Los conjuntos faunísticos del Paleolitico Medio del Abrigo de la Quebrada (Chelva, Valencia): problemática del estudio, metodología aplicada y síntesis de los primeros resultados
Alfred Sanchis Serra
Juan Vicente Morales Pérez
Aleix Eixea Vilanova
João Zilhão
Valentín Villaverde Bonilla
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Los conjuntos faunísticos del Paleolítico medio
del Abrigo de la Quebrada (Chelva, Valencia):
problemática de estudio, metodología aplicada
y síntesis de los primeros resultados
Alfred Sanchis Serra, Juan Vicente Morales Pérez, Cristina Real Margalef,
Aleix Eixea Vilanova, João Zilhão y Valentín Villaverde Bonilla
En el texto se presentan los datos preliminares del estudio arqueozoológico de los conjuntos faunísticos localizados en las capas 6 y 7 (nivel IV) del yacimiento musteriense del
Abrigo de la Quebrada (Chelva, Valencia).
La muestra recuperada en las dos capas asciende a más de 40 000 restos. El análisis de los materiales ha determinado la presencia de ocho familias: Bovidae, Equidae,
Cervidae, Leporidae, Testudinidae, Suidae, Rhinocerotidae y Canidae, donde la cabra
(Capra sp.), el caballo (Equus ferus) y el ciervo (Cervus elaphus) son las especies mejor
representadas.
La mayoría de los restos presentan un importante nivel de fragmentación, muchos
de ellos con una longitud inferior a 5 cm. El grado de determinación en relación a la
taxonomía es muy bajo y destaca la aparición de fragmentos de huesos largos, en ocasiones termoalterados, correspondientes a especies de talla media. El lento proceso de
sedimentación del abrigo en estas capas ha afectado a los restos de fauna, que muestran también importantes frecuencias de concreción calcárea, lo que dificulta la observación precisa de las alteraciones. A pesar de esto, se han identificado impactos de
percusión y marcas de corte sobre algunos restos que confirman el carácter antrópico
del conjunto. Estas acumulaciones parecen ser consecuencia de la reiterada ocupación
del abrigo por parte de los grupos humanos neandertales. A pesar de que el análisis
arqueozoológico todavía no se ha completado, por el momento no se han determinado
modificaciones que puedan relacionarse con la acción de otros predadores no humanos como carnívoros o aves rapaces.
La problemática expuesta acerca de las características y conservación de los materiales faunísticos ha determinado la aplicación de una metodología arqueozoológica que
pone en valor los fragmentos óseos indeterminados de pequeño tamaño.
Animals i arqueologia hui. I Jornades d’arqueozoologia.
Museu de Prehistòria de València (2013): 65-82.
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ALFRED SANCHIS SERRA ET AL.
Introducción
El Abrigo de la Quebrada se sitúa en la localidad valenciana de Chelva (Los Serranos) a
unos 65 km al NO de Valencia (figura 1). El término municipal ocupa una superficie de
unos 190 km² y se encuentra surcado por los ríos Tuéjar-Chelva y Turia, que constituyen
los principales aportes hídricos de la zona. El resto del término presenta formaciones
montañosas bastante abruptas, pertenecientes al Sistema Ibérico, y dentro de éste a los
macizos de Javalambre y Sierra de Utiel. El yacimiento se abre en el margen izquierdo
del Barranco de Ahillas y sus dimensiones, atendiendo a la actual disposición de la visera
y la plataforma de disposición horizontal, son de 38 m de longitud y entre 2 y 9 m de
profundidad. La superficie es poco accidentada, con un ligero desnivel en dirección N a
S. La orientación del abrigo hacia el NO hace que la insolación directa sea escasa, como
consecuencia también de la poca anchura del barranco en el que se sitúa y de lo escarpado de las vertientes. El Barranco de Ahillas se encaja entre El Sabinar, el Barranco de El
Mozúl y Loma Chupena al S, y Las Colladas y la Loma del Chinche al N, desembocando
en una amplia llanura que se abre al Plano de Arquela. Las características del Barranco
de Ahillas permiten sugerir los motivos que favorecieron la ocupación del lugar. Por una
parte, el abrigo se encuentra en la zona en la que el barranco se estrecha y encaja, quedando el paso bloqueado poco después en su recorrido al E y dando lugar a una especie
de trampa natural. Por otra parte, el lugar incorpora en su territorio más inmediato un
entorno variado, dominado fundamentalmente por el medio abrupto, pero que incluye
también amplias zonas de llanura.
Hasta la fecha, en el Abrigo de la Quebrada se han realizado seis campañas de excavación (figura 2): un primer sondeo en el año 2004 destinado a establecer la entidad
del yacimiento y evaluar sus posibilidades, y cinco campañas ordinarias, llevadas a cabo
los años 2007, 2009, 2010, 2011 y 2012. La zona excavada abarca un total de 24 m², que
Figura 1. Situación geográfica del
yacimiento.
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Los conjuntos faunísticos del Paleolítico medio del Abrigo de la Quebrada
Figura 2. Planta de excavación
del Abrigo de la Quebrada.
quedan reducidos a 13 a partir del nivel V. Sin incluir los datos provenientes de la última
campaña, todavía en proceso de estudio y con resultados que amplían considerablemente la secuencia estratigráfica, hasta el 2010 se habían identificado cinco niveles sedimentarios. Las dataciones AMS sobre carbón son: en el nivel III para una muestra de Pinus
nigra recuperada en la capa 5 del cuadro B5, con un resultado de 40 500 ± 530 BP (Beta244003) (Villaverde et al., 2008); en el nivel IV, para una muestra de Pinus cf. pinaster
integrada en una estructura de combustión de la capa 7, mediante tratamiento ABA, con
un resultado de 43 930 ± 750 BP (Beta-244002), y, para una muestra de Pinus cf. nigra de
la misma capa mediante el sistema de tratamiento ABOx, con un resultado de >50,8 ka
BP (OxA-24855) (Eixea et al., en prensa a).
El nivel I se compone de las tierras superficiales revueltas que engloban materiales tanto de época histórica como pertenecientes al Paleolítico medio. Su potencia es desigual y
de color oscuro, con abundante materia orgánica dada la utilización del abrigo como lugar
de resguardo del ganado. El nivel II, compuesto por tierras de coloraciones amarillentas y
anaranjadas y una fracción media o grande, se encuentra parcialmente erosionado por el
nivel I. El nivel III posee unas tonalidades amarillentas y grisáceas con una fracción similar
al nivel anterior. La presencia de actividad antrópica es visible en forma de manchones negros y alteraciones rojizas, debido a la multitud de estructuras de combustión. El nivel IV
se asocia a una mayor proporción de fracción gruesa y un color similar al anterior. Mientras
que el nivel V se individualiza por el mayor tamaño de la fracción gruesa.
Los materiales excavados en las campañas del 2004 y 2007 han sido objeto de una primera caracterización tecnológica (Villaverde et al., 2008, 2012a). Su análisis ha estado precedido de la realización de una campaña de prospección para la localización de las fuentes
de aprovisionamiento local realizada el 2008 y de un estudio de las materias primas utilizadas en el yacimiento (Eixea et al., 2011, en prensa b). Industrialmente, este nivel presenta
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ALFRED SANCHIS SERRA ET AL.
una buena presencia de puntas Levallois y musterienses, un dominio de raederas, sobre
todo de filos retocados laterales, y unas proporciones bajas del Grupo III –raspadores, buriles, perforadores y cuchillos de dorso típico– y de las muescas y denticulados. En general
los filos presentan muy pocas evidencias de reavivado. La captación para la mayoría de los
tipos de sílex es de carácter local, obtenidos en un espacio definido por un radio menor a
los 10 km del yacimiento. Se constata también la presencia de determinados tipos de sílex
de carácter alóctono que distan más de 100 km del yacimiento y que se vinculan a los yacimientos de La Safor y el Comtat (Cova Negra, Cova Foradada, Cova del Gat y Cova de la
Petxina) y a los valles de Alcoi (Cova Beneito, Abric del Pastor y El Salt).
La formación del nivel IV responde a un ritmo lento de sedimentación, circunstancia
que favorece la típica estructura de palimpsesto, en este caso caracterizada por la alta
densidad de elementos líticos y óseos y un elevado número de restos de estructuras de
combustión, en muchas ocasiones encabalgadas. El reducido espacio de protección que
ofrece el abrigo, con una plataforma cubierta por la visera que apenas alcanza en la actualidad los 4 m en los puntos de mayor profundidad, y una tendencia al estrechamiento
de la superficie en cuanto nos alejamos de la zona de 24 m² donde se ha localizado la
excavación, constituyen circunstancias que explican la reiteración en el uso del espacio
ocupado, tal y como es posible comprobar al valorar en términos secuenciales la distribución espacial de los distintos niveles (Eixea et al., en prensa a).
