El territorio. Hacia una definición del espacio social
María Jesús de Pedro Michó
Eva Ripollés Adelantado
Laura Fortea Cervera
2015
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[page-n-2]
El territorio.
Hacia una definición del espacio social
María Jesús de Pedro Michó, Eva Ripollés Adelantado, Laura Fortea Cervera
Museu de Prehistòria-SIP
El marco cronológico
Hace aproximadamente 4.000 años dio comienzo la
Edad del Bronce en Europa y en la Península Ibérica. El
término se refiere, a grandes rasgos, al periodo de desarrollo de la metalurgia, con el descubrimiento de las
aleaciones, en concreto la de cobre y estaño que da
como resultado auténtico bronce. La generalización del
utillaje metálico, primero de cobre y después de bronce,
pondrá fin paulatinamente a la industria de la piedra, reducida a las hachas y azuelas pulidas y a los dientes de
hoz de sílex. Sin embargo, la escasez de mineral de cobre
en determinadas zonas, como en las tierras valencianas,
disminuye la importancia del papel jugado por la metalurgia (Lull et al., 2014).
Por ello el proceso debe, más bien, situarse en
un contexto determinado por el inicio de la complejidad
social, atendiendo a la presencia de rituales funerarios
< Detalle de la decoración de un vaso carenado.
desiguales, a la diferencia de tamaño entre los asentamientos, que traduce una diversificación de funciones o
relaciones de interdependencia entre ellos, a la fortificación de algunos poblados, a los cambios en la elección
de los territorios de asentamiento o a la transformación
en las tecnologías agrícolas y ganaderas, encaminadas a
una producción más segura. Así, son las innovaciones en
tecnología agraria las que justifican la acumulación de la
riqueza en pocas manos y el desarrollo de estructuras socioeconómicas complejas, jefaturas o estados, en un proceso iniciado en el Calcolítico y que continúa durante el II
milenio a.C., especialmente en el sudeste de la Península
Ibérica con la Cultura de El Argar.
En tierras valencianas, la Edad del Bronce se desarrolla cronológicamente entre el Calcolítico y la Cultura
Ibérica, periodo con una duración superior al millar de años
que se puede subdividir en un Bronce Antiguo y Pleno, entre
el 2200 y el 1500 BC en fechas calibradas; un Bronce Tardío,
a partir del 1500, y un Bronce Final con el cambio de milenio.
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[ 46 ]
Las tierras meridionales valencianas se engloban
en la llamada Cultura de El Argar que representa la manifestación más brillante de la Edad del Bronce peninsular y
se extiende por tierras de Almería, Granada y Murcia, y llega
a las comarcas alicantinas hasta el río Vinalopó; presente
en yacimientos como San Antón de Orihuela, Laderas del
Castillo de Callosa de Segura o el Tabaià de Aspe. Sus poblados presentan un urbanismo muy desarrollado, con
construcciones de carácter público e instalaciones para
almacenar toda clase de bienes necesarios para la comunidad, un emplazamiento estratégico y sistemas de
fortificación en función de la explotación económica del
territorio y del control de las rutas del comercio. Las necrópolis argáricas se encuentran en el interior de los lugares
de habitación con tumbas individuales y dobles, en cistas,
Yacimientos de la Edad del Bronce de las comarcas de l’Horta,
el Camp de Túria y Los Serranos.
1. Lloma de Betxí, Paterna.
2. Els Carassols, Riba-roja de Túria.
3. Despeñaperros, Paterna.
4. Muntanyeta de Cabrera, Torrent.
5. Llometa del Tio Figuetes, Benaguasil.
6. Ermita de Montiel, Benaguasil.
7. L’Alteret, Benaguasil.
8. El Gargao, Vilamarxant.
9. La Torreta, Llíria.
10. Tossal de Sant Miquel, Llíria.
11. El Puntalet, Llíria.
12. Cova del Cavall-Collado de la Cova del Cavall, Llíria.
13. Cerro Partido, Pedralba.
14. Cova Foradada, Llíria.
15. Rambla Castellarda, Llíria.
16. La Atalayuela, Losa del Obispo.
17. Puntal de Cambra, Villar del Arzobispo.
18. Castillarejo de los Moros, Andilla.
19. Casa de Camp, Casinos.
20. Penyaroja, Llíria.
21. Umbría Negra, Llíria.
22. Puntal dels Llops, Olocau.
23. Les Solaniques, Olocau.
24. Penya Roja, Olocau.
25. Els Trencalls, Nàquera.
26. Els Germanells, Rafelbunyol.
urnas (pithoi) y cuevas artificiales. Los ajuares, con puñales,
alabardas y adornos metálicos, cerámica y objetos de hueso y de piedra, señalan el prestigio, riqueza y poder de determinados individuos, signo evidente de la jerarquización
social existente (Aranda y Esquivel, 2007; Contreras, 2004).
