Covacha García. Siete Aguas. 1981
11-19811981Bernat Martí Oliver
La "Covacha García" es una covacha agosta que se halla situada en un acantilado de la margen derecha del Barranco Malés, conocido con el nombre de la "Quebrantá", por lo fracturado que se encuentran los estratos calizos que lo forman, en el término de Siete Aguas.
Desde la entrada y hasta unos 6 metros hacia el interior, toda la sedimentación estuvo cubierta por bloques de piedra de medianas dimensiones, que fueron introducidos con el fin de proteger los restos humanos allí inhumados. Tales bloques habían sido parcialmente retirados, dejando al descubierto los restos óseos de los primeros 4 metros, habiéndose sacado también parte de la sedimentación que se vertió sobre el talud de la entrada de la cueva.
Tras varias prospecciones y ante las violaciones del yacimiento se procedió a una excavación de urgencia. Se confeccionó un plano de la planta y un alzado, dividiéndose la superficie de la covacha en cuadrículas de un metro de largo por el ancho que el pasillo permitía. Se incluyeron en el plano los bloques que se hallaban in situ, entre los 4 y 6 metros hacia el interior y se tamizaron las tierras que habían sido extraídas con anterioridad al inicio de los trabajos, recuperándose gran número de huesos humanos.
Se inició la excavación de las cuadrículas, dejando un testigo para la comprobación de la estratigrafía. Los restos óseos se concentraban en las cuadrículas 2, 3 y 4, y con ellos el ajuar resultó muy pobre, reduciéndose a unos diez fragmentos de cerámica lisa, hecha a mano; un botón con perforación en V y lomo redondeado, de hueso; un colgante ovalado sobre fragmento de pedúnculo con dos perforaciones laterales juntas. Los huesos aparecieron muy revueltos en una capa de tierra negruzca de 0'10 a 0'15 metros de espesor, que se hace todavía más tenue hacia la cuadrícula 5 y hacia los lados.
En las cuadrículas 5 y 6 los restos óseos fueron escasos, aunque también estaban protegidos por los bloques de piedra. Después, hasta el final del corredor, faltan los bloques, aflorando las estériles tierras rojizas de la capa de base.
Entre los bloques de piedra encontrose un fragmento de molino de mano de arenisca de grano grueso.
En el mismo banco calizo y a unos 5 metros a poniente de la covacha existe otra, de más reducidos tamaño y colmada casi por completo por tierras y bloques de piedra, entre los que se recogió un molar humano, lo que denota la posibilidad de la existencia de otro enterramiento.
Por los datos, sólo podemos afirmar que se trata de un enterramiento, posiblemente de una época inicial de la Edad del Bronce.
(La labor del Servicio de Investigación Prehistórica y su museo en el pasado año, 1981).
Desde la entrada y hasta unos 6 metros hacia el interior, toda la sedimentación estuvo cubierta por bloques de piedra de medianas dimensiones, que fueron introducidos con el fin de proteger los restos humanos allí inhumados. Tales bloques habían sido parcialmente retirados, dejando al descubierto los restos óseos de los primeros 4 metros, habiéndose sacado también parte de la sedimentación que se vertió sobre el talud de la entrada de la cueva.
Tras varias prospecciones y ante las violaciones del yacimiento se procedió a una excavación de urgencia. Se confeccionó un plano de la planta y un alzado, dividiéndose la superficie de la covacha en cuadrículas de un metro de largo por el ancho que el pasillo permitía. Se incluyeron en el plano los bloques que se hallaban in situ, entre los 4 y 6 metros hacia el interior y se tamizaron las tierras que habían sido extraídas con anterioridad al inicio de los trabajos, recuperándose gran número de huesos humanos.
Se inició la excavación de las cuadrículas, dejando un testigo para la comprobación de la estratigrafía. Los restos óseos se concentraban en las cuadrículas 2, 3 y 4, y con ellos el ajuar resultó muy pobre, reduciéndose a unos diez fragmentos de cerámica lisa, hecha a mano; un botón con perforación en V y lomo redondeado, de hueso; un colgante ovalado sobre fragmento de pedúnculo con dos perforaciones laterales juntas. Los huesos aparecieron muy revueltos en una capa de tierra negruzca de 0'10 a 0'15 metros de espesor, que se hace todavía más tenue hacia la cuadrícula 5 y hacia los lados.
En las cuadrículas 5 y 6 los restos óseos fueron escasos, aunque también estaban protegidos por los bloques de piedra. Después, hasta el final del corredor, faltan los bloques, aflorando las estériles tierras rojizas de la capa de base.
Entre los bloques de piedra encontrose un fragmento de molino de mano de arenisca de grano grueso.
En el mismo banco calizo y a unos 5 metros a poniente de la covacha existe otra, de más reducidos tamaño y colmada casi por completo por tierras y bloques de piedra, entre los que se recogió un molar humano, lo que denota la posibilidad de la existencia de otro enterramiento.
Por los datos, sólo podemos afirmar que se trata de un enterramiento, posiblemente de una época inicial de la Edad del Bronce.
(La labor del Servicio de Investigación Prehistórica y su museo en el pasado año, 1981).