Don Arturo Pérez-Cabrero y Tur y la Arqueología en Ibiza.
Jordi H. Fernández Gómez
2018
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Archivo de Prehistoria Levantina
Vol. XXXII, Valencia, 2018, p. 307-344
ISSN: 0210-3230 / eISSN: 1989-0508
Jordi H. FERNÁNDEZ GÓMEZ a
Don Arturo Pérez-Cabrero y Tur
y la Arqueología en Ibiza
RESUMEN: En este artículo analizamos las actividades de Arturo Pérez-Cabrero quien impulsó la creación
de la Sociedad Arqueológica Ebusitana (SAE), y el Museo de esta entidad que con su donación al Estado
en 1907 será el germen del Museo Arqueológico de Ibiza. Los trámites de esta cesión ante el Ministerio
de Instrucción Pública y Bellas Artes los realizó su director, Juan Román y Calbet, quien a título personal
propondrá la creación de la Fundación Protectora del Museo, comprometiéndose a que la Junta de Patronato
pudiera incorporar definitivamente al museo su colección particular. Este compromiso no podrá ser
cumplido, y a su muerte comenzará un pleito entre la Junta de Patronato y sus herederos, cuyo resultado
será la incorporación de solo una parte de esta colección.
PALABRAS CLAVE: Sociedad Arqueológica Ebusitana (SAE), Junta de Patronato, Arturo Pérez-Cabrero,
Juan Román y Calbet, A. Vives y Escudero, Carlos Román Ferrer.
Arturo Pérez-Cabrero y Tur and the Archeology in Ibiza
ABSTRACT: Analysis of Arturo Pérez-Cabrero’s activities who promoted the creation of the Archaeological
Society Ebusitana (SAE), and the Museum of this entity, whose donation to the State in 1907 will be the
germ of the Archaeological Museum of Ibiza. The procedures of this cession before the Ministry of Public
Instruction and Fine Arts were made by its director, Juan Román y Calbet, who personally proposed the
creation of the Protective Foundation of the Museum, pledging that the Board of Trustees could definitely
incorporate to the museum its private collection. This commitment could not be fulfilled, and after his death
a lawsuit will begin between the Board of Trustees and his heirs, whose result will be the incorporation of
only a part of this collection.
KEYWORDS: Ebusitana Archaeological Society (SAE), Board of Trustees, Arturo Pérez-Cabrero, Juan
Román y Calbet, A. Vives y Escudero, Carlos Román Ferrer.
a Grupo de Investigación Ibiza Púnica (F-073 UAM).
jordihfg@gmail.com
Recibido: 17/04/2018. Aceptado: 29/05/2018.
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J. H. Fernández Gómez
1. INTRODUCCIÓN
Don Arturo Pérez-Cabrero y Tur es, sin ningún género de duda, uno de los personajes más notables de la
arqueología de Ibiza. Incluso nos atreveríamos a decir que sin su intervención, el Museo Arqueológico de
Ibiza y Formentera no sería lo que es hoy, ya que fue gracias a su iniciativa que comenzó la recogida de
objetos arqueológicos con la finalidad de crear un Museo local, siendo también el impulsor de la creación
de la Sociedad Arqueológica Ebusitana (SAE), entidad que apoyó sus intervenciones arqueológicas con la
colaboración entusiasta de un grupo de socios quienes además de la ayuda económica, dedicaron su tiempo
y trabajo a las excavaciones.
Sin embargo, a pesar de la labor realizada y de la intensa actividad que desarrolló en la arqueología
insular, así como en las labores desempeñadas desde su cargo de Secretario del Ayuntamiento de Ibiza,
puesto que luchó incansablemente por mejorar la ciudad en la que vivió, colaborando en dotarla de aquellos
adelantos que habrían de mejorar la vida de sus conciudadanos, es casi un desconocido entre la gente de
nuestras islas y aún lo es más fuera de las Pitiusas.
Tal vez uno de los factores que ha influido en el desconocimiento de su persona, al margen de su pronto
fallecimiento, haya sido el escaso interés que han mostrado por este personaje los distintos estamentos
oficiales. Incluso llama la atención que hasta los años ochenta no se llegara a dedicarle una vía pública en
nuestra ciudad, sustituyendo el nombre de la antigua calle Guipúzcoa por la actual de Arturo Pérez-Cabrero.
2. BREVE SEMBLANZA BIOGRÁFICA 1
La biografía más completa que tenemos sobre este personaje la publica Antonio Planells Ferrer en su libro
Ibiza y Formentera, ayer y hoy (1984) quien basó su información en las necrológicas aparecidas en la
prensa local el 14 de Julio de 1916 en el Diario de Ibiza y en El Resumen respectivamente, con motivo de
su fallecimiento y, sobre todo, en la biografía publicada en la Vanguardia Balear de Palma el 5 de mayo
de 1917, leída con motivo del acto de homenaje que se tributó a Pérez-Cabrero en el Fomento del Civismo
de Palma el 2 de mayo de 1917, en el primer aniversario de su muerte y cuyo acto fue recogido y dado a
conocer en las páginas del periódico El Resumen del viernes 13 de Julio de 1917.
Nuestro personaje nació en Ibiza el 13 de Julio de 1870 (fig. 1). Era hijo de Don Emilio Pérez-Cabrero
y Felices, Coronel de Infantería, y de Doña Carlota Tur y Planells. Realizó sus primeros estudios en Ibiza y
posteriormente los de bachiller en Madrid y en Barcelona, lugares a los que su padre había sido destinado.
Ingresó en la Academia preparatoria de hijos de militares de Madrid, aunque tuvo que abandonar sus
estudios durante seis meses a causa de una enfermedad. Transcurrida ésta retornó a la misma en 1885,2
aunque no prosiguió con estos estudios. Tras la muerte de su padre en Barcelona, regresaría a la isla junto
con su madre y su hermana Clotilde.
Su afición periodística lo llevó muy joven, en 1890, con solo veinte años, a ser redactor de los semanarios
El Ibicenco (3ª época) e Ibiza. Desde la fundación de El Coco, el 6 de julio del 1890 por Don Bartolomé de
Roselló, formó parte de su redacción y fue su director desde el 26 de octubre de ese mismo año, hasta el 8
de febrero del 1892. En 1893 fue redactor del semanario satírico El Coco de Ibiza y asiduo colaborador de
Diario de Ibiza (1ª época) de 1893 al 1895, así como del semanario La Bandera de Ibiza en 1895.
En 1894 redactó el reglamento para el Montepío de viudas que a propuesta de Juan Torres Guasch,
acordó fundar la Sociedad de Socorros Mutuos de Ibiza. En 1895 viaja a Palma de Mallorca para
1
Hay que destacar y agradecer el eficiente trabajo realizado por el Arxiu Històric Municipal d’Eivissa. Gracias a la digitalización
de la prensa local, puesta al alcance de todos en la Hemeroteca, nos ha permitido conocer las actividades y tareas realizadas a lo
largo de su vida por este personaje que merecería figurar, con todo merecimiento, entre los Hijos Ilustres de nuestra ciudad.
2 Semanario Las Pytiusas, 15 de noviembre de 1885. El Ebusitano, 20 de noviembre de 1885.
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Fig. 1. Arturo Pérez-Cabrero. El
Resumen, 13 de julio de 1917.
solicitar su pase como voluntario a la Guerra de Cuba,3 a la que llegará el 17 de octubre del mismo
año,4 En algún momento de 1896, Pérez- Cabrero, regresará a la isla y en noviembre de este mismo
año5 volverá a Cuba desde Barcelona.
Por una carta que remite al Diario de Ibiza, sabemos que en febrero de 1897 se encontraba destinado
en las oficinas del Castillo del Morro de la Habana,6 siendo asignado posteriormente al regimiento regional
Baleares nº 1.7 Durante su estancia en Cuba ganará por méritos de guerra los galones de cabo, siendo
condecorado con tres cruces con distintivo rojo al mérito militar. Fue excluido del ejército debido a su
maltrecha salud, regresando a Ibiza el 19 de octubre de 1897.8
Hay también referencias en la prensa, que señalan que Pérez-Cabrero una vez recuperado, se trasladó
como voluntario a Filipinas en 1898, de donde regresaría el mismo año a causa de su mala salud. Aunque
no hay ningún documento que lo corrobore, esta información fue publicada el 13 de Julio de 1917 en el
diario El Resumen en el acto de homenaje con motivo del primer aniversario de su fallecimiento.9 Sin
embargo, considerando el estado físico por el que fue dado de baja del ejército, el período que necesitó para
su recuperación y su nueva marcha a las Filipinas, difícilmente tuvo tiempo de hacer este largo viaje de ida
y vuelta, aunque éste se había reducido a casi un mes, en vez de los cuatro que antes duraba, una vez que
se abrió el Canal de Suez a la navegación, el 27 de noviembre de 1869.
También hemos de indicar que las fuerzas expedicionarias, formada por unos 25.000 hombres, que
habían sido enviadas desde la Península a las Filipinas, a partir del mes de septiembre de 1896, se habían
ido retirando, licenciando y repatriando casi en su totalidad antes de finalizar el mes de marzo de 1898, por
lo que parece un tanto sorprendente que Pérez-Cabrero fuera en 1898 a Filipinas en un momento en que se
estaba produciendo el retorno de los soldados.
Por otro lado, sabemos que Pérez-Cabrero se encontraba en Ibiza durante la larga enfermedad de la
madre, la cual falleció el 12 de septiembre de 1898.10 Poco tiempo después, el 22 de septiembre del mismo
año tomará posesión de su plaza como Oficial de la Administración Depositaria de Hacienda de Ibiza
3
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5
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8
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Diario de Ibiza, 30 de agosto de 1895.
Diario de Ibiza, 8 de noviembre de 1895.
Diario de Ibiza, 30 de noviembre de 1896.
Diario de Ibiza, 9 de febrero de 1897.
Diario de Ibiza, 8 de julio de 1897.
Diario de Ibiza, 20 de octubre de 1897.
El Resumen, 13 de julio de 1917.
Diario de Ibiza, 12 de septiembre de 1898.
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Fig. 2. Inauguración por el Rey Alfonso XIII del monumento al General Vara de Rey. La Ilustración Española y
Americana, 15 de mayo de 1904.
desempeñándola hasta el 4 de julio del 1899, ya que el día 5 de ese mismo mes fue nombrado interinamente
Secretario del Ayuntamiento de Ibiza, cargo que ocupó en propiedad el 15 de agosto,11 tomando posesión
del mismo el 26 del mismo mes y año, destino que ocuparía hasta su fallecimiento.12
Pérez-Cabrero, después de su regreso a Ibiza, volverá a la práctica del periodismo, colaborando entre
1899 y 1903 con el diario El Correo de Ibiza y de 1902 a 1903 con El Porvenir. En 1911 fue redactor del
diario El Defensor, y desde ese mismo año y hasta su muerte lo fue de El Resumen, colaborando igualmente
con el Diario de Ibiza durante las diferentes épocas en que fue editado.
También se ocupó de la organización del importante Archivo Antiguo de los Tur, del que José Clapés13
indica que de los archivos particulares, el de Pérez-Cabrero fue el que encontró mejor ordenado. Este
importante archivo privado, era el de sus abuelos que reunieron más de 4.000 documentos, cartas,
expedientes y escrituras de los que unos 1.500 se relacionan con la Historia de Ibiza (Clapés, 1902: 15).
Desde su cargo municipal trabajó activamente en todas las iniciativas de progreso, como por ejemplo
dotar a la ciudad de alumbrado, gestionar la finalización de las obras del puerto y la creación de una línea
marítima directa con Barcelona. Su firme defensa en el aumento y mejora de las comunicaciones de Ibiza
con la península, fue premiada por el Ministerio de Marina con la imposición de la Cruz del Mérito Naval de
segunda clase. También participó activamente en la erección de dos de los monumentos más emblemáticos
de la ciudad: la estatua al General Vara de Rey (fig. 2) y el monumento a Los Corsarios (fig. 3).
Hay que destacar la gran labor llevada a cabo por Pérez-Cabrero, quien además de ejercer su trabajo como
secretario del Ayuntamiento de Ibiza, dirigió las excavaciones de la SAE tras su creación y posteriormente
las sufragadas por Román y Calbet, desempeñando además sus funciones como conservador del museo
cuando consiguió la compatibilidad con su plaza en el Ayuntamiento. Además, procuraba dar a conocer
la arqueología de la isla y sus yacimientos. El resultado de todo ello será la publicación en Barcelona, en
el mes de marzo de 1909, de uno de los trabajos más completos de aquella época realizado sobre nuestra
la isla, publicado con el título Ibiza: Arte, Arqueología, Agricultura, Comercio, Costumbres, Historia,
Industria, Topografía. Guía del Turista, que constituye realmente la primera guía de la isla en la que se
11 Diario de Ibiza, 16 de agosto de 1899.
12 Diario de Ibiza, 30 de agosto de 1899.
13 Diario de Ibiza, 21 de julio de 1916.
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Fig. 3. Inauguración del
monumento “Ibiza a sus
Corsarios”, 1915. Mundo
Gráfico, 18 de agosto de 1915.
Fotografía: Revert.
recoge abundante y variada información, tal como se indica en el título de la obra, acompañada de una
abundante ilustración gráfica, relación de centros oficiales, asociaciones culturales, profesiones civiles y
principales comercios, y una de las primeras recopilaciones de palabras en la variedad local ibicenca del
catalán. Este trabajo recibió una importante subvención de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación
de Ibiza para su publicación. A esta obra le seguirán Ibiza Arqueológica, La Necrópolis de Ebuso e Historia
del Museo Arqueológico de Ibiza. Un Museo en peligro, todas ellas en 1911. Precisamente esta última
publicación, a pesar de que contiene algunas inexactitudes, resulta del máximo interés para conocer las
vicisitudes de la creación del Museo Arqueológico de Ibiza, de la Junta de Protección del museo, así como
sobre los enfrentamientos que se produjeron entre dicha Junta y los herederos de Juan Román y Calbet tras
su fallecimiento en 1910. Hay que tener en cuenta que este opúsculo se escribió en un momento en que la
Junta, de la que Pérez-Cabrero era su presidente, reclamaba a la familia de Román y Calbet las colecciones
que tenía en su casa al considerar que esta institución era la verdadera heredera de los bienes de naturaleza
arqueológica reunidos por Juan Román. En 1913 se publicarán otros dos trabajos Arqueología Ebusitana e
Ibiza arqueológica.
Arturo Pérez Cabrero y Tur, estaba casado con Dolores Adrover Colom, y tuvieron cuatro hijos: Carlota,
Fany, Emilio y Lolita. Murió en Ibiza el 13 de julio del 1916, el mismo día que cumplía 46 años.
Su prematura muerte hace que tengamos un parcial conocimiento de su persona. A ello se añade el
hecho de que no conozcamos descendientes a los que dirigirnos para recabar información sobre su persona,
posible documentación, imágenes, etc. Por consiguiente, la información de que disponemos está ligada
a sus actuaciones como Vicedirector de la SAE primero y posteriormente como Presidente de la Junta
del Museo Arqueológico. Como ya hemos indicado, además de la información publicada con motivo
de su fallecimiento, otras actuaciones están basadas en diversos artículos publicados en la prensa local.
Incluso hemos de decir que apenas tenemos imágenes de este personaje, ya que al margen de la que aparece
publicada con motivo de su necrológica, únicamente conocemos otra foto en la que aparece sentado entre
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Fig. 4. Pérez-Cabrero en la
necrópolis del Puig des Molins.
Foto de R.M. King aparecida en
With a Camera in Majorca, de
Margaret d’Este, en 1907.
Fig. 5. Capilla de Santa
Agnès. Pérez-Cabrero,
1911: 53, fig. 43.
los hipogeos de la necrópolis (fig. 4).14 Más dudosa es la foto en la que se ven a dos personas en la Cueva
de Santa Agnès, en la que uno de ellos pudiera tratarse de Pérez-Cabrero, pero no es seguro. Esta imagen
es una de las primeras fotografías que se tomaron de esta capilla subterránea y será publicada por primera
vez en 1909 en la Guía del turista (fig. 5). Otra reproducción de la capilla se conserva en el Archivo Ruiz
Vernacci,15 adquirido por el Estado en 1975, que probablemente realizó el fotógrafo francés residente en
España Jean Marie Lacoste, quien parece que viajó a las Pitiusas en 1908 (fig. 6).
14 Fotografia de R.M. King recogida en la guía que con el título With a Camera in Majorca publicará sobre las tres islas mayores
de Baleares Margaret d’Este en 1907. Esta misma imagen aparecerá en la página 101 de la Guía del Turista. Ibiza, editada por
Pérez-Cabrero en 1909.
15 Archivo Ruiz Vernacci: VN- 19610 Capilla de Santa Inés. Instituto del Patrimonio Cultural de España, Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte.
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Fig. 6. Capilla de Santa Agnès, 1908?
Archivo Ruiz Vernacci: VN- 19610.
Instituto del Patrimonio Cultural de
España, Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte.
3. PÉREZ-CABRERO Y LA SOCIEDAD ARQUEOLÓGICA EBUSITANA
Por lo que sabemos, el interés por la búsqueda de objetos arqueológicos empezó pronto en Ibiza, tal y
como muestra el siguiente suelto aparecido en el Diario de Ibiza de 4 de abril de 1895, que recogemos
textualmente:
Algunas personas distinguidas, que tienen afición a los estudios arqueológicos, resolvieron con muy
buen acuerdo hacer escavaciones én el sitio llamado “Puig des Mulins”, donde, según todas las
muestras, existen enterrados curiosísimos vestigios de las dominaciones árabe y romana.
Pero como hicieron sus cuentas sin la huéspeda, que lo es aquí doña Zona de Fortificación y otras
yerbas, apenas comenzados los trabajos explorativos, se les dijo Alto allá, y fué preciso obedecer. ¡Y
después se dirá que se hallan descuidadas las defensas en Ibiza!.
Para cerciorarse de ello, basta recorrer, así los recintos fortificados, como sus rádios ó zonas
polémicas. Todo se encuentra al pelo.
El Diario no proporciona más información al respecto e ignoramos a qué “personas distinguidas”
se refiere, pero es un buen indicador de esa atracción por la arqueología que se fue incrementando con
el tiempo.
El interés en la búsqueda de objetos arqueológicos se evidencia en la aparición de una nota en el
Correo de Ibiza de 3 de agosto de 1902, en la que se informa que varias personas tienen la intención
de hacer excursiones e indagaciones por varios lugares de la isla buscando antigüedades y que junto
con las donaciones de particulares y depósitos que se puedan realizar, se pueda acometer la creación
de un Museo local.
Estos hechos seguramente fueron los que movieron a un grupo de amigos al año siguiente, entre los que
se encontraban Arturo Pérez-Cabrero, Carlos Jasso, Juan Tur Boned, Cesar Puget, Sebastián Roig, Juan Bauza
Espejo, Jacinto Aquenza, Antonio Prats Costa y Jaime Riera Ferrer, a visitar la redacción del Correo de Ibiza16
16 El Correo de Ibiza, 31 de agosto de 1903.
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solicitando la convocatoria de una reunión para el día 1 de septiembre de 1903, a las 9 de la noche, emplazando
a todas las personas que estuvieran interesadas en la creación de una sociedad que se llamaría Arqueológica
Ebusitana,17 y que tendría como objetivo la búsqueda de objetos de valor histórico.
A esta reunión celebrada en la misma redacción del diario,18 asistieron, además de los impulsores
de la fundación de la Sociedad Arqueológica Ebusitana (SAE), algunos aficionados a la arqueología.
Inmediatamente se constituyó una comisión formada por Antonio Prats Costa, Jaime Riera Ferrer y Jacinto
Aquenza, encargada de redactar el reglamento por el que habría de regirse la entidad. Esta comisión
ostentaría provisionalmente su representación y sería la encargada de admitir las adhesiones que fueran
llegando. Igualmente se acordó invitar de palabra y por escrito, según se encontrasen en la isla o fuera de
ella, a aquellas personas que presumiblemente viesen con buenos ojos esta iniciativa.19
También fue aprobada una cuota de entrada a la Asociación de cinco pesetas, y una mensual de dos
pesetas, nombrando a Sebastián Roig como administrador de los fondos de la sociedad. Igualmente se
acordó iniciar los trabajos de excavación el 3 se septiembre.
Así pues, tal y como estaba previsto, el día 3 dieron comienzo los trabajos en el Puig des Molins, en
la finca de can Francesquet –que también era conocida con el nombre de can Partit– entonces propiedad
de José Planells Ferragut, pariente de Pérez-Cabrero, quien dio todo tipo de facilidades. En estas primeras
excavaciones participaron, además de Pérez-Cabrero, los socios Jaime Riera y Sebastián Roig, con
la ayuda del obrero Juan Marí Torres (Pérez-Cabrero, 1911a: 8), las cuales se realizaron en un hipogeo
próximo a la casa y, nada más empezar, se encontraron dos terracotas y otros objetos (fig. 7). El comienzo,
por consiguiente, no podía ser más prometedor, ya que en días sucesivos las excavaciones continuaron
igualmente, con el mismo resultado positivo.20 Todos estos hallazgos pasarían a formar parte del incipiente
museo que pretendía constituir la Sociedad.
Aunque no tenemos mucha información de los trabajos realizados por la SAE en el Puig des Molins,
sabemos que éstos se realizaron con sumo cuidado puesto que los antiguos inventarios de ingreso de
materiales en el Museo, aunque incompletos, señalan, al menos desde 1904, en el hipogeo en que fueron
hallados los objetos, lo que permite hoy día asociar los contextos de los materiales hallados en cada
sepultura, permitiendo de esta manera el estudio de las antiguas campañas de excavación.
El interés y la expectación que suscitó la creación de la Asociación y la formación de un Museo local
fue muy grande, puesto que tan solo dos días después del inicio de las excavaciones, en la Sesión del 5 de
septiembre de 1903, el Ayuntamiento de Ibiza, presidido por el alcalde de la ciudad Mariano Llobet Tur,
siendo concejales Bartolomé de Roselló Tur, Juan Torres Marí, Ricardo Gotarredona Hernández y José
Escandell Ribas, a propuesta del concejal Torres Marí, acordó por unanimidad ceder los locales del antiguo
Ayuntamiento para que se instalara en ellos dignamente el futuro Museo de Arqueología. Estos inmuebles
que habían sido Casa Consistorial hasta 1838 y anteriormente sede de la Antigua Universidad y Capilla del
Salvador, son los mismos donde, ampliados con las casamatas del baluarte de Santa Tecla, se encuentra
instalado en la actualidad el Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera.
El edificio se convertirá también en la sede de la Asociación y el lugar al que serán trasladados los
objetos arqueológicos recuperados en las excavaciones, así como los que ingresaron posteriormente
gracias a donaciones de particulares.
Además de las cerámicas y otros objetos de pequeñas dimensiones hallados en los trabajos, en el mes de
septiembre de 1903, se trasladó al museo la llamada “Pedra de ses Figueretes” (Piferrer y Quadrado, 1888:
17 De la fundación de la Sociedad Arqueológica, se hace eco José Clapés Juan (1903: 121-122), quien hace referencia a que el verano
anterior, departiendo con Arturo Pérez-Cabrero y Jacinto Aqüenza hablaron de constituir esta entidad, sin que entonces hicieran
nada al respecto.
18 Perez-Cabrero (1909a: 8), erróneamente indica que la reunión tuvo lugar en casa de Bartolomé de Roselló.
19 El Correo de Ibiza, 2 de septiembre de 1903.
20 El Correo de Ibiza, 4 de septiembre de 1903.
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Fig. 7. Terracota hallada el 3 de septiembre
de 1903 en can Francesquet. MAEF 151.
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Fig. 8. Pedra de ses Figueretes. Piferrer y Quadrado, 1888: 1362.
1362), descubierta en noviembre de 183421 en la finca de can Francesquet (fig. 8), al abrirse un camino para
el nuevo cementerio (Ramis, 1836: 7), al que se le conoció también como camí de ses Figueretes, actual
calle de Vía Romana, que corresponde a la inscripción de Lucio Oculatio Recto (Juan Castelló, 1988: 3943 nº 4).22 Años más tarde se recuperó, y se puso a su lado, la inscripción de L. Sempronio Apolonio que
se encontraba en la pared posterior de una noria del camino de sa Real a sa Colomina23 en la finca de ca na
Marieta publicada por Hübner en 1869 (Juan Castelló, 1988: 51-55 nº 7).
21 Diario de Ibiza, 13 de mayo de 1904.
22 Curiosamente otra inscripción romana, fragmentada en su parte superior, por lo que solo es posible leer una pequeña parte de
la misma (Juan Castelló, 1988: 43-46 nº 5), permaneció durante largos años sirviendo de escalón para salvar el desnivel entre
la actual Vía Romana y la necrópolis. Fue hallada en 1907 (Fita, 1907: 333) y retirada de su emplazamiento por el Dr. Juan
Villangómez Llobet para evitar su deterioro. En 1975 el Dr. Villangómez comunicó al entonces director del museo que esta
inscripción se encontraba en el jardín de un chalet de su propiedad, situado en las Casas Baratas, autorizando su retirada y traslado
al Museo Monográfico. En la actualidad se conserva expuesta junto con otras inscripciones procedentes del mismo yacimiento,
en la zona de visita de la necrópolis del Puig des Molins.
23 El Gorro Frigio, 21 de enero de 1905.
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También el diario La Unión Republicana se hace eco de la creación de la Arqueológica Ebusitana,24 del
inicio de sus excavaciones arqueológicas y de la búsqueda de objetos arqueológicos con la intención de
crear un Museo Arqueológico.25
Por su parte la gestora, el 10 de septiembre de 1903, publicó una circular enviada también a toda una
serie de personas relacionadas con Ibiza y que residían fuera de la isla, que pudiesen estar interesadas en
participar en la Asociación y en la creación de un Museo local, solicitándoles al mismo tiempo la donación
o el depósito de aquellos objetos arqueológicos que consideraran oportunos. Una de las personas a que la
gestora mandó la circular fue a Juan Román y Calbet26 del que se conocía su interés por la arqueología,
solicitándole la cesión de su colección o lo que considerara más adecuado, bien fuera en depósito o en
donación con destino al Museo Histórico que se pensaba crear.
Román y Calbet contestará el 16 de septiembre27 solicitando que se le inscribiera como uno de los
asociados para la constitución del Museo Histórico Local y pocos días después, el 25 del mismo mes volverá
a dirigirse a la gestora, haciendo referencia al futuro de su colección y textualmente dice: “Con frecuencia
me preocupa el destino que debo dar a los objetos y datos importantes que he podido reunir, para el estudio
de nuestra Historia; y me complace mucho, que caso necesario, el Museo local que VV. organizan ofrezca
las condiciones apropiadas, para que pueda hacerse cargo de todos los hallazgos que he coleccionado”. En
la misma carta,28 también recomienda que se adopten aquellas discretas medidas y prudentes precauciones
que tiendan a conseguir que no salgan de Ibiza objetos de reconocido valor histórico, anotando siempre
detalladamente el lugar de su descubrimiento.
El Reglamento quedó finalizado el 17 de septiembre y se remitió al Gobierno Civil de Baleares para
su aprobación, a los efectos de cumplir la Ley de Asociaciones, siendo aprobado el 17 de octubre. Poco
después, el 23 de octubre se presentó para su aprobación a los 35 socios que constituían la asociación.29
En aquella misma sesión fue nombrada la Junta Directiva cuya Dirección Honoraria fue ofrecida al Padre
Fidel Fita, cuyo cargo aceptó;30 como Director efectivo se nombró a Juan Calbet Juan; como Subdirector
a Arturo Pérez-Cabrero y Tur; como vocales fueron elegidos Alonso Comas Medina, Jaime Riera Ferrer
y Bartolomé de Roselló; como secretario fue nombrado Jacinto Aqüenza Loaiza y como administrador se
designó a Sebastián Roig Ramis.31
No obstante, Juan Calbet Juan, no llegó a tomar posesión ya que declinó el nombramiento alegando
su avanzada edad. Por este motivo se buscó una persona de prestigio y solvente, por lo que se pensó en
Juan Román y Calbet, sobrino del anterior, de buena posición social, que por aquellas fechas residía en
Barcelona y que posteriormente trasladaría su residencia a Madrid.
Román y Calbet desde muy joven cultivó una gran afición por la arqueología, en particular por la numismática,
consiguiendo hacerse con un importante y variado monetario solo con el producto de las innumerables acuñaciones
de la ceca púnico-ebusitana, entre ellos el tesorillo de 191 monedas descubierto a can Espalleta, que le fue
24 La Unión Republicana, 10 de septiembre de 1903.
25 La Unión Republicana, 20 de septiembre de 1903.
26 Juan Román y Calbet (1849-1910) escribió una parte de su vida su segundo apellido como Calvet y otra como Calbet (Llobet,
2003: 55). Sin embargo, la ortografía correcta de su segundo apellido es Calbet que es la grafía que hemos optado por escribir a
lo largo del texto; Llobet y Fernández, 2008.
27 Archivo del MAEF.
28 Archivo del MAEF.
29 La relación de los 35 socios, por orden alfabético, fue la siguiente: Albert Nieto, Antonio; Aqüenza, Jacinto; Bauza Espejo, Juan;
Buil, Emilio C.; Castelló Ribas, José; Clapés, José; Clapés, Juan; Comas Medina, Alonso; Escanellas Suñer, Francisco; Fajarnés
Tur. Enrique; Jasso Cardona, Carlos; Mari Tur, Bernardo; Medina Puig, Francisco; Palerm, Fernando; Pereira, Vicente; PérezCabrero, Arturo; Prats Costa, Antonio; Puget Casuso, Cesar; Puget Sentí, Narciso; Puget Sentí, Toribio; Riera Ferrer, Jaime; Riera
Torres, Mariano; Riquer Aqüenza, Mariano; Riquer Wallis, Mariano; Roig Ramis, Sebastián; Román Calbet, Juan; Roselló Tur,
Bartolomé; Torres Mari, Vicente; Torres Ribas, Juan; Tur Boned, Juan; Tur Palau, Luis; Tur Palau, Pedro; Tur Tur, Vicente; Wallis
Llobet, Ignacio; Wallis, Juan B.
