelo de ocupación. El
uso y trabajo de la madera y de las fibras vegetales queda
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atestiguado por los numerosos restos leñosos y cuerdas
de esparto carbonizadas, así como por improntas de fibras trenzadas en fragmentos de barro y de cerámica.
En la Habitación II, los vasos se encuentran más
fragmentados y distribuidos por toda su superficie. Sin
embargo, los restos de fauna, molinos y molederas son
más abundantes. Destaca un molino de gran tamaño localizado junto al muro occidental, está colocado sobre un
soporte fijo de piedra y tierra, adosado a la pared y con un
pequeño canal para verter el grano que después se recogía, una vez molido, en un cesto situado en la parte delantera, encajado entre dos pequeños molinos de mano. Son
también numerosos los cantos rodados de cuarcita utilizados como percutores, además de dos mazas que conservan las huellas del enmangue. Los objetos metálicos
son escasos y se encuentran muy deteriorados pero cabe
señalar el hallazgo de una piedra plana con pequeños
fragmentos de metal adheridos que se podría interpretar
como un yunque, situado en el extremo septentrional de
la habitación. Los restos de cereal carbonizado son abundantes, en concentraciones dentro de vasijas cerámicas,
dispersos por el suelo de ocupación o en el interior de pequeñas cavidades rehundidas en el piso (de Pedro, 1998).
Entre las actividades reconocidas, algunas se vinculan tradicionalmente con las mujeres, como la preparación de alimentos, la molienda o el trabajo textil; y otras,
como la manufactura lítica o la metalurgia, se asocian
generalmente a lo masculino, si bien en contextos cronológicos similares (Sánchez Romero, 2000) se señala a la
mujer como productora y usuaria de útiles de piedra tallada que bien pudo haber influido en las decisiones sobre
producción, uso y desecho.
El hecho manifiesto es que los habitantes de la
Lloma de Betxí aprovechan todo tipo de recursos orgánicos e inorgánicos de su entorno más inmediato como materias primas para utilizar en la construcción de sus viviendas (piedra, madera, limos y arcillas), en la fabricación de
la cerámica y del instrumental de piedra y hueso (arcilla,
piedra y huesos de animales), como combustible para sus
hogares (madera) y para la realización de sus vestimentas
(pieles, fibras vegetales, etc.). Además de aquellos otros
recursos procedentes de la agricultura y la ganadería, y
del aporte calórico que supondría para su dieta la caza, la
pesca y la recolección.
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Las actividades de producción de bienes
La cerámica. La materia prima utilizada es la arcilla recogida en las inmediaciones de la Lloma, destinada
por lo general a la fabricación de recipientes para la cocción, el consumo y el almacenaje de alimentos. Realizada
a mano, en general son formas simples, modeladas a partir de un solo bloque de barro o mediante la técnica de
bandas o anillos y, en ocasiones, realizadas sobre un armazón de pleita o trama vegetal, cuya impronta aparece
en el interior de algunos vasos.
En cuanto al repertorio de formas, destacan los
pequeños cuencos de uso individual, que dan una referencia concreta sobre el tamaño y composición del
grupo humano; las ollas y las cazuelas que, por su diversidad formal, muestran formas variadas de cocción y preparación de los alimentos; las orzas relacionadas con el
almacenaje, y las queseras con la obtención de productos secundarios a partir de la leche. Además de los vasos
carenados, los geminados, los coladores y los recipientes
con perforaciones en el cuello o cuerdas atadas en torno
a él, preparados para ser colgados y pender de soportes
o estantes.
La cocción de las cerámicas se realizaría en hoyos
en tierra cubiertos por leña, de ahí la coloración irregular
Los espacios domésticos y las actividades cotidianas. Mª J. de Pedro, E. Ripollés, L. Fortea
Olla y cazuelas cerámicas.
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^^ Ollas cerámicas. ^ Cuencos cerámicos.
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de la superficie y, posiblemente sería un trabajo realizado en los espacios exteriores, en las terrazas. El acabado
de las superficies está cuidado y la presencia de algunos
vasos decorados, con motivos incisos complejos, prueban relaciones con otras áreas peninsulares de la Edad
del Bronce, por lo que quizás deban considerarse como
objetos de prestigio.
La actividad textil y de fibras vegetales. La recuperación de restos realizados en materia orgánica es
sumamente complicada, al tratarse de materiales perecederos. Es el caso de las manufacturas en sustancias vegetales (madera, lino, esparto, junco, paja, etc.) y animales
(pieles y lana), aunque en ocasiones es posible documen-
Recreación de mujer moliendo.
Dibujo de Á. Sánchez.
tar alguna de estas actividades, bien por la presencia de
restos o improntas, o por el hallazgo de útiles relacionados con ellas.
En la Lloma de Betxí se han recuperado cuerdas
de esparto e improntas de fibras trenzadas en cerámicas y
en algunas estructuras; así como pesas de telar, piezas en
Los espacios domésticos y las actividades cotidianas. Mª J. de Pedro, E. Ripollés, L. Fortea
Olla cerámica, molino y moledera.
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Pesas de telar con cuatro perforaciones.
forma de doble T o ancoriformes dobles, y punzones de
hueso o metal que también pudieron estar relacionados
con la producción cestera, cordelera y textil.
