Ledua (Novelda, Alacant): Un yacimiento de llanura en el Neolítico valenciano
Mauro Severo Hernández Pérez
Elia Alberola Belda
[page-n-149]
ARCHIVO DE PREHISTORIA LEVANTINA
Vol. XVlD (Valencia, 1988)
MAURO S. HERNANDEZ PEREZ
ELlA ALBEROLA BELDA
(Alicante)
LEDUA (NOVELDA, ALACANT): UN YACIMIENTO DE LLANURA
EN EL NEOLITICO VALENCIANO
El cultivo de la uva de mesa ha alterado en profundidad el paisaje rural de las
tierras bajas del Medio Vinalopó (figuras 1 y 2) con las asiduas remociones de las
tierras y las consiguientes modificaciones de los antiguos bancales dedicados a una
agricultura de secano. Durante estas labores se suelen localiza\- abundantes yacimientos arqueológicos, en su mayoría de época ibérica y romana (1), aunque no escasean
los prehistóricos. En otra ocasión (2) hemos hecho referencia a estos hallazgos,
constatando la presencia de un hábitat de llanura durante el Eneolítico, del que ya
teníamos noticias, muy confusas, desde principios de siglo.
Con ocasión de uno de estos trabajos en la parcela 59 del Polígono 19, Sección D del
mapa catastral de Novelda, en la Partida de Ledua (figura 3 y lámina 1 a), uno de
nosotros (E. Alberola) tuvo noticias del hallazgo de varios fragmentos cerámicos
pertenecientes a una vasija con decoración incisa e impresa que confirmaba la presencia humana durante el Neolítico en el Vinalopó medio.
La importancia del hallazgo, ya que el número registrado de poblados de llanura en
el Neolítico valenciano es muy reducido, y la presencia en superficie de abundantes
manchas de tierras grisáceas con ofitas y abundantes cantos rodados, algunos partidos
por la acción del fuego (lámina 1 b), nos indujo a realizar una excavación de urgencia,
(1)
L. ABAD CASAL: «El Campet». Arqueología en Alicante. Alicante. 1986. ·págs. 1()6.107.
J. RIBELLES: «Una tumba ibérica en la cuenca media del Vinalopó». Instituto de Estudios Alicantinos. 24. Alicante, 1978, págs. 29-33.
N. ROSELLO: «Vistalegre». Arqueología en Alicante. Alicante. 1986, págs. 1ii1-111.
(2) M. S. HERNANDEZ PEREZ: •El poblamiento prehistórico de Aspe». Upanel. l. Aspe. 1984. págs. 2-4.
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Fig. l.-situación del Valle Medio del Vip.alopó.
Fig. 2.-Situación de Ledua (Novelda).
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para la que se contó con los correspondientes permisos de la Dirección General del
Patrimonio Artístico de la Generalitat Valenciana y del propietario de la parcela, D.
Martín Pérez Detell, quien nos facilitó extraordinariamente los trabajos, en el que
colaboraron un nutrido número de alumnos de Historia de la Universidad de Alicante (3).
Esta parcela 59, prácticamente horizontal, se ubica a escasos metros de la margen
izquierda del río Vinalopó. El acceso se realiza a través de un camino que parte del
puente de la carretera N-325 sobre dicho río. En uno de sus lados se levanta una
pequeña casa y aproximadamente en su centro la base de un poste del tendido
eléctrico, que sería utilizado como Punto O durante nuestra excavación. Una antigua
acequia, abierta en la tierra, la recorre de Oeste a Este.
Se practicaron cuatro cortes. Su ubicación se eligió en razón a la mayor concentración de las aludidas manchas de tierras grises y piedra y, en el caso, del Corte 4 por ser
el punto donde se hallaron los fragmentos cerámicos (figura 4).
En el Corte 1, de 6 x 6 m., la huella del arado alcanzó hasta la tierra virgen. No se
observaron, a pesar de ser en superficie el lugar de mayor concentración de manchas
de tierras grises y piedras, restos prehistóricos y sí numerosos fragmentos de cerámicas modernas y de fauna terrestre, que deben relacionarse con la casa próxima.
En el Corte 2, de 5 x 4 m., se alcanzó una profundidad máxima de 1'45 m. en
relación con el Punto O. A 0'95 m. se localizó una capa de piedras de pequeño tamaño
(lámina 11 a), que al igual que otra a 1'18 m. (lámina II b), se agrupaban a lo largo de la
parte central del corte. Estas apenas habían sido desplazadas por las rejas del arado.