Al norte del Vinalopó, diversos grupos culturales
comparten una serie de características generales, si bien
no se pueden aplicar criterios de uniformidad como en
el caso de El Argar. La denominada cultura del Bronce
Valenciano presenta una serie de particularidades en re-
[page-n-4]
La Edad del Bronce en las comarcas de l’Horta
y el Camp de Túria
Para acercarnos al conocimiento de las sociedades
del pasado es necesario determinar el espacio social de
los diversos grupos culturales. Es lo que algunos autores
definen como el conjunto de lugares donde toda sociedad
lleva a cabo sus actividades de producción, distribución, intercambio y consumo, así como el medio físico donde cada
sociedad articula el conjunto de relaciones sociales que permiten su sostenibilidad y desarrollo; como en el caso del espacio social de El Argar, o del grupo cultural de la cubeta de
Villena, ejemplos que se presentan en este mismo volumen.
En cuanto a la Lloma de Betxí, yacimiento del Bronce
Pleno y culturalmente adscrito al Bronce Valenciano, anali-
Al fondo de la imagen vista del yacimiento de Els Carassols,
al otro lado del río Túria.
zaremos el territorio en el que a priori situamos su espacio
social, en relación con otros poblados de similar cronología ubicados en las comarcas de l’Horta, del Camp de Túria
y, en menor medida, de Los Serranos. Y centraremos nuestra atención, principalmente, en el lugar donde se instalan,
el modelo o patrón de asentamiento o cómo se articulan
las relaciones entre las diferentes comunidades.
La Lloma de Betxí se encuentra en un pequeño cerro de escasa altura con un desnivel de tan sólo 15 m en
relación con las terrazas de su parte baja y de 25-30 m respecto a las tierras llanas que lo circundan. La ausencia de
murallas y su escasa elevación la alejan de un modelo de
emplazamiento con preocupación defensiva. El control visual que se puede ejercer desde la Lloma es limitado al estar rodeada de cerros de igual o mayor altura en los que no
El territorio. Hacia una definición del espacio social. Mª J. de Pedro, E. Ripollés, L. Fortea
lación con sus ajuares metálicos y cerámicos, en los que
escasean los adornos de plata y oro, faltan las alabardas
y espadas, y las tulipas clásicas de la tipología cerámica
argárica; y con el ritual funerario, menos diferenciado que
en El Argar, y carente por lo general de ajuar. La diversidad de tipos de enterramiento, individuales o con escaso
número de individuos, traduce el nacimiento de una incipiente jerarquización social, pero sin alcanzar la complejidad presente en los asentamientos y necrópolis argáricos
del tipo de Fuente Álamo o El Argar en Almería. En cuanto a los poblados, éstos presentan un menor desarrollo
urbanístico que en El Argar, tienden a situarse en lugares
elevados y muestran un correcto dominio de las técnicas
constructivas en piedra y barro, bien adecuados a la topografía de las montañas, con abancalamientos, murallas y
departamentos de planta rectangular, a menudo dispuestos a ambos lados de una calle central.
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Vaso carenado con decoración incisa en zigzag.
[ 48 ]
[page-n-6]
Vaso carenado decorado con finas incisiones
verticales formando bandas rellenas de
incisiones más cortas horizontales.
se han encontrado restos de otros poblados. Únicamente
el de Muntanyeta de Cabrera y el más próximo de els
Carassols, ambos al otro lado del Turia, se encuentran conectados visualmente con el yacimiento. La elección del
asentamiento parece estar, pues, relacionada con la explotación de las tierras circundantes, aptas para el cultivo de
los cereales y próximas a un curso de agua estable. En fin,
el tamaño y emplazamiento de la Lloma no parecen indicar
que se trate de un poblado relevante en un marco territorial más amplio; su imagen recuerda, más bien, la de una
pequeña aldea o caserío dedicado a la agricultura y con
escasas influencias sobre otros asentamientos próximos.