30 Diario de Ibiza, 7 de noviembre de 1903.
31 Diario de Ibiza, 24 de octubre de 1903.
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regalado por Ignacio Wallis, propietario de la finca (Román, 1906: 29, láms. XXI-XXV). Durante sus estancias
en Ibiza también recogía objetos arqueológicos varios y al ser conocida su afición entre amigos y familiares,
pronto su colección se vio incrementada gracias a obsequios y compras, dando como resultado que fuera una de
las más importantes de las Pitiusas. Sirva igualmente de ejemplo la cabeza báquica de mármol, hallada en can
Fita (Santa Eulària des Riu) que le fue obsequiada por su pariente Isidoro Macabich Llobet (Román, 1906: 31 y
182, lám. XVII, 1), que ingresó en el Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera, junto con otros materiales, que
formaban parte de la donación de Rafael Sainz de la Cuesta.32
Román y Calbet aceptó el cargo, siendo nombrado Director de la entidad en la sesión del 25 de enero de
1904, con la condición, según nos cuenta Arturo Pérez-Cabrero, que él, como vicedirector de la Sociedad,
continuara dirigiendo los trabajos de arqueología (Pérez-Cabrero, 1911a: 9). En esta misma reunión,
se confirmaron el resto de miembros de la Junta y se añadió uno nuevo de Vocal Bibliotecario, que no
estaba contemplado en los estatutos, siendo designado para el mismo Antonio Prats Costa. Igualmente se
nombrarán como representantes de la Sociedad en Madrid a Luis Tur y Palau, en Palma a Enrique Fajarnés
y Tur, en Menorca al Obispo Juan Torres, en Sant Josep de sa Talaia a Bernardo Marí y en Formentera a
Vicente Tur.33
También en 1904 la SAE empezó a formar una biblioteca con una colección de volúmenes que solicitó
al Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes Luis Tur y Palau. De igual manera, el Ayuntamiento de
Ibiza, así como otros socios y personas interesadas como el diputado Cipriano Garijo, Juan Román, Antonio
Vives y el Juez de 1ª Instancia e Instrucción, José Fernández Orbeta, hicieron importantes donativos de
libros, pudiéndose de esta manera, con el tiempo, constituir una Biblioteca abierta al público (PérezCabrero, 1911a: 9).
Desde su creación, la SAE, siempre bajo la dirección de Pérez-Cabrero, realizó una intensa actividad
arqueológica tanto en Ibiza como en Formentera. En Sant Josep de sa Talaia, según nos dice Pérez-Cabrero,
Pedro Marí Marí “Cala”, activo colaborador de la SAE, descubrió y excavó en 1903 varios yacimientos
de la parroquia de Sant Agustí tales como can Frare Vert, Cap des Salt, Canal des Verro y Puig de n’Alis
(Fernández, 2000: 18). Sin embargo, el yacimiento que proporcionó mejores resultados fue la necrópolis de
sa Barda, también en la parroquia de Sant Agustí, que años después, en 1921, volverá a ser excavada por
Carlos Román Ferrer (1922: 16-19, lám. III; Tarradell, Font et al. 2000: 102-110, láms. XII-XXI).
En Ibiza los trabajos se centraron principalmente en la necrópolis del Puig des Molins en 1903 y sobre
todo en 1904 ya que los medios de que disponía la Asociación se destinaron casi exclusivamente a excavar
en la finca de can Francesquet. También en 1904 se excavaron algunas tumbas tardorromanas en la finca de
can Gavino en la isla de Formentera (Pérez-Cabrero, 1911b: 47).
El resultado de todos estos trabajos se depositó en el Museo de la Sociedad, que poco a poco fue
reuniendo una notable colección que fue mostrada al público por vez primera el 1 de julio de 1904,
con motivo de los actos en honor al General Vara de Rey.34 El Museo Arqueológico Ebusitano, como
32 D. Rafael Sainz de la Cuesta, Agente de Bolsa de Madrid, conoció Ibiza en 1931 de la mano de su amigo el pintor Rigoberto Soler,
adquiriendo una finca en las afueras de Santa Eulària des Riu a la que llamará Getsemaní por los abundantes olivos que había en el
lugar. En ella construirá una casa en la que pasará con su familia los veranos. Al término de la guerra civil, reanudará sus estancias
en la isla e iniciará la compra de diversos objetos arqueológicos. Informado por el pintor Antonio Marí Ribas Pormany, quien
había trabajado en la casa como administrador y con quien le unía una buena amistad, de la venta de la colección de los herederos
de Juan Román y Calbet, la adquirió en 1942. Toda la colección por su expreso deseo, fue donada por la familia al Estado tras su
fallecimiento, para que fuera expuesta en Ibiza, pudiéndose contemplar gran parte de la misma en la Sala Sainz de la Cuesta del
Museo Monográfico del Puig des Molins.
33 Diario de Ibiza, 27 de enero de 1904.
34 Diario de Ibiza, 30 de junio de 1904. En “Noticias Locales”, apareció el siguiente texto: “Con el grato motivo de los presentes
festejos en honor del General Vara de Rey, el día de mañana, 1 de Julio, durante toda la misma, estará abierto al público el Museo
Arqueológico Ebusitano, instalado, corno ya se sabe, en la antigua Casa Consistorial. La Sociedad Arqueológica tendrá así el
doble gusto de exponer el resultado de sus primeros trabajos, persiguiendo un objetivo culto y patriótico, y de que la opinión haga
justicia, ante la realidad del éxito, á sus firmes empeños y á sus ideales civilizadores”.
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se le denominaba, a partir del 14 de mayo de 1905 abriría al público todos los domingos de 10 a 12
horas y de 16 a 18 horas.35
Aun cuando la importancia que representaba la labor de la Sociedad en la recuperación del Patrimonio
arqueológico de las Pitiusas era de notable importancia, la entidad nunca llegó a superar los 60 socios e
incluso su número se irá reduciendo con el paso del tiempo, y eso a pesar de que en la Asamblea General de
31 de diciembre de 1904 se suprimió la cuota de entrada y se redujo la mensual a 1,50 pesetas; posteriormente
en la reunión de 17 de junio la cuota mensual quedó fijada en 1 peseta. Incluso con fecha 1 de abril de 1905
se distribuyó una circular, firmada por todos los miembros de la Junta Directiva, solicitando la inscripción
de nuevos socios para ayudar en las actividades de la Sociedad que, según reza el escrito, había visto
reducido a 25 el número de socios (fig. 9). Esta circunstancia motivó que aquel inicial impulso de la SAE,
a partir de 1905 se fuese debilitando a causa de la falta de recursos económicos, ya que los gastos que
generaban las excavaciones resultaban muy onerosos para la entidad, hasta el punto de tener que suspender
los trabajos por no poder hacer frente al desembolso que estos originaban.
Los problemas económicos fueron una constante preocupación para los miembros más activos de la
SAE, por lo que en la reunión de la Junta General del 29 de diciembre de 1905 se expuso la mala situación
financiera de la entidad y, después de explicar todo cuanto se había logrado al haber podido reunir la
colección que se encontraba expuesta en el museo, se planteó solicitar al Gobierno una subvención para
sufragar los gastos y, sobre todo, para poder hacer frente a los que originaban las excavaciones. En
esta misma sesión por la colaboración y ayuda que habían prestado a la Sociedad, fueron nombrados
Presidentes Honorarios Jaime Cardona Tur, obispo de Sión y Juan Torres Ribas, obispo de Menorca, el
capitán de Artillería Luis Tur y Palau y José Planells Ferragut, quien había dado todo tipo de facilidades
para hacer excavaciones en su finca de can Francesquet. La Junta directiva fue reelegida y reforzada
nombrando a Mariano Riquer Aquenza, Carlos Jasso Cardona, Antonio Albert Nieto y a José M.ª Ribera
como nuevos vocales.
A pesar de la vinculación de Román y Calbet con la isla de Ibiza, en la que veraneaba, el hecho de que
no residiera en la isla hizo que nunca asistiera a una Junta General y tan solo en dos ocasiones, en seis años,
asistió a las reuniones de la Junta Directiva de la Sociedad: el 25 de junio de 1905 en la cual no se adoptó más
acuerdo que el de reflejar la satisfacción por haber sido nombrado Director de la SAE, y el día 2 de septiembre
de 1906 en que ésta se reunió para efectuar unos nombramientos, que pueden parecer descabellados si se tiene
en cuenta la muy precaria situación económica de la entidad ya que se designan conserjes del Museo, con un
sueldo de 700 pesetas anuales, a los jornaleros que habitualmente realizaban las excavaciones, los obreros
Juan Marí Torres “Basó” y Pedro Torres Torres. Por su parte, Arturo Pérez-Cabrero, como de Jefe del Museo,
cobraría un sueldo de 3.000 pesetas; el Secretario del Archivo, Jacinto Aqüenza Loaiza y el Bibliotecario
Joan Mayans tendrían respectivamente un sueldo de 2.000 pesetas. Lógicamente tales remuneraciones no
podían ir a cargo de la Sociedad, por lo que se convino que los de los obreros se irían descontando de los
jornales que realizaran, mientras que el resto de cargos renunciarían a esta paga en beneficio de la Asociación.
Estos nombramientos se efectuaron a instancias de Román y Calbet quien era partidario de que el Museo
de la Sociedad pasara al Estado. En este caso sus titulares podrían alegar derechos adquiridos y ocupar las
respectivas plazas con una remuneración digna y adecuada (Llobet, 2003: 58-59).
La adquisición el 27 de mayo de 1905 de la finca de can Francesquet o can Partit por un importe
de 16.000 pesetas, por parte de Román y Calbet en calidad de administrador legal de los bienes de su
esposa, Dña. Vicenta Ferrer y Wallis y como albacea testamentario de su hermana Dña. Josefa que la había
instituido como heredera universal, así como el ofrecimiento del director de la Sociedad Arqueológica de
financiar personalmente los gastos de las excavaciones hacían pensar que los problemas económicos de la
entidad iban a quedar solucionados.
35 Diario de Ibiza, 12 de mayo de 1905.
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Fig. 9. Circular de fecha 1 de abril de 1905 de la Junta
Directiva de la SAE solicitando la inscripción de
nuevos socios. Archivo del MAEF.
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Sin embargo, a pesar de estas buenas perspectivas, Román después de la compra de la finca de can
Francesquet, tomó la decisión de que a partir de ese momento todos los materiales que se pudieran encontrar
en las excavaciones por él financiadas y que ingresasen en el Museo de la Sociedad, lo harían en calidad de
depósito, a la espera de que el Museo reuniera condiciones de perpetuidad para cederlos definitivamente.
Igualmente, para facilitarle el trabajo de redacción del libro que tenía el propósito de escribir, y en el que
quedaría reflejada la importancia de las excavaciones realizadas, dando a conocer las imágenes de los más
importantes hallazgos que se habían producido en las Pitiusas, dispuso que los objetos más destacados
fueran llevados a su domicilio en donde quedaron depositados. Esta decisión no gustó y provocó algunas
tensiones entre el Director y algunos de los socios de la entidad que se prolongarían en el tiempo, hasta el
punto de que la junta no le otorgó ningún voto de gracias, aprobando la propuesta de Jacinto Aquenza de
iniciar nuevos trabajos por cuenta de la Sociedad y como no se lograra autorización para excavar en can
Partit, se intervino en el camino con buenos resultados, según manifiesta Pérez-Cabrero (1911a: 12).
Román y Calbet en 1906, en efecto, haría entrega a la imprenta la obra que había redactado titulada
Los nombres e importancia arqueológica de las isla Pythiusas, que sería publicada el año siguiente, y
que dedicaría a la Sociedad Arqueológica Ebusitana. Será la primera publicación sobre la arqueología de
Ibiza y Formentera y el primer ensayo de reconstrucción de la antigua historia de las Pitiüsas mediante el
análisis de las fuentes clásicas y los testimonios epigráficos, numismáticos y arqueológicos. La obra tuvo
una enorme repercusión en la época, siendo organizadas una exposición en el Ateneo de Madrid de cuya
institución Román y Calbet era socio, y otra en la academia de la Historia, en las que se exhibieron fotos
y reproducciones de los hallazgos más importantes realizados. También Juan Román asistió al Congreso
Internacional de Historia de Berlin en 190836 y al año siguiente al Congreso Internacional de Arqueología
de El Cairo,37 al que llevó la representación de la SAE, cuya Junta Directiva en la sesión de fecha 16 de
marzo de 1909, le nombró de forma expresa su representante (Llobet, 2003: 60). Todas estas circunstancias
movieron al Ayuntamiento de Ibiza, a propuesta de su secretario Arturo Pérez-Cabrero, a nombrarlo hijo
ilustre de la ciudad, siendo elegido también miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia
a propuesta de P. Fidel Fita (Pérez-Cabrero, 1911a: 24), dedicándole más tarde una calle en Dalt Vila, que
todavía lleva su nombre y que antes era conocida como carrer de ses Monges.
Pese al éxito del libro, del buen resultado de las excavaciones y del número de hallazgos que se
habían producido, las decisiones que había tomado Román y Calbet respecto al destino de los materiales
recuperados, enturbiaron las relaciones entre el Director de la Sociedad y su Junta Directiva. Por este
motivo Pérez-Cabrero intentó buscar una solución aprovechando la presencia de Román y Calbet en Ibiza
en el verano de 1906 y, junto con Jacinto Aquenza, se reunió con el director de la SAE.
En aquella entrevista, dada a conocer por Pérez-Cabrero (1911a: 13-14), Román y Calbet expuso que
únicamente se atrevería a ceder en propiedad los objetos que tenía depositados en el museo y hacer entrega
de los que tenía en su domicilio, si el Museo por medio de donación expresa, pasaba a ser propiedad del
Estado, quedando en el futuro bajo su tutela.
Hay que señalar que Juan Román estaba preocupado por el futuro de las colecciones arqueológicas
reunidas por la SAE, puesto que los artículos 49, 50, 51 y 52 (fig. 10) de los Estatutos de la SAE, en
su capítulo 12, señalaban que, en caso de disolución, todas sus propiedades serían ofrecidas en venta al
Ayuntamiento de la ciudad y lo obtenido repartido a partes iguales entre los socios. De igual manera, en el
caso de que no se produjera la venta, se dividirían todas las propiedades igualmente a partes iguales, entre
los socios, lo que significaba repartir entre sus miembros el resultado de todo el esfuerzo y trabajo dedicado
a las excavaciones durante todos estos años. Curiosamente, a pesar de la grave situación económica por
la que pasaba la entidad, el 30 de diciembre de 1906, se acordó cerrar la admisión de nuevos socios. Esta
decisión parece que estaba motivada por si el Estado no aceptaba la donación del Museo y los bienes se
36 Diario de Ibiza, 23 de julio de 1908.
37 Diario de Ibiza, 6 de abril de 1909.
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Fig. 10. Estatutos de la SAE:
Artículos sobre su disolución.
Archivo del MAEF.
ofrecían en venta al Ayuntamiento o por si el Estado decidía su compra. Posteriormente el 21 de diciembre
de 1907, aceptada la donación del Museo por el Estado, la recién creada Junta de Protección del Museo
acordó que “cuando convenga vuelva a abrirse por la Junta Directiva la admisión de nuevos socios, cerrada
mediante resolución de la Junta General de 30 de diciembre de 1906” (Llobet, 2003: 63).
No se puede olvidar que la Sociedad Arqueológica se encontraba en aquellos momentos desbordada por
el volumen de objetos recuperados y, como ya hemos señalado, por los propios gastos de mantenimiento
del museo a los que no podía hacer frente con los ingresos que disponía puesto que éstos se limitaban a las
propias cuotas de los cada vez más escasos socios. Por otro lado, parecía claro que si el Museo se cedía al
Estado, además de contar con personal a su servicio, dispondría también de medios para hacer frente a los
gastos de su funcionamiento.
A pesar de las reticencias de algunos socios, la Junta Directiva de la SAE, en la sesión del 11 de diciembre
de 1906, acordó apoderar a Román y Calbet para que iniciara los trámites de cesión del museo, con la única
condición de que no salieran de Ibiza los objetos que lo constituían. De este modo, Román y Calbet, en
concepto de Director y apoderado de la Sociedad Arqueológica, se dirige al Ministro de Instrucción Pública
ofreciendo al Estado el Museo de la SAE el 8 de abril de 1907, con fecha de entrada del día 17. En este
mismo escrito, Román y Calbet en nombre propio, propone instituir una Fundación Protectora del Museo
bajo la dirección de una Junta de Patronato.38
38 AGA (AHN Fondos Modernos) Educ y C. Leg. 8171 nº 22: Carta de Juan Román y Calbet ofreciendo al Estado en nombre de
la Sociedad Arqueológica Ebusitana, el museo reunido por esta entidad y la propuesta de creación de una Fundación Protectora
del Museo.
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Mientras tanto la actividad arqueológica en Ibiza continuaba su ritmo. Arturo Pérez-Cabrero, consciente
de que la única posibilidad de seguir incrementando los fondos del museo, aunque éstos ingresaran en calidad
de depósito, era seguir colaborando con Juan Román dirigiendo los numerosos trabajos arqueológicos que
éste financiaba. Así, en 1905 se intervino en la parroquia de Sant Agustí, en la necrópolis del Puig des
Molins y nuevamente en can Pis, donde en 1904 habían sido hallados algunos fragmentos de terracota
(Román, 1906: 31, láms. XI, 1; XVII, 7-9; XXXII).
En 1906, igualmente con financiación de Román y Calbet, además de intervenir en el Puig des Molins,
se excavó la necrópolis de ses Torres, publicada como Talemanca (sic) (Román, 1906: 166, LI, 9-10; LII,
16; LIII, 1-6 y 8; LVII-LXVII), en Puig den Valls (Román, 1906: 25-27, láms. XI, 2-6; XVIII-XIX; XXVIIXXVIII, 1-13; XXIX-XXX, 2, 10 y 12; XXXI, 5 y 6) y en un yacimiento del que solo conocemos que se
encontraba también situado en el término de Santa Santa Eulària des Riu.
Igualmente, con el nombre de Purmany (Román, 1906: 28, láms. XII, 12-25; XVII, 10, 11, 13 y 14; XXI,
1 y 13) se exploró una necrópolis tardorromana próxima al mar, que por las indicaciones proporcionadas
del lugar por Colominas (1915-1920: 735), comisionado en 1916 por el Institut de Estudis Catalans para
realizar sus intervenciones, no corresponde a ninguna de las dos fincas excavadas por él en Sant Antoni de
Portmany, can Frit y en can Prats (Colomines, 1942).39
En marzo de 1907 Pérez-Cabrero explorará la cueva de Santa Agnès en Sant Antoni de Portmany, donde
se recuperará un importante conjunto de materiales que se depositarán en el Museo de la Sociedad.
De igual manera, en 1907 con financiación de Román y Calbet en los meses de julio y agosto se
llevará a cabo la primera excavación en el santuario de es Culleram recién descubierto y en la que
se hallaron más de seiscientas terracotas completas y un millar de fragmentos de cuerpos y cabecitas
de otras tantas figuras, un pequeño león de marfil, betilos y diversos materiales cerámicos. En esta
excavación participarán, además de Román y Calbet, su hijo Carlos Román Ferrer, A. Pérez-Cabrero,
Pedro Marí “Cala” y los dos obreros que habitualmente trabajaban en las excavaciones sufragadas por
Juan Román. También se invitó a participar a Antonio Vives y Escudero, Catedrático de Numismática
y miembro de la Real Academia de la Historia, que se encontraba en Ibiza, invitado por el Director de
la Sociedad Arqueológica (Román Ferrer, 1913: 69-87).
Vives y Escudero debió de recibir con agrado la oportunidad que le brindaba la invitación de Román
y Calbet para visitar Ibiza puesto que le permitía entrar en contacto con la isla, conocer sus yacimientos
y los materiales arqueológicos descubiertos en las excavaciones realizadas hasta la fecha por la SAE,
al tiempo que podía recopilar información para el Catálogo de Baleares que estaba redactando.40 Según
nos cuenta Pérez-Cabrero, el Director de la SAE le encargó que “le distinguiera y acompañara en sus
excursiones, para enterarse de la importancia de nuestros descubrimientos, á cuyo objeto había venido”
(Pérez-Cabrero, 1911a: 50).
39 La necrópolis de can Frit (a la que erróneamente Colominas llama Flit), se encontraba cerca de un antiguo molino harinero de
viento, situado a unos cien metros del mar, en la bahía de Sant Antoni. La finca de can Prats estaba situada a 3 kilómetros del
puerto, y cerca de la carretera que desde la población de Sant Antoni conduce a la ciudad de Eivissa.
40 Vives el 7 de julio de 1904 solicita al Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes la redacción del Catálogo de las
Islas Baleares, manifestando que al haber vivido muchos años en las islas y haber realizado distintos estudios sobre sus
monumentos, reunía los méritos y los conocimientos adecuados para la realización del trabajo. La Comisión Mixta el 20 de
julio de 1904 informará favorablemente la solicitud, firmando su nombramiento el Rey por R.O. de 20 de enero de 1905, con
un presupuesto de 600 pesetas mensuales durante doce meses. La terminación del trabajo se demorará considerablemente
por lo que el 4 de enero de 1909 se le reclamará su entrega y aunque no sabemos en que momento se produce, el 21 de junio
de 1909 se emite el informe del trabajo realizado que es aprobado por el Rey el 12 de julio de 1909 (Vives Escudero, 19051909; López-Yarto, 2010; AGA, Caja 31/1848).
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4. LA DONACIÓN DEL MUSEO DE LA SAE AL ESTADO
Román y Calbet estaba profundamente interesado en el apoyo que Vives y Escudero le pudiera prestar,
ya que como miembro de la Real Academia de la Historia era uno de los académicos que tenía que
apoyar el informe sobre la aceptación y conveniencia de que el museo de la SAE quedara bajo la
tutela del Estado como así sucedió, puesto que poco después, por Real Decreto de 9 de septiembre
de 1907,41 se aceptó la donación del Museo de la SAE el cual a partir de aquella fecha quedaría
bajo la dependencia del entonces Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes y regido por el
Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos. También el Estado en este mismo
R.D. aceptó la creación de la Fundación Protectora del Museo Arqueológico de Ibiza propuesta por
Juan Román, bajo la dirección de una Junta de Patronato y que estaría compuesta por un representante
del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, otro de la Real Academia de la Historia, otro
del Ayuntamiento de Ibiza, otro elegido por el de Formentera y demás foráneos, otro por la Comisión
Provincial de Monumentos de las Islas Baleares y tres representantes de Juan Román y Calbet como
Director de la Sociedad Arqueológica Ebusitana.
Habida cuenta de la tensa situación entre los miembros de la SAE y su director, puesto que la cesión del
museo al Estado no contentaba a muchos miembros de la SAE, Pérez-Cabrero publicará de forma íntegra,
el Real Decreto del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes por el que el Estado acepta la colección
reunida por la SAE y la creación del Museo Arqueológico de Ibiza.42 Sin embargo, aprovechará para dar
su opinión sobre las ventajas que se lograban con la cesión del museo al Estado, que en su opinión eran las
siguientes:
1ª. Que el Museo estará protegido y generosamente subvencionado por el Estado, con lo cual se
conseguirá su rápido desenvolvimiento y que las instalaciones estén á la altura de los valiosos
objetos que hoy se guardan en dicho establecimiento.
2ª. Que esté dirigido por personal adecuado y tenga á su servicio los empleados que necesita.
3ª. Que se ingresarán por este único medio siete mil ó más pesetas anuales, á beneficio del Museo
en particular y de Ibiza en general.
4ª. Que una vez que adquiera el Museo el carácter de oficial y se formen los correspondientes
catálogos, podrán visitarlo con provecho muchas comisiones nacionales y extranjeras y buen número
de aficionados á estudios arcaicos.
5ª. Que velarán por la perpetuidad del Museo, de una manera constante y reglamentada, el Estado,
la Junta de patronato y la Sociedad Arqueológica, además de que todas estas entidades procurarán
su mejora y acrecentamiento.
6ª. Que de esta manera se conseguirá que el Sr. Román lleve al Museo sus inestimables colecciones
arqueológicas, permita las excavaciones en la necropólis de Ereso y dote con largueza al
Establecimiento.
7ª. Que se salvará el peligro de que por cualquier motivo desaparecieran de Ibiza los preciosos
objetos adquiridos con grandes y constantes esfuerzos por la Sociedad Arqueológica y por su
director, Don Juan Román.
En resúmen: que el Estado se ha hecho cargo de todas las obligaciones del Museo, juntamente con la
fundación que se instituye, y que Ibiza asegura la instalación de un Establecimiento científico como
cualquiera de los mejores de España, sino en cantidad de objetos en calidad y rareza de los mismos.
41 Gaceta de Madrid, 24 de septiembre de 1907.
42 Diario de Ibiza, 30 de septiembre de 1907.
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Pocos días después, por Real Orden de 27 de septiembre del mismo año,43 se aprueba el Reglamento de
constitución y funcionamiento de la Junta de Patronato de la Fundación, que aunque ha sido publicado en
otras ocasiones, creemos importante reproducir ya que esta disposición, puso las bases del actual Museo
Arqueológico a pesar de que muchas de las resoluciones aprobadas no siempre se cumplieron:
Ilmo. Sr. En cumplimiento de lo prevenido en el Real decreto de 9 del actual.
S .M. el Rey (Q. D .G.) se ha servido disponer lo siguiente:
1º. La Junta de Patronato de la Fundación protectora del Museo de Ibiza se constituirá en aquella
ciudad en el plazo de seis meses, contados desde la publicación de la Gaceta de Madrid del Real
decreto de su creación, con los vocales elegidos por las entidades á quienes corresponde estar en
representadas en ella.
En esta primera sesión se elegirá, por mayoría de votos, su Presidente y Secretario.
2º. Si en la indicada fecha no hubiera elegido Vocal alguno de aquellas entidades, ó en cualquier tiempo
ocurriera una vacante, la Junta podrá, si lo considera necesario, nombrar vocales interinos hasta completar
el número de ocho, de que debe constar; pero aquellos cesarán cuando se presenten los propietarios.
3º. El cargo de Vocal de esta Junta es amovible y por tiempo indeterminado.
4º. Al Ministro de Instrucción pública y Bellas Artes corresponderá la alta inspección sobre el modo
de constituirse y funcionar esta Junta.
5º. Serán funciones de la misma:
a) Ordenar y dirigir las excavaciones en la necrópolis de Ereso, cuidando de que no se interrumpan,
para lo cual empleará permanentemente dos jornaleros, pagados con los fondos de la Fundación.
b) Ordenar asimismo otras excavaciones que considere necesarias para descubrir nuevos yacimientos
arqueológicos en las islas Baleares.
c) Redactar un libro diario de excavaciones, extendiendo en él nota detallada de los hallazgos.
d) Procurar la adquisición por compra ó donativo de los objetos hallados por otras personas ajenas
á la Fundación, y de no ser posible, gestionar para que no salgan de las islas, inscribiéndoles en un
registro especial, en el que se harán constar las sucesivas traslaciones de dominio.
e) Proponer al Conservador del Museo y de la necrópolis que será nombrado por el Ministro de
Instrucción pública y Bellas Artes.
6º. De los hipogeos de la necrópolis de Ereso y de los que se descubran en la Ibiza latinizada se
reservarán 60 para que puedan ser explorados por los arqueólogos venideros.
7º. La Junta de Patronato irá entregando al Museo de Ibiza, los objetos que descubra ó adquiera
pudiendo entregarlos en depósito y quedando á su arbitrio determinar la ocasión y forma en que el
ingreso haya de hacerse con otro carácter definitivo.
8º. Las colecciones del Museo Arqueológico de Ibiza no podrán ser trasladadas en todo ni en parte
á ninguna otra región.
Esto no excluye la presentación de sus objetos por tiempo limitado en certámenes y exposiciones
nacionales ó extranjeras.
Sólo en circunstancias muy excepcionales, por un caso de fuerza mayor y por acuerdo unánime de
todos los individuos de la Junta de Patronato y del Gobierno podrá acordarse la traslación de este
Museo ó de parte de sus colecciones.
43 Gaceta de Madrid, 8 de octubre de 1907.
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9º. Para el servicio facultativo del Museo Arqueológico de Ibiza se destinará un empleado del Cuerpo de
Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos que será el Jefe del establecimiento, habiendo de pasar ahora
á este destino el oficial de cuarto grado D. Rafael Vidal y García, adscrito á la Biblioteca de Palma de
Mallorca, cuya plantilla quedará reducida a un solo empleado en vez de los dos que, en previsión de este
caso se le asignaron en la Real orden del 12 de mayo último sobre distribución de personal.
10º. Se crea una plaza de Conservador del Museo Arqueológico de Ibiza y de la necrópolis de Ereso,
dotada con un sueldo ó gratificación anual de 2.000 pesetas, y otra de Ordenanza del referido Museo,
con el sueldo anual de 1.000 pesetas.
Se consignará la cantidad de 1.000 pesetas para gastos de material de oficina y escritorio al Museo y
otras 1.000 como subvención a la Junta de Patronato para auxiliar las excavaciones.
Todas estas partidas se incluirán en el presupuesto próximo.
De las 5.000 pesetas consignadas en el capítulo 16, artículo único, concepto “para todos los gastos
que ocasione el sostenimiento del Museo Arqueológico de Ibiza” del presupuesto vigente de este
Ministerio se destinarán 1.000 pesetas para libros de consulta y los 4.000 restantes para los gastos de
instalación del Museo, tales como vitrinas, mesas, armarios, pedestales, jornales y demás.
Lo que de Real orden digo á V. S. para su conocimiento y demás efectos. Dios guarde a V. S. muchos
años. Madrid 27 de septiembre de 1907.- R. San Pedro.
Sr. Subsecretario de este Ministerio.
