Serie de Trabajos Varios 75
La Cova de les Calaveres (Benidoleig, Alicante)
José Aparicio Pérez
Manuel Pérez Ripoll
Elisenda Vives Balmañá
Mª Pilar Fumanal García
Michèle Dupré Ollivier
1982
, ISBN 84-500-7757-5
978-84-500-7757-5 , 144 p.
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SERVICIO
DE INVESTIGACION PREHISTORICA
DIPUTACION PROVINCIAL DE VALENCIA
SERIE DE TRABAJOS VARIOS
Núm. 75
LA COVA DE LES CALAVERES
(Benidoleig, Alicante)
Por
JOSE APARICIO PEREZ
MANUEL PEREZ RIPOLL
ELISENDA VIVES BALMAÑA
PILAR FUMANAL GARCIA
MICHELE DUPRE OLLIVIER
VALENCIA
19 8 2
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SERVICIO DE INVESTIGACION PREHISTORICA
DIPUTACION PROVINCIAL DE VALENCIA
SERIE DE TRAB AJO S VARIOS
Núm. 75
LA COVA DE LES CALAVERES
(Benidoleig, Alicante)
Por
JOSE APARICIO PEREZ
MANUEL PEREZ RIPOLL
ELISENDA VIVES BAL~A
PILAR FUMANAL GARCIA
MICHELE DUPRE OLLIVIER
VALENCIA
1982
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DIPUTACION PROVINCIAL DB VALENCIA -
INSTITUClON ALPONSO BL MAGNANIMO
SERVICIO DE INVESTIGACION PREHISTORICA
SECCION DB PRBHISTOJUA BN VALENCIA DBL C.S.I .C.
SERIE DE TRABAJOS VARIOS
Núm. 75
© de la edición digital: Museu de Prehistòria de València, 2012 -- ISSN 1989-0540
Editorial F. Domanech, S. A.- G,.mlt , 4
I.S.B.N. 84-600-7767-6.-I.S.S.N. 0211 -2284
Depótlto Legal: V. 1847-1982
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INTAODUCCION
JOSE APARICIO PEREZ
La elaboración de nuestra Tesis Doctoral, relativa al estudio del
Paleolltico y Mesolltico valencianos, nos planteó la necesidad de estudiar algún yacimiento Paleolltico al sur del territorio, en lo que es la
provincia de Alicante. Sin embargo, el panorama se presentaba ciertamente desolador por entonces, ya que no se conocia prácticamente
ninguno en toda su extensión, siendo la Cova de les Calaveras la única citada reiteradamente como tal en la bibliografia sobre el tema.
Aunque las noticias eran ciertamente confusas, poco explicitas y
en casos diversos hasta contradictorias, la mayor parte coincidian en
señalar la existencia de Paleolítico Superior, lo que la convertía, pues,
en el único yacimiento utilizable por el momento.
Por otra parte, su ubicación en la comarca del Marquesat de Denia, también llamada actualmente Marina Alta, acrecentaba su interés, ya que su contigüidad a La Safor, oon la que comparte unas mismas características ecológicas, nos ofrecfan la posibilidad de encontrar soluciones pa. a el problema sedimentológico que presentaban las
r
estratigrafias de los yacimientos arqueológicos en estudio en La Safor
y que eran la causa de las equivocas interpretaciones culturales e históricas deducidas a su través, tal y como desarrollaremos posteriormente.
También era necesario realizar su estudio actualizado, ya que las
que por entonces nos parecfan contradictorias noticias, eran siempre
de segunda o tercera mano, manteniéndose a través del tiempo y propagándose por medio de los manuales al uso, pero sin ir acompañados
nunca del análisis o estudio personal de los materiales disponibles, de
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J. APARIClO
ahí que se planteara también la necesidad de su investigación por estos motivos.
Sin embargo, la cuestión se presentó mucho más complicada de lo
sospechado, y no por el acceso a los materiales subsistentes, conservados en el Museo Arqueológico Provincial de Alicante y puestos a
nuestra disposición amablemente por su director, sino porque estos
son escasfsimos como se verá, ya que la mayor parte, conservados en
una residencia campestre en las cercanfas de Alicante, desaparecieron en las postrimerías de nuestra Guerra Civil, sin que por ahora se
conozca su paradero, lo que plantea problemas casi insolubles por el
momento. Los conservados en el Museo de Alicante carecen, también,
de cualquier referencia estratigráfica, ya que el número en rojo que
llevan la mayor parte de los mismos no se correspon~e con ninguna
nota aneja sobre la procedencia de cada uno, por lo que su valor queda reducido en cierta manera.
Pero, la situación de la cueva, sus características topográficas, la
homogeneidad del co~unto litico conservado a pesar de su escaso número y de la falta de segura procedencia estratigráfica, el hecho· de
que se conservara un gran testigo estratigráfico, milagrosamente sin
duda a causa de los malos tratos recibidos durante tantos años de
abandono y últimamente la explotación turística, lo que posibilitaba
el análisis del mismo, nos decidió a acometer el estudio de lo conser vado en Alicante, asi como también de la sedimentación «in sitw desde el punto de vista tanto arqueológico estrictamente como sedimentológico y palinológico, para lo que se solicitó la colaboración de las
profesoras Michéle Dupré Ollivier y María Pilar Fumanal Garda, que
por entonces daban sus primeros pasos en estas disciplinas, siendo los
capítulos VI y Vll fruto del pormenorizado y exhaustivo estudio realizado por ambas.
La existencia en el Museo del S.I .P. de Valencia de un reducido
conjunto faunistico procedente de esta cavidad, y que regalara el
Abate H . Breuil, pr:opició también su análisis, que realizó el paleontólogo M. Pérez Ripoll, con los resultados que se exponen en el capitulo
IV.
Posteriormente, el conocimiento de que en el Museo de Alcoy se
guardaban diversos restos óseos humanos recogidos en dicha cavidad, restos que el Director del mismo museo puso a nuestra disposición (1), motivó su estudio a cargo de la profesora Elisenda Vives Bal(1) Agradecemos a D. Enrique Llobregat Conesa, Director del Museo Arqueológico Provincial de Alicante, y a D. Federico Rubio Gomia, Director del Museo Arqueológico Municipal
«Camilo Visado•, de Alcoy, la colaboración facilitada a este Servicio.
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COVA DE LES CALAVBRES
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maña, joven antropóloga catalana que con tanta brillantez ha realizado el estudio de los restos humanos de Bañeres (2), exponiendo sus resultados en el capitulo V. También en Alcoy se guarda un único resto de la fawia recogida en las viejas excavaciones, que por su indudable interés ha sido incluido en el estudio paleontológico.
Todo lo cual supone, que la parte de la obra presente, referente al
estudio de la Cova de les Calaveras, es el resultado del trab~o de un
amplio equipo interdisciplinar, que inició ya sus tareas en tan temprana fecha como 1977, cuando todavía no se había hecho nada similar
en el ámbito valenciano, marcando la pauta para los amplios proyectos que hemos iniciado posteriormente. Sin embargo, la puesta a punto final se ha ido demorando por diversas causas, lo que es motivo de
que se publique con tan gran lapso de tiempo entre su comienzo y su
elaboración final.
Por otra parte, constituye un fuerte contratiempo el no poder disponer de dataciones absolutas para los diversos niveles de ocupación
detectados en la secuencia estratigráfica subsistente, lo que se verá
reflejado a lo largo de toda la obra al mediatizar las conclusiones parciales o globales, mas la falta de muestras antiguas y la imposibilidad
de acometer excavaciones Q.ctualmente lo han impedido.
Todo lo que llevamos expúesto va referido al estudio de la Cova de
les Calaveras, en la que después de un minucioso y exhaustivo análisis
de todos los materiales arqueológicos conocidos por nosotros, faunisticos, antropológicos, así como sedimentológicos y palinológicos a
través de las muestras recogidas para ello en los sedimentos subsistentes, realizamos la síntesis final valorándolo todo en visión de conjunto y en relación con la problemática general que hoy se nos plantea
en el estudio de nuestro Paleomesolitico, de acuerdo con el estado actual de su conocimiento.
Con ello pretendemos dar un paso más hacia adelante en el estudio de nuestro Paleolítico, ·y también del Mesolitico, intentando sentar, en algún caso, firmes bases y puntos de apoyo para la futura investigación.
(2) APARICI O PEREZ, J.; MARTINEZ PERONA, J . V.; VIVES BALMA:&A, E. y CAMPILLO VALERO. D.: «Las Ralees de Be.ñeres (Alicante)t. Serie Arqueológica del Departamento de
Historia Antigua, nllm. 8, pégs. 177-246. Valencia, 1981.
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n
SITUACION, ·DESCUBRIMIENTO,
EXCAVACIONES V ESTUDIOS
JOSE APARICIO PEREZ
La Cova de les Calaveras se encuentra ubicada en término municipal de Benidoleig, provincia de Alicante, en la comarca del Marquesat
de Denia, actualmente denominada en algunas publicaciones Marina
Alta, a escasa distancia de la población, apenas 1.000 m., en la parte
derecha del amplio valle del rfo Girona (figs. 1, 2 y 3; Láms. I y ll) (3).
La Cueva es muy célebre por ser lugar de explotación turfstica
desde hace bastantes años, lo cual la ha desfigurado profundamente,
aunque su celebridad le viene de antiguo, tanto por los hallazgos en su
interior como por sus considerables dimensiones; su cercania a la población y las extraordinarias facilidades de acceso, puesto que se encuentra junto a la carretera local de Pedreguer a Benidoleig, son causa también de su degradación progresiva.
La primera noticia arqueológica nos la suministra Cavanilles,
quien relata como en 1768 se realizaron los primeros hallazgos, al
efectuarse perforaciones en busca del agua que la había hecho famosa en tiempos anteriores; junto a estas noticias nos proporciona otras
muchas cuya reproducción juzgamos de interés:
«Habla oldo hablar varias veces de la cueva de Benidoleig, y quise averiguar su
situación, y la pomposa descripción que me hablan hecho de sus aguas. Hállase a
un quarto de legua al este del lugar en la rm de un monte call.zo, compuesto de
ban.cos horizontales, su boca mira al norte, y tiene 60 pies de altura y 40 de ancho
dimensiones que conserva por espacio de unos 40 pasos: all1 tuerce hada poniente,
se estrecha en partes y disminuye de altura, presentando siempre en sus muros y
techo desigualdades y dientes que quedaron al desglijarse las pedas, que caldas
embarazan el suelo: auméntese el nómero de éstas, y la dificultad de seguir por
(3) El amplio estudio sobre la orientación, topografla, constitución, etc., etc., puede verse
en el capitulo VI.
2
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<>C\l
Fig. l .-Mapa con la situación de los yacimientos que hao propol"Cionad.o puntat de eKotadura de tipo parpalleose. De la P. Ibérica se sitúan todos, del rato de lot países del Mediterráneo Occidental algun.o s: 1, Niscemi; 2, Caoica.t tini; 3 , Romito; 4 , Cipolliaoe y Fondo Focone;
5, Ta~; 6, Le Mura; 7 , Paglicci; 8, Tronci e Maurizio; 9 , Corchiaoo; 10, Norchia; 11,
Paína; 12, FiDale Ligure; 13, Grotte des ED.fants; 14, Sal¡»atrier; 15, Chinchon; 16, La Rouviere; 17, Ouillins; 18, Reclau Viver y Davaot Pau; 19, Area valenciana; 20, Totaoa; 21 , Palomarico; 22, Ambrosio; 23, Serrón; 24, Morceguillot; 25, Higuerón; 26, Tajo del Jorox; 27,
Furoinha ? ; 28, Casa da Moura; 29, Salemas
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COVA DE LES CALAVERES
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aquél como barranco subterráneo por las excavaciones hechas en este siglo con el
fin de descubrir y aprovechar las aguas; de manera que solamente pude continuar
otros 60 pasos, hallando obstáculos en lo angosto de aquel camino oscuro, an las
puntas que sallan de las pe1ias laterales, en el agua que cubda 'el mal sendero donde debla poner los pies. Por forturna me acompadaba uno de los que entraron en el
ado 1768 a registrar las entradas del monte, y a verificar si corrfa o no por ellas el
so1\ado y caudaloso rlo que los llenó de entusiasmo. Por él supe que el sendero angosto donde nos hallábamos continda como 900 palmos en partes cortado a pico, y
siempre incómodo por los pedruscos y cantos que ocupaban el fondo : que habiendo
llegado al fin del sendero él y sus compaderos hallaron un estanque de agua de 12 a
14 pies de ancho y de profundo, y de unos 40 de largo, pero sin movimiento. Para
verificar si era manantial o depósito empezaron a sacar agua con cubos que vaciaban en el sendero, y lograron disminuirla de modo, que descubrieron la comunicación que habla entre aquel· estanque y otro contiguo, interrumpida por una peña,
donde habla un peque1io ag~ero. Ensancháronlo con barrenos, y pasaron a la nueva estancia, que parecla una grande era de trillar, cercada del andador o pretil del
nuevo estanque. En aquellas entre1ias y soledad, que ellos crelan descubiertas por
primera vez, hallaron tristes pruebas de su engado, y de haberles precedido otros
igualmente intrépidos, pero menos felices: tropezaron con calaveras y huesos tendidos por el andador, y en él vieron un pico de hierro de dos libras de peso. L1lS calaveras en número de doce eran de diferentes tamados, pareciendo ser algunas de
hombres, y otras de muchachos, y en ellas se conservaban muchos dientes con su
esmalte. Ninguno de los que vivian en 1768 tenia noticia del segundo estanque, ni
de la desgraciada expedición, que es de presumir se hiciese dominando el pals los
moros, grandes labradores, con intento de aumentar el riego a beneficio de las
aguas que velan salir perennemente de la cueva, y aumentarse mucho en tiempos
detenninados: intento vano, porque en realidad no hay en las entradas del monte
manantial alguno, sino depósito a donde acuden las aguas de lluvia. Debieron de
entrar al segundo estanque por el mencionado ag~ero, patente a la sazón por escasez de aguas; y mientras estaban trabajando alli, por efecto de copiosas lluvias,
acudió de repente tan cantidad de aguas que obstruyó el agujero, les impidió lasalida, y los ahogó. Las actuales en verano y tiempo seco son en corta cantidad, correspondientes a depósitos de conocida dimensión: en el rigor de los calores forman
un cado de pulgada y media; cantidad despreciable respecto al coste de las obras
que debieran hacerse para conducirla con economia a los campos contiguos. El do
que por alli sale cuando llueve proviene de los montes vecinos de Lahuar y Evo, los
mismos que suminisU'an caudales a la fuente Bolatu (4).
La noticia del hallazgo de estos restos, mal digerida, aumentada y
desfigurada, ha pasado al folklore popular y son divertidfsimas las
historias inverosimiles que han circulado sobre ello, algQnas recogidas por la prensa local (5); siendo numerosisimas las notas de divulgación «científica» o turística que sobre la misma se han publicado (6).
(4) CAVANILLES, A. J .: «Observaciones sobre la Historia Natural, Geogr'afia, Agricultura, Población y Frutos del Reyno de Valencia•. Vol. n, segunda edición, págs. 267 y 268. Zaragoza, 1958.
(51 Un reportaje aparecido en un número dominical del diario cLevanteJ de 1981 recogfa
datos de una historia de la cavidad con titulares como estos: cLa cueva de las Calaveras, de
Benidolelg, tiene ciento cincuenta millones de ados. Los restos pertenecieron a 150 m~eres
del "harén" del rey Ahll Moho.•
(6) De entre ellas hemos de citar las siguientes: GOMEZ SERRANO, N.P.: cLa Cueva de Les
Calaveras de Benidolelg». Valencia Atracción, VI, núm. 62. Valencia, 1931, y JUUA VIVES, V.B.:
cLa CUeva de las Calaveras de Benidoleig (Alicante)l. Valencia Atracción, núm. 551, p4g. 14. Valencia, 1980.
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Fig. 2.-Mapa del territorio valenciano con la altuacl6n de Calaverea y de loa yacimientoa que
han proporcionado puntal de eacotadura parpallenaea y aalmllablea: 1, Murclélagoa; 2, Covalta; 3, VoleAn del Faro; 4, Cau Rahoaer de Baix; 5, Mallaetea; 8, ParpaU6; 7, Llop; 8, MaravaDea; 8, Porca; 10, Barranc Blanc; ll, Capurri; 12, Cova Ampla del Cap Gros; 13, Calaverea; 14, A. del Buho; 15, Cova del Sol
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COVA DE LES CALAVERES
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En la Geografla General del Reino de Valencia se reproduce la información proporcionada por Cavanilles, sin aportar otros datos (7).
Es, sin embargo, con H. Breuil con quien comienza el interés científico
hacia la cavidad como habitación prehistórica, dejé.ndonos éste, con
motivo de su viaje por España, durante 1913, la siguiente descripción
de la cavidad (8):
·
«Nous nvons ensuite continué nos observations a u tour de la villa voislne de Denla (Alicante). La cueva de los Calaverea (des cránes) de Benldoleig nous a fournl des
indications lntéressantes. GrAce aux travaux de captage d' une source qui ensort,
nous avons trouvé une tranchée du remplissage subsistant e.n core dans le vestlbule.
Reposant sur le roe, et remplissant ses ftssures, existe une formatlon d'argile rouge
trés compacte et ocreuse. contenant des os, trés concassés et mlnéralisés da divers
animaux, parmi lesquelsj'ai remarqué un Ours, divers Canidés, Loup et autre espéce plus petite, des Cerfs et un Equldé; j' ai aussi trouvé en place un sllex talllé pe u
caractérlsé, mala trés lustré et usé. Au-dessus, dans une terre brun-noirAtre, se
trouvalt un nlveau é ossem.e nts de Laplns, de Cerfs et Bouquetlns, é sllex d'aspect
paléolithique supérieur, sans céramique. En remontant le couloir long de 300 métres environ, on arrive é un lac peu profond qui occupe presque toute une larga salle; quelques talus de matériaux de sable grossier m&lé de paquets argileus le dominent; sur leurs versants, on peut recueilllr des débrls d' Age trés divers, cerámique
romaine ou postérieure, tris roulée, ossements trés mlnéralisés, contenant ancore
des lnclusions d 'a.rgile ocreu.se semblable é celia de l'entrée. Parmi les oqjets que
nous serions tenté de considérer comme du mAme Age U y a des denta de cbeval,
une portion supérieure de fémur humaln, en partle brOié, et un petit coup de poing
ovoide en rocha quartzeuse (fig. 5). Sur les parois de cetta partie profonde, on voit
de nombreux vestiges de tracés noirs anciana sans signiflcatlon définle; une seule
fois, un petit chevron de trois traits peut étre indiqué; mais il n'est pes douteux que
ces restes indéchiffrables ne soi.ent le témoignage d'essais de décoration pariétalBSJ.
Tan favorable impresión le produjo a Breuilla sedimentación observada en la Cova de les Calaveres que llegó a solicitar permiso de
excavación junto a la del Parpalló, de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, permiso que se le concedió por R. O. de 17 de octubre de 1914 (9). Sin embargo, el estallido de la primera guerra mundial «impidió que se iniciaran los trabajos y que, por su larga duración, hizo que caducaran las concesiones», según nos relata E. Plá Ballester (10).
(7) FIGUERAS PACHECO, F. : cGeografla General del Reino de Valenciu. Provincia de
Alicante, pégs. 118-119. Barcelona.
(8) BREUIL, B. et OBERMAIER, B.: «lnstitut de Paléontologi.e Bumalne. Travaux de
l'année 1913. ll. Travaux en Espagne•. L'Anthropologi.e, t. XXV, pégs. 251 -262. Paria, 1914.
(9) cRelación de las excavaciones autorizadas y de las subvencionadas por el estado. Relación de Jos expedientes en que ha intervenido o informado la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades•. Memoria núm. 7. pég. 8 . Madrid, 1917.
(lO) PLA BALLESTER, E.: cEl Abate Breuil y Valenciu. Miscelánea en homenlije al Abata
H. Breull (1877-1961_), l ll. pégs. 282 y 283. Barcelona, 1966.
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14
J. APARICIO
Los datos proporcionados por H. Breuil permitieron a H. Obermaier afirmar la existencia en la cavidad de Paleollaco Inferior (un
hacha de mano) (fig. 5) y de Paleolltico Superior atípico, primera de la
serie de noticias inconcretas que tanto se prodigarían posteriormente (11).
Sin duda ninguna que todas estas noticias iniciales debieron ser
conocidas por J. J . Senent, Inspector de Primera Enseñanza para la
provincia de Alicante, e ilustre aficionado a la arqueología, quien exploró la cueva el19 de octubre de 1930, solicitando ese mismo año el
oportuno permiso de excavación, según consta en las Actas de la Comisión Provincial de Monumentos Histórico-Artísticos de la Provincia
de Alicante, cuyo texto integro reproducimos:
El Sr. Secretario de la Comisión (José Senentl puso en conocimiento de los sedores vocales que, después de la exploración realizada en 19 de octubre último a la
cueva de eLes Calaverea. de Benidoleig en la que pudo comprobar la existencia de
un yacimiento de carácter paleolitico y por tanto de alto valor arqueológico, dio
cuenta inmediatam.e nte a la Presidencia de la Comisión y a otros sedares vocales,
formulándose en seis de noviembre último ante la Junta Superior de Excavaciones Y
Antigüedades la oportuna denuncia del yacimiento y la solicitud de autorización
para practicar excavaciones en dicha cueva a favor de la Comisión de Monumentos .
... Finalmente quedó encargado el Secretario de esta Junta de excavar el yacimiento de la cueva de eles CalavereD de Benldoleig destinándose a este fin mil pesetas...• (12}.
Aunque se da en el acta como motivo del comienzo de las excavaciones la exploración inicial, existen datos que permiten creer que el
interés de J . J . Senent fue al menos impulsado por la visita que realizara a Breuil en París el año 1931 , y durante la cual éste «le habló, naturalmente, de las cosas que se podían hacer en nuestra región, y entre ellas, dado que el señor Senent estaba destinado en la provincia de
Alicante, le ponderó la riqueza de dicha cueva» (13).
Sea por los motivos que fuere, el caso es que de acuerdo con el
permiso de excavaciones solicitado y concedido, y con la subvención
facilitada, Senent realizó la excavación proyectada y otros trabajos
en los dos años siguientes, según queda reflejado en las actas correspondientes:
cE! Secretario (Senent) comunicó los resultados de la 1.• campada de excava·clones realizadas en la cueva de las Calaveras de Benldoleig durante los dlas 11 al
(11) OBERMAIER, H.: lEl Hombre Fósib. Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas, memoria nllm. 9, segunda edición, pág. 219. Madrid, 1925.
(12) Comisión Provincial de Monumentos Histórico-Artistiooe. Provincia de Alicante. Í..i·
bro de Actas. Sesión del4 de mayo 1931. Debemos a la amabilidad de D. Vicente Martfnez
Morellá la copia de todas las actas de dicha Comisión que reproducimos aqul.
(13) Vid. opus cil nota 10, págs. 284-285, donde E. Plá maneja datos procedentes del archivo
del S. I. P.
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COVA DE LES CALAVERES
1.5
18 de agosto Oltimo. Bste yacimiento paleoUüco se extiend.e a lo largo de la cueva
siendo por ahora lo mú interesante la capa de brecha osifera existente a pocos metros de la entrada de la cueva, en el puesto que forma ángulo recto con la galeria.
Aparecen en este punto cuatro estratos: el superior con restos de culturas anteriores al PaleoUtico (Jhérlca y de lós metales), sigue la brecha osifera con espesor variable de 12 a 20 cm. y con restos de fauna cuaternaria y sfiex labrados de la época
. al parecer muaterlenae y auriAacienae.
Debl\io de ésta existe una capa negruzca menos dura con restos anélogos a los
de la brecha osifera y Jlnalmente sigue a esta Oltima el flrm.e de caliza de aquel terreno. Se presentaron foto¡raftu, planos y gréf!cos de la estratigrafta como resultado de las excavaciones~ (14).
cE! Secretario (Senent) da cuenta de la visita realizada al Museo Provincial por
el abate Breuil e.n primero de marzo Oltimo en la que dicho profesor estudió el yacimiento paleoUtico de las cuevas de Benidolelg y clasiftcó los materiales procedentes
de dicho yacimiento. Se acordó testimoniar al sedor Breuilla gratitud debida por
haber contribuido al mll!or conocimiento de aquellos restos prehistóricou (15).
cPrevia invitación del Sr. Presidente comparece el exsecretario de esta Junta
Don Jos¡é Senent Ibédez, el cual se ofrece a la Comisión para dirigir una tercera
campada de excavaciones en Benidolelg como ya dirigió las dos realizadas en dos
anteriores, sise considera conveniente continuar los trabi\Jos en la cueva de las Calaveras de dicho pueblo, dada la gran importancia de yacimiento paleoUtico. Se
acuerda que s.i el Sr. Senent no logra de la Junta Superior de Excavaciones la subvención necesaria, la Comis.ión de Monumentos destine una cantidad a aquellos
trabl\los dentro de este ado, si el estado de sus recursos se lo consiente. Bn todo caso los objetos que se hallasen se destinarán al Museo de Alicante» (16).
No se conocen otros pormenores ni notas de mayor precisión sobre las excavaciones de Senent, tampoco el estado en qye éste encontró
el yacimiento ni como' lo dejó, ya que desde 1933, fecha de la última
acta de la Comisión aquí transliterada, hasta que nosotros visitamos
la cavidad por vez primera en 1974, no se sabe de ningún trab~o o
estudio hecho sobre la misma.
De los trabajos de Senent se hicieron amplio eco las instituciones
arqueológicas valencianas de la época, especialmente la cSecció d' Antropología i Prehistoria» del antiguo Centro, hoy Academia, de Cultura
Valenciana, visitando la cueva el dfa 15 de agosto de 1931, dejándonos de la cueva y de las excavaciones que por entonces realizaba J. J.
Senent un pormenorizado relato D. Nicolás Primitivo Gómez Serrano,
que figuraba entre los acompaft~tes del Presidente_de aquella Sección del Centro de Cultura; dicho relato tiene en sf gran interés, porque aporta datos totalmente desconocidos y que no se encuentran en
ninguna otra parte (17), dice asf:
(14) Comislón Provincial de Monumentos Histórico-Artf&tlcos. Alicante. Libro de Actas.
Sesión del 24-XII-1931.
(16) Ibfdem. Sesión de 6 julio 1932.
(16) Ibfdem. Sesión de 26 junio de 1933.
(17) NICOLAU DB SUECA: cLa Cava de les Calaveres de Beriidoleip. cLas Provindaa. Valencia, 6 de septiembre de 1931.lNicolau de Sueca es el seudónimo de Nicolú P. Gómez Serrano.)
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16
J. APARICIO
cA la entrada, fon, en el segle passat, practicada una sanga, ab la fl de que l'aigua dels llaca ixquera a enCara, a son plaer... Al practicar la sanga gran part del depóslt arqueológic fon tret a enfora de la gruta, o es traben a manta, encara ossos i
pedrenya; y per endins, romangué molt de mestall. N'ostant, a les vores hi roman
material «in situt i es lo que está excavant la Comisió de Monuments allcantinu
Es decir que una gran zanja, de amplitud desconocida, se abrió
entre los sedimentos acumulados en el vestíbulo, con el fin de que saliera mayor cantidad de agua al bajar el nivel de desagüe, y, quizá,
porque la acumulación antrópica de restos había formado una especie
de dique de contención que remansaba las aguas; testigos de la zanja
existen al final del vestíbulo, en el inicio de la galerla, en los que hemos tomado las muestras para los anélisis palinológicos y sedimentológicos y datos sobre la disposición estratigráfica.
Al año siguiente Nicolás Primitivo reproducía estos datos, así como también que J. J . Senent halló abundancia de huesos (ciervo, caballo, elefante, ¿rinoceronte? y otros); cerémica (a mano, ibérica y
medieval); sílex (puntas musterienses, raspadores, amorfos) ; cenizas;
una fusayola y otros restos (18) ~
En 1936 se cubrió el piso del vestíbulo con una capa de cemento
de más de 1/ 2 m. de espesor, según los datos que recogieron F. Jordé
Cerdá, colaborador del S.I.P. y Salvador Espf, capataz-reconstructor
del mismo, al visitarla en 1950 (19), y de los que se hizo eco indudablemente S. Bru y Vidal posteriormente al afirmar:
cEsta cueva que no ha sido excavada de un modo cientlflco y slstemé.tico, ha sido inutilizada en parte para la ciencia por haberse removido y cubierto, hace ya
mb de veinte IU\os, el recinto de entrada con una gran capa de cemento» 1201.
Capa de cemento con el que se cubrió el piso del vestíbulo de la cavidad en los años de la guerra civil, 1936-1939, al utilizarse como almacén de munición según Plé Ballester (21 ).
La Cova (22), desde entonces, ha sufrido diversas modificaciones,
con el fin de adaptarla a las necesidades turlsticas, especialmente a
(18) GOMEZ SERRANO, N.: «Secció d'Antropologla 1 Prehistoria. Resum dels seus treballs durant l'any 1931 i el curs de 1931-32». Anales del Centro de Cultura Valenciana, IU\o
V, Enero-Marzo de 1932, n.• 11, págs. 221 -222. Valencia, 1932.
(19) Datos del archivo del S. l. P.
120) BRU YVIDAL, S.: cBl Abate Breuil y la Prehistoria Valencianu. Archivo de Prehistoria Levantina, vol. IX, pág. 14. Valencia, 1961.
(211 Vid. opus ciL nota 10, pág. 285.
(22) Este es el viejo y ancestral nombre entre la población, que aAade cde Benidoleigt para los habitantes de los pueblos vecinos; lo de cCalavereSI es nombre moderno como consecuencia de los hallazgos que narra Cavanilles, de todo lo cual-ya se hace eco Gómez Serrano:
Vid. opus cit. nota 17.
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COVA DE LES CALAVERBS
17
partir de los años sesenta, en que como consecuencia del «booJm
turístico aumentaron considerablemente las visitas, y el Ayuntamiento de Benidoleig, propietario ~e la misma, la cede a empresas privadas para su explotación como tal.
El dia 22 de diciembre de 1973 iniciamos en el Museo Arqueológi-.
co Provincial de Alicante, el estudio de los materiales alU almacenados y procedentes de las excavaciones de la Comisión Provincial de
Monumentos de Alicante, al frente de las cuales estuvo J. J. Senent,
tal y como hemos expuesto; estudio que reanudamos el dia 9 de diciembre de 1974 y finalizamos el dia 12 del mismo mes, visitando ese
mismo día la Cova.
Durante nuestra primera visita nos encontramos con una cavidad
a la que se podía entrar con el mismo automóvil, hecho ya observado
en 1931 por Gómez Serrano, y que una enorme verja o cancela al inicio del vestíbulo impedía el paso al mismo, que, a su vez, se revelaba
de extraordinarias proporciones, siendo utilizado como bar-merendero y estando el piso cubierto por la consabida capa de cemento, que se
prolongaba hasta la misma carretera, y que no sabemos si era la instalada en 1936-39 o en época posterior (Láms. 1, n y ID).
En el interior del vestíbulo, que dobla a la derecha casi en ángulo
recto, se encontraba la bBITa americana del bar-merendero, más mesas y diversos puestos de «recuerdos»; con la misma capa de cemento
basal se recubría el piso, y justo al inicio de la galería que comunica
con las salas interiores se veían restos, a ambos lados de la galerla, de
las antiguas excavaciones, visibles especialmente por la gran brecha
ósea del nivel 11 que no d~jaba lugar a dudas (fig. 4). Las galerlas y sala~ interiores también presentaban su piso con capa de cemento y su
interior mixtificado con adornos y artilugios diversos. Una potente y
pródiga iluminación había sido instalada por toda ella (Lám. IV).
Posteriormente, el día 1 de junio de 1976 volvimos a visitar la cavidad, dibujando y fotografiando la estratigrafia con ayuda de S. Climent Mañó (flgs. 13 y 14 y Lá.m. V), colaborador del S.I.P. en Oliva.
Nuestra entrevista con el alcalde de la localidad sirvió para informar
a éste de lo existente todavía en su interior en el aspecto arqueológico
y para encarecerle su protección, lo que nos aseguró. Al dia siguiente
terminamos el estudio de algunos materiales del Museo de Alicante y
entregamos a su director restos óseos recogidos en la brecha para su
análisis radiocarbónico.
Al año siguiente, el 29 de enero de 1977, volvimos a la cavidad,
en compañía de las profesoras Michéle Dupré Olliver y M•. Pilar Fumana! Garcfa, recogiendo muestras de dos lugares diferentes de la se-
J
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18
J. APARICIO
dimentación arqueológica subsistente, con la finalidad de realizar
análisis sedimentológicos y palinológicos de la misma, tomándose
también muestras de los yacimientos del Camp de Sant Antoni, El Collao, ambos en Oliva, y Penya Roja ya en Rótova.
El día 16 de marzo de 1981 visitamos Alcoy, con el fin de fotografiar los rest~s antropológicos almacenados en su Museo Arqueológico,
visita que repetiríamos los días 24 y 25 de julio acompañando a la
profesora E. Vives Balmaña, quien realizó su estudio antropológico.
El 9 de abril fotografiamos todos los materiales del Museo de Alicante, en compañia de nuestro colega J . V. MarUnez Perona, volviendo a visitar el 26 del mismo mes la cueva, visita que volveríamos a
efectuar con Michéle Dupré Olliver, Pilar Fumanal Garcfa y Francisco
Martinez Cabrera, con el fin de recoger nuevas muestras y repetir los
análisis antes mencionados, el día 1 de julio del mismo año.
Sin duda ninguna que las escasas noticias proporcionadas por
Breuil y recogidas por Obermaier, así como los materiales de las excavaciones de Senent, son las que han permitido las diversas y variadas
adscripciones culturales del yacimiento, sin que conozcamos en base
a qué: conocimiento directo de los materiales, bien de los existentes
en el Instituto de Paleontología Humana de Paris, que llevara alli
Breuil, aunque Pericot lo que vio en dicho Instituto, procedente de esta cavidad, fueron simplemente «hojitas, lascas, hojas de bordes retocados, buriles poco claros, trozos de un punzón de hueso y conchas»
(23), materiales ciertamente poco significativos para ello, bien de los
recogidos por J . J. Senent, y conocidos a través de referencias verbales de éste (24), o de estudio directamente de los existentes en el Museo de Alicante . .
Para Pericot, «un posible Auriñaciense antiguo lo descubrió J . Senent en la cueva de las Calaveras (Benidoleig, Alicante), pero los hallazgos están inéditos» (25); «En la provincia de Valencia no conocemos ningún otro yacimiento con elementos solutrenses claros, pero en
comarca próxima a la de Gandfa, ya en la provincia de Alicante, las
exploraciones de J. Senent en la cueva de las Cala,veras, de Benidoleig, produjeron algunas piezas solutrenses típicas» (26).
Bosch-Gimpera encontraba también «influencias auriñacienses y
aterienses junto a solutrenses en Benidoleig (Alicante)» (27).
(231 PERICOT GARCIA, L.: «La Cueva del Parpa116 (Gandia)ll, pág. 287. Madrid, 1942.
(241 Ibldem.
(25) Ibldem, pég. 287 .
(26) IbJdem, pág. 287.
(271 BOSCH GIMPERA, P.: cE) poblamiento antiguo y la formación de los pueblos de Espailu. Págs. 36-37. México, 1944.
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*CORTE ESTRATlGRAFICO
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SECCIONES
TRANSVERSALES.
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los cortos ostrotigrMicoe y so tomaron las muootraa
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COVA DE LES CALA VERES
19
Por su parte Almagro Basch, siguiendo a Pericot puntualmente,
indica como «otra cueva inédita con Auriñaciense antiguo, pero de la
que tenemos segura referencia, es la de las Calaveras, en Benidoleig
(Alicante)» (28); asi como «en el Solutrense superior en hojas de sauce
finísimas, que van unidas a la hoja de laurel de la etapa anterior, pero
de doble punta... , aparece un tipo de punta de pedicelo central, en el
Levante de la Península, región de los más originales y perfectos modelos de esta industria: Cueva de Ambrosio (Almeria), Benidoleig (Alicante)» (29); y más adelante expone como «siguiendo la costa podemos
citar en la próxima región de Alicante otro yacimiento solutrense típico, en la Cueva de Las Calaveras, de Benidoleig» (30).
Jordá Cerdá, quien, como hemos relatado, ya visitó la cueva en
1950, debió conocer los materiales directamente o, por lo menos, debió manejar datos de primera mano, tratando de la cavidad en sucesivas ocasiones, en 1948 exponía en Elche que «teniendo en cuenta que
no hay hallazgos Chatelperronienses en Levante, pues el Auriñaciense
antiguo de la Cova de las Calaveras de Benidoleig creemos que debe
ser considerado como una industria semejante a la anterior, creemos
que nuestro nivel Levaloiso-musteriense puede quedar ocupando cronológicamente el lugar que se asigna al Chatelperroniense. En la sucesión general del Paleolitico» (31), abordando más tarde el tema en términos parecidos (32).
Nosotros mismos, en 1973, antes de iniciar el estudio minucioso y
exhaustivo de los materiales de Alicante, pero después de su examen
superficial alli, afirmábamos la no correspondencia de los mismos al
Musteriense, aunque apuntábamos la posibilidad, con carácter hipotético y provisional sin embargo, de su pertenencia al Mesolitico I
(33); posteriormente, en 1977 (34), nos limitábamos· a indicar la pertenencia de los materiales estudiados al Paleolitico Superior, «sin que
a través de ellos se pueda colegir la existencia de niveles Musterienses».
(281 ALMAGRO BASCH, M.: cE! PaleoUtico Espailol.t. Historia de España dirigida por R.
Menéndez Pidal. cEspafla Prehistórico . Parte m , vol. I , t. I , pég. 309. Madrid, 1947.
(29) Ibídem, pég. 313.
(301 Ibídem, pég. 316.
(31) JORDA CERDA, P.: cSecuencia estratigráfica del PaleoUtico levantinot. Crónica del
IV Congreso Arqueológico del Sudeste EspaAol. Elche, 1948, pág. 10 6. Cartagena, 1949.
(32) Idem: cBl problema del Chatalperronierule (Aurift&ciense Inferior) en Españu. VI
Congreso Arqueológico del Sudeste. Alcoy, 1951, pégs. 63-67. Cartagena, 1951.
(33) APARICIO PEREZ, J .: «El yacimiento d.e " Las Puentes" (Navarrés. Valencia ) y el
Must.eriense en la Región Valenciana (Espafla)t. QuartAr, 25, pág. 48. Bonn, 1974.
(34) APARICIO PEREZ, J . y SAN VALERO APARISI , J .: cNuevas excavaciones y prospecciones arqueológicas en Valenclu . Serie Arqueológica del Departamento de Historia Antigua,
nl1m. 5, pég. 50. Valencla, 1977.
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20
J. APARlCIO
En resumen podemos decir que para Breuil en la cueva habla una
brecha, auténtico osario con sflex de aspecto Paleolitico Superior, y
un hacha de mano en cuarcita del paleolltico antiguo (fig. 5).
Obermaier, interpretando a Breuil habla de Paleolitico Inferior y
de Paleolítico Superior atípico.
Senent identificó cuatro estratos en el lugar donde nosotr~s hemos d.iblijado la estratigrafla hoy subsistente o quizá muy cerca, distinguiendo:
Estrato superior: restos postpaleolfticos (Ibéricos y E. de
los Metales).
- Brecha osífera: Musteriense y Auriñaciense.
- Capa negruzca: restos análogos a la brecha osífera.
Pericot afirma la existencia de un posible Auriñaciense y especialmente Solutrense.
Bosch-Gimpera simples influencias auriñacienses, aterienses y solutrenses.
Almagro Basch cree en el Auriñaciense antiguo y Solutrense Superior tipico.
Jordá Cerdá, Levaloiso-musteriense.
Nosotros Mesolitico 1 y Paleolltico Superior·*
(") El S. l . P. agradece La valiosa colaboración prestada para la elaboración de esta obra
a don Salvador Cllment Ma6ó (~a. de campo); a don J .V. KarUnu Perona {fotograJlal; a don Juan de Dios Boronat Soler (dibl.\.lo), y a don Francisco Grau Gómez. a
dofta Rosa Vila Garcfa y a doila Begoila Soler Mayor (mecanografla).
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Ill
LOS MATERIALES AROUEOLOGICOS
JOSE APARICIO PEREZ
Los únicos materiales cuya existencia conocemos con seguridad,
aparte de la hipotética hacha de mano que dib~ió Breuil y reproducimos (fig. 5), se reducen a ~ vaso cerámico, a diversos útiles líticos,
casi en su totalidad conservados en el Museo de Alicante, a los restos
antropológicos del Museo de Alcoy y a los de fauna depositados en los
Museos de Valencia, Alicante 'y Alcoy.
CERAMICA
El único resto cerámico que hemos podido estudiar, procedente de
la Cava de les Calaveres, se conserva· en el Museo de Prehistoria de
Valencia, siendo hallado en la entrada, capa I, el 9 de abril de 1913
según lo que consta inscrito en la superficie del mismo; siendo regalado en
1931 por el abate H. Breuil (35).
Se trata de algo menos de la mitad de un cuenco cerámico hecho a
mano, reconstruido en su totalidad a partir de tres fragmentos con
parte de la boca, cuerpo y base, conservándose fntegramente un asa
de cinta vertical. De pasta negruzca con desgrasante indeterminado;
superficies negruzcas o marrón rojizas, según zonas. Diámetro de la
boca 14 cm., altura 7,8 cm. (fig. 5).
(35) FLETCHER VALLS, D. y PLA BALLESTER, E.: •Cincuenta e.tios de actividades del
Servicio de Investigación Prehistórica (1927- 1977)1. Serie de Trablijos Varios del S. 1. P.,
nl1m. 57, pég. 129. Valencja, 1977.
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3c m.
Fig. !5.-llaterialn de la Con de lea Calanrea: nao cer6mlco regalado al Muaeo del S.J.P.
por BreuU¡ 1, coap de pol.np eeg6D BreuU y Obermaier; lumdidor mcontrado por J. Soler
SalYi
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COVA DE LES CALAVERES
23
PIEDRA
CALIZA
Util en caliza, de forma ovalada, con el borde izquierdo y la extremidad distal lascada, con amplias y profundas extracciones, que determinan un filo cortante, especie de hendid9r o raedera lateral (fig.
5) (36).
SILEX
Todas las piezas que se describen lo son de silex salvo tres, una de
ellas es una loseta de arenisca (núm. 9) y las otras dos lascas en caliza
(núm. 31 y 220) que no se han descrito aparte por no intemnnpir la numeración.
En el inventario que se presenta a continuación, el primer número
lo es simplemente de orden, correspondiendose con los propios de las
figuras, y el situado entre paréntesis corresponde al del inventario general del material conservado en el Museo de Alicante, que se coloca
a efectos de identificación de los útiles. Las medidas lo son en centf-.
metros, por lo que esta indicación se suprime a efectos de claridad y
brevedad. Todos los útiles han sido dibujados y fotografiados, agrupándose por tipos (figs. 6 a 12 y Lám. VI a XV).
1 (174).-Nilcleo globuloso informe. Pttina lechosa. Muy esquirlado en varias de sus aristas. 5'8 x 3'9 x 3' 1. En pequeAas anfractuosidades conserva parte de la matriz
rojiza donde estuvo enslobado.
2 ( 175).-Gran lasca de color blancuzco con dono natural en toda la parte izquierda y retoques marginales inversos en el filo derecho. 7'4 x 3'8 x 2'0. En matriz negnaca.
3 (176).-Lasca de color lechoso. Conserva parte del córtex en el talón. Retoques continuos
y directos. 4'0 x 2'9 x 0'8. En matriz negnaca.
4 (177).-Gran lasca de color lechoso. Dono derecho mediante ampUos retoques, filo reto·
cado discontinuamente, retoqu.es directos e inversos. Talón esqu.lrlado en el d.o rso. Bulbo reb~ado. 6'8 x 4'0 x 1'6. En matriz negruzca.
5 (1781.-Lasca de color grlaéceo que conserva parte de la co.rteza en el dorso. Retoques
marginales directos continuos mesiales y distales. 3'7 x 4'9 x 1'0. Muy Umpio.
aunque la matriz pudo ser rojiza.
6 ( 179).- Lasoa de color lechoso. Posible tableta de avivado de ndcleo o de raspador nucleiforme. 3'2 x 2'6 x 0'95. En matriz negnaca.
7 (180).-Lasca con pétina lechosa intensa. Esqulrlada en el talón. 3'7 x 3'3 x 0'7. Bn
matriz negnaca.
8 (181).-Lasca procedente del descortezado del ndcleo. Silex gris con intensa pétina lechosa. 3'4 x 4' 1 x 1'45. En matriz negruzca.
9 (182).-PequeAa loseta de arenisca de grano fino y color rojo oscuro (rodeno). 4'7 x 3'4
)( 0'5.
(361 Fue recogido en el exterior de la cavidad, aunque en sus inmediaciones, junto con
interesantes restos de fauna, por D. José Soler Salvé, quien amablemente lo puso a nuestra
disposición.
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Flg. 6.-Raapado.rel. Mu~eo de Alicante
16
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COVA DE LES CALAVERES
25
1O 1183).-Lasca de sflex de color blancuzco, conserva parte del córtex. Retoques marginales derechos, directos, simples y continuos. 3'6 x 6' 45 x 1' 1. En matriz rojiza.
11 11841.-Lasca de sllex gris con pátina blancuzca. Retoques simples marginales izquierdos directos y continuos meslales y proximales. 6'7 x 3'0 x 0'6. En matriz negruzca.
12 1185).- Lasca de sOex gris con pátina blancuzca, conserva parte del córtex. Retoques
marginales izquierdos, simples directos distales y simples alternos proximales.
5'5 x 2'8 x 0'8. En matriz negruzca.
13 1186).-Raspador en extremo de lasca. Intensa pátina lechosa. Conserva gran parte de
corteza. Frente cóncavo y lado izquierdo con retoques marginales simples directos y continuos. 4'3 x 3'5 x 1'2. No conserva suficientes restos para identificar
la matriz.
14 1187).-Lasca con pátina grisácea. Algunos retoques de uso. 4'6 x 3'1 x 0'9. En matriz
negruzca.
16 1188).-Lasca de sflex de color grisáceo. Conserva la mayor parte de la corteza. Algunos
desconchados marginales de uso. 4'6 x 3'8 x 1'0. En matriz negruzca.
16 11 89).-Núcleo prismático aplanado en sUex blancuzco. 6 x 7'2 x 2' 4. En matriz negruzca.
17 1190).-Niicleo informe con fuerte pátina lechosa. 7'5 x 4'8 x 4'2. En matriz negruzca.
18 11911.-Lasca en sOex marrón. Muesca fortuita al parecer . 2'35 x 2'8 x 0'6. En matriz
negruzca.
19 1192).-Lasca de sOex gris con extremidad distal terminada en dos facetas a modo de
buril diedro central. Lado izquierdo con retoques simples marginales directos
mesiales y proximales. 3'6 x 2'4 x 1'2, En matriz negruzca.
20 1193).-Hoja truncada con intensa pátina lechosa. Retoques marginales derechos sim·
pies, proximales y distales directos, sobreelevados en la truncadura y simples inversos continuos y mesiales. 4'3 x 1'9 x 0'4. En matriz rojiza.
21 (194).-Resto de ndcleo prismático o piramidal que pudo haberse utilizado como buril de
ángulo sobre rotura. De aOex gris con intensa pátina blancuzca. 3'0 x 1'0 x 1'8.
En matriz negruzca.
22 (195).-Fragmento de hoja de sflex gris. 3 x 2'3 x 0'6. En matriz negruzca.
23 1196).-Lasca con intensa pátina lechosa, terminada distaimente en d.os facetas que dan
la impresión de tratane de un buril diedro central. 3'8 x 2'2 x 1'2. Sin suficientes restos para identificar la matriz.
24 1197).-Raspador atiplco en extremo de lasca. Conserva parte del córtex. Intensa pátina
lechosa. 3'3 x 2' 2 x 0'79. Sin suficientes restos para idenUficar la matriz.
25 1198).-Lasca de sOex gris con pátina lechosa. Talón eliminado mediante retoques que
ocupan toda la parte próxima!. 3'1 x 2'3 x 1' 1. En matriz negruzca.
26 1199).-Lasca de sfiex marrón que conserva parte del córtex. Bulbo de percusión eliminado. 2'8 x 1'9 x 0'65. En matriz negruzca.
27 1200).-Fragmento de hoja de sOex grisáceo. Retoques marginales simples derechos Inversos y continuos mesiales y distales. 2'9 x 1' 6 x 0'6. En matriz negruzca.
28 1201).- Lémina-cresta total en sOex grisáceo. 4' 5 x 1'4 x 0'6. En matriz negruzca.
29 (2021.-Hoja de sfiex grisáceo con suave pátina lechosa. 3'5 x 1' 2 x 0'5. En matriz negruzca.
30 1203).-Raspador atlplco en extremo de hoja. 3'2 x 1'3 x 0'45. En matriz negruzca.
31 1204).- Lasca caliza. 3'5 x 1'6 x 0'95. En matriz rojiza.
32 1205).-Hoja con fuerte p6tlna lechosa. 4'3 x 1' 4 x 0'5. Sin elementos para reconocer la
matriz.
33 1206).-Lasca con pátina lechosa. 2'9 x 2'3 x 0'7. En matriz negruzca.
34 1207).-Hoja-cresta parcial. 3' 1 x 1'4 x 0'8. En matriz negruzca.
36 1208).-Lasca con intensa pátina blanca. Conserva gran parte de la corteza. 3'8 x 1' 8 x
0'9. Con matriz negruzca.
36 1209).-Lasca con intensa pátina lechosa. Conserva parte de la corteza. 3 x 2'2 x 0'7. En
matriz negruzca.
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COVA DE LES CALAVERES
27
37 12101.-Lasca con pátina lechosa. 2'7 x 1'6 x 0'2. Bn matriz negruzca.
38 (211).-HQja con intensa pátina lechosa. 3'7 x 1' 7 x 0'3. Bn matriz negruzca.
39 12121.-Frente de raspador en extremo de hoja con retoques marginales derechos e izquierdos. Frente esquirlado por el envés, quizá golpeado para reavivarlo. 2'0 x
2'0 x 0'7. En matriz n. gruzca.
e
40 12131.-Lasca de sfiex grisáceo de forma rectangular, bulbo eliminado por rotura. 2'0 x
2'7 x 0'7. Bn matriz negruzca.
41 12141.-Lasca con pátina lechosa. 2'5 x 1'7 x 0'6. En matriz negruzca.
42 (2151.-Raspador en extremo de lasca, color grisáceo. Frente ligeramente cóncavo y
denticulado. Retoques marginales simples directos y continuos mesiales. 2'6 x
1' 7 x 0'6. Sin restos para reconocer la matriz.
43. (2161.-Lasca de sflex, u hoja rota d.e color marrón. 2'8 x 1' 4 x O' 4. En matriz negruzca.
44 (2171.- Fragmento de hoja de sflex de color lechoso intenso rota en la parte proximal.
3'1 x 1'2 x 0'3. Sin restos para identificar la matriz.
46 12181.- Lasca con intensa pátina lechosa. 2'3 x 1'7 x 0'36. En matriz negruzca.
46 (2 191.-Fragmento de raspador en extremo de hoja, frente ligeramente cóncavo. Color
marrón claro. 2'1 x 1'8 x 0'48. Matriz negruzca.
47 (2201.-Fragmento de hoja rota por l.a extremidad distal. Con pátina intensa lechosa. 3' 1
x 1'5 x 0'3. Matriz rojiza. Un letraro en el envés dice cinterior».
48 (2211.-Hojita-cresta parcial. Sflex grisáceo. 2'3 x 1'9 x 0'6. En matriz negruzca.
49 (2221.-Hojita con dorso natural en silex gris azulado. 3'1 x 1'3 x 0'6. En matriz negruzca.
60 (2231.- Lasca con intensa pátina lechosa. 3'85 x 1'7 x 0'7. En matriz rojiza.
51 (2241.-Hoja con intensa pátina lechosa. 3'5 x 1' 6 x 0'6. En matriz negruzca.
52 (2251.-Hoja-cresta total con pátina blancuzca. 4 x 1'5 x 0'8. En matriz negruzca.
53 (2261.-Hoja de sflex grisáceo, distalmente muy aguzado. 3'6 x 1'3 x 0'6. En matriz negruzca.
54 (2271.-Lasca con pátina lechosa intensa, conserva parte de la corteza. 3'5 x 1' 8 x 0'7.
Sin residuos para diferenciar la matriz. .
55 (228).-Lasca de sflex de color lechoso intenso, con una de las aristas dorsales marginales completame.nte retocada con retoques cuhrientes, continuos directos. 2'7 x
3'6 x 0'8. Con posible matriz rojiza.
56 (2291.-Fragmento de boja con pátina lechosa intensa. 2'3 x 1' 4 x 0'3. En matriz negruzca.
57 (2301.-HQjita con dorso natural, pátina blancuzca. 2'9 x 1'2 x O' 4. En matriz negruzca.
58 (2311.- Lasqulta con pátina lechosa intensa. 2'2 x 1'3 x 0'5. Sin suficientes restos para
indentfflcar la matriz.
69 (2321.- Lasqulta con pátina lechosa intensa. 2'6 x 1'6 x 0'4. Sin suficientes restos para
identificar la matriz.
60 (2331.-Microrraspador atlpico de color rosado. 1'8 x 1'4 x 0'6. En matriz negruzca.
61 (2341.-Lasca de color gris azulado, con intensos retoques en una de sus aristas. 2'2. x
1'4 ie 0'6. En matriz negruzca.
62 (2351.- Hoja de sflex blancuzco, con retoques marginales totales simples, continuos y directos. 3'4 x 1'4 x 0'4. Bn matriz negruzca.
63 (2361.-Lasca de sflex blancuzco, conserva parte de corteza. 2'9 x 1'4 x 0'5. Bn matriz negruzca.
64 (237).-Lasca de sflex blancuzco. 2'3 x 1'4 x 0'3. En matriz negruzca.
65 (238).-Raspador atlpico con intensa pátina lechosa. Reavivado en el reverso. 2'6 x 1'7
x 0'6. Con matriz negruzca.
66 (239).-Hoja de sflex grisáceo con retoques distales derechos que delimitan una especie
de raspador ojival. 2'3 x 1'1 x o·4. Sin indicios.
67 (2401.-Lasqulta de sflex blanquecino. 2'3 x 1'5 x 0'2. En matriz negruzca.
68 (2411.-Lasqulta de sflex grisáceo que termina distalmente en un frente estrecho a modo
de raspador. 1'6 x 0'4 x 0'8. Sin indicios.
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~
-.
--f?j-
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-bb....-
-IA--1.
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•
10
o
2
3 cm.
Fig. 8.-Raapadoret; perforadore•-taladro•; pico; dono• reb~ado• ; hoja-cresta y pieza• retocad&~. Museo de Alicante
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COVA DE LES CALAVERES
29
69 (242).-Perforador. En sllex marr6n. Conserva parte del cortex. 3' 9 x 1' 4 x 0 '5. Sin elementos.
70 (243).-Hojita de sflex grisáceo con retoques sobreelevados marginales directos proximales. 3 x 1'2 x 0 '5. En matriz negruzca.
71 (244).- Lasquita en sllex gris. 2' 2 x 1'2 x 0'4. En matriz negruzca.
72 (245).-Lasca de sflex grisáceo-blancuzco. 2'7 x 1' 1 x 0'5. En matriz negruzca.
73 (246).-Hojita de sUex de color marr6n claro. 2' 7 x 2'2 x 0'4. Sin restos.
74 (247).-Microrraspador atfpico en sllex blancuzco. 1' 8 X 1'3 X 0'6-, Sin restos.
75 (248).-Lasquita de sflex blancuzco. 1'0 x 2'3 x 0 '3. En matriz negruzca.
76 (249).- Lasquita de sllex con pátina blancuzca. 2'6 x 0'9 x 0'4. Sin restos.
77 (250).- Hojita de sllex marr6n. 2'8 x 1'1 x 0 '3. En matriz negruzca.
78 (251).- Hojita con pátina blancuzca. 2'5 x 1'1 x 0' 3. En matriz negruzca.
79 (252).-HoJita con pátina blancuzca. 2'0 x 0 '9 x 0'3. En matriz negruzca.
80 (253).-Microrraspador con pátina blancuzca. Retoques simples marginales di rectos
continuos proximales que eliminan el tal6n. 2'5 x 1'3 x 0'5. En matriz negruzca.
81 (254).-Hoja de sllex gJis con intensa pátina lechosa. 3'0 x 1' 1 x 0 '3. Sin restos.
82 (255).-Lasca de sllex gris. 2' 6 x 1' 2 x 0 '4. sui restos.
83 (256).- Raspador en extremo de hoja-cresta. 2' 4 x 1'2 x 0'6. Sin restos.
84 (257).-Lasca de silex gris con pátina lechosa. 2'5 x 1'0 x 0'55. Sin restos.
85 (258).-Hojlta de sllex gris con ténue pátina lechosa. Distalmente con frente dé raspador
atlplco. 2'8 x 1'1 x 0'3. En matriz negruzca.
86 (259).-Raspador atlpico en extremo de lasca con retoques marginales Izquierdos sobreelevados distales y simples mesiales directos continuos, y derechos simples
continuos directos totales. Color marr6n claro. 2'2 ~ 1'95 x 0' 5. En matriz negruzca.
87 (260).-Raspador en extremo de hoja espesa, de sllex gris con pátina blancuzca. 3'6 x
2'0 x 1' 1. En matriz negruzca.
88 (261).-Hojita de sllex gJ'is, con restos de corteza. 3' 2 x 0'95 x 0' 4. Sin rest.os.
89 (262).-Hoja con pátina lechosa. 3'1 x 1'1 x 0 '3. Sin restos.
90 (263).-Burll de ángulo sobre rotura? En hoja éon retoques marginales derechos simples
directos continuos proximales. 3' 4 x 1'6 x 0 '6. En matriz negruzca.
91 (264 ).-Hoja-cresta parcial con pátina lechosa. 3'8 x 1' 1 x 0'3. Sin restos.
92 (265).- Hoja con intensa pátina lechosa. Con retoques marginales simples derechos continuos direct.os e izquierdos simples inversos continuos. 4'0 x 1'3. En matriz negruzca.
93 (266).- Hoja de silex de color marr6.n claro, conserva parte de la corteza. 3'4 x 1'3 x
0'5. Sin restos.
94 (267).-Hoja de sfiex de color marr6n oscuro. 3'4 x 1' 2 x 0'55. Sin restos.
95 (268).- Hoja de sflex de color blancuzco. 3'4 x 1'6 x 0' 6. En matriz negruzca.
96 (269).- Hoja de sllex de color blancuzco. 3'3 x 1'15 x 0'5. En matriz negruzca.
97 (270).- Hoja de silex de color grisáceo. 3'1 x 1'1 x 0'3. Sin rest.os.
98 (271).- Buril sobre truncadura retocada. Retoques simples marginales dlrect.os proximales continuos. Pátin.a lechosa. 5'7 x 1'3 x 0' 45. En matriz marr6n.
99 (272).- Lasca de sllex gris. Conserva parte de la corteza. Retoques distales simples marginales discontinuos dlrectos e inversos. 2' 5 x 1'74 x 0 '8 . En matriz oscura.
100 (273).- Lasca con intensa pátina blancuzca. 2'45 x 2'05 x 0'65. Sin restos.
101 (2741.-Raspador atfplco en extremo de lasca. Retoques Izquierdos meslales marginales
simples directos discontinuos, proximal.es simples marginales directos continuos
y derechos mestales simples marginales alternos. 2'75 x 1'8 x 0'7. En matriz
rojiza.
102 (275).-Lasca con pátina lechosa. Bulbo eliminado. 2'8 x 1'9 x 0 '7. En matriz negruzca.
103 (276).-Hoja con pátina blancuzca. Retoques directos de uso. 3' 1 x 1'4 x 0' 4, En matriz
ma.r r6n.
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21
1i
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15.
- oz7/l?>r.-
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O
2
3cm.
Fig. 9.-Buriln, boJa• y plau retocadaa. Museo de Alicante
20
38
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COVA DE LES CALA VERES
31
104 (277).-Hoja-cresta. Color gris. 3'4 x 1'1 x 0'5. En matriz marrón.
105 (278).-Lasca con intensa pátina lechosa. Conserva parte del córtex. 3'36 x 1'7 x O' l.
En matriz negruzca.
106 (279}.-Raspador atlpico, posiblemente doble. Pátina blancuzca. 2'6 x 2'0 x 0'7. En
matriz negruzca.
107 (280).-Lasca de sfiex gris. 2'8 x 1'5 x 0'7. En matriz negruzca.
108 (28 1}.-Lasca con Intensa pátina lechosa. 3'8 x 1' 4 x 0'6. En matriz rojiza.
109 (282).-Raspador en ext;remo de lasca. Pátina blancuzca. 2'6 x 1'7 x 0'8. En matriz negruzca.
110 (2831.-Lasquite de sflex gris, apuntada. 2'8 x 1'0 x 0'6. En matriz negruzca.
111 (284).- Hoja-cresta de sfiex blanquecino. 2'7 x 0'9 x 0'6. En matriz negruzca.
112 (286).- Microrraspador en extremo de hoja. Intensa pátina lechosa. 2'35 x 1'3 x 0'35.
En matriz rojiza.
113 (286).-Lasquita de sflex grisáceo. 2'6 x 1'3 x 0'4. En matriz negruzca.
114 (2'871.- Posible perforador, con intensa pátina lechosa. 2'9 x 1'3 x 0'4. En matriz negruzca.
.
115 (288).-Pleza con truncadura distal recta y cóncava. SJlex melado con pátina marrón
clara. 2'5 x 1'7 x 0' 6. En matriz negruzca.
116 (289).- Hojita de sHex marrón con pátina blancuzca. 2'8 x 1' 4 x 0'23. En miitriz negruzca.
117 (2901.- Hojita con pátina blancuzca. 3'3 x 1' 1 x 0'3. En matriz negruzca.
118 (291).- Hoja de sflex grisáceo. 3'5 x 1'5 x 0'35. En matriz negruzca.
119 (292).-Lasc.a de snex grisáceo, probable resto de ntlcleo. 2'7 x 1'0 x 0'6. En matriz negruzca.
120 (293).-~asquita de sflex grisáceo. 2' 3 x 1'0 x 0'5. En matriz negruzca.
121 (294}.-Hojita de sfiex grisáceo, con retoques mesiales derechos simples inversos. 2'6 x
1' 1 x 0'3. En matriz negruzca.
122 (296).-HQiita con pátina blanquecina. 2'8 x 1' 1 x 0'25. En matriz negruzca.
123 (296}.-Hojlta con pátina lechosa, rotura proxim.aL 2'8 x 1'0 x 0'3. En matriz negruzca.
124 (2971.-Microrraspador en extremo de lasca. Pátina lechosa intensa. Bulbo de percusión
eliminado mediante lascado. Intento de reavivamiento mediante lascado inverso
distal. 1'8 x 2'2 x 0'6. En matriz negruzca.
125 (298}.- Hojlta con dorso naturaL Pátina blancuzca. 2' 4 x 0'6 x o·4. En matriz marrón
oscura.
126 (2991.-Hoj ita con pátina blancuzca. 2'5 x 1'26 x 0'35. En matriz negruzca.
127 (3001.- Microrraspador doble sobre lasca de sílex blancuzco. 3'1 x 1'2 x 0'9. En matriz
marrón oscura.
128 1301).-Hoja de sfiex grisáceo con retoques Inversos marginales continuos mosiales y
distales derechos, y continuos proximales y distales derechos e izquierdos, respectivamente, directos. 3'8 x 1'5 x 0'6. En matriz negruzca.
129 (302).-Hoja-cresta total en sflex blancuzco. 3'6 x 1'0 x 0'85. En matriz negruzca.
130 (303).- Hojlta de sflex blancuzco. 3' 5 x 1' 1 x 0'4. En matriz negruzca.
131 (304}.-Hojita de sfiex lechoso con retoques abruptos marginales continuos proximales
directos derechos, y simples marginales mesiales continuos directos izquierdos.
3'7 x 1'3 x 0'2. En matriz marrón-oscura.
132 1305).- Lasca de sfiex marrón. con retoaues marltinales discontinuos mesiales directos
derechos. Posible perforador. 3'4 x 2'7 x 0'6. En matriz negruzca.
133 (306).-Raspador atlpico sobre lasca de color lechoso. 3'4 x 1'9 x 0'8. En matriz
marrón-oscura.
