Serie de Trabajos Varios 69
Piezas con escotaduras del Paleolítico Superior valenciano (materiales del Museo del Prehistoria de Valencia)
Valentín Villaverde Bonilla
José Luis Peña Sánchez
1981
, ISBN 84-00-04879-2
978-84-00-04879-2 , 114 p.
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SERVICIO DE INVESTIGACION PREHISTORICA
DIPUTACION PROVINCIAL DE VALENCIA
SERIE DE TRABAJOS VARIOS
Núm. 69
PIEZAS CON ESCOTADURA
DEL
PALEOLITICO SUPERIOR
VALENCIANO
(Materiales del Museo de Prehistoria de Valencia)
Por
VALENTIN VILLAVERDE BONILLA
Y
JOSE LUIS PEÑA SANCHEZ
VALENCIA
1981
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SERVICIO DE INVESTIGACION PREHISTORICA
DIPUTACION PROVINCIAL DE VALENCIA
SERIE DE TRABAJOS VARIOS
Núm. 69
PIEZAS CON ESCOTADURA
DEL
PALEOLITICO SUPERIOR
VALENCIANO
(Materiales del Museo de Prehistoria de Valencia)
Por
VALENTIN VILLAVERDE BONILLA
Y
JOSE LUIS PEÑA SANCHEZ
VALENCIA
1981
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DIPUTACION PROVINCIAL DE VALENCIA - INSTITUTO ALFONSO EL MAGNANIMO
SERVICIO DE INVESTIGACION PREHISTORICA
SECCION DE PREHISTORIA EN VALENCIA DEL C.S.I.C.
SERIE DE TRABAJOS VARIOS
Núm. 69
Editorial F. Domenech, S. A.-Paseo Alameda, 9 .
I.S.B.N. 84-00-04879-2.-I.S.S.N. 0 2 1 1 - 2 2 6 4 .
Depósito V. 1.999-1 9 8 1
© de la edición digital: Museu de Prehistòria de València, 2010 — ISSN 1989-0540
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INTRODUCCION
Varios han sido los trabajos de investigación que a lo largo de los
últimos años han ido precisando, sobre la base de una profunda revisión de las industrias de sus principales yacimientos, la secuencia del
Paleolítico Superior valenciano (1).El importante nivel de síntesis al
que han llegado y la formulación de las hipótesis necesarias para seguir profundizando en aquellos aspectos que por su entidad o especial
problemática exigen un mayor esfuerzo de análisis, son, precisamente, las bases sobre las que han de estructurarse las investigaciones que les sigan. Y, en este sentido, nuestro trabajo sobre las piezas
con escotadura del Paleolítico Superior valenciano se enmarca, deliberadamente, en esa línea de investigación abierta por los trabajos
que nos han precedido. Sin ellos, hubiera sido, dado su planteamiento,
desaconsejable por parcial.
(1) J. FORTEA y F. JORDA: #La Cueva de Les Mallaetes y los problemas del Paleolítico
Superior del Mediterráneo Españo1.m Zephyrus, XXVI-XXVII,
Salamanca, 1976, pdgs. 129166.
J. M." FULLOLA: #Revisión de la industria lítica de los niveles soluvenses de la Cueva de
Parpall6.m Pyrenae, X I Instituto de Arqueología y Prehistoria, Universidad de Barcelona,
I,
1976, págs. 35-72.
J.-M." FULLOLA: (tCova del Parpalló. Solutreano.))Archivo de Tipologia Analitica, 4, Siena, 1976, págs. 13-140.
J. M."FULLOLA: «El So1"utreo-Gravetiense o Parpallense, Industria Mediterrhew,
Zephyrus, XXVIII-XXIX,
Salamanca, 1978, pdgs. 1 13- 123.
J. M.' FULLOLA: aCova del Barranc B1anc.m Archivio de Tipologia Analitica, 6, Siena,
1978, págs. 71-149.
J. M FULLOLA: &as industrias líticas del Paleolítico Superior Ib6rico.m Servicio de In.
O
vestigación Prehistórica, Serie Trabqjos Varios, n6m. 60, Valencie, 1979.
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Dos fueron los objetivos que nos propusimos al abordarlo: precisar morfológicamente los diferentes tipos de piezas con escotadura y
delimitar si su evolución podía ser significativa, no ya de la tradicional división entre Solutrense Superior y Solútreo-Gravetiense, sino de
la dinámica industrial de este último.
Las puntas escotadas de los yacimientos valencianos, y muy especialmente las de Parpalló, constituyen una serie importante de piezas
que por su número permiten un estudio pormenorizado de su morfología; estudio fundamentalmente encaminado a la formulación de sus
características tipológicas. Trabajos similares se han realizado recientemente con otras series más reducidas, típicas de facies locales
del Paleolítico Superior de Europa Occidental, y en buena lógica, era
conveniente realizarlo con aquellas piezas que, no hay que olvidarlo,
fueron de las primeras en descubrirse y en definitiva dan contenido a
las fases finales del Solutrense de facies ibérica.
En algunos aspectos, esta tarea había sido con anterioridad abordada por otros autores, precisando dentro del tipo ((punta escotada))
una serie de caracteres morfológicos, de tipo de retoque, de tendencia
de tamaño, etc. Sin embargo, estas apreciaciones, en la mayoría de
los casos acertadas, no eran la resultante de un estudio sistemático de
las series más importantes de puntas escotadas. En ello estriba, pensamos, nuestra modesta aportación: hemos partido del análisis de la
totalidad de las piezas con escotadura existentes en los fondos del
Servicio de Investigación Prehistórica de Valencia para, desde los datos obtenidos, formular las características morfológicas del tipo, analizar los diferentes subtipos y considerar, a la vez, las variantes menores significativas de subclases. Analizando, a otro nivel, la tendencia
general de sus dimensiones, vista evolutivamente, y la relación entre
la longitud de las piezas y la de sus escotaduras.
Las piezas con escotadura no se limitan a las puntas escotadas.
Por el contrario, a lo largo del Solutrense Evolucionado ( 2 ) aparecen
otras piezas que, con cuantificaciones considerables, no habían sido
hasta ahora analizadas con detenimiento.
Al examinar las piezas del Solutrense expuestas en el Museo de
Prehistoria de Valencia y al estudiar, más tarde, los materiales de al'guno de sus yacimientos centramos, en alguna ocasión, nuestra atención en los denominados, por Pericot, microburiles. Pues, junto a piezas que sin ninguna duda se ajustan a esta calificación, existen otras
(2)
FORTEA y JORDA, op. cit. nota 1.
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PIEZAS CON ESCOTADURA
7
que por sus, características son dificilmente agrupables en este tipo.
Se trata de piezas muy parecidas al microburil pero en las que, a diferencia de éstos, su fractura no proviene del golpe de microburil sino
que es consecuencia de una flexión o percusión que no afecta a la cara
de lascado, es decir, piezas en las que la técnica del microburil no se
ha empleado. Junto a ellas, además, existen otras piezas en las que la
escotadura no se complementa con ningún tipo de fractura y en las
que la parte retocada se reduce, en la casi totalidad de los casos, a la
escotadura, que ocupa una posición distal.
Los dos tipos, de los que desconocíamos sus cuantificaciones y su
papel en el Solutrense Evolucionado, han sido, también, considerados
con detenimiento morfológica y tipológicamente.
Por lo que respecta al segundo objetivo, la significación de las piezas con escotadura en la secuencia del Solutrense Evolucionado, hemos de indicar que, por basar nuestra argumentación fundamentalmente en los yacimientos de Parpalló y Barranc Blanc, sus resultados
no están exentos de una cierta provisionalidad. En este sentido, la publicación de Mallaetes, elaborada a la luz de los resultados obtenidos
en la meticulosa campaña de 1970, será, sin duda, fundamental para
precisar con mayor rigor su validez.
Por lo demás, los resultados que nos ha proporcionado el análisis
por capas de las piezas con escotadura son bastantes explícitos.
Hemos podido determinar que las piezas con escotadura dista1
tienden a aparecer precisamente a lo largo del Solútreo-Gravetiense y
que, en los momentos finales de éste, se produce un importante descenso en el número de puntas escotadas. Ambas circunstancias, una
vez valorada la evolución del resto de la industria, nos han inclinado
a considerar la existencia de dos fases dentro del Solútreo-Gravetiense; momento que ahora se ve notablemente enriquecido a expensas
del Solutrense Superior.
Pero veamos más detenidamente este asunto. Desde que Pericot
estableciera en Parpalló un nivel Solútreo-Gravetiense tras el Solutrense Superior (3),las diferentes síntesis sobre la evolución del Solutrense de facies ibérica, aunque han considerado la importancia del
Solútreo-Gravetiense, han centrado siempre su análisis en el proceso
interno del Solutrense Superior. La razón está, creemos, en la clasificación misma de Pericot, puesto que agrupó dentro de una sola etapa
(3) L. PERICOT: #La Cueva del Parpalló (Gandía1.nConsejo Superior de Investigaciones
Científicas. Instituto Diego Velázquez, Madrid, 1942.
El nivel fue calificado por aquellas fechas de Solútreo-Auriñaciense final.
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cultural, la calificada como Solutrense Superior, dos momentos industriales que él mismo consideraba ya diferenciados. Así, el tramo que
va de los 4'50 a los 5'25 m. se componía, en realidad, de dos momentos distintos, el de 4-'50a 4.'75 m., en el que aparecían ya los elementos típicos del Solútreo-Gravetiense, las puntas escotadas, con una
proporción importante, y en el que a su vez, y quizás ésta fue la razón
por la que lo incluyó en el Solutrense Superior, todavía estaban presentes, aunque en menor cantidad, las piezas típicas del Solutrense
Superior, las puntas de pedúnculo y aletas y las piezas foliáceas; y el
de 4'75 a 5'25 m., plenamente Solutrense, en la especificidad de la facies ibérica, caracterizado a su vez por las puntas de pedúnculo y aletas, los foliáceos, y en proporciones inferiores a las del tramo que acabamos de ver, las primeras puntas escotadas de Parpalló (4).
Jordá, que de forma general aceptó esta división por capas de Pe1 1
ricot, hizo coincidir, grosso modo, las fases 1 y 1 1 de su Solutrense
ibérico con el denominado Solutrense Superior, recogiendo en una sola fase, la IV, los elementos industriales típicos del Solútreo-Gravetiense (5).
Varios años después, al replantear Fortea y Jordá, considerando
los resultados obtenidos en Mallaetes, la secuencia del Solutrense final de la facies ibérica, han vuelto a incidir en lo mismo. Estableciendo dentro del Solutrense Evolucionado tres fases evolutivas que, de
nuevo, guardan la misma relación con ambas etapas. De esta manera,
1
los Solutrense Evolucionado 1y 1 sintetizan la evolución del Solutrense Superior de Pericot y el Solutrense Evolucionado 1 1 se ajusta a la
1
composición industrial del Solútreo-Gravetiense (6).
Una perspectiva diferente, en parte, es la adoptada por Fullola (7),
ya que tras la revisión de estos niveles propone la inclusión del tramo
de 2 5 0 a 4'75 m., dentro del Solútreo-Gravetiense, habida cuenta
de la ruptura que en la secuencia estructural de los modos de retoque
se opera en este tramo con respecto al resto del Solutrense Superior;
quedando este último relegado, pues, al tramo de 4'75 a 5'25 m.
(4) PERICOT, op. cit. nota anterior, págs. 57-72.
F. JORDA: #El Solutrense en España y sus prob1emas.n Instituto de Investigaciones
(5)
Arqueológicas. Oviedo,
1955.
op. cit. nota l.
F L O A d a s industrias...r, op. cit. nota
UL L :
(6) FORTEA y JORDA,
(7)
1, pkgs. 79-102.
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PIEZAS CON ESCOTADUFUi
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Nosotros, que adoptamos la denominación empleada por Fortea y
Jordá por lo que de acertado tiene a la hora de establecer el nexo evolutivo e industrial que liga al Solutrense Superior y al Solútreo-Gravetiense -aún a sabiendas de lo poco solutrense que resulta industrialmente el Solútreo-Gravetiense- hemos optado, a la vista de lo puesto
de manifiesto por Fullola, por considerar de diferente manera la distribución de las distintas fases propuestas por estos autores dentro del
Solutrense Evolucionado. Así lo sugirió ya uno de nosotros recientemente (8), y ahora, tras el estudio realizado con las piezas con escotadura de dicha etapa cultural, hemos seguido avanzando en esta idea.
Estos, en definitiva, han sido los presupuestos que han guiado el
presente trabajo. Sus limitaciones, entre otras, con las inherentes al
estudio de materiales provenientes de excavaciones antiguas, donde
los problemas de orden estratigráfico aparecen en muchas ocasiones
y son, sin embargo, en la mayoría de ellas irresolubles a partir de los
datos disponibles.
Queremos, finalmente, acabar estas líneas manifestando nuestro
agradecimiento al Servicio de Investigación Prehistórica. Sin las facilidades que nos ha prestado el trabajo no se habría podido realizar.
(8) V. VILLAVERDE: uEl Solutrense en el País Valenciano. Estado actual de su conocimiento.) Saguntum, 14, Papeles del Laboratorio de Arqueologia, Valencia, 1979, phgs. 9-31.
2
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METODO DE TRABAJO
Al ser uno de los objetivos de este trabajo el análisis morfológico y
tipológico de las piezas con escotadura, se ha intentado recoger la mayor cantidad de datos sobre cada una de las piezas estudiadas.
En un primer nivel se ha atendido a la tiponometría, tomando de
cada pieza los siguientes datos: longitud, anchura y espesor; considerando las piezas ortogonalmente, y desglosando también la longitud
del extremo adelgazado de la pieza por la escotadura y de la parte
restante o punta. En ello hemos seguido el método utilizado por Lenoir
(9)y practicado más tarde por Onoratini ( l o ) , si bien hemos renunciado a obtener la medida correspondiente al espesor de la pieza a la altura de la escotadura, ya que en primer lugar; era difícil determinar
en qué punto debía de ser tomada, como nos lo demostró la práctica al
apenas haber medido unas decenas de piezas, y en segundo lugar, las
variaciones con respecto al espesor del total de la punta eran ínfimas;
razones parecidas nos inclinaron a desechar también la medida del
ancho de la pieza a la altura de la escotadura.
Estas medidas han permitido establecer, tal y como hace Onoratini ( 1-1 en sus dos primeros parámetros, la relación existente entre la
)
(9) M. LENOIR: ~Observationssur les pointes B cran magdaleniénnes dans les gisements de 1'Abri Faustin, Commune de Cessac, (Gironde)et de la Pique, Commune de Daignac,
(Gironde).~
Bulietin de la Societé Prehistorique Francaise, t. 72, 1975, págs. 107-112.
(10) G. ONORATINI: uUn nouveau type de pointe B cran: La pointe de la Bouverie dans
le complexe général des pointes B cran., Bulietin de la Societé Prehistorique Francaise, t. 75,
1978, págs. 522-542.
( 1 11 ONORATINI, op. cit. nota anterior, pAg. 522.
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longitud de la escotadura y la total de la pieza, considerando que una
punta puede ser clasificada dentro del grupo 1 (Primer Parámetro)
siempre que la escotadura mida 113 o menos de la longitud total de la
pieza, dentro del grupo 11 cuando mida más de 113 y menos de 213, y
dentro del grupo 111 cuando mida 213 o más (12).Estableciendo, además que una pieza puede ser considerada como ancha (Segundo Parámetro), aún a sabiendas de que tratamos en la totalidad de los casos
con hojas, cuando su anchura sea mayor a 114- de la longitud, y como
estrecha siempre que su anchura sea menor a 114, y estableciendo
que la relación de 116 o menos de la longitud define a una pieza muy
estrecha ( 13 ).
Las mediciones se han efectuado sólo en aquellas piezas que están
enteras o prácticamente enteras, despreciando las rotas y clasificándolas como indqterminadas. Se han obtenido, desde esta perspectiva,
un total de 362 piezas medidas, una importante serie que pensamos
habrá de tenerse en consideración a la hora de establecer comparaciones o precisiones sobre las puntas escotadas de otros yacimientos o
fases culturales.
La relación entre ia longitud total de la pieza y la longitud de la
escotadura ha sido objeto, a su vez, de un estudio estadístico que permitiese inferir la evolución que las puntas siguen en cada yacimiento
-siempre que las puntas medidas fuesen las suficientes para este tipo
de precisiones-, y a lo largo de las diferentes fases del Solutrense
Evolucionado, considerado en su globalidad. Así se han obtenido para
cada una de estas dos medidas, además de la media aritmética, la
desviación típica, el coeficiente de variación y el coeficiente de correla-
(12) El criterio utilizado por Heinzelin de Braucourt, considerando si la escotadura ocupa más o menos de la mitad de la pieza, nos parece demasiado amplio para precisar las variaciones elristentes en las puntas de tipo mediterráneo.
J. HEINZELIN DE BRAUCOURT: #Manuel de Typologie des industries lithiques.))
Institut
Roya1 des Sciences Naturelles de Belgique, Bruxelles, 1962, pág. 35.
(13) A. LEROI-GOURHAN: #La Prehistoire.8 Nouvelle Clio, París, 1966.
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14
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parte afectada por el retoque, se ha seguido en lo fundamental a Onoratini ( 16). Tratando, sin embargo, de ampliar el nivel de descripción
de los parámetros por él utilizados, al especificar algo más la posición
y extensión del retoque en la pieza. Así, se han denominado c los rem
toques que afectan a la extremidad dista1 de la pieza apuntándola, e
«y))aquéllos que no provocan su apuntamiento, recogiendo la amplitud del retoque a lo largo del filo mediante la anotación simplificada
«a))(hasta 113 de la long. del filo), «b»(hasta.213)y «o
(más de 213) (fig.
1, 11, núm. 1 y 2).
De esta manera la pieza núm. 11 de la fig. 6 quedaría descrita como CH2bxa,la núm. 19 de la fig. 7 como B2xb y la núm. 8 de la fig. 9
C"1Xb.
El llevar a cabo esta descripción del retoque ampliando el tercer
parámetro de Onoratini ha permitido distinguir un número teórico de
79 subclases, muchas de ellas inexistentes en los yacimientos estudiados, pero posibles. Subclases, por otra parte, que a nuestro entender
deben ser discutidas siempre en relación a los grupos o subtipos de los
que forman parte, que son los únicos que desde un punto de vista
morfo-tipológico vale la pena considerar en profundidad. Serán, pues,
subclases útiles a la hora de la descripción morfológica, en la idea de
que ésta sea lo más completa posible, pero en ningún caso objeto de
discusión tipológica.
Por lo que se refiere a la determinación de los subtipos o grupos,
una vez consultadas las propuestas teóricas elaboradas con anterioridad por otros autores, optamos por considerar como criterio básico la
relación existente entre el retoque y el apuntamiento de la pieza. Determinando como variantes de segundo orden, o lo que es lo mismo,
como variantes significativas de subclases y no de subtipos, la circunstancia de que la parte opuesta a la escotadura esté o no retocada
y la contigüidad u oposición de los retoques de la punta con relación a
la escotadura. Pero veamos en detalle los otros sistemas de clasificación para luego precisar aquél por el que nosotros hemos optado.
Se debe a Ripoll( 17)el primer intento sistemático de clasificación
de las puntas escotadas. Para este autor son determinantes las posiciones del dorso y la escotadura en la pieza; distinguiendo el tipo general, de dorso rebajado, filo en el lado opuesto y escotadura a la de-
(16) ONORATINI, op. cit. nota 10, págs. 522-524.
(17) E. RIPOLL: aExcavaciones en Cueva de Ambrosio (V6lez Blanco, Almeda). Campañas 1958 y 1960n. Ampurias, XXII-XXIII, Barcelona, 1960-1961, págs. 3 1-45.
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ción entre anibas (14). La representación gráfica de la recta de regresión se ha efectuado de manera doble, esto es, considerando la regresión sobre la línea de las ordenadas y sobre la línea de las abcisas, representado las áreas de concentración del 46'24.% de las piezas (15).
Para la descripción morfológica de las puntas, atendiendo a la
(14) Los resultados estadísticos que se utilizan han sido obtenidos a partir de la siguiente formulación:
Desviación típica
U",*
Coeficiente de Variación
Coeficiente de Correlación
(15)
Pendiente de regresión de y sobre x
Ordenada en el origen en la regresión de y sobre x
Ecuación de la recta
analogamente para la y excepto en my =
-
1
2
--x . y
x.y
N
=Y
Ecuación de la recta de regresión de x sobre y
y
= myx +by
Agradecemos a R. Blanco Martí la ayuda prestada en este apartado.
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PIEZAS CON ESCOTADURA
15
recha, y los formados por dorso y escotadura en el lado derecho y
dorso y escotadura en el lado izquierdo; a los que añade, a su vez, las
puntas sin retoques y las que poseen un borde parcialmente rebajado;
diferenciando, finalmente, las de tipo ((francés)),es decir, aquellas
puntas que además de poseer un grueso pedúnculo tienen retoques de
tipo solutrense. Variantes menores serán las que se establezcan a partir de los retoques de la cara de lascado, bien sean de configuración
del pedúnculo bien de la punta, y las que se deriven de la forma misma del pedúnculo.
Criterios muy parecidos son los utilizados por Laplace en sus listas de 1964 y 1972. Así, las piezas denominadas PD31, 32 y 33 y LD31
32, 33 y 34 se definen respectivamente como punta de dorso y escotadura adyacente, punta de dorso y escotadura opuesta, punta de
dorso y pedúnculo, hoja con escotadura, hoja con pedúnculo, hoja con
escotadura y dorso adyacente y hoja con escotadura y dorso opuesto (18).
Fullola, reciéntemente, en su completo trabajo sobre el Solutrense
de Parpalló, amplió en dos nuevos tipos -PD34 y LD35- ésta clasificación, recogiendo con ello la variante formada por el doble dorso y la
escotadura ( 19).
Reciéntemente también, Onoratini (20) ha considerado, además
de la posición del retoque con respecto a la escotadura, la posibilidad
de que el lado opuesto a la escotadura esté retocado o no, y la unilareralidad o bilateralidad del retoque de apuntamiento o su ausencia, obteniendo con ello quince subclases esenciales.
Nosotros, en la línea marcada por este autor, hemos preferido, sin
embargo, concretar un número reducido de subtipos, considerando a
tal efecto tan sólo la forma en que el retoque afecta al apuntamiento,
o su ausencia, y dejar las demás variaciones como significativas de
diversas subclases dentro de cada subtipo. El criterio elegido, basado
Annali dell'Universit8 di Ferrara
(18) G. LAPLACE: uEssai de Typologie Systematique.~
(nuova serie), Sesione XV, Paleontologia Umana e Paletnologia, Suplemento 1 al Volumen 1,
1
1964, phgs. 1-79.
G. LAPLACE: «La Typologie Analytique ( 1954- 1972).Elaboration et dbveloppement d'une
nouveile méthode d'etude morphotechnique et structurale des complexes lithiques et osseux.,
Texto policopiado, 1972.
(19) FULLOLA: ((Revisión de la industria...))op. cit. nota 1 .
J. M' FULLOLA: «De nouveaux types primarires.# DialektikB, Cahiers de Typologie
.
analytique, Pau, 1976, págs. 6-9.
(20) ONORATINI, op. cit, nota 10.
[page-n-17]
V. VILLAVERDE Y J. L. PERA
16
en la funcionalidad de la pieza -que desde su mero aislamiento como
tipo incluye la escotadura-, presupone que los retoques de configuración son una simple consecuencia de la forma de la hoja en bruto y
que la relación entre la escotadura y el dorso, caso de que éste exista,
es totalmente indiferente a la función buscada en el útil. Los subtipos
a contemplar según este criterio son:
El formado por las piezas en las que no hay retoques de apuntamiento.
2. El formado por las piezas en las que el retoque de apuntamiento afecta sólo a un lado y de forma parcial.
3. El formado por las piezas en las que el retoque de apuntamiento afecta sólo a un lado, siendo continuo o formando
dorso abatido.
4. El formado por las piezas en las que el retoque de apuntamiento es bilateral y parcial.
5. El formado por las piezas en las que el retoque de apuntamiento es bilateral, siendo parcial en un lado y continuo o
formando dorso abatido en el otro.
6. El formado por las piezas en las que el retoque de apuntamiento es bilateral y continuo o formando dorso abatido. (fig.
1.
1, 11
.
En todos los casos serán elementos significativos de subclases internas la existencia de retoques de configuración en uno o en ambos
lados y su extensión a lo largo del filo de la pieza, la existencia o no de
retoques en la parie del filo opuesta3 la escotadura, y la posición con
respecto a la escotadura de los retoques de la pieza.
En esJe sentido, si partimos del sistema de clasificación morfológica simplificado de Onoratini, aceptando el sistema de transcripción
por él utilizado:
Clase A: Sólo con escotadura.
Clase B: Punta y escotadura discontinuas.
Clase C: Punta y escotadura formando un continuum.
Clase D: Totalmente retocada.
Clase ( ' : Escotadura opuesta al lado retocado de la punta.
Clase ": Punta retocada en los dos lados.
Las demás clases: Escotadura adyacente al lado retocado de la punta.
Y añadimos los dos parámetros explicados líneas arriba:
a, b, y c:
"x" e "y":
para delimitar la extensión del retoque.
para indicar su posición dista1 o proximal con relación al filo de la pieza.
obtenemos un total de 79 subclases teóricas, tal y como ya indicamos,
que en realidad se han circunscrito a un total de 6 3 en el análisis de
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PIEZAS CON ESCOTADURA
fig. l.-1. Diferentes subtipos de punta escotada. 11. Detalle de la extensión y localización del
retoque
[page-n-19]
las piezas de Parpalló. Estas subclases, recogidas en los cuadros-resumen de cada capa en los diferentes yacimientos, se distribuyen de la
siguiente manera en los 6 subtipos por nosotros considerados:
Subclases
Subtipos
Al, A2, Blya, Blyb, BZya, BZyb, B'lya, B'lyb,
B'Zya, B'lyb, B"Zyayb, BU2ybyb
B'l, B'2, B1, B2, Blxa, Blxb, BZxa, BZxb, B'lxa,
B'lxb, B'Zxa, B12xb,Br'2xayb, B"Zxbya, BVZxbyb
B"2yaxb, BW2ybxa,
Br'2ybxb, B"2ybxc
C', C1, C2, B'lxc, B"lxcyb, C"lya, C"Paya,
C"Zayb, C"2bya, C"2byb
B"1, B"2, B"lxa, B'llxaxb, B" lxbxa, BP'lxbxb,
B"Zxaxa, B"Zxaxb, BW2xbxa,
B"2xbxb
La descripción detallada de las piezas se ha efectuado para proporcionar una mayor descripción morfológica y para facilitar, a su
vez, las comparaciones con otros sistemas de clasificación.
Por lo que respecta a las piezas con escotadura distal, se ha recogido en aquellas que poseen fractura el tipo de acción que la ha producido: percusión o flexión. Utilizando cuando ello ha sido necesario
la lupa binocular.
En cuanto al retoque, además de su extensión por el contorno de
la pieza con los criterios más arriba descritos, se ha analizado el modo, la amplitud y la orientación, según los criterios de Laplace ( 2 1).
Las piezas, que en la mayoría de los casos son inéditas, han sido
representadas a tamaño natural.
(21) LAPLACE: ((La Typologie...n, op. cit. nota 18.
[page-n-20]
LOS CONCEPTOS DE MUESCA Y ESCOTADURA
Un problema semántico es previo a la discusión tipológica sobre
las piezas que nos ocupan en el presente trabajo, y no es otro que el de
la terminología a seguir a la hora de clasificarlas.
El útil formado por una extremidad aguzada mediante retoque o
apuntamiento natural y otra extremidad adelgazada mediante un retoque abrupto que modifica sensiblemente el filo o contorno natural
de la pieza, es clasificado indistintamente, según diferentes AA., como
punta de muesca o punta escotada. La cuestión, como es lógico, remite a la exacta significación con la que se utilizan los términos más generales de muesca y escotadura. Y para analizarla es necesario, al
menos, remontarse hasta al XI Congreso Arqueológico Nacional celebrado en Mérida el afio 1969.
Moure, en comunicación presentada a dicho Congreso, se expresaba con relación a ambos conceptos en los siguientes términos: ($0demos definir la muesca como un reentrante en la extremidad proximal de una pieza, obtenido por retoques abruptos, que delimita una
especie de talón lateral. Por el contrario, la escotadura es un entrante
semicircular en el borde de una pieza, obtenido siempre por retoques))
( 2 2 ) .Precisando poco tiempo después que el término muesca equivale
al francés «eran» y dando, por consiguiente, a entender que el de esco(23).
tadura sería equivalente de ((encoche))
(22) J. A. MOURE: #Sobre la denominación en lengua castellana de los atiles del PaXI
leolítico Superior de acuerdo con la léxico-tipologia de Sonneviiie-Bordes y Perrot.)) Congreso Arqueológico Nacional, MBrida, 1969 (Zaragoza, 19701, págs. 132-138. Cita en phg.
137.
(23) J. A. MOURE: #Comentarios sobre el uso en lengua castallana de la 16xico-tipología
del Paleolítico Superior de acuerdo con el sistema Sonneviiie-Bordesy Perrot.~
Boletín del Seminario de Arte y Arqueología, XXXIV-MCXV, Valladolid, 1969, págs. 275-288.
[page-n-21]
20
V. VILLAVERDE Y J. L.
PERA
Por las mismas fechas Merino traducía los términos franceses referidos de igual manera, denominando así los números 56, 57, 75 y
89 de la lista-tipo de Sonneville-Bordes y Perrot como punta con
muesca perigordi'ense, llamada atípica, pieza con muesca, pieza con
escotadura y laminilla con escotadura, respectivamente (24.).
Sin embargo, Fortea en 1973 interpretaba los términos totalmente
al revés, traduciendo «eran» por escotadura y (tencoche))por muesca
(25).Y reciéntemente, otro investigador, Fullola, ha insistido también
en esta nomenclatura. Para este A. no se trata tan sólo de una cuestión de traducciones sino que la utilización de una u otra acepción
conllevaría la de su exacta posición en la pieza, ya que «la noción de
encoche o muesca introduce una idea de posición indiscriminada dentro de la pieza, tanto podemos hallarla en situación media1 izquierda
como transversal distal, etc. Sin embargo, la noción de cran o escotadura nos lleva a colocar el retoque en postura proximal derecha en
casi todos los casos, pues ésa es la posición de casi todas las escotaduras» (26).Estableciendo, no obstante, la posibilidad de que dicha escotadura pueda poseer en algunos casos una posición proximal izquierda, tal y como ocurre en ciertas puntas escotadas de Parpalló, o incluso distal, en lo que podríamos denominar puntas escotadas inversas.
Nosotros, que empleamos esta terminología, pensamos que todavía puede precisarse más. Y ello porque las escotaduras distales no
sólo se dan en las puntas «inversas»,cuantitativamente muy poco importantes, sino que también aparecen en otras piezas que nada tienen
que ver con las puntas escotadas y que al parecer lo que buscan es
precisamente el apuntamiento mediante la escotadura, pudiéndose situar ésta tanto en la parte distal derecha como en la izquierda. Así,
hablaremos de escotadura cuando el retoque abrupto provoque un
reentrante en el filo natural de la pieza, formando o dando lugar a un
adelgazamiento ya sea proximal o distal, en posición derecha o izquierda, y de muesca en todos los demás casos.
.
(24) J. MO MERINO: ~Tipologiaiítica., Munibe, XXI, San Sebastián, 1969.
(25) J. FORTEA: (&os complejos microlaminares y geométricos del Epipaleolítico Mediterráneo español.^ Memorias del Seminario de Prehistoria y Arqueología, núm. 4, Universidad de Salamanca, 1973.
(26) FULLOLA: uRevisi6n de la industria N, op. cit. nota, 1 , págs. 48 y SS.
...
[page-n-22]
DIFERENTES TIPOS DE PIEZAS CON ESCOTADURA
Una vez establecidas estas consideraciones terminológicas conviene analizar con detalle los diferentes tipos de escotaduras que aparecen en el Solutrense de los yacimientos de la Safor.
El tipo mejor definido es, sin duda, la punta escotada, subceptible
de ser relacionado con el núm. 56 de la lista-tipo de Sonneville-Bordes
y Perrot (27),y con el 70 de la reciéntemente publicada por Bordes
(28). No sobrarán sin embargo algunas precisiones sobre él mismo.
La dicotomía que establece la lista de Sonneville-Bordes y Perrot
entre la punta escotada perigordiense y la solutrense, definida como
(pointe a cran latéral, A retouches solutréennes obtenues par pression, plates et régulieres, parfois bifaciales et compl6tes, parfois tres
incompletes» (29)era realmente dificil de resolver en los yacimientos
de la región mediterránea donde, como es el caso de Parpalló, aparecen puntas escotadas de retoque abrupto en los momentos evolucionados de la secuencia Solutrense. Sólo a partir del trabajo de Srnith
sobre el Solutrense en Francia (30),se estableció la posibilidad de clasificar dichas puntas como Solutrenses y no Perigordienses. Y ello a
pesar de que la monografía publicada por Pericot de Parpalló vio la
luz en 1942 (31). La nueva lista de Bordes, al agrupar las ((armatures
(27) D. de SONNEVILLE-BORDES y J. PERROT: ((LexiqueTypologique de Paléolithique
Supérieur. Outillage Lithique 1, 11, 111, I V y V-X». Bulletin de la Société Préhistorique Franqaise, t. 51, 52 y 53, 1954, 1955 y 1956, págs. 327-335, 76-97, 4.08-4-12 y 547-559.
(28) F. BORDES: &e Protomagdalhien de Laugerie-Haute-Est (fouilles F. Bordes)., Bulletin de la Société Préhistorique Francaise, t. 75, 1978, págs. 501-521.
(29) SONNEVILLE-BORDES y J. PERROT, Op. cit. nota 27, p8g. 334.
(30) PH. SMITH: «Le Solutréen en France)). Burdeos, 1964.
(31) PERICOT, op. cit. nota 3.
[page-n-23]
22
V. VILLAVERDE Y J. L. PEÑA
meditérranéennes (a soie, a eran))) con los útiles típicos del Solutrense
-núms. 65 a 69 de su lista-, suponemos que lo que viene a recoger es
precisamente la variante D de la punta escotada solutrense de Smith,
es decir, la punta escotada de retoque abrupto o de tipo mediterráneo,
característica del Solutrense Evolucionado de facies ibérica (32).La
variante con pedúnculo (a soie) que el tipo contempla suponemos se
referirá al formado por una doble escotadura, el PD33 de Laplace
(33) si quisiéramos recurrir a otra tipología, ya que la punta de
pedúnculo y aletas del Solutrense de facies ibérica creemos debe estar
incluida de pleno derecho en el núm. 69, ((pointes solutréennes A péduncule)), de dicha lista.
Es necesario señalar, finalmente, que para la zona mediterránea
la punta escotada perigordiense y la de tipo solutrense en nada se diferencian, por lo que a su morfología y tipo de retoque se refiere, siendo únicamente posible utilizar los criterios culturales deducibles del
análisis del total de las industrias a la hora de clasificar estas piezas
en uno u otro tipo.
Nombrábamos hace un momento las puntas escotadas ((inversas)),
esto es, aquéllas en las que la punta se encuentra en la extremidad
proximal de la hoja y la escotadura en la parte opuesta. El tipo es posible, tal y como lo senala Fullola (34),aunque su número es muy bajo
-3 claras y alguna dudosa, por tratarse de fragmentos mediales rotos
de
en ambos extremos- en Parpalló, y salvo esta ((inversión)) la extremidad apuntada y la escotada en nada se diferencian de las restantes
puntas. No creemos, por ello, que estas piezas sean el producto de una
técnica especial de fabricación y por el contrario pensamos, máxime
si tenemos en cuenta su bajísimo porcentaje, que son simplemente
una casualidad debida probablemente a la forma natural de la hoja
en bruto, más propicia a priori, quizás, para ser configurada en este
sentido mediante el retoque. Las existentes en Parpalló, aún cuando
como es lógico, carecen del talón puesto que ha sido atacado por el retoque de apuntamiento, permiten inferir del análisis de su extremidad
proximal natural, atendiendo a la convexidad de la zona del bulbo y a
las ondas de percusión, que no ha habido en éstas piezas ningún proceso de supresión, previo, de la parte proximal de la hoja. Igualmente
diferimos de este A. en el análisis y explicación que da de las por él
(32) SMITH,op. cit. nota 30, pág. 54.
(33) LAPLACE: &a Typologie...N op. cit. nota 18, pág. 16.
(34) FULLOLA: #Revisión de la industria N, op. cit. nota 1 , p8gs. 48 y
...
SS.
[page-n-24]
PIEZAS CON ESCOTADURA
23
llamadas (hojas con escotadura distal y fractura) (35) o LD31, pues
aunque consideramos la existencia de este tipo, pieza con escotadura
distal y fractura, lo desligamos totalmente del tipo punta escotada, tal
y como más adelante, al tratar del tipo y sus variantes, veremos.
En otro orden de cosas, frente a la distinción que los que utilizan
la tipología de Laplace establecen entre las puntas escotadas y las hojas escotadas, los tipos PD31, 32, 33 y 34 y LD31, 32, 33, 34 y 35,
nosotros preferimos hablar de puntas escotadas en la mayoría de los
casos y sólo en algunos, de hojas escotadas.
La distinción que el sistema tipológico de Laplace establece entre
las puntas y las hojas en los tipos que acabamos de mencionar atiende
a la circunstancia de que la extremidad distal de la pieza esté o no
afectada por retoques de apuntamiento. Y de entrada, creemos que es
necesario precisar que las puntas rotas en su extremidad distal no deberán ser consideradas como hojas escotadas, sino como posibles
puntas u hojas escotadas rotas. Sólo, pues, las piezas enteras podrán
ser clasificadas, con rigor, como puntas u hojas, y lo cierto es que sólo
aparecen en Parpalló 7 hojas escotadas enteras sin retoques de apuntamiento o apuntamiento natural. El número de puntas sin retoques
de apuntamiento, con o sin retoques de configuración en uno o en ambos lados de la pieza, o lo que es decir, hojas con apuntamiento natural escotadas, es de 40.
Y, sin embargo, si algo se deduce con claridad del análisis de las
piezas consideradas a lo largo de este trabajo es que la idea fundamental, el tipo funcional que preside la elaboración de las (puntas escatadas)), no es otra que la obtención de una punta, penetrante, de forma general losángica, provista de una escotadura en el extremo
opuesto. Ello, precisamente, nos inclina a considerar y clasificar de
puntas escotadas a todas las piezas apuntadas provistas de una escotadura en el extremo opuesto, esté o no obtenido este apuntamiento
por medio de retoque.
Pero volvamos a las piezas rotas en su extremidad distal. La exagerada desproporción existente entre las puntas escotadas y las hojas
escotadas, analizadas según los criterios antedichos, creemos que es
una razón más que suficiente para clasificar las piezas rotas sencillamente como puntas escotadas rotas. Máxime, si como se desprende
de un estudio detallado de este tipo de piezas, se observan en la parte
distal del fragmento retoques que indudablemente debieron ir encaminados al apuntamiento (fig. 4-, núm. 4).
(35) FULLOLA, op. cit. nota anterior, pág. 49.
,
[page-n-25]
24
V. VILLAVERDE Y J. L. PERA
Además de las puntas escotadas, que como acabamos de ver se
caracterizan en la mayoría de los casos por poseer la escotadura en
posición proximal, existen en Parpalló, y en general en la facies ibérica del Solutrense Evolucionado, una serie importante de piezas con
escotaduras distales que a nuestro entender deben ser consideradas
como tipos diferentes de aquéllas.
En un primer nivel descriptivo se pueden distinguir tres tipos o
variantes que tienen, por lo demás, en común la circunstancia de que
el único retoque de la pieza es precisamente el que configura o da lugar a la escotadura. Son: la escotadura distal que provoca un apuntamiento o adelgazamiento sensiblemente apuntado en la pieza, o punta
de escotadura distal, la ((pointe-eran)) del sistema tipológico de Laplace (36),la escotadura distal asociada a una fractura obtenida por flexión o percusión, y la doble escotadura distal asociada a fractura obtenida, también, por flexión o percusión (fig. 5, núm. 1 y fig. 11, núm.
1.3, 14 y 15).
El primer tipo, la escotadura distal que da lugar a un apuntamiento, podría clasificarse como ((pieza con escotadura», núm. 57 de la
lista-tipo de Sonneville-Bordes y Perrot. Sin embargo, si nos atenemos
estrictamente a la definición del tipo que estos AA. dan ((Lameprésentant un cran latéral plus o moins nettement dégagé par retouches plus
o moins abruptes))(37),quedarían en el aire dos aspectos fundamentales del tipo que, por otra parte, es necesario señalar: la posición distal de la escotadura y su apuntamiento.
Mucho mejor recogida aparece la morfología de la pieza en la lista
de Laplace del año 1964 (38),el PD3 , también llamado ((pointe-cram),
definido como ((pointesur lame ou, plus rarement, sur éclat, faqonnée
par un retouche latéral abrupte profonde, partielle, concave, formant avec l'axe de l'outil un angle inférieur A 45°». Tipo que a nuestro
entender en las listas posteriores ha quedado peor definido, ya que en
la de 1972 (39) se le califica con el epígrafe ((pointe a dos partiel sécant» que distingue a la ((pointe & dos partiel tangent)), tipos PD2 1 y
PD22, respectivamente, de dicha lista.
La pieza podría prestarse a confusión a la hora de su clasificación
y ser considerada como una simple truncadura cóncava o un perforador atípico, creemos, sin embargo, que de la primera se diferencia
(36)
(37)
(38)
(39)
...
LAPLACE: (Bssai de Typologie n op. cit. nota 18, pág. 43.
SONNEVILLE-BORDES y PERROT, op. cit. nota 27, pág. 54-7
LAPLACE: «Essai de Typologie ...», op. cit. nota 18, pág. 4.3.
LAPLACE: tLa Typologie N, op. cit. nota 18, pág. 16.
...
[page-n-26]
PIEZAS CON ESCOTADURA
25
precisamente por la forma misma de la escotadura, que en un sentido
estricto no trunca la hoja u hojita sobre la que se practica sino que
promueve en ella un apuntamiento pronunciado como consecuencia
de su marcada concavidad, en este sentido el criterio considerado por
Laplace en la lista de 1964, ((formando con el eje del útil un ángulo inferior a 45O», podría ser un elemento objetivo de diferenciación con
relación a las truncaduras cóncavas.
Del perforador atípico se diferenciaría, a su vez, por carecer en la
totalidad de los casos de retoques siquiera marginales o de uso, que
permitan pensar en la utilización de este tipo de piezas como perforadores.
Este tipo de piezas no aparece únicamente en Parpalló, donde viene avalado por 39 ejemplares, sino que aparece también en Mallaetes, y por fuera del núcleo de la Safor lo encontramos también en el
Epigravetiense italiano, si consideramos las piezas clasificadas como
((pointe-cran»equivalentes a las hasta ahora descritas, tal y como
puede desprenderse del dibujo de un ejemplar del nivel inferior de
Grotta Paglicci (40).Concretamente en éste Último yacimiento aparecen en el nivel de base una punta de estas características entera y
otras cuatro rotas y en el nivel superior otras cinco enteras y cuatro
rotas. Nótese la proporción entre las enteras y rotas, ya que seguidamente, cuando nos detengamos en la descripción de las piezas con escotadura distal y fractura del Solutrense Evolucionado de la comarca
de la Safor, observaremos la tremenda coincidencia que entre las proporciones de ambos tipos también se dan. Nosotros, a diferencia de
Mezzena y Palma di Cesnola, otorgaremos a las piezas con escotadura
distal y fractura un valor tipológico propio y diferenciado de las
((pointes-eran)).
La escotadura distal que da lugar al apuntamiento de la pieza
puede ocupar tanto una posición derecha como izquierda (fig. 5,
núms. 1 y 7) son estas últimas sin embargo las que mayor proporción
alcanzan. Así, de las 39 existentes en Parpalló, 34 poseen la escotadur a a la izquierda.
Queremos finalmente señalar la existencia de posibles ápices triédricos en algunas de estas piezas. La circunstancia no es normal pues
sólo existen dos piezas que obtengan el apuntamiento con esta técnica, .y sin embargo debe plantearse la posibilidad de que la técnica del
.
(40) F. MEZZENA y A PALMA DI CESNOLA: tLIEpigravettiano deila Grota Paglicci nel
Gargano (Scavi F. Zorsi 1961-631.r Riv. Scienze Preist., 22, 1967, fig. 9 núm. 2.
A
[page-n-27]
26
V. VILLAVERDE Y J. L. P E ~ ~ A
microburil haya podido ser utilizada o tenga alguna relación con la
obtención de dichas piezas. No hay que olvidar, por otra parte, que en
el momento en el que aparecen toda la variedad de escotaduras ((distales» también lo hacen los microburiles.
Por lo que se refiere al segundo tipo que señalamos, la escotadura
distal con fractura, hemos de decir de antemano que en la mayoría de
los casos se trata de piezas elaboradas sobre fragmentos proximales
de hojita, siendo realmente excepcional aquella cuyo soporte es una
hoja. Son piezas, además, cortas, en las que el promedio de longitud
no sobrepasa los 2'5 cms. y en las que la escotadura suele medir aproximadamente 1 cm.
La fractura, quizás la parte más importante de la pieza, o al menos la que permite su distinción del tipo anterior, tiene por principal
característica el ser sensiblemente perpendicular al plano de lascado
(fig. 20, núm. 2),si bien es verdad que en los casos en que se obtiene
por flexión ésta puede afectar parcialmente a la cara dorsal (fig. 6,
núm. 1).
