La malacofauna marina en el yacimiento neolítico del Tossal de les Basses (Albufereta, Alicante)
Alicia Luján Navas
Pablo Rosser Limiñana
2013
[page-n-1]
La malacofauna marina en el yacimiento
neolítico del Tossal de les Basses
(Albufereta, Alicante)
Alicia Luján Navas y Pablo Rosser Limiñana
EL YACIMIENTO
El Tossal de les Basses es un importante asentamiento ocupado a lo largo de diversos
momentos de la historia, aunque especialmente durante la fase neolítica postcardial (figura 1). Se ubica en un espacio llano a los pies de Serra Grossa, ligeramente elevado sobre
una rambla y un humedal junto a la línea de costa, resultante de la desecación de la zona
en el siglo XIX por razones de insalubridad. Aunque no ha sido excavado en su totalidad,
su extensión, para momentos neolíticos, es considerable, al superar las 3 Ha.
La excavación del yacimiento arqueológico del Tossal de les Basses se realizó a raíz de
la puesta en marcha por parte de la empresa constructora Grupo NOZAR, S. A., del proyecto de urbanización del polígono A de la Albufereta, recogido a su vez en el correspondiente Plan Parcial, corriendo los trabajos arqueológicos a cargo de las empresas ADUNA PROEXA, S. L. y ARPA, PATRIMONIO, S. L. y bajo la coordinación del COPHIAM
(Unidad de Conservación del Patrimonio Histórico-Artístico Municipal) en dos etapas
comprendidas entre los años 2003-2006, y dirección científica de Pablo Rosser Limiñana.
Los sondeos de geo-radar que se realizaron en los años 1990, así como los trabajos
llevados a cabo en la zona del poblado y zona del Chinchorro en esos mismos años,
evidenciaron la presencia de un yacimiento de gran riqueza arqueológica, derivada de
su larga ocupación temporal aunque presentando ésta diversas discontinuidades temporales. De este modo, a los restos arqueológicos tanto neolíticos como de la Edad del
Bronce, debemos sumar la existencia de zonas de producción y enterramientos ibéricos
distribuidas a lo largo de grandes extensiones de terreno, varias villas romanas y un importante cementerio tardoantiguo, compuesto por varios centenares de sepulturas, lo
cual viene a avalar las excepcionales condiciones climáticas y el amplio nivel de recursos
que este enclave ofrecía a sus ocupantes (Rosser, 2007).
Animals i arqueologia hui. I Jornades d’arqueozoologia.
Museu de Prehistòria de València (2013): 235-256.
[page-n-2]
ALICIA LUJÁN NAVAS Y PABLO ROSSER LIMIÑANA
Figura 1. Situación del yacimiento
arqueológico del Tossal de les Bases.
Con la información generada podemos inferir que se trataría de un asentamiento emplazado al aire libre que, dependiendo del periodo estacional vigente, supliría las posibles
carencias de ciertos productos alimenticios con la abundancia de otros que les proporciona su emplazamiento de origen costero, entre los que incluiríamos la recolección de
moluscos y la práctica del marisqueo.
La extensión en la dispersión de los niveles y estructuras documentadas, insistimos,
parece fruto de las distintas ocupaciones que el lugar experimentó con el paso del tiempo,
durante un período prolongado que hemos podido concretar gracias a las dataciones del
C14 entre el 4896-4610 cal BC (Beta-232484: 5880±50 BP), y el 3633-3372 cal BC (Beta225224: 4710±40 BP) (Rosser, 2010).
En cuanto al contexto del que proceden los recursos malacológicos, aunque prácticamente la totalidad del conjunto se asocia con estratos de uso y posterior abandono
localizados formando parte de las áreas de hábitat –entre las cuales destacamos las unidades de relleno de múltiples fosas, así como un fondo de cabaña-, también contamos
con restos procedentes de áreas de enterramiento.
Dentro de los diversos conjuntos espaciales, incidimos en la existencia de lo que hemos
venido a interpretar como áreas de actividad/consumo, similares a las detectadas en el
yacimiento de la Platja del Carabassí, Elche (Luján, 2004; Soler et al., 2006), donde se localizan diversos conjuntos de acumulaciones de encachados, al parecer empleados a modo
de hogares, donde una vez que se cuenta con el recurso de origen marino se procedería
a su preparación, depositando el molusco sobre una fuente de calor directa, o bien en el
interior de algún recipiente cerámico, lo que por un lado facilitaría la apertura y extracción
del animal de su concha, a la vez que ablandaría la carne de algunas especies.
En cuanto a los contextos funerarios, en el Tossal de les Basses han sido documentados 16 enterramientos individuales, localizados en torno o inmediatamente encima de la
zona de hábitat, así como amortizando el foso principal o de drenaje.
236
[page-n-3]
La malacofauna marina en el yacimiento neolítico del Tossal de les Basses
Aunque el depósito funerario está formado, en la mayoría de los casos, por vasijas
cerámicas, en algunas de ellas se han podido documentar cuentas de collar de diverso
material, así como restos malacológicos modificados –cuentas y brazaletes- y fauna, lo
que algunos autores interpretan como posibles rasgos de un tratamiento diferencial o
estatus especial (Rubio de Miguel, 1993) (TBIII (fase tercera)= segunda mitad del V milenio, pleno horizonte postcardial, o de las cerámicas peinadas (NIC) y Fase TBIV, último
cuarto del V milenio-primera mitad del IV, (NIC/NIIA) (Rosser, 2010), lo que debemos
tener presente a la hora de llevar a cabo su estudio.
Por todo lo expuesto, el Tossal de les Basses sería un enclave de carácter sedentario,
aunque de corta duración entre las diversas ocupaciones que experimenta, donde asistimos a la documentación de numerosos ejemplares malacológicos, que captan nuestro
interés, no sólo por su cuantificación, sino por las características que presentan algunos
de los taxones, constituyendo dichos rasgos, factores claves en la interpretación de su
función dentro del conjunto arqueológico.
ESTUDIO DE LOS MATERIALES MALACOLÓGICOS
Tras la limpieza de las piezas, a fin de acentuar sus características diagnósticas, la metodología aplicada se centró en la clasificación y ordenación de los distintos ejemplares
atendiendo a las unidades estratigráficas de procedencia.
Incidimos en dos aspectos claves en todo estudio arqueozoológico: la clasificación
de la especie (Nordsiek, 1969; Lindner, 1976; Saunders, 1991; Peter, 1992; Sánchez, 1982;
Fechter y Falkner, 1993; Pla, 2000) y la cuantificación de los ejemplares. Si bien, frente a
otros vestigios arqueológicos, ciertos rasgos morfológicos facilitan la adscripción taxonómica por parentesco con las familias y subfamilias, la fiabilidad de la información
dependerá del grado de conocimiento del investigador y de las condiciones de conservación que presente la pieza.
Conscientes que el sistema aplicado a la contabilización de restos plantea divergencias,
puesto que frente a la inexistencia de un criterio establecido y variables en los volúmenes
malacológicos, cada autor adopta aquel que considera más adecuado sin alcanzar una
estandarización (Moreno, 1995; Altuna, 1972; Driesch, 1973; Jordà, 1986). En el Tossal
de les Basses el estudio de los restos malacológicos se ha abordado desde la perspectiva
de ejemplares (NR), debido al elevado número barajado, estableciendo si la pieza se
encuentra completa, fragmentada, cuando se trata de un individuo segmentado, o es un
fragmento del mismo.
Resaltamos el hecho de que dentro de esta cuantificación, debemos tener presente
que en el caso de los moluscos pertenecientes a la clase de los bivalvos, la cifra aparece
237
[page-n-4]
ALICIA LUJÁN NAVAS Y PABLO ROSSER LIMIÑANA
sobrerrepresentada, puesto que nos referimos a restos independientes y no al número
mínimo de individuos (NMI), que se hallarían compuestos por la conjunción de dos valvas.
Para el estudio de los recursos malacológicos analizamos diferentes aspectos que han
sido recogidos en una base de datos informatizada específica (Malaco 1.0 y 2.0, 2006)
que consta de cinco apartados:
- Identificación. Donde se recogen datos básicos sobre la localización de la pieza
dentro del conjunto del enclave (UE, cronología, etc.).
- Clasificación taxonómica. Establecimiento de la superfamilia, familia y especie, así
como los atributos que presenta el individuo (fragmentado, rubefactado, concreciones,
dimensiones generales, etc.). En dicho apartado señalamos la existencia de posibles
marcas antrópicas (perforaciones, tratamientos, etc.) y/o resultantes de microorganismos y procesos erosivos.
- Uso. Determinación, en aquellos casos en los que resulte factible, de su posible
función paleo-económica, elaboración de adornos y/o útiles).
- Observaciones. Valoración de todos aquellos aspectos de relevancia para la interpretación del ejemplar.
- Documentación gráfica de la pieza. Fotografiado general y de detalle de los aspectos
significativos -perforaciones, roturas, etc.- de la misma.
Otro elemento a tener presente, es que aunque la mayor parte de la presencia malacológica deba asociarse con niveles prehistóricos, correspondiendo los recursos marinos
procedentes de contextos neolíticos a un 96% del total del conjunto que supera los 19 000
ejemplares, contamos con materiales procedentes de diferentes etapas cronológicas, entre
las que debemos señalar la existencia de niveles ibéricos, romanos, tardorromanos e islámicos, así como pertenecientes a niveles modernos y superficiales (figura 2). No obstante,
el presente trabajo se centrará únicamente en los moluscos de adscripción neolítica.
Figura 2. Distribución
porcentual de ejemplares
malacológicos (NR) por
fases cronológicas.
238
[page-n-5]
La malacofauna marina en el yacimiento neolítico del Tossal de les Basses
Una vez ejecutado el inventario de los recursos malacológicos recuperados en el Tossal de les Basses podemos establecer dos áreas claramente diferenciadas: la AI y la AII,
siendo mayor la concentración de hallazgos en el área AI, donde destaca la UE 2357, unidad estratigráfica asociada con un nivel de uso y posterior abandono- por presentar ésta
el mayor registro de ejemplares, y señalizando que en el caso de los materiales procedentes de la campaña 2003-04, los restos malacológicos provienen del Sector 4 (figura 3).
Tras analizar los resultados obtenidos, observamos un claro predominio de Patella
(figura 4.8), con un porcentaje que equivale al 27% del total de restos recuperados, junto
a Monodonta turbinata (figura 4.14), también con un 27%, y Cerastoderma edule (figura 4.12), con un 25% del registro malacológico. Entre las especies más representadas,
también debemos situar el hallazgo de valvas de Glycymeris sp. (figura 4.1), con un 10%
y Thais haemastoma (figura 4.10), con un 3%. Del resto de especies bivalvas documentadas en el Tossal de les Basses, podemos señalar la existencia de restos de Spondylus
(figura 4.4) y Pecten jacobaeus (figura 4.7), y el hallazgo de escasos restos de Ostreae
(figura 4.6), Acanthocardia tuberculata, Arca noae (figura 4.5), Barbatia barbata y Charonia gallina (figura 4.13).
Por lo que respecta a los gasterópodos, una vez establecidas las tres grandes especies
que integran el conjunto malacológico –Monodonta turbinata, Patella sp. y Thais haemastoma-, contamos con la presencia de Strombus (figura 4.3), restos de Phalium saburon (figura 4.2) y Bolinus brandaris (figura 4.9), junto a ejemplares de pequeño tamaño,
como Cerithium vulgarum (figura 4.11), Conus Mediterraneus (figura 4.15), Columbella
rustica (figura 4.16) y Cyprea o Nassa.
Lo que sí podemos inferir a partir de la valoración de los recursos de origen marino de
mayor representación, es la primacía de aquellas especies correspondientes a hábitats cuya
captación entraña escasa dificultad de acceso o riesgo, lo que en buena medida determinará su selección frente a otros moluscos.
Figura 3. Procedencia de la malacofauna
documentada durante el proceso de
excavación.
239
[page-n-6]
ALICIA LUJÁN NAVAS Y PABLO ROSSER LIMIÑANA
Figura 4. Selección de las especies
más representadas.
Analizando el caso del trinomio imperante -Patella sp., Monodonta turbinata y Cerastoderma edule- podemos indicar que, tanto de Patella sp. (Linnaeus) o lapa común,
como de Monodonta turbinata (Born) son especies propias de rocas intermareales, donde viven adheridas a flor de agua. En el caso de Cardium o Cerastoderma edule (Linnaeus), el berberecho común, nos hallaríamos ante una especie de amplia distribución
que vive a poca profundidad, en el fango, en aguas tranquilas, incluso donde hay mezcla
con el agua dulce, o muy salina.
Si bien las citadas especies resultan muy conocidas como alimento, en el caso de las
dos primeras, inferimos que en el Tossal de les Basses no se ha constatado su empleo para
la elaboración de elementos ornamentales, mientras que en caso de Cerastoderma edule,
resulta más que evidente su uso, no solo para la confección de adornos diversos, como
colgantes y cuentas de collar, pulseras y tobilleras, práctica generalizada durante la Prehistoria reciente (Noain, 1995; Pascual Benito, 1998; Luján, 2003), sino como instrumento
básico para la decoración de tipo cardial, característica del Neolítico I (Bernabeu, 1989).
En lo que respecta a Glycymeris glycymeris (Linnaeus) o almendras de mar, se trata
de una especie que se desarrolla en hábitat de fangos y arenas, mar adentro, donde excavan para ocultarse. Esta misma característica refuerza la consideración de que muchas
de las valvas documentadas en el registro arqueológico del Tossal de les Basses habrían
sido desplazadas de su ubicación original por el empuje del mismo oleaje, arrastrándolas hasta el litoral, donde permanecen, quedando su superficie expuesta a los diversos
procesos erosivos, lo que propicia transformaciones, como el pulido o el desgaste, que
pueden provocar incluso la pérdida o perforación de las zonas más débiles de la concha
(Manhart et al., 2000; Luján, 2005).
De este modo, los caparazones se disgregan por el litoral, donde probablemente fueron recolectados, en su estado post-mortem, para posteriormente ser destinados a fina-
240
[page-n-7]
La malacofauna marina en el yacimiento neolítico del Tossal de les Basses
lidades diversas, entre las que distinguimos no solo su empleo ornamental, sino como
útiles e instrumentos, como pudo ser el caso de algunos de los ejemplares de mayor
tamaño. En otros yacimientos, como en la Cova de l´Or, Colata o La Vital (Pascual Benito, 2006) se ha documentado su empleo como cucharas y contenedores de sustancias
líquidas o colorantes, no constatado en el registro del Tossal de les Basses.
Frente a éstas, se perfila la presencia de otras especies, aunque de muy baja representatividad, como los bivalvos de la familia Ostreidae o el Spondylus gaederopus (Linneaus), que viven formando bancos adheridos a rocas sumergidas, que en el caso del
Spondylus rondan los 40 m; y gasterópodos de tamaño medio, del tipo Bolinus brandaris
(Linneaus) o Phalium saburon (Bruguière), propios de piedras o fangos arenosos mar
adentro- y los de reducidas dimensiones, como Conus mediterraneus (Linneaus), Columbella rustica o Cerithium vulgarum, frecuentes entre las praderas de plantas marinas
y las rocas, donde se suelen cobijar.