La elaboración del hilo y pleita son los primeros
eslabones dentro de la cadena textil y cestera. En el caso
de la pleita se emplea el esparto, fibra vegetal documentada en la Lloma de Betxí, aunque quizás el junco y el lino
también se utilizaron, igual que se ha evidenciado en
otros poblados de la misma cronología, como Terlinques
(Villena), hoy por hoy el mejor ejemplo de conservación
de cestos o sacos de esparto y de husos de madera con
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hilo de junco (Jover et al., 2001); en la Cueva Sagrada
(Lorca) con un excepcional hallazgo de tejido de lino, o
en una tumba de Castellón Alto (Galera, Granada) donde
apareció tejido de fieltro.
En cuanto a las pesas de telar de barro de la Lloma
de Betxí, forman un conjunto de 28 piezas de forma aproximadamente rectangular y con 4 perforaciones circulares
en cada extremo, de 22-24 cm de longitud por 12-14 cm
de ancho y cuyo peso medio oscila entre 1.800 y 2.000 gramos. Se encontraron apiladas sobre el suelo de ocupación
de la Habitación I, junto a la puerta de comunicación entre
ambas estancias, tal vez éste fue el lugar de fabricación, secado o almacenamiento. Su presencia refleja la existencia
de actividad textil en el yacimiento pero desconocemos el
tipo de tejido y la fibra utilizada.
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Impronta de un cesto junto al molino de la Habitación II.
de porciones de materias duras y consistentes; y los alisadores para la eliminación de materias blandas como la
corteza de los árboles o las pieles. Están realizados sobre
huesos de bóvidos y cérvidos, y pudieron estar enmangados, o no, empuñándose de forma directa. Y también
sierras, elaboradas principalmente sobre escápulas y costillas, relacionadas con actividades textiles y con el cardado de fibras, o con el aserrado de materiales de mediana
consistencia (López Padilla, 1998; 2011).
Además del utillaje relacionado con las actividades económicas básicas, el grupo humano que habitó el
poblado dispuso de una serie de objetos de adorno, entre
los cuales destacan los botones, en su mayoría de forma
prismática triangular de perforación simple o doble, aunque también hay un ejemplar de botón piramidal de base
cuadrada y de mayores dimensiones. Y de otras piezas
Los espacios domésticos y las actividades cotidianas. Mª J. de Pedro, E. Ripollés, L. Fortea
Por su tamaño y peso sería difícil pero no imposible su utilización en un telar vertical. Este tipo de telar
consta de dos montantes de madera apoyados sobre el
suelo e inclinados sobre una pared de forma que los hilos de la urdimbre, tendidos desde un travesaño superior,
cuelgan verticalmente tensados por las pesas. El ángulo
que forman los montantes inclinados permite el movimiento en vaivén de las pesas que separan los hilos de
la urdimbre, facilitando el paso de la trama. No obstante,
no se puede descartar que estas piezas se utilizaran como
torcedoras de fibras o devanadores (López Mira, 2009).
La industria ósea. Se compone de piezas elaboradas en hueso, asta y marfil. En general se trata de herramientas o utensilios de trabajo pero también son frecuentes los adornos.
Por su abundancia destacan los punzones, empleados para realizar múltiples operaciones manuales
como perforar materiales blandos o elaborar productos
de cestería; las espátulas, vinculadas a la fabricación de
recipientes cerámicos y, en general, a la producción alfarera; los cinceles, para trabajos de percusión y extracción
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Punzones de hueso.
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relacionadas con el ornato personal como un colgante
elaborado sobre una barrita de marfil, una gran cuenta
de collar sobre vértebra de escualo, numerosas cuentas
discoidales para formar parte de los collares y como elementos decorativos cosidos a los vestidos, y dos colmillos
de suido trabajados como colgantes.
El conjunto es el habitual en yacimientos de la
Edad del Bronce del Este y Sudeste de la Península Ibérica,
pero interesa resaltar la concentración de veinte botones
de marfil en el interior de un recipiente cerámico que, a su
vez, estaba dentro de un gran vaso en la zona de almacenaje de la Habitación I (Pascual, en este mismo volumen).
La acumulación de objetos suntuarios de alto valor social
Colmillo de jabalí perforado, utilizado como colgante.
e ideológico, cuya materia prima es de origen exótico, invita a pensar en su especial valor y habría que determinar
quienes detentaban el uso y disfrute de dichos objetos, si
una élite minoritaria o el conjunto de la comunidad.
La industria lítica. La mayor parte corresponde a
productos tallados, modificados o no, como elementos
de hoz, láminas y lascas. Los productos líticos pulidos son
más escasos, hay placas pulidas perforadas, comúnmente
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eje longitudinal del mango, está relacionada con trabajos
de precisión en madera.
Las mazas, elaboradas sobre cuarcitas rodadas de
gran peso, más de 1.000 gramos, probablemente se obtuvieron del cauce del río. Presentan una mínima intervención, sólo el surco central de sección en U de escasa profundidad y el acondicionamiento de la cara plana o activa
mediante repiqueteado y ligero pulido. Debieron tener un
uso multifuncional, pudiendo trabajar vegetales blandos o
duros, calizas, e incluso instrumentos metálicos.