La presencia de estas piezas en industrias del Paleolítico Superior
ha sido reiteradas veces puesta de manifiesto pero no sin una cierta
ambigüedad. Así, cuando Cheynier (41)habla de las ((lamellesa cran»
se refiere indistintamente a las escotaduras distales que provocan
apuntamiento y a estas piezas en las que la fractura afecta a la escotadura, si bien reconoce que «ces instniments sont souvent cassés A
leur extrémité quand el s'agit d'un cran distab. Bordes (42),por su
parte, piensa que en la mayoría de los casos se trata de simples accidentes de talla provocados en el proceso de fabricación de las hojitas
de borde abatido, o de un proceso voluntario de supresión de la parte
proximal de la hojita, calificándolas de pseudo-microburiles. Pseudomicroburil que hay que distinguir del que califica'con el mismo nombre Vignard (43),auténtico buril transversal obtenido mediante golpe
de buril dado sobre el borde de una muesca o escotadura.
Piezas con escotadura y fractura o puntas de escotadura distal
aparecen en numerosos yacimientos del Paleolítico europeo. Así, y sin
ánimo de ser exhautivos, podemos señalar su existencia en Badegou-
(41) A. CHEYNIER:tLes lamelles B cran.n Buiietin de la Societé Préhistorique Franqaise, t. 49, 1952, págs. 557-558.
(42) F. BORDES: #La signifition du microburin dans le Paléolithique Sup6rieur.n L'Anthropologie, t. W, 1957, p4gs. 578-582.
C.P.F., 1 session, Péri(43) E. VIGNARD: ((BurintGnsversai et pseudo-microburin.))
gueux (París, 19351, phgs. 441-454.
[page-n-28]
PIEZAS CON ESCOTADURA
27
le, formando parte de un nivel definido por Cheynier como Solutrense
Superior y donde se califican de ((lamellesa coche terminale a gauche,
avec bout cassé)) (44.);en La Roque, en un nivel calificado como Magdaleniense final, donde al menos aparece una punta de escotadura
distal asociada a una punta escotada (45);en numerosos yacimientos
del Epigravetiense italiano, como Riparo Mochi, Paglicci, donde las
piezas con escotadura son particularmente abundantes (4-6);en la
Salpetriere, donde hemos podido observar la existencia de al menos
una pieza con escotadura distal y fractura (47);y, también en algunos
yacimientos centroeuropeos, tales como Willendorf 11 (48), donde al
menos una pieza con escotadura y fractura aparece asociada a una
punta escotada, o Krems-Hundssteig, donde también aparece dibujada una punta de escotadura distal junto a una punta escotada (49).
En el Epipaleolitico del Maghreb también aparece este tipo de piezas, y así TWer (50)recoge en el número 64 de su lista-tipo, bajo el título de ((lamellea crana, las posibilidades distal y proximal de una escotadura formada por retoques abruptos, aunque nuevamente sin distinguir la variedad con fractura de la apuntada.
Y sin salirnos del Epipaleolitico, pero esta vez el franco-belga,
también encontramos definido este tipo de piezas por Rozoy (51),se
trata del número 42 de su lista-tipo, la ((lamelle cassée dans une coche)), que este autor diferencia de los microburiles fallidos precisamente por la técnica de obtención de su fractura, que en este caso es
(44) A. CHEYNIER: uBadegoule. Station solutréenne et protomagdalénienne.)) Archives
de l'Institut de Paleontologie Humaine, memoire núm. 23, 1949, fig. 99 pág. 186 y pág. 187.
(45) G. RAVOUX: #La grotte magdalénieene de La Roque (Herault1.n Bulletin de la Société Préhistorique Franqaise, t. 63, 1966, pág. 240 fig. l.
et
(46) G. BARTOLOMEI, A. BROGLIO y A. PALMA D I CESNOLA: ~Chronostratigraphie
écologie de l'Epigravettien en 1talie.n En #La fin des Temps glaciaires en Europen. Colloques
internationaux, C.N.R.S., núm. 271, París, 1979, págs. 297-324.
(4.7) M. ESCALON DE FONTON: ((Unnoveau facies du Paléolithique Supérieur dans la
Grotte de la Salpetriere (Remoulins, Gard).))Miscelánea en homenaje al Abate Henri Breuil, t.
1, Barcelona, 1964, fig. 4., núm. 14..
(48) A. BROGLIO y G. LAPLACE; uEtudes de typologie analytique des complexes leptolithiques de 1'Europe Centrale, 1' Les complexes aurignacoides de la Basse Autriche, II. Les
.
complexes gravettiens de la Basse Autriche: Wiliendorf 1I.n Riv. di Scienze Preist., XXI, 1966,
págs. 61-121 y 303-364, fig. 3, núm. 11 y 21.
(49) G. LAPLACE: aL1industrie de Krems Hundssteig et le probleme de l'0ngini des
complexes Aurignaciens., Fundamenta, A, 2, 1970, págs. 242-297, fig. 5, núm. 6.
Memoires du Centre de
(50) J. TMER: flypologie de 1'Epipaléolithique du Maghreb.~
Recherches Anthropolgiques Prehistoriques et Ethnographiques, Alger, A.M.G. París, 1963,
pág. 110.
(Mesolithique) franco-be1ge.n Bulle(51) J. G. ROZOY: aTypologie de 1'~pipaléolithique
tin de la Société archéologique Champenoire, 1978, pág. 42.
[page-n-29]
V. VILLAVERDE Y J. L. PEmA
28
generalmente por flexión y no por percusión o presión. Para Rozoy la
fractura es intencionada y buena prueba de ello es la tremenda proporción de muescas a la derecha encontradas en las industrias por él
analizadas, signo de una idea preconcebida en su elaboración.
Volviendo al Paleolítico Superior, y concretamente al Solutrense
de Parpalló, hemos de detenernos en la interpretación que de estas
piezas hace Fullola. Para este A., como ya dijimos con anterioridad, se
trata de una hoja con escotadura distal que no es otra cosa que la resultante de una forma peculiar de obtener a partir de una sola hoja
dos piezas con escotadura: ((elproceso de frabricación se asemeja en
un principio al del microburil, pues se ataca a la hoja con un retoque
abrupto que va profundizándose hasta que en un momento dado, y
por flexión, no por golpe como en el caso del microburil, se parte la
hoja más o menos por el centro de la zona atacada. La hoja o punta de
la extremidad distal quedará con una escotadura que tendremos que
considerar proximal por falta de más datos y cuyo pie estará como recortado o roto por flexión. Pero, a su vez, la parte proximal resultante
tendrá la parte sobrante de la escotadura inicial y tendremos que considerarla tan escotadura como la de la parte distal)) (52). Señalando
páginas después la posibilidad de que algunas de dichas hojas con escotadura distal no sean otra cosa que pseudo-microburiles, en el sentido que al término le da Bordes.
Varios son, sin embargo, los motivos que nos inclinan a explicar
de otra manera estas piezas, y por lo mismo vamos a detenernos en
esta cuestión.
Aunque no puede negarse categóricamente la relación entre las
piezas con escotadura distal y fractura y las hojitas de borde abatido,
considerando a las primeras, tal y como lo hace Bordes, bien como un
accidente de talla que ocurre en el proceso de fabricación de las segundas, bien, simplemente, como una forma de suprimir el bulbo en
éstas, parece que la cuestión no puede ser resuelta de modo tan tajante. Pues si bien es verdad que el aumento de las hojitas de borde abatido viene a coincidir en Parpalló con la aparición de las piezas con escotadura distal y fractura, lo extraño es que estas últimas se circunscriban casi estrictamente a unas fases culturales precisas, apareciendo sólo en el Solútreo-Gravetiense y faltando en otras fases del Paleolítico Superior de facies ibérica como serían el Solutrense Superior
(52)
...
FULLOLA: tRevisi6n de la industria N, op. cit. nota 1 , pág. 49.
[page-n-30]
PIEZAS CON ESCOTADURA
29
y el Magdaleniense inicial de Parpalló, por ceñirnos a este yacimiento. Y ello, a pesar de que el fenómeno del borde abatido, con mayor o
menor intensidad no deja de estar presente en dichas fases culturales.
En Parpalló, yacimiento clave a la hora de plantearse cualquier
discusión sobre esta facies ibérica, ya no sólo las piezas con escotadur a distal y fractura sino también las puntas obtenidas mediante escotadura distal aparecen únicamente entre los 3'75 y los 4'75 m. Fase
que grosso modo podríamos calificar de Solútreo-Gravetiense o Parpallense, o como más adelante veremos, y si seguimos a Fortea y Jordá, como Solutrense Evolucionado 1 y 1 1 (53).
1
1
Un análisis globalizado de las ((escotaduras distales))
3'5-3'75
3'75-4
4.4'75
4'75-5'25
Puntas de escotadura dista1
-
9
29
-
Piezas con escotadura dista1 y fractura
-
16
135
-
comparado con las hojitas de borde abatido y las hojitas de borde
abatido truncadas, útiles en los que en principios se podría pensar a la
hora de explicarlas,
Hojitas de borde abatido
H. de b. a. truncadas
23
98
293
1
4.
19
muestra una evidente semejanza en la evolución de ambos grupos de
piezas en esos subtramos. Pero como acabamos de señalar lo que también es interesante valorar, además de la considerable cantidad
que suponen las 189 ((escotaduras distales)),y en buena lógica se opone a una interpretación o explicación de su razón de ser excesiva-
op.
(53) FULLOLA: uEl SolÚtreo-~ravetiense.,.)), cit. nota 1 p8gs. 113-1.23.
FULLOLA: (Las industrias ...N, op. nota 1.
VILLAVERDE, op. cit. nota 8.
[page-n-31]
V. VILLAVERDE Y J. L.
30
PERA
mente simplificada, es que ni en el Solutrense Superior ni en el Magdaleniense inicial de Parpalló, si no consideramos el subtramo de 3'75
a m., estas piezas estén representadas.
Con todo, debemos concluir señalando que la aparición de las
puntas de escotadura distal y las piezas con escotadura distal y fractura han de enmarcarse y entenderse dentro del fenómeno del borde
abatido, no sólo representado por las hojitas de borde abatido sino
también por las puntas escotadas.
No parece, por otra parte, que las escotaduras distales con fractura estén asociadas al proceso de fabricación de las puntas escotadas,
ya que en primer lugar, las puntas escotadas en las que la escotadura
se encuentra en posición proximal izquierda son poquísimas en Parpalló.
enteras fragg.
total
3'754 m
5
4
9
Indeter.
-
1
1
un total de 25 puntas con escotadura a la izquierda frente a 630 con
escotadura a la derecha, mientras que en las piezas con escotadura
distal y fractura los órdenes se invierten,
izquierda derecha
-3'75-4 m
5
11
4'5-5'25 m
Total
[page-n-32]
PIEZAS CON ESCOTADURA
31
y si efectivamente ambas piezas, puntas escotadas y piezas con escotadura distal y fractura -las hojas con escotadura de Fullola-, fuesen
obtenidas de una misma hoja las proporciones, cuando menos, debían
ser coincidentes; y en segundo lugar, cabría preguntarse aquí nuevamente lo ya señalado con anterioridad cuando analizábamos las piezas con escotadura distal y fractura en relación a las hojitas de borde
abatido, ¿por qué se circunscribe la escotadura distal con fractura al
Solútreo-Gravetiense si las puntas escotadas aparecen en Parpalló
desde el Solutrense Superior o Solutrense Evolucionado I?
Para mayor detalle, diremos, además, que de las 25 puntas con escotadura a la izquierda 5 conservan el talón o el bulbo. Quiere ello decir
que sólo se podría pensar en la supresión de la parte proximal de la
hoja cara a la elaboración de las puntas escotadas en 20 casos. Amén
de que los argumentos empleados al discutir la relación entre las puntas escotadas y las escotaduras distales con fractura son igualmente
válidos a la hora de enjuiciar la posibilidad de que estas últimas se
traten tan sólo de un desecho de talla ligado a la supresión del bulbo
en las primeras. No da, efectivamente, la sensación de que la escotadura distal con fractura sea un simple desecho de talla o un mero accidente, aunque ahora, al igual que lo hacíamos al considerarla en relación con la hojita de borde abatido, tampoco podemos tajantemente
negar que en algún caso haya podido ser así.
Podría considerarse, finalmente, la escotadura distal con fractura
como una simple «rotura»de la punta obtenida mediante escotadura
distal. A su favor estaría la correspondencia porcentual en ambas
piezas entre las escotaduras situadas a los lados izquierdo y derecho.
Criterio que, al parecer, siguen algunos autores, como Mezzena y Palma di Cesnola cuando clasifican las piezas de Grotta Paglicci (54).
Nuevamente, y aún a pesar de parecer reiterativos, no podemos
negar la posibilidad de que en algún caso sea así efectivamente, pues
ello entra en la más estricta lógica, pero la cantidad de piezas con escotadura distal y fractura parece exagerada para ser simplemente
analizadas como piezas rotas.
Precisábamos al referirnos a la fractura de estas piezas la circunstancia de que en la mayoría de los casos ésta fuera perpendicular
al plano de lascado, a pesar de que en algunos podía afectar a la cara
dorsal. Pues bien, este elemento nos ha llevado a diferenciarlas de los
(54)
MEZZENA y PALMA DI CESNOLA, op. cit. nota 40, phg. 39.
[page-n-33]
V. VILLAVERDE Y J. L.
32
PERA
rnicroburiles, piezas donde como es sabido la faceta de microburil
afecta a la cara de lascado (55).Hay que establecer, por lo demás, que
12 son las piezas en las que la fractura afecta la cara superior, y de
ellas en 8 casos ésta es producto de flexión. Sólo en cuatro casos la
fractura se debe a percusión, y sin embargo, en dos de ellos nos ha parecido observar un ápice triédrico, que quizás haya que analizar en la
perspectiva establecida por Tkier en su Tipología del Epipaleolítico
del Maghreb (561, esto es, como un «fallo»que en algunas ocasiones se
produce en el proceso de talla de un microburil y que da como resultado un microburil en el que la faceta de microburil posee, con relación
a las caras de la pieza, una inclinación inversa a la normal.
Con respecto al eje de la pieza la fractura puede ser, a su vez, perpendicular (fig. 8, núm. 12)u oblícua (fig. 8, ndm. 10)-10 piezas sólo
en Parpalló-, no omitiendo la dificultad que existe en algunos casos
en la determinación de si la causa de la fractura es la flexión o la percusión, y ello a pesar de haber utilizado para tal efecto la lupa binocular, ya que en muchos casos son piezas extremadamente delgadas.
Al analizar con detalle las piezas con fractura oblicua comprobamos que en una de ellas dicha fractura es el resultado de un golpe de
buril y por consiguiente debe considerarse como tal, o si se quiere y
por su tamaño, como pseudo-microburil, en el sentido con que emplea
el término Vignard (57).
Un tercer tipo de piezas nos ha aparecido al analizar las escotaduras de los yacimientos valencianos, se trata de la doble escotadura
dista1 con fractura. Su cuantificación es, sin embargo, mucho menor
que la de los otros tipos arriba mencionados, ya que sólo hay 9 piezas
de estas características en Parpalló y 1 en Mallaetes (fig. 11 núms. 10
y 15). Normalmente poseen en uno de los lados la escotadura de mayor tamaño que en el otro, pero su poca entidad nos inclina a no teorizar excesivamente sobre ellas, ya que podrían tratarse tanto de perforadores rotos, como de un simple desecho de talla. 0, incluso, cabría
el plantearse también en los casos en los que la escotadura menor está
casi al límite del simple retoque parcial (fig. 8, núm. 9) y por tanto modificador en cierto modo del filo de la pieza, si pudieran interpretarse
estas piezas en una perspectiva parecida a la que TMer señala a la
hora de enjuiciar los falsos retoques de uso que en la parte opuesta al
(55) TWER, op. cit. nota 50, págs. 39 y SS.
T U E R , op. cit. nota anterior, pág. 42 y fig. 51, núm. 13.
(57) VIGNARD, op. cit. nota 43.
(56)
[page-n-34]
PIEZAS CON ESCOTADURA
33
punto de percusión del golpe de microburil se dan en éstos (58).Es decir, como simple consecuencia de la talla. No nos detendremos más,
dada su poca entidad, en estas piezas.
Queda finalmente por plantear el papel de los verdaderos microburiles en Parpalló, pues de los 50 microburiles que Pericot señalara
en dicho yacimiento (59)en el Solútreo-Gravetiense, de los 4. a los 4'5
m., nosotros siguiendo estrictamente el criterio señalado para distinguirlos de las piezas con escotadura y fractura, sólo hemos contabilizado 19. A los que habría que añadir uno, correspondiente al nivel de
4'5 a 4'75 m., y otros dos, de 3'75 a 4 m., momentos que como ya argumentamos con anterioridad pueden ser considerados, en un sentido
amplio, también Solútreo-Gravetienses. Sin embargo, las dudas que el
tramo de 3'75 a 4 m. suscita, y que más adelante discutiremos harán
que nos planteemos con mayor ductilidad todo lo referente al mismo.
A pesar de que el número de microburiles queda sensiblemente
reducido, creemos que los argumentos empleados por Fortea al analizar los Paleolíticos de Parpalló y los Epipaleolíticos de L'Areny siguen
siendo válidos, y así, aunque no se pueda negar la posibilidad de que
en algunos casos sean casuales y en otros simples desechos de talla,
su perfección y la ausencia de borde abatido en la inmensa mayoría
de ellos obligan a pensar que ((sonpiezas buscadas y de técnica conocida» (60).
Cabe señalar la existencia de dos rnicroburiles Krukowski (fig. 6,
núm. 14).Por lo demás, la mayoría de los rnicroburiles lo son de base,
aunque existen también algunos de punta, dos si no nos hemos equivocado en su cuantificación.
Finalmente señalaremos la existencia de uno que podríamos caliya
ficar de curjoso, se trata de un microburil ((inverso)), que la muesca
ha sido obtenida mediante retoques inversos y la faceta de microburil
afecta a la cara dorsal. Hay también uno doble.
(58) TIXIER, op. cit. nota 50, págs. 41 y SS., fig. 51, núms. 12 y 14.
Proceeding Prehistoric So(59) L. PERICOT: ((The rnicro-burin in the Spanish Levant.))
ciety, núm. 21, 1955, p6gs. 49-51.
(60) FORTEA, op. cit. nota, 25, pigs. 102 y es.
[page-n-35]
[page-n-36]
YACIMIENTOS VALENCIANOS CON PIEZAS ESCOTADAS
A. COVA DEL PARPALLO
Si algún yacimiento ha de considerarse significativo para el estudio no ya del Solutrense en el País Valenciano, sino de la facies ibérica
del Paleolítico Superior, la cueva del Parpalló merece este apelativo
sin lugar a dudas. Su rica secuencia que va del Gravetiense al Magdaleniense sirvió, desde el momento mismo de su descubrimiento, para
resolver de forma definitiva alguno de los problemas concernientes a
la extensión y calificación del Paleolítico en nuestra Península. Y la riqueza y auténtica originalidad de sus industrias han sido la causa de
su propio renombre y de la importancia de las mismas a la hora de establecer la peculiar evolución de la facies de la que forma parte.
Enclavada la cueva en el monte Mondúver, en las laderas que dan
al valle de la Drova (fig. 3) a pocos metros de la carretera que va de
Barx a Gandía, fue excavada a lo largo de los años 1929, 30 y 31 por
L. Pericot, bajo la iniciativa del S.I.P., de cuyos resultados publicó la
conocida monografía del año 1942 (61).
Recientemente la cueva ha sido objeto de una revisión profunda
de sus industrias que, cuidadosamente realizada por Fullola (62),ha
permitido actualizar, en términos que se ajustan al momento actual
de la investigación, la composición de las mismas. Por ello, omitiremos los datos relativos a la composición y calificación cultural de sus
PERICOT, op. cit. nota 3.
Agradecemos al señor Gurrea Crespo la autorización para el estudio de los materiales del
Museo de Prehistoria de Valencia depositados en el Museo de Gandía.
..
(62) FULLOLA: las industrias. . P Op. cit, nota 1.
(61)
[page-n-37]
Pig. 2.-Indicación recuadrada de la situación de la figura 3
[page-n-38]
Fig. 3.-Yacimientos con piezas escotadas de la comarca de la Safor: 1 , Parpalla; 2, Mallaetes; 3, Barranc Blanc; 4, Meravelles; 5, Rates Penaes; 6 , Llop; 7, Porcs
[page-n-39]
38
V. VILLAVERDE Y J. L. PERA
niveles y nos limitaremos tan s61o a la descripción y análisis de las
piezas con escotadura, que en definitiva son el objeto de nuestro estudio (63).
ANALISIS DE LAS CAPAS
a ) De 3'75 a 4 m.
Hemos contabilizado un total de 5 0 puntas escotadas en el nivel de 3'75 a 4 m. (fig. 4.
núms. 1 a 20). Estas piezas consideradas enla relación longitud de la escotadura~longitud
total de la pieza se subdividen de la siguiente manera: 25 puntas en las que la escotadura mide
113 o menos de la longitud total (grupo I ) , 4 puntas en las que la escotadura mide más de 113 y
menos de 213 de la longitud total (grupo 11) y 2 1 puntas que por estar incompletas clasificaremos como indeterminadas por lo que respecta a este parámetro.
La relación L/A da los siguientes resultados: 22 puntas anchas, 7 estrechas y 2 1 indeterminadas.
De las 5 0 puntas sólo tienen la escotadura en posición proximal izquierda 9, número que
viene a significar, no obstante, un elevado tanto por ciento con relación a lo «normal» en el
yacimiento.
Las asociaciones de los dos primeros parámetros dan los siguientes resultados: IL, 1 4
puntas; IL', 4 ; IE,6 ; IE', 1 ; y IIL, 4.
La clasificación de las piezas da como resultado la diferenciación de 17 subclases. La totalidad de los subtipos, aún a pesar de que el número de puntas es relativamente bajo, se encuentran representados en este nivel. Concretamente hay 7 puntas escotadas del subtipo 1,
12 del subtipo 2, 13 del subtipo 3, 1 del subtipo 4 , 7 del subtipo 5 y 6 del subtipo 6 (cuadro 1 ).
Hay que seiíalar también la existencia de un punta de base cóncava.
Por lo que se refiere al retoque, en 4 2 puntas es abrupto y en 1 simple, de las 4 2 primeras 2 combinan el abrupto con el simple. Es directo, por otra parte, en 4.2 casos y directo e inverso en 1. Puntas sin retoques, a excepción de los de la escotadura, hay 7 .
S610 conservan el talón 10 puntas, pues lo normal es que haya sido suprimido por los retoques de configuración de la escotadura, que a veces se combinan con otros de configuración sitos en el lado opuesto a la escotadura y a la altura de ésta.
La media aritmética de las dimensiones de las puntas es:
El análisis de las piezas con escotadura distal da, por su parte, los siguientes resultados:
Hay 9 piezas que obtienen el apuntamiento mediante la escotadura (fig. 4. núms. 8 y 161, de
las que 7 poseen la escotadura en posición distal izquierda y sólo 2 a la derecha. Las piezas
con escotadura distal y fractura suman un total de 16, de las que 5 (fig. 4, núms. 10, 11 y 20)
poseen la escotadura a la izquierda y 1 1 a la derecha (fig. ' núms. 9, 14, 15 y 18). El predo,
minio, dentro de este tipo de piezas, de la posición distal derecha sólo se da curiosamente en
esta capa, ya que en las restantes la proporción, como seguidamente veremos, será siempre
la contraria. Hay también una pieza con doble escotadura distal y fractura. Diremos, finalmente, que la fractura ha sido obtenida por flexión en 5 de los 17 casos (cuadro 3).
(63) A lo largo de la revisión de los materiales de Parpalló tuvimos la fortuna de localizar algunas bolsas que hasta entonces se consideraban perdidas. Esta circunstancia explicarB en algunos casos las diferencias de orden numérico que con relación a otros trabqjos y es:
pecialmente al realizado por J. M Fullola se puedan dar.
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PIEZAS CON ESCOTADURA
Fig. 4.-Núm. 1 a 20. Parpalió (3'75-4)
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Fig. 5.-Núm. 1 a 20. Parpalló (4-4'25)
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PIEZAS CON ESCOTADURA
Fig. 6.-Núm. 1 a 4. Parpalló (4-4'25), 5 a 20. Parpdó (4'25--4'50)
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Fig. 7.-Núm. 1 a 20. Parpaiió (4'25-4'50)
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PIEZAS CON ESCOTADURA
Fig. 8.-Núm. 1 a 20. Parpaiió (4'25-4'50)
43
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Fig. 9.-Núm. 1 a 20. Parpalio (4'25-4'50)
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PIEZAS CON ESCOTADURA
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PIEZAS CON ESCOTADURA
47
b) De 4 a 4'25 m.
En este tramo hay un total de 47 puntas escotadas (figs. 5 y 6). La relación longitud de la
escotadura~longitud
total de la punta permite separar las piezas en los siguientes grupos: 2 1
1
puntas del grupo 1, 4. phntas del grupo 1 y 22 piezas rotas o indeterminadas. por lo que a este
parámetro se refiere.
La relación VA da, por su parte, los siguientes resultados: 22 puntas anchas y 3 estrechas.
De las 47 puntas existentes sólo una posee la escotadura a la izquierda (fig. 5, núm. 13).
Las asociaciones de los dos primeros parámetros proporcionan un total de 18 puntas clasificables como IL; 1 punta clasificable como IL'; 2 como IE; 3 como IIL; y 1 como IIE.
Las puntas escotadas se agrupan en un total de 16 subclases diferentes y éstas se relacionan con 5 de los 6 subtipos diferenciados. Concretamente, 7 puntas del subtipo 1, 5 del subtipo 2, 17 del subtipo 3, 2 del subtipo 4 y 8 del subtipo 5 (cuadro 2).
En cuanto al retoque, diremos que en 39 puntas es abrupto, combinado en dos casos con
el simple y en otros dos con el plano, y en otras dos puntas es simple, combinándolo una con
el plano. El retoque es directo en 32 puntas, aunque en 4 aparece combinado con el inverso situado en la parte de la punta opuesta a la escotadura- (fig. 5, núm. 13),en otras 2 es alterno y solo en 1 inverso, concretamente afectando a su parte distal.
Por lo que respecta a la parte proximal de las piezas diremos que conservan el talón,
completo o parcial, sólo 2 puntas. En la mayorfa esta parte de la hoja ha sido suprimida mediante los retoques de configuración que en la parte opuesta a la escotadura aparecen. Los
retoques inversos que dan lugar a un tipo especffico de pie de escotadura (64), alcanzaran
precisamente en esta capa y correspondiendo como más adelante veremos, con el Solutrense
Evolucionado final, su más alta cuantificación.
La media aritmética de las dimensiones de las puntas es:
Las piezas con escotadura distal suman en esta capa un total de 59 piezas. Aquellas que
mediante la escotadura obtienen un apuntamiento son 6, estando en posición distal izquierda
la escotadura en 5 casos. Por lo que se refiere a las piezas con escotadura distal y fractura
(fig. 5 y 6) que son 52, hay 33 piezas con la escotadura en el lado izquierdo y 19 con escotadura a la derecha. Hay también 1 pieza con doble escotadura distal y fractura. La proporción
alcanzada por las piezas con escotadura en uno y otro lado marca ahora una clara preferencia por la posición distal izquierda, que a partir de este momento va a permanecer inalterable.
Dentro de las piezas con fractura, en 11 casos ésta ha sido obtenida por flexión. (cuadro
núm. 3).
Aparecen en este subtramo un total de 196 puntas escotadas, casi un 30% de las piezas
del yacimiento (fig. 6 a 11).
Consideradas en relación al primer parámetro (longitud de la escotadura/longitud total)
las piezas se clasifican de la siguiente manera: 89 puntas en el grupo 1, 2 1 en el grupo 1 y 84
1
indeterminadas (42'85%).
Consideradas en la proporción largolancho hay 72 puntas escotadas anchas y 40 estrechas, una de éstas es muy estrecha.
(64) FULLOLA: tñevisión de la industria...B. Op. cit. nota 1, págs. 51 y SS.
[page-n-49]
De las 196 puntas sólo 6 poseen la escotadura en posición proximal izquierda, un 3'06%
(fig. 7, núm. 6 y fig. 9, núms. 11 y 12).
Clasificadas en base a los dos parametros antedichos las puntas se agrupan de la siguiente manera: IL, 51; IL', 3; IE, 33; IE', 3; IEE, 1; IIL, 18; y IIE, 3.
Las puntas escotadas de esta capa se agrupan en 38 subclases diferentes, a las que habría
que añadir una pieza pedunculada (cuadro 4).
Los 6 subtipos se encuentran representados: 33 puntas del subtipo 1, 32 del 2, 65 del 3,
12 del 4, 26 del 5 y 16 del 6 (cuadro 4) (figs. 6 a 11).
En lo que hace referencia al retoque, este es abrupto en 160 casos, combinándose en 25
piezas con el simple, en 4 con el plano y en 1 con el simple y el plano. En otras 8 piezas es simple, combinándose a su vez en 2 con el plano, y en otras 2 plano.
Asimismo, es directo en 193 piezas, asoci6ndose al inverso en 27 de ellas. Normalmente
-18 puntas- este retoque inverso se concentra en la parte opuesta a la escotadura.
De las 196 puntas conservan el talón 38.
La media artimética de las medidas tomadas es:
L
A
E
P
e
Aparecen en esta capa un total de 75 piezas con escotadura distal (figs. 8 a 101, que agrupanse de la siguiente manera. Puntas obtenidas mediante la escotadura distal: 14, en 12
casos la escotadura ocupa una posición distal izquierda y en 2, derecha. Piezas con escotadura distal y fractura: 58. En 45 ejemplares la escotadura ocupa una posición distal izquierda.
Piezas con doble escotadura distal y fractura: 3. La fractura de estas piezas ha sido obtenida
por flexión en 9 casos (cuadro 3).
Esta capa, con un total de 200 puntas escotadas (figs. 11 a 13) se sitúa nuevamente entre
las que mayor número de piezas poseen.
Las puntas consideradas en relación al primer parámetro, se subdividen en 73 del grupo
1, 4-2 del grupo 11, 1 del grupo 1 1 y 85 indeterminadas (42'5%).
1
La relación i J A permite distinguir 84. puntas anchas y 33 estrechas, 2 de éstas muy estrechas.
Unicamente una punta posee la escotadura a la izquierda (fig. 13 núm. 9).
Las asociaciones de los parametros antedichos son: IL, 4.8; IE, 23; IEE, 1 ; IIL, 34.; IIE, 6;
11 EE, 1; IIL', 1; y IIIL, l .
Hay 4.0 subclases diferentes, a las que, nuevamente, hay que añadir una pieza pedunculada. Agrupadas las puntas en los diferentes subtipos se obtienen los siguientes resultados: 54
puntas en el subtipo 1, 37 en el 2, 54 en el 3, 14 en e1 4., 17 en el 5 y 7 en el 6 (cuadro 5 ) [figs.
11 a 13).
En las 200 piezas el retoque es abrupto en 14.6 casos, combinándose en 11 ocasiones con
el simple; en 8 piezas es simple, combinandose en 1 con el plano, y en otra aparece únicamente el retoque plano. Siendo directo en 141 ocasiones, alterno en 12 e inverso en 2.
El análisis de las partes proximales de las puntas muestra que el talón aparece conservado, total o parcialmente, en 49 piezas.
La media aritmética de las puntas medidas en esta capa es:
El número de piezas con escotadura distal asciende ahora a un total de 31 ejemplares
(fig. 11 núms. 4., 10 a 15 y 17).Hay 9 piezas que obtienen el apuntamiento a partir de la escotadura, en todos los casos en posición distal izquierda, 19 piezas con escotadura distal y frac-
[page-n-50]
PIEZAS CON ESCOTADURA
Fig. 12.-Núm. 1 a 20. Parpalió (4'50-4'75)
[page-n-51]
50
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Fig. 13.-Núm. 1 a 10. Parpaiió (4'50-4'751,1 1 a 20. Parpalió (4'75-5)
[page-n-52]
PIEZAS CON ESCOTADURA
51
Fig. 14.-Niirn. 1 a 8. P a r p d ó (4'75-5), 9 a 17. Parpaiió (5-5'25), 18 y 19. Parpaiió (51, 20.
Parpalló (6'50-6'75)
[page-n-53]
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52
PERA
tura, de las que 13 poseen la escotadura en la posición anterior, y otras 3 piezas con doble escotadura dista1 y fractura. Las fracturas han sido obtenidas por flemón en 12 casos (cuadro
núm. 3).
Se contabilizan un total de 88 puntas escotadas en esta capa (figs. 13 y 14).
Atendiendo al primer parámetro,hay 25 piezas del grupo 1, 16 del 11, 1 del 1 1y 46 inde1
terminadas (52'27%).Siendo 31 anchas y 11 estrechas.
Con escotadura proximal izquierda hay una pieza.
Las asociaciones de los dos parámetros son: IL, 18 puntas; IL', 1 ; IE, 6; IIL, 11; IIE, 5; y
IIIL, 1.
Las puntas se agrupan en un total de 26 subclases, y éstas en los diferentes subtipos de la
siguiente manera: 21 del subtipo 1, 12 del 2, 27 del 3, 7 del 4, 8 del 5 y 3 del 6 (cuadro 6).
El retoque de las mismas es abrupto en 65 casos, estando en 3 combinado con el simple y
simple en 6 casos, combinándose con el plano en una pieza. Siendo directo en 68 puntas y alterno en 3.
Por lo que respecta a las medidas, su media aritmética es:
De las 88 puntas sólo 18 conservan el talón.
El número de puntas escotadas de esta capa es de 25 (fig. 14, núms. 9 a 17). Consideradas en la relación longitud de la escotadura/longitud total, 4 son del grupo 1, 6 del 11 y 15 indeterminadas, siendo 8 puntas anchas y 2 estrechas.
La asociación de los dos parámetros da: IL, 3; IE, 1; IIL, 5; y IIE, 1.
Las piezas pertenecen a 14 subclases diferentes, estando, aún a pesar del escaso número
de piezas, representados todos los subtipos. Su detalle es el siguiente: 3 puntas del subtipo 1,
6 del 2, 10 del 3, 1 del 4, 1 del 5 y 1 del 6 (cuadro 7).
El retoque es abrupto en 17 piezas y simple en 3, siendo directo en todas ellas.
La media aritmética de sus dimensiones es:
Sólo conservan el talón 2 puntas.
g)
Otras profundidades
Agruparemos en este apartado las piezas con indicación de profundidad imprecisa por
amplia y las piezas indeterminadas.
Sólo merecen detailarse mínimamente las piezas que aparecen sigladas con la indicación
5 m. (fig. 14, núms. 18 y 19). Son en total 13 puntas, de las que s610 4 por estar enteras han
podido ser consideradas en sus proporciones. Las cuatro pertenecen al grupo 1 del primer parámetro, siendo 1 ancha y 3 estrechas.
A pesar de que son pocas piezas, éstas vienen a suponer un total de 8 subclases diferentes, estando 4- de los subtipos representados: 3 puntas del subtipo 1, 5 del 2, 2 del 3 y 1 del 4
(cuadro.8).
El retoque es abrupto y directo en todas las piezas.
[page-n-54]
PIEZAS CON ESCOTADURA
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INDET.
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PIEZAS CON ESCOTADURA
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C" lxc
55
[page-n-57]
[page-n-58]
PIEZAS CON ESCOTADURA
57
Las 36 piezas restantes corresponden a las siguientes profundidades: 11 al talud de 4'5 a
5'25 m., de 4 ' a 5'25 m., 1 de 6'5 a 6'75 m.(fig. 14 núm. 20)y 23 de referencia estratigrh1
.5
fica desconocida.
Evolución por niveles industriales
Tal y como se viene seiialando de antiguo en la biografía (65),con
el Solutrense Superior aparecen las puntas escotadas en Parpalló, si
hacemos excepción de la pieza encontrada en el nivel de 6'5 a 6'75
m., perteneciente al Solutrense Inferior o Inicial.
La asociación entre estas piezas y las típicas solutrenses caracteriza precisamente las primeras fases del Solutrense Evolucionado de
facies ibérica (66), motivo por el que podemos considerar a la punta
escotada como una pieza singular a la hora de calificar y precisar las
diferentes fases industriales que a lo largo del Solutrense Superior y el
Solútreo-Gravetiense se dan, analizando la dinámica que sigue en sus
relaciones con los demás útiles típicos -foliáceos, puntas de pedúnculo y aletas, hojitas de borde abatido-.
Ahora bien, antes de considerar su papel en las diferentes fases
del Solutrense Superior y el Solútreo-Gravetiense de Parpalló conviene precisar de qué manera entendemos la distribución por etapas industriales de las diferentes capas del yacimiento.
En este sentido, Fullola, recientemente, ha propuesto una modificación en la distribución por capas que en su tiempo efectuara Pericot
para el Solutrense Superior y el Solútreo-Gravetiense (67).Para Fullola los niveles Solutrense Superior y Solútreo-Gravetiense se extienden,
respectivamente, desde los 4'75 a 5'25 m., y de los 4- a los 4-'75 m.,
quedando incorporado el tramo de 4'5 a 4'75 m., al SolÚtreo-Gravetiense. Esta consideración, consecuencia de un detallado estudio de la
industria de dichos niveles, establece como uno de sus principales argumentos no ya la inversión que en los modos de retoque se opera en
la capa de 4'5 a 4'75 m. con relación a la de 4'75 a 5 m. -con un neto
predominio de los abruptos y una caída de los planos- sino la auténtica eclosión que las puntas escotadas sufren en dicho momento, eclosión que con los datos de nuestro análisis se cifra en el paso de 88 piezas del nivel de 4.'75 a 5 m., a 200 en el de 4-'5 a 4'75 m.
Esta modificación lejos de desdibujar la evolución del Solutrense
Superior y del Solútreo-Gravetiense permite un replanteamiento, a
nuestro modo de ver clarificador, del proceso industrial seguido a lo
largo de los mismos.
(65) PERICOT, op. cit. nota 3.
(66) JORDA, op. cit. nota 5.
..a.
(67) FULLOLA: #El ~olútreo-~ravetiense Op. cit. nota 1.
[page-n-59]
58
V. VILLAVERDE Y J. L.
PERA
Fig. 15.-Parpalló. Diagrama de dispersión de la longitud totauongitud de la escotadura
(4'75-5'25)
[page-n-60]
PIEZAS CON ESCOTADURA
Fig. 16.-Parpalló. Diagrama de dispersión de la longitud total/longitud de la escotadura
(4-4'75)
[page-n-61]
60
V. VILLAVERDE Y J. L. P E ~ A
Fig. 17.-Parpaiió. Diagrama de dispersión de la longitud total/longitud de la escotadura
(4-4'25)
[page-n-62]
PIEZAS CON ESCOTADURA
Fig. 18.-Parpalló. Diagrama de dispersión de la longitud totaMongitud de la escotadura
(4'25-4'75)
[page-n-63]
62
V. VILLAVERDE Y J. L. PERA
Fig. 19. Parpalló. Diagrama de dispersión de la longitud totalllongitud de la escotadura
(3'75-4)
[page-n-64]
PIEZAS CON ESCOTADURA
63
Por ello, optaremos, siguiendo a Fullola, por considerar que en
Parpalló el Solutrense Superior se extiende de los 4'75 a los 5'25 m. y
el Solútreo-~ravetiense
desde los 4 a los 4'75 m.
Pero pasemos a ver el proceso que las puntas escotadas siguen a
lo largo de esta fase, para intentar más tarde, y a la vista de las restantes fases, precisar la dinámica industrial seguida a lo largo de ambas etapas.
Se contabilizan un total de 126 puntas escotadas en el Solutrense
Superior de Parpalló, lo que viene a representar un 19'23% del total
del yacimiento. Su detalle es el siguiente: 25 puntas en la capa de 5 a
5'25 m., 88 en la de 4-'75 a 5 m. y 13 etiquetadas con L"2 (5 m.),
que por la imprecisión de su procedencia no se consideran incluidas
en ninguna de las capas anteriores pero si en el análisis global del Solutrense Superior (cuadro 9).
Lo primero a considerar es que a medida que el Solutrense Superior avanza las puntas escotadas van alcanzando una mayor importancia. Es interesante resaltar, sin embargo, que aún a pesar de que
las piezas no son todavía muy numerosas su grado de diversificación
es ya importante, dándose ya la totalidad de los subtipos por nosotros
diferenciados. La variedad de subclases, por lo demás, aumenta con
el de las puntas. Confirmándose con ello, a nuestro entender, la importancia del criterio funcional a la hora de establecer los diferentes
subtipos de puntas escotadas, pues es lógico pensar que un aumento
de puntas vaya acompañado de una mayor diversificación de variantes menores, ya que éstas estarían únicamente en relación con las características que el troceado de la pieza en bruto ofrece, de igual manera, la presencia de todos los subtipos, desde un primer momento,
dado que atienden a la posición y extensión del retoque o su ausencia,
viene a reincidir con lo antedicho, se busca una punta, y se llega a ella
de la manera más rápida o apropiada, según sea la hoja en bruto.
Concretándonos a los datos, aparecen en el Solutrense Superior
3 1 subclases diferenciadas, esto es, correspondiendo a un 19%de las
puntas del yacimiento aparecen representadas un 56% de las subclases que en él se dan.
Los órdenes de importancia de los diferentes subtipos (cuadro 9)
permanecerán a partir de este momento prácticamente inalterables,
ocupando los subtipos 3, 1 y 2, por ese orden, las primeras posiciones.
Sólo la capa de 5 a 5'25 m., la de menor número de piezas por otra
parte, invierte la importancia de los subtipos 1 y 2, siendo para nosotros en todo caso significativa de una menor uniformidad en las puntas, propia de los inicios.
[page-n-65]
En este mismo sentido, la relación entre la longitud total de las
puntas y la de las escotaduras muestra una inversión de valores con
respecto a lo que será usual en el yacimiento a lo largo de SoldtreoGravetiense. El 60%de las piezas de 5 a 5'25 m. poseen una escotadur a mayor de 113 y menor de 213 de la longitud total de la punta. Cierto
que en la totalidad del nivel esta ((inversión))
desaparece, y que esta
variedad de piezas vienen a representar tan sólo un 39%,pero la presencia de una pieza en la que la longitud de la escotadura es superior
a los 213 de la total, viene a corroborar la mayor diversidad que, como
acabamos de citar, en estos momentos se da. Tendiendo, a medida
que el Solutrense Evolucionado avanza, a disminuir la presencia de
piezas con escotadura superior a un tercio de la longitud,que alcanzan
en los momentos finales un porcentaje del 14% (cuadro 10).
Esta peculiaridad del Solutrense Superior o Solutrense Evolucionado 1 se refleja perfectamente en el estudio estadístico que de la relación longitud de la escotadura/longitud total de la pieza hemos realizado (cuadro l l ). No se trata sólo de que la media aritmética de las
dimensiones de la escotadura dé un valor superior al de los otros niveles (1'20 cms.), lógico a partir del elevado tanto por ciento de escotaduras de dimensiones superiores a 113 de la punta, sino que el valor
alcanzado por la desviación típica es el más alto del yacimiento (0'66)
y, lo que es más importante, el coeficiente de correlacihn entre ambas
siendo, asimismo, el coeficiente de vamedidas es el más bajo (0'4-8),
riación el más elevado (55'59%).
Datos que vienen a confirmar aquello que ya a primera vista parece evidente y es que la media aritmética goza de menor valor estimativo en esta fase que en las restantes.
La visualización de todo ello se observa perfectamente en la representación que del área correspondiente a la dispersión del '6'26% de las
piezas se hace sobre la doble recta de regresión que sobre los valores
de la longitud de la escotadura y la longitud total de las puntas se ha
representado en la fig. 15, que comparada con otras representaciones
tiende a ensancharse sobre la recta de las abcisas, donde se sitúan los
valores de la escotadura.
Queda finalmente por analizar la tendencia de la longitud total de
las puntas, que mediante la media aritmética detectamos en este momento como más largas que en otras fases posteriores. El valor estadístico de esta media es mucho mayor en este caso que cuando discutíamos el de la escotadura, ya que la desviación típica (0'81) se
aproxima más a la normal en otros niveles, el coeficiente de variación
es también semejante a los restantes (23'86%)y ello viene a confirmarnos en esta idea. La dinámica seguida en el yacimiento por la longitud de las puntas será parecida a la de la escotadura, y tenderá a
[page-n-66]
PIEZAS CON ESCOTADURA
65
Cuadro 10
3'75-4
4-4'7 5
4.'75-5'25
L
Media
e
L
e
L
e
.....................
2'81
0'70
2'86
082
3'39
1'20
.................
0'70
0'27
0'70
0'32
0'81
0'66
24'97
37'97
24'52
38'77
23'86
55'59
Desviación
Coeficiente
de variación.
...............
Coeficiente
de correlación
..............
0'55
Cuadro 11
5
Cuadro 12
0'53
0'48
[page-n-67]
66
V. VILLAVERDE Y J. L. PERA
disminuir de tamaño a medida que el Solutrense evoluciona, tal y como seguidamente veremos.
Considerada en su conjunto, la relación entre piezas anchas y estrechas no parece mostrar ninguna diferencia esencial con respecto al
Solútreo-Gravetiense, dándose una proporción normal de piezas anchas, en torno al 70%,a lo largo del Solutrense Superior (cuadro 12).
En cuanto al Solútreo-Gravetiense, se contabilizan en él un total
de 4-43puntas escotadas (cuadro 9), un 67'63% de las del yacimiento,
siendo su distribución por capas la siguiente: 47 piezas de 4 a 4'25 m.,
196 de 4'25 a 4'5 m. y 200 de 4'5 a 4'75 m.
Este proceso ascendente-descendente seguido por las puntas escotadas a lo largo del Solutrense Superior y el ~olútreo-~ravetiense
creemos que debe ser considerado detenidamente, por poder ser significativo de la dinámica evolutiva de ambas etapas del Paleolítico
Siiperior de facies ibérica.