134 (307).-Lasca de sfiex lechoso con retoques abruptos inversos en el ápice y otros discontinuos mesiales simples derechos. 2'9 x 1' 6 x 0'3. En matriz negruzca.
136 (308}.-Microrraspador nucleiforme en snex de color gris. 2' 1 x 2'4 x 1'4. Matriz ne-·
gruzca (brecha}.
136 (309}.-Lasca de snex de color blancuzco. Restos de corteza. Probable resto de nOcleo.
3'0 x 1'5 x 1'2. Matriz negruzca.
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J. APARJC IO
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es •
•
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3c.m.
Flg. 10.-Hojat y otrot titilet. Muno de Alicante
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COVA DE LES CALAVE RES
33
137 (3 10).-Frente de un antiguo raspador sobre hoja, roto por flexión. Inutilizado al intentar reavivarlo. Retoques en la linea de rotura. 2'0 x 2'6 x 0'7. Matriz negruzca.
138 (3 11).-Hoja de afiex de color lechoso. Retoques simples marginales directos continuos
mesiales y proximales. 3'6 x 1'7 x 0'4. Matriz sin precisar.
139 (312).-Lasca de sfiex blancuzco. 2'8 x 1'2 x 0'6. Matriz negruzca.
140 (313).-Raapador at.lpico en sfiex blancuzco. 2'8 x 2'1 x 1'0. Matriz negruzca (brecha).
141 (314).-Hojite de sflex blancuzco. 3' 3 x 1' 4 x 0'2. Matriz negruzca.
142 (315).-Hojite de allex de color pardo con retoques d.l stalesluatrosos. 3'4 x 1'6 x 0'4.
Sin matriz.
143 (316).- Hojita de afiex de color lechoso, con retoques simples continuos directos marginales izquierdos. 3'4 x 1'4 x 0'5. Matriz marrón clara.
144 (317).-Lasca de sfiex de color gris con pátina lechosa. 2'5 x 1'6 x 0'4. Matriz negruzca.
145 (3 18).-Lasca de sfiex de color blancuzco, conserva parte del córtax dorsal. 3'0 x 2'0 x
1'0. Matriz nevuzca (brecha).
146 (3 19).-Lasca de sflex de color grisáceo con denticulación meslal Inversa mediante
muescas. 4'9 x 1'9 x 0'35. Matriz marrón.
147 (320).-Lasca de sfiex gris que conserva parte del córtex. 3'3 x 2'3 x 0'9. Matriz negruzca.
148 (321 ).-Hoja de afiex gris, conserva parte del córtax. 4' 1 x 1'6 x 0'7. Matriz negruzca.
149 (3221.-Hoja de sfiex blanco. Conserva parte del córtex. 2' 4 x 2'0 x 0' 7. Matriz negruzca. (Brecha que engloba algunos sflex).
150 (323).-Lasca de sflex blanco. 5'0 x 1'2 x 1'0. Matriz marrón.
151 (324).-HQiita de afiex blanco. 3'5 x 1'4 x 0'5. Matriz marrón.
152 (325).-Lasca de sflex blancuzco. 3' 6 x 2'9 x 0'7. Matriz negruzca.
153 (328).-Raapador circular con la parte derecha rota. De color marrón claro. 3'0 x 2'0 x
1'0. Matriz negruzca.
154 (3271.-Boja de sflex blancuzco. Retoques marginales simples escaleriformes profundos
distales derechos, y simples marginales discontinuos directos izquierdos. 4'2 x
2'0 x 0'9. Matriz marrón.
155 (328).-Boja de snex blanco con retoques simples marginales continuos directos proximales y mesiales. 4'3 x 1'8 x 0'6. Matriz marrón.
156 (329).-Poafhle resto de ndcleo piramidal. 2'9 x 2' 1 x 1'1 . Matriz negruzca (brecha).
157 (330).- Buril de bgulo sobre rotura. 2'3 x 2'8 x 1' 1. Matriz negruzca (brecha).
158 (331).-Lasca de afiex marrón claro. 4' 1 x 1'4 x 0'8. Matriz negruzca (brecha). Conser- ·
va parte del córtex.
159 (332).-Hojita de afiex gris con pátina blancuzca. 3'2 x 1' 7 x O' 4. Matriz negruzca (brecha). Rotura proximal que e.limina el bulbo.
160 (333).-Hoja de sílex blancuzco con retoques simples directos marginales proximales derechos. 3'5 x 2'1 x 0'8. Matriz negruzca (brecha). Rotura proximal que elimina
el bulbo.
161 (334).-Fragm.ento de hoja de sfiex lechoso. Matriz marrón. Cacholonée. Posiblemente
con borde derecho reb~ado aunque perdido por erosión.
162 (335).-Posible hoja-cresta total. 4'5 X 1'2 X 0' 4. Matriz negruzca.
163 (336).-Hoja de s[)ex de color gris con Intensa pátina lechosa. 3'5 X 1'6 X O' 4. Matriz
negruzca.
164 (337).-Raspador sobre lasca retocada. 3'4 x 2'0 x 0'5. Matriz negruzca. Color gris.
166 (338).-Raapador sobre hoja retocada. 3' 1 x 1'5 x 0'9. Matriz negruzca. Color gris.
166 (339).-Lasquita de sfiex blancuzco. 3'0 x 1'2 x 0'85. Matriz regruzca. Conserva parte
del córtex.
167 (340).-Hojita de sflex lechoso. Retoques limpies y escamosos marginales directos discontinuos derechos, y simples continuos marginales directos mesiales izquierdos. 4'1 x 1'5 x 0' 5. Matriz marrón. Bulbo eliminado. ¿Buril?
168 (341 ).-Hojita de sflex gris con pátina blancuzca. 2'9 X 1'3 x 0' 4. Matriz sin identificar.
Conserva parte del córtex.
169 (342).-Hojita de sJlex grisáceo. 2'6 x 1'4 x 0'6. Matriz negruzca.
5
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• 154
"'
• 155
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17~
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3cm.
Flg. ll.-Hojaa, u6cleot f otros 6tiln. Muaeo de Alicante
.
1
94
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COVA DE LES CALAVERES
3S
170 (343).-LÚqulta de silex grlséceo. 1'6 x 3' 1 x 0'35. Sin determinar la matriz.
171 (344).-Hoj!ta de ailex blanco con dorso natural. 3'3 x 1' 2 x 0'25. Matriz marrón.
172 (345).-Hojlta de sflex grls con dorso natural de córtex. 3'3 x 1'5 x 0'6. Matriz negruzca.
173 (346).-Hoja de sflex de color lechoso. 3'9 x 1' 85 x 0'4. Matriz negruzca.
174 (347).-Hoja de sflex de color lechoso, retoques marginales simples discontinuos directos
izquierdos. 3'9 x 1'7 x 0'4. Matriz marrón.
175 (348).-Lamin!ta-cresta con pétina blancuzca. 3'4 x 1'6 x 0'8. Matriz negruzca.
176 (349).-Hoja de silex gris con cresta parcial. 4'8 x 1'3 x 0'4. Sin determinar la matriz.
177 (350).-Hoja de ailex blanco. Retoques simples marginales discontinuos directos derechos. 3'5 x 1'7 x 0'7. Matriz marrón.
·
178 (351 ).- Raspador ojival co.n escotadura distal, sobre hoja retocada. 3'2 x 1'6 x 0'6. Ma·
triz negruzca.
179 (352).-Hojlta de sUex gris. 3'2 x 1'3 x 0'3. Matriz negruzca.
180 (3531.- Raspador atlpico sobre hojita retocada (Microrraspador). 2'6 x 1'6 x 0'35. Matriz marrón.
181 (364).- Hqjita-cresta total. 2'4 x 0'6 x 0'6. Matriz negruzca.
182 (355).- Pequetlo n11cleo piramidal de sflex grls. 2'6 x 1' 4 x 1'6. Matriz negruzca.
183 (356).-Hoja de sflex blanco con dorso. 4'0 x 1'5 x 0'36. Matriz negruzca.
184 (357).-Lasca de sllex gris. 3'35 x 2'3 x 0'76. Matriz negruzca.
186 (358).-Raspador sobre lasca retocada. 2'6 x 2'0 x 1'0. Matriz negruzca.
186 (3691.-Posible peñorador. 3'3 x 1'7 x 0' 7. Matriz marrón.
187 (360).-Raspador sobre hoja. 2'7 x 1'7 x 0'5. Matriz negruzca.
188 (361).-Pequetlo nllcleo prismático d.e sílex blanco. 2'4 x 2'0 x 1'2. Matriz marrón.
189 (362).-Pequeilo nllcleo prismático de sfiex blanco. 2' 1 x 1'6 x 1'7. Matriz marrón.
190 (363).-Lasca con retoques simples abruptos marginales derechos directos distales continuos y denticulación mesial. Color grls y pétina blanca moteada. 3'9 x 2'0 x
0'6. Matriz irreconocible.
191 (364).-Lasca que conserva parte del cortax. Retoques simples marginales directos continuos derechos. 4' 1 x 1'9 x 0'7. Matriz negruzca.
192 (365).-Lasca de sfiex de color blanco. 4'0 x 2' 2 x 0'7. Matriz negruzca.
193 (366).-Lasca de sllex de color grls. Conserva parte del cortex. 4'5 x 1'6 x 0'8. Matriz negruzca.
194 (367).-Lasca de sflex gris con truncadura parcial distal. 4'0 x 2'3 x 0'75. Matriz negruzca.
196 (368).- Lasca de sllex gris, residuo de nllcleo. 2'6 x 2' 8 x 0' 6. Matriz negruzca.
196 (369).-Lasca de silex marrón oscura. 3'0 x 3'3 x 0'63. Matriz negruzca (brecha).
197 (370).- Hoja-cresta parcial con retoques simples directos, marginales distales continuos
izquierdos y simples marginales continuos mesiales y d!stales inversos derechos.
6'2 x 1'9 x 0'86. Matriz marrón.
198 (371 ).- Lasca. 4' 7 x 1'8 x 0'6. Matriz negruzca (brecha).
199 (372).- Resto de núcleo con dos frentes regularizados a modo de raspadores nuclelformes. Silex gris. 2' 4 x 2'9 x 1'5. Matriz rojiza (?).
200 (373).- Lasca con e.x tremidad proximal terminada a modo de raspador nucleiforme. 2'8
x 2'9 x 1'4. Matriz negruzca.
201 (374).- Nilcleo prismático de sfiex marrón. Frente regularizado a modo de raspador nuclelforme. 3'0 x 2'5 x 2' 1. Matriz negruzca (brecha).
202 (375).-Raspador nuclelforme (nllcleo piramidal). 2'0 x 2'9 x 2'05. Matriz marrón-rojiza.
203 (376).-Lasca de sllex blanco. 3' 1 x 2'8 x 1'0. Matriz marrón-rojiza.
204 (377).-Lasca de snex lechoso. Retoques distales simples marginales directos e inversos
discontinuos. 2'8 x 3'0 x 0'8. Matriz negruzca (brecha).
205 (378).-Lasca de silex blanco. Bulbo de percusión grueso. 2' 1 x 4'5 x 1'3. Matriz rojiza.
206 (379).- Lasca de sfiex grls. Parte proximal retocada a modo de raspador nuclelforme.
3'6 x 2'7 x 1' 1. Matriz negruzca.
.
207 (380).-Raspador atipico sobre lasca de sílex blanco. 3'9 x 3'0 x 1'0. Matriz negruzca.
[page-n-40]
36
J. APARICIO
208 (381).-Lasca de sllex lechoso. Retoques distales directos, simples marglnaJes continuos.
2'6 x 5'3 x 0'7. Matriz marrón rojizo.
209 (382).-Núcleo globular. 2'4 x 2'4 x 1' 85. Matriz negruzca.
210 (383).-Ndcleo prismático con frente de raspador. 3'4 x 2'95 x 1' 3. Matriz negruzca.
211 (384).-Lasca de sllex marrón-claro. 2'8 x 3'7 x 0'7. Matriz negruzca.
212 (385).-Luca de sílex de color ama.rillento verdoso. Con pico lbecl d1stal entre escotaduras. 2'9 x 4'0 x 0'9. Matriz negruzca (brecha). Conserva parte del córtex.
213 {386).-Lasca de sílex blanco. 5'4 x 3'0 x 0'8. Matriz marrón rojiza.
214 (387).-Lasca de sflax grisáceo con borde derecho esqulrlado. 2'9 x 3'3 x 1'35. Matriz
negruzca (brecha).
215 (388).-Nllcleo plramidaJ, posible cepillo, en sllex grisáceo. 4'0 x 2'5 x 2'3. Matriz negruzca.
216 (389).-Luca de sflex de color blanco. 4'4 x 2'8 x 1'9. Matriz marrón rojiza.
217 (3901.-Gran lasca de sOex blanco, con frente a modo de raspador. 5'8 x 3'3 x 1'0. Matriz negruzca.
218 (391).-Núcleo informe de sllax blanco. 4'3 x 3'2 x 2'6. Matriz marrón rojiza.
219 (392).-Luca de sílex gris. Conserva parte del córtex. 5'2 x 3'5 x 0'7. Matriz negruzca.
220 (393).-Lasca en cuarcita. 4'0 x 4'8 x 1'0. Matriz negruzca.
221 {433).-Raspador en abanico sobre lasca retocada. 4'0 x 2'8 x 0'5. Sin matriz apreciable.
222 (4341.-Lasca de sílex gris. 3'3 x 1'9 x 0'8. Eh matriz negruzca.
223 (435).-Hojita de sOex blanco. 3'4 x 1'5 x 0'3. Sin matriz apreciable.
224 (4361.-Lasquita de sOex blanco, posible hojita-cresta totaJ. 3'6 x 1' 1 x 0'6. Matriz negruzca y marrón.
225 (437).-Microrraspador sobre lasquita retocada. Color blanco. 2'3 x 1'8 x 0'6. Matriz rojiza.
226 (438).-Microrraspador en abanico sobre lasca retocada. Color marrón claro. 2'8 x 2'0 x
0'9. Matriz negruzca.
227 (439).-Pragmento de hojita con retoques proximaJes directos derechos e izquierdos simples, marglnaJes. Color blanco. 1' 85 x 1'11 x 0'3. Matriz negruzca (brecha).
228 (440).-Hojita de sflex blanco, posible hojita-a-esta parcial. 2'8 x 1'7 x 0'3. Matriz rojiza.
229 (441 ).-Hojita-cresta parclaJ en sflex blanco. 3' 1 x 1'0 x 0'65. Matriz n'egruzca.
230 {442).-Hojita de dorso rebajado. 2'65 x 0'7 x 0'2. Matriz negruzca.
231 (4-43).-Raspador sobre lasca. 2' 6 x 2' 1 x 0'6. Matriz negruzca.
232 144-4).-Microrrupador sobre hojita retocada. 2'5 x 1'0 x O' 4. Matriz negruzca (eliminada para su dibl.\lo).
233 (445).-Hojlta de sllex marrón. 2'4 x 1'2 x 0'25. Matriz negruzca.
234 (446).-Poslble extremidad proximal de una punta de escotadura o muesca a la que le
falta el ápice. Retoques abruptos. 2'95 x 1'35 x 0'45. Matriz negruzca. {Fig. 12 y
Lám. XV).
235 (447).-Hojlta de sllex con intensa pátina lechosa. Retoques mesiales y distales marginales simples directos y continuos. 2'75 x 1'2 x 0'45. Matriz ne$111zca.
236 (448).-Raspador en extremo de hoja. 2'8 x 1'5 x 0'3. Sin matriz apreciable.
237 (449).-Lasquita de color marrón con pátina blanca intensa. 2'1 x 1'4.
238 (450).-Lasquita de sflex blanco con parte del córtex. Posible pico entre muesca y escotadura. 2' 4 x 1'9 x 1'0. Matriz negruzca.
239 (451).-Hojita de dorso rebl\jado en sflex blanco. 2'0 x 0'6 x 0'35. Sin matriz apreciable.
240 (452).-Lasqulta de sílex marrón claro. 3'4 x 1'0 x 0'6. Matriz negruzca.
241 (4531.-Hojita de sflex marrón-grisáceo. 3'6 x 1'2 x 0'4. Matriz negruzca.
242 (454).-Raspador sobre lasca. Sflex azulado COn intensa pl\tina lechosa. 2'85 X 1'6 X 0'8.
Matriz negruzca.
243 (455).-Lasca de sílex gris con fractura retocada cóncavo-convexa. Retoques derechos e
izqul.erdos mesiales y distales simples marglnaJes continuos directos. 2'8 x 2' 1 x
0'5. Probable raspador con frente alimlnado al reavivarlo. Matriz negruzca.
244 (456).-Bu.rit diedro lateral. en sílex gris. 3'0 x 2'1 x 0'5. Matriz negruzca.
[page-n-41]
COVA DE LES CALAVERES
37
245 (4571.-Raspador sobre lasca retocada. Sfiax blanco. 2'8 x 2' 2 x 0'6. Ma~ negruzca.
246 (458).-Raspador sobre lasca retocada, en sflex blanco. 2'9 x 1' 75 x 0'6. Matriz negruzca.
247 (4591.- Lasca de sflex gris. 1'85 x 3' 1 x 0'8. Matriz negruzca.
248 14601.- Raspador sobre lasca retocada. 2'4 x 2'1 x 0'3, Sin matriz apreciable.
249 (461).-Lasca de sflax marrón-grisáceo con retoques proximales simples marginales directos continuos que delimitan una escotadura. 3' 1 x 1'9 x 1'0. Matriz negru.zca.
250 (4621.-Raspador doble en sflex azulado con intensa pátina gris. 2' 76 x '2'35 x 0'85. Matriz negruzca.
251 (4631.- Raspador sobre lasca que conserva el córtex. Sfiex blanco. 2'8 x 2'1 x 0'8. Sin
matriz apreciable.
252 (464).-Lasca con escotadura distal y retoques marginales mesiales simples inversos derechos discontinuos. 3'2 x 1'7 x 0'9. Sin matriz apreciable.
253 (4661.-Hoja-cresta total transformada en posible perforador. 4'3 x 1'0 x 0'9. Matriz negruzca.
254 (466).-Hojlta de silex blanco con retoques simples marginales alternos. 4'5 x 1'4 x 3'5.
Matriz negruzca.
255 (4671.-Raspador sobre lasca retocada. Sflex lechoso. 3'3 x 2'5 x 1'3. Matriz negruzca.
256 (4681.-Microrraspador sobre lasquita retocada, en sflex marrón claro. 2'66 x 2'2 x 0'7.
Matriz negruzca.
267 (4691.-Hoja de sflex blanco, con escotadura distal derecha. 4' 1 x 1'9 x 0'5. Sin matriz
apreciable.
258 (4701.-Raspador sobre lasca retocada con retoques alternos. Frente abrupto denticulado. 3'5 X 2'2 X 0'8. Matriz megruzca.
259 (4711.-Nílcleo prismático g.risáceo. 3' 1 x 2' 15 x 1'0. Matriz negruzca (brecha).
260 (4 721.-Raspador sobre lasca retocada en sflex gris. Conserva parte del córtex. 3'5 x 2'8
x 1'O. Sin matriz apreciable.
261 (4731.-Raspador sobre lasca retocada en silax lechoso. 3'4 x 2'8 x 0'4. Con probable
matriz negruzca.
262 (474).-Hoj a-cresta total. Sflex gris. 4'6 X 0'9 X 1'35. Matriz negruzca (brecha).
263 (4751.-Peñorador robusto en silex gris. 4' 1 x 1'9 x 0'7. Matriz negruzca.
264 (4761.-Núcleo globular en sflex gris. 2'6 x 2'7 x 2'2. Matriz negruzca (brecha).
265 (4771.-Raspador sobre lasca. Sflex marrón por el anverso y blanco por el reverso. 3'5 x
3'2 x 0' 1. En probable matriz negruzca.
266 (478).-Nílcleo piramidal de sflex lech.oso. 3'8 x 2'6 x 2'0. Matriz negruzca (brecha).
267 (4791.-Buril transversal en sflex gris. 3'4 x 3'4 x O' l. Sin matriz apreci able.
268 (4791.-Lasca redonda de sflex blanco de mala calidad con retoques simples marginales
alternantes continuos. 4'5 x 4'3 x 1'3. En matriz negruzca.
269 (S/nl.-Gran núcleo globuloso de sflex marrón-blancuzco. 4'8 x 6'5 x 4'5. En matriz negruzca.
270 (S/n).- Nócleo prismático en sflex blancuzco. Posible cepillo. 3'6 x 2'6 x 2'3. En matriz
negruzca gruesa con huesos.
271 (S/n).-Resto de núcleo prismático. Posible cepillo. 4'8 x 2'8 x 2'0. En matriz negruzca
gruesa con huesos.
272 (S/n).- Raspador sobre lasca en sflex con pátina lechosa. 3'0 x 2'0 x 0'8. Matriz negruzca. Recogido en superficie de la capa 2" debajo de la que contiene cerámica, al
hacer la estratigratla y tomar muestras para anéliai.s pollnicos y sedlmentológicos; Idéntica procedencia tienen los sflex descritos a continuación hasta el número 279.
273 (S/n).-Lasquita en sflex blancuzco. 2'0 x 1'4 x 0' 5. Matriz negruzca.
274 (S/n).-Lasca de sfl8ll: blancuzco. 3'5 x 2'3 x 1'0. Matriz negruzca.
275 (S/n).-Fragmento de las(¡¡ftta, rota, en sflex blancuzco. 1'0 x 2'2 x 0'8. Matriz negruzca.
276 (Sin).-Hojita rota en ~ex blancuzco. 3'0 x 1'2 x 0'3. Matriz marrón-oscura.
277 (S/n).-Lasca amor(a en sflex blancuzco. 3'5 x 2' 8 x 1'4. Matriz marró.n -oscura.
[page-n-42]
38
J. APARICIO
{\
1 ,, \
1 /1
\
11 1 \
1
259
o
2
Plg. 12.-Nt\cleo; hoja y punta de escotadura parpallenM. Mueeo de Alicante
278 (5/n).-Fragmento de hojita en sflex blancuzco. 1'6 x 1'8 x 0'5. En matriz marrón-oscu-
ra.
279 (5/ni.-Fragmento de hojita en sfiex blancuzco. 1'6 x 1'5 x 0'3. Matriz marrón-oscura.
CON CHA
(394 a 432).-38 conchas de cardium, cedula ?
RESUMEN DE LA INDUSTRIA LITIGA ESTUDIADA
- Productos de tallado :
Núcleos ............................
Lascas y lasquitas . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Hojas-cresta .. .. .. .. .. .. . .. .. . .. . ..
91
16
Total ......................... . .
119
Hojas y hojitas .. .. .. .... .. . .. .. . . ..
Raspadores (incluidos
los microrraspadores) .... . ...... .
Buriles .. . .. .. . . . . .. . . . .. ... . . .. ... .
Dorsos rebajados . . . ....... . .. . . . . . .
Puntas de escotadura .. . ...... . .... .
Perforadores .................... . . .
Diversos .......................... .
74
Total ......... . .................
157
TOTAL ... . ........ . .. . .....................
276
- Utiles :
Cuadro núm. 1
12
63
8
2
1
5
4
[page-n-43]
COVA DE LES CALAVERES
T: Productos
de ta liado
U: Utiles
Diagrama núm. 1
39
[page-n-44]
[page-n-45]
IV
LA FAUNA
MANUEL PEREZ RIPOLL
La fauna existente es escasa, aunque hemos de suponer su extraordinaria abundancia a juzgar por el espesor de la brecha ósea,
parte de la cual todavía existe como hemos indicado repetidas veces.
Parte de la conservada se guarda en el MÚSeo de Prehistoria de la
Diputación Provincial de Valencia y parte en el Museo Provincial de
Arqueología de Alicante; un único resto, aunque sumamente importante, se guarda en el Museo Arqueológico de Alcoy, y otros han sido
recogidos por particulares (37).
ANALISIS DE LA FAUNA MASTOLOGICA ESTUDIADA
Las especies que se encuentran presentes son:
Equus caballus.
Bos taurus.
Bos sp.
Capra pyrenaica
Capra hircus.
Cervus elaphus.
Sus scropha.
Ursus arctos.
Panthera. pardus.
Canis sp.
Hyaena cf. striata.
Oryctolagus cuniculus.
(37) Entre éstos hemos de citar a los prestados tambi6n por D. José Soler Salvé, escasos
en ndmero pero de gran interés.
6
[page-n-46]
M. PEREZ
42
En el material examinado no existe una especificación de los niveles. Señalo, por si resulta útil, el color y el tipo de tierra adherida a los
huesos; a este respecto, es significativo que los restos domesticados
estuvieron englobados en una matriz marrón suelta. Hay h~esos que
no llevan dicha indicación debido a que se ha desprendido la tierra y,
por lo tanto, aparecen sin este dato.
A continuación vamos a detallar los distintos huesos por especies:
EQUUS CABALLUS
Existen 11 restos, que corresponden a las ·siguientes partes:
4 fragmentos de dientes.
- 2 incisivos (uno de ellos con concreción da color gris-rojo).
1 M1 yM~2· cuyas medidas son:
-
1.- Long. mesio-distal en la cara oclusal
17'2
2.- Anch. vestfbulo-llngual en fdem. ·
- 2 fragmentos de calcáneo, ambos con tierra roja.
- 1 parte distal de metapodio.
18
BOS TAURUS
Sólo existe un resto, que corresponde a la parte distal de un Metacarpfo que no tiene fu.
slonada la eplflsis, por lo que corresponde a un individuo joven. La tierra adherida es de color
marrón suelta.
BOS sp.
Fragmento longitudinal de la parte distal de un radio.
CAPRA PYRENAICA
Hay seis restos pertenecientes a esta especie:
- 1 fraRmento molar lnferi. r.
o
- 1 P2.
- 1 fragmento de mandJbula con el M2 y el Ms. Tierra roja. Long. M3 - 23'8.
- Fragmento por la base de una clavija. Tierra marrón concrecionada.
- Escápula. Tierra marrón concrecl.onada. Long. méx. proc. art. = 41'7,
CAPRA HIRCUS
- 1 claviJa, aparecida en la tierra marrón suelta; sus medidas son:
Diámetro méximo por la base = 25'1.
Diámetro minlmo por la base = 15'6.
- Falange l . Tierra rojiza:
Long. lat. méx. = 40' 1.
Ancb. méx. prx. = 13'3.
- Astrágalo. Tierra marrón.
Lo.ng. mtx. lat. = 30'1.
Long. méx. mes. = 28'8.
Ancb. máx. lat. = 16'9.
CERVUS ELAPHUS
- Maxilar con serie molar muy gastada. Tierra marrón concrecionada.
- 1 P2f 1 ~
- 1 M2 y 1 M1 ; este último con tierra marrón suelta.
- diente de leche superior.
[page-n-47]
COVA DE LES CALAVERES
<43
- 3 fragmentos de molares superiores.
- 1 fragmento de calcáneo.
SUS SCROPHA.
- Un incisivo.
- Un fragmento de canino inferior .
- 2 fragmentos de canino superior.
URSUS ARCTOS
- Parte proximal ·de tibia,
- Parte distal de ulna.
qu~
no ha podido ser medida por estar fragmentada .
PANTHERA PARDUS
- Falange II. Long. máx.
BYAENA
= 28' 3.
e/. strlata
La pertenencia de los restos al género «Hyaenu se fundamenta en especial en un M 1. cuyas caracterisUcas corresponden muy bien a dicho género: la existencia de un metac6nido en
la cara interna del protocónido, y la presencia de un talón bien desarrollado. Las medidas
son:
Long. máx. - 24' 2.
Anch. mé.x. = 12'9 .
Las medidas cuadran bien con la «Hyaena striataJ, por lo que puede pertenecer a dicha
especie.
Los demás restos pueden pertenecer también a dicha especie:
- Fragmento de P4 derecho y dos caninos.
CANIS sp .
ExUten dos colmlllos que no permiten fijar con exactitud la pertenencia a una especie especlfaca.
ORYCTOLAGUS CUNICULUS
- 5 mandlbulas: Long. serie m.o lar - 14' 6, 14, 11 '1.
- 3 pelvis: Long. aoeta
9 ' 6, 8'5, 8'3.
Anch. aceta - 8' 8, 8'8.
- ¡ dlliflsis de f6mur.
- 3 dlé1lsls de tibia.
- 1 Metateno IV. Long. mu . .. 34' 1.
=
La hiena ha sido citada en varios yacimientos paleoliticos del Cantábrico, así como de Cataluña; más al sur, se cita en Carigüela, pero
sin especificar especie. Ahora bien, todas ellas pertenecen a la especie
H. spelaea, sin que se cite la H. striata. Esta última vive actualmente
en una amplia zona que va desde la India, Asia Menor y los bordes
norte y sur del Sabara, en ambientes esteparios.
El oso pardo es común en los yacimientos paleoliticos tanto del
norte como del área mediterránea, lo mismo que la pantera.
Con respecto a las especies domesticadas, da la impresión de que
pertenecen a unos niveles superficiales, por la adherencia de tierra
marrón suelta.
En la fotografía de la Lám. XVI es posible identificar un resto de
HIPPOPOTAMUS sp., sin que podamos especificar la especie a su
[page-n-48]
«
M. PEREZ
través, lleva la indicación de AMPHYBIUS, sobre lo que no nos atrevemos a pronunciarnos. Medidas: Longitud 12'6 cm.; anchura 3' 3
cm. y espesor 5' 1 cm.
Breuil mencionó la existencia de gran cantidad de huesos muy triturados y mineralizados, de diversos animales: osos, cánidos, lobo,
ciervo, équidos y , en capas superiores, de tierra más oscura, huesos
de conejo, ciervo y cabra montés; existiendo en los almacenes del
S.I .P., huesos de dicha cavidad que regalara Breuil ya clasificados de
la manera siguiente : molares de Cervus elaphus, Cervus, Equus, Sayga y Hyaena : huesos varios de Cervus elaphus, Rupicapra Pirenaica
Bon, Lepus y Cuniculos, Bos, Equus, Sus seroja, Ursus speleus, Rhinocerus frabulls y una falange de un gran felino; además de varios
ejemplares de moluscos: Leucochroa candidissima Drap y Helix vermiculata Muller (38).
1381 VId. opus ciL nota 20, pág. 14 y 23-24.
[page-n-49]
V
ANTAOPOLOGIA
BLISENDA VIVES BALMARA
El material antropológico eneolitico de la Cava de les Calaveras
corresponde a fragmentos craneales muy deteriorados (39) (Láms.
XVII y XVlli). Uno de ellos presenta un~ interesante lesión patológica
estudiada por D. Campillo (40).
DESCRIPCION DE LOS RESTOS
1.- Fragmento de frontal y parietal izquierdo. Aquél es vertical,
ortometope -o curvado-, suave glabela (1 -2 de Martin), ligera depresión supraglabelar, crotáfites muy evidentes, de mediana anchura y
muy divergente, con protuberancias frontales poco prominentes, bordes orbitarios algo gruesos con escotaduras muy amplias. Pertenecía
al sexo femenino y falleció entre los 20 y los 25 años de edad probablemente a causa de un aneurisma según el diagnóstico de Campillo
que describe la lesión como sigue:
«Presenta una amplia pérdida de substancia ósea que perfora por completo la escama frontal en su lado izquierdo.
En el exocréneo la silueta del orificio es ovalada sin depresión alguna en su
borde, con su eje mayor de 15 mm. dirigiéndose de abeJo a arriba y de dentro a
afuera. El eje menor mide 10 mm. El punto més medial del contorno de la perforación dista 22 mm. de la linea sagital y el més posterior 44 mm. aproximadamente
de la sutura coronal.
- --(39) Se conservan en el Museo Arqueológico de Alcoy y nos fueron dadas toda clase de
facilidades para su estudio.
(40) CAMPILLO VALRRO, D. : «Lesiones patológicas en cráneos prehistóricos de la Región Valenciano. Serie de TrebeJos Varios del S. l . P., nó.m. 50, págs. 4 1-45 y 83-86. Valencia, 1976. ·
CAMPILLO VALERO, D.: cPaleopatologfa del cráneo en CataluAa, Valencia y Baleareu.
Ed. Montblanc-Martin, págs. 164-17Q. Barcelona, 1977.
[page-n-50]
46
E. VIVES
Al examinar el endocréneo se aprecia la lesión que es mucho más extensa.
De contorno ovalado, casi circular, con un diámetro mayor de 34 mm. perpendicular a la Unea sagital y un diámetro menor de 29 mm. La perforación está situada en la porción infero-extema de la lesión. La cavidad no es uniforme, aunque sus
paredes son curvas, dejan dos compartimentos lobulados separados por una cresta
medial transversal poco elevada. La pared interna es la más gruesa. En la parte superior se aprecia un canal oblicuo qué se dirige en corto trayecto hacia la linea media, bordeado por dos crestas óseas dando la impresión de corresponder a un grueso surco vascular. La superficie de la cavidad muestra un aspecto porótlco por la
apertura de pequeñas celdillas diploicas, sin que se aprecien la abundancia de orificios vasculares. En situación parasagital, a bastante distancia, se observan agru~
paciones de agl.\ieros vasculares de tamaño grueso.
El diagnóstico es el de un probable aneurisma arteriovenoso de implantación
meningeu.
Caracteres métricos:
Arco frontal .... ...... . . .. . . ..... .
Cuerda frontal .......... . .. .. .... .
Indica sagital .. . .. . ..... . ........ .
Anchura mínima frontal . .... .. .. .
Anchura máxima frontal . . . ...... .
Indice anchura frontal .... . ...... .
135
112
82.96
91
117 (?)
77.77(?)
2.- Calota con los laterales y casi todo el occipital destruidos totalmente. La norma sagital muestra el frontal bt\,jo, ortometope, glabela fuerte (3 -4), con depresión supraglabelar. El parietal es corto con
aplanamiento obélico. En vista superior, el contorno ovoide recuerda
la morfología mesocéfala, con protuberancias frontales medianas y
las parietales fuertes. Frontalmente sólo puede apreciarse los arcos
supercillares poco pronunciados y cortos y el borde orbitario con perforación para el nervio orbitario. Es interesante observar un inicio de
criba orbitalis en el techo orbitario izquierdo. Probablemente, este individuo, de sexo masculino, falleció entre los 30 y los 40 años.
Caracteres métricos:
Arco frontal .... .. .. . . .. . . ...... . .
Cuerda frontal ......... .. . ..... . . .
Indica sagital frontal .. . .. . ..... . . .
Arco parietal ......... ... . .. . .... .
Cuerda parietal ............. .... . .
Indica sagital parietal ... . . . .. . ... .
128
107
83.69
113
101
89.38
3.- Frontal fragmentado en su mitad izquierda y en la glabela. Es ·
de mediana anchura, con protuberancias frontales fuertes, borde orbitario fino, arcos superciliares suaves, lineas crotáfites marcadas,
[page-n-51]
47
COVA DE LES CALAVE RES
posee además un surco vascular izquierdo. Posiblemente se trataba
de un sujeto femenino fallecido pasados los 40 años.
4.- Fragmento de parietal muy deteriorado.
5.- Fragmento de occipital con las lineas nucales muy poco evi-
dentes.
6.- Dientes:
;!MD
derecha
Ma
Ma
,i{VL
Altura
corona
Desgaste
9.2
9.2
11.5
11 .6
7.9
7.3
l.
l.
RESUMEN
Se documenta la presencia de un mfnimo de tres individuos y de
un máximo de cinco, uno masculino y dos femeninos. Es de destacar
en un individuo el inicio de una criba orbitalia (causada por la talasemis m~diterránea) y en otro un aneurisma arteriovenoso,_ lesió~
congénita que provocó una importante lesión ósea y además la muerte.
[page-n-52]
[page-n-53]
VI
SEDIMENTOLOGIA
PILAR FUMANAL GARCIA
RASGOS GEOGRAFICOS Y GEOMORFOLOGICOS
La Cova de les Calaveras está emplazada en el término municipal
de Benidoleig (Alicante), en la margen derecha del Barranc de la Cava, aproximadamente hacia el Km. 1 de la carretera de Benidoleig a
Pedreguer. Este barranco es tributario del Rio Girona (figs. 3 y 13), y
se enc~a en las calizas del Apten.se superior-Albense que forman parte de la vertiente N. de una estructura anticlinal constituida por los
montes de Seguili y la Solana de la Llosa. A su vez, ambas elevaciones, de
discreta envergadura, se incluyen en la unidad hidrogeológica de las
sierras del «Peñón - Castell de la Solana- Mongó» (41), última alineación meridional del Prebético externo.
Estructuralmente, la zona constituye parte de un relieve de tipo
jurásico, con amplios anticlinales, y sinclinales formados en una primera fase orogénica pirenaica. Retocados posteriormente por la tectónica miocena estirica del final del Burdigaliense, los empujes SE-NW
plegarán las series miocenas, formando unidades tectónicas que
adoptarán una estructura definitiva de pliegues volcados al NW. Sus
flancos, jalonan depresiones sinclinales, en las que, movimientos posteriores de descompresión, provocarán un hundimiento gradual y generalizado de estas fosas tectónicas (42).
Ello condicionará el encajamiento y jerarquización de la red fluvial como será el caso del rfo Girona, que nace en las. sierras más occi(41 ) PULIDO BOSCH. A.: cContribución al conocimiento de la' hidrogeologfa del Pre-bético Nororlental (Provincias de Valencia vAlicante)l. Memorias del Instituto Geológico y Minero de España. t. 95, pág. 409. Madrid, 1979.
(42) I. G. M. E. cHoja Geológica núm. 822. Be.nis&». Escala 1:50.000.
7
[page-n-54]
so
P. FUMANA L
dentales, que rodean la Vall d'Ebo, y que, tras encajarse en el abrupto
desfiladero del Barranc de l'Infern, desemboca en un amplio valle de
fondo plano, relleno de aluviones cuaternarios, en el que los depósitos
obedecen tanto a los aportes del propio curso fluvial como a los bien
desarrollados conos de deyección que se forman como resultado de la
acción erosiva de los barrancos que diseccionan los relieves cretácicos que enmarcan el valle (43).
La zona tiene caracterist:icas climáticas de tipo mediterráneo. Pulido Bosch (44) la considera como zona de transición entre la franja litoral y la zona occidental interior, con una temperatura media anual
entre 15' 5 y 17°C y temperaturas extremas con algo más de amplitud
que la zona litoral, cuya oscilación supera los 15°C. Las precipitaciones son desiguales y generalmente superiores a los 700 mm. en las
vertientes N. de las alineaciones montañosas, como es el caso del área
considerada, que se encuentra incluida en la curva isoyeta media de
800 mm.
Los máximos pluviométricos se dan en Otoño (noviembre) y febrero como máximo secundario a veces con valores parecidos en abrilmayo (45). Estas precipitaciones constituyen la alimentación principal de los acuíferos de la zona, ya que los cursos epfgeos, en general
poco numerosos e importantes, tienen un caudal escaso y muy intermitente a lo largo del año, dándose en la actualidad su circulación en
forma torrencial, tras precipitaciones de tipo puntual y de tormenta.
No obstante, parece detectarse una infiltración de parte del caudal
del rlo Gorgos, (al Sur de la Solana de la Llosa), tras su paso por Xaló,
en los niveles Barremense-Albense, calcáreos y margo-calizos que integran la formación «Jaraco» (46), entre cuyos materiales se forma la
red kárstica cuyo drenaje se realiza parcialmente por medio de la
propia cueva de les Calaveras.
Las series sedimentarias en que se forma el aparato cárstico al
que pertenece el conducto aún activo de la cavidad estudiada, presentan permeabilidad en los estratos de las calizas aptense-albenses entre los que se desarrolla principalmente el trazado de la red hipogea,
mientras que los tramos miocenos de facies «tap» margosa, (formación «Bélgida») que aparece tanto al S. de la Solana de la Llosa como al
S y W de Orba, funcionan como capa impermeable cuyos materiales
(43) LOPBZ GOMEZ, A. y ROSBLLO VBRGBR, V. M.: cGeografla de la provincia de AHcantea. Excma. Diputación Provincial de Alicante. Alicante, 1978.
(44) Vid. opus cit. nota 41.
(451 KUNOW, P.: cEl clima de Valencia y Baleares•. Diputación Provincial de Valencia,
pég. 289. Valencia, 1966.
(46) Vid. opus cit. nota 41, pég. 3 17.
[page-n-55]
COVA DE LES CALAVERES
LEYENDA
[/l.]
[;J:~ 1 Cono de deyecciÓn
1 ~.
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Oligoceno
calizas
Cueva
1
1 tt 2
~ Cretaceo Sup.
~ Cenomanense
cal izas.
ter razas
Cretaceo lnt.
apter.se- al bense
calizas y margas
dolina relicta
falla supuesta
[ZJ
[2]
EJ
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ita lo
·Gotg:os
Fig. 13.-Mapa geológico del territorio circundante a Calaveres
Cabalgamiento
~ Cretaceo lnf.
~ aptense calizas
E
Cretaceo lnf.
neoc?m.- barrem.
aren1scas
Contacto anormal
buzamiento
~trias
~ keuper
Cuaternario
mioceno burdigalense
facies tap, margas
-;,o----~=====:;2
km.
[page-n-56]
[page-n-57]
COVA DE LES CALAVERES
51
ocluirán la comunicación subterránea y delimitarán el desarrollo de
las formas superficiales de absorción y conducción, que pueden actuar de fuente esporádica de alimentación de los materiales finos y
gruesos de origen alóctono que habrán ido formando en parte el relleno de las galerías inferiores.
En las zonas elevadas pueden observarse, junto a un lapiaz medianamente evolucionado, algunos abrigos y cuevas de pequeño desarrollo, as1 como formas ya muy degradadas de antiguas dolinas, una
de ellas capturada por la acción regresiva de loa barrancos. Depósitos
de terra rossa residual, testigo de activos procesos de disolución en el
transcurso del Cuaternario, han ido acmnulándose al pie de las vertientes, bien en forma de depósitos coluviales, bien integrando los
abundantes conos de deyección de los barrancos que conectan con la
llanura de inundación del rfo Girona.
MORFOLOGIA DE LA CAVIDAD
Su altura s.n.m. es de 70 m. y la. orientación de la entrada, NE.
En la serie del Cretácico inferior donde desarrolla su trazado los
afloramientos litológicos indicados corresponden a calizas arrecifales, seguidas por otras facies ya indicativas de mayor profundidad de
fondo, que corresponden a una serie caliza con intercalaciones margosas. Los materiales carbonatados son fosillferos y los niveles con orbitolinas y toucasias son visibles en varios puntos superficiales de la
vertiente, así como también se detectan con claridad en algunos tramos internos de ·las galenas kársticas.
La morfología de la cueva demuestra que su origen estuvo ligado
a la acción erosiva y de disolución de las aguas que en su desplazamiento hipogeo dejaron señales de una primitiva circulación a presión
hidrostática, a veces turbillonar, en la etapa juvenil de estos conductos, en las formas ciUndricas y cupuliformes que aparecen en el techo,
para dar paso después a una segunda etapa de circulación libre.
En un momento en que se incrementa la aridez climática o en que
desciende el nivel de base del agua kárstica, esta cueva queda en la
zona seca del karst, con una debilitación progresiva de la circulación
hfdrica hasta llegar al estado actual, en que se pueden observar aún
varias zonas de goteo, incluso durante el verano, que prosiguen la formación de importantes estalactitas y estalagmitas.
El ambiente interno es muy húmedo, lo que contribuye a una impregnación continua de los sedimentos, que siguen depositándose .en
las galerías y salones principales de la cueva. Estos depósitos provie-
[page-n-58]
S2
P. FUMANAL
nen de numerosos conductos kársticos en forma de oquedades de distinto tamaño que se abren en varios puntos situados en la parte superior de las paredes de la cueva. A partir de estas galerías se depositan
unas acumulaciones heterométricss de materiales alóctonos formando conos de deyección (47) que engloban cantos envueltos en una matriz fina y abundante de arcilla de decalcificación. Los bloques mayores, (80, 90 cm.), se encuentran en depósito caótico en la parte inferior, y una acumulación de cantos, progresivamente de menor tamaño, se deposita junto a la pared formando un talud a partir de una altura de 4 ó 5 m., donde comienzan las oquedades que dan paso a las
galerías superiores de donde estos sedimientos proceden.
Desde su origen, pues, la cavidad funcionó como colector principal del aparato kárstico. Ya Cavanilles (48 ) menciona su existencia y
señala que se intentaron aprovechar sus aguas desde 1768, aunque
parece que esta forma de surgencia sería probablemente explotada
desde época muy remota. Las aguas del conducto fueron finalmente
captadas para su aprovechamiento agrícola por medio de una galería
artificial de 600 m. desde 1930. El caudal medio estimado es de unos
20
Vs.
ESTRATIGRAFIA
·El peñtl muestreado corresponde a dos cortes estratigráfiéos situados al fmal del vestíbulo, donde comienza la gran galería; ambos
cortes se completan entre si, ya que si el seguÍldo presenta los niveles
con mayor nitidez, en ca..nibio carece del 1 que se encuentra en el primero (figs. 14 y 15; Láms. IV y V). La llamada gran galería, que se inicia ahora, de forma semicircular u ovalada, continúa su trayectoria
hasta el fondo.
Otros conductos kársticos menos desarrollados conectan con la
cavidad en la parte superior de techo y paredes, entre ellos, una oquedad situada por encima de los cortes analizados. Se han elegido estos
puntos por considerarlos totalmente representativos de la secuencia
sedimentológica general observada en los testigos existentes, tanto
hacia el exterior, como a lo largo de los primeros tramos del corredor
que da acceso a las salas más profundas de la red kárstica.
La transformación parcial de la cavidad para hacerla accesible a
la visita de público, y la instalación de un bar en la amplia sala de ac(47) LLOPIS LLADO, N.: «Fundamentos de hidrogeologfa cérsticBJ. Ed. Blume, pág. 269.
Barcelona, 1970.
(48) Vid. opus cit. nota 4, pág. 210.
[page-n-59]
COVA DE LES CALA VERES
SJ
ceso, no permite reconstruir fielmente la disposición total primitiva
de los depósitos.
Su geometría ofrece una estratificación paralela al pavimento, y
se extiende en forma subhorizontal a ambos lados del pasillo, no pudiendo detectarse cuñas o formas lenticulares o radiales, sino una sucesión de estratos paralelos y horizontales entre si, repitiéndose la secuencia en esta disposición en toda la acumulación aún subsistente.
La serie estratigráfica se ha dividido en siete niveles atendiendo a
las particularidades texturales y estructurales que diferencian las capas geológicas (49). No se alcanza en este sondeo el sustrato rocoso,
pero sí parece llegarse a un nivel arqueológicamente estéril (figs. 14
y 15 a secuencta VIsta a partir d e 1a capa supenor es 1a s1gwente:
L).
. .
.
.
. .
Niveles
N-1
Potencia: 10 cm. Color en seco, según tablas Munsell: 7,5 YR 4/2Marrón oscuro.
Disposición horizontal. Estructura masiva y de escasa compactación interna, aunque se observa una pátina carbonatada superficial.
El contacto con el nivel inferior es discordante en cuanto a que no es
gradual ni suave, acomodándose el material bastante suelto de este
nivel a la superficie irregular y muy cementada del estrato infrayacente, que sf parece presentar indicios de erosión. Contiene abundante fracción gruesa, de buen tamaño (5 a 10 cm) y aspecto poco evolucionado. El concrecionamiento secundario que lo recubre ha formado
una estructura concoidea, porosa, que engloba algunos fragmentos
cerámicos. Material industrial indeterminado.
Unicamente se encuentra en el corte 1 habiendo desaparecido en
el resto de la sedimentación. Otras muestras se han tomado en el corte 2.
N -1
Potencia 20 cm. Color en seco, según tablas Munsell: 7,5 YR 5/2 Marrón.
Disposición horizontal sobre el suelo de la cueva.
Textura de la fracción fina, areno-arcillosa.
El nivel está formado por grandes cantos de caliza gris, cristalina,
fosilifera (toucasias y orbitolinas), sin señales de alteración, pero que
(49) BRIGGS, D. J.: cSources and methods in geography: Sediment.u. Butterworths, pág.
190. 1977.
[page-n-60]
NIVELES ! CORTE
ESTRATIGRAFICO
N•·
1
COLOR segun M unsell
N-1
R 4/ 2
MARRON OSCURO
1
11
111
CARACTERISTICAS Y MATERIALES
SIMILARES AL CORTE ESTRATIGRAFICO
N•
2
IV
V
O
20
40
60
80
100em .•
Fig. 14.-corte eatratqrülco esquemático
DÍDD.
MUESTRA
1
SEDIMENTOLOGICA
[page-n-61]
COVA DE LES CALA VERES
SS
en superficie angulosa presenta un enoostramiento de carlx>nato cálci-
co, que ha formado una estructura brechoide incluyendo numerosos
fragmentos óseos.
N-11
Potencia 23 cm. Color en seco, según tablas Munsell: 7,5 YR 5/2 Marrón.
Disposición horizontal.
·Textura de la fracción fina: areno-arcillosa.
La identidad de características señalan a este nivel como una continuación natural del nivel I en su parte inferior. No hay entre ambos
niveles ninguna discontinuidad estratigráfica.
N-III
Potencia 14 cm. Color 7,5 YR 4/4 - Marrón oscuro.
Textura arcillo-arenosa.
Estrato de proyección horizontal, que presenta un encostramiento
general, con formación de cristales de calcita secundarla adoptando
estructuras cóncavas que engloban sedimentos arcillosos, con pequeños huesos y cantos incuantificables en mínima proporción y tamaño.
N-IV
Potencia 25 cm. Color, 7,5 YR 5/2 - Marrón.
Textura de la fracción fina, areno-limosa. Incluye fracción gruesa
muy abundante (80%), poco evolucionada, encostrada e inclúida en
concreciones calcáreas que engloban algú.n hueso. La caliza de los
clastos es fosillfera con cristalizaciones en forma de vetas que ocupan
los moldes formados por los propios fósiles.
N -V
Potencia 20 cm. Color en seco 7,5 YR 6/6 - Amarillo-rojizo.
Textura de la fracción fma, arcillo-arenosa.
Contiene mínima fracción gruesa incuantificable, englobada en
una matriz rojiza, bastante compactada, incluyendo fragmentos
óseos. Parece observarse la presencia de pequeños nódulos de carbonato cálcico.
Industria probable: Musterlense?
N -VI
Potencia 17 cm . Color en seco 7,5 YR 6/8 - Amarillo-rojizo.
[page-n-62]
COLOR
segun Munsell
1
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20
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100cm
*MUESTRA
Fig. 15 .-Corte estratigráfico esquemático núm. 2
SEDI MENTOLOGICA
[page-n-63]
COVA DE LES CALAVERES
S1
Textura de la fracción fina: arcillo-arenosa. No contiene fracción
gruesa. Forma abundantes agregados de matriz arcillo-arenosa, fácilmente disgregables a la presión de los dedos. Aparecen pequeños nódulos o pseudomicelios carbonatados. Algunos fragmentos óseos. Sus
característfcas son muy similares al nivel V.
N-VII
Potencia 29 cm. Color en seco 7,5 YR 5/8 - Marrón oscuro.
Textura fracción fina : arcillo-arenosa.
Incluye abundante fracción gruesa, formada por cantos calizos
muy alterados, hasta el punto de hacer irreconocible su primitiva
morfología. Su color es blancuzco con apariencia de tiza. Exteriormente muy fragmentados e incluidos o unidos estrechamente a una
matriz arcillosa, compacta, rojiza, que a su vez, se dispone en unas estructuras poliédricas fracturables al tacto.
En la parte superior de este estrato puede observarse la formación
de un encostramiento calcá.reo de poca potencia, discontinuo y con
fuettes señales de alteración.
Cptnpletando el muestreo del perfil arqueológÍco, varios depósitos
actuales en el interior y exterior de la cavidad han sido analizados, incluyendo el examen litológico de las calizas en las que se ha desarrollado parte de la red cá.rstica.
Las galerías superiores conectadas a diversas alturas de la galería
principal, aún hoy, son esporádicamente activas en el transporte y deposición de sedimentos, los cuales forman grandes acumulaciones en
forma de conos de deyección de características coluviales (50), que se
extienden lateralmente a ambos lados del corredor principal de paso,
que sirve de trá.nsito a los visitantes. Algunos de estos puntos han sido
muestreados, asi como otros exteriores en á.reas de acumulación de
potentes coluviqnes que flanquean la entrada de la Cava de les Calaveras.
SEDIMENTOLOGIA
La composición textura! del corte sedimentario, individualiza en
principio claramente algunos niveles que estén formados por un elevado porcentaje (80%) de fracción gruesa (superior a 2 mm.) (fig. 16 a).
(50 ) Vid. opus cit. nota 47, pág. 14 6.
8
[page-n-64]
SS
P. FUMANAL
Tal es el caso de los estratos 1, n , IV, y vn, en contraste con los
niveles m , V y VI, que incorporan únicamente elementos finos. El nivel superior N-1 ofrece unas características intermedias, al presentar
un 45% de elementos dentro de la fracción gruesa. La distribución
granulométrica de los cantos muestra generalmente una incidencia
preponderante en la categoría media (4-7 cm.) y fina (1-4 cm.) con algo de fracción superior (7-1 O cm.) en los niveles IV y I . El nivel N-1, es
algo diferente, al presentar todas sus fracciones granulométricas en la
fracción media y superior, tanto en peso como en número (fig. 17).
El examen litológico de los cantos muestra una naturaleza homogénea. Se trata, en todos los casos de fragmentos calizos, grises y
compactos que incluyen fósiles de toucasias y orbitolinas propias de
las calizas cretácicas aptenses, cuyos moldes o huellas están casi
siempre cristalizados, dándoles un aspecto característico. Como ya se
ha señalado, la zona de procedencia de estos materiales aflora a partir de un contacto o discontinuidad litológica observada hacia el interior de la galería principal, formando potentes bancos en los que se
desarrollan los últimos tramos penetrables de la cueva, as1 como en
varios puntos exteriores de la vertiente.
Otras caracterlsticas de la fracción gruesa están representadas en
la fig. 18. Las oscilaciones del grado de corrosión en los cantos señalan un máximo muy destacado en el nivel vn, cuyo valor alcanza un
1ndice 3 en todos los casos considerados.
Una cualidad general del sedimento es la abundancia de fracción
arcillosa en todos los niveles, debido a la riqueza de las fuentes de suministro en terra rossa residual que parece llenar los numerosos conductos kársticos. Su origen,· además de formar parte del producto insoluble de los procesos de la propia disolución interna de la red, podemos atribuirlo a introducciones a partir de depósitos superficiales en
zonas de disolución exteriores (51) si tenemos en cuenta los activos
procesos kársticos observables en el área estudiada.
Individualizando las particularidades de los distintos niveles y siguiendo el orden deposicional, vemos que, el estrato inferior VII, está
compuesto por un elevado porcentaje de fracción gruesa y grava, y un
máximo contenido de fracción coloidal, inferior a 8 v: . (fig. 16 b). La
curva de distribución granulométrica, muy tendida, presenta una
ruptura clara en 0'5 'P, sepárando una primera población bien clasificada, correspondiente a la arena gruesa y una segunda población importante que pertenece a la fracción coloidal. El histograma de modos
(51) JENNINGS. J . N.: cKarst». Th.e Mit Press,
p~.
552. Cambridge, 1971.
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1111111
El
[page-n-66]
60
P. FUMANAL
recalca bien esta bimodalidad, (fig. 19 a). Las medidas estadísticas
(52) señ.alan un tamaño medio de partlcula dentro del rango del limo
(6,3 'P) y una clasificación mfnima (fig. 23). El contenido de calcio del
nivel es elevado (fig. 20 a) y parece deberse a un enriquecimiento, a
partir de los horizontes superiores. La morfoscopfa del sedimento
muestra una preponderancia total de los granos de cuarzo angulosos
y subangulosos brillantes (fig. 21 a) denotando con ello un transporte
corto, sin mezcla de otro tipo de materiales.
s
Estas características generales, unida. a las ya señaladas para la
fracción gruesa del sedimento, describen un depósito formado tras
unas condiciones exteriores rigurosas, propicias a la meteorización
por procesos mecánicos, en buena parte crioclásticos, que irían colmatando los conductos cársticos superiores y cercanos a la supemcie
del relieve con los productos de una fragmentación activa de los materiales externos. Transportados en condiciones favorables bajo los
efectos de reactivaciones esporádicas de circulación de las oquedades
hipogeas y ayudados por la pendiente existente entre las galerías superiores y el colector principal que es el pasillo de acceso, estos depósitos groseros son depositados por pérdida de capacidad ante la ruptura de pendiente existente entre las formas de conducción superiores
e inferiores. En este caso, el nivel vn parece ofrecer una primera fase
de sedimentación en un medio bastante enérgico (probablemente el
propio río hipógeo) que depositada los cantos, gravas y la arena gruesa, que aparece muy bien clasificada, y una segunda en la que predominada la decantación y la consiguiente deposición de arcillas.
Tras estas etapas de formación del estrato, un paro sedimentario
permitirá la formación de un incipiente suelo estalagmftico, poco importante y discontinuo, a partir de una circulación parietal laminar.
Después de este episodio, un cambio importante en las condiciones
ambientales propiciará sobre los materiales el desarrollo de claros
procesos de alteración. A ello se debe el estado totalmente corroído de
todas las fracciones del nivel VII, asf como de la propia concreción
que lo recubre parcialmente y que presentan un aspecto «fantasma»,
denotando, por la homogeneidad y ausencia de mezcla en los materiales, que todo el depósito ha evolucionado en una sola fase y de forma
idéntica. El enriquecimiento máximo de la fracción coloidal y su estrecha vinculación flsica a la gruesa nos indica que buena parte de la
fracción fina proviene de la decalcificación in situ de los clastos calizos, lo que excluye en principio la idea de fases importantes de decan(62) INMAN. D. L.: «Measures for describing the size distributlon ofsedimenw. Joumal
of Sed. Petrology, vol. 22, págs. 126-145. 1952.
·
[page-n-67]
niv lgraN~Iometria ele los
25
5
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granulometria de los cantos %peso
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23-4
•
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4-5
D~Imlillll ~~ol
5- 6
6-7
7-8
Pi¡. 17.-Diltribuci6D gnnulom6trica de 101 cantos
8- 9
9-10
[page-n-68]
62
P. FUMANAL
tación en el proceso sedimentario de este nivel, ya que el origen de los
materiales fmos obedece primordialmente a los propios residuos insolubles del sedimento después de su deposición. (Ello explicarla el valor mínimo de clasiflcación en toda la serie (5, 4), que no es fácilmente
adscribible a sed.imentos naturales) (53).
Los niveles VI y V no contienen fracción gruesa. Sus curvas e histogramas señalan una total identidad en los procesos de transporte y
en su color. En este caso la pérdida o disminución de energía o competencia en el transporte es clara. El trazo de las curvas granulÓmétricas es tendido, pero ligeramente hiperbólico, sin puntos de ruptura
significativos, con una disminución del tamaño medio de particula
(7 ,3 y 6,6-..respectivamente) y una ligera mejoría en la clasificación
(4,9 y 4,5) que parece apuntar a un medio sedimentario propio de una
arroyada difusa, poco competente, en un tipo de circulación lenta
continua y de tipo laminar de acuerdo con la poca pendiente de los
conductos inferiores.
La morfoscopia sigue señalando una introducción preponderante
de los granos de cuarzo angulosos y subangulosos, brillantes. El bajo
contenido de calcio denota un momento de humedad regular que propiciarla los procesos de lavado y eluviación de carbonatos que, como
ya se ha señalado, enriquecerán parcialmente los niveles inferiores.
El nivel IV cambia sus características y se forma con cantos poco
evolucionados, heredados, y mfnimo porcentaje de gravas (fig. 16 a).
El trazo de la curva granulométrica sigue siendo muy tendido, y el
histograma de modos señala una máxima polimodalidad. Estas características, unidas a un ligero cambio de los valores estadísticos
(fig. 23), parecen corresponder a un medio de transporte por solifluxión o colada de fango, diftciles de diferenciar a través de las curvas
de distribución (54). Este proceso transportarla los materiales meteorizados en un momento inmediatamente anterior, predominantemente frío y seco, en posteriores pulsaciones esporádicamente más húmedas que reactivarán parcialmente la circulación hidrica permitiendo
el desplazamiento de estos depósitos heterométricos, donde todos los
tamaños texturales están representados con parecida importancia.
El segmento correspondiente a la fracción limo medio y fino (67 'f' l presenta una inflexión en la curva ligeramente más enderezada,
(53) LAVILLB, H. y HOYOS, M.: «Estudio geológico de la cueva del Rasc811ot. Vid. GONZALEZ ECHEGARAY, J . y BARANDIARAN MAEZTU, 1.: cEI PaleoUtico Superior de la Cueva
del Rasc811o (Santander)». Centro de Investigación y Museo de Altamira, Monograflas, n6.m .
3, c apítulo vn, ptg. 202. Santander, 1981.
.
(54) HOYOS, M.: cEI Karst de Asturias en el Pleistoceno Superior y Holocenot. Tesis doctoral inédita. 1979.
[page-n-69]
Mz
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SK
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--- -·
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niv 1corrosion ca ntos56::td porosidad
•o •••
• o -.
I.c.O
1
2
3
4
o
1965
6
7
3
4
5
Fig. 18.-a) Incllce de COITOiión; b) porosidad; e) evolución de lu medidas estadlaticas
0,5 -0 + 0,5
[page-n-70]
64
P. FUMANAL
al tiempo que estas fracciones están representadas en mayor porcentaje de toda la serie (25%). Ello parece tener su explicación en la evolución del estudio morfoscópico de los granos de cuarzo. Por primera
vez, en sentido ascendente los porcent~es proporcionales de granos
redondeados y sub-redondeados mates, alcanzan bruscamente un
46% del total. Esta facetación característica de la acción eólica ha sido adquirida en el exterior, en un medio ambiental semiárido, que a
su vez propició una reactivación en los procesos erosivos externos.
El contenido de calcio, considerado en la fracción coloidal, sufre
un brusco aumento que en principio podríamos suponer consecuencia
de la siguiente fase más húmeda que dará lugar al depósito del nivel
Ill. En efecto, los propios granos de cuarzo presentan un revestimiento de caliza secundaria muy resistente al ataque con ClH y claramente observable en todos los tamaños.
El nivel m no contiene fracción gruesa. Disniinuye su tamaño
medio de partícula (6 )O) y empeora su clasificación (5,25). Este b~o
valor, el segundo de los peores de la serie, podrfa atribuirse ya a laposible intervención antrópica, al habitar y removilizar un sedimento
húmedo y plástico, mezclando al máximo las diversas fracciones. El
medio de transporte denota pues una menor energía y posiblemente
los materiales finos serian transportados en forma de arroyada difusa
en una etapa de reactivación hipogea del karst que provoca una suave surgencia hacia el exterior.
El contenido de calcio denota un material poco rico en carbonatos, en parte debido a que está formado por arcillas de decalcificación, pero también pueden señalarse, como ya se ha indicado, pulsaciones de emigración y posterior precipitación en el nivel infrayacente. La morfoscop1a revela de nuevo una preponderancia casi absoluta
de granos de cuarzo angulosos o semiangulosos brillantes, sin mezcla
de materiales y con un pequeño proceso de transporte, poco eficaz.
Los niveles n y 1 muestran identidad casi total, constatando que
las condiciones ambientales no sufren cambio importante durante la
deposición de ambos. La presencia de fracción gruesa vuelve a ser de
máxima importancia en el perfil. Su aspecto, muy poco evolucionado,
no señala posteriores procesos de alteración. Las aristas frescas denotan procesos de fragmentación mecánica, posiblemente crioclásticos,
y sus características litológicas, al igual que en el nivel IV, señalan
una identidad de origen y un carácter heredado. Tanto las curvas
granulométricas, como los histogramas modales tienen un trazo idéntico y tendido, lineal. El tamaño medio de partícula aumenta ligeramente (5 ,6-5,4 ')"", respectivamente). El agente de transporte es competente, pero sin ningún poder de clasificación (4,8 y 5,1) por tanto las
[page-n-71]
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[page-n-72]
66
P. FUMANAL
condiciones vuelven a recordar el transporte por colada de fango o so- .
lifluxión, medio que aportará un material heterométrico.
El contenido de calcio es importante y masivo, sincrónico del depósito, y el estudio de los granos de cuarzo ofrece por última vez, y de
forma espectacular un aumento al 70% de granos sub-redondeados y
redondeados, de los cuales un 30% están facetados en ~u superficie
por incisiones con unas características claramente eólicas, propias de
,unas condiciones de escasa protección de la cobertura vegetal bajo un
clima probablemene subárido y frío.
