Triticum monococcum L. y Triticum diccocum Schübl, en el neolítico antiguo español
Maria Hopf
[page-n-53]
MARIA HOPF
(Alemania)
Triticum monococcum L. y Triticum dicoccum
Schübl, en el neolítico antiguo español
En el estrato inferior de un sector de la excavación de la Cov& de I'Or
(Benlarrés, Alicante), se distinguió una pequeña cavidad de provisiones
llena de granos, de la cual el Dr. Schubart, del Instituto Arqueológoco
Alemán en Madrid, extrajo unas muestras de cereales. Como este estrato
solamente contenía cerámica cardial, se fecharon, asimismo, los cereales
en el Neolítico Antiguo ( 1).
Para determinar la fecha, los cereales en cuestión fueron sometodos
" examen mediante el C 14, en el Instituto de Prehistoria de Colonoa,
n6
pero antes de la molienda necesaria para dicho análisis, se determo la
clasificación de los granos, que estaban completamente carbor11zados v
algo deformados y estropeados, pero conservando la forma original y mu
chos rasgos morfológicos Importantes para la identificación.
La muestra pesaba en total 80'8 gr La parte examinada, .-le 23 gr ,
estaba compuesta de .
Triticum monococcum ... ...
frltlcum dlcoccum ...........
Triticum aestivo·compactum..
Hordeum vulgare L (y var.
nudum)
...
...
.
o •••
14
145
198
granos,
•
»
0'14 g.
2' 12 g.
3' 18 g.
233 g. largos 2'95 g .
464 g anchos 7 '35 g.
0'89 %
13'4 7 %
20'20 %
..
18'74 %
46'70 7:~
(1) V&te m eue mí11110 volumen el trabajo de Schuban-Pucual sob"' lo cronoloala
ck Cova de l'Or.
-53-
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2
M. IIOI'F
Granos rotos
.. .. ........
Carbón vegetal
Arena y desperdicios
..
..
...... .
5' 18 g.
0'30 g.
1'78 g
1.054 granos . . . 23'00 gm.
100'00 %
Trit icum monococcum L. (Esprilla) (Lám. 1, a, tig. 1)
La parte menor de este hallazgo la constituía el T . monococcum (es
prilla), con 14 granos, que median:
(4'6- 6'2) 5'3 mm. x ( 1'4 - 2'5) 2' 1 mm. x ( l ' 9 - 2'8) 2'5 mm
lndices: Largo 1 Ancho= 2'5; Largo f Alto = 2'1; Ancho 1 Alto= 0'83
o
ü
Fig. 1
Por lo tanto eran especialmente estrechos y de dorso alt~;, con el
v•entre muy redondeado. Los granos de escanda, en ocasiones también
tienen la parte combada un poco acentuada, pero sin la vuelta hacia la
base, característiCa de la espelta. Por el desarrollo típico de est~ 14 gra·
nos, cuyos flancos están apretados y los que, en relaci6n con la escanda
t ienen la espalda más elevada demostrando el mayor abultam•1mto pre·
-
54-
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3
TRIGOS D1l LA COVKTA DB !.'OR
cisamente encíma del germen y, además, con un perfil más o menos
triangular, puede deducirse que no puede haber confusiones erotre espnlla y escanda.
Esto; granos apicales no suelen ser más pequeños que los demás granos de la espiga, la longitud mediana de los granos de esprilla es una
séptima parte menos que la de los granos de escanda.
Tritituftl dit ottUftl St hübl. (Escanda) (L1m. 1, b, fig , 2)
145 granos más largos y más anchos, pero el dorso más llano que en
los mencionados ¡¡nteriormente. Mayor abultamiento del dorso, más en el
centro del grano, vientre cóncavo o llano, flancos más o menos paralelos,
pero no apretados, l¡¡ punta redondeada y casualmente con algunos restO<
peludos.
o
o
o
Fig. 2
Medidas.
n = 25 (5'0-7'6) 6' 1 mm. x (2'3-3'4) 2'99 mm. x (2'0·3'3) 2'52
milímetros.
lndices· L/A
2'04, L/Ait.
2'42; Anch./Aito = 1'18.
=
=
-
55 -
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M. 1101'1'
Triticum aestivo· compactum Schiem, s. l. (Lám. 1, e, 111, fig . 3)
La mayor parte se componía de granos toscos s•n puntas, la partll
dorsal simétricamente encorvada, la parte del vientre plana, y 11erfil más
o menos cuadrado.
o
Medidas:
(4'4·6'7) 5'64 mm. x (2'6·4'4) 3'35 mm. x (2'2·3'9) 2'82 mm
lndices: L/Anch. = 1'68; L/Ait. = 2'00; Anch.fAito
1'04
=
La mayoría de estos granos rechonchos se diferenciaban por numero
sos indicios de los dos trigos vestidos, y se pueden clasificar, csensu lato•,
como «Binkel», es decir, pertenec.ientes al grupo de trigo de siembra de
espiga tupida.
-
56 -
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S·
Hordeum vulgaro L. polystichum var. nudum. Cebada desnuda de
varoa~
lineas (Lám. 11 a, 11, e, IV, a; fig 4, 5)
,
Hordeum vulgare L. polystichvm. Cebada vestida de varias lineas (Lám
11, b, 11, d, IV, a)
Había cebada desnuda y vestida, de formas muy variadas La mayoría
de los granos eran rechonchos redondeados; los demás eran delgados y
ópticamente parecían más largos (fig. 5). La clasificación en desnudos y
vestid os es difícil, pero predominan, visiblemente, los primeros.
o
Fig. 4
Medidas generales:
Ancho n
50 (4'5- 6'5) 5'5 x (2'9 • 4'3) 3'8 x 2'0 · 3'1) 2'9 mm.
lndices : l/Anch. = 1'46; l f Ait. = 1'9, Anch./Ait.
1'3.
Estrecho n = 60 (4'7 • 6'8) 5'5 x (2'2 • 4'0) 3' 1 x ( 1'5 • 2' 9) 2.'2
milímetros.
=
=
lndices: l/Anch. = 1'75; LJAit = 2'46; Anch./Ait. = 1'4.
-57 8
[page-n-58]
6
M. ROPP
Cebada desnuda:
Ancho
5'3 x 3'6 mm.; L/ Anch. 1'47.
Estrecho 5'3 x 3'0 mm.; L/ Anch 1'77.
Cebada vestida:
Ancho 5'3 x 3'6 mm.; L(Anch. 1'47.
Estrecho 5 '2. x 2.'6 mm.; L/ Anch 2.'00.
De la confrontación de los índices de los granos gordos con los delgados re51Jit6 que los granos gordos, en conjunto, eran más redondos en
su corte transversal que los otros
o
o
o
Fíg. 5
Una ampliación del ancho con ligera disminución del largo es, gene·
ralmente, el resultado de la acción del calor al carbonizarse los granos
(v. M. Hopf, 1955) En cereales recientes, la merma del tamaño, al ca•·
bonizar, era de 7'8 a 11'1 por 100.
-
58 -
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7
TRIGOS DB LA COYttA DE L'OR
Corno es de esperar, este cambio se forma en todo cereal prehistóri
co, siempre que esté carbonizado, como, por ejemplo, en la Coveta de
I'Or; por otra parte, se encontró en ésta, además de los granos redondeados rechonchos, cierta cantidad de estrechos, por lo que no pued~
atribuirse el grosor de aquéllos al calor, ya que todos jos granos anali zados eran de la misma muestra y, por tanto, expuestos a la~ mismas
condiciones.
Los anchos no estaban más hinchados y dañados que los delgados y
la long itud era la misma. Por lo tanto hay que deducir que, junto a un
número menor de tipo fino, tenemos ahí un tipo marcadamente grueso,
tanto de cebada desnuda como de vestida. Esto se desprende tambié1,
muy claramente de las indicaciones de peso: los 233 granos delgados
pesan 2'95 gramos mientras que doble cantidad de granos gruesos no
pesaba el doble sino el triple, es decir, 7'35 gramos. Si se mira !a escanda
bajo este aspecto, resulta una concordancia llamativa (solamente un ancho mayor) con los hallazgos de escanda del Norte de España, descrito>
por Téllez y Ciferri (desde luego de la Edad del Hierro). EJ promedio de
los valores de 10 muestras era allí:
6'02 x 2'79 x 2'47 mm.
L/Anch.
=
2'13; LJAit. = 2'43; Anch./Ait.
=
1'13.
Los hallazgos de Triticum aestivum, o sea aestivo compactum men·
cionados por Téllez y Ciferri 1 son, por el contrario, en sus tres dimensio·
nes, más pequeños que los de la Coveta de I'Or, tanto los de la
Edad del Bronce: n = 11 5'02 x 3'08 x 2'83.
L/Anch. = 1'63; L/Ait.
=
1'78; Ancho/Alto= 1'09.
como los de la
Edad del Hierro: n = 9
L/Anch. =
5'18 x 2'99 " 2'52.
1'73; L/Ait = 2'05; Ancho/Alto= 1'08.
