El consumo de gasterópodos terrestres durante el Mesolítico en el territorio valenciano: los casos de Arenal de la Virgen y Casa Corona (Villena, Alicante)
Javier Fernández López de Pablo
Magdalena Gómez Puche
Alberto Martínez-Ortí
Marco Aurelio Esquembre Bebia
2013
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El consumo de gasterópodos terrestres
durante el Mesolítico en el TERRITORIO
VALENCIANO: los casos de Arenal de la Virgen
y Casa Corona (Villena, Alicante)
Javier Fernández López de Pablo, Magdalena Gómez Puche,
Alberto Martínez-Ortí y Marco Aurelio Esquembre Bebia
Introducción
Los sistemas de subsistencia documentados en la vertiente mediterránea de la Península Ibérica entre el Paleolítico superior final y el Mesolítico reflejan con claridad la explotación de un amplio espectro de especies de ungulados, aves, lepóridos, quelonios y
recursos marinos (moluscos y peces). En este contexto, el estudio de los denominados
“recursos de bajo rango” han constituido un eje central en la investigación zooarqueológica del periodo postglacial del S de Europa, erigiéndose como un indicador clave en
la identificación de procesos de intensificación económica inducidos por factores demográficos o medioambientales (por ejemplo Stiner et al., 2003; Marín-Arroyo, 2009;
Aura et al., 2009).
Por su escaso aporte calórico respecto a los moluscos marinos u otras pequeñas
presas como aves, tortugas o lagomorfos, los caracoles terrestres deberían ocupar la
posición más baja en el ranking de recursos comestibles. En la cuenca mediterránea, su empleo bromatológico o nutricional se constata desde el Paleolítico superior (Lubell, 2004; Mussi et al., 2004; Jordá et al., 2011), llegando a ser intensivo en
algunas zonas del norte de África durante la transición del Pleistoceno al Holoceno
y también a lo largo del Holoceno inicial y medio (Morel, 1974; Lubell et al., 1976;
Taylor et al., 2011).
Si bien es cierto que en el ámbito mediterráneo ibérico, los gasterópodos continentales resultan habituales en multitud de contextos arqueológicos epipaleolíticos y mesolíticos, son todavía escasos los trabajos que hayan abordado su análisis e interpretación
como restos de alimentación. En el caso concreto del País Valenciano, la escasa entidad
cuantitativa de los conjuntos malacológicos hallados en los contextos arqueológicos o
la ausencia de criterios específicos dirigidos a evaluar el origen de las acumulaciones de
Animals i arqueologia hui. I Jornades d’arqueozoologia.
Museu de Prehistòria de València (2013): 203-218.
[page-n-2]
JAVIER FERNÁNDEZ LÓPEZ DE PABLO ET AL.
caracoles no han permitido dilucidar esta cuestión sobre una base arqueológica sólida.
Esta situación, sin embargo, contrasta de manera notable con la realidad arqueológica
registrada en áreas mediterráneas adyacentes como Cataluña y Murcia. En Cataluña, las
informaciones publicadas sobre el yacimiento del Camping de Salou (Vilaseca, 1973), indicaban la recolección de caracoles terrestres desde los momentos finales del Paleolítico
superior, observación posteriormente corroborada por diversos estudios arqueomalacológicos en diferentes yacimientos epipaleolíticos y mesolíticos (Estrada et al., 2009;
Lloveras et al., 2011). En Murcia, la publicación de los yacimientos de Cueva del Caballo
y Cueva de los Mejillones (Martínez-Andreu, 1989) permitía observar por primera vez
acumulaciones antropogénicas de gasterópodos terrestres asociadas a hogares magdalenienses. En el ámbito andaluz, la Cueva de Nerja ponía en evidencia un neto predominio
de los gasterópodos continentales de la especie Iberus alonensis desde el Gravetiense
hasta el Solutrense, tendencia que se invertía durante el Magdaleniense y el Epipaleolítico, cuando la malacofauna marina relega a los gasterópodos terrestres a una posición
marginal (Jordá et al., 2011).
En el presente trabajo ofreceremos el estudio de dos conjuntos malacológicos provenientes de los yacimientos mesolíticos de El Arenal de la Virgen y Casa Corona (Villena, Alt Vinalopó). Ambos yacimientos han suministrado evidencias directas y datos
contextuales sobre el consumo alimenticio de caracoles terrestres. El interés añadido
que ofrecen estos dos casos de estudio reside en las características de los yacimientos
analizados, asentamientos al aire libre con estructuras de combustión, aspecto que abre
nuevas perspectivas en el conocimiento de la explotación de recursos de bajo rango en
campamentos residenciales. En un trabajo reciente, dimos cuenta de la presentación de
los datos malacológicos de ambos yacimientos así como de su interpretación cultural y
paleoecológica (Fernández et al., 2011a). En esta ocasión, incidiremos en la significación
paleoeconómica de estos recursos a la luz del registro zooarqueológico valenciano y daremos cuenta de las nuevas líneas de trabajo iniciadas.
Contexto geográfico del área de estudio
La cuenca endorreica de Villena se localiza en el tramo superior del río Vinalopó. Ocupa
un corredor natural en disposición NO-SE con una altitud media de unos 500 msnm,
delimitado por diversas unidades de relieve que forman parte del Sistema Bético alpino
(las denominadas sierras de Alhácera, de Enmedio y del Castellar al O, las Sierras de la
Villa y Peña Rubia al E, y la sierra de Salinas al S) (figura 1).
A nivel geológico, este corredor fue generado por el accidente tectónico de la falla del
Vinalopó (Rodríguez Estrella, 1977). La zona se caracteriza por la presencia de formacio-
204
[page-n-3]
El consumo de gasterópodos terrestres durante el Mesolítico
Figura 1. Localización de Casa
Corona y Arenal de la Virgen en
el Alto Vinalopó.
nes diapíricas, arcillas triásicas, así como por el predominio de materiales mesozoicos
calcáreos. El rasgo más singular de esta zona desde el punto de vista de la hidrología es el
predominio de espacios lagunares efímeros y permanentes alimentados por escorrentías
superficiales y por aguas subterráneas. La Laguna de Villena, con unas 695 Ha, constituye el principal acuífero de esta red de la que también forman parte otros espacios lacustres menores como la Lagunilla o el Balsón y algunas charcas como las documentadas en
Casa de Lara, Casa Corona y Las Moratillas.
En los márgenes de esta cuenca, diversas formaciones de glacis y abanicos aluviales descansan sobre los piedemonte de las unidades de relieve occidentales. Diversos
estudios geomorfológicos y sedimentológicos han documentado una intensa actividad
eólica a lo largo del Holoceno que, en determinados puntos, ha generado auténticos depósitos de arenas con formaciones dunares (Cuenca y Walker, 1985; Casquel et al., 1989;
Ferrer y Fumanal, 1997).
El clima contemporáneo de la región es mediterráneo subárido de influencia continental (Pérez Cueva, 1994). La temperatura media anual es de 15°C, con una media
máxima mensual de 25°C en el mes de Julio y una inferior media máxima de 7°C en
Enero. Las precipitaciones anuales son de 324 mm, con máximos en otoño y primavera.
Este régimen de precipitaciones se traduce en un balance hídrico negativo si tenemos en
cuenta que la media anual de evapotranspiración alcanza los 750 mm.
La cuenca de Villena presenta un notable registro de yacimientos epipaleolíticos y
mesolíticos que comprende tanto sitios al aire libre como depósitos arqueológicos en
cueva y abrigo (Soler, 1961, 1969, 1991; Fernández, 1999; Fernández et al., 2011a, 2013). Los
205
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JAVIER FERNÁNDEZ LÓPEZ DE PABLO ET AL.
yacimientos objeto del presente estudio muestran ocupaciones del Mesolítico de muescas y denticulados y del Mesolítico geométrico, resultado de intervenciones arqueológicas recientes en yacimientos al aire libre.