Los conjuntos faunísticos: problemática de estudio y
metodología aplicada
Los conjuntos faunísticos recuperados en el Abrigo de la Quebrada muestran un importante nivel de fragmentación lo que supone un bajo índice de identificabilidad. Al mismo tiempo, un gran número de restos aparece afectado por termoalteraciones que han
originado la destrucción de elementos y partes anatómicas. La observación directa de los
materiales pone de manifiesto la existencia de modificaciones de origen hídrico (concreciones y disolución de la cortical). Todos estos procesos influyen de manera negativa en
la determinación anatómica y específica de los restos, así como en la caracterización del
procesado y consumo de las presas.
La gran cantidad de pequeños fragmentos óseos recuperados pone de manifiesto la
importancia de realizar un análisis de los mismos, intentando maximizar la información
a partir de ellos, reforzando así los datos obtenidos tras el estudio de los restos identificados y de más de 3 cm.
La caracterización de los conjuntos óseos del Abrigo de la Quebrada se ha llevado a
cabo a través de la identificación de especies y elementos anatómicos. Se ha empleado
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Los conjuntos faunísticos del Paleolítico medio del Abrigo de la Quebrada
para ello la colección de referencia del Gabinet de Fauna Quaternària del Museu de Prehistòria de València. En cuanto a la cuantificación, únicamente se han utilizado el Número de Restos (NR), el Número de Restos Determinados (NISP) y el Número Mínimo
de Individuos (NMI) (Lyman, 1994, 2008), dado las dificultades en la identificación y el
reducido número de elementos determinados.
Para el establecimiento de las edades de muerte de los animales se ha seguido la
metodología propuesta por diversos autores en relación a la erupción y desgaste dental
y a la fusión de zonas articulares (Silver, 1980; Mariezkurrena, 1983; Hillson, 1986; Pérez
Ripoll, 1988; Azorit et al., 2002; Serrano et al., 2004). El número de restos con el que
contamos para el estudio de las edades de muerte es muy reducido, por lo que se han
definido dos cohortes de edad: los adultos, con epífisis fusionadas y dentición definitiva
en fase de desgaste, y los inmaduros, con epífisis sin fusionar y dentición decidual o
definitiva sin desgaste.
La diferenciación entre fracturas en fresco y en seco se ha realizado según el método
propuesto por Villa y Mahieu (1991). Para el estudio de las alteraciones presentes en la
superficie de los huesos se ha empleado la lupa binocular. En la caracterización de los
procesos postdeposicionales se ha considerado el trabajo de Lyman (1994).
Los restos óseos no determinados y menores de 3 cm se han separado en cuatro grupos: hueso largo, hueso plano, hueso esponjoso y fragmento de diente. Del mismo modo,
las esquirlas termoalteradas se han agrupado según su grado de cremación, gradación de
marrón a blanco, y de afectación, total o parcial (Stiner et al., 1995).
Primeros resultados sobre los conjuntos faunísticos
Cuantificación y taxonomía
En total se han estudiado 41 125 restos, distribuidos casi en partes iguales entre las dos
capas: 22 092 en la 6 (53,7%); 19 033 en la 7 (46,3%). En la capa 6, la mayoría de los restos
corresponden a fragmentos inferiores a 3 cm no identificables (20 558), mientras que
únicamente 1534 son restos identificables o mayores de 3 cm; entre estos últimos únicamente 341 (1,5%) se han podido identificar (NISP). Lo mismo sucede en la capa 7, donde
la mayoría de los restos son fragmentos de menos de 3 cm no identificables (17 411), y tan
solo 1622 son restos determinados o mayores de 3 cm; entre estos últimos únicamente
300 (1,6%) se han identificado (NISP). Los restos mayores de 3 cm no identificados corresponden mayoritariamente a especies de talla media (ca. 58%).
Según los restos identificados (NISP), y atendiendo primero a los ungulados de talla
media y grande, la familia Bovidae es la más importante en ambas capas, sobre todo
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ALFRED SANCHIS SERRA ET AL.
Artiodactyla
=Cervidae
Bovidae
Suidae
Capa
6
Equidae
Capa
7
Rhinocerotidae
Leporidae
Testudinidae
0
20
40
60
80
100
120
140
Figura 3. Especies
representadas (NISP).
en la 6, seguida de Equidae y Cervidae, ambas con valores muy próximos; en cambio la
cantidad de restos de Suidae y Rhinocerotidae es muy escasa. Respecto a las pequeñas
presas, Leporidae y Testudinidae muestran porcentajes destacados. Por último, los carnívoros (Canidae) únicamente aportan un resto en la capa 7 (figura 3). La lectura del
NMI confirma estos datos aunque matiza la importancia de algunas especies; así en la
capa 7 el ciervo iguala a la cabra como especie mejor representada y el caballo muestra
valores algo inferiores.
La familia Bovidae está representada exclusivamente por caprinos, pero la elevada fragmentación de los restos ha dificultado su asignación a un género concreto.
La presencia de un M3 completo, molar con elementos morfológicos de diagnóstico discriminantes entre géneros, permitió la comparación de este diente con otros
M3 de caprinos procedentes de Cova del Bolomor (Hemitragus sp.) y Cova de les
Malladetes (Capra pyrenaica). La pieza de Quebrada presenta un metastilo que se
desarrolla en forma de ala y un lóbulo proximal de tendencia curva (figura 4), típico
de la cabra, mientras que en el tar el metastilo mantiene una anchura constante a
lo largo de la corona, la disposición del lóbulo proximal es más rectilínea y el lóbulo
distal es más oblicuo y achatado en la base (Rivals, 2004). Es por ello que, a falta de
contar con una muestra más amplia, consideramos que el caprino documentado en
Quebrada podría corresponder a una cabra (Capra sp.).
Los géneros de caprinos Hemitragus y Capra se documentan en la zona valenciana
durante el Pleistoceno superior. En relación al primero, se ha identificado una especie de
tar de menor talla en los niveles del Pleistoceno superior inicial (MIS 5e) de la Cova del
Bolomor, aunque parece ser que este género ya está presente en el yacimiento durante
el Pleistoceno medio (Fernández, 2007; Rivals y Blasco, 2008). Durante el Paleolítico
superior el tar ya no se documenta y, en cambio, la presencia de la cabra se mantiene en
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Los conjuntos faunísticos del Paleolítico medio del Abrigo de la Quebrada
Figura 4. M3 de caprinos. Izquierda: Hemitragus sp. de Cova del Bolomor, MIS 9-5e; Centro:
Capra pyrenaica de Cova de les Malladetes, MIS 2; Derecha: Capra sp. de Abrigo de la
Quebrada, MIS 3.
los conjuntos arqueozoológicos de la zona valenciana (MIS 2). En el yacimiento musteriense de Cova Negra, la cabra aparece exclusivamente en los niveles superiores (MIS
3), mientras que el tar está representado en la mayor parte de la secuencia (MIS 4 y 3)
(Martínez Valle, 1996, 2001, 2009). La posible contemporaneidad de los dos géneros en
Cova Negra quedaría por confirmar a falta de un estudio más detallado. La presencia de
Capra en el Abrigo de la Quebrada, en niveles correspondientes al MIS 3 (ca. 43 ka), concuerda con los datos aportados por Martínez Valle (1996, 2001) respecto a la aparición de
la cabra en los niveles superiores de Cova Negra (III-II).
Los restos atribuidos a la familia Cervidae muestran una elevada fragmentación que también ha dificultado mucho su identificación. Aun así, por su tamaño y la presencia de algún
hueso completo, consideramos que corresponden al ciervo, aunque será necesario contar con
más restos que confirmen esta propuesta. La mayoría de los elementos de équidos son fragmentos craneales, lo que nos ha permitido contar con varios molares, de morfología y tamaño
propios del caballo.
La tortuga aparece representada fundamentalmente en forma de plaquetas, completas o fragmentadas. La morfología de alguna de éstas (periférica XIª y pigal) y su grosor
han confirmado su pertenencia a la especie mediterránea (Testudo hermanni) (Hervet,
2000). Este taxón es habitual en las faunas de la Península Ibérica durante el Pleistoceno
medio y la primera mitad del superior y es muy frecuente en contextos arqueológicos
musterienses donde constituye un buen marcador cronoestratigráfico (Morales y Sanchis, 2009). Los lepóridos están representados exclusivamente por el género Oryctolagus, si bien en el caso de diversos fragmentos únicamente se ha establecido la familia.
Los escasos restos atribuidos a Suidae, Rhinocerotidae y Canidae aportan escasa información. En el caso del cánido, por su tamaño, posiblemente corresponde a un zorro.
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ALFRED SANCHIS SERRA ET AL.
Representación anatómica
En las especies de talla media (Bovidae y Cervidae) y también en los lepóridos de ambas
capas aparecen representados todos los grupos anatómicos, aunque con mayor abundancia de los elementos de los miembros y escasa conservación de los restos axiales. En
cambio, en Equidae se determina una mayor importancia del grupo craneal. Desde el
punto de vista del modelo de explotación esta diferencia podría interpretarse como un
traslado de carcasas completas o de segmentos anatómicos en función del tamaño de las
presas. En el caso de las tortugas, debido a las características particulares de su esqueleto, los elementos más numerosos corresponden a plaquetas. El resto de especies muestra
una presencia muy reducida, con elementos pertenecientes a distintas zonas anatómicas
que no permiten realizar valoración alguna (figura 5).
