Serie de Trabajos Varios 92
Los accesos a la ciudad ibérica de Meca mediante sus caminos de ruedas
Santiago Broncano Rodríguez
María del Mar Alfaro Arregui
1997
, ISBN 84-7795-120-9
978-84-7795-120-9 , 228 p.
[page-n-1]
SERVICIO DE INVESTIGACI~N
PREHIST~RICA
SERIE DE TRABAJOS VARIOS
N6m.92
LOS ACCESOS A LA CIUDAD IBÉRICA
DE MECA MEDIANTE
SUS CAMINOS DE RUEDAS
Por
SANTIAGO BRONCANO RODR~GUEZ
Y
M DEL MAR ALFARO ARREGUI
'
.
DIPUTACI~N
PROVINCIAL DE VALENCLA
1997
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SERVICIO DE INVESTIGACIÓN PREHISTÓRICA
DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE VALENCIA
SERIE DE TRABAJOS VARIOS
Núm.92
LOS ACCESOS A LA CIUDAD IBÉRICA
DE MECA MEDIANTE SUS
CAMINOS DE RUEDAS
Por
SANTIAGO BRONCANO RODRÍGUEZ
Y
M."DEL MAR ALFARO ARREGUI
VALENCIA
1997
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DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE VALENCIA
SERVICIO DE INVESTIGACIÓN PREHISTÓRICA
S E R I E D E T R A B A J O S VARIOS
Núm.92
[page-n-7]
Depósito Legal: V-3825-1997
I.S.B.N.: 84-7795-120-9
Imprime: T.G. Ripoll, S.A.
Pol. Ind. Fuente del Jarro
Tel. (96) 132 40 85
Paterna (Valencia)
©O de la edición digital: Museu de Prehistoria devalencia, 201—- ISSN 1989-0540
de la edición digital: Museu de Prehistòria de València, 2010 0 ISSN 1989-0540
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Pág .
-
9
11. EXCAVACIONES ...............................................
m.
DESCRIPCI~N................................................. 21
22
Vía Principal ..................................................
Caminos secundarios ........................................... 139
IV. ESTUDIO ......................................................
La Vía Principal................................................
El Gran Nudo de caminos .......................................
Los Caminos Secundarios .......................................
Apartaderos ...................................................
179
179
183
185
189
V. CONCLUSIONES ............................................... 195
VI. Apéndice:
"Un departamento ibérico sobre el tramo 2.060-2.080 m."
Por M."del Mar Alfaro Arregui y Asunción Martín Bañón .......
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Este tercer trabajo que sobre la ciudad ibérica de El
Castellar de Meca ahora presentamos, es una prolongación
de los dos que anteriormente hemos publicado, sobre todo
del segundo de ellos, que también trataba de sus caminos de
ruedas.
Recordemos que en el primero' se procuró recopilar en
un sólo volumen todo lo que se había escrito sobre el yacimiento, ya fueran citas, noticias, estudios o trabajos de
investigación publicados o incluso inéditos. En este último
estado permanecía, por ejemplo, el excelente trabajo topográfico reflejado en el mapa que levantó el General
Lammerer en 1921 en compañía de A. Schulten y que permanecía aún desconocido.
Las opiniones realizadas por los diversos autores que
escribieron las obras recogidas, quedaron sometidas a un análisis exhaustivo o a una crítica razonada de acuerdo con los
datos físicos y arqueológicos existentes en el yacimiento.
Una vez reunida y publicada toda la abundante, dispersa
y poco o nada conocida documentación que se había ido
generando a lo largo de siglos sobre la célebre ciudad
rupestre de Meca, nos interesamos, dejando de lado otras
facetas quizá más atractivas en principio, por la investigación de lo que para nosotros era uno de los aspectos más
interesantes de cuantos nos ofrecían los restos arqueológicos
del yacimiento: sus caminos de ruedas.
Pensamos esto por ser Meca un caso excepcional en lo
que se refiere a la conservación de restos físicos de vías prerromanas. Lo dicho nos permitiría tener la ocasión, excepcional también, de acometer el primer estudio que se realiza
sobre este tipo de obra pública ibérica.
Aunque la primera información que nos ofrecieron estos
caminos nos remitía a su utilización en época ibérica, la
excavación del llamado Camino Hondo, nos brindó la posibilidad de demostrar sin ningún género de dudas que no sólo
fueron construídos en época prerromana, sino que quedaron
clausurados para siempre desde el preciso momento en que
la ciudad fue sometida a asedio por el ejército romano, posiblemente en el paso de los siglos IIi al 11 a.c., fecha ésta en
la que es destruído también el cercano poblado ibérico de El
Amarejo2.A partir de dicho momento y tras la destrucción de
la ciudad, ni un solo carruaje entró o salió de ella; los
caminos se fueron ocultando rápidamente por los sedimentos que los arrastres depositaban en su interior y pronto
fue perdida la memoria de su existencia.
Nos encontramos, pues, ante la presencia de una serie de
caminos prerromanos cuya importancia radica especialmente en saber que no fueron utilizados ni en época romana
ni en épocas posteriores, por lo que, al no sufrir ningún tipo
de modificación en el tema viario, todo lo conservado nos
remite a unas obras y aspectos culturales relacionados con
ellas estrictamente ibéricos.
El profundo desgaste sufrido por la base rocosa sobre la
que discurrían, debido al roce de las llantas metálicas, la presencia de rectificaciones o variaciones de trazados más antiguos, que fueron abandonados tras un prolongado uso por
otros posteriores, y la aparición de un buen lote de cerámicas
fenicias, nos permitieron establecer que el tráfico rodado en
Meca fue muy antiguo. Sin duda alguna existía en época
muy posiblemente en época preiprotoibérica, i~ciándose
bérica o finales de la Edad del Bronce. Así, la impresionante
obra que supuso el trazado y construcción del Camino
Hondo, con ser de una gran antigüedad dentro de la etapa
cronológica que abarca la Epoca Ibérica, no fue el primer
camino de acceso para carros realizado en esta zona, sino
que se aprecian señales de la existencia de un trazado anterior más sinuoso.
Una deducción inmediata y lógica de estos hechos es la
constatación de la existencia de una ciudad rica muy antigua
que motivó la presencia del comercio extrapeninsular como
el fenicio, lo que impulsó aún más el desarrollo y continuado
florecimiento de la ciudad ibérica hasta su destrucción por la
potencia bélica romana.
BRONCANO RODRÍGUEZ, "El Casteílar de Meca, Ayora (Valencia).
S:
BRONCANO RODRÍGUEZ, "El depósito votivo ibérico de El
S.:
Amarejo, Bonete (Albacete)". E.A.E., 156. Madrid, 1989. Pág. 33.
a
Textos". E.A.E., 147. Madrid, 1986.
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Lám. 1.-Vista aérea con los caminos descubiertos.
Aparte de estas consideraciones ya expuestas en el tomo
publicado hace seis años3, la excavación de los caminos
situados intramuros de la ciudad, o calles si se prefiere,
suministró una serie de datos directos o indirectos de gran
importancia y variedad, desde los relativos a la puerta de
entrada y su defensa hasta el diámetro de las ruedas o la longitud de los ejes de los carros que por allí circularon,
pasando por la forma de funcionamiento de los aljibes, canteras, etc.
S. Y ALFARO, M' DEL MAR.:"Los Caminos de medas de
la ciudad ibérica de El Castellar de Meca (Ayora, Valencia)".
E.A.E., 162. Madrid, 1990.
"RONCANO,
En el nuevo trabajo que ahora presentamos pensábamos
haber incluído en un principio el estudio de la totalidad de
los caminos que desde los llanos circundantes al Castellar de
Meca suben por las laderas hasta acceder a la puerta de
entrada a la ciudad. Pero la inesperada cantidad de vías descubiertas y su excesiva longitud (Lám. 1) nos obliga a dividir
su publicación en dos volúmemes.
Efectivamente, al realizar nuestro plan de publicación,
en un primer momento pensábamos que dichos caminos se
reducían al número de dos, es decir, al principal, que
saliendo de la ciudad se diige al O., y a otro, menos importante, que toma la dirección contraria a los pocos metros de
atravesar la salida tras realizar su trazado una semicircunferencia perfecta. Dicho de otra forma, pensábamos que el tra-
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zado de estos caminos se había realizado directamente desde
la puerta de la ciudad hasta el llano sin otras desviaciones.
Sin embargo, a partir del progresivo descubrimiento de
la Vía Principal y tras un meticuloso estudio de las curvas de
nivel del mapa fotogramétrico a escala 1:1.000, de la inspección ocular exhaustiva de más de 300.000 m2intentando
rastrear las más leves señales de carriladas conservadas
sobre la base rocosa cuando ésta afloraba a superficie, nos
fueron suministrando datos que, tras su comprobación, nos
ofrecieron la evidencia de una inesperada red de caminos
que enlazan con la Vía Principal, a la vez que dicha red se
iba haciendo más extensa según se va descendiendo en
altura hacia los llanos circundantes al cerro.
Es posible que aparte de los caminos que hemos conseguido descubrir, queden algunos otros por detectar, aunque
creemos que éstos, si existen, debieron ser menos utilizados,
por lo que no llegaron a dejar señales suficientes que perduraran hasta nuestros días mediante las cuales puedan ser
localizados.
Tal y como suponíamos, en estos trazados empiezan a
aparecer datos que no se encontraban en las vías del interior
de la ciudad. Nos referimos a los empedrados.
En efecto, la composición rocosa de la cima del cerro y
la costumbre de los iberos de trazar los caminos sobre la roca
siempre que fuera posible, hicieron innecesarios los empedrados dentro de la ciudad. Los caminos que discurren por las
laderas están también trazados sobre la base rocosa, pero hay
momentos en los que ésta falla, dándose oquedades o zonas
erosionadas, por lo que hubieron de ser rellenadas o allanadas
mediante la colocación de lajas de piedra de mediano, regular
o gran tamaño, ofreciendo un pavimento o empedrado de
gran resistencia al paso de carros y caballerías.
Igualmente creemos que las vías, según que discurran a
cotas más bajas, irán aumentando sus tramos de empedrados.
Estos nos irán proporcionando una información única hasta
el momento en torno a su estructura y composición con vistas
a tener elementos de juicio suficientes que nos permitan diferenciar en otros lugares las vías realizadas en época ibérica de
las que se construyeron en época romana.
En este libro, pues, ofrecemos el estudio de una parte
de los trazados de-los caminos para carros que discurren
por las laderas de Meca, dejando el resto para próximas
publicaciones.
Es posible que llame la atención del lector la gran cantidad de mediciones realizadas. En este sentido hemos sido
conscientes de que debíamos recoger toda la información
posible sobre cada uno de los tramos, teniendo en cuenta que
estos caminos posiblemente nunca volverán a ser descubiertos en su totalidad.
Por su importancia hemos querido separar de la descripción general de los caminos, un hallazgo expepcional: Se
trata de la excavación de un departamento ibérico que fue
construido sobre uno de los caminos, obviamente ya abandonado. Al final del libro se incluye como Apéndice la descripción y estudio de dicho departamento.
Para terminar no queremos dejar de expresar nuestro
agradecimiento una vez más a los organismos que han hecho
posible este trabajo de investigación: Ministerio de Cultura,
Consellería de Cultura de la Comunidad Valenciana y
Ayuntamiento de Ayora, así como a los propietarios de los
terrenos de las fincas por las que discurren las vías: D. Julián
Esteban Ruiz, D. Emilio Torres Hernández y Da Amparo
Llyberós Rotglá; a la Sociedad Cooperativa Valenciana
Montemayor, de Ayora, y a cuantos nos han ayudado con
toda su ilusión en las tareas de campo, ya fueran peones o
técnicos.
Agradecemos a nuestros compañeros, D. Luis Cabrera
su ayuda en la confección de la documentación gráfica que
incluimos; a D. Miguel Angel Otero la realización de la totalidad de la documentación fotográfica, hecha muchas veces
con adversas circunstancias meteorológicas, pero que gracias a su experiencia y profesionalidad hizo que dicha documentación fuera de la calidad que el lector podrá comprobar;
a D. José Manuel Lodeiro, topógrafo, el situar los caminos
en el mapa fotogramétrico, y a Da M" Antonia López, restauradora del ICRBC, la realización de la limpieza y restauración del ánfora ibérica de la figura 66, aparecida en el
tramo 2.080-2.100 m.
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11. EXCAVACIONES
El tipo de trabajo de campo que hemos tenido que realizar es sin duda uno de los más árduos y menos gratificantes, en un primer momento, de cuantas tareas conlleva la
investigación arqueológica de campo. Esto ha sido debido
en primer lugar a las ingentes cantidades de sedimentos a
retirar, y, en segundo lugar, a la escasez de hallazgos, los
cuales, cuando se realizaban, consistían exclusivamente en
pequeños fragmentos cerámicas desplazados juntamente
con el resto de materiales térreos o pétreos.
A esto hay que añadir que el descubrimiento de los
caminos de acceso a la ciudad no fue fácil en ningún sentido
como consecuencia de los problemas que a cada paso se nos
iban presentando. Pero, sin duda, todos los esfuerzos han
quedado compensados tanto por los inesperados descubrimientos realizados, como por la aportación que hemos conseguido realizar para conocer mejor una faceta tan poco
estudiada de nuestra Cultura Ibérica y que esperamos completar en trabajos posteriores con nuevas aportaciones.
En principio únicamente sabíamos con certeza que
debió existir una vía que obviamente tenía que ser la continuación extramuros de la que discurría por el Camino
Hondo. Pero no sabíamos siquiera si podríamos encontrar
alguna señal de su trazado, ya que el cerro guardaba celosamente su recorrido, sin que la fotografía aérea ni la prospección visual directa nos proporcionara dato alguno sobre él.
Sólo, en un primer momento, pudimos detectar a más de
setecientos metros en línea recta de la puerta de entrada, dos
ligeras señales de carriladas que aparecían marcadas en la
roca al lado O. del aljibe situado por debajo de la Fuente de
Meca y que se metían físicamente en él (Lám. 11). Estas
ligeras señales eran parte curiosamente, según comprobamos años más tarde, del trazado de la Vía Principal que
sale de la ciudad por el citado Camino Hondo.
Teniendo en cuenta esta falta de datos, el descubrimiento del Camino Principal se inició y se continuó literalmente a ciegas. La única posibilidad de seguir su trazado era
no "perder" las señales de las rodadas dejadas por las llantas
metálicas de las ruedas de los carros. Ahora, una vez dejado
atrás el Camino Hondo, no nos podían guiar en nuestra búsqueda las paredes rocosas cortadas artificialmente que le
delimitaban. Ni siquiera nos podíamos fiar de nuestra lógica
o intuición, que falló muchas veces, debido a la radical diferencia que la orografía actual de la zona presenta con respecto a la que tuvo en época prerromana. Téngase en cuenta
que, al estar situados estos caminos en la ladera norte del
cerro, la erosión, los arrastres, la vegetación e incluso las
transformaciones antropogénicas, habían cambiado la morfología del terreno de tal forma que cualquier planteamiento
lógico sobre el trazado de las vías estaba abocado normalmente a no ser el correcto.
Por ello, si las carriladas desaparecían en algún
momento por cualquier circunstancia, nos encontrábamos en
una situación en la que teníamos que hacer un trabajo con
escasas garantías de éxito y consecuentemente con la exposición de realizar inutilmente un enorme esfuerzo.
Este caso se nos presentó varias veces, obligándonos a
excavar profundas catas con .resultados negativos tras un
gran esfuerzo físico y económico, ya que en esta ladera los
sedimentos no eran de la potencia a la que estábamos acostumbrados a tener en la cima del cerro, en donde casi nunca
sobrepasaron el metro de altura. Por el contrario, la media de
la potencia de sedimentos que ahora se nos presentaba era de
más de dos metros, cuando no nos encontrábamos con la
presencia de enormes bloques pétreos caídos, desgajados de
los cortados laterales de la cima, que incluso en un caso
tuvimos que dinamitar (Lám. m).
Al desarrollarse el trazado en terrenos de ladera teníamos que tener presente que, a pesar de la intencionalidad de
los iberos de no hacer curvas innecesarias, difícilmente
aquel sería rectilíneo, sino que se iría acomodando relativamente a la desconocida topografía que existió en aquella
época (Lám IV). Por tanto, en el caso en que desaparecieran
las carriladas, a dos o tres metros de dicho punto era prácticamente imposible imaginar por dónde continuaría, ya que
con una simple ligera curva en el trazado, éste podía tomar
una dirección completamente inesperada. Por todo ello, la
realización de profundas catas por delante del camino que se
había "perdido", suponía el riesgo de trabajar inutilmente al
no coincidir con su trazado o, peor aún, no saber si la cata
estaba realizada sobre el camino pero sin que éste ofreciera
constancia alguna de su existencia por haber desaparecido
toda señal de él.
[page-n-15]
De todas formas hemos de reconocer que, en términos
generales, tuvimos suerte en poder seguir casi todo el recorrido del Camino Principal durante una gran distancia (Fig.
1). Sólo en la zona Noroeste de la Fuente de Meca fue imposible detectar el trazado de varios tramos consecutivos,
debido especialmente a las transformaciones sufridas en la
base rocosa durante época medieval. La realización de
varias catas por esta zona en concreto, dio siempre resultados negativos, por lo que el camino hubo de ser rastreado
en sentido inverso a partir de las señales citadas al Oeste del
aljibe, hasta que se volvieron a "perder" en dicha zona.
Como decíamos, uno de los mayores problemas que se
nos ha presentado ha sido la gran cantidad de sedimentos
depositados sobre el camino. A modo de ejemplo vamos a
citar un solo caso por el que se podrá ver el esfuerzo realizado en una pequeña zona.
En el año 1983 se despejó de sedimentos la parte baja
del Camino Hondo que, ya por sí sólo, supuso un enorme
trabajo, tanto por la potencia de aquéllos, que en ocasiones
superaba los cuatro metros, como por la dificultad de extraerlos de su interior y depositarlos fuera.
Lám, 11.-E1 Aljibe y su entorno antes del descubrimiento de los caminos.
[page-n-16]
Lám. m.-Antes de llegar a la Fuente de Meca.
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Una ingente cantidad de piedras y tierra fue sacada y
echada en una zona adyacente de la ladera. En el año 1989,
aprovechando la presencia de peones contratados por el
INEM, decidimos retirar la enorme terrera formada y trasladarla al otro lado de la muralla que corre casi paralela al
Camino Hondo, es decir, sobre la ladera fuera ya de los
límites de la ciudad. Pero, días más tarde, tuvimos una desagradable sorpresa al comprobar que el trabajo realizado
había sido inútil.
En efecto, al limpiar la zona de la Vía Principal situada
varios metros más abajo de la puerta de entrada a la ciudad,
nos percatamos de la existencia del inicio del trazado, desconocido hasta entonces, del camino que se dirige al E., el
cual, haciendo una curva en perfecta senicircunferencia,
cambiaba de sentido y le hacía tomar la dirección de la zona
en la que se habían depositado los sedimentos recién trasladados. Una vez más se tuvo que retirar varios metros ladera
abajo la enorme terrera para quedar despejada la zona y
poder proseguir con el descubrimiento de esta vía.
Para que el lector pueda darse una idea de la magnitud
del movimiento de estas tierras, diremos que en dicha campaña, en la que participaron una docena de peones durante
dos meses, aparte de la limpieza de unos metros de la cara
exterior de la muralla, sólo se descubrieron unos cuarenta
metros de camino.
Además de los sedimentos, otro problema serio que
tuvimos que abordar fue la presencia de una espesa vegetación de monte bajo, cuyo desarrollo venía favorecido por
situarse en la umbría del cerro, concretamente desde la
puerta de entrada hasta cerca de la Fuente de Meca. Su trazado, que corresponde a la Vía Principal de acceso, fue descubierto durante las campañas de 1984 y 1985. Si bien no
supuso un inconveniente demasiado serio a la hora de la
excavación, sí lo fue en lo referente a la conservación del
camino, ya que especialmente las fuertes raíces de las
sabinas habían deteriorado tanto la base como sus laterales
en múltiples ocasiones, sobre todo en las zonas en las que el
lecho rocoso no era muy consistente.
Por último, la presencia de construcciones medievales
con los allanamientos y otras modificaciones realizadas
entonces, supuso el tercer grave inconveniente a superar.
Estas construcciones medievales se empezaron a detectar ya
en la zona baja del Camino Hondo, concretamente en el
tramo 880-900 m. Tonsistía en un muro de unos dos metros
de altura, realizado con piedras careadas y sillares ibéricos
reutilizados algo deteriorados. Estaba situado en el lateral
izquierdo del camino, paralelo a su eje y rellenando el hueco
dejado por una ampliación realizada en época ibérica. La
base de este muro descansaba sin ningún tipo de cimentación
sobre el relleno de sedimentos depositados sobre la base del
camino con una potencia de metro y medio. Es decir, este
muro en concreto se constsuyó una vez que el camino estuvo
cubierto por un metro y medio de potencia de sedimentos.
A unos cuatro metros más abajo de la puerta de entrada
existían dos pequeños hornos cerámicos juntos, uno de los
cuales se hallaba en parte sobre la vertical del camino. Su
pmefirnlium y parte del laboratorio en concreto se habían
realizado excavando los sedimentos de antiguo depositados
sobre el camino.
.
'
BRONCANO, S. Y ALFARO, Ma DEL MAR.:
Lám. CLXV.
Op. cit. nota 3. Pág. 172.
Inmediatamente a continuación se detectaron dos construcciones habitacionales seguidas, que cortaban perpendicularmente el camino. Las bases de los cuatro muros se
situaban a unos 0'80 m. de altura sobre la base del camino.
A partir de aquí la presencia de construcciones medievales disminuye o desaparece de la Vía Principal hasta llegar
al tramo 1.560-1.580 m., en el que se detectó la base de un
silo excavado sobre la carrilada derecha. Desde este punto
del camino la presencia medieval se intensifica otra vez con
muros, bases de silos, zonas de extracción de piedra para la
construcción y allanamientos, que motivaron desmantelamientos o desapariciones momentáneas del camino. Un verdadero campo-de silos lo tendremos ocasión de ver en el
tramo 2.120-2.140 m., cerca de una era, posiblemente también medieval, situada en parte sobre la vía que llamaremos
Camino G.
Construcciones de muros y zonas de extracción de piedras realizadas en el camino también las veremos en
diversas zonas durante la exposición del capítulo dedicado a
la descripción.
A partir del descubrimiento de la Vía Principal de
acceso, nos fuimos percatando de la existencia de una apretada red de caminos que, saliendo de aquella, tomaban todas
las direcciones
Así pues, la creencia o suposición
que en un principio teníamos de que existiría un único
camino de acceso a la ciudad que uniría ésta con alguna
importante vía que pasara por el llano situado al N. o al NO.
del cerro, fue dejando paso a la evidencia de una con~pleja
red que, además de conectar todas las zonas de las laderas
con la Vía Principal, servía para acceder a cualquier punto
de los llanos circundantes al cerro (Fig. 2).
El primero de estos caminos que se localizó fue el que
se dirige por la ladera norte del Mugrón hacia el Este, y del
que ya dimos noticia en el tomo anterior. Fue seguido en
parte durante la campaña de 1985, a raíz del descubrimiento
de señales de carriladas marcadas en el paso artificial realizado en el cortado rocoso que se sitúa a 150 m. en línea recta
al E. de la Torre Oriental. Su inicio nos era desconocido
hasta que en 1989 fue despejado el tramo situado delante de
la puerta de entrada a la ciudad. Por ser el primero que sale
de la Vía Principal llevará de ahora en adelante el nombre de
Camino A.
El siguiente camino que sale del principal -Camino B-,
no lo encontramos hasta llegar al tramo 1.440-1.460 m., es
decir, a unos 550 m. de distancia de la puerta de entrada. Fue
descubierto en la campaña de 1985 e intentado localizar su
trayectoria durante la campaña de 1991, pero al parecer fue
un camino de poco tráfico rodado y posiblemente abandonado siglos antes de la destrucción de la ciudad, por lo que
está poco señalado y bastante desmantelado. Por otra parte
discurre por una zona en la que la roca basa1 es relativamente blanda y muy poblada de vegetación de monte bajo,
motivos por los cuales apenas se ha podido documentar un
corto trayecto al faltar señales suficientes de su trazado. Al
igual que el anterior, tras realizar una curva de 180°, toma la
dirección contraria a la de la Vía Principal en esta parte, es
decir, hacia el Noreste.
El Camino C fue descubierto simplementepor deducción,
basada en la experiencia adquirida a lo largo de los años en los
trabajos de Meca. Tras ir sometiendo a un constante análisis la
forma en la que habían sido trazados los caminos de acceso,
dedujimos que de la Vía Principal obligatoriamente debería
%
[page-n-19]
[page-n-20]
Lám. R.-Zona de la puerta de la ciudad, antes de iniciar la excavación.
s a k uno que, pasando entre el Castellar de Meca y el cerrillo
situado a poniente, se dirigiera hacia el Sur. De todas formas
esta suposición, para nosotros lógica en principio, tenía la
contrapartida de que este hipotético camino no podía desembocar en una vía principal del llano por llevar la dirección
hacia uno de los pequeños valles sin salida que se suceden a
lo largo de la ladera Oeste del Mugrón. Por otra parte las continuas prospecciones realizadas durante varias campañas por
toda la ladera occidental y suroccidental del Castellar no
dieron nunca resultados positivos. Sin embargo, se& íbamos
conociendo el sistema de la red de caminos, nos afim4bamos
más en nuestra creencia.
En vista de los aludidos resuítados negativos obtenidos
en las frecuentes prospecciones, decidimos realizar catas
comprobatorias en varias de las zonas por las que suponíamos tenía que pasar este camino; pero tampoco tuvimos
6xito. Por fin, durante la campaña de 1991, tras insistir a lo
largo de varios días en la prospección ocular de la zona, conseguimos localizar una ligera señal, dudosa en principio, de
carrilada a unos 400 m. en línea recta al Sur de la Fuente de
Meca. La limpieza posterior de la zona mostró evidencias
inequívocas de carriladas que seguían la trayectoria antes
indicada. Su trazado apenas se puede seguir por hallarse en
una zona muy erosionada y en su mayor parte situada sobre
roca poco consistente.
Un caso similar al anterior ocurrió para llegar al descubrimiento del Camino D, cuya trayectoria fue también determinada durante la campaña de 1991. Sale de la Vía Principal
en la zona de la curva que hace al NO. de la Fuente de Meca5
y se diige hacia occidente bordeando el cerriilo situado al
Oeste del Castellar.
La parte del camino comprendida entre las inmediaciones de la
Fuente de Meca y el Aljibe fue descubierta en la campaña de 1986.
El Camino E inicia su recorrido unos 50 m. después de
pasado el aljibe situado sobre la Vía Principal. Al igual que
el Camino B, pudo ser un camino ya abandonado antes de la
destrucción de la ciudad o de poco tráfico rodado, dirigiéndose hacia el E. Su trayectoria también es difícil de seguir,
siendo su Única salida por el paso situado en el cortado
rocoso que se halla a 125 m. al norte del tramo 1.180-1.200
m. de la Vía Principal. Pero no hemos conseguido detectar
señales inequívocas de ello.
Siguiendo el Camino Principal, a unos 200 m. del aljibe,
se inicia una zona muy compieja. En primer lugar aparece en
el tramo 2.040-2.060 m. una bifurcación de dos caminos que
siguen la misma dirección: N-NE. El trazado de uno de eIlos
fue abandonado mucho antes de la destrucción de la ciudad,
de acuerdo con los testimonios arqueológicos que tendremos
ocasión de ver.
A una veintena de metros del inicio de esta bifurcación,
sale el Camino F, hacia el Norte, cambiando su dirección a
los treinta metros de su recorrido hacia el N-NE.
A continuación de esta bifurcación, la Vía Principal se
mete literalmente en una zona de silos medievales, cambiando
su dirección hacia el soroeste tras hacer una curva de 180".
De dicha curva sale el Camino G, muy mal conservado,
siguiendo en un principio la misma dirección que la de la
Vía Principal, para ir tomando después, lentamente, la dirección E.
Tras la curva citada que en esta zona hace la Vía
Principal, ésta atraviesa el trazado del Camino F, iniciándose
en este mismo punto la salida del Camino H, que, tras la realización de una espaciosa curva, toma la dirección noreste.
El descubrimiento de todos estos caminos secundarios,
salvo el CaminoA y la parte de la Vía Principal comprendida
entre la puerta de entrada a la ciudad y el aljibe citado, se
realizaron durante la campaña de 1991.
[page-n-21]
En total se han conseguido descubrir y documentar
1.605 m. de caminos. No contamos los 690 m. de trayectorias no determinadas físicamente intercaladas en sus recorridos.
De acuerdo con las longitudes de las trayectorias mencionadas, así como con la red de vías que se fue formando,
de manera que prácticamente no quedan libres de ellas
franjas de terreno superiores a 120 m. de ancho, no nos
puede extrañar ya los extraordinarios rebajes en altura que,
debido al paso de los carruajes, veíamos en las bases de los
caminos del interior de la ciudad, ya que la mayoría o la totalidad del tráfico que sufrió esta red de caminos tuvo que ser
la misma que el que se efectuó en la cima hasta su primera
bifurcación en el tramo 560-580 m. Téngase en cuenta que
toda la red citada está en función de poner en comunicación
cualquier área de las laderas y de la base del cerro con la
ciudad.
A parte de los datos que hemos ido exponiendo y de
otros que se irán añadiendo en los capítulos que siguen, creemos que una de las principales aportaciones que nos han
deparado los trabajos que se documentan es el inicio de la
aparición de zonas de empedrado. Estos datos nos empiezan
a ilustrar sobre la hasta ahora desconocida forma que
tuvieron los iberos de pavimentar calzadas.
Esperamos impacientemente que en próximas campañas
se puedan documentar con mayor detalle y extensión otras
zonas con empedrados en los trazados situados a cotas más
bajas.
[page-n-22]
[page-n-23]
Hemos querido que la metodología a emplear en la descripción de los caminos incluídos en este volumen sea la
misma que la que empleamos en el anteriormente publicado. Esta decisión ha sido debida en primer lugar a que no
hemos encontrado otro sistema de exposición que supere al
que se empleó en claridad y en precisión para localizar cualquier tramo o punto de los caminos. En segundo lugar guardamos con ello una completa uniformidad con la obra anterior, haciendo de la que presentamos la continuación de
aquélla.
De acuerdo con esto empezaremos la descripción a partir
del punto 905 m. del Camino Principal, es decir, el último en
que terminamos en el libro anterior la descripción de los
caminos de la ciudad, coincidiendo con la zona de la entrada.
La descripción se seguirá realizando por tramos de
veinte metros, salvo el primero que, lógicamente, abarcará
desde el punto 905 m. al 920 m.
Todo lo concerniente a la forma de exposición y a la
documentación que se inserta por tramo será similar a la que
empleamos en el tomo anteriormente publicado. Sus especificaciones quedaron anotadas en la página 19.
La única modificación que vamos a introducir es consecuencia de las nuevas circunstancias que se han presentado.
En la descripción de las vías interiores de la ciudad pusimos
todos los caminos en relación con la Vía Principal que la
atraviesa de Oeste a Este, de forma que las bifurcaciones se
describían por tramos que empezaban a contar a partir del
punto de intersección con aquélla, haciendo siempre referencia numeral a dicho punto.
Esta solución era la adecuada al tener en cuenta que las
longitudes o recorridos de estas bifurcaciones estaban limitadas obviamente por los cortados rocosos que rodean la
ciudad. Es decir, eran de recorridos limitados. Por el contrario, los caminos de acceso tienen recorridos ilimitados en
principio, por lo que la solución que dimos para la numeración de los tramos de los caminos de la ciudad no es la más
apropiada en este caso.
Preveyendo, pues, las posibilidades futuras de excavación y estudio de cualquiera de los caminos que bajan por las
laderas hacia los llanos circundantes al cerro, hemos optado
por el siguiente sistema de exposición:
El único camino que atraviesa la puerta de entrada a la
ciudad, lógicamente será tenido como Vía Principal y, por eilo,
mantendrá el orden de la numeración que se le asignó en la
publicación anterior. Los restantes caminos que van saliendo
de él, según vamos descendiendo, se les irá diferenciando, tal
y como quedó expuesto en el capítulo anterior, con las letras
mayúsculas A, B, C, etc. Cada uno de sus respectivos recorridos se empezará a contar desde el punto en el que sale de la
Vía Principal -punto O m.-, y se continuará su descripción por
tramos de veinte metros hasta donde se le pueda seguir.
En cada una de las intersecciones de dos caminos, para
saber cuál de los dos era la Vía Principal, nos hemos basado
en la dirección que llevaban y sobre todo en los testimonios
físicos de un mayor tráfico rodado relativo.
Ya hemos advertido que no necesariamente los caminos
que se van a describir tienen que ser los únicos existentes, ya
que puede haber otros menos frecuentados que no se han
conseguido detectar o cuyos trazados han podido desaparecer
en parte.
Tampoco debe establecerse a priori que todos estos
caminos sean coetáneos.Al igual que ocurría con las vías del
interior de la ciudad, en las que era evidente la existencia de
trazados abandonados, suponemos que estos casos se dari'an
también en los caminos de acceso, aunque por la estructura
basa1 de la roca, las destrucciones realizadas por la población
medieval o la erosión, no se han podido determinar con la
misma precisión, salvo en un caso en el que se da la presencia de una construcción ibérica habitacional edificada
sobre uno de los caminos. Este caso concreto, según veremos
en el Apéndice, nos ofrecerá nuevos datos sobre la antigüedad de las vías, de acuerdo con los materiales procedentes
del citado departamento ibérico.
En cuanto al orden de descripción de los caminos, se realizará primeramente la de la Vía Principal hasta el punto al
que hemos llegado por ahora. Una vez acabada, se seguirá con
la descripción del Camino A hasta donde se le ha seguido.
Terminada ésta se continuará con el B, etc. De esta forma, al
tener nombre concreto cada vía, la continuación del estudio
de cada uno de sus respectivos trazados por separado, quedará
siempre abierto mediante la realización de futuros trabajos de
prospección y limpieza, independientemente de los restantes.
[page-n-24]
Hechas estas aclaraciones, realizamos a continuación la
descripción por tramos de lo hasta ahora descubierto de los
caminos que acceden a la ciudad de Meca.
vÍA PRINCIPAL
La Vía o Camino Principal inicia su recorrido en el
punto 905 m., coincidiendo con la puerta de entrada a la
ciudad. La cota que dicho punto tiene con respecto al nivel
del mar queda situada en 1.008'25 m.
El trazado de esta vía es a grandes rasgos, y sin entrar en
detalles que ya se irán viendo con detenimiento en la descripción, el siguiente (Fig. 1 y Lám. V):
Desde que inicia su recorrido hasta llegar al tramo
1.240-1.260 m., tiene una trayectoria sensiblemente rectilínea, bajando siempre en dirección Noroeste.Tanto la
lámina V como las láminas VI, VII, VIII, IX y X, cuyas
fotografías están sacadas desde la ciudad, nos ilustran
sobre los metros iniciales de su recorrido, a partir de la
zona de la puerta, y sobre el resto de su trazado hasta
pasado el apartadero que veremos en el tramo 1.2001.220 m. Las impresionantes vistas que ofrecen estas
fotografías no necesitan comentario alguno sobre la magnitud de la obra que supuso la construcción de estecamino para que los carros pudieran acceder al lugar desde
Lám. V.-Vista
el que se han sacado aquéllas, sobre todo si tenemos en
cuenta que el camino está aquí en la zona más alta de su
recorrido.
A partir de este trecho, que mide una longitud aproximada de un cuarto de kilómetro, se empieza a apreciar un
cambio de dirección hacia el Suroeste mediante la realización de una curva tan amplia que se hace imperceptible.