La posibilidad de que el descenso final de las puntas escotadas se
debiera sencillamente a un descenso en la intensidad de ocupación
parece debe ser rechazada, ya que en términos absolutos la cantidad
de útiles existentes en el tramo de a 4'25 m. -935 piezas- es casi
idéntica a la del tramo de 4'25 a 5'50 m. -920 piezas-, tal y como se
deduce de los análisis de los mismos realizados por Fullola (68). Considerando el conjunto de la industria creemos, por otra parte, que la
única variación de importancia entre ambos se sitúa en el incremento
que en el tramo de 4 a 4'25 m. se da en las hojitas de borde abatido,
pasando de 116 ejemplares en el tramo de 4'25 a 4'50 m. a 169 en
éste. Variación que se acompaña de otra, pero de diferente signo, en
las puntas escotadas, que como acabamos de ver pasan de 196 a 47
ejemplares. Por lo demás, hay también un aumento en el índice de los
raspadores, que pasa de 26' 19 a 30' 16, y uno más notable en el de buriles, ya que de 13'15 pasa a 2 1'92, incrementándose sobre todo el
número en los buriles sobre truncadura.
Nos encontramos, entonces, con que la evolución seguida por las
puntas escotadas en Parpalló a lo largo de los tramos antedichos -4 a
4-'25 m. y 4'25 a 4'50 m.- podría ser significativa de dos fases diferenciadas en el Solútreo-Gravetiense. Pudiéndose, por consiguiente,
establecer la siguiente periodización para dicho yacimiento: Solutrense Evolucionado I o Solutrense Superior, caracterizado por las piezas
foliáceas, las puntas de pedúnculo y aletas y la aparición de las primeras puntas escotadas con cuantificaciones todavía bajas pero con
.
(68) FULLOLA: d a s industrias...n Op. cit. nota 1, phgs. 92 y 8s.
[page-n-68]
PIEZAS CON ESCOTADURA
67
una marcada tendencia ascendente. Asimismo, y dentro de la industria ósea, están presentes los punzones bicónicos. Solutrense Evolucionado II o Solútreo-Gravetiense I, caracterizado, a su vez, por las
piezas foliáceas, aunque con porcentajes menores que en la fase anterior, las puntas de pedúnculo y aletas, también en menor cantidad y
dominando, además, las piezas con aletas iniciales o simplemente esbozadas, una importante presencia de piezas con escotadura (puntas
escotadas, puntas de escotadura distal y piezas con escotadura distal
y fractura) y las hojitas de borde abatido. Continuando los punzones
bicónicos. Y Solutrense Evolucionado III o Solútreo-Gravetiense II,
caracterizado por la desaparición de las piezas foliáceas y las puntas
de pedúnculo y aletas, una disminución de las puntas escotadas compensada por un aumento de las hojitas de borde abatido y la perduración de las piezas de escotadura distal. Junto a los punzones bicónicos
aparecen ahora las azagayas monobiseladas de pequeñas dimensiones.
El acento recaeria pues, en la dinámica seguida por las puntas escotadas, las hojitas de borde abatido y las piezas con escotadura distal a lo largo de estas dos últimas fases, y, quizás, el número de los buriles en la última, elemento que sugestivamente se podría considerar
en relación con las influencias magdalenizantes que pudieran darse
por esas fechas en la comarca de la Safor.
Señalemos, finalmente, lo poco solutrense de las dos fases
Solútreo-Gravetienses. Sin embargo, no conviene perder de vista el
proceso lento de desolutreanización observable en el Solútreo-Gravetiense 1, donde se produce una inversión de valores entre los planos y
los abruptos con relación al Solutrense Superior, pero los primeros siguen estando presentes. El proceso parece surgir desde el mismo Solutrense Superior, donde las puntas escotadas están, a su vez, ya presentes, y en un s e n t i d ~
ascendente si consideramos sus cuantificaciones por capas.
Pero es que además, esta modificación en la secuencia del Solutrense Evolucionado de Parpalló, con la distinción de dos fases dentro
del Solútreo-Gravetiense y la consiguiente aceptación de un mayor
marco cronológico para el mismo, redunda en interesantes coincidencias al compararla con las secuencias seguidas por otras industrias
mediterráneas caracterizadas también por las piezas con escotadura.
Es necesario señalar de antemano que estas comparaciones han
sido ya sugeridas en varias ocasiones (69) y que, recientemente, Fu(69) FORTEA y JORDA, op. cit. nota 1.
FULLOLA: «El Solútreo-Gravetiense ...M. Op.
cit. nota
1.
[page-n-69]
68
V. VILLAVERDE Y J. L.
PERA
llola las ha sistematizado estableciendo los elementos industriales que
poseen en común el Salpetriense Inferior, el Epigravetiense Antiguo
italiano y el solútreo-~ravetiense(70); sin embargo, la perspectiva
que se abre al considerar la existencia de dos fases al menos dentro
del Solútreo-Gravetiense,y los datos que en los últimos años han venido a sumarse a los ya existentes, hacen conveniente que, aunque con
brevedad, retomemos la cuestión.
Sabemos que el Epigravetiense de Grotta Paglicci, con unas características en muchos aspectos generalizables a la mayoría de los yacimientos italianos con niveles pertenecientes a esta industria, observa
la siguiente evolución (71). Tras el Gravetiense, en el nivel 18-a, aparece el Epigravetiense Inicial, fase caracterizada por un alto porcentaje de raspadores y buriles, dominando estos últimos, un índice bajo
de dorsos, algunas piezas de escotadura (puntas escotadas y puntas
de escotadura distal), la existencia de algunos dorsos truncados, la
aparición de algunos foliáceos (puntas de cara plana) y un alto papel
(puntas, hojas retocadas,
de las piezas que formarían el ((Substratum))
raederas y denticulados). Seguidamente se desarrolla el Epigravetiense Antiguo, subdividido en dos fases, una con foliáceos -nivel 17- y
otra con escotaduras -niveles 16 al 12-. La primera de ellas, en la
que perduran las formas foliáceas de cara plana junto a alguna punta
bifacial y alguna punta escotada de retoque solutrense con' escotadura abrupta, observa un aumento de las puntas y hojas de dorso, especialmente en las puntas escotadas y las puntas de escotadura distal, y
un descenso en la importancia de los raspadores y los buriles, pasando ahora a dominar los primeros. En cuanto al Epigravetiense Antiguo con escotaduras, momento que se caracteriza por una evolución o
desaparición de los elementos foliáceos, y en base a la evolución que
en el mismo siguen las piezas con escotadura, se pueden distinguir
dos horizontes industriales diferenciados: uno, estratigráficamente
M. ESCALON DE FONTDN: tDu Paléolithique Supérieur au Mesolithique dans le Midi
méditerranéen.))Bulletin de la Société Préhistorique Franqaise, t. 63, 1966, pág. 117.
J. COMBIER: «Le Paléolithique de 1'Ardeche dans son cadre paleoclimatique.)) Institut de
~rihistoire 1'Université de Bordeaux, Delmas, Bordeaux, 1967, págs. 250 y SS.
de
MEZZENA y PALMA D I CESNOLA, op. cit. nota 40, pág. 147.
M. GALLET: d e s pieces A cran de La RouviBre. Gisement de Paléolithique sup6neur de
Vallan.)) Etudes Préhistoriques, Ardeche, núm. 5, 1973, pág. 10.
BARTOLOMEI, BROGLIO y PALMA DI CESNOLA, op. cit. nota 46, pág. 321.
FORTEA, op. cit. nota 25, pág. 488 y 8s.
(70) FULLOLA: &1 Solútreo-Gravetiense..., op. cit. nota 1.
(71) MEZZENA y PALMA DI CESNOLA, op. cit. nota 1.
BARTOLOMEI, BROGLIO y PALMA DI CESNOLA, op. cit. nota 46.
[page-n-70]
PIEZAS CON ESCOTADURA
69
inferior -niveles 16 y 15- con un índice de escotaduras superior a
y
10, momento calificado como (ctípico~, otro, con un índice de escotaduras inferior a 10 -niveles 14-12- calificado como ((atenuado)).
Pues bien, esta secuencia, para cuyos niveles faltan las fechas absolutas, se sitúa cronológicamente entre los 20.200 +305 y los
15.320 +250 BP., tal y como se deduce de las dataciones de los niveles 18-b y 10 del mismo yacimiento. Pudiéndose correlacionar sus diferentes fases evolutivas con otras industrias de Europa Occidental de
la siguiente manera: el Epigravetiense Inicial con el Solutrense Inicial
o Inferior, el Epigravetiense Antiguo con foliáceos con el Solutrense
Medio y Superior, y el Epigravetiense Antiguo con escotaduras con el
Salpetriense Inferior, el Solútreo-Gravetiense y el Magdaleniense Inferior clásico.
Centrándonos en la comparacibn con Parpalló, vemos que las afinidades son muy sugerentes. El Solutrense Superior o Solutrense Evolucionado 1 se desarrollaría paralelamente al Epigravetiense Antiguo
con foliáceos. En éste como en aquél las puntas escotadas están ya
presentes y juegan un evidente papel en el conjunto industrial; sin
embargo, la diferente importancia en los foliáceos es significativa de
la existencia de dos procesos industriales muy semejantes en su desarrollo posterior pero distintos en su origen, pues mientras lo Solutrense es accidental en el Epigravetiense Inicial y en el Epigravetiense Antiguo con foliáceos, en la zona valenciana el Solutrense Superior es el
resultado de un proceso iniciado ya con el Solutrense Inferior y el Medio de Parpalló y Mallaetes, y aunque peculiar, es plenamente definible como tal.
La fase siguiente, caracterizada por la importancia que las piezas
con escotadura poseen en ambos yacimientos, tendrá un mayor denominador común: lo Solutrense en Parpalló y Paglicci es marginal y,
por el contrario, el acento recae ahora en el retoque abrupto. Pudiéndose establecer incluso, teniendo en cuenta la evolución con anterioridad enunciada para el Solútreo-Gravetiense -Solutrense Evolucionado 1 y 111-, una comparación entre éstas y los horizontes «típico»y
1
«atenuado» del Epigravetiense Antiguo con escotaduras.
Ahora bien, ¿permite la cronología del Solutrense Evolucionado
estas comparaciones? Las fechas que se poseen para el Solutrense
Evolucionado de Parpalló y Mallaetes son pocas y conflictivas. Ya lo
señalaron así Fortea y Jordá al discutir la cronología de las etapas finales del Solutrense de facies ibérica, planteando la incoherencia que
supone el admitir una edad de 18.080 5 8,50 B P. para el Solutrense Evolucionado 1 de Parpalló y de 17.900 + 340 BP. para el Solutrense Evolucionado 111, máxime si tenemos en cuenta que la primera
[page-n-71]
70
V. VILLAVERDE Y J. L.
PERA
corresponde a la capa de 4'75 a 5 m. y la segunda a la de 4 a 4-'25m.
La primera fecha, en este sentido, seria la menos conflictiva, ya que
se refiere a un momento que no es el inicial del Solutrense Evolucionado, que comienza a los 5'25 m., además, no entra en contradicción
con el marco de referencia que supone la fecha de 20. 14-0+_ 460 BP.,
correspondiente, a su vez, al Estrato Va, cata Este, de Mallaetes, con
una industria típica del Solutrense Medio o Pleno. Por consiguiente, la
problemática se desplaza hacia la segunda, la de 17.900 +_ 340 BP., y
al respecto la fecha obtenida en el Estrato 1 1 de Mallaetes, que co1
1
rresponde a un nivel relacionable con el Solutrense Evolucionado 1 ,
poco puede aclarar por su amplia banda de indeterminación, ya que
es de 16.300 i 1.500 BP.
Con todo, la problemática se resuelve, en nuestra opinión, si tenemos en cuenta que de admitir como buena la fecha de 17.900 habría
que considerar que el Magdaleniense de Parpalló se corresponde con
el Magdaleniense 1francés clásico; perspectiva que ha sido sobradamente discutida por Fortea y Jordá (72)y rebatida, también, por Fullola tras el análisis de los niveles Magdalenienses 1y 1 de este yaci1
miento (73); considerando estos investigadores que por sus carac1
terísticas habría que relacionarlos con el Magdaleniense 1 1 clásico,
no estando esta valoración en contra de la fecha obtenida en el nivel
1
Magdaleniense 1 1 de Parpalló, que con una edad de 13.800 +_ 380
BP., vendría a coincidir, grosso modo, con las fechas que en la actualidad se atribuyen al Magdaleniense Medio (74).Debiendo, por lo antedicho, tomar, en todo caso, como indicativa la fecha de 16.300 BP.,
para el Solutrense Evolucionado 11, y considerar como válida la referencia del 16.000- 15.000 BP. para el final del Solutrense Evolucionado 111, a la espera de que nuevas fechas y una secuencia paleoclimática completa perfeccionen nuestro conocimiento del Paleolítico Superior valenciano.
Así, pues, los marcos cronológicos del 19.000 al 18.000 BP., para
el Solutrense Evolucionado 1y del 18.000 al 16.000-15000 BP. para
el 1 y el 1 1son altamente coincidentes con los fijados para el Epigra1
1
vetiense Antiguo con foliáceos y con escotaduras, fase, esta última,
que en la actualidad se tiende a situar entre el 19.000 y el 16.000 BP.
(75).
-
.
(72i FORTEA y JORDA, ~ p cit. nota l.
(73) FULLOLA: «Las industrias...)), op. cit. nota 1.
(74) G. DELIBRIAS y J. EVIN: ((Sommaire des datations 14 C concernant la préhistoire
en France)),1 Dates parues de 1955 A 1974. Bulletin Société Préhistorique Franqaise, t. 71,
.
1974, págs. 149-156.
G. DELIBRIAS y J. EVIN: tSummaire des datations 14 C concernant la prehistoire en
France. Dates parues de 1974 ti 19 i 8 r Bulletin de la Société Préhistorique Franqaise, t. 77,
1980, págs. 21 5-224.
(75) BARTOLOMEI,.BROGLIO y PALk.1 D I CESNOLA, op. cit. nota 46.
[page-n-72]
PIEZAS CON ESCOTADURA
71
El esquema tradicional de la evolución del Salpetriense, dividido
en dos fases, Inferior y Superior, y con una posición cronológica entre
el Solutrense Superior y el Magdaleniense V de la zona clásica francesa, se ha modificado a lo largo de los últimos años en algunos aspectos.
Cabe señalar, en primer lugar, la reconversión de su secuencia en
tres fases -Inferior, Medio y Superior-, al considerar a la industria
de La Rouviere (76)como típica del comienzo de esta facies industrial
(77);y, en segundo término, la tendencia a acentuar la antiguedad de
los inicios de dicha etapa cultural, alargando con ello su dimensión
cronológica, a partir de una serie de fechas absolutas obtenidas en el
yacimiento epónimo (78).
En este sentido, las dataciones que en la actualidad se poseen de
la cueva de la Salpetriere tienden a acortar tremendamente la separación temporal entre el primer horizonte industrial salpetriense y el
Solutrense Medio. Así, las fechas del Salpetriense Inferior de la Salpetriere, con una edad de 19.165 + 200 BP., para la capa 6 nivel b (Sector Forche Centro), 17.960 2 600 BP., para la capa 5 del mismo Sec280 BP. para el nivel d (Sector Porche Este), fetor, y la de 18.970 ~t
chas a las que habría que añadir la de 18.880 + 300 BP., correspondiente al nivel 6 de las excavaciones de Escalon de Fonton (79),casi
se confunden con las del Solutrense Medio de dicho yacimiento, fechado, a su vez, en 19.100 + 500 BP., en la capa i l (Sector Porche Este) y en 18.700 I 500 BP., y 20.500 + 300 BP., en la capa i3 del mismo Sector. Y ello, sin considerar el espacio cronológico que se deriva
de la aceptación de un Salpetriense Inferior anterior al primer nivel
salpetriense de la Salpetriere.
La cuestión, como el mismo Bazile señala (80),es compleja por lo
que de novedoso tiene con respecto a la anterior visión del proceso industrial Salpetriense y en concreto para la determinación de la estratigrafía misma del yacimiento epónimo, pues es sabido que hasta hace
(76) M. GALLET: uNote prélirninaire sur un gisement paléolithique du plein air, dans les
gorges de 1'Ardbche.))Bulletin de la Societé Prehistorique Franqaise, t. 68, 1971, págs. 375385.
(77) M. ESCALON DE FONTON y F. BAZILE: uLes civilisations du Paiéolithique supérieur en Languedoc oriental.))La Prehistoire Franqaise, t. 1. París, 1976, págs. 1.163-1.173.
(78) F. BAZILE: uiJrecisions chronologiques sur le SalpBtrien, ses relations avec le Solutréen et la Magdalénien en Languedoc oriental., Bulletin de la Société Préhistorique Franp i s e , t. 77, 1980, págs. 50-56.
4
(79) DELIBRIAS y EVIN: uSommaire des datacions 14 C... 11. Dates parues de 1974 i
1978.) Op. cit. nota 74.
(80) BAZILE, op. cit. nota 78.
[page-n-73]
poco se venía admitiendo que los niveles correspondientes al Solutrense Superior probablemente habian sido barridos por una de las
crecidas del Gard (81).Siendo para él, en todo caso, significativa del
rápido proceso evolutivo que conduce a la desolutreanización del Solutrense local de la zona, dando lugar al Salpetriense. Y, estando sujeta, desde luego, toda esta apreciación cronológica, a la confrontación
con los demas resultados de un amplio proyecto cronoestratigráfico
encaminado al estudio del Würm reciente en Languedoc.
Por lo que se refiere al Salpetriense Superior, las fechas de 14-.200
+_ 300 BP. del nivel C1 (Porche Este), y las de 13.000 + 200 BP. y
15.000 2 100 BP., de los niveles 3 y 4, respectivamente, del Sector
Porche Centro, confirman su posición cronológica paralela al desarrollo del Magdaleniense Inicial y Medio del SW francés.
Atendiendo a la comparación industrial, es precisamente el Salpetriense Inferior de la Salpetriere el que más parecido tiene con el
Solútreo-Gravetiense, tal y como lo señalara Fullola (82),atendiendo
al alto porcentaje de puntas escotadas y al papel desempeñado por las
piezas con retoque abrupto, dAndose, sin embargo, un porcentaje más
alto de buriles en la industria francesa.
De admitir las fechas anteriormente expuestas, su marco cronológico iría del 19.500 al 1 5.000 BP., con lo que abarcaría toda la secuencia del Solutrense Evolucionado de la facies ibérica, o al menos de sus
principales yacimientos valencianos; lo cual llevaría, además, al Salpetriense a correlacionarse con las diferentes fases del Epigravetiense
Antiguo italiano. Sin embargo, resulta paradójica, al analizar en esta
amplia perspectiva al Salpetriense, la falta de momentos evolutivos
internos similares a los que en cada una de las otras dos facies se observan -presencia de foliáceos en el Solutrense Evolucionado 1 de
Parpalló y en el nivel 17 de Paglicci, descenso de las piezas con escotadura en las etapas finales, etc.-, a la vez que, en un primer nivel de
análisis, sorprende el salto cronológico que entre las fechas de la capa
5 y las 4 y 3 del Sector Porche Centro se produce, capas que como se
recordará se fechan respectivamente en 17.960 + 600 BP., 15.000 _+
100 BP., y 13.000 I 200 BP.
Finalmente, en este orden de comparaciones, debemos señalar los
parecidos que se dan, a partir de la presencia de piezas escotadas, en(81) ESCALON DE FONTON, op. cit. nota 69, p4g. 115.
M. ESCALON DE FONTON: #Les séquences sedimento-climatiques du Midi Méditerranéen du Wurm a l'Holocene.#Bulletin du Musée d'Anthropologie préhistorique de Monaco, núm. 14, 1967, p4g. 169.
ESCALON DE FONTON y BAZILE, op. cit. nota 77, pág. 1.169.
..a.
(82) FULLOLA: tEl SolÚtreo-~ravetiense Op. cit. nota 1.
[page-n-74]
PIEZAS CON ESCOTADURA
73
tre el Solútreo-Gravetiense de Parpalló y el Epiperigordiense de Oullins (83)y el Epigravetiense de Chinchon (84.).Sin embargo, la compleja problemática que acompaíia la determinación de la posición cronológica de ambas industrias desaconseja, por el momento, mayores
precisiones al respecto. Recordemos, en este sentido, que la comparación entre el Epiperigordiense del nivel 10 de Oullins y el Salpetriense
propugnada por Combier (85)ha sido parcialmente contestada recientemente por Bazile, que tiende a ver, tan solo, una relación del nivel
10 de Oullins con el Salpetriense Superior (86). Y por lo que respecta
al Epigravetiense de Chinchon, nivel C, las diferencias de apreciación
son todavía más marcadas, ya que algunos autores lo hacen contemporáneo del Salpetriense (87)y otros, por el contrario, lo relacionan
con el Magdaleniense VI (88).
Centrándonos nuevamente en Parpalló y volviendo al análisis de
las piezas con escotadura, vemos que en un primer nivel de aproximación se observa que el tamaño de las puntas y de las escotaduras disminuye a medida que el Solútreo-Gravetiense evoluciona. La media
aritmética de ambas dimensiones, consideradas las piezas por capas,
es, a este nivel, significativa en su evolución:
4'50-4'75
4'25-4.'5
4-4'25
Long. total
2'85
2'87
2'79
Long. escotadura
0'88
0'8 1
0'62
Capas
Esta evolución queda, sin embargo, solapada en el estudio estadístico de las tres capas consideradas en conjunto, puesto que la
media aritmética de ainbas medidas queda en 2'86 y 0'82, respectivamente, y ello porque lógicamente los tramos de mayor número ab(83) COMBIER, op. cit. nota 69, págs. 248 y SS.
(84) M. PACCARD: uL'abri núm. 1 de Chinchon (Commune de Saumanes-de-Vaucluse).
Cahiers Ligures de Préhistoire et d'Archeologie, núm. 13, lere. partie. 1964, págs. 3-67.
M. PACCARD y CH. DUMAS: tNouvelles recherches dans l'abri núm. 1 de Chinchon ti
Saumanes (Vaucluse).))
Gallia Prehistoire, t. 20, 1977, págs. 45-81.
(85) COMBIER, op. cit. nota 69.
(86) BAZILE, op. cit. nota 78.
(87) PACCARD y DUMAS: op. cit. nota 84..
M. LIVACHE: tLes civilisations du Pdéolithique supdrieur en Haute-Provence et dans le
Vauc1use.v La Prehistoire Franqaise, t. 1, 1976, págs. 1.157-1.162.
(88) ESCALON DE FONTON, op. cit. nota 69,-pág. 123.
ONORATINI, op. cit. nota 10, pág. 536.
[page-n-75]
74-
V. VILLAVERDE Y J. L. PEmA
soluto de piezas (fig. 18) desfiguran o engloban las variantes del tramo de menor cantidad, el de 4 a 4'25 m. (fig. 17). Solapamiento que
naturalmente afectará a todo el estudio estadístico realizado sobre
las piezas de las tres capas y que por lo mismo abordaremos más adelante, en detalle, para dicho tramo.
Analizadas conjuntamente las tres capas, las puntas del SolútreoGravetiense han sufrido un importante proceso de uniformidad. La
relación existente entre los dos parámetros más significativos -1ongitud total y longitud de la escotadura- muestra un aumento en el coeficiente de correlación, que en este caso es de 0'53. Ello nos indica
que el valor estadístico de las medias aritméticas es alto y nos confrmal de alguna manera, aquello que ya señalamos al tratar del Solutrense Superior, el que las piezas tienden a medida que el Solutrense
evoluciona a situarse en la relación escotadura menor o igual a 113 de
la longitud de la pieza. En este sentido hay que considerar la reducción del coeficiente de variación que en este momento se da con relación a la fase anterior, que se sitúa en 24'52 y 38'77%, lo que nos viene a indicar que es mayor el valor estadístico de las medias en la longitud total que en la de la escotadura, donde aunque con menor cuantificación seguirán estando presentes las piezas en la que la misma está entre 113 y 213 de la longitud total, apareciendo incluso una punta
en la que esta relación se sitúa por encima de los 213, concretamente
en la capa de 4'5 a 4'75 m. Es, sin embargo, la desviación típica de la
longitud de la escotadura el valor que con reJ.ación a la fase anterior
sufre una disminución mayor, linea descendente que se verá confirmada en el tramo correspondiente al Magdaleniense, situándose ahora en 0'32. Algo parecido ocurre con la longitud total de la punta escotada, que con una desviación típica de 0'70 viene a mostrarnos una
aproximación estadística de la media aritmética que aunque menor
que la de la escotadura sigue siendo buena (cuadro 11) (fig. 6).
La totalidad de los subtipos por nosotros considerados está presente en esta fase, con una sola excepción -el tramo de 4 a 4'25 m.donde faltan las puntas del subtipo 6, las formadas por un retoque
continuo o un dorso en sus dos lados. No es extraño que la ausencia se
concrete precisamente en este subtipo pues es el que a lo largo de toda
la sechencia ocupa siempre, junto con el subtipo 4 -retoques bilaterales parciales de apuntamiento-, los lugares correspondientes a las
menores cuantificaciones (cuadro 9).
Por lo que se refiere a las subclases, aparecen en esta fase 49 diferentes. Es decir, a un aumento de las puntas en términos absolutos,
corresponde otro de subclases, siendo por consiguiente normal que el
[page-n-76]
PIEZAS CON ESCOTADURA
Cuadro 13
Cuadro 15
[page-n-77]
76
V. VILLAVERDE Y J. L. PERA
tramo de 4 a 4'25 m., con menor número de puntas, sea también el
que menos subclases diferentes posea.
El análisis por separado del tramo de 4 a 4'25 m. proporciona los
siguientes resultados (cuadro 13) (fig. 17). El coeficiente de correlación baja con relación al de todas las capas del SolÚtreo-Gravetiense consideradas conjuntamente, tomando un valor de 0'50. Pero lo
que es más importante, la desviación típica alcanza uno de los valores
más altos del yacimiento, pudiéndose concluir de ello que la disminución de la media aritmética de las longitudes de las puntas es el producto de una mayor diversificación en los tamaños y no la resultante
de un parámetro unificado. Con ello los momentos inicial y final del
Solutrense Evolucionado, las capas de 5 a 5'25 m. y de 4 a 4'25 m. no
son sólo las que menor número de puntas tienen, sino las que menos
uniformidad poseen en los tamaños.
Refiriéndonos nuevamente a la totalidadde las capas que conforman el Solútreo-Gravetiense de Parpalló diremos, que justamente en
estas fases aparece un nuevo tipo de piezas que por su casi estricta localización en las mismas se convierten en un preciso dato a la hora de
establecer la dinámica del Solutrense Evolucionado al menos en la comarca de la Safor. Son la punta de escotadura distal y la pieza con escotadura distal y fractura.
La-evolución que ambos tipos siguen a lo largo del Solutrense Evo1 1,
lucionado 1 y 1 1 es simplemente la de un aumento y descenso que se
continuará en la capa de 3'75 a 4 m.
Lo realmente significativo, sin embargo, de estas piezas es que su
aparición venga a coincidir con el Solútreo-Gravetiense y que su duración prácticamente venga a ajustarse a la de éste, si exceptuamos el
tramo de 3'75 a 4 m. calificado ya de Magdaleniense pero no desprovisto de cierta conflictividad.
De hecho, si dejamos de lado las piezas de procedencia excesivamente amplia: 1 pieza apuntada mediante escotadura distal y 4 piezas con escotadura distal y fractura que por sigla llevan la indicación
de 4'5 a 5 m., y 3 piezas con escotadura distal y fractura y 1 con doble
escotadura distal y fractura con indicación de 4'5 a 5'25 m. las piezas
se concentran en el Solutrense Evolucionado 11-111,alcanzando, además,'una presencia considerable, ya que se cuantifican un total de 3 1
piezas en la capa de 4'5 a 4'75 m., 75 en la de 4'25 a 4-'5 m. y 59 en la
de 4 a 4'25 m. (cuadro 3).
Los paralelos que parecen tener con industrias calificadas de Solutrense Superior final o, incluso, con otras contemporáneas del Magdaleniense inferior, harán que nos ocupemos más detenidamente de
ellas cuando,tras analizar los restantes yacimientos de la Safor, inten-
[page-n-78]
PIEZAS CON ESCOTADURA
77
temos una síntesis general del valor de las escotaduras en el Solutrense Evolucionado.
Diremos, para acabar con el Solútreo-Gravetiense, que parece
darse una cierta propensión a que existan en esta fase, en los momentos fmales sobre todo, puntas escotadas con truncadura marcada a la
hora de obtener el apuntamiento (fig. 10 núm. 7), circunstancia que
ya señalaron Fortea y Jordá en Mallaetes (89).
No terminan con el Solútreo-Gravetiense las puntas escotadas y
las escotaduras distales en Parpalló,y en la capa de 3'75 a 4 m., tradicionalmente relacionada con el Magdaleniense, aparecen todavía 50
puntas escotadas y 25 escotaduras distales, no estando a nuestro entender exentas de una cierta conflictividad.
El hecho de que estas piezas aparezcan tan sólo en la primera capa del Magdaleniense inicial del yacimiento puede interpretarse de
dos maneras diferentes, como una ((perduración)) como una ((contao
minación)). Y difícil es encontrar solución a este dilema desde la simple tipología, sin manejar los datos sedimentológicos o estratigráficos
que podrían resolverlo. En este, como en otros aspectos problemáticos
del Paleolítico Superior de facies ibérica, los datos que en la actualidad se poseen son insuficientes para ir más allá del simple planteamiento del problema, y forzar más las cosas, cargando las tintas en la
tipología, vendría a suponer una renuncia, cuando no un retroceso, en
la actual dinámica de la investigación prehistórica.
Dejaremos por ello la cuestión abierta, máxime si consideramos
que el Magdaleniense mismo de Parpalló dista mucho de haber sido
clarificado evolutiva e industrialmente y que son todavía varios los
problemas que gravitan sobre el Paleolítico final valenciano.
El análisis de las piezas escotadas de esta capa no muestra, por lo
demás, grandes diferencias con relación a la capa anterior, la de 4 a
4-'25 m.
En las puntas escotadas la media aritmética de sus longitudes y
las de las escotaduras son muy semejantes a las de la capa antedicha.
Aquí, con todo, la uniformidad en las dimensiones parece mayor y
los datos estadísticos se asemejan más a los de las capas de 4'25 a
4'75 m. (cuadro 11) (fig. 19).
Las piezas con escotadura dista1 sufren una ligera disminución
pero nada más cambia en relación al Solútreo-Gravetiense. Unicamente, quizás, pudiera ser significativa la proporción que se establece en-
(89)
FORTEA y JORDA, op. cit. nota
1.
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V. VILLAVERDE Y J. L.
78
PERA
tre piezas con apuntamiento obtenido por escotadura y piezas con escotadura distal y fractura, 9 y 11, respectivamente, proporción muy
semejante, por otra parte, a la de la capa de 4'5 a 4'75 m., donde se
cuantifican 9 y 20 ejemplares.
B. COVA DE LES MALLAETES
Muy próxima a Parpalló, la cueva de les Mallaetes se sitúa
también en las estribaciones del macizo del Mondúver, en el término
de Barx, a uno de cuyos poljes se abre (fig. 3).
El yacimiento ha sido objeto de varias campañas de excavación, a
iniciativa del S.I.P., pudiéndose distinguir dos etapas, una de 1946 a
1949 dirigida por Jordá, y otra más reciente, realizada en 1970 dirigida por Jordá y Fortea (90).
Hemos estudiado de Mallaetes, yacimiento pendiente en la actualidad de próxima publicación, las puntas escotadas y las escotaduras
distales de las campañas de 194.6-4-9(fig. 20). Las piezas en su totalidad ascienden a 38 puntas escotadas y 10 escotaduras distales. Su
distribución por capas y sectores es la siguiente:
Sector AB:
Capa 8, 1 pieza con escotadura distal
Capa 9, 1 punta escotada
Capa 1.2, l. punta escotada
Sector D : Capa
Capa
Capa
Capa
Sector E:
Capa
Capa
Capa
Capa
7, 2 puntas escotadas
9, 3 puntas escotadas
10, 1 punta escotada
11, 1 punta escotada
3,
7,
8,
9,
1 punta escotada
5 puntas escotadas y 1 escotadura distal
1 punta escotada y 1 escotadura distal
1 punta escotada
(90) F. JORDA: gravet ti en se y Epigravetiense en la España Mediterránea., Caesaraugusta, 4. Publicaciones del Seminario de Arqueología y Numismática Aragonesa, 1954, págs.
7-30.
JORDA, op. cit. nota 5.
D. FLETCHER: astado actual del estudio del Paleolítico y Mesolítico Valencianos., Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, núm. 62, 3, Madrid, 1956, págs. 841-876.
FORTEA y JORDA, op. cit. nota 1.
FORTEA, op. cit. nota 25.
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PIEZAS CON ESCOTADURA
Cuadro 14- (Mallaetes)
79
[page-n-81]
Fig. 20.-Núm. 1 a 13. Maiiaetes, 14 a 17. Barranc Blanc, 18. Rates Penaes, 19 y 20. Merave
iies
[page-n-82]
PIEZAS CON ESCOTADURA
Sector F : Capa 6, 1 escotadura distal
Capa 7, 1 punta escotada
Capa 8, 1 punta escotada
Sector GH: Capa 6, 1 punta escotada
Capa 7, 4 puntas escotadas y una escotadura distal
Sector 1 : Capa
Capa
Capa
Capa
Capa
8, 1 punta escotada
9, 3 puntas escotadas y 2 escotaduras distales
10, 1 punta escotada y 1 escotadura distal
11, puntas escotadas y 2 escotaduras distales
12, 2 puntas escotadas
Sector M : Capa 4, 2 puntas escotadas
Cataí4.9:
Capa 4, 1 punta escotada
Piezas a las que habría que añadir, quizhs, 2 puntas escotadas de
la Cata realizada en 1g4-6y un fragmento,que se señalan en el diario
de excavación de dicho año en las capas 10 y 1 1, respectivamente,
pero que desgraciadamente no pudimos encontrar, y además, una
punta de base cóncava.
Sin contar estas últimas las 38 puntas escotadas se agrupan en 15 subclases diferentes y
en los siguientes subtipos: 10 piezas en el 1, 5 en el 2, 11 en el 3, 1 en el 4 y 4. en el 5. Piezas a
las que hay que sumar 7 indeterminadas, por estar sensiblemente fracturadas (cuadro 14).
Por la relación existente entre la longitud total de las piezas y la de la escotadura las puntas se clasifican de la siguiente manera: 7 puntas poseen la escotadura igual o menor a 113 de
la longitud total, y 4 la poseen mayor a 113 y menor de 213.
Atendiendo a la relación VA hay 5 piezas anchas y 6 estrechas.
Una sola punta posee la escotadura en posición proximal izquierda, pieza que pertenece a
la capa 3 del Sector E, momento Epigravetiense.
23
Los retoques son a b r ~ p t o s ~ e n piezas, simples en 5 y otras 10 no tienen retoques, siendo
directo en todos los casos menos en 4 que es alterno.
Conservan el talón 6 puntas.
Por lo que respecta a las medias artitméticas de las medidas, consideradas las piezas en
su totalidad y sin distinguir fases culturales, los valores son los siguientes:
El estudio estadístico, llevado a cabo también sobre el total de las piezas enteras, que ascienden tan s610 a 11, muestra para la longitud de la escotadura y la total de la pieza un coeficiente de correlación normal, ya que ofrece un resultado de 0'45.
El valor estimativo de la media de las longitudes totales es mayor que la de las escotaduras, tal y como se deduce del bajísimo coeficiente de variación (14.'23%)que en la segunda alcanza un porcentaje más elevado (30'95%).
Ello se debe, claro está, al elevado número de piezas con escotadura superior a 113 de la longitud de la pieza (cuadro 15) (fig. 2 1 ) .
[page-n-83]
82
V. VILLAVERDE Y J. L.
PERA
El número de escotaduras distales ea bqjo, ya que s610 hay 10 ejemplares y con una repartición bastante irregular puesto que en capas que podrían considerarse como Solutrense
Evolucionado 11 o 111 faltan y en algunos sectores de la cueva no aparece ni una sola pieza.
Su clasificación detallada es la siguiente, 2 puntas de escotadura distal, una en posición
derecha y otra en izquierda, 7 piezas con escotadura distal y fractura, 4 con escotadura a la
izquierda y otras 3 a la derecha, y 1 pieza con doble escotadura y fractura. Sólo en dos casos
esta fractura se produce por flexión (cuadro 16). La pieza niim. 8 de la fig. 20 podría confundirse con un microburii, ya que la fractura afecta a la cara de lascado, pero la clarísima flexión que la ha producido invalida esta posibilidad.
Todas las puntas escotadas y las escotaduras distales de Mallaetes se sitúan en las capas correspondientes al Solutrense Evolucionado, salvo la pieza de la capa 3 del Sector E, epipaleolítica y otra de la
capa 12 del Sector AB, que por su posición estratigráfica y la industria a la que aparece ligada se debe clasificar como gravetiense.
C. COVA DEL BARRANC BLANC
La cueva toma su nombre del barranco en que se localiza, a 1 Km.
de Rótova (Valencia), prácticamente sobre el río Vernisa (fig. 3).
Se trata de una pequeña concavidad cuyas dimensiones son aproximadamente de 5 x 3'5 m., a la que hay que sumar dos pequeñas covacha~
que se abren (91) al fondo y en dirección N y W, respectivamente.
Se realizaron en ella a lo largo de los años 5 1, 53 y 54 tres campañas de excavación que vinieron a significar la apertura de un total de
doce sectores de excavación en los que se llegó a diferentes profundidades.
Con posterioridad, en 1976, se practicó una nueva campaña que
supuso la excavación de un nuevo sector, que junto a los anteriores
ha sido objeto de extensa y cuidada publicación (92).
Revisada la totalidad de la industria lítica de sus niveles hemos
podido constatar la existencia de 17 puntas escotadas, 1 hoja escotada y 6 piezas con escotadura distal y fractura.
Pese a que la evolución cultural de yacimiento va del Gravetiense
de sus niveles inferiores al Magdaleniense Inicial - SolÚtreo-Gravetiense (93), o Solútreo-Gravetiense Evolucionado (94), la reducida
cantidad de piezas encontradas en las capas de cada una de sus fases
culturales nos lleva a prescindir de un análisis pormenorizado y por
(91) D. FLETCHER: tR6tova (Valencia),Covacha de Barranc B1anc.n Noticiario Arqueológico Hispánico 1, cuadernos 1-3, Madrid, 1953, págs. 10-12.
(92) FULLOLA: d a s industrias. ..N. Op. cit. nota 1.
(93) FULLOLA, op. cit. nota 1.
(94) FORTEA, opus. cit. nota 25.
[page-n-84]
PIEZAS CON ESCOTADURA
fig.21.-Mallaetes. Diagrama de dispersión de la longitud totaVlongitud de la escotadura
[page-n-85]
Fig. 22.-Barranc Blanc. Diagrama de dispersión de la longitud total/longitud de la escotadura
[page-n-86]
PIEZAS CON ESCOTADURA
85
capas de aquéllas. Analizaremos las escotaduras en un solo bloque
que más tarde discutiremos ya en su significación dentro de la secuencia que el Paleolítico sigue en la cueva.
El número de piezas por capas es el siguiente: 4 puntas escotadas y 3 piezas con escotadura distal y fractura en la capa 1, 2 puntas escotadas y 2 piezas con escotadura distal y
fractura en la capa 2,3 puntas, 1 hoja escotada y 1 pieza con escotadura distal y fractura en
la capa 3, 5 puntas escotadas en la capa 4, 1 punta escotada en la capa 5 y 1 en la capa 7, así
como 1 en el estrato 111 de la campaña de 1976 (fig. 20).
Por la longitud de la escotadura con respecto a la total de la pieza hay 6 puntas clasificables dentro del grupo 1 y 2 dentro del 11, las restantes por estar rotas las clasificamos como
indeterminadas.
La relación LIA permite diferenciar 6 puntas anchas y 2 estrechas, nuevamente y por las
mismas razones que en el caso anterior quedarán 10 indeterminadas.
Tres puntas poseen la escotadura a la izquierda lo que viene a suponer un elevado tanto
por ciento de piezas de estas características en relación a lo que es normal en los restantes
yacimientos.
Atendiendo a la posición y extensión de sus retoques las puntas se agrupan en el seno de
sólo 4 subtipos, los 1, 2, 3 y 5, apareciendo 7 subclases diferenciadas (cuadro 17).
La distribución de las puntas por subtipos es la siguiente: puntas del subtipo 1, 1 del 2,
9 del 3 y l dzl 4 (cuadro 17).
En el apartado del modo del retoque hay que seilalar que en todas las piezas es directo,
siendo abrupto en 10 casos y simple en 1, ya que hay siete piezas sin más retoque que el de la
escotadura.
Sólo 3 piezas conservan el talón.
La media aritmética de las medidas consideradas es:
En cuanto a las piezas con escotadura distal, que en este caso son todas con fractura, 3
poseen la escotadura en posición izquierda y otras 3 en posición derecha. Sólo en un caso ésta
se ha obtenido por flexión (cuadro 18).
El estudio estadístico muestra un elevado coeficiente de correlación (0'78) para las longitudes de lo punta y la escotadura, y ello a pesar del alto coeficiente de variación de estas últimas (52'21%)(cuadro 15) (fig. 22).
Lo primero que hay que considerar a la hora de valorar las puntas
escotadas de Barranc Blanc, es su bajo número. Son pocas piezas y
además repartidas en una larga secuencia cultural.
La pieza del estrato 111 de 1976, por las dificultades mismas de su
conjunción con las capas de las excavaciones antiguas (95) no será
discutida.
Nos encontramos, por otra parte, a igual que con Mallaetes, con
una punta escotada que aunque morfológicamente semejante a las
encontradas en los niveles solutrenses, debe ser considerada por su si-
(95) FULLOLA: «Las industrias llticas ...n, op. cit. nota l , pág. 188.
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V. VILLAVERDE Y J. L.
86
PERA
tuación estratigráfica y por el carácter de la industria en la que se inscribe como gravetiense.
El resto de las piezas se localiza ya en la secuencia solutrense del
yacimiento. Y aún a pesar de que las cuantificaciones se diferencian
de las indicadas por uno de nosotros recientemente (96)los datos actuales vienen a confirmar lo ya entonces indicado. Así las capas 5 y 6
seguiríamos considerándolas dentro del Solutrense Medio, con indicios en la primera de ellas de un momento ya algo tardío, si consideramos la punta escotada que en ella aparece. La capa 4, con un aumento de puntas escotadas, vendría a suponer el comienzo del Solutrense Evolucionado en el yacimiento, en este caso, dada su posición
estratigráfica y los tipos líticos presentes en su industria -entre los
que destaca una hoja de sauce-, un Solutrense Evolucionado 1o Solutrense Superior. La capa 3, también como la anterior con un elevado
número de puntas escotadas, sí se consideran las existentes en el yacimiento, y con una, tampoco desdeñable, presencia de piezas foliáceas, podría ser interpretada como un Solutrense Evolucionado 1o 11,
inclinándonos, en todo caso, por el 1 a partir de la existencia en dicha
1
capa de una hoja de laurel de base subromboidal y una punta de
pedúnculo y aletas iniciales, piezas, ambas, de un marcado carácter
tardío en el Solutrense valenciano. Un elemento también en este sentido a considerar sería la existencia, por primera vez en el yacimiento, de una pieza con escotadura dista1 y fractura, pieza que aunque no
nos atrevemos a considerar como estrictamente SolÚtreo-Gravetiense, sí que consideramos ligada a él, como parecen indicarnos las altas
cuantificaciones que en dicho momento alcanzan este tipo de piezas
en Parpalló.
Y finalmente, las capas 2 y 1, en las que a nuestro entender la dinámica evolutiva del Solutrense se desdibuja y pierde coherencia, ya
que la importancia de los útiles con retoque plano se complementa en
la capa 2 con un descenso de las puntas escotadas, produciéndose con
respecto a la capa 3 lo contrario de lo que en teoría debería de ocurrir, y los indicios de remoción son para la Capa 1 evidentes. Ello necesariamente ha de llevarnos a prescindir de cualquier intento de calificación de sus niveles y a señalar, tan s610, que debieron pertenecer
a algíin momento del Solutrense Evolucionado, sin descartar la posibilidad incluso del Magdaleniense inicial, pero con signos de remoción.
(96)
VILLAVERDE: «El Solutrense en..., op. cit. nota 8, pág. 24.
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PIEZAS CON ESCOTADURA
Cuadro 17 (Barranc Blanc)
87
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Cuadro 16
P. con escot. dista1
y fractura
E1
E2
1
B
1
F1
1
E2
BB 1
1
1
E1
1
BB2
BBE
Cuadro 18
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PIEZAS CON ESCOTADURA
89
D. COVA DE LES MERAVELLES
La cueva de les Meravelles (Gandfa, Valencia) se sitúa en el extremo NW de la sierra Falconera, en la vertiente cenomanense de la misma, a unos 200 m. sobre el nivel del mar (fig. 3) se trata de una gran
sala de unos 35 x 18 m. abierta por tres bocas al exterior (97).
Conocida de antiguo, la cueva fue objeto de una campaiia de excavación a lo largo del verano de 1953, campaña promovida por el
S.I.P.,y dirigida por Plá. Los trabajos se centraron en una pequeña
sala lateral, ya que el interior se hallaba totalmente vaciado. A tal
efecto se dividió la zona a excavar en cuatro sectores en los que se
profundizó de manera desigual, alcanzándose el nivel rocoso de base
a 1'25 m. (98).
La excavación proporcionó la siguiente secuencia: Un nivel superficial, de unos 45 cms. de potencia, totalmente removido y en el que
conviven elementos romanos, eneoliticos, epigravetienses y solútreogravetienses; un nivel solutrense que a pesar de su pobreza podría
clasificarse como Pleno o Medio; y un nivel de base, que a falta de
mayores precisiones y de acuerdo con la secuencia global de la zona
habrá de considerarse gravetiense (99).
Existen en el yacimiento sólo tres puntas escotadas, de las que únicamente dos estan enteras (fig. 20, nfims. 19 y 20).
Una de ellas posee la escotadura menor a 113 de la longitud total de la pieza, la otra esta
entre 113 y 213. Las dos piezas, por lo que respecta a la relación LIA, son anchas.
La pieza rota posee la escotadura a la izquierda.
Se clasifican de la siguiente manera: una en el subtipo 3 (fig. 20, núm. 191, otra en el 4 y
otra en el 5 (fig. 20, núm. 20).
