La tumba ibérica del Camí del Bosquet (Mogente, Valencia)
José Aparicio Pérez
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ARCHIVO DE PREHISTORIA LEVANTINA
Vol. XVID (Valencia, 1988)
J. APARICIO PEREZ
(Valencia)
LA TUMBA IBERICA DEL CAMI DEL BOSQUET
(MOGENTE, VALENCIA)
l. DESCUBRIMIENTO Y SITUACION
D. Emilio Revert, vecino de Mogente y entusiasta aficionado a la arqueología,
comunicaba al S.I.P., durante los primeros días del mes de marzo de 1976, el hallazgo
de restos arqueológicos en las proximidades del Bosquet, popular paraje del término
municipal de Mogente, en la provincia de Valencia.
Inmediatamente, en compañía del Sr. Revert, exploramos el lugar, comprobando
que, en efecto, en el lugar donde le habían indicado existía una mancha negra
aproximadamente circular, así como fragmentos cerámicos de un vaso cuya mayor
parte permanecía enterrado.
El casual hallazgo se produjo cuando un cazador, que batía la zona en busca de
piezas de caza, ascendía por una senda de herradura, a un lado de la cual vio objetos
metálicos, junto a la mancha negra, restos que recogió y entregó al Sr. Revert, quien
los identificó como ibéricos por paralelismo con los de la vecina Bastida, yacimiento
que él conoce perfectamente.
La exploración preliminar nos permitió conocer que nos encontrábamos ante una
incineración ibérica, que supusimos, entonces, correspondiente a una necrópolis de
localización contigua, lo cual no se confirmó posteriormente.
Se encontraba situada (figs. 1 y 2), como hemos indicado, en el centro de una vieja
senda de herradura que bordea campos dedicados al cultivo de cereales y olivos por el
0., y por el S. a un barranco de poca profundidad que desciende de los cerros
inmediatos; senda que arranca de un camino rural mucho más amplio y que, entre
pinos, conduce a una pista forestal a mayor altura (fig. 3).
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Fig. l.- La tumba antes de su excavación.
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Fig. 2.-La tumba ya excavada.
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Fig. 3.- Abajo, situación de la incineración en la orilla de la pinada inferior. Arriba, panorámica
del Bosquet.
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curv•• nivel 50 m.
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Fig. 4.---Situación de la tumba (1) en las inmediaciones del embalse y próximo al poblado ibérico (2)
y a otros yacimientos eneolíticos (4 y 5) y de la Edad del Bronce (3).
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Su proximidad al Bosquet, embalse situado a 1 km. al S. de la población, ha sido la
causa del nombre que le hemos dado a la incineración. Ubicándose a escasa distancia
de dicho lugar, apenas a 300 m. del mismo (figs. 3 y 4).
11. EXCA VACION Y ESTRUCTURA
El día 28 del mismo mes de marzo realizamos la excavación de la incineración.
Aparecía ésta a ras del suelo, en la tierra de la senda endurecida por el paso de
personas y de ganados, distinguiéndose entre las margas calizas blancas por su intensa
coloración oscura, coloración propia de las cenizas y carbones que la constituían; el
detenido examen del manchón, de forma circular muy regular, nos permitió apreciar
que estaba totalmente orlado por fragmentos cerámicos del mismo vaso, lo que con
total seguridad nos posibilitó deducir que las tierras negras se limitaban exclusivamente al contenido de la vasija cerámica. ·
En efecto, extraídas todas las tierras negras, quedaron fragmentos cerámicos
pegados a la pared del hoyo excavado en la marga, habiéndose extraído los otros
fragmentos entre dichas tierras negras, las cuales fueron total y cuidadosamente
tamizadas sin que apareciera ningwí otro resto del ajuar funerario ni material arqueológico alguno, salvo fragmentos cerámicos diminutos que pudieran pasar desapercibidos a simple vista.
Tamizamos también las margas que aparecían sueltas en el interior del hoyo, hasta
tropezar con las tierras duras y compactas no· alteradas, margas que se revelaron
totalmente estériles.
La búsqueda, mediante exploración y excavación, de otras incineraciones junto a
la excavada no dio resultado alguno.
Una vez finalizados los trabajos pudimos reconstruir, hasta donde nos lo han
permitido los datos obtenidos, la estructura de la tumba descubierta. Consistía en un
hoyo abierto en las margas calizas, de unos ochenta centímetros de diámetro y una
altura superior a los sesenta centímetros, en todo caso suficiente para colocar en él la
urna que contenía las cenizas resultantes de la cremación del cadáver con el ajuar
funerario correspondiente, de ahí que, como la urna alcanza los 55'5 cm. de altura, le
supongamos al hoyo la profundidad expuesta, mientras que el diámetro quedó determinado por los 55'5 cm. que tiene, también, dicha vasija, aunque hubo que hacer el hoyo
un poco más ancho para poderla encajar con comodidad (fig. 5).
Una vez colocada la urna se debió entibar con las tierras sobrantes de la excavación, cubriéndose con una piedra más o menos plana y, quizá, con otras piedras y losas
a modo de encachado protector.
111. LOS MATERIALES
Los materiales que constituían el ajuar funerario fueron recogidos todos por el Sr.
Revert, indudablemente porque fueron depositados entre las cenizas de la parte alta de
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Fig. 5---Hoyo con la incineración y probable encachado tumular.
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Fig. &-Urna que contenía la incine.ración y el ajuar funerario.
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la urna, y al denudarse ésta por efecto de la erosión quedaron al descubierto; no así el
continente, es decir, la urna, ya que parte de ella permanecía enterrada, totalmente
fragmentada por el peso de la tierra, mientras que la parte superior quedó entre las
cenizas, debido a la dificultad de diferenciarla por la mala calidad de la cerámica y lo
sucia que se encontraba por contacto milenario con aquélla.
La descripción de los materiales es la siguiente:
CERAMICA
l. Gran urna ovoide de base estrecha y plana, cuello reducido y borde exvasado, con labio biselado y
superficie plana vertical. Tiene las mismas dimensiones de altura que de diámetro: 55'5 cm. Pasta y
superficie marr6n rojiza de tonalidad clara; pasta del mismo color muy impura, con gruesos granos de
desgrasante, lo que se ·repite en la superficie exterior, sumamente descuidada. Pertenece al tipo de las
llamadas de «cocinan por lo basta de su factura (fig. 6).
HIERRO
La mayor parte de los útiles conservados del ajuar lo son de esta materia. .Se
presentan, en general, muy deteriorados, tanto por la acción del fuego a que estuvieron sometidos en la pira como por efecto de la humedad, dado que las margas blancas
suelen ser impermeables y el interior de la urna debió mantener un grado de humedad
considerable.
. 2. Punta de lanza con fuerte nervio central, y ancho y alargado tubo basal para enastar. 24'5 cm. de
longitud total; 2'1 cms. anchura en la parte central de la hoja y 2'1 el diámetro del tubo en la base (fig. 7).
3. Contera a la que le falta el ápice. Posiblemente se corresponde con la punta de lanza descrita
anteriormente. Conserva restos de carb6n en el tubo, que con toda seguridad pertenecen al astil ya
carbonizado. Mide 10'2 cm. de longitud total lo conservado y 2'7 cm. el diámetro máximo, aunque esta última
medida no es precisa dado el alto grado de alteraci6n que presenta el hierro por efecto del fuego y de la
oxidaci6n (figs. 7 y 10).
4. Tijeras. Son de tipo pinza y le faltan los ápices de ambas hojas. Mide 4'7 cm. de anchura en el arco y 15
cm. de longitud total ]o conservado (figs. 7 y 10).