Pese a lo planteado en torno a la relevancia del tipo de hábitat de estas especies, a la
hora de proceder a la recogida de los recursos malacológicos, no descartamos la existencia de preferencias por determinadas especies, lo que en buena medida vendría derivado
de la experiencia y gusto del grupo, o en su caso del miembro recolector, aunque por
otra parte, podría estar influenciado por la disponibilidad de las mismas, atendiendo a
factores medioambientales como la salinidad, temperatura y alimento disponible para
su desarrollo, o bien las propias características –dimensiones del animal a consumir,
facilidad de extracción de la concha, etc.– de cada familia.
INTERPRETACIÓN DE LOS EJEMPLARES
En el análisis de los recursos malacológicos existentes en el Tossal de les Basses partimos
de la distinción de dos tipos de consumo: el consumo productivo y el de tipo no productivo (Marx, 1991). Dentro del primer grupo, con un porcentaje muy reducido, integramos
aquellos objetos sobre soporte malacológico con los que se crearon “instrumentos de trabajo” o artefactos como cucharas, contenedores y útiles polifuncionales (Pascual Benito,
2006). No obstante, la malacofauna hallada en el asentamiento que aquí nos ocupa, no
parece poder asociarse con este empleo, salvo en el caso de unos pocos ejemplares.
Es el segundo grupo, también denominado como arteusos (Ruíz-Parra, 1999), el
que goza de mayor difusión. Dicha fracción se encuentra representada por los desechos
malacológicos con capacidad de consumo inmediato y con repercusión sobre los gustos
culinarios, mantenimiento alimenticio y cultura de toda sociedad concreta. Nos referimos a aquella malacofauna que formaría parte de la dieta de este grupo asentado junto
al litoral, y en menor número a aquellos ejemplares empleados para la elaboración de
241
[page-n-8]
ALICIA LUJÁN NAVAS Y PABLO ROSSER LIMIÑANA
ornamentos. Si bien es muy probable que ambas actividades se dieran de forma sucesiva,
dado el alto grado de mantenimiento y reciclado que se suele dar en este tipo de sociedades (Luján, 2005).
La malacofauna hallada en el Tossal de les Basses aporta una información muy valiosa en torno al papel bromatológico que esta desempeñó dentro de la dieta de estos grupos. Sin lugar a dudas la ubicación de este asentamiento, tan próximo a las zonas de captación, constituye un factor determinante para explicar el abastecimiento, puesto que
la relación “inversión energía/beneficio1” (Clark, 1982, 1986) sería prácticamente nula.
Atendiendo a los restos malacológicos hallados, resolvemos que su recolección se
realizaría con una finalidad alimenticia, llevándose a cabo, por tanto, una intensa labor
de marisqueo.
Para validar esta idea nos basamos en el estudio de las especies existentes –Patella y
Monodonta turbinata– lo que apunta a que a la hora de llevar a cabo la explotación de los
moluscos comestibles debían decantarse por aquellas especies que habitaban los litorales rocosos y las zonas de playa próximas a la orilla, de fácil acceso, evitando las partes
profundas o de corrientes peligrosas, lo que indudablemente repercute en los porcentajes registrados de determinadas especies.
El estudio de los grupos taxonómicos hallados establece que estos gasterópodos
constituirían el centro de la demanda alimenticia, seguidos en menor medida por Cardium edule, Thais haemastoma y Strombus, mientras que Glycymeris glycymeris, especie
con un alto porcentaje de representatividad, genera un debate entre una posible función
bromatológica, cuestionada por diversos autores (Rico y Cantarino, 1989), o bien una
recogida litoral de las valvas o captación post-mortem del animal, lo que respaldaría
el hallazgo de numerosos ejemplares con el manto intensamente desgastado y de una
tonalidad blanquecina, originado por una exposición prolongada a los agentes erosivos,
así como marcas dejadas por organismos litófagos.
Por otro lado, este tipo de actividad no requeriría de una especialización ni un
instrumental tecnológico concreto, salvo lascas líticas para desprender los moluscos de las rocas y propiciar la abertura en el caso de los bivalvos.
Si bien nos encontramos ante diversas hipótesis (Madariaga, 1966; Gómez-Tabanera,
1971; Vega de la Torre, 1985) en cuanto a la forma de consumir este recurso de origen marino, destacamos su posible cocción o ahumado, lo que podría afectar a aquellas especies
de carne más dura, volviéndolas más apetecibles. A este respecto, la existencia en el Tossal de les Basses de numerosos ejemplares –Monodonta turbinata, Thais haemastoma,
Glycymeris glycymeris-, cuyo porcentaje asciende al 15%, 6% y 4% respectivamente, con
señales de rubefacción, que oscilan desde ligeras o parciales a procesos que indican una
exposición directa a una fuente de calor intenso, es muy elocuente.
242
[page-n-9]
La malacofauna marina en el yacimiento neolítico del Tossal de les Basses
Destacamos el registro de 224 Cardium edule y 70 Monodonta turbinata localizadas
en la UE 2357, entre otros ejemplares malacológicos, que fueron hallados sobre encanchados de cantos (figura 5).
No obstante, y dadas las características de este tipo de recurso, creemos acertada la
apreciación de que estos grupos procederían a su consumo en un periodo muy breve
desde su recogida, cuando los individuos aún permanecen frescos y su aporte nutricional es mayor, puesto que se trata de un tipo de alimento con una caducidad temprana y
altamente dañino para el organismo si se encuentra en mal estado, lo que obliga indispensablemente a su cocinado si se pretende que aguanten varios días, a la vez que reduce
el riesgo de intoxicación para aquellos que las ingieren.
Otra posible opción para justificar la existencia de individuos ligeramente incinerados, basada en la observación de la gastronomía actual, sería el facilitar la abertura
de aquellos ejemplares que mantienen las valvas fuertemente cerradas, como Cardium
edule, y propiciar que el animal abandone su concha en el caso de algunos gasterópodos, como Monodonta turbinata y Thais haemastoma.
Junto a estas prácticas, el registro malacológico atestigua otros medios para hacerse
con la carne del molusco; como la sección de gasterópodos, siendo posible apreciar desde perforaciones elipsoidales cerca del ápice, como los 78 ejemplares de Monodonta turbinata hallados en la UE 2357, o en la zona dorsal, como parece producirse en gasterópodos de concha gruesa como el Strombus, hasta la rotura total por la mitad del ejemplar,
técnica documentada con relativa frecuencia sobre restos de Thais haemastoma, Murex
brandaris y Cassidae, lo que indica que nos encontramos ante un proceso habitual con el
que el grupo o los individuos que se ocupan del abastecimiento de este recurso se sienten
familiarizados (figura 6).
Figura 5. Ejemplares de Monodonta
turbinata rubefactados.
243
[page-n-10]
ALICIA LUJÁN NAVAS Y PABLO ROSSER LIMIÑANA
Figura 6. Thais haemastoma
seccionadas por la mitad para
acceder al alimento de su interior.
A este segmento, destinado a la alimentación del grupo, mayoritaria dentro del total
de la malacofauna examinada en el Tossal de les Basses, debemos añadir un pequeño
porcentaje de individuos que posiblemente se reservó para la elaboración de elementos
ornamentales y útiles.
Entre las características a considerar a la hora de clasificar un molusco marino como un
adorno, destacamos la existencia de rasgos tecnológicos que denoten que éste pudiera emplearse como tal, lo que en la práctica se manifiesta con la ejecución de perforaciones, escotaduras o facetado de las piezas que permiten ensartarlas o mantenerlas en suspensión.
Atendiendo a la morfología -forma y dimensiones- del ejemplar se designará el tipo
de aderezo a que dará lugar, diferenciando dentro de este sector dos variantes: aquellos
ejemplares pertenecientes a especies descartadas para el consumo y otras, que tras ser
consumidas, serían reutilizadas para confeccionar adornos y artefactos (Ruíz-Parra, 1999).
A raíz de lo expuesto establecemos la siguiente clasificación (figura 7):
- Colgantes sobre pieza única, bien sea ésta completa o facetada, con predominio de
la forma lunular y las placas circulares en mayor o en menor medida regularizadas –Cardium edule, Glycymeris glycymeris–. Entre este tipo de adorno, de uso muy frecuente durante toda la Prehistoria reciente, distinguimos el ejecutado sobre fragmentos de bivalvos
y gasterópodos, generalmente el borde, de tendencia lunular o de media luna los más
comunes, fracciones erosionadas en todo su contorno por la acción marina que adoptan
forma de media luna como algunos de los ejemplares de Glycymeris glycymeris o el labio
del Phalium saburon pulido en toda su extensión, aunque éstos carecen de perforación.
- Cuentas sobre pequeños gasterópodos en los que se respeta la forma originaria del
molusco (figura 7.3), limitándose a practicar un orificio en la parte posterior o a seccionar el extremo apical para proceder a su suspensión –Columbella rustica, Conus mediterraneus, Nassa y Cerithium–, o las cuentas discoidales de sección plana, cuya obtención
244
[page-n-11]
La malacofauna marina en el yacimiento neolítico del Tossal de les Basses
1
2
3
4
Figura 7. Elementos ornamentales
pertenecientes al sector 4.
requiere una inversión de trabajo superior debido a su mayor complejidad, puesto que
no sólo se busca perforar la pieza en su punto central, sino que se posteriormente se procede al pulido de la misma, lo que debe adquirirse mediante su frotación sobre alguna
superficie abrasiva, hasta conferirle un aspecto totalmente circular y brillante, por lo que
se suele aplicar a restos de bivalvos y/o al ápice del Conus mediterraneus, y en menor
medida al Phalium saburon (figura 7.2).
Por otro lado, encontramos que algunos de los exoesqueletos de menor tamaño y de
tendencia oval como Columbella rustica o Conus mediterraneus presentan perforaciones dorsales, pasando a convertirse en cuentas empleadas en la confección de collares
y pulseras, que en ocasiones aparecen combinadas con piezas de otros materiales como
dientes de diversas especies, lítico o piezas de hueso.
Tampoco descartamos que este tipo de elementos pudieran emplearse en la decoración
de la vestimenta o los tocados (Papi, 1989), inferencia que realizamos a partir de la consideración de paralelos etnográficos, como se desprende de la interpretación de algunos
hallazgos de origen canario (Navarro y Arco, 1987) y textos etnohistóricos (Abreu, 1977).
- Brazaletes sobre pectúnculo, pudiendo establecer una división entre los ejecutados
sobre una valva completa o bien mediante la conjunción de varios fragmentos, perforados en los extremos, mediante algún tipo de ligamento de cuero o fibras vegetales, hasta
conseguir el tamaño deseado (Taborin, 1974; Noain, 1995). Se trata de objetos anulares,
y aunque su aspecto morfológico apunta a su empleo como brazaletes asociados a manos pequeñas de mujeres o niños, dado el escaso diámetro de algunos de los ejemplares
recuperados, es muy posible que buena parte de ellos se emplearan como colgantes (Pericot, 1928; Pascual Benito, 1998).
Entre las posibles técnicas aplicadas para la obtención de útiles o adornos (Papi,
1989), no parece que se recurra al pulimento de las piezas ex profeso, salvo en el caso de
245
[page-n-12]
ALICIA LUJÁN NAVAS Y PABLO ROSSER LIMIÑANA
los brazaletes de pectúnculo, determinados colgantes y las cuentas discoidales, puesto que la proximidad a la fuente de abastecimiento, confiere a estos grupos abundante
materia prima, pulida por la propia acción marina, como sería el caso de muchos de los
ejemplares de Cardium edule y Glycymeris glycymeris.
Destacamos el hallazgo en el Tossal de les Basses de un elemento especialmente significativo, puesto que corresponde a un fragmento de Glycymeris sp. cuyo borde externo
se encuentra profusamente decorado mediante la alternancia de vaciados (figura 8).
Respecto a este tipo de adornos, vinculados con momentos finales del Neolítico I y
Neolítico II A (Pascual Benito, 1998, 2004), resulta muy interesante que ninguno de los
ejemplares documentados aparecieran formando parte de contextos funerarios (Pericot,
1928), si bien es cierto que dos brazaletes completos fueron hallados en el interior de una
fosa, en las proximidades de la Tumba 6, en cuyo interior se constataron otros restos malacológicos en estado natural –cardíidos, Patella y Monodonta turbinata–, lo que podría
estar indicando la importancia de la ritualidad asociada al individuo allí inhumado.
De los ejemplares procedentes del área de enterramiento, consideramos relevante
señalar, en primer lugar, que la mayor parte se corresponden con especies destinadas al
consumo, mientras que mantenemos ciertas reservas sobre Cerithium, puesto que no
presenta perforaciones e incluso se encuentra rubefactado. No obstante, contamos con
el hallazgo de cuentas, discoidales y sobre gasterópodos enteros, lo que nos conduce a
proponer que se trata de elementos ornamentales, de carácter individual, altamente valorados por el grupo, que acompañarían al difunto a modo de ofrendas formando parte
de su ajuar.
En cuanto a las perforaciones registradas sobre ejemplares de Cardium edule, señalamos que se han documentado escasos caparazones con vaciado localizado sobre el umbo
o sus proximidades, lo que en ocasiones constituye un paso previo a la perforación, puesto que debilita las paredes de la concha, técnica que a su vez puede combinarse con otras
prácticas (Papi, 1989; Pascual Benito, 1994; Luján, 2004), aunque dudamos que todas
ellas resulten antrópicas, sino que más bien se traten de roturas casuales.
Figura 8. Fragmento de brazalete
de pectúnculo decorado mediante
incisiones.
246
[page-n-13]
La malacofauna marina en el yacimiento neolítico del Tossal de les Basses
Partiendo de la información obtenida del registro malacológico del Tossal de les Basses,
contamos con numerosos ejemplares de Glycymeris glycymeris y Cardium edule con el manto
pulido y perforación apical, constituyendo buena parte de ellos colgantes ovales. Si bien debemos aclarar que la presencia de orificios en el umbo no debe relacionarse únicamente con
procesos antrópicos, sino que es más que probable que muchas de las valvas recolectadas en
la orilla deban su perforación a la propia erosión marina y a diversos organismos.
En cuanto a Cerithium, debemos señalar que ninguno de los individuos documentados presenta perforaciones, pudiendo constituir materia prima en reserva para la confección de cuentas y colgantes, o bien destinarse a la impresión cerámica.
Los elementos malacológicos hallados en el Tossal de les Basses, tanto los destinados
al consumo, como los posibles adornos y útiles, se encuentran afectados en mayor o menor medida por la erosión, lo que se plasma en el estado que presentan los exoesqueletos,
destacando, en ocasiones abundantes concreciones, señales de microorganismos e incluso los efectos derivados de la exposición a fuentes de calor, lo que confiere a la pieza una
tonalidad gris-azulada, variando ésta según la intensidad de la temperatura alcanzada.