En cuanto a los brazaletes de arquero, son placas pulidas rectangulares de sección rectangular o
plano-convexa, con una perforación en cada extremo,
elaboradas sobre diversas materias primas: areniscas
triásicas, esquistos y calizas blandas. Su funcionalidad
Elementos de hoz de sílex.
Los espacios domésticos y las actividades cotidianas. Mª J. de Pedro, E. Ripollés, L. Fortea
llamadas brazaletes de arquero, dos mazas, una pequeña
azuela y un hacha. Además de los numerosos instrumentos de molienda, molinos y molederas (Jover, 1998).
El soporte sobre el que se han elaborado las piezas
talladas es el sílex, tanto nodular como tabular, si bien la
ausencia de núcleos y la escasez de restos de talla dificultan la valoración de dichas labores en el poblado. El
conjunto más destacado lo integran los elementos de
hoz, muchos de ellos afectados por procesos térmicos
relacionados con el incendio del asentamiento. Los realizados sobre lasca o lámina emplean la percusión directa
como técnica de talla y la fractura por percusión y retoque abrupto para conformar el acabado. Los elaborados
a partir de placas tabulares se modificaron directamente
mediante retoque plano en los lados no activos. Todos
presentan filos con retoque denticulado regular a base
de muescas simples marginales o profundas y de orientación bifacial, practicadas mediante presión, y se enmangaron en un montante o mango de madera, constituyendo así la hoz.
Por el desgaste de los filos y el pulido de éstos, se
puede inferir que los elementos de hoz estuvieron destinados a la siega de vegetales blandos. Además, también
hay algunas láminas retocadas que quizás se utilizaron en
trabajos de carnicería o para cortar vegetales duros.
En cuanto a los productos líticos pulidos, la única
azuela localizada es de reducidas dimensiones y está elaborada sobre roca metamórfica, posiblemente sillimanita
de origen alóctono. Dispuesta de forma perpendicular al
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Placas de piedra pulida, o brazaletes de arquero,
y puntas de flecha de cobre.
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se relaciona con la protección del antebrazo, para amortiguar el golpe de la cuerda del arco; como elementos
suntuarios y también como afiladeras.
Por último, la presencia de molinos y molederas
junto a los vasos con cereales, en ambas habitaciones, señalan áreas de producción y almacenamiento.
La metalurgia. En la Lloma de Betxí son escasas
las evidencias de actividad metalúrgica, dada la ausencia
de vetas mineras en la zona. El conjunto de objetos metálicos está formado por dos hachas, un pequeño puñal
de remaches y otros posibles puñales; puntas de flecha
de diversa tipología, numerosos punzones y una pequeña cuenta realizada con hilo de metal. Todas las piezas
localizadas son de cobre, a excepción de un punzón de
bronce y de una singular pieza de plata. Se trata de una
cinta de plata, metal noble destinado a la fabricación de
adornos que pondrían de relieve el prestigio de la persona portadora.
Los objetos metálicos debieron llegar ya configurados a través del comercio o de redes de intercambio. En el
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El consumo de bienes. Las bases económicas.
Agricultura y ganadería.
De acuerdo con lo expuesto acerca de las actividades productivas y con testimonios directos de la excavación, como la fauna y los restos botánicos, las bases
económicas del poblado son la agricultura y la ganadería
que, junto con la caza, pesca y recolección nos informan
acerca de las actividades de consumo de bienes, sobre
todo en cuanto a la alimentación.
Así, por ejemplo, en el interior de las habitaciones,
molinos y hornos señalan la preparación de determinado
tipo de alimentos en relación con el cereal carbonizado;
los restos de fauna están muy astillados y podrían corresponder tanto a desechos de comida como a su utilización para la fabricación de utillaje, como en el caso de la
Habitación I donde se han encontrado gran cantidad de
restos de asta de ciervo, algunos con señales de manipulación. Podemos determinar para ambas habitaciones su
función de despensa o almacén, pero también de cocina
y de taller, pese a la dificultad de identificar los hogares
por tratarse de un nivel de incendio en el que abundan los
restos de madera carbonizada, y a que las habitaciones se
encontraban bastante limpias.
Los desechos eran vertidos al exterior en basureros localizados en otras áreas, por lo que es allí donde
encontramos el mayor número de restos de fauna cuyo
estudio nos permite conocer los recursos que aportan
el ganado y las especies cazadas, y la utilización de los
animales por parte de la comunidad. La cabaña ganadera está compuesta por ovejas y cabras, las especies más
destacadas; bovinos, cerdos y perros, cuyos restos se vinculan a su papel como ayudantes en la caza o en la custodia de rebaños. La presencia de los perros se atestigua
también indirectamente en marcas de dentición sobre los
huesos de otros animales.
La explotación de la pequeña cabaña animal
proporciona, junto a la carne y el sebo, materias primas
como la leche, de la que se elaborarían productos derivados como el queso; la lana, quizás utilizada en la actividad textil; las pieles, para la confección de prendas de
abrigo y contenedores; y huesos para la fabricación de
utillaje. Las edades de muerte de determinadas especies
Los espacios domésticos y las actividades cotidianas. Mª J. de Pedro, E. Ripollés, L. Fortea
caso de que se hubiera efectuado alguna tarea metalúrgica
en el poblado, se emplearía metal concentrado en pequeños lingotes o piezas inutilizadas, a partir del cual se realizarían nuevos objetos, reciclando piezas ya amortizadas.
