Influencia de los cultos religiosos cartagineses en los motivos artísticos de los iberos del S.E. español
José Lafuente Vidal
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JOSE LA FUENTE VIDAL
(Alicante)
Influencia de lo!> culto!> religlo!>o!>
cartagine!>u en lo~ motivo!> artl!>tico!>
de lo!> ibero!> del 5 . E. E!>pafiol
La civilización cartaginesa y su influencia en la cultura hispánic:l
habían venido siendo casi un misterio para los historiadores por la
falta de hallazgos arqueológicos que lo aclararan, por la falu. ca,i
absoluta. de cpígraf~ en 108 monumentos púnicos y por la co nfusión Que viene origi nando el que los escritores clásicos ll amen con
frecuen cia ¡cIlicios a los cartagineses, lo Que ha inducido a muchos
de sus intérp retcs a llevar y traer a los fenicio s pOr lugares que ja.
más visitaron y a Que se les atribuyan objetos Que nunca "asaron
por sus manos.
Los' h311:lzgos ca rtagineses típicos de la isla de Ibiza ya difundidos
(1) y Jos de i3 Alb u{crcta y Tossal de Manises en Alica nte, quo yo
he procurado relacionar con la Historia de España, y especialmen .
te con la de Alicante para precisar su fecha con mayar aciert o (2),
han servido m'ucho para deslindar lo puramente cartaginés, espt>
cialmento lo que se realizó por este pueblo con fecha posterior :JI
hundimiento de Tiro, su .p atri3 asiática y con influencias distintas a
las que aquélla tuvo.
Los cartagineses, con sus conquistas y comercio con 108 pueblos
(1) CARLOS ROMAN: "Antlglledades Ebusltanas". Barcelona, 1913 ; ANTONIO VIVES ESCUDERO: "La NecrOpo:1s de Ibiza". Madrid. 1917.
(2) J08E LAF'UENTE VIOAL: " Breve HiStOria documentada de AUcante
en la Edad Anti¡'Ua" . Alleante 1948.
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2
J. Lo\F'UENTE VIDAL
indígenas españoles, les fueron transmitiendo sus creenci as religiosas y su te mor supersticioso a determinadas divinidades, y e l pueblo
ibero, que ya tenía sus trad icio nes artísticas prehistóricas y empe ·
zaba a fo rmar un arte propio bajo la influencia del helénico se valió
del mismo para adorar y aplacar las divinidad~ carlaginesas con sus
representaciones si mbólico-religiosas en su -cerámica y en sus escul.
luras.
No cs mi propósito desarrollar tan am plio lema, sino sem lar los
punlos de relación que tiene con los hall azgos arqueológicos de la
región del SE. peninsular, lomando únicamente de fuera los ante_
cedentes precisos para su co mprensión.
Con este objeto. empezaré ,p or exponer lo que nos refi ere en ~C1
Biblioteca Histórica el escritor griego Di odo ro Sículo, contempor:íneo de César y Augusto y, a mi juicio, el que expone con mayor
claridad las (,: recncias religiosas del puoolo (,::utaginés"
E n su libro XIV, después de referir los triunfos que tenían en
Sici[ia los pún icos, mandados por Hi mi lcon, nOS (,:uen ta que cua nd o
se apoderaron del arrabal de Akradnia (en Siracusa), saquearon los
templos de las diosas griegas Demeter (la diosa madre) y Cora, su
hija, la Perséfona, y Que desde entonces empezaron los ca rtagineses a sufrir reveses y desgracias, siendo la mayor de ell as una ho rri ble epidemia" que, fa vorecida por el verano y por la aglo meración
,
de personas, hizo entre ellos grandes estragos_
Al en terarse en Africa de sus derrotas y desgracias, 108 pueblos
some tidos, deseosos de libertad, se asociaron contra sus dominadores obligando a los cart agineses po r todo ello a abandona r por enlances lall empresas de Si racusa; y cua ndo los insurgen tes toma ron
Túnez y encerraron a los cartagineses en el recinto de la ciudad ,
supusieron ~ t os, en su apuro, que todos SU8 desastres eran debidos
a [a venga nza de los núme nes, y, pensa ndo en el ult raje que habían
hecho a las dio83s griegas Demeter y Cara, decidieron acep tar ~u
culto para desagravia"
rlas_
He aquí las palabras Que emplea Diodoro Sícul o (Libro XIV,
ap. LXXVII, núm . 5) para expl ica r esta adopción :
.. No habiendo tenido antes en sus cultos ni a Cara ni a Demeter,
instituyen a les más distinguidos de los ci udadanos como sacerdotes
de ella8; con la mayor reverencia alzan estatuas (imágenes) a las
diosas, les hacen sacrificios al modo de )05 griegos y eligiendo de
108 griegos Que vivían enlre ellos a los más elegan tes, los destinan
al se rvicio de las diosas:..
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100 _
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INFLUENCIA DE I.OS CULTOS CARTAG INESES
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Desde este acontecimiento , Que tuvO lugar a principios del siglo
IV (año 396 a. de J. C.) tuvieron , pues, los ·cartagineses etlle cu lto
calcado sobre la base de las creencias, fórm ulas rituales y representaciones plásticas de los griegos, y en su consecuencia hay que pensa r que las manifes taciones religiosas no se limitarían a la adoración
y reverencia de las dichas dious, sino que con ell o irían env u elta~
las demás Que se relacionasen con este cu lto en Sicilia.
Pues bien , de eSla isla y de Grecia misma, sabemos que por
in fluencias egea8, perpet uadas pu r los griegos y luego trasladadas
a Roma, e ntraban en los cu ltos a estas diosas la veneración y respeto a la palo ma, que ya se modelaba e n ba rro en Creta dC5de la
época neolítica y que luego tuvo ·bas tante eficacia lla ra servi r de ta·
lismán a los muertos , con lo que acabó de identi fi carse con C,?ra o
Perséfona, la diosa de la muerte, e:de la que aparece como un.: ema·
nación» (3).
Siendo la paloma idéntica a Cara y representando ésta la primavera, se le oponían las aves de rapiña sus enemigas. y como [a let:
se le sac ri ficaban a la diosa. 'o quizás se le hacía este sacrificio como
víctimas expiatorias, porque, segú n el mito rel igioso, fué trasforma~
do en ave de rapiña (buho o águila) el traidor Aseáfalo. único tes·
tigo que vi6. comer a Ca ra en e l infierno siete gra nos de granada l
que, por lo tanto, con su delación impidió el regreso definitivo de
la diosa a la tierra y a su madre, pues, según la sentencia de Zeus,
s610 era posib le el regreso si no hubiera comido allí nada y po r
esta transgresión hubo de partir el año , alternando su residencia entre el in fie rno y la tierra, seis meses en cada una, con lo que Re
simbolizaba la alterna t;"a en la tierra de la desolación inverna l con
Ja fecundidad y prosperidad de la .primavera y verano , mien tras ell a
residía con su mad re la Na turaleza.
T enían tamb ién los cartagineses como ani males si mbó licos, aunque 1\0 se enc uentran mencionados en ningún h is ~o ri ador, al to ro .Y
al le6n p rocedentet: de un mito asiático que debieron importar directa me nte a la península desde Asia o dClide el Egeo, sin la8 trans- '
form aciones que sufrió en G recia.
Según el mito persa, el So l era el poder supremo en los 6rdenes
esp iritua l, mo ral y natural. identifica do con Mit hra y simbo lizado
en e l leó n que devora al toro, y és te representa a la nat uraleza contraria a la luz y a su potencia fr uctífera, pero que con BU muerte
m
GUSTAVO GLO'l'Z: .. La CivllJzaclÓll
_ 161 _
E~a".
p4e. 302. BIlrcekma 1926.
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4
J . LAFUENTE VIDAL
da luga r al desarrollo de la vida o rgánica del mundo vcgcI3 1 y :mimal. Dc cM .. mane ra, p o r una evo lución natura l, el loro gignifica 'a
muerte, Iras la q ue resu rge la vida espiritual posterior. y de aquí su
conversión en animal funerario que se le encuentra e n las necrópo.
li s, a la vez que el león , como fuerza vital en esle mundo y en el
o tro . .
También mostraron los cartagi neses en esta provi ncia de Alicante cierta reverenci a a las conchas marinos, quizá .po r tradición cgC:l,
como núrncncs pro tectores de los navegantes y a determinados di9
ses o espíritus ado rados po r los egipci os, como el dios HOrr4s, del
Que se e nco ntraron dos amuletos en el T orra l de Ma nisetl ; el espirilu Ka , simbolizado en dos brazos eD il manos, que rodean el pl a to
de I;¡s vitu;¡!I;¡s, de los cu;¡les encontramos res tos e n El Molar y e n
la Albufcrcta ig uales c n larm a al famoso brase rillo del tesoro de
Aliseda; el Ojo si mbó lico de O siris (Udja). cuyo ejemp lar en barro '
cocido fué ha ll ado en la Albufcreta. ctc . Pc ro estas reminiscencias
de cultos egipcios no tuvie ro n trascen de ncia a l arte ibcro, porque
scgura mente e l elemento indígena español no se asi mil ó talcs creencias, y fueron pro nto olvidadas.
La antigua religió n de los fenicios, conservada por 10& cartagineses, la mencio na también Diodo ro Sículo (Libro XX, ap. XIV, nú me ro 1), Quien a l refe rir las de rrotas Que les in Rigió Agatocl es a (j.
nes del siglo IV a. de J. C ., dico así:
. Por lo t;¡nto, los cartagineses ¡pensando Que esta cala mida d les
sobrcvenía por causa de los dioses, acuden a toda clasc de roga ti ·
vas a l Númcn y. creyendo Que e l más irritado con ellos es Me lkart,
el de las Colo nias , envían a T iro una g ran cantidad de dinero y no
pocos de 108 más ,preciados dona livos religiosos» .
y en el Libro XX, apa rtado XIV, núm . 4, sigue diciendo:
.Suplicaba n también a Kronos (Moloch). Que se 1 había vueie6
lO enemigo p o r cuanto en los ti e mpos anteriores sacrificaban a este
dios a los mej ores de sus hijos, y desp ués , compra ndo a escondidas
niños y gritando tumultuosamenle (como si fuesen suyos) 108 m andaban al sacrificio y habiendo hceho averiguaciones, se e ncontraron Que algunos de los que se habían sacrificado se había hecho con
sustitu ídos».
Este cul to asiático, cruel, Que allá no tuvo o tras representaciones
plástic3s Que e l betilo, trozo de madera o bloque de pied ra sin I;¡brar. con fo rma apfoximadamente cónica o p iramidal. no trascendió al arte hispa no, :tun cu:mdo e l c ulto, o .por lo menos el horri- 1821 -
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INFi.UENCIA
m: LOS CULTOS CARTAGLNESES
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blc sacrific io de niños, debió practicarse en la Albufereta, según lo
demostraron algunas de las tumbas que excavamos (4).
Es el culto copiado de los griegos y practicado a su usanza, valiéndose, como dice Diodoro, de Jo más escogido entre los hetenos
que convivían con 10i cartagineses. et que mo tiv6 la inAuencia del
culto cartaginés en la población ibérica, y esta ¡n Huencia Se desarrolló conforme se rué extendiendo la dominación ,p ú nica, no s610
por temor a los conquistadores, sino también par el terror su persticioso que supieron difundir sobre la venga nza divina y por !a
base de población helénica existente de anliguo entre los iberos.