Pero los índices (a excepción de) más reducido L/ A en el trigo
común de la Edad del Bronce), concuerdan casi por completo, en la misma especie en los períodos indicados.
Hasta ahora no se había conocido ningún trigo del Neolitico español
Para la Edad del Bronce se había indicado la existencia de trigo desnu ·
do, pero las dos clases de vestido, esprilla y escanda, no hablan aparecido
todavra. Los más antiguos granos de escanda comprobados, provienen del
sig lo IX a. C. mientras que la esprilla faltaba completamente en los tiempos prehistóricos (v. Téllez-Cifem, l. c., pág. 47).
-
59-
[page-n-60]
8
~
HOPP
Teniendo en cuenta este estado de cosas, ccómo deben valorarse e
interpretarse los nuevos hallazgos>
Para estar seguros de que en la identificación de las vancdades dt'
grano no ha habido error alguno, se presentó la cuestión al Dr H l . We'
neck, de Linz, quien llegó al mismo resultado «las clasific.:>ciones de
Tritlcum dicoccum, T. monococcum, Hordeum vulgare, subesp. vulgare
l var. coeleste L., Hordeum vulgare L subesp. vulgare L escanda, espo illa, cebada desnuda, cebada ves toda, son correctOS».
Por lo tanto se impone la pregunta de si la fijación de época puede
ser considerada como segura, es decir, si el estrato del hallazgo estabil
ontacto o si contenía elementos posteroores introducodos, por ejemplt'.
~or el agua o por hombres o animales
Habiendo rogado al Dr Schubart que comprobara este extremo en el
yilCim1ento y que tomara, a ser posible, nuevas muestras del cereal, me
escribió lo siguiente: «He estado en Alcoy y en presencia del encargado
de las excavaciones, don Vicente Pascual Pérez, he sacado una muestra
'Yiayor de la Cova de I'Or El Sr Pascual Pérez confirmó que ést.,, así co·
mo la anterior, pertenecen al más bajo estrato de cerámica cardial, que
está directamente situado sobre el suelo rocoso» .
La segunda muestra pesaba 1 058'30 gramos Después de quitar la
toerra, piedrecillas, trocitos de grcnos Indefinidos y carbón vegetal, quedaron 142'8 gramos, reparhdos de la soguiente manera:
48 granos de T. monococcum . .
0'41 gramos
0'29%
20'15 .y¡,
?.. 187 » de T. dicoccum . .
28'78
57'82 %
" de T aestivum . . . .
82'57
7'62 ;-,
824
» de T aestovo ·compactum
10'88
» de Hordeum vulgare, var.
1 479
))
nudum .
20'16
- 14'12 %
142'80
de éstO$
195 granos
111 granos
1 095 granos
13 granos
Hordeum grueso
Hordeum delgado
Hordeum normal ..
Hordeum de punta redondeada
gruesa
...... ··
9 granos Hordeum de punta redondeada
delgada...
.... . . . ...
. .......
56 granos Hordeum de punta redondeada
normal .....
))
- 100'00%
3'00 gramos
1'35
»
14'81
))
0'20
0'10
))
0'70
20' 16 grilmos
El estado de conservación, forma y tamaños, corresponden a los de
lil primera muestra.
-60-
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9
TIUGOS DE LA COVBTA OH L'OR
Triticum monococcum L. Esprilla (Lám IV, b, e, fig . 6, 7)
n = 48 (4' 1·6'6) 5 '51 x ( 1'6-2'6) 2' 1O x (2'0-3'0) 2'42 mm.
lndoces. L/Anch
2'62, L/Ait
2'28; Ancho/Alto
0'87
=
=
=
Triticum dícoccum Schübl. Escanda (Lám. V, a, b; fig. 8)
n = 25 (4'4-6'5) 5'55 x (2'2 -3'3) 2'75 x (2'0-2'9) 2'43 mm.
1ndlces· L/Anch = 2'02; L/Ait = 2'28; Ancho/Alto= 1' 13
Fig. 6
Triticum aesti..,um L. Trogo común (Lám V, e, VI, a, fig. 9)
Trlticum aestiYo-compactum Schiem. (Lám. VI, b, e; fig. 10).
Estos dos grupos se cruzan fácilmente, por lo que es dificil definorIO> con exactotud.
Sometidos a medida 50 granos de los más grandes y 50 de los mái
-
61 -
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M.. ROI'P
10
pequeños, éstos están en proporción más ancha y más alta con los más
largos ejemplares.
n = SO (3'8-6'3) 5'16 x (2'2-3'8) 3'02 x (2'0-3'1) 2'57 mm
2'01; Anch./Ait.
1'17
lndices: L/Anch. = 1'71, L/Ait.
=
=
" = 50 (3'7-5'5) 4'72 x (2'7-3'8) 3'22 x (2'2-3'2) 2'71 mm.
lndices: L/Anch.
1'46; L/Ait.
1'74; Anch.fAit.
1'19.
=
=
=
ü
Q
Fig. 7
Hordeum YUigare L. nr. nudum. Cebada desnuda (Lám. VIl, a, b, e,
VIII, a, b; fig. 11, 12)
En la segunda muestr3 se pudieron identificar con exactitud sola
mente los granos de cebada desnuda; no obstante, es muy probable que
-
6Z-
[page-n-63]
11
TIUCOS DE LA COYJ!TA D.! L'OII
hubiera también cebada vestida; algunos granos estaban tan estropea
dos o hinchados que no se podían definir bien.
En muestras con mezcla de vestida y desnuda, de otras proceden·
cías, se ha comprobado que los granos desnudos sufren más por carbo
nizaci6n, a lmacenamiento, manipulación, etc., que los vestidos, por lo
que se podrfa admitir que, de haber existido granos vestidos, habrlan si·
do identificados. También aqui se encontraron granos extremddamente
anchos y granos delgados
anchos n = 20 (4'3-6'0) 5'20 x (3'1 ·4'4) 3'68 x (2'2-3'0) 2'60 mm
lndices: L/Anch.
delgados n
= 20
=
1'42; L/Alt.
= 2'00; Anch./Ait =
1'41
(4'8-7'3) 5'94 x (2'4-3'4) 2'87 x (1'7-2'7) 2'01 mm
lndices: L/Anch. = 2'07; L/Ait = 2'95; Anch./Alt = 1'43
()
Fig 8
Pero esta vez los gruesos eran bastante más cortos y se parecían aut•
más a la forma de los de las construcciones lacustres, descritos por primera vez por Heer ( 1895) · Hordeum vulgare L sectio Polysticha sanctum
Heer. Un predominio e oncluso presencia exclusiva de cebada desnuda se
comprueba en todos los hallazgos europeos tempranos de Hordeum Sólo
en el curso de la Edad del Bronce aumenta o predomina la proporción
de cebada vestida. Las formas desnudas se han mantenido hoy preteren
temente en territorios retrasados.
-69 -
[page-n-64]
12
M, ICOPP
El término medio de la muestra es:
n = 50 (4'4 -7'0) 5'49 X (2' f -3'8) 3'08 X ( 1'5-2'8) 2'21.
lndtces: L/Anch = 1'78; L/Ait = 2'48; Anch./Ait = 1'39
Los numerosos granos asimétricos (granos laterales de los "TripletStt
del Hordeum vulgare L tetrastichum) han sido medidos aparte:
Desnudo, gordo, asimétrico:
(4'0-5'6) 5'06 x (2'8-3'9) 3'36 x ( 1'7-2'9) 2'41 mm.
1'51 ; L/ Ait = 2'10; Anch./Ait = 1'39
lndices: L/Anch.
=
Desnudo, delgado, astmétrico:
(4'8-6'5) 5'72 x (2'1-3'3) 2'71 x ( 1'3-2'6) 1'86 mm,
lndices: L/Anch. = 2' 12; LJAit
3'10; Anch./Ait -
1'46
Desnudo, regular, asimétrico:
(4'6-6'6) 5'50 x (2'1-3'4} 2'98 x ( 1'4-2'8) 2'17 mm
lndices: L/Anch. - 1'85 ; L¡Ait. = 2'54; Anch./Ait. -
1'37
=
D
Fig 9
Igual que en el material más reciente, también en la muestra neolftica los granos de los lados, en los tres grupos de cebada, eran más
pequeños y flacos que los del centro. SI, en cambio, los grano~ simétri cos provinieron de espigas polistichas o si en Alcoy fue culti·tado tam oién Hordeum d istichum, se podría decidir sólo a base de espigas o trozos de espigas
-
64 -
[page-n-65]
1'RIGOS DB 1.A COVBTA 08 L'OR
13
En la segunda muestra, exceptuando la cebada vestida, est<:ban re·
presentadas las mismas variedades que en la primera y también el esta·
do de conservación y los valores del promedio de medidas eran muy pa recidos. Pero el porcentaje de las diferentes variedades de gra"''O d ifiere
considerablemente del de la primera muestra; si en la primera predomina
1;: cebada (65'44 por 100) en la segunda el trigo consti tuia la parte prin·
o
o
clpal (85'9 por 100) y el trigo desnudo alcanzaba, aproximadamente, el
tt iple que el vestido, mtentras que en la primera muestra, la ;:roporción
de 5:4 era más igualada.