La presencia de alguna escoria y de gotas de metal
sobre una gran piedra, interpretada como yunque, en la
Habitación II; las mazas y alguna estructura de combustión localizada en el nivel de abandono del poblado, serían los únicos indicios de dicha actividad. En cualquier
caso, en su mayoría, se trata de piezas que responden a
las necesidades funcionales de las diversas actividades
cotidianas que se pudieron desarrollar en el poblado.
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nos informan acerca de su uso concreto para el consumo
de carne, la obtención de leche y lana, o como fuerza de
trabajo en relación con la posible introducción del arado
(Tormo y de Pedro, 2013).
La presencia de especies silvestres, como el ciervo
y el conejo, muestra la importancia de la caza como complemento de la dieta cárnica, junto con la pesca y la recolección. Y como aporte de otras materias primas como
pieles, huesos y astas para la fabricación de útiles. Por otra
parte, la abundancia de ciervos, junto a corzos, jabalíes,
conejos, liebres, perdices, y también galápagos o doradas,
nos habla de un paisaje con notable cobertura vegetal y
cursos de agua importantes con abundancia de pesca.
En general, se trataría de pequeños rebaños, siendo la práctica de la agricultura la actividad económica
más importante, como indican las condiciones orográficas del asentamiento y su proximidad a zonas aptas para
el cultivo y a cursos de agua estables, además de la evidencia directa que proporcionan los numerosos restos de
cereales localizados en el yacimiento (Sarrión, 1998).
Las muestras estudiadas se refieren al cereal almacenado en grandes recipientes cerámicos, principalmente
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trigo desnudo, en ocasiones cebada vestida, algunas malas hierbas y leguminosas, como habas, guisantes y lentejas. La actividad de recolección de frutos y verduras ha
dejado una presencia muy pobre en el registro, tan sólo
uva y moras. En espacios exteriores, como el Sector Este,
la presencia de cebada (Hordeum sp.) y trigo (Triticum
aestivum/durum) es escasa, aparece alguna leguminosa
como el lentisco (Pistacea lentiscus) y destacan, sobre
todo, los numerosos fragmentos de bellotas (Quercus sp.)
hallados, frutos que han sido utilizados tradicionalmente
como complemento de la dieta humana, además de ser
alimento para el ganado. Igualmente es posible el consumo de los frutos del lentisco, o su uso para la elaboración
de aceite, y determinadas quenopodiáceas o crucíferas
también utilizadas como verduras (Pérez Jordá, 1998).
El análisis de los restos carpológicos junto a los datos que aporta el estudio de los útiles agrícolas nos permiten acercarnos a las prácticas agrarias de estas comunidades. Hachas, azuelas y dientes de hoz componen el utillaje
relacionado con éstas, sin olvidar que en gran parte éste
se elabora con madera, por lo que su conservación es problemática. Por otra parte, el uso de los bóvidos como fuerza de trabajo permite pensar en la introducción del arado.
Los hallazgos de conjuntos cerrados formados por una
sola especie indican que su cultivo se realizaba por separado. Los cereales documentados pueden ser sembrados
tanto en otoño como en primavera, aunque por las características climáticas de la zona mediterránea es habitual
su cultivo como cereales de invierno. El mantenimiento de
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la productividad en los campos debió obtenerse mediante el sistema de barbecho que permite la recuperación de
los suelos, un mayor grado de humedad y el control de las
malas hierbas. Además las tierras en barbecho pueden ser
utilizadas para la alimentación del ganado.
Para la recolección de los cereales se utilizarían las
hoces, y después se llevarían a cabo los trabajos de secado
al aire libre, la trilla para la separación del grano, el aventado y la criba. El cereal se almacena ya limpio, sin restos de
glumas, de raquis o de entrenudos y con presencia escasa
de malas hierbas. Las operaciones de limpieza del cereal
debieron realizarse en el exterior de la casa, a juzgar por la
ausencia de restos que indiquen estas operaciones en el
interior. En resumen, se trata de un sistema agrícola basado en una agricultura extensiva de cereales que hizo posible la introducción del arado, complementada por una
agricultura intensiva de huerto.
Los espacios domésticos y las actividades cotidianas. Mª J. de Pedro, E. Ripollés, L. Fortea
Quesera cerámica.
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Los espacios domésticos
y las actividades cotidianas.
Bases económicas y producción de bienes
María Jesús de Pedro Michó, Eva Ripollés Adelantado, Laura Fortea Cervera
Museu de Prehistòria-SIP
Atendiendo al ajuar doméstico y a las estructuras y equipamientos de la edificación de la Lloma, construida en
los momentos iniciales de la ocupación del poblado,
podemos definir las áreas de actividad y las tareas que
configuraron el quehacer cotidiano de una pequeña comunidad campesina, de entre 15-20 personas, hace más
de 4.000 años.