5. Soliferreum. Como pertenecientes a esta arma ofensiva hemos diferenciado trece fragmentos de hierro
que ofrecen todas las caracteristicas propias de la misma. Se presenta con las dobleces necesarias para
poderla introducir, dada su considerable longitud. en el vaso contenedor, lo cual es un hecho normal en las
necr6polis de la época. Su secci6n es circular, con un diámetro máximo de 1'45 cm. y una longitud total lo
conservado, aproximadamente, de 1'94 m., medida que se corresponde con la regular de esta arma, alrededor
de los dos metros (figs. 8 y 10).
6. Cuchillo afalcatado. Hemos identificado tres fragmentos del mismo, aunque no unen: el mango con dos
roblones de cobre para sujetar las cachas y dos trozos grandes de la hoja (figs. 9 y 10).
7. Falcata. Es lo más deteriorado de todo el ajuar funerario, recogiéndose unos veinte trozos informes de
la misma, de la que únicamente hemos dibujado la punta, que es lo más identificable (fig. 9).
BRONCE
8. Pinzas de depilar. Miden 4'5 cm. de longitud, 1'6 de anchura máxima y 1 cm. de espesor. Decoradas
ambas caras exteriores de las ramas mediante ocho círculos incisos colocados en serie en sentido longitudinal, enmarcados mediante figura rectangular alargada conseguida con doble hilera de diminutos cuadrados
incisos (figs. 9 y 10).
9. FI'bula anular hispánica, de puente en navecilla con terminales foliáceos; resorte de charnela en
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Fig. 7-Lanza, contera y tijeras (2, 3 y 4 del inv.).
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Fig. 8-Soleferreum (5 del inv.).
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Fi¡. 9-Cuchillo afalcatado (6 del inv.); ápice de la falcata (7 del inv.); pinzas (8 del inv.) y fibula
(9 del inv.).
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Fig.
U~-Fíbula
,
(9 del inv.); pinzas (8 del inv.); solüerreum (5 del inv.); tijeras (4 del inv.); contera
(S del inv.) y fragmentos del cuchillo afalcatado (6 del inv.).
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bisagra; corresponde al tipo 4 C de Cuadrado. Mide 4'6 cm. de diámetro el anillo, 5 cms. la longitud del
puente y 2' 4 la altura desde la base del anillo hasta la cúspide del puente (figs. 9 y 10).
IV. EL ENTERRAMIENTO EN EL CONTEXTO IBERICO COMARCAL
La Costera y el Valle del Cáñoles forman una misma unidad fi.siográfica, determinada por el eje que establece el curso del río Cáñoles desde su nacimiento hasta su
confluencia con el río Albaida. Numerosos son los yacimientos ibéricos conocidos en
la zona, algunos de gran relevancia, aunque otros reducidos a simples hallazgos de
fragmentos cerámicos de escaso interés.
En el mapa de la figura 11 hemos situado la mayor parte de los conocidos, en este
caso los que juzgamos más representativos. El Frare (núm. 1) y la Mola Torró (núm. 2)
son dos poblados muy cercanos, cuya situación próxima entre sí ha sido interpretada
en relación con la vía Heraclea o Augusta, que pasaba al pie de ambos, y por su
situación estratégica; se han datado en el s. IV a. de C., contemporáneos a la Bastida y
destruidos cuando ésta y por los mismos motivos, no volviéndose a ocupar con
posterioridad.
La Bastida (núm. 3) es el más próximo al Bosquet, y todos los paralelos del ajuar
funerario hay que buscarlos aquí.
El Castellaret de Baix (núm. 6) es el poblado al que corresponde la necrópolis del
Corral de Saus (núm. 4), situada a su lado. Ambos tienen una cronología desde
principios del s. VI hasta el s. 1 a. de C. Por su parte, el Castellaret de Dalt (núm. 5) lo
hemos juzgado como poblado que sucede al de Babc desde comienzos de la Era.
El Camp del Bosquet es el poblado (núm. 7), caserío o masía al que corresponde, con
mucha probabilidad, el enterramiento del Camí (núm. 8). Se encuentra en las inmediaciones del mismo y es de pequeñas dimensiones. Así se explican las incineraciones
aisladas o en grupos reducidos, como correspondientes a núcleos de habitación de
escasa extensión y población, tipo masía o alquería. Unicamente lo conocemos por
meras exploraciones superficiales, que nos han proporcionado fragmentos cerámicos
con decoración geométrica.
La Cova Santa de V aliada (núm. 9), por su estructura, por el nombre y por el lugar
de los hallazgos, nos obliga a pensar en una cueva santuario, a pesar de la falta de
vasitos caliciformes y la casi exclusiva presencia de cerámicas correspondientes a
vasos de mayores proporciones.
El hallazgo de numerosísimos vasitos caliciformes ibéricos, sin decoración o con
decoración geométrica y fitomorfa, entre las oquedades de una reducida covacha o
mejor abrigo, sobre el nacimiento del riu deis Sants, término municipal de Alcudia de
Crespins, nos permite conocer la existencia de otro yacimiento ibérico, en este caso de
una cueva santuario. La Coveta Santa o deis Confi.ts es su nombre (núm. 11), en
relación, quizá, con la inmediata surgencia de agua a la que también se le aplica el
topónimo, Naixement deis Sants y Riu deis Sants. Montanyeta deis Sants (núm. 10) es
el nombre del cerro en cuya ladera se encuentra la cavidad anterior, y a cuyo pie nace
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Fi¡. U-Mapa de La Costera y Valle del Cáñoles con la situación de los yacimientos ibéricos
conocidos en la zona: 1, El Frare; 2, Mola Torró; 3, La Bastida; 4, Corral de Saus;
6, Castellaret de Dalt; 6, Castellaret de Baix; 7, Camp del Bosquet; 8, Cami del Bosquet;
9, Cova Santa; 10, Ermita deis Sants de la Pedra; 11, Cova Santa o del Conflt; 12, Cova
Machauma; 13, Llanera; 14, Saiti; 15, La Coroneta.
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el río en cuestión; el hallazgo de cerámica ibérica en la cumbre y laderas del cerro
hace suponer la existencia de un yacimiento ibérico, _poblado o quizá santuario, esto
último expuesto con muchísimas reservas, aunque el topónimo y la existencia de una
ermita en época posterior así lo hacen sospechar. De las proximidades del poblado,
deis Terrera o de sus inmediaciones, quizá proceda una falcata que fue donada al S.I.P.
sin más detalles.
Aguas abajo del riu deis Santa, a cosa de un km. de su nacimiento, se encuentra la
Cova Machaun'la o del Corral de Molina (núm. 12), en cuyo interior se han recogido
numerosos restos ibéricos en reducido nivel; las escasas dimensiones de la oquedad
hacen difícil pronunciarse sobre su uso.
De Llanera, población de La Costera, sin más precisiones, procede un interesante
conjunto de cerámica ibérica, indicio de-Ía existencia de un yacimiento ibérico de
cierta categoría (núm. 13).
En Rotglá excavamos, durante 1967, lo que debió ser un poblado ibérico de cierta
consideración, enmascarado por las transformaciones realizadas para el abancalamiento con fines agrícolas. En La Coroneta, nombre del lugar, recogimos abundantes
restos ibéricos, y algunos romanos, en relación con estructuras de piedra en seco (núm. 15).
Por último, citar a Saiti -Saetabis--- Xativa, la gran urbe ibérica, tan importante
como mal conocida, que debió ejercer una especie de capitalidad comarcal (núm. 14).
Otros restos conocemos en toda el área territorial, aunque no con la categoría de
los expuestos, a través de los cuales nos podemos formar una idea de la densidad del
poblamiento en una de las comarcas situadas al norte de la Contestania, cerca de sus
límites con la Edetania.
