Una visión de la arqueozoología valenciana a través del tiempo
Manuel Pérez Ripoll
2013
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Una visión de la Arqueozoología Valenciana a
través del tiempo
Manuel Pérez Ripoll
Los estudios arqueozoológicos se incluyen en la actualidad entre los objetivos de todos
los proyectos de investigación. Pero hace algunos años, y no muchos, estos estudios no
eran considerados como una parte esencial de la actividad arqueológica. Por ello, la arqueozoología ha tenido que abrirse paso con dificultad, de forma lenta y desigual según
universidades y otros centros institucionales. Ha empezado a consolidarse de una manera
general, pero todavía queda mucho por hacer para que tenga la misma consideración y
oportunidad que la arqueología entendida en sentido clásico. En este artículo presentamos un breve repaso sobre el transcurso de los estudios de fauna en el País Valenciano
para comprender su evolución, importancia y aceptación entre los jóvenes investigadores.
Los comienzos de los estudios de fauna
Los momentos iniciales de los trabajos de fauna en el País Valenciano están ligados con
el devenir de la investigación en Europa a lo largo del siglo XIX, especialmente a partir
de su segunda mitad. Éstos son llevados a cabo principalmente por geólogos, paleontólogos e ingenieros de minas, pero médicos, farmacéuticos, anticuarios y clérigos también
participan activamente. En la primera mitad del siglo XIX surgen las evidencias que contradicen las ideas religiosas sobre la antigüedad de la humanidad. J. Boucher de Perthes
encuentra en las terrazas del río Somme restos de elefantes y rinocerontes junto a útiles
tallados. En su Antiquités celtiques et antédiluviennes (obra dividida en tres partes, la
primera publicada en el año 1847, la segunda en 1857 y la tercera en 1864) del año 1857
plantea abiertamente la existencia de un hombre antediluviano cuya antigüedad superaba los cálculos basados en interpretaciones del Génesis. Un grupo de expertos formado
por Hugh Falconner (paleontólogo), John Evans (arqueólogo), Charles Lyell y Joseph
Preston (ambos geólogos) visitan Abbeville y confirman en 1859 la teoría de Boucher de
Perthes. Albert Gaudry publica en 1859 las memorias de sus trabajos de investigación
Animals i arqueologia hui. I Jornades d’arqueozoologia.
Museu de Prehistòria de València (2013): 3-18.
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de yacimientos de Amiens, que reafirmaban la antigüedad de la humanidad (Pelayo y
Gonzalo, 2012). Estos cambios coinciden con la publicación en 1859 de El origen de las
especies de Charles Darwin, obra que tiene una gran transcendencia en la interpretación
de los datos que se iban conociendo.
En España la situación política y religiosa impide que la ciencia avance debido a las
restricciones de la libertad de pensamiento en la época de Isabel II (Glick, 1982, 2010). A
pesar del oscurantismo científico de estos momentos, algunas revistas científicas se hacen
eco de hallazgos en Europa que demostraban la existencia de un hombre antediluviano.
Entre los años 1860 a 1864, la Revista de los Progresos de la Ciencia (órgano de difusión de
la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid) y la Revista Minera
dan a conocer las ideas y los descubrimientos de los naturalistas Charles Lyell, Boucher de
Perthes, Édouard Lartet, Milne Edwards, Félix Garrigou y Henri Filhol. Por otro lado, en
1864, Casiano de Prado, Édouard de Verneuil y Louis Lartet publican los hallazgos de San
Isidro, en la misma dirección que los aparecidos en Francia (Pelayo y Gonzalo, 2012).
Tras la revolución de 1868, la implantación de las nuevas políticas liberales favorecen
el desarrollo de la vida científica; surgen sociedades de carácter científico (Sociedades de
Anatomía e Histología, Sociedad Libre de Histología), cruciales para la recepción y divulgación de las ideas evolucionistas, y en el campo de la enseñanza se funda la Institución
Libre de Enseñanza. En Valencia, Peregrín Casanova desde la Facultad de Medicina aplica
las más recientes teorías evolucionistas acerca de la anatomía humana descriptiva, expuestas en 1877 (La morfología humana del porvenir y La biología general) (Glyck, 1982, 2010).
Estas son las premisas que es necesario tener presente en el momento de abordar
los primeros estudios de la fauna de yacimientos arqueológicos a cargo del naturalista
valenciano Juan Vilanova y Piera. Estudia en Valencia, se licencia en medicina (1845) y
al año siguiente obtiene la licenciatura en Ciencias. Se incorpora al Museo Nacional de
Ciencias Naturales al ganar la cátedra de Geología y Paleontología de la Universidad
Central de Madrid (1853). Son los años en los que Christian Jurgensen Thomsen da a
conocer la Guía de la arqueología septentrional, publicada en 1836 en danés y traducida
al inglés en 1849 y Jacques C. Boucher de Perthes plantea la existencia de un hombre antediluviano en 1847. J. Vilanova divulga los descubrimientos del Valle del Somme y los de
los yacimientos de Amiens en su Manual de Geología aplicada a la agricultura y a las artes industriales (1860-1861) con el objetivo de que las investigaciones más recientes estén
al alcance de los estudiantes universitarios. Frente a los posicionamientos encontrados
de los evolucionistas y de los creacionistas, Juan Vilanova se presenta como un creacionista moderado que no acepta los postulados de los darwinistas -ferviente católico que
pretendía conciliar la ciencia con la Biblia- pero muestra una actitud de respeto e incluso
de admiración científica por ellos. Como exponente de este posicionamiento, no duda
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en integrarse en el grupo fundador de la Sociedad Antropológica Española (constituida
en 1865), junto a Pedro Gonzálvez Velasco y Francisco de Asís Delgado, asociación que
es objeto de feroces críticas por los sectores sociales más conservadores que la acusan
de ir en contra de la religión y que finalmente logran su disolución con la Restauración
borbónica (Goberna, 1985; Pelayo y Gonzalo, 2012).
En este contexto de renovación científica, Juan Vilanova se propone buscar en diversos
lugares de la geografía valenciana la información que confirme la antigüedad de los primeros vestigios humanos. En el verano de 1866 realiza junto con el naturalista Eduardo Boscá
las primeras investigaciones en las cuevas del Parpalló (Gandía) y de Cova Negra (Xàtiva);
en el verano de 1867 vuelve a estos yacimientos, y también recoge materiales de la Cova de
les Meravelles (Gandía) y de la Cova del Bolomor (Tavernes de Valldigna), así como de Avellanera (Catadau) y San Nicolás (L’Olleria), que son dados a conocer en la Revista de Sanidad Militar y General de las Ciencias Médicas (1866/1867) y en el libro Origen, Naturaleza
y Antigüedad del hombre (1872). En 1868 envía una nota al III Congreso de Antropología
y Arqueología Prehistórica, celebrado en Norwich y Londres, titulada Prehistoric remains
in Valencia, en la que informa de sus hallazgos. En 1869 es invitado, junto a F. M. Tubino,
al IV Congreso Internacional de Antropología Prehistórica en representación de España que se reune en Copenhague, en el que presenta los materiales recogidos en diversos
yacimientos valencianos, además de otros tan importantes como San Isidro (Découverts
archéologiques préhistoriques faites en Espagne. Comptes-rendus de la 4e session, Copenhague, 1869) (Pelayo y Gonzalo, 2012). El conjunto de materiales recogidos por Vilanova
son cedidos al Museo Antropológico Nacional de Madrid (Fletcher, 1945).
Juan Vilanova divulga estos hallazgos a través de la Sociedad Arqueológica Valenciana fundada en 1871 por un grupo de miembros de la Sociedad Económica de Amigos
del País, que por instancia de José Vilanova, ingeniero de minas y hermano de Juan
Vilanova, abarca no sólo el campo de la numismática sino también el de la Prehistoria.
