Cova Foradà. Lliria. 1975
19751975José Aparicio Pérez
El yacimiento ibérico del cerro de la "Cova Foradà", también conocido como "Cabeço de la Creu" y "Cabeço de la Ermita", se halla entre Liria y Casinos, en el término municipal de la primera población, al noroeste de ella y a cosa de unos cuatro kilómetros al sur de la segunda. El nombre de "Cova Forada" se le atribuyó por la existencia, cerca de la cumbre, de una sima. Es conocido como yacimiento ibérico hace ya más de medio siglo y ha sido objeto de numerosas prospecciones y de varios estudios por miembros del Servicio de Investigación Prehistórica y por los del Centro de Cultura Valenciana, dejando aparte los numerosos aficionados que los visitan y hasta realizan excavaciones clandestinas.
Tras ser puesto en peligro por la existencia de una cantera en una de las laderas del cerro, se iniciaron los trabajos con la limpieza de la muralla que circundaba el poblado por la parte nordeste, de la que sólo quedaban los cimientos y algo más, sobresaliendo escasos centímetros sobre el nivel de la superficie del terreno. Los resultados de esta tarea fueron interesantes, pues los tramos de muralla puestos al descubierto sobrepasaron en mucho, tanto en extensión como en estado de conservación, a lo que se sospechaba.
Descubierta la muralla en un tramo de 74'80 metros, reveló un trazado poligonal de lienzos irregulares: mientras alguno de ellos presentaba sillares bastante bien escuadrados y aplomados, los demás los tenían irregulares y, como consecuencia de la presión de las tierras, en la actualidad mal trabados y poco firmes, por lo que algunos trozos se han derrumbado. En general el estado de conservación de la muralla no es bueno y en muchos tramos está en peligro de caerse. Estas defensas se asentaron sobre la roca de base en su mayor parte, habiendo otra que se levantó sobre los restos del poblado de la Edad del Bronce, que precedió en este lugar al de época ibérica. Su altura sobrepasa en algunos puntos los dos metros, aunque en otros no alcanza uno. Algunos lienzos presentan un contrafuerte exterior de refuerzo
Durante la limpieza de la muralla se removió gran cantidad de tierra que la cubría en su totalidad o en parte, recogiéndose abundante cerámica ibérica y de barniz negro, y una moneda ibérica de la ceca de Kelse.
En el interior de la muralla y en la zona de habitaciones se iniciaron los trabajos, limpiando, en primer lugar, la superficie, que estaba prácticamente cubierta de maleza y piedras.
Se pasó, una vez limpia la superficie, a excavar en el interior una zona junto al mojón del vértice geodésico, lógicamente la más elevada del cerro, y en la que se habían enmascarado los restos de las habitaciones al construirse dos terrazas para el cultivo, cuyas hormas se levantaron aprovechando en lo posible el trazado de los viejos muros. La excavación puso al descubierto ocho departamentos con muros de escasa altura y de trazado incompleto por pérdida de algunos tramos. La cerámica recogida ha sido abundante, predominando especialmente la ibérica, entre la que hay numerosos fragmentos decorados, y siendo más escasa la importada de barniz negro. También se recogieron objetos de bronce, hierro y plomo, destacando una fíbula de tipo La Tène; dos monedas, una de ellas ibero-romana de la ceca de Kelse, y otra de Arse, de época republicana.
Durante los últimos días de esta campaña de excavaciones se terminó de limpiar la zona, en especial la parte en donde está el departamento al que se asignó el número I, en el que, debajo de una masa de losas desprendidas de los muros, se encontró un nivel con cerámicas tardo-romanas y, en el piso, en uno de los rincones, con losas y adobes de firme y como limitado por fragmentos de "tegulae" en cuarto de circulo, un hogar y, en relación con éste, se recogieron fragmentos de cerámica de tomo amarillento, castaño y verdoso, de barniz muy brillante, ya postromanas, posiblemente visigóticas.
(La labor del Servicio de Investigación Prehistórica y su Museo en el pasado año 1975, pp. 45-48).
Tras ser puesto en peligro por la existencia de una cantera en una de las laderas del cerro, se iniciaron los trabajos con la limpieza de la muralla que circundaba el poblado por la parte nordeste, de la que sólo quedaban los cimientos y algo más, sobresaliendo escasos centímetros sobre el nivel de la superficie del terreno. Los resultados de esta tarea fueron interesantes, pues los tramos de muralla puestos al descubierto sobrepasaron en mucho, tanto en extensión como en estado de conservación, a lo que se sospechaba.
Descubierta la muralla en un tramo de 74'80 metros, reveló un trazado poligonal de lienzos irregulares: mientras alguno de ellos presentaba sillares bastante bien escuadrados y aplomados, los demás los tenían irregulares y, como consecuencia de la presión de las tierras, en la actualidad mal trabados y poco firmes, por lo que algunos trozos se han derrumbado. En general el estado de conservación de la muralla no es bueno y en muchos tramos está en peligro de caerse. Estas defensas se asentaron sobre la roca de base en su mayor parte, habiendo otra que se levantó sobre los restos del poblado de la Edad del Bronce, que precedió en este lugar al de época ibérica. Su altura sobrepasa en algunos puntos los dos metros, aunque en otros no alcanza uno. Algunos lienzos presentan un contrafuerte exterior de refuerzo
Durante la limpieza de la muralla se removió gran cantidad de tierra que la cubría en su totalidad o en parte, recogiéndose abundante cerámica ibérica y de barniz negro, y una moneda ibérica de la ceca de Kelse.
En el interior de la muralla y en la zona de habitaciones se iniciaron los trabajos, limpiando, en primer lugar, la superficie, que estaba prácticamente cubierta de maleza y piedras.
Se pasó, una vez limpia la superficie, a excavar en el interior una zona junto al mojón del vértice geodésico, lógicamente la más elevada del cerro, y en la que se habían enmascarado los restos de las habitaciones al construirse dos terrazas para el cultivo, cuyas hormas se levantaron aprovechando en lo posible el trazado de los viejos muros. La excavación puso al descubierto ocho departamentos con muros de escasa altura y de trazado incompleto por pérdida de algunos tramos. La cerámica recogida ha sido abundante, predominando especialmente la ibérica, entre la que hay numerosos fragmentos decorados, y siendo más escasa la importada de barniz negro. También se recogieron objetos de bronce, hierro y plomo, destacando una fíbula de tipo La Tène; dos monedas, una de ellas ibero-romana de la ceca de Kelse, y otra de Arse, de época republicana.
Durante los últimos días de esta campaña de excavaciones se terminó de limpiar la zona, en especial la parte en donde está el departamento al que se asignó el número I, en el que, debajo de una masa de losas desprendidas de los muros, se encontró un nivel con cerámicas tardo-romanas y, en el piso, en uno de los rincones, con losas y adobes de firme y como limitado por fragmentos de "tegulae" en cuarto de circulo, un hogar y, en relación con éste, se recogieron fragmentos de cerámica de tomo amarillento, castaño y verdoso, de barniz muy brillante, ya postromanas, posiblemente visigóticas.
(La labor del Servicio de Investigación Prehistórica y su Museo en el pasado año 1975, pp. 45-48).