Las fases tardorromana y visigótica de la villa romana de l'Horta Vella (Bétera, Valencia)
Josep Mª Burriel i Alberich
José Luis Jiménez Salvador
Miquel Rosselló Mesquida
2019
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Las fases tardorromana y visigótica
de la villa romana de l’horta vella
(Bétera, Valencia)
Josep M. Burriel Alberich (Ajuntament de Moncada)
José L. Jiménez Salvador (Universitat de València)
Miquel Rosselló Mesquida
Introducción
La villa romana de l’Horta Vella, en el municipio de Bétera,
comarca de Camp de Túria, se funda en la segunda mitad del siglo I dC en las proximidades del barranco del
Carraixet, curso fluvial que recoge aguas de la vertiente sur de la sierra Calderona y que desemboca en el
Mediterráneo a la altura de Alboraia, en un entorno caracterizado por la abundancia de agua y fértiles tierras, a medio camino del itinerario entre Saguntum y Edeta-Llíria,
ubicación estratégica que sin duda debió jugar un papel
importante en el control de esta vía de comunicación en
el límite septentrional del territorium de Valentia. Prueba
de su importancia es la amplia secuencia ocupacional, al
menos desde el siglo I dC hasta época paleoandalusí —siglo IX—, si bien hay indicios cronológicamente anteriores.
◁ Olla con tubo relacionada con una artesanía
metalúrgica local.
La villa altoimperial
Un importante conjunto termal define a la villa romana altoimperial, alimentado por un acueducto, canal
que siguió funcionando en época paleoandalusí para mover una rueda hidráulica. Alineados sobre un mismo eje
norte-sur, se ha identificado el posible apodyterium con
unas letrinas contiguas que ocupan el extremo septentrional. Al sur de los vestuarios se dispone el frigidarium
con piscina cuadrangular de 6 m2 decorada con pintura
mural de color rojo. Al sur de la estancia fría se ubica el
tepidarium que ha preservado parte del hypocaustum.
El muro que separa la sala fría de la templada conserva
una altura de más de 4,5 m, que incluye el arranque de
la bóveda cuya cara externa muestra las improntas de los
ladrillos que conformaban la concameratio. Por el lado
meridional del muro que cerraba el tepidarium se abría
un vano de acceso al caldarium en cuyo extremo oriental
se pudo documentar la boca del praefurnium. En la zona
occidental, separada por un largo y estrecho pasillo de las
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tres salas de baño, se dispone una gran natatio de planta
rectangular de 60 m2.
En la última campaña (2017), al norte del conjunto
termal, se documentó un edificio, todavía en proceso de
excavación. La planta exhumada tiene unas dimensiones
máximas de 12,30 m de este a oeste y 7,70 m de norte a
sur, articulada sobre un eje oeste-este, con acceso desde
el oeste que da paso a un corredor que separa dos alas.
La meridional se organiza en cuatro estancias independientes de dimensiones regulares (2,80 x 2,20 m), salvo la
oriental que presentaría un tamaño ligeramente mayor.
El ala septentrional está ocupada por dos grandes habitaciones (4 x 2,13 m documentados), si bien únicamente la
más oriental presenta acceso desde el pasillo. Todos los
vanos tienen un ancho de 0,70 m.
Si tuviéramos que definir este establecimiento rural
a partir de lo excavado hasta la fecha, primaría más el carácter residencial y de ocio que el productivo, por lo que
se refiere a época altoimperial. Esta situación cambiará
radicalmente a finales del siglo IV. Con todo, hay que decir
que únicamente se ha documentado una pequeña parte
Torcularium tardorromano emplazado aprovechando las
instalaciones termales. En primer término lapis pedicinorum
con dos encajes para anclaje (probablemente perteneciente
a una prensa de tornillo) y cubeta de decantación.
Equipo de excavación. Ajuntament de Bétera, Universitat
de València.
de la villa y que el panorama aquí presentado seguramente variará a medida que se avance en las excavaciones.
La fase tardorromana
En la fase tardorromana —finales del siglo IV y mitad
del siglo V—, en la villa se suceden importantes transformaciones funcionales de los antiguos espacios residenciales y
de ocio en áreas productivas, aspecto habitual en muchas
de las villae hispanas tardorromanas. En estos mismos espacios se instalará, además, una pequeña necrópolis.
