Necesidades de documentación, excavación, embalaje y posibilidades técnicas de un laboratorio de investigación, a la hora del estudio de restos óseos
Francisco José Puchalt Fortea
José Delfín Villalaín Blanco
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ARCBJVO DE PREHTSTORlA LEVANTINA
'.bl. XXI (Valencia, 1994)
F. J. PUGHALT FORTEA •
J. D. VILLALAlN BLANco•
NECESIDADES DE DOCUMENTAClÓN; EXCAVAClóN,. EXTRACCIÓN~
EMBALAJE Y POSIBILIDADES TÉCNICAS DE UN LABORATORIO
DE INVESTIGACIÓN, A LA HORA DEL ESTUDIO DE RESTOS ÓSEOS
INTRODUCCIÓN
El estudio de Jos restos óseos que afloran en las excavaciones puede darnos preciosos datos
sobre el estado de salud de las poblaciones de épocas pasadas. Puede indicar cuál era el estado
de salud, cuál era la repercusión de las actividades bélicas en la población, su tipología y formas
Sde nutrición, su grado de mocbilidad y de mortalidad. En conjunción con los datos históricos
y arqueológicos, el estudio de los restos óseos de poblaciones ya extintas puede ayudar a formar
una idea más completa de esas poblaciones al estudiar a los auténticos protagonistas: sus propios
habitantes. La alternancia de estratos con restos biológicos que delaten huellas de violencia con
otros que sugieren más tranquilidad~ o estudio de las rupturas de la patocenosis, el estudio de las
deformaciones impresas por una actividad laboral determinada, y el estudio antropológico de la
población, permite un conocimiento rnás e¡acto de las forméiS de vida y de culturas tiempo ha desaparecidas o casi extintas.
No es infrecuente encontrar restos esqueléticos .humanos en las excavaciones. Son fuente potencial de datos valiosos, pero aunque las piezas esqueléticas, y cualquier resto humano esqueletiz.a·
do o no, hablan de ellos mismos, lo hacen en voz baja, y nosotros, por regla . eneral, somos algo
g
duros de ofdo. Hay que remitir el material bioJógico encontrado, después de una cuidadosa extracción, a personas e instituciones adecúadas y equipadas con él suficiente bagaje técnico y científico,
para su estudio y análisis. Los resultados así obtenidos, unidos a los estudios arqueológicos e históricos, darán una visjón más global y completa de una población, su entorno y su historia.
Este trabajo trata sobre la recolección eJe material esquelético humano y su envio, para que
llegue en óptimas condiciones de ser estudiado por el antropólogo o el paleopatólogo. Los autores
no pretenden hacer dogma, ni mucho menos, de las instrucciones que se van a exponer a continuación. Sabemos muy bien que nadie puede saberlo todo y que las buenas realizaciones en este campo
vienen dadas por la disponibilidad de material y presupuestos, por la experiencía de cada uno, y
por la situación presente en cada momento. Lo único que se pretende es contribuir con unas cuan-
• Laboratorio de Antropologl.a. Unidad docente de Medicina Legal Facultad de Medicina de Valencia.
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F. J. PUCHALJ FORmA · J. D. VILLALAfN BLANCO
tas ideas, como apoyo a las que se tengan por parte de las personas que trabajan y ponen a la
luz estos restos.
Algunas de las propuestas pueden parecer utópicas, otras pueden parecer muy elementales,
la selección de alguna, o de tooas, habrá de ser hecha según el criterio último del director
de la excavación. Unas cuantas disposjciones, elementales casi siempre, pueden facilitar en alto
grado la obtención de datos muy valiosos, que de otra manera podr1an perderse o pasar desaperci~
bidos.
DOCUMENTACIÓN DE LOS HAI.I.AZGOS
Es necesario, casi imprescindible, al que estudia restos óseos aflorados en una excavación, ya
sea reglada, de urgencia o prospección en superficie, un mlnimo de datos_ arqueológicos para, de
esta manera, poder obtener datos, ya del individuo o de la secuencia de los mismos, que de otro
modo se perderian.
Seria deseable que, siempre que se remiten los restos óseos al laboratorio para su estudio y
análiSis, se acompafiaran, a ser posible, de uno o todos los documentos que a continuación se citan:
-Plano general del área de los hallazgos con la situación de Jos restos, con la numeración
adjudicada a los mismos. Si hay varios niveles donde aparecen, es preferible un plano por nivel.
- Dibujo o fotografia de cada enterramiento, con un punto de referencia que indique la orientación y gue haga posible averiguar el tamafio.
- Si aparecen los restos dispersos o únicos t, por llU tamal.\o no ñguran en el plano, haria
falta señalar con un punto, ·y la numeración correspondiente, en un plano general, o fotocopia,
de, Ja excavación, La localización de la pieza.
- Resumen muy breve de la hoja arqueológica, sobre todo si se han encontrado artefactos,
carbones alrededor o en contacto con las piezas, o restos metálicos en contacto con los huesos.
Estos datos son de mucha utilidad a la hora de valorar el conjuntQ general de los enterramientos. Un nivel donde abunden trazas de traumatismos, entre otros donde no lo sean, puede indicarnos una época especialmente violenta, por la ruptura de la patocenosis, o secuencia de la patología
existente. Una mayor abundancia de restos infantiles7 con ,respecto a otros niveles, está indicando
la existencia de periodos muy comprometidos para la población infantil, sea una epidemia de enfermedad~ propias de la infancia o un periodo de alimentación muy escasa. Una posición forzada
o un esqueleto con la, cabeza entre las piernas puede dar al anttop(llogo datos muy valiosos, gue
se perderían de no tener la información adecuada, o de Uegar a un embalaje sin más información.
La existencia de restos metálicos y su situación con respecto a Las piezas estudiadas puede indicar
que las alteraciones observadas se deben a corrosió,n metálica y no a un tumor.
Fotogtafias, planos y notas serian tratadas por el laboratorio de investigación como datos en
depósito y confidenciales.