Sus características fisiográficas la convierten en una zona de tránsito entre la
costa, la meseta y la bética (actual Andalucía), en una especie de pasillo a cuyo través
discurriera un tramo de la vía Heraclea o Augusta, que desde Roma conducía hasta
Cádiz.
V. LAS NECROPOLIS IBERICAS
A través de los trabajos de Fletcher Valla (1), Llobregat Conesa (2), Milagros Gil
(3), Uroz Sáez (4) y Oliver Foix (5) podemos rehacer el mapa de distribución de las
necrópolis conocidas hasta el momento en toda la región. El panorama no es ciertamente halagüeño; si exceptuamos cuatro publicadas modernamente con metodología y
(1) DOMINGO FLETCHER VALLS: «La necrópolis ibérica de La Solivella (Alcalá de Chivert, Caatellón)». Serie de Trabajoe Varioe del
S.LP., núm. 32. Valencia, 1965.
D. FLETCHER VALLS: «Eis lbel'll>•. Colección: Descobrim el Pala Valencia, núm. 14. Institución Alfonao el Magnánimo. Valencia, 1983.
(2) E. LLOBREGAT CONESA: «Contestania Ibérica>>. Instituto de Estudios Alicantinos, Serie U, núm. 2. Alicante, 1973.
(3) M. GIL MASCARELL: •
Universidad de Valencia, núm. 9, págs. ~7. Valencia, 1973.
(4) J. UROZ SAEZ: «Economfa y sociedad de Contestania Ibérica>•. Instituto de Estudios Alicantinos, Serie 1, núm. 72. Alicante, 1981.
(5) A. OLIVER FOIX: «Incineraciones entre el rfo Ebro y el Palancia. Nuevas aportaciones para el estudio de los enterramientO& ibéricoe».
Cuadernos de Prehistoria y Arqueololfa Castellonense, núm. 8, págs. 189-256. Castellón de la Plana, 1985.
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perspectiva actual, La Solivella (6), Puig de Benicarló (7), Orleyl (8) y La Albufereta
(9), y las que se encuentran en fase de excavación y estudio, Cabezo Lucero, Corral de
Saus, Las Peñas y otras, el resto o bien fueron excavadas antiguamente, con técnica
incierta, y la publicación, cuando la hubo, se hizo con método y perspectiva antigua, o
bien nunca fueron excavadas sistemáticamente o las noticias fueron circunstanciales
y poco precisas, habiéndose perdido los materiales de muchas de ellas. En el mapa de
la fig. 12 hemos situado los yacimientos arqueológicos cuya consideración como
necrópolis es absoluta, o no ofrece dudas o bien es casi segura su adscripción como tal,
lo cual quiere decir que cuando los datos existentes han sido escasos o poco precisos
no los hemos tomado en cuenta para la inclusión como necrópolis del yacimiento en
cuestión.
Vemos, pues, que son cuarenta y seis los lugares donde se han recogido restos
funerarios ibéricos, si bien hay que tener en cuenta que algunos lugares, como
Cabanes o Sinarcas, engloban, a su vez, varios puntos del término municipal donde se
han producido determinados hallazgos que se han considerado como funerarios, por lo
que la lista podría ampliarse algo más. Sin embargo, no creemos que a esto se le deba
conceder mayor importancia, toda vez que de la mayor parte poco fruto se podrá
obtener por haberse realizado dichos hallazgos con ocasión de trabajos agrícolas,
comerciales o industriales, que han ocasionado la destrucción del yacimiento en su
totalidad o en buena extensión en casi todos ellos (*).
Corresponde a Castellón el mayor número de restos considerados como funerarios,
e indicadores de una posible necrópolis, pero creemos que esto es debido al azar más
que a la realidad. Sin embargo, sí que interesa constatar el hecho de que las necrópolis
al norte del Júcar son conjuntos de mayores o menores dimensiones con urnas casi
exclusivamente, generalmente de orejetas perforadas y de datación antigua, mientras
que al sur del Júcar se encuentran los grandes conjuntos funerarios con complicadas
estructuras y abundantes incineraciones de rico y variado ajuar, con monumentales
conjuntos arquitectónicos y artísticos procedentes de antiguos monumentos destruidos, entre los cuales el Corral de Saus, Cabezo Lucero, Camp de l'Escultor, Collado del
• Zurdo, Redován, etc.
Resulta sorprendente el hecho de que la mayor parte de las necrópolis conocidas se
daten en los primeros tiempos del iberismo, y muy pocas lleguen hasta los dos primeros
siglos anteriores al cambio de Era, y así podemos ver como en reciente trabajo
(6) Vid. opua cit. nota l .
(7) V. MESEGUER FOLCH y V. GINER SOSPEDRA: «La necrópolis ibérica de El Puig de Benicarl6». Cuadernos de Historia y Arqueologfa
de Benicarl6, níam. 3. Benicarl6, 1983.
(8) A. LAZARO, N. MESADO, C. ARANEGill y D. FLETCHER: «Materiales de la necrópolis Ibérica de Orleyl (Vall d'Us:6, CaateU6n).
Valencia, 1981.
(9) F. RUBIO GOMIS: «La Necrópolis ibérica de La Albu!ereta de Alicante (Valencia, Eapafta)>o. Academia de Cultura Valenciana, Serie
Arqueol6gica, níam. 11. Valencia, 1986.
(*) Sobre la ex!Rencia de re.tos funerarios ibéricos en la Torre del Mal Paso, noa indica D. Fletcher, ucavador del yacimiento, que en 1aa
ucavacionea que realizó en ellupr no apareció nade que pueda ser considerado como tal, por lo que la noticia habrá que considerarla con lu
naturalea reaervu.
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18
1"
1"
Eac. 111.500.000
~···
Fig. 12-Necrópolls ibéricas valencianas: 1, Mas Nou de Bernabé (Tirig); 2, Mas de Capero (Tralguera); 3, El Bovalar (Benicarló); 4, Els Espleters (Salsadella); 5, El Pul& (Benicarló);
6, Sollvella (Alcalá de Xivert); 7-12, Alcalá de Xivert; 13, Vinyets (Canet lo Roig);. 14, Mas
d'en Rieres; 15, L'Orleyl (Vall d'Uxó); 16, Les Sltges (Torre d'en Doménech); 17, Torre de
Foios (Lucena); 18, Torre la Sal (Cabanes); 19, Torre del Mal Paso (Castellnovo); 20, La
Mina (Gátova); 21, El Castell (Almenara); 22, La Nava (Castielfabib); 23, Sinarcas;
24, Cerro del Calvario (Albalat deis Tarongers); 25, Monravana (Liiria); 26, Collado de la
Cova del CavaD (Liiria); 27, El Puntalet (Liiria); 28, Ebols (L'Alcúdia); 29, Els Terrera
(Alcudia de Crespina); 30, Las Peñas (Zarra); 31, Corral de Saus (Mogente); 32, Bastida
(Mogente); 33, Camí del Bosquet (Mogente); 34, Camf Vell de Pego (Oliva); 35, Puntal
(Salinas); 36, Altea la Vella (Altea); 37, Tossal de la Cala (Benidorm); 38, La Dieta deis
Banyets (Campello); 39, Albufereta (Alicante); 40, Novelda; 41, Redován; 42, San Antón
(Orihuela); 43, El Molar (San Fulgencio); 44, Collado del Zurdo (Balones); 45, Camp de
l'Escultor (Agost) y 46, Cabezo Lucero (Guardamar).