El almacenamiento y las circunstancias del hallazgo no dan ningún
dzto para interpretar esta diferente composición de los cereaies de la
(ova de I'Or.
-859
[page-n-66]
14
M. HOPJ'
Es digno de observar que, contrariamente a los hallazgos de época
m.ís reciente descritos por Téllez y Ciferri, no se encuentran ni trozos
de espigas ni glumas sueltas. A excepctón de pocas astillas de carbón
vegetal, las muestras estabim libres de mezclas orgánicas, por lo tanto no
~61o estaban completamente trilladas, sino que hablan pasado un pro-
o
o
Fig./1
ceso especial de «curtido o de tueste», ya que tampoco los >Jranos con
primitivo fuerte cierre de gluma (muestra 1: cebada vestida, esprilla, esanda; muestra 11 espríll.l, escanda) ofrecen gluma ~lguna
Corno en ambos casos la parte de la especie menos representada
está por encima de los 14 por 100, se puede admitir que tenemos a la
vista una mezcla manifiesta y no casual, de cebada y tngo. Quizá se
trate de! producto de diversos campos o años cltrnáticamente distintO>
pues no es probable que los hombres del «Cardiabt hubiesen cultivado
- 66 -
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h
TtUGOS DI! LA COVBTA DB L'OR.
y cosechado las diferentes clases de cereal, o por lo menos cebada y
trigo, por separado, para finalmente almacenarlos o utilizarlos juntos
Además, el resultado presente coincide con observaciones ht
hallazgos neolíticos del resto de Europa y Asia; en los má.; anttguos lugares de excavaciones, siempre se encontró una mezcis de cereales, cuya interpretación y formación todavía se tiene que debatir. Solamente
o
o
a
e
Fig .12
con el mayor perfeccionamiento de los métodos de cultivo y elaboraCIÓn
de las edades del Bronce y del Hierro, parece haberse llegado a un cult•vo separado de ambos cereales.
Es posible que se efectuara, entre tanto, a consecuencia del cultiv'l
durante muchos siglos en las mismas reg1ones, una cierta selec-:1ón en la
formación de especies locales, las que se adaptaron de tal manera a las
circunstancias locales (suelo, lluvia, clim.:~, altitud, etc.) que el riesgo de
-
67 -
[page-n-68]
16
M. 1101'1'
una total mala cosecha no fue ya tan grande como en los prim!'ros tiem·
pos del cultivo. Especialmente, en las regiones recién ganadas para la
agricultura, la mejor seguridad contra los riesgos de malas cosechas, era
disponer de un número bastante elevado de diferentes especies. Si faltó
el Triticum dicoccum o el Trlticum aestivum a causa de clima o suelo
no apropiados, pudo sustituirse hasta cierto punto, por el Hordeum o Trincum monococcum.
Después del resultado de la clasificación botánica, totalmente nuevo
peora España, surge la pregunta de la procedencia de los cere:.les halla·
dos. La datación arqueológico-estratigráfica tuvo su complemento y confirmación en los resultados de los análisis de radiocarbono. Según su con·
tenido de Cl4 se dio a la primera muestra la antigüedad de 4.315 ±
7'5 a. C. y a la segunda la de 4.670 ± 160 a. C.
Si por ello debe fijarse la época del material de la Coveta d~ I'Or .?n
el Neolítico temprano, por el hallazgo de las dos clases de tngu vestido
(esprilla y escanda), es necesano volver a reflexionar sobre la op1nión
existente hasta ahora sobre las clases de cereales más antiguos ce la Península Ibérica y sobre sus caminos de llegada.
¿Puede mantenerse todavla la opinión de que España ha rec.lbido SoJ
primer cereal por el camino del Norte de Africa? ¿O hay que dP.clr, llm1
tando la cuestión, que no sólo VInieron por este camino? ¿O puede ad·
mitirse, incluso, que el avance de la agricultura en la Peninsu•a Ibérica
ocurriera sin tocar Africa, o por lo menos partes de la costa afticana~
La tesis antigua se apoyaba tanto en las relaciones culturales generales
entre España y las regiones afncanas cercanas, como en 1., existencia de las
mismas clases de cereales en España y Egipto, es declf, la falta de T. monococcum en ambas regiOI"eS. Ya en 1895 constató G. Busc:han que «el
mundo faraónico no parece haber conocido la esprilla, o por lo menos no
tenemos por ahora ninguna prueba sobre su ex1stenc1a en el antiguo
Egipto. Por otra parte, esta clase de trigo aparece tempranaml'nte en el
A~ia Menor (Troya))>. Estas indicaciones han conservado su vahdez, pues
todos los hallazgos posteriores han hallado confirmación Las Indicaciones
de hallazgos de esprilla en Egipto resultaron erróneas (v. H. Helbaek,
1953 y E. Schiemann, 1954).
La esprilla es el único trigo d1ploide que ha sido cultivado a travé-;
de milenios junto a numerosas tormas tetra y hexapl01deas, pero que,
después de constante retroceso, ha sido desplazada por éstas, c¡¡si com·
¡:-letamente en los últ1mos Cincuenta años; en algunos casos toma un
puesto especial. no es fácil cruzarlo con e_ poliploideo, y cor11parado a
l
otras clases de trigo puede ser definido con toda seguridad, a~.;n a bas'!
c!e granos sueltos, sin gluma Desde 1885 (Kornicke) era co.,ocida la
forma de origen s1lvestre T. boeoticum (en dos subespecies subesp. aeg1-68-
[page-n-69]
'tRJGOS DB LA OOYBTA DB L'OR.
17
lopoides del occidente de Asia Menor y los Balcanes y subespede- Thaou·
dar de la región de Asia Menor hasta Persia, y por primera vez se vio en
forma bien delimitada la posible región de formación de un u igo cultivado. Se obtuvo una buena confirmación de esta observación gGográficc-·
genética, al paso de los decenios, con el hallazgo de esprilla, en los mas
;rariados lugares de excavación, desde el Medíterraneo Oriental, por toda
Europa del S.E. y C. hasta el Sur de Suecia e Inglaterra. Desde el Neolí ·
tico aparece esprilla en el territorio indicado, siempre junto cor> escanda
y/o cebada, es decir, que estas dos clases de cereal, ya están presentes
en las altas culturas tempranas de Mesopotamia y Egipto y por !anto son
consideradas como los cereales cu.ltivados más antiguos.
De acuerdo con el estado actual de nuestros conocimientos, la primitiva especie sllvestre de la escanaa: T. dicoccoides, fue domesticada en
su cuna en el Oriente Medio, en las vertientes del «Creciente Fértil», y
lo mismo puede decirse del cu ltivo de la cebada. Según Hcibaek, se
debe considerar el Hordeum spontaneum de dos Hneas como la forma
originaria de nuestras ceb;;das. Se encuentra extendido, desde el Asia
Menor, por todo Oriente y e l hombre debió domesticar y cultivar este
fruto silvestre de primitiva recolección, al mismo tiempo y en las mis·
mas reglones que la escanda silvestre.
Sobre eJ lugar y modo de formación del hexaploideo trogo desnudo,
T. aestivum L., existen diferentes opiniones. Desde luego es de origen
oriental, aunque posterior y, aJ principio, de menos importan-:ra que la
escand11. Sin embargo, ya se encuentra en Jos hallazgos de lo!> palafr tos
del neolitico tardío y Hjelmquist describe huellas de trozos de espigas y
granos de T. compactum sobre cerámica neolítica sueca. Según Helbaek
«se encontró trigo enano en el bajo Egipto en el neolítico tardio Merim·
de-Beni-Salame y todavía más tarde en el Omari, a veces con escanda,
pero parece haber desaparecido después de Egipto». El trigo hexaploide,
vuelve a aparecer en grandes cantidades en trempos de Ptolorr.eo.
Con posterioridad al VIl mi lenio a. de C., desde esta regrór. de ori·
gen, en el Norte de Palestina, lrak y Sur de Turquía, se exte;dieron en
todas direcciones con .la ayuda del hombre las formas cultivadas más fructiferas, en lugar de las formas silvestres quebradizas y de maduración
irregular: escanda y cebada en las llanuras de Mesopotamia y Egipto, asi
como hacia el Norte y Oeste. Se encuentran siempre juntos en Asia
Africa y Europa. Pero la esprilla, planta de terreno más pobre, seco y
IY'Ontañoso, más dura y de menos exigencias, no encontró condicione;
favorables en los suelos grasos de las tierras de inunda~ión, más cálida•,
dP las depresiones de los ríos. Por esto no tuvo importancia er: los cen·
tros de alta cultura. En Mesopotamia y Egipto no hay ni se e5peran ha·
llazgo de esprll la. Sin embargo, ésta tuvo su prosperidad en las condrcio·
-69 -
[page-n-70]
18
M. HOI'l'
nes primitivas de cultivo del Neolítico europeo donde, por ejemplo, en
Suecia hay más que escanda (Hjelmquist).