EXCAVACIÓN
Salvo en aquellas raras campañas arqueológicas en que el presupuesto lo permite, no hay un
antropólogo designado específicamente para la excavación, extraceióp, limpieza y embalaje de los
restos óseos humanos puestos al descubierto. Sobre los técnicos especialistas en arqueología recae
el trabajo antes dicho. ¿Cómo proceder ante hallazgos de semejantes caracteristicas?
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NECESIDADES DB DOCUMENTACIÓN EN EL ESTUDIO DE RESTOS ÓSEOS
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Aunque parezca un hallazgo casual o de un conjunto esquelético hallado en el fondo de un
pozo, se ha de proceder con cautela en la excavación ya que puede ser que no se trate de algo
aislado y aparezcan más restos de la miSma naturaleza. Si las excavaciones son cerca del emplazamiento de alguna iglesia u hospital, o donde la tradición fija la existencia de alguno de ellos, el
cuidado y atención necesaria se prestarán desde el inicio de las excavaciones, ante la posibilidad
de encontrar restos humanos.
Cuando en una excavación o cata explotatoria aparece el primer hueso, se limpia su supeñicie
con cepillo o brocha, o incluso con cucharilla de café, sin mover las piezas de su sitio, determinando
a qué parte del esqueleto pertenecx; ayudados en caso de duda por un atlas anatómico, así cómo
su orientación anatómica. De esta manera se puede fija.r su emplazamie(lto y dirección y puede.
procederse a preparar el terreno para extraerlo, atendiendo también a la posible estructura funeraria
que lo contenga: ánforas, lápidas fun.erarias, fosa, etc.
Con pequeflas azadas y paJeta:s .~ aisla la tQna donde aparece el esqueleto, siguiendo la dirección probable del mismo, marcada por el primer hallazgo, dejándolo cast al descubierto. Luego se.
continúa con implementos apropiados. como espátulas o brochas, quitando con cuidado la delgada
capa que cubre a los restos. De este modo se llega a poner a la vista el conjunto óseo, junto con
los restos culturales que le puedan acompañar. En el caso de que los restos no estén en posición
horizontal, se aísla el hallazgo en un banco de tierra, de cuya parte superior se van quitando capas
hasta dejar limpios aquellos fragmentos esqueléticos que ocupan el primer plano superior. En el
caso de encontrarse un ánfora con restos hmnanos dentro, se removerá con cuidado la parte superior y se pondrá al descubierto el esqueleto que albergue despojándolo de la tierra que lo cubra.
La zona inmediatamente inferior, y también por debajo de ella, de la parrilla costal derecha
es de atención especial pues pueden encontrarse cálculos biliares. Son estructuras redondeadas o
geométricas, que pueden tener un tamaiio variable, de hasta varios centlmetros. Si la tierra está
húmeda pueden parecer de color pardo oscuro y ser desechadas como si fueran piedrecillas, pudiendo ser también de colores muy variados: cinabrio, amarillo, etc.
Otras estructuras dignas, como las anteriores, de ser estudiadas son las siguientes:
-Quistes hepáticos. Aparecen como estructuras calcificadas redondeadas o alargadas, pudien·
do aparecer también en zona inferior de la parrilla costal, o debajo de eJla, a derecha.
- Quistes esplénicos. Son estructuras iguales, o parecidas en tamaño, a las anteriores. Se localizan también debajo de la parrilla costal pero del lado izquierdo.
- Quistes pulmonares. Pueden ser debidos a un montón de causas, como cavidades tuberculo·
sas calcificadas, quistes debidos a p¡uasitosis, etc. Se encuentran debajo de las dos parriUas costales.
- Cálculos renales. Son de morfología irregular. Pueden encontrarse a la altura de las celdas
renales o del trayecto ureteral. Anatómicamente estas zonas discurren a ambos lados de la colummt
vertebral lumbar, hasta la pelvis del sujeto. .
- Cálculos vesicaJes. Pueden llegar a ser los más grandes y pesados. La zona anatómica donde
se encuentran está en la pelvis del sujeto.
Si se hiciera alguno de estos hallazgos, es preceptivo hacer fotografias y/o un croquis, donde
saliese su situación bien clara con respecto a las estructuras anatómicas vecinas. Posteriormente
se retirarán, poniendo Jos hallazgos e.n un frasco o envase rlgido, con la numeración adecuada y
reflejando en el resumen arqueológico el número y la existencia de fotografías.
Excepcional, pero no imposible, puede ser el hallazgo de un esqueleto fetal en el abdomen
del esqueleto de un adulto. Deberá proCederse a la limpieza in s,itu y fotografiarlo. Posteriormente
se removerá y guardará aparte, con su numeración correspondiente, dejando constancia del hecho
en las hojas o resúmenes arqueológicos. como también de las fotografías tomadas.
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F. J. PUCBALT PORTEA · J. D. VJLLALAÍN BLANCO
Muchas son las posiciones en las que puede encontrarse un esqueleto, incluso pueden aparecer
piezas esqueléticas amontonadas, sin relación anatómica entre eUas, como varios cráneos aliado
de miembros inferiores, el esqueleto de una mano al lado del esqueleto de uno o varios pies, etc.
Ante esto podemos decir que estamos ante una fosa común, o una fosa reutilizada varias veces.
la dirección de las piezas es la que marea la dirección a explorar. la limpieza y la documentación
subsiguiente se harán por planos.
Si se va a abrir una urna o una tumba antigua en una cripta, hay que prestar una partielílar
atención pues, a veces, es posible ver la configuración general del cuerpo o del rostro, por conservación parcial de las estructuras orgánicas. Estas estructuras se desintegran con el aire en un brevísimo espacio de tiempo, por lo que su documentación fotográfica se ha de hacer rápidamente. Schliemann, al descubrir las máscaras de oro en las tumbas reales de Micenas, pudo constatarlo así, e
hizo tomar rápidos bosquejos a los aibujantes de los rostros que aparecian detrás de las máscaras.
Mafart también describe un caso de conservación parcial en Provenza.
EXTRACCIÓN DE WS RESTOS ÓSEOS
Una vez puestos los restos óseos al descubierto, documentados, numerados y fotografiados,
se procede a la extracción de los mismos de la tierra o lugar que los aloje.