El cambio de dirección referido es debido exclusivamente a motivos orográficos, ya que el camino tiene que
seguir inevitablemente la ladera del cerro, cuyo frente en
esta zona se orienta al Noroeste.
La vía sigue después descendiendo lentamente hasta
llegar al tramo 1.480-1.500 m. en que cambia su dirección
hacia occidente, después de atravesar una área difícil por su
orografía, al coincidir con zonas de torrenteras naturales que
bajan de la cima.
Algo más adelante de la Fuente de Meca se pierde el trazado del camino momentáneamente, coincidiendo con la
formación de una curva de 180" que le hace dirigirse al Este,
hasta llegar al Aljibe. Según veremos en la descripción, la
base del camino en esta zona ha sufrido graves desmantelamientos debido a la construcción de casas durante la Edad
Media. Hay que tener en cuenta que tanto la presencia del
manantial de la Fuente de Meca, como el ser una área con
relativa poca pendiente, fue la zona más idónea de la ladera
para asentarse la población medieval.
aérea de la Vía Principal.
[page-n-25]
El espectacular trazado del camino por toda esta zona
puede ser apreciado en la lámina X, cuya fotografía está
tirada, según dijimos, desde la ciudad.
Tras ser cortado el camino por la excavación en la roca
del citado aljibe, toma durante varios tramos la dirección NNE., con una trayectoria prácticamente en línea recta, hasta
llegar al punto 2.140 m., en donde, realizando otra curva de
180°, cambia su dirección hacia el S-SO.
Tras varios tramos de trazado rectilíneo, hemos seguido
su recorrido por el momento hasta el punto 2.200 m., situado
en la cota 890'07 m.
Así pues, el descenso efectuado desde la puerta de entrada a la ciudad hasta el último punto citado es de 118' 18 m.
Teniendo en cuenta que su recorrido total es de 1.295 m., la
pendiente media de la vía llega a ser del 9' 12%.
En general el recorrido del Camino Principal está bien
conservado, salvo excepciones y en la citada zona noroccidental cercana a la Fuente de Meca, en donde la densidad de
casas medievales no ha permitido el descubrimiento de
cinco tramos consecutivos.
A pesar de la accidentada orograúa que presenta toda la
ladera norte del cerro es admirable la precisión con la que fue
planeado y realizado el trazado de esta vía, de forma que, salvando un desnivel importante, pudieran ascender o bajar carros
desde la ciudad al llano. Observando ahora, en nuestros días,
mediante la fotografía aérea o en el plano fotogramétrico, las
posibilidades de trazados alternativos, vemos que no existe
otra opción de acceso y de trazado más adecuado que el realizado por los iberos hacemás de 2.500 años, con la particularidad además de que las trayectorias son lo más ajustadas posibles en orden a evitar recorridos más largos de lo necesario.
Lám. W.-Trazado
Lárn. VI.-Parte inicial de la Vía Principal, al fondo.
por la ladera Norte.
El terreno por donde fue trazado, lógicamente no dio
facilidades para hacerlo, al ser una ladera de gran inclinación
y sometida a una fuerte erosión.
Por ello, el cálculo exacto de las pendientes máximas que
debía tener el camino motivó que en muchas zonas no quedara más remedio que cortar grandes cantidades de roca, ya
fuera del lateral de la ladera como de la base. Todo ello sin
contar con la labor previa de tener que realizar la plataforma
inicial de la totalidad de la trayectoria del camino, siempre
sobre la roca caliza de la ladera. Aunque iremos viendo constantemente ejemplos de estos trabajos a lo largo de todo su
recorrido, pondremos como caso ilustrativo en este sentido el
tramo 1.020-1.O40 m. En este caso en concreto, el querer realizar un trazado rectilíneo, supuso el desmantelamiento
previo de toda la base del espolón rocoso que sobresalía.
En definitiva, la experiencia que evidentemente
debieron tener los iberos en hacer caminos mediante los
cuales pudieran acceder a sus ciudades, casi siempre construidas en altas cimas, pudo conseguir lo que a cualquier otro
pueblo de la antigüedad le hubiera parecido una locura sólamente pensarlo.
Otro aspecto a destacar es la uniforme distribución de
apartaderos a lo largo de todo el recorrido de la Vía Principal.
Estos apartaderos fueron hechos fundamentalmente para
conseguir el normal desarroilo del tráfico rodado en el caso
de que dos vehículos se encontraran circulando en sentidos
opuestos, ya que al estar los caminos trazados en una ladera
muy empinada no era posible la retirada de carros de la vía
para dejarla libre, como no fuera por el sistema de aparta-
[page-n-26]
deros. Su funcionamiento establecía que el carro que bajaba
tenía siempre preferencia de paso sobre el que subía, hecho
éste además lógico si tenemos en cuenta que un carro que
baja difícilmente puede recular.
Sin duda alguna los apartaderos también sirvieron para
que pudieran detenerse momentáneamente los carros que
subían a fin de permitir tomar aliento a los animales de tiro tras
la larga y fatigosa subida que estaban realizando. Por ello el
término "apartadero" lo utilizamos no sólo como lugar en el
que un carro se sale del camino para permitir el paso de otro,
sino también como lugar de estacionamiento o apartadero.
El primero de estos apartaderos se sitúa a los pocos
metros de traspasar la puerta de la ciudad, concretamente en
el tramo 920-940 m. Según veremos en su momento también
sirvió para este menester el inicio del trazado del Camino A,
más cercano aún de la puerta.
El segundo apartadero se realizó a unos cien metros del
anterior, en el tramo 1.020-1.040 m. Tanto para la construcción de éste como del anterior se optó por el sistema de
ampliar transversalmente el tramo rebajando el lateral
rocoso izquierdo, de forma que la anchura máxima, situada
en el centro del apartadero, permitiera el cruce de dos carros
en paralelo.
El tercer apartadero se sitúa casi doscientos metros más
abajo, en el tramo 1.200-1.220 m. En este caso se ha empleado para su construcción un sistema distinto a los anteri0res.A diferencia de los otros, no se construye un camino
paralelo sino que el carro que se aparta tiene que salir en un
primer momento de la calzada y recular después para poder
volver a ella. Por este motivo toda la base de este apartadero
es horizontal.
A partir de este punto no hemos descubierto otro apartadero hasta llegar al tramo 1.780-1.800 m., siendo éste de
la misma forma que la que tienen los dos primeros. No
obstante, creemos que antes de llegar al citado tramo
Lám. m.-Trazado
por la ladera Norte.
Lám. 1X.-Trazado por la ladera Norte.
existió posiblemente otro en el tramo del cual sale el
Camino B y, sin duda alguna, otro en la Fuente de Meca,
lugar que tuvo que contar con un amplio espacio dedicado
a aparcaderos de carros y zonas de descanso de personas y
caballerías.
La zona en la que se sitúa justamente el Aljibe, contó
con otro apartadero, a unos 150 m. del anterior. La explanada formada para tal fin fue sin duda lo que motivó la elección del lugar para la excavación del gran depósito de agua
que vemos ahora, y que sirve para recoger el agua que mana
de la Fuente de Meca.
Por último, en la zona del tramo 2.040-2.060 m., los
cruces de vías y la parte inicial del camino abandonado
situados en esta zona, servirían para el mismo menester, al
igual que las salidas de todos los caminos secundarios.
Observamos, pues, una distribución precisa de espacios
creados para la detención de carruajes, ya fuera para dejar
paso o para descanso. Aparte de la zona situada delante de la
puerta de la ciudad, el más importante de todos ellos fue sin
duda el que debió existir en la Fuente de Meca. El pequeño
pero inagotable manantial de agua que aquí existe y el ubicarse en la parte media del recorrido total de acceso a la
ciudad, fueron motivos que sin duda determinaron la creación de una área de descanso para personas y animales con
todos los servicios necesarios.
No desesperamos de poder algún día acometer la excavación arqueológica de al menos una parte de esta interesante zona, a pesar de la gran potencia de sedimentos acumulados y del coste que acarrearía el permitir que la Fuente
se siguiera utilizando.
Para finalizar debemos señalar la gran importancia del
tramo 1.320-1.340m. por contener su base un pavimento de
piedras. En su descripción nos detendremos todo lo necesario para realizar la exhaustiva documentación que merece.
[page-n-27]
Lám X.-Vista
de la zona de La Fuente y del Aljibe.
[page-n-28]
TRAMO 905-920 m.
Su recorrido tiene una conservación buena en términos
generales (Lám. XIII).
De acuerdo con los testimonios que presenta la base
rocosa actual que se sitúa a ambos laterales del camino
(Fig. 3), intuímos que para trazar éste se tuvo que realizar
en la mayor parte de su recorrido un trabajo extraordinario
en la extracción de piedra, que en algunos sitios llegó a
superar los tres metros de potencia.
Testimonio de ello es, además de la línea teórica de ladera
que fácilmente se puede reconstruir en la citada figura 3,
los restos de la cantera situada en el lateral izquierdo, que
alcanza una altura de unos 4'50 m. sobre la base del camino
(Lám.
m.
Lám. XI.-Detalle.
Tranqueras.
La extracción de piedra de dicha cantera tuvo sin duda
alguna como objeto principal rebajar la parte delantera de la
entrada a la ciudad, de forma que las torres de la puerta llegaran
a tener indirectamente una mayor altura. También se puede
apreciar la forma escalonada del p e a de la cantera. Creemos
que fue dejada así ex profeso para evitar el fácil acomodo de
máquinas de guerra o torres de asalto de un ejército enemigo.
También se hicieron extracciones menores en el lateral
derecho (Lám. XVI).
La zona lateral derecha, a partir del punto 914'50 m., así
como el mismo lateral del siguiente tramo, en su totalidad,
son completamente llanos. Sin duda toda esta zona fue aplanada para dejar un espacio en el que tanto personas como ani-
Lám. XI1.-Detalle. Cantera
[page-n-29]
Lám. XIII.-Vista
general del Tramo 905-920 m.
Fi*
3.4ección en el Punto 909'21) m.
[page-n-30]
males de carga y tiro pudieran descansar de la larga subida,
antes de acometer el empinado recorrido del Camino Hondo.
También es posible que se habilitara dicha explanada
para inspección de cargas y por supuesto para aparcar en el
caso de que algún vehículo circulara bajando por el Camino
Hondo, dando tiempo a que quedara éste despejado. De
acuerdo con ello veremos que además de estas zonas allanadas, existen en esta área dos apartaderos bien definidos
muy próximos: uno en los dos primeros tramos del Camino
A y otro en los tramos 920-940 m. y 940-960 m.
El descubrimiento del tramo que tratamos tuvo tanto trabajo o quizá más que el anterior, debido a la extraordinaria
potencia de sedimentos depositados tanto sobre el camino
como sobre sus zonas adyacentes. Como dato significativo
diremos que aquéllos llegaban a alcanzar una potencia de
unos cinco metros sobre la base del camino alrededor del
punto 909 m.
En el punto 9 14'50 m. inicia su recorrido a la derecha la
primera de las sucesivas vías que van saliendo del Camino
Principal (Lám. XVIIi). En esta lámina observamos cómo
las rodadas del Camino A están curiosamente más marcadas
que las del Camino Principal. Este dato avala la teoría expresada antes de que toda la zona situada a la derecha del
Camino Principal, y especialmente el Camino A y su apartadero, se utilizó como zona de parada obligatoria prácticamente, para efectuar alguna o todas de las opciones expresadas. Después, desde esta parte, los carros se incorporarían
al Camino Principal para proseguir la ascensión, lo que ocasionó que las carriladas hayan quedado más marcadas. La
descripción de lo descubierto y estudiado de este Camino A
se hará en su momento, después de la descripción del
Camino Principal.
En tomo al punto 912'50 m. se instaló un pequeño
Su
horno cerámico medieval (Lám. m). factura es tosca,
de barro endurecido por la acción del fuego, con toberas de
unos 5 a 10 cm. de diámetro, que comunican la cámara de
combustión con el laboratorio a través de una gruesa
parrilla, y con bóveda semiesférica. La base del horno propiamente dicho mide en torno a un metro de diámetro. El
inicio del praefilmium se sitúa casi pegado al lateral rocoso
derecho del camino en dirección al Camino A, quedando la
parrilla casi en el centro del Camino Principal, un poco desplazada hacia el lateral izquierdo y a una altura de 1'30 m.
sobre su base.
Adyacente a este horno se instaló otro del mismo
tamaño y características, ya en la zona de la cantera del
lateral izquierdo (Lám. XV).
Lám. m.-Detaiie. Horno medieval.
[page-n-31]
punto 917'40 m. para el izquierdo. En la parte baja de ambos
laterales siguen apareciendo las tranqueras que veíamos en
el Camino Hondo (Lám. XI).
La profundidad máxima que adquiere la base de la
rodada derecha sobre el realce central del camino es de 0'34
m. en el punto 908' 10 m., y la de la izquierda de 0'30 m. en
el punto 909'20 m. Las mínimas son nulas en el punto 917
m. para ambas carriladas.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos del tramo es de -2'48 m., lo que supone una pendiente del -12'40%.
Lám. XV.-Detalle. Horno Medieval.
En el punto 916 m. se ubicaba el primer muro de una
habitación de época medieval que atravesaba el camino perpendicularmente. El muro paralelo se situaba en el punto
920 m. Conservaba de dos a cuatro hiladas de piedras de pequeño y regular tamaño, trabadas en seco y de unos 0'60 m.
de ancho. Ambos muros sobrepasaban el camino unos
2'40 m. por el lateral izquierdo y unos 3'60 m., incluyendo
el muro de cierre, por el derecho. Así pues, tanto esta habitación, como otra aneja y paralela que veremos en el tramo
siguiente, son de grandes dimensiones: casi ocho metros de
largo por unos cuatro de ancho. El pavimento, de barro apisonado, está situado a 1'80 m. de altura sobre la base de la
carrilada izquierda en el punto 920 m.
El ancho máximo que tieneel carril derecho en este
tramo es de 0'32 m. en el punto 905'20 m. El del izquierdo
es de 0'38 m. en el punto 906'05 m. Los m'nirnos son de
0'10 m. en el punto 907'22 m. y de 0'14 m. en el punto
909'60 m., para el derecho e izquierdo, respectivamente.
Con relación a los laterales rocosos que delimitan el
camino, las alturas máximas que aquellos adquieren sobre
las bases de las carriladas son 1'55 m. y 1'25 m. en los
puntos 913 m. y 905'20 m. para el derecho e izquierdo, respectivamente. Las alturas ~nl'nimas son de 0'12 m. en el
punto 917'90 m para el lateral derecho y de 0'34 m. en el
Lám. XV1.-Detalle.
Cantera.
Lám. XVii-Detalle. Desagüe? a la izquierda del cierre.
Lám. XViII-Detalle. Vista desde abajo e inicio del Camino A
[page-n-32]
TRAMO 920-940 m.
En su primera mitad la conservación de este tramo es
sólamente regular como consecuencia de la formación de
escalones no muy altos en la base rocosa del camino, originados por la puntual descomposición de la roca basal
(Lám. XX).
Lám. m.-Detalle.
Muros medievales.
En la segunda mitad la textura de la roca cambia, haciéndose más resistente. Por este motivo las rodadas se conservan
perfectamente, aunque son poco profundas (Lám. XXI).
La escasa señal dejada por las carriladas fue debido a
tres factores: la citada dureza de la roca en esta zona, la horizontalidad que el tramo tiene en la segunda mitad de su recorrido y especialmente el hecho de coincidir esta parte con un
amplio apartadero, motivo por el cual la circulación no se
ajustaba siempre a una única trayectoria.
Los sedimentos que cubrían el camino en esta zona llegaban a una potencia de 2'50 m. en el lateral izquierdo y
aproximadamente a unos dos metros en la vertical de la
rodada derecha.
Aunque dicha potencia no era muy elevada en comparación con la de otros tramos del camino, sin embargo, el
ancho de la zona a limpiar de sedimentos era mucho mayor
que el habitual, por lo que el descubrimiento de este tramo
fue uno de los más costosos en trabajo.
En algunos puntos del lateral rocoso izquierdo que le
delimita, a una altura de alrededor de los 0'80 m., se
observan huellas de su primitiva base (Fig. 4).
En el punto 935'30 m. empieza un apartadero en el
lateral izquierdo, para lo que se tuvo que cortar el lateral
rocoso dejando un espacio de una anchura de unos 2'50 m.
a partir de la rodada izquierda. La roca lateral que delimita
el apartadero levanta unos dos metros sobre su base, estando
cortada verticalmente.
Las huellas de las carriladas de este apartadero son poco
visibles en este tramo. En el siguiente, según veremos, se
aprecian con toda claridad.
A la altura del punto 920 m. se inicia el muro medieval
paralelo al que veíamos en el tramo anterior. Al igual que
aquel es de 0'60 m. de ancho y corta al camino casi perpendicularmente. Su base se sitúa a una altura de 1'50 m. sobre
la base del camino.
Casi al lado de este muro, separado de él apenas un
cuarto de metro, corre otro muro paralelo perteneciente a una
segunda habitación medieval. Concretamente se inicia en el
punto 921'30 m., situándose su base a una altura de 1'15 m.
[page-n-33]
Lám. XX.-Vista
general de1 Tramo 920-940 m.
[page-n-34]
sobre la base del camino. Aquella va en descenso desde su
inicio en la zona izquierda del camino hasta su terminación
en la zona derecha (Fig. 4). Su opuesto se ubica en el punto
924'90 m. y a una altura de un metro sobre la base del
camino. Tanto uno como otro son de las mismas características que los que veíamos en el tramo anterior, habiéndose
incluido en su construcción algunos sillares ibéricos de
regular tamaño, especialmente en las esquinas (Lám. XMII).
El único muro conservado que une a estos dos perpendicularmente se sitúa a 3'60 m. de la carrilada izquierda,
junto al cortado rocoso. Conserva hasta cinco hiladas de piedras (Lám. m). dimensiones de este departamento son
Las
prácticamente iguales a las del que veíamos en el anterior
tramo. En la habitación que ahora nos ocupa se aprovechó en
parte como pavimento o piso la terraza realizada en época
ibérica sobre la zona rocosa del lateral izquierdo del camino
(Lám. XM).
Aproximadamente entre los puntos 931 m. y 936 m. y
sobre el cortado rocoso izquierdo que domina el camino ya
en la cima del cerro, se construyó una torre con el fin de
proteger desde este punto tanto la zona de la entrada a la
Lám. XX1.-Detalle.
ciudad como la puerta propiamente dicha. Su base se
levantaa unos ocho metros sobre la base del apartadero que
prácticamente se sitúa verticalmente a sus pies. Por estos
motivos la efectividad defensiva que debió tener esta torre
fue sin duda extraordinaria, completando la defensa frontal
que se realizaba desde las torres situadas una a cada lado de
la puerta de la ciudad. Su planta es cuadrada, estando construida con grandes sillares perfectamente escuadrados de
los que en un lateral se conservan tres hiladas superpuestas
(Lám. XXII). Más detalles sobre esta torre fueron publicados en nuestro anterior libro al hablar sobre las fortificaciones realizadas por los iberos para proteger la puerta de
entrada a la ciudad.
La totalidad del lateral derecho de este tramo estuvo ya
allanado en época ibérica, con una anchura que sobrepasaba
los cinco metros. Esta plataforma fue construída a base de
rebajar la roca que primitivamente configuraba la ladera con
objeto de disponer de un amplio espacio que fuera suficiente
tanto para servir de aparcamiento para los carros como para
que éstos tuvieran el necesario espacio para realizar maniobras. Según se observa en la lámina XXI, en esta plataforma
Apartadero.
[page-n-35]
hemos dejado instalados varios sillares de dimensiones
ciclópeas que estaban desperdigados ladera abajo. Posiblemente pertenecían a la torre defensiva antes citada o en todo
caso a las torres que flanqueaban la puerta de entrada.
Incluso pudieron pertenecer a quitamiedos del borde de la
terraza.
En aquella época, al espectador que estuviera situado en
esta explanada o al que llegara subiendo por el camino se le
tenía que ofrecer una panorámica impresionante, con las fortificaciones de la entrada destacando a gran altura.
Los anchos máximos de las carriladas son en este tramo
de 0'42 m. y de 0'32 m. en los puntos 925'50 m. y 921'70 m.
para la derecha e izquierda respectivamente. El ancho
mínimo del carril derecho es de 0' 12m. en el punto 921'70 m.
y de 0' 10 m. en el punto 924'50 m. del izquierdo.
La profundidad máxima de la rodada derecha con respecto al lateral derecho que delimita el camino es de 0'40 m.
en el punto 925'70 m. y la de la izquierda de 2'05 m. en el
punto 930'20 m. Las profundidades mínimas son de 0'04 m.
en el punto 930'50 m. para la rodada derecha y nula en el
punto 936'20 m. para la izquierda.
Con relación al realce central del camino, la carrilada
derecha tiene una profundidad máxima de 0'27 m. en el
punto 925'50 m. y una mínima de 0'02 m. en el punto
931'50 m. La carrilada izquierda tiene una profundidad
máxima de 0'09 m. en el punto 921'70 m. y una profundidad
ml'nima de 0'05 m. en el punto 936'10 m.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos del
tramo es de -1'37 m., lo que supone una pendiente del
-6'85%. Al ser horizontal la segunda parte del tramo, es
obvio que la pendiente total del tramo es la mitad que la de
la primera parte de su recorrido.
Lám. XXII.-Detalle. Torre sobre el camino.
Fig. 4.Sección en el Punto 921'80 m.
[page-n-36]
TRAMO 940-960 m.
del Tramo 940-960
m.
[page-n-37]
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jli:l
PAVIMENTO:::
MEDIEVAL:.!:.(
:;;;1
Fig. 5 . S e c c i ó n en el Punto 945'10 m.
La conservación de este tramo es bastante buena en términos generales (Lám. X X I V ) . Su excavación supuso la
retirada de abundantes sedimentos cuya mayor potencia se
situaba en los ocho primeros metros del lateral izquierdo,
coincidiendo con la terminación del apartadero que ya
comentamos en la descripción del tramo anterior. En esta
zona los sedimentos alcanzaban una altura de unos 1'30 m.
El citado apartadero (Lám. XXV) termina en el punto
947'50 m. en donde se pueden apreciar perfectamente las
carriladas de éste (Fig. 5) y las del Camino Principal, confluyendo. Coincidiendo con este apartadero, el lateral
izquierdo en el que queda ubicado, fue allanado hasta llegar
al punto 946'30 m, A partir de aquí el lateral rocoso de este
lado empieza a ajustarse al trazado del camino, alzándose
paulatinamente hasta llegar al final del tramo en donde llega
a alcanzar una altura de 1'63 m.
En este mismo lateral, a partir del punto 955'60 m. y
hasta el final del tramo, se observan las señales marcadas de
las primitivas y sucesivas cotas por las que discurrió la base
del camino. Estas se sitúan a más de 0'60 m. por encima de
la base de la carrilada izquierda. Aparte del característico
desgaste de la roca por el roce de las llantas metálicas, se observa también en ocasiones restos de los rellanos horizontales
realizados a pico por donde fue trazada su base en un primer
momento (Fig. 6). Tanto en este tramo como en los siguientes, y hasta llegar a las inmediaciones de la Fuente de
Meca, desaparecen las señales de restos de estructuras medievales como las que observábamos en los tramos anteriores.
El lateral derecho es llano hasta el punto 947'50 m., es
decir, donde termina el apartadero. A partir de aquí y hasta
el final del tramo todo él está muy desmantelado por la erosión, habiendo suGido pérdida de bloques. Por este motivo,
a veces su parte superior está situada a una cota más baja que
la que tiene el realce central del camino (Fig. 6).
Fig. 6.-Sección en el Punto 955'80 m.
El ancho máximo de los carriles se sitúa en los puntos
950'60 m. y 959'60 m., con 0'32 m. y 0'42 m. para el
derecho e izquierdo, respectivamente. El ancho mínimo del
carril derecho es de 0'17 m. en el punto 947'20 m. y de 0'16
m. el del izquierdo en el punto 947'40 m.
La profundidad máxima de las rodadas con relación a
los laterales rocosos es de 0'30 m. para la derecha en el
punto 947'20 m. y de 1'63 m. para la izquierda en el punto
959'90 m. La profundidad mínima es de 0'00 m. en el punto
957'60 m. para la rodada derecha y de 0' 10 m. en el punto
945 m. para la izquierda.
Con relación al realce central del camino, éste adquiere
una altura máxima sobre la base de la carrilada derecha de
0'24 m. en el punto 954'30 m. y de 0'40 m. sobre la
izquierda en el punto 954'70 m. Las mínimas sonde 0'00 m.
y 0'08 m. en los puntos 956'90 m. y 944'40 m. para las
rodadas derecha e izquierda, respectivamente.
Si bien durante los siete primeros metros de este tramo
el recorrido es llano, al igual que ocurría con los últimos del
tramo anterior, por coincidir con la plataforma del apartadero, a partir de este punto la pendiente del camino empieza
a ser acusada, siguiendo la tónica general de su trazado en
esta ladera. Por ello la diferencia de cotas que tienen los
puntos extremos del tramo casi coincide con la que existe
entre el punto 946'30 m. y el punto 960 m.
En concreto dicha diferencia es de -2'13 m., lo que
supone una pendiente del -10'65%.
Lám. XXV.-Detalle. Apartadero.
[page-n-38]
TRAMO 960-980 m.
L h . XXV1.-Vista general del Tramo 960-980 m.
[page-n-39]
En la totalidad del recorrido de este tramo las carriladas
están normalmente muy marcadas (Fig. 7).
Su conservación en general es buena, aunque la base del
camino a lo largo de los últimos diez metros del recorrido se
asienta sobre roca algo deleznable.
Para la construcción de este tramo se tuvo que realizar
una considerable obra de extracción de roca, según se puede
apreciar en la lámina X X V I , aunque hay que tener en cuenta
que el perfil que ahora tiene el camino no es el que tuvo en
el primer momento de su construcción.
Esta afirmación la podemos hacer después de constatar la
existencia de una zona comda limada, característica del roce
de las yantas metálicas, en el lateral rocoso izquierdo. Concretamente esta señal va desde el punto 970 m. al 975'50 m., y a
una altura de 1'70 m. sobre la base de la carrilada.
Mientras el lateral rocoso izquierdo alcanza alturas considerables según se puede observar en la figura 7, llegando a
los 3'60 m., el lateral derecho apenas levanta medio metro en
algún punto de la parte final del tramo, estando en términos
generales algo erosionado, especialmente en los primeros
metros. En esta zona, al igual que ocum'a en la terminación
del tramo anteriormente ,descrito, hay pérdida de bloques de
roca. Hay que tener en cuenta que esta parte coincide con un
pequeño espolón rocoso de la ladera (Lám. XXVI) que tuvo
que ser cortado para realizar de la forma más recta posible el
trazado del camino. Por dicho motivo el lateral derecho fue
tan estrecho y ajustado como se pudo hacer y por tanto ha
estado más expuesto a los agentes erosivos. Esta misma circunstancia ha motivado que fuera difícil la posibilidad de que
a lo largo del tiempo se fueran realizando grandes acumulaciones de sedimentos en esta zona. Por ello el trabajo de descubrimiento de este tramo no fue excesivo. Como ejemplo de
ello, en la lámina XXVI se puede apreciar perfectamente la
zona blanquecina del lateral rocoso izquierdo, que corresponde a lo que estaba oculto por los sedimentos.
En el punto 965'55 m. y arrimado al lateral izquierdo, se
sitúa un agujero de poste de 0'14 m. de diámetro. Al estar
parte de él realizado en la rodada, creemos que fue hecho por
la población medieval.De todas formas, y de acuerdo con el
comentario que hicimos durante la descripción del tramo
anterior sobre este tema, no se han detectado estructuras de
dicha época.
Las anchura de las cardadas de este tramo son las
siguientes: La máxima de la derecha es de 0'34 m. en el
punto 979'60 m. y de 0'40 m. la de la izquerda en el punto
970 m. Las mínimas son de 0'08 m. y de 0'09 m. en los
puntos 967'40 m. y 969'70 m. para la derecha e izquierda,
respectivamente.
Las profundidades máximas de las rodadas con respecto
a los laterales rocosos son las siguientes: para la derecha,
0'50 m. en el punto 978'70 m. y para la izquierda 3'66 m. en
el punto 977'30 m. La mínima de la carrilada derecha es
0'00 m. en el punto 960 m. y de 1'60 m. en el mismo punto
para la izquierda.
Las alturas máximas que tiene el realce central del
camino sobre las bases de las rodadas son de 0'25 m. y 0'36
m. en los puntos 963'30 m. y 969'90 m. para la derecha e
izquierda, respectivamente. Las alturas mínimas son nulas
en los puntos 964 m. y 978'70 m., para la derecha e izquierda, respectivamente.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos del tramo es algo más alta que las vistas hasta
ahora. Llega a situarse en -2'68 m., lo que supone una pendiente del -13'40%.
O
Fig. 7.Sección en el Punto 977'10m.
'm
[page-n-40]
TRAMO 980-1.000 m,
Al igual que en el tramo anterior se ha efectuado un considerable desmantelamiento del lateral izquierdo (Lám. XXVIII).
La conservación del camino es buena hasta el punto
986'50 m. En dicho punto el realce central del camino ha
sufrido una fuerte erosión formando un escalón que baja
unos 0'50 m. en vertical. A partir de aquí y hasta el final del
tramo la conservación es francamente mala debido a la falta
de consistencia de la roca basal.
El lateral rocoso derecho se conserva en los ocho metros
primeros, levantándose a unos 0'50 m. de altura. En el resto
ha desaparecido. La altura del izquierdo, por el contrario,
oscila entre los 1'20 m. y los 3'50 m., observándose en distintas zonas y cotas repisas que pertenecen a señales dejadas
cuando el camino discurría a alturas superiores (Fig. 8 y
Lám. XXVII).
Una de estas señales se sitúa a 1'40 m. de altura sobre la
rodada. Otras, situadas a una cota superior pueden corresponder también a señales dejadas por el roce de las llantas,
pero son inciertas.
Los anchos de las carriladas son los siguientes: El
máximo del carril derecho es de 0'34 m. en el punto 981'60
m.; el del izquierdo es de 0'42 m. en el punto 981 m. Los
anchos mínimos son de 0'10 m. y 0'09 m. en los puntos
981'40 m. y 982'50 m., para el derecho e izquierdo, respectivamente.
Las profundidades de las rodadas con relación a los laterales rocosos son: La máxima del lateral derecho de 0'60 m.
en el punto 986'70 m. y la del izquierdo 3'50 m. en el punto
987'20 m. La profundidad mínima de la carrilada derecha es
nula en el punto 989'80 m. del lateral derecho y llega a 1'20
m. en el punto 992'80 m. del izquierdo.
La altura máxima que alcanza el realce central del
camino con respecto a la base de la carrilada derecha es de
0'30 m. en el punto 981'60 m. y sobre la de la izquierda de
0'55 m. en el punto 981'70 m. Las alturas mínimas llegan a
ser nulas en el punto 983'20 m. para ambas carriladas.
La diferencia de cotas que tienen los puntos extremos es
de -2'65 m. La pendiente que adquiere llega a ser, pues, del13'25%.
1.-
Fig. 8.4ecciÓn en el F'unto 985'70 m.
Lám.XXW.-Primitivos niveles del camino.
[page-n-41]
TRAMO 1.000-1.O20 m.
Este tramo está muy deteriorado en general (Lám.
XXM). Sólo se aprecian las rodadas desde el punto 1.O07 m.
al 1.009'50 m. yen los dos últimos metros del recorrido de
la izquierda (Fig. 9).
Los laterales rocosos también están muy degradados. El
derecho, concretamente, no existe. El izquierdo tiene señales
de haberse intentado rebajar para ampliar la plataforma del
camino y prolongar el apartadero que veremos en el
siguiente tramo. Este ensanche no se llegó a efectuar por
completo, aunque se aprecia perfectamente desde el inicio
del tramo hasta el punto 1.009 m. una rodada situada en el
centro del realce central que corre casi paralela a las carriladas del camino. Su anchura oscila en torno a los 0'37 m. y
su profundidad alrededor de los 0' 12 m. La carrilada opuesta
se situaba a la izquierda del camino.
Debido al desmantelamiento de la parte derecha no ha
habido posibilidad de tomar medidas en la carrilada de este
lado. En la izquierda el ancho máximo llega a 0'38 m. en el
punto 1.009'80 m.; el mínimo es de 0'18 m. en el punto
1.019'20 m.
La profundidad máxima que alcanza la base del carril
con relación a la roca lateral, es de 1'90 m. en el punto
1.007'70 m. La mínima es de 1'68 m. en el punto 1.019'80 m.
Lám. XXVIíí.-Vista general del Tramo 980-1 .O00 m.
Fig. 9 . S e c c m n en el Ponto 1.019'08 m.
La profundidad máxima de la rodada con respecto al
realce central es de 0'12 m. en 1.019'10 m. La mínima es
0'04 m. en el punto 1.009'80 m.
El desnivel existente entre los puntos extremos es de1'55 m., alcanzando una pendiente del -7'75%.
Lám. =.-Vista
general del Tramo 1.000-1.020m.
[page-n-42]
TRAMO 1.020-1.O40 m.
La excavación de este tramo tuvo grandes dificultades
debido no sólo a la potencia de los sedimentos, que alcanzaba más de tres metros, sino a la presencia de grandes bloques pétreos que, procedentes de los cortados rocosos adyacentes que delimitan la meseta superior del cerro, se habían
instalado en la vertical de su trazado.
Uno de estos bloques, de enormes dimensiones (Lám.
XXXI), ha quedado como testigo de estos derrumbes, situándose entre los puntos 1.030 m. y 1.033'80 m.
Antes de la excavación del tramo, sólo sobresalía del
terreno su parte superior, estando el resto enterrado entre los
sedimentos térreos. Por la posición y situación en que ha
quedado podemos saber que el camino estaba ya abandonado desde hacía largo tiempo.
Fig. 10.4ección en el Punto 1.030'30 m.
[page-n-43]
:,-Vista general del Tramo 1.020-1.O40 m.
[page-n-44]
En efecto, en el momento en que cayó, la vía estaba
cubierta con una capa de sedimentos que llegaba a casi dos
metros de altura en el centro, con el dato adicional de que, al
no existir en esta parte roca en el lateral derecho, dichos
sedimentos no se pudieron acumular en un breve espacio de
tiempo.
Juntamente con la existencia de estos grandes bloques
de piedra, se daba también la presencia de un apartadero,
cuyo principio y final prácticamente coinciden con los
puntos extremos del tramo. Por esta razón la excavación
supuso un doble esfuerzo en este sentido que el habitual en
un tramo normal.
En concreto, el ancho máximo del espacio dedicado al
tráfico es casi el mínimo indispensable -2'65 m.- para permitir el paso de dos carros en paralelo, situándose dicho
punto justamente en la mitad del tramo (Fig. 10).
Como decíamos, y a diferencia de otros apartaderos de
la misma forma, éste es tan ajustado que la rodada
izquierda del camino coincide con la rodada derecha del
apartadero, aunque es de doble anchura que una carrilada
normal (Fig. 10).
El realizar un apartadero tan ajustado tiene una explicación sencilla. En primer lugar se sitúa prácticamente en el
punto medio del recorrido que separa el apartadero que veíamos en el tramo 920-940 m. del que veremos en el tramo
1.200-1.220 m., por lo que la zona elegida para su construcción es la idónea. En segundo lugar, el espacio físico para
realizarlo era muy estrecho salvo que tuvieran que hacerse
cortes en la roca de la ladera de varios metros de altura. Por
este motivo el trazado de ambos caminos tuvo que ajustarse
al máximo. De todas formas, y tal como muestra la figura
10, parece que se tuvo la intención de dar una mayor anchura
a esta parte del camino, obviamente por el único lado que se
podía, el izquierdo, mediante la extracción de piedra de este
lateral. La pendiente de la ladera por su lado derecho hacía
imposible su ampliación por esta parte.