Entre la primera capa de piedras se localizar~n dos fragmentos de cerámica, uno de
ellos amorfo y el otro un pequeño borde con el labio curvo. Cinco fragmentos cerámicos, pequeños y amorfos, se hallaron en la segunda capa de piedras. El tratamiento de
estas cerámicas, hechas a mano, es poco cuidado, tanto en la pasta, en la que son
abundantes los pequeños desgrasantes, como en las superficies.
El Corte 3, de 6 x 2 m., se ubica en las proximidades del ángulo SE de la parcela, en
un punto donde el arado había profundizado menos por las dificultades de maniobrar.
Entre 0'90 y 1'06 m. de profundidad se localizaron varias piedras y fragmentos de barro
que rodeaban una mancha de tierras oscuras que se adentraban en el perfil y que se
correspondían, tal como se pudo comprobar al continuar la excavación, con un posible
fondo de cabaña o silo, en cuyo interior no se halló material arqueológico. En cambio,
fuera de esta mancha y a la altura en que se iniciaba, se localizaron cuatro pequeños
fragmentos de huesos de ovicrápidos, once láminas de sílex de pequeño tamaño,
carentes de retoques y sin señales de uso, y tres fragmentos de cerámica, dos de ellos
amorfos y el tercero decorado con incisiones paralelas y poco profundas. El tratamiento de pasta y superficie es similar a los registrados en el Corte 2.
(3) Colaboraron en loe trabajoe de campo M. Aeenai 11\esta, M.• del C. Brotons Garcla, M. A. Garcla Bebia, J. M.• Ferrándi2 Ruit., F. J . Jover
Maestre, J. A. López Mira, J. A. López Padilla, E. López Padilla, F. Lozano Olivares, l. Quiles Calero, R. Peñalver López, M. A. Peñarrubia
Garda, A. Puigcerver, G. Segura Herrero, R. Seva Román,laabal Tejera Martín y Trinidad Tortosa Rocamora. De la planimetría se encargó J. L.
Simón Garcia.
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parcela 69.
Flg. 3.-PoUgono 19, Sección D del ..... cataatraJ de NovaJda. La excavación ae reaJiz6 en la
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En el Corte 4, de 4'5 x 3 m., la reja del arado había alterado en profundidad el
relleno, siendo posible que parte de las tierras de este sector procedan de otros puntos
de la parcela al existir con anterioridad en esta zona de la parcela un bancal hoy
desaparecido. Fue en este punto donde se hallaron varios fragmentos cerámicos que
formaban parte de una vasija de cuerpo de tendencia esférica con cuello, borde
ligeramente exvasado y extremo curvo con dos asas anulares verticales. La superficie
externa se encuentra erosionada en algunos puntos y conserva en otros restos de
engobe rojo. Su decoración está constituida en la parte central del cuello por banda
horizontal formada por tres líneas incisas paralelas delimitada en la parte superior por
otras de impresiones discontinuas y en la inferior por triángulos rellenos de impresiones, que no rodean la totalidad del cuello al interrumpirse por varias bandas verticales: de impresiones discontinuas, dos columnas delimitadas por incisones y rellenas de
impresiones y una incisión con impresiones discontinuas perpendiculares a uno de sus
bordes. El hombro de la vasija, ligeramente engrosado, se decora en su parte superior
con línea de impresiones discontinuas y en la inferior por una banda de impresiones de
instrumento de tres puntas, separada por tres líneas incisas horizontales de otra
similar, aunque en distinta orientación. Dos líneas incisas las delimitan por su parte
baja, de la que arranca una decoración alternante de zonas lisas y columnas verticales
formadas por dos líneas incisas rellenas de impresiones de instrumento de tres puntas.
Esta decoración vertical alterna con otra constituida por líneas de triángulos invertidos, cuya base se adosa a líneas horizontales incisas, en dos de los cuales se marca en
su parte superior otras líneas de impresión discontinuas. Esta misma asociación de
líneas impresa e incisa se encuentra, asimismo, en uno de los lados que delimita este
bloque decorativo, mientras en el otro sólo existe una incisión vertical. Cierra esta
decoración en su parte inferior una barra vertical de impresiones de instrumento en
espiga, que parece interrumpirse al alcanzar la zona decorada con triángulo. Esta
decoración se encuentra rellena en algunos puntos por pasta blanca (figura 5).