De forma casi inmediata, se incorpora como director (o jefe del establecimiento como se denominaba
entonces) Rafael Vidal García, quien tomó posesión de su cargo el 8 de octubre de 1907. Su primera
medida fue anotar y contabilizar, junto con A. Pérez-Cabrero, como vicepresidente de la Sociedad
Arqueológica, los materiales depositados en las dependencias del Museo de la SAE, que a partir de ese
momento se convirtió en el Museo Arqueológico de Ibiza, redactando el correspondiente inventario de
los materiales que la entidad donaba al Estado y que por tanto pasaban a ser de su propiedad. De igual
manera se transcribieron otros dos inventarios de los objetos en depósito, uno correspondiente a los de
Pérez-Cabrero y otro de los materiales propiedad de Juan Román. Durante el tiempo en que se elaboraba
esta documentación, las llaves de las dos cerraduras de la puerta del inmueble, quedaron una en poder de
Vidal García y la otra en manos de Pérez-Cabrero.
Por la información de que disponemos, sabemos que el inventario de materiales de la Asociación que
pasaban a ser propiedad del Estado ascendían a 661 objetos, los de Pérez-Cabrero en depósito eran 101,
mientras que los depositados por Román y Calbet ascendían a 547 (Fernández, 2000: 25).
Las colecciones del Museo ahora bajo la tutela del Estado, continuarán en los mismos locales que el
Ayuntamiento de Ibiza había cedido a la Sociedad Arqueológica Ebusitana, en 1903, ya que también cederá
su uso al Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes.
Sin embargo, estos inmuebles debían de encontrarse en bastante mal estado, por lo que resultaba urgente
proceder a su reparación con la subvención de las 4.000 pesetas destinadas a tal efecto y que tenían que
justificarse a finales de año, lo que fue cumplido a rajatabla ya que Rafael García, Director del Museo, el 23
de diciembre firmaba la certificación del gasto que ascendía a 3.993,48 y a 6,52 pesetas de impuestos. Las
obras se iniciaron inmediatamente bajo la desinteresada y altruista dirección del Capitán de Ingenieros José
Berenguer Cajigas, miembro de la Sociedad Arqueológica Ebusitana (Fernández, 2001: 16). Los trabajos se
centraron en el edificio de la Capilla del Salvador, donde se repararon las bóvedas de la capilla, encontrando
en ellas una considerable cantidad de tinajas y jarras de Paterna que aligeraban su peso.
En el transcurso de las obras, se puso al descubierto el rosetón de la capilla, un alto relieve con la
figura del Salvador y una inscripción, en caracteres latinos, de la fecha en que debió de abrirse la puerta de
comunicación entre la antigua Universidad y la capilla en 1708, todo ello había permanecido totalmente
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J. H. Fernández Gómez
Fig. 11. Museo Arqueológico
de Ibiza y Formentera,
Capilla del Salvador. Archivo
Ruiz Vernacci: VN- 19612.
Instituto del Patrimonio
Cultural de España,
Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte.
recubierto y oculto por obras y reformas anteriores. También por debajo de su pavimento se halló una cripta
que contenía una gran cantidad de restos humanos, un Cristo en madera policromada, la cabeza de otra
escultura, así como una mano y un brazo con su mano, igualmente en madera policromada, que debieron
formar parte de un descendimiento; una estatua pequeña de arenisca de Santa Lucia ; restos de una cota
de malla, una coraza de hierro en muy mal estado y una gran cantidad de cerámicas de reflejos metálicos,
bulas, pergaminos y un códice en muy mal estado a causa de la humedad, así como diversas monedas entre
otros materiales, pasando todos ellos a formar parte de las colecciones del museo (Fernández, 2001:16).
En el Archivo Ruiz Vernacci, adquirido por el Estado en 1975, se conservan dos interesantes imágenes
del Museo Arqueológico de Ibiza, tomadas seguramente por el fotógrafo francés Joseph Jean Marie Lacoste
Borde, quien como dijimos visitó Ibiza y Formentera en 1908. Una de ellas corresponde a la Capilla del
Salvador44 ya con las reformas realizadas (fig. 11), mientras que en la otra puede contemplarse la sala del
edificio de la antigua Universidad, con estanterías y vitrinas repletas de objetos, y al fondo, separado por
un arco, un tercer inmueble unido ya con la antigua Universidad, que debió corresponder a la capilla dels
44 Archivo Ruiz Vernacci: VN- 19612 Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera, Capilla del Salvador. Instituto del Patrimonio
Cultural de España, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
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Don Arturo Pérez-Cabrero y Tur y la Arqueología en Ibiza
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Fig. 12. Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera, Sala de la Antigua Universidad. Archivo Ruiz Vernacci:
VN- 19609. Instituto del Patrimonio Cultural de España, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
Joans.45 En la imagen se distingue un altar neoclásico de yesería, cuya parte central la ocupa la imagen del
Cristo hallado en 1907 en la cripta y a sus pies podemos distinguir otros elementos hallados igualmente en
la cripta, como pueden ser el brazo con su mano, un pequeño crucifijo incompleto de madera o la estatua
de Santa Lucia (fig. 12).
Con fecha 23 de enero de 1908,46 se escribe al Deán comunicándole el hallazgo de los restos
humanos, solicitando la autorización para poderlos trasladar a un “local conveniente”. Estos restos
que se supuso procederían de la monda de los cementerios situados en la Plaza de la Catedral (PérezCabrero, 1911b: 54), fueron autorizados por el Deán de la Catedral, con fecha de 27 de enero de
190847 a que se depositaran en “la parte hueca del sitio denominado Mirador, contiguo al Museo
Arqueológico”, donde había una cisterna o almacén. De la misma manera la cripta recién descubierta
se puso inmediatamente en servicio dado que el 13 de abril de 1908 el Presidente de la Junta, PérezCabrero, solicitó permiso al entonces Ministerio de Guerra –que entre otras dependencias de la ciudad
tenía bajo su custodia el Baluarte de Santa Tecla– el permiso para habilitar un acceso peatonal desde la
45 Archivo Ruiz Vernacci: VN- 19609 Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera, Sala de la Antigua Universidad. Instituto del
Patrimonio Cultural de España, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
46 Archivo del MAEF.
47 Archivo del MAEF.
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J. H. Fernández Gómez
Fig. 13. Bajos de la Antigua
Universidad. Años 1950.
Foto Archivo MAEF.
calle de Santa María, que fue autorizado por R.O. de 1 de mayo de 1908. En la planta baja del cuerpo
de la Capilla se abrieron una puerta y dos ventanas, permitiendo de este modo que este espacio se
convirtiera en el almacén y taller de restauración del museo (fig. 13).
Pero si las relaciones entre el director de la SAE y la Junta Directiva ya eran difíciles, la forma de
realizar la donación del Museo, la creación de una Fundación Protectora de esta institución y, sobre todo,
la nula representación de la Sociedad Arqueológica Ebusitana en la Junta de Patronato, cuando era la que
realmente había realizado la donación de su colección al Estado, unido todo ello a la presencia de tres
representantes de Juan Román y Calbet que había hecho la donación en nombre de la SAE, no gustó a los
socios, que se reunieron en Asamblea General el 1 de octubre de 1907, a instancias de Enrique Fajarnés.
Éste mostró su disconformidad con la conducta de la Junta Directiva que, bajo su punto de vista, había
actuado de forma no reglamentaria, y también contra el director por haberse extralimitado en sus funciones.
A su opinión se adhirieron los socios Prats, de Roselló y Bauzá. Por su parte, Pérez-Cabrero defendió la
legalidad de la actuación de la Junta Directiva y la correcta actuación de Román y Calbet quien, en su
opinión, cumplió escrupulosamente los acuerdos adoptados el 11 de diciembre de 1906. En la votación
que siguió para determinar si había sido correcta la actuación de la Junta y la conducta de Román y Calbet,
todos los presentes votaron a favor excepto los socios Fajarnés, de Roselló y Prats, quienes votaron en
contra. Aprobada por el resto de los socios la gestión de la Junta Directiva, se acordó en este mismo acto,
por unanimidad, solicitar la debida representación de la SAE en la futura Junta de Patronato del Museo
Arqueológico, por no aparecer este extremo recogido en el R.D. de 9 de septiembre de 1907.
El Director de la SAE debió tener inmediatamente conocimiento de las quejas expuestas por algunos de
los socios y del acuerdo alcanzado por sus miembros de solicitar al Ministerio la debida representación de la
SAE en la Junta de Patronato. Incluso Pérez-Cabrero se desplazó a Madrid para solventar la representación
de la Sociedad en la Junta y estando de acuerdo en este extremo, el 7 de octubre de 1907, dirigió un
escrito al Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, con entrada el 17 del mismo mes, en el que
puntualizaba algunos de los puntos planteados en su carta de 8 de abril, absolutamente aceptados por el
Ministerio y recogidos en la mencionada R.O. de 27 de septiembre. En ella solicitaba que en la constitución
de la Junta de Patronato que debía llevarse a cabo, se concediera la oportuna representación a la Sociedad
Arqueológica Ebusitana, la cual debería ser mantenida en este mismo derecho en cuantas renovaciones se
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Don Arturo Pérez-Cabrero y Tur y la Arqueología en Ibiza
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hiciesen de la Junta de Patronato mientras subsistiera dicha entidad.48 También se mantuvo una entrevista
con José Ortega, Jefe del negociado de Archivos y Museos, en la que Román y Calbet expuso su deseo de
reformar la constitución de la Junta de Patronato. Sin embargo, la reciente publicación de las disposiciones
hacían poco oportuna su reforma, proponiendo que ésta se llevaría a cabo más adelante (Pérez-Cabrero,
1911a: 35). En consecuencia, no se nombrará ningún representante de la Sociedad Arqueológica, quedando
pendiente la solicitud planteada por la entidad en la Asamblea General del 1 de octubre.
5. LA JUNTA DE PATRONATO DEL MUSEO
Así pues, cumpliendo lo dispuesto en la R.O. de 27 de septiembre, el 8 de diciembre de 1907, y bajo la
presidencia de Ricardo Gotarredona y Hernández, alcalde de la ciudad de Ibiza, se reunieron en la Sala
Consistorial las personas previstas para constituir la Junta de Patronato de la Fundación Protectora del
Museo Arqueológico de Ibiza: Rafael Vidal García, director del Museo y Vocal electo designado por el
Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes; Arturo Pérez-Cabrero Tur, Vocal electo nombrado por
la Real Academia de la Historia; Mariano Llobet Tur, Vocal electo elegido por el Ayuntamiento de la
ciudad; Juan Palau Torres, Canónigo de la Iglesia Catedral, Vocal electo propuesto por los Ayuntamientos
foráneos y el de Formentera; Enrique Fajarnés Tur, Vocal electo nombrado por la Comisión de
Monumentos de Baleares, el cual no estuvo presente por encontrase destinado en Madrid y Eusebio
Ramón, Jacinto Aquenza Loaiza e Isidoro Macabich Llobet, los tres Vocales electos designados por Juan
Román y Calbet, Patrono de la Fundación.
Finalizada la votación, la Junta quedó constituida de la siguiente forma: Arturo Pérez-Cabrero,
Presidente, Jacinto Aquenza, Secretario, Mariano Llobet, Vicepresidente y Rafael Vidal, Tesorero
(Fernández, 2000: 25). Según lo dispuesto en el Apartado e de los Artículos 5 y 10 de la R.O., una vez
constituido el Patronato, se procedió a la votación secreta para designar al Conservador del Museo y de
la necrópolis, siendo elegido Arturo Pérez-Cabrero. Sin embargo, éste no pudo tomar posesión del cargo
porque previamente tenía que resolver su compatibilidad con el cargo de Secretario del Ayuntamiento
de Ibiza que ocupaba, por este motivo se nombró conservador del museo a Sebastian Roig Ramis, socio
fundador, el cual tomó posesión del mismo el 20 de enero de 1908.
No obstante, a pesar de la tirantez existente entre los miembros de la SAE y su director, éste siguió
financiando las excavaciones que se llevaban a cabo en la isla de Ibiza, al tiempo que Pérez-Cabrero siguió
colaborando con Román y Calbet puesto que entre los meses de diciembre de 1907 y enero de 1908, bajo
su dirección, se excavará en la Isla Plana poniendo al descubierto los pozos de ofrendas, los restos de una
construcción que podría estar ligada a un posible santuario y una cisterna romana que fue erróneamente
interpretada como un templo al aire libre. El excavador, en su obra Ibiza Arqueológica (1911b), da una
cumplida información de los trabajos realizados y del hallazgo de las figuras votivas de este yacimiento. Los
materiales hallados fueron llevados al domicilio particular de Román y Calbet en el que quedaron depositados
junto con materiales de otras intervenciones por él financiadas, como los hallados en la cueva de es Culleram
puesto que, al parecer, tenía la intención de recogerlos en una nueva publicación. Esta obra, que Román y
Calbet no pudo llegar a publicar,49 sería finalizada por su hijo Carlos Román Ferrer, quien describe los trabajos
realizados en es Culleram, así como los llevados a cabo en la Illa Plana, dando a conocer los ejemplares más
representativos y selectos de las piezas de ambos yacimientos (Román Ferrer, 1913).
48 AGA (AHN Fondos Modernos) Educ y C. Leg. 8171 nº 22.
49 En la “Crònica de la Secció Arqueològica” publicada en el Anuari de l’Institut d’Estudis Catalans MCMVIII: 555-557 (citada
como editada en 1909, aunque la publicación debió ser posterior, puesto que hace referencia al fallecimiento de Román y Calbet
acaecido el 4 de enero de 1910), al tratar de las excavaciones en Ibiza, se indica que la muerte sorprendió a Román y Calbet
preparando el segundo volumen de su obra, del que tenía realizados todos los grabados y en los que se recogía el resultado de sus
intervenciones en el Santuario de es Culleram, así como otros materiales hallados con posterioridad a su primer trabajo.
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J. H. Fernández Gómez
Lamentablemente las obras realizadas en los inmuebles del museo, no fueron suficientes para resolver el
mal estado de las cubiertas y de los pavimentos, puesto que la Comisión Provincial de Monumentos de Baleares
encargó un nuevo proyecto que fue redactado por el arquitecto Guillermo Reynés, por un importe de 2.998,11
pesetas que sería aprobado el 30 de junio de 1908. Inexplicablemente estas obras, a pesar del mal estado en que
se encontraba el edificio, no empezaron hasta el mes de octubre de 1911, prolongándose hasta enero de 1912.50
Hay que señalar que, de hecho, a partir de que el Estado se hiciera cargo del Museo, el papel de la
Sociedad Arqueológica Ebusitana quedó prácticamente sin contenido, puesto que el protagonismo que
antes tenía pasó a la recientemente constituida Junta de Patronato del Museo, de la que era Presidente
Arturo Pérez-Cabrero, quien a partir de ese momento sería la responsable de realizar las excavaciones
arqueológicas que pudieran programarse. Por otro lado, el mismo Pérez-Cabrero, una vez resuelta su
compatibilidad, previa renuncia de Sebastián Roig, fue nombrado conservador del Museo por R.O. el 10 de
febrero de 1909, tomando posesión del cargo el 15 del mismo mes, el cual compaginará con el de Secretario
del Ayuntamiento de Ibiza hasta su muerte acaecida en 1916.
La SAE no obstante siguió funcionando, y dado que el Museo había pasado a depender del Estado, el 4
de abril de 1908 su sede, que hasta aquel momento había estado en el mismo museo, se trasladó a la Plaza
de la Constitución núm. 10, donde abrió una Biblioteca Popular con los fondos que disponía.
Según explica Isidoro Macabich en el Diario de Ibiza,51 el local de la SAE se convirtió en una tertulia
política y popularmente era conocido cómo “Es Testos” (los tiestos). Por lo que sabemos, esta biblioteca
funcionó, como mínimo hasta 1911, aunque ignoramos el destino de los libros una vez que se cerró al
público, los cuales por su temática tal vez pasaron a incrementar los fondos de la biblioteca del Museo,
aunque no es seguro, ya que en ella no se encuentra ningún ejemplar que lleve su sello.
No tenemos noticias de actividades arqueológicas en la necrópolis ni en ningún otro yacimiento de la
isla por parte de la Junta de Patronato del Museo. Lamentablemente la R.O. de 27 de septiembre de 1907
por la que se concedía la suma de 1.000 pesetas anuales para la realización de excavaciones en la llamada
“Necrópolis de Ereso”, no fue cumplida por el Estado. Ya el 9 de febrero de 1908, Pérez-Cabrero, Presidente
de la Junta se dirige al Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes reclamando el pago del importe del
primer trimestre de la subvención de mil pesetas anuales concedida en la citada R.O. Posteriormente el 10 de
diciembre de 1909 se reitera la petición solicitando que se cumpla la disposición 10ª, párrafo 2º de la R.O.
de 27 de septiembre de 1907 pidiendo que se remitiese la subvención correspondiente a 1908 –todavía no
recibida– y la correspondiente a 1909 para que la Junta pudiera proceder a realizar sus excavaciones.52
6. LA JUNTA DE PATRONATO Y EL PLEITO CON LA FAMILIA ROMÁN
Aun cuando el Museo Arqueológico había pasado a depender del Estado, la situación lejos de resolver las
tensiones que se habían creado entre algunos miembros de la directiva de la Asociación y su director, las
agravó y enturbió todavía más, puesto que los socios se quejaban de que Román y Calbet había incumplido
su compromiso de hacer entrega de manera definitiva de los materiales arqueológicos que tenía depositados
en el museo, tal como había prometido, al igual que todos los que conservaba en su casa, sobre todo los
hallados en las últimas excavaciones, y en particular los procedentes de los santuarios de es Culleram y de
la Illa Plana, de los que el Museo no tenía ningún ejemplar.
Esta tensión, a la que seguramente se añadieron diversas rivalidades políticas, desembocó en que,
en la Junta General de la Asociación de 31 de diciembre de 1909, se acordara no renovar a Juan Román
como director de la entidad, con la excusa de que no residía permanentemente en Ibiza, cuando en realidad
50 Archivo del MAEF.
51 Diario de Ibiza, 12 de enero de 1964.
52 Archivo del MAEF.
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Don Arturo Pérez-Cabrero y Tur y la Arqueología en Ibiza
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no lo había hecho nunca durante su mandato. Para sustituirlo en el cargo, fue elegido Bartolomé Ramón
Capmany, Depositario del Ayuntamiento de Ibiza, nombrando en la misma sesión a Juan Román y Calbet,
Director Honorario de la SAE (Llobet, 2003: 64).
Aun cuando Pérez-Cabrero dice en su opúsculo sobre el Museo publicado en 1911, que Juan Román,
que por entonces residía en Madrid, no llegó a tener noticia de este hecho, parece ser que la conoció por
los telegramas que le remitieron Isidoro Macabich y Jacinto Aquenza, provocándole un grave disgusto que
desembocó en un infarto, del que no se recuperó, falleciendo el 4 de enero de 1910.
Este mismo hecho motivó que Bartolomé Ramón Capmany, como nuevo Director de la SAE, en la
misma fecha en que se produce el óbito de Román, tenga que ratificar la donación de la colección de la
Sociedad Arqueológica al Estado y que Román y Calbet había entregado en nombre de esta entidad en
1907.
La inesperada muerte de Juan Román sin haber hecho testamento causó una profunda conmoción
y elevará todavía más el nivel de tensión entre sus descendientes y la Junta de Patronato, la cual se
consideraba heredera legítima de los materiales arqueológicos procedentes de las excavaciones que aquél
había financiado.
A pesar de ello, la Junta seguirá funcionando con toda normalidad, por lo que el 10 de febrero de 1910
acordará que se solicite un aumento de 5.000 pesetas ya que la cantidad aprobada de 1.000 pesetas resultaba
insuficiente para emprender las excavaciones que se tenía el propósito de acometer. Por ello, el 18 de febrero
el Presidente se dirigirá al Ministerio de Instrucción Pública solicitando que este aumento sea incluido en
los próximos presupuestos, y se vuelve a pedir que se remitan las subvenciones correspondientes a 1908,
1909 y al 1er trimestre de 1910 que todavía no se habían hecho efectivas y sin las cuales a la Junta le resulta
del todo imposible acometer las excavaciones.
También en la sesión de 13 de febrero de 1910 se aprobará el sello de la Junta de Patronato que a partir
de esta fecha acompañará a todos sus documentos y escritos oficiales (fig. 14).
Transcurridos dos meses de la muerte de Juan Román, la Junta de Patronato del Museo, celebró la
sesión núm. 16 de la Junta el 13 de marzo de 1910. A la misma asistieron el presidente A. Pérez-Cabrero, el
vicepresidente Mariano Llobet Tur, el vocal Rafael García y Jacinto Aquenza como vocal secretario. En la
misma, y a tenor del R.D. de 9 de septiembre de 1907, y la R.O. de 27 del mismo mes y año, así como el texto
literal del documento fechado el 8 de abril del citado año, redactado por Juan Román y Calbet (1906: 335339, Apéndice núm. VII) se creó, constituyó y viene funcionando la Junta de Protección del Museo y según
la cláusula 1ª del citado documento, corresponde a la citada Junta el percibir el importe de la venta de la obra
Los nombres e importancia arqueológica de las islas Pythiusas; que según las cláusulas 3ª y 10ª es la Junta
la que debe ordenar y dirigir para el Museo Arqueológico las excavaciones en la finca de can Francesquet
Fig. 14. Escudo de la Junta de Patronato.
Archivo MAEF.
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J. H. Fernández Gómez
–en la actualidad can Partit– y recoger con destino al museo los objetos que se encuentren según la cláusula
9ª. De igual manera, es la Junta quien, según el párrafo 2º de la cláusula 9ª, debe determinar la ocasión y
circunstancias en que deban darse por entregados todos o parte de los objetos de Román y Calbet depositados
en el museo. Igualmente, según el párrafo 3º de la cláusula 9ª es la Junta la que deberá hacerse cargo de los
objetos propiedad de Román y Calbet no ingresados en el museo, pero al haber fallecido sin haber otorgado
testamento, serán sus herederos quienes deberán hacer la entrega de los citados objetos.
Tras una serie de considerandos, se acuerda por unanimidad: 1.º Notificar a los herederos de Román
y Calbet que durante el mes de abril deberán hacer entrega a la Junta, para ésta pueda a su vez hacer
entrega definitiva al Museo de Ibiza, todos sus objetos arqueológicos; 2.º La autorización de que la Junta
pueda ocupar la finca de can Partit para realizar las excavaciones y recuperar todos los objetos para hacer
su entrega al Museo; 3.º La entrega del importe de la venta de la obra de Juan Román así como la de
aquellos ejemplares que no se hayan vendido; 4.º Declarar a la Junta legalmente constituida; 5.º Autorizar
al Presidente de la Junta para recabar el cumplimiento de los referidos acuerdos y conferirle el poder y
facultades para todas las gestiones que se estimen necesarias para el éxito de su cometido.
A esta reunión no asistieron dos de los representantes nombrados por Román y Calbet, Eusebio Calbet
Ramón e Isidoro Macabich Llobet, ni tampoco Enrique Fajarnés Tur, que se encontraba en aquel entonces
destinado en Madrid.
En otro orden de cosas, el 15 de abril de 1910 el Presidente de la Junta se dirige al de la Comisión
Provincial de Monumentos de Baleares solicitando que dada la imposibilidad de que Enrique Fajarnés
y Tur pueda cumplir con su cargo de vocal en representación de esta Comisión Provincial ya que desde
su nombramiento el 8 de diciembre de 1907 se encontraba destinado en Madrid, y teniendo en cuenta la
importancia de contar con un vocal representante de esta Comisión, se solicita el nombramiento de un
nuevo representante en la Junta de Patronato. La contestación no se hace esperar y el 3 de mayo el marqués
de Vivot, vicepresidente de la Comisión Provincial de Monumentos le comunica la renuncia de E. Fajarnés
y el nombramiento de Sebastián Roig Ramis como nuevo representante de esta institución. Recordemos
que Roig Ramis había sido conservador del Museo desde enero de 1908 hasta enero de 1909 fecha en que
renunció a su cargo para que Pérez-Cabrero pudiera ocuparlo una vez que consiguió su compatibilidad de
sus funciones como de Secretario del Ayuntamiento de Ibiza.
Por lo que sabemos, la familia Román no contestó al requerimiento de la Junta, por lo que su Presidente,
el 30 de abril, fecha en que finalizaba el plazo concedido, se dirigirá al director del Museo Arqueológico,
indicándole que por acuerdo de la Junta de fecha 13 de marzo de 1910, proceda a confiscar los materiales
arqueológicos pertenecientes al difunto Juan Román y Calbet en depósito en el Museo Arqueológico,
dándolos como definitivamente ingresados, según la cláusula 9ª de la Fundación.
El 10 de mayo de 1910 el director del Museo, Rafael Vidal, comunicará al presidente de la Junta haber
cumplido el acuerdo mencionado y que los ha inventariado definitivamente como propiedad del Museo.
Efectivamente, con esta fecha figuran en el libro registro del museo como Donación de la Junta de Patronato
del Museo los objetos que van desde el núm. 928 al 1421 del inventario. Estos materiales son de variada
procedencia, pero en su mayor parte corresponden a los objetos hallados en las excavaciones efectuadas
en las necrópolis de ses Figueretes, de Sant Antoni de Portmany, de ses Torres (Talamanca) y de Puig des
Molins, aunque no falten hallazgos de otras procedencias como del Puig den Valls, de can Corredor en ses
Salines y de can Pis en Sant Rafel.
En la sesión de la Junta de fecha 12 de junio de 1910, se comunicó a los miembros que no habían
asistido a la reunión anterior, las acciones emprendidas por el Presidente según lo acordado el 13 de marzo
y del resultado negativo de las gestiones realizadas hasta la fecha en relación a la entrega al Museo de los
objetos de Juan Román. En la Junta posterior, celebrada el 13 de noviembre, Isidoro Macabich expuso que
según letrados consultados no encontraban en las bases de la constitución de la Fundación presentadas por
Román y Calbet, fundamento suficiente para las pretensiones de la Junta y suplicaba se hiciera constar su
voto en contra de toda acción que no tuviera por base un acuerdo con la familia Román.
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Don Arturo Pérez-Cabrero y Tur y la Arqueología en Ibiza
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Pérez-Cabrero recusó las manifestaciones de Macabich al considerarlas interesadas por ser familia
de los Román, manifestando que era incuestionable el derecho que tenía la Junta a reclamar los objetos
arqueológicos que los herederos conservaban en su casa por ser propiedad del Museo Arqueológico ya que
Román y Calbet los había reunido con esta finalidad, contando con la colaboración de los propietarios de
los yacimientos y el esfuerzo personal de los miembros de la Junta.
Esta situación creará un clima de cierto malestar entre los vocales, algunos de ellos vinculados a la
familia Román, que no vieron con buenos ojos las acciones emprendidas por el Presidente, por lo que en
este tema no va a encontrar el apoyo de parte de la Junta.
A la vista de estos hechos podemos deducir que la Junta de Patronato estaba decidida a hacer cumplir los
compromisos que Juan Román y Calbet había tomado cuando constituyó la Junta Protectora. Por eso mismo su
Presidente el 10 de mayo de 1910 se dirige al Ministerio de Instrucción Pública comunicando los acuerdos de
la sesión del 13 de marzo, solicitando que el Estado reclame por medio de sus abogados a los herederos de Juan
Román, los objetos arqueológicos donados por éste al Museo, el beneficio de las ventas de la obra publicada y la
autorización para realizar excavaciones en la finca de Can Partit o, en su defecto, autorice por una R.O. por el que
la Junta pudiera solicitar estos bienes a los herederos por los medios legales procedentes.
A pesar de la insistencia de la Junta de Patronato, el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes
no contesta a los escritos ni tampoco remite las partidas económicas aprobadas para la realización de las
excavaciones. Por ello Pérez-Cabrero el 12 de mayo de 1910, se dirige al Presidente de la Real Academia
de la Historia, cargo que ocupaba en aquel momento el Padre Fidel Fita, que era también Presidente
Honorario de la SAE, para que se interesara por los asuntos que la Junta tenía pendientes ante el Ministerio
de Instrucción Pública, es decir, el cobro de las subvenciones para la realización de las excavaciones, la
reclamación ante los herederos de Juan Román y Calbet, con el ruego de que realice cuantas gestiones
estime oportunas ante este organismo para que se atiendan sus demandas.
En el Archivo Documental del Museo se conservan diversos escritos de reclamación de la Junta fechados
entre 1910 y julio de 1911 dirigidos al Ministerio de Instrucción Pública referentes a los temas pendientes
a los que hemos aludido, así como otras relativas a la petición de que el arquitecto se desplace a Ibiza a
dirigir las obras de reparación del edificio, sobre todo las de la cubierta, según el proyecto aprobado por el
Ministerio el 30 de junio de 1908 y que estaba todavía pendiente de ejecutar. A pesar de la insistencia del
Presidente de la Junta, el Ministerio se limita a contestar que todos estos temas se están tramitando por lo
que no van a tener una inmediata solución.
Rafael Vidal García que había sido responsable del Museo Arqueológico desde su creación en 1907,
en junio de 1911 solicita su traslado al Archivo Provincial de Hacienda de Barcelona, por lo que la plaza
de Jefe del Museo va a quedar vacante. Esta circunstancia permitirá que Carlos Román Ferrer, que se
encontraba prestando sus servicios en el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares, pueda
solicitar su traslado a Ibiza, haciéndose efectivo su nombramiento con fecha 11 de julio de 1911.
Su designación como nuevo responsable del Museo Arqueológico significó un nuevo punto de fricción
entre los partidarios de la familia Román y el resto de miembros de la Junta de Patronato puesto que su
llegada se producía cuando todavía no se había solventado la reclamación a los herederos de Juan Román.
Esta circunstancia motivaría que al tener noticia de su destino, la Junta por mayoría acuerde y solicite,
con fecha 16 de julio de 1911, que Carlos Román Ferrer sea declarado incompatible, habida cuenta que su
cargo al frente del Museo llevaba aparejado también el de vocal representante del Ministerio de Instrucción
Pública en la mencionada Junta. Por su parte el vocal representante de la Comisión de Monumentos de
Baleares informaba el 17 de julio del nombramiento de Carlos Román, señalando igualmente que su
nombramiento era incompatible con el pleito que se mantenía con los herederos de Juan Román, por lo que
solicitaba que la Comisión presentara su disconformidad ante el Ministerio.
Ante el silencio de la administración, el Presidente de la Junta el 22 de julio insistirá telegráficamente
al Ministro de Función Pública con el ruego de que se resuelva urgentemente la incompatibilidad de
Carlos Román.