La conservación del camino en este tramo (Lám. XZM)
y la del apartadero son buenas en general, aunque la carrilada derecha del camino apenas si se nota en todo el trayecto. Tampoco tiene mucha definición la rodada izquierda
del apartadero en los diez primeros metros de su recorrido
por haberse disgregado la roca.
Como hemos dicho, el carril derecho apenas está marcado, por lo que no se han podido medir sus anchos máximo
y mínimo. El izquierdo adquiere un máximo de 0'55 m. en
el punto 1.025'90 m., coincidiendo con la carrilada del apartadero. El mínimo se sitúa en el punto 1.020'50 m., con 0'17
m. de ancho.
Con relación a los laterales rocosos, la base de la rodada
derecha tiene una profundidad que oscila entre los 0'20 m. y
los 0'00 m. en los puntos 1.027'30 m. y 1.021 m., respectivamente. La izquierda se halla a una profundidad máxima de
2'40 m. en el punto 1.O24 m. y a una profundidad mínima de
1'90 m. en el punto 1.028'20 m.
Lám. XXX1.-Detalle. Apartadero.
[page-n-45]
Con respecto a sus profundidades en relación al realce
central del camino, para la rodada derecha no hay datos y
para la izquierda adquiere una profundidad máxima de 0'20
m. en el punto 1.027'80 m. y una mínima de 0'06 m. en el
punto 1.030'20 m.
En cuanto al apartadero, la carrilada izquierda oscila
entre los 0'25 m. y 0'30 m. de ancho. Su profundidad varía
ligeramente en torno a los 0'12 m.
La diferencia de cotas que hay entre los puntos extremos
del tramo está dentro de una magnitud aceptable: -1'32 m.,
lo que supone una pendiente del -6'60%.
/
Descripción de materiales
1. Fragmento de la base de un plato. Su pasta es fina y de color anaranjado. Las superficies son de este mismo color.
Mantiene restos de decoración en el exterior de una banda y línea pintadas en color rojo vinoso.
Diámetro de la base: 9 cm. Altura conservada: 4 cm.
2. Fragmento de base de un plato de pasta color ocre rosado, que porta
desgasantes de tamaño medio, posiblemente jacintos de Compostela.
Las superficies son del mismo color.
Diámetro de la base: 11 cm. Altura conservada: 5 cm.
3. Fragmento de la base de un plato. Su pasta es de color gris claro, con
desgasantes finos. Las superficies son de color rosado.
Conserva como decoración una banda en el interior pintada en color
rojo vinoso.
Diámetro de la base: 12 cm. Altura conservada: 3'5 cm.
4. Fragmento de base de un plato de pasta color rosado en el centro y gris
claro en los laterales. Los desgasantes son muy finos. Ambas superficies son de color rosa anaranjado.
Como decoración conserva en el interior cuatro líneas paralelas sobre
las que apoyarían motivos de arcos de circunferencias concéntricas. En
el exterior también hay restos de este mismo motivo sobre tres líneas
paralelas. Todo ello está pintado en color rojo vinoso.
Diámetro de la base: 6 cm. Altura conservada: 2'8 cm.
5. Fragmento de la base de un plato de pasta color gris claro, que porta
desgrasantes muy finos. Las superficies son de color rosado.
Apenas conserva restos de decoración pintada en rojo vinoso en el interior, consistente en una iínea y arcos de circunferencias concéntricas.
Diámetro de la base: 9 cm. Altura conservada: 2'9 cm.
6. Fragmento de base de plato. Tanto sus superficies como la pasta son de
color rosado. Esta porta desgrasantes finos.
Diámetro de la base: 5'8 cm. Altura conservada: 2'2 cm.
7. Fragmento de base de un plato. Sus superficies y pasta con de color
ocre rosado, portando desgrasantes finos.
Sólo contiene restos muy perdidos de decoración en el interior: cuatro
líneas paralelas pintadas en rojo vinoso.
Diámetro de la base: 8'5 cm. Altura conservada: 2'8 cm.
8. Fragmento de base de un plato de pasta color ocre grisáceo, al igual que
las superficies. Los desgrasantes son de tamaño mediano y fino.
Diámetro de la base: 6 cm. Altura conservada: 3'2 cm.
9. Fragmento de base de un plato de superficies y pasta de color rosado.
Los desgrasantes son finos. Presenta dos pequeños oriticios en el pie,
separados 1 cm., para ser colgado.
Diámetro de la base: 4'6 cm. Altura conservada: 2'7 cm.
10. Fragmento de base de un plato. Su pasta es de color rosado, portando
desgrasantes finos. Las superficies son de este mismo color.
Sólo conserva restos de dos Iíneas paralelas pintadas en rojo vinoso en
el interior.
Diámetro de la base: 4'3 cm. Altura conservada: 2'8 cm.
11. Fragmento de base de un plato de superficies rosadas. La pasta es de
color gris claro en el centro y rosado en los laterales, portando desgrasantes medianos.
En el exterior conserva restos de cinco líneas paralelas pintadas en
color rojo vinoso.
Diámetro de la base: 7'8 cm. Altura conservada: 2'6 cm.
Fig. 11.-Fragmentos
cerámicas procedentes del camino.
[page-n-46]
TRAMO 1.040-1.060 D .
I
Las carriladas de este tramo están muy bien marcadas en
general. Sólamente seis. metros de la carrilada izquierda,
desde el punto 1.042 m. al 1.048 m., no se aprecian apenas.
El camino está bien delimitado por los laterales rocosos
(Fig. 12), aunque éstos están constituidos por roca deleznable. La parte más próxima al camino del lateral izquierdo
alcanza una altura máxima visible de 0'80 m.
A la altura del punto 1.058 m., la base del espolón del
cerro que en esta parte sale hacia el Norte (Fig. l), se sitúa
sólamente a dos metros del lateral izquierdo del camino. La
altura, prácticamente en vertical, que hay desde este punto
del camino hasta la meseta superior del cerro, sobre la que
se sitúa la ciudad, es nada menos que de unos cuarenta y
cinco metros.
El motivo de que el camino se trazara tan ajustado al
espolón, con el consiguiente trabajo de rebajar su base rocosa,
no es otro que el de conseguir que tuviera un trazado lo más
rectilíneo posible en esta parte de su recorrido (Lám. MCXII).
En el primer metro del tramo se aprecian señales de una
carrilada en el centro del carnino casi paralela a las otras dos.
.
,
-
Fig. 12.-Sección en
Corresponde al final del apartadero que veíamos en el tramo
anterior.
En el lateral rocoso izquierdo, desde el punto 1.O43 m.
hasta el 1.047 m. existe una señal de carrilada de época anterior, que se sitúa a una altura de 0'36 m. sobre la base del
camino. Esta carrilada forma una pequeña plataforma de
unos 0' 15 m. en su parte más ancha, para ir desapareciendo
lentamente hasta llegar a los citados puntos.
La mayor potencia de sedimentos que ocultaban el
camino se situaba en el inicio del tramo, en donde aquellos
alcanzaron los dos metros y cuarto. Luego la potencia iba
descendiendo hasta el final del tramo, donde alcanzó una
altura de un metro.
Aun cuando en este tramo no existían las enormes rocas
desprendidas que vimos en el anterior, tampoco en los primeros metros del recorrido faltaban piedras de regular
tamaño intercaladas entre los sedimentos.
Los anchos máximos de las carriladas son de 0'33 m. y
0'42 m. en los puntos 1.052'40 m. y 1.059'90 m. para la
derecha e izquierda, respectivamente. El ancho mínimo del
carril derecho es de 0'13 m. en el punto 1041 m. y el del
carril izquierdo de 0'15 m. en el punto 1.041'70 m.
La profundidad máxima que tiene la carrilada derecha
con relación a su lateral rocoso es de un metro en el punto
1055'50 m. La de la izquierda es de 0'80 m. Las profundidades mínimas son de 0' 18 m. en el punto 1.040'50 m. y de
0'15 m. en el punto 1.041'80 m. para las rodadas derecha e
izquierda, respectivamente.
Las alturas máximas que alcanza el realce central del
camino con respecto a las bases de las carriladas son de 0'27 m.
en el punto 1.057'40 m. y de 0'22 m. en el punto 1.059'50
m. para la derecha e izquierda, respectivamente. Las alturas
mínimas llegan a cero en el punto 1.045 m. para ambos carriles.
La diferencia de cotas existente entre los puntos
extremos del tramo es similar a las que veíamos en los dos
anteriores, concretamente, -1'80 m. Esto supone una pendiente algo mayor: -9%.
[page-n-47]
TRAMO 1.060-1.O80 m.
Este tramo tiene buena conservación en general (Fig.
13). Sólo la rodada izquierda y su correspondiente lateral
están erosionados desde el punto 1.065'30 m. al 1.070 m.
También el realce central está algo deteriorado en los diez
metros primeros por ser la roca deleznable (Lám. XXXN).
En el punto 1.077'30 m. de éste hay un escalón de 0'25 m.
de altura ocasionado también por la erosión (Lám. XXXTII).
La carrilada derecha, a partir del punto 1.078'70 m., se
hace doble, continuándose por el tramo siguiente. Los sedimentos depositados van aumentando ligeramente según se
va llegando al final hasta alcanzar una altura de 1'65 m.
El ancho máximo del carril derecho es de 0'37 m. en el
punto 1.076'80 m. Los mínimos son de 0' 13 m. en el punto
1.080 m. y de 0'16 m. en el punto 1.070'60 m., para el
derecho e izquierdo, respectivamente.
Con relación a los laterales rocosos, las profundidades
de las rodadas tienen un máximo de 0'33 m. en el punto
1.061'30 m. para la derecha y de 1'20 m. en 1.079'40 m.
para la izquierda. Las mínimas son de 0'1 1 m. en el punto
1.069'80 m. para la derecha y de 0'45 m. en 1.063'30 m.
para la izquierda.
La altura máxima a que llega el realce central del
camino con respecto a la base de las carriladas es de 0'39 m.
para la derecha en el punto 1.076'70 m. y de 0'26 m. en el
punto 1.076'50 m. para la izquierda. Las mínimas son nulas
para ambas rodadas en el punto 1.065 m.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos del
tramo es de -2'24 m., lo que supone una pendiente del -11'20%
Lám. m . - V i s t a general del Tramo 1.040-1.%O m.
Lám. XXXm.-Detalle.
Lám. m . - V i s t a
Vista del camino desde abajo.
general del Tramo 1.060-1.080 m.
[page-n-48]
TRAMO 1.080-1.100 m.
El tramo está bien conservado, con rodadas muy marcadas (Lám. XXXVI), salvo desde el punto 1.095'30 m. al
1098 m., en donde tanto las carriladas como el lateral derecho
casi han desaparecido. En el punto 1.O95 m. el realce central
hace un fuerte escalón de 0'54 m. de altura. Durante los ocho
metros primeros hay dobles carriladas (Lám. XXXV), especialmente señaladas en la derecha; después se van estrechando
y profundizando (Fin. 14), hasta llenar al escalón citado.
El lateral izquie;do levanta una media de 1'50 m. sobre
el camino. En él se aprecia desde el punto 1.090'50 m. al
1.098'60 m. una estrecha repisa con señales de picadas a
0'96 m. sobre la base de la rodada izquierda. Es el testimonio de la cota por la que discurrió la primitiva vía.
Los anchos máximos de los carriles se sitúan en los
puntos 1.084 m. y 1.083'60 m., con 0'40 m. y 0'42 m. para
el derecho e izquierdo, respectivamente. Los mínimos son de
0' 16 m. y 0' 14 m. en los puntos 1.090'90 m. y 1.O9 1'20 m.
La profundidad máxima de las rodadas con relación a
los laterales es de 0'60 m. para la derecha en 1.089'70 m. y
de 1'90 m. para la izquierda en 1.099'30 m. Las mínimas
son de 0'10 m. y 1'10 m., en 1.096'70 m. y 1.085'20, para
la derecha e izquierda, respectivamente.
Las alturas máximas que tiene el realce central con relación a la base de las rodadas son de 0'36 m. y 0'41 m. en los
puntos 1.089'70 m. y 1.095 m., para la derecha e izquierda,
respectivamente. Las m'nimas son de 0'02 m. para la derecha en 1.095'50 m. y de 0'05 m. para la izquierda en
1.098'80 m.
La diferencia de cotas entre los extremos del tramo es de
-3'11 m., lo que supone una pendiente del -15'55%.
A
Fig. 14.4ección en el Punto 1.089'85 m.
Lám. m.Detalle. Caniladas
dobles.
Lánl. XXXVI.Vista general del Tramo
1.080-1.100 m.
[page-n-49]
TRAMO 1.100-1.120 m.
Sólamente la mitad del recorido de este tramo tiene las
carriladas perfectamente marcadas y conservadas (Fig. 15).
Tanto los cinco primeros metros del tramo (Lám. XXXVII),
como los cinco últimos, tienen una conservación regular o
mala debido a la acción de los agentes erosivos sobre una
roca que, en esta zona, no es muy dura.
Esta debilidad de la roca ha hecho que en algunos
puntos se observen escalones en el realce central del camino,
como el que muestra la lámina XXXVIII. También en los
puntos 1.113'70 m. y 1.115 m. se puede ver el mismo tipo de
escalones, los cuales vienen a coincidir con zonas blandas de
la roca basal.
Prácticamente, en todo el recorrido del tramo, éste está
perfectamente delimitado por los laterales rocosos aunque el
derecho, como venimos observando desde el primer tramo
descrito de este camino, no es muy elevado. Aquí, en concreto, alcanza una altura media de 0'40 m. sobre el fondo de
su respectiva rodada.
Igualmente, el lateral izquierdo, que es el que se ha
tenido que rebajar exprofeso para dar anchura al camino y
hacer su base horizontal, alcanza, como es habitual, mayor
elevación. En este tramo llega a tener una media de 1'60 m.
de altura.
La fotografía de la lámina X X X W I nos muestra una
vista del camino desde abajo. En ella se aprecia la trayectoria rectilínea que intenta seguir esta vía, para lo que no se
ha tenido otra opción que ceñirse al máximo a la base del
espolón que sobresale-en esta zona, a costa de realizar
grandes extracciones de la roca basa1 del esquinazo del
citado espolón.
Tanto en este tramo como en los anteriores sigue sin
aparecer ningún tipo de dato que indique la presencia
medieval que veíamos en los dos primeros tramos. Este
hecho es lógico si tenemos en cuenta que en toda esta zona
la inclinación natural de la ladera es bastante fuerte, y en
época medieval no se acostumbraba normalmente a hacer
grandes rebajes o cortes regulares importantes en la roca
para hacer explanadas donde construir edificios como era
habitual entre los iberos. Por ello las construcciones medievales sólo se observan en lugares con menos pendiente o en
zonas que ya fueron aplanadas en época ibérica.
Los sedimentos acumulados sobre el camino son tierras
y rocas de arrastre que llegan a alcanzar la potencia media
que se señala en la figura 15, es decir, alrededor de 1'40 m.
sobre la zona central del camino.
Obviamente la potencia aumenta considerablemente
según nos vamos aproximando al lateral izquierdo, en el
cual llega hasta los dos metros.
Las carriladas tienen unos anchos máximos de 0'30 m.
y 0'29 m. en los puntos 1.106'30 m. y 1.109'60 m., para la
derecha e izquierda, respectivamente. La anchura mínima
del carril derecho es de 0' 13 m. en el punto 1.110'80 m. La
del carril izquierdo es de 0'15 m. en el punto 1.109'90 m.
La profundidad máxima que alcanzan las rodadas con
relación a sus respectivos laterales rocosos son de 0'52 m.,
para la derecha en el punto 1.110 m., y de dos metros en el
punto 1.102'20 m. para la izquierda. La profundidad mínima
de la base de la carrilada derecha es de sólamente 0'08 m. en
el punto 1.117'90 m. La de la izquierda, por el contrario,
tiene un mínimo de 1'35 m. en el punto 1.119 m.
Fig. 15.-Sección en el Punto 1.111'20 m.
El realce central del camino alcanza unas alturas
máximas sobre las bases de las rodadas de 0'38 m. y de 0'45
m. para la derecha e izquierda, respectivamente, en los
puntos 1.113'40 m. y 1.113'20 m. Las alturas mínimas son
nulas para ambas carriladas en torno al punto 1.117 m.
En este tramo, al igual que ocurría en el anterior, la diferencia de cotas existente entre los puntos extremos es exagerada. Aquí en concreto es incluso mayor, alcanzando un
desnivel de -3' 19 m.
La inclinación, pues, de estos tramos es extraordinaria,
llegando en este caso casi al -16% de pendiente, concretamente el -15'95%.
Vista general
del Tramo
1.100-1.120m.
4
Lám. XXXVIII.Detaiie. Vista del
camino desde abajo.
[page-n-50]
TRAMO 1.120-1.140 m.
El presente tramo ha conseguido mantener una conservación muy buena (Lám. XXXM). Según se observa en
dicha lámina la trayectoria que se ha conseguido trazar en él
es bastante rectilínea, a costa del desmantelamiento del
lateral rocoso izquerdo y a pesar de que existía algo de
espacio en el lado derecho.
Las carriladas de ambos lados están muy marcadas en
general. Sólamente en los dos primeros metros del recorrido
del tramo aparecen con menor profundidad que las que
muestra la figura 16, que es lo habitual.
En el punto 1.135'50 m. existe uno de los escalones que
venimos observando en otros tramos, realizados en el realce
central del camino, motivados por la descomposición de la
roca basal. En el punto citado la altura de su desnivel es de
unos 0'30 m.
A pesar de que el lateral rocoso derecho levanta apenas
unos centímetros desde el punto 1.120 m. al 1.121'90 m. y
desde el punto 1.136 m. al 1.138'60 m., tanto el resto de este
lateral como la totalidad del izquierdo, se elevan lo suficiente como para marcar con precisión la trayectoria del
camino en este tramo. El izquierdo en concreto llega a elevarse a una altura que alcanza los 1'80 m. de media.
Los sedimentos que cubrían esta parte del camino no
eran excesivos si los comparamos con la potencia a que llegaban en otros tramos. En el presente varían en torno a 1'25
m. sobre el centro del camino, es decir, alrededor de lo que
nos muestra la figura 16, cuya sección corresponde al punto
1.126'73 m.
El ancho máximo de la carrilada derecha se sitúa en el
punto 1137'90 m., con 0'32 m. El de la izquierda es de 0'36
m. en el punto 1.135'10 m. Los anchos mínimos son de 0'17
m. y de 0'12 m. en los puntos 1.126'90 m. y 1.131'40 m.
para la derecha e izquierda, respectivamente.
Con relación a la profundidad que tienen las rodadas
con respecto a los laterales rocosos que delimitan el camino,
adquieren unos máximos de 0'90 m. para la derecha en el
punto 1.129'70 m. y de 2'40 m. para la izquierda en el punto
1.130'40 m. La m'nima del carril derecho es de sólo 0'10 m.
en el punto 1.120'90 m., mientras que la del izquierdo
alcanza 1'20 m. en el punto 1.135'90 m.
Las alturas a las que llega el realce central del camino
con respecto a las bases de las carriladas son las siguientes:
La máxima del carril derecho es de 0'37 m. en el punto
1.135'50 m., muy parecida a la del izquierdo, que es de
0'35m, en el punto 1.134'80 m. La altura mínima sobre la
base de la rodada derecha es de 0'06 m. en el punto 1.121' 10
m., mientras que la de la izquierda es de 0'07 m. en el punto
1.120'60 m. Es decir, ambos mínimos se sitúan dentro de los
dos primeros metros del recorrido (Lám. XXXIX), como ya
anotamos al principio de la descripción del tramo.
Sin llegar al excesivo desnivel que observábamos entre
los puntos extremos de los dos tramos anteriores, en el presente también se hace alto. Concretamenteaquél alcanza una
diferencia de cotas de -2'62 m., lo que supone una pendiente
menor que se sitúa en el -13' 10%.
Fig. 16.Secci6n en el Punto 1.126'73m.
[page-n-51]
Lám. XXXM.-Vista general del Tramo 1.120-1.140m.
[page-n-52]
TRAMO 1.140-1.160 m.
El camino y las rodadas se conservan bien sólo en los
8 m. finales y en los 1'40 m. del inicio. En este último punto
(1.141'40 m.) se realiza un fuerte escalón, debido a la erosión, de unos 0'75 m. de altura. A partir de aquí y hasta el
punto 1,150m. desaparecen el realce central y las rodadas.
El lateral derecho está desmantelado, mientras que el
izquierdo sigue siendo de gran altura (Lám. XLQ. En éste,
durante los primeros metros, se aprecian señales de rodadas
a 0'70 m. de altura sobre la base del carril (Lám. XL). Desde
el punto 1.152'50 m. hasta el final del tramo la rodada
derecha se hace doble Pig. 17).
Los anchos máximos de las rodadas son de 0'37 m. en el
punto 1.141'40 m para la derecha y 0'46 m. en el 1.140'30 m.
.
para la izquierda. Los mínimos son de 0' 16 m. y 0'19 a en los
puntos 1.154'30 m. y 1.140'30 m. para la derecha e izquierda.
Las profundidades de las rodadas con relación a lbs laterales son las siguientes: Las máximas son de 0'38 m. y 2'70
m. en los puntos 1.141'40 m. y 1.159'30 m., para la derecha
e izquierda, respectivamente. La mínima del carril derecho
es nula en el punto 1.158'50 m., alcanzando la izquierda
1'72 m. en el punto 1.155'90 m.
Con relación al realce central, la altura máxima que tiene
sobre el carril derecho es de 0'28 m. en el punto 1.140'90 m.
y 0'42 m. en el punto 1.159'40 m. sobre el izquierdo. Los
m'nimos son nulos para ambos en el punto 1.14530 m.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos es
de -2'37 m., lo que supone una pendiente del -11'85%.
b
-
en el Punto
Lám. XL-Detalle.
Fig. 18.Secci6n
en el Punto
1.173'95m.
1
Primitivas niveles del can,,,.
M.XLI.-Vista general del Tramo 1.140-1.160 m.
[page-n-53]
TRAMO 1.160-1.180m.
En relación con el tramo anterior, el lateral rocoso
izauierdo de éste va ganando altura hasta llegar a tener una
midia de tres metros-con respecto a la base de su carrilada
correspondiente (Lám. XLII).
El lateral derecho aparece muy degradado, aunque normalmente levanta varias decenas de centímetros en todo el
recorrido, salvo desde el punto 1.174'80 m. hasta el 1.178
m., en donde llega a desaparecer por completo debido a la
erosión. El último espacio citado es el único en el que no se
marca apenas la carrilada derecha. En el resto ambas rodadas
aparecen bien definidas.
En el unto 1.162'80 m. la erosión ha formado en el
realce central del camino un fuerte escalón de 0'45 m. de
altura. Esto mismo ocurre también en el punto 1.177 m., en
donde el escalón tiene unos 0'20 m. de desnivel.
Tanto en la lámina XLII, como en el detalle que figura
en la lámina XLIII, se observa claramente uno de los niveles
por el que discurría el camino. Su cota se sitúa a más de un
metro de altura sobre la base. También en los últimos siete
metros del lateral izquierdo se aprecian sucesivos rozarnientos característicos de rodadas, situados a distintas
alturas. En la figura 18, por ejemplo, que representa la sección del camino en el punto 1.173'95 m., se observan estas
señales concretamente a 0'60 m., a 0'95 m. y a 2 m. de
altura.
Los anchos máximos de las rodadas son de 0'30 m. para
la derecha en el punto 1168'90 m. y de 0'40 m. en el punto
1.162'10 m. para la izquierda. Los anchos mínimos son de
0'16 m. y de 0'13 m. en los puntos 1.178'40 m. y 1.177 m.
para las carriladas derecha e izquierda, respectivamente.
Las profundidades que tienen las rodadas con relación a
los laterales rocosos son las siguientes: La máxima de la
Lála m.-Vista
Lám.XLlIi.-Detalle. Primitivos niveles del camino.
derecha es de 0'56 m. en el punto 1.169'50 m. y la de la
izquierdade 4'25 m. en el punto 1168'20 m. Las mínimas se
sitúan en los puntos 1.177'20 m. y 1.177'40 m., con 0'05 m.
y 1'60 m. para la carrilada derecha e izquierda.
Las alturas que alcanza el realce central del camino con
respecto a las bases de las rodadas, llegan a un máximo de
0'44 m. en el punto 1161'90 m. para la derecha y a 0'36 m.
en el punto 1.167'50 m. para la izquierda. La altura m'nirna
es nula en el punto 1.177'40 m. para la carrilada derecha y
de 0'06 m. en el punto 1.178'20 m. para la izquierda.
En el presente tramo la diferencia de cotas que existe
entre sus extremos es nada menos que de -3'59 m. Esta diferencia de nivel en sólo veinte metros de recorrido es completamente inusual e indica la extraordinaria dificultad que
tuvo el tráfico en esta zona.
No es de extrañar, pues, el desgaste en profundidad del
camino, como evidencian las señales citadas. En concreto, la
pendiente del -17'95%.
general del Tramo 1.160-1.180m.
[page-n-54]
TRAMO 1.180-1.200 m.
La trayectoria del camino en este tramo está bien conservada (Lám. XLIV), salvo en los últimos siete metros, en
los que la base está muy degradada por la erosión, debido a
la poca consistencia que la roca tiene en esta zona.
Desde el punto 1.182'20 m. hasta el 1.186'50 m. la
carrilada derecha desaparece como consecuencia de desmantelamientos realizados en época medieval a partir del
realce central del camino hacia la zona derecha de la ladera.
Fig. 19.-Sección en el Punto 1.181'85 m.
En el primero de los puntos citados, el lateral rocoso derecha
aparece cortado perpendicularmente al camino para la
extracción de bloques de roca.
A lo largo de los primeros dos metros y medio del lateral
rocoso izquierdo, se aprecia un amplio escalón, a modo de
banco, con señales de rodadas en su base (Lám. XLIV y fig.
19). Tiene un ancho que oscila alrededor de los 0'45 m. y
levanta 0'42 m. sobre la base de la cardada izquierda. Otros
"escalones", de menor anchura y situados a diferentes
niveles, se suceden en el perfil del lateral izquerdo, desde el
último punto citado hasta el 1.188'40 m.
En el punto 1.193 m. se inicia la zona deteriorada hasta
la terminación del tramo. En dicho punto se ha formado un
escalón en el realce central del camino de unos 0'40 m. de
altura.
Los anchos máximos de las carriladas son de 0'24 m. y
0'25 m. en los puntos 1.192'10 m. y 1.182'30 m. para la
derecha e izquierda, respectivamente. Los mínimos son:
0' 15 m. en el punto 1.181'70 m. del carril derecho y 0' 12 m.
en el punto 1.198'30 m. del izquierdo.
Las profundidades que alcanzan las rodadas con relación a los laterales rocosos son las siguientes: La máxima
del lateral derecho es de 0'34 m. en el punto 1.181'80 m., y
la máxima del izquierdo es de 2' 10 m. en el punto 1.181'50
m. Las mínimas se sitúan en los puntos 1.187 m. y 1.199'80
m., con 0'00 m. y 0'50 m. para las carriladas derecha e
izquierda, respectivamente.
La altura máxima del realce central del camino con respecto a las bases de las rodadas es de 0'33 m. en el punto
1.184 m. para la derecha y de 0'36 m. en el punto 1.185'50
m. para la izquierda. Las mínimas son nulas en el punto
1.196'70 m. de ambas carriladas.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos del tramo es de -2'81 m., con lo que la pendiente,
aunque no se hace tan fuerte como la que veíamos en el
tramo anterior, sigue siendo importante, alcanzando concretamente el -14'05%.
[page-n-55]
Lám. XLIV.-Vista
general del Tiamo 1.1 80-1.200 in
[page-n-56]
TRAMO 1.200- 1.220 m.
Lám. XLV-Vista general del Tramo 1.200-1.220m.
[page-n-57]
El presente tramo está, en general, en bastante mal
estado de conservación, debido a haber disminuído notablemente la consistencia de la roca basa1 en esta zona de la
ladera del cerro. Por este motivo, tanto las carriladas como
el realce central del camino, apenas quedan marcados exclusivamente en los nueve primeros metros de su recorrido
(Lám. XLV y fig. 20).
Concretamente, a partir del punto 1.208'80 m. y hasta el
final del tramo, los testimonios de la existencia del camino
desaparecen. En el citado punto el realce central realiza un
fuerte escalón, debido a la erosión, de 0'40 m. de altura.
Los laterales rocosos, que normalmente vienen delimitando el camino, también desaparecen, levantando apenas
unos centímetros en los primeros seis metros del tramo. La
fig. 20 nos muestra los laterales cubiertos de sedimentos de
arrastre en lugar de perfiles pétreos.
La parte final de este tramo se ensancha al doble justo
de la anchura habitual del camino por llegar aquí la terminación de un apartadero que se inicia en el tramo siguiente,
según veremos. Casi la totalidad del recorrido de este apartadero está comprendido en este tramo, concretamente 17'60
m. (Lám. XLVI). La dirección que toma su entrada es hacia
el E., es decir, casi la contraria de la que lleva el Camino
Principal, aunque en los últimos metros hace una ligera
curva que le desvía levemente hacia el NE.
La extracción en esta zona de una gran cantidad de roca
en época ibérica, hizo posible que, tanto la parte final de este
tramo del Camino Principal como todo el apartadero, fueran
prácticamente horizontales, facilitando así las maniobras de
los carruajes (Lám. XLVI y fig. 21). Según tendremos ocasión de estudiar en el próximo capítulo, este apartadero tiene
un sistema de funcionamiento distinto del habitual en Meca,
dándose la particularidad de que el tráfico de bajada tenía
preferencia sobre el de subida, es decir, en el caso de que
hubiera dos carros circulando en direcciones contrarias en
esta zona, el vehículo que subía tenía que meterse obligatoriamente en el apartadero, dejando pasar al que bajaba, para
después recular hasta enfilar el Camino Principal y continuar
seguidamente la ascensión.
El estado de conservación de este apartadero es regular:
La carrilada izquierda se nota bien en los doce metros primeros, mientras que la derecha apenas está marcada (Fig.
21). En general, a partir del punto 7'50 m., la base del apartadero está muy erosionada, con pérdida de trozos de roca,
debido principalmente a la acción de las raíces de las
sabinas. Los anchos máximos que alcanzan las rodadas son
de 0' 12m. y 0' 19 m. en los puntos 1.202'60 m. y 1204'70 m.
para la derecha e izquierda, respectivamente. Los m'nimos se
sitúan en el punto 1.204'90 m., con 0'09 m. para la derecha
y en el punto 1.201'60 m., con 0'11 m. para la izquierda.
La profundidad máxima de las carriladas con relación a
los laterales rocosos es de 0' 15 m. en el punto 1.204'60 m.
para la derecha y de 0'50 m. en el punto 1.200'50 m. para la
izquierda. Las mínimas son nulas en los puntos 1.207'60 m.
y 1.212 m. para la derecha e izquierda, respectivamente.
La altura máxima que alcanza el realce central sobre las
bases de las rodadas es de 0'07 m. y 0'20 m. en los puntos
1.202'60 m. y 1.209 m. para la derecha e izquierda, respectivamente. Las mínimas se hacen nulas en tomo al punto
1212 m. para ambas carriladas.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos del tramo es de -2'25 m., que prácticamente es la
misma que la que hay entre el punto 1200 m. y el inicio de
la zona del apartadero, ya que, a partir de aquí y hasta el
final, es llano, según vimos. La pendiente total del tramo es,
pues, del -11'25%.
Fig. 20.-Sección en el Punto 1.202'60 m.
CAMINO PRINCIPAL
1
APARTADERO
'
I
970,ll
Fig. 21.Sección en el Punto 1.216'85 m.
Lárn. XLVL-Detalle. Vista desde abajo. Apartadero
[page-n-58]
TRAMO 1.220-1.240 m.
Tiene una conservación buena en todo su recorrido
(Lám. XLVII).
El apartadero citado en el tramo anterior se inicia en el
punto 1.230 m. Sus carriladas se marcan perfectamente (Fig.
22), coincidiendo la izquierda con la derecha del camino
(Lám. XLVIIi).
El lateral rocoso derecho no existe en los trece metros
primeros del tramo (Fig. 22), alcanzando sólo de 0'15 m. a
0'20 m. de altura en el resto.
El lateral izquierdo ha desaparecido en todo su recorrido, conservando en ocasiones sólamente el talud erosionado de la ladera.
El descubrimiento de este tramo y del anterior, supuso
un mayor movimiento de tierras de lo habitual debido tanto
a la potencia que tenían los sedimentos como a la anchura de
la obra conjunta del camino y apartadero.
En este tramo en concreto la potencia de los sedimentos
llegó a alcanzar los tres metros de altura sobre el carril
izquierdo, en tomo al punto 1.222'70 m. En el resto del recorrido dicha potencia oscilaba alrededor del metro y medio.
Las carriladas alcanzan unos anchos máximos de 0'50
m. y 0'58 m. en los puntos 1.232'90 m. y 1.227'50 m. de la
derecha e izquierda, respectivamente.El ancho mínimo de la
rodada derecha es de 0'36 m. en el punto 1239'90 m. y de
0'30 m. en el punto 1.223'50 m. de la izquierda.
La profundidad de las carriladas conielación a los late-
El realce central del camino alcanza una altura máxima
sobre las bases de las carriladas de 0'16 m. en el punto
1238'30 m. de la derecha y de 0' 14 m. en el 1.237 m. de la
izquierda. La m1'nima se hace nula en el punto 1.235'30 m.
de la derecha y de sólo 0'03 m. en el punto 1.229 m. de la
izquierda.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos del
tramo es de -1'00 m., lo que supone una pendiente del -5%,
aunque casi toda ella corresponde a la segunda mitad del
recorrido, por ser la primera prácticamente horizontal según
hemos visto.
Fig. 22.4ección en el Punto 1.223'50 m.
Lám. XLVm.-Detalle. Apartadero.
I+ám.=m.-Vista
general del Tramo 1.220-1.240m.
[page-n-59]
TRAMO 1.240-1.260 m.
En general su conservación es buena (Lám. L) a pesar
de que la roca basa1 es algo deleznable en esta zona.
Los laterales están bastante degradados, especialmente
el derecho, que, salvo en los cinco metros primeros, levanta
apenas 0' 15 m.
Desde el punto 1.255'80 m. hasta el final se observan en
el izquierdo distintos y sucesivos niveles de antiguas carriladas (Lám. XLIX). La más alta de ellas se sitúa a 0'80 m.
Los anchos máximos de los carriles son de 0'46 m. y
0'36 m. en los puntos 1.256 m. y 1.254 m. para el derecho e
izquierdo, respectivamente. El m1'nimo del derecho es de
0'22 m. en el punto 1.242'10 m. y de 0'20 m. en el 1.243'30
m. del izquierdo.
La profundidad máxima de las rodadas con respecto a
los laterales es de 0'75 m. en el punto 1.243'50 m. para la
derecha y de 1'05 m. en 1257 m. para la izquierda (Fig. 23).
La mínima es de 0'05 m. en el punto 1250'60 m. para la
derecha y de 0'25 m. en 1.242'50 m. para la izquierda.
Con relación al realce central, las profundidades
máximas de las rodadas son 0'26 m. y 0' 15 m .en los puntos
1.242'30 m. y 1.241'70 m. para la derecha e izquierda, res-
Lám. XLIX.-Detalle. Primitivos niveles del camino.
pectivarnente. Las mínimas son nulas en los puntos 1249'80
m. y 1.246 m. de la derecha e izquierda.
