Serie de Trabajos Varios 47
Las pinturas rupestres prehistóricas de La Sarga (Alcoy), El Salt (Penáguila) y El Calvari (Bocairente)
Antonio Beltrán Martínez
Vicente Pascual Pérez
1974
, ISBN 84-00-04048-1
978-84-00-04048-2 , 56 p.
[page-n-1]
SERVICIO DE INVESTIGA ClaN PREHI STORI CA
DIPU TA CION PROVINCIA L DE VALENCIA
SER IE DE TRABAJOS VARIOS
Núm. 47
LAS PINTURAS RUPESTRES
PREHISTORICAS
DE
LA SARGA
EL SALT
(Alcay)
(Penáguil.)
y
EL CALVARI
(Bae.irente)
po,
A. BELTRAN MARTINEZ
con la colaboración de
V. PASCUAL PEREZ
VALENCIA
1974
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SERVICIO DE INVESTIGA ClaN PREHI STORI CA
DIPU TA CION PROVINCIA L DE VALENCIA
SER IE DE TRABAJOS VARIOS
Núm. 47
LAS PINTURAS RUPESTRES
PREHISTORICAS
DE
LA SARGA
EL SALT
(Alcay)
(Penáguil.)
y
EL CALVARI
(Bae.irente)
po,
A. BELTRAN MARTINEZ
con la colaboración de
V. PASCUAL PEREZ
VALENCIA
1974
[page-n-5]
ISSN 1989-0540
OIPurACION PRO/1 NCIAl DE VAlENOA
-
INSTJrUCION ALFONSO El
MAGNAN1~!O
SERVI C IO DE I NVESTIGACION PREHI STOR IC A
SECCION DE PREH1STORIA EN VALENCIA DEL PATRONATOSAAVEDRA FAJARDO DElC.S.LC.
SER IE DE TRABAJOS VARIOS
Ntl m.47
1. S . B. N. 1-4.(1().04G48-1 _
31914 - Edlto/ I. I F.
Depólllo l'O II V. 215<4·191.
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S. A, - M 31 - V.renel,
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1
CUEVAS DE LA SARGA
]
ANTECEDENTES
Las pinturas prehistóricas conocidas con el nombre de abrigos de
Mas de la Cova o de la Sarga (fig. 1) , por la denominación de un ca~
serío próximo, fueron descubiertas el 19 de agosto de 1951 por un grupo
de colaboradores del benemérito prehistoriador y erudito alcoyano don
Camilo Visedo Moltó, concretamente don Mario Broton s Jordá, don Juan
P astor Femenía y don Héctor García Llácer. El hallazgo fue consecuencia de la prospección sistemática de la comarca y, probablemente, del
atractivo ejercido por la ll amad~ «Cava Forada:t, muy conocida por las
gentes del país. hasta el punto de que dio su nombre a la masía contigua; la citada cueva tiene su entrada por el talud del barranco y una
abertura en la parte alta de su pared debida al hundimiento de las cali~
zas oocenas cuyos materiales cubrieron, en tal ocasión, una buena parte
del suelo, seguramente la capa que conservaba las señales de la ocupación
prehistórica del mismo; en el boquete se advierten restos de huesos f ósiles (Lám. 1 a).
De la «Cova F orada» proceden materiales eneoIíticos, hallados casual~
mente en superficie, y, sobre todo, en el exterior, puesto que nunca se
ha excavado sistemáticamente. Las referencias que poseemos son todas
confusas y hasta producen la sensación de referirse a dos cuevas difer entes, tal es su vaguedad en las identificaciones. Asi, Rey Pastor dice,
textualmente, que «en los derribos existentes al pie de la entrada prin~
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A. BELTRÁN
cipal, en el barranco, han sido encontrados múltiples vestigios del arte
lítico, señal indudable de haber servido como refugio» y en la página
anterior del mi smo artículo y r efiriéndose a una supuest.:'\ «Cueva Hun·
dida», situada delante de las pintur as, que tal vez sea la misma citada,
le atribuye «material casi todo Iítieo, correspondiente en su mayor pa rte
al período de los microlitos, aunque sin corresponder a las formas más
Fig. 1.-Situación de tos abrigos de LI Sarga (1). El Salt (2) Y El Calvar¡ (3)
conocidas de éstos. Hay algunas hachas o mazos neolíticos y unos trozos,
a! parecer, de puntas de flecha que por su delgada finura de la talla bifacial pudiera ser del Bronce. De cerámica hemos visto unos trozos de
vasijas de barro amarillento oscuro, con adorno inciso de lineas rectas
que se cruzan rellenando triángulos amplios en los bordes». Por su parte.
Camilo Visedo, con mayor precisión científica, se refirió a .. cerámica
muy tosca y algún útil de piedra» en la primera de sus notas y en la
segunda, concretando más, a .. cer ámica incisa y lisa, hachas y cuentas
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PI~TURAS
RUPESTRES
7
de collar», incluyendo el yacimiento en el Eneolítico (1). Si bien las noticias son poco expresivas, no importan a la hora de valorar los elemen tos para la datación de las pinturas ya que cada vez estamos más convencidos de que difícilmente puede aventurarse el sincroni smo del arte
parietal y de los yacimientos próximos, como denuncian la mayor parte
de las excavaciones realizadas en las proximidades de los yacimientos
pint.'1dos o grabados.
La noticia del descubrimiento de las pinturas de La Sarga fue comunicada por C. Vi sedo y F. Ponsell, cuatro días más tarde, a la Comisión
Provincial de Monumentos de Alicante, y el primero de los citados remitió
además una breve ficha del hallazgo a la Comisaria General de Excavaciones Arqueológicas, ampliando la información, más tarde, en una obrita
general sobre la prehistoria alcoyana. Por su parte la aludida Comisión
alicantina visitó el yacimiento y r emitió a la citada Com isaría General
su informe que se publicó, antes que el de Vi sedo, aunque un par de años
después del descubrimiento y ambos en el «Noticiario Arqueológico Hispánico» de Madrid.
Puede decirse, por lo tanto, que las pinturas estaban prácticamente
inéditas, aunque las referencias no hayan faltado, siempre muy escuetas,
en las obras generales posteriores, casi siempre a partir de lo ya citado
y sin el análisis completo de las figuras.
La bibliografía a que se ha hecho referencia, es la siguiente :
REY PASTOR A., Jijona (Alicante). Cuevas de la Sarga, «Noticiario
Arqueológico Hispánico», 1, 1-3, 1952, Madrid, 1954, p. 26 a 28 y III láminas con 6 fotografías.
VISEDO MOLTO, Camilo, Alcoy (Valencia). Els Plan8, Ibidem 11,
1-3, 1953, Madrid, 1955, p. 177, fi cha 545 y del mismo autor Alcoy. {Jealogfa, Prehistoria, Alcoy, 1959, p. 35 a 37 y 11 láminas con 3 fotografías
y un croquis.
BELTRAN MARTINEZ, Antonio, Arte rupestre levantino, Zaragoza, 1968, núm. 73, p. 216 a 220 y figs. 138, 139 Y 140.
En las dos primeras publicaciones, sumamente breves, como se ha
dicho, hay algunos errores e incluso algún «lapsus» atribuible a los editores, ya que las pinturas no están en el término de Jijona sino en el de
Alcoy, aunque el caserío de La Sarga se sitúe en aquél; por otra parte
Alcoy no es provincia de Valencia sino de Alicante. Aparte de lo dicho,
la realidad es que las noticias citadas no tenían otra pretensión que la
(1)
C. VISEDO 1953 y 1959, p. 51 y A. REY PASTOR, p . 28 y 27.
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A. BELTRÁN
de dar cuenta del descubrimiento y no contenían ni estudio cuidadoso ni
siquiera una observación detenida; ésta fue emprendida por don Vicente
Pascual quien realizó copias y fotografías que hemos utilizado para concluir el trabajo con el Departamento de Prehistoria y Arqueología de la
Universidad de Zaragoza, a través de un equipo especializado que llevó
a cabo la fotografía total y el calco de los abrigos en los meses de junio
de 1965 y de 1972 (2) .
La primera nota de Vi sedo hablaba de manos pintadas y de uno o
más jabalíes heridos, que 110 existen; en su segunda nota ya no citaba
las manos, pero insistía en . dos a modo de jabalíes perseguidos por otro
arquero» y aunque manifestaba sus dudas se inclinaba a tal solución por
los siguientes argumentos, no demasiado convincentes: «Ha sido muy
difícil 01 poder calcar esta escena, por su mal estado, sin estar seguros
de que se trata, realmente, de dicha fauna; sus cuerpos alargados y con
protubera ncias en el contorno, así como la falta de hocico y extremidades lo hacen dudar, pero estos detalles han podido desaparecer y la form a
gruesa y alargada acusa nuestra cr eencia en el jabalí :.. Rey Pastor habla
también de que caparece algo borroso un jabalh imaginamos Que repitiendo una sugerencia de Visedo. El r esto de las referencias es muy elemental, aunque correcto en términos generales.
2.
SITUACIÓN
Los covachos o abrigos están situados a unos 9 km . al sur de Alcoy,
con las coordenadas 3° 13' 54" E. (meridiano de Madrid) y 380 38' 33" N.,
de la hoja 847, del mapa 1 :50.000 (fig. 2); el paraje es accesible desde
el camino de La Sarga y luego por otro de monte Que llega, tras recorrer
1'6 km., hasta Mas de la Cova, a donde se puede ir también por otros caminos semejantes. Las cuevas de La Sarga se abren n poniente de la sierra
deIs Plans que levanta cotas a alturas superiores a los mil metros aunque
los abrigos se abren entre los 850 y 900 metros sobre el nivel del mar (fig. 3
y Lám. Il) . El barranco, profundo y de paredes muy verticales, se origina
en un cantil de más de 50 metros de altura que 10 cierra totalmente y
lo convierte en un lugar óptimo para la caza, tanto por la presencia de
agua cuanto por el aislamiento del valle que permitiría cerrar el paso
a los animales e incluso despeñarlos desde la parte alta (Lám. J, b) . Este
(2) Loa calcos han sido realizados por las pro!s. Pilar Casado, M.' Isa bel Molinos
y Almudena Domlnguez; bajo nuestra direcci6n y los trabajos de laboratorio por los
citados y por los colaboradores D. Joaquln Losta l y las Stas. Magall6n y Maestro y
otros alumnos del Departamento.
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Fig. 2.-Oetalle del emplazamiento de los yacimientos de La Sarga, El Satt y El Calvarl
10 Kms
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A. BELTRÁN
barranco afluye al arroyo del Regal, que pasa por delante del de la Batalla. El acceso a las pinturas se hace por una ladera abrupta y pedregosa, muy empinada, con un desnivel total de unos cien metros, poblada
de matorrales. entre ellos el tomillo, espliego, romero y otras plantas
aromáticas y escasos pinos carrascos, residuo de los 3 n liguas bosques.
Los abrigos se abren en un muro vertical dispuesto casi de Norte a
Sur, en una extensión de unos doscientos metros, en número de siete,
a los que daremos una numeración convencional. Los covachas son resultado de una fuer te erosión en la caliza cacena o nummulíticn, con piso
luteciense y acusado buzamiento hacia el Sudeste. Muchos de los covachos
han servido de refugio a los pastores y sus rebaños y están en negrecidos
fuertemente por el humo de las hogueras, hasta el punto de que una buena
parte de las pinturas que posiblemente existieron puede haber quedado
bajo la densa capa de hollin, ya que se aprecian restos rojos en muchos
puntos de los abrigos ahumados. 1...'\ superfic ie de las calizas sabulosas,
no demasiado coherentes, donde se pintó, ha originado numerosos desconchados y la consiguiente pérdida de pinturas que, en este yacimiento
y en la mayor parte de los casos, no cabe atribuir a las tropelías de los
visitantes, aunque algún daño han causado, como especificaremos más
l.ldelantc.
La selección del lugar para situar las pinturas se hizo por una larga
serie de circunstancias, de las que muchas se repiten en otros yacimientos con arte levantino. En primer lugar la enorme mole de la sierra deIs
Plans, con su cota de 1.290 metros y su aislamiento por los collados de
Torremanzan as y La Carrasqueta; después su orientación hacia el Oeste
y su dominio del barranco, situándose el más característico grupo levantino justo en el borde del acantilado más próximo a la cabecera del torrente y al cierre de éste por el murallón rocoso ya descrito. La superficie
de la roca es, además, muy apta para la pintura, sin descomposición de
las capas exteriores, aunque se halle resquebrajada y saltada en algunas
partes, posiblemente por el frecuente y brusco cambio de temperaturas
que se produce en estas latitud y altura.
La conser vación de las pinturas es muy desigual; contra la opin ión
de Rey Pastor y de Visedo no es mala, salvo en algún punto concreto y,
en algún caso, como en los covachos más al Sur, muy buena, al menos
compar ada con el resto de los yacimientos levantinos. Existe escasa sedimentación sobre la pared y solamente en dos o tres lugares se ha formado
una delgada película de carbonato de calcio sobre las pinturas. Cierto
que hay bastantes pinturas que no podemos saber si son levantinas o
esquemáticas, aunque parecen de estas últimas, muy degradadas e incl uso desaparecidas; pero las que conservamos y describimos son muy
visibles y su calco no ha ofrecido dificultades. Las pinturas de la parte
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Fig. 3.-lo. covacho. de La Sarga
(Dibujo de Vicente Pucual y croquis de A. Bettrin)
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A. BELTRÁN
Infer ior, sobre las que se superponen las mejor conser vadas. debían estar
ya muy debilitadas cuando se pintaron las que hoy conservamos.
El sistema que hemos empleado es el que hemos seguido en ocasiones
anterior es y descrito en las oportunas publicaciones, especialmente en
Val del Charco del Agua Amarga (Terue!), Los Grajos, Cañaica del Calar
y Fuente de Sabuco (Murcia) y Lecina (Huesca) (3) .
3.
D ESCRIPCIÓN DE LOS FRISOS PINTADOS
Covacha l . Sector a
Es el más meridional del conjunto, casi en el límite de la visera r ocosa y el acantilado; todas sus pinturas son de estilo levantino siendo
las de los animales naturalistas más modernas que los numerosos signos
esquemáticos, algunos ilegibles, a los que cortan. El espacio pintado cubre
2'90 m. de largo y unos 0'65 rn. de altur a (fig. 4), componiendo en conjunto un rectángulo muy irregular. Los elementos más importantes son
cinco ciervos, muy bellos desde el punto de vista artístico, un par de
fig uras casi ilegibles que tal vez fueron ciervos primitivamente, un par
de repr esentaciones humanas y numer osos signos geométricos. esquemáticos, que no dibuj an ninguna forma concr eta. Los animales miran a derecha o a izquierda indistintamente, sin que su posición esté, por lo tanto,
influida por la situación o caracteristicas del covacho. Aunque pensamos
que siempre los paneles pintados fueron r ealizados con arreglo a un esquema previo y desarrollados según pautas, aquí no alcanzamos a poderlo precisar.
El abr igo tiene el techo ennegrecido, aunque no parece que el humo
haya hecho desaparecer ninguna parte importante de las pinturas, que
no llegaron a la parte superior ; ocupan desde casi el nivel del suelo hasta
un os 1'60 m. teniendo la pared, por término medio, alrededor de 1'70 m.
La conservación del muro rocoso era muy buena cuando se descubrieron
las pinturas, pero después se han producido muchos desconchados que
afectan, en algún caso, a la zona pintada, según se adver tirá en la descripción que sigue.
Los color es son rojizos, con distintos matices ; uno rojo castaño, vinoso, con tintes amor atados en las figu ras de los ciervos y más claros, aunque siempre de un r ojo oscuro, los signos esquemáticos.
(3) Cl a. la serie cMonograflas Arqueol6gica'lt de l Departamento de Prehistoria
1 Arqueologia de la UniTersidad de ZaragoUl, núm •. 4 y 11.
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P'''''TURA8 RUPESTRES
18
Restos ilegibles.
En el extremo de más a la derecha del abrigo existen muchos restos
de pintura que apenas se ven. Un grupo de ellos muestra var ios trazos
que debieron configurar algo que es imposible de identificar a causa del
estado deficiente de conservación. El color es rojo claro, semejante al de
las pinturas esquemáticas.
2. Restos de un posible cuadrúpedo.
En color rojo oscuro se advierte una mancha que parece un cuadrúpedo vuelto hacia la derecha, al que faltarían la cabeza y los cuartos traseros incluso las patas. Lo que se conserva sería la mayor parte del cuerpo
y unas finas patas delanteras que convendrían, solamente, a un ciervo,
único animal, por otra parte, representado con claridad en este abrigo.
3. Trazos rojos.
Debajo de la mancha número 2 hay dos líneas pintadas en el mi smo
color que se unen en ángulo y que parecen prolongarse un poco hacia
arriba, muy difíciles de interpretar. No sería imposible que se tratase
de una esquematizaci6n humana de la que se conser vasen solamente las
piernas; existen, además, algunas señales de pintura alrededor que podrian completar la figura, aunque no en el estado en que actualmente
se conserva.
4. Esquematización humana.
Figura no muy bien conservada, de 0'13 m. de altura, muy simple
y escasamente cuidada en su r ealizaci6n; se advierte en ella una cabeza
redondeada que termina por la parte superior en dos salientes que podrían
ser or ejitas o picos de un gorro. Los brazos, muy mal conser vados, cuelgan hacia abajo, algo separados del cuerpo; éste es delgado y sin formas
definidas ; las piernas cortas, incompletas y abiertas en ángulo (Lám. 111) .
5. Trazos ilegibles.
Inmediatamente debajo del esquema humano número 4 hay dos trazos
unidos por la parte superior y divergentes que podrían formar parte de
otra estilización humana o ser, tal vez, la prolongación de las piernas
del hombre núm. 4 ya citado. No obstante Jo dicho, la pintura está tan
perdida que cualquier interpretación en este sentido o en otro distinto
r esulta muy arriesgada.
Todos los trazos que preceden al ciervo 6 están pintados en color rojo
violáceo. bastante desvaído, y se ven muy mal.
6. Ciervo.
Hermosa fi gura de ciervo rojo, vuelto hacia la derecha y ligeramente
inclinado hacia arriba. Mide 0'26 m. desde el morro a los cuartos traseros.
El animal está completo a excepción de la parte izquierda del lomo. per1.
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14
A. BELTR.l.~
dida al saltar una parte de la roca, produciendo un desconchado bastante
grande que figura ya en las fotografí as que se hicieron inmediatamente
después del descubrimiento (Lám. IV, a y b y XXXI) .
La cabeza termina en un morro muy puntiagudo y las astas, fi nas y
bien dibujadas. cortan las patas del ciervo número 8, teniendo siete puntas hacia la izquierda , conservadas perfectamente, mientras la parte derecha está algo afeetada por el desconchado a que nos hemos referido
antes. Se muestran claramente las dos orejitas y se aprecia también la
corta y característica cola. Las patas delanteras, muy finas y bien dibujadas, son paralelas y están ligeramente tendidas hacia adelante, apreciándose el ensanchamiento de las pezuñas; las traseras, más torpes y
verticales, corresponden a un animal parado ; junto a ellas hay una punta
saliente, pintada, que f orma parte de un dibujo anterior sobre el cual
se situó el ciervo que describimos.
El color es rojo violáceo, muy diferente al del númer o 8 que tiende
hacia el rojo castaño. La técnica, que se repite en todos los ciervos de
este grupo, es de perfilado del cuerpo con una linea muy segura y r elativamente gruesa que no se ensancha más que en la cabeza y la parte
alta de las patas delanteras. El interior del cuerpo tiene como relleno
una serie de líneas con tendencia a ser paralelas entre sí y también con
las que perfilan el cuello, el dorso y los cuar tos traseros del animal; las
citadas líneas interiores no son continuas. pero mantienen la misma dirección con un sentido un tanto ondulado. Esta misma disposición la encontramos en la cueva de la Vieja, en Alpera, en Solana de los Covachas,
Nerpio y, con menos claridad, en otros abr igos de la r egión del Sudeste.
Debajo de este ciervo se advierten dos trazos muy gruesos, algo paralelos, que ya han sido cortados, algo más arriba por el cier vo número 8;
el de más a la derecha muere debajo del cuerpo del cier vo y el o tro se
prolonga hasta rebasar el vientre, terminando en punta; falta la parte
contigua a la línea dorsal del ciervo por haberse perdido con la zona saltada de la roca. No existe la menor duda respecto de la superposición;
la figura del ciervo está encima de los gruesos trazos geométricos, de
color violáceo también, pero de aspecto muy diferente, sin posibilidad de
confusión, de los que fonnan el ciervo. La superposición quedaría, pues,
de la siguiente forma : Las astas del ciervo 6 cortan la pata trasera der echa del cier vo 8 y los trazos 7 con el cuer po, quedando establecida la
antigiledad del conjunto por este orden : a) Trazos 7 de color violáceo;
b) Ciervo 8 rojo castaño ; c) Ciervo 6 rojo violáceo.
7. Trazos geométricos.
Son los ya aludidos al hablar del ciervo 6 bajo el cual se encuentran
en buena parte ; en número de t res, desiguales de grosor, se disponen en
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Pl!lo URAS RUPESTRES
"
15
for ma sensiblemente paralela ; son también de forma diferente. El más
grueso es el central de 0'04 m. de ancho; el de más a la izquierda, incompleto por haberse per dido su par te infer ior en un desconchado, tiene la
super ior ter minada en forma de horquilla; el centrdl rebasa el cier vo 6
y acaba en punta; éste y el de más a la derecha ter minan por la parte
superior debajo del cuer po del cier vo 8, comprobándose que las figuras
naturalistas son más modernas que los t razos geométricos. El color es
rojo violáceo de tono negruzco en el t razo de más a la derecha.
8. Cier vo.
F igura lamentablemente incompleta de un ciervo vuelto hacia la ü:quierda, de la cual fa lta la cabeza, perdida a causa de un pequeño desconchado. Mide 0'14 m. desde la par te media del pecho a los cuartos t raseros. Está en act itud de correr con las patas en posición con t rar ia a
las del ciervo número 6, es decir, con las delanteras casi vert icales y las
traser as tendidas hacia atrás y muy bi en dibujadas, advi r tiéndose cla ramente el ensanch amiento de las pezuñas, el surco centr al de ellas e incluso
su s,,'l liente posterior: aunque con menos clar idad, se aprecian los mismos
detalles en las patas delanteras. La cola, muy pequeña, está colocada en
la parte superior de la grupa, en apariencia algo desplazada de su lugar,
a unque esto deba ser atribuido a la posición de los cuar tos t raseros del
animal. El aspecto de este cier vo es mucho más fino que el del 6, no sólo
en la actitud, más movida, sino en la proporción del cuerpo que resulta
más esbelto, más est recho. La altura respecto de la longitud es de un
tercio en el número 6 y de algo menos en el 8.
La técnica es la misma citada : una linea muy fi rme de perfilado del
cuer po y relleno de líneas discontinuas y par alelas, tal como hemos visto
en el ciervo 6; pero aqu í dichas líneas adoptan un sentido diagonal que,
con cierta ondulación, va desde el cuello a las patas tr aseras ; éstas fu er on realizadas con la misma técnica en la pa r te super ior y son macizas
de color en la parte baj a.
Como ya se ha dicho al habla r de los números 6 y 7, el cier vo 8 se
superpone a los dos trazos 7 que termin an bajo su cuerpo, ya que la parte
superior de éste queda intacta ; y r esulta cor tado por el ciervo 6 cuya
asta izquierda se super pone a la pata t rasera derecha del 8.
Quedan otros restos de pin t ura alrededor del animal de que nos ocupamos, entre ellos dos líneas casi hor izontales que vienen a termina r
casi en su pecho, pero que no par ece sea necesario inter pr etar como dos
venablos que van a clavarse en el animal. También hay una larga línea
de tr acitos que va desde las manchas del número 9 hasta el conj unto de
la izquierda, cor tan do al ciervo a la altura del cuello, sin que con lo que
conservamos sea posible saber qué línea va por encima.
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A. BELTRÁN
El color es r ojo castaño, vivo, tanto en el ciervo como en la línea de
puntos.
9. Conjunto de manchas r ojas.
Más arriba del ciervo 8 y casi junto a él existe un conjunto ilegible
de trazos y manchas de color rojo, en la misma tonalidad de las pinturas
de la base del panel. Aunque es imposible defin ir ninguna figura, se aprecia una parte de la mancha con el rayado de relleno interior que se ha
descrito en los ciervos ya citados y muy bien podría tratarse de otro,
vuelto hacia la izquierda y ligeramente levantado en la misma dirección;
no obstante, la mala conservación de esta zona impide precisar más sobre
estos restos y asegurar la hipótesis que acabamos de avanzar. El color
demuestra que pudo haber manchas de color violáceo y es seguro que
sobre éstas, en la parte derecha, se superpuso otra pintura de color rojo
castaño, como ocurre con el ciervo 8 y la línea de puntos o trazos.
10. Trazos arqueados.
A la izquierda del número 9 y en una zona donde la pintura está bastante perdida y hay muchos desconchados, se advierten bien dos gruesos
trazos arqueados y paralelos, que son del color de todos los del fondo y
que deben ser puestos en r elación con todos los demás de alrededor, incluso con los de más abajo que r esultan cortados por el ciervo número 1I.
No es posible desentrañar ninguna figura y tampoco parece que se haya
intentado borrar estos trazos para pinta r los ciervos que se les superponen.
