Revisión tipológica de los sepulcros calcolíticos del cuadrante Sureste de la Península Ibérica. Las sepulturas construidas en mampostería con corredor, cámara circular y cubierta plana del Grupo Arqueológico de Los Millares
María Eugenia Calvín Velasco
Juan Antonio Cámara Serrano
Fernando Molina González
2022
Museu de Prehistòria de València
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Archivo de Prehistoria Levantina
Vol. XXXIV, Valencia, 2022, p. 83-108
Permanent IRI: http://mupreva.org/pub/1588
Creative Commons BY-NC-SA 3.0 ES
ISSN: 0210-3230 / eISSN: 1989-0508
María Eugenia CALVÍN VELASCO a, Juan Antonio CÁMARA SERRANO b
y Fernando MOLINA GONZÁLEZ b
Revisión tipológica de los sepulcros calcolíticos
del cuadrante Sureste de la Península Ibérica.
Las sepulturas construidas en mampostería
con corredor, cámara circular y cubierta plana
del Grupo Arqueológico de Los Millares
RESUMEN: Se presenta una revisión de la arquitectura funeraria del sureste de la Península Ibérica
durante el Calcolítico para el territorio de influencia del Grupo Arqueológico de Los Millares, así
como otros puntos de Almería. Se han analizado las características arquitectónicas de las sepulturas en
mampostería con corredor y cámara circular, con el objetivo de esclarecer el tipo de cubrición de estos
sepulcros, tradicionalmente denominados tholoi, en muchos casos de manera errónea. Se ha llevado a
cabo también una aproximación social y cronológica a través del estudio de sus ajuares y las dataciones
disponibles. Se han identificado 29 sepulturas que presentan una cubierta plana, con un estatus social
elevado y especial concentración en el Bajo Andarax. Su intervalo de uso se sitúa entre el último tercio
del IV milenio a.C. y mediados del III milenio a.C.
PALABRAS CLAVE: Los Millares, Calcolítico, arquitectura funeraria, estudio tipológico, sureste de
la Península Ibérica.
Typological review on Chalcolithic graves from Southeastern Iberia.
The masonry graves with corridor, circular chambers and flat roof
of Los Millares Archaeological Group
ABSTRACT: A review of Iberian Southeast Chalcolithic funerary architecture, for the territory of
influence of Los Millares Archaeological Group, in addition to other areas in Almería, is presented
here. Architectonic features of masonry graves with corridor and circular chamber have been analyzed,
in order to define the type of covering presented by these tombs, traditionally called tholoi, in many
cases erroneously. A social and chronological approach has also been carried out through the study of
their grave goods and the available dating. 29 graves have been identified as having a flat roof, with a
high social status and a special concentration in the Lower Andarax basin. Their period of use is mainly
placed between the last third of the IV millennium BC and the middle of the III millennium BC.
KEYWORDS: Los Millares, Chalcolithic, funerary architecture, typological study, southeastern Iberia.
a Programa de Doctorado en Historia y Artes, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Granada.
me.calvin.v@gmail.com
b Dpto. de Prehistoria y Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Granada.
jacamara@ugr.es | molinag@ugr.es
Recibido: 14/06/2021. Aceptado: 20/02/2022.
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M. E. Calvín Velasco, J. A. Cámara Serrano y F. Molina González
1. INTRODUCCIÓN
El Sureste de la Península Ibérica alberga una de las mayores concentraciones de monumentos funerarios,
correspondientes a fines del Neolítico y al desarrollo de la Edad del Cobre, de toda Europa. En la zona se
encuentran ampliamente representados diferentes tipos de tumbas, desde aquellas más sencillas sin corredor
de acceso y cámara circular simple a complejos sepulcros como los tholoi o las sepulturas con corredor de
acceso, cámara circular y cubierta plana.
Contamos con abundantes estudios sobre arquitectura funeraria calcolítica para el sur de la Península
Ibérica (Leisner y Leisner, 1943; García y Spanhi, 1959; Almagro y Arribas, 1963; Blance, 1971; Acosta
y Cruz-Auñón, 1981; Cruz-Auñón, 1983-84; Afonso et al., 2008; Lozano, 2011; Calvín, 2014 y 2019)
si bien la tradición investigadora no ha tenido tanto en cuenta la variedad tipológica, centrándose en
analizar otras pautas no menos interesantes en relación con los sepulcros megalíticos del Sureste como su
cronología (Balsera et al., 2015; Lozano, 2017; Lozano y Aranda, 2017; Aranda et al., 2017, 2018, 2020a
y 2020c; Molina et al., 2020a), las reutilizaciones (Lorrio, 2008; Aranda et al., 2020b) o el significado del
emplazamiento y distribución de los sepulcros (Maldonado et al., 1991-92; Cámara, 2001; Cámara et al.,
2014; Spanedda et al., 2014; Cabrero, 2018; Cabrero et al., 2020).
En lo que respecta a la tipología, contamos con una serie de trabajos que han estudiado en
profundidad la arquitectura megalítica estableciendo diferentes tipos en función de una serie de criterios
consideraros más relevantes por sus investigadores, mayormente la complejidad de la construcción,
la forma de las cámaras funerarias o la existencia de corredores. Destaca en primer lugar la obra
de referencia sobre el Megalitismo del sur de la Península Ibérica del matrimonio alemán G. y V.
Leisner (1943), recogiendo para el Sureste la información cedida por Luis Siret. A partir de este corpus
megalítico comienzan a surgir otros trabajos centrados en áreas más concretas como el de M. García
Sánchez y J. C. Spanhi (1959) para los sepulcros del valle del río Gor en Granada o el de M. Almagro
y A. Arribas (1963) para la necrópolis de Los Millares, así como otros que pretendían abarcar toda
Andalucía como los de P. Acosta y R. Cruz-Auñón (Acosta y Cruz-Auñón, 1981; Cruz-Auñón, 198384) o centrados en sepulcros relacionados con el mundo megalítico pero realizados excavándolos en
la roca (Berdichewsky, 1964; Rivero, 1988). De hecho, la excavación de una parte de la construcción
es un rasgo que afecta también a varias partes de los sepulcros tradicionalmente considerados como
verdaderos megalitos.
En cualquier caso, desde principios del siglo XX todas las investigaciones realizadas sobre las sepulturas
del Sureste se habían limitado a catalogar como tholoi a aquellas tumbas que presentaban un corredor de
acceso y cámara circular construidas por un alzado de mampostería, a veces con lajas de revestimiento,
y un túmulo de tierra y piedras, considerando que todas ellas presentaban la singularidad de cubrir la
cámara con una falsa cúpula a partir de la aproximación de hiladas. Esta situación venía favorecida por
las tesis orientalistas de principios del siglo XX (Leisner y Leisner, 1951; Blance, 1961; Childe, 1968)
que comparaban estas estructuras funerarias con los tholoi micénicos y cretenses, estableciendo por tanto
un origen común para todos desde el Egeo. Aunque las teorías orientalistas finalmente fueran refutadas
en favor de las autoctonistas (Renfrew, 1970, 1973 y 1979), se continuó catalogando como tholoi a todos
aquellos sepulcros que cumplieran la norma citada.
Así, no es hasta la publicación de B. Blance (1971) cuando se señala la presencia de un tipo de sepulcros
idénticos a los tholoi en su sistema de alzado y esquema planimétrico, con la diferencia que estos no podrían
presentar una falsa cúpula debido a las dimensiones de la cámara funeraria y los empujes que tendría que
soportar la construcción. Esta pauta arquitectónica no se había tenido en cuenta en ningún estudio previo
pero tampoco B. Blance llegó a diferenciar claramente qué sepulturas con corredor de acceso y cámara
circular del Sureste sustentarían una cubierta plana en lugar de una falsa cúpula. A partir de esta obra se
consideró la existencia de este tipo arquitectónico para las necrópolis calcolíticas pero sin identificar las
tumbas (Molina y Cámara 2005 y 2009). Esta identificación concreta se realizó, al final, para la necrópolis
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de Los Millares, en la que se llegó a demostrar la presencia de estas sepulturas (Calvín, 2014). Lo mismo
se ha hecho con posterioridad para otros enclaves de menor entidad como Los Rubialillos (Tabernas) y Las
Peñicas (Níjar) (Calvín, 2019).
En cualquier caso, aún es necesario realizar un análisis a mayor escala en el área de influencia de Los
Millares que es, hasta la fecha, la zona donde se constata con mayor seguridad la existencia de este tipo
constructivo.
2. OBJETIVOS Y MÉTODOS
En este trabajo pretendemos realizar una aproximación a la existencia del tipo de sepultura en mampostería
con corredor de acceso y cubierta plana señalado por B. Blance (1971) en diferentes áreas del Sureste de
la Península Ibérica. Se pretende definir si existen diferencias cronológicas con respecto a otros tipos de
tumbas, concentraciones en relación con ciertas comarcas o yacimientos o asociación a otros rasgos que
permitan hablar de variabilidad en términos sociales.
En muchos casos este tipo de sepultura ha sido clasificada erróneamente o ha pasado desapercibida
en algunas investigaciones, por lo que, en primer lugar, es necesario realizar una revisión de los tipos
arquitectónicos de las necrópolis donde podrían documentarse estas estructuras.
Para ello se ha realizado un estudio en profundidad de aquellos documentos y trabajos, fundamentalmente
de G. y V. Leisner (1943), en los que se indica la existencia de necrópolis con sepulturas en mampostería
con corredor de acceso y cámara circular. Este estudio se basa en la lectura de las técnicas constructivas
de dichas estructuras con la finalidad de diferenciar las que se cubrieron con una falsa cúpula de las que
utilizaron una cubierta plana, según las dimensiones de las cámaras, la profundidad de la cimentación
excavada y el tamaño de los túmulos y los sistemas de contención incluidos en estos. Mayores detalles
sobre estos criterios se presentan en el apartado 5 de este trabajo.
Además, el análisis de los objetos de ajuar, junto con las recientes dataciones de C14 (Balsera et al.,
2015; Aranda et al., 2017, 2018, 2020a, 2020b y 2020c; Lozano, 2017; Lozano y Aranda, 2017; Molina
et al., 2020a), nos aportarán más información sobre este tipo de tumba, de forma que se pueda llegar a
establecer su propio intervalo de uso funerario, diferente a los tipos relativamente coetáneos, dentro del
marco general de desarrollo de Megalitismo en el Sureste entre el Neolítico Reciente y el fin del Calcolítico.
3. EL GRUPO ARQUEOLÓGICO DE LOS MILLARES
El yacimiento arqueológico de Los Millares (Molina y Cámara, 2005) en Santa Fe de Mondújar
(Almería), es uno de los referentes más destacados para el estudio de las sociedades de la Edad del
Cobre en Europa. No sólo se caracteriza por su impresionante sistema de delimitación defensivo y
simbólico, compuesto por cuatro líneas de muralla, un sistema de 13 fortines en los cerros próximos
y una extensa necrópolis de sepulcros de corredor con cámara circular y paredes de mampostería
situada junto al poblado principal sino que fue capaz de exportar su modelo socioeconómico y las
estrategias de demarcación territorial, coercitivas y simbólicas a zonas mucho más alejadas para su
control (Cámara, 2001; Cámara et al., 2014).
Las áreas que consideramos bajo la influencia directa de Los Millares han sido propuestas a partir de
la caracterización del llamado Grupo Arqueológico de Los Millares, que ocupa, como zona nuclear, el
Bajo Andarax y, como zonas de control más alejadas el Campo de Níjar y el Cabo de Gata hacia el este,
Sierra Alhamilla y el Pasillo de Tabernas hacia el nordeste, la Hoya de Adra, el Campo de Dalías y la Baja
Alpujarra hacia el suroeste, el valle del río Nacimiento y el Pasillo de Fiñana hasta llegar al Altiplano de
Guadix hacia el oeste y norte, ocupando gran parte de la provincia de Almería y una pequeña zona de la
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Fig. 1. Localización
geográfica aproximada del
Grupo Arqueológico de Los
Millares.
de Granada (fig. 1). Otros grupos arqueológicos contemporáneos, con formaciones sociales similares a la
de Los Millares, se situarían en los territorios contiguos de la Cuenca de Vera y el valle del Almanzora,
los altiplanos granadinos de Guadix-Baza-Huéscar y el Pasillo de Chirivel, y el área murciana de Lorca
(Molina y Cámara, 2005)
Al menos una amplia parte de estos grupos arqueológicos se puede pensar que corresponden a una
formación social en la que conviven un conjunto de comunidades o grupos sociales que compartieron
una serie de características pero que también muestran particularidades resultado de trayectorias históricas
de partida diferentes y una mayor o menor cercanía al centro político. Podríamos resumir los rasgos más
distintivos de estas comunidades en varios puntos (Molina, 1988; Cámara, 2001; Molina y Cámara, 2005;
Cámara et al., 2014):
1. Organización territorial basada en la delimitación a partir de yacimientos rituales (megalitos, abrigos
con pintura rupestre…) de las zonas agropecuarias, rutas de paso y fuentes de agua.
2. Articulación de un sistema de poblados centrales y pequeños asentamientos basados en relaciones de
dependencia e intercambio de productos de tipo subsistencial y no subsistencial.
3. Asociación de necrópolis concentradas, de sepulcros de corredor con cámara circular construidos en
mampostería, a poblados centrales, y de necrópolis megalíticas ortostáticas a veces asociadas a poblados
dependientes pero especialmente dispersas en áreas de explotación extensiva para facilitar su control.
4. El uso de determinados elementos rituales en la justificación de la dependencia y la asimilación, desde
la concentración de símbolos en Los Millares (sepulcros de corredor con cámara circular construidos
en mampostería, representaciones figuradas, cerámica simbólica y campaniforme…) hasta su difusión
de forma marginal por el resto del territorio o la integración de ciertos sistemas de enterramiento
característicos de las poblaciones dependientes en la propia necrópolis de Los Millares.
5. Utilización, al menos desde momentos tempranos del Calcolítico, de sistemas defensivos con
murallas de piedra y fosos además de otros dispositivos complementarios en las zonas de especial
interés (fortines).
6. Existencia de una cultura material mueble específica, que incluye la difusión de formas particulares
en industria lítica, especialmente puntas de flecha de talla bifacial y base cóncava, y en cerámica,
por ejemplo con el descuidado tratamiento superficial de las cazuelas realizadas a partir del molde de
cestería y destinadas a la cocción de alimentos frente a un desarrollo importante de estilos cerámicos
propios de calidad en recipientes de consumo como las cerámicas de las clases “simbólica”, “naranja”
y, finalmente, “campaniforme (del Sureste)”.
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El núcleo principal lo encontramos en Los Millares (Molina y Cámara, 2005) en el Bajo Andarax,
existiendo también otros enclaves de gran entidad pero secundarios, como El Tarajal (Almagro, 1976 y
1977) en Níjar, Terrera Ventura (Gusi, 1986 y 1988) en Tabernas (Almería), Las Angosturas (Botella, 1980)
en Gor o El Cerro de los Castellones (Molina et al., 1975; Aguayo, 1977) en Laborcillas (Granada), que
ayudaban a controlar, como centros subsidiarios, territorios más alejados.
4. LAS NECRÓPOLIS DEL GRUPO ARQUEOLÓGICO DE LOS MILLARES
Dado que a los poblados centrales (de primer y segundo orden) en este territorio se asocian pequeñas
necrópolis, y que, como se ha propuesto al interior del Pasillo de Tabernas (Cámara, 2001; Cámara et al.,
2014; Spanedda et al., 2015), pueden existir también límites al interior de este amplio territorio, el estudio
del tipo concreto de sepulcros dominante en cada área o la concentración de tipos específicos, como el que
aquí nos ocupa, puede ser de particular ayuda para abordar la existencia o no de tales límites, junto con
aspectos ya referidos como la articulación entre poblados y necrópolis (de diverso tipo).
En el área en examen, para el caso de los grandes poblados con sistemas defensivos encontramos
necrópolis concentradas, inmediatas a los asentamientos, con sepulturas de corredor con cámara circular,
construidas en mampostería, en las que se pueden observar, en función a los ajuares, procesos de distinción.
A los poblados de menor entidad y dependientes, de carácter agropecuario, silvo-pastoriles o especializados
en actividades no subsistenciales, todos ellos sin apenas estructuras defensivas, se asocian megalitos
ortostáticos dispersos, raramente pequeñas necrópolis, que delimitan y controlan, a veces en asociación a
abrigos con pinturas rupestres, todo el territorio de explotación (Cámara, 2001; Cámara et al., 2014).
Este modelo de necrópolis concentradas y dispersas puede observarse en diferentes zonas de Almería,
como en el Bajo Andarax, con la necrópolis de Los Millares y los grupos dolménicos de Alhama y Gádor
(Cámara et al., 2014), en el Alto Andarax (Cara y Rodríguez, 1984), en el Pasillo de Fiñana donde contrasta
la necrópolis de Los Milanes y el gran entorno dolménico de Tacita de Plata (Ramos et al., 2005), en el
Pasillo de Tabernas con necrópolis como los Rubialillos junto a Terrera Ventura y dispersiones extensas
hacia los Filabres (Maldonado et al., 1991-92; Cámara et al., 2014), en el territorio del Campo de Níjar,
con la necrópolis del Barranquete y los conjuntos dolménicos dispersos como Amarguilla y Cortijo de
Buenavista (Haro, 2004), e incluso penetrando hacia los altiplanos granadinos donde a necrópolis centrales,
posiblemente vinculadas a poblados como Los Eriales o la necrópolis cercana a Las Angosturas, se
contraponen amplias dispersiones conservadas especialmente a lo largo de los ríos encajados (Leisner y
Leisner, 1943; García y Spanhi, 1959; Afonso et al., 2008; Spanedda et al., 2014).
5. LAS SEPULTURAS DE CUBIERTA PLANA
Los trabajos de Louis Siret y Pedro Flores, especialmente “Los Cuadernos de Campo” y “El Libro de las
Sepulturas”, proporcionaron la base documental con la que trabajaron G. y V. Leisner y que dio lugar a su
publicación de 1943 “Die Megalithgräber der Iberischen Halbinsel: Der Süden”, obra de referencia para
el estudio del Megalitismo andaluz. Este trabajo se divide en varias partes, comenzando por una amplia
catalogación de todas las sepulturas hasta esa fecha documentadas, siendo las provincias con más peso
Almería y Granada, las cuales llegaron a reunir un total de 650 sepulturas distribuidas en 61 grupos.
Dentro de cada grupo, cada sepultura recibe un término que designa su tipología, un aspecto bastante
interesante ya que los Leisner realizaron una sistematización de todas las tumbas documentadas guiados por un
análisis externo de las tumbas excavadas por L. Siret y P. Flores, estableciendo dos tipos principales, las tumbas
de cámara circular y las tumbas megalíticas de corredor (Leisner y Leisner, 1943). Dentro del primer grupo
se incluyen las sepulturas con cámara circular sin corredor o Rundgräber, las sepulturas con corredor, cámara
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M. E. Calvín Velasco, J. A. Cámara Serrano y F. Molina González
circular y falsa cúpula o Kuppelgräber y las sepulturas con corredor y cámara circular denominadas Rundgräber
mit Gang debido a que se desconocía el tipo de cubierta porque en esas tumbas no se apreciaba claramente el
arranque de la cúpula. Aún con este punto de partida hay que tener en cuenta que, a veces, los Leisner clasificaron
erróneamente las sepulturas, como se ha demostrado en la nueva catalogación de la necrópolis de Los Millares
(Calvín, 2014), de forma que en ocasiones encontramos sepulturas de cámara circular ortostáticas o en las que
la cubierta no recurría a la aproximación de hiladas clasificadas como Kuppelgrab, denominación con la que
se refieren a las de falsa cúpula (tholoi). Además, como vemos, los Leisner no llegaron a definir de forma clara
el tipo Rundgräber mit Gang, por lo que dejaron en una categoría ambigua un conjunto de tumbas que podrían
ser desde tholoi hasta sepulturas de mampostería sin falsa cúpula o incluso sepulturas ortostáticas con corredor.