El retoque es abrupto y directo en los tres casos.
Las tres piezas pertenecen al nivel revuelto y por ello se hace innecesario: cualquier tipo de valoración de ellas. Solamente decir que
en buena lógica debieron de pertenecer al hipotético nivel SolútreoGravetiense o Solutrense Superior del que en varias ocasiones se ha
hablado refiriéndose al yacimiento ( 100).
(97) V. ROSSELLO: «El macizo del Mondúver. Estudio geomorfol6gico.~~
Estudios Geográficos, núms. 112-113, 1978, pág. 439.
(98) E. PLA: tLa cueva de Les Maravelies (Gandia).~
Archivo de Prehistoria Levantina,
2, 1945, págs. 191-202.
(99) VILLAVERDE, op. cit. nota 8.
(100) FORTEA, op. cit. nota 25.
[page-n-91]
90
V. VILLAVERDE Y J. L. PERA
E. COVA DE LES RATES PENAES
La cueva de les Rates Penaes se halla situada «en una cortadura
que cae sobre el rio Bernisa, en la partida del Borró, del término municipal de Rótova)) (101) (fig. 3).
El S.I.P. promovió una campaña de excavación en dicha cueva a
lo largo del verano de 1951, bajo la dirección de L. Pericot (102).
Los trabajos se realizaron dividiendo la superficie de la cueva en tres
sectores, denominados Oeste, Corredor y Entrada, siendo únicamente
el primero el que proporcionó una potencia sedimentológica de cierta
importancia, pero lamentablemente totalmente removida.
Aparece sólo en este yacimiento una pieza con escotadura dista1 y fractura (fig. 20, núm.
18). La pieza conserva el talón y la fractura se ha obtenido mediante flexión. La escotadura
se encuentra en el lado derecho.
Nuevamente en este caso, y en mayor medida que en el anterior,
sobran las valoraciones. El yacimiento, tal y como lo atestiguan otras
piezas solutrenses (103) fue ocupado en algún momento de esta fase
cultural, sin embargo es imposible a partir de lo antedicho precisar
m& al respecto.
F. COVA DEL LLOP
Se ha señalado en diversas publicaciones la existencia de 4 puntas
escotadas en la Cova del Llop (fig. 3). Las piezas, de las que no se ha
descrito la morfologia, aparecen repartidas de la siguiente manera: 2
puntas escotadas, asociadas a (tuna hoja de dorso rebajado, varios
raspadores, varias hojas-cuchillo y algún perforador)), en la capa de
0'4-0a 0'60 m., correspondiente a la prospección efectuada en el yacimiento en 1966 ( 104); 1 punta escotada en la 11 campaña, correspondiente al año 1977, asociada esta vez a ((raspadores,buriles, perfora(105),y, finalmente, en los tradores y numerosisimas hojas y lascas~
bajos de excavación correspondientes a la 111 campaña, sector C-2 ca-
(101,) D. FLETCHER: tR6tova (Valencia),Cova de Les Rates Penaes)). Noticiario Arqueológico Hispánico 1, cuadernos 1-3, Mádrid, 1953, págs. 13-16.
(102) FLETCHER, op. cit. nota anterior.
(103) FORTEA, op. cit. nota 25.
VILLAVERDE, op. cit. nota 8, pág. 18.
(104) J. APARICIO, A. SANCHO y J. SAN VALERO: tProspecci6n arqueológica en la Cova del Llop, Gandia (Valencia)., Saitabi, XXVI, Valencia, 1976, pág. 37.
(105) J. APARICIO, J. SAN VALERO y J. V. MARTINEZ: actividades arqueológicas
durante el bienio 1977-1978.n Varia 1, Departamento de Historia Antigua. Serie Arqueológica
núm. 6. Valencia, 1979, págs. 214 y SS.
[page-n-92]
PIEZAS CON ESCOTADURA
91
pa 6, otra punta ( 106), acompañada de ((1hoja de laurel, 1 punta de
flecha romboidal, 1 perforador, 2 raspadores y numerosas hojas y lascas)).
G. COVA DELS PORCS
Conocemos tan sólo la existencia de puntas escotadas en Porcs
(fig. 3), sin poder determinar con exactitud ni el número ni las asociaciones industriales con las que aparecen. Así, se ha sefialado (107)la
existencia de ((numerososraspadores, buriles, bordes y dorsos rebajados, hojas-cuchillo, puntas de escotadura, fragmentos de hojas de laurel, puntas de flecha de pedúnculo y aletas, etc.)).
H. COVALTA
La estación paleolítica de Covalta (Venta Mina) (fig. 23) fue dada
a conocer por Jiménez Navarro (loa),quien precisamente como consecuencia de la aparición de una punta escotada de tipo levantino encontrada en las tierras cercanas a la cueva, de donde procedían tras
su extracción con fines agrícolas, calificó su industria de ((SolútreoAuriñaciense o Parpallense)) ( 109).
A partir de entonces, cuantas veces el yacimiento ha sido citado
se ha aceptado esta adscripción al Solutrense Evolucionado.
La punta se puede clasificar como ancha, de escotadura menor a 113 de la longitud y dentro del subtipo 1, ya que aunque el retoque, marginal, directo y abrupto, afecta a la mayor
parte de sus lados no moditica
la extremidad dista1 apuntada.
El resto de la industria lítica del yacimiento está formado por varios raspadores y buriles, una truncadura y ((unfragmento de punta
cuya técnica de retoque recuerda las puntas La Gravette))(110).
1. COVA DE LES CALAVERES
El yacimiento de Les Calaveres, el más meridional de las tierras
valencianas (fig. 23), fue excavado por Senent; obteniendo un conjun-
APARICIO, SAN VALER0 y MARTINEZ, op. cit. nota anterior, págs. 2 16 y SS.
J. APARICIO: investigaciones arqueológicas en Gandía y la Saf0r.n Revista
Gandía. Gandia 1977, pág. 73.
Anales del Centro de Cultura Valen(108) E. JIMENEZ: tNueva eatacibn parpaiiense.~
ciana, núm. 23. Valencia 1935.
(109) JIMENEZ, op. cit. nota anterior.
(110) JIMENEZ, op. cit. nota 108, págs. 6 y as.
(106)
(107)
[page-n-93]
92
V. VILLAVERDE Y J. L. P E ~ ~ A
to industrial que ha sido relacionado con el Musteriense ( 1 1 1)y con el
Paleolítico Superior, concretamente con el Solutrense ( 112).
Entre las piezas expuestas en el Museo de Prehistoria de Alicante hay un fragmento proximal de punta escotada con retoques marginales y parciales en ambos lados, directos en el
izquierdo e inversos en el derecho (113).
J. COVA AMPLA DEL MONTGO
Poco podemos decir de este yacimiento (fig. 23) salvo el señalar la
aparición reciente en sus niveles de dos puntas escotadas ( 114). De
hecho se desconocia que sus estratos albergaran Paleolítico Superior.
Al igual que el anterior que ha sido reiteradas veces relacionado con
el Solutrense, se ha indicado la existencia, a partir de estas dos piezas, de una fase solutrense de ocupación en él.
(111) FLETCHER, op. cit. nota 90, pág. 842.
(1412) PERICOT, op. cit. nota 3, pág. 287.
M. ALMAGRO: #El Paleolítico Españolr en Historia de España de Ram6n Menbndez Pidal.
Espasa-Calpe. Madrid, 1947, pág. 3 16.
JORDA, op. cit. nota 5, pág. 145.
(113) Agradecemos a Don Enrique Llobregat Conesa, Director del Museo de Aiicante, la
amabilidad que tuvo al dejarnos estudiar y dibujar esta pieza.
(114) J. APARICIO, J. SAN VALER0 y A. SANCHO: #Materiales neolíticos de la Cova del
Forat del Aire Calent y de la Cova del Llop (Gandía, Valencia))),Varia 1, Serie Arqueológica,
núm. 6. Departamento de Historia Antigua, Valencia, nota 15, p6g. 122.
[page-n-94]
OTROS YACIMIENTOS DE LA FACIES IBERICA
a ) Cejo del Pantano (Totana, Murcia) (fig. 23)
Provenientes de una serie de catas realizadas por Cuadrado en el
yacimiento (115) se recogieron en Cejo del Pantano, formando parte
de un conjunto litico de unos cien útiles sin referencias estratigráficas, 11 puntas escotadas (116).
La aparición, también, de 2 puntas de pedúnculo y aletas y 1 fragmento de hoja de laurel motivó la clasificación de la industria del yacimiento dentro del Solutrense de facies ibérica, concretamente como
((Solutrense avanzado)) ( 117).
La existencia de varias hojitas de borde abatido (1l a ) , el elevado
número de puntas escotadas y la presencia del retoque plano en piezas de tan inequívoco valor tipológico, nos inclinan a considerar el yacimiento, si lo comparamos con lo visto en la zona valenciana, como
1
típico del Solutrense Evolucionado. Un Solutrense Evolucionado 1 o
Solútreo-Gravetiense 1si atendiéramos al conjunto de la industria; sin
embargo, tampoco puede descartarse la posibilidad de un momento
más avanzado, un Solutrense Evolucionado 1 1y, en este sentido, las
1
características del yacimiento desaconsejan excesivas precisiones.
(115) J. CUADRADO: uAlgunos yacimientos prehistóricos de la zona Totana-Lorca,
Murcia.)) 111 Congreso del Sudeste, 1947, pdgs. 55-65.
(116) C. CACHO: uPaleoUtico Superior en el Sudeste de la Península Ibérica., Tesis doctoral (inédita).
(117) JORDA, op. cit. nota 5.
(118) CACHO, op. cit. nota 116.
[page-n-95]
94.
V. VILLAVERDE Y J. L. P E ~ ~ A
b) Palomarico (Mazarrón, Murcia) (fig. 23)
de
Aparece una punta escotada en el nivel ((Superior)) los tres diferenciados por Siret en Palomarico. Razón por la que el yacimiento fue
considerado como ((Solutrense avanzado^ (119).
Recientemente, sin embargo, Cacho (120) ha seííalado la posibilidad de interpretar la industria de dicho nivel como típica del Perigordiense Superior, dado el elevado número de buriles existentes y, dentro de ellos, de los de sobre truncadura.
Por nuestra parte, creemos que la buena representación de las hojitas de borde abatido en este nivel no entra en contradición con la
idea de un Solutrense Evolucionado, tal y como se venía manteniendo
hasta la fecha.
Recordemos, al respecto, que el Solutrense Evolucionado 111 o
Solútreo-Gravetiense 11 de Parpalló se caracteriza por un alto porcentaje de hojitas de borde abatido, un descenso en el número de puntas
escotadas y un aumento en el índice de buriles, concretamente en los
del tipo ((sobre truncadura)). Además, la existencia de un Solutrense
Evolucionado en Cejo del Pantano y la referencia de un yacimiento de
la importancia de Ambrosio son elementos que también deben ser vade
lorados a la hora de calificar el nivel ((Superior)) Palomarico.
c)
Vermeja (Cartagena, Murcia) (fig. 23)
En la campaÍía realizada en 1977 por Cacho en Vermeja apareció
una punta escotada de tamaíío reducido. La punta, que formaba parte
del nivel superior de los tres distinguidos en dicha campaña, ha sido
relacionada con el Epiperigordiense ( 121).
Por nuestra parte, aun admitiendo que este tipo de piezas tienen
una amplia cronología, no creemos que haya elementos suficientes
para definir con rotundidad esta adscripción. Mgxime, si consideramos que el nivel ((Superior))
correspondiente a los trabajos de Siret en
el yacimiento, nivel que precisamente relaciona Cacho con el de 1977,
fue analizado por Fortea con ciertas dudas, pues aunque no descartó
su posible pertenencia al Epipaleolitico también señaló que nada impediría considerarlo como una ((continuaciónempobrecida del nivel
anterior))( 122),el Medio, donde la aparición de un fragmento de hoja
de laurel nos indica un momento de ocupación Solutrense.
( 1 19) JORDA, op. cit. nota 5.
(120) CACHO, op. cit. nota 116.
(121) CACHO, op. cit. nota 116.
[page-n-96]
PIEZAS CON ESCOTADURA
95
[page-n-97]
96
d)
V. VILLAVERDE Y J. L.
PERA
Ambrosio (Velez Blanco, Almería) (fig. 23)
Conocida ya de antiguo ( 123)y excavada por Ripoll(124)la cueva
de Ambrosio es un yacimiento clave a la hora de analizar la secuencia
del Paleolitico Superior de facies ibérica, especialmente en lo que hace referencia al Solutrense.
El alto índice alcanzado por las piezas de retoque plano y la asociación que entre éstas y las puntas escotadas se da, vienen a testimoniar, cuando menos, una interesante coincidencia con lo visto en la
zona valenciana. En este sentido, sabemos, por las noticias dadas por
Ripoll (125),que los estratos V y I V de Ambrosio dan lugar a dos mo1
mentos industriales muy parecidos al Solutrense Evolucionado 1y 1
de Parpalló, ya que las puntas escotadas son poco numerosas en el estrato V y se convierten en dominantes en el IV.
Sin embargo, desconocemos la evolución seguida en Ambrosio por
las piezas de retoque plano, cómo se reparten las hojitas de borde
abatido -con una cuantificación por lo demás baja; tal y como se desprende de la lista-tipo de los niveles solutrenses del yacimiento-, y si
existen otros tipos de piezas con escotadura, razones que en definitiva
obligan a una cierta generalización a la hora de valorar los niveles solutrenses del yacimiento.
De las piezas publicadas por Ripoll parece deducirse un predominio del tipo formado por un borde abatido opuesto a la escotadura,
nuestro subtipo 3, también dominante en Parpalló. Igualmente,se observa una media en las longitudes de las piezas algo mayor a la del
Parpalló, siendo la relación L/A significativa de unas piezas clasificables como ((anchas)) de la relación L/e (longitud de la escotadura) se
y,
deduce, también, un tamaAo de las escotaduras superior a 113 de la
longitud de la pieza, es decir, que por la longitud del pedúnculo se cla1
sificarían dentro del grupo 1 .
e) Serrón (Antas, Almeria) (fig. 23)
Tanto la punta escotada como la punta de pedúnculo y aletas y, al
parecer, la hoja de laurel encontradas por Siret en Serrón (126)for-
(122) FORTEA, op. cit. nota 25, pág. 277.
de
(123) H. BREUIL y H. OBERMAIER: ~Institut Paleontologie Humaine, travaux executés en 1 9 1 2 . ~
L'Anthropologie, t. XXIV, 1913, págs. 11-16.
(124) RIPOLL, op. cit. nota 17.
(125) RIPOLL, op. cit. nota anterior.
(126) FORTEA, op. cit. nota 25 phg. 267.
CACHO, op. cit. nota 116.
[page-n-98]
PIEZAS CON ESCOTADURA
97
maban parte del ((Vaciadero~, decir, por fuera de los niveles con eses
tratigrafia fijados en la excavación del yacimiento. Razones que, sin
embargo, no obstaron para que su excavador lo relacionara con el Solutrense. Apreciación en la que, al menos para estas tres piezas, coinciden Jord6 (127) y Fortea ( 128).
Recientemente, sin embargo, y tras señalar la existencia de un
momento clasificable como ((PerigordienseIV», concretamente el nivel «medio»,Cacho ha puesto en duda la pertenencia al Solutrense de
la punta escotada, señalando la posibilidad de que pertenezca al Perigordiense Superior ( 12 9).
f)
Morceguillos (Lubrín, Almería) (fig. 23)
Tres son las puntas escotadas encontradas en el nivel ((Inferior))
de la cueva de los Morceguillos. El yacimiento, descubierto y excavado por Siret, ha sido recientemente estudiado y publicado por Cacho
(130),llegando a las siguientes conclusiones: la homogeneidad de la
industria litica de los tres niveles establecidos por Siret, y, su clasificación, aunque con ciertas reservas -habida cuenta del bajo número
de titiles en los tres niveles-, dentro del Perigordiense Superior.
El nivel ((Inferior)), 5 1 Útiles, es precisamente el que tanto por
con
el número de piezas como por el valor tipológico de alguna de ellas le
permite precisar al respecto, basando su argumentación en la existencia de dos buriles planos ((queentrarían dentro de la definición del buril de Bassaler o de Rayse))(131).Considerando que las puntas escotadas existentes en dicho nivel son características por el tipo de retoque
del Perigordiense Superior y no del Solutrense (132).
Sin dejar de admitir la existencia de puntas escotadas en el Gravetiense de la facies ibérica ( 133),consideramos, sin embargo, que la
valoración de estas piezas debe hacerse teniendo en cuenta las cuantificaciones y la secuencia que poseen en los niveles solutrenses de
Parpalló, Mallaetes o Ambrosio, ya que nada diferencia morfológicamente las puntas encontradas en los niveles gravetienses de las encontradas en los solutrenses.
(127) JORDA, op. cit. nota 5.
(128) FORTEA, op. cit. nota 25.
(129) CACHO, op. cit. nota 116.
.
Trabqjos de Prehisto( 130) C CACHO: #La Cueva de los Morceguillos, Lubrin (Almería).
ria, T. XXXV, Madrid, 1978, págs. 81-98.
(131) CACHO, op. cit. nota anterior, pág. 85.
(132) CACHO, op. cit. nota 130, pág. 97.
(133) FORTEA y JORDA, op. cit. nota 1 .
[page-n-99]
Las del nivel ((Inferior)),de Morceguillo pueden, efectivamente,
formar parte del ((Perigordiense))134),pero por ello no debe generali(
zarse excesivamente el valor de dichas piezas en esta etapa cultural,
piezas que aparecen
considerando como típicas del ((Perigordiense))
asociadas a otras de marcado carácter solutrense. En los casos en que
la falta de estratigrafía o la pobreza industrial o las posibilidades de
mezcla sean lo más característico del yacimiento, deberá plantearse,
consecuentemente, su amplia cronología y aceptar por ello la indefinición.
La cueva de los Morceguillos no está exenta, de todas formas, de
ciertos problemas estratigráficos, tal y como la misma Cacho recoge
de las notas de Siret, al señalar que la división del relleno de la cueva
se hace en tres niveles, ((nodemasiado importantes, ya que ha habido
un removimiento de tierras.. .N( 135). Nos encontramos, con ello, como
en otros muchos casos, con excavaciones antiguas que por su imprecisión obligan a una excesiva valoración de los elementos tipológicos,
pobres o problemáticos en muchas ocasiones, para este tipo de discusiones.
g) Higueron (Rincón de la Victoria, Málaga) (fig. 23)
Aparece en Higueron, de nuevo formando parte de un conjunto industrial sin referencias estratigráficas, una punta escotada rota en su
extremidad distal. La industria, estudiada por Cacho y López (136),
posee, además, entre otras piezas: una punta de pedúnculo y aletas de
tipo solutrense, una gravette, un fragmento de microgravette y un arpón con una hilera de dientes. Tipos que por su precisa significación
permiten inferir la existencia de diferentes fases de ocupación en el
yacimiento, aún a sabiendas de la mezcolanza en que aparecen. Concretamente ambas investigadoras señalan la posibilidad de un Perigordiense, un Solutrense, un Magdaleniense I V y quizás un Auriñaciense, más dificil de precisar pero insinuado por la existencia de
(raspadores sobre hoja estrangulada y el alto índice de raspadores sobre hojas espesas)) (137).
VILLAVERDE, op. cit. nota 8.
í 134) Que nosotros, siguiendo la tradicidn ya establecida para la regibn mediterránea
del Paleolítica Superior, preferimos denominar Gravetiense.
(135) CACHO, op. cit. nota 130, pág. 81.
( 136) P. LOPEZ y C. CACHO: aLa cueva del Higuer6n (Málaga).Estudio de sus materiales.~
Trabajos de Prehistoria, t. XXXVI, Madrid, 1979, págs. 11-81.
(137) LOPEZ y CACHO, op. cit. nota anterior, pág. 23.
[page-n-100]
PIEZAS CON ESCOTADURA
99
Por lo que respecta a la punta escotada, camcada como Perigordiense junto con las gravettes y por la existencia de un predominio de
buriles sobre truncadura y un alto porcentaje de hojas truncadas,
creemos deben ser consideradas, otra vez, las razones argumentadas
al tratar de Morceguillos.
h) Tajo del Jorox (Alozaina, MBlaga) (fig. 23)
Se ha seíialado en Tajo del Jorox la existencia de una punta escotada ( 138). Al igual que en Higueron, la punta forma parte de un conjunto del que no se precisa referencias estratigráficas y en el que destaca3 una hoja de laurel y dos puntas de cara plana, entre otras piezas.
El yacimiento, calificado por Marqués y Ruiz como Solutrense Superior, parece efectivamente insinuar, caso de confirmarse que se trata de un nivel único para toda la industria recogida, un Solutrense
Evolucionado 1.
i) Salemas (Ponte de Loura, Lisboa)
El Solutrense de Salemas, clasificado por Roche (139)como Solutrense Evolucionado de tipo levantino por la tipología de sus piezas puntas de pedúnculo y aletas y puntas escotadas- posee, dentro del
nivel con referencia estratigráfica, una serie de puntas escotadas,
concretamente nueve, agrupables dentro de los tipos solutrense y de
retoque abrupto.
Poco es lo que a la vista de los datos se puede precisar. Las limitaciones inherentes a ia mayoría de los yacimientos promueven el que
su valoración sea excesivamente generalizante. Refiriéndonos ya a
las puntas escotadas, dominan los yacimientos en los que este tipo de
piezas aparecen sin una estratigrafia que permita fijar convenientemente las asociaciones industriales. Es el caso de Cejo del Pantano,
Serrón, Higuerón y Tajo del Jorox. La principal caracteristica de los
restantes, y la única excepción es la de Ambrosio, es la pobreza especialmente conflictiva en la facies ibérica dada la tremenda uniformidad de sus industrias a lo largo del Paleolítico Superior.
( 1 38) 1. MARQUES y A. C. RUIZ: «El Solutrense de la cueva del Tajo del Jorox Alozaina
(Málaga).) Cuadernos de Prehistoria de la Universidad de Granada núm. 1, Granada, 1976,
págs. 47-57.
(139) J. ROCHE: tEtat actuel des nos connaissances sur le Solutrben portugais.~
Zephyrus, XXV, 1974, págs. 81-94.
[page-n-101]
V. VILLAVERDE Y J. L. PERA
1O0
La cueva de Ambrosio es, por lo demás, un punto de referencia
fundamental pero ksuficientemente conocido. Ello hace que sea dificil matizar, siquiera, lo visto en la zona valenciana a lo largo del Solutrense Evolucionado desde los yacimientos con puntas escotadas del
resto de la facies. Sin embargo, Ambrosio y Cejo del Pantano parecen
indicar a partir de los dos momentos evolutivos señalados en el primero por Ripoll y del conjunto industrial que acompaña a las puntas
escotadas, en el segundo, que en líneas generales el Solutrense Evolucionado sigue un proceso industrial en el resto de la facies parecido al
de la zona valenciana, tal y como ya lo señalara Jordh (140).Queda,
sin embargo, por fijar si las piezas con escotadura dista1 son un fenómeno exclusivo del Solutreo-Gravetiense valenciano o por el contrario, aunque con cuantificaciones diferentes, también aparecen en los
momentos avanzados de otras zonas. Debiéndose precisar, también,
el papel de las hojitas de borde abatido, y entre otros aspectos industriales, si la evolución decreciente seguida al final del Solutreo-Gravetiense en Parpalló por las puntas escotadas es un hecho local o también general. En fin, precisar, dentro de la evidente unidad del Solutrense en la facies, los diferentes matices subregionales, caso de que
existan. El camino, no obstante, ha de ir jalonado de nuevas excavaciones que permitan superar a su vez el marco de discusión tipológica
que hasta ahora, por desgracia, estamos exclusivamente utilizando.
(140)
JORDA, op. cit. nota 5.
[page-n-102]
CONSIDERACIONES FINALES
Varios son los aspectos a considerar tras el análisis de las piezas
con escotadura de los yacimientos valencianos y del resto de la facies
ibérica.
Conviene señalar, en primer lugar, la amplia cronología de la punta escotada, pues aunque es un tipo que aparece fundamentalmente a
lo largo del Solutrense Evolucionado, hasta el punto de constituir uno
de los útiles mhs característicos de sus diferentes momentos industriales, también puede encontrarse en el Gravetiense e, incluso, en
etapas post-paleolíticas, de una cronología avanzada. Es el caso de las
piezas que se localizan en la capa 7 de Barranc Blanc y en la capa 12,
Sector AB, de Mallaetes, ambas gravetienses, o en la capa 3 del Sector
E de este último yacimiento, en un momento Epigravetiense, o, saliéndonos del área de la Safor, de las piezas encontradas en el Cau del
Raboser (Carcagente, Valencia), en un contexto Eneolítico (141), en
Capurri (Oliva, Valencia),junto a materiales mesolíticos y eneolíticos
( 142), y en el Corral Blanc de Benigno (Puebla de Tornesa, Castellón),
en compañía, como la anterior, de una punta de pedúnculo y aletas de
tipo eneolítico y algunos geométricos, de clara tipología mesolítica
(1'3). Con todo, habrá que tener en cuenta el carhcter marginal que
(141) B. MARTI y J. GIL: tPerlas y aletas de glbbulos del Cau del Rabosern, Archivo de
Prehistoria Levantina, XV, Valencia, 1978, pags. 47-68.
(142) E. PLA: ((Prehistoriay Protohistoria)),en Iniciación a la historia de Oliva. Ayuntamiento de Oliva, Oliva 1978.
(143) V. VILLAVERDE: tEl Solutrense en el País Valenciano. Estado actual de su conocimiento., Tesis de Licenciatura. (In6dita.I
[page-n-103]
102
V. VILLAVERDE Y J. L. PERA
las puntas escotadas poseen en todos estos momentos, siendo sólo a lo
largo del Solutrense Superior y del Solútreo-Gravetiense cuando alcanzan unos porcentajes importantes.
Desde un punto de vista morfológico, las puntas escotadas del Solutrense Evolucionado de facies ibérica se definen como piezas de forma general losángica, apuntadas, y provistas en su extremidad basa1
de una marcada escotadura, obtenida por retoques abruptos. Definición en la que pueden entrar la mayor parte de los diferentes tipos de
puntas escotadas características de otras facies o etapas industriales
del Paleolitico Superior europeo. Sin embargo, en las puntas escotadas del Solutrense Evolucionado concurren una serie de caracteres de
tipo morfológico, de tamaiio y de proporciones que sirven para aislarlas de los restantes tipos de puntas escotadas o, cuando menos, para
establecer con mayor precisión sus afinidades con algunos de ellos.
En este sentido, y atendiendo a la relación entre la longitud total
de la pieza y su anchura máxima (r VA) y a la que se establece entre
la longitud total y la de la escotadura (r Ve), las puntas escotadas del
Solutrense Evolucionado se pueden definir como piezas normalmente
anchas y de escotadura inferior a 113 de la pieza (cuadros 19 y 24).
Es necesario, sin embargo, precisar más al respecto, ya que si
consideramos la totalidad de las piezas enteras de Barranc Blanc,
Mallaetes -campaÍias 194.6 a 1949- y Parpalló -de 3'75 a 5'25 m.-,
un 70'42% de las puntas poseen una relación VA menor de 4, es decir,
se clasificarían como ANCHAS, y un 28'73% poseen una relación VA
superior a 4 e inferior a 6, esto es, se clasificarían como ESTRECHAS;
siendo, por lo mismo, las MUY ESTRECHAS totalmente marginales
(0'84%)
(cuadros 19 y 24). Ahora bien, este criterio general se ve contrastado por el alto porcentaje alcanzado en Mallaetes por las piezas
estrechas, que ascienden al 54'54-%. pesar de ello, no creemos que
A
esta circunstancia sea significativa de nada en particular, ya que consideradas independientemente las diferentes capas de Parpalló también observamos amplias variaciones en dicha relación (cuadro 22).
Lo cual nos viene simplemente a indicar que existe un lógico margen
de variación en lo que respecta a este parámetro.
Creemos, además, que la relativa anchura de las piezas valencianas encuentra su explicación en la longitud media de sus piezas, que
con relación a las puntas de otros yacimientos mediterrheos podrían
considerarse como de tamaño reducido, tal y como se deduce de la
comparación de las medias de las longitudes (cuadro 20),y puesto que
la anchura tiende a fijarse con mayor homogeneidad en todos los yacimientos, en torno a 1 cm., las variaciones en la relación VA están en
consonancia con la variación de las longitudes.
[page-n-104]
PIEZAS CON ESCOTADURA
TOTAL
103
.................
Cuadro 19 (* 3'75 a 5'25 m.)
3
cd
V
O
.
a
a
cd
E
V
3
1
.A
V
!
e
M
O
A
Parpalló . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2'86
Solutr-Grav.
e- .
4
d
:
2
U
cd
4
U
V)
al
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l
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4
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d
4
U
cd
2
O
l4
2
0'86
3'32
0'82
3'48
..................
6'36
1'25
5'08
1'57
4'05
................
3'22
0'90
3'57
2'27
1'4-1
....................
5'13
0'95
5'4.0
3'27
1'56
Chinchon
LaBouverie
Faustin
cd
O
V
4
Cuadro 20
[page-n-105]
Algo parecido ocurre con el estudio de la relación L/e. Atendiendo
a la clasificación de cada punta y considerando de nuevo las piezas du
Parpalló, Mallaetes y Barranc Blanc, vemos que un 7 1'24%de las piezas poseen una escotadura inferior a 113 de la longitud de la pieza
(cuadros 2 1 y 24.).
Parpalló, que por ser el yacimiento con un número más elevado
de piezas es el que mayor información nos puede proporcionar al respecto, muestra una clara tendencia, a medida que evoluciona el Solutrense Superior y el Solútreo-Gravetiense, a la disminución de las escotaduras con relación a la longitud total de las piezas (cuadro 22),
dándose un progresivo aumento en la relación Ue, que va de 2'82 en
el tramo de 4.'75 a 5'25 m. a 4'44 en el de 4 a 4'25 m. Dinámica apreciable también en el análisis del número absoluto de piezas clasificables como 1 (e /( 113 L) o 1 (e > 113 L y < 213 L),pues las últimas pa1
san de representar un 39'3% en el tramo de 4'75 a 5'25 m. a un 19%
en el de 4 a 4'25 m. No debiéndose olvidar, por lo demás, que la reducción de los tamaños en términos de media va a su vez acompafiada de una mayor variación en las longitudes. Ya que, tal y como indicamos en el análisis de las piezas de este yacimiento, los momentos
iniciales y finales son también los de menor uniformidad.
Ambrosio, yacimiento en el que de todas formas no debemos exagerar los análisis, ya que no sabemos si los datos extraídos de las piezas publicadas son representativos del conjunto del que forman parte,
parece encuadrarse entre los yacimientos con piezas de escotadura
algo mayor a 113 de la longitud total, coincidiendo en ello con las puntas del Solutrense Superior de Parpalló (cuadro 24).
Las comparaciones entre las puntas de los yacimientos de las facies ibérica y los de otras facies o etapas de Paleolítico Superior vienen a confirmar los elementos en cornún ya establecidos a partir del
análisis de las industrias. Y, en este sentido, las puntas más próximas
a las del Solutrense Evolucionado, son las del Salpetriense y las del
Epigravetiense Antiguo italiano.
El Salpetriense Inferior de la Salpetriere y la industria de La Rouviere son las dos industrias que en el estudio de las proporciones de
las piezas más elementos en común muestran con el Solútreo-Gravetieilse de Parpalló; ya que, dejando de lado la relación UA, que da un
resultado de piezas anchas para Parpall6,y de piezas estrechas para
los otros dos yacimientos, las proporciones de las escotaduras con relación a la longitud total de las piezas son altamente coincidentes en
los tres conjuntos (cuadro 20).
Esta semejanza se complementa, además, con otra de orden morfológico. Y así, la escotadura se obtiene mediante retoques abruptos y
[page-n-106]
4
Y
cn
N
N
C
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N
4
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Profundidad
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4
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Relación L/e
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Núm.piezas
N
a
Z
0
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1
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0
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1
1
W
0
0
?
[page-n-107]
1
Parpalló
...................
Mallaetes
..................
4
.
3
5
4
1
(26'66) (6'66)
..............
6
33
65
109
128
40
188
(22'73) (19'36) (33'39) (7'10) (11'54) (5'86)
5
10
1
4
.
12
(31'25) (15'62) (37'50) (3'12) (12'50)
Barranc Blanc . . . . . . . . . . . . . .
TOTAL
2
9
(60)
1
(6'66)
-
-
-
142
115
209
42
69
33
(23'27) (18'85) (34'26) (6'88) (11'31) (5'4-0)
Cuadro 23
cd
x
.cd
cd
Y
O
C>
M
E
cd
5
9
4
2
5
2
3
a
cd
Y
O
U
5
.
O
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m
w
cd
M
2
CI
2
d
U
3
El'
'
O
.r(
S
U
~
4
Parpalló*
...........
2'94-
0'87
3'37
0'87
3'26
Mallaetes
.............
3'38
0'92
3'67
1'02
3'13
Barranc Blanc . . . . . . . . .
2'80
0'79
3'53
1'02
2'74
.............
4.'38
1'17
3'76
1'52
2'88
Ambrosio
Cuadro 24Total de las piezas, sin contar las indeterminadas
[page-n-108]
PIEZAS CON ESCOTADURA
107
profundos en las puntas de los tres yacimientos, dando lugar en todas
ellas a un visible adelgazamiento basal.
Las puntas escotadas de la Rouviere se diferencian, sin embargo,
de las del Solutrense Evolucionado de la facies ibérica si consideramos los retoques de apuntamiento. Pues mientras en los yacimientos
valencianos las puntas de los subtipos 3, 1 y 2 (retoque unilateral total, sin retoques de apuntamiento y retoque unilateral parcial, respectivamente) son, por ese orden, las más numerosas, en La Rouviere las
puntas son, preferentemente, del subtipo 4 (retoque bilaterales parciales).
En la Salpetriere, coexisten las puntas del subtipo 1 con las de los
subtipos 2, 3 y 4, aunque estas últimas alcanzan cuantificaciones más
bajas. Dándose con ello una mayor uniformidad con respecto a lo que
ocurre en los yacimientos valencianos.
Las puntas escotadas de Paglicci, a pesar de que se sitúan entre
las piezas con una escotadura superior a 113 de la longitud total de la
pieza (cuadro 20), elemento que, en todo caso, coincidiría con Ambrosio y el Solutrense Superior de Parpall6,y de que poseen la escotadura
en posición proximal izquierda en un elevado número de casos, se
asemejan más a las piezas del Solutrense Evolucionado en el orden de
importancia alcanzado por cada uno de los diferentes subtipos. Asi,
los subtipos 2, 3 y 4 están bien representados, de igual manera que el
subtipo 1, tal y como se deduce de las piezas dibujadas de este yacimiento ( 144).
Las puntas de La Bouvwie, también llamadas de tipo areniense,
se diferencian netamente de las hasta ahora tratadas. Su silueta general, por tratarse de piezas anchas, cortas y de escotadura superior a
213 de la longitud total de la pieza, se asemeja más, como recientemente ha señalado Onoratini, a las de tipo Willendorf (145) (cuadro
20).
Algo similar ocurre con las puntas de L'Abri Faustin, su silueta estrecha y con una escotadura proporcionalmente larga con relación a
la longitud total de la pieza (r L/e = 1'56) (cuadro 20) y poco marcada,
las aleja de las piezas del Salpetriense, el Epigravetiense Antiguo y el
Solutrense Evolucionado, tal y comi:, lo indicara Lenoir (146)al analizarlas.
(14.4.) MEZZENA y PALMA D I CESNOLA, op. cit. nota 4-0.
(145) ONORATINI, op. cit. nota 10.
(146) LENOIR, op. cit. nota 9.
[page-n-109]
V. VILLAVERDE Y J. L. PERA
108
Las puntas de Chinchon son también estrechas, pero con una escotadura inferior a 113 de la longitud de la pieza; casi se podría decir
que con una escotadura exageradamente corta, pues su índice de relación ZJe es de 4'05 (cuadro 20). Sin embargo, su morfología las separa las piezas de tipo mediterráneo. Las escotaduras de Chinchon
son poco marcadas y situadas en un elevado porcentaje en el extremo
proximal izquierdo. Por lo demás, los retoques de apuntamiento son
generalmente unilaterales parciales, es decir, predominan las puntas
del subtipo 2 (14-7),siendo, además, en muchos casos inversos.
Es interesante resaltar, centrándonos nuevamente en las piezas
de la facies ibérica, el importante número de puntas sin retoques de
apuntamiento, esto es, clasificables dentro del subtipo 1. Y ello nos lleva a plantear el papel del retoque en la fabricación del útil, pues todo
parece indicar que la extensión del retoque dependerá de la forma de
la hoja en bruto. De tal manera que los retoques podrán ser de apuntamiento o de configuración, o de ambas cosas a la vez, caso de los lados afectados por un retoque continuo o total, ya sea formando dorso
o no; y sin olvidar, claro está, los que dan lugar a la escotadura, que
por la definición del tipo son obligados. El elevado número de puntas
clasificables dentro de los tres primeros subtipos nos hace pensar en
una utilización indiscriminada, o no seleccionada, de las hojas, que
por sus formas obligarían en muchos casos a un retoque abrupto de
configuración y apuntamiento, y en otros, sin embargo, precisarían,
tan sólo, de los de apuntamiento o los de configuración, según tuvieran
ya la forma losángica o el apuntamiento natural. 0, incluso, ninguno.
Los condicionantes de una materia prima no muy abundante y de nódulos pequeños o medios explicarían, entonces, alguno de los caracteres tecnológicos o de fabricación (cuadro 23).
La aparición en los niveles de 4- a 4'75 m. de Parpalló de las piezas
con escotadura distal (puntas de escotadura distal y piezas con escotadura distal y fractura), piezas que también aparecen en Barranc
Blanc y Mallaetes,es un dato que debe ser valorado con atención al estudiar el proceso industrial seguido por el Solutrense Evolucionado en
dicho yacimiento. Ya que, coincidiendo con un aumento de las puntas
escotadas, estas piezas tienden a testimoniar con su aparición el cambio que a lo largo de estas capas se está produciendo con repecto al
momento anterior, el Solutrense Superior o Solutrense Evolucionado
1; cambio que, en líneas generales, se podría resumir como un descen(147)
PACCARD y DUMAS, ~Nouveiiesrecherches...N op. cit. nota 84.
[page-n-110]
PIEZAS CON ESCOTADURA
109
so de las piezas con retoque plano (foliáceosy puntas de penúnculo y
aletas) y un aumento de las piezas con retoque abrupto (piezas con escotadura y hojitas de borde abatido), o lo que es lo mismo, como un
lento proceso de desolutreanización conducente a un mundo caracterizado por las piezas escotadas en una primera fase, de 4'25 a 4-'75
m., y por las hojitas de borde abatido y un fndice de piezas con escotadura mucho más bajo en una segunda fase, de 4 a 4'25 m.
La secuencia del Solutrense Evolucionado en Parpalló quedaría,
pues, así:
Solutrense Evolucionado I o Solutrense Superior (de 4'75 a 5'25
m.). Fase industrial caracterizada por las piezas foliáceas solutrenses,
las puntas de pendúculo y aletas y la aparición de las primeras puntas
escotadas, con cuantificaciones todavía bajas pero con una tendencia
marcadamente ascendente. En la industria ósea, los punzones bicóniCOS.
Solutrense Evolucionado II o Solutreo-Gravetiense I (de 4'25 a
4'75 m.). Fase en la que las piezas foliáceas y las puntas de pedúnculo
y aletas disminuyen considerablemente, aumentando, por el contrario, el número de piezas con escotadura (puntas escotadas, puntas de
escotadura distal y piezas con escotadura distal y fractura), estando
también presentes las hojitas de borde abatido. Continúan los punzones bicónicos.
Solutrense Evolucionado III o Solútreo-Gravetiense II (de a
4-'25 m.). Caracterizado por la desaparición de las piezas foliáceas y
las puntas de pedúnculo y aletas, la disminución del número de piezas
con escotadura y el aumento de las hojitas de borde abatido; así como
un aumento en el índice de raspadores y, especialmente, de buriles.
Continúan los punzones bicónicos y aparecen las azagayas monobiseladas pequeñas.
La evolución seguida a lo largo del Solútreo-Gravetiense por las
piezas de escotadura, que en términos absolutos y con relación al total de la industria pasan de representar casi un 30% en el Solutrense
Evolucionado 11 (de 4'25 a 4'75 m.) a un 10'5%en el Solutrense Evolucionado 111 (de 4 a 4'25 m.), muestra interesantes coincidencias con
y
del
los horizontes ((típico)) ((atenuado)) Epigravetiense Antiguo con escotaduras de Paglicci. Dando a entender que tras los diferentes procesos de solutreanización o, incluso, de influencia de lo solutrense, el
marco mediterráneo va a observar uno de 'los momentos de mayor
unidad regional con el desarrollo de unas industrias de borde abatido
enmarcables en la anterior tradición gravetiense de la zona y con un
importante papel de las piezas escotadas, al menos en sus momentos
primeros.
[page-n-111]
110
V. VILLAVERDE Y J. L.
PENA
Por lo que respecta a las azagayas monobiseladas pequeiias, típicas del Solútreo-Gravetiense 11, donde aparecen 18 ejemplares, hemos de indicar que en todo el Solútreo-Gravetiense 1aparece sólo un
ejemplar, concretamente en el tramo de 4'5 a 4'75 m.
La secuencia vista para Parpalló parece ser válida también para
Mallaetes. Aquí, sin embargo, los datos manejados no nos permiten
ser taxativos, ya que no se ha analizado la totalidad de la industria.
La asociación que en este yacimiento se establece entre las puntas
escotadas y las piezas con escotadura distal, a lo largo de los niveles
relacionables con el Solutrense Evolucionado, y la baja presencia de
las piezas foliáceas y las puntas de pedúnculo y aletas vendrían a corroborar la inexistencia, planteada por Fortea y Jordá (148),de un
Solutrense Evolucionado 1en Mallaetes. Dhndose, además, en las capas superiores, en aquellas en que las piezas de retoque plano han desaparecido prácticamente, un número de piezas con escotadura más
bajo que en las capas inferiores, disminución que también en este yacimiento parece complementarse con un aumento del borde abatido.
Será, con todo, sólo la valoración global de la industria, lo que
permita concluir si, salvando las peculiaridades estratigráficas, lo
visto para Parpalló es válido también para Mallaetes y generalizable,
por lo tanto, al Solutrense Evolucionado de la Safor.
A este nivel, Barranc Blanc confirma sólo parcialmente lo visto en
estos dos yacimientos. Y no se trata sólo de la baja entidad de.las piezas tipicas del solutrense, que en Barranc Blanc desempeñan siempre
un papel casi marginal, sino de la particular problemática de sus capas superiores, la l y la 2.
Las piezas con escotadura distal, aunque poco numerosas, aparecen justamente en los momentos que pueden relacionarse por su posi1 1
ción estratigráfica con el Solutrense Evolucionado 1 y 1 1de Parpalló,
es decir, que estando ausentes de las capas 6 y 5, momentos relacionables con el Solutrense Pleno, y en la capa 4, relacionable, a su vez,
con el Solutrense Evolucionado 1o Superior, aparecen en las capas 3,
2 y l.
La existencia en la capa 3 de numerosas hojitas de borde abatido
y el bajo índice de foliáceos, nos lleva a considerarla como Solutrense
Evolucionado 11, apreciación que se vería apoyada por la existencia
de 3 puntas escotadas, 1 hoja con escotadura y 1 pieza con escotadura distal y fractura.
(148) FORTEA y JORDA, op. cit. nota 1.
[page-n-112]
PIEZAS CON ESCOTADURA
11 1
Las capas 2 y 1 son, sin embargo, realmente desconcertantes. La
capa 2 tiene el índice de planos más elevado del yacimiento y posee,
además, 2 piezas con escotadura distal y fractura y 2 puntas escotadas; no debiéndose olvidar tampoco la existencia de una azagaya monobiselada y otra bibiselada en ella, materiales que hablan de un momento ya bastante evolucionado. La capa 1, con un elevado porcentasigue dando un número elevaje de hojitas de borde abatido (18'06%),
do de piezas con escotadura si consideramos lo normal al yacimiento
(4 puntas escotadas y 4 piezas con escotadura distal y fractura).
Todo ello debe ser analizado a nuestro modo de ver como significativo de una remoción y no de una peculiar evolución industrial, circunstancia, por otra parte, ya insinuada en los diarios de excavación
del yacimiento.
Con el resto de los yacimientos valencianos pasa lo mismo que con
los del resto de la facies ibérica. Los datos en la actualidad disponibles
no permiten establecer si la secuencia vista en Parpalló a lo largo del
Soliitreo-Gravetiense es válida también para ellos. La existencia, sin
embargo, de un Solútreo-Gravetiense, entendido como fase final del
Solutrense Evolucionado, esto es, un momento en el que las piezas solutrenses, ciertamente en un número poco importante, coexisten con
las puntas escotadas y otras piezas de borde abatido, queda, a nuestro
entender, fuera de toda duda, tal y como se desprende de la amplia
dispersión geográfica de las puntas escotadas y de las asociaciones industriales con las que aparecen.
Sin embargo, el conocimiento que en la actualidad tenemos del
resto de la facies ibérica, con relación a la zona valenciana, es muy
deficiente, y quizás por ello se generalize excesivamente desde esta
última. Ha de ser, con todo, a part.ir de nuevas excavaciones cuando se
pueda precisar más al respecto.
Valencia, 1980
[page-n-113]
[page-n-114]
INDICE
1 INTRODUCCION
..........................................
5
....................................
11
1 METODO D E TRABAJO
1
1 1 LOS CONCEPTOS D E MUESCA Y ESCOTADURA
1
...............
19
...........
21
......
35
...............
93
IV
DIFERENTES TIPOS D E PIEZAS CON ESCOTADURA
V
YACIMIENTOS VALENCIANOS CON PIEZAS ESCOTADAS
VI
VI1
OTROS YACIMIENTOS DE LA FACIES IBERICA
CONSIDERACIONES FINALES
..............................