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J. H. Fernández Gómez
Sin embargo, esta petición no va a tener respuesta por lo que Román Ferrer se trasladará a su nuevo
destino, al tiempo que Rafael Vidal García comunica por escrito el 23 de junio de 1911 al Presidente del
Patronato su cese como vocal representante del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes en la Junta,
por su nuevo destino en Barcelona. Carlos Román Ferrer, el 24 de junio, tan solo un día después, tomará
posesión de su cargo como responsable del museo y de vocal representante del Ministerio en la Junta.
La llegada de Carlos Román como nuevo Jefe del Museo resultará incómoda desde el primer momento.
Prueba evidente de esta tirantez serán los escritos que tanto Carlos Román como Arturo Pérez-Cabrero
dirigirán al Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes y los que se cruzarán entre ellos, hasta el
punto de que el nuevo director acusará a Pérez-Cabrero de abandono del servicio al no acudir al museo
por las mañanas cuando la verdad era que éste no hacía otra cosa que cumplir con la R.O. del Ministerio
de 31 de enero de 1909, por la que se le declaraba compatible para ejercer ambos cargos, ordenándole que
bajo ningún pretexto se excusara de cumplir sus obligaciones como secretario del Ayuntamiento por los
servicios que pudiera cumplir en el museo como conservador, labor que podía ejercer sin sujeción a los
horarios de oficina, siempre que el trabajo se realizara.
También, las sesiones de la Junta de Patronato de estas fechas,53 muestran el distanciamiento de posturas
entre sus miembros, por un lado, los que apoyaban al presidente Arturo Pérez-Cabrero en sus reclamaciones
a los herederos de la familia Román y por otro los que hacían lo propio con Carlos Román y defendían la
postura de los de los herederos de Román y Calbet.
Pérez-Cabrero reclamará el 3 de agosto de 1911 por escrito a Carlos Román el inventario de las
excavaciones realizadas en la necrópolis de Puig des Molins en 1909 que le había entregado Juan Marí
Torres, obrero que junto con Pedro Torres Torres habían realizado los trabajos, para poder acreditar cuántos
eran los objetos encontrados en estas excavaciones como justificación ante el pleito que la Junta mantenía
con los herederos de Juan Román, denunciando ante el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes y
solicitando la formación de un expediente y depuración de responsabilidades por la retención de los tres
ejemplares de las excavaciones de 1909.54 A todo esto, adjuntará un acta notarial levantada el 3 de agosto
de 1911 ante el notario Juan Bauzá Espejo, en la que los obreros antes mencionados, declararán haber
sido quienes han realizado las excavaciones arqueológicas desde 1903, primero por cuenta de la Sociedad
Arqueológica, después a cargo de Juan Román y, desde 1910 hasta hoy, sufragados por Antonio Vives.
También declaran que desde la creación del museo, los objetos se llevaron al domicilio de Juan Román
y que Marí Torres hacía un inventario por triplicado de las excavaciones que se realizaban en el Puig des
Molins en 1909, uno para Juan Román, otro para Isidoro Macabich y el tercero para su control, el cual
entregó a Carlos Roman. Finalmente declararán que los objetos en poder de la familia de Román y Calbet
hallados en las excavaciones eran los siguientes:
Del templo de Es Cuyeram, de la Cala, unas 500 o 600 figuras encontradas en 1907, un leoncito de
marfil y otros objetos.
De la Isla Plana, años 1907-8, unas 35 ó 40 figuras arcaicas y otros objetos.
De San Antonio, vasos de cristal, un jarro decorado de barro saguntino y varios objetos de alfarería
y monedas.
De las Figueretas, 2 aros de oro y otros pocos objetos.
Del camino de Can Partit alhajas de oro y pedrería, figuras, un escarabeo y otros objetos.
Del Puig d’en Valls, restos de figuras, una anforita de vidrio y otros objetos.
53 Archivo del MAEF.
54 Lamentablemente ninguno de los tres inventarios de las excavaciones de 1909 en la necrópolis ha sido localizado entre la
documentación conservada en el Museo, lo que ha motivado que carezcamos de información para el estudio de los materiales
recuperados este año, conservados en el MAEF.
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Don Arturo Pérez-Cabrero y Tur y la Arqueología en Ibiza
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De Talamanca, dos figuras y objetos de alfarería.
Y del Puig d’es Molins, unas 10 ó 12 figuras, 20 ó 25 escarabeos, amuletos, vidrios esmaltados, etc.
Esta anómala situación de enfrentamiento entre los miembros de la Junta y la dirección del museo,
que nada positivo aportaba para la resolución de los intereses del propio museo, se fue solucionando al
aproximarse las posturas, dando como resultado un principio de acuerdo del que el presidente informó a los
miembros de la Junta en la sesión celebrada el 4 de abril de 1912. En ella se acuerda que la Junta dirija a la
familia Román el siguiente escrito:
La Junta de Patronato del Museo Arqueológico de Ibiza, teniendo en cuenta lo mucho que esta
entidad debe al difunto D. Juan Román (q.e.p.d.), y en vista de que no aparecen bastante claras
las disposiciones dejadas por dicho señor, respecto a su última voluntad, en lo que al Museo se
refiere, acuerda por unanimidad retirar las reclamaciones que han ocasionado un pleito entre los
herederos del Sr. Román y esta Junta, y convienen ambas partes en hacer un arreglo amistoso,
que ha de reportar seguramente grandes beneficios al Museo, sin detrimento alguno de los altos
intereses del Estado.
La Junta de Patronato volvió a reunirse con carácter extraordinario el día 7 de abril. Carlos Román
manifiesta que como consecuencia del acuerdo amistoso conseguido, se hacía donación al Museo de una
colección de 150 objetos en nombre de los herederos de Román y Calbet.
También en esta sesión se acordó iniciar excavaciones arqueológicas en la necrópolis tan pronto como
se recibieran los fondos. Por lo que se vuelven a reclamar las subvenciones de los años 1908 a 1911 y la
correspondiente a 1912. De igual manera, la Junta accede a la petición planteada por Bartolomé Ramon
Capmany, director de la Sociedad Arqueológica Ebusitana, de dirigir una instancia al Ministerio Instrucción
Pública y Bellas Artes conjuntamente con la familia de Román y Calbet pidiendo que se aclare el texto del
artículo 3º de la R.D. de 9 de septiembre de 1907, en el sentido conciliatorio de que sean los herederos de
Román y Calbet y el director de la SAE, quienes designen por turno riguroso los tres vocales de la Junta
que el mencionado artículo menciona, empezando por la familia de Juan Román.
Por lo que sabemos, los herederos de Román y Calbet, cumpliendo el acuerdo establecido con la Junta,
harán entrega al Museo de una colección de objetos procedentes de los santuarios de la Illa Plana y de la
cueva de es Culleram, de los que el Museo no disponía de ningún ejemplar. Los materiales figuran en el
Libro Inventario ingresados en enero de 1913, como “Donación herederos Román” con los números que
van desde el 1.670 al 1.780 y que fueron los siguientes: 1 figura de león, 80 figuras completas y 66 cabecitas
procedentes de la Cueva de es Culleram; 1 copa de vidrio, una lucerna púnica, 15 figuras completas y varios
fragmentos de la Illa Plana. También hay algunos lotes formados por cabecitas de figuras y fragmentos de
terracotas por lo que la donación, en realidad, consta de un total de 175 objetos.
También en la sesión de 20 de agosto de 1912 se trató del acuerdo entre la familia Román y la Junta,
a fin de dar respuesta al escrito del Subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes de
fecha 15 de julio. La Junta comunica al Ministerio que reconoce que la finca de Can Francesquet o Can
Partit no forma parte de la herencia de Juan Román por ser de exclusiva propiedad de su esposa Vicenta
Ferrer y Wallis, según acredita la escritura de compra, por lo que sus herederos no pueden disponer ni
conceder sobre ella derecho alguno. Sin embargo, se señala que la propietaria autorizará que la Junta realice
en ella excavaciones, siempre que no se causen daños ni perjuicios, procediendo en caso contrario a su
indemnización y con la condición de que todos los objetos que se encuentren pasen al Museo Arqueológico
de Ibiza. De igual manera se indica que los herederos de Juan Román, están de acuerdo en ceder al Estado
todos los ejemplares y el derecho de propiedad de la obra Los nombres e importancia arqueológica de las
islas Pythiusas siempre que se les abone la cantidad de 1.062,75 ptas., satisfecha por éstos por los gastos
de encuadernación. Se insiste en que los objetos entregados al Museo son los mismos que este encontró en
las excavaciones y que con esta donación la Junta se muestra conforme y satisfecha. También se acordó
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J. H. Fernández Gómez
solicitar del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes que reconozca a la Junta la autorización
exclusiva para hacer excavaciones en la necrópolis del Puig des Molins, de Ereso o de Ebuso, anulando
las que se hubieran concedido y solicitar el pago de las subvenciones desde el año 1908 para realizar las
excavaciones que la Junta tiene encomendadas.
Sin embargo, el expediente del contencioso entre la Junta y los herederos de Román y Calbet, no
finalizará oficialmente hasta la promulgación de la R.O. de 14 de julio de 1913,55 donde después de una
larga exposición de resultandos y considerandos, se aceptan los acuerdos alcanzados entre las partes y
se resuelve tener por desistida a la Junta de Patronato de todas las reclamaciones formuladas contra los
herederos de Juan Román y Calbet (Fernández et al., 2018).
En cuanto a los tres representantes de Juan Román en la Sociedad Arqueológica Ebusitana, se dispone
que su elección sea de la forma siguiente: dos representantes por parte de los herederos Román y Calbet
y uno por el director de la Sociedad que ejercerán su cargo hasta el 31 de diciembre de 1915; dos por el
director de la Sociedad y uno por los herederos, desde el 1 de enero de 1916 hasta el 31 de diciembre de
1918, renovándose sucesivamente cada tres años, en esta proporción y turno.
También se acuerda que se tenga por cumplida la sucesión de Román y Calbet, con la entrega de la
colección de 150 objetos arqueológicos al Museo Arqueológico por parte de sus herederos.
En cuanto a las excavaciones que pueda realizar la Junta en la finca de Can Partit, éstas se realizaran
previa autorización de su propietaria, indicando lugar y fecha con objeto de no ocasionar perjuicios a la
propietaria, y en caso de que los hubiera, la Junta será la única responsable, así como de los objetos que
gracias a cada excavación se descubran, que pasarán a propiedad del Museo Arqueológico de Ibiza, y por
lo tanto, del Estado. Tampoco se acepta la donación condicionada al pago de la cantidad de 1.062,75 ptas.
de la obra de Juan Román Los nombres e importancia arqueológica de las islas Pythiusas e igualmente se
desestima la reclamación de las cinco mil ptas. solicitadas por la Junta, que corresponden a las subvenciones
de los años 1908 a 1912, aprobando únicamente que se entreguen a favor del presidente, 1.000 ptas. para
ayuda de las excavaciones del año en curso.
El acuerdo conseguido permitirá agrupar los esfuerzos de la Junta y del Museo en el nuevo problema
que se plantea a la arqueología insular por el enfrentamiento que se estaba produciendo con Antonio Vives y
Escudero para obtener el derecho exclusivo para realizar excavaciones en la necrópolis del Puig des Molins.
7. VIVES Y ESCUDERO Y SU ENFRENTAMIENTO CON LA JUNTA
En 1909 entrará en el panorama arqueológico de Ibiza Antonio Vives Escudero, que cómo ya hemos
señalado, había participado en las excavaciones de es Culleram en 1907. Vives se había trasladado con su
familia en el verano de 1909 desde Madrid, ciudad en la que residía, a Ibiza, instalándose en la población
de Santa Eulària del Río para descansar, y seguramente también por el atractivo que podía representar para
un coleccionista como él, el potencial arqueológico de la isla. Según palabras de Pérez-Cabrero, Vives,
“para entretener sus ocios” realiza algunas excavaciones sin resultado en este término municipal, aunque
desconocemos los lugares en los que trabajó. También como el mismo Vives nos dice, registró la cueva de
es Culleram y en un nivel más profundo de donde habían aparecido las figuras, por debajo de una capa de
sedimento calcáreo, localizó tres fragmentos de cerámica hechos a mano que consideró de época neolítica
y que publicó junto con un croquis de la cueva (Vives, 1917: 3-4 y 28).
Vives también intervendrá en el Puig des Molins. Las razones por las que comenzó las excavaciones
en la necrópolis, fue por sentirse aludido por una nota aparecida en la sección de “Noticias Locales”
de la prensa local,56 al parecer promovida por Román y Calbet, que alertaba del peligro que podría
55 Gaceta de Madrid de 21 de Julio de 1913.
56 Diario de Ibiza, 24 de agosto de 1909.
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representar para la arqueología y el patrimonio insular, el que los propietarios de los terrenos autorizaran
hacer excavaciones a forasteros que se podrían llevar de la isla los materiales descubiertos.
Vives y Escudero, disgustado por este apunte periodístico, se trasladó a Ibiza con un grupo de obreros y
arrendó a un molinero llamado Roig, por la nada despreciable cantidad de seis pesetas diarias, los terrenos
de su propiedad situados en la necrópolis del Puig des Molins, en la finca conocida como can Xicu Roig, que
se encontraba contigua a los terrenos de es Porxet que Román y Calbet tenía alquilados a su propietario por
2 pesetas al día, y en los que Pérez-Cabrero se encontraba realizando excavaciones en esas mismas fechas.
A la muerte de Juan Román y Calbet, en enero de 1910, Pérez-Cabrero intentó renovar el compromiso
con su propietario en las mismas condiciones, pero éste no aceptó el trato, alegando que esperaría a tratar
con Vives y Escudero, el cual le alquiló los terrenos por cinco pesetas diarias.
Así pues, a partir de esta fecha Vives y Escudero pudo excavar en los terrenos de can Xico Roig y en
los de es Porxet, donde proseguirá los trabajos en los años 1911, 1912 y 1913, reuniendo una importante
colección arqueológica. Con la entrada en escena de Vives Escudero podemos decir que se iniciaba la
explotación de la necrópolis donde, a juzgar por los resultados, prevalecía más la búsqueda de objetos con
finalidad coleccionista que investigadora. Se tiene que tener en cuenta que Vives y Escudero excavaba
únicamente para su provecho personal, puesto que todos los objetos hallados en las excavaciones que él
financiaba pasaban a formar parte de su colección particular como era habitual en la época.
Pérez-Cabrero, a pesar de la amistad que tenía con Vives fue, tanto desde su cargo de presidente de la
Junta del Patronato del Museo, como de secretario del Ayuntamiento de Ibiza, quien más obstáculos le puso
para que prosiguiera sus trabajos en la necrópolis del Puig des Molins, actuando siempre en defensa de los
derechos de la Junta de Patronato, totalmente ignorados por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas
Artes, que desde la creación del museo en 1907, había incumplido el compromiso de subvencionar las
excavaciones en la necrópolis, tal como estaba previsto a la R.O. de 27 de septiembre de 1907.
Hemos de señalar que la inexistencia de un ordenamiento jurídico que regulara las excavaciones,
permitía que particulares y asociaciones las pudieran realizar sin otro requisito que la autorización de los
propietarios del terreno y del pago de los honorarios a los obreros. Este hecho fue el que permitió también a
la Sociedad Arqueológica acometer en 1903 los primeros trabajos arqueológicos en la isla, al igual que los
realizados por Román y Calbet, Pérez Cabrero o Vives y Escudero.
Así estaban las cosas cuando el 7 de julio de 1911 se promulgó la Ley de Excavaciones y, posteriormente
el Real Decreto del 1 de marzo de 1912 que aprobaba su Reglamento. Vives y Escudero conocedor de lo que
significaba el cumplimiento de las disposiciones que emanaban del reglamento recientemente aprobado, el 21 de
junio de 1912 inscribe su derecho a proseguir sus trabajos en los terrenos del Puig des Molins, acompañándolo
del correspondiente croquis57 (fig. 15), según lo que disponía el artículo 35: “Los excavadores actuales no
necesitarán la autorización de que hablan los artículos anteriores, entendiéndose que la tienen concedida siempre
que soliciten la inscripción en el libro registro antes de primero de agosto de mil novecientos doce, en cuyo día
caducará su derecho. A dicha solicitud acompañarán los croquis y planos debidos”.
La Junta de Patronato del Museo, incomprensiblemente no cumple desde el primer momento este requisito.
La explicación la encontramos tal y como queda reflejado en el escrito de 20 de agosto de 1912 dirigido al
Ministerio, acompañado de un croquis58 delimitando igualmente la zona a excavar por la Junta (fig. 16) en el que
queda expresado el convencimiento que tenían sus miembros de los derechos adquiridos en virtud del R. D. de 9
de septiembre de 1907, por la que el Estado aceptó la donación del Museo Arqueológico de Ibiza y, sobre todo,
por la R.O. del 27 del mismo mes y año, la cual como hemos expuesto anteriormente, en su punto 5º desarrollaba
claramente cuales eran las funciones de la Junta de Patronato del Museo y en el párrafo segundo del punto 10º,
hacía referencia a la subvención de 1000 pesetas para auxiliar en las excavaciones.
57 AGA. Caja 31/1037. Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades 1912 nº 8.
58 AGA. Caja 31/1037. Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades 1912 nº 17.
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J. H. Fernández Gómez
Fig. 15. AGA. Caja
31/1037. Junta Superior
de Excavaciones y
Antigüedades, 1912,
nº 8. Croquis remitido
por Vives y Escudero
delimitando el área de
la necrópolis del Puig
des Molins en la que
pretendía excavar.
Fig. 16. AGA. Caja 31/1037. Junta Superior
de Excavaciones y Antigüedades, 1912, nº 17.
Croquis remitido por la Junta de Patronato,
delimitando el área de excavaciones de la
necrópolis del Puig des Molins.
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La petición ante el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes de la autorización exclusiva
para hacer excavaciones en la necrópolis del Puig des Molins, por un lado la de Antonio Vives Escudero
en defensa de sus intereses, y por otra la de la Junta de Patronato, con la intención de que los materiales
descubiertos en la necrópolis sean destinados al Museo Arqueológico de Ibiza, propiedad del Estado
Español, crea un grave conflicto de intereses que se reflejará en los escritos de denuncia presentados
ante diferentes instancias oficiales por parte de Vives Escudero y en las respuestas de la Junta de
Patronato en contra de las pretensiones del mencionado excavador, que se sucederán a lo largo de todo
el año 1913.
Por su parte, Carlos Román, que en 1911 se había hecho cargo de la dirección del Museo Arqueológico
obtiene, por R.O. de 25 de enero de 1913, autorización del Ministerio de la Guerra para excavar en los
terrenos del ejército, los cuales habían sido adquiridos en 1911 por expropiación para instalar un polvorín
militar. Al mismo tiempo, consiguió que, al fin, el Ministerio remitiera la subvención aprobada en la R.O.
para la realización de las excavaciones en el Puig des Molins.
Por su parte, Vives solicitará al Ayuntamiento de Ibiza la autorización para realizar excavaciones en el
antiguo camino de Sant Josep –hoy calle de Vía Romana–, que le fue denegada, al tiempo que las autorizaba
a la Junta de Patronato del Museo. Este hecho motivará la denuncia que el procurador de los Tribunales,
Mariano Palerm, en nombre de Vives, interpondrá el 12 de noviembre de 1913 ante el gobierno Civil de
Baleares en defensa de sus intereses, lo que hará que el 29 de noviembre, por orden telegráfica del Ministro
de Instrucción Pública y Bellas Artes, se paralicen todas las excavaciones que se estaban llevando a cabo
en el Puig des Molins.
En el mes de diciembre de 1913 llegará a Ibiza, como delegado del Ministerio de Instrucción Pública
y Bellas Artes, Manuel Cazurro y Ruiz,59 para solucionar las reclamaciones entre Vives y Escudero y la
Junta de Patronato del Museo. Cazurro, después de visitar las excavaciones y de escuchar a las partes
involucradas, emitirá un informe que será el fundamento de la Real Orden del 23 de mayo de 1914,
por la que se acordó la paralización de todas las excavaciones en el Puig des Molins y su declaración
de utilidad pública (fig. 17). Esto en la práctica significaba que quedaran bajo el control del Estado
las excavaciones y que todos los materiales que se hallaran en ellas pasaran a formar parte de las
colecciones públicas del Museo.
Esta resolución tuvo dos consecuencias principales: el que Vives iniciara un largo y complejo pleito
contra el Estado y que hasta que éste no se resolvió, la necrópolis del Puig des Molins quedara abandonada
y al alcance de saqueadores y coleccionistas. Por el escrito de denuncia de Vives sabemos que hasta el 1913,
fecha de la paralización de las excavaciones, éste había registrado unos 400 hipogeos y reunido un total de
2.003 objetos, los cuales fueron tasados en 162.285 pesetas.
Así pues, Vives el 18 de julio de 1914 presentó una reclamación al Estado por no poder proseguir
sus excavaciones en la necrópolis del Puig des Molins y por la pérdida que ello le representaría al no
poder seguir recuperando los materiales arqueológicos con destino a su colección, por ello solicitará una
indemnización de 150.000 pesetas al Estado. Esta petición fue informada por una Comisión de Académicos
de Bellas artes, de la Historia y de Ciencias que fijó la indemnización máxima a percibir en 125.000 pesetas.
Sin embargo, la forma en cómo se tenía que hacer el pago desembocó en la presentación de un recurso
contencioso administrativo que no se resolvió hasta 13 de diciembre de 1919, por sentencia del Tribunal
Supremo a partir de las alegaciones que se habían presentado a la R.O. de 23 de mayo de 1914, si bien la
59 Manuel Cazurro Ruíz era catedrático de Historia Natural, colaborador del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, del de
Santander y del de Nápoles. Durante su estancia en Girona, donde ejercía como Catedrático de instituto, se vinculó al yacimiento
arqueológico de Ampurias, en el que llevó a cabo diversas campañas de excavación, reuniendo una importante colección
arqueológica. Manuel Cazurro acompañará su informe con un interesante croquis, levantado a mano alzada, en el que sitúa las
propiedades en las que estaba dividida la necrópolis del Puig des Molins en aquellas fechas, y a la que calculaba una superficie de
unos 90.000 m2. AGA. Caja 31/1037. Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades 1914 nº 10.
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Fig. 17. AGA. Caja 31/1037. Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, 1914, nº 10. Croquis levantado por M.
Cazurro con las propiedades en las que estaba dividida la necrópolis del Puig des Molins.
sentencia no sería publicada hasta el 26 de marzo de 192060 por la que se condena al Estado a indemnizarlo
con 125.000 pesetas, cantidad que no será efectiva hasta la publicación del R.D. de 4 de julio de 1921.61
Por otro lado, la Colección Vives, que se encontraba depositada en el Museo Arqueológico Nacional
de Madrid desde 1916, fue adquirida el 12 de junio de 1926 a su viuda, Concepción Segura Rosselló, con
el informe favorable de la Real Academia de la Historia, por la cantidad de 125.000 pesetas (Fernández,
2011: 99-100).
Pocas cosas conocemos de las actividades de Pérez-Cabrero a partir de estas fechas. Sabemos que en
1913 publicó en Barcelona dos nuevos artículos en la Revista Museum, uno titulado “Ibiza Arqueológica”
y el otro “Arqueología Ebusitana”. También que el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes le
concederá un mes de pensión para realizar un viaje de estudios a Italia y a Cartago, según recoge el diario
El Resumen de 5 de mayo de 1914 y del que no tenemos ninguna otra información.
Aunque Pérez-Cabrero siguió cumpliendo con su trabajo tanto en el Ayuntamiento como en el Museo
Arqueológico, parece que su salud se fue deteriorando y tuvo que ser intervenido quirúrgicamente en
Barcelona en el mes de septiembre de 1914, empeorando en los dos años siguientes hasta su fallecimiento.
José Clapés, que murió inesperadamente poco después, el 7 de agosto de 1916, publicó en el Diario de Ibiza
el 21 de julio de 1916, la necrológica de Pérez-Cabrero, reproduciendo un párrafo de una carta que le había
dirigido el 29 de marzo de este mismo año, en la cual queda patente su interés por el estudio de la cultura de Ibiza:
“Yo ya no puedo hacer nada a causa de mí poca salud. Y lo siento, entre otras razones por tener en preparación un
volumen que tal vez hubiera gustado acerca del desenvolvimiento de las costumbres Ebusitanas”.
60 Gaceta de Madrid núm. 86, de 26 de marzo de 1920.
61 Gaceta de Madrid núm. 187, de 6 de julio de 1921.
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8. LA COLECCIÓN PÉREZ-CABRERO
Aunque hoy día nos pueda parecer paradójico, Arturo Pérez-Cabrero había formado una importante
colección arqueológica gracias a sus compras y a los obsequios que recibió, seguramente por parte de
Román y Calbet, como agradecimiento por la dirección de sus trabajos arqueológicos. Hay que tener en
cuenta que en esa época no estaba mal visto por la sociedad ni por las entidades culturales el poseer o reunir
una colección arqueológica ya fuera por compra, donación o por haber financiado los trabajos.
De hecho otras entidades como la propia Sociedad Arqueológica Ebusitana, o personajes relacionados
con Ibiza como el propio Juan Román y Calbet, Antonio Vives y Escudero, el famoso caricaturista y
escritor José M.ª Costa Ferrer “Picarol” o el artista Santiago Rusiñol, formaron importantes colecciones
arqueológicas creadas con materiales procedentes de Ibiza y, en algún caso de Formentera, obtenidos
mediante las excavaciones financiadas por ellos mismos. Esta práctica, aunque pueda parecer extraña,
perduró durante muchos años, dando lugar a importantes colecciones privadas, finalizando con la aprobación
de la Ley 16/85 de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español.
La Colección Pérez-Cabrero, fue en su mayor parte adquirida por el Museo Arqueológico de Ibiza.
Este importante conjunto de materiales arqueológicos estaba constituido por 735 objetos y fue ofrecida
su compra al Estado en 1915 por Bartolomé Ramón Capmany, director de la Sociedad Arqueológica con
destino al Museo Arqueológico de Ibiza. Para su examen y valoración fue nombrado José Ramón Mélida,
quien la tasó en 25.000 pesetas, siendo aprobada su adquisición el 27 de diciembre de 1916.
También sabemos que un pequeño lote de escarabeos propiedad de la familia de Pérez-Cabrero fue
vendido en Estados Unidos (Fernández y Padró, 1982: 9-10). Cuatro de ellos formaron parte de la Colección
Kennedy, de la cual pasaron a la Lewes House Collection, en la que ya estaban en 1920 (Beazley, 1920:
7-9), pasando dos de ellos al Museo de Bellas Artes de Boston en donde se conservan (Richter, 1968: 3637). Proceden también de la colección de A. Pérez-Cabrero otros tres escarabeos que en esta misma fecha
formaban parte de la Colección de Winifred Lamb (Beazley, 1920: 7), de los que al menos uno de ellos
ingresó en el Museo Metropolitano de Nueva York (Richter, 1968: 36, nº 34), sin que sepamos actualmente
donde se encuentra el resto de ejemplares.
Posteriormente, la viuda de Pérez-Cabrero, Dolores Adrover Colom, el 24 de junio de 1924 depositó
un lote de 50 piezas arqueológicas en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, que fue tasado en
2.200 ptas. Un primer lote formado por dos escarabeos y un entalle, fueron adquiridos por el museo el 24
de junio de 1926 por la cantidad de 1.000 pesetas mientras que el resto de materiales lo fue en diciembre
de este año por la cantidad de 1.200 pesetas.62
Otro lote formado por 212 objetos fue adquirido por el Museo de Prehistoria de Valencia también a la
viuda de Pérez-Cabrero63 por la cantidad de 1.250 ptas. gracias a las gestiones realizadas por el Profesor
Luis Pericot García en 193064 (figs. 18, 19 y 20).65
62 Expediente 1924/29 Archivo MAN. En él, además del Acta de depósito de la colección de 50 piezas adquiridas por el MAN
en dos lotes por 2.200 pesetas, firmado por el director del Museo José Ramón Mélida e Ignacio Bauer, quien actúa en nombre
de Dolores Adrover, viuda de Pérez-Cabrero, se conservan varias cartas entre ambos, otras de la misma Dolores Adrover y de
su hijo Emilio Pérez-Cabrero al respecto del cobro de la colección vendida al museo. En una de ellas, se alude al “resto de la
colección no enviada” que a tenor de las tres imágenes que acompañaban al escrito, se estima que podría valorarse en unas 10.000
pesetas. A pesar del interés de Dolores Adrover en su venta, ésta no llegó a realizarse porque en aquellas mismas fechas se estaba
gestionando la compra de la Colección Vives y Escudero, que se encontraba ya en depósito en el MAN. A tenor de algunas de las
piezas que aparecen en estas fotografías, algunas de ellas forman en la actualidad parte de la colección de 212 objetos que fueron
vendidos por Dolores Adrover al Museo de Prehistoria de Valencia.
63 Ballester, 1931: 17.
64 Gómez Bellard, 2006; Gómez Bellard y Rodriguez Muñoz, 2017.
65 Agradecemos al MAN la autorización para la publicación de las imágenes 1924/29/FD00001, 1924/29/FD00002 y 1924/29/
FD00003 y a Aurora Ladero las gestiones realizadas al respecto. Igualmente mi gratitud a D. Carlos Gómez Bellard por sus
sugerencias en la redacción del presente artículo.
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J. H. Fernández Gómez
Fig. 18. Materiales de la Colección privada de A. Pérez-Cabrero 1924/29/FD00001 del Archivo del MAN.
Fig. 19. Materiales de la Colección privada de A. Pérez-Cabrero 1924/29/FD00002 del Archivo del MAN.
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Don Arturo Pérez-Cabrero y Tur y la Arqueología en Ibiza
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Fig. 20. Materiales de la Colección privada de A. Pérez-Cabrero 1924/29/FD00003 del Archivo del MAN.
