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.
JOSE DONAT ZOPO Y FERMIN CASCO MARTINEZ
(Grupo Espeleol6gico Vilanova y Piera)
La «Cova del Cavall» de Liria (Valencia)
S I TUACION
La ccCova del Cavall• ( 1), también denominada del ccCau-Ait» (2),
se halla situada en el Monte Buitreras, ogualmente conocido por el de
Cerro de San Moguel, debodo al Real Monasterio que sobre su cumbre se
asienta y que lleva el ci tado nombre de San Miguel, y pertenece al térmono
municipal de Loria
Abre su boca en una loma orientada ~te-Oeste, sobre el Cementerio
munocopal de la población y a las espaldas del mencionado Monasterio,
casi en la divisoroa de aguas y morando hacia el Sur, a escasos metros de
una cantera de calozas rosaceas de fácol localización.
Aproximadamente, su posoción geográfica es de 3• 5' 13' de longitud
Este y de 39- 37' 6" de latitud Norte.
La dostancoa a Liria en línea recta es de un kilómetro escaso y su
existencia y emplazamiento son muy populares y conocidos en la localodad (fogs 1 y 2)
111 J CONA 1 ZOPO "Caootooo d~ 'imo. y cavernas do ta provmC1a de Votern:•a"
Grupo E$poloal6g•co Vllano.a y P•ero. Volencio. 1960, póg. 49.
121 O URIEL PASCUAL· "Bosquejo históriCa d• la ciudad do Liria", Estimulo Lor~o, 19•11
-227
[page-n-228]
Fig. l.-Mapa do $i!Uoción de Lirin.
Fig. 2.-Mapll de •ímoci6n de In "Covo del Úl\'llil", do Lirio.
[page-n-229]
LA COVA DEL CAVALL
11
ESTRATIGRAFIA DE LA ZONA
El estudio estratigráfico de la comarca de Liria, en la zona del Monte
Buitreras, no nos ha resu ltado dificil. A una adecuada bibliog rafía, hemos
podido aunar unos tipos de sedimentación fácilmente reconocibles - l
Esto nos ha llevado a verílicar pequeñas correcciones de detalle, tales
como la extensión de la facies weáldica, que señalada al Sur del Monte
Buitreras, en el Mapa Geológico de 1/50.000, se prolonga hacia el Norte
por el lado Oeste de l mtsmo, e tgualmente por el Este, aunque stn alcanzar tanto desarrollo visible
Igualmente, rtos ha sido permitrdo ampliar la lista de fósi les existentes
en la zona, al deparamos la fortuna la observación de algunos ricOs niveles fosiliferos en nuestras prospecciones geoespeleológicas por el citado
monte.
A}
K EU PER
En el extremo más mendional de los cerros, existe un gran asomo
triásico que, sin duda alguna, atribuimos al piso superior, o Keuper
Una gran cantera de yesos, en la actualidad en explotación, nos ha
permlttdo estudiar con cierto detalle sus materiales y tectónica.
Gran parte de este afloramiento triásico se halla recubierto por los
derrubios pliocenos, que a lcanzan espesores de dos metros. El corte de la
cantera nos ha permitido ver, inmediatamente debajo de ellos, una capa
revuelta, probablemente de heterogénea estratigrafía y de espesor muy
irregular, e inmediatamente debajo de la misma, la zona de yesos cuyos
estratos nos muestran claramente la tectónica nzada y violentamente torturada del Keuper dlapirico, con abundantes roturas y discordancias en
sus mismos materiales.
El volumen mayor corresponde a los yesos compactos, grises o vetea dos de blanco y negro, y a la piedra denominada localmente «cubis¡¡, que
muestra cierta untuosidad al tacto y tizna débilmente de negro.
No obstante, se presentan otras variedades de yeso, como el traslucido y el blanco, bajo las formas compacta, abigarrada, fibrosa, etc., entre
los que se observan algunos cristales de cuarzo.
Son abundantes también las margas yesifer.os abigarradas, de tonali-
229
[page-n-230]
OONAT ZOPO· GASCO MARTINEZ
dades varoadas, tales como azuladas, grisáceas, oc~es, ro¡as o vooladas, y
las arcillas rojas, entre las que se encuentran gran cantidad de cristales
de cuarzo.
El buzamo
ento de estas formaciones, muy acusado, es hacia el Norte.
8)
FACIES WEALDICA
Se ex toende alrededor de los Cerros Buitreras, bajo de los aluvoones
pleistocénicos, cuyo espesor, irregular, ha sido calculado en las doversas
explotaciones visitadas del orden de los dos metros.
Hemos podido observar, al detalle, la forma de presentarse la mosma
en este lugar Los materiales que aparecen en la facoes weáldica son las
arenas caoliniferas, de coloración blanca o blanco-grisácea, que suelen ir
acompañadas de cantos rodados de cuarzo, de coloraciones variadas, y en
algunas ocasiones tan abundantes que hacen improductivas determinadas
explotaciones o galerías Intercaladas con estas arenas caoloníferas, suelen aparecer delgadas Intercalaciones margosas.
Sobre las arenas suelen yacer margas arcillosas, abigarradas, de vivas
tona 1
idades.
Los sedimentos weáldlcos situados al Sur de los Cerros de Buotreras,
comprimidos entre los yesos y las margas yesíferas del Keuper, y las calizas eocretáceas, cuerpo proncip<~l de los cerros, se hallan fuertemente
trastornados y forman ploegues y bolsas
En una explotación caolinífera, abandonada, situada al Este de los cerros, se observa cómo las arenas presentan un agudo buzamiento hacia
el Este, siguiendo la tectónica del Cerro de San Miguel.
Hasta la fecha, han resultado azoicas. En cuanto a su edad, Dupuy
de Lóme, en sus estudo sobre este topo de sedimentación en la provincia
os
de Valencia, ha llegado a la conclusión de que dicha facies no representa
un piso de edad concreta, sino que, más bien, es una facies peculiar de
sedimen tación que alcanza, según las comarcas, diversas a lturas estratigráficas, encontrándose la sedimentación weáldica va lenciana en tre el Ju rásico Superior y el Neocretáceo (3)
En este lugar, probablemen te, representa el poso más elevado del Ju·
rásico Superior y debe alcanzar hasta la base del Aptense (4)
t3J E DUPVY OE LOME y SANCHEZ LOZANO: ·•exploeoción do lo hojo num 695,
Lirio (Voloncio)" lnshouoo Gt'Oiógico y Monero de Elpaño. E«alo 1/50.000 Modrld. 1958,
póg1no 35.
141 DUPUY DE LOME y SANCHEZ LOZANO. ()p. coo.. póg 35.
-
230-
[page-n-231]
LA COVA DEL CAVALL
CJ
S
EOCRETACEO
Debido a que e l tránsito Aptense-Albense, por la carencia de fósi les
en esta comarca, es difici l de establecer, Dupuy de Lome, al estudiar su
estratigrafía, ha considerado en b loque el paquete calizo Aptense-AIbense (5)
En esta zona ex1
sten indicios de que el Aprense se inicia con la facies
weáldica anteriormente estudiada, con lo cua l podemos considerar, práctiCamente, e l Monte Buitreras como Eocretáceo, s i exceptuamos el afloramiento diapírico del Keuper, al Sur de las elevaciones.
Sobre el Wealdense descansa un paquete de calizas grises al extenor
y rosadas en fractura. Concordante con el mismo, yace, inmediatamente
sobre él, otro de margas amarillentas u ocráceas, algo arenosas y fáci l·
mente deleznables, que alcanzan un espesor de unos 12 metros, y que
representan unos n iveles ricamente fosilfferos, especialmente en su parte
central, en la que se presentan algunas intercalaciones calizas.
En este nivel superior, hemos ha llado:
Orbitolina lenticularis, Blum.
Orbitolina cóncava, Lamk.
Orbitolina plana, d'Arch.
Exogira boussingaulti, d'Orb.
Exogira latissima, Lamk~
Ostrea, sp.
Terebratula, sp.
Rhynchonella, sp.
Natlca, sp.
Cuspidaria, sp?
los cuales señalan indudablemente un nivel Aptense, el cua l se ve ampliamente confirmado por los fósiles recogidos en las canteras calizas de
la estación de f . c. de vapor de Liria, y que, revisados por Dupuy de Lome,
han resultado ser.
Toucasia, sp.
Ostrea, sp.
Sobre este nivel de margas ocráceas, se reproduce nuevamente el paquete calizo anterior y que, a la altura de la «Cova del Cavall», se puede
151 DUPUY DE LOME y SANCI'fEZ LOZANO: OP. e•• , pog, 38.
(6) DUPUY DE LOME y SANCHEZ LOZANO: Op. cu., póg>. 39 y 40.
-231 -
[page-n-232]
6
DONAT ZOPO . GASCO MARTINEZ
observar en una pequeña cantera situada junto a su boca de acceso y en
la que se encuentra un novel de calozas compactas, sacaroodeas y de aspec·
to rosado o crema, en fractura, y grises al exterior, y de gran consistencoa
Sobre el mismo, a la altura del techo de la boca de en trad~ de la
«Cova del Cavall>), existe otrJ hilada margosa y ocrácea, rnucho más débil
y en la que hemos recogido:
Exogira boussingaulti, d'Orb
Terebratula, sp.
Ostrea, sp.
Finalmente, sobre estas margas, descansa una nueva capa caloza, muy
dosgregada, y formando bloques, separados entre si por canales de medoo
metro aproxomado de anchura y rellenos de materoales clástoco; cementa·
dos, circunstancia que aprovechan las aguas, tanto superfocoales como
cárstocas, para realizar principalmente a sus expensas su labor eros•va (7) (fig 3),
Fi¡. 3.-E!squcm.'l tcctónko·<:nmoi¡dfico del .Monte Buirrera; 1) Cu•rcl'li3roo y plu.JC
2) Arcillas y yesos doapiric:os dtl Kcupcr. 3) Arenas caohnlfcr.. y canoO'I de Cllllrro
rndados de la fucics wc41dica 4) Otlizn• dcl Aptcn$<-Aib<:nso:. S) Mnr11a. om!O
Estos hallazgos fosiliferos del Monte Buitreras coinciden con la fauna
Aptense señalada en el vecino cerro de Montiel, al Oeste de Benagua·
cí l (Lám 1). en el que Dupuy de Lóme señala la presencia de
N'ueifro o~ udto de lo estrottg¡ofio c-retoce:J lo hemos "'euficodo ~scuercnwnreo
esoolcTI monJanoso en que- s.e ~·ento lo UCovo del Covoll'' Hoc•o tol Sur, he'nos
obstt\oodo lo repehc•on olfernodo de t!'lfas hdada~ c-retó.c:eo.s y morgo10s; al Norte, junto
ol Reol Monasteno dé Son M•ouel y buzando hocio Lir1o, exisrcn unos gruesos y com•
pactos boru;os de calizos ~umomfntt- oremscOlOSo de color (l.tnQtill~nto y mos fóctfmenre
o·oslcmabla.
(71
~n ~~
232-
[page-n-233]
.A COVA DEL CAVALL
7
Orbotolina lenticularis, Blum
Natica gasullae, Coq
Orbitolina, sp.
Ostrea, sp. (8).
y, por t:rl timo, con los restos de
Exogira boussingaulti, d'Orb
señalados por el mismo, al Oes1e del paso a nrvel de la carretera de Villamarchante, en unos bancos de caliza margosa (9)
DI
M 1 O C EN O
Asrgnamos esta edad, aunque con las naturales reservas, a pequeños
dep6srtos arcillosos ocráceos o amarrllentos, localrzables en el area de los
Cerros de Buitreras y que revisten escasa extensrón y espesor
El
P L 1 OC E N O
En torno a los cerros, en la ras.:1 de la pem llanura de Lrrla, se exttende
el Plioceno Está constituido por arcillas sabulosas, arenas, cantos roda
dos, brechas, etc., procedentes de la derrubación de las zonas más ele
va das.
Por el Oeste, yacen sobre las calrzas ponlrenses y pueden corresponder tanto al Pltoceno como al Cualernaroo No obstante, hemos adoptado
para los mismos el primero, por hacer una clara distrncióo entre estos
terrenos y los cuaternaroos exostentes al Este de Lrna, de ongen doluvoal,
y cuyo espesor llega a alcanzar los 30 metros
111
TECTON I CA
La dasposicoon tectonaca del Monte Bua treras es bastante compleja,
debido, principalmente, a la gagantesc.a labor erosiva sufrida por la co
marca
Oupuy de Lóme califica el área cretácea Liria-Benaguacil, como la
terminación periclinal del eje anticlinal Pedralva-Casinos, de la cual el
¡81
191
OUPUY DE LOME v SANCHEZ LOZANO Op,
OUPUY DE LOME y SANCHEZ LOZANO ()p.
-
233
Cit., póo
cto
.,
~O
pQg. 40.
[page-n-234]
8
OONAT ZOPO
GASeO MARTINEZ
Aptense de l.Jroa correspondería al flanco septentroonal del pliegue y el de
Benaguaetl a la term1naci6n oriental (lO} (fig. 4.')
En cuanto a las manchas jurásicas que aparecen d1semonadas por la
~ona ltria Benaguacil, han de ser consideradas como parte del núcleo
de este anticlinal aptense, tal y conforme se le ve aflorar al Norte del
kilómetro 7 de la carretera de Liria a Pedralva, o s1mplemente en el kilómetro 9, que atraviesa otra mancha de cal1zas margosas, en contacto
anormal con el Wealdense
Fig. 4.-P.>qutma t
crct~ceo ,
Pc:drnh•n·CIIsono,. 2) Tcrmm;oco perión
clin•l del nnticliml, l'cdralva-Casinos.