Juan Vilanova colabora muy estrechamente en la divulgación de los materiales más
relevantes a través de la publicación de las Memorias de la SAV (de 1872 a 1881), entre
los que destacan los informes correspondientes a la Cova del Parpalló, Meravelles,
Cova Negra, Cova de la Avellanera y la Cueva de Roca (Orihuela) junto a otros yacimientos valencianos (la Ladera de San Antón, la Ereta del Pedregal, la Cueva de las
Calaveras o la Moleta dels Frares de Forcall). Hasta se llega a contar con un pequeño
museo ubicado en la sede de la Sociedad Económica (Goberna, 1981, 1985).
La confrontación de las ideas darwinistas y antidarwinistas abandona los ambientes
universitarios y científicos para salir a la calle a partir de la década de los ochenta del siglo XIX (Glick, 1982). Valga como ejemplo la intensa polémica que suscita la prensa local
de Alcoi con motivo de las conferencias de Juan Vilanova los días 21 y 22 de diciembre
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de 1884 sobre los descubrimientos de la Cova de les Llometes, enterramiento múltiple
excavado en 1884 por el ingeniero Enrique Vilaplana, cuya memoria es redactada por
Juan Vilanova y Enrique Vilaplana (Aura, 2000).
Al margen de las clasificaciones taxonómicas de los materiales recuperados en las intervenciones arqueológicas, Eduardo Boscá utiliza un método de trabajo nuevo basado
en el estudio de las marcas de descarnado y de fracturación ósea para demostrar la intervención humana en los restos óseos de la colección Botet. Este naturalista pretende
revalorizar el esqueleto humano del Arroyo de Samborombón que formaba parte de esta
colección y que tenía una gran trascendencia científica para demostrar la antigüedad del
hombre americano. En el año 1908, Boscá presenta este esqueleto como de época terciaria
en el I Congreso de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias celebrado en
Zaragoza, contemporáneo de los restos de la fauna de la colección Botet (Salinas, 2011).
De la fundación del Laboratorio de Arqueología de la
Universitat de València y del Museu de Prehistòria de
València hasta la década de los sesenta del Siglo XX
A mediados de la década de los ochenta del siglo XIX desaparece la SAV y no existe otra
entidad arqueológica hasta la creación del Laboratorio de Arqueología de la Universitat
de València y la fundación del Servicio de Investigación Prehistórica (Goberna, 1985). A
propuesta de Luis Gonzalvo Paris, primer catedrático de Arqueología, Epigrafía y Numismática, el claustro de la universidad aprueba la creación del Laboratorio el 3 de diciembre de 1921 (Aura, 2006). Unos años más tarde, el 20 de octubre de 1927 la Diputación de
Valencia crea el SIP e Isidro Ballester Tormo es propuesto como director, que cuenta con
la colaboración de Lluís Pericot García, Mariano Jornet Perales, Gonzalo Viñes Masip y
Fernando Ponsell Cortés (De Pedro, 2006). Nada más iniciado el funcionamiento de esta
institución, G. Viñes realiza la excavación de la Cova Negra (Campañas de 1928, 1929,
1931 y 1933), mientras que Lluís Pericot hace lo propio en la Cova del Parpalló (campañas
de 1929, 1930 y 1931). Los primeros resultados son dados a conocer por Gonzalo Viñes,
quien ya menciona la aparición de un molar de Elephas antiquus, y varios dientes de
Rhinoceros merckii, junto a multitud de dientes de caballo y de ciervo, clasificados por
Obermaier, todos ellos asociados a una industria lítica musteriense (Viñes, 1928).
El material óseo de ambos yacimientos es estudiado más tarde por dos paleontólogos
castellonenses, José Royo Gómez y Vicent Sos Baynat, cuyas vidas transcurren por caminos paralelos. Ambos nacen en Castellón en el mismo año (1895) en casas muy próximas,
pero no llegan a conocerse hasta sus años universitarios y sus vidas científicas sufren
gravemente en 1939; se forman en la Universidad de Madrid en el campo de la geología
y paleontología, alumnos de Eduardo Hernández Pacheco, ligados ambos al Museo de
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Ciencias Naturales de Madrid. A comienzos de la Guerra Civil son enviados a Valencia
con el traslado de parte del material del Museo de Ciencias Naturales (Sanfeliu, 2004).
Una vez allí, J. Royo se encarga de la fauna de Cova Negra y V. Sos de la de Parpalló. Los
resultados se publican en 1942 y 1947. Con el historial político de ambos investigadores,
la publicación del estudio de fauna antes mencionada (Serie de trabajos Varios, 1942 y
1947) tiene que pasar previamente por el visto bueno de la Comisión Gestora de la Diputación Provincial a instancias de la Dirección del Servicio de Investigación Prehistórica
(Sanchis y Sarrión, 2006).
José Royo se licencia en Ciencias Naturales en la Universidad Central de Madrid (1916),
en 1922 es nombrado profesor de Mineralogía y Geología del Museo Nacional de Ciencias
Naturales, jefe de la Sección de Paleontología del MNCN (1930), Director Nacional de Minas (1937 y 1938), Jefe de la Sección de Geología del MNCN y Director del Museo de Antropología, Etnología y Prehistoria de Madrid (1937). Como consecuencia de la inseguridad
que vivía la capital en estos tiempos por el desarrollo de la guerra, una parte de los fondos
del MNCN se traslada a Valencia y José Royo es nombrado Director y Organizador del Laboratorio del Instituto de Ciencias Naturales de Valencia (1937 y 1938) (Sos, 2004). Durante
su estancia en esta ciudad realiza el estudio de la fauna de Cova Negra correspondiente a
las excavaciones de G. Viñes. Sus resultados tienen una gran transcendencia ya que determina una porción craneal de Homo asociada a restos óseos de especies extinguidas, como
Felis pardus, Elephas iolensis, Rhinoceros, Equus caballus, Bos, entre otros. Con posterioridad, el parietal es estudiado por Miguel Fusté Lara (1953), que lo clasifica como neandertal.
La información obtenida sirve para que Francisco Jordá establezca la primera secuencia
cultural y geológica de la de la cueva (Jordá 1946, 1947), basada en las indicaciones estratigráficas de G. Viñes (Viñes 1928, 1942; Viñes et al., 1947), que amplía y da más consistencia
con la incorporación de los nuevos materiales procedentes de las excavaciones que lleva
a cabo a partir de 1950 (Jordá, 1953, 1957).
Vicent Sos Baynat se licencia en Ciencias Naturales (1919). Entre 1922 y 1924
publica en el Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura su estudio sobre el
poblado de Vil·la Filomena en Vila-real, incluyendo la determinación de los restos
de fauna (Sos Baynat, 1922-24). Logra la plaza de Preparador en el MNCN (1926),
colabora muy activamente con J. Royo en las labores de docencia práctica. Obtiene
la plaza de Geología en el MNCN (1932). En 1935 hace oposiciones a catedrático de
Instituto de Castellón y las gana, pero solicita una excedencia. En 1936 es enviado a Valencia, junto con otros investigadores y profesores de la Universidad y del
MNCN; profesor del Instituto de Ciencias Naturales de la Junta para la Ampliación
de Estudios en Valencia (que es disuelto por el gobierno de Burgos en 1938; en 1939
se promulga la ley que crea el CSIC) (Sos Paradinas, 2010). Durante la estancia de
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V. Sos en Valencia estudia la fauna de la Cova del Parpalló, correspondiente a las
excavaciones de Lluís Pericot. La publicación de 1947 es la primera en integrar varios estudios, la secuencia cultural a cargo de Lluís Pericot, el estudio del cráneo a
Santiago Alcobé, la malacofauna a Manuel Vidal y la fauna de mamíferos a Vicent
Sos (Pericot et al., 1947).