Bovidae
Cervidae
Fal/Ses
Fal/Ses
M
posterior
M posterior
Capa
6
Axial
Capa
7
M
anterior
Capa
6
Axial
Capa
7
M anterior
Craneal
Craneal
0
5
10
15
20
25
30
0
35
5
10
Equidae
15
20
25
Leporidae
Fal/Ses
Fal/Ses
M
posterior
M
posterior
Capa
6
Axial
Capa
7
M
anterior
Craneal
Capa
6
Axial
Capa
7
M
anterior
Craneal
0
10
20
30
40
50
60
70
0
2
4
6
8
10
12
14
16
18
Figura 5. Representación anatómica en Bovidae (Caprinae), Cervidae, Equidae y Leporidae
(NISP).
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Los conjuntos faunísticos del Paleolítico medio del Abrigo de la Quebrada
Estructura de edad
Bovidae (Caprinae), Cervidae y Equidae son las únicas familias que han aportado suficientes restos diagnósticos con información del estado de la dentición y fusión articular.
En ambas capas destacan los restos correspondientes a individuos adultos (cuadro 1).
Capa
6
Capa
7
Joven
Adulto
Joven
Adulto
Diente Fusión Diente Fusión Diente Fusión Diente Fusión
Equidae
6%
-‐
94% 100%
11%
-‐
89% 100%
Cervidae
-‐
-‐
100% 100% 33%
-‐
67% 100%
Bovidae
-‐
-‐
100% 100%
-‐
8%
100% 92%
Cuadro 1. Estructura de edad en Equidae, Cervidae y Bovidae (Caprinae)
según capas considerando el estado de la dentición y la fusión articular (NISP).
Estudio de las marcas de procesado y consumo
Únicamente 48 restos muestran marcas de corte (0,25%), la mayoría son incisiones
(43) mientras que los raspados son escasos (5). Se localizan tanto sobre fragmentos
indeterminados de talla pequeña, mediana y grande, como sobre restos identificados
de Bovidae (Caprinae) y Testudinidae. Las incisiones y los raspados registrados son mayoritariamente múltiples y se relacionan con procesos de descarnado y desarticulación
(cuadro 2; figura 6). Por el momento, en estas capas no se han descrito evidencias de la
intervención de otros predadores.
Capa
6
Bovidae
Indeterminado
Testudinidae
Artiodactyla
Capa
7
Bovidae
Indeterminado
Talla
media
Talla
grande
Talla
pequeña
Total
Incisiones Raspados
4
1
1
1
1
39
5
1
7
27
3
1
3
2
43
5
Cuadro 2. Distribución de las marcas de
corte según capas y taxones (NR).
73
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ALFRED SANCHIS SERRA ET AL.
En relación al origen de las fracturas documentadas sobre los restos, la metodología
nos ha permitido diferenciar entre aquellas producidas sobre hueso fresco (19,5% sobre el
total de huesos fragmentados) y aquellas otras sobre hueso seco de carácter postdeposicional, las más abundantes (77,7%); los valores restantes corresponden a morfotipos mixtos o
indeterminados (cuadro 3). Las fracturas en fresco afectan tan solo al 0,87% del total de la
muestra, mayoritariamente sobre restos indeterminados, aunque también se han identificado sobre huesos de Cervidae, Bovidae (Caprinae) y Equidae (con especies de talla media
y grande). Asociadas a estas fracturas en fresco, en 42 ocasiones (49,40%) se han identificado muescas, mayoritariamente simples y de morfología semicircular, consecuencia de
impactos de percusión (figura 6).
Respecto a las pequeñas presas (lagomorfos y tortugas), la elevada fragmentación de
los restos no nos permite, por el momento, otorgar un origen concreto a las acumulacio-
Figura 6. Diversos restos con marcas de corte e impactos de percusión de origen antrópico.
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Los conjuntos faunísticos del Paleolítico medio del Abrigo de la Quebrada
Capa
6
Artiodactyla
Bovidae
Cervidae
Equidae
Leporidae
Testudinidae
Indet.
Capa
7
Bovidae
Cervidae
Equidae
Leporidae
Talla
media
Talla
grande
Indet.
Total
Fresca
128
1
17
13
5
Mixta
8
2
1
Seca
483
2
28
9
7
Indet.
8
2
1
92
55
6
3
2
36
7
1
183
5
8
1
436
247
8
11
2
208
14
4
730
5
11
3
1
1
6
19
Total
627
3
49
23
12
1
1
538
313
17
14
5
1
250
21
5
940
Cuadro 3. Tipos de fractura determinados según capas y taxones (NR).
nes. Aunque se ha identificado una marca de corte sobre la cara interna de una plaqueta
de tortuga (figura 6), que a su vez está termoalterada, por lo que no descartamos que
estos reptiles correspondan a aportes antrópicos, como se ha descrito en otros contextos
del Paleolítico medio regional (Blasco, 2008; Morales y Sanchis, 2009).
Fragmentación
El nivel de fragmentación de la muestra ósea es muy intenso, con más de un 90% de
restos con menos de 3 cm de longitud. Entre los determinables y/o mayores de 3 cm la
mayor parte corresponde al rango de 3-5 cm (figura 7).
La mayoría de las esquirlas de menos de 3 cm pertenecen a fragmentos de hueso largo
o compacto, fundamentalmente restos de diáfisis (85-95%). Los elementos correspondientes a huesos planos son escasos (ca. 1%) al igual que los de diente (0,9-1,8%), mientras que los de hueso esponjoso están algo mejor representados (5-9,7%).
Buena parte de estos fragmentos están termoalterados (ca. 63%), de los cuales el
96% están afectados en su totalidad, y únicamente el 4% restante de manera parcial.
Por coloraciones y niveles de cremación, predominan los huesos que han llegado a calcinarse (51%), seguidos de los carbonizados (negros) y de los parcialmente calcinados
(gris-blanco) que alcanzan porcentajes de entre un 12 y 18% según capa. Los huesos lige-
75
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ALFRED SANCHIS SERRA ET AL.
NR
600
500
400
300
200
100
0
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
Figura 7. Nivel de fragmentación a partir de la longitud conservada de los fragmentos
mayores de 3 cm (NR).
ramente quemados (marrón-negro) representan en la capa 6 un 17% y en la 7 un 9,95%.
Todo esto indica que la mayor parte de las esquirlas han permanecido el tiempo suficiente en contacto con el fuego para calcinarse. Esta circunstancia puede deberse al empleo
de huesos como combustible o a la simple superposición de áreas de combustión a restos
correspondientes a ocupaciones anteriores. Dada la estructura en palimpsesto del nivel,
el bajo índice de sedimentación ya señalado y la limitación del espacio ocupacional disponible, la segunda posibilidad nos parece la más razonable e importante. Debe destacarse al respecto que los porcentajes de piezas líticas con evidencias de termoalteración
son también muy elevados, tal y como cabría esperar en una situación como la descrita,
y que la amplia dispersión de carbones recuperados (Badal et al., 2012) confirma el uso
reiterado del fuego en el espacio estudiado.
Alteraciones diagenéticas
Entre los restos determinados o mayores de 3 cm se han registrado dos tipos principales
de alteraciones postdeposicionales que se relacionan con procesos hídricos. Por un lado
las concreciones calcáreas, presentes según capas sobre el 74,3 y el 84,2% de los restos,
con un grado de afectación más intenso en la capa 7 que en la 6. Otro proceso diagenético observado es la disolución que ha modificado la superficie de los huesos; en la capa 6
afecta al 17,2% de los restos, con menor incidencia en la capa 7 (5,4%).
Valoración y Conclusiones
El primer elemento a considerar es el volumen y la densidad de restos óseos recuperados
en las dos capas estudiadas (Eixea et al., en prensa c), mucho mayor que el determinado
en niveles sincrónicos (MIS 3) de yacimientos del Paleolítico medio regional como Cova
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Los conjuntos faunísticos del Paleolítico medio del Abrigo de la Quebrada
Beneito (Martínez Valle, 1996; Martínez Valle e Iturbe, 1994) o la parte superior de la secuencia de Cova Negra (III-II) (Villaverde et al., 1996; Martínez Valle, 1996, 2009). Pero
la mayor densidad de restos no implica necesariamente un modelo de ocupación distinto del señalado en estos otros yacimientos, consecuencia de la combinación de diversos
factores que no contradicen el posible carácter corto de las ocupaciones y su asociación a
un número reducido de ocupantes. Las limitaciones en el espacio protegido disponible,
el bajo ritmo de sedimentación y la reiteración de las visitas, vinculadas a episodios de
caza, pueden explicar esas variaciones sin necesidad de recurrir a modelos de ocupación
de larga duración o elevado número de individuos. Los hogares son simples y la zona de
mayor dispersión de restos no sobrepasa una superficie de unos 8-9 m2.