A nuestro ¡u1C10, este croteno de Dupuy de lóme, el cual compartimos en su totalidad, es correcto, ya que de no considerarse en bloque el
cretáceo lrria-Benaguacll y como la anteriormente citada, terrrunaci6n
pencl1nal del antocl1n¡¡l Pedralva-Ca~inos, nos veríamos for~dos a plantear complicados y retorcidos problemas tectón1cos, como el de considerar dicha formación como un antocl1nal propio, de orientación rén1ca y de
tectónica anómala en la zona
t
01
OU?lJY OE LOME y Y.NCHEZ LOZANO Op_ cll
-
231 -
pog SI
[page-n-235]
9
Esta terminación peric:linal debió sufrir un¡¡ fuerte e tntenslva erosión
que hizo desaparecer, casi completamente, la totalidad de la misma
Brinkmann supone el Cretáceo de Liria hundido en el Keuper, antes
del Mioceno Supertor y recubierto, postertormente, por el Cuatema·
no (11) De ello, se deduce en'consecuencoa, que los Cerros de Buttreras
deben de considerarse como un horst cretácico.
La zona merodional del Monte Buitreras ha sido afectada por una irrup·
ción diapirica del Keuper, posterior al plegamiento del Cretáceo, y que
ha temdo como consecuencoa, la elevación dl'l mismo y la conslgu o
ente
creación de un buzamiento normal al de pericllnación A causa de este
empuje, de Sur a Norte, van aparecoendo, cada vez, noveles estratigraflcos
más elevados (fig 3)
Esta orrupcoón doapinca, no estuvo en realodad localizada exclusova·
mente en el Cerro Burtreras, sino que deboó tener una expansr6n mucho
mayor, srendo recubterta por el Mroceno Supertor, que normalmente no
se halla discordante En cambio, al Oeste de los Cerros, las calizas Pon·
tienses, depositadas dtrectamente sobre las margas yesiferas del Keuper,
han sido levantadas por la acción diapfrica del mismo ( 12) , lo que slgnl·
fica la exlstencln de dos empujes diapiricos distrntos cronológicamente
El Monte Buitreras, como parte integrante del anticlinal Pedralva·
Casinos, de rumbo hercinico, forma parte de la región geológrca central
de Valencia, es decir, de la Celtibértca, de directriz ibérica y caracteri·
zada por su tectónica de tipo germánico y su facies epicontinental
IV
HISTORIA GEOLOG ICA
Establecer la htstoria geológica de la comarca para extraer de ella los
datos útiles a nuestro trabajo, seria una labor excesiva e impropia de este
lugar, considerando, al mismo ttempo, que el Cerro Buitreras no es más
que una pequeña porctón de una umdad morfológ•ca mucho mayor, en
la actualidad separada de la misma por la erosión
Por ello, nos limitaremos a citar aquí, apoyándonos en los trabajos
de Dupuy de Lome ( 13) y de Rolando Brinkmann ( 14). los datos de mayor
1111
R BRir-.KMANN "Lao cade._ b>hcos y c•lt•berocos en el SE .
~
E"sPQno" Con·
w 1o Superior ée lnvesflgoc.ones Cie-ntíficos_ lmhturo lucas Mntlodo Modr•d 1948
C12)
1131
1141
DUPUY OE LOME y SANCHEZ LOZANO Op. cu., pág.
DUPUY DE LOME v SANCHEZ LOZANO· Op cit.
BRINKMANN Cp. c•t
~3
[page-n-236]
n
DONAl ZOPO- GASeO MAATlNEZ
1nterés, necesarios para una fácil comprensión de la m1sma y para Intentar establecer posteriormente la datación de la uCova del Cavall»
A la sedimentación Triásica, en la que aparecen sus tre~ horizontes,
s1gue la JurásiCa, en la que es probable existan algunas 1nterrupc1ones.
En el Malm Superior se produce seguramente una emersión que da lugar
a la facies wealdense del Jurás1co Superior. Emers1ón que tendrá seguramente un ongen epirogenético
Este Wealdense prosigue hasta alcanzar la base del Aptense, en el
que una transgresión da origen a sus calizas y margas eocretáceas, produciéndose una nueva emersión.
Entre el Oligoceno y el M1oceno, henen lugar las formaCIO<'Ies rén1cas
y hercinicas, siendo las últimas las más recientes y correspond1endo a la
fase sávica al prmc1pal ongen de las estructuras 1béricas
Durante el M1oceno Superior, se produce un régimen lacustre que
da origen a la sedimentación de las arcillas sabulosas y a las calizas pontienses,
Respecto a la tectón1ca d1apínca del Keuper, sabemos que hubo una
irrupción posterior a la fase sávlca y anterior al Mioceno Superior, y otra
más reciente, que ha producido el levantamiento de las cahzas pontienses
V
LAS COVACHAS DEL MONTE BUITRERAS
En nuestras prospecciones superficiales por los cerros de Bu1treras,
tuv1mos ocas1ón de estudiar en d1versas oquedades, la forma de erosión
predominante. De las v.:Jrlas covachas que visitamos, traemos dos a estudio, por considerar que los motivos genéticos de las mismas, elementales
y senclllos, los observaremos posteriormente en la «Cova del Cavall», si
bien en ésta <~parecen más confusos, por la intercalaciÓn de otros motivos y formas.
Ambas covachas, 1nnom1nadas debido a su escasa 1mportanc1a, fueron
bautizadas con los nombres de •Buitreras» y Jaume».
La primera de ellas, está s1tuada en la vertiente Este del Cerro en que
se asienta el Real Monasteno de San Miguel, unos c1entos de metros al
Sur del emplazam1ento de la ~
aguas de la loma
Está formada por unil pequeña galería de unos cmco metros de long1
tud, por medio de anchura, y de altura escasa e irregular, alcilnzando
-236 -
[page-n-237]
LA CQVA DEL CAVALL
11
en la mitad de su corto desarrollo longitudinal su máxima altura, que es
de dos metros.
lo primero que observamos en ella, fue el acusado contraste existente entre los materiales constitutivos de sus paredes l.:>terales, con la
del fondo y techo. las primeras están integradas por una masa caliza
compacta, mientras que las segundas están formadas por un conglomerado de cantos, cementados por unas margas arcil losas bastante de leznables.
Ftg . S.-Cone uaosvers:ü de la "Covacha del Monte Bwm:m' '
Examinado el terreno exterior, hallamos que su constitución es idéntica a la estudiada en el capitulo de estratigraf1a 1 es decir, que el terreno
callzo, fuertemente agrietado, ha sido rellenado posteriormente por estos
conglomerados brechoideos, y que las aguas, en su acción erosiva, al encontrar estos materiales más blandos y d isgregables, actúan preferentemente sobre ellos.
En el exrerior, se observa una acusada erosión cárstica, que llega a
formar pequeños sumideros, inclusive, o sea, que las aguas superficiales
penetran a través de estas formas de absorción, de pequeño desarrollo,
y disgregan y erosionan los conglomerados brechoideos, respetando en su
acción a las calizas debido a su mayor compacidad y dureza (f•g. S ' )
La segunda de las cavidades, la
<
en la ladera Sur del mismo cerro.
-
2S7
[page-n-238]
12
OONAT ZOPO · GASeO MARTINEZ
Está formada por una sola estancra de unos cuatro metros escasos de
longr tud, por unos dos y medio de anchura La altura de su boca de en 1rada es de unos setenta centímetros, que va dlsmrnuyendo gr¡¡dualmente
hacia el interior
Su corte transversal, nos muestra su forma arqueada tiprca de la genétrca erostva Tras un ligero estudto de la covacha, asignamos a lil mrsma
el carácter de surgente, formada por ant•guos aportes nidricos de procedencia u ofigen Inmediato y actuantes sobre planos de estratlf•cac•6n (Figura 6)
o
2
Fig. 6.-Co
J•"""'..·
VI
ESPELEOGRAF lA
La boca de la ~cCova del Cavalln, es baja y de formas arqueadas, con
unas proporctones aproximadas de un metro y treinta centímetros de anchura, en su parte practicable, y una altura de un metro; da acceso a una
pequeña salita o vestíbulo, de techos bajos y escaso desarrollo, pues apenas alcanza los ocho metros y med10 de longitud, por una anchura rnferior
e irregular (fig. 7) .
La bóveda de esta salita y su pared izquierda forman un arco, en cambio, la pared derecha destaca por su rectitud Hay algo de manto calcareo
recubrrendo las paredes, aunque de escaso potencial. En el techo, existe
una grieta que recorre longitudinalmente toda la sala de entrada y que se
halla rellena por un conglomerado calizo, de tipo brechoideo, análogo al
estudiado en la «Covacha Buitreras»
Al fmal de la salita, ésta gana altura hasta permitir mcorporarse a l
visitante, abierta en los conglomerados y en el fondo de la sala existe
-
238-
[page-n-239]
LA COVA DEL CAVALL
13
una pequeña chomenea que comunica al exteroor y por la que suelen pe·
nctrar las aguas superficoal es de escorrentia
El poso del vestibulo carece de In terés y presenta una mezcla de pe
queños bloques elásticos, arcollas y derrubios.
COt/4 IJ[f Cllt/4!!
~
Fag. 7.- Pl.mo ck la
"<'.o' a
ti/1/A -V/JUNCIA-
cid Ca,-aJJ". dt Lori3 (plant.1
Aproximadamente a la motad de la misma, junto a la pared derecho,
exoste una pequeña gatera o coladero, por el que se pasa a la sala interior
y que doscurre entre blo:¡ues chisticos. Sus proporciones son muy reduci
das y constituyen el unico lugar de la cueva de tránsoto un poco molesto
Pasado éste, nos hallamos en una especie de antecámara, preámbulo
de la gran sala interior Mide unos cinco o seis metros de longitud y su
piso muestra cierta pendiente hacia el interior No presenta nonguna for
ma tipica de la cárstíca, ya que en realidad, no es más que un hueco exís·
lente entre unos gr.:mdes bloques clastocos y la pared de la derecha.
Hacoa el final de esta antecámara, a la ozquoerda, hay un estrecho pa·
so, que si atravesamos, nos conduce a una pequeña estanciél o sala lateral
que, al ogual que la antecámara, posee un desarrollo y unas formas muy
orregulares, debido que no es más que otro espacio hueco entre grandes
bloques clástocos
Podemos salir de ella por un pequeño espacio que, a modo de pórtoco,
dejan debajo de ellos unos gruesos bloques pétreos, o bien sigUiendo un
pnsadozo que "' fondo de la estancia y casi en el techo, se abre y que con
duce a la gran !>ala onterior
Volvoendo a la antecámara y soguoendo la dorección de la mosma, entra·
239
[page-n-240]
·~
DONAT ZOPO GASCO MARTINEZ
remos en la vana~ veces cotada g ran sala interior Esta alcanza una longitud de unos 75 metros, y una anchura que, en algunos puntos, alc
los 16 metros; se inicia con una fuerte pendiente hacia el fondo de 1;¡ cavidad, de bloques elásticos y de resoduos arcollosos de carácter alóctono
A la derecha se observa un muro recto, idéntico al del vestíbulo,
moentras que, a 1.:~ izquierda, hay bloques elásticos de enorme desarrollo
en caóuca disposicoón Este muro se prolonga por su parte superior, hasta
constotuor el techo de este sector de la caverna
Rellenos análogos a los de la sala de entrad¡¡, aparecen en gran profusión y desorden en esta zona, y penetran hacia el o
nterior de la Colvodad,
alcanzando a veces gran extensión Se observa algún revestimoento cal~
cáreo, pero sm alcanzar ninguna •mportancoa
En la pared de la derecha, se pueden aprecoar los estratos y su buzamiento, que en este primer sector de la «Cova del Cavall», buzan aguda~
mente hacoa el interior Un poco más adelante, forman un sonclmal y to·
man carácter ascendente (fig 8). Ello da lugar a una especoe de cubeta,
en la cua l los depósotos arcillosos alcanzan mayor espesor Igualmente, los
bloques elásticos procedentes de la pared izquierda, avanzan en punta y
forman una cuña que, en este sector, llega hasta la mosma pared derecha
Los bloques suelen adoptar formas paralelepipédicas. si bien su deposición
en el suelo de la cavidad continúa siendo muy Irregu lar
lnmedoatamente después de formarse el pequeño sonclonal en los estratos de la pared derecha, se aprecoa en ésta una pequeña :.ona, de unos
tres metros de long otud, en que un revestomoento ca lcáreo, musotado y
originado en lo alto de la pared, nos Impide apreciarlos. Este revestimoen·
to, que cae en cortina, parece corresponder a una zona de mayor aporte
hidrico, probablemente a algún fenómeno de diaclasación oculto (fog 81
A partir de este revestimiento calcáreo, se aprecian en la bóveda los
fenómenos gravoclástocos y el corte transversal de la cavidad se altera, pasando a estar formado, en la techumbre, por una serie de superficies planas, escalonadas y ligeramente inclinadas hacoa el Nordeste, de acuerdo
con el buzamiento genera l del anticllnal
En este lugar, se halla localizada la cubeta la cual recobe sedimentación al6ctona por el Sur y autóctona por el Norte
Pasada la misma, se ínocia una suave pendiente, ahora es sentido m~
verso, es decir, ascendente Los bloques elásticos disminuyen considera~
blemente de volumen y aparecen semoenterrados en el suelo por las arcillas y detritus
Cambia nuevamente lol bóveda para mostrarse estabilozada en una altura homogenea, casi horozontal, excepto en la pared de la izquoerda, en
- 240
[page-n-241]
15
LA COVA DEL CAV"U.
la que se eleva bruscamente, qutzá al amparo de una masa de conglome·
rados y una dtaclasa de eje Norte-Sur
Conforme se asciende, la c.werna, pierde anchura y altura y el corte
1ransversal va adqUinendo la forma arqueada clásica de la erosión En lit
•
13~1 4 . . l
35'to "'
1'1g 1!.-llulJimienc" c•tnatignlfiro del
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Cll~c•
hldri(ll.
inl~nur d< la
10 m
'"'"'tdad La zooa sincliMI
1 5m
1
corr<,t>ondc
boveda aparecen pequeñas formas eroscvas, como tntc•adoras de un lenar
Invertido y poco desarrollado.