Ambos científicos sufren las represalias de la posguerra. Políticamente quedan marcados por su asistencia al XVII Congreso Geológico Internacional celebrado en la Unión
Soviética en 1937. La expedición española la forman cinco científicos, de los que J. Royo
representa a la Academia de Ciencias y V. Sos al Museo de Ciencias Naturales (Montero,
2004). Por otro lado, J. Royo participa en actividades políticas, en 1931 es miembro del
Consejo Nacional de Acción Republicana, forma parte de la Conjunción Republicana
Radicalsocialista (Sanfeliu, 2004), fundador junto con Azaña de Izquierda Republicana y
diputado en las Cortes por Castellón (Martínez, 2004). Finalizado el Congreso, regresan
a Valencia, pero V. Sos decide trasladarse a Castellón con su familia y J. Royo se desplaza a
Barcelona con el gobierno de la República para pasar a Francia; se establece en Toulouse
y después se exilia en Colombia y Venezuela. En ambos países permanece aún el legado
de muchos e importantes frutos de su intensa labor científica (Martínez, 2004). Por el
contrario, Vicent Sos padece muy directamente la represión; en 1939 se escapa a Madrid
a casa de un familiar y permanece escondido sin salir a la calle hasta 1947; en 1965, seis
días antes de cumplir los 70 años es restituido en su cátedra de instituto y tiene que trabajar dos años para poder cobrar la pensión de jubilación (Sos Paradinas, 2010).
La década de los años setenta del Siglo XX
Fuera del ámbito valenciano, los estudios de fauna siguen la tradición paleontológica y paleoantropológica de la línea trazada por E. Hernández-Pacheco y B. Meléndez y que continúa con Emiliano Aguirre, representante de la Universidad Complutense y del Museo de Ciencias Naturales de Madrid en la década de los setenta.
Paralelamente, en el País Vasco Jesús Altuna inicia los estudios de fauna al frente
del Laboratorio de Arqueozoología de la sección de Prehistoria de la Sociedad de
Ciencias de Aranzadi, muy ligado a la tradición investigadora de la Facultad de
Veterinaria de la Universidad de Munich. En la segunda mitad de los setenta y la
década de los ochenta, la escuela de E. Aguirre está representada por J. L. Arsuaga,
J. M. Bermúdez de Castro y P. Castaños. Por último, cabe citar a otro investigador,
A. Morales de la Universidad Autónoma de Madrid, que ha conseguido reunir una
importante colección de mamíferos, aves y peces depositada en el Laboratorio de
Arqueozoología de esta universidad.
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Hasta estos momentos, en el País Valenciano no existe una tradición arqueozoológica que vincule los estudios de fauna a la licenciatura en Filosofía y Letras y al Departament de Prehistòria i Arqueologia o al Museu de Prehistòria. El cambio de perspectiva se
produce con la llegada a Valencia de Iain Davidson, formado en la Universidad de Cambridge. Davidson es discípulo de Eric Higgs, quien le propone trabajar en un proyecto
sobre los inicios de la agricultura en Europa. Graham Clark, profesor de Iain Davidson,
escribe una carta a Lluís Pericot para que le facilite la realización de su trabajo. L. Pericot,
a su vez, contacta con Domingo Fletcher, director del Museu de Prehistòria de València
(Davidson, 2011), institución muy activa por su labor de campo; en esos momentos J.
Aparicio está al frente de las excavaciones del yacimiento de El Volcán del Faro (Cullera).
En 1971, Davidson llega a Valencia y en el verano de ese año coincidimos (Davidson y el
autor) en las excavaciones de dicho yacimiento (por entonces yo era un estudiante sin
una orientación concreta en el campo de la arqueología) (figura 1). Su primera publicación la dedica a este yacimiento (Davidson, 1972).
Iain Davidson trae consigo nuevos aires renovadores. Las hipótesis arqueológicas se
establecen a partir de la relación que los humanos mantenían con el medio ambiente,
para resolver los problemas de la subsistencia. Por ello, el foco se centra en la evolución
de las interrelaciones entre las Poblaciones, Recursos y Tecnología dentro de una escala
amplia en el tiempo (Davidson, 1976a, b). Se trata de analizar los restos óseos bajo una
perspectiva de la New Archaeology construida con modelos teóricos obtenidos a través de
la Etnoarqueología (Binford, 1978, 1981). Consiguientemente, los huesos forman parte de
la cultura arqueológica y su estudio resulta fundamental para el conocimiento del comportamiento humano. Estos planteamientos son abordados por I. Davidson en los trabajos de
yacimientos valencianos, que van más allá de las cuestiones paleontológicas y que abren
nuevas perspectivas en los estudios prehistóricos, tales como el análisis del territorio y de
captación de recursos bióticos (Davidson, 1976a), la economía de las poblaciones (Davidson, 1976a, 1989), la economía anatómica (Davidson, 1989), la movilidad y estacionalidad
(Davidson, 1976b; Davidson y Bailey, 1984), la selección de las presas por edad y sexo (Davidson, 1989) y la importancia de las presas en la alimentación humana (Davidson, 1989).
Estos nuevos enfoques son muy atractivos no sólo para mí sino también para los estudiantes de mi promoción. Todo ello, junto al aliento de I. Davidson, resulta decisivo para
que en mi caso, un licenciado en Filosofía y Letras, se atreva a estudiar el material faunístico bajo un perspectiva arqueozoológica. Por aquellos años, y tras la visita de I. Davidson
a Barcelona, otro licenciado en Filosofía y Letras, Jordi Estévez, sigue los mismos pasos.
La formación teórica no es suficiente para emprender estudios de fauna, es necesaria,
además, una formación taxonómica. La tesis doctoral de J. Altuna (1972) constituye la
base metodológica a seguir para orientar los estudios arqueozoológicos. A todo esto, hay
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que mencionar la ayuda directa de este investigador, siempre abierto a atender a todo
aquel que lo solicitase, y la posibilidad de consultar una de las colecciones de referencia
más importantes de España, reunidas por Altuna y sus colaboradores, depositadas en la
Sección de Arqueozoología del Departamento de Prehistoria de la Sociedad Aranzadi.
Por otro lado, no hay que olvidar el apoyo institucional, imprescindible en cualquier
investigación. En 1970 Miquel Tarradell, catedrático del Departament de Prehistòria i
Arqueologia de la Universitat de València, se traslada a Barcelona y hasta 1976 la plaza
queda vacante; entre este año y 1980 es ocupada por Martín Almagro-Gorbea; son años
difíciles para la arqueozoología y para los comienzos de otras disciplinas, como la sedimentología y la palinología, al frente de las mismas se encuentran María Pilar Fumanal
y Michèlle Dupré respectivamente. Como contrapunto, Vicenç Rosselló, catedrático del
Departament de Geografia de la Universitat de València y entusiasta defensor de la investigación, no duda en prestar su apoyo a los tres investigadores y los acoge en dicho
departamento y se forma un equipo que se relaciona con muchos proyectos de investigación, entre otros la sedimentología, el polen y la fauna de Cova Negra, Tossal de la Roca,
Cueva de la Cocina, Cova de l’Or y Ereta del Pedregal.
No podemos pasar por alto, la ayuda de Domingo Fletcher, director del Museu de
Prehistòria de València, quién encarga la realización de dos importantes proyectos de
investigación, el estudio de la fauna de la Cova Negra a Manuel Pérez correspondiente a
las excavaciones de F. Jordá, publicado en 1977 (Pérez, 1977), y la excavación de la Cova
de l’Or a Bernat Martí Oliver, que cuenta por vez primera con un equipo de especialistas,
formado por Pilar López, María Dolores Gallart, José Daniel Acuña, Fernando Robles y
Manuel Pérez (Martí et al., 1980).
En estos años Javier Fortea lleva a cabo las excavaciones de La Cueva de la Cocina
(campañas de 1974 a 1977). Los resultados de la fauna se publican en el Congreso de
Montpellier (Fortea et al., 1987) y, junto a los resultados de Cova de l’Or (Martí et al.,
Figura 1. Excavaciones en
la Cova del Volcán del Faro
(Cullera) durante el verano
de 1971. Iain Davidson,
dos acompañantes de la
Universidad de Cambridge y
M. Pérez Ripoll.
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1987), aportan información nueva sobre el proceso de neolitización, que en aquellos
años se debatía de una forma intensa.