Conjuntos de gasterópodos analizados
Arenal de la Virgen
El Arenal de la Virgen es un yacimiento al aire libre localizado entre la orilla SO de la
Laguna de Villena y el piedemonte oriental de la sierra del Castellar. El conjunto malacológico estudiado proviene de los recientes trabajos arqueológicos realizados en los
sectores 33/40, donde se excavó una superficie de 6 m2. La secuencia estratigráfica de
este sector comprende una alternancia de sedimentos de origen eólico sometidos a un
proceso de edafización coluvial con sedimentos de arenas que evidencian fases de reactivación eólica (Fernández et al., 2011b).
En el nivel IV, formado por arenas edafizadas superpuestas a un nivel basal de arenas
pleistocenas, se documentó un nivel de ocupación adscrito al Mesolítico de muescas
y denticulados que contiene una estructura de combustión y algunas dispersiones de
cantos quemados que muestran una asociación espacial con un conjunto de artefactos
líticos tallados y con gasterópodos continentales. La industria lítica se caracteriza por
actividades de talla dirigidas a la producción de lascas mientras que las estrategias de
configuración del material retocado muestran un predominio de las muescas y los denticulados. La única datación disponible para este nivel, elaborada sobre un carbón de
Quercus evergreen recuperado del interior del hogar, arrojó una fecha de 7750±40 BP.
El conjunto malacológico analizado asciende a un total de 1208 individuos.
Casa Corona
El yacimiento de Casa Corona fue descubierto en el año 2008 en el transcurso de las
excavaciones de salvamento desarrolladas con motivo de la construcción del tren de alta
velocidad de Madrid a Alicante. El yacimiento se asienta en la vertiente de una duna
pleistocena parcialmente arrasada (Ferrer, 2009).
Las excavaciones arqueológicas, llevadas a cabo por la empresa Arpa Patrimonio SL,
pusieron al descubierto diversas estructuras de hábitat, depósitos arqueológicos y dos fosas funerarias datadas entre el Mesolítico y el Calcolítico. El sector N, con una superficie
de unos 565 m2, concentra las evidencias de ocupación mesolíticas las cuales se componen
de 16 estructuras de combustión, dos fosas de inhumación individual y diversas unidades
estratigráficas parcialmente alteradas por trabajos agrícolas contemporáneos. La tipología
206
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El consumo de gasterópodos terrestres durante el Mesolítico
de las estructuras de combustión corresponde en su mayoría a hogares en cubeta los cuales
están rellenados por sedimentos de arenas y cantos quemados con numerosos gasterópodos terrestres. Tanto la malacofauna como los artefactos líticos recuperados del interior de
estas estructuras muestran de manera sistemática alteraciones térmicas.
Los materiales arqueológicos, los datos estratigráficos y las dataciones absolutas indican la existencia de dos fases de ocupación mesolíticas. La más antigua corresponde
al Mesolítico de muescas y denticulados tal como se desprende de la fecha obtenida en
la estructura de combustión 8 (UE166) de 8520±50 BP (9550 a 9470 cal BP) sobre un
carbón de Quercus perennifolio. Esta fecha sitúa esta ocupación, con la que en principio
deberíamos de relacionar otras estructuras de combustión, en el Holoceno inicial concretamente en la cronozona Boreal.
La segunda fase mesolítica corresponde al Mesolítico geométrico y está formada por
diversos depósitos que cubren a las estructuras de combustión de la fase anterior, así
como por dos inhumaciones practicadas en fosas individuales. La datación directa de
los restos humanos ha entregado las fechas de 7070±40 BP (7970-7830 cal BP) para el
individuo de la fosa 1 y de 7116±32 (7908-7974 cal BP). Ambas fechas corresponden ya al
Holoceno medio, a la cronozona del Atlántico siguiendo la terminología alpina. Además
de los dos enterramientos, con esta fase puede relacionarse al menos una estructura
de combustión y algunos niveles de ocupación que han aportado trapecios con retoque
abrupto y que cubren a otros hogares (Fernández et al., 2013).
La diferenciación entre las dos fases mesolíticas del yacimiento está siendo objeto
de un detenido análisis a partir de criterios industriales, crono-estratigráficos y tafonómicos. Por este motivo, a efectos del presente estudio trataremos la malacofauna
de ambas fases de manera conjunta como mesolíticas, limitándonos a los conjuntos
malacológicos recuperados en los rellenos de las estructuras de combustión. La muestra analizada se compone de un total de 2744 ejemplares que proceden de un total de
14 hogares y de los rellenos de las dos fosas de inhumación mesolíticas. El origen de la
malacofauna terrestre hallada en los rellenos de las fosas de inhumación no obedece a
deposiciones intencionales de carácter ritual, sino que es producto de una incorporación no intencional de residuos de ocupaciones mesolíticas anteriores durante el proceso de obliteración de las fosas de inhumación (Fernández et al., 2013).
Metodología
El procedimiento seguido en la recuperación del material malacológico en ambos yacimientos ha consistido en el cribado en seco con mallas de 1 y 2 mm de luz de la totalidad
del sedimento y en la flotación de muestras de sedimento de cada relleno. La identi-
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JAVIER FERNÁNDEZ LÓPEZ DE PABLO ET AL.
ficación específica de los moluscos arqueológicos se ha realizado a partir de literatura
taxonómica regional (Martínez-Ortí, 1999, 2010; Martínez-Orti y Robles, 2003) y el posterior cotejo con las colecciones de referencia de gasterópodos localizadas en el Museo
de Historia Natural de la Ciudad de Valencia y la del Departamento de Zoología de la
Universitat de València.
A efectos de cuantificación, hemos empleado el número mínimo de individuos (NMI),
computado a partir del recuento de ejemplares completos y de fragmentos apicales. De
manera adicional se ha calculado la densidad de caracoles en cada depósito expresada
en NMI/m3. Si bien es cierto que este procedimiento está sujeto a críticas derivadas de
la necesidad de establecer estrictos controles en el ratio de deposición (Jerardino, 1995),
hemos considerado conveniente incluirlo en nuestro análisis con el fin de establecer un
indicador sobre la variabilidad horizontal en las acumulaciones de moluscos a escala microespacial. En este sentido, se ha asumido que la ratio de deposición fue similar en las
estructuras de Casa Corona salvo en el caso de los enterramientos, donde el material
malacológico forma parte del sedimento de relleno.
El estudio biométrico se ha basado en la medición del diámetro máximo de los caparazones de la especie Sphincterochila candidissima y de la longitud máxima de Melanopsis
tricarinata tricarinata sobre una muestra aleatoria de especímenes de ambos yacimientos.
Para el tratamiento de los datos biométricos empleamos el paquete estadístico SPSS (v.18)
con el que analizamos las distribuciones mediante la elaboración de gráficos de cajas.
Para la interpretación del carácter cultural o natural de las acumulaciones de caracoles, se han seguido trabajos dirigidos a la identificación de agentes tafonómicos que
intervienen en la formación de conjuntos malacológicos (Estrada et al., 2009).
Resultados
Representación taxonómica
En los cuadros 1 y 2 se detallan la lista de especies representadas y su cuantificación. Un total
de 12 especies diferentes, ocho de caracoles terrestres y cuatro de agua dulce, se han documentado en el Arenal y en Casa Corona a lo largo del Mesolítico. De todas ellas, únicamente
cuatro taxones de caracoles terrestres corresponden a especies comestibles: Sphincterochila
candidissima, Iberus alonensis, Cernuella virgata y Pseudotachea splendida (figura 2).
Las especies de gasterópodos terrestres no comestibles -Rumina decollata, Xerocrassa
subrogata, Helicella madritensis y Cochlicella barbara- cuentan con una representación
muy marginal que sugiere una introducción no cultural en los depósitos arqueológicos
mesolíticos. En este sentido, la documentación de especímenes de Rumina decollata en
208
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El consumo de gasterópodos terrestres durante el Mesolítico
varios hogares de ambos yacimientos podría explicarse por la presencia de materiales orgánicos en descomposición.
Entre las especies comestibles de caracoles terrestres, se aprecia un neto predominio
de Sphincterochila candidissima e Iberus alonensis respecto a Cernuella virgata y a Pseudotachea splendida, completamente ausente en Arenal y con una representación inferior
al 0,5% de NMI en Casa Corona. En ambos yacimientos, los especímenes de Sphincterochila candidissima han sido distinguidos morfológicamente de aquellos de Sphincterochila baetica que habitan en Murcia y Andalucía. Iberus alonensis es la segunda especie
de gasterópodo terrestre mejor documentada en ambos yacimientos la cual no debe ser
confundida con Iberus gualterianus, recientemente diferenciada de la anterior a partir
de estudios moleculares (Elejalde et al., 2008).