Como se ha indicado, no será hasta los años 70 del siglo pasado, y a raíz de las nuevas excavaciones
en la necrópolis de Los Millares (Almagro y Arribas, 1963), cuando B. Blance (1971) proponga en su tesis
doctoral la existencia de una serie de sepulturas que denominó como “tumbas circulares con corredor”, ya
que según sus características arquitectónicas no habrían podido sustentar la falsa cúpula característica de
los tholoi. En su trabajo indició que estas sepulturas carecían del inicio de la aproximación las hiladas de
piedra que configuran la curvatura de la falsa cúpula y destacó el papel que jugaba en las posibilidades de
sustentación de esta el diámetro de la cámara funeraria, señalando que aquellas que tenían un diámetro igual
o mayor a 4 metros no podrían haber soportado una falsa cúpula y probablemente habrían dispuesto una
cubierta de material orgánico o una losa a partir de una cierta altura. A raíz de estos rasgos, recientemente
se ha podido concretar una clasificación inicial para las sepulturas con corredor de acceso y cámara circular
de Los Millares, Los Rubialillos y Las Peñicas (Calvín, 2019).
Debemos tener en cuenta que la existencia de algunas hiladas en aproximación no implica realmente la
existencia de un tholos real que debe caracterizarse por la conformación general de la techumbre en forma
de (falsa) cúpula y no de tronco de cono o “cúpula troncada”. En este aspecto, se consideran de “cubierta
plana”, en primer lugar, aquellas tumbas que presenten las paredes casi verticales, en ángulos de unos
80-90º respecto al suelo y que, salvo que esas paredes revistieran la roca y sólo en sus últimas hiladas se
produjera la aproximación, indudablemente no pudieron cubrir con falsa cúpula. En segundo lugar, también
se consideran como de cubierta plana otros sepulcros que, aun mostrando aproximación de hiladas desde
una cierta altura, al presentar cámaras de amplias dimensiones, iguales o superiores a 4 m de diámetro,
aun pudiendo llegar a presentar el inicio de una falsa cúpula, cerrarían con una losa plana formando una
sección troncocónica y no ojival (falsa cúpula “no completa”), a no ser con dispositivos que redujeran
mucho los empujes, como amplios túmulos con estructuras de contención (anillos) internas o una profunda
cimentación de la cámara, como en el caso ya referido de las paredes verticales.
El diámetro de la cámara funeraria se considera así esencial para comenzar el estudio de la tipología
de cubierta. Sin embargo, se deben tener en cuenta otros elementos arquitectónicos para establecer una
correcta distinción entre los sepulcros de mampostería con cámara circular que cubrieron con falsa cúpula y
aquellos que no lo hicieron, ya que podemos documentar excepciones si nos ceñimos sólo al tamaño. Estos
elementos son, como hemos dicho (fig. 2):
1. La profundidad de la excavación en la roca virgen de la cámara funeraria, que puede llegar a alcanzar
un tercio de la altura total en los verdaderos tholoi.
3. El diámetro del túmulo, que suele oscilar entre dos y tres veces el diámetro de la cámara y que
para poder soportar la falsa cúpula, aun dependiendo de la altura de esta, interviniendo por tanto el
factor anterior, debería superar esa última medida, si bien en las dimensiones del túmulo también
intervienen factores de tipo social.
3. La cantidad y disposición de los anillos concéntricos o de muretes de contención integrados en el
túmulo. Las sepulturas de cubierta plana normalmente presentan un anillo delimitador y rara vez,
uno interno más, mientras que las de falsa cúpula pueden llegar a tener entre tres y nueve.
4. La verticalidad de las paredes o la aproximación de las hiladas desde puntos cercanos o lejanos al
suelo, en combinación , especialmente, con el criterio 1.
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Fig. 2. Diferencias y similitudes entre la sepultura de falsa cúpula LM XVIII y la sepultura de cubierta plana LM XX
(platas de Almagro y Arribas, 1963).
Teniendo en cuenta todo esto, las cámaras de las sepulturas en mampostería con corredor pueden
presentar las siguientes secciones (fig. 3):
1. Sección cilíndrica. Sepulturas de paredes rectas y cubierta plana, cuya cámara no suele estar excavada
en la roca, y tiene un diámetro a partir de 5 m.
2. Sección troncocónica. Sepulturas de paredes convergentes, sin excavación en la roca, con aproximación de hiladas, cubierta plana y cámaras de 4 m de diámetro.
3. Sección mixta cilíndrica en la base y troncocónica en la parte superior. Sepulturas con cubierta plana,
excavadas o no en la roca, y cámaras entre 4 y 5 m de diámetro.
4. Sección mixta cilíndrica en la base y ojival en la parte superior. Sepulturas con falsa cúpula íntegra,
no siempre excavadas en la roca, con diámetros inferiores o iguales a 4 m si presentan sistemas de
contención.
5. Sección ojival. Sepulturas con verdadera falsa cúpula que arranca desde la base, a menudo con
revestimiento de partes excavadas, con diámetros inferiores a 4 m.
En líneas generales podemos establecer tanto para las sepulturas de cubierta plana como para los tholoi
el siguiente esquema constructivo: un corredor de acceso dividido o no en tramos, con la presencia o no de
puertas perforadas y nichos, que conduce a una cámara circular construida con mampuestos irregulares de
piedra, revestida con un zócalo de lajas de pizarra verticales a menudo decoradas con pintura roja, y que
también puede albergar pequeños nichos, estando éstos también presentes en los laterales del corredor. En
ocasiones podemos encontrar un vestíbulo trapezoidal, anterior al corredor, para las actividades ceremoniales
y para albergar pequeños recintos de betilos, que en alguna ocasión se sitúan también al exterior de la
sepultura. Toda esta estructura, excepto el vestíbulo, se cubriría con un túmulo de tierra y piedras, en el que
serían integrados anillos concéntricos de mampostería, formando algunas veces verdaderos armazones, y
delimitando la sepultura al exterior mediante uno o varios círculos de mampostería o lajas hincadas que
formarían el frente delantero de la tumba (Almagro y Arribas, 1963; Molina y Cámara, 2005).
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M. E. Calvín Velasco, J. A. Cámara Serrano y F. Molina González
Fig. 3. Alzado de las sepulturas,
enumeradas en función a los tipos de
sección descritos. Ejemplos:
1. Las Peñicas 4
2. Los Millares 53
3. Rambla de Huéchar 2
4. Los Millares 10
5. Los Millares 49
La singularidad de las sepulturas de cubierta plana viene dada por su cubrición, siendo frecuente
documentar varias hiladas en vertical (y no aproximándose) en la parte superior de las paredes de la cámara
para sostener una cubierta plana. El peso de ésta posiblemente sería soportado también por columnas o
postes de madera, para los que no se puede excluir un significado simbólico (Leisner y Leisner, 1941;
Blance, 1971; Cámara y Molina, 2005; Calvín, 2014 y 2019). Además son tumbas que destacan por sus
dimensiones, con cámaras funerarias entre los 4 y los 6 metros de diámetro, frente a los tholoi en torno a
2,50 y, en raras ocasiones, alcanzado los 4 metros, siempre y cuando cumplan con los criterios anteriormente
citados (cámara excavada en la roca natural al menos con casi una tercera parte de su altura total y al menos
tres anillos de contención en el túmulo) para facilitar la sustentación de la falsa cúpula.
Otros rasgos que presenta la cámara de las sepulturas de cubierta plana es su frecuente edificación
partiendo la primera hilada a ras del suelo, aunque algunas pueden encontrarse parcialmente excavadas
en la roca, algo que, como hemos comentado, es más necesario en los tholoi. En éstos el corte de la roca
que constituye la parte inferior de la cámara permite que se sostenga mejor la falsa cúpula sobre el suelo al
reducir su número real de hiladas que parten del suelo.
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Si las primeras hiladas partiesen del nivel natural del suelo, sin excavación para la cámara, o bien se
debía recurrir a sistemas de cubrición alternativos, como los que aquí discutimos, o bien se debía reducir
el tamaño de la cámara o incrementar el diámetro del túmulo y los anillos de contención internos de los
que debía contar (normalmente entre tres y nueve), tirantes de conexión e incluso losas hincadas entre los
propios anillos y al borde del túmulo (Lozano, 2011; Calvín, 2014) para poder sostener los empujes de
la falsa cúpula. Teniendo en cuenta esta situación, se deduce que las sepulturas de cubierta plana apenas
presentan anillos integrados en el túmulo, o ninguno, a excepción del que delimita la sepultura, que más
bien tendría una funcionalidad decorativa (Almagro y Arribas, 1963).
6. DISTRIBUCIÓN TERRITORIAL
6.1. El Bajo Andarax
En cuanto a la provincia de Almería, el territorio del Bajo Andarax es el que reúne el mayor número
de necrópolis megalíticas en las que se puede apreciar la dualidad sepulcro de mampostería – dolmen.
Especialmente destaca la concentración de sepulturas en mampostería con corredor de acceso y cámara
circular de la necrópolis de Los Millares (Molina y Cámara, 2005). En ella se documenta un total de 83
tumbas definidas hasta la fecha (incluidos todos los tipos), respecto a un territorio circundante de necrópolis
dispersas en las que podemos observar una disminución del número de tumbas y de su densidad a medida
que se alejan de la zona nuclear.
En los municipios colindantes como Alhama de Almería se documentan necrópolis de tipo dolménico
como Loma de Galera con 36 tumbas, Loma de Huéchar – La Garibola con 42 y El Mojón con 10 (Rodríguez,
1982). En Gádor destacan Llanos de Regina con 12 tumbas y el conjunto de la Loma de los Mudos con
un total de 14 sepulturas, frente a otros menores como Llanos de Retamar con 8, Tajos Coloraos con 6, La
Corraliza con 5 y Jacalgarín con 4 tumbas. Se trata de grupos situados a menos de 4 km de Los Millares.
En los municipios de Benahadux y Huércal de Almería las agrupaciones son menores, destacando en este
caso la necrópolis de El Chuche, a menos de 9 km de Los Millares, en la que existía un pequeño grupo de
sepulturas de mampostería con corredor de acceso y cámara circular asociadas a un poblado calcolítico
(Olaria, 1976), sin embargo la falta de estudios arqueológicos nos impide determinar a día de hoy las
características tipológicas concretas. En su entorno próximo se encuentra el conjunto de La Churruta con 6
sepulturas además de un dolmen de reciente descubrimiento en el paraje de Hoya del Castellón1.
Respecto a las tipos presentes, para toda el área del Bajo Andarax se documentan más de 200 sepulturas de
tipo ortostático frente a las 68 tumbas en mampostería de cámara circular y corredor de acceso documentadas
hasta la fecha para Los Millares. De ese total, en Los Millares 12 sepulturas presentan las características
arquitectónicas para sustentar una cubierta plana (tabla 1), frente a 56 tholoi y 5 sepulturas ortostáticas. En
1963 A. Arribas y M. Almagro estudiaron cinco de las sepulturas de cubierta plana, correlacionándolas con
las publicadas por los Leisner y localizando sobre el terreno solamente cuatro: LM 40/XXXVI, LM 12/
XXXVII, LM 5/IX y LM 7/VII. La sepultura que no pudieron relacionar fue LM XX. En este punto, A.
Arribas y M. Almagro también analizaron una sepultura que aparentemente, por sus dimensiones, reúne
las condiciones necesarias para incluirla en el grupo de las tumbas de cubierta plana, la LM 74/XIII. Sin
embargo, el estudio realizado en 2014 demostró que, tanto debido a las estructuras de sustentación que
presentaba como al grueso paredón de 2 m de grosor más dos anillos concéntricos, probablemente habría
sostenido una falsa cúpula (Calvín 2014). Las otras seis sepulturas con la cubierta plana son: LM 57, LM
73, LM 53, LM 70, LM 65, LM 54, además de Loma de la Rambla de Huéchar 2, las cuales han sido
1
Información facilitada por la Secretaría General del Excmo. Ayuntamiento de Huércal de Almería.
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M. E. Calvín Velasco, J. A. Cámara Serrano y F. Molina González
Tabla 1. Características arquitectónicas de las sepulturas en mampostería con corredor y cámara circular con diámetro
de ≥ 4 metros.
Necrópolis
Sepultura
Ø cámara
Los Millares
6,40 x 5,70 m 2,20 m
5m
-
16 m
-
-
Kuppelgrab
Kuppelgrab
El Barranquete
Las Peñicas
LM 40/XXXVI
L. de la Rambla de Huéchar 2
LM 12/XXXVII
LM 74/XIII (*)
LM 57
LM 73
LM 53
LM 70
LM 65
LM 54
LM 5/IX
LM 7/VII
LM XX
Tumba nº 9 (1)
Las Peñicas 4
4m
4m
4m
4m
4m
4m
4m
4m
4,15 m
4,30 x 4,20 m
4,30 m
4,10 m
5,60 x 4,20 m
11,5 m
13 m
12 m
13 m
16 m
15 m
14-15 m
10,5 m
12 m
-
2
3
1
2
3
-
Cerro Cánovas
Los Rubialillos
Tumba 1
Los Rubialillos 1
6m
4,70 x 4,20 m -
-
-
Los Rubialillos 3
4m
-
-
-
AL-TA-90
AL-TA-98
AL-TA-205
AL-TA-95
4,20 x 4,20 m
5,10 x 5,20 m
4x4m
5x5m
Parcial
Parcial
-
10,20 x 8,8 m
6,20 x 4,50 m
8,50 x 7,60 m
1
1
1
Kuppelgrab
Kuppelgrab
Kuppelgrab
Kuppelgrab
Kuppelgrab
Kuppelgrab
Kuppelgrab
Kuppelgrab
Kuppelgrab
Kuppelgrab
Rundgrab mit
Gang
Rundgrab mit
Gang
Rundgrab mit
Gang
-
Cañada de los Meones 1
4,90 m
-
-
-
Loma del Llano de las
4m
Eras 2
Rambla de los Pozicos 8 4 m
-
-
-
-
-
-
Campo de Mojácar 2
Loma de Belmonte 1
Cabecito de Aguilar
Loma del Boticario 2
5 x 5,30 m
5,50 m
5,75 x 6,18 m
4m
-
-
-
Las Alparatas 2
4m
-
-
-
Las Churuletas 4
4m
-
-
-
Los Peñones
Cerro de las
Yeguas
Cañada de los
Meones
Loma del Llano
de las Eras
Rambla de los
Pozicos
Mojácar
Turre
Las Churuletas
* Sepulturas tipo tholoi
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Corte en la roca Túmulo
1m
0,65 m
No excavada
0,30 m
No excavada
Anillos Tipos Leisner
Rundgrab mit
Gang
Rundgrab mit
Gang
Rundgrab mit
Gang
Kuppelgrab
Kuppelgrab
Kuppelgrab
Rundgrab mit
Gang
Rundgrab mit
Gang
Rundgrab mit
Gang
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Revisión tipológica de los sepulcros calcolíticos del cuadrante Sureste de la Península Ibérica
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estudiadas a partir de la información ofrecida por G. y V. Leisner (1943). Todas ellas fueron referidas como
Kuppelgräber por los Leisner, sin diferencias de los verdaderos tholoi, mientras que, paradójicamente, para
otros territorios utilizaron otros términos que no se referían al tipo de cubrición para denominar sepulcros
similares, como veremos más adelante.
6.2. El Campo de Níjar
El principal problema al que nos enfrentamos en este territorio es el alto grado de destrucción de los
yacimientos calcolíticos debido especialmente al rápido aumento del número de invernaderos, fenómeno
que tiene lugar en prácticamente toda la costa almeriense. A esta situación se le une la falta de estudios
arqueológicos desde antiguo, ya que los Leisner señalan apenas 10 sepulturas en el grupo número 20 de
su corpus (Leisner y Leisner, 1943: 61). Al margen de la tradicional obra de referencia, encontramos los
trabajos sobre el poblado del Tarajal y la necrópolis de El Barranquete (Almagro, 1973, 1976 y 1977),
diversas prospecciones arqueológicas (Ramos, 1987a, 1987b y 1990) y estudios sobre población y
georrecursos (Haro, 2004; Haro et al., 2008), que nos aportan información sobre la ocupación calcolítica.
En cuanto a los estudios tipológicos, podemos realizar una aproximación a partir de a las necrópolis que
sí fueron estudiadas como es el caso de El Barranquete (Almagro, 1973). Se trata de la única necrópolis
de todo el entorno que reúne 14 sepulturas en mampostería con corredor de acceso y cámara circular y
una sepultura ortostática (la tumba 10), situada en un entorno de dualidad dolménica, ya que hacia el sur
se sitúa Amarguilla, una necrópolis de sepulturas ortostáticas considerada como una posible prolongación
de El Barranquete (Haro, 2004) y, continuando en la margen derecha de la Rambla Morales, Cortijo de
Buenavista, poblado y necrópolis dolménica situados a menos de 4 km del poblado de El Tarajal al que se
adscribe El Barranquete.
La necrópolis fue descubierta en 1968 por el arqueólogo Charles Bonnet, y el estudio principal fue
realizado por Mª J. Almagro en 1973, que clasificó las 15 sepulturas como tholoi, existiendo, además de
la tumba dolménica referida (tumba 10), sólo un caso que cumple los requisitos para ser considerada de
cubierta plana: la tumba 9 (tabla 1). No obstante nos encontramos con un caso similar al de la sepultura Los
Millares 74/XIII, en la que la presencia de tres anillos concéntricos junto con una serie de lajas hincadas
entre ellos en el túmulo, nos hace considerar que realmente pudo cubrirse con falsa cúpula.
En cuanto a las sepulturas documentadas por G. y V. Leisner (1943), se trata de pequeños conjuntos
situados al sur del pueblo de Níjar y a menos de 9 km de El Tarajal. Se diferencian cuatro necrópolis, si bien,
y en función del emplazamiento de las mismas, es más que probable que fueran una sola originariamente.
De este grupo destaca Las Peñicas, necrópolis compuesta por 3 sepulturas en mampostería con corredor de
acceso y cámara circular y El Tejar, a 600 m de la anterior, con 3 sepulturas en mampostería con corredor de
acceso y cámara circular y 4 sepulturas ortostáticas, entre ellas 2 circulares sin corredor y 2 cistas. Respecto
a las 4 últimas tumbas los Leisner distinguen para cada par una necrópolis diferente: Los Cerricos y Cerro
del Castillo respectivamente. Probablemente esta agrupación se realizó según las tipologías, diferenciando
por tanto cuatro grupos diferentes que muy probablemente se encontrasen integrados en el mismo conjunto
funerario original. En cuanto a los tipos concretos, los Leisner consideran que las 3 sepulturas de Las
Peñicas son Rundgräber mit Gang, mientras que en El Tejar sólo una fue considerada un Kuppelgrab frente
a dos Rundgräber mit Gang, los dos Rundgräber de Los Cerricos y las dos “rechteckige Grabkammern” (o
sepulturas ortostáticas de planta cuadrangular) de Cerro del Castillo.
A pesar de la denominación Rundgräber mit Gang, si nos ajustamos al protocolo arquitectónico antes
propuesto para la clasificación de los sepulcros, documentaríamos una sepultura de cubierta plana en Las
Peñicas (tabla 1), la de mayor tamaño de toda la necrópolis frente a 5 posibles tholoi (Calvín, 2019).
Actualmente, según la base de datos de la Junta de Andalucía, Las Peñicas cuenta con 4 enterramientos
y El Tejar con 12. Esta situación nos demuestra dos cosas:
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M. E. Calvín Velasco, J. A. Cámara Serrano y F. Molina González
1. Que en su origen estas necrópolis contaron con muchas más sepulturas y probablemente, dados los
escasos metros de separación entre las tumbas, fue una sola agrupación.
2. Que se vuelve a reproducir la dualidad sepulcros de mampostería – dolmen, constatándose que las
sepulturas de cámara circular y corredor se sitúan sobre una zona llana próximas al poblado de
Cerricos II, mientras que las ortostáticas se sitúan sobre los márgenes de los barrancos, a mayor
altura y próximas a los fortines vinculados al poblado original y denominados como Cerricos I.
6.3. El Pasillo de Tabernas
El territorio del Pasillo de Tabernas cuenta con una alta densidad de tumbas megalíticas dispuestas
generalmente de forma dispersa a lo largo de las pequeñas sierras que separan los pequeños cursos fluviales
que descienden desde Filabres o que jalonan el curso principal de la Rambla de los Molinos, cerca de la
cual algunas pequeñas necrópolis se vinculan a los poblados principales, en zonas más llanas (Alcaraz
et al,. 1987 y 1990), aunque hay diferencias entre el oeste y el este de la zona prospectada (Maldonado
et al., 1991-92; Cámara et al., 2014; Spanedda et al., 2015). Se trata de un entorno dominado por una
mayoría de sepulturas ortostáticas, si bien L. Siret y los Leisner (1943) ya documentaron la presencia de
tumbas en mampostería de corredor y cámara circular que, aunque todavía hoy se constatan, son difíciles
de correlacionar con los datos concretos de L. Siret.