El ftnal de la cavidad se halla en un.J pequeña gatera, cegada por los
>edimentos arcillosos y detríticos
A la tz:qu•erda de esta gatera, ex•ste una pequeña camareta, de unos
dos metros y medio escasos de altura, y un poco más de dos de anchura
y uno y medco de longttud Está excavada en un terreno muy arctlloso,
mezclado con abundantes materiales elásticos y detríticos, sin formar
aparentemente conglomerado, y su origen lo establecemos en la fácil dts ·
gregación de sus materiales, por los pequeños aportes hídricos, apoyados
en desplomes de la bóveda
En general, los recubrimientos estalactlticos, mantos, coladas, etcé
tera, son escasísimos, y suelen mostrarse con bastante pobreza Tan sólo
en el úl timo sector de la caverna, en la pared derecha, existe una pequeña
porción de cavidad en que los procesos reconstructivos litoquimicos han
alcanzado un desarrollo algo más Importante
VIl
GENESIS Y EVOLUCION MORFOLOGICA
La «Cova del Cavalb presenta una morfología tan dispar y alteradd,
que su genética y su proceso evolut•vo son bastante complicados
-
241
[page-n-242]
6
DONAT ZOPO GASeO MARTINEZ
Aso, pues, observamos fundamentalmente en la mosma dos procesos
opuestos El primero, el del sector de entrada, que se prolonga hasta la
cubeta hídrica, con formas arqueadas y hpicas de la erosión, consto tuye
el tipo clásico de la cavodad sumidero, en cambio, el sector opuesto, es
decir, su prolongación hasta el final, ogualmente con formas arqueadas,
erosivas y sedimentación autóctona, responde al tipo de cavidad surgente.
Modificando las estructuras natas de la cueva los fenómenos de diaclasación, rellenos de materiales elásticos y arcillosos, alteran esta forma arqueada de la cavodad, cortan verticalmente los estratos, favoreciendo los
procesos clastificantes y elevan, en sus zonas, las bóvedas a una altura
superior a la medoa, especialmente en el sector izquoerdo
Sobre las formas erosivas pnmitovas, una vez onteresados los planos de
estratificación, debido a la desigualdad de los buzamientos en distintos
sectores de la cueva y a la doaclasacoón, se forman tres topos distintos de
bóveda·
a) Buzamiento poco acusado Bóveda losa, aunque escalonada
b) Buzamiento acusado. Bóveda losa, que en su prolongacoón se confunde con 1a pared.
cj Buzamiento horizontal Bóveda lisa, horizontal
Otro proceso modificativo de la estructura primitiva de la caverna, es
el elástico sufrido por la misma en la zona de entrada y que ha dado lugar
al paso dificultoso y molesto existente hoy entre la sala de entrada y fa
antecámara A nuestro ¡uicio, anteriormente ambas formaban una mosma
unidad
Igualmente, podemos consoderar la sala existente al fondo de la cavidad, formada por materiales arcillosos, elásticos y detritocos, cuyo ongen
consideramos cronológicamente muy posterior a la génesis del resto de la
cueva.
VIII
DATACION DE LA CAVIDAD
Al intentar establecer la datacoón de la cavodad, basándonos en la histona geológica local, hemos hallado tal cúmulo de dificultades que nos
hemos visto obligados a revisar en parte la misma, al objeto de poder resolver claramente sus diversos planteamientos.
El anticlonal Pedralva Casinos, del cual los cerros del Monte Buitreras
constituyen su terminación periclinal, constituye una unidad tectónica au-24 2 -
[page-n-243]
LA COVA DEL CAVALL
11
tóctona de directriz Ibérica, generada dur.mte la fase sávoca y que 0.1rder
Perocás sitüa entre el Ologoceno Superior y el Aquitaniense ( 15)
Durante el Mioceno Superior tiene lugar una transgresión orogon.ma de
un régimen lacustre que produce las arcollas sabulosas y las calozas pontienses. que se extoenden por una gran área e invaden el anticlonal Pedralva-Casonos, por lo que debía de constoluor su eje axial
Asi pues, nos hallamo; con que esta orrupción miocénoca es posterior
a la gigantesca denudación del anticlinal Pedralva-Casonos
Ahora bien, las formaciones cársticas estudiadas, nos onducen il creer
que la cuenca hidroca mínima para formarlas debió de ser algo superior a
la actual, es decir, éstas debieron originarse después de la tr.msgresi6n
miocénica y antes de su denudación Dupuy señala que la accoón d1apirica
del Keuper perforó la termonación oroental del anticlonal Pedralva-Casonos,
al Sur de los Cerros de Buitreras, posteroormente a la formacoón del ploegue
y antes del Mioceno Superior 116)
A nuestro entender, y basándonos en determinados aspectos de lo~ génesis de la cavidad, creemos que su origen fue posterior a esta o
rrupcoón
diapirica.
O sea, que cons•deramos a la «Cova del Cavall», de Llfi.J como de origen cuaternaroo, posteroor a las irrupciones triásicas que siguieron a las fa ·
ses sávica y miocénoca
Probablemente, después de la fase sávoca orogonaroa del ant1clonal, deboó de producorse el hundimoento del extremo sudoroental, del m1smo, que
dando solamente oJigunos retazos aislados e inconexos, flanqueados por fa·
Itas y converlldos en verdaderos horst teCtónicos
Solamente de esta forma, una fuerte erosoón, en este caso premoocénica, podria borrar tan íntegramente las calizas aptenses, dejando en cambio
mogotes aislados y cercados de fallas, tales como Montoel, Buotreras y
«Cova Foradá», etc
A este respecto, podria existor alguna conexión tectónoca entre el draporismo del anticllnal de Bugarra, presávico y de eje Norte-Sur, y el hundimiento parcoal del de Pedralva-Casinos
(151 B. DARDER PERICA$
Esoudoo vcolóc;¡ICO del Sur d~ la ptt'V " " " ' d
y Nero de lo de Ahoomc" Boleoin &.1 lnsllturo Gtolóc;¡•co v M.nero &. Esporio, LVII 2
Mocfr;d, 1945, pcjg. 686
1 6)
DUPUY DE LOME
v
SANCHEZ LOZANO: Qp '" , pág. 65
-
243
[page-n-244]
18
DONA T ZOPO • GASeO MARTINEZ
IX
TIPOS CERAMICOS
Los matenales ceramicos obtenodos en nuestra~ búsquedas supertocoales y catas, fueron bastante numerosos, aunque tan fragmentados que difícilmente puede lograrse a través de ellos una idea del tipo de vasijas a
que pertenecían
No obstante, tras un detenido examen de su pasta, consoderado su
mayor o menor espesor, la proporción y fonura de sus desgrasanh!s, el estado y perfección de su cocción, su pulimentado o espiltulado, los dibujos
incisos hallados en algunos fragmentos, e oncluso la posibilidad de la utilización del tomo, más o menos pnmotovo en algunos de ellos, nos mueve
a establecer, entre ellos, una sene de topos representativos de diversas
épocas culturales de nuestra prehistoria
El primer grupo, compuesto por escasos fragmentos, está Integrado
por pastas de gran gro;or e ínfima caltdad, de burda confección, desgrasante abundante, grueso y mal óisemonado, y carentes de toda pátona o
pulimento
Entre éstos, destaca un fondo de vasija, de unos 96 centímetros cuadrados de superficie, que presenta en su cara o
nterna unas hue llas digitales, oncosas, que en número de diez, se hallan diseminadas por toda la superficie, existiendo en uno de sus extremos una sene de cuatro que debe
corresponder a la mano completa, exceptuando el dedo pulgar de la misma
El segundo grupo está ontegrado por el mayor número de poezas ha·
liado La factura de las mosmas es odéntica a la de otros yacimientos valenctanos del Bronce La coloraetón es rojiza, parda o negra, y la pasta,
cortada al través, muestra, en algunas, coloraciones variadas por efectos
de cocción. Es corriente la presentación de una banda central de color,
envuelta en otras dos de color más claro. El desgrasante es también abundante, aunque más fina y sabiamente distribuido que en el grupo anterior.
Algunas de estas piezas, carecen de toda pátona o pulimento, aunque
su superfocoe no adquiere la tosquedad de las anteriores; en cambio, en
otras ap;¡recen algunas superficies suaves al tacto y unas cuantas muestran
un hábíl espatulado
Entre las formas halladas, hay bordes o aristas de vasijas, alguna~ con
pequeños pezoncftos, aislados o en parejas, asas perforodas o simple,.nen·
te en forma de mogotes
Todo este conjunto cerámico anteroor podrla catalogarse dentro del
Bronce levantino.
-
244 -
[page-n-245]
LA COVA DEL CAVALL
19
Un nuevo grupo podría establecerse formando un puente o transición
entre las culturas del Bronce y Hierro; sus fragmentos constitutivos muestran un barro más seleccionado, mejor cocido y prácticamente sin desgrasante.
El g rupo representativo del H1erro está integrado por pastas gruesas,
refinadas, negras y habdmente espatuladas, con formas curvas muy pronunciadas y una buena cocción, y en las que en algunas parece haber sido
utilizado el tomo. Cas1 todas ellas parecen pertenecer a vasi¡as de gran
tamaño.
Finalmente, existe otro más pequeño, correspondiente a la cultura del
Hallstarl. Está formado por algunos efemplares correspondientes a vasos
de pequeño desarrollo, de barro fino, bien tamizado y cocido, espatulados
y decorados lndsamente, con dibujos que afectan formas paralelepipédicas y triangulares, rellenas por lineas igualmente incisas, y contenidos por
bandas horizonta les. Estos dibuJos se producen tanto al exterior como en
el interior de los vasos (fig. 9)
X
DATACION ARQUEOLOGICA
En la «Cova del Cavali>>, de Liria, los fragmentos cerámicos hallados
son, principa lmente, determinativos de las culturas del Bronce y Hierro.
Aparecen en una mescolanza grande, incluyendo en ella los escasos recogidos de tipo hallstáttico. Es decir, que suponen un momento cultural
de tráns1t0, aj cual viene a unirse la ausencia de cerámicas ibéricas en la
cavidad, que en tan gran canttdad se prodigan, en cambio por todo el Cerro de San Miguel
El hallazgo de materiales halls tátticos, o sunplemente de sus influenc ias culturales, no es nuevo en la provincia de Valencia Fletcher ya señalaba, en 1954, la ex1
stencía de estas manifestaciones en diversos puntos.
Fuenterrobles, Requena, necrópolis de Oliva, «Bastida de les Alcuses» de
Mogente, «Covalta» de Albaida y más concretamente en Uria, en el Cerro de San Miguel, en el que menciona los enterramientos del Collado de
la «Cava del Cavall» y del «Puntalet» En el primero de estos dos últimos,
una moneda ampuritana, de hada el 300 antes de J. C., nos puede servir
de gufa cronológica ( 17)
(lll O FLETCHER VALL5· "Lo E lnrornocionol de Crer>e;im Prcho$1clr.cos y Prorohistclrlcos Madrid, 1954, póg. 9.
245
[page-n-246]
~
¡;
ll
[page-n-247]
LA COVA DEL CAVALL
21
Un detenido est~1dio de los fragmentos hallstátticos hallados en la <
y forma de aparecer éstos, etc:., nos muestra una 1dent1dad total con los
obtenidos en la excavación del Cerro de la Cruz, de Cortes de Navarra, en
el poblado Pll (18). o sea, en dicho yacimiento, en un momento cultural
del Halltan B europeo, que Maluquer de Motes sitúa, cronológicamente,
entre el 725 y el 550 ( 19), edad en que el Hallstatt catalán ab;Jrcaria las
fases locales 1 y 11, es decir, el periodo de las invasiones rHnicas procedentes del Rhin y Ródano, y de las ltalo-su1zas (20).
Igualmente, hallamos c1erta Similitud ornamental con algunos morovos
de los vasos sepulcrales de la necrópolis de Agullana 1 (Gerona), con una
dataCIÓn entre el 750 y 650 (2 11
La primera penetración céltica en España debió tener Jugar a través
del Pirineo Or1ental, extendióse postenormente por las zonas costeras y
llanos del inter~or -etapa 1 del Hallstatt catalán-, por el Sur rebasó con
toda probab1lldad el Ebro -11 etapa del Hallstatt catalán- ya entre el
650 a 500, que se caraaeriza por la introducdón del Hierro, y en la que
alcanzarla la prov1ncia de Castell6n, poblado de «El Castelleh1 (22)
Ya en la provincia de Valenc1a, nos hallamos con dos fechas claras y
correspond1ente al 111 período del Hallstatt catalán, comprendido entre
el 500 y el 300. Tales son las necrópolis de Ol1va (23), situada entre el
siglo IV al 111 y el enterramiento del Collado de la «Cova del Cavall-o, de
Lina, del siglo 111 aproximadamente (24)
Es dec
europeo, su presencia en los yac1mientos valencianos correspondt' ya al
(181 J MALUQUER DE MOTES· El yocomoonto hollstotllco de Cort<" d
Princope de Voano. Pornplono, •954. póg 80.
1191 MALUQUER DE MOTES: ()p. c1t póg. 180.
1201 J. MALUQUER DE MOTES: "Las culll.IIO> hollllótlicos en Cotoluila" Ampur1os,
VIl VIII Borcelono, 19~5-46, póg_ 182.
121) P. DE PA~OL: "Avonco d" los flollozgD!o do lo necrópoli• d~ A9u!lono IGcronol"
Ampunas, VI Borcel(>r>O, 1944, pog
P. DE PALOL y J. TOMAS "lnventaroo do los kpulcros de lo necrapolls dr Con Bech
de Boix CAgu11ono) oporecidos duronte ~~ t!'xcovoc1ones de 1943" A.mpudO colono, 1944, pog. 121.