Según el testimonio de Avieno (5) empezó la co nquista cartagi·
nesa por la is la Erithia (isla de León en Cádiz), de do nde debió ir
extend iéndose por la ría de Hueh'a a Portugal y por los territo rios
Tartesio, de Andalucía y Murcia. Muy poco desp ués del lance histórico que refiere Diodoro, o sea, a principios del siglo IV, habían
y:1 fundado cerca del río Tinto (entonces ll amado Ibero) un templo
a la Diosa de los Infiernos, según refiere el mismo poema de Avieno (versos 241 a 243) :
... et sacrum Infernae deae
divisque {anum penelrat .:bstrusi cavi
Aditumque caecum.
e .. . y un rico templo consagrado a la Diosa de los Infiernos pe· •
nclra en una cueva de acceso oculto».
N o existiendo an tecedentes en España de este culto , hay Que
supOne r Que se trala del culto de Cara . con lo Que se tiene una indicación precisa de la fecha de los periplos Que sirvieron de base a
Avieno al menciona r un templo Que, según el relato histó rico de
Diodoro, no ,puede ser anterior al siglo IV a. de J. C.
El no mbro de esta Dios; de los Infiernos, que los romanos llamaron Proscrpi na . y los griegos Cora o Perséfon a, fué -entre los
cartagineses Tanit (¿de Th:ínatos, muerte?) según demuC6tran l:lS
es telas de Ca rl ago y una plaqueta de bronce escrita en caracteres
pún icos y co nservada en el Museo de Al icante, hecha por un sacerdote en ho no r de su Diosa, «T anit la Potente».
(4) JOSE LAPUENTE VIDAL : "Memoria de las excavaciones de la Alburereta de Alicante (antigua Luccntum)". Núm. 1 de 1933. Núm. gral. 126. Piglna 21.
(5) JQSE LAPUENTE VIDAL: "Traduoclón del Poema de Avleno y 00ment.arios sobre el ml&mo". Estudios Ocográtk:os. Publicacióndcl I nstltuto Juan
8ebasU{m Etcano. Mo X. núm. 34, pág. 32 Y a/lO X núm. 35, pép. 202 a 250.
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,
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6
J. LAFUENTE y IDAL
El monumento arqueológico más antiguo en la península, co n
su efigie. es, a mi juicio, una de las Cficulturas en relieve procedente del mo nte de la Saia-Barcelos (Portugal) y conservado con otra
similar represe ntando un sirviente o sacerdote con la cabeza de un
toro a su lado. en el Museo de Guim:traes, gracias a la activa diligencia del sabio profesor Martina Sarmento, y dada a la publicidad
por el notable arqueólogo e investigador Dr. Mario Cardozo (6).
Ambas figuras se hallan en sendas ho rnacinas cavadas en un
bloque de piedra al estilo de algunas estelas púnicas de CaTlaga y
de otr08 lugares co n un estilo Que podríamos considerar propio de
la escultura cartaginesa para las representaciones más respetables.
La de la diosa a que nos referimos (Lám. 1, núm. 1) carece, al
parecer, de atribulas, si bien puede traslucirse, a pesar del desga".
te de la piedra, que sostiene una paloma con la mano derecha, lo
que considero como un signo de identidad .
Según los apuntes del Dr. Martins Sarmento y las referencias
complementarias del Dr. Mario Cardozo, se halla, co n la otra di·
cha, en un p:ltio o corraliza formado por cuatro muros de conitrucción tosca en forma de trapecio alargado, que en uno de sus
extremos ten ía una entrada de tr« escalones, en el opuesto se co·
municaba con un:l construcción circula r que debió estar cubierta
por un til%s o bóveda formada por aproximación de piedras, y en
su interior había un I
pequeño estanque y las esculturas, ante la s
cual~ había nj:ls en el suelo tres piedras que, a mi juicio, ,pudieron
ser basamento de unas aras en fOrma de pequeñas columnas con
capitel , que también fuero n halladas allí.
Tod o esto la aproxim a a la forma que se describe de los templos de Fenicia, que eran: un patio con un pequeño santuario para
sacerdotes, aquí tal vez representado por la construcción circular
con la que se comunicaba. Que el templo estuvo descubierto lo
prueba el desgaste de la escultura por las inclemencias dc.1 tiempo,
y que el !$Ianque estaba destinado a las ceremonias del culto a Cilla
diosa lo tenem os por seguro, porque, aquí en el Tossal (Alicante),
muy cerca del lugar en que estuvo el templo de la misma diosa ,
se conserva una pequeña balsa que desde el principio interpreta mOl
como destinada a la purificación de Ia<:erdotes o s:lc rifica ntes (La·
vacrum).
(6) MARIO CARDOZO: "Monumentos Arqueo1óskos da Socledade MarUns Snnnento·'. Ouimarae.s. 1950. P'e5. 86 a 104.
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INFLUENCIA DE LOS CULTOS CARTAGINESES
7
En Ca rtagena se conserva otra escultura del mismo lipo y técnica (Lám . 1, núm . 2) Que fué encontrada al hacer los cimientos de
una casa e n las Puertas de Murcia al pie de una de las coli nas del
interior de la ciudad y en lugar Que primitivamente fué playa, lo
Que nos permite suponer Que allí hubiese una necrópol is a &emejanza de las necrópolis Que hemos excavado en esta provincia en
El Mo lar y en la Albuferela .
E l bl OQ ue de la de Cartagena es algo mayor y aunque el desgas.
te de la piedra es igual, por haber sufrid o también muchos siglos la
intemperie, se ,puede apreciar mejor, que sostiene una paloma con
la mano derecha .
Ambas esculturas, iguales entre sí en técnica y figura, se aproo
xi man mucho por la despropo rción de sus miembros, la forma de
sus o rejas y po r la disposición del manto e n pliegues simétricos a
vari as de las figuritas de tierra cocida halladas en Ibiza, Que nos da
a conocer Vives en la obra citada como de ind udable procedencia
ca rtaginesa (7) y Que describe como llevando en la mano derecha
núm 1) .
un vaso en fi gura de paloma (fi g.
Guardando también analogía con las dos primeras, au nque in·
dudablemente de fec ha posterior, son: una hall ada en la p rovi ncia
de Cáceres, en Tal aván, al hacer la carretera de Cáceres a Torrejó n
y otra en Tajo Mo ntero, altu ra sita al S. de Estepa (Sevilla), en un
pozo en unión de otras.
La p rimera (fig. 1.-, 2) ha sido descrita por el Rvdo. P. Fidel
Fila (8). Que la considera como representación de la Diosa Madre l'
Que [a e ncuentra por la disposició n del epígrafe gra ndes ana logías
con o tras dos lápidas halladas una en Cáceres y otra en Mérida, en
las que respectivamente aparecen los nombres de Adaegina y Atlle' ¡lIa, nombres Que, ind udablemente, parecen corrupció n latina de!
no mbre púnico de Tanit.
La ot ra se hall a estudiada por el ProfC1lor G arcía Bellido en S'tl
obra «La Dama de E1cheJt co mo uno de los objetOt. emigrados a
Francia y recobrados por España (9). Co n ella aparecieron otras,
en una dc las cualcs se ve una cabeza barbada, Que pud iera ropre·
senta r un sacerdote o sacrificante al es tilo de ¡as imágenes de Har.
celos (Portugal) (fig. P, núm . 3).
1."
(7) VJVEB ESCUDERO : Obra citada en la nota. 1, pé.g. 134, Limlna L·2,
(8) PIDEL PITA : "NI.teVa.s lrucrlpclones romsnas Y visl86tieaa en Talavin
y Mérida". BoleUn óe la Real Academia de la Historia. Tomo 64. pig, 304.
(9) ANTONIO OARClA BELLIDO: "Le. Dama de Elche y el eonJunto de
piezas alqueológ:leas relngresada.s en espada en 111'1". Madrid, 1M3, P6a. 171.
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165_
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FiC. 1.' - 1. F lgurUla de' t.Ierra cocida procedente de lblz3.. - 2. Relieve de TalavAn (Cá.ceres).-3. Relieve de Tajo de Montero (SevUla).-4. P lgullnas de barro vidriado y paIIomIta de bronce de "El Molar" (AlIcanle) .-7. Placa de ala bastro del temp'o del TOS$&l de Mantses, segú n Lumlarcs.
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I N~'LUENC I A
DE LOS CULTOS · CARTAGINESES
9
Estas úhimas representaciones corresponden a la época romana
y muestran el diferente arte que dominaba en cada región, duro y
primitivo en Ext remadura y artístico y detallado, aunque también
bárbaro, e n Sevilla. La rudcza de la últi ma se debe, sin duda, a 'iU
o rigen púnico, co mo labrad3 por púnicos que seguían su vida bajo
la dom inación ro mana y que acreditan y det alla n SUB creencias con
la palom a que colocan en el tímpano del {rontón , Que idenlific;!
a la d iosa junto con el ave de rapiña, apenas diseñada, que se ve en
el tejado. Alude a su o rigen la palmera Que acompaña la efigie.
Creo Que se puede deduci r de todo lo d icho que divulgando el
culto a Cara y 8U madre Demeter po r la región oriental , 8e le prCII·
IÓ adoración en la forma descrita en Portugal, o e n cavernas co mo
la de l-Iu elva, y se representó a ambas dios as con la forma igual ,
si n más distinción que la paloma que acompaña a T ani!. Este culto,
perpetuado en la época roma na , conservó en Extremadura y Por.
tugal la represent:lci6n tradicional; mientras en Andalucía se ma di.
fi có algo por la influencia mayo r del arte griego y po r eso el nicho
de l .p rincipio se convierte en edículo , con lo cua l se conservaba :1
la vez la manera t radicional de poner la imagen en una hOrnacina
excavada en e l mismo bloque.
Este modo artístico de representar a la diosa no trascendió a
esta región sud oriental de la península . El relieve de Cartagena no
tiene an tecedentes conocidos y s610 se puede explicar su presencia
en esta ci udad ,por los hechos históricos, si lo atribuimas a los pri.
sio neros y rehenes que An íbal trajo, como mercenarios fo rzosos,
de su exc ursió n y ca mpaña contra Elmántica (Sala manca). Entre
aquellos hombres pudo haber :Htistas Que esculpieran la imagen de
Ca rtagena, po r tener en su necrópolis a la diosa. que ve ncrab:ln .
en la misma forma que la tcnían en su patria (Salamanca, Extremad ura y Po rtugal).
y no tuvo imitad ores en esta región del S. E. , porque corre8po nd í:1 al segundo imperio cartaginés (siglo III a. de J. C.) cuando
ya los ca rtagineses tenían o tro arte, que ahora diremos, p:lr:l repreSenta r a la diosa.
Pertenecientes al primer imperio ca rtaginés (siglo V·IV a. de J.
C.) s610 encontramos en la necrópo lis de El Molar, cerca de Guar.
d:'!mar (Alicante) unas figulinas de loza blanca vidriada al estilo
egipcio, de fo rma y tam año de un caca huete, o en forma de tres
bol it as, la su peri or con indicaci6n de nariz, a las que .pudimos atri·
buir cierto ca rácter religioso por su remoto parecido de forma ron
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10
J. LAFUENTE VIDAL
algunos idolillos de hueso prehistóricos de esta reglon y por haber
encontrado entre ellos una palomita de bronce (l1g. l.., núm . 4).
Encontramos también allí gran número de conchas marinaa,
perfectamente alineadas. cubriendo 108 lugares de cremación o en
el inlerior de algunas urnas, lo que parece demostrar cierta veneración religiosa hacia e Uas; pero lo que más se hizo notar fueron
una escultu ra de toro en un gran bloque, lobre un muro, como
presidiendo la necrópolis, y otra de le6n. no distante.
Estas esculturas encerraban, sin duda, su simbo lismo religioso
y han aparecido también en otros lugares de la provincia, como la
Albufcrcta, Rojales, ctc., lo que indica la divulgación de CSlas creen·
cias religiosas y su gra n arraigo, pues perdu raron' hasta la época romana, cn la cua l se las encuentra, tanto en el O riente como en el
Occidente ,peninsular, aunque con frecuencia tan desfiguradas y
barbarizadas que se les ha confundido con otros an imales, y varias
tiencn grabados cabalísticos de origen céltico.