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Cristina Aldana (10) data las necrópolis del Bovalar (**);Mina de Gátova, Orleyl, Puig
de Benicarló, Solivella, Castellar de Oliva, Altea la Vella y el Molar en el s. V, y el
Cabezo Lucero en la primera mitad del s. IV; mientras que la mayor parte de las
sepulturas de la Albufereta de Alicante corresponderían al s. IV y únicamente dos al
m, según Federico Rubio (11). Otro grupo de necrópolis serían las de amplia cronología, del siglo V al II, como la del Corral de Saus (12), Collado del Zurdo, Ebols, etc.
Por el momento esto resulta difícil de explicar, aunque hay que tener en cuenta el
poco número de necrópolis conocidas, y mucho menos bien conocidas, si lo comparamos con el considerable número de ciudades, poblados o lugares de habitación ibéricos
señalados, habiéndose advertido lo frecuente que es el encontrarse la necrópolis sin el
lógico poblado en las inmediaciones, puesto que el fenómeno inverso, mucho más
frecuente por lo expuesto, es fácilmente explicable por el cuidado puesto en la
ocultación de los enterramientos.
Los ajuares funerarios participan de las circunstancias repetidamente expuestas,
mal conocimiento, dispersión de los conjuntos, pérdida de los mismos, destrucción de
los lugares, falta de estudio, etc. Sin embargo, en algún trabajo reciente se han
señalado interesantes particularidades; así Fernando Latorre señala (13) como «soliferra)) no se encontraban en la provincia de Valencia, no conociéndose ninguno de
Bastida (14), de La Albufereta estudió 2 y el resto, hasta 19 piezas en total, es decir 17,
pocedían de la provincia de Castellón, lo que, junto a otras consideraciones, le
permitió postular un origen céltico para el útil.
Con respecto a la falcata es curioso comprobar cómo los términos se invertían, y
sobre 22 piezas, 1 se encontró al norte de Sagunto, 3 eran de Valencia y el resto, 19
unidades, procedían de la provincia de Alicante, a las que hay que sumar las publicadas de La Albufereta de Alicante.
Las puntas de lanza tienen, sin embargo, un reparto similar, siendo su hallazgo
frecuente, tanto en necrópolis como en poblados, por lo que consideramos poco
relevante su relación pormenorizada. En la misma situación se encuentran los cuchillos afalcatados, presentes en las relaciones de materiales, tanto de poblados como de
necrópolis, publicadas.
La fíbula es también útil corriente en los yacimientos ibéricos valencianos, sobre
(**) Buena parÍ. del conocimiento arqueológico de la provincia de CuteU6n ae debe a la incanaable labor de F. Eateve G"vez. a quien
próximamente ae le tributará un 1118ncido homenaje. Bate necrópolie fue publicada por 61: «La necrópolie iWrica de El Bovalar (Benicarl6,
CuteU6n de la Plana). A.P.C. Xl, pép. 126-148. Valencia, 1966.
(10) C. ALDANA NACHER: «Necrópolie ibéricu valencianas. Enaayo de cluilicacl6n tipológi~ronol6fica~. Archivo de Arte Valenciano,
afio LXVI, p.ip. 109-1111.
(11) Vid. opua cit. nota 9.
(12) J. APARICIO PEREZ: «Importantes baii&ZIIoe eacnltóricoe en el Corral de Seua de Mot~ente (Valencia~. Programa Oficial de Fieatae de
Mogente. Mopnte, 1977.
J. APARICIO PEREZ: «Las ralees de Mogente. Prehistoria y Protohiatori&JO. Serie Arqueol6gica del Departamento de Historia Antirua,
núm. 2, páge. 21>-30. Valencia, 1977.
J. APARICIO PEREZ: «Tres monumentoe ibéricoe valencianos: La Bastida, Meea y el Corral de Se~. Departamento de Historia
Antirua. Serie Arqueol6fjca, núm. 10. Varia ID, págs. 1711-2011. Valencia, 1984.
(13) F. LATORRE NUEV ALOS: ccAproximaci6n al eetudio del armamento ibérico levantín~. Serie ArqueoJ6rica, núm. 6, Varia!, p.ip. 1113182. Valencia, 1979.
(14) Podría a:plicarae eate hecho, por lo que reB)l8Cta a Butída, ante au uso durante la delenaa de la ciudad. IIUJIUeatamente uediada y
conquistada, después incendiada y sus habitantes deportados.
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todo la anular hispánica, según el estudio que les dedicó M.a Victoria Raros (15),
abundando especialmente en la provincia de Valencia, con gran número en Bastida y
Covalta, entre los más cercanos, así como en el Corral de Saus, Carencia y San Miguel
de Liria.
Las pinzas son mucho más escasas y de más raro hallazgo si juzgamos por lo
publicado hasta el momento. Nosotros las encontramos en una tumba del Corral de
Saus junto a una falcata y una lanza, tumba masculina como la que estudiamos aquí,
faltando en la contigua que, en cambio, tenía fusayolas, una aguja de coser y un anillo,
lo que sugiere su carácter femenino, por lo que hay que suponer al útil su uso por los
hombres, o dotarlo de un carácter ambivalente. Una idéntica a la nuestra se encontró
en el Dpto. 62 de Bastida, habiéndose encontrado otras en Covalta, Tossal de la Cala,
Albufereta de Alicante, L'Orleyl, La Solivella y el Puig de Benicarló entre lo publicado, lo que es ciertamente escaso.
Tijeras se han localizado en Bastida y Covalta, como más próximas, pese a que
suele ser más difícil su identificación por la oxidación que sufren y su consiguiente
deterioro, que las convierte en trozos metálicos informes, aunque debieron ser útiles
frecuentes en la mayor parte de los poblados por su 01últiple uso en la confección,
talabartería y esquileo.
VI. CRONOLOGIA
Es complicado dar una fecha al enterramiento en cuestión, puesto que todos los
útiles del ajuar funerario tienen una amplia difusión espacial y temporal, desde los
primeros tiempos del iberismo hasta el final del mismo, y habida cuenta de la falta de
restos cuya datación ofrezca seguridad, como las cerámicas de importación, por
ejemplo; sin embargo, hemos de resaltar el carácter arcaico del conjunto con claros
paralelos próximos en Bastida, en la cual se podría haber encontrado sin causar
extrañeza, lo que se afianza por la naturaleza del contenedor, gran va!W de factura
basta y composición grosera similar a tantos del yacimiento cercano citado, cuyos
paralelos tipológicos la podrían relacionar con la 1-a de Oliver Foix (16), salvo en las
irregularidades de pasta y superficie, encontrándose este tipo en Hoya de Santa Ana,
Coll del Moro, · Mas Castellá, muralla NE de Ampurias, Cayla 11 y m, Saladares,
Solivella, Oriola y La Mina. Urnas fechadas en Saladares en el s. VI y primera mitad
del s. V. a. de C.
Por nuestra parte consideramos, atendiendo a lo anteriormente expuesto, que el
enterramiento estudiado se debió realizar hacia el s. IV a. de C., siendo contemporáneo
de Bastida, y por las gentes que habitaron un enclave inmediato de reducidas dimensiones, tipo mas o alquería, lo que explica el aislamiento de los conjuntos funerarios,
de menos de diez incineraciones, tanto aquí como por toda el área ibérica valenciana,
especialmente por lo expuesto acerca de la provincia de Castellón.
(15) M.• VICTORIA RAMS BROTONS: •
Levantina, vol. XIV, págs. 139 a 164. Valencia. 1975.
(18) Vid. opua cit. nota 6.