(221 F ESTEVE GALVEZ "Un poblodo d• lo Promero Edad del Hoerro on lo PI.,.,.,
de Cost.-llbn", AmpunCJ>, VI 8c>rct'lono, 1944 póg 141 ,
1231 J COLOMINAS ROCA. "Lo necrópoll\ •~•ca dO! ()¡,...., (provoncoo de Volencoo)", Ampuroas, VI Borcelono 1944, póg 155
1241 FLETCHER VALL5 Op. coL, i>Og 9.
-
247
[page-n-248]
u
DONAT ZOPO- GASCO MARTINEZ
segundo periodo, evolucionado localmente en e l Norte y de influencia
tbérica en Levante.
Los materiales cerámtcos de la «Cava del Cavall», en su dualidad c:ul
tural Bronce-H•erro, con su absoluta carencia de materiales ibéricos, •ndica, a nuestro parecer, una e tapa inicia l del Hierro, y la presencia de los
tipos hallstátticos, escasos en número, como una aportación cultural deb tda a la presencia de elementos étnicos, aserción que, desde luego, verificamos apoyados en los enterramientos en urnas del Collado de la «Cova
del Cavall». Con toda seguridad, esta aportación cultura l y étnica debtó
de ser muy pobre y rápidamente absorbida por los e lementos locales, especialmente por el gigantesco empuje de la cultura 1bérica, aunque a lgún
detalle típico de la misma surja en medio del barroquismo de la pintura
de la cerámica 1bérica, como en el vaso de la ((Escena de enlazan> (25). y
e1 vaso del «Combate de barcas» (261, como hace notar Maluquer de
Motes (27)
Garcia Bellido considera que estas ornamentaciones puedan suponer
en cambio (vaso ~e 1 «Combate de barcas»), representaciones de cabañas
palafítlcas (28), idea que podría estar de acuerdo con la ya expresada por
don Isidro Ballester sobre la posible existencia de un palafito en la actual
laguna de San Vicente.
Nos hallamos ante una primera Edad del Hierro, pobre en metales,
conforme corresponde a pueblos 2grkolas, y con cnfluenc1as hallstátticas
puras, aunque de tardfa arribada. En una cultura preibérica, que situamos
con alguna antenoddad a los hallazgos del Collado de la «Cova del Cavall».
aproximadamente entre los slglos V y IV antes de J C.
XI
TOPON IM IA Y LEYENDA
La <
al parecer, en una leyenda (29). La tradición cuenta que el citado nom-
bre de < es motivado por la presencia en su in terior de
!251 1 BALLESTER TORMO; "Lo labor del S. l. P. v ,u Musoo en lo:; ori6s 1935 a
·939'' Voloneto, 1942, 16m. VII I
(261 L BALLESTER TORMO: "la labor del S. 1 P v año 1934"
Vo'enoa. 1935, Iom. V.
(2'1 1 MAlUQUER DE MOTES: Op. eH., e>óg. 159
(28) A. GARCIA BELLIDO; ''E
19·15, log. 6, póg. 169,
(291 J. DONAT ZOPOc "Lo Cova del Covall de liria y sus IO!ycndos'' "Jomodw"
Valonclo, 21 septiembre de 1960
-248-
[page-n-249]
LA COVA DEL CAVALL
23
una figura de caballo salvaje labrado en piedra, desconociéndose el detalle
de si dicha figura se hallaba trabajada sobre la roca de las paredes de la
cavidad (posible revestimiento calcáreo), o boen si, por el contrario, era
una iigura totalmente ajena a la caverna y que allí se hallaba alojada
Como es corroente en estos casos, las búsquedas del mismo no han
tenido nunca fruto No obstante, sin querer entrar en discusoón sobre la
veracodad o exactotud de la leyenda, o somplemente sobre la aplicaCión del
toponímico actual de «Cova del Cavall•, cabría preguntarse si ambos no
habrán sufrido un trasplante de lugar, es decir, que siendo ambos originarios de otra cueva, no hayan sido erróneamente apl icados a és ta
A este respecto es interesante recordar que, contigua a Liria, en la
vecina población de Olocau, existe otra cavodad que tamboén recibe el
nombre de «Cova del Cavall», y por unos motivos idéntocos a ésta
En las Décadas de Escolano (30), hablando del pueblo de Olocau, lee·
mos
«Muy cerca dél hay una cueva que llaman de Alimaymon, en cuya en·
trada, hasta el tiempo de nuestro valenciano papa Calixto 111, se encontraba con un caballo de piedra, sin tenerse sabo
duria ninguna de quién le pu·
so, ni por qué A esta cueva en aquel slgio se venían en romeria de todas
las naciones y creencias, asi cristianos como moros, a visitarla para cobrar
salud, y las cosas que se perdían, y se postraban de rodillas hacia el caballo. Comenzaron a recelar los regidores de Valencoa de que aquel no fuese
el de T roya y alguna reliquia de cierta gentilidad, ocasionada de alguna
superstición para ruina de las almas, so capa de religión; y mas de que
vieron que los moros enemigos de nuestra santa fé, igualmente eran de
los devotos, y por estar convencida de vehementi la superstoción, dieron
cuenta de lla a l santo padre; el cual como próvido pastor, con Bula dada
en Ro01a e l año primero de su pontificado, les envió a mandar, que despedazado el caballo, cerrasen de cal y canto la boca de la cueva, por qui tar
de todo género de estropiezo»
En la actualidad, dicha cueva se halla nuevamente aboerta y bronda
con su leyenda histórica, sus profundas simas interiores (31 ), y restos ce·
rámicos, ancho campo al interés de los espeleólogos.
Por todo ello, no sería extraño que indebidamente y por falta del justo
(301 G. ESCOLANO "De<:odos d~ lo hlsooroo de lo ·~·g..c v coronado coudod y reono
de Volenci
1311 J A CAPARROS : "Orro trounfo poro lo •-leologio valencoono", "Le.ante''.
Vole<>e:io, 21 de moyo de 1959.
J. A. CAPARROS: ~Lo Oaputocrón y su obro culturo! deportrvo·•. "Levente". Vo1encoo, 29 de novoembte de 1959
- 249
Jl
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DONAT ZOPO - GASCO MART INEZ
conocimiento de los hechos y del emplazamien to geográfico, se d iese en
denominar igualmente a esta cueva de Liria, verificándose a l mismo tiempo un trasplante de su nomenclatura y leyenda.
Otra leyenda más curiosa existe todavía en tomo a la «Cova del Caval!», cuyo contenido altamente origina l podría pasar a incrementar el
acervo legendario de las cavidades valencianas. Es la que cuenta cómo en
su interior existe un ocul to tesoro enterrado entre sus piedras, y cuyo escondite o lugar de enterramiento es tota lmente ignorado y que sólo puede
ser delatado por la intromisión de un rayo de sol en e l interior de la caverna, el cua l sólo puede fi ltrarse en determinado dia y hora del año. La
falta tota l de referencias sobre el momento oportuno, ha hecho que ei
tesoro continúe todavía oculto en el interior de la cueva, bajo el amontonamien to de sus piedras, y e11 espera del afortunado ser humano que
sepa descubrirlo (32).
X II
RESTOS OSEOS
Los hallados en nuestra p rospección no han stdo muy numerosos y
todos ellos pertenecen al horizonte estratigráfico correspondiente a la dualidad cultural Bronce-Hierro, si bien, como anteriormente ya comentamos,
en realidad no existe una separación estratigráfica definida entre ambas
en esta cavidad, ya que, con toda seguridad , se hallan incisas una etapa
en la otra.
Estos huesos no han sufrido manipulación industrial alguna por parte
del hombre primitivo, por lo que los consideramos, los pertenecientes a
animales, como restos óseos procedentes de su alimentación y entre los
cuales hemos identiilcado las siguientes especies: Sus scropha, capra hircus, ovies aries y equus caballus.
Las especies capra, ovies y equus, son muy comunes en casi todos
los yacimientos y cavernas valencianos y se han prolongado hasta nuestros días. Los restos principa les hal lados de los mismos son mandíbulas
y dientes.
El Sus sc:ropha o jaball, no es tan corrien te hallarlo, quizá debido a
su mayor d ificul tad de caza, aunque lo más probable es que sea debido
a un defectuoso estudio de la fauna subfósil de los yacimientos. A este
respecto cabe ind icar q¡;e han sido señalados restos del mismo en las
(321
OONAT ZOPO· Op. cit .
n~to
29.
250-
[page-n-251]
LA COVA Da CAVALL
l5
dos grutas valencianas que mejor han sido estudiadas bajo este punto de
vista, tales son la «Cova del Parpalló» y la «Cova Negra¡¡ de Játiva (33)
En la primera se han hallado incluso dos representaciones de este animal
en una de las artísticas plaquitas en que tan pródiga se mostró la ca·
verna (34)
Se han hallado también algunos restos humanos, consistentes en al gunos fragmentos de bóveda craneana y numerosos dientes.
XIII
BIOLOGIA
Entre la abundante fauna cavernlcola que parece habitar esta cueva,
ha sido determinada la presencia del coleóptero Pristonychus terricola
(Hbst.), subespecie Torres-Salai (Coiff.), escondido entre los materiales
elásticos y arcillosos de la gran sala interior, en zonas de cierta suciedad.
También han sido hallados algunos ejemplares del ortóptero Dolicho·
poda, vulgarmente denominado el saltamontes de las cavernas, especie,
al parecer, muy frecuente y abundante en las cuevas va lencianas. Se han
localizado ejemplares del mismo en la «Cova de les Ratetes» (Corbera de
Alcira). Cueva del Candil (Tous), Cueva del Vizcaíno (Bugarra) y Cueva
Regalada (Aicira) .
Los Dolichopoda constotuyen una especoe troglófila, que se encuentra
entre las formaciones (35); sue len alcanzar cierta longitud y desarrollo
y se trasladan por el interior de la caverna por medio de grandes saltos;
son carnivoros y suelen habitar en zonas de penumbra y humedad.
Un ejemplar capturado en la Cueva de Vizcaíno, media unos tres cen·
tímetros de longitud. En cuanto a profundidad, en la «Cova del Cavall»
fueron hallados a unos 60 metros de la boca de la caverna y en la Cueva
del Candil se observó la presencia de un ejemplar de esta especie a unos
150 metros de la entrada,
133) V. SOS BAINAT· "Estud;os sobre los cuevas poleoHtlcos volendonos. Cavo del
Porpoll6. Avonc.e o uno closific:oclón de su fauna". Serie deo Trobojos V orlos del Servic:to
de fnvcsf,goctón Prehtsf6rico, 6. Volenclo, 1942.
J. ROYO GOMEZ : "Estudio sobre los cuevos paleolíticos volenclor\QS, Cavo Negro de
Beii.Ss. 11. Relodón detallado del moteriol fósil". Serie de Trobolos Varios del Se.nilclo
de lnvest
(34 J L. l>ERICOT GARCIA: "Lo cueva del Porpalló (Gondiol . Excavaciones del Servicio de Investigación Prehistórlca d~ lo Excmo. Diputación Prov.ndal dt- VaJ~!ncio" Madr;d, 19•12, póg. 130.
(351 E. BALCELLS: "El estud;o b;ologico de los cavidades suboerr6neos". Bilbao, 1959.
-251 -
[page-n-252]
26
DONAT ZOPO- GASCO MARTINEZ
Otra especie muy abundante es la de los isópodos tipo Armadi lllum,
familia de los triconiscidos (36) Los ejemplares capturados eran de un
blanco lechoso, tendente a incoloros y medían unos 4 milímetros de longitud. Suelen mostrarse en sitios húmedos, habiéndose capturado ejemplares idénticos en la Cueva de las Maravillas de Dos Aguas, y en la de
«les Dones», de Millares. En esta ú ltima, la colonia es abundantísima y
se encuentran en las zonas húmedas a lo largo de sus 500 metros de
recorrido.
XIV
RESUMEN
La «Cova del Cavall», sota en el térmono mun o pal de Liria (Valenco
da), se desarrolla en el Monte Buitreras, en terrenos calizos correspondientes al horizonte estratigrafico Aptense-Aibense. Este cerro en que se
desarrolla la caverna es la terminacíón pericllnal del anticllnal PedralvaCasinos, de directriz Ibérica y generado durante la fase sávica.
La cueva alcanza en su totalidad un desarrollo de unos ochenta metros de longitud y una anchura máxima aproximada de unos dieciséos.
A través de su recorrodo se observan formas erosivas y elásticas; escasas
de tipo litogénico. Esta cavidad ha tenido en su génesis el doble carácter
de surgente y de sumidero. Algunas formas particulares de su erosión y
genética se estudian con el apoyo de otras covachas del mismo cerro,
especialmente con la denomonada «Covacha de Jaume».
Por el estudio y análisis de la h istoria geológica local, se ha llegado a
la conclusión de que la «Cova del Cavall» es de orogen cuaternario, posterior a la irrupción troásica Local, que siguió a la fase postmlocénica
Los materiales cerámicos hallados en el interior de la cueva nos evidencian su habitabi lidad por un largo periodo, durante las culturas BronceHierro, preibérícas, y a las que ya alcanzó alguna manifestación hallstát ti·
ca. Su datación se estima entre los siglos V y IV antes de J. C.
Se estudia su toponimia y se la reladona con las leyendas locales,
manifestándose la posibolidad de su carácter intrusivo.
Por último, una revisión de los restos óseos, nos señala una fauna
común a casi todos los yacimientos y cuevas valencianas, así como la existencia de algunos restos humanos (37).
(36¡
(3/)
BALCELLS: ()p. ci r. noto 35.