Todo elemento manifiesta físicamente unas características, resultado de su elaboración, que pueden afectar a su morfología, parcial o totalmente, a fin de adecuar la pieza a
las necesidades pertinentes. En el caso de los ejemplares estudiados, observamos que la
mayor parte de las piezas que podrían haber servido para la elaboración de ornamentos
se encuentran pulidas, por lo que parece deberse a la propia erosión marina, mientras
que en algunos casos puntuales, como las cuentas discoidales, algunos pequeños gasterópodos y colgantes facetados, apreciamos un pulimento intencional.
Respecto a las perforaciones, consideramos que muchos de los caparazones, especialmente aquellos que presentan la superficie más sólida, deben relacionarse con procesos
destinados a la extracción del animal de su interior para posteriormente proceder a su
consumo. Sin embargo, en el caso de los cardíidos en especial, parece más que probable que muchas de las valvas fueron recogidas en las playas, donde se depositarían tras la
muerte del animal, donde, sometidas al desgaste provocado por el movimiento constante
del oleaje y la acción de otros agentes erosivos, irían puliendo su superficie hasta alcanzar
la pérdida de aquellas partes más sobresalientes, como el umbo, las costillas radiales y los
bordes dentados, alcanzando incluso en ocasiones la perforación.
Estos procedimientos contribuirían en buena medida a reducir y eliminar la inversión laboral aplicada a la malacofauna, ya que cabe suponer que los grupos humanos
asentados en el Tossal de les Basses, supieron aprovechar aquellos ejemplares ya perforados que con frecuencia aparecerían en la costa, y sólo cuando se vieron en la necesidad,
desarrollaron una serie de técnicas para su horadamiento y acabado, combinables entre
sí, como la abrasión, el corte o serrado y la rotación o taladro, que permite la localización
247
[page-n-14]
ALICIA LUJÁN NAVAS Y PABLO ROSSER LIMIÑANA
exacta del orificio, imprimiendo a un instrumento aguzado un movimiento rotatorio y
continuo sobre sí mismo (Papi, 1989; Pascual Benito, 1994; Luján, 2004).
Del mismo modo, consideramos que parece haber una predisposición a utilizar cierta
zona de la concha, y las perforaciones en el caso de los pequeños gasterópodos como Columbella rustica se ejecutarán en la zona dorsal y los bivalvos, como Glycymeris sp., en el umbo.
Por último, queremos reparar en la existencia en el registro malacológico estudiado
de una serie de elementos de origen marino, de representatividad muy baja, cuya finalidad no queda bien definida pero que consideramos de un extraordinario interés.
Junto al empleo del borde dentado y/o ápice de algunos moluscos marinos como Cardium edule, la Columbella rustica y posiblemente Cerithium vulgatum, como instrumento de decoración aplicado a las formas cerámicas durante el Neolítico, lo que dio lugar a la
denominada “cerámica cardial”, incidimos, como ya plantearan otros investigadores (Siret
y Siret, 1890; Jordá, 1981-1982) en la utilización de las valvas pertenecientes a ejemplares
de gran tamaño como posibles cucharas y recipientes, destinados a contener sustancias
diversas entre las cuales destaca el empleo de colorantes como el ocre o el cinabrio.
En el caso de algunos bivalvos, una vez descartada su aplicación a nivel bromatológico, resulta complejo establecer su funcionalidad, puesto que la abundancia de ejemplares
sin perforación cuestiona su supuesto empleo ornamental, lo que nos conduce a plantear
otras posibilidades, como la reserva o acumulación de este recurso en estado natural, con
vistas a un futuro uso, como la sustitución de piezas fragmentadas, lo que considerando la
relativa fragilidad del nácar, que se acentúa en determinadas piezas, parece plausible. El
registro arqueológico ofrece muestras de piezas ornamentales que una vez fraccionadas, y
quedando descartada su reparación, pasan a desecharse, formando parte de contextos de
ocupación y posterior abandono. Dentro de esta fracción, se hallarían una serie de ejemplares que se caracterizan por presentar unos rasgos particulares derivados del ejercicio de
una actividad continuada y que hemos interpretado como útiles.
En primer lugar, señalamos el hallazgo de un par de ejemplares de Glycymeris glycymeris con la zona frontal modificada por abrasión, probablemente ocasionada al ser
empleadas éstas en el pulido de pieles o el alisado de materias blandas (figura 9.1-9.4).
Dentro de esta sección se integrarían también dos fragmentos correspondientes a bivalvos indeterminados, totalmente pulidos, que presentan un desgaste muy acusado en los
bordes, cierto rebaje interior y estrías de uso (figura 9.5 y 9.6) que pudieron emplearse
a modo de pequeñas cucharillas o espátulas. A estos restos, sumamos la presencia de
fragmentos pertenecientes a malacofauna indeterminada, en especial gasterópodos de
mediano-gran tamaño, del tipo Buccinum-Strombus, con labios dentados, cuya finalidad
no queda establecida con absoluta certeza, lo que en parte se debe a las mismas condiciones que presentan los ejemplares, hallándose la mayoría muy afectados por la erosión
248
[page-n-15]
La malacofauna marina en el yacimiento neolítico del Tossal de les Basses
1
2
3
5
4
Figura 9. Instrumentos elaborados
sobre soportes de origen marino.
6
o fragmentados, lo que genera pérdida de información. Con todo, por el momento, es
aventurado efectuar una lectura concreta y nos acogemos a las diversas hipótesis vertidas al respecto por otros investigadores, que ven en estos ejemplares tanto restos de un
consumo puntual, que se sumaría al de las especies de uso frecuente dentro de la dieta de
estos grupos humanos característicos de las fases neolíticas postcardiales, como potenciales utensilios, contemplando varias posibilidades entre las que cabe citar su empleo como
núcleos percutores o instrumentos musicales. No obstante, en el Tossal de les Basses, son
escasos los ejemplares enteros, correspondiendo dichos restos a zonas parciales de labio
o del dorso y no presentan el ápice perforado, sino una o varias roturas en la zona dorsal
(Bosch et al., 1999; Pascual Benito, 1984, 2006).
Pese a que el presente estudio se ocupa únicamente de los ejemplares de origen marino, no podemos obviar el interesante hallazgo de una veintena de gasterópodos terrestres, de la especie Iberus alonensis, que presentan una idéntica perforación a unos 5 mm
de distancia del labio, repitiéndose una segunda perforación en aquellos casos en los que
el orificio original se ha fragmentado, siendo posible su unión mediante algún tipo de
fibra o cuerda para recrear un collar, aunque tampoco podemos descartar la posibilidad
de que se trate de un posible instrumento musical (figura 10).
EL CONSUMO DE MALACOFAUNA EN EL ToSSAL DE LES BASSES
El yacimiento arqueológico del Tossal de les Basses representa un enclave de extraordinario valor para la interpretación de las sociedades postcardiales. Sus dimensiones,
que en la actualidad giran en torno a 35 000 m2 conservados, hacen de él uno de los mayores asentamientos alicantinos excavados hasta la fecha. Su ubicación en una albufera
justifica la presencia de un porcentaje tan elevado de recursos malacológicos para su
consumo, pero también para la elaboración de adornos.
La información de las diversas excavaciones de los años 2003-2006 apunta a que nos
hallaríamos ante un asentamiento de carácter sedentario, para el que es difícil concretar
su estabilidad, en el que por una parte constatamos la existencia de unidades de hábi-
249
[page-n-16]
ALICIA LUJÁN NAVAS Y PABLO ROSSER LIMIÑANA
tat endebles y de planta circular, del tipo cabaña, mientras que también se documentan
construcciones que implican una mayor complejidad y una planificación previa a su ejecución. Por tanto sería necesaria la colaboración de parte de los miembros del grupo para la
construcción de determinadas estructuras, como lo que parece tratarse de un sistema de
drenaje de las escorrentías de agua e irrigación hacía las áreas de actividad agrícola, con
pozos y canales excavados en el paleosuelo, del que formarían parte dos grandes fosos, así
como una zona de encachados, vinculados con prácticas alimenticias, y el establecimiento
de áreas destinadas a la deposición de sus muertos (Rosser, 2007, 2010).
El estudio del registro malacológico ha posibilitado su clasificación en dos grandes secciones; estableciendo un primer grupo, en el que debemos incluir aquellas especies captadas con
una finalidad bromatológica, y que no descartamos que posteriormente pudieran ser reutilizadas adquiriendo un nuevo uso (Luján, 2005); y un segundo grupo con un porcentaje mucho
menor de individuos destinado a la confección de elementos ornamentales y útiles o artefactos (Ruíz-Parra, 1999). Resulta más que evidente que el predominio de las especies destinadas al consumo vendrá determinado por la ubicación del propio yacimiento, junto a
la costa, puesto que la relación “inversión/energía/beneficio” (Clark, 1982), entendiendo “beneficio” como la obtención del recurso tras la aplicación conjunta de las fuerzas
de trabajo e instrumentos, lo que vendría a configurar la “inversión de energía” (Clark,
1986), resultaría prácticamente nula en el caso de la captación de los recursos marinos.
En cuanto al procedimiento que nos conduce a pensar en la introducción de este recurso en la alimentación de los grupos neolíticos, creemos que si bien el estudio de los
caparazones constatados apunta a un consumo de tipo directo, en el que se recurre a la
extracción del animal, lo que en la práctica se plasma en la ejecución de orificios, como
en el caso de Monodonta turbinata o de Strombus, y la sección transversal de la concha,
como observamos en numerosos ejemplares de Thais haemastoma o Murex brandaris, la
presencia de individuos quemados, total o parcialmente, a causa de su exposición sobre
cantos rubefactados, que pudieran emplearse al más puro estilo de las cocinas prehispánicas como las desarrolladas por los Cupinesque en el Perú (Briceño y Billman, 2005), no
Figura 10. Conjunto de Iberus alonensis
perforados.
250
[page-n-17]
La malacofauna marina en el yacimiento neolítico del Tossal de les Basses
puede obviarse, puesto que apuntaría la posibilidad de recurrir al empleo de técnicas de
preparación como la cocción o el ahumado.
Dicha área de cocción se encuentra integrada por un número importante de encachados de tendencia circular, protegidos del agua por un pequeño foso situado al oeste, bastante alejada de la zona destinada al hábitat y muy cercana a la línea de costa y a la laguna
(Rosser, 2007), lo que acelera el tratamiento de los moluscos. Resulta muy interesante el
hallazgo en esta zona de un recipiente cerámico in situ, depositado sobre la tierra, en cuyo
interior se cobijaba un pequeño cuenco con asa, que tal vez se empleara para la cocción rápida de los ejemplares, al vapor, al verter el agua sobre las piedras calientes (Rosser, 2007).
No debemos obviar que en los bivalvos, como los cardíidos, los ejemplares reaccionan ante el calor y, al perecer, los músculos que mantenían sus conchas fuertemente unidas se debilitan y éstas se abren, facilitando la extracción de la carne, a lo que debemos
sumar la posibilidad de que el preparado de algunos moluscos mejorase sus condiciones
bromatológicas, volviéndolas más apetecibles. No sólo eso, sino que la introducción del
cocinado de los recursos marinos, en buena medida debió contribuir a su conservación,
evitando posibles intoxicaciones, puesto que este tipo de alimento, dadas sus propias
características nutricionales, se estropea en breve una vez extraído de su hábitat natural.
Por otro lado, en el Tossal de les Basses contamos con una pequeña fracción de individuos que se destinaron a la elaboración de adornos, diferenciando por un lado el empleo de
pequeños ejemplares descartados para otros fines, como Conus mediterraneus, Columbella
rústica y Cyprea, otros que serían reutilizados tras ser consumidos, como Cardium edule, y
aquellos exoesqueletos de moluscos recogidos post-mortem, tras su deposición sobre la costa.
Los adornos sobre materia prima de origen marino, junto a los confeccionados a partir
de restos líticos y de fauna, encierran un alto contenido étnico y social (Rubio de Miguel,
1993; Castro, 1989-1990), ya que pese a encontrarnos ante lo que parece tratarse de elementos de carácter personal, o que bien podrían ser transmitidos entre miembros del
mismo núcleo familiar o como forma de vinculación entre linajes, éstos adquieren una
elevada estandarización dentro del grupo, lo que en la realidad se plasma en la ejecución
de una tipología ornamental muy bien definida –colgantes, cuentas y brazaletes–, que si
bien puede actuar como un agente cohesionador del colectivo, también podría constituir
un indicador de status especial para determinados miembros del grupo, adquiriéndose
el prestigio social a través de aquellas piezas registradas con menor frecuencia o cuya
complejidad hace que sobresalgan del resto del conjunto de ornamentos.
Dentro de la mencionada tipología la morfología del ejemplar resultará clave, puesto
que será la que establezca la clase de adorno a elaborar, dando lugar a los colgantes, confeccionados sobre una pieza única o bien sobre piezas facetadas, con predominio de la
forma lunular y las placas circulares, o las cuentas, utilizadas en la confección de collares
251
[page-n-18]
ALICIA LUJÁN NAVAS Y PABLO ROSSER LIMIÑANA
y pulseras, sobre pequeños gasterópodos sin transformar, o las cuentas discoidales de
sección plana, sobre fragmentos de cardíidos y/o ápice de Conus mediterraneus.
Entre las piezas de carácter ornamental documentadas en el Tossal de les Basses, debemos destacar la existencia de diversos brazaletes de pectúnculo, como los dos ejemplares completos hallados en el interior de la cubeta 11 234, junto a la tumba 6, aderezo de un
tipo muy característico en la fachada central del Mediterráneo de la Península Ibérica de
finales del Neolítico I y Neolítico IIA, con escaso desarrollo en fases posteriores, que vendrían a representar ofrendas funerarias o atributos personales de carácter ornamental/
estético, ideológico y/o simbólico del tipo amuleto (Batista, 2001; Pascual Benito, 1998)
cuya función parece prolongarse más allá de la vida del individuo enterrado.
En relación al tipo de perforaciones documentadas, el registro apunta a una cierta estandarización, derivada de la propia especie, constatando la rotura del natis o umbo en
los bivalvos y la sección del ápice o la perforación dorsal en el caso de los gasterópodos.
Estas técnicas pueden verse acompañadas de procesos de acabado como el pulido (Papi,
1989; Pascual Benito, 1994; Luján, 2004), aunque en el caso de los materiales aquí estudiados resulta poco frecuente, salvo en ciertos elementos ornamentales, como las cuentas
del tipo discoidal. Si bien debemos considerar que la ejecución de determinados adornos
entraña la necesidad de una mayor alteración de la forma natural de la pieza, en el caso de
las citadas cuentas, podríamos suponer que la inicial dificultad sería superada mediante
la repetición, no obstante, las características de la pieza, como su pronunciada curvatura,
la dureza de este material y debilidad del soporte en las fases finales del proceso de fabricación (Rubio de Miguel, 1993) nos conducen a mantener la opinión de hallarnos ante
elementos complejos, lo que también debe repercutir en su valoracion por parte del grupo.