10 1
[page-n-115]
[page-n-116]
SERVICIO DE INVESTIGACION PREHISTORICA
DIPUTACION PROVINCIAL DE VALENCIA
SERIE DE TRABAJOS VARIOS
Núm. 69
PIEZAS CON ESCOTADURA
DEL
PALEOLITICO SUPERIOR
VALENCIANO
(Materiales del Museo de Prehistoria de Valencia)
Por
VALENTIN VILLAVERDE BONILLA
Y
JOSE LUIS PEÑA SANCHEZ
VALENCIA
1981
[page-n-2]
[page-n-3]
[page-n-4]
SERVICIO DE INVESTIGACION PREHISTORICA
DIPUTACION PROVINCIAL DE VALENCIA
SERIE DE TRABAJOS VARIOS
Núm. 69
PIEZAS CON ESCOTADURA
DEL
PALEOLITICO SUPERIOR
VALENCIANO
(Materiales del Museo de Prehistoria de Valencia)
Por
VALENTIN VILLAVERDE BONILLA
Y
JOSE LUIS PEÑA SANCHEZ
VALENCIA
1981
[page-n-5]
DIPUTACION PROVINCIAL DE VALENCIA - INSTITUTO ALFONSO EL MAGNANIMO
SERVICIO DE INVESTIGACION PREHISTORICA
SECCION DE PREHISTORIA EN VALENCIA DEL C.S.I.C.
SERIE DE TRABAJOS VARIOS
Núm. 69
Editorial F. Domenech, S. A.-Paseo Alameda, 9 .
I.S.B.N. 84-00-04879-2.-I.S.S.N. 0 2 1 1 - 2 2 6 4 .
Depósito V. 1.999-1 9 8 1
© de la edición digital: Museu de Prehistòria de València, 2010 — ISSN 1989-0540
[page-n-6]
INTRODUCCION
Varios han sido los trabajos de investigación que a lo largo de los
últimos años han ido precisando, sobre la base de una profunda revisión de las industrias de sus principales yacimientos, la secuencia del
Paleolítico Superior valenciano (1).El importante nivel de síntesis al
que han llegado y la formulación de las hipótesis necesarias para seguir profundizando en aquellos aspectos que por su entidad o especial
problemática exigen un mayor esfuerzo de análisis, son, precisamente, las bases sobre las que han de estructurarse las investigaciones que les sigan. Y, en este sentido, nuestro trabajo sobre las piezas
con escotadura del Paleolítico Superior valenciano se enmarca, deliberadamente, en esa línea de investigación abierta por los trabajos
que nos han precedido. Sin ellos, hubiera sido, dado su planteamiento,
desaconsejable por parcial.
(1) J. FORTEA y F. JORDA: #La Cueva de Les Mallaetes y los problemas del Paleolítico
Superior del Mediterráneo Españo1.m Zephyrus, XXVI-XXVII,
Salamanca, 1976, pdgs. 129166.
J. M." FULLOLA: #Revisión de la industria lítica de los niveles soluvenses de la Cueva de
Parpall6.m Pyrenae, X I Instituto de Arqueología y Prehistoria, Universidad de Barcelona,
I,
1976, págs. 35-72.
J.-M." FULLOLA: (tCova del Parpalló. Solutreano.))Archivo de Tipologia Analitica, 4, Siena, 1976, págs. 13-140.
J. M."FULLOLA: «El So1"utreo-Gravetiense o Parpallense, Industria Mediterrhew,
Zephyrus, XXVIII-XXIX,
Salamanca, 1978, pdgs. 1 13- 123.
J. M.' FULLOLA: aCova del Barranc B1anc.m Archivio de Tipologia Analitica, 6, Siena,
1978, págs. 71-149.
J. M FULLOLA: &as industrias líticas del Paleolítico Superior Ib6rico.m Servicio de In.
O
vestigación Prehistórica, Serie Trabqjos Varios, n6m. 60, Valencie, 1979.
[page-n-7]
V. VILLAVERDE Y J. L. P E ~ A
6
Dos fueron los objetivos que nos propusimos al abordarlo: precisar morfológicamente los diferentes tipos de piezas con escotadura y
delimitar si su evolución podía ser significativa, no ya de la tradicional división entre Solutrense Superior y Solútreo-Gravetiense, sino de
la dinámica industrial de este último.
Las puntas escotadas de los yacimientos valencianos, y muy especialmente las de Parpalló, constituyen una serie importante de piezas
que por su número permiten un estudio pormenorizado de su morfología; estudio fundamentalmente encaminado a la formulación de sus
características tipológicas. Trabajos similares se han realizado recientemente con otras series más reducidas, típicas de facies locales
del Paleolítico Superior de Europa Occidental, y en buena lógica, era
conveniente realizarlo con aquellas piezas que, no hay que olvidarlo,
fueron de las primeras en descubrirse y en definitiva dan contenido a
las fases finales del Solutrense de facies ibérica.
En algunos aspectos, esta tarea había sido con anterioridad abordada por otros autores, precisando dentro del tipo ((punta escotada))
una serie de caracteres morfológicos, de tipo de retoque, de tendencia
de tamaño, etc. Sin embargo, estas apreciaciones, en la mayoría de
los casos acertadas, no eran la resultante de un estudio sistemático de
las series más importantes de puntas escotadas. En ello estriba, pensamos, nuestra modesta aportación: hemos partido del análisis de la
totalidad de las piezas con escotadura existentes en los fondos del
Servicio de Investigación Prehistórica de Valencia para, desde los datos obtenidos, formular las características morfológicas del tipo, analizar los diferentes subtipos y considerar, a la vez, las variantes menores significativas de subclases. Analizando, a otro nivel, la tendencia
general de sus dimensiones, vista evolutivamente, y la relación entre
la longitud de las piezas y la de sus escotaduras.
Las piezas con escotadura no se limitan a las puntas escotadas.
Por el contrario, a lo largo del Solutrense Evolucionado ( 2 ) aparecen
otras piezas que, con cuantificaciones considerables, no habían sido
hasta ahora analizadas con detenimiento.
Al examinar las piezas del Solutrense expuestas en el Museo de
Prehistoria de Valencia y al estudiar, más tarde, los materiales de al'guno de sus yacimientos centramos, en alguna ocasión, nuestra atención en los denominados, por Pericot, microburiles. Pues, junto a piezas que sin ninguna duda se ajustan a esta calificación, existen otras
(2)
FORTEA y JORDA, op. cit. nota 1.
[page-n-8]
PIEZAS CON ESCOTADURA
7
que por sus, características son dificilmente agrupables en este tipo.
Se trata de piezas muy parecidas al microburil pero en las que, a diferencia de éstos, su fractura no proviene del golpe de microburil sino
que es consecuencia de una flexión o percusión que no afecta a la cara
de lascado, es decir, piezas en las que la técnica del microburil no se
ha empleado. Junto a ellas, además, existen otras piezas en las que la
escotadura no se complementa con ningún tipo de fractura y en las
que la parte retocada se reduce, en la casi totalidad de los casos, a la
escotadura, que ocupa una posición distal.
Los dos tipos, de los que desconocíamos sus cuantificaciones y su
papel en el Solutrense Evolucionado, han sido, también, considerados
con detenimiento morfológica y tipológicamente.
Por lo que respecta al segundo objetivo, la significación de las piezas con escotadura en la secuencia del Solutrense Evolucionado, hemos de indicar que, por basar nuestra argumentación fundamentalmente en los yacimientos de Parpalló y Barranc Blanc, sus resultados
no están exentos de una cierta provisionalidad. En este sentido, la publicación de Mallaetes, elaborada a la luz de los resultados obtenidos
en la meticulosa campaña de 1970, será, sin duda, fundamental para
precisar con mayor rigor su validez.
Por lo demás, los resultados que nos ha proporcionado el análisis
por capas de las piezas con escotadura son bastantes explícitos.
Hemos podido determinar que las piezas con escotadura dista1
tienden a aparecer precisamente a lo largo del Solútreo-Gravetiense y
que, en los momentos finales de éste, se produce un importante descenso en el número de puntas escotadas. Ambas circunstancias, una
vez valorada la evolución del resto de la industria, nos han inclinado
a considerar la existencia de dos fases dentro del Solútreo-Gravetiense; momento que ahora se ve notablemente enriquecido a expensas
del Solutrense Superior.
Pero veamos más detenidamente este asunto. Desde que Pericot
estableciera en Parpalló un nivel Solútreo-Gravetiense tras el Solutrense Superior (3),las diferentes síntesis sobre la evolución del Solutrense de facies ibérica, aunque han considerado la importancia del
Solútreo-Gravetiense, han centrado siempre su análisis en el proceso
interno del Solutrense Superior. La razón está, creemos, en la clasificación misma de Pericot, puesto que agrupó dentro de una sola etapa
(3) L. PERICOT: #La Cueva del Parpalló (Gandía1.nConsejo Superior de Investigaciones
Científicas. Instituto Diego Velázquez, Madrid, 1942.
El nivel fue calificado por aquellas fechas de Solútreo-Auriñaciense final.
[page-n-9]
V. VILLAVERDE Y J. L. P E ~ A
8
cultural, la calificada como Solutrense Superior, dos momentos industriales que él mismo consideraba ya diferenciados. Así, el tramo que
va de los 4'50 a los 5'25 m. se componía, en realidad, de dos momentos distintos, el de 4-'50a 4.'75 m., en el que aparecían ya los elementos típicos del Solútreo-Gravetiense, las puntas escotadas, con una
proporción importante, y en el que a su vez, y quizás ésta fue la razón
por la que lo incluyó en el Solutrense Superior, todavía estaban presentes, aunque en menor cantidad, las piezas típicas del Solutrense
Superior, las puntas de pedúnculo y aletas y las piezas foliáceas; y el
de 4'75 a 5'25 m., plenamente Solutrense, en la especificidad de la facies ibérica, caracterizado a su vez por las puntas de pedúnculo y aletas, los foliáceos, y en proporciones inferiores a las del tramo que acabamos de ver, las primeras puntas escotadas de Parpalló (4).
Jordá, que de forma general aceptó esta división por capas de Pe1 1
ricot, hizo coincidir, grosso modo, las fases 1 y 1 1 de su Solutrense
ibérico con el denominado Solutrense Superior, recogiendo en una sola fase, la IV, los elementos industriales típicos del Solútreo-Gravetiense (5).
Varios años después, al replantear Fortea y Jordá, considerando
los resultados obtenidos en Mallaetes, la secuencia del Solutrense final de la facies ibérica, han vuelto a incidir en lo mismo. Estableciendo dentro del Solutrense Evolucionado tres fases evolutivas que, de
nuevo, guardan la misma relación con ambas etapas. De esta manera,
1
los Solutrense Evolucionado 1y 1 sintetizan la evolución del Solutrense Superior de Pericot y el Solutrense Evolucionado 1 1 se ajusta a la
1
composición industrial del Solútreo-Gravetiense (6).
Una perspectiva diferente, en parte, es la adoptada por Fullola (7),
ya que tras la revisión de estos niveles propone la inclusión del tramo
de 2 5 0 a 4'75 m., dentro del Solútreo-Gravetiense, habida cuenta
de la ruptura que en la secuencia estructural de los modos de retoque
se opera en este tramo con respecto al resto del Solutrense Superior;
quedando este último relegado, pues, al tramo de 4'75 a 5'25 m.
(4) PERICOT, op. cit. nota anterior, págs. 57-72.
F. JORDA: #El Solutrense en España y sus prob1emas.n Instituto de Investigaciones
(5)
Arqueológicas. Oviedo,
1955.
op. cit. nota l.
F L O A d a s industrias...r, op. cit. nota
UL L :
(6) FORTEA y JORDA,
(7)
1, pkgs. 79-102.
[page-n-10]
PIEZAS CON ESCOTADUFUi
9
Nosotros, que adoptamos la denominación empleada por Fortea y
Jordá por lo que de acertado tiene a la hora de establecer el nexo evolutivo e industrial que liga al Solutrense Superior y al Solútreo-Gravetiense -aún a sabiendas de lo poco solutrense que resulta industrialmente el Solútreo-Gravetiense- hemos optado, a la vista de lo puesto
de manifiesto por Fullola, por considerar de diferente manera la distribución de las distintas fases propuestas por estos autores dentro del
Solutrense Evolucionado. Así lo sugirió ya uno de nosotros recientemente (8), y ahora, tras el estudio realizado con las piezas con escotadura de dicha etapa cultural, hemos seguido avanzando en esta idea.
Estos, en definitiva, han sido los presupuestos que han guiado el
presente trabajo. Sus limitaciones, entre otras, con las inherentes al
estudio de materiales provenientes de excavaciones antiguas, donde
los problemas de orden estratigráfico aparecen en muchas ocasiones
y son, sin embargo, en la mayoría de ellas irresolubles a partir de los
datos disponibles.
Queremos, finalmente, acabar estas líneas manifestando nuestro
agradecimiento al Servicio de Investigación Prehistórica. Sin las facilidades que nos ha prestado el trabajo no se habría podido realizar.
(8) V. VILLAVERDE: uEl Solutrense en el País Valenciano. Estado actual de su conocimiento.) Saguntum, 14, Papeles del Laboratorio de Arqueologia, Valencia, 1979, phgs. 9-31.
2
[page-n-11]
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METODO DE TRABAJO
Al ser uno de los objetivos de este trabajo el análisis morfológico y
tipológico de las piezas con escotadura, se ha intentado recoger la mayor cantidad de datos sobre cada una de las piezas estudiadas.
En un primer nivel se ha atendido a la tiponometría, tomando de
cada pieza los siguientes datos: longitud, anchura y espesor; considerando las piezas ortogonalmente, y desglosando también la longitud
del extremo adelgazado de la pieza por la escotadura y de la parte
restante o punta. En ello hemos seguido el método utilizado por Lenoir
(9)y practicado más tarde por Onoratini ( l o ) , si bien hemos renunciado a obtener la medida correspondiente al espesor de la pieza a la altura de la escotadura, ya que en primer lugar; era difícil determinar
en qué punto debía de ser tomada, como nos lo demostró la práctica al
apenas haber medido unas decenas de piezas, y en segundo lugar, las
variaciones con respecto al espesor del total de la punta eran ínfimas;
razones parecidas nos inclinaron a desechar también la medida del
ancho de la pieza a la altura de la escotadura.
Estas medidas han permitido establecer, tal y como hace Onoratini ( 1-1 en sus dos primeros parámetros, la relación existente entre la
)
(9) M. LENOIR: ~Observationssur les pointes B cran magdaleniénnes dans les gisements de 1'Abri Faustin, Commune de Cessac, (Gironde)et de la Pique, Commune de Daignac,
(Gironde).~
Bulietin de la Societé Prehistorique Francaise, t. 72, 1975, págs. 107-112.
(10) G. ONORATINI: uUn nouveau type de pointe B cran: La pointe de la Bouverie dans
le complexe général des pointes B cran., Bulietin de la Societé Prehistorique Francaise, t. 75,
1978, págs. 522-542.
( 1 11 ONORATINI, op. cit. nota anterior, pAg. 522.
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12
V. VILLAVERDE Y J. L. P E ~ A
longitud de la escotadura y la total de la pieza, considerando que una
punta puede ser clasificada dentro del grupo 1 (Primer Parámetro)
siempre que la escotadura mida 113 o menos de la longitud total de la
pieza, dentro del grupo 11 cuando mida más de 113 y menos de 213, y
dentro del grupo 111 cuando mida 213 o más (12).Estableciendo, además que una pieza puede ser considerada como ancha (Segundo Parámetro), aún a sabiendas de que tratamos en la totalidad de los casos
con hojas, cuando su anchura sea mayor a 114- de la longitud, y como
estrecha siempre que su anchura sea menor a 114, y estableciendo
que la relación de 116 o menos de la longitud define a una pieza muy
estrecha ( 13 ).
Las mediciones se han efectuado sólo en aquellas piezas que están
enteras o prácticamente enteras, despreciando las rotas y clasificándolas como indqterminadas. Se han obtenido, desde esta perspectiva,
un total de 362 piezas medidas, una importante serie que pensamos
habrá de tenerse en consideración a la hora de establecer comparaciones o precisiones sobre las puntas escotadas de otros yacimientos o
fases culturales.
La relación entre ia longitud total de la pieza y la longitud de la
escotadura ha sido objeto, a su vez, de un estudio estadístico que permitiese inferir la evolución que las puntas siguen en cada yacimiento
-siempre que las puntas medidas fuesen las suficientes para este tipo
de precisiones-, y a lo largo de las diferentes fases del Solutrense
Evolucionado, considerado en su globalidad. Así se han obtenido para
cada una de estas dos medidas, además de la media aritmética, la
desviación típica, el coeficiente de variación y el coeficiente de correla-
(12) El criterio utilizado por Heinzelin de Braucourt, considerando si la escotadura ocupa más o menos de la mitad de la pieza, nos parece demasiado amplio para precisar las variaciones elristentes en las puntas de tipo mediterráneo.
J. HEINZELIN DE BRAUCOURT: #Manuel de Typologie des industries lithiques.))
Institut
Roya1 des Sciences Naturelles de Belgique, Bruxelles, 1962, pág. 35.
(13) A. LEROI-GOURHAN: #La Prehistoire.8 Nouvelle Clio, París, 1966.
[page-n-14]
14
V. VILLAVERDE Y J. L. PERA
parte afectada por el retoque, se ha seguido en lo fundamental a Onoratini ( 16). Tratando, sin embargo, de ampliar el nivel de descripción
de los parámetros por él utilizados, al especificar algo más la posición
y extensión del retoque en la pieza. Así, se han denominado c los rem
toques que afectan a la extremidad dista1 de la pieza apuntándola, e
«y))aquéllos que no provocan su apuntamiento, recogiendo la amplitud del retoque a lo largo del filo mediante la anotación simplificada
«a))(hasta 113 de la long. del filo), «b»(hasta.213)y «o
(más de 213) (fig.
1, 11, núm. 1 y 2).
De esta manera la pieza núm. 11 de la fig. 6 quedaría descrita como CH2bxa,la núm. 19 de la fig. 7 como B2xb y la núm. 8 de la fig. 9
C"1Xb.
El llevar a cabo esta descripción del retoque ampliando el tercer
parámetro de Onoratini ha permitido distinguir un número teórico de
79 subclases, muchas de ellas inexistentes en los yacimientos estudiados, pero posibles. Subclases, por otra parte, que a nuestro entender
deben ser discutidas siempre en relación a los grupos o subtipos de los
que forman parte, que son los únicos que desde un punto de vista
morfo-tipológico vale la pena considerar en profundidad. Serán, pues,
subclases útiles a la hora de la descripción morfológica, en la idea de
que ésta sea lo más completa posible, pero en ningún caso objeto de
discusión tipológica.
Por lo que se refiere a la determinación de los subtipos o grupos,
una vez consultadas las propuestas teóricas elaboradas con anterioridad por otros autores, optamos por considerar como criterio básico la
relación existente entre el retoque y el apuntamiento de la pieza. Determinando como variantes de segundo orden, o lo que es lo mismo,
como variantes significativas de subclases y no de subtipos, la circunstancia de que la parte opuesta a la escotadura esté o no retocada
y la contigüidad u oposición de los retoques de la punta con relación a
la escotadura. Pero veamos en detalle los otros sistemas de clasificación para luego precisar aquél por el que nosotros hemos optado.
Se debe a Ripoll( 17)el primer intento sistemático de clasificación
de las puntas escotadas. Para este autor son determinantes las posiciones del dorso y la escotadura en la pieza; distinguiendo el tipo general, de dorso rebajado, filo en el lado opuesto y escotadura a la de-
(16) ONORATINI, op. cit. nota 10, págs. 522-524.
(17) E. RIPOLL: aExcavaciones en Cueva de Ambrosio (V6lez Blanco, Almeda). Campañas 1958 y 1960n. Ampurias, XXII-XXIII, Barcelona, 1960-1961, págs. 3 1-45.
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PIEZAS CON ESCOTADURA
13
ción entre anibas (14). La representación gráfica de la recta de regresión se ha efectuado de manera doble, esto es, considerando la regresión sobre la línea de las ordenadas y sobre la línea de las abcisas, representado las áreas de concentración del 46'24.% de las piezas (15).
Para la descripción morfológica de las puntas, atendiendo a la
(14) Los resultados estadísticos que se utilizan han sido obtenidos a partir de la siguiente formulación:
Desviación típica
U",*
Coeficiente de Variación
Coeficiente de Correlación
(15)
Pendiente de regresión de y sobre x
Ordenada en el origen en la regresión de y sobre x
Ecuación de la recta
analogamente para la y excepto en my =
-
1
2
--x . y
x.y
N
=Y
Ecuación de la recta de regresión de x sobre y
y
= myx +by
Agradecemos a R. Blanco Martí la ayuda prestada en este apartado.
[page-n-16]
PIEZAS CON ESCOTADURA
15
recha, y los formados por dorso y escotadura en el lado derecho y
dorso y escotadura en el lado izquierdo; a los que añade, a su vez, las
puntas sin retoques y las que poseen un borde parcialmente rebajado;
diferenciando, finalmente, las de tipo ((francés)),es decir, aquellas
puntas que además de poseer un grueso pedúnculo tienen retoques de
tipo solutrense. Variantes menores serán las que se establezcan a partir de los retoques de la cara de lascado, bien sean de configuración
del pedúnculo bien de la punta, y las que se deriven de la forma misma del pedúnculo.
Criterios muy parecidos son los utilizados por Laplace en sus listas de 1964 y 1972. Así, las piezas denominadas PD31, 32 y 33 y LD31
32, 33 y 34 se definen respectivamente como punta de dorso y escotadura adyacente, punta de dorso y escotadura opuesta, punta de
dorso y pedúnculo, hoja con escotadura, hoja con pedúnculo, hoja con
escotadura y dorso adyacente y hoja con escotadura y dorso opuesto (18).
Fullola, reciéntemente, en su completo trabajo sobre el Solutrense
de Parpalló, amplió en dos nuevos tipos -PD34 y LD35- ésta clasificación, recogiendo con ello la variante formada por el doble dorso y la
escotadura ( 19).
Reciéntemente también, Onoratini (20) ha considerado, además
de la posición del retoque con respecto a la escotadura, la posibilidad
de que el lado opuesto a la escotadura esté retocado o no, y la unilareralidad o bilateralidad del retoque de apuntamiento o su ausencia, obteniendo con ello quince subclases esenciales.
Nosotros, en la línea marcada por este autor, hemos preferido, sin
embargo, concretar un número reducido de subtipos, considerando a
tal efecto tan sólo la forma en que el retoque afecta al apuntamiento,
o su ausencia, y dejar las demás variaciones como significativas de
diversas subclases dentro de cada subtipo. El criterio elegido, basado
Annali dell'Universit8 di Ferrara
(18) G. LAPLACE: uEssai de Typologie Systematique.~
(nuova serie), Sesione XV, Paleontologia Umana e Paletnologia, Suplemento 1 al Volumen 1,
1
1964, phgs. 1-79.
G. LAPLACE: «La Typologie Analytique ( 1954- 1972).Elaboration et dbveloppement d'une
nouveile méthode d'etude morphotechnique et structurale des complexes lithiques et osseux.,
Texto policopiado, 1972.
(19) FULLOLA: ((Revisión de la industria...))op. cit. nota 1 .
J. M' FULLOLA: «De nouveaux types primarires.# DialektikB, Cahiers de Typologie
.
analytique, Pau, 1976, págs. 6-9.
(20) ONORATINI, op. cit, nota 10.
[page-n-17]
V. VILLAVERDE Y J. L. PERA
16
en la funcionalidad de la pieza -que desde su mero aislamiento como
tipo incluye la escotadura-, presupone que los retoques de configuración son una simple consecuencia de la forma de la hoja en bruto y
que la relación entre la escotadura y el dorso, caso de que éste exista,
es totalmente indiferente a la función buscada en el útil. Los subtipos
a contemplar según este criterio son:
El formado por las piezas en las que no hay retoques de apuntamiento.
2. El formado por las piezas en las que el retoque de apuntamiento afecta sólo a un lado y de forma parcial.
3. El formado por las piezas en las que el retoque de apuntamiento afecta sólo a un lado, siendo continuo o formando
dorso abatido.
4. El formado por las piezas en las que el retoque de apuntamiento es bilateral y parcial.
5. El formado por las piezas en las que el retoque de apuntamiento es bilateral, siendo parcial en un lado y continuo o
formando dorso abatido en el otro.
6. El formado por las piezas en las que el retoque de apuntamiento es bilateral y continuo o formando dorso abatido. (fig.
1.
1, 11
.
En todos los casos serán elementos significativos de subclases internas la existencia de retoques de configuración en uno o en ambos
lados y su extensión a lo largo del filo de la pieza, la existencia o no de
retoques en la parie del filo opuesta3 la escotadura, y la posición con
respecto a la escotadura de los retoques de la pieza.
En esJe sentido, si partimos del sistema de clasificación morfológica simplificado de Onoratini, aceptando el sistema de transcripción
por él utilizado:
Clase A: Sólo con escotadura.
Clase B: Punta y escotadura discontinuas.
Clase C: Punta y escotadura formando un continuum.
Clase D: Totalmente retocada.
Clase ( ' : Escotadura opuesta al lado retocado de la punta.
Clase ": Punta retocada en los dos lados.
Las demás clases: Escotadura adyacente al lado retocado de la punta.
Y añadimos los dos parámetros explicados líneas arriba:
a, b, y c:
"x" e "y":
para delimitar la extensión del retoque.
para indicar su posición dista1 o proximal con relación al filo de la pieza.
obtenemos un total de 79 subclases teóricas, tal y como ya indicamos,
que en realidad se han circunscrito a un total de 6 3 en el análisis de
[page-n-18]
PIEZAS CON ESCOTADURA
fig. l.-1. Diferentes subtipos de punta escotada. 11. Detalle de la extensión y localización del
retoque
[page-n-19]
las piezas de Parpalló. Estas subclases, recogidas en los cuadros-resumen de cada capa en los diferentes yacimientos, se distribuyen de la
siguiente manera en los 6 subtipos por nosotros considerados:
Subclases
Subtipos
Al, A2, Blya, Blyb, BZya, BZyb, B'lya, B'lyb,
B'Zya, B'lyb, B"Zyayb, BU2ybyb
B'l, B'2, B1, B2, Blxa, Blxb, BZxa, BZxb, B'lxa,
B'lxb, B'Zxa, B12xb,Br'2xayb, B"Zxbya, BVZxbyb
B"2yaxb, BW2ybxa,
Br'2ybxb, B"2ybxc
C', C1, C2, B'lxc, B"lxcyb, C"lya, C"Paya,
C"Zayb, C"2bya, C"2byb
B"1, B"2, B"lxa, B'llxaxb, B" lxbxa, BP'lxbxb,
B"Zxaxa, B"Zxaxb, BW2xbxa,
B"2xbxb
La descripción detallada de las piezas se ha efectuado para proporcionar una mayor descripción morfológica y para facilitar, a su
vez, las comparaciones con otros sistemas de clasificación.
Por lo que respecta a las piezas con escotadura distal, se ha recogido en aquellas que poseen fractura el tipo de acción que la ha producido: percusión o flexión. Utilizando cuando ello ha sido necesario
la lupa binocular.
En cuanto al retoque, además de su extensión por el contorno de
la pieza con los criterios más arriba descritos, se ha analizado el modo, la amplitud y la orientación, según los criterios de Laplace ( 2 1).
Las piezas, que en la mayoría de los casos son inéditas, han sido
representadas a tamaño natural.
(21) LAPLACE: ((La Typologie...n, op. cit. nota 18.
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LOS CONCEPTOS DE MUESCA Y ESCOTADURA
Un problema semántico es previo a la discusión tipológica sobre
las piezas que nos ocupan en el presente trabajo, y no es otro que el de
la terminología a seguir a la hora de clasificarlas.
El útil formado por una extremidad aguzada mediante retoque o
apuntamiento natural y otra extremidad adelgazada mediante un retoque abrupto que modifica sensiblemente el filo o contorno natural
de la pieza, es clasificado indistintamente, según diferentes AA., como
punta de muesca o punta escotada. La cuestión, como es lógico, remite a la exacta significación con la que se utilizan los términos más generales de muesca y escotadura. Y para analizarla es necesario, al
menos, remontarse hasta al XI Congreso Arqueológico Nacional celebrado en Mérida el afio 1969.
Moure, en comunicación presentada a dicho Congreso, se expresaba con relación a ambos conceptos en los siguientes términos: ($0demos definir la muesca como un reentrante en la extremidad proximal de una pieza, obtenido por retoques abruptos, que delimita una
especie de talón lateral. Por el contrario, la escotadura es un entrante
semicircular en el borde de una pieza, obtenido siempre por retoques))
( 2 2 ) .Precisando poco tiempo después que el término muesca equivale
al francés «eran» y dando, por consiguiente, a entender que el de esco(23).
tadura sería equivalente de ((encoche))
(22) J. A. MOURE: #Sobre la denominación en lengua castellana de los atiles del PaXI
leolítico Superior de acuerdo con la léxico-tipologia de Sonneviiie-Bordes y Perrot.)) Congreso Arqueológico Nacional, MBrida, 1969 (Zaragoza, 19701, págs. 132-138. Cita en phg.
137.
(23) J. A. MOURE: #Comentarios sobre el uso en lengua castallana de la 16xico-tipología
del Paleolítico Superior de acuerdo con el sistema Sonneviiie-Bordesy Perrot.~
Boletín del Seminario de Arte y Arqueología, XXXIV-MCXV, Valladolid, 1969, págs. 275-288.
[page-n-21]
20
V. VILLAVERDE Y J. L.
PERA
Por las mismas fechas Merino traducía los términos franceses referidos de igual manera, denominando así los números 56, 57, 75 y
89 de la lista-tipo de Sonneville-Bordes y Perrot como punta con
muesca perigordi'ense, llamada atípica, pieza con muesca, pieza con
escotadura y laminilla con escotadura, respectivamente (24.).
Sin embargo, Fortea en 1973 interpretaba los términos totalmente
al revés, traduciendo «eran» por escotadura y (tencoche))por muesca
(25).Y reciéntemente, otro investigador, Fullola, ha insistido también
en esta nomenclatura. Para este A. no se trata tan sólo de una cuestión de traducciones sino que la utilización de una u otra acepción
conllevaría la de su exacta posición en la pieza, ya que «la noción de
encoche o muesca introduce una idea de posición indiscriminada dentro de la pieza, tanto podemos hallarla en situación media1 izquierda
como transversal distal, etc. Sin embargo, la noción de cran o escotadura nos lleva a colocar el retoque en postura proximal derecha en
casi todos los casos, pues ésa es la posición de casi todas las escotaduras» (26).Estableciendo, no obstante, la posibilidad de que dicha escotadura pueda poseer en algunos casos una posición proximal izquierda, tal y como ocurre en ciertas puntas escotadas de Parpalló, o incluso distal, en lo que podríamos denominar puntas escotadas inversas.
Nosotros, que empleamos esta terminología, pensamos que todavía puede precisarse más. Y ello porque las escotaduras distales no
sólo se dan en las puntas «inversas»,cuantitativamente muy poco importantes, sino que también aparecen en otras piezas que nada tienen
que ver con las puntas escotadas y que al parecer lo que buscan es
precisamente el apuntamiento mediante la escotadura, pudiéndose situar ésta tanto en la parte distal derecha como en la izquierda. Así,
hablaremos de escotadura cuando el retoque abrupto provoque un
reentrante en el filo natural de la pieza, formando o dando lugar a un
adelgazamiento ya sea proximal o distal, en posición derecha o izquierda, y de muesca en todos los demás casos.
.
(24) J. MO MERINO: ~Tipologiaiítica., Munibe, XXI, San Sebastián, 1969.
(25) J. FORTEA: (&os complejos microlaminares y geométricos del Epipaleolítico Mediterráneo español.^ Memorias del Seminario de Prehistoria y Arqueología, núm. 4, Universidad de Salamanca, 1973.
(26) FULLOLA: uRevisi6n de la industria N, op. cit. nota, 1 , págs. 48 y SS.
...
[page-n-22]
DIFERENTES TIPOS DE PIEZAS CON ESCOTADURA
Una vez establecidas estas consideraciones terminológicas conviene analizar con detalle los diferentes tipos de escotaduras que aparecen en el Solutrense de los yacimientos de la Safor.
El tipo mejor definido es, sin duda, la punta escotada, subceptible
de ser relacionado con el núm. 56 de la lista-tipo de Sonneville-Bordes
y Perrot (27),y con el 70 de la reciéntemente publicada por Bordes
(28). No sobrarán sin embargo algunas precisiones sobre él mismo.
La dicotomía que establece la lista de Sonneville-Bordes y Perrot
entre la punta escotada perigordiense y la solutrense, definida como
(pointe a cran latéral, A retouches solutréennes obtenues par pression, plates et régulieres, parfois bifaciales et compl6tes, parfois tres
incompletes» (29)era realmente dificil de resolver en los yacimientos
de la región mediterránea donde, como es el caso de Parpalló, aparecen puntas escotadas de retoque abrupto en los momentos evolucionados de la secuencia Solutrense. Sólo a partir del trabajo de Srnith
sobre el Solutrense en Francia (30),se estableció la posibilidad de clasificar dichas puntas como Solutrenses y no Perigordienses. Y ello a
pesar de que la monografía publicada por Pericot de Parpalló vio la
luz en 1942 (31). La nueva lista de Bordes, al agrupar las ((armatures
(27) D. de SONNEVILLE-BORDES y J. PERROT: ((LexiqueTypologique de Paléolithique
Supérieur. Outillage Lithique 1, 11, 111, I V y V-X». Bulletin de la Société Préhistorique Franqaise, t. 51, 52 y 53, 1954, 1955 y 1956, págs. 327-335, 76-97, 4.08-4-12 y 547-559.
(28) F. BORDES: &e Protomagdalhien de Laugerie-Haute-Est (fouilles F. Bordes)., Bulletin de la Société Préhistorique Francaise, t. 75, 1978, págs. 501-521.
(29) SONNEVILLE-BORDES y J. PERROT, Op. cit. nota 27, p8g. 334.
(30) PH. SMITH: «Le Solutréen en France)). Burdeos, 1964.
(31) PERICOT, op. cit. nota 3.
[page-n-23]
22
V. VILLAVERDE Y J. L. PEÑA
meditérranéennes (a soie, a eran))) con los útiles típicos del Solutrense
-núms. 65 a 69 de su lista-, suponemos que lo que viene a recoger es
precisamente la variante D de la punta escotada solutrense de Smith,
es decir, la punta escotada de retoque abrupto o de tipo mediterráneo,
característica del Solutrense Evolucionado de facies ibérica (32).La
variante con pedúnculo (a soie) que el tipo contempla suponemos se
referirá al formado por una doble escotadura, el PD33 de Laplace
(33) si quisiéramos recurrir a otra tipología, ya que la punta de
pedúnculo y aletas del Solutrense de facies ibérica creemos debe estar
incluida de pleno derecho en el núm. 69, ((pointes solutréennes A péduncule)), de dicha lista.
Es necesario señalar, finalmente, que para la zona mediterránea
la punta escotada perigordiense y la de tipo solutrense en nada se diferencian, por lo que a su morfología y tipo de retoque se refiere, siendo únicamente posible utilizar los criterios culturales deducibles del
análisis del total de las industrias a la hora de clasificar estas piezas
en uno u otro tipo.
Nombrábamos hace un momento las puntas escotadas ((inversas)),
esto es, aquéllas en las que la punta se encuentra en la extremidad
proximal de la hoja y la escotadura en la parte opuesta. El tipo es posible, tal y como lo senala Fullola (34),aunque su número es muy bajo
-3 claras y alguna dudosa, por tratarse de fragmentos mediales rotos
de
en ambos extremos- en Parpalló, y salvo esta ((inversión)) la extremidad apuntada y la escotada en nada se diferencian de las restantes
puntas. No creemos, por ello, que estas piezas sean el producto de una
técnica especial de fabricación y por el contrario pensamos, máxime
si tenemos en cuenta su bajísimo porcentaje, que son simplemente
una casualidad debida probablemente a la forma natural de la hoja
en bruto, más propicia a priori, quizás, para ser configurada en este
sentido mediante el retoque. Las existentes en Parpalló, aún cuando
como es lógico, carecen del talón puesto que ha sido atacado por el retoque de apuntamiento, permiten inferir del análisis de su extremidad
proximal natural, atendiendo a la convexidad de la zona del bulbo y a
las ondas de percusión, que no ha habido en éstas piezas ningún proceso de supresión, previo, de la parte proximal de la hoja. Igualmente
diferimos de este A. en el análisis y explicación que da de las por él
(32) SMITH,op. cit. nota 30, pág. 54.
(33) LAPLACE: &a Typologie...N op. cit. nota 18, pág. 16.
(34) FULLOLA: #Revisión de la industria N, op. cit. nota 1 , p8gs. 48 y
...
SS.
[page-n-24]
PIEZAS CON ESCOTADURA
23
llamadas (hojas con escotadura distal y fractura) (35) o LD31, pues
aunque consideramos la existencia de este tipo, pieza con escotadura
distal y fractura, lo desligamos totalmente del tipo punta escotada, tal
y como más adelante, al tratar del tipo y sus variantes, veremos.
En otro orden de cosas, frente a la distinción que los que utilizan
la tipología de Laplace establecen entre las puntas escotadas y las hojas escotadas, los tipos PD31, 32, 33 y 34 y LD31, 32, 33, 34 y 35,
nosotros preferimos hablar de puntas escotadas en la mayoría de los
casos y sólo en algunos, de hojas escotadas.
La distinción que el sistema tipológico de Laplace establece entre
las puntas y las hojas en los tipos que acabamos de mencionar atiende
a la circunstancia de que la extremidad distal de la pieza esté o no
afectada por retoques de apuntamiento. Y de entrada, creemos que es
necesario precisar que las puntas rotas en su extremidad distal no deberán ser consideradas como hojas escotadas, sino como posibles
puntas u hojas escotadas rotas. Sólo, pues, las piezas enteras podrán
ser clasificadas, con rigor, como puntas u hojas, y lo cierto es que sólo
aparecen en Parpalló 7 hojas escotadas enteras sin retoques de apuntamiento o apuntamiento natural. El número de puntas sin retoques
de apuntamiento, con o sin retoques de configuración en uno o en ambos lados de la pieza, o lo que es decir, hojas con apuntamiento natural escotadas, es de 40.
Y, sin embargo, si algo se deduce con claridad del análisis de las
piezas consideradas a lo largo de este trabajo es que la idea fundamental, el tipo funcional que preside la elaboración de las (puntas escatadas)), no es otra que la obtención de una punta, penetrante, de forma general losángica, provista de una escotadura en el extremo
opuesto. Ello, precisamente, nos inclina a considerar y clasificar de
puntas escotadas a todas las piezas apuntadas provistas de una escotadura en el extremo opuesto, esté o no obtenido este apuntamiento
por medio de retoque.
Pero volvamos a las piezas rotas en su extremidad distal. La exagerada desproporción existente entre las puntas escotadas y las hojas
escotadas, analizadas según los criterios antedichos, creemos que es
una razón más que suficiente para clasificar las piezas rotas sencillamente como puntas escotadas rotas. Máxime, si como se desprende
de un estudio detallado de este tipo de piezas, se observan en la parte
distal del fragmento retoques que indudablemente debieron ir encaminados al apuntamiento (fig. 4-, núm. 4).
(35) FULLOLA, op. cit. nota anterior, pág. 49.
,
[page-n-25]
24
V. VILLAVERDE Y J. L. PERA
Además de las puntas escotadas, que como acabamos de ver se
caracterizan en la mayoría de los casos por poseer la escotadura en
posición proximal, existen en Parpalló, y en general en la facies ibérica del Solutrense Evolucionado, una serie importante de piezas con
escotaduras distales que a nuestro entender deben ser consideradas
como tipos diferentes de aquéllas.
En un primer nivel descriptivo se pueden distinguir tres tipos o
variantes que tienen, por lo demás, en común la circunstancia de que
el único retoque de la pieza es precisamente el que configura o da lugar a la escotadura. Son: la escotadura distal que provoca un apuntamiento o adelgazamiento sensiblemente apuntado en la pieza, o punta
de escotadura distal, la ((pointe-eran)) del sistema tipológico de Laplace (36),la escotadura distal asociada a una fractura obtenida por flexión o percusión, y la doble escotadura distal asociada a fractura obtenida, también, por flexión o percusión (fig. 5, núm. 1 y fig. 11, núm.
1.3, 14 y 15).
El primer tipo, la escotadura distal que da lugar a un apuntamiento, podría clasificarse como ((pieza con escotadura», núm. 57 de la
lista-tipo de Sonneville-Bordes y Perrot. Sin embargo, si nos atenemos
estrictamente a la definición del tipo que estos AA. dan ((Lameprésentant un cran latéral plus o moins nettement dégagé par retouches plus
o moins abruptes))(37),quedarían en el aire dos aspectos fundamentales del tipo que, por otra parte, es necesario señalar: la posición distal de la escotadura y su apuntamiento.
Mucho mejor recogida aparece la morfología de la pieza en la lista
de Laplace del año 1964 (38),el PD3 , también llamado ((pointe-cram),
definido como ((pointesur lame ou, plus rarement, sur éclat, faqonnée
par un retouche latéral abrupte profonde, partielle, concave, formant avec l'axe de l'outil un angle inférieur A 45°». Tipo que a nuestro
entender en las listas posteriores ha quedado peor definido, ya que en
la de 1972 (39) se le califica con el epígrafe ((pointe a dos partiel sécant» que distingue a la ((pointe & dos partiel tangent)), tipos PD2 1 y
PD22, respectivamente, de dicha lista.
La pieza podría prestarse a confusión a la hora de su clasificación
y ser considerada como una simple truncadura cóncava o un perforador atípico, creemos, sin embargo, que de la primera se diferencia
(36)
(37)
(38)
(39)
...
LAPLACE: (Bssai de Typologie n op. cit. nota 18, pág. 43.
SONNEVILLE-BORDES y PERROT, op. cit. nota 27, pág. 54-7
LAPLACE: «Essai de Typologie ...», op. cit. nota 18, pág. 4.3.
LAPLACE: tLa Typologie N, op. cit. nota 18, pág. 16.
...
[page-n-26]
PIEZAS CON ESCOTADURA
25
precisamente por la forma misma de la escotadura, que en un sentido
estricto no trunca la hoja u hojita sobre la que se practica sino que
promueve en ella un apuntamiento pronunciado como consecuencia
de su marcada concavidad, en este sentido el criterio considerado por
Laplace en la lista de 1964, ((formando con el eje del útil un ángulo inferior a 45O», podría ser un elemento objetivo de diferenciación con
relación a las truncaduras cóncavas.
Del perforador atípico se diferenciaría, a su vez, por carecer en la
totalidad de los casos de retoques siquiera marginales o de uso, que
permitan pensar en la utilización de este tipo de piezas como perforadores.
Este tipo de piezas no aparece únicamente en Parpalló, donde viene avalado por 39 ejemplares, sino que aparece también en Mallaetes, y por fuera del núcleo de la Safor lo encontramos también en el
Epigravetiense italiano, si consideramos las piezas clasificadas como
((pointe-cran»equivalentes a las hasta ahora descritas, tal y como
puede desprenderse del dibujo de un ejemplar del nivel inferior de
Grotta Paglicci (40).Concretamente en éste Último yacimiento aparecen en el nivel de base una punta de estas características entera y
otras cuatro rotas y en el nivel superior otras cinco enteras y cuatro
rotas. Nótese la proporción entre las enteras y rotas, ya que seguidamente, cuando nos detengamos en la descripción de las piezas con escotadura distal y fractura del Solutrense Evolucionado de la comarca
de la Safor, observaremos la tremenda coincidencia que entre las proporciones de ambos tipos también se dan. Nosotros, a diferencia de
Mezzena y Palma di Cesnola, otorgaremos a las piezas con escotadura
distal y fractura un valor tipológico propio y diferenciado de las
((pointes-eran)).
La escotadura distal que da lugar al apuntamiento de la pieza
puede ocupar tanto una posición derecha como izquierda (fig. 5,
núms. 1 y 7) son estas últimas sin embargo las que mayor proporción
alcanzan. Así, de las 39 existentes en Parpalló, 34 poseen la escotadur a a la izquierda.
Queremos finalmente señalar la existencia de posibles ápices triédricos en algunas de estas piezas. La circunstancia no es normal pues
sólo existen dos piezas que obtengan el apuntamiento con esta técnica, .y sin embargo debe plantearse la posibilidad de que la técnica del
.
(40) F. MEZZENA y A PALMA DI CESNOLA: tLIEpigravettiano deila Grota Paglicci nel
Gargano (Scavi F. Zorsi 1961-631.r Riv. Scienze Preist., 22, 1967, fig. 9 núm. 2.
A
[page-n-27]
26
V. VILLAVERDE Y J. L. P E ~ ~ A
microburil haya podido ser utilizada o tenga alguna relación con la
obtención de dichas piezas. No hay que olvidar, por otra parte, que en
el momento en el que aparecen toda la variedad de escotaduras ((distales» también lo hacen los microburiles.
Por lo que se refiere al segundo tipo que señalamos, la escotadura
distal con fractura, hemos de decir de antemano que en la mayoría de
los casos se trata de piezas elaboradas sobre fragmentos proximales
de hojita, siendo realmente excepcional aquella cuyo soporte es una
hoja. Son piezas, además, cortas, en las que el promedio de longitud
no sobrepasa los 2'5 cms. y en las que la escotadura suele medir aproximadamente 1 cm.
La fractura, quizás la parte más importante de la pieza, o al menos la que permite su distinción del tipo anterior, tiene por principal
característica el ser sensiblemente perpendicular al plano de lascado
(fig. 20, núm. 2),si bien es verdad que en los casos en que se obtiene
por flexión ésta puede afectar parcialmente a la cara dorsal (fig. 6,
núm. 1).