Este nivel (I-ll), después de ser depositados, acusa un proceso de
fuerte cementación que llega a encostrar totalmente los grandes cantos calizos junto con cantidades importantes de huesos, formando una
brecha compacta. En la parte superficial se observa una delgada capa
de costra reprecipitada que se extiende en forma laminar, rellenando
los huecos con formación de pequeños cristales de calcita, lo cual denota una detención de aporte de material detrítico.
·
Contemplamos así un momento de baja actividad hídrica de la caverna que se dará en forma de circulación lenta y laminar con aguas
saturadas en Co3 Ca y momentos secos y prolongados que favorecerán
la evaporación y precipitación del carbonato.
Un último episodio sedimentario está representado por el nivel cerámico N-1, cuya distancia cronológica con el nivel infrayacénte,
puesta de relieve por el hiato industrial entre ambos, señala un episodio erosivo en la historia sedimentaria, ante el cual, los niveles solutrenses, probablemente debido a su fuerte encostramiento, resistirían
a los factores de desmantelamiento.
Este nivel N-1 tiene unas caracteristicas algo diferentes. Contiene
fracción gruesa, en cantidad notable (40%), poco evolucionada, idéntica litológicamente al resto. La curva e histograma de frecuencia
mantiene su carácter tendido, con una ligera disminución del tamaño
medio (6,13 )t') y mejora en la clasificación (4,5). El trazo de la curva
parece algo más hiperbólico y recuerda las características de un material más evolucionado en un transporte libre o completo. Posiblemente se deba a una primera deposición en masa con suficiente capacidad para arrastrar distintas fracciones y una posterior removilización de los materiales por procesos de arroyada difusa o ligeramente
concentrada en pequeftos canales que darían un carácter más evolucionado al sedimento. Nivel enriquecido en fracción arcillosa y contenido moderado de carbonatos. La morfoscopía muestra de nuevo una
brusca progresión de los ,granos angulosos y suban_gulosos brillantes.
La superficie del estrato está parcialmente concrecionada formando unas pequeñas oquedades y poros propios de contracciones es-
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P. FUMANAL
tacionales de las arcillas, sin paro sedimentario importante. Algunos
fragmentos de cerámica han quedado incluidos en el encostramiento
y formas poliédricas de arcillas grisáceas, ricas en materia orgánica,
presenta un revestimiento de pelfcula calcárea por todos los lados y
no en sentido laminar.
CONCLUSIONES SEDIMENTOLOGICAS
El relleno de la cavidad tiene, como fuente principal de suministro
de materiales, los numerosos conductos internos que aún en la actualidad siguen funcionales. Estas oquedades, algunas de gran desarrollo, ofrecen una pendiente bastante acusada, que contrasta con el trazo subhorizontal, con ligera inclinación hacia el exterior, de la galería
que funciona como colector principal de los aportes. Los sedimentos
proporcionados por estas ramificaciones superiores de la red kárstica, así como por el propio acceso principal, habrán seguido en todo
momento un transporte hacia el exterior, determinado por la pendiente del recorrido, sin que podamos considerar la posibilidad de una introducción directa de materiales desde la abertura o puerta principal
hasta el lugar de muestreo, ya que lo impide la propia pendiente, y su
situación a cierta distancia y en un recodo formado por un cambio
brusco de la trayectoria de la galería.
Por tanto, la condición «heredada» de la fracción gruesa indica
que su meteorización se ha producido en otras zonas probablemente
externas, aunque puede haber algún esporádico aporte interior, a lo
largo del transporte. Este se verla facilitado por el carácter o trazo
subvertical de las galerías superiores, que, por el mismo efecto de la
gravedad provocaría el desplazamiento, propiciando la deposición
la propia ruptura de pendiente formada en la intersección con la galería principal. A partir de ahí, los materiales serian removilizados o
redistribuidos bien por arroyadas más o menos difusas, bien en masa
fangosa y plástica hasta su posición final.
Por tanto hay que considerar la existencia de un cierto lapso de
tiempo que mediarla entre unas condiciones ambientales exteriores,
ocasionalmente frías y semiáridas, que propiciarlan unos procesos
erosivos con meteorización y acumulación de materiales elásticos, que
a su vez rellenaron los conductos en su contacto con el exterior, y el
siguiente proceso, probablemente en una fase algo más húineda, que
los trasladará hasta su posición final.
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Dada la abundancia y desarrollo de los conductos observados a lo
largo de la galería de acceso, así como su actual funcionalidad, con
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70
P. FUMANAL
una clara capacidad de transporte, que sigue aportando materiales
angulosos, groseros, envueltos en una matriz areno-arcillosa, es dificil deducir la rapidez de la respuesta deposicional tras los momentos
exteriores de características erosivas.
Otro punto a considerar es si el proceso que activa la introducción
de los materiales desde los conductos superiores se debe a pulsaciones
esporádicas de activación hfdrica, que revestirlan cierta violencia, como es propio del clima mediterráneo, pero dentro de la misma fase
climática, o bien obedece ya a las primeras manifestaciones de un incremento general de humedad en la fase más templada siguiente.
Las características generales del depósito, señalan un momento
basal predominantemente erosivo en el exterior que da lugar a la acumulación del nivel VII, tras el cual se acusa un cambio ambiental de
características suaves y progresivamente muy húmedas que darán
lugar a unos procesos de alteración acusados no comparables en sus
resultados con ningún otro nivel posterior, ni siquiera el cerámico, ya
holoceno, o los propios aportes actuales.
El siguiente episodio sedimentario, continuación natural de las
condiciones ya descritas, está representado por los niveles VI y V,
propio de unas condiciones templadas y precipitaciones regularmente
repartidas que ocasionarán una cir~ulación hacia el exterior en forma
de arroyada difusa o, a lo más, siguiendo pequeños canalillos anastomosados, sin capacidad de carga o clasificación del material. Los sedimentos depositados en estos niveles están formados principalmente
por arcillas rojas de decalcificación, que producidas a lo largo de la
pulsación de fuerte alteración anteriormente descrita, habrían ido
acumulándose primero en las laderas exteriores y luego rellenando
los numerosos conductos cársticos. Manifestaciones de movilización y
eluviación de elementos coloidales y carbonatos se detectan a partir
del nivel V, como respuesta a estas condiciones más húmedas y relativamente tranquilas en el ritmo sedimentario.
Una fase regresiva en las condiciones climáticas externas precede
a la formación del nivel IV.
La poca evolución de la fracción gruesa y grava, así como la presencia de limos eólicos y granos de cuarzo facetados por el viento, indican un momento de semiáridez y descenso en las temperaturas, que
provocará una situación rex:istásica, con predominio de los procesos
de erosión ante una menor protección en la cobertura vegetal. La cueva sigue habitada por hombres o animales, ya que la fracción gruesa
muy encostrada, incluye algún resto óseo. Este enriquecimiento en
carbonatos, está originado a partir de las pulsaciones aluviales de una
fase húmeda, breve, representada por el nivel III, momento más be-
[page-n-77]
[page-n-78]
72
P. FÜMANAL
nigno en cuanto a condiciones ambientales, aunque da paso paulatino
a características de estacionalidad. Su parte superior, como se indica
en la estratigrafía, presenta una precipitación secundaria de carbonatos que adoptan unas formas contrafdas o involucionadas rellenas en
sus concavidades con pequeños cristales de calcita secundaria, cuyo
origen se debe a la desecación y retracción estacional del elemento
arcilloso, lo que es propio de una alternancia periódica de fases húmedas y secas. El aporte sedimentario no cesa ya que pequeñas gravas y
algunos huesos quedan englobados junto a la fracción fina en la precipitación de Co3 Ca, que formará al desecarse estructuras incurvadas.
Una última pulsación fria y bastante prolongada está representada por los niveles con industria pa1eo1ftica n y 1. Las condiciones erosivas exteriores proporcionarán una abundante fracción gruesa, mfnimamente evolucionada, cuya incidencia y tamaño se incrementan hacia la parte superior del depósito. De nuevo, la característica de los
granos de cuarzo nos indican un proceso de eolización propio de un
ambiente semiárido.
El fuerte encostramiento ya descrito para estos niveles, así como
la lámina de caliza secundaria que intermitentemente se extiende por
la superficie del depósito, denota un paro sedimentario y una circulación difusa y porque las aguas kársticas rezuman bf\io condiciones
ambientales propicias a la evaporación más o menos estacional o periódica.
Un episodio erosivo deja en negativo cualquier aporte sedimentario posterior a estos niveles solutrenses, si suponemos que no hay una
detención total en el aporte de materiales hasta mediado el Holoceno.
Estos fenómenos erosivos se han detectado frecuentemente en el relleno de cuevas y abrigos.
En el ámbito mediterráneo, numerosas lagunas sedimentarias
aparecen en los estudios de Brochier (55), Miskowsky (56), Bazile (57)
y su causa obedece probablemente a una fuerte reactivación hfdrica
de la cavidad, cuya circulación hacia el exterior, como punto de surgencia, ya se ha señalado que se efectuaba principalmente por lo que
hoy es galería principal.
El último nivel, ya cerámico, ofrece un grado distinto de cementa(55) BROCHIER, J . L.: eLes modifications de l'environment du WQrmian recent au PosLglaciaire en Languedoct . Bditlo.n s du C. N. R. S., pág. 203. Marsella, 1978.
(56) MISKOWSXY, J . C.; BROCHIER, J . B. et alli: cL'evolutlon sedimento-climatique eL la
reconstitution du paysage végétal a la fin des temps glaciaires dans le Sud-Est de la FranceJ.
Colloques lntematJonaux C. N. R. S., núm. 271 , págs. 61-74. Paris, 1979.
(57) BAZILE, P. et alli.: eLe pleistooene terminal en Languedoc orientalJ. ELudes Ouater·
naires Languedociennes. Núm. especial excursión A. F. E. a. 1981.
[page-n-79]
5
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76
P. FUMANAL
ción respecto al nivel inferior. De entre sus características, la contracción del elemento arcilloso, que imprime una clara estructura poliédrica. revestida de una película de caliza secundaria, parece demostrar
para este nivel postmesoJítico, de poca potencia, y sin posibles comparaciones con aportes posteriores, un momento de características estacionales y alternancia clara de episodios secos y húmedos que darán
lugar a estas disposiciones internas bien estructuradas.
El carácter grosero de su composición granulométrica y la poca
evolución de sus fragmentos calizos, señalan de nuevo un episodio de
caracterfsticas erosivas en las vertientes exteriores. Su adscripción a
momentos de condiciones climáticas moderadas, holocenas, podría
excluÜ'la idea de una denudación externa debida a fases extremadas
ambientales aunque no es improbable la existencia de pulsaciones esporádicas frias y secas con veranos cortos e inviernos más rigurosos. Por otra parte, estas condiciones propicias a una erosión relativamente acelerada en las laderas, puede deberse a las consecuencias de
una intervención antrópica, del hombre neolitico, cuya acción repetida sobre el medio que le rodea provocará una intencionada deforestación para facilitar sus prácticas ganaderas y agrícolas.
Ello redundará en un episodio denudativo en las vertientes próximas al há.b itat de los grupos neolfticos. Tal parece haberse ya detectado en estudio recientes sobre zonas próximas (58), aunque la confirmación de estos resultados, así como del resto de las conclusiones obtenidas deberá esperar a la finalización de los trabajos en diversas
disciplinas, que están en curso en este punto del área mediterránea.
(581 FUMAN AL GARCIA, M. P. y CALVO, A.: «Estudio de la tasa de retroceso de una vertiente mediterránea en los últimos 5.000 aftos (Seml del Benicadell)l. Cuadernos de Geografla, nt1m. 29. Valencia, 1982.
[page-n-83]
vn
PALINOLOGIA
MICHELE DUPRE OLLIVIER
ANALISIS POLINICO
La Cova de les Calaveres (Benidoleig, Alicante) presenta una interesante estratigrafla para la obtención de nuevos datos sobre el paleoambiente de la zona, por lo que pareció oportuno realizar un análisis polinico de los sed.imentos arqueológicos alU depositados.
PAISAJE ACTUAL
La zona cercana a la cueva está dividida entre tierras de cultivo y
una vegetación natural mediterránea muy degradada. En los valles se
pueden ver plantaciones de almendros, olivos, algarrobos, frutales y
viñas, asf como algunos cultivos de regadio. Sobre las colinas salpicadas por algunos pinos de Alepo y aprovechando un suelo (litosol)
muy erosionado, a menudo inexistente, tras siglos de desforestación e
incendios, crece un matorral mediterráneo degradado en el que abunda el romero, lentisco, p~to, coscoja, aulaga morisca, aladierno, jaras,
etc., especies todas ellas muy corrientes en la región.
ESTRA TIGRAFIA Y MUESTREO
En julio de 1981 , a unos 50 metros cueva adentro, al inicio de la
galería interior, aprovechamos el corte que bordea el camino de acceso a la cueva, hoy habilitada para el turismo, y obtuvimos en vertical
14 muestras (numeradas de 1 a 14). Los sedimentos fueron sacados
con el mayor cuidado y aproximadamente cada 10 cm., por ser sumamente dificil aimar más el muestreo en una brecha tan concrecionada
[page-n-84]
78
M. DUPRE
y con los medios de que disponíamos. El mismo dia y en el mismo corte se acopiaron las muestras para el análisis sedimentológico.
Otra muestra (muestra 0), superficial, se extrajo unos metros más
lejos de la entrada por formar parte de un estrato (N-1) encostrado,
pero poco espeso (unos 8 cm.), que ha desaparecido en las demás zonas. Su sedimentación pertenece a un momento postmesolftico y reposa directamente sobre un nivel de brecha ósea muy endurecida del
periodo solutrense. Esta brecha es la que se encuentra en superficie,
formando el nivel superior en el emplazamiento de nuestra columna
de muestreo y le pertenecen las muestras 1 y 3. El estrato solutrense,
el más endurecido y con mayor contenido en huesos, está situado sobre otro probablemente musteriense, de brecha también, pero algo
más flna, a la que corresponden las muestras 5,7 y 10. Las 5 y 10 están respectivamente sacadas en contacto casi directo con la brecha
solutrense (arriba m. 5, y abajo m. 10) con una costra estalagmitica
muy alterada que separa este nivel del inferior. La muestra 11 pertenece a esta fma costra. El estrato inferior, arqueológicamente estéril,
está formado por arcillas rojas que engloban unos cantos sumamente
alterados; coincide con la muestra 14.
Por carecer en la actualidad de dataciones absolutas que nos permitan encuadrar este trabajo en una cronología mínimamente segura,
solamente hemos analizado las muestras que correspondían a los niveles que fueron objeto de un estudio sedimentológico. Esto, sin perjuicio de realizar, en su momento, si se pudieran disponer de datos
más concretos (C 14, industrias, etc.) un estudio más exhaustivo de
este yacimiento. Por el momento no permite mayores precisiones.
METODOS DE EXTRACION
Los sedimentos fueron tratados por el método químico clásico:
ataque de los carbonatos con ClH, de la sllice con FH y de la materia
orgánica no esporo-polfnica con KOH. Para obtener una mayor riqueza polfnica se hicieron concentraciones en liquido denso (59).
Las muestras fueron montadas para una mejor lectura al microscopio en gelatina glicerinada y en glicerina pura.
PRESENTACION DE LOS RESULTADOS
Hemos optado por presentar los resultados del análisis polinico
bajo forma de un histograma (fig. 26). En efecto, las distancias entre
(59) GIRARD, M. y RENAULT-MISKOWSXY, J .: cNouvelles techniques de préparation
en Palynologie appliquées 4 trois sédimenta du Quatarnaire final de l'abrl Comilla (Istres,
Bouches du Rh8ne)t. Bulletin de 1' A. F. B. O., núm. 4, pégs. 275-284. Parfs, 1969.
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COVA DE LES CALAVE RES
79
las muestras nos han parecido excesivas en este tipo de sedimentación para permitir un diagrama.
En las columnas figuran de izquierda a derecha: las industrias
contemporáneas de la sedimentación cuyos datos nos fueron proporcionados por J . Aparicio. Luego vemos la estratigrafla, profundidad
de las muestras a partir del punto O, los niveles sedimentológicos analizados por M. P. Fumanal y en correlación con este estudio, asi como
los números de las muestras de polen. Tras los resultados polinices, figura la suma base o número total de granos contados en cada estrato
y sobre los que se ha establecido el porcentaje de las muestras.
Una primera columna de resultados ofrece la proporción entre los
pólenes arbóreos y herbáceos encontrados (AP/NAP). El pino es alli el
único á.rbol presente por ser con mucho el de mayor porcentaje en todo el histograma. En las columnas siguientes y a la misma escala, figuran los demás taxones arbóreos únicamente señalados con una
cruz ( +) cuando su presencia es inferior al 1%. Má.s a la derecha y en
una sola columna estén representados los géneros o familias herbéceas más abundantes, o se, las gramineas, antemideas y carduá.ceas,
cicoriá.ceas y Efedra. Luego, a distinta escala, los demás taxones herbáceos y por fin en una última columna y bajo el calificativo de «VariOS», hemos señalado la presencia de las familias encontradas en un
solo nivel y cuyo porcentaje no llega al 1%.
RESULTADOS DEL ANALISIS POLINICO E INTERPRETACION
Como consideración general, se puede decir que los distintos niveles se mostraron suficientemente ricos en pólenes, aunque esté a menudo muy estropeado y fosilizado. Hay también que señalar una mayor riqueza polinica en los niveles superiores. A medida que nos acercamos a la base del perfil, la concentración polinica va disminuyendo
hasta desaparecer totalmente en el último estrato cuya muestra resultó ser estéril. Ellos no es de extrañar si se considera el fuerte grado de
alteración que impera en este nivel; muy probablemente, los pólenes
se oxidaron y desaparecieron.
En la interpretación habré pues que tener en cuenta una posible
destrucción de los granos más frágiles y, por consiguiente, una representación algo parcial de la vegetación presente en el momento de la
sedimentación polinica. El alejamiento de nuestro punto de muestreo
de la entrada de la cueva también podría ser causa de cierta distorsión en los espectros al favorecer la representación de las herbáceas,
mientras los pólenes arbóreos generalmente anemófilos habrfan encontrado más dificultades para penetrar tan adentro. de la cueva. Sin
[page-n-88]
80
M. DUPRE
embargo, lo dicho no invalida las hipótesis que se pueden elaborar a
partir de los datos obtenidos, siempre que se tenga en consideración.
A pesar de su alteración, la fina capa estalagmitica que recubre el
nivel inferior de las arcillas, estériles polfnica y arqueológicamente,
ha conservado bastante bien el material esporopolfnico que se sedimentó allí. Debió depositarse en un momento bastante cálido y húmedo o por lo menos con alternancias de aridez y humedad suficientes
para permitir la formación de esta costra, lo cual, como veremos, está
de acuerdo con nuestros resultados. Es el estrato que presenta la mayor cantidad de polen arbóreo (71%), en el que destacaremos el pino,
_
dominante en todo el histograma, taxones termófllos como Pistacia,
Myrtus y cupresáceas. Las pocas herbáceas de este nivel están representadas por cicoriáceas en su mayorla e indicios (menos del 1%) de
gramíneas, antemideas y carduáceas, quenopodiáceas, liliáceas,
Plantago y labiadas. A lo largo de toda la secuencia los helechos tienen un papel insignificante. En este momento el paisaje debió ser el de
~ pinar con un sotobosque mediterráneo aiternando con amplias zonas de herbazal formado en su mayoría por compuestas. La débil representación d~ las especies arbustivas termófilas quizá pueda deberse, como señalamos anteriormente, a la dificultad para sus pólenes de
penetrar hasta este recodo de la cueva. El pino, merced a su enorme
producción polfnica, salvó mejor este obstáculo. En cuanto a las herbáceas, tuvieron más facilidades al poder ser transportadas por las
patas o pelambreras de los animales que entrarían alli.
En la muestra inmediatamente superior (m. 10), el porcentaje de
AP (63%) aunque ligeramente más bajo, sigue pasando del 50% y está
constituido en su casi totalidad por el pino, como en el resto del análisis. Las especies termófilas presentes son las cupresáceas y la Quercus t. ilex-coccifera. En cuanto a las herbáceas, las compuestas siguen dominando, pero aunque todavía mayoritarias (20,12%), las cicoriáceas retroceden ligeramente ante el avance de las antemideas y
carduáceas que pasan de un 0'6% a un 12,33%; las granúneas siguen
muy poco representadas (1,94%). En su conjunto, este momento debió
seguir siendo cálido, si bien quizá ligeramente menos y algo más seco
que el anterior. El paisaje como en la muestra precedente seria de un
pinar no muy denso. Estos dos niveles son los que acusan mejores
condiciones climáticas a lo largo del histograma. Por desgracia, nos
es imposible atribuirles ningún periodo cronológico preciso, dada la
escasez de este tipo de estudio en la región y la falta de una datación
más segura para este yacimiento. La sedimentación debió, además
pasar por fases sucesivas de erosión y vaciado entre, por lo menos, los
[page-n-89]
COVA DE LBS CALAVERES
81
periodos musteriense (?) a leptolítico y de este último al post-mesolítico.
La muestra 7 evidencia un empeoramiento climático que seguirá
hasta el final del análisis si se exceptua una ligera mejoría en la muestra 5, prácticamente en contacto con el nivel superior solutrense. A
pesar del relativamente bajo porcentaje arbóreo (un 13,44% de pinos),
la presencia de Quercus t. ilex-coccifera y de las cupresáceas abogan
a favor de temperaturás no extremadamente frias, aunque sí de un
ambiente bastante seco y algo más fresco que el anterior. Las cicoriáceas siguen dominando con un 49,57%, seguidas por las antemídeas y
carduáceas (20,16%). Por primera vez, las gramíneas cobran cierta
importancia (13,44%) así como las quenopodiáceas (1,68%). El pinar
debió ser sustituido por una estepa de compuestas, salpicada por algunos grupos de pinos.
Como adelantamos, la muestra 5, que corresponde a un cambio
en la sedimentación y la industria, registra una leve mejoría climática
señalada por el aumento de los árboles (44,47%) y la presencia de la
Pistacia y de la Quercus t. ilex-coccifera. Por primera vez aparece la
Efedra, aunque solamente con un 1,22%, pero ya seguirá manteniéndose hasta alcanzar su máximo en la muestra l. Las cicoriáceas han
disminuido (25,15%) y las carduáceas y antemídeas siguen presentes
con un 17,79% así como las gramíneas (3,68%) que seguirán aumentando hasta alcanzar su máximo en la muestra l . Las quenopodiáceas
también continuan su avance con un 4,29%, la Artemisia aparece por
primera vez, asf como las ericáceas, umbelffera.s y el Polypodium.
La muestra 3 marca un claro empeoramiento que culminará en la
l. El pino disminuye (12, 10%), aunque la Quercus t. ilex-coccifera adquie;ra aquí su mayor procentaje con un 3,90%. Las cicoriáceas
(54,68%) dominan las demás herbáceas, si bien las gramíneas siguen
en aumento (8,07%). Las quenopodiácea~ continuan representadas
(4,68%), así como la Artemisia, Ephedra, ericáceas, etc. Estamos ante
un paisaje estepario dominado por las compuestas y salpicadq por
unos pequeños grupos de pinos y algunas probables carrascas que
aprovecharían las zonas de refugio para poderse desarrollar.
El nivel superior de la brecha ósea sigue mostrándonos un ambiente estepario (1O,72% de pinos), todavía más acentuado, pero asistimos allf a un cambio espectacular de la flora. El predominio de las
compuestas está sustitUido por el de las gramfneas y de la Ephedra,
así como por un neto aumento de la Artemisia (2, 14%) y de las quenopodiáceas (8, 15%). Las cicoriáceas llegan a su porcentaje más bajo, un
3,86%, aunque antemfdeas y carduáceas se mantengan aún en un
11
[page-n-90]
82
M. DUPRE
13,3096. Si rechazamos aquf la posiblllidad de una estepa edáfica, por
su misma localización geográfica, es evidente que esta formación de
grammeas, Efedra y Artemisia debió responder a un momento climático más frío, pero sobre todo más seco que el anterior. Una estepa con
granúneas de tipomediterráneo muy resistentes a· la aridez, como
pueden serlo el esparto o el albardín, pudieron sustituir a las compuestas. Aunque el mayor encostramiento de la parte superior de la
brecha solutrense abogue a favor de una mayor humedad, o por lo
menos; de notables alternancias de humedad y aridez, el momento de
la sedimentación polinica de este estrato no corresponde obligatoriamente con el en que se formó este mayor encostramiento del nivel. La
referida superficie está posiblemente erosionada o por lo menos hubo
alU un paro sedimentario puesto que el estrato postmesolitico descansa directamente sobre el Solutrense. Es muy factible que el polen se
haya depositado en un momento relativamente frío y muy árido anterior al del encostramiento. Esto podría dar explicación a la aparente
contradicción que existe aquf entre los resultados sedimentológicos y
polinicos. El paisaje sigue siendo pues, estepario, pero con una llora
distinta y siempre salpicado por unos pocos pinos sin que aparezca
ningún otro taxón arbóreo.
En cuanto al nivel postmesolitico de la muestra O, también nos
deja ver una estepa o pseudoestepa, pero como suele aparecer en la
mayorfa de las formaciones vegetales de este perfoáo, en la región,
con un claro predominio de las cicoriáceas. El clima debió seguir siendo predominantemente seco, aunque no excesivamente frío (presencia de Quercus t. ilex-coccifera); de todos modos, como ya se sabe,
resulta muy delicado sacar conclusiones paleoclimáticas defmitivas
para este periodo en el que la acción del hombre se hace· sentir ya de
forma muy patente especialmente por medio de una deforestación
brutal.
CONCLUSION
Este estudio nos presenta diversos momentos climáticos bien diferenciados, aunque no una secuencia continua que, como ya dijimos,
hubiera sido muy dificil insertar en una cronologia medianamente
exacta dado el estado actual de los estudios en la zona y la falta de
puntos de referencia más precisos para este yacimiento. De todos modos, resulta muy interesante ver como a fases climáticas en un principio relativamente clementes, sucedieron otras que fueron empeorando prácticamente hasta el final de la secuencia. Primero debió existir
un pinar con unas pocas carrascas y un sotobosque mediterrá.neo con
[page-n-91]
COVA DE LES CALAVERES
83
rodales de herbazal. Pasada esta etapa ¿principio del Musteriense?,
se asiste a un empeoramiento y la estepa comienza a dominar el paisaje, quizá, más favorecida por la aridez que por el frfo en nuestra sedimentación. Con el paso del ¿Musteriense? al Solutrense, asistimos a
una ligera mejoría que desaparecerá durante este último periodo.
Hasta el fmal, el paisaje será ya estepario con unos pocos árboles diseminados. Esta estepa, primero de carácter climático, acabará siendo antrópica. Lo más espectacular del histograma, fuera del continuo
empeoramiento de las condiciones ambientales, quizá sea la brusca
incursión de esta formación de gramineas y Efedra que viene a desbancar el predominio de las compuestas que pueblan generalmente
las zonas desarboladas de esta zona. Debió reinar un clima muy seco.
En cuanto al nivel s~perior, con cerámica, ofrece, como dijimos, predominio de una pseudoestepa con cicoriáceas, probable resultado de
la acción antrópica y que aparece en la mayor parte de los yacimientos neollticos de la región actualmente en estudio.
[page-n-92]
[page-n-93]
VIII
CONSIDERACIONES FINALES
DERIVADAS DE LOS ANALISIS
SEDIMENTOLOOICOS
Y PALINOLOOICOS
P. FUMANAL y M . DUPRE
Uno de los puntos más destacables de este estudio es la similitud
entre los resultados obtenidos por los análisis sedimentológico y palinológico. El hecho de aprovechar un mismo corte estratigré.fico, y con
ello, la posibilidad de una coiTelación cuidadosa en el muestreo, ha
proporcionado unos resultados perfectamente comparables y que
coinciden en la mayoría de las conclusiones. Por desgracia, la secuencia ambiental esbozada no puede apoyarse con plena seguridad en la
información obtenida de los estudios industriales o paleontológicos, ni
está reforzada por las correspondientes dataciones de radiocarbono,
con la consiguiente dificultad de insertar este estudio en unos momen·
tos cronológicos más exactos.
Por ello, la máxima prudencia ha de ser observada a la hora de
considerar los resultados definitivos y el trabajo de conjunto
sedimento-polfnico señ.alará solamente ciertas características paleoambientales que, sin duda, habrán de ser reforzadas o confirmadas por los trabajos en curso en otras secuencias estratigré.ficas de la
zona.
Desde la base del corte hasta la superficie, a.mbos estudios nos
muestran un paulatino empeoramiento climático, si exceptuamos una
leve mejoría en el paso del Musteriense al Solutrense. Un ambiente
húmedo y cálido en la base, atestiguado en los sedimentos por un nivel arcilloso y cantos muy corroídos, (el grado de alteración ocasiona
la desaparición del polen), da paso a un nivel ¿Musteriense?, situado
sobre una fina costra estalagmitica caracterizado en la vegetación
por un medio ambiente boscoso (Pinus y taxones termófilos de Pistacia. Myrtus y cupresáceas).
[page-n-94]
86
P. FUMANA L Y M. D UPRE
El siguiente momento refleja un empeoramiento climático, con
aumento de los clastos y disminución de la cobertura arbórea y de las
especias termófilas.
Es de señalar que, generalmente, los niveles con más fracción
gruesa atestiguan un mayor grado de erosión y peores condiciones
térmicas, y corresponden a una vegetación climática estépica cuya
débil cobertura vegetal no protegió eficazmente los suelos, permitiendo una denudación más intensa. Por el contrario, los momentos más
benignos, templados y húmedos, con nulas manifestaciones crioclásticas, se reflejan generalmente en un paisf\je más boscoso y mayor densidad de vegetación, que protegerá mejor de la er9sión, especialmente
acusada en nuestra zona mediterránea. Los sedimentos correspondientes a estas pulsaciones serán predominantemente de fracciones
finas, arcillosas, o presentarán episodios de encostramiento.
El nivel cerámico, postmesolitico, atestigua también una fase claramente erosiva, propia de un paisf\je· abierto, cuya causa señalamos
como antrópica, ya que la poca eficacia protectora de la vegetación,
(pseudoestepa, con presencia de cicoriáceas), parece perfilarse como
un fenómeno debido a la intervención humana, en una mediatización
cada vez más intensa del ambiente natural, que resultaría en un desequilibrio en las áreas inmediatas del hábitat humano a partir del
Neolitico.
[page-n-95]
IX
CONCLUSIONES GENERALES
J. APARICIO PEREZ
Una vez desarrollada la primera parte del estudio, o parte simplemente analítica, en la que hemos presentado la «documentacióm que
sobre el yacimiento nos ha sido accesible, se impone una visión sintética, y evidentemente subjetiva, del conjunto arqueológico,·considerando la industria lltica y cerámica tanto en si misma como en relación con la estratigrafla determinada y con el medio ambiente ffsico y
biológico analizados.
LA CERAMICA
El único resto cerámico que ha podido llegar hasta nosotros es el
descrito anteriormente, se trata de un cuenco provisto de su correspondiente asa (fig. 5) cuya tipologia es muy común, sin que ofrezca
elementos particulares que permitan precisiones cronológicas o culturales, ~unque nosotros nos inclinaríamos a considerarlo de la Edad
del Bronce Valenciano o bien del Eneolltico.
Se encontró en el nivel 1, únicamente subsistente en forma de
dentejóm en el mismo lugar donde efectuamos el corte 1, habiendo
desaparecido en el resto de la cavidad puesto que era el más superficial y debió ser excavado por J. J. Senent casi en su totalidad; este
mismo indica cómo encontró un primer nivel con materiales ibéricos
y de la Edad de los Metales, que indudablemente es este nivel 1, que
por supuesto debió de ser potente, sin que lo subsistente aporte datos
al respecto, salvo su segura correspondencia con el mismo, atestiguada por los restos cerámicos que lleva todavía incrustados «in situ»,
según lo que comprobamos al estudiar la sedimentación. Se ha recomendado la conservación de este escaso y único resto de la sedimentación para ulteriores estudios.
[page-n-96]
88
J. APARICIO
LA INDUSTRIA LITIGA
De antiguo es la pieza poliédrica presentada por Breuil como
«coup de poing», considerada por Obermaier como chacha de mano» y
atribuible por lo tanto al Paleolítico Inferior. Breuil siempre se refirió
a ella como perteneciente a un Paleolítico antiguo y a través de un dibujo, que hemos reproducido en la fig. 5, consideramos que es imposible llegar a precisiones absolutas de ningún tipo; de asociarla con la
fauna antigua detectada cabria la atribución de Breuil.
En cuanto al «hendidon (fig. 5) poco, también, nos puede aportar,
ya que como pieza aislada prácticamente pierde casi todo su valor,
pudiendo datarla desde el Musteriense hasta la Edad de los Metales.
SILEX
Con respecto a la industria de silex, si observamos la gráfica de
los productos de tallado y de los útiles, nos daremos cuenta que los
útiles sobrepasan a los productos de tallado en cierta medida, lo cual,
bajo nuestro punto de vista, supone que ha habido una selección de
los mismos, bien previa, en el mismo yacimiento, como resultado del
método de excavación utilizado, o bien con posterioridad, desechando
aquellos, que en todo caso no llegaron a ingresar en el Museo de Alicante.
Ya hemos indicado cómo se desconoce absolutamente su procedencia estratigráfica, de acuer do con los datos existentes, sin embargo, hemos hecho grandes esfuerzos por identificar los restos de lamatriz sedimentológica en la que estuvo englobada cada pieza, a través
de los residuos a ella sujetos, por si nos pudiera servir de identificación, pero, en muchos casos ha sido casi imposible, aunque lo hemos
especificado en cada ocasión; en el cuadro siguiente podremos ver el
número y porcentajes del resultado de nuestra observación:
MATRIZ
-Rojiza
-Negruzca
-Negruzca
(Brecha)
-Marrón
- Indeterminada
TOTAL
N.o de piezas
15
162
%
5.43
58.69}
13
4.71
35
51
276
12.68
18.47
99.98
Cuadro núm. 2
86.08
[page-n-97]
COVA DE LES CALAVERES
N
MATRIZ
R:.Rojlza
N: Negruzca
N- b : Negruzca (brecha)
M : Marrón
1: Indeterminada
Diagrama núm. 2
12
89
[page-n-98]
90
J. APARICIO
Las piezas con matriz negruzca, marrón y las procedentes de la
brecha son, con seguridad de los niveles I y II, constituyendo todas
ellas el 86.08 por cien de toda la industria litica, el 18.47 por cien
constituye la totalidad de las piezas no identificadas, mientras que
únicamente el 5.43 por cien tienen matriz rojiza (Diagrama 2).
·
Los restos de sedimentación de color rojizo han sido los más problemáticos de identificar, ya que en muchos casos dicha coloración
ofrecía fundadas dudas sobre su origen; tipológicamente se encuentra
sobre un núcleo globuloso informe y restos de otro; sobre seis lascas,
algunas de ellas retocadas, sobre una hoja truncada, un fragmento de
hoja, una hojita-cresta parcial, un raspador atipico retocado y dos microrraspadores, así como sobre una lasca de caliza.
El interés en conseguir la determinación de. las piezas con matriz
rojiza estaba motivado por la necesidad de precisar si entre el material litico con dichos restos hubiera algón útil de posible adscripción
· Musteriense, lo que a la par que confirmaría su existencia, de acuerdo
con las noticias repetidamente citadas en la bibliografia comentada,
nos indicaría oportunamente que los niveles musterienses serian el V,
VI y vn, subyacentes a los niveles I a IV, y entre los que el I y II por el
conjunto industrial estudiado se podrfan adscribir con toda seguridad
al Paleolitico Superior.
Sin embargo, su escaso número, el 5.43 por cien del total, y la ausencia de cualquier pieza tipica, lo impedían, así como el que los dos
microrraspadores la pudieran llevar. De ah.1 que quede todavía en total imprecisión en base a qué se afirmó por J. J . Senent, y se ha ido repitiendo posteriormente, que en la cavidad se excavaron niveles musterienses, pudo ser, bajo nuestro punto de vista, en base a materiales
que posteriormente se han perdido en su totalidad, o simplemente en
base a la fauna, de la que el hipopótamo, la pantera y la hiena pudieran servir de argumento.
[page-n-99]
91
COVA DE LES CALAVERES
PRODUCTOS DE TALLADO
N.o
96 Parcial
96 Total
Núcleos ..................... ..
12
10.08
4.34
Lascas y lasquitas:
Retocadas .................
Sin retocar ............. .. .
Total .............. . . . .
22
69
91
18.48
57.98
76.47
7.97
25.00
32.97
... ... .. ..... ...
16
13.44
5.79
TOTA.L ......... .. ..... 119
99.99
43.11
Hojas-cresta
'
'
Cuadro núm. 3
Los materiales en sílex inventariados se pueden estudiar, pues,
como un conjuntO litico homogéneo, procedentes de los niveles 1 y n,
que, por otra parte, se pueden considerar a efectos culturales como
uno solo.
PRODUCTOS DEL TALLADO
En cuanto a los productos del tallado podemos observar, tanto si
examinamos el cuadro cuantitativo y de porcent~es elaborado, o bien
sus correspondientes representaciones gráficas, la baja proporción de
núcleos, lo cual es nota común, por otra parte, en todos los yacimientos valencianos, asf como la elevada proporción de lascas, sobrepasando el 50 por cien las que no llevan ningún tipo de retoques. Las
hojas-cresta vemos cómo alcanzan buena proporción, superior a la de
los núcleos (Cuadro n.0 3, Diagrama n.0 3 e Histograma n.o 1).
Sorprenderé el que entre los productos de tallado no incluyamos
las boj as y hojitas, que para nosotros son, tanto las retocadas como
las sin retocar, auténticos útiles y como tal deben ser estudiadas, no
debiendo ser consideradas como desechos de talla, tendencia seguida
hasta el momento, inexplicablemente, por la mayor parte de los prehistoriadores, de ahí que no se incluyan en ninguna de las tipologías
al uso salvo aquéllas que por sus especiales caracterlsticas y por los
retoques toman forma particular seriada, mas las hojas comunes, con
o sin retoques, son relegadas a un segundo término. En contra de esta
tendencia ya nos manifestamos recientemente, incluyendo a las hojas
[page-n-100]
92
J. APAJUCIO
L
\
\
\
\
S
\
\
\
\
\
\
\
PRODUCTOS DE· TALLADO
N= Núcleos
L
=Lascas y lasquitas :
r = retocadas.
s =sin retocar.
H-C =Hojas-cresta
Diagrama núm. 3
[page-n-101]
COVA DE LES CALAVERES
%
N
L
H-e
N = NUCLEOS
L = LASCAS
r= Retocadas
8 = Sin retocar
H- C
= HOJAS-CRESTA
HISTOGRAMA DE
PRODUCTOS DETALLADO
Histograma ntlm. 1
93
[page-n-102]
UTILES
Nflm.
%Parcial
% Total
INDICES
H9jas:
Retocadas .. . ........... . ..............
Sin retocar
Total
13
24 .
37
8.28
15.28
23.56
4.71
8.69
13.40
Indice: 23.56
Hojitas:
Retocadas . . . . ... . . . .. .... . .. .. ... . . . . .
Sin retocar
'
Total
9
28
37
5.73
17.83
23.56
3 .26
10.14
13.40
Indice: 23.56
17
8
1
1
1
1
10
10
49
7
6.15
2.89
0.36
0.36
0.36
0.36
3.62
3.62
17.75
2.53
0.36
0.36
1.81
5.07
22.82
•
••
•
•
••
•
'
••
•
••
•
1
••
1
•
1
•
1
••
•
•
•••••••••••••••
•
•
•••••••
•
1
•
•••••
....... ... ... ..............
•
•
•
1
••
'.
11
••••••••
••
••••••••••
•
Raspadores:
En extremo de lasca . ... ..... . ... .. . . . . .
En extremo de hoja
En abanico
Dobles .. . ..... . ....... .. . ..... . .. ......
Sub-circulares .... . .... ... .. . .. . .......
Ojivales
Atípicos
t.
Nucleiforiiies
Total
~crorraspadores ......................
Dobles
N ucleiformes . . ... . .. . . .. .. . .. : ... . ..
Atípicos .. . .... . .......... .. . . .......
Total . ...... . . . .. . .. . .. . ... . : . . .. .
TOTAL . ..... . .............. . .. . .. . .......
1
5
14
63
10.82
5.09
0 .63
0.63
0 .63
0.63
6.36
6.36
31.21
4.45
0.63
0.63
3. 18
8.91
40.12
Buriles: Sobre truncadura oblicua ..... .. ..
De ángulo sobre rotura .. . .. . .. . ..... . ..
Diedros ........... . ..... .. . .. .. . .. .. ...
Transversales
Atípicos
Total
1
1
1
1
4
8
0.63
0.63
0.63
0 .63
2.54
5.09
0.36
0.36
0.36
0.36
1.44
2.89
IBt: 0.63
Dorsos rebajados . .. . .. . .. .... . ...........
2
1.27
0.72
IDr: 1.27
Puntas de escotadura ......... ...... . . ....
1
0.63
0.36
IP: 0.63
Perforadores: Taladros
Atípicos .. . . ... . ... . ........... . . . . . .
Total
2
3
5
1.27
1.91
3.18
0.72
1.08
1.81
!Pe: 3.18
Diversos: Pieza truncada
Pieza denticulada . . ... : : : : : : : : : : : : : : : : :
Pieza con pico ... .... ..... ... .. ........
Total
1
2
4
0.63
0.63
1.27
2.54
0.36
0.36
0.72
1.44
TOTAL . . .... .. .... . . ....... . ............. 157
99.95
56.88
t
•••
•
••
•
••••••••••••••••
•••
•
••
•
••••••
•
•
•
•
•
•
f
•
1
•
•
••••••
•
1
f
1
••
1
••
•
••••
••••••
t
1
••••••••••••••
'
•
•
1
•
••
•••
1
•
•
••••
•
1
•
•• •••
'
•
1
•••
1
1
•••
••
•
••••
•
111
••••
1
•••••
•
11
•
•••
1
•
••••••••••
1
••••
•
•
••
••
1111
'
1
•••
•••••
•
•
1
11
•
.
1
1
•••
•••
1
•
1
••
1
•
•
•
•
t.
•••
•
••
••
•••••
••
11
1
••••
•••••
•••••
•••
••••••••••••
••
•
1
••••••••
•
11.11
1
•
••••••••••••
•
•
•
11
'
•••
1
••
1
1
•
••
•
••••••
•••••••••••••••••••••
•
•
•
••••••
••••
•• •••
•••
1
1
Cuadro núm. 4
I.R.: 40.12
m : 5.09
md: o.63
[page-n-103]
9S
COVA DE LES CALAVERES
UTILES SEGUN LA LISTA TIPO SONNEVILLE-BORDES
Y PERROT
Núm. Clave
Piezas
1
2
3
4
7
8
9
15
23
24
27
28
30
35
38
60
72
85
10
15
2
1
1
22
1
TOTAL
11
5
1
1
4
1
1
1
1
1
2
82
Indices
12.19
18.29
2.43
1.21
1.21
26.82
1.21
13.41
6.09
1.21
1.21
4.87
1.21
1.21
1.21
1.21
1.21
2.43
99.93%
IR = 76.82
!Pe = 6.09
lB = 9.75
IP = 1.21
ID - 2.43
Cuadro núm. 5
en nuestros recuentos numéricos y porcentuales, lo que resultaba altamente importante y revelador (60).
UTILES
En el cuadro de útiles que hemos confeccionado hemos inclujdo,
consecuentemente, las hojas y las hojitas, que alcanzan ambas el mismo indice o porcentaje, el2.3' 56%, mientras que juntas acaparan ca.si
el cincuenta por cien de la totalidad del utillaje, seguidas de cerca por
los raspadores, mientras que ambos tipos, con el87'24%, constituyen
casi la totalidad de los mismos, lo que queda bien patente en el dia(60) APARICIO PRREZ, J .: «El MesoUtico en Valencia y en el Mediterráneo Occidenteb.
Serie de Trablijos Varios del S. I . P., ndm. 59. Valencia, 1979.
[page-n-104]
96
J. APARICIO
UTI LES
H =Hojas y hojitas
R =Raspadores (incluidos tos
microrrospadores)
B =Buriles
O= Dorsos rebajados
P= Puntas
Pe= Perforadores
D! = Oi versos
Diagrama núm. 4
[page-n-105]
COVA DE LES CALAVERES
97
grama e histograma confeccionados al efecto (Cuadro n.o 4, Diagrama
n.o 4 e Histograma n. 0 2).
·
Hojas y hojita.s retocadas se encuentran en inferior proporción a
las no retocadas, especialmente las segundas, lo cual resulta, sin embargo, normal.
Es abrumadora la proporción de los raspadores con respecto al
resto del utillaje, hecha salvedad de las hojas y hojitas, aunque sigue
a éstas muy de cerca; su elevado índice, 40.12%, que alcanza el
76.82% si no contabilizamos aquéllas, es un dato de estimable valor a
la hora de la adscripción cultural y cronológica del conjunto industrial, aunque sospechamos que la posible selección de útiles, que ya
hemos apuntado anteriormente como consecuencia de la mayor proporción de estos sobre los productos de tallado, pueda haber sido determinante.
En el cuadro n.o 4, donde hemos representado, aparte de cantidad, el tanto por ciento parciai, referido exclusivamente a la totalidad
del utillaje, y el total en el que la referencia incluye también los productos de tallado, hemos desglosado los microrraspadores de los raspadores, lo que no recogen las tipologias de Bordes o Laplace, y que
en las industrias mediterráneas deben ser objeto de atención especial
por su abundancia, variedad y, por lo tanto, representatividad; su número y porcentaje es inferior al de los raspadores, aunqile substancial,
habiendo cinco sobre lasquita y dos sobre hojita, en total siete, uno
doble, otro nucleiforme y cinco atípicos, habiéndolos acumulado a los
raspadores en la relación numérica y porcentual que hemos confeccionado con arreglo ala tipología Sonneville-Bordes y Perrot (véase el
cuadro n. 0 5).
La mayor proporción e índices cOrresponden a los raspadores en
extremo de lasca, con veintidós ejemplares y porcentaje del 10.82%,
que ascienden a 22 y a 14.0196 si le sumamos los cinco microrraspadores; le siguen los atípicos y nucleiformes con 10 ejemplares cada
uno y porcentaje del6'36%, aunque el número y porcentaje de los primeros se incrementarían notablemente si le aftadiéramos los microrraspadores similares, a 15 y 9.5496, respectivamente. Los raspadores
en extremo de hoja ocupan la cuarta posición, con ocho piezas y proporción del 5.09%, elevados a diez al sumarle los dos microrraspadores correspondientes, por lo que la proporción alcanzaría el 6.36%.
Los últimos lugares estarían ocupados por los raspadores dobles, subcirculares, ojivales y en abanico.
El tercer lugar entre los útiles está ocupado por los buriles, aunque en bajísimo número y proporción con respecto a hojas y raspadores, únicamente ocho ejemplares, y aún entre éstos cuatro atípicos,
13
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98
J. APARICIO
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HISTOGRAMA DE UTILES
Histograma núm. 2
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COVA DE LES CALA VERES
99
por lo que su número queda muy mermado, con proporción del 5.09%
con respecto al total de la industria, reducido al 2.54% si apartamos
los atfpicos.
Ya hemos apuntado anteriormente la causa que pudo influir decisivamente en esta bajísima representación, ya que el buril es uno de
los útiles de más dificil identificación para los escasamente versados
en tipología paleolítica, en lo que debieron pecar los excavadores del
yacimiento, de ahí que si la supuesta selección de útiles tuvo lugar, tal
y como sospechamos, los buriles debieron ser desechados como simples trozos carentes de valor, lo que, sin embargo, no deja de ser una
mera suposición.
Están representados, por otra parte, los tipos principales, los diedros, los de ángulo sobre rotura, los de truncadura oblicua y los transversales. Hemos calificado a cuatro de ellos como atfpicos, a pesar de
que este tipo no está representado en las tipologías más corrientes, en
razón a que por la tosquedad de su factura no se ajustan claramente a
ninguno de los modelos de referencia, sin embargo, su pertenencia al
grupo parece fuera de toda duda, en la lista del cuadro ntímero 5 los
hemos asimilado a los diedros (61).
Los perforadores siguen en importancia a los buriles, con cinco
piezas, lo que da una proporción del 3.18% a todas luces baja; por
otra parte, el perforador, más bien taladro, inventariado con el número 69, nos presenta fundadas dudas dada su morfología y el tipo de
retoques alternantes, creyendo que pueda ser útil correspondiente a
los niveles cerámicos, con lo que la cifra todavía se vería disminuida
mucho más, aunque es dificil asegurarlo, de ahí que lo mantengamos
como un útil paleolítico.
Los dorsos rebajados ocupan el cuarto lugar, tratándose de dos
hojitas de pequeño tamaño, que tínicamente representan el 1.27%.
El quinto lugar corresponde a las puntas, tratándose en este caso
del fragmento basal de una punta de escotadura parpallense, a la que
le falta la mayor parte del extremo distal, por lo que nos es imposible
conocer su longitud y, por lo tanto, de dificil encuadramiento métrico;
sin embargo, conocemos la anchura, 1.35 centímetros, y el espesor,
0.45 centímetros, así como la longitud de la escotadura, por lo que en
el supuesto de que nuestra reconstrucción fuese acertada nos encon(61) La fUncionalidad y la parte a.c tiva de los buriles ha sido recientemente contestada,
lo que obliga a un replanteamiento general de la cuestión; véase:
RIGAUD, A.: tOueDe import.ance doit-
typologi.q uet. Bulletln de la Sociét6 Prehistorique Franl;aiae, t. 79, n\lln. 2, p6gs. 38-40. Parla,
1982.
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J. APARICIO
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CURVA ACUMULATIVA SIMPLIFICADA
Curva acumulativa núm. 1
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COVA DE LES CALAVI!RES
101
trarlamos ante una punta ancha encuadrable dentro del Grupo I de
Onoratini (62).
El último lugar lo ocupan el grupo de los diversos, en el que hemos
incluido una pieza truncada, otra denticulada y la tercera con pico o
«bec», las tres con espacio propio en la tipologia de Sonneville-Bordes
y Perrot, pero sin ninguna entidad en nuestros col\iuntos líticos por lo
que sabemos hoy día.
En el mismo cuadro número 4 hemos cuantificado los índices
principales, completándolo gráficamente con el diagrama circular número 4, donde se puede apreciar al primer golpe de vista el col\iunto
de la composición industrial, asi como en el histograma número 2; pero, además, la confección de una curva acumulativa simplificada con
dichos índices permite ver también la tendencia ascendente de las hojas y de los raspadores de manera absoluta y la escasa representatividad del resto.
La falta de una tipología lítica para las industrias de ámbito mediterráneo nos obliga, por otra parte, a seguir aplicando la de
Sonneville-Bordes y Perrot, ampliamente contestada por las dificultades de adaptación, tanto por la rareza entre nuestros útiles de ciertos
tipos frecuentes y normales en el ámbito atlántico donde se mueven
los autores, como por su resistencia a incluir los tipos frecuentes aquí
y escasos allí, tanto la de 92 como la actualizada de 105 tipos, siquiera en esta última se hallan incluidos ya algunos, como la punta de aletas y pedúnculo y la de escotadura, ambas parpallenses. Pero, ni aún
así debemos olvidar la necesidad de una lista propia, ya que los intentos en la Península por adaptar aquélla a nuestras propias particularidades, y la creación de una .comisión al efecto, no han tenido ni el necesario eco ni la debida continuidad (63).
Esto puede ser paliado aplicando el sistema analítico de Laplace,
considerado unánimemente como más objetivo, riguroso y científico,
pero las diflcult~des que plantea desde el punto de vista matemático
(62) ONORATINI, G.: cUn nouveaux type de pointe 4 eran: La pointe de La Bouverle
dans le complexa gén.é ral de pointes 4 cram. Bulletin de la Socitlté Prehlstorlque Frant;aise,
1978, t. 75, fase. 11 -12, págs. 522-542. Parla, 1979.
163) La Comisión fue creada con motivo del Congreso celebrado en Mérlda en 1969, donde tuvo su primera reunión y única que sepamos.
MOURB ROMANILLO, J . A. : cSobre la denominación en lengua castellana de los 6tlles
del Paleolftlco Superior de acuerdo con la 16xico-tlpologfa de SonneVille-Bordes y PerrotJ. XI
Congreso Nacional de Arqueología, Mérlda, 1969, págs. 132-138. Zaragoza, 1970.
El primer intento por conseguir una nomenclatura autóctona fue el de la Com.Jsión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistó.rlcas, que en su memoria n6m. 1O publicó una «Nomenclatura de voces técnicas y de instrumentos tlpicos del PaleoUtlco», en Madrid, en tan
temprana fecha como 1916.
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J. APARICIO
su aplicación, frente a las facilidades que ofrece el de Sonneville-Bordes y Perrot para una rápida lectura y confrontación, han hecho que
éste alcance mayor difusión, abriéndose paso el de Laplace muy lentamente, lo cual ha ido creando una cierta dependencia de aquél, al
necesitar establecer los correspondientes paralelos entre distintos
col\iuntos industriales, y como prueba de ello podemos ver cómo hasta el mismo Fullola, adepto al método laplaciano, se vio en la necesidad de utilizar ambos en su estudio de las industrias líticas del Paleolítico Superior ibérico a partir del Solútreo-gravetiense del Parpalló (64), mientras que muy recientemente C. Cacho afirma «que, por el
momento, es el sistema (la lista Sonneville-Bordes y Perrot) que mejor
y con mayor facilidad permite comparar unos yacimientos con otros»
(65), por citar un reciente ejemplo entre otros muchos.
En el cuadro número 5 hemos representado numéricamente y
porcentualmente todos los útiles según la lista tipo de Sonneville-Bordes y Perrot de 92 tipos, elaborando con ello la correspondiente curva
acumulativa (número 2). Al prescindir de hojas y hojitas, no consideradas en la misma, todos los fndices o porcentajes han experimentado
una notable subida, los raspadores al 76.8296, los buriles al 9.7696,
perforadores al 6.0996, dorsos rebajados al2.43% y puntas al1.2196,
aunque, como es lógico, manteniendo las diferencias entre si.
En la curva acumulativa se repite lo que ya habíamos visto antes,
la vertiginosa ascensión de los raspadores, seguida de una discretfsima subida de los buriles, para seguidamente estabilizarse casi en horizontal.
ADSCJUPCION CULTURAL
Uno de los problemas de más dificil solución ha sido el relativo a
la adscripción cultural del conjunto industrial estudiado, por una parte las noticias antiguas y la opinión de eminentes prehistoriadores establecían la existencia de Musteriense y Paleolítico Superior, más
concreta y unánimemente Solutrense, por otra, el estudio realizado
nos mostraba, en pri.mer lugar, la inexistencia de útiles del primer
periodo considerado, por lo que si tomábamos en cuenta aquellas opiniones, avaladas por la autoridad de sus emisores, había que adscribirlos al Solutrense.
Nada, sin embargo, se oponía a ello, el conjunto industrial como
(64) FULLOLA PBRICOT, J. M.•: cLas industrias Uticas del Paleolltico Superior Ibérico•.
Serie de Trab~os Vario• del S. l . P. nW:n. 60, págs. 85 y as. Valencia, 1979.
(65) CACHO QUESADA, C.: cSecuenda cultural del PaleoUtico Superior en el sureste espaftolt. Trab~os de Prehistoria, vol. 37, pág. 67. Madrid, 1980.
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Curva acumulativa núm. 2
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J. APARICIO
tal encajaba perfectamente en el Solutrense, y aunque si bien es verdad que una primera, y por cierto fugaz, visión del material, nos hizo
considerarlo como perteneciente al Mesolítico I (66), tanto por los útiles más representativos (raspadores, buriles y escasos dorsos) como
atendiendo a su estado, totalmente deshidratado, lo que entonces
crefamos que únicamente se podfa encontrar en dicho periodo, según
nos daba a entender nuestra experiencia, pronto cambiamos de opinión al conocer la existencia de la punta de escotadura parpallense,
siquiera esto hoy también deba ser objeto de consideraciones por lo
que expondremos, pero atendiendo a ello, a las opiniones comentadas y
a la totalidad del conjunto industrial, establecimos como hipótesis de
trab~o a estudiar y comprobar que se tratara de Solutrense y, más
concretamente, Parpallense.
EL PARPALLENSE
En 1942, L. Pericot, al publicar los sensacionales resultados de la
excavación que en la Cova del Parpalló (Gandfa, Valencia) realizara
de 1929 a 1931 el Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación Provincial de Valencia bajo su dirección, y habida cuenta de que
«la técnica solutrense decafa después de los 4 '75 metros, empezando
entonces el apogeo del tipo de la punta de muesca de tradición auriñaciense. El predominio de ésta se hace más evidente a partir de los
4' 50 metros, y por esta razón empezamos ahora un nuevo niveb (67),
denominó a dicho nivel Solútreo-auriñaciense final, después de llegar
a una especie de compromiso con Breuil que propugnaba el nombre
de Solutrense levantino final frente al de Auriñaciense final que propugnaba Pericot inicialmente (68).
Era evidente, ya por entonces, que la naturaleza, importancia y
personalidad del nivel obligaban a destacarlo, creando una denominación o terminología particular para el mismo, lo que, por otra parte,
se ajustaba a las tendencias del momento dominantes en Europa y especialmente en Francia, sin que fuera óbice para ello el que los primeros especfmenes no se hubieran encontrado en el Parpalló, sino en
(66) Vid. opus cit. nota 33.
(671 Vid. opus cit. nota 23, ptg. 65.
(681 Ibfdem, p4g. 41.
BREUIL, H.: «Les subdlvisions du Paléolithique supérier et leur signlflcationt. Pig. 5. Ginebra, 1912.
Vid. opus cit. nota 8, pég. 241.
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COVA DE LES CALAVERES
lOS
Cueva Ambrosio (69), y fue el mismo Pericot quien lo reconoció en
atención a que «Para esta etapa y la anterior cabría también emplear
la denominación de Parpallense, por tratarse de unafaci.es reconocida aquí por vez primera y sólo en esta cueva bien caracterizada», pero
a renglón seguido lo rechazó para evitar las excesivas «denominaciones nuevas» (70). El primero en proponer este distintivo término fue L.
Siret en carta dirigida a Pericot (71), aunque fue E. Jiménez Navarro
el primero en adoptarlo (72), sin que 'tuviera continuidad por la resistencia que a ello siempre opuso Pericot (73).
Recientemente hemos hecho sucinta historia del proceso seguido
por este término (74); y cómo los arqueólogos valencianos lo hemos
continuado aplicando, con mayor o menor énfasis, especialmente
Fletcher Valls y nosotros mismos (75), presentando ambos una moción en este sentido al pleno del Primer Congreso de Historia del País
Valenciano, celebrado en Valencia durante el mes de abril de 1971.
En los últimos años de su vida, sin embargo, Pericot se mostró mucho más propicio a la introducción del término, llegando todavfa a
emplearlo en sus últbnas pn}?Hcaciones (76).
Ultimamente, y como fruto de la actitud mantenida por la Escuela
Arqueológica Valenciana, diversos investigadores se han inclinado
(691 JIMENBZ NAVARRO, E.: «Nueva estación parpallense~. Anales del Centro de CUltura Valenciana, ndm. 23, lAm. 3. Valencia, 1935.
Vid. opus cit. ndm. 23, p6g. 288.
ALCACER GRAU, J. : .CatAlogo de la Colección Federico de Motos en el Museo de Prehistoria de Valenciu. Serie de Trablijos Varios del S. l . P. ndm. 43. Valancia, 1972.
(701 Vid. opus cit. nota 23, pég. 41.
(711 Ihfdem.
(721 Vid. opus cit. nota 69.
(731 Con motivo de la comunicación presentada por L. Perlcot al IV Congreso Arqueológico del Sudeste Espaliol J . Cuadrado propuso sustituir lo de Solutrense por Parpallense o Parpallonense, lo que Garcia Bellido aceptó inmediatamente, aunque fue el mismo Pericot quien
se opuso, por lo que M. Almagro recomendó la espera, véase:
PERICOT, L .: «Solutrense o AterienseJ. Crónica del IV Congreso Arqueológico del Sudeste
Espaliol (Elche, 19481. pég. 124. Cartagena, 1949.
(741 APARICIO PEREZ, J .: «Nueva pieza de arte mohillar parpallenseJ, Ar~vo de Pre·
historia Levantina, vol. XVI, pégs. 10-11. Valencia, 1981.
(751 FLETCRER VALLS, D.: «La Cova del Parpalló (Gandia. Valencia)». Nota informativa
con motivo del Cincuenta Aniversario del inicio de sus excavaci.ones (1929-1 9791. Diputación
Provincial. Valencia, 1979.
APARICIO PERBZ, J.: «Bl · PaJeolftiroo. NUIIIItra Hlsloria, vol. I. pég. 42. Valenda, 1980.
(761 PERICOT, L. y FULLOLA, J . M.• : «El Solutrense ib6rico, revisión y nuevos datos».
Homenl\Je al profesor Balout, pégs. 41-44.•Parls, 1981.
Sin embargo, «por c.asu Perlcot utlliz6 corrientemente el t6rmino, véase:
GOMEZ SERRANO, N.: «La cultura del Parpallót. Diario «Las Provinciau del 20-Xll1942, donde indica que Pericot bautizó a las puntas d.e este nivel como «puntas de muesca
parpalloneni8SJ.
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106
J. APARICIO
por la aceptación del mismo, pronunciándose en este sentido F. Jordá,
quien ya babia conseguido cambiar el término Sob1treo-a~aciense
por «el más feliz y actual Solótreo-gravetiense» en opinión de Fullola
(77), asf como también se han pronunciado Fortea (78) y el mismo Fullola en diversas ocasiones (79).
Con el término Parpallense designamos, pues, el periodo de la prehistoria mediterráneo-occidental comprendido entre el Solutrense Superior y el Magdaleniense I, según los datos que nos proporciona el
Parpalló, yacimiento clave para su estructuración y definición, lo que
recientemente ha conseguido J. M.• Fullola culminando la obra iniciada por su abuelo, L. Pericot (80).
Estratigráficamente, y en base al manejo de la documentación
disponible, hoy se sitúa entre los 4 y 4. 75 metros de profundidad en
Parpalló, lo que resulta totalmente válido; industrialmente el cútil
presente en un más alto porcentaje, y definidor de esa industria, es la
punta y la hoja de escotadura, mientras que en lo general destaca el
uso renovado del retoque abrupto en los dorsos rebajados, sustituyendo de esa manera la «moda» del retoque plano solutrense» (81). Cronológicamente, Fullola lo sitúa entre el 15900 y el 13000 BC (82), cifra
esta última que difiere de la que venimos proponiendo nosotros desde
hace algún tiempo de acuerdo con las fechas existentes, tanto para
col\iuntos industriales similares del Mediterráneo Occidental como
para el mismo Magdaleniense inicial y medio (fig. 30) (83).
Aun cuando la noción de «fósil gufa» aplicado a los estudios de
prehistoria ha sido ampliamente contestada en los últimos tiempos
por el abuso evidente del método, no cabe duda de que el útil caracterfstico del periodo es la punta de escotadura parpallense, sobre cuya nomenclatura no vamos a extendemos por haberse escrito ya mucho sobre ello sin haberse resuelto nada defmitivo, aunque tenemos
fundadas dudas sobre la mayor amplitud cronológica y cultural de las
mismas de acuerdo con los datos que expondremos.
(77) Vid. opus cit. nota 64, pág. 84.
(78) FORTEA PEREZ, J. y JORDA CERDA, F .: «La cueva de Les Mallaetes y los problemas del PaleoUúco Superior del Mediterráneo espatlolJ. Zephyrus, XXVI-XXVII, págs. 156-y
162. Salamanca, 1976.
(79) FULLOLA PERICOT, J . M.•: cEl Solt\treo-Graveúenae o Parpallense. Industria MedlteiTáneu. Zephyrus, XXVID-XXIX, págs. 113-123. Salamanca, 1978.
Idem, vid. opus cit. nota 76.
Idem, vid. opus cit. nota 64, págs. 84, 100 a 102, 124, 131 y 249 a 252.
(80) VId. opus cit. nota 64.
(81) Ibfdem, pág. 131.
(82) Ibldem, pág. 133.
(83) Vid. «Nuestra Historio, opus cit. nota 75, págs. 42-43.
Vid. opus cit. nota 60, pág. 168.