Al este, estas tumbas de mampostería también muestran una disposición dispersa y en el piedemonte.
Sin embargo, al oeste, se documentan sobre todo en zonas llanas, muy cerca de las principales ramblas
del Pasillo de Tabernas, como es el caso de Los Rubialillos, enmarcada entre la confluencia de la Rambla
de Los Molinos y la de La Sierra, y relacionada con el poblado de Terrera Ventura (Gusi, 1986 y 1988).
Cuenta con un total de 5 tumbas de las cuales, según G. y V. Leisner, dos son Rundgräber de más de 4 m de
diámetro y tres son Rundgräber mit Gang, aunque en realidad una es un tholos y dos se corresponden con
la tipología de sepulturas de cubierta plana (tabla 1) (Calvín, 2019). Debido al alto grado de destrucción
que presenta esta necrópolis, es complicado poder establecer una comparativa o una correlación sobre el
terreno, ya que de la mayoría sólo quedan grandes agujeros en el lugar de las cámaras y los corredores.
Respecto al entorno de Los Rubialillos, destacaban las necrópolis dolménicas de La Serrata del Pueblo (6
tumbas) y La Serrata del Marchante (17 tumbas), entre los 2 y los 4,50 km de distancia, ya en relación con
las dispersiones de la zona oriental del Pasillo.
En la margen derecha de la Rambla de Benavides, sobre una suave elevación montañosa, se
localiza otra necrópolis, Cerro de las Yeguas, a menos de 2 km de Los Rubialillos, compuesta por 4
sepulturas. Todas son de tipo ortostático menos una, la cual a pesar de no conservar ortostatos in situ,
se considera por la investigación de los años 90 realizada en el marco del Proyecto “Millares”, como
una sepultura con corredor de acceso y cámara circular. Según las medidas que presenta, carecería
de cúpula y tendría una cubierta plana (AL-TA-95) (tabla 1). A menos de 3 km de esta agrupación se
ubicarían otras necrópolis de tipo dolménico como Rambla del Búho con 10 tumbas muy próximas
a un importante yacimiento calcolítico, Rambla de Tabernas con 2 o Rambla de Los Pilares con 8
(Maldonado et al., 1991-92; Cámara, 2001).
En lo que respecta al área, al este del Pasillo de Tabernas, destaca la necrópolis de Los Peñones junto
a la Rambla de Los Molinos, muy próxima a La Serrata del Marchante y a menos de 5,50 km de Los
Rubialillos, que no es visible desde esa área. Las prospecciones realizadas en el marco del Proyecto
“Millares” documentan la presencia de 6 tumbas para este conjunto, tres de tipo ortostático y tres
consideradas de corredor y cámara circular, correspondientes a la tipología de cubierta plana (AL-TA-90,
AL-TA-98 y AL-TA-205) (tabla 1). Si bien, es importante señalar que estas tres tumbas manifiestan
un alto grado de destrucción debido a la erosión y el expolio, lo que hace muy difícil determinar sus
verdaderas dimensiones.
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Revisión tipológica de los sepulcros calcolíticos del cuadrante Sureste de la Península Ibérica
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Para el Pasillo de Tabernas los Leisner describen un total de 12 necrópolis. Si bien las tumbas
documentadas en las nuevas prospecciones no han podido correlacionarse con las citadas por el matrimonio
alemán. G. y V. Leisner (1943) señalan tres tumbas dispersas como Rundgräber mit Gang que según los
topónimos antiguos podrían ubicarse próximas a las necrópolis anteriormente referidas. Dos de ellas
podrían encontrarse muy cerca de Los Rubialillos: Cañada de los Meones, posiblemente situada al N del
pueblo de Tabernas, y Loma del Llano de las Eras a la salida del pueblo en dirección Murcia. En cuanto a la
tercera, Rambla de los Pozicos, podría estar próxima a la rambla que la bautiza, entre la del Búho y de las
Piedras de Gérgal, en torno al Llano de Benvadies y muy próxima al Cerro de las Yeguas. Se trataría de tres
sepulturas de mampostería con corredor de acceso, cámara circular y cubierta plana (tab, 1).
Los sepulcros localizados en las sierras que jalonan las ramblas que descienden desde los Filabres
(Rambla de Velefique, Rambla de Senés, Sierra Bermeja, Hoya de la Matanza, etc.) serían todos ortostáticos
aunque las cámaras muestran diferentes formas (Maldonado et al., 1991-92; Cámara, 2001).
Por tanto, en el Pasillo de Tabernas, y sobre todo al oeste en el área correspondiente a las ramblas
de Tabernas – Molinos, Galera y Benavides, volvemos a observar la dualidad sepulcros de mampostería
– dólmenes, a la que además se le une el fenómeno de “resistencia” al este, ayudando las sepulturas de
mampostería con corredor y cámara circular, concentradas en necrópolis junto a los poblados al oeste, a
enfatizar la vinculación del área occidental a Los Millares (Cámara et al., 2014; Spanedda et al., 2015).
6.4. El Medio – Alto Andarax y el valle del río Nacimiento
Se trata de un territorio muy amplio en el cual los pocos yacimientos calcolíticos conocidos se han situado
muy próximos a los dos ríos principales de la zona: el Andarax que discurre en sentido oeste – este, y su
afluente más importante el Nacimiento, que desciende del norte.
Por una parte, hacia el tramo medio del río Andarax, encontramos el conjunto de Loma de Alicún, entre
Alicún y Terque, compuesto por 11 sepulturas ortostáticas. Esta agrupación se encuentra más relacionada
con las necrópolis del entorno de Los Millares, del cual dista casi 4 km, que con cualquier otro conjunto de
tholoi que pudiera aparecer en todo este territorio.
Hacia el curso alto del Andarax aparecen principalmente megalitos aislados y en muy mal estado
de conservación como los 4 dólmenes de El Planete II en Huécija, el megalito de Bocharalla y el de
Cerrillo de las Ramblas en Canjáyar o el de las Viñas y el de Las Lomas en Láujar del Andarax (Cara
y Rodríguez, 1984, 1987 y 1992). Para esta zona los Leisner sólo publican un conjunto denominado
Piedras de Canajáyar en Alcolea, compuesto por tres cistas que en realidad forman parte de una
necrópolis argárica2 (Cara, 2015).
Siguiendo el río Nacimiento, hacia su curso alto, se documenta la necrópolis de Los Milanes en
Abla, compuesta por 13 o más sepulturas de mampostería con corredor de acceso y cámara circular, y su
entorno dolménico de Tacita de Plata, con más de 100 sepulturas ortostáticas agrupadas mayormente en
el municipio de Las Tres Villas. Es un territorio en el que se reproduce de nuevo el fenómeno sepulcros
de mampostería – dólmenes, y en el que se documenta un poblado fortificado, precisamente asociado
a Los Milanes, El Peñón de las Juntas, separado de la necrópolis por el río Nacimiento. No podemos
constatar si existen o no sepulturas de cámara circular y cubierta plana, debido principalmente a que
Los Milanes carece de estudio arqueológico y tipológico. Es posible que nos encontremos con una
situación similar a la del Campo de Níjar con El Barranquete, sólo que en este caso se conserva todo
un entorno de sepulturas ortostáticas, localizadas desde los años 90 del siglo pasado por F. M. Alcaraz
Hernández, y que sólo han merecido, en el mejor de los casos, actuaciones puntuales por las agresiones
2 P. Flores documenta además de estas tres cistas dos tumbas “en tinaja” que los Leisner no incluyen probablemente al no
considerarlas megalíticas. Además de las tipologías de las tumbas, en los ajuares predominan objetos de cobre y plata, este último
material claramente ausente en los contextos calcolíticos peninsulares.
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M. E. Calvín Velasco, J. A. Cámara Serrano y F. Molina González
sufridas sea por la construcción de la Autovía A-92 sea por la proliferación de parques eólicos en la
zona. Las pocas tumbas excavadas a raíz de la construcción de la Autovía (Ramos et al., 2005) presentan
la particularidad de no tener corredor de acceso, lo que enriquece aún más la variabilidad arquitectónica
de los megalitos del área.
Al margen de este grupo, las investigaciones realizadas han puesto de manifiesto la existencia de más
agrupaciones de este tipo, una hacia el curso medio del Nacimiento en Alboloduy, y otra en el tramo medio del
Andarax en Instinción, que presenta continuidad hacia Rágol, hallazgos que aún se encuentran a la espera de ser
catalogados por la Delegación de Cultura de Almería, pero que presentan estructura ortostática.
6.5. La Baja Alpujarra y el Campo de Dalías
Al igual que sucede con la zona del Campo de Níjar y Cabo de Gata, se trata de un territorio altamente
antropizado, sobre todo en la línea de costa, lo que ha incidido en la pérdida de numerosos yacimientos
calcolíticos sobre los cuales se han edificado mayormente invernaderos.
Desde la Baja Alpujarra hacia la Hoya de Adra destacan las agrupaciones de Berja de El Cid, Cerro
Cánovas y Cerro de Tomás Meina. De estos conjuntos la necrópolis que presenta un mayor número de
sepulturas es Cerro Cánovas, situada en la margen derecha de la Rambla del Higueral y separada del poblado
fortificado del Cerro del Tajo de los Gavilanes, del que dista apenas 2 km. Se compone de 6 sepulturas,
aunque es posible que existan más, de las cuales sólo han sido estudiadas cuatro: tres son sepulturas de
mampostería con cámara circular que carecen del corredor, siendo atribuidas al Neolítico Reciente de la
Cultura de Almería, y la otra se identifica como un tholos. Esta sepultura, a diferencia de las otras tres, se
encuentra situada en la zona superior de la necrópolis, y su cámara presenta 6 m de diámetro, lo que nos
lleva a considerarla como una sepultura en mampostería de corredor con cámara circular y cubierta plana,
en lugar de falsa cúpula. Desgraciadamente se trata de una necrópolis altamente destruida por el expolio,
por lo que apenas se puede valorar la existencia de otras características arquitectónicas. Se ha referido a 15
m de esta, otra sepultura con las mismas características de la cual solo queda el corredor, y otro pequeño
enterramiento circular, casi irreconocible (Cara, 1997).
Las otras dos agrupaciones a destacar son Cerro de Tomás Meina y El Cid, publicada por los Leisner
como El Sí (Leisner y Leisner, 1943: 14). Esta última presenta una sepultura con cámara circular sin corredor
de 3,65 x 4,05 m de diámetro, lo que ha permitido relacionarla con las primeras fases de ocupación del
poblado cercano durante el Neolítico Final, siendo utilizada también durante la Edad del Cobre y reutilizada
hasta el Bronce Pleno (Cara, 2016). No se descarta la existencia de más sepulturas en las cercanías. Este
conjunto dista de Cerro Cánovas y Cerro de Tomás Meina algo menos de 3 km.
Respecto a este último yacimiento, Cerro de Tomás Meina, nos encontramos con la misma situación
anterior. La única sepultura asociada al poblado también carece de corredor, pero su cámara funeraria mide
13,5 x 16 m de diámetro (Cara, 1997). Teniendo en cuenta que el poblado al que se asocia está fortificado,
aunque no se puede excluir un origen en el Neolítico Reciente, probablemente la sepultura se adscriba a las
primeras fases de ocupación calcolítica, siendo utilizada también durante el Calcolítico Pleno.
En cuanto al territorio abderitano, la presencia de sepulturas se limita a dólmenes aislados como Guainos
Alto (Arribas, 1953), La Pedriza o Cerro del Campillo, prácticamente destruidos (Cara y Rodríguez, 1992).
Situación similar tiene lugar en El Ejido, destacando únicamente la tumba de Santo Domingo, sepultura
que ha desaparecido a día de hoy. Según L. Cara Barrionuevo (2015) cuando la estructura fue estudiada sólo
se apreciaba un segmento de círculo que no determinaba si realmente se trataba de un tholos o una sepultura
ortostática. Esta necrópolis se relaciona con El Cerrillo de Ciavieja (Carrilero et al., 1989-90), al igual que
el conjunto de 3 sepulturas ortostáticas de Simón de Acién (Cara, 2015).
Si la tumba de Santo Domingo fuera un tholos podríamos encontrar de nuevo, para todo el territorio del
Poniente Almeriense, la repetición del fenómeno sepulcro de mampostería – dolmen.
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Sin embargo, casi todos los escasos sepulcros referidos pueden pertenecer a esta última tipología, en la
que también quedaría integrado el conjunto de La Cumbre, situado a menos de 5 km de Simón de Acién y
a menos de 3,5 km de Santo Domingo. La Cumbre alberga únicamente dos sepulturas ortostáticas aunque
R. Octobon, su descubridor y excavador (1963-1964), señaló la presencia de muchas más que no llegó a
estudiar, ya que sólo intervino las que estaban a punto de ser destruidas (Cara, 2015).
6.6. El Altiplano de Guadix
La Hoya de Guadix, al norte de la provincia de Granada, está bordeada por sierras, y estructurada en torno
a sus principales cauces fluviales, el río Fardes y sus afluentes como los ríos Gor y Guadix.
El principal conjunto megalítico se encuentra dispuesto a lo largo de todo el valle del río Gor (García
y Spahni, 1959). Se han distinguido 11 necrópolis de tipo disperso, situadas sobre las laderas próximas a
los bordes del barranco que ha generado el río en la zona, y compuestas casi exclusivamente por sepulturas
ortostáticas en las que las principales diferencias arquitectónicas se remiten al tamaño y la forma de la cámara
funeraria (Afonso et al., 2008). Aún con la dispersión, algunas necrópolis incluyen un amplio número de
megalitos, destacando La Sabina con 51 tumbas, La Gabiarra con 15 o Las Majadillas y Llanos de Olivares
con 23, conformando la mayoría de las agrupaciones una unidad en lo que respecta al control estructurado
del territorio (Spanedda et al., 2014; Cabrero, 2018; Cabrero et al., 2020). Estudiados, como muchas de las
agrupaciones vecinas ya por L. Siret y P. Flores, los cuales excavaron un total de 166 tumbas, este conjunto
fue incluido en la obra de G. y V. Leisner (1943), quienes sólo publicaron 82 tumbas, por lo que no fue
hasta el estudio sistemático de M. García y J. C. Spahni (1959) que se volvió a constatar la existencia de, al
menos, 198 dólmenes, estimándose que habían desaparecido otros 40 desde la época de L. Siret. Es posible,
sin embargo, que algunos sepulcros no estuvieran bien correlacionados y que la destrucción haya sido algo
menor, lo que también podría aplicarse a las nuevas localizaciones (Manarqueoteca, 2001; Spanedda et al.,
2014; Cabrero et al., 2021).
Siguiendo en dirección oeste hacia los Montes Orientales, las agrupaciones de tumbas comienzan a
disminuir pero no dejan de ser numerosas. Destacan los conjuntos ortostáticos dispuestos en torno al río
Fardes y sus proximidades, situados a menos de 10 km3 del río Gor. Se trata de un total de 7 grupos entre los
que destaca Fonelas con 15 tumbas, la única necrópolis con estudio arqueológico tras los trabajos de L. Siret
(Ferrer, 1976 y 1977; Ferrer et al., 1988), habiendo desaparecido muchas tumbas por los trabajos agrícolas.
Situación similar ocurre en el territorio de Morelábor, donde destacaba la necrópolis de Los Eriales con 48
sepulturas, relacionada con el poblado calcolítico y argárico del Cerro de los Castellones (Molina et al.,
1975; Aguayo, 1977) y hacia el norte en Pedro Martínez, con los conjuntos de El Espartal con 39 dólmenes
o Cañada del Águila con 10 (Leisner y Leisner, 1943), de las que tampoco queda prácticamente nada,
a excepción de los que fueron puestos en valor en Morrón de la Meseta (Sánchez, 2016). En cualquier
caso, nuevas actividades de prospección arqueológica sistemática podrían reservar sorpresas y facilitar
programas de investigación, como ha sucedido con la necrópolis de Panoria (Darro), compuesta por 19
sepulturas ortostáticas (Arboledas y Alarcón, 2013).
La tipología mayoritaria para todo el territorio es la sepultura ortostática con corredor de acceso y planta
poligonal resultando muy escasa la presencia de las sepulturas de mampostería con corredor y cámara circular,
de las cuales únicamente conocemos su existencia gracias al corpus de los Leisner (1943), ya que ninguna ha
sido documentada en las actividades recientes. Destaca, eso sí, su concentración en determinadas necrópolis.
Para el territorio del valle del río Gor L. Siret documentó un pequeño grupo de sepulturas tipo tholos,
a menos de 2 km del poblado fortificado de Las Angosturas, que fue objeto de excavaciones en época
más reciente (Botella 1980). Según la publicación de los Leisner (1943: 120) y de M. García Sánchez y
3 Desde la necrópolis de La Gabiarra hasta la de Fonelas.
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M. E. Calvín Velasco, J. A. Cámara Serrano y F. Molina González
J. C. Spahni (1959: 76) se trata de dos pequeños tholoi pertenecientes a la necrópolis de La Torrecilla:
Las Angosturas L8, cuya cámara mide 2 m de diámetro, y Las Angosturas L12. De ambas sepulturas M.
García Sánchez y J. C. Spanhi habían señalado su desaparición en los años 50, aunque las prospecciones
recientes en La Torrecilla muestran restos de tumbas que quizás originalmente tuvieron cámara circular
pero, habiendo desaparecido todas las piedras de las partes más altas de las cámaras, es difícil de probar
sin una excavación de los niveles aún cubiertos por sedimentos que nos muestre restos de la estructura de
mampostería.
El otro conjunto de posibles tholoi se documenta en la necrópolis de El Espartal, entre Delgadillo y Pedro
Martínez. Incluye dos sepulturas que los Leisner denominan Rundgräber mit Gang (Leisner y Leisner,
1943: 128): Puntal de la Rambla 6 y Puntal de la Rambla 5, de 1,8 y 1,5 m de diámetro respectivamente. Se
trata de una agrupación funeraria mayoritariamente compuesta por sepulturas ortostáticas (37) frente a sólo
dos circulares con corredor, situada a menos de 2 km de Los Eriales y del poblado fortificado del Cerro de
los Castellones (Molina et al., 1975; Aguayo, 1977) en Laborcillas.
A pesar de la presencia de poblados fortificados de cierta envergadura como Las Angosturas o Cerro
de los Castellones, el número de sepulcros en mampostería (tholoi por las pequeñas dimensiones de las
cámaras), es escaso, aunque sea significativa su asociación. Si bien es muy probable que el irrefrenable
proceso de destrucción de los sepulcros situados en llanura iniciase incluso antes de las actividades
de investigación de L. Siret, también parece que las concentraciones de sepulcros en mampostería
decrecen a medida que nos alejamos de Los Millares, un aspecto constatado ya en el mismo curso del
Río Nacimiento.
6.7. Otros territorios almerienses
Al margen de las áreas de influencia de Los Millares, existen otros puntos de Almería donde también podemos
encontrar sepulturas en mampostería de corredor y cámara circular (fig. 4). Sin embargo, las principales
diferencias con las áreas ya tratadas radican sea en la distribución de las sepulturas, con menos tendencia
a mostrar alineaciones, y en la disposición de las necrópolis concentradas, que muestran pequeños núcleos
circundando los asentamientos, sea en los tipos predominantes. En relación con este último aspecto, frente
a las abundantes sepulturas ortostáticas con corredor del grupo millarense, nos encontramos un territorio
donde dominan los Rundgräber y en el que aparecen esporádicamente tipos poligonales (Maicas, 2005),
mientras que las tumbas en mampostería de corredor y cámara circular continúan siendo muy minoritarias.
Esta nueva dualidad “sepulcro de corredor en mampostería – rundgrab” se manifiesta especialmente en el
área de la Cuenca de Vera (Delibes et al., 1996).
En primer lugar destacamos las agrupaciones de la Cuenca de Vera estructuradas en torno al
valle del río Almanzora. En su desembocadura hacia el mar Mediterráneo encontramos uno de los
yacimientos más relevantes, Almizaraque en Cuevas del Almanzora (Delibes et al., 1986), para el
que L. Siret señaló la presencia de tres sepulturas, para la hoy conocida como necrópolis de La
Encantada. Los Leisner sólo describen muy detalladamente una de ellas, un Kuppelgrab denominado
Almizaraque, también conocido como La Encantada I (Almagro, 1965), y mencionan la existencia de
dos Grabkammer de los cuales desconocemos tanto su forma como sus dimensiones, (aunque señalan
que uno de ellos estaba construido con losas). Posteriormente, en el trabajo de M. J. Almagro (1965)
se señala la presencia de otro posible tholos, La Encantada II (dolmen 2 según P. Flores), mientras
que con la Encantada III, no se pudo establecer qué tipo de tumba era, al encontrarse prácticamente
desaparecida (Almagro, 1965).