Tanto en la vivienda como en los espacios exteriores se pueden reconocer determinadas actividades destinadas a la producción de bienes: la cerámica, el tejido,
la cestería, las herramientas en piedra y sílex, los útiles de
hueso, los objetos metálicos y aquellas otras destinadas
al consumo de bienes derivado de las prácticas agrícolas,
la ganadería, la caza, la pesca y la recolección. Además
de otras tareas que no se pueden detectar a partir de
los restos materiales pero se pueden inferir igualmente,
< Queseras cerámicas.
como la gestación y crianza de niños y niñas, el cuidado
de personas mayores y enfermas, la higiene, la limpieza
de la casa, las pequeñas reparaciones de muros y suelos,
etc. (de Pedro, 2006b).
En cuanto al ajuar recuperado, en la Habitación I
la cerámica es el elemento más abundante con 130 vasos
cerámicos. El resto lo componen dientes de hoz de sílex,
botones de hueso y marfil, brazaletes de arquero de piedra y diversos elementos de adorno, además de objetos
metálicos. Su distribución muestra un área vinculada a la
preparación de alimentos y al almacenaje, señalada por
la presencia de molinos barquiformes y molederas, recipientes con cereal carbonizado, pequeños cuencos apilados y un gran vaso que contenía otros de menor tamaño
con botones, cuentas de collar y dientes de hoz. Todo ello
junto a un banco adosado, un horno y un soporte circular de barro. También se ha identificado una posible área
dedicada a la actividad textil marcada por un conjunto de
28 pesas de telar apiladas sobre el suelo de ocupación. El
uso y trabajo de la madera y de las fibras vegetales queda
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atestiguado por los numerosos restos leñosos y cuerdas
de esparto carbonizadas, así como por improntas de fibras trenzadas en fragmentos de barro y de cerámica.
En la Habitación II, los vasos se encuentran más
fragmentados y distribuidos por toda su superficie. Sin
embargo, los restos de fauna, molinos y molederas son
más abundantes. Destaca un molino de gran tamaño localizado junto al muro occidental, está colocado sobre un
soporte fijo de piedra y tierra, adosado a la pared y con un
pequeño canal para verter el grano que después se recogía, una vez molido, en un cesto situado en la parte delantera, encajado entre dos pequeños molinos de mano. Son
también numerosos los cantos rodados de cuarcita utilizados como percutores, además de dos mazas que conservan las huellas del enmangue. Los objetos metálicos
son escasos y se encuentran muy deteriorados pero cabe
señalar el hallazgo de una piedra plana con pequeños
fragmentos de metal adheridos que se podría interpretar
como un yunque, situado en el extremo septentrional de
la habitación. Los restos de cereal carbonizado son abundantes, en concentraciones dentro de vasijas cerámicas,
dispersos por el suelo de ocupación o en el interior de pequeñas cavidades rehundidas en el piso (de Pedro, 1998).
Entre las actividades reconocidas, algunas se vinculan tradicionalmente con las mujeres, como la preparación de alimentos, la molienda o el trabajo textil; y otras,
como la manufactura lítica o la metalurgia, se asocian
generalmente a lo masculino, si bien en contextos cronológicos similares (Sánchez Romero, 2000) se señala a la
mujer como productora y usuaria de útiles de piedra tallada que bien pudo haber influido en las decisiones sobre
producción, uso y desecho.
El hecho manifiesto es que los habitantes de la
Lloma de Betxí aprovechan todo tipo de recursos orgánicos e inorgánicos de su entorno más inmediato como materias primas para utilizar en la construcción de sus viviendas (piedra, madera, limos y arcillas), en la fabricación de
la cerámica y del instrumental de piedra y hueso (arcilla,
piedra y huesos de animales), como combustible para sus
hogares (madera) y para la realización de sus vestimentas
(pieles, fibras vegetales, etc.). Además de aquellos otros
recursos procedentes de la agricultura y la ganadería, y
del aporte calórico que supondría para su dieta la caza, la
pesca y la recolección.
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Las actividades de producción de bienes
La cerámica. La materia prima utilizada es la arcilla recogida en las inmediaciones de la Lloma, destinada
por lo general a la fabricación de recipientes para la cocción, el consumo y el almacenaje de alimentos. Realizada
a mano, en general son formas simples, modeladas a partir de un solo bloque de barro o mediante la técnica de
bandas o anillos y, en ocasiones, realizadas sobre un armazón de pleita o trama vegetal, cuya impronta aparece
en el interior de algunos vasos.
En cuanto al repertorio de formas, destacan los
pequeños cuencos de uso individual, que dan una referencia concreta sobre el tamaño y composición del
grupo humano; las ollas y las cazuelas que, por su diversidad formal, muestran formas variadas de cocción y preparación de los alimentos; las orzas relacionadas con el
almacenaje, y las queseras con la obtención de productos secundarios a partir de la leche. Además de los vasos
carenados, los geminados, los coladores y los recipientes
con perforaciones en el cuello o cuerdas atadas en torno
a él, preparados para ser colgados y pender de soportes
o estantes.
La cocción de las cerámicas se realizaría en hoyos
en tierra cubiertos por leña, de ahí la coloración irregular
Los espacios domésticos y las actividades cotidianas. Mª J. de Pedro, E. Ripollés, L. Fortea
Olla y cazuelas cerámicas.
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^^ Ollas cerámicas. ^ Cuencos cerámicos.