Con las conquistas de Amílcar en el siglo 111 (año 237 a. de J.
C.) comienza a restablecerse e l segundo imperio cartaginés en España . Pero esta segunda dominación púnica , en lugar de establccer
su capital y b:lses de operaciones en el Occidente, lo hace en el
Oriente: Amílcar funda una ciudad en el monte Benacanlil de 'A licante, ll amada Akra Leuka por los griegos, por su elcvaci6n sobre
los montcs vecinos y por su blan cura; y Asdrúbal establece en
Mastia (Cartagena) su cent ro de gobierno, Quizá por su casamiento
con la hija de un régulo del país, y reconstruye en el vecino Tossal
de Manises la colonia griega que su antecesor había dCitruído ca·
mo otras muchas vecinas, según el texto de Diodoro (Libro XV,
núms. 10 y ]2). Cádiz decae hasta convertirse casi cn un montón
de ruin as, según dice el Poema de Avicno (vers06 267 a 272) .
Hubo, ·pues en la provincia de Alican te una base de cultura helena Que, a consecuencia de las campañas de los púnicos, se vió refo rzada con Jos mercenarios iberos Que había n acompañado a los
cartagineses en sus campañas de Sicilia e Ital ia, donde hubieron de
admir.. r y copiar mucho del arte griego y donde robust ecieron sus
creencias religiosas en las diosas griegas Cora y Demeter, Que los
ca riagineses habían hecho suyas con lodos los atributos que Jos helenos les dedicaban.
De la repatriación de los mercenarios españoles de Italia a nucatra .patria tenemos un testimonio en Tila Livio, el cual nos refiere
(L. XXIII-46) que, después de la victoria de Nola obtenida por
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rNPL'Ut:NCIA DE LOS CULTOS CARTAGINESES
JI
Marcelo (en 2J6 a. de J . C.), bien fuese por despecho al ver su derrota, o bien por el deseo de un servicio militar más libre, se acogieron a 105 romanos mil doscientos selcnta y dos caballeros, enlre
Númidas e Hispanos . Roma los empleó en aquell a guerra , obteniendo de ellos un trabajo valeroso y liel, en recompensa del cual
se conced ieron tierras a los Númidas en Africa y a los españolC1l en
Hispania .
Seguramente que muchos de ellos, adiestrados en Italia con 106
modelos griegos, debieron llegar a la provincia de Alicante en unió,l
de los romanos que la conquistaron , porque notamos Iras este hecho un gran progrC1lO artístico en la cerámica, Que ado!?la numerosas fo rm as nuevas, mejora la técnica de su fabricación a \a vista de
la cerámica campaniense, a la Que imita, y multiplica los dibujos
de sus vasos con temas, no só\o geométricos, sino también de fl o l a
esti!iz3da . Co n ello acaba de formarse un arte ibérico Que no mostraba m:ís que sus I
primeros balbuceos en la necrópolis de El Mo-
lar .
~
Pero este arte no se presta todavía en esta provincia a los aSu ntos re ligiosos . sino que aparece independiente de la devoción . En
cambio, al soca ire del pueblo cartaginés, había su rgido airo arte
Que respondía a una fina lidad religiosa y que, lejos de debilitarse
con la conquista romana, se mejora, se perfeccio na y se aumenta .
Me refiero a las fi guritas de tierra cocida que nacidas segura menee
de la imitación do las de Ibiza, se extienden por el S. h3sla 'Murcia
y Almería y por el N . haSla Ampurias. Con esla novedad subsisten
las esculturas de toros, que también llegan a efectuarse en li erras
cochas, las de leones y la devoción a las conchas marinas .
Las figuritas de tierra cacha so n, en su mayoría, cabezas con un
trazo de cue ll o cubiertas con un canastillo o cesto (kalalhos) de 9
a 25 centímelros de altura en tota l. En la parte superior del cestl)
lienen cinco agujeros, para poner flores, según se supone. en recuerdo de la ocupación de Cora en el mito, la cual so hall3ba cogiendo fl Ores y se aproximó a un narciso, maravilloso ,por su he rmosura, cuando fué rap tada por el Dios de 108 Infiernos (Lámina
J. 3).
El frontis del kalarhos se adorna, generalmente, con dos palom36 y tres granadas, o sea , con los atributos que corresponden a
Cara; o tras liguras llevan hojas y frutos, at ributos de Demeler, a
la que se da la misma cara y forma, y a iras, en fin, ll evan el ka lafh os exento de atributos, dejándonos en este caso en la duda d(' si
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12
J . LAFUENTE VIDAL
se trata de las diosas o de alguna mujer oferente (ca néfora), de igual
modo que en Ibiza muchas de las tierras cocidas no Ion imágenes
de d iosas, sino de mujeres, co n ofr endas, o de sace rdotes.
En la Albufcrcta misma 0lr35 figuras de cuerpo entero pueden
tener esta significación. Un alto re lieve sobre un pinax o planch ..
representando una mujer que amamanta un niño pudiera aludir .1
Dernerer y Cora reunidas, y una caverna con agujeros en lo aho
para fl ores, ,pud iera ser un símbolo de la doble vida de Cora: en
e l infierno (1:1 caverna) y en la tierra (la parte alta), trayendo h
prim:tvcra. (Um . J, 4) .
T odas estas representacio nes tienen de común el estar hechas
para ser vis las de frente, carecien do de dcta Jlcs en la espalda , do nde, en cambio, tienen un agujero oval Que parece destinado a suspe nd erlas de un clavo en un poste o en un muro, lo que nos da la
clave de quo así se las col ocaba en las ceremoni as fúnebrea.
No podemos precisar en lo que consistiría n estas ceremonias;
los platos y pebeteros (hay uno de plata) nos indica n Que se Quemaban perfumes, bien fuese para agradar a la d iosa o para atenuar
[os olores de [a inci neración y unas vasijas esiéricas de barro, muy
abudames, nos hicieron suponer que hubieaen servido pa ra tra cr
[os ,perfumes ; pero el relieve tan conocido de J ávCJ , en el Que :>e
ve una figura. al parecer un sacerdote, con una de estas vasijas en
la mano, mientras la otra ,parece extenderla sobre algo quo la rotura del mármol nos impide conocer, y que muy bien pudo ser un
ara, nos llevó a la su posición de que en las ceremo nias se hicieran
[ib.:lciono¡ rituales con vino agrio C hidromiel y que ese bajorrelieve
represen ta las ceremonias de reconstrucción de Hemeroscopion po r
los locenses en el siglo IV , en la que se \'e al sacerd ote haciendo
J:¡ lib.:lción ritua l sobre el ara, segu ido del jefe de la nu eva colonia,
m:lssalio ta, y de la gente armada.
La fech.:l que representa 'po r su arte el relieve co rrespo nde, efcctiv:lmente, al siglo IV a. de J. C., según la opinión de varios críticos, y la ceremon ia rit ual de la libación era muy frecuent e, según
el relato do los clásicos, :t parte de Que hemos encontrado, también
en la Albufereta, vasijas co n cabida para dos líquidos sepa flldamente Que p:!recen destinadas a este objeto (Lám. 1, 5).
L a necrópo lis de la AJ.bu'fereta se prolonga hast:! los p ri meros
tiempo de la conquista romana, y de su última época, cs un:t hoguera en la Que se encontraron un relieve en mármol , que se ha
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170 -
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INFLUENCIA DE LOS CULTOS CARTAGINESES
I3
hecho célc.brc, y una figurita en barro cocido representando un..
mujer con una paloma y un niño.
Aunque no tenga relación con lo que ~ tam Oll diciendo, he d~
ll amar 1:1 atención sobre el traje de la s dos figuras femeninas, QUt,
se atavían con adornos tradicionales iberos que, seguramente, esta
han ya en dcsuso en su época y sólo se acudía a ellos para acto¡,
solemnes, como actualmente las damas españolas usan las grandct
mantill as lu josas para actos excepcionales. Además, el relieve es in
dicación de q ue el 3rte de 13 escultura en píedra o mármol se abrt..
cami no sobre las tíerr:ls cocid3s.
Revela n l:ts excav3ciones que a principios del siglo 11 a. de J.
C., la ciudad y la necrópolis fuera n ab3n do nadas, y p3saron algunos tlños antes de que la ciud ad se reconstr uyese sob re los cscombros d e I:l población anterior. Con el aba nd ono de la necrópolis
I 3rece coincidir la desaparición de los artistas de i:ls figuritas d.:;:
P
barro, pu es de la época posterior sólo hemos h31lado en la ciud ad
alguna que o tra. con técnictl enteramente distinta y sin Que se aprecie simbo lismo religioso
Estudi:Jndo los hec hos históricos que pudieron ocas ionar la despoblaci6n y la rcconstru::ción, encontramos. por un lado los rigore!> de Catón en el año 195 a. de J . C .• el Cónsul que. según, las fr,lses de Plutarco copiadas en sus Vidas Paralelas del perdido libro
XX de Polibio, corden6 Que en un solo día fuesen Qui tadas las muTall as de I:ts eiudadcs de la parte acá del Betis...
Esta represión o previsión contra posibles levantamientos iberos, aunque sea exagerada la frase. p udo ser 10 suficientemente
cruel para hacer que los iberos huyesen a la montaña , dejando sus
poblados por temor a los castigos ,por incumplimiento de las órd\!nes.
En cu:mto a la repobbción. suponemos Que el reparto de ti .:..rr:ls que hizo Ccpión desp ués de las guerras de Vi ria to en 138 antes
de J . C. o sen , 57 años después de Catón, pudo traer habitantc~
Iluevos o viejos a esta ciudad con bcnepJ:ídlo de los rOIll :1nos. que
así creían evitar los acostumbrados pillajes de los in dígcn:ls pobres,
sin tierr3s de labor. Las moncd:ls hall adas en los estratos corres,pondientcs a csta s épocas parecen confirmar esta hipótesis de despoblación y repoblación en las fechas citad :,t
Los nuevos pobladores traen los adel mica de pinturas de figuras de hombrcs y animales. y a juzgar por
I:ls semejanzas que se notan entre sus dibu jos zoomorfos y fitomor_
171 _
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14
J . LAFUENTE VIDA!.
fas o geométricos con los de algunos vasos de Italia (lO) parece que
de allí debió venir el ,perfeccionamiento de su arle, si bien aquí no
ll egase en toda su plenitud hasta la época dicha, porque sólo entonces con las revueltas de las guerras de Virialo y Numancia, saldrían del N. E. en donde los romanol los desembarcaron por T a
rragona, los artist:lI¡ venidos de allá o sus discípulos.
Otra cosa que se hace notar en la repoblaci6n de Cita parte me
ridiana l levantina es que ola devoción a las diosas Demctcr y Cora.
lejos de disminuir so recrudece, como Jo prueban algunas pintur:1'
de va sos y otras manifestaciones artísticas tan ahu ndan les y significativas Que yo creo Que e l nombre de D eitall os, que aplica por primera vez Plinio. contemporáneo de Augusto y de los hec hos c¡ue
rela tamos , a los habitantes de esta pa rte del S. E. peninsular, procede de D cac .de la di osall, y el sufijo talla, Que indica proccdenci o relación, con el sent ido de . H ombres o gentes de la Dioball ¡por
su devoción a :Ia Divinidad a la Que dedican sus mejores obras M lísticas.