En el entorno de la Lloma se encuentran una serie
de pequeños poblados, como la Llometa del Tio Figuetes,
situado en una loma rodeada por barrancos con un solo
camino de acceso, sin murallas ni cualquier otro tipo de
defensas, y cuyas estructuras de habitación se reducen a
dos viviendas y un vertedero a sus pies. Otros ejemplos
son la Ermita de Montiel, l’Alteret, els Carassols, Alto de los
Castillejos, o el Gargao, todos ellos próximos entre sí, aunque desconocemos sus estructuras y cronología pues no
se han realizado excavaciones en ninguno de ellos. A excepción de la Ermita de Montiel, su tamaño parece indicar
que se trata de pequeños caseríos o aldeas, precedentes
del poblamiento rural disperso que se encuentra plenamente configurado en época ibérica. La proximidad de
estos yacimientos de dimensiones reducidas, desprovistos
de defensas, cercanos a la Lloma y a las tierras de cultivo
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[page-n-8]
< Cerámica. Pieza en forma de doble T de sección
rectangular plana y apéndices curvos.
en materiales procedentes de prospección o de excavaciones antiguas por lo que no es fácil identificar las relaciones entre grupos coetáneos a la Lloma de Betxí. No
hay suficientes datos para confirmar dicha hipótesis del
modo en que después se conoce para época ibérica.
El Bronce Antiguo y Pleno de la Lloma está presente
en poblados valencianos como Muntanya Assolada de Alzira
y Castillarejo de los Moros de Andilla; Muntanyeta de Cabrera
de Torrent y Germanells de Rafelbunyol, relativamente próximos a la Lloma de Betxí; y les Solaniques de Olocau, conocido
únicamente a través de materiales procedentes de expolio.
El final de la ocupación coincide con los inicios
del Bronce Tardío, período representado en diversos yacimientos del entorno más cercano a la Lloma, de acuerdo
con los materiales cerámicos conocidos. Etapa en la que
se observa un poblamiento agrupado en pequeños asentamientos en la cornisa de la Serra Calderona, y en otros
de mayor tamaño que coinciden con cerros aislados,
que en muchos casos serán cubiertos después por niveles ibéricos. La Lloma de Betxí y puede que también Les
Solaniques, Penya Roja, el Gargao y otros, serían el precedente inmediato del poblamiento del Bronce Tardío. Su
cronología alcanzaría el final del Bronce Pleno, momento
en el que se abandonarían para no volver a ser ocupados.
Con posterioridad, estos poblados del Bronce
Pleno y Tardío del Camp de Túria, de pequeño tamaño y
ubicados en lugares elevados o en lomas, se deshabitan
y la población se concentra en el Bronce Final en asentamientos de mayor tamaño.
El territorio. Hacia una definición del espacio social. Mª J. de Pedro, E. Ripollés, L. Fortea
de la huerta del Turia no permite una interpretación en
términos de estructuración del territorio. Ninguno de ellos
parece haber ejercido una mayor autoridad sobre los otros,
y el escaso control visual existente no señala problemas de
defensa (de Pedro, 1998).
En el espacio más amplio del Camp de Túria y Los
Serranos, además de los anteriormente citados, se encuentran numerosos poblados de la Edad del Bronce, algunos
de ellos relativamente próximos entre sí, como el conjunto
formado por el Tossal de Sant Miquel, la Torreta, la ladera sudoeste del Tossal y la Cova del Cavall, incluyendo el
Puntalet y el collado de la Cova del Cavall. Todos han sido
objeto de estudio en relación con el poblamiento ibérico en
torno al Tossal de Sant Miquel de cuyo análisis, efectuado
por Bonet (1995), se extraen datos sobre la ocupación de
la Edad del Bronce. Así, se observa la frecuente superposición de un asentamiento ibérico sobre otro de la Edad del
Bronce, sobre todo en lugares de difícil acceso; la ubicación
en cerros que jalonan la cornisa de la Serra Calderona y
también la orilla del Túria, si bien existen asentamientos en
lomas o cerros de escasa altura como la Lloma de Betxí; o
la diversidad en el tamaño de los asentamientos, en general
entre los 800 y los 2.000 m2, desde aquellos más pequeños
como la Llometa del Tio Figuetes, els Carassols, o Alteret, a
los de mayor tamaño como el propio Sant Miquel, pasando
por los de dimensiones medias como la Lloma de Betxí.