El primer avance de cereales de cultivo del Orientl! hacia le Europl
central ocurrió, sin duda, a partir del quinto milenio, con )a expans1ón
de los pueblos de la cerámica de bandas, que se asentaron como verdaderos labradores, en las tierras cálidas, abiertas, preferentemente en el
loess, y por lo tanto apenas se les puede comprobar fuera de esas zonas
que les eran favorables. No se encuentra ninguna radiación de su cultura hacia la Europa occidental y en la literatura antigua se daba por seguro que la Península Ibérica, en sus relaciones culturales con los territorios norteafricanos, obtuvo su primer cereal de cultivo pasando por
Egipto y Norte de Africa, aj no tener su origen ni en España ni en la
Europa central. Pero como testimonian los- mismos géneros de cereales.
no se tuvo en cuenta que e l trigo común falta más o menos en Egipto y
la escanda es ahí, prácticamente, el único de este género, mientras que
en los más antiguos hallazgos españoles el Tritícum aestivum, s. 1., es sencillamente «-el trigo». También A. R Pinto da Silva ( 1954) indica para
Portugal como trigo prehistórico solamente el Triticum comp<:ctum. El
Triticum spelta ha sido traído, probablemente, por los romanos y todavia en el siglo pasado se encontraba especialmente en el Norte de España, mientras que el Triticum monococcum, que se encuentra en la Edad
Media y época Moderna, a menudo en todas )as regiones de terrenos are •
nosos poco fértiles, debió de haber entrado por el Norte ya ~n la Edad
del Hierro prerromana, con los celtas.
Esta reciente esprllla española (Proles ibericum) fue descrita p01
Flaksberger ( 1935) como floja, de pequeña espiga, de madurez temprat'la, difer-enciándola del tipo centroeuropeo (Proles alemannum). de madurez tardía, gruesa espiga y robusta planta, mientras que un rercer tipo
llamado oriental (Proles heothinum), desde la región del Trans:.áucaso y
Anatolia, se distingue también por una planta fina con pequeñit~ espigas,
df: maduración tardía. Una tal diferenciación en una viejil planta cultivada no tiene nada de sorprendente, sino que es naturaL Sin embargo, seria un error sacar de esto conclusiones respecto a especiales 1elaciones
en tiempos prehistóricos entre Anatolia y España.
El problema Triticum dicoccum ha sido abordado de nuevo en los
últimos tiempos. El más antiguo y único hallazgo español (de la Edad del
Bronce) de escanda, procedente de Almizaraque, fue descrito por Netolitzky (1935) a base de una determinación de E. Neuweiler.
La longitud y anchura dio (4'1 - 5'5) 4'9 x (2'0 • 3'0) 2'6 mm. y el
índice long./anch. 1'96.
Téllez y Ciferri (1954). después de comprobar más o menos las mismas medidas en una muestra de Almizaraque procedente del Museo A•-70-
[page-n-71]
1
TRIGOS DB LA COVI!TA DB L'OR
19
queológico Nacional (4'3 - 5'4) 4'9 x (2'5 - 3'1) 2'8; Long./A'1ch. 1'71 .
dicen, en consideración del índice más pequeño que 2, lo sigui ante: «Po
demos afirmar con certeza que su forma corresponde a la de lus grane;
de Tritkum aestivum» y «que no se encontró en aquellos yac.imiento~
del Sudeste de España la especie Triticum dicoccum». El error ha podido
producirse tal ve:t por los repetidos envíos de un lugar a otro ocasionan·
de equivocación en )as etiquetas.
Quedarían, pues, como ciases de cereales de ja Edad del Bronce en
la Península Ibérica Triticum aestivum L. s. l. y Hordeum vulgare L.,
combinación que no se conoce en ninguna otra región del Viejo Mundo
dedicada a la agricultura. La simultánea domesticación y expao~sión, por
lo menos, de escanda y cebada, llevaba en e) Neolítico, según lo que los
hallazgos hasta el presente testimonian, a un cultivo simultáneo de e:i·
tos frutos del campo. La falta de trigo vestido en .la Edad del Bronce
española podria explicarse de dos diferentes maneras:
a) Los cereales llegarían tan sólo en esa época tardía a la Penlnsu
la Ibérica y ya habría habido una separación de las especies, adoptan·
dose solamente el trigo hexaploideo.
b) La «colección>> completa, es decir, también el trigo vestido, lfe·
garia también en una época bastante anterior. Pero en .los lugares de
asentamiento, las condiciones del suelo habrían sido tan destavorablas
para algunos de los componentes, por ejemplo, escanda, que no pudiero.,
arraigar en el país, desapareciendo poco a poco y totalmente de los cam·
pos; o bien los diferentes trigos se habrían sembrado separadamente en
la Edad del Bronce en España y sólo faltan los hallazgo~ que prueben su
existencia.
La primera hipótesis parece muy improbable en vista de la alta antí·
güedad del cultivo de las tierras en todo el Mediterráneo y Europa, asi
como las relaciones culturales comprobadas entre España y otros paíse>
Para la segunda hipótesis deberla postularse hallazgos de cereal del Neolltlco más abundantes que los conocidos de .la Edad del Bro~oce. En el
Neolftico antiguo de Coveta de I'Or se tendría una primera prueba de
que también en la Península Ibérica, en los tempranos tiempos de la cul ·
tura de la cerámica cardial, no sóJo se sembró cereal sino que eran ya
CO:'Iocldas todas las clases existentes en Oriente. La presencia simultánea
de los más antiguos granos de cereal con cerámica cardial en la Coveta
de I'Or, podría ser una ayuda para la Interpretación del origen y ruta de
inm igración de estos cereales. La ruta norteafricana parece dudosa y exige mucho tiempo, aunque no sea preciso que en las relaciones e•1lre Afri·
{a del Norte y España se incluya a Egipto. Pero lamentablemente no hay
hasta ahora hallazgos de vegetales antiguos en Marruecos y Argelia y
-71-
[page-n-72]
20
M. HOI'P
nada puede decirse sobre eventuales cultivos neol íticos de aquellas tierras.
Por otro lado, precisamente la expansión de la cultura da Ja cerá
mica cardial indica que ya en aquellos tiempos tempranos habría relacio·
r;es más o menos directas entre Asia Menor, las regiones costeras de la
Europa Meridional, Sicllia (B. Brea), las costas norteoccidentales de Afri ca y España.
M. Pellicer habla expré!Samente de puntos de partida orient.:Jies, ana ·
t6licos y sirios, y también H. Schubart (por carta, 1963) opina que «Id
posibilidad de que hubiera ya en el V-IV milenio a. C. comunicaciones
por vía rnarftima desde Asia Menor y Siria a Hispania, no está dcscartadi!
en absoluto. Hay, incluso, indicios de ello, aunque no obstante tienen
que ser confirmadas mediante una comprobación exacta». También Gossé
habla de la «invasión de un pueblo de mayor desarrollo cultural cuyas
formas cerámicas se vuelven a encontrar en el Mediterráneo oriental».
Por tanto, es completamente concebible que la primera provrsión completa de cereales como por ejemplo sucedía en Asia Menor, es decir, los
dos trigos vestidos T. monococcum 1 T . dicoccum y además T. aestivum
s 1., así como Hordeum vulgare y Hordeum vulgare var. nudum, llegase
directamente por el camino más corto, en relación con el ava,ce de la
gente cardial, no a lo largo de la costa palestino-egipcia ni a lravés de
la Europa central sino desde el Asia Menor y el Egeo. Este camino es el
que proponen Téllez y Ciferri para el trigo vulgar descrito hasta ahor.:t
., por tanto para el comienzo de la Edad del Bronce, pero las relacione5
debieron ser, como se ve, mucho más antiguas. la tesis de la pE'netración
por separado desde tres diferentes regiones de cultivo: Trlticum aesti·
vum de la región del Danubio, en la Europa central; Hordeum vulgar:!,
vle marítima; Tritícum dicoccum, por el Norte de Africa, parece muy
\
especies, no parece sostenible.
Relaciones ((directas» desde el Mediterráneo oriental hasta España er.
el Neolítico antiguo explicarían de una manera sencilla y satisfactorr.a
el resultado botánico aquí descrito. Por otra parte, el nuevo hallazgo de
cereales podría ser para el prehístoriador una ayuda en la interpretación
de algunas observaciones.
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HOPF.-'I'rlllcum
monococcum en el n folillco
~spañol
l..t\i\1. l .
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b
[page-n-76]
HOPF.-TTilicum monococcum
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el neolítico español
I,M 1. 11
...
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...
[page-n-77]
II OPF.-Tritlcum monucoccum en el nenhtlco español
LAM . UJ •
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[page-n-78]
II OPF.- Trlllcum on on oeoccum e n el neolíti co ,;,11añot
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1 11
[page-n-79]
IIOPF.- Tritlc uno monococcum en r l n eolhlco español
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LA M. V.