La diferencia de cotas entre los extremos de este tramo
es de -2' 11 m., lo que supone una pendiente del -10'55%.
Fig. 23.-Sección en el Punto 1.257'10 m.
Lám. L.-Vista
general del Tramo 1.240-1.260m.
[page-n-60]
TRAMO 1.260-1.280 m.
Lám. L1.-Vista general del Tramo 1.260-1.280 m.
[page-n-61]
En la parte final del tramo anterior, el camino iniciaba
una amplia curva, casi imperceptible, a la izquierda, que se
continúa por éste (Lám. LI) y los siguientes tramos para
enfilar la zona de la Fuente de Meca (Fig. 1).
La conservación es bastante buena en general a lo largo
de todo el recorrido del tramo. Unicamente los tres metros
centrales de la carrilada derecha están deteriorados.
El lateral rocoso derecho ha sido desmantelado por
completo, quedando sólo restos de él en los cuatro últimos
metros, en donde levanta entre 0'20 m. y 0'40 m.
A lo largo de todo el lateral izquierdo siguen existiendo
señales de antiguos niveles del camino, con restos de
rodadas a distintas alturas (Lám. L a . Concretamente en el
punto 1263 m. aparece la señal más elevada, situándose a
más de un metro sobre la base de la rodada.
Por encima de los cinco primeros metros de este lateral
corre un muro que se iniciaba 4'5 m. antes, en el tramo anterior. Conserva de dos a tres hiladas de piedras de regular o
gran tamaño, colocadas ligeramente en talud (Fig. 24). No
tenemos datos suficientes para determinar con precisión si es
de época ibérica o medieval. Por un lado su descuidada factura y la falta de piedras careadas en su constmcción nos
previenen para adscribirlo a época ibérica; pero, por otro
lado, este muro, como hemos dicho, levemente ataludado,
pudo realizarse en dicha época con el fin de proteger, a los
transeúntes que circulaban por el camino, de caídas accidentales de piedras sobre ellos. Sugerimos esta hipótesis en esta
zona en concreto por dos motivos: En primer lugar, a partir
de los últimos metros del tramo próximo y, sobre todo, en el
que le sigue, se aprecia un rebaje corrido horizontal de unos
0'60 m. de ancho en el borde de la zona alta del lateral
izquierdo. Esto pudo corresponder a trabajos de allanamiento que sirvieran para asentar debidamente la base de un
muro de contención como el que existe en el tramo que
estamos describiendo. En segundo lugar, creemos que en
esta zona se hizo necesario la constmcción de este muro por
estar todo el área de la empinada ladera comprendida entre
el camino y la base de los farallones que se elevan en vertical hasta la cima, desprovisto de sedimentos y, por tanto, de
vegetación, apareciendo la roca basa1 pelada en extensos
lanchares corridos.
Es lógico suponer que si en época ibérica hubiera estado
esta zona igual a como está hoy en día, cosa muy probable por
la imposibilidad de que se mantengan depósitos sedimentarios
sobre dichos lanchares, la circulación por esta parte pudo
resultar peligrosa, ya que una simple piedrecita caída desde
arriba, podría ocasionar grandes daños, debido a la gran altura
o desnivel existente (en tomo a los cincuenta metros).
Creemos, pues, que la hipótesis apuntada es razonable.
Los sedimentos retirados para descubrir este tramo normalmente oscilaban alrededor de los dos metros, aunque en
ocasiones, como ocurrió en torno al punto 1.269'50 m., llegaban a alcanzar los tres metros de altura.
Los anchos de los carriles tienen un máximo de 0'38 m.
en el punto 1.277'70 m. del carril derecho y de 0'40 m. en el
1.277'80 m. del izquierdo. El ancho mínimo de la rodada
derecha es de 0'16 m. en el punto 1265'30 m. y de 0'20 m.
en el punto 1.264'30 m. de la izquierda.
La profundidad máxima de las rodadas con relación a
los laterales rocosos es de 0'40 m. y de 1'30 m. en los puntos
1.279'20 m. y 1.262'60 m. para la derecha e izquierda, respectivamente. La profundidad mínima es nula en el punto
1.268'30 m. del carril derecho y de 0'12 m. en el 1.276'60
m. del izquierdo.
La altura máxima del realce central es de 0'20 m. y 0' 18
m. para la rodada derecha e izquierda en los puntos 1.277'70
son
m. y 1.279' 10 m. Las miminimas nulas en los puntos 1271
m. y 1.263 m. de los carriles derecho e izquierdo, respectivamente.
La diferencia de cotas que existe entre sus extremos es
de sólo -0'72 m., por lo que el tramo es prácticamente horizontal, consiguiendo un desnivel del -3'60%.
Fig. 24.-Sección en el Punto 1.264'20 m.
Lám. LIi-Detaiie. Primitivos niveles del camino.
[page-n-62]
TRAMO 1280-1300
L,
tu-.
, -;.- 2,:
.
!
Lám. LID.-Vista general del Tramo 1280-1300m.
.
.$;.33.,
[page-n-63]
El estado de conservación de este tramo es bueno en
general, tanto en lo que se refiere a las carriladas, como al
realce central y a los laterales rocosos (Lám. LIiI). Son una
excepción los últimos tres metros, en los que desaparecen
las rodadas y el realce central del camino. En el punto
1.284'30 m. éste realiza un escalón de 0'20 m. de altura,
como consecuencia de haber sufrido una fuerte erosión la
roca basal.
Toda la trayectoria del tramo está perfectamente delimitada por los laterales rocosos, cuyas alturas vienen oscilando
en tomo a las que aparecen en la sección realizada en el
punto 1.291'60 m. (Fig. 25), salvo en los últimos cuatro
metros del lateral izquierdo, en donde el cortado se alza algo
más. alrededor de 1'60 m.
También sobre este último lateral citado siguen apareciendo señales de antiguos niveles de la base del camino.
Los sedimentos acumulados en este tramo variaban alrededor de un metro sobre la parte superior del lateral
izquierdo y de un máximo de medio metro sobre el lateral
derecho.
El ancho máximo de la carrilada derecha se sitúa en el
punto 1.294'40 m., en donde llega a 0'36 m. El de la
izquierda alcanza los 0'42 m. en el punto 1.295'40 m. Los
anchos mínimos de las rodadas son de 0'26 m. y 0'21 m. en
los puntos 1.289'80 m. y 1.288'50 m. para la rodada derecha
e izquierda, respectivamente.
La profundidad máxima a que llegan las carriladas con
relación a la parte superior de los laterales rocosos son de
0'80 m. y 1'60 m. en los puntos 1.284'90 m. y 1.297'90 m.
para la derecha e izquierda, respectivamente. La profundidad mínima de la rodada derecha es de 0'30 m. en el punto
1.280'90 m., mientras que llega a 0'25 m. en ese mismo
punto de la izquierda.
Las alturas máximas que alcanza el realce central sobre
las bases de las rodadas son de 0'30 m. y 0'28 m. en los
puntos 1.284 m. y 1.284'20 m. para la derecha e izquierda,
respectivamente. Las alturas mínimas se hacen nulas para
ambas rodadas en torno al punto 1.299 m.
El desnivel existente entre los puntos extremos del
tramo se acentúa ahora, alcanzando los -2'83 m., lo que
supone una pendiente considerable: -14' 15%
Fig. 25.4ección en el Punto 1.291'60 m.
Fig. 26.-Fragmentos
cerámicas procedentes del camino
Descripción de materiales
12. Fragmento de borde de una vasija de cuerpo globular. Su pasta es compacta, con desgrasantes muy finos y de color gris en el núcleo y ocre en
los laterales. Las superficies son de este último color.
Diámetro del borde: 14'5 cm. Altura conservada: 4'2 cm.
13. Fragmento de borde de una vasija de cuerpo globular. Su pasta es de
color ocre en los laterales y gris en el centro, con desgrasantes finísimos. Las superficies son también de color ocre.
Diámetro del borde: 14 cm. Altura conservada: 1'5 cm.
14. Fragmento de borde en forma de pico de ánade. Su pasta es muy fina y
de color gris en el núcleo y anaranjado en los laterales, al igual que las
superficies.
Diámetro del borde: 13 cm. Altura conservada: 2'3 cm.
15. Fragmento de borde de un recipiente de cuerpo globular. Su pasta es de
color anaranjado, portando desgrasantes finísimos. Ambas superficies
están recubiertas de engobe color ocre.
Conserva como decoración una banda pintada en el borde de color
granate.
Diámetro del borde: 14'5 cm. Altura conservada: 1'7 cm.
16. Fragmento de borde de una ánfora de pasta compacta, con desgrasantes
muy finos y de color ocre en el núcleo y gris en los laterales. Ambas
superficies son también de color gris.
Diámetro del borde: 14 cm. Altura conservada: 2'1 cm.
17. Fragmento de borde de un recipiente de gran tamaño. La pasta es compacta, con desgrasantes finos y de color naranja en el núcleo, sigue una
capa gris a ambos lados de él y termina con otra anaranjada en los laterales. La superficie exterior es de color gris anaranjado. La interior es
anaranjada.
Diámetro del borde: 12 cm. Altura conservada: 3'5 cm.
[page-n-64]
La conservación general de este tramo es sólo regular,
aunque está perfectamente delimitado por los laterales
rocosos (Lám. LIV). Esta, como decimos, regular conservación se debe a que el tramo se sitúa en una zona en la que la
roca del cerro no es muy consistente y se degrada por exfoliación con bastante facilidad.
Como consecuencia de ello, la carrilada derecha ha llegado a desaparecer desde el inicio del tramo hasta el punto
1.308 m. y, más adelante, desde el punto 1.317 m. hasta el
final. Tampoco se aprecia la rodada izquierda en los cuatro
primeros metros de1 tramo ni en los tres últimos.
La base del camino realiza, en el punto 1.317 m., un
escalón de 0'35 m. de altura, desapareciendo tanto las
rodadas, según hemos dicho, como el realce central desde
este punto hasta el final del tramo.
Su trayectoria sigue realizando, como en los tramos anteriores y los que veremos seguidamente, una imperceptible
curva que lentamente le va haciendo tomar la dirección sur.
Fig. 27.-Sección
en el Punto 1.311'22 m.
Aunque la roca de los perfiles laterales no es de la consistencia que podemos observar en la mayoría de los casos,
conservan una buena altura (Fig. 27). En concreto, el
derecho levanta en casi todo el tramo 0'60 m. El lateral
izquierdo llega a elevarse en torno a los 1'60 m. de media.
En este último lateral citado siguen observándose
señales de las sucesivas alturas en las que anteriormente se
situó la base del camino.
La altura que alcanzaban los sedimentos depositados
sobre este tramo era similar a la del anterior, aunque en el
que ahora describimos se hace mayor la altura del lateral
rocoso izquierdo, según se puede observar en las fotografías
generales de cada uno de ellos. Dicha altura va continuando
haciéndose progresivamente mayor hasta llegar al máximo
en los últimos metros del tramo siguiente.
Los anchos mayores de las rodadas llegan a 0'21 m. en
ambas, en los puntos 1.311'30 m. y 1.314'50 m. de la derecha e izquierda, respectivamente. El ancho mínimo de la
carrilada derecha es de 0'11 m. en el punto 1.306'50 m. El
de la izquierda es de 0'10 m. en el punto 1.306'90 m.
Con relación a los laterales rocosos que delimitan el
camino, las bases de las rodadas alcanzan una profundidad
máxima de 2 m. y de 1'10 m. en los puntos 1.318'50 m. y
1319 m. para la derecha e izquierda, respectivamente. La
profundidad &a
sobre el lateral derecho es de sólo 0'05
m. en el punto 1.314'60 m. La mínima sobre el izquierdo se
sitúa en el punto 1.300 m., con 1'30 m.
Con relación al realce central del camino. éste
alcanza unas alturas máximas sobre las bases de las
rodadas de 0'12 m. en la derecha y de 0'30 m. en la
izquierda, en los puntos 1.312'20 m. y 1.314'70 m., respectivamente. Las alturas mínimas se hacen nulas en el
punto 1.319 m. de la carrilada derecha y en el 1303 m. de
la izquierda.
La diferencia de altura que existe entre los dos extremos
de este tramo sigue siendo elevada, alcanzando -2'45 m., lo
que hace que tenga una pendiente que llega al -12'25%
[page-n-65]
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[page-n-66]
La trayectoria de este tramo sigue realizando la ligerísima pero constante curva a la izquierda que venimos observando en los anteriores, consiguiéndose que ya a partir de
este tramo se haga completamente visible el cerrillo que se
levanta al Oeste de Meca (Lám. LVI).
Los laterales rocosos son altos. El derecho levanta alrededor de un metro hasta el punto 1.331'70 m. Desde aquí
hasta el final, disminuye esta altura posiblemente por
motivos de erosión.
El lateral rocoso izquierdo es de gran altura (Lám. LV).
En concreto se eleva entre 2'20 m. y 3'40 m. sobre la base
del camino. En la parte superior de todo este lateral se
aprecia un rebaje corrido en el esquinazo de unos 0'30 m. de
alto por 0'60 m. de ancho (Figs. 29 y 30). Como ya quedó
apuntado al tratar del tramo 1.260-1.280 m., es muy probable que este rebaje fuera realizado para servir de asiento a
la base de un fuerte muro de piedra en talud que preservara
al camino de caídas accidentales de rocas o de posibles
derrumbes de la parte superior de la ladera y de la cima.
El presente tramo tiene la particularidad de que prácticamente la totalidad de su base se encuentra cubierta por un
empedrado, realizado con piedras calizas muy duras, aplanadas en sus caras superiores.
Mirando la fotografía de la vista general del tramo
(Lám. LVI), observamos que esta parte no corresponde a una
zona deprimida o erosinada de la ladera del cerro. Por otra
parte, los cortes de los laterales del camino nos indican que
el trazado se hizo rebajando roca dura. Es evidente, pues,
que el motivo de que se colocara un pavimento de piedras
fue exclusivamente debido a un fallo puntual de la dureza de
la roca que hacía de pavimento del camino.
Casi todas las piedras que lo forman son de regular o
mediano tamaño, con las dimensiones que se pueden observar
en la figura 28, es decir, entre los 0'40 m. y los 0'90 m.
La disposición que tiene su colocación confiere una
gran resistencia a la posibilidad de ser removidas de sus
sitios, condición ésta necesaria para que pudiera permanecer
el empedrado si pensamos en el tipo de tráfico que tenía que
soportar y, en otro orden de cosas, en la pendiente de este
tramo en concreto, que sobrepasa el 16%.
Lám. LV.-Detalle. Vista del camino y lateral izquierdo.
[page-n-67]
Lám. LW.-Vista general del Tramo 1.320-1.340 m.
[page-n-68]
Unicamente en el inicio del empedrado, que coincide
con el punto 1.320 m., y en el final, situado en el punto
1.335'60 m., son lógicamente más fáciles de remover. Por
esta razón no podemos descartar que se haya producido la
pérdida de algún elemento en dichos lugares.
Las piedras, pues, aunque irregulares, se ajustan perfectamente unas con otras, dejando los menores espacios posibles entre ellas y evitando la existencia de salientes o
esquinas sobre las que se pudiera ejercer una presión puntual
que posibilitara su extracción.
Por otra parte observamos que el tamaño de las piedras
es el más idóneo: ni muy grandes, lo cual motivaría pérdida
de agarre de las llantas de los carros y de las pezuñas de los
animales al pavimento dada la dureza citada de aquellas y la
escasez de ranuras; ni muy pequeñas, lo cual podría acarrear
la disgregación del empedrado.
Observamos que existió la intencionalidad de colocar
las lajas o piedras más grandes en las zonas por las que
tenían que pasar las ruedas de los carros. Esto se aprecia bien
en el recorrido del carril derecho (Láms. LVII, y LVIIi a
LXIII), que por otra parte es donde mejor se observan las
carriladas. En el izquierdo se aprecia peor.
La profundidad máxima a la que se encuentran las
rodadas con relación a las partes altas de los laterales
rocosos es de 1'25 m. para la derecha en el punto 1.327'20
m. y de 3'40 m. para la izquierda en el punto 1.335 m. Las
mínimas son de 0'30 m. y 2'20 m. para la derecha e
izquierda en los puntos 1.335'40 m. y 1.320'40 m., respectivamente.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos de
este tramo es exageradamente alta. En concreto se eleva a 3'25 m., 10 que le proporciona una pendiente del -16'25%.
&
I
1
Lám. LVI1.-Detalle. Vista del camino desde abajo.
[page-n-69]
Lám. Lm.-Detalle. Empedrado.
Lám. LE.-Detalle. Empedrado.
Lám. LX.-Detalle. Empedrado.
Lám. LXm-Detalle. Empedrado.
[page-n-70]
TRAMO 1.340-1.360 m.
Su conservación es regular, apreciándose las carriladas
sólo en los 4'50 m. primeros y en los cinco últimos metros
(Láms. LXV y LXIV).
Los anchos máximos de los carriles son de 0'35 m. y
0'32 m. en los puntos 1.359'80 m. y 1.358'90 m. Los
mínimos son de 0'12 m. y 0'08 m. en los puntos 1354 m. y
1350'80 m., para el derecho e izquierdo, respectivamente.
Las profundidades de las rodadas con relación a los laterales, llegan a unos máximos de 1'20 m. y 4 m. en los puntos
1.351'20 m. y 1.348'20 m., y a unos mínimos de 0'70 m. y
1'50 m. en 1.359'90 m. y 1.359'70 m. para la derecha e
izquierda.
Fig. 3 l . S e c c i ó n en el Punto 1.343'80 m.
Las alturas máximas del realce central sobre las carriladas son de 0'07 m. y 0'12 m. en 1.343'90 m. y 1.343'80 m.
(Fig. 31). Las mínimas son nulas en tomo al punto 1352 m.
El desnivel de los puntos extremos del tramo llega a2'61 m., originando una pendiente del -13'05%.
[page-n-71]
TRAMO 1.360-1.380 m.
Siguiendo con la trayectoria del camino que venimos
observando desde hace varios tramos, continúa éste describiendo la misma ligerísima curva a la izquierda. Como
punto de referencia para poder apreciar perfectamente esta
variación, el lector puede fijarse en cómo el cerrillo situado
al Oeste de Meca va desplazándose lentamente a la derecha
en las fotografías generales de los dos tramos anteriores, en
el que estamos describiendo y en el que sigue.
Tanto las señales de las carriladas como el realce central
del camino en este tramo están bien conservados (Lám.
LXVI). Los laterales, sin embargo, conservan poca altura (Fig.
32), especialmente el derecho, que apenas se eleva unas
decenas de centímetros en los primeros metros de su recorrido.
El lateral rocoso izquierdo, cuya altura empezaba a disminuir ya en el tramo anterior, lo hace ahora más rápidamente a partir del punto 1.367'50 m. Debido a la descomposición que iba sufriendo el frente de la roca que estaba en
contacto con el camino, este lateral se ha ido retirando progresivamente cada vez más a la izquierda. En esta zona, la
parte más alta alcanza cotas superiores a los cinco metros
con respecto a la base del camino.
Debido al hecho que acabamos de comentar, la altura de
los sedimentos en este tramo era considerable, superando
normalmente los tres metros encima de la rodada izquierda,
y oscilando entre un metro y 1'50 m. la que había sobre el
carril derecho.
El ancho máximo que alcanzan las rodadas es de 0'34 m.
en el punto 1360'40 m. de la derecha, y de 0'37 m. en el
punto 1360'30 m. de la izquierda. Los mínimos son de 0'20 m.
Lám. LXV-Vista
general del Tramo 1.340-1.360m.
Fig. 32.-Sección en el Punto 1.373'60 m.
y 0'18 m. en los puntos 1.371'40 m. y 1.375'10 m. de las
carriladas derecha e izquierda, respectivamente.
Las profundidades que tienen las rodadas con relación a
las partes más altas de los laterales rocosos son: Máximas de
0'56 m. y 1'50 m. en los puntos 1.360'30 m. y 1.360'40 m.
para la derecha e izquierda, respectivamente. Las mínimas
son de 0' 13 m. para la derecha en el punto 1.37 1'40 m. y de
0'45 m. para la izquierda en el punto 1.374'70 m.
Con respecto al realce central, éste levanta sobre las
bases de las carriladas un máximo de 0'20 m. en el punto
1.372'80 m. para la derecha y 0'12 m. en el punto 1.375'10
m. para la izquierda. Los m'nimos llegan a hacerse nulos
en los puntos 1.370'90 m. y 1.361 m. para la derecha e
izquierda, respectivamente.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos de este tramo es de -2'25 m., es decir, bastante alta
también. Esto supone una pendiente que alcanza el-11'25%.
Lám. LXVL-Vista general del Tramo 1.360-1.380m.
[page-n-72]
TRAMO 1.380-1 A00 m.
La base rocosa del presente tramo está bien conservada
(Lám. LXVIJJ, manteniendo las rodadas bien marcadas y profundas (Fig. 33), debido a la dureza de la roca. Aquellas empiezan a desaparecer a partir del punto 1.395'50 m. (Fig. 34).
Los laterales rocosos apenas levantan los 0'40 m. en
ambos lados, salvo excepciones por abajo o por encima de
esta cifra en el derecho o izquierdo, respectivamente.
Los sedimentos acumulados en este tramo eran de una
gran potencia de tierras y piedras, alcanzando en torno al
metro en el lateral derecho y casi los cuatro en el izquierdo,
en la primera parte de su recorrido.
El ancho máximo de las carriladas es de 0'50 m. en el
punto 1.393'90 m. de la derecha y de 0'46 m. en el punto
1.393'60 m. de la izquierda. Los m1'nimos son de 0'21 m. y
0'28 m. en los puntos 1.391'90 m. y 1.392'30 m. de las
rodadas derechae izquierda, respectivamente.
La profundidad máxima que tienen las carriladas con
respecto a los laterales rocosos es de 0'37 m. para la derecha
en el punto 1.387'70 m. y de 1'40 m. para la izquierda en el
punto 1.386'20 m. Las profundidades mínimas son nulas en
los puntos 1.397'30 m. y 1.399'20 m. de las rodadas derecha
e izquierda, respectivamente.
La altura máxima que alcanza el realce central del
camino con relación a las bases de las rodadas es de 0'32 m.
en el punto 1.392 m. para la derecha y de 0'20 m. en el punto
1.390'50 m. para la izquierda. Las alturas mi'nimas se hacen
nulas en los puntos 1.398'60 m. y 1.399'30 m. para las
rodadas derecha e izquierda, respectivamente.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos del
tramo disminuye considerablementecon respecto a la de los
anteriores, llegando sólo a alcanzar -1'17 m. Esto supone
una pendiente aceptable del -5'85%.
Fig. 33.-Sección en el Punto 1.391 m. Fig. 34.-Secciónen el Punto 1.395'80 m.
Lám. LXW.-Vista general del Tramo 1.380-1.400 m.
[page-n-73]
TRAMO 1.400-1.420 m.
Los veinte metros de este tramo han desaparecido por
completo (Lám. LXVIII). Incluso la base rocosa no existe,
posiblemente como consecuencia de allanamientos o extracciones de roca en época medieval. Sólo conserva una ligera
señal de rodada en el punto 1416 m. Tampoco existen laterales rocosos.
Los sedimentos depositados encima contenían gran cantidad de piedras, algunas de gran tamaño. Su altura media
oscilaba alrededor del metro en la derecha y de 1'50 m. en
la izquierda.
La diferencia de cotas existente entre sus extremos es de
sólo -0'40 m. La pendiente es, pues, del -2%.
Lám. L m . - V i s t a
.
Descripción de materiales
--- -
0
Fig. 35.-Fragmentos
cerámicos procedentes del camino.
general del Tramo 1.400-1.420 m.
5cm.
18. Fragmento de base de plato o cuenco. Su pasta es de color ocre con
finos desgrasantes calizos. Las superficies son del mismo color, más
claro.
Diámetro de la base: 3'2 cm. Altura conservada: 1'5 cm
19. Fragmento de base de plato. Su pasta es compacta y de color ocre claro,
al igual que las superficies.
Diámetro de la base: 5'5 cm. Altura conservada: 2'8 cm.
20. Fragmento de base de plato. Su pasta es compacta y de color amarillento. Las superficies son ocre claras.
Mantiene como decoración una banda al exterior y otra al interior, pintadas en color rojo vinoso.
Diámetro de la base: 9'6 cm. Altura conservada: 2'6 cm.
21. Fragmento de base de plato. Su pasta es compacta, con finísimos desgrasantes y color anaranjado, igual que las superficies.
Diámetro de la base: 5 cm. Altura conservada: 2 cm.
22. Fragmento de base de plato. Tiene la pasta compacta, de color gris. Las
superíicies son amarillentas.
Como decoración lleva una banda al exterior y otra al interior, pintadas
en rojo vinoso.
Diámetro de la base: 4'4 cm. Altura conservada: 1'8 cm.
23. Fragmento de base de un plato de pasta gris, con desgasantes finísimos
calizos y micáceos. Las superficies son también de color gris.
Lleva como decoración circunferencias concéntricas en el interior pintadas en color rojo vinoso.
Diámetro de la base: 8'2 cm. Altura conservada: 3 cm.
[page-n-74]
TRAMO 1420-1440M.
Este tramo tiene su recorrido en la punta de un espolón
de la ladera. La pronunciada curva que aquí realiza y el desnivel que salva no ha permitido fotografiar el tramo completo con una sóla toma (Láms. LXX y LXXI). Al fondo de
esta última lámina se aprecian los cortados rocosos situados
por debajo de la Cueva del Rey Moro.
Está muy desmantelado, conservando sólo restos de la
rodada izquierda entre los puntos 1.423m. y 1.428'30 m. (Lám.
LXIX). En esta zona se conserva la roca basal, aunque está muy
erosionada y cuarteada en grandes trozos, debido a la falta de
sedimentos que la protejan. En el resto del tramo no existe la
base rocosa y, por lo tanto, el camino ha desaparecido. En concreto, a partir del punto 1.431'50 m., la base ha sufrido una gran
erosión, con pérdida de roca, por lo que se han formado altos
escalones que en su conjunto, alcanzan un desnivel de -2'74 m.
De la rodada derecha sólo queda una ligera señal en
tomo al punto donde se ha hecho la sección (Fig. 36). Por
ello únicamente existen datos de la izquierda: Su ancho
máximo es de 0'37 m. en el punto 1.427'50 m. El mínimo es
de 0' 10 m. en el punto 1.423'50 m.
Su profundidad máxima con respecto al lateral rocoso es
de 0'80 m. en el punto 1.423'50 m. La mínima es de 0'05 m.
en el punto 1.427'20 m.
Con relación al realce central, éste llega a un máximo de
0' 18 m. sobre la base de la carrilada en el punto 1.424'50 m.,
y a un mínimo de 0'03 m. en el punto 1.426'30 m.
Fig. 36.-Sección
en el h n t o 1.427'60 m.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos es de
-2'74 m., lo que da una pendiente del -13'7%. Pero, si tenemos en cuenta que la mitad primera del tramo es llana, la
segunda hubiera alcanzado una pendiente del -27'4%. Es evidente, pues, la pérdida de base rocosa en la segunda mitad.
Lám. LXIX.-Detalle, en el centro del tramo.
[page-n-75]
Descripción de materiales
24. Fragmento de borde de un recipiente de gran tamaño. La pasta es
rosada, portando finos despasantes. Las superficies son de color rosa.
Tiene como decoración una banda en el borde pintada en rojo vinoso.
Diámetro del borde: 22 cm. Altura conservada: 3'3 cm.
25. Fragmento de borde. La pasta es de color gris, compacta, con desgrasante calizo y micáceo escaso y muy fino. Las supefiicies son anaranjadas.
Conserva como decoración restos de una banda en el borde y de otras
dos debajo, todas ellas pintadas en rojo vinoso.
Diámetro del borde: 18 cm. Altura conservada: 2'8 cm.
26. Fragmento de borde de una vasija de pasta anaranjada, compacta, con
desgrasantes calizos y micáceos muy finos y escasos. Las superficies
son también del mismo color citado. Lleva decoración muy perdida de
una línea en el borde y banda y líneas debajo, pintadas en rojo vinoso.
Diámetro del borde: 18'5 cm. Altnra conservada: 3'5 cm.
27. Fragmento de borde. La pasta es compacta, portando finos desgrasantes
calizos y micáceos abundantes, y de color anaranjado. Las superficies
son de este mismo color.
Mantiene como decoración, muy perdida, una banda en la parte superior del borde y otra debajo, pintadas en rojo vinoso.
Diámetro del borde: 27'5 cm. Altura conservada: 2'3 cm.
28. Fragmento de borde de ánfora. Su pasta es compacta, anaranjada y con
finos desgrasantes. Sus superficies son rosadas.
Diámetro del borde: 17 cm. Altura conservada: 2'1 cm.
29. Fragmento de un borde de ánfora de pasta compacta, con finos desgrasantes y color gris en el núcleo, naranja al exterior y ocre claro al interior. Estos últimos colores corresponden a sus superficies respectivas.
Diámetro del borde: 16 cm. Altura conservada: 3'2 cm.
Fig. 37.-Fragmentos
Lám. LXX.-Vista
cerámicas procedentes del camino.
general de 1.420 m. a 1.430 m.
Lám. LXX1.-Vista
general de 1.430 m. a 1.440 m.
[page-n-76]
TRAMO 1.440-1.460m
De acuerdo con las trayectorias del tramo anterior y del
siguiente, se sabe la de éste, aunque no se hayan conservado
señales de rodadas ni laterales rocosos (Lám. LXXII).
También es muy posible que de su inicio saliera el Camino B.
Su primera mitad es actualmente horizontal, aunque es
indudable que ha perdido posiblemente hasta más de un metro
de potencia de roca. Esta sólo aparece en algunos sitios, y,
cuando lo hace, se puede apreciar su escasa consistencia.
Los sedimentos depositados eran escasos en los primeros metros, no llegando a 1 m. en el lateral izquierdo. En la
parte final se elevaban hasta 2 m., con presencia de gran-des
rocas.
La diferencia de cotas que existe entre sus extremos es
de - 1'23 m. Su pendiente es, pues, del -6' 15%.
Descripción de materiales
30. Fragmento de borde y cuello de un pequeño vaso. La pasta es gris en el
núcleo y anaranjada en los laterales. De este último color son las superficies, aunque la exterior tiene zonas de tonalidades grises y ocres.
Lleva una banda en la parte superior del borde y dos líneas paralelas
debajo pintadas en rojo vinoso.
Diámetro del borde: 8'5 cm. Altura conservada: 2'4 cm.
31. Fragmento de borde, cueilo y cuerpo de un pequeño vaso de pasta gris
y finos desgrasantes calizos. Ambas superficies son de color ocre claro.
Diámetro del borde: 11 cm. Altura conservada: 4'4 cm.
32. Fragmento de borde de un recipiente de pasta ocre clara, igual que la
superficie externa. La interna es de color crema.
Diámetro del borde: 12 cm. Altura conservada: 4' 1cm.
33. Fragmento de borde. La pasta contiene finos desgrasantes. Su color es
gris, al igual que las superficies.
Diámetro del borde: 16'5 cm. Altura conservada: 1'5 cm.
34. Fragmento de borde de un vaso de pasta con desgrasantes fmos y color
anaranjado, al igual que las superficies. La exterior tiene zonas grisáceas.
Conserva como decoración restos de una banda en el borde pintada en
rojo vinoso.
Diámetro del borde: 15 cm. Altura conservada: 1'5 cm.
35. Fragmento de base de pasta ocre clara en el núcleo y anaranjada en los
laterales. Desgrasantes calizos, abundantes y muy finos. Ambas superficies son también anaranjadas.
Diámetro de la base: 7'8 cm. Altura conservada: 3'2 cm.
Fig. 38.-Fragmentos
cerámicas procedentes del camino.
[page-n-77]
Lám. L=.-Vista
general del Tramo 1.440-1.460m.
[page-n-78]
TRAMO 1.460-1.480m.
Debido al desprendimiento de enormes bloques de
piedra que han quedado instalados sobre el camino, sólo
hemos documentado de este tramo sus once primeros metros
(Lám. LXXIV).
La trayectoria del camino hace aquí una contracurva a la
derecha, acomodándose a la orografía de la ladera del
monte, para tomar definitivamente la dirección hacia la
Fuente de Meca.
La base rocosa del camino está muy descompuesta e
incluso ha desaparecido en los dos primeros metros del
Fig. 39.-Sección
en el Punto 1.467'20 m.
tramo. Después, en los siguientes, aunque la roca basa1 se
hace de gran dureza, no conserva señales de carriladas, apareciendo una superficie lisa.
De los laterales rocosos sólo se puede observar el
derecho (Lám. LXXIII), que levanta sobre la base del
camino desde 0'40 m. en el punto 1.462'70 m., hasta un
máximo de 1'15 m. en el punto 1.466'70 m. (Fig. 39).
Sobre dicho lateral se aprecia una antigua señal de
rodada que se sitúa a 0'98 m. de altura sobre la base del
camino, concretamente en tomo al último punto citado anteriormente (Fig. 39).
Los sedimentos que estaban depositados sobre este
tramo oscilaban entre los dos metros en el inicio, hasta más
de cinco en la parte final, incluyendo entre ellos gran cantidad de piedras de mediano y gran tamaño desgajadas de los
cortados rocosos cercanos situados por encima del camino.
Lám.L m . - D e t a l l e .
[page-n-79]
TRAMO 1.480-1.500 m.
Según se aprecia en la fotografía de la vista general del
tramo (Lám. LXXVII), la totalidad de él ha quedado oculta
por varios metros de derrumbes de tierras y de grandes rocas
que pertenecían a la cornisa de una terraza que estaba
situada por encima del camino.
Por este motivo no ofrecemos datos suyos, limitándonos
a señalar en las figuras su situación, de acuerdo con las trayectorias que tienen el tramo anterior y el que le sigue.
La lámina LXXVI nos muestra la zona a la que va a desembocar este tramo. Está tomada desde la cima de El Castellar.
La "maza" de piedra fotografiada en la lámina LXXV
procede de la limpieza del relleno que cubría la zona de la
puerta de la ciudad. Pesa 4'730 Kg. y tiene unas dimensiones de 0'22 x 0'15 x 0' 10 m. Más que la utilidad como
maza que se le suele asignar, creemos que este tipo de útil
fue empleado como contrapeso.
Lám. LXXV1.-Vista
desde la ciudad.
Lám. LXXV.-Maza de piedra.
Lám. L=.-Vista
general del Tramo 1.460-1.480 m.
Lám. LXXW.-Vista
general del Tramo 1.480-1.500 m.
[page-n-80]
TRAMO 1500-1520M.
Del presente tramo (Lám. LXXLX) sólo documentamos
sus once metros últimos (Lám. LXXWI) por estar el resto
cubierto por varios metros de sedimentos y grandes rocas
desplomadas sobre la vía. En la citada parte las rodadas
están bien marcadas, pero no existen laterales rocosos.
Los anchos de los carriles llegan a un máximo de 0'35
m. para el derecho en el punto 1.519'40 m. y de 0'30 m. para
el izquierdo en el punto 1.5 16'30 m.
La profundidad máxima de las rodadas con relación a
los laterales rocosos llega 0'30 m. en el punto 1.516'40 m.
En las restantes partes sólo se aprecian sedimentos cuya
altura oscila entre dos metros en el derecho y cuatro metros
en el izquierdo (Fig. 40).
La altura máxima que tiene el realce central sobre las
bases de las rodadas es de 0'30 m. y 0'18 m. para la derecha
e izquierda en torno al punto 1.516'40 m. La altura mínima
es de 0'15 m. para ambas en tomo al punto 1.519'30 m.
