La cueva artificial de la calle San Bartolomé (Godella, Valencia). Un ejemplo de estructura para el almacenamiento de alimentos en época andalusí
Pablo García Borja
Yolanda Carrión Marco
Joan Palmer Broch
Guillermo Pascual Berlanga
Guillem Pérez Jordà
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Archivo de Prehistoria Levantina
Vol. XXXVI, en línea
Permanent IRI: http://mupreva.org/pub/1640
Creative Commons BY-NC-SA 4.0 ES
ISSN: 0210-3230 / eISSN: 1989-0508
Pablo GARCÍA BORJA a, Yolanda CARRIÓN MARCO b, Joan Enric PALMER BROCH c,
Guillermo PASCUAL BERLANGA d y Guillem PÉREZ JORDÀ e
La cueva artificial de la calle
San Bartolomé (Godella, Valencia).
Un ejemplo de estructura para el
almacenamiento de alimentos en época andalusí
RESUMEN: Se presentan los resultados del estudio de una estructura excavada en la roca, compuesta
por una galería y varios nichos, localizada en el límite de la zona de protección arqueológica del
municipio de Godella (Valencia). Se trata de un hallazgo vinculado a una intervención de emergencia
por la construcción de nuevas viviendas. Por sus características, la estructura se interpreta como un
almacén de época almohade que pudo ser también utilizado como refugio ocasional. Los restos podrían
estar asociados a una alquería cercana que habría explotado tanto las tierras de regadío al este de la
actual Sèquia de Moncada como las tierras de secano al oeste.
PALABRAS CLAVE: Cueva artificial, almacenamiento, refugio, época almohade, alquería.
The artificial cave on San Bartolomé street (Godella, Valencia).
An example of a food storage structure from the Andalusian period
ABSTRACT: This paper examines an excavated rock-cut structure consisting of a gallery and several
niches, discovered on the edge of an archaeologically monitored area in the municipality of Godella
(Valencia). The site was uncovered and studied during an emergency excavation. Based on its features,
the structure is interpreted as a storage facility and occasional refuge dating to the Almohad period. The
remains may be associated with a nearby farmstead that would have exploited both the irrigated lands
east of the present-day Moncada irrigation channel and the drylands to the west.
KEYWORDS: Artificial cave, storage, refuge, Almohad period, farmstead.
a
b
c
d
e
Universidad Nacional de Educación a Distancia. Centro asociado Alzira-València.
pabgarcia@valencia.uned.es
Universitat de València. Departament de Prehistòria, Arqueologia i Història Antiga.
PREMEDOC- GIUV2015-213 | yolanda.carrion@uv.es
Arqueólogo. Investigador independiente.
tecleret@hotmail.com
Universidad de Cádiz. Grupo de Investigación HUM-1126.
guillermo.pascual@uca.es
Universitat de València. Departament de Prehistòria, Arqueologia i Història Antiga.
GRAM-GIUV2015-222 | guillem.perez@uv.es
Recibido: 05/05/2025. Aceptado: 03/09/2025. Publicado en línea: 18/12/2025.
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P. García Borja, Y. Carrión Marco, J. E. Palmer Broch, G. Pascual Berlanga y G. Pérez Jordà
1. INTRODUCCIÓN
En el transcurso de las tareas arqueológicas ligadas al proyecto de edificación de un nuevo bloque de
viviendas promocionadas por la empresa Vive Godella Homes en la localidad de Godella (Valencia), se
localizó un conjunto de estructuras excavadas en la roca. Esta población está situada al noroeste de la
ciudad de Valencia. El terreno participa de la llanura de la huerta y de las colinas calcáreas que se elevan
hacia el interior, hasta alcanzar una altura superior a los 120 m en las Colonias y Camarena, en el extremo
noroeste del término. El relieve accidentado viene constituido por el último espolón del suave anticlinal
calizo que separa las cuencas del río Turia y del barranco del Carraixet.
Concretamente, la actuación se ha realizado en la antigua nave industrial ubicada en la calle San
Bartolomé número 15. Se trata de una parcela de morfología rectangular de 2.586 m² construida sin división
horizontal, cuyo uso principal era industrial, proponiéndose un nuevo uso como zona residencial (fig. 1). Al
ser una parcela de dimensiones tan elevadas afronta a tres calles: al oeste la calle Obispo Fabián, al sur la
travesía San Bartolomé y al este la calle San Bartolomé; con referencia catastral 2479806YJ2727N0001EL
y coordenada central UTM ETRS89 722320-4377700.
El solar se encuentra dentro de la zona declarada como Núcleo Histórico Tradicional de Godella, según
el Plan General de Ordenación Urbana (fig. 1A y 1B). En consecuencia, la planificación de las obras debía
contar con la presencia de un técnico arqueólogo que coordinara una actuación de carácter preventivo,
debidamente autorizada por la Dirección Territorial de Cultura de la Generalitat Valenciana (expediente
0203P22) que, en este caso, incluía catas previas, excavación arqueológica y una vigilancia en la extracción
de los sedimentos para la realización de sótano y cimentaciones. Se designó el Museu Municipal de la
Ceràmica de Paterna para el depósito de los materiales.
La topografía de la parcela al inicio de las obras era llana, con un suave desnivel este-oeste. En su
superficie se conservaban los restos de la nave industrial que, al ser retirados, dejaron a la vista una serie
de restos arqueológicos de época contemporánea que fueron debidamente excavados con metodología
arqueológica. Una vez documentados, se procedió a realizar la vigilancia arqueológica de la retirada de
sedimentos hasta alcanzar la cota de inicio de cimentación, 3,5 m bajo el nivel de la acera, momento en
el que apareció la estructura que se describe en las siguientes páginas. Su estudio preliminar constató
que se trataba de una cavidad amortizada en la primera mitad del siglo XIII. Con el fin de comprender de
forma más precisa la naturaleza del hallazgo, se determinó, por parte de la dirección arqueológica y de
los técnicos de la administración competente, que los hallazgos debían documentarse de forma precisa y
abordar un completo estudio de la misma que permitiese concretar su contexto arqueológico e histórico
para, finalmente, compartir los resultados obtenidos con la comunidad académica.
2. DESCRIPCIÓN DE LA ESTRUCTURA
Durante la retirada de una base de cimentación de hormigón en el extremo noreste del solar, se localizó un
agujero a cota de inicio de aparición de la roca natural (fig. 2). Tras su delimitación y limpieza inicial se
pudo comprobar que, en realidad, correspondía con dos estructuras picadas en la roca y conectadas entre
sí por la propia boca de entrada. La primera (UE 182) presentaba una planta elíptica de 1,70 m de anchura
máxima por 1,30 m de anchura mínima y una altura máxima de 1,40 m en su zona central. En su base se
conservaba un estrato de 20 cm de potencia máxima en el que se recuperaron algunos perfiles cerámicos.
Tanto las dimensiones como la morfología de la Estructura 1, UE 182, recuerdan a las de un silo (fig.
3). Sin embargo, carece de boca superior y en su lugar el acceso se realizaba a través de un agujero de
1,10 m de anchura por 0,93 m de altura, abierto en el lateral noreste y conectado a la boca de entrada de
la Estructura 2, UE 183, por lo que, finalmente, se interpreta como un espacio de almacenamiento que
formaría parte de un conjunto mayor. Los trabajos arqueológicos en la Estructura 2 permitieron documentar
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Fig. 1. Localización del solar objeto de actuación sobre Visor Cartogràfic Valencià (A), sobre la zona de vigilancia
arqueológica de Godella (B), sobre un extracto de plano de València y alrededores de 1883 (Llopis y Perdigón, 2016)
(C) y localización de la cavidad en el solar (D).
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Fig. 2. Descubrimiento de la cavidad durante las tareas de vigilancia arqueológica.
Fig. 3. Diferentes perspectivas de la Estructura 1 (UE 182).
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un espacio subterráneo, generado de forma artificial mediante repicado de la roca y cuya longitud máxima
alcanza los 6,9 m desde la boca de entrada. Al interior de la cavidad se accede por un hueco de morfología
circular de 80 cm de diámetro con un pequeño escalón picado en la roca (fig. 4A, 4B y 4I) que, una vez
salvado, daba acceso a una galería de recorrido rectilíneo en dirección oeste con suelo horizontal, techo
abovedado y parte final absidal semicircular. La altura media es de 1,30 m de suelo a techo, con un máximo
de 1,40 m en el centro de la cavidad. Su anchura es de 1,30 m, ampliándose considerablemente en las zonas
en las que se abren una serie de oquedades semicirculares picadas en los laterales de la roca a las que hemos
denominado “nichos” (fig. 4D, 4E y 4F).
El Nicho 1 (figs. 5, 6 y 7) es el más cercano a la boca de entrada. Abierto en la pared sur del corredor,
presenta morfología semicircular con las paredes formando una ligera concavidad tanto en planta como
en sección. Conserva 84 cm de anchura, 80 cm de profundidad y 1,35 m de altura máxima. Al exterior del
Fig. 4. Diferentes perspectivas de la Estructura 2 (UE 183). Boca de entrada desde el exterior (A); desde el interior (B,
H, I); interior con sedimento UE 184 antes de su excavación (C); interior de la cavidad desde la boca de entrada tras la
excavación arqueológica (D-E-F); Nicho 2 (G).
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Fig. 5. Planta del conjunto arqueológico picado en la roca.
Fig. 6. Diferentes perspectivas del modelo generado con escáner 3D. Vista superior (A); perspectivas laterales (B-E) y
vista inferior (F).
nicho, junto a su boca, se encontraba el vaso cerámico 184-1, una tapadera bizcochada con dos pequeñas
asas. Su retirada dejó a la vista la roca natural, comprobando que se conservan unos 5-10 cm de sedimento
en, prácticamente, toda la superficie de la cavidad.
El Nicho 2 también se localiza en la pared sur, un metro al oeste del Nicho 1 (fig. 4G). Consta de
una boca de 0,80 m de anchura que da acceso a un espacio elíptico con una anchura superior a 1,80 m,
confiriendo una planta en forma de omega. Su altura máxima es de 1,30 m en el interior del ovalo, cuya base
es ligeramente cóncava. En su exterior, junto al lateral oeste de la boca de entrada, se recuperó una base
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Fig. 7. Diferentes secciones del conjunto kárstico (A-L) y sección oeste-este del solar con restos arqueológicos respecto
de la cota de la roca.
de anafe sobre la superficie de roca (UE 184-2). Destacar que en la pared del pasillo entre los nichos 1 y 2
se identificó, a media altura, una zona repicada en la roca de unos 15 cm de longitud que parece diseñada
para depositar algún pequeño recipiente como un candil, si bien ninguna pared presenta manchas de humo.