En último lugar, en el Tossal de les Basses destaca la presencia de un reducido número de
útiles elaborados a partir de soportes malacológicos, entre los que se encuentran posibles
raspadores o útiles aplicados al pulido de ciertos materiales como las pieles, obtenidos a
partir de valvas de Glycymeris sp., así como dos pequeñas cucharillas o espátulas.
A lo expuesto añadiremos el registro de varios ejemplares de gasterópodos de medianogran tamaño, pertenecientes a las especies Charonia sp.-Strombus, cuyo uso pudo quedar
vinculado con su introducción en la dieta alimenticia, pese a que su baja representatividad
porcentual indicaría que nos hallaríamos ante un consumo puntual, o bien que se trataran
de percutores o posibles instrumentos musicales. En cuanto a esta última consideración, y
tomando como referencia los numerosos paralelos etnográficos con los que contamos de la
zona mesoamericana, creemos interesante resaltar que el empleo de este tipo de ejemplares
como aerófonos resulta una práctica muy difundida, hallándose constatada también en sellos
de origen minoico los caracoles-trompeta o «chulbiijuub» (Karali, 1999). También aparecen
entre los nativos cubanos, donde se les otorga el nombre de «guamos o botuto» y formando
252
[page-n-19]
La malacofauna marina en el yacimiento neolítico del Tossal de les Basses
parte del mundo andino, donde la cultura Chavin cuenta con ejemplares de Strombus decorados (Willey, 1971), donde además encontramos numerosas representaciones del «chasqui»,
mensajero que se comunica a través del «Pututo/Huaylla-quepa»
Pero el uso de los moluscos para la obtención de señales acústicas o notas músicales
no sólo se centra en los instrumentos de viento, puesto que la información aportada por
diversos estudios antropológicos (Harris, 1985; Hoebel, 1973) recoge el empleo de conchas
cosidas a cinturones o vestimentas rituales, que provocarían sonido al danzar, como las
empleadas por algunos pueblos índígenas chilenos; o bien maracas o sonajeros hechos con
caracoles amarrados entre sí o unidos con una cuerda, como los documentados en la cultura de origen Yuracaré, de la Amazonia (Querejazu, 2005), y con los que quizás debamos
asociar el hallazgo en el Tossal de les Basses de un conjunto de Iberus alonensis perforados.
Por todo lo expuesto, el yacimiento del Tossal de les Basses, junto a otros yacimientos como la Torreta-El Monastil (Jover et al., 2010), el Barranquet d’Oliva (Esquembre et
al., 2008), Benàmer (Torregrosa et al., 2011) y Cova de l´Or (Martí et al., 1977, 1980), se
nos revela como un asentamiento fundamental para la interpretación de las sociedades
neolíticas del levante peninsular, puesto que permite inferir una importante información,
tanto sobre los posibles modos de vida, lo que viene a plasmarse en la malacofauna de uso
bromatológico, como aquel otro plano que vincula al ser humano, como sujeto y miembro
del grupo, con el mundo de las creencias, los símbolos y los amuletos, sin poder establecer
una clara distinción, y que aparecerán formando parte de los ajuares funerarios.
NOTAS
(1) Entiéndase “beneficio” como la obtención del recurso tras la aplicación conjunta de fuerzas e instrumentos de trabajo, lo que vendría a configurar la “inversión de energía”.
BIBLIOGRAFÍA
Abreu, J. (1977): Historia de la conquista de las siete islas de Canarias. Ed. Goya, Santa Cruz de Tenerife.
Altuna, J. (1972): Fauna de mamíferos de los yacimientos prehistóricos de Guipúzcoa, con catálogo de los
mamíferos cuaternarios del Cantábrico y del Pirineo occidental. Munibe 24, San Sebastián.
Batista, C. (2001): El marisqueo en la Prehistoria de Gran Canaria. Vector Plus 18, 67-76.
Bernabeu, J. (1989): La tradición cultural de las cerámicas impresas en la zona oriental de la
Península Ibérica. Serie de Trabajos Varios del SIP 86, Valencia.
Bosch, J., Estrada, A., Juan-Muns, N. (1999): L’aprofitament de recursos faunístics, aquàtics, marins i litorals durant el Neolític a Gavà (Baix Llobregat). Saguntum (Extra-2), II
Congrés del Neolític a la Península Ibèrica (València, 7-9 d’abril 1999), 77-83.
253
[page-n-20]
ALICIA LUJÁN NAVAS Y PABLO ROSSER LIMIÑANA
Briceño, J., Billman, B. (2005): publicación digital (http://www.elcomercioperu.com.pe/EdicionImpresa/Html/2005-10-17).
Castro, L. (1989-1990): Sobre la función simbólica del adorno. Brigantium 6, 93-99.
Clark, G. A. (1982): Prehistoric Europe: The Economic Basis. Methuen, London.
Clark, G. A. (1986): El nicho alimenticio humano en el norte de España desde el Paleolítico
hasta la romanización. Trabajos de Prehistoria 43, 159-184.
Driesch, A. (1973): Tierknochenfunde aus dem frühbronzezeitliche Graberfeld von «Barranquete», Provinz Almería, Spanien. Säugertierkundliche Mitteilungen 21, 328-335.
Esquembre, M. A., Boronat, J. D., Jover Maestre, F. J., Molina Hernández, F. J., Luján, A., Fernández López de Pablo, F. J., Martínez Valle, R., Ferrer, C., Ruíz Pastor, R., Pérez, G., Ortega, J.
R. (2008): El yacimiento neolítico del Barranquet de Oliva (Valencia). En M. S. Hernández
Pérez, J. A. Soler y J. A. López Padilla (coords.), IV Congreso del Neolítico Peninsular (Alicante, 27-30 noviembre de 2006). MARQ, Alicante, 183-190.
Fechter, R., Falkner, G. (1993): Moluscos europeos marinos y de interior. Barcelona.
Gómez-Tabanera, J. M. (1971): En torno a la economía del Asturiense. Crónica del XII Congreso Nacional de Arqueología (Jaén 1971), 128-140.
Harris, M. (1985): Introducción a la Antropología general. Alianza Universidad Textos, Madrid.
Hoebel, A. (1973): Antropología. Ediciones Omega, Barcelona.
Jordá Pardo, J. F. (1981): La malacofauna de la Cueva de Nerja (I). Zephyrus XXII-XXIII, 87-99.
Jordá Pardo, J. F. (1982): La malacofauna de la Cueva de Nerja (II): Los elementos ornamentales. Zephyrus XXXIV-XXXV, 89-98.
Jordá Pardo, J. F. (1986): La fauna malacológica de la Cueva de Nerja. En J. F. Jordá Pardo
(ed.), La Prehistoria de la Cueva de Nerja (Málaga). Trabajos sobre la Cueva de Nerja 1,
Málaga, 133-172.
Jover Maestre, F. J. (coord.) (2010): La Torreta-El Monastil (Elda, Alicante) del IV al III milenio
AC en la cuenca del río Vinalopó. Alicante.
Karali, L. (1999): Shells in Aegean prehistory. Archaeopress, Oxford.
Lindner, G. (1976): Moluscos y caracoles de los mares del mundo. Ediciones Omega, Barcelona.
Luján, A. (2004): Consideraciones sobre el aprovechamiento de restos malacológicos durante
la Edad del Bronce en el Levante peninsular. En Actas de las Primeras Jornadas de la Edad
del Bronce en Tierras Valencianas. Villena, 91-99.
Luján, A. (2003): Aproximación al aprovechamiento, uso y consumo de los recursos malacológicos durante la Prehistoria reciente en el Levante peninsular. Memoria de licenciatura inédita, Universidad de Alicante.
Luján, A. (2005): La malacofauna en el Corredor de Villena. Apuntes sobre su empleo durante
la Edad del Bronce. Revista del Vinalopó 8, 29-49.
Madariaga, B. (1966): Diferenciación de perforaciones en moluscos de la Prehistoria. IX
Congreso Nacional de Arqueología (Valladolid, 1965), 45-48.
254
[page-n-21]
La malacofauna marina en el yacimiento neolítico del Tossal de les Basses
Manhart, H., von den Driesch, A., Liesau, C. (2000): Investigaciones arqueozoológicas en
Fuente Álamo. En H. Schubart, V. Pincel y O. Arteaga (eds.), Fuente Álamo, Las excavaciones 1977-1991 en el poblado de la Edad del Bronce. Consejería de Cultura de la Junta de
Andalucía, Sevilla, 223-240.
Martí, B. (1977): Cova de l´Or (Beniarrés-Alicante). Vol. I. Serie de Trabajos Varios 51, Valencia.
Martí, B., Pascual Pérez, V., Gallart, M. D., López García, P., Pérez Ripoll, M., Acuña, J. D.,
Robles, F. (1980): Cova de l´Or (Beniarrés-Alicante). Vol. II. Serie de Trabajos Varios 65,
Valencia.
Marx, K. (1991): Introducción general a la crítica de la economía política/1857 (23ª edición).
Siglo XXI, México.
Moreno Nuño, R. (1995): Arquemalacofaunas de la Península Ibérica: un ensayo de síntesis.
Complutum 6, 353-382.
Navarro Mederos, J. F., Arco Aguilar, M. C. (1987): Los Aborígenes. Centro de Cultura Popular
Canaria, Tenerife.
Noain Maura, M. J. (1995): El Adorno personal del Neolítico peninsular. Sus contenidos simbólicos y económicos. I Congrés del Neolític a la Península Ibérica (Barcelona, 1995). Rubricatum:
revista del Museu de Gavà 1, 271-277.
Nordsieck, F. (1969): Die europaischen Meeresmuscheln (Bivalvia). Vom Eismeer bis Kapverden, Mittelmeer und Schwarzes Meer. Gustav Fischer Verlag, Stuttgart-New York.
Papi, C. (1989): Los elementos de adorno-colgantes en el Paleolítico Superior y Epipaleolítico: pautas para su estudio tecnológico. Trabajos de Prehistoria 46, 47-63.
Pascual Benito, J. L. (1984): Les Jovades (Cocentaina). Notes per a l´estudi del poblament a la
conca del Riu d´Alcoi. Actas del Coloquio El Eneolítico en el País Valenciano. Instituto de
Estatuto «Juan Gil-Albert», Alicante, 73-79.
Pascual Benito, J. L. (1994): El utillaje óseo. Los adornos. La malacofauna y las manifestaciones religiosas
de Niuet. En, J. Bernabeu, J. L. Pascual Benito, O. García Puchol, M. P. Fumanal y E. Badal, Niuet
(l’Alqueria d’Asnar) poblado del III milenio a C. Recerques del Museu d’Alcoi 3, 51-62.
Pascual Benito, J. L. (1998): Utillaje óseo, adornos e ídolos neolíticos valencianos. Serie de
Trabajos del SIP 95, Valencia.
Pascual Benito, J. L. (2004): La industria en materia dura animal. En M. Gómez Puche, A. Diez, P.
García Borja, J. L. Pascual Benito, G. Pérez Jordà, S. B. McClure, M. D. López Gila, T. Orozco,
C. Verdasco, O. García Puchol y Y. Carrión, El yacimiento de Colata (Montaverner, Valencia) y
los “poblados de silos” del IV milenio en las comarcas centro-meridionales del país valenciano.
Recerques del Museu d´Alcoi 13, 104-108.
Pascual Benito, J. L. (2008): Instrumentos neolíticos sobre soportes malacológicos de las
comarcas centrales valencianas. En M. S. Hernández Pérez, J. A. Soler y J. A. López Padilla (coords.), IV Congreso del Neolítico Peninsular (Alicante, 27-30 noviembre de 2006),
tomo II. MARQ, Alicante, 290-296.
255
[page-n-22]
ALICIA LUJÁN NAVAS Y PABLO ROSSER LIMIÑANA
Pericot, L. (1928): El depósito de brazaletes de pectúnculo de Penya Roja (Cuatrotondeta).
Archivo de Prehistoria Levantina I, 21-30.
Peter Dance, S. (1992): Manuales de identificación: Conchas Marinas. Ediciones Omega, Barcelona.
Plà Masià, E. (2000): Moluscos bivalvos y gasterópodos de la Marina Alta y Baleares. Ajuntament de Dénia, Instituto de Cultura «Juan Gil-Albert», Alicante.
Querejazu, R. (2005): La Cultura de los Yuracarés. Su Hábitat y su Proceso de cambio. Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba.
Rico, L., Martín Cantarino, C. (1989): Malacofauna. En R. Azuar Ruiz, La Rábita Califal de las
dunas de Guardamar (Alicante). Memorias de excavaciones arqueológicas, Diputación de
Alicante, 163-173.
Rosser, P. (coord.) (2007): Tossal de les Basses. Seis mil años de historia de Alicante. Ayuntamiento de Alicante.
Rosser, P. (2010): Enterramientos neolíticos y creencias en el Tossal de Les Basses: primeros
datos. En B. Soler y A. Pérez Fernández (coords.), Restos de vida, restos de muerte: la
muerte en la Prehistoria. Museu de Prehistòria de València, 183-190.
Rubio de Miguel, I. (1993): La función social del adorno personal en el Neolitico de la Península Ibérica.
Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid 20, 27-58.
Ruíz-Parra, M. (1999): Los artefactos y arteusos malacológicos de Gatas. En P. Castro, R. W. Chapman, S.
Gili, V. Llull, R. Micó, C. Rihuete, R. Risch y M. Sanahuja, Proyecto Gatas 2. La dinámica arqueológica
de la ocupación prehistórica. Arqueología monografías, Junta de Andalucía, 361-387.
Sánchez Diana, A. (1982): Los moluscos marinos del reino de Valencia. Cuadernos de fauna
alicantina, Instituto de Estudios Alicantinos.
Saunders, G. D. (1991): Guía de Moluscos. Introducción a las conchas y moluscos de todo el
mundo. Editorial Juventud, Barcelona.
Siret, L., Siret, E. (1890): Las primeras edades del Metal en el sudeste de España. Museo Arqueológico de Murcia (reedición de 2006).
Soler, J. A., López, J. A, García, G., Luján, A. (2006): La Playa del Carabassí, (Elche, Alicante)
y el poblamiento neolítico entre el Camp d´Alacant y la Vega Baja del Segura. En Actas del
IV Congreso del Neolítico en la Península Ibérica. Alicante.
Taborin, Y. (1974): La parure en coquillage de l´Epipaléolithique au Bronze Ancien en France.
Gallia Préhistoire 17, 101-179, 308-417. Paris.
Torregrosa, P., Jover, F. J., López, E. (2011): Mesolíticos y neolíticos en las tierras meridionales
valencianas. Diputación de Valencia, Museu de Prehistòria de València. Serie de Trabajos
Varios del SIP 112, Valencia.
Vega de la Torre, J. J. (1985): Estudio malacológico de las cuevas de Piélago I y Piélago II. Sautuola IV, 123-126.