-424-
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ARCHIVO DE PREHISTORIA LEVANTINA
Vol. XVID (Valencia, 1988)
J. APARICIO PEREZ
(Valencia)
LA TUMBA IBERICA DEL CAMI DEL BOSQUET
(MOGENTE, VALENCIA)
l. DESCUBRIMIENTO Y SITUACION
D. Emilio Revert, vecino de Mogente y entusiasta aficionado a la arqueología,
comunicaba al S.I.P., durante los primeros días del mes de marzo de 1976, el hallazgo
de restos arqueológicos en las proximidades del Bosquet, popular paraje del término
municipal de Mogente, en la provincia de Valencia.
Inmediatamente, en compañía del Sr. Revert, exploramos el lugar, comprobando
que, en efecto, en el lugar donde le habían indicado existía una mancha negra
aproximadamente circular, así como fragmentos cerámicos de un vaso cuya mayor
parte permanecía enterrado.
El casual hallazgo se produjo cuando un cazador, que batía la zona en busca de
piezas de caza, ascendía por una senda de herradura, a un lado de la cual vio objetos
metálicos, junto a la mancha negra, restos que recogió y entregó al Sr. Revert, quien
los identificó como ibéricos por paralelismo con los de la vecina Bastida, yacimiento
que él conoce perfectamente.
La exploración preliminar nos permitió conocer que nos encontrábamos ante una
incineración ibérica, que supusimos, entonces, correspondiente a una necrópolis de
localización contigua, lo cual no se confirmó posteriormente.
Se encontraba situada (figs. 1 y 2), como hemos indicado, en el centro de una vieja
senda de herradura que bordea campos dedicados al cultivo de cereales y olivos por el
0., y por el S. a un barranco de poca profundidad que desciende de los cerros
inmediatos; senda que arranca de un camino rural mucho más amplio y que, entre
pinos, conduce a una pista forestal a mayor altura (fig. 3).
-405-
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2
J. APARICIO
Fig. l.- La tumba antes de su excavación.
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TUMBA IBERICA DEL BOSQUET
Fig. 2.-La tumba ya excavada.
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3
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Fig. 3.- Abajo, situación de la incineración en la orilla de la pinada inferior. Arriba, panorámica
del Bosquet.
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TUMBA ffiERICA DEL BOSQUET
5
curv•• nivel 50 m.
. . . .~b::d~--------'~~m.
Fig. 4.---Situación de la tumba (1) en las inmediaciones del embalse y próximo al poblado ibérico (2)
y a otros yacimientos eneolíticos (4 y 5) y de la Edad del Bronce (3).
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6
J. APARICIO
Su proximidad al Bosquet, embalse situado a 1 km. al S. de la población, ha sido la
causa del nombre que le hemos dado a la incineración. Ubicándose a escasa distancia
de dicho lugar, apenas a 300 m. del mismo (figs. 3 y 4).
11. EXCA VACION Y ESTRUCTURA
El día 28 del mismo mes de marzo realizamos la excavación de la incineración.
Aparecía ésta a ras del suelo, en la tierra de la senda endurecida por el paso de
personas y de ganados, distinguiéndose entre las margas calizas blancas por su intensa
coloración oscura, coloración propia de las cenizas y carbones que la constituían; el
detenido examen del manchón, de forma circular muy regular, nos permitió apreciar
que estaba totalmente orlado por fragmentos cerámicos del mismo vaso, lo que con
total seguridad nos posibilitó deducir que las tierras negras se limitaban exclusivamente al contenido de la vasija cerámica. ·
En efecto, extraídas todas las tierras negras, quedaron fragmentos cerámicos
pegados a la pared del hoyo excavado en la marga, habiéndose extraído los otros
fragmentos entre dichas tierras negras, las cuales fueron total y cuidadosamente
tamizadas sin que apareciera ningwí otro resto del ajuar funerario ni material arqueológico alguno, salvo fragmentos cerámicos diminutos que pudieran pasar desapercibidos a simple vista.
Tamizamos también las margas que aparecían sueltas en el interior del hoyo, hasta
tropezar con las tierras duras y compactas no· alteradas, margas que se revelaron
totalmente estériles.
La búsqueda, mediante exploración y excavación, de otras incineraciones junto a
la excavada no dio resultado alguno.
Una vez finalizados los trabajos pudimos reconstruir, hasta donde nos lo han
permitido los datos obtenidos, la estructura de la tumba descubierta. Consistía en un
hoyo abierto en las margas calizas, de unos ochenta centímetros de diámetro y una
altura superior a los sesenta centímetros, en todo caso suficiente para colocar en él la
urna que contenía las cenizas resultantes de la cremación del cadáver con el ajuar
funerario correspondiente, de ahí que, como la urna alcanza los 55'5 cm. de altura, le
supongamos al hoyo la profundidad expuesta, mientras que el diámetro quedó determinado por los 55'5 cm. que tiene, también, dicha vasija, aunque hubo que hacer el hoyo
un poco más ancho para poderla encajar con comodidad (fig. 5).
Una vez colocada la urna se debió entibar con las tierras sobrantes de la excavación, cubriéndose con una piedra más o menos plana y, quizá, con otras piedras y losas
a modo de encachado protector.
111. LOS MATERIALES
Los materiales que constituían el ajuar funerario fueron recogidos todos por el Sr.
Revert, indudablemente porque fueron depositados entre las cenizas de la parte alta de
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TUMBA ffiERICA DEL BOSQUET
Fig. 5---Hoyo con la incineración y probable encachado tumular.
-411-
7
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J. APARICIO
8
Fig. &-Urna que contenía la incine.ración y el ajuar funerario.
.
)
-412-
(
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TUMBA IBERICA DEL BOSQUET
9
la urna, y al denudarse ésta por efecto de la erosión quedaron al descubierto; no así el
continente, es decir, la urna, ya que parte de ella permanecía enterrada, totalmente
fragmentada por el peso de la tierra, mientras que la parte superior quedó entre las
cenizas, debido a la dificultad de diferenciarla por la mala calidad de la cerámica y lo
sucia que se encontraba por contacto milenario con aquélla.
La descripción de los materiales es la siguiente:
CERAMICA
l. Gran urna ovoide de base estrecha y plana, cuello reducido y borde exvasado, con labio biselado y
superficie plana vertical. Tiene las mismas dimensiones de altura que de diámetro: 55'5 cm. Pasta y
superficie marr6n rojiza de tonalidad clara; pasta del mismo color muy impura, con gruesos granos de
desgrasante, lo que se ·repite en la superficie exterior, sumamente descuidada. Pertenece al tipo de las
llamadas de «cocinan por lo basta de su factura (fig. 6).
HIERRO
La mayor parte de los útiles conservados del ajuar lo son de esta materia. .Se
presentan, en general, muy deteriorados, tanto por la acción del fuego a que estuvieron sometidos en la pira como por efecto de la humedad, dado que las margas blancas
suelen ser impermeables y el interior de la urna debió mantener un grado de humedad
considerable.
. 2. Punta de lanza con fuerte nervio central, y ancho y alargado tubo basal para enastar. 24'5 cm. de
longitud total; 2'1 cms. anchura en la parte central de la hoja y 2'1 el diámetro del tubo en la base (fig. 7).
3. Contera a la que le falta el ápice. Posiblemente se corresponde con la punta de lanza descrita
anteriormente. Conserva restos de carb6n en el tubo, que con toda seguridad pertenecen al astil ya
carbonizado. Mide 10'2 cm. de longitud total lo conservado y 2'7 cm. el diámetro máximo, aunque esta última
medida no es precisa dado el alto grado de alteraci6n que presenta el hierro por efecto del fuego y de la
oxidaci6n (figs. 7 y 10).
4. Tijeras. Son de tipo pinza y le faltan los ápices de ambas hojas. Mide 4'7 cm. de anchura en el arco y 15
cm. de longitud total ]o conservado (figs. 7 y 10).