Modelo típico de esta devoción son, a mi· juicio, unos vasoc; de
Elche dados a conocer por su descubridor (11) y scguramente ('l).
rrespondientes según las monedas Que 105 acompañan a 101 :¡ños
comprendidos del 80 al 23 a. de J. C. Se representa en uno de ell os
a Tanit alada Que tiene a su izquierda unida por tallol un ga vilán,
y el resto ocupado ,por flores estilizadas. Suponiendo ahora el gavilán cnemii!o de la paloma y de Tanit, como símbolo del invier ·
no, la alego ría de las estaciones parece clara (fig. 2.-, núm. S).
E l ot ro vaso tiene I
pintadas en el cuell o dos fi guras femeninas
con el mismo traje de la anterior y las caras enfrentada., con la
diferencia de que cada una sostiene una paloma en la mano de
frente a la olra y que el brazo opues to se sustituye por un ala . En
la zona inferio r hay dos gavilanes y una serpiente como signo dei
invierno vencido y de la condición inferna l de Ca ra, a la Que ha
de volver al terminar la buena estación.
Son pinturas muy expresivas para considerarlas caprichosas o
natundislas, y por ot ra parte suponen un arte muy evolucionado
como el de los demás vasOs de la región, has ta el ¡
punto de Que
(10) ANTONIO OARCIA BELLIDO: "CoIltac~ y Relaciona entre 1& Magna Grecia y la Penlnsula IbérIca. según la- arqueologia y los textos clá.sk:os" .B. A. H.. Tomo CVI. cap. 1.- PAgo 327.
(11) ALEJANDRO RAMOS FOLQUES : " Hallazgos eerámloos de Elche y
algunas conslders.ciones sobre el origen de ciertos temas". Archivo Esp. de Arqueologla, núm. 52, afto 1913, pág. 328.
-
172-
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INFLUENCIA DE LOS CULTOS CARTAGINESES
15
cuando vemos en varios un águi la con las alas exp l:l)':ldas entre vcgClales estilizad os)' dibujos geo métricos, no ubcmOB si al anim:l l
si mb6l ico del inviern o le acompañ:ln los r:l mos secos de la estación
F I,.
2.~.
t.m.aren alada de T:llÚt en un vaso de Elche.-6. Aau!1a en los vasos
l~rIC05. - 8. Oran vaso IWrico de A%alla, ae¡¡ln Cabr6.
o so n dibujos que le multiplica n por el .horror al vacíoa que suele
tener el arle decadente (fig. 2.-, núm. 6).
Se asoci:l a laa avcs de rap iña como símbolo invernal, el lobo.
que Ijene SUI an tecedcntes e n un vaso dc Italia y en otro de AZ:li-
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16
J . LAFUENTF. VIDAL
la (TcrucO , con los que los levantinos tienen mucha. ana logías en
las rcpresc ntaeioncs religiosas. Más que, el' invierno. en general debe significar 13 crudeza de la estación. Que hace desaparecer a 1
:18
aves y los ciervos y contra la Que ha de luchar el hombre.
E n Alicante, la primera manifestación de estos simbo lismos nos
b da a conocer él Conde de Lum iares, excavador ' de I:ls ruinólS del
Tassal de Maniscs y el pr imero que idenl ific6 aquell as ruinas con
la L.ucenlum de los clásicos. Dice en su fo ll eto «Luccntum,» de J780
(1 2) que en el templo existente en lo alto de la colina. del que cnto nces se conservaba bastante, estaba el zóca lo rc\'cstido en tod as
sus b chadas pOr unaS losetas delgada s de alabastro azulado, cuyo
dibujo él nos transmite (fig. P, núm . 7) .
Como se ve, se trata de pal omas Que picotean las pl'a ntas y qu e,
CO nfo rme al rito de Tanit, representan las emanacion~ de la diosa,
Que mot ivan (y aquí parece Que 10 consiguen con sus picotazos) los
brotcs, primaverales.
Es un tema Que se repile en uno de 108 vasos de Itali.. y Que
cspecialm ente se hace not ar en uno de la cerámica ibérica de Azaj·
la con la que la cerám ica de esta provi ncia parece tener cierla relaci6 n fi lial (13) (lig. 2'-, núm 8).
A las palo mas se asocian otras animales co mo los ya dichos de
:íguilas, lechuzas, lobos y serp ientes, con otros, como conejos, caballos y peces, Que ya probablemente no tienen significació n reli giosa
sino que se emplean como fi guras naturalistas O senci llamente como
:'I dornos, porque los artistas iberos no tienen siempre ni la supers·
tición sobre las venganzas de las diosas, ni la estrechez de mi ras
de 108 ca rtagineses.
Oc las ruina8 de Lucenlum se conservan e n el Museo , dos trozos de vasijas con pinturas si mb6licas. El primero de 108 vasos es
un trozo de thimialcrion al et¡tilo italiano y de Aza il:t, en el Que
cst:í n pintados unos lobos persiguiendo a OtrOs anim:lles , mestizos
de ciervo y aves, teniendo como rell eno entre las palas de unos y
o tros unos ¡peces. La zona superior la adoro:l una 61 a de águil ,lS
(fig. 3.-, núm . 9) .
Confo rme a lo que venimos dici endo, pudiera verse una repre·
(2 ) Roodltado por el Ayunt.amlento de Al\can\.e en 1908.
( 13 Sobre la cerámica de Azalla puede consultarse JUAN CABRE AGUlLO
en "L:l. cc ré.mlca etltiea de Azall.a (Ternen". Archivo ESpaftol de Arqueo·ogla. ·
n um. 50. afio 143. J>é3. 49 Y ': La CerAmlca pintada de Aulla", Archivo ElI;paJlol
de Arte y Arq ueologla., 1926, y la blbllogralla 8111 citada.
-
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INfl.UENCIA DE LOS CULTOS CARTAGINESES
17
senlación del invierno (las águi13s), cu)'a crudeza acaba con ciervas
y aves (el lobo y sus presas) y entorpece la pesca.
En los trozos de la segunda vasija, un hombre a caballo con
una palma en la mano, se enfrenta con un lobo acometedor, en ro
cual pudiera verle al hombre luchando y triunfanle (por la palma)
conlra el lobo (símbolo de la crudeza invernal), mienlras unos concjos (símbolo de la vida) se colocan bajo 108 pies del luchado r
(Fig 3.-, núm JO).
Serían, pues, estos vasos, representaciones de una si mbología
religiosa muy avanzada, que no ta rdó mucho en confund irse con la
Plg. 3."-9. Trozo de thlmlaterlon procedente de Lucentwn (Allcanl.e ).10. Pintura de un va.so ibérico de Lucentum (Allcant.e ).
multiplicidad de creencias Que los romanos aportaron a la penín.
sula . Contempor:íneos de ellas o poco p osteriores, deben ser otros
vasos pintados con temas completamente extraños a las ideas heredadas de los cartagineses, sino Que representan escenas de aquellos
pueblos o util iz:m co mo motivos artísticos los anteriores mOlivos
religiosos.
Para terminar he de dedicar un;M; líneas a los sa nluarios, que
quizás t uvieron su origen en la época cartaginesa y luego con la
dominación romana se robusteciero n y modificaron ligeramente en
su culto , siguiendo una evolución semejante a la de la cerámica .
Unos estuvieron en cuevas, como el de Castellar de Santisteb:m
(provincia de Jaén), respondiendo a la tr.:adición del de la provincia de Huelva Que mendona Avieno: y o tros, como el de la Scrrel.:a de Aleoy, debieron ser corralones con un pórtico de entrada
y acaso alguna tQ6ca construcción auxiliar, siguiendo el sis tema de
-
175_
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18
J. LAFUENTE VIDAL
Barce10s (Portugal). Además de los dichos, se han heeho célebro!!i
por sus exvotos el del Cerro de los Santos en Monlealcgrc (Albacete), el de Dcspcñaperros. en Jaén. y el de la Luz (cerca de Murcia).
El culto en ellos debió consisti r en romerías, peregrinaciones o
sunt uosas ¡procesiones por Jos caminos frecuentados en Que lodos
estaban, y y:l, dentro de ell05, en ceremonias de libación ritual y
algunas o lras de las Que no Quedan vestigios. Ofrecían a la divini.
dad, como testimonio del cumplimiento de los VOtos, figuril:lI; de
bronce o barro Que representaban a la divinidad misma, o a los
devo los con las' o frenda s que hab ía n llevado, o representaciones de
los miembros Que habían conseguido curar por intervenci6n del
Númen, o bien dejaban grandes esculturas que representaban a las
mujeres o sacerdotisas vistiendo el tra je an tiguo ibero que usaban
en las gra ndes solemnidades; marchando a la ceremo ni3 en procesiones solemnes con el vaso de libación ritu'al en la mano,
Unos relieves que debieron formar parte de un monumento ,
hallado en Osuna y representando una Rautista y dos mujeres proces io nales con copas, parecen ser una representación gráfica de estas
procesiones (14) . La Raulista puede indicar también que en las ceremonias del sa ntuario había cánticos religiosos,
L3 tan celebrada Dama de Elche debió hacerse pa ra depositarla
en algún santuario , como lo ind ica el agu jero que tiene en la esp31
da, como destin3do :1 alguna grapa que la sujetase a la pared, pero
su traslado pud ieron impedirlo las guerras civi les u otros acontecimien tos políticos, que obligaron a sus propielarios a dejarla -¡
esconde rla en el lugar de su origen.
No puede asegurarse que los sa nluarios estuv iesen dedicados exclusivamente a las diosas Demetcr y Cora, aunq ue enlre las pequu.
ñas figuritas de bronce colocadas en ellos como exvotos hay algunas con la ofrenda de una palom a,
T ambién el hecho de hallarse en corralones o en cuevas los primeros sa ntuarios de estas diosas que hemos mencionad o en la provincia de Huelva y en Barcelos (portugal), parece indicar que nacieron en la época cartaginesa y, por 10 tanlo, dedicados n Ins dos
diosas tan temidas y agasajadas ,p ar púnicos e iberos,
La repntriació n de los mercenarios iberos de Italia debió robus--
(14)
ANTONIO OARCIA BELLIDO : "La Dama de Elche", P6.g. 73 Y 11·
rulentes, L&mlna.s XI a xvn
-
178 _
[page-n-177]
INFLUENCIA DE LOS CUl.TOS CARTAGINESES
19
teeer la práct ica de es tos cu ltos, como ac redita la cerámica, y e n
los tiem pos de Roma republica na debieron tener su mayor esplendor, si bien con la evol ució n y amp litud que el pueb lo romano iba
int roduciendo en la vida hisp ana.
E n fin, la asi milaci6n de Grecia y el O riente, 10& transtornos de
las guerras de los triunviratos, con e l movimiento consiguie nte de
hispa nos, y la fusió n del Imperio , con su tendencia a la universa lidad . acabarían con aquell as tradicio nes localefi , últimos resid uos de
la herencia cartagin($a, y los sa ntuarios fueron olvi dadOfi y la cerámica ibérica p intada desa pareció para siempre (1 5).
( 15) En prensa ya este articulo. se reciben notlcias de AJcoy, de don Camilo VIudo. descubridor y excavador del famoso santuario Ibérico de la serreta. de aquella localidad. de ·haber hallado en el mismo una palomita. en barro
cocklo. plnLado, Que él considera como cosa. oferente. Este descubrImiento puede alegarse como una. peQuefia .prueba mAs en favor de la tesis Que aqul so
ar¡uruenta sobre los tales santuarios.
-
i'l'l-
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[page-n-179]
LAFUENTE. - " lnHue nela ete los c ul tos carta,lneses
R
I...-..Relleve del monte de la Sala~Barcelos (Por1.upl) del Museo de Gulmaraes.
l.- Relieve del Museo
!. - Im'etoe.s de Tan1t en barro tocldo. halladas t'n "La Albufereta .. (AlI.cante) .