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Efectivamente, a partir de finales del siglo iv, la in-
grupos de silos, de planta circular y sección acampa-
fraestructura termal queda anulada como tal. La natatio
nada, para almacenaje de granos, fundamentalmente
no parece mantener su uso original y son colmadas al-
localizados al norte y al sur de las termas, y se docu-
gunas dependencias situadas al sur de la piscina, donde
mentan estructuras de combustión y restos metalúrgi-
se instaló una pequeña necrópolis cristiana con tumbas
cos férricos (escorias, coladas o goterones de sangrado,
de cubierta de tejas a doble vertiente que llega a ocupar
mineral, pared de horno), tal vez procedentes de hor-
parte de las instalaciones termales, concretamente un áb-
nos de reducción de los que se obtenía el material ne-
side semicircular añadido a principios del siglo anterior
cesario para la forja en caliente (recuperación de unas
sobre el antiguo praefurnium del caldarium.
tenazas de fundidor). Los subproductos férricos encon-
Quizás se puedan reconocer en esta pequeña ne-
trados y los utensilios permiten suponer que el proce-
crópolis a los últimos propietarios titulares «romanos»,
so metalúrgico del hierro comprendía todas sus fases,
ya cristianizados, de la finca rural. Además, tampoco hay
desde la tostación del mineral hasta el trabajo de forja.
que descartar que esta pequeña necrópolis se emplazara
Este hierro, producto de la fundición, estaría probable-
en función de la sacralización de alguna de las depen-
mente destinado mayoritariamente a la fabricación de
dencias, con la fundación de alguna capilla u oratorio por
las herramientas y enseres de uso cotidiano y propio de
parte del dominus.
la explotación agropecuaria.
A partir de mediados del siglo v, parte del complejo
Igualmente, la presencia en los vertederos de ce-
termal se reconvierte en áreas productivas, con la crea-
rámicas (ollas y cazuelas) con defectos de cocción, nos
ción de almacenes y la instalación de un torculum y balsa
pone sobre la pista de la probable existencia de una pro-
para el decantado del aceite, obviando completamente la
ducción local. Esta fase se prolongaría hasta mediados
presencia del camposanto.
del siglo vi a tenor del material recuperado que rellena los
Otro torculum, con dos pequeñas balsas de decantación escalonadas, amortizadas por un silo de época vi-
silos, reutilizados sistemáticamente como vertederos, y
otras estructuras coetáneas.
sigoda (entre los siglos vii y viii), se localiza al norte de las
termas, construidas aprovechando, en parte, los muros altoimperiales del edificio septentrional localizado en 2017.
Por otra parte, la posible producción de vino quedaría evidenciada por la recuperación de una pequeña podadera de hierro.
La fase visigoda
La etapa visigoda, desde mediados hasta finales del
siglo vi, además de aprovechar estructuras previas, se caracterizará por una nueva fase constructiva ex novo.
El frigidarium y su piscina son elevados al mismo
La antigua natatio será colmada y funcionará
nivel y comunicados a través de un vano que mantiene
como un gran vertedero. Además se construyen varios
aislado el espacio de la antigua piscina. El tepidarium
Las fases tardorromana y visigótica de la villa romana de l’Horta Vella. Josep M. Burriel, José L. Jiménez, Miquel Rosselló
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Detalle del posible cellarium de
época visigoda que amortiza la
fase de silos de los siglos v y vi.
Equipo de excavación.
Ajuntament de Bétera, Universitat
de València.
se convierte en almacén quedando anulado el paso con
lo que fue el frigidarium, ahora un metro más elevado.
Alguno de los tórculos de época tardorromana presumiblemente se mantuvieron en uso, tanto el erigido aprovechando las estancias del complejo termal como el
localizado en la zona norte, cuyas balsas de recepción y
decantación se amortizan entre los siglos vii y viii. El vertedero de la natatio será sellado pasando a convertirse
en un espacio de tránsito sobre el que se construye un
cimiento de mampostería.
En la zona sur, se levanta un gran edificio de mampostería y algunos sillares, formado por una nave alar80 /
gada y estrecha, orientada en dirección este-oeste,
de 20 x 5 m, en cuyo interior se disponen basamentos
centrales para sustentación de la cubierta. Ese edificio
se sobrepone al campo de silos de la fase anterior y
por encima del viejo cementerio bajoimperial. En el
extremo este, se le adosan dos grandes habitaciones
rectangulares separadas por un muro flanqueado por
dos umbrales que las comunican con la nave principal.