Los caracoles de agua dulce muestran un claro predominio de la especie Melanopsis tricarinata tricarinata respecto a los restantes taxones (Galba truncatula, Stagnicola
sp. y Theodoxus fluviatilis). En Arenal, su nivel de representación en el conjunto malacológico es abrumador, ofreciendo una clara correlación espacial con la estructura de
combustión y con la distribución de ejemplares de S. candidissima e I. alonensis. Este
comportamiento, en cambio, no se observa en Casa Corona, donde su nivel de representación es minoritario tanto en el cómputo global del conjunto malacológico como
en el número de ejemplares por estructura. Entre los gasterópodos de agua dulce, cabe
destacar la presencia de cuatro ejemplares de la especie Theodoxus fluviatilis en Casa
Corona, todos ellos sin modificación antrópica alguna que sugiera su uso ornamental tal
como ocurre en otros contextos mesolíticos como la Cueva de la Cocina (Pericot, 1945) o
Coves de Santa Maira (Aura et al., 2005).
Figura 2. Principales especies
de gasterópodos continentales
representadas en los yacimientos de
Arenal de la Virgen y Casa Corona.
209
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JAVIER FERNÁNDEZ LÓPEZ DE PABLO ET AL.
Cuadro
G'1
F'40 E'40 G'40 E'1
F'1 Total
nivel
IV
Especies
NMI NMI NMI NMI NMI NMI NMI
%
Sphincterochila
candidissima
187
21
6
59
4
53
330 27.97
Iberus
alonensis
14
-‐
-‐
1
-‐
-‐
15
1.27
Melanopsis
tricarinata
531
72
8
86
17
119
833 70.59
Rumina
decollata
2
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
2
0.17
Total
734
93
14
146
21
172
1180 100.00
Densidad
Sphincterochila
por
m3 958.97 110.53 54.54 262.22 29.63 286.49
Densidad
Melanopsis
por
m3
2723.11 378.95 72.73 382.22 125.93 643.24
Cuadro 1. Arenal de la Virgen nivel IV. NMI de gasterópodos continentales por cuadros excavados.
Evidencias de recolección antrópica
En los dos yacimientos estudiados, las evidencias de recolección antrópica destinada
a su consumo alimenticio se limitan a las especies de S. candidissima e I. alonensis. La
alta representación cuantitativa de S. candidissima en Arenal y Casa Corona respecto a
las restantes especies de gasterópodos terrestres resulta manifiesta, con más del 90% en
ambos yacimientos. A esto hay que añadir el hecho de que las conchas de S. candidissima
aparecen quemadas y presentan un patrón de conservación muy similar en ambos yacimientos, con una alta representación de individuos completos o casi completos.
Pese a su menor nivel de incidencia respecto a S. candidissima, la documentación de I.
alonensis en ambos yacimientos es muy similar, ofreciendo unos valores de frecuencia relativa y absoluta muy superiores al de las restantes especies de gasterópodos terrestres. La
presencia de alteraciones térmicas en las conchas y su aparición en los mismos conjuntos
malacológicos que S. candidissima, sugieren un patrón de consumo similar.
Los datos contextuales, en especial la asociación de estas dos especies con los rellenos de estructuras de combustión, carbones, artefactos líticos tallados y restos de fauna,
constituyen asimismo otro argumento de peso para considerar el carácter antropogénico
de estas acumulaciones conquiológicas.
A pesar de su alto nivel de representación y su asociación espacial con la estructura de
combustión y con las especies comestibles de gasterópodos terrestres en el Arenal de la
Virgen, los restos de M. tricarinata no permiten plantear por el momento una interpretación cultural similar habida cuenta de las notables diferencias en la representación de
esta especie en los dos yacimientos estudiados. En la bibliografía consultada no hemos
encontrado referencia alguna sobre su consumo alimenticio, lo cual impone ciertas reservas para considerar esta interpretación. En el caso de Casa Corona, su baja representación
(<4%) podría ser explicada por una introducción no intencional.
210
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El consumo de gasterópodos terrestres durante el Mesolítico
Tumba
1 Tumba
2 Hogar
1 Hogar
2 Hogar
3 Hogar
4 Hogar
5 Hogar
6 Hogar
7
Especies
NMI
NMI
NMI
NMI
NMI
NMI
NMI
NMI
NMI
Sphincterochila
c.
153
6
67
44
301
492
40
145
88
Iberus
alonensis
10
-‐
2
1
4
25
-‐
6
9
Melanopsis
tricarinata
13
2
15
16
6
2
3
6
2
Cernuella
virgata
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
1
-‐
-‐
-‐
Pseudotachea
splendida
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
1
-‐
-‐
Rumina
decollata
1
-‐
-‐
-‐
-‐
1
-‐
1
-‐
Cochlicella
barbara
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
Galba
truncatula
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
Stagnicola
sp.
1
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
Theodoxus
fluviatilis
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
1
-‐
Xerocrassa
subrogata
4
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
2
-‐
-‐
Helicella
madritensis
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
1
Total
182
8
84
61
311
521
46
159
100
Densidad
caracoles
m3 606.60 114.20
865.90 580.90 1041.00 2453.00 2588.00 1300.00 1402.00
Hogar
8 Hogar
9 Hogar10 Hogar
11 Hogar
12 Hogar
13 Hogar
14
Especies
NMI
NMI
NMI
NMI
NMI
NMI
NMI
Sphincterochila
c.
483
69
146
92
143
86
133
Iberus
alonensis
32
3
6
3
7
5
3
Melanopsis
tricarinata
3
6
6
8
8
8
5
Cernuella
virgata
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
Pseudotachea
splendida
-‐
-‐
-‐
-‐
1
-‐
3
Rumina
decollata
-‐
-‐
3
-‐
-‐
1
3
Cochlicella
barbara
1
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
Galba
truncatula
1
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
Stagnicola
sp.
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
Theodoxus
fluviatilis
-‐
-‐
1
1
-‐
1
-‐
Xerocrassa
subrogata
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
1
Helicella
madritensis
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
Total
520
78
162
104
159
101
148
Densidad
caracoles
m3 2236.00 340.60 531.10
1019.00 179.00 554.20 296.20
Total
NMI
2488
116
109
1
5
10
1
1
1
4
7
1
2744
%
90.67
4.23
3.97
0.04
0.18
0.36
0.04
0.04
0.04
0.14
0.25
0.04
100.00
Cuadro 2. Casa Corona, fase mesolítica. NMI de gasterópodos continentales recuperados en
las distintas estructuras.
A tenor de la información disponible, podrían sugerirse dos hipótesis para explicar
la alta incidencia de la especie M. tricarinata en el conjunto malacológico del Arenal de
la Virgen. La primera de ellas sugiere una introducción cultural aunque no intencional,
adherida a juncos o a otro tipo de vegetación lagunar empleada en las estructuras de
combustión o en las áreas de habitación asociadas. Esta hipótesis podría explicar el alto
grado de variabilidad observado en los valores biométricos de esta especie (Fernández et
al., 2011a), en la que se encuentran representados individuos de muy distintas edades así
como el hecho de que los ejemplares aparezcan quemados. Una explicación alternativa,
211
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JAVIER FERNÁNDEZ LÓPEZ DE PABLO ET AL.
es que los ejemplares recuperados sean producto de una recolección intencional sobre
colonias, en cuyo caso habría que explicar la finalidad de estas acumulaciones.
Patrones de recolección de moluscos
El análisis biométrico llevado a cabo sobre dos muestras aleatorias de Sphincterochila
candidissima muestra un patrón de selección de individuos adultos en ambos yacimientos (figura 3). Los márgenes de distribución, la media y la desviación standard son muy similares en ambas muestras. A nivel morfológico tampoco se han identificado individuos
inmaduros caracterizados por su concha lenticular con una espiral subcónica y la última
vuelta marcadamente aquillada.