4.-Cavema en balTO cocido representando tal vez el ln1kmo. procedente de "1.3
Albufereta .. (AlIcante) •
.i.-Bajorrelleve de J6.vea (Alicante),
LAM. L
[page-n-180]
JOSE LA FUENTE VIDAL
(Alicante)
Influencia de lo!> culto!> religlo!>o!>
cartagine!>u en lo~ motivo!> artl!>tico!>
de lo!> ibero!> del 5 . E. E!>pafiol
La civilización cartaginesa y su influencia en la cultura hispánic:l
habían venido siendo casi un misterio para los historiadores por la
falta de hallazgos arqueológicos que lo aclararan, por la falu. ca,i
absoluta. de cpígraf~ en 108 monumentos púnicos y por la co nfusión Que viene origi nando el que los escritores clásicos ll amen con
frecuen cia ¡cIlicios a los cartagineses, lo Que ha inducido a muchos
de sus intérp retcs a llevar y traer a los fenicio s pOr lugares que ja.
más visitaron y a Que se les atribuyan objetos Que nunca "asaron
por sus manos.
Los' h311:lzgos ca rtagineses típicos de la isla de Ibiza ya difundidos
(1) y Jos de i3 Alb u{crcta y Tossal de Manises en Alica nte, quo yo
he procurado relacionar con la Historia de España, y especialmen .
te con la de Alicante para precisar su fecha con mayar aciert o (2),
han servido m'ucho para deslindar lo puramente cartaginés, espt>
cialmento lo que se realizó por este pueblo con fecha posterior :JI
hundimiento de Tiro, su .p atri3 asiática y con influencias distintas a
las que aquélla tuvo.
Los cartagineses, con sus conquistas y comercio con 108 pueblos
(1) CARLOS ROMAN: "Antlglledades Ebusltanas". Barcelona, 1913 ; ANTONIO VIVES ESCUDERO: "La NecrOpo:1s de Ibiza". Madrid. 1917.
(2) J08E LAF'UENTE VIOAL: " Breve HiStOria documentada de AUcante
en la Edad Anti¡'Ua" . Alleante 1948.
-""-
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2
J. Lo\F'UENTE VIDAL
indígenas españoles, les fueron transmitiendo sus creenci as religiosas y su te mor supersticioso a determinadas divinidades, y e l pueblo
ibero, que ya tenía sus trad icio nes artísticas prehistóricas y empe ·
zaba a fo rmar un arte propio bajo la influencia del helénico se valió
del mismo para adorar y aplacar las divinidad~ carlaginesas con sus
representaciones si mbólico-religiosas en su -cerámica y en sus escul.
luras.
No cs mi propósito desarrollar tan am plio lema, sino sem lar los
punlos de relación que tiene con los hall azgos arqueológicos de la
región del SE. peninsular, lomando únicamente de fuera los ante_
cedentes precisos para su co mprensión.
Con este objeto. empezaré ,p or exponer lo que nos refi ere en ~C1
Biblioteca Histórica el escritor griego Di odo ro Sículo, contempor:íneo de César y Augusto y, a mi juicio, el que expone con mayor
claridad las (,: recncias religiosas del puoolo (,::utaginés"
E n su libro XIV, después de referir los triunfos que tenían en
Sici[ia los pún icos, mandados por Hi mi lcon, nOS (,:uen ta que cua nd o
se apoderaron del arrabal de Akradnia (en Siracusa), saquearon los
templos de las diosas griegas Demeter (la diosa madre) y Cora, su
hija, la Perséfona, y Que desde entonces empezaron los ca rtagineses a sufrir reveses y desgracias, siendo la mayor de ell as una ho rri ble epidemia" que, fa vorecida por el verano y por la aglo meración
,
de personas, hizo entre ellos grandes estragos_
Al en terarse en Africa de sus derrotas y desgracias, 108 pueblos
some tidos, deseosos de libertad, se asociaron contra sus dominadores obligando a los cart agineses po r todo ello a abandona r por enlances lall empresas de Si racusa; y cua ndo los insurgen tes toma ron
Túnez y encerraron a los cartagineses en el recinto de la ciudad ,
supusieron ~ t os, en su apuro, que todos SU8 desastres eran debidos
a [a venga nza de los núme nes, y, pensa ndo en el ult raje que habían
hecho a las dio83s griegas Demeter y Cara, decidieron acep tar ~u
culto para desagravia"
rlas_
He aquí las palabras Que emplea Diodoro Sícul o (Libro XIV,
ap. LXXVII, núm . 5) para expl ica r esta adopción :
.. No habiendo tenido antes en sus cultos ni a Cara ni a Demeter,
instituyen a les más distinguidos de los ci udadanos como sacerdotes
de ella8; con la mayor reverencia alzan estatuas (imágenes) a las
diosas, les hacen sacrificios al modo de )05 griegos y eligiendo de
108 griegos Que vivían enlre ellos a los más elegan tes, los destinan
al se rvicio de las diosas:..
-
100 _
[page-n-161]
INFLUENCIA DE I.OS CULTOS CARTAG INESES
3
Desde este acontecimiento , Que tuvO lugar a principios del siglo
IV (año 396 a. de J. C.) tuvieron , pues, los ·cartagineses etlle cu lto
calcado sobre la base de las creencias, fórm ulas rituales y representaciones plásticas de los griegos, y en su consecuencia hay que pensa r que las manifes taciones religiosas no se limitarían a la adoración
y reverencia de las dichas dious, sino que con ell o irían env u elta~
las demás Que se relacionasen con este cu lto en Sicilia.
Pues bien , de eSla isla y de Grecia misma, sabemos que por
in fluencias egea8, perpet uadas pu r los griegos y luego trasladadas
a Roma, e ntraban en los cu ltos a estas diosas la veneración y respeto a la palo ma, que ya se modelaba e n ba rro en Creta dC5de la
época neolítica y que luego tuvo ·bas tante eficacia lla ra servi r de ta·
lismán a los muertos , con lo que acabó de identi fi carse con C,?ra o
Perséfona, la diosa de la muerte, e:de la que aparece como un.: ema·
nación» (3).
Siendo la paloma idéntica a Cara y representando ésta la primavera, se le oponían las aves de rapiña sus enemigas. y como [a let:
se le sac ri ficaban a la diosa. 'o quizás se le hacía este sacrificio como
víctimas expiatorias, porque, segú n el mito rel igioso, fué trasforma~
do en ave de rapiña (buho o águila) el traidor Aseáfalo. único tes·
tigo que vi6. comer a Ca ra en e l infierno siete gra nos de granada l
que, por lo tanto, con su delación impidió el regreso definitivo de
la diosa a la tierra y a su madre, pues, según la sentencia de Zeus,
s610 era posib le el regreso si no hubiera comido allí nada y po r
esta transgresión hubo de partir el año , alternando su residencia entre el in fie rno y la tierra, seis meses en cada una, con lo que Re
simbolizaba la alterna t;"a en la tierra de la desolación inverna l con
Ja fecundidad y prosperidad de la .primavera y verano , mien tras ell a
residía con su mad re la Na turaleza.
T enían tamb ién los cartagineses como ani males si mbó licos, aunque 1\0 se enc uentran mencionados en ningún h is ~o ri ador, al to ro .Y
al le6n p rocedentet: de un mito asiático que debieron importar directa me nte a la península desde Asia o dClide el Egeo, sin la8 trans- '
form aciones que sufrió en G recia.
Según el mito persa, el So l era el poder supremo en los 6rdenes
esp iritua l, mo ral y natural. identifica do con Mit hra y simbo lizado
en e l leó n que devora al toro, y és te representa a la nat uraleza contraria a la luz y a su potencia fr uctífera, pero que con BU muerte
m
GUSTAVO GLO'l'Z: .. La CivllJzaclÓll
_ 161 _
E~a".
p4e. 302. BIlrcekma 1926.
[page-n-162]
4
J . LAFUENTE VIDAL
da luga r al desarrollo de la vida o rgánica del mundo vcgcI3 1 y :mimal. Dc cM .. mane ra, p o r una evo lución natura l, el loro gignifica 'a
muerte, Iras la q ue resu rge la vida espiritual posterior. y de aquí su
conversión en animal funerario que se le encuentra e n las necrópo.
li s, a la vez que el león , como fuerza vital en esle mundo y en el
o tro . .
También mostraron los cartagi neses en esta provi ncia de Alicante cierta reverenci a a las conchas marinos, quizá .po r tradición cgC:l,
como núrncncs pro tectores de los navegantes y a determinados di9
ses o espíritus ado rados po r los egipci os, como el dios HOrr4s, del
Que se e nco ntraron dos amuletos en el T orra l de Ma nisetl ; el espirilu Ka , simbolizado en dos brazos eD il manos, que rodean el pl a to
de I;¡s vitu;¡!I;¡s, de los cu;¡les encontramos res tos e n El Molar y e n
la Albufcrcta ig uales c n larm a al famoso brase rillo del tesoro de
Aliseda; el Ojo si mbó lico de O siris (Udja). cuyo ejemp lar en barro '
cocido fué ha ll ado en la Albufcreta. ctc . Pc ro estas reminiscencias
de cultos egipcios no tuvie ro n trascen de ncia a l arte ibcro, porque
scgura mente e l elemento indígena español no se asi mil ó talcs creencias, y fueron pro nto olvidadas.
La antigua religió n de los fenicios, conservada por 10& cartagineses, la mencio na también Diodo ro Sículo (Libro XX, ap. XIV, nú me ro 1), Quien a l refe rir las de rrotas Que les in Rigió Agatocl es a (j.
nes del siglo IV a. de J. C ., dico así:
. Por lo t;¡nto, los cartagineses ¡pensando Que esta cala mida d les
sobrcvenía por causa de los dioses, acuden a toda clasc de roga ti ·
vas a l Númcn y. creyendo Que e l más irritado con ellos es Me lkart,
el de las Colo nias , envían a T iro una g ran cantidad de dinero y no
pocos de 108 más ,preciados dona livos religiosos» .
y en el Libro XX, apa rtado XIV, núm . 4, sigue diciendo:
.Suplicaba n también a Kronos (Moloch). Que se 1 había vueie6
lO enemigo p o r cuanto en los ti e mpos anteriores sacrificaban a este
dios a los mej ores de sus hijos, y desp ués , compra ndo a escondidas
niños y gritando tumultuosamenle (como si fuesen suyos) 108 m andaban al sacrificio y habiendo hceho averiguaciones, se e ncontraron Que algunos de los que se habían sacrificado se había hecho con
sustitu ídos».
Este cul to asiático, cruel, Que allá no tuvo o tras representaciones
plástic3s Que e l betilo, trozo de madera o bloque de pied ra sin I;¡brar. con fo rma apfoximadamente cónica o p iramidal. no trascendió al arte hispa no, :tun cu:mdo e l c ulto, o .por lo menos el horri- 1821 -
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INFi.UENCIA
m: LOS CULTOS CARTAGLNESES
5
blc sacrific io de niños, debió practicarse en la Albufereta, según lo
demostraron algunas de las tumbas que excavamos (4).
Es el culto copiado de los griegos y practicado a su usanza, valiéndose, como dice Diodoro, de Jo más escogido entre los hetenos
que convivían con 10i cartagineses. et que mo tiv6 la inAuencia del
culto cartaginés en la población ibérica, y esta ¡n Huencia Se desarrolló conforme se rué extendiendo la dominación ,p ú nica, no s610
por temor a los conquistadores, sino también par el terror su persticioso que supieron difundir sobre la venga nza divina y por !a
base de población helénica existente de anliguo entre los iberos.