5. Soliferreum. Como pertenecientes a esta arma ofensiva hemos diferenciado trece fragmentos de hierro
que ofrecen todas las caracteristicas propias de la misma. Se presenta con las dobleces necesarias para
poderla introducir, dada su considerable longitud. en el vaso contenedor, lo cual es un hecho normal en las
necr6polis de la época. Su secci6n es circular, con un diámetro máximo de 1'45 cm. y una longitud total lo
conservado, aproximadamente, de 1'94 m., medida que se corresponde con la regular de esta arma, alrededor
de los dos metros (figs. 8 y 10).
6. Cuchillo afalcatado. Hemos identificado tres fragmentos del mismo, aunque no unen: el mango con dos
roblones de cobre para sujetar las cachas y dos trozos grandes de la hoja (figs. 9 y 10).
7. Falcata. Es lo más deteriorado de todo el ajuar funerario, recogiéndose unos veinte trozos informes de
la misma, de la que únicamente hemos dibujado la punta, que es lo más identificable (fig. 9).
BRONCE
8. Pinzas de depilar. Miden 4'5 cm. de longitud, 1'6 de anchura máxima y 1 cm. de espesor. Decoradas
ambas caras exteriores de las ramas mediante ocho círculos incisos colocados en serie en sentido longitudinal, enmarcados mediante figura rectangular alargada conseguida con doble hilera de diminutos cuadrados
incisos (figs. 9 y 10).
9. FI'bula anular hispánica, de puente en navecilla con terminales foliáceos; resorte de charnela en
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10
J . APARICIO
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Fig. 7-Lanza, contera y tijeras (2, 3 y 4 del inv.).
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TUMBA IBERICA DEL BOSQUET
Fig. 8-Soleferreum (5 del inv.).
11
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J . APARICIO
8
o·----'====2 3cm
_____
1
6
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1
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Fi¡. 9-Cuchillo afalcatado (6 del inv.); ápice de la falcata (7 del inv.); pinzas (8 del inv.) y fibula
(9 del inv.).
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..
Fig.
U~-Fíbula
,
(9 del inv.); pinzas (8 del inv.); solüerreum (5 del inv.); tijeras (4 del inv.); contera
(S del inv.) y fragmentos del cuchillo afalcatado (6 del inv.).
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14
J. APARICIO
bisagra; corresponde al tipo 4 C de Cuadrado. Mide 4'6 cm. de diámetro el anillo, 5 cms. la longitud del
puente y 2' 4 la altura desde la base del anillo hasta la cúspide del puente (figs. 9 y 10).
IV. EL ENTERRAMIENTO EN EL CONTEXTO IBERICO COMARCAL
La Costera y el Valle del Cáñoles forman una misma unidad fi.siográfica, determinada por el eje que establece el curso del río Cáñoles desde su nacimiento hasta su
confluencia con el río Albaida. Numerosos son los yacimientos ibéricos conocidos en
la zona, algunos de gran relevancia, aunque otros reducidos a simples hallazgos de
fragmentos cerámicos de escaso interés.
En el mapa de la figura 11 hemos situado la mayor parte de los conocidos, en este
caso los que juzgamos más representativos. El Frare (núm. 1) y la Mola Torró (núm. 2)
son dos poblados muy cercanos, cuya situación próxima entre sí ha sido interpretada
en relación con la vía Heraclea o Augusta, que pasaba al pie de ambos, y por su
situación estratégica; se han datado en el s. IV a. de C., contemporáneos a la Bastida y
destruidos cuando ésta y por los mismos motivos, no volviéndose a ocupar con
posterioridad.
La Bastida (núm. 3) es el más próximo al Bosquet, y todos los paralelos del ajuar
funerario hay que buscarlos aquí.
El Castellaret de Baix (núm. 6) es el poblado al que corresponde la necrópolis del
Corral de Saus (núm. 4), situada a su lado. Ambos tienen una cronología desde
principios del s. VI hasta el s. 1 a. de C. Por su parte, el Castellaret de Dalt (núm. 5) lo
hemos juzgado como poblado que sucede al de Babc desde comienzos de la Era.
El Camp del Bosquet es el poblado (núm. 7), caserío o masía al que corresponde, con
mucha probabilidad, el enterramiento del Camí (núm. 8). Se encuentra en las inmediaciones del mismo y es de pequeñas dimensiones. Así se explican las incineraciones
aisladas o en grupos reducidos, como correspondientes a núcleos de habitación de
escasa extensión y población, tipo masía o alquería. Unicamente lo conocemos por
meras exploraciones superficiales, que nos han proporcionado fragmentos cerámicos
con decoración geométrica.
La Cova Santa de V aliada (núm. 9), por su estructura, por el nombre y por el lugar
de los hallazgos, nos obliga a pensar en una cueva santuario, a pesar de la falta de
vasitos caliciformes y la casi exclusiva presencia de cerámicas correspondientes a
vasos de mayores proporciones.
El hallazgo de numerosísimos vasitos caliciformes ibéricos, sin decoración o con
decoración geométrica y fitomorfa, entre las oquedades de una reducida covacha o
mejor abrigo, sobre el nacimiento del riu deis Sants, término municipal de Alcudia de
Crespins, nos permite conocer la existencia de otro yacimiento ibérico, en este caso de
una cueva santuario. La Coveta Santa o deis Confi.ts es su nombre (núm. 11), en
relación, quizá, con la inmediata surgencia de agua a la que también se le aplica el
topónimo, Naixement deis Sants y Riu deis Sants. Montanyeta deis Sants (núm. 10) es
el nombre del cerro en cuya ladera se encuentra la cavidad anterior, y a cuyo pie nace
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TUMBA ffiERICA DEL BOSQUET
16
Fi¡. U-Mapa de La Costera y Valle del Cáñoles con la situación de los yacimientos ibéricos
conocidos en la zona: 1, El Frare; 2, Mola Torró; 3, La Bastida; 4, Corral de Saus;
6, Castellaret de Dalt; 6, Castellaret de Baix; 7, Camp del Bosquet; 8, Cami del Bosquet;
9, Cova Santa; 10, Ermita deis Sants de la Pedra; 11, Cova Santa o del Conflt; 12, Cova
Machauma; 13, Llanera; 14, Saiti; 15, La Coroneta.
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16
J. APARICIO
el río en cuestión; el hallazgo de cerámica ibérica en la cumbre y laderas del cerro
hace suponer la existencia de un yacimiento ibérico, _poblado o quizá santuario, esto
último expuesto con muchísimas reservas, aunque el topónimo y la existencia de una
ermita en época posterior así lo hacen sospechar. De las proximidades del poblado,
deis Terrera o de sus inmediaciones, quizá proceda una falcata que fue donada al S.I.P.
sin más detalles.
Aguas abajo del riu deis Santa, a cosa de un km. de su nacimiento, se encuentra la
Cova Machaun'la o del Corral de Molina (núm. 12), en cuyo interior se han recogido
numerosos restos ibéricos en reducido nivel; las escasas dimensiones de la oquedad
hacen difícil pronunciarse sobre su uso.
De Llanera, población de La Costera, sin más precisiones, procede un interesante
conjunto de cerámica ibérica, indicio de-Ía existencia de un yacimiento ibérico de
cierta categoría (núm. 13).
En Rotglá excavamos, durante 1967, lo que debió ser un poblado ibérico de cierta
consideración, enmascarado por las transformaciones realizadas para el abancalamiento con fines agrícolas. En La Coroneta, nombre del lugar, recogimos abundantes
restos ibéricos, y algunos romanos, en relación con estructuras de piedra en seco (núm. 15).
Por último, citar a Saiti -Saetabis--- Xativa, la gran urbe ibérica, tan importante
como mal conocida, que debió ejercer una especie de capitalidad comarcal (núm. 14).