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Fig. 40.-Sección
Im
en el Punto 1.516'30 m.
Lám. LXXViü.-Detalle.
[page-n-81]
TRAMO 1.520-1S40 m.
El punto inicial de este tramo coincide con la esquina de
un muro de una casa medieval (Lám. LXXXI) que corre
unos 3 m. casi en paralelo al camino (Lám. LXXX). Dicha
esquina se sitúa unos 0'20 m. al interior de la vertical de la
rodada izquierda y a una altura de 0'50 m. sobre la base del
camino (Fig. 41). En general el tramo tiene bien conservados
tanto las carriladas como el realce central. Sin embargo, el
lateral rocoso derecho desaparece en casi todo el recorrido,
levantando, cuando existe, entre 0'20 y 0'40 m. El lateral
izquierdo sólo aparece en la segunda mitad del tramo.
Los sedimentos retirados oscilaban en tomo a los dos
metros sobre el lateral izquierdo y a un metro en el lateral
derecho.
El ancho máximo de los carriles es de 0'38 m. en el punto
1.530'30 m. del derecho Y de 0'25 m. en el punto 1.533'70 m.
Fig. 41.Sección en el Punto 1.520'95 m.
los laterales rocosos es de 0'30 m. en el punto 1.534'70 m.
1
mínimos se hacen nulos en torno a los puntos 1.326'70 m. y
1.527'60 m. de la derecha e izquierda, respectivamente.
La diferencia de cotas aue existe entre los extremos del
indica que está situado en una
tramo es de -1'03 m., lo
zona bastante liana. La pendiente es, pues, del -5'15%
1
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Lám. LXXX.-Detalle. Muro medieval.
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Lám. LXXM
Lám. LXXX1.-Vista
general del Tramo 1.520-1.540m.
[page-n-82]
TRAMO 1.540-1S60 m.
Tiene buena conservación debido a la dureza de la roca
y a que se sitúa en el inicio de la zona de bajada natural de
aguas, lo que ocasionó el rápido depósito de sedimentos
(Lám. LXXXIiI). Estos alcanzan desde una potencia de 0'50
m. al principio del tramo en el lateral derecho hasta más de
dos metros al final, y desde los 0'75 m. al principio del
izquierdo hasta superar los tres metros al final.
Los laterales rocosos están bien marcados y elevados,
especialmente el izquierdo (Fig. 42). El derecho tiene casi
siempre una altura de alrededor de los 0'50 m., salvo desde
el punto 1S49 m. al 1.S52 m., en donde desaparece por haberse realizado allanamientos en época medieval. En torno
al punto 1.554 m. de ambos laterales, aparecen agujeros
sobre las cardadas (Lám. LXXXII), pero son naturales.
El ancho máximo de los carriles es de 0'30 m. y 0'22
m. en 1.540'25 m. y 1.541'50 m., para el derecho e
izquierdo, respectivamente. El mínimo del derecho es de
0'18 m. en el punto 1.552'70 m. y el del izquierdo de 0'17
m. en el punto 1.541'60 m.
Con relación a los laterales rocosos, la profundidad
máxima de las rodadas es de 0'70 m. y 1'45 m. en los puntos
1.555'70 m. y 1.546'80 m. para la derecha e izquierda. Las
m'nimas son de 0' 10 m. para la derecha en el punto 1552'60
m. y de 0'40 m. para la izquierda en el punto 1553 m.
Con respecto al realce central, éste tiene una altura
máxima sobre la carrilada derecha de 0'28 m. en el punto
1.548'80 m., y de 0'14 m. en el punto 1.542'40 m. sobre la
izquierda. Las mínimas son de 0'06 m. y 0'02 m. en los puntos 1.548'10 m. y 1.541'50 m. para la derecha e izquierda.
Aumenta en este tramo la diferencia de cotas entre los
puntos extremos, que ahora llega a -2'91 m. Esto supone una
pendiente del -14'55%.
a-.
Fig. 42,Sección
en el Punto 1.542'70 m.
Lám. LXXXI1.-Detaiie. Vista del camino desde abajo.
[page-n-83]
TRAMO 1.560-1.580 m.
1
Está bien conservado hasta el punto 1.570'50 m., en
donde la base rocosa se hace muy deleznable, desapareciendo el realce central y las carriladas. También los laterales rocosos están muy degradados, con pocos puntos en los
que se alcance más de 0'30 m. de altura. En su lugar se han
acumulado sedimentos de tierra y piedras de todos los
tamaños (Lám. LXXXV), hasta una altura de metro y medio
en el lateral derecho y de dos metros en el izquierdo (Fig.
43). Sobre la parte derecha del camino, a dos metros del
inicio del tramo, se sitúa la base de un silo medieval de
planta circular (Lám. LXXXIV), de 1'30 m. de diámetro por
0'40 m. de profundidad.
Los anchos de las carriladas ílenan a un máximo de 0'42
m. y 0'35 m. en los puntos 1.566'9ij m. y 1.566'70 m. de la
derecha e izquierda, respectivamente. El mínimo de la
derecha es de 0' 14 m. en el punto 1.570'80 m., y de 0' 11 m.,
en el punto 1.571'10 m., el de la izquierda
La profundidad de las rodadas con respecto a los laterales llegan a un máximo de 0'50 m. y 0'40 m. en los puntos
1.567'70 m. y 1.576'50 m. de la derecha e izquierda. La
mínima de la derecha es de 0'14 m. en el punto 1.572'50 m.
y de 0'08 m. en el punto 1.579 m. de la izquierda.
Las alturas máximas del realce central sobre las bases de
las carriladas son de 0'35 m. en el punto 1.566'90 m. de la
derecha y de 0'20 m. en el 1.571'20 m. de la izquierda. Las
mínimas son nulas en torno al punto 1.579'70 m.
La diferencia de cotas entre los extremos del tramo
alcanza los -3'66 m. La pendiente llega, pues, al -18'30%.
Lám. LXXXnr.-Detalle. Fondo de silo medieval.
Lám. LXXXm.-Vista general del Tramo 1.540-1.560m.
Lám. LXXXV.-Vista general del Tramo 1.560-1.580m.
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Fig. 43.Sección en el Punto 1.571'10 m.
[page-n-84]
Lám. LXXXV1.-Vista general del Tramo 1.540-1.560 m.
[page-n-85]
TRAMO 1.580-1.600 m.
El presente tramo tiene, en términos generales, bastante
mala conservación, debido fundamentalmente a que la zona
sobre la que discurre posee una roca basa1 poco consistente.
Por ello las rodadas y el realce central han desaparecido.
Lám. LXXXW.-Vista general del Tramo 1.580-1.600 m.
La única manera mediante la cual nos fue posible determinar su trayectoria consistió en no perder de vista durante
la excavación el lateral rocoso izquierdo, el cual conservaba
una altura que oscilaba en tomo a los 1'25 m. El lateral
derecho no se conserva.
Entre el punto 1.588 m. y el punto 1.593 m. del lateral
izquierdo permanecen señales de rodadas de antiguos
niveles por los que discurrió la base del camino.
En la fotografía de la vista general del tramo (Lám.
LXXXW), observamos en primer término y al fondo dos de
las muchas grandes rocas que se han instalado en toda esta
zona de la ladera norte. Estas dos, en concreto, estaban
ocultas entre los arrastres depositados sobre ella. Otras se
encontraban sernienterradas, como una de enormes proporciones que hubo de ser dinamitada para poder continuar con
el descubrimiento del camino, ya que no se acertaba a
encontrar su trayectoria al otro lado de ella.
El hecho de coincidir toda esta zona con la bajada
natural de las aguas de lluvia que provienen de la cima, es el
motivo de la presencia de grandes rocas rodadas desgajadas
de los altos cortados rocosos que circundan la meseta superior de El Castellar de Meca. Todas ellas han contribuido a
la retención y acumulación de sedimentos en todo el área,
beneficiándose con ello la conservación del camino, que, al
quedar cubierto rápidamente, ha evitado la posibilidad de
que los mismos arrastres le desmantelaran. Estos sedimentos
oscilan en tomo al metro y medio de potencia en la parte
izquierda del camino y a 0'60 m. en la derecha.
La profundidad máxima que tiene la base del camino
con relación a los laterales rocosos es de 0'20 m. en el
punto 1.580'60 m. del derecho y de 1'50 m. en el 1.591'10
m. del izquierdo. La profundidad mínima es nula para el
derecho en el punto 1.593 m. y de 0'30 m. para el izquierdo
en 1.584 m.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos
del tramo es de -1'87 m., lo que da una pendiente del
-9'35%.
[page-n-86]
TRAMO 1.600-1.620 m.
Al igual que el anterior tramo, la base rocosa por la que
discurre el presente, aparece muy deteriorada por la blandura de la roca, no apreciándose el realce central ni apenas
las carriladas, de las que sólo se observan leves señales en
algunos puntos.
Queda, sin embargo, bien delimitada su trayectoria por
los laterales rocosos (Fig. 44). De ellos el derecho levanta
una media comprendida entre los 0'30 m. y los 0'40 m. de
altura. El izquierdo se eleva en torno a los 1'50 m., aunque
desaparece en el punto 1.609 m. De aquí es posible que
saliera un apartadero a la izquierda o se efectuara el inicio
del Camino C. En el primer caso, aquél estaría en función
del complejo que debió existir en tomo a la Fuente de Meca,
según veremos al describir el tramo próximo.
También es posible la existencia de otro apartadero, que
saldría a la derecha, de acuerdo con las señales que se aprecian en el mismo lateral del siguiente tramo.
Por el momento no hemos querido excavar -a pesar de
lo atractivo que puede resultar- las zonas laterales de este
tramo ni las del siguiente a fin de documentar los posibles
apartaderos citados u otras obras que indudablemente tuvo
que haber en torno al pequeño pero inagotable manantial de
la Fuente de Meca, precisamente por no incidir negativamente sobre el actual acceso a ella. Hay que pensar que la
eliminación de la potente capa de sedimentos acumulados
en la zona situada desde los pies de la Fuente hasta el
camino, acarrearía problemas en cuanto a mantener el servicio que actualmente presta el manantial tanto a personas
como a animales.
En la lámina LXXXVIII se observa una gran roca caída
sobre el camino, en el punto 1.612'50 m. Quedó instalada
allí una vez que el camino se hallaba cubierto con una altura
de 1'30 m. de sedimentos.
En el resto del tramo las acumulaciones de tierras y piedras levantaban por término medio 2'50 m. de altura sobre
la parte izquierda del camino y en tomo a 1'75 m. sobre la
derecha.
Debido a la falta de señales de las carriladas sólo damos
las alturas de los laterales rocosos sobre la base del camino:
Las máximas son de 0'40 m. y 1'60 m. en los puntos
1.604'30 m. y 1.603'50 m. para el derecho e izquierdo, respectivamente. La mínima del lateral derecho es de 0'30 m.
en el punto 1.607'30 m. y la del izquierdo se hace nula en
torno al punto 1.609'60 m.
La diferencia de cotas existente entre los puntos
extremos de este tramo es de sólo -0'92 m., lo que le hace
tener una pendiente del -4'60%.
Fig. 44.Sección en el Punto 1.605'85 m.
Lám.LXXXViIi.-Vista general del Tramo 1.600-1.620m.
[page-n-87]
TRAMO 1.620-1.640 m.
Su estado de conservación es bastante regular debido a
la blandura de la roca en algunas zonas. En ellas desaparecen
tanto las carriladas como el realce central, mientras que en
las zonas en las que la roca es más consistente se conservan
bien (Lám. XC).
El lateral derecho se ha mantenido íntegramente en todo
el tramo, salvo en el último metro, levantando una media
que oscila en torno a los 0'40 m.
Los sedimentos depositados sobre este tramo no son
excesivos, llegando a tener una altura media de 1'25 m. en
el lateral derecho, y entre uno y dos metros en el izquierdo,
desapareciendo de su composición casi completamente las
grandes rocas que veíamos en los anteriores.
E1 ancho máximo que tienen las rodadas es de 0'27 m.
para la derecha en el punto 1.628'80 m. y de 0'29 m. para
la izquierda en el punto 1.620'50 m. Los mínimos son de
0'19 m. y 0'20 m. en los puntos 1.636'80 m. y 1.637'90 m.
para la derecha e izquierda, respectivamente.
La profundidad máxima que tienen las carriladas con
relación a los laterales rocosos es de 0'75 m. para la derecha
en el punto 1.627'60 m., y de 1'40 m. para la izquierda en el
punto 1.624'20 m. La profundidad mínima se hace nula en
el punto 1.639'30 m. para la derecha y de sólo 0'20 m. en el
punto 1.634'30 m. para la izquierda.
Con relación al realce central, alcanza una altura
máxima de 0'16 m. sobre la base de la carrilada derecha en
el punto 1.627'70 m., y de 0'18 m. sobre la izquierda en el
punto 1.636,95 m. Las mínimas son nulas para ambas
rodadas en torno al punto 1.626 m.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos del
tramo es de -1'49 m., es decir, casi el doble de la que tiene
el anterior. La pendiente es, pues, del -7'45%.
Fig. 45.-Sección en el Punto 1.636'85 m.
Lám. LXXXM.-Detalle. Agujero en el camino.
[page-n-88]
Lám. XC.-Vista
general del Tramo 1.620-1.640m.
[page-n-89]
Según vimos en el tramo anterior, es posible que en los
dos primeros metros del lateral derecho termine un apartadero. También es posible que termine otro en el primer
metro del lateral izquierdo.
Este último lateral se pierde o casi desaparece desde el
punto 1.630 m. al 1.634'50 m., posiblemente debido a obras
de allanamientos medievales, aunque en este caso no hay
que descartar que pudieran corresponder a obras ibéricas
relacionadas con la Fuente (Láms. XCIV y XCII).
Decimos esto porque no dudamos que al menos la parte
comprendida entre la Fuente de Meca y el camino, que
observamos en la lámina XCI (alrededor de doce metros),
tendría una serie de infraestructurasmínimas que permitirían
atender al menos a los transeúntes y animales de tiro y carga
que se detenían en su camino de ascenso a la ciudad para
descansar de la subida hasta allí realizada y apagar su sed
con la fresca agua del manantial, o a los que hacían el
camino de descenso, tan dificultoso o más que el ascenso
para los animales.
Esta fuente, al situarse a mitad de camino entre el llano
y la cima, sigue siendo parada obligada, aún hoy en día, para
los visitantes que acuden a conocer esta ciudad única, ya que
la empinada subida que hay que realizar precisa de un descanso a medio camino o refrescarse y apagar la sed sobre
todo en los calurosos meses que en esta zona tienen la primavera y el verano.
De igual manera, es un lugar que se sigue utilizando
como abrevadero de los ganados que por allí pastan (reducidos actualmente a dos rebaños de ovejas), aunque el
agua de la fuente se ha ido bajando mediante cañerías,
sucesivamente, primero hasta el aljibe que veremos al
hablar del tramo 1.900-1.920 m., y, después, a unos abrevaderos situados mucho más abajo, con el fin de evitar la
subida del ganado hasta el mismo manantial o incluso
hasta el aljibe.
En época ibérica es indudable que la población de la
ciudad también se aprovisionaría con agua de este manantial, subiéndola bien por el camino, con animales o carros, o
bien a través de la entrada a la acrópolis situada por encima
de la Fuente, a hombros de los propios habitantes.
Es, pues, lógico pensar que todo este movimiento de
personas y animales en tomo a dicho punto diera lugar a la
creación de una verdadera zona de servicios, con apartaderos, abrevaderos, puestos de venta, etc., de los que es probable se conserven restos debajo de los varios metros de
sedimentos acumulados en la zona.
No sólamente los posibles apartaderos arriba mencionados, sino las escaleras talladas que vemos en la lámina
XCXl y otras señales que quedan en la roca, pueden corresponder a parte de las obras y estructuras que existieron aquí
hace más de dos milenios.
Lám. XC1.-Detalle. Zona de la Fuente de Meca.
[page-n-90]
Lám. XCií.-Detalle. La Fuente de Meca.
Lám. XCIII.-Detalle. Escaleras en la Fuente.
Lám. XC1V.-Detalle. Vista de la Fuente y camino desde abajo.
[page-n-91]
TRAMO 1.640-1.660 m.
A partir de este tramo se inicia una zona en la que la
ladera del cerro se hace más suave de lo habitual, hecho éste
que fue aprovechado por los habitantes de época medieval
para levantar edificios.
Esto se hace evidente por la mayor densidad de muros
que aparecen en el área comprendida entre esta zona y el
cerrillo situado a poniente de Meca. Un ejemplo de estos
restos medievales nos lo da el muro de una casa que se
observa en la lámina XCVI. Una de sus esquinas se introduce en el camino a la altura del punto 1.658 m. Su factura
es tosca, realizado con piedras irregulares y lajas pequeñas
trabadas en seco. Conserva de cuatro a cinco hiladas que
levantan unos 0'50 m. de altura.
Este tramo sólo puede seguirse en los primeros metros
de su recorrido por conservar la carrilada izquierda y su
lateral rocoso, que se eleva un máximo de 0'70 m. (Lám.
XCW). En el resto de este lado y en la totalidad del derecho
han desaparecido tanto el lateral como la rodada por desmantelamientos realizados en la Edad Media.
En la parte izquierda del realce central, a la altura del
punto 1641 m., se realizó un pequeño agujero oval de
0'30x0'20 m. con un canalillo de escaso recorrido en cada
uno de sus extremos (Lám. XCV). No vemos la utilidad ni
de esta pequeña oquedad ni de la que existe en el tramo anterior, dado las pequeñas dimensiones de ambas.
Los sedimentos depositados sobre este tramo se van
haciendo menos potentes según vamos hacia su final. Sobre
el lateral izquierdo se elevan entre 3 m. y 1'50 m., y sobre el
derecho en torno a 1'25 m.
La diferencia de cotas que hay entre sus extremos se
hace sólo de -0'60 m., por lo que resulta un tramo prácticamente horizontal. Su pendiente es, pues, del -3%.
Lám. XCV-Detalle. Agujero en el camino.
Lám. XCV1.-Detalle. Muro medieval.
[page-n-92]
TRAMO 1.660-1.680 m.
Debido a la falta de consistencia de la roca basal en esta
zona y a obras de allanamiento realizadas en época
medieval, este tramo (Lám. XCM) tiene una pésima conservación. Por dichos motivos nos fue sumamente difícil poder
completar su trayectoria.
Sólo mantiene ligeras señales de la rodada izquierda
(Lám. XCVIü) desde e1 punto 1.671'50 m. al 1.673 m., sitio
éste en donde se realizó la sección de este tramo (Fig. 46). A
partir de aqui' ya fue imposible conseguir alguna señal que
nos guiara en la búsqueda de la trayectoria del camino hasta
aproximadamente cien metros más adelante.
En cuanto a los laterales rocosos, tampoco se conserva
resto alguno en todo el recorrido.
Según apuntábamos al tratar del tramo anterior, la
potencia de los sedimentos sigue disminuyendo.Ahora, en el
lateral izquierdo, levanta entre 1'70 m. y 1 m., mientras que
en el derecho oscila entre 1'50 m. y 0'75 m.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos del
tramo aumenta mucho con relación a los anteriores, llegando
a -2'36 m. La pendiente se eleva, pues, al -11'80%.
Lám. XCVIiI.-Detalle. Vista del camino y Fuente desde abajo.
Fig. 46.-Sección en el Punto 1.673 m.
Lám. XCW.-Vista
general del Tramo 1,640-1,660m.
Lám. XC1X.-Vista general del Tramo 1.660-1.680m.
[page-n-93]
TRAMO 1.680-1.780 m.
Aproximadamente son cien metros los que separan la
última señal vista del trazado del Camino Principal de la que
encontraremos en el tramo 1.780-1.800 m.
La fotografía de la lámina adjunta, sacada desde la
ciudad ibérica, nos muestra estos dos puntos y el espacio
comprendido entre ellos, sin excavar. Es obvio qÜe el
camino tuvo que pasar por esta zona y, con seguridad, su
trayectoria tuvo que seguir la distancia más corta ya que
no existen en toda esta área dificultades orográficas de
relieve que obligaran a la realización de curvas para ser
salvadas.
Precisamente, por este motivo, la parte más densa en
cuanto a número de edificaciones de la ciudad medieval.
debi6 situarse en esta zona, es decir, entre la Fuente de Meca
y el cerrillo situado al Oeste de Meca, bordeando también la
falda del Castellar por el mismo punto cardinal citado y
bajando por el Norte como mínimo hasta donde se sitúan los
abrevaderos más bajos, ya a los pies de la ladera.
La superficie que debió ocupar la población medieval
solamente en esta zona es, según los restos que aparecen, de
más de 9Ha. En concreto, si nos fijamos en el mapa fotogramétrico, ocuparía los cuadros siguientes: E3, F3, F4, G2, G3,
G4, G5, H3, H4, H5,13,14 y 15. Teniendo en cuenta que cada
uno de estos cuadros tiene una su~erficie una heckea. el
de
lector podrá hacerse una idea desla extensión de esta zona.
Aparte de la citada zona, hubo otras también habitadas
en la ladera norte, aunque son más pequeñas y desperdigadas, y, por supuesto, todo el Castellar o cima de ~ e c aes
,
decir, donde se asentó la ciudad ibérica.
Según el plano mencionado, podemos hablar de una
población que ocupaba en torno a las 30Ha.
Ahora bien, esta enorme superficie no debe engañar al
lector y llevarle a imaginar una gran ciudad. Creemos que en
la realidad era todo lo contrario.
A pesar de que las "Relaciones de Felipe II" nos hablan
de un despoblado que pudo tener en torno a 8.000 habi-
tantes, los restos arqueológicos, tanto muebles como inrnuebles, no parecen corresponder a una gran ciudad, de acuerdo
con su extremada pobreza. El metal prácticamente no existe
e incluso la cerámica es en general de tan mala calidad que
no es extraño que J. Zuazo y P. Paris no la identificaran, ya
que incluso es de peor factura que la confeccionada a mano
en la Edad del Bronce.
Reuniendo los factores citados: gran extensión y
pobreza de materiales, pensamos que fue un núcleo de
población algo diseminada, dedicada a la agricultura y ganadería, cuyas viviendas contaban con grandes espacios
empleados como patios, corrales o incluso huertecillos.
Es decir, el que realizó las Relaciones, dio sin duda la
cifra de dos mil vecinos a la vista de la extensión de las
ruinas, pero creemos que la concentración era escasa y, por
tanto, la población menor. Avala esta suposición el hecho de
no conocerse por documentos históricos el nombre de esta
población. Si hubiera tenido el citado número de habitantes,
sin duda habría sido una ciudad importante y como tal figuraría en documentos medievales.
Todas estas construcciones obligatoriamentehan tenido
que destruir la mayor parte de los cien metros de este tramo.
Por ello, y para no tener que desmantelar estructuras medievales en su búsqueda, no hicimos demasiado hincapié en
realizar su descubrimiento, a pesar de que en esta zona inician sus recorridos, saliendo del Camino Principal, los
Caminos C y D.
El primero se dirige hacia la izquierda. Como ya quedó
apuntado, es posible que empiece su trayectoria en las cercanías de la Fuente de Meca.
El segundo sigue en principio la dirección que hasta
aquí llevaba el Camino Principal, según se puede
observar en la parte superior derecha de la lámina C.
Debió empezar su trayectoria antes de llegar a la curva
que tiene que hacer el Camino Principal para tomar la
dirección del aljibe.
[page-n-94]
Lám. C.-Vista de la zona de la Fuente y del Aljibe.
[page-n-95]
TRAMO 1780-1800M.
La densidad de tráfico que sufrieron debió ser muy
similar en ambos recorridos, de acuerdo con el testimonio
de las señales de las rodadas. Hemos elegido como apartadero el recorrido situado a la izquierda (Lám. CI), que tiene
mejor conservación que el derecho (Fig. 47), por no haber
sufrido como éste extracciones de piedra en época medieval
(Lám. CIV).
De cualquier forma, creemos que, en la práctica, el recomido de la derecha fue utilizado para bajada, mientras que el
- 4 de la izquierda lo fue para subida, Por ello, en este último las
carriladas están más hundidas (Lám. CVII), al haber tenido
que realizar las llantas de los carros un rozamiento más
fuerte.
En este sentido aún se pueden observar en el lateral
izquierdo de la rodada situada en la parte del camino fotografiada en la lámina CVI, señales curvilíneas formadas por
los roces laterales de las llantas metálicas de las ruedas en la
roca.
Tanto uno como otro recorrido no conservan señales de
rodadas en los 4'70 m. primeros. En este punto se empiezan
a notar ligeramente las rodadas del izquierdo. Después,
desde el punto 1788'50 m. hasta el 1.791'80 m., se hacen
más profundas, al igual que desde el punto 1.794'50 m. hasta
el final (Lám. C W ) .
El recorrido de la derecha está peor conservado por las
extracciones de piedra citadas, apreciándose perfectamente,
a trozos, en su segunda mitad. Aquí aparecen dobles carriladas bien marcadas (Fig. 48).
En la parte final del tramo, entre los dos recorridos,
sobresale 1 roca basal, que ha sido perfilada artificialmente
;
en forma de pirámide cuadrangular (Lám. CV). La totalidad
del perímetro de su base está recorrido por un canalillo basen
tan& profundo que termina en un hoyoAsituado el lateral
inferior. Este tiene unos 0'30 m. de diámetro y 0'20 m. de
hondo.
La potencia de los sedimentos era escasa, oscilando
entre 0'40 y 0'60 m. de altura, aunque en los metros finales
el realce central del camino izquierdo aparecía en superficie.
Incluímos aquí, además del tramo, un apartadero (Lám.
CII) que parece tener su inicio en el mismo punto que aquél
y termina varios metros más adelante del punto final. En la
zona media de su recorrido hay en torno a 1'60 m. de separación entre ellos (Lám. Cm).
-*
=
Lám. C1.-Detalle. Recomdo de la izquierda.
[page-n-96]
L h . CII.-Vista general del T a o 1.780-1.800m.
rm
[page-n-97]
Lám. m.-Detalle.
Lám. W.-Detalle.
Vista de los dos recorridos desde abajo.
Zona desmantelada del recorrido derecho.
Fig. 47.Sección en el Punto 1.796'80 m.
de -1'74 m. La pendiente es, pues, del -8'70%.
Fig. 48,Sección en el Punto 1.800 m.
[page-n-98]
Lám. CV.-Detalle. Espacio situado entre los dos recorridos.
L b . CV1.-Detalle. Recomdo izquierdo desde abajo.
Lám. Cm.-Detalle. Vista del fina1 del reconido izquierdo.
[page-n-99]
TRAMO 1.800- 1.820 m.
La conservación de este tramo es francamente mala,
debido tanto a la erosión sufrida por la superficialidad de la
roca basal, como por los desmantelamientos habidos durante
la Edad Media (Lám. CX).
Mantiene señales de rodadas en los dos primeros metros
de su recorrido (Lám. C m ) , así como en torno a los puntos
1.809'40 m.. 1.812'50 m.. 1.815'60 m. v 1.817'80 m. Estas
últimas son casi imperceptibles.
El recorrido del camino izquierdo se une con el derecho
alrededor del punto 1.812'50 m.
No existen laterales rocosos, por lo que los sedimentos
acumulados sobre el camino eran escasos. Concretamente, la
máxima potencia fue de medio metro en la parte derecha, en
tomo al escalón formado en el punto 1.803 m. (Lám. CIX),
mientras que apenas tenía escasos centímetros en todo el
lateral izquierdo.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos de este tramo es muy baja. Exactamente alcanza0'72 m., lo que da una pendiente del -3'60%
Lám. CVíD.-Detalle del recomdo derecho.
Lám. CM.-Detalle. Vista del recomdo derecho desde abajo.
[page-n-100]
Lám. CX.-Vista general del Tramo 1.800-1.820 m.
[page-n-101]
TRAMO 1.820-1.840 m.
L&u. CXI.-Vita general del Tramo 1.820-1.840 m.
[page-n-102]
Es un tramo que por la dureza de la roca se habría conservado bien si no hubiera sido desmantelado en época
medieval, especialmente en los 9 m. primeros (Lám. Cm).
A partir de este punto se empiezan a notar las carriladas de
vez en cuando (Fig. 49), llegando a tener buena profundidad
(Lám. CXlI), especialmente la izquierda, la cual a veces
también se convierte en doble rodada. Pero desde el punto
1836'40 m. hasta el final del tramo, desaparecen ambas.
El lateral rocoso derecho oscila entre 0'00 m. y 0'37 m.
El izquierdo no existe. Los sedimentos, por su parte,
variaban entre 0'60 m. y 1'20 m. en el lateral derecho y entre
0'20 m. y 0'30 m. en el izquierdo.
Los anchos máximos de las rodadas llegan a 0'24 m. y
0'26 m. en los puntos 1.835'10 m. y 1.830'80 m. para la
derecha e izquierda. El mínimo de la derecha es de 0'15 m.
en el punto 1.833'50 m. y de 0'25 m. en el 1.830'40 m. de
la izquierda.
La profundidad máxima de las rodadas con relación a
los laterales rocosos es de 0'37 m. en el punto 1836'20 m.
de la derecha y de 0'28 m. en el punto 1.830 m. de la
izquierda. Las mínimas son nulas en los puntos 1.831 m. y
1.826'70 m. de la derecha e izqy+ierda, respectivamente.
La altura máAima del realce central sobre las bases de
las rodadas es de 0'18 m. en el punto 1.831'80 m. para la
derecha y de 0'37 m. en 1.831'90 m. para la izquierda. La
m'nirna es nula en los puntos 1.828'60 m. y 1.826'70 m. de
la derecha e izquierda, respectivamente.
Sólo -0'64 m. es la diferencia de cotas que hay entre los
extremos del tramo.La pendiente es, pues, del -3'20%.
Lám. Cm-Detalle
o
del camino.
lrn
Fig. 49.Sección en el Punto 1.834'05 m
Descripción de materiales
36. Fragmento de base de un plato de fino desgrasante calizo y color anaranjado. Las superficies son de este mismo color.
Mantiene como decoración sendas bandas pintadas en el interior y exterior en rojo vinoso.
Diámetro de la base: 7'5 cm. Altura conservada: 1'9 cm.
37. Fragmento de base de un plato de pasta que porta finos desgrasantes, de
color gris en el núcleo y ocre claro en los laterales. La superficie interior es de este último color, mientras que la exterior es grisácea.
Diámetro de la base: 7 cm. Altura conservada: 2' 1 cm.
38. Fragmento de base de un pequeño recipiente con pasta de finos desgrasantes y color ocre claro, al igual que ambas superficies.
Diámetro de la base: 6 cm. Altura conservada: 1'8 cm.
39. Fragmento de base de un plato de pasta compacta y color anatanjado, al
igual que ambas superficies.
Diámetro de la base: 3'2 cm. Altura conservada: 2'2 cm.
40. Fragmento de base de un pequeño recipiente de pasta compacta, dura y
de color gris. Las superficies son de este mismo color, apreciándose en
eiias puntos de mica. La exterior está alisada.
Diámetro de la base: 5'2 cm. Altura conservada: 1'5 cm.
41.Fragmento de base de un plato cuya pasta lleva finos desgrasantes
calizos y micáceos, de color amarillento, al igual que sus superficies.
Diámetro de la base: 7'8 cm. Altura conservada: 1'9 cm.
Fig. 50.-Fragmentos
cerámicos procedentes del camino.
[page-n-103]
TRAMO 1.840-1260 m.
Está menos desmantelado que los tramos anteriores
(Lám. CXV), aunque también se efectuaron extracciones de
piedra en los 4'30 m. primeros (Lám. CXIV) y allanamientos en los 5'80 m. finales.
Las carriladas son profundas (Lám. CXIII), especialmente la izquierda (Fig. 51), y los laterales rocosos bajos o
inexistentes, como el caso del izquierdo.
Los sedimentos oscilaban entre 1 m. y 1'75 m. en la
parte derecha y entre 0'40 m. y 0'75 m. en ia izquierda.
El ancho máximo de las rodadas es de 0'34 m. en el punto
1854m. de la derecha y en el 1.853'80 m. de la izquierda. Los
mínimos son de 0' 19 m. y 0' 12 m. en los puntos 1.850' 10 m.
y 1849'90 m. de la derecha e izquierda, respectivamente.
La profundidad máxima de las rodadas con relación a
los laterales rocosos es de 0'75 m. y 0'45 m. en los puntos
1.852'50 m. y 1.854'10 m. de la derecha e izquierda, respectivamente. Los m'nimos son nulos en los puntos
1.846'20 m. de la derecha y 1.852 m. de la izquierda.
La altura máxima del realce central sobre la base de la
carrilada derecha es de 0'40 m. en el punto 1.851'80 m. y de
0'55 m. sobre la de la izquierda en el punto 1.851'50 m. Las
alturas mínimas se hacen nulas en los puntos 1.858'70 m. y
1857'40 m. de la derecha e izquierda, respectivamente.
La diferencia de cotas entre los extremos del tramo llega
a -1'92 m., lo que supone una pendiente del -9'60%.
Fig. 5 1 . 4 e c c i ó n en el Punto 1.851'10 m.
1
Lám. m . - D e t a l l e . Vista del camino desde abajo.
Lám. CXIV.-Detalle.
Desmantelamiento del camino.
[page-n-104]
TRAMO 1.860-1.880m.
Este tramo (Lám. CXVII) está menos desmantelado en
su base, por lo que conserva muy bien la mayor parte de las
carriladas (Lám. CXVI).
Esto ha sido debido a que las extracciones de piedra han
incidido especialmente sobre los laterales, aunque también se
han realizado en los 4'40 m. primeros y en los 2'50 m.
finales, zonas éstas en las que las cardadas han desaparecido.
Los laterales rocosos levantan algo más que en los
tramos anteriores. En algunos puntos del derecho se aprecian antiguas caniladas, como la que muestra la figura 52 y
otra en tomo al punto 1.876'60 m., desplazada a la derecha
0'40 m. y con una altura de 0'30 m. sobre la rodada "actual".
El ancho máximo de ambas carriladas es de 0'32 m. en
el punto 1.865'40 m. de la derecha y en el punto 1.869'90 m.
de la izquierda. Los mínimos son de 0'10 m. y 0' 11 m. en los
puntos 1.S7 1'60 m. y 1.876'90 m. de la derecha e izquierda.
La profundidad máxima de las rodadas con relación a
los laterales rocosos es de 0'80 m. para la derecha en el
punto 1.875'70 m. y de 0'40 m. en el punto 1.867'80 m. para
la izquierda. Las mínimas son nulas en los puntos 1.861'40
m. y 1.876'70 m. de la derecha e izquierda, respectivamente.
La altura máxima que tiene el realce central del camino
sobre las bases de las carriladas es de 0'28 m. para la
derecha en el punto 1.865'30 m. y de 0'25 m. para la
izquierda en el punto 1.868'15 m. Las mínimas son nulas
para ambas rodadas en el punto 1.863'30 m.
La diferencia de cotas entre los extremos llega a -2'38
m., lo que hace subir la pendiente al -11'90%.
Fig. 52.Sección en el Punto 1.873'10 m.
Lám. CXVI.Detalle del camino.
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Lám. CXV.-Vista general del Tramo 1.840-1.860 m.
Lám. CXW.-Vista general del Tramo 1.860-1.880 m.
.
.
[page-n-105]
TRAMO 1.880- 1.900 m.
Según se aprecia en la lámina CXVIII, la trayectoria de
todo este tramo ha desaparecido por completo, incluyendo la
base rocosa a partir del punto 1.891'50 m., por las mismas
razones que las citadas en los tramos anteriores.
En la primera mitad del tramo sólo aparece la roca lisa
e inclinada de la ladera, conservando una única y ligera señal
de la rodada derecha en tomo al punto 1.881720m.