Según el testimonio de Avieno (5) empezó la co nquista cartagi·
nesa por la is la Erithia (isla de León en Cádiz), de do nde debió ir
extend iéndose por la ría de Hueh'a a Portugal y por los territo rios
Tartesio, de Andalucía y Murcia. Muy poco desp ués del lance histórico que refiere Diodoro, o sea, a principios del siglo IV, habían
y:1 fundado cerca del río Tinto (entonces ll amado Ibero) un templo
a la Diosa de los Infiernos, según refiere el mismo poema de Avieno (versos 241 a 243) :
... et sacrum Infernae deae
divisque {anum penelrat .:bstrusi cavi
Aditumque caecum.
e .. . y un rico templo consagrado a la Diosa de los Infiernos pe· •
nclra en una cueva de acceso oculto».
N o existiendo an tecedentes en España de este culto , hay Que
supOne r Que se trala del culto de Cara . con lo Que se tiene una indicación precisa de la fecha de los periplos Que sirvieron de base a
Avieno al menciona r un templo Que, según el relato histó rico de
Diodoro, no ,puede ser anterior al siglo IV a. de J. C.
El no mbro de esta Dios; de los Infiernos, que los romanos llamaron Proscrpi na . y los griegos Cora o Perséfon a, fué -entre los
cartagineses Tanit (¿de Th:ínatos, muerte?) según demuC6tran l:lS
es telas de Ca rl ago y una plaqueta de bronce escrita en caracteres
pún icos y co nservada en el Museo de Al icante, hecha por un sacerdote en ho no r de su Diosa, «T anit la Potente».
(4) JOSE LAPUENTE VIDAL : "Memoria de las excavaciones de la Alburereta de Alicante (antigua Luccntum)". Núm. 1 de 1933. Núm. gral. 126. Piglna 21.
(5) JQSE LAPUENTE VIDAL: "Traduoclón del Poema de Avleno y 00ment.arios sobre el ml&mo". Estudios Ocográtk:os. Publicacióndcl I nstltuto Juan
8ebasU{m Etcano. Mo X. núm. 34, pág. 32 Y a/lO X núm. 35, pép. 202 a 250.
_ 163_
,
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6
J. LAFUENTE y IDAL
El monumento arqueológico más antiguo en la península, co n
su efigie. es, a mi juicio, una de las Cficulturas en relieve procedente del mo nte de la Saia-Barcelos (Portugal) y conservado con otra
similar represe ntando un sirviente o sacerdote con la cabeza de un
toro a su lado. en el Museo de Guim:traes, gracias a la activa diligencia del sabio profesor Martina Sarmento, y dada a la publicidad
por el notable arqueólogo e investigador Dr. Mario Cardozo (6).
Ambas figuras se hallan en sendas ho rnacinas cavadas en un
bloque de piedra al estilo de algunas estelas púnicas de CaTlaga y
de otr08 lugares co n un estilo Que podríamos considerar propio de
la escultura cartaginesa para las representaciones más respetables.
La de la diosa a que nos referimos (Lám. 1, núm. 1) carece, al
parecer, de atribulas, si bien puede traslucirse, a pesar del desga".
te de la piedra, que sostiene una paloma con la mano derecha, lo
que considero como un signo de identidad .
Según los apuntes del Dr. Martins Sarmento y las referencias
complementarias del Dr. Mario Cardozo, se halla, co n la otra di·
cha, en un p:ltio o corraliza formado por cuatro muros de conitrucción tosca en forma de trapecio alargado, que en uno de sus
extremos ten ía una entrada de tr« escalones, en el opuesto se co·
municaba con un:l construcción circula r que debió estar cubierta
por un til%s o bóveda formada por aproximación de piedras, y en
su interior había un I
pequeño estanque y las esculturas, ante la s
cual~ había nj:ls en el suelo tres piedras que, a mi juicio, ,pudieron
ser basamento de unas aras en fOrma de pequeñas columnas con
capitel , que también fuero n halladas allí.
Tod o esto la aproxim a a la forma que se describe de los templos de Fenicia, que eran: un patio con un pequeño santuario para
sacerdotes, aquí tal vez representado por la construcción circular
con la que se comunicaba. Que el templo estuvo descubierto lo
prueba el desgaste de la escultura por las inclemencias dc.1 tiempo,
y que el !$Ianque estaba destinado a las ceremonias del culto a Cilla
diosa lo tenem os por seguro, porque, aquí en el Tossal (Alicante),
muy cerca del lugar en que estuvo el templo de la misma diosa ,
se conserva una pequeña balsa que desde el principio interpreta mOl
como destinada a la purificación de Ia<:erdotes o s:lc rifica ntes (La·
vacrum).
(6) MARIO CARDOZO: "Monumentos Arqueo1óskos da Socledade MarUns Snnnento·'. Ouimarae.s. 1950. P'e5. 86 a 104.
-1M -
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INFLUENCIA DE LOS CULTOS CARTAGINESES
7
En Ca rtagena se conserva otra escultura del mismo lipo y técnica (Lám . 1, núm . 2) Que fué encontrada al hacer los cimientos de
una casa e n las Puertas de Murcia al pie de una de las coli nas del
interior de la ciudad y en lugar Que primitivamente fué playa, lo
Que nos permite suponer Que allí hubiese una necrópol is a &emejanza de las necrópolis Que hemos excavado en esta provincia en
El Mo lar y en la Albuferela .
E l bl OQ ue de la de Cartagena es algo mayor y aunque el desgas.
te de la piedra es igual, por haber sufrid o también muchos siglos la
intemperie, se ,puede apreciar mejor, que sostiene una paloma con
la mano derecha .
Ambas esculturas, iguales entre sí en técnica y figura, se aproo
xi man mucho por la despropo rción de sus miembros, la forma de
sus o rejas y po r la disposición del manto e n pliegues simétricos a
vari as de las figuritas de tierra cocida halladas en Ibiza, Que nos da
a conocer Vives en la obra citada como de ind udable procedencia
ca rtaginesa (7) y Que describe como llevando en la mano derecha
núm 1) .
un vaso en fi gura de paloma (fi g.
Guardando también analogía con las dos primeras, au nque in·
dudablemente de fec ha posterior, son: una hall ada en la p rovi ncia
de Cáceres, en Tal aván, al hacer la carretera de Cáceres a Torrejó n
y otra en Tajo Mo ntero, altu ra sita al S. de Estepa (Sevilla), en un
pozo en unión de otras.
La p rimera (fig. 1.-, 2) ha sido descrita por el Rvdo. P. Fidel
Fila (8). Que la considera como representación de la Diosa Madre l'
Que [a e ncuentra por la disposició n del epígrafe gra ndes ana logías
con o tras dos lápidas halladas una en Cáceres y otra en Mérida, en
las que respectivamente aparecen los nombres de Adaegina y Atlle' ¡lIa, nombres Que, ind udablemente, parecen corrupció n latina de!
no mbre púnico de Tanit.
La ot ra se hall a estudiada por el ProfC1lor G arcía Bellido en S'tl
obra «La Dama de E1cheJt co mo uno de los objetOt. emigrados a
Francia y recobrados por España (9). Co n ella aparecieron otras,
en una dc las cualcs se ve una cabeza barbada, Que pud iera ropre·
senta r un sacerdote o sacrificante al es tilo de ¡as imágenes de Har.
celos (Portugal) (fig. P, núm . 3).
1."
(7) VJVEB ESCUDERO : Obra citada en la nota. 1, pé.g. 134, Limlna L·2,
(8) PIDEL PITA : "NI.teVa.s lrucrlpclones romsnas Y visl86tieaa en Talavin
y Mérida". BoleUn óe la Real Academia de la Historia. Tomo 64. pig, 304.
(9) ANTONIO OARClA BELLIDO: "Le. Dama de Elche y el eonJunto de
piezas alqueológ:leas relngresada.s en espada en 111'1". Madrid, 1M3, P6a. 171.
_
165_
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FiC. 1.' - 1. F lgurUla de' t.Ierra cocida procedente de lblz3.. - 2. Relieve de TalavAn (Cá.ceres).-3. Relieve de Tajo de Montero (SevUla).-4. P lgullnas de barro vidriado y paIIomIta de bronce de "El Molar" (AlIcanle) .-7. Placa de ala bastro del temp'o del TOS$&l de Mantses, segú n Lumlarcs.
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I N~'LUENC I A
DE LOS CULTOS · CARTAGINESES
9
Estas úhimas representaciones corresponden a la época romana
y muestran el diferente arte que dominaba en cada región, duro y
primitivo en Ext remadura y artístico y detallado, aunque también
bárbaro, e n Sevilla. La rudcza de la últi ma se debe, sin duda, a 'iU
o rigen púnico, co mo labrad3 por púnicos que seguían su vida bajo
la dom inación ro mana y que acreditan y det alla n SUB creencias con
la palom a que colocan en el tímpano del {rontón , Que idenlific;!
a la d iosa junto con el ave de rapiña, apenas diseñada, que se ve en
el tejado. Alude a su o rigen la palmera Que acompaña la efigie.
Creo Que se puede deduci r de todo lo d icho que divulgando el
culto a Cara y 8U madre Demeter po r la región oriental , 8e le prCII·
IÓ adoración en la forma descrita en Portugal, o e n cavernas co mo
la de l-Iu elva, y se representó a ambas dios as con la forma igual ,
si n más distinción que la paloma que acompaña a T ani!. Este culto,
perpetuado en la época roma na , conservó en Extremadura y Por.
tugal la represent:lci6n tradicional; mientras en Andalucía se ma di.
fi có algo por la influencia mayo r del arte griego y po r eso el nicho
de l .p rincipio se convierte en edículo , con lo cua l se conservaba :1
la vez la manera t radicional de poner la imagen en una hOrnacina
excavada en e l mismo bloque.
Este modo artístico de representar a la diosa no trascendió a
esta región sud oriental de la península . El relieve de Cartagena no
tiene an tecedentes conocidos y s610 se puede explicar su presencia
en esta ci udad ,por los hechos históricos, si lo atribuimas a los pri.
sio neros y rehenes que An íbal trajo, como mercenarios fo rzosos,
de su exc ursió n y ca mpaña contra Elmántica (Sala manca). Entre
aquellos hombres pudo haber :Htistas Que esculpieran la imagen de
Ca rtagena, po r tener en su necrópolis a la diosa. que ve ncrab:ln .
en la misma forma que la tcnían en su patria (Salamanca, Extremad ura y Po rtugal).
y no tuvo imitad ores en esta región del S. E. , porque corre8po nd í:1 al segundo imperio cartaginés (siglo III a. de J. C.) cuando
ya los ca rtagineses tenían o tro arte, que ahora diremos, p:lr:l repreSenta r a la diosa.
Pertenecientes al primer imperio ca rtaginés (siglo V·IV a. de J.
C.) s610 encontramos en la necrópo lis de El Molar, cerca de Guar.
d:'!mar (Alicante) unas figulinas de loza blanca vidriada al estilo
egipcio, de fo rma y tam año de un caca huete, o en forma de tres
bol it as, la su peri or con indicaci6n de nariz, a las que .pudimos atri·
buir cierto ca rácter religioso por su remoto parecido de forma ron
-
167-
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10
J. LAFUENTE VIDAL
algunos idolillos de hueso prehistóricos de esta reglon y por haber
encontrado entre ellos una palomita de bronce (l1g. l.., núm . 4).
Encontramos también allí gran número de conchas marinaa,
perfectamente alineadas. cubriendo 108 lugares de cremación o en
el inlerior de algunas urnas, lo que parece demostrar cierta veneración religiosa hacia e Uas; pero lo que más se hizo notar fueron
una escultu ra de toro en un gran bloque, lobre un muro, como
presidiendo la necrópolis, y otra de le6n. no distante.