La abundancia y diversidad de yacimientos podría interpretarse en términos de estructuración del territorio, no obstante la secuencia cronológica se apoya
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Hacia una definición del espacio social
María Jesús de Pedro Michó, Eva Ripollés Adelantado, Laura Fortea Cervera
Museu de Prehistòria-SIP
El marco cronológico
Hace aproximadamente 4.000 años dio comienzo la
Edad del Bronce en Europa y en la Península Ibérica. El
término se refiere, a grandes rasgos, al periodo de desarrollo de la metalurgia, con el descubrimiento de las
aleaciones, en concreto la de cobre y estaño que da
como resultado auténtico bronce. La generalización del
utillaje metálico, primero de cobre y después de bronce,
pondrá fin paulatinamente a la industria de la piedra, reducida a las hachas y azuelas pulidas y a los dientes de
hoz de sílex. Sin embargo, la escasez de mineral de cobre
en determinadas zonas, como en las tierras valencianas,
disminuye la importancia del papel jugado por la metalurgia (Lull et al., 2014).
Por ello el proceso debe, más bien, situarse en
un contexto determinado por el inicio de la complejidad
social, atendiendo a la presencia de rituales funerarios
< Detalle de la decoración de un vaso carenado.
desiguales, a la diferencia de tamaño entre los asentamientos, que traduce una diversificación de funciones o
relaciones de interdependencia entre ellos, a la fortificación de algunos poblados, a los cambios en la elección
de los territorios de asentamiento o a la transformación
en las tecnologías agrícolas y ganaderas, encaminadas a
una producción más segura. Así, son las innovaciones en
tecnología agraria las que justifican la acumulación de la
riqueza en pocas manos y el desarrollo de estructuras socioeconómicas complejas, jefaturas o estados, en un proceso iniciado en el Calcolítico y que continúa durante el II
milenio a.C., especialmente en el sudeste de la Península
Ibérica con la Cultura de El Argar.
En tierras valencianas, la Edad del Bronce se desarrolla cronológicamente entre el Calcolítico y la Cultura
Ibérica, periodo con una duración superior al millar de años
que se puede subdividir en un Bronce Antiguo y Pleno, entre
el 2200 y el 1500 BC en fechas calibradas; un Bronce Tardío,
a partir del 1500, y un Bronce Final con el cambio de milenio.
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Las tierras meridionales valencianas se engloban
en la llamada Cultura de El Argar que representa la manifestación más brillante de la Edad del Bronce peninsular y
se extiende por tierras de Almería, Granada y Murcia, y llega
a las comarcas alicantinas hasta el río Vinalopó; presente
en yacimientos como San Antón de Orihuela, Laderas del
Castillo de Callosa de Segura o el Tabaià de Aspe. Sus poblados presentan un urbanismo muy desarrollado, con
construcciones de carácter público e instalaciones para
almacenar toda clase de bienes necesarios para la comunidad, un emplazamiento estratégico y sistemas de
fortificación en función de la explotación económica del
territorio y del control de las rutas del comercio. Las necrópolis argáricas se encuentran en el interior de los lugares
de habitación con tumbas individuales y dobles, en cistas,
Yacimientos de la Edad del Bronce de las comarcas de l’Horta,
el Camp de Túria y Los Serranos.
1. Lloma de Betxí, Paterna.
2. Els Carassols, Riba-roja de Túria.
3. Despeñaperros, Paterna.
4. Muntanyeta de Cabrera, Torrent.
5. Llometa del Tio Figuetes, Benaguasil.
6. Ermita de Montiel, Benaguasil.
7. L’Alteret, Benaguasil.
8. El Gargao, Vilamarxant.
9. La Torreta, Llíria.
10. Tossal de Sant Miquel, Llíria.
11. El Puntalet, Llíria.
12. Cova del Cavall-Collado de la Cova del Cavall, Llíria.
13. Cerro Partido, Pedralba.
14. Cova Foradada, Llíria.
15. Rambla Castellarda, Llíria.
16. La Atalayuela, Losa del Obispo.
17. Puntal de Cambra, Villar del Arzobispo.
18. Castillarejo de los Moros, Andilla.
19. Casa de Camp, Casinos.
20. Penyaroja, Llíria.
21. Umbría Negra, Llíria.
22. Puntal dels Llops, Olocau.
23. Les Solaniques, Olocau.
24. Penya Roja, Olocau.
25. Els Trencalls, Nàquera.
26. Els Germanells, Rafelbunyol.
urnas (pithoi) y cuevas artificiales. Los ajuares, con puñales,
alabardas y adornos metálicos, cerámica y objetos de hueso y de piedra, señalan el prestigio, riqueza y poder de determinados individuos, signo evidente de la jerarquización
social existente (Aranda y Esquivel, 2007; Contreras, 2004).