O""'amos a¡;¡radec4r pt.blicomente la (Oiaboraco6n prestado por el malogrado
Doctor Francisco Beltl'ón Bigorra, Director del Mu~eo de Poleontologlo de Volendo. en lo
closifieoción do los materiales róstle!$ y estos lineos sirvan de modesto homenaje a su
memoria.
-
252 -
[page-n-253]
o
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1.-Vi•t11 panorámica desde la boca de la·"Cova del Covoll": cl ~ de lo izquierdo es
el de Monticl (Jkna¡u.>cil).
2.-Boa de entrada de la "Cova dc:J Cavall''.
3.-Sala de entrad• de la cuev• Obs6-vcsc el conglomerado de lo derech•
4.-Scetor pr~mero de lo c:ue•••. Formas poralchpéd¡cas.
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!'"
[page-n-254]
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DONAT .-co••:t del Cavall
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[page-n-255]
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JOSE DONAT ZOPO Y FERMIN CASCO MARTINEZ
(Grupo Espeleol6gico Vilanova y Piera)
La «Cova del Cavall» de Liria (Valencia)
S I TUACION
La ccCova del Cavall• ( 1), también denominada del ccCau-Ait» (2),
se halla situada en el Monte Buitreras, ogualmente conocido por el de
Cerro de San Moguel, debodo al Real Monasterio que sobre su cumbre se
asienta y que lleva el ci tado nombre de San Miguel, y pertenece al térmono
municipal de Loria
Abre su boca en una loma orientada ~te-Oeste, sobre el Cementerio
munocopal de la población y a las espaldas del mencionado Monasterio,
casi en la divisoroa de aguas y morando hacia el Sur, a escasos metros de
una cantera de calozas rosaceas de fácol localización.
Aproximadamente, su posoción geográfica es de 3• 5' 13' de longitud
Este y de 39- 37' 6" de latitud Norte.
La dostancoa a Liria en línea recta es de un kilómetro escaso y su
existencia y emplazamiento son muy populares y conocidos en la localodad (fogs 1 y 2)
111 J CONA 1 ZOPO "Caootooo d~ 'imo. y cavernas do ta provmC1a de Votern:•a"
Grupo E$poloal6g•co Vllano.a y P•ero. Volencio. 1960, póg. 49.
121 O URIEL PASCUAL· "Bosquejo históriCa d• la ciudad do Liria", Estimulo Lor~o, 19•11
-227
[page-n-228]
Fig. l.-Mapa do $i!Uoción de Lirin.
Fig. 2.-Mapll de •ímoci6n de In "Covo del Úl\'llil", do Lirio.
[page-n-229]
LA COVA DEL CAVALL
11
ESTRATIGRAFIA DE LA ZONA
El estudio estratigráfico de la comarca de Liria, en la zona del Monte
Buitreras, no nos ha resu ltado dificil. A una adecuada bibliog rafía, hemos
podido aunar unos tipos de sedimentación fácilmente reconocibles - l
como la extensión de la facies weáldica, que señalada al Sur del Monte
Buitreras, en el Mapa Geológico de 1/50.000, se prolonga hacia el Norte
por el lado Oeste de l mtsmo, e tgualmente por el Este, aunque stn alcanzar tanto desarrollo visible
Igualmente, rtos ha sido permitrdo ampliar la lista de fósi les existentes
en la zona, al deparamos la fortuna la observación de algunos ricOs niveles fosiliferos en nuestras prospecciones geoespeleológicas por el citado
monte.
A}
K EU PER
En el extremo más mendional de los cerros, existe un gran asomo
triásico que, sin duda alguna, atribuimos al piso superior, o Keuper
Una gran cantera de yesos, en la actualidad en explotación, nos ha
permlttdo estudiar con cierto detalle sus materiales y tectónica.
Gran parte de este afloramiento triásico se halla recubierto por los
derrubios pliocenos, que a lcanzan espesores de dos metros. El corte de la
cantera nos ha permitido ver, inmediatamente debajo de ellos, una capa
revuelta, probablemente de heterogénea estratigrafía y de espesor muy
irregular, e inmediatamente debajo de la misma, la zona de yesos cuyos
estratos nos muestran claramente la tectónica nzada y violentamente torturada del Keuper dlapirico, con abundantes roturas y discordancias en
sus mismos materiales.
El volumen mayor corresponde a los yesos compactos, grises o vetea dos de blanco y negro, y a la piedra denominada localmente «cubis¡¡, que
muestra cierta untuosidad al tacto y tizna débilmente de negro.
No obstante, se presentan otras variedades de yeso, como el traslucido y el blanco, bajo las formas compacta, abigarrada, fibrosa, etc., entre
los que se observan algunos cristales de cuarzo.
Son abundantes también las margas yesifer.os abigarradas, de tonali-
229
[page-n-230]
OONAT ZOPO· GASCO MARTINEZ
dades varoadas, tales como azuladas, grisáceas, oc~es, ro¡as o vooladas, y
las arcillas rojas, entre las que se encuentran gran cantidad de cristales
de cuarzo.
El buzamo
ento de estas formaciones, muy acusado, es hacia el Norte.
8)
FACIES WEALDICA
Se ex toende alrededor de los Cerros Buitreras, bajo de los aluvoones
pleistocénicos, cuyo espesor, irregular, ha sido calculado en las doversas
explotaciones visitadas del orden de los dos metros.
Hemos podido observar, al detalle, la forma de presentarse la mosma
en este lugar Los materiales que aparecen en la facoes weáldica son las
arenas caoliniferas, de coloración blanca o blanco-grisácea, que suelen ir
acompañadas de cantos rodados de cuarzo, de coloraciones variadas, y en
algunas ocasiones tan abundantes que hacen improductivas determinadas
explotaciones o galerías Intercaladas con estas arenas caoloníferas, suelen aparecer delgadas Intercalaciones margosas.
Sobre las arenas suelen yacer margas arcillosas, abigarradas, de vivas
tona 1
idades.
Los sedimentos weáldlcos situados al Sur de los Cerros de Buotreras,
comprimidos entre los yesos y las margas yesíferas del Keuper, y las calizas eocretáceas, cuerpo proncip<~l de los cerros, se hallan fuertemente
trastornados y forman ploegues y bolsas
En una explotación caolinífera, abandonada, situada al Este de los cerros, se observa cómo las arenas presentan un agudo buzamiento hacia
el Este, siguiendo la tectónica del Cerro de San Miguel.
Hasta la fecha, han resultado azoicas. En cuanto a su edad, Dupuy
de Lóme, en sus estudo sobre este topo de sedimentación en la provincia
os
de Valencia, ha llegado a la conclusión de que dicha facies no representa
un piso de edad concreta, sino que, más bien, es una facies peculiar de
sedimen tación que alcanza, según las comarcas, diversas a lturas estratigráficas, encontrándose la sedimentación weáldica va lenciana en tre el Ju rásico Superior y el Neocretáceo (3)
En este lugar, probablemen te, representa el poso más elevado del Ju·
rásico Superior y debe alcanzar hasta la base del Aptense (4)
t3J E DUPVY OE LOME y SANCHEZ LOZANO: ·•exploeoción do lo hojo num 695,
Lirio (Voloncio)" lnshouoo Gt'Oiógico y Monero de Elpaño. E«alo 1/50.000 Modrld. 1958,
póg1no 35.
141 DUPUY DE LOME y SANCHEZ LOZANO. ()p. coo.. póg 35.
-
230-
[page-n-231]
LA COVA DEL CAVALL
CJ
S
EOCRETACEO
Debido a que e l tránsito Aptense-Albense, por la carencia de fósi les
en esta comarca, es difici l de establecer, Dupuy de Lome, al estudiar su
estratigrafía, ha considerado en b loque el paquete calizo Aptense-AIbense (5)
En esta zona ex1
sten indicios de que el Aprense se inicia con la facies
weáldica anteriormente estudiada, con lo cua l podemos considerar, práctiCamente, e l Monte Buitreras como Eocretáceo, s i exceptuamos el afloramiento diapírico del Keuper, al Sur de las elevaciones.
Sobre el Wealdense descansa un paquete de calizas grises al extenor
y rosadas en fractura. Concordante con el mismo, yace, inmediatamente
sobre él, otro de margas amarillentas u ocráceas, algo arenosas y fáci l·
mente deleznables, que alcanzan un espesor de unos 12 metros, y que
representan unos n iveles ricamente fosilfferos, especialmente en su parte
central, en la que se presentan algunas intercalaciones calizas.
En este nivel superior, hemos ha llado:
Orbitolina lenticularis, Blum.
Orbitolina cóncava, Lamk.
Orbitolina plana, d'Arch.
Exogira boussingaulti, d'Orb.
Exogira latissima, Lamk~
Ostrea, sp.
Terebratula, sp.
Rhynchonella, sp.
Natlca, sp.
Cuspidaria, sp?
los cuales señalan indudablemente un nivel Aptense, el cua l se ve ampliamente confirmado por los fósiles recogidos en las canteras calizas de
la estación de f . c. de vapor de Liria, y que, revisados por Dupuy de Lome,
han resultado ser.
Toucasia, sp.
Ostrea, sp.
Sobre este nivel de margas ocráceas, se reproduce nuevamente el paquete calizo anterior y que, a la altura de la «Cova del Cavall», se puede
151 DUPUY DE LOME y SANCI'fEZ LOZANO: OP. e•• , pog, 38.
(6) DUPUY DE LOME y SANCHEZ LOZANO: Op. cu., póg>. 39 y 40.
-231 -
[page-n-232]
6
DONAT ZOPO . GASCO MARTINEZ
observar en una pequeña cantera situada junto a su boca de acceso y en
la que se encuentra un novel de calozas compactas, sacaroodeas y de aspec·
to rosado o crema, en fractura, y grises al exterior, y de gran consistencoa
Sobre el mismo, a la altura del techo de la boca de en trad~ de la
«Cova del Cavall>), existe otrJ hilada margosa y ocrácea, rnucho más débil
y en la que hemos recogido:
Exogira boussingaulti, d'Orb
Terebratula, sp.
Ostrea, sp.
Finalmente, sobre estas margas, descansa una nueva capa caloza, muy
dosgregada, y formando bloques, separados entre si por canales de medoo
metro aproxomado de anchura y rellenos de materoales clástoco; cementa·
dos, circunstancia que aprovechan las aguas, tanto superfocoales como
cárstocas, para realizar principalmente a sus expensas su labor eros•va (7) (fig 3),
Fi¡. 3.-E!squcm.'l tcctónko·<:nmoi¡dfico del .Monte Buirrera; 1) Cu•rcl'li3roo y plu.JC
rndados de la fucics wc41dica 4) Otlizn• dcl Aptcn$<-Aib<:nso:. S) Mnr11a. om!O
Estos hallazgos fosiliferos del Monte Buitreras coinciden con la fauna
Aptense señalada en el vecino cerro de Montiel, al Oeste de Benagua·
cí l (Lám 1). en el que Dupuy de Lóme señala la presencia de
N'ueifro o~ udto de lo estrottg¡ofio c-retoce:J lo hemos "'euficodo ~scuercnwnreo
esoolcTI monJanoso en que- s.e ~·ento lo UCovo del Covoll'' Hoc•o tol Sur, he'nos
obstt\oodo lo repehc•on olfernodo de t!'lfas hdada~ c-retó.c:eo.s y morgo10s; al Norte, junto
ol Reol Monasteno dé Son M•ouel y buzando hocio Lir1o, exisrcn unos gruesos y com•
pactos boru;os de calizos ~umomfntt- oremscOlOSo de color (l.tnQtill~nto y mos fóctfmenre
o·oslcmabla.
(71
~n ~~
232-
[page-n-233]
.A COVA DEL CAVALL
7
Orbotolina lenticularis, Blum
Natica gasullae, Coq
Orbitolina, sp.
Ostrea, sp. (8).
y, por t:rl timo, con los restos de
Exogira boussingaulti, d'Orb
señalados por el mismo, al Oes1e del paso a nrvel de la carretera de Villamarchante, en unos bancos de caliza margosa (9)
DI
M 1 O C EN O
Asrgnamos esta edad, aunque con las naturales reservas, a pequeños
dep6srtos arcillosos ocráceos o amarrllentos, localrzables en el area de los
Cerros de Buitreras y que revisten escasa extensrón y espesor
El
P L 1 OC E N O
En torno a los cerros, en la ras.:1 de la pem llanura de Lrrla, se exttende
el Plioceno Está constituido por arcillas sabulosas, arenas, cantos roda
dos, brechas, etc., procedentes de la derrubación de las zonas más ele
va das.
Por el Oeste, yacen sobre las calrzas ponlrenses y pueden corresponder tanto al Pltoceno como al Cualernaroo No obstante, hemos adoptado
para los mismos el primero, por hacer una clara distrncióo entre estos
terrenos y los cuaternaroos exostentes al Este de Lrna, de ongen doluvoal,
y cuyo espesor llega a alcanzar los 30 metros
111
TECTON I CA
La dasposicoon tectonaca del Monte Bua treras es bastante compleja,
debido, principalmente, a la gagantesc.a labor erosiva sufrida por la co
marca
Oupuy de Lóme califica el área cretácea Liria-Benaguacil, como la
terminación periclinal del eje anticlinal Pedralva-Casinos, de la cual el
¡81
191
OUPUY DE LOME v SANCHEZ LOZANO Op,
OUPUY DE LOME y SANCHEZ LOZANO ()p.
-
233
Cit., póo
cto
.,
~O
pQg. 40.
[page-n-234]
8
OONAT ZOPO
GASeO MARTINEZ
Aptense de l.Jroa correspondería al flanco septentroonal del pliegue y el de
Benaguaetl a la term1naci6n oriental (lO} (fig. 4.')