11. Ciervo.
Muy hermosa figura de ciervo vuelto haci a la izquierda y ligeramente
levantado de los cuartos delanteros. Mide 0'19 m. desde el pecho a la
grupa, aunque era ligeramente más largo, puesto que en la parte de los
cuartos traseros ha desapa recido un poco de la figura a causa del desprendimiento de un fragmento de la superficie de la pared rocosa. El
estilo y la técnica pictórica son Jos mismos de los ciervos ya descritos.
Las astas tienen cuatr o puntas, se ven las orejas y al extremo de las dos
fina s patas delanteras, las aberturas de las pezuñas. Faltan , casi enteramente, las patas traseras y la parte delantera de la cabeza. El cuerpo
está perfi lado por una línea y el r elleno es de trazos paralelos y discontinuos, di agonales, desde la parte superior izquierda a la inferior derecha.
El animal está superpuesto. por 10 menos, a siete trazos muy gruesos
que deben ser puestos en relación con los descritos con los números 10
y 12. Tales trazos son de color rojo violáceo, mientr as que el ciervo es
de color rojo castaño, como el 8. La linea horizontal de puntos o trazos
a que se aludió al describir el ciervo 8 termina en el que ahora nos ocupa
(Um . V, a).
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PI~'TURAS
RUPESTRES
17
12. Trazo grueso.
Delante del ciervo 11 hay un grueso trazo de color rojo violáceo in·
tenso formado, al menos, por otros tres paralelos, en algún caso cuatro,
que se unen en algún punto y que miden, conjuntamente, 0'07 m. de an·
chura. En su parte superior debería estar el trazo debajo de la cabeza
del ciervo 11, pero por desgracia falta esta parte de la pintura. Segura·
mente el trazo formaba parte de un conjunto en el que entraban los sig·
n(lS que están bajo el citado ciervo y, desde luego, todos los de la izquier.
da, pudiéndose aventurar la idea de que formaban un grupo de líneas
onduladas e incluso un meandro que bien pudo servir de in spiración a
los del Covacho 11 (Um. V, b) .
13·14·15. Trazos gruesos.
'roda la parte izquierda de la zona de signos, ya citada, contiene un
conjunto de trazos gruesos del mismo color que las pinturas del fondo
que r esulta imposible desentrañar. entre otras razones porque falta todo
el centro de esta composición. perdido a causa de un gran desconchado.
No obstante. pensamos que aunque se conservase, no sería fácil lC€r estas
pinturas. abstractas y mal conservadas (Um. VI, a).
16·17. Meandro de trazo discontinuo.
A la izquierda de los trazos anteriores, hay un grupo de otros más
finos. discontinuos y paralelos, que se unen en algunos puntos. en otros
forman zig.zags y que se disponen, en general, en tres líneas, formando
un me.'l.ndro con tres curvas. En la parte superior. el 16 es casi una cir·
cunferencia, abierta por abajo y de un solo trazo, bastante grueso. Aun·
que en los abrigos con pinturas esquemáticas de La Sarga U aparecen
otros dos signos en forma de meandro, éste es muy diferente y además
corresponde a la pintura roja de base del panel, anterior a los ciervos,
mientras que los meandros del conjunto esquemútico son de color y as·
pecto muy distinto (Um. VI, a) .
18. Trazo curvo, ondulado.
A la izquierda de los signos anteriores se di spone, también en forma
vertical, pero menos acusado en las curvas, un trazo grueso, de una sola
lin ea, que forma tres ondulaciones y que conservamos bastante completo
(L.'m . VI, b y VII) .
19. Ciervo.
Bella figura de ciervo vuelto hacia la izquierda. Si estuviera completo
mediría unos 0'26 m. desde el pecho hasta los cua rtos traseros y 0'46 m.
desde el extremo del asta derecha hasta la pezuña de la mi sma pata delantera. Faltan algunos fragmento s de pintura encima de las patas de
delante, en el cuerpo y, sobre todo, en los cuartos traseros, deterioros
•
[page-n-21]
18
A. BELTRÁN
tanto más de lamentar cuanto que estaba completo cuando se descubrió
... juzgar por las fotografí as obtenidas entonces. Este espléndido macho
tiene largas astas, una de ellas con seis puntas y corta con la cuarta y la
quinta un trazo de color rojo castaño intenso que se advierte nitidamente.
debajo. El animal ha sido pintado con las cuatro patas. muy fi nas, en
las que se marcan las pezuñas y su correspondiente surco; está parado,
con la cabeza muy levan tada, el cuello estrecho y largo y un aspecto muy
diferente a los ciervos descritos hasta ahora. La técnica es también muy
distinta puesto que, aun manteniendo la linea exterior del perfilado, el
r elleno es una tinta plana en la que solamente algún trazo intenta subrayar la anatomia del animal , sobre todo en el vientre; la tin ta plana es
muy irr egular y apenas cubre el cuerpo si exceptuamos la parte delantera.
L..'l. figura es de color rojo violáceo y desde el punto de vista a rtistico,
la mejor de todo el abrigo (Um. VI, b y XXXII) .
20. Trazos rojos.
En la parte superior del ciervo 19, cortado por su asta izquierda, hay
un tr azo ilegible del mismo aspecto y color que los ya mencionados hasta
ahora, de su clase, sin que podamos dar, tampoco en este caso, ninguna
interpretación.
21. Cier vo.
En el extremo izqu ierdo del nbrigo, vuelto a la derecha y muy mal
conservado existe un ciervo de color rojo violáceo que mide 0'23 desde
ia grupa al pecho. Una buena parte del cuerpo del animal falta, a manchas, y resulta también poco visible la cabeza, con el cuello. Hemos
de advertir que de una y otro hemos calcado la mancha coloreada que
aún queda y que. segur amente. no debe coincidir con la pintura primItiva, presentando el actual aspecto porque el color se ha extendido a zonas contiguas.
Conserva el ciervo las cuatro patas, muy fina s, sobre todo las delanteras, aunque falte parte de éstas; se aprecian las pezuñas y los surcos
de división de ellas. La línea dorsal es muy arqueada y bastante diferente a la que tienen los otros ciervos ya descritos. La técnica es semejante a la tinta plana usada en el ciervo 19, aunque nos muestra menos
acusada la línea de perfilado. siendo el relleno desigual, pero más uniforme que en el ya citado número 19. Es posible que algunos pequeños
trazos que se ven en la parte superior de esta figura sean restos de las
astas del ciervo (Lám. VIII) .
La zona donde se halla este animal, ángulo superior izquierda del
abrigo, es la más trabaj ada por la erosión, por lo que no se aprecian más
que escasos restos de pintura.
[page-n-22]
PINTURAS RUPESTRES
19
Covacho l . Sector b
Inmediatamente al norte del Covacho I a se sitúa el I b, muy ennegrecido y ahumado en el techo y con defic iente conservación de las figu·
ras, todas ellas roj as, con tono intenso, aunque para determina r el matiz
exacto hay que tener en cuenta las condiciones del covacho (Um. IX) .
1. Arquero.
Figura de hombre arrodillado o en actitud de saltar o de relajar el
cuerpo después de disparar el arco; tiene ambas piernas dobladas (fig. 5).
Mide 0'22 m. de altura máxima. La cabeza es alargada y del centro de
ella sale, hacia arriba, una larga pluma; el cuello es grueso, los brazos
cortos estando el derecho terminado por una mano muy bien dibujada,
con representación de los cinco dedos y el izquierdo sosteniendo un arco,
de una sola curva y tres flechas de las que se distinguen bien la emplumadura y la punta. El cuerpo es grueso y muy regular, terminado en
piernas gruesas y dobladas uniéndose el muslo y pantorrilla de cada piel'·
na en sendos ángulos rectos. La pierna derecha remata en un pie en el
que se ven, perfectamente, cuatro de los dedos y el empeine, mientras
que no se aprecian estos detalles en el pie izquierdo. Un saliente picudo
en la parte de la espalda podría representar un morral o bolsa colgado
de los hombros.
2. Restos de un arquero.
Debajo de las piernas del arquero 1 está lo que resta de una figura
de hombre, en el mismo color, de la cual se aprecian bien la cabeza, re-dondeada, y el arranque del cuerpo y de los brazos. En una copia de
V. Pascual realizada poco después de descubrirse el abrigo se representa
algo más del brazo derecho, el cuerpo hasta la cintura y restos del arco
y de las flechas, así como algunas líneas de puntos partiendo de la cabeza, de ellas tres hacia arriba que cortan la pierna izquierda del arquero 1 y otra lateral que no tiene demasiado sentido. Actualmente nada
se ve de todos estos detalles, que bien pudieron existir por lo que acompañamos a nuestro calco, de 10 que hoy se conserva, la copia de V. Pascual.
3. Manchas rojas.
En el mismo color rojo de las demás figuras del covacho hay una
serie de manchas, cuya significación es imposible de desentrañar; se sitúan en la parte superior izquierda del panel.
4. Restos de un posible animal.
A la izquierda del arquero 1 existe una masa de color rojo, mal
conservada, que podría ser lo que resta de un animal hacia el cual se
dirige s u cazador. En realidad con lo que ha llegado hasta nosotros
es muy dificil asegurar nada, ni siquiera si debemos pensar en dos man·
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20
It. 1IELTRÁN
chas casi un idas, que podrían ser las identificadas como jabalíes por los
descubridores y autores de las primeras notas sobre La Sarga. En todo
caso no hemos visto la menor señal de patas; en cambio, en la parte
derecha, se ven dos finas líneas de desigual longitud que se superponen
a la pin tura en posición diagonal en descenso desde la izquierda a la der echa. Al lado izquierdo de la mancha, cuatro líneas salen hacia abajo
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[page-n-25]
PIl';TURAS RUPt$fRES
21
para formal' un ángulo. Cualquier interpretación es muy atrevida y no
parece que se pueda pensar en representaciones de árboles.
5. Puntos.
Debajo del conj unto número 4 hay un grupo de cincuenta y tres puntos en el mismo color rojo que se alinean o forman signos geométricos
sin que podamos definir lo que significan.
6. En el extremo del panel, como a 1'60 m. de distancia, están las
últimas pinturas, cuatro t razos, dispuestos en diagonal de izquierda a
der echa, si n interpretación posible (fig. 6).
Grupos de Covachas 11
El conj unto de covachas que numeramos Il y que descr ibimos de Norte
a Sur, se compone de siete paneles con pinturas esquemáticas a las que
se debe añadir, antes de llegar al último, una serie de líneas grabadas
descubiertas y calcadas por V. Pascual.
1. Figura humana.
Comenzando por el primer panel hay que advertir que la zona pintada parte casi a nivel del suelo y alcanza hasta los dos metros como
máximo (lig. 7).
La fig ura humana está pintada en negro sobre r ojo, siendo evidentes
los repi ntados en muchos sitios y quedando más cla ro el rojo en la parte
der echa de la pintura. La interesante esquematización nos presenta la
cabeza oval, marcando solamente el perfil y saliendo de elJa, hacia arr iba,
dos cuernos, liger amente arqueados y puntiagudos. Se marcan con toda
evidencia los brazos y el cuerpo por medio de una linea ancha que no
llega a estar en conexión con la cabeza, al menos en toda la anchura del
mismo. Parece distinguirse la pelvis, resultando muy confusa toda la
parte inferior del cuerpo de esta esquematización humana (Lám. X y
XXXIII).
2. Con jun to de signos abstractos.
A la derecha de la figura humana 1 y en parte cor tado por ella, tenemos un conj unto de signos en color violáceo o rojo claro, que se superponen en algunos puntos, estando siempre debajo el r ojo claro. En la
parte de arriba hay un signo en color rojo intenso formado por cuatro
trazos, casi paralelos y verticales, que llegan a unirse en su parte inferior. E ste signo eorta a una serie de otros de color rojo clar o que se
prolongan hacia la izquierda del panel hasta otro grupo del mismo color, tres de los cuales se unen como para formar una especie de tridente,
habiendo también un signo eh'cular y otro con los tres lados de un rombo. El resto de las líneas no compone ninguna figura.
En la zona central vuelve a repetirse la superposición de algunos 8ig-
[page-n-26]
22
A. BELTRÁN'
nos de color rojo violáceo sobre otros más claros, uno de Jos cuales parece un pectiniforme con los siete dientes haeia arriba.
Finalmente. en la parte inferior y en color r ojo claro hay un meandro
ngulo (Lám . Xl) .
formado por dos líneas gruesas y más abajo un A
3. Signos abstr actos.
Más a la derecha y en el mismo color rojo claro, pero ahora sin signos en color rojo violáceo, hay varios trazos paralelos entre si y ligeramente inclinados y otro, difícil de interpretar, de forma oblonga, con una
linea vertical que 10 divide en dos y tal vez con dos divisiones casi horizontales en cada lóbulo.
Siguiendo hacia la derecha y en la parte alta del panel, hay una nueva
superposición de un ángulo de color rojo violáceo sobre un grupo de signos ilegibles en color rojo claro. Más a la derecha aún, una esquematizaci6n, en rojo claro, con una línea cruzada por otras dos, paralelas y
más cortas.
4. Super posición de signos.
Con este grupo de pinturas, algunas en r ojo violáceo sobre otras en
r ojo clar o, se inicia una agrupaci6n de signos, de los cuales son de interés
extraordinario dos complicados meandros. Es imposible determinar cuales sean las etapas de estas pinturas; indudablemente han de ser más
de dos, pero la diferencia entre los colores es tan escasa Que también
podría atribuirse a su desigual conservación (fig. 8) .
La pintura en color r ojo violáceo podría ser una esquematización
de una figu ra de animal, en todo caso muy exagerada, de la que se verían
la línea dorsal, una pata trasera y dos delanteras y la cabeza; incluso
podrian verse las astas de un ciervo sustituidas por un alto lazo.
Debajo de este esquema se sitúan signos en color rojo clar o, indescifrables.
En la p:lrte inferior hay otr o signo, en color rojo violáceo y compuesto por una línea vertical y dos más cortas y paralelas que lo cruzan en
ángulo reeto ; indudablemente una esquematizaci6n humana (Lám. XII a).
5. Signos en r ojo claro.
A la derecha y arriba del signo 4 hay dos trazos a rqueados en color
rojo claro.
6. Cuernos de cabra. meandros y otros signos.
En la parte más alta del covacruto, donde la pared comienza a lanzar una pequeña visera hacia afuera, hay dos cuernos en color r ojo claro,
gruesos y tendidos hacia la derecha, indudablemente de cabra. Nunca
se pintó el r esto del animal (Lám. XII, b) .
Debajo, en color rojo violáceo oscuro, existen varios meandros ; el
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[page-n-28]
PU'iTURAS RUPESTRES
23
primero está dispuesto con predominio del sentido vertical. Se compone
de- cinco líneas, sensiblemente paralelas, que cierran por la parte inferior
y que parecen formar una línea continua siendo las apar entes interrupciones del trazo una consecuencia de los saltados y desconchados de la
roca. En este caso el recorrido se iniciaría por la quinta línea partiendo
de la derecha que remata en un ángulo abierto hacia arriba; seguida
por otra línea cerrada por arriba que pasaría cerrada al lado izquierdo,
con un remate de tres líneas y así continuada hasta la última linea a la
izquierda, también con un triple final. En defmitiva nos encontraríamos
con un verdadero laberinto, muy sencillo y r egular, pero perfectamente
cerrado. Las comparaciones con todo el mundo atlántico y canario de la
Edad del Bronce son claras.
7. A su derecha hay otro meandro, pero éste abierto. Se sitúa en la
parte alta del panel y está formado por seis líneas paralelas que forman
en la primera parte una figura semicircular y en la segunda se levantan
casi verticalmente. En el remate izquierdo solamente hay cuatro líneas
porque antes se han cerrado dos grupos de dos cada uno; aunque en la
parte derecha hay también dos fusiones, nuevas !fneas hacen que al final
queden abiertas otras seis que terminan casi a la misma altura, salvo
una que se prolonga más y acaba en un acusado ángulo (Um . XIII).
No hay la menor conexión entre los dos meandr os, pero debajo del
número 7, ocupando una parte del centro, hay dos signos cerrados que
pudieron haber estado unidos y formar un circulo abierto por abajo y
rematado en dos signos laciformes.
Más abajo parece repetirse el meandro 7, en menor tamaño y con
peor conservación; también tiene seis líneas que no son visibles en todo
su recorrido y que a la derecha se cierran en dos lazos, habiendo quedado
solamente cinco líneas de las que la exterior es apenas visible. Por la
izquierda las lineas quedan abiertas y dos de ellas rematadas en sendos
zarcillos.
En la parte inferior y hacia la derecha hay cuatro semicirculos concéntricos.
Termina el panel con una serie de signos, pintados en la parte alta,
que forman dos figuras, una oblonga, laciforme, y la otra con cuatro puntos horizontales y otro encima. En el centro hay un trazo arqueado, otro
vertical y un circulito cortado en el interior por un arco.
Más abajo, poco visibles, un cruciforme, un signo fu siforme y un
trazo grueso, corto e inclinado.
8. Esquematización animal.
En color rojo claro, vivo, con excelente conservación, existe la esquematización de un cuadrúpedo en posición inclinada, hacia abajo y a la
izquierda. Tiene una pata por par y en el delantero la segunda más corta
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24
Ji, 8ELTRÁN
aunque también podría ser la barba de un macho cabrío. La línea dorsal
se prolonga en una pequeña cola y en la cabeza los cuernos se abren eu
ángulo.
9. Trazos di versos.
Conjunto en el que figuran, de color rojo violáceo, tTes trazos, dos
con el extremo izquierdo doblado y otro, de más arriba, grueso, con el
extremo superior redondeado (fig. 9).
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25
10. Grupo de signos.
Más a la derecha hay un grupo de signos poco visibles en color rojo
violáceo; son de muy dificil lectura e interpretación. Abajo y a la derecha el 1, con cuatro o más tr azos verticales, salvo el de enmedio que es
horizontal; arriba el 2, con líneas gruesas paralelas y diagonales, en la
parte superior y otras dos análogas, pero en sentido contrar io y cerradas por la parte derecha; en el centro número 3, hay un signo en forma
de escudo, difícil de desentrallar y posiblemente incompleto en cuanto
a su conservación, siendo de forma rectangular, ligeramente apuntada
por abajo y dividida en tres cuarteles, de los cuales el superior, que ocupa
toda la extensión del signo, tiene una seri e de líneas complementarias.
Debajo hay otro signo ilegible y entre el escutiforme y el 1, una mancha de color (figs. 10 y 11) .
11. Arboriforme y trazos.
El centro de esta composición está ocupado por un signo arboriforme
compuesto por un trazo vertical cruzado por otros siete, más cortos, perpendiculares a él y paralelos entre sí. Se t rata de una estilización humana sin que exista diferenciación alguna en la cabeza, pero sí en la
par te inferior del cuerpo cuyo trazo termina en un circulito. Más abajo
de este signo y j unto a él hay una serie de t razos ilegibles, a la izquierda
una línea gruesa y arriba dos grupos más de tres y dos trazos, éstos en
la parte más alta del covacho, ya en la vuelta de la pared (tig. 12 y
Um. XIV, a y XXXIV).
12. Signo en fo rma de «phi:..
Aislado, combinado solamente con un trazo arqueado, se encuentra
un signo en forma de «phi » compuesto por una línea vertical que se
curva ligeramente hacia la izquierda en su parte superior y una circunferencia situada bastante alta en el signo.
El color, como en el grupo 11, es rojo violáceo (tig. 13 y Lám. XIV, b
y XXXV) .
13. Grupo de signos.
En el mismo color rojo violáceo de las pinturas anteriores, más a la
derecha, se advier ten dos signos redondeados, uno formando un óvalo
terminado por la parte de arriba por un lazo y el otro cruzado por una
línea vertical con otras más cor tas saliendo hacia la derecha (tig. 14).
14. Grupo de trazos.
Siempr e en el mismo color, en la parte derecha de este panel, hay
un grupo de signos en ser:.tido sensiblemente vertical, uno de ellos en
á ngulo y otro componiendo una extraña figura , ilegible y posiblemente
incompleta. (tig. 14) .
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Fig. 13.-covaeho 11
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[page-n-36]
PI~"URAS
27
RUPmTREII
16. Grabado geométrico.
En la parte baja de este covacho, hacia el exterior, existe un grupo
de lineas grabadas, descubierto y copiado por V. Pascual, que no componen figura ninguna concreta, aunque se agrupan en tres mazos, el de la
izquierda de tres lineas y alguna in termedia, el de la derecha de cuatro
que se unen por arriba y una quinta y curvada que cierra el espacio;
r sobre los dos grupos anteriores otro de cinco o seis líneas más que se
cierran en ángulo en la parte izquierda (fig. 15) .
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Fig. 15.-Covscho 11. núm. 15. segUn V. Pascual
(T. n.)
[page-n-37]
28
A. BELT RÁN
Grupo de covachos 111
En el extremo norte de la cinglera donde se hallan todos Jos covachos de La Sarga se sitúa el grupo que llamamos 111, con cuatro grupos
de pinturas. todas ellas en color rojo violáceo o castaño, cuya descr ipción
hacemos de Norte a Sur. Hay que tener en cuenta que el pr imer grupo
está sobre un muro r ocoso perpendicular a la línea que forman los r estantes abrigos y también que las pinturas de los grupos segundo a cuarto
se hallan muy mal conservadas y en covachos o muros verticales muy
separados entre sí. El primer covacho comprende las figuras o grupos
16 a 20 y los restantes son el 21, 22 y 23 (lig. 16, 17, 18, LAm. XV).
16. Ciervo.
Gran ciervo naturalista de 0'32 m. de largo, en lo conser vado, vuelto
hacia b derecha. Le faltan las patas. aunque se ve el a rranque de las
traseras y totalmente la cabeza , que debía estar in clinada hacia abajo.
a juzgar por las astas, parcialmente conservadas. pero muy visibles. El
cuerpo se per fila bien por una línea fi na reforzada por otr a gruesa, pero
el relleno inter ior es incompleto, hecho a r ayas, algunas de ellas paralelas, en la forma vista en los ciervos rayados del Covacho 1 a. Las patas
están tendidas, como si el animal estuviese lanzado a la carrera.
El color es rojo violáceo-castaño.
17. Signos en forma de punta de fl echa.
Grupo de seis signos en punta de fl echa, claramente visibles, por lo
que su descripción no ofrece la menor duda. No hay señal ninguna de
vástagos. Tampoco parece que puedan relacionarse con ninguna de las
figuras contiguas.
18. Arquero.
Estilización muy acusada de arquero en actitud de dispa rar el arco
contra el animal número 20. Está incompleto, faltándole los pies, pero
se aprecian bien las «jarreteras» además de colgantes partiendo de la
cintura. El sexo, pequeño y desplazado, se advierte también claramente.
Muy mal se ven la cabeza y los brazos, a unque está cla ro el codo der echo
y un pico acusado partiendo de los glúteos. El arco es de triple curva
y parece que la mano izquierda suj eta al mismo tiempo el arma y un
haz de tres flechas de las cuales se aprecian bien las puntas. El cuerpo
es muy la rgo y, en proporción, delgado y se forma por un trazo grueso
y fi rme.
19. Mancha ilegible.
20. Cuadrúpedo.
Restos de un cuadrúpedo. posiblemente un ciervo, mal conservado,
que se dirige hacia la izquierda, apreciándose bien las patas traseras
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Fig . 17.-Covacho 111
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30
A. BELTRÁN
y faltando las delanteras, la cabeza y bastante del cuerpo. Debe ponerse
en relación con el arquero 18.
El color es el rojo violáceo normal en este panel (Um . XVI, a y b).
21. Manchas y trazos.
Como a unos cuatro metros hacia el Sur, en color rojo violáceo, hay
restos de manchas y trazos de color, situados a unos 0'010 m. del suelo
y sin posible interpretación. Debe advertirse que ent~ el covacha pri
mero y este segundo hay numerosas manchas de color, ilegibles. y que
esta circunstancia se repite en todo este muro entre los covachos 11 y IIJ.
22. Restos de pinturas.
A tres metros del grupo 21, en color rojo violáceo muy vivo, hay restos que parecen formar parte de un meandro muy destruido, en posición
vertical, ondulado y de tres líneas paralelas por lo menos. Toda la parte
inferior de esta zona está picada.
El casero de Mas de la Cova nos aseguró que en la zona destruida
había un ciervo, pero nadie lo ha visto nunca, que sepamos, ni siquiera
cuando se descubrieron las pinturas.
23. Grupos de signos.
En el extremo de la derecha de esta serie de covachos se hallan dos
grupos de pinturas en color rojo violáceo vivo o claro. Aunque falta una
buena parte de la superficie de la roca, en la parte izquierda y a dos metros del número 22 hay un conjunto de trazos en los que podr ia intentarse
ver una csquematización animal, luego una serie de curvas, al menos
tres, paralelas, que podrían formar un meandro y, finalmente, varias
líneas, inclinadas desde arriba a la izquierda a abajo y la derecha, dos
de ellas paralelas, formando un signo imposible de interpretar.
En la parte derecha del panel, trazos y signos de diversas formas,
sin que sea posible darles explicación.
4
Covacha IV
Entre los covachas V y In hay una superficie pintada, en una ligera
oquedad, en la que se aprecian muchas manchas de color, sin forma determinada a las que damos el número 24 (fig. 19 y Lám. XVII) .
Covacha V
En el extremo norte del yacimiento, fuera del conjunto de covachas
citados hasta ahora y a nivel mucho más bajo, se halla este abrigo de
7 metros de boca por 4 de profundidad y unos 10 de altura. Contiene restos
poco importantes de pinturas esquemáticas, señales de otras perdidas
'! algunos grafitos modernos.
[page-n-41]
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F5g. 2O.--CoVKho V
[page-n-44]
32
A. 8ELTJL\N
Pueden delimitarse dos conjuntos.