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[page-n-80]
UOPF.-'l'rltleum monococeum en el n eolítico espaiiol
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[page-n-81]
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monococcum en el ncoUtlco español
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[page-n-82]
IIOPF.-Triticum monococcum tn el neolítico español
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1 .
[page-n-83]
MARIA HOPF
(Alemania)
Triticum monococcum L. y Triticum dicoccum
Schübl, en el neolítico antiguo español
En el estrato inferior de un sector de la excavación de la Cov& de I'Or
(Benlarrés, Alicante), se distinguió una pequeña cavidad de provisiones
llena de granos, de la cual el Dr. Schubart, del Instituto Arqueológoco
Alemán en Madrid, extrajo unas muestras de cereales. Como este estrato
solamente contenía cerámica cardial, se fecharon, asimismo, los cereales
en el Neolítico Antiguo ( 1).
Para determinar la fecha, los cereales en cuestión fueron sometodos
" examen mediante el C 14, en el Instituto de Prehistoria de Colonoa,
n6
pero antes de la molienda necesaria para dicho análisis, se determo la
clasificación de los granos, que estaban completamente carbor11zados v
algo deformados y estropeados, pero conservando la forma original y mu
chos rasgos morfológicos Importantes para la identificación.
La muestra pesaba en total 80'8 gr La parte examinada, .-le 23 gr ,
estaba compuesta de .
Triticum monococcum ... ...
frltlcum dlcoccum ...........
Triticum aestivo·compactum..
Hordeum vulgare L (y var.
nudum)
...
...
.
o •••
14
145
198
granos,
•
»
0'14 g.
2' 12 g.
3' 18 g.
233 g. largos 2'95 g .
464 g anchos 7 '35 g.
0'89 %
13'4 7 %
20'20 %
..
18'74 %
46'70 7:~
(1) V&te m eue mí11110 volumen el trabajo de Schuban-Pucual sob"' lo cronoloala
ck Cova de l'Or.
-53-
[page-n-54]
2
M. IIOI'F
Granos rotos
.. .. ........
Carbón vegetal
Arena y desperdicios
..
..
...... .
5' 18 g.
0'30 g.
1'78 g
1.054 granos . . . 23'00 gm.
100'00 %
Trit icum monococcum L. (Esprilla) (Lám. 1, a, tig. 1)
La parte menor de este hallazgo la constituía el T . monococcum (es
prilla), con 14 granos, que median:
(4'6- 6'2) 5'3 mm. x ( 1'4 - 2'5) 2' 1 mm. x ( l ' 9 - 2'8) 2'5 mm
lndices: Largo 1 Ancho= 2'5; Largo f Alto = 2'1; Ancho 1 Alto= 0'83
o
ü
Fig. 1
Por lo tanto eran especialmente estrechos y de dorso alt~;, con el
v•entre muy redondeado. Los granos de escanda, en ocasiones también
tienen la parte combada un poco acentuada, pero sin la vuelta hacia la
base, característiCa de la espelta. Por el desarrollo típico de est~ 14 gra·
nos, cuyos flancos están apretados y los que, en relaci6n con la escanda
t ienen la espalda más elevada demostrando el mayor abultam•1mto pre·
-
54-
[page-n-55]
3
TRIGOS D1l LA COVKTA DB !.'OR
cisamente encíma del germen y, además, con un perfil más o menos
triangular, puede deducirse que no puede haber confusiones erotre espnlla y escanda.
Esto; granos apicales no suelen ser más pequeños que los demás granos de la espiga, la longitud mediana de los granos de esprilla es una
séptima parte menos que la de los granos de escanda.
Tritituftl dit ottUftl St hübl. (Escanda) (L1m. 1, b, fig , 2)
145 granos más largos y más anchos, pero el dorso más llano que en
los mencionados ¡¡nteriormente. Mayor abultamiento del dorso, más en el
centro del grano, vientre cóncavo o llano, flancos más o menos paralelos,
pero no apretados, l¡¡ punta redondeada y casualmente con algunos restO<
peludos.
o
o
o
Fig. 2
Medidas.
n = 25 (5'0-7'6) 6' 1 mm. x (2'3-3'4) 2'99 mm. x (2'0·3'3) 2'52
milímetros.
lndices· L/A
2'04, L/Ait.
2'42; Anch./Aito = 1'18.
=
=
-
55 -
[page-n-56]
M. 1101'1'
Triticum aestivo· compactum Schiem, s. l. (Lám. 1, e, 111, fig . 3)
La mayor parte se componía de granos toscos s•n puntas, la partll
dorsal simétricamente encorvada, la parte del vientre plana, y 11erfil más
o menos cuadrado.
o
Medidas:
(4'4·6'7) 5'64 mm. x (2'6·4'4) 3'35 mm. x (2'2·3'9) 2'82 mm
lndices: L/Anch. = 1'68; L/Ait. = 2'00; Anch.fAito
1'04
=
La mayoría de estos granos rechonchos se diferenciaban por numero
sos indicios de los dos trigos vestidos, y se pueden clasificar, csensu lato•,
como «Binkel», es decir, pertenec.ientes al grupo de trigo de siembra de
espiga tupida.
-
56 -
[page-n-57]
S·
Hordeum vulgaro L. polystichum var. nudum. Cebada desnuda de
varoa~
lineas (Lám. 11 a, 11, e, IV, a; fig 4, 5)
,
Hordeum vulgare L. polystichvm. Cebada vestida de varias lineas (Lám
11, b, 11, d, IV, a)
Había cebada desnuda y vestida, de formas muy variadas La mayoría
de los granos eran rechonchos redondeados; los demás eran delgados y
ópticamente parecían más largos (fig. 5). La clasificación en desnudos y
vestid os es difícil, pero predominan, visiblemente, los primeros.
o
Fig. 4
Medidas generales:
Ancho n
50 (4'5- 6'5) 5'5 x (2'9 • 4'3) 3'8 x 2'0 · 3'1) 2'9 mm.
lndices : l/Anch. = 1'46; l f Ait. = 1'9, Anch./Ait.
1'3.
Estrecho n = 60 (4'7 • 6'8) 5'5 x (2'2 • 4'0) 3' 1 x ( 1'5 • 2' 9) 2.'2
milímetros.
=
=
lndices: l/Anch. = 1'75; LJAit = 2'46; Anch./Ait. = 1'4.
-57 8
[page-n-58]
6
M. ROPP
Cebada desnuda:
Ancho
5'3 x 3'6 mm.; L/ Anch. 1'47.
Estrecho 5'3 x 3'0 mm.; L/ Anch 1'77.
Cebada vestida:
Ancho 5'3 x 3'6 mm.; L(Anch. 1'47.
Estrecho 5 '2. x 2.'6 mm.; L/ Anch 2.'00.
De la confrontación de los índices de los granos gordos con los delgados re51Jit6 que los granos gordos, en conjunto, eran más redondos en
su corte transversal que los otros
o
o
o
Fíg. 5
Una ampliación del ancho con ligera disminución del largo es, gene·
ralmente, el resultado de la acción del calor al carbonizarse los granos
(v. M. Hopf, 1955) En cereales recientes, la merma del tamaño, al ca•·
bonizar, era de 7'8 a 11'1 por 100.
-
58 -
[page-n-59]
7
TRIGOS DB LA COYttA DE L'OR
Corno es de esperar, este cambio se forma en todo cereal prehistóri
co, siempre que esté carbonizado, como, por ejemplo, en la Coveta de
I'Or; por otra parte, se encontró en ésta, además de los granos redondeados rechonchos, cierta cantidad de estrechos, por lo que no pued~
atribuirse el grosor de aquéllos al calor, ya que todos jos granos anali zados eran de la misma muestra y, por tanto, expuestos a la~ mismas
condiciones.
Los anchos no estaban más hinchados y dañados que los delgados y
la long itud era la misma. Por lo tanto hay que deducir que, junto a un
número menor de tipo fino, tenemos ahí un tipo marcadamente grueso,
tanto de cebada desnuda como de vestida. Esto se desprende tambié1,
muy claramente de las indicaciones de peso: los 233 granos delgados
pesan 2'95 gramos mientras que doble cantidad de granos gruesos no
pesaba el doble sino el triple, es decir, 7'35 gramos. Si se mira !a escanda
bajo este aspecto, resulta una concordancia llamativa (solamente un ancho mayor) con los hallazgos de escanda del Norte de España, descrito>
por Téllez y Ciferri (desde luego de la Edad del Hierro). EJ promedio de
los valores de 10 muestras era allí:
6'02 x 2'79 x 2'47 mm.
L/Anch.
=
2'13; LJAit. = 2'43; Anch./Ait.
=
1'13.
Los hallazgos de Triticum aestivum, o sea aestivo compactum men·
cionados por Téllez y Ciferri 1 son, por el contrario, en sus tres dimensio·
nes, más pequeños que los de la Coveta de I'Or, tanto los de la
Edad del Bronce: n = 11 5'02 x 3'08 x 2'83.
L/Anch. = 1'63; L/Ait.
=
1'78; Ancho/Alto= 1'09.
como los de la
Edad del Hierro: n = 9
L/Anch. =
5'18 x 2'99 " 2'52.