El ratio Sphincterochila/Iberus es similar en ambos yacimientos, lo que sugiere una
estrategia de recolección monoespecífica concentrada en gasterópodos de tamaño mediano. En ambos yacimientos, las características geológicas del entorno inmediato indican
el predominio de depósitos de arenas, tipo de hábitat más favorable para el desarrollo S.
candidissima que para I. alonensis. Esta circunstancia podría explicar el predominio de la
primera respecto a la segunda, a la vez que sugiere que las actividades de recolección de
moluscos fueron llevadas a cabo en los radios de forrajeo más próximos al asentamiento.
Atendiendo a parámetros etológicos modernos, la disponibilidad estacional de S.
candidissima e I. alonensis es bastante similar. Ambas especies concentran sus ciclos reproductivos en primavera y otoño, permaneciendo inactivas durante invierno y verano.
Por lo tanto, las actividades de recolección y consumo que debieron ser llevadas a cabo
en primavera o en otoño, si bien en estos momentos no podemos especificar en cuál de
las dos estaciones se produjeron. En la actualidad, en colaboración con la Dra. Yurena
Figura 3. Distribuciones
biométricas y estadística
descriptiva de la altura y
máximo diámetro de los
especímenes arqueológicos
de Sphincterochila
candidissima y Melanopsis
tricarinata tricarinata.
212
[page-n-11]
El consumo de gasterópodos terrestres durante el Mesolítico
Yanes (Department of Geology, University of Cincinnati), hemos iniciado un programa
de muestreo múltiple de isótopos δ13C y δ18O sobre conchas individuales de S. candidissima con el que esperamos obtener una información más ajustada sobre las variaciones
intra-anuales debidas a diferencias estacionales en precipitación y temperatura.
Discusión: los caracoles terrestres como restos de
alimentación durante el Holoceno Inicial y medio en el
territorio valenciano
Arenal de la Virgen y Casa Corona son los primeros yacimientos mesolíticos al aire libre
documentados en el arco mediterráneo ibérico con conjuntos malacológicos cuantitativamente relevantes, compuestos mayoritariamente por moluscos no marinos. Ambos
yacimientos, separados unos 6 km el uno del otro, proporcionan evidencias directas y
contextuales sobre el uso alimenticio de caracoles terrestres de las especies S. candidissima e I. alonensis. En este contexto, la novedad que aportan el Arenal de la Virgen y
Casa Corona reside en la explotación de recursos malacológicos continentales en áreas
localizadas a más de 70 km de la costa.
Desde una escala de análisis más amplia, el espectro de especies consumidas en los dos
yacimientos villenenses define un nuevo patrón de representación de gasterópodos terrestres
durante el Mesolítico que podría ser representativo del SE peninsular. A nivel biogeográfico, este patrón contrasta con el documentado en la vertiente cantábrica, en los Pirineos y en
Catalunya, donde la principal especie documentada durante el Epipaleolítico y el Mesolítico
es la Cepaea nemoralis (Ruiz-Cobo et al., 1999; Gutiérrez-Zugasti, 2011; Lloveras et al., 2011).
En el ámbito geográfico del País Valenciano, carecíamos de datos sólidos sobre el
consumo alimenticio de caracoles terrestres durante el Epipaleolítico y el Mesolítico.
Estudios previos habían identificado la explotación de moluscos marinos durante el
Mesolítico de muescas y denticulados y el Mesolítico geométrico en los yacimientos
de El Collado (Aparicio Pérez, 2008) y Santa Maira, ésta última situada a unos 20 km
de la línea de costa (Aura et al., 2006). Sin embargo, el nivel de información sobre los
gasterópodos terrestres, identificados en un buen número de contextos arqueológicos
epipaleolíticos o mesolíticos, no permitía interpretar de manera concluyente su consumo alimenticio. Es el caso del yacimiento al aire libre de Benàmer, cuya fase mesolítica
cuenta con un pequeño lote de malacofauna continental (n=30) que se distribuye entre
Melanopsis (n=23) y Sphincterochila (n=7) (Barciela, 2010). La reducida representación
de estas especies respecto al área excavada no permite proponer su aporte antrópico para
su consumo alimenticio.
En la fase de ocupación mesolítica del Abric de la Falguera (nivel VII), se registró la
presencia de restos de Pseudotachea splendida, si bien su nivel de representación cuan-
213
[page-n-12]
JAVIER FERNÁNDEZ LÓPEZ DE PABLO ET AL.
titativo y la presencia de individuos en diferentes etapas de su desarrollo tampoco permiten pronunciarse sobre su introducción intencional dirigida al consumo alimenticio
(Pascual Benito, 2006).
En la Cova dels Diablets (Serra d’Irta, Baix Maestrat), en los niveles 1 y 1 base, asociados
a industrias del Epipaleolítico microlaminar, se han identificado 46 y 709 restos de Iberus
alonensis, que han sido interpretados como desechos alimenticios (Orri y Nadal, 1999).
Ya en la comarca de la Plana en Castellón, la Cova dels Blaus ha proporcionado un
conjunto significativo de gasterópodos terrestres, compuesto por 2879 ejemplares si
bien no se especifica el procedimiento de cuantificación (Casabó, 2005). Las especies
predominantes son la Eobania vermiculata (entre el 41 y el 70%) y la Rumina decollata
(entre el 1 y el 50%), las cuales se documentan en todos los niveles (sector interior: IB
y IA; sector entrada: IVC y IVB). En este yacimiento existe cierto grado de indefinición
sobre el origen e interpretación de las acumulaciones de gasterópodos.
Por último, en el yacimiento mesolítico de El Collado, los trabajos de revisión y estudio
de la colección malacológica que estamos llevando a cabo han permitido identificar la
presencia de caracoles del género Sphincterochila (presumiblemente de la especie candidissima), la cual no figuraba en la relación de especies representadas de anteriores estudios (Boscà, 1916; Aparicio, 2008). Las primeras estimaciones cuantitativas indican una
contribución significativa de esta especie de gasterópodo en la configuración del conjunto
malacológico, en especial en el nivel II, donde supone entre el 30 y el 57% del total del NMI
de los diferentes taxones representados (Fernández et al., en preparación).
Volviendo a los casos de estudio del Arenal de la Virgen y Casa Corona, las estimaciones de densidad de moluscos a nivel intra-site, así como el reducido aporte calórico
y proteico de los gasterópodos terrestres, sugieren que debieron desempeñar un papel
poco significativo en relación al conjunto de las estrategias de subsistencia del Mesolítico.
Efectivamente, en ambos yacimientos no se han documentado concheros sensu stricto, a
modo de sedimentos fuertemente compactados ricos en materia orgánica y con cientos de
miles de pequeños fragmentos de caracoles. La estimación más optimista del NMI indica
que las densidades más altas se sitúan en torno a los 3300 caracoles/m3 en el relleno de
los hogares, que es muy lejana a la de los 25 000 caracoles/m3 documentada en algunos
yacimientos capsienses al aire libre (Lubell et al., 1976: 918; Lubell, 2004: 4). Sin embargo,
el fuerte componente estacional de las dos principales especies comestibles sugiere que
las prácticas de recolección y consumo se desarrollaron sobre periodos de tiempo más
corto durante las estaciones de primavera u otoño. La presencia de estas acumulaciones
de gasterópodos terrestres en contextos mesolíticos no debe leerse exclusivamente en términos de eficiencia energética respecto a otros recursos bióticos. Su documentación abre
también nuevas perspectivas para conocer la explotación de recursos de bajo rango en el
214
[page-n-13]
El consumo de gasterópodos terrestres durante el Mesolítico
entorno inmediato de campamentos residenciales mesolíticos, una actividad que debió
involucrar a segmentos de edad o grupos de género específicos (niños/as y mujeres) si
atendemos al amplio número de ejemplos etnográficos (Kelly, 1995). La continuación de
los trabajos arqueológicos en ambos yacimientos, así como la realización de nuevos estudios encaminados a determinar la intensidad y estacionalidad de las ocupaciones responsables de estas ocupaciones deberán permitir progresar en esta problemática.
Agradecimientos
El presente trabajo se enmarca en el proyecto de investigación de uno de los autores (J. F. L.)
denominado Mediterranean Archaeological Landscapes: Postpaleolithic adaptations, paleodemography and land use patterns, from the Ramón y Cajal research program (MICINN, Ref.