25. Conjunto de figuras esquemáticas.
A 1'70 m . del suelo que se eleva desde la boca del covacha a la. pared
de fondo, hay un grupo de figuras en dos tonos de color r ojo, uno muy
vivo y claro y otro violáceo oscuro. Solamente pucO.en diferenciarse dos
esquematizaciones humanas en color rojo claro y una serie de trazos en
posición vertical, en los dos colores citados. Hay también un sigr.o oblongo dividido por el centro mediante una linea casi horizontal.
El color violáceo está muy degradado y se r.upl!rpone, en al ,~ún caso,
al rojo claro.
A unos tres metros a la derecha hay dos tra1,QS verticaJ e~J y restos
de color rojo claro (ftg. 20).
26. En el segundo seno de este covacha, a la izquierda. confundido
con grafitos modernos, hay algún resto de pinturlI muy ce~a del suelo,
del que solamente se pueden apreciar algunas manchas. Sobre ellas parte
del nombre MIGUEL (fig. 21).
Fig. 21 .-Covacho V
(1/2)
[page-n-45]
11
COVACHO DE EL SALT, PENAGUILA (ALICANTE)
En el impresionante barranco de cEI 8atb o cEI Castillo» de PenáguiJa, a 2 kilómetros al oeste de dicho pueblo y a 11.300 m. de Alcoy,
junto a la carretera que comunica ambas poblaciones, se abren bastantes cuevas y abrigos en el macizo calcáre<'l, una de las cuales posee un
pequeño conjunto de pinturas esquemáticl.8 (Lám. XVIII).
La parte alta del barranco, con cota df:' 929 metros y un desnivel de
mAs de 150 desde la carretera, se corona por el llamado cArco de Santa
Lucia» donde existen unos trazos pintado¡; en rojo, muy mal conservados. Hay también un castillo en ruinas y cerca de él los restos de un
poblado ibérico. La caliza es de color gris azulado y el fondo de los covachos amarillento rojizo; algunos de éstos son muy profundos.
En la ladera izquierda del barranco, mirando desde su boca, y abierto
hacia el Oeste, está el covacho pintado (Lám. XIX), que tiene la caliza
gris muy descompuesta en superficie, formando ur,a capa amarillenta
con exudaciones rojizas. Las pinturas son muy difíciles de seguir y en
su mayor parte apenas están visibles. El covacho, aislado, se alza a 800
metros sobre el nivel del mar y en las coordenadas de la hoja 821 del
1 :50.000, 3", 19' 30" E. (meridiano de Madrid) y 38", 40' 35" N.
Las pinturas fueron descubiertas por don Gaspar Borrell, funcionario del Ayuntamiento de Alcoy y colaborador del Museo de dicha ciudad
y nos fueron mostradas por don Vicente Pascual.
El paraj e es de una belleza impresiona nte, si bkn la explotación de
•
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A. 8ELTRÁN
la piedra por medio de una cantera en la misma boca del barranco amenaza terminar con ella.
El covacho, poco profundo, mide 2'50 metros en la boca, l 'SO m. de
profundidad máxima y 2'90 metros de altura. La pared pintada forma
un panel de aproximadamente un metro de altura y las pinturas se agrupan en la parte derecha y en el centro, existiendo sólo unas cuantas figuras en la parte superior, j ustamente donde el covacho busca la vertical;
en el mismo borde lateral izquierdo, ya fuera del covacho, hay también
un pequeño grupo de figuloas.
El color utilizado es el rojo oscuro y gran parte de las dificultades
para su contemplación e identificación se derivan de la pigmentación rojiza de la pared descompuesta, con muchas manchas eKtensas de óxido
de hierro. Existe alguna figura en color rojo claro.
Las figuras van descritas de derecha a izquierda (fig. 22 y Um. XX),
sin determinación de las dimensiones, que pueden verse en la escala del
grabado de conj unto, y son las siguien tes:
Mancha ilegible de color rojo oscuro.
2. Trazos gruesos del mismo color que no componen figura alguna.
)~ l gl"OSOI' de los trazos es desigual ; una línea es de extrae rdinaria finura.
3. Figura ancoriforme. Situada inmediatamente an iba de los tral:OS 2, con línea muy fina, de color rojo cereza muy diferente del rojo
('scuro de las pinturas circundantes. Se trata de una I!squematización
humana de 0'08 m. de altura, con la cabeza formada por dos anillos, uno
incompleto y abierto, los brazos arqueados hacia abajo y las piernas an('oriformes. Alrededor de la parte baja de esta figura hay ocho puntos,
en dos grupos que no creemos tengan nada que ver con ella, sino que
deben formal' parte de las rayas que deben ser lo que queda de una zona
pintada muy perdida (Lá.m. XXI) .
4. Trazo grueso, abierto en forma de Y, en color rojo violáceo con
una confusa mancha de color en uno de sus extremos.
6. Hombre esquemático de 0'13 m. de altura, con un trazo vertical
para el cuerpo, ligeramente ensanchado para formar la cabeza, los brazos horizontales y las piernas ligeramente ancoriformes, aunque esta zona
está un poco confusa por hallarse parcialmente superpuesta a una mancha. El hombre es de color rojo oscuro (Um. XXII, a).
6. Hombre esquemático, de 0'14 m. de altura, un poco más abajo
que el anterior, sin que se note ensanchamiento de la línea en la cabeza,
que es la prolongación del cuerpo, brazos ligeramente levantados y piernas abiertas en ángulo; asexuado. En el mismo color rojo oscuro.
7. Zona muy confusa donde se ve una mancha de forma sensible1.
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PINTURAS RUPESTRES
35
mente circular en color rojo oscuro : es ilegible, pero parece verse a la
parte derecha la zona superior de una estilización humana con los bra~
zos en cruz, sobre la que se superpondría la núm. 6.
8. Esquematización humana de 0'09 m. de alto, en color rojo oscuro,
sin diferenciación de la cabeza, brazos horizontales y piernas abiertas
en ángulo. Muy cerca un trazo inclinado en el mismo color.
9. Grupo de trazos en el mismo color rojo oscuro. Uno es un arquito,
otro una linea vertical y el tercero podría ser una estilización humana,
con cuerpo formado por un círculo, las dos piernas y la cabeza, aunque
es muy dudoso.
10. P arte superior de una estilización humana, con muy gruesos
trazos en color rojo oscuro. Se conserva el cuerpo desde la cintura a la
cabeza y los brazos arqueados hacia abajo. Es muy difícil saber cómo
se completaría, pues de ser un hombre completo ocuparía el espacio de
la figura 11 y encaja mal: podría también tener forma de cphb, pero
la realidad es que no se ve más que lo descrito. Se advierte aquí la única
superposición del conjunto pintado, de rojo violáceo sobre rojo muy claro.
11. En el mismo color que ellO, inmediatamente debajo de él, separado sólo por 0'04 m., trazos en forma aproximada a una Y, ilegibles.
12. Interesante esquematización humana de 0'21 m. de altura, sien~
do la figura mayor del abrigo. El cuerpo está formado por una línea
vertical, piernas arqueadas, con el sexo prolongando la linea del cuerpo,
tres líneas perpendiculares a ésta y paralelas entre sí, formando sendos
pares de brazos y la cabeza redondeada y pegada al par superior de
aquéllos.
13. Signo que parece representar una esquematización humana en
forma de cphh. Si es así, debe señalarse que la figura es oblonga, pintada
en color rojo oscuro, intenso, con la cabeza en el extremo de la línea cen~
traJ, vertical, redondeada, los brazos cerrando el espacio, cada cual por
su lado, en la parte inferior de la línea del cuerpo y el interior con di~
versas pinceladas, entre las cuales sobresalen dos puntos redondos, uno
a cada lado de la parte alta del cuerpo, que podrían representar los senos.
En tal caso podríamos hallarnos ante una pareja, siendo el 12 el varón
y el 13 la hembra. Mide esta figura 0'10 m. de altura (Lám. XXII, b).
14. Grupo de trazos verticales y alguna mancha, en color rojo oscuro.
Ilegibles.
15. Interesante figura compuesta por una estilización de cuadrúpedo,
vuelto hacia la derecha, con cabeza muy deforme sobre la que un saliente
puntiagudo puede ser una oreja, cuatro patas paralelas y casi equidistantes y el rabo algo más corto, pero muy semejante a las patas. Sobre el
cuerpo del animal, representado por una línea horizontal, gruesa, hay
una estilizaci6n humana que se ve mal en alguna parte y que no llega
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36
A. BELTRÁN
a tocar en el dorso del animal. Son claros el cuerpo y los brazos, arqueados hacia abajo, más oonfus.'\s las piernas y la prolongación del cuerpo
sea el sexo o no. Podría tratarse de un hombre en pie sobre el animal. A
la izquierda de estas figuras una mancha confusa en color rojo claro.
ilegible (Lám. XXIII).
16. A 0'50 rn. a la izquierda y 0'20 m. más abajo que el 15, hay dos
trazos en el color rojo oscuro habitual en el abrigo, que pueden ser parte
de dos estilizaciones humanas, la de la izquierda cruciforme y la derecha
con el cuerpo, sin cabeza ni brazos y las piernas abiertas en ángulo.
17. Figura en color rojo claro, a unos 0'25 m. más alta que el borde
superior del panel, ya en la parte del covacho que cierra sobre la boca.
Se trata de una estilización humana, muy distinta a las otras del covacho, con el cuerpo grueso, las piernas largas y casi paralelas, un brazo
cerrado en arco y la parte superior muy mal conservada, aunque parece
haber una cabeza o gorro, ancho y plano. E n toda esta zona se advier ten
trazas de pinturas y manchas que no pueden interpretarse y que deben
ser r estos de algunas an teriores en que el color es rojo intenso, oscuro.
18. En el extremo izquierdo a 25 cm. del covacho se advierte un
trazo en el mismo color y otro más delgado que podría configurar Wl8
esquematización humana, aunque se conserva muy mal y no es posible
asegura rlo (fig. 23).
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I
Fig. 23.--E1 Satt
(1/5)
II
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III
COVA DEL CALVARI, BOCAIRENTE (VALENCIA)
l!!n la zona de El Calvario de Bocairente, a media hora de camino
hacia el Norte desde el pueblo y en la parte s uperior del cerro del Santo
Cristo, a la altura de la Séptima estAeión y a 700 metros de ella, por
terreno abrupto y sin camino. se abre a 725 metros sobr e el nivel del
mar un covacho pro(undo cuya situación en la hoja 1 :50.000 núm. 820, es
de 3" 04' 40" E. (m. de Madrid) y 38 46' 3S" N. El paraje es de gran interés arqueológico ya que tiene enfrente las . Covetes deIs Mor os. , cuevas
artificiales labradas en un acantilado vertical e inaccesibles la mayor parte
de eUas sin que se conozca hasta ahora yacimiento arqueológico; al pie
están el .Barrane de la Fas» y el río de Onteniente. Y enfrente y a distancia la famosa Cova de La Sarsa.
La cueva mide 6'20 metros de profundidad, 3'70 m. de boca que se
ensancha en la parte media (3'95 m. a 2'20 m. de la boca) y se reduce
de nuevo al fondo (3'40 m. un metro más adelante) quedando ]a pared
pintada de 3'16 m. de ancho y l'SO m. en la superficie pintada (Hg. 24 y
Lám. XXIV) .
Se abre al Sudeste.
La cueva se descubrió por miembros del Centro Excursionista de B~
cairente y nos fue mostrada por V. Pascual; el panel III lo descubrimos
en nuestra visita de 1972.
Los pin turas son esquemáticas y r ealizadas sobre la pared amarillenta, descompuesta en superficie y cambiado su original color gris azulado
0
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38
A. BELT RÁ."
de la capa exterior. Los colores empleados en las pinturas son roj o claro,
r ojo carminado de tono heces de vino y rojo amoratado.
La mayor parte de las pinturas se sitúan al fondo del covacho, dis-
Fig. 24.-Planta de la cueva de El Calvari y situación de los paneles pintados
lribuidas en dos paneles; el 1 completamente al fondo: el 11 en la pared
derecha (Lám. XXV) . Fuera del covacho y en alto, en la parte izquierda,
.11 panel 111.
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panel I
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PllI."TVRAS RUPESTRES
39
Existen bastantes desconchados que perj udican a la conservación de
las figuras algunas de las cuales se han perdido total o parcialmen te.
Panel 1
Está al fondo del covacho, en la forma marcada en el croquis. Asimismo se advier te la situación de los paneles 11 y III; para llegar a éste
hay que trepar hasta una abertura de la pared izquierda que no se cierra
totalmente por esta parte.
La superficie pintada del panel 1 mide, aproximadamente, 2'20 metros
de ancho y 1'80 m. de altura. Las figura s, descritas de izquierda a der e"Cha, son las siguientes:
Signo en forma de Y en color rojo violeta, situado en la parte
superior derecha del covacho, más alto que todos los demás y conservado
parcialmente (fig. 25).
2. Esquematización humana de 0'10 m. de altura, en color rojo carminado. Tiene la cabeza redonda, sentada directamente sobre el cuerpo,
Iigeramen te t r iangular en el pecho y los brazos arqueados. Las piernas
están abiertas y la derecha doblada. A la izquierda de esta figura existe
un trazo grueso y vertical en el mismo color.
3. E n la parte baja hay una serie de trazos, la mayor parte de ellos
en posición vertical, levemente inclinada. de color rojo vivo. que no configuran nada inteligible y que deben ser r estos de pinturas anteriores
más completas cuando se r ealizaron.
4. Interesante signo en color roj o carmín de 0'09 m. de altura máxima y 0'11 de ancho. formado por t razos doblados en el extremo superior
y cruzados. El signo está incompleto (Lám. XXVI, a) .
5. Estilización humana de color rojo carmin, con desconchados que
afectan a la fig ura. Tiene la cabeza circular. con expresión del cuello,
un a linea gruesa y regular formando el cuerpo, brazos arqueados hacia
abajo y las piernas dobladas en ángulo. Mide 0'15 m. de altura (Láminas XXVII, a y XXVIII, a).
A la izquierda hay un trazo en color rojo claro.
6. Trazo vertical y puntos o manchas en color rojo carmín.
7. Restos indefinidos de pinturas en color r ojo carmín desvaído.
8. Arco en forma casi de herradura de color rojo claro. muy difer ente al de las restantes pinturas del abrigo. Entre esta figu ra y la siguiente hay dos trazos paralelos, cortos, a la izquierda y uno más largo,
a la derecha, todos de color rojo carmín, salvo los dos cortos y paralelos
de tono violeta (Láms. XXVII, a y XXVIII, b) .
1.
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40
A. BELTRÁN
9. Esquematización humana, de medio cuerpo, en eolor violáceo, de
0'125 m. de altura. Tiene bien diferenciada la cabeza y el cueUo. el cuerpo
hasta la cintura y los brazos arqueados y caidos hacia abajo (Láminas :XXVI, b y XXVIII, b).
10. Trazos de difícil lectura, en color rojo claro. Se podría pensar
en una estilización humana en la que los supuestos brazos y otro trazo
contiguo vertical forman un ángulo recto.
11. Tres trazos verticales, dos a la der echa, paralelos y otro suelto
a la izquierda. Color rojo carmín.
12. Dos figuras, seguramente esquematizaciones humanas, una de
0'46 rn. de altura y otra de 0'16 m. y ambas en color rojo violáceo-carrnin.
La mayor está a la derecha y aunque se ven la cabeza y dos cortas piernas abiertas en ángulo no dejan de suscitarse algunas dudas; la pierna
de la derecha no está clara, los brazos muy cortos no debieron pintarse
nunca con mayor longitud y faltan los demás detalles. La figura pequeña
carece de cabeza y tiene los brazos y las piernas arqueados y en dirección
opuesta. Alrededor hay otros r estos de pin turas, manchas, una posible
estilización humana de la que se verían par te del cuerpo y las piernas
en ángulo y un signo de tres trazos, uno horizontal y dos verticales hacia
abajo, unidos a los extremos del anterior (Ums. XXVII, a y b, y XXIX).
13. La parte izquierda de esta pared de fondo está muy ahumada, a
pesar de lo cuál se advierten algunas trazas de pintura sin que pueda
ser identificada ninguna figura con forma concreta.
Panel 11
Situado en la pared derecha comienzan las pinturas a 0'60 m. del pa·
Del 1; la super ficie de la caliza está muy desconchada y saltada. Las pin.
turas son todas de color rojo carmin y debajo de él se nota un color rojo
vivo más claro o tal vez no descompuesto. El problema, que veremos después, consiste en saber si se han levantado las capas superficiales de pintura y queda al descubierto la más profunda o si nos encontramos ante
una superposición de r ojo oscuro sobr e cla ro (fig. 26 y Um. XXX) .
Comenzamos la descripción por la parte más próxima a la pared de
fondo.
1. En la parte alta ángulo de tono violáceo y gran intensidad de
color.
2. Trazos mal conservados verticales y paralelos, de color r ojo carmino
S. Tres signos, uno formando una esquematización humana. con el
cuerpo compuesto por un trazo vertical acodado en su pa rte baja y los
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2
3
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4
II
CAtVARI O
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BQ C A I RENTE
20cm
Fig. 26.-Calvari (Bocairente) , panel 11
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PU¡TUIL\S RUPESTRES
41
brazos por una línea horizontal y perpendicular al cuerpo; Jos otros t razos son uno vertical y otr o hor izontal. Los tres en color rojo car mín.
4. Trazo vertical en rojo carmín , mal conservado.
S. A 1'45 metros hacia la boca de la cueva, trazo vertical en r ojo
carmín (fig. 27) .
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Fig. 27.--Calvari (8ocairente) , pMellI
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6. A la derecha de éste, otro ilegible, mal conservado, en el mismo
color (fig. 28).
Fig. 28.--Catvari (8ocairente) . panel 11
(1 / 2)
,
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Pan.el 111
A la izquierda de la cueva la pared no llega hasta el techo formando
cerca de él un aplanamiento accesible, sobre el cual, y en la propia pared,
hay un grupo poco importante de signos, como a unos O'SO m. sobr e el
suelo elevado (fig. 29) .
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Fig. 29.-Calvari (Boca¡rente) . panel ni
,
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PINTURAS RUPEST RES
El signo más alto es un cruciforme de color rojo vivo, encima dI;!)
cual se ven un par de trazos y r estos de otros.
2. Más abajo una mancha de color r ojo.
S. En la zona más baja, una estilización humana en color violáceo,
f ormando los brazos y las piernas dos trazos cortos paralelos y el cuerpo
otro per pendicular a ellos, prolongado por arriba par a formar la cabeza
y por abajo r epresentando el sexo. Más abajo otro trazo inclinado en el
mismo color violáceo.
l.
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IV
ESTUDIO DE CON J UNTO DE LAS PINTURA S LEVA N TINAS
Las pin turas de La Sarga se hallan en uno de Jos extremos de la zona
levantina, en el borde de la hoya de Alcoy, sin agrupar se con otr os abrigos, que quedan muy alejados, siendo el más próximo el de Cantos de
la Visera (Yecla). Las mayores semejanzas las tiene con algun as figuloas de la Cueva de la Vieja, en Alpera, Minaleda y Solana de las Covachas, en Nerpio.
La conser vación aceptable en lo que se r efiere a la acción de los agentes naturales muestra algunos fall os y desconchados que no se excluye
hayan sido consecuencia de la mano del hombre, por Jo que ser ía in dispensable proteger los covachas con rej as, antes de que pueda producirse
algún lamentable atentado que luego no tendr ía remedio.
Es interesante anotar la originalidad de los paneles de La Sarga en
lo qu e se refiere a la composición. El princi pal J a, está formado por
una ser ie de tr azos y signos geométricos sobre los cuales, sin el menor
orden, se disponen cinco cier vos que no pueden relacionarse con las figuras humanas del extremo derecha del fri so; en cambio los pequeños grupos I b y 111, 16 Y ss. combinan una acción limitada y bien definida de
arqueros sobre cier vos o cuadrúpedo indeterminado que debe ser el mismo
citado animal.
Respecto de la técnica de las pinturas hay trazos simples y regulares en los signos geométricos y en las fig uras humanas, una tinta plana
muy homogénea en el cier vo 1 a, 21 y en cuadrúpedos mal conservados
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PI~~URA8
RUPESTRES
45
y algún caso de utilización de pinceles muy finos en los puntos del grupo ] b y en las cabezas de fleeha del cova.cho ]11, 17. L..1. técnica normal
en las figuras de ciervo es la de perfilado con una línea muy segura por
todo el contorno del animal y luego el relleno interior con pinceladas
más o menos paralelas entre sí y en diversas direcciones (1 a, 6, 8, 11,
19 Y 111, 16) ; si bien este modo de pintar no es el habitua.l, no faltan en
la zona meridional del arte levantino algunos casos análogos; se diferencia mucho del relleno con pequeños trazos del gran toro 62 del abrigo III de la Aruña y también del relleno incompleto del cuerpo de ciervo
central del abrigo de la Cañaíca del Calar; en cambio coincide con las
figuras que Breuil llamó del estilo VII en Minateda, con el ciervo del
extremo derecho de la Cueva de la Vieja, en Alpera y con la llamada csuela
de alpargata» de Solana de las Covachas en Nerpio, pudiéndose aventurar que se trata de una modalidad técnica que corresponde a esta región.
Los colores repiten dos tintas del rojo, una de tono castaño a violáceo en los ciervos y arqueros y otra más clara en los signos geométricos
del fondo, faltando el negro y, por descontado, el blanco, además del rojo
claro antiguo y del rojo anaranjado más moderno. Tampoco hay ningún
accidente aproveehado para las pinturas. El único grabado está realizado
con una punta fina que ha dado un surco de corte angular.
Hay una gran monotonía en las fig uras, con escasas representaciones
humanas, seis a lo sumo de ellas, cuatro claras y las otras dos dudosas;
dos son arqueros y todos están deficientemente conservados (I a, 3, 4, y
5 dudoso; 1 b, 1 (arquero), 2; TII, 18 (arquero) . No se aprecia en los arqueros u hombres sin mención de armas ningún adorno en el cuerpo, pero
en cambio ella, 4 lleva unas orejillas prolongando un gorro o casquete
y el 1 b, 1 una larga pluma que le sale del centro de la cabeza mientras
en el 2 del mismo panel, dos líneas de puntos que le salen del cuello deben
ser interpretadas como adorno; también los cortísimos trazos que parten
de los glúteos del arquero lB, lB.
Respecto a las armas, el arco del cazadol' 1 b, 1 está toscamente dibujado y parece de una sola curva, mantenido con la mano izquierda que al
mismo tiempo sujeta un haz de tres fteehas que tienen la forma de arpón
de un diente en la punta y la emplumadura marcada mediante un ensanchamiento. La actitud, de relajamiento, con las piernas dobladas y el arco
colgante muestran al arquero en la posición consiguiente al disparo. En
cambio el IIJ, 18 está tensando violentamente un arco de tres curvas y
con la misma mano con que tiene la flecha que dispara sujeta tres fleehas
más, de las que se ve bien la emplumadura y menos las puntas, Muy interesantes son las cinco flechas 111, 17 en las que se apreeian con mucha claridad el pedúnculo y las dos aletas, con ligeras variaciones en la forma.
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"Los animales identificables son exclusivamente ciervos, seis en total
A. BELTRÁN
(1 a, 6. 8, 11. 19, 21 y 111, 16) y posiblemente fueron también ciervos los
cuadrúpedos mal conservados (1 a, 2; 1 b. 4, Y III, 20) sin que hayamos
podido interpretar como jabalíes ninguno de ellos, como hicieron los autores que dieron cuenta del descubrimiento.
El arquero 1 b, 1 parece llevar a la espalda, una bolsa o algo semejante representada por un saliente en forma triangular.
a)
Las superposiciones.
En los fri sos pintados levantinos los repintados o las líneas que cortan
a otras son siempre más modernas y este hecho sirve como base para la
determinación de una cronología relativa, sin que se pueda, en ningún caso
establecer una datación absoluta (4). No hay el menor desacuerdo en que
las superposiciones de colores de más moderno a. más antiguo sea anaranjado, negro, rojo intenso (violáceo O carminado), rojo claro y blanco; sirven de apoyo concluyente el toro de la Ceja de Piezarrodilla (Sierra de
Albarracin) con negro sobre blanco, los toros del Prado de las Olivanas
(Tormón) en rojo claro, repintados de negro y las mujeres de los Grajos
(Cieza) en rojo intenso sobre rojo claro como en Val del Charco del Agua
Amarga y en el Prado del Azogue (Aldeaquemada) (5) .
Por otra parte, en los paneles de pintura levantina hay figuras naturalistas y otras esquemáticas; a las que se suele atribuir con razón edades
diferentes, siendo las primeras mesoliticas aunque tienden a 10 largo del
Neolitico a una simplificación que se va acentuando hasta su agotamiento,
sustituyéndose en el Eneolítico y en la Edad del Bronce por signos y figur as esquemáticas que degenerarán más tarde en puros signos lineales y
geométricos y en toscas estilizaciones figurativas (6) .
Seria un grave error confundir las figuras esquemáticas de la Edad
del Bronce con los signos de carácter ideomorfo, la mayor parte de las
veces indescifrables, contemporáneos del arte rupestre levantino. Es el
Antonio BELTRAN, Alguno. problltJn(Jl qua plantean la.r .uperpo,ki(nl" de
lIJt d aTte ntplt.tTe Ñloontino, cX.I Congreso Arqueológico Nacional, Mérida
19681), Zaragora 1970, po 225 u. y 234.