Si el material esquelético está sóbre tierra, habrá que irlo despojando poco a poco de ella con
ayuda de cucharillas, pinceles o espátulas de pasta o metal. Error de primera magnitud seria inümtar
despegar un hueso largo parcialmente despojado del material terroso que lo alberga, tendríamos muchas probabilidades de que se rompiese en pedazos. Problema importante seria la extracción de la
caja craneal. A veces el cráneo está entero o casi entero, otras veces estará aplastado. Si el cráneo
está entero se ha de evitar, bajo todos Jos conceptos, manipularlo como si fuera una bola de bolera,
metiendo los dedos por el agujero occiQital, o cogerlo por la región de las fosas nasales o la zona
de las órbitas, por la extrema fragilidad de casi todas las estructuras que podemos tocar. Al manipular un cri.neo entero se procurará extraer, en un segundo tiempo, una vez despojado del material
que 1o contiene. vaciarlo de toda Ja tierra q\le colmata !!U interior que sea posible, pues es una amenaza para su integridad. Por poca que se quite será siempre una ayuda. No se quitará la tierra que
cubre los agujeros auditivos pues así se impide la pérdida de Jos huesecillos del oído. Si en los procesos de limpieza ~tos taj)Ones terrosos se pierden, se pueden sustituir por tapones de algodón.
Se han de recoger cuidadosamente todas las piezas dentales, incluso cerniendo la tierra ·Si es
preciso. las piezas dentales sueltas. aunque estén dentro de sus alVeolos, se recogerán en un envase
pequeflo, con la numeración que se le haya dado al esqueleto, que acompaftará a los restos. Nunca
se insistirá bastante en este punto ya que los datos dentales son muy valiosos, incluso si no hubiera
nada más.
El cráneo puede estar muy des~do desde el principio, en tal caso se recogen todos los
fragmentos colocándolos dentro de un envase. Se puede también optar por desprender el bloque
de tierra que los contiene y remitir m envase aislado el bloque entero, con los fragmentos incrustados en Ja matriz terrosa.
En un capítulo anterior se ha citado la posibilidad de encontrar cálculos renales, billares, quistes calcificados, etc. Si se encontrasen, después de documentarlos gráficamente, serán guardados
en pequeftos envases, con. Ja numeración adecuada, y protegidos adecuadamente con algodón o
guata, de manera que no choquen ni con las paredes del envase ni entre si. Esto se hará incluso
con piezas de este tipo que sean dudosas, siempre se estará a tiempo de tirarlas.
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NECESIDADES DE DOCUMENTACIÓN EN EL BSTUDIO DE RF.STOS ÓSEOS
S
la presencia de :restos fetales en pelvis de un esqueleto de adulto será objeto de máximos cuidados, extrayéndolos, después de documentados gráficamente; con el más exquisito cuidado, y embalándolos aparte, COl\ la numeración que corresponda arqueológicamente hablando.
En caso de que apareciesen huésos fragmentados, o muy deteriorados, con seftales sospechosas
de alteraciones, se procederá a su extracción en un bloque de tierra. reforzado con vendas de escayola, por ejempJo, según las técnicas arqueológicas bien establecidas. El problema del peso será contrarrestado por la conservación de estructuras muy frágiles.
Para facilitar la faena en el laboratorio se pueden recoger las piezas esqueléticas de las manos
y de Jos pies en bolsas separadas; en una puede estar la mano izquierda, en otra el pie derecho,
etc. la identificación de a qué Lado corresponde cada uno, a veces bast¡mte laboriosa, se ve muy
favorecida, sobre todo en los esqueletos infantiles o fetales, cuyo desarrollo anatómico aún no se
ba completado y que hace que muchas piezas se parezcan entre si.
Es importante recoger todas las piezas ó.seas pertenecientes al mismo conjunto esquelético y
adjudicarles el mismo numero arqueológico, tamizando incluso La tierra de relleno. Asi se evitará
la confusión que podría existir al ir separadas una pieza esquelética de su propio conjunto ósc;o.
Aunque los esquemas que usan los argueólogós penniten una rá,Pida adjudiCáción o discriminación,
el que estudie los ~tos esqueléticos puede verse confundido con facilidd, sobre todo si puede tratarse de un cementerio con espacio reutilizado varias veces. No es lo mismo que, ante el hallazgo
de un esqueleto y, por otra parte, de una pieza ósea de una mano, se diga que hay restos de dos
personas o que solamente sea una.
Una vez extraídas las piezas, sean o no reconocibles, y antes de proceder a su
protegerse de una manera muy eficaz dej!Uldo que pierdan su humedad, a veces mucha. EL.hueso
húmedo es extremadamente frágil y puede convertirse en un puftado de harina ósea sin vwor
alguno.
El procedimiento es muy sencillo: hay que eJtponer los restos al aire libre, pero no a la acción
directa de la luz solar.
Sj quedan restos de tierra adheridos y el hueso es sólido, pueden cepillarse con precaución, incluso pueden Lav.u:se con agua, no a presión, procediendo después al secado por oreación, como se
ha explicado antes. En caso de duda no hay que hacer nada. Hay una clara exceJ,>Ción al proceso
de limpieza-cepillado, casi una prohibición, aJa hora de limpiar un cráneo o una mandibula, y es
que los dientes no deben cepillarse intentando quitar las concreciones calcáreas que puedan tener.
No son producto del enterramiento sino q,ue son muestras de procesos bucales ocurridos en vida.
CONSOLIDACIÓN DE LOS RESIOS
Los restos óseOs pueden consolidarse in situ si se encuentran muy deteriorados. Pero la experiencia vivida hace aconsejar que no se intente, y sustituirla por una buena documentación fotográfica, o extracción en bloque de tierra.
Si s~ decidiese, no obstante, por la consolidación, habrá que tener en cuenta varios imprescindibles detalles:
_:Es absolutamente necesario que la pieza a consolidar esté bien seca. De no ocÚrrir asf la
penetración del copsolidaote falla.
- la pieza a consolidar ha de estar limpia de elementos extralios lo más posible.
- Hay que usar consolidantes que sean completamente reversibles. Se notificará qué producto
se ha \Jsado.