Willey Gordon, R. (1971): An Introduction to American Archaeology Volume JI: South America. Englewood Cliffs, Prentice Hall.
256
[page-n-23]
La malacofauna marina en el yacimiento
neolítico del Tossal de les Basses
(Albufereta, Alicante)
Alicia Luján Navas y Pablo Rosser Limiñana
EL YACIMIENTO
El Tossal de les Basses es un importante asentamiento ocupado a lo largo de diversos
momentos de la historia, aunque especialmente durante la fase neolítica postcardial (figura 1). Se ubica en un espacio llano a los pies de Serra Grossa, ligeramente elevado sobre
una rambla y un humedal junto a la línea de costa, resultante de la desecación de la zona
en el siglo XIX por razones de insalubridad. Aunque no ha sido excavado en su totalidad,
su extensión, para momentos neolíticos, es considerable, al superar las 3 Ha.
La excavación del yacimiento arqueológico del Tossal de les Basses se realizó a raíz de
la puesta en marcha por parte de la empresa constructora Grupo NOZAR, S. A., del proyecto de urbanización del polígono A de la Albufereta, recogido a su vez en el correspondiente Plan Parcial, corriendo los trabajos arqueológicos a cargo de las empresas ADUNA PROEXA, S. L. y ARPA, PATRIMONIO, S. L. y bajo la coordinación del COPHIAM
(Unidad de Conservación del Patrimonio Histórico-Artístico Municipal) en dos etapas
comprendidas entre los años 2003-2006, y dirección científica de Pablo Rosser Limiñana.
Los sondeos de geo-radar que se realizaron en los años 1990, así como los trabajos
llevados a cabo en la zona del poblado y zona del Chinchorro en esos mismos años,
evidenciaron la presencia de un yacimiento de gran riqueza arqueológica, derivada de
su larga ocupación temporal aunque presentando ésta diversas discontinuidades temporales. De este modo, a los restos arqueológicos tanto neolíticos como de la Edad del
Bronce, debemos sumar la existencia de zonas de producción y enterramientos ibéricos
distribuidas a lo largo de grandes extensiones de terreno, varias villas romanas y un importante cementerio tardoantiguo, compuesto por varios centenares de sepulturas, lo
cual viene a avalar las excepcionales condiciones climáticas y el amplio nivel de recursos
que este enclave ofrecía a sus ocupantes (Rosser, 2007).
Animals i arqueologia hui. I Jornades d’arqueozoologia.
Museu de Prehistòria de València (2013): 235-256.
[page-n-2]
ALICIA LUJÁN NAVAS Y PABLO ROSSER LIMIÑANA
Figura 1. Situación del yacimiento
arqueológico del Tossal de les Bases.
Con la información generada podemos inferir que se trataría de un asentamiento emplazado al aire libre que, dependiendo del periodo estacional vigente, supliría las posibles
carencias de ciertos productos alimenticios con la abundancia de otros que les proporciona su emplazamiento de origen costero, entre los que incluiríamos la recolección de
moluscos y la práctica del marisqueo.
La extensión en la dispersión de los niveles y estructuras documentadas, insistimos,
parece fruto de las distintas ocupaciones que el lugar experimentó con el paso del tiempo,
durante un período prolongado que hemos podido concretar gracias a las dataciones del
C14 entre el 4896-4610 cal BC (Beta-232484: 5880±50 BP), y el 3633-3372 cal BC (Beta225224: 4710±40 BP) (Rosser, 2010).
En cuanto al contexto del que proceden los recursos malacológicos, aunque prácticamente la totalidad del conjunto se asocia con estratos de uso y posterior abandono
localizados formando parte de las áreas de hábitat –entre las cuales destacamos las unidades de relleno de múltiples fosas, así como un fondo de cabaña-, también contamos
con restos procedentes de áreas de enterramiento.
Dentro de los diversos conjuntos espaciales, incidimos en la existencia de lo que hemos
venido a interpretar como áreas de actividad/consumo, similares a las detectadas en el
yacimiento de la Platja del Carabassí, Elche (Luján, 2004; Soler et al., 2006), donde se localizan diversos conjuntos de acumulaciones de encachados, al parecer empleados a modo
de hogares, donde una vez que se cuenta con el recurso de origen marino se procedería
a su preparación, depositando el molusco sobre una fuente de calor directa, o bien en el
interior de algún recipiente cerámico, lo que por un lado facilitaría la apertura y extracción
del animal de su concha, a la vez que ablandaría la carne de algunas especies.
En cuanto a los contextos funerarios, en el Tossal de les Basses han sido documentados 16 enterramientos individuales, localizados en torno o inmediatamente encima de la
zona de hábitat, así como amortizando el foso principal o de drenaje.
236
[page-n-3]
La malacofauna marina en el yacimiento neolítico del Tossal de les Basses
Aunque el depósito funerario está formado, en la mayoría de los casos, por vasijas
cerámicas, en algunas de ellas se han podido documentar cuentas de collar de diverso
material, así como restos malacológicos modificados –cuentas y brazaletes- y fauna, lo
que algunos autores interpretan como posibles rasgos de un tratamiento diferencial o
estatus especial (Rubio de Miguel, 1993) (TBIII (fase tercera)= segunda mitad del V milenio, pleno horizonte postcardial, o de las cerámicas peinadas (NIC) y Fase TBIV, último
cuarto del V milenio-primera mitad del IV, (NIC/NIIA) (Rosser, 2010), lo que debemos
tener presente a la hora de llevar a cabo su estudio.
Por todo lo expuesto, el Tossal de les Basses sería un enclave de carácter sedentario,
aunque de corta duración entre las diversas ocupaciones que experimenta, donde asistimos a la documentación de numerosos ejemplares malacológicos, que captan nuestro
interés, no sólo por su cuantificación, sino por las características que presentan algunos
de los taxones, constituyendo dichos rasgos, factores claves en la interpretación de su
función dentro del conjunto arqueológico.
ESTUDIO DE LOS MATERIALES MALACOLÓGICOS
Tras la limpieza de las piezas, a fin de acentuar sus características diagnósticas, la metodología aplicada se centró en la clasificación y ordenación de los distintos ejemplares
atendiendo a las unidades estratigráficas de procedencia.
Incidimos en dos aspectos claves en todo estudio arqueozoológico: la clasificación
de la especie (Nordsiek, 1969; Lindner, 1976; Saunders, 1991; Peter, 1992; Sánchez, 1982;
Fechter y Falkner, 1993; Pla, 2000) y la cuantificación de los ejemplares. Si bien, frente a
otros vestigios arqueológicos, ciertos rasgos morfológicos facilitan la adscripción taxonómica por parentesco con las familias y subfamilias, la fiabilidad de la información
dependerá del grado de conocimiento del investigador y de las condiciones de conservación que presente la pieza.
Conscientes que el sistema aplicado a la contabilización de restos plantea divergencias,
puesto que frente a la inexistencia de un criterio establecido y variables en los volúmenes
malacológicos, cada autor adopta aquel que considera más adecuado sin alcanzar una
estandarización (Moreno, 1995; Altuna, 1972; Driesch, 1973; Jordà, 1986). En el Tossal
de les Basses el estudio de los restos malacológicos se ha abordado desde la perspectiva
de ejemplares (NR), debido al elevado número barajado, estableciendo si la pieza se
encuentra completa, fragmentada, cuando se trata de un individuo segmentado, o es un
fragmento del mismo.
Resaltamos el hecho de que dentro de esta cuantificación, debemos tener presente
que en el caso de los moluscos pertenecientes a la clase de los bivalvos, la cifra aparece
237
[page-n-4]
ALICIA LUJÁN NAVAS Y PABLO ROSSER LIMIÑANA
sobrerrepresentada, puesto que nos referimos a restos independientes y no al número
mínimo de individuos (NMI), que se hallarían compuestos por la conjunción de dos valvas.
Para el estudio de los recursos malacológicos analizamos diferentes aspectos que han
sido recogidos en una base de datos informatizada específica (Malaco 1.0 y 2.0, 2006)
que consta de cinco apartados:
- Identificación. Donde se recogen datos básicos sobre la localización de la pieza
dentro del conjunto del enclave (UE, cronología, etc.).
- Clasificación taxonómica. Establecimiento de la superfamilia, familia y especie, así
como los atributos que presenta el individuo (fragmentado, rubefactado, concreciones,
dimensiones generales, etc.). En dicho apartado señalamos la existencia de posibles
marcas antrópicas (perforaciones, tratamientos, etc.) y/o resultantes de microorganismos y procesos erosivos.
- Uso. Determinación, en aquellos casos en los que resulte factible, de su posible
función paleo-económica, elaboración de adornos y/o útiles).
- Observaciones. Valoración de todos aquellos aspectos de relevancia para la interpretación del ejemplar.
- Documentación gráfica de la pieza. Fotografiado general y de detalle de los aspectos
significativos -perforaciones, roturas, etc.- de la misma.
Otro elemento a tener presente, es que aunque la mayor parte de la presencia malacológica deba asociarse con niveles prehistóricos, correspondiendo los recursos marinos
procedentes de contextos neolíticos a un 96% del total del conjunto que supera los 19 000
ejemplares, contamos con materiales procedentes de diferentes etapas cronológicas, entre
las que debemos señalar la existencia de niveles ibéricos, romanos, tardorromanos e islámicos, así como pertenecientes a niveles modernos y superficiales (figura 2). No obstante,
el presente trabajo se centrará únicamente en los moluscos de adscripción neolítica.
Figura 2. Distribución
porcentual de ejemplares
malacológicos (NR) por
fases cronológicas.
238
[page-n-5]
La malacofauna marina en el yacimiento neolítico del Tossal de les Basses
Una vez ejecutado el inventario de los recursos malacológicos recuperados en el Tossal de les Basses podemos establecer dos áreas claramente diferenciadas: la AI y la AII,
siendo mayor la concentración de hallazgos en el área AI, donde destaca la UE 2357, unidad estratigráfica asociada con un nivel de uso y posterior abandono- por presentar ésta
el mayor registro de ejemplares, y señalizando que en el caso de los materiales procedentes de la campaña 2003-04, los restos malacológicos provienen del Sector 4 (figura 3).
Tras analizar los resultados obtenidos, observamos un claro predominio de Patella
(figura 4.8), con un porcentaje que equivale al 27% del total de restos recuperados, junto
a Monodonta turbinata (figura 4.14), también con un 27%, y Cerastoderma edule (figura 4.12), con un 25% del registro malacológico. Entre las especies más representadas,
también debemos situar el hallazgo de valvas de Glycymeris sp. (figura 4.1), con un 10%
y Thais haemastoma (figura 4.10), con un 3%. Del resto de especies bivalvas documentadas en el Tossal de les Basses, podemos señalar la existencia de restos de Spondylus
(figura 4.4) y Pecten jacobaeus (figura 4.7), y el hallazgo de escasos restos de Ostreae
(figura 4.6), Acanthocardia tuberculata, Arca noae (figura 4.5), Barbatia barbata y Charonia gallina (figura 4.13).
Por lo que respecta a los gasterópodos, una vez establecidas las tres grandes especies
que integran el conjunto malacológico –Monodonta turbinata, Patella sp. y Thais haemastoma-, contamos con la presencia de Strombus (figura 4.3), restos de Phalium saburon (figura 4.2) y Bolinus brandaris (figura 4.9), junto a ejemplares de pequeño tamaño,
como Cerithium vulgarum (figura 4.11), Conus Mediterraneus (figura 4.15), Columbella
rustica (figura 4.16) y Cyprea o Nassa.
Lo que sí podemos inferir a partir de la valoración de los recursos de origen marino de
mayor representación, es la primacía de aquellas especies correspondientes a hábitats cuya
captación entraña escasa dificultad de acceso o riesgo, lo que en buena medida determinará su selección frente a otros moluscos.
Figura 3. Procedencia de la malacofauna
documentada durante el proceso de
excavación.
239
[page-n-6]
ALICIA LUJÁN NAVAS Y PABLO ROSSER LIMIÑANA
Figura 4. Selección de las especies
más representadas.
Analizando el caso del trinomio imperante -Patella sp., Monodonta turbinata y Cerastoderma edule- podemos indicar que, tanto de Patella sp. (Linnaeus) o lapa común,
como de Monodonta turbinata (Born) son especies propias de rocas intermareales, donde viven adheridas a flor de agua. En el caso de Cardium o Cerastoderma edule (Linnaeus), el berberecho común, nos hallaríamos ante una especie de amplia distribución
que vive a poca profundidad, en el fango, en aguas tranquilas, incluso donde hay mezcla
con el agua dulce, o muy salina.
Si bien las citadas especies resultan muy conocidas como alimento, en el caso de las
dos primeras, inferimos que en el Tossal de les Basses no se ha constatado su empleo para
la elaboración de elementos ornamentales, mientras que en caso de Cerastoderma edule,
resulta más que evidente su uso, no solo para la confección de adornos diversos, como
colgantes y cuentas de collar, pulseras y tobilleras, práctica generalizada durante la Prehistoria reciente (Noain, 1995; Pascual Benito, 1998; Luján, 2003), sino como instrumento
básico para la decoración de tipo cardial, característica del Neolítico I (Bernabeu, 1989).
En lo que respecta a Glycymeris glycymeris (Linnaeus) o almendras de mar, se trata
de una especie que se desarrolla en hábitat de fangos y arenas, mar adentro, donde excavan para ocultarse. Esta misma característica refuerza la consideración de que muchas
de las valvas documentadas en el registro arqueológico del Tossal de les Basses habrían
sido desplazadas de su ubicación original por el empuje del mismo oleaje, arrastrándolas hasta el litoral, donde permanecen, quedando su superficie expuesta a los diversos
procesos erosivos, lo que propicia transformaciones, como el pulido o el desgaste, que
pueden provocar incluso la pérdida o perforación de las zonas más débiles de la concha
(Manhart et al., 2000; Luján, 2005).
De este modo, los caparazones se disgregan por el litoral, donde probablemente fueron recolectados, en su estado post-mortem, para posteriormente ser destinados a fina-
240
[page-n-7]
La malacofauna marina en el yacimiento neolítico del Tossal de les Basses
lidades diversas, entre las que distinguimos no solo su empleo ornamental, sino como
útiles e instrumentos, como pudo ser el caso de algunos de los ejemplares de mayor
tamaño. En otros yacimientos, como en la Cova de l´Or, Colata o La Vital (Pascual Benito, 2006) se ha documentado su empleo como cucharas y contenedores de sustancias
líquidas o colorantes, no constatado en el registro del Tossal de les Basses.
Frente a éstas, se perfila la presencia de otras especies, aunque de muy baja representatividad, como los bivalvos de la familia Ostreidae o el Spondylus gaederopus (Linneaus), que viven formando bancos adheridos a rocas sumergidas, que en el caso del
Spondylus rondan los 40 m; y gasterópodos de tamaño medio, del tipo Bolinus brandaris
(Linneaus) o Phalium saburon (Bruguière), propios de piedras o fangos arenosos mar
adentro- y los de reducidas dimensiones, como Conus mediterraneus (Linneaus), Columbella rustica o Cerithium vulgarum, frecuentes entre las praderas de plantas marinas
y las rocas, donde se suelen cobijar.