A medida que remontamos el curso del Almanzora, aparecen agrupaciones megalíticas integradas en su
mayoría por sepulturas sin corredor y cámara circular, como el grupo de Arbolea con 5 sepulcros y Cantoria
con 19, separados de Almizaraque por más de 16 km.
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Hacia el sur, en el entorno de Antas y Vera, aparecen algunas cistas de forma esporádica, sin embargo en
el grupo de Mojácar, a menos de 7 km de Vera, sí documentamos las primeras sepulturas en mampostería
con corredor y cámara circular. Se trata de un conjunto de 9 sepulturas dispuestas en torno al río Aguas, 4
Rundgräber, 3 Kuppelgräber, 1 megalithisches Ganggrab o sepultura ortostática con corredor y 1 Steinkiste
o cista (Leisner y Leisner, 1943). Es significativo comprobar que estos tres supuestos tholoi son realmente
sepulturas de cubierta plana, ya que la cámara más pequeña mide 5 m de diámetro (tabla 1): Campo de
Mojácar 2, Loma de Belmonte 1 y Cabecito de Aguilar. Se trata de un conjunto que posiblemente se encuentre
relacionado con el cercano poblado de Las Pilas (Pino et al., 2018). A menos de 3 km encontramos el
conjunto de Turre compuesto por 2 Rundgräber y 3 Rundgräber mit Gang, de los cuales dos son sepulturas
de cubierta plana, de menor tamaño que las de Mojácar.
Retomando el cauce del Almanzora, hacia el curso medio se documenta otro posible tholos en la localidad
de Fines. Sin embargo la concentración más significativa aparece hacia el curso alto del río en Purchena,
donde los Leisner señalan 6 necrópolis. En todas estas agrupaciones predominan las sepulturas sin corredor
y cámara circular, apareciendo en cinco de ellas las variantes que presentan corredor de acceso. Este es el
caso del conjunto de La Atalaya compuesto por 12 Rundgräber y 3 Rundgräber mit Gang, la necrópolis
de Jocalla que presenta 1 Rundgräber y 2 Rundgräber mit Gang, al igual que Buena Arena, con sólo dos
posibles sepulturas en mampostería con corredor y cámara circular, y Llano de Jautón con 6 Rundgräber y
otro posible tholos. Llegados a este punto algunos investigadores han considerado que El Jautón 5 podría
haber sustentado una falsa cúpula por las grandes dimensiones de su cámara (6,80 x 5,60 m) y la presencia
de un pilar central (Maicas, 2007; Lozano, 2017; Aranda et al., 2017). Por nuestra parte, esta teoría quedaría
descartada ya que la sepultura no presenta corredor de acceso, y como ya se ha comentado, un diámetro
Fig. 4. Distribución de las necrópolis que presentan sepulturas en mampostería con corredor de acceso y cámara circular
con diámetro de ≥ 4m.
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M. E. Calvín Velasco, J. A. Cámara Serrano y F. Molina González
superior a 4 m no podría sustentar el empuje de una falsa cúpula. Además, como también se ha indicado, los
pilares o columnas no servirían para sustentar losas de cierre pesadas, siendo consideradas más elementos
rituales que arquitectónicos (Leisner y Leisner, 1941; Blance, 1971; Cámara y Molina, 2005; Calvín, 2014).
Como ejemplo similar a esta tumba señalamos la sepultura de cámara circular sin corredor de El Cerro de
Tomás Meina, de 13,50 x 16 m de diámetro (Cara, 1997). Por último, la necrópolis de Las Churuletas se
compone de 5 Rundgräber y 1 Rundgräber mit Gang, Las Churuletas 4, que según las características que
presenta sería una sepultura de cubierta plana (tabla 1).
7. DISCUSIÓN: ASPECTOS SOCIALES Y CRONOLÓGICOS
El estudio de los ajuares funerarios de las sepulturas de cubierta plana para las necrópolis de Los Millares,
Los Rubialillos y Las Peñicas reveló dos aspectos fundamentales (Calvín, 2014 y 2019):
Se trata de sepulturas, en general, de nivel social alto si atendemos a la variedad y calidad de los
elementos presentes en el ajuar, aunque en ocasiones no se puede determinar para ciertas tumbas debido a
su alto grado de expolio y destrucción.
La ausencia de ciertos tipos de objetos de ajuar como la cerámica campaniforme podría sugerir que estas
sepulturas no continuaron su uso a partir del Cobre Tardío (2500 cal a. C.).
La ampliación del estudio de los ajuares al resto de las sepulturas de cubierta plana documentadas en
la provincia de Almería (tabla 2) parece confirmar estas hipótesis, ya que en ciertos conjuntos, como en el
grupo de Mojácar, las tumbas de cubierta plana presentan unos ajuares típicos de los niveles jerárquicos
A y B propuestos para la necrópolis de Los Millares (Afonso et al., 2011), con presencia de abundantes
puntas de flecha, puñales de sílex, cerámicas decoradas, punzones e ídolos de hueso además de elementos
de cobre. La sepultura de mayor tamaño, Cabecico de Aguilar, destaca por la presencia de un cuenco de
cerámica simbólica y un recinto de 5 betilos, aunque también Llano del Manzano 4 presenta un gran recinto
rectangular con 42 betilos.
Tabla 2. Proporción de los tipos arquitectónicos funerarios por zonas.
Alto
Baja Alpujarra
Bajo Campo Pasillo de Andarax y y Campo de Altiplano Cuenca
Andarax de Níjar Tabernas Nacimiento
Dalías
de Guadix de Vera
S. ortostática con corredor 205
y cámara poligonal
S. ortostática sin corredor
0
y cámara poligonal
S. ortostática sin corredor
2
y cámara circular
S. de mampostería con
58
corredor, cámara circular
y falsa cúpula
S. de mampostería con
12
corredor, cámara circular
y cubierta plana
Cista
3
Cueva artificial
3
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1
178
106
7
390
6
2
7
8
0
6
3
1
10
0
6
1
86
18
7
13
1
4
12
2
9
0
1
0
6
1
0
1
0
0
0
0
0
2
0
10
0
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En cuanto a la sepultura de Las Churuletas y el conjunto de Turre, los ajuares son más básicos,
compuestos sobre todo por cerámicas sin decoración, puñales de sílex y punzones de hueso.
Similar es el ajuar de la sepultura de Tabernas, Cañada de los Meones 1, todo lo contrario a lo
documentado en Loma del Llano de las Eras 2, con abundantes hachas pulimentadas, puñales y puntas de
flecha de sílex y cerámica decorada, o en Rambla de los Pozicos 8, la cual destaca por la presencia de 14
ídolos de alabastro situados cada uno cerca de los cráneos de 14 de los 20 esqueletos documentados, lo
que indica una posible relación de cada individuo inhumado con el ídolo más cercano (Leisner y Leisner,
1943: 75). Los recipientes decorados de estas últimas sepulturas se encuentran también en la tradición
del Neolítico Reciente. Para la agrupación de Los Rubialillos, respecto a las sepulturas de cubierta plana
no se documentó un gran número de objetos de ajuar debido a su alto grado destrucción, apenas unos
cuantos fragmentos cerámicos en Los Rubialillos 1 y un fragmento de hacha de cobre para Los Rubialillos
3 (Calvín, 2019).
En la necrópolis de Las Peñicas y El Tejar la única sepultura de cubierta plana presenta el ajuar más
relevante de todo el conjunto. En ella se han documentado restos de 100 individuos inhumados junto con
hachas pulimentadas, puñales de sílex, puntas de flecha, ídolos falange, punzones de hueso, etc., mientras
que en el resto de tumbas los ajuares son más bien escasos. Parece ser que en esta necrópolis se observa una
relación entre tamaño y riqueza de las sepulturas (Calvín, 2019), siendo probablemente la tumba de cubierta
plana el lugar de enterramiento de las élites de Cerricos II, aunque debemos tener en cuenta el alto grado de
expolio y destrucción del resto de las sepulturas.
En cuanto al resto de grupos, exceptuando las tumbas de la necrópolis de Los Millares, apenas hay datos
sobre su ajuar, como sucede en la sepultura de Cerro Cánovas de Berja o en el conjunto de Los Peñones de
Tabernas, por lo que es difícil hacer valoraciones sociales.
En cuanto a la distribución espacial, en el territorio del Grupo Arqueológico de Los Millares, las
sepulturas de cubierta plana aparecen generalmente junto a los tholoi en entornos donde predominan las
tumbas ortostáticas con corredor. Por el contrario, el número de tholoi en la cuenca de Vera es muy reducido,
como lo son también las tumbas de cubierta plana, predominando los Rundgräber.
En el aspecto cronológico, este nuevo estudio ha dado un aparente giro a las teorías hasta ahora
propuestas. En ninguna de las tumbas de cubierta plana estudiadas precedentemente se habían documentado
objetos típicos del Cobre Reciente, sin embargo, en la sepultura Loma de Belmonte 1 se localizó un
vaso campaniforme de estilo marítimo, un brazalete de arquero y diversos puñales de lengüeta de cobre,
elementos todos propios del Cobre Reciente (a partir del 2500 cal a.C.), junto con más de 100 individuos
enterrados. Indudablemente, este uso de las sepulturas en el Cobre Reciente se relaciona con el período
de ocupación del cercano poblado de Las Pilas (Alcaraz, 1990; Pino et al., 2018), pero contrasta con lo
que hemos observado para la mayoría de las tumbas de cubierta plana que no muestran esa continuidad de
uso. Lo que sí coincide es su inicio en momentos relativamente tempranos si atendemos a la presencia de
algunos recipientes con numerosas asas en la tradición de la Cultura de Almería.
Respecto a las dataciones actualmente disponibles (tabla 3 y fig. 5), es interesante señalar que la
investigación no ha distinguido los distintos tipos de sepulturas en mampostería con corredor y cámara
circular a la hora de realizar un estudio cronológico (Aranda et al., 2017, 2020a y 2020c), considerándolas
todas como pertenecientes a un único tipo (Lozano y Aranda, 2017; Lozano, 2017).
Atendiendo a los conjuntos de la Cuenca de Vera (Aranda et al., 2017 y 2020c), según las dataciones
para las tres únicas sepulturas de cubierta plana, sólo Loma de Belmonte 1 presenta un intervalo de uso
durante todo el Calcolítico hasta el Cobre Final, mientras que Campo de Mojácar 2 sólo presenta fechas
hasta inicios del Cobre Pleno y Las Churuletas 4 hacia comienzos del Cobre Tardío. Estas dataciones, junto
con el análisis de los objetos de ajuar, nos confirmarían la propuesta de que el uso funerario de las tumbas de
cubierta plana no se prolongaría mucho más allá de finales del Cobre Pleno, siendo la única clara excepción
Loma de Belmonte 1 (tabla 3). Si bien es necesario hacer hincapié en el insuficiente número de dataciones
sobre las sepulturas del grupo de Purchena, ya que con sólo dos muestras, las dataciones obtenidas no serían
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M. E. Calvín Velasco, J. A. Cámara Serrano y F. Molina González
Tabla 3. Cronología de las sepulturas en mampostería con corredor y cámara circular con diámetro
de ≥ 4 metros.*
Sepultura
Elementos de ajuar diagnósticos
Cronología
1 σ cal AC
2 σ cal AC
Loma de Belmonte 1
Campaniforme marítimo, brazalete de arquero, puñal con lengüeta
Cobre Antiguo/
3125-3010/
3235-2970/
Campo de Mojácar 2
–
Las Churuletas 4
–
LM 57
Cerámica simbólica
LM 74/XIII **
Campaniforme marítimo, puñal
con lengüeta de cobre
2370-2255
3130-3050/
2995-2900
Neolítico Final/ 3330-3090/
Cobre Tardío
2570-2460
Cobre Pleno
2904-2780/
2832-2500
Cobre Antiguo/ 3480-3130/
2425-2140
3185-3030/
3015-2870
3340-3020/
2580-2450
2911-2705/
2851-2491
3490-3100/
Cobre Final
Cobre Tardío/
Bronce Tardío
2580-2340
2470-2300/
1740-1520
El Barranquete nº 9 ** Vasos carenados
Cobre Final
Cobre Antiguo
2570-2460
2470-2340/
1690-1540
* Dataciones de Aranda et al., 2017 y 2020c y Molina et al., 2020a; ** sepulturas tipo tholoi
tan representativas del período de uso funerario. En cualquier caso, los materiales de ajuar y las dataciones
disponibles podrían situar el origen de las sepulturas en mampostería con corredor y cámara circular con
cubierta plana durante el Neolítico Final en los grupos de Mojácar y Purchena. De hecho las dataciones para
la Cuenca de Vera barajan la posibilidad de que las sepulturas de corredor y cámara de tendencia circular
pudieran ser ligeramente anteriores a los Rundgräber (Aranda et al., 2017), con un origen en la primera
mitad del IV milenio a. C. Aun cuando existen algunos materiales de tradición neolítica en varios algunos
de los sepulcros, la anterioridad de estos respecto a los Rundgräber constituye una hipótesis que requiere
una mayor contrastación. Además, entre estas sepulturas con corredor y cámara de tendencia circular, la
mayoría no presentan estructura en mampostería, quedando fuera de los objetivos de este trabajo.
Para el área del Grupo Arqueológico de Los Millares contamos con una única tumba de cubierta plana
datada, precisamente de la necrópolis de Los Millares, la LM 57. Se trata de una sepultura con 30 inhumados
y un ajuar de gran prestigio compuesto por numerosas puntas de flecha, hojas de sílex, ídolos falange, tolva
y antropomorfos, cerámica simbólica y un hacha, un punzón, una aguja y un puñal de cobre (Leisner y
Leisner, 1943: 32). La probabilidad conjunta de las 4 fechas obtenidas nos indica que su uso funerario se
enmarca entre 2902 y 2575 cal AC dentro del Calcolítico Pleno básicamente (Molina et al., 2020a: 206).
Esto nos indica que esta sepultura podría haber dejado de ser utilizada en momentos precampaniformes, lo
que coincidiría con la cronología atribuida a los objetos de ajuar documentados en la mayoría de las tumbas
de este tipo, a excepción, como hemos dicho, de Loma de Belmonte 1.
Según las adscripciones cronológicas de L. Siret y los Leisner, la mayor parte de las sepulturas que
presentan signos de reutilización posterior a la Edad del Cobre son de tipo ortostático, o son sepulturas
sin corredor, destacando los Rundgräber para la zona de la Cuenca de Vera, como Campo de Mojácar 4 y
Loma de la Atalaya 8, y las ortostáticas con corredor y planta poligonal del grupo de Los Millares, como
Huéchar 3 y Loma de Galera 16 (Leisner y Leisner 1943; Lorrio, 2008). Lo mismo sucede con algunas
sepulturas ortostáticas de la zona granadina como el sepulcro Domingo 1 de Fonelas (Ferrer, 1978; Ferrer
y Baldomero, 1977) o Llano de la Sabina 98 y Baños de Alicún 6 en el valle del río Gor (Lorrio, 2008) con
objetos adscritos al Bronce Final.
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Fig. 5. Dataciones calibradas de las sepulturas en mampostería con corredor y cámara circular de ≥ 4m, realizadas con
el programa Calib 7.1.1 siguiendo la curva IntCal20 (Reimer et al., 2020).
En el caso de las sepulturas con corredor y cámara circular, han sido reutilizados varios tholoi como
las sepulturas Los Millares 17/I y 71, la tumba 9 de El Barranquete (reutilizaciones durante el Bronce
Argárico, conocidas gracias a las dataciones sobre los restos humanos y no a los objetos de ajuar) y Pozos
del Marchantillo 1 en Tabernas, y sólo una sepultura de cubierta plana: Cañada de los Meones 1, cuyo ajuar
se compone de 4 hachas de piedra pulida, un conjunto de puntas de flecha y 9 puñales de sílex, fragmentos
de punzones de hueso y el fragmento de una pulsera de cobre o bronce4 (Leisner y Leisner, 1943: 77).
Un último aspecto debemos considerar, la posibilidad de que, como otros elementos relacionados con el
ritual, las sepulturas de cubierta plana pudieran constituir un indicador de la expansión de la influencia de
determinados centros políticos, especialmente de Los Millares. El escaso número de tumbas documentado
conlleva que cualquier consideración que hagamos resulte arriesgada, especialmente cuando, como hemos
visto, se constatan en áreas situadas al exterior del propio Grupo Arqueológico de Los Millares. En cualquier
caso, la articulación entre tipos de sepulcros, por un lado al oeste de Almería entre sepulcros ortostáticos
frente a sepulcros en mampostería y, por otro en el este entre Rundgräber y, raramente, tumbas de tendencia
circular con corredor no realizadas en mampostería, frente a sepulcros en mampostería con corredor, ya
es un indicio de oposición. Además el número de sepulcros en mampostería de cubierta plana, aun con las
diferencias en la investigación, así como el propio número de tholoi decrecen a medida que nos alejamos del
Bajo Andarax, con pequeñas concentraciones todavía en el valle del Río Nacimiento y el Río de Gor, junto a
los poblados centrales de ambos territorios, lo que demuestra la emulación de este tipo de sepulcros por las
4
Los Leisner no llegaron a diferenciar qué tipo de material es, pudiendo tratarse de cobre arsenicado, lo que llevaría a la confusión
con el bronce.
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M. E. Calvín Velasco, J. A. Cámara Serrano y F. Molina González
élites locales, mientras en el Poniente almeriense se desconocen casos claros. Esto estaría en relación con
las propuestas sobre el control del Poniente desde otros núcleos, como Ciavieja donde, como en Millares
o Almizaraque, se ha localizado una importante concentración de cerámica campaniforme, rasgo que se ha
referido como típico de los centros políticos comarcales (Molina et al., 2017).
8. VALORACIÓN FINAL
Las sepulturas en mampostería con corredor, cámara circular y cubierta plana destacan por ser un tipo
que hasta la fecha sólo se ha podido documentar en Almería. En total, se ha constatado la presencia de 29
tumbas repartidas por toda la provincia, pero con mayores concentraciones en el Bajo Andarax y las zonas
inmediatas. Sin embargo, es cierto que la escasez de datos de tipo arquitectónico no ha contribuido a poder
realizar un estudio mucho más exhaustivo, así como ha contribuido a aumentar las posibles confusiones
generadas por la presencia de aproximaciones de hiladas en sepulturas cuyos diámetros son iguales o
superiores a 4 m, lo que las ha clasificado tradicionalmente, en términos estrictos, de manera errónea como
sepulcros con falsa cúpula. Es necesario hacer hincapié en que sólo con sistemas adicionales de contención
de los empujes de las cubiertas, como en el caso de Los Millares 74/XIII y El Barranquete 9 (sepulturas
de sección mixta cilíndrica y cónica con diámetros de 4 m), las paredes pueden continuar desde que
empiezan a aproximarse hasta cerrar en falsa cúpula. De lo contrario, sin estos refuerzos, las sepulturas de
grandes diámetros tenderán a mostrar una curvatura de las paredes por aproximación de hiladas que incluso
partiendo de la base llegarían a un punto en que cerrarán la techumbre con una losa plana, generando una
sección troncocónica (casi cilíndrica para las de mayor tamaño en las que no se constata casi ninguna
hilada aproximándose) y no cónica como sería característico de un tholos. Otro problema, dado el estado
de preservación actual de los sepulcros, sería probar si los de menor tamaño llegaron siempre a constituir
la tholos en su integridad.
Para concluir, se trata de sepulturas cuyo nivel social se puede vincular a los estatus elevados de las
comunidades que las utilizaban, durante un período de tiempo concreto, terminando su uso, en la mayoría
de los casos, al final del Cobre Pleno, con la excepción de Loma de Belmonte 1. Es arriesgado teorizar sobre
el origen de este tipo de sepulcro, teniendo en cuenta la variabilidad de las pocas dataciones radiocarbónicas
que hay sobre las sepulturas de cubierta plana, pudiendo únicamente aproximarnos a los momentos finales
del Neolítico en la Cuenca de Vera y al Cobre Temprano en el área de Los Millares.