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COVA DE LES CALAVERES
107
Sobre su función las opiniones son dispares, siendo de sobra conocida la fuerte oposición que mantiene F. Jordé sobre su uso como puntas de flecha para ser disparadas con arco, oposición que se extiende
a las puntas de pedúnculo y aletas propias del Solutrense Superior,
Parpallense y coexistentes con aquéllas en la primera fase del Parpallense (84);. sobre éstas Fullola acepta su función cinegética (85), hacia
lo cual también parece inclinarse A. Bietti como consecuencia de las
pequeftas dimensiones (microliticas) que alcanzan las puntas de escotadura por él estudiadas procedentes de Paglicci y Taurisano (86 ) y en
este sentido nos pronunciamos nosotros.
Basándose en los hallazgos de Cueva Ambrosio, E. Ripoll realizó la
primera tipología sobre las mismas, debido a las diferencias seriadas
que presentaban entre sí, para lo cual fue determinante la posición de
la escotadura y de los retoques, así como el modo de éstos (87); Onoratini la realizaría més tarde para puntas francesas (88) y mucho més
recientemente lo intentarían V. Villaverde y J. L. Peda con puntas del ·
Museo de Prehistoria de Valencia (89).
·
Fruto de este último intento sería, aceptando la clasificación morfológica de Onoratini con sus seis clases distintas, la distinción de seis
subtipos y 79 subclases, pero lo que reviste mayor interés es que a su
través los autores creen poder estructurar internamente el Parpallense, o Solútreo-gravetiense como prefieren llamar, en dos periodos, el
Solútr:eo-gravetiense I, que iría de 4.25 a 4. 75 metros, y el Solútreogravetiense n, de 4 a 4.25 metros, atendiendo a la existencia o no de
(84) Ambas han sufrido un proceso, en cierto modo parecido, al resistirse loa prehistoriadores franceses a l.ncluirlas en lu listas tipol6gicas, o al resistirse a tratarlas a ellas y a los
yacimientos de procedencia con la atención que por su indudable categoria merecfan, siendo
las primeras las peor tratadas y peor consideradas por no estar «homologadaS» en territorio
francés, a pesar del articulo de H . Kelley, véase de este autor: «Polntes é pédoncules du Solulréen Fran~alsea. Bulletl.n de la Société Préhlstorlque Fr~alse. t. Lll, fase. 1/2, pégs. 4546. Paria, 1955.
(85) Vid. opus cit. nota 64, pégs. 127-128.
(86) BIETTI, A.: «Analyse typologlque et typométrique d.e quelques outiia é eran de gisements épigravettiens du sud-est d'.Italie: Paglicci (Foggia) et Taurlsano (Lacee). Consideradona sur l'Epigl'8vettlen "anclen" d'Italiu. Quaternaria, vol. XXII, pégs. 264-265.
(871 RIPOLL PERELLO, E.: cExcavaci.ones en CUeva de Ambrosio (V6lez Blanco, Almerla). Campai\as 1958 y 1960•. Ampurias XXII-xxm, pégs. 31-48. Barcelona, 1960-61.
(88) ONORATINI, G.: cUn nouveaux type de polnte 6 eran: La pol.nte de La Bouverie
dans le complexa g6n6ral des polntes 6 cram. Bulletln de la Société Prehiatorique Fr8111false,
1978, t. 75, fase. 11 -12, pégs. 522-542. Paria, 1979.
(89) VILLAVERDE BONILLA, V. y PdA SANCHBZ, J . R.: «Piezas con escotadura del PaleoUtico Superior valenciano•. Serie de Trabejos Varios del S. l . P., nóm. 69. Valencia, 1981.
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108
J. APARICIO
piezas foliáceas solutrenses y a las distintas proporciones de las puntas de escotadura y de los dorsos rebajados (90).
Sobre su origen hay opiniones dispares; podría creerse en una
procedencia directa de las puntas similares pre-solutrenses, tal y como sustentan diversos investigadores, aunque para nosotros derivan
directamente de las puntas del Solutrense Superior, fabricadas con la
técnica del dorso rebajado, pudiendo encontrarse, incluso, piezas
mixtas.
EXTENSION DE LAS PUNTAS DE ESCOTADURA
Espacialmente cubren un amplio territorio, fundamentalmente
han sido halladas en todos los países europeos ribere.dos al Mediterrá- .
neo occidental, con extensión por la Península Ibérica hasta Portugal,
diblijando un arco con bases en Sicilla y Gibraltar, respectivamente.
En el mapa de la figura 1 hemos procurado situar todos los yacimientos del área donde han sido localizadas, y si creemos haberlo logrado para la Peninsula Ibérica, no estamos tan seguros de haberlo
conseguido con respecto a Italia y Francia; para la primera hemos seguido puntualmente aG. Bartolomei, A. Broglio, A. Palma di Cesnola
(91) y A. Bietti (92), para la segunda a G. Onoratini (93).
En la Península Ibérica existen numerosos yacimientos con puntas de escotadura, número que se incrementa aceleradamente como
consecuencia de la intensificación de las investigaciones por todo el
territorio. De norte a sur el primer yacimiento conocido, y recientemente incorporado a la bibliografia, es el de Davant Pau, que ha proporcionado una única punta (94), aunque en próxima situación es conocido desde tiempo ha el de Reclau Viver, que también contiene una
única punta de muesca con retoques solutrenses (95).
(901 lbidem, pég. 109. Seria conveniente que en posteriores estudios sobre las puntas de
escotadura los autores tomaran en consideración a las piezas con el apuntamiento conseguido a bue de retoques planossolutrenses, técnica utillzada en el Volcén del Faro en puntas de
escotadura repetidamente divulgadas, y en la Cova del Llop sobre una pieza 1n6dita; en Cueva Ambrosio tambi6n se encuentran, siendo estudiadas por Ripoll, lo que atestigua su extensión e lmpo~cia .
(911 BARTOLOMBI, G.; BROGLIO, A. y PALMA DI CESNOLA, A.: «Chronostratlgrapbie
et 6colo(ie de l'Eplgravettien en Itallu. Colloques Intemationaux du Centre National de la
Recherche Scientlftque, ndm. 271. La ftn des tempa glacialres en Europe. ChronostraUgraphie et 6cologie des cultures du Pal6ollthique final, pégs. 297-324. Talence, 1977.
(921 Vid. opus cit. nota 86.
(931 Vid. opus cit. nota 88.
(94) ESTEVEZ, J .: «El Reclau Vivar. L'homme prehistórlc a les comarques gironines. El
Paleolltic a les comarques gironineu. Servei d'Investigacions Arqueológiques de I'Excma.
Dlputa.ció de Girona, pég. 147. Girona, 1976. La pieza representada en la pég. 20 como procedente de Serlnyadell es la misma que la de la pég. 147 procedente de Davant Pau.
(95) SOLER Y MASFERRER, N.: «El Reclau Viven. Vid. opus .cit. nota anterior .
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Un gran vacío existla entre las tierras altas catalanas y el centro
del territorio valenciano, hasta Buñol, aunque recientemente se ha
visto parcialmente mitigado con el hallazgo de una pieza en el Corral
Blanc de Benigno en Puebla Tornesa, localidad cercana a Castellón de
la Plana (no situada por nosotros en el mapa de la fig. 2) (96), y por el
hallazgo de Villamarchante (97) (fig. 2}.
Ya en territorio de la provincia de Valencia es donde, hoy por hoy,
tenemos la máxima concentración de hallazgos, junto a los más relevantes y numerosos; así, aparte de los descritos, nos encontramos, siguiendo la dirección señalada, con Covalta (98), donde de antiguo se
conoce un ejemplar (fig. 28), hoy depositada en el Museo de Prehistoria de la Diputación de Valencia junto a materiales paleolfticos de la
misma procedencia; la Cueva del Volcán del Faro de Cullera ha proporcionado varios ejemplares del máximo interés (figs. 28 y 29), los
cuales plantean, a su vez, problemática de dificil solución de acuerdo
con los datos que actualmente conocemos, como es su presencia en niveles magdalenienses, lo cual nos obligará a una profunda revisión de
la cuestión (99); próximo al anterior se encuentra el Cau Raboser, enterramiento eneolftico, el cual ha proporcionado una hoja con escotadura (100) (fig. 28); en La Safor nos-encontramos con la máxima concentración de todo el territorio valenciano, Parpalló (101) (fig. 27);
(96) Citada por Vlllaverde y Peiia, vid. opus cit. nota 89, pég. 101.
(97) VILLAVBRDE BONILLA, V. y MARTI OLIVER, B.: «El yacimiento de superficie de El
Prat (Lllria. Valencia)». Saguntum. Papeles del Laboratorio de Arqueologia de Valencia, nWn.
15, pég. 19. Valencia, 1980.
(98) Vid. Jiménez Navarro en nota 69.
(99) APARICIO PEREZ, J .: cLa Cueva del Volcán del Faro (CuUera. Valencia)». Nota informativa con motivo del cincuenta aniversario de la fundación del Servicio de Investigación
Prehistórica. Diputación Provincial. Valencia, 1977. Aqui se relaciona toda la bibliografla sobre el yacimiento.
APARICIO PEREZ, J . e HlS CATALA, A.: «Las Rafees de Cullera: Prehistoria y Protohistoria. El Museo Arqueológico•. Serie Arqueológica del Departamento de Historia Antigua, nWn.
3, ptgs. 41-55. Valencia, 1977.
(100) MARTI OLIVER, B. y GIL SANCHO, J .: «Perlas de aletas y glóbulos del Cau Raboser (Carc.aix:ant. Valencia). (Algunas consideraciones sobre el EneoUUco valenciano.)• An:hlvo
de Prehistoria Levantina, vol. XV, ptgs. 51-52 y 54. Valencia, 1978. Tenemos fundadas dudas sobre su inclusión entre las puntas de escotadura; aparte del contexto eneolltlco entre el
que se encontró, hay que considerar que se trata de una hoja y la moñologia general del ótll
lo aparta un tanto de las puntas. nosotros lo interpretarlamos mejor como un peñorador al
que el azar le ha dado esta forma particular.
(101) Vid. opus cit. notas 23, 64 y 89 fundamentalmente.
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J. APARICIO
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111
Mallaetes .(102) (fig. 27); Llop {103) (fig. 28); Maravelles (104) (fig.
27); Porcs (105) (fig. 27); Barranc Blanc (106) (fig. 27). La Cova de les
Rates Penaes, próxima a esta última, no ha proporcionado puntas de
escotadura parpallenses, por lo que de acuerdo con ello debe descartarse la existencia de nivel Parpallense en la misma (107); y en posición marginal con respecto a los yacimientos señalados en esta comarca está el del Capurri, el cual proporcionó inicialmente parte de
(102) Véanse las memorias de actividades del S. l. P. (La Labor del S. l . P.... ) correspondientes a Jos af'tos 1946 a 1949.
FLETCHER VALLS, D.: «Estado actual del estudio del PaleoUtlco y Mesolltico valenciano•. Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, t. LXII, 3, págs. 855-57. Madrid, 1956.
JORDA CERDA, F.: cGravetiense y Epigravetlense en la Espaf'ta Mediterráneu. Publicaclones del Seminario de Arqueología y Numismática Aragonesa. 4, págs. 7-30. Zaragoza,
1954.
PORTEA PEREZ, J . y JORDA CERDA, F. : «La Cueva de Les Mallaetes y los problemas del
PaleoUtico Superior del Mediterráneo Espallob. Zephyrus, XXVI-XXVII, págs. 129-166. Sa.l amanca, 1976.
PORTEA PEREZ, J .: «Los Complejos microlaminares geométricos del EpipaleoUtic~ Mediterráneo Espaf'tob. Memorias del Seminario de Prehistoria y Arqueologfa, nllm. 4, págs.
159-192. Salamanca, 1973.
Vid. opus cit. no\8 64, págs, 224-226 y nota 89, págs. 78-82.
(103) APARICIO PEREZ, J . y SAN VALERO APARISI, J .: «Nuevas excavaciones y prospecciones arqueológicas en Valenciu. Serie Arqueológica del Departamento de Historia Antigua, nllm. 5, págs. 35-39. Valencia, 1977.
APARICIO PEREZ, J .; SAN VALERO APARISI, J . y SANCHO SANTAMARIA, A.: «Materiales neoliticos de la Cova del Foral del Aire Calent y de la Cova del Llop (Gandia. Valencia)».
Serie Arqueológica del Departamento de Historia Antigua, nllm. 6. Varia 1, págs. 104-122.
Valencia, 1979.
APARICIO PEREZ, J .; SAN VALEROAPARISI, J . yMARTINEZPERONA,J. V.: «Actividades arqueológicas durante el bienio 1977-1978•. Vid. opus cit. nota anterior, pégs. 214-217.
(104) PLA BAU.ESTER, E.: «La Cueva de Les Maravelles (Gandia)J. Archivo de Prehistoria
Levantina, nl1m. 2, págs. 191 -202. Valencia, 1945.
FORTEA PEREZ, J .: Vid. opus cit. nota 102, págs. 198-202.
Vid. opus cit. nota 64, págs. 226-227 y nota 89, pág. 89.
(105) APARICIO PEREZ, J . y SAN VALERO APARISI, J.: Vid. opus cit. nota 103, págs.
13-21.
APARICIO PEREZ, J.; SAN VALERO APARISI, J. y MARTINEZ PERONA, J . V.: Vid. opus
cit. nota 103, págs. 213-214.
(106) FLETCHER VALLS, D.: cRótova (Valencia). Covacha de BarrancBlanCJ. Noti.clario
Arqueológico Hispánico I, cuadernos 1-3, págs. 10-12. Madrid, 1953.
PORTEA PEREZ, J .: Vid. opus cit. nota 102, págs. 202-219.
Vid. opus cit. nota 64, págs. 172-223 y nota 89, págs. 82-88.
(107) FLETCBER VALLS, D.: cRótova (Valencia). Cova de les Ratea PenaeSJ. Noticiario
Arqueológico Hispánico, l , cuadernos 1-3, págs. 13-16. Madrid, 1953.
PORTEA PEREZ, J .: Vid. opus cit. nota 102, págs. 193-198.
Vid. opus cit. nota 64, pág. 228 y nota 89, pág. 90. La conclusión a que se llega unénimemente es la imposibilidad de establecer secuencias cultu.r ales por la intensa y total remoción
del depósito an lo excavado.
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Fl¡. 28.-Puntu de mDMC& nlnda.a11: 1, 2 y 3, C.purri (OUn); 4, Ccwalta (Bdal); S, 8 y !•
Con Ampla del c., Grol (Xüia); 8, Con de ... CalaYaW (JlenldoleiJ): 8 ' 10, .AIIrfp dll Jtubo (Crnlllente); 11 , 12 y 13, Con del Uop (Ga.aclfa); 14 y 1&, Cuna del Sol (110Dd61\-deloe
J!rallah 18 y 17, Con del Vold.D del Faro (Cullera); 18, Caa Raboelr de Bala (carcalullt)
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113
una punta (fig. 28, núm. 3), incrementándose el número recientemente con otras dos (fig. 28, núm. 1 y 2) (1 08).
La provincia de Alicante revolucionará próximamente el conocimiento del Paleolítico Superior valenciano y mediterráneo peninsular,
especialmente el Solutrense y el Magdaleniense, como consecuencia
de los numerosos hallazgos realizados que han incrementado de manera absoluta el número conocido en todo el territorio valenciano,
ocupando en este caso una provincia que prácticamente era un área
en blanco para estos períodos, salvo las ambiguas noticias sobre Calavares (109). La Cova Ampla del Cap Gros, situada en las inmediaciones de Xébia, ha proporcionado tres ejemplares (fig. 28), en un contexto desconocido hasta el momento a pesar de los continuados trabajos que hemos realizado en ella (110); la Cueva del Sol también ofrece
dos ejemplares (fig. 28), así como el Abrigo del Buho (fig. 28) (111 ).
Hacia el sur del área valenciana la situación se hace más confusa
y contradictoria en algunos casos, especialmente en el área del sureste a partir de las noticias y hallazgos de los Siret. En los alrededores
(108) APARICIO PEREZ, J.: Vid. opus cit. nota 60, ptg. 167.
Esta yacimiento fue descubierto por S. Cllment Malló, colaborador del S. I. P., como,
prácticamente, la totalidad de los yacimientos de Oliva; los 11tiles recogidos en este lugar son
numerosos, todos diseminados en superficie por una abrupta ladera; la industria estaba integrada por raspadores, buriles y dorsos rebajados, lo que junto a las caracterlsticas del sflex,
blancuzco por total deshidratación, nos hizo adscribirlo inicialmente al MesoUtico I, aunque
con las necesarias reservas.
(109) La mayor parte de estos hallazgos están inéditos, aunque esperamos que pronto
puedan ser dados a conocer de acuerdo con el gran interés que ofrecen, entre los publicados
destaca la Cova de les Cendres, que ha proporcionado dos arpones de una hilera de dientes,
un fragmento de ag\\ia y otros ótiles óseos, véase:
LLOBREGAT CONESA, E. et alli: cCova de les Cendres (Teulada. Alicante). Informe preliminar». Publicaciones del Instituto de Estudios Alicantinos, núm. 34:, págs. 87-111. Alicante,
1981.
VILLAVERDE BONILLA, V.: cEl magdaleniense de la Cova de les Cendres (Teulada. Alicante) y su aportación al conocimiento del magdaleniense mediterráneo peninsular». Saguntum. Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia, nt1m. 16, págs. 9-36. Valencia,
1981.
También hemos de citar la misma Cova Ampla del Cap Gros, de la que hemos publicado
las notas citadas; entre las no publicadas la Cova de la Penya del Single, actualmente en estudio por nosotros, ha proporcionado una gran azagaya monobiselada y restos de otras; la Cova d'en Beneito, estudiada por Guillermo Iturbe, con un claro Solutrense, tal como nos comulrlca personalmente su investigador; en Villana la industria Utica de la Huesa Tacalla, que revisamos en el Museo en compa.Ma de su director, J . M.• Soler Garcia, la adscribimos al Solutrense Medio; muy cerca de las dos últimas citadas se encuentra la Cova del Vinalop6, aunque en la provincia de Valencia administrativamente, que también nos ofrece un tipico Solutrense; algo más al sur se han producido los dos sensacionales hallazgos de Crevlllente y Hondón de los Frailea, citados en el texto.
(1101 Vid. opus cit. nota 103, tercera cita, págs. 24:1 y 264.
(111) Ambos yacimientos están inéditos y sus materiales se exponen en el Museo Municipal de Novelda, loa hemos estudiado gracias a la amabilidad del seftor Ribelles Amor6s, encargado del MUieO:
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de Totana se recogieron diversos materiales solutrenses, de tipo Parpallense en el Cejo del Pantano y en la Cueva de Hernández Ros ya en
fecha temprana, y aunque posteriormente se vuelve a hablar de estos
yacimientos las puntas de muesca únicamente se citan en el Cejo del
Pantano (112), lo que recogerá de la misma manera Pericot (113), haciéndose eco de estas noticias Almagro (114), Fortea (115) y Fullola
(116); recientemente se ha revisado la industria, representándose
gl-áficamente siete puntas de muesca con toda cla.r idad (117), y aunque se han mencionado 11 (118), en otra reciente publicación no se
mencionan, sin embargo, dichas puntas (119).
Desde 1893 se conoce otra punta de muesca en la provincia de
Murcia, se trata de la de Palomarico, yacimiento excavado por L. Siret
( 120), por lo que es ésta la primera punta conocida y publicada, y no
las de Ambrosio como erróneamente se ha dicho ; esta noticia sería
después ampliamente divulgada (121 ). En la reciente revisión de la
colección Siret, conservada en el Museo Arqueológico Nacional, se
hace estudio exhaustivo de los materiales y se representa gráficamente la pieza (122) .
La Cueva de Ambrosio es, sin duda, el yacimiento más importante
al sur del Parpalló, aunque está falto de la publicación oportuna; después de las exploraciones iniciales que dieron lugar a los hallazgos citados (123), fue el mismo Jiménez Navarro quien realizó las primeras
(112) CUADRADO RUIZ, J .: cAlgunos yacimientos pn~históricos de la zona Tot.ana-Lorcu . Crónica del m Congreso Arqueológico del Sudeste EspaU\ol (Murcia, 1947), pégs. 56-58.
Ca.r tagena, 1948.
PERICOT GARCIA, L. y CUADRADO RUIZ, J .: «Dos nuevas estaciones solutrenses en Totanu. ll Congn~so Nacional de Arqueologia (Madrid, 1951), pégs. 89-92. Zaragoza, 1952.
(113) PERICOT GARCIA, L.: cEl Solutrense EspaU\ob. Vid. opus cit. supra pégs. 93-99.
(114) ALMAGRO BASCH, M.: Vid. opus cit. nota 28, pég. 316.
(115) Vid. opus cit. nota 102, pég. 312. Aqui Portea n~coge de nuevo la noticia sobn~la
Cueva de Hemández Ros y sobn~ los Mortolitos.
(1161 Vid. opus cit. nota 64, pégs. 102 y 243 . Fullola llnicamente cita 3 puntas de escotadura frente a las siete de Perlcot-Cuadrado.
11171 CACHO QUESADA. C.: «Secuencia cultural del Paleolftico Superior en el Sureste espaiiob. Trablijos de Prehistoria, vol. 37, pég. 93. Madrid, 1980.
(118) Carmen Cacho en su Tesis Doctoral inédita, véase opus cit. nota 89, pég. 92.
(119) MONTES BERNARDEZ, R.: cLa aportación de L . Siret y J . Cuadrado al pleistoceno
superior en Murcio . Anales de la Universidad de Murcia. Filosotla y Letras. Vol. XXXVll,
nám. 1 y 2. Curso 1978-79. Murcia. Aquf se vuelve a mencionar la Cueva de Hemández Ros
y se ubica en el mapa, aunque entre sus matariales no se relacionan puntas de escotadura
parpallenses.
(120) SIRET, L.: cL'Espagne préhistorique». Reviste des Questions Scient.iftques, october.
Bruselas, 1893.
(12 1) Vid. opus cit. notas 23, pég. 287 ; 64, pégs. 102 y 242; 89, pég. 94 y 102, cuarta cita, pég. 312. También se han ocupado de ella Obermaler y Jord6.
(1221 Vid. opus cit. nota 118, pégs. 96-97.
(123) Vid. Breuil y Jiméne% Navarro en nota 69.
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116
J. APARICIO
excavaciones, aunque al parecer sin interesar los niveles solutrenses,
dando sobre ello simples noticias (124); aunque no seria hasta 1961
cuando se publicaría el primer estudio amplio sobre los niveles paleollticos (125), estudio que sirvió a Fullola para sus recuentos (126);
recientes excavaciones no han aportado nuevos datos con respecto a
los niveles solutrenses, aunque sf en relación a los basales (127).
También en la provincia de Almena, como la Cueva de Ambrosio,
se encuentra la Cueva del Serrón (128), excavada y publicada por Siret (129), de lo cual se harían eco Pericot (130); Almagro Basch (131)
y Jordá Cerdá (132), entre otros. En 1970 fue objeto de atención especial por parte de Fortea (133), quien consiguió esclarecer defmitivamente su ubicación y denominación, volviendo a ocuparse de ella en
1973 en su obra de conjunto (134), utilizándolo también Fullola para
sus recuentos (135). Del llamado «vaciadero», equivalente a la escombrera, procede una punta de escotadura parpallense, que ha permitido creer a todos los investigadores citados en la existencia de un nivel
solutrense, que si resultaba sospechoso para Fullola ha sido aceptado
por C. Cacho (136).
(124) JIMRNBZ NAVARRO, E.: cSobre el origen almeriense del vaso campaniforme•. n
Congreso Arqueológico del Sud.e sta EspaAol; Albacete, 1946, págs. 127-132. Cartagena,
1947.
Idem. «Excavaciones en Cueva AmhroslOJ. Noticiario Arqueológico Hispánico, ntlm. V.
1956-1961, págs. 12-48. Madrid, 1962.
(125) Vid. opus cit. nota 87.
(126) Vid. opus cit. nota 64, págs. 235-236.
(127) Comunicación de M . Botella al XIV Congreso Arqueológico Nacional celebrado en
Vltoria en 1974, aegán cita bibliográfica de Fullola, vid. opus cit. nota 64; no se incluyó en las
Actas.
(1281 En la provincia de Murcia se ha aedalado el hallazgo de una pequeila punta da escotadura parpallense en la Cueva Vermeja, en las excavaciones que dirigió C. Cacho durante
1977; para nosotros es mb bien lo que Pericot llamaba cun dtil de fortunu que una auténtica
punta; cronológica y culturalmente la altlia en el PaleoUtico Superior final, vid. opus cit. nota
65, págs. 97 y 105.
(129) Vid. opus cit. nota 120, y del mismo autor: cClassiflcation du Paléollthique dansle
Sud-Bst de l'Bspagne». Congreso Intamacional de Antropologfa y Arqueologfa Prehistórica,
XV sesión, págs. 287-294. Portugal, 1930.
(1301 Opus cit. nota23, pág. 287 y nota 113.
(131) Vid. opus cit. nota 28, pág. 316.
(132) JORDA CERDA, F.: cBl SolutreD!,8 en Espada y sus problemau. Instituto de Investigaciones Arqueológlcu, págs. 148-149. Oviedo, 1955.
(133) FORTBA PBRBZ, J .: cLa Cueva de la Palies, Serrón (Antas). Avance al estudio del
Bpipaleolltico del S. B. peninsulan. Trablijos de Prehistoria, vol. 27. p6gs. 61-96. Madrid,
1970.
(1341 Vid. opus cit. nota 102, págs. 269-272.
(135) Vid. opus cit. nota 64, p6gs. 240-241.
(1361 Vid. opus cit. nota 65, págs. 95 y 107.
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La Cueva de los Morceguillos o de los Murciélagos, en Lubrín (Almena), también excavada por L. Siret, proporcionó tres puntas de
muesca que éste publicó en 1930, y de lo que también se harían eco
posteriormente Pericot, Almagro Basch, Fortea; Fullola, etc. en las
obras repetidamente citadas. El estudio pormenorizado d~ la industria lítica y ósea, asf como de la fauna, ha sido realizado recientemente, representándose gráficamente sus tres puntas de escotadura parpallenses (137).
En lá provincia de Málaga se conocen actualmente dos yacimientos con puntas de escotadura, uno es la Cueva del Higuerón, que ha
proporcionado una punta con la mayor parte del pedúnculo roto y que
ha sido recientemente publicada (138); la otra es la Cueva del T(\jo del
Jorox, de donde procede una punta de escotadura parpallense (139),
junto con otros materiales solutrenses estudiados por Fullola (140).
De la provincia de Málaga ya se pasa a Portugal, concretamente a
los alrededores de Lisboa, para volver a encontrar puntas de escotadura parpallenses, repitiéndose de nuevo el fenómeno ya señalado de
los evidentes paralelismos entre industrias portuguesas y mediterráneas en diversas etapas prehistóricas ( 141); existe aquf un importante
foco solutrense, con numerosos yacimientos y notables materiales, de
los que se han ocupado, en visión de conjunto, Jordé. Cerdá (142), Ripoll Perelló (143) y J. Roche (144).
En tres de estos yacimientos se seftala la existencia de puntas de
escotadura, aunque el más problemático es el de Furninha, donde se
(137) CACHO QUESADA, C. : «La Cueva de los Morcegullios, Lubrln (Almerla)t, Trab.Yos
de Pre.h istoria, vol. 36, págs. 81-98. Madrid, 1978.
(138) LOPEZ GARCIA, P. y CACHO QUESADA, C.: «La Cueva del Higuerón (Málaga): estudio de sus materiales». Trabi\Jos de Prehistoria, vol. 36, págs. 11-24. Madrid, 1979.
(139) MARQUES, L- y RUIZ, A. C.: cEl Solut:rense de la cueva del Tl\lo del Jorox (Alozaina.
Málaga)». Cuadernos de Prehistoria de la Universidad de Granada, ndm. 1, págs. 4 7-6 7. Granada, 1976.
(140) Vid. opus cit. nota 64, pligs. 239-240.
{141) Son numerosos loa paralelos que se podrian citar aparte del Solutrense, recu6rdese, sin embargo, la relación Cocina-Muge, lo cardial, etc.
(142) JORDA CBl\DA, P.: rSolutrense de facies ibérica ID Portugalt. Zephyrus, vol. XIV,
págs. 80-86. Salamanca, 1963.
(143) RIPOLL PERBLLO, E.: rSolutrense de tipo ibérico ID Portugalt. Ampurlas, nW:n.
XXVI-xxvn, p6gs. 210-213. Barcelona, 1964-65.
(144) ROCBE, J .: rLe Pal6olithique Supérieur, portugais. BiliD de nos connalaances et
probl6mea. Bulletin de la Soci6t6 Prehistorlque Pran~walee, l XLI. p6p. 11-27. Parla, 1964.
Idem.: cBtat actual de nos connaissances sur le solutrien portu¡aia. Zephyrus, vol. XXV,
págs. 81-94. Salamanca, 1974.
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J. APARICIO
indica haberse encontrado una pieza con escotadura (145), afirmación que recoge Rocha, al parecer con dudas, aunque éste habla de
«un fragmento de punta de muescB» (146). P:l segundo yacimiento es el
de Casa da Moura, donde apareció una hoja muy estrecha y alargada
con una escotadura basal (147), pero Rocha vuelve a mencionar la
existencia de una «¡>osible punta de muesca» (148); en la excelente reproducción de Jordá se clarifica la cuestión (149). El tercer yacimiento, la Cueva de Salemas es el más importante, habiéndose excavado recientemente (150); según J . Roche se encontraron aquf nueve puntas
de muesca, aunque únicamente se representaron gráficamente dos
(151); Jordá Cerdá habla también de dos, aunque una de las que reproduce gráficamente (152) no se corresponde con ninguna de las que
reproduce Roche, por lo que se puede suponer que hay tres como mínimo; Fullola le dedicó atención especial (153 ).
SITUACION CRONOLOGICA Y CULTURAL DE LAS PUNTAS DE ESCOTADURA
Como consecuencia de los hallazgos del Parpalló especialmente,
ha habido, y todavía permanece, una tendencia bastante generalizada a convertir las puntas de escotadura en «fósiles directores» del mismo Parpallense, pero, hoy ¿es posible mantener esta actitud? A lo largo de estas páginas ya hemos apuntado ciertas dudas que nos embargan, de acuerdo con nuevos datos y nuevas perspectivas sobre el problema. Fuera del área mediterránea estricta a la que nos venimos refiriendo, y sin ánimo de ser exhaustivo y únicamente a título de ejemplo, hemos de citar cómo ya en fecha antigua se señaló la utilización
(145) BREUIL, H. y ZBYSZEWSKI, G.: cContrlbutlon a\ l'etude des industries paléollthiques de Portugal et leurs rapports avec la Geologie du Quatemalre. Vol. n : les principaux gisements des plagas quatemaires du littoral d' Estremadura et des terraases fluviatiles de la
vallée de Tage». Comunica~toes dos Servil;os Geologicos de Po.r tugal. T. XXVI, pégs. 596-597.
Lisboa, 1945.
(146) Vid. opus cit. nota 144, segunda cita, pég. 86.
(1471 CAMARATE FRAN<;A, J .; ROCHE, J . et VRIGA FERREIRA, 0 .: cSur l'existence
probable d' un niveau solutréen dans les couches dala Grotte de Casa da Maura (Cesareda)•.
Comunica~toes dos Serviqos Geológicos de Portugal, t . XLV, pégs. 366-370. Lisboa, 1961.
(1481 Vid. opus cit. nota 144, segunda cita, pég. 84.
(149) Vid. opus cit. nota 142, fig. 4.
(160) ZBYSZEWSKI, G. et alii: «Note preliminalre sur les niveaux du Paléolithique Supérieur de la grotte de Salemas (Ponte de Lousa)l. Comunic&~toes dos Sei'Vil;os Geologicoa de
Portugal, t. XLV, pégs. 197-206. Lisboa, 1961.
ROCHE, J . et alii: eLe Paléollthique Sup6rleur de la grotte de Salemas (Ponte de Lousa)ll.
Comuni~ doa Servi~toa Geológicos de Portugal, t. XLVI, pégs. 187-207. Lisboa, 1962.
(151) VId. opus cit. n ota 144, segunda cita, pégs. 85 y 90.
(152) Vid. opus cit. nota 142, pég. 81, nWn. 2.
(163) Vid. opus cit. nota 64, pégs. 237-239.
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COVA DE LES CALAVE RES
119
en el Magdaleniense de auténticas «puntas de muesca» (154), lo que se
ha visto conftrmado posteriormente (155); en Centroeuropa se señala
la existencia de las mismas tanto en el Magdaleniense como en el
Chatelperroniense (156), asf como en el Gravetiense del yacimientO de
Kostienki (157).
En el mapa de la fig. 1 hemos situado los yacimientos italianos
que han proporcionado puntas de escotadura parpallenses (á eran), pero únicamente los del epigravetiense antiguo de la «Phase A cram
(158), aunque existen también en aquellos con niveles de la llamada
«Phase A foliacés» (159) y en los primeros momentos del epigravetiense evolucionado (160). De la «Phase a foliacéS» se señalan en Trene,
Arene Candide, Paglicci, Della Venere di Parabita y Della Cala delle
Ossa. El Epigravetiense antiguo a foliáceos se hace contemporáneo
del Solutrense avanzado, situándose entre el 18000 y el 17000 BC. en
números redondos ; mientras que la fase con escotaduras, contemporánea del Salpetriense inferior en Provenza, del Solútreo-gravetiense ·
de Valencia y del Magdaleniense inferior occidental la sitúan entre el
17000 y el 14000 BC. El Epigravetiense evolucionado, contemporáneo del Magdaleniense medio, lo datan entre el 14000 y el 1300012000 BC.
Se ha precisado, con respecto a los yacimi~ntos del Epigravetiense
antiguo con escotaduras, que la capa 3 de Cipolliane ha sido datada
hacia el 13250 BC., mientras que Fondo Focone alrededor del 12000
BC., es decir, en el Magdaleniense IV occidental (161), y después d.e l
(164) CAPITAN, L. et PEYRONY, D.: «La MadeleineJ. Parla, 1928.
SONNEVILLE-BORDBS, D.: cA propos des polntes p4)donculées magdaléniennesJ. Quartir, 21 Band, págs. 97-98. Bonn, 1970.
.
Idem: cPoint.es á eran (Xarblpltzen) du Magda)enlen sup6rleur du Pet8rSfeJD. Quartar,
20, págs. 176-181. Bonn, 1969.
Idem.: cA propos des polnt.es pédonculées du Nord de l'Burope: pointe de Lingby et polnte
de TeyjatJ. Vid. opus cit. supra, págs. 183-188.
(155) LBNOIR, M.: cObservatlons sur les polntes á eran magdaléniennes diUUiles glsements de r Abri Faustln, commune de Cessac (Girondel et de la Pique, commune de Dalgnac
(Glronde)J. Bulletln de la Soclété Prehistorique FranvaJse, t. 72, C. R. S. M. 4 , pég. 107. Paris,
1976.
. ..
(156) BHATTACHARYA, D. K.: «Paleolithic Europe. A Summary of Some Important
Flnds with Special Reference to Central Burope1. Anthropologlcal Publicatlons. Oosterhout,
1977.
( 1571 CHROPOUSKY, Bohuslav: cResults and proapects of archaeological research in the
Slovalt Socialist Republia. Archaeologlcal Research in Slovakia. The Instltute of Archaeology
of the Slovalt Academy of Sciences. Xth. Intemational Congress of Prehistorlc and Protohistoric Sclences. México, 19-24 October 1981, págs. 6-29. Nitra, 1981.
BARTA, J . y BANBSZ, L.: cThe Palaeolithic and Mesolithia. Vid. opus cit. supra, págs.
11 -29.
(158) Vid. opus cit. nota 91 , págs. 299 y 310-311.
(159 J Vid. opus cit. supra, pégs. 308-31 O.
(160) Vid. opus cit. supra, pég. 311.
(161) Vid. opus cit. nota 86, pág. 265.
[page-n-128]
ANOS SECUENCIAS
A.C. CLIMAT ICAS
Are a
Valenciana: INDusTRIAs
23.000
22.000
WURMIIIc1
GRAVETIENSE
21.000
TURSAC
20.000
~INFERIOR O
19.000
PROTOSOLUTRENSE
18.000
17.000
WURM lllc1 SOLUTRENSE~ MEDIO
SUPERIOR
16.000
~PARPALLENSE
·-,.·- ---·----· ·-
15.000
1
11
1 11
1V
LASCAUX
14.000
WÜRM IV
13.000
>{
12000 ~
MAGDALENIENSE
DRYAS a
b
:~ BOWNG
8
11,000 ~ DRYAS b
.~
r
10.000 PRE- ALLEROO
9 .000
8 .000
ALLEROD
MESOLITICO
6 .000
1~
1
11
O AYAS 111
~~
111
7.000 PRE- BOREAL
-
BOREAL--
---··--
...
---
PROTONEOLITICO
5.000
ATLANTICO
4 .000
NEOLITICO
3 .000
1
11
1
1
11
1 1 1 Y ETAPA TRANSICION
2 .0 00 SUB- BOREAL
ENEOLITICO
1.000
Edad del Bronce Valenciano
¡;1"1:;¡1"1 del HíerrO{CULTURA IBERICA)
BOREAL
Pi¡. 30.-Cuadro cronol6glco-cultaral para al 6raa valenciana
[page-n-129]
COVA DE LES CALAVERES
121
examen de diversos yacimientos se concluye taxativamente que «il
n'y a aucune évidence, du moins por l'instant, de l'existence d'un " niveau a crans" de l'Epigravettien ancien sur la Cote tyrrhénienne et
par conséquent 1' emploi de ce type d' outil comme fossile directeur
chrcmostratigraphique pom toute 11ta1ie est imprope» (162), seftalándose cómo puntas de escotadura existen en Sezze Romano, yacimiento
atribuido al Epigravetiense final (12500-7000 BC.) (163).
En el Midi francés los yacimientos en que el Salpetriense sustituye
al Solutrense superior carecen de Magdaleniense, sustituido también
por el Salpetriense con puntas de escotadura (164).
En la Peninsula Ibérica el panorama no se presenta, tampoco, excesivamente diáfano, la de Davant Pau se encontró con materiales
claramente solutrenses, de la misma manera que lo están las piezas
· del Reclau Viver.
La punta del Corral de Benigno apareció junto a útiles eneoliticos
y mesoliticos, mientras que lo de Villamarchante se presenta ciertamente confuso. La punta de Covalta se encontró en superficie y la pieza del Cau Raboser en claro contexto eneolitico.
El Volcán puede proporcionar valiosa información; en principio
hay numerosas puntas de excelente factura y de· segura procedencia
estratigráfica, en contextos ricos y variados, de lo cual se desprende
que su uso continuó a lo largo de todo el Magdaleniense, incluso el retoque plano, aunque no con la intensidad con que lo hiciera durante el
Solutrense (véase la figura 29 como muestra de lo dicho).
En el Parpalló hay en el Solutrense Superior, caracterizan el Parpallense y continúan utilizándose durante el Magdaleniense Inicial.
En Mallaetes aparecen durante el Gravetiense, aunque en bajísimo
número, también caracterizan el Parpallense, encontrándose una en
el Mesolitico. También aparecen en el Gravetiense del Barranc Blanc
y en los niveles altos de este yacimiento, junto a útiles de un claro
Magdaleniense, si bien la mayor proporción corresponde al nivel Solutrense y especialmente al Parpallense.
. En Llop aparecen con útiles claramente solutrenses, y también 'en
Porcs, mientras que Maravelles ha proporcionado numerosos útiles típicamente solutrenses también, a pesar de la remoción de sus sedimentos. Las tres del Capurri se presentan en un contexto poco signifi(1621 Vid. opua cit. nota anterior, pég. 288.
(163) Ibfdem.
(164) BAZII.E, F.: cPr6cisions chronologiquea sur le Sal~trien, ses relations avec le Solutréen et le Magdalénien en Languedoc orientab. Bulletin de la Société Preb.i.storique Fran~aise, t. 77, fue. 2, págs. 50-56. Paris, 1980.
16
[page-n-130]
122
J. APARICIO
cativo, por lo que habremos de esperar a la necesaria prospección para reunir mayor documentación (165).
Las de la Cava Ampla, ya en la provincia de Alicante, carecen de
contexto, por proceder de superficie y tener esta cav;idad la sedimentación, hasta más de un metro de profundidad, totalmente revuelta;
hemos de recordar la existencia de nivel magdaleniense debejo del
Neolítico. A Calaveras no hace falta que nos refiramos. El Abrigo del
Buba y la Cueva del Sol con claras piezas solutrenses.
Los materiales del Cejo del Pantano se han adscrito al Solutrense
Superior evolucionado recientemente (166) y también al Parpallense
(167). La del Palomarico al Perigordiense Superior, y al mismo perlodo la de los Morceguillos (168), lo que ha sido cuestionado, adscribiéndose al Parpallense (169). Las puntas de escotadura de Ambrosio
con materiales claramente solutrenses. La del Serrón al Parpallense.
En la provincia de Málaga si la punta del T~o del Jorox aparece
con útiles solutrenses claros, por lo que hay que pensar en un nivel
parpallense, la otra, la procedente de la Cueva del Higuerón, hace
creer a C. Cacho en la posible existencia de uno o más niveles perigordienses en la cueva por su asociación a buriles sobre truncadura, a
una punta de la Gravette, a una microgravette y a varias hojas truncadas (170), lo que también ha sido contestado (171 ), en realidad hay
materiales diversos, tanto perigordienses o gravetienses como solutrenses y magdalenienses.
Los yacimientos señalados en Portugal, especialmente Salemas y
Casa da Maura, presentan sus puntas y hoja, respectivamente, asociadas a útiles solutrenses, destacando las puntas de pedúnculo y aletas del tipo P arpalló. Sobre Furninha ya hemos indicado los problemas existentes.
Todo lo cual presentamos resumido en el cuadro número 6.
Es evidente a todas luces que la excavación del Parpalló mediatizó a los investigadores que hubieron de recurrir a su sucesión estratigráfica para situar cronológica y culturalmente materiales sin ella,
pero hemos de distinguir el Parpallense en si, periodo con entidad
(1615) Redactando estas lineas, S. Climent Mailó nos entrega una nueva punta encontrada por su hijo en una cavidad desconocida hasta el momento, bautlsada como Cueva de Salvador, en ~rmino de Oliva; procede de superficie y eat4 completa, siendo de talla perfecta; el
contexto Ut.lco que se recogió en 8UI inmediaciones ea, aln embargo, poco aigniflcativo.
(166) Vid. opus cit. nota 117, p6ga. 95 y 107.
(167) Vid. opus cit. nota 89, pág. 93.
(188) Vid. opus cit. nota 117, p6gs. 77-89 y 98-97 ; y nota 137.
(169) Vid. opus cit. nota 89, pág. 94 y 97-98.
(170) Vid. opus cit. nota 117, pág. 23.
(171) Vid. opus cit. nota 89, pág. 98.
[page-n-131]
123
COVA DE LBS CALAVERES
YACIMIENTOS
P. IBERICA
DavantPau
Reclau Viver
CoiTal de Benigno
Villamarchante
Covalta
CauRaboser
Volcén
Parpalló
Mallaetes
Barrene Blanc
Llop
Maravelles
Capurri
Cueva Salvador
CovaAmpla
Abrigo del Buho
Cueva del Sol
Cejo del Pantano
MATERIALES
ASOCIADOS
Solutrenses
Solutrenses
Diversos
Diversos
Paleo. Superior
Eneolfticos
Magdalenienses
Solutrenses
{ Gravetienses
Solutrenses
Mesoliticos
{ Gravetienses
Solutrenses
Magdalenienses
Solutrenses
Solutrenses
Paleo. Superior
Diversos
Diversos
Solutrenses
Solutrenses
Solutrenses
ADSCRIPCION
Parpallense
Parpallense
Incierta
Incierta
Parpallense
Incierta
Magdaleniense
Parpallense
} P arpallense
} Parpallense
Palomarico
Paleo. Superior
{
Morceguillos
Paleo Superior
{
Ambrosio
SelTÓn
Tejo del Jorox
Solutrenses
Paleo. Superior
Solutrenses
Higuerón
Paleo. Superior
Salemas
Casa da Maura·
Furninha
Solutrenses
Solutrenses
Inciertos
Cuadro núm. 6
{
Parpallense
Parpallense
Parpallense
Incierta
Incierta ·
Parpallense
Parpallense
Parpallense
Perigordiense Superior
Parpallense
Perigordiense Superior
Parpallense
Parpallense
Parpallense
Parpallense
Perigordiense
Parpallense
P arpallense
Parpallense
Indeterminada
[page-n-132]
124
J. APARICIO
propia, caracterizado fundamentalmente por las Puntas de Escotadura Parpallenses, y el papel reservado a éstas, en el que su condición·
de «fósiles directores» no solo ha quedado cuestionado sino que debe
ser eliminado. En Italia abarcan un amplísimo espacio de tiempo,
también en Europa Central y en Francia, especialmente en el Midi; en
la Peninsula Ibérica, C. Cacho ha sabido hacer frente a la inercia que
imponian las tendencias dominantes resaltando su presencia a partir
del Perigordiense Superior y a través del Solutrense llegando hasta el
Paleolítico Superior final (172). Por nuestra parte ya vimos y manifestamos su amplitud cronológica y cultural al encontrarlas en el Volcán
en niveles magdalenienses.
EL CONJUNTO INDUSTRIAL
Imposibilitados de recurrir a los «fósiles-guí&J para la situación
cronológico-cultural de la industria lítica estudiada, en particular por
la pérdida de este carácter para las puntas de muesca parpallenses,
se impone la valoración global del coJ\junto industrial. Sin embargo,
ya hemos visto los problemas que presenta la totalidad, especialmente
por la falta de seguridad que ofrece en cuanto a que nos encontremos
ante una muestra representativa, y no el producto de una ·selección
caprichosa (recuérdese lo que hemos dicho con respecto a los buriles)
o simplemente azarosa, lo que mediatizaré obligadamente nuestras
conclusiones.
Por otra parte, si procedemos por eliminación no serén precisos
muchos argumentos para descartar de plano la posibilidad de un
Magdaleniense, escasez de buriles, ausencia total de cualquier resto
de industria ósea, etc., son argumentos más que suficientes.
Las posibilidades comparativas que hoy se nos ofrecen, con yacimientos próximos evidentemente, aparte de los valencianos, son mucho más amplias que hace un lustro por suerte, aunque todavfa faltos
de la necesaria consistencia como se veré. La secuencia establecida
para el sureste español (173} nos indica la inexistencia de Chatelperroniense en la región, caso similar al valenciano; así como la mala
representación auriñaciense, reducida a un escaso coJ\junto de la
Cueva del Tesoro, identificada como la de Ambrosio por Cacho, y que
además se sospecha que es selectivo también por la falta de restos de
talla como en nuestro caso, presentando un notable paralelismo con el
conjunto de Calaveras, con m próximo al 6096 y escaso el de buril,
(172) Vid. opus cit. nota 117, pág. 97.
opus cit. nota anterior.
(173) Vid.
[page-n-133]
COVA DE LES CALAVERES
125
menos del 1596 ; sin embargo, la dudosa procedencia del material impide sacar al conjunto todo el provecho que hubiera sido deseable.
Con respecto al Perigordiense, noiDbre que siguiendo la tendencia
de la escuela de ~encia prefiere Cacho sobre el de Gravedense, indica éómo adscribibles al Perigordiense Superior se han identificado
ocho niveles en el sureste, siendo caracterlsticas comunes el del predominio de las lascas sobre las hojas, así como el índice superior de
raspador sobre el de buril, a diferencia de lo clásico y aunque aquí algunos niveles presenten ambos índices equilibrados, y en algunos casos hasta muy superior el de buril; habiendo entre éstos predominio
de los diedros. A los dorsos rebajados les resta importancia, considerándolos como sustrato por su presencia a lo largo de todo el P aleolftico Superior del Sureste.
El siguiente período diferenciado es el Solutrense Superior, con
bajo índice de raspador, aunque superior al de buril en dos casos y
equilibrado en el tercero, índice éste que no supera ell296; moderado
índice de piezas típicamente solutrenses, que asocian puntas de escotadura en el Solutrense Superior evolucionado; destacando en general
el «marcado rasgo perigordiense» de la industria.
Los niveles con puntas de muesca no asociados a tipos bifaciales
son adscritos al Perigordiense V.
Descartada la existencia de niveles magdalenienses entre lo estudiado, el resto de las industrias se adscriben al Paleolítico Superior Final, Epiperigordiens antes que Epigravetiense para Cacho, caracterizado por el mayor índice de lascas sopre el de hojas y hojitas, que en
algún caso llegan a alcanzar valores elevados, superiores al 5096 ; el
índice de raspador, que no sobrepasa nunca el3596, es superior en general al de buril, que llega a aproximarse al 3896 en un caso.
Tomando estos datos al pie de la letra, haciendo abstracción de las
diversas circunstancias que acompañan a cada uno de los conjuntos
industriales, y también al nuestro, y cotejando ambos, veremos como
no encaja en el Perigordiense Superior, dado el predominio aquí del
índice laminar sobre el de lascas, la abrumadora desproporción de
raspadores sobre ·buriles y la escasez de sustrato; por idénticos motivos con respecto al índice de raspador y buril, inexistencia de tipos bifaciales y falta de «rasgos perigordienses», nuestro conjunto se aparta
del modelo fijado también para el Solutrense Superior; sus paralelos,
ya lo hemos indicado, se establecen con el conjunto de la Cueva del
Tesoro/Ambrosio, adscrito al Auriñaciense aleatoriamente.
El Parpalló es, quizá, el mejor yacimiento que, hoy por hoy, nos
puede proporcionar los necesarios elementos comparativos, y siempre
[page-n-134]
126
J. APARICIO
según los datos que nos proporciona Fullola (174). De acuerdo con ello
vemos como en el Gravetiense los raspadores son numerosos, con
1ndice del 64% frente al 8% de buril, los abruptos alcanzan el 15%, cifras las dos primeras que encajan perfectamente con las nuestras,
76.82% y 9.75%, respectivamente, pero quedan muy separadas las
de abruptos, aunque su carencia, en nuestro caso, pudiera ser debida
a defectos de la excavación, ya que faltan las piezas diminutas. La
desproporción entre raspadores y buriles se mantendrá, sin embargo,
a favor de los primeros, durante todos los períodos solutrenses (175),
caracterizados por la presencia de las piezas de retoque plano, en ascensión creciente y las de retoque abrupto. Para el Solútreo-gravetiense o Parpallense Fullola utiliza ya la lista tipo de Sonneville-Bordes y Perrot en sus recuentos, confeccionando nosotros con los útiles
de los dos sub-períodos diferenciados y con los de Calaveras la curva
acumulativa número 2, discordantes completamente ambas con el
conjunto de Benidoleig, a nuestro parecer como consecuencia del bajo
número de buriles y de piezas con dorso rebajado aqui, para lo que
hemos apuntado determinadas causas.
Para el Barranc Blanc Fullola establece que durante el Gravetiense el1ndice de raspador alcanza el 43%, frente al 11 .04% el de buril y
13.37 el de abruptos, señalando la presencia de una punta de escotadura e insistiendo en su anomalía; en el Solutrense Inicial los raspadores el 25.4% y los buriles el 21.05%; para el Solutrense Medio los
raspadores el 24% y los buriles el 16% y durante el Solutrense Superior los raspadores el 24% y los buriles el 20%.
Nos queda por cotejarlo con el Mesolitico I, volviendo a nuestra
primera adscripción ya comentada, en cuyo caso encajaría bien dentro del Mesolitico m, caracterizado por la abrumadora proporción de
raspadores sobre buriles, alcanzando, ambos, índices similares a los
que proporciona Calaveres, sin que la punta de escotadura lo pueda
por si rechazar.
De acuerdo con todo lo expuesto vemos que los paralelos quedan
establecidos a nivel de conjuntos industriales con el nivel supuestamente Auriiiaciense de la Cueva del Tesoro/Ambrosio; con el nivel
Gravetiense del Parpalló y con el mismo nivel Gravetiense del Barranc Blanc, donde, además, se encontró una punta de escotadura
parpallense (recordemos que Mallaetes también proporcionó otra en
este nivel); con el Mesolftico m. A nivel de piezas especificas con el
Parpallense avanzado.
(1741 Vid. opus cit. nota 64.
(175) S.I.: 44% IR; 13% IB. S.M. : 37% IR; 7% IB. S.S.: 35% IR; 8% IB.
[page-n-135]
COVA DE LES CALAVERES
127
Veamos, una vez alcanzado este punto de nuestro análisis, qué
otros datos poseemos.
DATOS ANTROPOLOGICOS
Ninguna información al respecto nos proporcionan los restos de
cinco individuos, dos femeninos y uno masculino que se conservan
procedentes de esta cavidad, donde se debieron hallar muchos otros
más a juzgar por las noticias que se han venido sucediendo desde la
época de Cavanilles y de donde el nombre aplicado a la misma. Estos
como aquéllos deben corresponder a uno o varios enterramientos colectivos que se debieron realizar en las múltiples cavidades menores
del interior bien en época eneolltica o durante la Edad del Bronce Valenciano.
DATOS ESTRATIGRAFICOS
La observación estratigráfica por sí sola tampoco arroja ninguna
luz al respecto. El N-1 es el que contiene cerámicas hechas a mano,
aunque la pequeñez de los fragmentos que se han examinado «in situ»,
j unto a su atipismo, impiden cualquier precisión cronológica o cultural. De este nivel proceden los restos de animales domésticos identificados en el estudio de la fauna, que precisamente son los que conservan restos de tierras a ellos adheridos con las características propias
del mismo.
Los ñiveles I y II, de características sedimentológicas totalmente similares, corresponden a un mismo período, y de él procede casi
con seguridad el conjunto Utico estudiado, tanto por las adherencias
como por la similitud de los restos llticos allí recogidos o alll existentes todavía englobados en la dura brecha, y de imposible extracción
sin romperlos a falta de herramienta idónea. No podemos decir lo
mismo de la totalidad de la fauna, ya que si parte de ella procede de
aquí con seguridad, no se puede afirmar taxativamente de la totalidad.
Los niveles inferiores son, evidentemente, los que debieron contener el Musteriense, si es que de éste se hallaron restos. En superficie
no se ha observado ningún resto lltico, asi como tampoco durante la
recogida de muestras o durante el análisis de las mismas.
DATOS DE LA FAUNA
La fauna tampoco proporciona datos determinantes al respecto, a
pesar de que es algo más explicita. A juzgar por la gran masa ósea
convertida en brecha de los niveles I y II la recogida debió ser nume-
[page-n-136]
128
1. APARICIO
rosa e importante, sin embargo, como se habrá podido comprobar, la
existente resulta insignificante si, además, consideramos la gran superficie que debió ocupar a juzgar por las dimensiones del vestíbulo,
por lo quebemos de pensar o que se ha perdido o que no se recogió, lo
cual nos priva también de importantísima documentación.
La estudiada (en la que no se ha profundizado excesivamente dada su insignificancia) nos permite diferenciar dos conjuntos, la
doméstica y la salvf\je, entre la primera el toro, la cabra y el cánido
corresponden a los niveles cerámicos; la segunda, con el caballo, la
cabra, el ciervo, eljabali, el oso, la pantera y la hiena a los niveles inferiores, debiéndoles sumar el hipopótamo estudiado aparte y quizá el
rinoceronte, determinado por Breuil aunque no identificado posteriormente.
Si este conjunto de fauna salvaje correspondiera a un mismo nivel, podríamos dar un paso más en la determinación industrial, siempre y cuando dicho nivel fuera el I y el II, ya que quedaría descartada
su pertenencia tanto al Mesolftico I como al Parpallense, en cuyos
momentos el rinoceronte y el hipopótamo debieron estar ya extinguidos, y en el Mesolftico también la hiena y la pantera; no asi si el conjunto industrial estudiado correspondiera al Auriñaciense o Gravetiense, ya que la fauna de estos períodos nos es desconocida por el
momento y estas especies, frecuentes durante el Musteriense, bien
pudieran no estar extintas todavia. Si dichas especies procedieran de
los niveles supuestamente musterienses, la existencia de éste quedaría reforzada.
En todo caso, el conocimiento de la fauna simplemente ofrece
atisbos de probables soluciones, inalcanzables sin más documentación de mayor precisión.
DATOS SEDIMENTOLOGICOS Y PALINOLOGICOS
Carecemos todavía de los necesarios estudios sedimentológicos en
la zona misma o en otras vecinas que nos puedan proporcionar elementos comparativos para ayudar a la fijación de cada uno de los niveles determinados, situación lógica dado el carácter inicial de estos
estudios; sin embargo, poseemos ya un análisis palinológico, el realizado para la Cueva de Les Mallaet.es por M. Dupré (176), que resulta
de suma utilidad, siempre y cuando tengamos en cuenta las sensibles
(176) DUPRE OLUVIER, M.: cAnélisia polfnico de sedimentos arqueológicos de la Cueva
de Les Malladet8s (Barx. Valencla)l. Cuadernos de Geografta, nóm. 26, págs. 1-22. Valencia,
1980 .
[page-n-137]
COVA DE LBS CALAV2RES
129
diferencias de altitud entre ambos yacimientos que necesariamente
han de influir sobre la vegetación representada.
El clima y la vegetación determinados para el nivel VII ofrecen la
posibilidad de creer en su depósito durante el Würm I, cuando la cueva todavfa no ha sido ocupada como lugar de habitación humana,
cuando la cavidad presenta una fuerte actividad hfdrica con potente
circulación; polfnicamente resultó estéril.
La costra o capa estalagmftica existente en el nivel VI pudiera
corresponder al Inter-Würm I-II, en que disminuye la circulación de
agua aunque no cesa, si bien lo hace· de forma lenta. La flora indica
un momento cálido y húmedo, con bosques abiertos de pinos y áreas
amplias de herbazal.
El nivel V puede corresponder al mismo periodo y con las mismas
caracterfsticas seftaladas, quizá menos cálido y más seco.
Para el nivel IV se seftala un empeoramiento climático, instalándose la estepa con escasos grupos de pinos y algunas cBITascas, b~o
un clima más frfo y seco que el precedente, todo lo cual supone el comienzo del Würm II.
El nivel m parece corresponder al inicio de la habitación en la cavidad, por los restos óseos microscópicos detectados al realizar los
análisis sedimentológicos conespondientes. Par la cavidad circula agua
aunque en pequefta cantidad, lo que indica un ligero aumento de la
humedad.
Entre el nivel m y el II se señala una anomalfa sedimentológica, indicándose que hubo una discontinuidad, por lo que la brecha se debió
depositar en época posterior. Esta brecha, correspondiente a los niveles II-I , coincide con el momento de intensa ocupación de la cavidad,
por la que circulan aguas en poca cantidad y de forma lenta y laminar; comienza con una ligera mejorfa climática, con aumento de los
árboles, aparece por vez primera la Efedra, que en Mallaetes lo hace
durante el Auriñaciense (177); Artemisia, que allf lo hace durante el Graveti.ense; ericáceas, durante el Auriñaciense, y umbelfferas durante el
Auriftaciense. Posteriorm~nte se produce un evidente empeoramiento
climático continuado, de tipo estepario cada vez más acentuado, frio
y árido. Por el contrario, aparecen ahora las Filicales triletes, de la
misma manera que lo hacen en Mallaetes. Estas condiciones climáticas extremas únicamente se dan en Mallaetes desde el final del Gravetiense hasta el final del Solutrense, y no durante el Auriñaciense o
el Parpallense.
(177) Dada la escasa representación de estos ctaxoneu las deducciones son meramente
especulativas y citadas para que no se supongan omisiones voluntarias.
17
[page-n-138]
J. APARICIO
130
Por otra parte, el nivel II-1, convertido en brecha, por las características de su superficie indica claramente cómo el nivel que se formó con posterioridad y que pudo proporcionar el carbonato cálcico
necesa.rio para su encostramiento no es el N -1, ya que, aparte de que
el que rontiene éste no ha sido disuelto (178), aquél, una vez ronvertido
en brecha tuvo su superficie durante bastante tiempo a la intemperie,
circulando por ella las aguas hipógeas, que en régimen de arroyada
fueron las que desmantelaron los niveles depositados encima con posterioridad, resistiendo aquélla por su fuerte encostramiento. Este es
un dato de gran valor que nos prueba y nos indica el agente que en toda el área de La Safor y La Marina ha provocado el desmantelamiento de los niveles mesoliticos sistemáticamente, y paleoliticos en algunas ocasiones, de tal manera que bajo el Neolítico antiguo se encuentra directamente bien el Solutrense, el Magdaleniense o el Mesolítico
I, y que explica la total ausencia, hasta el momento, de niveles con
Mesolitico II y III en dicha área, sobre lo cual hemos expuesto nuestra opinión en diversas ocasiones ( 179).
RESUMEN
Muchos de los datos expuestos, tanto estrictamente arqueológicos
como derivados de lo8 restantes análisis efectuados, tienden a situar el
conjunto industrial en el Gravetiense, otros, los menos, en el Parpallense, aunque unos y otros sin la necesaria y absoluta seguridad; por
nuestra parte hemos procurado deducirlos y exponerlos todos, sin
ocultar aquéllos que contradecían nuestra hipótesis inicial, que se ha
reflejado en diversos gráficos sin ánimo, por supuesto, de ser determinante sino a efectos meramente orientativos, y que, por el momento,
mantenemos, a la espera de que las futuras investigaciones, ya en
marcha, nos faciliten la necesaria documentación para alcanzar las
esperadas y definitivas conclusiones.
1178) Tampoco el carbonato cálcico del nivel 1 y
(179) Vid. opus cit. nota 60, págs. 109- 110.
n se depositó por eluviación.
[page-n-139]
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[page-n-141]
INDICE
1.-INTRODUCCION. Por José Aparicio Pérez . . . . . . . . . .
11.-SITUACION, DESCUBRIMIENTO, EXCAVACIONES Y
ESTUDIOS. Por José Aparicio Pérez . . . . . . . . . . . . . . .
9
III.-LOS MATERIALES AROUEOLOGICOS. Por José Aparicio Pérez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
21
IV.-LA FAUNA. Por Manuel Pérez Ripoll .... :. . . . . . . . .
31
V.-AN'Í'ROPOLOGIA. Por Elisenda Vives Balmaña . . . . . .
45
VI.-SEDIMENTOLOGIA. Por Pilar Fumanal Garcia . . . . .
49
VII.-PALINOLOGIA. Por Michele Dupré Ollivier.. . .... . .
77
5
VIII.-CONSIDERACIONES FINALES DERIVADAS DE LOS
ANALISIS SEDIMENTOLOGICOS Y PALINOLOGICOS.
Por P. Fumanal y M. Dupré . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
IX.- CONCLUSIONES GENERALES. Por J. Aparicio Pérez
87
[page-n-142]
[page-n-143]
LAMINAS
[page-n-144]
[page-n-145]
J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
lB
El valle del Riu Girona y la entrada a la Cova de les Calaveres
LAM. 1
[page-n-146]
J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
Cova de les Calaveras (Benidoleig, Alicante). Situación y boca de entrada
LAM.ll
[page-n-147]
J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaverea
Entrada y primera parte del vestibulo
LAM. ill
[page-n-148]
J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaverea
Inicio de la galena Interior con la sedi.mentación arqueológica a la derecha; interior de la cueva
LAM. IV
[page-n-149]
J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
Cova de les Calaveres (Benidoleig, Alicante). Cortes en los sedimentos arqueológicos
LAM.V
[page-n-150]
J . APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
Raspadores. Museo de Alicante
LAM. VI
[page-n-151]
J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
Raspadores. Museo de Alicante
LAM. VII
[page-n-152]
J . APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
Raspadores. Museo de Alicante
LAM.
vrn
[page-n-153]
J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaverea
Raspadores. Museo de Alicante
1
9
LAM. IX
[page-n-154]
J . APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
Raspadores, dorsos rebajados, perforadores-taladros y pico (bec) entre muescas.