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Archivo de Prehistoria Levantina
Vol. XXXII, Valencia, 2018, p. 307-344
ISSN: 0210-3230 / eISSN: 1989-0508
Jordi H. FERNÁNDEZ GÓMEZ a
Don Arturo Pérez-Cabrero y Tur
y la Arqueología en Ibiza
RESUMEN: En este artículo analizamos las actividades de Arturo Pérez-Cabrero quien impulsó la creación
de la Sociedad Arqueológica Ebusitana (SAE), y el Museo de esta entidad que con su donación al Estado
en 1907 será el germen del Museo Arqueológico de Ibiza. Los trámites de esta cesión ante el Ministerio
de Instrucción Pública y Bellas Artes los realizó su director, Juan Román y Calbet, quien a título personal
propondrá la creación de la Fundación Protectora del Museo, comprometiéndose a que la Junta de Patronato
pudiera incorporar definitivamente al museo su colección particular. Este compromiso no podrá ser
cumplido, y a su muerte comenzará un pleito entre la Junta de Patronato y sus herederos, cuyo resultado
será la incorporación de solo una parte de esta colección.
PALABRAS CLAVE: Sociedad Arqueológica Ebusitana (SAE), Junta de Patronato, Arturo Pérez-Cabrero,
Juan Román y Calbet, A. Vives y Escudero, Carlos Román Ferrer.
Arturo Pérez-Cabrero y Tur and the Archeology in Ibiza
ABSTRACT: Analysis of Arturo Pérez-Cabrero’s activities who promoted the creation of the Archaeological
Society Ebusitana (SAE), and the Museum of this entity, whose donation to the State in 1907 will be the
germ of the Archaeological Museum of Ibiza. The procedures of this cession before the Ministry of Public
Instruction and Fine Arts were made by its director, Juan Román y Calbet, who personally proposed the
creation of the Protective Foundation of the Museum, pledging that the Board of Trustees could definitely
incorporate to the museum its private collection. This commitment could not be fulfilled, and after his death
a lawsuit will begin between the Board of Trustees and his heirs, whose result will be the incorporation of
only a part of this collection.
KEYWORDS: Ebusitana Archaeological Society (SAE), Board of Trustees, Arturo Pérez-Cabrero, Juan
Román y Calbet, A. Vives y Escudero, Carlos Román Ferrer.
a Grupo de Investigación Ibiza Púnica (F-073 UAM).
jordihfg@gmail.com
Recibido: 17/04/2018. Aceptado: 29/05/2018.
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J. H. Fernández Gómez
1. INTRODUCCIÓN
Don Arturo Pérez-Cabrero y Tur es, sin ningún género de duda, uno de los personajes más notables de la
arqueología de Ibiza. Incluso nos atreveríamos a decir que sin su intervención, el Museo Arqueológico de
Ibiza y Formentera no sería lo que es hoy, ya que fue gracias a su iniciativa que comenzó la recogida de
objetos arqueológicos con la finalidad de crear un Museo local, siendo también el impulsor de la creación
de la Sociedad Arqueológica Ebusitana (SAE), entidad que apoyó sus intervenciones arqueológicas con la
colaboración entusiasta de un grupo de socios quienes además de la ayuda económica, dedicaron su tiempo
y trabajo a las excavaciones.
Sin embargo, a pesar de la labor realizada y de la intensa actividad que desarrolló en la arqueología
insular, así como en las labores desempeñadas desde su cargo de Secretario del Ayuntamiento de Ibiza,
puesto que luchó incansablemente por mejorar la ciudad en la que vivió, colaborando en dotarla de aquellos
adelantos que habrían de mejorar la vida de sus conciudadanos, es casi un desconocido entre la gente de
nuestras islas y aún lo es más fuera de las Pitiusas.
Tal vez uno de los factores que ha influido en el desconocimiento de su persona, al margen de su pronto
fallecimiento, haya sido el escaso interés que han mostrado por este personaje los distintos estamentos
oficiales. Incluso llama la atención que hasta los años ochenta no se llegara a dedicarle una vía pública en
nuestra ciudad, sustituyendo el nombre de la antigua calle Guipúzcoa por la actual de Arturo Pérez-Cabrero.
2. BREVE SEMBLANZA BIOGRÁFICA 1
La biografía más completa que tenemos sobre este personaje la publica Antonio Planells Ferrer en su libro
Ibiza y Formentera, ayer y hoy (1984) quien basó su información en las necrológicas aparecidas en la
prensa local el 14 de Julio de 1916 en el Diario de Ibiza y en El Resumen respectivamente, con motivo de
su fallecimiento y, sobre todo, en la biografía publicada en la Vanguardia Balear de Palma el 5 de mayo
de 1917, leída con motivo del acto de homenaje que se tributó a Pérez-Cabrero en el Fomento del Civismo
de Palma el 2 de mayo de 1917, en el primer aniversario de su muerte y cuyo acto fue recogido y dado a
conocer en las páginas del periódico El Resumen del viernes 13 de Julio de 1917.
Nuestro personaje nació en Ibiza el 13 de Julio de 1870 (fig. 1). Era hijo de Don Emilio Pérez-Cabrero
y Felices, Coronel de Infantería, y de Doña Carlota Tur y Planells. Realizó sus primeros estudios en Ibiza y
posteriormente los de bachiller en Madrid y en Barcelona, lugares a los que su padre había sido destinado.
Ingresó en la Academia preparatoria de hijos de militares de Madrid, aunque tuvo que abandonar sus
estudios durante seis meses a causa de una enfermedad. Transcurrida ésta retornó a la misma en 1885,2
aunque no prosiguió con estos estudios. Tras la muerte de su padre en Barcelona, regresaría a la isla junto
con su madre y su hermana Clotilde.
Su afición periodística lo llevó muy joven, en 1890, con solo veinte años, a ser redactor de los semanarios
El Ibicenco (3ª época) e Ibiza. Desde la fundación de El Coco, el 6 de julio del 1890 por Don Bartolomé de
Roselló, formó parte de su redacción y fue su director desde el 26 de octubre de ese mismo año, hasta el 8
de febrero del 1892. En 1893 fue redactor del semanario satírico El Coco de Ibiza y asiduo colaborador de
Diario de Ibiza (1ª época) de 1893 al 1895, así como del semanario La Bandera de Ibiza en 1895.
En 1894 redactó el reglamento para el Montepío de viudas que a propuesta de Juan Torres Guasch,
acordó fundar la Sociedad de Socorros Mutuos de Ibiza. En 1895 viaja a Palma de Mallorca para
1
Hay que destacar y agradecer el eficiente trabajo realizado por el Arxiu Històric Municipal d’Eivissa. Gracias a la digitalización
de la prensa local, puesta al alcance de todos en la Hemeroteca, nos ha permitido conocer las actividades y tareas realizadas a lo
largo de su vida por este personaje que merecería figurar, con todo merecimiento, entre los Hijos Ilustres de nuestra ciudad.
2 Semanario Las Pytiusas, 15 de noviembre de 1885. El Ebusitano, 20 de noviembre de 1885.
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Don Arturo Pérez-Cabrero y Tur y la Arqueología en Ibiza
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Fig. 1. Arturo Pérez-Cabrero. El
Resumen, 13 de julio de 1917.
solicitar su pase como voluntario a la Guerra de Cuba,3 a la que llegará el 17 de octubre del mismo
año,4 En algún momento de 1896, Pérez- Cabrero, regresará a la isla y en noviembre de este mismo
año5 volverá a Cuba desde Barcelona.
Por una carta que remite al Diario de Ibiza, sabemos que en febrero de 1897 se encontraba destinado
en las oficinas del Castillo del Morro de la Habana,6 siendo asignado posteriormente al regimiento regional
Baleares nº 1.7 Durante su estancia en Cuba ganará por méritos de guerra los galones de cabo, siendo
condecorado con tres cruces con distintivo rojo al mérito militar. Fue excluido del ejército debido a su
maltrecha salud, regresando a Ibiza el 19 de octubre de 1897.8
Hay también referencias en la prensa, que señalan que Pérez-Cabrero una vez recuperado, se trasladó
como voluntario a Filipinas en 1898, de donde regresaría el mismo año a causa de su mala salud. Aunque
no hay ningún documento que lo corrobore, esta información fue publicada el 13 de Julio de 1917 en el
diario El Resumen en el acto de homenaje con motivo del primer aniversario de su fallecimiento.9 Sin
embargo, considerando el estado físico por el que fue dado de baja del ejército, el período que necesitó para
su recuperación y su nueva marcha a las Filipinas, difícilmente tuvo tiempo de hacer este largo viaje de ida
y vuelta, aunque éste se había reducido a casi un mes, en vez de los cuatro que antes duraba, una vez que
se abrió el Canal de Suez a la navegación, el 27 de noviembre de 1869.
También hemos de indicar que las fuerzas expedicionarias, formada por unos 25.000 hombres, que
habían sido enviadas desde la Península a las Filipinas, a partir del mes de septiembre de 1896, se habían
ido retirando, licenciando y repatriando casi en su totalidad antes de finalizar el mes de marzo de 1898, por
lo que parece un tanto sorprendente que Pérez-Cabrero fuera en 1898 a Filipinas en un momento en que se
estaba produciendo el retorno de los soldados.
Por otro lado, sabemos que Pérez-Cabrero se encontraba en Ibiza durante la larga enfermedad de la
madre, la cual falleció el 12 de septiembre de 1898.10 Poco tiempo después, el 22 de septiembre del mismo
año tomará posesión de su plaza como Oficial de la Administración Depositaria de Hacienda de Ibiza
3
4
5
6
7
8
9
10
Diario de Ibiza, 30 de agosto de 1895.
Diario de Ibiza, 8 de noviembre de 1895.
Diario de Ibiza, 30 de noviembre de 1896.
Diario de Ibiza, 9 de febrero de 1897.
Diario de Ibiza, 8 de julio de 1897.
Diario de Ibiza, 20 de octubre de 1897.
El Resumen, 13 de julio de 1917.
Diario de Ibiza, 12 de septiembre de 1898.
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J. H. Fernández Gómez
Fig. 2. Inauguración por el Rey Alfonso XIII del monumento al General Vara de Rey. La Ilustración Española y
Americana, 15 de mayo de 1904.
desempeñándola hasta el 4 de julio del 1899, ya que el día 5 de ese mismo mes fue nombrado interinamente
Secretario del Ayuntamiento de Ibiza, cargo que ocupó en propiedad el 15 de agosto,11 tomando posesión
del mismo el 26 del mismo mes y año, destino que ocuparía hasta su fallecimiento.12
Pérez-Cabrero, después de su regreso a Ibiza, volverá a la práctica del periodismo, colaborando entre
1899 y 1903 con el diario El Correo de Ibiza y de 1902 a 1903 con El Porvenir. En 1911 fue redactor del
diario El Defensor, y desde ese mismo año y hasta su muerte lo fue de El Resumen, colaborando igualmente
con el Diario de Ibiza durante las diferentes épocas en que fue editado.
También se ocupó de la organización del importante Archivo Antiguo de los Tur, del que José Clapés13
indica que de los archivos particulares, el de Pérez-Cabrero fue el que encontró mejor ordenado. Este
importante archivo privado, era el de sus abuelos que reunieron más de 4.000 documentos, cartas,
expedientes y escrituras de los que unos 1.500 se relacionan con la Historia de Ibiza (Clapés, 1902: 15).
Desde su cargo municipal trabajó activamente en todas las iniciativas de progreso, como por ejemplo
dotar a la ciudad de alumbrado, gestionar la finalización de las obras del puerto y la creación de una línea
marítima directa con Barcelona. Su firme defensa en el aumento y mejora de las comunicaciones de Ibiza
con la península, fue premiada por el Ministerio de Marina con la imposición de la Cruz del Mérito Naval de
segunda clase. También participó activamente en la erección de dos de los monumentos más emblemáticos
de la ciudad: la estatua al General Vara de Rey (fig. 2) y el monumento a Los Corsarios (fig. 3).
Hay que destacar la gran labor llevada a cabo por Pérez-Cabrero, quien además de ejercer su trabajo como
secretario del Ayuntamiento de Ibiza, dirigió las excavaciones de la SAE tras su creación y posteriormente
las sufragadas por Román y Calbet, desempeñando además sus funciones como conservador del museo
cuando consiguió la compatibilidad con su plaza en el Ayuntamiento. Además, procuraba dar a conocer
la arqueología de la isla y sus yacimientos. El resultado de todo ello será la publicación en Barcelona, en
el mes de marzo de 1909, de uno de los trabajos más completos de aquella época realizado sobre nuestra
la isla, publicado con el título Ibiza: Arte, Arqueología, Agricultura, Comercio, Costumbres, Historia,
Industria, Topografía. Guía del Turista, que constituye realmente la primera guía de la isla en la que se
11 Diario de Ibiza, 16 de agosto de 1899.
12 Diario de Ibiza, 30 de agosto de 1899.
13 Diario de Ibiza, 21 de julio de 1916.
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Don Arturo Pérez-Cabrero y Tur y la Arqueología en Ibiza
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Fig. 3. Inauguración del
monumento “Ibiza a sus
Corsarios”, 1915. Mundo
Gráfico, 18 de agosto de 1915.
Fotografía: Revert.
recoge abundante y variada información, tal como se indica en el título de la obra, acompañada de una
abundante ilustración gráfica, relación de centros oficiales, asociaciones culturales, profesiones civiles y
principales comercios, y una de las primeras recopilaciones de palabras en la variedad local ibicenca del
catalán. Este trabajo recibió una importante subvención de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación
de Ibiza para su publicación. A esta obra le seguirán Ibiza Arqueológica, La Necrópolis de Ebuso e Historia
del Museo Arqueológico de Ibiza. Un Museo en peligro, todas ellas en 1911. Precisamente esta última
publicación, a pesar de que contiene algunas inexactitudes, resulta del máximo interés para conocer las
vicisitudes de la creación del Museo Arqueológico de Ibiza, de la Junta de Protección del museo, así como
sobre los enfrentamientos que se produjeron entre dicha Junta y los herederos de Juan Román y Calbet tras
su fallecimiento en 1910. Hay que tener en cuenta que este opúsculo se escribió en un momento en que la
Junta, de la que Pérez-Cabrero era su presidente, reclamaba a la familia de Román y Calbet las colecciones
que tenía en su casa al considerar que esta institución era la verdadera heredera de los bienes de naturaleza
arqueológica reunidos por Juan Román. En 1913 se publicarán otros dos trabajos Arqueología Ebusitana e
Ibiza arqueológica.
Arturo Pérez Cabrero y Tur, estaba casado con Dolores Adrover Colom, y tuvieron cuatro hijos: Carlota,
Fany, Emilio y Lolita. Murió en Ibiza el 13 de julio del 1916, el mismo día que cumplía 46 años.
Su prematura muerte hace que tengamos un parcial conocimiento de su persona. A ello se añade el
hecho de que no conozcamos descendientes a los que dirigirnos para recabar información sobre su persona,
posible documentación, imágenes, etc. Por consiguiente, la información de que disponemos está ligada
a sus actuaciones como Vicedirector de la SAE primero y posteriormente como Presidente de la Junta
del Museo Arqueológico. Como ya hemos indicado, además de la información publicada con motivo
de su fallecimiento, otras actuaciones están basadas en diversos artículos publicados en la prensa local.
Incluso hemos de decir que apenas tenemos imágenes de este personaje, ya que al margen de la que aparece
publicada con motivo de su necrológica, únicamente conocemos otra foto en la que aparece sentado entre
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J. H. Fernández Gómez
Fig. 4. Pérez-Cabrero en la
necrópolis del Puig des Molins.
Foto de R.M. King aparecida en
With a Camera in Majorca, de
Margaret d’Este, en 1907.
Fig. 5. Capilla de Santa
Agnès. Pérez-Cabrero,
1911: 53, fig. 43.
los hipogeos de la necrópolis (fig. 4).14 Más dudosa es la foto en la que se ven a dos personas en la Cueva
de Santa Agnès, en la que uno de ellos pudiera tratarse de Pérez-Cabrero, pero no es seguro. Esta imagen
es una de las primeras fotografías que se tomaron de esta capilla subterránea y será publicada por primera
vez en 1909 en la Guía del turista (fig. 5). Otra reproducción de la capilla se conserva en el Archivo Ruiz
Vernacci,15 adquirido por el Estado en 1975, que probablemente realizó el fotógrafo francés residente en
España Jean Marie Lacoste, quien parece que viajó a las Pitiusas en 1908 (fig. 6).
14 Fotografia de R.M. King recogida en la guía que con el título With a Camera in Majorca publicará sobre las tres islas mayores
de Baleares Margaret d’Este en 1907. Esta misma imagen aparecerá en la página 101 de la Guía del Turista. Ibiza, editada por
Pérez-Cabrero en 1909.
15 Archivo Ruiz Vernacci: VN- 19610 Capilla de Santa Inés. Instituto del Patrimonio Cultural de España, Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte.
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Don Arturo Pérez-Cabrero y Tur y la Arqueología en Ibiza
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Fig. 6. Capilla de Santa Agnès, 1908?
Archivo Ruiz Vernacci: VN- 19610.
Instituto del Patrimonio Cultural de
España, Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte.
3. PÉREZ-CABRERO Y LA SOCIEDAD ARQUEOLÓGICA EBUSITANA
Por lo que sabemos, el interés por la búsqueda de objetos arqueológicos empezó pronto en Ibiza, tal y
como muestra el siguiente suelto aparecido en el Diario de Ibiza de 4 de abril de 1895, que recogemos
textualmente:
Algunas personas distinguidas, que tienen afición a los estudios arqueológicos, resolvieron con muy
buen acuerdo hacer escavaciones én el sitio llamado “Puig des Mulins”, donde, según todas las
muestras, existen enterrados curiosísimos vestigios de las dominaciones árabe y romana.
Pero como hicieron sus cuentas sin la huéspeda, que lo es aquí doña Zona de Fortificación y otras
yerbas, apenas comenzados los trabajos explorativos, se les dijo Alto allá, y fué preciso obedecer. ¡Y
después se dirá que se hallan descuidadas las defensas en Ibiza!.
Para cerciorarse de ello, basta recorrer, así los recintos fortificados, como sus rádios ó zonas
polémicas. Todo se encuentra al pelo.
El Diario no proporciona más información al respecto e ignoramos a qué “personas distinguidas”
se refiere, pero es un buen indicador de esa atracción por la arqueología que se fue incrementando con
el tiempo.
El interés en la búsqueda de objetos arqueológicos se evidencia en la aparición de una nota en el
Correo de Ibiza de 3 de agosto de 1902, en la que se informa que varias personas tienen la intención
de hacer excursiones e indagaciones por varios lugares de la isla buscando antigüedades y que junto
con las donaciones de particulares y depósitos que se puedan realizar, se pueda acometer la creación
de un Museo local.
Estos hechos seguramente fueron los que movieron a un grupo de amigos al año siguiente, entre los que
se encontraban Arturo Pérez-Cabrero, Carlos Jasso, Juan Tur Boned, Cesar Puget, Sebastián Roig, Juan Bauza
Espejo, Jacinto Aquenza, Antonio Prats Costa y Jaime Riera Ferrer, a visitar la redacción del Correo de Ibiza16
16 El Correo de Ibiza, 31 de agosto de 1903.
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J. H. Fernández Gómez
solicitando la convocatoria de una reunión para el día 1 de septiembre de 1903, a las 9 de la noche, emplazando
a todas las personas que estuvieran interesadas en la creación de una sociedad que se llamaría Arqueológica
Ebusitana,17 y que tendría como objetivo la búsqueda de objetos de valor histórico.
A esta reunión celebrada en la misma redacción del diario,18 asistieron, además de los impulsores
de la fundación de la Sociedad Arqueológica Ebusitana (SAE), algunos aficionados a la arqueología.
Inmediatamente se constituyó una comisión formada por Antonio Prats Costa, Jaime Riera Ferrer y Jacinto
Aquenza, encargada de redactar el reglamento por el que habría de regirse la entidad. Esta comisión
ostentaría provisionalmente su representación y sería la encargada de admitir las adhesiones que fueran
llegando. Igualmente se acordó invitar de palabra y por escrito, según se encontrasen en la isla o fuera de
ella, a aquellas personas que presumiblemente viesen con buenos ojos esta iniciativa.19
También fue aprobada una cuota de entrada a la Asociación de cinco pesetas, y una mensual de dos
pesetas, nombrando a Sebastián Roig como administrador de los fondos de la sociedad. Igualmente se
acordó iniciar los trabajos de excavación el 3 se septiembre.
Así pues, tal y como estaba previsto, el día 3 dieron comienzo los trabajos en el Puig des Molins, en
la finca de can Francesquet –que también era conocida con el nombre de can Partit– entonces propiedad
de José Planells Ferragut, pariente de Pérez-Cabrero, quien dio todo tipo de facilidades. En estas primeras
excavaciones participaron, además de Pérez-Cabrero, los socios Jaime Riera y Sebastián Roig, con
la ayuda del obrero Juan Marí Torres (Pérez-Cabrero, 1911a: 8), las cuales se realizaron en un hipogeo
próximo a la casa y, nada más empezar, se encontraron dos terracotas y otros objetos (fig. 7). El comienzo,
por consiguiente, no podía ser más prometedor, ya que en días sucesivos las excavaciones continuaron
igualmente, con el mismo resultado positivo.20 Todos estos hallazgos pasarían a formar parte del incipiente
museo que pretendía constituir la Sociedad.
Aunque no tenemos mucha información de los trabajos realizados por la SAE en el Puig des Molins,
sabemos que éstos se realizaron con sumo cuidado puesto que los antiguos inventarios de ingreso de
materiales en el Museo, aunque incompletos, señalan, al menos desde 1904, en el hipogeo en que fueron
hallados los objetos, lo que permite hoy día asociar los contextos de los materiales hallados en cada
sepultura, permitiendo de esta manera el estudio de las antiguas campañas de excavación.
El interés y la expectación que suscitó la creación de la Asociación y la formación de un Museo local
fue muy grande, puesto que tan solo dos días después del inicio de las excavaciones, en la Sesión del 5 de
septiembre de 1903, el Ayuntamiento de Ibiza, presidido por el alcalde de la ciudad Mariano Llobet Tur,
siendo concejales Bartolomé de Roselló Tur, Juan Torres Marí, Ricardo Gotarredona Hernández y José
Escandell Ribas, a propuesta del concejal Torres Marí, acordó por unanimidad ceder los locales del antiguo
Ayuntamiento para que se instalara en ellos dignamente el futuro Museo de Arqueología. Estos inmuebles
que habían sido Casa Consistorial hasta 1838 y anteriormente sede de la Antigua Universidad y Capilla del
Salvador, son los mismos donde, ampliados con las casamatas del baluarte de Santa Tecla, se encuentra
instalado en la actualidad el Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera.
El edificio se convertirá también en la sede de la Asociación y el lugar al que serán trasladados los
objetos arqueológicos recuperados en las excavaciones, así como los que ingresaron posteriormente
gracias a donaciones de particulares.
Además de las cerámicas y otros objetos de pequeñas dimensiones hallados en los trabajos, en el mes de
septiembre de 1903, se trasladó al museo la llamada “Pedra de ses Figueretes” (Piferrer y Quadrado, 1888:
17 De la fundación de la Sociedad Arqueológica, se hace eco José Clapés Juan (1903: 121-122), quien hace referencia a que el verano
anterior, departiendo con Arturo Pérez-Cabrero y Jacinto Aqüenza hablaron de constituir esta entidad, sin que entonces hicieran
nada al respecto.
18 Perez-Cabrero (1909a: 8), erróneamente indica que la reunión tuvo lugar en casa de Bartolomé de Roselló.
19 El Correo de Ibiza, 2 de septiembre de 1903.
20 El Correo de Ibiza, 4 de septiembre de 1903.
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Don Arturo Pérez-Cabrero y Tur y la Arqueología en Ibiza
Fig. 7. Terracota hallada el 3 de septiembre
de 1903 en can Francesquet. MAEF 151.
315
Fig. 8. Pedra de ses Figueretes. Piferrer y Quadrado, 1888: 1362.
1362), descubierta en noviembre de 183421 en la finca de can Francesquet (fig. 8), al abrirse un camino para
el nuevo cementerio (Ramis, 1836: 7), al que se le conoció también como camí de ses Figueretes, actual
calle de Vía Romana, que corresponde a la inscripción de Lucio Oculatio Recto (Juan Castelló, 1988: 3943 nº 4).22 Años más tarde se recuperó, y se puso a su lado, la inscripción de L. Sempronio Apolonio que
se encontraba en la pared posterior de una noria del camino de sa Real a sa Colomina23 en la finca de ca na
Marieta publicada por Hübner en 1869 (Juan Castelló, 1988: 51-55 nº 7).
21 Diario de Ibiza, 13 de mayo de 1904.
22 Curiosamente otra inscripción romana, fragmentada en su parte superior, por lo que solo es posible leer una pequeña parte de
la misma (Juan Castelló, 1988: 43-46 nº 5), permaneció durante largos años sirviendo de escalón para salvar el desnivel entre
la actual Vía Romana y la necrópolis. Fue hallada en 1907 (Fita, 1907: 333) y retirada de su emplazamiento por el Dr. Juan
Villangómez Llobet para evitar su deterioro. En 1975 el Dr. Villangómez comunicó al entonces director del museo que esta
inscripción se encontraba en el jardín de un chalet de su propiedad, situado en las Casas Baratas, autorizando su retirada y traslado
al Museo Monográfico. En la actualidad se conserva expuesta junto con otras inscripciones procedentes del mismo yacimiento,
en la zona de visita de la necrópolis del Puig des Molins.
23 El Gorro Frigio, 21 de enero de 1905.
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J. H. Fernández Gómez
También el diario La Unión Republicana se hace eco de la creación de la Arqueológica Ebusitana,24 del
inicio de sus excavaciones arqueológicas y de la búsqueda de objetos arqueológicos con la intención de
crear un Museo Arqueológico.25
Por su parte la gestora, el 10 de septiembre de 1903, publicó una circular enviada también a toda una
serie de personas relacionadas con Ibiza y que residían fuera de la isla, que pudiesen estar interesadas en
participar en la Asociación y en la creación de un Museo local, solicitándoles al mismo tiempo la donación
o el depósito de aquellos objetos arqueológicos que consideraran oportunos. Una de las personas a que la
gestora mandó la circular fue a Juan Román y Calbet26 del que se conocía su interés por la arqueología,
solicitándole la cesión de su colección o lo que considerara más adecuado, bien fuera en depósito o en
donación con destino al Museo Histórico que se pensaba crear.
Román y Calbet contestará el 16 de septiembre27 solicitando que se le inscribiera como uno de los
asociados para la constitución del Museo Histórico Local y pocos días después, el 25 del mismo mes volverá
a dirigirse a la gestora, haciendo referencia al futuro de su colección y textualmente dice: “Con frecuencia
me preocupa el destino que debo dar a los objetos y datos importantes que he podido reunir, para el estudio
de nuestra Historia; y me complace mucho, que caso necesario, el Museo local que VV. organizan ofrezca
las condiciones apropiadas, para que pueda hacerse cargo de todos los hallazgos que he coleccionado”. En
la misma carta,28 también recomienda que se adopten aquellas discretas medidas y prudentes precauciones
que tiendan a conseguir que no salgan de Ibiza objetos de reconocido valor histórico, anotando siempre
detalladamente el lugar de su descubrimiento.
El Reglamento quedó finalizado el 17 de septiembre y se remitió al Gobierno Civil de Baleares para
su aprobación, a los efectos de cumplir la Ley de Asociaciones, siendo aprobado el 17 de octubre. Poco
después, el 23 de octubre se presentó para su aprobación a los 35 socios que constituían la asociación.29
En aquella misma sesión fue nombrada la Junta Directiva cuya Dirección Honoraria fue ofrecida al Padre
Fidel Fita, cuyo cargo aceptó;30 como Director efectivo se nombró a Juan Calbet Juan; como Subdirector
a Arturo Pérez-Cabrero y Tur; como vocales fueron elegidos Alonso Comas Medina, Jaime Riera Ferrer
y Bartolomé de Roselló; como secretario fue nombrado Jacinto Aqüenza Loaiza y como administrador se
designó a Sebastián Roig Ramis.31
No obstante, Juan Calbet Juan, no llegó a tomar posesión ya que declinó el nombramiento alegando
su avanzada edad. Por este motivo se buscó una persona de prestigio y solvente, por lo que se pensó en
Juan Román y Calbet, sobrino del anterior, de buena posición social, que por aquellas fechas residía en
Barcelona y que posteriormente trasladaría su residencia a Madrid.
Román y Calbet desde muy joven cultivó una gran afición por la arqueología, en particular por la numismática,
consiguiendo hacerse con un importante y variado monetario solo con el producto de las innumerables acuñaciones
de la ceca púnico-ebusitana, entre ellos el tesorillo de 191 monedas descubierto a can Espalleta, que le fue
24 La Unión Republicana, 10 de septiembre de 1903.
25 La Unión Republicana, 20 de septiembre de 1903.
26 Juan Román y Calbet (1849-1910) escribió una parte de su vida su segundo apellido como Calvet y otra como Calbet (Llobet,
2003: 55). Sin embargo, la ortografía correcta de su segundo apellido es Calbet que es la grafía que hemos optado por escribir a
lo largo del texto; Llobet y Fernández, 2008.
27 Archivo del MAEF.
28 Archivo del MAEF.
29 La relación de los 35 socios, por orden alfabético, fue la siguiente: Albert Nieto, Antonio; Aqüenza, Jacinto; Bauza Espejo, Juan;
Buil, Emilio C.; Castelló Ribas, José; Clapés, José; Clapés, Juan; Comas Medina, Alonso; Escanellas Suñer, Francisco; Fajarnés
Tur. Enrique; Jasso Cardona, Carlos; Mari Tur, Bernardo; Medina Puig, Francisco; Palerm, Fernando; Pereira, Vicente; PérezCabrero, Arturo; Prats Costa, Antonio; Puget Casuso, Cesar; Puget Sentí, Narciso; Puget Sentí, Toribio; Riera Ferrer, Jaime; Riera
Torres, Mariano; Riquer Aqüenza, Mariano; Riquer Wallis, Mariano; Roig Ramis, Sebastián; Román Calbet, Juan; Roselló Tur,
Bartolomé; Torres Mari, Vicente; Torres Ribas, Juan; Tur Boned, Juan; Tur Palau, Luis; Tur Palau, Pedro; Tur Tur, Vicente; Wallis
Llobet, Ignacio; Wallis, Juan B.