Pese a lo planteado en torno a la relevancia del tipo de hábitat de estas especies, a la
hora de proceder a la recogida de los recursos malacológicos, no descartamos la existencia de preferencias por determinadas especies, lo que en buena medida vendría derivado
de la experiencia y gusto del grupo, o en su caso del miembro recolector, aunque por
otra parte, podría estar influenciado por la disponibilidad de las mismas, atendiendo a
factores medioambientales como la salinidad, temperatura y alimento disponible para
su desarrollo, o bien las propias características –dimensiones del animal a consumir,
facilidad de extracción de la concha, etc.– de cada familia.
INTERPRETACIÓN DE LOS EJEMPLARES
En el análisis de los recursos malacológicos existentes en el Tossal de les Basses partimos
de la distinción de dos tipos de consumo: el consumo productivo y el de tipo no productivo (Marx, 1991). Dentro del primer grupo, con un porcentaje muy reducido, integramos
aquellos objetos sobre soporte malacológico con los que se crearon “instrumentos de trabajo” o artefactos como cucharas, contenedores y útiles polifuncionales (Pascual Benito,
2006). No obstante, la malacofauna hallada en el asentamiento que aquí nos ocupa, no
parece poder asociarse con este empleo, salvo en el caso de unos pocos ejemplares.
Es el segundo grupo, también denominado como arteusos (Ruíz-Parra, 1999), el
que goza de mayor difusión. Dicha fracción se encuentra representada por los desechos
malacológicos con capacidad de consumo inmediato y con repercusión sobre los gustos
culinarios, mantenimiento alimenticio y cultura de toda sociedad concreta. Nos referimos a aquella malacofauna que formaría parte de la dieta de este grupo asentado junto
al litoral, y en menor número a aquellos ejemplares empleados para la elaboración de
241
[page-n-8]
ALICIA LUJÁN NAVAS Y PABLO ROSSER LIMIÑANA
ornamentos. Si bien es muy probable que ambas actividades se dieran de forma sucesiva,
dado el alto grado de mantenimiento y reciclado que se suele dar en este tipo de sociedades (Luján, 2005).
La malacofauna hallada en el Tossal de les Basses aporta una información muy valiosa en torno al papel bromatológico que esta desempeñó dentro de la dieta de estos grupos. Sin lugar a dudas la ubicación de este asentamiento, tan próximo a las zonas de captación, constituye un factor determinante para explicar el abastecimiento, puesto que
la relación “inversión energía/beneficio1” (Clark, 1982, 1986) sería prácticamente nula.
Atendiendo a los restos malacológicos hallados, resolvemos que su recolección se
realizaría con una finalidad alimenticia, llevándose a cabo, por tanto, una intensa labor
de marisqueo.
Para validar esta idea nos basamos en el estudio de las especies existentes –Patella y
Monodonta turbinata– lo que apunta a que a la hora de llevar a cabo la explotación de los
moluscos comestibles debían decantarse por aquellas especies que habitaban los litorales rocosos y las zonas de playa próximas a la orilla, de fácil acceso, evitando las partes
profundas o de corrientes peligrosas, lo que indudablemente repercute en los porcentajes registrados de determinadas especies.
El estudio de los grupos taxonómicos hallados establece que estos gasterópodos
constituirían el centro de la demanda alimenticia, seguidos en menor medida por Cardium edule, Thais haemastoma y Strombus, mientras que Glycymeris glycymeris, especie
con un alto porcentaje de representatividad, genera un debate entre una posible función
bromatológica, cuestionada por diversos autores (Rico y Cantarino, 1989), o bien una
recogida litoral de las valvas o captación post-mortem del animal, lo que respaldaría
el hallazgo de numerosos ejemplares con el manto intensamente desgastado y de una
tonalidad blanquecina, originado por una exposición prolongada a los agentes erosivos,
así como marcas dejadas por organismos litófagos.
Por otro lado, este tipo de actividad no requeriría de una especialización ni un
instrumental tecnológico concreto, salvo lascas líticas para desprender los moluscos de las rocas y propiciar la abertura en el caso de los bivalvos.
Si bien nos encontramos ante diversas hipótesis (Madariaga, 1966; Gómez-Tabanera,
1971; Vega de la Torre, 1985) en cuanto a la forma de consumir este recurso de origen marino, destacamos su posible cocción o ahumado, lo que podría afectar a aquellas especies
de carne más dura, volviéndolas más apetecibles. A este respecto, la existencia en el Tossal de les Basses de numerosos ejemplares –Monodonta turbinata, Thais haemastoma,
Glycymeris glycymeris-, cuyo porcentaje asciende al 15%, 6% y 4% respectivamente, con
señales de rubefacción, que oscilan desde ligeras o parciales a procesos que indican una
exposición directa a una fuente de calor intenso, es muy elocuente.
242
[page-n-9]
La malacofauna marina en el yacimiento neolítico del Tossal de les Basses
Destacamos el registro de 224 Cardium edule y 70 Monodonta turbinata localizadas
en la UE 2357, entre otros ejemplares malacológicos, que fueron hallados sobre encanchados de cantos (figura 5).
No obstante, y dadas las características de este tipo de recurso, creemos acertada la
apreciación de que estos grupos procederían a su consumo en un periodo muy breve
desde su recogida, cuando los individuos aún permanecen frescos y su aporte nutricional es mayor, puesto que se trata de un tipo de alimento con una caducidad temprana y
altamente dañino para el organismo si se encuentra en mal estado, lo que obliga indispensablemente a su cocinado si se pretende que aguanten varios días, a la vez que reduce
el riesgo de intoxicación para aquellos que las ingieren.
Otra posible opción para justificar la existencia de individuos ligeramente incinerados, basada en la observación de la gastronomía actual, sería el facilitar la abertura
de aquellos ejemplares que mantienen las valvas fuertemente cerradas, como Cardium
edule, y propiciar que el animal abandone su concha en el caso de algunos gasterópodos, como Monodonta turbinata y Thais haemastoma.
Junto a estas prácticas, el registro malacológico atestigua otros medios para hacerse
con la carne del molusco; como la sección de gasterópodos, siendo posible apreciar desde perforaciones elipsoidales cerca del ápice, como los 78 ejemplares de Monodonta turbinata hallados en la UE 2357, o en la zona dorsal, como parece producirse en gasterópodos de concha gruesa como el Strombus, hasta la rotura total por la mitad del ejemplar,
técnica documentada con relativa frecuencia sobre restos de Thais haemastoma, Murex
brandaris y Cassidae, lo que indica que nos encontramos ante un proceso habitual con el
que el grupo o los individuos que se ocupan del abastecimiento de este recurso se sienten
familiarizados (figura 6).
Figura 5. Ejemplares de Monodonta
turbinata rubefactados.
243
[page-n-10]
ALICIA LUJÁN NAVAS Y PABLO ROSSER LIMIÑANA
Figura 6. Thais haemastoma
seccionadas por la mitad para
acceder al alimento de su interior.
A este segmento, destinado a la alimentación del grupo, mayoritaria dentro del total
de la malacofauna examinada en el Tossal de les Basses, debemos añadir un pequeño
porcentaje de individuos que posiblemente se reservó para la elaboración de elementos
ornamentales y útiles.
Entre las características a considerar a la hora de clasificar un molusco marino como un
adorno, destacamos la existencia de rasgos tecnológicos que denoten que éste pudiera emplearse como tal, lo que en la práctica se manifiesta con la ejecución de perforaciones, escotaduras o facetado de las piezas que permiten ensartarlas o mantenerlas en suspensión.
Atendiendo a la morfología -forma y dimensiones- del ejemplar se designará el tipo
de aderezo a que dará lugar, diferenciando dentro de este sector dos variantes: aquellos
ejemplares pertenecientes a especies descartadas para el consumo y otras, que tras ser
consumidas, serían reutilizadas para confeccionar adornos y artefactos (Ruíz-Parra, 1999).
A raíz de lo expuesto establecemos la siguiente clasificación (figura 7):
- Colgantes sobre pieza única, bien sea ésta completa o facetada, con predominio de
la forma lunular y las placas circulares en mayor o en menor medida regularizadas –Cardium edule, Glycymeris glycymeris–. Entre este tipo de adorno, de uso muy frecuente durante toda la Prehistoria reciente, distinguimos el ejecutado sobre fragmentos de bivalvos
y gasterópodos, generalmente el borde, de tendencia lunular o de media luna los más
comunes, fracciones erosionadas en todo su contorno por la acción marina que adoptan
forma de media luna como algunos de los ejemplares de Glycymeris glycymeris o el labio
del Phalium saburon pulido en toda su extensión, aunque éstos carecen de perforación.
- Cuentas sobre pequeños gasterópodos en los que se respeta la forma originaria del
molusco (figura 7.3), limitándose a practicar un orificio en la parte posterior o a seccionar el extremo apical para proceder a su suspensión –Columbella rustica, Conus mediterraneus, Nassa y Cerithium–, o las cuentas discoidales de sección plana, cuya obtención
244
[page-n-11]
La malacofauna marina en el yacimiento neolítico del Tossal de les Basses
1
2
3
4
Figura 7. Elementos ornamentales
pertenecientes al sector 4.
requiere una inversión de trabajo superior debido a su mayor complejidad, puesto que
no sólo se busca perforar la pieza en su punto central, sino que se posteriormente se procede al pulido de la misma, lo que debe adquirirse mediante su frotación sobre alguna
superficie abrasiva, hasta conferirle un aspecto totalmente circular y brillante, por lo que
se suele aplicar a restos de bivalvos y/o al ápice del Conus mediterraneus, y en menor
medida al Phalium saburon (figura 7.2).
Por otro lado, encontramos que algunos de los exoesqueletos de menor tamaño y de
tendencia oval como Columbella rustica o Conus mediterraneus presentan perforaciones dorsales, pasando a convertirse en cuentas empleadas en la confección de collares
y pulseras, que en ocasiones aparecen combinadas con piezas de otros materiales como
dientes de diversas especies, lítico o piezas de hueso.
Tampoco descartamos que este tipo de elementos pudieran emplearse en la decoración
de la vestimenta o los tocados (Papi, 1989), inferencia que realizamos a partir de la consideración de paralelos etnográficos, como se desprende de la interpretación de algunos
hallazgos de origen canario (Navarro y Arco, 1987) y textos etnohistóricos (Abreu, 1977).
- Brazaletes sobre pectúnculo, pudiendo establecer una división entre los ejecutados
sobre una valva completa o bien mediante la conjunción de varios fragmentos, perforados en los extremos, mediante algún tipo de ligamento de cuero o fibras vegetales, hasta
conseguir el tamaño deseado (Taborin, 1974; Noain, 1995). Se trata de objetos anulares,
y aunque su aspecto morfológico apunta a su empleo como brazaletes asociados a manos pequeñas de mujeres o niños, dado el escaso diámetro de algunos de los ejemplares
recuperados, es muy posible que buena parte de ellos se emplearan como colgantes (Pericot, 1928; Pascual Benito, 1998).
Entre las posibles técnicas aplicadas para la obtención de útiles o adornos (Papi,
1989), no parece que se recurra al pulimento de las piezas ex profeso, salvo en el caso de
245
[page-n-12]
ALICIA LUJÁN NAVAS Y PABLO ROSSER LIMIÑANA
los brazaletes de pectúnculo, determinados colgantes y las cuentas discoidales, puesto que la proximidad a la fuente de abastecimiento, confiere a estos grupos abundante
materia prima, pulida por la propia acción marina, como sería el caso de muchos de los
ejemplares de Cardium edule y Glycymeris glycymeris.
Destacamos el hallazgo en el Tossal de les Basses de un elemento especialmente significativo, puesto que corresponde a un fragmento de Glycymeris sp. cuyo borde externo
se encuentra profusamente decorado mediante la alternancia de vaciados (figura 8).
Respecto a este tipo de adornos, vinculados con momentos finales del Neolítico I y
Neolítico II A (Pascual Benito, 1998, 2004), resulta muy interesante que ninguno de los
ejemplares documentados aparecieran formando parte de contextos funerarios (Pericot,
1928), si bien es cierto que dos brazaletes completos fueron hallados en el interior de una
fosa, en las proximidades de la Tumba 6, en cuyo interior se constataron otros restos malacológicos en estado natural –cardíidos, Patella y Monodonta turbinata–, lo que podría
estar indicando la importancia de la ritualidad asociada al individuo allí inhumado.
De los ejemplares procedentes del área de enterramiento, consideramos relevante
señalar, en primer lugar, que la mayor parte se corresponden con especies destinadas al
consumo, mientras que mantenemos ciertas reservas sobre Cerithium, puesto que no
presenta perforaciones e incluso se encuentra rubefactado. No obstante, contamos con
el hallazgo de cuentas, discoidales y sobre gasterópodos enteros, lo que nos conduce a
proponer que se trata de elementos ornamentales, de carácter individual, altamente valorados por el grupo, que acompañarían al difunto a modo de ofrendas formando parte
de su ajuar.
En cuanto a las perforaciones registradas sobre ejemplares de Cardium edule, señalamos que se han documentado escasos caparazones con vaciado localizado sobre el umbo
o sus proximidades, lo que en ocasiones constituye un paso previo a la perforación, puesto que debilita las paredes de la concha, técnica que a su vez puede combinarse con otras
prácticas (Papi, 1989; Pascual Benito, 1994; Luján, 2004), aunque dudamos que todas
ellas resulten antrópicas, sino que más bien se traten de roturas casuales.
Figura 8. Fragmento de brazalete
de pectúnculo decorado mediante
incisiones.
246
[page-n-13]
La malacofauna marina en el yacimiento neolítico del Tossal de les Basses
Partiendo de la información obtenida del registro malacológico del Tossal de les Basses,
contamos con numerosos ejemplares de Glycymeris glycymeris y Cardium edule con el manto
pulido y perforación apical, constituyendo buena parte de ellos colgantes ovales. Si bien debemos aclarar que la presencia de orificios en el umbo no debe relacionarse únicamente con
procesos antrópicos, sino que es más que probable que muchas de las valvas recolectadas en
la orilla deban su perforación a la propia erosión marina y a diversos organismos.
En cuanto a Cerithium, debemos señalar que ninguno de los individuos documentados presenta perforaciones, pudiendo constituir materia prima en reserva para la confección de cuentas y colgantes, o bien destinarse a la impresión cerámica.
Los elementos malacológicos hallados en el Tossal de les Basses, tanto los destinados
al consumo, como los posibles adornos y útiles, se encuentran afectados en mayor o menor medida por la erosión, lo que se plasma en el estado que presentan los exoesqueletos,
destacando, en ocasiones abundantes concreciones, señales de microorganismos e incluso los efectos derivados de la exposición a fuentes de calor, lo que confiere a la pieza una
tonalidad gris-azulada, variando ésta según la intensidad de la temperatura alcanzada.