El Nicho 3 presenta características morfológicas similares a las descritas para el número 2. Se localiza
frente al Nicho 1, en la pared norte del pasillo. Su planta presenta forma de omega con un ancho máximo
de 1,70 m en el ovalo interno, de base cóncava, y acceso estrangulado de 80 cm anchura y 1,30 m de altura
(fig. 7). Como hecho singular, se documentó un pequeño umbral labrado en la roca a modo de separación
entre el corredor y el nicho.
Finalmente, el Nicho 4 se localiza en la esquina noroeste, frente al Nicho 2, picado en la pared norte del
pasillo. Es de morfología rectangular con los ángulos redondeados. Presenta 80 cm de anchura, 60 cm de
profundidad y 1,40 m de altura. Su base es de tendencia plana, con una ligera pendiente de pared a pasillo.
Su interior, al igual que el corredor, conservaba algo más de sedimento que el resto de nichos, cuestión que
se explica por una mayor acumulación en la zona más profunda de la cavidad como consecuencia de la
propia pendiente y la acción hídrica. Destacar que en la pared del pasillo entre el nicho 3 y 4, se identificó
otra pequeña oquedad repicada en la roca, de unos 15 cm de longitud, a media altura entre el techo y el
suelo, frente a la descrita entre los nichos 1 y 2, perfecta para depositar un candil.
Una cuestión que no se ha podido resolver es la descripción precisa del acceso al conjunto desde
el exterior. Junto al espacio de entrada a las dos estructuras picadas en la roca se encontraba un gran
pilar de cimentación de hormigón fechado en la segunda mitad del siglo XX, pilar que buscaba asentarse
directamente sobre la roca y que fue retirado coincidiendo con el momento del descubrimiento del conjunto
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P. García Borja, Y. Carrión Marco, J. E. Palmer Broch, G. Pascual Berlanga y G. Pérez Jordà
arqueológico. Limpiado el hormigón y la superficie, se certificó que la cota superior de la boca de entrada
conservada coincidía con la cota de inicio del nivel de roca natural. La sección que ha proporcionado en
el solar (fig. 7: sección W-E) indica que, antes de la urbanización de esta manzana a inicios del siglo XX,
en esta parte de Godella existía una loma rocosa ascendente en dirección este-oeste. Por tanto, la boca se
localizaría en la vertiente este de esta elevación rocosa, posiblemente cubierta de vegetación de bosque
bajo o de sedimento relacionado el cultivo de frutales de secano. Desde esta vertiente se visualizaría toda la
zona de huerta al norte de Balansiya, la propia ciudad y la línea de costa con el mar al fondo. La entrada al
conjunto se ubicaría en la superficie de la ladera, accediendo a su interior salvando una caída de poco más
de un metro, sin necesidad de escalar o descolgarse por una pared vertical. Este acceso, de morfología y
tamaño indeterminados, sería fácil de cubrir con una losa de piedra (no localizada) o con restos vegetales
que sellarían la boca hasta su reciente descubrimiento.
3. LOS MATERIALES ARQUEOLÓGICOS
Las excavaciones arqueológicas únicamente han permitido recuperar un pequeño conjunto de cerámicas
(fig. 8) y otro de material vegetal carbonizado. Se identificaron dos estratos, la UE 181 sobre la superficie
de la UE 182 (Estructura 1) y la UE 184 sobre la superficie de la Estructura 2.
La UE 181 corresponde con un sedimento de tonalidad grisácea-marrón formado por limos y arcillas,
que proporcionó un pequeño conjunto compuesto por cerámicas bizcochadas con decoración en manganeso
y otras con vidriados en tonos verde-turquesa, que ofrecían una cronología almohade para el momento de
amortización de la estructura. Conservaba una potencia máxima de 20 cm en el centro del estrato y de 10
cm en los extremos.
La UE 184 corresponde con el sedimento localizado en el interior de la Estructura 2, sobre la propia
superficie rocosa de la cavidad, bajo los pequeños clastos presentes, interpretados como derrubios del
techo de la misma tras su abandono (fig. 4C). Se trata de un estrato formado por limos y arcillas de tonos
marrones y grises de unos 5 cm de potencia media, repartido por buena parte de la superficie de la cavidad,
con mayor espesor en el fondo de la misma, donde alcanzaba los 10 cm. Durante su retirada en el Nicho 1
se detectó la presencia de algún resto carbonizado, por lo que se decidió muestrear la unidad estratigráfica
para su flotación.
Fig. 8. Localización de los perfiles cerámicos documentados durante el proceso de excavación arqueológica.
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La cueva artifical de la calle San Bartolomé (Godella, Valencia)
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3.1. La cerámica
Los materiales cerámicos recuperados en la UE 181 corresponden a tres vasos diferentes (fig. 9):
- 181-1. Borde de ataifor carenado con labio triangular asimilable al tipo IIa de G. Rosselló (Rosselló,
1978). Conserva un vidriado verde-turquesa interno y tres agujeros de lañado. El diámetro de la boca es
de 32 cm. Se trata de una forma habitual de los contextos almohades valencianos, documentándose en los
alfares de Dénia, con cronología del primer tercio del siglo XIII (Gisbert et al., 1992: fig. 21.3), y en los
de la calle Sagunt de València, donde aparece con vidriados tanto en verde-oliva como en verde-turquesa
(Pascual et al., 2009: fig. 2b).
- 181-2. Perfil completo de ataifor con vidriado interior verde-turquesa, 22 cm de diámetro de boca y dos
agujeros de lañado. Su forma corresponde al tipo IVa de G. Rosselló con borde triangular, paredes convexas
y ligeramente abombadas en su tercio superior. Como la anterior, esta forma también fue producida en
los alfares almohades de Dénia (Gisbert et al., 1992: fig. 21.8) y de la calle Sagunt de València, donde los
cuerpos presentan una mayor inflexión y similitud con nuestra pieza (Pascual et al., 2009: fig. 2b).
- 181-3. Borde y cuello de una jarra bizcochada, pintada con óxido de manganeso y con 15 cm de diámetro
de boca. Se trata de una producción que también encontramos en el alfar almohade de la calle Sagunt: jarras
de borde rectilíneo ligeramente exvasado, labio redondeado y cuello troncocónico con acanaladuras en la
mitad superior del cuello, siendo este último elemento la única diferencia con respecto a nuestro ejemplar
(Pascual et al., 2009: fig. 7b).
Los materiales cerámicos recuperados en la UE 184 se han agrupado en diez unidades de registro.
- 184-1. Tapadera bizcochada localizada, boca arriba, junto a la zona de entrada del Nicho 1. Conserva
el perfil completo, troncocónico y con dos aperturas en sus extremos. La apertura inferior, a modo de base,
tiene 35 cm de diámetro con borde exvasado y labio redondeado. La apertura superior presenta 6,5 cm de
diámetro y borde engrosado (fig. 10, A). Dispone de dos pequeñas asas de sección ovalada en la mitad
superior del galbo. Se trata de una pieza singular, con escasos paralelos en territorio valenciano. Encontramos
cierta similitud con una tapadera también fechada en el siglo XIII localizada en Paterna, si bien con cuatro
asas, cuello desarrollado y decoración incisa (García Marsilla, 2025: 129). Ambos casos encuentran encaje
tipológico en el Tipo 3 de la propuesta realizada para el alfar de la calle Sagunt de València (Pascual et al.,
2009: fig. 7e). En el caso de nuestra pieza consideramos que podría actuar como un soporte/adaptador de
cocina que permitiese la cocción en ollas de pequeño tamaño colocadas sobre su apertura superior.
- 184-2. Cenicero perteneciente a un anafe bizcochado de doble cámara localizado directamente sobre la roca,
junto a la entrada del Nicho 2. Presenta una base plana, perfil troncocónico y una boca semicircular abierta a
cuchillo (fig. 10, B). La superficie interna de la base conserva los restos de un pivote central destinado a la
sustentación de la parrilla, cuyos arranques todavía se aprecian en las paredes laterales. La superficie externa
de la base, con un diámetro de 20 cm, conserva las marcas en espiral del cordel de corte empleado para separar
la pieza del torno tras su moldeado; mientras que en las paredes externas se observan restos de incisiones. Los
hornos de doble cámara son característicos de los repertorios almohades y perduran tras la conquista cristiana,
encontrando formas similares en los alfares de la calle Sagunt de València (Pascual et al., 2009: figs. 6c y 6d) y
Elx (Azuar y Menéndez, 1999: lám. 4.5), o en las ollerías de Paterna (Mesquida, 2001: fig. 119).
- 184-3. Borde de ataifor carenado correspondiente al tipo IIa de Rosselló (1978) con 30 cm de diámetro
de boca, del que se localizaron diferentes fragmentos por el corredor de la cavidad y en la entrada al Nicho
4. A diferencia del ejemplar 181-1 esta pieza presenta un vidriado verde-oliva interno, con tres círculos
concéntricos incisos bajo la cubierta vítrea, y un vidriado melado externo (fig. 11). Este es un acabado
muy frecuente en los ataifores de este tipo documentados en el alfar almohade de la calle Sagunt (Pascual
et al., 2009: fig. 2a).
- 184-4. Brasero trípode localizado en el interior del Nicho 1 (fig. 11). Fabricado a molde, conserva el
perfil completo con base convexa sustentada sobre tres pies cónicos, paredes nervadas divergentes y borde
en ala con escotadura interna y ligeramente inclinado hacia el interior. El diámetro de la boca es de 29,5
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P. García Borja, Y. Carrión Marco, J. E. Palmer Broch, G. Pascual Berlanga y G. Pérez Jordà
Óxido de manganeso
Vidriada verde turquesa
5 cm
Fig. 9. Cerámicas documentadas en el estrato UE 181 de la Estructura 1.
A
10 cm
B
10 cm
Fig. 10. A: tapadera UE 184-1 localizada en Estructura 2; B: base de anafe 184-2 localizada en Estructura 2.
Vidriado verde
Vidriado melado
5 cm
Fig. 11. Formas cerámicas localizadas en la UE 184 de la Estructura 2.
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La cueva artifical de la calle San Bartolomé (Godella, Valencia)
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cm. Esta forma se encuentra en contextos almohades valencianos destacando, por proximidad, los braseros
documentados en el alfar de la calle Sagunt de València, con perfiles muy similares al documentado, si bien
con la peculiaridad de que todos ellos presentan decoración estrellada en la cara externa de la base (Pascual
et al., 2009: fig. 6b), que no aparece en el ejemplar de Godella.
- 184-5. Borde de jarra bizcochada con 13 cm de diámetro de boca y perfil similar a 181-3. No conserva
decoración. Se localizó en la zona de pasillo (fig. 11).
- 184-6. Borde de jarrita bizcochada localizada en la zona de pasillo.