Escasa información nos ofrece este nuevo yacimiento. La forma y decoración de la
vasija, en la que no está presente la decoración impresa cardial, nos permite situarla
en un momento avanzado del Neolítico antiguo e inicios de Neolítico medio, según la
periodización tradicional para el Neolítico valenciano (4), o en el Neolítico IA2-IB1
(5), fechándola, por tanto, entre los últimos siglos del V milenio y los primeros del IV.
El yacimiento parece tratarse de un hábitat de llanura, del que por el momento poco
podemos precisar, ya que las estructuras de habitación han sido arrasadas por el
arado. La acumulación de piedras del Corte 2 debe relacionarse con restos de antiguos
muros, en los que, a juzgar por los hallazgos del Corte 3, también se utilizaría el barro.
Podría tratarse de cabañas frágiles, ligeramente rehundidas, o asociadas a silos, tal
(4) B. MAR'!'!: «Neolitización y Neolítico Antiguo en la zona oriental de la Penfnsula Ibérica». Le Néolithique anclen méditerranéen.
Montpellier, 1982. págs. 97-107.
B. MARTI i J. JUAN CABANILLES: «El Neolític Valencia. Els primera agricultora i ramaders>>. Valencia. 1987. págs. 87-96.
(5) J. BERNABEU: «El Neolítico en las comarcas meridionales del Pafs Valenciano». El Neolítico en Espilña. Madrid. 1988, págs. 131·166.
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como se ha señalado para el Eneolítico (6). El poblado debió extenderse por las
parcelas vecinas, ya que en una de ellas -la 111 (figura 3)- también localizamos, que
se encontraba arada en profundidad, idénticas manchas de tierras grises, ofitas y
cantos de río. En otras parcelas, según noticias que no hemos podido confirmar, se han
recogido hachas de piedra pulimentada. En Ledua existió, por tanto, un poblado del
Neolítico antiguo o inicios del medio, ubicado en una suave pendiente que descendía
hacia el río Vinalopó.
Se conoce la existencia de varios asentamientos de llanura en el Neolítico valenciano, aunque en su mayoría se feclian en el Neolítico medio y final. Se exceptuaban los
asentamientos del Arenal de la Virgen y Casa de Lara, ambos en Villena (Alicante),
donde la presencia de cerámica cardial indicaba una ocupación antigua, si bien en
ningún caso podrían señalarse estructuras de habitación (7). El hallazgo de cerámicas
impresas e incisas en La Alcudia de Elche (8), que podríamos fechar en los mismos
momentos de Ledua, también nos confirma la existencia de un hábitat de llanura en el
curso bajo del río Vinalopó. De este modo, esta cuenca fluvial se nos presenta como un
importante núcleo de asentamientos de llanura a partir del Neolítico antiguo, siendo
por el momento los más antiguos, los de Villena. Todos deben ponerse en relación con
el agua, ya sea del propio río que discurre a escasos metros de su ubicación -Alcudia
y Ledua- o de la Laguna de Villena -Casa de Lara y Arenal de la Virgen-. Con
estos yacimientos, en los que en ningún caso puedan señalarse las estructuras de
habitación salvo los escasos restos de Ledua, podemos confirmar la existencia en el
País Valenciano, tal como ocurre en otras zonas de la Península Ibérica (9), de un
hábitat de llanura desde el Neolítico antigo, coexistiendo con otros en cueva, por el
momento ausente de esta zona.
B. MARTI: •El nacimiento de la agricultura en el País Valenciana». Valencia. 1983. págs. 6().74.
J. LL. PASCUAL: «Les Jovades (Cocentaina). Notes pera l"estudi del poblament eneolltic a la eones del riu d"Aicoi». El Eneolltico en el
País Valenciano. Alcoy, 1986. págs. 73-87.
(7) J. M.• SOLER GARCIA: «Villana. Prehistoria-Historia-MonumentoS>>. Alicante. 1976. págs. 24-36.
(8) A. RAMOS: «Presencia neolltica en La Alcudia de Elche». Actas del XIX Congreso Nacional de Arqueología (en prensa). •
(9) l. RUBIO DE MIGUEL: «En torno a la problemática del hábitat al aire libre en el Neolltico peninsular>>. Cuadernos de Prehistoria y
Arqueología, 11·12, vol. L Madrid. 1984-85. págs. 153-161.