De los años ochenta a los noventa. Una época de cambio
El acceso a la cátedra de Prehistoria y Arqueología de Milagro Gil-Mascarell y la continuidad
de la política de Domingo Fletcher Valls y Enrique Pla Ballester en el Museu de Prehistòria,
contribuyen de forma importante a dinamizar los estudios de arqueología por la incorporación de nuevos investigadores, como Valentín Villaverde, J. Emili Aura, Bernat Martí y Joan
Bernabeu, y por la implantación de especialistas en diversos ámbitos como Ernestina Badal,
Elena Grau, Teresa Orozco y Manuel Pérez. Como ya se ha indicado, el catedrático de geografía, Vicenç Rosselló propicia los estudios de sedimentología y palinología, con la incorporación de María Pilar Fumanal y Michèlle Dupré al Departamento de Geografía y la creación
de un laboratorio para el estudio de estas especialidades. Son años en los que la investigación
arqueológica adquiere un fuerte impulso: excavaciones en Cova Negra, Cova de les Cendres,
Coves de Santa Maira, Ratlla del Bubo y estudio de los materiales de la Cueva de Nerja.
Los resultados en la investigación arqueozoológica dieron pronto sus frutos con la
lectura de las siguientes tesis doctorales y tesinas en la Universitat de València:
- Manuel Pérez Ripoll (1987): Evolución de la fauna prehistórica en el Mediterráneo español: metodología, técnicas de troceado y su interpretación arqueológica. Tesis Doctoral.
- Rafael Martínez Valle (1996): Fauna del Pleistoceno Superior del País Valenciano, aspectos económicos, huellas de manipulación y valoración paleoambiental. Tesis Doctoral.
- Pere Miquel Guillem Calatayud (1996): Micromamíferos cuaternarios del País Valenciano: Tafonomía, Bioestratigrafía y reconstrucción paleoambiental. Tesis Doctoral.
- Alfred Sanchis Serra (1999): Análisis tafonómico de los restos de Oryctolagus cuniculus a partir de la alimentación de Bubo bubo y Vulpes vulpes y su comparación con
materiales antrópicos. Tesina de Licenciatura.
- María Dolores López Gila (2000): Estudio arqueozoológico de dos yacimientos medievales: La Alquería de Benipeixcar y El Fortí. Tesina de Licenciatura.
Por otro lado, Inocencio Sarrión se incorpora a la plantilla del Museu de Prehistòria,
primero como restaurador y después como responsable de las colecciones de material
óseo de procedencia arqueológica y actual. La faceta investigadora de Sarrión se centra
en la paleontología de las faunas del inicio del Pleistoceno aunque también realiza estudios sobre conjuntos arqueológicos de muy diversa cronología.
En esta etapa, importante para la arqueozoología, hay que mencionar, sin embargo,
proyectos frustrados, como el de María José Rodrigo, que una vez formada en la ictio-
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fauna y con unos primeros resultados muy esperanzadores, no tiene continuidad en su
trayectoria investigadora, lo mismo sucede con Ana Isabel Puigcerver o Francisco Blay.
Otros investigadores, como Miguel Benito Iborra, vinculado al MARQ, han podido continuar sus trabajos, no sin dificultades.
Los comienzos del siglo XXI
En los últimos años, los estudios arqueozoológicos cobran un gran impulso como consecuencia de las líneas de investigación que se desarrollan en el Departament de Prehistòria i Arqueología de la Universitat de València, así como el reforzamiento institucional
con la creación de nuevos gabinetes y laboratorios.
En el año 2001 se crea el Gabinete de Fauna Cuaternaria del Museu de Prehistòria
de València por impulso de la dirección del museo y del propio I. Sarrión, que se sitúa
al frente del mismo (figura 2). Actualmente y tras la jubilación de Sarrión, la plaza de
conservador de las colecciones de fauna y de restos humanos la ocupa Alfred Sanchis.
El gabinete dispone de una destacada colección de fauna de yacimientos arqueológicos
y una de las colecciones de referencia más importantes del estado español, en muchos
casos fruto de la ingente labor de I. Sarrión que es necesario poner de manifiesto.
La colaboración entre el Gabinete de Fauna del Museu de Prehistòria de València
(figura 3) y el Departament de Prehistòria i Arqueologia de la Universitat de València
(figura 4) es muy estrecha y ha cristalizado en la creación de un equipo conjunto de
investigación arqueozoológico que trabaja en diversos proyectos y ha posibilitado la organización de las I Jornadas de arqueozoología del MPV.
En el año 2005, se crea el Institut Valencià de Conservació i Restauració de Béns Culturals, que cuenta con un Área de Arqueología y Paleontología, dirigida por Rafael Martínez
Valle; como técnico figura Pere Miquel Guillem Calatayud. Tiene un laboratorio para el
estudio de la fauna, dotado de una colección de referencia muy amplia (figura 5).
Figura 2. Inocencio Sarrión
reconstruyendo un húmero de
mamut en el Gabinet de Fauna
Quaternària (2002).
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Una visión de la arqueozoología valenciana a través del tiempo
Figura 3. Una imagen actual del
Gabinet de fauna Quaternària del
Museu de Prehistòria de València.
Figura 4. Arqueozoólogos de
la Universitat de València en el
Laboratorio del Departament de
Prehistòria i Arqueologia.
Figura 5. Laboratorio de
paleontología y arqueología del
IVCR con sus técnicos.
La actividad investigadora en los inicios del siglo XXI queda patente con la lectura
de dos tesis doctorales, tesinas y trabajos de investigación en la Universitat de València:
- María Pilar Iborra Eres (2003): Aportación de la arqueozoología al conocimiento de
la economía ibérica. La ganadería y la caza desde el Bronce final hasta el ibérico en el País
Valenciano. Tesis Doctoral.
- Juan Vicente Morales Pérez (2005): Estudi Zooarqueològic dels jaciments talaiòtics
de Biniparratx Petit i Talatí de Dalt (Menorca). Economia pecuària i explotació dels mamífers. Trabajo de Investigación.
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- Carmen Tormo Cuñat (2008): Los micromamíferos (Rodentia e Insectívora) de la
Cova de les Cendres (Teulada-Moraira, Alicante). Resultados obtenidos del sondeo paleolítico correspondientes a los niveles gravetienses XIV, XV y XVI. Trabajo de Investigación.
- Alfred Sanchis Serra (2010): Los lagomorfos del Paleolítico medio de la Región Central y Sudoriental del Mediterráneo Ibérico. Caracterización tafonómica y taxonómica.
Tesis Doctoral.
- Cristina Real Margalef (2011): Aproximación metodológica a conjuntos arqueozoológicos del Magdaleniense superior. Trabajo de Investigación.
- María Esther Pérez Roig (2011): Estado de la cuestión de la fauna del Bronce Valenciano y Hierro Antiguo. Metodología y actualización de los estudios faunísticos de los yacimientos de la Mola d’Agres y la Solana del Castell. Trabajo de Investigación.
En fase de preparación se encuentran las siguientes Tesis Doctorales:
- Juan Vicente Morales Pérez: Aportación de la zooarqueología al conocimiento de
los cambios económicos en la transición Paleolítico superior-Epipaleolítico-Mesolítico.
- Cristina Real Margalef: El Magdaleniense final de la región central del Mediterráneo
ibérico. Aproximación desde la arqueozoología.
- María Esther Pérez Roig: Evolución de la fauna desde el Bronce antiguo al Hierro
antiguo en la zona valenciana.
Conclusión
La arqueozoología tiene en la actualidad una gran importancia como proyecto de estudio de cualquier yacimiento arqueológico porque aporta una gran cantidad de información sobre la conducta de los grupos humanos en el pasado. Ello ha quedado patente en
el breve repaso del devenir de la investigación en el País Valenciano desde sus comienzos
en el siglo XIX hasta los tiempos actuales. En el siglo XIX la fauna arqueológica es crucial
para el conocimiento de la cronología relativa de los distintos yacimientos arqueológicos. La disciplina experimenta un largo periodo de crisis durante el franquismo, se
reactiva desde la transición a la democracia y se consolida en la década de los noventa
para pasar a una fase de expansión con la creación de nuevos laboratorios en los últimos
años. Esperemos que este desarrollo no quede frenado por las actuales circunstancias
económicas.