- 184-7. Fragmento del asa de un candil de pie alto con la superficie vidriada en verde-turquesa de
cronología almohade. Se localizó en la zona de pasillo.
- 184-8. Fragmento informe de cerámica bizcochada. Se localizó en la zona de pasillo.
- 184-9. Fragmento informe de jarrita bizcochada con restos de pintura en óxido de manganeso. Se
localizó en la zona de pasillo.
- 184-10. Fragmento de base de posible jarra bizcochada. Se localizó en la zona de pasillo.
Pese a su escaso número, las cerámicas recuperadas responden a un variado repertorio formal donde
encontramos jarras destinadas al transporte de agua, ataifores y jarritas para el servicio de mesa, un candil y
un anafe, con su correspondiente soporte para ollas, vinculados estos últimos a la preparación de alimentos
(Rosselló, 2002). Se trata de una vajilla habitual en los contextos domésticos andalusíes, que sugiere una
ocupación ocasional de la cavidad, pese a no documentar en ella recipientes de cocción tales como ollas ni
cazuelas. En este sentido también destaca la ausencia de tinajas y recipientes vinculados con el almacenaje
de alimentos. Estas ausencias podrían relacionarse con la utilización de capazos o sacos, o con un abandono
ordenado de la cavidad, rescatando la vajilla útil y abandonando la que se consideró inservible.
La cronología del conjunto cerámico queda establecida entre finales del siglo XII y el primer tercio del
siglo XIII. La totalidad de los recipientes se encuadran dentro de las producciones almohades de ámbito
regional, encontrando formas similares a gran parte de ellas en el alfar de la calle Sagunt de València
(Pascual et al., 2009). Mayor precisión aportan los ataifores vidriados en verde-turquesa 181-1 y 181-2,
con paralelos en los alfares de Dénia fechados en el primer tercio del siglo XIII (Gisbert et al., 1992) y que
sitúan el abandono de la cavidad en los momentos previos a la conquista cristiana.
3.2. Material vegetal carbonizado
Únicamente se han documentado restos de material carbonizado en la UE 184 de la Estructura 2, donde se
recogieron distintas muestras de sedimento en los diferentes espacios identificados. Todas estas muestras
fueron flotadas, y únicamente se han recuperado restos de madera carbonizada, de las que ha sido posible
identificar 169 fragmentos, diferenciándose, en cada caso, el lugar de procedencia de la muestra (número
de nicho o pasillo). Se ha analizado todo el material, si bien el conjunto recuperado en el Nicho 1 era el más
abundante (tabla 1).
Lo más plausible es que los restos carbonizados conservados sean el resultado de la dispersión de restos
de combustible asociados al brasero hallado en el Nicho 1, que es, de hecho, donde se localiza la mayor
concentración de carbón. De este modo, todo el carbón disperso por la cavidad debería ser considerado como
resultado del mismo proceso de quemas sucesivas, dispersadas de forma natural o por el vaciado o limpieza
del brasero. En efecto, todo el carbón presenta un estado de conservación similar, con frecuente vitrificación de
los tejidos, pero que permiten una correcta fractura y observación de los tres planos anatómicos que permiten
la identificación (fig. 12); en todo caso, ha sido el reducido tamaño de algunos de los fragmentos lo que ha
hecho que un porcentaje de la muestra quedara identificada en el rango de Angiosperma o Conífera.
Respecto a las especies identificadas, llama la atención, en primer lugar, la gran variedad de taxones
documentados, que pertenecen, al menos, a 15 especies leñosas diferentes (tabla 1). Entre ellas, destaca
la presencia de árboles y arbustos, siendo residual el porcentaje de matas: se documentan el romero, los
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P. García Borja, Y. Carrión Marco, J. E. Palmer Broch, G. Pascual Berlanga y G. Pérez Jordà
Tabla 1. Frecuencias de los taxones identificados en el carbón de la UE 184 en función del lugar de aparición.
Taxón
Nombre común
N.1
N.2
N.3
N.4
Arbutus unedo
Pasillo
Total N.
Total %
Madroño
-
-
-
-
1
1
0,59
Celtis australis
Almez
4
3
-
-
-
7
4,14
Erica sp.
Brezo
1
2
-
-
-
3
1,78
Fabaceae
Fabácea, leguminosa
-
-
-
-
1
1
0,59
Ficus carica
Higuera
5
1
1
-
-
7
4,14
Juniperus sp.
Enebro, sabina
-
-
1
-
-
1
0,59
Monocotiledónea
Monocotiledónea
2
-
-
1
-
3
1,78
Olea europaea
Olivo, acebuche
9
-
2
1
3
15
8,88
Pinus halepensis
Pino carrasco
3
-
-
-
-
3
1,78
Pinus nigra-sylvestris
Pino salgareño o silvestre
2
1
-
1
-
4
2,37
20
-
5
1
2
28
16,57
2
-
-
-
-
2
1,18
1
-
2
-
-
3
1,78
62
-
3
3
3
71
42,01
Prunus sp.
Pruno
Quercus perennifolio
Carrasca, coscoja
Rosmarinus officinalis
Romero
Salix-Populus
Sauce, chopo
Vitis sp.
Vid
1
-
-
-
-
1
0,59
Angiosperma
Angiosperma
6
1
3
1
2
13
7,69
Coniferae
Conífera
-
-
1
-
-
1
0,59
Indeterminable
-
Total
2
2
-
1
-
5
2,96
120
10
18
9
12
169
100,00
brezos, las leguminosas y las monocotiledóneas, con algo menos del 6 % del total; entre estas últimas
podrían estar presentes al menos dos especies diferentes, en base a su anatomía (fig. 12: 5 y 6), sin descartar
que una de ellas pudiera corresponder al palmito (Chamaerops humilis).
Pero, como hemos comentado, la mayor parte del carbón pertenece a especies arbóreas, de ambientes
y naturaleza variada. Por un lado, un buen porcentaje de la madera podría proceder de bosques de ribera,
siendo el sauce y/o chopo el más representado (42 % del total). Estos géneros no se caracterizan por una
buena calidad como combustible, ya que su madera es blanda y ligera, y quema rápidamente: puede ser más
adecuada para encender fuego que para mantenerlo de forma constante.
En los ambientes de ribera también podría desarrollarse el almez, ya que requiere de suelos húmedos y
profundos, aunque este árbol se ha plantado con un valor ornamental, sobre todo desde época andalusí; los
tratados agrícolas de estos momentos hablan de los beneficios de asociar la presencia de almeces a las zonas
de huerta, ya que proyectan sombra y mantienen la humedad, y también se integran en el ciclo agrícola
proporcionando ramón para el ganado y madera para la construcción de acequias, molinos o parrales, entre
otros (Carabaza Bravo et al., 2004; Martínez-Varea et al., 2021), además del consumo de sus frutos. Su
uso constructivo se ha atestiguado arqueológicamente en el Castillo de Turís, para elaborar agujas (Carrión
Marco y Pérez Jordà, 2014), mientras que su uso combustible, que es la forma en la que aparece en la
estructura de Calle San Bartolomé, sí está justificada por la buena calidad de su madera para generar carbón
(Pardo de Santayana et al., 2014).
La higuera también se distribuye de forma paralela a la actividad humana por sus apreciados frutos,
aunque su madera no es de buena calidad. Así, aunque es autóctona del Mediterráneo, su cultivo está
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La cueva artifical de la calle San Bartolomé (Godella, Valencia)
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Fig. 12. 1. Arbutus unedo, plano transversal; 2. Celtis australis, plano transversal; 3. Celtis australis, plano tangencial;
4. Ficus carica, plano transversal; 5. Monocotiledónea, plano transversal; 6. Monocotiledónea, plano transversal; 7.
Olea europaea, plano transversal; 8. Pinus halepensis, plano radial; 9. Pinus nigra-sylvestris, plano radial; 10. Prunus
sp., plano transversal; 11. Prunus sp., plano tangencial; 12. Quercus perennifolio, plano transversal; 13. Rosmarinus
officinalis, plano transversal; 14. Salix-Populus, plano transversal; 15. Salix-Populus, plano tangencial.
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P. García Borja, Y. Carrión Marco, J. E. Palmer Broch, G. Pascual Berlanga y G. Pérez Jordà
constatado desde el I milenio a.C. Lo mismo ocurre con Prunus o con Olea europea, géneros que se
encuentran en estado silvestre, pero que también podrían corresponder a especies cultivadas, aunque no se
puede hacer esta distinción en base a las características anatómicas de su madera (Schweingruber, 1990).
El resto de especies, menos representadas porcentualmente, sí son las típicas de la vegetación natural de
las formaciones de pinar mediterráneo; su escasa representación podría deberse a la existencia de un paisaje
muy antropizado con rara presencia de vegetación natural.
En todo caso, los taxones documentados podrían corresponder a especies presentes en el entorno de
la cavidad y de fácil accesibilidad, con excepción de unos pocos fragmentos de madera de Pinus nigrasylvestris, que constituye un grupo de especies de pino que crecen en las montañas ibéricas por encima de
800-900 metros de altitud; en este caso, no podemos descartar que se hubiera reutilizado como combustible
algún objeto, elemento mueble o arquitectónico elaborado en esta madera.
Este conjunto de restos de madera carbonizada remite a un espacio fuertemente antropizado, con
un uso intenso del mismo como espacio agrícola. La presencia de la vegetación potencial arbórea o de
matorral es muy escasa, con excepción de la vegetación de ribera que podría estar creciendo en el entorno
de las ramblas, acequias o de la propia marjal. Por el contrario, se conserva una presencia muy variada
de taxones que fueron cultivados en época andalusí en el entorno. El cultivo de olivos, de higueras, de
vides o de distintos tipos de Prunus como son el almendro, el cerezo o las ciruelas, se constata a partir del
registro arqueobotánico recuperado en el entorno de la ciudad de València y de la documentación escrita
de época cristiana (García Oliver, 2004). De igual modo, madroños y almeces son árboles tradicionalmente
cultivados o aprovechados por las comunidades humanas. En un entorno en el que la vegetación leñosa
silvestre se ha visto muy reducida, es habitual hacer uso de los restos de poda de los distintos frutales como
combustible, independientemente de la calidad de esta madera.
6. EL CONTEXTO ARQUEOLÓGICO LOCAL
La existencia de diferentes comunidades andalusíes agrupadas en alquerías a lo largo y ancho de la actual
comarca de l’Horta Nord es un hecho aceptado por la comunidad académica que estudia la Edad Media en
los territorios ubicados al norte de la ciudad de Balansiya (Esquilache, 2015). Existen más incertidumbres
sobre la localización exacta de algunas de estas alquerías, el número total, su tamaño o su devenir histórico
en los momentos previos a la conquista cristiana, debate del que Godella constituye un ejemplo más.