Al considerar la escasa insolación del abrigo, su exposición al viento y su posición
privilegiada para el control de espacios abruptos y abiertos, la asignación al asentamiento de una función de campamento de caza, con un intenso procesado y consumo de las
presas adquiridas, parece razonable.
En el Abrigo de la Quebrada, las faunas determinadas y su relación con aportes antrópicos (fracturas y marcas de corte) nos hablan de un modelo diversificado de adquisición de presas sobre los ungulados de talla media y grande, donde en general la cabra
y el caballo destacan sobre el ciervo. Las características del entorno del yacimiento, con
existencia de zonas de paisaje abrupto y también de áreas de llanura, hacen viable este
modelo. La representación de especies presente en los conjuntos de Abrigo de la Quebrada, Cova Beneito y Cova Negra, pertenecientes al MIS 3, se muestra bastante coincidente en relación a los valores de frecuencia, aunque se observan diferencias en cuanto
al origen de los aportes, perfiles esqueléticos y de edad (Martínez Valle, 1996, 2009; Martínez Valle e Iturbe, 1994).
En Cova Negra, como se ha comentado anteriormente, el caprino presente en la mayor parte de la secuencia es el tar, mientras que la cabra solo aparece a partir del MIS 3
(Martínez Valle, 1996, 2009). La responsabilidad de los aportes de cabra, tanto en Cova
Beneito como en Cova Negra (III-II), es mixto, de carnívoros y humanos, siendo los carnívoros los principales responsables. Las edades de muerte de los caprinos en Cova Beneito están dominadas por los animales subadultos y en Cova Negra por los jóvenes y viejos,
en cambio en Quebrada destacan los ejemplares adultos. En relación a la representación
anatómica, en ambos yacimientos destacan los restos craneales y extremidades, siendo
menos importantes los axiales y miembros; por su parte, en Quebrada están mucho más
equilibrados todos los elementos. El caballo y el ciervo se documentan a lo largo de toda
la secuencia de Cova Beneito y Cova Negra, aumentando sus efectivos durante las fases
en las que desciende la frecuencia de los caprinos. Los équidos de Cova Beneito son de
aporte antrópico, mientras que en Cova Negra (III-II) se alternan materiales antrópicos
77
[page-n-14]
ALFRED SANCHIS SERRA ET AL.
con otros de carnívoros e incluso mixtos, con presencia en los dos yacimientos de individuos jóvenes y adultos; en ambos casos destacan, al igual que en Quebrada, los elementos craneales. En Cova Beneito los aportes de ciervo son mayoritariamente antrópicos,
mientras que en Cova Negra (III-II) corresponden a carnívoros. En Cova Beneito destacan los elementos de las extremidades y del miembro posterior y en Cova Negra son más
importantes los restos craneales y extremidades; en los dos sitios aparecen individuos
jóvenes y adultos (Martínez Valle, 1996, 2009; Martínez Valle e Iturbe, 1994).
En el Abrigo de la Quebrada los datos relativos a las edades de muerte de las presas y
sus valores de representación anatómica muestran un patrón de transporte de carcasas
completas, con predominio de animales adultos en el caso de las tallas medias (cabras y
ciervos) y de selección de ciertas partes en las grandes (caballos).
La representación de otras especies de herbívoros en el Abrigo de la Quebrada (rinoceronte y jabalí) es mucho menor que la documentada en Cova Beneito y Cova Negra
(III-II), donde además de estas dos especies también aparecen el uro y el rebeco (este último solo en C. Beneito), aunque siempre con valores bajos. Se ha determinado un origen
antrópico para estas presas, excepto en el caso del rebeco en Cova Beneito y del rinoceronte en Cova Negra (carnívoros). Otra importante diferencia al comparar los datos de los
niveles de los tres yacimientos es la desigual representación de carnívoros. En Abrigo de la
Quebrada tan solo se ha documentado un resto de Canidae de pequeño tamaño (zorro),
mientras que en los otros dos sitios la presencia de carnívoros es más destacada, especialmente en Cova Negra con representación de varias especies correspondientes a tres
familias (Canidae, Felidae y Ursidae). Estos datos son consecuentes con las alteraciones
de denticiones de carnívoros localizadas sobre los restos de ungulados de estos yacimientos (Martínez Valle, 1996, 2009; Martínez Valle e Iturbe, 1994). En relación a los conjuntos
estudiados del Abrigo de la Quebrada (nivel IV) hay que señalar, por el momento, el nulo
papel ejercido en su acumulación y alteración por predadores no humanos.
La presencia de pequeñas presas y su importancia en relación con el resto de especies
identificadas muestra valores dispares entre yacimientos. Tanto en Cova Beneito como
en Cova Negra los lagomorfos (mayoritariamente conejos) destacan sobre los ungulados
y carnívoros, mientras que en el Abrigo de la Quebrada el número de restos es menos importante en comparación con el de los principales ungulados. Los aportes de lagomorfos
de Cova Negra y Cova Beneito son consecuencia principalmente de la intervención de
rapaces nocturnas (impactos de pico, digestiones y fracturas sobre la zona media de las
diáfisis), con escasa presencia, en ambos sitios, de aportes antrópicos (mordeduras e
incisiones) (Martínez Valle, 1996, 2009; Martínez Valle e Iturbe, 1994; Sanchis, 2000,
2012). Por el momento, se desconoce el origen de los agregados de lagomorfos del Abrigo
de la Quebrada. La caracterización de las acumulaciones de estas presas en yacimien-
78
[page-n-15]
Los conjuntos faunísticos del Paleolítico medio del Abrigo de la Quebrada
tos arqueológicos del Paleolítico medio es un tema muy debatido en la actualidad, ya
que la mayor parte de las muestras documentadas durante estas fases corresponden a la
alimentación de aves rapaces y carnívoros (Villaverde et al., 1996; Aura et al., 2002; Sanchis, 2012), mientras que la intervención de los grupos humanos parece más esporádica,
sobre todo si comparamos estos conjuntos con los presentes en el Paleolítico superior
regional, de origen mayoritariamente antrópico (Villaverde et al., 1996, 2012b; Aura et
al., 2002). El yacimiento de Cova del Bolomor ha aportado conjuntos de lagomorfos de
origen antrópico en varios de sus niveles (Sanchis y Fernández Peris, 2008; Blasco, 2011;
Sanchis, 2012; Blasco y Fernández Peris, 2012), aunque el estudio diacrónico de los lagomorfos de la secuencia completa del sector oeste de este yacimiento ha puesto de manifiesto la intervención de distintos predadores, humanos en unos casos, aves rapaces y
pequeños mamíferos carnívoros en otros (Sanchis, 2012).
Respecto a los restos de tortuga, en Quebrada se ha identificado una plaqueta con
marcas de corte que señala la posibilidad de que estos reptiles hayan sido también procesados y consumidos por los neandertales, tal y como se ha evidenciado en sitios próximos
del Paleolítico medio aunque en fases más antiguas (Blasco, 2008; Morales y Sanchis,
2009). Los conjuntos de tortuga de otros yacimientos musterienses de la zona valenciana
como Cova Negra (Pérez Ripoll, 1977) todavía no han sido estudiados tafonómicamente,
por lo que se desconoce por el momento el origen de dichos aportes. Sobre los restos
del Abric Pastor se llevó a cabo una primera aproximación, en la cual se determinó la
aparición de marcas de carnicería y termoalteraciones, aunque sería necesario ampliar y
concluir dicho trabajo (Galván et al., 2007-2008; Morales y Sanchis, 2009).
La frecuentación y actividades desarrolladas por los grupos humanos en el Abrigo de
la Quebrada, además del procesado de carcasas, pueden ser responsables de la fragmentación de los restos, por ejemplo a través del pisoteo y de la acción del fuego (hogares). La incidencia de la fragmentación se ve acentuada por el ritmo lento de sedimentación y por los
modelos de ocupación del abrigo (palimpsestos de múltiples eventos). Los procesos diagenéticos determinados sobre los restos han influido también en su deficiente conservación.
Los resultados obtenidos en la síntesis que aquí se presenta son preliminares ya que
corresponden únicamente a dos capas del nivel IV. Los materiales del resto de capas y
niveles del yacimiento se encuentran actualmente en fase de estudio, lo que nos permitirá obtener información diacrónica a través de la comparación de estos resultados con
los que pueden ofrecer los conjuntos de los niveles inferiores que parecen mostrar un
modelo diferente de ocupación del abrigo (Eixea et al., en prensa a y c).
Del mismo modo, la publicación de los estudios arqueozoológicos de los importantes
yacimientos musterienses de Alcoi (El Salt y Abric Pastor), actualmente en estudio (Morales et al., comunicación personal), aportarán nuevos elementos de comparación.
79
[page-n-16]
ALFRED SANCHIS SERRA ET AL.
Agradecimientos
Este trabajo se enmarca en el Proyecto HAR2011-24878 Paleolítico medio final y Paleolítico
superior inicial en la región mediterránea ibérica (Valencia y Murcia).