RYC-2011-09363).
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El consumo de gasterópodos terrestres
durante el Mesolítico en el TERRITORIO
VALENCIANO: los casos de Arenal de la Virgen
y Casa Corona (Villena, Alicante)
Javier Fernández López de Pablo, Magdalena Gómez Puche,
Alberto Martínez-Ortí y Marco Aurelio Esquembre Bebia
Introducción
Los sistemas de subsistencia documentados en la vertiente mediterránea de la Península Ibérica entre el Paleolítico superior final y el Mesolítico reflejan con claridad la explotación de un amplio espectro de especies de ungulados, aves, lepóridos, quelonios y
recursos marinos (moluscos y peces). En este contexto, el estudio de los denominados
“recursos de bajo rango” han constituido un eje central en la investigación zooarqueológica del periodo postglacial del S de Europa, erigiéndose como un indicador clave en
la identificación de procesos de intensificación económica inducidos por factores demográficos o medioambientales (por ejemplo Stiner et al., 2003; Marín-Arroyo, 2009;
Aura et al., 2009).
Por su escaso aporte calórico respecto a los moluscos marinos u otras pequeñas
presas como aves, tortugas o lagomorfos, los caracoles terrestres deberían ocupar la
posición más baja en el ranking de recursos comestibles. En la cuenca mediterránea, su empleo bromatológico o nutricional se constata desde el Paleolítico superior (Lubell, 2004; Mussi et al., 2004; Jordá et al., 2011), llegando a ser intensivo en
algunas zonas del norte de África durante la transición del Pleistoceno al Holoceno
y también a lo largo del Holoceno inicial y medio (Morel, 1974; Lubell et al., 1976;
Taylor et al., 2011).
Si bien es cierto que en el ámbito mediterráneo ibérico, los gasterópodos continentales resultan habituales en multitud de contextos arqueológicos epipaleolíticos y mesolíticos, son todavía escasos los trabajos que hayan abordado su análisis e interpretación
como restos de alimentación. En el caso concreto del País Valenciano, la escasa entidad
cuantitativa de los conjuntos malacológicos hallados en los contextos arqueológicos o
la ausencia de criterios específicos dirigidos a evaluar el origen de las acumulaciones de
Animals i arqueologia hui. I Jornades d’arqueozoologia.
Museu de Prehistòria de València (2013): 203-218.
[page-n-2]
JAVIER FERNÁNDEZ LÓPEZ DE PABLO ET AL.
caracoles no han permitido dilucidar esta cuestión sobre una base arqueológica sólida.
Esta situación, sin embargo, contrasta de manera notable con la realidad arqueológica
registrada en áreas mediterráneas adyacentes como Cataluña y Murcia. En Cataluña, las
informaciones publicadas sobre el yacimiento del Camping de Salou (Vilaseca, 1973), indicaban la recolección de caracoles terrestres desde los momentos finales del Paleolítico
superior, observación posteriormente corroborada por diversos estudios arqueomalacológicos en diferentes yacimientos epipaleolíticos y mesolíticos (Estrada et al., 2009;
Lloveras et al., 2011). En Murcia, la publicación de los yacimientos de Cueva del Caballo
y Cueva de los Mejillones (Martínez-Andreu, 1989) permitía observar por primera vez
acumulaciones antropogénicas de gasterópodos terrestres asociadas a hogares magdalenienses. En el ámbito andaluz, la Cueva de Nerja ponía en evidencia un neto predominio
de los gasterópodos continentales de la especie Iberus alonensis desde el Gravetiense
hasta el Solutrense, tendencia que se invertía durante el Magdaleniense y el Epipaleolítico, cuando la malacofauna marina relega a los gasterópodos terrestres a una posición
marginal (Jordá et al., 2011).
En el presente trabajo ofreceremos el estudio de dos conjuntos malacológicos provenientes de los yacimientos mesolíticos de El Arenal de la Virgen y Casa Corona (Villena, Alt Vinalopó). Ambos yacimientos han suministrado evidencias directas y datos
contextuales sobre el consumo alimenticio de caracoles terrestres. El interés añadido
que ofrecen estos dos casos de estudio reside en las características de los yacimientos
analizados, asentamientos al aire libre con estructuras de combustión, aspecto que abre
nuevas perspectivas en el conocimiento de la explotación de recursos de bajo rango en
campamentos residenciales. En un trabajo reciente, dimos cuenta de la presentación de
los datos malacológicos de ambos yacimientos así como de su interpretación cultural y
paleoecológica (Fernández et al., 2011a). En esta ocasión, incidiremos en la significación
paleoeconómica de estos recursos a la luz del registro zooarqueológico valenciano y daremos cuenta de las nuevas líneas de trabajo iniciadas.
Contexto geográfico del área de estudio
La cuenca endorreica de Villena se localiza en el tramo superior del río Vinalopó. Ocupa
un corredor natural en disposición NO-SE con una altitud media de unos 500 msnm,
delimitado por diversas unidades de relieve que forman parte del Sistema Bético alpino
(las denominadas sierras de Alhácera, de Enmedio y del Castellar al O, las Sierras de la
Villa y Peña Rubia al E, y la sierra de Salinas al S) (figura 1).
A nivel geológico, este corredor fue generado por el accidente tectónico de la falla del
Vinalopó (Rodríguez Estrella, 1977). La zona se caracteriza por la presencia de formacio-
204
[page-n-3]
El consumo de gasterópodos terrestres durante el Mesolítico
Figura 1. Localización de Casa
Corona y Arenal de la Virgen en
el Alto Vinalopó.
nes diapíricas, arcillas triásicas, así como por el predominio de materiales mesozoicos
calcáreos. El rasgo más singular de esta zona desde el punto de vista de la hidrología es el
predominio de espacios lagunares efímeros y permanentes alimentados por escorrentías
superficiales y por aguas subterráneas. La Laguna de Villena, con unas 695 Ha, constituye el principal acuífero de esta red de la que también forman parte otros espacios lacustres menores como la Lagunilla o el Balsón y algunas charcas como las documentadas en
Casa de Lara, Casa Corona y Las Moratillas.
En los márgenes de esta cuenca, diversas formaciones de glacis y abanicos aluviales descansan sobre los piedemonte de las unidades de relieve occidentales. Diversos
estudios geomorfológicos y sedimentológicos han documentado una intensa actividad
eólica a lo largo del Holoceno que, en determinados puntos, ha generado auténticos depósitos de arenas con formaciones dunares (Cuenca y Walker, 1985; Casquel et al., 1989;
Ferrer y Fumanal, 1997).
El clima contemporáneo de la región es mediterráneo subárido de influencia continental (Pérez Cueva, 1994). La temperatura media anual es de 15°C, con una media
máxima mensual de 25°C en el mes de Julio y una inferior media máxima de 7°C en
Enero. Las precipitaciones anuales son de 324 mm, con máximos en otoño y primavera.
Este régimen de precipitaciones se traduce en un balance hídrico negativo si tenemos en
cuenta que la media anual de evapotranspiración alcanza los 750 mm.
La cuenca de Villena presenta un notable registro de yacimientos epipaleolíticos y
mesolíticos que comprende tanto sitios al aire libre como depósitos arqueológicos en
cueva y abrigo (Soler, 1961, 1969, 1991; Fernández, 1999; Fernández et al., 2011a, 2013). Los
205
[page-n-4]
JAVIER FERNÁNDEZ LÓPEZ DE PABLO ET AL.
yacimientos objeto del presente estudio muestran ocupaciones del Mesolítico de muescas y denticulados y del Mesolítico geométrico, resultado de intervenciones arqueológicas recientes en yacimientos al aire libre.
Conjuntos de gasterópodos analizados
Arenal de la Virgen
El Arenal de la Virgen es un yacimiento al aire libre localizado entre la orilla SO de la
Laguna de Villena y el piedemonte oriental de la sierra del Castellar. El conjunto malacológico estudiado proviene de los recientes trabajos arqueológicos realizados en los
sectores 33/40, donde se excavó una superficie de 6 m2. La secuencia estratigráfica de
este sector comprende una alternancia de sedimentos de origen eólico sometidos a un
proceso de edafización coluvial con sedimentos de arenas que evidencian fases de reactivación eólica (Fernández et al., 2011b).