El origen del topónimo Godella ha suscitado diferentes interpretaciones en el ámbito de la investigación.
Autores como Manuel Sanchis Guarner le atribuyeron un origen godo, aunque actualmente la hipótesis de
su origen árabe, propuesta ya por Corominas, es la más aceptada. El primer documento escrito en que figura
Godella es el Llibre del Repartiment bajo el topónimo alquería de Godayla. La primera donación de tierras
se produjo en 1237, cuando al caballero Sancho Pérez de Noayles, se le otorgan seis jovades (Llibre del
Repartiment, 69). A partir de esta donación se sucederán otras, aunque la más significativa, desde el punto
de vista arqueológico, se produce en 1238 (Llibre del Repartiment, 358), pues el hecho de que a Pere Maça
se le done la alquería de Godella, con los hornos, pero sin los molinos, plantea la posibilidad de que éstos
existieran antes de la conquista cristiana (Pascual y Ballester 1998: 58). Por tanto, el Llibre del Repartiment
y la documentación histórica advierten de la existencia de un asentamiento en activo en Godella anterior
a la conquista cristiana que, probablemente, correspondería con una alquería y que permite proponer un
poblamiento andalusí del que se tienen escasas evidencias arqueológicas hasta la fecha.
Uno de los restos patrimoniales más notables de la población, todavía en uso, es el tramo de Sèquia de
Moncada que recorre su término, que discurre a 100 metros en línea recta al este de la cavidad. Esquilache
(2015) propone que, en época andalusí, el tramo de acequia de Godella iniciaría su uso entre los siglos XI
y XIII, fecha en la que establece el inicio de las ocupaciones en esta zona hasta conformarse la alquería de
Godella, asimilando su topónimo al de Gudāla (nombre de una tribu bereber de la confederación Ṣanhāja).
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La cueva artifical de la calle San Bartolomé (Godella, Valencia)
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Las diferentes actuaciones arqueológicas realizadas en el término municipal de Godella no han permitido
documentar sólidos vestigios estructurales fechados en momentos previos a la conquista cristiana. Hoy por
hoy, las evidencias de la Godella andalusí son escasos y se localizan en torno al Carrer Major. En una
intervención arqueológica dirigida por uno de los firmantes (G. Pascual Berlanga) en el cine Capitolio, se
documentaron rellenos fechados entre el siglo XII y el primer cuarto del siglo XIII así como una pequeña
estructura circular excavada en la roca, que fue colmatada en el primer cuarto del siglo XIII. Se trata de
hallazgos que advierten de la presencia de un asentamiento andalusí en algún punto de esta población, que
no ha podido ser constatado por la arqueología, algo que ya apuntaban Sancho Bargues en su manuscrito
inédito “Notas útiles para la historia de Godella” y García de Vargas (1968) al referirse a algunos elementos
emblemáticos del pueblo como el pozo y la cisterna.
En nuestro caso, el hallazgo de la cavidad es un elemento más que sustenta la posible presencia de
una alquería en las inmediaciones de la actual Godella. Esta población sería sustituida por otra cristiana
vinculada al proceso de colonización de las nuevas tierras conquistadas en l’Horta Nord (Guinot, 2023) del
que Godella no es una excepción (Fernández, 2000).
7. INTERPRETACIÓN DE LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS
Una de las conclusiones más sólidas que se extraen del trabajo realizado es la datación del momento de
abandono del conjunto analizado, que situamos en el primer tercio del siglo XIII, en los momentos previos
o inmediatos a la conquista cristiana. Cabe señalar que todo el material arqueológico documentado es de
producción almohade, no identificándose restos anteriores ni posteriores. La fecha de construcción no ha
podido establecerse de forma tan precisa, relacionada con la presencia andalusí en la zona de Godella, para
la que se ha propuesto una cronología entre los siglos XI y XIII (Esquilache, 2015).
Se trata de una estructura que debió estar vinculada a una alquería que explotaría el territorio inmediato,
cuya ubicación exacta desconocemos, aunque las escasas evidencias con las que contamos podrían
situarla en torno al Carrer Major, al oeste de la Sèquia de Moncada. La presencia de frutales de secano
junto con otras que requieren de un aporte de agua entre las maderas carbonizadas recuperadas durante
la excavación arqueológica, se relaciona con la presencia de diferentes zonas de cultivo alrededor de la
cavidad documentada. Hasta mediados del siglo XX, al oeste de la Sèquia de Moncada, donde comienzan a
ascender las lomas calizas que caracterizan parte del término municipal, los cultivos tradicionales siempre
fueron de secano, fundamentalmente cereales, vid y olivos (Llibrer, 1996), aunque también hubo almendros
y algarrobos. Por el contrario, al este de la acequia se desarrollaba, también en la actualidad, una agricultura
de huerta y regadío.
Las dimensiones y morfología del conjunto no permiten proponer su uso como espacio de hábitat.
En consecuencia, interpretamos que debió ser un espacio de almacenaje, que también pudo ser utilizado
como refugio puntual en caso de necesidad. La utilización de estructuras excavadas en la roca para el
almacenamiento de alimentos en momentos previos a la conquista cristiana está ampliamente documentada,
si bien en la mayoría de casos se trata de silos individuales sin presencia de galerías (Fernández, 1997,
Malalana et al., 2013). Uno de los paralelos más destacados de estructuras de almacenamiento excavadas
en la roca con presencia galerías, estancias, nichos, incluso silos, en el Sharq Al-Andalus, cuya función
parece coincidir con la que proponemos, son las denominadas “cuevas ventana” (Ribera, 2010 y 2016,
Ribera y Bolufer, 2018), cuya razón de ser se relaciona con la necesidad de almacenar y proteger excedentes
agrícolas. Están excavadas generalmente en cortados, con una pequeña ventana de acceso, lo que les da
nombre, que comunica con un espacio que puede o no estar compartimentado en distintas estancias, en
cuyo interior suelen aparecer trojes construidos, o silos excavados en el suelo. Se trata de un sistema de
almacenamiento que aprovecha la estabilidad de la temperatura a lo largo del año como forma de ayudar
a la conservación del grano. De hecho, se han recuperado semillas y frutos desecados almacenados en
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P. García Borja, Y. Carrión Marco, J. E. Palmer Broch, G. Pascual Berlanga y G. Pérez Jordà
estas estructuras en época andalusí (Peña-Chocarro y Pérez Jordà, 2023). Sus inicios no se han podido
determinar, pero se vinculan a la conquista islámica y también con el Norte de África, donde se han
seguido utilizando hasta época reciente. De esta forma serían posiblemente grupos de origen magrebí los
que expandieron este sistema de almacenamiento a la península ibérica y a las islas Canarias (Morales et
al., 2014). Existe cierto consenso en vincular su función principal a albergar y salvaguardar las reservas
de grano y de otros alimentos de determinadas comunidades campesinas, pudiendo ser utilizadas, más
ocasionalmente, como refugio.
En el conjunto de Godella, la accesibilidad no sería tan compleja como la de las “cuevas ventana”
y la entrada se realizaría sin necesidad de escalar o descolgarse por una pronunciada pared vertical.
En consecuencia, no es posible clasificar la cavidad de Godella como una “cueva ventana”, aunque sí
reconocemos algunos paralelismos étnico-culturales en su cronología andalusí y en la funcionalidad como
espacio propio de almacenaje o de refugio ocasional. De hecho, las “cuevas ventana” no constituyen el único
ejemplo de estructuras de almacenaje y refugio picadas en la roca en el Sharq Al-Andalus. En el transcurso
de unas obras en el campus Universitario Miguel Hernández de Elche (Alicante), se documentó un conjunto
formado por dos estructuras subterráneas conectadas por un pasillo abovedado, interpretado como una zona
de almacén y refugio esporádico, fechado en los últimos momentos del siglo XII, primera mitad del XIII
(López Quiles, 2002-2003). Destaca el conjunto cerámico localizado en su interior, identificándose alguna
forma de jarro, jarrito, cazuela, trípode, tapadera, marmita y anafe. Otro paralelo similar al de Godella lo
encontramos en Elda, donde a comienzos de la década de 1980 se documentó una estructura excavada en
la roca, fechada en época andalusí, con forma de pasillo en L, que albergaba ocho cubículos con techumbre
abovedada para vivienda y almacén (Poveda, 1986).
Por tanto, el hallazgo de Godella no puede considerarse como único, y es probable que existan más
estructuras similares a lo largo del territorio valenciano que bien no se han descubierto, bien se han destruido
sin control arqueológico, bien han sido reutilizadas, bien no se han publicado todavía, cuya función parece
corresponder a espacios de almacenamiento de alimentos como es el caso de las “cuevas ventana”, aunque
morfológicamente difieren de las documentadas por Ribera (2016). En el caso de Godella, el acceso a
un espacio tallado en la roca que mantiene una temperatura constante de 17-18 grados en su interior, se
realizaría por una boca de entrada que no hemos documentado de forma precisa, pero que sería fácilmente
ocultable con una losa o piedra dispuesta sobre la boca, que sería cubierta con sedimento para camuflarla
de forma sencilla. Este tipo de “cuevas refugio”, como la de Godella, proyecta una imagen de mayor
complejidad y heterogeneidad a la hora de aproximarnos a este tipo de estructuras, en el contexto de
una sociedad andalusí en conflicto con ella misma y con la creciente amenaza cristiana que, finalmente,
cristalizará con la conquista de la ciudad de València en 1238.
La presencia de un brasero trípode, de un anafe y de una tapadera, también nos advierte de la utilización
de estos enseres en su interior. Su vínculo con la elaboración de alimentos permite plantear un uso ocasional
como lugar de cocina. La presencia de carbones entre el escaso sedimento conservado permite proponer que
tanto brasero como anafe fueron utilizados, sin que ello implique necesariamente la realización de fuego
en el interior de la cavidad. Cabe recordar que en las paredes no hemos localizado restos de actividades
relacionadas con la combustión, de manera que también se puede plantear la combustión fuera de la cavidad
y el uso de carbón (brasas) en el interior. En todo caso, la presencia de estos enseres y de carbón se
relacionan con actividades humanas en el interior, cuya interpretación es incierta. Puede relacionarse con
la propia construcción del complejo o con un episodio de refugio puntual. Lo que sí parece evidenciarse,
es el abandono de la estructura de forma rápida y ordenada, recuperando aquello de valor del interior.
Esta interpretación justifica que los restos cerámicos localizados no se encontrasen completos, incluyendo
la tapadera que, siendo la pieza más completa, fue localizada del revés y faltándole un trozo de borde.
Tampoco se localizaron útiles metálicos, restos de herramientas o de alimentos almacenados que apunten
en la dirección de un abandono abrupto.