AGRADECIMIENTOS
Este trabajo se incluye en los preparativos del Proyecto “Producción artesanal y división del trabajo en el Calcolítico
del Sudeste de la Península Ibérica: un análisis a partir del registro arqueológico de Los Millares (PARTESI)” financiado por la Agencia Estatal de Investigación del Ministerio de Ciencia e Innovación (PID2020-117437GB-I00/ AEI/
10.13039/501100011033).
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Archivo de Prehistoria Levantina
Vol. XXXIV, Valencia, 2022, p. 83-108
Permanent IRI: http://mupreva.org/pub/1588
Creative Commons BY-NC-SA 3.0 ES
ISSN: 0210-3230 / eISSN: 1989-0508
María Eugenia CALVÍN VELASCO a, Juan Antonio CÁMARA SERRANO b
y Fernando MOLINA GONZÁLEZ b
Revisión tipológica de los sepulcros calcolíticos
del cuadrante Sureste de la Península Ibérica.
Las sepulturas construidas en mampostería
con corredor, cámara circular y cubierta plana
del Grupo Arqueológico de Los Millares
RESUMEN: Se presenta una revisión de la arquitectura funeraria del sureste de la Península Ibérica
durante el Calcolítico para el territorio de influencia del Grupo Arqueológico de Los Millares, así
como otros puntos de Almería. Se han analizado las características arquitectónicas de las sepulturas en
mampostería con corredor y cámara circular, con el objetivo de esclarecer el tipo de cubrición de estos
sepulcros, tradicionalmente denominados tholoi, en muchos casos de manera errónea. Se ha llevado a
cabo también una aproximación social y cronológica a través del estudio de sus ajuares y las dataciones
disponibles. Se han identificado 29 sepulturas que presentan una cubierta plana, con un estatus social
elevado y especial concentración en el Bajo Andarax. Su intervalo de uso se sitúa entre el último tercio
del IV milenio a.C. y mediados del III milenio a.C.
PALABRAS CLAVE: Los Millares, Calcolítico, arquitectura funeraria, estudio tipológico, sureste de
la Península Ibérica.
Typological review on Chalcolithic graves from Southeastern Iberia.
The masonry graves with corridor, circular chambers and flat roof
of Los Millares Archaeological Group
ABSTRACT: A review of Iberian Southeast Chalcolithic funerary architecture, for the territory of
influence of Los Millares Archaeological Group, in addition to other areas in Almería, is presented
here. Architectonic features of masonry graves with corridor and circular chamber have been analyzed,
in order to define the type of covering presented by these tombs, traditionally called tholoi, in many
cases erroneously. A social and chronological approach has also been carried out through the study of
their grave goods and the available dating. 29 graves have been identified as having a flat roof, with a
high social status and a special concentration in the Lower Andarax basin. Their period of use is mainly
placed between the last third of the IV millennium BC and the middle of the III millennium BC.
KEYWORDS: Los Millares, Chalcolithic, funerary architecture, typological study, southeastern Iberia.
a Programa de Doctorado en Historia y Artes, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Granada.
me.calvin.v@gmail.com
b Dpto. de Prehistoria y Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Granada.
jacamara@ugr.es | molinag@ugr.es
Recibido: 14/06/2021. Aceptado: 20/02/2022.
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M. E. Calvín Velasco, J. A. Cámara Serrano y F. Molina González
1. INTRODUCCIÓN
El Sureste de la Península Ibérica alberga una de las mayores concentraciones de monumentos funerarios,
correspondientes a fines del Neolítico y al desarrollo de la Edad del Cobre, de toda Europa. En la zona se
encuentran ampliamente representados diferentes tipos de tumbas, desde aquellas más sencillas sin corredor
de acceso y cámara circular simple a complejos sepulcros como los tholoi o las sepulturas con corredor de
acceso, cámara circular y cubierta plana.
Contamos con abundantes estudios sobre arquitectura funeraria calcolítica para el sur de la Península
Ibérica (Leisner y Leisner, 1943; García y Spanhi, 1959; Almagro y Arribas, 1963; Blance, 1971; Acosta
y Cruz-Auñón, 1981; Cruz-Auñón, 1983-84; Afonso et al., 2008; Lozano, 2011; Calvín, 2014 y 2019)
si bien la tradición investigadora no ha tenido tanto en cuenta la variedad tipológica, centrándose en
analizar otras pautas no menos interesantes en relación con los sepulcros megalíticos del Sureste como su
cronología (Balsera et al., 2015; Lozano, 2017; Lozano y Aranda, 2017; Aranda et al., 2017, 2018, 2020a
y 2020c; Molina et al., 2020a), las reutilizaciones (Lorrio, 2008; Aranda et al., 2020b) o el significado del
emplazamiento y distribución de los sepulcros (Maldonado et al., 1991-92; Cámara, 2001; Cámara et al.,
2014; Spanedda et al., 2014; Cabrero, 2018; Cabrero et al., 2020).
En lo que respecta a la tipología, contamos con una serie de trabajos que han estudiado en
profundidad la arquitectura megalítica estableciendo diferentes tipos en función de una serie de criterios
consideraros más relevantes por sus investigadores, mayormente la complejidad de la construcción,
la forma de las cámaras funerarias o la existencia de corredores. Destaca en primer lugar la obra
de referencia sobre el Megalitismo del sur de la Península Ibérica del matrimonio alemán G. y V.
Leisner (1943), recogiendo para el Sureste la información cedida por Luis Siret. A partir de este corpus
megalítico comienzan a surgir otros trabajos centrados en áreas más concretas como el de M. García
Sánchez y J. C. Spanhi (1959) para los sepulcros del valle del río Gor en Granada o el de M. Almagro
y A. Arribas (1963) para la necrópolis de Los Millares, así como otros que pretendían abarcar toda
Andalucía como los de P. Acosta y R. Cruz-Auñón (Acosta y Cruz-Auñón, 1981; Cruz-Auñón, 198384) o centrados en sepulcros relacionados con el mundo megalítico pero realizados excavándolos en
la roca (Berdichewsky, 1964; Rivero, 1988). De hecho, la excavación de una parte de la construcción
es un rasgo que afecta también a varias partes de los sepulcros tradicionalmente considerados como
verdaderos megalitos.
En cualquier caso, desde principios del siglo XX todas las investigaciones realizadas sobre las sepulturas
del Sureste se habían limitado a catalogar como tholoi a aquellas tumbas que presentaban un corredor de
acceso y cámara circular construidas por un alzado de mampostería, a veces con lajas de revestimiento,
y un túmulo de tierra y piedras, considerando que todas ellas presentaban la singularidad de cubrir la
cámara con una falsa cúpula a partir de la aproximación de hiladas. Esta situación venía favorecida por
las tesis orientalistas de principios del siglo XX (Leisner y Leisner, 1951; Blance, 1961; Childe, 1968)
que comparaban estas estructuras funerarias con los tholoi micénicos y cretenses, estableciendo por tanto
un origen común para todos desde el Egeo. Aunque las teorías orientalistas finalmente fueran refutadas
en favor de las autoctonistas (Renfrew, 1970, 1973 y 1979), se continuó catalogando como tholoi a todos
aquellos sepulcros que cumplieran la norma citada.
Así, no es hasta la publicación de B. Blance (1971) cuando se señala la presencia de un tipo de sepulcros
idénticos a los tholoi en su sistema de alzado y esquema planimétrico, con la diferencia que estos no podrían
presentar una falsa cúpula debido a las dimensiones de la cámara funeraria y los empujes que tendría que
soportar la construcción. Esta pauta arquitectónica no se había tenido en cuenta en ningún estudio previo
pero tampoco B. Blance llegó a diferenciar claramente qué sepulturas con corredor de acceso y cámara
circular del Sureste sustentarían una cubierta plana en lugar de una falsa cúpula. A partir de esta obra se
consideró la existencia de este tipo arquitectónico para las necrópolis calcolíticas pero sin identificar las
tumbas (Molina y Cámara 2005 y 2009). Esta identificación concreta se realizó, al final, para la necrópolis
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Revisión tipológica de los sepulcros calcolíticos del cuadrante Sureste de la Península Ibérica
85
de Los Millares, en la que se llegó a demostrar la presencia de estas sepulturas (Calvín, 2014). Lo mismo
se ha hecho con posterioridad para otros enclaves de menor entidad como Los Rubialillos (Tabernas) y Las
Peñicas (Níjar) (Calvín, 2019).
En cualquier caso, aún es necesario realizar un análisis a mayor escala en el área de influencia de Los
Millares que es, hasta la fecha, la zona donde se constata con mayor seguridad la existencia de este tipo
constructivo.
2. OBJETIVOS Y MÉTODOS
En este trabajo pretendemos realizar una aproximación a la existencia del tipo de sepultura en mampostería
con corredor de acceso y cubierta plana señalado por B. Blance (1971) en diferentes áreas del Sureste de
la Península Ibérica. Se pretende definir si existen diferencias cronológicas con respecto a otros tipos de
tumbas, concentraciones en relación con ciertas comarcas o yacimientos o asociación a otros rasgos que
permitan hablar de variabilidad en términos sociales.
En muchos casos este tipo de sepultura ha sido clasificada erróneamente o ha pasado desapercibida
en algunas investigaciones, por lo que, en primer lugar, es necesario realizar una revisión de los tipos
arquitectónicos de las necrópolis donde podrían documentarse estas estructuras.
Para ello se ha realizado un estudio en profundidad de aquellos documentos y trabajos, fundamentalmente
de G. y V. Leisner (1943), en los que se indica la existencia de necrópolis con sepulturas en mampostería
con corredor de acceso y cámara circular. Este estudio se basa en la lectura de las técnicas constructivas
de dichas estructuras con la finalidad de diferenciar las que se cubrieron con una falsa cúpula de las que
utilizaron una cubierta plana, según las dimensiones de las cámaras, la profundidad de la cimentación
excavada y el tamaño de los túmulos y los sistemas de contención incluidos en estos. Mayores detalles
sobre estos criterios se presentan en el apartado 5 de este trabajo.
Además, el análisis de los objetos de ajuar, junto con las recientes dataciones de C14 (Balsera et al.,
2015; Aranda et al., 2017, 2018, 2020a, 2020b y 2020c; Lozano, 2017; Lozano y Aranda, 2017; Molina
et al., 2020a), nos aportarán más información sobre este tipo de tumba, de forma que se pueda llegar a
establecer su propio intervalo de uso funerario, diferente a los tipos relativamente coetáneos, dentro del
marco general de desarrollo de Megalitismo en el Sureste entre el Neolítico Reciente y el fin del Calcolítico.
3. EL GRUPO ARQUEOLÓGICO DE LOS MILLARES
El yacimiento arqueológico de Los Millares (Molina y Cámara, 2005) en Santa Fe de Mondújar
(Almería), es uno de los referentes más destacados para el estudio de las sociedades de la Edad del
Cobre en Europa. No sólo se caracteriza por su impresionante sistema de delimitación defensivo y
simbólico, compuesto por cuatro líneas de muralla, un sistema de 13 fortines en los cerros próximos
y una extensa necrópolis de sepulcros de corredor con cámara circular y paredes de mampostería
situada junto al poblado principal sino que fue capaz de exportar su modelo socioeconómico y las
estrategias de demarcación territorial, coercitivas y simbólicas a zonas mucho más alejadas para su
control (Cámara, 2001; Cámara et al., 2014).
Las áreas que consideramos bajo la influencia directa de Los Millares han sido propuestas a partir de
la caracterización del llamado Grupo Arqueológico de Los Millares, que ocupa, como zona nuclear, el
Bajo Andarax y, como zonas de control más alejadas el Campo de Níjar y el Cabo de Gata hacia el este,
Sierra Alhamilla y el Pasillo de Tabernas hacia el nordeste, la Hoya de Adra, el Campo de Dalías y la Baja
Alpujarra hacia el suroeste, el valle del río Nacimiento y el Pasillo de Fiñana hasta llegar al Altiplano de
Guadix hacia el oeste y norte, ocupando gran parte de la provincia de Almería y una pequeña zona de la
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M. E. Calvín Velasco, J. A. Cámara Serrano y F. Molina González
Fig. 1. Localización
geográfica aproximada del
Grupo Arqueológico de Los
Millares.
de Granada (fig. 1). Otros grupos arqueológicos contemporáneos, con formaciones sociales similares a la
de Los Millares, se situarían en los territorios contiguos de la Cuenca de Vera y el valle del Almanzora,
los altiplanos granadinos de Guadix-Baza-Huéscar y el Pasillo de Chirivel, y el área murciana de Lorca
(Molina y Cámara, 2005)
Al menos una amplia parte de estos grupos arqueológicos se puede pensar que corresponden a una
formación social en la que conviven un conjunto de comunidades o grupos sociales que compartieron
una serie de características pero que también muestran particularidades resultado de trayectorias históricas
de partida diferentes y una mayor o menor cercanía al centro político. Podríamos resumir los rasgos más
distintivos de estas comunidades en varios puntos (Molina, 1988; Cámara, 2001; Molina y Cámara, 2005;
Cámara et al., 2014):
1. Organización territorial basada en la delimitación a partir de yacimientos rituales (megalitos, abrigos
con pintura rupestre…) de las zonas agropecuarias, rutas de paso y fuentes de agua.
2. Articulación de un sistema de poblados centrales y pequeños asentamientos basados en relaciones de
dependencia e intercambio de productos de tipo subsistencial y no subsistencial.
3. Asociación de necrópolis concentradas, de sepulcros de corredor con cámara circular construidos en
mampostería, a poblados centrales, y de necrópolis megalíticas ortostáticas a veces asociadas a poblados
dependientes pero especialmente dispersas en áreas de explotación extensiva para facilitar su control.
4. El uso de determinados elementos rituales en la justificación de la dependencia y la asimilación, desde
la concentración de símbolos en Los Millares (sepulcros de corredor con cámara circular construidos
en mampostería, representaciones figuradas, cerámica simbólica y campaniforme…) hasta su difusión
de forma marginal por el resto del territorio o la integración de ciertos sistemas de enterramiento
característicos de las poblaciones dependientes en la propia necrópolis de Los Millares.
5. Utilización, al menos desde momentos tempranos del Calcolítico, de sistemas defensivos con
murallas de piedra y fosos además de otros dispositivos complementarios en las zonas de especial
interés (fortines).
6. Existencia de una cultura material mueble específica, que incluye la difusión de formas particulares
en industria lítica, especialmente puntas de flecha de talla bifacial y base cóncava, y en cerámica,
por ejemplo con el descuidado tratamiento superficial de las cazuelas realizadas a partir del molde de
cestería y destinadas a la cocción de alimentos frente a un desarrollo importante de estilos cerámicos
propios de calidad en recipientes de consumo como las cerámicas de las clases “simbólica”, “naranja”
y, finalmente, “campaniforme (del Sureste)”.
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Revisión tipológica de los sepulcros calcolíticos del cuadrante Sureste de la Península Ibérica
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El núcleo principal lo encontramos en Los Millares (Molina y Cámara, 2005) en el Bajo Andarax,
existiendo también otros enclaves de gran entidad pero secundarios, como El Tarajal (Almagro, 1976 y
1977) en Níjar, Terrera Ventura (Gusi, 1986 y 1988) en Tabernas (Almería), Las Angosturas (Botella, 1980)
en Gor o El Cerro de los Castellones (Molina et al., 1975; Aguayo, 1977) en Laborcillas (Granada), que
ayudaban a controlar, como centros subsidiarios, territorios más alejados.
4. LAS NECRÓPOLIS DEL GRUPO ARQUEOLÓGICO DE LOS MILLARES
Dado que a los poblados centrales (de primer y segundo orden) en este territorio se asocian pequeñas
necrópolis, y que, como se ha propuesto al interior del Pasillo de Tabernas (Cámara, 2001; Cámara et al.,
2014; Spanedda et al., 2015), pueden existir también límites al interior de este amplio territorio, el estudio
del tipo concreto de sepulcros dominante en cada área o la concentración de tipos específicos, como el que
aquí nos ocupa, puede ser de particular ayuda para abordar la existencia o no de tales límites, junto con
aspectos ya referidos como la articulación entre poblados y necrópolis (de diverso tipo).
En el área en examen, para el caso de los grandes poblados con sistemas defensivos encontramos
necrópolis concentradas, inmediatas a los asentamientos, con sepulturas de corredor con cámara circular,
construidas en mampostería, en las que se pueden observar, en función a los ajuares, procesos de distinción.
A los poblados de menor entidad y dependientes, de carácter agropecuario, silvo-pastoriles o especializados
en actividades no subsistenciales, todos ellos sin apenas estructuras defensivas, se asocian megalitos
ortostáticos dispersos, raramente pequeñas necrópolis, que delimitan y controlan, a veces en asociación a
abrigos con pinturas rupestres, todo el territorio de explotación (Cámara, 2001; Cámara et al., 2014).
Este modelo de necrópolis concentradas y dispersas puede observarse en diferentes zonas de Almería,
como en el Bajo Andarax, con la necrópolis de Los Millares y los grupos dolménicos de Alhama y Gádor
(Cámara et al., 2014), en el Alto Andarax (Cara y Rodríguez, 1984), en el Pasillo de Fiñana donde contrasta
la necrópolis de Los Milanes y el gran entorno dolménico de Tacita de Plata (Ramos et al., 2005), en el
Pasillo de Tabernas con necrópolis como los Rubialillos junto a Terrera Ventura y dispersiones extensas
hacia los Filabres (Maldonado et al., 1991-92; Cámara et al., 2014), en el territorio del Campo de Níjar,
con la necrópolis del Barranquete y los conjuntos dolménicos dispersos como Amarguilla y Cortijo de
Buenavista (Haro, 2004), e incluso penetrando hacia los altiplanos granadinos donde a necrópolis centrales,
posiblemente vinculadas a poblados como Los Eriales o la necrópolis cercana a Las Angosturas, se
contraponen amplias dispersiones conservadas especialmente a lo largo de los ríos encajados (Leisner y
Leisner, 1943; García y Spanhi, 1959; Afonso et al., 2008; Spanedda et al., 2014).
5. LAS SEPULTURAS DE CUBIERTA PLANA
Los trabajos de Louis Siret y Pedro Flores, especialmente “Los Cuadernos de Campo” y “El Libro de las
Sepulturas”, proporcionaron la base documental con la que trabajaron G. y V. Leisner y que dio lugar a su
publicación de 1943 “Die Megalithgräber der Iberischen Halbinsel: Der Süden”, obra de referencia para
el estudio del Megalitismo andaluz. Este trabajo se divide en varias partes, comenzando por una amplia
catalogación de todas las sepulturas hasta esa fecha documentadas, siendo las provincias con más peso
Almería y Granada, las cuales llegaron a reunir un total de 650 sepulturas distribuidas en 61 grupos.
Dentro de cada grupo, cada sepultura recibe un término que designa su tipología, un aspecto bastante
interesante ya que los Leisner realizaron una sistematización de todas las tumbas documentadas guiados por un
análisis externo de las tumbas excavadas por L. Siret y P. Flores, estableciendo dos tipos principales, las tumbas
de cámara circular y las tumbas megalíticas de corredor (Leisner y Leisner, 1943). Dentro del primer grupo
se incluyen las sepulturas con cámara circular sin corredor o Rundgräber, las sepulturas con corredor, cámara
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circular y falsa cúpula o Kuppelgräber y las sepulturas con corredor y cámara circular denominadas Rundgräber
mit Gang debido a que se desconocía el tipo de cubierta porque en esas tumbas no se apreciaba claramente el
arranque de la cúpula. Aún con este punto de partida hay que tener en cuenta que, a veces, los Leisner clasificaron
erróneamente las sepulturas, como se ha demostrado en la nueva catalogación de la necrópolis de Los Millares
(Calvín, 2014), de forma que en ocasiones encontramos sepulturas de cámara circular ortostáticas o en las que
la cubierta no recurría a la aproximación de hiladas clasificadas como Kuppelgrab, denominación con la que
se refieren a las de falsa cúpula (tholoi). Además, como vemos, los Leisner no llegaron a definir de forma clara
el tipo Rundgräber mit Gang, por lo que dejaron en una categoría ambigua un conjunto de tumbas que podrían
ser desde tholoi hasta sepulturas de mampostería sin falsa cúpula o incluso sepulturas ortostáticas con corredor.