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F. J. POCHAU FORTEA - J. D. VlLLALA1N BLANCO
- Habrá que dejar suficiente material ésquelético sin cubrir de consolidan~ indicándolo así,
por si se tienen que hacer pruebas bioquímicas o serológicas.
Los consolidantes más indicados soJJ: acetato de polivinilo y paraloid. Han de emplearse en
alta dilución, para mejor penetración, con sus disolventes orgánicos adecuados. No hay que olvidar
que estos disolventes, xileno y acetona principal.men~ son tóxicos e inflamables y su uso puede
ser peligroso.
El producto consolidante debe esparcirse de forma generosa sobre la pieza problema, con brocha o pulverizador, aplicando sucesivas capas pero sin dar tiempo a que la capa anterior seque
ya que el objetivo es consolidar el interior de la pieza7 no que se forme una _ elícula exterior, cosa
p
que ocurre casi siempre.
Ante la duda de qué producto consolidante emplear es mejor no emplear ninguno.
Puede existir la tentación de usar cintas adhesivas provisionalmente para hacer que la pieza
tenga un buen aspecto en las fotografías de campo. Hay que tener en cuenta que los productos
adhesivos de estas cintas pueden impregnar el hueso y, muchas veces, no se puede quitar el pegamento impregnado ni usan(lo disolventes enérgicos.
EMBALAJE Y TRANSPORTE
Para remitir el material esquelético al centro donde va a ser estudiado es necesario que su
embalaje y transporte se efectúen en las condiciones más favorables. ¿Cómo conseguirlo?
EJ embalaje ha de reunir, obviamente, las caracteristicas de: fácil obtención, abundante y
barato.
Las piezas del cráneo y macizo facial han de ir embaladas por separado, muchas veces con
eJ bloque de tierra que las aloja, ~n Qna envoltura que las aisle y amortigüe los mo-vimientos.
Puede usarse una bolsa de plástico iomersa1 a su vez, en una caja con viruta de plástico o de tiras
o fragmentos abundantes de hojas de périódico. Un embalaje muy adecuado, aunque un poco costoso, es el paftal desechable relleno de celulosa. Protege y amortigua a la vez el cráneo envuelto
en él, gracias a su relleno de celulosa.
Si las piezas a embalar están sueltas o polifragmentadas, como cráneos deteriorados o imantiles, se pueden introducir en bolsas de plástico envueltas en papel, papel higiénico en varias capas,
sin apretar y sin dejar bolsas de aire, e. introducir en la caja donde se ·va a transportar, sin nada
eJtciJna qoe pueda aplastar el coo.tenido.
Las piezas esqueléticas de cada mano y pie se embalarán por separado, Jas de cada extre!llidad,
e indicando su origen. como por ejemplo~ mano derecha, pie izquierdo, etc.
los buesos largos pueden ser envueltos por separado. Si están destrozados se introducirán los
fragmentos de cada uno de ellos en una bolsita de plástico o de papel.
Las pelvis y omoplatos serán también epvueltas por separado. la columna vertebral se podrá
introducir, si el estado de conservación es bueno, en dos bolsas de papel o de plástico.
Ya se indicó cuál seria la conduéta deseable a seguir en el caso de encontrar cálculos o quistes
cálcicos.
Una vez envueltas las piezas, con indicación clara de su número arqueológico, sin él el trabajo
no sirve para nada, se procederá a guardarlas embaladas en cajas de cartón., obtenibles fácilmente
en cualquier comercio de alimentación_, lo más rfgidas posible, aislando las bolsas con material de
relleno adecuado, sin que estén apretadas ni choquen entre sí en eJ transporte. Si hay piezas que
se han extraído en bloque de tierra, reforzado o no con escayola, se embalarán aparte. En el exterior
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NECESIDADES DE DOCUMENTACIÓN EN EL ESTUDIO DE RESTOS ÓSEOS
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de las cajas se colocará una etiqueta con los números arqueológicos adjudicados a las piezas que
contiene; su procedencia, y qué clase de mat~dal es.
El tnuísporte se puede hacer con cuidado en cualquier vehfculo: camioneta, furgón ...
WS RESTOS HUMANOS COMO FUENTE DE DA'IOS
Se mandan 1019 hallazgos al laboratorio. ¿Qué datos se pueden esperar de su estudio?
Son muchos y variados. Una lista de ellos, que no pretende se exhaustiva, puede ser la siguiente:
- La separación de las piezas esqueléticas humanas de aquellas de origen animal.
- La detei:IDinación del ~xo a través de los caracteres sexuales de primer y segundo orden.
- El cálculo de la edad gestacional en, restos de fetos.
-El cálculo de la edad en niftos y adolescentes a través de la erupción dentaria y del cierre
epifisario.
- El cálculo de la edad en adultos a través de: huellas de enfermedades degenerativas, huellas
en la parrilJa costal, cierre de suturas palatinas, cambios en las carillas del pubis, y estudios del
cierre epifisario.
-Determinación de la estatura.
-Estudio de las huellas de patologfaJ y su interpretación, provocadas tanto por traumatismos
como por otro tipo de agentes patológicos. Comentarios sobre su secuencia en el tiempo.
-Estudio dental: morfología y patologíá.
- Estudio d~ la JDOrbilidad a través de las líneas de Harris y. sefiales de hipoplasia dental.
- Estudio de las alteraciones congénitas del organismo.
- Estudio de las variantes no métricas q~ puedan aparecer en el esqueleto humano, e ínter·
prelación de las mismas.
- Estudios éle las alteraciones culturales en el organismo humano.
- Análisis antropométrjco de la población estudiada.
- Análisis de los grupos sanguineos.
-Estudios de restos blandos orgánicos por rehidratación, estudio de fecolitos.
- Estudio del tipo de alimentación mediante el análisis isotópico de muestras.
Algunos de estos posibles estudios, especialmente los tres últimos, dependen de las disponibilidades técnicas del laboratorio a1 que se.remite el material. En una entrevista previa se puede precisar qué clase de datos se pueden obtener, e jnfo,rmar de determinadas caracteristicas que se crean
importantes averiguar.