En el extremo oeste, se localiza un muro de cierre y
por el lateral norte se abre otra nave, formando ambas
una planta en «L». Se plantea un posible uso agrícola,
probablemente un cellarium. Por las características del
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edificio, pensamos que su funcionalidad excede del
ámbito meramente doméstico.
En la zona norte del asentamiento, desde finales del
siglo vi hasta el siglo viii, también por encima de un campo de silos de la fase anterior, se sucede la edificación de
varios departamentos con muros que tienen zócalos de
mampostería, agujeros de poste y soportes pétreos para
porches y cobertizos, algunos silos aislados, un enterramiento infantil (inhumación infantil en el ámbito doméstico, patio) y un hogar.
Finalmente, en la misma zona norte, se instalará
un taller metalúrgico en cuyos niveles de destrucción/
abandono, datados en el primer cuarto del siglo viii, se
recuperaron dos tremises, uno acuñado en el correinado de Égica-Witiza y el más moderno, en el reinado de
Witiza (702-710), de las cecas de Egitania (Idanha à Velha)
y Corduba, respectivamente.
La presencia de dinero en circulación en el asentamiento nos revela la capacidad adquisitiva de sus habitantes y permite apoyar la continuidad de una economía
monetaria y la existencia de excedentes generados, fundamentalmente, por la venta de la producción agraria,
granos, aceite, vino y —sin descartar, además— manufacturas del propio taller metalúrgico.
Por otra parte, la existencia de un asentamien-
Ánfora de pequeñas dimensiones y base plana con decoración
incisa de meandros.
to de época visigoda en estos momentos finales, con
estructuras de mampostería de nueva planta en edificios no domésticos y la presencia de moneda de oro,
de residencia del propietario sino, fundamentalmente,
apunta hacia una diferenciación social y cierto nivel de
como ámbito de producción, si bien con otros modelos
riqueza que apoyan la continuidad de algunas villae
y diferente relación con las poblaciones campesinas a
como espacios ligados a las élites, ya no como lugar
su servicio.
Las fases tardorromana y visigótica de la villa romana de l’Horta Vella. Josep M. Burriel, José L. Jiménez, Miquel Rosselló
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Las fases tardorromana y visigótica
de la villa romana de l’horta vella
(Bétera, Valencia)
Josep M. Burriel Alberich (Ajuntament de Moncada)
José L. Jiménez Salvador (Universitat de València)
Miquel Rosselló Mesquida
Introducción
La villa romana de l’Horta Vella, en el municipio de Bétera,
comarca de Camp de Túria, se funda en la segunda mitad del siglo I dC en las proximidades del barranco del
Carraixet, curso fluvial que recoge aguas de la vertiente sur de la sierra Calderona y que desemboca en el
Mediterráneo a la altura de Alboraia, en un entorno caracterizado por la abundancia de agua y fértiles tierras, a medio camino del itinerario entre Saguntum y Edeta-Llíria,
ubicación estratégica que sin duda debió jugar un papel
importante en el control de esta vía de comunicación en
el límite septentrional del territorium de Valentia. Prueba
de su importancia es la amplia secuencia ocupacional, al
menos desde el siglo I dC hasta época paleoandalusí —siglo IX—, si bien hay indicios cronológicamente anteriores.
◁ Olla con tubo relacionada con una artesanía
metalúrgica local.
La villa altoimperial
Un importante conjunto termal define a la villa romana altoimperial, alimentado por un acueducto, canal
que siguió funcionando en época paleoandalusí para mover una rueda hidráulica. Alineados sobre un mismo eje
norte-sur, se ha identificado el posible apodyterium con
unas letrinas contiguas que ocupan el extremo septentrional. Al sur de los vestuarios se dispone el frigidarium
con piscina cuadrangular de 6 m2 decorada con pintura
mural de color rojo. Al sur de la estancia fría se ubica el
tepidarium que ha preservado parte del hypocaustum.
El muro que separa la sala fría de la templada conserva
una altura de más de 4,5 m, que incluye el arranque de
la bóveda cuya cara externa muestra las improntas de los
ladrillos que conformaban la concameratio. Por el lado
meridional del muro que cerraba el tepidarium se abría
un vano de acceso al caldarium en cuyo extremo oriental
se pudo documentar la boca del praefurnium. En la zona
occidental, separada por un largo y estrecho pasillo de las
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tres salas de baño, se dispone una gran natatio de planta
rectangular de 60 m2.