Como se ha indicado, no será hasta los años 70 del siglo pasado, y a raíz de las nuevas excavaciones
en la necrópolis de Los Millares (Almagro y Arribas, 1963), cuando B. Blance (1971) proponga en su tesis
doctoral la existencia de una serie de sepulturas que denominó como “tumbas circulares con corredor”, ya
que según sus características arquitectónicas no habrían podido sustentar la falsa cúpula característica de
los tholoi. En su trabajo indició que estas sepulturas carecían del inicio de la aproximación las hiladas de
piedra que configuran la curvatura de la falsa cúpula y destacó el papel que jugaba en las posibilidades de
sustentación de esta el diámetro de la cámara funeraria, señalando que aquellas que tenían un diámetro igual
o mayor a 4 metros no podrían haber soportado una falsa cúpula y probablemente habrían dispuesto una
cubierta de material orgánico o una losa a partir de una cierta altura. A raíz de estos rasgos, recientemente
se ha podido concretar una clasificación inicial para las sepulturas con corredor de acceso y cámara circular
de Los Millares, Los Rubialillos y Las Peñicas (Calvín, 2019).
Debemos tener en cuenta que la existencia de algunas hiladas en aproximación no implica realmente la
existencia de un tholos real que debe caracterizarse por la conformación general de la techumbre en forma
de (falsa) cúpula y no de tronco de cono o “cúpula troncada”. En este aspecto, se consideran de “cubierta
plana”, en primer lugar, aquellas tumbas que presenten las paredes casi verticales, en ángulos de unos
80-90º respecto al suelo y que, salvo que esas paredes revistieran la roca y sólo en sus últimas hiladas se
produjera la aproximación, indudablemente no pudieron cubrir con falsa cúpula. En segundo lugar, también
se consideran como de cubierta plana otros sepulcros que, aun mostrando aproximación de hiladas desde
una cierta altura, al presentar cámaras de amplias dimensiones, iguales o superiores a 4 m de diámetro,
aun pudiendo llegar a presentar el inicio de una falsa cúpula, cerrarían con una losa plana formando una
sección troncocónica y no ojival (falsa cúpula “no completa”), a no ser con dispositivos que redujeran
mucho los empujes, como amplios túmulos con estructuras de contención (anillos) internas o una profunda
cimentación de la cámara, como en el caso ya referido de las paredes verticales.
El diámetro de la cámara funeraria se considera así esencial para comenzar el estudio de la tipología
de cubierta. Sin embargo, se deben tener en cuenta otros elementos arquitectónicos para establecer una
correcta distinción entre los sepulcros de mampostería con cámara circular que cubrieron con falsa cúpula y
aquellos que no lo hicieron, ya que podemos documentar excepciones si nos ceñimos sólo al tamaño. Estos
elementos son, como hemos dicho (fig. 2):
1. La profundidad de la excavación en la roca virgen de la cámara funeraria, que puede llegar a alcanzar
un tercio de la altura total en los verdaderos tholoi.
3. El diámetro del túmulo, que suele oscilar entre dos y tres veces el diámetro de la cámara y que
para poder soportar la falsa cúpula, aun dependiendo de la altura de esta, interviniendo por tanto el
factor anterior, debería superar esa última medida, si bien en las dimensiones del túmulo también
intervienen factores de tipo social.
3. La cantidad y disposición de los anillos concéntricos o de muretes de contención integrados en el
túmulo. Las sepulturas de cubierta plana normalmente presentan un anillo delimitador y rara vez,
uno interno más, mientras que las de falsa cúpula pueden llegar a tener entre tres y nueve.
4. La verticalidad de las paredes o la aproximación de las hiladas desde puntos cercanos o lejanos al
suelo, en combinación , especialmente, con el criterio 1.
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Fig. 2. Diferencias y similitudes entre la sepultura de falsa cúpula LM XVIII y la sepultura de cubierta plana LM XX
(platas de Almagro y Arribas, 1963).
Teniendo en cuenta todo esto, las cámaras de las sepulturas en mampostería con corredor pueden
presentar las siguientes secciones (fig. 3):
1. Sección cilíndrica. Sepulturas de paredes rectas y cubierta plana, cuya cámara no suele estar excavada
en la roca, y tiene un diámetro a partir de 5 m.
2. Sección troncocónica. Sepulturas de paredes convergentes, sin excavación en la roca, con aproximación de hiladas, cubierta plana y cámaras de 4 m de diámetro.
3. Sección mixta cilíndrica en la base y troncocónica en la parte superior. Sepulturas con cubierta plana,
excavadas o no en la roca, y cámaras entre 4 y 5 m de diámetro.
4. Sección mixta cilíndrica en la base y ojival en la parte superior. Sepulturas con falsa cúpula íntegra,
no siempre excavadas en la roca, con diámetros inferiores o iguales a 4 m si presentan sistemas de
contención.
5. Sección ojival. Sepulturas con verdadera falsa cúpula que arranca desde la base, a menudo con
revestimiento de partes excavadas, con diámetros inferiores a 4 m.
En líneas generales podemos establecer tanto para las sepulturas de cubierta plana como para los tholoi
el siguiente esquema constructivo: un corredor de acceso dividido o no en tramos, con la presencia o no de
puertas perforadas y nichos, que conduce a una cámara circular construida con mampuestos irregulares de
piedra, revestida con un zócalo de lajas de pizarra verticales a menudo decoradas con pintura roja, y que
también puede albergar pequeños nichos, estando éstos también presentes en los laterales del corredor. En
ocasiones podemos encontrar un vestíbulo trapezoidal, anterior al corredor, para las actividades ceremoniales
y para albergar pequeños recintos de betilos, que en alguna ocasión se sitúan también al exterior de la
sepultura. Toda esta estructura, excepto el vestíbulo, se cubriría con un túmulo de tierra y piedras, en el que
serían integrados anillos concéntricos de mampostería, formando algunas veces verdaderos armazones, y
delimitando la sepultura al exterior mediante uno o varios círculos de mampostería o lajas hincadas que
formarían el frente delantero de la tumba (Almagro y Arribas, 1963; Molina y Cámara, 2005).
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Fig. 3. Alzado de las sepulturas,
enumeradas en función a los tipos de
sección descritos. Ejemplos:
1. Las Peñicas 4
2. Los Millares 53
3. Rambla de Huéchar 2
4. Los Millares 10
5. Los Millares 49
La singularidad de las sepulturas de cubierta plana viene dada por su cubrición, siendo frecuente
documentar varias hiladas en vertical (y no aproximándose) en la parte superior de las paredes de la cámara
para sostener una cubierta plana. El peso de ésta posiblemente sería soportado también por columnas o
postes de madera, para los que no se puede excluir un significado simbólico (Leisner y Leisner, 1941;
Blance, 1971; Cámara y Molina, 2005; Calvín, 2014 y 2019). Además son tumbas que destacan por sus
dimensiones, con cámaras funerarias entre los 4 y los 6 metros de diámetro, frente a los tholoi en torno a
2,50 y, en raras ocasiones, alcanzado los 4 metros, siempre y cuando cumplan con los criterios anteriormente
citados (cámara excavada en la roca natural al menos con casi una tercera parte de su altura total y al menos
tres anillos de contención en el túmulo) para facilitar la sustentación de la falsa cúpula.
Otros rasgos que presenta la cámara de las sepulturas de cubierta plana es su frecuente edificación
partiendo la primera hilada a ras del suelo, aunque algunas pueden encontrarse parcialmente excavadas
en la roca, algo que, como hemos comentado, es más necesario en los tholoi. En éstos el corte de la roca
que constituye la parte inferior de la cámara permite que se sostenga mejor la falsa cúpula sobre el suelo al
reducir su número real de hiladas que parten del suelo.
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Si las primeras hiladas partiesen del nivel natural del suelo, sin excavación para la cámara, o bien se
debía recurrir a sistemas de cubrición alternativos, como los que aquí discutimos, o bien se debía reducir
el tamaño de la cámara o incrementar el diámetro del túmulo y los anillos de contención internos de los
que debía contar (normalmente entre tres y nueve), tirantes de conexión e incluso losas hincadas entre los
propios anillos y al borde del túmulo (Lozano, 2011; Calvín, 2014) para poder sostener los empujes de
la falsa cúpula. Teniendo en cuenta esta situación, se deduce que las sepulturas de cubierta plana apenas
presentan anillos integrados en el túmulo, o ninguno, a excepción del que delimita la sepultura, que más
bien tendría una funcionalidad decorativa (Almagro y Arribas, 1963).
6. DISTRIBUCIÓN TERRITORIAL
6.1. El Bajo Andarax
En cuanto a la provincia de Almería, el territorio del Bajo Andarax es el que reúne el mayor número
de necrópolis megalíticas en las que se puede apreciar la dualidad sepulcro de mampostería – dolmen.
Especialmente destaca la concentración de sepulturas en mampostería con corredor de acceso y cámara
circular de la necrópolis de Los Millares (Molina y Cámara, 2005). En ella se documenta un total de 83
tumbas definidas hasta la fecha (incluidos todos los tipos), respecto a un territorio circundante de necrópolis
dispersas en las que podemos observar una disminución del número de tumbas y de su densidad a medida
que se alejan de la zona nuclear.
En los municipios colindantes como Alhama de Almería se documentan necrópolis de tipo dolménico
como Loma de Galera con 36 tumbas, Loma de Huéchar – La Garibola con 42 y El Mojón con 10 (Rodríguez,
1982). En Gádor destacan Llanos de Regina con 12 tumbas y el conjunto de la Loma de los Mudos con
un total de 14 sepulturas, frente a otros menores como Llanos de Retamar con 8, Tajos Coloraos con 6, La
Corraliza con 5 y Jacalgarín con 4 tumbas. Se trata de grupos situados a menos de 4 km de Los Millares.
En los municipios de Benahadux y Huércal de Almería las agrupaciones son menores, destacando en este
caso la necrópolis de El Chuche, a menos de 9 km de Los Millares, en la que existía un pequeño grupo de
sepulturas de mampostería con corredor de acceso y cámara circular asociadas a un poblado calcolítico
(Olaria, 1976), sin embargo la falta de estudios arqueológicos nos impide determinar a día de hoy las
características tipológicas concretas. En su entorno próximo se encuentra el conjunto de La Churruta con 6
sepulturas además de un dolmen de reciente descubrimiento en el paraje de Hoya del Castellón1.
Respecto a las tipos presentes, para toda el área del Bajo Andarax se documentan más de 200 sepulturas de
tipo ortostático frente a las 68 tumbas en mampostería de cámara circular y corredor de acceso documentadas
hasta la fecha para Los Millares. De ese total, en Los Millares 12 sepulturas presentan las características
arquitectónicas para sustentar una cubierta plana (tabla 1), frente a 56 tholoi y 5 sepulturas ortostáticas. En
1963 A. Arribas y M. Almagro estudiaron cinco de las sepulturas de cubierta plana, correlacionándolas con
las publicadas por los Leisner y localizando sobre el terreno solamente cuatro: LM 40/XXXVI, LM 12/
XXXVII, LM 5/IX y LM 7/VII. La sepultura que no pudieron relacionar fue LM XX. En este punto, A.
Arribas y M. Almagro también analizaron una sepultura que aparentemente, por sus dimensiones, reúne
las condiciones necesarias para incluirla en el grupo de las tumbas de cubierta plana, la LM 74/XIII. Sin
embargo, el estudio realizado en 2014 demostró que, tanto debido a las estructuras de sustentación que
presentaba como al grueso paredón de 2 m de grosor más dos anillos concéntricos, probablemente habría
sostenido una falsa cúpula (Calvín 2014). Las otras seis sepulturas con la cubierta plana son: LM 57, LM
73, LM 53, LM 70, LM 65, LM 54, además de Loma de la Rambla de Huéchar 2, las cuales han sido
1
Información facilitada por la Secretaría General del Excmo. Ayuntamiento de Huércal de Almería.
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Tabla 1. Características arquitectónicas de las sepulturas en mampostería con corredor y cámara circular con diámetro
de ≥ 4 metros.
Necrópolis
Sepultura
Ø cámara
Los Millares
6,40 x 5,70 m 2,20 m
5m
-
16 m
-
-
Kuppelgrab
Kuppelgrab
El Barranquete
Las Peñicas
LM 40/XXXVI
L. de la Rambla de Huéchar 2
LM 12/XXXVII
LM 74/XIII (*)
LM 57
LM 73
LM 53
LM 70
LM 65
LM 54
LM 5/IX
LM 7/VII
LM XX
Tumba nº 9 (1)
Las Peñicas 4
4m
4m
4m
4m
4m
4m
4m
4m
4,15 m
4,30 x 4,20 m
4,30 m
4,10 m
5,60 x 4,20 m
11,5 m
13 m
12 m
13 m
16 m
15 m
14-15 m
10,5 m
12 m
-
2
3
1
2
3
-
Cerro Cánovas
Los Rubialillos
Tumba 1
Los Rubialillos 1
6m
4,70 x 4,20 m -
-
-
Los Rubialillos 3
4m
-
-
-
AL-TA-90
AL-TA-98
AL-TA-205
AL-TA-95
4,20 x 4,20 m
5,10 x 5,20 m
4x4m
5x5m
Parcial
Parcial
-
10,20 x 8,8 m
6,20 x 4,50 m
8,50 x 7,60 m
1
1
1
Kuppelgrab
Kuppelgrab
Kuppelgrab
Kuppelgrab
Kuppelgrab
Kuppelgrab
Kuppelgrab
Kuppelgrab
Kuppelgrab
Kuppelgrab
Rundgrab mit
Gang
Rundgrab mit
Gang
Rundgrab mit
Gang
-
Cañada de los Meones 1
4,90 m
-
-
-
Loma del Llano de las
4m
Eras 2
Rambla de los Pozicos 8 4 m
-
-
-
-
-
-
Campo de Mojácar 2
Loma de Belmonte 1
Cabecito de Aguilar
Loma del Boticario 2
5 x 5,30 m
5,50 m
5,75 x 6,18 m
4m
-
-
-
Las Alparatas 2
4m
-
-
-
Las Churuletas 4
4m
-
-
-
Los Peñones
Cerro de las
Yeguas
Cañada de los
Meones
Loma del Llano
de las Eras
Rambla de los
Pozicos
Mojácar
Turre
Las Churuletas
* Sepulturas tipo tholoi
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Corte en la roca Túmulo
1m
0,65 m
No excavada
0,30 m
No excavada
Anillos Tipos Leisner
Rundgrab mit
Gang
Rundgrab mit
Gang
Rundgrab mit
Gang
Kuppelgrab
Kuppelgrab
Kuppelgrab
Rundgrab mit
Gang
Rundgrab mit
Gang
Rundgrab mit
Gang
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Revisión tipológica de los sepulcros calcolíticos del cuadrante Sureste de la Península Ibérica
93
estudiadas a partir de la información ofrecida por G. y V. Leisner (1943). Todas ellas fueron referidas como
Kuppelgräber por los Leisner, sin diferencias de los verdaderos tholoi, mientras que, paradójicamente, para
otros territorios utilizaron otros términos que no se referían al tipo de cubrición para denominar sepulcros
similares, como veremos más adelante.
6.2. El Campo de Níjar
El principal problema al que nos enfrentamos en este territorio es el alto grado de destrucción de los
yacimientos calcolíticos debido especialmente al rápido aumento del número de invernaderos, fenómeno
que tiene lugar en prácticamente toda la costa almeriense. A esta situación se le une la falta de estudios
arqueológicos desde antiguo, ya que los Leisner señalan apenas 10 sepulturas en el grupo número 20 de
su corpus (Leisner y Leisner, 1943: 61). Al margen de la tradicional obra de referencia, encontramos los
trabajos sobre el poblado del Tarajal y la necrópolis de El Barranquete (Almagro, 1973, 1976 y 1977),
diversas prospecciones arqueológicas (Ramos, 1987a, 1987b y 1990) y estudios sobre población y
georrecursos (Haro, 2004; Haro et al., 2008), que nos aportan información sobre la ocupación calcolítica.
En cuanto a los estudios tipológicos, podemos realizar una aproximación a partir de a las necrópolis que
sí fueron estudiadas como es el caso de El Barranquete (Almagro, 1973). Se trata de la única necrópolis
de todo el entorno que reúne 14 sepulturas en mampostería con corredor de acceso y cámara circular y
una sepultura ortostática (la tumba 10), situada en un entorno de dualidad dolménica, ya que hacia el sur
se sitúa Amarguilla, una necrópolis de sepulturas ortostáticas considerada como una posible prolongación
de El Barranquete (Haro, 2004) y, continuando en la margen derecha de la Rambla Morales, Cortijo de
Buenavista, poblado y necrópolis dolménica situados a menos de 4 km del poblado de El Tarajal al que se
adscribe El Barranquete.
La necrópolis fue descubierta en 1968 por el arqueólogo Charles Bonnet, y el estudio principal fue
realizado por Mª J. Almagro en 1973, que clasificó las 15 sepulturas como tholoi, existiendo, además de
la tumba dolménica referida (tumba 10), sólo un caso que cumple los requisitos para ser considerada de
cubierta plana: la tumba 9 (tabla 1). No obstante nos encontramos con un caso similar al de la sepultura Los
Millares 74/XIII, en la que la presencia de tres anillos concéntricos junto con una serie de lajas hincadas
entre ellos en el túmulo, nos hace considerar que realmente pudo cubrirse con falsa cúpula.
En cuanto a las sepulturas documentadas por G. y V. Leisner (1943), se trata de pequeños conjuntos
situados al sur del pueblo de Níjar y a menos de 9 km de El Tarajal. Se diferencian cuatro necrópolis, si bien,
y en función del emplazamiento de las mismas, es más que probable que fueran una sola originariamente.
De este grupo destaca Las Peñicas, necrópolis compuesta por 3 sepulturas en mampostería con corredor de
acceso y cámara circular y El Tejar, a 600 m de la anterior, con 3 sepulturas en mampostería con corredor de
acceso y cámara circular y 4 sepulturas ortostáticas, entre ellas 2 circulares sin corredor y 2 cistas. Respecto
a las 4 últimas tumbas los Leisner distinguen para cada par una necrópolis diferente: Los Cerricos y Cerro
del Castillo respectivamente. Probablemente esta agrupación se realizó según las tipologías, diferenciando
por tanto cuatro grupos diferentes que muy probablemente se encontrasen integrados en el mismo conjunto
funerario original. En cuanto a los tipos concretos, los Leisner consideran que las 3 sepulturas de Las
Peñicas son Rundgräber mit Gang, mientras que en El Tejar sólo una fue considerada un Kuppelgrab frente
a dos Rundgräber mit Gang, los dos Rundgräber de Los Cerricos y las dos “rechteckige Grabkammern” (o
sepulturas ortostáticas de planta cuadrangular) de Cerro del Castillo.
A pesar de la denominación Rundgräber mit Gang, si nos ajustamos al protocolo arquitectónico antes
propuesto para la clasificación de los sepulcros, documentaríamos una sepultura de cubierta plana en Las
Peñicas (tabla 1), la de mayor tamaño de toda la necrópolis frente a 5 posibles tholoi (Calvín, 2019).
Actualmente, según la base de datos de la Junta de Andalucía, Las Peñicas cuenta con 4 enterramientos
y El Tejar con 12. Esta situación nos demuestra dos cosas:
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M. E. Calvín Velasco, J. A. Cámara Serrano y F. Molina González
1. Que en su origen estas necrópolis contaron con muchas más sepulturas y probablemente, dados los
escasos metros de separación entre las tumbas, fue una sola agrupación.
2. Que se vuelve a reproducir la dualidad sepulcros de mampostería – dolmen, constatándose que las
sepulturas de cámara circular y corredor se sitúan sobre una zona llana próximas al poblado de
Cerricos II, mientras que las ortostáticas se sitúan sobre los márgenes de los barrancos, a mayor
altura y próximas a los fortines vinculados al poblado original y denominados como Cerricos I.
6.3. El Pasillo de Tabernas
El territorio del Pasillo de Tabernas cuenta con una alta densidad de tumbas megalíticas dispuestas
generalmente de forma dispersa a lo largo de las pequeñas sierras que separan los pequeños cursos fluviales
que descienden desde Filabres o que jalonan el curso principal de la Rambla de los Molinos, cerca de la
cual algunas pequeñas necrópolis se vinculan a los poblados principales, en zonas más llanas (Alcaraz
et al,. 1987 y 1990), aunque hay diferencias entre el oeste y el este de la zona prospectada (Maldonado
et al., 1991-92; Cámara et al., 2014; Spanedda et al., 2015). Se trata de un entorno dominado por una
mayoría de sepulturas ortostáticas, si bien L. Siret y los Leisner (1943) ya documentaron la presencia de
tumbas en mampostería de corredor y cámara circular que, aunque todavía hoy se constatan, son difíciles
de correlacionar con los datos concretos de L. Siret.