FIN
Una 'Vez más estos auto~;es quieren decir que lo expuesto no es ningún dogma de obligada
conducta. Cualquiera puede tener mejores ideas. .Las disposiciones finales deben ser tomadas en
las excavaciones según lo que más convenga y los medios al alcance. Sólo queremos contribuir con
unas cuantas ideas que, más de una, son ya de aplicación corriente. Si a alguien pueden servir
nos sentiremos muy bonrados.
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NECESIDADES DE DOCUMENTAClÓN; EXCAVAClóN,. EXTRACCIÓN~
EMBALAJE Y POSIBILIDADES TÉCNICAS DE UN LABORATORIO
DE INVESTIGACIÓN, A LA HORA DEL ESTUDIO DE RESTOS ÓSEOS
INTRODUCCIÓN
El estudio de Jos restos óseos que afloran en las excavaciones puede darnos preciosos datos
sobre el estado de salud de las poblaciones de épocas pasadas. Puede indicar cuál era el estado
de salud, cuál era la repercusión de las actividades bélicas en la población, su tipología y formas
Sde nutrición, su grado de mocbilidad y de mortalidad. En conjunción con los datos históricos
y arqueológicos, el estudio de los restos óseos de poblaciones ya extintas puede ayudar a formar
una idea más completa de esas poblaciones al estudiar a los auténticos protagonistas: sus propios
habitantes. La alternancia de estratos con restos biológicos que delaten huellas de violencia con
otros que sugieren más tranquilidad~ o estudio de las rupturas de la patocenosis, el estudio de las
deformaciones impresas por una actividad laboral determinada, y el estudio antropológico de la
población, permite un conocimiento rnás e¡acto de las forméiS de vida y de culturas tiempo ha desaparecidas o casi extintas.
No es infrecuente encontrar restos esqueléticos .humanos en las excavaciones. Son fuente potencial de datos valiosos, pero aunque las piezas esqueléticas, y cualquier resto humano esqueletiz.a·
do o no, hablan de ellos mismos, lo hacen en voz baja, y nosotros, por regla . eneral, somos algo
g
duros de ofdo. Hay que remitir el material bioJógico encontrado, después de una cuidadosa extracción, a personas e instituciones adecúadas y equipadas con él suficiente bagaje técnico y científico,
para su estudio y análisis. Los resultados así obtenidos, unidos a los estudios arqueológicos e históricos, darán una visjón más global y completa de una población, su entorno y su historia.
Este trabajo trata sobre la recolección eJe material esquelético humano y su envio, para que
llegue en óptimas condiciones de ser estudiado por el antropólogo o el paleopatólogo. Los autores
no pretenden hacer dogma, ni mucho menos, de las instrucciones que se van a exponer a continuación. Sabemos muy bien que nadie puede saberlo todo y que las buenas realizaciones en este campo
vienen dadas por la disponibilidad de material y presupuestos, por la experiencía de cada uno, y
por la situación presente en cada momento. Lo único que se pretende es contribuir con unas cuan-
• Laboratorio de Antropologl.a. Unidad docente de Medicina Legal Facultad de Medicina de Valencia.
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tas ideas, como apoyo a las que se tengan por parte de las personas que trabajan y ponen a la
luz estos restos.
Algunas de las propuestas pueden parecer utópicas, otras pueden parecer muy elementales,
la selección de alguna, o de tooas, habrá de ser hecha según el criterio último del director
de la excavación. Unas cuantas disposjciones, elementales casi siempre, pueden facilitar en alto
grado la obtención de datos muy valiosos, que de otra manera podr1an perderse o pasar desaperci~
bidos.
DOCUMENTACIÓN DE LOS HAI.I.AZGOS
Es necesario, casi imprescindible, al que estudia restos óseos aflorados en una excavación, ya
sea reglada, de urgencia o prospección en superficie, un mlnimo de datos_ arqueológicos para, de
esta manera, poder obtener datos, ya del individuo o de la secuencia de los mismos, que de otro
modo se perderian.
Seria deseable que, siempre que se remiten los restos óseos al laboratorio para su estudio y
análiSis, se acompafiaran, a ser posible, de uno o todos los documentos que a continuación se citan:
-Plano general del área de los hallazgos con la situación de Jos restos, con la numeración
adjudicada a los mismos. Si hay varios niveles donde aparecen, es preferible un plano por nivel.
- Dibujo o fotografia de cada enterramiento, con un punto de referencia que indique la orientación y gue haga posible averiguar el tamafio.
- Si aparecen los restos dispersos o únicos t, por llU tamal.\o no ñguran en el plano, haria
falta señalar con un punto, ·y la numeración correspondiente, en un plano general, o fotocopia,
de, Ja excavación, La localización de la pieza.
- Resumen muy breve de la hoja arqueológica, sobre todo si se han encontrado artefactos,
carbones alrededor o en contacto con las piezas, o restos metálicos en contacto con los huesos.
Estos datos son de mucha utilidad a la hora de valorar el conjuntQ general de los enterramientos. Un nivel donde abunden trazas de traumatismos, entre otros donde no lo sean, puede indicarnos una época especialmente violenta, por la ruptura de la patocenosis, o secuencia de la patología
existente. Una mayor abundancia de restos infantiles7 con ,respecto a otros niveles, está indicando
la existencia de periodos muy comprometidos para la población infantil, sea una epidemia de enfermedad~ propias de la infancia o un periodo de alimentación muy escasa. Una posición forzada
o un esqueleto con la, cabeza entre las piernas puede dar al anttop(llogo datos muy valiosos, gue
se perderían de no tener la información adecuada, o de Uegar a un embalaje sin más información.
La existencia de restos metálicos y su situación con respecto a Las piezas estudiadas puede indicar
que las alteraciones observadas se deben a corrosió,n metálica y no a un tumor.
Fotogtafias, planos y notas serian tratadas por el laboratorio de investigación como datos en
depósito y confidenciales.
EXCAVACIÓN
Salvo en aquellas raras campañas arqueológicas en que el presupuesto lo permite, no hay un
antropólogo designado específicamente para la excavación, extraceióp, limpieza y embalaje de los
restos óseos humanos puestos al descubierto. Sobre los técnicos especialistas en arqueología recae
el trabajo antes dicho. ¿Cómo proceder ante hallazgos de semejantes caracteristicas?