En el nivel IV, formado por arenas edafizadas superpuestas a un nivel basal de arenas
pleistocenas, se documentó un nivel de ocupación adscrito al Mesolítico de muescas
y denticulados que contiene una estructura de combustión y algunas dispersiones de
cantos quemados que muestran una asociación espacial con un conjunto de artefactos
líticos tallados y con gasterópodos continentales. La industria lítica se caracteriza por
actividades de talla dirigidas a la producción de lascas mientras que las estrategias de
configuración del material retocado muestran un predominio de las muescas y los denticulados. La única datación disponible para este nivel, elaborada sobre un carbón de
Quercus evergreen recuperado del interior del hogar, arrojó una fecha de 7750±40 BP.
El conjunto malacológico analizado asciende a un total de 1208 individuos.
Casa Corona
El yacimiento de Casa Corona fue descubierto en el año 2008 en el transcurso de las
excavaciones de salvamento desarrolladas con motivo de la construcción del tren de alta
velocidad de Madrid a Alicante. El yacimiento se asienta en la vertiente de una duna
pleistocena parcialmente arrasada (Ferrer, 2009).
Las excavaciones arqueológicas, llevadas a cabo por la empresa Arpa Patrimonio SL,
pusieron al descubierto diversas estructuras de hábitat, depósitos arqueológicos y dos fosas funerarias datadas entre el Mesolítico y el Calcolítico. El sector N, con una superficie
de unos 565 m2, concentra las evidencias de ocupación mesolíticas las cuales se componen
de 16 estructuras de combustión, dos fosas de inhumación individual y diversas unidades
estratigráficas parcialmente alteradas por trabajos agrícolas contemporáneos. La tipología
206
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El consumo de gasterópodos terrestres durante el Mesolítico
de las estructuras de combustión corresponde en su mayoría a hogares en cubeta los cuales
están rellenados por sedimentos de arenas y cantos quemados con numerosos gasterópodos terrestres. Tanto la malacofauna como los artefactos líticos recuperados del interior de
estas estructuras muestran de manera sistemática alteraciones térmicas.
Los materiales arqueológicos, los datos estratigráficos y las dataciones absolutas indican la existencia de dos fases de ocupación mesolíticas. La más antigua corresponde
al Mesolítico de muescas y denticulados tal como se desprende de la fecha obtenida en
la estructura de combustión 8 (UE166) de 8520±50 BP (9550 a 9470 cal BP) sobre un
carbón de Quercus perennifolio. Esta fecha sitúa esta ocupación, con la que en principio
deberíamos de relacionar otras estructuras de combustión, en el Holoceno inicial concretamente en la cronozona Boreal.
La segunda fase mesolítica corresponde al Mesolítico geométrico y está formada por
diversos depósitos que cubren a las estructuras de combustión de la fase anterior, así
como por dos inhumaciones practicadas en fosas individuales. La datación directa de
los restos humanos ha entregado las fechas de 7070±40 BP (7970-7830 cal BP) para el
individuo de la fosa 1 y de 7116±32 (7908-7974 cal BP). Ambas fechas corresponden ya al
Holoceno medio, a la cronozona del Atlántico siguiendo la terminología alpina. Además
de los dos enterramientos, con esta fase puede relacionarse al menos una estructura
de combustión y algunos niveles de ocupación que han aportado trapecios con retoque
abrupto y que cubren a otros hogares (Fernández et al., 2013).
La diferenciación entre las dos fases mesolíticas del yacimiento está siendo objeto
de un detenido análisis a partir de criterios industriales, crono-estratigráficos y tafonómicos. Por este motivo, a efectos del presente estudio trataremos la malacofauna
de ambas fases de manera conjunta como mesolíticas, limitándonos a los conjuntos
malacológicos recuperados en los rellenos de las estructuras de combustión. La muestra analizada se compone de un total de 2744 ejemplares que proceden de un total de
14 hogares y de los rellenos de las dos fosas de inhumación mesolíticas. El origen de la
malacofauna terrestre hallada en los rellenos de las fosas de inhumación no obedece a
deposiciones intencionales de carácter ritual, sino que es producto de una incorporación no intencional de residuos de ocupaciones mesolíticas anteriores durante el proceso de obliteración de las fosas de inhumación (Fernández et al., 2013).
Metodología
El procedimiento seguido en la recuperación del material malacológico en ambos yacimientos ha consistido en el cribado en seco con mallas de 1 y 2 mm de luz de la totalidad
del sedimento y en la flotación de muestras de sedimento de cada relleno. La identi-
207
[page-n-6]
JAVIER FERNÁNDEZ LÓPEZ DE PABLO ET AL.
ficación específica de los moluscos arqueológicos se ha realizado a partir de literatura
taxonómica regional (Martínez-Ortí, 1999, 2010; Martínez-Orti y Robles, 2003) y el posterior cotejo con las colecciones de referencia de gasterópodos localizadas en el Museo
de Historia Natural de la Ciudad de Valencia y la del Departamento de Zoología de la
Universitat de València.
A efectos de cuantificación, hemos empleado el número mínimo de individuos (NMI),
computado a partir del recuento de ejemplares completos y de fragmentos apicales. De
manera adicional se ha calculado la densidad de caracoles en cada depósito expresada
en NMI/m3. Si bien es cierto que este procedimiento está sujeto a críticas derivadas de
la necesidad de establecer estrictos controles en el ratio de deposición (Jerardino, 1995),
hemos considerado conveniente incluirlo en nuestro análisis con el fin de establecer un
indicador sobre la variabilidad horizontal en las acumulaciones de moluscos a escala microespacial. En este sentido, se ha asumido que la ratio de deposición fue similar en las
estructuras de Casa Corona salvo en el caso de los enterramientos, donde el material
malacológico forma parte del sedimento de relleno.
El estudio biométrico se ha basado en la medición del diámetro máximo de los caparazones de la especie Sphincterochila candidissima y de la longitud máxima de Melanopsis
tricarinata tricarinata sobre una muestra aleatoria de especímenes de ambos yacimientos.
Para el tratamiento de los datos biométricos empleamos el paquete estadístico SPSS (v.18)
con el que analizamos las distribuciones mediante la elaboración de gráficos de cajas.
Para la interpretación del carácter cultural o natural de las acumulaciones de caracoles, se han seguido trabajos dirigidos a la identificación de agentes tafonómicos que
intervienen en la formación de conjuntos malacológicos (Estrada et al., 2009).
Resultados
Representación taxonómica
En los cuadros 1 y 2 se detallan la lista de especies representadas y su cuantificación. Un total
de 12 especies diferentes, ocho de caracoles terrestres y cuatro de agua dulce, se han documentado en el Arenal y en Casa Corona a lo largo del Mesolítico. De todas ellas, únicamente
cuatro taxones de caracoles terrestres corresponden a especies comestibles: Sphincterochila
candidissima, Iberus alonensis, Cernuella virgata y Pseudotachea splendida (figura 2).
Las especies de gasterópodos terrestres no comestibles -Rumina decollata, Xerocrassa
subrogata, Helicella madritensis y Cochlicella barbara- cuentan con una representación
muy marginal que sugiere una introducción no cultural en los depósitos arqueológicos
mesolíticos. En este sentido, la documentación de especímenes de Rumina decollata en
208
[page-n-7]
El consumo de gasterópodos terrestres durante el Mesolítico
varios hogares de ambos yacimientos podría explicarse por la presencia de materiales orgánicos en descomposición.
Entre las especies comestibles de caracoles terrestres, se aprecia un neto predominio
de Sphincterochila candidissima e Iberus alonensis respecto a Cernuella virgata y a Pseudotachea splendida, completamente ausente en Arenal y con una representación inferior
al 0,5% de NMI en Casa Corona. En ambos yacimientos, los especímenes de Sphincterochila candidissima han sido distinguidos morfológicamente de aquellos de Sphincterochila baetica que habitan en Murcia y Andalucía. Iberus alonensis es la segunda especie
de gasterópodo terrestre mejor documentada en ambos yacimientos la cual no debe ser
confundida con Iberus gualterianus, recientemente diferenciada de la anterior a partir
de estudios moleculares (Elejalde et al., 2008).