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Una visión de la arqueozoología valenciana a través del tiempo
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Una visión de la Arqueozoología Valenciana a
través del tiempo
Manuel Pérez Ripoll
Los estudios arqueozoológicos se incluyen en la actualidad entre los objetivos de todos
los proyectos de investigación. Pero hace algunos años, y no muchos, estos estudios no
eran considerados como una parte esencial de la actividad arqueológica. Por ello, la arqueozoología ha tenido que abrirse paso con dificultad, de forma lenta y desigual según
universidades y otros centros institucionales. Ha empezado a consolidarse de una manera
general, pero todavía queda mucho por hacer para que tenga la misma consideración y
oportunidad que la arqueología entendida en sentido clásico. En este artículo presentamos un breve repaso sobre el transcurso de los estudios de fauna en el País Valenciano
para comprender su evolución, importancia y aceptación entre los jóvenes investigadores.
Los comienzos de los estudios de fauna
Los momentos iniciales de los trabajos de fauna en el País Valenciano están ligados con
el devenir de la investigación en Europa a lo largo del siglo XIX, especialmente a partir
de su segunda mitad. Éstos son llevados a cabo principalmente por geólogos, paleontólogos e ingenieros de minas, pero médicos, farmacéuticos, anticuarios y clérigos también
participan activamente. En la primera mitad del siglo XIX surgen las evidencias que contradicen las ideas religiosas sobre la antigüedad de la humanidad. J. Boucher de Perthes
encuentra en las terrazas del río Somme restos de elefantes y rinocerontes junto a útiles
tallados. En su Antiquités celtiques et antédiluviennes (obra dividida en tres partes, la
primera publicada en el año 1847, la segunda en 1857 y la tercera en 1864) del año 1857
plantea abiertamente la existencia de un hombre antediluviano cuya antigüedad superaba los cálculos basados en interpretaciones del Génesis. Un grupo de expertos formado
por Hugh Falconner (paleontólogo), John Evans (arqueólogo), Charles Lyell y Joseph
Preston (ambos geólogos) visitan Abbeville y confirman en 1859 la teoría de Boucher de
Perthes. Albert Gaudry publica en 1859 las memorias de sus trabajos de investigación
Animals i arqueologia hui. I Jornades d’arqueozoologia.
Museu de Prehistòria de València (2013): 3-18.
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MANUEL PÉREZ RIPOLL
de yacimientos de Amiens, que reafirmaban la antigüedad de la humanidad (Pelayo y
Gonzalo, 2012). Estos cambios coinciden con la publicación en 1859 de El origen de las
especies de Charles Darwin, obra que tiene una gran transcendencia en la interpretación
de los datos que se iban conociendo.
En España la situación política y religiosa impide que la ciencia avance debido a las
restricciones de la libertad de pensamiento en la época de Isabel II (Glick, 1982, 2010). A
pesar del oscurantismo científico de estos momentos, algunas revistas científicas se hacen
eco de hallazgos en Europa que demostraban la existencia de un hombre antediluviano.
Entre los años 1860 a 1864, la Revista de los Progresos de la Ciencia (órgano de difusión de
la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid) y la Revista Minera
dan a conocer las ideas y los descubrimientos de los naturalistas Charles Lyell, Boucher de
Perthes, Édouard Lartet, Milne Edwards, Félix Garrigou y Henri Filhol. Por otro lado, en
1864, Casiano de Prado, Édouard de Verneuil y Louis Lartet publican los hallazgos de San
Isidro, en la misma dirección que los aparecidos en Francia (Pelayo y Gonzalo, 2012).
Tras la revolución de 1868, la implantación de las nuevas políticas liberales favorecen
el desarrollo de la vida científica; surgen sociedades de carácter científico (Sociedades de
Anatomía e Histología, Sociedad Libre de Histología), cruciales para la recepción y divulgación de las ideas evolucionistas, y en el campo de la enseñanza se funda la Institución
Libre de Enseñanza. En Valencia, Peregrín Casanova desde la Facultad de Medicina aplica
las más recientes teorías evolucionistas acerca de la anatomía humana descriptiva, expuestas en 1877 (La morfología humana del porvenir y La biología general) (Glyck, 1982, 2010).
Estas son las premisas que es necesario tener presente en el momento de abordar
los primeros estudios de la fauna de yacimientos arqueológicos a cargo del naturalista
valenciano Juan Vilanova y Piera. Estudia en Valencia, se licencia en medicina (1845) y
al año siguiente obtiene la licenciatura en Ciencias. Se incorpora al Museo Nacional de
Ciencias Naturales al ganar la cátedra de Geología y Paleontología de la Universidad
Central de Madrid (1853). Son los años en los que Christian Jurgensen Thomsen da a
conocer la Guía de la arqueología septentrional, publicada en 1836 en danés y traducida
al inglés en 1849 y Jacques C. Boucher de Perthes plantea la existencia de un hombre antediluviano en 1847. J. Vilanova divulga los descubrimientos del Valle del Somme y los de
los yacimientos de Amiens en su Manual de Geología aplicada a la agricultura y a las artes industriales (1860-1861) con el objetivo de que las investigaciones más recientes estén
al alcance de los estudiantes universitarios. Frente a los posicionamientos encontrados
de los evolucionistas y de los creacionistas, Juan Vilanova se presenta como un creacionista moderado que no acepta los postulados de los darwinistas -ferviente católico que
pretendía conciliar la ciencia con la Biblia- pero muestra una actitud de respeto e incluso
de admiración científica por ellos. Como exponente de este posicionamiento, no duda
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Una visión de la arqueozoología valenciana a través del tiempo
en integrarse en el grupo fundador de la Sociedad Antropológica Española (constituida
en 1865), junto a Pedro Gonzálvez Velasco y Francisco de Asís Delgado, asociación que
es objeto de feroces críticas por los sectores sociales más conservadores que la acusan
de ir en contra de la religión y que finalmente logran su disolución con la Restauración
borbónica (Goberna, 1985; Pelayo y Gonzalo, 2012).
En este contexto de renovación científica, Juan Vilanova se propone buscar en diversos
lugares de la geografía valenciana la información que confirme la antigüedad de los primeros vestigios humanos. En el verano de 1866 realiza junto con el naturalista Eduardo Boscá
las primeras investigaciones en las cuevas del Parpalló (Gandía) y de Cova Negra (Xàtiva);
en el verano de 1867 vuelve a estos yacimientos, y también recoge materiales de la Cova de
les Meravelles (Gandía) y de la Cova del Bolomor (Tavernes de Valldigna), así como de Avellanera (Catadau) y San Nicolás (L’Olleria), que son dados a conocer en la Revista de Sanidad Militar y General de las Ciencias Médicas (1866/1867) y en el libro Origen, Naturaleza
y Antigüedad del hombre (1872). En 1868 envía una nota al III Congreso de Antropología
y Arqueología Prehistórica, celebrado en Norwich y Londres, titulada Prehistoric remains
in Valencia, en la que informa de sus hallazgos. En 1869 es invitado, junto a F. M. Tubino,
al IV Congreso Internacional de Antropología Prehistórica en representación de España que se reune en Copenhague, en el que presenta los materiales recogidos en diversos
yacimientos valencianos, además de otros tan importantes como San Isidro (Découverts
archéologiques préhistoriques faites en Espagne. Comptes-rendus de la 4e session, Copenhague, 1869) (Pelayo y Gonzalo, 2012). El conjunto de materiales recogidos por Vilanova
son cedidos al Museo Antropológico Nacional de Madrid (Fletcher, 1945).
Juan Vilanova divulga estos hallazgos a través de la Sociedad Arqueológica Valenciana fundada en 1871 por un grupo de miembros de la Sociedad Económica de Amigos
del País, que por instancia de José Vilanova, ingeniero de minas y hermano de Juan
Vilanova, abarca no sólo el campo de la numismática sino también el de la Prehistoria.
Juan Vilanova colabora muy estrechamente en la divulgación de los materiales más
relevantes a través de la publicación de las Memorias de la SAV (de 1872 a 1881), entre
los que destacan los informes correspondientes a la Cova del Parpalló, Meravelles,
Cova Negra, Cova de la Avellanera y la Cueva de Roca (Orihuela) junto a otros yacimientos valencianos (la Ladera de San Antón, la Ereta del Pedregal, la Cueva de las
Calaveras o la Moleta dels Frares de Forcall). Hasta se llega a contar con un pequeño
museo ubicado en la sede de la Sociedad Económica (Goberna, 1981, 1985).