(6) A. BELTRAN, La CUII\IO de lo. {kajo • .. fUI pintuT4I "'JHI.tru, lIJt Citzo
(Murcia), Zaragoza 1969, L4 cueoo del CMf'CO dd Agua. A marga 11 .UI pinturoa uoontmOl, Zaragou 1970, Loa figurOl notUTtdutOl del Prado del Azogue, lIJt Aldt(I.(¡U.modG, cSuma de EstudiOlil en homenaje al Dr. A. Cane1las», Zaragoza 1969, P" 87-99.
B . OBERMAIER y H. BREUIL, Loa pinturOl ",putru en lo. olrWlldoru d. Torm6n.
(Terulll), cDoleUn de la Real Academia de la Hiatoria», XC, 11, 1927.
(6) E. RIPOLL, Prehutoric aTt 01 ehe Wutern MwiterraJUan and ehlt SaMTo,
Barcelona 1964, p. 11, eon las opiniones de Breuil, Pericot, Almagro, Rlpall y Jordá;
en nU6lltra opinión hay solución de continuidad entre el arte levantino y el esquemático,
que IOn cosas muy diferentes y responden a mentalidades distintas.
(4)
pintuTCU!
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.,
mismo easo de los llamados ctectüormes. del arte paleoliticos que resulta
imposible separar, cronológicamente, de las figu ras de animales junto a
las cuales se hallan, estén o no r elacionados dir ectamente con ellas. Es evi·
dente que en muchas estaciones de arte levantin o hay signos abstractos relacionados con los animales naturalistas; normalmente las figuras esque.máticas cortan a las naturalistas. A esta regla podemos presentar tres
excepciones, aunque quizá haya alguna más que aparecerá cuando los abri·
gos sean estudiados a fondo; dejando a parte La Sarga, ejemplo el más claro
de este tipo de superposiciones, tenemos el caso de Cantos de la Visera, en
el Monte Arabi (Yecla) (7) donde hay un interesante caso de superposiciones. siendo lo más antiguo un toro de aspecto arcaico y color rojo claro,
repintado en ciervo de color rojo más intenso, aunque se ven los cuernos
del toro de base, sobre los que están las astas del ciervo; en el panel hay
un conjunto de esquematizaciones geométricas o figurativas, entre ellas
una zancuda con las alas explayadas; tanto la figura del toro como la del
ciervo (en las astas) cortan claramente un poco del ala y la pata de la citada ave zancuda. El otro caso es el de la Cueva de la Araña (Bicorp)
donde el asta del ciervo número 23 de Hernández Pacheco (8) se superpone al zig-zag número 22 lo mismo que el caballo despeñándose número
26 de color rojo violáceo corta al zig-zag citn.do de color rojo claro (9).
Veamos ahora las superposiciones de la Cueva de La Sarga, en el abrigo
I a. Es evidente que en los covachas 11, In, IV y V las figuras esquemáticas son de la Edad del Bronce, sin que haya concurrencia de pinturas levantinas salvo en el primer grupo del abrigo 111. Pero en el I a hay numerosos trazos y signos esquemáticos, en color rojo claro que han de
corresponder a la fase más antigua de todo el conjunto de pinturas; sobre
ellos se han pintado ciervos natur alistas, de dos estilos sin que exista la
menor duda sobre este hecho. estableciéndose as! una cronología relativa
evidente.
Todas las superposiciones son de los ciervos con r elleno de pinceladas
sobre trazos y signos esquemáticos. Concretamente son los animales 6. 8.
11 y 19 del panel I a, con lo que esta circun stancia, repetida cuatro veces
y evidente, evita cualquier discusión. Una de las superposiciones es de un
(7) H. BREUIL y Miles BURKITT, Mil peintures ",pntres d'Espagne. VI. L u
abrit peintll du M onte Arabf pru Yecla (MUTCÜ), «L'Anthropologie» XXVI, 1916, 313
88. Iig. 2. A. BELTRAN, Arte ","peltre levatttitto, Zaragoza 1968, ftg. 142 (fotografía
directa donde se aprecia claramente la superposición al udida en el texto).
(8) F. HERNANDEZ PACR ECO, La.t pintura.. prehilt6rieaa de las ClUtlall de
la Araña (Valencm) , Madrid 1924. Ch. la fotografla directa en la fig. 136 de A.
BELTRAN, Arte rup. levantino cit.
(9) A. BELTRAN, Algunas eueltiOftell lobre las pifttunu de las euevaa de la
Araña (Bir:orp, Valmcm) . «Papeles del Laboratorio de Arqueologla de Valenc:ia, dedkadoa a D. P lo Beltrin», Va lencia 1970, ps. 11-17.
[page-n-63]
"
A. BELTRÁN
ciervo sobre otro sin que quepa establecer una diferencia estilística acusada.
b)
Cronología.
Dejando aparte los signos y figuras esquemáticos, de los que trataremos luego, de los conjuntos 11, IU , IV y V, las figuras clevantinas» de los
paneles 1 y III 16, 17. 18 Y 20, pueden encajarse dentro de nuestro esquema (lO) en dos fases diferentes y bien caracterizadas:
Las figuras convendrían a nuestra fase n, plena, con desaparición de
los toros y abundancia de ciervos y cabras, aparición de la figura humana, escasamente naturalista, mientras que los animales siguen la tradición de la fase 1; podría datarse a partir del año 4000.
Los signos han de ser forzosamente anteriores y a juzgar por la conservación, muy anteriores; cabrían en la fase 1, del 6000 al 3500 con
apogeo antes del 5000.
(10)
A. BELTRAN, A.,.t, .,."pe,t.,., ',vantino cit. p. 71 sao
[page-n-64]
v
LAS PINTURAS ESQUEMATIGAS
1.
A brioos de La Sarga.
En todos los abrigos de La Sarga encontramos pinturas esquemáticas
que deben corresponder, por lo menos, a dos épocas. La más antigua es
la que corresponde a trazos sueltos o formando meandros, zig-zags, ángulos o signos ininteligibles. que se sitúan debajo de figuras naturalistas
de ciervos o humanas estilizadas de tipo levantino. La más moderna, en
los covachos JI a V, plantea problemas de más difícil solución, porque
aparte de guardar ciertas semejanzas estilísticas con los signos geométricos de la fase antigua, tiene a su vez superposiciones en las que una
fase de color rojo claro, desvaído y signos lineales y geométricos. tiene debajo otra de color rojo vivo o violáceo y algunas esquematizaciones humanas o animales.
Una de las figuras más interesantes es la 11, 1, cuya identificación segura es la de un hombre enmascarado, con cuer nos y tal vez con un largo
palo, ahorquillado en su extremo, en una mano, que se aproxima al «hechicero» de la cueva de Los Letreros en Vélez Blanco; aquí las figuras
cornudas son numerosas aunque corresponden a muy distintos estilos en
la representación humana y justo es decir que la diferencia entre los hombres de La Sarga y Los Letreros es grande, aunque el sentido debe ser el
1
[page-n-65]
50
A. B<R.L
~
mismo. Lo propio puede afi rmarse de las fig uras cornudas, más sencillas,
de Malas Cabras y E speranza (11) (l1g. 30) .
El otr o g¡'upo de figu ras geométricas de verdader a im portancia es el
de los meandros 6-7, realmente fig uras Jaberintiformes. Son absolutamen·
te excepcionales dentro del a r te esquemático peninsula r, acercándose mu·
eho más a modelos del mundo atlá ntico y especialmente a formas compli-
1
2
3
Fig. 30. -1: La Sarga.-2: Malas Cabras.-3: Esperanza
cadas que hallamos en los petroglifos de la Isla de la Palma, en Canarias ;
los ti pos que se encuentran en la península son más bien círculos o
meandros simples y tampoco son muy numerosos. Resulta muy difíc il compar arlos con los de La Sarga, incluso en aquellos ejemplos de la zona de
Despeñaperros en el Retamoso o La Ci mbarra de Aldeaquemada, donde
existen unas ondulaciones de pun tos rojos y en Noss."\ Senhora da Esperan~a con lín eas curvas y pa ralelas (12).
Las escasas estilizaciones animales están todas en un grado muy desa rrollado de evolución; no es fácil deter minar la especie a que per tenecen estos cuadrúpedos, aunque el 11, S pal'ece una cabra con los cuernos pequeños y divergentes y un t razo que nace de la cabeza hacia abaj o
podría representar las barbas del chivo ; muy confuso es el 11, 4, como
el anterior con una soJa pata por par y un extraño lazo saliendo de la
cabeza que podría querer representar las astas (13) ,
Respecto a las esquematizaciones humanas son poco numerosas y corl'esponden a una fase muy avanzada de su evolución al'tística o estilísti(11) Manuel DE GONGORA y MARTIN EZ, A ntigüedadu Iwelti~t6riefU de AlIdalucia, Madrid 1868, p, 70, BRE UIL, Lea peintures rullest,.es ac/ulntl'1 t iques de la Peni7laule Ibériqzu, 1935 ; Letreros IV, p, 9; Ma las Cabras 11 , Lám. XXX V ; Eapera nza IIJ,
XL.
(12) A. B E LTRAN , Loa grabadoa del barranco de Baloa ( Gra,.. Canari4) , Las
Palmas 1971, p. 132 ss. A. B E LT RAN, L. DI EGO CUSCOY, El arte rupe, t,.. de las
lallJ.a Canariaa , en prensa. H. BREUI L, loe. cito 11. XL. J uan CABR E AG UILO,
c.a, 1>¡'lh'''(I' ruJHist,.~, d~ A ldeaquemada, Ma drid 1917.
(l3) A. BE LTRAN, La, pi,..hlrlu esql,~",ática.s de Lecitla. ( HIU'Ca.), Zaragoza
1972 ron la determinaci6n de loa ti pos de a nimales por la estilización de cuerllos u
onjaa, p. 31 ; da. también loa cuadros de las p'g•. 32, 34 '1 36.
[page-n-66]
Pl t-"TURAS RUPEST RES
"
ca. Un solo caso hay de estilización en cphi:.; estas figuras que Breuil y
Burkitt llamar on cansadas» se cuentan entre las más numerosas y var iadas del arte esquemático, sin necesidad de entrar ahora en su descripción
r evolución. El ejemplar de La Sarga corresponde a un momento muy
evolucionado, como en El Rabanero o La Mortaja, bastante distante de
los del barranco de los Grajos, o La Cueva de Aldeaquemada. El tipo es
de un simple círculo atravesado por una línea vertical, aunque las curvat uras del trazo complican ligeramente el esquema; pero faltan r amificaciones en la cabeza, ojos o abertura de las piernas o cualquier otro detalle (14) .
También en un solo ejemplar, el 1I, 11, existe una esquematizaci ón
humana ramiforme, de brazos cortos, en la que parece diferenciarse un
trazo curvo que Bl'euil llamó de cseta» para indicar, tal vez, un sombrero; la linea un poco arqueada que fo rma el cuerpo, prolongado por
un sexo poco r ealista, se completa por cinco cortos trazos perpendiculares
a la línea vertical de pecho y vientre. Los paralelos que podrían buscarse
son innumerables, con fases muy bien diferenciadas, entre las que podría
situarse el ejemplar de La Sarga en un momento medio.
En cualquier caso no resulta aventurado situar las pinturas esquemáticas definibles de La Sarga hacia el Bronce Medio, pudiendo ser eneolíticas las pint uras más antiguas de la base de estos paneles.
11.
Abrigo de El Salto
A pesar de qu e en este abrigo hay pocas figuras bien definidas, algunas de ellas son del mayor interés.
Sobre todas, la esquematizacióll número 3 muy distinta a las sencillas
y abundantes llamadas ancoriformes en las que existen la mitad del cuerpo o éste entero y un trazo curvado con las puntas hacia abajo cerrándolo por la parte superior. En este caso el cuerpo está completo, prolongado
hacia arriba en dos trazos divergentes que pueden representar plumas o
(14. ) H. BREUIL, loc. cit. Barranco de la Cueva 111, tig. 17; RAbanero, lbidem
tig. 32; La Graja, IV, tig. 1 Y IAm. 1I; La Mortaja, IV, tig. 34. H. BREUIL y M.
BU RKITT, Rock pai"ting, 01 Southern AndallUia, Oxford 1929, El Baci nete lám.
XXVI roca V con medios c.phis» y enteros esquemiticos. J . R. DOS SA.NTOS JUNIOR ,
O abrigo prehistorico du. P(lla Pinta, cTrabalhos da Sociedade Portuguesa de Antropologia e Etnologiall, VI, 1, Porto 1937 y BREUIL loe. cit. 1, tig. 37; ejemplares en
cphil) sin cabeza. A. BELTRAN, La cueoo de lo, Gra;o, y 'u, pinturu rnlU,tre" en.
Cu%a (Murcia), Zaragoza 1969, p. SO Y Lo, (lbrigo, pintado, d, la C(1litdca del C(llar
y de la
del SabMCO, /!71 El Sabinar (Murcia), Za ragoza 1972, p. 11 8.
Fu,,,t.
[page-n-67]
52
A. BEI.TR,L
....
adornos, con las piernas y los brazos curvados en dirección opuesta, los
brazos hacia abajo y las piernas hacia arriba. Se trata de un ti po poco
estudiado que tiene los paralelos más inte¡'esantes con el colgante eneolítico de los Blanquizares de Lébol' (Murcia) de la antigua colección Cuadrado y con otro muy semejante de La Barsella (Torremanzanas) localidad muy p¡'6xima a Penáguila; en pintura el mismo tipo existe en Puerto
Palacio y en una fase muy avanz.'lda de esquematizaci6n en El Arco
y Avellano. También son muy interesa ntes los signos análogos hallados
sobre d6lmenes, así el grabado en el sepulcro de corredor de Soto (Trigueros) que va acompañado de puñales triangulares y que tiene los brazos en
cruz sobre el cuerpo vertical y las piernas en omega, según la descripci6n de Obermaier; también merece mención el ejemplar de la losa del
dolmen de Barranc (Espolia) aunque aquí las piernas se cierran formando
sen dos ch'culos y semejantes los de Méniscoul, en el Loira inferior; muy
curioso y parecido al de Soto es el de Peyra Escrita (Pirineos Orientales)
(15) . Es de subrayal' que el de la parte baja y extremo derecha del pa nel
de Puerto Palacios está pintado en rojo claro y corresponde, por lo tanto,
a la parte más antigua del conj un to, ten iendo contiguo un signo en ephi:.
en rojo intenso más evolucionado (lig. 3 1) .
Las relaciones que Breuil y Almagro establecen para los objetos ancoriformes no nos sirven directamente para la esquematizaci6n humana con
las piernas en forma de uñas de ancla que nos ocupa en este momento, que
debe ser considerada como una de tantas formas de esquematización o es-
(16) Blanquizares: J. BALLESTER TORMO, La c
R eal, Albaida, eArt:hlvo de Prehistoria Levantinall, 1, 1928, p. 61; L. PERICOT,
Hidoria de E'lJa;¡a, Gallach, J, Barcelona 1942, p. 147, J osé BELDA, E~ca1!acionu
e'L el MonU de la 8artella, !érmino de TON'elfUiIl:oIlOS (A Uca'lte), .. Junta Superior
de Excavaciones y Antigüedades¡) núm. 112, Madrid 1931, lám. X, núm. 14. Puerto
Palacio: BREUIL, loe. cito 11, lám. V. Arco: BREUIL, BURKITT, loe. cit. lám. VIII ;
Avellano; BREUI L, BURKITT. XV. H. OBERMA I ER, El dolmen de SokJ (Triguero.,
Huelua) , «Boledn de la Sociedad Española de Excursionesn, XXII, 1924, ps. 1-81. L.
PERICOT, Lo, citJili:aci6n mtgolftica caw.lo'la tf la culbtra pirendica, l .' ed. Banelona 1926, lám. VI, 2.' oo. B. 1950, lig. 127. Numerosos ejemplos de l tipo ancorifonne
corriente, ápodo, en BREUIL, loe. cito I V, 62; JI, 94 Y 146. BREUIL-BURKITT, loe.
cit. p. 41 Y 67. Jean ABELANET, Permantnc, d' un art .chéma!iq'u dan. lea P~énéea
Oritnta~., eTravaux de l'Institut d'Art Préhistoriquell, V. 1962, lig. 5·23 (Peyra Escrita
de Formiguercs). Méniscoul : BREUIL, loe. cit . IV, lig. 59.
[page-n-68]
"
PI ST URAS RUPESTRES
'iilización sin que sea necesario interpretarlo como un ídolo (16) . Su datación en el Eneolítico parece indiscutible, en vista de lo expuesto.
El resto de las estilizaciones de El Salt no presenta interés especial.
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F5g. 31._1 : Pen6guiI• .-Z: Blanquizares de Ubor.- J; TOfTemanz_• .-4: Puerto Palacio.
S: Peyra bcritI.-6: 5eto. -7: MéniscOlII.-8: BaJT8nc d'Espolla.-9: An::o.-10: Avellano
Quizá el hombre número 12 de tipo de salamandra, pero con tres rayas hori zontales y la cabeza circular podría estar en el or igen de los «r amiformes» (17) o tal vez deba ponerse atención en el número 13, forma compli-
(16) DREUlL, loe. cit. IV, p. 134, limo XLIII. M. ALMAGRO , Lo.. ntelml decoradM del SlIr ont. Pmimular, Madrid 1966, p. 133-143; lat incluye en la primera
mitad del 1 milenio a. J C.
(17) A. BELTRAN, Lo.. pinturo.. nqusmdtica.s d. Lecinll cit. p. 39; eh. Gallinero 11, 1 en relaci6n «In El Arco, Palomas IV, Piruétano y El Retamoso. Con un
tra~ central, tres superiores y dos inferiores, el de la Vereda de la Cruz;, Granada:
BREUIL IV, 13; con cabez;a de cseta» y dos, tres y cinco traz;os, Val del Charco
del Agua Amarga; BREUIL, I V, 38; Maimón, BREUI L, IV, lim. XV y Zan:alón,
BREUIL 1, lám. XIX. A. BELTRAN, La CUft'1l del Charco del Agua A marga ¡¡ ha"
pintura. letltlRtintU, Za ragoza 1970, pág. 40.
[page-n-69]
54
A. Bt:I.TRÁN'
cada del tipo en «phi:. con el interior de las asas punteado y la cabeza
expresada por un botón mientras que el trazo inferior del cuerpo apenas
sobresale del óvalo que forman los brazos cerrados, en forma análoga a
un ejemplo de la Sierr a de la Virgen del Castillo (flg. 32).
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Fig. 3l._ Pentlguila.-2: Vereda de la CruZ.-J: Val del Charco de Agua Amarga._
4: Zanal6n.-5: Maimbn
Finalmente. el animal número 15, con seis trazos perpendiculares al
cuerpo parece difícil, en principio de determin ar , si bien el trazo de más
a la derecha debe ser la oreja, saliendo hacia arriba; el que va hacia abajo
la cabeza, el de más a la izquierda la cola, y quedan las cuatro patas que
deben corresponder a un équido (18) .
III. Covacha del Calvario
Entre las figuras del panel 1 de este covacho tiene un interés especial
la número 4, signo que tiene la parte superior del aspa de la X doblada
hacia abajo en cada uno de los brazos en una evolución en la que se insertan
las formas de aspa, las de M con diversas prolongaciones y aditamentos y
(18)
A . BELTRAN, L ecill(1 cit. p. 81 a 87.
[page-n-70]
"
PIl-TURAS RUPESTRES
un indudable tipo vegetal y en su origen algunas fig uras interpretadas
por Breuil como representaciones humanas sentadas (19) (fig.33).
En cuanto a la figura 12, en forma de doble Y podemos incluirla en
un momento avanzado de la evol ución, una vez desaparecida la cabeza
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Fig. 3l.--8oeairente.-2: Minaleda.--3: Beniatjar.-4: RabaOllro.-5: Tabla de Pochico.6 '/ 7: Piedra Escrita de Fuencalienle.--8; El M onje.-9; Los Buitres de Pe/\alsordo.10: Los Letrllfos. -1' : CimbalTiUo de Marta Antonia.-1Z: Yenta de la 1
1'161.-13 y 14:
La Batanera
(19) Un a posible evolución de estos aignos llevarla desde los de M.inateda (BREU I L,
loe. cito I V, lig. 21), Beniatjar (Vale ncia), (Ibid. lIg. 49), Piedra Eacrita de Fuencaliente
(Ibid. 111 , p. S, fig. 2), Tabla de P oehioo (l bid. IV, ftg. 7), Rabanero (Ibid. 111 , 31),
El Monje (Ibid. IJI, lig. 25), 1.01'1 Buitres de PeñahlOrdo (Ibidem 11, 17 g), La Batanera
y Venta de la Inés (Ibidem 111, lám. XLIII y lig. 52) , lIforron del Pino (Ibidem JlI,
50), Los Letreroa (Ibidem IV, IAm. IX) y Cimbanillo de Maria Antonia de Aldeaquemada (Cabri, loe:. eit. lig. 9). Finalmente la máxima esquernatizaci6n estaria en
Tárbena (Alicante) no muy lejos de Boc:airente.
[page-n-71]
56
A. BELTRÁ."
y también el sexo que se representaron por un a prolongación de la línea
del cuer po; son bastante numerosos los ejemplos que pueden aducirse,
pero repitiendo por lo general su aspecto (20) (fig. 34).
La datación de este a brigo debe hacer se par tiendo de la existencia de
trazos y signos de dos tonalidades de rojo. ambas de la Edad del Bronce
r seguramente las más evolucionadas del Bronce Medio.
1
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3
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9
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12
Fig. 34. -1: Bocairente.-2: Vereda de la Cruz.-3: V illar del Humo.-4 y 7: Cueva de
la V ieja (Alpera) .-5 y 6: Los Paradores (V "ez Blanco).--8: San Bias (Alblnluerque) .
9: Pei\als Otdo.-l 0 y 12: La Cueva (Aldeaquemada) .-1' : Campanine (Val Cam6nica)
(20) Un esquema de la evolución, referida salvo anotación en contrario a la citada
obra de BREUIL seria la siguiente; Vereda de la Cr u:I;. Granada, I V, 13, oon cabeza
y sexo; Villar del Humo, IV, lig. 34, con el cuerpo ligeramente modelado; Los Paradores de Vélet Blanoo, IV, lim. XX, con débil expresión de la cabeza y el sexo. Luego
en un procuo que busca el sentido lineal del cuerpo y la longitud de éste en proporción
con brazQA y piernas La Vieja de Alpera, IV, Iig. 13; Los Buitres de Peñalsordo,
11, lám. XVII ; La Cueva de Aldeaquemada, Cabré, lig. 20; San BIas de Alburquerque,
1I, XXXIX y La Cueva, 1, lig. 16, la más esquemática, pero con sexo. Este tipo se
repite en otras zonas no españolas; por ejemplo en el estilo JI del arte camuno, de
Anati. Sobre el curioso t ipo h umano de Villa r del Humo, cfs. A. BELTRAN, 80bre
la pinturll mpedre levantina de UI1 caballo cazado a lazo del abrigo de 8eh:a P08cuala, en VilIar del Humo (Cuenca), cMiscelánea Lacarra», Zaragoza 1968, p. 81.
[page-n-72]
I N D I CE
GENERA L
Pág.
I.--CUEVA DE LA SARGA (ALCOY) :
1.-Antecedenles ...
2.-$ituación ...
o..
5
...
o"
."
...
3.--Oescripc i6n de los frisos:
Covacho r, Sector a ... . ..
Covacho 1, Sector b .. .
Grupo de Covachos 11 ... . ..
Grupo de Covachos 111 ...
Covachas IV ...
Covacho V
n.-EL SALT (Penéguila)
•
12
19
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30
33
II I.- El CALVARI (Bocalrenle)
37
39
40
Panel I .. .
Panel 11 .. .
Panel 111 ..... .
42
IV.-ESTUDIO DE CONJUNTO DE LAS PIN TURAS LEVANTINAS
44
V.-LAS PINTURAS ESQUEMATICAS:
L-Abrigo de La Sarga
o ••
II.-Abrigo de El Salt ...
IIt_ Covacho de El Calvari
•
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BELTRAN._ Pinturas rupestres
El Salt. núm. 3
( Foto Beltrán)
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El Calvari._Panel 1 a) núm. 4, y b) núms. 4 a 9
;
( Fol os Bellrán)
[page-n-101]
BEL TRAN.---Pinturas rupestres
LAM. XXVII
•
b
El Calvari.---Panel 1 a) núms. 5 a 12; b) núm. 12
;
(Foto. Beltlin)
[page-n-102]
El Calvari. num o 5
El Calvari. nums. 8 y 9
( FOI OS Be ltrán)
[page-n-103]
El Calvari, núm. 12, detalle
(Foto Beltrin)
[page-n-104]
BElTRAN._ P intura s rup est res
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la Sarga.-Covacho 1, lector a, números 6, 7, 8 Y 9
(Foto Vicenl ¡
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La Sarga.-Covacho 1. sector a. números 19 y 20
(Foto Vicens)
[page-n-107]
BElTRAN .-Pintutas rupestres
LAM. XXXIII
La Sarga.-Collaeho U. número
(Foto Vieens)
[page-n-108]
LAM . XXXIV
BELTRAN._ Pintur3s rupestres
La Sill"g3.-COV3Cho U. número 11
(FoIO Vice",)
[page-n-109]
BElTRAN.-Pinturas rupestres
LAM XXXV
La Sarga.-Covacho 11, numero 12
(Foto Vicens)
[page-n-110]
[page-n-111]
SERVICIO DE INVESTIGA ClaN PREHI STORI CA
DIPU TA CION PROVINCIA L DE VALENCIA
SER IE DE TRABAJOS VARIOS
Núm. 47
LAS PINTURAS RUPESTRES
PREHISTORICAS
DE
LA SARGA
EL SALT
(Alcay)
(Penáguil.)
y
EL CALVARI
(Bae.irente)
po,
A. BELTRAN MARTINEZ
con la colaboración de
V. PASCUAL PEREZ
VALENCIA
1974
[page-n-2]
1
[page-n-3]
[page-n-4]
SERVICIO DE INVESTIGA ClaN PREHI STORI CA
DIPU TA CION PROVINCIA L DE VALENCIA
SER IE DE TRABAJOS VARIOS
Núm. 47
LAS PINTURAS RUPESTRES
PREHISTORICAS
DE
LA SARGA
EL SALT
(Alcay)
(Penáguil.)
y
EL CALVARI
(Bae.irente)
po,
A. BELTRAN MARTINEZ
con la colaboración de
V. PASCUAL PEREZ
VALENCIA
1974
[page-n-5]
ISSN 1989-0540
OIPurACION PRO/1 NCIAl DE VAlENOA
-
INSTJrUCION ALFONSO El
MAGNAN1~!O
SERVI C IO DE I NVESTIGACION PREHI STOR IC A
SECCION DE PREH1STORIA EN VALENCIA DEL PATRONATOSAAVEDRA FAJARDO DElC.S.LC.