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a.-Ledua. Aspecto general de la parcela.
b.- Ledua. Una de las acumulaciones de piedras y tierras grises.
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LEDUA (NOVELDA, ALACANT): UN YACIMIENTO DE LLANURA
EN EL NEOLITICO VALENCIANO
El cultivo de la uva de mesa ha alterado en profundidad el paisaje rural de las
tierras bajas del Medio Vinalopó (figuras 1 y 2) con las asiduas remociones de las
tierras y las consiguientes modificaciones de los antiguos bancales dedicados a una
agricultura de secano. Durante estas labores se suelen localiza\- abundantes yacimientos arqueológicos, en su mayoría de época ibérica y romana (1), aunque no escasean
los prehistóricos. En otra ocasión (2) hemos hecho referencia a estos hallazgos,
constatando la presencia de un hábitat de llanura durante el Eneolítico, del que ya
teníamos noticias, muy confusas, desde principios de siglo.
Con ocasión de uno de estos trabajos en la parcela 59 del Polígono 19, Sección D del
mapa catastral de Novelda, en la Partida de Ledua (figura 3 y lámina 1 a), uno de
nosotros (E. Alberola) tuvo noticias del hallazgo de varios fragmentos cerámicos
pertenecientes a una vasija con decoración incisa e impresa que confirmaba la presencia humana durante el Neolítico en el Vinalopó medio.
La importancia del hallazgo, ya que el número registrado de poblados de llanura en
el Neolítico valenciano es muy reducido, y la presencia en superficie de abundantes
manchas de tierras grisáceas con ofitas y abundantes cantos rodados, algunos partidos
por la acción del fuego (lámina 1 b), nos indujo a realizar una excavación de urgencia,
(1)
L. ABAD CASAL: «El Campet». Arqueología en Alicante. Alicante. 1986. ·págs. 1()6.107.
J. RIBELLES: «Una tumba ibérica en la cuenca media del Vinalopó». Instituto de Estudios Alicantinos. 24. Alicante, 1978, págs. 29-33.
N. ROSELLO: «Vistalegre». Arqueología en Alicante. Alicante. 1986, págs. 1ii1-111.
(2) M. S. HERNANDEZ PEREZ: •El poblamiento prehistórico de Aspe». Upanel. l. Aspe. 1984. págs. 2-4.
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Fig. 2.-Situación de Ledua (Novelda).
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para la que se contó con los correspondientes permisos de la Dirección General del
Patrimonio Artístico de la Generalitat Valenciana y del propietario de la parcela, D.
Martín Pérez Detell, quien nos facilitó extraordinariamente los trabajos, en el que
colaboraron un nutrido número de alumnos de Historia de la Universidad de Alicante (3).
Esta parcela 59, prácticamente horizontal, se ubica a escasos metros de la margen
izquierda del río Vinalopó. El acceso se realiza a través de un camino que parte del
puente de la carretera N-325 sobre dicho río. En uno de sus lados se levanta una
pequeña casa y aproximadamente en su centro la base de un poste del tendido
eléctrico, que sería utilizado como Punto O durante nuestra excavación. Una antigua
acequia, abierta en la tierra, la recorre de Oeste a Este.
Se practicaron cuatro cortes. Su ubicación se eligió en razón a la mayor concentración de las aludidas manchas de tierras grises y piedra y, en el caso, del Corte 4 por ser
el punto donde se hallaron los fragmentos cerámicos (figura 4).
En el Corte 1, de 6 x 6 m., la huella del arado alcanzó hasta la tierra virgen. No se
observaron, a pesar de ser en superficie el lugar de mayor concentración de manchas
de tierras grises y piedras, restos prehistóricos y sí numerosos fragmentos de cerámicas modernas y de fauna terrestre, que deben relacionarse con la casa próxima.
En el Corte 2, de 5 x 4 m., se alcanzó una profundidad máxima de 1'45 m. en
relación con el Punto O. A 0'95 m. se localizó una capa de piedras de pequeño tamaño
(lámina 11 a), que al igual que otra a 1'18 m. (lámina II b), se agrupaban a lo largo de la
parte central del corte. Estas apenas habían sido desplazadas por las rejas del arado.