Todo elemento manifiesta físicamente unas características, resultado de su elaboración, que pueden afectar a su morfología, parcial o totalmente, a fin de adecuar la pieza a
las necesidades pertinentes. En el caso de los ejemplares estudiados, observamos que la
mayor parte de las piezas que podrían haber servido para la elaboración de ornamentos
se encuentran pulidas, por lo que parece deberse a la propia erosión marina, mientras
que en algunos casos puntuales, como las cuentas discoidales, algunos pequeños gasterópodos y colgantes facetados, apreciamos un pulimento intencional.
Respecto a las perforaciones, consideramos que muchos de los caparazones, especialmente aquellos que presentan la superficie más sólida, deben relacionarse con procesos
destinados a la extracción del animal de su interior para posteriormente proceder a su
consumo. Sin embargo, en el caso de los cardíidos en especial, parece más que probable que muchas de las valvas fueron recogidas en las playas, donde se depositarían tras la
muerte del animal, donde, sometidas al desgaste provocado por el movimiento constante
del oleaje y la acción de otros agentes erosivos, irían puliendo su superficie hasta alcanzar
la pérdida de aquellas partes más sobresalientes, como el umbo, las costillas radiales y los
bordes dentados, alcanzando incluso en ocasiones la perforación.
Estos procedimientos contribuirían en buena medida a reducir y eliminar la inversión laboral aplicada a la malacofauna, ya que cabe suponer que los grupos humanos
asentados en el Tossal de les Basses, supieron aprovechar aquellos ejemplares ya perforados que con frecuencia aparecerían en la costa, y sólo cuando se vieron en la necesidad,
desarrollaron una serie de técnicas para su horadamiento y acabado, combinables entre
sí, como la abrasión, el corte o serrado y la rotación o taladro, que permite la localización
247
[page-n-14]
ALICIA LUJÁN NAVAS Y PABLO ROSSER LIMIÑANA
exacta del orificio, imprimiendo a un instrumento aguzado un movimiento rotatorio y
continuo sobre sí mismo (Papi, 1989; Pascual Benito, 1994; Luján, 2004).
Del mismo modo, consideramos que parece haber una predisposición a utilizar cierta
zona de la concha, y las perforaciones en el caso de los pequeños gasterópodos como Columbella rustica se ejecutarán en la zona dorsal y los bivalvos, como Glycymeris sp., en el umbo.
Por último, queremos reparar en la existencia en el registro malacológico estudiado
de una serie de elementos de origen marino, de representatividad muy baja, cuya finalidad no queda bien definida pero que consideramos de un extraordinario interés.
Junto al empleo del borde dentado y/o ápice de algunos moluscos marinos como Cardium edule, la Columbella rustica y posiblemente Cerithium vulgatum, como instrumento de decoración aplicado a las formas cerámicas durante el Neolítico, lo que dio lugar a la
denominada “cerámica cardial”, incidimos, como ya plantearan otros investigadores (Siret
y Siret, 1890; Jordá, 1981-1982) en la utilización de las valvas pertenecientes a ejemplares
de gran tamaño como posibles cucharas y recipientes, destinados a contener sustancias
diversas entre las cuales destaca el empleo de colorantes como el ocre o el cinabrio.
En el caso de algunos bivalvos, una vez descartada su aplicación a nivel bromatológico, resulta complejo establecer su funcionalidad, puesto que la abundancia de ejemplares
sin perforación cuestiona su supuesto empleo ornamental, lo que nos conduce a plantear
otras posibilidades, como la reserva o acumulación de este recurso en estado natural, con
vistas a un futuro uso, como la sustitución de piezas fragmentadas, lo que considerando la
relativa fragilidad del nácar, que se acentúa en determinadas piezas, parece plausible. El
registro arqueológico ofrece muestras de piezas ornamentales que una vez fraccionadas, y
quedando descartada su reparación, pasan a desecharse, formando parte de contextos de
ocupación y posterior abandono. Dentro de esta fracción, se hallarían una serie de ejemplares que se caracterizan por presentar unos rasgos particulares derivados del ejercicio de
una actividad continuada y que hemos interpretado como útiles.
En primer lugar, señalamos el hallazgo de un par de ejemplares de Glycymeris glycymeris con la zona frontal modificada por abrasión, probablemente ocasionada al ser
empleadas éstas en el pulido de pieles o el alisado de materias blandas (figura 9.1-9.4).
Dentro de esta sección se integrarían también dos fragmentos correspondientes a bivalvos indeterminados, totalmente pulidos, que presentan un desgaste muy acusado en los
bordes, cierto rebaje interior y estrías de uso (figura 9.5 y 9.6) que pudieron emplearse
a modo de pequeñas cucharillas o espátulas. A estos restos, sumamos la presencia de
fragmentos pertenecientes a malacofauna indeterminada, en especial gasterópodos de
mediano-gran tamaño, del tipo Buccinum-Strombus, con labios dentados, cuya finalidad
no queda establecida con absoluta certeza, lo que en parte se debe a las mismas condiciones que presentan los ejemplares, hallándose la mayoría muy afectados por la erosión
248
[page-n-15]
La malacofauna marina en el yacimiento neolítico del Tossal de les Basses
1
2
3
5
4
Figura 9. Instrumentos elaborados
sobre soportes de origen marino.
6
o fragmentados, lo que genera pérdida de información. Con todo, por el momento, es
aventurado efectuar una lectura concreta y nos acogemos a las diversas hipótesis vertidas al respecto por otros investigadores, que ven en estos ejemplares tanto restos de un
consumo puntual, que se sumaría al de las especies de uso frecuente dentro de la dieta de
estos grupos humanos característicos de las fases neolíticas postcardiales, como potenciales utensilios, contemplando varias posibilidades entre las que cabe citar su empleo como
núcleos percutores o instrumentos musicales. No obstante, en el Tossal de les Basses, son
escasos los ejemplares enteros, correspondiendo dichos restos a zonas parciales de labio
o del dorso y no presentan el ápice perforado, sino una o varias roturas en la zona dorsal
(Bosch et al., 1999; Pascual Benito, 1984, 2006).
Pese a que el presente estudio se ocupa únicamente de los ejemplares de origen marino, no podemos obviar el interesante hallazgo de una veintena de gasterópodos terrestres, de la especie Iberus alonensis, que presentan una idéntica perforación a unos 5 mm
de distancia del labio, repitiéndose una segunda perforación en aquellos casos en los que
el orificio original se ha fragmentado, siendo posible su unión mediante algún tipo de
fibra o cuerda para recrear un collar, aunque tampoco podemos descartar la posibilidad
de que se trate de un posible instrumento musical (figura 10).
EL CONSUMO DE MALACOFAUNA EN EL ToSSAL DE LES BASSES
El yacimiento arqueológico del Tossal de les Basses representa un enclave de extraordinario valor para la interpretación de las sociedades postcardiales. Sus dimensiones,
que en la actualidad giran en torno a 35 000 m2 conservados, hacen de él uno de los mayores asentamientos alicantinos excavados hasta la fecha. Su ubicación en una albufera
justifica la presencia de un porcentaje tan elevado de recursos malacológicos para su
consumo, pero también para la elaboración de adornos.
La información de las diversas excavaciones de los años 2003-2006 apunta a que nos
hallaríamos ante un asentamiento de carácter sedentario, para el que es difícil concretar
su estabilidad, en el que por una parte constatamos la existencia de unidades de hábi-
249
[page-n-16]
ALICIA LUJÁN NAVAS Y PABLO ROSSER LIMIÑANA
tat endebles y de planta circular, del tipo cabaña, mientras que también se documentan
construcciones que implican una mayor complejidad y una planificación previa a su ejecución. Por tanto sería necesaria la colaboración de parte de los miembros del grupo para la
construcción de determinadas estructuras, como lo que parece tratarse de un sistema de
drenaje de las escorrentías de agua e irrigación hacía las áreas de actividad agrícola, con
pozos y canales excavados en el paleosuelo, del que formarían parte dos grandes fosos, así
como una zona de encachados, vinculados con prácticas alimenticias, y el establecimiento
de áreas destinadas a la deposición de sus muertos (Rosser, 2007, 2010).
El estudio del registro malacológico ha posibilitado su clasificación en dos grandes secciones; estableciendo un primer grupo, en el que debemos incluir aquellas especies captadas con
una finalidad bromatológica, y que no descartamos que posteriormente pudieran ser reutilizadas adquiriendo un nuevo uso (Luján, 2005); y un segundo grupo con un porcentaje mucho
menor de individuos destinado a la confección de elementos ornamentales y útiles o artefactos (Ruíz-Parra, 1999). Resulta más que evidente que el predominio de las especies destinadas al consumo vendrá determinado por la ubicación del propio yacimiento, junto a
la costa, puesto que la relación “inversión/energía/beneficio” (Clark, 1982), entendiendo “beneficio” como la obtención del recurso tras la aplicación conjunta de las fuerzas
de trabajo e instrumentos, lo que vendría a configurar la “inversión de energía” (Clark,
1986), resultaría prácticamente nula en el caso de la captación de los recursos marinos.
En cuanto al procedimiento que nos conduce a pensar en la introducción de este recurso en la alimentación de los grupos neolíticos, creemos que si bien el estudio de los
caparazones constatados apunta a un consumo de tipo directo, en el que se recurre a la
extracción del animal, lo que en la práctica se plasma en la ejecución de orificios, como
en el caso de Monodonta turbinata o de Strombus, y la sección transversal de la concha,
como observamos en numerosos ejemplares de Thais haemastoma o Murex brandaris, la
presencia de individuos quemados, total o parcialmente, a causa de su exposición sobre
cantos rubefactados, que pudieran emplearse al más puro estilo de las cocinas prehispánicas como las desarrolladas por los Cupinesque en el Perú (Briceño y Billman, 2005), no
Figura 10. Conjunto de Iberus alonensis
perforados.
250
[page-n-17]
La malacofauna marina en el yacimiento neolítico del Tossal de les Basses
puede obviarse, puesto que apuntaría la posibilidad de recurrir al empleo de técnicas de
preparación como la cocción o el ahumado.
Dicha área de cocción se encuentra integrada por un número importante de encachados de tendencia circular, protegidos del agua por un pequeño foso situado al oeste, bastante alejada de la zona destinada al hábitat y muy cercana a la línea de costa y a la laguna
(Rosser, 2007), lo que acelera el tratamiento de los moluscos. Resulta muy interesante el
hallazgo en esta zona de un recipiente cerámico in situ, depositado sobre la tierra, en cuyo
interior se cobijaba un pequeño cuenco con asa, que tal vez se empleara para la cocción rápida de los ejemplares, al vapor, al verter el agua sobre las piedras calientes (Rosser, 2007).
No debemos obviar que en los bivalvos, como los cardíidos, los ejemplares reaccionan ante el calor y, al perecer, los músculos que mantenían sus conchas fuertemente unidas se debilitan y éstas se abren, facilitando la extracción de la carne, a lo que debemos
sumar la posibilidad de que el preparado de algunos moluscos mejorase sus condiciones
bromatológicas, volviéndolas más apetecibles. No sólo eso, sino que la introducción del
cocinado de los recursos marinos, en buena medida debió contribuir a su conservación,
evitando posibles intoxicaciones, puesto que este tipo de alimento, dadas sus propias
características nutricionales, se estropea en breve una vez extraído de su hábitat natural.
Por otro lado, en el Tossal de les Basses contamos con una pequeña fracción de individuos que se destinaron a la elaboración de adornos, diferenciando por un lado el empleo de
pequeños ejemplares descartados para otros fines, como Conus mediterraneus, Columbella
rústica y Cyprea, otros que serían reutilizados tras ser consumidos, como Cardium edule, y
aquellos exoesqueletos de moluscos recogidos post-mortem, tras su deposición sobre la costa.
Los adornos sobre materia prima de origen marino, junto a los confeccionados a partir
de restos líticos y de fauna, encierran un alto contenido étnico y social (Rubio de Miguel,
1993; Castro, 1989-1990), ya que pese a encontrarnos ante lo que parece tratarse de elementos de carácter personal, o que bien podrían ser transmitidos entre miembros del
mismo núcleo familiar o como forma de vinculación entre linajes, éstos adquieren una
elevada estandarización dentro del grupo, lo que en la realidad se plasma en la ejecución
de una tipología ornamental muy bien definida –colgantes, cuentas y brazaletes–, que si
bien puede actuar como un agente cohesionador del colectivo, también podría constituir
un indicador de status especial para determinados miembros del grupo, adquiriéndose
el prestigio social a través de aquellas piezas registradas con menor frecuencia o cuya
complejidad hace que sobresalgan del resto del conjunto de ornamentos.
Dentro de la mencionada tipología la morfología del ejemplar resultará clave, puesto
que será la que establezca la clase de adorno a elaborar, dando lugar a los colgantes, confeccionados sobre una pieza única o bien sobre piezas facetadas, con predominio de la
forma lunular y las placas circulares, o las cuentas, utilizadas en la confección de collares
251
[page-n-18]
ALICIA LUJÁN NAVAS Y PABLO ROSSER LIMIÑANA
y pulseras, sobre pequeños gasterópodos sin transformar, o las cuentas discoidales de
sección plana, sobre fragmentos de cardíidos y/o ápice de Conus mediterraneus.
Entre las piezas de carácter ornamental documentadas en el Tossal de les Basses, debemos destacar la existencia de diversos brazaletes de pectúnculo, como los dos ejemplares completos hallados en el interior de la cubeta 11 234, junto a la tumba 6, aderezo de un
tipo muy característico en la fachada central del Mediterráneo de la Península Ibérica de
finales del Neolítico I y Neolítico IIA, con escaso desarrollo en fases posteriores, que vendrían a representar ofrendas funerarias o atributos personales de carácter ornamental/
estético, ideológico y/o simbólico del tipo amuleto (Batista, 2001; Pascual Benito, 1998)
cuya función parece prolongarse más allá de la vida del individuo enterrado.
En relación al tipo de perforaciones documentadas, el registro apunta a una cierta estandarización, derivada de la propia especie, constatando la rotura del natis o umbo en
los bivalvos y la sección del ápice o la perforación dorsal en el caso de los gasterópodos.
Estas técnicas pueden verse acompañadas de procesos de acabado como el pulido (Papi,
1989; Pascual Benito, 1994; Luján, 2004), aunque en el caso de los materiales aquí estudiados resulta poco frecuente, salvo en ciertos elementos ornamentales, como las cuentas
del tipo discoidal. Si bien debemos considerar que la ejecución de determinados adornos
entraña la necesidad de una mayor alteración de la forma natural de la pieza, en el caso de
las citadas cuentas, podríamos suponer que la inicial dificultad sería superada mediante
la repetición, no obstante, las características de la pieza, como su pronunciada curvatura,
la dureza de este material y debilidad del soporte en las fases finales del proceso de fabricación (Rubio de Miguel, 1993) nos conducen a mantener la opinión de hallarnos ante
elementos complejos, lo que también debe repercutir en su valoracion por parte del grupo.