1'73; L/Ait = 2'05; Ancho/Alto= 1'08.
Pero los índices (a excepción de) más reducido L/ A en el trigo
común de la Edad del Bronce), concuerdan casi por completo, en la misma especie en los períodos indicados.
Hasta ahora no se había conocido ningún trigo del Neolitico español
Para la Edad del Bronce se había indicado la existencia de trigo desnu ·
do, pero las dos clases de vestido, esprilla y escanda, no hablan aparecido
todavra. Los más antiguos granos de escanda comprobados, provienen del
sig lo IX a. C. mientras que la esprilla faltaba completamente en los tiempos prehistóricos (v. Téllez-Cifem, l. c., pág. 47).
-
59-
[page-n-60]
8
~
HOPP
Teniendo en cuenta este estado de cosas, ccómo deben valorarse e
interpretarse los nuevos hallazgos>
Para estar seguros de que en la identificación de las vancdades dt'
grano no ha habido error alguno, se presentó la cuestión al Dr H l . We'
neck, de Linz, quien llegó al mismo resultado «las clasific.:>ciones de
Tritlcum dicoccum, T. monococcum, Hordeum vulgare, subesp. vulgare
l var. coeleste L., Hordeum vulgare L subesp. vulgare L escanda, espo illa, cebada desnuda, cebada ves toda, son correctOS».
Por lo tanto se impone la pregunta de si la fijación de época puede
ser considerada como segura, es decir, si el estrato del hallazgo estabil
ontacto o si contenía elementos posteroores introducodos, por ejemplt'.
~or el agua o por hombres o animales
Habiendo rogado al Dr Schubart que comprobara este extremo en el
yilCim1ento y que tomara, a ser posible, nuevas muestras del cereal, me
escribió lo siguiente: «He estado en Alcoy y en presencia del encargado
de las excavaciones, don Vicente Pascual Pérez, he sacado una muestra
'Yiayor de la Cova de I'Or El Sr Pascual Pérez confirmó que ést.,, así co·
mo la anterior, pertenecen al más bajo estrato de cerámica cardial, que
está directamente situado sobre el suelo rocoso» .
La segunda muestra pesaba 1 058'30 gramos Después de quitar la
toerra, piedrecillas, trocitos de grcnos Indefinidos y carbón vegetal, quedaron 142'8 gramos, reparhdos de la soguiente manera:
48 granos de T. monococcum . .
0'41 gramos
0'29%
20'15 .y¡,
?.. 187 » de T. dicoccum . .
28'78
57'82 %
" de T aestivum . . . .
82'57
7'62 ;-,
824
» de T aestovo ·compactum
10'88
» de Hordeum vulgare, var.
1 479
))
nudum .
20'16
- 14'12 %
142'80
de éstO$
195 granos
111 granos
1 095 granos
13 granos
Hordeum grueso
Hordeum delgado
Hordeum normal ..
Hordeum de punta redondeada
gruesa
...... ··
9 granos Hordeum de punta redondeada
delgada...
.... . . . ...
. .......
56 granos Hordeum de punta redondeada
normal .....
))
- 100'00%
3'00 gramos
1'35
»
14'81
))
0'20
0'10
))
0'70
20' 16 grilmos
El estado de conservación, forma y tamaños, corresponden a los de
lil primera muestra.
-60-
[page-n-61]
9
TIUGOS DE LA COVBTA OH L'OR
Triticum monococcum L. Esprilla (Lám IV, b, e, fig . 6, 7)
n = 48 (4' 1·6'6) 5 '51 x ( 1'6-2'6) 2' 1O x (2'0-3'0) 2'42 mm.
lndoces. L/Anch
2'62, L/Ait
2'28; Ancho/Alto
0'87
=
=
=
Triticum dícoccum Schübl. Escanda (Lám. V, a, b; fig. 8)
n = 25 (4'4-6'5) 5'55 x (2'2 -3'3) 2'75 x (2'0-2'9) 2'43 mm.
1ndlces· L/Anch = 2'02; L/Ait = 2'28; Ancho/Alto= 1' 13
Fig. 6
Triticum aesti..,um L. Trogo común (Lám V, e, VI, a, fig. 9)
Trlticum aestiYo-compactum Schiem. (Lám. VI, b, e; fig. 10).
Estos dos grupos se cruzan fácilmente, por lo que es dificil definorIO> con exactotud.
Sometidos a medida 50 granos de los más grandes y 50 de los mái
-
61 -
[page-n-62]
M.. ROI'P
10
pequeños, éstos están en proporción más ancha y más alta con los más
largos ejemplares.
n = SO (3'8-6'3) 5'16 x (2'2-3'8) 3'02 x (2'0-3'1) 2'57 mm
2'01; Anch./Ait.
1'17
lndices: L/Anch. = 1'71, L/Ait.
=
=
" = 50 (3'7-5'5) 4'72 x (2'7-3'8) 3'22 x (2'2-3'2) 2'71 mm.
lndices: L/Anch.
1'46; L/Ait.
1'74; Anch.fAit.
1'19.
=
=
=
ü
Q
Fig. 7
Hordeum YUigare L. nr. nudum. Cebada desnuda (Lám. VIl, a, b, e,
VIII, a, b; fig. 11, 12)
En la segunda muestr3 se pudieron identificar con exactitud sola
mente los granos de cebada desnuda; no obstante, es muy probable que
-
6Z-
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11
TIUCOS DE LA COYJ!TA D.! L'OII
hubiera también cebada vestida; algunos granos estaban tan estropea
dos o hinchados que no se podían definir bien.
En muestras con mezcla de vestida y desnuda, de otras proceden·
cías, se ha comprobado que los granos desnudos sufren más por carbo
nizaci6n, a lmacenamiento, manipulación, etc., que los vestidos, por lo
que se podrfa admitir que, de haber existido granos vestidos, habrlan si·
do identificados. También aqui se encontraron granos extremddamente
anchos y granos delgados
anchos n = 20 (4'3-6'0) 5'20 x (3'1 ·4'4) 3'68 x (2'2-3'0) 2'60 mm
lndices: L/Anch.
delgados n
= 20
=
1'42; L/Alt.
= 2'00; Anch./Ait =
1'41
(4'8-7'3) 5'94 x (2'4-3'4) 2'87 x (1'7-2'7) 2'01 mm
lndices: L/Anch. = 2'07; L/Ait = 2'95; Anch./Alt = 1'43
()
Fig 8
Pero esta vez los gruesos eran bastante más cortos y se parecían aut•
más a la forma de los de las construcciones lacustres, descritos por primera vez por Heer ( 1895) · Hordeum vulgare L sectio Polysticha sanctum
Heer. Un predominio e oncluso presencia exclusiva de cebada desnuda se
comprueba en todos los hallazgos europeos tempranos de Hordeum Sólo
en el curso de la Edad del Bronce aumenta o predomina la proporción
de cebada vestida. Las formas desnudas se han mantenido hoy preteren
temente en territorios retrasados.
-69 -
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12
M, ICOPP
El término medio de la muestra es:
n = 50 (4'4 -7'0) 5'49 X (2' f -3'8) 3'08 X ( 1'5-2'8) 2'21.
lndtces: L/Anch = 1'78; L/Ait = 2'48; Anch./Ait = 1'39
Los numerosos granos asimétricos (granos laterales de los "TripletStt
del Hordeum vulgare L tetrastichum) han sido medidos aparte:
Desnudo, gordo, asimétrico:
(4'0-5'6) 5'06 x (2'8-3'9) 3'36 x ( 1'7-2'9) 2'41 mm.
1'51 ; L/ Ait = 2'10; Anch./Ait = 1'39
lndices: L/Anch.
=
Desnudo, delgado, astmétrico:
(4'8-6'5) 5'72 x (2'1-3'3) 2'71 x ( 1'3-2'6) 1'86 mm,
lndices: L/Anch. = 2' 12; LJAit
3'10; Anch./Ait -
1'46
Desnudo, regular, asimétrico:
(4'6-6'6) 5'50 x (2'1-3'4} 2'98 x ( 1'4-2'8) 2'17 mm
lndices: L/Anch. - 1'85 ; L¡Ait. = 2'54; Anch./Ait. -
1'37
=
D
Fig 9
Igual que en el material más reciente, también en la muestra neolftica los granos de los lados, en los tres grupos de cebada, eran más
pequeños y flacos que los del centro. SI, en cambio, los grano~ simétri cos provinieron de espigas polistichas o si en Alcoy fue culti·tado tam oién Hordeum d istichum, se podría decidir sólo a base de espigas o trozos de espigas
-
64 -
[page-n-65]
1'RIGOS DB 1.A COVBTA 08 L'OR
13
En la segunda muestra, exceptuando la cebada vestida, est<:ban re·
presentadas las mismas variedades que en la primera y también el esta·
do de conservación y los valores del promedio de medidas eran muy pa recidos. Pero el porcentaje de las diferentes variedades de gra"''O d ifiere
considerablemente del de la primera muestra; si en la primera predomina
1;: cebada (65'44 por 100) en la segunda el trigo consti tuia la parte prin·
o
o
clpal (85'9 por 100) y el trigo desnudo alcanzaba, aproximadamente, el
tt iple que el vestido, mtentras que en la primera muestra, la ;:roporción
de 5:4 era más igualada.