Museo de Alicante
LAM. X
[page-n-155]
J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
Perforadores-taladros, buriles y hoja. Museo de Alicante
LAM. XI
[page-n-156]
J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
·Núcleos y hojas. Museo de Alicante
LAM. XII
[page-n-157]
J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaverea
Hojas. Museo de Alicante
LAM.
xm
[page-n-158]
J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
Hojas y piezas retocadas. Museo de Alicante
LAM. XIV
[page-n-159]
J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
Punta de escotadura parpallense y núcleo. Museo de Alicante
LAM. XV
[page-n-160]
J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
Pieza dental de Hippopotamus amphybius. Museo de Alcoy
LAM. XVI
[page-n-161]
J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
Restos antropológicos. Museo de Alcoy
20
LAM. XVII
[page-n-162]
J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
Restos antropológicos. Museo de Alcoy
LAM.
xvm
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[page-n-164]
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SERVICIO
DE INVESTIGACION PREHISTORICA
DIPUTACION PROVINCIAL DE VALENCIA
SERIE DE TRABAJOS VARIOS
Núm. 75
LA COVA DE LES CALAVERES
(Benidoleig, Alicante)
Por
JOSE APARICIO PEREZ
MANUEL PEREZ RIPOLL
ELISENDA VIVES BALMAÑA
PILAR FUMANAL GARCIA
MICHELE DUPRE OLLIVIER
VALENCIA
19 8 2
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SERVICIO DE INVESTIGACION PREHISTORICA
DIPUTACION PROVINCIAL DE VALENCIA
SERIE DE TRAB AJO S VARIOS
Núm. 75
LA COVA DE LES CALAVERES
(Benidoleig, Alicante)
Por
JOSE APARICIO PEREZ
MANUEL PEREZ RIPOLL
ELISENDA VIVES BAL~A
PILAR FUMANAL GARCIA
MICHELE DUPRE OLLIVIER
VALENCIA
1982
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DIPUTACION PROVINCIAL DB VALENCIA -
INSTITUClON ALPONSO BL MAGNANIMO
SERVICIO DE INVESTIGACION PREHISTORICA
SECCION DB PRBHISTOJUA BN VALENCIA DBL C.S.I .C.
SERIE DE TRABAJOS VARIOS
Núm. 75
© de la edición digital: Museu de Prehistòria de València, 2012 -- ISSN 1989-0540
Editorial F. Domanech, S. A.- G,.mlt , 4
I.S.B.N. 84-600-7767-6.-I.S.S.N. 0211 -2284
Depótlto Legal: V. 1847-1982
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1
INTAODUCCION
JOSE APARICIO PEREZ
La elaboración de nuestra Tesis Doctoral, relativa al estudio del
Paleolltico y Mesolltico valencianos, nos planteó la necesidad de estudiar algún yacimiento Paleolltico al sur del territorio, en lo que es la
provincia de Alicante. Sin embargo, el panorama se presentaba ciertamente desolador por entonces, ya que no se conocia prácticamente
ninguno en toda su extensión, siendo la Cova de les Calaveras la única citada reiteradamente como tal en la bibliografia sobre el tema.
Aunque las noticias eran ciertamente confusas, poco explicitas y
en casos diversos hasta contradictorias, la mayor parte coincidian en
señalar la existencia de Paleolítico Superior, lo que la convertía, pues,
en el único yacimiento utilizable por el momento.
Por otra parte, su ubicación en la comarca del Marquesat de Denia, también llamada actualmente Marina Alta, acrecentaba su interés, ya que su contigüidad a La Safor, oon la que comparte unas mismas características ecológicas, nos ofrecfan la posibilidad de encontrar soluciones pa. a el problema sedimentológico que presentaban las
r
estratigrafias de los yacimientos arqueológicos en estudio en La Safor
y que eran la causa de las equivocas interpretaciones culturales e históricas deducidas a su través, tal y como desarrollaremos posteriormente.
También era necesario realizar su estudio actualizado, ya que las
que por entonces nos parecfan contradictorias noticias, eran siempre
de segunda o tercera mano, manteniéndose a través del tiempo y propagándose por medio de los manuales al uso, pero sin ir acompañados
nunca del análisis o estudio personal de los materiales disponibles, de
[page-n-6]
6
J. APARIClO
ahí que se planteara también la necesidad de su investigación por estos motivos.
Sin embargo, la cuestión se presentó mucho más complicada de lo
sospechado, y no por el acceso a los materiales subsistentes, conservados en el Museo Arqueológico Provincial de Alicante y puestos a
nuestra disposición amablemente por su director, sino porque estos
son escasfsimos como se verá, ya que la mayor parte, conservados en
una residencia campestre en las cercanfas de Alicante, desaparecieron en las postrimerías de nuestra Guerra Civil, sin que por ahora se
conozca su paradero, lo que plantea problemas casi insolubles por el
momento. Los conservados en el Museo de Alicante carecen, también,
de cualquier referencia estratigráfica, ya que el número en rojo que
llevan la mayor parte de los mismos no se correspon~e con ninguna
nota aneja sobre la procedencia de cada uno, por lo que su valor queda reducido en cierta manera.
Pero, la situación de la cueva, sus características topográficas, la
homogeneidad del co~unto litico conservado a pesar de su escaso número y de la falta de segura procedencia estratigráfica, el hecho· de
que se conservara un gran testigo estratigráfico, milagrosamente sin
duda a causa de los malos tratos recibidos durante tantos años de
abandono y últimamente la explotación turística, lo que posibilitaba
el análisis del mismo, nos decidió a acometer el estudio de lo conser vado en Alicante, asi como también de la sedimentación «in sitw desde el punto de vista tanto arqueológico estrictamente como sedimentológico y palinológico, para lo que se solicitó la colaboración de las
profesoras Michéle Dupré Ollivier y María Pilar Fumanal Garda, que
por entonces daban sus primeros pasos en estas disciplinas, siendo los
capítulos VI y Vll fruto del pormenorizado y exhaustivo estudio realizado por ambas.
La existencia en el Museo del S.I .P. de Valencia de un reducido
conjunto faunistico procedente de esta cavidad, y que regalara el
Abate H . Breuil, pr:opició también su análisis, que realizó el paleontólogo M. Pérez Ripoll, con los resultados que se exponen en el capitulo
IV.
Posteriormente, el conocimiento de que en el Museo de Alcoy se
guardaban diversos restos óseos humanos recogidos en dicha cavidad, restos que el Director del mismo museo puso a nuestra disposición (1), motivó su estudio a cargo de la profesora Elisenda Vives Bal(1) Agradecemos a D. Enrique Llobregat Conesa, Director del Museo Arqueológico Provincial de Alicante, y a D. Federico Rubio Gomia, Director del Museo Arqueológico Municipal
«Camilo Visado•, de Alcoy, la colaboración facilitada a este Servicio.
[page-n-7]
COVA DE LES CALAVBRES
7
maña, joven antropóloga catalana que con tanta brillantez ha realizado el estudio de los restos humanos de Bañeres (2), exponiendo sus resultados en el capitulo V. También en Alcoy se guarda un único resto de la fawia recogida en las viejas excavaciones, que por su indudable interés ha sido incluido en el estudio paleontológico.
Todo lo cual supone, que la parte de la obra presente, referente al
estudio de la Cova de les Calaveras, es el resultado del trab~o de un
amplio equipo interdisciplinar, que inició ya sus tareas en tan temprana fecha como 1977, cuando todavía no se había hecho nada similar
en el ámbito valenciano, marcando la pauta para los amplios proyectos que hemos iniciado posteriormente. Sin embargo, la puesta a punto final se ha ido demorando por diversas causas, lo que es motivo de
que se publique con tan gran lapso de tiempo entre su comienzo y su
elaboración final.
Por otra parte, constituye un fuerte contratiempo el no poder disponer de dataciones absolutas para los diversos niveles de ocupación
detectados en la secuencia estratigráfica subsistente, lo que se verá
reflejado a lo largo de toda la obra al mediatizar las conclusiones parciales o globales, mas la falta de muestras antiguas y la imposibilidad
de acometer excavaciones Q.ctualmente lo han impedido.
Todo lo que llevamos expúesto va referido al estudio de la Cova de
les Calaveras, en la que después de un minucioso y exhaustivo análisis
de todos los materiales arqueológicos conocidos por nosotros, faunisticos, antropológicos, así como sedimentológicos y palinológicos a
través de las muestras recogidas para ello en los sedimentos subsistentes, realizamos la síntesis final valorándolo todo en visión de conjunto y en relación con la problemática general que hoy se nos plantea
en el estudio de nuestro Paleomesolitico, de acuerdo con el estado actual de su conocimiento.
Con ello pretendemos dar un paso más hacia adelante en el estudio de nuestro Paleolítico, ·y también del Mesolitico, intentando sentar, en algún caso, firmes bases y puntos de apoyo para la futura investigación.
(2) APARICI O PEREZ, J.; MARTINEZ PERONA, J . V.; VIVES BALMA:&A, E. y CAMPILLO VALERO. D.: «Las Ralees de Be.ñeres (Alicante)t. Serie Arqueológica del Departamento de
Historia Antigua, nllm. 8, pégs. 177-246. Valencia, 1981.
[page-n-8]
[page-n-9]
n
SITUACION, ·DESCUBRIMIENTO,
EXCAVACIONES V ESTUDIOS
JOSE APARICIO PEREZ
La Cova de les Calaveras se encuentra ubicada en término municipal de Benidoleig, provincia de Alicante, en la comarca del Marquesat
de Denia, actualmente denominada en algunas publicaciones Marina
Alta, a escasa distancia de la población, apenas 1.000 m., en la parte
derecha del amplio valle del rfo Girona (figs. 1, 2 y 3; Láms. I y ll) (3).
La Cueva es muy célebre por ser lugar de explotación turfstica
desde hace bastantes años, lo cual la ha desfigurado profundamente,
aunque su celebridad le viene de antiguo, tanto por los hallazgos en su
interior como por sus considerables dimensiones; su cercania a la población y las extraordinarias facilidades de acceso, puesto que se encuentra junto a la carretera local de Pedreguer a Benidoleig, son causa también de su degradación progresiva.
La primera noticia arqueológica nos la suministra Cavanilles,
quien relata como en 1768 se realizaron los primeros hallazgos, al
efectuarse perforaciones en busca del agua que la había hecho famosa en tiempos anteriores; junto a estas noticias nos proporciona otras
muchas cuya reproducción juzgamos de interés:
«Habla oldo hablar varias veces de la cueva de Benidoleig, y quise averiguar su
situación, y la pomposa descripción que me hablan hecho de sus aguas. Hállase a
un quarto de legua al este del lugar en la rm de un monte call.zo, compuesto de
ban.cos horizontales, su boca mira al norte, y tiene 60 pies de altura y 40 de ancho
dimensiones que conserva por espacio de unos 40 pasos: all1 tuerce hada poniente,
se estrecha en partes y disminuye de altura, presentando siempre en sus muros y
techo desigualdades y dientes que quedaron al desglijarse las pedas, que caldas
embarazan el suelo: auméntese el nómero de éstas, y la dificultad de seguir por
(3) El amplio estudio sobre la orientación, topografla, constitución, etc., etc., puede verse
en el capitulo VI.
2
[page-n-10]
<>C\l
Fig. l .-Mapa con la situación de los yacimientos que hao propol"Cionad.o puntat de eKotadura de tipo parpalleose. De la P. Ibérica se sitúan todos, del rato de lot países del Mediterráneo Occidental algun.o s: 1, Niscemi; 2, Caoica.t tini; 3 , Romito; 4 , Cipolliaoe y Fondo Focone;
5, Ta~; 6, Le Mura; 7 , Paglicci; 8, Tronci e Maurizio; 9 , Corchiaoo; 10, Norchia; 11,
Paína; 12, FiDale Ligure; 13, Grotte des ED.fants; 14, Sal¡»atrier; 15, Chinchon; 16, La Rouviere; 17, Ouillins; 18, Reclau Viver y Davaot Pau; 19, Area valenciana; 20, Totaoa; 21 , Palomarico; 22, Ambrosio; 23, Serrón; 24, Morceguillot; 25, Higuerón; 26, Tajo del Jorox; 27,
Furoinha ? ; 28, Casa da Moura; 29, Salemas
[page-n-11]
COVA DE LES CALAVERES
11
aquél como barranco subterráneo por las excavaciones hechas en este siglo con el
fin de descubrir y aprovechar las aguas; de manera que solamente pude continuar
otros 60 pasos, hallando obstáculos en lo angosto de aquel camino oscuro, an las
puntas que sallan de las pe1ias laterales, en el agua que cubda 'el mal sendero donde debla poner los pies. Por forturna me acompadaba uno de los que entraron en el
ado 1768 a registrar las entradas del monte, y a verificar si corrfa o no por ellas el
so1\ado y caudaloso rlo que los llenó de entusiasmo. Por él supe que el sendero angosto donde nos hallábamos continda como 900 palmos en partes cortado a pico, y
siempre incómodo por los pedruscos y cantos que ocupaban el fondo : que habiendo
llegado al fin del sendero él y sus compaderos hallaron un estanque de agua de 12 a
14 pies de ancho y de profundo, y de unos 40 de largo, pero sin movimiento. Para
verificar si era manantial o depósito empezaron a sacar agua con cubos que vaciaban en el sendero, y lograron disminuirla de modo, que descubrieron la comunicación que habla entre aquel· estanque y otro contiguo, interrumpida por una peña,
donde habla un peque1io ag~ero. Ensancháronlo con barrenos, y pasaron a la nueva estancia, que parecla una grande era de trillar, cercada del andador o pretil del
nuevo estanque. En aquellas entre1ias y soledad, que ellos crelan descubiertas por
primera vez, hallaron tristes pruebas de su engado, y de haberles precedido otros
igualmente intrépidos, pero menos felices: tropezaron con calaveras y huesos tendidos por el andador, y en él vieron un pico de hierro de dos libras de peso. L1lS calaveras en número de doce eran de diferentes tamados, pareciendo ser algunas de
hombres, y otras de muchachos, y en ellas se conservaban muchos dientes con su
esmalte. Ninguno de los que vivian en 1768 tenia noticia del segundo estanque, ni
de la desgraciada expedición, que es de presumir se hiciese dominando el pals los
moros, grandes labradores, con intento de aumentar el riego a beneficio de las
aguas que velan salir perennemente de la cueva, y aumentarse mucho en tiempos
detenninados: intento vano, porque en realidad no hay en las entradas del monte
manantial alguno, sino depósito a donde acuden las aguas de lluvia. Debieron de
entrar al segundo estanque por el mencionado ag~ero, patente a la sazón por escasez de aguas; y mientras estaban trabajando alli, por efecto de copiosas lluvias,
acudió de repente tan cantidad de aguas que obstruyó el agujero, les impidió lasalida, y los ahogó. Las actuales en verano y tiempo seco son en corta cantidad, correspondientes a depósitos de conocida dimensión: en el rigor de los calores forman
un cado de pulgada y media; cantidad despreciable respecto al coste de las obras
que debieran hacerse para conducirla con economia a los campos contiguos. El do
que por alli sale cuando llueve proviene de los montes vecinos de Lahuar y Evo, los
mismos que suminisU'an caudales a la fuente Bolatu (4).
La noticia del hallazgo de estos restos, mal digerida, aumentada y
desfigurada, ha pasado al folklore popular y son divertidfsimas las
historias inverosimiles que han circulado sobre ello, algQnas recogidas por la prensa local (5); siendo numerosisimas las notas de divulgación «científica» o turística que sobre la misma se han publicado (6).
(4) CAVANILLES, A. J .: «Observaciones sobre la Historia Natural, Geogr'afia, Agricultura, Población y Frutos del Reyno de Valencia•. Vol. n, segunda edición, págs. 267 y 268. Zaragoza, 1958.
(51 Un reportaje aparecido en un número dominical del diario cLevanteJ de 1981 recogfa
datos de una historia de la cavidad con titulares como estos: cLa cueva de las Calaveras, de
Benidolelg, tiene ciento cincuenta millones de ados. Los restos pertenecieron a 150 m~eres
del "harén" del rey Ahll Moho.•
(6) De entre ellas hemos de citar las siguientes: GOMEZ SERRANO, N.P.: cLa Cueva de Les
Calaveras de Benidolelg». Valencia Atracción, VI, núm. 62. Valencia, 1931, y JUUA VIVES, V.B.:
cLa CUeva de las Calaveras de Benidoleig (Alicante)l. Valencia Atracción, núm. 551, p4g. 14. Valencia, 1980.
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Fig. 2.-Mapa del territorio valenciano con la altuacl6n de Calaverea y de loa yacimientoa que
han proporcionado puntal de eacotadura parpallenaea y aalmllablea: 1, Murclélagoa; 2, Covalta; 3, VoleAn del Faro; 4, Cau Rahoaer de Baix; 5, Mallaetea; 8, ParpaU6; 7, Llop; 8, MaravaDea; 8, Porca; 10, Barranc Blanc; ll, Capurri; 12, Cova Ampla del Cap Gros; 13, Calaverea; 14, A. del Buho; 15, Cova del Sol
[page-n-13]
COVA DE LES CALAVERES
13
En la Geografla General del Reino de Valencia se reproduce la información proporcionada por Cavanilles, sin aportar otros datos (7).
Es, sin embargo, con H. Breuil con quien comienza el interés científico
hacia la cavidad como habitación prehistórica, dejé.ndonos éste, con
motivo de su viaje por España, durante 1913, la siguiente descripción
de la cavidad (8):
·
«Nous nvons ensuite continué nos observations a u tour de la villa voislne de Denla (Alicante). La cueva de los Calaverea (des cránes) de Benldoleig nous a fournl des
indications lntéressantes. GrAce aux travaux de captage d' une source qui ensort,
nous avons trouvé une tranchée du remplissage subsistant e.n core dans le vestlbule.
Reposant sur le roe, et remplissant ses ftssures, existe une formatlon d'argile rouge
trés compacte et ocreuse. contenant des os, trés concassés et mlnéralisés da divers
animaux, parmi lesquelsj'ai remarqué un Ours, divers Canidés, Loup et autre espéce plus petite, des Cerfs et un Equldé; j' ai aussi trouvé en place un sllex talllé pe u
caractérlsé, mala trés lustré et usé. Au-dessus, dans une terre brun-noirAtre, se
trouvalt un nlveau é ossem.e nts de Laplns, de Cerfs et Bouquetlns, é sllex d'aspect
paléolithique supérieur, sans céramique. En remontant le couloir long de 300 métres environ, on arrive é un lac peu profond qui occupe presque toute une larga salle; quelques talus de matériaux de sable grossier m&lé de paquets argileus le dominent; sur leurs versants, on peut recueilllr des débrls d' Age trés divers, cerámique
romaine ou postérieure, tris roulée, ossements trés mlnéralisés, contenant ancore
des lnclusions d 'a.rgile ocreu.se semblable é celia de l'entrée. Parmi les oqjets que
nous serions tenté de considérer comme du mAme Age U y a des denta de cbeval,
une portion supérieure de fémur humaln, en partle brOié, et un petit coup de poing
ovoide en rocha quartzeuse (fig. 5). Sur les parois de cetta partie profonde, on voit
de nombreux vestiges de tracés noirs anciana sans signiflcatlon définle; une seule
fois, un petit chevron de trois traits peut étre indiqué; mais il n'est pes douteux que
ces restes indéchiffrables ne soi.ent le témoignage d'essais de décoration pariétalBSJ.
Tan favorable impresión le produjo a Breuilla sedimentación observada en la Cova de les Calaveres que llegó a solicitar permiso de
excavación junto a la del Parpalló, de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, permiso que se le concedió por R. O. de 17 de octubre de 1914 (9). Sin embargo, el estallido de la primera guerra mundial «impidió que se iniciaran los trabajos y que, por su larga duración, hizo que caducaran las concesiones», según nos relata E. Plá Ballester (10).
(7) FIGUERAS PACHECO, F. : cGeografla General del Reino de Valenciu. Provincia de
Alicante, pégs. 118-119. Barcelona.
(8) BREUIL, B. et OBERMAIER, B.: «lnstitut de Paléontologi.e Bumalne. Travaux de
l'année 1913. ll. Travaux en Espagne•. L'Anthropologi.e, t. XXV, pégs. 251 -262. Paria, 1914.
(9) cRelación de las excavaciones autorizadas y de las subvencionadas por el estado. Relación de Jos expedientes en que ha intervenido o informado la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades•. Memoria núm. 7. pég. 8 . Madrid, 1917.
(lO) PLA BALLESTER, E.: cEl Abate Breuil y Valenciu. Miscelánea en homenlije al Abata
H. Breull (1877-1961_), l ll. pégs. 282 y 283. Barcelona, 1966.
[page-n-14]
14
J. APARICIO
Los datos proporcionados por H. Breuil permitieron a H. Obermaier afirmar la existencia en la cavidad de Paleollaco Inferior (un
hacha de mano) (fig. 5) y de Paleolltico Superior atípico, primera de la
serie de noticias inconcretas que tanto se prodigarían posteriormente (11).
Sin duda ninguna que todas estas noticias iniciales debieron ser
conocidas por J. J . Senent, Inspector de Primera Enseñanza para la
provincia de Alicante, e ilustre aficionado a la arqueología, quien exploró la cueva el19 de octubre de 1930, solicitando ese mismo año el
oportuno permiso de excavación, según consta en las Actas de la Comisión Provincial de Monumentos Histórico-Artísticos de la Provincia
de Alicante, cuyo texto integro reproducimos:
El Sr. Secretario de la Comisión (José Senentl puso en conocimiento de los sedores vocales que, después de la exploración realizada en 19 de octubre último a la
cueva de eLes Calaverea. de Benidoleig en la que pudo comprobar la existencia de
un yacimiento de carácter paleolitico y por tanto de alto valor arqueológico, dio
cuenta inmediatam.e nte a la Presidencia de la Comisión y a otros sedares vocales,
formulándose en seis de noviembre último ante la Junta Superior de Excavaciones Y
Antigüedades la oportuna denuncia del yacimiento y la solicitud de autorización
para practicar excavaciones en dicha cueva a favor de la Comisión de Monumentos .
... Finalmente quedó encargado el Secretario de esta Junta de excavar el yacimiento de la cueva de eles CalavereD de Benldoleig destinándose a este fin mil pesetas...• (12}.
Aunque se da en el acta como motivo del comienzo de las excavaciones la exploración inicial, existen datos que permiten creer que el
interés de J . J . Senent fue al menos impulsado por la visita que realizara a Breuil en París el año 1931 , y durante la cual éste «le habló, naturalmente, de las cosas que se podían hacer en nuestra región, y entre ellas, dado que el señor Senent estaba destinado en la provincia de
Alicante, le ponderó la riqueza de dicha cueva» (13).
Sea por los motivos que fuere, el caso es que de acuerdo con el
permiso de excavaciones solicitado y concedido, y con la subvención
facilitada, Senent realizó la excavación proyectada y otros trabajos
en los dos años siguientes, según queda reflejado en las actas correspondientes:
cE! Secretario (Senent) comunicó los resultados de la 1.• campada de excava·clones realizadas en la cueva de las Calaveras de Benldoleig durante los dlas 11 al
(11) OBERMAIER, H.: lEl Hombre Fósib. Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas, memoria nllm. 9, segunda edición, pág. 219. Madrid, 1925.
(12) Comisión Provincial de Monumentos Histórico-Artistiooe. Provincia de Alicante. Í..i·
bro de Actas. Sesión del4 de mayo 1931. Debemos a la amabilidad de D. Vicente Martfnez
Morellá la copia de todas las actas de dicha Comisión que reproducimos aqul.
(13) Vid. opus cil nota 10, págs. 284-285, donde E. Plá maneja datos procedentes del archivo
del S. I. P.
[page-n-15]
COVA DE LES CALAVERES
1.5
18 de agosto Oltimo. Bste yacimiento paleoUüco se extiend.e a lo largo de la cueva
siendo por ahora lo mú interesante la capa de brecha osifera existente a pocos metros de la entrada de la cueva, en el puesto que forma ángulo recto con la galeria.
Aparecen en este punto cuatro estratos: el superior con restos de culturas anteriores al PaleoUtico (Jhérlca y de lós metales), sigue la brecha osifera con espesor variable de 12 a 20 cm. y con restos de fauna cuaternaria y sfiex labrados de la época
. al parecer muaterlenae y auriAacienae.
Debl\io de ésta existe una capa negruzca menos dura con restos anélogos a los
de la brecha osifera y Jlnalmente sigue a esta Oltima el flrm.e de caliza de aquel terreno. Se presentaron foto¡raftu, planos y gréf!cos de la estratigrafta como resultado de las excavaciones~ (14).
cE! Secretario (Senent) da cuenta de la visita realizada al Museo Provincial por
el abate Breuil e.n primero de marzo Oltimo en la que dicho profesor estudió el yacimiento paleoUtico de las cuevas de Benidolelg y clasiftcó los materiales procedentes
de dicho yacimiento. Se acordó testimoniar al sedor Breuilla gratitud debida por
haber contribuido al mll!or conocimiento de aquellos restos prehistóricou (15).
cPrevia invitación del Sr. Presidente comparece el exsecretario de esta Junta
Don Jos¡é Senent Ibédez, el cual se ofrece a la Comisión para dirigir una tercera
campada de excavaciones en Benidolelg como ya dirigió las dos realizadas en dos
anteriores, sise considera conveniente continuar los trabi\Jos en la cueva de las Calaveras de dicho pueblo, dada la gran importancia de yacimiento paleoUtico. Se
acuerda que s.i el Sr. Senent no logra de la Junta Superior de Excavaciones la subvención necesaria, la Comis.ión de Monumentos destine una cantidad a aquellos
trabl\los dentro de este ado, si el estado de sus recursos se lo consiente. Bn todo caso los objetos que se hallasen se destinarán al Museo de Alicante» (16).
No se conocen otros pormenores ni notas de mayor precisión sobre las excavaciones de Senent, tampoco el estado en qye éste encontró
el yacimiento ni como' lo dejó, ya que desde 1933, fecha de la última
acta de la Comisión aquí transliterada, hasta que nosotros visitamos
la cavidad por vez primera en 1974, no se sabe de ningún trab~o o
estudio hecho sobre la misma.
De los trabajos de Senent se hicieron amplio eco las instituciones
arqueológicas valencianas de la época, especialmente la cSecció d' Antropología i Prehistoria» del antiguo Centro, hoy Academia, de Cultura
Valenciana, visitando la cueva el dfa 15 de agosto de 1931, dejándonos de la cueva y de las excavaciones que por entonces realizaba J. J.
Senent un pormenorizado relato D. Nicolás Primitivo Gómez Serrano,
que figuraba entre los acompaft~tes del Presidente_de aquella Sección del Centro de Cultura; dicho relato tiene en sf gran interés, porque aporta datos totalmente desconocidos y que no se encuentran en
ninguna otra parte (17), dice asf:
(14) Comislón Provincial de Monumentos Histórico-Artf&tlcos. Alicante. Libro de Actas.
Sesión del 24-XII-1931.
(16) Ibfdem. Sesión de 6 julio 1932.
(16) Ibfdem. Sesión de 26 junio de 1933.
(17) NICOLAU DB SUECA: cLa Cava de les Calaveres de Beriidoleip. cLas Provindaa. Valencia, 6 de septiembre de 1931.lNicolau de Sueca es el seudónimo de Nicolú P. Gómez Serrano.)
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16
J. APARICIO
cA la entrada, fon, en el segle passat, practicada una sanga, ab la fl de que l'aigua dels llaca ixquera a enCara, a son plaer... Al practicar la sanga gran part del depóslt arqueológic fon tret a enfora de la gruta, o es traben a manta, encara ossos i
pedrenya; y per endins, romangué molt de mestall. N'ostant, a les vores hi roman
material «in situt i es lo que está excavant la Comisió de Monuments allcantinu
Es decir que una gran zanja, de amplitud desconocida, se abrió
entre los sedimentos acumulados en el vestíbulo, con el fin de que saliera mayor cantidad de agua al bajar el nivel de desagüe, y, quizá,
porque la acumulación antrópica de restos había formado una especie
de dique de contención que remansaba las aguas; testigos de la zanja
existen al final del vestíbulo, en el inicio de la galerla, en los que hemos tomado las muestras para los anélisis palinológicos y sedimentológicos y datos sobre la disposición estratigráfica.
Al año siguiente Nicolás Primitivo reproducía estos datos, así como también que J. J . Senent halló abundancia de huesos (ciervo, caballo, elefante, ¿rinoceronte? y otros); cerémica (a mano, ibérica y
medieval); sílex (puntas musterienses, raspadores, amorfos) ; cenizas;
una fusayola y otros restos (18) ~
En 1936 se cubrió el piso del vestíbulo con una capa de cemento
de más de 1/ 2 m. de espesor, según los datos que recogieron F. Jordé
Cerdá, colaborador del S.I.P. y Salvador Espf, capataz-reconstructor
del mismo, al visitarla en 1950 (19), y de los que se hizo eco indudablemente S. Bru y Vidal posteriormente al afirmar:
cEsta cueva que no ha sido excavada de un modo cientlflco y slstemé.tico, ha sido inutilizada en parte para la ciencia por haberse removido y cubierto, hace ya
mb de veinte IU\os, el recinto de entrada con una gran capa de cemento» 1201.
Capa de cemento con el que se cubrió el piso del vestíbulo de la cavidad en los años de la guerra civil, 1936-1939, al utilizarse como almacén de munición según Plé Ballester (21 ).
La Cova (22), desde entonces, ha sufrido diversas modificaciones,
con el fin de adaptarla a las necesidades turlsticas, especialmente a
(18) GOMEZ SERRANO, N.: «Secció d'Antropologla 1 Prehistoria. Resum dels seus treballs durant l'any 1931 i el curs de 1931-32». Anales del Centro de Cultura Valenciana, IU\o
V, Enero-Marzo de 1932, n.• 11, págs. 221 -222. Valencia, 1932.
(19) Datos del archivo del S. l. P.
120) BRU YVIDAL, S.: cBl Abate Breuil y la Prehistoria Valencianu. Archivo de Prehistoria Levantina, vol. IX, pág. 14. Valencia, 1961.
(211 Vid. opus ciL nota 10, pág. 285.
(22) Este es el viejo y ancestral nombre entre la población, que aAade cde Benidoleigt para los habitantes de los pueblos vecinos; lo de cCalavereSI es nombre moderno como consecuencia de los hallazgos que narra Cavanilles, de todo lo cual-ya se hace eco Gómez Serrano:
Vid. opus cit. nota 17.
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COVA DE LES CALAVERBS
17
partir de los años sesenta, en que como consecuencia del «booJm
turístico aumentaron considerablemente las visitas, y el Ayuntamiento de Benidoleig, propietario ~e la misma, la cede a empresas privadas para su explotación como tal.
El dia 22 de diciembre de 1973 iniciamos en el Museo Arqueológi-.
co Provincial de Alicante, el estudio de los materiales alU almacenados y procedentes de las excavaciones de la Comisión Provincial de
Monumentos de Alicante, al frente de las cuales estuvo J. J. Senent,
tal y como hemos expuesto; estudio que reanudamos el dia 9 de diciembre de 1974 y finalizamos el dia 12 del mismo mes, visitando ese
mismo día la Cova.
Durante nuestra primera visita nos encontramos con una cavidad
a la que se podía entrar con el mismo automóvil, hecho ya observado
en 1931 por Gómez Serrano, y que una enorme verja o cancela al inicio del vestíbulo impedía el paso al mismo, que, a su vez, se revelaba
de extraordinarias proporciones, siendo utilizado como bar-merendero y estando el piso cubierto por la consabida capa de cemento, que se
prolongaba hasta la misma carretera, y que no sabemos si era la instalada en 1936-39 o en época posterior (Láms. 1, n y ID).
En el interior del vestíbulo, que dobla a la derecha casi en ángulo
recto, se encontraba la bBITa americana del bar-merendero, más mesas y diversos puestos de «recuerdos»; con la misma capa de cemento
basal se recubría el piso, y justo al inicio de la galería que comunica
con las salas interiores se veían restos, a ambos lados de la galerla, de
las antiguas excavaciones, visibles especialmente por la gran brecha
ósea del nivel 11 que no d~jaba lugar a dudas (fig. 4). Las galerlas y sala~ interiores también presentaban su piso con capa de cemento y su
interior mixtificado con adornos y artilugios diversos. Una potente y
pródiga iluminación había sido instalada por toda ella (Lám. IV).
Posteriormente, el día 1 de junio de 1976 volvimos a visitar la cavidad, dibujando y fotografiando la estratigrafia con ayuda de S. Climent Mañó (flgs. 13 y 14 y Lá.m. V), colaborador del S.I.P. en Oliva.
Nuestra entrevista con el alcalde de la localidad sirvió para informar
a éste de lo existente todavía en su interior en el aspecto arqueológico
y para encarecerle su protección, lo que nos aseguró. Al dia siguiente
terminamos el estudio de algunos materiales del Museo de Alicante y
entregamos a su director restos óseos recogidos en la brecha para su
análisis radiocarbónico.
Al año siguiente, el 29 de enero de 1977, volvimos a la cavidad,
en compañía de las profesoras Michéle Dupré Olliver y M•. Pilar Fumana! Garcfa, recogiendo muestras de dos lugares diferentes de la se-
J
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18
J. APARICIO
dimentación arqueológica subsistente, con la finalidad de realizar
análisis sedimentológicos y palinológicos de la misma, tomándose
también muestras de los yacimientos del Camp de Sant Antoni, El Collao, ambos en Oliva, y Penya Roja ya en Rótova.
El día 16 de marzo de 1981 visitamos Alcoy, con el fin de fotografiar los rest~s antropológicos almacenados en su Museo Arqueológico,
visita que repetiríamos los días 24 y 25 de julio acompañando a la
profesora E. Vives Balmaña, quien realizó su estudio antropológico.
El 9 de abril fotografiamos todos los materiales del Museo de Alicante, en compañia de nuestro colega J . V. MarUnez Perona, volviendo a visitar el 26 del mismo mes la cueva, visita que volveríamos a
efectuar con Michéle Dupré Olliver, Pilar Fumanal Garcfa y Francisco
Martinez Cabrera, con el fin de recoger nuevas muestras y repetir los
análisis antes mencionados, el día 1 de julio del mismo año.
Sin duda ninguna que las escasas noticias proporcionadas por
Breuil y recogidas por Obermaier, así como los materiales de las excavaciones de Senent, son las que han permitido las diversas y variadas
adscripciones culturales del yacimiento, sin que conozcamos en base
a qué: conocimiento directo de los materiales, bien de los existentes
en el Instituto de Paleontología Humana de Paris, que llevara alli
Breuil, aunque Pericot lo que vio en dicho Instituto, procedente de esta cavidad, fueron simplemente «hojitas, lascas, hojas de bordes retocados, buriles poco claros, trozos de un punzón de hueso y conchas»
(23), materiales ciertamente poco significativos para ello, bien de los
recogidos por J . J. Senent, y conocidos a través de referencias verbales de éste (24), o de estudio directamente de los existentes en el Museo de Alicante . .
Para Pericot, «un posible Auriñaciense antiguo lo descubrió J . Senent en la cueva de las Calaveras (Benidoleig, Alicante), pero los hallazgos están inéditos» (25); «En la provincia de Valencia no conocemos ningún otro yacimiento con elementos solutrenses claros, pero en
comarca próxima a la de Gandfa, ya en la provincia de Alicante, las
exploraciones de J. Senent en la cueva de las Cala,veras, de Benidoleig, produjeron algunas piezas solutrenses típicas» (26).
Bosch-Gimpera encontraba también «influencias auriñacienses y
aterienses junto a solutrenses en Benidoleig (Alicante)» (27).
(231 PERICOT GARCIA, L.: «La Cueva del Parpa116 (Gandia)ll, pág. 287. Madrid, 1942.
(241 Ibldem.
(25) Ibldem, pég. 287 .
(26) IbJdem, pág. 287.
(271 BOSCH GIMPERA, P.: cE) poblamiento antiguo y la formación de los pueblos de Espailu. Págs. 36-37. México, 1944.
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SECCION
l
LONGITUDINAL
Boca de .?ntroda.
*CORTE ESTRATIGRAFICO
- A l exter.or---.
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*CORTE ESTRATlGRAFICO
Soca de-
entrada~
SECCIONES
TRANSVERSALES.
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28 29
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31 32
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S.E.S.
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Escala
Fig. 4.-Plano de la Cova de leo Calaveree con la situación de loo lugares donde oe dibujaron
los cortos ostrotigrMicoe y so tomaron las muootraa
del
C.E.V_
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:500
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COVA DE LES CALA VERES
19
Por su parte Almagro Basch, siguiendo a Pericot puntualmente,
indica como «otra cueva inédita con Auriñaciense antiguo, pero de la
que tenemos segura referencia, es la de las Calaveras, en Benidoleig
(Alicante)» (28); asi como «en el Solutrense superior en hojas de sauce
finísimas, que van unidas a la hoja de laurel de la etapa anterior, pero
de doble punta... , aparece un tipo de punta de pedicelo central, en el
Levante de la Península, región de los más originales y perfectos modelos de esta industria: Cueva de Ambrosio (Almeria), Benidoleig (Alicante)» (29); y más adelante expone como «siguiendo la costa podemos
citar en la próxima región de Alicante otro yacimiento solutrense típico, en la Cueva de Las Calaveras, de Benidoleig» (30).
Jordá Cerdá, quien, como hemos relatado, ya visitó la cueva en
1950, debió conocer los materiales directamente o, por lo menos, debió manejar datos de primera mano, tratando de la cavidad en sucesivas ocasiones, en 1948 exponía en Elche que «teniendo en cuenta que
no hay hallazgos Chatelperronienses en Levante, pues el Auriñaciense
antiguo de la Cova de las Calaveras de Benidoleig creemos que debe
ser considerado como una industria semejante a la anterior, creemos
que nuestro nivel Levaloiso-musteriense puede quedar ocupando cronológicamente el lugar que se asigna al Chatelperroniense. En la sucesión general del Paleolitico» (31), abordando más tarde el tema en términos parecidos (32).
Nosotros mismos, en 1973, antes de iniciar el estudio minucioso y
exhaustivo de los materiales de Alicante, pero después de su examen
superficial alli, afirmábamos la no correspondencia de los mismos al
Musteriense, aunque apuntábamos la posibilidad, con carácter hipotético y provisional sin embargo, de su pertenencia al Mesolitico I
(33); posteriormente, en 1977 (34), nos limitábamos· a indicar la pertenencia de los materiales estudiados al Paleolitico Superior, «sin que
a través de ellos se pueda colegir la existencia de niveles Musterienses».
(281 ALMAGRO BASCH, M.: cE! PaleoUtico Espailol.t. Historia de España dirigida por R.
Menéndez Pidal. cEspafla Prehistórico . Parte m , vol. I , t. I , pég. 309. Madrid, 1947.
(29) Ibídem, pég. 313.
(301 Ibídem, pég. 316.
(31) JORDA CERDA, P.: cSecuencia estratigráfica del PaleoUtico levantinot. Crónica del
IV Congreso Arqueológico del Sudeste EspaAol. Elche, 1948, pág. 10 6. Cartagena, 1949.
(32) Idem: cBl problema del Chatalperronierule (Aurift&ciense Inferior) en Españu. VI
Congreso Arqueológico del Sudeste. Alcoy, 1951, pégs. 63-67. Cartagena, 1951.
(33) APARICIO PEREZ, J .: «El yacimiento d.e " Las Puentes" (Navarrés. Valencia ) y el
Must.eriense en la Región Valenciana (Espafla)t. QuartAr, 25, pág. 48. Bonn, 1974.
(34) APARICIO PEREZ, J . y SAN VALERO APARISI , J .: cNuevas excavaciones y prospecciones arqueológicas en Valenclu . Serie Arqueológica del Departamento de Historia Antigua,
nl1m. 5, pég. 50. Valencla, 1977.
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20
J. APARlCIO
En resumen podemos decir que para Breuil en la cueva habla una
brecha, auténtico osario con sflex de aspecto Paleolitico Superior, y
un hacha de mano en cuarcita del paleolltico antiguo (fig. 5).
Obermaier, interpretando a Breuil habla de Paleolitico Inferior y
de Paleolítico Superior atípico.
Senent identificó cuatro estratos en el lugar donde nosotr~s hemos d.iblijado la estratigrafla hoy subsistente o quizá muy cerca, distinguiendo:
Estrato superior: restos postpaleolfticos (Ibéricos y E. de
los Metales).
- Brecha osífera: Musteriense y Auriñaciense.
- Capa negruzca: restos análogos a la brecha osífera.
Pericot afirma la existencia de un posible Auriñaciense y especialmente Solutrense.
Bosch-Gimpera simples influencias auriñacienses, aterienses y solutrenses.
Almagro Basch cree en el Auriñaciense antiguo y Solutrense Superior tipico.
Jordá Cerdá, Levaloiso-musteriense.
Nosotros Mesolitico 1 y Paleolltico Superior·*
(") El S. l . P. agradece La valiosa colaboración prestada para la elaboración de esta obra
a don Salvador Cllment Ma6ó (~a. de campo); a don J .V. KarUnu Perona {fotograJlal; a don Juan de Dios Boronat Soler (dibl.\.lo), y a don Francisco Grau Gómez. a
dofta Rosa Vila Garcfa y a doila Begoila Soler Mayor (mecanografla).
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Ill
LOS MATERIALES AROUEOLOGICOS
JOSE APARICIO PEREZ
Los únicos materiales cuya existencia conocemos con seguridad,
aparte de la hipotética hacha de mano que dib~ió Breuil y reproducimos (fig. 5), se reducen a ~ vaso cerámico, a diversos útiles líticos,
casi en su totalidad conservados en el Museo de Alicante, a los restos
antropológicos del Museo de Alcoy y a los de fauna depositados en los
Museos de Valencia, Alicante 'y Alcoy.
CERAMICA
El único resto cerámico que hemos podido estudiar, procedente de
la Cava de les Calaveres, se conserva· en el Museo de Prehistoria de
Valencia, siendo hallado en la entrada, capa I, el 9 de abril de 1913
según lo que consta inscrito en la superficie del mismo; siendo regalado en
1931 por el abate H. Breuil (35).
Se trata de algo menos de la mitad de un cuenco cerámico hecho a
mano, reconstruido en su totalidad a partir de tres fragmentos con
parte de la boca, cuerpo y base, conservándose fntegramente un asa
de cinta vertical. De pasta negruzca con desgrasante indeterminado;
superficies negruzcas o marrón rojizas, según zonas. Diámetro de la
boca 14 cm., altura 7,8 cm. (fig. 5).
(35) FLETCHER VALLS, D. y PLA BALLESTER, E.: •Cincuenta e.tios de actividades del
Servicio de Investigación Prehistórica (1927- 1977)1. Serie de Trablijos Varios del S. 1. P.,
nl1m. 57, pég. 129. Valencja, 1977.
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o
_____
o----~---2
3c m.
Fig. !5.-llaterialn de la Con de lea Calanrea: nao cer6mlco regalado al Muaeo del S.J.P.
por BreuU¡ 1, coap de pol.np eeg6D BreuU y Obermaier; lumdidor mcontrado por J. Soler
SalYi
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COVA DE LES CALAVERES
23
PIEDRA
CALIZA
Util en caliza, de forma ovalada, con el borde izquierdo y la extremidad distal lascada, con amplias y profundas extracciones, que determinan un filo cortante, especie de hendid9r o raedera lateral (fig.
5) (36).
SILEX
Todas las piezas que se describen lo son de silex salvo tres, una de
ellas es una loseta de arenisca (núm. 9) y las otras dos lascas en caliza
(núm. 31 y 220) que no se han descrito aparte por no intemnnpir la numeración.
En el inventario que se presenta a continuación, el primer número
lo es simplemente de orden, correspondiendose con los propios de las
figuras, y el situado entre paréntesis corresponde al del inventario general del material conservado en el Museo de Alicante, que se coloca
a efectos de identificación de los útiles. Las medidas lo son en centf-.
metros, por lo que esta indicación se suprime a efectos de claridad y
brevedad. Todos los útiles han sido dibujados y fotografiados, agrupándose por tipos (figs. 6 a 12 y Lám. VI a XV).
1 (174).-Nilcleo globuloso informe. Pttina lechosa. Muy esquirlado en varias de sus aristas. 5'8 x 3'9 x 3' 1. En pequeAas anfractuosidades conserva parte de la matriz
rojiza donde estuvo enslobado.
2 ( 175).-Gran lasca de color blancuzco con dono natural en toda la parte izquierda y retoques marginales inversos en el filo derecho. 7'4 x 3'8 x 2'0. En matriz negnaca.
3 (176).-Lasca de color lechoso. Conserva parte del córtex en el talón. Retoques continuos
y directos. 4'0 x 2'9 x 0'8. En matriz negnaca.
4 (177).-Gran lasca de color lechoso. Dono derecho mediante ampUos retoques, filo reto·
cado discontinuamente, retoqu.es directos e inversos. Talón esqu.lrlado en el d.o rso. Bulbo reb~ado. 6'8 x 4'0 x 1'6. En matriz negruzca.
5 (1781.-Lasca de color grlaéceo que conserva parte de la co.rteza en el dorso. Retoques
marginales directos continuos mesiales y distales. 3'7 x 4'9 x 1'0. Muy Umpio.
aunque la matriz pudo ser rojiza.
6 ( 179).- Lasoa de color lechoso. Posible tableta de avivado de ndcleo o de raspador nucleiforme. 3'2 x 2'6 x 0'95. En matriz negnaca.
7 (180).-Lasca con pétina lechosa intensa. Esqulrlada en el talón. 3'7 x 3'3 x 0'7. Bn
matriz negnaca.
8 (181).-Lasca procedente del descortezado del ndcleo. Silex gris con intensa pétina lechosa. 3'4 x 4' 1 x 1'45. En matriz negruzca.
9 (182).-PequeAa loseta de arenisca de grano fino y color rojo oscuro (rodeno). 4'7 x 3'4
)( 0'5.
(361 Fue recogido en el exterior de la cavidad, aunque en sus inmediaciones, junto con
interesantes restos de fauna, por D. José Soler Salvé, quien amablemente lo puso a nuestra
disposición.
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Flg. 6.-Raapado.rel. Mu~eo de Alicante
16
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COVA DE LES CALAVERES
25
1O 1183).-Lasca de sflex de color blancuzco, conserva parte del córtex. Retoques marginales derechos, directos, simples y continuos. 3'6 x 6' 45 x 1' 1. En matriz rojiza.
11 11841.-Lasca de sllex gris con pátina blancuzca. Retoques simples marginales izquierdos directos y continuos meslales y proximales. 6'7 x 3'0 x 0'6. En matriz negruzca.
12 1185).- Lasca de sOex gris con pátina blancuzca, conserva parte del córtex. Retoques
marginales izquierdos, simples directos distales y simples alternos proximales.
5'5 x 2'8 x 0'8. En matriz negruzca.
13 1186).-Raspador en extremo de lasca. Intensa pátina lechosa. Conserva gran parte de
corteza. Frente cóncavo y lado izquierdo con retoques marginales simples directos y continuos. 4'3 x 3'5 x 1'2. No conserva suficientes restos para identificar
la matriz.
14 1187).-Lasca con pátina grisácea. Algunos retoques de uso. 4'6 x 3'1 x 0'9. En matriz
negruzca.
16 1188).-Lasca de sflex de color grisáceo. Conserva la mayor parte de la corteza. Algunos
desconchados marginales de uso. 4'6 x 3'8 x 1'0. En matriz negruzca.
16 11 89).-Núcleo prismático aplanado en sUex blancuzco. 6 x 7'2 x 2' 4. En matriz negruzca.
17 1190).-Niicleo informe con fuerte pátina lechosa. 7'5 x 4'8 x 4'2. En matriz negruzca.
18 11911.-Lasca en sOex marrón. Muesca fortuita al parecer . 2'35 x 2'8 x 0'6. En matriz
negruzca.
19 1192).-Lasca de sOex gris con extremidad distal terminada en dos facetas a modo de
buril diedro central. Lado izquierdo con retoques simples marginales directos
mesiales y proximales. 3'6 x 2'4 x 1'2, En matriz negruzca.
20 1193).-Hoja truncada con intensa pátina lechosa. Retoques marginales derechos sim·
pies, proximales y distales directos, sobreelevados en la truncadura y simples inversos continuos y mesiales. 4'3 x 1'9 x 0'4. En matriz rojiza.
21 (194).-Resto de ndcleo prismático o piramidal que pudo haberse utilizado como buril de
ángulo sobre rotura. De aOex gris con intensa pátina blancuzca. 3'0 x 1'0 x 1'8.
En matriz negruzca.
22 (195).-Fragmento de hoja de sflex gris. 3 x 2'3 x 0'6. En matriz negruzca.
23 1196).-Lasca con intensa pátina lechosa, terminada distaimente en d.os facetas que dan
la impresión de tratane de un buril diedro central. 3'8 x 2'2 x 1'2. Sin suficientes restos para identificar la matriz.
24 1197).-Raspador atiplco en extremo de lasca. Conserva parte del córtex. Intensa pátina
lechosa. 3'3 x 2' 2 x 0'79. Sin suficientes restos para idenUficar la matriz.
25 1198).-Lasca de sOex gris con pátina lechosa. Talón eliminado mediante retoques que
ocupan toda la parte próxima!. 3'1 x 2'3 x 1' 1. En matriz negruzca.
26 1199).-Lasca de sfiex marrón que conserva parte del córtex. Bulbo de percusión eliminado. 2'8 x 1'9 x 0'65. En matriz negruzca.
27 1200).-Fragmento de hoja de sOex grisáceo. Retoques marginales simples derechos Inversos y continuos mesiales y distales. 2'9 x 1' 6 x 0'6. En matriz negruzca.
28 1201).- Lémina-cresta total en sOex grisáceo. 4' 5 x 1'4 x 0'6. En matriz negruzca.
29 (2021.-Hoja de sfiex grisáceo con suave pátina lechosa. 3'5 x 1' 2 x 0'5. En matriz negruzca.
30 1203).-Raspador atlplco en extremo de hoja. 3'2 x 1'3 x 0'45. En matriz negruzca.
31 1204).- Lasca caliza. 3'5 x 1'6 x 0'95. En matriz rojiza.
32 1205).-Hoja con fuerte p6tlna lechosa. 4'3 x 1' 4 x 0'5. Sin elementos para reconocer la
matriz.
33 1206).-Lasca con pátina lechosa. 2'9 x 2'3 x 0'7. En matriz negruzca.
34 1207).-Hoja-cresta parcial. 3' 1 x 1'4 x 0'8. En matriz negruzca.
36 1208).-Lasca con intensa pátina blanca. Conserva gran parte de la corteza. 3'8 x 1' 8 x
0'9. Con matriz negruzca.
36 1209).-Lasca con intensa pátina lechosa. Conserva parte de la corteza. 3 x 2'2 x 0'7. En
matriz negruzca.
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--.....;.====---3 cm.
llg. ?.-Ralpadore1 • MUMO de Alicante
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COVA DE LES CALAVERES
27
37 12101.-Lasca con pátina lechosa. 2'7 x 1'6 x 0'2. Bn matriz negruzca.
38 (211).-HQja con intensa pátina lechosa. 3'7 x 1' 7 x 0'3. Bn matriz negruzca.
39 12121.-Frente de raspador en extremo de hoja con retoques marginales derechos e izquierdos. Frente esquirlado por el envés, quizá golpeado para reavivarlo. 2'0 x
2'0 x 0'7. En matriz n. gruzca.
e
40 12131.-Lasca de sfiex grisáceo de forma rectangular, bulbo eliminado por rotura. 2'0 x
2'7 x 0'7. Bn matriz negruzca.
41 12141.-Lasca con pátina lechosa. 2'5 x 1'7 x 0'6. En matriz negruzca.
42 (2151.-Raspador en extremo de lasca, color grisáceo. Frente ligeramente cóncavo y
denticulado. Retoques marginales simples directos y continuos mesiales. 2'6 x
1' 7 x 0'6. Sin restos para reconocer la matriz.
43. (2161.-Lasca de sflex, u hoja rota d.e color marrón. 2'8 x 1' 4 x O' 4. En matriz negruzca.
44 (2171.- Fragmento de hoja de sflex de color lechoso intenso rota en la parte proximal.
3'1 x 1'2 x 0'3. Sin restos para identificar la matriz.
46 12181.- Lasca con intensa pátina lechosa. 2'3 x 1'7 x 0'36. En matriz negruzca.
46 (2 191.-Fragmento de raspador en extremo de hoja, frente ligeramente cóncavo. Color
marrón claro. 2'1 x 1'8 x 0'48. Matriz negruzca.
47 (2201.-Fragmento de hoja rota por l.a extremidad distal. Con pátina intensa lechosa. 3' 1
x 1'5 x 0'3. Matriz rojiza. Un letraro en el envés dice cinterior».
48 (2211.-Hojita-cresta parcial. Sflex grisáceo. 2'3 x 1'9 x 0'6. En matriz negruzca.
49 (2221.-Hojita con dorso natural en silex gris azulado. 3'1 x 1'3 x 0'6. En matriz negruzca.
60 (2231.- Lasca con intensa pátina lechosa. 3'85 x 1'7 x 0'7. En matriz rojiza.
51 (2241.-Hoja con intensa pátina lechosa. 3'5 x 1' 6 x 0'6. En matriz negruzca.
52 (2251.-Hoja-cresta total con pátina blancuzca. 4 x 1'5 x 0'8. En matriz negruzca.
53 (2261.-Hoja de sflex grisáceo, distalmente muy aguzado. 3'6 x 1'3 x 0'6. En matriz negruzca.
54 (2271.-Lasca con pátina lechosa intensa, conserva parte de la corteza. 3'5 x 1' 8 x 0'7.
Sin residuos para diferenciar la matriz. .
55 (228).-Lasca de sflex de color lechoso intenso, con una de las aristas dorsales marginales completame.nte retocada con retoques cuhrientes, continuos directos. 2'7 x
3'6 x 0'8. Con posible matriz rojiza.
56 (2291.-Fragmento de boja con pátina lechosa intensa. 2'3 x 1' 4 x 0'3. En matriz negruzca.
57 (2301.-HQjita con dorso natural, pátina blancuzca. 2'9 x 1'2 x O' 4. En matriz negruzca.
58 (2311.- Lasqulta con pátina lechosa intensa. 2'2 x 1'3 x 0'5. Sin suficientes restos para
indentfflcar la matriz.
69 (2321.- Lasqulta con pátina lechosa intensa. 2'6 x 1'6 x 0'4. Sin suficientes restos para
identificar la matriz.
60 (2331.-Microrraspador atlpico de color rosado. 1'8 x 1'4 x 0'6. En matriz negruzca.
61 (2341.-Lasca de color gris azulado, con intensos retoques en una de sus aristas. 2'2. x
1'4 ie 0'6. En matriz negruzca.
62 (2351.- Hoja de sflex blancuzco, con retoques marginales totales simples, continuos y directos. 3'4 x 1'4 x 0'4. Bn matriz negruzca.
63 (2361.-Lasca de sflex blancuzco, conserva parte de corteza. 2'9 x 1'4 x 0'5. Bn matriz negruzca.
64 (237).-Lasca de sflex blancuzco. 2'3 x 1'4 x 0'3. En matriz negruzca.
65 (238).-Raspador atlpico con intensa pátina lechosa. Reavivado en el reverso. 2'6 x 1'7
x 0'6. Con matriz negruzca.
66 (239).-Hoja de sflex grisáceo con retoques distales derechos que delimitan una especie
de raspador ojival. 2'3 x 1'1 x o·4. Sin indicios.
67 (2401.-Lasqulta de sflex blanquecino. 2'3 x 1'5 x 0'2. En matriz negruzca.
68 (2411.-Lasqulta de sflex grisáceo que termina distalmente en un frente estrecho a modo
de raspador. 1'6 x 0'4 x 0'8. Sin indicios.
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3 cm.
Fig. 8.-Raapadoret; perforadore•-taladro•; pico; dono• reb~ado• ; hoja-cresta y pieza• retocad&~. Museo de Alicante
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COVA DE LES CALAVERES
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69 (242).-Perforador. En sllex marr6n. Conserva parte del cortex. 3' 9 x 1' 4 x 0 '5. Sin elementos.
70 (243).-Hojita de sflex grisáceo con retoques sobreelevados marginales directos proximales. 3 x 1'2 x 0 '5. En matriz negruzca.
71 (244).- Lasquita en sllex gris. 2' 2 x 1'2 x 0'4. En matriz negruzca.
72 (245).-Lasca de sflex grisáceo-blancuzco. 2'7 x 1' 1 x 0'5. En matriz negruzca.
73 (246).-Hojita de sUex de color marr6n claro. 2' 7 x 2'2 x 0'4. Sin restos.
74 (247).-Microrraspador atfpico en sllex blancuzco. 1' 8 X 1'3 X 0'6-, Sin restos.
75 (248).-Lasquita de sflex blancuzco. 1'0 x 2'3 x 0 '3. En matriz negruzca.
76 (249).- Lasquita de sllex con pátina blancuzca. 2'6 x 0'9 x 0'4. Sin restos.
77 (250).- Hojita de sllex marr6n. 2'8 x 1'1 x 0 '3. En matriz negruzca.
78 (251).- Hojita con pátina blancuzca. 2'5 x 1'1 x 0' 3. En matriz negruzca.
79 (252).-HoJita con pátina blancuzca. 2'0 x 0 '9 x 0'3. En matriz negruzca.
80 (253).-Microrraspador con pátina blancuzca. Retoques simples marginales di rectos
continuos proximales que eliminan el tal6n. 2'5 x 1'3 x 0'5. En matriz negruzca.
81 (254).-Hoja de sllex gJis con intensa pátina lechosa. 3'0 x 1' 1 x 0 '3. Sin restos.
82 (255).-Lasca de sllex gris. 2' 6 x 1' 2 x 0 '4. sui restos.
83 (256).- Raspador en extremo de hoja-cresta. 2' 4 x 1'2 x 0'6. Sin restos.
84 (257).-Lasca de silex gris con pátina lechosa. 2'5 x 1'0 x 0'55. Sin restos.
85 (258).-Hojlta de sllex gris con ténue pátina lechosa. Distalmente con frente dé raspador
atlplco. 2'8 x 1'1 x 0'3. En matriz negruzca.
86 (259).-Raspador atlpico en extremo de lasca con retoques marginales Izquierdos sobreelevados distales y simples mesiales directos continuos, y derechos simples
continuos directos totales. Color marr6n claro. 2'2 ~ 1'95 x 0' 5. En matriz negruzca.
87 (260).-Raspador en extremo de hoja espesa, de sllex gris con pátina blancuzca. 3'6 x
2'0 x 1' 1. En matriz negruzca.
88 (261).-Hojita de sllex gJ'is, con restos de corteza. 3' 2 x 0'95 x 0' 4. Sin rest.os.
89 (262).-Hoja con pátina lechosa. 3'1 x 1'1 x 0 '3. Sin restos.
90 (263).-Burll de ángulo sobre rotura? En hoja éon retoques marginales derechos simples
directos continuos proximales. 3' 4 x 1'6 x 0 '6. En matriz negruzca.
91 (264 ).-Hoja-cresta parcial con pátina lechosa. 3'8 x 1' 1 x 0'3. Sin restos.
92 (265).- Hoja con intensa pátina lechosa. Con retoques marginales simples derechos continuos direct.os e izquierdos simples inversos continuos. 4'0 x 1'3. En matriz negruzca.
93 (266).- Hoja de silex de color marr6.n claro, conserva parte de la corteza. 3'4 x 1'3 x
0'5. Sin restos.
94 (267).-Hoja de sfiex de color marr6n oscuro. 3'4 x 1' 2 x 0'55. Sin restos.
95 (268).- Hoja de sflex de color blancuzco. 3'4 x 1'6 x 0' 6. En matriz negruzca.
96 (269).- Hoja de sllex de color blancuzco. 3'3 x 1'15 x 0'5. En matriz negruzca.
97 (270).- Hoja de silex de color grisáceo. 3'1 x 1'1 x 0'3. Sin rest.os.
98 (271).- Buril sobre truncadura retocada. Retoques simples marginales dlrect.os proximales continuos. Pátin.a lechosa. 5'7 x 1'3 x 0' 45. En matriz marr6n.
99 (272).- Lasca de sllex gris. Conserva parte de la corteza. Retoques distales simples marginales discontinuos dlrectos e inversos. 2' 5 x 1'74 x 0 '8 . En matriz oscura.
100 (273).- Lasca con intensa pátina blancuzca. 2'45 x 2'05 x 0'65. Sin restos.
101 (2741.-Raspador atfplco en extremo de lasca. Retoques Izquierdos meslales marginales
simples directos discontinuos, proximal.es simples marginales directos continuos
y derechos mestales simples marginales alternos. 2'75 x 1'8 x 0'7. En matriz
rojiza.
102 (275).-Lasca con pátina lechosa. Bulbo eliminado. 2'8 x 1'9 x 0 '7. En matriz negruzca.
103 (276).-Hoja con pátina blancuzca. Retoques directos de uso. 3' 1 x 1'4 x 0' 4, En matriz
ma.r r6n.
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- oz7/l?>r.-
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3cm.
Fig. 9.-Buriln, boJa• y plau retocadaa. Museo de Alicante
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104 (277).-Hoja-cresta. Color gris. 3'4 x 1'1 x 0'5. En matriz marrón.
105 (278).-Lasca con intensa pátina lechosa. Conserva parte del córtex. 3'36 x 1'7 x O' l.
En matriz negruzca.
106 (279}.-Raspador atlpico, posiblemente doble. Pátina blancuzca. 2'6 x 2'0 x 0'7. En
matriz negruzca.
107 (280).-Lasca de sfiex gris. 2'8 x 1'5 x 0'7. En matriz negruzca.
108 (28 1}.-Lasca con Intensa pátina lechosa. 3'8 x 1' 4 x 0'6. En matriz rojiza.
109 (282).-Raspador en ext;remo de lasca. Pátina blancuzca. 2'6 x 1'7 x 0'8. En matriz negruzca.
110 (2831.-Lasquite de sflex gris, apuntada. 2'8 x 1'0 x 0'6. En matriz negruzca.
111 (284).- Hoja-cresta de sfiex blanquecino. 2'7 x 0'9 x 0'6. En matriz negruzca.
112 (286).- Microrraspador en extremo de hoja. Intensa pátina lechosa. 2'35 x 1'3 x 0'35.
En matriz rojiza.
113 (286).-Lasquita de sflex grisáceo. 2'6 x 1'3 x 0'4. En matriz negruzca.
114 (2'871.- Posible perforador, con intensa pátina lechosa. 2'9 x 1'3 x 0'4. En matriz negruzca.
.
115 (288).-Pleza con truncadura distal recta y cóncava. SJlex melado con pátina marrón
clara. 2'5 x 1'7 x 0' 6. En matriz negruzca.
116 (289).- Hojita de sHex marrón con pátina blancuzca. 2'8 x 1' 4 x 0'23. En miitriz negruzca.
117 (2901.- Hojita con pátina blancuzca. 3'3 x 1' 1 x 0'3. En matriz negruzca.
118 (291).- Hoja de sflex grisáceo. 3'5 x 1'5 x 0'35. En matriz negruzca.
119 (292).-Lasc.a de snex grisáceo, probable resto de ntlcleo. 2'7 x 1'0 x 0'6. En matriz negruzca.
120 (293).-~asquita de sflex grisáceo. 2' 3 x 1'0 x 0'5. En matriz negruzca.
121 (294}.-Hojita de sfiex grisáceo, con retoques mesiales derechos simples inversos. 2'6 x
1' 1 x 0'3. En matriz negruzca.
122 (296).-HQiita con pátina blanquecina. 2'8 x 1' 1 x 0'25. En matriz negruzca.
123 (296}.-Hojlta con pátina lechosa, rotura proxim.aL 2'8 x 1'0 x 0'3. En matriz negruzca.
124 (2971.-Microrraspador en extremo de lasca. Pátina lechosa intensa. Bulbo de percusión
eliminado mediante lascado. Intento de reavivamiento mediante lascado inverso
distal. 1'8 x 2'2 x 0'6. En matriz negruzca.
125 (298}.- Hojlta con dorso naturaL Pátina blancuzca. 2' 4 x 0'6 x o·4. En matriz marrón
oscura.
126 (2991.-Hoj ita con pátina blancuzca. 2'5 x 1'26 x 0'35. En matriz negruzca.
127 (3001.- Microrraspador doble sobre lasca de sílex blancuzco. 3'1 x 1'2 x 0'9. En matriz
marrón oscura.
128 1301).-Hoja de sfiex grisáceo con retoques Inversos marginales continuos mosiales y
distales derechos, y continuos proximales y distales derechos e izquierdos, respectivamente, directos. 3'8 x 1'5 x 0'6. En matriz negruzca.
129 (302).-Hoja-cresta total en sflex blancuzco. 3'6 x 1'0 x 0'85. En matriz negruzca.
130 (303).- Hojlta de sflex blancuzco. 3' 5 x 1' 1 x 0'4. En matriz negruzca.
131 (304}.-Hojita de sfiex lechoso con retoques abruptos marginales continuos proximales
directos derechos, y simples marginales mesiales continuos directos izquierdos.
3'7 x 1'3 x 0'2. En matriz marrón-oscura.