Estas esculturas encerraban, sin duda, su simbo lismo religioso
y han aparecido también en otros lugares de la provincia, como la
Albufcrcta, Rojales, ctc., lo que indica la divulgación de CSlas creen·
cias religiosas y su gra n arraigo, pues perdu raron' hasta la época romana, cn la cua l se las encuentra, tanto en el O riente como en el
Occidente ,peninsular, aunque con frecuencia tan desfiguradas y
barbarizadas que se les ha confundido con otros an imales, y varias
tiencn grabados cabalísticos de origen céltico.
Con las conquistas de Amílcar en el siglo 111 (año 237 a. de J.
C.) comienza a restablecerse e l segundo imperio cartaginés en España . Pero esta segunda dominación púnica , en lugar de establccer
su capital y b:lses de operaciones en el Occidente, lo hace en el
Oriente: Amílcar funda una ciudad en el monte Benacanlil de 'A licante, ll amada Akra Leuka por los griegos, por su elcvaci6n sobre
los montcs vecinos y por su blan cura; y Asdrúbal establece en
Mastia (Cartagena) su cent ro de gobierno, Quizá por su casamiento
con la hija de un régulo del país, y reconstruye en el vecino Tossal
de Manises la colonia griega que su antecesor había dCitruído ca·
mo otras muchas vecinas, según el texto de Diodoro (Libro XV,
núms. 10 y ]2). Cádiz decae hasta convertirse casi cn un montón
de ruin as, según dice el Poema de Avicno (vers06 267 a 272) .
Hubo, ·pues en la provincia de Alican te una base de cultura helena Que, a consecuencia de las campañas de los púnicos, se vió refo rzada con Jos mercenarios iberos Que había n acompañado a los
cartagineses en sus campañas de Sicilia e Ital ia, donde hubieron de
admir.. r y copiar mucho del arte griego y donde robust ecieron sus
creencias religiosas en las diosas griegas Cora y Demeter, Que los
ca riagineses habían hecho suyas con lodos los atributos que Jos helenos les dedicaban.
De la repatriación de los mercenarios españoles de Italia a nucatra .patria tenemos un testimonio en Tila Livio, el cual nos refiere
(L. XXIII-46) que, después de la victoria de Nola obtenida por
-
168 _
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rNPL'Ut:NCIA DE LOS CULTOS CARTAGINESES
JI
Marcelo (en 2J6 a. de J . C.), bien fuese por despecho al ver su derrota, o bien por el deseo de un servicio militar más libre, se acogieron a 105 romanos mil doscientos selcnta y dos caballeros, enlre
Númidas e Hispanos . Roma los empleó en aquell a guerra , obteniendo de ellos un trabajo valeroso y liel, en recompensa del cual
se conced ieron tierras a los Númidas en Africa y a los españolC1l en
Hispania .
Seguramente que muchos de ellos, adiestrados en Italia con 106
modelos griegos, debieron llegar a la provincia de Alicante en unió,l
de los romanos que la conquistaron , porque notamos Iras este hecho un gran progrC1lO artístico en la cerámica, Que ado!?la numerosas fo rm as nuevas, mejora la técnica de su fabricación a \a vista de
la cerámica campaniense, a la Que imita, y multiplica los dibujos
de sus vasos con temas, no só\o geométricos, sino también de fl o l a
esti!iz3da . Co n ello acaba de formarse un arte ibérico Que no mostraba m:ís que sus I
primeros balbuceos en la necrópolis de El Mo-
lar .
~
Pero este arte no se presta todavía en esta provincia a los aSu ntos re ligiosos . sino que aparece independiente de la devoción . En
cambio, al soca ire del pueblo cartaginés, había su rgido airo arte
Que respondía a una fina lidad religiosa y que, lejos de debilitarse
con la conquista romana, se mejora, se perfeccio na y se aumenta .
Me refiero a las fi guritas de tierra cocida que nacidas segura menee
de la imitación do las de Ibiza, se extienden por el S. h3sla 'Murcia
y Almería y por el N . haSla Ampurias. Con esla novedad subsisten
las esculturas de toros, que también llegan a efectuarse en li erras
cochas, las de leones y la devoción a las conchas marinas .
Las figuritas de tierra cacha so n, en su mayoría, cabezas con un
trazo de cue ll o cubiertas con un canastillo o cesto (kalalhos) de 9
a 25 centímelros de altura en tota l. En la parte superior del cestl)
lienen cinco agujeros, para poner flores, según se supone. en recuerdo de la ocupación de Cora en el mito, la cual so hall3ba cogiendo fl Ores y se aproximó a un narciso, maravilloso ,por su he rmosura, cuando fué rap tada por el Dios de 108 Infiernos (Lámina
J. 3).
El frontis del kalarhos se adorna, generalmente, con dos palom36 y tres granadas, o sea , con los atributos que corresponden a
Cara; o tras liguras llevan hojas y frutos, at ributos de Demeler, a
la que se da la misma cara y forma, y a iras, en fin, ll evan el ka lafh os exento de atributos, dejándonos en este caso en la duda d(' si
_169 _
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12
J . LAFUENTE VIDAL
se trata de las diosas o de alguna mujer oferente (ca néfora), de igual
modo que en Ibiza muchas de las tierras cocidas no Ion imágenes
de d iosas, sino de mujeres, co n ofr endas, o de sace rdotes.
En la Albufcrcta misma 0lr35 figuras de cuerpo entero pueden
tener esta significación. Un alto re lieve sobre un pinax o planch ..
representando una mujer que amamanta un niño pudiera aludir .1
Dernerer y Cora reunidas, y una caverna con agujeros en lo aho
para fl ores, ,pud iera ser un símbolo de la doble vida de Cora: en
e l infierno (1:1 caverna) y en la tierra (la parte alta), trayendo h
prim:tvcra. (Um . J, 4) .
T odas estas representacio nes tienen de común el estar hechas
para ser vis las de frente, carecien do de dcta Jlcs en la espalda , do nde, en cambio, tienen un agujero oval Que parece destinado a suspe nd erlas de un clavo en un poste o en un muro, lo que nos da la
clave de quo así se las col ocaba en las ceremoni as fúnebrea.
No podemos precisar en lo que consistiría n estas ceremonias;
los platos y pebeteros (hay uno de plata) nos indica n Que se Quemaban perfumes, bien fuese para agradar a la d iosa o para atenuar
[os olores de [a inci neración y unas vasijas esiéricas de barro, muy
abudames, nos hicieron suponer que hubieaen servido pa ra tra cr
[os ,perfumes ; pero el relieve tan conocido de J ávCJ , en el Que :>e
ve una figura. al parecer un sacerdote, con una de estas vasijas en
la mano, mientras la otra ,parece extenderla sobre algo quo la rotura del mármol nos impide conocer, y que muy bien pudo ser un
ara, nos llevó a la su posición de que en las ceremo nias se hicieran
[ib.:lciono¡ rituales con vino agrio C hidromiel y que ese bajorrelieve
represen ta las ceremonias de reconstrucción de Hemeroscopion po r
los locenses en el siglo IV , en la que se \'e al sacerd ote haciendo
J:¡ lib.:lción ritua l sobre el ara, segu ido del jefe de la nu eva colonia,
m:lssalio ta, y de la gente armada.
La fech.:l que representa 'po r su arte el relieve co rrespo nde, efcctiv:lmente, al siglo IV a. de J. C., según la opinión de varios críticos, y la ceremon ia rit ual de la libación era muy frecuent e, según
el relato do los clásicos, :t parte de Que hemos encontrado, también
en la Albufereta, vasijas co n cabida para dos líquidos sepa flldamente Que p:!recen destinadas a este objeto (Lám. 1, 5).
L a necrópo lis de la AJ.bu'fereta se prolonga hast:! los p ri meros
tiempo de la conquista romana, y de su última época, cs un:t hoguera en la Que se encontraron un relieve en mármol , que se ha
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170 -
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INFLUENCIA DE LOS CULTOS CARTAGINESES
I3
hecho célc.brc, y una figurita en barro cocido representando un..
mujer con una paloma y un niño.
Aunque no tenga relación con lo que ~ tam Oll diciendo, he d~
ll amar 1:1 atención sobre el traje de la s dos figuras femeninas, QUt,
se atavían con adornos tradicionales iberos que, seguramente, esta
han ya en dcsuso en su época y sólo se acudía a ellos para acto¡,
solemnes, como actualmente las damas españolas usan las grandct
mantill as lu josas para actos excepcionales. Además, el relieve es in
dicación de q ue el 3rte de 13 escultura en píedra o mármol se abrt..
cami no sobre las tíerr:ls cocid3s.
Revela n l:ts excav3ciones que a principios del siglo 11 a. de J.
C., la ciudad y la necrópolis fuera n ab3n do nadas, y p3saron algunos tlños antes de que la ciud ad se reconstr uyese sob re los cscombros d e I:l población anterior. Con el aba nd ono de la necrópolis
I 3rece coincidir la desaparición de los artistas de i:ls figuritas d.:;:
P
barro, pu es de la época posterior sólo hemos h31lado en la ciud ad
alguna que o tra. con técnictl enteramente distinta y sin Que se aprecie simbo lismo religioso
Estudi:Jndo los hec hos históricos que pudieron ocas ionar la despoblaci6n y la rcconstru::ción, encontramos. por un lado los rigore!> de Catón en el año 195 a. de J . C .• el Cónsul que. según, las fr,lses de Plutarco copiadas en sus Vidas Paralelas del perdido libro
XX de Polibio, corden6 Que en un solo día fuesen Qui tadas las muTall as de I:ts eiudadcs de la parte acá del Betis...
Esta represión o previsión contra posibles levantamientos iberos, aunque sea exagerada la frase. p udo ser 10 suficientemente
cruel para hacer que los iberos huyesen a la montaña , dejando sus
poblados por temor a los castigos ,por incumplimiento de las órd\!nes.
En cu:mto a la repobbción. suponemos Que el reparto de ti .:..rr:ls que hizo Ccpión desp ués de las guerras de Vi ria to en 138 antes
de J . C. o sen , 57 años después de Catón, pudo traer habitantc~
Iluevos o viejos a esta ciudad con bcnepJ:ídlo de los rOIll :1nos. que
así creían evitar los acostumbrados pillajes de los in dígcn:ls pobres,
sin tierr3s de labor. Las moncd:ls hall adas en los estratos corres,pondientcs a csta s épocas parecen confirmar esta hipótesis de despoblación y repoblación en las fechas citad :,t
Los nuevos pobladores traen los adel mica de pinturas de figuras de hombrcs y animales. y a juzgar por
I:ls semejanzas que se notan entre sus dibu jos zoomorfos y fitomor_
171 _
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14
J . LAFUENTE VIDA!.
fas o geométricos con los de algunos vasos de Italia (lO) parece que
de allí debió venir el ,perfeccionamiento de su arle, si bien aquí no
ll egase en toda su plenitud hasta la época dicha, porque sólo entonces con las revueltas de las guerras de Virialo y Numancia, saldrían del N. E. en donde los romanol los desembarcaron por T a
rragona, los artist:lI¡ venidos de allá o sus discípulos.
Otra cosa que se hace notar en la repoblaci6n de Cita parte me
ridiana l levantina es que ola devoción a las diosas Demctcr y Cora.
lejos de disminuir so recrudece, como Jo prueban algunas pintur:1'
de va sos y otras manifestaciones artísticas tan ahu ndan les y significativas Que yo creo Que e l nombre de D eitall os, que aplica por primera vez Plinio. contemporáneo de Augusto y de los hec hos c¡ue
rela tamos , a los habitantes de esta pa rte del S. E. peninsular, procede de D cac .de la di osall, y el sufijo talla, Que indica proccdenci o relación, con el sent ido de . H ombres o gentes de la Dioball ¡por
su devoción a :Ia Divinidad a la Que dedican sus mejores obras M lísticas.