Al este, estas tumbas de mampostería también muestran una disposición dispersa y en el piedemonte.
Sin embargo, al oeste, se documentan sobre todo en zonas llanas, muy cerca de las principales ramblas
del Pasillo de Tabernas, como es el caso de Los Rubialillos, enmarcada entre la confluencia de la Rambla
de Los Molinos y la de La Sierra, y relacionada con el poblado de Terrera Ventura (Gusi, 1986 y 1988).
Cuenta con un total de 5 tumbas de las cuales, según G. y V. Leisner, dos son Rundgräber de más de 4 m de
diámetro y tres son Rundgräber mit Gang, aunque en realidad una es un tholos y dos se corresponden con
la tipología de sepulturas de cubierta plana (tabla 1) (Calvín, 2019). Debido al alto grado de destrucción
que presenta esta necrópolis, es complicado poder establecer una comparativa o una correlación sobre el
terreno, ya que de la mayoría sólo quedan grandes agujeros en el lugar de las cámaras y los corredores.
Respecto al entorno de Los Rubialillos, destacaban las necrópolis dolménicas de La Serrata del Pueblo (6
tumbas) y La Serrata del Marchante (17 tumbas), entre los 2 y los 4,50 km de distancia, ya en relación con
las dispersiones de la zona oriental del Pasillo.
En la margen derecha de la Rambla de Benavides, sobre una suave elevación montañosa, se
localiza otra necrópolis, Cerro de las Yeguas, a menos de 2 km de Los Rubialillos, compuesta por 4
sepulturas. Todas son de tipo ortostático menos una, la cual a pesar de no conservar ortostatos in situ,
se considera por la investigación de los años 90 realizada en el marco del Proyecto “Millares”, como
una sepultura con corredor de acceso y cámara circular. Según las medidas que presenta, carecería
de cúpula y tendría una cubierta plana (AL-TA-95) (tabla 1). A menos de 3 km de esta agrupación se
ubicarían otras necrópolis de tipo dolménico como Rambla del Búho con 10 tumbas muy próximas
a un importante yacimiento calcolítico, Rambla de Tabernas con 2 o Rambla de Los Pilares con 8
(Maldonado et al., 1991-92; Cámara, 2001).
En lo que respecta al área, al este del Pasillo de Tabernas, destaca la necrópolis de Los Peñones junto
a la Rambla de Los Molinos, muy próxima a La Serrata del Marchante y a menos de 5,50 km de Los
Rubialillos, que no es visible desde esa área. Las prospecciones realizadas en el marco del Proyecto
“Millares” documentan la presencia de 6 tumbas para este conjunto, tres de tipo ortostático y tres
consideradas de corredor y cámara circular, correspondientes a la tipología de cubierta plana (AL-TA-90,
AL-TA-98 y AL-TA-205) (tabla 1). Si bien, es importante señalar que estas tres tumbas manifiestan
un alto grado de destrucción debido a la erosión y el expolio, lo que hace muy difícil determinar sus
verdaderas dimensiones.
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Revisión tipológica de los sepulcros calcolíticos del cuadrante Sureste de la Península Ibérica
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Para el Pasillo de Tabernas los Leisner describen un total de 12 necrópolis. Si bien las tumbas
documentadas en las nuevas prospecciones no han podido correlacionarse con las citadas por el matrimonio
alemán. G. y V. Leisner (1943) señalan tres tumbas dispersas como Rundgräber mit Gang que según los
topónimos antiguos podrían ubicarse próximas a las necrópolis anteriormente referidas. Dos de ellas
podrían encontrarse muy cerca de Los Rubialillos: Cañada de los Meones, posiblemente situada al N del
pueblo de Tabernas, y Loma del Llano de las Eras a la salida del pueblo en dirección Murcia. En cuanto a la
tercera, Rambla de los Pozicos, podría estar próxima a la rambla que la bautiza, entre la del Búho y de las
Piedras de Gérgal, en torno al Llano de Benvadies y muy próxima al Cerro de las Yeguas. Se trataría de tres
sepulturas de mampostería con corredor de acceso, cámara circular y cubierta plana (tab, 1).
Los sepulcros localizados en las sierras que jalonan las ramblas que descienden desde los Filabres
(Rambla de Velefique, Rambla de Senés, Sierra Bermeja, Hoya de la Matanza, etc.) serían todos ortostáticos
aunque las cámaras muestran diferentes formas (Maldonado et al., 1991-92; Cámara, 2001).
Por tanto, en el Pasillo de Tabernas, y sobre todo al oeste en el área correspondiente a las ramblas
de Tabernas – Molinos, Galera y Benavides, volvemos a observar la dualidad sepulcros de mampostería
– dólmenes, a la que además se le une el fenómeno de “resistencia” al este, ayudando las sepulturas de
mampostería con corredor y cámara circular, concentradas en necrópolis junto a los poblados al oeste, a
enfatizar la vinculación del área occidental a Los Millares (Cámara et al., 2014; Spanedda et al., 2015).
6.4. El Medio – Alto Andarax y el valle del río Nacimiento
Se trata de un territorio muy amplio en el cual los pocos yacimientos calcolíticos conocidos se han situado
muy próximos a los dos ríos principales de la zona: el Andarax que discurre en sentido oeste – este, y su
afluente más importante el Nacimiento, que desciende del norte.
Por una parte, hacia el tramo medio del río Andarax, encontramos el conjunto de Loma de Alicún, entre
Alicún y Terque, compuesto por 11 sepulturas ortostáticas. Esta agrupación se encuentra más relacionada
con las necrópolis del entorno de Los Millares, del cual dista casi 4 km, que con cualquier otro conjunto de
tholoi que pudiera aparecer en todo este territorio.
Hacia el curso alto del Andarax aparecen principalmente megalitos aislados y en muy mal estado
de conservación como los 4 dólmenes de El Planete II en Huécija, el megalito de Bocharalla y el de
Cerrillo de las Ramblas en Canjáyar o el de las Viñas y el de Las Lomas en Láujar del Andarax (Cara
y Rodríguez, 1984, 1987 y 1992). Para esta zona los Leisner sólo publican un conjunto denominado
Piedras de Canajáyar en Alcolea, compuesto por tres cistas que en realidad forman parte de una
necrópolis argárica2 (Cara, 2015).
Siguiendo el río Nacimiento, hacia su curso alto, se documenta la necrópolis de Los Milanes en
Abla, compuesta por 13 o más sepulturas de mampostería con corredor de acceso y cámara circular, y su
entorno dolménico de Tacita de Plata, con más de 100 sepulturas ortostáticas agrupadas mayormente en
el municipio de Las Tres Villas. Es un territorio en el que se reproduce de nuevo el fenómeno sepulcros
de mampostería – dólmenes, y en el que se documenta un poblado fortificado, precisamente asociado
a Los Milanes, El Peñón de las Juntas, separado de la necrópolis por el río Nacimiento. No podemos
constatar si existen o no sepulturas de cámara circular y cubierta plana, debido principalmente a que
Los Milanes carece de estudio arqueológico y tipológico. Es posible que nos encontremos con una
situación similar a la del Campo de Níjar con El Barranquete, sólo que en este caso se conserva todo
un entorno de sepulturas ortostáticas, localizadas desde los años 90 del siglo pasado por F. M. Alcaraz
Hernández, y que sólo han merecido, en el mejor de los casos, actuaciones puntuales por las agresiones
2 P. Flores documenta además de estas tres cistas dos tumbas “en tinaja” que los Leisner no incluyen probablemente al no
considerarlas megalíticas. Además de las tipologías de las tumbas, en los ajuares predominan objetos de cobre y plata, este último
material claramente ausente en los contextos calcolíticos peninsulares.
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M. E. Calvín Velasco, J. A. Cámara Serrano y F. Molina González
sufridas sea por la construcción de la Autovía A-92 sea por la proliferación de parques eólicos en la
zona. Las pocas tumbas excavadas a raíz de la construcción de la Autovía (Ramos et al., 2005) presentan
la particularidad de no tener corredor de acceso, lo que enriquece aún más la variabilidad arquitectónica
de los megalitos del área.
Al margen de este grupo, las investigaciones realizadas han puesto de manifiesto la existencia de más
agrupaciones de este tipo, una hacia el curso medio del Nacimiento en Alboloduy, y otra en el tramo medio del
Andarax en Instinción, que presenta continuidad hacia Rágol, hallazgos que aún se encuentran a la espera de ser
catalogados por la Delegación de Cultura de Almería, pero que presentan estructura ortostática.
6.5. La Baja Alpujarra y el Campo de Dalías
Al igual que sucede con la zona del Campo de Níjar y Cabo de Gata, se trata de un territorio altamente
antropizado, sobre todo en la línea de costa, lo que ha incidido en la pérdida de numerosos yacimientos
calcolíticos sobre los cuales se han edificado mayormente invernaderos.
Desde la Baja Alpujarra hacia la Hoya de Adra destacan las agrupaciones de Berja de El Cid, Cerro
Cánovas y Cerro de Tomás Meina. De estos conjuntos la necrópolis que presenta un mayor número de
sepulturas es Cerro Cánovas, situada en la margen derecha de la Rambla del Higueral y separada del poblado
fortificado del Cerro del Tajo de los Gavilanes, del que dista apenas 2 km. Se compone de 6 sepulturas,
aunque es posible que existan más, de las cuales sólo han sido estudiadas cuatro: tres son sepulturas de
mampostería con cámara circular que carecen del corredor, siendo atribuidas al Neolítico Reciente de la
Cultura de Almería, y la otra se identifica como un tholos. Esta sepultura, a diferencia de las otras tres, se
encuentra situada en la zona superior de la necrópolis, y su cámara presenta 6 m de diámetro, lo que nos
lleva a considerarla como una sepultura en mampostería de corredor con cámara circular y cubierta plana,
en lugar de falsa cúpula. Desgraciadamente se trata de una necrópolis altamente destruida por el expolio,
por lo que apenas se puede valorar la existencia de otras características arquitectónicas. Se ha referido a 15
m de esta, otra sepultura con las mismas características de la cual solo queda el corredor, y otro pequeño
enterramiento circular, casi irreconocible (Cara, 1997).
Las otras dos agrupaciones a destacar son Cerro de Tomás Meina y El Cid, publicada por los Leisner
como El Sí (Leisner y Leisner, 1943: 14). Esta última presenta una sepultura con cámara circular sin corredor
de 3,65 x 4,05 m de diámetro, lo que ha permitido relacionarla con las primeras fases de ocupación del
poblado cercano durante el Neolítico Final, siendo utilizada también durante la Edad del Cobre y reutilizada
hasta el Bronce Pleno (Cara, 2016). No se descarta la existencia de más sepulturas en las cercanías. Este
conjunto dista de Cerro Cánovas y Cerro de Tomás Meina algo menos de 3 km.
Respecto a este último yacimiento, Cerro de Tomás Meina, nos encontramos con la misma situación
anterior. La única sepultura asociada al poblado también carece de corredor, pero su cámara funeraria mide
13,5 x 16 m de diámetro (Cara, 1997). Teniendo en cuenta que el poblado al que se asocia está fortificado,
aunque no se puede excluir un origen en el Neolítico Reciente, probablemente la sepultura se adscriba a las
primeras fases de ocupación calcolítica, siendo utilizada también durante el Calcolítico Pleno.
En cuanto al territorio abderitano, la presencia de sepulturas se limita a dólmenes aislados como Guainos
Alto (Arribas, 1953), La Pedriza o Cerro del Campillo, prácticamente destruidos (Cara y Rodríguez, 1992).
Situación similar tiene lugar en El Ejido, destacando únicamente la tumba de Santo Domingo, sepultura
que ha desaparecido a día de hoy. Según L. Cara Barrionuevo (2015) cuando la estructura fue estudiada sólo
se apreciaba un segmento de círculo que no determinaba si realmente se trataba de un tholos o una sepultura
ortostática. Esta necrópolis se relaciona con El Cerrillo de Ciavieja (Carrilero et al., 1989-90), al igual que
el conjunto de 3 sepulturas ortostáticas de Simón de Acién (Cara, 2015).
Si la tumba de Santo Domingo fuera un tholos podríamos encontrar de nuevo, para todo el territorio del
Poniente Almeriense, la repetición del fenómeno sepulcro de mampostería – dolmen.
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Revisión tipológica de los sepulcros calcolíticos del cuadrante Sureste de la Península Ibérica
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Sin embargo, casi todos los escasos sepulcros referidos pueden pertenecer a esta última tipología, en la
que también quedaría integrado el conjunto de La Cumbre, situado a menos de 5 km de Simón de Acién y
a menos de 3,5 km de Santo Domingo. La Cumbre alberga únicamente dos sepulturas ortostáticas aunque
R. Octobon, su descubridor y excavador (1963-1964), señaló la presencia de muchas más que no llegó a
estudiar, ya que sólo intervino las que estaban a punto de ser destruidas (Cara, 2015).
6.6. El Altiplano de Guadix
La Hoya de Guadix, al norte de la provincia de Granada, está bordeada por sierras, y estructurada en torno
a sus principales cauces fluviales, el río Fardes y sus afluentes como los ríos Gor y Guadix.
El principal conjunto megalítico se encuentra dispuesto a lo largo de todo el valle del río Gor (García
y Spahni, 1959). Se han distinguido 11 necrópolis de tipo disperso, situadas sobre las laderas próximas a
los bordes del barranco que ha generado el río en la zona, y compuestas casi exclusivamente por sepulturas
ortostáticas en las que las principales diferencias arquitectónicas se remiten al tamaño y la forma de la cámara
funeraria (Afonso et al., 2008). Aún con la dispersión, algunas necrópolis incluyen un amplio número de
megalitos, destacando La Sabina con 51 tumbas, La Gabiarra con 15 o Las Majadillas y Llanos de Olivares
con 23, conformando la mayoría de las agrupaciones una unidad en lo que respecta al control estructurado
del territorio (Spanedda et al., 2014; Cabrero, 2018; Cabrero et al., 2020). Estudiados, como muchas de las
agrupaciones vecinas ya por L. Siret y P. Flores, los cuales excavaron un total de 166 tumbas, este conjunto
fue incluido en la obra de G. y V. Leisner (1943), quienes sólo publicaron 82 tumbas, por lo que no fue
hasta el estudio sistemático de M. García y J. C. Spahni (1959) que se volvió a constatar la existencia de, al
menos, 198 dólmenes, estimándose que habían desaparecido otros 40 desde la época de L. Siret. Es posible,
sin embargo, que algunos sepulcros no estuvieran bien correlacionados y que la destrucción haya sido algo
menor, lo que también podría aplicarse a las nuevas localizaciones (Manarqueoteca, 2001; Spanedda et al.,
2014; Cabrero et al., 2021).
Siguiendo en dirección oeste hacia los Montes Orientales, las agrupaciones de tumbas comienzan a
disminuir pero no dejan de ser numerosas. Destacan los conjuntos ortostáticos dispuestos en torno al río
Fardes y sus proximidades, situados a menos de 10 km3 del río Gor. Se trata de un total de 7 grupos entre los
que destaca Fonelas con 15 tumbas, la única necrópolis con estudio arqueológico tras los trabajos de L. Siret
(Ferrer, 1976 y 1977; Ferrer et al., 1988), habiendo desaparecido muchas tumbas por los trabajos agrícolas.
Situación similar ocurre en el territorio de Morelábor, donde destacaba la necrópolis de Los Eriales con 48
sepulturas, relacionada con el poblado calcolítico y argárico del Cerro de los Castellones (Molina et al.,
1975; Aguayo, 1977) y hacia el norte en Pedro Martínez, con los conjuntos de El Espartal con 39 dólmenes
o Cañada del Águila con 10 (Leisner y Leisner, 1943), de las que tampoco queda prácticamente nada,
a excepción de los que fueron puestos en valor en Morrón de la Meseta (Sánchez, 2016). En cualquier
caso, nuevas actividades de prospección arqueológica sistemática podrían reservar sorpresas y facilitar
programas de investigación, como ha sucedido con la necrópolis de Panoria (Darro), compuesta por 19
sepulturas ortostáticas (Arboledas y Alarcón, 2013).
La tipología mayoritaria para todo el territorio es la sepultura ortostática con corredor de acceso y planta
poligonal resultando muy escasa la presencia de las sepulturas de mampostería con corredor y cámara circular,
de las cuales únicamente conocemos su existencia gracias al corpus de los Leisner (1943), ya que ninguna ha
sido documentada en las actividades recientes. Destaca, eso sí, su concentración en determinadas necrópolis.
Para el territorio del valle del río Gor L. Siret documentó un pequeño grupo de sepulturas tipo tholos,
a menos de 2 km del poblado fortificado de Las Angosturas, que fue objeto de excavaciones en época
más reciente (Botella 1980). Según la publicación de los Leisner (1943: 120) y de M. García Sánchez y
3 Desde la necrópolis de La Gabiarra hasta la de Fonelas.
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M. E. Calvín Velasco, J. A. Cámara Serrano y F. Molina González
J. C. Spahni (1959: 76) se trata de dos pequeños tholoi pertenecientes a la necrópolis de La Torrecilla:
Las Angosturas L8, cuya cámara mide 2 m de diámetro, y Las Angosturas L12. De ambas sepulturas M.
García Sánchez y J. C. Spanhi habían señalado su desaparición en los años 50, aunque las prospecciones
recientes en La Torrecilla muestran restos de tumbas que quizás originalmente tuvieron cámara circular
pero, habiendo desaparecido todas las piedras de las partes más altas de las cámaras, es difícil de probar
sin una excavación de los niveles aún cubiertos por sedimentos que nos muestre restos de la estructura de
mampostería.
El otro conjunto de posibles tholoi se documenta en la necrópolis de El Espartal, entre Delgadillo y Pedro
Martínez. Incluye dos sepulturas que los Leisner denominan Rundgräber mit Gang (Leisner y Leisner,
1943: 128): Puntal de la Rambla 6 y Puntal de la Rambla 5, de 1,8 y 1,5 m de diámetro respectivamente. Se
trata de una agrupación funeraria mayoritariamente compuesta por sepulturas ortostáticas (37) frente a sólo
dos circulares con corredor, situada a menos de 2 km de Los Eriales y del poblado fortificado del Cerro de
los Castellones (Molina et al., 1975; Aguayo, 1977) en Laborcillas.
A pesar de la presencia de poblados fortificados de cierta envergadura como Las Angosturas o Cerro
de los Castellones, el número de sepulcros en mampostería (tholoi por las pequeñas dimensiones de las
cámaras), es escaso, aunque sea significativa su asociación. Si bien es muy probable que el irrefrenable
proceso de destrucción de los sepulcros situados en llanura iniciase incluso antes de las actividades
de investigación de L. Siret, también parece que las concentraciones de sepulcros en mampostería
decrecen a medida que nos alejamos de Los Millares, un aspecto constatado ya en el mismo curso del
Río Nacimiento.
6.7. Otros territorios almerienses
Al margen de las áreas de influencia de Los Millares, existen otros puntos de Almería donde también podemos
encontrar sepulturas en mampostería de corredor y cámara circular (fig. 4). Sin embargo, las principales
diferencias con las áreas ya tratadas radican sea en la distribución de las sepulturas, con menos tendencia
a mostrar alineaciones, y en la disposición de las necrópolis concentradas, que muestran pequeños núcleos
circundando los asentamientos, sea en los tipos predominantes. En relación con este último aspecto, frente
a las abundantes sepulturas ortostáticas con corredor del grupo millarense, nos encontramos un territorio
donde dominan los Rundgräber y en el que aparecen esporádicamente tipos poligonales (Maicas, 2005),
mientras que las tumbas en mampostería de corredor y cámara circular continúan siendo muy minoritarias.
Esta nueva dualidad “sepulcro de corredor en mampostería – rundgrab” se manifiesta especialmente en el
área de la Cuenca de Vera (Delibes et al., 1996).
En primer lugar destacamos las agrupaciones de la Cuenca de Vera estructuradas en torno al
valle del río Almanzora. En su desembocadura hacia el mar Mediterráneo encontramos uno de los
yacimientos más relevantes, Almizaraque en Cuevas del Almanzora (Delibes et al., 1986), para el
que L. Siret señaló la presencia de tres sepulturas, para la hoy conocida como necrópolis de La
Encantada. Los Leisner sólo describen muy detalladamente una de ellas, un Kuppelgrab denominado
Almizaraque, también conocido como La Encantada I (Almagro, 1965), y mencionan la existencia de
dos Grabkammer de los cuales desconocemos tanto su forma como sus dimensiones, (aunque señalan
que uno de ellos estaba construido con losas). Posteriormente, en el trabajo de M. J. Almagro (1965)
se señala la presencia de otro posible tholos, La Encantada II (dolmen 2 según P. Flores), mientras
que con la Encantada III, no se pudo establecer qué tipo de tumba era, al encontrarse prácticamente
desaparecida (Almagro, 1965).
