Cova de les Malladetes. Barx. 1946
29-07-194606-08-1946José Alcácer Grau
En aprovechamiento de las actividades realizadas en "La Cueva de Parpalló" se exploran cuevas inmediatas para estudios de posible relación; la Cova de les Malladetes "está situada cerca del «Parpalló» (La Labor del S.I.P. y su Museo en 1931), en lo alto de un cerro inmediato a Bárig, y se compone de una amplia cámara que mide 15'50 por 6'80 metros, con gran vestíbulo abierto a la vertiente, y vestigios de haber tenido otra pequeña puerta lateral, ahora, y probablemente desde tiempos remotos, tapiada." (La Labor del SIP y su Museo en el pasado año, 1949; 29). D. Mariano Jornet realizó una cata poco profunda, donde halló una azuela de fibrolita y perfil semilunar, sílex (generalmente melado, retocados), algunas láminas de dorso rebajado, raspadores y muelas, diversos huesos de fauna, restos de pecten y caracoles marinos (uno de ellos aprovechado como colgante); asimismo, alzó el plano de la cueva.
A partir de este trabajo, en 1946, en principio dirigido por D. Luis Pericot, luego sustituido por D. Francisco Jordá, ayudado por Salvador Espí, se realiza la campaña de excavación, donde "... la parte derecha del centro de la cueva, llegó hasta una profundidad de 3'35 metros. La estratificación fué la siguiente: La capa superior, de sobre 60 cts. de fondo, además de algunos objetos desde protohistóricos a modernos, confirmando lo entrevisto en la cata Jornet, dió fragmentos cerámicos neolíticos, con decoración de rayado inciso o impreso (como en Italia sobre el epipaleolítico), verdugos, pequeños mamelones en los bordes y alguno grandes en el cuello (figs. 1.ª y 2.ª); fragmentos de láminas y cuchillos; una pieza de hueso que parece resto de peine; y ya más hacia el fondo, algunas muestras de trapecios (fig. 3.ª) y láminas de sílex de dorso rebajado.
(La Labor del SIP y su Museo en el pasado año, 1949; 30-33)
En las capas 4ª a 9ª (de 60 cts. de profundidad a unos 180) "... da material de facies paleolítico superior, de carácter auriñaciense poco típico, con hojas y puntas de dorso rebajado; raspadores, especialmente en extremo de hoja; buriles, generalmente algo dudosos; huesos aguzados a modo de punzones; fragmentos de aguja y algunas conchas (como pecten, etc.); o sea, en resumen, un conjunto bien clasificado como epigravetiense (figs. 4.ª y 5.ª) Pero ya en la capa 9.ª, que alcanza la profundidad de 1'75 metros, aparece una bella punta de sílex, bifacial, cuerpo triangular alargado y ancho pedúnculo, con perfectos retoques de delicadeza difícil de conseguir e interpretar en dibujo a pluma, aun siendo hábiles y queriendo ser fieles; está despuntada y la acompañaron en la capa raspadores de hoja, algunas hojitas y otras piezas de escaso interés. En la capa siguiente, la 10.ª, que alcanza la profundidad de poco más de 1'90 mts., se dan entre abundantes raspadores (en extremo de hoja, laterales, mixtos, piramidales, en segmento de círculo, etc.), láminas de dorso rebajado, fragmentos de gran cuchillo, dentaliums, tosco punzón con indicio de base y otro partido a lo largo, y aparecen, además, dos puntas con escotadura y otra triangular con los ángulos inferiores redondeados y ancho pedúnculo, bien labradas por ambas caras, piezas más pequeñas que las anteriores similares, y algo como punta de otra parecida (fig. 6.ª). Y en la capa 11.ª, que llega a unos 2'15 mts., se acusa un medio arqueológico semejante, con raederas y raspadores bien labrados, un punzón tendente a cilíndrico, otro tosco punzón formado por hueso aguzado, y posible base de un tercero, y con ellos una lámina, fragmentada, con retoques más ásperos en la sola cara labrada; dos hojas de laurel de talla bifacial, una bastante grande y recta, en sílex traslúcido, y la otra estrecha y curvada; y dos puntas de flecha bifaciales triangulares con pedúnculo tendente a triangular y otra de buen tamaño en que los extremos inferiores se destacan como aletas al darse un perfil reentrante a los lados del pedúnculo. La labra de estas puntas es tan perfecta, que parece superar a la del "Parpalló", en finura de retoque; diferencias poco apreciables en las reproducciones a pluma que damos (fig. 7.ª). Y a partir de tal nivel, hasta la capa 16, en contacto con el fondo natural del yacimiento, si cesan los elementos manifiestamente solutrenses, persisten, aunque pareciendo aumentar en tosquedad, los elementos vistos en las ocho capas primeras, como perdurando un gravetiense poco típico y definido, que en las tres últimas es de manifiesta pobreza.