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NECESIDADES DB DOCUMENTACIÓN EN EL ESTUDIO DE RESTOS ÓSEOS
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Aunque parezca un hallazgo casual o de un conjunto esquelético hallado en el fondo de un
pozo, se ha de proceder con cautela en la excavación ya que puede ser que no se trate de algo
aislado y aparezcan más restos de la miSma naturaleza. Si las excavaciones son cerca del emplazamiento de alguna iglesia u hospital, o donde la tradición fija la existencia de alguno de ellos, el
cuidado y atención necesaria se prestarán desde el inicio de las excavaciones, ante la posibilidad
de encontrar restos humanos.
Cuando en una excavación o cata explotatoria aparece el primer hueso, se limpia su supeñicie
con cepillo o brocha, o incluso con cucharilla de café, sin mover las piezas de su sitio, determinando
a qué parte del esqueleto pertenecx; ayudados en caso de duda por un atlas anatómico, así cómo
su orientación anatómica. De esta manera se puede fija.r su emplazamie(lto y dirección y puede.
procederse a preparar el terreno para extraerlo, atendiendo también a la posible estructura funeraria
que lo contenga: ánforas, lápidas fun.erarias, fosa, etc.
Con pequeflas azadas y paJeta:s .~ aisla la tQna donde aparece el esqueleto, siguiendo la dirección probable del mismo, marcada por el primer hallazgo, dejándolo cast al descubierto. Luego se.
continúa con implementos apropiados. como espátulas o brochas, quitando con cuidado la delgada
capa que cubre a los restos. De este modo se llega a poner a la vista el conjunto óseo, junto con
los restos culturales que le puedan acompañar. En el caso de que los restos no estén en posición
horizontal, se aísla el hallazgo en un banco de tierra, de cuya parte superior se van quitando capas
hasta dejar limpios aquellos fragmentos esqueléticos que ocupan el primer plano superior. En el
caso de encontrarse un ánfora con restos hmnanos dentro, se removerá con cuidado la parte superior y se pondrá al descubierto el esqueleto que albergue despojándolo de la tierra que lo cubra.
La zona inmediatamente inferior, y también por debajo de ella, de la parrilla costal derecha
es de atención especial pues pueden encontrarse cálculos biliares. Son estructuras redondeadas o
geométricas, que pueden tener un tamaiio variable, de hasta varios centlmetros. Si la tierra está
húmeda pueden parecer de color pardo oscuro y ser desechadas como si fueran piedrecillas, pudiendo ser también de colores muy variados: cinabrio, amarillo, etc.
Otras estructuras dignas, como las anteriores, de ser estudiadas son las siguientes:
-Quistes hepáticos. Aparecen como estructuras calcificadas redondeadas o alargadas, pudien·
do aparecer también en zona inferior de la parrilla costal, o debajo de eJla, a derecha.
- Quistes esplénicos. Son estructuras iguales, o parecidas en tamaño, a las anteriores. Se localizan también debajo de la parrilla costal pero del lado izquierdo.
- Quistes pulmonares. Pueden ser debidos a un montón de causas, como cavidades tuberculo·
sas calcificadas, quistes debidos a p¡uasitosis, etc. Se encuentran debajo de las dos parriUas costales.
- Cálculos renales. Son de morfología irregular. Pueden encontrarse a la altura de las celdas
renales o del trayecto ureteral. Anatómicamente estas zonas discurren a ambos lados de la colummt
vertebral lumbar, hasta la pelvis del sujeto. .
- Cálculos vesicaJes. Pueden llegar a ser los más grandes y pesados. La zona anatómica donde
se encuentran está en la pelvis del sujeto.
Si se hiciera alguno de estos hallazgos, es preceptivo hacer fotografias y/o un croquis, donde
saliese su situación bien clara con respecto a las estructuras anatómicas vecinas. Posteriormente
se retirarán, poniendo Jos hallazgos e.n un frasco o envase rlgido, con la numeración adecuada y
reflejando en el resumen arqueológico el número y la existencia de fotografías.
Excepcional, pero no imposible, puede ser el hallazgo de un esqueleto fetal en el abdomen
del esqueleto de un adulto. Deberá proCederse a la limpieza in s,itu y fotografiarlo. Posteriormente
se removerá y guardará aparte, con su numeración correspondiente, dejando constancia del hecho
en las hojas o resúmenes arqueológicos. como también de las fotografías tomadas.
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F. J. PUCBALT PORTEA · J. D. VJLLALAÍN BLANCO
Muchas son las posiciones en las que puede encontrarse un esqueleto, incluso pueden aparecer
piezas esqueléticas amontonadas, sin relación anatómica entre eUas, como varios cráneos aliado
de miembros inferiores, el esqueleto de una mano al lado del esqueleto de uno o varios pies, etc.
Ante esto podemos decir que estamos ante una fosa común, o una fosa reutilizada varias veces.
la dirección de las piezas es la que marea la dirección a explorar. la limpieza y la documentación
subsiguiente se harán por planos.
Si se va a abrir una urna o una tumba antigua en una cripta, hay que prestar una partielílar
atención pues, a veces, es posible ver la configuración general del cuerpo o del rostro, por conservación parcial de las estructuras orgánicas. Estas estructuras se desintegran con el aire en un brevísimo espacio de tiempo, por lo que su documentación fotográfica se ha de hacer rápidamente. Schliemann, al descubrir las máscaras de oro en las tumbas reales de Micenas, pudo constatarlo así, e
hizo tomar rápidos bosquejos a los aibujantes de los rostros que aparecian detrás de las máscaras.
Mafart también describe un caso de conservación parcial en Provenza.
EXTRACCIÓN DE WS RESTOS ÓSEOS
Una vez puestos los restos óseos al descubierto, documentados, numerados y fotografiados,
se procede a la extracción de los mismos de la tierra o lugar que los aloje.