30 Diario de Ibiza, 7 de noviembre de 1903.
31 Diario de Ibiza, 24 de octubre de 1903.
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regalado por Ignacio Wallis, propietario de la finca (Román, 1906: 29, láms. XXI-XXV). Durante sus estancias
en Ibiza también recogía objetos arqueológicos varios y al ser conocida su afición entre amigos y familiares,
pronto su colección se vio incrementada gracias a obsequios y compras, dando como resultado que fuera una de
las más importantes de las Pitiusas. Sirva igualmente de ejemplo la cabeza báquica de mármol, hallada en can
Fita (Santa Eulària des Riu) que le fue obsequiada por su pariente Isidoro Macabich Llobet (Román, 1906: 31 y
182, lám. XVII, 1), que ingresó en el Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera, junto con otros materiales, que
formaban parte de la donación de Rafael Sainz de la Cuesta.32
Román y Calbet aceptó el cargo, siendo nombrado Director de la entidad en la sesión del 25 de enero de
1904, con la condición, según nos cuenta Arturo Pérez-Cabrero, que él, como vicedirector de la Sociedad,
continuara dirigiendo los trabajos de arqueología (Pérez-Cabrero, 1911a: 9). En esta misma reunión,
se confirmaron el resto de miembros de la Junta y se añadió uno nuevo de Vocal Bibliotecario, que no
estaba contemplado en los estatutos, siendo designado para el mismo Antonio Prats Costa. Igualmente se
nombrarán como representantes de la Sociedad en Madrid a Luis Tur y Palau, en Palma a Enrique Fajarnés
y Tur, en Menorca al Obispo Juan Torres, en Sant Josep de sa Talaia a Bernardo Marí y en Formentera a
Vicente Tur.33
También en 1904 la SAE empezó a formar una biblioteca con una colección de volúmenes que solicitó
al Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes Luis Tur y Palau. De igual manera, el Ayuntamiento de
Ibiza, así como otros socios y personas interesadas como el diputado Cipriano Garijo, Juan Román, Antonio
Vives y el Juez de 1ª Instancia e Instrucción, José Fernández Orbeta, hicieron importantes donativos de
libros, pudiéndose de esta manera, con el tiempo, constituir una Biblioteca abierta al público (PérezCabrero, 1911a: 9).
Desde su creación, la SAE, siempre bajo la dirección de Pérez-Cabrero, realizó una intensa actividad
arqueológica tanto en Ibiza como en Formentera. En Sant Josep de sa Talaia, según nos dice Pérez-Cabrero,
Pedro Marí Marí “Cala”, activo colaborador de la SAE, descubrió y excavó en 1903 varios yacimientos
de la parroquia de Sant Agustí tales como can Frare Vert, Cap des Salt, Canal des Verro y Puig de n’Alis
(Fernández, 2000: 18). Sin embargo, el yacimiento que proporcionó mejores resultados fue la necrópolis de
sa Barda, también en la parroquia de Sant Agustí, que años después, en 1921, volverá a ser excavada por
Carlos Román Ferrer (1922: 16-19, lám. III; Tarradell, Font et al. 2000: 102-110, láms. XII-XXI).
En Ibiza los trabajos se centraron principalmente en la necrópolis del Puig des Molins en 1903 y sobre
todo en 1904 ya que los medios de que disponía la Asociación se destinaron casi exclusivamente a excavar
en la finca de can Francesquet. También en 1904 se excavaron algunas tumbas tardorromanas en la finca de
can Gavino en la isla de Formentera (Pérez-Cabrero, 1911b: 47).
El resultado de todos estos trabajos se depositó en el Museo de la Sociedad, que poco a poco fue
reuniendo una notable colección que fue mostrada al público por vez primera el 1 de julio de 1904,
con motivo de los actos en honor al General Vara de Rey.34 El Museo Arqueológico Ebusitano, como
32 D. Rafael Sainz de la Cuesta, Agente de Bolsa de Madrid, conoció Ibiza en 1931 de la mano de su amigo el pintor Rigoberto Soler,
adquiriendo una finca en las afueras de Santa Eulària des Riu a la que llamará Getsemaní por los abundantes olivos que había en el
lugar. En ella construirá una casa en la que pasará con su familia los veranos. Al término de la guerra civil, reanudará sus estancias
en la isla e iniciará la compra de diversos objetos arqueológicos. Informado por el pintor Antonio Marí Ribas Pormany, quien
había trabajado en la casa como administrador y con quien le unía una buena amistad, de la venta de la colección de los herederos
de Juan Román y Calbet, la adquirió en 1942. Toda la colección por su expreso deseo, fue donada por la familia al Estado tras su
fallecimiento, para que fuera expuesta en Ibiza, pudiéndose contemplar gran parte de la misma en la Sala Sainz de la Cuesta del
Museo Monográfico del Puig des Molins.
33 Diario de Ibiza, 27 de enero de 1904.
34 Diario de Ibiza, 30 de junio de 1904. En “Noticias Locales”, apareció el siguiente texto: “Con el grato motivo de los presentes
festejos en honor del General Vara de Rey, el día de mañana, 1 de Julio, durante toda la misma, estará abierto al público el Museo
Arqueológico Ebusitano, instalado, corno ya se sabe, en la antigua Casa Consistorial. La Sociedad Arqueológica tendrá así el
doble gusto de exponer el resultado de sus primeros trabajos, persiguiendo un objetivo culto y patriótico, y de que la opinión haga
justicia, ante la realidad del éxito, á sus firmes empeños y á sus ideales civilizadores”.
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se le denominaba, a partir del 14 de mayo de 1905 abriría al público todos los domingos de 10 a 12
horas y de 16 a 18 horas.35
Aun cuando la importancia que representaba la labor de la Sociedad en la recuperación del Patrimonio
arqueológico de las Pitiusas era de notable importancia, la entidad nunca llegó a superar los 60 socios e
incluso su número se irá reduciendo con el paso del tiempo, y eso a pesar de que en la Asamblea General de
31 de diciembre de 1904 se suprimió la cuota de entrada y se redujo la mensual a 1,50 pesetas; posteriormente
en la reunión de 17 de junio la cuota mensual quedó fijada en 1 peseta. Incluso con fecha 1 de abril de 1905
se distribuyó una circular, firmada por todos los miembros de la Junta Directiva, solicitando la inscripción
de nuevos socios para ayudar en las actividades de la Sociedad que, según reza el escrito, había visto
reducido a 25 el número de socios (fig. 9). Esta circunstancia motivó que aquel inicial impulso de la SAE,
a partir de 1905 se fuese debilitando a causa de la falta de recursos económicos, ya que los gastos que
generaban las excavaciones resultaban muy onerosos para la entidad, hasta el punto de tener que suspender
los trabajos por no poder hacer frente al desembolso que estos originaban.
Los problemas económicos fueron una constante preocupación para los miembros más activos de la
SAE, por lo que en la reunión de la Junta General del 29 de diciembre de 1905 se expuso la mala situación
financiera de la entidad y, después de explicar todo cuanto se había logrado al haber podido reunir la
colección que se encontraba expuesta en el museo, se planteó solicitar al Gobierno una subvención para
sufragar los gastos y, sobre todo, para poder hacer frente a los que originaban las excavaciones. En
esta misma sesión por la colaboración y ayuda que habían prestado a la Sociedad, fueron nombrados
Presidentes Honorarios Jaime Cardona Tur, obispo de Sión y Juan Torres Ribas, obispo de Menorca, el
capitán de Artillería Luis Tur y Palau y José Planells Ferragut, quien había dado todo tipo de facilidades
para hacer excavaciones en su finca de can Francesquet. La Junta directiva fue reelegida y reforzada
nombrando a Mariano Riquer Aquenza, Carlos Jasso Cardona, Antonio Albert Nieto y a José M.ª Ribera
como nuevos vocales.
A pesar de la vinculación de Román y Calbet con la isla de Ibiza, en la que veraneaba, el hecho de que
no residiera en la isla hizo que nunca asistiera a una Junta General y tan solo en dos ocasiones, en seis años,
asistió a las reuniones de la Junta Directiva de la Sociedad: el 25 de junio de 1905 en la cual no se adoptó más
acuerdo que el de reflejar la satisfacción por haber sido nombrado Director de la SAE, y el día 2 de septiembre
de 1906 en que ésta se reunió para efectuar unos nombramientos, que pueden parecer descabellados si se tiene
en cuenta la muy precaria situación económica de la entidad ya que se designan conserjes del Museo, con un
sueldo de 700 pesetas anuales, a los jornaleros que habitualmente realizaban las excavaciones, los obreros
Juan Marí Torres “Basó” y Pedro Torres Torres. Por su parte, Arturo Pérez-Cabrero, como de Jefe del Museo,
cobraría un sueldo de 3.000 pesetas; el Secretario del Archivo, Jacinto Aqüenza Loaiza y el Bibliotecario
Joan Mayans tendrían respectivamente un sueldo de 2.000 pesetas. Lógicamente tales remuneraciones no
podían ir a cargo de la Sociedad, por lo que se convino que los de los obreros se irían descontando de los
jornales que realizaran, mientras que el resto de cargos renunciarían a esta paga en beneficio de la Asociación.
Estos nombramientos se efectuaron a instancias de Román y Calbet quien era partidario de que el Museo
de la Sociedad pasara al Estado. En este caso sus titulares podrían alegar derechos adquiridos y ocupar las
respectivas plazas con una remuneración digna y adecuada (Llobet, 2003: 58-59).
La adquisición el 27 de mayo de 1905 de la finca de can Francesquet o can Partit por un importe
de 16.000 pesetas, por parte de Román y Calbet en calidad de administrador legal de los bienes de su
esposa, Dña. Vicenta Ferrer y Wallis y como albacea testamentario de su hermana Dña. Josefa que la había
instituido como heredera universal, así como el ofrecimiento del director de la Sociedad Arqueológica de
financiar personalmente los gastos de las excavaciones hacían pensar que los problemas económicos de la
entidad iban a quedar solucionados.
35 Diario de Ibiza, 12 de mayo de 1905.
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Fig. 9. Circular de fecha 1 de abril de 1905 de la Junta
Directiva de la SAE solicitando la inscripción de
nuevos socios. Archivo del MAEF.
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Sin embargo, a pesar de estas buenas perspectivas, Román después de la compra de la finca de can
Francesquet, tomó la decisión de que a partir de ese momento todos los materiales que se pudieran encontrar
en las excavaciones por él financiadas y que ingresasen en el Museo de la Sociedad, lo harían en calidad de
depósito, a la espera de que el Museo reuniera condiciones de perpetuidad para cederlos definitivamente.
Igualmente, para facilitarle el trabajo de redacción del libro que tenía el propósito de escribir, y en el que
quedaría reflejada la importancia de las excavaciones realizadas, dando a conocer las imágenes de los más
importantes hallazgos que se habían producido en las Pitiusas, dispuso que los objetos más destacados
fueran llevados a su domicilio en donde quedaron depositados. Esta decisión no gustó y provocó algunas
tensiones entre el Director y algunos de los socios de la entidad que se prolongarían en el tiempo, hasta el
punto de que la junta no le otorgó ningún voto de gracias, aprobando la propuesta de Jacinto Aquenza de
iniciar nuevos trabajos por cuenta de la Sociedad y como no se lograra autorización para excavar en can
Partit, se intervino en el camino con buenos resultados, según manifiesta Pérez-Cabrero (1911a: 12).
Román y Calbet en 1906, en efecto, haría entrega a la imprenta la obra que había redactado titulada
Los nombres e importancia arqueológica de las isla Pythiusas, que sería publicada el año siguiente, y
que dedicaría a la Sociedad Arqueológica Ebusitana. Será la primera publicación sobre la arqueología de
Ibiza y Formentera y el primer ensayo de reconstrucción de la antigua historia de las Pitiüsas mediante el
análisis de las fuentes clásicas y los testimonios epigráficos, numismáticos y arqueológicos. La obra tuvo
una enorme repercusión en la época, siendo organizadas una exposición en el Ateneo de Madrid de cuya
institución Román y Calbet era socio, y otra en la academia de la Historia, en las que se exhibieron fotos
y reproducciones de los hallazgos más importantes realizados. También Juan Román asistió al Congreso
Internacional de Historia de Berlin en 190836 y al año siguiente al Congreso Internacional de Arqueología
de El Cairo,37 al que llevó la representación de la SAE, cuya Junta Directiva en la sesión de fecha 16 de
marzo de 1909, le nombró de forma expresa su representante (Llobet, 2003: 60). Todas estas circunstancias
movieron al Ayuntamiento de Ibiza, a propuesta de su secretario Arturo Pérez-Cabrero, a nombrarlo hijo
ilustre de la ciudad, siendo elegido también miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia
a propuesta de P. Fidel Fita (Pérez-Cabrero, 1911a: 24), dedicándole más tarde una calle en Dalt Vila, que
todavía lleva su nombre y que antes era conocida como carrer de ses Monges.
Pese al éxito del libro, del buen resultado de las excavaciones y del número de hallazgos que se
habían producido, las decisiones que había tomado Román y Calbet respecto al destino de los materiales
recuperados, enturbiaron las relaciones entre el Director de la Sociedad y su Junta Directiva. Por este
motivo Pérez-Cabrero intentó buscar una solución aprovechando la presencia de Román y Calbet en Ibiza
en el verano de 1906 y, junto con Jacinto Aquenza, se reunió con el director de la SAE.
En aquella entrevista, dada a conocer por Pérez-Cabrero (1911a: 13-14), Román y Calbet expuso que
únicamente se atrevería a ceder en propiedad los objetos que tenía depositados en el museo y hacer entrega
de los que tenía en su domicilio, si el Museo por medio de donación expresa, pasaba a ser propiedad del
Estado, quedando en el futuro bajo su tutela.
Hay que señalar que Juan Román estaba preocupado por el futuro de las colecciones arqueológicas
reunidas por la SAE, puesto que los artículos 49, 50, 51 y 52 (fig. 10) de los Estatutos de la SAE, en
su capítulo 12, señalaban que, en caso de disolución, todas sus propiedades serían ofrecidas en venta al
Ayuntamiento de la ciudad y lo obtenido repartido a partes iguales entre los socios. De igual manera, en el
caso de que no se produjera la venta, se dividirían todas las propiedades igualmente a partes iguales, entre
los socios, lo que significaba repartir entre sus miembros el resultado de todo el esfuerzo y trabajo dedicado
a las excavaciones durante todos estos años. Curiosamente, a pesar de la grave situación económica por
la que pasaba la entidad, el 30 de diciembre de 1906, se acordó cerrar la admisión de nuevos socios. Esta
decisión parece que estaba motivada por si el Estado no aceptaba la donación del Museo y los bienes se
36 Diario de Ibiza, 23 de julio de 1908.
37 Diario de Ibiza, 6 de abril de 1909.
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Fig. 10. Estatutos de la SAE:
Artículos sobre su disolución.
Archivo del MAEF.
ofrecían en venta al Ayuntamiento o por si el Estado decidía su compra. Posteriormente el 21 de diciembre
de 1907, aceptada la donación del Museo por el Estado, la recién creada Junta de Protección del Museo
acordó que “cuando convenga vuelva a abrirse por la Junta Directiva la admisión de nuevos socios, cerrada
mediante resolución de la Junta General de 30 de diciembre de 1906” (Llobet, 2003: 63).
No se puede olvidar que la Sociedad Arqueológica se encontraba en aquellos momentos desbordada por
el volumen de objetos recuperados y, como ya hemos señalado, por los propios gastos de mantenimiento
del museo a los que no podía hacer frente con los ingresos que disponía puesto que éstos se limitaban a las
propias cuotas de los cada vez más escasos socios. Por otro lado, parecía claro que si el Museo se cedía al
Estado, además de contar con personal a su servicio, dispondría también de medios para hacer frente a los
gastos de su funcionamiento.
A pesar de las reticencias de algunos socios, la Junta Directiva de la SAE, en la sesión del 11 de diciembre
de 1906, acordó apoderar a Román y Calbet para que iniciara los trámites de cesión del museo, con la única
condición de que no salieran de Ibiza los objetos que lo constituían. De este modo, Román y Calbet, en
concepto de Director y apoderado de la Sociedad Arqueológica, se dirige al Ministro de Instrucción Pública
ofreciendo al Estado el Museo de la SAE el 8 de abril de 1907, con fecha de entrada del día 17. En este
mismo escrito, Román y Calbet en nombre propio, propone instituir una Fundación Protectora del Museo
bajo la dirección de una Junta de Patronato.38
38 AGA (AHN Fondos Modernos) Educ y C. Leg. 8171 nº 22: Carta de Juan Román y Calbet ofreciendo al Estado en nombre de
la Sociedad Arqueológica Ebusitana, el museo reunido por esta entidad y la propuesta de creación de una Fundación Protectora
del Museo.
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Mientras tanto la actividad arqueológica en Ibiza continuaba su ritmo. Arturo Pérez-Cabrero, consciente
de que la única posibilidad de seguir incrementando los fondos del museo, aunque éstos ingresaran en calidad
de depósito, era seguir colaborando con Juan Román dirigiendo los numerosos trabajos arqueológicos que
éste financiaba. Así, en 1905 se intervino en la parroquia de Sant Agustí, en la necrópolis del Puig des
Molins y nuevamente en can Pis, donde en 1904 habían sido hallados algunos fragmentos de terracota
(Román, 1906: 31, láms. XI, 1; XVII, 7-9; XXXII).
En 1906, igualmente con financiación de Román y Calbet, además de intervenir en el Puig des Molins,
se excavó la necrópolis de ses Torres, publicada como Talemanca (sic) (Román, 1906: 166, LI, 9-10; LII,
16; LIII, 1-6 y 8; LVII-LXVII), en Puig den Valls (Román, 1906: 25-27, láms. XI, 2-6; XVIII-XIX; XXVIIXXVIII, 1-13; XXIX-XXX, 2, 10 y 12; XXXI, 5 y 6) y en un yacimiento del que solo conocemos que se
encontraba también situado en el término de Santa Santa Eulària des Riu.
Igualmente, con el nombre de Purmany (Román, 1906: 28, láms. XII, 12-25; XVII, 10, 11, 13 y 14; XXI,
1 y 13) se exploró una necrópolis tardorromana próxima al mar, que por las indicaciones proporcionadas
del lugar por Colominas (1915-1920: 735), comisionado en 1916 por el Institut de Estudis Catalans para
realizar sus intervenciones, no corresponde a ninguna de las dos fincas excavadas por él en Sant Antoni de
Portmany, can Frit y en can Prats (Colomines, 1942).39
En marzo de 1907 Pérez-Cabrero explorará la cueva de Santa Agnès en Sant Antoni de Portmany, donde
se recuperará un importante conjunto de materiales que se depositarán en el Museo de la Sociedad.
De igual manera, en 1907 con financiación de Román y Calbet en los meses de julio y agosto se
llevará a cabo la primera excavación en el santuario de es Culleram recién descubierto y en la que
se hallaron más de seiscientas terracotas completas y un millar de fragmentos de cuerpos y cabecitas
de otras tantas figuras, un pequeño león de marfil, betilos y diversos materiales cerámicos. En esta
excavación participarán, además de Román y Calbet, su hijo Carlos Román Ferrer, A. Pérez-Cabrero,
Pedro Marí “Cala” y los dos obreros que habitualmente trabajaban en las excavaciones sufragadas por
Juan Román. También se invitó a participar a Antonio Vives y Escudero, Catedrático de Numismática
y miembro de la Real Academia de la Historia, que se encontraba en Ibiza, invitado por el Director de
la Sociedad Arqueológica (Román Ferrer, 1913: 69-87).
Vives y Escudero debió de recibir con agrado la oportunidad que le brindaba la invitación de Román
y Calbet para visitar Ibiza puesto que le permitía entrar en contacto con la isla, conocer sus yacimientos
y los materiales arqueológicos descubiertos en las excavaciones realizadas hasta la fecha por la SAE,
al tiempo que podía recopilar información para el Catálogo de Baleares que estaba redactando.40 Según
nos cuenta Pérez-Cabrero, el Director de la SAE le encargó que “le distinguiera y acompañara en sus
excursiones, para enterarse de la importancia de nuestros descubrimientos, á cuyo objeto había venido”
(Pérez-Cabrero, 1911a: 50).
39 La necrópolis de can Frit (a la que erróneamente Colominas llama Flit), se encontraba cerca de un antiguo molino harinero de
viento, situado a unos cien metros del mar, en la bahía de Sant Antoni. La finca de can Prats estaba situada a 3 kilómetros del
puerto, y cerca de la carretera que desde la población de Sant Antoni conduce a la ciudad de Eivissa.
40 Vives el 7 de julio de 1904 solicita al Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes la redacción del Catálogo de las
Islas Baleares, manifestando que al haber vivido muchos años en las islas y haber realizado distintos estudios sobre sus
monumentos, reunía los méritos y los conocimientos adecuados para la realización del trabajo. La Comisión Mixta el 20 de
julio de 1904 informará favorablemente la solicitud, firmando su nombramiento el Rey por R.O. de 20 de enero de 1905, con
un presupuesto de 600 pesetas mensuales durante doce meses. La terminación del trabajo se demorará considerablemente
por lo que el 4 de enero de 1909 se le reclamará su entrega y aunque no sabemos en que momento se produce, el 21 de junio
de 1909 se emite el informe del trabajo realizado que es aprobado por el Rey el 12 de julio de 1909 (Vives Escudero, 19051909; López-Yarto, 2010; AGA, Caja 31/1848).
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4. LA DONACIÓN DEL MUSEO DE LA SAE AL ESTADO
Román y Calbet estaba profundamente interesado en el apoyo que Vives y Escudero le pudiera prestar,
ya que como miembro de la Real Academia de la Historia era uno de los académicos que tenía que
apoyar el informe sobre la aceptación y conveniencia de que el museo de la SAE quedara bajo la
tutela del Estado como así sucedió, puesto que poco después, por Real Decreto de 9 de septiembre
de 1907,41 se aceptó la donación del Museo de la SAE el cual a partir de aquella fecha quedaría
bajo la dependencia del entonces Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes y regido por el
Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos. También el Estado en este mismo
R.D. aceptó la creación de la Fundación Protectora del Museo Arqueológico de Ibiza propuesta por
Juan Román, bajo la dirección de una Junta de Patronato y que estaría compuesta por un representante
del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, otro de la Real Academia de la Historia, otro
del Ayuntamiento de Ibiza, otro elegido por el de Formentera y demás foráneos, otro por la Comisión
Provincial de Monumentos de las Islas Baleares y tres representantes de Juan Román y Calbet como
Director de la Sociedad Arqueológica Ebusitana.
Habida cuenta de la tensa situación entre los miembros de la SAE y su director, puesto que la cesión del
museo al Estado no contentaba a muchos miembros de la SAE, Pérez-Cabrero publicará de forma íntegra,
el Real Decreto del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes por el que el Estado acepta la colección
reunida por la SAE y la creación del Museo Arqueológico de Ibiza.42 Sin embargo, aprovechará para dar
su opinión sobre las ventajas que se lograban con la cesión del museo al Estado, que en su opinión eran las
siguientes:
1ª. Que el Museo estará protegido y generosamente subvencionado por el Estado, con lo cual se
conseguirá su rápido desenvolvimiento y que las instalaciones estén á la altura de los valiosos
objetos que hoy se guardan en dicho establecimiento.
2ª. Que esté dirigido por personal adecuado y tenga á su servicio los empleados que necesita.
3ª. Que se ingresarán por este único medio siete mil ó más pesetas anuales, á beneficio del Museo
en particular y de Ibiza en general.
4ª. Que una vez que adquiera el Museo el carácter de oficial y se formen los correspondientes
catálogos, podrán visitarlo con provecho muchas comisiones nacionales y extranjeras y buen número
de aficionados á estudios arcaicos.
5ª. Que velarán por la perpetuidad del Museo, de una manera constante y reglamentada, el Estado,
la Junta de patronato y la Sociedad Arqueológica, además de que todas estas entidades procurarán
su mejora y acrecentamiento.
6ª. Que de esta manera se conseguirá que el Sr. Román lleve al Museo sus inestimables colecciones
arqueológicas, permita las excavaciones en la necropólis de Ereso y dote con largueza al
Establecimiento.
7ª. Que se salvará el peligro de que por cualquier motivo desaparecieran de Ibiza los preciosos
objetos adquiridos con grandes y constantes esfuerzos por la Sociedad Arqueológica y por su
director, Don Juan Román.
En resúmen: que el Estado se ha hecho cargo de todas las obligaciones del Museo, juntamente con la
fundación que se instituye, y que Ibiza asegura la instalación de un Establecimiento científico como
cualquiera de los mejores de España, sino en cantidad de objetos en calidad y rareza de los mismos.
41 Gaceta de Madrid, 24 de septiembre de 1907.
42 Diario de Ibiza, 30 de septiembre de 1907.
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J. H. Fernández Gómez
Pocos días después, por Real Orden de 27 de septiembre del mismo año,43 se aprueba el Reglamento de
constitución y funcionamiento de la Junta de Patronato de la Fundación, que aunque ha sido publicado en
otras ocasiones, creemos importante reproducir ya que esta disposición, puso las bases del actual Museo
Arqueológico a pesar de que muchas de las resoluciones aprobadas no siempre se cumplieron:
Ilmo. Sr. En cumplimiento de lo prevenido en el Real decreto de 9 del actual.
S .M. el Rey (Q. D .G.) se ha servido disponer lo siguiente:
1º. La Junta de Patronato de la Fundación protectora del Museo de Ibiza se constituirá en aquella
ciudad en el plazo de seis meses, contados desde la publicación de la Gaceta de Madrid del Real
decreto de su creación, con los vocales elegidos por las entidades á quienes corresponde estar en
representadas en ella.
En esta primera sesión se elegirá, por mayoría de votos, su Presidente y Secretario.
2º. Si en la indicada fecha no hubiera elegido Vocal alguno de aquellas entidades, ó en cualquier tiempo
ocurriera una vacante, la Junta podrá, si lo considera necesario, nombrar vocales interinos hasta completar
el número de ocho, de que debe constar; pero aquellos cesarán cuando se presenten los propietarios.
3º. El cargo de Vocal de esta Junta es amovible y por tiempo indeterminado.
4º. Al Ministro de Instrucción pública y Bellas Artes corresponderá la alta inspección sobre el modo
de constituirse y funcionar esta Junta.
5º. Serán funciones de la misma:
a) Ordenar y dirigir las excavaciones en la necrópolis de Ereso, cuidando de que no se interrumpan,
para lo cual empleará permanentemente dos jornaleros, pagados con los fondos de la Fundación.
b) Ordenar asimismo otras excavaciones que considere necesarias para descubrir nuevos yacimientos
arqueológicos en las islas Baleares.
c) Redactar un libro diario de excavaciones, extendiendo en él nota detallada de los hallazgos.
d) Procurar la adquisición por compra ó donativo de los objetos hallados por otras personas ajenas
á la Fundación, y de no ser posible, gestionar para que no salgan de las islas, inscribiéndoles en un
registro especial, en el que se harán constar las sucesivas traslaciones de dominio.
e) Proponer al Conservador del Museo y de la necrópolis que será nombrado por el Ministro de
Instrucción pública y Bellas Artes.
6º. De los hipogeos de la necrópolis de Ereso y de los que se descubran en la Ibiza latinizada se
reservarán 60 para que puedan ser explorados por los arqueólogos venideros.
7º. La Junta de Patronato irá entregando al Museo de Ibiza, los objetos que descubra ó adquiera
pudiendo entregarlos en depósito y quedando á su arbitrio determinar la ocasión y forma en que el
ingreso haya de hacerse con otro carácter definitivo.
8º. Las colecciones del Museo Arqueológico de Ibiza no podrán ser trasladadas en todo ni en parte
á ninguna otra región.
Esto no excluye la presentación de sus objetos por tiempo limitado en certámenes y exposiciones
nacionales ó extranjeras.
Sólo en circunstancias muy excepcionales, por un caso de fuerza mayor y por acuerdo unánime de
todos los individuos de la Junta de Patronato y del Gobierno podrá acordarse la traslación de este
Museo ó de parte de sus colecciones.
43 Gaceta de Madrid, 8 de octubre de 1907.
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Don Arturo Pérez-Cabrero y Tur y la Arqueología en Ibiza
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9º. Para el servicio facultativo del Museo Arqueológico de Ibiza se destinará un empleado del Cuerpo de
Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos que será el Jefe del establecimiento, habiendo de pasar ahora
á este destino el oficial de cuarto grado D. Rafael Vidal y García, adscrito á la Biblioteca de Palma de
Mallorca, cuya plantilla quedará reducida a un solo empleado en vez de los dos que, en previsión de este
caso se le asignaron en la Real orden del 12 de mayo último sobre distribución de personal.
10º. Se crea una plaza de Conservador del Museo Arqueológico de Ibiza y de la necrópolis de Ereso,
dotada con un sueldo ó gratificación anual de 2.000 pesetas, y otra de Ordenanza del referido Museo,
con el sueldo anual de 1.000 pesetas.
Se consignará la cantidad de 1.000 pesetas para gastos de material de oficina y escritorio al Museo y
otras 1.000 como subvención a la Junta de Patronato para auxiliar las excavaciones.
Todas estas partidas se incluirán en el presupuesto próximo.
De las 5.000 pesetas consignadas en el capítulo 16, artículo único, concepto “para todos los gastos
que ocasione el sostenimiento del Museo Arqueológico de Ibiza” del presupuesto vigente de este
Ministerio se destinarán 1.000 pesetas para libros de consulta y los 4.000 restantes para los gastos de
instalación del Museo, tales como vitrinas, mesas, armarios, pedestales, jornales y demás.
Lo que de Real orden digo á V. S. para su conocimiento y demás efectos. Dios guarde a V. S. muchos
años. Madrid 27 de septiembre de 1907.- R. San Pedro.
Sr. Subsecretario de este Ministerio.