Entre la primera capa de piedras se localizar~n dos fragmentos de cerámica, uno de
ellos amorfo y el otro un pequeño borde con el labio curvo. Cinco fragmentos cerámicos, pequeños y amorfos, se hallaron en la segunda capa de piedras. El tratamiento de
estas cerámicas, hechas a mano, es poco cuidado, tanto en la pasta, en la que son
abundantes los pequeños desgrasantes, como en las superficies.
El Corte 3, de 6 x 2 m., se ubica en las proximidades del ángulo SE de la parcela, en
un punto donde el arado había profundizado menos por las dificultades de maniobrar.
Entre 0'90 y 1'06 m. de profundidad se localizaron varias piedras y fragmentos de barro
que rodeaban una mancha de tierras oscuras que se adentraban en el perfil y que se
correspondían, tal como se pudo comprobar al continuar la excavación, con un posible
fondo de cabaña o silo, en cuyo interior no se halló material arqueológico. En cambio,
fuera de esta mancha y a la altura en que se iniciaba, se localizaron cuatro pequeños
fragmentos de huesos de ovicrápidos, once láminas de sílex de pequeño tamaño,
carentes de retoques y sin señales de uso, y tres fragmentos de cerámica, dos de ellos
amorfos y el tercero decorado con incisiones paralelas y poco profundas. El tratamiento de pasta y superficie es similar a los registrados en el Corte 2.
(3) Colaboraron en loe trabajoe de campo M. Aeenai 11\esta, M.• del C. Brotons Garcla, M. A. Garcla Bebia, J. M.• Ferrándi2 Ruit., F. J . Jover
Maestre, J. A. López Mira, J. A. López Padilla, E. López Padilla, F. Lozano Olivares, l. Quiles Calero, R. Peñalver López, M. A. Peñarrubia
Garda, A. Puigcerver, G. Segura Herrero, R. Seva Román,laabal Tejera Martín y Trinidad Tortosa Rocamora. De la planimetría se encargó J. L.
Simón Garcia.
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En el Corte 4, de 4'5 x 3 m., la reja del arado había alterado en profundidad el
relleno, siendo posible que parte de las tierras de este sector procedan de otros puntos
de la parcela al existir con anterioridad en esta zona de la parcela un bancal hoy
desaparecido. Fue en este punto donde se hallaron varios fragmentos cerámicos que
formaban parte de una vasija de cuerpo de tendencia esférica con cuello, borde
ligeramente exvasado y extremo curvo con dos asas anulares verticales. La superficie
externa se encuentra erosionada en algunos puntos y conserva en otros restos de
engobe rojo. Su decoración está constituida en la parte central del cuello por banda
horizontal formada por tres líneas incisas paralelas delimitada en la parte superior por
otras de impresiones discontinuas y en la inferior por triángulos rellenos de impresiones, que no rodean la totalidad del cuello al interrumpirse por varias bandas verticales: de impresiones discontinuas, dos columnas delimitadas por incisones y rellenas de
impresiones y una incisión con impresiones discontinuas perpendiculares a uno de sus
bordes. El hombro de la vasija, ligeramente engrosado, se decora en su parte superior
con línea de impresiones discontinuas y en la inferior por una banda de impresiones de
instrumento de tres puntas, separada por tres líneas incisas horizontales de otra
similar, aunque en distinta orientación. Dos líneas incisas las delimitan por su parte
baja, de la que arranca una decoración alternante de zonas lisas y columnas verticales
formadas por dos líneas incisas rellenas de impresiones de instrumento de tres puntas.
Esta decoración vertical alterna con otra constituida por líneas de triángulos invertidos, cuya base se adosa a líneas horizontales incisas, en dos de los cuales se marca en
su parte superior otras líneas de impresión discontinuas. Esta misma asociación de
líneas impresa e incisa se encuentra, asimismo, en uno de los lados que delimita este
bloque decorativo, mientras en el otro sólo existe una incisión vertical. Cierra esta
decoración en su parte inferior una barra vertical de impresiones de instrumento en
espiga, que parece interrumpirse al alcanzar la zona decorada con triángulo. Esta
decoración se encuentra rellena en algunos puntos por pasta blanca (figura 5).