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de la superficie y, posiblemente sería un trabajo realizado en los espacios exteriores, en las terrazas. El acabado
de las superficies está cuidado y la presencia de algunos
vasos decorados, con motivos incisos complejos, prueban relaciones con otras áreas peninsulares de la Edad
del Bronce, por lo que quizás deban considerarse como
objetos de prestigio.
La actividad textil y de fibras vegetales. La recuperación de restos realizados en materia orgánica es
sumamente complicada, al tratarse de materiales perecederos. Es el caso de las manufacturas en sustancias vegetales (madera, lino, esparto, junco, paja, etc.) y animales
(pieles y lana), aunque en ocasiones es posible documen-
Recreación de mujer moliendo.
Dibujo de Á. Sánchez.
tar alguna de estas actividades, bien por la presencia de
restos o improntas, o por el hallazgo de útiles relacionados con ellas.
En la Lloma de Betxí se han recuperado cuerdas
de esparto e improntas de fibras trenzadas en cerámicas y
en algunas estructuras; así como pesas de telar, piezas en
Los espacios domésticos y las actividades cotidianas. Mª J. de Pedro, E. Ripollés, L. Fortea
Olla cerámica, molino y moledera.
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Pesas de telar con cuatro perforaciones.
forma de doble T o ancoriformes dobles, y punzones de
hueso o metal que también pudieron estar relacionados
con la producción cestera, cordelera y textil.
La elaboración del hilo y pleita son los primeros
eslabones dentro de la cadena textil y cestera. En el caso
de la pleita se emplea el esparto, fibra vegetal documentada en la Lloma de Betxí, aunque quizás el junco y el lino
también se utilizaron, igual que se ha evidenciado en
otros poblados de la misma cronología, como Terlinques
(Villena), hoy por hoy el mejor ejemplo de conservación
de cestos o sacos de esparto y de husos de madera con
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hilo de junco (Jover et al., 2001); en la Cueva Sagrada
(Lorca) con un excepcional hallazgo de tejido de lino, o
en una tumba de Castellón Alto (Galera, Granada) donde
apareció tejido de fieltro.
En cuanto a las pesas de telar de barro de la Lloma
de Betxí, forman un conjunto de 28 piezas de forma aproximadamente rectangular y con 4 perforaciones circulares
en cada extremo, de 22-24 cm de longitud por 12-14 cm
de ancho y cuyo peso medio oscila entre 1.800 y 2.000 gramos. Se encontraron apiladas sobre el suelo de ocupación
de la Habitación I, junto a la puerta de comunicación entre
ambas estancias, tal vez éste fue el lugar de fabricación, secado o almacenamiento. Su presencia refleja la existencia
de actividad textil en el yacimiento pero desconocemos el
tipo de tejido y la fibra utilizada.
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Impronta de un cesto junto al molino de la Habitación II.
de porciones de materias duras y consistentes; y los alisadores para la eliminación de materias blandas como la
corteza de los árboles o las pieles. Están realizados sobre
huesos de bóvidos y cérvidos, y pudieron estar enmangados, o no, empuñándose de forma directa. Y también
sierras, elaboradas principalmente sobre escápulas y costillas, relacionadas con actividades textiles y con el cardado de fibras, o con el aserrado de materiales de mediana
consistencia (López Padilla, 1998; 2011).
Además del utillaje relacionado con las actividades económicas básicas, el grupo humano que habitó el
poblado dispuso de una serie de objetos de adorno, entre
los cuales destacan los botones, en su mayoría de forma
prismática triangular de perforación simple o doble, aunque también hay un ejemplar de botón piramidal de base
cuadrada y de mayores dimensiones. Y de otras piezas
Los espacios domésticos y las actividades cotidianas. Mª J. de Pedro, E. Ripollés, L. Fortea
Por su tamaño y peso sería difícil pero no imposible su utilización en un telar vertical. Este tipo de telar
consta de dos montantes de madera apoyados sobre el
suelo e inclinados sobre una pared de forma que los hilos de la urdimbre, tendidos desde un travesaño superior,
cuelgan verticalmente tensados por las pesas. El ángulo
que forman los montantes inclinados permite el movimiento en vaivén de las pesas que separan los hilos de
la urdimbre, facilitando el paso de la trama. No obstante,
no se puede descartar que estas piezas se utilizaran como
torcedoras de fibras o devanadores (López Mira, 2009).
La industria ósea. Se compone de piezas elaboradas en hueso, asta y marfil. En general se trata de herramientas o utensilios de trabajo pero también son frecuentes los adornos.
Por su abundancia destacan los punzones, empleados para realizar múltiples operaciones manuales
como perforar materiales blandos o elaborar productos
de cestería; las espátulas, vinculadas a la fabricación de
recipientes cerámicos y, en general, a la producción alfarera; los cinceles, para trabajos de percusión y extracción
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Punzones de hueso.
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relacionadas con el ornato personal como un colgante
elaborado sobre una barrita de marfil, una gran cuenta
de collar sobre vértebra de escualo, numerosas cuentas
discoidales para formar parte de los collares y como elementos decorativos cosidos a los vestidos, y dos colmillos
de suido trabajados como colgantes.
El conjunto es el habitual en yacimientos de la
Edad del Bronce del Este y Sudeste de la Península Ibérica,
pero interesa resaltar la concentración de veinte botones
de marfil en el interior de un recipiente cerámico que, a su
vez, estaba dentro de un gran vaso en la zona de almacenaje de la Habitación I (Pascual, en este mismo volumen).