La confrontación de las ideas darwinistas y antidarwinistas abandona los ambientes
universitarios y científicos para salir a la calle a partir de la década de los ochenta del siglo XIX (Glick, 1982). Valga como ejemplo la intensa polémica que suscita la prensa local
de Alcoi con motivo de las conferencias de Juan Vilanova los días 21 y 22 de diciembre
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MANUEL PÉREZ RIPOLL
de 1884 sobre los descubrimientos de la Cova de les Llometes, enterramiento múltiple
excavado en 1884 por el ingeniero Enrique Vilaplana, cuya memoria es redactada por
Juan Vilanova y Enrique Vilaplana (Aura, 2000).
Al margen de las clasificaciones taxonómicas de los materiales recuperados en las intervenciones arqueológicas, Eduardo Boscá utiliza un método de trabajo nuevo basado
en el estudio de las marcas de descarnado y de fracturación ósea para demostrar la intervención humana en los restos óseos de la colección Botet. Este naturalista pretende
revalorizar el esqueleto humano del Arroyo de Samborombón que formaba parte de esta
colección y que tenía una gran trascendencia científica para demostrar la antigüedad del
hombre americano. En el año 1908, Boscá presenta este esqueleto como de época terciaria
en el I Congreso de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias celebrado en
Zaragoza, contemporáneo de los restos de la fauna de la colección Botet (Salinas, 2011).
De la fundación del Laboratorio de Arqueología de la
Universitat de València y del Museu de Prehistòria de
València hasta la década de los sesenta del Siglo XX
A mediados de la década de los ochenta del siglo XIX desaparece la SAV y no existe otra
entidad arqueológica hasta la creación del Laboratorio de Arqueología de la Universitat
de València y la fundación del Servicio de Investigación Prehistórica (Goberna, 1985). A
propuesta de Luis Gonzalvo Paris, primer catedrático de Arqueología, Epigrafía y Numismática, el claustro de la universidad aprueba la creación del Laboratorio el 3 de diciembre de 1921 (Aura, 2006). Unos años más tarde, el 20 de octubre de 1927 la Diputación de
Valencia crea el SIP e Isidro Ballester Tormo es propuesto como director, que cuenta con
la colaboración de Lluís Pericot García, Mariano Jornet Perales, Gonzalo Viñes Masip y
Fernando Ponsell Cortés (De Pedro, 2006). Nada más iniciado el funcionamiento de esta
institución, G. Viñes realiza la excavación de la Cova Negra (Campañas de 1928, 1929,
1931 y 1933), mientras que Lluís Pericot hace lo propio en la Cova del Parpalló (campañas
de 1929, 1930 y 1931). Los primeros resultados son dados a conocer por Gonzalo Viñes,
quien ya menciona la aparición de un molar de Elephas antiquus, y varios dientes de
Rhinoceros merckii, junto a multitud de dientes de caballo y de ciervo, clasificados por
Obermaier, todos ellos asociados a una industria lítica musteriense (Viñes, 1928).
El material óseo de ambos yacimientos es estudiado más tarde por dos paleontólogos
castellonenses, José Royo Gómez y Vicent Sos Baynat, cuyas vidas transcurren por caminos paralelos. Ambos nacen en Castellón en el mismo año (1895) en casas muy próximas,
pero no llegan a conocerse hasta sus años universitarios y sus vidas científicas sufren
gravemente en 1939; se forman en la Universidad de Madrid en el campo de la geología
y paleontología, alumnos de Eduardo Hernández Pacheco, ligados ambos al Museo de
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Una visión de la arqueozoología valenciana a través del tiempo
Ciencias Naturales de Madrid. A comienzos de la Guerra Civil son enviados a Valencia
con el traslado de parte del material del Museo de Ciencias Naturales (Sanfeliu, 2004).
Una vez allí, J. Royo se encarga de la fauna de Cova Negra y V. Sos de la de Parpalló. Los
resultados se publican en 1942 y 1947. Con el historial político de ambos investigadores,
la publicación del estudio de fauna antes mencionada (Serie de trabajos Varios, 1942 y
1947) tiene que pasar previamente por el visto bueno de la Comisión Gestora de la Diputación Provincial a instancias de la Dirección del Servicio de Investigación Prehistórica
(Sanchis y Sarrión, 2006).
José Royo se licencia en Ciencias Naturales en la Universidad Central de Madrid (1916),
en 1922 es nombrado profesor de Mineralogía y Geología del Museo Nacional de Ciencias
Naturales, jefe de la Sección de Paleontología del MNCN (1930), Director Nacional de Minas (1937 y 1938), Jefe de la Sección de Geología del MNCN y Director del Museo de Antropología, Etnología y Prehistoria de Madrid (1937). Como consecuencia de la inseguridad
que vivía la capital en estos tiempos por el desarrollo de la guerra, una parte de los fondos
del MNCN se traslada a Valencia y José Royo es nombrado Director y Organizador del Laboratorio del Instituto de Ciencias Naturales de Valencia (1937 y 1938) (Sos, 2004). Durante
su estancia en esta ciudad realiza el estudio de la fauna de Cova Negra correspondiente a
las excavaciones de G. Viñes. Sus resultados tienen una gran transcendencia ya que determina una porción craneal de Homo asociada a restos óseos de especies extinguidas, como
Felis pardus, Elephas iolensis, Rhinoceros, Equus caballus, Bos, entre otros. Con posterioridad, el parietal es estudiado por Miguel Fusté Lara (1953), que lo clasifica como neandertal.
La información obtenida sirve para que Francisco Jordá establezca la primera secuencia
cultural y geológica de la de la cueva (Jordá 1946, 1947), basada en las indicaciones estratigráficas de G. Viñes (Viñes 1928, 1942; Viñes et al., 1947), que amplía y da más consistencia
con la incorporación de los nuevos materiales procedentes de las excavaciones que lleva
a cabo a partir de 1950 (Jordá, 1953, 1957).
Vicent Sos Baynat se licencia en Ciencias Naturales (1919). Entre 1922 y 1924
publica en el Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura su estudio sobre el
poblado de Vil·la Filomena en Vila-real, incluyendo la determinación de los restos
de fauna (Sos Baynat, 1922-24). Logra la plaza de Preparador en el MNCN (1926),
colabora muy activamente con J. Royo en las labores de docencia práctica. Obtiene
la plaza de Geología en el MNCN (1932). En 1935 hace oposiciones a catedrático de
Instituto de Castellón y las gana, pero solicita una excedencia. En 1936 es enviado a Valencia, junto con otros investigadores y profesores de la Universidad y del
MNCN; profesor del Instituto de Ciencias Naturales de la Junta para la Ampliación
de Estudios en Valencia (que es disuelto por el gobierno de Burgos en 1938; en 1939
se promulga la ley que crea el CSIC) (Sos Paradinas, 2010). Durante la estancia de
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MANUEL PÉREZ RIPOLL
V. Sos en Valencia estudia la fauna de la Cova del Parpalló, correspondiente a las
excavaciones de Lluís Pericot. La publicación de 1947 es la primera en integrar varios estudios, la secuencia cultural a cargo de Lluís Pericot, el estudio del cráneo a
Santiago Alcobé, la malacofauna a Manuel Vidal y la fauna de mamíferos a Vicent
Sos (Pericot et al., 1947).