Escasa información nos ofrece este nuevo yacimiento. La forma y decoración de la
vasija, en la que no está presente la decoración impresa cardial, nos permite situarla
en un momento avanzado del Neolítico antiguo e inicios de Neolítico medio, según la
periodización tradicional para el Neolítico valenciano (4), o en el Neolítico IA2-IB1
(5), fechándola, por tanto, entre los últimos siglos del V milenio y los primeros del IV.
El yacimiento parece tratarse de un hábitat de llanura, del que por el momento poco
podemos precisar, ya que las estructuras de habitación han sido arrasadas por el
arado. La acumulación de piedras del Corte 2 debe relacionarse con restos de antiguos
muros, en los que, a juzgar por los hallazgos del Corte 3, también se utilizaría el barro.
Podría tratarse de cabañas frágiles, ligeramente rehundidas, o asociadas a silos, tal
(4) B. MAR'!'!: «Neolitización y Neolítico Antiguo en la zona oriental de la Penfnsula Ibérica». Le Néolithique anclen méditerranéen.
Montpellier, 1982. págs. 97-107.
B. MARTI i J. JUAN CABANILLES: «El Neolític Valencia. Els primera agricultora i ramaders>>. Valencia. 1987. págs. 87-96.
(5) J. BERNABEU: «El Neolítico en las comarcas meridionales del Pafs Valenciano». El Neolítico en Espilña. Madrid. 1988, págs. 131·166.
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como se ha señalado para el Eneolítico (6). El poblado debió extenderse por las
parcelas vecinas, ya que en una de ellas -la 111 (figura 3)- también localizamos, que
se encontraba arada en profundidad, idénticas manchas de tierras grises, ofitas y
cantos de río. En otras parcelas, según noticias que no hemos podido confirmar, se han
recogido hachas de piedra pulimentada. En Ledua existió, por tanto, un poblado del
Neolítico antiguo o inicios del medio, ubicado en una suave pendiente que descendía
hacia el río Vinalopó.
Se conoce la existencia de varios asentamientos de llanura en el Neolítico valenciano, aunque en su mayoría se feclian en el Neolítico medio y final. Se exceptuaban los
asentamientos del Arenal de la Virgen y Casa de Lara, ambos en Villena (Alicante),
donde la presencia de cerámica cardial indicaba una ocupación antigua, si bien en
ningún caso podrían señalarse estructuras de habitación (7). El hallazgo de cerámicas
impresas e incisas en La Alcudia de Elche (8), que podríamos fechar en los mismos
momentos de Ledua, también nos confirma la existencia de un hábitat de llanura en el
curso bajo del río Vinalopó. De este modo, esta cuenca fluvial se nos presenta como un
importante núcleo de asentamientos de llanura a partir del Neolítico antiguo, siendo
por el momento los más antiguos, los de Villena. Todos deben ponerse en relación con
el agua, ya sea del propio río que discurre a escasos metros de su ubicación -Alcudia
y Ledua- o de la Laguna de Villena -Casa de Lara y Arenal de la Virgen-. Con
estos yacimientos, en los que en ningún caso puedan señalarse las estructuras de
habitación salvo los escasos restos de Ledua, podemos confirmar la existencia en el
País Valenciano, tal como ocurre en otras zonas de la Península Ibérica (9), de un
hábitat de llanura desde el Neolítico antigo, coexistiendo con otros en cueva, por el
momento ausente de esta zona.
B. MARTI: •El nacimiento de la agricultura en el País Valenciana». Valencia. 1983. págs. 6().74.
J. LL. PASCUAL: «Les Jovades (Cocentaina). Notes pera l"estudi del poblament eneolltic a la eones del riu d"Aicoi». El Eneolltico en el
País Valenciano. Alcoy, 1986. págs. 73-87.
(7) J. M.• SOLER GARCIA: «Villana. Prehistoria-Historia-MonumentoS>>. Alicante. 1976. págs. 24-36.
(8) A. RAMOS: «Presencia neolltica en La Alcudia de Elche». Actas del XIX Congreso Nacional de Arqueología (en prensa). •
(9) l. RUBIO DE MIGUEL: «En torno a la problemática del hábitat al aire libre en el Neolltico peninsular>>. Cuadernos de Prehistoria y
Arqueología, 11·12, vol. L Madrid. 1984-85. págs. 153-161.
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a.-Ledua. Aspecto general de la parcela.
b.- Ledua. Una de las acumulaciones de piedras y tierras grises.
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