El almacenamiento y las circunstancias del hallazgo no dan ningún
dzto para interpretar esta diferente composición de los cereaies de la
(ova de I'Or.
-859
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14
M. HOPJ'
Es digno de observar que, contrariamente a los hallazgos de época
m.ís reciente descritos por Téllez y Ciferri, no se encuentran ni trozos
de espigas ni glumas sueltas. A excepctón de pocas astillas de carbón
vegetal, las muestras estabim libres de mezclas orgánicas, por lo tanto no
~61o estaban completamente trilladas, sino que hablan pasado un pro-
o
o
Fig./1
ceso especial de «curtido o de tueste», ya que tampoco los >Jranos con
primitivo fuerte cierre de gluma (muestra 1: cebada vestida, esprilla, esanda; muestra 11 espríll.l, escanda) ofrecen gluma ~lguna
Corno en ambos casos la parte de la especie menos representada
está por encima de los 14 por 100, se puede admitir que tenemos a la
vista una mezcla manifiesta y no casual, de cebada y tngo. Quizá se
trate de! producto de diversos campos o años cltrnáticamente distintO>
pues no es probable que los hombres del «Cardiabt hubiesen cultivado
- 66 -
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h
TtUGOS DI! LA COVBTA DB L'OR.
y cosechado las diferentes clases de cereal, o por lo menos cebada y
trigo, por separado, para finalmente almacenarlos o utilizarlos juntos
Además, el resultado presente coincide con observaciones ht
o
o
a
e
Fig .12
con el mayor perfeccionamiento de los métodos de cultivo y elaboraCIÓn
de las edades del Bronce y del Hierro, parece haberse llegado a un cult•vo separado de ambos cereales.
Es posible que se efectuara, entre tanto, a consecuencia del cultiv'l
durante muchos siglos en las mismas reg1ones, una cierta selec-:1ón en la
formación de especies locales, las que se adaptaron de tal manera a las
circunstancias locales (suelo, lluvia, clim.:~, altitud, etc.) que el riesgo de
-
67 -
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16
M. 1101'1'
una total mala cosecha no fue ya tan grande como en los prim!'ros tiem·
pos del cultivo. Especialmente, en las regiones recién ganadas para la
agricultura, la mejor seguridad contra los riesgos de malas cosechas, era
disponer de un número bastante elevado de diferentes especies. Si faltó
el Triticum dicoccum o el Trlticum aestivum a causa de clima o suelo
no apropiados, pudo sustituirse hasta cierto punto, por el Hordeum o Trincum monococcum.
Después del resultado de la clasificación botánica, totalmente nuevo
peora España, surge la pregunta de la procedencia de los cere:.les halla·
dos. La datación arqueológico-estratigráfica tuvo su complemento y confirmación en los resultados de los análisis de radiocarbono. Según su con·
tenido de Cl4 se dio a la primera muestra la antigüedad de 4.315 ±
7'5 a. C. y a la segunda la de 4.670 ± 160 a. C.
Si por ello debe fijarse la época del material de la Coveta d~ I'Or .?n
el Neolítico temprano, por el hallazgo de las dos clases de tngu vestido
(esprilla y escanda), es necesano volver a reflexionar sobre la op1nión
existente hasta ahora sobre las clases de cereales más antiguos ce la Península Ibérica y sobre sus caminos de llegada.
¿Puede mantenerse todavla la opinión de que España ha rec.lbido SoJ
primer cereal por el camino del Norte de Africa? ¿O hay que dP.clr, llm1
tando la cuestión, que no sólo VInieron por este camino? ¿O puede ad·
mitirse, incluso, que el avance de la agricultura en la Peninsu•a Ibérica
ocurriera sin tocar Africa, o por lo menos partes de la costa afticana~
La tesis antigua se apoyaba tanto en las relaciones culturales generales
entre España y las regiones afncanas cercanas, como en 1., existencia de las
mismas clases de cereales en España y Egipto, es declf, la falta de T. monococcum en ambas regiOI"eS. Ya en 1895 constató G. Busc:han que «el
mundo faraónico no parece haber conocido la esprilla, o por lo menos no
tenemos por ahora ninguna prueba sobre su ex1stenc1a en el antiguo
Egipto. Por otra parte, esta clase de trigo aparece tempranaml'nte en el
A~ia Menor (Troya))>. Estas indicaciones han conservado su vahdez, pues
todos los hallazgos posteriores han hallado confirmación Las Indicaciones
de hallazgos de esprilla en Egipto resultaron erróneas (v. H. Helbaek,
1953 y E. Schiemann, 1954).
La esprilla es el único trigo d1ploide que ha sido cultivado a travé-;
de milenios junto a numerosas tormas tetra y hexapl01deas, pero que,
después de constante retroceso, ha sido desplazada por éstas, c¡¡si com·
¡:-letamente en los últ1mos Cincuenta años; en algunos casos toma un
puesto especial. no es fácil cruzarlo con e_ poliploideo, y cor11parado a
l
otras clases de trigo puede ser definido con toda seguridad, a~.;n a bas'!
c!e granos sueltos, sin gluma Desde 1885 (Kornicke) era co.,ocida la
forma de origen s1lvestre T. boeoticum (en dos subespecies subesp. aeg1-68-
[page-n-69]
'tRJGOS DB LA OOYBTA DB L'OR.
17
lopoides del occidente de Asia Menor y los Balcanes y subespede- Thaou·
dar de la región de Asia Menor hasta Persia, y por primera vez se vio en
forma bien delimitada la posible región de formación de un u igo cultivado. Se obtuvo una buena confirmación de esta observación gGográficc-·
genética, al paso de los decenios, con el hallazgo de esprilla, en los mas
;rariados lugares de excavación, desde el Medíterraneo Oriental, por toda
Europa del S.E. y C. hasta el Sur de Suecia e Inglaterra. Desde el Neolí ·
tico aparece esprilla en el territorio indicado, siempre junto cor> escanda
y/o cebada, es decir, que estas dos clases de cereal, ya están presentes
en las altas culturas tempranas de Mesopotamia y Egipto y por !anto son
consideradas como los cereales cu.ltivados más antiguos.
De acuerdo con el estado actual de nuestros conocimientos, la primitiva especie sllvestre de la escanaa: T. dicoccoides, fue domesticada en
su cuna en el Oriente Medio, en las vertientes del «Creciente Fértil», y
lo mismo puede decirse del cu ltivo de la cebada. Según Hcibaek, se
debe considerar el Hordeum spontaneum de dos Hneas como la forma
originaria de nuestras ceb;;das. Se encuentra extendido, desde el Asia
Menor, por todo Oriente y e l hombre debió domesticar y cultivar este
fruto silvestre de primitiva recolección, al mismo tiempo y en las mis·
mas reglones que la escanda silvestre.
Sobre eJ lugar y modo de formación del hexaploideo trogo desnudo,
T. aestivum L., existen diferentes opiniones. Desde luego es de origen
oriental, aunque posterior y, aJ principio, de menos importan-:ra que la
escand11. Sin embargo, ya se encuentra en Jos hallazgos de lo!> palafr tos
del neolitico tardío y Hjelmquist describe huellas de trozos de espigas y
granos de T. compactum sobre cerámica neolítica sueca. Según Helbaek
«se encontró trigo enano en el bajo Egipto en el neolítico tardio Merim·
de-Beni-Salame y todavía más tarde en el Omari, a veces con escanda,
pero parece haber desaparecido después de Egipto». El trigo hexaploide,
vuelve a aparecer en grandes cantidades en trempos de Ptolorr.eo.
Con posterioridad al VIl mi lenio a. de C., desde esta regrór. de ori·
gen, en el Norte de Palestina, lrak y Sur de Turquía, se exte;dieron en
todas direcciones con .la ayuda del hombre las formas cultivadas más fructiferas, en lugar de las formas silvestres quebradizas y de maduración
irregular: escanda y cebada en las llanuras de Mesopotamia y Egipto, asi
como hacia el Norte y Oeste. Se encuentran siempre juntos en Asia
Africa y Europa. Pero la esprilla, planta de terreno más pobre, seco y
IY'Ontañoso, más dura y de menos exigencias, no encontró condicione;
favorables en los suelos grasos de las tierras de inunda~ión, más cálida•,
dP las depresiones de los ríos. Por esto no tuvo importancia er: los cen·
tros de alta cultura. En Mesopotamia y Egipto no hay ni se e5peran ha·
llazgo de esprll la. Sin embargo, ésta tuvo su prosperidad en las condrcio·
-69 -
[page-n-70]
18
M. HOI'l'
nes primitivas de cultivo del Neolítico europeo donde, por ejemplo, en
Suecia hay más que escanda (Hjelmquist).