La presencia de estas piezas en industrias del Paleolítico Superior
ha sido reiteradas veces puesta de manifiesto pero no sin una cierta
ambigüedad. Así, cuando Cheynier (41)habla de las ((lamellesa cran»
se refiere indistintamente a las escotaduras distales que provocan
apuntamiento y a estas piezas en las que la fractura afecta a la escotadura, si bien reconoce que «ces instniments sont souvent cassés A
leur extrémité quand el s'agit d'un cran distab. Bordes (42),por su
parte, piensa que en la mayoría de los casos se trata de simples accidentes de talla provocados en el proceso de fabricación de las hojitas
de borde abatido, o de un proceso voluntario de supresión de la parte
proximal de la hojita, calificándolas de pseudo-microburiles. Pseudomicroburil que hay que distinguir del que califica'con el mismo nombre Vignard (43),auténtico buril transversal obtenido mediante golpe
de buril dado sobre el borde de una muesca o escotadura.
Piezas con escotadura y fractura o puntas de escotadura distal
aparecen en numerosos yacimientos del Paleolítico europeo. Así, y sin
ánimo de ser exhautivos, podemos señalar su existencia en Badegou-
(41) A. CHEYNIER:tLes lamelles B cran.n Buiietin de la Societé Préhistorique Franqaise, t. 49, 1952, págs. 557-558.
(42) F. BORDES: #La signifition du microburin dans le Paléolithique Sup6rieur.n L'Anthropologie, t. W, 1957, p4gs. 578-582.
C.P.F., 1 session, Péri(43) E. VIGNARD: ((BurintGnsversai et pseudo-microburin.))
gueux (París, 19351, phgs. 441-454.
[page-n-28]
PIEZAS CON ESCOTADURA
27
le, formando parte de un nivel definido por Cheynier como Solutrense
Superior y donde se califican de ((lamellesa coche terminale a gauche,
avec bout cassé)) (44.);en La Roque, en un nivel calificado como Magdaleniense final, donde al menos aparece una punta de escotadura
distal asociada a una punta escotada (45);en numerosos yacimientos
del Epigravetiense italiano, como Riparo Mochi, Paglicci, donde las
piezas con escotadura son particularmente abundantes (4-6);en la
Salpetriere, donde hemos podido observar la existencia de al menos
una pieza con escotadura distal y fractura (47);y, también en algunos
yacimientos centroeuropeos, tales como Willendorf 11 (48), donde al
menos una pieza con escotadura y fractura aparece asociada a una
punta escotada, o Krems-Hundssteig, donde también aparece dibujada una punta de escotadura distal junto a una punta escotada (49).
En el Epipaleolitico del Maghreb también aparece este tipo de piezas, y así TWer (50)recoge en el número 64 de su lista-tipo, bajo el título de ((lamellea crana, las posibilidades distal y proximal de una escotadura formada por retoques abruptos, aunque nuevamente sin distinguir la variedad con fractura de la apuntada.
Y sin salirnos del Epipaleolitico, pero esta vez el franco-belga,
también encontramos definido este tipo de piezas por Rozoy (51),se
trata del número 42 de su lista-tipo, la ((lamelle cassée dans une coche)), que este autor diferencia de los microburiles fallidos precisamente por la técnica de obtención de su fractura, que en este caso es
(44) A. CHEYNIER: uBadegoule. Station solutréenne et protomagdalénienne.)) Archives
de l'Institut de Paleontologie Humaine, memoire núm. 23, 1949, fig. 99 pág. 186 y pág. 187.
(45) G. RAVOUX: #La grotte magdalénieene de La Roque (Herault1.n Bulletin de la Société Préhistorique Franqaise, t. 63, 1966, pág. 240 fig. l.
et
(46) G. BARTOLOMEI, A. BROGLIO y A. PALMA D I CESNOLA: ~Chronostratigraphie
écologie de l'Epigravettien en 1talie.n En #La fin des Temps glaciaires en Europen. Colloques
internationaux, C.N.R.S., núm. 271, París, 1979, págs. 297-324.
(4.7) M. ESCALON DE FONTON: ((Unnoveau facies du Paléolithique Supérieur dans la
Grotte de la Salpetriere (Remoulins, Gard).))Miscelánea en homenaje al Abate Henri Breuil, t.
1, Barcelona, 1964, fig. 4., núm. 14..
(48) A. BROGLIO y G. LAPLACE; uEtudes de typologie analytique des complexes leptolithiques de 1'Europe Centrale, 1' Les complexes aurignacoides de la Basse Autriche, II. Les
.
complexes gravettiens de la Basse Autriche: Wiliendorf 1I.n Riv. di Scienze Preist., XXI, 1966,
págs. 61-121 y 303-364, fig. 3, núm. 11 y 21.
(49) G. LAPLACE: aL1industrie de Krems Hundssteig et le probleme de l'0ngini des
complexes Aurignaciens., Fundamenta, A, 2, 1970, págs. 242-297, fig. 5, núm. 6.
Memoires du Centre de
(50) J. TMER: flypologie de 1'Epipaléolithique du Maghreb.~
Recherches Anthropolgiques Prehistoriques et Ethnographiques, Alger, A.M.G. París, 1963,
pág. 110.
(Mesolithique) franco-be1ge.n Bulle(51) J. G. ROZOY: aTypologie de 1'~pipaléolithique
tin de la Société archéologique Champenoire, 1978, pág. 42.
[page-n-29]
V. VILLAVERDE Y J. L. PEmA
28
generalmente por flexión y no por percusión o presión. Para Rozoy la
fractura es intencionada y buena prueba de ello es la tremenda proporción de muescas a la derecha encontradas en las industrias por él
analizadas, signo de una idea preconcebida en su elaboración.
Volviendo al Paleolítico Superior, y concretamente al Solutrense
de Parpalló, hemos de detenernos en la interpretación que de estas
piezas hace Fullola. Para este A., como ya dijimos con anterioridad, se
trata de una hoja con escotadura distal que no es otra cosa que la resultante de una forma peculiar de obtener a partir de una sola hoja
dos piezas con escotadura: ((elproceso de frabricación se asemeja en
un principio al del microburil, pues se ataca a la hoja con un retoque
abrupto que va profundizándose hasta que en un momento dado, y
por flexión, no por golpe como en el caso del microburil, se parte la
hoja más o menos por el centro de la zona atacada. La hoja o punta de
la extremidad distal quedará con una escotadura que tendremos que
considerar proximal por falta de más datos y cuyo pie estará como recortado o roto por flexión. Pero, a su vez, la parte proximal resultante
tendrá la parte sobrante de la escotadura inicial y tendremos que considerarla tan escotadura como la de la parte distal)) (52). Señalando
páginas después la posibilidad de que algunas de dichas hojas con escotadura distal no sean otra cosa que pseudo-microburiles, en el sentido que al término le da Bordes.
Varios son, sin embargo, los motivos que nos inclinan a explicar
de otra manera estas piezas, y por lo mismo vamos a detenernos en
esta cuestión.
Aunque no puede negarse categóricamente la relación entre las
piezas con escotadura distal y fractura y las hojitas de borde abatido,
considerando a las primeras, tal y como lo hace Bordes, bien como un
accidente de talla que ocurre en el proceso de fabricación de las segundas, bien, simplemente, como una forma de suprimir el bulbo en
éstas, parece que la cuestión no puede ser resuelta de modo tan tajante. Pues si bien es verdad que el aumento de las hojitas de borde abatido viene a coincidir en Parpalló con la aparición de las piezas con escotadura distal y fractura, lo extraño es que estas últimas se circunscriban casi estrictamente a unas fases culturales precisas, apareciendo sólo en el Solútreo-Gravetiense y faltando en otras fases del Paleolítico Superior de facies ibérica como serían el Solutrense Superior
(52)
...
FULLOLA: tRevisi6n de la industria N, op. cit. nota 1 , pág. 49.
[page-n-30]
PIEZAS CON ESCOTADURA
29
y el Magdaleniense inicial de Parpalló, por ceñirnos a este yacimiento. Y ello, a pesar de que el fenómeno del borde abatido, con mayor o
menor intensidad no deja de estar presente en dichas fases culturales.
En Parpalló, yacimiento clave a la hora de plantearse cualquier
discusión sobre esta facies ibérica, ya no sólo las piezas con escotadur a distal y fractura sino también las puntas obtenidas mediante escotadura distal aparecen únicamente entre los 3'75 y los 4'75 m. Fase
que grosso modo podríamos calificar de Solútreo-Gravetiense o Parpallense, o como más adelante veremos, y si seguimos a Fortea y Jordá, como Solutrense Evolucionado 1 y 1 1 (53).
1
1
Un análisis globalizado de las ((escotaduras distales))
3'5-3'75
3'75-4
4.4'75
4'75-5'25
Puntas de escotadura dista1
-
9
29
-
Piezas con escotadura dista1 y fractura
-
16
135
-
comparado con las hojitas de borde abatido y las hojitas de borde
abatido truncadas, útiles en los que en principios se podría pensar a la
hora de explicarlas,
Hojitas de borde abatido
H. de b. a. truncadas
23
98
293
1
4.
19
muestra una evidente semejanza en la evolución de ambos grupos de
piezas en esos subtramos. Pero como acabamos de señalar lo que también es interesante valorar, además de la considerable cantidad
que suponen las 189 ((escotaduras distales)),y en buena lógica se opone a una interpretación o explicación de su razón de ser excesiva-
op.
(53) FULLOLA: uEl SolÚtreo-~ravetiense.,.)), cit. nota 1 p8gs. 113-1.23.
FULLOLA: (Las industrias ...N, op. nota 1.
VILLAVERDE, op. cit. nota 8.
[page-n-31]
V. VILLAVERDE Y J. L.
30
PERA
mente simplificada, es que ni en el Solutrense Superior ni en el Magdaleniense inicial de Parpalló, si no consideramos el subtramo de 3'75
a m., estas piezas estén representadas.
Con todo, debemos concluir señalando que la aparición de las
puntas de escotadura distal y las piezas con escotadura distal y fractura han de enmarcarse y entenderse dentro del fenómeno del borde
abatido, no sólo representado por las hojitas de borde abatido sino
también por las puntas escotadas.
No parece, por otra parte, que las escotaduras distales con fractura estén asociadas al proceso de fabricación de las puntas escotadas,
ya que en primer lugar, las puntas escotadas en las que la escotadura
se encuentra en posición proximal izquierda son poquísimas en Parpalló.
enteras fragg.
total
3'754 m
5
4
9
Indeter.
-
1
1
un total de 25 puntas con escotadura a la izquierda frente a 630 con
escotadura a la derecha, mientras que en las piezas con escotadura
distal y fractura los órdenes se invierten,
izquierda derecha
-3'75-4 m
5
11
4'5-5'25 m
Total
[page-n-32]
PIEZAS CON ESCOTADURA
31
y si efectivamente ambas piezas, puntas escotadas y piezas con escotadura distal y fractura -las hojas con escotadura de Fullola-, fuesen
obtenidas de una misma hoja las proporciones, cuando menos, debían
ser coincidentes; y en segundo lugar, cabría preguntarse aquí nuevamente lo ya señalado con anterioridad cuando analizábamos las piezas con escotadura distal y fractura en relación a las hojitas de borde
abatido, ¿por qué se circunscribe la escotadura distal con fractura al
Solútreo-Gravetiense si las puntas escotadas aparecen en Parpalló
desde el Solutrense Superior o Solutrense Evolucionado I?
Para mayor detalle, diremos, además, que de las 25 puntas con escotadura a la izquierda 5 conservan el talón o el bulbo. Quiere ello decir
que sólo se podría pensar en la supresión de la parte proximal de la
hoja cara a la elaboración de las puntas escotadas en 20 casos. Amén
de que los argumentos empleados al discutir la relación entre las puntas escotadas y las escotaduras distales con fractura son igualmente
válidos a la hora de enjuiciar la posibilidad de que estas últimas se
traten tan sólo de un desecho de talla ligado a la supresión del bulbo
en las primeras. No da, efectivamente, la sensación de que la escotadura distal con fractura sea un simple desecho de talla o un mero accidente, aunque ahora, al igual que lo hacíamos al considerarla en relación con la hojita de borde abatido, tampoco podemos tajantemente
negar que en algún caso haya podido ser así.
Podría considerarse, finalmente, la escotadura distal con fractura
como una simple «rotura»de la punta obtenida mediante escotadura
distal. A su favor estaría la correspondencia porcentual en ambas
piezas entre las escotaduras situadas a los lados izquierdo y derecho.
Criterio que, al parecer, siguen algunos autores, como Mezzena y Palma di Cesnola cuando clasifican las piezas de Grotta Paglicci (54).
Nuevamente, y aún a pesar de parecer reiterativos, no podemos
negar la posibilidad de que en algún caso sea así efectivamente, pues
ello entra en la más estricta lógica, pero la cantidad de piezas con escotadura distal y fractura parece exagerada para ser simplemente
analizadas como piezas rotas.
Precisábamos al referirnos a la fractura de estas piezas la circunstancia de que en la mayoría de los casos ésta fuera perpendicular
al plano de lascado, a pesar de que en algunos podía afectar a la cara
dorsal. Pues bien, este elemento nos ha llevado a diferenciarlas de los
(54)
MEZZENA y PALMA DI CESNOLA, op. cit. nota 40, phg. 39.
[page-n-33]
V. VILLAVERDE Y J. L.
32
PERA
rnicroburiles, piezas donde como es sabido la faceta de microburil
afecta a la cara de lascado (55).Hay que establecer, por lo demás, que
12 son las piezas en las que la fractura afecta la cara superior, y de
ellas en 8 casos ésta es producto de flexión. Sólo en cuatro casos la
fractura se debe a percusión, y sin embargo, en dos de ellos nos ha parecido observar un ápice triédrico, que quizás haya que analizar en la
perspectiva establecida por Tkier en su Tipología del Epipaleolítico
del Maghreb (561, esto es, como un «fallo»que en algunas ocasiones se
produce en el proceso de talla de un microburil y que da como resultado un microburil en el que la faceta de microburil posee, con relación
a las caras de la pieza, una inclinación inversa a la normal.
Con respecto al eje de la pieza la fractura puede ser, a su vez, perpendicular (fig. 8, núm. 12)u oblícua (fig. 8, ndm. 10)-10 piezas sólo
en Parpalló-, no omitiendo la dificultad que existe en algunos casos
en la determinación de si la causa de la fractura es la flexión o la percusión, y ello a pesar de haber utilizado para tal efecto la lupa binocular, ya que en muchos casos son piezas extremadamente delgadas.
Al analizar con detalle las piezas con fractura oblicua comprobamos que en una de ellas dicha fractura es el resultado de un golpe de
buril y por consiguiente debe considerarse como tal, o si se quiere y
por su tamaño, como pseudo-microburil, en el sentido con que emplea
el término Vignard (57).
Un tercer tipo de piezas nos ha aparecido al analizar las escotaduras de los yacimientos valencianos, se trata de la doble escotadura
dista1 con fractura. Su cuantificación es, sin embargo, mucho menor
que la de los otros tipos arriba mencionados, ya que sólo hay 9 piezas
de estas características en Parpalló y 1 en Mallaetes (fig. 11 núms. 10
y 15). Normalmente poseen en uno de los lados la escotadura de mayor tamaño que en el otro, pero su poca entidad nos inclina a no teorizar excesivamente sobre ellas, ya que podrían tratarse tanto de perforadores rotos, como de un simple desecho de talla. 0, incluso, cabría
el plantearse también en los casos en los que la escotadura menor está
casi al límite del simple retoque parcial (fig. 8, núm. 9) y por tanto modificador en cierto modo del filo de la pieza, si pudieran interpretarse
estas piezas en una perspectiva parecida a la que TMer señala a la
hora de enjuiciar los falsos retoques de uso que en la parte opuesta al
(55) TWER, op. cit. nota 50, págs. 39 y SS.
T U E R , op. cit. nota anterior, pág. 42 y fig. 51, núm. 13.
(57) VIGNARD, op. cit. nota 43.
(56)
[page-n-34]
PIEZAS CON ESCOTADURA
33
punto de percusión del golpe de microburil se dan en éstos (58).Es decir, como simple consecuencia de la talla. No nos detendremos más,
dada su poca entidad, en estas piezas.
Queda finalmente por plantear el papel de los verdaderos microburiles en Parpalló, pues de los 50 microburiles que Pericot señalara
en dicho yacimiento (59)en el Solútreo-Gravetiense, de los 4. a los 4'5
m., nosotros siguiendo estrictamente el criterio señalado para distinguirlos de las piezas con escotadura y fractura, sólo hemos contabilizado 19. A los que habría que añadir uno, correspondiente al nivel de
4'5 a 4'75 m., y otros dos, de 3'75 a 4 m., momentos que como ya argumentamos con anterioridad pueden ser considerados, en un sentido
amplio, también Solútreo-Gravetienses. Sin embargo, las dudas que el
tramo de 3'75 a 4 m. suscita, y que más adelante discutiremos harán
que nos planteemos con mayor ductilidad todo lo referente al mismo.
A pesar de que el número de microburiles queda sensiblemente
reducido, creemos que los argumentos empleados por Fortea al analizar los Paleolíticos de Parpalló y los Epipaleolíticos de L'Areny siguen
siendo válidos, y así, aunque no se pueda negar la posibilidad de que
en algunos casos sean casuales y en otros simples desechos de talla,
su perfección y la ausencia de borde abatido en la inmensa mayoría
de ellos obligan a pensar que ((sonpiezas buscadas y de técnica conocida» (60).
Cabe señalar la existencia de dos rnicroburiles Krukowski (fig. 6,
núm. 14).Por lo demás, la mayoría de los rnicroburiles lo son de base,
aunque existen también algunos de punta, dos si no nos hemos equivocado en su cuantificación.
Finalmente señalaremos la existencia de uno que podríamos caliya
ficar de curjoso, se trata de un microburil ((inverso)), que la muesca
ha sido obtenida mediante retoques inversos y la faceta de microburil
afecta a la cara dorsal. Hay también uno doble.
(58) TIXIER, op. cit. nota 50, págs. 41 y SS., fig. 51, núms. 12 y 14.
Proceeding Prehistoric So(59) L. PERICOT: ((The rnicro-burin in the Spanish Levant.))
ciety, núm. 21, 1955, p6gs. 49-51.
(60) FORTEA, op. cit. nota, 25, pigs. 102 y es.
[page-n-35]
[page-n-36]
YACIMIENTOS VALENCIANOS CON PIEZAS ESCOTADAS
A. COVA DEL PARPALLO
Si algún yacimiento ha de considerarse significativo para el estudio no ya del Solutrense en el País Valenciano, sino de la facies ibérica
del Paleolítico Superior, la cueva del Parpalló merece este apelativo
sin lugar a dudas. Su rica secuencia que va del Gravetiense al Magdaleniense sirvió, desde el momento mismo de su descubrimiento, para
resolver de forma definitiva alguno de los problemas concernientes a
la extensión y calificación del Paleolítico en nuestra Península. Y la riqueza y auténtica originalidad de sus industrias han sido la causa de
su propio renombre y de la importancia de las mismas a la hora de establecer la peculiar evolución de la facies de la que forma parte.
Enclavada la cueva en el monte Mondúver, en las laderas que dan
al valle de la Drova (fig. 3) a pocos metros de la carretera que va de
Barx a Gandía, fue excavada a lo largo de los años 1929, 30 y 31 por
L. Pericot, bajo la iniciativa del S.I.P., de cuyos resultados publicó la
conocida monografía del año 1942 (61).
Recientemente la cueva ha sido objeto de una revisión profunda
de sus industrias que, cuidadosamente realizada por Fullola (62),ha
permitido actualizar, en términos que se ajustan al momento actual
de la investigación, la composición de las mismas. Por ello, omitiremos los datos relativos a la composición y calificación cultural de sus
PERICOT, op. cit. nota 3.
Agradecemos al señor Gurrea Crespo la autorización para el estudio de los materiales del
Museo de Prehistoria de Valencia depositados en el Museo de Gandía.
..
(62) FULLOLA: las industrias. . P Op. cit, nota 1.
(61)
[page-n-37]
Pig. 2.-Indicación recuadrada de la situación de la figura 3
[page-n-38]
Fig. 3.-Yacimientos con piezas escotadas de la comarca de la Safor: 1 , Parpalla; 2, Mallaetes; 3, Barranc Blanc; 4, Meravelles; 5, Rates Penaes; 6 , Llop; 7, Porcs
[page-n-39]
38
V. VILLAVERDE Y J. L. PERA
niveles y nos limitaremos tan s61o a la descripción y análisis de las
piezas con escotadura, que en definitiva son el objeto de nuestro estudio (63).
ANALISIS DE LAS CAPAS
a ) De 3'75 a 4 m.
Hemos contabilizado un total de 5 0 puntas escotadas en el nivel de 3'75 a 4 m. (fig. 4.
núms. 1 a 20). Estas piezas consideradas enla relación longitud de la escotadura~longitud
total de la pieza se subdividen de la siguiente manera: 25 puntas en las que la escotadura mide
113 o menos de la longitud total (grupo I ) , 4 puntas en las que la escotadura mide más de 113 y
menos de 213 de la longitud total (grupo 11) y 2 1 puntas que por estar incompletas clasificaremos como indeterminadas por lo que respecta a este parámetro.
La relación L/A da los siguientes resultados: 22 puntas anchas, 7 estrechas y 2 1 indeterminadas.
De las 5 0 puntas sólo tienen la escotadura en posición proximal izquierda 9, número que
viene a significar, no obstante, un elevado tanto por ciento con relación a lo «normal» en el
yacimiento.
Las asociaciones de los dos primeros parámetros dan los siguientes resultados: IL, 1 4
puntas; IL', 4 ; IE,6 ; IE', 1 ; y IIL, 4.
La clasificación de las piezas da como resultado la diferenciación de 17 subclases. La totalidad de los subtipos, aún a pesar de que el número de puntas es relativamente bajo, se encuentran representados en este nivel. Concretamente hay 7 puntas escotadas del subtipo 1,
12 del subtipo 2, 13 del subtipo 3, 1 del subtipo 4 , 7 del subtipo 5 y 6 del subtipo 6 (cuadro 1 ).
Hay que seiíalar también la existencia de un punta de base cóncava.
Por lo que se refiere al retoque, en 4 2 puntas es abrupto y en 1 simple, de las 4 2 primeras 2 combinan el abrupto con el simple. Es directo, por otra parte, en 4.2 casos y directo e inverso en 1. Puntas sin retoques, a excepción de los de la escotadura, hay 7 .
S610 conservan el talón 10 puntas, pues lo normal es que haya sido suprimido por los retoques de configuración de la escotadura, que a veces se combinan con otros de configuración sitos en el lado opuesto a la escotadura y a la altura de ésta.
La media aritmética de las dimensiones de las puntas es:
El análisis de las piezas con escotadura distal da, por su parte, los siguientes resultados:
Hay 9 piezas que obtienen el apuntamiento mediante la escotadura (fig. 4. núms. 8 y 161, de
las que 7 poseen la escotadura en posición distal izquierda y sólo 2 a la derecha. Las piezas
con escotadura distal y fractura suman un total de 16, de las que 5 (fig. 4, núms. 10, 11 y 20)
poseen la escotadura a la izquierda y 1 1 a la derecha (fig. ' núms. 9, 14, 15 y 18). El predo,
minio, dentro de este tipo de piezas, de la posición distal derecha sólo se da curiosamente en
esta capa, ya que en las restantes la proporción, como seguidamente veremos, será siempre
la contraria. Hay también una pieza con doble escotadura distal y fractura. Diremos, finalmente, que la fractura ha sido obtenida por flexión en 5 de los 17 casos (cuadro 3).
(63) A lo largo de la revisión de los materiales de Parpalló tuvimos la fortuna de localizar algunas bolsas que hasta entonces se consideraban perdidas. Esta circunstancia explicarB en algunos casos las diferencias de orden numérico que con relación a otros trabqjos y es:
pecialmente al realizado por J. M Fullola se puedan dar.
[page-n-40]
PIEZAS CON ESCOTADURA
Fig. 4.-Núm. 1 a 20. Parpalió (3'75-4)
[page-n-41]
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PERA
Fig. 5.-Núm. 1 a 20. Parpalló (4-4'25)
[page-n-42]
PIEZAS CON ESCOTADURA
Fig. 6.-Núm. 1 a 4. Parpalló (4-4'25), 5 a 20. Parpdó (4'25--4'50)
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Fig. 7.-Núm. 1 a 20. Parpaiió (4'25-4'50)
[page-n-44]
PIEZAS CON ESCOTADURA
Fig. 8.-Núm. 1 a 20. Parpaiió (4'25-4'50)
43
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Fig. 9.-Núm. 1 a 20. Parpalio (4'25-4'50)
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PIEZAS CON ESCOTADURA
[page-n-47]
V. VILLAVERDE Y J. L.
PERA
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PIEZAS CON ESCOTADURA
47
b) De 4 a 4'25 m.
En este tramo hay un total de 47 puntas escotadas (figs. 5 y 6). La relación longitud de la
escotadura~longitud
total de la punta permite separar las piezas en los siguientes grupos: 2 1
1
puntas del grupo 1, 4. phntas del grupo 1 y 22 piezas rotas o indeterminadas. por lo que a este
parámetro se refiere.
La relación VA da, por su parte, los siguientes resultados: 22 puntas anchas y 3 estrechas.
De las 47 puntas existentes sólo una posee la escotadura a la izquierda (fig. 5, núm. 13).
Las asociaciones de los dos primeros parámetros proporcionan un total de 18 puntas clasificables como IL; 1 punta clasificable como IL'; 2 como IE; 3 como IIL; y 1 como IIE.
Las puntas escotadas se agrupan en un total de 16 subclases diferentes y éstas se relacionan con 5 de los 6 subtipos diferenciados. Concretamente, 7 puntas del subtipo 1, 5 del subtipo 2, 17 del subtipo 3, 2 del subtipo 4 y 8 del subtipo 5 (cuadro 2).
En cuanto al retoque, diremos que en 39 puntas es abrupto, combinado en dos casos con
el simple y en otros dos con el plano, y en otras dos puntas es simple, combinándolo una con
el plano. El retoque es directo en 32 puntas, aunque en 4 aparece combinado con el inverso situado en la parte de la punta opuesta a la escotadura- (fig. 5, núm. 13),en otras 2 es alterno y solo en 1 inverso, concretamente afectando a su parte distal.
Por lo que respecta a la parte proximal de las piezas diremos que conservan el talón,
completo o parcial, sólo 2 puntas. En la mayorfa esta parte de la hoja ha sido suprimida mediante los retoques de configuración que en la parte opuesta a la escotadura aparecen. Los
retoques inversos que dan lugar a un tipo especffico de pie de escotadura (64), alcanzaran
precisamente en esta capa y correspondiendo como más adelante veremos, con el Solutrense
Evolucionado final, su más alta cuantificación.
La media aritmética de las dimensiones de las puntas es:
Las piezas con escotadura distal suman en esta capa un total de 59 piezas. Aquellas que
mediante la escotadura obtienen un apuntamiento son 6, estando en posición distal izquierda
la escotadura en 5 casos. Por lo que se refiere a las piezas con escotadura distal y fractura
(fig. 5 y 6) que son 52, hay 33 piezas con la escotadura en el lado izquierdo y 19 con escotadura a la derecha. Hay también 1 pieza con doble escotadura distal y fractura. La proporción
alcanzada por las piezas con escotadura en uno y otro lado marca ahora una clara preferencia por la posición distal izquierda, que a partir de este momento va a permanecer inalterable.
Dentro de las piezas con fractura, en 11 casos ésta ha sido obtenida por flexión. (cuadro
núm. 3).
Aparecen en este subtramo un total de 196 puntas escotadas, casi un 30% de las piezas
del yacimiento (fig. 6 a 11).
Consideradas en relación al primer parámetro (longitud de la escotadura/longitud total)
las piezas se clasifican de la siguiente manera: 89 puntas en el grupo 1, 2 1 en el grupo 1 y 84
1
indeterminadas (42'85%).
Consideradas en la proporción largolancho hay 72 puntas escotadas anchas y 40 estrechas, una de éstas es muy estrecha.
(64) FULLOLA: tñevisión de la industria...B. Op. cit. nota 1, págs. 51 y SS.
[page-n-49]
De las 196 puntas sólo 6 poseen la escotadura en posición proximal izquierda, un 3'06%
(fig. 7, núm. 6 y fig. 9, núms. 11 y 12).
Clasificadas en base a los dos parametros antedichos las puntas se agrupan de la siguiente manera: IL, 51; IL', 3; IE, 33; IE', 3; IEE, 1; IIL, 18; y IIE, 3.
Las puntas escotadas de esta capa se agrupan en 38 subclases diferentes, a las que habría
que añadir una pieza pedunculada (cuadro 4).
Los 6 subtipos se encuentran representados: 33 puntas del subtipo 1, 32 del 2, 65 del 3,
12 del 4, 26 del 5 y 16 del 6 (cuadro 4) (figs. 6 a 11).
En lo que hace referencia al retoque, este es abrupto en 160 casos, combinándose en 25
piezas con el simple, en 4 con el plano y en 1 con el simple y el plano. En otras 8 piezas es simple, combinándose a su vez en 2 con el plano, y en otras 2 plano.
Asimismo, es directo en 193 piezas, asoci6ndose al inverso en 27 de ellas. Normalmente
-18 puntas- este retoque inverso se concentra en la parte opuesta a la escotadura.
De las 196 puntas conservan el talón 38.
La media artimética de las medidas tomadas es:
L
A
E
P
e
Aparecen en esta capa un total de 75 piezas con escotadura distal (figs. 8 a 101, que agrupanse de la siguiente manera. Puntas obtenidas mediante la escotadura distal: 14, en 12
casos la escotadura ocupa una posición distal izquierda y en 2, derecha. Piezas con escotadura distal y fractura: 58. En 45 ejemplares la escotadura ocupa una posición distal izquierda.
Piezas con doble escotadura distal y fractura: 3. La fractura de estas piezas ha sido obtenida
por flexión en 9 casos (cuadro 3).
Esta capa, con un total de 200 puntas escotadas (figs. 11 a 13) se sitúa nuevamente entre
las que mayor número de piezas poseen.
Las puntas consideradas en relación al primer parámetro, se subdividen en 73 del grupo
1, 4-2 del grupo 11, 1 del grupo 1 1 y 85 indeterminadas (42'5%).
1
La relación i J A permite distinguir 84. puntas anchas y 33 estrechas, 2 de éstas muy estrechas.
Unicamente una punta posee la escotadura a la izquierda (fig. 13 núm. 9).
Las asociaciones de los parametros antedichos son: IL, 4.8; IE, 23; IEE, 1 ; IIL, 34.; IIE, 6;
11 EE, 1; IIL', 1; y IIIL, l .
Hay 4.0 subclases diferentes, a las que, nuevamente, hay que añadir una pieza pedunculada. Agrupadas las puntas en los diferentes subtipos se obtienen los siguientes resultados: 54
puntas en el subtipo 1, 37 en el 2, 54 en el 3, 14 en e1 4., 17 en el 5 y 7 en el 6 (cuadro 5 ) [figs.
11 a 13).
En las 200 piezas el retoque es abrupto en 14.6 casos, combinándose en 11 ocasiones con
el simple; en 8 piezas es simple, combinandose en 1 con el plano, y en otra aparece únicamente el retoque plano. Siendo directo en 141 ocasiones, alterno en 12 e inverso en 2.
El análisis de las partes proximales de las puntas muestra que el talón aparece conservado, total o parcialmente, en 49 piezas.
La media aritmética de las puntas medidas en esta capa es:
El número de piezas con escotadura distal asciende ahora a un total de 31 ejemplares
(fig. 11 núms. 4., 10 a 15 y 17).Hay 9 piezas que obtienen el apuntamiento a partir de la escotadura, en todos los casos en posición distal izquierda, 19 piezas con escotadura distal y frac-
[page-n-50]
PIEZAS CON ESCOTADURA
Fig. 12.-Núm. 1 a 20. Parpalió (4'50-4'75)
[page-n-51]
50
V. VILLAVERDE Y J. L. PEÑA
Fig. 13.-Núm. 1 a 10. Parpaiió (4'50-4'751,1 1 a 20. Parpalió (4'75-5)
[page-n-52]
PIEZAS CON ESCOTADURA
51
Fig. 14.-Niirn. 1 a 8. P a r p d ó (4'75-5), 9 a 17. Parpaiió (5-5'25), 18 y 19. Parpaiió (51, 20.
Parpalló (6'50-6'75)
[page-n-53]
V. VILLAVERDE Y J. L.
52
PERA
tura, de las que 13 poseen la escotadura en la posición anterior, y otras 3 piezas con doble escotadura dista1 y fractura. Las fracturas han sido obtenidas por flemón en 12 casos (cuadro
núm. 3).
Se contabilizan un total de 88 puntas escotadas en esta capa (figs. 13 y 14).
Atendiendo al primer parámetro,hay 25 piezas del grupo 1, 16 del 11, 1 del 1 1y 46 inde1
terminadas (52'27%).Siendo 31 anchas y 11 estrechas.
Con escotadura proximal izquierda hay una pieza.
Las asociaciones de los dos parámetros son: IL, 18 puntas; IL', 1 ; IE, 6; IIL, 11; IIE, 5; y
IIIL, 1.
Las puntas se agrupan en un total de 26 subclases, y éstas en los diferentes subtipos de la
siguiente manera: 21 del subtipo 1, 12 del 2, 27 del 3, 7 del 4, 8 del 5 y 3 del 6 (cuadro 6).
El retoque de las mismas es abrupto en 65 casos, estando en 3 combinado con el simple y
simple en 6 casos, combinándose con el plano en una pieza. Siendo directo en 68 puntas y alterno en 3.
Por lo que respecta a las medidas, su media aritmética es:
De las 88 puntas sólo 18 conservan el talón.
El número de puntas escotadas de esta capa es de 25 (fig. 14, núms. 9 a 17). Consideradas en la relación longitud de la escotadura/longitud total, 4 son del grupo 1, 6 del 11 y 15 indeterminadas, siendo 8 puntas anchas y 2 estrechas.
La asociación de los dos parámetros da: IL, 3; IE, 1; IIL, 5; y IIE, 1.
Las piezas pertenecen a 14 subclases diferentes, estando, aún a pesar del escaso número
de piezas, representados todos los subtipos. Su detalle es el siguiente: 3 puntas del subtipo 1,
6 del 2, 10 del 3, 1 del 4, 1 del 5 y 1 del 6 (cuadro 7).
El retoque es abrupto en 17 piezas y simple en 3, siendo directo en todas ellas.
La media aritmética de sus dimensiones es:
Sólo conservan el talón 2 puntas.
g)
Otras profundidades
Agruparemos en este apartado las piezas con indicación de profundidad imprecisa por
amplia y las piezas indeterminadas.
Sólo merecen detailarse mínimamente las piezas que aparecen sigladas con la indicación
5 m. (fig. 14, núms. 18 y 19). Son en total 13 puntas, de las que s610 4 por estar enteras han
podido ser consideradas en sus proporciones. Las cuatro pertenecen al grupo 1 del primer parámetro, siendo 1 ancha y 3 estrechas.
A pesar de que son pocas piezas, éstas vienen a suponer un total de 8 subclases diferentes, estando 4- de los subtipos representados: 3 puntas del subtipo 1, 5 del 2, 2 del 3 y 1 del 4
(cuadro.8).
El retoque es abrupto y directo en todas las piezas.
[page-n-54]
PIEZAS CON ESCOTADURA
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INDET.
[page-n-55]
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INDET.
[page-n-56]
PIEZAS CON ESCOTADURA
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C" lxc
55
[page-n-57]
[page-n-58]
PIEZAS CON ESCOTADURA
57
Las 36 piezas restantes corresponden a las siguientes profundidades: 11 al talud de 4'5 a
5'25 m., de 4 ' a 5'25 m., 1 de 6'5 a 6'75 m.(fig. 14 núm. 20)y 23 de referencia estratigrh1
.5
fica desconocida.
Evolución por niveles industriales
Tal y como se viene seiialando de antiguo en la biografía (65),con
el Solutrense Superior aparecen las puntas escotadas en Parpalló, si
hacemos excepción de la pieza encontrada en el nivel de 6'5 a 6'75
m., perteneciente al Solutrense Inferior o Inicial.
La asociación entre estas piezas y las típicas solutrenses caracteriza precisamente las primeras fases del Solutrense Evolucionado de
facies ibérica (66), motivo por el que podemos considerar a la punta
escotada como una pieza singular a la hora de calificar y precisar las
diferentes fases industriales que a lo largo del Solutrense Superior y el
Solútreo-Gravetiense se dan, analizando la dinámica que sigue en sus
relaciones con los demás útiles típicos -foliáceos, puntas de pedúnculo y aletas, hojitas de borde abatido-.
Ahora bien, antes de considerar su papel en las diferentes fases
del Solutrense Superior y el Solútreo-Gravetiense de Parpalló conviene precisar de qué manera entendemos la distribución por etapas industriales de las diferentes capas del yacimiento.
En este sentido, Fullola, recientemente, ha propuesto una modificación en la distribución por capas que en su tiempo efectuara Pericot
para el Solutrense Superior y el Solútreo-Gravetiense (67).Para Fullola los niveles Solutrense Superior y Solútreo-Gravetiense se extienden,
respectivamente, desde los 4'75 a 5'25 m., y de los 4- a los 4-'75 m.,
quedando incorporado el tramo de 4'5 a 4'75 m., al SolÚtreo-Gravetiense. Esta consideración, consecuencia de un detallado estudio de la
industria de dichos niveles, establece como uno de sus principales argumentos no ya la inversión que en los modos de retoque se opera en
la capa de 4'5 a 4'75 m. con relación a la de 4'75 a 5 m. -con un neto
predominio de los abruptos y una caída de los planos- sino la auténtica eclosión que las puntas escotadas sufren en dicho momento, eclosión que con los datos de nuestro análisis se cifra en el paso de 88 piezas del nivel de 4.'75 a 5 m., a 200 en el de 4-'5 a 4'75 m.
Esta modificación lejos de desdibujar la evolución del Solutrense
Superior y del Solútreo-Gravetiense permite un replanteamiento, a
nuestro modo de ver clarificador, del proceso industrial seguido a lo
largo de los mismos.
(65) PERICOT, op. cit. nota 3.
(66) JORDA, op. cit. nota 5.
..a.
(67) FULLOLA: #El ~olútreo-~ravetiense Op. cit. nota 1.
[page-n-59]
58
V. VILLAVERDE Y J. L.
PERA
Fig. 15.-Parpalló. Diagrama de dispersión de la longitud totauongitud de la escotadura
(4'75-5'25)
[page-n-60]
PIEZAS CON ESCOTADURA
Fig. 16.-Parpalló. Diagrama de dispersión de la longitud total/longitud de la escotadura
(4-4'75)
[page-n-61]
60
V. VILLAVERDE Y J. L. P E ~ A
Fig. 17.-Parpaiió. Diagrama de dispersión de la longitud total/longitud de la escotadura
(4-4'25)
[page-n-62]
PIEZAS CON ESCOTADURA
Fig. 18.-Parpalló. Diagrama de dispersión de la longitud totaMongitud de la escotadura
(4'25-4'75)
[page-n-63]
62
V. VILLAVERDE Y J. L. PERA
Fig. 19. Parpalló. Diagrama de dispersión de la longitud totalllongitud de la escotadura
(3'75-4)
[page-n-64]
PIEZAS CON ESCOTADURA
63
Por ello, optaremos, siguiendo a Fullola, por considerar que en
Parpalló el Solutrense Superior se extiende de los 4'75 a los 5'25 m. y
el Solútreo-~ravetiense
desde los 4 a los 4'75 m.
Pero pasemos a ver el proceso que las puntas escotadas siguen a
lo largo de esta fase, para intentar más tarde, y a la vista de las restantes fases, precisar la dinámica industrial seguida a lo largo de ambas etapas.
Se contabilizan un total de 126 puntas escotadas en el Solutrense
Superior de Parpalló, lo que viene a representar un 19'23% del total
del yacimiento. Su detalle es el siguiente: 25 puntas en la capa de 5 a
5'25 m., 88 en la de 4-'75 a 5 m. y 13 etiquetadas con L"2 (5 m.),
que por la imprecisión de su procedencia no se consideran incluidas
en ninguna de las capas anteriores pero si en el análisis global del Solutrense Superior (cuadro 9).
Lo primero a considerar es que a medida que el Solutrense Superior avanza las puntas escotadas van alcanzando una mayor importancia. Es interesante resaltar, sin embargo, que aún a pesar de que
las piezas no son todavía muy numerosas su grado de diversificación
es ya importante, dándose ya la totalidad de los subtipos por nosotros
diferenciados. La variedad de subclases, por lo demás, aumenta con
el de las puntas. Confirmándose con ello, a nuestro entender, la importancia del criterio funcional a la hora de establecer los diferentes
subtipos de puntas escotadas, pues es lógico pensar que un aumento
de puntas vaya acompañado de una mayor diversificación de variantes menores, ya que éstas estarían únicamente en relación con las características que el troceado de la pieza en bruto ofrece, de igual manera, la presencia de todos los subtipos, desde un primer momento,
dado que atienden a la posición y extensión del retoque o su ausencia,
viene a reincidir con lo antedicho, se busca una punta, y se llega a ella
de la manera más rápida o apropiada, según sea la hoja en bruto.
Concretándonos a los datos, aparecen en el Solutrense Superior
3 1 subclases diferenciadas, esto es, correspondiendo a un 19%de las
puntas del yacimiento aparecen representadas un 56% de las subclases que en él se dan.
Los órdenes de importancia de los diferentes subtipos (cuadro 9)
permanecerán a partir de este momento prácticamente inalterables,
ocupando los subtipos 3, 1 y 2, por ese orden, las primeras posiciones.
Sólo la capa de 5 a 5'25 m., la de menor número de piezas por otra
parte, invierte la importancia de los subtipos 1 y 2, siendo para nosotros en todo caso significativa de una menor uniformidad en las puntas, propia de los inicios.
[page-n-65]
En este mismo sentido, la relación entre la longitud total de las
puntas y la de las escotaduras muestra una inversión de valores con
respecto a lo que será usual en el yacimiento a lo largo de SoldtreoGravetiense. El 60%de las piezas de 5 a 5'25 m. poseen una escotadur a mayor de 113 y menor de 213 de la longitud total de la punta. Cierto
que en la totalidad del nivel esta ((inversión))
desaparece, y que esta
variedad de piezas vienen a representar tan sólo un 39%,pero la presencia de una pieza en la que la longitud de la escotadura es superior
a los 213 de la total, viene a corroborar la mayor diversidad que, como
acabamos de citar, en estos momentos se da. Tendiendo, a medida
que el Solutrense Evolucionado avanza, a disminuir la presencia de
piezas con escotadura superior a un tercio de la longitud,que alcanzan
en los momentos finales un porcentaje del 14% (cuadro 10).
Esta peculiaridad del Solutrense Superior o Solutrense Evolucionado 1 se refleja perfectamente en el estudio estadístico que de la relación longitud de la escotadura/longitud total de la pieza hemos realizado (cuadro l l ). No se trata sólo de que la media aritmética de las
dimensiones de la escotadura dé un valor superior al de los otros niveles (1'20 cms.), lógico a partir del elevado tanto por ciento de escotaduras de dimensiones superiores a 113 de la punta, sino que el valor
alcanzado por la desviación típica es el más alto del yacimiento (0'66)
y, lo que es más importante, el coeficiente de correlacihn entre ambas
siendo, asimismo, el coeficiente de vamedidas es el más bajo (0'4-8),
riación el más elevado (55'59%).
Datos que vienen a confirmar aquello que ya a primera vista parece evidente y es que la media aritmética goza de menor valor estimativo en esta fase que en las restantes.
La visualización de todo ello se observa perfectamente en la representación que del área correspondiente a la dispersión del '6'26% de las
piezas se hace sobre la doble recta de regresión que sobre los valores
de la longitud de la escotadura y la longitud total de las puntas se ha
representado en la fig. 15, que comparada con otras representaciones
tiende a ensancharse sobre la recta de las abcisas, donde se sitúan los
valores de la escotadura.
Queda finalmente por analizar la tendencia de la longitud total de
las puntas, que mediante la media aritmética detectamos en este momento como más largas que en otras fases posteriores. El valor estadístico de esta media es mucho mayor en este caso que cuando discutíamos el de la escotadura, ya que la desviación típica (0'81) se
aproxima más a la normal en otros niveles, el coeficiente de variación
es también semejante a los restantes (23'86%)y ello viene a confirmarnos en esta idea. La dinámica seguida en el yacimiento por la longitud de las puntas será parecida a la de la escotadura, y tenderá a
[page-n-66]
PIEZAS CON ESCOTADURA
65
Cuadro 10
3'75-4
4-4'7 5
4.'75-5'25
L
Media
e
L
e
L
e
.....................
2'81
0'70
2'86
082
3'39
1'20
.................
0'70
0'27
0'70
0'32
0'81
0'66
24'97
37'97
24'52
38'77
23'86
55'59
Desviación
Coeficiente
de variación.
...............
Coeficiente
de correlación
..............
0'55
Cuadro 11
5
Cuadro 12
0'53
0'48
[page-n-67]
66
V. VILLAVERDE Y J. L. PERA
disminuir de tamaño a medida que el Solutrense evoluciona, tal y como seguidamente veremos.
Considerada en su conjunto, la relación entre piezas anchas y estrechas no parece mostrar ninguna diferencia esencial con respecto al
Solútreo-Gravetiense, dándose una proporción normal de piezas anchas, en torno al 70%,a lo largo del Solutrense Superior (cuadro 12).
En cuanto al Solútreo-Gravetiense, se contabilizan en él un total
de 4-43puntas escotadas (cuadro 9), un 67'63% de las del yacimiento,
siendo su distribución por capas la siguiente: 47 piezas de 4 a 4'25 m.,
196 de 4'25 a 4'5 m. y 200 de 4'5 a 4'75 m.
Este proceso ascendente-descendente seguido por las puntas escotadas a lo largo del Solutrense Superior y el ~olútreo-~ravetiense
creemos que debe ser considerado detenidamente, por poder ser significativo de la dinámica evolutiva de ambas etapas del Paleolítico
Siiperior de facies ibérica.