De forma casi inmediata, se incorpora como director (o jefe del establecimiento como se denominaba
entonces) Rafael Vidal García, quien tomó posesión de su cargo el 8 de octubre de 1907. Su primera
medida fue anotar y contabilizar, junto con A. Pérez-Cabrero, como vicepresidente de la Sociedad
Arqueológica, los materiales depositados en las dependencias del Museo de la SAE, que a partir de ese
momento se convirtió en el Museo Arqueológico de Ibiza, redactando el correspondiente inventario de
los materiales que la entidad donaba al Estado y que por tanto pasaban a ser de su propiedad. De igual
manera se transcribieron otros dos inventarios de los objetos en depósito, uno correspondiente a los de
Pérez-Cabrero y otro de los materiales propiedad de Juan Román. Durante el tiempo en que se elaboraba
esta documentación, las llaves de las dos cerraduras de la puerta del inmueble, quedaron una en poder de
Vidal García y la otra en manos de Pérez-Cabrero.
Por la información de que disponemos, sabemos que el inventario de materiales de la Asociación que
pasaban a ser propiedad del Estado ascendían a 661 objetos, los de Pérez-Cabrero en depósito eran 101,
mientras que los depositados por Román y Calbet ascendían a 547 (Fernández, 2000: 25).
Las colecciones del Museo ahora bajo la tutela del Estado, continuarán en los mismos locales que el
Ayuntamiento de Ibiza había cedido a la Sociedad Arqueológica Ebusitana, en 1903, ya que también cederá
su uso al Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes.
Sin embargo, estos inmuebles debían de encontrarse en bastante mal estado, por lo que resultaba urgente
proceder a su reparación con la subvención de las 4.000 pesetas destinadas a tal efecto y que tenían que
justificarse a finales de año, lo que fue cumplido a rajatabla ya que Rafael García, Director del Museo, el 23
de diciembre firmaba la certificación del gasto que ascendía a 3.993,48 y a 6,52 pesetas de impuestos. Las
obras se iniciaron inmediatamente bajo la desinteresada y altruista dirección del Capitán de Ingenieros José
Berenguer Cajigas, miembro de la Sociedad Arqueológica Ebusitana (Fernández, 2001: 16). Los trabajos se
centraron en el edificio de la Capilla del Salvador, donde se repararon las bóvedas de la capilla, encontrando
en ellas una considerable cantidad de tinajas y jarras de Paterna que aligeraban su peso.
En el transcurso de las obras, se puso al descubierto el rosetón de la capilla, un alto relieve con la
figura del Salvador y una inscripción, en caracteres latinos, de la fecha en que debió de abrirse la puerta de
comunicación entre la antigua Universidad y la capilla en 1708, todo ello había permanecido totalmente
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J. H. Fernández Gómez
Fig. 11. Museo Arqueológico
de Ibiza y Formentera,
Capilla del Salvador. Archivo
Ruiz Vernacci: VN- 19612.
Instituto del Patrimonio
Cultural de España,
Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte.
recubierto y oculto por obras y reformas anteriores. También por debajo de su pavimento se halló una cripta
que contenía una gran cantidad de restos humanos, un Cristo en madera policromada, la cabeza de otra
escultura, así como una mano y un brazo con su mano, igualmente en madera policromada, que debieron
formar parte de un descendimiento; una estatua pequeña de arenisca de Santa Lucia ; restos de una cota
de malla, una coraza de hierro en muy mal estado y una gran cantidad de cerámicas de reflejos metálicos,
bulas, pergaminos y un códice en muy mal estado a causa de la humedad, así como diversas monedas entre
otros materiales, pasando todos ellos a formar parte de las colecciones del museo (Fernández, 2001:16).
En el Archivo Ruiz Vernacci, adquirido por el Estado en 1975, se conservan dos interesantes imágenes
del Museo Arqueológico de Ibiza, tomadas seguramente por el fotógrafo francés Joseph Jean Marie Lacoste
Borde, quien como dijimos visitó Ibiza y Formentera en 1908. Una de ellas corresponde a la Capilla del
Salvador44 ya con las reformas realizadas (fig. 11), mientras que en la otra puede contemplarse la sala del
edificio de la antigua Universidad, con estanterías y vitrinas repletas de objetos, y al fondo, separado por
un arco, un tercer inmueble unido ya con la antigua Universidad, que debió corresponder a la capilla dels
44 Archivo Ruiz Vernacci: VN- 19612 Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera, Capilla del Salvador. Instituto del Patrimonio
Cultural de España, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
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Don Arturo Pérez-Cabrero y Tur y la Arqueología en Ibiza
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Fig. 12. Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera, Sala de la Antigua Universidad. Archivo Ruiz Vernacci:
VN- 19609. Instituto del Patrimonio Cultural de España, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
Joans.45 En la imagen se distingue un altar neoclásico de yesería, cuya parte central la ocupa la imagen del
Cristo hallado en 1907 en la cripta y a sus pies podemos distinguir otros elementos hallados igualmente en
la cripta, como pueden ser el brazo con su mano, un pequeño crucifijo incompleto de madera o la estatua
de Santa Lucia (fig. 12).
Con fecha 23 de enero de 1908,46 se escribe al Deán comunicándole el hallazgo de los restos
humanos, solicitando la autorización para poderlos trasladar a un “local conveniente”. Estos restos
que se supuso procederían de la monda de los cementerios situados en la Plaza de la Catedral (PérezCabrero, 1911b: 54), fueron autorizados por el Deán de la Catedral, con fecha de 27 de enero de
190847 a que se depositaran en “la parte hueca del sitio denominado Mirador, contiguo al Museo
Arqueológico”, donde había una cisterna o almacén. De la misma manera la cripta recién descubierta
se puso inmediatamente en servicio dado que el 13 de abril de 1908 el Presidente de la Junta, PérezCabrero, solicitó permiso al entonces Ministerio de Guerra –que entre otras dependencias de la ciudad
tenía bajo su custodia el Baluarte de Santa Tecla– el permiso para habilitar un acceso peatonal desde la
45 Archivo Ruiz Vernacci: VN- 19609 Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera, Sala de la Antigua Universidad. Instituto del
Patrimonio Cultural de España, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
46 Archivo del MAEF.
47 Archivo del MAEF.
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J. H. Fernández Gómez
Fig. 13. Bajos de la Antigua
Universidad. Años 1950.
Foto Archivo MAEF.
calle de Santa María, que fue autorizado por R.O. de 1 de mayo de 1908. En la planta baja del cuerpo
de la Capilla se abrieron una puerta y dos ventanas, permitiendo de este modo que este espacio se
convirtiera en el almacén y taller de restauración del museo (fig. 13).
Pero si las relaciones entre el director de la SAE y la Junta Directiva ya eran difíciles, la forma de
realizar la donación del Museo, la creación de una Fundación Protectora de esta institución y, sobre todo,
la nula representación de la Sociedad Arqueológica Ebusitana en la Junta de Patronato, cuando era la que
realmente había realizado la donación de su colección al Estado, unido todo ello a la presencia de tres
representantes de Juan Román y Calbet que había hecho la donación en nombre de la SAE, no gustó a los
socios, que se reunieron en Asamblea General el 1 de octubre de 1907, a instancias de Enrique Fajarnés.
Éste mostró su disconformidad con la conducta de la Junta Directiva que, bajo su punto de vista, había
actuado de forma no reglamentaria, y también contra el director por haberse extralimitado en sus funciones.
A su opinión se adhirieron los socios Prats, de Roselló y Bauzá. Por su parte, Pérez-Cabrero defendió la
legalidad de la actuación de la Junta Directiva y la correcta actuación de Román y Calbet quien, en su
opinión, cumplió escrupulosamente los acuerdos adoptados el 11 de diciembre de 1906. En la votación
que siguió para determinar si había sido correcta la actuación de la Junta y la conducta de Román y Calbet,
todos los presentes votaron a favor excepto los socios Fajarnés, de Roselló y Prats, quienes votaron en
contra. Aprobada por el resto de los socios la gestión de la Junta Directiva, se acordó en este mismo acto,
por unanimidad, solicitar la debida representación de la SAE en la futura Junta de Patronato del Museo
Arqueológico, por no aparecer este extremo recogido en el R.D. de 9 de septiembre de 1907.
El Director de la SAE debió tener inmediatamente conocimiento de las quejas expuestas por algunos de
los socios y del acuerdo alcanzado por sus miembros de solicitar al Ministerio la debida representación de la
SAE en la Junta de Patronato. Incluso Pérez-Cabrero se desplazó a Madrid para solventar la representación
de la Sociedad en la Junta y estando de acuerdo en este extremo, el 7 de octubre de 1907, dirigió un
escrito al Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, con entrada el 17 del mismo mes, en el que
puntualizaba algunos de los puntos planteados en su carta de 8 de abril, absolutamente aceptados por el
Ministerio y recogidos en la mencionada R.O. de 27 de septiembre. En ella solicitaba que en la constitución
de la Junta de Patronato que debía llevarse a cabo, se concediera la oportuna representación a la Sociedad
Arqueológica Ebusitana, la cual debería ser mantenida en este mismo derecho en cuantas renovaciones se
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Don Arturo Pérez-Cabrero y Tur y la Arqueología en Ibiza
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hiciesen de la Junta de Patronato mientras subsistiera dicha entidad.48 También se mantuvo una entrevista
con José Ortega, Jefe del negociado de Archivos y Museos, en la que Román y Calbet expuso su deseo de
reformar la constitución de la Junta de Patronato. Sin embargo, la reciente publicación de las disposiciones
hacían poco oportuna su reforma, proponiendo que ésta se llevaría a cabo más adelante (Pérez-Cabrero,
1911a: 35). En consecuencia, no se nombrará ningún representante de la Sociedad Arqueológica, quedando
pendiente la solicitud planteada por la entidad en la Asamblea General del 1 de octubre.
5. LA JUNTA DE PATRONATO DEL MUSEO
Así pues, cumpliendo lo dispuesto en la R.O. de 27 de septiembre, el 8 de diciembre de 1907, y bajo la
presidencia de Ricardo Gotarredona y Hernández, alcalde de la ciudad de Ibiza, se reunieron en la Sala
Consistorial las personas previstas para constituir la Junta de Patronato de la Fundación Protectora del
Museo Arqueológico de Ibiza: Rafael Vidal García, director del Museo y Vocal electo designado por el
Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes; Arturo Pérez-Cabrero Tur, Vocal electo nombrado por
la Real Academia de la Historia; Mariano Llobet Tur, Vocal electo elegido por el Ayuntamiento de la
ciudad; Juan Palau Torres, Canónigo de la Iglesia Catedral, Vocal electo propuesto por los Ayuntamientos
foráneos y el de Formentera; Enrique Fajarnés Tur, Vocal electo nombrado por la Comisión de
Monumentos de Baleares, el cual no estuvo presente por encontrase destinado en Madrid y Eusebio
Ramón, Jacinto Aquenza Loaiza e Isidoro Macabich Llobet, los tres Vocales electos designados por Juan
Román y Calbet, Patrono de la Fundación.
Finalizada la votación, la Junta quedó constituida de la siguiente forma: Arturo Pérez-Cabrero,
Presidente, Jacinto Aquenza, Secretario, Mariano Llobet, Vicepresidente y Rafael Vidal, Tesorero
(Fernández, 2000: 25). Según lo dispuesto en el Apartado e de los Artículos 5 y 10 de la R.O., una vez
constituido el Patronato, se procedió a la votación secreta para designar al Conservador del Museo y de
la necrópolis, siendo elegido Arturo Pérez-Cabrero. Sin embargo, éste no pudo tomar posesión del cargo
porque previamente tenía que resolver su compatibilidad con el cargo de Secretario del Ayuntamiento
de Ibiza que ocupaba, por este motivo se nombró conservador del museo a Sebastian Roig Ramis, socio
fundador, el cual tomó posesión del mismo el 20 de enero de 1908.
No obstante, a pesar de la tirantez existente entre los miembros de la SAE y su director, éste siguió
financiando las excavaciones que se llevaban a cabo en la isla de Ibiza, al tiempo que Pérez-Cabrero siguió
colaborando con Román y Calbet puesto que entre los meses de diciembre de 1907 y enero de 1908, bajo
su dirección, se excavará en la Isla Plana poniendo al descubierto los pozos de ofrendas, los restos de una
construcción que podría estar ligada a un posible santuario y una cisterna romana que fue erróneamente
interpretada como un templo al aire libre. El excavador, en su obra Ibiza Arqueológica (1911b), da una
cumplida información de los trabajos realizados y del hallazgo de las figuras votivas de este yacimiento. Los
materiales hallados fueron llevados al domicilio particular de Román y Calbet en el que quedaron depositados
junto con materiales de otras intervenciones por él financiadas, como los hallados en la cueva de es Culleram
puesto que, al parecer, tenía la intención de recogerlos en una nueva publicación. Esta obra, que Román y
Calbet no pudo llegar a publicar,49 sería finalizada por su hijo Carlos Román Ferrer, quien describe los trabajos
realizados en es Culleram, así como los llevados a cabo en la Illa Plana, dando a conocer los ejemplares más
representativos y selectos de las piezas de ambos yacimientos (Román Ferrer, 1913).
48 AGA (AHN Fondos Modernos) Educ y C. Leg. 8171 nº 22.
49 En la “Crònica de la Secció Arqueològica” publicada en el Anuari de l’Institut d’Estudis Catalans MCMVIII: 555-557 (citada
como editada en 1909, aunque la publicación debió ser posterior, puesto que hace referencia al fallecimiento de Román y Calbet
acaecido el 4 de enero de 1910), al tratar de las excavaciones en Ibiza, se indica que la muerte sorprendió a Román y Calbet
preparando el segundo volumen de su obra, del que tenía realizados todos los grabados y en los que se recogía el resultado de sus
intervenciones en el Santuario de es Culleram, así como otros materiales hallados con posterioridad a su primer trabajo.
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J. H. Fernández Gómez
Lamentablemente las obras realizadas en los inmuebles del museo, no fueron suficientes para resolver el
mal estado de las cubiertas y de los pavimentos, puesto que la Comisión Provincial de Monumentos de Baleares
encargó un nuevo proyecto que fue redactado por el arquitecto Guillermo Reynés, por un importe de 2.998,11
pesetas que sería aprobado el 30 de junio de 1908. Inexplicablemente estas obras, a pesar del mal estado en que
se encontraba el edificio, no empezaron hasta el mes de octubre de 1911, prolongándose hasta enero de 1912.50
Hay que señalar que, de hecho, a partir de que el Estado se hiciera cargo del Museo, el papel de la
Sociedad Arqueológica Ebusitana quedó prácticamente sin contenido, puesto que el protagonismo que
antes tenía pasó a la recientemente constituida Junta de Patronato del Museo, de la que era Presidente
Arturo Pérez-Cabrero, quien a partir de ese momento sería la responsable de realizar las excavaciones
arqueológicas que pudieran programarse. Por otro lado, el mismo Pérez-Cabrero, una vez resuelta su
compatibilidad, previa renuncia de Sebastián Roig, fue nombrado conservador del Museo por R.O. el 10 de
febrero de 1909, tomando posesión del cargo el 15 del mismo mes, el cual compaginará con el de Secretario
del Ayuntamiento de Ibiza hasta su muerte acaecida en 1916.
La SAE no obstante siguió funcionando, y dado que el Museo había pasado a depender del Estado, el 4
de abril de 1908 su sede, que hasta aquel momento había estado en el mismo museo, se trasladó a la Plaza
de la Constitución núm. 10, donde abrió una Biblioteca Popular con los fondos que disponía.
Según explica Isidoro Macabich en el Diario de Ibiza,51 el local de la SAE se convirtió en una tertulia
política y popularmente era conocido cómo “Es Testos” (los tiestos). Por lo que sabemos, esta biblioteca
funcionó, como mínimo hasta 1911, aunque ignoramos el destino de los libros una vez que se cerró al
público, los cuales por su temática tal vez pasaron a incrementar los fondos de la biblioteca del Museo,
aunque no es seguro, ya que en ella no se encuentra ningún ejemplar que lleve su sello.
No tenemos noticias de actividades arqueológicas en la necrópolis ni en ningún otro yacimiento de la
isla por parte de la Junta de Patronato del Museo. Lamentablemente la R.O. de 27 de septiembre de 1907
por la que se concedía la suma de 1.000 pesetas anuales para la realización de excavaciones en la llamada
“Necrópolis de Ereso”, no fue cumplida por el Estado. Ya el 9 de febrero de 1908, Pérez-Cabrero, Presidente
de la Junta se dirige al Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes reclamando el pago del importe del
primer trimestre de la subvención de mil pesetas anuales concedida en la citada R.O. Posteriormente el 10 de
diciembre de 1909 se reitera la petición solicitando que se cumpla la disposición 10ª, párrafo 2º de la R.O.
de 27 de septiembre de 1907 pidiendo que se remitiese la subvención correspondiente a 1908 –todavía no
recibida– y la correspondiente a 1909 para que la Junta pudiera proceder a realizar sus excavaciones.52
6. LA JUNTA DE PATRONATO Y EL PLEITO CON LA FAMILIA ROMÁN
Aun cuando el Museo Arqueológico había pasado a depender del Estado, la situación lejos de resolver las
tensiones que se habían creado entre algunos miembros de la directiva de la Asociación y su director, las
agravó y enturbió todavía más, puesto que los socios se quejaban de que Román y Calbet había incumplido
su compromiso de hacer entrega de manera definitiva de los materiales arqueológicos que tenía depositados
en el museo, tal como había prometido, al igual que todos los que conservaba en su casa, sobre todo los
hallados en las últimas excavaciones, y en particular los procedentes de los santuarios de es Culleram y de
la Illa Plana, de los que el Museo no tenía ningún ejemplar.
Esta tensión, a la que seguramente se añadieron diversas rivalidades políticas, desembocó en que,
en la Junta General de la Asociación de 31 de diciembre de 1909, se acordara no renovar a Juan Román
como director de la entidad, con la excusa de que no residía permanentemente en Ibiza, cuando en realidad
50 Archivo del MAEF.
51 Diario de Ibiza, 12 de enero de 1964.
52 Archivo del MAEF.
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Don Arturo Pérez-Cabrero y Tur y la Arqueología en Ibiza
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no lo había hecho nunca durante su mandato. Para sustituirlo en el cargo, fue elegido Bartolomé Ramón
Capmany, Depositario del Ayuntamiento de Ibiza, nombrando en la misma sesión a Juan Román y Calbet,
Director Honorario de la SAE (Llobet, 2003: 64).
Aun cuando Pérez-Cabrero dice en su opúsculo sobre el Museo publicado en 1911, que Juan Román,
que por entonces residía en Madrid, no llegó a tener noticia de este hecho, parece ser que la conoció por
los telegramas que le remitieron Isidoro Macabich y Jacinto Aquenza, provocándole un grave disgusto que
desembocó en un infarto, del que no se recuperó, falleciendo el 4 de enero de 1910.
Este mismo hecho motivó que Bartolomé Ramón Capmany, como nuevo Director de la SAE, en la
misma fecha en que se produce el óbito de Román, tenga que ratificar la donación de la colección de la
Sociedad Arqueológica al Estado y que Román y Calbet había entregado en nombre de esta entidad en
1907.
La inesperada muerte de Juan Román sin haber hecho testamento causó una profunda conmoción
y elevará todavía más el nivel de tensión entre sus descendientes y la Junta de Patronato, la cual se
consideraba heredera legítima de los materiales arqueológicos procedentes de las excavaciones que aquél
había financiado.
A pesar de ello, la Junta seguirá funcionando con toda normalidad, por lo que el 10 de febrero de 1910
acordará que se solicite un aumento de 5.000 pesetas ya que la cantidad aprobada de 1.000 pesetas resultaba
insuficiente para emprender las excavaciones que se tenía el propósito de acometer. Por ello, el 18 de febrero
el Presidente se dirigirá al Ministerio de Instrucción Pública solicitando que este aumento sea incluido en
los próximos presupuestos, y se vuelve a pedir que se remitan las subvenciones correspondientes a 1908,
1909 y al 1er trimestre de 1910 que todavía no se habían hecho efectivas y sin las cuales a la Junta le resulta
del todo imposible acometer las excavaciones.
También en la sesión de 13 de febrero de 1910 se aprobará el sello de la Junta de Patronato que a partir
de esta fecha acompañará a todos sus documentos y escritos oficiales (fig. 14).
Transcurridos dos meses de la muerte de Juan Román, la Junta de Patronato del Museo, celebró la
sesión núm. 16 de la Junta el 13 de marzo de 1910. A la misma asistieron el presidente A. Pérez-Cabrero, el
vicepresidente Mariano Llobet Tur, el vocal Rafael García y Jacinto Aquenza como vocal secretario. En la
misma, y a tenor del R.D. de 9 de septiembre de 1907, y la R.O. de 27 del mismo mes y año, así como el texto
literal del documento fechado el 8 de abril del citado año, redactado por Juan Román y Calbet (1906: 335339, Apéndice núm. VII) se creó, constituyó y viene funcionando la Junta de Protección del Museo y según
la cláusula 1ª del citado documento, corresponde a la citada Junta el percibir el importe de la venta de la obra
Los nombres e importancia arqueológica de las islas Pythiusas; que según las cláusulas 3ª y 10ª es la Junta
la que debe ordenar y dirigir para el Museo Arqueológico las excavaciones en la finca de can Francesquet
Fig. 14. Escudo de la Junta de Patronato.
Archivo MAEF.
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J. H. Fernández Gómez
–en la actualidad can Partit– y recoger con destino al museo los objetos que se encuentren según la cláusula
9ª. De igual manera, es la Junta quien, según el párrafo 2º de la cláusula 9ª, debe determinar la ocasión y
circunstancias en que deban darse por entregados todos o parte de los objetos de Román y Calbet depositados
en el museo. Igualmente, según el párrafo 3º de la cláusula 9ª es la Junta la que deberá hacerse cargo de los
objetos propiedad de Román y Calbet no ingresados en el museo, pero al haber fallecido sin haber otorgado
testamento, serán sus herederos quienes deberán hacer la entrega de los citados objetos.
Tras una serie de considerandos, se acuerda por unanimidad: 1.º Notificar a los herederos de Román
y Calbet que durante el mes de abril deberán hacer entrega a la Junta, para ésta pueda a su vez hacer
entrega definitiva al Museo de Ibiza, todos sus objetos arqueológicos; 2.º La autorización de que la Junta
pueda ocupar la finca de can Partit para realizar las excavaciones y recuperar todos los objetos para hacer
su entrega al Museo; 3.º La entrega del importe de la venta de la obra de Juan Román así como la de
aquellos ejemplares que no se hayan vendido; 4.º Declarar a la Junta legalmente constituida; 5.º Autorizar
al Presidente de la Junta para recabar el cumplimiento de los referidos acuerdos y conferirle el poder y
facultades para todas las gestiones que se estimen necesarias para el éxito de su cometido.
A esta reunión no asistieron dos de los representantes nombrados por Román y Calbet, Eusebio Calbet
Ramón e Isidoro Macabich Llobet, ni tampoco Enrique Fajarnés Tur, que se encontraba en aquel entonces
destinado en Madrid.
En otro orden de cosas, el 15 de abril de 1910 el Presidente de la Junta se dirige al de la Comisión
Provincial de Monumentos de Baleares solicitando que dada la imposibilidad de que Enrique Fajarnés
y Tur pueda cumplir con su cargo de vocal en representación de esta Comisión Provincial ya que desde
su nombramiento el 8 de diciembre de 1907 se encontraba destinado en Madrid, y teniendo en cuenta la
importancia de contar con un vocal representante de esta Comisión, se solicita el nombramiento de un
nuevo representante en la Junta de Patronato. La contestación no se hace esperar y el 3 de mayo el marqués
de Vivot, vicepresidente de la Comisión Provincial de Monumentos le comunica la renuncia de E. Fajarnés
y el nombramiento de Sebastián Roig Ramis como nuevo representante de esta institución. Recordemos
que Roig Ramis había sido conservador del Museo desde enero de 1908 hasta enero de 1909 fecha en que
renunció a su cargo para que Pérez-Cabrero pudiera ocuparlo una vez que consiguió su compatibilidad de
sus funciones como de Secretario del Ayuntamiento de Ibiza.
Por lo que sabemos, la familia Román no contestó al requerimiento de la Junta, por lo que su Presidente,
el 30 de abril, fecha en que finalizaba el plazo concedido, se dirigirá al director del Museo Arqueológico,
indicándole que por acuerdo de la Junta de fecha 13 de marzo de 1910, proceda a confiscar los materiales
arqueológicos pertenecientes al difunto Juan Román y Calbet en depósito en el Museo Arqueológico,
dándolos como definitivamente ingresados, según la cláusula 9ª de la Fundación.
El 10 de mayo de 1910 el director del Museo, Rafael Vidal, comunicará al presidente de la Junta haber
cumplido el acuerdo mencionado y que los ha inventariado definitivamente como propiedad del Museo.
Efectivamente, con esta fecha figuran en el libro registro del museo como Donación de la Junta de Patronato
del Museo los objetos que van desde el núm. 928 al 1421 del inventario. Estos materiales son de variada
procedencia, pero en su mayor parte corresponden a los objetos hallados en las excavaciones efectuadas
en las necrópolis de ses Figueretes, de Sant Antoni de Portmany, de ses Torres (Talamanca) y de Puig des
Molins, aunque no falten hallazgos de otras procedencias como del Puig den Valls, de can Corredor en ses
Salines y de can Pis en Sant Rafel.
En la sesión de la Junta de fecha 12 de junio de 1910, se comunicó a los miembros que no habían
asistido a la reunión anterior, las acciones emprendidas por el Presidente según lo acordado el 13 de marzo
y del resultado negativo de las gestiones realizadas hasta la fecha en relación a la entrega al Museo de los
objetos de Juan Román. En la Junta posterior, celebrada el 13 de noviembre, Isidoro Macabich expuso que
según letrados consultados no encontraban en las bases de la constitución de la Fundación presentadas por
Román y Calbet, fundamento suficiente para las pretensiones de la Junta y suplicaba se hiciera constar su
voto en contra de toda acción que no tuviera por base un acuerdo con la familia Román.
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Don Arturo Pérez-Cabrero y Tur y la Arqueología en Ibiza
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Pérez-Cabrero recusó las manifestaciones de Macabich al considerarlas interesadas por ser familia
de los Román, manifestando que era incuestionable el derecho que tenía la Junta a reclamar los objetos
arqueológicos que los herederos conservaban en su casa por ser propiedad del Museo Arqueológico ya que
Román y Calbet los había reunido con esta finalidad, contando con la colaboración de los propietarios de
los yacimientos y el esfuerzo personal de los miembros de la Junta.
Esta situación creará un clima de cierto malestar entre los vocales, algunos de ellos vinculados a la
familia Román, que no vieron con buenos ojos las acciones emprendidas por el Presidente, por lo que en
este tema no va a encontrar el apoyo de parte de la Junta.
A la vista de estos hechos podemos deducir que la Junta de Patronato estaba decidida a hacer cumplir los
compromisos que Juan Román y Calbet había tomado cuando constituyó la Junta Protectora. Por eso mismo su
Presidente el 10 de mayo de 1910 se dirige al Ministerio de Instrucción Pública comunicando los acuerdos de
la sesión del 13 de marzo, solicitando que el Estado reclame por medio de sus abogados a los herederos de Juan
Román, los objetos arqueológicos donados por éste al Museo, el beneficio de las ventas de la obra publicada y la
autorización para realizar excavaciones en la finca de Can Partit o, en su defecto, autorice por una R.O. por el que
la Junta pudiera solicitar estos bienes a los herederos por los medios legales procedentes.
A pesar de la insistencia de la Junta de Patronato, el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes
no contesta a los escritos ni tampoco remite las partidas económicas aprobadas para la realización de las
excavaciones. Por ello Pérez-Cabrero el 12 de mayo de 1910, se dirige al Presidente de la Real Academia
de la Historia, cargo que ocupaba en aquel momento el Padre Fidel Fita, que era también Presidente
Honorario de la SAE, para que se interesara por los asuntos que la Junta tenía pendientes ante el Ministerio
de Instrucción Pública, es decir, el cobro de las subvenciones para la realización de las excavaciones, la
reclamación ante los herederos de Juan Román y Calbet, con el ruego de que realice cuantas gestiones
estime oportunas ante este organismo para que se atiendan sus demandas.
En el Archivo Documental del Museo se conservan diversos escritos de reclamación de la Junta fechados
entre 1910 y julio de 1911 dirigidos al Ministerio de Instrucción Pública referentes a los temas pendientes
a los que hemos aludido, así como otras relativas a la petición de que el arquitecto se desplace a Ibiza a
dirigir las obras de reparación del edificio, sobre todo las de la cubierta, según el proyecto aprobado por el
Ministerio el 30 de junio de 1908 y que estaba todavía pendiente de ejecutar. A pesar de la insistencia del
Presidente de la Junta, el Ministerio se limita a contestar que todos estos temas se están tramitando por lo
que no van a tener una inmediata solución.
Rafael Vidal García que había sido responsable del Museo Arqueológico desde su creación en 1907,
en junio de 1911 solicita su traslado al Archivo Provincial de Hacienda de Barcelona, por lo que la plaza
de Jefe del Museo va a quedar vacante. Esta circunstancia permitirá que Carlos Román Ferrer, que se
encontraba prestando sus servicios en el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares, pueda
solicitar su traslado a Ibiza, haciéndose efectivo su nombramiento con fecha 11 de julio de 1911.
Su designación como nuevo responsable del Museo Arqueológico significó un nuevo punto de fricción
entre los partidarios de la familia Román y el resto de miembros de la Junta de Patronato puesto que su
llegada se producía cuando todavía no se había solventado la reclamación a los herederos de Juan Román.
Esta circunstancia motivaría que al tener noticia de su destino, la Junta por mayoría acuerde y solicite,
con fecha 16 de julio de 1911, que Carlos Román Ferrer sea declarado incompatible, habida cuenta que su
cargo al frente del Museo llevaba aparejado también el de vocal representante del Ministerio de Instrucción
Pública en la mencionada Junta. Por su parte el vocal representante de la Comisión de Monumentos de
Baleares informaba el 17 de julio del nombramiento de Carlos Román, señalando igualmente que su
nombramiento era incompatible con el pleito que se mantenía con los herederos de Juan Román, por lo que
solicitaba que la Comisión presentara su disconformidad ante el Ministerio.