132 1305).- Lasca de sfiex marrón. con retoaues marltinales discontinuos mesiales directos
derechos. Posible perforador. 3'4 x 2'7 x 0'6. En matriz negruzca.
133 (306).-Raspador atlpico sobre lasca de color lechoso. 3'4 x 1'9 x 0'8. En matriz
marrón-oscura.
134 (307).-Lasca de sfiex lechoso con retoques abruptos inversos en el ápice y otros discontinuos mesiales simples derechos. 2'9 x 1' 6 x 0'3. En matriz negruzca.
136 (308}.-Microrraspador nucleiforme en snex de color gris. 2' 1 x 2'4 x 1'4. Matriz ne-·
gruzca (brecha}.
136 (309}.-Lasca de snex de color blancuzco. Restos de corteza. Probable resto de nOcleo.
3'0 x 1'5 x 1'2. Matriz negruzca.
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J. APARJC IO
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3c.m.
Flg. 10.-Hojat y otrot titilet. Muno de Alicante
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COVA DE LES CALAVE RES
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137 (3 10).-Frente de un antiguo raspador sobre hoja, roto por flexión. Inutilizado al intentar reavivarlo. Retoques en la linea de rotura. 2'0 x 2'6 x 0'7. Matriz negruzca.
138 (3 11).-Hoja de afiex de color lechoso. Retoques simples marginales directos continuos
mesiales y proximales. 3'6 x 1'7 x 0'4. Matriz sin precisar.
139 (312).-Lasca de sfiex blancuzco. 2'8 x 1'2 x 0'6. Matriz negruzca.
140 (313).-Raapador at.lpico en sfiex blancuzco. 2'8 x 2'1 x 1'0. Matriz negruzca (brecha).
141 (314).-Hojite de sflex blancuzco. 3' 3 x 1' 4 x 0'2. Matriz negruzca.
142 (315).-Hojite de allex de color pardo con retoques d.l stalesluatrosos. 3'4 x 1'6 x 0'4.
Sin matriz.
143 (316).- Hojita de afiex de color lechoso, con retoques simples continuos directos marginales izquierdos. 3'4 x 1'4 x 0'5. Matriz marrón clara.
144 (317).-Lasca de sfiex de color gris con pátina lechosa. 2'5 x 1'6 x 0'4. Matriz negruzca.
145 (3 18).-Lasca de sfiex de color blancuzco, conserva parte del córtax dorsal. 3'0 x 2'0 x
1'0. Matriz nevuzca (brecha).
146 (3 19).-Lasca de sflex de color grisáceo con denticulación meslal Inversa mediante
muescas. 4'9 x 1'9 x 0'35. Matriz marrón.
147 (320).-Lasca de sfiex gris que conserva parte del córtex. 3'3 x 2'3 x 0'9. Matriz negruzca.
148 (321 ).-Hoja de afiex gris, conserva parte del córtax. 4' 1 x 1'6 x 0'7. Matriz negruzca.
149 (3221.-Hoja de sfiex blanco. Conserva parte del córtex. 2' 4 x 2'0 x 0' 7. Matriz negruzca. (Brecha que engloba algunos sflex).
150 (323).-Lasca de sflex blanco. 5'0 x 1'2 x 1'0. Matriz marrón.
151 (324).-HQiita de afiex blanco. 3'5 x 1'4 x 0'5. Matriz marrón.
152 (325).-Lasca de sflex blancuzco. 3' 6 x 2'9 x 0'7. Matriz negruzca.
153 (328).-Raapador circular con la parte derecha rota. De color marrón claro. 3'0 x 2'0 x
1'0. Matriz negruzca.
154 (3271.-Boja de sflex blancuzco. Retoques marginales simples escaleriformes profundos
distales derechos, y simples marginales discontinuos directos izquierdos. 4'2 x
2'0 x 0'9. Matriz marrón.
155 (328).-Boja de snex blanco con retoques simples marginales continuos directos proximales y mesiales. 4'3 x 1'8 x 0'6. Matriz marrón.
156 (329).-Poafhle resto de ndcleo piramidal. 2'9 x 2' 1 x 1'1 . Matriz negruzca (brecha).
157 (330).- Buril de bgulo sobre rotura. 2'3 x 2'8 x 1' 1. Matriz negruzca (brecha).
158 (331).-Lasca de afiex marrón claro. 4' 1 x 1'4 x 0'8. Matriz negruzca (brecha). Conser- ·
va parte del córtex.
159 (332).-Hojita de afiex gris con pátina blancuzca. 3'2 x 1' 7 x O' 4. Matriz negruzca (brecha). Rotura proximal que e.limina el bulbo.
160 (333).-Hoja de sílex blancuzco con retoques simples directos marginales proximales derechos. 3'5 x 2'1 x 0'8. Matriz negruzca (brecha). Rotura proximal que elimina
el bulbo.
161 (334).-Fragm.ento de hoja de sfiex lechoso. Matriz marrón. Cacholonée. Posiblemente
con borde derecho reb~ado aunque perdido por erosión.
162 (335).-Posible hoja-cresta total. 4'5 X 1'2 X 0' 4. Matriz negruzca.
163 (336).-Hoja de s[)ex de color gris con Intensa pátina lechosa. 3'5 X 1'6 X O' 4. Matriz
negruzca.
164 (337).-Raspador sobre lasca retocada. 3'4 x 2'0 x 0'5. Matriz negruzca. Color gris.
166 (338).-Raapador sobre hoja retocada. 3' 1 x 1'5 x 0'9. Matriz negruzca. Color gris.
166 (339).-Lasquita de sfiex blancuzco. 3'0 x 1'2 x 0'85. Matriz regruzca. Conserva parte
del córtex.
167 (340).-Hojita de sflex lechoso. Retoques limpies y escamosos marginales directos discontinuos derechos, y simples continuos marginales directos mesiales izquierdos. 4'1 x 1'5 x 0' 5. Matriz marrón. Bulbo eliminado. ¿Buril?
168 (341 ).-Hojita de sflex gris con pátina blancuzca. 2'9 X 1'3 x 0' 4. Matriz sin identificar.
Conserva parte del córtex.
169 (342).-Hojita de sJlex grisáceo. 2'6 x 1'4 x 0'6. Matriz negruzca.
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3cm.
Flg. ll.-Hojaa, u6cleot f otros 6tiln. Muaeo de Alicante
.
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3S
170 (343).-LÚqulta de silex grlséceo. 1'6 x 3' 1 x 0'35. Sin determinar la matriz.
171 (344).-Hoj!ta de ailex blanco con dorso natural. 3'3 x 1' 2 x 0'25. Matriz marrón.
172 (345).-Hojlta de sflex grls con dorso natural de córtex. 3'3 x 1'5 x 0'6. Matriz negruzca.
173 (346).-Hoja de sflex de color lechoso. 3'9 x 1' 85 x 0'4. Matriz negruzca.
174 (347).-Hoja de sflex de color lechoso, retoques marginales simples discontinuos directos
izquierdos. 3'9 x 1'7 x 0'4. Matriz marrón.
175 (348).-Lamin!ta-cresta con pétina blancuzca. 3'4 x 1'6 x 0'8. Matriz negruzca.
176 (349).-Hoja de silex gris con cresta parcial. 4'8 x 1'3 x 0'4. Sin determinar la matriz.
177 (350).-Hoja de ailex blanco. Retoques simples marginales discontinuos directos derechos. 3'5 x 1'7 x 0'7. Matriz marrón.
·
178 (351 ).- Raspador ojival co.n escotadura distal, sobre hoja retocada. 3'2 x 1'6 x 0'6. Ma·
triz negruzca.
179 (352).-Hojlta de sUex gris. 3'2 x 1'3 x 0'3. Matriz negruzca.
180 (3531.- Raspador atlpico sobre hojita retocada (Microrraspador). 2'6 x 1'6 x 0'35. Matriz marrón.
181 (364).- Hqjita-cresta total. 2'4 x 0'6 x 0'6. Matriz negruzca.
182 (355).- Pequetlo n11cleo piramidal de sflex grls. 2'6 x 1' 4 x 1'6. Matriz negruzca.
183 (356).-Hoja de sflex blanco con dorso. 4'0 x 1'5 x 0'36. Matriz negruzca.
184 (357).-Lasca de sllex gris. 3'35 x 2'3 x 0'76. Matriz negruzca.
186 (358).-Raspador sobre lasca retocada. 2'6 x 2'0 x 1'0. Matriz negruzca.
186 (3691.-Posible peñorador. 3'3 x 1'7 x 0' 7. Matriz marrón.
187 (360).-Raspador sobre hoja. 2'7 x 1'7 x 0'5. Matriz negruzca.
188 (361).-Pequetlo nllcleo prismático d.e sílex blanco. 2'4 x 2'0 x 1'2. Matriz marrón.
189 (362).-Pequeilo nllcleo prismático de sfiex blanco. 2' 1 x 1'6 x 1'7. Matriz marrón.
190 (363).-Lasca con retoques simples abruptos marginales derechos directos distales continuos y denticulación mesial. Color grls y pétina blanca moteada. 3'9 x 2'0 x
0'6. Matriz irreconocible.
191 (364).-Lasca que conserva parte del cortax. Retoques simples marginales directos continuos derechos. 4' 1 x 1'9 x 0'7. Matriz negruzca.
192 (365).-Lasca de sfiex de color blanco. 4'0 x 2' 2 x 0'7. Matriz negruzca.
193 (366).-Lasca de sllex de color grls. Conserva parte del cortex. 4'5 x 1'6 x 0'8. Matriz negruzca.
194 (367).-Lasca de sflex gris con truncadura parcial distal. 4'0 x 2'3 x 0'75. Matriz negruzca.
196 (368).- Lasca de sllex gris, residuo de nllcleo. 2'6 x 2' 8 x 0' 6. Matriz negruzca.
196 (369).-Lasca de silex marrón oscura. 3'0 x 3'3 x 0'63. Matriz negruzca (brecha).
197 (370).- Hoja-cresta parcial con retoques simples directos, marginales distales continuos
izquierdos y simples marginales continuos mesiales y d!stales inversos derechos.
6'2 x 1'9 x 0'86. Matriz marrón.
198 (371 ).- Lasca. 4' 7 x 1'8 x 0'6. Matriz negruzca (brecha).
199 (372).- Resto de núcleo con dos frentes regularizados a modo de raspadores nuclelformes. Silex gris. 2' 4 x 2'9 x 1'5. Matriz rojiza (?).
200 (373).- Lasca con e.x tremidad proximal terminada a modo de raspador nucleiforme. 2'8
x 2'9 x 1'4. Matriz negruzca.
201 (374).- Nilcleo prismático de sfiex marrón. Frente regularizado a modo de raspador nuclelforme. 3'0 x 2'5 x 2' 1. Matriz negruzca (brecha).
202 (375).-Raspador nuclelforme (nllcleo piramidal). 2'0 x 2'9 x 2'05. Matriz marrón-rojiza.
203 (376).-Lasca de sllex blanco. 3' 1 x 2'8 x 1'0. Matriz marrón-rojiza.
204 (377).-Lasca de snex lechoso. Retoques distales simples marginales directos e inversos
discontinuos. 2'8 x 3'0 x 0'8. Matriz negruzca (brecha).
205 (378).-Lasca de silex blanco. Bulbo de percusión grueso. 2' 1 x 4'5 x 1'3. Matriz rojiza.
206 (379).- Lasca de sfiex grls. Parte proximal retocada a modo de raspador nuclelforme.
3'6 x 2'7 x 1' 1. Matriz negruzca.
.
207 (380).-Raspador atipico sobre lasca de sílex blanco. 3'9 x 3'0 x 1'0. Matriz negruzca.
[page-n-40]
36
J. APARICIO
208 (381).-Lasca de sllex lechoso. Retoques distales directos, simples marglnaJes continuos.
2'6 x 5'3 x 0'7. Matriz marrón rojizo.
209 (382).-Núcleo globular. 2'4 x 2'4 x 1' 85. Matriz negruzca.
210 (383).-Ndcleo prismático con frente de raspador. 3'4 x 2'95 x 1' 3. Matriz negruzca.
211 (384).-Lasca de sllex marrón-claro. 2'8 x 3'7 x 0'7. Matriz negruzca.
212 (385).-Luca de sílex de color ama.rillento verdoso. Con pico lbecl d1stal entre escotaduras. 2'9 x 4'0 x 0'9. Matriz negruzca (brecha). Conserva parte del córtex.
213 {386).-Lasca de sílex blanco. 5'4 x 3'0 x 0'8. Matriz marrón rojiza.
214 (387).-Lasca de sflax grisáceo con borde derecho esqulrlado. 2'9 x 3'3 x 1'35. Matriz
negruzca (brecha).
215 (388).-Nllcleo plramidaJ, posible cepillo, en sllex grisáceo. 4'0 x 2'5 x 2'3. Matriz negruzca.
216 (389).-Luca de sflex de color blanco. 4'4 x 2'8 x 1'9. Matriz marrón rojiza.
217 (3901.-Gran lasca de sOex blanco, con frente a modo de raspador. 5'8 x 3'3 x 1'0. Matriz negruzca.
218 (391).-Núcleo informe de sllax blanco. 4'3 x 3'2 x 2'6. Matriz marrón rojiza.
219 (392).-Luca de sílex gris. Conserva parte del córtex. 5'2 x 3'5 x 0'7. Matriz negruzca.
220 (393).-Lasca en cuarcita. 4'0 x 4'8 x 1'0. Matriz negruzca.
221 {433).-Raspador en abanico sobre lasca retocada. 4'0 x 2'8 x 0'5. Sin matriz apreciable.
222 (4341.-Lasca de sílex gris. 3'3 x 1'9 x 0'8. Eh matriz negruzca.
223 (435).-Hojita de sOex blanco. 3'4 x 1'5 x 0'3. Sin matriz apreciable.
224 (4361.-Lasquita de sOex blanco, posible hojita-cresta totaJ. 3'6 x 1' 1 x 0'6. Matriz negruzca y marrón.
225 (437).-Microrraspador sobre lasquita retocada. Color blanco. 2'3 x 1'8 x 0'6. Matriz rojiza.
226 (438).-Microrraspador en abanico sobre lasca retocada. Color marrón claro. 2'8 x 2'0 x
0'9. Matriz negruzca.
227 (439).-Pragmento de hojita con retoques proximaJes directos derechos e izquierdos simples, marglnaJes. Color blanco. 1' 85 x 1'11 x 0'3. Matriz negruzca (brecha).
228 (440).-Hojita de sflex blanco, posible hojita-a-esta parcial. 2'8 x 1'7 x 0'3. Matriz rojiza.
229 (441 ).-Hojita-cresta parclaJ en sflex blanco. 3' 1 x 1'0 x 0'65. Matriz n'egruzca.
230 {442).-Hojita de dorso rebajado. 2'65 x 0'7 x 0'2. Matriz negruzca.
231 (4-43).-Raspador sobre lasca. 2' 6 x 2' 1 x 0'6. Matriz negruzca.
232 144-4).-Microrrupador sobre hojita retocada. 2'5 x 1'0 x O' 4. Matriz negruzca (eliminada para su dibl.\lo).
233 (445).-Hojlta de sllex marrón. 2'4 x 1'2 x 0'25. Matriz negruzca.
234 (446).-Poslble extremidad proximal de una punta de escotadura o muesca a la que le
falta el ápice. Retoques abruptos. 2'95 x 1'35 x 0'45. Matriz negruzca. {Fig. 12 y
Lám. XV).
235 (447).-Hojlta de sllex con intensa pátina lechosa. Retoques mesiales y distales marginales simples directos y continuos. 2'75 x 1'2 x 0'45. Matriz ne$111zca.
236 (448).-Raspador en extremo de hoja. 2'8 x 1'5 x 0'3. Sin matriz apreciable.
237 (449).-Lasquita de color marrón con pátina blanca intensa. 2'1 x 1'4.
238 (450).-Lasquita de sflex blanco con parte del córtex. Posible pico entre muesca y escotadura. 2' 4 x 1'9 x 1'0. Matriz negruzca.
239 (451).-Hojita de dorso rebl\jado en sflex blanco. 2'0 x 0'6 x 0'35. Sin matriz apreciable.
240 (452).-Lasqulta de sílex marrón claro. 3'4 x 1'0 x 0'6. Matriz negruzca.
241 (4531.-Hojita de sflex marrón-grisáceo. 3'6 x 1'2 x 0'4. Matriz negruzca.
242 (454).-Raspador sobre lasca. Sflex azulado COn intensa pl\tina lechosa. 2'85 X 1'6 X 0'8.
Matriz negruzca.
243 (455).-Lasca de sílex gris con fractura retocada cóncavo-convexa. Retoques derechos e
izqul.erdos mesiales y distales simples marglnaJes continuos directos. 2'8 x 2' 1 x
0'5. Probable raspador con frente alimlnado al reavivarlo. Matriz negruzca.
244 (456).-Bu.rit diedro lateral. en sílex gris. 3'0 x 2'1 x 0'5. Matriz negruzca.
[page-n-41]
COVA DE LES CALAVERES
37
245 (4571.-Raspador sobre lasca retocada. Sfiax blanco. 2'8 x 2' 2 x 0'6. Ma~ negruzca.
246 (458).-Raspador sobre lasca retocada, en sflex blanco. 2'9 x 1' 75 x 0'6. Matriz negruzca.
247 (4591.- Lasca de sflex gris. 1'85 x 3' 1 x 0'8. Matriz negruzca.
248 14601.- Raspador sobre lasca retocada. 2'4 x 2'1 x 0'3, Sin matriz apreciable.
249 (461).-Lasca de sflax marrón-grisáceo con retoques proximales simples marginales directos continuos que delimitan una escotadura. 3' 1 x 1'9 x 1'0. Matriz negru.zca.
250 (4621.-Raspador doble en sflex azulado con intensa pátina gris. 2' 76 x '2'35 x 0'85. Matriz negruzca.
251 (4631.- Raspador sobre lasca que conserva el córtex. Sfiex blanco. 2'8 x 2'1 x 0'8. Sin
matriz apreciable.
252 (464).-Lasca con escotadura distal y retoques marginales mesiales simples inversos derechos discontinuos. 3'2 x 1'7 x 0'9. Sin matriz apreciable.
253 (4661.-Hoja-cresta total transformada en posible perforador. 4'3 x 1'0 x 0'9. Matriz negruzca.
254 (466).-Hojlta de silex blanco con retoques simples marginales alternos. 4'5 x 1'4 x 3'5.
Matriz negruzca.
255 (4671.-Raspador sobre lasca retocada. Sflex lechoso. 3'3 x 2'5 x 1'3. Matriz negruzca.
256 (4681.-Microrraspador sobre lasquita retocada, en sflex marrón claro. 2'66 x 2'2 x 0'7.
Matriz negruzca.
267 (4691.-Hoja de sflex blanco, con escotadura distal derecha. 4' 1 x 1'9 x 0'5. Sin matriz
apreciable.
258 (4701.-Raspador sobre lasca retocada con retoques alternos. Frente abrupto denticulado. 3'5 X 2'2 X 0'8. Matriz megruzca.
259 (4711.-Nílcleo prismático g.risáceo. 3' 1 x 2' 15 x 1'0. Matriz negruzca (brecha).
260 (4 721.-Raspador sobre lasca retocada en sflex gris. Conserva parte del córtex. 3'5 x 2'8
x 1'O. Sin matriz apreciable.
261 (4731.-Raspador sobre lasca retocada en silax lechoso. 3'4 x 2'8 x 0'4. Con probable
matriz negruzca.
262 (474).-Hoj a-cresta total. Sflex gris. 4'6 X 0'9 X 1'35. Matriz negruzca (brecha).
263 (4751.-Peñorador robusto en silex gris. 4' 1 x 1'9 x 0'7. Matriz negruzca.
264 (4761.-Núcleo globular en sflex gris. 2'6 x 2'7 x 2'2. Matriz negruzca (brecha).
265 (4771.-Raspador sobre lasca. Sflex marrón por el anverso y blanco por el reverso. 3'5 x
3'2 x 0' 1. En probable matriz negruzca.
266 (478).-Nílcleo piramidal de sflex lech.oso. 3'8 x 2'6 x 2'0. Matriz negruzca (brecha).
267 (4791.-Buril transversal en sflex gris. 3'4 x 3'4 x O' l. Sin matriz apreci able.
268 (4791.-Lasca redonda de sflex blanco de mala calidad con retoques simples marginales
alternantes continuos. 4'5 x 4'3 x 1'3. En matriz negruzca.
269 (S/nl.-Gran núcleo globuloso de sflex marrón-blancuzco. 4'8 x 6'5 x 4'5. En matriz negruzca.
270 (S/n).- Nócleo prismático en sflex blancuzco. Posible cepillo. 3'6 x 2'6 x 2'3. En matriz
negruzca gruesa con huesos.
271 (S/n).-Resto de núcleo prismático. Posible cepillo. 4'8 x 2'8 x 2'0. En matriz negruzca
gruesa con huesos.
272 (S/n).- Raspador sobre lasca en sflex con pátina lechosa. 3'0 x 2'0 x 0'8. Matriz negruzca. Recogido en superficie de la capa 2" debajo de la que contiene cerámica, al
hacer la estratigratla y tomar muestras para anéliai.s pollnicos y sedlmentológicos; Idéntica procedencia tienen los sflex descritos a continuación hasta el número 279.
273 (S/n).-Lasquita en sflex blancuzco. 2'0 x 1'4 x 0' 5. Matriz negruzca.
274 (S/n).-Lasca de sfl8ll: blancuzco. 3'5 x 2'3 x 1'0. Matriz negruzca.
275 (S/n).-Fragmento de las(¡¡ftta, rota, en sflex blancuzco. 1'0 x 2'2 x 0'8. Matriz negruzca.
276 (Sin).-Hojita rota en ~ex blancuzco. 3'0 x 1'2 x 0'3. Matriz marrón-oscura.
277 (S/n).-Lasca amor(a en sflex blancuzco. 3'5 x 2' 8 x 1'4. Matriz marró.n -oscura.
[page-n-42]
38
J. APARICIO
{\
1 ,, \
1 /1
\
11 1 \
1
259
o
2
Plg. 12.-Nt\cleo; hoja y punta de escotadura parpallenM. Mueeo de Alicante
278 (5/n).-Fragmento de hojita en sflex blancuzco. 1'6 x 1'8 x 0'5. En matriz marrón-oscu-
ra.
279 (5/ni.-Fragmento de hojita en sfiex blancuzco. 1'6 x 1'5 x 0'3. Matriz marrón-oscura.
CON CHA
(394 a 432).-38 conchas de cardium, cedula ?
RESUMEN DE LA INDUSTRIA LITIGA ESTUDIADA
- Productos de tallado :
Núcleos ............................
Lascas y lasquitas . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Hojas-cresta .. .. .. .. .. .. . .. .. . .. . ..
91
16
Total ......................... . .
119
Hojas y hojitas .. .. .. .... .. . .. .. . . ..
Raspadores (incluidos
los microrraspadores) .... . ...... .
Buriles .. . .. .. . . . . .. . . . .. ... . . .. ... .
Dorsos rebajados . . . ....... . .. . . . . . .
Puntas de escotadura .. . ...... . .... .
Perforadores .................... . . .
Diversos .......................... .
74
Total ......... . .................
157
TOTAL ... . ........ . .. . .....................
276
- Utiles :
Cuadro núm. 1
12
63
8
2
1
5
4
[page-n-43]
COVA DE LES CALAVERES
T: Productos
de ta liado
U: Utiles
Diagrama núm. 1
39
[page-n-44]
[page-n-45]
IV
LA FAUNA
MANUEL PEREZ RIPOLL
La fauna existente es escasa, aunque hemos de suponer su extraordinaria abundancia a juzgar por el espesor de la brecha ósea,
parte de la cual todavía existe como hemos indicado repetidas veces.
Parte de la conservada se guarda en el MÚSeo de Prehistoria de la
Diputación Provincial de Valencia y parte en el Museo Provincial de
Arqueología de Alicante; un único resto, aunque sumamente importante, se guarda en el Museo Arqueológico de Alcoy, y otros han sido
recogidos por particulares (37).
ANALISIS DE LA FAUNA MASTOLOGICA ESTUDIADA
Las especies que se encuentran presentes son:
Equus caballus.
Bos taurus.
Bos sp.
Capra pyrenaica
Capra hircus.
Cervus elaphus.
Sus scropha.
Ursus arctos.
Panthera. pardus.
Canis sp.
Hyaena cf. striata.
Oryctolagus cuniculus.
(37) Entre éstos hemos de citar a los prestados tambi6n por D. José Soler Salvé, escasos
en ndmero pero de gran interés.
6
[page-n-46]
M. PEREZ
42
En el material examinado no existe una especificación de los niveles. Señalo, por si resulta útil, el color y el tipo de tierra adherida a los
huesos; a este respecto, es significativo que los restos domesticados
estuvieron englobados en una matriz marrón suelta. Hay h~esos que
no llevan dicha indicación debido a que se ha desprendido la tierra y,
por lo tanto, aparecen sin este dato.
A continuación vamos a detallar los distintos huesos por especies:
EQUUS CABALLUS
Existen 11 restos, que corresponden a las ·siguientes partes:
4 fragmentos de dientes.
- 2 incisivos (uno de ellos con concreción da color gris-rojo).
1 M1 yM~2· cuyas medidas son:
-
1.- Long. mesio-distal en la cara oclusal
17'2
2.- Anch. vestfbulo-llngual en fdem. ·
- 2 fragmentos de calcáneo, ambos con tierra roja.
- 1 parte distal de metapodio.
18
BOS TAURUS
Sólo existe un resto, que corresponde a la parte distal de un Metacarpfo que no tiene fu.
slonada la eplflsis, por lo que corresponde a un individuo joven. La tierra adherida es de color
marrón suelta.
BOS sp.
Fragmento longitudinal de la parte distal de un radio.
CAPRA PYRENAICA
Hay seis restos pertenecientes a esta especie:
- 1 fraRmento molar lnferi. r.
o
- 1 P2.
- 1 fragmento de mandJbula con el M2 y el Ms. Tierra roja. Long. M3 - 23'8.
- Fragmento por la base de una clavija. Tierra marrón concrecionada.
- Escápula. Tierra marrón concrecl.onada. Long. méx. proc. art. = 41'7,
CAPRA HIRCUS
- 1 claviJa, aparecida en la tierra marrón suelta; sus medidas son:
Diámetro méximo por la base = 25'1.
Diámetro minlmo por la base = 15'6.
- Falange l . Tierra rojiza:
Long. lat. méx. = 40' 1.
Ancb. méx. prx. = 13'3.
- Astrágalo. Tierra marrón.
Lo.ng. mtx. lat. = 30'1.
Long. méx. mes. = 28'8.
Ancb. máx. lat. = 16'9.
CERVUS ELAPHUS
- Maxilar con serie molar muy gastada. Tierra marrón concrecionada.
- 1 P2f 1 ~
- 1 M2 y 1 M1 ; este último con tierra marrón suelta.
- diente de leche superior.
[page-n-47]
COVA DE LES CALAVERES
<43
- 3 fragmentos de molares superiores.
- 1 fragmento de calcáneo.
SUS SCROPHA.
- Un incisivo.
- Un fragmento de canino inferior .
- 2 fragmentos de canino superior.
URSUS ARCTOS
- Parte proximal ·de tibia,
- Parte distal de ulna.
qu~
no ha podido ser medida por estar fragmentada .
PANTHERA PARDUS
- Falange II. Long. máx.
BYAENA
= 28' 3.
e/. strlata
La pertenencia de los restos al género «Hyaenu se fundamenta en especial en un M 1. cuyas caracterisUcas corresponden muy bien a dicho género: la existencia de un metac6nido en
la cara interna del protocónido, y la presencia de un talón bien desarrollado. Las medidas
son:
Long. máx. - 24' 2.
Anch. mé.x. = 12'9 .
Las medidas cuadran bien con la «Hyaena striataJ, por lo que puede pertenecer a dicha
especie.
Los demás restos pueden pertenecer también a dicha especie:
- Fragmento de P4 derecho y dos caninos.
CANIS sp .
ExUten dos colmlllos que no permiten fijar con exactitud la pertenencia a una especie especlfaca.
ORYCTOLAGUS CUNICULUS
- 5 mandlbulas: Long. serie m.o lar - 14' 6, 14, 11 '1.
- 3 pelvis: Long. aoeta
9 ' 6, 8'5, 8'3.
Anch. aceta - 8' 8, 8'8.
- ¡ dlliflsis de f6mur.
- 3 dlé1lsls de tibia.
- 1 Metateno IV. Long. mu . .. 34' 1.
=
La hiena ha sido citada en varios yacimientos paleoliticos del Cantábrico, así como de Cataluña; más al sur, se cita en Carigüela, pero
sin especificar especie. Ahora bien, todas ellas pertenecen a la especie
H. spelaea, sin que se cite la H. striata. Esta última vive actualmente
en una amplia zona que va desde la India, Asia Menor y los bordes
norte y sur del Sabara, en ambientes esteparios.
El oso pardo es común en los yacimientos paleoliticos tanto del
norte como del área mediterránea, lo mismo que la pantera.
Con respecto a las especies domesticadas, da la impresión de que
pertenecen a unos niveles superficiales, por la adherencia de tierra
marrón suelta.
En la fotografía de la Lám. XVI es posible identificar un resto de
HIPPOPOTAMUS sp., sin que podamos especificar la especie a su
[page-n-48]
«
M. PEREZ
través, lleva la indicación de AMPHYBIUS, sobre lo que no nos atrevemos a pronunciarnos. Medidas: Longitud 12'6 cm.; anchura 3' 3
cm. y espesor 5' 1 cm.
Breuil mencionó la existencia de gran cantidad de huesos muy triturados y mineralizados, de diversos animales: osos, cánidos, lobo,
ciervo, équidos y , en capas superiores, de tierra más oscura, huesos
de conejo, ciervo y cabra montés; existiendo en los almacenes del
S.I .P., huesos de dicha cavidad que regalara Breuil ya clasificados de
la manera siguiente : molares de Cervus elaphus, Cervus, Equus, Sayga y Hyaena : huesos varios de Cervus elaphus, Rupicapra Pirenaica
Bon, Lepus y Cuniculos, Bos, Equus, Sus seroja, Ursus speleus, Rhinocerus frabulls y una falange de un gran felino; además de varios
ejemplares de moluscos: Leucochroa candidissima Drap y Helix vermiculata Muller (38).
1381 VId. opus ciL nota 20, pág. 14 y 23-24.
[page-n-49]
V
ANTAOPOLOGIA
BLISENDA VIVES BALMARA
El material antropológico eneolitico de la Cava de les Calaveras
corresponde a fragmentos craneales muy deteriorados (39) (Láms.
XVII y XVlli). Uno de ellos presenta un~ interesante lesión patológica
estudiada por D. Campillo (40).
DESCRIPCION DE LOS RESTOS
1.- Fragmento de frontal y parietal izquierdo. Aquél es vertical,
ortometope -o curvado-, suave glabela (1 -2 de Martin), ligera depresión supraglabelar, crotáfites muy evidentes, de mediana anchura y
muy divergente, con protuberancias frontales poco prominentes, bordes orbitarios algo gruesos con escotaduras muy amplias. Pertenecía
al sexo femenino y falleció entre los 20 y los 25 años de edad probablemente a causa de un aneurisma según el diagnóstico de Campillo
que describe la lesión como sigue:
«Presenta una amplia pérdida de substancia ósea que perfora por completo la escama frontal en su lado izquierdo.
En el exocréneo la silueta del orificio es ovalada sin depresión alguna en su
borde, con su eje mayor de 15 mm. dirigiéndose de abeJo a arriba y de dentro a
afuera. El eje menor mide 10 mm. El punto més medial del contorno de la perforación dista 22 mm. de la linea sagital y el més posterior 44 mm. aproximadamente
de la sutura coronal.
- --(39) Se conservan en el Museo Arqueológico de Alcoy y nos fueron dadas toda clase de
facilidades para su estudio.
(40) CAMPILLO VALRRO, D. : «Lesiones patológicas en cráneos prehistóricos de la Región Valenciano. Serie de TrebeJos Varios del S. l . P., nó.m. 50, págs. 4 1-45 y 83-86. Valencia, 1976. ·
CAMPILLO VALERO, D.: cPaleopatologfa del cráneo en CataluAa, Valencia y Baleareu.
Ed. Montblanc-Martin, págs. 164-17Q. Barcelona, 1977.
[page-n-50]
46
E. VIVES
Al examinar el endocréneo se aprecia la lesión que es mucho más extensa.
De contorno ovalado, casi circular, con un diámetro mayor de 34 mm. perpendicular a la Unea sagital y un diámetro menor de 29 mm. La perforación está situada en la porción infero-extema de la lesión. La cavidad no es uniforme, aunque sus
paredes son curvas, dejan dos compartimentos lobulados separados por una cresta
medial transversal poco elevada. La pared interna es la más gruesa. En la parte superior se aprecia un canal oblicuo qué se dirige en corto trayecto hacia la linea media, bordeado por dos crestas óseas dando la impresión de corresponder a un grueso surco vascular. La superficie de la cavidad muestra un aspecto porótlco por la
apertura de pequeñas celdillas diploicas, sin que se aprecien la abundancia de orificios vasculares. En situación parasagital, a bastante distancia, se observan agru~
paciones de agl.\ieros vasculares de tamaño grueso.
El diagnóstico es el de un probable aneurisma arteriovenoso de implantación
meningeu.
Caracteres métricos:
Arco frontal .... ...... . . .. . . ..... .
Cuerda frontal .......... . .. .. .... .
Indica sagital .. . .. . ..... . ........ .
Anchura mínima frontal . .... .. .. .
Anchura máxima frontal . . . ...... .
Indice anchura frontal .... . ...... .
135
112
82.96
91
117 (?)
77.77(?)
2.- Calota con los laterales y casi todo el occipital destruidos totalmente. La norma sagital muestra el frontal bt\,jo, ortometope, glabela fuerte (3 -4), con depresión supraglabelar. El parietal es corto con
aplanamiento obélico. En vista superior, el contorno ovoide recuerda
la morfología mesocéfala, con protuberancias frontales medianas y
las parietales fuertes. Frontalmente sólo puede apreciarse los arcos
supercillares poco pronunciados y cortos y el borde orbitario con perforación para el nervio orbitario. Es interesante observar un inicio de
criba orbitalis en el techo orbitario izquierdo. Probablemente, este individuo, de sexo masculino, falleció entre los 30 y los 40 años.
Caracteres métricos:
Arco frontal .... .. .. . . .. . . ...... . .
Cuerda frontal ......... .. . ..... . . .
Indica sagital frontal .. . .. . ..... . . .
Arco parietal ......... ... . .. . .... .
Cuerda parietal ............. .... . .
Indica sagital parietal ... . . . .. . ... .
128
107
83.69
113
101
89.38
3.- Frontal fragmentado en su mitad izquierda y en la glabela. Es ·
de mediana anchura, con protuberancias frontales fuertes, borde orbitario fino, arcos superciliares suaves, lineas crotáfites marcadas,
[page-n-51]
47
COVA DE LES CALAVE RES
posee además un surco vascular izquierdo. Posiblemente se trataba
de un sujeto femenino fallecido pasados los 40 años.
4.- Fragmento de parietal muy deteriorado.
5.- Fragmento de occipital con las lineas nucales muy poco evi-
dentes.
6.- Dientes:
;!MD
derecha
Ma
Ma
,i{VL
Altura
corona
Desgaste
9.2
9.2
11.5
11 .6
7.9
7.3
l.
l.
RESUMEN
Se documenta la presencia de un mfnimo de tres individuos y de
un máximo de cinco, uno masculino y dos femeninos. Es de destacar
en un individuo el inicio de una criba orbitalia (causada por la talasemis m~diterránea) y en otro un aneurisma arteriovenoso,_ lesió~
congénita que provocó una importante lesión ósea y además la muerte.
[page-n-52]
[page-n-53]
VI
SEDIMENTOLOGIA
PILAR FUMANAL GARCIA
RASGOS GEOGRAFICOS Y GEOMORFOLOGICOS
La Cova de les Calaveras está emplazada en el término municipal
de Benidoleig (Alicante), en la margen derecha del Barranc de la Cava, aproximadamente hacia el Km. 1 de la carretera de Benidoleig a
Pedreguer. Este barranco es tributario del Rio Girona (figs. 3 y 13), y
se enc~a en las calizas del Apten.se superior-Albense que forman parte de la vertiente N. de una estructura anticlinal constituida por los
montes de Seguili y la Solana de la Llosa. A su vez, ambas elevaciones, de
discreta envergadura, se incluyen en la unidad hidrogeológica de las
sierras del «Peñón - Castell de la Solana- Mongó» (41), última alineación meridional del Prebético externo.
Estructuralmente, la zona constituye parte de un relieve de tipo
jurásico, con amplios anticlinales, y sinclinales formados en una primera fase orogénica pirenaica. Retocados posteriormente por la tectónica miocena estirica del final del Burdigaliense, los empujes SE-NW
plegarán las series miocenas, formando unidades tectónicas que
adoptarán una estructura definitiva de pliegues volcados al NW. Sus
flancos, jalonan depresiones sinclinales, en las que, movimientos posteriores de descompresión, provocarán un hundimiento gradual y generalizado de estas fosas tectónicas (42).
Ello condicionará el encajamiento y jerarquización de la red fluvial como será el caso del rfo Girona, que nace en las. sierras más occi(41 ) PULIDO BOSCH. A.: cContribución al conocimiento de la' hidrogeologfa del Pre-bético Nororlental (Provincias de Valencia vAlicante)l. Memorias del Instituto Geológico y Minero de España. t. 95, pág. 409. Madrid, 1979.
(42) I. G. M. E. cHoja Geológica núm. 822. Be.nis&». Escala 1:50.000.
7
[page-n-54]
so
P. FUMANA L
dentales, que rodean la Vall d'Ebo, y que, tras encajarse en el abrupto
desfiladero del Barranc de l'Infern, desemboca en un amplio valle de
fondo plano, relleno de aluviones cuaternarios, en el que los depósitos
obedecen tanto a los aportes del propio curso fluvial como a los bien
desarrollados conos de deyección que se forman como resultado de la
acción erosiva de los barrancos que diseccionan los relieves cretácicos que enmarcan el valle (43).
La zona tiene caracterist:icas climáticas de tipo mediterráneo. Pulido Bosch (44) la considera como zona de transición entre la franja litoral y la zona occidental interior, con una temperatura media anual
entre 15' 5 y 17°C y temperaturas extremas con algo más de amplitud
que la zona litoral, cuya oscilación supera los 15°C. Las precipitaciones son desiguales y generalmente superiores a los 700 mm. en las
vertientes N. de las alineaciones montañosas, como es el caso del área
considerada, que se encuentra incluida en la curva isoyeta media de
800 mm.
Los máximos pluviométricos se dan en Otoño (noviembre) y febrero como máximo secundario a veces con valores parecidos en abrilmayo (45). Estas precipitaciones constituyen la alimentación principal de los acuíferos de la zona, ya que los cursos epfgeos, en general
poco numerosos e importantes, tienen un caudal escaso y muy intermitente a lo largo del año, dándose en la actualidad su circulación en
forma torrencial, tras precipitaciones de tipo puntual y de tormenta.
No obstante, parece detectarse una infiltración de parte del caudal
del rlo Gorgos, (al Sur de la Solana de la Llosa), tras su paso por Xaló,
en los niveles Barremense-Albense, calcáreos y margo-calizos que integran la formación «Jaraco» (46), entre cuyos materiales se forma la
red kárstica cuyo drenaje se realiza parcialmente por medio de la
propia cueva de les Calaveras.
Las series sedimentarias en que se forma el aparato cárstico al
que pertenece el conducto aún activo de la cavidad estudiada, presentan permeabilidad en los estratos de las calizas aptense-albenses entre los que se desarrolla principalmente el trazado de la red hipogea,
mientras que los tramos miocenos de facies «tap» margosa, (formación «Bélgida») que aparece tanto al S. de la Solana de la Llosa como al
S y W de Orba, funcionan como capa impermeable cuyos materiales
(43) LOPBZ GOMEZ, A. y ROSBLLO VBRGBR, V. M.: cGeografla de la provincia de AHcantea. Excma. Diputación Provincial de Alicante. Alicante, 1978.
(44) Vid. opus cit. nota 41.
(451 KUNOW, P.: cEl clima de Valencia y Baleares•. Diputación Provincial de Valencia,
pég. 289. Valencia, 1966.
(46) Vid. opus cit. nota 41, pég. 3 17.
[page-n-55]
COVA DE LES CALAVERES
LEYENDA
[/l.]
[;J:~ 1 Cono de deyecciÓn
1 ~.
.«'
Oligoceno
calizas
Cueva
1
1 tt 2
~ Cretaceo Sup.
~ Cenomanense
cal izas.
ter razas
Cretaceo lnt.
apter.se- al bense
calizas y margas
dolina relicta
falla supuesta
[ZJ
[2]
EJ
0
~
'
ita lo
·Gotg:os
Fig. 13.-Mapa geológico del territorio circundante a Calaveres
Cabalgamiento
~ Cretaceo lnf.
~ aptense calizas
E
Cretaceo lnf.
neoc?m.- barrem.
aren1scas
Contacto anormal
buzamiento
~trias
~ keuper
Cuaternario
mioceno burdigalense
facies tap, margas
-;,o----~=====:;2
km.
[page-n-56]
[page-n-57]
COVA DE LES CALAVERES
51
ocluirán la comunicación subterránea y delimitarán el desarrollo de
las formas superficiales de absorción y conducción, que pueden actuar de fuente esporádica de alimentación de los materiales finos y
gruesos de origen alóctono que habrán ido formando en parte el relleno de las galerías inferiores.
En las zonas elevadas pueden observarse, junto a un lapiaz medianamente evolucionado, algunos abrigos y cuevas de pequeño desarrollo, as1 como formas ya muy degradadas de antiguas dolinas, una
de ellas capturada por la acción regresiva de loa barrancos. Depósitos
de terra rossa residual, testigo de activos procesos de disolución en el
transcurso del Cuaternario, han ido acmnulándose al pie de las vertientes, bien en forma de depósitos coluviales, bien integrando los
abundantes conos de deyección de los barrancos que conectan con la
llanura de inundación del rfo Girona.
MORFOLOGIA DE LA CAVIDAD
Su altura s.n.m. es de 70 m. y la. orientación de la entrada, NE.
En la serie del Cretácico inferior donde desarrolla su trazado los
afloramientos litológicos indicados corresponden a calizas arrecifales, seguidas por otras facies ya indicativas de mayor profundidad de
fondo, que corresponden a una serie caliza con intercalaciones margosas. Los materiales carbonatados son fosillferos y los niveles con orbitolinas y toucasias son visibles en varios puntos superficiales de la
vertiente, así como también se detectan con claridad en algunos tramos internos de ·las galenas kársticas.
La morfología de la cueva demuestra que su origen estuvo ligado
a la acción erosiva y de disolución de las aguas que en su desplazamiento hipogeo dejaron señales de una primitiva circulación a presión
hidrostática, a veces turbillonar, en la etapa juvenil de estos conductos, en las formas ciUndricas y cupuliformes que aparecen en el techo,
para dar paso después a una segunda etapa de circulación libre.
En un momento en que se incrementa la aridez climática o en que
desciende el nivel de base del agua kárstica, esta cueva queda en la
zona seca del karst, con una debilitación progresiva de la circulación
hfdrica hasta llegar al estado actual, en que se pueden observar aún
varias zonas de goteo, incluso durante el verano, que prosiguen la formación de importantes estalactitas y estalagmitas.
El ambiente interno es muy húmedo, lo que contribuye a una impregnación continua de los sedimentos, que siguen depositándose .en
las galerías y salones principales de la cueva. Estos depósitos provie-
[page-n-58]
S2
P. FUMANAL
nen de numerosos conductos kársticos en forma de oquedades de distinto tamaño que se abren en varios puntos situados en la parte superior de las paredes de la cueva. A partir de estas galerías se depositan
unas acumulaciones heterométricss de materiales alóctonos formando conos de deyección (47) que engloban cantos envueltos en una matriz fina y abundante de arcilla de decalcificación. Los bloques mayores, (80, 90 cm.), se encuentran en depósito caótico en la parte inferior, y una acumulación de cantos, progresivamente de menor tamaño, se deposita junto a la pared formando un talud a partir de una altura de 4 ó 5 m., donde comienzan las oquedades que dan paso a las
galerías superiores de donde estos sedimientos proceden.
Desde su origen, pues, la cavidad funcionó como colector principal del aparato kárstico. Ya Cavanilles (48 ) menciona su existencia y
señala que se intentaron aprovechar sus aguas desde 1768, aunque
parece que esta forma de surgencia sería probablemente explotada
desde época muy remota. Las aguas del conducto fueron finalmente
captadas para su aprovechamiento agrícola por medio de una galería
artificial de 600 m. desde 1930. El caudal medio estimado es de unos
20
Vs.
ESTRATIGRAFIA
·El peñtl muestreado corresponde a dos cortes estratigráfiéos situados al fmal del vestíbulo, donde comienza la gran galería; ambos
cortes se completan entre si, ya que si el seguÍldo presenta los niveles
con mayor nitidez, en ca..nibio carece del 1 que se encuentra en el primero (figs. 14 y 15; Láms. IV y V). La llamada gran galería, que se inicia ahora, de forma semicircular u ovalada, continúa su trayectoria
hasta el fondo.
Otros conductos kársticos menos desarrollados conectan con la
cavidad en la parte superior de techo y paredes, entre ellos, una oquedad situada por encima de los cortes analizados. Se han elegido estos
puntos por considerarlos totalmente representativos de la secuencia
sedimentológica general observada en los testigos existentes, tanto
hacia el exterior, como a lo largo de los primeros tramos del corredor
que da acceso a las salas más profundas de la red kárstica.
La transformación parcial de la cavidad para hacerla accesible a
la visita de público, y la instalación de un bar en la amplia sala de ac(47) LLOPIS LLADO, N.: «Fundamentos de hidrogeologfa cérsticBJ. Ed. Blume, pág. 269.
Barcelona, 1970.
(48) Vid. opus cit. nota 4, pág. 210.
[page-n-59]
COVA DE LES CALA VERES
SJ
ceso, no permite reconstruir fielmente la disposición total primitiva
de los depósitos.
Su geometría ofrece una estratificación paralela al pavimento, y
se extiende en forma subhorizontal a ambos lados del pasillo, no pudiendo detectarse cuñas o formas lenticulares o radiales, sino una sucesión de estratos paralelos y horizontales entre si, repitiéndose la secuencia en esta disposición en toda la acumulación aún subsistente.
La serie estratigráfica se ha dividido en siete niveles atendiendo a
las particularidades texturales y estructurales que diferencian las capas geológicas (49). No se alcanza en este sondeo el sustrato rocoso,
pero sí parece llegarse a un nivel arqueológicamente estéril (figs. 14
y 15 a secuencta VIsta a partir d e 1a capa supenor es 1a s1gwente:
L).
. .
.
.
. .
Niveles
N-1
Potencia: 10 cm. Color en seco, según tablas Munsell: 7,5 YR 4/2Marrón oscuro.
Disposición horizontal. Estructura masiva y de escasa compactación interna, aunque se observa una pátina carbonatada superficial.
El contacto con el nivel inferior es discordante en cuanto a que no es
gradual ni suave, acomodándose el material bastante suelto de este
nivel a la superficie irregular y muy cementada del estrato infrayacente, que sf parece presentar indicios de erosión. Contiene abundante fracción gruesa, de buen tamaño (5 a 10 cm) y aspecto poco evolucionado. El concrecionamiento secundario que lo recubre ha formado
una estructura concoidea, porosa, que engloba algunos fragmentos
cerámicos. Material industrial indeterminado.
Unicamente se encuentra en el corte 1 habiendo desaparecido en
el resto de la sedimentación. Otras muestras se han tomado en el corte 2.
N -1
Potencia 20 cm. Color en seco, según tablas Munsell: 7,5 YR 5/2 Marrón.
Disposición horizontal sobre el suelo de la cueva.
Textura de la fracción fina, areno-arcillosa.
El nivel está formado por grandes cantos de caliza gris, cristalina,
fosilifera (toucasias y orbitolinas), sin señales de alteración, pero que
(49) BRIGGS, D. J.: cSources and methods in geography: Sediment.u. Butterworths, pág.
190. 1977.
[page-n-60]
NIVELES ! CORTE
ESTRATIGRAFICO
N•·
1
COLOR segun M unsell
N-1
R 4/ 2
MARRON OSCURO
1
11
111
CARACTERISTICAS Y MATERIALES
SIMILARES AL CORTE ESTRATIGRAFICO
N•
2
IV
V
O
20
40
60
80
100em .•
Fig. 14.-corte eatratqrülco esquemático
DÍDD.
MUESTRA
1
SEDIMENTOLOGICA
[page-n-61]
COVA DE LES CALA VERES
SS
en superficie angulosa presenta un enoostramiento de carlx>nato cálci-
co, que ha formado una estructura brechoide incluyendo numerosos
fragmentos óseos.
N-11
Potencia 23 cm. Color en seco, según tablas Munsell: 7,5 YR 5/2 Marrón.
Disposición horizontal.
·Textura de la fracción fina: areno-arcillosa.
La identidad de características señalan a este nivel como una continuación natural del nivel I en su parte inferior. No hay entre ambos
niveles ninguna discontinuidad estratigráfica.
N-III
Potencia 14 cm. Color 7,5 YR 4/4 - Marrón oscuro.
Textura arcillo-arenosa.
Estrato de proyección horizontal, que presenta un encostramiento
general, con formación de cristales de calcita secundarla adoptando
estructuras cóncavas que engloban sedimentos arcillosos, con pequeños huesos y cantos incuantificables en mínima proporción y tamaño.
N-IV
Potencia 25 cm. Color, 7,5 YR 5/2 - Marrón.
Textura de la fracción fina, areno-limosa. Incluye fracción gruesa
muy abundante (80%), poco evolucionada, encostrada e inclúida en
concreciones calcáreas que engloban algú.n hueso. La caliza de los
clastos es fosillfera con cristalizaciones en forma de vetas que ocupan
los moldes formados por los propios fósiles.
N -V
Potencia 20 cm. Color en seco 7,5 YR 6/6 - Amarillo-rojizo.
Textura de la fracción fma, arcillo-arenosa.
Contiene mínima fracción gruesa incuantificable, englobada en
una matriz rojiza, bastante compactada, incluyendo fragmentos
óseos. Parece observarse la presencia de pequeños nódulos de carbonato cálcico.
Industria probable: Musterlense?
N -VI
Potencia 17 cm . Color en seco 7,5 YR 6/8 - Amarillo-rojizo.
[page-n-62]
COLOR
segun Munsell
1
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7.5 y R 5 1 2
MARRON
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111
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BRECHA M UY CO MPACTA.
1
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SOLUTRENSE
Y CANTOS .
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SIN MATERIAL
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MARRON
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20
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60
80
100cm
*MUESTRA
Fig. 15 .-Corte estratigráfico esquemático núm. 2
SEDI MENTOLOGICA
[page-n-63]
COVA DE LES CALAVERES
S1
Textura de la fracción fina: arcillo-arenosa. No contiene fracción
gruesa. Forma abundantes agregados de matriz arcillo-arenosa, fácilmente disgregables a la presión de los dedos. Aparecen pequeños nódulos o pseudomicelios carbonatados. Algunos fragmentos óseos. Sus
característfcas son muy similares al nivel V.
N-VII
Potencia 29 cm. Color en seco 7,5 YR 5/8 - Marrón oscuro.
Textura fracción fina : arcillo-arenosa.
Incluye abundante fracción gruesa, formada por cantos calizos
muy alterados, hasta el punto de hacer irreconocible su primitiva
morfología. Su color es blancuzco con apariencia de tiza. Exteriormente muy fragmentados e incluidos o unidos estrechamente a una
matriz arcillosa, compacta, rojiza, que a su vez, se dispone en unas estructuras poliédricas fracturables al tacto.
En la parte superior de este estrato puede observarse la formación
de un encostramiento calcá.reo de poca potencia, discontinuo y con
fuettes señales de alteración.
Cptnpletando el muestreo del perfil arqueológÍco, varios depósitos
actuales en el interior y exterior de la cavidad han sido analizados, incluyendo el examen litológico de las calizas en las que se ha desarrollado parte de la red cá.rstica.
Las galerías superiores conectadas a diversas alturas de la galería
principal, aún hoy, son esporádicamente activas en el transporte y deposición de sedimentos, los cuales forman grandes acumulaciones en
forma de conos de deyección de características coluviales (50), que se
extienden lateralmente a ambos lados del corredor principal de paso,
que sirve de trá.nsito a los visitantes. Algunos de estos puntos han sido
muestreados, asi como otros exteriores en á.reas de acumulación de
potentes coluviqnes que flanquean la entrada de la Cava de les Calaveras.
SEDIMENTOLOGIA
La composición textura! del corte sedimentario, individualiza en
principio claramente algunos niveles que estén formados por un elevado porcentaje (80%) de fracción gruesa (superior a 2 mm.) (fig. 16 a).
(50 ) Vid. opus cit. nota 47, pág. 14 6.
8
[page-n-64]
SS
P. FUMANAL
Tal es el caso de los estratos 1, n , IV, y vn, en contraste con los
niveles m , V y VI, que incorporan únicamente elementos finos. El nivel superior N-1 ofrece unas características intermedias, al presentar
un 45% de elementos dentro de la fracción gruesa. La distribución
granulométrica de los cantos muestra generalmente una incidencia
preponderante en la categoría media (4-7 cm.) y fina (1-4 cm.) con algo de fracción superior (7-1 O cm.) en los niveles IV y I . El nivel N-1, es
algo diferente, al presentar todas sus fracciones granulométricas en la
fracción media y superior, tanto en peso como en número (fig. 17).
El examen litológico de los cantos muestra una naturaleza homogénea. Se trata, en todos los casos de fragmentos calizos, grises y
compactos que incluyen fósiles de toucasias y orbitolinas propias de
las calizas cretácicas aptenses, cuyos moldes o huellas están casi
siempre cristalizados, dándoles un aspecto característico. Como ya se
ha señalado, la zona de procedencia de estos materiales aflora a partir de un contacto o discontinuidad litológica observada hacia el interior de la galería principal, formando potentes bancos en los que se
desarrollan los últimos tramos penetrables de la cueva, as1 como en
varios puntos exteriores de la vertiente.
Otras caracterlsticas de la fracción gruesa están representadas en
la fig. 18. Las oscilaciones del grado de corrosión en los cantos señalan un máximo muy destacado en el nivel vn, cuyo valor alcanza un
1ndice 3 en todos los casos considerados.
Una cualidad general del sedimento es la abundancia de fracción
arcillosa en todos los niveles, debido a la riqueza de las fuentes de suministro en terra rossa residual que parece llenar los numerosos conductos kársticos. Su origen,· además de formar parte del producto insoluble de los procesos de la propia disolución interna de la red, podemos atribuirlo a introducciones a partir de depósitos superficiales en
zonas de disolución exteriores (51) si tenemos en cuenta los activos
procesos kársticos observables en el área estudiada.
Individualizando las particularidades de los distintos niveles y siguiendo el orden deposicional, vemos que, el estrato inferior VII, está
compuesto por un elevado porcentaje de fracción gruesa y grava, y un
máximo contenido de fracción coloidal, inferior a 8 v: . (fig. 16 b). La
curva de distribución granulométrica, muy tendida, presenta una
ruptura clara en 0'5 'P, sepárando una primera población bien clasificada, correspondiente a la arena gruesa y una segunda población importante que pertenece a la fracción coloidal. El histograma de modos
(51) JENNINGS. J . N.: cKarst». Th.e Mit Press,
p~.
552. Cambridge, 1971.
[page-n-65]
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1111111
El
[page-n-66]
60
P. FUMANAL
recalca bien esta bimodalidad, (fig. 19 a). Las medidas estadísticas
(52) señ.alan un tamaño medio de partlcula dentro del rango del limo
(6,3 'P) y una clasificación mfnima (fig. 23). El contenido de calcio del
nivel es elevado (fig. 20 a) y parece deberse a un enriquecimiento, a
partir de los horizontes superiores. La morfoscopfa del sedimento
muestra una preponderancia total de los granos de cuarzo angulosos
y subangulosos brillantes (fig. 21 a) denotando con ello un transporte
corto, sin mezcla de otro tipo de materiales.
s
Estas características generales, unida. a las ya señaladas para la
fracción gruesa del sedimento, describen un depósito formado tras
unas condiciones exteriores rigurosas, propicias a la meteorización
por procesos mecánicos, en buena parte crioclásticos, que irían colmatando los conductos cársticos superiores y cercanos a la supemcie
del relieve con los productos de una fragmentación activa de los materiales externos. Transportados en condiciones favorables bajo los
efectos de reactivaciones esporádicas de circulación de las oquedades
hipogeas y ayudados por la pendiente existente entre las galerías superiores y el colector principal que es el pasillo de acceso, estos depósitos groseros son depositados por pérdida de capacidad ante la ruptura de pendiente existente entre las formas de conducción superiores
e inferiores. En este caso, el nivel vn parece ofrecer una primera fase
de sedimentación en un medio bastante enérgico (probablemente el
propio río hipógeo) que depositada los cantos, gravas y la arena gruesa, que aparece muy bien clasificada, y una segunda en la que predominada la decantación y la consiguiente deposición de arcillas.
Tras estas etapas de formación del estrato, un paro sedimentario
permitirá la formación de un incipiente suelo estalagmftico, poco importante y discontinuo, a partir de una circulación parietal laminar.
Después de este episodio, un cambio importante en las condiciones
ambientales propiciará sobre los materiales el desarrollo de claros
procesos de alteración. A ello se debe el estado totalmente corroído de
todas las fracciones del nivel VII, asf como de la propia concreción
que lo recubre parcialmente y que presentan un aspecto «fantasma»,
denotando, por la homogeneidad y ausencia de mezcla en los materiales, que todo el depósito ha evolucionado en una sola fase y de forma
idéntica. El enriquecimiento máximo de la fracción coloidal y su estrecha vinculación flsica a la gruesa nos indica que buena parte de la
fracción fina proviene de la decalcificación in situ de los clastos calizos, lo que excluye en principio la idea de fases importantes de decan(62) INMAN. D. L.: «Measures for describing the size distributlon ofsedimenw. Joumal
of Sed. Petrology, vol. 22, págs. 126-145. 1952.
·
[page-n-67]
niv lgraN~Iometria ele los
25
5
1
cantos% Nmero
granulometria de los cantos %peso
2~
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51
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1
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1-2
23-4
•
•
4-5
D~Imlillll ~~ol
5- 6
6-7
7-8
Pi¡. 17.-Diltribuci6D gnnulom6trica de 101 cantos
8- 9
9-10
[page-n-68]
62
P. FUMANAL
tación en el proceso sedimentario de este nivel, ya que el origen de los
materiales fmos obedece primordialmente a los propios residuos insolubles del sedimento después de su deposición. (Ello explicarla el valor mínimo de clasiflcación en toda la serie (5, 4), que no es fácilmente
adscribible a sed.imentos naturales) (53).
Los niveles VI y V no contienen fracción gruesa. Sus curvas e histogramas señalan una total identidad en los procesos de transporte y
en su color. En este caso la pérdida o disminución de energía o competencia en el transporte es clara. El trazo de las curvas granulÓmétricas es tendido, pero ligeramente hiperbólico, sin puntos de ruptura
significativos, con una disminución del tamaño medio de particula
(7 ,3 y 6,6-..respectivamente) y una ligera mejoría en la clasificación
(4,9 y 4,5) que parece apuntar a un medio sedimentario propio de una
arroyada difusa, poco competente, en un tipo de circulación lenta
continua y de tipo laminar de acuerdo con la poca pendiente de los
conductos inferiores.
La morfoscopia sigue señalando una introducción preponderante
de los granos de cuarzo angulosos y subangulosos, brillantes. El bajo
contenido de calcio denota un momento de humedad regular que propiciarla los procesos de lavado y eluviación de carbonatos que, como
ya se ha señalado, enriquecerán parcialmente los niveles inferiores.
El nivel IV cambia sus características y se forma con cantos poco
evolucionados, heredados, y mfnimo porcentaje de gravas (fig. 16 a).
El trazo de la curva granulométrica sigue siendo muy tendido, y el
histograma de modos señala una máxima polimodalidad. Estas características, unidas a un ligero cambio de los valores estadísticos
(fig. 23), parecen corresponder a un medio de transporte por solifluxión o colada de fango, diftciles de diferenciar a través de las curvas
de distribución (54). Este proceso transportarla los materiales meteorizados en un momento inmediatamente anterior, predominantemente frío y seco, en posteriores pulsaciones esporádicamente más húmedas que reactivarán parcialmente la circulación hidrica permitiendo
el desplazamiento de estos depósitos heterométricos, donde todos los
tamaños texturales están representados con parecida importancia.
El segmento correspondiente a la fracción limo medio y fino (67 'f' l presenta una inflexión en la curva ligeramente más enderezada,
(53) LAVILLB, H. y HOYOS, M.: «Estudio geológico de la cueva del Rasc811ot. Vid. GONZALEZ ECHEGARAY, J . y BARANDIARAN MAEZTU, 1.: cEI PaleoUtico Superior de la Cueva
del Rasc811o (Santander)». Centro de Investigación y Museo de Altamira, Monograflas, n6.m .
3, c apítulo vn, ptg. 202. Santander, 1981.
.
(54) HOYOS, M.: cEI Karst de Asturias en el Pleistoceno Superior y Holocenot. Tesis doctoral inédita. 1979.
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[page-n-70]
64
P. FUMANAL
al tiempo que estas fracciones están representadas en mayor porcentaje de toda la serie (25%). Ello parece tener su explicación en la evolución del estudio morfoscópico de los granos de cuarzo. Por primera
vez, en sentido ascendente los porcent~es proporcionales de granos
redondeados y sub-redondeados mates, alcanzan bruscamente un
46% del total. Esta facetación característica de la acción eólica ha sido adquirida en el exterior, en un medio ambiental semiárido, que a
su vez propició una reactivación en los procesos erosivos externos.
El contenido de calcio, considerado en la fracción coloidal, sufre
un brusco aumento que en principio podríamos suponer consecuencia
de la siguiente fase más húmeda que dará lugar al depósito del nivel
Ill. En efecto, los propios granos de cuarzo presentan un revestimiento de caliza secundaria muy resistente al ataque con ClH y claramente observable en todos los tamaños.
El nivel m no contiene fracción gruesa. Disniinuye su tamaño
medio de partícula (6 )O) y empeora su clasificación (5,25). Este b~o
valor, el segundo de los peores de la serie, podrfa atribuirse ya a laposible intervención antrópica, al habitar y removilizar un sedimento
húmedo y plástico, mezclando al máximo las diversas fracciones. El
medio de transporte denota pues una menor energía y posiblemente
los materiales finos serian transportados en forma de arroyada difusa
en una etapa de reactivación hipogea del karst que provoca una suave surgencia hacia el exterior.
El contenido de calcio denota un material poco rico en carbonatos, en parte debido a que está formado por arcillas de decalcificación, pero también pueden señalarse, como ya se ha indicado, pulsaciones de emigración y posterior precipitación en el nivel infrayacente. La morfoscop1a revela de nuevo una preponderancia casi absoluta
de granos de cuarzo angulosos o semiangulosos brillantes, sin mezcla
de materiales y con un pequeño proceso de transporte, poco eficaz.
Los niveles n y 1 muestran identidad casi total, constatando que
las condiciones ambientales no sufren cambio importante durante la
deposición de ambos. La presencia de fracción gruesa vuelve a ser de
máxima importancia en el perfil. Su aspecto, muy poco evolucionado,
no señala posteriores procesos de alteración. Las aristas frescas denotan procesos de fragmentación mecánica, posiblemente crioclásticos,
y sus características litológicas, al igual que en el nivel IV, señalan
una identidad de origen y un carácter heredado. Tanto las curvas
granulométricas, como los histogramas modales tienen un trazo idéntico y tendido, lineal. El tamaño medio de partícula aumenta ligeramente (5 ,6-5,4 ')"", respectivamente). El agente de transporte es competente, pero sin ningún poder de clasificación (4,8 y 5,1) por tanto las
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[page-n-72]
66
P. FUMANAL
condiciones vuelven a recordar el transporte por colada de fango o so- .
lifluxión, medio que aportará un material heterométrico.
El contenido de calcio es importante y masivo, sincrónico del depósito, y el estudio de los granos de cuarzo ofrece por última vez, y de
forma espectacular un aumento al 70% de granos sub-redondeados y
redondeados, de los cuales un 30% están facetados en ~u superficie
por incisiones con unas características claramente eólicas, propias de
,unas condiciones de escasa protección de la cobertura vegetal bajo un
clima probablemene subárido y frío.
