Los Praos de Requena. 1972
12-06-197217-06-1972
Consecuencia de unos trabajos de desfonde realizados, con fines agrícolas, en la finca denominada "Los Praos", en término de Requena, propiedad de don José Pérez, quedó al descubierto una oquedad conteniendo algunos esqueletos humanos, por lo que el encargado de la obra, don David Ochando, dio cuenta del hallazgo a las autoridades locales, las que, a su vez, lo pusieron en conocimiento del Servicio de Investigación Prehistórica, el cual dispuso que el entonces Colaborador, ahora Ayudante Técnico, señor Aparicio, visitara el lugar.
La limpieza del lugar dejó al descubierto un pequeño abrigo natural, cerrado mediante la construcción de un muro perpendicular a la pared del fondo y otro paralelo a ella; en éste se abrió una puerta adintelada, con dos jambas y dintel de piedra esciladrada, y cerrada por una gruesa losa puesta verticalmente. Los muros están formados por sillarejos recibidos con arcilla amasada con minúsculos fragmentos de cerámica ibérica. Todo el conjunto estaba protegido por espesa capa de tierra, mezclada con la cual aparecieron también fragmentos de cerámica ibérica, los que se encuentran igualmente en el interior de la covacha, pero llegados del exterior, sin duda.
Dentro de la covacha se halló un enterramiento múltiple, con siete esqueletos en buen estado de conservación y, aparentemente, sin haberse tocado con posterioridad a la inhumación. Por las características antropológicas parece que hubo cinco adultos y dos niños, pero esto quedará confirmado o rectificado cuando el doctor Smith, Catedrático de Antropología de la Universidad de Valencia, que los está estudiando, emita su dictamen. Como ajuar se encontraron cuatro anillos de bronce, un fragmento de otro de hierro con chatón muy deteriorado, y un aro grande, todo ello sin características específicas que ayuden a la datación del hallazgo, por lo que ésta es sumamente difícil, aunque por las circunstancias del enterramiento y de la construcción, así como por los anillos, nos recuerdan los enterramientos de los primeros siglos de la Edad Media, como los ya conocidos de Sollana, Benegida y otros.
(La labor del Servicio de Investigación Prehistórica y su Museo en el pasado año 1972, p. 111-112)
La limpieza del lugar dejó al descubierto un pequeño abrigo natural, cerrado mediante la construcción de un muro perpendicular a la pared del fondo y otro paralelo a ella; en éste se abrió una puerta adintelada, con dos jambas y dintel de piedra esciladrada, y cerrada por una gruesa losa puesta verticalmente. Los muros están formados por sillarejos recibidos con arcilla amasada con minúsculos fragmentos de cerámica ibérica. Todo el conjunto estaba protegido por espesa capa de tierra, mezclada con la cual aparecieron también fragmentos de cerámica ibérica, los que se encuentran igualmente en el interior de la covacha, pero llegados del exterior, sin duda.
Dentro de la covacha se halló un enterramiento múltiple, con siete esqueletos en buen estado de conservación y, aparentemente, sin haberse tocado con posterioridad a la inhumación. Por las características antropológicas parece que hubo cinco adultos y dos niños, pero esto quedará confirmado o rectificado cuando el doctor Smith, Catedrático de Antropología de la Universidad de Valencia, que los está estudiando, emita su dictamen. Como ajuar se encontraron cuatro anillos de bronce, un fragmento de otro de hierro con chatón muy deteriorado, y un aro grande, todo ello sin características específicas que ayuden a la datación del hallazgo, por lo que ésta es sumamente difícil, aunque por las circunstancias del enterramiento y de la construcción, así como por los anillos, nos recuerdan los enterramientos de los primeros siglos de la Edad Media, como los ya conocidos de Sollana, Benegida y otros.
(La labor del Servicio de Investigación Prehistórica y su Museo en el pasado año 1972, p. 111-112)