SER IE DE TRABAJOS VARIOS
Ntl m.47
1. S . B. N. 1-4.(1().04G48-1 _
31914 - Edlto/ I. I F.
Depólllo l'O II V. 215<4·191.
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S. A, - M 31 - V.renel,
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[page-n-6]
1
CUEVAS DE LA SARGA
]
ANTECEDENTES
Las pinturas prehistóricas conocidas con el nombre de abrigos de
Mas de la Cova o de la Sarga (fig. 1) , por la denominación de un ca~
serío próximo, fueron descubiertas el 19 de agosto de 1951 por un grupo
de colaboradores del benemérito prehistoriador y erudito alcoyano don
Camilo Visedo Moltó, concretamente don Mario Broton s Jordá, don Juan
P astor Femenía y don Héctor García Llácer. El hallazgo fue consecuencia de la prospección sistemática de la comarca y, probablemente, del
atractivo ejercido por la ll amad~ «Cava Forada:t, muy conocida por las
gentes del país. hasta el punto de que dio su nombre a la masía contigua; la citada cueva tiene su entrada por el talud del barranco y una
abertura en la parte alta de su pared debida al hundimiento de las cali~
zas oocenas cuyos materiales cubrieron, en tal ocasión, una buena parte
del suelo, seguramente la capa que conservaba las señales de la ocupación
prehistórica del mismo; en el boquete se advierten restos de huesos f ósiles (Lám. 1 a).
De la «Cova F orada» proceden materiales eneoIíticos, hallados casual~
mente en superficie, y, sobre todo, en el exterior, puesto que nunca se
ha excavado sistemáticamente. Las referencias que poseemos son todas
confusas y hasta producen la sensación de referirse a dos cuevas difer entes, tal es su vaguedad en las identificaciones. Asi, Rey Pastor dice,
textualmente, que «en los derribos existentes al pie de la entrada prin~
[page-n-7]
6
A. BELTRÁN
cipal, en el barranco, han sido encontrados múltiples vestigios del arte
lítico, señal indudable de haber servido como refugio» y en la página
anterior del mi smo artículo y r efiriéndose a una supuest.:'\ «Cueva Hun·
dida», situada delante de las pintur as, que tal vez sea la misma citada,
le atribuye «material casi todo Iítieo, correspondiente en su mayor pa rte
al período de los microlitos, aunque sin corresponder a las formas más
Fig. 1.-Situación de tos abrigos de LI Sarga (1). El Salt (2) Y El Calvar¡ (3)
conocidas de éstos. Hay algunas hachas o mazos neolíticos y unos trozos,
a! parecer, de puntas de flecha que por su delgada finura de la talla bifacial pudiera ser del Bronce. De cerámica hemos visto unos trozos de
vasijas de barro amarillento oscuro, con adorno inciso de lineas rectas
que se cruzan rellenando triángulos amplios en los bordes». Por su parte.
Camilo Visedo, con mayor precisión científica, se refirió a .. cerámica
muy tosca y algún útil de piedra» en la primera de sus notas y en la
segunda, concretando más, a .. cer ámica incisa y lisa, hachas y cuentas
[page-n-8]
PI~TURAS
RUPESTRES
7
de collar», incluyendo el yacimiento en el Eneolítico (1). Si bien las noticias son poco expresivas, no importan a la hora de valorar los elemen tos para la datación de las pinturas ya que cada vez estamos más convencidos de que difícilmente puede aventurarse el sincroni smo del arte
parietal y de los yacimientos próximos, como denuncian la mayor parte
de las excavaciones realizadas en las proximidades de los yacimientos
pint.'1dos o grabados.
La noticia del descubrimiento de las pinturas de La Sarga fue comunicada por C. Vi sedo y F. Ponsell, cuatro días más tarde, a la Comisión
Provincial de Monumentos de Alicante, y el primero de los citados remitió
además una breve ficha del hallazgo a la Comisaria General de Excavaciones Arqueológicas, ampliando la información, más tarde, en una obrita
general sobre la prehistoria alcoyana. Por su parte la aludida Comisión
alicantina visitó el yacimiento y r emitió a la citada Com isaría General
su informe que se publicó, antes que el de Vi sedo, aunque un par de años
después del descubrimiento y ambos en el «Noticiario Arqueológico Hispánico» de Madrid.
Puede decirse, por lo tanto, que las pinturas estaban prácticamente
inéditas, aunque las referencias no hayan faltado, siempre muy escuetas,
en las obras generales posteriores, casi siempre a partir de lo ya citado
y sin el análisis completo de las figuras.
La bibliografía a que se ha hecho referencia, es la siguiente :
REY PASTOR A., Jijona (Alicante). Cuevas de la Sarga, «Noticiario
Arqueológico Hispánico», 1, 1-3, 1952, Madrid, 1954, p. 26 a 28 y III láminas con 6 fotografías.
VISEDO MOLTO, Camilo, Alcoy (Valencia). Els Plan8, Ibidem 11,
1-3, 1953, Madrid, 1955, p. 177, fi cha 545 y del mismo autor Alcoy. {Jealogfa, Prehistoria, Alcoy, 1959, p. 35 a 37 y 11 láminas con 3 fotografías
y un croquis.
BELTRAN MARTINEZ, Antonio, Arte rupestre levantino, Zaragoza, 1968, núm. 73, p. 216 a 220 y figs. 138, 139 Y 140.
En las dos primeras publicaciones, sumamente breves, como se ha
dicho, hay algunos errores e incluso algún «lapsus» atribuible a los editores, ya que las pinturas no están en el término de Jijona sino en el de
Alcoy, aunque el caserío de La Sarga se sitúe en aquél; por otra parte
Alcoy no es provincia de Valencia sino de Alicante. Aparte de lo dicho,
la realidad es que las noticias citadas no tenían otra pretensión que la
(1)
C. VISEDO 1953 y 1959, p. 51 y A. REY PASTOR, p . 28 y 27.
[page-n-9]
8
A. BELTRÁN
de dar cuenta del descubrimiento y no contenían ni estudio cuidadoso ni
siquiera una observación detenida; ésta fue emprendida por don Vicente
Pascual quien realizó copias y fotografías que hemos utilizado para concluir el trabajo con el Departamento de Prehistoria y Arqueología de la
Universidad de Zaragoza, a través de un equipo especializado que llevó
a cabo la fotografía total y el calco de los abrigos en los meses de junio
de 1965 y de 1972 (2) .
La primera nota de Vi sedo hablaba de manos pintadas y de uno o
más jabalíes heridos, que 110 existen; en su segunda nota ya no citaba
las manos, pero insistía en . dos a modo de jabalíes perseguidos por otro
arquero» y aunque manifestaba sus dudas se inclinaba a tal solución por
los siguientes argumentos, no demasiado convincentes: «Ha sido muy
difícil 01 poder calcar esta escena, por su mal estado, sin estar seguros
de que se trata, realmente, de dicha fauna; sus cuerpos alargados y con
protubera ncias en el contorno, así como la falta de hocico y extremidades lo hacen dudar, pero estos detalles han podido desaparecer y la form a
gruesa y alargada acusa nuestra cr eencia en el jabalí :.. Rey Pastor habla
también de que caparece algo borroso un jabalh imaginamos Que repitiendo una sugerencia de Visedo. El r esto de las referencias es muy elemental, aunque correcto en términos generales.
2.
SITUACIÓN
Los covachos o abrigos están situados a unos 9 km . al sur de Alcoy,
con las coordenadas 3° 13' 54" E. (meridiano de Madrid) y 380 38' 33" N.,
de la hoja 847, del mapa 1 :50.000 (fig. 2); el paraje es accesible desde
el camino de La Sarga y luego por otro de monte Que llega, tras recorrer
1'6 km., hasta Mas de la Cova, a donde se puede ir también por otros caminos semejantes. Las cuevas de La Sarga se abren n poniente de la sierra
deIs Plans que levanta cotas a alturas superiores a los mil metros aunque
los abrigos se abren entre los 850 y 900 metros sobre el nivel del mar (fig. 3
y Lám. Il) . El barranco, profundo y de paredes muy verticales, se origina
en un cantil de más de 50 metros de altura que 10 cierra totalmente y
lo convierte en un lugar óptimo para la caza, tanto por la presencia de
agua cuanto por el aislamiento del valle que permitiría cerrar el paso
a los animales e incluso despeñarlos desde la parte alta (Lám. J, b) . Este
(2) Loa calcos han sido realizados por las pro!s. Pilar Casado, M.' Isa bel Molinos
y Almudena Domlnguez; bajo nuestra direcci6n y los trabajos de laboratorio por los
citados y por los colaboradores D. Joaquln Losta l y las Stas. Magall6n y Maestro y
otros alumnos del Departamento.
[page-n-10]
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Fig. 2.-Oetalle del emplazamiento de los yacimientos de La Sarga, El Satt y El Calvarl
10 Kms
[page-n-11]
10
A. BELTRÁN
barranco afluye al arroyo del Regal, que pasa por delante del de la Batalla. El acceso a las pinturas se hace por una ladera abrupta y pedregosa, muy empinada, con un desnivel total de unos cien metros, poblada
de matorrales. entre ellos el tomillo, espliego, romero y otras plantas
aromáticas y escasos pinos carrascos, residuo de los 3 n liguas bosques.
Los abrigos se abren en un muro vertical dispuesto casi de Norte a
Sur, en una extensión de unos doscientos metros, en número de siete,
a los que daremos una numeración convencional. Los covachas son resultado de una fuer te erosión en la caliza cacena o nummulíticn, con piso
luteciense y acusado buzamiento hacia el Sudeste. Muchos de los covachos
han servido de refugio a los pastores y sus rebaños y están en negrecidos
fuertemente por el humo de las hogueras, hasta el punto de que una buena
parte de las pinturas que posiblemente existieron puede haber quedado
bajo la densa capa de hollin, ya que se aprecian restos rojos en muchos
puntos de los abrigos ahumados. 1...'\ superfic ie de las calizas sabulosas,
no demasiado coherentes, donde se pintó, ha originado numerosos desconchados y la consiguiente pérdida de pinturas que, en este yacimiento
y en la mayor parte de los casos, no cabe atribuir a las tropelías de los
visitantes, aunque algún daño han causado, como especificaremos más
l.ldelantc.
La selección del lugar para situar las pinturas se hizo por una larga
serie de circunstancias, de las que muchas se repiten en otros yacimientos con arte levantino. En primer lugar la enorme mole de la sierra deIs
Plans, con su cota de 1.290 metros y su aislamiento por los collados de
Torremanzan as y La Carrasqueta; después su orientación hacia el Oeste
y su dominio del barranco, situándose el más característico grupo levantino justo en el borde del acantilado más próximo a la cabecera del torrente y al cierre de éste por el murallón rocoso ya descrito. La superficie
de la roca es, además, muy apta para la pintura, sin descomposición de
las capas exteriores, aunque se halle resquebrajada y saltada en algunas
partes, posiblemente por el frecuente y brusco cambio de temperaturas
que se produce en estas latitud y altura.
La conser vación de las pinturas es muy desigual; contra la opin ión
de Rey Pastor y de Visedo no es mala, salvo en algún punto concreto y,
en algún caso, como en los covachos más al Sur, muy buena, al menos
compar ada con el resto de los yacimientos levantinos. Existe escasa sedimentación sobre la pared y solamente en dos o tres lugares se ha formado
una delgada película de carbonato de calcio sobre las pinturas. Cierto
que hay bastantes pinturas que no podemos saber si son levantinas o
esquemáticas, aunque parecen de estas últimas, muy degradadas e incl uso desaparecidas; pero las que conservamos y describimos son muy
visibles y su calco no ha ofrecido dificultades. Las pinturas de la parte
[page-n-12]
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Fig. 3.-lo. covacho. de La Sarga
(Dibujo de Vicente Pucual y croquis de A. Bettrin)
[page-n-13]
12
A. BELTRÁN
Infer ior, sobre las que se superponen las mejor conser vadas. debían estar
ya muy debilitadas cuando se pintaron las que hoy conservamos.
El sistema que hemos empleado es el que hemos seguido en ocasiones
anterior es y descrito en las oportunas publicaciones, especialmente en
Val del Charco del Agua Amarga (Terue!), Los Grajos, Cañaica del Calar
y Fuente de Sabuco (Murcia) y Lecina (Huesca) (3) .
3.
D ESCRIPCIÓN DE LOS FRISOS PINTADOS
Covacha l . Sector a
Es el más meridional del conjunto, casi en el límite de la visera r ocosa y el acantilado; todas sus pinturas son de estilo levantino siendo
las de los animales naturalistas más modernas que los numerosos signos
esquemáticos, algunos ilegibles, a los que cortan. El espacio pintado cubre
2'90 m. de largo y unos 0'65 rn. de altur a (fig. 4), componiendo en conjunto un rectángulo muy irregular. Los elementos más importantes son
cinco ciervos, muy bellos desde el punto de vista artístico, un par de
fig uras casi ilegibles que tal vez fueron ciervos primitivamente, un par
de repr esentaciones humanas y numer osos signos geométricos. esquemáticos, que no dibuj an ninguna forma concr eta. Los animales miran a derecha o a izquierda indistintamente, sin que su posición esté, por lo tanto,
influida por la situación o caracteristicas del covacho. Aunque pensamos
que siempre los paneles pintados fueron r ealizados con arreglo a un esquema previo y desarrollados según pautas, aquí no alcanzamos a poderlo precisar.
El abr igo tiene el techo ennegrecido, aunque no parece que el humo
haya hecho desaparecer ninguna parte importante de las pinturas, que
no llegaron a la parte superior ; ocupan desde casi el nivel del suelo hasta
un os 1'60 m. teniendo la pared, por término medio, alrededor de 1'70 m.
La conservación del muro rocoso era muy buena cuando se descubrieron
las pinturas, pero después se han producido muchos desconchados que
afectan, en algún caso, a la zona pintada, según se adver tirá en la descripción que sigue.
Los color es son rojizos, con distintos matices ; uno rojo castaño, vinoso, con tintes amor atados en las figu ras de los ciervos y más claros, aunque siempre de un r ojo oscuro, los signos esquemáticos.
(3) Cl a. la serie cMonograflas Arqueol6gica'lt de l Departamento de Prehistoria
1 Arqueologia de la UniTersidad de ZaragoUl, núm •. 4 y 11.
[page-n-14]
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[page-n-15]
P'''''TURA8 RUPESTRES
18
Restos ilegibles.
En el extremo de más a la derecha del abrigo existen muchos restos
de pintura que apenas se ven. Un grupo de ellos muestra var ios trazos
que debieron configurar algo que es imposible de identificar a causa del
estado deficiente de conservación. El color es rojo claro, semejante al de
las pinturas esquemáticas.
2. Restos de un posible cuadrúpedo.
En color rojo oscuro se advierte una mancha que parece un cuadrúpedo vuelto hacia la derecha, al que faltarían la cabeza y los cuartos traseros incluso las patas. Lo que se conserva sería la mayor parte del cuerpo
y unas finas patas delanteras que convendrían, solamente, a un ciervo,
único animal, por otra parte, representado con claridad en este abrigo.
3. Trazos rojos.
Debajo de la mancha número 2 hay dos líneas pintadas en el mi smo
color que se unen en ángulo y que parecen prolongarse un poco hacia
arriba, muy difíciles de interpretar. No sería imposible que se tratase
de una esquematizaci6n humana de la que se conser vasen solamente las
piernas; existen, además, algunas señales de pintura alrededor que podrian completar la figura, aunque no en el estado en que actualmente
se conserva.
4. Esquematización humana.
Figura no muy bien conservada, de 0'13 m. de altura, muy simple
y escasamente cuidada en su r ealizaci6n; se advierte en ella una cabeza
redondeada que termina por la parte superior en dos salientes que podrían
ser or ejitas o picos de un gorro. Los brazos, muy mal conser vados, cuelgan hacia abajo, algo separados del cuerpo; éste es delgado y sin formas
definidas ; las piernas cortas, incompletas y abiertas en ángulo (Lám. 111) .
5. Trazos ilegibles.
Inmediatamente debajo del esquema humano número 4 hay dos trazos
unidos por la parte superior y divergentes que podrían formar parte de
otra estilización humana o ser, tal vez, la prolongación de las piernas
del hombre núm. 4 ya citado. No obstante Jo dicho, la pintura está tan
perdida que cualquier interpretación en este sentido o en otro distinto
r esulta muy arriesgada.
Todos los trazos que preceden al ciervo 6 están pintados en color rojo
violáceo. bastante desvaído, y se ven muy mal.
6. Ciervo.
Hermosa fi gura de ciervo rojo, vuelto hacia la derecha y ligeramente
inclinado hacia arriba. Mide 0'26 m. desde el morro a los cuartos traseros.
El animal está completo a excepción de la parte izquierda del lomo. per1.
[page-n-16]
14
A. BELTR.l.~
dida al saltar una parte de la roca, produciendo un desconchado bastante
grande que figura ya en las fotografí as que se hicieron inmediatamente
después del descubrimiento (Lám. IV, a y b y XXXI) .
La cabeza termina en un morro muy puntiagudo y las astas, fi nas y
bien dibujadas. cortan las patas del ciervo número 8, teniendo siete puntas hacia la izquierda , conservadas perfectamente, mientras la parte derecha está algo afeetada por el desconchado a que nos hemos referido
antes. Se muestran claramente las dos orejitas y se aprecia también la
corta y característica cola. Las patas delanteras, muy finas y bien dibujadas, son paralelas y están ligeramente tendidas hacia adelante, apreciándose el ensanchamiento de las pezuñas; las traseras, más torpes y
verticales, corresponden a un animal parado ; junto a ellas hay una punta
saliente, pintada, que f orma parte de un dibujo anterior sobre el cual
se situó el ciervo que describimos.
El color es rojo violáceo, muy diferente al del númer o 8 que tiende
hacia el rojo castaño. La técnica, que se repite en todos los ciervos de
este grupo, es de perfilado del cuerpo con una linea muy segura y r elativamente gruesa que no se ensancha más que en la cabeza y la parte
alta de las patas delanteras. El interior del cuerpo tiene como relleno
una serie de líneas con tendencia a ser paralelas entre sí y también con
las que perfilan el cuello, el dorso y los cuar tos traseros del animal; las
citadas líneas interiores no son continuas. pero mantienen la misma dirección con un sentido un tanto ondulado. Esta misma disposición la encontramos en la cueva de la Vieja, en Alpera, en Solana de los Covachas,
Nerpio y, con menos claridad, en otros abr igos de la r egión del Sudeste.
Debajo de este ciervo se advierten dos trazos muy gruesos, algo paralelos, que ya han sido cortados, algo más arriba por el cier vo número 8;
el de más a la derecha muere debajo del cuerpo del cier vo y el o tro se
prolonga hasta rebasar el vientre, terminando en punta; falta la parte
contigua a la línea dorsal del ciervo por haberse perdido con la zona saltada de la roca. No existe la menor duda respecto de la superposición;
la figura del ciervo está encima de los gruesos trazos geométricos, de
color violáceo también, pero de aspecto muy diferente, sin posibilidad de
confusión, de los que fonnan el ciervo. La superposición quedaría, pues,
de la siguiente forma : Las astas del ciervo 6 cortan la pata trasera der echa del cier vo 8 y los trazos 7 con el cuer po, quedando establecida la
antigiledad del conjunto por este orden : a) Trazos 7 de color violáceo;
b) Ciervo 8 rojo castaño ; c) Ciervo 6 rojo violáceo.
7. Trazos geométricos.
Son los ya aludidos al hablar del ciervo 6 bajo el cual se encuentran
en buena parte ; en número de t res, desiguales de grosor, se disponen en
[page-n-17]
Pl!lo URAS RUPESTRES
"
15
for ma sensiblemente paralela ; son también de forma diferente. El más
grueso es el central de 0'04 m. de ancho; el de más a la izquierda, incompleto por haberse per dido su par te infer ior en un desconchado, tiene la
super ior ter minada en forma de horquilla; el centrdl rebasa el cier vo 6
y acaba en punta; éste y el de más a la derecha ter minan por la parte
superior debajo del cuer po del cier vo 8, comprobándose que las figuras
naturalistas son más modernas que los t razos geométricos. El color es
rojo violáceo de tono negruzco en el t razo de más a la derecha.
8. Cier vo.
F igura lamentablemente incompleta de un ciervo vuelto hacia la ü:quierda, de la cual fa lta la cabeza, perdida a causa de un pequeño desconchado. Mide 0'14 m. desde la par te media del pecho a los cuartos t raseros. Está en act itud de correr con las patas en posición con t rar ia a
las del ciervo número 6, es decir, con las delanteras casi vert icales y las
traser as tendidas hacia atrás y muy bi en dibujadas, advi r tiéndose cla ramente el ensanch amiento de las pezuñas, el surco centr al de ellas e incluso
su s,,'l liente posterior: aunque con menos clar idad, se aprecian los mismos
detalles en las patas delanteras. La cola, muy pequeña, está colocada en
la parte superior de la grupa, en apariencia algo desplazada de su lugar,
a unque esto deba ser atribuido a la posición de los cuar tos t raseros del
animal. El aspecto de este cier vo es mucho más fino que el del 6, no sólo
en la actitud, más movida, sino en la proporción del cuerpo que resulta
más esbelto, más est recho. La altura respecto de la longitud es de un
tercio en el número 6 y de algo menos en el 8.
La técnica es la misma citada : una linea muy fi rme de perfilado del
cuer po y relleno de líneas discontinuas y par alelas, tal como hemos visto
en el ciervo 6; pero aqu í dichas líneas adoptan un sentido diagonal que,
con cierta ondulación, va desde el cuello a las patas tr aseras ; éstas fu er on realizadas con la misma técnica en la pa r te super ior y son macizas
de color en la parte baj a.
Como ya se ha dicho al habla r de los números 6 y 7, el cier vo 8 se
superpone a los dos trazos 7 que termin an bajo su cuerpo, ya que la parte
superior de éste queda intacta ; y r esulta cor tado por el ciervo 6 cuya
asta izquierda se super pone a la pata t rasera derecha del 8.
Quedan otros restos de pin t ura alrededor del animal de que nos ocupamos, entre ellos dos líneas casi hor izontales que vienen a termina r
casi en su pecho, pero que no par ece sea necesario inter pr etar como dos
venablos que van a clavarse en el animal. También hay una larga línea
de tr acitos que va desde las manchas del número 9 hasta el conj unto de
la izquierda, cor tan do al ciervo a la altura del cuello, sin que con lo que
conservamos sea posible saber qué línea va por encima.
[page-n-18]
16
A. BELTRÁN
El color es r ojo castaño, vivo, tanto en el ciervo como en la línea de
puntos.
9. Conjunto de manchas r ojas.
Más arriba del ciervo 8 y casi junto a él existe un conjunto ilegible
de trazos y manchas de color rojo, en la misma tonalidad de las pinturas
de la base del panel. Aunque es imposible defin ir ninguna figura, se aprecia una parte de la mancha con el rayado de relleno interior que se ha
descrito en los ciervos ya citados y muy bien podría tratarse de otro,
vuelto hacia la izquierda y ligeramente levantado en la misma dirección;
no obstante, la mala conservación de esta zona impide precisar más sobre
estos restos y asegurar la hipótesis que acabamos de avanzar. El color
demuestra que pudo haber manchas de color violáceo y es seguro que
sobre éstas, en la parte derecha, se superpuso otra pintura de color rojo
castaño, como ocurre con el ciervo 8 y la línea de puntos o trazos.
10. Trazos arqueados.
A la izquierda del número 9 y en una zona donde la pintura está bastante perdida y hay muchos desconchados, se advierten bien dos gruesos
trazos arqueados y paralelos, que son del color de todos los del fondo y
que deben ser puestos en r elación con todos los demás de alrededor, incluso con los de más abajo que r esultan cortados por el ciervo número 1I.
No es posible desentrañar ninguna figura y tampoco parece que se haya
intentado borrar estos trazos para pinta r los ciervos que se les superponen.
11. Ciervo.
Muy hermosa figura de ciervo vuelto haci a la izquierda y ligeramente
levantado de los cuartos delanteros. Mide 0'19 m. desde el pecho a la
grupa, aunque era ligeramente más largo, puesto que en la parte de los
cuartos traseros ha desapa recido un poco de la figura a causa del desprendimiento de un fragmento de la superficie de la pared rocosa. El
estilo y la técnica pictórica son Jos mismos de los ciervos ya descritos.