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La cueva artifical de la calle San Bartolomé (Godella, Valencia)
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Archivo de Prehistoria Levantina
Vol. XXXVI, en línea
Permanent IRI: http://mupreva.org/pub/1640
Creative Commons BY-NC-SA 4.0 ES
ISSN: 0210-3230 / eISSN: 1989-0508
Pablo GARCÍA BORJA a, Yolanda CARRIÓN MARCO b, Joan Enric PALMER BROCH c,
Guillermo PASCUAL BERLANGA d y Guillem PÉREZ JORDÀ e
La cueva artificial de la calle
San Bartolomé (Godella, Valencia).
Un ejemplo de estructura para el
almacenamiento de alimentos en época andalusí
RESUMEN: Se presentan los resultados del estudio de una estructura excavada en la roca, compuesta
por una galería y varios nichos, localizada en el límite de la zona de protección arqueológica del
municipio de Godella (Valencia). Se trata de un hallazgo vinculado a una intervención de emergencia
por la construcción de nuevas viviendas. Por sus características, la estructura se interpreta como un
almacén de época almohade que pudo ser también utilizado como refugio ocasional. Los restos podrían
estar asociados a una alquería cercana que habría explotado tanto las tierras de regadío al este de la
actual Sèquia de Moncada como las tierras de secano al oeste.
PALABRAS CLAVE: Cueva artificial, almacenamiento, refugio, época almohade, alquería.
The artificial cave on San Bartolomé street (Godella, Valencia).
An example of a food storage structure from the Andalusian period
ABSTRACT: This paper examines an excavated rock-cut structure consisting of a gallery and several
niches, discovered on the edge of an archaeologically monitored area in the municipality of Godella
(Valencia). The site was uncovered and studied during an emergency excavation. Based on its features,
the structure is interpreted as a storage facility and occasional refuge dating to the Almohad period. The
remains may be associated with a nearby farmstead that would have exploited both the irrigated lands
east of the present-day Moncada irrigation channel and the drylands to the west.
KEYWORDS: Artificial cave, storage, refuge, Almohad period, farmstead.
a
b
c
d
e
Universidad Nacional de Educación a Distancia. Centro asociado Alzira-València.
pabgarcia@valencia.uned.es
Universitat de València. Departament de Prehistòria, Arqueologia i Història Antiga.
PREMEDOC- GIUV2015-213 | yolanda.carrion@uv.es
Arqueólogo. Investigador independiente.
tecleret@hotmail.com
Universidad de Cádiz. Grupo de Investigación HUM-1126.
guillermo.pascual@uca.es
Universitat de València. Departament de Prehistòria, Arqueologia i Història Antiga.
GRAM-GIUV2015-222 | guillem.perez@uv.es
Recibido: 05/05/2025. Aceptado: 03/09/2025. Publicado en línea: 18/12/2025.
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P. García Borja, Y. Carrión Marco, J. E. Palmer Broch, G. Pascual Berlanga y G. Pérez Jordà
1. INTRODUCCIÓN
En el transcurso de las tareas arqueológicas ligadas al proyecto de edificación de un nuevo bloque de
viviendas promocionadas por la empresa Vive Godella Homes en la localidad de Godella (Valencia), se
localizó un conjunto de estructuras excavadas en la roca. Esta población está situada al noroeste de la
ciudad de Valencia. El terreno participa de la llanura de la huerta y de las colinas calcáreas que se elevan
hacia el interior, hasta alcanzar una altura superior a los 120 m en las Colonias y Camarena, en el extremo
noroeste del término. El relieve accidentado viene constituido por el último espolón del suave anticlinal
calizo que separa las cuencas del río Turia y del barranco del Carraixet.
Concretamente, la actuación se ha realizado en la antigua nave industrial ubicada en la calle San
Bartolomé número 15. Se trata de una parcela de morfología rectangular de 2.586 m² construida sin división
horizontal, cuyo uso principal era industrial, proponiéndose un nuevo uso como zona residencial (fig. 1). Al
ser una parcela de dimensiones tan elevadas afronta a tres calles: al oeste la calle Obispo Fabián, al sur la
travesía San Bartolomé y al este la calle San Bartolomé; con referencia catastral 2479806YJ2727N0001EL
y coordenada central UTM ETRS89 722320-4377700.
El solar se encuentra dentro de la zona declarada como Núcleo Histórico Tradicional de Godella, según
el Plan General de Ordenación Urbana (fig. 1A y 1B). En consecuencia, la planificación de las obras debía
contar con la presencia de un técnico arqueólogo que coordinara una actuación de carácter preventivo,
debidamente autorizada por la Dirección Territorial de Cultura de la Generalitat Valenciana (expediente
0203P22) que, en este caso, incluía catas previas, excavación arqueológica y una vigilancia en la extracción
de los sedimentos para la realización de sótano y cimentaciones. Se designó el Museu Municipal de la
Ceràmica de Paterna para el depósito de los materiales.
La topografía de la parcela al inicio de las obras era llana, con un suave desnivel este-oeste. En su
superficie se conservaban los restos de la nave industrial que, al ser retirados, dejaron a la vista una serie
de restos arqueológicos de época contemporánea que fueron debidamente excavados con metodología
arqueológica. Una vez documentados, se procedió a realizar la vigilancia arqueológica de la retirada de
sedimentos hasta alcanzar la cota de inicio de cimentación, 3,5 m bajo el nivel de la acera, momento en
el que apareció la estructura que se describe en las siguientes páginas. Su estudio preliminar constató
que se trataba de una cavidad amortizada en la primera mitad del siglo XIII. Con el fin de comprender de
forma más precisa la naturaleza del hallazgo, se determinó, por parte de la dirección arqueológica y de
los técnicos de la administración competente, que los hallazgos debían documentarse de forma precisa y
abordar un completo estudio de la misma que permitiese concretar su contexto arqueológico e histórico
para, finalmente, compartir los resultados obtenidos con la comunidad académica.
2. DESCRIPCIÓN DE LA ESTRUCTURA
Durante la retirada de una base de cimentación de hormigón en el extremo noreste del solar, se localizó un
agujero a cota de inicio de aparición de la roca natural (fig. 2). Tras su delimitación y limpieza inicial se
pudo comprobar que, en realidad, correspondía con dos estructuras picadas en la roca y conectadas entre
sí por la propia boca de entrada. La primera (UE 182) presentaba una planta elíptica de 1,70 m de anchura
máxima por 1,30 m de anchura mínima y una altura máxima de 1,40 m en su zona central. En su base se
conservaba un estrato de 20 cm de potencia máxima en el que se recuperaron algunos perfiles cerámicos.
Tanto las dimensiones como la morfología de la Estructura 1, UE 182, recuerdan a las de un silo (fig.
3). Sin embargo, carece de boca superior y en su lugar el acceso se realizaba a través de un agujero de
1,10 m de anchura por 0,93 m de altura, abierto en el lateral noreste y conectado a la boca de entrada de
la Estructura 2, UE 183, por lo que, finalmente, se interpreta como un espacio de almacenamiento que
formaría parte de un conjunto mayor. Los trabajos arqueológicos en la Estructura 2 permitieron documentar
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La cueva artifical de la calle San Bartolomé (Godella, Valencia)
3
Fig. 1. Localización del solar objeto de actuación sobre Visor Cartogràfic Valencià (A), sobre la zona de vigilancia
arqueológica de Godella (B), sobre un extracto de plano de València y alrededores de 1883 (Llopis y Perdigón, 2016)
(C) y localización de la cavidad en el solar (D).
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Fig. 2. Descubrimiento de la cavidad durante las tareas de vigilancia arqueológica.
Fig. 3. Diferentes perspectivas de la Estructura 1 (UE 182).
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La cueva artifical de la calle San Bartolomé (Godella, Valencia)
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un espacio subterráneo, generado de forma artificial mediante repicado de la roca y cuya longitud máxima
alcanza los 6,9 m desde la boca de entrada. Al interior de la cavidad se accede por un hueco de morfología
circular de 80 cm de diámetro con un pequeño escalón picado en la roca (fig. 4A, 4B y 4I) que, una vez
salvado, daba acceso a una galería de recorrido rectilíneo en dirección oeste con suelo horizontal, techo
abovedado y parte final absidal semicircular. La altura media es de 1,30 m de suelo a techo, con un máximo
de 1,40 m en el centro de la cavidad. Su anchura es de 1,30 m, ampliándose considerablemente en las zonas
en las que se abren una serie de oquedades semicirculares picadas en los laterales de la roca a las que hemos
denominado “nichos” (fig. 4D, 4E y 4F).
El Nicho 1 (figs. 5, 6 y 7) es el más cercano a la boca de entrada. Abierto en la pared sur del corredor,
presenta morfología semicircular con las paredes formando una ligera concavidad tanto en planta como
en sección. Conserva 84 cm de anchura, 80 cm de profundidad y 1,35 m de altura máxima. Al exterior del
Fig. 4. Diferentes perspectivas de la Estructura 2 (UE 183). Boca de entrada desde el exterior (A); desde el interior (B,
H, I); interior con sedimento UE 184 antes de su excavación (C); interior de la cavidad desde la boca de entrada tras la
excavación arqueológica (D-E-F); Nicho 2 (G).
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Fig. 5. Planta del conjunto arqueológico picado en la roca.
Fig. 6. Diferentes perspectivas del modelo generado con escáner 3D. Vista superior (A); perspectivas laterales (B-E) y
vista inferior (F).
nicho, junto a su boca, se encontraba el vaso cerámico 184-1, una tapadera bizcochada con dos pequeñas
asas. Su retirada dejó a la vista la roca natural, comprobando que se conservan unos 5-10 cm de sedimento
en, prácticamente, toda la superficie de la cavidad.
El Nicho 2 también se localiza en la pared sur, un metro al oeste del Nicho 1 (fig. 4G). Consta de
una boca de 0,80 m de anchura que da acceso a un espacio elíptico con una anchura superior a 1,80 m,
confiriendo una planta en forma de omega. Su altura máxima es de 1,30 m en el interior del ovalo, cuya base
es ligeramente cóncava. En su exterior, junto al lateral oeste de la boca de entrada, se recuperó una base
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La cueva artifical de la calle San Bartolomé (Godella, Valencia)
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Fig. 7. Diferentes secciones del conjunto kárstico (A-L) y sección oeste-este del solar con restos arqueológicos respecto
de la cota de la roca.
de anafe sobre la superficie de roca (UE 184-2). Destacar que en la pared del pasillo entre los nichos 1 y 2
se identificó, a media altura, una zona repicada en la roca de unos 15 cm de longitud que parece diseñada
para depositar algún pequeño recipiente como un candil, si bien ninguna pared presenta manchas de humo.