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82
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Los conjuntos faunísticos del Paleolítico medio
del Abrigo de la Quebrada (Chelva, Valencia):
problemática de estudio, metodología aplicada
y síntesis de los primeros resultados
Alfred Sanchis Serra, Juan Vicente Morales Pérez, Cristina Real Margalef,
Aleix Eixea Vilanova, João Zilhão y Valentín Villaverde Bonilla
En el texto se presentan los datos preliminares del estudio arqueozoológico de los conjuntos faunísticos localizados en las capas 6 y 7 (nivel IV) del yacimiento musteriense del
Abrigo de la Quebrada (Chelva, Valencia).
La muestra recuperada en las dos capas asciende a más de 40 000 restos. El análisis de los materiales ha determinado la presencia de ocho familias: Bovidae, Equidae,
Cervidae, Leporidae, Testudinidae, Suidae, Rhinocerotidae y Canidae, donde la cabra
(Capra sp.), el caballo (Equus ferus) y el ciervo (Cervus elaphus) son las especies mejor
representadas.
La mayoría de los restos presentan un importante nivel de fragmentación, muchos
de ellos con una longitud inferior a 5 cm. El grado de determinación en relación a la
taxonomía es muy bajo y destaca la aparición de fragmentos de huesos largos, en ocasiones termoalterados, correspondientes a especies de talla media. El lento proceso de
sedimentación del abrigo en estas capas ha afectado a los restos de fauna, que muestran también importantes frecuencias de concreción calcárea, lo que dificulta la observación precisa de las alteraciones. A pesar de esto, se han identificado impactos de
percusión y marcas de corte sobre algunos restos que confirman el carácter antrópico
del conjunto. Estas acumulaciones parecen ser consecuencia de la reiterada ocupación
del abrigo por parte de los grupos humanos neandertales. A pesar de que el análisis
arqueozoológico todavía no se ha completado, por el momento no se han determinado
modificaciones que puedan relacionarse con la acción de otros predadores no humanos como carnívoros o aves rapaces.
La problemática expuesta acerca de las características y conservación de los materiales faunísticos ha determinado la aplicación de una metodología arqueozoológica que
pone en valor los fragmentos óseos indeterminados de pequeño tamaño.
Animals i arqueologia hui. I Jornades d’arqueozoologia.
Museu de Prehistòria de València (2013): 65-82.
[page-n-2]
ALFRED SANCHIS SERRA ET AL.
Introducción
El Abrigo de la Quebrada se sitúa en la localidad valenciana de Chelva (Los Serranos) a
unos 65 km al NO de Valencia (figura 1). El término municipal ocupa una superficie de
unos 190 km² y se encuentra surcado por los ríos Tuéjar-Chelva y Turia, que constituyen
los principales aportes hídricos de la zona. El resto del término presenta formaciones
montañosas bastante abruptas, pertenecientes al Sistema Ibérico, y dentro de éste a los
macizos de Javalambre y Sierra de Utiel. El yacimiento se abre en el margen izquierdo
del Barranco de Ahillas y sus dimensiones, atendiendo a la actual disposición de la visera
y la plataforma de disposición horizontal, son de 38 m de longitud y entre 2 y 9 m de
profundidad. La superficie es poco accidentada, con un ligero desnivel en dirección N a
S. La orientación del abrigo hacia el NO hace que la insolación directa sea escasa, como
consecuencia también de la poca anchura del barranco en el que se sitúa y de lo escarpado de las vertientes. El Barranco de Ahillas se encaja entre El Sabinar, el Barranco de El
Mozúl y Loma Chupena al S, y Las Colladas y la Loma del Chinche al N, desembocando
en una amplia llanura que se abre al Plano de Arquela. Las características del Barranco
de Ahillas permiten sugerir los motivos que favorecieron la ocupación del lugar. Por una
parte, el abrigo se encuentra en la zona en la que el barranco se estrecha y encaja, quedando el paso bloqueado poco después en su recorrido al E y dando lugar a una especie
de trampa natural. Por otra parte, el lugar incorpora en su territorio más inmediato un
entorno variado, dominado fundamentalmente por el medio abrupto, pero que incluye
también amplias zonas de llanura.
Hasta la fecha, en el Abrigo de la Quebrada se han realizado seis campañas de excavación (figura 2): un primer sondeo en el año 2004 destinado a establecer la entidad
del yacimiento y evaluar sus posibilidades, y cinco campañas ordinarias, llevadas a cabo
los años 2007, 2009, 2010, 2011 y 2012. La zona excavada abarca un total de 24 m², que
Figura 1. Situación geográfica del
yacimiento.
66
[page-n-3]
Los conjuntos faunísticos del Paleolítico medio del Abrigo de la Quebrada
Figura 2. Planta de excavación
del Abrigo de la Quebrada.
quedan reducidos a 13 a partir del nivel V. Sin incluir los datos provenientes de la última
campaña, todavía en proceso de estudio y con resultados que amplían considerablemente la secuencia estratigráfica, hasta el 2010 se habían identificado cinco niveles sedimentarios. Las dataciones AMS sobre carbón son: en el nivel III para una muestra de Pinus
nigra recuperada en la capa 5 del cuadro B5, con un resultado de 40 500 ± 530 BP (Beta244003) (Villaverde et al., 2008); en el nivel IV, para una muestra de Pinus cf. pinaster
integrada en una estructura de combustión de la capa 7, mediante tratamiento ABA, con
un resultado de 43 930 ± 750 BP (Beta-244002), y, para una muestra de Pinus cf. nigra de
la misma capa mediante el sistema de tratamiento ABOx, con un resultado de >50,8 ka
BP (OxA-24855) (Eixea et al., en prensa a).
El nivel I se compone de las tierras superficiales revueltas que engloban materiales tanto de época histórica como pertenecientes al Paleolítico medio. Su potencia es desigual y
de color oscuro, con abundante materia orgánica dada la utilización del abrigo como lugar
de resguardo del ganado. El nivel II, compuesto por tierras de coloraciones amarillentas y
anaranjadas y una fracción media o grande, se encuentra parcialmente erosionado por el
nivel I. El nivel III posee unas tonalidades amarillentas y grisáceas con una fracción similar
al nivel anterior. La presencia de actividad antrópica es visible en forma de manchones negros y alteraciones rojizas, debido a la multitud de estructuras de combustión. El nivel IV
se asocia a una mayor proporción de fracción gruesa y un color similar al anterior. Mientras
que el nivel V se individualiza por el mayor tamaño de la fracción gruesa.
Los materiales excavados en las campañas del 2004 y 2007 han sido objeto de una primera caracterización tecnológica (Villaverde et al., 2008, 2012a). Su análisis ha estado precedido de la realización de una campaña de prospección para la localización de las fuentes
de aprovisionamiento local realizada el 2008 y de un estudio de las materias primas utilizadas en el yacimiento (Eixea et al., 2011, en prensa b). Industrialmente, este nivel presenta
67
[page-n-4]
ALFRED SANCHIS SERRA ET AL.
una buena presencia de puntas Levallois y musterienses, un dominio de raederas, sobre
todo de filos retocados laterales, y unas proporciones bajas del Grupo III –raspadores, buriles, perforadores y cuchillos de dorso típico– y de las muescas y denticulados. En general
los filos presentan muy pocas evidencias de reavivado. La captación para la mayoría de los
tipos de sílex es de carácter local, obtenidos en un espacio definido por un radio menor a
los 10 km del yacimiento. Se constata también la presencia de determinados tipos de sílex
de carácter alóctono que distan más de 100 km del yacimiento y que se vinculan a los yacimientos de La Safor y el Comtat (Cova Negra, Cova Foradada, Cova del Gat y Cova de la
Petxina) y a los valles de Alcoi (Cova Beneito, Abric del Pastor y El Salt).
La formación del nivel IV responde a un ritmo lento de sedimentación, circunstancia
que favorece la típica estructura de palimpsesto, en este caso caracterizada por la alta
densidad de elementos líticos y óseos y un elevado número de restos de estructuras de
combustión, en muchas ocasiones encabalgadas. El reducido espacio de protección que
ofrece el abrigo, con una plataforma cubierta por la visera que apenas alcanza en la actualidad los 4 m en los puntos de mayor profundidad, y una tendencia al estrechamiento
de la superficie en cuanto nos alejamos de la zona de 24 m² donde se ha localizado la
excavación, constituyen circunstancias que explican la reiteración en el uso del espacio
ocupado, tal y como es posible comprobar al valorar en términos secuenciales la distribución espacial de los distintos niveles (Eixea et al., en prensa a).
Los conjuntos faunísticos: problemática de estudio y
metodología aplicada
Los conjuntos faunísticos recuperados en el Abrigo de la Quebrada muestran un importante nivel de fragmentación lo que supone un bajo índice de identificabilidad. Al mismo tiempo, un gran número de restos aparece afectado por termoalteraciones que han
originado la destrucción de elementos y partes anatómicas. La observación directa de los
materiales pone de manifiesto la existencia de modificaciones de origen hídrico (concreciones y disolución de la cortical). Todos estos procesos influyen de manera negativa en
la determinación anatómica y específica de los restos, así como en la caracterización del
procesado y consumo de las presas.