El primer avance de cereales de cultivo del Orientl! hacia le Europl
central ocurrió, sin duda, a partir del quinto milenio, con )a expans1ón
de los pueblos de la cerámica de bandas, que se asentaron como verdaderos labradores, en las tierras cálidas, abiertas, preferentemente en el
loess, y por lo tanto apenas se les puede comprobar fuera de esas zonas
que les eran favorables. No se encuentra ninguna radiación de su cultura hacia la Europa occidental y en la literatura antigua se daba por seguro que la Península Ibérica, en sus relaciones culturales con los territorios norteafricanos, obtuvo su primer cereal de cultivo pasando por
Egipto y Norte de Africa, aj no tener su origen ni en España ni en la
Europa central. Pero como testimonian los- mismos géneros de cereales.
no se tuvo en cuenta que e l trigo común falta más o menos en Egipto y
la escanda es ahí, prácticamente, el único de este género, mientras que
en los más antiguos hallazgos españoles el Tritícum aestivum, s. 1., es sencillamente «-el trigo». También A. R Pinto da Silva ( 1954) indica para
Portugal como trigo prehistórico solamente el Triticum comp<:ctum. El
Triticum spelta ha sido traído, probablemente, por los romanos y todavia en el siglo pasado se encontraba especialmente en el Norte de España, mientras que el Triticum monococcum, que se encuentra en la Edad
Media y época Moderna, a menudo en todas )as regiones de terrenos are •
nosos poco fértiles, debió de haber entrado por el Norte ya ~n la Edad
del Hierro prerromana, con los celtas.
Esta reciente esprllla española (Proles ibericum) fue descrita p01
Flaksberger ( 1935) como floja, de pequeña espiga, de madurez temprat'la, difer-enciándola del tipo centroeuropeo (Proles alemannum). de madurez tardía, gruesa espiga y robusta planta, mientras que un rercer tipo
llamado oriental (Proles heothinum), desde la región del Trans:.áucaso y
Anatolia, se distingue también por una planta fina con pequeñit~ espigas,
df: maduración tardía. Una tal diferenciación en una viejil planta cultivada no tiene nada de sorprendente, sino que es naturaL Sin embargo, seria un error sacar de esto conclusiones respecto a especiales 1elaciones
en tiempos prehistóricos entre Anatolia y España.
El problema Triticum dicoccum ha sido abordado de nuevo en los
últimos tiempos. El más antiguo y único hallazgo español (de la Edad del
Bronce) de escanda, procedente de Almizaraque, fue descrito por Netolitzky (1935) a base de una determinación de E. Neuweiler.
La longitud y anchura dio (4'1 - 5'5) 4'9 x (2'0 • 3'0) 2'6 mm. y el
índice long./anch. 1'96.
Téllez y Ciferri (1954). después de comprobar más o menos las mismas medidas en una muestra de Almizaraque procedente del Museo A•-70-
[page-n-71]
1
TRIGOS DB LA COVI!TA DB L'OR
19
queológico Nacional (4'3 - 5'4) 4'9 x (2'5 - 3'1) 2'8; Long./A'1ch. 1'71 .
dicen, en consideración del índice más pequeño que 2, lo sigui ante: «Po
demos afirmar con certeza que su forma corresponde a la de lus grane;
de Tritkum aestivum» y «que no se encontró en aquellos yac.imiento~
del Sudeste de España la especie Triticum dicoccum». El error ha podido
producirse tal ve:t por los repetidos envíos de un lugar a otro ocasionan·
de equivocación en )as etiquetas.
Quedarían, pues, como ciases de cereales de ja Edad del Bronce en
la Península Ibérica Triticum aestivum L. s. l. y Hordeum vulgare L.,
combinación que no se conoce en ninguna otra región del Viejo Mundo
dedicada a la agricultura. La simultánea domesticación y expao~sión, por
lo menos, de escanda y cebada, llevaba en e) Neolítico, según lo que los
hallazgos hasta el presente testimonian, a un cultivo simultáneo de e:i·
tos frutos del campo. La falta de trigo vestido en .la Edad del Bronce
española podria explicarse de dos diferentes maneras:
a) Los cereales llegarían tan sólo en esa época tardía a la Penlnsu
la Ibérica y ya habría habido una separación de las especies, adoptan·
dose solamente el trigo hexaploideo.
b) La «colección>> completa, es decir, también el trigo vestido, lfe·
garia también en una época bastante anterior. Pero en .los lugares de
asentamiento, las condiciones del suelo habrían sido tan destavorablas
para algunos de los componentes, por ejemplo, escanda, que no pudiero.,
arraigar en el país, desapareciendo poco a poco y totalmente de los cam·
pos; o bien los diferentes trigos se habrían sembrado separadamente en
la Edad del Bronce en España y sólo faltan los hallazgo~ que prueben su
existencia.
La primera hipótesis parece muy improbable en vista de la alta antí·
güedad del cultivo de las tierras en todo el Mediterráneo y Europa, asi
como las relaciones culturales comprobadas entre España y otros paíse>
Para la segunda hipótesis deberla postularse hallazgos de cereal del Neolltlco más abundantes que los conocidos de .la Edad del Bro~oce. En el
Neolftico antiguo de Coveta de I'Or se tendría una primera prueba de
que también en la Península Ibérica, en los tempranos tiempos de la cul ·
tura de la cerámica cardial, no sóJo se sembró cereal sino que eran ya
CO:'Iocldas todas las clases existentes en Oriente. La presencia simultánea
de los más antiguos granos de cereal con cerámica cardial en la Coveta
de I'Or, podría ser una ayuda para la Interpretación del origen y ruta de
inm igración de estos cereales. La ruta norteafricana parece dudosa y exige mucho tiempo, aunque no sea preciso que en las relaciones e•1lre Afri·
{a del Norte y España se incluya a Egipto. Pero lamentablemente no hay
hasta ahora hallazgos de vegetales antiguos en Marruecos y Argelia y
-71-
[page-n-72]
20
M. HOI'P
nada puede decirse sobre eventuales cultivos neol íticos de aquellas tierras.
Por otro lado, precisamente la expansión de la cultura da Ja cerá
mica cardial indica que ya en aquellos tiempos tempranos habría relacio·
r;es más o menos directas entre Asia Menor, las regiones costeras de la
Europa Meridional, Sicllia (B. Brea), las costas norteoccidentales de Afri ca y España.
M. Pellicer habla expré!Samente de puntos de partida orient.:Jies, ana ·
t6licos y sirios, y también H. Schubart (por carta, 1963) opina que «Id
posibilidad de que hubiera ya en el V-IV milenio a. C. comunicaciones
por vía rnarftima desde Asia Menor y Siria a Hispania, no está dcscartadi!
en absoluto. Hay, incluso, indicios de ello, aunque no obstante tienen
que ser confirmadas mediante una comprobación exacta». También Gossé
habla de la «invasión de un pueblo de mayor desarrollo cultural cuyas
formas cerámicas se vuelven a encontrar en el Mediterráneo oriental».
Por tanto, es completamente concebible que la primera provrsión completa de cereales como por ejemplo sucedía en Asia Menor, es decir, los
dos trigos vestidos T. monococcum 1 T . dicoccum y además T. aestivum
s 1., así como Hordeum vulgare y Hordeum vulgare var. nudum, llegase
directamente por el camino más corto, en relación con el ava,ce de la
gente cardial, no a lo largo de la costa palestino-egipcia ni a lravés de
la Europa central sino desde el Asia Menor y el Egeo. Este camino es el
que proponen Téllez y Ciferri para el trigo vulgar descrito hasta ahor.:t
., por tanto para el comienzo de la Edad del Bronce, pero las relacione5
debieron ser, como se ve, mucho más antiguas. la tesis de la pE'netración
por separado desde tres diferentes regiones de cultivo: Trlticum aesti·
vum de la región del Danubio, en la Europa central; Hordeum vulgar:!,
vle marítima; Tritícum dicoccum, por el Norte de Africa, parece muy
\
Relaciones ((directas» desde el Mediterráneo oriental hasta España er.
el Neolítico antiguo explicarían de una manera sencilla y satisfactorr.a
el resultado botánico aquí descrito. Por otra parte, el nuevo hallazgo de
cereales podría ser para el prehístoriador una ayuda en la interpretación
de algunas observaciones.
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monococcum en el n folillco
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o
'
b
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HOPF.-TTilicum monococcum
~n
el neolítico español
I,M 1. 11
...
...
...
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II OPF.-Tritlcum monucoccum en el nenhtlco español
LAM . UJ •
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[page-n-78]
II OPF.- Trlllcum on on oeoccum e n el neolíti co ,;,11añot
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[page-n-79]
IIOPF.- Tritlc uno monococcum en r l n eolhlco español
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LA M. V.
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[page-n-80]
UOPF.-'l'rltleum monococeum en el n eolítico espaiiol
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111111111111 j lll Llllllllllllllllllllllllll
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monococcum en el ncoUtlco español
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1 1 1 1 1 1 1 1 1 11 1 11 1 1 11 1 1 1
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1 .
[page-n-83]