Este nivel (I-ll), después de ser depositados, acusa un proceso de
fuerte cementación que llega a encostrar totalmente los grandes cantos calizos junto con cantidades importantes de huesos, formando una
brecha compacta. En la parte superficial se observa una delgada capa
de costra reprecipitada que se extiende en forma laminar, rellenando
los huecos con formación de pequeños cristales de calcita, lo cual denota una detención de aporte de material detrítico.
·
Contemplamos así un momento de baja actividad hídrica de la caverna que se dará en forma de circulación lenta y laminar con aguas
saturadas en Co3 Ca y momentos secos y prolongados que favorecerán
la evaporación y precipitación del carbonato.
Un último episodio sedimentario está representado por el nivel cerámico N-1, cuya distancia cronológica con el nivel infrayacénte,
puesta de relieve por el hiato industrial entre ambos, señala un episodio erosivo en la historia sedimentaria, ante el cual, los niveles solutrenses, probablemente debido a su fuerte encostramiento, resistirían
a los factores de desmantelamiento.
Este nivel N-1 tiene unas caracteristicas algo diferentes. Contiene
fracción gruesa, en cantidad notable (40%), poco evolucionada, idéntica litológicamente al resto. La curva e histograma de frecuencia
mantiene su carácter tendido, con una ligera disminución del tamaño
medio (6,13 )t') y mejora en la clasificación (4,5). El trazo de la curva
parece algo más hiperbólico y recuerda las características de un material más evolucionado en un transporte libre o completo. Posiblemente se deba a una primera deposición en masa con suficiente capacidad para arrastrar distintas fracciones y una posterior removilización de los materiales por procesos de arroyada difusa o ligeramente
concentrada en pequeftos canales que darían un carácter más evolucionado al sedimento. Nivel enriquecido en fracción arcillosa y contenido moderado de carbonatos. La morfoscopía muestra de nuevo una
brusca progresión de los ,granos angulosos y suban_gulosos brillantes.
La superficie del estrato está parcialmente concrecionada formando unas pequeñas oquedades y poros propios de contracciones es-
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P. FUMANAL
tacionales de las arcillas, sin paro sedimentario importante. Algunos
fragmentos de cerámica han quedado incluidos en el encostramiento
y formas poliédricas de arcillas grisáceas, ricas en materia orgánica,
presenta un revestimiento de pelfcula calcárea por todos los lados y
no en sentido laminar.
CONCLUSIONES SEDIMENTOLOGICAS
El relleno de la cavidad tiene, como fuente principal de suministro
de materiales, los numerosos conductos internos que aún en la actualidad siguen funcionales. Estas oquedades, algunas de gran desarrollo, ofrecen una pendiente bastante acusada, que contrasta con el trazo subhorizontal, con ligera inclinación hacia el exterior, de la galería
que funciona como colector principal de los aportes. Los sedimentos
proporcionados por estas ramificaciones superiores de la red kárstica, así como por el propio acceso principal, habrán seguido en todo
momento un transporte hacia el exterior, determinado por la pendiente del recorrido, sin que podamos considerar la posibilidad de una introducción directa de materiales desde la abertura o puerta principal
hasta el lugar de muestreo, ya que lo impide la propia pendiente, y su
situación a cierta distancia y en un recodo formado por un cambio
brusco de la trayectoria de la galería.
Por tanto, la condición «heredada» de la fracción gruesa indica
que su meteorización se ha producido en otras zonas probablemente
externas, aunque puede haber algún esporádico aporte interior, a lo
largo del transporte. Este se verla facilitado por el carácter o trazo
subvertical de las galerías superiores, que, por el mismo efecto de la
gravedad provocaría el desplazamiento, propiciando la deposición
la propia ruptura de pendiente formada en la intersección con la galería principal. A partir de ahí, los materiales serian removilizados o
redistribuidos bien por arroyadas más o menos difusas, bien en masa
fangosa y plástica hasta su posición final.
Por tanto hay que considerar la existencia de un cierto lapso de
tiempo que mediarla entre unas condiciones ambientales exteriores,
ocasionalmente frías y semiáridas, que propiciarlan unos procesos
erosivos con meteorización y acumulación de materiales elásticos, que
a su vez rellenaron los conductos en su contacto con el exterior, y el
siguiente proceso, probablemente en una fase algo más húineda, que
los trasladará hasta su posición final.
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Dada la abundancia y desarrollo de los conductos observados a lo
largo de la galería de acceso, así como su actual funcionalidad, con
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70
P. FUMANAL
una clara capacidad de transporte, que sigue aportando materiales
angulosos, groseros, envueltos en una matriz areno-arcillosa, es dificil deducir la rapidez de la respuesta deposicional tras los momentos
exteriores de características erosivas.
Otro punto a considerar es si el proceso que activa la introducción
de los materiales desde los conductos superiores se debe a pulsaciones
esporádicas de activación hfdrica, que revestirlan cierta violencia, como es propio del clima mediterráneo, pero dentro de la misma fase
climática, o bien obedece ya a las primeras manifestaciones de un incremento general de humedad en la fase más templada siguiente.
Las características generales del depósito, señalan un momento
basal predominantemente erosivo en el exterior que da lugar a la acumulación del nivel VII, tras el cual se acusa un cambio ambiental de
características suaves y progresivamente muy húmedas que darán
lugar a unos procesos de alteración acusados no comparables en sus
resultados con ningún otro nivel posterior, ni siquiera el cerámico, ya
holoceno, o los propios aportes actuales.
El siguiente episodio sedimentario, continuación natural de las
condiciones ya descritas, está representado por los niveles VI y V,
propio de unas condiciones templadas y precipitaciones regularmente
repartidas que ocasionarán una cir~ulación hacia el exterior en forma
de arroyada difusa o, a lo más, siguiendo pequeños canalillos anastomosados, sin capacidad de carga o clasificación del material. Los sedimentos depositados en estos niveles están formados principalmente
por arcillas rojas de decalcificación, que producidas a lo largo de la
pulsación de fuerte alteración anteriormente descrita, habrían ido
acumulándose primero en las laderas exteriores y luego rellenando
los numerosos conductos cársticos. Manifestaciones de movilización y
eluviación de elementos coloidales y carbonatos se detectan a partir
del nivel V, como respuesta a estas condiciones más húmedas y relativamente tranquilas en el ritmo sedimentario.
Una fase regresiva en las condiciones climáticas externas precede
a la formación del nivel IV.
La poca evolución de la fracción gruesa y grava, así como la presencia de limos eólicos y granos de cuarzo facetados por el viento, indican un momento de semiáridez y descenso en las temperaturas, que
provocará una situación rex:istásica, con predominio de los procesos
de erosión ante una menor protección en la cobertura vegetal. La cueva sigue habitada por hombres o animales, ya que la fracción gruesa
muy encostrada, incluye algún resto óseo. Este enriquecimiento en
carbonatos, está originado a partir de las pulsaciones aluviales de una
fase húmeda, breve, representada por el nivel III, momento más be-
[page-n-77]
[page-n-78]
72
P. FÜMANAL
nigno en cuanto a condiciones ambientales, aunque da paso paulatino
a características de estacionalidad. Su parte superior, como se indica
en la estratigrafía, presenta una precipitación secundaria de carbonatos que adoptan unas formas contrafdas o involucionadas rellenas en
sus concavidades con pequeños cristales de calcita secundaria, cuyo
origen se debe a la desecación y retracción estacional del elemento
arcilloso, lo que es propio de una alternancia periódica de fases húmedas y secas. El aporte sedimentario no cesa ya que pequeñas gravas y
algunos huesos quedan englobados junto a la fracción fina en la precipitación de Co3 Ca, que formará al desecarse estructuras incurvadas.
Una última pulsación fria y bastante prolongada está representada por los niveles con industria pa1eo1ftica n y 1. Las condiciones erosivas exteriores proporcionarán una abundante fracción gruesa, mfnimamente evolucionada, cuya incidencia y tamaño se incrementan hacia la parte superior del depósito. De nuevo, la característica de los
granos de cuarzo nos indican un proceso de eolización propio de un
ambiente semiárido.
El fuerte encostramiento ya descrito para estos niveles, así como
la lámina de caliza secundaria que intermitentemente se extiende por
la superficie del depósito, denota un paro sedimentario y una circulación difusa y porque las aguas kársticas rezuman bf\io condiciones
ambientales propicias a la evaporación más o menos estacional o periódica.
Un episodio erosivo deja en negativo cualquier aporte sedimentario posterior a estos niveles solutrenses, si suponemos que no hay una
detención total en el aporte de materiales hasta mediado el Holoceno.
Estos fenómenos erosivos se han detectado frecuentemente en el relleno de cuevas y abrigos.
En el ámbito mediterráneo, numerosas lagunas sedimentarias
aparecen en los estudios de Brochier (55), Miskowsky (56), Bazile (57)
y su causa obedece probablemente a una fuerte reactivación hfdrica
de la cavidad, cuya circulación hacia el exterior, como punto de surgencia, ya se ha señalado que se efectuaba principalmente por lo que
hoy es galería principal.
El último nivel, ya cerámico, ofrece un grado distinto de cementa(55) BROCHIER, J . L.: eLes modifications de l'environment du WQrmian recent au PosLglaciaire en Languedoct . Bditlo.n s du C. N. R. S., pág. 203. Marsella, 1978.
(56) MISKOWSXY, J . C.; BROCHIER, J . B. et alli: cL'evolutlon sedimento-climatique eL la
reconstitution du paysage végétal a la fin des temps glaciaires dans le Sud-Est de la FranceJ.
Colloques lntematJonaux C. N. R. S., núm. 271 , págs. 61-74. Paris, 1979.
(57) BAZILE, P. et alli.: eLe pleistooene terminal en Languedoc orientalJ. ELudes Ouater·
naires Languedociennes. Núm. especial excursión A. F. E. a. 1981.
[page-n-79]
5
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76
P. FUMANAL
ción respecto al nivel inferior. De entre sus características, la contracción del elemento arcilloso, que imprime una clara estructura poliédrica. revestida de una película de caliza secundaria, parece demostrar
para este nivel postmesoJítico, de poca potencia, y sin posibles comparaciones con aportes posteriores, un momento de características estacionales y alternancia clara de episodios secos y húmedos que darán
lugar a estas disposiciones internas bien estructuradas.
El carácter grosero de su composición granulométrica y la poca
evolución de sus fragmentos calizos, señalan de nuevo un episodio de
caracterfsticas erosivas en las vertientes exteriores. Su adscripción a
momentos de condiciones climáticas moderadas, holocenas, podría
excluÜ'la idea de una denudación externa debida a fases extremadas
ambientales aunque no es improbable la existencia de pulsaciones esporádicas frias y secas con veranos cortos e inviernos más rigurosos. Por otra parte, estas condiciones propicias a una erosión relativamente acelerada en las laderas, puede deberse a las consecuencias de
una intervención antrópica, del hombre neolitico, cuya acción repetida sobre el medio que le rodea provocará una intencionada deforestación para facilitar sus prácticas ganaderas y agrícolas.
Ello redundará en un episodio denudativo en las vertientes próximas al há.b itat de los grupos neolfticos. Tal parece haberse ya detectado en estudio recientes sobre zonas próximas (58), aunque la confirmación de estos resultados, así como del resto de las conclusiones obtenidas deberá esperar a la finalización de los trabajos en diversas
disciplinas, que están en curso en este punto del área mediterránea.
(581 FUMAN AL GARCIA, M. P. y CALVO, A.: «Estudio de la tasa de retroceso de una vertiente mediterránea en los últimos 5.000 aftos (Seml del Benicadell)l. Cuadernos de Geografla, nt1m. 29. Valencia, 1982.
[page-n-83]
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PALINOLOGIA
MICHELE DUPRE OLLIVIER
ANALISIS POLINICO
La Cova de les Calaveres (Benidoleig, Alicante) presenta una interesante estratigrafla para la obtención de nuevos datos sobre el paleoambiente de la zona, por lo que pareció oportuno realizar un análisis polinico de los sed.imentos arqueológicos alU depositados.
PAISAJE ACTUAL
La zona cercana a la cueva está dividida entre tierras de cultivo y
una vegetación natural mediterránea muy degradada. En los valles se
pueden ver plantaciones de almendros, olivos, algarrobos, frutales y
viñas, asf como algunos cultivos de regadio. Sobre las colinas salpicadas por algunos pinos de Alepo y aprovechando un suelo (litosol)
muy erosionado, a menudo inexistente, tras siglos de desforestación e
incendios, crece un matorral mediterráneo degradado en el que abunda el romero, lentisco, p~to, coscoja, aulaga morisca, aladierno, jaras,
etc., especies todas ellas muy corrientes en la región.
ESTRA TIGRAFIA Y MUESTREO
En julio de 1981 , a unos 50 metros cueva adentro, al inicio de la
galería interior, aprovechamos el corte que bordea el camino de acceso a la cueva, hoy habilitada para el turismo, y obtuvimos en vertical
14 muestras (numeradas de 1 a 14). Los sedimentos fueron sacados
con el mayor cuidado y aproximadamente cada 10 cm., por ser sumamente dificil aimar más el muestreo en una brecha tan concrecionada
[page-n-84]
78
M. DUPRE
y con los medios de que disponíamos. El mismo dia y en el mismo corte se acopiaron las muestras para el análisis sedimentológico.
Otra muestra (muestra 0), superficial, se extrajo unos metros más
lejos de la entrada por formar parte de un estrato (N-1) encostrado,
pero poco espeso (unos 8 cm.), que ha desaparecido en las demás zonas. Su sedimentación pertenece a un momento postmesolftico y reposa directamente sobre un nivel de brecha ósea muy endurecida del
periodo solutrense. Esta brecha es la que se encuentra en superficie,
formando el nivel superior en el emplazamiento de nuestra columna
de muestreo y le pertenecen las muestras 1 y 3. El estrato solutrense,
el más endurecido y con mayor contenido en huesos, está situado sobre otro probablemente musteriense, de brecha también, pero algo
más flna, a la que corresponden las muestras 5,7 y 10. Las 5 y 10 están respectivamente sacadas en contacto casi directo con la brecha
solutrense (arriba m. 5, y abajo m. 10) con una costra estalagmitica
muy alterada que separa este nivel del inferior. La muestra 11 pertenece a esta fma costra. El estrato inferior, arqueológicamente estéril,
está formado por arcillas rojas que engloban unos cantos sumamente
alterados; coincide con la muestra 14.
Por carecer en la actualidad de dataciones absolutas que nos permitan encuadrar este trabajo en una cronología mínimamente segura,
solamente hemos analizado las muestras que correspondían a los niveles que fueron objeto de un estudio sedimentológico. Esto, sin perjuicio de realizar, en su momento, si se pudieran disponer de datos
más concretos (C 14, industrias, etc.) un estudio más exhaustivo de
este yacimiento. Por el momento no permite mayores precisiones.
METODOS DE EXTRACION
Los sedimentos fueron tratados por el método químico clásico:
ataque de los carbonatos con ClH, de la sllice con FH y de la materia
orgánica no esporo-polfnica con KOH. Para obtener una mayor riqueza polfnica se hicieron concentraciones en liquido denso (59).
Las muestras fueron montadas para una mejor lectura al microscopio en gelatina glicerinada y en glicerina pura.
PRESENTACION DE LOS RESULTADOS
Hemos optado por presentar los resultados del análisis polinico
bajo forma de un histograma (fig. 26). En efecto, las distancias entre
(59) GIRARD, M. y RENAULT-MISKOWSXY, J .: cNouvelles techniques de préparation
en Palynologie appliquées 4 trois sédimenta du Quatarnaire final de l'abrl Comilla (Istres,
Bouches du Rh8ne)t. Bulletin de 1' A. F. B. O., núm. 4, pégs. 275-284. Parfs, 1969.
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J
TOTAL
hs 34
[page-n-86]
[page-n-87]
COVA DE LES CALAVE RES
79
las muestras nos han parecido excesivas en este tipo de sedimentación para permitir un diagrama.
En las columnas figuran de izquierda a derecha: las industrias
contemporáneas de la sedimentación cuyos datos nos fueron proporcionados por J . Aparicio. Luego vemos la estratigrafla, profundidad
de las muestras a partir del punto O, los niveles sedimentológicos analizados por M. P. Fumanal y en correlación con este estudio, asi como
los números de las muestras de polen. Tras los resultados polinices, figura la suma base o número total de granos contados en cada estrato
y sobre los que se ha establecido el porcentaje de las muestras.
Una primera columna de resultados ofrece la proporción entre los
pólenes arbóreos y herbáceos encontrados (AP/NAP). El pino es alli el
único á.rbol presente por ser con mucho el de mayor porcentaje en todo el histograma. En las columnas siguientes y a la misma escala, figuran los demás taxones arbóreos únicamente señalados con una
cruz ( +) cuando su presencia es inferior al 1%. Má.s a la derecha y en
una sola columna estén representados los géneros o familias herbéceas más abundantes, o se, las gramineas, antemideas y carduá.ceas,
cicoriá.ceas y Efedra. Luego, a distinta escala, los demás taxones herbáceos y por fin en una última columna y bajo el calificativo de «VariOS», hemos señalado la presencia de las familias encontradas en un
solo nivel y cuyo porcentaje no llega al 1%.
RESULTADOS DEL ANALISIS POLINICO E INTERPRETACION
Como consideración general, se puede decir que los distintos niveles se mostraron suficientemente ricos en pólenes, aunque esté a menudo muy estropeado y fosilizado. Hay también que señalar una mayor riqueza polinica en los niveles superiores. A medida que nos acercamos a la base del perfil, la concentración polinica va disminuyendo
hasta desaparecer totalmente en el último estrato cuya muestra resultó ser estéril. Ellos no es de extrañar si se considera el fuerte grado de
alteración que impera en este nivel; muy probablemente, los pólenes
se oxidaron y desaparecieron.
En la interpretación habré pues que tener en cuenta una posible
destrucción de los granos más frágiles y, por consiguiente, una representación algo parcial de la vegetación presente en el momento de la
sedimentación polinica. El alejamiento de nuestro punto de muestreo
de la entrada de la cueva también podría ser causa de cierta distorsión en los espectros al favorecer la representación de las herbáceas,
mientras los pólenes arbóreos generalmente anemófilos habrfan encontrado más dificultades para penetrar tan adentro. de la cueva. Sin
[page-n-88]
80
M. DUPRE
embargo, lo dicho no invalida las hipótesis que se pueden elaborar a
partir de los datos obtenidos, siempre que se tenga en consideración.
A pesar de su alteración, la fina capa estalagmitica que recubre el
nivel inferior de las arcillas, estériles polfnica y arqueológicamente,
ha conservado bastante bien el material esporopolfnico que se sedimentó allí. Debió depositarse en un momento bastante cálido y húmedo o por lo menos con alternancias de aridez y humedad suficientes
para permitir la formación de esta costra, lo cual, como veremos, está
de acuerdo con nuestros resultados. Es el estrato que presenta la mayor cantidad de polen arbóreo (71%), en el que destacaremos el pino,
_
dominante en todo el histograma, taxones termófllos como Pistacia,
Myrtus y cupresáceas. Las pocas herbáceas de este nivel están representadas por cicoriáceas en su mayorla e indicios (menos del 1%) de
gramíneas, antemideas y carduáceas, quenopodiáceas, liliáceas,
Plantago y labiadas. A lo largo de toda la secuencia los helechos tienen un papel insignificante. En este momento el paisaje debió ser el de
~ pinar con un sotobosque mediterráneo aiternando con amplias zonas de herbazal formado en su mayoría por compuestas. La débil representación d~ las especies arbustivas termófilas quizá pueda deberse, como señalamos anteriormente, a la dificultad para sus pólenes de
penetrar hasta este recodo de la cueva. El pino, merced a su enorme
producción polfnica, salvó mejor este obstáculo. En cuanto a las herbáceas, tuvieron más facilidades al poder ser transportadas por las
patas o pelambreras de los animales que entrarían alli.
En la muestra inmediatamente superior (m. 10), el porcentaje de
AP (63%) aunque ligeramente más bajo, sigue pasando del 50% y está
constituido en su casi totalidad por el pino, como en el resto del análisis. Las especies termófilas presentes son las cupresáceas y la Quercus t. ilex-coccifera. En cuanto a las herbáceas, las compuestas siguen dominando, pero aunque todavía mayoritarias (20,12%), las cicoriáceas retroceden ligeramente ante el avance de las antemideas y
carduáceas que pasan de un 0'6% a un 12,33%; las granúneas siguen
muy poco representadas (1,94%). En su conjunto, este momento debió
seguir siendo cálido, si bien quizá ligeramente menos y algo más seco
que el anterior. El paisaje como en la muestra precedente seria de un
pinar no muy denso. Estos dos niveles son los que acusan mejores
condiciones climáticas a lo largo del histograma. Por desgracia, nos
es imposible atribuirles ningún periodo cronológico preciso, dada la
escasez de este tipo de estudio en la región y la falta de una datación
más segura para este yacimiento. La sedimentación debió, además
pasar por fases sucesivas de erosión y vaciado entre, por lo menos, los
[page-n-89]
COVA DE LBS CALAVERES
81
periodos musteriense (?) a leptolítico y de este último al post-mesolítico.
La muestra 7 evidencia un empeoramiento climático que seguirá
hasta el final del análisis si se exceptua una ligera mejoría en la muestra 5, prácticamente en contacto con el nivel superior solutrense. A
pesar del relativamente bajo porcentaje arbóreo (un 13,44% de pinos),
la presencia de Quercus t. ilex-coccifera y de las cupresáceas abogan
a favor de temperaturás no extremadamente frias, aunque sí de un
ambiente bastante seco y algo más fresco que el anterior. Las cicoriáceas siguen dominando con un 49,57%, seguidas por las antemídeas y
carduáceas (20,16%). Por primera vez, las gramíneas cobran cierta
importancia (13,44%) así como las quenopodiáceas (1,68%). El pinar
debió ser sustituido por una estepa de compuestas, salpicada por algunos grupos de pinos.
Como adelantamos, la muestra 5, que corresponde a un cambio
en la sedimentación y la industria, registra una leve mejoría climática
señalada por el aumento de los árboles (44,47%) y la presencia de la
Pistacia y de la Quercus t. ilex-coccifera. Por primera vez aparece la
Efedra, aunque solamente con un 1,22%, pero ya seguirá manteniéndose hasta alcanzar su máximo en la muestra l. Las cicoriáceas han
disminuido (25,15%) y las carduáceas y antemídeas siguen presentes
con un 17,79% así como las gramíneas (3,68%) que seguirán aumentando hasta alcanzar su máximo en la muestra l . Las quenopodiáceas
también continuan su avance con un 4,29%, la Artemisia aparece por
primera vez, asf como las ericáceas, umbelffera.s y el Polypodium.
La muestra 3 marca un claro empeoramiento que culminará en la
l. El pino disminuye (12, 10%), aunque la Quercus t. ilex-coccifera adquie;ra aquí su mayor procentaje con un 3,90%. Las cicoriáceas
(54,68%) dominan las demás herbáceas, si bien las gramíneas siguen
en aumento (8,07%). Las quenopodiácea~ continuan representadas
(4,68%), así como la Artemisia, Ephedra, ericáceas, etc. Estamos ante
un paisaje estepario dominado por las compuestas y salpicadq por
unos pequeños grupos de pinos y algunas probables carrascas que
aprovecharían las zonas de refugio para poderse desarrollar.
El nivel superior de la brecha ósea sigue mostrándonos un ambiente estepario (1O,72% de pinos), todavía más acentuado, pero asistimos allf a un cambio espectacular de la flora. El predominio de las
compuestas está sustitUido por el de las gramfneas y de la Ephedra,
así como por un neto aumento de la Artemisia (2, 14%) y de las quenopodiáceas (8, 15%). Las cicoriáceas llegan a su porcentaje más bajo, un
3,86%, aunque antemfdeas y carduáceas se mantengan aún en un
11
[page-n-90]
82
M. DUPRE
13,3096. Si rechazamos aquf la posiblllidad de una estepa edáfica, por
su misma localización geográfica, es evidente que esta formación de
grammeas, Efedra y Artemisia debió responder a un momento climático más frío, pero sobre todo más seco que el anterior. Una estepa con
granúneas de tipomediterráneo muy resistentes a· la aridez, como
pueden serlo el esparto o el albardín, pudieron sustituir a las compuestas. Aunque el mayor encostramiento de la parte superior de la
brecha solutrense abogue a favor de una mayor humedad, o por lo
menos; de notables alternancias de humedad y aridez, el momento de
la sedimentación polinica de este estrato no corresponde obligatoriamente con el en que se formó este mayor encostramiento del nivel. La
referida superficie está posiblemente erosionada o por lo menos hubo
alU un paro sedimentario puesto que el estrato postmesolitico descansa directamente sobre el Solutrense. Es muy factible que el polen se
haya depositado en un momento relativamente frío y muy árido anterior al del encostramiento. Esto podría dar explicación a la aparente
contradicción que existe aquf entre los resultados sedimentológicos y
polinicos. El paisaje sigue siendo pues, estepario, pero con una llora
distinta y siempre salpicado por unos pocos pinos sin que aparezca
ningún otro taxón arbóreo.
En cuanto al nivel postmesolitico de la muestra O, también nos
deja ver una estepa o pseudoestepa, pero como suele aparecer en la
mayorfa de las formaciones vegetales de este perfoáo, en la región,
con un claro predominio de las cicoriáceas. El clima debió seguir siendo predominantemente seco, aunque no excesivamente frío (presencia de Quercus t. ilex-coccifera); de todos modos, como ya se sabe,
resulta muy delicado sacar conclusiones paleoclimáticas defmitivas
para este periodo en el que la acción del hombre se hace· sentir ya de
forma muy patente especialmente por medio de una deforestación
brutal.
CONCLUSION
Este estudio nos presenta diversos momentos climáticos bien diferenciados, aunque no una secuencia continua que, como ya dijimos,
hubiera sido muy dificil insertar en una cronologia medianamente
exacta dado el estado actual de los estudios en la zona y la falta de
puntos de referencia más precisos para este yacimiento. De todos modos, resulta muy interesante ver como a fases climáticas en un principio relativamente clementes, sucedieron otras que fueron empeorando prácticamente hasta el final de la secuencia. Primero debió existir
un pinar con unas pocas carrascas y un sotobosque mediterrá.neo con
[page-n-91]
COVA DE LES CALAVERES
83
rodales de herbazal. Pasada esta etapa ¿principio del Musteriense?,
se asiste a un empeoramiento y la estepa comienza a dominar el paisaje, quizá, más favorecida por la aridez que por el frfo en nuestra sedimentación. Con el paso del ¿Musteriense? al Solutrense, asistimos a
una ligera mejoría que desaparecerá durante este último periodo.
Hasta el fmal, el paisaje será ya estepario con unos pocos árboles diseminados. Esta estepa, primero de carácter climático, acabará siendo antrópica. Lo más espectacular del histograma, fuera del continuo
empeoramiento de las condiciones ambientales, quizá sea la brusca
incursión de esta formación de gramineas y Efedra que viene a desbancar el predominio de las compuestas que pueblan generalmente
las zonas desarboladas de esta zona. Debió reinar un clima muy seco.
En cuanto al nivel s~perior, con cerámica, ofrece, como dijimos, predominio de una pseudoestepa con cicoriáceas, probable resultado de
la acción antrópica y que aparece en la mayor parte de los yacimientos neollticos de la región actualmente en estudio.
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[page-n-93]
VIII
CONSIDERACIONES FINALES
DERIVADAS DE LOS ANALISIS
SEDIMENTOLOOICOS
Y PALINOLOOICOS
P. FUMANAL y M . DUPRE
Uno de los puntos más destacables de este estudio es la similitud
entre los resultados obtenidos por los análisis sedimentológico y palinológico. El hecho de aprovechar un mismo corte estratigré.fico, y con
ello, la posibilidad de una coiTelación cuidadosa en el muestreo, ha
proporcionado unos resultados perfectamente comparables y que
coinciden en la mayoría de las conclusiones. Por desgracia, la secuencia ambiental esbozada no puede apoyarse con plena seguridad en la
información obtenida de los estudios industriales o paleontológicos, ni
está reforzada por las correspondientes dataciones de radiocarbono,
con la consiguiente dificultad de insertar este estudio en unos momen·
tos cronológicos más exactos.
Por ello, la máxima prudencia ha de ser observada a la hora de
considerar los resultados definitivos y el trabajo de conjunto
sedimento-polfnico señ.alará solamente ciertas características paleoambientales que, sin duda, habrán de ser reforzadas o confirmadas por los trabajos en curso en otras secuencias estratigré.ficas de la
zona.
Desde la base del corte hasta la superficie, a.mbos estudios nos
muestran un paulatino empeoramiento climático, si exceptuamos una
leve mejoría en el paso del Musteriense al Solutrense. Un ambiente
húmedo y cálido en la base, atestiguado en los sedimentos por un nivel arcilloso y cantos muy corroídos, (el grado de alteración ocasiona
la desaparición del polen), da paso a un nivel ¿Musteriense?, situado
sobre una fina costra estalagmitica caracterizado en la vegetación
por un medio ambiente boscoso (Pinus y taxones termófilos de Pistacia. Myrtus y cupresáceas).
[page-n-94]
86
P. FUMANA L Y M. D UPRE
El siguiente momento refleja un empeoramiento climático, con
aumento de los clastos y disminución de la cobertura arbórea y de las
especias termófilas.
Es de señalar que, generalmente, los niveles con más fracción
gruesa atestiguan un mayor grado de erosión y peores condiciones
térmicas, y corresponden a una vegetación climática estépica cuya
débil cobertura vegetal no protegió eficazmente los suelos, permitiendo una denudación más intensa. Por el contrario, los momentos más
benignos, templados y húmedos, con nulas manifestaciones crioclásticas, se reflejan generalmente en un paisf\je más boscoso y mayor densidad de vegetación, que protegerá mejor de la er9sión, especialmente
acusada en nuestra zona mediterránea. Los sedimentos correspondientes a estas pulsaciones serán predominantemente de fracciones
finas, arcillosas, o presentarán episodios de encostramiento.
El nivel cerámico, postmesolitico, atestigua también una fase claramente erosiva, propia de un paisf\je· abierto, cuya causa señalamos
como antrópica, ya que la poca eficacia protectora de la vegetación,
(pseudoestepa, con presencia de cicoriáceas), parece perfilarse como
un fenómeno debido a la intervención humana, en una mediatización
cada vez más intensa del ambiente natural, que resultaría en un desequilibrio en las áreas inmediatas del hábitat humano a partir del
Neolitico.
[page-n-95]
IX
CONCLUSIONES GENERALES
J. APARICIO PEREZ
Una vez desarrollada la primera parte del estudio, o parte simplemente analítica, en la que hemos presentado la «documentacióm que
sobre el yacimiento nos ha sido accesible, se impone una visión sintética, y evidentemente subjetiva, del conjunto arqueológico,·considerando la industria lltica y cerámica tanto en si misma como en relación con la estratigrafla determinada y con el medio ambiente ffsico y
biológico analizados.
LA CERAMICA
El único resto cerámico que ha podido llegar hasta nosotros es el
descrito anteriormente, se trata de un cuenco provisto de su correspondiente asa (fig. 5) cuya tipologia es muy común, sin que ofrezca
elementos particulares que permitan precisiones cronológicas o culturales, ~unque nosotros nos inclinaríamos a considerarlo de la Edad
del Bronce Valenciano o bien del Eneolltico.
Se encontró en el nivel 1, únicamente subsistente en forma de
dentejóm en el mismo lugar donde efectuamos el corte 1, habiendo
desaparecido en el resto de la cavidad puesto que era el más superficial y debió ser excavado por J. J. Senent casi en su totalidad; este
mismo indica cómo encontró un primer nivel con materiales ibéricos
y de la Edad de los Metales, que indudablemente es este nivel 1, que
por supuesto debió de ser potente, sin que lo subsistente aporte datos
al respecto, salvo su segura correspondencia con el mismo, atestiguada por los restos cerámicos que lleva todavía incrustados «in situ»,
según lo que comprobamos al estudiar la sedimentación. Se ha recomendado la conservación de este escaso y único resto de la sedimentación para ulteriores estudios.
[page-n-96]
88
J. APARICIO
LA INDUSTRIA LITIGA
De antiguo es la pieza poliédrica presentada por Breuil como
«coup de poing», considerada por Obermaier como chacha de mano» y
atribuible por lo tanto al Paleolítico Inferior. Breuil siempre se refirió
a ella como perteneciente a un Paleolítico antiguo y a través de un dibujo, que hemos reproducido en la fig. 5, consideramos que es imposible llegar a precisiones absolutas de ningún tipo; de asociarla con la
fauna antigua detectada cabria la atribución de Breuil.
En cuanto al «hendidon (fig. 5) poco, también, nos puede aportar,
ya que como pieza aislada prácticamente pierde casi todo su valor,
pudiendo datarla desde el Musteriense hasta la Edad de los Metales.
SILEX
Con respecto a la industria de silex, si observamos la gráfica de
los productos de tallado y de los útiles, nos daremos cuenta que los
útiles sobrepasan a los productos de tallado en cierta medida, lo cual,
bajo nuestro punto de vista, supone que ha habido una selección de
los mismos, bien previa, en el mismo yacimiento, como resultado del
método de excavación utilizado, o bien con posterioridad, desechando
aquellos, que en todo caso no llegaron a ingresar en el Museo de Alicante.
Ya hemos indicado cómo se desconoce absolutamente su procedencia estratigráfica, de acuer do con los datos existentes, sin embargo, hemos hecho grandes esfuerzos por identificar los restos de lamatriz sedimentológica en la que estuvo englobada cada pieza, a través
de los residuos a ella sujetos, por si nos pudiera servir de identificación, pero, en muchos casos ha sido casi imposible, aunque lo hemos
especificado en cada ocasión; en el cuadro siguiente podremos ver el
número y porcentajes del resultado de nuestra observación:
MATRIZ
-Rojiza
-Negruzca
-Negruzca
(Brecha)
-Marrón
- Indeterminada
TOTAL
N.o de piezas
15
162
%
5.43
58.69}
13
4.71
35
51
276
12.68
18.47
99.98
Cuadro núm. 2
86.08
[page-n-97]
COVA DE LES CALAVERES
N
MATRIZ
R:.Rojlza
N: Negruzca
N- b : Negruzca (brecha)
M : Marrón
1: Indeterminada
Diagrama núm. 2
12
89
[page-n-98]
90
J. APARICIO
Las piezas con matriz negruzca, marrón y las procedentes de la
brecha son, con seguridad de los niveles I y II, constituyendo todas
ellas el 86.08 por cien de toda la industria litica, el 18.47 por cien
constituye la totalidad de las piezas no identificadas, mientras que
únicamente el 5.43 por cien tienen matriz rojiza (Diagrama 2).
·
Los restos de sedimentación de color rojizo han sido los más problemáticos de identificar, ya que en muchos casos dicha coloración
ofrecía fundadas dudas sobre su origen; tipológicamente se encuentra
sobre un núcleo globuloso informe y restos de otro; sobre seis lascas,
algunas de ellas retocadas, sobre una hoja truncada, un fragmento de
hoja, una hojita-cresta parcial, un raspador atipico retocado y dos microrraspadores, así como sobre una lasca de caliza.
El interés en conseguir la determinación de. las piezas con matriz
rojiza estaba motivado por la necesidad de precisar si entre el material litico con dichos restos hubiera algón útil de posible adscripción
· Musteriense, lo que a la par que confirmaría su existencia, de acuerdo
con las noticias repetidamente citadas en la bibliografia comentada,
nos indicaría oportunamente que los niveles musterienses serian el V,
VI y vn, subyacentes a los niveles I a IV, y entre los que el I y II por el
conjunto industrial estudiado se podrfan adscribir con toda seguridad
al Paleolitico Superior.
Sin embargo, su escaso número, el 5.43 por cien del total, y la ausencia de cualquier pieza tipica, lo impedían, así como el que los dos
microrraspadores la pudieran llevar. De ah.1 que quede todavía en total imprecisión en base a qué se afirmó por J. J . Senent, y se ha ido repitiendo posteriormente, que en la cavidad se excavaron niveles musterienses, pudo ser, bajo nuestro punto de vista, en base a materiales
que posteriormente se han perdido en su totalidad, o simplemente en
base a la fauna, de la que el hipopótamo, la pantera y la hiena pudieran servir de argumento.
[page-n-99]
91
COVA DE LES CALAVERES
PRODUCTOS DE TALLADO
N.o
96 Parcial
96 Total
Núcleos ..................... ..
12
10.08
4.34
Lascas y lasquitas:
Retocadas .................
Sin retocar ............. .. .
Total .............. . . . .
22
69
91
18.48
57.98
76.47
7.97
25.00
32.97
... ... .. ..... ...
16
13.44
5.79
TOTA.L ......... .. ..... 119
99.99
43.11
Hojas-cresta
'
'
Cuadro núm. 3
Los materiales en sílex inventariados se pueden estudiar, pues,
como un conjuntO litico homogéneo, procedentes de los niveles 1 y n,
que, por otra parte, se pueden considerar a efectos culturales como
uno solo.
PRODUCTOS DEL TALLADO
En cuanto a los productos del tallado podemos observar, tanto si
examinamos el cuadro cuantitativo y de porcent~es elaborado, o bien
sus correspondientes representaciones gráficas, la baja proporción de
núcleos, lo cual es nota común, por otra parte, en todos los yacimientos valencianos, asf como la elevada proporción de lascas, sobrepasando el 50 por cien las que no llevan ningún tipo de retoques. Las
hojas-cresta vemos cómo alcanzan buena proporción, superior a la de
los núcleos (Cuadro n.0 3, Diagrama n.0 3 e Histograma n.o 1).
Sorprenderé el que entre los productos de tallado no incluyamos
las boj as y hojitas, que para nosotros son, tanto las retocadas como
las sin retocar, auténticos útiles y como tal deben ser estudiadas, no
debiendo ser consideradas como desechos de talla, tendencia seguida
hasta el momento, inexplicablemente, por la mayor parte de los prehistoriadores, de ahí que no se incluyan en ninguna de las tipologías
al uso salvo aquéllas que por sus especiales caracterlsticas y por los
retoques toman forma particular seriada, mas las hojas comunes, con
o sin retoques, son relegadas a un segundo término. En contra de esta
tendencia ya nos manifestamos recientemente, incluyendo a las hojas
[page-n-100]
92
J. APAJUCIO
L
\
\
\
\
S
\
\
\
\
\
\
\
PRODUCTOS DE· TALLADO
N= Núcleos
L
=Lascas y lasquitas :
r = retocadas.
s =sin retocar.
H-C =Hojas-cresta
Diagrama núm. 3
[page-n-101]
COVA DE LES CALAVERES
%
N
L
H-e
N = NUCLEOS
L = LASCAS
r= Retocadas
8 = Sin retocar
H- C
= HOJAS-CRESTA
HISTOGRAMA DE
PRODUCTOS DETALLADO
Histograma ntlm. 1
93
[page-n-102]
UTILES
Nflm.
%Parcial
% Total
INDICES
H9jas:
Retocadas .. . ........... . ..............
Sin retocar
Total
13
24 .
37
8.28
15.28
23.56
4.71
8.69
13.40
Indice: 23.56
Hojitas:
Retocadas . . . . ... . . . .. .... . .. .. ... . . . . .
Sin retocar
'
Total
9
28
37
5.73
17.83
23.56
3 .26
10.14
13.40
Indice: 23.56
17
8
1
1
1
1
10
10
49
7
6.15
2.89
0.36
0.36
0.36
0.36
3.62
3.62
17.75
2.53
0.36
0.36
1.81
5.07
22.82
•
••
•
•
••
•
'
••
•
••
•
1
••
1
•
1
•
1
••
•
•
•••••••••••••••
•
•
•••••••
•
1
•
•••••
....... ... ... ..............
•
•
•
1
••
'.
11
••••••••
••
••••••••••
•
Raspadores:
En extremo de lasca . ... ..... . ... .. . . . . .
En extremo de hoja
En abanico
Dobles .. . ..... . ....... .. . ..... . .. ......
Sub-circulares .... . .... ... .. . .. . .......
Ojivales
Atípicos
t.
Nucleiforiiies
Total
~crorraspadores ......................
Dobles
N ucleiformes . . ... . .. . . .. .. . .. : ... . ..
Atípicos .. . .... . .......... .. . . .......
Total . ...... . . . .. . .. . .. . ... . : . . .. .
TOTAL . ..... . .............. . .. . .. . .......
1
5
14
63
10.82
5.09
0 .63
0.63
0 .63
0.63
6.36
6.36
31.21
4.45
0.63
0.63
3. 18
8.91
40.12
Buriles: Sobre truncadura oblicua ..... .. ..
De ángulo sobre rotura .. . .. . .. . ..... . ..
Diedros ........... . ..... .. . .. .. . .. .. ...
Transversales
Atípicos
Total
1
1
1
1
4
8
0.63
0.63
0.63
0 .63
2.54
5.09
0.36
0.36
0.36
0.36
1.44
2.89
IBt: 0.63
Dorsos rebajados . .. . .. . .. .... . ...........
2
1.27
0.72
IDr: 1.27
Puntas de escotadura ......... ...... . . ....
1
0.63
0.36
IP: 0.63
Perforadores: Taladros
Atípicos .. . . ... . ... . ........... . . . . . .
Total
2
3
5
1.27
1.91
3.18
0.72
1.08
1.81
!Pe: 3.18
Diversos: Pieza truncada
Pieza denticulada . . ... : : : : : : : : : : : : : : : : :
Pieza con pico ... .... ..... ... .. ........
Total
1
2
4
0.63
0.63
1.27
2.54
0.36
0.36
0.72
1.44
TOTAL . . .... .. .... . . ....... . ............. 157
99.95
56.88
t
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•
••
•
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•••
•
••
•
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•
•
•
•
•
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1
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•
1
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1
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•
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•
1
•
•• •••
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1
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1
1
•••
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•
••••
•
111
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1
•••••
•
11
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1
•
••••••••••
1
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•
•
••
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1
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•
1
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•
1
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1
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•
•
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11
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1
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1
•
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•
•
•
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1
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•
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•• •••
•••
1
1
Cuadro núm. 4
I.R.: 40.12
m : 5.09
md: o.63
[page-n-103]
9S
COVA DE LES CALAVERES
UTILES SEGUN LA LISTA TIPO SONNEVILLE-BORDES
Y PERROT
Núm. Clave
Piezas
1
2
3
4
7
8
9
15
23
24
27
28
30
35
38
60
72
85
10
15
2
1
1
22
1
TOTAL
11
5
1
1
4
1
1
1
1
1
2
82
Indices
12.19
18.29
2.43
1.21
1.21
26.82
1.21
13.41
6.09
1.21
1.21
4.87
1.21
1.21
1.21
1.21
1.21
2.43
99.93%
IR = 76.82
!Pe = 6.09
lB = 9.75
IP = 1.21
ID - 2.43
Cuadro núm. 5
en nuestros recuentos numéricos y porcentuales, lo que resultaba altamente importante y revelador (60).
UTILES
En el cuadro de útiles que hemos confeccionado hemos inclujdo,
consecuentemente, las hojas y las hojitas, que alcanzan ambas el mismo indice o porcentaje, el2.3' 56%, mientras que juntas acaparan ca.si
el cincuenta por cien de la totalidad del utillaje, seguidas de cerca por
los raspadores, mientras que ambos tipos, con el87'24%, constituyen
casi la totalidad de los mismos, lo que queda bien patente en el dia(60) APARICIO PRREZ, J .: «El MesoUtico en Valencia y en el Mediterráneo Occidenteb.
Serie de Trablijos Varios del S. I . P., ndm. 59. Valencia, 1979.
[page-n-104]
96
J. APARICIO
UTI LES
H =Hojas y hojitas
R =Raspadores (incluidos tos
microrrospadores)
B =Buriles
O= Dorsos rebajados
P= Puntas
Pe= Perforadores
D! = Oi versos
Diagrama núm. 4
[page-n-105]
COVA DE LES CALAVERES
97
grama e histograma confeccionados al efecto (Cuadro n.o 4, Diagrama
n.o 4 e Histograma n. 0 2).
·
Hojas y hojita.s retocadas se encuentran en inferior proporción a
las no retocadas, especialmente las segundas, lo cual resulta, sin embargo, normal.
Es abrumadora la proporción de los raspadores con respecto al
resto del utillaje, hecha salvedad de las hojas y hojitas, aunque sigue
a éstas muy de cerca; su elevado índice, 40.12%, que alcanza el
76.82% si no contabilizamos aquéllas, es un dato de estimable valor a
la hora de la adscripción cultural y cronológica del conjunto industrial, aunque sospechamos que la posible selección de útiles, que ya
hemos apuntado anteriormente como consecuencia de la mayor proporción de estos sobre los productos de tallado, pueda haber sido determinante.
En el cuadro n.o 4, donde hemos representado, aparte de cantidad, el tanto por ciento parciai, referido exclusivamente a la totalidad
del utillaje, y el total en el que la referencia incluye también los productos de tallado, hemos desglosado los microrraspadores de los raspadores, lo que no recogen las tipologias de Bordes o Laplace, y que
en las industrias mediterráneas deben ser objeto de atención especial
por su abundancia, variedad y, por lo tanto, representatividad; su número y porcentaje es inferior al de los raspadores, aunqile substancial,
habiendo cinco sobre lasquita y dos sobre hojita, en total siete, uno
doble, otro nucleiforme y cinco atípicos, habiéndolos acumulado a los
raspadores en la relación numérica y porcentual que hemos confeccionado con arreglo ala tipología Sonneville-Bordes y Perrot (véase el
cuadro n. 0 5).
La mayor proporción e índices cOrresponden a los raspadores en
extremo de lasca, con veintidós ejemplares y porcentaje del 10.82%,
que ascienden a 22 y a 14.0196 si le sumamos los cinco microrraspadores; le siguen los atípicos y nucleiformes con 10 ejemplares cada
uno y porcentaje del6'36%, aunque el número y porcentaje de los primeros se incrementarían notablemente si le aftadiéramos los microrraspadores similares, a 15 y 9.5496, respectivamente. Los raspadores
en extremo de hoja ocupan la cuarta posición, con ocho piezas y proporción del 5.09%, elevados a diez al sumarle los dos microrraspadores correspondientes, por lo que la proporción alcanzaría el 6.36%.
Los últimos lugares estarían ocupados por los raspadores dobles, subcirculares, ojivales y en abanico.
El tercer lugar entre los útiles está ocupado por los buriles, aunque en bajísimo número y proporción con respecto a hojas y raspadores, únicamente ocho ejemplares, y aún entre éstos cuatro atípicos,
13
[page-n-106]
98
J. APARICIO
H
R
a
Or
P
Pe
H ' =HOJAS
R :: RASPADORES
a
:: BURIL~S
Dr . DORSOS REBAJADOS
P .PUMlAS
Pe: PERFORADORES
D =DI't'ERSoS
HISTOGRAMA DE UTILES
Histograma núm. 2
[page-n-107]
COVA DE LES CALA VERES
99
por lo que su número queda muy mermado, con proporción del 5.09%
con respecto al total de la industria, reducido al 2.54% si apartamos
los atfpicos.
Ya hemos apuntado anteriormente la causa que pudo influir decisivamente en esta bajísima representación, ya que el buril es uno de
los útiles de más dificil identificación para los escasamente versados
en tipología paleolítica, en lo que debieron pecar los excavadores del
yacimiento, de ahí que si la supuesta selección de útiles tuvo lugar, tal
y como sospechamos, los buriles debieron ser desechados como simples trozos carentes de valor, lo que, sin embargo, no deja de ser una
mera suposición.
Están representados, por otra parte, los tipos principales, los diedros, los de ángulo sobre rotura, los de truncadura oblicua y los transversales. Hemos calificado a cuatro de ellos como atfpicos, a pesar de
que este tipo no está representado en las tipologías más corrientes, en
razón a que por la tosquedad de su factura no se ajustan claramente a
ninguno de los modelos de referencia, sin embargo, su pertenencia al
grupo parece fuera de toda duda, en la lista del cuadro ntímero 5 los
hemos asimilado a los diedros (61).
Los perforadores siguen en importancia a los buriles, con cinco
piezas, lo que da una proporción del 3.18% a todas luces baja; por
otra parte, el perforador, más bien taladro, inventariado con el número 69, nos presenta fundadas dudas dada su morfología y el tipo de
retoques alternantes, creyendo que pueda ser útil correspondiente a
los niveles cerámicos, con lo que la cifra todavía se vería disminuida
mucho más, aunque es dificil asegurarlo, de ahí que lo mantengamos
como un útil paleolítico.
Los dorsos rebajados ocupan el cuarto lugar, tratándose de dos
hojitas de pequeño tamaño, que tínicamente representan el 1.27%.
El quinto lugar corresponde a las puntas, tratándose en este caso
del fragmento basal de una punta de escotadura parpallense, a la que
le falta la mayor parte del extremo distal, por lo que nos es imposible
conocer su longitud y, por lo tanto, de dificil encuadramiento métrico;
sin embargo, conocemos la anchura, 1.35 centímetros, y el espesor,
0.45 centímetros, así como la longitud de la escotadura, por lo que en
el supuesto de que nuestra reconstrucción fuese acertada nos encon(61) La fUncionalidad y la parte a.c tiva de los buriles ha sido recientemente contestada,
lo que obliga a un replanteamiento general de la cuestión; véase:
RIGAUD, A.: tOueDe import.ance doit-
1982.
[page-n-108]
100
J. APARICIO
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CURVA ACUMULATIVA SIMPLIFICADA
Curva acumulativa núm. 1
[page-n-109]
COVA DE LES CALAVI!RES
101
trarlamos ante una punta ancha encuadrable dentro del Grupo I de
Onoratini (62).
El último lugar lo ocupan el grupo de los diversos, en el que hemos
incluido una pieza truncada, otra denticulada y la tercera con pico o
«bec», las tres con espacio propio en la tipologia de Sonneville-Bordes
y Perrot, pero sin ninguna entidad en nuestros col\iuntos líticos por lo
que sabemos hoy día.
En el mismo cuadro número 4 hemos cuantificado los índices
principales, completándolo gráficamente con el diagrama circular número 4, donde se puede apreciar al primer golpe de vista el col\iunto
de la composición industrial, asi como en el histograma número 2; pero, además, la confección de una curva acumulativa simplificada con
dichos índices permite ver también la tendencia ascendente de las hojas y de los raspadores de manera absoluta y la escasa representatividad del resto.
La falta de una tipología lítica para las industrias de ámbito mediterráneo nos obliga, por otra parte, a seguir aplicando la de
Sonneville-Bordes y Perrot, ampliamente contestada por las dificultades de adaptación, tanto por la rareza entre nuestros útiles de ciertos
tipos frecuentes y normales en el ámbito atlántico donde se mueven
los autores, como por su resistencia a incluir los tipos frecuentes aquí
y escasos allí, tanto la de 92 como la actualizada de 105 tipos, siquiera en esta última se hallan incluidos ya algunos, como la punta de aletas y pedúnculo y la de escotadura, ambas parpallenses. Pero, ni aún
así debemos olvidar la necesidad de una lista propia, ya que los intentos en la Península por adaptar aquélla a nuestras propias particularidades, y la creación de una .comisión al efecto, no han tenido ni el necesario eco ni la debida continuidad (63).
Esto puede ser paliado aplicando el sistema analítico de Laplace,
considerado unánimemente como más objetivo, riguroso y científico,
pero las diflcult~des que plantea desde el punto de vista matemático
(62) ONORATINI, G.: cUn nouveaux type de pointe 4 eran: La pointe de La Bouverle
dans le complexa gén.é ral de pointes 4 cram. Bulletin de la Socitlté Prehlstorlque Frant;aise,
1978, t. 75, fase. 11 -12, págs. 522-542. Parla, 1979.
163) La Comisión fue creada con motivo del Congreso celebrado en Mérlda en 1969, donde tuvo su primera reunión y única que sepamos.
MOURB ROMANILLO, J . A. : cSobre la denominación en lengua castellana de los 6tlles
del Paleolftlco Superior de acuerdo con la 16xico-tlpologfa de SonneVille-Bordes y PerrotJ. XI
Congreso Nacional de Arqueología, Mérlda, 1969, págs. 132-138. Zaragoza, 1970.
El primer intento por conseguir una nomenclatura autóctona fue el de la Com.Jsión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistó.rlcas, que en su memoria n6m. 1O publicó una «Nomenclatura de voces técnicas y de instrumentos tlpicos del PaleoUtlco», en Madrid, en tan
temprana fecha como 1916.
[page-n-110]
102
J. APARICIO
su aplicación, frente a las facilidades que ofrece el de Sonneville-Bordes y Perrot para una rápida lectura y confrontación, han hecho que
éste alcance mayor difusión, abriéndose paso el de Laplace muy lentamente, lo cual ha ido creando una cierta dependencia de aquél, al
necesitar establecer los correspondientes paralelos entre distintos
col\iuntos industriales, y como prueba de ello podemos ver cómo hasta el mismo Fullola, adepto al método laplaciano, se vio en la necesidad de utilizar ambos en su estudio de las industrias líticas del Paleolítico Superior ibérico a partir del Solútreo-gravetiense del Parpalló (64), mientras que muy recientemente C. Cacho afirma «que, por el
momento, es el sistema (la lista Sonneville-Bordes y Perrot) que mejor
y con mayor facilidad permite comparar unos yacimientos con otros»
(65), por citar un reciente ejemplo entre otros muchos.
En el cuadro número 5 hemos representado numéricamente y
porcentualmente todos los útiles según la lista tipo de Sonneville-Bordes y Perrot de 92 tipos, elaborando con ello la correspondiente curva
acumulativa (número 2). Al prescindir de hojas y hojitas, no consideradas en la misma, todos los fndices o porcentajes han experimentado
una notable subida, los raspadores al 76.8296, los buriles al 9.7696,
perforadores al 6.0996, dorsos rebajados al2.43% y puntas al1.2196,
aunque, como es lógico, manteniendo las diferencias entre si.
En la curva acumulativa se repite lo que ya habíamos visto antes,
la vertiginosa ascensión de los raspadores, seguida de una discretfsima subida de los buriles, para seguidamente estabilizarse casi en horizontal.
ADSCJUPCION CULTURAL
Uno de los problemas de más dificil solución ha sido el relativo a
la adscripción cultural del conjunto industrial estudiado, por una parte las noticias antiguas y la opinión de eminentes prehistoriadores establecían la existencia de Musteriense y Paleolítico Superior, más
concreta y unánimemente Solutrense, por otra, el estudio realizado
nos mostraba, en pri.mer lugar, la inexistencia de útiles del primer
periodo considerado, por lo que si tomábamos en cuenta aquellas opiniones, avaladas por la autoridad de sus emisores, había que adscribirlos al Solutrense.
Nada, sin embargo, se oponía a ello, el conjunto industrial como
(64) FULLOLA PBRICOT, J. M.•: cLas industrias Uticas del Paleolltico Superior Ibérico•.
Serie de Trab~os Vario• del S. l . P. nW:n. 60, págs. 85 y as. Valencia, 1979.
(65) CACHO QUESADA, C.: cSecuenda cultural del PaleoUtico Superior en el sureste espaftolt. Trab~os de Prehistoria, vol. 37, pág. 67. Madrid, 1980.
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[page-n-111]
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---CALAVERES
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4.25-4.50 m.
4.00-4.25 m.
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4.00-4.50 m.
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Curva acumulativa núm. 2
[page-n-112]
104
J. APARICIO
tal encajaba perfectamente en el Solutrense, y aunque si bien es verdad que una primera, y por cierto fugaz, visión del material, nos hizo
considerarlo como perteneciente al Mesolítico I (66), tanto por los útiles más representativos (raspadores, buriles y escasos dorsos) como
atendiendo a su estado, totalmente deshidratado, lo que entonces
crefamos que únicamente se podfa encontrar en dicho periodo, según
nos daba a entender nuestra experiencia, pronto cambiamos de opinión al conocer la existencia de la punta de escotadura parpallense,
siquiera esto hoy también deba ser objeto de consideraciones por lo
que expondremos, pero atendiendo a ello, a las opiniones comentadas y
a la totalidad del conjunto industrial, establecimos como hipótesis de
trab~o a estudiar y comprobar que se tratara de Solutrense y, más
concretamente, Parpallense.
EL PARPALLENSE
En 1942, L. Pericot, al publicar los sensacionales resultados de la
excavación que en la Cova del Parpalló (Gandfa, Valencia) realizara
de 1929 a 1931 el Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación Provincial de Valencia bajo su dirección, y habida cuenta de que
«la técnica solutrense decafa después de los 4 '75 metros, empezando
entonces el apogeo del tipo de la punta de muesca de tradición auriñaciense. El predominio de ésta se hace más evidente a partir de los
4' 50 metros, y por esta razón empezamos ahora un nuevo niveb (67),
denominó a dicho nivel Solútreo-auriñaciense final, después de llegar
a una especie de compromiso con Breuil que propugnaba el nombre
de Solutrense levantino final frente al de Auriñaciense final que propugnaba Pericot inicialmente (68).
Era evidente, ya por entonces, que la naturaleza, importancia y
personalidad del nivel obligaban a destacarlo, creando una denominación o terminología particular para el mismo, lo que, por otra parte,
se ajustaba a las tendencias del momento dominantes en Europa y especialmente en Francia, sin que fuera óbice para ello el que los primeros especfmenes no se hubieran encontrado en el Parpalló, sino en
(66) Vid. opus cit. nota 33.
(671 Vid. opus cit. nota 23, ptg. 65.
(681 Ibfdem, p4g. 41.
BREUIL, H.: «Les subdlvisions du Paléolithique supérier et leur signlflcationt. Pig. 5. Ginebra, 1912.
Vid. opus cit. nota 8, pég. 241.
[page-n-113]
COVA DE LES CALAVERES
lOS
Cueva Ambrosio (69), y fue el mismo Pericot quien lo reconoció en
atención a que «Para esta etapa y la anterior cabría también emplear
la denominación de Parpallense, por tratarse de unafaci.es reconocida aquí por vez primera y sólo en esta cueva bien caracterizada», pero
a renglón seguido lo rechazó para evitar las excesivas «denominaciones nuevas» (70). El primero en proponer este distintivo término fue L.
Siret en carta dirigida a Pericot (71), aunque fue E. Jiménez Navarro
el primero en adoptarlo (72), sin que 'tuviera continuidad por la resistencia que a ello siempre opuso Pericot (73).
Recientemente hemos hecho sucinta historia del proceso seguido
por este término (74); y cómo los arqueólogos valencianos lo hemos
continuado aplicando, con mayor o menor énfasis, especialmente
Fletcher Valls y nosotros mismos (75), presentando ambos una moción en este sentido al pleno del Primer Congreso de Historia del País
Valenciano, celebrado en Valencia durante el mes de abril de 1971.
En los últimos años de su vida, sin embargo, Pericot se mostró mucho más propicio a la introducción del término, llegando todavfa a
emplearlo en sus últbnas pn}?Hcaciones (76).
Ultimamente, y como fruto de la actitud mantenida por la Escuela
Arqueológica Valenciana, diversos investigadores se han inclinado
(691 JIMENBZ NAVARRO, E.: «Nueva estación parpallense~. Anales del Centro de CUltura Valenciana, ndm. 23, lAm. 3. Valencia, 1935.
Vid. opus cit. ndm. 23, p6g. 288.
ALCACER GRAU, J. : .CatAlogo de la Colección Federico de Motos en el Museo de Prehistoria de Valenciu. Serie de Trablijos Varios del S. l . P. ndm. 43. Valancia, 1972.
(701 Vid. opus cit. nota 23, pég. 41.
(711 Ihfdem.
(721 Vid. opus cit. nota 69.
(731 Con motivo de la comunicación presentada por L. Perlcot al IV Congreso Arqueológico del Sudeste Espaliol J . Cuadrado propuso sustituir lo de Solutrense por Parpallense o Parpallonense, lo que Garcia Bellido aceptó inmediatamente, aunque fue el mismo Pericot quien
se opuso, por lo que M. Almagro recomendó la espera, véase:
PERICOT, L .: «Solutrense o AterienseJ. Crónica del IV Congreso Arqueológico del Sudeste
Espaliol (Elche, 19481. pég. 124. Cartagena, 1949.
(741 APARICIO PEREZ, J .: «Nueva pieza de arte mohillar parpallenseJ, Ar~vo de Pre·
historia Levantina, vol. XVI, pégs. 10-11. Valencia, 1981.
(751 FLETCRER VALLS, D.: «La Cova del Parpalló (Gandia. Valencia)». Nota informativa
con motivo del Cincuenta Aniversario del inicio de sus excavaci.ones (1929-1 9791. Diputación
Provincial. Valencia, 1979.
APARICIO PERBZ, J.: «Bl · PaJeolftiroo. NUIIIItra Hlsloria, vol. I. pég. 42. Valenda, 1980.
(761 PERICOT, L. y FULLOLA, J . M.• : «El Solutrense ib6rico, revisión y nuevos datos».
Homenl\Je al profesor Balout, pégs. 41-44.•Parls, 1981.
Sin embargo, «por c.asu Perlcot utlliz6 corrientemente el t6rmino, véase:
GOMEZ SERRANO, N.: «La cultura del Parpallót. Diario «Las Provinciau del 20-Xll1942, donde indica que Pericot bautizó a las puntas d.e este nivel como «puntas de muesca
parpalloneni8SJ.
·
1~
[page-n-114]
106
J. APARICIO
por la aceptación del mismo, pronunciándose en este sentido F. Jordá,
quien ya babia conseguido cambiar el término Sob1treo-a~aciense
por «el más feliz y actual Solótreo-gravetiense» en opinión de Fullola
(77), asf como también se han pronunciado Fortea (78) y el mismo Fullola en diversas ocasiones (79).
Con el término Parpallense designamos, pues, el periodo de la prehistoria mediterráneo-occidental comprendido entre el Solutrense Superior y el Magdaleniense I, según los datos que nos proporciona el
Parpalló, yacimiento clave para su estructuración y definición, lo que
recientemente ha conseguido J. M.• Fullola culminando la obra iniciada por su abuelo, L. Pericot (80).
Estratigráficamente, y en base al manejo de la documentación
disponible, hoy se sitúa entre los 4 y 4. 75 metros de profundidad en
Parpalló, lo que resulta totalmente válido; industrialmente el cútil
presente en un más alto porcentaje, y definidor de esa industria, es la
punta y la hoja de escotadura, mientras que en lo general destaca el
uso renovado del retoque abrupto en los dorsos rebajados, sustituyendo de esa manera la «moda» del retoque plano solutrense» (81). Cronológicamente, Fullola lo sitúa entre el 15900 y el 13000 BC (82), cifra
esta última que difiere de la que venimos proponiendo nosotros desde
hace algún tiempo de acuerdo con las fechas existentes, tanto para
col\iuntos industriales similares del Mediterráneo Occidental como
para el mismo Magdaleniense inicial y medio (fig. 30) (83).
Aun cuando la noción de «fósil gufa» aplicado a los estudios de
prehistoria ha sido ampliamente contestada en los últimos tiempos
por el abuso evidente del método, no cabe duda de que el útil caracterfstico del periodo es la punta de escotadura parpallense, sobre cuya nomenclatura no vamos a extendemos por haberse escrito ya mucho sobre ello sin haberse resuelto nada defmitivo, aunque tenemos
fundadas dudas sobre la mayor amplitud cronológica y cultural de las
mismas de acuerdo con los datos que expondremos.
(77) Vid. opus cit. nota 64, pág. 84.
(78) FORTEA PEREZ, J. y JORDA CERDA, F .: «La cueva de Les Mallaetes y los problemas del PaleoUúco Superior del Mediterráneo espatlolJ. Zephyrus, XXVI-XXVII, págs. 156-y
162. Salamanca, 1976.
(79) FULLOLA PERICOT, J . M.•: cEl Solt\treo-Graveúenae o Parpallense. Industria MedlteiTáneu. Zephyrus, XXVID-XXIX, págs. 113-123. Salamanca, 1978.
Idem, vid. opus cit. nota 76.
Idem, vid. opus cit. nota 64, págs. 84, 100 a 102, 124, 131 y 249 a 252.
(80) VId. opus cit. nota 64.
(81) Ibfdem, pág. 131.
(82) Ibldem, pág. 133.
(83) Vid. «Nuestra Historio, opus cit. nota 75, págs. 42-43.
Vid. opus cit. nota 60, pág. 168.