La posibilidad de que el descenso final de las puntas escotadas se
debiera sencillamente a un descenso en la intensidad de ocupación
parece debe ser rechazada, ya que en términos absolutos la cantidad
de útiles existentes en el tramo de a 4'25 m. -935 piezas- es casi
idéntica a la del tramo de 4'25 a 5'50 m. -920 piezas-, tal y como se
deduce de los análisis de los mismos realizados por Fullola (68). Considerando el conjunto de la industria creemos, por otra parte, que la
única variación de importancia entre ambos se sitúa en el incremento
que en el tramo de 4 a 4'25 m. se da en las hojitas de borde abatido,
pasando de 116 ejemplares en el tramo de 4'25 a 4'50 m. a 169 en
éste. Variación que se acompaña de otra, pero de diferente signo, en
las puntas escotadas, que como acabamos de ver pasan de 196 a 47
ejemplares. Por lo demás, hay también un aumento en el índice de los
raspadores, que pasa de 26' 19 a 30' 16, y uno más notable en el de buriles, ya que de 13'15 pasa a 2 1'92, incrementándose sobre todo el
número en los buriles sobre truncadura.
Nos encontramos, entonces, con que la evolución seguida por las
puntas escotadas en Parpalló a lo largo de los tramos antedichos -4 a
4-'25 m. y 4'25 a 4'50 m.- podría ser significativa de dos fases diferenciadas en el Solútreo-Gravetiense. Pudiéndose, por consiguiente,
establecer la siguiente periodización para dicho yacimiento: Solutrense Evolucionado I o Solutrense Superior, caracterizado por las piezas
foliáceas, las puntas de pedúnculo y aletas y la aparición de las primeras puntas escotadas con cuantificaciones todavía bajas pero con
.
(68) FULLOLA: d a s industrias...n Op. cit. nota 1, phgs. 92 y 8s.
[page-n-68]
PIEZAS CON ESCOTADURA
67
una marcada tendencia ascendente. Asimismo, y dentro de la industria ósea, están presentes los punzones bicónicos. Solutrense Evolucionado II o Solútreo-Gravetiense I, caracterizado, a su vez, por las
piezas foliáceas, aunque con porcentajes menores que en la fase anterior, las puntas de pedúnculo y aletas, también en menor cantidad y
dominando, además, las piezas con aletas iniciales o simplemente esbozadas, una importante presencia de piezas con escotadura (puntas
escotadas, puntas de escotadura distal y piezas con escotadura distal
y fractura) y las hojitas de borde abatido. Continuando los punzones
bicónicos. Y Solutrense Evolucionado III o Solútreo-Gravetiense II,
caracterizado por la desaparición de las piezas foliáceas y las puntas
de pedúnculo y aletas, una disminución de las puntas escotadas compensada por un aumento de las hojitas de borde abatido y la perduración de las piezas de escotadura distal. Junto a los punzones bicónicos
aparecen ahora las azagayas monobiseladas de pequeñas dimensiones.
El acento recaeria pues, en la dinámica seguida por las puntas escotadas, las hojitas de borde abatido y las piezas con escotadura distal a lo largo de estas dos últimas fases, y, quizás, el número de los buriles en la última, elemento que sugestivamente se podría considerar
en relación con las influencias magdalenizantes que pudieran darse
por esas fechas en la comarca de la Safor.
Señalemos, finalmente, lo poco solutrense de las dos fases
Solútreo-Gravetienses. Sin embargo, no conviene perder de vista el
proceso lento de desolutreanización observable en el Solútreo-Gravetiense 1, donde se produce una inversión de valores entre los planos y
los abruptos con relación al Solutrense Superior, pero los primeros siguen estando presentes. El proceso parece surgir desde el mismo Solutrense Superior, donde las puntas escotadas están, a su vez, ya presentes, y en un s e n t i d ~
ascendente si consideramos sus cuantificaciones por capas.
Pero es que además, esta modificación en la secuencia del Solutrense Evolucionado de Parpalló, con la distinción de dos fases dentro
del Solútreo-Gravetiense y la consiguiente aceptación de un mayor
marco cronológico para el mismo, redunda en interesantes coincidencias al compararla con las secuencias seguidas por otras industrias
mediterráneas caracterizadas también por las piezas con escotadura.
Es necesario señalar de antemano que estas comparaciones han
sido ya sugeridas en varias ocasiones (69) y que, recientemente, Fu(69) FORTEA y JORDA, op. cit. nota 1.
FULLOLA: «El Solútreo-Gravetiense ...M. Op.
cit. nota
1.
[page-n-69]
68
V. VILLAVERDE Y J. L.
PERA
llola las ha sistematizado estableciendo los elementos industriales que
poseen en común el Salpetriense Inferior, el Epigravetiense Antiguo
italiano y el solútreo-~ravetiense(70); sin embargo, la perspectiva
que se abre al considerar la existencia de dos fases al menos dentro
del Solútreo-Gravetiense,y los datos que en los últimos años han venido a sumarse a los ya existentes, hacen conveniente que, aunque con
brevedad, retomemos la cuestión.
Sabemos que el Epigravetiense de Grotta Paglicci, con unas características en muchos aspectos generalizables a la mayoría de los yacimientos italianos con niveles pertenecientes a esta industria, observa
la siguiente evolución (71). Tras el Gravetiense, en el nivel 18-a, aparece el Epigravetiense Inicial, fase caracterizada por un alto porcentaje de raspadores y buriles, dominando estos últimos, un índice bajo
de dorsos, algunas piezas de escotadura (puntas escotadas y puntas
de escotadura distal), la existencia de algunos dorsos truncados, la
aparición de algunos foliáceos (puntas de cara plana) y un alto papel
(puntas, hojas retocadas,
de las piezas que formarían el ((Substratum))
raederas y denticulados). Seguidamente se desarrolla el Epigravetiense Antiguo, subdividido en dos fases, una con foliáceos -nivel 17- y
otra con escotaduras -niveles 16 al 12-. La primera de ellas, en la
que perduran las formas foliáceas de cara plana junto a alguna punta
bifacial y alguna punta escotada de retoque solutrense con' escotadura abrupta, observa un aumento de las puntas y hojas de dorso, especialmente en las puntas escotadas y las puntas de escotadura distal, y
un descenso en la importancia de los raspadores y los buriles, pasando ahora a dominar los primeros. En cuanto al Epigravetiense Antiguo con escotaduras, momento que se caracteriza por una evolución o
desaparición de los elementos foliáceos, y en base a la evolución que
en el mismo siguen las piezas con escotadura, se pueden distinguir
dos horizontes industriales diferenciados: uno, estratigráficamente
M. ESCALON DE FONTDN: tDu Paléolithique Supérieur au Mesolithique dans le Midi
méditerranéen.))Bulletin de la Société Préhistorique Franqaise, t. 63, 1966, pág. 117.
J. COMBIER: «Le Paléolithique de 1'Ardeche dans son cadre paleoclimatique.)) Institut de
~rihistoire 1'Université de Bordeaux, Delmas, Bordeaux, 1967, págs. 250 y SS.
de
MEZZENA y PALMA D I CESNOLA, op. cit. nota 40, pág. 147.
M. GALLET: d e s pieces A cran de La RouviBre. Gisement de Paléolithique sup6neur de
Vallan.)) Etudes Préhistoriques, Ardeche, núm. 5, 1973, pág. 10.
BARTOLOMEI, BROGLIO y PALMA DI CESNOLA, op. cit. nota 46, pág. 321.
FORTEA, op. cit. nota 25, pág. 488 y 8s.
(70) FULLOLA: &1 Solútreo-Gravetiense..., op. cit. nota 1.
(71) MEZZENA y PALMA DI CESNOLA, op. cit. nota 1.
BARTOLOMEI, BROGLIO y PALMA DI CESNOLA, op. cit. nota 46.
[page-n-70]
PIEZAS CON ESCOTADURA
69
inferior -niveles 16 y 15- con un índice de escotaduras superior a
y
10, momento calificado como (ctípico~, otro, con un índice de escotaduras inferior a 10 -niveles 14-12- calificado como ((atenuado)).
Pues bien, esta secuencia, para cuyos niveles faltan las fechas absolutas, se sitúa cronológicamente entre los 20.200 +305 y los
15.320 +250 BP., tal y como se deduce de las dataciones de los niveles 18-b y 10 del mismo yacimiento. Pudiéndose correlacionar sus diferentes fases evolutivas con otras industrias de Europa Occidental de
la siguiente manera: el Epigravetiense Inicial con el Solutrense Inicial
o Inferior, el Epigravetiense Antiguo con foliáceos con el Solutrense
Medio y Superior, y el Epigravetiense Antiguo con escotaduras con el
Salpetriense Inferior, el Solútreo-Gravetiense y el Magdaleniense Inferior clásico.
Centrándonos en la comparacibn con Parpalló, vemos que las afinidades son muy sugerentes. El Solutrense Superior o Solutrense Evolucionado 1 se desarrollaría paralelamente al Epigravetiense Antiguo
con foliáceos. En éste como en aquél las puntas escotadas están ya
presentes y juegan un evidente papel en el conjunto industrial; sin
embargo, la diferente importancia en los foliáceos es significativa de
la existencia de dos procesos industriales muy semejantes en su desarrollo posterior pero distintos en su origen, pues mientras lo Solutrense es accidental en el Epigravetiense Inicial y en el Epigravetiense Antiguo con foliáceos, en la zona valenciana el Solutrense Superior es el
resultado de un proceso iniciado ya con el Solutrense Inferior y el Medio de Parpalló y Mallaetes, y aunque peculiar, es plenamente definible como tal.
La fase siguiente, caracterizada por la importancia que las piezas
con escotadura poseen en ambos yacimientos, tendrá un mayor denominador común: lo Solutrense en Parpalló y Paglicci es marginal y,
por el contrario, el acento recae ahora en el retoque abrupto. Pudiéndose establecer incluso, teniendo en cuenta la evolución con anterioridad enunciada para el Solútreo-Gravetiense -Solutrense Evolucionado 1 y 111-, una comparación entre éstas y los horizontes «típico»y
1
«atenuado» del Epigravetiense Antiguo con escotaduras.
Ahora bien, ¿permite la cronología del Solutrense Evolucionado
estas comparaciones? Las fechas que se poseen para el Solutrense
Evolucionado de Parpalló y Mallaetes son pocas y conflictivas. Ya lo
señalaron así Fortea y Jordá al discutir la cronología de las etapas finales del Solutrense de facies ibérica, planteando la incoherencia que
supone el admitir una edad de 18.080 5 8,50 B P. para el Solutrense Evolucionado 1 de Parpalló y de 17.900 + 340 BP. para el Solutrense Evolucionado 111, máxime si tenemos en cuenta que la primera
[page-n-71]
70
V. VILLAVERDE Y J. L.
PERA
corresponde a la capa de 4'75 a 5 m. y la segunda a la de 4 a 4-'25m.
La primera fecha, en este sentido, seria la menos conflictiva, ya que
se refiere a un momento que no es el inicial del Solutrense Evolucionado, que comienza a los 5'25 m., además, no entra en contradicción
con el marco de referencia que supone la fecha de 20. 14-0+_ 460 BP.,
correspondiente, a su vez, al Estrato Va, cata Este, de Mallaetes, con
una industria típica del Solutrense Medio o Pleno. Por consiguiente, la
problemática se desplaza hacia la segunda, la de 17.900 +_ 340 BP., y
al respecto la fecha obtenida en el Estrato 1 1 de Mallaetes, que co1
1
rresponde a un nivel relacionable con el Solutrense Evolucionado 1 ,
poco puede aclarar por su amplia banda de indeterminación, ya que
es de 16.300 i 1.500 BP.
Con todo, la problemática se resuelve, en nuestra opinión, si tenemos en cuenta que de admitir como buena la fecha de 17.900 habría
que considerar que el Magdaleniense de Parpalló se corresponde con
el Magdaleniense 1francés clásico; perspectiva que ha sido sobradamente discutida por Fortea y Jordá (72)y rebatida, también, por Fullola tras el análisis de los niveles Magdalenienses 1y 1 de este yaci1
miento (73); considerando estos investigadores que por sus carac1
terísticas habría que relacionarlos con el Magdaleniense 1 1 clásico,
no estando esta valoración en contra de la fecha obtenida en el nivel
1
Magdaleniense 1 1 de Parpalló, que con una edad de 13.800 +_ 380
BP., vendría a coincidir, grosso modo, con las fechas que en la actualidad se atribuyen al Magdaleniense Medio (74).Debiendo, por lo antedicho, tomar, en todo caso, como indicativa la fecha de 16.300 BP.,
para el Solutrense Evolucionado 11, y considerar como válida la referencia del 16.000- 15.000 BP. para el final del Solutrense Evolucionado 111, a la espera de que nuevas fechas y una secuencia paleoclimática completa perfeccionen nuestro conocimiento del Paleolítico Superior valenciano.
Así, pues, los marcos cronológicos del 19.000 al 18.000 BP., para
el Solutrense Evolucionado 1y del 18.000 al 16.000-15000 BP. para
el 1 y el 1 1son altamente coincidentes con los fijados para el Epigra1
1
vetiense Antiguo con foliáceos y con escotaduras, fase, esta última,
que en la actualidad se tiende a situar entre el 19.000 y el 16.000 BP.
(75).
-
.
(72i FORTEA y JORDA, ~ p cit. nota l.
(73) FULLOLA: «Las industrias...)), op. cit. nota 1.
(74) G. DELIBRIAS y J. EVIN: ((Sommaire des datations 14 C concernant la préhistoire
en France)),1 Dates parues de 1955 A 1974. Bulletin Société Préhistorique Franqaise, t. 71,
.
1974, págs. 149-156.
G. DELIBRIAS y J. EVIN: tSummaire des datations 14 C concernant la prehistoire en
France. Dates parues de 1974 ti 19 i 8 r Bulletin de la Société Préhistorique Franqaise, t. 77,
1980, págs. 21 5-224.
(75) BARTOLOMEI,.BROGLIO y PALk.1 D I CESNOLA, op. cit. nota 46.
[page-n-72]
PIEZAS CON ESCOTADURA
71
El esquema tradicional de la evolución del Salpetriense, dividido
en dos fases, Inferior y Superior, y con una posición cronológica entre
el Solutrense Superior y el Magdaleniense V de la zona clásica francesa, se ha modificado a lo largo de los últimos años en algunos aspectos.
Cabe señalar, en primer lugar, la reconversión de su secuencia en
tres fases -Inferior, Medio y Superior-, al considerar a la industria
de La Rouviere (76)como típica del comienzo de esta facies industrial
(77);y, en segundo término, la tendencia a acentuar la antiguedad de
los inicios de dicha etapa cultural, alargando con ello su dimensión
cronológica, a partir de una serie de fechas absolutas obtenidas en el
yacimiento epónimo (78).
En este sentido, las dataciones que en la actualidad se poseen de
la cueva de la Salpetriere tienden a acortar tremendamente la separación temporal entre el primer horizonte industrial salpetriense y el
Solutrense Medio. Así, las fechas del Salpetriense Inferior de la Salpetriere, con una edad de 19.165 + 200 BP., para la capa 6 nivel b (Sector Forche Centro), 17.960 2 600 BP., para la capa 5 del mismo Sec280 BP. para el nivel d (Sector Porche Este), fetor, y la de 18.970 ~t
chas a las que habría que añadir la de 18.880 + 300 BP., correspondiente al nivel 6 de las excavaciones de Escalon de Fonton (79),casi
se confunden con las del Solutrense Medio de dicho yacimiento, fechado, a su vez, en 19.100 + 500 BP., en la capa i l (Sector Porche Este) y en 18.700 I 500 BP., y 20.500 + 300 BP., en la capa i3 del mismo Sector. Y ello, sin considerar el espacio cronológico que se deriva
de la aceptación de un Salpetriense Inferior anterior al primer nivel
salpetriense de la Salpetriere.
La cuestión, como el mismo Bazile señala (80),es compleja por lo
que de novedoso tiene con respecto a la anterior visión del proceso industrial Salpetriense y en concreto para la determinación de la estratigrafía misma del yacimiento epónimo, pues es sabido que hasta hace
(76) M. GALLET: uNote prélirninaire sur un gisement paléolithique du plein air, dans les
gorges de 1'Ardbche.))Bulletin de la Societé Prehistorique Franqaise, t. 68, 1971, págs. 375385.
(77) M. ESCALON DE FONTON y F. BAZILE: uLes civilisations du Paiéolithique supérieur en Languedoc oriental.))La Prehistoire Franqaise, t. 1. París, 1976, págs. 1.163-1.173.
(78) F. BAZILE: uiJrecisions chronologiques sur le SalpBtrien, ses relations avec le Solutréen et la Magdalénien en Languedoc oriental., Bulletin de la Société Préhistorique Franp i s e , t. 77, 1980, págs. 50-56.
4
(79) DELIBRIAS y EVIN: uSommaire des datacions 14 C... 11. Dates parues de 1974 i
1978.) Op. cit. nota 74.
(80) BAZILE, op. cit. nota 78.
[page-n-73]
poco se venía admitiendo que los niveles correspondientes al Solutrense Superior probablemente habian sido barridos por una de las
crecidas del Gard (81).Siendo para él, en todo caso, significativa del
rápido proceso evolutivo que conduce a la desolutreanización del Solutrense local de la zona, dando lugar al Salpetriense. Y, estando sujeta, desde luego, toda esta apreciación cronológica, a la confrontación
con los demas resultados de un amplio proyecto cronoestratigráfico
encaminado al estudio del Würm reciente en Languedoc.
Por lo que se refiere al Salpetriense Superior, las fechas de 14-.200
+_ 300 BP. del nivel C1 (Porche Este), y las de 13.000 + 200 BP. y
15.000 2 100 BP., de los niveles 3 y 4, respectivamente, del Sector
Porche Centro, confirman su posición cronológica paralela al desarrollo del Magdaleniense Inicial y Medio del SW francés.
Atendiendo a la comparación industrial, es precisamente el Salpetriense Inferior de la Salpetriere el que más parecido tiene con el
Solútreo-Gravetiense, tal y como lo señalara Fullola (82),atendiendo
al alto porcentaje de puntas escotadas y al papel desempeñado por las
piezas con retoque abrupto, dAndose, sin embargo, un porcentaje más
alto de buriles en la industria francesa.
De admitir las fechas anteriormente expuestas, su marco cronológico iría del 19.500 al 1 5.000 BP., con lo que abarcaría toda la secuencia del Solutrense Evolucionado de la facies ibérica, o al menos de sus
principales yacimientos valencianos; lo cual llevaría, además, al Salpetriense a correlacionarse con las diferentes fases del Epigravetiense
Antiguo italiano. Sin embargo, resulta paradójica, al analizar en esta
amplia perspectiva al Salpetriense, la falta de momentos evolutivos
internos similares a los que en cada una de las otras dos facies se observan -presencia de foliáceos en el Solutrense Evolucionado 1 de
Parpalló y en el nivel 17 de Paglicci, descenso de las piezas con escotadura en las etapas finales, etc.-, a la vez que, en un primer nivel de
análisis, sorprende el salto cronológico que entre las fechas de la capa
5 y las 4 y 3 del Sector Porche Centro se produce, capas que como se
recordará se fechan respectivamente en 17.960 + 600 BP., 15.000 _+
100 BP., y 13.000 I 200 BP.
Finalmente, en este orden de comparaciones, debemos señalar los
parecidos que se dan, a partir de la presencia de piezas escotadas, en(81) ESCALON DE FONTON, op. cit. nota 69, p4g. 115.
M. ESCALON DE FONTON: #Les séquences sedimento-climatiques du Midi Méditerranéen du Wurm a l'Holocene.#Bulletin du Musée d'Anthropologie préhistorique de Monaco, núm. 14, 1967, p4g. 169.
ESCALON DE FONTON y BAZILE, op. cit. nota 77, pág. 1.169.
..a.
(82) FULLOLA: tEl SolÚtreo-~ravetiense Op. cit. nota 1.
[page-n-74]
PIEZAS CON ESCOTADURA
73
tre el Solútreo-Gravetiense de Parpalló y el Epiperigordiense de Oullins (83)y el Epigravetiense de Chinchon (84.).Sin embargo, la compleja problemática que acompaíia la determinación de la posición cronológica de ambas industrias desaconseja, por el momento, mayores
precisiones al respecto. Recordemos, en este sentido, que la comparación entre el Epiperigordiense del nivel 10 de Oullins y el Salpetriense
propugnada por Combier (85)ha sido parcialmente contestada recientemente por Bazile, que tiende a ver, tan solo, una relación del nivel
10 de Oullins con el Salpetriense Superior (86). Y por lo que respecta
al Epigravetiense de Chinchon, nivel C, las diferencias de apreciación
son todavía más marcadas, ya que algunos autores lo hacen contemporáneo del Salpetriense (87)y otros, por el contrario, lo relacionan
con el Magdaleniense VI (88).
Centrándonos nuevamente en Parpalló y volviendo al análisis de
las piezas con escotadura, vemos que en un primer nivel de aproximación se observa que el tamaño de las puntas y de las escotaduras disminuye a medida que el Solútreo-Gravetiense evoluciona. La media
aritmética de ambas dimensiones, consideradas las piezas por capas,
es, a este nivel, significativa en su evolución:
4'50-4'75
4'25-4.'5
4-4'25
Long. total
2'85
2'87
2'79
Long. escotadura
0'88
0'8 1
0'62
Capas
Esta evolución queda, sin embargo, solapada en el estudio estadístico de las tres capas consideradas en conjunto, puesto que la
media aritmética de ainbas medidas queda en 2'86 y 0'82, respectivamente, y ello porque lógicamente los tramos de mayor número ab(83) COMBIER, op. cit. nota 69, págs. 248 y SS.
(84) M. PACCARD: uL'abri núm. 1 de Chinchon (Commune de Saumanes-de-Vaucluse).
Cahiers Ligures de Préhistoire et d'Archeologie, núm. 13, lere. partie. 1964, págs. 3-67.
M. PACCARD y CH. DUMAS: tNouvelles recherches dans l'abri núm. 1 de Chinchon ti
Saumanes (Vaucluse).))
Gallia Prehistoire, t. 20, 1977, págs. 45-81.
(85) COMBIER, op. cit. nota 69.
(86) BAZILE, op. cit. nota 78.
(87) PACCARD y DUMAS: op. cit. nota 84..
M. LIVACHE: tLes civilisations du Pdéolithique supdrieur en Haute-Provence et dans le
Vauc1use.v La Prehistoire Franqaise, t. 1, 1976, págs. 1.157-1.162.
(88) ESCALON DE FONTON, op. cit. nota 69,-pág. 123.
ONORATINI, op. cit. nota 10, pág. 536.
[page-n-75]
74-
V. VILLAVERDE Y J. L. PEmA
soluto de piezas (fig. 18) desfiguran o engloban las variantes del tramo de menor cantidad, el de 4 a 4'25 m. (fig. 17). Solapamiento que
naturalmente afectará a todo el estudio estadístico realizado sobre
las piezas de las tres capas y que por lo mismo abordaremos más adelante, en detalle, para dicho tramo.
Analizadas conjuntamente las tres capas, las puntas del SolútreoGravetiense han sufrido un importante proceso de uniformidad. La
relación existente entre los dos parámetros más significativos -1ongitud total y longitud de la escotadura- muestra un aumento en el coeficiente de correlación, que en este caso es de 0'53. Ello nos indica
que el valor estadístico de las medias aritméticas es alto y nos confrmal de alguna manera, aquello que ya señalamos al tratar del Solutrense Superior, el que las piezas tienden a medida que el Solutrense
evoluciona a situarse en la relación escotadura menor o igual a 113 de
la longitud de la pieza. En este sentido hay que considerar la reducción del coeficiente de variación que en este momento se da con relación a la fase anterior, que se sitúa en 24'52 y 38'77%, lo que nos viene a indicar que es mayor el valor estadístico de las medias en la longitud total que en la de la escotadura, donde aunque con menor cuantificación seguirán estando presentes las piezas en la que la misma está entre 113 y 213 de la longitud total, apareciendo incluso una punta
en la que esta relación se sitúa por encima de los 213, concretamente
en la capa de 4'5 a 4'75 m. Es, sin embargo, la desviación típica de la
longitud de la escotadura el valor que con reJ.ación a la fase anterior
sufre una disminución mayor, linea descendente que se verá confirmada en el tramo correspondiente al Magdaleniense, situándose ahora en 0'32. Algo parecido ocurre con la longitud total de la punta escotada, que con una desviación típica de 0'70 viene a mostrarnos una
aproximación estadística de la media aritmética que aunque menor
que la de la escotadura sigue siendo buena (cuadro 11) (fig. 6).
La totalidad de los subtipos por nosotros considerados está presente en esta fase, con una sola excepción -el tramo de 4 a 4'25 m.donde faltan las puntas del subtipo 6, las formadas por un retoque
continuo o un dorso en sus dos lados. No es extraño que la ausencia se
concrete precisamente en este subtipo pues es el que a lo largo de toda
la sechencia ocupa siempre, junto con el subtipo 4 -retoques bilaterales parciales de apuntamiento-, los lugares correspondientes a las
menores cuantificaciones (cuadro 9).
Por lo que se refiere a las subclases, aparecen en esta fase 49 diferentes. Es decir, a un aumento de las puntas en términos absolutos,
corresponde otro de subclases, siendo por consiguiente normal que el
[page-n-76]
PIEZAS CON ESCOTADURA
Cuadro 13
Cuadro 15
[page-n-77]
76
V. VILLAVERDE Y J. L. PERA
tramo de 4 a 4'25 m., con menor número de puntas, sea también el
que menos subclases diferentes posea.
El análisis por separado del tramo de 4 a 4'25 m. proporciona los
siguientes resultados (cuadro 13) (fig. 17). El coeficiente de correlación baja con relación al de todas las capas del SolÚtreo-Gravetiense consideradas conjuntamente, tomando un valor de 0'50. Pero lo
que es más importante, la desviación típica alcanza uno de los valores
más altos del yacimiento, pudiéndose concluir de ello que la disminución de la media aritmética de las longitudes de las puntas es el producto de una mayor diversificación en los tamaños y no la resultante
de un parámetro unificado. Con ello los momentos inicial y final del
Solutrense Evolucionado, las capas de 5 a 5'25 m. y de 4 a 4'25 m. no
son sólo las que menor número de puntas tienen, sino las que menos
uniformidad poseen en los tamaños.
Refiriéndonos nuevamente a la totalidadde las capas que conforman el Solútreo-Gravetiense de Parpalló diremos, que justamente en
estas fases aparece un nuevo tipo de piezas que por su casi estricta localización en las mismas se convierten en un preciso dato a la hora de
establecer la dinámica del Solutrense Evolucionado al menos en la comarca de la Safor. Son la punta de escotadura distal y la pieza con escotadura distal y fractura.
La-evolución que ambos tipos siguen a lo largo del Solutrense Evo1 1,
lucionado 1 y 1 1 es simplemente la de un aumento y descenso que se
continuará en la capa de 3'75 a 4 m.
Lo realmente significativo, sin embargo, de estas piezas es que su
aparición venga a coincidir con el Solútreo-Gravetiense y que su duración prácticamente venga a ajustarse a la de éste, si exceptuamos el
tramo de 3'75 a 4 m. calificado ya de Magdaleniense pero no desprovisto de cierta conflictividad.
De hecho, si dejamos de lado las piezas de procedencia excesivamente amplia: 1 pieza apuntada mediante escotadura distal y 4 piezas con escotadura distal y fractura que por sigla llevan la indicación
de 4'5 a 5 m., y 3 piezas con escotadura distal y fractura y 1 con doble
escotadura distal y fractura con indicación de 4'5 a 5'25 m. las piezas
se concentran en el Solutrense Evolucionado 11-111,alcanzando, además,'una presencia considerable, ya que se cuantifican un total de 3 1
piezas en la capa de 4'5 a 4'75 m., 75 en la de 4'25 a 4-'5 m. y 59 en la
de 4 a 4'25 m. (cuadro 3).
Los paralelos que parecen tener con industrias calificadas de Solutrense Superior final o, incluso, con otras contemporáneas del Magdaleniense inferior, harán que nos ocupemos más detenidamente de
ellas cuando,tras analizar los restantes yacimientos de la Safor, inten-
[page-n-78]
PIEZAS CON ESCOTADURA
77
temos una síntesis general del valor de las escotaduras en el Solutrense Evolucionado.
Diremos, para acabar con el Solútreo-Gravetiense, que parece
darse una cierta propensión a que existan en esta fase, en los momentos fmales sobre todo, puntas escotadas con truncadura marcada a la
hora de obtener el apuntamiento (fig. 10 núm. 7), circunstancia que
ya señalaron Fortea y Jordá en Mallaetes (89).
No terminan con el Solútreo-Gravetiense las puntas escotadas y
las escotaduras distales en Parpalló,y en la capa de 3'75 a 4 m., tradicionalmente relacionada con el Magdaleniense, aparecen todavía 50
puntas escotadas y 25 escotaduras distales, no estando a nuestro entender exentas de una cierta conflictividad.
El hecho de que estas piezas aparezcan tan sólo en la primera capa del Magdaleniense inicial del yacimiento puede interpretarse de
dos maneras diferentes, como una ((perduración)) como una ((contao
minación)). Y difícil es encontrar solución a este dilema desde la simple tipología, sin manejar los datos sedimentológicos o estratigráficos
que podrían resolverlo. En este, como en otros aspectos problemáticos
del Paleolítico Superior de facies ibérica, los datos que en la actualidad se poseen son insuficientes para ir más allá del simple planteamiento del problema, y forzar más las cosas, cargando las tintas en la
tipología, vendría a suponer una renuncia, cuando no un retroceso, en
la actual dinámica de la investigación prehistórica.
Dejaremos por ello la cuestión abierta, máxime si consideramos
que el Magdaleniense mismo de Parpalló dista mucho de haber sido
clarificado evolutiva e industrialmente y que son todavía varios los
problemas que gravitan sobre el Paleolítico final valenciano.
El análisis de las piezas escotadas de esta capa no muestra, por lo
demás, grandes diferencias con relación a la capa anterior, la de 4 a
4-'25 m.
En las puntas escotadas la media aritmética de sus longitudes y
las de las escotaduras son muy semejantes a las de la capa antedicha.
Aquí, con todo, la uniformidad en las dimensiones parece mayor y
los datos estadísticos se asemejan más a los de las capas de 4'25 a
4'75 m. (cuadro 11) (fig. 19).
Las piezas con escotadura dista1 sufren una ligera disminución
pero nada más cambia en relación al Solútreo-Gravetiense. Unicamente, quizás, pudiera ser significativa la proporción que se establece en-
(89)
FORTEA y JORDA, op. cit. nota
1.
[page-n-79]
V. VILLAVERDE Y J. L.
78
PERA
tre piezas con apuntamiento obtenido por escotadura y piezas con escotadura distal y fractura, 9 y 11, respectivamente, proporción muy
semejante, por otra parte, a la de la capa de 4'5 a 4'75 m., donde se
cuantifican 9 y 20 ejemplares.
B. COVA DE LES MALLAETES
Muy próxima a Parpalló, la cueva de les Mallaetes se sitúa
también en las estribaciones del macizo del Mondúver, en el término
de Barx, a uno de cuyos poljes se abre (fig. 3).
El yacimiento ha sido objeto de varias campañas de excavación, a
iniciativa del S.I.P., pudiéndose distinguir dos etapas, una de 1946 a
1949 dirigida por Jordá, y otra más reciente, realizada en 1970 dirigida por Jordá y Fortea (90).
Hemos estudiado de Mallaetes, yacimiento pendiente en la actualidad de próxima publicación, las puntas escotadas y las escotaduras
distales de las campañas de 194.6-4-9(fig. 20). Las piezas en su totalidad ascienden a 38 puntas escotadas y 10 escotaduras distales. Su
distribución por capas y sectores es la siguiente:
Sector AB:
Capa 8, 1 pieza con escotadura distal
Capa 9, 1 punta escotada
Capa 1.2, l. punta escotada
Sector D : Capa
Capa
Capa
Capa
Sector E:
Capa
Capa
Capa
Capa
7, 2 puntas escotadas
9, 3 puntas escotadas
10, 1 punta escotada
11, 1 punta escotada
3,
7,
8,
9,
1 punta escotada
5 puntas escotadas y 1 escotadura distal
1 punta escotada y 1 escotadura distal
1 punta escotada
(90) F. JORDA: gravet ti en se y Epigravetiense en la España Mediterránea., Caesaraugusta, 4. Publicaciones del Seminario de Arqueología y Numismática Aragonesa, 1954, págs.
7-30.
JORDA, op. cit. nota 5.
D. FLETCHER: astado actual del estudio del Paleolítico y Mesolítico Valencianos., Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, núm. 62, 3, Madrid, 1956, págs. 841-876.
FORTEA y JORDA, op. cit. nota 1.
FORTEA, op. cit. nota 25.
[page-n-80]
PIEZAS CON ESCOTADURA
Cuadro 14- (Mallaetes)
79
[page-n-81]
Fig. 20.-Núm. 1 a 13. Maiiaetes, 14 a 17. Barranc Blanc, 18. Rates Penaes, 19 y 20. Merave
iies
[page-n-82]
PIEZAS CON ESCOTADURA
Sector F : Capa 6, 1 escotadura distal
Capa 7, 1 punta escotada
Capa 8, 1 punta escotada
Sector GH: Capa 6, 1 punta escotada
Capa 7, 4 puntas escotadas y una escotadura distal
Sector 1 : Capa
Capa
Capa
Capa
Capa
8, 1 punta escotada
9, 3 puntas escotadas y 2 escotaduras distales
10, 1 punta escotada y 1 escotadura distal
11, puntas escotadas y 2 escotaduras distales
12, 2 puntas escotadas
Sector M : Capa 4, 2 puntas escotadas
Cataí4.9:
Capa 4, 1 punta escotada
Piezas a las que habría que añadir, quizhs, 2 puntas escotadas de
la Cata realizada en 1g4-6y un fragmento,que se señalan en el diario
de excavación de dicho año en las capas 10 y 1 1, respectivamente,
pero que desgraciadamente no pudimos encontrar, y además, una
punta de base cóncava.
Sin contar estas últimas las 38 puntas escotadas se agrupan en 15 subclases diferentes y
en los siguientes subtipos: 10 piezas en el 1, 5 en el 2, 11 en el 3, 1 en el 4 y 4. en el 5. Piezas a
las que hay que sumar 7 indeterminadas, por estar sensiblemente fracturadas (cuadro 14).
Por la relación existente entre la longitud total de las piezas y la de la escotadura las puntas se clasifican de la siguiente manera: 7 puntas poseen la escotadura igual o menor a 113 de
la longitud total, y 4 la poseen mayor a 113 y menor de 213.
Atendiendo a la relación VA hay 5 piezas anchas y 6 estrechas.
Una sola punta posee la escotadura en posición proximal izquierda, pieza que pertenece a
la capa 3 del Sector E, momento Epigravetiense.
23
Los retoques son a b r ~ p t o s ~ e n piezas, simples en 5 y otras 10 no tienen retoques, siendo
directo en todos los casos menos en 4 que es alterno.
Conservan el talón 6 puntas.
Por lo que respecta a las medias artitméticas de las medidas, consideradas las piezas en
su totalidad y sin distinguir fases culturales, los valores son los siguientes:
El estudio estadístico, llevado a cabo también sobre el total de las piezas enteras, que ascienden tan s610 a 11, muestra para la longitud de la escotadura y la total de la pieza un coeficiente de correlación normal, ya que ofrece un resultado de 0'45.
El valor estimativo de la media de las longitudes totales es mayor que la de las escotaduras, tal y como se deduce del bajísimo coeficiente de variación (14.'23%)que en la segunda alcanza un porcentaje más elevado (30'95%).
Ello se debe, claro está, al elevado número de piezas con escotadura superior a 113 de la longitud de la pieza (cuadro 15) (fig. 2 1 ) .
[page-n-83]
82
V. VILLAVERDE Y J. L.
PERA
El número de escotaduras distales ea bqjo, ya que s610 hay 10 ejemplares y con una repartición bastante irregular puesto que en capas que podrían considerarse como Solutrense
Evolucionado 11 o 111 faltan y en algunos sectores de la cueva no aparece ni una sola pieza.
Su clasificación detallada es la siguiente, 2 puntas de escotadura distal, una en posición
derecha y otra en izquierda, 7 piezas con escotadura distal y fractura, 4 con escotadura a la
izquierda y otras 3 a la derecha, y 1 pieza con doble escotadura y fractura. Sólo en dos casos
esta fractura se produce por flexión (cuadro 16). La pieza niim. 8 de la fig. 20 podría confundirse con un microburii, ya que la fractura afecta a la cara de lascado, pero la clarísima flexión que la ha producido invalida esta posibilidad.
Todas las puntas escotadas y las escotaduras distales de Mallaetes se sitúan en las capas correspondientes al Solutrense Evolucionado, salvo la pieza de la capa 3 del Sector E, epipaleolítica y otra de la
capa 12 del Sector AB, que por su posición estratigráfica y la industria a la que aparece ligada se debe clasificar como gravetiense.
C. COVA DEL BARRANC BLANC
La cueva toma su nombre del barranco en que se localiza, a 1 Km.
de Rótova (Valencia), prácticamente sobre el río Vernisa (fig. 3).
Se trata de una pequeña concavidad cuyas dimensiones son aproximadamente de 5 x 3'5 m., a la que hay que sumar dos pequeñas covacha~
que se abren (91) al fondo y en dirección N y W, respectivamente.
Se realizaron en ella a lo largo de los años 5 1, 53 y 54 tres campañas de excavación que vinieron a significar la apertura de un total de
doce sectores de excavación en los que se llegó a diferentes profundidades.
Con posterioridad, en 1976, se practicó una nueva campaña que
supuso la excavación de un nuevo sector, que junto a los anteriores
ha sido objeto de extensa y cuidada publicación (92).
Revisada la totalidad de la industria lítica de sus niveles hemos
podido constatar la existencia de 17 puntas escotadas, 1 hoja escotada y 6 piezas con escotadura distal y fractura.
Pese a que la evolución cultural de yacimiento va del Gravetiense
de sus niveles inferiores al Magdaleniense Inicial - SolÚtreo-Gravetiense (93), o Solútreo-Gravetiense Evolucionado (94), la reducida
cantidad de piezas encontradas en las capas de cada una de sus fases
culturales nos lleva a prescindir de un análisis pormenorizado y por
(91) D. FLETCHER: tR6tova (Valencia),Covacha de Barranc B1anc.n Noticiario Arqueológico Hispánico 1, cuadernos 1-3, Madrid, 1953, págs. 10-12.
(92) FULLOLA: d a s industrias. ..N. Op. cit. nota 1.
(93) FULLOLA, op. cit. nota 1.
(94) FORTEA, opus. cit. nota 25.
[page-n-84]
PIEZAS CON ESCOTADURA
fig.21.-Mallaetes. Diagrama de dispersión de la longitud totaVlongitud de la escotadura
[page-n-85]
Fig. 22.-Barranc Blanc. Diagrama de dispersión de la longitud total/longitud de la escotadura
[page-n-86]
PIEZAS CON ESCOTADURA
85
capas de aquéllas. Analizaremos las escotaduras en un solo bloque
que más tarde discutiremos ya en su significación dentro de la secuencia que el Paleolítico sigue en la cueva.
El número de piezas por capas es el siguiente: 4 puntas escotadas y 3 piezas con escotadura distal y fractura en la capa 1, 2 puntas escotadas y 2 piezas con escotadura distal y
fractura en la capa 2,3 puntas, 1 hoja escotada y 1 pieza con escotadura distal y fractura en
la capa 3, 5 puntas escotadas en la capa 4, 1 punta escotada en la capa 5 y 1 en la capa 7, así
como 1 en el estrato 111 de la campaña de 1976 (fig. 20).
Por la longitud de la escotadura con respecto a la total de la pieza hay 6 puntas clasificables dentro del grupo 1 y 2 dentro del 11, las restantes por estar rotas las clasificamos como
indeterminadas.
La relación LIA permite diferenciar 6 puntas anchas y 2 estrechas, nuevamente y por las
mismas razones que en el caso anterior quedarán 10 indeterminadas.
Tres puntas poseen la escotadura a la izquierda lo que viene a suponer un elevado tanto
por ciento de piezas de estas características en relación a lo que es normal en los restantes
yacimientos.
Atendiendo a la posición y extensión de sus retoques las puntas se agrupan en el seno de
sólo 4 subtipos, los 1, 2, 3 y 5, apareciendo 7 subclases diferenciadas (cuadro 17).
La distribución de las puntas por subtipos es la siguiente: puntas del subtipo 1, 1 del 2,
9 del 3 y l dzl 4 (cuadro 17).
En el apartado del modo del retoque hay que seilalar que en todas las piezas es directo,
siendo abrupto en 10 casos y simple en 1, ya que hay siete piezas sin más retoque que el de la
escotadura.
Sólo 3 piezas conservan el talón.
La media aritmética de las medidas consideradas es:
En cuanto a las piezas con escotadura distal, que en este caso son todas con fractura, 3
poseen la escotadura en posición izquierda y otras 3 en posición derecha. Sólo en un caso ésta
se ha obtenido por flexión (cuadro 18).
El estudio estadístico muestra un elevado coeficiente de correlación (0'78) para las longitudes de lo punta y la escotadura, y ello a pesar del alto coeficiente de variación de estas últimas (52'21%)(cuadro 15) (fig. 22).
Lo primero que hay que considerar a la hora de valorar las puntas
escotadas de Barranc Blanc, es su bajo número. Son pocas piezas y
además repartidas en una larga secuencia cultural.
La pieza del estrato 111 de 1976, por las dificultades mismas de su
conjunción con las capas de las excavaciones antiguas (95) no será
discutida.
Nos encontramos, por otra parte, a igual que con Mallaetes, con
una punta escotada que aunque morfológicamente semejante a las
encontradas en los niveles solutrenses, debe ser considerada por su si-
(95) FULLOLA: «Las industrias llticas ...n, op. cit. nota l , pág. 188.
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V. VILLAVERDE Y J. L.
86
PERA
tuación estratigráfica y por el carácter de la industria en la que se inscribe como gravetiense.
El resto de las piezas se localiza ya en la secuencia solutrense del
yacimiento. Y aún a pesar de que las cuantificaciones se diferencian
de las indicadas por uno de nosotros recientemente (96)los datos actuales vienen a confirmar lo ya entonces indicado. Así las capas 5 y 6
seguiríamos considerándolas dentro del Solutrense Medio, con indicios en la primera de ellas de un momento ya algo tardío, si consideramos la punta escotada que en ella aparece. La capa 4, con un aumento de puntas escotadas, vendría a suponer el comienzo del Solutrense Evolucionado en el yacimiento, en este caso, dada su posición
estratigráfica y los tipos líticos presentes en su industria -entre los
que destaca una hoja de sauce-, un Solutrense Evolucionado 1o Solutrense Superior. La capa 3, también como la anterior con un elevado
número de puntas escotadas, sí se consideran las existentes en el yacimiento, y con una, tampoco desdeñable, presencia de piezas foliáceas, podría ser interpretada como un Solutrense Evolucionado 1o 11,
inclinándonos, en todo caso, por el 1 a partir de la existencia en dicha
1
capa de una hoja de laurel de base subromboidal y una punta de
pedúnculo y aletas iniciales, piezas, ambas, de un marcado carácter
tardío en el Solutrense valenciano. Un elemento también en este sentido a considerar sería la existencia, por primera vez en el yacimiento, de una pieza con escotadura dista1 y fractura, pieza que aunque no
nos atrevemos a considerar como estrictamente SolÚtreo-Gravetiense, sí que consideramos ligada a él, como parecen indicarnos las altas
cuantificaciones que en dicho momento alcanzan este tipo de piezas
en Parpalló.
Y finalmente, las capas 2 y 1, en las que a nuestro entender la dinámica evolutiva del Solutrense se desdibuja y pierde coherencia, ya
que la importancia de los útiles con retoque plano se complementa en
la capa 2 con un descenso de las puntas escotadas, produciéndose con
respecto a la capa 3 lo contrario de lo que en teoría debería de ocurrir, y los indicios de remoción son para la Capa 1 evidentes. Ello necesariamente ha de llevarnos a prescindir de cualquier intento de calificación de sus niveles y a señalar, tan s610, que debieron pertenecer
a algíin momento del Solutrense Evolucionado, sin descartar la posibilidad incluso del Magdaleniense inicial, pero con signos de remoción.
(96)
VILLAVERDE: «El Solutrense en..., op. cit. nota 8, pág. 24.
[page-n-88]
PIEZAS CON ESCOTADURA
Cuadro 17 (Barranc Blanc)
87
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Cuadro 16
P. con escot. dista1
y fractura
E1
E2
1
B
1
F1
1
E2
BB 1
1
1
E1
1
BB2
BBE
Cuadro 18
[page-n-90]
PIEZAS CON ESCOTADURA
89
D. COVA DE LES MERAVELLES
La cueva de les Meravelles (Gandfa, Valencia) se sitúa en el extremo NW de la sierra Falconera, en la vertiente cenomanense de la misma, a unos 200 m. sobre el nivel del mar (fig. 3) se trata de una gran
sala de unos 35 x 18 m. abierta por tres bocas al exterior (97).
Conocida de antiguo, la cueva fue objeto de una campaiia de excavación a lo largo del verano de 1953, campaña promovida por el
S.I.P.,y dirigida por Plá. Los trabajos se centraron en una pequeña
sala lateral, ya que el interior se hallaba totalmente vaciado. A tal
efecto se dividió la zona a excavar en cuatro sectores en los que se
profundizó de manera desigual, alcanzándose el nivel rocoso de base
a 1'25 m. (98).
La excavación proporcionó la siguiente secuencia: Un nivel superficial, de unos 45 cms. de potencia, totalmente removido y en el que
conviven elementos romanos, eneoliticos, epigravetienses y solútreogravetienses; un nivel solutrense que a pesar de su pobreza podría
clasificarse como Pleno o Medio; y un nivel de base, que a falta de
mayores precisiones y de acuerdo con la secuencia global de la zona
habrá de considerarse gravetiense (99).