Si el material esquelético está sóbre tierra, habrá que irlo despojando poco a poco de ella con
ayuda de cucharillas, pinceles o espátulas de pasta o metal. Error de primera magnitud seria inümtar
despegar un hueso largo parcialmente despojado del material terroso que lo alberga, tendríamos muchas probabilidades de que se rompiese en pedazos. Problema importante seria la extracción de la
caja craneal. A veces el cráneo está entero o casi entero, otras veces estará aplastado. Si el cráneo
está entero se ha de evitar, bajo todos Jos conceptos, manipularlo como si fuera una bola de bolera,
metiendo los dedos por el agujero occiQital, o cogerlo por la región de las fosas nasales o la zona
de las órbitas, por la extrema fragilidad de casi todas las estructuras que podemos tocar. Al manipular un cri.neo entero se procurará extraer, en un segundo tiempo, una vez despojado del material
que 1o contiene. vaciarlo de toda Ja tierra q\le colmata !!U interior que sea posible, pues es una amenaza para su integridad. Por poca que se quite será siempre una ayuda. No se quitará la tierra que
cubre los agujeros auditivos pues así se impide la pérdida de Jos huesecillos del oído. Si en los procesos de limpieza ~tos taj)Ones terrosos se pierden, se pueden sustituir por tapones de algodón.
Se han de recoger cuidadosamente todas las piezas dentales, incluso cerniendo la tierra ·Si es
preciso. las piezas dentales sueltas. aunque estén dentro de sus alVeolos, se recogerán en un envase
pequeflo, con la numeración que se le haya dado al esqueleto, que acompaftará a los restos. Nunca
se insistirá bastante en este punto ya que los datos dentales son muy valiosos, incluso si no hubiera
nada más.
El cráneo puede estar muy des~do desde el principio, en tal caso se recogen todos los
fragmentos colocándolos dentro de un envase. Se puede también optar por desprender el bloque
de tierra que los contiene y remitir m envase aislado el bloque entero, con los fragmentos incrustados en Ja matriz terrosa.
En un capítulo anterior se ha citado la posibilidad de encontrar cálculos renales, billares, quistes calcificados, etc. Si se encontrasen, después de documentarlos gráficamente, serán guardados
en pequeftos envases, con. Ja numeración adecuada, y protegidos adecuadamente con algodón o
guata, de manera que no choquen ni con las paredes del envase ni entre si. Esto se hará incluso
con piezas de este tipo que sean dudosas, siempre se estará a tiempo de tirarlas.
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NECESIDADES DE DOCUMENTACIÓN EN EL BSTUDIO DE RF.STOS ÓSEOS
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la presencia de :restos fetales en pelvis de un esqueleto de adulto será objeto de máximos cuidados, extrayéndolos, después de documentados gráficamente; con el más exquisito cuidado, y embalándolos aparte, COl\ la numeración que corresponda arqueológicamente hablando.
En caso de que apareciesen huésos fragmentados, o muy deteriorados, con seftales sospechosas
de alteraciones, se procederá a su extracción en un bloque de tierra. reforzado con vendas de escayola, por ejempJo, según las técnicas arqueológicas bien establecidas. El problema del peso será contrarrestado por la conservación de estructuras muy frágiles.
Para facilitar la faena en el laboratorio se pueden recoger las piezas esqueléticas de las manos
y de Jos pies en bolsas separadas; en una puede estar la mano izquierda, en otra el pie derecho,
etc. la identificación de a qué Lado corresponde cada uno, a veces bast¡mte laboriosa, se ve muy
favorecida, sobre todo en los esqueletos infantiles o fetales, cuyo desarrollo anatómico aún no se
ba completado y que hace que muchas piezas se parezcan entre si.
Es importante recoger todas las piezas ó.seas pertenecientes al mismo conjunto esquelético y
adjudicarles el mismo numero arqueológico, tamizando incluso La tierra de relleno. Asi se evitará
la confusión que podría existir al ir separadas una pieza esquelética de su propio conjunto ósc;o.
Aunque los esquemas que usan los argueólogós penniten una rá,Pida adjudiCáción o discriminación,
el que estudie los ~tos esqueléticos puede verse confundido con facilidd, sobre todo si puede tratarse de un cementerio con espacio reutilizado varias veces. No es lo mismo que, ante el hallazgo
de un esqueleto y, por otra parte, de una pieza ósea de una mano, se diga que hay restos de dos
personas o que solamente sea una.
Una vez extraídas las piezas, sean o no reconocibles, y antes de proceder a su
húmedo es extremadamente frágil y puede convertirse en un puftado de harina ósea sin vwor
alguno.
El procedimiento es muy sencillo: hay que eJtponer los restos al aire libre, pero no a la acción
directa de la luz solar.
Sj quedan restos de tierra adheridos y el hueso es sólido, pueden cepillarse con precaución, incluso pueden Lav.u:se con agua, no a presión, procediendo después al secado por oreación, como se
ha explicado antes. En caso de duda no hay que hacer nada. Hay una clara exceJ,>Ción al proceso
de limpieza-cepillado, casi una prohibición, aJa hora de limpiar un cráneo o una mandibula, y es
que los dientes no deben cepillarse intentando quitar las concreciones calcáreas que puedan tener.
No son producto del enterramiento sino q,ue son muestras de procesos bucales ocurridos en vida.
CONSOLIDACIÓN DE LOS RESIOS
Los restos óseOs pueden consolidarse in situ si se encuentran muy deteriorados. Pero la experiencia vivida hace aconsejar que no se intente, y sustituirla por una buena documentación fotográfica, o extracción en bloque de tierra.
Si s~ decidiese, no obstante, por la consolidación, habrá que tener en cuenta varios imprescindibles detalles:
_:Es absolutamente necesario que la pieza a consolidar esté bien seca. De no ocÚrrir asf la
penetración del copsolidaote falla.
- la pieza a consolidar ha de estar limpia de elementos extralios lo más posible.
- Hay que usar consolidantes que sean completamente reversibles. Se notificará qué producto
se ha \Jsado.
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F. J. POCHAU FORTEA - J. D. VlLLALA1N BLANCO
- Habrá que dejar suficiente material ésquelético sin cubrir de consolidan~ indicándolo así,
por si se tienen que hacer pruebas bioquímicas o serológicas.