El Nicho 3 presenta características morfológicas similares a las descritas para el número 2. Se localiza
frente al Nicho 1, en la pared norte del pasillo. Su planta presenta forma de omega con un ancho máximo
de 1,70 m en el ovalo interno, de base cóncava, y acceso estrangulado de 80 cm anchura y 1,30 m de altura
(fig. 7). Como hecho singular, se documentó un pequeño umbral labrado en la roca a modo de separación
entre el corredor y el nicho.
Finalmente, el Nicho 4 se localiza en la esquina noroeste, frente al Nicho 2, picado en la pared norte del
pasillo. Es de morfología rectangular con los ángulos redondeados. Presenta 80 cm de anchura, 60 cm de
profundidad y 1,40 m de altura. Su base es de tendencia plana, con una ligera pendiente de pared a pasillo.
Su interior, al igual que el corredor, conservaba algo más de sedimento que el resto de nichos, cuestión que
se explica por una mayor acumulación en la zona más profunda de la cavidad como consecuencia de la
propia pendiente y la acción hídrica. Destacar que en la pared del pasillo entre el nicho 3 y 4, se identificó
otra pequeña oquedad repicada en la roca, de unos 15 cm de longitud, a media altura entre el techo y el
suelo, frente a la descrita entre los nichos 1 y 2, perfecta para depositar un candil.
Una cuestión que no se ha podido resolver es la descripción precisa del acceso al conjunto desde
el exterior. Junto al espacio de entrada a las dos estructuras picadas en la roca se encontraba un gran
pilar de cimentación de hormigón fechado en la segunda mitad del siglo XX, pilar que buscaba asentarse
directamente sobre la roca y que fue retirado coincidiendo con el momento del descubrimiento del conjunto
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P. García Borja, Y. Carrión Marco, J. E. Palmer Broch, G. Pascual Berlanga y G. Pérez Jordà
arqueológico. Limpiado el hormigón y la superficie, se certificó que la cota superior de la boca de entrada
conservada coincidía con la cota de inicio del nivel de roca natural. La sección que ha proporcionado en
el solar (fig. 7: sección W-E) indica que, antes de la urbanización de esta manzana a inicios del siglo XX,
en esta parte de Godella existía una loma rocosa ascendente en dirección este-oeste. Por tanto, la boca se
localizaría en la vertiente este de esta elevación rocosa, posiblemente cubierta de vegetación de bosque
bajo o de sedimento relacionado el cultivo de frutales de secano. Desde esta vertiente se visualizaría toda la
zona de huerta al norte de Balansiya, la propia ciudad y la línea de costa con el mar al fondo. La entrada al
conjunto se ubicaría en la superficie de la ladera, accediendo a su interior salvando una caída de poco más
de un metro, sin necesidad de escalar o descolgarse por una pared vertical. Este acceso, de morfología y
tamaño indeterminados, sería fácil de cubrir con una losa de piedra (no localizada) o con restos vegetales
que sellarían la boca hasta su reciente descubrimiento.
3. LOS MATERIALES ARQUEOLÓGICOS
Las excavaciones arqueológicas únicamente han permitido recuperar un pequeño conjunto de cerámicas
(fig. 8) y otro de material vegetal carbonizado. Se identificaron dos estratos, la UE 181 sobre la superficie
de la UE 182 (Estructura 1) y la UE 184 sobre la superficie de la Estructura 2.
La UE 181 corresponde con un sedimento de tonalidad grisácea-marrón formado por limos y arcillas,
que proporcionó un pequeño conjunto compuesto por cerámicas bizcochadas con decoración en manganeso
y otras con vidriados en tonos verde-turquesa, que ofrecían una cronología almohade para el momento de
amortización de la estructura. Conservaba una potencia máxima de 20 cm en el centro del estrato y de 10
cm en los extremos.
La UE 184 corresponde con el sedimento localizado en el interior de la Estructura 2, sobre la propia
superficie rocosa de la cavidad, bajo los pequeños clastos presentes, interpretados como derrubios del
techo de la misma tras su abandono (fig. 4C). Se trata de un estrato formado por limos y arcillas de tonos
marrones y grises de unos 5 cm de potencia media, repartido por buena parte de la superficie de la cavidad,
con mayor espesor en el fondo de la misma, donde alcanzaba los 10 cm. Durante su retirada en el Nicho 1
se detectó la presencia de algún resto carbonizado, por lo que se decidió muestrear la unidad estratigráfica
para su flotación.
Fig. 8. Localización de los perfiles cerámicos documentados durante el proceso de excavación arqueológica.
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La cueva artifical de la calle San Bartolomé (Godella, Valencia)
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3.1. La cerámica
Los materiales cerámicos recuperados en la UE 181 corresponden a tres vasos diferentes (fig. 9):
- 181-1. Borde de ataifor carenado con labio triangular asimilable al tipo IIa de G. Rosselló (Rosselló,
1978). Conserva un vidriado verde-turquesa interno y tres agujeros de lañado. El diámetro de la boca es
de 32 cm. Se trata de una forma habitual de los contextos almohades valencianos, documentándose en los
alfares de Dénia, con cronología del primer tercio del siglo XIII (Gisbert et al., 1992: fig. 21.3), y en los
de la calle Sagunt de València, donde aparece con vidriados tanto en verde-oliva como en verde-turquesa
(Pascual et al., 2009: fig. 2b).
- 181-2. Perfil completo de ataifor con vidriado interior verde-turquesa, 22 cm de diámetro de boca y dos
agujeros de lañado. Su forma corresponde al tipo IVa de G. Rosselló con borde triangular, paredes convexas
y ligeramente abombadas en su tercio superior. Como la anterior, esta forma también fue producida en
los alfares almohades de Dénia (Gisbert et al., 1992: fig. 21.8) y de la calle Sagunt de València, donde los
cuerpos presentan una mayor inflexión y similitud con nuestra pieza (Pascual et al., 2009: fig. 2b).
- 181-3. Borde y cuello de una jarra bizcochada, pintada con óxido de manganeso y con 15 cm de diámetro
de boca. Se trata de una producción que también encontramos en el alfar almohade de la calle Sagunt: jarras
de borde rectilíneo ligeramente exvasado, labio redondeado y cuello troncocónico con acanaladuras en la
mitad superior del cuello, siendo este último elemento la única diferencia con respecto a nuestro ejemplar
(Pascual et al., 2009: fig. 7b).
Los materiales cerámicos recuperados en la UE 184 se han agrupado en diez unidades de registro.
- 184-1. Tapadera bizcochada localizada, boca arriba, junto a la zona de entrada del Nicho 1. Conserva
el perfil completo, troncocónico y con dos aperturas en sus extremos. La apertura inferior, a modo de base,
tiene 35 cm de diámetro con borde exvasado y labio redondeado. La apertura superior presenta 6,5 cm de
diámetro y borde engrosado (fig. 10, A). Dispone de dos pequeñas asas de sección ovalada en la mitad
superior del galbo. Se trata de una pieza singular, con escasos paralelos en territorio valenciano. Encontramos
cierta similitud con una tapadera también fechada en el siglo XIII localizada en Paterna, si bien con cuatro
asas, cuello desarrollado y decoración incisa (García Marsilla, 2025: 129). Ambos casos encuentran encaje
tipológico en el Tipo 3 de la propuesta realizada para el alfar de la calle Sagunt de València (Pascual et al.,
2009: fig. 7e). En el caso de nuestra pieza consideramos que podría actuar como un soporte/adaptador de
cocina que permitiese la cocción en ollas de pequeño tamaño colocadas sobre su apertura superior.
- 184-2. Cenicero perteneciente a un anafe bizcochado de doble cámara localizado directamente sobre la roca,
junto a la entrada del Nicho 2. Presenta una base plana, perfil troncocónico y una boca semicircular abierta a
cuchillo (fig. 10, B). La superficie interna de la base conserva los restos de un pivote central destinado a la
sustentación de la parrilla, cuyos arranques todavía se aprecian en las paredes laterales. La superficie externa
de la base, con un diámetro de 20 cm, conserva las marcas en espiral del cordel de corte empleado para separar
la pieza del torno tras su moldeado; mientras que en las paredes externas se observan restos de incisiones. Los
hornos de doble cámara son característicos de los repertorios almohades y perduran tras la conquista cristiana,
encontrando formas similares en los alfares de la calle Sagunt de València (Pascual et al., 2009: figs. 6c y 6d) y
Elx (Azuar y Menéndez, 1999: lám. 4.5), o en las ollerías de Paterna (Mesquida, 2001: fig. 119).
- 184-3. Borde de ataifor carenado correspondiente al tipo IIa de Rosselló (1978) con 30 cm de diámetro
de boca, del que se localizaron diferentes fragmentos por el corredor de la cavidad y en la entrada al Nicho
4. A diferencia del ejemplar 181-1 esta pieza presenta un vidriado verde-oliva interno, con tres círculos
concéntricos incisos bajo la cubierta vítrea, y un vidriado melado externo (fig. 11). Este es un acabado
muy frecuente en los ataifores de este tipo documentados en el alfar almohade de la calle Sagunt (Pascual
et al., 2009: fig. 2a).
- 184-4. Brasero trípode localizado en el interior del Nicho 1 (fig. 11). Fabricado a molde, conserva el
perfil completo con base convexa sustentada sobre tres pies cónicos, paredes nervadas divergentes y borde
en ala con escotadura interna y ligeramente inclinado hacia el interior. El diámetro de la boca es de 29,5
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P. García Borja, Y. Carrión Marco, J. E. Palmer Broch, G. Pascual Berlanga y G. Pérez Jordà
Óxido de manganeso
Vidriada verde turquesa
5 cm
Fig. 9. Cerámicas documentadas en el estrato UE 181 de la Estructura 1.
A
10 cm
B
10 cm
Fig. 10. A: tapadera UE 184-1 localizada en Estructura 2; B: base de anafe 184-2 localizada en Estructura 2.
Vidriado verde
Vidriado melado
5 cm
Fig. 11. Formas cerámicas localizadas en la UE 184 de la Estructura 2.
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La cueva artifical de la calle San Bartolomé (Godella, Valencia)
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cm. Esta forma se encuentra en contextos almohades valencianos destacando, por proximidad, los braseros
documentados en el alfar de la calle Sagunt de València, con perfiles muy similares al documentado, si bien
con la peculiaridad de que todos ellos presentan decoración estrellada en la cara externa de la base (Pascual
et al., 2009: fig. 6b), que no aparece en el ejemplar de Godella.
- 184-5. Borde de jarra bizcochada con 13 cm de diámetro de boca y perfil similar a 181-3. No conserva
decoración. Se localizó en la zona de pasillo (fig. 11).
- 184-6. Borde de jarrita bizcochada localizada en la zona de pasillo.