En cuanto a las manchas jurásicas que aparecen d1semonadas por la
~ona ltria Benaguacil, han de ser consideradas como parte del núcleo
de este anticlinal aptense, tal y conforme se le ve aflorar al Norte del
kilómetro 7 de la carretera de Liria a Pedralva, o s1mplemente en el kilómetro 9, que atraviesa otra mancha de cal1zas margosas, en contacto
anormal con el Wealdense
Fig. 4.-P.>qutma t
crct~ceo ,
Pc:drnh•n·CIIsono,. 2) Tcrmm;oco perión
clin•l del nnticliml, l'cdralva-Casinos.
A nuestro ¡u1C10, este croteno de Dupuy de lóme, el cual compartimos en su totalidad, es correcto, ya que de no considerarse en bloque el
cretáceo lrria-Benaguacll y como la anteriormente citada, terrrunaci6n
pencl1nal del antocl1n¡¡l Pedralva-Ca~inos, nos veríamos for~dos a plantear complicados y retorcidos problemas tectón1cos, como el de considerar dicha formación como un antocl1nal propio, de orientación rén1ca y de
tectónica anómala en la zona
t
01
OU?lJY OE LOME y Y.NCHEZ LOZANO Op_ cll
-
231 -
pog SI
[page-n-235]
9
Esta terminación peric:linal debió sufrir un¡¡ fuerte e tntenslva erosión
que hizo desaparecer, casi completamente, la totalidad de la misma
Brinkmann supone el Cretáceo de Liria hundido en el Keuper, antes
del Mioceno Supertor y recubierto, postertormente, por el Cuatema·
no (11) De ello, se deduce en'consecuencoa, que los Cerros de Buttreras
deben de considerarse como un horst cretácico.
La zona merodional del Monte Buitreras ha sido afectada por una irrup·
ción diapirica del Keuper, posterior al plegamiento del Cretáceo, y que
ha temdo como consecuencoa, la elevación dl'l mismo y la conslgu o
ente
creación de un buzamiento normal al de pericllnación A causa de este
empuje, de Sur a Norte, van aparecoendo, cada vez, noveles estratigraflcos
más elevados (fig 3)
Esta orrupcoón doapinca, no estuvo en realodad localizada exclusova·
mente en el Cerro Burtreras, sino que deboó tener una expansr6n mucho
mayor, srendo recubterta por el Mroceno Supertor, que normalmente no
se halla discordante En cambio, al Oeste de los Cerros, las calizas Pon·
tienses, depositadas dtrectamente sobre las margas yesiferas del Keuper,
han sido levantadas por la acción diapfrica del mismo ( 12) , lo que slgnl·
fica la exlstencln de dos empujes diapiricos distrntos cronológicamente
El Monte Buitreras, como parte integrante del anticlinal Pedralva·
Casinos, de rumbo hercinico, forma parte de la región geológrca central
de Valencia, es decir, de la Celtibértca, de directriz ibérica y caracteri·
zada por su tectónica de tipo germánico y su facies epicontinental
IV
HISTORIA GEOLOG ICA
Establecer la htstoria geológica de la comarca para extraer de ella los
datos útiles a nuestro trabajo, seria una labor excesiva e impropia de este
lugar, considerando, al mismo ttempo, que el Cerro Buitreras no es más
que una pequeña porctón de una umdad morfológ•ca mucho mayor, en
la actualidad separada de la misma por la erosión
Por ello, nos limitaremos a citar aquí, apoyándonos en los trabajos
de Dupuy de Lome ( 13) y de Rolando Brinkmann ( 14). los datos de mayor
1111
R BRir-.KMANN "Lao cade._ b>hcos y c•lt•berocos en el SE .
~
E"sPQno" Con·
w 1o Superior ée lnvesflgoc.ones Cie-ntíficos_ lmhturo lucas Mntlodo Modr•d 1948
C12)
1131
1141
DUPUY OE LOME y SANCHEZ LOZANO Op. cu., pág.
DUPUY DE LOME v SANCHEZ LOZANO· Op cit.
BRINKMANN Cp. c•t
~3
[page-n-236]
n
DONAl ZOPO- GASeO MAATlNEZ
1nterés, necesarios para una fácil comprensión de la m1sma y para Intentar establecer posteriormente la datación de la uCova del Cavall»
A la sedimentación Triásica, en la que aparecen sus tre~ horizontes,
s1gue la JurásiCa, en la que es probable existan algunas 1nterrupc1ones.
En el Malm Superior se produce seguramente una emersión que da lugar
a la facies wealdense del Jurás1co Superior. Emers1ón que tendrá seguramente un ongen epirogenético
Este Wealdense prosigue hasta alcanzar la base del Aptense, en el
que una transgresión da origen a sus calizas y margas eocretáceas, produciéndose una nueva emersión.
Entre el Oligoceno y el M1oceno, henen lugar las formaCIO<'Ies rén1cas
y hercinicas, siendo las últimas las más recientes y correspond1endo a la
fase sávica al prmc1pal ongen de las estructuras 1béricas
Durante el M1oceno Superior, se produce un régimen lacustre que
da origen a la sedimentación de las arcillas sabulosas y a las calizas pontienses,
Respecto a la tectón1ca d1apínca del Keuper, sabemos que hubo una
irrupción posterior a la fase sávlca y anterior al Mioceno Superior, y otra
más reciente, que ha producido el levantamiento de las cahzas pontienses
V
LAS COVACHAS DEL MONTE BUITRERAS
En nuestras prospecciones superficiales por los cerros de Bu1treras,
tuv1mos ocas1ón de estudiar en d1versas oquedades, la forma de erosión
predominante. De las v.:Jrlas covachas que visitamos, traemos dos a estudio, por considerar que los motivos genéticos de las mismas, elementales
y senclllos, los observaremos posteriormente en la «Cova del Cavall», si
bien en ésta <~parecen más confusos, por la intercalaciÓn de otros motivos y formas.
Ambas covachas, 1nnom1nadas debido a su escasa 1mportanc1a, fueron
bautizadas con los nombres de •Buitreras» y Jaume».
La primera de ellas, está s1tuada en la vertiente Este del Cerro en que
se asienta el Real Monasteno de San Miguel, unos c1entos de metros al
Sur del emplazam1ento de la ~
Está formada por unil pequeña galería de unos cmco metros de long1
tud, por medio de anchura, y de altura escasa e irregular, alcilnzando
-236 -
[page-n-237]
LA CQVA DEL CAVALL
11
en la mitad de su corto desarrollo longitudinal su máxima altura, que es
de dos metros.
lo primero que observamos en ella, fue el acusado contraste existente entre los materiales constitutivos de sus paredes l.:>terales, con la
del fondo y techo. las primeras están integradas por una masa caliza
compacta, mientras que las segundas están formadas por un conglomerado de cantos, cementados por unas margas arcil losas bastante de leznables.
Ftg . S.-Cone uaosvers:ü de la "Covacha del Monte Bwm:m' '
Examinado el terreno exterior, hallamos que su constitución es idéntica a la estudiada en el capitulo de estratigraf1a 1 es decir, que el terreno
callzo, fuertemente agrietado, ha sido rellenado posteriormente por estos
conglomerados brechoideos, y que las aguas, en su acción erosiva, al encontrar estos materiales más blandos y d isgregables, actúan preferentemente sobre ellos.
En el exrerior, se observa una acusada erosión cárstica, que llega a
formar pequeños sumideros, inclusive, o sea, que las aguas superficiales
penetran a través de estas formas de absorción, de pequeño desarrollo,
y disgregan y erosionan los conglomerados brechoideos, respetando en su
acción a las calizas debido a su mayor compacidad y dureza (f•g. S ' )
La segunda de las cavidades, la
en la ladera Sur del mismo cerro.
-
2S7
[page-n-238]
12
OONAT ZOPO · GASeO MARTINEZ
Está formada por una sola estancra de unos cuatro metros escasos de
longr tud, por unos dos y medio de anchura La altura de su boca de en 1rada es de unos setenta centímetros, que va dlsmrnuyendo gr¡¡dualmente
hacia el interior
Su corte transversal, nos muestra su forma arqueada tiprca de la genétrca erostva Tras un ligero estudto de la covacha, asignamos a lil mrsma
el carácter de surgente, formada por ant•guos aportes nidricos de procedencia u ofigen Inmediato y actuantes sobre planos de estratlf•cac•6n (Figura 6)
o
2
Fig. 6.-Co
J•"""'..·
VI
ESPELEOGRAF lA
La boca de la ~cCova del Cavalln, es baja y de formas arqueadas, con
unas proporctones aproximadas de un metro y treinta centímetros de anchura, en su parte practicable, y una altura de un metro; da acceso a una
pequeña salita o vestíbulo, de techos bajos y escaso desarrollo, pues apenas alcanza los ocho metros y med10 de longitud, por una anchura rnferior
e irregular (fig. 7) .
La bóveda de esta salita y su pared izquierda forman un arco, en cambio, la pared derecha destaca por su rectitud Hay algo de manto calcareo
recubrrendo las paredes, aunque de escaso potencial. En el techo, existe
una grieta que recorre longitudinalmente toda la sala de entrada y que se
halla rellena por un conglomerado calizo, de tipo brechoideo, análogo al
estudiado en la «Covacha Buitreras»
Al fmal de la salita, ésta gana altura hasta permitir mcorporarse a l
visitante, abierta en los conglomerados y en el fondo de la sala existe
-
238-
[page-n-239]
LA COVA DEL CAVALL
13
una pequeña chomenea que comunica al exteroor y por la que suelen pe·
nctrar las aguas superficoal es de escorrentia
El poso del vestibulo carece de In terés y presenta una mezcla de pe
queños bloques elásticos, arcollas y derrubios.
COt/4 IJ[f Cllt/4!!
~
Fag. 7.- Pl.mo ck la
"<'.o' a
ti/1/A -V/JUNCIA-
cid Ca,-aJJ". dt Lori3 (plant.1
Aproximadamente a la motad de la misma, junto a la pared derecho,
exoste una pequeña gatera o coladero, por el que se pasa a la sala interior
y que doscurre entre blo:¡ues chisticos. Sus proporciones son muy reduci
das y constituyen el unico lugar de la cueva de tránsoto un poco molesto
Pasado éste, nos hallamos en una especie de antecámara, preámbulo
de la gran sala interior Mide unos cinco o seis metros de longitud y su
piso muestra cierta pendiente hacia el interior No presenta nonguna for
ma tipica de la cárstíca, ya que en realidad, no es más que un hueco exís·
lente entre unos gr.:mdes bloques clastocos y la pared de la derecha.
Hacoa el final de esta antecámara, a la ozquoerda, hay un estrecho pa·
so, que si atravesamos, nos conduce a una pequeña estanciél o sala lateral
que, al ogual que la antecámara, posee un desarrollo y unas formas muy
orregulares, debido que no es más que otro espacio hueco entre grandes
bloques clástocos
Podemos salir de ella por un pequeño espacio que, a modo de pórtoco,
dejan debajo de ellos unos gruesos bloques pétreos, o bien sigUiendo un
pnsadozo que "' fondo de la estancia y casi en el techo, se abre y que con
duce a la gran !>ala onterior
Volvoendo a la antecámara y soguoendo la dorección de la mosma, entra·
239
[page-n-240]
·~
DONAT ZOPO GASCO MARTINEZ
remos en la vana~ veces cotada g ran sala interior Esta alcanza una longitud de unos 75 metros, y una anchura que, en algunos puntos, alc
A la derecha se observa un muro recto, idéntico al del vestíbulo,
moentras que, a 1.:~ izquierda, hay bloques elásticos de enorme desarrollo
en caóuca disposicoón Este muro se prolonga por su parte superior, hasta
constotuor el techo de este sector de la caverna
Rellenos análogos a los de la sala de entrad¡¡, aparecen en gran profusión y desorden en esta zona, y penetran hacia el o
nterior de la Colvodad,
alcanzando a veces gran extensión Se observa algún revestimoento cal~
cáreo, pero sm alcanzar ninguna •mportancoa
En la pared de la derecha, se pueden aprecoar los estratos y su buzamiento, que en este primer sector de la «Cova del Cavall», buzan aguda~
mente hacoa el interior Un poco más adelante, forman un sonclmal y to·
man carácter ascendente (fig 8). Ello da lugar a una especoe de cubeta,
en la cua l los depósotos arcillosos alcanzan mayor espesor Igualmente, los
bloques elásticos procedentes de la pared izquierda, avanzan en punta y
forman una cuña que, en este sector, llega hasta la mosma pared derecha
Los bloques suelen adoptar formas paralelepipédicas. si bien su deposición
en el suelo de la cavidad continúa siendo muy Irregu lar
lnmedoatamente después de formarse el pequeño sonclonal en los estratos de la pared derecha, se aprecoa en ésta una pequeña :.ona, de unos
tres metros de long otud, en que un revestomoento ca lcáreo, musotado y
originado en lo alto de la pared, nos Impide apreciarlos. Este revestimoen·
to, que cae en cortina, parece corresponder a una zona de mayor aporte
hidrico, probablemente a algún fenómeno de diaclasación oculto (fog 81
A partir de este revestimiento calcáreo, se aprecian en la bóveda los
fenómenos gravoclástocos y el corte transversal de la cavidad se altera, pasando a estar formado, en la techumbre, por una serie de superficies planas, escalonadas y ligeramente inclinadas hacoa el Nordeste, de acuerdo
con el buzamiento genera l del anticllnal
En este lugar, se halla localizada la cubeta la cual recobe sedimentación al6ctona por el Sur y autóctona por el Norte
Pasada la misma, se ínocia una suave pendiente, ahora es sentido m~
verso, es decir, ascendente Los bloques elásticos disminuyen considera~
blemente de volumen y aparecen semoenterrados en el suelo por las arcillas y detritus
Cambia nuevamente lol bóveda para mostrarse estabilozada en una altura homogenea, casi horozontal, excepto en la pared de la izquoerda, en
- 240
[page-n-241]
15
LA COVA DEL CAV"U.
la que se eleva bruscamente, qutzá al amparo de una masa de conglome·
rados y una dtaclasa de eje Norte-Sur
Conforme se asciende, la c.werna, pierde anchura y altura y el corte
1ransversal va adqUinendo la forma arqueada clásica de la erosión En lit
•
13~1 4 . . l
35'to "'
1'1g 1!.-llulJimienc" c•tnatignlfiro del
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Cll~c•
hldri(ll.
inl~nur d< la
10 m
'"'"'tdad La zooa sincliMI
1 5m
1
corr<,t>ondc
boveda aparecen pequeñas formas eroscvas, como tntc•adoras de un lenar
Invertido y poco desarrollado.