Los consolidantes más indicados soJJ: acetato de polivinilo y paraloid. Han de emplearse en
alta dilución, para mejor penetración, con sus disolventes orgánicos adecuados. No hay que olvidar
que estos disolventes, xileno y acetona principal.men~ son tóxicos e inflamables y su uso puede
ser peligroso.
El producto consolidante debe esparcirse de forma generosa sobre la pieza problema, con brocha o pulverizador, aplicando sucesivas capas pero sin dar tiempo a que la capa anterior seque
ya que el objetivo es consolidar el interior de la pieza7 no que se forme una _ elícula exterior, cosa
p
que ocurre casi siempre.
Ante la duda de qué producto consolidante emplear es mejor no emplear ninguno.
Puede existir la tentación de usar cintas adhesivas provisionalmente para hacer que la pieza
tenga un buen aspecto en las fotografías de campo. Hay que tener en cuenta que los productos
adhesivos de estas cintas pueden impregnar el hueso y, muchas veces, no se puede quitar el pegamento impregnado ni usan(lo disolventes enérgicos.
EMBALAJE Y TRANSPORTE
Para remitir el material esquelético al centro donde va a ser estudiado es necesario que su
embalaje y transporte se efectúen en las condiciones más favorables. ¿Cómo conseguirlo?
EJ embalaje ha de reunir, obviamente, las caracteristicas de: fácil obtención, abundante y
barato.
Las piezas del cráneo y macizo facial han de ir embaladas por separado, muchas veces con
eJ bloque de tierra que las aloja, ~n Qna envoltura que las aisle y amortigüe los mo-vimientos.
Puede usarse una bolsa de plástico iomersa1 a su vez, en una caja con viruta de plástico o de tiras
o fragmentos abundantes de hojas de périódico. Un embalaje muy adecuado, aunque un poco costoso, es el paftal desechable relleno de celulosa. Protege y amortigua a la vez el cráneo envuelto
en él, gracias a su relleno de celulosa.
Si las piezas a embalar están sueltas o polifragmentadas, como cráneos deteriorados o imantiles, se pueden introducir en bolsas de plástico envueltas en papel, papel higiénico en varias capas,
sin apretar y sin dejar bolsas de aire, e. introducir en la caja donde se ·va a transportar, sin nada
eJtciJna qoe pueda aplastar el coo.tenido.
Las piezas esqueléticas de cada mano y pie se embalarán por separado, Jas de cada extre!llidad,
e indicando su origen. como por ejemplo~ mano derecha, pie izquierdo, etc.
los buesos largos pueden ser envueltos por separado. Si están destrozados se introducirán los
fragmentos de cada uno de ellos en una bolsita de plástico o de papel.
Las pelvis y omoplatos serán también epvueltas por separado. la columna vertebral se podrá
introducir, si el estado de conservación es bueno, en dos bolsas de papel o de plástico.
Ya se indicó cuál seria la conduéta deseable a seguir en el caso de encontrar cálculos o quistes
cálcicos.
Una vez envueltas las piezas, con indicación clara de su número arqueológico, sin él el trabajo
no sirve para nada, se procederá a guardarlas embaladas en cajas de cartón., obtenibles fácilmente
en cualquier comercio de alimentación_, lo más rfgidas posible, aislando las bolsas con material de
relleno adecuado, sin que estén apretadas ni choquen entre sí en eJ transporte. Si hay piezas que
se han extraído en bloque de tierra, reforzado o no con escayola, se embalarán aparte. En el exterior
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NECESIDADES DE DOCUMENTACIÓN EN EL ESTUDIO DE RESTOS ÓSEOS
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de las cajas se colocará una etiqueta con los números arqueológicos adjudicados a las piezas que
contiene; su procedencia, y qué clase de mat~dal es.
El tnuísporte se puede hacer con cuidado en cualquier vehfculo: camioneta, furgón ...
WS RESTOS HUMANOS COMO FUENTE DE DA'IOS
Se mandan 1019 hallazgos al laboratorio. ¿Qué datos se pueden esperar de su estudio?
Son muchos y variados. Una lista de ellos, que no pretende se exhaustiva, puede ser la siguiente:
- La separación de las piezas esqueléticas humanas de aquellas de origen animal.
- La detei:IDinación del ~xo a través de los caracteres sexuales de primer y segundo orden.
- El cálculo de la edad gestacional en, restos de fetos.
-El cálculo de la edad en niftos y adolescentes a través de la erupción dentaria y del cierre
epifisario.
- El cálculo de la edad en adultos a través de: huellas de enfermedades degenerativas, huellas
en la parrilJa costal, cierre de suturas palatinas, cambios en las carillas del pubis, y estudios del
cierre epifisario.
-Determinación de la estatura.
-Estudio de las huellas de patologfaJ y su interpretación, provocadas tanto por traumatismos
como por otro tipo de agentes patológicos. Comentarios sobre su secuencia en el tiempo.
-Estudio dental: morfología y patologíá.
- Estudio d~ la JDOrbilidad a través de las líneas de Harris y. sefiales de hipoplasia dental.
- Estudio de las alteraciones congénitas del organismo.
- Estudio de las variantes no métricas q~ puedan aparecer en el esqueleto humano, e ínter·
prelación de las mismas.
- Estudios éle las alteraciones culturales en el organismo humano.
- Análisis antropométrjco de la población estudiada.
- Análisis de los grupos sanguineos.
-Estudios de restos blandos orgánicos por rehidratación, estudio de fecolitos.
- Estudio del tipo de alimentación mediante el análisis isotópico de muestras.
Algunos de estos posibles estudios, especialmente los tres últimos, dependen de las disponibilidades técnicas del laboratorio a1 que se.remite el material. En una entrevista previa se puede precisar qué clase de datos se pueden obtener, e jnfo,rmar de determinadas caracteristicas que se crean
importantes averiguar.
FIN
Una 'Vez más estos auto~;es quieren decir que lo expuesto no es ningún dogma de obligada
conducta. Cualquiera puede tener mejores ideas. .Las disposiciones finales deben ser tomadas en
las excavaciones según lo que más convenga y los medios al alcance. Sólo queremos contribuir con
unas cuantas ideas que, más de una, son ya de aplicación corriente. Si a alguien pueden servir
nos sentiremos muy bonrados.
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