La acumulación de objetos suntuarios de alto valor social
Colmillo de jabalí perforado, utilizado como colgante.
e ideológico, cuya materia prima es de origen exótico, invita a pensar en su especial valor y habría que determinar
quienes detentaban el uso y disfrute de dichos objetos, si
una élite minoritaria o el conjunto de la comunidad.
La industria lítica. La mayor parte corresponde a
productos tallados, modificados o no, como elementos
de hoz, láminas y lascas. Los productos líticos pulidos son
más escasos, hay placas pulidas perforadas, comúnmente
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eje longitudinal del mango, está relacionada con trabajos
de precisión en madera.
Las mazas, elaboradas sobre cuarcitas rodadas de
gran peso, más de 1.000 gramos, probablemente se obtuvieron del cauce del río. Presentan una mínima intervención, sólo el surco central de sección en U de escasa profundidad y el acondicionamiento de la cara plana o activa
mediante repiqueteado y ligero pulido. Debieron tener un
uso multifuncional, pudiendo trabajar vegetales blandos o
duros, calizas, e incluso instrumentos metálicos.
En cuanto a los brazaletes de arquero, son placas pulidas rectangulares de sección rectangular o
plano-convexa, con una perforación en cada extremo,
elaboradas sobre diversas materias primas: areniscas
triásicas, esquistos y calizas blandas. Su funcionalidad
Elementos de hoz de sílex.
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llamadas brazaletes de arquero, dos mazas, una pequeña
azuela y un hacha. Además de los numerosos instrumentos de molienda, molinos y molederas (Jover, 1998).
El soporte sobre el que se han elaborado las piezas
talladas es el sílex, tanto nodular como tabular, si bien la
ausencia de núcleos y la escasez de restos de talla dificultan la valoración de dichas labores en el poblado. El
conjunto más destacado lo integran los elementos de
hoz, muchos de ellos afectados por procesos térmicos
relacionados con el incendio del asentamiento. Los realizados sobre lasca o lámina emplean la percusión directa
como técnica de talla y la fractura por percusión y retoque abrupto para conformar el acabado. Los elaborados
a partir de placas tabulares se modificaron directamente
mediante retoque plano en los lados no activos. Todos
presentan filos con retoque denticulado regular a base
de muescas simples marginales o profundas y de orientación bifacial, practicadas mediante presión, y se enmangaron en un montante o mango de madera, constituyendo así la hoz.
Por el desgaste de los filos y el pulido de éstos, se
puede inferir que los elementos de hoz estuvieron destinados a la siega de vegetales blandos. Además, también
hay algunas láminas retocadas que quizás se utilizaron en
trabajos de carnicería o para cortar vegetales duros.
En cuanto a los productos líticos pulidos, la única
azuela localizada es de reducidas dimensiones y está elaborada sobre roca metamórfica, posiblemente sillimanita
de origen alóctono. Dispuesta de forma perpendicular al
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Placas de piedra pulida, o brazaletes de arquero,
y puntas de flecha de cobre.
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se relaciona con la protección del antebrazo, para amortiguar el golpe de la cuerda del arco; como elementos
suntuarios y también como afiladeras.
Por último, la presencia de molinos y molederas
junto a los vasos con cereales, en ambas habitaciones, señalan áreas de producción y almacenamiento.
La metalurgia. En la Lloma de Betxí son escasas
las evidencias de actividad metalúrgica, dada la ausencia
de vetas mineras en la zona. El conjunto de objetos metálicos está formado por dos hachas, un pequeño puñal
de remaches y otros posibles puñales; puntas de flecha
de diversa tipología, numerosos punzones y una pequeña cuenta realizada con hilo de metal. Todas las piezas
localizadas son de cobre, a excepción de un punzón de
bronce y de una singular pieza de plata. Se trata de una
cinta de plata, metal noble destinado a la fabricación de
adornos que pondrían de relieve el prestigio de la persona portadora.
Los objetos metálicos debieron llegar ya configurados a través del comercio o de redes de intercambio. En el
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El consumo de bienes. Las bases económicas.
Agricultura y ganadería.
De acuerdo con lo expuesto acerca de las actividades productivas y con testimonios directos de la excavación, como la fauna y los restos botánicos, las bases
económicas del poblado son la agricultura y la ganadería
que, junto con la caza, pesca y recolección nos informan
acerca de las actividades de consumo de bienes, sobre
todo en cuanto a la alimentación.
Así, por ejemplo, en el interior de las habitaciones,
molinos y hornos señalan la preparación de determinado
tipo de alimentos en relación con el cereal carbonizado;
los restos de fauna están muy astillados y podrían corresponder tanto a desechos de comida como a su utilización para la fabricación de utillaje, como en el caso de la
Habitación I donde se han encontrado gran cantidad de
restos de asta de ciervo, algunos con señales de manipulación. Podemos determinar para ambas habitaciones su
función de despensa o almacén, pero también de cocina
y de taller, pese a la dificultad de identificar los hogares
por tratarse de un nivel de incendio en el que abundan los
restos de madera carbonizada, y a que las habitaciones se
encontraban bastante limpias.