Al norte del Vinalopó, diversos grupos culturales
comparten una serie de características generales, si bien
no se pueden aplicar criterios de uniformidad como en
el caso de El Argar. La denominada cultura del Bronce
Valenciano presenta una serie de particularidades en re-
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La Edad del Bronce en las comarcas de l’Horta
y el Camp de Túria
Para acercarnos al conocimiento de las sociedades
del pasado es necesario determinar el espacio social de
los diversos grupos culturales. Es lo que algunos autores
definen como el conjunto de lugares donde toda sociedad
lleva a cabo sus actividades de producción, distribución, intercambio y consumo, así como el medio físico donde cada
sociedad articula el conjunto de relaciones sociales que permiten su sostenibilidad y desarrollo; como en el caso del espacio social de El Argar, o del grupo cultural de la cubeta de
Villena, ejemplos que se presentan en este mismo volumen.
En cuanto a la Lloma de Betxí, yacimiento del Bronce
Pleno y culturalmente adscrito al Bronce Valenciano, anali-
Al fondo de la imagen vista del yacimiento de Els Carassols,
al otro lado del río Túria.
zaremos el territorio en el que a priori situamos su espacio
social, en relación con otros poblados de similar cronología ubicados en las comarcas de l’Horta, del Camp de Túria
y, en menor medida, de Los Serranos. Y centraremos nuestra atención, principalmente, en el lugar donde se instalan,
el modelo o patrón de asentamiento o cómo se articulan
las relaciones entre las diferentes comunidades.
La Lloma de Betxí se encuentra en un pequeño cerro de escasa altura con un desnivel de tan sólo 15 m en
relación con las terrazas de su parte baja y de 25-30 m respecto a las tierras llanas que lo circundan. La ausencia de
murallas y su escasa elevación la alejan de un modelo de
emplazamiento con preocupación defensiva. El control visual que se puede ejercer desde la Lloma es limitado al estar rodeada de cerros de igual o mayor altura en los que no
El territorio. Hacia una definición del espacio social. Mª J. de Pedro, E. Ripollés, L. Fortea
lación con sus ajuares metálicos y cerámicos, en los que
escasean los adornos de plata y oro, faltan las alabardas
y espadas, y las tulipas clásicas de la tipología cerámica
argárica; y con el ritual funerario, menos diferenciado que
en El Argar, y carente por lo general de ajuar. La diversidad de tipos de enterramiento, individuales o con escaso
número de individuos, traduce el nacimiento de una incipiente jerarquización social, pero sin alcanzar la complejidad presente en los asentamientos y necrópolis argáricos
del tipo de Fuente Álamo o El Argar en Almería. En cuanto a los poblados, éstos presentan un menor desarrollo
urbanístico que en El Argar, tienden a situarse en lugares
elevados y muestran un correcto dominio de las técnicas
constructivas en piedra y barro, bien adecuados a la topografía de las montañas, con abancalamientos, murallas y
departamentos de planta rectangular, a menudo dispuestos a ambos lados de una calle central.
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Vaso carenado con decoración incisa en zigzag.
[ 48 ]
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Vaso carenado decorado con finas incisiones
verticales formando bandas rellenas de
incisiones más cortas horizontales.
se han encontrado restos de otros poblados. Únicamente
el de Muntanyeta de Cabrera y el más próximo de els
Carassols, ambos al otro lado del Turia, se encuentran conectados visualmente con el yacimiento. La elección del
asentamiento parece estar, pues, relacionada con la explotación de las tierras circundantes, aptas para el cultivo de
los cereales y próximas a un curso de agua estable. En fin,
el tamaño y emplazamiento de la Lloma no parecen indicar
que se trate de un poblado relevante en un marco territorial más amplio; su imagen recuerda, más bien, la de una
pequeña aldea o caserío dedicado a la agricultura y con
escasas influencias sobre otros asentamientos próximos.