(La Labor del SIP y su Museo en el pasado año, 1949; 33-36).
Sugieren que el único estrato de solutrense, "... penetra en un auriñaniense poco definido, y que desaparecido aquél sigue subsistiendo"
(La Labor del SIP y su Museo en el pasado año, 1949; 37)
A partir de este trabajo, en 1946, en principio dirigido por D. Luis Pericot, luego sustituido por D. Francisco Jordá, ayudado por Salvador Espí, se realiza la campaña de excavación, donde "... la parte derecha del centro de la cueva, llegó hasta una profundidad de 3'35 metros. La estratificación fué la siguiente: La capa superior, de sobre 60 cts. de fondo, además de algunos objetos desde protohistóricos a modernos, confirmando lo entrevisto en la cata Jornet, dió fragmentos cerámicos neolíticos, con decoración de rayado inciso o impreso (como en Italia sobre el epipaleolítico), verdugos, pequeños mamelones en los bordes y alguno grandes en el cuello (figs. 1.ª y 2.ª); fragmentos de láminas y cuchillos; una pieza de hueso que parece resto de peine; y ya más hacia el fondo, algunas muestras de trapecios (fig. 3.ª) y láminas de sílex de dorso rebajado.
(La Labor del SIP y su Museo en el pasado año, 1949; 30-33)
En las capas 4ª a 9ª (de 60 cts. de profundidad a unos 180) "... da material de facies paleolítico superior, de carácter auriñaciense poco típico, con hojas y puntas de dorso rebajado; raspadores, especialmente en extremo de hoja; buriles, generalmente algo dudosos; huesos aguzados a modo de punzones; fragmentos de aguja y algunas conchas (como pecten, etc.); o sea, en resumen, un conjunto bien clasificado como epigravetiense (figs. 4.ª y 5.ª) Pero ya en la capa 9.ª, que alcanza la profundidad de 1'75 metros, aparece una bella punta de sílex, bifacial, cuerpo triangular alargado y ancho pedúnculo, con perfectos retoques de delicadeza difícil de conseguir e interpretar en dibujo a pluma, aun siendo hábiles y queriendo ser fieles; está despuntada y la acompañaron en la capa raspadores de hoja, algunas hojitas y otras piezas de escaso interés. En la capa siguiente, la 10.ª, que alcanza la profundidad de poco más de 1'90 mts., se dan entre abundantes raspadores (en extremo de hoja, laterales, mixtos, piramidales, en segmento de círculo, etc.), láminas de dorso rebajado, fragmentos de gran cuchillo, dentaliums, tosco punzón con indicio de base y otro partido a lo largo, y aparecen, además, dos puntas con escotadura y otra triangular con los ángulos inferiores redondeados y ancho pedúnculo, bien labradas por ambas caras, piezas más pequeñas que las anteriores similares, y algo como punta de otra parecida (fig. 6.ª). Y en la capa 11.ª, que llega a unos 2'15 mts., se acusa un medio arqueológico semejante, con raederas y raspadores bien labrados, un punzón tendente a cilíndrico, otro tosco punzón formado por hueso aguzado, y posible base de un tercero, y con ellos una lámina, fragmentada, con retoques más ásperos en la sola cara labrada; dos hojas de laurel de talla bifacial, una bastante grande y recta, en sílex traslúcido, y la otra estrecha y curvada; y dos puntas de flecha bifaciales triangulares con pedúnculo tendente a triangular y otra de buen tamaño en que los extremos inferiores se destacan como aletas al darse un perfil reentrante a los lados del pedúnculo. La labra de estas puntas es tan perfecta, que parece superar a la del "Parpalló", en finura de retoque; diferencias poco apreciables en las reproducciones a pluma que damos (fig. 7.ª). Y a partir de tal nivel, hasta la capa 16, en contacto con el fondo natural del yacimiento, si cesan los elementos manifiestamente solutrenses, persisten, aunque pareciendo aumentar en tosquedad, los elementos vistos en las ocho capas primeras, como perdurando un gravetiense poco típico y definido, que en las tres últimas es de manifiesta pobreza.
(La Labor del SIP y su Museo en el pasado año, 1949; 33-36).
Sugieren que el único estrato de solutrense, "... penetra en un auriñaniense poco definido, y que desaparecido aquél sigue subsistiendo"
(La Labor del SIP y su Museo en el pasado año, 1949; 37)