- 184-7. Fragmento del asa de un candil de pie alto con la superficie vidriada en verde-turquesa de
cronología almohade. Se localizó en la zona de pasillo.
- 184-8. Fragmento informe de cerámica bizcochada. Se localizó en la zona de pasillo.
- 184-9. Fragmento informe de jarrita bizcochada con restos de pintura en óxido de manganeso. Se
localizó en la zona de pasillo.
- 184-10. Fragmento de base de posible jarra bizcochada. Se localizó en la zona de pasillo.
Pese a su escaso número, las cerámicas recuperadas responden a un variado repertorio formal donde
encontramos jarras destinadas al transporte de agua, ataifores y jarritas para el servicio de mesa, un candil y
un anafe, con su correspondiente soporte para ollas, vinculados estos últimos a la preparación de alimentos
(Rosselló, 2002). Se trata de una vajilla habitual en los contextos domésticos andalusíes, que sugiere una
ocupación ocasional de la cavidad, pese a no documentar en ella recipientes de cocción tales como ollas ni
cazuelas. En este sentido también destaca la ausencia de tinajas y recipientes vinculados con el almacenaje
de alimentos. Estas ausencias podrían relacionarse con la utilización de capazos o sacos, o con un abandono
ordenado de la cavidad, rescatando la vajilla útil y abandonando la que se consideró inservible.
La cronología del conjunto cerámico queda establecida entre finales del siglo XII y el primer tercio del
siglo XIII. La totalidad de los recipientes se encuadran dentro de las producciones almohades de ámbito
regional, encontrando formas similares a gran parte de ellas en el alfar de la calle Sagunt de València
(Pascual et al., 2009). Mayor precisión aportan los ataifores vidriados en verde-turquesa 181-1 y 181-2,
con paralelos en los alfares de Dénia fechados en el primer tercio del siglo XIII (Gisbert et al., 1992) y que
sitúan el abandono de la cavidad en los momentos previos a la conquista cristiana.
3.2. Material vegetal carbonizado
Únicamente se han documentado restos de material carbonizado en la UE 184 de la Estructura 2, donde se
recogieron distintas muestras de sedimento en los diferentes espacios identificados. Todas estas muestras
fueron flotadas, y únicamente se han recuperado restos de madera carbonizada, de las que ha sido posible
identificar 169 fragmentos, diferenciándose, en cada caso, el lugar de procedencia de la muestra (número
de nicho o pasillo). Se ha analizado todo el material, si bien el conjunto recuperado en el Nicho 1 era el más
abundante (tabla 1).
Lo más plausible es que los restos carbonizados conservados sean el resultado de la dispersión de restos
de combustible asociados al brasero hallado en el Nicho 1, que es, de hecho, donde se localiza la mayor
concentración de carbón. De este modo, todo el carbón disperso por la cavidad debería ser considerado como
resultado del mismo proceso de quemas sucesivas, dispersadas de forma natural o por el vaciado o limpieza
del brasero. En efecto, todo el carbón presenta un estado de conservación similar, con frecuente vitrificación de
los tejidos, pero que permiten una correcta fractura y observación de los tres planos anatómicos que permiten
la identificación (fig. 12); en todo caso, ha sido el reducido tamaño de algunos de los fragmentos lo que ha
hecho que un porcentaje de la muestra quedara identificada en el rango de Angiosperma o Conífera.
Respecto a las especies identificadas, llama la atención, en primer lugar, la gran variedad de taxones
documentados, que pertenecen, al menos, a 15 especies leñosas diferentes (tabla 1). Entre ellas, destaca
la presencia de árboles y arbustos, siendo residual el porcentaje de matas: se documentan el romero, los
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P. García Borja, Y. Carrión Marco, J. E. Palmer Broch, G. Pascual Berlanga y G. Pérez Jordà
Tabla 1. Frecuencias de los taxones identificados en el carbón de la UE 184 en función del lugar de aparición.
Taxón
Nombre común
N.1
N.2
N.3
N.4
Arbutus unedo
Pasillo
Total N.
Total %
Madroño
-
-
-
-
1
1
0,59
Celtis australis
Almez
4
3
-
-
-
7
4,14
Erica sp.
Brezo
1
2
-
-
-
3
1,78
Fabaceae
Fabácea, leguminosa
-
-
-
-
1
1
0,59
Ficus carica
Higuera
5
1
1
-
-
7
4,14
Juniperus sp.
Enebro, sabina
-
-
1
-
-
1
0,59
Monocotiledónea
Monocotiledónea
2
-
-
1
-
3
1,78
Olea europaea
Olivo, acebuche
9
-
2
1
3
15
8,88
Pinus halepensis
Pino carrasco
3
-
-
-
-
3
1,78
Pinus nigra-sylvestris
Pino salgareño o silvestre
2
1
-
1
-
4
2,37
20
-
5
1
2
28
16,57
2
-
-
-
-
2
1,18
1
-
2
-
-
3
1,78
62
-
3
3
3
71
42,01
Prunus sp.
Pruno
Quercus perennifolio
Carrasca, coscoja
Rosmarinus officinalis
Romero
Salix-Populus
Sauce, chopo
Vitis sp.
Vid
1
-
-
-
-
1
0,59
Angiosperma
Angiosperma
6
1
3
1
2
13
7,69
Coniferae
Conífera
-
-
1
-
-
1
0,59
Indeterminable
-
Total
2
2
-
1
-
5
2,96
120
10
18
9
12
169
100,00
brezos, las leguminosas y las monocotiledóneas, con algo menos del 6 % del total; entre estas últimas
podrían estar presentes al menos dos especies diferentes, en base a su anatomía (fig. 12: 5 y 6), sin descartar
que una de ellas pudiera corresponder al palmito (Chamaerops humilis).
Pero, como hemos comentado, la mayor parte del carbón pertenece a especies arbóreas, de ambientes
y naturaleza variada. Por un lado, un buen porcentaje de la madera podría proceder de bosques de ribera,
siendo el sauce y/o chopo el más representado (42 % del total). Estos géneros no se caracterizan por una
buena calidad como combustible, ya que su madera es blanda y ligera, y quema rápidamente: puede ser más
adecuada para encender fuego que para mantenerlo de forma constante.
En los ambientes de ribera también podría desarrollarse el almez, ya que requiere de suelos húmedos y
profundos, aunque este árbol se ha plantado con un valor ornamental, sobre todo desde época andalusí; los
tratados agrícolas de estos momentos hablan de los beneficios de asociar la presencia de almeces a las zonas
de huerta, ya que proyectan sombra y mantienen la humedad, y también se integran en el ciclo agrícola
proporcionando ramón para el ganado y madera para la construcción de acequias, molinos o parrales, entre
otros (Carabaza Bravo et al., 2004; Martínez-Varea et al., 2021), además del consumo de sus frutos. Su
uso constructivo se ha atestiguado arqueológicamente en el Castillo de Turís, para elaborar agujas (Carrión
Marco y Pérez Jordà, 2014), mientras que su uso combustible, que es la forma en la que aparece en la
estructura de Calle San Bartolomé, sí está justificada por la buena calidad de su madera para generar carbón
(Pardo de Santayana et al., 2014).
La higuera también se distribuye de forma paralela a la actividad humana por sus apreciados frutos,
aunque su madera no es de buena calidad. Así, aunque es autóctona del Mediterráneo, su cultivo está
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La cueva artifical de la calle San Bartolomé (Godella, Valencia)
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Fig. 12. 1. Arbutus unedo, plano transversal; 2. Celtis australis, plano transversal; 3. Celtis australis, plano tangencial;
4. Ficus carica, plano transversal; 5. Monocotiledónea, plano transversal; 6. Monocotiledónea, plano transversal; 7.
Olea europaea, plano transversal; 8. Pinus halepensis, plano radial; 9. Pinus nigra-sylvestris, plano radial; 10. Prunus
sp., plano transversal; 11. Prunus sp., plano tangencial; 12. Quercus perennifolio, plano transversal; 13. Rosmarinus
officinalis, plano transversal; 14. Salix-Populus, plano transversal; 15. Salix-Populus, plano tangencial.
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P. García Borja, Y. Carrión Marco, J. E. Palmer Broch, G. Pascual Berlanga y G. Pérez Jordà
constatado desde el I milenio a.C. Lo mismo ocurre con Prunus o con Olea europea, géneros que se
encuentran en estado silvestre, pero que también podrían corresponder a especies cultivadas, aunque no se
puede hacer esta distinción en base a las características anatómicas de su madera (Schweingruber, 1990).
El resto de especies, menos representadas porcentualmente, sí son las típicas de la vegetación natural de
las formaciones de pinar mediterráneo; su escasa representación podría deberse a la existencia de un paisaje
muy antropizado con rara presencia de vegetación natural.
En todo caso, los taxones documentados podrían corresponder a especies presentes en el entorno de
la cavidad y de fácil accesibilidad, con excepción de unos pocos fragmentos de madera de Pinus nigrasylvestris, que constituye un grupo de especies de pino que crecen en las montañas ibéricas por encima de
800-900 metros de altitud; en este caso, no podemos descartar que se hubiera reutilizado como combustible
algún objeto, elemento mueble o arquitectónico elaborado en esta madera.
Este conjunto de restos de madera carbonizada remite a un espacio fuertemente antropizado, con
un uso intenso del mismo como espacio agrícola. La presencia de la vegetación potencial arbórea o de
matorral es muy escasa, con excepción de la vegetación de ribera que podría estar creciendo en el entorno
de las ramblas, acequias o de la propia marjal. Por el contrario, se conserva una presencia muy variada
de taxones que fueron cultivados en época andalusí en el entorno. El cultivo de olivos, de higueras, de
vides o de distintos tipos de Prunus como son el almendro, el cerezo o las ciruelas, se constata a partir del
registro arqueobotánico recuperado en el entorno de la ciudad de València y de la documentación escrita
de época cristiana (García Oliver, 2004). De igual modo, madroños y almeces son árboles tradicionalmente
cultivados o aprovechados por las comunidades humanas. En un entorno en el que la vegetación leñosa
silvestre se ha visto muy reducida, es habitual hacer uso de los restos de poda de los distintos frutales como
combustible, independientemente de la calidad de esta madera.
6. EL CONTEXTO ARQUEOLÓGICO LOCAL
La existencia de diferentes comunidades andalusíes agrupadas en alquerías a lo largo y ancho de la actual
comarca de l’Horta Nord es un hecho aceptado por la comunidad académica que estudia la Edad Media en
los territorios ubicados al norte de la ciudad de Balansiya (Esquilache, 2015). Existen más incertidumbres
sobre la localización exacta de algunas de estas alquerías, el número total, su tamaño o su devenir histórico
en los momentos previos a la conquista cristiana, debate del que Godella constituye un ejemplo más.