El ftnal de la cavidad se halla en un.J pequeña gatera, cegada por los
>edimentos arcillosos y detríticos
A la tz:qu•erda de esta gatera, ex•ste una pequeña camareta, de unos
dos metros y medio escasos de altura, y un poco más de dos de anchura
y uno y medco de longttud Está excavada en un terreno muy arctlloso,
mezclado con abundantes materiales elásticos y detríticos, sin formar
aparentemente conglomerado, y su origen lo establecemos en la fácil dts ·
gregación de sus materiales, por los pequeños aportes hídricos, apoyados
en desplomes de la bóveda
En general, los recubrimientos estalactlticos, mantos, coladas, etcé
tera, son escasísimos, y suelen mostrarse con bastante pobreza Tan sólo
en el úl timo sector de la caverna, en la pared derecha, existe una pequeña
porción de cavidad en que los procesos reconstructivos litoquimicos han
alcanzado un desarrollo algo más Importante
VIl
GENESIS Y EVOLUCION MORFOLOGICA
La «Cova del Cavalb presenta una morfología tan dispar y alteradd,
que su genética y su proceso evolut•vo son bastante complicados
-
241
[page-n-242]
6
DONAT ZOPO GASeO MARTINEZ
Aso, pues, observamos fundamentalmente en la mosma dos procesos
opuestos El primero, el del sector de entrada, que se prolonga hasta la
cubeta hídrica, con formas arqueadas y hpicas de la erosión, consto tuye
el tipo clásico de la cavodad sumidero, en cambio, el sector opuesto, es
decir, su prolongación hasta el final, ogualmente con formas arqueadas,
erosivas y sedimentación autóctona, responde al tipo de cavidad surgente.
Modificando las estructuras natas de la cueva los fenómenos de diaclasación, rellenos de materiales elásticos y arcillosos, alteran esta forma arqueada de la cavodad, cortan verticalmente los estratos, favoreciendo los
procesos clastificantes y elevan, en sus zonas, las bóvedas a una altura
superior a la medoa, especialmente en el sector izquoerdo
Sobre las formas erosivas pnmitovas, una vez onteresados los planos de
estratificación, debido a la desigualdad de los buzamientos en distintos
sectores de la cueva y a la doaclasacoón, se forman tres topos distintos de
bóveda·
a) Buzamiento poco acusado Bóveda losa, aunque escalonada
b) Buzamiento acusado. Bóveda losa, que en su prolongacoón se confunde con 1a pared.
cj Buzamiento horizontal Bóveda lisa, horizontal
Otro proceso modificativo de la estructura primitiva de la caverna, es
el elástico sufrido por la misma en la zona de entrada y que ha dado lugar
al paso dificultoso y molesto existente hoy entre la sala de entrada y fa
antecámara A nuestro ¡uicio, anteriormente ambas formaban una mosma
unidad
Igualmente, podemos consoderar la sala existente al fondo de la cavidad, formada por materiales arcillosos, elásticos y detritocos, cuyo ongen
consideramos cronológicamente muy posterior a la génesis del resto de la
cueva.
VIII
DATACION DE LA CAVIDAD
Al intentar establecer la datacoón de la cavodad, basándonos en la histona geológica local, hemos hallado tal cúmulo de dificultades que nos
hemos visto obligados a revisar en parte la misma, al objeto de poder resolver claramente sus diversos planteamientos.
El anticlonal Pedralva Casinos, del cual los cerros del Monte Buitreras
constituyen su terminación periclinal, constituye una unidad tectónica au-24 2 -
[page-n-243]
LA COVA DEL CAVALL
11
tóctona de directriz Ibérica, generada dur.mte la fase sávoca y que 0.1rder
Perocás sitüa entre el Ologoceno Superior y el Aquitaniense ( 15)
Durante el Mioceno Superior tiene lugar una transgresión orogon.ma de
un régimen lacustre que produce las arcollas sabulosas y las calozas pontienses. que se extoenden por una gran área e invaden el anticlonal Pedralva-Casonos, por lo que debía de constoluor su eje axial
Asi pues, nos hallamo; con que esta orrupción miocénoca es posterior
a la gigantesca denudación del anticlinal Pedralva-Casonos
Ahora bien, las formaciones cársticas estudiadas, nos onducen il creer
que la cuenca hidroca mínima para formarlas debió de ser algo superior a
la actual, es decir, éstas debieron originarse después de la tr.msgresi6n
miocénica y antes de su denudación Dupuy señala que la accoón d1apirica
del Keuper perforó la termonación oroental del anticlonal Pedralva-Casonos,
al Sur de los Cerros de Buitreras, posteroormente a la formacoón del ploegue
y antes del Mioceno Superior 116)
A nuestro entender, y basándonos en determinados aspectos de lo~ génesis de la cavidad, creemos que su origen fue posterior a esta o
rrupcoón
diapirica.
O sea, que cons•deramos a la «Cova del Cavall», de Llfi.J como de origen cuaternaroo, posteroor a las irrupciones triásicas que siguieron a las fa ·
ses sávica y miocénoca
Probablemente, después de la fase sávoca orogonaroa del ant1clonal, deboó de producorse el hundimoento del extremo sudoroental, del m1smo, que
dando solamente oJigunos retazos aislados e inconexos, flanqueados por fa·
Itas y converlldos en verdaderos horst teCtónicos
Solamente de esta forma, una fuerte erosoón, en este caso premoocénica, podria borrar tan íntegramente las calizas aptenses, dejando en cambio
mogotes aislados y cercados de fallas, tales como Montoel, Buotreras y
«Cova Foradá», etc
A este respecto, podria existor alguna conexión tectónoca entre el draporismo del anticllnal de Bugarra, presávico y de eje Norte-Sur, y el hundimiento parcoal del de Pedralva-Casinos
(151 B. DARDER PERICA$
Esoudoo vcolóc;¡ICO del Sur d~ la ptt'V " " " ' d
Mocfr;d, 1945, pcjg. 686
1 6)
DUPUY DE LOME
v
SANCHEZ LOZANO: Qp '" , pág. 65
-
243
[page-n-244]
18
DONA T ZOPO • GASeO MARTINEZ
IX
TIPOS CERAMICOS
Los matenales ceramicos obtenodos en nuestra~ búsquedas supertocoales y catas, fueron bastante numerosos, aunque tan fragmentados que difícilmente puede lograrse a través de ellos una idea del tipo de vasijas a
que pertenecían
No obstante, tras un detenido examen de su pasta, consoderado su
mayor o menor espesor, la proporción y fonura de sus desgrasanh!s, el estado y perfección de su cocción, su pulimentado o espiltulado, los dibujos
incisos hallados en algunos fragmentos, e oncluso la posibilidad de la utilización del tomo, más o menos pnmotovo en algunos de ellos, nos mueve
a establecer, entre ellos, una sene de topos representativos de diversas
épocas culturales de nuestra prehistoria
El primer grupo, compuesto por escasos fragmentos, está Integrado
por pastas de gran gro;or e ínfima caltdad, de burda confección, desgrasante abundante, grueso y mal óisemonado, y carentes de toda pátona o
pulimento
Entre éstos, destaca un fondo de vasija, de unos 96 centímetros cuadrados de superficie, que presenta en su cara o
nterna unas hue llas digitales, oncosas, que en número de diez, se hallan diseminadas por toda la superficie, existiendo en uno de sus extremos una sene de cuatro que debe
corresponder a la mano completa, exceptuando el dedo pulgar de la misma
El segundo grupo está ontegrado por el mayor número de poezas ha·
liado La factura de las mosmas es odéntica a la de otros yacimientos valenctanos del Bronce La coloraetón es rojiza, parda o negra, y la pasta,
cortada al través, muestra, en algunas, coloraciones variadas por efectos
de cocción. Es corriente la presentación de una banda central de color,
envuelta en otras dos de color más claro. El desgrasante es también abundante, aunque más fina y sabiamente distribuido que en el grupo anterior.
Algunas de estas piezas, carecen de toda pátona o pulimento, aunque
su superfocoe no adquiere la tosquedad de las anteriores; en cambio, en
otras ap;¡recen algunas superficies suaves al tacto y unas cuantas muestran
un hábíl espatulado
Entre las formas halladas, hay bordes o aristas de vasijas, alguna~ con
pequeños pezoncftos, aislados o en parejas, asas perforodas o simple,.nen·
te en forma de mogotes
Todo este conjunto cerámico anteroor podrla catalogarse dentro del
Bronce levantino.
-
244 -
[page-n-245]
LA COVA DEL CAVALL
19
Un nuevo grupo podría establecerse formando un puente o transición
entre las culturas del Bronce y Hierro; sus fragmentos constitutivos muestran un barro más seleccionado, mejor cocido y prácticamente sin desgrasante.
El g rupo representativo del H1erro está integrado por pastas gruesas,
refinadas, negras y habdmente espatuladas, con formas curvas muy pronunciadas y una buena cocción, y en las que en algunas parece haber sido
utilizado el tomo. Cas1 todas ellas parecen pertenecer a vasi¡as de gran
tamaño.
Finalmente, existe otro más pequeño, correspondiente a la cultura del
Hallstarl. Está formado por algunos efemplares correspondientes a vasos
de pequeño desarrollo, de barro fino, bien tamizado y cocido, espatulados
y decorados lndsamente, con dibujos que afectan formas paralelepipédicas y triangulares, rellenas por lineas igualmente incisas, y contenidos por
bandas horizonta les. Estos dibuJos se producen tanto al exterior como en
el interior de los vasos (fig. 9)
X
DATACION ARQUEOLOGICA
En la «Cova del Cavali>>, de Liria, los fragmentos cerámicos hallados
son, principa lmente, determinativos de las culturas del Bronce y Hierro.
Aparecen en una mescolanza grande, incluyendo en ella los escasos recogidos de tipo hallstáttico. Es decir, que suponen un momento cultural
de tráns1t0, aj cual viene a unirse la ausencia de cerámicas ibéricas en la
cavidad, que en tan gran canttdad se prodigan, en cambio por todo el Cerro de San Miguel
El hallazgo de materiales halls tátticos, o sunplemente de sus influenc ias culturales, no es nuevo en la provincia de Valencia Fletcher ya señalaba, en 1954, la ex1
stencía de estas manifestaciones en diversos puntos.
Fuenterrobles, Requena, necrópolis de Oliva, «Bastida de les Alcuses» de
Mogente, «Covalta» de Albaida y más concretamente en Uria, en el Cerro de San Miguel, en el que menciona los enterramientos del Collado de
la «Cava del Cavall» y del «Puntalet» En el primero de estos dos últimos,
una moneda ampuritana, de hada el 300 antes de J. C., nos puede servir
de gufa cronológica ( 17)
(lll O FLETCHER VALL5· "Lo E lnrornocionol de Crer>e;im Prcho$1clr.cos y Prorohistclrlcos Madrid, 1954, póg. 9.
245
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~
¡;
ll
[page-n-247]
LA COVA DEL CAVALL
21
Un detenido est~1dio de los fragmentos hallstátticos hallados en la <
obtenidos en la excavación del Cerro de la Cruz, de Cortes de Navarra, en
el poblado Pll (18). o sea, en dicho yacimiento, en un momento cultural
del Halltan B europeo, que Maluquer de Motes sitúa, cronológicamente,
entre el 725 y el 550 ( 19), edad en que el Hallstatt catalán ab;Jrcaria las
fases locales 1 y 11, es decir, el periodo de las invasiones rHnicas procedentes del Rhin y Ródano, y de las ltalo-su1zas (20).
Igualmente, hallamos c1erta Similitud ornamental con algunos morovos
de los vasos sepulcrales de la necrópolis de Agullana 1 (Gerona), con una
dataCIÓn entre el 750 y 650 (2 11
La primera penetración céltica en España debió tener Jugar a través
del Pirineo Or1ental, extendióse postenormente por las zonas costeras y
llanos del inter~or -etapa 1 del Hallstatt catalán-, por el Sur rebasó con
toda probab1lldad el Ebro -11 etapa del Hallstatt catalán- ya entre el
650 a 500, que se caraaeriza por la introducdón del Hierro, y en la que
alcanzarla la prov1ncia de Castell6n, poblado de «El Castelleh1 (22)
Ya en la provincia de Valenc1a, nos hallamos con dos fechas claras y
correspond1ente al 111 período del Hallstatt catalán, comprendido entre
el 500 y el 300. Tales son las necrópolis de Ol1va (23), situada entre el
siglo IV al 111 y el enterramiento del Collado de la «Cova del Cavall-o, de
Lina, del siglo 111 aproximadamente (24)
Es dec
(181 J MALUQUER DE MOTES· El yocomoonto hollstotllco de Cort<" d
1191 MALUQUER DE MOTES: ()p. c1t póg. 180.
1201 J. MALUQUER DE MOTES: "Las culll.IIO> hollllótlicos en Cotoluila" Ampur1os,
VIl VIII Borcelono, 19~5-46, póg_ 182.
121) P. DE PA~OL: "Avonco d" los flollozgD!o do lo necrópoli• d~ A9u!lono IGcronol"
Ampunas, VI Borcel(>r>O, 1944, pog
de Boix CAgu11ono) oporecidos duronte ~~ t!'xcovoc1ones de 1943" A.mpudO colono, 1944, pog. 121.