Los caracoles de agua dulce muestran un claro predominio de la especie Melanopsis tricarinata tricarinata respecto a los restantes taxones (Galba truncatula, Stagnicola
sp. y Theodoxus fluviatilis). En Arenal, su nivel de representación en el conjunto malacológico es abrumador, ofreciendo una clara correlación espacial con la estructura de
combustión y con la distribución de ejemplares de S. candidissima e I. alonensis. Este
comportamiento, en cambio, no se observa en Casa Corona, donde su nivel de representación es minoritario tanto en el cómputo global del conjunto malacológico como
en el número de ejemplares por estructura. Entre los gasterópodos de agua dulce, cabe
destacar la presencia de cuatro ejemplares de la especie Theodoxus fluviatilis en Casa
Corona, todos ellos sin modificación antrópica alguna que sugiera su uso ornamental tal
como ocurre en otros contextos mesolíticos como la Cueva de la Cocina (Pericot, 1945) o
Coves de Santa Maira (Aura et al., 2005).
Figura 2. Principales especies
de gasterópodos continentales
representadas en los yacimientos de
Arenal de la Virgen y Casa Corona.
209
[page-n-8]
JAVIER FERNÁNDEZ LÓPEZ DE PABLO ET AL.
Cuadro
G'1
F'40 E'40 G'40 E'1
F'1 Total
nivel
IV
Especies
NMI NMI NMI NMI NMI NMI NMI
%
Sphincterochila
candidissima
187
21
6
59
4
53
330 27.97
Iberus
alonensis
14
-‐
-‐
1
-‐
-‐
15
1.27
Melanopsis
tricarinata
531
72
8
86
17
119
833 70.59
Rumina
decollata
2
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
2
0.17
Total
734
93
14
146
21
172
1180 100.00
Densidad
Sphincterochila
por
m3 958.97 110.53 54.54 262.22 29.63 286.49
Densidad
Melanopsis
por
m3
2723.11 378.95 72.73 382.22 125.93 643.24
Cuadro 1. Arenal de la Virgen nivel IV. NMI de gasterópodos continentales por cuadros excavados.
Evidencias de recolección antrópica
En los dos yacimientos estudiados, las evidencias de recolección antrópica destinada
a su consumo alimenticio se limitan a las especies de S. candidissima e I. alonensis. La
alta representación cuantitativa de S. candidissima en Arenal y Casa Corona respecto a
las restantes especies de gasterópodos terrestres resulta manifiesta, con más del 90% en
ambos yacimientos. A esto hay que añadir el hecho de que las conchas de S. candidissima
aparecen quemadas y presentan un patrón de conservación muy similar en ambos yacimientos, con una alta representación de individuos completos o casi completos.
Pese a su menor nivel de incidencia respecto a S. candidissima, la documentación de I.
alonensis en ambos yacimientos es muy similar, ofreciendo unos valores de frecuencia relativa y absoluta muy superiores al de las restantes especies de gasterópodos terrestres. La
presencia de alteraciones térmicas en las conchas y su aparición en los mismos conjuntos
malacológicos que S. candidissima, sugieren un patrón de consumo similar.
Los datos contextuales, en especial la asociación de estas dos especies con los rellenos de estructuras de combustión, carbones, artefactos líticos tallados y restos de fauna,
constituyen asimismo otro argumento de peso para considerar el carácter antropogénico
de estas acumulaciones conquiológicas.
A pesar de su alto nivel de representación y su asociación espacial con la estructura de
combustión y con las especies comestibles de gasterópodos terrestres en el Arenal de la
Virgen, los restos de M. tricarinata no permiten plantear por el momento una interpretación cultural similar habida cuenta de las notables diferencias en la representación de
esta especie en los dos yacimientos estudiados. En la bibliografía consultada no hemos
encontrado referencia alguna sobre su consumo alimenticio, lo cual impone ciertas reservas para considerar esta interpretación. En el caso de Casa Corona, su baja representación
(<4%) podría ser explicada por una introducción no intencional.
210
[page-n-9]
El consumo de gasterópodos terrestres durante el Mesolítico
Tumba
1 Tumba
2 Hogar
1 Hogar
2 Hogar
3 Hogar
4 Hogar
5 Hogar
6 Hogar
7
Especies
NMI
NMI
NMI
NMI
NMI
NMI
NMI
NMI
NMI
Sphincterochila
c.
153
6
67
44
301
492
40
145
88
Iberus
alonensis
10
-‐
2
1
4
25
-‐
6
9
Melanopsis
tricarinata
13
2
15
16
6
2
3
6
2
Cernuella
virgata
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
1
-‐
-‐
-‐
Pseudotachea
splendida
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
1
-‐
-‐
Rumina
decollata
1
-‐
-‐
-‐
-‐
1
-‐
1
-‐
Cochlicella
barbara
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
Galba
truncatula
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
Stagnicola
sp.
1
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
Theodoxus
fluviatilis
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
1
-‐
Xerocrassa
subrogata
4
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
2
-‐
-‐
Helicella
madritensis
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
1
Total
182
8
84
61
311
521
46
159
100
Densidad
caracoles
m3 606.60 114.20
865.90 580.90 1041.00 2453.00 2588.00 1300.00 1402.00
Hogar
8 Hogar
9 Hogar10 Hogar
11 Hogar
12 Hogar
13 Hogar
14
Especies
NMI
NMI
NMI
NMI
NMI
NMI
NMI
Sphincterochila
c.
483
69
146
92
143
86
133
Iberus
alonensis
32
3
6
3
7
5
3
Melanopsis
tricarinata
3
6
6
8
8
8
5
Cernuella
virgata
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
Pseudotachea
splendida
-‐
-‐
-‐
-‐
1
-‐
3
Rumina
decollata
-‐
-‐
3
-‐
-‐
1
3
Cochlicella
barbara
1
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
Galba
truncatula
1
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
Stagnicola
sp.
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
Theodoxus
fluviatilis
-‐
-‐
1
1
-‐
1
-‐
Xerocrassa
subrogata
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
1
Helicella
madritensis
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
-‐
Total
520
78
162
104
159
101
148
Densidad
caracoles
m3 2236.00 340.60 531.10
1019.00 179.00 554.20 296.20
Total
NMI
2488
116
109
1
5
10
1
1
1
4
7
1
2744
%
90.67
4.23
3.97
0.04
0.18
0.36
0.04
0.04
0.04
0.14
0.25
0.04
100.00
Cuadro 2. Casa Corona, fase mesolítica. NMI de gasterópodos continentales recuperados en
las distintas estructuras.
A tenor de la información disponible, podrían sugerirse dos hipótesis para explicar
la alta incidencia de la especie M. tricarinata en el conjunto malacológico del Arenal de
la Virgen. La primera de ellas sugiere una introducción cultural aunque no intencional,
adherida a juncos o a otro tipo de vegetación lagunar empleada en las estructuras de
combustión o en las áreas de habitación asociadas. Esta hipótesis podría explicar el alto
grado de variabilidad observado en los valores biométricos de esta especie (Fernández et
al., 2011a), en la que se encuentran representados individuos de muy distintas edades así
como el hecho de que los ejemplares aparezcan quemados. Una explicación alternativa,
211
[page-n-10]
JAVIER FERNÁNDEZ LÓPEZ DE PABLO ET AL.
es que los ejemplares recuperados sean producto de una recolección intencional sobre
colonias, en cuyo caso habría que explicar la finalidad de estas acumulaciones.
Patrones de recolección de moluscos
El análisis biométrico llevado a cabo sobre dos muestras aleatorias de Sphincterochila
candidissima muestra un patrón de selección de individuos adultos en ambos yacimientos (figura 3). Los márgenes de distribución, la media y la desviación standard son muy similares en ambas muestras. A nivel morfológico tampoco se han identificado individuos
inmaduros caracterizados por su concha lenticular con una espiral subcónica y la última
vuelta marcadamente aquillada.