En la última campaña (2017), al norte del conjunto
termal, se documentó un edificio, todavía en proceso de
excavación. La planta exhumada tiene unas dimensiones
máximas de 12,30 m de este a oeste y 7,70 m de norte a
sur, articulada sobre un eje oeste-este, con acceso desde
el oeste que da paso a un corredor que separa dos alas.
La meridional se organiza en cuatro estancias independientes de dimensiones regulares (2,80 x 2,20 m), salvo la
oriental que presentaría un tamaño ligeramente mayor.
El ala septentrional está ocupada por dos grandes habitaciones (4 x 2,13 m documentados), si bien únicamente la
más oriental presenta acceso desde el pasillo. Todos los
vanos tienen un ancho de 0,70 m.
Si tuviéramos que definir este establecimiento rural
a partir de lo excavado hasta la fecha, primaría más el carácter residencial y de ocio que el productivo, por lo que
se refiere a época altoimperial. Esta situación cambiará
radicalmente a finales del siglo IV. Con todo, hay que decir
que únicamente se ha documentado una pequeña parte
Torcularium tardorromano emplazado aprovechando las
instalaciones termales. En primer término lapis pedicinorum
con dos encajes para anclaje (probablemente perteneciente
a una prensa de tornillo) y cubeta de decantación.
Equipo de excavación. Ajuntament de Bétera, Universitat
de València.
de la villa y que el panorama aquí presentado seguramente variará a medida que se avance en las excavaciones.
La fase tardorromana
En la fase tardorromana —finales del siglo IV y mitad
del siglo V—, en la villa se suceden importantes transformaciones funcionales de los antiguos espacios residenciales y
de ocio en áreas productivas, aspecto habitual en muchas
de las villae hispanas tardorromanas. En estos mismos espacios se instalará, además, una pequeña necrópolis.
78 /
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Efectivamente, a partir de finales del siglo iv, la in-
grupos de silos, de planta circular y sección acampa-
fraestructura termal queda anulada como tal. La natatio
nada, para almacenaje de granos, fundamentalmente
no parece mantener su uso original y son colmadas al-
localizados al norte y al sur de las termas, y se docu-
gunas dependencias situadas al sur de la piscina, donde
mentan estructuras de combustión y restos metalúrgi-
se instaló una pequeña necrópolis cristiana con tumbas
cos férricos (escorias, coladas o goterones de sangrado,
de cubierta de tejas a doble vertiente que llega a ocupar
mineral, pared de horno), tal vez procedentes de hor-
parte de las instalaciones termales, concretamente un áb-
nos de reducción de los que se obtenía el material ne-
side semicircular añadido a principios del siglo anterior
cesario para la forja en caliente (recuperación de unas
sobre el antiguo praefurnium del caldarium.
tenazas de fundidor). Los subproductos férricos encon-
Quizás se puedan reconocer en esta pequeña ne-
trados y los utensilios permiten suponer que el proce-
crópolis a los últimos propietarios titulares «romanos»,
so metalúrgico del hierro comprendía todas sus fases,
ya cristianizados, de la finca rural. Además, tampoco hay
desde la tostación del mineral hasta el trabajo de forja.
que descartar que esta pequeña necrópolis se emplazara
Este hierro, producto de la fundición, estaría probable-
en función de la sacralización de alguna de las depen-
mente destinado mayoritariamente a la fabricación de
dencias, con la fundación de alguna capilla u oratorio por
las herramientas y enseres de uso cotidiano y propio de
parte del dominus.
la explotación agropecuaria.
A partir de mediados del siglo v, parte del complejo
Igualmente, la presencia en los vertederos de ce-
termal se reconvierte en áreas productivas, con la crea-
rámicas (ollas y cazuelas) con defectos de cocción, nos
ción de almacenes y la instalación de un torculum y balsa
pone sobre la pista de la probable existencia de una pro-
para el decantado del aceite, obviando completamente la
ducción local. Esta fase se prolongaría hasta mediados
presencia del camposanto.
del siglo vi a tenor del material recuperado que rellena los
Otro torculum, con dos pequeñas balsas de decantación escalonadas, amortizadas por un silo de época vi-
silos, reutilizados sistemáticamente como vertederos, y
otras estructuras coetáneas.
sigoda (entre los siglos vii y viii), se localiza al norte de las
termas, construidas aprovechando, en parte, los muros altoimperiales del edificio septentrional localizado en 2017.