(221 F ESTEVE GALVEZ "Un poblodo d• lo Promero Edad del Hoerro on lo PI.,.,.,
de Cost.-llbn", AmpunCJ>, VI 8c>rct'lono, 1944 póg 141 ,
1231 J COLOMINAS ROCA. "Lo necrópoll\ •~•ca dO! ()¡,...., (provoncoo de Volencoo)", Ampuroas, VI Borcelono 1944, póg 155
1241 FLETCHER VALL5 Op. coL, i>Og 9.
-
247
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u
DONAT ZOPO- GASCO MARTINEZ
segundo periodo, evolucionado localmente en e l Norte y de influencia
tbérica en Levante.
Los materiales cerámtcos de la «Cava del Cavall», en su dualidad c:ul
tural Bronce-H•erro, con su absoluta carencia de materiales ibéricos, •ndica, a nuestro parecer, una e tapa inicia l del Hierro, y la presencia de los
tipos hallstátticos, escasos en número, como una aportación cultural deb tda a la presencia de elementos étnicos, aserción que, desde luego, verificamos apoyados en los enterramientos en urnas del Collado de la «Cova
del Cavall». Con toda seguridad, esta aportación cultura l y étnica debtó
de ser muy pobre y rápidamente absorbida por los e lementos locales, especialmente por el gigantesco empuje de la cultura 1bérica, aunque a lgún
detalle típico de la misma surja en medio del barroquismo de la pintura
de la cerámica 1bérica, como en el vaso de la ((Escena de enlazan> (25). y
e1 vaso del «Combate de barcas» (261, como hace notar Maluquer de
Motes (27)
Garcia Bellido considera que estas ornamentaciones puedan suponer
en cambio (vaso ~e 1 «Combate de barcas»), representaciones de cabañas
palafítlcas (28), idea que podría estar de acuerdo con la ya expresada por
don Isidro Ballester sobre la posible existencia de un palafito en la actual
laguna de San Vicente.
Nos hallamos ante una primera Edad del Hierro, pobre en metales,
conforme corresponde a pueblos 2grkolas, y con cnfluenc1as hallstátticas
puras, aunque de tardfa arribada. En una cultura preibérica, que situamos
con alguna antenoddad a los hallazgos del Collado de la «Cova del Cavall».
aproximadamente entre los slglos V y IV antes de J C.
XI
TOPON IM IA Y LEYENDA
La <
bre de <
!251 1 BALLESTER TORMO; "Lo labor del S. l. P. v ,u Musoo en lo:; ori6s 1935 a
·939'' Voloneto, 1942, 16m. VII I
(261 L BALLESTER TORMO: "la labor del S. 1 P v año 1934"
Vo'enoa. 1935, Iom. V.
(2'1 1 MAlUQUER DE MOTES: Op. eH., e>óg. 159
(28) A. GARCIA BELLIDO; ''E
(291 J. DONAT ZOPOc "Lo Cova del Covall de liria y sus IO!ycndos'' "Jomodw"
Valonclo, 21 septiembre de 1960
-248-
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LA COVA DEL CAVALL
23
una figura de caballo salvaje labrado en piedra, desconociéndose el detalle
de si dicha figura se hallaba trabajada sobre la roca de las paredes de la
cavidad (posible revestimiento calcáreo), o boen si, por el contrario, era
una iigura totalmente ajena a la caverna y que allí se hallaba alojada
Como es corroente en estos casos, las búsquedas del mismo no han
tenido nunca fruto No obstante, sin querer entrar en discusoón sobre la
veracodad o exactotud de la leyenda, o somplemente sobre la aplicaCión del
toponímico actual de «Cova del Cavall•, cabría preguntarse si ambos no
habrán sufrido un trasplante de lugar, es decir, que siendo ambos originarios de otra cueva, no hayan sido erróneamente apl icados a és ta
A este respecto es interesante recordar que, contigua a Liria, en la
vecina población de Olocau, existe otra cavodad que tamboén recibe el
nombre de «Cova del Cavall», y por unos motivos idéntocos a ésta
En las Décadas de Escolano (30), hablando del pueblo de Olocau, lee·
mos
«Muy cerca dél hay una cueva que llaman de Alimaymon, en cuya en·
trada, hasta el tiempo de nuestro valenciano papa Calixto 111, se encontraba con un caballo de piedra, sin tenerse sabo
duria ninguna de quién le pu·
so, ni por qué A esta cueva en aquel slgio se venían en romeria de todas
las naciones y creencias, asi cristianos como moros, a visitarla para cobrar
salud, y las cosas que se perdían, y se postraban de rodillas hacia el caballo. Comenzaron a recelar los regidores de Valencoa de que aquel no fuese
el de T roya y alguna reliquia de cierta gentilidad, ocasionada de alguna
superstición para ruina de las almas, so capa de religión; y mas de que
vieron que los moros enemigos de nuestra santa fé, igualmente eran de
los devotos, y por estar convencida de vehementi la superstoción, dieron
cuenta de lla a l santo padre; el cual como próvido pastor, con Bula dada
en Ro01a e l año primero de su pontificado, les envió a mandar, que despedazado el caballo, cerrasen de cal y canto la boca de la cueva, por qui tar
de todo género de estropiezo»
En la actualidad, dicha cueva se halla nuevamente aboerta y bronda
con su leyenda histórica, sus profundas simas interiores (31 ), y restos ce·
rámicos, ancho campo al interés de los espeleólogos.
Por todo ello, no sería extraño que indebidamente y por falta del justo
(301 G. ESCOLANO "De<:odos d~ lo hlsooroo de lo ·~·g..c v coronado coudod y reono
de Volenci
Vole<>e:io, 21 de moyo de 1959.
J. A. CAPARROS: ~Lo Oaputocrón y su obro culturo! deportrvo·•. "Levente". Vo1encoo, 29 de novoembte de 1959
- 249
Jl
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DONAT ZOPO - GASCO MART INEZ
conocimiento de los hechos y del emplazamien to geográfico, se d iese en
denominar igualmente a esta cueva de Liria, verificándose a l mismo tiempo un trasplante de su nomenclatura y leyenda.
Otra leyenda más curiosa existe todavía en tomo a la «Cova del Caval!», cuyo contenido altamente origina l podría pasar a incrementar el
acervo legendario de las cavidades valencianas. Es la que cuenta cómo en
su interior existe un ocul to tesoro enterrado entre sus piedras, y cuyo escondite o lugar de enterramiento es tota lmente ignorado y que sólo puede
ser delatado por la intromisión de un rayo de sol en e l interior de la caverna, el cua l sólo puede fi ltrarse en determinado dia y hora del año. La
falta tota l de referencias sobre el momento oportuno, ha hecho que ei
tesoro continúe todavía oculto en el interior de la cueva, bajo el amontonamien to de sus piedras, y e11 espera del afortunado ser humano que
sepa descubrirlo (32).
X II
RESTOS OSEOS
Los hallados en nuestra p rospección no han stdo muy numerosos y
todos ellos pertenecen al horizonte estratigráfico correspondiente a la dualidad cultural Bronce-Hierro, si bien, como anteriormente ya comentamos,
en realidad no existe una separación estratigráfica definida entre ambas
en esta cavidad, ya que, con toda seguridad , se hallan incisas una etapa
en la otra.
Estos huesos no han sufrido manipulación industrial alguna por parte
del hombre primitivo, por lo que los consideramos, los pertenecientes a
animales, como restos óseos procedentes de su alimentación y entre los
cuales hemos identiilcado las siguientes especies: Sus scropha, capra hircus, ovies aries y equus caballus.
Las especies capra, ovies y equus, son muy comunes en casi todos
los yacimientos y cavernas valencianos y se han prolongado hasta nuestros días. Los restos principa les hal lados de los mismos son mandíbulas
y dientes.
El Sus sc:ropha o jaball, no es tan corrien te hallarlo, quizá debido a
su mayor d ificul tad de caza, aunque lo más probable es que sea debido
a un defectuoso estudio de la fauna subfósil de los yacimientos. A este
respecto cabe ind icar q¡;e han sido señalados restos del mismo en las
(321
OONAT ZOPO· Op. cit .
n~to
29.
250-
[page-n-251]
LA COVA Da CAVALL
l5
dos grutas valencianas que mejor han sido estudiadas bajo este punto de
vista, tales son la «Cova del Parpalló» y la «Cova Negra¡¡ de Játiva (33)
En la primera se han hallado incluso dos representaciones de este animal
en una de las artísticas plaquitas en que tan pródiga se mostró la ca·
verna (34)
Se han hallado también algunos restos humanos, consistentes en al gunos fragmentos de bóveda craneana y numerosos dientes.
XIII
BIOLOGIA
Entre la abundante fauna cavernlcola que parece habitar esta cueva,
ha sido determinada la presencia del coleóptero Pristonychus terricola
(Hbst.), subespecie Torres-Salai (Coiff.), escondido entre los materiales
elásticos y arcillosos de la gran sala interior, en zonas de cierta suciedad.
También han sido hallados algunos ejemplares del ortóptero Dolicho·
poda, vulgarmente denominado el saltamontes de las cavernas, especie,
al parecer, muy frecuente y abundante en las cuevas va lencianas. Se han
localizado ejemplares del mismo en la «Cova de les Ratetes» (Corbera de
Alcira). Cueva del Candil (Tous), Cueva del Vizcaíno (Bugarra) y Cueva
Regalada (Aicira) .
Los Dolichopoda constotuyen una especoe troglófila, que se encuentra
entre las formaciones (35); sue len alcanzar cierta longitud y desarrollo
y se trasladan por el interior de la caverna por medio de grandes saltos;
son carnivoros y suelen habitar en zonas de penumbra y humedad.
Un ejemplar capturado en la Cueva de Vizcaíno, media unos tres cen·
tímetros de longitud. En cuanto a profundidad, en la «Cova del Cavall»
fueron hallados a unos 60 metros de la boca de la caverna y en la Cueva
del Candil se observó la presencia de un ejemplar de esta especie a unos
150 metros de la entrada,
133) V. SOS BAINAT· "Estud;os sobre los cuevas poleoHtlcos volendonos. Cavo del
Porpoll6. Avonc.e o uno closific:oclón de su fauna". Serie deo Trobojos V orlos del Servic:to
de fnvcsf,goctón Prehtsf6rico, 6. Volenclo, 1942.
J. ROYO GOMEZ : "Estudio sobre los cuevos paleolíticos volenclor\QS, Cavo Negro de
Beii.Ss. 11. Relodón detallado del moteriol fósil". Serie de Trobolos Varios del Se.nilclo
de lnvest
(351 E. BALCELLS: "El estud;o b;ologico de los cavidades suboerr6neos". Bilbao, 1959.
-251 -
[page-n-252]
26
DONAT ZOPO- GASCO MARTINEZ
Otra especie muy abundante es la de los isópodos tipo Armadi lllum,
familia de los triconiscidos (36) Los ejemplares capturados eran de un
blanco lechoso, tendente a incoloros y medían unos 4 milímetros de longitud. Suelen mostrarse en sitios húmedos, habiéndose capturado ejemplares idénticos en la Cueva de las Maravillas de Dos Aguas, y en la de
«les Dones», de Millares. En esta ú ltima, la colonia es abundantísima y
se encuentran en las zonas húmedas a lo largo de sus 500 metros de
recorrido.
XIV
RESUMEN
La «Cova del Cavall», sota en el térmono mun o pal de Liria (Valenco
da), se desarrolla en el Monte Buitreras, en terrenos calizos correspondientes al horizonte estratigrafico Aptense-Aibense. Este cerro en que se
desarrolla la caverna es la terminacíón pericllnal del anticllnal PedralvaCasinos, de directriz Ibérica y generado durante la fase sávica.
La cueva alcanza en su totalidad un desarrollo de unos ochenta metros de longitud y una anchura máxima aproximada de unos dieciséos.
A través de su recorrodo se observan formas erosivas y elásticas; escasas
de tipo litogénico. Esta cavidad ha tenido en su génesis el doble carácter
de surgente y de sumidero. Algunas formas particulares de su erosión y
genética se estudian con el apoyo de otras covachas del mismo cerro,
especialmente con la denomonada «Covacha de Jaume».
Por el estudio y análisis de la h istoria geológica local, se ha llegado a
la conclusión de que la «Cova del Cavall» es de orogen cuaternario, posterior a la irrupción troásica Local, que siguió a la fase postmlocénica
Los materiales cerámicos hallados en el interior de la cueva nos evidencian su habitabi lidad por un largo periodo, durante las culturas BronceHierro, preibérícas, y a las que ya alcanzó alguna manifestación hallstát ti·
ca. Su datación se estima entre los siglos V y IV antes de J. C.
Se estudia su toponimia y se la reladona con las leyendas locales,
manifestándose la posibolidad de su carácter intrusivo.
Por último, una revisión de los restos óseos, nos señala una fauna
común a casi todos los yacimientos y cuevas valencianas, así como la existencia de algunos restos humanos (37).
(36¡
(3/)
BALCELLS: ()p. ci r. noto 35.
O""'amos a¡;¡radec4r pt.blicomente la (Oiaboraco6n prestado por el malogrado
Doctor Francisco Beltl'ón Bigorra, Director del Mu~eo de Poleontologlo de Volendo. en lo
closifieoción do los materiales róstle!$ y estos lineos sirvan de modesto homenaje a su
memoria.
-
252 -
[page-n-253]
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1.-Vi•t11 panorámica desde la boca de la·"Cova del Covoll": cl ~ de lo izquierdo es
el de Monticl (Jkna¡u.>cil).
2.-Boa de entrada de la "Cova dc:J Cavall''.
3.-Sala de entrad• de la cuev• Obs6-vcsc el conglomerado de lo derech•
4.-Scetor pr~mero de lo c:ue•••. Formas poralchpéd¡cas.
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[page-n-254]
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DONAT .-co••:t del Cavall
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