Ambos científicos sufren las represalias de la posguerra. Políticamente quedan marcados por su asistencia al XVII Congreso Geológico Internacional celebrado en la Unión
Soviética en 1937. La expedición española la forman cinco científicos, de los que J. Royo
representa a la Academia de Ciencias y V. Sos al Museo de Ciencias Naturales (Montero,
2004). Por otro lado, J. Royo participa en actividades políticas, en 1931 es miembro del
Consejo Nacional de Acción Republicana, forma parte de la Conjunción Republicana
Radicalsocialista (Sanfeliu, 2004), fundador junto con Azaña de Izquierda Republicana y
diputado en las Cortes por Castellón (Martínez, 2004). Finalizado el Congreso, regresan
a Valencia, pero V. Sos decide trasladarse a Castellón con su familia y J. Royo se desplaza a
Barcelona con el gobierno de la República para pasar a Francia; se establece en Toulouse
y después se exilia en Colombia y Venezuela. En ambos países permanece aún el legado
de muchos e importantes frutos de su intensa labor científica (Martínez, 2004). Por el
contrario, Vicent Sos padece muy directamente la represión; en 1939 se escapa a Madrid
a casa de un familiar y permanece escondido sin salir a la calle hasta 1947; en 1965, seis
días antes de cumplir los 70 años es restituido en su cátedra de instituto y tiene que trabajar dos años para poder cobrar la pensión de jubilación (Sos Paradinas, 2010).
La década de los años setenta del Siglo XX
Fuera del ámbito valenciano, los estudios de fauna siguen la tradición paleontológica y paleoantropológica de la línea trazada por E. Hernández-Pacheco y B. Meléndez y que continúa con Emiliano Aguirre, representante de la Universidad Complutense y del Museo de Ciencias Naturales de Madrid en la década de los setenta.
Paralelamente, en el País Vasco Jesús Altuna inicia los estudios de fauna al frente
del Laboratorio de Arqueozoología de la sección de Prehistoria de la Sociedad de
Ciencias de Aranzadi, muy ligado a la tradición investigadora de la Facultad de
Veterinaria de la Universidad de Munich. En la segunda mitad de los setenta y la
década de los ochenta, la escuela de E. Aguirre está representada por J. L. Arsuaga,
J. M. Bermúdez de Castro y P. Castaños. Por último, cabe citar a otro investigador,
A. Morales de la Universidad Autónoma de Madrid, que ha conseguido reunir una
importante colección de mamíferos, aves y peces depositada en el Laboratorio de
Arqueozoología de esta universidad.
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Una visión de la arqueozoología valenciana a través del tiempo
Hasta estos momentos, en el País Valenciano no existe una tradición arqueozoológica que vincule los estudios de fauna a la licenciatura en Filosofía y Letras y al Departament de Prehistòria i Arqueologia o al Museu de Prehistòria. El cambio de perspectiva se
produce con la llegada a Valencia de Iain Davidson, formado en la Universidad de Cambridge. Davidson es discípulo de Eric Higgs, quien le propone trabajar en un proyecto
sobre los inicios de la agricultura en Europa. Graham Clark, profesor de Iain Davidson,
escribe una carta a Lluís Pericot para que le facilite la realización de su trabajo. L. Pericot,
a su vez, contacta con Domingo Fletcher, director del Museu de Prehistòria de València
(Davidson, 2011), institución muy activa por su labor de campo; en esos momentos J.
Aparicio está al frente de las excavaciones del yacimiento de El Volcán del Faro (Cullera).
En 1971, Davidson llega a Valencia y en el verano de ese año coincidimos (Davidson y el
autor) en las excavaciones de dicho yacimiento (por entonces yo era un estudiante sin
una orientación concreta en el campo de la arqueología) (figura 1). Su primera publicación la dedica a este yacimiento (Davidson, 1972).
Iain Davidson trae consigo nuevos aires renovadores. Las hipótesis arqueológicas se
establecen a partir de la relación que los humanos mantenían con el medio ambiente,
para resolver los problemas de la subsistencia. Por ello, el foco se centra en la evolución
de las interrelaciones entre las Poblaciones, Recursos y Tecnología dentro de una escala
amplia en el tiempo (Davidson, 1976a, b). Se trata de analizar los restos óseos bajo una
perspectiva de la New Archaeology construida con modelos teóricos obtenidos a través de
la Etnoarqueología (Binford, 1978, 1981). Consiguientemente, los huesos forman parte de
la cultura arqueológica y su estudio resulta fundamental para el conocimiento del comportamiento humano. Estos planteamientos son abordados por I. Davidson en los trabajos de
yacimientos valencianos, que van más allá de las cuestiones paleontológicas y que abren
nuevas perspectivas en los estudios prehistóricos, tales como el análisis del territorio y de
captación de recursos bióticos (Davidson, 1976a), la economía de las poblaciones (Davidson, 1976a, 1989), la economía anatómica (Davidson, 1989), la movilidad y estacionalidad
(Davidson, 1976b; Davidson y Bailey, 1984), la selección de las presas por edad y sexo (Davidson, 1989) y la importancia de las presas en la alimentación humana (Davidson, 1989).
Estos nuevos enfoques son muy atractivos no sólo para mí sino también para los estudiantes de mi promoción. Todo ello, junto al aliento de I. Davidson, resulta decisivo para
que en mi caso, un licenciado en Filosofía y Letras, se atreva a estudiar el material faunístico bajo un perspectiva arqueozoológica. Por aquellos años, y tras la visita de I. Davidson
a Barcelona, otro licenciado en Filosofía y Letras, Jordi Estévez, sigue los mismos pasos.
La formación teórica no es suficiente para emprender estudios de fauna, es necesaria,
además, una formación taxonómica. La tesis doctoral de J. Altuna (1972) constituye la
base metodológica a seguir para orientar los estudios arqueozoológicos. A todo esto, hay
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MANUEL PÉREZ RIPOLL
que mencionar la ayuda directa de este investigador, siempre abierto a atender a todo
aquel que lo solicitase, y la posibilidad de consultar una de las colecciones de referencia
más importantes de España, reunidas por Altuna y sus colaboradores, depositadas en la
Sección de Arqueozoología del Departamento de Prehistoria de la Sociedad Aranzadi.
Por otro lado, no hay que olvidar el apoyo institucional, imprescindible en cualquier
investigación. En 1970 Miquel Tarradell, catedrático del Departament de Prehistòria i
Arqueologia de la Universitat de València, se traslada a Barcelona y hasta 1976 la plaza
queda vacante; entre este año y 1980 es ocupada por Martín Almagro-Gorbea; son años
difíciles para la arqueozoología y para los comienzos de otras disciplinas, como la sedimentología y la palinología, al frente de las mismas se encuentran María Pilar Fumanal
y Michèlle Dupré respectivamente. Como contrapunto, Vicenç Rosselló, catedrático del
Departament de Geografia de la Universitat de València y entusiasta defensor de la investigación, no duda en prestar su apoyo a los tres investigadores y los acoge en dicho
departamento y se forma un equipo que se relaciona con muchos proyectos de investigación, entre otros la sedimentología, el polen y la fauna de Cova Negra, Tossal de la Roca,
Cueva de la Cocina, Cova de l’Or y Ereta del Pedregal.
No podemos pasar por alto, la ayuda de Domingo Fletcher, director del Museu de
Prehistòria de València, quién encarga la realización de dos importantes proyectos de
investigación, el estudio de la fauna de la Cova Negra a Manuel Pérez correspondiente a
las excavaciones de F. Jordá, publicado en 1977 (Pérez, 1977), y la excavación de la Cova
de l’Or a Bernat Martí Oliver, que cuenta por vez primera con un equipo de especialistas,
formado por Pilar López, María Dolores Gallart, José Daniel Acuña, Fernando Robles y
Manuel Pérez (Martí et al., 1980).
En estos años Javier Fortea lleva a cabo las excavaciones de La Cueva de la Cocina
(campañas de 1974 a 1977). Los resultados de la fauna se publican en el Congreso de
Montpellier (Fortea et al., 1987) y, junto a los resultados de Cova de l’Or (Martí et al.,
Figura 1. Excavaciones en
la Cova del Volcán del Faro
(Cullera) durante el verano
de 1971. Iain Davidson,
dos acompañantes de la
Universidad de Cambridge y
M. Pérez Ripoll.
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Una visión de la arqueozoología valenciana a través del tiempo
1987), aportan información nueva sobre el proceso de neolitización, que en aquellos
años se debatía de una forma intensa.