Los desechos eran vertidos al exterior en basureros localizados en otras áreas, por lo que es allí donde
encontramos el mayor número de restos de fauna cuyo
estudio nos permite conocer los recursos que aportan
el ganado y las especies cazadas, y la utilización de los
animales por parte de la comunidad. La cabaña ganadera está compuesta por ovejas y cabras, las especies más
destacadas; bovinos, cerdos y perros, cuyos restos se vinculan a su papel como ayudantes en la caza o en la custodia de rebaños. La presencia de los perros se atestigua
también indirectamente en marcas de dentición sobre los
huesos de otros animales.
La explotación de la pequeña cabaña animal
proporciona, junto a la carne y el sebo, materias primas
como la leche, de la que se elaborarían productos derivados como el queso; la lana, quizás utilizada en la actividad textil; las pieles, para la confección de prendas de
abrigo y contenedores; y huesos para la fabricación de
utillaje. Las edades de muerte de determinadas especies
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caso de que se hubiera efectuado alguna tarea metalúrgica
en el poblado, se emplearía metal concentrado en pequeños lingotes o piezas inutilizadas, a partir del cual se realizarían nuevos objetos, reciclando piezas ya amortizadas.
La presencia de alguna escoria y de gotas de metal
sobre una gran piedra, interpretada como yunque, en la
Habitación II; las mazas y alguna estructura de combustión localizada en el nivel de abandono del poblado, serían los únicos indicios de dicha actividad. En cualquier
caso, en su mayoría, se trata de piezas que responden a
las necesidades funcionales de las diversas actividades
cotidianas que se pudieron desarrollar en el poblado.
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nos informan acerca de su uso concreto para el consumo
de carne, la obtención de leche y lana, o como fuerza de
trabajo en relación con la posible introducción del arado
(Tormo y de Pedro, 2013).
La presencia de especies silvestres, como el ciervo
y el conejo, muestra la importancia de la caza como complemento de la dieta cárnica, junto con la pesca y la recolección. Y como aporte de otras materias primas como
pieles, huesos y astas para la fabricación de útiles. Por otra
parte, la abundancia de ciervos, junto a corzos, jabalíes,
conejos, liebres, perdices, y también galápagos o doradas,
nos habla de un paisaje con notable cobertura vegetal y
cursos de agua importantes con abundancia de pesca.
En general, se trataría de pequeños rebaños, siendo la práctica de la agricultura la actividad económica
más importante, como indican las condiciones orográficas del asentamiento y su proximidad a zonas aptas para
el cultivo y a cursos de agua estables, además de la evidencia directa que proporcionan los numerosos restos de
cereales localizados en el yacimiento (Sarrión, 1998).
Las muestras estudiadas se refieren al cereal almacenado en grandes recipientes cerámicos, principalmente
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trigo desnudo, en ocasiones cebada vestida, algunas malas hierbas y leguminosas, como habas, guisantes y lentejas. La actividad de recolección de frutos y verduras ha
dejado una presencia muy pobre en el registro, tan sólo
uva y moras. En espacios exteriores, como el Sector Este,
la presencia de cebada (Hordeum sp.) y trigo (Triticum
aestivum/durum) es escasa, aparece alguna leguminosa
como el lentisco (Pistacea lentiscus) y destacan, sobre
todo, los numerosos fragmentos de bellotas (Quercus sp.)
hallados, frutos que han sido utilizados tradicionalmente
como complemento de la dieta humana, además de ser
alimento para el ganado. Igualmente es posible el consumo de los frutos del lentisco, o su uso para la elaboración
de aceite, y determinadas quenopodiáceas o crucíferas
también utilizadas como verduras (Pérez Jordá, 1998).
El análisis de los restos carpológicos junto a los datos que aporta el estudio de los útiles agrícolas nos permiten acercarnos a las prácticas agrarias de estas comunidades. Hachas, azuelas y dientes de hoz componen el utillaje
relacionado con éstas, sin olvidar que en gran parte éste
se elabora con madera, por lo que su conservación es problemática. Por otra parte, el uso de los bóvidos como fuerza de trabajo permite pensar en la introducción del arado.
Los hallazgos de conjuntos cerrados formados por una
sola especie indican que su cultivo se realizaba por separado. Los cereales documentados pueden ser sembrados
tanto en otoño como en primavera, aunque por las características climáticas de la zona mediterránea es habitual
su cultivo como cereales de invierno. El mantenimiento de
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la productividad en los campos debió obtenerse mediante el sistema de barbecho que permite la recuperación de
los suelos, un mayor grado de humedad y el control de las
malas hierbas. Además las tierras en barbecho pueden ser
utilizadas para la alimentación del ganado.
Para la recolección de los cereales se utilizarían las
hoces, y después se llevarían a cabo los trabajos de secado
al aire libre, la trilla para la separación del grano, el aventado y la criba. El cereal se almacena ya limpio, sin restos de
glumas, de raquis o de entrenudos y con presencia escasa
de malas hierbas. Las operaciones de limpieza del cereal
debieron realizarse en el exterior de la casa, a juzgar por la
ausencia de restos que indiquen estas operaciones en el
interior. En resumen, se trata de un sistema agrícola basado en una agricultura extensiva de cereales que hizo posible la introducción del arado, complementada por una
agricultura intensiva de huerto.
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Quesera cerámica.
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