La diferencia de cotas entre sus extremos es de -1'99 m.
La pendiente llega, pues, al -9'95%.
Descripción de materiales
42. Fragmento de base. La pasta es rosa al exterior y gris al interior, con
degrasantes fuos. La superficie externa es rosada y la interna rosa-grisácea.
Diámetro de la base: 14'6 cm. Altura conservada: 2'8 cm.
43. Fragmento de base. La pasta tiene desgrasantes medios y su color es gris
claro en el núcleo con finas capas rosadas en los laterales. Las superficies son de este color.
Diámetro de la base: 6'4 cm. Altura conservada: 2'2 cm.
44. Fragmento de base. La pasta porta desgrasantes finos, siendo de color
gris claro, al igual que la superficie interior. La exterior es de color
rosado.
Diámetro de la base: 12'8 cm. Altura conservada: 2 cm.
45. Fragmento de base. La pasta lleva desgrasantes fmos y es de color anaranjado en el núcleo y gris claro en los laterales. Las superficies son
rosadas.
Diámetro de la base: 4 cm. Altura conservada: 2'4 cm.
46. Fragmento de base. La pasta tiene desgrasantes fuios y su color es gris
claro. La superficie intenor es rosa-anaranjado y la exterior rosada.
Diámetro de la base: 3'6 cm. Altura conservada: 2'4 cm.
47. Fragmento de base. La pasta es de color gris en el núcleo y ocre claro
en los laterales. Ambas superficies son anaranjadas.
Lleva decoración pintada al exterior de una ancha banda en color rojo
vinoso.
Diámetro de la base: 5 cm. Altura conservada: 1'3 cm.
48. Fragmento de borde. Tanto la pasta como las superficies son de color
amarillento.
Diámetro del borde: 10'2 cm. Altura conservada: 3'2 cm.
Fig. 53.-Fragmentos
cerámicas procedentes del camino.
[page-n-106]
Lám.CXViII.-Vista general del Tramo 1.880-1.900m.
[page-n-107]
TRAMO 1.900-1.920m.
Lám. Cm.-Vista
general del Tramo 1.900-1.920m.
[page-n-108]
La trayectoria del presente tramo está cortada perpendicularmente por un gran aljibe (Lám. CXIX) excavado en la
roca y cubierto por una construcción de piedra de planta rectangular, de paredes ataludadas (Lám. CXXI) y bóveda de
lajas (Lám. CXXII).
La terminación del tramo casi coincide con el centro del
aljibe. Este recoge actualmente el agua que mana de la
Fuente de Meca, que es conducida hasta éI mediante una
tubería. Aquí era el lugar donde abrevaban los rebaños de
ovejas hasta hace unos cinco años, momento en el que se
sitúan abrevaderos en una cota más baja, suministrándolesel
agua contenida en el aljibe a través de otra tubería.
Parece ser que fue construido en época medieval, coincidiendo el lugar donde se ubica con una zona allanada previamente en época ibérica para la instalación de un apartadero.
El camino está perdido en los 8'40 m. primeros. A partir
de este punto se aprecia la carrilada derecha hasta el punto
1.912'15 m., en donde se inicia la pared del aljibe. La rodada
izquierda se conserva desde el punto 1.910'25 m. hasta el
1.912'15 m. En los últimos centímetros antes de llegar al
aljibe (Fig. 54) se precian dobles rodadas.
Fue precisamente en esta zona (Lám. CXX), a los pies
del muro Oeste del aljibe, donde observamos en superficie
Lám. CXX.-DetaUe.
o
1
por primera vez señales de rodadas que indicaban la existencia del camino de carros que de alguna manera debía
conectar con el que discurría por el Camino Hondo.
No existen laterales rocosos en todo el tramo, por lo que
los sedimentos eran escasos; incluso en algunas zonas la
roca basa1 aparecía en superficie. La máxima potencia se
situaba en los 6'50 m. primeros, en donde alcanzaba 1'25 m.
en e1 lateral derecho y 0'30 m. en el izquierdo.
Los anchos de los carriles tienen un máximo de 0'15 m.
en el punto 1.911'90 m. del izquierdo, y un mínimo de 0'12
m. en el mismo punto del derecho.
La profundidad máxima de las rodadas con relación a
los laterales rocosos es de 0'12 m. en el punto 1.912'10 m.
de la derecha. La mínima es nula en 1.906 m., también de la
derecha.
La altura máxima del realce central sobre las bases de
las rodadas es de 0'05 m. en el punto 1.910'30 m. de la
derecha y de 0' 18 m. en el 1.910'50 m. de la izquierda. La
mínima es nula en el punto 1.910'70 m. de la derecha y en
el 1.907 m. de la izquierda.
La diferencia de cotas entre el inicio del tramo y el pie
del muro del aljibe es de +0'33 m., dándose por primera vez,
circunstancialmente, una pendiente positiva del +1'65%.
Rodadas bajo el muro del aljibe.
lrn
I
1
Fig. 54.-Sección en el Punto 1.911'90 m.
Lám. CXXI1.-Detalle. Bóveda del aljibe.
[page-n-109]
TRAMO 1.920- 1.940 m.
Los tres metros primeros de este tramo estaban bajo la
estructura que cubre el aljibe. Los siguientes están muy desrnanteladOs (Lám. CXXIV), formando la base del camino
escalones, en algunos de cuyos esquinazos se conservan las
á .
carriladas a mCXXm), alaunas de ellas dobles, como las
que se aprecian en el punto 1.936'65 m. (Fig. 55).
Concretamente sólo se conservan carriladas desde el
Dunto 1.934'40 m. hasta el 1.938'60 m. También se
observan ligeras señales de rodadas en la zona izquierda,
correspondiendo muy posiblemente a restos del apartadero.
No existen laterales rocosos, y los sedimentos acumulados oscilan entre 1'60 m. de potencia en la parte final del
tramo, 0'75 m. en la zona media y nulos en los cinco primeros metros, en los que la roca aparecía en superficie.
Los anchos máximos de las carriladas son de 0'20 m. y
0'23 m. en los puntos 1.938'20 m. y 1.938'40 m. de la
derecha e izquierda, respectivamente. Los mínimos son de
0'14 m. en el punto 1.936'70 m. de la derecha y de 0'08 m.
en el punto 1.936'80 m. de la izquierda.
La altura máxima que tiene el realce central del camino
sobre las bases de las carriladas es de 0'16 m. en el punto
1.927'90 m. de la derecha y de 0' 18 m. en el punto 1.926'70
m. de la izquierda. Las alturas m'nimas se hacen nulas en
varios puntos del tramo.
La diferencia de cotas que existe entre el punto 1923 m.
y 1940 m. es nada menos que de -3'04 m., contrastando con
el desnivel prácticamente nulo del anterior tramo. Esto da
una pendiente del -17'88%.
Fig. 55.-Sección en el Punto 1.936'65 m.
Lám. CXXIII.-Detalle. Vista desde abajo.
[page-n-110]
I
Lám. C m . - V i s t a
general del Tramo 1.920-1.940 m.
[page-n-111]
TRAMO 1.940-1.960 m.
Con éste se inicia una serie de tramos morfológicamente
muy parecidos entre sí y que realizando débiles curvas serpenteantes toman la dirección Noreste.
Sus pendientes se hacen menos pronunciadas de lo que
normalmente venimos viendo en la trayectoria del Camino
Principal. Esto es debido a que estos tramos discurren por la
parte inferior de la ladera del Castellar, sin tener que salvar
desniveles elevados.
Continuando con la falta de señales de carriladas que
comentábamos al hablar de los últimos metros del tramo
anterior, casi en la totalidad de éste no solamente no existen
dichas señales, sino que tampoco aparece la roca basal
(Lám. CXXVI), posiblemente debido a desmantelamientos
ocasionados durante la época medieval.
También es probable que la citada carencia de señales
sea debido a que el trazado de este tramo está ubicado en la
zona natural de bajada de las aguas de lluvia de toda esta
parte de la ladera norte, por lo que es posible que haya sido
la erosión la causa del citado desmantelamiento.
Unicamente en los tres metros y medio finales del tramo
vuelve a aparecer la roca basal, apreciándose en ella una leve
señal de la carrilada izquierda.
La mencionada ubicación que tiene este tramo ha sido el
motivo de la presencia de gran cantidad de piedras, algunas
de buen tamaño, entre los sedimentos depositados sobre su
recorrido, siendo relativamente escasos en proporción los
sedimentos térreos. Su potencia llega a tener dos metros de
altura en la parte derecha de los tres primeros metros del
tramo; en los siguientes metros disminuye esta altura para
mantenerse en tomo a los 0'60 m. En la parte izquierda la
potencia, como es normal, se hace menor, oscilando entre el
metro y el medio metro, salvo en los dos últimos metros del
tramo, en donde la roca basal aparecía en superficie.
En el centro del tramo, concretamente entre los puntos
1.949'60 m. y 1.951'40 m., aparecieron una serie de piedras
de regular tamaño, algunas sueltas como la que aparece en la
lámina CXXV, y otras juntas, con señales dudosas de haber
sufrido el rozamiento de las llantas metálicas de ruedas de
carro.
Pudieran ser los restos muy desmantelados, ya fuera por
el hombre o por la naturaleza, de un enlosado artificial de la
base del camino; pero esta hipótesis no la vemos muy clara
por el hecho de que todas estas piedras están situadas en
cotas que se elevan de 0'30 m. a 0'40 m. por encima del
nivel por el que teóricamente debería discurrir la base del
camino.
Este mismo tipo de duda también nos surgirá en otro de
los tramos siguientes, en el que aparecen igualmente piedras
que pudieron pertenecer a un enlosado muy puntual de la
base del camino.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos de este tramo es de -1'28 m. Esto supone una pendiente del -6'40%.
Lám. CXXV.-Detalle. Piedra con señal de rodada.
[page-n-112]
Lám. CXXV1.-Vista general del Tramo 1.940-1.960 m.
[page-n-113]
TRAMO 1.960-1.980 m.
Sólo conserva las carriladas en los cinco primeros
metros (Fig. 56). En el resto del tramo no quedan señales por
haber desaparecido la roca, posiblemente a causa de la erosión, ya que aquella aparecía en superficie, sin tener mas que
escasos centímetros de sedimentos encima, cuando los había
(Lám. CXXVIII).
A lo largo del tramo, la base forma varios escalones
oblicuos a su trayectoria de 0'40 m. a 0'60 m. de altura,
debidos a la erosión.
Existe lateral rocoso sólamente en la parte en la que se
conservan las carriladas, es decir, en los cinco metros primeros (Lám. C m ) .
En la terminación del tramo, justamente en el punto
1.980 m., sale a la derecha el Camino E.
El ancho máximo de los carriles es de 0'32 m. y 0'20 m.
en los puntos 1.963'50 m. y 1.962'70 m. del derecho e
izquierdo, respectivamente. El mínimo es de 0'11 m. para
ambas rodadas en el punto 1.961'30 m. de la derecha y en el
1.961'90 m. de la izquierda.
La profundidad máxima de las carriladas en relación a los
laterales rocosos es de 0'50 m. en el punto 1.962'40 m. de la
derecha y de 0'40 m. en el punto 1.962'60 m. de la izquierda.
Las mínimas son de 0'05 m. y 0'10 m. en los puntos 1.961'10
m. y 1.061'60 m. de la derecha e izquierda, respectivamente.
La altura máxima del realce central del camino con
respecto a la base de las carriladas es de 0'44 m. en el
punto 1.964'40 m. de la derecha y de 0'30 m. en el punto
Fig. 56,Sección
en el Punto 1.963'90 m.
1.962'70 m. de la izquierda. La mínima de la derecha es de
0'07 m. en el punto 1.961'50 m. y nula en el punto 1.964'30
m. de la izquierda.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos es
de -2'04 m., lo que proporciona una pendiente del -10'20%.
Lám. CXXW.-Detalle del camino.
[page-n-114]
TRAMO 1.980-2.000m.
Este tramo (Lám. CXXX) conserva ambas carriladas, a
veces profundas (Lám. CXXIX), desde el punto 1.983'50 m.
hasta el 1.993 m., y ligeras señales de la de la izquierda en
tomo al punto 1.997 m. y en el último metro del recorrido.
El cruce con el Camino E que veíamos en el tramo anterior, se continúa en éste, ampliándose a los 4 m. primeros.
El lateral rocoso derecho existe desde el punto 1985 m.
al 1.994'40 m. En él a veces se observan antiguas carriladas
a escasa altura (Fig. 57). El lateral izquierdono existe, por
lo que no había casi sedimentos, salvo en los siete metros
finales, en donde su potencia era de 0'50 m.
En el punto 1.993 m. hay un escalón en la base del
camino, posiblemente debido a extracciones de piedra.
El ancho máximo de ambos carriles es de 0'22 m. en los
puntos 1.992'50 m. y 1.985'90 m. del derecho e izquierdo.
El mínimo es de 0' 11 m. en el punto 1.991'40 m. del derecho
y de 0'15 m. en el punto 1.989'10 m. del izquierdo.
La profundidad máxima de las rodadas con relación a los
laterales rocosos es de 0'90 m. en el punto 1990'60 m. de la
derecha y de 0'40 m. en el punto 1985'90 m. de la izquierda.
se
Las miminimas hacen nulas en torno a los puntos 1983 m. y
1982 m. de la derecha e izquierda, respectivamente.
Las alturas que tiene el realce central sobre las bases de
las carriladas tienen unos máximos de 0'20 m. en el punto
1991'10 m. de la derecha y de 0'50 m. en el punto 1986'20
m. de la izquierda. Los mi'nimos se hacen nulos en torno a
los puntos 1985 m. y 1983 m. de la derecha e izquierda.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos del
tramo es de -1'94 m., lo que da una pendiente del -9'70%.
Lám. CXXViII.-Vista general del Tramo 1.960-1.980 m.
Fig. 57.Seceión en el Punto 1.985'90 m.
Lám. CXXM.-Detaile del camino.
Lám. CXXX.-Vista general del Tramo 1.980-2.000 m.
[page-n-115]
TRAMO 2000-202OM.
La trayectoria del presente tramo es sinuosa, ya que realiza, nada más iniciar su recorrido, una ligera curva a la
izquierda, para inmediatamente después realizar otra a la
.
derecha (Lám. 0
En algunas zonas situadas dentro de los cinco primeros
metros de su recorrido, se aprecian perfectamente las señales
de carriladas paralelas. Estas aparecen a veces bastante distantes las unas de las otras, aunque sin llegar a formar apartadero (Lám. CXXXI), y por lo general muy bien delimitadas o marcadas (Fig. 58).
Apartir del punto 2.01 1'70 m. y hasta el final del tramo,
desaparece toda señal de rodada. Es posible que desde dicho
punto hasta el 2.016 m., existiera un empedrado al que
pudieran pertenecer los dudosos restos que se mantienen en
este espacio, pero no tenemos datos definitivos sobre los que
apoyar o desechar esta hipótesis.
Sigue careciendo este tramo del lateral rocoso de la
parte izquierda. En la derecha sólo existe desde el punto
2.005'30 m. hasta el 2.010 m., pero de muy escasa altura.
Por esta razón, también en este tramo, la roca basal por la
que discurre el camino carecía de sedimentos, apareciendo
éste en superficie. Unicamente en los nueve últimos metros
se mantenía una capa de tierra que oscilaba en torno a los
0'30 m. de potencia.
Los anchos máximos que alcanzan las carriladas son de
0'31 m. en el punto 2.005'90 m. de la derecha y de 0'15 m.
en el punto 2.002'30 m. de la izquierda. Los mínimos sólo
llegan a los 0'10 m. y 0'08 m. en los puntos 2.003'80 m. y
2.001'50 m. de la derecha e izquierda, respectivamente.
La profundidad máxima de la rodada derecha con respecto a su lateral rocoso es de 0'35 m. en el punto 2.007'80
m. La mínima se hace nula en torno al punto 2.001 m.
La altura máxima que tiene el realce central del camino
con relación a las bases de las rodadas es de 0'28 m. tanto en
el punto 2.008'90 m. de la derecha, como en el punto
2.002'40 m. de la izquierda. La altura m'nima se hace nula
en los puntos 2.007'80 m. y 2.000'90 m. de la derecha e
izquierda, respectivamente.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos de este tramo sigue siendo parecida a las que
venimos viendo. Concretamente alcanza -1'52 m., lo que
supone una pendiente del -7'60%.
Fig. 58.Sección en el Punto 2.002'45 m.
Lám. CXXXi.-Detalle. Cardadas dobles.
[page-n-116]
TRAMO 2.020-2.040 m.
Tanto este tramo como el siguiente se ubican en una zona
que está muy desmantelada. Esta situación es debida posiblemente a extracciones de piedra y allanarnientos realizados
durante la Edad Media, aunque también ha influído en que se
llegue a dicho estado la acción de una fuerte erosión, ya que
nos encontramos en una zona en la que la roca es relativamente
blanda por lo que se cuartea o se agrieta con suma facilidad.
Debido a estas circunstancias la superficie rocosa por la
que discurrió el camino ha desaparecido, conservándose ésta
sólo en la zona derecha de los 3'30 m. primeros del recorrido
del tramo (Lám. C m ) .
A partir del punto 2.023'30 m., el terreno realiza un
fuerte escalón oblicuo al eje del camino de alrededor de
medio metro de altura.
En la pequeña zona citada se aprecian ligeramente en
algunos puntos señales de la carrilada derecha. La parte de
roca sobre la que discuda la rodada izquierda ha desaparecido (Fig. 59).
En el resto del tramo, hasta el punto 2.036 m., no apareció la roca basal, por lo que la excavación se detuvo a una
cota a partir de la cual ya no era posible encontrar resto algunode la calzada.
En los cuatro últimos metros la roca vuelve a aparecer,
aunque está muy erosionada y no contiene ninguna marca de
carrilada.
Lógicamente, y a causa de las razones citadas, no
existen laterales rocosos que delimiten lateralmente el
camino en todo el tramo.
Los sedimentos acumulados oscilaban en tomo al metro
de potencia en el lateral derecho y alrededor de 0'40 m. en
Lám. CXXXI1.-Vista general del Tramo 2.000-2.020 m.
Fig. 59.Sección en el Punto 2.022 m.
el izquierdo. En su composición entraba a formar parte un
gran número de piedras de pequeño y mediano tamaño, procedentes de zonas más altas de la ladera.
La diferencia de cotas existente entre los puntos
extremos del tramo es de -0'78 m., lo que supone una pendiente de sólo el -3'90%, parecida a la de los tramos anteriores y siguientes.
La razón de que el Camino Principal, a lo largo de
varios tramos consecutivos, mantenga una mínima pendiente en contra de lo que venimos observando habitualmente en todo su recorrido, no es casual.
En efecto, el trazado se ha realizado con la trayectoria
que tiene para que el camino se dirija hacia la zona más
apropiada por la que poder salvar del mejor modo posible el
último de los fuertes desniveles que tiene esta ladera.
Este cortado rocoso, de escasa altura, se sitúa en tomo a
los puntos 2.100 m. y 2.180 m. Allí, según tendremos ocasión de ver, aparte de la importante serie de datos que nos ha
proporcionado el Camino Principal, éste tiene que realizar
una curva de 180" para cambiar su dirección definitivamente
hacia poniente.
Lám. C m . - V i s t a
general del Tramo 2.020-2.040 m.
[page-n-117]
TRAMO 2.040-2.060 m.
El presente tramo es de similares características que el
anterior en cuanto a la conservación del camino (Lám.
c m ) .
Continúa la presencia de la roca basa1 que aparecía en
los cuatro últimos metros del tramo anterior, no perdiéndose
aquella en todo el recorrido.
En los 7'50 m. primeros la roca es muy deleznable, por lo
que la erosión ha hecho desaparecer la capa superior de la roca,
llevándose consigo cualquier señal de carrilada del camino.
En el punto 2.050 m. la base rocosa realiza un escalón
de algo más de un cuarto de metro de altura, iniciándose
seguidamente un cambio en la textura de la roca que se hace
más dura y consistente.
Es en esta zona, concretamente desde el punto 2.056 m.
hasta el 2.057 m., en donde se localiza la única señal, aunque
sea ligera, de rodada, según se aprecia en la zona central de la
figura 60. No se sabe si dicha señal corresponde, por los
motivos que veremos más adelante, a la rodada derecha o a la
izquierda.
En todo el recorrido del tramo no aparecen laterales
rocosos que lo delimiten.
Sólo había sedimentos, de escasa potencia, en los siete
primeros metros, habiendo permanecido la roca en superficie en el resto del tramo.
A pesar de la escasez de datos existente sobre este
tramo, su recorrido tiene una gran importancia, porque en
sus últimos metros y en los primeros del siguiente, se
efectuó la clausura o abandono de su trazado original, susti-
tuyéndolo por otro trazado situado más a la izquierda que tan
sólo Llega a separarse de él un máximo de algo más de metro
y medio más adelante, antes de que se lleguen a unir otra vez
ambos en la segunda mitad del tramo 2.120-2.140 m. La
falta de señales no nos permite concretar en qué punto se
inició la desviación. Pensamos que debió hacerse en tomo al
punto que queda reflejado en el cuadro de la figura superior.
Por dicho motivo la única señal citada de rodada que
hemos documentado no sabemos si pertenece a la izquierda
del camino más antiguo o a la derecha del más moderno,
aunque ésto en realidad importa poco.
Por razones que veremos, descartamos la posibilidad de
que una de estas dos trayectorias corresponda a un apartadero como ha ocurrido en otros casos.
Así pues, en los siguientes tramos desaibiremos diferenciadamente las trayectorias de ambos reconidos especificando si pertenecen al trazado primitivo o al trazado final del Camino Principal.
De todas formas esta modificación del trazado no tendría
mayor interés que las de otros casos similares ya vistos en
nuestro anterior libro al tratar de los caminos del interior de la
ciudad, si no fuera por el interesante dato de la presencia de
una casa ibérica construída sobre uno de ellos, obviamente el
camino más antiguo. Sobre ello volveremos más adelante.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos de este tramo sigue siendo similar a la de los tramos
que venimos describiendo. Concretamente de -0'69 m. La
pendiente llega solamente a alcanzar en este caso el-3'45%.
t
CAMINO FINAL
CAMINO INICIAL
o
Fig. 60.-Sección en el Punto 2.056'20 m.
1
898.70
Fig. 61.-Sección
1m
en el Punto 2.065'17 m.
[page-n-118]
TRAMO 2.060-2.080 m. CAMINO FINAL
Al igual que viene ocurriendo en los restantes tramos de
esta zona, la totalidad del presente sigue estando muy desmantelada (Lám. CXXXVI).
La base rocosa ha conseguido mantenerse desde el
inicio hasta el punto 2071'80 m., aunque ha sufrido una
fuerte erosión en la que se incluye la pérdida de bloques
enteros de regular tamaño, tal y como se aprecia, como
ejemplo, en la lámina antes citada.
Solamente en uno de estos bloques, aislado, que ha permanecido in situ (Lám. CXXXV), se ha conservado la señal
de la carrilada derecha, la cual no llega a recorrer siquiera la
longitud de un metro: concretamente desde el mnto
2.064770 m. hasta el 2.065'60 m.
Apartir del citado punto 2.071'80 m., la base rocosa del
camino desaparece, no volviendo a presentarse otra vez
hasta llegar al último metro del tramo, en donde se encuentra
muy rebajada y lógicamente sin señales del camino.
Los sedientos no existían en la primera mitad del
tramo, aflorando la roca en superficie. En la segunda mitad
éstos llegaban a tener una potencia máxima de 0'65 m.
El punto 2.065'17 m. ha sido el único en el que se ha
podido realizar una sección. En ella se aprecia claramente la
carrilada derecha del "Camino Moderno" y la izquierda del
"Camino Antiguo", reconstruyéndose el resto de la sección
de ambos (Fig. 61).
Como único dato relevante de este tramo se observa
cuán lentamente se van separando ambos trazados. En el
punto de la sección apenas llega esta separación a medio
metro, después de haberse iniciado unos diez metros más
atrás. En el tramo 2060-2080 m. del Camino Inicial o
antiguo veremos en la sección efectuada un metro más adelante, la continuación de sus dos carriladas, conservadas en
dicho punto. El Camino Final o moderno no ha tenido tanta
suerte, quedando sólo la señal antes citada. Su rodada
izquierda ha desaparecido al haberse desgajado un gran
trozo de roca, según se aprecia en la figura 61.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos del
tramo sigue siendo escasa, concretamente de -1'06 m., a
pesar de que la segunda mitad del tramo ha sufrido el desmantelamiento de la capa superficial con pérdida de dos a
tres decenas de centímetros de espesor de roca. La pendiente
es, pues, del -5'30%.
Lám. CXXX1V.-Vista general del Tramo 2.040-2.060 m.
Lám. CXXXVL-Vista del Tramo 2.060-2.080 m. Camino Final.
Lám. CXXXV.-Detalle de cardada.
[page-n-119]
TRAMO 2.060-2.080 m. CAMINO INICIAL
La fotografía de la lámina CXXXVIII nos permite apreciar la trayectoria general de este tramo del Camino Inicial o
primitivo y su proximidad a la trayectoria que sigue el trazado más moderno, a su izquierda.
Su conservación general es relativamente buena, si la
comparamos con la que tienen los otros tramos situados en
esta zona, sobre todo a partir del punto 2.064'50 m. hasta el
final. Esta buena conservación ha sido debida a la construcción de casas ibéricas encima de él, según veremos más adelante, lo que ha contribuido a preservarle de los agentes erosivos.
Los 4'50 m. primeros de este tramo están perdidos totalmente (Lám. CXXXWIi). A partir de aquí se puede apreciar
la carrilada izquierda que se continúa hasta el punto 2.067
m. (Lám. CXXXVII). La derecha sólamente se percibe en
torno al punto 2.066'50 m., lugar en donde se ha realizado
la sección de la figura 62.
Ambas carriladas vuelven a reaparecer en el punto
2.073'50 m., continuándose por debajo de los muros y pavimento de un departamento ibérico. La anchura media de las
rodadas oscila entre los 0'25 m. y 0'30 m. (Fig. 63).
Sólo se habían acumulado sedimentos a partir del punto
2.069'40 m., alcanzando su mayor potencia -unos 0'60 m.en los dos últimos metros, coincidiendo con la zona en la
que se sitúa uno de los muros ibéricos.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos del tramo es de -0'57 m., dando una pendiente del
-2'85%.
Aunque el departamento citado será estudiado con detenimiento en el Apéndice, damos ahora su situación y características generalesjuntamente con detalles relacionados con
el camino.
Fig. 62.-Sección en el Punto 2.066'44 m.
Lám. CXXXVI1.-Detalle del camino.
Fig. 63.Sección en el Punto 2.074'58 m.
[page-n-120]
Lám. CXXXVII1.-Vista del Tramo 2.060-2.080 m. Camino Inicial.
[page-n-121]
Su planta es rectangular, muy alargada, conservándose
toda ella salvo el muro de cierre de la fachada, que calculamos se situaba en tomo al medio metro más afuera de la
parte conservada. Su longitud, pues, oscila en torno a los 5
m., siendo su anchura interior de 1'90 m.
La parte más interna de la habitación está excavada en
el frente de un farallón situado a la derecha del camino, formando tres niveles a modo de anchos escalones. El más bajo
de ellos se sitúa ligeramente por encima de la cota de la base
del camino (Fig. 64).
Lám. CXXXM.-Detalle. Departamento ibérico.
Fig. 64.-Sección en el Punto 2.076 m.
[page-n-122]
El citado cortado rocoso lateral que sirve de fondo a este
departamento se continúa durante un largo trecho, corriendo
casi paralelo al Camino Principal y después al Camino G.
Por las señales rupestres que aparecen en él, parece ser que
se instalaron casas ibéricas en todo su frente.
La roca que hace de pavimento en el departamento que
estamos describiendo está perfectamente regularizada, como
es habitual en las casas ibéricas. habiéndose abierto un
hueco a modo de silo de boca circular en el "escalón" más
alto (Lám. CXXXK). El suelo de la parte opuesta del departamento, la situada encima del camino, ha sido regularizada
con una capa muy dura y apelrnazada de barro y chinarrillo
hasta conseguir nivelarlo con el resto del piso (Fig. 64).
Colocándonos de frente a la fachada observamos que el
muro de la derecha apenas conserva dos hiladas de piedras
en la parte situada sobre el camino, apoyando directamente
sobre el realce central. La falta de sedimentos entre la base
del muro y el camino así como el relleno que se ha hecho de
los huecos de las rodadas, parece indicar que no pasó apenas
tiempo entre el abandono del camino y la construcción del
edificio.
Según se aprecia en la lámina CXLI, una de las piedras
que lo compone afloraba en superficie cuando se realizó la
excavación arqueológica, indicando la escasa potencia de
los sedimentos depositados en esta zona. En la lámina CXL,
por el contrario,-se observa una mejor conservación del
muro izquierdo (el muro del fondo de la citada lámina), que
mantenía hasta cinco hiladas de piedras. En esta lámina se
aprecia con toda nitidez cómo ambos muros cortan perpendicularmente el camino.
Según la situación de la parte más saliente del muro
izquierdo, calculamos que la fachada quedaba situada a una
distancia de alrededor de metro y medio de la rodada
derecha del Camino Final.
Lám. CXL1.-Detalle. Muro ibérico sobre el camino.
Lám.CXL.-Detalle. Muros ibéricos sobre el camino.
[page-n-123]
TRAMO 2.080-2.100 m. CAMINO FINAL
La trayectoria del tramo que se aprecia en la lámina
CXLII es aproximada, ya que no pudimos conseguir ninguna
señal en todo su recorrido que correspondiera a rodadas, laterales rocosos o cualquier otro testimonio que nos indicara su
trazado. Dicha trayectoria se ha fijado simplemente uniendo
la última señal de carrilada que veíamos en el tramo anterior
con la primera que veremos en el tramo siguiente.
El firme descubierto es de un tipo de conglomerado que
se deshace con facilidad.
La potencia de sedimentos, todos ellos térreos con muy
pocas piedras, oscilaba en torno al metro de altura.
La diferencia de cotas que hay entre los extremos del
tramo es practicamente nula: +0'08 m., por lo que no existe
apenas pendiente: +0740%.
O
-m
-
--
5cm.
-L
=
Descripción de materiales
49. Fragmento de borde de ánfora. Su pasta es de color ocre grisáceo, compacta y con desgrasantes pequeños. Ambas superficies son también del
color citado.
Diámetro del borde: 10'2 cm. Altura conservada: 2'9 cm.
50. Fragmento de borde de ánfora. Su pasta es rosada en los laterales y gris
en el núcleo. Ambas superficies son también de color rosado.
Diámetro del borde: 13'6 cm. Altura conservada: 3'1 cm.
51. Fragmento de borde de un pequeño vaso de pasta gris. Las superficies
son de color gris negruzco.
Diámetro del borde: 9'2 cm. Altura conservada: 2'2 cm.
52. Fragmento de borde de un pequeño vaso de pasta compacta y color gris,
al igual que ambas superficies.
Diámetro del borde: 11'2 cm. Altura conservada: 1'8 cm.
53. Fragmento de borde. La pasta es gris en el núcleo y de color naranja en
los laterales, como las superficies.
Lleva como decoración una banda y línea paralelas en el interior del
borde y otra línea en el cuello, en rojo vinoso.
Diámetro del borde: 15 cm. Altura conservada: 2'4 cm.
54. Fragmento de borde. Su pasta es gris en el interior y anaranjada en el
exterior, al igual que las superficies, con finos desgrasantes.
Mantiene como decoración una banda pintada en el borde de color rojo
vinoso.
Diámetro del borde: 15'4 cm. Altura conservada: 2'8 cm.
I
1 53
i I
í
Fig. 65.-Fragmentos
cerámicas procedentes del camino.
[page-n-124]
[page-n-125]
TRAMO 2.080-2.100 m. CAMINO iNICIAL
Tal y como se observa en la fotografía de la lámina
CXLIiI, en el presente tramo no se aprecia ninguna señal
que corresponda a restos del camino. Su trayectoria se ha
tenido que establecer uniendo las señales de carriladas que
aparecían en el tramo anterior con las que se observan en el
tramo siguiente.
En su trazado empiezan a aparecer silos medievales de
boca circular excavados en los sedimentos térreos depositados sobre el camino y cuyos fondos inciden también en la
base rocosa.
En los siguientes tramos tendremos ocasión de seguir
viendo otros, todos ellos muy juntos y de similares dimensiones.
Uno de ellos aparece en este tramo justamente en el
centro del camino, desde el punto 2.088'90 m. hasta el
2.090'70 m., es decir, con un diámetro de 1'80 m.; otro,
también en el centro del camino, se ubica desde el punto
2.097'50 m. hasta el 2.098'80 m., y un posible tercero se
sitúa en torno al punto 2.094'50 m.
Todos estos silos carecían de materiales arqueológicos,
no suministrando ni un modesto fragmento cerámica. De
todas formas, sólo se limpiaron de todo el conjunto de silos
existente en esta zona, los fondos de tres de ellos; los restantes se dejaron intactos desde el nivel del camino hasta su
fondo.
En tomo al punto 2.082'60 m., es decir, muy cerca de la
habitación ibérica que veíamos en el tramo anterior, apareció
en la parte inferior del perfil del lateral derecho, una ánfora
ibérica, fragmentada pero prácticamente completa (Fig. 66).
Los sedimentos acumulados sobre el camino oscilan en
tomo a los 1'40 m. de potencia durante todo el recorrido del
tramo. Su composición es de tierras, con muy pocas piedras
de pequeño tamaño.
Su pendiente es también prácticamente nula (-2'45%) al
tener una diferencia de cotas de -0'49 m.
Descripción de materiales
55. Ánfora ibérica que se ha podido componer por completo. Sus superficies son de colorocre rosado.
Diámetro del borde: 1392 cm.
90 cm.
Fig. 66.-Ánfora ibérica procedente de este tramo.
[page-n-126]
TRAMO 2.100-2.120 m. CAMINO FINAL
Su conservación es bastante buena en general como
consecuencia de que el trazado vuelve a internarse otra vez
en una zona de roca caliza. Sólo en los 1'50 m. primeros
siguen apareciendo conglomerados (Lám. CXLY).
Las carriladas se conservan en casi todo el recorrido,
estando muy marcadas desde el punto 2.102m hasta el 2.106
m. &ám. CXLIV). A veces aparecen dobles, como desde el
punto 2.109 m. al 2.112'50 m. (Fig. 67). A partir del último
punto citado el camino realiza un fuerte escalón. .
iusto en el
,,
iugar del que sale, a la izquierda, el Camino F.
El ancho máximo que alcanzan las carriladas es de 0'32
m. en el punto 2.105'80 m. de la derecha, y de 0'40 m. en el
punto 2.104'60 m. de la izquierda. Los mínimos son de 0'10
m. en el punto 2.102'50 m. y de 0'12 m. en el 2.101'20 m.
de la derecha e izquierda, respectivamente.
La profundidad máxima a la que llegan las bases de las
rodadas con relación a los laterales rocosos es de 0'37 m. en
el punto 2.105'60 m. de la derecha y de 0'60 m. en el 2.104
m. de la izquierda.
Con respecto al realce central del camino, la profundidad máxima de la rodada derecha es de 0'35 m. en el punto
2.105'40 m. La profundidad máxima de la izquierda llega a
0'56 m. en el punto 2.103'50 m.
La última medida citada es del mayor interés, ya que
modifica el diámetro mínimo que teníamos asignado para las
ruedas de los carros que circularon por Meca. Concretamente
dicha medida hay que aumentarla, según este dato, en 0'14 m.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos extremos
del tramo es de -1'14 m. La pendiente es, pues, del -5'70%.