Existen en el yacimiento sólo tres puntas escotadas, de las que únicamente dos estan enteras (fig. 20, nfims. 19 y 20).
Una de ellas posee la escotadura menor a 113 de la longitud total de la pieza, la otra esta
entre 113 y 213. Las dos piezas, por lo que respecta a la relación LIA, son anchas.
La pieza rota posee la escotadura a la izquierda.
Se clasifican de la siguiente manera: una en el subtipo 3 (fig. 20, núm. 191, otra en el 4 y
otra en el 5 (fig. 20, núm. 20).
El retoque es abrupto y directo en los tres casos.
Las tres piezas pertenecen al nivel revuelto y por ello se hace innecesario: cualquier tipo de valoración de ellas. Solamente decir que
en buena lógica debieron de pertenecer al hipotético nivel SolútreoGravetiense o Solutrense Superior del que en varias ocasiones se ha
hablado refiriéndose al yacimiento ( 100).
(97) V. ROSSELLO: «El macizo del Mondúver. Estudio geomorfol6gico.~~
Estudios Geográficos, núms. 112-113, 1978, pág. 439.
(98) E. PLA: tLa cueva de Les Maravelies (Gandia).~
Archivo de Prehistoria Levantina,
2, 1945, págs. 191-202.
(99) VILLAVERDE, op. cit. nota 8.
(100) FORTEA, op. cit. nota 25.
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90
V. VILLAVERDE Y J. L. PERA
E. COVA DE LES RATES PENAES
La cueva de les Rates Penaes se halla situada «en una cortadura
que cae sobre el rio Bernisa, en la partida del Borró, del término municipal de Rótova)) (101) (fig. 3).
El S.I.P. promovió una campaña de excavación en dicha cueva a
lo largo del verano de 1951, bajo la dirección de L. Pericot (102).
Los trabajos se realizaron dividiendo la superficie de la cueva en tres
sectores, denominados Oeste, Corredor y Entrada, siendo únicamente
el primero el que proporcionó una potencia sedimentológica de cierta
importancia, pero lamentablemente totalmente removida.
Aparece sólo en este yacimiento una pieza con escotadura dista1 y fractura (fig. 20, núm.
18). La pieza conserva el talón y la fractura se ha obtenido mediante flexión. La escotadura
se encuentra en el lado derecho.
Nuevamente en este caso, y en mayor medida que en el anterior,
sobran las valoraciones. El yacimiento, tal y como lo atestiguan otras
piezas solutrenses (103) fue ocupado en algún momento de esta fase
cultural, sin embargo es imposible a partir de lo antedicho precisar
m& al respecto.
F. COVA DEL LLOP
Se ha señalado en diversas publicaciones la existencia de 4 puntas
escotadas en la Cova del Llop (fig. 3). Las piezas, de las que no se ha
descrito la morfologia, aparecen repartidas de la siguiente manera: 2
puntas escotadas, asociadas a (tuna hoja de dorso rebajado, varios
raspadores, varias hojas-cuchillo y algún perforador)), en la capa de
0'4-0a 0'60 m., correspondiente a la prospección efectuada en el yacimiento en 1966 ( 104); 1 punta escotada en la 11 campaña, correspondiente al año 1977, asociada esta vez a ((raspadores,buriles, perfora(105),y, finalmente, en los tradores y numerosisimas hojas y lascas~
bajos de excavación correspondientes a la 111 campaña, sector C-2 ca-
(101,) D. FLETCHER: tR6tova (Valencia),Cova de Les Rates Penaes)). Noticiario Arqueológico Hispánico 1, cuadernos 1-3, Mádrid, 1953, págs. 13-16.
(102) FLETCHER, op. cit. nota anterior.
(103) FORTEA, op. cit. nota 25.
VILLAVERDE, op. cit. nota 8, pág. 18.
(104) J. APARICIO, A. SANCHO y J. SAN VALERO: tProspecci6n arqueológica en la Cova del Llop, Gandia (Valencia)., Saitabi, XXVI, Valencia, 1976, pág. 37.
(105) J. APARICIO, J. SAN VALERO y J. V. MARTINEZ: actividades arqueológicas
durante el bienio 1977-1978.n Varia 1, Departamento de Historia Antigua. Serie Arqueológica
núm. 6. Valencia, 1979, págs. 214 y SS.
[page-n-92]
PIEZAS CON ESCOTADURA
91
pa 6, otra punta ( 106), acompañada de ((1hoja de laurel, 1 punta de
flecha romboidal, 1 perforador, 2 raspadores y numerosas hojas y lascas)).
G. COVA DELS PORCS
Conocemos tan sólo la existencia de puntas escotadas en Porcs
(fig. 3), sin poder determinar con exactitud ni el número ni las asociaciones industriales con las que aparecen. Así, se ha sefialado (107)la
existencia de ((numerososraspadores, buriles, bordes y dorsos rebajados, hojas-cuchillo, puntas de escotadura, fragmentos de hojas de laurel, puntas de flecha de pedúnculo y aletas, etc.)).
H. COVALTA
La estación paleolítica de Covalta (Venta Mina) (fig. 23) fue dada
a conocer por Jiménez Navarro (loa),quien precisamente como consecuencia de la aparición de una punta escotada de tipo levantino encontrada en las tierras cercanas a la cueva, de donde procedían tras
su extracción con fines agrícolas, calificó su industria de ((SolútreoAuriñaciense o Parpallense)) ( 109).
A partir de entonces, cuantas veces el yacimiento ha sido citado
se ha aceptado esta adscripción al Solutrense Evolucionado.
La punta se puede clasificar como ancha, de escotadura menor a 113 de la longitud y dentro del subtipo 1, ya que aunque el retoque, marginal, directo y abrupto, afecta a la mayor
parte de sus lados no moditica
la extremidad dista1 apuntada.
El resto de la industria lítica del yacimiento está formado por varios raspadores y buriles, una truncadura y ((unfragmento de punta
cuya técnica de retoque recuerda las puntas La Gravette))(110).
1. COVA DE LES CALAVERES
El yacimiento de Les Calaveres, el más meridional de las tierras
valencianas (fig. 23), fue excavado por Senent; obteniendo un conjun-
APARICIO, SAN VALER0 y MARTINEZ, op. cit. nota anterior, págs. 2 16 y SS.
J. APARICIO: investigaciones arqueológicas en Gandía y la Saf0r.n Revista
Gandía. Gandia 1977, pág. 73.
Anales del Centro de Cultura Valen(108) E. JIMENEZ: tNueva eatacibn parpaiiense.~
ciana, núm. 23. Valencia 1935.
(109) JIMENEZ, op. cit. nota anterior.
(110) JIMENEZ, op. cit. nota 108, págs. 6 y as.
(106)
(107)
[page-n-93]
92
V. VILLAVERDE Y J. L. P E ~ ~ A
to industrial que ha sido relacionado con el Musteriense ( 1 1 1)y con el
Paleolítico Superior, concretamente con el Solutrense ( 112).
Entre las piezas expuestas en el Museo de Prehistoria de Alicante hay un fragmento proximal de punta escotada con retoques marginales y parciales en ambos lados, directos en el
izquierdo e inversos en el derecho (113).
J. COVA AMPLA DEL MONTGO
Poco podemos decir de este yacimiento (fig. 23) salvo el señalar la
aparición reciente en sus niveles de dos puntas escotadas ( 114). De
hecho se desconocia que sus estratos albergaran Paleolítico Superior.
Al igual que el anterior que ha sido reiteradas veces relacionado con
el Solutrense, se ha indicado la existencia, a partir de estas dos piezas, de una fase solutrense de ocupación en él.
(111) FLETCHER, op. cit. nota 90, pág. 842.
(1412) PERICOT, op. cit. nota 3, pág. 287.
M. ALMAGRO: #El Paleolítico Españolr en Historia de España de Ram6n Menbndez Pidal.
Espasa-Calpe. Madrid, 1947, pág. 3 16.
JORDA, op. cit. nota 5, pág. 145.
(113) Agradecemos a Don Enrique Llobregat Conesa, Director del Museo de Aiicante, la
amabilidad que tuvo al dejarnos estudiar y dibujar esta pieza.
(114) J. APARICIO, J. SAN VALER0 y A. SANCHO: #Materiales neolíticos de la Cova del
Forat del Aire Calent y de la Cova del Llop (Gandía, Valencia))),Varia 1, Serie Arqueológica,
núm. 6. Departamento de Historia Antigua, Valencia, nota 15, p6g. 122.
[page-n-94]
OTROS YACIMIENTOS DE LA FACIES IBERICA
a ) Cejo del Pantano (Totana, Murcia) (fig. 23)
Provenientes de una serie de catas realizadas por Cuadrado en el
yacimiento (115) se recogieron en Cejo del Pantano, formando parte
de un conjunto litico de unos cien útiles sin referencias estratigráficas, 11 puntas escotadas (116).
La aparición, también, de 2 puntas de pedúnculo y aletas y 1 fragmento de hoja de laurel motivó la clasificación de la industria del yacimiento dentro del Solutrense de facies ibérica, concretamente como
((Solutrense avanzado)) ( 117).
La existencia de varias hojitas de borde abatido (1l a ) , el elevado
número de puntas escotadas y la presencia del retoque plano en piezas de tan inequívoco valor tipológico, nos inclinan a considerar el yacimiento, si lo comparamos con lo visto en la zona valenciana, como
1
típico del Solutrense Evolucionado. Un Solutrense Evolucionado 1 o
Solútreo-Gravetiense 1si atendiéramos al conjunto de la industria; sin
embargo, tampoco puede descartarse la posibilidad de un momento
más avanzado, un Solutrense Evolucionado 1 1y, en este sentido, las
1
características del yacimiento desaconsejan excesivas precisiones.
(115) J. CUADRADO: uAlgunos yacimientos prehistóricos de la zona Totana-Lorca,
Murcia.)) 111 Congreso del Sudeste, 1947, pdgs. 55-65.
(116) C. CACHO: uPaleoUtico Superior en el Sudeste de la Península Ibérica., Tesis doctoral (inédita).
(117) JORDA, op. cit. nota 5.
(118) CACHO, op. cit. nota 116.
[page-n-95]
94.
V. VILLAVERDE Y J. L. P E ~ ~ A
b) Palomarico (Mazarrón, Murcia) (fig. 23)
de
Aparece una punta escotada en el nivel ((Superior)) los tres diferenciados por Siret en Palomarico. Razón por la que el yacimiento fue
considerado como ((Solutrense avanzado^ (119).
Recientemente, sin embargo, Cacho (120) ha seííalado la posibilidad de interpretar la industria de dicho nivel como típica del Perigordiense Superior, dado el elevado número de buriles existentes y, dentro de ellos, de los de sobre truncadura.
Por nuestra parte, creemos que la buena representación de las hojitas de borde abatido en este nivel no entra en contradición con la
idea de un Solutrense Evolucionado, tal y como se venía manteniendo
hasta la fecha.
Recordemos, al respecto, que el Solutrense Evolucionado 111 o
Solútreo-Gravetiense 11 de Parpalló se caracteriza por un alto porcentaje de hojitas de borde abatido, un descenso en el número de puntas
escotadas y un aumento en el índice de buriles, concretamente en los
del tipo ((sobre truncadura)). Además, la existencia de un Solutrense
Evolucionado en Cejo del Pantano y la referencia de un yacimiento de
la importancia de Ambrosio son elementos que también deben ser vade
lorados a la hora de calificar el nivel ((Superior)) Palomarico.
c)
Vermeja (Cartagena, Murcia) (fig. 23)
En la campaÍía realizada en 1977 por Cacho en Vermeja apareció
una punta escotada de tamaíío reducido. La punta, que formaba parte
del nivel superior de los tres distinguidos en dicha campaña, ha sido
relacionada con el Epiperigordiense ( 121).
Por nuestra parte, aun admitiendo que este tipo de piezas tienen
una amplia cronología, no creemos que haya elementos suficientes
para definir con rotundidad esta adscripción. Mgxime, si consideramos que el nivel ((Superior))
correspondiente a los trabajos de Siret en
el yacimiento, nivel que precisamente relaciona Cacho con el de 1977,
fue analizado por Fortea con ciertas dudas, pues aunque no descartó
su posible pertenencia al Epipaleolitico también señaló que nada impediría considerarlo como una ((continuaciónempobrecida del nivel
anterior))( 122),el Medio, donde la aparición de un fragmento de hoja
de laurel nos indica un momento de ocupación Solutrense.
( 1 19) JORDA, op. cit. nota 5.
(120) CACHO, op. cit. nota 116.
(121) CACHO, op. cit. nota 116.
[page-n-96]
PIEZAS CON ESCOTADURA
95
[page-n-97]
96
d)
V. VILLAVERDE Y J. L.
PERA
Ambrosio (Velez Blanco, Almería) (fig. 23)
Conocida ya de antiguo ( 123)y excavada por Ripoll(124)la cueva
de Ambrosio es un yacimiento clave a la hora de analizar la secuencia
del Paleolitico Superior de facies ibérica, especialmente en lo que hace referencia al Solutrense.
El alto índice alcanzado por las piezas de retoque plano y la asociación que entre éstas y las puntas escotadas se da, vienen a testimoniar, cuando menos, una interesante coincidencia con lo visto en la
zona valenciana. En este sentido, sabemos, por las noticias dadas por
Ripoll (125),que los estratos V y I V de Ambrosio dan lugar a dos mo1
mentos industriales muy parecidos al Solutrense Evolucionado 1y 1
de Parpalló, ya que las puntas escotadas son poco numerosas en el estrato V y se convierten en dominantes en el IV.
Sin embargo, desconocemos la evolución seguida en Ambrosio por
las piezas de retoque plano, cómo se reparten las hojitas de borde
abatido -con una cuantificación por lo demás baja; tal y como se desprende de la lista-tipo de los niveles solutrenses del yacimiento-, y si
existen otros tipos de piezas con escotadura, razones que en definitiva
obligan a una cierta generalización a la hora de valorar los niveles solutrenses del yacimiento.
De las piezas publicadas por Ripoll parece deducirse un predominio del tipo formado por un borde abatido opuesto a la escotadura,
nuestro subtipo 3, también dominante en Parpalló. Igualmente,se observa una media en las longitudes de las piezas algo mayor a la del
Parpalló, siendo la relación L/A significativa de unas piezas clasificables como ((anchas)) de la relación L/e (longitud de la escotadura) se
y,
deduce, también, un tamaAo de las escotaduras superior a 113 de la
longitud de la pieza, es decir, que por la longitud del pedúnculo se cla1
sificarían dentro del grupo 1 .
e) Serrón (Antas, Almeria) (fig. 23)
Tanto la punta escotada como la punta de pedúnculo y aletas y, al
parecer, la hoja de laurel encontradas por Siret en Serrón (126)for-
(122) FORTEA, op. cit. nota 25, pág. 277.
de
(123) H. BREUIL y H. OBERMAIER: ~Institut Paleontologie Humaine, travaux executés en 1 9 1 2 . ~
L'Anthropologie, t. XXIV, 1913, págs. 11-16.
(124) RIPOLL, op. cit. nota 17.
(125) RIPOLL, op. cit. nota anterior.
(126) FORTEA, op. cit. nota 25 phg. 267.
CACHO, op. cit. nota 116.
[page-n-98]
PIEZAS CON ESCOTADURA
97
maban parte del ((Vaciadero~, decir, por fuera de los niveles con eses
tratigrafia fijados en la excavación del yacimiento. Razones que, sin
embargo, no obstaron para que su excavador lo relacionara con el Solutrense. Apreciación en la que, al menos para estas tres piezas, coinciden Jord6 (127) y Fortea ( 128).
Recientemente, sin embargo, y tras señalar la existencia de un
momento clasificable como ((PerigordienseIV», concretamente el nivel «medio»,Cacho ha puesto en duda la pertenencia al Solutrense de
la punta escotada, señalando la posibilidad de que pertenezca al Perigordiense Superior ( 12 9).
f)
Morceguillos (Lubrín, Almería) (fig. 23)
Tres son las puntas escotadas encontradas en el nivel ((Inferior))
de la cueva de los Morceguillos. El yacimiento, descubierto y excavado por Siret, ha sido recientemente estudiado y publicado por Cacho
(130),llegando a las siguientes conclusiones: la homogeneidad de la
industria litica de los tres niveles establecidos por Siret, y, su clasificación, aunque con ciertas reservas -habida cuenta del bajo número
de titiles en los tres niveles-, dentro del Perigordiense Superior.
El nivel ((Inferior)), 5 1 Útiles, es precisamente el que tanto por
con
el número de piezas como por el valor tipológico de alguna de ellas le
permite precisar al respecto, basando su argumentación en la existencia de dos buriles planos ((queentrarían dentro de la definición del buril de Bassaler o de Rayse))(131).Considerando que las puntas escotadas existentes en dicho nivel son características por el tipo de retoque
del Perigordiense Superior y no del Solutrense (132).
Sin dejar de admitir la existencia de puntas escotadas en el Gravetiense de la facies ibérica ( 133),consideramos, sin embargo, que la
valoración de estas piezas debe hacerse teniendo en cuenta las cuantificaciones y la secuencia que poseen en los niveles solutrenses de
Parpalló, Mallaetes o Ambrosio, ya que nada diferencia morfológicamente las puntas encontradas en los niveles gravetienses de las encontradas en los solutrenses.
(127) JORDA, op. cit. nota 5.
(128) FORTEA, op. cit. nota 25.
(129) CACHO, op. cit. nota 116.
.
Trabqjos de Prehisto( 130) C CACHO: #La Cueva de los Morceguillos, Lubrin (Almería).
ria, T. XXXV, Madrid, 1978, págs. 81-98.
(131) CACHO, op. cit. nota anterior, pág. 85.
(132) CACHO, op. cit. nota 130, pág. 97.
(133) FORTEA y JORDA, op. cit. nota 1 .
[page-n-99]
Las del nivel ((Inferior)),de Morceguillo pueden, efectivamente,
formar parte del ((Perigordiense))134),pero por ello no debe generali(
zarse excesivamente el valor de dichas piezas en esta etapa cultural,
piezas que aparecen
considerando como típicas del ((Perigordiense))
asociadas a otras de marcado carácter solutrense. En los casos en que
la falta de estratigrafía o la pobreza industrial o las posibilidades de
mezcla sean lo más característico del yacimiento, deberá plantearse,
consecuentemente, su amplia cronología y aceptar por ello la indefinición.
La cueva de los Morceguillos no está exenta, de todas formas, de
ciertos problemas estratigráficos, tal y como la misma Cacho recoge
de las notas de Siret, al señalar que la división del relleno de la cueva
se hace en tres niveles, ((nodemasiado importantes, ya que ha habido
un removimiento de tierras.. .N( 135). Nos encontramos, con ello, como
en otros muchos casos, con excavaciones antiguas que por su imprecisión obligan a una excesiva valoración de los elementos tipológicos,
pobres o problemáticos en muchas ocasiones, para este tipo de discusiones.
g) Higueron (Rincón de la Victoria, Málaga) (fig. 23)
Aparece en Higueron, de nuevo formando parte de un conjunto industrial sin referencias estratigráficas, una punta escotada rota en su
extremidad distal. La industria, estudiada por Cacho y López (136),
posee, además, entre otras piezas: una punta de pedúnculo y aletas de
tipo solutrense, una gravette, un fragmento de microgravette y un arpón con una hilera de dientes. Tipos que por su precisa significación
permiten inferir la existencia de diferentes fases de ocupación en el
yacimiento, aún a sabiendas de la mezcolanza en que aparecen. Concretamente ambas investigadoras señalan la posibilidad de un Perigordiense, un Solutrense, un Magdaleniense I V y quizás un Auriñaciense, más dificil de precisar pero insinuado por la existencia de
(raspadores sobre hoja estrangulada y el alto índice de raspadores sobre hojas espesas)) (137).
VILLAVERDE, op. cit. nota 8.
í 134) Que nosotros, siguiendo la tradicidn ya establecida para la regibn mediterránea
del Paleolítica Superior, preferimos denominar Gravetiense.
(135) CACHO, op. cit. nota 130, pág. 81.
( 136) P. LOPEZ y C. CACHO: aLa cueva del Higuer6n (Málaga).Estudio de sus materiales.~
Trabajos de Prehistoria, t. XXXVI, Madrid, 1979, págs. 11-81.
(137) LOPEZ y CACHO, op. cit. nota anterior, pág. 23.
[page-n-100]
PIEZAS CON ESCOTADURA
99
Por lo que respecta a la punta escotada, camcada como Perigordiense junto con las gravettes y por la existencia de un predominio de
buriles sobre truncadura y un alto porcentaje de hojas truncadas,
creemos deben ser consideradas, otra vez, las razones argumentadas
al tratar de Morceguillos.
h) Tajo del Jorox (Alozaina, MBlaga) (fig. 23)
Se ha seíialado en Tajo del Jorox la existencia de una punta escotada ( 138). Al igual que en Higueron, la punta forma parte de un conjunto del que no se precisa referencias estratigráficas y en el que destaca3 una hoja de laurel y dos puntas de cara plana, entre otras piezas.
El yacimiento, calificado por Marqués y Ruiz como Solutrense Superior, parece efectivamente insinuar, caso de confirmarse que se trata de un nivel único para toda la industria recogida, un Solutrense
Evolucionado 1.
i) Salemas (Ponte de Loura, Lisboa)
El Solutrense de Salemas, clasificado por Roche (139)como Solutrense Evolucionado de tipo levantino por la tipología de sus piezas puntas de pedúnculo y aletas y puntas escotadas- posee, dentro del
nivel con referencia estratigráfica, una serie de puntas escotadas,
concretamente nueve, agrupables dentro de los tipos solutrense y de
retoque abrupto.
Poco es lo que a la vista de los datos se puede precisar. Las limitaciones inherentes a ia mayoría de los yacimientos promueven el que
su valoración sea excesivamente generalizante. Refiriéndonos ya a
las puntas escotadas, dominan los yacimientos en los que este tipo de
piezas aparecen sin una estratigrafia que permita fijar convenientemente las asociaciones industriales. Es el caso de Cejo del Pantano,
Serrón, Higuerón y Tajo del Jorox. La principal caracteristica de los
restantes, y la única excepción es la de Ambrosio, es la pobreza especialmente conflictiva en la facies ibérica dada la tremenda uniformidad de sus industrias a lo largo del Paleolítico Superior.
( 1 38) 1. MARQUES y A. C. RUIZ: «El Solutrense de la cueva del Tajo del Jorox Alozaina
(Málaga).) Cuadernos de Prehistoria de la Universidad de Granada núm. 1, Granada, 1976,
págs. 47-57.
(139) J. ROCHE: tEtat actuel des nos connaissances sur le Solutrben portugais.~
Zephyrus, XXV, 1974, págs. 81-94.
[page-n-101]
V. VILLAVERDE Y J. L. PERA
1O0
La cueva de Ambrosio es, por lo demás, un punto de referencia
fundamental pero ksuficientemente conocido. Ello hace que sea dificil matizar, siquiera, lo visto en la zona valenciana a lo largo del Solutrense Evolucionado desde los yacimientos con puntas escotadas del
resto de la facies. Sin embargo, Ambrosio y Cejo del Pantano parecen
indicar a partir de los dos momentos evolutivos señalados en el primero por Ripoll y del conjunto industrial que acompaña a las puntas
escotadas, en el segundo, que en líneas generales el Solutrense Evolucionado sigue un proceso industrial en el resto de la facies parecido al
de la zona valenciana, tal y como ya lo señalara Jordh (140).Queda,
sin embargo, por fijar si las piezas con escotadura dista1 son un fenómeno exclusivo del Solutreo-Gravetiense valenciano o por el contrario, aunque con cuantificaciones diferentes, también aparecen en los
momentos avanzados de otras zonas. Debiéndose precisar, también,
el papel de las hojitas de borde abatido, y entre otros aspectos industriales, si la evolución decreciente seguida al final del Solutreo-Gravetiense en Parpalló por las puntas escotadas es un hecho local o también general. En fin, precisar, dentro de la evidente unidad del Solutrense en la facies, los diferentes matices subregionales, caso de que
existan. El camino, no obstante, ha de ir jalonado de nuevas excavaciones que permitan superar a su vez el marco de discusión tipológica
que hasta ahora, por desgracia, estamos exclusivamente utilizando.
(140)
JORDA, op. cit. nota 5.
[page-n-102]
CONSIDERACIONES FINALES
Varios son los aspectos a considerar tras el análisis de las piezas
con escotadura de los yacimientos valencianos y del resto de la facies
ibérica.
Conviene señalar, en primer lugar, la amplia cronología de la punta escotada, pues aunque es un tipo que aparece fundamentalmente a
lo largo del Solutrense Evolucionado, hasta el punto de constituir uno
de los útiles mhs característicos de sus diferentes momentos industriales, también puede encontrarse en el Gravetiense e, incluso, en
etapas post-paleolíticas, de una cronología avanzada. Es el caso de las
piezas que se localizan en la capa 7 de Barranc Blanc y en la capa 12,
Sector AB, de Mallaetes, ambas gravetienses, o en la capa 3 del Sector
E de este último yacimiento, en un momento Epigravetiense, o, saliéndonos del área de la Safor, de las piezas encontradas en el Cau del
Raboser (Carcagente, Valencia), en un contexto Eneolítico (141), en
Capurri (Oliva, Valencia),junto a materiales mesolíticos y eneolíticos
( 142), y en el Corral Blanc de Benigno (Puebla de Tornesa, Castellón),
en compañía, como la anterior, de una punta de pedúnculo y aletas de
tipo eneolítico y algunos geométricos, de clara tipología mesolítica
(1'3). Con todo, habrá que tener en cuenta el carhcter marginal que
(141) B. MARTI y J. GIL: tPerlas y aletas de glbbulos del Cau del Rabosern, Archivo de
Prehistoria Levantina, XV, Valencia, 1978, pags. 47-68.
(142) E. PLA: ((Prehistoriay Protohistoria)),en Iniciación a la historia de Oliva. Ayuntamiento de Oliva, Oliva 1978.
(143) V. VILLAVERDE: tEl Solutrense en el País Valenciano. Estado actual de su conocimiento., Tesis de Licenciatura. (In6dita.I
[page-n-103]
102
V. VILLAVERDE Y J. L. PERA
las puntas escotadas poseen en todos estos momentos, siendo sólo a lo
largo del Solutrense Superior y del Solútreo-Gravetiense cuando alcanzan unos porcentajes importantes.
Desde un punto de vista morfológico, las puntas escotadas del Solutrense Evolucionado de facies ibérica se definen como piezas de forma general losángica, apuntadas, y provistas en su extremidad basa1
de una marcada escotadura, obtenida por retoques abruptos. Definición en la que pueden entrar la mayor parte de los diferentes tipos de
puntas escotadas características de otras facies o etapas industriales
del Paleolitico Superior europeo. Sin embargo, en las puntas escotadas del Solutrense Evolucionado concurren una serie de caracteres de
tipo morfológico, de tamaiio y de proporciones que sirven para aislarlas de los restantes tipos de puntas escotadas o, cuando menos, para
establecer con mayor precisión sus afinidades con algunos de ellos.
En este sentido, y atendiendo a la relación entre la longitud total
de la pieza y su anchura máxima (r VA) y a la que se establece entre
la longitud total y la de la escotadura (r Ve), las puntas escotadas del
Solutrense Evolucionado se pueden definir como piezas normalmente
anchas y de escotadura inferior a 113 de la pieza (cuadros 19 y 24).
Es necesario, sin embargo, precisar más al respecto, ya que si
consideramos la totalidad de las piezas enteras de Barranc Blanc,
Mallaetes -campaÍias 194.6 a 1949- y Parpalló -de 3'75 a 5'25 m.-,
un 70'42% de las puntas poseen una relación VA menor de 4, es decir,
se clasificarían como ANCHAS, y un 28'73% poseen una relación VA
superior a 4 e inferior a 6, esto es, se clasificarían como ESTRECHAS;
siendo, por lo mismo, las MUY ESTRECHAS totalmente marginales
(0'84%)
(cuadros 19 y 24). Ahora bien, este criterio general se ve contrastado por el alto porcentaje alcanzado en Mallaetes por las piezas
estrechas, que ascienden al 54'54-%. pesar de ello, no creemos que
A
esta circunstancia sea significativa de nada en particular, ya que consideradas independientemente las diferentes capas de Parpalló también observamos amplias variaciones en dicha relación (cuadro 22).
Lo cual nos viene simplemente a indicar que existe un lógico margen
de variación en lo que respecta a este parámetro.
Creemos, además, que la relativa anchura de las piezas valencianas encuentra su explicación en la longitud media de sus piezas, que
con relación a las puntas de otros yacimientos mediterrheos podrían
considerarse como de tamaño reducido, tal y como se deduce de la
comparación de las medias de las longitudes (cuadro 20),y puesto que
la anchura tiende a fijarse con mayor homogeneidad en todos los yacimientos, en torno a 1 cm., las variaciones en la relación VA están en
consonancia con la variación de las longitudes.
[page-n-104]
PIEZAS CON ESCOTADURA
TOTAL
103
.................
Cuadro 19 (* 3'75 a 5'25 m.)
3
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1
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Solutr-Grav.
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3'48
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6'36
1'25
5'08
1'57
4'05
................
3'22
0'90
3'57
2'27
1'4-1
....................
5'13
0'95
5'4.0
3'27
1'56
Chinchon
LaBouverie
Faustin
cd
O
V
4
Cuadro 20
[page-n-105]
Algo parecido ocurre con el estudio de la relación L/e. Atendiendo
a la clasificación de cada punta y considerando de nuevo las piezas du
Parpalló, Mallaetes y Barranc Blanc, vemos que un 7 1'24%de las piezas poseen una escotadura inferior a 113 de la longitud de la pieza
(cuadros 2 1 y 24.).
Parpalló, que por ser el yacimiento con un número más elevado
de piezas es el que mayor información nos puede proporcionar al respecto, muestra una clara tendencia, a medida que evoluciona el Solutrense Superior y el Solútreo-Gravetiense, a la disminución de las escotaduras con relación a la longitud total de las piezas (cuadro 22),
dándose un progresivo aumento en la relación Ue, que va de 2'82 en
el tramo de 4.'75 a 5'25 m. a 4'44 en el de 4 a 4'25 m. Dinámica apreciable también en el análisis del número absoluto de piezas clasificables como 1 (e /( 113 L) o 1 (e > 113 L y < 213 L),pues las últimas pa1
san de representar un 39'3% en el tramo de 4'75 a 5'25 m. a un 19%
en el de 4 a 4'25 m. No debiéndose olvidar, por lo demás, que la reducción de los tamaños en términos de media va a su vez acompafiada de una mayor variación en las longitudes. Ya que, tal y como indicamos en el análisis de las piezas de este yacimiento, los momentos
iniciales y finales son también los de menor uniformidad.
Ambrosio, yacimiento en el que de todas formas no debemos exagerar los análisis, ya que no sabemos si los datos extraídos de las piezas publicadas son representativos del conjunto del que forman parte,
parece encuadrarse entre los yacimientos con piezas de escotadura
algo mayor a 113 de la longitud total, coincidiendo en ello con las puntas del Solutrense Superior de Parpalló (cuadro 24).
Las comparaciones entre las puntas de los yacimientos de las facies ibérica y los de otras facies o etapas de Paleolítico Superior vienen a confirmar los elementos en cornún ya establecidos a partir del
análisis de las industrias. Y, en este sentido, las puntas más próximas
a las del Solutrense Evolucionado, son las del Salpetriense y las del
Epigravetiense Antiguo italiano.
El Salpetriense Inferior de la Salpetriere y la industria de La Rouviere son las dos industrias que en el estudio de las proporciones de
las piezas más elementos en común muestran con el Solútreo-Gravetieilse de Parpalló; ya que, dejando de lado la relación UA, que da un
resultado de piezas anchas para Parpall6,y de piezas estrechas para
los otros dos yacimientos, las proporciones de las escotaduras con relación a la longitud total de las piezas son altamente coincidentes en
los tres conjuntos (cuadro 20).
Esta semejanza se complementa, además, con otra de orden morfológico. Y así, la escotadura se obtiene mediante retoques abruptos y
[page-n-106]
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[page-n-107]
1
Parpalló
...................
Mallaetes
..................
4
.
3
5
4
1
(26'66) (6'66)
..............
6
33
65
109
128
40
188
(22'73) (19'36) (33'39) (7'10) (11'54) (5'86)
5
10
1
4
.
12
(31'25) (15'62) (37'50) (3'12) (12'50)
Barranc Blanc . . . . . . . . . . . . . .
TOTAL
2
9
(60)
1
(6'66)
-
-
-
142
115
209
42
69
33
(23'27) (18'85) (34'26) (6'88) (11'31) (5'4-0)
Cuadro 23
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x
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5
9
4
2
5
2
3
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4
Parpalló*
...........
2'94-
0'87
3'37
0'87
3'26
Mallaetes
.............
3'38
0'92
3'67
1'02
3'13
Barranc Blanc . . . . . . . . .
2'80
0'79
3'53
1'02
2'74
.............
4.'38
1'17
3'76
1'52
2'88
Ambrosio
Cuadro 24Total de las piezas, sin contar las indeterminadas
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PIEZAS CON ESCOTADURA
107
profundos en las puntas de los tres yacimientos, dando lugar en todas
ellas a un visible adelgazamiento basal.
Las puntas escotadas de la Rouviere se diferencian, sin embargo,
de las del Solutrense Evolucionado de la facies ibérica si consideramos los retoques de apuntamiento. Pues mientras en los yacimientos
valencianos las puntas de los subtipos 3, 1 y 2 (retoque unilateral total, sin retoques de apuntamiento y retoque unilateral parcial, respectivamente) son, por ese orden, las más numerosas, en La Rouviere las
puntas son, preferentemente, del subtipo 4 (retoque bilaterales parciales).
En la Salpetriere, coexisten las puntas del subtipo 1 con las de los
subtipos 2, 3 y 4, aunque estas últimas alcanzan cuantificaciones más
bajas. Dándose con ello una mayor uniformidad con respecto a lo que
ocurre en los yacimientos valencianos.
Las puntas escotadas de Paglicci, a pesar de que se sitúan entre
las piezas con una escotadura superior a 113 de la longitud total de la
pieza (cuadro 20), elemento que, en todo caso, coincidiría con Ambrosio y el Solutrense Superior de Parpall6,y de que poseen la escotadura
en posición proximal izquierda en un elevado número de casos, se
asemejan más a las piezas del Solutrense Evolucionado en el orden de
importancia alcanzado por cada uno de los diferentes subtipos. Asi,
los subtipos 2, 3 y 4 están bien representados, de igual manera que el
subtipo 1, tal y como se deduce de las piezas dibujadas de este yacimiento ( 144).
Las puntas de La Bouvwie, también llamadas de tipo areniense,
se diferencian netamente de las hasta ahora tratadas. Su silueta general, por tratarse de piezas anchas, cortas y de escotadura superior a
213 de la longitud total de la pieza, se asemeja más, como recientemente ha señalado Onoratini, a las de tipo Willendorf (145) (cuadro
20).
Algo similar ocurre con las puntas de L'Abri Faustin, su silueta estrecha y con una escotadura proporcionalmente larga con relación a
la longitud total de la pieza (r L/e = 1'56) (cuadro 20) y poco marcada,
las aleja de las piezas del Salpetriense, el Epigravetiense Antiguo y el
Solutrense Evolucionado, tal y comi:, lo indicara Lenoir (146)al analizarlas.
(14.4.) MEZZENA y PALMA D I CESNOLA, op. cit. nota 4-0.
(145) ONORATINI, op. cit. nota 10.
(146) LENOIR, op. cit. nota 9.
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V. VILLAVERDE Y J. L. PERA
108
Las puntas de Chinchon son también estrechas, pero con una escotadura inferior a 113 de la longitud de la pieza; casi se podría decir
que con una escotadura exageradamente corta, pues su índice de relación ZJe es de 4'05 (cuadro 20). Sin embargo, su morfología las separa las piezas de tipo mediterráneo. Las escotaduras de Chinchon
son poco marcadas y situadas en un elevado porcentaje en el extremo
proximal izquierdo. Por lo demás, los retoques de apuntamiento son
generalmente unilaterales parciales, es decir, predominan las puntas
del subtipo 2 (14-7),siendo, además, en muchos casos inversos.
Es interesante resaltar, centrándonos nuevamente en las piezas
de la facies ibérica, el importante número de puntas sin retoques de
apuntamiento, esto es, clasificables dentro del subtipo 1. Y ello nos lleva a plantear el papel del retoque en la fabricación del útil, pues todo
parece indicar que la extensión del retoque dependerá de la forma de
la hoja en bruto. De tal manera que los retoques podrán ser de apuntamiento o de configuración, o de ambas cosas a la vez, caso de los lados afectados por un retoque continuo o total, ya sea formando dorso
o no; y sin olvidar, claro está, los que dan lugar a la escotadura, que
por la definición del tipo son obligados. El elevado número de puntas
clasificables dentro de los tres primeros subtipos nos hace pensar en
una utilización indiscriminada, o no seleccionada, de las hojas, que
por sus formas obligarían en muchos casos a un retoque abrupto de
configuración y apuntamiento, y en otros, sin embargo, precisarían,
tan sólo, de los de apuntamiento o los de configuración, según tuvieran
ya la forma losángica o el apuntamiento natural. 0, incluso, ninguno.
Los condicionantes de una materia prima no muy abundante y de nódulos pequeños o medios explicarían, entonces, alguno de los caracteres tecnológicos o de fabricación (cuadro 23).
La aparición en los niveles de 4- a 4'75 m. de Parpalló de las piezas
con escotadura distal (puntas de escotadura distal y piezas con escotadura distal y fractura), piezas que también aparecen en Barranc
Blanc y Mallaetes,es un dato que debe ser valorado con atención al estudiar el proceso industrial seguido por el Solutrense Evolucionado en
dicho yacimiento. Ya que, coincidiendo con un aumento de las puntas
escotadas, estas piezas tienden a testimoniar con su aparición el cambio que a lo largo de estas capas se está produciendo con repecto al
momento anterior, el Solutrense Superior o Solutrense Evolucionado
1; cambio que, en líneas generales, se podría resumir como un descen(147)
PACCARD y DUMAS, ~Nouveiiesrecherches...N op. cit. nota 84.
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PIEZAS CON ESCOTADURA
109
so de las piezas con retoque plano (foliáceosy puntas de penúnculo y
aletas) y un aumento de las piezas con retoque abrupto (piezas con escotadura y hojitas de borde abatido), o lo que es lo mismo, como un
lento proceso de desolutreanización conducente a un mundo caracterizado por las piezas escotadas en una primera fase, de 4'25 a 4-'75
m., y por las hojitas de borde abatido y un fndice de piezas con escotadura mucho más bajo en una segunda fase, de 4 a 4'25 m.
La secuencia del Solutrense Evolucionado en Parpalló quedaría,
pues, así:
Solutrense Evolucionado I o Solutrense Superior (de 4'75 a 5'25
m.). Fase industrial caracterizada por las piezas foliáceas solutrenses,
las puntas de pendúculo y aletas y la aparición de las primeras puntas
escotadas, con cuantificaciones todavía bajas pero con una tendencia
marcadamente ascendente. En la industria ósea, los punzones bicóniCOS.
Solutrense Evolucionado II o Solutreo-Gravetiense I (de 4'25 a
4'75 m.). Fase en la que las piezas foliáceas y las puntas de pedúnculo
y aletas disminuyen considerablemente, aumentando, por el contrario, el número de piezas con escotadura (puntas escotadas, puntas de
escotadura distal y piezas con escotadura distal y fractura), estando
también presentes las hojitas de borde abatido. Continúan los punzones bicónicos.
Solutrense Evolucionado III o Solútreo-Gravetiense II (de a
4-'25 m.). Caracterizado por la desaparición de las piezas foliáceas y
las puntas de pedúnculo y aletas, la disminución del número de piezas
con escotadura y el aumento de las hojitas de borde abatido; así como
un aumento en el índice de raspadores y, especialmente, de buriles.
Continúan los punzones bicónicos y aparecen las azagayas monobiseladas pequeñas.
La evolución seguida a lo largo del Solútreo-Gravetiense por las
piezas de escotadura, que en términos absolutos y con relación al total de la industria pasan de representar casi un 30% en el Solutrense
Evolucionado 11 (de 4'25 a 4'75 m.) a un 10'5%en el Solutrense Evolucionado 111 (de 4 a 4'25 m.), muestra interesantes coincidencias con
y
del
los horizontes ((típico)) ((atenuado)) Epigravetiense Antiguo con escotaduras de Paglicci. Dando a entender que tras los diferentes procesos de solutreanización o, incluso, de influencia de lo solutrense, el
marco mediterráneo va a observar uno de 'los momentos de mayor
unidad regional con el desarrollo de unas industrias de borde abatido
enmarcables en la anterior tradición gravetiense de la zona y con un
importante papel de las piezas escotadas, al menos en sus momentos
primeros.
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110
V. VILLAVERDE Y J. L.
PENA
Por lo que respecta a las azagayas monobiseladas pequeiias, típicas del Solútreo-Gravetiense 11, donde aparecen 18 ejemplares, hemos de indicar que en todo el Solútreo-Gravetiense 1aparece sólo un
ejemplar, concretamente en el tramo de 4'5 a 4'75 m.
La secuencia vista para Parpalló parece ser válida también para
Mallaetes. Aquí, sin embargo, los datos manejados no nos permiten
ser taxativos, ya que no se ha analizado la totalidad de la industria.
La asociación que en este yacimiento se establece entre las puntas
escotadas y las piezas con escotadura distal, a lo largo de los niveles
relacionables con el Solutrense Evolucionado, y la baja presencia de
las piezas foliáceas y las puntas de pedúnculo y aletas vendrían a corroborar la inexistencia, planteada por Fortea y Jordá (148),de un
Solutrense Evolucionado 1en Mallaetes. Dhndose, además, en las capas superiores, en aquellas en que las piezas de retoque plano han desaparecido prácticamente, un número de piezas con escotadura más
bajo que en las capas inferiores, disminución que también en este yacimiento parece complementarse con un aumento del borde abatido.
Será, con todo, sólo la valoración global de la industria, lo que
permita concluir si, salvando las peculiaridades estratigráficas, lo
visto para Parpalló es válido también para Mallaetes y generalizable,
por lo tanto, al Solutrense Evolucionado de la Safor.
A este nivel, Barranc Blanc confirma sólo parcialmente lo visto en
estos dos yacimientos. Y no se trata sólo de la baja entidad de.las piezas tipicas del solutrense, que en Barranc Blanc desempeñan siempre
un papel casi marginal, sino de la particular problemática de sus capas superiores, la l y la 2.
Las piezas con escotadura distal, aunque poco numerosas, aparecen justamente en los momentos que pueden relacionarse por su posi1 1
ción estratigráfica con el Solutrense Evolucionado 1 y 1 1de Parpalló,
es decir, que estando ausentes de las capas 6 y 5, momentos relacionables con el Solutrense Pleno, y en la capa 4, relacionable, a su vez,
con el Solutrense Evolucionado 1o Superior, aparecen en las capas 3,
2 y l.
La existencia en la capa 3 de numerosas hojitas de borde abatido
y el bajo índice de foliáceos, nos lleva a considerarla como Solutrense
Evolucionado 11, apreciación que se vería apoyada por la existencia
de 3 puntas escotadas, 1 hoja con escotadura y 1 pieza con escotadura distal y fractura.
(148) FORTEA y JORDA, op. cit. nota 1.
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PIEZAS CON ESCOTADURA
11 1
Las capas 2 y 1 son, sin embargo, realmente desconcertantes. La
capa 2 tiene el índice de planos más elevado del yacimiento y posee,
además, 2 piezas con escotadura distal y fractura y 2 puntas escotadas; no debiéndose olvidar tampoco la existencia de una azagaya monobiselada y otra bibiselada en ella, materiales que hablan de un momento ya bastante evolucionado. La capa 1, con un elevado porcentasigue dando un número elevaje de hojitas de borde abatido (18'06%),
do de piezas con escotadura si consideramos lo normal al yacimiento
(4 puntas escotadas y 4 piezas con escotadura distal y fractura).
Todo ello debe ser analizado a nuestro modo de ver como significativo de una remoción y no de una peculiar evolución industrial, circunstancia, por otra parte, ya insinuada en los diarios de excavación
del yacimiento.
Con el resto de los yacimientos valencianos pasa lo mismo que con
los del resto de la facies ibérica. Los datos en la actualidad disponibles
no permiten establecer si la secuencia vista en Parpalló a lo largo del
Soliitreo-Gravetiense es válida también para ellos. La existencia, sin
embargo, de un Solútreo-Gravetiense, entendido como fase final del
Solutrense Evolucionado, esto es, un momento en el que las piezas solutrenses, ciertamente en un número poco importante, coexisten con
las puntas escotadas y otras piezas de borde abatido, queda, a nuestro
entender, fuera de toda duda, tal y como se desprende de la amplia
dispersión geográfica de las puntas escotadas y de las asociaciones industriales con las que aparecen.
Sin embargo, el conocimiento que en la actualidad tenemos del
resto de la facies ibérica, con relación a la zona valenciana, es muy
deficiente, y quizás por ello se generalize excesivamente desde esta
última. Ha de ser, con todo, a part.ir de nuevas excavaciones cuando se
pueda precisar más al respecto.
Valencia, 1980
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INDICE
1 INTRODUCCION
..........................................
5
....................................
11
1 METODO D E TRABAJO
1
1 1 LOS CONCEPTOS D E MUESCA Y ESCOTADURA
1
...............
19
...........
21
......
35
...............
93
IV
DIFERENTES TIPOS D E PIEZAS CON ESCOTADURA
V
YACIMIENTOS VALENCIANOS CON PIEZAS ESCOTADAS
VI
VI1
OTROS YACIMIENTOS DE LA FACIES IBERICA
CONSIDERACIONES FINALES
..............................
10 1
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