Otros restos conocemos en toda el área territorial, aunque no con la categoría de
los expuestos, a través de los cuales nos podemos formar una idea de la densidad del
poblamiento en una de las comarcas situadas al norte de la Contestania, cerca de sus
límites con la Edetania.
Sus características fisiográficas la convierten en una zona de tránsito entre la
costa, la meseta y la bética (actual Andalucía), en una especie de pasillo a cuyo través
discurriera un tramo de la vía Heraclea o Augusta, que desde Roma conducía hasta
Cádiz.
V. LAS NECROPOLIS IBERICAS
A través de los trabajos de Fletcher Valla (1), Llobregat Conesa (2), Milagros Gil
(3), Uroz Sáez (4) y Oliver Foix (5) podemos rehacer el mapa de distribución de las
necrópolis conocidas hasta el momento en toda la región. El panorama no es ciertamente halagüeño; si exceptuamos cuatro publicadas modernamente con metodología y
(1) DOMINGO FLETCHER VALLS: «La necrópolis ibérica de La Solivella (Alcalá de Chivert, Caatellón)». Serie de Trabajoe Varioe del
S.LP., núm. 32. Valencia, 1965.
D. FLETCHER VALLS: «Eis lbel'll>•. Colección: Descobrim el Pala Valencia, núm. 14. Institución Alfonao el Magnánimo. Valencia, 1983.
(2) E. LLOBREGAT CONESA: «Contestania Ibérica>>. Instituto de Estudios Alicantinos, Serie U, núm. 2. Alicante, 1973.
(3) M. GIL MASCARELL: •
(4) J. UROZ SAEZ: «Economfa y sociedad de Contestania Ibérica>•. Instituto de Estudios Alicantinos, Serie 1, núm. 72. Alicante, 1981.
(5) A. OLIVER FOIX: «Incineraciones entre el rfo Ebro y el Palancia. Nuevas aportaciones para el estudio de los enterramientO& ibéricoe».
Cuadernos de Prehistoria y Arqueololfa Castellonense, núm. 8, págs. 189-256. Castellón de la Plana, 1985.
-420-
[page-n-421]
TUMBA mERICA DEL BOSQUET
17
perspectiva actual, La Solivella (6), Puig de Benicarló (7), Orleyl (8) y La Albufereta
(9), y las que se encuentran en fase de excavación y estudio, Cabezo Lucero, Corral de
Saus, Las Peñas y otras, el resto o bien fueron excavadas antiguamente, con técnica
incierta, y la publicación, cuando la hubo, se hizo con método y perspectiva antigua, o
bien nunca fueron excavadas sistemáticamente o las noticias fueron circunstanciales
y poco precisas, habiéndose perdido los materiales de muchas de ellas. En el mapa de
la fig. 12 hemos situado los yacimientos arqueológicos cuya consideración como
necrópolis es absoluta, o no ofrece dudas o bien es casi segura su adscripción como tal,
lo cual quiere decir que cuando los datos existentes han sido escasos o poco precisos
no los hemos tomado en cuenta para la inclusión como necrópolis del yacimiento en
cuestión.
Vemos, pues, que son cuarenta y seis los lugares donde se han recogido restos
funerarios ibéricos, si bien hay que tener en cuenta que algunos lugares, como
Cabanes o Sinarcas, engloban, a su vez, varios puntos del término municipal donde se
han producido determinados hallazgos que se han considerado como funerarios, por lo
que la lista podría ampliarse algo más. Sin embargo, no creemos que a esto se le deba
conceder mayor importancia, toda vez que de la mayor parte poco fruto se podrá
obtener por haberse realizado dichos hallazgos con ocasión de trabajos agrícolas,
comerciales o industriales, que han ocasionado la destrucción del yacimiento en su
totalidad o en buena extensión en casi todos ellos (*).
Corresponde a Castellón el mayor número de restos considerados como funerarios,
e indicadores de una posible necrópolis, pero creemos que esto es debido al azar más
que a la realidad. Sin embargo, sí que interesa constatar el hecho de que las necrópolis
al norte del Júcar son conjuntos de mayores o menores dimensiones con urnas casi
exclusivamente, generalmente de orejetas perforadas y de datación antigua, mientras
que al sur del Júcar se encuentran los grandes conjuntos funerarios con complicadas
estructuras y abundantes incineraciones de rico y variado ajuar, con monumentales
conjuntos arquitectónicos y artísticos procedentes de antiguos monumentos destruidos, entre los cuales el Corral de Saus, Cabezo Lucero, Camp de l'Escultor, Collado del
• Zurdo, Redován, etc.
Resulta sorprendente el hecho de que la mayor parte de las necrópolis conocidas se
daten en los primeros tiempos del iberismo, y muy pocas lleguen hasta los dos primeros
siglos anteriores al cambio de Era, y así podemos ver como en reciente trabajo
(6) Vid. opua cit. nota l .
(7) V. MESEGUER FOLCH y V. GINER SOSPEDRA: «La necrópolis ibérica de El Puig de Benicarl6». Cuadernos de Historia y Arqueologfa
de Benicarl6, níam. 3. Benicarl6, 1983.
(8) A. LAZARO, N. MESADO, C. ARANEGill y D. FLETCHER: «Materiales de la necrópolis Ibérica de Orleyl (Vall d'Us:6, CaateU6n).
Valencia, 1981.
(9) F. RUBIO GOMIS: «La Necrópolis ibérica de La Albu!ereta de Alicante (Valencia, Eapafta)>o. Academia de Cultura Valenciana, Serie
Arqueol6gica, níam. 11. Valencia, 1986.
(*) Sobre la ex!Rencia de re.tos funerarios ibéricos en la Torre del Mal Paso, noa indica D. Fletcher, ucavador del yacimiento, que en 1aa
ucavacionea que realizó en ellupr no apareció nade que pueda ser considerado como tal, por lo que la noticia habrá que considerarla con lu
naturalea reaervu.
-421 -
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J . APARICIO
18
1"
1"
Eac. 111.500.000
~···
Fig. 12-Necrópolls ibéricas valencianas: 1, Mas Nou de Bernabé (Tirig); 2, Mas de Capero (Tralguera); 3, El Bovalar (Benicarló); 4, Els Espleters (Salsadella); 5, El Pul& (Benicarló);
6, Sollvella (Alcalá de Xivert); 7-12, Alcalá de Xivert; 13, Vinyets (Canet lo Roig);. 14, Mas
d'en Rieres; 15, L'Orleyl (Vall d'Uxó); 16, Les Sltges (Torre d'en Doménech); 17, Torre de
Foios (Lucena); 18, Torre la Sal (Cabanes); 19, Torre del Mal Paso (Castellnovo); 20, La
Mina (Gátova); 21, El Castell (Almenara); 22, La Nava (Castielfabib); 23, Sinarcas;
24, Cerro del Calvario (Albalat deis Tarongers); 25, Monravana (Liiria); 26, Collado de la
Cova del CavaD (Liiria); 27, El Puntalet (Liiria); 28, Ebols (L'Alcúdia); 29, Els Terrera
(Alcudia de Crespina); 30, Las Peñas (Zarra); 31, Corral de Saus (Mogente); 32, Bastida
(Mogente); 33, Camí del Bosquet (Mogente); 34, Camf Vell de Pego (Oliva); 35, Puntal
(Salinas); 36, Altea la Vella (Altea); 37, Tossal de la Cala (Benidorm); 38, La Dieta deis
Banyets (Campello); 39, Albufereta (Alicante); 40, Novelda; 41, Redován; 42, San Antón
(Orihuela); 43, El Molar (San Fulgencio); 44, Collado del Zurdo (Balones); 45, Camp de
l'Escultor (Agost) y 46, Cabezo Lucero (Guardamar).