Las astas tienen cuatr o puntas, se ven las orejas y al extremo de las dos
fina s patas delanteras, las aberturas de las pezuñas. Faltan , casi enteramente, las patas traseras y la parte delantera de la cabeza. El cuerpo
está perfi lado por una línea y el r elleno es de trazos paralelos y discontinuos, di agonales, desde la parte superior izquierda a la inferior derecha.
El animal está superpuesto. por 10 menos, a siete trazos muy gruesos
que deben ser puestos en relación con los descritos con los números 10
y 12. Tales trazos son de color rojo violáceo, mientr as que el ciervo es
de color rojo castaño, como el 8. La linea horizontal de puntos o trazos
a que se aludió al describir el ciervo 8 termina en el que ahora nos ocupa
(Um . V, a).
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PI~'TURAS
RUPESTRES
17
12. Trazo grueso.
Delante del ciervo 11 hay un grueso trazo de color rojo violáceo in·
tenso formado, al menos, por otros tres paralelos, en algún caso cuatro,
que se unen en algún punto y que miden, conjuntamente, 0'07 m. de an·
chura. En su parte superior debería estar el trazo debajo de la cabeza
del ciervo 11, pero por desgracia falta esta parte de la pintura. Segura·
mente el trazo formaba parte de un conjunto en el que entraban los sig·
n(lS que están bajo el citado ciervo y, desde luego, todos los de la izquier.
da, pudiéndose aventurar la idea de que formaban un grupo de líneas
onduladas e incluso un meandro que bien pudo servir de in spiración a
los del Covacho 11 (Um. V, b) .
13·14·15. Trazos gruesos.
'roda la parte izquierda de la zona de signos, ya citada, contiene un
conjunto de trazos gruesos del mismo color que las pinturas del fondo
que r esulta imposible desentrañar. entre otras razones porque falta todo
el centro de esta composición. perdido a causa de un gran desconchado.
No obstante. pensamos que aunque se conservase, no sería fácil lC€r estas
pinturas. abstractas y mal conservadas (Um. VI, a).
16·17. Meandro de trazo discontinuo.
A la izquierda de los trazos anteriores, hay un grupo de otros más
finos. discontinuos y paralelos, que se unen en algunos puntos. en otros
forman zig.zags y que se disponen, en general, en tres líneas, formando
un me.'l.ndro con tres curvas. En la parte superior. el 16 es casi una cir·
cunferencia, abierta por abajo y de un solo trazo, bastante grueso. Aun·
que en los abrigos con pinturas esquemáticas de La Sarga U aparecen
otros dos signos en forma de meandro, éste es muy diferente y además
corresponde a la pintura roja de base del panel, anterior a los ciervos,
mientras que los meandros del conjunto esquemútico son de color y as·
pecto muy distinto (Um. VI, a) .
18. Trazo curvo, ondulado.
A la izquierda de los signos anteriores se di spone, también en forma
vertical, pero menos acusado en las curvas, un trazo grueso, de una sola
lin ea, que forma tres ondulaciones y que conservamos bastante completo
(L.'m . VI, b y VII) .
19. Ciervo.
Bella figura de ciervo vuelto hacia la izquierda. Si estuviera completo
mediría unos 0'26 m. desde el pecho hasta los cua rtos traseros y 0'46 m.
desde el extremo del asta derecha hasta la pezuña de la mi sma pata delantera. Faltan algunos fragmento s de pintura encima de las patas de
delante, en el cuerpo y, sobre todo, en los cuartos traseros, deterioros
•
[page-n-21]
18
A. BELTRÁN
tanto más de lamentar cuanto que estaba completo cuando se descubrió
... juzgar por las fotografí as obtenidas entonces. Este espléndido macho
tiene largas astas, una de ellas con seis puntas y corta con la cuarta y la
quinta un trazo de color rojo castaño intenso que se advierte nitidamente.
debajo. El animal ha sido pintado con las cuatro patas. muy fi nas, en
las que se marcan las pezuñas y su correspondiente surco; está parado,
con la cabeza muy levan tada, el cuello estrecho y largo y un aspecto muy
diferente a los ciervos descritos hasta ahora. La técnica es también muy
distinta puesto que, aun manteniendo la linea exterior del perfilado, el
r elleno es una tinta plana en la que solamente algún trazo intenta subrayar la anatomia del animal , sobre todo en el vientre; la tin ta plana es
muy irr egular y apenas cubre el cuerpo si exceptuamos la parte delantera.
L..'l. figura es de color rojo violáceo y desde el punto de vista a rtistico,
la mejor de todo el abrigo (Um. VI, b y XXXII) .
20. Trazos rojos.
En la parte superior del ciervo 19, cortado por su asta izquierda, hay
un tr azo ilegible del mismo aspecto y color que los ya mencionados hasta
ahora, de su clase, sin que podamos dar, tampoco en este caso, ninguna
interpretación.
21. Cier vo.
En el extremo izqu ierdo del nbrigo, vuelto a la derecha y muy mal
conservado existe un ciervo de color rojo violáceo que mide 0'23 desde
ia grupa al pecho. Una buena parte del cuerpo del animal falta, a manchas, y resulta también poco visible la cabeza, con el cuello. Hemos
de advertir que de una y otro hemos calcado la mancha coloreada que
aún queda y que. segur amente. no debe coincidir con la pintura primItiva, presentando el actual aspecto porque el color se ha extendido a zonas contiguas.
Conserva el ciervo las cuatro patas, muy fina s, sobre todo las delanteras, aunque falte parte de éstas; se aprecian las pezuñas y los surcos
de división de ellas. La línea dorsal es muy arqueada y bastante diferente a la que tienen los otros ciervos ya descritos. La técnica es semejante a la tinta plana usada en el ciervo 19, aunque nos muestra menos
acusada la línea de perfilado. siendo el relleno desigual, pero más uniforme que en el ya citado número 19. Es posible que algunos pequeños
trazos que se ven en la parte superior de esta figura sean restos de las
astas del ciervo (Lám. VIII) .
La zona donde se halla este animal, ángulo superior izquierda del
abrigo, es la más trabaj ada por la erosión, por lo que no se aprecian más
que escasos restos de pintura.
[page-n-22]
PINTURAS RUPESTRES
19
Covacho l . Sector b
Inmediatamente al norte del Covacho I a se sitúa el I b, muy ennegrecido y ahumado en el techo y con defic iente conservación de las figu·
ras, todas ellas roj as, con tono intenso, aunque para determina r el matiz
exacto hay que tener en cuenta las condiciones del covacho (Um. IX) .
1. Arquero.
Figura de hombre arrodillado o en actitud de saltar o de relajar el
cuerpo después de disparar el arco; tiene ambas piernas dobladas (fig. 5).
Mide 0'22 m. de altura máxima. La cabeza es alargada y del centro de
ella sale, hacia arriba, una larga pluma; el cuello es grueso, los brazos
cortos estando el derecho terminado por una mano muy bien dibujada,
con representación de los cinco dedos y el izquierdo sosteniendo un arco,
de una sola curva y tres flechas de las que se distinguen bien la emplumadura y la punta. El cuerpo es grueso y muy regular, terminado en
piernas gruesas y dobladas uniéndose el muslo y pantorrilla de cada piel'·
na en sendos ángulos rectos. La pierna derecha remata en un pie en el
que se ven, perfectamente, cuatro de los dedos y el empeine, mientras
que no se aprecian estos detalles en el pie izquierdo. Un saliente picudo
en la parte de la espalda podría representar un morral o bolsa colgado
de los hombros.
2. Restos de un arquero.
Debajo de las piernas del arquero 1 está lo que resta de una figura
de hombre, en el mismo color, de la cual se aprecian bien la cabeza, re-dondeada, y el arranque del cuerpo y de los brazos. En una copia de
V. Pascual realizada poco después de descubrirse el abrigo se representa
algo más del brazo derecho, el cuerpo hasta la cintura y restos del arco
y de las flechas, así como algunas líneas de puntos partiendo de la cabeza, de ellas tres hacia arriba que cortan la pierna izquierda del arquero 1 y otra lateral que no tiene demasiado sentido. Actualmente nada
se ve de todos estos detalles, que bien pudieron existir por lo que acompañamos a nuestro calco, de 10 que hoy se conserva, la copia de V. Pascual.
3. Manchas rojas.
En el mismo color rojo de las demás figuras del covacho hay una
serie de manchas, cuya significación es imposible de desentrañar; se sitúan en la parte superior izquierda del panel.
4. Restos de un posible animal.
A la izquierda del arquero 1 existe una masa de color rojo, mal
conservada, que podría ser lo que resta de un animal hacia el cual se
dirige s u cazador. En realidad con lo que ha llegado hasta nosotros
es muy dificil asegurar nada, ni siquiera si debemos pensar en dos man·
[page-n-23]
20
It. 1IELTRÁN
chas casi un idas, que podrían ser las identificadas como jabalíes por los
descubridores y autores de las primeras notas sobre La Sarga. En todo
caso no hemos visto la menor señal de patas; en cambio, en la parte
derecha, se ven dos finas líneas de desigual longitud que se superponen
a la pin tura en posición diagonal en descenso desde la izquierda a la der echa. Al lado izquierdo de la mancha, cuatro líneas salen hacia abajo
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PIl';TURAS RUPt$fRES
21
para formal' un ángulo. Cualquier interpretación es muy atrevida y no
parece que se pueda pensar en representaciones de árboles.
5. Puntos.
Debajo del conj unto número 4 hay un grupo de cincuenta y tres puntos en el mismo color rojo que se alinean o forman signos geométricos
sin que podamos definir lo que significan.
6. En el extremo del panel, como a 1'60 m. de distancia, están las
últimas pinturas, cuatro t razos, dispuestos en diagonal de izquierda a
der echa, si n interpretación posible (fig. 6).
Grupos de Covachas 11
El conj unto de covachas que numeramos Il y que descr ibimos de Norte
a Sur, se compone de siete paneles con pinturas esquemáticas a las que
se debe añadir, antes de llegar al último, una serie de líneas grabadas
descubiertas y calcadas por V. Pascual.
1. Figura humana.
Comenzando por el primer panel hay que advertir que la zona pintada parte casi a nivel del suelo y alcanza hasta los dos metros como
máximo (lig. 7).
La fig ura humana está pintada en negro sobre r ojo, siendo evidentes
los repi ntados en muchos sitios y quedando más cla ro el rojo en la parte
der echa de la pintura. La interesante esquematización nos presenta la
cabeza oval, marcando solamente el perfil y saliendo de elJa, hacia arr iba,
dos cuernos, liger amente arqueados y puntiagudos. Se marcan con toda
evidencia los brazos y el cuerpo por medio de una linea ancha que no
llega a estar en conexión con la cabeza, al menos en toda la anchura del
mismo. Parece distinguirse la pelvis, resultando muy confusa toda la
parte inferior del cuerpo de esta esquematización humana (Lám. X y
XXXIII).
2. Con jun to de signos abstractos.
A la derecha de la figura humana 1 y en parte cor tado por ella, tenemos un conj unto de signos en color violáceo o rojo claro, que se superponen en algunos puntos, estando siempre debajo el r ojo claro. En la
parte de arriba hay un signo en color rojo intenso formado por cuatro
trazos, casi paralelos y verticales, que llegan a unirse en su parte inferior. E ste signo eorta a una serie de otros de color rojo clar o que se
prolongan hacia la izquierda del panel hasta otro grupo del mismo color, tres de los cuales se unen como para formar una especie de tridente,
habiendo también un signo eh'cular y otro con los tres lados de un rombo. El resto de las líneas no compone ninguna figura.
En la zona central vuelve a repetirse la superposición de algunos 8ig-
[page-n-26]
22
A. BELTRÁN'
nos de color rojo violáceo sobre otros más claros, uno de Jos cuales parece un pectiniforme con los siete dientes haeia arriba.
Finalmente. en la parte inferior y en color r ojo claro hay un meandro
ngulo (Lám . Xl) .
formado por dos líneas gruesas y más abajo un A
3. Signos abstr actos.
Más a la derecha y en el mismo color rojo claro, pero ahora sin signos en color rojo violáceo, hay varios trazos paralelos entre si y ligeramente inclinados y otro, difícil de interpretar, de forma oblonga, con una
linea vertical que 10 divide en dos y tal vez con dos divisiones casi horizontales en cada lóbulo.
Siguiendo hacia la derecha y en la parte alta del panel, hay una nueva
superposición de un ángulo de color rojo violáceo sobre un grupo de signos ilegibles en color rojo claro. Más a la derecha aún, una esquematizaci6n, en rojo claro, con una línea cruzada por otras dos, paralelas y
más cortas.
4. Super posición de signos.
Con este grupo de pinturas, algunas en r ojo violáceo sobre otras en
r ojo clar o, se inicia una agrupaci6n de signos, de los cuales son de interés
extraordinario dos complicados meandros. Es imposible determinar cuales sean las etapas de estas pinturas; indudablemente han de ser más
de dos, pero la diferencia entre los colores es tan escasa Que también
podría atribuirse a su desigual conservación (fig. 8) .
La pintura en color r ojo violáceo podría ser una esquematización
de una figu ra de animal, en todo caso muy exagerada, de la que se verían
la línea dorsal, una pata trasera y dos delanteras y la cabeza; incluso
podrian verse las astas de un ciervo sustituidas por un alto lazo.
Debajo de este esquema se sitúan signos en color rojo clar o, indescifrables.
En la p:lrte inferior hay otr o signo, en color rojo violáceo y compuesto por una línea vertical y dos más cortas y paralelas que lo cruzan en
ángulo reeto ; indudablemente una esquematizaci6n humana (Lám. XII a).
5. Signos en r ojo claro.
A la derecha y arriba del signo 4 hay dos trazos a rqueados en color
rojo claro.
6. Cuernos de cabra. meandros y otros signos.
En la parte más alta del covacruto, donde la pared comienza a lanzar una pequeña visera hacia afuera, hay dos cuernos en color r ojo claro,
gruesos y tendidos hacia la derecha, indudablemente de cabra. Nunca
se pintó el r esto del animal (Lám. XII, b) .
Debajo, en color rojo violáceo oscuro, existen varios meandros ; el
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PU'iTURAS RUPESTRES
23
primero está dispuesto con predominio del sentido vertical. Se compone
de- cinco líneas, sensiblemente paralelas, que cierran por la parte inferior
y que parecen formar una línea continua siendo las apar entes interrupciones del trazo una consecuencia de los saltados y desconchados de la
roca. En este caso el recorrido se iniciaría por la quinta línea partiendo
de la derecha que remata en un ángulo abierto hacia arriba; seguida
por otra línea cerrada por arriba que pasaría cerrada al lado izquierdo,
con un remate de tres líneas y así continuada hasta la última linea a la
izquierda, también con un triple final. En defmitiva nos encontraríamos
con un verdadero laberinto, muy sencillo y r egular, pero perfectamente
cerrado. Las comparaciones con todo el mundo atlántico y canario de la
Edad del Bronce son claras.
7. A su derecha hay otro meandro, pero éste abierto. Se sitúa en la
parte alta del panel y está formado por seis líneas paralelas que forman
en la primera parte una figura semicircular y en la segunda se levantan
casi verticalmente. En el remate izquierdo solamente hay cuatro líneas
porque antes se han cerrado dos grupos de dos cada uno; aunque en la
parte derecha hay también dos fusiones, nuevas !fneas hacen que al final
queden abiertas otras seis que terminan casi a la misma altura, salvo
una que se prolonga más y acaba en un acusado ángulo (Um . XIII).
No hay la menor conexión entre los dos meandr os, pero debajo del
número 7, ocupando una parte del centro, hay dos signos cerrados que
pudieron haber estado unidos y formar un circulo abierto por abajo y
rematado en dos signos laciformes.
Más abajo parece repetirse el meandro 7, en menor tamaño y con
peor conservación; también tiene seis líneas que no son visibles en todo
su recorrido y que a la derecha se cierran en dos lazos, habiendo quedado
solamente cinco líneas de las que la exterior es apenas visible. Por la
izquierda las lineas quedan abiertas y dos de ellas rematadas en sendos
zarcillos.
En la parte inferior y hacia la derecha hay cuatro semicirculos concéntricos.
Termina el panel con una serie de signos, pintados en la parte alta,
que forman dos figuras, una oblonga, laciforme, y la otra con cuatro puntos horizontales y otro encima. En el centro hay un trazo arqueado, otro
vertical y un circulito cortado en el interior por un arco.
Más abajo, poco visibles, un cruciforme, un signo fu siforme y un
trazo grueso, corto e inclinado.
8. Esquematización animal.
En color rojo claro, vivo, con excelente conservación, existe la esquematización de un cuadrúpedo en posición inclinada, hacia abajo y a la
izquierda. Tiene una pata por par y en el delantero la segunda más corta
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24
Ji, 8ELTRÁN
aunque también podría ser la barba de un macho cabrío. La línea dorsal
se prolonga en una pequeña cola y en la cabeza los cuernos se abren eu
ángulo.
9. Trazos di versos.
Conjunto en el que figuran, de color rojo violáceo, tTes trazos, dos
con el extremo izquierdo doblado y otro, de más arriba, grueso, con el
extremo superior redondeado (fig. 9).
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25
10. Grupo de signos.
Más a la derecha hay un grupo de signos poco visibles en color rojo
violáceo; son de muy dificil lectura e interpretación. Abajo y a la derecha el 1, con cuatro o más tr azos verticales, salvo el de enmedio que es
horizontal; arriba el 2, con líneas gruesas paralelas y diagonales, en la
parte superior y otras dos análogas, pero en sentido contrar io y cerradas por la parte derecha; en el centro número 3, hay un signo en forma
de escudo, difícil de desentrallar y posiblemente incompleto en cuanto
a su conservación, siendo de forma rectangular, ligeramente apuntada
por abajo y dividida en tres cuarteles, de los cuales el superior, que ocupa
toda la extensión del signo, tiene una seri e de líneas complementarias.
Debajo hay otro signo ilegible y entre el escutiforme y el 1, una mancha de color (figs. 10 y 11) .
11. Arboriforme y trazos.
El centro de esta composición está ocupado por un signo arboriforme
compuesto por un trazo vertical cruzado por otros siete, más cortos, perpendiculares a él y paralelos entre sí. Se t rata de una estilización humana sin que exista diferenciación alguna en la cabeza, pero sí en la
par te inferior del cuerpo cuyo trazo termina en un circulito. Más abajo
de este signo y j unto a él hay una serie de t razos ilegibles, a la izquierda
una línea gruesa y arriba dos grupos más de tres y dos trazos, éstos en
la parte más alta del covacho, ya en la vuelta de la pared (tig. 12 y
Um. XIV, a y XXXIV).
12. Signo en fo rma de «phi:..
Aislado, combinado solamente con un trazo arqueado, se encuentra
un signo en forma de «phi » compuesto por una línea vertical que se
curva ligeramente hacia la izquierda en su parte superior y una circunferencia situada bastante alta en el signo.
El color, como en el grupo 11, es rojo violáceo (tig. 13 y Lám. XIV, b
y XXXV) .
13. Grupo de signos.
En el mismo color rojo violáceo de las pinturas anteriores, más a la
derecha, se advier ten dos signos redondeados, uno formando un óvalo
terminado por la parte de arriba por un lazo y el otro cruzado por una
línea vertical con otras más cor tas saliendo hacia la derecha (tig. 14).
14. Grupo de trazos.
Siempr e en el mismo color, en la parte derecha de este panel, hay
un grupo de signos en ser:.tido sensiblemente vertical, uno de ellos en
á ngulo y otro componiendo una extraña figura , ilegible y posiblemente
incompleta. (tig. 14) .
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Fig. 13.-covaeho 11
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PI~"URAS
27
RUPmTREII
16. Grabado geométrico.
En la parte baja de este covacho, hacia el exterior, existe un grupo
de lineas grabadas, descubierto y copiado por V. Pascual, que no componen figura ninguna concreta, aunque se agrupan en tres mazos, el de la
izquierda de tres lineas y alguna in termedia, el de la derecha de cuatro
que se unen por arriba y una quinta y curvada que cierra el espacio;
r sobre los dos grupos anteriores otro de cinco o seis líneas más que se
cierran en ángulo en la parte izquierda (fig. 15) .
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Fig. 15.-Covscho 11. núm. 15. segUn V. Pascual
(T. n.)
[page-n-37]
28
A. BELT RÁN
Grupo de covachos 111
En el extremo norte de la cinglera donde se hallan todos Jos covachos de La Sarga se sitúa el grupo que llamamos 111, con cuatro grupos
de pinturas. todas ellas en color rojo violáceo o castaño, cuya descr ipción
hacemos de Norte a Sur. Hay que tener en cuenta que el pr imer grupo
está sobre un muro r ocoso perpendicular a la línea que forman los r estantes abrigos y también que las pinturas de los grupos segundo a cuarto
se hallan muy mal conservadas y en covachos o muros verticales muy
separados entre sí. El primer covacho comprende las figuras o grupos
16 a 20 y los restantes son el 21, 22 y 23 (lig. 16, 17, 18, LAm. XV).
16. Ciervo.
Gran ciervo naturalista de 0'32 m. de largo, en lo conser vado, vuelto
hacia b derecha. Le faltan las patas. aunque se ve el a rranque de las
traseras y totalmente la cabeza , que debía estar in clinada hacia abajo.
a juzgar por las astas, parcialmente conservadas. pero muy visibles. El
cuerpo se per fila bien por una línea fi na reforzada por otr a gruesa, pero
el relleno inter ior es incompleto, hecho a r ayas, algunas de ellas paralelas, en la forma vista en los ciervos rayados del Covacho 1 a. Las patas
están tendidas, como si el animal estuviese lanzado a la carrera.
El color es rojo violáceo-castaño.
17. Signos en forma de punta de fl echa.
Grupo de seis signos en punta de fl echa, claramente visibles, por lo
que su descripción no ofrece la menor duda. No hay señal ninguna de
vástagos. Tampoco parece que puedan relacionarse con ninguna de las
figuras contiguas.
18. Arquero.
Estilización muy acusada de arquero en actitud de dispa rar el arco
contra el animal número 20. Está incompleto, faltándole los pies, pero
se aprecian bien las «jarreteras» además de colgantes partiendo de la
cintura. El sexo, pequeño y desplazado, se advierte también claramente.
Muy mal se ven la cabeza y los brazos, a unque está cla ro el codo der echo
y un pico acusado partiendo de los glúteos. El arco es de triple curva
y parece que la mano izquierda suj eta al mismo tiempo el arma y un
haz de tres flechas de las cuales se aprecian bien las puntas. El cuerpo
es muy la rgo y, en proporción, delgado y se forma por un trazo grueso
y fi rme.
19. Mancha ilegible.
20. Cuadrúpedo.
Restos de un cuadrúpedo. posiblemente un ciervo, mal conservado,
que se dirige hacia la izquierda, apreciándose bien las patas traseras
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Fig . 17.-Covacho 111
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30
A. BELTRÁN
y faltando las delanteras, la cabeza y bastante del cuerpo. Debe ponerse
en relación con el arquero 18.
El color es el rojo violáceo normal en este panel (Um . XVI, a y b).
21. Manchas y trazos.
Como a unos cuatro metros hacia el Sur, en color rojo violáceo, hay
restos de manchas y trazos de color, situados a unos 0'010 m. del suelo
y sin posible interpretación. Debe advertirse que ent~ el covacha pri
mero y este segundo hay numerosas manchas de color, ilegibles. y que
esta circunstancia se repite en todo este muro entre los covachos 11 y IIJ.
22. Restos de pinturas.
A tres metros del grupo 21, en color rojo violáceo muy vivo, hay restos que parecen formar parte de un meandro muy destruido, en posición
vertical, ondulado y de tres líneas paralelas por lo menos. Toda la parte
inferior de esta zona está picada.
El casero de Mas de la Cova nos aseguró que en la zona destruida
había un ciervo, pero nadie lo ha visto nunca, que sepamos, ni siquiera
cuando se descubrieron las pinturas.
23. Grupos de signos.
En el extremo de la derecha de esta serie de covachos se hallan dos
grupos de pinturas en color rojo violáceo vivo o claro. Aunque falta una
buena parte de la superficie de la roca, en la parte izquierda y a dos metros del número 22 hay un conjunto de trazos en los que podr ia intentarse
ver una csquematización animal, luego una serie de curvas, al menos
tres, paralelas, que podrían formar un meandro y, finalmente, varias
líneas, inclinadas desde arriba a la izquierda a abajo y la derecha, dos
de ellas paralelas, formando un signo imposible de interpretar.
En la parte derecha del panel, trazos y signos de diversas formas,
sin que sea posible darles explicación.
4
Covacha IV
Entre los covachas V y In hay una superficie pintada, en una ligera
oquedad, en la que se aprecian muchas manchas de color, sin forma determinada a las que damos el número 24 (fig. 19 y Lám. XVII) .
Covacha V
En el extremo norte del yacimiento, fuera del conjunto de covachas
citados hasta ahora y a nivel mucho más bajo, se halla este abrigo de
7 metros de boca por 4 de profundidad y unos 10 de altura. Contiene restos
poco importantes de pinturas esquemáticas, señales de otras perdidas
'! algunos grafitos modernos.
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32
A. 8ELTJL\N
Pueden delimitarse dos conjuntos.
25. Conjunto de figuras esquemáticas.
A 1'70 m . del suelo que se eleva desde la boca del covacha a la. pared
de fondo, hay un grupo de figuras en dos tonos de color r ojo, uno muy
vivo y claro y otro violáceo oscuro. Solamente pucO.en diferenciarse dos
esquematizaciones humanas en color rojo claro y una serie de trazos en
posición vertical, en los dos colores citados. Hay también un sigr.o oblongo dividido por el centro mediante una linea casi horizontal.