Modelo típico de esta devoción son, a mi· juicio, unos vasoc; de
Elche dados a conocer por su descubridor (11) y scguramente ('l).
rrespondientes según las monedas Que 105 acompañan a 101 :¡ños
comprendidos del 80 al 23 a. de J. C. Se representa en uno de ell os
a Tanit alada Que tiene a su izquierda unida por tallol un ga vilán,
y el resto ocupado ,por flores estilizadas. Suponiendo ahora el gavilán cnemii!o de la paloma y de Tanit, como símbolo del invier ·
no, la alego ría de las estaciones parece clara (fig. 2.-, núm. S).
E l ot ro vaso tiene I
pintadas en el cuell o dos fi guras femeninas
con el mismo traje de la anterior y las caras enfrentada., con la
diferencia de que cada una sostiene una paloma en la mano de
frente a la olra y que el brazo opues to se sustituye por un ala . En
la zona inferio r hay dos gavilanes y una serpiente como signo dei
invierno vencido y de la condición inferna l de Ca ra, a la Que ha
de volver al terminar la buena estación.
Son pinturas muy expresivas para considerarlas caprichosas o
natundislas, y por ot ra parte suponen un arte muy evolucionado
como el de los demás vasOs de la región, has ta el ¡
punto de Que
(10) ANTONIO OARCIA BELLIDO: "CoIltac~ y Relaciona entre 1& Magna Grecia y la Penlnsula IbérIca. según la- arqueologia y los textos clá.sk:os" .B. A. H.. Tomo CVI. cap. 1.- PAgo 327.
(11) ALEJANDRO RAMOS FOLQUES : " Hallazgos eerámloos de Elche y
algunas conslders.ciones sobre el origen de ciertos temas". Archivo Esp. de Arqueologla, núm. 52, afto 1913, pág. 328.
-
172-
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INFLUENCIA DE LOS CULTOS CARTAGINESES
15
cuando vemos en varios un águi la con las alas exp l:l)':ldas entre vcgClales estilizad os)' dibujos geo métricos, no ubcmOB si al anim:l l
si mb6l ico del inviern o le acompañ:ln los r:l mos secos de la estación
F I,.
2.~.
t.m.aren alada de T:llÚt en un vaso de Elche.-6. Aau!1a en los vasos
l~rIC05. - 8. Oran vaso IWrico de A%alla, ae¡¡ln Cabr6.
o so n dibujos que le multiplica n por el .horror al vacíoa que suele
tener el arle decadente (fig. 2.-, núm. 6).
Se asoci:l a laa avcs de rap iña como símbolo invernal, el lobo.
que Ijene SUI an tecedcntes e n un vaso dc Italia y en otro de AZ:li-
173_
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16
J . LAFUENTF. VIDAL
la (TcrucO , con los que los levantinos tienen mucha. ana logías en
las rcpresc ntaeioncs religiosas. Más que, el' invierno. en general debe significar 13 crudeza de la estación. Que hace desaparecer a 1
:18
aves y los ciervos y contra la Que ha de luchar el hombre.
E n Alicante, la primera manifestación de estos simbo lismos nos
b da a conocer él Conde de Lum iares, excavador ' de I:ls ruinólS del
Tassal de Maniscs y el pr imero que idenl ific6 aquell as ruinas con
la L.ucenlum de los clásicos. Dice en su fo ll eto «Luccntum,» de J780
(1 2) que en el templo existente en lo alto de la colina. del que cnto nces se conservaba bastante, estaba el zóca lo rc\'cstido en tod as
sus b chadas pOr unaS losetas delgada s de alabastro azulado, cuyo
dibujo él nos transmite (fig. P, núm . 7) .
Como se ve, se trata de pal omas Que picotean las pl'a ntas y qu e,
CO nfo rme al rito de Tanit, representan las emanacion~ de la diosa,
Que mot ivan (y aquí parece Que 10 consiguen con sus picotazos) los
brotcs, primaverales.
Es un tema Que se repile en uno de 108 vasos de Itali.. y Que
cspecialm ente se hace not ar en uno de la cerámica ibérica de Azaj·
la con la que la cerám ica de esta provi ncia parece tener cierla relaci6 n fi lial (13) (lig. 2'-, núm 8).
A las palo mas se asocian otras animales co mo los ya dichos de
:íguilas, lechuzas, lobos y serp ientes, con otros, como conejos, caballos y peces, Que ya probablemente no tienen significació n reli giosa
sino que se emplean como fi guras naturalistas O senci llamente como
:'I dornos, porque los artistas iberos no tienen siempre ni la supers·
tición sobre las venganzas de las diosas, ni la estrechez de mi ras
de 108 ca rtagineses.
Oc las ruina8 de Lucenlum se conservan e n el Museo , dos trozos de vasijas con pinturas si mb6licas. El primero de 108 vasos es
un trozo de thimialcrion al et¡tilo italiano y de Aza il:t, en el Que
cst:í n pintados unos lobos persiguiendo a OtrOs anim:lles , mestizos
de ciervo y aves, teniendo como rell eno entre las palas de unos y
o tros unos ¡peces. La zona superior la adoro:l una 61 a de águil ,lS
(fig. 3.-, núm . 9) .
Confo rme a lo que venimos dici endo, pudiera verse una repre·
(2 ) Roodltado por el Ayunt.amlento de Al\can\.e en 1908.
( 13 Sobre la cerámica de Azalla puede consultarse JUAN CABRE AGUlLO
en "L:l. cc ré.mlca etltiea de Azall.a (Ternen". Archivo ESpaftol de Arqueo·ogla. ·
n um. 50. afio 143. J>é3. 49 Y ': La CerAmlca pintada de Aulla", Archivo ElI;paJlol
de Arte y Arq ueologla., 1926, y la blbllogralla 8111 citada.
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INfl.UENCIA DE LOS CULTOS CARTAGINESES
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senlación del invierno (las águi13s), cu)'a crudeza acaba con ciervas
y aves (el lobo y sus presas) y entorpece la pesca.
En los trozos de la segunda vasija, un hombre a caballo con
una palma en la mano, se enfrenta con un lobo acometedor, en ro
cual pudiera verle al hombre luchando y triunfanle (por la palma)
conlra el lobo (símbolo de la crudeza invernal), mienlras unos concjos (símbolo de la vida) se colocan bajo 108 pies del luchado r
(Fig 3.-, núm JO).
Serían, pues, estos vasos, representaciones de una si mbología
religiosa muy avanzada, que no ta rdó mucho en confund irse con la
Plg. 3."-9. Trozo de thlmlaterlon procedente de Lucentwn (Allcanl.e ).10. Pintura de un va.so ibérico de Lucentum (Allcant.e ).
multiplicidad de creencias Que los romanos aportaron a la penín.
sula . Contempor:íneos de ellas o poco p osteriores, deben ser otros
vasos pintados con temas completamente extraños a las ideas heredadas de los cartagineses, sino Que representan escenas de aquellos
pueblos o util iz:m co mo motivos artísticos los anteriores mOlivos
religiosos.
Para terminar he de dedicar un;M; líneas a los sa nluarios, que
quizás t uvieron su origen en la época cartaginesa y luego con la
dominación romana se robusteciero n y modificaron ligeramente en
su culto , siguiendo una evolución semejante a la de la cerámica .
Unos estuvieron en cuevas, como el de Castellar de Santisteb:m
(provincia de Jaén), respondiendo a la tr.:adición del de la provincia de Huelva Que mendona Avieno: y o tros, como el de la Scrrel.:a de Aleoy, debieron ser corralones con un pórtico de entrada
y acaso alguna tQ6ca construcción auxiliar, siguiendo el sis tema de
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J. LAFUENTE VIDAL
Barce10s (Portugal). Además de los dichos, se han heeho célebro!!i
por sus exvotos el del Cerro de los Santos en Monlealcgrc (Albacete), el de Dcspcñaperros. en Jaén. y el de la Luz (cerca de Murcia).
El culto en ellos debió consisti r en romerías, peregrinaciones o
sunt uosas ¡procesiones por Jos caminos frecuentados en Que lodos
estaban, y y:l, dentro de ell05, en ceremonias de libación ritual y
algunas o lras de las Que no Quedan vestigios. Ofrecían a la divini.
dad, como testimonio del cumplimiento de los VOtos, figuril:lI; de
bronce o barro Que representaban a la divinidad misma, o a los
devo los con las' o frenda s que hab ía n llevado, o representaciones de
los miembros Que habían conseguido curar por intervenci6n del
Númen, o bien dejaban grandes esculturas que representaban a las
mujeres o sacerdotisas vistiendo el tra je an tiguo ibero que usaban
en las gra ndes solemnidades; marchando a la ceremo ni3 en procesiones solemnes con el vaso de libación ritu'al en la mano,
Unos relieves que debieron formar parte de un monumento ,
hallado en Osuna y representando una Rautista y dos mujeres proces io nales con copas, parecen ser una representación gráfica de estas
procesiones (14) . La Raulista puede indicar también que en las ceremonias del sa ntuario había cánticos religiosos,
L3 tan celebrada Dama de Elche debió hacerse pa ra depositarla
en algún santuario , como lo ind ica el agu jero que tiene en la esp31
da, como destin3do :1 alguna grapa que la sujetase a la pared, pero
su traslado pud ieron impedirlo las guerras civi les u otros acontecimien tos políticos, que obligaron a sus propielarios a dejarla -¡
esconde rla en el lugar de su origen.
No puede asegurarse que los sa nluarios estuv iesen dedicados exclusivamente a las diosas Demetcr y Cora, aunq ue enlre las pequu.
ñas figuritas de bronce colocadas en ellos como exvotos hay algunas con la ofrenda de una palom a,
T ambién el hecho de hallarse en corralones o en cuevas los primeros sa ntuarios de estas diosas que hemos mencionad o en la provincia de Huelva y en Barcelos (portugal), parece indicar que nacieron en la época cartaginesa y, por 10 tanlo, dedicados n Ins dos
diosas tan temidas y agasajadas ,p ar púnicos e iberos,
La repntriació n de los mercenarios iberos de Italia debió robus--
(14)
ANTONIO OARCIA BELLIDO : "La Dama de Elche", P6.g. 73 Y 11·
rulentes, L&mlna.s XI a xvn
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INFLUENCIA DE LOS CUl.TOS CARTAGINESES
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teeer la práct ica de es tos cu ltos, como ac redita la cerámica, y e n
los tiem pos de Roma republica na debieron tener su mayor esplendor, si bien con la evol ució n y amp litud que el pueb lo romano iba
int roduciendo en la vida hisp ana.
E n fin, la asi milaci6n de Grecia y el O riente, 10& transtornos de
las guerras de los triunviratos, con e l movimiento consiguie nte de
hispa nos, y la fusió n del Imperio , con su tendencia a la universa lidad . acabarían con aquell as tradicio nes localefi , últimos resid uos de
la herencia cartagin($a, y los sa ntuarios fueron olvi dadOfi y la cerámica ibérica p intada desa pareció para siempre (1 5).
( 15) En prensa ya este articulo. se reciben notlcias de AJcoy, de don Camilo VIudo. descubridor y excavador del famoso santuario Ibérico de la serreta. de aquella localidad. de ·haber hallado en el mismo una palomita. en barro
cocklo. plnLado, Que él considera como cosa. oferente. Este descubrImiento puede alegarse como una. peQuefia .prueba mAs en favor de la tesis Que aqul so
ar¡uruenta sobre los tales santuarios.
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i'l'l-
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LAFUENTE. - " lnHue nela ete los c ul tos carta,lneses
R
I...-..Relleve del monte de la Sala~Barcelos (Por1.upl) del Museo de Gulmaraes.
l.- Relieve del Museo
4.-Cavema en balTO cocido representando tal vez el ln1kmo. procedente de "1.3
Albufereta .. (AlIcante) •
.i.-Bajorrelleve de J6.vea (Alicante),
LAM. L
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