Lám. CXLiiI.-Vista del Tramo 2.080-2.100 m. Camino Inicial.
Fig. 67.4ecciÓn en el Punto 2.110'75 m.
Lám. CXLIV.-Detalle del camino.
Lám. CXLV.-Vista del Tramo 2.100-2.120 m. Camino Final.
[page-n-127]
TRAMO 2.100-2.120 m. CAMINO INICIAL
La conservación general del tramo es mala en casi todo
su recorrido (Lám. CXLVI).
Sólamente conserva carriladas desde el punto 2.101'80
m. hasta el 2.106 m.
En el primer punto citado empieza a aparecer otra vez la
roca caliza, sustituyendo a los conglomerados.
A partir del segundo se pierden las señales del camino
debido tanto a la blandura de la roca, como a que se han instalado fondos de silos medievales en ella. También en la
zona media hay un fuerte escalón coincidiendo con la salida
del Camino F.
En el punto 2.116'50 m. aparece un muro medieval colocado sobre el camino perpendicularmente a él. Conserva un
máximo de tres hiladas de piedras, de las cuales la superior
afloraba en superficie. La base del muro se eleva 0'83 m.
sobre la roca basa1 por la que discurría el primitivo camino
ibérico.
La fotografía de la Lám. CXLW nos muestra la factura
del muro y cómo éste se asienta sobre una serie de estratos
casi horizontales, con un ligero buzamiento hacia el N.
De arriba a abajo se observa una capa de tierra suelta de
entre 0'05 m. y 0'15 m. de potencia en la que se intercalan
pequeñas zonas de chinarros. Sigue una capa de cenizas de
0' 10 m. de ancha cuya formación parece ser consecuencia de
un fuerte incendio. Le sigue otro potente estrato de chinarro
pequeño de 0'20 m. de ancho, sin duda producido por los
arrastres de fuertes lluvias, y, finalmente, el último estrato de
unos 0'45 m., de tierras cada vez más compactas según se
profundiza, formado por la deposición lenta de elementos
térreos entre los que apenas se intercala alguna piedrecilla.
Nos encontramos, pues, en una zona con muy poca
inclinación, que en época iberica debió ser prácticamente
llana, realizada o aprovechada para edificar, especialmente
en la parte derecha del camino.
La fotografía de la lámina CXLM nos muestra el ancho
de la excavación que se hizo en esta zona para descubrir los
dos caminos. Hay un momento en el que éstos casi llegan a
unirse, concretamente en el punto 2.103'50 m. En la sección
de la figura 68, sacada en dicho punto, se observa dicha proximidad, al mismo tiempo que nos ilustra sobre la profundidad de la rodada izquierda en relación con el realce central
del camino (0'56 m.) en orden a establecer el diámetro
mínimo de las ruedas de los carros.
Fig. 68.Sección en el Punto 2.103'50 m.
[page-n-128]
Lám. CXLV1.-Vista del Tramo 2.100-2.120 m. Camino Inicial.
[page-n-129]
Los arrastres acumulados en esta zona, que oscilan entre
los ochenta centímetros y el metro, así como la anchura
excavada, supusieron un enorme esfuerzo por el gran movimiento de tierras realizado. Aproximadamente, sólo en este
tramo se extrajeron en torno a los ochenta metros cúbicos de
sedimentos.
Este esfuerzo fue necesario para poder despeiar las múltiples incógnitas que se acumulaban a la hora de comprender
el trazado de los caminos en una zona tan compleja como
ésta. En efecto, en una pequeña extensión de terreno existía
un nudo de caminos que sin duda es el más importante de las
vías de Meca. Del Camino Principal salen aquí tres caminos
secundarios, uno de los cuales cruza al primero, tras realizar
éste una curva de 180". Aparte de ello, existe el camino
abandonado que complicaba la interpretación, y, por último,
se veía todo agravado por la mala conservación de las vías,
debido a la erosión o a trasformaciones medievales, y por la
potencia de los sedimentos.
Todas las incógnitas fueron despejadas salvo una que se
refiere al Camino F. Sobre él no sabemos por ahora con
seguridad si correspondió al Camino Inicial en un principio
o si ha sido siempre un camino secundario. Esta duda la
podremos aclarar si conseguimos continuar la trayectoria del
citado camino más allá de donde le hemos dejado. De todas
formas es un camino cuyo trazado siempre nos ha resultado
extraño por la prácticamente insalvable pendiente que tiene
desde su salida del Camino Principal hasta que le cruza tras
recorrer veinte metros. Al hablar de este camino secundario
volveremos sobre estos aspectos.
La diferencia de cotas que hay entre los extremos del
tramo es de sólo -0' 10 m., lo que da una pendiente del-0'50%.
"
Lám. CXLVLII.-Detalle. Vista desde el final del tramo.
Lám.CXLVn.-Detalle, Muro medieval.
[page-n-130]
Lám.CXLM.-Detalle. Viita desde el final del tramo.
[page-n-131]
TRAMO 2.120-2.140 m. CAMINO FINAL E INICIAL
[page-n-132]
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Lám. CL1.-Vista
del Tramo 2.120-2.140 m. Camino Final.
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[page-n-133]
Incluimos aquí en un único tramo los dos caminos
porque al llegar a la mitad de sus respectivos recorridos se
unen en uno solo. La trayectoria del Camino Inicial (Lárn.
CL) mantiene el trazado rectilíneo que tuvo su recorrido,
mientras que el Camino Final (Lám. CLI) tiene que hacer
una curva a la derecha para retomar el trazado primitivo.
La primera mitad de ambos está muy alterada reconociéndose en ellas apenas algunas marcas seguras que se las
pueda considerar como restos del camino. Este estado sigue
siendo el resultado de que la roca basa1 sea blanda y de que
se hayan realizado modificaciones medievales consistentes
en la excavación de silos.
Antes de terminar el recorrido de la primera mitad del
Camino Inicial, éste es cortado perpendicularmente por un
muro medieval (Lám. CL) paralelo al que nos encontramos
en el tramo anterior. Tiene las mismas características físicas
y de situación que aquél, por lo que parece corresponder a la
misma construcción. Se ubica en tomo al punto 2.124 m.
La composición y potencia del relleno son similares a
las que veíamos en el tramo anterior.
En la primera parte del Camino Final se empieza a notar
mayor densidad de fondos de silos excavados en su base
(Lam. CLII). La potencia de sedimentos en esta zona es más
alta al discurrir el camino a una cota algo inferior. En concreto su altura oscila en tomo a 1'20 m.
Como ya hemos dicho, los diez últimos metros son
comunes a los recorridos de ambos caminos. La potencia de
los sedimentos disminuye aquí, oscilando en tomo a los 0'70
m. de altura.
La conservación en esta parte es bastante buena, con las
carriladas bien marcadas (Fig. 69) en los puntos en los que
no han sido cortadas por excavaciones de fondos de silos
(Lám. CLIII). Estos suelen tener un diámetro que oscila en
tomo al metro.
Los centros de dichos fondos se sitúan en los siguientes
puntos: en 2.123'50 m., en la zona izquierda del camino; en
2.126'40 m., en el centro del camino; en 2.130 m., en el
centro del camino (Lám. CLIII); en 2.130'40 m., en la zona
derecha del camino; en 2.132'20 m., en el centro del camino;
en 2.133'40 m., en la zona izquierda y en 2.137'80 m., en la
zona derecha del camino.
Sus profundidades pueden variar notablemente, desde el
citado en último lugar, con apenas una profundidad de 0'15
m., hasta el mencionado antes de él (punto 2.133'40 m.),
señalado con el jalón en la lámina acabada de citar, que profundiza 0'80 m. por debajo del nivel de la base del camino.
De todos los silos sólo se limpiaron estos dos últimos,
dando resultados informativos nulos en cuanto a materiales.
En los demás silos descubiertos sólamente se delimitaron
sus bordes.
Contemplando la extraordinaria densidad de fondos de
silos descubiertos en el camino, y que sin duda se extienden
por la zona situada a su derecha, parece razonable pensar que
no deben corresponder a lugares de almacenaje familiares, sino
a un conjunto de depósitos comunales de época medieval.
En el último metro del tramo aparece otro muro
medieval que vuelve a atravesar perpendicularmente el
camino, manteniendo sólo dos hiladas de piedras. Su parte
más baja se sitúa ahora a 0'30 m. de altura sobre la base del
camino, y la más alta a 0'60 m., casi a nivel de superficie.
En este último metro también da comienzo la curva de
180" a la izquierda que veremos en el tramo siguiente, al
mismo tiempo que se inicia la salida del Camino G.
El desnivel entre los puntos extremos del tramo se
invierte ahora dando positivo. Concretamente su diferencia
de cotas es de nada menos que de +lY80 originando una
m.,
pendiente del +9%. Este dato no tendría mayor interés que el
anecdótico apuntado, si no fuera porque en el siguiente
tramo la diferencia de cotas entre sus extremos llega a ser d .
-2'98 m., según veremos.
Según la sistemática tendencia que se aprecia en la realización del trazado del Camino Principal, por la que éste
siempre va descendiendo, no es consecuente con dicha tendencia el realizar ahora sin motivo una subida con una pendiente del 9% para inmediatamente después efectuar una
bajada con el 14'90%. Esta incongruencia es uno de los
aspectos no aclarados suficientemente hasta ahora, en orden
a realizar la interpretación de los recorridos de los Caminos
F, G y Principal, ya sea éste en su trazado antiguo o moderno.
Al tratar del Camino F volveremos a hablar sobre esto.
Fig. 69.-Secci6n en el Punto 2.134' 10 m.
Lám. CLI1.-Detalle del Camino Final.
[page-n-134]
Lám. CLIII.-Detaiie de la segunda mitad del tramo.
[page-n-135]
TRAMO 2.140-2.160 m.
Lám. CLiV.-Vista general del Tramo 2.140-2.160 m..
[page-n-136]
Casi la totalidad del trazado de este tramo corresponde
a una curva de 180" (Lám. CLIV).
Esta clase de curva no es la primera que vemos en los
trazados de los caminos de Meca.
Recordemos que una similar, más cerrada por condicionantes topográficos, se situaba en la que llamamos Gran
Curva del Camino Hondo, en el interior de la ciudad. Otra se
encuentra en el tramo 1.760-1.780 m., no documentada por
la carencia de datos físicos.
Este tipo de trazado en los caminos de ruedas ha sido
desde época ibérica hasta nuestros días el único posible en
terrenos que tienen mucha pendiente para poder llegar de un
punto a otro, cercanos entre sí pero a muy distinta altura,
realizando el mínimo recorrido.
Casi la totalidad de su firme está compuesto por conglomerados que no conservan señal alguna de cardada.
Sólamente el medio metro inicial del tramo es de caliza, así
como el último metro de su recomdo.
En el primer punto mencionado se aprecian muestras del
inicio de la curva en la parte izquierda. En el segundo
existen ligeras señales de la rodada derecha.
No hay laterales rocosos delimitando el camino, salvo
en el citado medio metro inicial de la izquierda. Los sedimentos oscilan entre 0'60 m. de altura en el lateral izquierdo
y un metro en el derecho.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos del tramo es de -2'98 m., lo que supone un -14'90%
de pendiente.
Fig. 70.-Fragmentos
Descripción de materiales
56. Fragmento de borde, de pasta compacta, gris en el núcleo y ocre en los
laterales. Ambas superficies son de este último color.
Lleva como decoración una línea en el cuello pintada en rojo vinoso.
Diámetro del borde: 20'8 cm. Altura conservada: 2' 1 cm.
57. Fragmento de borde de un plato. Su pasta es de color ocre en el núcleo
y gris en los laterales. Lleva desgrasantes calizos finos que son visibles
en las superficies. Estas son de color ocre, la exterior con bandas grises.
Mantiene dos líneas paralelas pintadas en rojo vinoso en la superficie
exterior.
Diámetro del borde: 25 cm. Altura conservada: 2 cm.
58. Fragmento de borde de un recipiente de gran tamaño. Su pasta es compacta, de color naranja y con finos desgrasantes. Ambas superficies son
también del color citado.
Contiene como decoración una banda en el borde pintada en rojo
vinoso.
Diámetro del borde: 24'6 cm. Altura conservada: 3'8 cm.
59. Fragmento de borde, de pasta gris en el núcleo y anaranjada en los laterales, con desgrasantes muy finos. Las superficies son de color ocre.
Lleva línea y banda en el borde, y banda y línea en el cuello, paralelas
y pintadas en rojo vinoso.
Diámetro del borde: 22 cm. Altura conservada: 3'1 cm.
60. Fragmento de borde. Su pasta es de color naranja, portando desgrasantes muy finos. La superficie exterior es ocre y la interior anaranjada.
Está decorado con una banda en el borde y banda y línea paralelas en el
hombro, pintadas en rojo vinoso.
Diámetro del borde: 16'2 cm. Altura conservada: 4'9 cm.
61. Fragmento de borde de pasta gris y desgrasantes muy finos. Sus superficies llevan engobe ocre.
Diámetro del borde: 23'2 cm. Altura conservada: 2'4 cm.
cerámicas procedentes del camino.
[page-n-137]
TRAMO 2.160-2.180 m.
El trazado de este tramo corre paralelo y muy cerca del
último cortado rocoso de la ladera, que va desapareciendo
según nos desplazamos hacia el Oeste (Lám. CLVI).
En la segunda mitad las cardadas son profundas (Fig. 71)
debido a la gran pendiente que hay en esta zona (Lám. CLV).
Existen laterales rocosos a partir del punto 2.166'30
m., yendo progresivamente en aumento el izquierdo según
nos acercamos al punto 2.177'40 m., en donde fue cortado
hasta el punto 2.179 m. para formar el cruce con el Camino
F (Lám. CLV).
Los sedimentos oscilan alrededor de los 0'40 m. de
potencia en la primera mitad y de los 0'90 m. en la segunda.
El ancho máximo de los carriles es de 0'32 m. en el punto
2.171'70 m. del derecho y de 0'31 m. en el punto 2.175'90 m.
del izquierdo. Los mínimos son 0'11 m. y 0'12 m. en los
puntos 2.173'10 m. y 2.173'70 m. del derecho e izquierdo.
La profundidad máxima de las rodadas con relación a
los laterales rocosos es de 0'38 m. en el punto 2.169'30 m.
de la derecha y de 1'20 m. en el punto 2.175'80 m. de la
izquierda. La profundidad mínima es nula en varios puntos
de la primera mitad.
La altura máxima del realce central con relación a las
bases de las rodadas es de 0'42 m. en el punto 2.175'60 m.
de la derecha y de 0'28 m. en el punto 2.174 m. de la
izquierda. Hay alturas nulas en varios puntos de la primera
mitad.
La diferencia de cotas entre los extremos del tramo llega
a -3'55 m., originando una de las pendientes más altas
vistas: -17'75%.
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Fig. 71.-Sección en el Punto 2176'07m.
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Lárn. CLV.-Detalle
del camino.
[page-n-138]
Lám. CLV1.-Vista general del Tramo 2.160-2.180 m.
[page-n-139]
TRAMO 2.180-2.200 m.
Este es el último de los tramos del Camino Principal que
hemos descubierto hasta el momento (Lám. CLVIIi).
Su trazado es ligeramente curvilíneo, precisamente buscando el cortar con una pendiente adecuada las curvas de
nivel de esta parte de la ladera baja noroccidental del
Castellar de Meca.
En este tramo, muy bien conservado, volvemos a encontrarnos con el típico aspecto del camino que desde hacía
muchos tramos no encontrábamos (Lám. CLX), con realce
central y cardadas bien marcadas (Fig. 72) sobre una roca
basa1 consistente.
No obstante, se observan algunos cortes o rebajes en los
laterales rocosos que lo delimitan y que parecen corresponder a allanamientos medievales.
A dicha época pertenece un fuerte muro hecho con piedras de regular tamaño (Lám. CLVQ del que se han conservado hasta tres hiladas y cuya esquina se interna casi hasta
el centro del camino en el punto 2.187'80 m. Su parte más
baja se sitúa a unos 0'30 m. de altura sobre el realce central
del camino.
Con relación a la forma de construcción de los muros
medievales, hemos venido observando una y otra vez cómo, a
diferencia de los muros ibéricos cuyos cimientos siempre
apoyan sobre la roca, nunca los de esta etapa profundizan hasta
encontrar una base sólida sobre la que cimentar. Ni siquiera
ocurre esto en los casos en que la capa de tierra sobrepuesta a
la roca es delgada, como ocurre con el muro antes citado o con
el que vimos en la parte final del tramo 2.120-2.140 m.
Fig. 72.Secci6n en el Punto 2195'55m.
Lám. CLVI1.-Detalle. Muro medieval.
[page-n-140]
Los laterales rocosos de este tramo no alcanzan mucha
altura, no existiendo en los seis primeros metros de la
derecha.
De esta zona sale, formando una curva pronunciada a la
misma mano, el Camino H, concretamente en torno al punto
2.183 m. En la lámina CLIX se aprecia perfectamente cómo
la carrilada izquierda de dicho camino se señala sobre el
realce central del Camino Principal.
Los anchos máximos que tienen las carriladas llegan a
0'38 m. en el punto 2.194'60 m. de la derecha y a 0'34 m.
en el punto 2.193'70 m. de la izquierda. Los anchos mínimos
se sitúan en los puntos 2.183'20 m., con 0'15 m., y 2.185'80
m., con 0'14 m., de la rodada derecha e izquierda, respectivamente.
La profundidad máxima que tienen las carriladas con
relación a los laterales rocosos es de 0'50 m. para la derecha
en el punto 2.192'50 m. y de 1'30 m. para la izquierda en el
punto 2.180'40 m. Las profundidades mínimas se sitúan en
los puntos 2.182 m. y 2.191'70 m. de la derecha e izquierda,
en los que s61o se alcanzan 0'00 m. y 0'25 m., respectivamente.
Las alturas a las que llega el realce central del camino
sobre las bases de las rodadas adquieren unos máximos de
0'42 m. en el punto 2.192'60 m. de la derecha y de 0'36 m.
en el punto 2.195'50 m. de la izquierda. Las mínimas son de
0'07 m. para la derecha en el punto 2.182 m. y de 0' 14 m.
para la izquierda en el punto 2.181 m.
Al igual que veíamos con los restos físicos de este
tramo, también se normaliza algo la diferencia de cotas entre
sus puntos extremos, que llega ahora a -2'08 m. Esto da una
adecuada pendiente para la circulación de carros de un10'40%.
Según se aprecia en el plano fotogramétrico de Meca
(Fig.l), los dos últimos tramos descubiertos del Camino
Principal tienden a dirigirse hacia una zona en la que no
existen ya grandes dificultades orográficas que salvar.
Las mismas curvas de nivel van estando cada vez menos
apretadas, indicando con ello la existencia de terrenos
menos inclinados y sin cortados rocosos.
No quiere esto decir que a partir de aquí el Camino
Principal no vaya a tener ningún problema de trazado, ya
que antes de llegar a zonas más llanas tendrá que atravesar
áreas complicadas existentes en la parte oriental de la finca
Los Palancares; pero la dirección que a partir de aquí toma,
sensiblemente hacia el Oeste, no creemos que la deje ya
durante muchos tramos.
Lám. CLVm.-Vista general del Tramo 2.180-2.200m.
L b .Cm.-Detalle. Vista desde abajo.
Lám.CLIX.-Detalle. Cmce con el Camino H.
[page-n-141]
CAMINO A
La existencia de este camino nos era ya conocida desde
el primer año en que empezamos a trabajar en Meca. En
aquella época y durante las numerosas prospecciones
visuales que realizamos tanto dentro como fuera de la ciudad,
a fin de tener un mejor conocimiento del yacimiento arqueológico, observamos la presencia de varios metros de carriladas al descubierto bien marcadas sobre la roca basa1 del
paso artificial realizado en el cortado situado a unos 160 m.
al Este de la torre oriental de Meca, fuera ya de la ciudad.
Con el fin de ver la trayectoria que seguía este camino
secundario, se realizaron prospecciones en el año 1985,
siempre hacia el Este, a partir del citado punto, obteniéndose
resultados en parte positivos y en parte negativos. También
se intentó seguir su trayectoria en dirección a Meca, pero las
señales desaparecieron a los pocos metros, por lo que desistimos momentáneamente de su seguimiento. Por otra parte
nos parecía más interesante procurar saber a dónde conducía
que de qué punto del Camino Principal arrancaba.
De entre los resultados positivos a los que nos hemos
referido, destacamos el hecho de haber logrado seguir su trazado hasta una distancia de la ciudad cercana a los dos kilómetros.
La dirección constante que marca su trayectoria,
siempre hacia el Este, nos dio la posibilidad de intuir la finalidad para la que fue construida esta vía y su destino: Poner
en comunicación la ciudad ibérica con la zona de la laguna
de San Benito.
La propia laguna de San Benito, actualmente inexistente
por haber sido desecada artificialmente, y, en general, toda
la zona situada en la base oriental del Mugrón, debió ser un
territorio extremadamente rico en caza y pesca, en bosques
con gran variedad de especies arbóreas, en ricos prados para
el ganado y en fértiles huertas para el cultivo. La abundancia
de agua (en la actualidad y a pesar de la desertización de la
zona, se comercializa agua del subsuelo, embotellada), la
rica tierra sedimentaria y el benigno clima son factores que
obligatoriamente tuvieron que determinar la riqueza citada.
Sin duda alguna esta zona surtió a la numerosa y próspera población ibérica de Meca de materias primas tan
importantes como vegetales y animales para la alimentación
y para el suministro a diversas industrias derivadas de aquellos: maderas para la construcción, artesanía, fabricación de
herramientas, etc., arcillas para proveer a la industria alfarera en la confección de vasijas y adobes o ladrillos, pieles...
e incluso es muy probable que se explotara algún yacimiento
de mineral, como el de cobre procedente de una mina superficial que aparece en los mapas geológico-mineros de la
zona a la que el camino se dirige.
Así pues, según nuestra opinión, este camino fue construído exclusivamente para poder transportar materiales
importantes o necesarios para la ciudad de Meca desde una
zona en la que aquellos abundaban.
No existe posibilidad aparente de que esta vía uniera
Meca con una hipotética vía principal que pasara por el
llano, ya que de ser así, para acceder a ella, primero habría
de atravesar una zona sembrada de profundos barrancos,
altos cortados y áreas pantanosas, sin necesidad alguna, ya
que desplazando esta vía apenas quinientos metros hacia el
Norte, no tendría que superar ninguno de los obstáculos orográficos mencionados. Precisamente, por aquí pasa la carretera actual de Alpera a Casas de Madrona y una antigua vía
(posiblemente ibérica) cuyas profundas carriladas se
observan a tramos, llevando la dirección de Játiva. En otro
orden de cosas, la parte final del camino en la que detuvimos
nuestra prospección, empezó a suministrar interesantes
datos sobre zonas de calzada pavimentadas con grandes lajas
sujetadas con quitamiedos ortoédricos de gran tamaño.
Sobre el estudio de estos interesantes datos no hemos podido
incidir hasta el momento en la forma que queremos por problemas de escasez de subvenciones, esperando acometer su
documentación y estudio en próximas campañas.
Los resultados negativos a los que hacíamos mención
anteriormente, se refieren a su conservación. Apenas en todo
el recorrido se pudieron detectar con claridad varias
pequeñas zonas con presencia de carriladas. La abundante
vegetación de monte bajo y medio, a veces impenetrable,
cuyo desarrollo viene favorecido por su situación en la
umbría del Mugrón, ha hecho que sus raíces hayan ido descomponiendo la base rocosa en muchas áreas, motivando la
desaparición del camino. Resulta paradójico que en esta
situación la excavación o limpieza del camino sea la única
posibilidad de que éste se conserve, eliminando la vegetación de la zona del camino y evitando así la acción desintegradora de las raíces. En otras ocasiones las torrenteras han
motivado la formación de profundos cortes en esta empinada
ladera y, por lo tanto, también en el camino.
Como decíamos, conocíamos la existencia de esta vía y
su trazado por la ladera Norte del Mugrón, pero no fue hasta
la Campaña de Excavaciones de 1989 cuando pudimos descubrir en qué parte del Camino Principal iniciaba su trayectoria.
Por razones metodológicas, en este libro sólo describimos su salida del Camino Principal y los dos primeros
tramos de su recorrido, ya que apenas hemos podido documentar y estudiar los 50 m. iniciales (Lám. CLXI), a la
espera de poder seguir descubriendo los siguientes tramos
hasta enlazar con los que se prospectaron en 1985.
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Lám. CLX1.-Vista
del Camino A desde la torre
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[page-n-143]
TRAMO 0-20 m.
Lám. CLXII.-Vista del entono.
[page-n-144]
Lám. CLXm.-Vista general del Tramo 0-20 m.
[page-n-145]
El Camino A empieza su recorrido a partir del Camino
Principal poco después de atravesar éste la puerta de salida
de la ciudad (Lám. CLXIII), concretamente, en el punto
914'50 m. Inicia su trayectoria realizando una curva de 180"
que forma una semicircunferencia perfecta (Lám. CLXIV).
Esto hace que tome el sentido contrario al que lleva el
Camino Principal, dirigiéndose hacia el Este (Lám. CLXII).
Para realizar esta curva se tuvo que rebajar previamente
el lateral rocoso derecho hasta una profundidad superior a
1'78 m., que es la altura que ha llegado hasta nosotros; pero
hay que tener en cuenta que incluso el mogote pétreo en el
que se apoya el jalón en la lámina CLXIV, fue rebajado tam-
Fig. 73.Sección en el Punto 3'85 m.
bién en altura al menos un metro, según el perfil que pudo
tener la ladera en esta zona durante la Edad del Bronce.
El hueco dejado por el rebaje del inicio del Camino A
fue utilizado en época medieval para acceder al praefumium
del horno situado sobre el Camino Principal que vimos al
describir el tramo 905-920 m.
A fin de poder documentar este interesante tramo, se
hubo de excavar hasta una profundidad cercana a los tres
metros, a partir de la superficie en que habíamos hallado el
terreno, encontrándose en esta operación uno de los muros
de una habitación medieval que había sido instalado sobre
esta curva, en una posición prácticamente perpendicular a la
trayectoria del Camino Principal en esta zona. Su recorrido
se iniciaba en el Camino principal y terminaba a la altura del
punto 6 m. del Camino A.
El pavimento de la citada habitación estaba situado
sobre la capa de sedimentos que se fue formando sobre el
camino a partir de su abandono y que alcanzaba una potencia
de 0'82 m. (Fig. 73). Así pues, el paso a la cámara de combustión del horno anteriormente citado, se realizaba por el
espacio comprendido entre este muro y el cortado rocoso del
lateral derecho,del Camino A, dejando un estrecho pasillo de
unos 0'60 m, de ancho, arrimado al lateral citado, y de una
profundidad similar, excavando los sedimentos depositados
a partir de la destrucción de la ciudad ibérica.
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[page-n-146]
Una vez pasada la curva, el resto del tramo es recto,
quedando esta parte de su trayectoria muy cercana a la
base de la torre derecha de la puerta de la ciudad (Lám.
CLXII).
En toda esta última zona del Camino A existía un apartadero a la izquierda, del que no quedan señales por haber
desaparecido parte de la plataforma rocosa del lateral
izquierdo del camino. Los restos de la terminación de este
apartadero los tendremos ocasión de ver en los primeros
metros del tramo siguiente.
El estado de conservación de este tramo es bueno solamente en los 4'50 primeros metros de su recorrido. En el
resto las huellas de las carriladas han desaparecido al
haberse desmantelado la base rocosa por erosión, ya que en
esta zona la roca es muy deleznable y salta con facilidad
(Lám. CLXV). Sólo la carrilada izquierda se puede apreciar
ligeramente en los dos últimos metros del tramo.
Las mediciones realizadas nos han dado los siguientes
datos: El ancho máximo de los carriles es de 0'37 m., tanto
en el punto 3'80 m. del carril derecho como en el punto 3'70
m. del izquierdo.
La profundidad máxima que alcanza la rodada derecha
con relación al punto más alto del lateral rocoso es de 1'78
m. en el punto 0'80 m. La profundidad mínima sobre este
lateral es de 0'20 m. en el punto 4'50 m. Tanto la profun-
didad máxima como la mínima de la carrilada izquierda es
0'00 m. con relación a todo este lateral.
La altura máxima que alcanza el realce central del
camino sobre la base de la rodada derecha es de 0'10 m. en
el punto 4 m., y sobre la base de la rodada izquierda de 0'15
m. en el punto 3'70 m. La altura mínima es nula en la mayor
parte del recorrida del tramo.
La diferencia de cotas existente entre los puntos
extremos del tramo es de solamente -0'30 m., lo que da una
pendiente del -1'50%. Es decir, es un tramo prácticamente
horizontal, construído de esta forma para favorecer la
maniobrabilidad de los carros en el apartadero que lleva
anejo. Este es sin duda el más importante y amplio de
cuantos apartaderos se construyeron en los caminos de
Meca. Como en otro capítulo nos detendremos más en el
análisis y estudio de éste y de los demás apartaderos, sólo
queremos señalar ahora que las huellas que se observan en
la Lám. CLXIV, más marcadas que las del propio Camino
Principal, indican la intensidad de su utilización. Hay que
tener en cuenta que en este apartadero debían esperar los
carros que ascendían a que quedara despejado el Camino
Hondo de los vehículos que bajaban por él para salir de la
ciudad. Posiblemente también en esta zona se debía esperar
a que se efectura un control, previo a la entrada a la ciudad,
tanto de personas como de mercaderías.
k CLXV.-Detalle del lateral derecho.
.
[page-n-147]
TRAMO 20-40 m.
Su conservación general es buena, con carriladas muy
bien marcadas (Lám. CLXVII), salvo en el primer metro del
tramo y en los últimos 4'50 m., donde la excelente definición de los perfiles que de aquellas se aprecian en la fotografía, se difuminan o se pierden.
m
~ á mCLXVI.-~etaiíe del camino.
.
La totalidad de su trazado, así como el de Ia segunda
mitad del tramo anterior y también, posiblemente, el de los
siguientes, corren paralelos a la muralla (Lám. CLXWI).
En el tramo que nos ocupa, ésta se sitúa a una distancia
de alrededor de los ocho metros del carril derecho. Su base
queda levantada unos tres metros sobre la cota de la base del
camino. Desde ésta hasta aquélla, la roca va ascendiendo de
forma escalonada, formando a modo de estrechas terrazas
sucesivas que oscilan en torno a los 0'80 m. de ancho y que
parecen haber sido hechas artificialmente con el fin de dificuitar la instalación de torres de asalto (Lám. CLXIX y fig.
74). La muralla que se observa en la lámina citada no es la
ibérica, (la cual, en donde se conserva, está confeccionada
con bloques ortoédricos ciclópeos), sino la medieval, que
por el contrario está hecha con piedras pequeñas entre las
que no faltan sillares ibéricos de escaso tamaño. Parece estar
situada en el mismo lugar que la ibérica.
Todo el lateral rocoso izquierdo de este tramo ha ido
desapareciendo a lo largo de los siglos, bien por erosión,
bien por desgajamiento natural de bloques pétreos enteros
del extremo de la cornisa rocosa sobre la que discurria el
camino y el apartadero. Queda incluido en este desmantelamiento natural un buen trozo del apartadero, especialmente
parte de la primera mitad de este tramo y la totalidad del que
contenía el tramo anterior, según se puede apreciar en las
fotografías de las láminas CLXVI y CLXVm (esta última
está tomada en dirección contraria a la anterior). El apartadero conserva varios metros de carriladas bien marcadas
(Fig. 74), que llegan a unirse con las del camino en el punto
28 m. La máxima distancia que se ha conservado entre los
carriles del apartadero y los del camino es de 0'62 m. en el
punto 23'60 m.
Prácticamente la primera mitad del tramo es horizontal,
iniciándose un descenso rápido y continuado en el punto
32'60 m. Desde aquí en adelante, para realizar la base del
camino, se tuvo que ir cortando la roca de la ladera de forma
que el lateral derecho queda ahora levantado alrededor de
metro y medio sobre dicha base (Lám. CLXVm). Sin duda
[page-n-148]
alguna, este cortado, tan próximo a la muralla, sirvió también como obstáculo defensivo.
El ancho máximo del carril derecho se sitúa en el punto
22'10 m., con 0'80 m., y el del izquierdo en el punto 23'60
m., con 0'62 m. Los anchos mínimos se ubican en el punto
26 m., con 0'10 m. y 0'19 m. para el carril derecho e
izquierdo, respectivamente.
La profundidad máxima de las rodadas con relación a
los laterales rocosos es de 1'45 m. para la derecha en el
punto 37'40 m. y de 0'31 m. para la izquierda en el punto
27'70 m. Las mínimas son nulas en el punto 21'20 m. de la
derecha y en el punto 35'40 m. de la izquierda.
Con relación a las alturas máximas que llega a tener el
realce central del camino con respecto a la cota de las bases
de las rodadas, son de 0'25 m. para la derecha en el punto
25'90 m. y de 0'34 m. para la izquierda en el punto 3 1'30 m.
Las mínimas llegan a ser nulas en varios puntos del tramo.
La diferencia de cotas que existe entre los dos puntos
extremos es de -1'32 m., aunque, como ha quedado señalado, aproximadamente la primera mitad es horizontal. La
pendiente total del tramo es del -6'60%.
Lám. CLXVilI.-Detalle de los últimos metros del tramo.
Fig. 74.Sección en el Punto 26'05 m.
Lám. CLXVI1.-Vista general del Tramo 20-40 m.
Lám. CLXM.-Detalle desde abajo.
[page-n-149]
CAMINO B
Tras la salida del Camino A, a pocos metros de la puerta
de la ciudad, el siguiente camino que parte de la Vía
Principal según vamos descendiendo por ella, no se nos presenta hasta haberse recorrido algo más de medio kilómetro,
concretamente unos 525 metros.
Se comprende fácilmente la falta de vías secundarias en
toda esta zona de la ladera Norte de Meca, con sólo echar una
mirada al mapa fotogramétrico (Fig. 1). Nosotros mismos
nunca pensamos en la existencia de este camino y, por esta
razón, en un primer momento, no se prospectó esta zona en
busca de vías, ya que nos parecía ilógica su existencia.
Por este motivo, la detección del Camino B fue debida
exclusivamente a la casualidad, al igual que ocurrió con el
Camino E, según veremos más adelante.
Como decíamos, si observamos el mapa de la figura 1,
vemos que la trayectoria que sigue este camino no tiene
salida por ningún sitio debido a los altos cortados rocosos
que existen al Norte y al Noreste.
Las hipótesis que hemos barajado para determinar o
explicar el por qué de la existencia de su trazado, son las
siguientes: En primer lugar, la única trayectoria que podría
seguir sin que tenga que encontrar excesivas dificultades
orográficas en su recorrido, es hacia el Este, saliendo por el
cortado artificial que se observa en el Cuadro F14 del citado
plano fotogramétrico. Pero esta trayectoria es la que lleva
precisamente el Camino A, según hemos visto, por lo que
hay que desecharla.
Cabría la posibilidad de pensar que el Camino B pudiera
ser una vía anterior al Camino A, quedando abandonada una
vez construído éste, pero nos parece extraño que se construyera un camino más de medio kilómetro más abajo, para
que, después de recorrido, se fuera a parar prácticamente al
mismo punto.
Por otra parte esta hipótesis va en contra del sistema
general de trazar los caminos que siempre se siguió en Meca,
y es que una vez que se inicia un camino, se procura que su
trayectoria sea siempre descendente por razones obvias. En
el caso que nos ocupa, si fuera de esta forma, el camino
empezaría en un punto bajo para ir después ascendiendo, lo
cual va en contra de la lógica más elemental, ya que se puede
iniciar sin dificultad a una cota más alta.