El color violáceo está muy degradado y se r.upl!rpone, en al ,~ún caso,
al rojo claro.
A unos tres metros a la derecha hay dos tra1,QS verticaJ e~J y restos
de color rojo claro (ftg. 20).
26. En el segundo seno de este covacha, a la izquierda. confundido
con grafitos modernos, hay algún resto de pinturlI muy ce~a del suelo,
del que solamente se pueden apreciar algunas manchas. Sobre ellas parte
del nombre MIGUEL (fig. 21).
Fig. 21 .-Covacho V
(1/2)
[page-n-45]
11
COVACHO DE EL SALT, PENAGUILA (ALICANTE)
En el impresionante barranco de cEI 8atb o cEI Castillo» de PenáguiJa, a 2 kilómetros al oeste de dicho pueblo y a 11.300 m. de Alcoy,
junto a la carretera que comunica ambas poblaciones, se abren bastantes cuevas y abrigos en el macizo calcáre<'l, una de las cuales posee un
pequeño conjunto de pinturas esquemáticl.8 (Lám. XVIII).
La parte alta del barranco, con cota df:' 929 metros y un desnivel de
mAs de 150 desde la carretera, se corona por el llamado cArco de Santa
Lucia» donde existen unos trazos pintado¡; en rojo, muy mal conservados. Hay también un castillo en ruinas y cerca de él los restos de un
poblado ibérico. La caliza es de color gris azulado y el fondo de los covachos amarillento rojizo; algunos de éstos son muy profundos.
En la ladera izquierda del barranco, mirando desde su boca, y abierto
hacia el Oeste, está el covacho pintado (Lám. XIX), que tiene la caliza
gris muy descompuesta en superficie, formando ur,a capa amarillenta
con exudaciones rojizas. Las pinturas son muy difíciles de seguir y en
su mayor parte apenas están visibles. El covacho, aislado, se alza a 800
metros sobre el nivel del mar y en las coordenadas de la hoja 821 del
1 :50.000, 3", 19' 30" E. (meridiano de Madrid) y 38", 40' 35" N.
Las pinturas fueron descubiertas por don Gaspar Borrell, funcionario del Ayuntamiento de Alcoy y colaborador del Museo de dicha ciudad
y nos fueron mostradas por don Vicente Pascual.
El paraj e es de una belleza impresiona nte, si bkn la explotación de
•
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A. 8ELTRÁN
la piedra por medio de una cantera en la misma boca del barranco amenaza terminar con ella.
El covacho, poco profundo, mide 2'50 metros en la boca, l 'SO m. de
profundidad máxima y 2'90 metros de altura. La pared pintada forma
un panel de aproximadamente un metro de altura y las pinturas se agrupan en la parte derecha y en el centro, existiendo sólo unas cuantas figuras en la parte superior, j ustamente donde el covacho busca la vertical;
en el mismo borde lateral izquierdo, ya fuera del covacho, hay también
un pequeño grupo de figuloas.
El color utilizado es el rojo oscuro y gran parte de las dificultades
para su contemplación e identificación se derivan de la pigmentación rojiza de la pared descompuesta, con muchas manchas eKtensas de óxido
de hierro. Existe alguna figura en color rojo claro.
Las figuras van descritas de derecha a izquierda (fig. 22 y Um. XX),
sin determinación de las dimensiones, que pueden verse en la escala del
grabado de conj unto, y son las siguien tes:
Mancha ilegible de color rojo oscuro.
2. Trazos gruesos del mismo color que no componen figura alguna.
)~ l gl"OSOI' de los trazos es desigual ; una línea es de extrae rdinaria finura.
3. Figura ancoriforme. Situada inmediatamente an iba de los tral:OS 2, con línea muy fina, de color rojo cereza muy diferente del rojo
('scuro de las pinturas circundantes. Se trata de una I!squematización
humana de 0'08 m. de altura, con la cabeza formada por dos anillos, uno
incompleto y abierto, los brazos arqueados hacia abajo y las piernas an('oriformes. Alrededor de la parte baja de esta figura hay ocho puntos,
en dos grupos que no creemos tengan nada que ver con ella, sino que
deben formal' parte de las rayas que deben ser lo que queda de una zona
pintada muy perdida (Lá.m. XXI) .
4. Trazo grueso, abierto en forma de Y, en color rojo violáceo con
una confusa mancha de color en uno de sus extremos.
6. Hombre esquemático de 0'13 m. de altura, con un trazo vertical
para el cuerpo, ligeramente ensanchado para formar la cabeza, los brazos horizontales y las piernas ligeramente ancoriformes, aunque esta zona
está un poco confusa por hallarse parcialmente superpuesta a una mancha. El hombre es de color rojo oscuro (Um. XXII, a).
6. Hombre esquemático, de 0'14 m. de altura, un poco más abajo
que el anterior, sin que se note ensanchamiento de la línea en la cabeza,
que es la prolongación del cuerpo, brazos ligeramente levantados y piernas abiertas en ángulo; asexuado. En el mismo color rojo oscuro.
7. Zona muy confusa donde se ve una mancha de forma sensible1.
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PINTURAS RUPESTRES
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mente circular en color rojo oscuro : es ilegible, pero parece verse a la
parte derecha la zona superior de una estilización humana con los bra~
zos en cruz, sobre la que se superpondría la núm. 6.
8. Esquematización humana de 0'09 m. de alto, en color rojo oscuro,
sin diferenciación de la cabeza, brazos horizontales y piernas abiertas
en ángulo. Muy cerca un trazo inclinado en el mismo color.
9. Grupo de trazos en el mismo color rojo oscuro. Uno es un arquito,
otro una linea vertical y el tercero podría ser una estilización humana,
con cuerpo formado por un círculo, las dos piernas y la cabeza, aunque
es muy dudoso.
10. P arte superior de una estilización humana, con muy gruesos
trazos en color rojo oscuro. Se conserva el cuerpo desde la cintura a la
cabeza y los brazos arqueados hacia abajo. Es muy difícil saber cómo
se completaría, pues de ser un hombre completo ocuparía el espacio de
la figura 11 y encaja mal: podría también tener forma de cphb, pero
la realidad es que no se ve más que lo descrito. Se advierte aquí la única
superposición del conjunto pintado, de rojo violáceo sobre rojo muy claro.
11. En el mismo color que ellO, inmediatamente debajo de él, separado sólo por 0'04 m., trazos en forma aproximada a una Y, ilegibles.
12. Interesante esquematización humana de 0'21 m. de altura, sien~
do la figura mayor del abrigo. El cuerpo está formado por una línea
vertical, piernas arqueadas, con el sexo prolongando la linea del cuerpo,
tres líneas perpendiculares a ésta y paralelas entre sí, formando sendos
pares de brazos y la cabeza redondeada y pegada al par superior de
aquéllos.
13. Signo que parece representar una esquematización humana en
forma de cphh. Si es así, debe señalarse que la figura es oblonga, pintada
en color rojo oscuro, intenso, con la cabeza en el extremo de la línea cen~
traJ, vertical, redondeada, los brazos cerrando el espacio, cada cual por
su lado, en la parte inferior de la línea del cuerpo y el interior con di~
versas pinceladas, entre las cuales sobresalen dos puntos redondos, uno
a cada lado de la parte alta del cuerpo, que podrían representar los senos.
En tal caso podríamos hallarnos ante una pareja, siendo el 12 el varón
y el 13 la hembra. Mide esta figura 0'10 m. de altura (Lám. XXII, b).
14. Grupo de trazos verticales y alguna mancha, en color rojo oscuro.
Ilegibles.
15. Interesante figura compuesta por una estilización de cuadrúpedo,
vuelto hacia la derecha, con cabeza muy deforme sobre la que un saliente
puntiagudo puede ser una oreja, cuatro patas paralelas y casi equidistantes y el rabo algo más corto, pero muy semejante a las patas. Sobre el
cuerpo del animal, representado por una línea horizontal, gruesa, hay
una estilizaci6n humana que se ve mal en alguna parte y que no llega
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36
A. BELTRÁN
a tocar en el dorso del animal. Son claros el cuerpo y los brazos, arqueados hacia abajo, más oonfus.'\s las piernas y la prolongación del cuerpo
sea el sexo o no. Podría tratarse de un hombre en pie sobre el animal. A
la izquierda de estas figuras una mancha confusa en color rojo claro.
ilegible (Lám. XXIII).
16. A 0'50 rn. a la izquierda y 0'20 m. más abajo que el 15, hay dos
trazos en el color rojo oscuro habitual en el abrigo, que pueden ser parte
de dos estilizaciones humanas, la de la izquierda cruciforme y la derecha
con el cuerpo, sin cabeza ni brazos y las piernas abiertas en ángulo.
17. Figura en color rojo claro, a unos 0'25 m. más alta que el borde
superior del panel, ya en la parte del covacho que cierra sobre la boca.
Se trata de una estilización humana, muy distinta a las otras del covacho, con el cuerpo grueso, las piernas largas y casi paralelas, un brazo
cerrado en arco y la parte superior muy mal conservada, aunque parece
haber una cabeza o gorro, ancho y plano. E n toda esta zona se advier ten
trazas de pinturas y manchas que no pueden interpretarse y que deben
ser r estos de algunas an teriores en que el color es rojo intenso, oscuro.
18. En el extremo izquierdo a 25 cm. del covacho se advierte un
trazo en el mismo color y otro más delgado que podría configurar Wl8
esquematización humana, aunque se conserva muy mal y no es posible
asegura rlo (fig. 23).
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I
Fig. 23.--E1 Satt
(1/5)
II
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III
COVA DEL CALVARI, BOCAIRENTE (VALENCIA)
l!!n la zona de El Calvario de Bocairente, a media hora de camino
hacia el Norte desde el pueblo y en la parte s uperior del cerro del Santo
Cristo, a la altura de la Séptima estAeión y a 700 metros de ella, por
terreno abrupto y sin camino. se abre a 725 metros sobr e el nivel del
mar un covacho pro(undo cuya situación en la hoja 1 :50.000 núm. 820, es
de 3" 04' 40" E. (m. de Madrid) y 38 46' 3S" N. El paraje es de gran interés arqueológico ya que tiene enfrente las . Covetes deIs Mor os. , cuevas
artificiales labradas en un acantilado vertical e inaccesibles la mayor parte
de eUas sin que se conozca hasta ahora yacimiento arqueológico; al pie
están el .Barrane de la Fas» y el río de Onteniente. Y enfrente y a distancia la famosa Cova de La Sarsa.
La cueva mide 6'20 metros de profundidad, 3'70 m. de boca que se
ensancha en la parte media (3'95 m. a 2'20 m. de la boca) y se reduce
de nuevo al fondo (3'40 m. un metro más adelante) quedando ]a pared
pintada de 3'16 m. de ancho y l'SO m. en la superficie pintada (Hg. 24 y
Lám. XXIV) .
Se abre al Sudeste.
La cueva se descubrió por miembros del Centro Excursionista de B~
cairente y nos fue mostrada por V. Pascual; el panel III lo descubrimos
en nuestra visita de 1972.
Los pin turas son esquemáticas y r ealizadas sobre la pared amarillenta, descompuesta en superficie y cambiado su original color gris azulado
0
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38
A. BELT RÁ."
de la capa exterior. Los colores empleados en las pinturas son roj o claro,
r ojo carminado de tono heces de vino y rojo amoratado.
La mayor parte de las pinturas se sitúan al fondo del covacho, dis-
Fig. 24.-Planta de la cueva de El Calvari y situación de los paneles pintados
lribuidas en dos paneles; el 1 completamente al fondo: el 11 en la pared
derecha (Lám. XXV) . Fuera del covacho y en alto, en la parte izquierda,
.11 panel 111.
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Fig. 26.-
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panel I
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PllI."TVRAS RUPESTRES
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Existen bastantes desconchados que perj udican a la conservación de
las figuras algunas de las cuales se han perdido total o parcialmen te.
Panel 1
Está al fondo del covacho, en la forma marcada en el croquis. Asimismo se advier te la situación de los paneles 11 y III; para llegar a éste
hay que trepar hasta una abertura de la pared izquierda que no se cierra
totalmente por esta parte.
La superficie pintada del panel 1 mide, aproximadamente, 2'20 metros
de ancho y 1'80 m. de altura. Las figura s, descritas de izquierda a der e"Cha, son las siguientes:
Signo en forma de Y en color rojo violeta, situado en la parte
superior derecha del covacho, más alto que todos los demás y conservado
parcialmente (fig. 25).
2. Esquematización humana de 0'10 m. de altura, en color rojo carminado. Tiene la cabeza redonda, sentada directamente sobre el cuerpo,
Iigeramen te t r iangular en el pecho y los brazos arqueados. Las piernas
están abiertas y la derecha doblada. A la izquierda de esta figura existe
un trazo grueso y vertical en el mismo color.
3. E n la parte baja hay una serie de trazos, la mayor parte de ellos
en posición vertical, levemente inclinada. de color rojo vivo. que no configuran nada inteligible y que deben ser r estos de pinturas anteriores
más completas cuando se r ealizaron.
4. Interesante signo en color roj o carmín de 0'09 m. de altura máxima y 0'11 de ancho. formado por t razos doblados en el extremo superior
y cruzados. El signo está incompleto (Lám. XXVI, a) .
5. Estilización humana de color rojo carmin, con desconchados que
afectan a la fig ura. Tiene la cabeza circular. con expresión del cuello,
un a linea gruesa y regular formando el cuerpo, brazos arqueados hacia
abajo y las piernas dobladas en ángulo. Mide 0'15 m. de altura (Láminas XXVII, a y XXVIII, a).
A la izquierda hay un trazo en color rojo claro.
6. Trazo vertical y puntos o manchas en color rojo carmín.
7. Restos indefinidos de pinturas en color r ojo carmín desvaído.
8. Arco en forma casi de herradura de color rojo claro. muy difer ente al de las restantes pinturas del abrigo. Entre esta figu ra y la siguiente hay dos trazos paralelos, cortos, a la izquierda y uno más largo,
a la derecha, todos de color rojo carmín, salvo los dos cortos y paralelos
de tono violeta (Láms. XXVII, a y XXVIII, b) .
1.
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40
A. BELTRÁN
9. Esquematización humana, de medio cuerpo, en eolor violáceo, de
0'125 m. de altura. Tiene bien diferenciada la cabeza y el cueUo. el cuerpo
hasta la cintura y los brazos arqueados y caidos hacia abajo (Láminas :XXVI, b y XXVIII, b).
10. Trazos de difícil lectura, en color rojo claro. Se podría pensar
en una estilización humana en la que los supuestos brazos y otro trazo
contiguo vertical forman un ángulo recto.
11. Tres trazos verticales, dos a la der echa, paralelos y otro suelto
a la izquierda. Color rojo carmín.
12. Dos figuras, seguramente esquematizaciones humanas, una de
0'46 rn. de altura y otra de 0'16 m. y ambas en color rojo violáceo-carrnin.
La mayor está a la derecha y aunque se ven la cabeza y dos cortas piernas abiertas en ángulo no dejan de suscitarse algunas dudas; la pierna
de la derecha no está clara, los brazos muy cortos no debieron pintarse
nunca con mayor longitud y faltan los demás detalles. La figura pequeña
carece de cabeza y tiene los brazos y las piernas arqueados y en dirección
opuesta. Alrededor hay otros r estos de pin turas, manchas, una posible
estilización humana de la que se verían par te del cuerpo y las piernas
en ángulo y un signo de tres trazos, uno horizontal y dos verticales hacia
abajo, unidos a los extremos del anterior (Ums. XXVII, a y b, y XXIX).
13. La parte izquierda de esta pared de fondo está muy ahumada, a
pesar de lo cuál se advierten algunas trazas de pintura sin que pueda
ser identificada ninguna figura con forma concreta.
Panel 11
Situado en la pared derecha comienzan las pinturas a 0'60 m. del pa·
Del 1; la super ficie de la caliza está muy desconchada y saltada. Las pin.
turas son todas de color rojo carmin y debajo de él se nota un color rojo
vivo más claro o tal vez no descompuesto. El problema, que veremos después, consiste en saber si se han levantado las capas superficiales de pintura y queda al descubierto la más profunda o si nos encontramos ante
una superposición de r ojo oscuro sobr e cla ro (fig. 26 y Um. XXX) .
Comenzamos la descripción por la parte más próxima a la pared de
fondo.
1. En la parte alta ángulo de tono violáceo y gran intensidad de
color.
2. Trazos mal conservados verticales y paralelos, de color r ojo carmino
S. Tres signos, uno formando una esquematización humana. con el
cuerpo compuesto por un trazo vertical acodado en su pa rte baja y los
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2
3
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4
II
CAtVARI O
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BQ C A I RENTE
20cm
Fig. 26.-Calvari (Bocairente) , panel 11
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PU¡TUIL\S RUPESTRES
41
brazos por una línea horizontal y perpendicular al cuerpo; Jos otros t razos son uno vertical y otr o hor izontal. Los tres en color rojo car mín.
4. Trazo vertical en rojo carmín , mal conservado.
S. A 1'45 metros hacia la boca de la cueva, trazo vertical en r ojo
carmín (fig. 27) .
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Fig. 27.--Calvari (8ocairente) , pMellI
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6. A la derecha de éste, otro ilegible, mal conservado, en el mismo
color (fig. 28).
Fig. 28.--Catvari (8ocairente) . panel 11
(1 / 2)
,
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Pan.el 111
A la izquierda de la cueva la pared no llega hasta el techo formando
cerca de él un aplanamiento accesible, sobre el cual, y en la propia pared,
hay un grupo poco importante de signos, como a unos O'SO m. sobr e el
suelo elevado (fig. 29) .
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Fig. 29.-Calvari (Boca¡rente) . panel ni
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PINTURAS RUPEST RES
El signo más alto es un cruciforme de color rojo vivo, encima dI;!)
cual se ven un par de trazos y r estos de otros.
2. Más abajo una mancha de color r ojo.
S. En la zona más baja, una estilización humana en color violáceo,
f ormando los brazos y las piernas dos trazos cortos paralelos y el cuerpo
otro per pendicular a ellos, prolongado por arriba par a formar la cabeza
y por abajo r epresentando el sexo. Más abajo otro trazo inclinado en el
mismo color violáceo.
l.
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IV
ESTUDIO DE CON J UNTO DE LAS PINTURA S LEVA N TINAS
Las pin turas de La Sarga se hallan en uno de Jos extremos de la zona
levantina, en el borde de la hoya de Alcoy, sin agrupar se con otr os abrigos, que quedan muy alejados, siendo el más próximo el de Cantos de
la Visera (Yecla). Las mayores semejanzas las tiene con algun as figuloas de la Cueva de la Vieja, en Alpera, Minaleda y Solana de las Covachas, en Nerpio.
La conser vación aceptable en lo que se r efiere a la acción de los agentes naturales muestra algunos fall os y desconchados que no se excluye
hayan sido consecuencia de la mano del hombre, por Jo que ser ía in dispensable proteger los covachas con rej as, antes de que pueda producirse
algún lamentable atentado que luego no tendr ía remedio.
Es interesante anotar la originalidad de los paneles de La Sarga en
lo qu e se refiere a la composición. El princi pal J a, está formado por
una ser ie de tr azos y signos geométricos sobre los cuales, sin el menor
orden, se disponen cinco cier vos que no pueden relacionarse con las figuras humanas del extremo derecha del fri so; en cambio los pequeños grupos I b y 111, 16 Y ss. combinan una acción limitada y bien definida de
arqueros sobre cier vos o cuadrúpedo indeterminado que debe ser el mismo
citado animal.
Respecto de la técnica de las pinturas hay trazos simples y regulares en los signos geométricos y en las fig uras humanas, una tinta plana
muy homogénea en el cier vo 1 a, 21 y en cuadrúpedos mal conservados
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PI~~URA8
RUPESTRES
45
y algún caso de utilización de pinceles muy finos en los puntos del grupo ] b y en las cabezas de fleeha del cova.cho ]11, 17. L..1. técnica normal
en las figuras de ciervo es la de perfilado con una línea muy segura por
todo el contorno del animal y luego el relleno interior con pinceladas
más o menos paralelas entre sí y en diversas direcciones (1 a, 6, 8, 11,
19 Y 111, 16) ; si bien este modo de pintar no es el habitua.l, no faltan en
la zona meridional del arte levantino algunos casos análogos; se diferencia mucho del relleno con pequeños trazos del gran toro 62 del abrigo III de la Aruña y también del relleno incompleto del cuerpo de ciervo
central del abrigo de la Cañaíca del Calar; en cambio coincide con las
figuras que Breuil llamó del estilo VII en Minateda, con el ciervo del
extremo derecho de la Cueva de la Vieja, en Alpera y con la llamada csuela
de alpargata» de Solana de las Covachas en Nerpio, pudiéndose aventurar que se trata de una modalidad técnica que corresponde a esta región.
Los colores repiten dos tintas del rojo, una de tono castaño a violáceo en los ciervos y arqueros y otra más clara en los signos geométricos
del fondo, faltando el negro y, por descontado, el blanco, además del rojo
claro antiguo y del rojo anaranjado más moderno. Tampoco hay ningún
accidente aproveehado para las pinturas. El único grabado está realizado
con una punta fina que ha dado un surco de corte angular.
Hay una gran monotonía en las fig uras, con escasas representaciones
humanas, seis a lo sumo de ellas, cuatro claras y las otras dos dudosas;
dos son arqueros y todos están deficientemente conservados (I a, 3, 4, y
5 dudoso; 1 b, 1 (arquero), 2; TII, 18 (arquero) . No se aprecia en los arqueros u hombres sin mención de armas ningún adorno en el cuerpo, pero
en cambio ella, 4 lleva unas orejillas prolongando un gorro o casquete
y el 1 b, 1 una larga pluma que le sale del centro de la cabeza mientras
en el 2 del mismo panel, dos líneas de puntos que le salen del cuello deben
ser interpretadas como adorno; también los cortísimos trazos que parten
de los glúteos del arquero lB, lB.
Respecto a las armas, el arco del cazadol' 1 b, 1 está toscamente dibujado y parece de una sola curva, mantenido con la mano izquierda que al
mismo tiempo sujeta un haz de tres fteehas que tienen la forma de arpón
de un diente en la punta y la emplumadura marcada mediante un ensanchamiento. La actitud, de relajamiento, con las piernas dobladas y el arco
colgante muestran al arquero en la posición consiguiente al disparo. En
cambio el IIJ, 18 está tensando violentamente un arco de tres curvas y
con la misma mano con que tiene la flecha que dispara sujeta tres fleehas
más, de las que se ve bien la emplumadura y menos las puntas, Muy interesantes son las cinco flechas 111, 17 en las que se apreeian con mucha claridad el pedúnculo y las dos aletas, con ligeras variaciones en la forma.
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"Los animales identificables son exclusivamente ciervos, seis en total
A. BELTRÁN
(1 a, 6. 8, 11. 19, 21 y 111, 16) y posiblemente fueron también ciervos los
cuadrúpedos mal conservados (1 a, 2; 1 b. 4, Y III, 20) sin que hayamos
podido interpretar como jabalíes ninguno de ellos, como hicieron los autores que dieron cuenta del descubrimiento.
El arquero 1 b, 1 parece llevar a la espalda, una bolsa o algo semejante representada por un saliente en forma triangular.
a)
Las superposiciones.
En los fri sos pintados levantinos los repintados o las líneas que cortan
a otras son siempre más modernas y este hecho sirve como base para la
determinación de una cronología relativa, sin que se pueda, en ningún caso
establecer una datación absoluta (4). No hay el menor desacuerdo en que
las superposiciones de colores de más moderno a. más antiguo sea anaranjado, negro, rojo intenso (violáceo O carminado), rojo claro y blanco; sirven de apoyo concluyente el toro de la Ceja de Piezarrodilla (Sierra de
Albarracin) con negro sobre blanco, los toros del Prado de las Olivanas
(Tormón) en rojo claro, repintados de negro y las mujeres de los Grajos
(Cieza) en rojo intenso sobre rojo claro como en Val del Charco del Agua
Amarga y en el Prado del Azogue (Aldeaquemada) (5) .
Por otra parte, en los paneles de pintura levantina hay figuras naturalistas y otras esquemáticas; a las que se suele atribuir con razón edades
diferentes, siendo las primeras mesoliticas aunque tienden a 10 largo del
Neolitico a una simplificación que se va acentuando hasta su agotamiento,
sustituyéndose en el Eneolítico y en la Edad del Bronce por signos y figur as esquemáticas que degenerarán más tarde en puros signos lineales y
geométricos y en toscas estilizaciones figurativas (6) .
Seria un grave error confundir las figuras esquemáticas de la Edad
del Bronce con los signos de carácter ideomorfo, la mayor parte de las
veces indescifrables, contemporáneos del arte rupestre levantino. Es el
Antonio BELTRAN, Alguno. problltJn(Jl qua plantean la.r .uperpo,ki(nl" de
lIJt d aTte ntplt.tTe Ñloontino, cX.I Congreso Arqueológico Nacional, Mérida
19681), Zaragora 1970, po 225 u. y 234.
(6) A. BELTRAN, La CUII\IO de lo. {kajo • .. fUI pintuT4I "'JHI.tru, lIJt Citzo
(Murcia), Zaragoza 1969, L4 cueoo del CMf'CO dd Agua. A marga 11 .UI pinturoa uoontmOl, Zaragou 1970, Loa figurOl notUTtdutOl del Prado del Azogue, lIJt Aldt(I.(¡U.modG, cSuma de EstudiOlil en homenaje al Dr. A. Cane1las», Zaragoza 1969, P" 87-99.