En último lugar, en el Tossal de les Basses destaca la presencia de un reducido número de
útiles elaborados a partir de soportes malacológicos, entre los que se encuentran posibles
raspadores o útiles aplicados al pulido de ciertos materiales como las pieles, obtenidos a
partir de valvas de Glycymeris sp., así como dos pequeñas cucharillas o espátulas.
A lo expuesto añadiremos el registro de varios ejemplares de gasterópodos de medianogran tamaño, pertenecientes a las especies Charonia sp.-Strombus, cuyo uso pudo quedar
vinculado con su introducción en la dieta alimenticia, pese a que su baja representatividad
porcentual indicaría que nos hallaríamos ante un consumo puntual, o bien que se trataran
de percutores o posibles instrumentos musicales. En cuanto a esta última consideración, y
tomando como referencia los numerosos paralelos etnográficos con los que contamos de la
zona mesoamericana, creemos interesante resaltar que el empleo de este tipo de ejemplares
como aerófonos resulta una práctica muy difundida, hallándose constatada también en sellos
de origen minoico los caracoles-trompeta o «chulbiijuub» (Karali, 1999). También aparecen
entre los nativos cubanos, donde se les otorga el nombre de «guamos o botuto» y formando
252
[page-n-19]
La malacofauna marina en el yacimiento neolítico del Tossal de les Basses
parte del mundo andino, donde la cultura Chavin cuenta con ejemplares de Strombus decorados (Willey, 1971), donde además encontramos numerosas representaciones del «chasqui»,
mensajero que se comunica a través del «Pututo/Huaylla-quepa»
Pero el uso de los moluscos para la obtención de señales acústicas o notas músicales
no sólo se centra en los instrumentos de viento, puesto que la información aportada por
diversos estudios antropológicos (Harris, 1985; Hoebel, 1973) recoge el empleo de conchas
cosidas a cinturones o vestimentas rituales, que provocarían sonido al danzar, como las
empleadas por algunos pueblos índígenas chilenos; o bien maracas o sonajeros hechos con
caracoles amarrados entre sí o unidos con una cuerda, como los documentados en la cultura de origen Yuracaré, de la Amazonia (Querejazu, 2005), y con los que quizás debamos
asociar el hallazgo en el Tossal de les Basses de un conjunto de Iberus alonensis perforados.
Por todo lo expuesto, el yacimiento del Tossal de les Basses, junto a otros yacimientos como la Torreta-El Monastil (Jover et al., 2010), el Barranquet d’Oliva (Esquembre et
al., 2008), Benàmer (Torregrosa et al., 2011) y Cova de l´Or (Martí et al., 1977, 1980), se
nos revela como un asentamiento fundamental para la interpretación de las sociedades
neolíticas del levante peninsular, puesto que permite inferir una importante información,
tanto sobre los posibles modos de vida, lo que viene a plasmarse en la malacofauna de uso
bromatológico, como aquel otro plano que vincula al ser humano, como sujeto y miembro
del grupo, con el mundo de las creencias, los símbolos y los amuletos, sin poder establecer
una clara distinción, y que aparecerán formando parte de los ajuares funerarios.
NOTAS
(1) Entiéndase “beneficio” como la obtención del recurso tras la aplicación conjunta de fuerzas e instrumentos de trabajo, lo que vendría a configurar la “inversión de energía”.
BIBLIOGRAFÍA
Abreu, J. (1977): Historia de la conquista de las siete islas de Canarias. Ed. Goya, Santa Cruz de Tenerife.
Altuna, J. (1972): Fauna de mamíferos de los yacimientos prehistóricos de Guipúzcoa, con catálogo de los
mamíferos cuaternarios del Cantábrico y del Pirineo occidental. Munibe 24, San Sebastián.
Batista, C. (2001): El marisqueo en la Prehistoria de Gran Canaria. Vector Plus 18, 67-76.
Bernabeu, J. (1989): La tradición cultural de las cerámicas impresas en la zona oriental de la
Península Ibérica. Serie de Trabajos Varios del SIP 86, Valencia.
Bosch, J., Estrada, A., Juan-Muns, N. (1999): L’aprofitament de recursos faunístics, aquàtics, marins i litorals durant el Neolític a Gavà (Baix Llobregat). Saguntum (Extra-2), II
Congrés del Neolític a la Península Ibèrica (València, 7-9 d’abril 1999), 77-83.
253
[page-n-20]
ALICIA LUJÁN NAVAS Y PABLO ROSSER LIMIÑANA
Briceño, J., Billman, B. (2005): publicación digital (http://www.elcomercioperu.com.pe/EdicionImpresa/Html/2005-10-17).
Castro, L. (1989-1990): Sobre la función simbólica del adorno. Brigantium 6, 93-99.
Clark, G. A. (1982): Prehistoric Europe: The Economic Basis. Methuen, London.
Clark, G. A. (1986): El nicho alimenticio humano en el norte de España desde el Paleolítico
hasta la romanización. Trabajos de Prehistoria 43, 159-184.
Driesch, A. (1973): Tierknochenfunde aus dem frühbronzezeitliche Graberfeld von «Barranquete», Provinz Almería, Spanien. Säugertierkundliche Mitteilungen 21, 328-335.
Esquembre, M. A., Boronat, J. D., Jover Maestre, F. J., Molina Hernández, F. J., Luján, A., Fernández López de Pablo, F. J., Martínez Valle, R., Ferrer, C., Ruíz Pastor, R., Pérez, G., Ortega, J.
R. (2008): El yacimiento neolítico del Barranquet de Oliva (Valencia). En M. S. Hernández
Pérez, J. A. Soler y J. A. López Padilla (coords.), IV Congreso del Neolítico Peninsular (Alicante, 27-30 noviembre de 2006). MARQ, Alicante, 183-190.
Fechter, R., Falkner, G. (1993): Moluscos europeos marinos y de interior. Barcelona.
Gómez-Tabanera, J. M. (1971): En torno a la economía del Asturiense. Crónica del XII Congreso Nacional de Arqueología (Jaén 1971), 128-140.
Harris, M. (1985): Introducción a la Antropología general. Alianza Universidad Textos, Madrid.
Hoebel, A. (1973): Antropología. Ediciones Omega, Barcelona.
Jordá Pardo, J. F. (1981): La malacofauna de la Cueva de Nerja (I). Zephyrus XXII-XXIII, 87-99.
Jordá Pardo, J. F. (1982): La malacofauna de la Cueva de Nerja (II): Los elementos ornamentales. Zephyrus XXXIV-XXXV, 89-98.
Jordá Pardo, J. F. (1986): La fauna malacológica de la Cueva de Nerja. En J. F. Jordá Pardo
(ed.), La Prehistoria de la Cueva de Nerja (Málaga). Trabajos sobre la Cueva de Nerja 1,
Málaga, 133-172.
Jover Maestre, F. J. (coord.) (2010): La Torreta-El Monastil (Elda, Alicante) del IV al III milenio
AC en la cuenca del río Vinalopó. Alicante.
Karali, L. (1999): Shells in Aegean prehistory. Archaeopress, Oxford.
Lindner, G. (1976): Moluscos y caracoles de los mares del mundo. Ediciones Omega, Barcelona.
Luján, A. (2004): Consideraciones sobre el aprovechamiento de restos malacológicos durante
la Edad del Bronce en el Levante peninsular. En Actas de las Primeras Jornadas de la Edad
del Bronce en Tierras Valencianas. Villena, 91-99.
Luján, A. (2003): Aproximación al aprovechamiento, uso y consumo de los recursos malacológicos durante la Prehistoria reciente en el Levante peninsular. Memoria de licenciatura inédita, Universidad de Alicante.
Luján, A. (2005): La malacofauna en el Corredor de Villena. Apuntes sobre su empleo durante
la Edad del Bronce. Revista del Vinalopó 8, 29-49.
Madariaga, B. (1966): Diferenciación de perforaciones en moluscos de la Prehistoria. IX
Congreso Nacional de Arqueología (Valladolid, 1965), 45-48.
254
[page-n-21]
La malacofauna marina en el yacimiento neolítico del Tossal de les Basses
Manhart, H., von den Driesch, A., Liesau, C. (2000): Investigaciones arqueozoológicas en
Fuente Álamo. En H. Schubart, V. Pincel y O. Arteaga (eds.), Fuente Álamo, Las excavaciones 1977-1991 en el poblado de la Edad del Bronce. Consejería de Cultura de la Junta de
Andalucía, Sevilla, 223-240.
Martí, B. (1977): Cova de l´Or (Beniarrés-Alicante). Vol. I. Serie de Trabajos Varios 51, Valencia.
Martí, B., Pascual Pérez, V., Gallart, M. D., López García, P., Pérez Ripoll, M., Acuña, J. D.,
Robles, F. (1980): Cova de l´Or (Beniarrés-Alicante). Vol. II. Serie de Trabajos Varios 65,
Valencia.
Marx, K. (1991): Introducción general a la crítica de la economía política/1857 (23ª edición).
Siglo XXI, México.
Moreno Nuño, R. (1995): Arquemalacofaunas de la Península Ibérica: un ensayo de síntesis.
Complutum 6, 353-382.
Navarro Mederos, J. F., Arco Aguilar, M. C. (1987): Los Aborígenes. Centro de Cultura Popular
Canaria, Tenerife.
Noain Maura, M. J. (1995): El Adorno personal del Neolítico peninsular. Sus contenidos simbólicos y económicos. I Congrés del Neolític a la Península Ibérica (Barcelona, 1995). Rubricatum:
revista del Museu de Gavà 1, 271-277.
Nordsieck, F. (1969): Die europaischen Meeresmuscheln (Bivalvia). Vom Eismeer bis Kapverden, Mittelmeer und Schwarzes Meer. Gustav Fischer Verlag, Stuttgart-New York.
Papi, C. (1989): Los elementos de adorno-colgantes en el Paleolítico Superior y Epipaleolítico: pautas para su estudio tecnológico. Trabajos de Prehistoria 46, 47-63.
Pascual Benito, J. L. (1984): Les Jovades (Cocentaina). Notes per a l´estudi del poblament a la
conca del Riu d´Alcoi. Actas del Coloquio El Eneolítico en el País Valenciano. Instituto de
Estatuto «Juan Gil-Albert», Alicante, 73-79.
Pascual Benito, J. L. (1994): El utillaje óseo. Los adornos. La malacofauna y las manifestaciones religiosas
de Niuet. En, J. Bernabeu, J. L. Pascual Benito, O. García Puchol, M. P. Fumanal y E. Badal, Niuet
(l’Alqueria d’Asnar) poblado del III milenio a C. Recerques del Museu d’Alcoi 3, 51-62.
Pascual Benito, J. L. (1998): Utillaje óseo, adornos e ídolos neolíticos valencianos. Serie de
Trabajos del SIP 95, Valencia.
Pascual Benito, J. L. (2004): La industria en materia dura animal. En M. Gómez Puche, A. Diez, P.
García Borja, J. L. Pascual Benito, G. Pérez Jordà, S. B. McClure, M. D. López Gila, T. Orozco,
C. Verdasco, O. García Puchol y Y. Carrión, El yacimiento de Colata (Montaverner, Valencia) y
los “poblados de silos” del IV milenio en las comarcas centro-meridionales del país valenciano.
Recerques del Museu d´Alcoi 13, 104-108.
Pascual Benito, J. L. (2008): Instrumentos neolíticos sobre soportes malacológicos de las
comarcas centrales valencianas. En M. S. Hernández Pérez, J. A. Soler y J. A. López Padilla (coords.), IV Congreso del Neolítico Peninsular (Alicante, 27-30 noviembre de 2006),
tomo II. MARQ, Alicante, 290-296.
255
[page-n-22]
ALICIA LUJÁN NAVAS Y PABLO ROSSER LIMIÑANA
Pericot, L. (1928): El depósito de brazaletes de pectúnculo de Penya Roja (Cuatrotondeta).
Archivo de Prehistoria Levantina I, 21-30.
Peter Dance, S. (1992): Manuales de identificación: Conchas Marinas. Ediciones Omega, Barcelona.
Plà Masià, E. (2000): Moluscos bivalvos y gasterópodos de la Marina Alta y Baleares. Ajuntament de Dénia, Instituto de Cultura «Juan Gil-Albert», Alicante.
Querejazu, R. (2005): La Cultura de los Yuracarés. Su Hábitat y su Proceso de cambio. Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba.
Rico, L., Martín Cantarino, C. (1989): Malacofauna. En R. Azuar Ruiz, La Rábita Califal de las
dunas de Guardamar (Alicante). Memorias de excavaciones arqueológicas, Diputación de
Alicante, 163-173.
Rosser, P. (coord.) (2007): Tossal de les Basses. Seis mil años de historia de Alicante. Ayuntamiento de Alicante.
Rosser, P. (2010): Enterramientos neolíticos y creencias en el Tossal de Les Basses: primeros
datos. En B. Soler y A. Pérez Fernández (coords.), Restos de vida, restos de muerte: la
muerte en la Prehistoria. Museu de Prehistòria de València, 183-190.
Rubio de Miguel, I. (1993): La función social del adorno personal en el Neolitico de la Península Ibérica.
Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid 20, 27-58.
Ruíz-Parra, M. (1999): Los artefactos y arteusos malacológicos de Gatas. En P. Castro, R. W. Chapman, S.
Gili, V. Llull, R. Micó, C. Rihuete, R. Risch y M. Sanahuja, Proyecto Gatas 2. La dinámica arqueológica
de la ocupación prehistórica. Arqueología monografías, Junta de Andalucía, 361-387.
Sánchez Diana, A. (1982): Los moluscos marinos del reino de Valencia. Cuadernos de fauna
alicantina, Instituto de Estudios Alicantinos.
Saunders, G. D. (1991): Guía de Moluscos. Introducción a las conchas y moluscos de todo el
mundo. Editorial Juventud, Barcelona.
Siret, L., Siret, E. (1890): Las primeras edades del Metal en el sudeste de España. Museo Arqueológico de Murcia (reedición de 2006).
Soler, J. A., López, J. A, García, G., Luján, A. (2006): La Playa del Carabassí, (Elche, Alicante)
y el poblamiento neolítico entre el Camp d´Alacant y la Vega Baja del Segura. En Actas del
IV Congreso del Neolítico en la Península Ibérica. Alicante.
Taborin, Y. (1974): La parure en coquillage de l´Epipaléolithique au Bronze Ancien en France.
Gallia Préhistoire 17, 101-179, 308-417. Paris.
Torregrosa, P., Jover, F. J., López, E. (2011): Mesolíticos y neolíticos en las tierras meridionales
valencianas. Diputación de Valencia, Museu de Prehistòria de València. Serie de Trabajos
Varios del SIP 112, Valencia.
Vega de la Torre, J. J. (1985): Estudio malacológico de las cuevas de Piélago I y Piélago II. Sautuola IV, 123-126.
Willey Gordon, R. (1971): An Introduction to American Archaeology Volume JI: South America. Englewood Cliffs, Prentice Hall.
256
[page-n-23]