[page-n-423]
TUMBA ffiERICA DEL BOSQUET
19
Cristina Aldana (10) data las necrópolis del Bovalar (**);Mina de Gátova, Orleyl, Puig
de Benicarló, Solivella, Castellar de Oliva, Altea la Vella y el Molar en el s. V, y el
Cabezo Lucero en la primera mitad del s. IV; mientras que la mayor parte de las
sepulturas de la Albufereta de Alicante corresponderían al s. IV y únicamente dos al
m, según Federico Rubio (11). Otro grupo de necrópolis serían las de amplia cronología, del siglo V al II, como la del Corral de Saus (12), Collado del Zurdo, Ebols, etc.
Por el momento esto resulta difícil de explicar, aunque hay que tener en cuenta el
poco número de necrópolis conocidas, y mucho menos bien conocidas, si lo comparamos con el considerable número de ciudades, poblados o lugares de habitación ibéricos
señalados, habiéndose advertido lo frecuente que es el encontrarse la necrópolis sin el
lógico poblado en las inmediaciones, puesto que el fenómeno inverso, mucho más
frecuente por lo expuesto, es fácilmente explicable por el cuidado puesto en la
ocultación de los enterramientos.
Los ajuares funerarios participan de las circunstancias repetidamente expuestas,
mal conocimiento, dispersión de los conjuntos, pérdida de los mismos, destrucción de
los lugares, falta de estudio, etc. Sin embargo, en algún trabajo reciente se han
señalado interesantes particularidades; así Fernando Latorre señala (13) como «soliferra)) no se encontraban en la provincia de Valencia, no conociéndose ninguno de
Bastida (14), de La Albufereta estudió 2 y el resto, hasta 19 piezas en total, es decir 17,
pocedían de la provincia de Castellón, lo que, junto a otras consideraciones, le
permitió postular un origen céltico para el útil.
Con respecto a la falcata es curioso comprobar cómo los términos se invertían, y
sobre 22 piezas, 1 se encontró al norte de Sagunto, 3 eran de Valencia y el resto, 19
unidades, procedían de la provincia de Alicante, a las que hay que sumar las publicadas de La Albufereta de Alicante.
Las puntas de lanza tienen, sin embargo, un reparto similar, siendo su hallazgo
frecuente, tanto en necrópolis como en poblados, por lo que consideramos poco
relevante su relación pormenorizada. En la misma situación se encuentran los cuchillos afalcatados, presentes en las relaciones de materiales, tanto de poblados como de
necrópolis, publicadas.
La fíbula es también útil corriente en los yacimientos ibéricos valencianos, sobre
(**) Buena parÍ. del conocimiento arqueológico de la provincia de CuteU6n ae debe a la incanaable labor de F. Eateve G"vez. a quien
próximamente ae le tributará un 1118ncido homenaje. Bate necrópolie fue publicada por 61: «La necrópolie iWrica de El Bovalar (Benicarl6,
CuteU6n de la Plana). A.P.C. Xl, pép. 126-148. Valencia, 1966.
(10) C. ALDANA NACHER: «Necrópolie ibéricu valencianas. Enaayo de cluilicacl6n tipológi~ronol6fica~. Archivo de Arte Valenciano,
afio LXVI, p.ip. 109-1111.
(11) Vid. opua cit. nota 9.
(12) J. APARICIO PEREZ: «Importantes baii&ZIIoe eacnltóricoe en el Corral de Seua de Mot~ente (Valencia~. Programa Oficial de Fieatae de
Mogente. Mopnte, 1977.
J. APARICIO PEREZ: «Las ralees de Mogente. Prehistoria y Protohiatori&JO. Serie Arqueol6gica del Departamento de Historia Antirua,
núm. 2, páge. 21>-30. Valencia, 1977.
J. APARICIO PEREZ: «Tres monumentoe ibéricoe valencianos: La Bastida, Meea y el Corral de Se~. Departamento de Historia
Antirua. Serie Arqueol6fjca, núm. 10. Varia ID, págs. 1711-2011. Valencia, 1984.
(13) F. LATORRE NUEV ALOS: ccAproximaci6n al eetudio del armamento ibérico levantín~. Serie ArqueoJ6rica, núm. 6, Varia!, p.ip. 1113182. Valencia, 1979.
(14) Podría a:plicarae eate hecho, por lo que reB)l8Cta a Butída, ante au uso durante la delenaa de la ciudad. IIUJIUeatamente uediada y
conquistada, después incendiada y sus habitantes deportados.
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J. APARICIO
todo la anular hispánica, según el estudio que les dedicó M.a Victoria Raros (15),
abundando especialmente en la provincia de Valencia, con gran número en Bastida y
Covalta, entre los más cercanos, así como en el Corral de Saus, Carencia y San Miguel
de Liria.
Las pinzas son mucho más escasas y de más raro hallazgo si juzgamos por lo
publicado hasta el momento. Nosotros las encontramos en una tumba del Corral de
Saus junto a una falcata y una lanza, tumba masculina como la que estudiamos aquí,
faltando en la contigua que, en cambio, tenía fusayolas, una aguja de coser y un anillo,
lo que sugiere su carácter femenino, por lo que hay que suponer al útil su uso por los
hombres, o dotarlo de un carácter ambivalente. Una idéntica a la nuestra se encontró
en el Dpto. 62 de Bastida, habiéndose encontrado otras en Covalta, Tossal de la Cala,
Albufereta de Alicante, L'Orleyl, La Solivella y el Puig de Benicarló entre lo publicado, lo que es ciertamente escaso.
Tijeras se han localizado en Bastida y Covalta, como más próximas, pese a que
suele ser más difícil su identificación por la oxidación que sufren y su consiguiente
deterioro, que las convierte en trozos metálicos informes, aunque debieron ser útiles
frecuentes en la mayor parte de los poblados por su 01últiple uso en la confección,
talabartería y esquileo.
VI. CRONOLOGIA
Es complicado dar una fecha al enterramiento en cuestión, puesto que todos los
útiles del ajuar funerario tienen una amplia difusión espacial y temporal, desde los
primeros tiempos del iberismo hasta el final del mismo, y habida cuenta de la falta de
restos cuya datación ofrezca seguridad, como las cerámicas de importación, por
ejemplo; sin embargo, hemos de resaltar el carácter arcaico del conjunto con claros
paralelos próximos en Bastida, en la cual se podría haber encontrado sin causar
extrañeza, lo que se afianza por la naturaleza del contenedor, gran va!W de factura
basta y composición grosera similar a tantos del yacimiento cercano citado, cuyos
paralelos tipológicos la podrían relacionar con la 1-a de Oliver Foix (16), salvo en las
irregularidades de pasta y superficie, encontrándose este tipo en Hoya de Santa Ana,
Coll del Moro, · Mas Castellá, muralla NE de Ampurias, Cayla 11 y m, Saladares,
Solivella, Oriola y La Mina. Urnas fechadas en Saladares en el s. VI y primera mitad
del s. V. a. de C.
Por nuestra parte consideramos, atendiendo a lo anteriormente expuesto, que el
enterramiento estudiado se debió realizar hacia el s. IV a. de C., siendo contemporáneo
de Bastida, y por las gentes que habitaron un enclave inmediato de reducidas dimensiones, tipo mas o alquería, lo que explica el aislamiento de los conjuntos funerarios,
de menos de diez incineraciones, tanto aquí como por toda el área ibérica valenciana,
especialmente por lo expuesto acerca de la provincia de Castellón.
(15) M.• VICTORIA RAMS BROTONS: •
(18) Vid. opua cit. nota 6.
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