B . OBERMAIER y H. BREUIL, Loa pinturOl ",putru en lo. olrWlldoru d. Torm6n.
(Terulll), cDoleUn de la Real Academia de la Hiatoria», XC, 11, 1927.
(6) E. RIPOLL, Prehutoric aTt 01 ehe Wutern MwiterraJUan and ehlt SaMTo,
Barcelona 1964, p. 11, eon las opiniones de Breuil, Pericot, Almagro, Rlpall y Jordá;
en nU6lltra opinión hay solución de continuidad entre el arte levantino y el esquemático,
que IOn cosas muy diferentes y responden a mentalidades distintas.
(4)
pintuTCU!
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.,
mismo easo de los llamados ctectüormes. del arte paleoliticos que resulta
imposible separar, cronológicamente, de las figu ras de animales junto a
las cuales se hallan, estén o no r elacionados dir ectamente con ellas. Es evi·
dente que en muchas estaciones de arte levantin o hay signos abstractos relacionados con los animales naturalistas; normalmente las figuras esque.máticas cortan a las naturalistas. A esta regla podemos presentar tres
excepciones, aunque quizá haya alguna más que aparecerá cuando los abri·
gos sean estudiados a fondo; dejando a parte La Sarga, ejemplo el más claro
de este tipo de superposiciones, tenemos el caso de Cantos de la Visera, en
el Monte Arabi (Yecla) (7) donde hay un interesante caso de superposiciones. siendo lo más antiguo un toro de aspecto arcaico y color rojo claro,
repintado en ciervo de color rojo más intenso, aunque se ven los cuernos
del toro de base, sobre los que están las astas del ciervo; en el panel hay
un conjunto de esquematizaciones geométricas o figurativas, entre ellas
una zancuda con las alas explayadas; tanto la figura del toro como la del
ciervo (en las astas) cortan claramente un poco del ala y la pata de la citada ave zancuda. El otro caso es el de la Cueva de la Araña (Bicorp)
donde el asta del ciervo número 23 de Hernández Pacheco (8) se superpone al zig-zag número 22 lo mismo que el caballo despeñándose número
26 de color rojo violáceo corta al zig-zag citn.do de color rojo claro (9).
Veamos ahora las superposiciones de la Cueva de La Sarga, en el abrigo
I a. Es evidente que en los covachas 11, In, IV y V las figuras esquemáticas son de la Edad del Bronce, sin que haya concurrencia de pinturas levantinas salvo en el primer grupo del abrigo 111. Pero en el I a hay numerosos trazos y signos esquemáticos, en color rojo claro que han de
corresponder a la fase más antigua de todo el conjunto de pinturas; sobre
ellos se han pintado ciervos natur alistas, de dos estilos sin que exista la
menor duda sobre este hecho. estableciéndose as! una cronología relativa
evidente.
Todas las superposiciones son de los ciervos con r elleno de pinceladas
sobre trazos y signos esquemáticos. Concretamente son los animales 6. 8.
11 y 19 del panel I a, con lo que esta circun stancia, repetida cuatro veces
y evidente, evita cualquier discusión. Una de las superposiciones es de un
(7) H. BREUIL y Miles BURKITT, Mil peintures ",pntres d'Espagne. VI. L u
abrit peintll du M onte Arabf pru Yecla (MUTCÜ), «L'Anthropologie» XXVI, 1916, 313
88. Iig. 2. A. BELTRAN, Arte ","peltre levatttitto, Zaragoza 1968, ftg. 142 (fotografía
directa donde se aprecia claramente la superposición al udida en el texto).
(8) F. HERNANDEZ PACR ECO, La.t pintura.. prehilt6rieaa de las ClUtlall de
la Araña (Valencm) , Madrid 1924. Ch. la fotografla directa en la fig. 136 de A.
BELTRAN, Arte rup. levantino cit.
(9) A. BELTRAN, Algunas eueltiOftell lobre las pifttunu de las euevaa de la
Araña (Bir:orp, Valmcm) . «Papeles del Laboratorio de Arqueologla de Valenc:ia, dedkadoa a D. P lo Beltrin», Va lencia 1970, ps. 11-17.
[page-n-63]
"
A. BELTRÁN
ciervo sobre otro sin que quepa establecer una diferencia estilística acusada.
b)
Cronología.
Dejando aparte los signos y figuras esquemáticos, de los que trataremos luego, de los conjuntos 11, IU , IV y V, las figuras clevantinas» de los
paneles 1 y III 16, 17. 18 Y 20, pueden encajarse dentro de nuestro esquema (lO) en dos fases diferentes y bien caracterizadas:
Las figuras convendrían a nuestra fase n, plena, con desaparición de
los toros y abundancia de ciervos y cabras, aparición de la figura humana, escasamente naturalista, mientras que los animales siguen la tradición de la fase 1; podría datarse a partir del año 4000.
Los signos han de ser forzosamente anteriores y a juzgar por la conservación, muy anteriores; cabrían en la fase 1, del 6000 al 3500 con
apogeo antes del 5000.
(10)
A. BELTRAN, A.,.t, .,."pe,t.,., ',vantino cit. p. 71 sao
[page-n-64]
v
LAS PINTURAS ESQUEMATIGAS
1.
A brioos de La Sarga.
En todos los abrigos de La Sarga encontramos pinturas esquemáticas
que deben corresponder, por lo menos, a dos épocas. La más antigua es
la que corresponde a trazos sueltos o formando meandros, zig-zags, ángulos o signos ininteligibles. que se sitúan debajo de figuras naturalistas
de ciervos o humanas estilizadas de tipo levantino. La más moderna, en
los covachos JI a V, plantea problemas de más difícil solución, porque
aparte de guardar ciertas semejanzas estilísticas con los signos geométricos de la fase antigua, tiene a su vez superposiciones en las que una
fase de color rojo claro, desvaído y signos lineales y geométricos. tiene debajo otra de color rojo vivo o violáceo y algunas esquematizaciones humanas o animales.
Una de las figuras más interesantes es la 11, 1, cuya identificación segura es la de un hombre enmascarado, con cuer nos y tal vez con un largo
palo, ahorquillado en su extremo, en una mano, que se aproxima al «hechicero» de la cueva de Los Letreros en Vélez Blanco; aquí las figuras
cornudas son numerosas aunque corresponden a muy distintos estilos en
la representación humana y justo es decir que la diferencia entre los hombres de La Sarga y Los Letreros es grande, aunque el sentido debe ser el
1
[page-n-65]
50
A. B<R.L
~
mismo. Lo propio puede afi rmarse de las fig uras cornudas, más sencillas,
de Malas Cabras y E speranza (11) (l1g. 30) .
El otr o g¡'upo de figu ras geométricas de verdader a im portancia es el
de los meandros 6-7, realmente fig uras Jaberintiformes. Son absolutamen·
te excepcionales dentro del a r te esquemático peninsula r, acercándose mu·
eho más a modelos del mundo atlá ntico y especialmente a formas compli-
1
2
3
Fig. 30. -1: La Sarga.-2: Malas Cabras.-3: Esperanza
cadas que hallamos en los petroglifos de la Isla de la Palma, en Canarias ;
los ti pos que se encuentran en la península son más bien círculos o
meandros simples y tampoco son muy numerosos. Resulta muy difíc il compar arlos con los de La Sarga, incluso en aquellos ejemplos de la zona de
Despeñaperros en el Retamoso o La Ci mbarra de Aldeaquemada, donde
existen unas ondulaciones de pun tos rojos y en Noss."\ Senhora da Esperan~a con lín eas curvas y pa ralelas (12).
Las escasas estilizaciones animales están todas en un grado muy desa rrollado de evolución; no es fácil deter minar la especie a que per tenecen estos cuadrúpedos, aunque el 11, S pal'ece una cabra con los cuernos pequeños y divergentes y un t razo que nace de la cabeza hacia abaj o
podría representar las barbas del chivo ; muy confuso es el 11, 4, como
el anterior con una soJa pata por par y un extraño lazo saliendo de la
cabeza que podría querer representar las astas (13) ,
Respecto a las esquematizaciones humanas son poco numerosas y corl'esponden a una fase muy avanzada de su evolución al'tística o estilísti(11) Manuel DE GONGORA y MARTIN EZ, A ntigüedadu Iwelti~t6riefU de AlIdalucia, Madrid 1868, p, 70, BRE UIL, Lea peintures rullest,.es ac/ulntl'1 t iques de la Peni7laule Ibériqzu, 1935 ; Letreros IV, p, 9; Ma las Cabras 11 , Lám. XXX V ; Eapera nza IIJ,
XL.
(12) A. B E LTRAN , Loa grabadoa del barranco de Baloa ( Gra,.. Canari4) , Las
Palmas 1971, p. 132 ss. A. B E LT RAN, L. DI EGO CUSCOY, El arte rupe, t,.. de las
lallJ.a Canariaa , en prensa. H. BREUI L, loe. cito 11. XL. J uan CABR E AG UILO,
c.a, 1>¡'lh'''(I' ruJHist,.~, d~ A ldeaquemada, Ma drid 1917.
(l3) A. BE LTRAN, La, pi,..hlrlu esql,~",ática.s de Lecitla. ( HIU'Ca.), Zaragoza
1972 ron la determinaci6n de loa ti pos de a nimales por la estilización de cuerllos u
onjaa, p. 31 ; da. también loa cuadros de las p'g•. 32, 34 '1 36.
[page-n-66]
Pl t-"TURAS RUPEST RES
"
ca. Un solo caso hay de estilización en cphi:.; estas figuras que Breuil y
Burkitt llamar on cansadas» se cuentan entre las más numerosas y var iadas del arte esquemático, sin necesidad de entrar ahora en su descripción
r evolución. El ejemplar de La Sarga corresponde a un momento muy
evolucionado, como en El Rabanero o La Mortaja, bastante distante de
los del barranco de los Grajos, o La Cueva de Aldeaquemada. El tipo es
de un simple círculo atravesado por una línea vertical, aunque las curvat uras del trazo complican ligeramente el esquema; pero faltan r amificaciones en la cabeza, ojos o abertura de las piernas o cualquier otro detalle (14) .
También en un solo ejemplar, el 1I, 11, existe una esquematizaci ón
humana ramiforme, de brazos cortos, en la que parece diferenciarse un
trazo curvo que Bl'euil llamó de cseta» para indicar, tal vez, un sombrero; la linea un poco arqueada que fo rma el cuerpo, prolongado por
un sexo poco r ealista, se completa por cinco cortos trazos perpendiculares
a la línea vertical de pecho y vientre. Los paralelos que podrían buscarse
son innumerables, con fases muy bien diferenciadas, entre las que podría
situarse el ejemplar de La Sarga en un momento medio.
En cualquier caso no resulta aventurado situar las pinturas esquemáticas definibles de La Sarga hacia el Bronce Medio, pudiendo ser eneolíticas las pint uras más antiguas de la base de estos paneles.
11.
Abrigo de El Salto
A pesar de qu e en este abrigo hay pocas figuras bien definidas, algunas de ellas son del mayor interés.
Sobre todas, la esquematizacióll número 3 muy distinta a las sencillas
y abundantes llamadas ancoriformes en las que existen la mitad del cuerpo o éste entero y un trazo curvado con las puntas hacia abajo cerrándolo por la parte superior. En este caso el cuerpo está completo, prolongado
hacia arriba en dos trazos divergentes que pueden representar plumas o
(14. ) H. BREUIL, loc. cit. Barranco de la Cueva 111, tig. 17; RAbanero, lbidem
tig. 32; La Graja, IV, tig. 1 Y IAm. 1I; La Mortaja, IV, tig. 34. H. BREUIL y M.
BU RKITT, Rock pai"ting, 01 Southern AndallUia, Oxford 1929, El Baci nete lám.
XXVI roca V con medios c.phis» y enteros esquemiticos. J . R. DOS SA.NTOS JUNIOR ,
O abrigo prehistorico du. P(lla Pinta, cTrabalhos da Sociedade Portuguesa de Antropologia e Etnologiall, VI, 1, Porto 1937 y BREUIL loe. cit. 1, tig. 37; ejemplares en
cphil) sin cabeza. A. BELTRAN, La cueoo de lo, Gra;o, y 'u, pinturu rnlU,tre" en.
Cu%a (Murcia), Zaragoza 1969, p. SO Y Lo, (lbrigo, pintado, d, la C(1litdca del C(llar
y de la
del SabMCO, /!71 El Sabinar (Murcia), Za ragoza 1972, p. 11 8.
Fu,,,t.
[page-n-67]
52
A. BEI.TR,L
....
adornos, con las piernas y los brazos curvados en dirección opuesta, los
brazos hacia abajo y las piernas hacia arriba. Se trata de un ti po poco
estudiado que tiene los paralelos más inte¡'esantes con el colgante eneolítico de los Blanquizares de Lébol' (Murcia) de la antigua colección Cuadrado y con otro muy semejante de La Barsella (Torremanzanas) localidad muy p¡'6xima a Penáguila; en pintura el mismo tipo existe en Puerto
Palacio y en una fase muy avanz.'lda de esquematizaci6n en El Arco
y Avellano. También son muy interesa ntes los signos análogos hallados
sobre d6lmenes, así el grabado en el sepulcro de corredor de Soto (Trigueros) que va acompañado de puñales triangulares y que tiene los brazos en
cruz sobre el cuerpo vertical y las piernas en omega, según la descripci6n de Obermaier; también merece mención el ejemplar de la losa del
dolmen de Barranc (Espolia) aunque aquí las piernas se cierran formando
sen dos ch'culos y semejantes los de Méniscoul, en el Loira inferior; muy
curioso y parecido al de Soto es el de Peyra Escrita (Pirineos Orientales)
(15) . Es de subrayal' que el de la parte baja y extremo derecha del pa nel
de Puerto Palacios está pintado en rojo claro y corresponde, por lo tanto,
a la parte más antigua del conj un to, ten iendo contiguo un signo en ephi:.
en rojo intenso más evolucionado (lig. 3 1) .
Las relaciones que Breuil y Almagro establecen para los objetos ancoriformes no nos sirven directamente para la esquematizaci6n humana con
las piernas en forma de uñas de ancla que nos ocupa en este momento, que
debe ser considerada como una de tantas formas de esquematización o es-
(16) Blanquizares: J. BALLESTER TORMO, La c
Hidoria de E'lJa;¡a, Gallach, J, Barcelona 1942, p. 147, J osé BELDA, E~ca1!acionu
e'L el MonU de la 8artella, !érmino de TON'elfUiIl:oIlOS (A Uca'lte), .. Junta Superior
de Excavaciones y Antigüedades¡) núm. 112, Madrid 1931, lám. X, núm. 14. Puerto
Palacio: BREUIL, loe. cito 11, lám. V. Arco: BREUIL, BURKITT, loe. cit. lám. VIII ;
Avellano; BREUI L, BURKITT. XV. H. OBERMA I ER, El dolmen de SokJ (Triguero.,
Huelua) , «Boledn de la Sociedad Española de Excursionesn, XXII, 1924, ps. 1-81. L.
PERICOT, Lo, citJili:aci6n mtgolftica caw.lo'la tf la culbtra pirendica, l .' ed. Banelona 1926, lám. VI, 2.' oo. B. 1950, lig. 127. Numerosos ejemplos de l tipo ancorifonne
corriente, ápodo, en BREUIL, loe. cito I V, 62; JI, 94 Y 146. BREUIL-BURKITT, loe.
cit. p. 41 Y 67. Jean ABELANET, Permantnc, d' un art .chéma!iq'u dan. lea P~énéea
Oritnta~., eTravaux de l'Institut d'Art Préhistoriquell, V. 1962, lig. 5·23 (Peyra Escrita
de Formiguercs). Méniscoul : BREUIL, loe. cit . IV, lig. 59.
[page-n-68]
"
PI ST URAS RUPESTRES
'iilización sin que sea necesario interpretarlo como un ídolo (16) . Su datación en el Eneolítico parece indiscutible, en vista de lo expuesto.
El resto de las estilizaciones de El Salt no presenta interés especial.
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F5g. 31._1 : Pen6guiI• .-Z: Blanquizares de Ubor.- J; TOfTemanz_• .-4: Puerto Palacio.
S: Peyra bcritI.-6: 5eto. -7: MéniscOlII.-8: BaJT8nc d'Espolla.-9: An::o.-10: Avellano
Quizá el hombre número 12 de tipo de salamandra, pero con tres rayas hori zontales y la cabeza circular podría estar en el or igen de los «r amiformes» (17) o tal vez deba ponerse atención en el número 13, forma compli-
(16) DREUlL, loe. cit. IV, p. 134, limo XLIII. M. ALMAGRO , Lo.. ntelml decoradM del SlIr ont. Pmimular, Madrid 1966, p. 133-143; lat incluye en la primera
mitad del 1 milenio a. J C.
(17) A. BELTRAN, Lo.. pinturo.. nqusmdtica.s d. Lecinll cit. p. 39; eh. Gallinero 11, 1 en relaci6n «In El Arco, Palomas IV, Piruétano y El Retamoso. Con un
tra~ central, tres superiores y dos inferiores, el de la Vereda de la Cruz;, Granada:
BREUIL IV, 13; con cabez;a de cseta» y dos, tres y cinco traz;os, Val del Charco
del Agua Amarga; BREUIL, I V, 38; Maimón, BREUI L, IV, lim. XV y Zan:alón,
BREUIL 1, lám. XIX. A. BELTRAN, La CUft'1l del Charco del Agua A marga ¡¡ ha"
pintura. letltlRtintU, Za ragoza 1970, pág. 40.
[page-n-69]
54
A. Bt:I.TRÁN'
cada del tipo en «phi:. con el interior de las asas punteado y la cabeza
expresada por un botón mientras que el trazo inferior del cuerpo apenas
sobresale del óvalo que forman los brazos cerrados, en forma análoga a
un ejemplo de la Sierr a de la Virgen del Castillo (flg. 32).
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1
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Fig. 3l._ Pentlguila.-2: Vereda de la CruZ.-J: Val del Charco de Agua Amarga._
4: Zanal6n.-5: Maimbn
Finalmente. el animal número 15, con seis trazos perpendiculares al
cuerpo parece difícil, en principio de determin ar , si bien el trazo de más
a la derecha debe ser la oreja, saliendo hacia arriba; el que va hacia abajo
la cabeza, el de más a la izquierda la cola, y quedan las cuatro patas que
deben corresponder a un équido (18) .
III. Covacha del Calvario
Entre las figuras del panel 1 de este covacho tiene un interés especial
la número 4, signo que tiene la parte superior del aspa de la X doblada
hacia abajo en cada uno de los brazos en una evolución en la que se insertan
las formas de aspa, las de M con diversas prolongaciones y aditamentos y
(18)
A . BELTRAN, L ecill(1 cit. p. 81 a 87.
[page-n-70]
"
PIl-TURAS RUPESTRES
un indudable tipo vegetal y en su origen algunas fig uras interpretadas
por Breuil como representaciones humanas sentadas (19) (fig.33).
En cuanto a la figura 12, en forma de doble Y podemos incluirla en
un momento avanzado de la evol ución, una vez desaparecida la cabeza
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Fig. 3l.--8oeairente.-2: Minaleda.--3: Beniatjar.-4: RabaOllro.-5: Tabla de Pochico.6 '/ 7: Piedra Escrita de Fuencalienle.--8; El M onje.-9; Los Buitres de Pe/\alsordo.10: Los Letrllfos. -1' : CimbalTiUo de Marta Antonia.-1Z: Yenta de la 1
1'161.-13 y 14:
La Batanera
(19) Un a posible evolución de estos aignos llevarla desde los de M.inateda (BREU I L,
loe. cito I V, lig. 21), Beniatjar (Vale ncia), (Ibid. lIg. 49), Piedra Eacrita de Fuencaliente
(Ibid. 111 , p. S, fig. 2), Tabla de P oehioo (l bid. IV, ftg. 7), Rabanero (Ibid. 111 , 31),
El Monje (Ibid. IJI, lig. 25), 1.01'1 Buitres de PeñahlOrdo (Ibidem 11, 17 g), La Batanera
y Venta de la Inés (Ibidem 111, lám. XLIII y lig. 52) , lIforron del Pino (Ibidem JlI,
50), Los Letreroa (Ibidem IV, IAm. IX) y Cimbanillo de Maria Antonia de Aldeaquemada (Cabri, loe:. eit. lig. 9). Finalmente la máxima esquernatizaci6n estaria en
Tárbena (Alicante) no muy lejos de Boc:airente.
[page-n-71]
56
A. BELTRÁ."
y también el sexo que se representaron por un a prolongación de la línea
del cuer po; son bastante numerosos los ejemplos que pueden aducirse,
pero repitiendo por lo general su aspecto (20) (fig. 34).
La datación de este a brigo debe hacer se par tiendo de la existencia de
trazos y signos de dos tonalidades de rojo. ambas de la Edad del Bronce
r seguramente las más evolucionadas del Bronce Medio.
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12
Fig. 34. -1: Bocairente.-2: Vereda de la Cruz.-3: V illar del Humo.-4 y 7: Cueva de
la V ieja (Alpera) .-5 y 6: Los Paradores (V "ez Blanco).--8: San Bias (Alblnluerque) .
9: Pei\als Otdo.-l 0 y 12: La Cueva (Aldeaquemada) .-1' : Campanine (Val Cam6nica)
(20) Un esquema de la evolución, referida salvo anotación en contrario a la citada
obra de BREUIL seria la siguiente; Vereda de la Cr u:I;. Granada, I V, 13, oon cabeza
y sexo; Villar del Humo, IV, lig. 34, con el cuerpo ligeramente modelado; Los Paradores de Vélet Blanoo, IV, lim. XX, con débil expresión de la cabeza y el sexo. Luego
en un procuo que busca el sentido lineal del cuerpo y la longitud de éste en proporción
con brazQA y piernas La Vieja de Alpera, IV, Iig. 13; Los Buitres de Peñalsordo,
11, lám. XVII ; La Cueva de Aldeaquemada, Cabré, lig. 20; San BIas de Alburquerque,
1I, XXXIX y La Cueva, 1, lig. 16, la más esquemática, pero con sexo. Este tipo se
repite en otras zonas no españolas; por ejemplo en el estilo JI del arte camuno, de
Anati. Sobre el curioso t ipo h umano de Villa r del Humo, cfs. A. BELTRAN, 80bre
la pinturll mpedre levantina de UI1 caballo cazado a lazo del abrigo de 8eh:a P08cuala, en VilIar del Humo (Cuenca), cMiscelánea Lacarra», Zaragoza 1968, p. 81.
[page-n-72]
I N D I CE
GENERA L
Pág.
I.--CUEVA DE LA SARGA (ALCOY) :
1.-Antecedenles ...
2.-$ituación ...
o..
5
...
o"
."
...
3.--Oescripc i6n de los frisos:
Covacho r, Sector a ... . ..
Covacho 1, Sector b .. .
Grupo de Covachos 11 ... . ..
Grupo de Covachos 111 ...
Covachas IV ...
Covacho V
n.-EL SALT (Penéguila)
•
12
19
21
28
30
30
33
II I.- El CALVARI (Bocalrenle)
37
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40
Panel I .. .
Panel 11 .. .
Panel 111 ..... .
42
IV.-ESTUDIO DE CONJUNTO DE LAS PIN TURAS LEVANTINAS
44
V.-LAS PINTURAS ESQUEMATICAS:
L-Abrigo de La Sarga
o ••
II.-Abrigo de El Salt ...
IIt_ Covacho de El Calvari
•
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la Sarga.---Covacho 1. Slctor a; a) mima. 4 y 5 (fot o Palo mera) : b)
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La Sarga .-ConJunto del covacho 1. sector a: a) núms. 6 a 20; b) detalle nüms. 6 a 11
(parte derecha del panel)
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BELTRAN.- Pinluras rupestres
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la Sarga.-Covacho 1. sector a. núm. 18
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(Fot os Beltran)
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BELTRAN.- Pinturas rupeslrlUI
LAM . XX
El Salt , conjunlo de la parte derecha
(Fot o Bellr:'n)
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LAM. XXI
BELTRAN._ Pinturas rupestres
El Salt. núm. 3
( Foto Beltrán)
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8El TR AN.- Pintura s rupestres
lAM. XX II
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BElTR AN.- Pinturas rupestr es
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LAM. XXII I
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El Salt . núm. 15
(Fo to Bel trilln )
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BELTRAN.-Pintura s rupestres
LAM . XXIV
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BELTRAN._Pinturas rupestre s
LAM . XXV
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BELTRAN._Pinturas rupe slres
LAM. XXVI
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El Calvari._Panel 1 a) núm. 4, y b) núms. 4 a 9
;
( Fol os Bellrán)
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BEL TRAN.---Pinturas rupestres
LAM. XXVII
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El Calvari.---Panel 1 a) núms. 5 a 12; b) núm. 12
;
(Foto. Beltlin)
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El Calvari. num o 5
El Calvari. nums. 8 y 9
( FOI OS Be ltrán)
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El Calvari, núm. 12, detalle
(Foto Beltrin)
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BElTRAN._ P intura s rup est res
lAM. XXX
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la Sarga.-Covacho 1, lector a, números 6, 7, 8 Y 9
(Foto Vicenl ¡
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La Sarga.-Covacho 1. sector a. números 19 y 20
(Foto Vicens)
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BElTRAN .-Pintutas rupestres
LAM. XXXIII
La Sarga.-Collaeho U. número
(Foto Vieens)
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LAM . XXXIV
BELTRAN._ Pintur3s rupestres
La Sill"g3.-COV3Cho U. número 11
(FoIO Vice",)
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BElTRAN.-Pinturas rupestres
LAM XXXV
La Sarga.-Covacho 11, numero 12
(Foto Vicens)
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