De los años ochenta a los noventa. Una época de cambio
El acceso a la cátedra de Prehistoria y Arqueología de Milagro Gil-Mascarell y la continuidad
de la política de Domingo Fletcher Valls y Enrique Pla Ballester en el Museu de Prehistòria,
contribuyen de forma importante a dinamizar los estudios de arqueología por la incorporación de nuevos investigadores, como Valentín Villaverde, J. Emili Aura, Bernat Martí y Joan
Bernabeu, y por la implantación de especialistas en diversos ámbitos como Ernestina Badal,
Elena Grau, Teresa Orozco y Manuel Pérez. Como ya se ha indicado, el catedrático de geografía, Vicenç Rosselló propicia los estudios de sedimentología y palinología, con la incorporación de María Pilar Fumanal y Michèlle Dupré al Departamento de Geografía y la creación
de un laboratorio para el estudio de estas especialidades. Son años en los que la investigación
arqueológica adquiere un fuerte impulso: excavaciones en Cova Negra, Cova de les Cendres,
Coves de Santa Maira, Ratlla del Bubo y estudio de los materiales de la Cueva de Nerja.
Los resultados en la investigación arqueozoológica dieron pronto sus frutos con la
lectura de las siguientes tesis doctorales y tesinas en la Universitat de València:
- Manuel Pérez Ripoll (1987): Evolución de la fauna prehistórica en el Mediterráneo español: metodología, técnicas de troceado y su interpretación arqueológica. Tesis Doctoral.
- Rafael Martínez Valle (1996): Fauna del Pleistoceno Superior del País Valenciano, aspectos económicos, huellas de manipulación y valoración paleoambiental. Tesis Doctoral.
- Pere Miquel Guillem Calatayud (1996): Micromamíferos cuaternarios del País Valenciano: Tafonomía, Bioestratigrafía y reconstrucción paleoambiental. Tesis Doctoral.
- Alfred Sanchis Serra (1999): Análisis tafonómico de los restos de Oryctolagus cuniculus a partir de la alimentación de Bubo bubo y Vulpes vulpes y su comparación con
materiales antrópicos. Tesina de Licenciatura.
- María Dolores López Gila (2000): Estudio arqueozoológico de dos yacimientos medievales: La Alquería de Benipeixcar y El Fortí. Tesina de Licenciatura.
Por otro lado, Inocencio Sarrión se incorpora a la plantilla del Museu de Prehistòria,
primero como restaurador y después como responsable de las colecciones de material
óseo de procedencia arqueológica y actual. La faceta investigadora de Sarrión se centra
en la paleontología de las faunas del inicio del Pleistoceno aunque también realiza estudios sobre conjuntos arqueológicos de muy diversa cronología.
En esta etapa, importante para la arqueozoología, hay que mencionar, sin embargo,
proyectos frustrados, como el de María José Rodrigo, que una vez formada en la ictio-
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fauna y con unos primeros resultados muy esperanzadores, no tiene continuidad en su
trayectoria investigadora, lo mismo sucede con Ana Isabel Puigcerver o Francisco Blay.
Otros investigadores, como Miguel Benito Iborra, vinculado al MARQ, han podido continuar sus trabajos, no sin dificultades.
Los comienzos del siglo XXI
En los últimos años, los estudios arqueozoológicos cobran un gran impulso como consecuencia de las líneas de investigación que se desarrollan en el Departament de Prehistòria i Arqueología de la Universitat de València, así como el reforzamiento institucional
con la creación de nuevos gabinetes y laboratorios.
En el año 2001 se crea el Gabinete de Fauna Cuaternaria del Museu de Prehistòria
de València por impulso de la dirección del museo y del propio I. Sarrión, que se sitúa
al frente del mismo (figura 2). Actualmente y tras la jubilación de Sarrión, la plaza de
conservador de las colecciones de fauna y de restos humanos la ocupa Alfred Sanchis.
El gabinete dispone de una destacada colección de fauna de yacimientos arqueológicos
y una de las colecciones de referencia más importantes del estado español, en muchos
casos fruto de la ingente labor de I. Sarrión que es necesario poner de manifiesto.
La colaboración entre el Gabinete de Fauna del Museu de Prehistòria de València
(figura 3) y el Departament de Prehistòria i Arqueologia de la Universitat de València
(figura 4) es muy estrecha y ha cristalizado en la creación de un equipo conjunto de
investigación arqueozoológico que trabaja en diversos proyectos y ha posibilitado la organización de las I Jornadas de arqueozoología del MPV.
En el año 2005, se crea el Institut Valencià de Conservació i Restauració de Béns Culturals, que cuenta con un Área de Arqueología y Paleontología, dirigida por Rafael Martínez
Valle; como técnico figura Pere Miquel Guillem Calatayud. Tiene un laboratorio para el
estudio de la fauna, dotado de una colección de referencia muy amplia (figura 5).
Figura 2. Inocencio Sarrión
reconstruyendo un húmero de
mamut en el Gabinet de Fauna
Quaternària (2002).
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Una visión de la arqueozoología valenciana a través del tiempo
Figura 3. Una imagen actual del
Gabinet de fauna Quaternària del
Museu de Prehistòria de València.
Figura 4. Arqueozoólogos de
la Universitat de València en el
Laboratorio del Departament de
Prehistòria i Arqueologia.
Figura 5. Laboratorio de
paleontología y arqueología del
IVCR con sus técnicos.
La actividad investigadora en los inicios del siglo XXI queda patente con la lectura
de dos tesis doctorales, tesinas y trabajos de investigación en la Universitat de València:
- María Pilar Iborra Eres (2003): Aportación de la arqueozoología al conocimiento de
la economía ibérica. La ganadería y la caza desde el Bronce final hasta el ibérico en el País
Valenciano. Tesis Doctoral.
- Juan Vicente Morales Pérez (2005): Estudi Zooarqueològic dels jaciments talaiòtics
de Biniparratx Petit i Talatí de Dalt (Menorca). Economia pecuària i explotació dels mamífers. Trabajo de Investigación.
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MANUEL PÉREZ RIPOLL
- Carmen Tormo Cuñat (2008): Los micromamíferos (Rodentia e Insectívora) de la
Cova de les Cendres (Teulada-Moraira, Alicante). Resultados obtenidos del sondeo paleolítico correspondientes a los niveles gravetienses XIV, XV y XVI. Trabajo de Investigación.
- Alfred Sanchis Serra (2010): Los lagomorfos del Paleolítico medio de la Región Central y Sudoriental del Mediterráneo Ibérico. Caracterización tafonómica y taxonómica.
Tesis Doctoral.
- Cristina Real Margalef (2011): Aproximación metodológica a conjuntos arqueozoológicos del Magdaleniense superior. Trabajo de Investigación.
- María Esther Pérez Roig (2011): Estado de la cuestión de la fauna del Bronce Valenciano y Hierro Antiguo. Metodología y actualización de los estudios faunísticos de los yacimientos de la Mola d’Agres y la Solana del Castell. Trabajo de Investigación.
En fase de preparación se encuentran las siguientes Tesis Doctorales:
- Juan Vicente Morales Pérez: Aportación de la zooarqueología al conocimiento de
los cambios económicos en la transición Paleolítico superior-Epipaleolítico-Mesolítico.
- Cristina Real Margalef: El Magdaleniense final de la región central del Mediterráneo
ibérico. Aproximación desde la arqueozoología.
- María Esther Pérez Roig: Evolución de la fauna desde el Bronce antiguo al Hierro
antiguo en la zona valenciana.
Conclusión
La arqueozoología tiene en la actualidad una gran importancia como proyecto de estudio de cualquier yacimiento arqueológico porque aporta una gran cantidad de información sobre la conducta de los grupos humanos en el pasado. Ello ha quedado patente en
el breve repaso del devenir de la investigación en el País Valenciano desde sus comienzos
en el siglo XIX hasta los tiempos actuales. En el siglo XIX la fauna arqueológica es crucial
para el conocimiento de la cronología relativa de los distintos yacimientos arqueológicos. La disciplina experimenta un largo periodo de crisis durante el franquismo, se
reactiva desde la transición a la democracia y se consolida en la década de los noventa
para pasar a una fase de expansión con la creación de nuevos laboratorios en los últimos
años. Esperemos que este desarrollo no quede frenado por las actuales circunstancias
económicas.
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Una visión de la arqueozoología valenciana a través del tiempo
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