A medida que remontamos el curso del Almanzora, aparecen agrupaciones megalíticas integradas en su
mayoría por sepulturas sin corredor y cámara circular, como el grupo de Arbolea con 5 sepulcros y Cantoria
con 19, separados de Almizaraque por más de 16 km.
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Hacia el sur, en el entorno de Antas y Vera, aparecen algunas cistas de forma esporádica, sin embargo en
el grupo de Mojácar, a menos de 7 km de Vera, sí documentamos las primeras sepulturas en mampostería
con corredor y cámara circular. Se trata de un conjunto de 9 sepulturas dispuestas en torno al río Aguas, 4
Rundgräber, 3 Kuppelgräber, 1 megalithisches Ganggrab o sepultura ortostática con corredor y 1 Steinkiste
o cista (Leisner y Leisner, 1943). Es significativo comprobar que estos tres supuestos tholoi son realmente
sepulturas de cubierta plana, ya que la cámara más pequeña mide 5 m de diámetro (tabla 1): Campo de
Mojácar 2, Loma de Belmonte 1 y Cabecito de Aguilar. Se trata de un conjunto que posiblemente se encuentre
relacionado con el cercano poblado de Las Pilas (Pino et al., 2018). A menos de 3 km encontramos el
conjunto de Turre compuesto por 2 Rundgräber y 3 Rundgräber mit Gang, de los cuales dos son sepulturas
de cubierta plana, de menor tamaño que las de Mojácar.
Retomando el cauce del Almanzora, hacia el curso medio se documenta otro posible tholos en la localidad
de Fines. Sin embargo la concentración más significativa aparece hacia el curso alto del río en Purchena,
donde los Leisner señalan 6 necrópolis. En todas estas agrupaciones predominan las sepulturas sin corredor
y cámara circular, apareciendo en cinco de ellas las variantes que presentan corredor de acceso. Este es el
caso del conjunto de La Atalaya compuesto por 12 Rundgräber y 3 Rundgräber mit Gang, la necrópolis
de Jocalla que presenta 1 Rundgräber y 2 Rundgräber mit Gang, al igual que Buena Arena, con sólo dos
posibles sepulturas en mampostería con corredor y cámara circular, y Llano de Jautón con 6 Rundgräber y
otro posible tholos. Llegados a este punto algunos investigadores han considerado que El Jautón 5 podría
haber sustentado una falsa cúpula por las grandes dimensiones de su cámara (6,80 x 5,60 m) y la presencia
de un pilar central (Maicas, 2007; Lozano, 2017; Aranda et al., 2017). Por nuestra parte, esta teoría quedaría
descartada ya que la sepultura no presenta corredor de acceso, y como ya se ha comentado, un diámetro
Fig. 4. Distribución de las necrópolis que presentan sepulturas en mampostería con corredor de acceso y cámara circular
con diámetro de ≥ 4m.
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M. E. Calvín Velasco, J. A. Cámara Serrano y F. Molina González
superior a 4 m no podría sustentar el empuje de una falsa cúpula. Además, como también se ha indicado, los
pilares o columnas no servirían para sustentar losas de cierre pesadas, siendo consideradas más elementos
rituales que arquitectónicos (Leisner y Leisner, 1941; Blance, 1971; Cámara y Molina, 2005; Calvín, 2014).
Como ejemplo similar a esta tumba señalamos la sepultura de cámara circular sin corredor de El Cerro de
Tomás Meina, de 13,50 x 16 m de diámetro (Cara, 1997). Por último, la necrópolis de Las Churuletas se
compone de 5 Rundgräber y 1 Rundgräber mit Gang, Las Churuletas 4, que según las características que
presenta sería una sepultura de cubierta plana (tabla 1).
7. DISCUSIÓN: ASPECTOS SOCIALES Y CRONOLÓGICOS
El estudio de los ajuares funerarios de las sepulturas de cubierta plana para las necrópolis de Los Millares,
Los Rubialillos y Las Peñicas reveló dos aspectos fundamentales (Calvín, 2014 y 2019):
Se trata de sepulturas, en general, de nivel social alto si atendemos a la variedad y calidad de los
elementos presentes en el ajuar, aunque en ocasiones no se puede determinar para ciertas tumbas debido a
su alto grado de expolio y destrucción.
La ausencia de ciertos tipos de objetos de ajuar como la cerámica campaniforme podría sugerir que estas
sepulturas no continuaron su uso a partir del Cobre Tardío (2500 cal a. C.).
La ampliación del estudio de los ajuares al resto de las sepulturas de cubierta plana documentadas en
la provincia de Almería (tabla 2) parece confirmar estas hipótesis, ya que en ciertos conjuntos, como en el
grupo de Mojácar, las tumbas de cubierta plana presentan unos ajuares típicos de los niveles jerárquicos
A y B propuestos para la necrópolis de Los Millares (Afonso et al., 2011), con presencia de abundantes
puntas de flecha, puñales de sílex, cerámicas decoradas, punzones e ídolos de hueso además de elementos
de cobre. La sepultura de mayor tamaño, Cabecico de Aguilar, destaca por la presencia de un cuenco de
cerámica simbólica y un recinto de 5 betilos, aunque también Llano del Manzano 4 presenta un gran recinto
rectangular con 42 betilos.
Tabla 2. Proporción de los tipos arquitectónicos funerarios por zonas.
Alto
Baja Alpujarra
Bajo Campo Pasillo de Andarax y y Campo de Altiplano Cuenca
Andarax de Níjar Tabernas Nacimiento
Dalías
de Guadix de Vera
S. ortostática con corredor 205
y cámara poligonal
S. ortostática sin corredor
0
y cámara poligonal
S. ortostática sin corredor
2
y cámara circular
S. de mampostería con
58
corredor, cámara circular
y falsa cúpula
S. de mampostería con
12
corredor, cámara circular
y cubierta plana
Cista
3
Cueva artificial
3
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1
178
106
7
390
6
2
7
8
0
6
3
1
10
0
6
1
86
18
7
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En cuanto a la sepultura de Las Churuletas y el conjunto de Turre, los ajuares son más básicos,
compuestos sobre todo por cerámicas sin decoración, puñales de sílex y punzones de hueso.
Similar es el ajuar de la sepultura de Tabernas, Cañada de los Meones 1, todo lo contrario a lo
documentado en Loma del Llano de las Eras 2, con abundantes hachas pulimentadas, puñales y puntas de
flecha de sílex y cerámica decorada, o en Rambla de los Pozicos 8, la cual destaca por la presencia de 14
ídolos de alabastro situados cada uno cerca de los cráneos de 14 de los 20 esqueletos documentados, lo
que indica una posible relación de cada individuo inhumado con el ídolo más cercano (Leisner y Leisner,
1943: 75). Los recipientes decorados de estas últimas sepulturas se encuentran también en la tradición
del Neolítico Reciente. Para la agrupación de Los Rubialillos, respecto a las sepulturas de cubierta plana
no se documentó un gran número de objetos de ajuar debido a su alto grado destrucción, apenas unos
cuantos fragmentos cerámicos en Los Rubialillos 1 y un fragmento de hacha de cobre para Los Rubialillos
3 (Calvín, 2019).
En la necrópolis de Las Peñicas y El Tejar la única sepultura de cubierta plana presenta el ajuar más
relevante de todo el conjunto. En ella se han documentado restos de 100 individuos inhumados junto con
hachas pulimentadas, puñales de sílex, puntas de flecha, ídolos falange, punzones de hueso, etc., mientras
que en el resto de tumbas los ajuares son más bien escasos. Parece ser que en esta necrópolis se observa una
relación entre tamaño y riqueza de las sepulturas (Calvín, 2019), siendo probablemente la tumba de cubierta
plana el lugar de enterramiento de las élites de Cerricos II, aunque debemos tener en cuenta el alto grado de
expolio y destrucción del resto de las sepulturas.
En cuanto al resto de grupos, exceptuando las tumbas de la necrópolis de Los Millares, apenas hay datos
sobre su ajuar, como sucede en la sepultura de Cerro Cánovas de Berja o en el conjunto de Los Peñones de
Tabernas, por lo que es difícil hacer valoraciones sociales.
En cuanto a la distribución espacial, en el territorio del Grupo Arqueológico de Los Millares, las
sepulturas de cubierta plana aparecen generalmente junto a los tholoi en entornos donde predominan las
tumbas ortostáticas con corredor. Por el contrario, el número de tholoi en la cuenca de Vera es muy reducido,
como lo son también las tumbas de cubierta plana, predominando los Rundgräber.
En el aspecto cronológico, este nuevo estudio ha dado un aparente giro a las teorías hasta ahora
propuestas. En ninguna de las tumbas de cubierta plana estudiadas precedentemente se habían documentado
objetos típicos del Cobre Reciente, sin embargo, en la sepultura Loma de Belmonte 1 se localizó un
vaso campaniforme de estilo marítimo, un brazalete de arquero y diversos puñales de lengüeta de cobre,
elementos todos propios del Cobre Reciente (a partir del 2500 cal a.C.), junto con más de 100 individuos
enterrados. Indudablemente, este uso de las sepulturas en el Cobre Reciente se relaciona con el período
de ocupación del cercano poblado de Las Pilas (Alcaraz, 1990; Pino et al., 2018), pero contrasta con lo
que hemos observado para la mayoría de las tumbas de cubierta plana que no muestran esa continuidad de
uso. Lo que sí coincide es su inicio en momentos relativamente tempranos si atendemos a la presencia de
algunos recipientes con numerosas asas en la tradición de la Cultura de Almería.
Respecto a las dataciones actualmente disponibles (tabla 3 y fig. 5), es interesante señalar que la
investigación no ha distinguido los distintos tipos de sepulturas en mampostería con corredor y cámara
circular a la hora de realizar un estudio cronológico (Aranda et al., 2017, 2020a y 2020c), considerándolas
todas como pertenecientes a un único tipo (Lozano y Aranda, 2017; Lozano, 2017).
Atendiendo a los conjuntos de la Cuenca de Vera (Aranda et al., 2017 y 2020c), según las dataciones
para las tres únicas sepulturas de cubierta plana, sólo Loma de Belmonte 1 presenta un intervalo de uso
durante todo el Calcolítico hasta el Cobre Final, mientras que Campo de Mojácar 2 sólo presenta fechas
hasta inicios del Cobre Pleno y Las Churuletas 4 hacia comienzos del Cobre Tardío. Estas dataciones, junto
con el análisis de los objetos de ajuar, nos confirmarían la propuesta de que el uso funerario de las tumbas de
cubierta plana no se prolongaría mucho más allá de finales del Cobre Pleno, siendo la única clara excepción
Loma de Belmonte 1 (tabla 3). Si bien es necesario hacer hincapié en el insuficiente número de dataciones
sobre las sepulturas del grupo de Purchena, ya que con sólo dos muestras, las dataciones obtenidas no serían
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Tabla 3. Cronología de las sepulturas en mampostería con corredor y cámara circular con diámetro
de ≥ 4 metros.*
Sepultura
Elementos de ajuar diagnósticos
Cronología
1 σ cal AC
2 σ cal AC
Loma de Belmonte 1
Campaniforme marítimo, brazalete de arquero, puñal con lengüeta
Cobre Antiguo/
3125-3010/
3235-2970/
Campo de Mojácar 2
–
Las Churuletas 4
–
LM 57
Cerámica simbólica
LM 74/XIII **
Campaniforme marítimo, puñal
con lengüeta de cobre
2370-2255
3130-3050/
2995-2900
Neolítico Final/ 3330-3090/
Cobre Tardío
2570-2460
Cobre Pleno
2904-2780/
2832-2500
Cobre Antiguo/ 3480-3130/
2425-2140
3185-3030/
3015-2870
3340-3020/
2580-2450
2911-2705/
2851-2491
3490-3100/
Cobre Final
Cobre Tardío/
Bronce Tardío
2580-2340
2470-2300/
1740-1520
El Barranquete nº 9 ** Vasos carenados
Cobre Final
Cobre Antiguo
2570-2460
2470-2340/
1690-1540
* Dataciones de Aranda et al., 2017 y 2020c y Molina et al., 2020a; ** sepulturas tipo tholoi
tan representativas del período de uso funerario. En cualquier caso, los materiales de ajuar y las dataciones
disponibles podrían situar el origen de las sepulturas en mampostería con corredor y cámara circular con
cubierta plana durante el Neolítico Final en los grupos de Mojácar y Purchena. De hecho las dataciones para
la Cuenca de Vera barajan la posibilidad de que las sepulturas de corredor y cámara de tendencia circular
pudieran ser ligeramente anteriores a los Rundgräber (Aranda et al., 2017), con un origen en la primera
mitad del IV milenio a. C. Aun cuando existen algunos materiales de tradición neolítica en varios algunos
de los sepulcros, la anterioridad de estos respecto a los Rundgräber constituye una hipótesis que requiere
una mayor contrastación. Además, entre estas sepulturas con corredor y cámara de tendencia circular, la
mayoría no presentan estructura en mampostería, quedando fuera de los objetivos de este trabajo.
Para el área del Grupo Arqueológico de Los Millares contamos con una única tumba de cubierta plana
datada, precisamente de la necrópolis de Los Millares, la LM 57. Se trata de una sepultura con 30 inhumados
y un ajuar de gran prestigio compuesto por numerosas puntas de flecha, hojas de sílex, ídolos falange, tolva
y antropomorfos, cerámica simbólica y un hacha, un punzón, una aguja y un puñal de cobre (Leisner y
Leisner, 1943: 32). La probabilidad conjunta de las 4 fechas obtenidas nos indica que su uso funerario se
enmarca entre 2902 y 2575 cal AC dentro del Calcolítico Pleno básicamente (Molina et al., 2020a: 206).
Esto nos indica que esta sepultura podría haber dejado de ser utilizada en momentos precampaniformes, lo
que coincidiría con la cronología atribuida a los objetos de ajuar documentados en la mayoría de las tumbas
de este tipo, a excepción, como hemos dicho, de Loma de Belmonte 1.
Según las adscripciones cronológicas de L. Siret y los Leisner, la mayor parte de las sepulturas que
presentan signos de reutilización posterior a la Edad del Cobre son de tipo ortostático, o son sepulturas
sin corredor, destacando los Rundgräber para la zona de la Cuenca de Vera, como Campo de Mojácar 4 y
Loma de la Atalaya 8, y las ortostáticas con corredor y planta poligonal del grupo de Los Millares, como
Huéchar 3 y Loma de Galera 16 (Leisner y Leisner 1943; Lorrio, 2008). Lo mismo sucede con algunas
sepulturas ortostáticas de la zona granadina como el sepulcro Domingo 1 de Fonelas (Ferrer, 1978; Ferrer
y Baldomero, 1977) o Llano de la Sabina 98 y Baños de Alicún 6 en el valle del río Gor (Lorrio, 2008) con
objetos adscritos al Bronce Final.
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Fig. 5. Dataciones calibradas de las sepulturas en mampostería con corredor y cámara circular de ≥ 4m, realizadas con
el programa Calib 7.1.1 siguiendo la curva IntCal20 (Reimer et al., 2020).
En el caso de las sepulturas con corredor y cámara circular, han sido reutilizados varios tholoi como
las sepulturas Los Millares 17/I y 71, la tumba 9 de El Barranquete (reutilizaciones durante el Bronce
Argárico, conocidas gracias a las dataciones sobre los restos humanos y no a los objetos de ajuar) y Pozos
del Marchantillo 1 en Tabernas, y sólo una sepultura de cubierta plana: Cañada de los Meones 1, cuyo ajuar
se compone de 4 hachas de piedra pulida, un conjunto de puntas de flecha y 9 puñales de sílex, fragmentos
de punzones de hueso y el fragmento de una pulsera de cobre o bronce4 (Leisner y Leisner, 1943: 77).
Un último aspecto debemos considerar, la posibilidad de que, como otros elementos relacionados con el
ritual, las sepulturas de cubierta plana pudieran constituir un indicador de la expansión de la influencia de
determinados centros políticos, especialmente de Los Millares. El escaso número de tumbas documentado
conlleva que cualquier consideración que hagamos resulte arriesgada, especialmente cuando, como hemos
visto, se constatan en áreas situadas al exterior del propio Grupo Arqueológico de Los Millares. En cualquier
caso, la articulación entre tipos de sepulcros, por un lado al oeste de Almería entre sepulcros ortostáticos
frente a sepulcros en mampostería y, por otro en el este entre Rundgräber y, raramente, tumbas de tendencia
circular con corredor no realizadas en mampostería, frente a sepulcros en mampostería con corredor, ya
es un indicio de oposición. Además el número de sepulcros en mampostería de cubierta plana, aun con las
diferencias en la investigación, así como el propio número de tholoi decrecen a medida que nos alejamos del
Bajo Andarax, con pequeñas concentraciones todavía en el valle del Río Nacimiento y el Río de Gor, junto a
los poblados centrales de ambos territorios, lo que demuestra la emulación de este tipo de sepulcros por las
4
Los Leisner no llegaron a diferenciar qué tipo de material es, pudiendo tratarse de cobre arsenicado, lo que llevaría a la confusión
con el bronce.
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élites locales, mientras en el Poniente almeriense se desconocen casos claros. Esto estaría en relación con
las propuestas sobre el control del Poniente desde otros núcleos, como Ciavieja donde, como en Millares
o Almizaraque, se ha localizado una importante concentración de cerámica campaniforme, rasgo que se ha
referido como típico de los centros políticos comarcales (Molina et al., 2017).
8. VALORACIÓN FINAL
Las sepulturas en mampostería con corredor, cámara circular y cubierta plana destacan por ser un tipo
que hasta la fecha sólo se ha podido documentar en Almería. En total, se ha constatado la presencia de 29
tumbas repartidas por toda la provincia, pero con mayores concentraciones en el Bajo Andarax y las zonas
inmediatas. Sin embargo, es cierto que la escasez de datos de tipo arquitectónico no ha contribuido a poder
realizar un estudio mucho más exhaustivo, así como ha contribuido a aumentar las posibles confusiones
generadas por la presencia de aproximaciones de hiladas en sepulturas cuyos diámetros son iguales o
superiores a 4 m, lo que las ha clasificado tradicionalmente, en términos estrictos, de manera errónea como
sepulcros con falsa cúpula. Es necesario hacer hincapié en que sólo con sistemas adicionales de contención
de los empujes de las cubiertas, como en el caso de Los Millares 74/XIII y El Barranquete 9 (sepulturas
de sección mixta cilíndrica y cónica con diámetros de 4 m), las paredes pueden continuar desde que
empiezan a aproximarse hasta cerrar en falsa cúpula. De lo contrario, sin estos refuerzos, las sepulturas de
grandes diámetros tenderán a mostrar una curvatura de las paredes por aproximación de hiladas que incluso
partiendo de la base llegarían a un punto en que cerrarán la techumbre con una losa plana, generando una
sección troncocónica (casi cilíndrica para las de mayor tamaño en las que no se constata casi ninguna
hilada aproximándose) y no cónica como sería característico de un tholos. Otro problema, dado el estado
de preservación actual de los sepulcros, sería probar si los de menor tamaño llegaron siempre a constituir
la tholos en su integridad.
Para concluir, se trata de sepulturas cuyo nivel social se puede vincular a los estatus elevados de las
comunidades que las utilizaban, durante un período de tiempo concreto, terminando su uso, en la mayoría
de los casos, al final del Cobre Pleno, con la excepción de Loma de Belmonte 1. Es arriesgado teorizar sobre
el origen de este tipo de sepulcro, teniendo en cuenta la variabilidad de las pocas dataciones radiocarbónicas
que hay sobre las sepulturas de cubierta plana, pudiendo únicamente aproximarnos a los momentos finales
del Neolítico en la Cuenca de Vera y al Cobre Temprano en el área de Los Millares.
AGRADECIMIENTOS
Este trabajo se incluye en los preparativos del Proyecto “Producción artesanal y división del trabajo en el Calcolítico
del Sudeste de la Península Ibérica: un análisis a partir del registro arqueológico de Los Millares (PARTESI)” financiado por la Agencia Estatal de Investigación del Ministerio de Ciencia e Innovación (PID2020-117437GB-I00/ AEI/
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