En el entorno de la Lloma se encuentran una serie
de pequeños poblados, como la Llometa del Tio Figuetes,
situado en una loma rodeada por barrancos con un solo
camino de acceso, sin murallas ni cualquier otro tipo de
defensas, y cuyas estructuras de habitación se reducen a
dos viviendas y un vertedero a sus pies. Otros ejemplos
son la Ermita de Montiel, l’Alteret, els Carassols, Alto de los
Castillejos, o el Gargao, todos ellos próximos entre sí, aunque desconocemos sus estructuras y cronología pues no
se han realizado excavaciones en ninguno de ellos. A excepción de la Ermita de Montiel, su tamaño parece indicar
que se trata de pequeños caseríos o aldeas, precedentes
del poblamiento rural disperso que se encuentra plenamente configurado en época ibérica. La proximidad de
estos yacimientos de dimensiones reducidas, desprovistos
de defensas, cercanos a la Lloma y a las tierras de cultivo
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< Cerámica. Pieza en forma de doble T de sección
rectangular plana y apéndices curvos.
en materiales procedentes de prospección o de excavaciones antiguas por lo que no es fácil identificar las relaciones entre grupos coetáneos a la Lloma de Betxí. No
hay suficientes datos para confirmar dicha hipótesis del
modo en que después se conoce para época ibérica.
El Bronce Antiguo y Pleno de la Lloma está presente
en poblados valencianos como Muntanya Assolada de Alzira
y Castillarejo de los Moros de Andilla; Muntanyeta de Cabrera
de Torrent y Germanells de Rafelbunyol, relativamente próximos a la Lloma de Betxí; y les Solaniques de Olocau, conocido
únicamente a través de materiales procedentes de expolio.
El final de la ocupación coincide con los inicios
del Bronce Tardío, período representado en diversos yacimientos del entorno más cercano a la Lloma, de acuerdo
con los materiales cerámicos conocidos. Etapa en la que
se observa un poblamiento agrupado en pequeños asentamientos en la cornisa de la Serra Calderona, y en otros
de mayor tamaño que coinciden con cerros aislados,
que en muchos casos serán cubiertos después por niveles ibéricos. La Lloma de Betxí y puede que también Les
Solaniques, Penya Roja, el Gargao y otros, serían el precedente inmediato del poblamiento del Bronce Tardío. Su
cronología alcanzaría el final del Bronce Pleno, momento
en el que se abandonarían para no volver a ser ocupados.
Con posterioridad, estos poblados del Bronce
Pleno y Tardío del Camp de Túria, de pequeño tamaño y
ubicados en lugares elevados o en lomas, se deshabitan
y la población se concentra en el Bronce Final en asentamientos de mayor tamaño.
El territorio. Hacia una definición del espacio social. Mª J. de Pedro, E. Ripollés, L. Fortea
de la huerta del Turia no permite una interpretación en
términos de estructuración del territorio. Ninguno de ellos
parece haber ejercido una mayor autoridad sobre los otros,
y el escaso control visual existente no señala problemas de
defensa (de Pedro, 1998).
En el espacio más amplio del Camp de Túria y Los
Serranos, además de los anteriormente citados, se encuentran numerosos poblados de la Edad del Bronce, algunos
de ellos relativamente próximos entre sí, como el conjunto
formado por el Tossal de Sant Miquel, la Torreta, la ladera sudoeste del Tossal y la Cova del Cavall, incluyendo el
Puntalet y el collado de la Cova del Cavall. Todos han sido
objeto de estudio en relación con el poblamiento ibérico en
torno al Tossal de Sant Miquel de cuyo análisis, efectuado
por Bonet (1995), se extraen datos sobre la ocupación de
la Edad del Bronce. Así, se observa la frecuente superposición de un asentamiento ibérico sobre otro de la Edad del
Bronce, sobre todo en lugares de difícil acceso; la ubicación
en cerros que jalonan la cornisa de la Serra Calderona y
también la orilla del Túria, si bien existen asentamientos en
lomas o cerros de escasa altura como la Lloma de Betxí; o
la diversidad en el tamaño de los asentamientos, en general
entre los 800 y los 2.000 m2, desde aquellos más pequeños
como la Llometa del Tio Figuetes, els Carassols, o Alteret, a
los de mayor tamaño como el propio Sant Miquel, pasando
por los de dimensiones medias como la Lloma de Betxí.
La abundancia y diversidad de yacimientos podría interpretarse en términos de estructuración del territorio, no obstante la secuencia cronológica se apoya
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