[page-n-115]
COVA DE LES CALAVERES
107
Sobre su función las opiniones son dispares, siendo de sobra conocida la fuerte oposición que mantiene F. Jordé sobre su uso como puntas de flecha para ser disparadas con arco, oposición que se extiende
a las puntas de pedúnculo y aletas propias del Solutrense Superior,
Parpallense y coexistentes con aquéllas en la primera fase del Parpallense (84);. sobre éstas Fullola acepta su función cinegética (85), hacia
lo cual también parece inclinarse A. Bietti como consecuencia de las
pequeftas dimensiones (microliticas) que alcanzan las puntas de escotadura por él estudiadas procedentes de Paglicci y Taurisano (86 ) y en
este sentido nos pronunciamos nosotros.
Basándose en los hallazgos de Cueva Ambrosio, E. Ripoll realizó la
primera tipología sobre las mismas, debido a las diferencias seriadas
que presentaban entre sí, para lo cual fue determinante la posición de
la escotadura y de los retoques, así como el modo de éstos (87); Onoratini la realizaría més tarde para puntas francesas (88) y mucho més
recientemente lo intentarían V. Villaverde y J. L. Peda con puntas del ·
Museo de Prehistoria de Valencia (89).
·
Fruto de este último intento sería, aceptando la clasificación morfológica de Onoratini con sus seis clases distintas, la distinción de seis
subtipos y 79 subclases, pero lo que reviste mayor interés es que a su
través los autores creen poder estructurar internamente el Parpallense, o Solútreo-gravetiense como prefieren llamar, en dos periodos, el
Solútr:eo-gravetiense I, que iría de 4.25 a 4. 75 metros, y el Solútreogravetiense n, de 4 a 4.25 metros, atendiendo a la existencia o no de
(84) Ambas han sufrido un proceso, en cierto modo parecido, al resistirse loa prehistoriadores franceses a l.ncluirlas en lu listas tipol6gicas, o al resistirse a tratarlas a ellas y a los
yacimientos de procedencia con la atención que por su indudable categoria merecfan, siendo
las primeras las peor tratadas y peor consideradas por no estar «homologadaS» en territorio
francés, a pesar del articulo de H . Kelley, véase de este autor: «Polntes é pédoncules du Solulréen Fran~alsea. Bulletl.n de la Société Préhlstorlque Fr~alse. t. Lll, fase. 1/2, pégs. 4546. Paria, 1955.
(85) Vid. opus cit. nota 64, pégs. 127-128.
(86) BIETTI, A.: «Analyse typologlque et typométrique d.e quelques outiia é eran de gisements épigravettiens du sud-est d'.Italie: Paglicci (Foggia) et Taurlsano (Lacee). Consideradona sur l'Epigl'8vettlen "anclen" d'Italiu. Quaternaria, vol. XXII, pégs. 264-265.
(871 RIPOLL PERELLO, E.: cExcavaci.ones en CUeva de Ambrosio (V6lez Blanco, Almerla). Campai\as 1958 y 1960•. Ampurias XXII-xxm, pégs. 31-48. Barcelona, 1960-61.
(88) ONORATINI, G.: cUn nouveaux type de polnte 6 eran: La pol.nte de La Bouverie
dans le complexa g6n6ral des polntes 6 cram. Bulletln de la Société Prehiatorique Fr8111false,
1978, t. 75, fase. 11 -12, pégs. 522-542. Paria, 1979.
(89) VILLAVERDE BONILLA, V. y PdA SANCHBZ, J . R.: «Piezas con escotadura del PaleoUtico Superior valenciano•. Serie de Trabejos Varios del S. l . P., nóm. 69. Valencia, 1981.
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108
J. APARICIO
piezas foliáceas solutrenses y a las distintas proporciones de las puntas de escotadura y de los dorsos rebajados (90).
Sobre su origen hay opiniones dispares; podría creerse en una
procedencia directa de las puntas similares pre-solutrenses, tal y como sustentan diversos investigadores, aunque para nosotros derivan
directamente de las puntas del Solutrense Superior, fabricadas con la
técnica del dorso rebajado, pudiendo encontrarse, incluso, piezas
mixtas.
EXTENSION DE LAS PUNTAS DE ESCOTADURA
Espacialmente cubren un amplio territorio, fundamentalmente
han sido halladas en todos los países europeos ribere.dos al Mediterrá- .
neo occidental, con extensión por la Península Ibérica hasta Portugal,
diblijando un arco con bases en Sicilla y Gibraltar, respectivamente.
En el mapa de la figura 1 hemos procurado situar todos los yacimientos del área donde han sido localizadas, y si creemos haberlo logrado para la Peninsula Ibérica, no estamos tan seguros de haberlo
conseguido con respecto a Italia y Francia; para la primera hemos seguido puntualmente aG. Bartolomei, A. Broglio, A. Palma di Cesnola
(91) y A. Bietti (92), para la segunda a G. Onoratini (93).
En la Península Ibérica existen numerosos yacimientos con puntas de escotadura, número que se incrementa aceleradamente como
consecuencia de la intensificación de las investigaciones por todo el
territorio. De norte a sur el primer yacimiento conocido, y recientemente incorporado a la bibliografia, es el de Davant Pau, que ha proporcionado una única punta (94), aunque en próxima situación es conocido desde tiempo ha el de Reclau Viver, que también contiene una
única punta de muesca con retoques solutrenses (95).
(901 lbidem, pég. 109. Seria conveniente que en posteriores estudios sobre las puntas de
escotadura los autores tomaran en consideración a las piezas con el apuntamiento conseguido a bue de retoques planossolutrenses, técnica utillzada en el Volcén del Faro en puntas de
escotadura repetidamente divulgadas, y en la Cova del Llop sobre una pieza 1n6dita; en Cueva Ambrosio tambi6n se encuentran, siendo estudiadas por Ripoll, lo que atestigua su extensión e lmpo~cia .
(911 BARTOLOMBI, G.; BROGLIO, A. y PALMA DI CESNOLA, A.: «Chronostratlgrapbie
et 6colo(ie de l'Eplgravettien en Itallu. Colloques Intemationaux du Centre National de la
Recherche Scientlftque, ndm. 271. La ftn des tempa glacialres en Europe. ChronostraUgraphie et 6cologie des cultures du Pal6ollthique final, pégs. 297-324. Talence, 1977.
(921 Vid. opus cit. nota 86.
(931 Vid. opus cit. nota 88.
(94) ESTEVEZ, J .: «El Reclau Vivar. L'homme prehistórlc a les comarques gironines. El
Paleolltic a les comarques gironineu. Servei d'Investigacions Arqueológiques de I'Excma.
Dlputa.ció de Girona, pég. 147. Girona, 1976. La pieza representada en la pég. 20 como procedente de Serlnyadell es la misma que la de la pég. 147 procedente de Davant Pau.
(95) SOLER Y MASFERRER, N.: «El Reclau Viven. Vid. opus .cit. nota anterior .
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COVA DE LES CALAVERES
109
Un gran vacío existla entre las tierras altas catalanas y el centro
del territorio valenciano, hasta Buñol, aunque recientemente se ha
visto parcialmente mitigado con el hallazgo de una pieza en el Corral
Blanc de Benigno en Puebla Tornesa, localidad cercana a Castellón de
la Plana (no situada por nosotros en el mapa de la fig. 2) (96), y por el
hallazgo de Villamarchante (97) (fig. 2}.
Ya en territorio de la provincia de Valencia es donde, hoy por hoy,
tenemos la máxima concentración de hallazgos, junto a los más relevantes y numerosos; así, aparte de los descritos, nos encontramos, siguiendo la dirección señalada, con Covalta (98), donde de antiguo se
conoce un ejemplar (fig. 28), hoy depositada en el Museo de Prehistoria de la Diputación de Valencia junto a materiales paleolfticos de la
misma procedencia; la Cueva del Volcán del Faro de Cullera ha proporcionado varios ejemplares del máximo interés (figs. 28 y 29), los
cuales plantean, a su vez, problemática de dificil solución de acuerdo
con los datos que actualmente conocemos, como es su presencia en niveles magdalenienses, lo cual nos obligará a una profunda revisión de
la cuestión (99); próximo al anterior se encuentra el Cau Raboser, enterramiento eneolftico, el cual ha proporcionado una hoja con escotadura (100) (fig. 28); en La Safor nos-encontramos con la máxima concentración de todo el territorio valenciano, Parpalló (101) (fig. 27);
(96) Citada por Vlllaverde y Peiia, vid. opus cit. nota 89, pég. 101.
(97) VILLAVBRDE BONILLA, V. y MARTI OLIVER, B.: «El yacimiento de superficie de El
Prat (Lllria. Valencia)». Saguntum. Papeles del Laboratorio de Arqueologia de Valencia, nWn.
15, pég. 19. Valencia, 1980.
(98) Vid. Jiménez Navarro en nota 69.
(99) APARICIO PEREZ, J .: cLa Cueva del Volcán del Faro (CuUera. Valencia)». Nota informativa con motivo del cincuenta aniversario de la fundación del Servicio de Investigación
Prehistórica. Diputación Provincial. Valencia, 1977. Aqui se relaciona toda la bibliografla sobre el yacimiento.
APARICIO PEREZ, J . e HlS CATALA, A.: «Las Rafees de Cullera: Prehistoria y Protohistoria. El Museo Arqueológico•. Serie Arqueológica del Departamento de Historia Antigua, nWn.
3, ptgs. 41-55. Valencia, 1977.
(100) MARTI OLIVER, B. y GIL SANCHO, J .: «Perlas de aletas y glóbulos del Cau Raboser (Carc.aix:ant. Valencia). (Algunas consideraciones sobre el EneoUUco valenciano.)• An:hlvo
de Prehistoria Levantina, vol. XV, ptgs. 51-52 y 54. Valencia, 1978. Tenemos fundadas dudas sobre su inclusión entre las puntas de escotadura; aparte del contexto eneolltlco entre el
que se encontró, hay que considerar que se trata de una hoja y la moñologia general del ótll
lo aparta un tanto de las puntas. nosotros lo interpretarlamos mejor como un peñorador al
que el azar le ha dado esta forma particular.
(101) Vid. opus cit. notas 23, 64 y 89 fundamentalmente.
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J. APARICIO
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COVA DE LES CALAVERES
111
Mallaetes .(102) (fig. 27); Llop {103) (fig. 28); Maravelles (104) (fig.
27); Porcs (105) (fig. 27); Barranc Blanc (106) (fig. 27). La Cova de les
Rates Penaes, próxima a esta última, no ha proporcionado puntas de
escotadura parpallenses, por lo que de acuerdo con ello debe descartarse la existencia de nivel Parpallense en la misma (107); y en posición marginal con respecto a los yacimientos señalados en esta comarca está el del Capurri, el cual proporcionó inicialmente parte de
(102) Véanse las memorias de actividades del S. l. P. (La Labor del S. l . P.... ) correspondientes a Jos af'tos 1946 a 1949.
FLETCHER VALLS, D.: «Estado actual del estudio del PaleoUtlco y Mesolltico valenciano•. Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, t. LXII, 3, págs. 855-57. Madrid, 1956.
JORDA CERDA, F.: cGravetiense y Epigravetlense en la Espaf'ta Mediterráneu. Publicaclones del Seminario de Arqueología y Numismática Aragonesa. 4, págs. 7-30. Zaragoza,
1954.
PORTEA PEREZ, J . y JORDA CERDA, F. : «La Cueva de Les Mallaetes y los problemas del
PaleoUtico Superior del Mediterráneo Espallob. Zephyrus, XXVI-XXVII, págs. 129-166. Sa.l amanca, 1976.
PORTEA PEREZ, J .: «Los Complejos microlaminares geométricos del EpipaleoUtic~ Mediterráneo Espaf'tob. Memorias del Seminario de Prehistoria y Arqueologfa, nllm. 4, págs.
159-192. Salamanca, 1973.
Vid. opus cit. no\8 64, págs, 224-226 y nota 89, págs. 78-82.
(103) APARICIO PEREZ, J . y SAN VALERO APARISI, J .: «Nuevas excavaciones y prospecciones arqueológicas en Valenciu. Serie Arqueológica del Departamento de Historia Antigua, nllm. 5, págs. 35-39. Valencia, 1977.
APARICIO PEREZ, J .; SAN VALERO APARISI, J . y SANCHO SANTAMARIA, A.: «Materiales neoliticos de la Cova del Foral del Aire Calent y de la Cova del Llop (Gandia. Valencia)».
Serie Arqueológica del Departamento de Historia Antigua, nllm. 6. Varia 1, págs. 104-122.
Valencia, 1979.
APARICIO PEREZ, J .; SAN VALEROAPARISI, J . yMARTINEZPERONA,J. V.: «Actividades arqueológicas durante el bienio 1977-1978•. Vid. opus cit. nota anterior, pégs. 214-217.
(104) PLA BAU.ESTER, E.: «La Cueva de Les Maravelles (Gandia)J. Archivo de Prehistoria
Levantina, nl1m. 2, págs. 191 -202. Valencia, 1945.
FORTEA PEREZ, J .: Vid. opus cit. nota 102, págs. 198-202.
Vid. opus cit. nota 64, págs. 226-227 y nota 89, pág. 89.
(105) APARICIO PEREZ, J . y SAN VALERO APARISI, J.: Vid. opus cit. nota 103, págs.
13-21.
APARICIO PEREZ, J.; SAN VALERO APARISI, J. y MARTINEZ PERONA, J . V.: Vid. opus
cit. nota 103, págs. 213-214.
(106) FLETCHER VALLS, D.: cRótova (Valencia). Covacha de BarrancBlanCJ. Noti.clario
Arqueológico Hispánico I, cuadernos 1-3, págs. 10-12. Madrid, 1953.
PORTEA PEREZ, J .: Vid. opus cit. nota 102, págs. 202-219.
Vid. opus cit. nota 64, págs. 172-223 y nota 89, págs. 82-88.
(107) FLETCBER VALLS, D.: cRótova (Valencia). Cova de les Ratea PenaeSJ. Noticiario
Arqueológico Hispánico, l , cuadernos 1-3, págs. 13-16. Madrid, 1953.
PORTEA PEREZ, J .: Vid. opus cit. nota 102, págs. 193-198.
Vid. opus cit. nota 64, pág. 228 y nota 89, pág. 90. La conclusión a que se llega unénimemente es la imposibilidad de establecer secuencias cultu.r ales por la intensa y total remoción
del depósito an lo excavado.
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Fl¡. 28.-Puntu de mDMC& nlnda.a11: 1, 2 y 3, C.purri (OUn); 4, Ccwalta (Bdal); S, 8 y !•
Con Ampla del c., Grol (Xüia); 8, Con de ... CalaYaW (JlenldoleiJ): 8 ' 10, .AIIrfp dll Jtubo (Crnlllente); 11 , 12 y 13, Con del Uop (Ga.aclfa); 14 y 1&, Cuna del Sol (110Dd61\-deloe
J!rallah 18 y 17, Con del Vold.D del Faro (Cullera); 18, Caa Raboelr de Bala (carcalullt)
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COVA DE LES CALAVERES
113
una punta (fig. 28, núm. 3), incrementándose el número recientemente con otras dos (fig. 28, núm. 1 y 2) (1 08).
La provincia de Alicante revolucionará próximamente el conocimiento del Paleolítico Superior valenciano y mediterráneo peninsular,
especialmente el Solutrense y el Magdaleniense, como consecuencia
de los numerosos hallazgos realizados que han incrementado de manera absoluta el número conocido en todo el territorio valenciano,
ocupando en este caso una provincia que prácticamente era un área
en blanco para estos períodos, salvo las ambiguas noticias sobre Calavares (109). La Cova Ampla del Cap Gros, situada en las inmediaciones de Xébia, ha proporcionado tres ejemplares (fig. 28), en un contexto desconocido hasta el momento a pesar de los continuados trabajos que hemos realizado en ella (110); la Cueva del Sol también ofrece
dos ejemplares (fig. 28), así como el Abrigo del Buho (fig. 28) (111 ).
Hacia el sur del área valenciana la situación se hace más confusa
y contradictoria en algunos casos, especialmente en el área del sureste a partir de las noticias y hallazgos de los Siret. En los alrededores
(108) APARICIO PEREZ, J.: Vid. opus cit. nota 60, ptg. 167.
Esta yacimiento fue descubierto por S. Cllment Malló, colaborador del S. I. P., como,
prácticamente, la totalidad de los yacimientos de Oliva; los 11tiles recogidos en este lugar son
numerosos, todos diseminados en superficie por una abrupta ladera; la industria estaba integrada por raspadores, buriles y dorsos rebajados, lo que junto a las caracterlsticas del sflex,
blancuzco por total deshidratación, nos hizo adscribirlo inicialmente al MesoUtico I, aunque
con las necesarias reservas.
(109) La mayor parte de estos hallazgos están inéditos, aunque esperamos que pronto
puedan ser dados a conocer de acuerdo con el gran interés que ofrecen, entre los publicados
destaca la Cova de les Cendres, que ha proporcionado dos arpones de una hilera de dientes,
un fragmento de ag\\ia y otros ótiles óseos, véase:
LLOBREGAT CONESA, E. et alli: cCova de les Cendres (Teulada. Alicante). Informe preliminar». Publicaciones del Instituto de Estudios Alicantinos, núm. 34:, págs. 87-111. Alicante,
1981.
VILLAVERDE BONILLA, V.: cEl magdaleniense de la Cova de les Cendres (Teulada. Alicante) y su aportación al conocimiento del magdaleniense mediterráneo peninsular». Saguntum. Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia, nt1m. 16, págs. 9-36. Valencia,
1981.
También hemos de citar la misma Cova Ampla del Cap Gros, de la que hemos publicado
las notas citadas; entre las no publicadas la Cova de la Penya del Single, actualmente en estudio por nosotros, ha proporcionado una gran azagaya monobiselada y restos de otras; la Cova d'en Beneito, estudiada por Guillermo Iturbe, con un claro Solutrense, tal como nos comulrlca personalmente su investigador; en Villana la industria Utica de la Huesa Tacalla, que revisamos en el Museo en compa.Ma de su director, J . M.• Soler Garcia, la adscribimos al Solutrense Medio; muy cerca de las dos últimas citadas se encuentra la Cova del Vinalop6, aunque en la provincia de Valencia administrativamente, que también nos ofrece un tipico Solutrense; algo más al sur se han producido los dos sensacionales hallazgos de Crevlllente y Hondón de los Frailea, citados en el texto.
(1101 Vid. opus cit. nota 103, tercera cita, págs. 24:1 y 264.
(111) Ambos yacimientos están inéditos y sus materiales se exponen en el Museo Municipal de Novelda, loa hemos estudiado gracias a la amabilidad del seftor Ribelles Amor6s, encargado del MUieO:
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COVA DE LES CALAVERES
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de Totana se recogieron diversos materiales solutrenses, de tipo Parpallense en el Cejo del Pantano y en la Cueva de Hernández Ros ya en
fecha temprana, y aunque posteriormente se vuelve a hablar de estos
yacimientos las puntas de muesca únicamente se citan en el Cejo del
Pantano (112), lo que recogerá de la misma manera Pericot (113), haciéndose eco de estas noticias Almagro (114), Fortea (115) y Fullola
(116); recientemente se ha revisado la industria, representándose
gl-áficamente siete puntas de muesca con toda cla.r idad (117), y aunque se han mencionado 11 (118), en otra reciente publicación no se
mencionan, sin embargo, dichas puntas (119).
Desde 1893 se conoce otra punta de muesca en la provincia de
Murcia, se trata de la de Palomarico, yacimiento excavado por L. Siret
( 120), por lo que es ésta la primera punta conocida y publicada, y no
las de Ambrosio como erróneamente se ha dicho ; esta noticia sería
después ampliamente divulgada (121 ). En la reciente revisión de la
colección Siret, conservada en el Museo Arqueológico Nacional, se
hace estudio exhaustivo de los materiales y se representa gráficamente la pieza (122) .
La Cueva de Ambrosio es, sin duda, el yacimiento más importante
al sur del Parpalló, aunque está falto de la publicación oportuna; después de las exploraciones iniciales que dieron lugar a los hallazgos citados (123), fue el mismo Jiménez Navarro quien realizó las primeras
(112) CUADRADO RUIZ, J .: cAlgunos yacimientos pn~históricos de la zona Tot.ana-Lorcu . Crónica del m Congreso Arqueológico del Sudeste EspaU\ol (Murcia, 1947), pégs. 56-58.
Ca.r tagena, 1948.
PERICOT GARCIA, L. y CUADRADO RUIZ, J .: «Dos nuevas estaciones solutrenses en Totanu. ll Congn~so Nacional de Arqueologia (Madrid, 1951), pégs. 89-92. Zaragoza, 1952.
(113) PERICOT GARCIA, L.: cEl Solutrense EspaU\ob. Vid. opus cit. supra pégs. 93-99.
(114) ALMAGRO BASCH, M.: Vid. opus cit. nota 28, pég. 316.
(115) Vid. opus cit. nota 102, pég. 312. Aqui Portea n~coge de nuevo la noticia sobn~la
Cueva de Hemández Ros y sobn~ los Mortolitos.
(1161 Vid. opus cit. nota 64, pégs. 102 y 243 . Fullola llnicamente cita 3 puntas de escotadura frente a las siete de Perlcot-Cuadrado.
11171 CACHO QUESADA. C.: «Secuencia cultural del Paleolftico Superior en el Sureste espaiiob. Trablijos de Prehistoria, vol. 37, pég. 93. Madrid, 1980.
(118) Carmen Cacho en su Tesis Doctoral inédita, véase opus cit. nota 89, pég. 92.
(119) MONTES BERNARDEZ, R.: cLa aportación de L . Siret y J . Cuadrado al pleistoceno
superior en Murcio . Anales de la Universidad de Murcia. Filosotla y Letras. Vol. XXXVll,
nám. 1 y 2. Curso 1978-79. Murcia. Aquf se vuelve a mencionar la Cueva de Hemández Ros
y se ubica en el mapa, aunque entre sus matariales no se relacionan puntas de escotadura
parpallenses.
(120) SIRET, L.: cL'Espagne préhistorique». Reviste des Questions Scient.iftques, october.
Bruselas, 1893.
(12 1) Vid. opus cit. notas 23, pég. 287 ; 64, pégs. 102 y 242; 89, pég. 94 y 102, cuarta cita, pég. 312. También se han ocupado de ella Obermaler y Jord6.
(1221 Vid. opus cit. nota 118, pégs. 96-97.
(123) Vid. Breuil y Jiméne% Navarro en nota 69.
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116
J. APARICIO
excavaciones, aunque al parecer sin interesar los niveles solutrenses,
dando sobre ello simples noticias (124); aunque no seria hasta 1961
cuando se publicaría el primer estudio amplio sobre los niveles paleollticos (125), estudio que sirvió a Fullola para sus recuentos (126);
recientes excavaciones no han aportado nuevos datos con respecto a
los niveles solutrenses, aunque sf en relación a los basales (127).
También en la provincia de Almena, como la Cueva de Ambrosio,
se encuentra la Cueva del Serrón (128), excavada y publicada por Siret (129), de lo cual se harían eco Pericot (130); Almagro Basch (131)
y Jordá Cerdá (132), entre otros. En 1970 fue objeto de atención especial por parte de Fortea (133), quien consiguió esclarecer defmitivamente su ubicación y denominación, volviendo a ocuparse de ella en
1973 en su obra de conjunto (134), utilizándolo también Fullola para
sus recuentos (135). Del llamado «vaciadero», equivalente a la escombrera, procede una punta de escotadura parpallense, que ha permitido creer a todos los investigadores citados en la existencia de un nivel
solutrense, que si resultaba sospechoso para Fullola ha sido aceptado
por C. Cacho (136).
(124) JIMRNBZ NAVARRO, E.: cSobre el origen almeriense del vaso campaniforme•. n
Congreso Arqueológico del Sud.e sta EspaAol; Albacete, 1946, págs. 127-132. Cartagena,
1947.
Idem. «Excavaciones en Cueva AmhroslOJ. Noticiario Arqueológico Hispánico, ntlm. V.
1956-1961, págs. 12-48. Madrid, 1962.
(125) Vid. opus cit. nota 87.
(126) Vid. opus cit. nota 64, págs. 235-236.
(127) Comunicación de M . Botella al XIV Congreso Arqueológico Nacional celebrado en
Vltoria en 1974, aegán cita bibliográfica de Fullola, vid. opus cit. nota 64; no se incluyó en las
Actas.
(1281 En la provincia de Murcia se ha aedalado el hallazgo de una pequeila punta da escotadura parpallense en la Cueva Vermeja, en las excavaciones que dirigió C. Cacho durante
1977; para nosotros es mb bien lo que Pericot llamaba cun dtil de fortunu que una auténtica
punta; cronológica y culturalmente la altlia en el PaleoUtico Superior final, vid. opus cit. nota
65, págs. 97 y 105.
(129) Vid. opus cit. nota 120, y del mismo autor: cClassiflcation du Paléollthique dansle
Sud-Bst de l'Bspagne». Congreso Intamacional de Antropologfa y Arqueologfa Prehistórica,
XV sesión, págs. 287-294. Portugal, 1930.
(1301 Opus cit. nota23, pág. 287 y nota 113.
(131) Vid. opus cit. nota 28, pág. 316.
(132) JORDA CERDA, F.: cBl SolutreD!,8 en Espada y sus problemau. Instituto de Investigaciones Arqueológlcu, págs. 148-149. Oviedo, 1955.
(133) FORTBA PBRBZ, J .: cLa Cueva de la Palies, Serrón (Antas). Avance al estudio del
Bpipaleolltico del S. B. peninsulan. Trablijos de Prehistoria, vol. 27. p6gs. 61-96. Madrid,
1970.
(1341 Vid. opus cit. nota 102, págs. 269-272.
(135) Vid. opus cit. nota 64, p6gs. 240-241.
(1361 Vid. opus cit. nota 65, págs. 95 y 107.
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COVA DE LES CALAVERES
117
La Cueva de los Morceguillos o de los Murciélagos, en Lubrín (Almena), también excavada por L. Siret, proporcionó tres puntas de
muesca que éste publicó en 1930, y de lo que también se harían eco
posteriormente Pericot, Almagro Basch, Fortea; Fullola, etc. en las
obras repetidamente citadas. El estudio pormenorizado d~ la industria lítica y ósea, asf como de la fauna, ha sido realizado recientemente, representándose gráficamente sus tres puntas de escotadura parpallenses (137).
En lá provincia de Málaga se conocen actualmente dos yacimientos con puntas de escotadura, uno es la Cueva del Higuerón, que ha
proporcionado una punta con la mayor parte del pedúnculo roto y que
ha sido recientemente publicada (138); la otra es la Cueva del T(\jo del
Jorox, de donde procede una punta de escotadura parpallense (139),
junto con otros materiales solutrenses estudiados por Fullola (140).
De la provincia de Málaga ya se pasa a Portugal, concretamente a
los alrededores de Lisboa, para volver a encontrar puntas de escotadura parpallenses, repitiéndose de nuevo el fenómeno ya señalado de
los evidentes paralelismos entre industrias portuguesas y mediterráneas en diversas etapas prehistóricas ( 141); existe aquf un importante
foco solutrense, con numerosos yacimientos y notables materiales, de
los que se han ocupado, en visión de conjunto, Jordé. Cerdá (142), Ripoll Perelló (143) y J. Roche (144).
En tres de estos yacimientos se seftala la existencia de puntas de
escotadura, aunque el más problemático es el de Furninha, donde se
(137) CACHO QUESADA, C. : «La Cueva de los Morcegullios, Lubrln (Almerla)t, Trab.Yos
de Pre.h istoria, vol. 36, págs. 81-98. Madrid, 1978.
(138) LOPEZ GARCIA, P. y CACHO QUESADA, C.: «La Cueva del Higuerón (Málaga): estudio de sus materiales». Trabi\Jos de Prehistoria, vol. 36, págs. 11-24. Madrid, 1979.
(139) MARQUES, L- y RUIZ, A. C.: cEl Solut:rense de la cueva del Tl\lo del Jorox (Alozaina.
Málaga)». Cuadernos de Prehistoria de la Universidad de Granada, ndm. 1, págs. 4 7-6 7. Granada, 1976.
(140) Vid. opus cit. nota 64, pligs. 239-240.
{141) Son numerosos loa paralelos que se podrian citar aparte del Solutrense, recu6rdese, sin embargo, la relación Cocina-Muge, lo cardial, etc.
(142) JORDA CBl\DA, P.: rSolutrense de facies ibérica ID Portugalt. Zephyrus, vol. XIV,
págs. 80-86. Salamanca, 1963.
(143) RIPOLL PERBLLO, E.: rSolutrense de tipo ibérico ID Portugalt. Ampurlas, nW:n.
XXVI-xxvn, p6gs. 210-213. Barcelona, 1964-65.
(144) ROCBE, J .: rLe Pal6olithique Supérieur, portugais. BiliD de nos connalaances et
probl6mea. Bulletin de la Soci6t6 Prehistorlque Pran~walee, l XLI. p6p. 11-27. Parla, 1964.
Idem.: cBtat actual de nos connaissances sur le solutrien portu¡aia. Zephyrus, vol. XXV,
págs. 81-94. Salamanca, 1974.
[page-n-126]
118
J. APARICIO
indica haberse encontrado una pieza con escotadura (145), afirmación que recoge Rocha, al parecer con dudas, aunque éste habla de
«un fragmento de punta de muescB» (146). P:l segundo yacimiento es el
de Casa da Moura, donde apareció una hoja muy estrecha y alargada
con una escotadura basal (147), pero Rocha vuelve a mencionar la
existencia de una «¡>osible punta de muesca» (148); en la excelente reproducción de Jordá se clarifica la cuestión (149). El tercer yacimiento, la Cueva de Salemas es el más importante, habiéndose excavado recientemente (150); según J . Roche se encontraron aquf nueve puntas
de muesca, aunque únicamente se representaron gráficamente dos
(151); Jordá Cerdá habla también de dos, aunque una de las que reproduce gráficamente (152) no se corresponde con ninguna de las que
reproduce Roche, por lo que se puede suponer que hay tres como mínimo; Fullola le dedicó atención especial (153 ).
SITUACION CRONOLOGICA Y CULTURAL DE LAS PUNTAS DE ESCOTADURA
Como consecuencia de los hallazgos del Parpalló especialmente,
ha habido, y todavía permanece, una tendencia bastante generalizada a convertir las puntas de escotadura en «fósiles directores» del mismo Parpallense, pero, hoy ¿es posible mantener esta actitud? A lo largo de estas páginas ya hemos apuntado ciertas dudas que nos embargan, de acuerdo con nuevos datos y nuevas perspectivas sobre el problema. Fuera del área mediterránea estricta a la que nos venimos refiriendo, y sin ánimo de ser exhaustivo y únicamente a título de ejemplo, hemos de citar cómo ya en fecha antigua se señaló la utilización
(145) BREUIL, H. y ZBYSZEWSKI, G.: cContrlbutlon a\ l'etude des industries paléollthiques de Portugal et leurs rapports avec la Geologie du Quatemalre. Vol. n : les principaux gisements des plagas quatemaires du littoral d' Estremadura et des terraases fluviatiles de la
vallée de Tage». Comunica~toes dos Servil;os Geologicos de Po.r tugal. T. XXVI, pégs. 596-597.
Lisboa, 1945.
(146) Vid. opus cit. nota 144, segunda cita, pég. 86.
(1471 CAMARATE FRAN<;A, J .; ROCHE, J . et VRIGA FERREIRA, 0 .: cSur l'existence
probable d' un niveau solutréen dans les couches dala Grotte de Casa da Maura (Cesareda)•.
Comunica~toes dos Serviqos Geológicos de Portugal, t . XLV, pégs. 366-370. Lisboa, 1961.
(1481 Vid. opus cit. nota 144, segunda cita, pég. 84.
(149) Vid. opus cit. nota 142, fig. 4.
(160) ZBYSZEWSKI, G. et alii: «Note preliminalre sur les niveaux du Paléolithique Supérieur de la grotte de Salemas (Ponte de Lousa)l. Comunic&~toes dos Sei'Vil;os Geologicoa de
Portugal, t. XLV, pégs. 197-206. Lisboa, 1961.
ROCHE, J . et alii: eLe Paléollthique Sup6rleur de la grotte de Salemas (Ponte de Lousa)ll.
Comuni~ doa Servi~toa Geológicos de Portugal, t. XLVI, pégs. 187-207. Lisboa, 1962.
(151) VId. opus cit. n ota 144, segunda cita, pégs. 85 y 90.
(152) Vid. opus cit. nota 142, pég. 81, nWn. 2.
(163) Vid. opus cit. nota 64, pégs. 237-239.
[page-n-127]
COVA DE LES CALAVE RES
119
en el Magdaleniense de auténticas «puntas de muesca» (154), lo que se
ha visto conftrmado posteriormente (155); en Centroeuropa se señala
la existencia de las mismas tanto en el Magdaleniense como en el
Chatelperroniense (156), asf como en el Gravetiense del yacimientO de
Kostienki (157).
En el mapa de la fig. 1 hemos situado los yacimientos italianos
que han proporcionado puntas de escotadura parpallenses (á eran), pero únicamente los del epigravetiense antiguo de la «Phase A cram
(158), aunque existen también en aquellos con niveles de la llamada
«Phase A foliacés» (159) y en los primeros momentos del epigravetiense evolucionado (160). De la «Phase a foliacéS» se señalan en Trene,
Arene Candide, Paglicci, Della Venere di Parabita y Della Cala delle
Ossa. El Epigravetiense antiguo a foliáceos se hace contemporáneo
del Solutrense avanzado, situándose entre el 18000 y el 17000 BC. en
números redondos ; mientras que la fase con escotaduras, contemporánea del Salpetriense inferior en Provenza, del Solútreo-gravetiense ·
de Valencia y del Magdaleniense inferior occidental la sitúan entre el
17000 y el 14000 BC. El Epigravetiense evolucionado, contemporáneo del Magdaleniense medio, lo datan entre el 14000 y el 1300012000 BC.
Se ha precisado, con respecto a los yacimi~ntos del Epigravetiense
antiguo con escotaduras, que la capa 3 de Cipolliane ha sido datada
hacia el 13250 BC., mientras que Fondo Focone alrededor del 12000
BC., es decir, en el Magdaleniense IV occidental (161), y después d.e l
(164) CAPITAN, L. et PEYRONY, D.: «La MadeleineJ. Parla, 1928.
SONNEVILLE-BORDBS, D.: cA propos des polntes p4)donculées magdaléniennesJ. Quartir, 21 Band, págs. 97-98. Bonn, 1970.
.
Idem: cPoint.es á eran (Xarblpltzen) du Magda)enlen sup6rleur du Pet8rSfeJD. Quartar,
20, págs. 176-181. Bonn, 1969.
Idem.: cA propos des polnt.es pédonculées du Nord de l'Burope: pointe de Lingby et polnte
de TeyjatJ. Vid. opus cit. supra, págs. 183-188.
(155) LBNOIR, M.: cObservatlons sur les polntes á eran magdaléniennes diUUiles glsements de r Abri Faustln, commune de Cessac (Girondel et de la Pique, commune de Dalgnac
(Glronde)J. Bulletln de la Soclété Prehistorique FranvaJse, t. 72, C. R. S. M. 4 , pég. 107. Paris,
1976.
. ..
(156) BHATTACHARYA, D. K.: «Paleolithic Europe. A Summary of Some Important
Flnds with Special Reference to Central Burope1. Anthropologlcal Publicatlons. Oosterhout,
1977.
( 1571 CHROPOUSKY, Bohuslav: cResults and proapects of archaeological research in the
Slovalt Socialist Republia. Archaeologlcal Research in Slovakia. The Instltute of Archaeology
of the Slovalt Academy of Sciences. Xth. Intemational Congress of Prehistorlc and Protohistoric Sclences. México, 19-24 October 1981, págs. 6-29. Nitra, 1981.
BARTA, J . y BANBSZ, L.: cThe Palaeolithic and Mesolithia. Vid. opus cit. supra, págs.
11 -29.
(158) Vid. opus cit. nota 91 , págs. 299 y 310-311.
(159 J Vid. opus cit. supra, pégs. 308-31 O.
(160) Vid. opus cit. supra, pég. 311.
(161) Vid. opus cit. nota 86, pág. 265.
[page-n-128]
ANOS SECUENCIAS
A.C. CLIMAT ICAS
Are a
Valenciana: INDusTRIAs
23.000
22.000
WURMIIIc1
GRAVETIENSE
21.000
TURSAC
20.000
~INFERIOR O
19.000
PROTOSOLUTRENSE
18.000
17.000
WURM lllc1 SOLUTRENSE~ MEDIO
SUPERIOR
16.000
~PARPALLENSE
·-,.·- ---·----· ·-
15.000
1
11
1 11
1V
LASCAUX
14.000
WÜRM IV
13.000
>{
12000 ~
MAGDALENIENSE
DRYAS a
b
:~ BOWNG
8
11,000 ~ DRYAS b
.~
r
10.000 PRE- ALLEROO
9 .000
8 .000
ALLEROD
MESOLITICO
6 .000
1~
1
11
O AYAS 111
~~
111
7.000 PRE- BOREAL
-
BOREAL--
---··--
...
---
PROTONEOLITICO
5.000
ATLANTICO
4 .000
NEOLITICO
3 .000
1
11
1
1
11
1 1 1 Y ETAPA TRANSICION
2 .0 00 SUB- BOREAL
ENEOLITICO
1.000
Edad del Bronce Valenciano
¡;1"1:;¡1"1 del HíerrO{CULTURA IBERICA)
BOREAL
Pi¡. 30.-Cuadro cronol6glco-cultaral para al 6raa valenciana
[page-n-129]
COVA DE LES CALAVERES
121
examen de diversos yacimientos se concluye taxativamente que «il
n'y a aucune évidence, du moins por l'instant, de l'existence d'un " niveau a crans" de l'Epigravettien ancien sur la Cote tyrrhénienne et
par conséquent 1' emploi de ce type d' outil comme fossile directeur
chrcmostratigraphique pom toute 11ta1ie est imprope» (162), seftalándose cómo puntas de escotadura existen en Sezze Romano, yacimiento
atribuido al Epigravetiense final (12500-7000 BC.) (163).
En el Midi francés los yacimientos en que el Salpetriense sustituye
al Solutrense superior carecen de Magdaleniense, sustituido también
por el Salpetriense con puntas de escotadura (164).
En la Peninsula Ibérica el panorama no se presenta, tampoco, excesivamente diáfano, la de Davant Pau se encontró con materiales
claramente solutrenses, de la misma manera que lo están las piezas
· del Reclau Viver.
La punta del Corral de Benigno apareció junto a útiles eneoliticos
y mesoliticos, mientras que lo de Villamarchante se presenta ciertamente confuso. La punta de Covalta se encontró en superficie y la pieza del Cau Raboser en claro contexto eneolitico.
El Volcán puede proporcionar valiosa información; en principio
hay numerosas puntas de excelente factura y de· segura procedencia
estratigráfica, en contextos ricos y variados, de lo cual se desprende
que su uso continuó a lo largo de todo el Magdaleniense, incluso el retoque plano, aunque no con la intensidad con que lo hiciera durante el
Solutrense (véase la figura 29 como muestra de lo dicho).
En el Parpalló hay en el Solutrense Superior, caracterizan el Parpallense y continúan utilizándose durante el Magdaleniense Inicial.
En Mallaetes aparecen durante el Gravetiense, aunque en bajísimo
número, también caracterizan el Parpallense, encontrándose una en
el Mesolitico. También aparecen en el Gravetiense del Barranc Blanc
y en los niveles altos de este yacimiento, junto a útiles de un claro
Magdaleniense, si bien la mayor proporción corresponde al nivel Solutrense y especialmente al Parpallense.
. En Llop aparecen con útiles claramente solutrenses, y también 'en
Porcs, mientras que Maravelles ha proporcionado numerosos útiles típicamente solutrenses también, a pesar de la remoción de sus sedimentos. Las tres del Capurri se presentan en un contexto poco signifi(1621 Vid. opua cit. nota anterior, pég. 288.
(163) Ibfdem.
(164) BAZII.E, F.: cPr6cisions chronologiquea sur le Sal~trien, ses relations avec le Solutréen et le Magdalénien en Languedoc orientab. Bulletin de la Société Preb.i.storique Fran~aise, t. 77, fue. 2, págs. 50-56. Paris, 1980.
16
[page-n-130]
122
J. APARICIO
cativo, por lo que habremos de esperar a la necesaria prospección para reunir mayor documentación (165).
Las de la Cava Ampla, ya en la provincia de Alicante, carecen de
contexto, por proceder de superficie y tener esta cav;idad la sedimentación, hasta más de un metro de profundidad, totalmente revuelta;
hemos de recordar la existencia de nivel magdaleniense debejo del
Neolítico. A Calaveras no hace falta que nos refiramos. El Abrigo del
Buba y la Cueva del Sol con claras piezas solutrenses.
Los materiales del Cejo del Pantano se han adscrito al Solutrense
Superior evolucionado recientemente (166) y también al Parpallense
(167). La del Palomarico al Perigordiense Superior, y al mismo perlodo la de los Morceguillos (168), lo que ha sido cuestionado, adscribiéndose al Parpallense (169). Las puntas de escotadura de Ambrosio
con materiales claramente solutrenses. La del Serrón al Parpallense.
En la provincia de Málaga si la punta del T~o del Jorox aparece
con útiles solutrenses claros, por lo que hay que pensar en un nivel
parpallense, la otra, la procedente de la Cueva del Higuerón, hace
creer a C. Cacho en la posible existencia de uno o más niveles perigordienses en la cueva por su asociación a buriles sobre truncadura, a
una punta de la Gravette, a una microgravette y a varias hojas truncadas (170), lo que también ha sido contestado (171 ), en realidad hay
materiales diversos, tanto perigordienses o gravetienses como solutrenses y magdalenienses.
Los yacimientos señalados en Portugal, especialmente Salemas y
Casa da Maura, presentan sus puntas y hoja, respectivamente, asociadas a útiles solutrenses, destacando las puntas de pedúnculo y aletas del tipo P arpalló. Sobre Furninha ya hemos indicado los problemas existentes.
Todo lo cual presentamos resumido en el cuadro número 6.
Es evidente a todas luces que la excavación del Parpalló mediatizó a los investigadores que hubieron de recurrir a su sucesión estratigráfica para situar cronológica y culturalmente materiales sin ella,
pero hemos de distinguir el Parpallense en si, periodo con entidad
(1615) Redactando estas lineas, S. Climent Mailó nos entrega una nueva punta encontrada por su hijo en una cavidad desconocida hasta el momento, bautlsada como Cueva de Salvador, en ~rmino de Oliva; procede de superficie y eat4 completa, siendo de talla perfecta; el
contexto Ut.lco que se recogió en 8UI inmediaciones ea, aln embargo, poco aigniflcativo.
(166) Vid. opus cit. nota 117, p6ga. 95 y 107.
(167) Vid. opus cit. nota 89, pág. 93.
(188) Vid. opus cit. nota 117, p6gs. 77-89 y 98-97 ; y nota 137.
(169) Vid. opus cit. nota 89, pág. 94 y 97-98.
(170) Vid. opus cit. nota 117, pág. 23.
(171) Vid. opus cit. nota 89, pág. 98.
[page-n-131]
123
COVA DE LBS CALAVERES
YACIMIENTOS
P. IBERICA
DavantPau
Reclau Viver
CoiTal de Benigno
Villamarchante
Covalta
CauRaboser
Volcén
Parpalló
Mallaetes
Barrene Blanc
Llop
Maravelles
Capurri
Cueva Salvador
CovaAmpla
Abrigo del Buho
Cueva del Sol
Cejo del Pantano
MATERIALES
ASOCIADOS
Solutrenses
Solutrenses
Diversos
Diversos
Paleo. Superior
Eneolfticos
Magdalenienses
Solutrenses
{ Gravetienses
Solutrenses
Mesoliticos
{ Gravetienses
Solutrenses
Magdalenienses
Solutrenses
Solutrenses
Paleo. Superior
Diversos
Diversos
Solutrenses
Solutrenses
Solutrenses
ADSCRIPCION
Parpallense
Parpallense
Incierta
Incierta
Parpallense
Incierta
Magdaleniense
Parpallense
} P arpallense
} Parpallense
Palomarico
Paleo. Superior
{
Morceguillos
Paleo Superior
{
Ambrosio
SelTÓn
Tejo del Jorox
Solutrenses
Paleo. Superior
Solutrenses
Higuerón
Paleo. Superior
Salemas
Casa da Maura·
Furninha
Solutrenses
Solutrenses
Inciertos
Cuadro núm. 6
{
Parpallense
Parpallense
Parpallense
Incierta
Incierta ·
Parpallense
Parpallense
Parpallense
Perigordiense Superior
Parpallense
Perigordiense Superior
Parpallense
Parpallense
Parpallense
Parpallense
Perigordiense
Parpallense
P arpallense
Parpallense
Indeterminada
[page-n-132]
124
J. APARICIO
propia, caracterizado fundamentalmente por las Puntas de Escotadura Parpallenses, y el papel reservado a éstas, en el que su condición·
de «fósiles directores» no solo ha quedado cuestionado sino que debe
ser eliminado. En Italia abarcan un amplísimo espacio de tiempo,
también en Europa Central y en Francia, especialmente en el Midi; en
la Peninsula Ibérica, C. Cacho ha sabido hacer frente a la inercia que
imponian las tendencias dominantes resaltando su presencia a partir
del Perigordiense Superior y a través del Solutrense llegando hasta el
Paleolítico Superior final (172). Por nuestra parte ya vimos y manifestamos su amplitud cronológica y cultural al encontrarlas en el Volcán
en niveles magdalenienses.
EL CONJUNTO INDUSTRIAL
Imposibilitados de recurrir a los «fósiles-guí&J para la situación
cronológico-cultural de la industria lítica estudiada, en particular por
la pérdida de este carácter para las puntas de muesca parpallenses,
se impone la valoración global del coJ\junto industrial. Sin embargo,
ya hemos visto los problemas que presenta la totalidad, especialmente
por la falta de seguridad que ofrece en cuanto a que nos encontremos
ante una muestra representativa, y no el producto de una ·selección
caprichosa (recuérdese lo que hemos dicho con respecto a los buriles)
o simplemente azarosa, lo que mediatizaré obligadamente nuestras
conclusiones.
Por otra parte, si procedemos por eliminación no serén precisos
muchos argumentos para descartar de plano la posibilidad de un
Magdaleniense, escasez de buriles, ausencia total de cualquier resto
de industria ósea, etc., son argumentos más que suficientes.
Las posibilidades comparativas que hoy se nos ofrecen, con yacimientos próximos evidentemente, aparte de los valencianos, son mucho más amplias que hace un lustro por suerte, aunque todavfa faltos
de la necesaria consistencia como se veré. La secuencia establecida
para el sureste español (173} nos indica la inexistencia de Chatelperroniense en la región, caso similar al valenciano; así como la mala
representación auriñaciense, reducida a un escaso coJ\junto de la
Cueva del Tesoro, identificada como la de Ambrosio por Cacho, y que
además se sospecha que es selectivo también por la falta de restos de
talla como en nuestro caso, presentando un notable paralelismo con el
conjunto de Calaveras, con m próximo al 6096 y escaso el de buril,
(172) Vid. opus cit. nota 117, pág. 97.
opus cit. nota anterior.
(173) Vid.
[page-n-133]
COVA DE LES CALAVERES
125
menos del 1596 ; sin embargo, la dudosa procedencia del material impide sacar al conjunto todo el provecho que hubiera sido deseable.
Con respecto al Perigordiense, noiDbre que siguiendo la tendencia
de la escuela de ~encia prefiere Cacho sobre el de Gravedense, indica éómo adscribibles al Perigordiense Superior se han identificado
ocho niveles en el sureste, siendo caracterlsticas comunes el del predominio de las lascas sobre las hojas, así como el índice superior de
raspador sobre el de buril, a diferencia de lo clásico y aunque aquí algunos niveles presenten ambos índices equilibrados, y en algunos casos hasta muy superior el de buril; habiendo entre éstos predominio
de los diedros. A los dorsos rebajados les resta importancia, considerándolos como sustrato por su presencia a lo largo de todo el P aleolftico Superior del Sureste.
El siguiente período diferenciado es el Solutrense Superior, con
bajo índice de raspador, aunque superior al de buril en dos casos y
equilibrado en el tercero, índice éste que no supera ell296; moderado
índice de piezas típicamente solutrenses, que asocian puntas de escotadura en el Solutrense Superior evolucionado; destacando en general
el «marcado rasgo perigordiense» de la industria.
Los niveles con puntas de muesca no asociados a tipos bifaciales
son adscritos al Perigordiense V.
Descartada la existencia de niveles magdalenienses entre lo estudiado, el resto de las industrias se adscriben al Paleolítico Superior Final, Epiperigordiens antes que Epigravetiense para Cacho, caracterizado por el mayor índice de lascas sopre el de hojas y hojitas, que en
algún caso llegan a alcanzar valores elevados, superiores al 5096 ; el
índice de raspador, que no sobrepasa nunca el3596, es superior en general al de buril, que llega a aproximarse al 3896 en un caso.
Tomando estos datos al pie de la letra, haciendo abstracción de las
diversas circunstancias que acompañan a cada uno de los conjuntos
industriales, y también al nuestro, y cotejando ambos, veremos como
no encaja en el Perigordiense Superior, dado el predominio aquí del
índice laminar sobre el de lascas, la abrumadora desproporción de
raspadores sobre ·buriles y la escasez de sustrato; por idénticos motivos con respecto al índice de raspador y buril, inexistencia de tipos bifaciales y falta de «rasgos perigordienses», nuestro conjunto se aparta
del modelo fijado también para el Solutrense Superior; sus paralelos,
ya lo hemos indicado, se establecen con el conjunto de la Cueva del
Tesoro/Ambrosio, adscrito al Auriñaciense aleatoriamente.
El Parpalló es, quizá, el mejor yacimiento que, hoy por hoy, nos
puede proporcionar los necesarios elementos comparativos, y siempre
[page-n-134]
126
J. APARICIO
según los datos que nos proporciona Fullola (174). De acuerdo con ello
vemos como en el Gravetiense los raspadores son numerosos, con
1ndice del 64% frente al 8% de buril, los abruptos alcanzan el 15%, cifras las dos primeras que encajan perfectamente con las nuestras,
76.82% y 9.75%, respectivamente, pero quedan muy separadas las
de abruptos, aunque su carencia, en nuestro caso, pudiera ser debida
a defectos de la excavación, ya que faltan las piezas diminutas. La
desproporción entre raspadores y buriles se mantendrá, sin embargo,
a favor de los primeros, durante todos los períodos solutrenses (175),
caracterizados por la presencia de las piezas de retoque plano, en ascensión creciente y las de retoque abrupto. Para el Solútreo-gravetiense o Parpallense Fullola utiliza ya la lista tipo de Sonneville-Bordes y Perrot en sus recuentos, confeccionando nosotros con los útiles
de los dos sub-períodos diferenciados y con los de Calaveras la curva
acumulativa número 2, discordantes completamente ambas con el
conjunto de Benidoleig, a nuestro parecer como consecuencia del bajo
número de buriles y de piezas con dorso rebajado aqui, para lo que
hemos apuntado determinadas causas.
Para el Barranc Blanc Fullola establece que durante el Gravetiense el1ndice de raspador alcanza el 43%, frente al 11 .04% el de buril y
13.37 el de abruptos, señalando la presencia de una punta de escotadura e insistiendo en su anomalía; en el Solutrense Inicial los raspadores el 25.4% y los buriles el 21.05%; para el Solutrense Medio los
raspadores el 24% y los buriles el 16% y durante el Solutrense Superior los raspadores el 24% y los buriles el 20%.
Nos queda por cotejarlo con el Mesolitico I, volviendo a nuestra
primera adscripción ya comentada, en cuyo caso encajaría bien dentro del Mesolitico m, caracterizado por la abrumadora proporción de
raspadores sobre buriles, alcanzando, ambos, índices similares a los
que proporciona Calaveres, sin que la punta de escotadura lo pueda
por si rechazar.
De acuerdo con todo lo expuesto vemos que los paralelos quedan
establecidos a nivel de conjuntos industriales con el nivel supuestamente Auriiiaciense de la Cueva del Tesoro/Ambrosio; con el nivel
Gravetiense del Parpalló y con el mismo nivel Gravetiense del Barranc Blanc, donde, además, se encontró una punta de escotadura
parpallense (recordemos que Mallaetes también proporcionó otra en
este nivel); con el Mesolftico m. A nivel de piezas especificas con el
Parpallense avanzado.
(1741 Vid. opus cit. nota 64.
(175) S.I.: 44% IR; 13% IB. S.M. : 37% IR; 7% IB. S.S.: 35% IR; 8% IB.
[page-n-135]
COVA DE LES CALAVERES
127
Veamos, una vez alcanzado este punto de nuestro análisis, qué
otros datos poseemos.
DATOS ANTROPOLOGICOS
Ninguna información al respecto nos proporcionan los restos de
cinco individuos, dos femeninos y uno masculino que se conservan
procedentes de esta cavidad, donde se debieron hallar muchos otros
más a juzgar por las noticias que se han venido sucediendo desde la
época de Cavanilles y de donde el nombre aplicado a la misma. Estos
como aquéllos deben corresponder a uno o varios enterramientos colectivos que se debieron realizar en las múltiples cavidades menores
del interior bien en época eneolltica o durante la Edad del Bronce Valenciano.
DATOS ESTRATIGRAFICOS
La observación estratigráfica por sí sola tampoco arroja ninguna
luz al respecto. El N-1 es el que contiene cerámicas hechas a mano,
aunque la pequeñez de los fragmentos que se han examinado «in situ»,
j unto a su atipismo, impiden cualquier precisión cronológica o cultural. De este nivel proceden los restos de animales domésticos identificados en el estudio de la fauna, que precisamente son los que conservan restos de tierras a ellos adheridos con las características propias
del mismo.
Los ñiveles I y II, de características sedimentológicas totalmente similares, corresponden a un mismo período, y de él procede casi
con seguridad el conjunto Utico estudiado, tanto por las adherencias
como por la similitud de los restos llticos allí recogidos o alll existentes todavía englobados en la dura brecha, y de imposible extracción
sin romperlos a falta de herramienta idónea. No podemos decir lo
mismo de la totalidad de la fauna, ya que si parte de ella procede de
aquí con seguridad, no se puede afirmar taxativamente de la totalidad.
Los niveles inferiores son, evidentemente, los que debieron contener el Musteriense, si es que de éste se hallaron restos. En superficie
no se ha observado ningún resto lltico, asi como tampoco durante la
recogida de muestras o durante el análisis de las mismas.
DATOS DE LA FAUNA
La fauna tampoco proporciona datos determinantes al respecto, a
pesar de que es algo más explicita. A juzgar por la gran masa ósea
convertida en brecha de los niveles I y II la recogida debió ser nume-
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128
1. APARICIO
rosa e importante, sin embargo, como se habrá podido comprobar, la
existente resulta insignificante si, además, consideramos la gran superficie que debió ocupar a juzgar por las dimensiones del vestíbulo,
por lo quebemos de pensar o que se ha perdido o que no se recogió, lo
cual nos priva también de importantísima documentación.
La estudiada (en la que no se ha profundizado excesivamente dada su insignificancia) nos permite diferenciar dos conjuntos, la
doméstica y la salvf\je, entre la primera el toro, la cabra y el cánido
corresponden a los niveles cerámicos; la segunda, con el caballo, la
cabra, el ciervo, eljabali, el oso, la pantera y la hiena a los niveles inferiores, debiéndoles sumar el hipopótamo estudiado aparte y quizá el
rinoceronte, determinado por Breuil aunque no identificado posteriormente.
Si este conjunto de fauna salvaje correspondiera a un mismo nivel, podríamos dar un paso más en la determinación industrial, siempre y cuando dicho nivel fuera el I y el II, ya que quedaría descartada
su pertenencia tanto al Mesolftico I como al Parpallense, en cuyos
momentos el rinoceronte y el hipopótamo debieron estar ya extinguidos, y en el Mesolftico también la hiena y la pantera; no asi si el conjunto industrial estudiado correspondiera al Auriñaciense o Gravetiense, ya que la fauna de estos períodos nos es desconocida por el
momento y estas especies, frecuentes durante el Musteriense, bien
pudieran no estar extintas todavia. Si dichas especies procedieran de
los niveles supuestamente musterienses, la existencia de éste quedaría reforzada.
En todo caso, el conocimiento de la fauna simplemente ofrece
atisbos de probables soluciones, inalcanzables sin más documentación de mayor precisión.
DATOS SEDIMENTOLOGICOS Y PALINOLOGICOS
Carecemos todavía de los necesarios estudios sedimentológicos en
la zona misma o en otras vecinas que nos puedan proporcionar elementos comparativos para ayudar a la fijación de cada uno de los niveles determinados, situación lógica dado el carácter inicial de estos
estudios; sin embargo, poseemos ya un análisis palinológico, el realizado para la Cueva de Les Mallaet.es por M. Dupré (176), que resulta
de suma utilidad, siempre y cuando tengamos en cuenta las sensibles
(176) DUPRE OLUVIER, M.: cAnélisia polfnico de sedimentos arqueológicos de la Cueva
de Les Malladet8s (Barx. Valencla)l. Cuadernos de Geografta, nóm. 26, págs. 1-22. Valencia,
1980 .
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COVA DE LBS CALAV2RES
129
diferencias de altitud entre ambos yacimientos que necesariamente
han de influir sobre la vegetación representada.
El clima y la vegetación determinados para el nivel VII ofrecen la
posibilidad de creer en su depósito durante el Würm I, cuando la cueva todavfa no ha sido ocupada como lugar de habitación humana,
cuando la cavidad presenta una fuerte actividad hfdrica con potente
circulación; polfnicamente resultó estéril.
La costra o capa estalagmftica existente en el nivel VI pudiera
corresponder al Inter-Würm I-II, en que disminuye la circulación de
agua aunque no cesa, si bien lo hace· de forma lenta. La flora indica
un momento cálido y húmedo, con bosques abiertos de pinos y áreas
amplias de herbazal.
El nivel V puede corresponder al mismo periodo y con las mismas
caracterfsticas seftaladas, quizá menos cálido y más seco.
Para el nivel IV se seftala un empeoramiento climático, instalándose la estepa con escasos grupos de pinos y algunas cBITascas, b~o
un clima más frfo y seco que el precedente, todo lo cual supone el comienzo del Würm II.
El nivel m parece corresponder al inicio de la habitación en la cavidad, por los restos óseos microscópicos detectados al realizar los
análisis sedimentológicos conespondientes. Par la cavidad circula agua
aunque en pequefta cantidad, lo que indica un ligero aumento de la
humedad.
Entre el nivel m y el II se señala una anomalfa sedimentológica, indicándose que hubo una discontinuidad, por lo que la brecha se debió
depositar en época posterior. Esta brecha, correspondiente a los niveles II-I , coincide con el momento de intensa ocupación de la cavidad,
por la que circulan aguas en poca cantidad y de forma lenta y laminar; comienza con una ligera mejorfa climática, con aumento de los
árboles, aparece por vez primera la Efedra, que en Mallaetes lo hace
durante el Auriñaciense (177); Artemisia, que allf lo hace durante el Graveti.ense; ericáceas, durante el Auriñaciense, y umbelfferas durante el
Auriftaciense. Posteriorm~nte se produce un evidente empeoramiento
climático continuado, de tipo estepario cada vez más acentuado, frio
y árido. Por el contrario, aparecen ahora las Filicales triletes, de la
misma manera que lo hacen en Mallaetes. Estas condiciones climáticas extremas únicamente se dan en Mallaetes desde el final del Gravetiense hasta el final del Solutrense, y no durante el Auriñaciense o
el Parpallense.
(177) Dada la escasa representación de estos ctaxoneu las deducciones son meramente
especulativas y citadas para que no se supongan omisiones voluntarias.
17
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J. APARICIO
130
Por otra parte, el nivel II-1, convertido en brecha, por las características de su superficie indica claramente cómo el nivel que se formó con posterioridad y que pudo proporcionar el carbonato cálcico
necesa.rio para su encostramiento no es el N -1, ya que, aparte de que
el que rontiene éste no ha sido disuelto (178), aquél, una vez ronvertido
en brecha tuvo su superficie durante bastante tiempo a la intemperie,
circulando por ella las aguas hipógeas, que en régimen de arroyada
fueron las que desmantelaron los niveles depositados encima con posterioridad, resistiendo aquélla por su fuerte encostramiento. Este es
un dato de gran valor que nos prueba y nos indica el agente que en toda el área de La Safor y La Marina ha provocado el desmantelamiento de los niveles mesoliticos sistemáticamente, y paleoliticos en algunas ocasiones, de tal manera que bajo el Neolítico antiguo se encuentra directamente bien el Solutrense, el Magdaleniense o el Mesolítico
I, y que explica la total ausencia, hasta el momento, de niveles con
Mesolitico II y III en dicha área, sobre lo cual hemos expuesto nuestra opinión en diversas ocasiones ( 179).
RESUMEN
Muchos de los datos expuestos, tanto estrictamente arqueológicos
como derivados de lo8 restantes análisis efectuados, tienden a situar el
conjunto industrial en el Gravetiense, otros, los menos, en el Parpallense, aunque unos y otros sin la necesaria y absoluta seguridad; por
nuestra parte hemos procurado deducirlos y exponerlos todos, sin
ocultar aquéllos que contradecían nuestra hipótesis inicial, que se ha
reflejado en diversos gráficos sin ánimo, por supuesto, de ser determinante sino a efectos meramente orientativos, y que, por el momento,
mantenemos, a la espera de que las futuras investigaciones, ya en
marcha, nos faciliten la necesaria documentación para alcanzar las
esperadas y definitivas conclusiones.
1178) Tampoco el carbonato cálcico del nivel 1 y
(179) Vid. opus cit. nota 60, págs. 109- 110.
n se depositó por eluviación.
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INDICE
1.-INTRODUCCION. Por José Aparicio Pérez . . . . . . . . . .
11.-SITUACION, DESCUBRIMIENTO, EXCAVACIONES Y
ESTUDIOS. Por José Aparicio Pérez . . . . . . . . . . . . . . .
9
III.-LOS MATERIALES AROUEOLOGICOS. Por José Aparicio Pérez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
21
IV.-LA FAUNA. Por Manuel Pérez Ripoll .... :. . . . . . . . .
31
V.-AN'Í'ROPOLOGIA. Por Elisenda Vives Balmaña . . . . . .
45
VI.-SEDIMENTOLOGIA. Por Pilar Fumanal Garcia . . . . .
49
VII.-PALINOLOGIA. Por Michele Dupré Ollivier.. . .... . .
77
5
VIII.-CONSIDERACIONES FINALES DERIVADAS DE LOS
ANALISIS SEDIMENTOLOGICOS Y PALINOLOGICOS.
Por P. Fumanal y M. Dupré . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
IX.- CONCLUSIONES GENERALES. Por J. Aparicio Pérez
87
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LAMINAS
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J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
lB
El valle del Riu Girona y la entrada a la Cova de les Calaveres
LAM. 1
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J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
Cova de les Calaveras (Benidoleig, Alicante). Situación y boca de entrada
LAM.ll
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J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaverea
Entrada y primera parte del vestibulo
LAM. ill
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J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaverea
Inicio de la galena Interior con la sedi.mentación arqueológica a la derecha; interior de la cueva
LAM. IV
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J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
Cova de les Calaveres (Benidoleig, Alicante). Cortes en los sedimentos arqueológicos
LAM.V
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J . APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
Raspadores. Museo de Alicante
LAM. VI
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J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
Raspadores. Museo de Alicante
LAM. VII
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J . APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
Raspadores. Museo de Alicante
LAM.
vrn
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J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaverea
Raspadores. Museo de Alicante
1
9
LAM. IX
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J . APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
Raspadores, dorsos rebajados, perforadores-taladros y pico (bec) entre muescas.
Museo de Alicante
LAM. X
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J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
Perforadores-taladros, buriles y hoja. Museo de Alicante
LAM. XI
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J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
·Núcleos y hojas. Museo de Alicante
LAM. XII
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J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaverea
Hojas. Museo de Alicante
LAM.
xm
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J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
Hojas y piezas retocadas. Museo de Alicante
LAM. XIV
[page-n-159]
J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
Punta de escotadura parpallense y núcleo. Museo de Alicante
LAM. XV
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J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
Pieza dental de Hippopotamus amphybius. Museo de Alcoy
LAM. XVI
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J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
Restos antropológicos. Museo de Alcoy
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LAM. XVII
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J. APARICIO PEREZ.- Cova Calaveres
Restos antropológicos. Museo de Alcoy
LAM.
xvm
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