La gran cantidad de pequeños fragmentos óseos recuperados pone de manifiesto la
importancia de realizar un análisis de los mismos, intentando maximizar la información
a partir de ellos, reforzando así los datos obtenidos tras el estudio de los restos identificados y de más de 3 cm.
La caracterización de los conjuntos óseos del Abrigo de la Quebrada se ha llevado a
cabo a través de la identificación de especies y elementos anatómicos. Se ha empleado
68
[page-n-5]
Los conjuntos faunísticos del Paleolítico medio del Abrigo de la Quebrada
para ello la colección de referencia del Gabinet de Fauna Quaternària del Museu de Prehistòria de València. En cuanto a la cuantificación, únicamente se han utilizado el Número de Restos (NR), el Número de Restos Determinados (NISP) y el Número Mínimo
de Individuos (NMI) (Lyman, 1994, 2008), dado las dificultades en la identificación y el
reducido número de elementos determinados.
Para el establecimiento de las edades de muerte de los animales se ha seguido la
metodología propuesta por diversos autores en relación a la erupción y desgaste dental
y a la fusión de zonas articulares (Silver, 1980; Mariezkurrena, 1983; Hillson, 1986; Pérez
Ripoll, 1988; Azorit et al., 2002; Serrano et al., 2004). El número de restos con el que
contamos para el estudio de las edades de muerte es muy reducido, por lo que se han
definido dos cohortes de edad: los adultos, con epífisis fusionadas y dentición definitiva
en fase de desgaste, y los inmaduros, con epífisis sin fusionar y dentición decidual o
definitiva sin desgaste.
La diferenciación entre fracturas en fresco y en seco se ha realizado según el método
propuesto por Villa y Mahieu (1991). Para el estudio de las alteraciones presentes en la
superficie de los huesos se ha empleado la lupa binocular. En la caracterización de los
procesos postdeposicionales se ha considerado el trabajo de Lyman (1994).
Los restos óseos no determinados y menores de 3 cm se han separado en cuatro grupos: hueso largo, hueso plano, hueso esponjoso y fragmento de diente. Del mismo modo,
las esquirlas termoalteradas se han agrupado según su grado de cremación, gradación de
marrón a blanco, y de afectación, total o parcial (Stiner et al., 1995).
Primeros resultados sobre los conjuntos faunísticos
Cuantificación y taxonomía
En total se han estudiado 41 125 restos, distribuidos casi en partes iguales entre las dos
capas: 22 092 en la 6 (53,7%); 19 033 en la 7 (46,3%). En la capa 6, la mayoría de los restos
corresponden a fragmentos inferiores a 3 cm no identificables (20 558), mientras que
únicamente 1534 son restos identificables o mayores de 3 cm; entre estos últimos únicamente 341 (1,5%) se han podido identificar (NISP). Lo mismo sucede en la capa 7, donde
la mayoría de los restos son fragmentos de menos de 3 cm no identificables (17 411), y tan
solo 1622 son restos determinados o mayores de 3 cm; entre estos últimos únicamente
300 (1,6%) se han identificado (NISP). Los restos mayores de 3 cm no identificados corresponden mayoritariamente a especies de talla media (ca. 58%).
Según los restos identificados (NISP), y atendiendo primero a los ungulados de talla
media y grande, la familia Bovidae es la más importante en ambas capas, sobre todo
69
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ALFRED SANCHIS SERRA ET AL.
Artiodactyla
=Cervidae
Bovidae
Suidae
Capa
6
Equidae
Capa
7
Rhinocerotidae
Leporidae
Testudinidae
0
20
40
60
80
100
120
140
Figura 3. Especies
representadas (NISP).
en la 6, seguida de Equidae y Cervidae, ambas con valores muy próximos; en cambio la
cantidad de restos de Suidae y Rhinocerotidae es muy escasa. Respecto a las pequeñas
presas, Leporidae y Testudinidae muestran porcentajes destacados. Por último, los carnívoros (Canidae) únicamente aportan un resto en la capa 7 (figura 3). La lectura del
NMI confirma estos datos aunque matiza la importancia de algunas especies; así en la
capa 7 el ciervo iguala a la cabra como especie mejor representada y el caballo muestra
valores algo inferiores.
La familia Bovidae está representada exclusivamente por caprinos, pero la elevada fragmentación de los restos ha dificultado su asignación a un género concreto.
La presencia de un M3 completo, molar con elementos morfológicos de diagnóstico discriminantes entre géneros, permitió la comparación de este diente con otros
M3 de caprinos procedentes de Cova del Bolomor (Hemitragus sp.) y Cova de les
Malladetes (Capra pyrenaica). La pieza de Quebrada presenta un metastilo que se
desarrolla en forma de ala y un lóbulo proximal de tendencia curva (figura 4), típico
de la cabra, mientras que en el tar el metastilo mantiene una anchura constante a
lo largo de la corona, la disposición del lóbulo proximal es más rectilínea y el lóbulo
distal es más oblicuo y achatado en la base (Rivals, 2004). Es por ello que, a falta de
contar con una muestra más amplia, consideramos que el caprino documentado en
Quebrada podría corresponder a una cabra (Capra sp.).
Los géneros de caprinos Hemitragus y Capra se documentan en la zona valenciana
durante el Pleistoceno superior. En relación al primero, se ha identificado una especie de
tar de menor talla en los niveles del Pleistoceno superior inicial (MIS 5e) de la Cova del
Bolomor, aunque parece ser que este género ya está presente en el yacimiento durante
el Pleistoceno medio (Fernández, 2007; Rivals y Blasco, 2008). Durante el Paleolítico
superior el tar ya no se documenta y, en cambio, la presencia de la cabra se mantiene en
70
[page-n-7]
Los conjuntos faunísticos del Paleolítico medio del Abrigo de la Quebrada
Figura 4. M3 de caprinos. Izquierda: Hemitragus sp. de Cova del Bolomor, MIS 9-5e; Centro:
Capra pyrenaica de Cova de les Malladetes, MIS 2; Derecha: Capra sp. de Abrigo de la
Quebrada, MIS 3.
los conjuntos arqueozoológicos de la zona valenciana (MIS 2). En el yacimiento musteriense de Cova Negra, la cabra aparece exclusivamente en los niveles superiores (MIS
3), mientras que el tar está representado en la mayor parte de la secuencia (MIS 4 y 3)
(Martínez Valle, 1996, 2001, 2009). La posible contemporaneidad de los dos géneros en
Cova Negra quedaría por confirmar a falta de un estudio más detallado. La presencia de
Capra en el Abrigo de la Quebrada, en niveles correspondientes al MIS 3 (ca. 43 ka), concuerda con los datos aportados por Martínez Valle (1996, 2001) respecto a la aparición de
la cabra en los niveles superiores de Cova Negra (III-II).
Los restos atribuidos a la familia Cervidae muestran una elevada fragmentación que también ha dificultado mucho su identificación. Aun así, por su tamaño y la presencia de algún
hueso completo, consideramos que corresponden al ciervo, aunque será necesario contar con
más restos que confirmen esta propuesta. La mayoría de los elementos de équidos son fragmentos craneales, lo que nos ha permitido contar con varios molares, de morfología y tamaño
propios del caballo.
La tortuga aparece representada fundamentalmente en forma de plaquetas, completas o fragmentadas. La morfología de alguna de éstas (periférica XIª y pigal) y su grosor
han confirmado su pertenencia a la especie mediterránea (Testudo hermanni) (Hervet,
2000). Este taxón es habitual en las faunas de la Península Ibérica durante el Pleistoceno
medio y la primera mitad del superior y es muy frecuente en contextos arqueológicos
musterienses donde constituye un buen marcador cronoestratigráfico (Morales y Sanchis, 2009). Los lepóridos están representados exclusivamente por el género Oryctolagus, si bien en el caso de diversos fragmentos únicamente se ha establecido la familia.
Los escasos restos atribuidos a Suidae, Rhinocerotidae y Canidae aportan escasa información. En el caso del cánido, por su tamaño, posiblemente corresponde a un zorro.
71
[page-n-8]
ALFRED SANCHIS SERRA ET AL.
Representación anatómica
En las especies de talla media (Bovidae y Cervidae) y también en los lepóridos de ambas
capas aparecen representados todos los grupos anatómicos, aunque con mayor abundancia de los elementos de los miembros y escasa conservación de los restos axiales. En
cambio, en Equidae se determina una mayor importancia del grupo craneal. Desde el
punto de vista del modelo de explotación esta diferencia podría interpretarse como un
traslado de carcasas completas o de segmentos anatómicos en función del tamaño de las
presas. En el caso de las tortugas, debido a las características particulares de su esqueleto, los elementos más numerosos corresponden a plaquetas. El resto de especies muestra
una presencia muy reducida, con elementos pertenecientes a distintas zonas anatómicas
que no permiten realizar valoración alguna (figura 5).