Ante el silencio de la administración, el Presidente de la Junta el 22 de julio insistirá telegráficamente
al Ministro de Función Pública con el ruego de que se resuelva urgentemente la incompatibilidad de
Carlos Román.
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J. H. Fernández Gómez
Sin embargo, esta petición no va a tener respuesta por lo que Román Ferrer se trasladará a su nuevo
destino, al tiempo que Rafael Vidal García comunica por escrito el 23 de junio de 1911 al Presidente del
Patronato su cese como vocal representante del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes en la Junta,
por su nuevo destino en Barcelona. Carlos Román Ferrer, el 24 de junio, tan solo un día después, tomará
posesión de su cargo como responsable del museo y de vocal representante del Ministerio en la Junta.
La llegada de Carlos Román como nuevo Jefe del Museo resultará incómoda desde el primer momento.
Prueba evidente de esta tirantez serán los escritos que tanto Carlos Román como Arturo Pérez-Cabrero
dirigirán al Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes y los que se cruzarán entre ellos, hasta el
punto de que el nuevo director acusará a Pérez-Cabrero de abandono del servicio al no acudir al museo
por las mañanas cuando la verdad era que éste no hacía otra cosa que cumplir con la R.O. del Ministerio
de 31 de enero de 1909, por la que se le declaraba compatible para ejercer ambos cargos, ordenándole que
bajo ningún pretexto se excusara de cumplir sus obligaciones como secretario del Ayuntamiento por los
servicios que pudiera cumplir en el museo como conservador, labor que podía ejercer sin sujeción a los
horarios de oficina, siempre que el trabajo se realizara.
También, las sesiones de la Junta de Patronato de estas fechas,53 muestran el distanciamiento de posturas
entre sus miembros, por un lado, los que apoyaban al presidente Arturo Pérez-Cabrero en sus reclamaciones
a los herederos de la familia Román y por otro los que hacían lo propio con Carlos Román y defendían la
postura de los de los herederos de Román y Calbet.
Pérez-Cabrero reclamará el 3 de agosto de 1911 por escrito a Carlos Román el inventario de las
excavaciones realizadas en la necrópolis de Puig des Molins en 1909 que le había entregado Juan Marí
Torres, obrero que junto con Pedro Torres Torres habían realizado los trabajos, para poder acreditar cuántos
eran los objetos encontrados en estas excavaciones como justificación ante el pleito que la Junta mantenía
con los herederos de Juan Román, denunciando ante el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes y
solicitando la formación de un expediente y depuración de responsabilidades por la retención de los tres
ejemplares de las excavaciones de 1909.54 A todo esto, adjuntará un acta notarial levantada el 3 de agosto
de 1911 ante el notario Juan Bauzá Espejo, en la que los obreros antes mencionados, declararán haber
sido quienes han realizado las excavaciones arqueológicas desde 1903, primero por cuenta de la Sociedad
Arqueológica, después a cargo de Juan Román y, desde 1910 hasta hoy, sufragados por Antonio Vives.
También declaran que desde la creación del museo, los objetos se llevaron al domicilio de Juan Román
y que Marí Torres hacía un inventario por triplicado de las excavaciones que se realizaban en el Puig des
Molins en 1909, uno para Juan Román, otro para Isidoro Macabich y el tercero para su control, el cual
entregó a Carlos Roman. Finalmente declararán que los objetos en poder de la familia de Román y Calbet
hallados en las excavaciones eran los siguientes:
Del templo de Es Cuyeram, de la Cala, unas 500 o 600 figuras encontradas en 1907, un leoncito de
marfil y otros objetos.
De la Isla Plana, años 1907-8, unas 35 ó 40 figuras arcaicas y otros objetos.
De San Antonio, vasos de cristal, un jarro decorado de barro saguntino y varios objetos de alfarería
y monedas.
De las Figueretas, 2 aros de oro y otros pocos objetos.
Del camino de Can Partit alhajas de oro y pedrería, figuras, un escarabeo y otros objetos.
Del Puig d’en Valls, restos de figuras, una anforita de vidrio y otros objetos.
53 Archivo del MAEF.
54 Lamentablemente ninguno de los tres inventarios de las excavaciones de 1909 en la necrópolis ha sido localizado entre la
documentación conservada en el Museo, lo que ha motivado que carezcamos de información para el estudio de los materiales
recuperados este año, conservados en el MAEF.
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Don Arturo Pérez-Cabrero y Tur y la Arqueología en Ibiza
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De Talamanca, dos figuras y objetos de alfarería.
Y del Puig d’es Molins, unas 10 ó 12 figuras, 20 ó 25 escarabeos, amuletos, vidrios esmaltados, etc.
Esta anómala situación de enfrentamiento entre los miembros de la Junta y la dirección del museo,
que nada positivo aportaba para la resolución de los intereses del propio museo, se fue solucionando al
aproximarse las posturas, dando como resultado un principio de acuerdo del que el presidente informó a los
miembros de la Junta en la sesión celebrada el 4 de abril de 1912. En ella se acuerda que la Junta dirija a la
familia Román el siguiente escrito:
La Junta de Patronato del Museo Arqueológico de Ibiza, teniendo en cuenta lo mucho que esta
entidad debe al difunto D. Juan Román (q.e.p.d.), y en vista de que no aparecen bastante claras
las disposiciones dejadas por dicho señor, respecto a su última voluntad, en lo que al Museo se
refiere, acuerda por unanimidad retirar las reclamaciones que han ocasionado un pleito entre los
herederos del Sr. Román y esta Junta, y convienen ambas partes en hacer un arreglo amistoso,
que ha de reportar seguramente grandes beneficios al Museo, sin detrimento alguno de los altos
intereses del Estado.
La Junta de Patronato volvió a reunirse con carácter extraordinario el día 7 de abril. Carlos Román
manifiesta que como consecuencia del acuerdo amistoso conseguido, se hacía donación al Museo de una
colección de 150 objetos en nombre de los herederos de Román y Calbet.
También en esta sesión se acordó iniciar excavaciones arqueológicas en la necrópolis tan pronto como
se recibieran los fondos. Por lo que se vuelven a reclamar las subvenciones de los años 1908 a 1911 y la
correspondiente a 1912. De igual manera, la Junta accede a la petición planteada por Bartolomé Ramon
Capmany, director de la Sociedad Arqueológica Ebusitana, de dirigir una instancia al Ministerio Instrucción
Pública y Bellas Artes conjuntamente con la familia de Román y Calbet pidiendo que se aclare el texto del
artículo 3º de la R.D. de 9 de septiembre de 1907, en el sentido conciliatorio de que sean los herederos de
Román y Calbet y el director de la SAE, quienes designen por turno riguroso los tres vocales de la Junta
que el mencionado artículo menciona, empezando por la familia de Juan Román.
Por lo que sabemos, los herederos de Román y Calbet, cumpliendo el acuerdo establecido con la Junta,
harán entrega al Museo de una colección de objetos procedentes de los santuarios de la Illa Plana y de la
cueva de es Culleram, de los que el Museo no disponía de ningún ejemplar. Los materiales figuran en el
Libro Inventario ingresados en enero de 1913, como “Donación herederos Román” con los números que
van desde el 1.670 al 1.780 y que fueron los siguientes: 1 figura de león, 80 figuras completas y 66 cabecitas
procedentes de la Cueva de es Culleram; 1 copa de vidrio, una lucerna púnica, 15 figuras completas y varios
fragmentos de la Illa Plana. También hay algunos lotes formados por cabecitas de figuras y fragmentos de
terracotas por lo que la donación, en realidad, consta de un total de 175 objetos.
También en la sesión de 20 de agosto de 1912 se trató del acuerdo entre la familia Román y la Junta,
a fin de dar respuesta al escrito del Subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes de
fecha 15 de julio. La Junta comunica al Ministerio que reconoce que la finca de Can Francesquet o Can
Partit no forma parte de la herencia de Juan Román por ser de exclusiva propiedad de su esposa Vicenta
Ferrer y Wallis, según acredita la escritura de compra, por lo que sus herederos no pueden disponer ni
conceder sobre ella derecho alguno. Sin embargo, se señala que la propietaria autorizará que la Junta realice
en ella excavaciones, siempre que no se causen daños ni perjuicios, procediendo en caso contrario a su
indemnización y con la condición de que todos los objetos que se encuentren pasen al Museo Arqueológico
de Ibiza. De igual manera se indica que los herederos de Juan Román, están de acuerdo en ceder al Estado
todos los ejemplares y el derecho de propiedad de la obra Los nombres e importancia arqueológica de las
islas Pythiusas siempre que se les abone la cantidad de 1.062,75 ptas., satisfecha por éstos por los gastos
de encuadernación. Se insiste en que los objetos entregados al Museo son los mismos que este encontró en
las excavaciones y que con esta donación la Junta se muestra conforme y satisfecha. También se acordó
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J. H. Fernández Gómez
solicitar del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes que reconozca a la Junta la autorización
exclusiva para hacer excavaciones en la necrópolis del Puig des Molins, de Ereso o de Ebuso, anulando
las que se hubieran concedido y solicitar el pago de las subvenciones desde el año 1908 para realizar las
excavaciones que la Junta tiene encomendadas.
Sin embargo, el expediente del contencioso entre la Junta y los herederos de Román y Calbet, no
finalizará oficialmente hasta la promulgación de la R.O. de 14 de julio de 1913,55 donde después de una
larga exposición de resultandos y considerandos, se aceptan los acuerdos alcanzados entre las partes y
se resuelve tener por desistida a la Junta de Patronato de todas las reclamaciones formuladas contra los
herederos de Juan Román y Calbet (Fernández et al., 2018).
En cuanto a los tres representantes de Juan Román en la Sociedad Arqueológica Ebusitana, se dispone
que su elección sea de la forma siguiente: dos representantes por parte de los herederos Román y Calbet
y uno por el director de la Sociedad que ejercerán su cargo hasta el 31 de diciembre de 1915; dos por el
director de la Sociedad y uno por los herederos, desde el 1 de enero de 1916 hasta el 31 de diciembre de
1918, renovándose sucesivamente cada tres años, en esta proporción y turno.
También se acuerda que se tenga por cumplida la sucesión de Román y Calbet, con la entrega de la
colección de 150 objetos arqueológicos al Museo Arqueológico por parte de sus herederos.
En cuanto a las excavaciones que pueda realizar la Junta en la finca de Can Partit, éstas se realizaran
previa autorización de su propietaria, indicando lugar y fecha con objeto de no ocasionar perjuicios a la
propietaria, y en caso de que los hubiera, la Junta será la única responsable, así como de los objetos que
gracias a cada excavación se descubran, que pasarán a propiedad del Museo Arqueológico de Ibiza, y por
lo tanto, del Estado. Tampoco se acepta la donación condicionada al pago de la cantidad de 1.062,75 ptas.
de la obra de Juan Román Los nombres e importancia arqueológica de las islas Pythiusas e igualmente se
desestima la reclamación de las cinco mil ptas. solicitadas por la Junta, que corresponden a las subvenciones
de los años 1908 a 1912, aprobando únicamente que se entreguen a favor del presidente, 1.000 ptas. para
ayuda de las excavaciones del año en curso.
El acuerdo conseguido permitirá agrupar los esfuerzos de la Junta y del Museo en el nuevo problema
que se plantea a la arqueología insular por el enfrentamiento que se estaba produciendo con Antonio Vives y
Escudero para obtener el derecho exclusivo para realizar excavaciones en la necrópolis del Puig des Molins.
7. VIVES Y ESCUDERO Y SU ENFRENTAMIENTO CON LA JUNTA
En 1909 entrará en el panorama arqueológico de Ibiza Antonio Vives Escudero, que cómo ya hemos
señalado, había participado en las excavaciones de es Culleram en 1907. Vives se había trasladado con su
familia en el verano de 1909 desde Madrid, ciudad en la que residía, a Ibiza, instalándose en la población
de Santa Eulària del Río para descansar, y seguramente también por el atractivo que podía representar para
un coleccionista como él, el potencial arqueológico de la isla. Según palabras de Pérez-Cabrero, Vives,
“para entretener sus ocios” realiza algunas excavaciones sin resultado en este término municipal, aunque
desconocemos los lugares en los que trabajó. También como el mismo Vives nos dice, registró la cueva de
es Culleram y en un nivel más profundo de donde habían aparecido las figuras, por debajo de una capa de
sedimento calcáreo, localizó tres fragmentos de cerámica hechos a mano que consideró de época neolítica
y que publicó junto con un croquis de la cueva (Vives, 1917: 3-4 y 28).
Vives también intervendrá en el Puig des Molins. Las razones por las que comenzó las excavaciones
en la necrópolis, fue por sentirse aludido por una nota aparecida en la sección de “Noticias Locales”
de la prensa local,56 al parecer promovida por Román y Calbet, que alertaba del peligro que podría
55 Gaceta de Madrid de 21 de Julio de 1913.
56 Diario de Ibiza, 24 de agosto de 1909.
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Don Arturo Pérez-Cabrero y Tur y la Arqueología en Ibiza
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representar para la arqueología y el patrimonio insular, el que los propietarios de los terrenos autorizaran
hacer excavaciones a forasteros que se podrían llevar de la isla los materiales descubiertos.
Vives y Escudero, disgustado por este apunte periodístico, se trasladó a Ibiza con un grupo de obreros y
arrendó a un molinero llamado Roig, por la nada despreciable cantidad de seis pesetas diarias, los terrenos
de su propiedad situados en la necrópolis del Puig des Molins, en la finca conocida como can Xicu Roig, que
se encontraba contigua a los terrenos de es Porxet que Román y Calbet tenía alquilados a su propietario por
2 pesetas al día, y en los que Pérez-Cabrero se encontraba realizando excavaciones en esas mismas fechas.
A la muerte de Juan Román y Calbet, en enero de 1910, Pérez-Cabrero intentó renovar el compromiso
con su propietario en las mismas condiciones, pero éste no aceptó el trato, alegando que esperaría a tratar
con Vives y Escudero, el cual le alquiló los terrenos por cinco pesetas diarias.
Así pues, a partir de esta fecha Vives y Escudero pudo excavar en los terrenos de can Xico Roig y en
los de es Porxet, donde proseguirá los trabajos en los años 1911, 1912 y 1913, reuniendo una importante
colección arqueológica. Con la entrada en escena de Vives Escudero podemos decir que se iniciaba la
explotación de la necrópolis donde, a juzgar por los resultados, prevalecía más la búsqueda de objetos con
finalidad coleccionista que investigadora. Se tiene que tener en cuenta que Vives y Escudero excavaba
únicamente para su provecho personal, puesto que todos los objetos hallados en las excavaciones que él
financiaba pasaban a formar parte de su colección particular como era habitual en la época.
Pérez-Cabrero, a pesar de la amistad que tenía con Vives fue, tanto desde su cargo de presidente de la
Junta del Patronato del Museo, como de secretario del Ayuntamiento de Ibiza, quien más obstáculos le puso
para que prosiguiera sus trabajos en la necrópolis del Puig des Molins, actuando siempre en defensa de los
derechos de la Junta de Patronato, totalmente ignorados por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas
Artes, que desde la creación del museo en 1907, había incumplido el compromiso de subvencionar las
excavaciones en la necrópolis, tal como estaba previsto a la R.O. de 27 de septiembre de 1907.
Hemos de señalar que la inexistencia de un ordenamiento jurídico que regulara las excavaciones,
permitía que particulares y asociaciones las pudieran realizar sin otro requisito que la autorización de los
propietarios del terreno y del pago de los honorarios a los obreros. Este hecho fue el que permitió también a
la Sociedad Arqueológica acometer en 1903 los primeros trabajos arqueológicos en la isla, al igual que los
realizados por Román y Calbet, Pérez Cabrero o Vives y Escudero.
Así estaban las cosas cuando el 7 de julio de 1911 se promulgó la Ley de Excavaciones y, posteriormente
el Real Decreto del 1 de marzo de 1912 que aprobaba su Reglamento. Vives y Escudero conocedor de lo que
significaba el cumplimiento de las disposiciones que emanaban del reglamento recientemente aprobado, el 21 de
junio de 1912 inscribe su derecho a proseguir sus trabajos en los terrenos del Puig des Molins, acompañándolo
del correspondiente croquis57 (fig. 15), según lo que disponía el artículo 35: “Los excavadores actuales no
necesitarán la autorización de que hablan los artículos anteriores, entendiéndose que la tienen concedida siempre
que soliciten la inscripción en el libro registro antes de primero de agosto de mil novecientos doce, en cuyo día
caducará su derecho. A dicha solicitud acompañarán los croquis y planos debidos”.
La Junta de Patronato del Museo, incomprensiblemente no cumple desde el primer momento este requisito.
La explicación la encontramos tal y como queda reflejado en el escrito de 20 de agosto de 1912 dirigido al
Ministerio, acompañado de un croquis58 delimitando igualmente la zona a excavar por la Junta (fig. 16) en el que
queda expresado el convencimiento que tenían sus miembros de los derechos adquiridos en virtud del R. D. de 9
de septiembre de 1907, por la que el Estado aceptó la donación del Museo Arqueológico de Ibiza y, sobre todo,
por la R.O. del 27 del mismo mes y año, la cual como hemos expuesto anteriormente, en su punto 5º desarrollaba
claramente cuales eran las funciones de la Junta de Patronato del Museo y en el párrafo segundo del punto 10º,
hacía referencia a la subvención de 1000 pesetas para auxiliar en las excavaciones.
57 AGA. Caja 31/1037. Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades 1912 nº 8.
58 AGA. Caja 31/1037. Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades 1912 nº 17.
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J. H. Fernández Gómez
Fig. 15. AGA. Caja
31/1037. Junta Superior
de Excavaciones y
Antigüedades, 1912,
nº 8. Croquis remitido
por Vives y Escudero
delimitando el área de
la necrópolis del Puig
des Molins en la que
pretendía excavar.
Fig. 16. AGA. Caja 31/1037. Junta Superior
de Excavaciones y Antigüedades, 1912, nº 17.
Croquis remitido por la Junta de Patronato,
delimitando el área de excavaciones de la
necrópolis del Puig des Molins.
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La petición ante el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes de la autorización exclusiva
para hacer excavaciones en la necrópolis del Puig des Molins, por un lado la de Antonio Vives Escudero
en defensa de sus intereses, y por otra la de la Junta de Patronato, con la intención de que los materiales
descubiertos en la necrópolis sean destinados al Museo Arqueológico de Ibiza, propiedad del Estado
Español, crea un grave conflicto de intereses que se reflejará en los escritos de denuncia presentados
ante diferentes instancias oficiales por parte de Vives Escudero y en las respuestas de la Junta de
Patronato en contra de las pretensiones del mencionado excavador, que se sucederán a lo largo de todo
el año 1913.
Por su parte, Carlos Román, que en 1911 se había hecho cargo de la dirección del Museo Arqueológico
obtiene, por R.O. de 25 de enero de 1913, autorización del Ministerio de la Guerra para excavar en los
terrenos del ejército, los cuales habían sido adquiridos en 1911 por expropiación para instalar un polvorín
militar. Al mismo tiempo, consiguió que, al fin, el Ministerio remitiera la subvención aprobada en la R.O.
para la realización de las excavaciones en el Puig des Molins.
Por su parte, Vives solicitará al Ayuntamiento de Ibiza la autorización para realizar excavaciones en el
antiguo camino de Sant Josep –hoy calle de Vía Romana–, que le fue denegada, al tiempo que las autorizaba
a la Junta de Patronato del Museo. Este hecho motivará la denuncia que el procurador de los Tribunales,
Mariano Palerm, en nombre de Vives, interpondrá el 12 de noviembre de 1913 ante el gobierno Civil de
Baleares en defensa de sus intereses, lo que hará que el 29 de noviembre, por orden telegráfica del Ministro
de Instrucción Pública y Bellas Artes, se paralicen todas las excavaciones que se estaban llevando a cabo
en el Puig des Molins.
En el mes de diciembre de 1913 llegará a Ibiza, como delegado del Ministerio de Instrucción Pública
y Bellas Artes, Manuel Cazurro y Ruiz,59 para solucionar las reclamaciones entre Vives y Escudero y la
Junta de Patronato del Museo. Cazurro, después de visitar las excavaciones y de escuchar a las partes
involucradas, emitirá un informe que será el fundamento de la Real Orden del 23 de mayo de 1914,
por la que se acordó la paralización de todas las excavaciones en el Puig des Molins y su declaración
de utilidad pública (fig. 17). Esto en la práctica significaba que quedaran bajo el control del Estado
las excavaciones y que todos los materiales que se hallaran en ellas pasaran a formar parte de las
colecciones públicas del Museo.
Esta resolución tuvo dos consecuencias principales: el que Vives iniciara un largo y complejo pleito
contra el Estado y que hasta que éste no se resolvió, la necrópolis del Puig des Molins quedara abandonada
y al alcance de saqueadores y coleccionistas. Por el escrito de denuncia de Vives sabemos que hasta el 1913,
fecha de la paralización de las excavaciones, éste había registrado unos 400 hipogeos y reunido un total de
2.003 objetos, los cuales fueron tasados en 162.285 pesetas.
Así pues, Vives el 18 de julio de 1914 presentó una reclamación al Estado por no poder proseguir
sus excavaciones en la necrópolis del Puig des Molins y por la pérdida que ello le representaría al no
poder seguir recuperando los materiales arqueológicos con destino a su colección, por ello solicitará una
indemnización de 150.000 pesetas al Estado. Esta petición fue informada por una Comisión de Académicos
de Bellas artes, de la Historia y de Ciencias que fijó la indemnización máxima a percibir en 125.000 pesetas.
Sin embargo, la forma en cómo se tenía que hacer el pago desembocó en la presentación de un recurso
contencioso administrativo que no se resolvió hasta 13 de diciembre de 1919, por sentencia del Tribunal
Supremo a partir de las alegaciones que se habían presentado a la R.O. de 23 de mayo de 1914, si bien la
59 Manuel Cazurro Ruíz era catedrático de Historia Natural, colaborador del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, del de
Santander y del de Nápoles. Durante su estancia en Girona, donde ejercía como Catedrático de instituto, se vinculó al yacimiento
arqueológico de Ampurias, en el que llevó a cabo diversas campañas de excavación, reuniendo una importante colección
arqueológica. Manuel Cazurro acompañará su informe con un interesante croquis, levantado a mano alzada, en el que sitúa las
propiedades en las que estaba dividida la necrópolis del Puig des Molins en aquellas fechas, y a la que calculaba una superficie de
unos 90.000 m2. AGA. Caja 31/1037. Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades 1914 nº 10.
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Fig. 17. AGA. Caja 31/1037. Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, 1914, nº 10. Croquis levantado por M.
Cazurro con las propiedades en las que estaba dividida la necrópolis del Puig des Molins.
sentencia no sería publicada hasta el 26 de marzo de 192060 por la que se condena al Estado a indemnizarlo
con 125.000 pesetas, cantidad que no será efectiva hasta la publicación del R.D. de 4 de julio de 1921.61
Por otro lado, la Colección Vives, que se encontraba depositada en el Museo Arqueológico Nacional
de Madrid desde 1916, fue adquirida el 12 de junio de 1926 a su viuda, Concepción Segura Rosselló, con
el informe favorable de la Real Academia de la Historia, por la cantidad de 125.000 pesetas (Fernández,
2011: 99-100).
Pocas cosas conocemos de las actividades de Pérez-Cabrero a partir de estas fechas. Sabemos que en
1913 publicó en Barcelona dos nuevos artículos en la Revista Museum, uno titulado “Ibiza Arqueológica”
y el otro “Arqueología Ebusitana”. También que el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes le
concederá un mes de pensión para realizar un viaje de estudios a Italia y a Cartago, según recoge el diario
El Resumen de 5 de mayo de 1914 y del que no tenemos ninguna otra información.
Aunque Pérez-Cabrero siguió cumpliendo con su trabajo tanto en el Ayuntamiento como en el Museo
Arqueológico, parece que su salud se fue deteriorando y tuvo que ser intervenido quirúrgicamente en
Barcelona en el mes de septiembre de 1914, empeorando en los dos años siguientes hasta su fallecimiento.
José Clapés, que murió inesperadamente poco después, el 7 de agosto de 1916, publicó en el Diario de Ibiza
el 21 de julio de 1916, la necrológica de Pérez-Cabrero, reproduciendo un párrafo de una carta que le había
dirigido el 29 de marzo de este mismo año, en la cual queda patente su interés por el estudio de la cultura de Ibiza:
“Yo ya no puedo hacer nada a causa de mí poca salud. Y lo siento, entre otras razones por tener en preparación un
volumen que tal vez hubiera gustado acerca del desenvolvimiento de las costumbres Ebusitanas”.
60 Gaceta de Madrid núm. 86, de 26 de marzo de 1920.
61 Gaceta de Madrid núm. 187, de 6 de julio de 1921.
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8. LA COLECCIÓN PÉREZ-CABRERO
Aunque hoy día nos pueda parecer paradójico, Arturo Pérez-Cabrero había formado una importante
colección arqueológica gracias a sus compras y a los obsequios que recibió, seguramente por parte de
Román y Calbet, como agradecimiento por la dirección de sus trabajos arqueológicos. Hay que tener en
cuenta que en esa época no estaba mal visto por la sociedad ni por las entidades culturales el poseer o reunir
una colección arqueológica ya fuera por compra, donación o por haber financiado los trabajos.
De hecho otras entidades como la propia Sociedad Arqueológica Ebusitana, o personajes relacionados
con Ibiza como el propio Juan Román y Calbet, Antonio Vives y Escudero, el famoso caricaturista y
escritor José M.ª Costa Ferrer “Picarol” o el artista Santiago Rusiñol, formaron importantes colecciones
arqueológicas creadas con materiales procedentes de Ibiza y, en algún caso de Formentera, obtenidos
mediante las excavaciones financiadas por ellos mismos. Esta práctica, aunque pueda parecer extraña,
perduró durante muchos años, dando lugar a importantes colecciones privadas, finalizando con la aprobación
de la Ley 16/85 de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español.
La Colección Pérez-Cabrero, fue en su mayor parte adquirida por el Museo Arqueológico de Ibiza.
Este importante conjunto de materiales arqueológicos estaba constituido por 735 objetos y fue ofrecida
su compra al Estado en 1915 por Bartolomé Ramón Capmany, director de la Sociedad Arqueológica con
destino al Museo Arqueológico de Ibiza. Para su examen y valoración fue nombrado José Ramón Mélida,
quien la tasó en 25.000 pesetas, siendo aprobada su adquisición el 27 de diciembre de 1916.
También sabemos que un pequeño lote de escarabeos propiedad de la familia de Pérez-Cabrero fue
vendido en Estados Unidos (Fernández y Padró, 1982: 9-10). Cuatro de ellos formaron parte de la Colección
Kennedy, de la cual pasaron a la Lewes House Collection, en la que ya estaban en 1920 (Beazley, 1920:
7-9), pasando dos de ellos al Museo de Bellas Artes de Boston en donde se conservan (Richter, 1968: 3637). Proceden también de la colección de A. Pérez-Cabrero otros tres escarabeos que en esta misma fecha
formaban parte de la Colección de Winifred Lamb (Beazley, 1920: 7), de los que al menos uno de ellos
ingresó en el Museo Metropolitano de Nueva York (Richter, 1968: 36, nº 34), sin que sepamos actualmente
donde se encuentra el resto de ejemplares.
Posteriormente, la viuda de Pérez-Cabrero, Dolores Adrover Colom, el 24 de junio de 1924 depositó
un lote de 50 piezas arqueológicas en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, que fue tasado en
2.200 ptas. Un primer lote formado por dos escarabeos y un entalle, fueron adquiridos por el museo el 24
de junio de 1926 por la cantidad de 1.000 pesetas mientras que el resto de materiales lo fue en diciembre
de este año por la cantidad de 1.200 pesetas.62
Otro lote formado por 212 objetos fue adquirido por el Museo de Prehistoria de Valencia también a la
viuda de Pérez-Cabrero63 por la cantidad de 1.250 ptas. gracias a las gestiones realizadas por el Profesor
Luis Pericot García en 193064 (figs. 18, 19 y 20).65
62 Expediente 1924/29 Archivo MAN. En él, además del Acta de depósito de la colección de 50 piezas adquiridas por el MAN
en dos lotes por 2.200 pesetas, firmado por el director del Museo José Ramón Mélida e Ignacio Bauer, quien actúa en nombre
de Dolores Adrover, viuda de Pérez-Cabrero, se conservan varias cartas entre ambos, otras de la misma Dolores Adrover y de
su hijo Emilio Pérez-Cabrero al respecto del cobro de la colección vendida al museo. En una de ellas, se alude al “resto de la
colección no enviada” que a tenor de las tres imágenes que acompañaban al escrito, se estima que podría valorarse en unas 10.000
pesetas. A pesar del interés de Dolores Adrover en su venta, ésta no llegó a realizarse porque en aquellas mismas fechas se estaba
gestionando la compra de la Colección Vives y Escudero, que se encontraba ya en depósito en el MAN. A tenor de algunas de las
piezas que aparecen en estas fotografías, algunas de ellas forman en la actualidad parte de la colección de 212 objetos que fueron
vendidos por Dolores Adrover al Museo de Prehistoria de Valencia.
63 Ballester, 1931: 17.
64 Gómez Bellard, 2006; Gómez Bellard y Rodriguez Muñoz, 2017.
65 Agradecemos al MAN la autorización para la publicación de las imágenes 1924/29/FD00001, 1924/29/FD00002 y 1924/29/
FD00003 y a Aurora Ladero las gestiones realizadas al respecto. Igualmente mi gratitud a D. Carlos Gómez Bellard por sus
sugerencias en la redacción del presente artículo.
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Fig. 18. Materiales de la Colección privada de A. Pérez-Cabrero 1924/29/FD00001 del Archivo del MAN.
Fig. 19. Materiales de la Colección privada de A. Pérez-Cabrero 1924/29/FD00002 del Archivo del MAN.
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Fig. 20. Materiales de la Colección privada de A. Pérez-Cabrero 1924/29/FD00003 del Archivo del MAN.
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