El ratio Sphincterochila/Iberus es similar en ambos yacimientos, lo que sugiere una
estrategia de recolección monoespecífica concentrada en gasterópodos de tamaño mediano. En ambos yacimientos, las características geológicas del entorno inmediato indican
el predominio de depósitos de arenas, tipo de hábitat más favorable para el desarrollo S.
candidissima que para I. alonensis. Esta circunstancia podría explicar el predominio de la
primera respecto a la segunda, a la vez que sugiere que las actividades de recolección de
moluscos fueron llevadas a cabo en los radios de forrajeo más próximos al asentamiento.
Atendiendo a parámetros etológicos modernos, la disponibilidad estacional de S.
candidissima e I. alonensis es bastante similar. Ambas especies concentran sus ciclos reproductivos en primavera y otoño, permaneciendo inactivas durante invierno y verano.
Por lo tanto, las actividades de recolección y consumo que debieron ser llevadas a cabo
en primavera o en otoño, si bien en estos momentos no podemos especificar en cuál de
las dos estaciones se produjeron. En la actualidad, en colaboración con la Dra. Yurena
Figura 3. Distribuciones
biométricas y estadística
descriptiva de la altura y
máximo diámetro de los
especímenes arqueológicos
de Sphincterochila
candidissima y Melanopsis
tricarinata tricarinata.
212
[page-n-11]
El consumo de gasterópodos terrestres durante el Mesolítico
Yanes (Department of Geology, University of Cincinnati), hemos iniciado un programa
de muestreo múltiple de isótopos δ13C y δ18O sobre conchas individuales de S. candidissima con el que esperamos obtener una información más ajustada sobre las variaciones
intra-anuales debidas a diferencias estacionales en precipitación y temperatura.
Discusión: los caracoles terrestres como restos de
alimentación durante el Holoceno Inicial y medio en el
territorio valenciano
Arenal de la Virgen y Casa Corona son los primeros yacimientos mesolíticos al aire libre
documentados en el arco mediterráneo ibérico con conjuntos malacológicos cuantitativamente relevantes, compuestos mayoritariamente por moluscos no marinos. Ambos
yacimientos, separados unos 6 km el uno del otro, proporcionan evidencias directas y
contextuales sobre el uso alimenticio de caracoles terrestres de las especies S. candidissima e I. alonensis. En este contexto, la novedad que aportan el Arenal de la Virgen y
Casa Corona reside en la explotación de recursos malacológicos continentales en áreas
localizadas a más de 70 km de la costa.
Desde una escala de análisis más amplia, el espectro de especies consumidas en los dos
yacimientos villenenses define un nuevo patrón de representación de gasterópodos terrestres
durante el Mesolítico que podría ser representativo del SE peninsular. A nivel biogeográfico, este patrón contrasta con el documentado en la vertiente cantábrica, en los Pirineos y en
Catalunya, donde la principal especie documentada durante el Epipaleolítico y el Mesolítico
es la Cepaea nemoralis (Ruiz-Cobo et al., 1999; Gutiérrez-Zugasti, 2011; Lloveras et al., 2011).
En el ámbito geográfico del País Valenciano, carecíamos de datos sólidos sobre el
consumo alimenticio de caracoles terrestres durante el Epipaleolítico y el Mesolítico.
Estudios previos habían identificado la explotación de moluscos marinos durante el
Mesolítico de muescas y denticulados y el Mesolítico geométrico en los yacimientos
de El Collado (Aparicio Pérez, 2008) y Santa Maira, ésta última situada a unos 20 km
de la línea de costa (Aura et al., 2006). Sin embargo, el nivel de información sobre los
gasterópodos terrestres, identificados en un buen número de contextos arqueológicos
epipaleolíticos o mesolíticos, no permitía interpretar de manera concluyente su consumo alimenticio. Es el caso del yacimiento al aire libre de Benàmer, cuya fase mesolítica
cuenta con un pequeño lote de malacofauna continental (n=30) que se distribuye entre
Melanopsis (n=23) y Sphincterochila (n=7) (Barciela, 2010). La reducida representación
de estas especies respecto al área excavada no permite proponer su aporte antrópico para
su consumo alimenticio.
En la fase de ocupación mesolítica del Abric de la Falguera (nivel VII), se registró la
presencia de restos de Pseudotachea splendida, si bien su nivel de representación cuan-
213
[page-n-12]
JAVIER FERNÁNDEZ LÓPEZ DE PABLO ET AL.
titativo y la presencia de individuos en diferentes etapas de su desarrollo tampoco permiten pronunciarse sobre su introducción intencional dirigida al consumo alimenticio
(Pascual Benito, 2006).
En la Cova dels Diablets (Serra d’Irta, Baix Maestrat), en los niveles 1 y 1 base, asociados
a industrias del Epipaleolítico microlaminar, se han identificado 46 y 709 restos de Iberus
alonensis, que han sido interpretados como desechos alimenticios (Orri y Nadal, 1999).
Ya en la comarca de la Plana en Castellón, la Cova dels Blaus ha proporcionado un
conjunto significativo de gasterópodos terrestres, compuesto por 2879 ejemplares si
bien no se especifica el procedimiento de cuantificación (Casabó, 2005). Las especies
predominantes son la Eobania vermiculata (entre el 41 y el 70%) y la Rumina decollata
(entre el 1 y el 50%), las cuales se documentan en todos los niveles (sector interior: IB
y IA; sector entrada: IVC y IVB). En este yacimiento existe cierto grado de indefinición
sobre el origen e interpretación de las acumulaciones de gasterópodos.
Por último, en el yacimiento mesolítico de El Collado, los trabajos de revisión y estudio
de la colección malacológica que estamos llevando a cabo han permitido identificar la
presencia de caracoles del género Sphincterochila (presumiblemente de la especie candidissima), la cual no figuraba en la relación de especies representadas de anteriores estudios (Boscà, 1916; Aparicio, 2008). Las primeras estimaciones cuantitativas indican una
contribución significativa de esta especie de gasterópodo en la configuración del conjunto
malacológico, en especial en el nivel II, donde supone entre el 30 y el 57% del total del NMI
de los diferentes taxones representados (Fernández et al., en preparación).
Volviendo a los casos de estudio del Arenal de la Virgen y Casa Corona, las estimaciones de densidad de moluscos a nivel intra-site, así como el reducido aporte calórico
y proteico de los gasterópodos terrestres, sugieren que debieron desempeñar un papel
poco significativo en relación al conjunto de las estrategias de subsistencia del Mesolítico.
Efectivamente, en ambos yacimientos no se han documentado concheros sensu stricto, a
modo de sedimentos fuertemente compactados ricos en materia orgánica y con cientos de
miles de pequeños fragmentos de caracoles. La estimación más optimista del NMI indica
que las densidades más altas se sitúan en torno a los 3300 caracoles/m3 en el relleno de
los hogares, que es muy lejana a la de los 25 000 caracoles/m3 documentada en algunos
yacimientos capsienses al aire libre (Lubell et al., 1976: 918; Lubell, 2004: 4). Sin embargo,
el fuerte componente estacional de las dos principales especies comestibles sugiere que
las prácticas de recolección y consumo se desarrollaron sobre periodos de tiempo más
corto durante las estaciones de primavera u otoño. La presencia de estas acumulaciones
de gasterópodos terrestres en contextos mesolíticos no debe leerse exclusivamente en términos de eficiencia energética respecto a otros recursos bióticos. Su documentación abre
también nuevas perspectivas para conocer la explotación de recursos de bajo rango en el
214
[page-n-13]
El consumo de gasterópodos terrestres durante el Mesolítico
entorno inmediato de campamentos residenciales mesolíticos, una actividad que debió
involucrar a segmentos de edad o grupos de género específicos (niños/as y mujeres) si
atendemos al amplio número de ejemplos etnográficos (Kelly, 1995). La continuación de
los trabajos arqueológicos en ambos yacimientos, así como la realización de nuevos estudios encaminados a determinar la intensidad y estacionalidad de las ocupaciones responsables de estas ocupaciones deberán permitir progresar en esta problemática.
Agradecimientos
El presente trabajo se enmarca en el proyecto de investigación de uno de los autores (J. F. L.)
denominado Mediterranean Archaeological Landscapes: Postpaleolithic adaptations, paleodemography and land use patterns, from the Ramón y Cajal research program (MICINN, Ref.
RYC-2011-09363).
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