Bovidae
Cervidae
Fal/Ses
Fal/Ses
M
posterior
M posterior
Capa
6
Axial
Capa
7
M
anterior
Capa
6
Axial
Capa
7
M anterior
Craneal
Craneal
0
5
10
15
20
25
30
0
35
5
10
Equidae
15
20
25
Leporidae
Fal/Ses
Fal/Ses
M
posterior
M
posterior
Capa
6
Axial
Capa
7
M
anterior
Craneal
Capa
6
Axial
Capa
7
M
anterior
Craneal
0
10
20
30
40
50
60
70
0
2
4
6
8
10
12
14
16
18
Figura 5. Representación anatómica en Bovidae (Caprinae), Cervidae, Equidae y Leporidae
(NISP).
72
[page-n-9]
Los conjuntos faunísticos del Paleolítico medio del Abrigo de la Quebrada
Estructura de edad
Bovidae (Caprinae), Cervidae y Equidae son las únicas familias que han aportado suficientes restos diagnósticos con información del estado de la dentición y fusión articular.
En ambas capas destacan los restos correspondientes a individuos adultos (cuadro 1).
Capa
6
Capa
7
Joven
Adulto
Joven
Adulto
Diente Fusión Diente Fusión Diente Fusión Diente Fusión
Equidae
6%
-‐
94% 100%
11%
-‐
89% 100%
Cervidae
-‐
-‐
100% 100% 33%
-‐
67% 100%
Bovidae
-‐
-‐
100% 100%
-‐
8%
100% 92%
Cuadro 1. Estructura de edad en Equidae, Cervidae y Bovidae (Caprinae)
según capas considerando el estado de la dentición y la fusión articular (NISP).
Estudio de las marcas de procesado y consumo
Únicamente 48 restos muestran marcas de corte (0,25%), la mayoría son incisiones
(43) mientras que los raspados son escasos (5). Se localizan tanto sobre fragmentos
indeterminados de talla pequeña, mediana y grande, como sobre restos identificados
de Bovidae (Caprinae) y Testudinidae. Las incisiones y los raspados registrados son mayoritariamente múltiples y se relacionan con procesos de descarnado y desarticulación
(cuadro 2; figura 6). Por el momento, en estas capas no se han descrito evidencias de la
intervención de otros predadores.
Capa
6
Bovidae
Indeterminado
Testudinidae
Artiodactyla
Capa
7
Bovidae
Indeterminado
Talla
media
Talla
grande
Talla
pequeña
Total
Incisiones Raspados
4
1
1
1
1
39
5
1
7
27
3
1
3
2
43
5
Cuadro 2. Distribución de las marcas de
corte según capas y taxones (NR).
73
[page-n-10]
ALFRED SANCHIS SERRA ET AL.
En relación al origen de las fracturas documentadas sobre los restos, la metodología
nos ha permitido diferenciar entre aquellas producidas sobre hueso fresco (19,5% sobre el
total de huesos fragmentados) y aquellas otras sobre hueso seco de carácter postdeposicional, las más abundantes (77,7%); los valores restantes corresponden a morfotipos mixtos o
indeterminados (cuadro 3). Las fracturas en fresco afectan tan solo al 0,87% del total de la
muestra, mayoritariamente sobre restos indeterminados, aunque también se han identificado sobre huesos de Cervidae, Bovidae (Caprinae) y Equidae (con especies de talla media
y grande). Asociadas a estas fracturas en fresco, en 42 ocasiones (49,40%) se han identificado muescas, mayoritariamente simples y de morfología semicircular, consecuencia de
impactos de percusión (figura 6).
Respecto a las pequeñas presas (lagomorfos y tortugas), la elevada fragmentación de
los restos no nos permite, por el momento, otorgar un origen concreto a las acumulacio-
Figura 6. Diversos restos con marcas de corte e impactos de percusión de origen antrópico.
74
[page-n-11]
Los conjuntos faunísticos del Paleolítico medio del Abrigo de la Quebrada
Capa
6
Artiodactyla
Bovidae
Cervidae
Equidae
Leporidae
Testudinidae
Indet.
Capa
7
Bovidae
Cervidae
Equidae
Leporidae
Talla
media
Talla
grande
Indet.
Total
Fresca
128
1
17
13
5
Mixta
8
2
1
Seca
483
2
28
9
7
Indet.
8
2
1
92
55
6
3
2
36
7
1
183
5
8
1
436
247
8
11
2
208
14
4
730
5
11
3
1
1
6
19
Total
627
3
49
23
12
1
1
538
313
17
14
5
1
250
21
5
940
Cuadro 3. Tipos de fractura determinados según capas y taxones (NR).
nes. Aunque se ha identificado una marca de corte sobre la cara interna de una plaqueta
de tortuga (figura 6), que a su vez está termoalterada, por lo que no descartamos que
estos reptiles correspondan a aportes antrópicos, como se ha descrito en otros contextos
del Paleolítico medio regional (Blasco, 2008; Morales y Sanchis, 2009).
Fragmentación
El nivel de fragmentación de la muestra ósea es muy intenso, con más de un 90% de
restos con menos de 3 cm de longitud. Entre los determinables y/o mayores de 3 cm la
mayor parte corresponde al rango de 3-5 cm (figura 7).
La mayoría de las esquirlas de menos de 3 cm pertenecen a fragmentos de hueso largo
o compacto, fundamentalmente restos de diáfisis (85-95%). Los elementos correspondientes a huesos planos son escasos (ca. 1%) al igual que los de diente (0,9-1,8%), mientras que los de hueso esponjoso están algo mejor representados (5-9,7%).
Buena parte de estos fragmentos están termoalterados (ca. 63%), de los cuales el
96% están afectados en su totalidad, y únicamente el 4% restante de manera parcial.
Por coloraciones y niveles de cremación, predominan los huesos que han llegado a calcinarse (51%), seguidos de los carbonizados (negros) y de los parcialmente calcinados
(gris-blanco) que alcanzan porcentajes de entre un 12 y 18% según capa. Los huesos lige-
75
[page-n-12]
ALFRED SANCHIS SERRA ET AL.
NR
600
500
400
300
200
100
0
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
Figura 7. Nivel de fragmentación a partir de la longitud conservada de los fragmentos
mayores de 3 cm (NR).
ramente quemados (marrón-negro) representan en la capa 6 un 17% y en la 7 un 9,95%.
Todo esto indica que la mayor parte de las esquirlas han permanecido el tiempo suficiente en contacto con el fuego para calcinarse. Esta circunstancia puede deberse al empleo
de huesos como combustible o a la simple superposición de áreas de combustión a restos
correspondientes a ocupaciones anteriores. Dada la estructura en palimpsesto del nivel,
el bajo índice de sedimentación ya señalado y la limitación del espacio ocupacional disponible, la segunda posibilidad nos parece la más razonable e importante. Debe destacarse al respecto que los porcentajes de piezas líticas con evidencias de termoalteración
son también muy elevados, tal y como cabría esperar en una situación como la descrita,
y que la amplia dispersión de carbones recuperados (Badal et al., 2012) confirma el uso
reiterado del fuego en el espacio estudiado.
Alteraciones diagenéticas
Entre los restos determinados o mayores de 3 cm se han registrado dos tipos principales
de alteraciones postdeposicionales que se relacionan con procesos hídricos. Por un lado
las concreciones calcáreas, presentes según capas sobre el 74,3 y el 84,2% de los restos,
con un grado de afectación más intenso en la capa 7 que en la 6. Otro proceso diagenético observado es la disolución que ha modificado la superficie de los huesos; en la capa 6
afecta al 17,2% de los restos, con menor incidencia en la capa 7 (5,4%).
Valoración y Conclusiones
El primer elemento a considerar es el volumen y la densidad de restos óseos recuperados
en las dos capas estudiadas (Eixea et al., en prensa c), mucho mayor que el determinado
en niveles sincrónicos (MIS 3) de yacimientos del Paleolítico medio regional como Cova
76
[page-n-13]
Los conjuntos faunísticos del Paleolítico medio del Abrigo de la Quebrada
Beneito (Martínez Valle, 1996; Martínez Valle e Iturbe, 1994) o la parte superior de la secuencia de Cova Negra (III-II) (Villaverde et al., 1996; Martínez Valle, 1996, 2009). Pero
la mayor densidad de restos no implica necesariamente un modelo de ocupación distinto del señalado en estos otros yacimientos, consecuencia de la combinación de diversos
factores que no contradicen el posible carácter corto de las ocupaciones y su asociación a
un número reducido de ocupantes. Las limitaciones en el espacio protegido disponible,
el bajo ritmo de sedimentación y la reiteración de las visitas, vinculadas a episodios de
caza, pueden explicar esas variaciones sin necesidad de recurrir a modelos de ocupación
de larga duración o elevado número de individuos. Los hogares son simples y la zona de
mayor dispersión de restos no sobrepasa una superficie de unos 8-9 m2.