El origen del topónimo Godella ha suscitado diferentes interpretaciones en el ámbito de la investigación.
Autores como Manuel Sanchis Guarner le atribuyeron un origen godo, aunque actualmente la hipótesis de
su origen árabe, propuesta ya por Corominas, es la más aceptada. El primer documento escrito en que figura
Godella es el Llibre del Repartiment bajo el topónimo alquería de Godayla. La primera donación de tierras
se produjo en 1237, cuando al caballero Sancho Pérez de Noayles, se le otorgan seis jovades (Llibre del
Repartiment, 69). A partir de esta donación se sucederán otras, aunque la más significativa, desde el punto
de vista arqueológico, se produce en 1238 (Llibre del Repartiment, 358), pues el hecho de que a Pere Maça
se le done la alquería de Godella, con los hornos, pero sin los molinos, plantea la posibilidad de que éstos
existieran antes de la conquista cristiana (Pascual y Ballester 1998: 58). Por tanto, el Llibre del Repartiment
y la documentación histórica advierten de la existencia de un asentamiento en activo en Godella anterior
a la conquista cristiana que, probablemente, correspondería con una alquería y que permite proponer un
poblamiento andalusí del que se tienen escasas evidencias arqueológicas hasta la fecha.
Uno de los restos patrimoniales más notables de la población, todavía en uso, es el tramo de Sèquia de
Moncada que recorre su término, que discurre a 100 metros en línea recta al este de la cavidad. Esquilache
(2015) propone que, en época andalusí, el tramo de acequia de Godella iniciaría su uso entre los siglos XI
y XIII, fecha en la que establece el inicio de las ocupaciones en esta zona hasta conformarse la alquería de
Godella, asimilando su topónimo al de Gudāla (nombre de una tribu bereber de la confederación Ṣanhāja).
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La cueva artifical de la calle San Bartolomé (Godella, Valencia)
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Las diferentes actuaciones arqueológicas realizadas en el término municipal de Godella no han permitido
documentar sólidos vestigios estructurales fechados en momentos previos a la conquista cristiana. Hoy por
hoy, las evidencias de la Godella andalusí son escasos y se localizan en torno al Carrer Major. En una
intervención arqueológica dirigida por uno de los firmantes (G. Pascual Berlanga) en el cine Capitolio, se
documentaron rellenos fechados entre el siglo XII y el primer cuarto del siglo XIII así como una pequeña
estructura circular excavada en la roca, que fue colmatada en el primer cuarto del siglo XIII. Se trata de
hallazgos que advierten de la presencia de un asentamiento andalusí en algún punto de esta población, que
no ha podido ser constatado por la arqueología, algo que ya apuntaban Sancho Bargues en su manuscrito
inédito “Notas útiles para la historia de Godella” y García de Vargas (1968) al referirse a algunos elementos
emblemáticos del pueblo como el pozo y la cisterna.
En nuestro caso, el hallazgo de la cavidad es un elemento más que sustenta la posible presencia de
una alquería en las inmediaciones de la actual Godella. Esta población sería sustituida por otra cristiana
vinculada al proceso de colonización de las nuevas tierras conquistadas en l’Horta Nord (Guinot, 2023) del
que Godella no es una excepción (Fernández, 2000).
7. INTERPRETACIÓN DE LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS
Una de las conclusiones más sólidas que se extraen del trabajo realizado es la datación del momento de
abandono del conjunto analizado, que situamos en el primer tercio del siglo XIII, en los momentos previos
o inmediatos a la conquista cristiana. Cabe señalar que todo el material arqueológico documentado es de
producción almohade, no identificándose restos anteriores ni posteriores. La fecha de construcción no ha
podido establecerse de forma tan precisa, relacionada con la presencia andalusí en la zona de Godella, para
la que se ha propuesto una cronología entre los siglos XI y XIII (Esquilache, 2015).
Se trata de una estructura que debió estar vinculada a una alquería que explotaría el territorio inmediato,
cuya ubicación exacta desconocemos, aunque las escasas evidencias con las que contamos podrían
situarla en torno al Carrer Major, al oeste de la Sèquia de Moncada. La presencia de frutales de secano
junto con otras que requieren de un aporte de agua entre las maderas carbonizadas recuperadas durante
la excavación arqueológica, se relaciona con la presencia de diferentes zonas de cultivo alrededor de la
cavidad documentada. Hasta mediados del siglo XX, al oeste de la Sèquia de Moncada, donde comienzan a
ascender las lomas calizas que caracterizan parte del término municipal, los cultivos tradicionales siempre
fueron de secano, fundamentalmente cereales, vid y olivos (Llibrer, 1996), aunque también hubo almendros
y algarrobos. Por el contrario, al este de la acequia se desarrollaba, también en la actualidad, una agricultura
de huerta y regadío.
Las dimensiones y morfología del conjunto no permiten proponer su uso como espacio de hábitat.
En consecuencia, interpretamos que debió ser un espacio de almacenaje, que también pudo ser utilizado
como refugio puntual en caso de necesidad. La utilización de estructuras excavadas en la roca para el
almacenamiento de alimentos en momentos previos a la conquista cristiana está ampliamente documentada,
si bien en la mayoría de casos se trata de silos individuales sin presencia de galerías (Fernández, 1997,
Malalana et al., 2013). Uno de los paralelos más destacados de estructuras de almacenamiento excavadas
en la roca con presencia galerías, estancias, nichos, incluso silos, en el Sharq Al-Andalus, cuya función
parece coincidir con la que proponemos, son las denominadas “cuevas ventana” (Ribera, 2010 y 2016,
Ribera y Bolufer, 2018), cuya razón de ser se relaciona con la necesidad de almacenar y proteger excedentes
agrícolas. Están excavadas generalmente en cortados, con una pequeña ventana de acceso, lo que les da
nombre, que comunica con un espacio que puede o no estar compartimentado en distintas estancias, en
cuyo interior suelen aparecer trojes construidos, o silos excavados en el suelo. Se trata de un sistema de
almacenamiento que aprovecha la estabilidad de la temperatura a lo largo del año como forma de ayudar
a la conservación del grano. De hecho, se han recuperado semillas y frutos desecados almacenados en
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P. García Borja, Y. Carrión Marco, J. E. Palmer Broch, G. Pascual Berlanga y G. Pérez Jordà
estas estructuras en época andalusí (Peña-Chocarro y Pérez Jordà, 2023). Sus inicios no se han podido
determinar, pero se vinculan a la conquista islámica y también con el Norte de África, donde se han
seguido utilizando hasta época reciente. De esta forma serían posiblemente grupos de origen magrebí los
que expandieron este sistema de almacenamiento a la península ibérica y a las islas Canarias (Morales et
al., 2014). Existe cierto consenso en vincular su función principal a albergar y salvaguardar las reservas
de grano y de otros alimentos de determinadas comunidades campesinas, pudiendo ser utilizadas, más
ocasionalmente, como refugio.
En el conjunto de Godella, la accesibilidad no sería tan compleja como la de las “cuevas ventana”
y la entrada se realizaría sin necesidad de escalar o descolgarse por una pronunciada pared vertical.
En consecuencia, no es posible clasificar la cavidad de Godella como una “cueva ventana”, aunque sí
reconocemos algunos paralelismos étnico-culturales en su cronología andalusí y en la funcionalidad como
espacio propio de almacenaje o de refugio ocasional. De hecho, las “cuevas ventana” no constituyen el único
ejemplo de estructuras de almacenaje y refugio picadas en la roca en el Sharq Al-Andalus. En el transcurso
de unas obras en el campus Universitario Miguel Hernández de Elche (Alicante), se documentó un conjunto
formado por dos estructuras subterráneas conectadas por un pasillo abovedado, interpretado como una zona
de almacén y refugio esporádico, fechado en los últimos momentos del siglo XII, primera mitad del XIII
(López Quiles, 2002-2003). Destaca el conjunto cerámico localizado en su interior, identificándose alguna
forma de jarro, jarrito, cazuela, trípode, tapadera, marmita y anafe. Otro paralelo similar al de Godella lo
encontramos en Elda, donde a comienzos de la década de 1980 se documentó una estructura excavada en
la roca, fechada en época andalusí, con forma de pasillo en L, que albergaba ocho cubículos con techumbre
abovedada para vivienda y almacén (Poveda, 1986).
Por tanto, el hallazgo de Godella no puede considerarse como único, y es probable que existan más
estructuras similares a lo largo del territorio valenciano que bien no se han descubierto, bien se han destruido
sin control arqueológico, bien han sido reutilizadas, bien no se han publicado todavía, cuya función parece
corresponder a espacios de almacenamiento de alimentos como es el caso de las “cuevas ventana”, aunque
morfológicamente difieren de las documentadas por Ribera (2016). En el caso de Godella, el acceso a
un espacio tallado en la roca que mantiene una temperatura constante de 17-18 grados en su interior, se
realizaría por una boca de entrada que no hemos documentado de forma precisa, pero que sería fácilmente
ocultable con una losa o piedra dispuesta sobre la boca, que sería cubierta con sedimento para camuflarla
de forma sencilla. Este tipo de “cuevas refugio”, como la de Godella, proyecta una imagen de mayor
complejidad y heterogeneidad a la hora de aproximarnos a este tipo de estructuras, en el contexto de
una sociedad andalusí en conflicto con ella misma y con la creciente amenaza cristiana que, finalmente,
cristalizará con la conquista de la ciudad de València en 1238.
La presencia de un brasero trípode, de un anafe y de una tapadera, también nos advierte de la utilización
de estos enseres en su interior. Su vínculo con la elaboración de alimentos permite plantear un uso ocasional
como lugar de cocina. La presencia de carbones entre el escaso sedimento conservado permite proponer que
tanto brasero como anafe fueron utilizados, sin que ello implique necesariamente la realización de fuego
en el interior de la cavidad. Cabe recordar que en las paredes no hemos localizado restos de actividades
relacionadas con la combustión, de manera que también se puede plantear la combustión fuera de la cavidad
y el uso de carbón (brasas) en el interior. En todo caso, la presencia de estos enseres y de carbón se
relacionan con actividades humanas en el interior, cuya interpretación es incierta. Puede relacionarse con
la propia construcción del complejo o con un episodio de refugio puntual. Lo que sí parece evidenciarse,
es el abandono de la estructura de forma rápida y ordenada, recuperando aquello de valor del interior.
Esta interpretación justifica que los restos cerámicos localizados no se encontrasen completos, incluyendo
la tapadera que, siendo la pieza más completa, fue localizada del revés y faltándole un trozo de borde.
Tampoco se localizaron útiles metálicos, restos de herramientas o de alimentos almacenados que apunten
en la dirección de un abandono abrupto.
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La cueva artifical de la calle San Bartolomé (Godella, Valencia)
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