Por otra parte, la posible producción de vino quedaría evidenciada por la recuperación de una pequeña podadera de hierro.
La fase visigoda
La etapa visigoda, desde mediados hasta finales del
siglo vi, además de aprovechar estructuras previas, se caracterizará por una nueva fase constructiva ex novo.
El frigidarium y su piscina son elevados al mismo
La antigua natatio será colmada y funcionará
nivel y comunicados a través de un vano que mantiene
como un gran vertedero. Además se construyen varios
aislado el espacio de la antigua piscina. El tepidarium
Las fases tardorromana y visigótica de la villa romana de l’Horta Vella. Josep M. Burriel, José L. Jiménez, Miquel Rosselló
/ 79
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Detalle del posible cellarium de
época visigoda que amortiza la
fase de silos de los siglos v y vi.
Equipo de excavación.
Ajuntament de Bétera, Universitat
de València.
se convierte en almacén quedando anulado el paso con
lo que fue el frigidarium, ahora un metro más elevado.
Alguno de los tórculos de época tardorromana presumiblemente se mantuvieron en uso, tanto el erigido aprovechando las estancias del complejo termal como el
localizado en la zona norte, cuyas balsas de recepción y
decantación se amortizan entre los siglos vii y viii. El vertedero de la natatio será sellado pasando a convertirse
en un espacio de tránsito sobre el que se construye un
cimiento de mampostería.
En la zona sur, se levanta un gran edificio de mampostería y algunos sillares, formado por una nave alar80 /
gada y estrecha, orientada en dirección este-oeste,
de 20 x 5 m, en cuyo interior se disponen basamentos
centrales para sustentación de la cubierta. Ese edificio
se sobrepone al campo de silos de la fase anterior y
por encima del viejo cementerio bajoimperial. En el
extremo este, se le adosan dos grandes habitaciones
rectangulares separadas por un muro flanqueado por
dos umbrales que las comunican con la nave principal.
En el extremo oeste, se localiza un muro de cierre y
por el lateral norte se abre otra nave, formando ambas
una planta en «L». Se plantea un posible uso agrícola,
probablemente un cellarium. Por las características del
[page-n-6]
edificio, pensamos que su funcionalidad excede del
ámbito meramente doméstico.
En la zona norte del asentamiento, desde finales del
siglo vi hasta el siglo viii, también por encima de un campo de silos de la fase anterior, se sucede la edificación de
varios departamentos con muros que tienen zócalos de
mampostería, agujeros de poste y soportes pétreos para
porches y cobertizos, algunos silos aislados, un enterramiento infantil (inhumación infantil en el ámbito doméstico, patio) y un hogar.
Finalmente, en la misma zona norte, se instalará
un taller metalúrgico en cuyos niveles de destrucción/
abandono, datados en el primer cuarto del siglo viii, se
recuperaron dos tremises, uno acuñado en el correinado de Égica-Witiza y el más moderno, en el reinado de
Witiza (702-710), de las cecas de Egitania (Idanha à Velha)
y Corduba, respectivamente.
La presencia de dinero en circulación en el asentamiento nos revela la capacidad adquisitiva de sus habitantes y permite apoyar la continuidad de una economía
monetaria y la existencia de excedentes generados, fundamentalmente, por la venta de la producción agraria,
granos, aceite, vino y —sin descartar, además— manufacturas del propio taller metalúrgico.
Por otra parte, la existencia de un asentamien-
Ánfora de pequeñas dimensiones y base plana con decoración
incisa de meandros.
to de época visigoda en estos momentos finales, con
estructuras de mampostería de nueva planta en edificios no domésticos y la presencia de moneda de oro,
de residencia del propietario sino, fundamentalmente,
apunta hacia una diferenciación social y cierto nivel de
como ámbito de producción, si bien con otros modelos
riqueza que apoyan la continuidad de algunas villae
y diferente relación con las poblaciones campesinas a
como espacios ligados a las élites, ya no como lugar
su servicio.
Las fases tardorromana y visigótica de la villa romana de l’Horta Vella. Josep M. Burriel, José L. Jiménez, Miquel Rosselló
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