Al considerar la escasa insolación del abrigo, su exposición al viento y su posición
privilegiada para el control de espacios abruptos y abiertos, la asignación al asentamiento de una función de campamento de caza, con un intenso procesado y consumo de las
presas adquiridas, parece razonable.
En el Abrigo de la Quebrada, las faunas determinadas y su relación con aportes antrópicos (fracturas y marcas de corte) nos hablan de un modelo diversificado de adquisición de presas sobre los ungulados de talla media y grande, donde en general la cabra
y el caballo destacan sobre el ciervo. Las características del entorno del yacimiento, con
existencia de zonas de paisaje abrupto y también de áreas de llanura, hacen viable este
modelo. La representación de especies presente en los conjuntos de Abrigo de la Quebrada, Cova Beneito y Cova Negra, pertenecientes al MIS 3, se muestra bastante coincidente en relación a los valores de frecuencia, aunque se observan diferencias en cuanto
al origen de los aportes, perfiles esqueléticos y de edad (Martínez Valle, 1996, 2009; Martínez Valle e Iturbe, 1994).
En Cova Negra, como se ha comentado anteriormente, el caprino presente en la mayor parte de la secuencia es el tar, mientras que la cabra solo aparece a partir del MIS 3
(Martínez Valle, 1996, 2009). La responsabilidad de los aportes de cabra, tanto en Cova
Beneito como en Cova Negra (III-II), es mixto, de carnívoros y humanos, siendo los carnívoros los principales responsables. Las edades de muerte de los caprinos en Cova Beneito están dominadas por los animales subadultos y en Cova Negra por los jóvenes y viejos,
en cambio en Quebrada destacan los ejemplares adultos. En relación a la representación
anatómica, en ambos yacimientos destacan los restos craneales y extremidades, siendo
menos importantes los axiales y miembros; por su parte, en Quebrada están mucho más
equilibrados todos los elementos. El caballo y el ciervo se documentan a lo largo de toda
la secuencia de Cova Beneito y Cova Negra, aumentando sus efectivos durante las fases
en las que desciende la frecuencia de los caprinos. Los équidos de Cova Beneito son de
aporte antrópico, mientras que en Cova Negra (III-II) se alternan materiales antrópicos
77
[page-n-14]
ALFRED SANCHIS SERRA ET AL.
con otros de carnívoros e incluso mixtos, con presencia en los dos yacimientos de individuos jóvenes y adultos; en ambos casos destacan, al igual que en Quebrada, los elementos craneales. En Cova Beneito los aportes de ciervo son mayoritariamente antrópicos,
mientras que en Cova Negra (III-II) corresponden a carnívoros. En Cova Beneito destacan los elementos de las extremidades y del miembro posterior y en Cova Negra son más
importantes los restos craneales y extremidades; en los dos sitios aparecen individuos
jóvenes y adultos (Martínez Valle, 1996, 2009; Martínez Valle e Iturbe, 1994).
En el Abrigo de la Quebrada los datos relativos a las edades de muerte de las presas y
sus valores de representación anatómica muestran un patrón de transporte de carcasas
completas, con predominio de animales adultos en el caso de las tallas medias (cabras y
ciervos) y de selección de ciertas partes en las grandes (caballos).
La representación de otras especies de herbívoros en el Abrigo de la Quebrada (rinoceronte y jabalí) es mucho menor que la documentada en Cova Beneito y Cova Negra
(III-II), donde además de estas dos especies también aparecen el uro y el rebeco (este último solo en C. Beneito), aunque siempre con valores bajos. Se ha determinado un origen
antrópico para estas presas, excepto en el caso del rebeco en Cova Beneito y del rinoceronte en Cova Negra (carnívoros). Otra importante diferencia al comparar los datos de los
niveles de los tres yacimientos es la desigual representación de carnívoros. En Abrigo de la
Quebrada tan solo se ha documentado un resto de Canidae de pequeño tamaño (zorro),
mientras que en los otros dos sitios la presencia de carnívoros es más destacada, especialmente en Cova Negra con representación de varias especies correspondientes a tres
familias (Canidae, Felidae y Ursidae). Estos datos son consecuentes con las alteraciones
de denticiones de carnívoros localizadas sobre los restos de ungulados de estos yacimientos (Martínez Valle, 1996, 2009; Martínez Valle e Iturbe, 1994). En relación a los conjuntos
estudiados del Abrigo de la Quebrada (nivel IV) hay que señalar, por el momento, el nulo
papel ejercido en su acumulación y alteración por predadores no humanos.
La presencia de pequeñas presas y su importancia en relación con el resto de especies
identificadas muestra valores dispares entre yacimientos. Tanto en Cova Beneito como
en Cova Negra los lagomorfos (mayoritariamente conejos) destacan sobre los ungulados
y carnívoros, mientras que en el Abrigo de la Quebrada el número de restos es menos importante en comparación con el de los principales ungulados. Los aportes de lagomorfos
de Cova Negra y Cova Beneito son consecuencia principalmente de la intervención de
rapaces nocturnas (impactos de pico, digestiones y fracturas sobre la zona media de las
diáfisis), con escasa presencia, en ambos sitios, de aportes antrópicos (mordeduras e
incisiones) (Martínez Valle, 1996, 2009; Martínez Valle e Iturbe, 1994; Sanchis, 2000,
2012). Por el momento, se desconoce el origen de los agregados de lagomorfos del Abrigo
de la Quebrada. La caracterización de las acumulaciones de estas presas en yacimien-
78
[page-n-15]
Los conjuntos faunísticos del Paleolítico medio del Abrigo de la Quebrada
tos arqueológicos del Paleolítico medio es un tema muy debatido en la actualidad, ya
que la mayor parte de las muestras documentadas durante estas fases corresponden a la
alimentación de aves rapaces y carnívoros (Villaverde et al., 1996; Aura et al., 2002; Sanchis, 2012), mientras que la intervención de los grupos humanos parece más esporádica,
sobre todo si comparamos estos conjuntos con los presentes en el Paleolítico superior
regional, de origen mayoritariamente antrópico (Villaverde et al., 1996, 2012b; Aura et
al., 2002). El yacimiento de Cova del Bolomor ha aportado conjuntos de lagomorfos de
origen antrópico en varios de sus niveles (Sanchis y Fernández Peris, 2008; Blasco, 2011;
Sanchis, 2012; Blasco y Fernández Peris, 2012), aunque el estudio diacrónico de los lagomorfos de la secuencia completa del sector oeste de este yacimiento ha puesto de manifiesto la intervención de distintos predadores, humanos en unos casos, aves rapaces y
pequeños mamíferos carnívoros en otros (Sanchis, 2012).
Respecto a los restos de tortuga, en Quebrada se ha identificado una plaqueta con
marcas de corte que señala la posibilidad de que estos reptiles hayan sido también procesados y consumidos por los neandertales, tal y como se ha evidenciado en sitios próximos
del Paleolítico medio aunque en fases más antiguas (Blasco, 2008; Morales y Sanchis,
2009). Los conjuntos de tortuga de otros yacimientos musterienses de la zona valenciana
como Cova Negra (Pérez Ripoll, 1977) todavía no han sido estudiados tafonómicamente,
por lo que se desconoce por el momento el origen de dichos aportes. Sobre los restos
del Abric Pastor se llevó a cabo una primera aproximación, en la cual se determinó la
aparición de marcas de carnicería y termoalteraciones, aunque sería necesario ampliar y
concluir dicho trabajo (Galván et al., 2007-2008; Morales y Sanchis, 2009).
La frecuentación y actividades desarrolladas por los grupos humanos en el Abrigo de
la Quebrada, además del procesado de carcasas, pueden ser responsables de la fragmentación de los restos, por ejemplo a través del pisoteo y de la acción del fuego (hogares). La incidencia de la fragmentación se ve acentuada por el ritmo lento de sedimentación y por los
modelos de ocupación del abrigo (palimpsestos de múltiples eventos). Los procesos diagenéticos determinados sobre los restos han influido también en su deficiente conservación.
Los resultados obtenidos en la síntesis que aquí se presenta son preliminares ya que
corresponden únicamente a dos capas del nivel IV. Los materiales del resto de capas y
niveles del yacimiento se encuentran actualmente en fase de estudio, lo que nos permitirá obtener información diacrónica a través de la comparación de estos resultados con
los que pueden ofrecer los conjuntos de los niveles inferiores que parecen mostrar un
modelo diferente de ocupación del abrigo (Eixea et al., en prensa a y c).
Del mismo modo, la publicación de los estudios arqueozoológicos de los importantes
yacimientos musterienses de Alcoi (El Salt y Abric Pastor), actualmente en estudio (Morales et al., comunicación personal), aportarán nuevos elementos de comparación.
79
[page-n-16]
ALFRED SANCHIS SERRA ET AL.
Agradecimientos
Este trabajo se enmarca en el Proyecto HAR2011-24878 Paleolítico medio final y Paleolítico
superior inicial en la región mediterránea ibérica (Valencia y Murcia).
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