Otra posibilidad tenida en cuenta es la de que pudiera
tener su salida por un paso artificial practicado en el cortado
rocoso situado al NE., concretamente en el Cuadro 18 del
mapa fotogramétrico. Pero si nos fijamos en la distancia que
existe desde el inicio del Camino B hasta el citado uaso
(unos 200 metros), y el desnivel que se tiene que salvar
(unos 30 metros) en dicho espacio, su construcción resultaría muy complicada para que pudieran circular carros, a no
ser mediante la realización de curvas y contracurvas muy
apretadas, normalmente evitadas por los iberos.
Como última posibilidad se puede apuntar a que la trayectoria, que en principio toma la dirección NE., cambiara
después hacia el O. o SO., mediante el trazado de una curva.
Esta hipótesis es aún más ilógica por la existencia ya de un
camino que se dirige hacia esas direcciones.
c es echando las hipótesis expuestas no encontramos
sentido a la existencia de este camino si no es que fuera una
vía sin salida que solamente comunicara áreas habitadas o
industriales (hornos?) situadas en la ladera septentrional,
entre el Camino Principal y el cortado rocoso que recorre el
Norte. También descartamos que sirva de acceso a la necrópolis.
Lo que sí podemos asegurar es que no es una vía de
comunicación importante, según demuestran los restos que
de ella han quedado, y que tendremos ocasión de ver más
adelante en su descripción. Allí observaremos que apenas se
perciben en algunos puntos huellas de carriladas, hecho éste
que consideramos debido tanto a ser una vía con poco tráfico
relativo, como por estar ubicada en una zona en la que la
erosión ha
su desaparición. En efecto, toda esta
área está muy desprotegida y formada además por un tipo de
roca caliza muy deleznable.
Por todas estas razones, y a pesar de nuestros reiterados
intentos por descubrir mediante minuciosas prospecciones
visuales y la realización de catas, algo más de la trayectoria
de este interesante camino, de forma que nos pudiera ilustrar
sobre su razón de ser, no pudimos conseguir descubrir de él
más de lo que consta en la descripción. Por ello, el estudio
de este camino lo damos por cerrado en este libro, a no ser
que se realicen descubrimientos imprevistos que nos indiquen la conveniencia de proseguir su investigación.
La misma falta de señales comentada también la tenemos
en su unión con el Camino Principal (Lám. CLXX). Esta la
ubicamos en torno al punto 1.4406. por ser esta zona la única
con una orografía que pudo hacer posible su salida de él.
De igual manera situamos en esta confluencia un apartadero, aunque no haya señales de él, simplemente por
deducción, si tenemos en consideración las distancias regulares a las que son situados. En efecto, si tenemos en cuenta
que el apartadero anterior se situaba en tomo al punto 1.200
m., y que el siguiente no puede ser otro que el importante de
la Fuente de Meca (alrededor del punto 1.640 m.), el apartadero que supone el inicio del Camino B se sitúa a la distancia ideal y justamento en tomo al punto medio de la distancia que separa los apartaderos citados.
[page-n-150]
m
Lám. CLXX.-Vista del Camino B y del Principal.
[page-n-151]
TRAMO 20-40 m.
La totalidad del tramo 0-20 m. y la mayor parte del 2040 m. no conservan señales del trazado de este camino. Los
agentes atmosféricos, el tipo de roca, la vegetación y el coincidir la zona con un espolón de la ladera, han ocasionado una
fuerte erosión que incluye pérdida de roca.
Actualmente se ven grandes bloques pétreos desgajados
que han quedado instalados tanto sobre la zona por la que
discurría el camino como por los alrededores (Lám.
CLXXJI).
Durante los nueve primeros metros del recorrido del
tramo no aparece la roca basa1 en superficie debido a ser una
zona desmantelada. Por este motivo no se realizó ninguna
labor de limpieza o excavación.
La única parte de su trayectoria en la que se han mantenido señales de rodadas, se sitúa entre el punto 34'70 m. y el
39'50 m. No están extraordinariamente marcadas (Lám.
CLXXI), pero son señales inequívocas de rodadas, muy erosionadas por estar situadas superficialmente. En algunos
puntos de la citada parte aparecen cardadas dobles que
corresponden a distintos niveles o alturas. En el tramo
siguiente aumentan las rodadas paralelas, observándose tres
o más niveles diferentes. Esto es debido al deslizamiento
trasversal de las ruedas, consecuencia de la inclinación
lateral del camino.
Fig. 75.-Sección en el Punto 38'44 m.
Según se puede apreciar en la sección de la figura 75, al
realizar el trazado de este camino no se efectuó un allanamiento previo de la base rocosa, como es lo habitual. Por
dicho motivo los carros que circularon por este tramo y el
siguiente debieron hacerlo llevando una gran inclinación.
Este aspecto en concreto lo volveremos a tratar con mayor
detenimiento en el Capítulo N.
En este tramo no existen laterales rocosos que delimiten
su trayectoria, siendo por ello muy escasos los sedimentos
acumulados en él.
La pendiente que existe desde el inicio de este camino
hasta el punto 40 m. es prácticamente nula. Los veinte primeros metros tienen una diferencia de cota de -0'70 m., lo
que supoae una pendiente del -3'50%. La diferencia entre el
punto 20 m. y el 40 m. es de +0'08 m., es decir, que tiene
una pendiente del +0'04%.
Lám. CLXX1.-Detalle.
Señal de rodada.
[page-n-152]
TRAMO 40-60 m.
Sólo se han excavado los diez metros primeros del recorrido de este tramo (Lám. CLXXV).
A partir del punto 49'50 m., lugar en donde se situaba la
última señal de rodada, empezó a aparecer un tipo de roca
caliza que, debido a su textura, pensamos era prácticamente
imposible que pudiera conservar huellas de carriladas. Por
ello, tras avanzar 1'50 m. más, con resultados negativos,
decidimos abandonar la excavación de este tramo.
También la prospección superficial de la zona por la que
debería continuar, ofrecía la presencia de roca de las mismas
características, por lo que dimos por concluidos definitivamente los trabajos de su descubrimiento.
No existen laterales rocosos salvo en torno al punto
49'40 m. de la derecha, en donde se eleva un máximo de
0'60 m. sobre la base de la carrilada de este lado.
La rodada derecha se conserva bien delimitada y con
bastante profundidad (Fig. 76) desde el punto 43'20 m. al
46'20 m. (Lám. CLXXUI) y desde el punto 47'20 m. hasta
el 49'40 m. (Lám. CLXXIV). En el punto 47'90 m. llega a
tener una anchura máxima de 0'27 m. El ancho mínimo es
de 0' 10 m. en el punto 43'30 m.
En la parte izquierda del camino se observan sucesivos
niveles de rodadas (Lám. CLXXV y fig. 76) a lo largo de los
5'50 m. primeros del tramo.
O
Fig. 76.4ección en el Punto 44'65 m.
Lám. CLXXiIi.-Detalle del camino.
1m
Lám. CLXXIV.-Detalle de la carrilada derecha.
Lám. CLXXV.-Vista general del Tramo 40-60 m.
[page-n-153]
CAMINO C
Al contrario de lo que comentábamos al tratar del
Camino B, con relación a su forma de descubrimiento, teníamos la certeza de que el Camino C debía existir como una
de las vías secundarias, y así obramos en consecuencia.
Esto lo intuímos desde el momento en que descubrimos
las huellas del Camino Principal que se metían debajo del
aljibe medieval situado más abajo de la Fuente de Meca, y
esta intuición nos llevó a prospectar la zona comprendida
entre el Castellar y el cerrillo situado a Poniente en pos de su
descubrimiento.
Es curioso este tipo de presentimiento que sin motivo e
incluso a veces en contra de toda lógica, se tiene, resultando
luego verdadero. Este es el caso que al principio nos ocum'a
con el Camino C. Por un lado teníamos esa intuición pero,
por otro, iba en contra de la lógica, ya que según la configuración de los terrenos circundantes, la única dirección
posible que podía tener era hacia el S-SE., siguiendo el descenso paulatino que marcan las curvas de nivel, pero con la
incoherencia de que su trayectoria no tenía salida, sino que
conducía a un vallecillo cerrado con un estrecho barranco en
su fondo. A pesar de todo, el trabajo de prospección comentado se realizó, pero sus resultados fueron negativosy abandonamos la búsqueda.
Años más tarde, tras el descubrimiento del recorrido del
Camino Principal de acceso a la ciudad, y una vez trasladadas las trayectorias al plano, tuvimos mayor certeza sobre
la existencia de este camino.
Nuevamente se realizaron prospecciones, ampliando el
radio de acción a unas 18 Ha. y cubriendo todas las posibilidades de su trazado, que incluía la hipotética realización de
fuertes curvas y contracurvas, a pesar de que según nuestra
experiencia no era lo habitual en los trazados de vías ibéricas.
Muchas horas e incluso jornadas se dedicaron a prospectar toda esta ladera, subiendo y bajando, comprobando
cualquier señal por ligera que pareciera en la roca o las posi-
bles plataformas, pero los resultados siguieron siendo negativos, quedando ya casi definitivamente convencidos de que
este camino había desaparecido, por no decir que no existía.
En la campaña de 1990-91, durante la que se descubrieron los últimos tramos, que ahora publicamos, del
Camino Principal y los inicios de los Caminos B, E, F, G y
H, nos dimos cuenta por primera vez de la existencia de una
compleja y estudiada red de caminos, ubicados de tal forma
que, partiendo del Camino Principal, comunicaban la ciudad
con cualquier punto de las laderas y se dirigían a todas las
direcciones posibles de los llanos circundantes.
Con este estado de la cuestión ya no nos quedaron dudas
de que el Camino C existió, aunque no pudiéramos encontrar señal alguna de él por haber desaparecido a consecuencia de la erosión. Pero en la investigación las hipótesis
o las creencias no sirven si no tienen demostración, y por
ello, debíamos insistir una vez más en su descubrimiento.
Viendo la configuración de las trayectorias que seguían
los caminos hasta entonces descubiertos, trasladamos
aquélla al Camino C, trazándole sobre el plano como si realmente existiese.
De esta forma. tras un estudio meticuloso de las diferencias de cotas que las curvas de nivel señalaban para situar
el camino, redujimos la búsqueda solamente a unas 4Ha., ya
que, según nuestros cálculos, de existir, tendría que pasar
por las zonas que habíamos calculado previamente sobre el
plano. Es decir, el camino tendría que salir de las proximidades de la Fuente de Meca, pasar por la parte más honda de
la zona situada entre Meca y el cerrillo occidental y seguir
descendiendo paulatinamente por la ladera Oeste de Meca
hasta tomar la dirección SE. Más adelande, cerca del cortado
que forma el barranco del fondo del vallecillo, nos fue imposible imaginar su trayectoria.
De acuerdo con lo dicho, se iniciaron otra vez los trabajos de búsqueda, haciéndose varias catas entre Meca y el
cerrillo, siempre con resultados negativos. Se ajustó la prospección de la ladera de Meca al máximo según nuestros cálculos, haciéndola más meticulosa, hasta que por fin percibimos una ligera señal en la roca que, tras su comprobación
y limpieza, vimos que correspondía a la carrilada derecha
del camino. Se situaba a más de medio kilómetro de la
Fuente de Meca, en la ladera SO. del cerro, concretamente
en el cuadro B4 del plano fotogramétrico (Lám. CLXXW).
Lo descubierto d e este camino a partir de entonces es
poco y está mal conservado, temiéndo que podamos obtener
pocos datos de él, debido a que prácticamente ha desaparecido por discurrir por una zona desprotegida y muy erosionada. Solamente, por ahora, hemos conseguido situarle por
los escasos restos de sus carriladas en el cuadro citado y en
el E3 (Lám. CLXXVI).
No perdemos, sin embargo, la esperanza de que si conseguimos seguir sus huellas hacia el Sur, podremos obtener
interesantes datos sobre su trazado, sobre todo al llegar a la
zona del barranco, en donde es posible que exista alguna
señal de la forma de salvarlo.
Creemos que este camino no tuvo tanto tráfico como los
caminos secundarios F, G o H que se dirigen al Norte y Este,
pero, de todas formas, sus carriladas demuestran que fue
bastante utilizado. Pensamos que se dirige hacia el Sur, bordeando los vallecillos formados en la ladera occidental del
Mugrón, llegando hasta tierras de labor dedicadas a cultivos
de secano.
[page-n-154]
Lám. CLXXV1.-Vista desde la ciudad del Primer Tramo.
Lám. CLXXW.-Vista desde la ciudad del Segundo Tramo.
[page-n-155]
TRAMO 220-240 m.
La localización de este tramo se trató de realizar en sentido inverso, es decir, a partir del que veremos seguidamente, por ser éste en el que se localizaron las señales de las
caniladas.
Decimos "se trató de localizar" porque, al final, no se
pudo conseguir. Aunque en todo el recorrido de este tramo
no hemos hallado ninguna señal del camino (Lám.
CLXXX), incluímos su trayectoria porque es la que debió
tener, de acuerdo con la dirección que siguen las carriladas
del tramo siguiente y porque se dirige hacia la parte más baja
de la zona que separa el Castellar de Meca del cerrillo
situado al Oeste. De todas formas, también es posible que su
trayectoria sea ligeramente más a la derecha de donde la
hemos colocado.
Creemos que, si existen otras zonas con restos de este
camino, éstos serán escasos y mal conservados, al menos en
los primeros centenares de metros. Lo pensamos porque la
roca no es muy consistente, exfoliándose o deshaciéndose en
pequeños trozos con facilidad, y porque su trazado discurre
por una ladera cuya roca basa1 no está protegida con sedimentos, según podemos observar en la fotografía (Lám.
CLXXVIII) sacada desde la cima de Meca y en una aproximación tirada con teleobjetivo (Lám. CLXXIX).
Obviamente, faltan también laterales rocosos que, en
otras ocasiones, a falta de carriladas, determinan la trayectoria del camino.
La potencia de los sedimentos es escasa, como ya hemos
dicho, oscilando entre un máximo de 0'70 m. y un ml'nimo
de 0'30 m. de altura.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos del tramo es de -2' 11 m. lo que supone una pendiente del -10'55%.
Lám. CLXXVIJI-Detalle. Vista del Primer Tramo.
Lám. CLXX1X.-Detaiie. Aproximación.
[page-n-156]
TRAMO 240-260 m.
á .
Su conservación general es mala C m CLXXXII),
debido a la blandura de la roca, que salta con facilidad al resquebrajarse en pequeños trozos. También ha influído en su
estado la superficialidad de la roca, la cual está cubierta por
una capa de sedimentos que oscila entre 0'20 m. y 0'40 m.
solamente. Por estos motivos apenas se conservan señales de
carriladas en puntos aislados, coincidiendo con zonas en las
que la roca basal se hace más dura, concretamente entre los
puntos 247'10 m. y 257 m.
De las dos carriladas, la derecha (Lám. CLXXXI) conserva más restos que la izquierda. Esta apenas se nota en
tomo a los puntos 247'50 m.-250'50 m. y 254'50 m.-257 m.,
situándose su cota normalmente por encima de la del realce
central del camino Wig. 77).
En el punto 253'45 m. hay un agujero de poste en el
realce central, cerca de la rodada derecha, y otro en el punto
255'95 m., en el centro del realce central. Los diámetros de
ambos son de 0'20 m.
Los anchos máximos de las carriladas son de 0'35 m.
para la derecha en el punto 249'40 m. y de 0'22 m. para la
izquierda en 247'60 m. La m'nima conservada de la derecha
es de 0' 10 m. en el punto 247'40 m.
Al no haber laterales rocosos no hay datos de las
rodadas en relación con ellos. Sólo se aprecia un máximo de
0'10 m. en el punto 248'30 m. del lateral izquierdo.
Las alturas máximas del realce central sobre las bases de
las carriladas son de 0'17 m. en el punto 250'40 m. para la
derecha y de 0'04 m. en 247'90 m. para la izquierda.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos del
tramo es de -1'07m., lo que supone una pendiente del -5'35%.
Lám. CLXXX.-Vista general del Tramo 220-240 m.
Fig. 77.-Sección en el Punto 248'40 m.
Lám. CLXXXJ.1.-Vista general del Tramo 240-260 m.
[page-n-157]
TRAMO 540-560 m.
A partir del tramo anterior tenemos que recorrer trescientos metros para localizar otra vez la trayectoria que
sigue el Camino C.
Concretamente el presente tramo fue detectado a partir
del hallazgo de una señal de la carrilada derecha en el punto
en donde se ha hecho la sección (Fin. 78).
559'30 m. Sus profundidades con relación a los laterales son
de 0' 14 m. en el punto 551'20 m. de la derecha y de 0'03 m.
en el 553'60 m. de la izquierda.
La diferencia de cotas entre los puntos extremos del
tramo es de -1'21 m., lo que nos da una pendiente del -6'05%.
Fig. 78.-Sección en el Punto 559'70 m.
Lám. CLXXXEi.-Detalle de caniladas.
[page-n-158]
TRAMO 560-580 m.
Al igual que el anterior tramo, éste se halla en general
muy desmantelado (Lám. CLXXXVI) por estar la base
rocosa bastante descompuesta.
De las dos carriladas, la derecha se conserva mejor. Se
aprecia perfectamente desde el punto 560 m. al 560'80 m. y
desde el 568'60 m. al 574'50 m. (Lám. CLXXXV). En el
resto del recorrido se ha perdido.
La cota de la carrilada izquierda está siempre por
encima de la de la derecha una media de 0'30 m. (Fig. 79).
Las señales que permanecen de aquélla son ligeras y escasas,
apreciándose levemente desde el punto 560 m. al 562'80 m.,
en torno al punto 567 m. y desde el 574'70 m. al 577 m.
Solamente hay lateral rocoso en los ocho primeros metros del izquierdo, en donde se eleva un máximo de 0'60 m.
Los sedimentos que cubrían este tramo eran escasos, lo
que sin duda ha venido favoreciendo su erosión. La mayor
potencia se situaba en la zona media, en donde casi alcanzaban el medio metro.
Los anchos máximos de las carriladas eran de 0'19 m.
en el punto 560'50 m. para la derecha y de 0'16 m. en el
punto 560'90 m. para la izquierda.
La profundidad máxima de la carrilada derecha con
relación a su lateral rocoso era de 0'60 m. en el punto 566'90
m.; la mínima era de 0' 18 m. en el punto 560'90 m.
La altura máxima que tenía el realce central del camino
sobre las bases de las rodadas era de 0'40 m. en el punto
561'90 m. para la derecha y de 0'08 m. en el punto 560'40
m. para la izquierda. Las mínimas eran nulas o negativas en
varias zonas.
La diferencia de cotas existente entre los puntos
extremos del tramo es de -1'87 m., lo que supone una pendiente del -9'35%.
Lám.CLXXXIV.-Vista
general del Tramo 540-560 m.
Irn
O
1
I
Fig. 79.4ección en el Punto 560'74 m.
' '
1
Lám. CLXXXV.-Detallt
U I
G
carril derecho.
Lám. CLXXXVL-Vista general del Tramo 560-580 m.
I
[page-n-159]
CAMINO D
El descubrimiento de este camino secundario fue el
último que se realizó de cuantos publicamos en este libro. Su
localización fue consecuencia del análisis lógico de la distribución de los caminos que existen en el entorno próximo de
Meca (Lám. CLXXXVIi).
En efecto, tras haberse ido descubriendo, una tras otra,
todas las vías que ahora estudiamos, faltaba una dirección
hacia la que no se dirigía ninguna y que, sin embargo, debía
existir, de acuerdo con el sistema de red de caminos realizado en Meca, ya anteriormente comentado.
En la descripción del Camino Principal veíamos que la
trayectoria de éste, a palhr de la zona de la Fuente de Meca
y hasta que cambia su dirección mediante una curva de 180"
para enfilar el aljibe situado debajo de aquélla, se había perdido por completo. A pesar de nuestros esfuerzos no habíamos sido capaces de encontrarlo por situarse en una zona
densamente poblada en época medieval, cuyos habitantes
habían desmantelado en ocasiones la base rocosa para
extraer piedra con la que construir sus viviendas o simplemente lo habían hecho para allanar los suelos de sus casas.
Por esta razón, al igual que no pudimos seguir la trayectoria del Camino Principal, tampoco conseguimos descubrir
los inicios del Camino C, según vimos al tratar de él, y lo
mismo nos ha ocurrido con el Camino D.
Así pues, aunque nuestras conjeturas sobre su existencia
fueron válidas, y no se tardó mucho tiempo en que encontráramos testimonios físicos de este camino, no hemos conseguido averiguar su punto de conexión con el Camino
Principal, al igual que nos ha ocurrido con el Camino C.
Según nuestros cálculos, creemos que este camino sale
unos cien metros más adelante de donde lo hace el Camino
C, es decir, cerca del inicio de la curva citada anteriormente,
antes de que el Camino Principal cambie de dirección.
En dicho punto el Camino Principal tiene que realizar
esta fuerte curva por razones topográficas, abandonando por
primera vez la dirección de su trayectoria hacia el Oeste
desde que salió de la ciudad. Más adelante, una vez salvados
los obstáculos orográficos de esta zona, vuelve a retomar la
citada dirección, según hemos visto.
El Camino D, sin embargo, no abandona esta dirección,
llegando en cierto momento a discusrir en paralelo con el
Camino Principal, aunque con una diferencia de cota en
tomo a los cuarenta metros por encima de él. Por dicha razón
hemos llegado a pensar en la posibilidad de que el Camino
D fuera primitivamente el Camino Principal dada su constante tendencia a dirigirse al Poniente.
Sea acertada o no esta hipótesis poco importa; el
hecho es que la intensidad del tráfico que demuestran las
huellas de sus carriladas es inferior a la que tuvo el que
llamamos Principal, y por ello debemos considerarle como
vía secundaria.
Si bien, como decimos, no hemos podido detectar su
punto de salida del Camino Principal, ni los primeros metros
de su recorrido, el hallazgo de señales de sus carriladas no
fué difícil, especialmente porque había relativamente poco
espacio físico por el que necesariamente tenía que discurrir
en el caso de que existiera.
Para su detección aplicamos el principio general de que
el camino tenía que ir bajando de cota y, en este caso, dirigirse hacia el Oeste. Sólo tuvimos que prospectar visualmente el espacio situado al Norte del cerrillo y, cerca de
unos cortados rocosos de varios metros de profundidad,
pudimos apreciar las señales de rodadas en algunas zonas.
La continuación de la prospección hacia atrás nos dio
como resultado el descubrimiento del tramo que describiremos a continuación y que es el más cercano al Camino
Principal que hemos conseguido hallar, no habiendo servido
en este sentido las minuciosas prospecciones visuales realizadas ni las catas practicadas en varios de los lugares por los
que pensamos debería pasar.
Aunque en principio tanto este camino como el
Principal se dirigen al Oeste, creemos que uno de los dos
tiene lógicamente que variar su dirección. En teoría el que lo
deberá hacer será el Camino D, el cual, tras bordear parte del
cerrillo, posiblemente se dirija, descendiendo lentamente,
hacia el SE. para llegar a una gran extensión de terreno,
prácticamente llano, que debió estar dedicada en la antigüedad al cultivo de cereal, aunque también es posible que
estuviera poblada de bosque o de plantaciones de árboles de
raíces profundas, como el olivo o el almendro, o incluso
fuera en parte zona de pasto para abastecer la importante
cabaña ganadera, especialmente équidos y ovicápridos, que
sin duda debió tener la ciudad de Meca.
Es lógico pensar, hablando de este aspecto económico,
que los terrenos del llano se dedicaran a la ganadería caballar, mientras que terrenos más pobres, como los de la Sierra
del Mugrón fueran más utilizados por rebaños de ovejas,
cabras o cerdos.
En lo que ahora publicamos solamente apuntamos la
existencia de este camino y documentamos los primeros
tramos más cercanos al Camino Principal que hemos conseguido descubrir. Para próximas publicaciones pensamos proseguir su descubrimiento hasta donde nos sea posible, lo que
quizá nos proporcione poder documentar zonas o tramos con
calzada artificial en áreas en las que no exista la dura base
rocosa sobre la que vienen discurriendo todos los caminos
hasta ahora estudiados.
[page-n-160]
te
.-
-
a
Lám. CLXXXVI1.-Vista del Camino D, al fondo.
[page-n-161]
TRAMO 60-80 m.
El primer tramo de este camino, cuya trayectoria hemos
podido documentar, tiene su inicio aproximadamente a unos
sesenta metros de distancia del Camino Principal (Lám.
CLXXXIX).
Los primeros testimonios de la existencia del Camino D
los encontramos mediante prospección visual en los inicios
del tramo siguiente.
Una vez determinado dicho tramo, procuramos seguir
su trazado hacia ambos lados. Especial hincapié hicimos en
seguirlo hacia atrás hasta intentar conectarlo con el
Principal; pero no conseguimos determinar más que la trayectoria del que tratamos, y aún con dudas, ya que no
existen señales evidentes de su trazado.
Esta falta de datos no es debida a la erosión, como
hemos visto que solía ocurrir en el Camino C, sino al desmantelamien6 sufrido por la roca basal en época medieval
con el fn de hacer allanamientos para edificar casas, o
i
incluso a la extracción de piedra para ser empleada en la
construcción.
El hecho es que ni la prospección exhaustiva de alrededor de los sesenta metros que hay de distancia hasta el
Camino Principal, ni la realización de catas, nos ha permitido determinar su trayectoria ni su conexión con aquél. De
todas formas dicha trayectoria no puede variar apenas de la
que hemos marcado con Iínea de trazos en el plano de la
figura 1. A pesar, pues, de que la roca basal en esta zona de
la ladera del cerrillo situado al Oeste de Meca es muy dura
y consistente, según podremos apreciar en una de las
láminas del tramo próximo, apenas se puede percibir una
ligerísima señal de carrilada en el último metro del tramo
(Lám. CLXXXVIII); en el resto, como decimos, no existe
señal alguna.
Entre los sedimentos acumulados sobre él hay una gran
densidad de piedras de pequeño y mediano tamaño, sin duda
pertenecientes a muros de construcciones medievales
situadas en la ladera a la izquierda del camino. Su potencia
oscila alrededor de los 0'60 m. en el lateral izquierdo y entre
los 0'30 m. y los 0'50 m. en el derecho.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos del tramo es de -1'27 m. La pendiente, pues, no es
excesiva, llegando sólo a alcanzar el -6'35%.
~ á mCLXXXVIII.-Detalle de la rodada derecha.
.
[page-n-162]
TRAMO 80-100 m.
La mayor parte de este tramo está muy desmantelado (Lám.
CXCI), manteniéndose las rodadas en zonas de roca dura.
En el punto 80 m. se ven las primeras señales de ambas
carriladas, que apenas recorren un metro la derecha y dos
metros la izquierda.A partir de aquí ambas rodadas aparecen
fuertemente marcadas de trecho en trecho. En los metros
finales la rodada izquierda tiene varios surcos paralelos (Fig.
80). mientras que de la derecha no se aprecia mas que el
surco que se corresponde con el más cercano de la ródada
izquierda (Lám. CXC).
No hav laterales rocosos. La roca afloraba en varios
puntos, entre ellos el primer metro del tramo, que fue donde
se localizó este camino.
La base del tramo hace escalones. En ellos se acumula
el relleno que llega a tener 0'75 m. en torno al punto 82'50
m. A partir del punto 92'20 m. había más sedimentos, los
cuales llegaban a cerca del metro.
Los anchos máximos de las rodadas son de 0'24 m. para
la derecha en el punto 81'10 m. y de 0'41 m. para la izquerda
en el punto 92'50 m. Los mínimos son de 0'18 m. y 0'15 m.
en los puntos 93'30 m. y 99'80 m., para la derecha e
izquierda.
Las profundidades de las rodadas con relación al lateral
izquierdo llegan a un máximo de 0'23 m. en el punto 98'30
m. y a un m'nimo de 0'02 m. en el punto 94'10 m.
Las alturas del realce central sobre las bases de las
rodadas tienen unos máximos de 0'34 m. en el punto 81'40
m. de la derecha y de 0'23 m. en el 98'40 m. de la izquierda.
Los mínimos son nulos o negativos en muchas zonas.
La diferencia de cotas existente entre los puntos
extremos de este tramo aumenta considerablemente, llegando a ser de -2'92 m. La pendiente, pues, es del -14'60%.
Lám.CLXXX1X.-Vista general del Tramo 60-80 m.
Fig. 80.Sección en el Punto 98'90 m.
Lám. CXC.-Detalle
de rodadas paralelas.
Lám. CXC1.-Vista general del Tramo 80-100 m.
[page-n-163]
CAMINO E
El siguiente camino secundario que nos encontramos
tras dejar el cruce con el Camino D, lo hacemos a poca distancia de pasar el aljibe, concretamente en el punto 1982 m.
(Lam. CXCII).
Contrariamente a la forma de realizar la salida de los dos
anteriores, éste lo hace a la derecha, y contrariamente a la
forma de tener los trazados de todos los caminos, la del
Camino E tiene una trayectoria ascendente durante los
tramos descubiertos de su recorrido.
Su hallazgo ocurrió de la misma manera que el del
Camino B, es decir, de forma casual, ya que en ningún
momento pensamos que por esta zona discurría una vía. Por
dicha razón, y como ya se comentó al hablar del otro
camino, el B, que también pasa por esta zona, no se llevó a
cabo su prospección sistemática.
En los últimos días de la campaña de excavación de
1991, mientras se estaba trabajando en el descubrimiento de
la compleja zona del Camino Principal en la que éste cambia
su dirección hacia el SO. mediante la curva de 180°, en torno
al punto 2.140 m., uno de los obreros nos comunicó que por
encima del farallón rocoso situado al lado derecho del
camino, se veían señales de carriladas. En efecto, al subir los
escasos metros que nos separaban del lugar, observamos con
sorpresa la presencia de una rodada de unos 0'40 m. de longitud perfectamente marcada en la roca basal de la ladera,
prueba evidente de la existencia de un camino.
Durante los días siguientes se siguió trabajando en el
descubrimiento de su trayectoria, tanto hacia su conexión
con el Camino Principal como en el sentido contrario.
Según veremos en la descripción, su estado de conservación no era bueno y por ello poco se consiguió en su descubrimiento, ya que tanto hacia un lado como hacia el otro
las señales se perdieron. La poca consistencia de la base
rocosa de esta zona, la erosión y su no excesivo tráfico, han
sido los principales motivos de la carencia de datos físicos
sobre su trazado.
Por estas razones, las meticulosas prospecciones realizadas en las áreas por las que inevitablemente tendría que
pasar el camino, así como las catas que se abrieron para
intentar saber algo más sobre su trayectoria, dieron resultados negativos.
Si bien se puede saber la salida exacta de esta vía del
Camino Principal, aunque no existan allí señales de rodadas,
no podemos decir lo mismo de su destino.
Si recordamos lo que dijimos al hablar del Camino B,
todo el razonamiento que seguimos en su descripción lo
podemos trasladar casi íntegramente a éste en el sentido de
encontrar justificación a su trazado.
Al igual que aquél, no tiene otra salida posible que la que
tiene el Camino A, ya que el resto del contorno de toda esta
zona, según se puede observar en el plano fotogramétrico de
la figura 1, son cortados rocosos de varios metros de profundidad. Pero si esta alternativa era absurda para el Camino B,
todavía lo es más para el E por las mismas razones.
Las únicas dos opciones que podrían dar sentido a su
existencia son las siguientes:
Primera, que sirva para poner en comunicación la ciudad
con una zona de habitación extramuros, una zona industrial o
bien una zona de necrópolis. Alguna de estas opciones la
apuntábamos ya como posible para justificar la existencia del
Camino B, pero según el punto del que sale el Camino E, no
podemos dar como válidas para éste a ninguna de ellas. Es
evidente que para cualquiera de las opciones citadas se podría
haber utilizado el Camino B, sin necesidad de realizar el largo
recorrido que separa su inicio del inicio del Camino E.
La segunda opción es que tuviera salida por el paso
situado en el Cuadro 18, según comentamos también al
hablar del Camino B. Las prospecciones realizadas para
obtener algún dato que pudiera demostrarlo han sido negativas. El propio paso de que hablamos tampoco nos aclara
mucho en uno u otro sentido por la fuerte erosión que ha
venido sufriendo, tanto natural como antrópica, puesto que
es el paso empleado y obligado para subir directamente al
Castellar desde las Casas de Meca, sin tener que dar la vuelta
por la Fuente de Meca para ascender a la ciudad por las escaleras existentes en esta zona.
Lo único que estamos en disposición de afirmar con
cierta lógica es que este camino parece una antigua vía que
fue abandonada tras un cierto período de uso, sustituyéndola
por el trazado del Camino G, que veremos más adelante.
Tanto uno como otro llevan la misma dirección, siendo
sus trazados paralelos y estando separados por apenas veinte
metros de distancia.
Como ya vimos en nuestro segundo libro publicado
sobre Meca, no es extraño ver que los iberos abandonen el
uso del trazado de un camino por el de otro, naturalmente
siempre que conllevara alguna mejora para la circulación
rodada. Este sería el caso del abandono del Camino E por el
G, mediante lo cual se consigue evitar una trayectoria peligrosamente próxima al cortado rocoso, tramos ascendentes y
pasos difíciles, sin hacer más largo el recorrido.
Aunque, como decimos, creemos que este camino fue
abandonado, o por lo menos muy poco empleado después
del trazado del Camino G, sí debió seguir utilizándose, al
menos, el principio de su recorrido como apartadero, de
acuerdo con la adecuada distancia que le separa del anterior,
en la zona del aljibe, y del siguiente, en el lugar que llamamos el Gran Nudo de Caminos.
[page-n-164]
Lám. CXCI1.-Vista del Camino E saliendo del Principal.
[page-n-165]
TRAMO 0-20 m.
Este primer tramo del Camino E se inicia en el punto
1980 m. del Camino Principal (Lám. CXCIV). Está muy
desmantelado en su totalidad, tanto por allanamientos
medievales como por la actuación sobre él de agentes erosivos naturales, ya que la roca basa1 de esta ladera es fácil.
mente degradable, como ya dejamos constancia al tratar del
Camino B, que discurre casi en paralelo y a escasas decenas
de metros por encima.
En la primera mitad del tramo se aprecia que la base del
camino está compuesta por un tipo de roca caliza que se
cuartea y levanta con facilidad. En el punto 4'80 m., en concreto, dicha base realiza un escalón de alrededor de 0' 15 m.
de altura. Sólamente en la segunda mitad aparecen ligeras
marcas de carriladas (Lám. CXCIII), concretamente desde el
punto 11'30 m. hasta el 14'60 m.
No existen en todo el recorrido del tramo laterales
rocosos, ni siquiera el derecho, a pesar de que el trazado es
en ladera. Los sedimentos acumulados varían entre los 0'80
m. de potencia en la parte derecha del tramo y los 0'30 m.
en la parte izquierda.
Tanto las débiles marcas de carriladas que se mantienen
en este tramo, como las que iremos viendo en los siguientes,
nos irán dando motivos para pensar que este camino no
estuvo tan frecuentado por vehículos de ruedas como el resto
de los caminos secundarios, en los cuales las carriladas aparecen más marcadas, incluso en el B.
El hecho de que los dos caminos secundarios que desde
esta zona toman la dirección Este, tengan un tráfico menor,
tiene la justificación de que la salida hacia el citado punto
cardinal es muy problemática, por tener que salvar el alto
farallón que rodea la zona media de la ladera norte. Por ello
pensamos que la utilización de estos dos caminos quedó
reducida a servir de conexión con la parte superior de la
ladera norte, utilizándose los Caminos F, G y H para llevar
el tráfico hacia las zonas situadas al E. y NO. de Meca.
Contrariamente al tipo de pendiente que venimos obser-
-
vando, en este tramo y en los siguientes aquella se hace positiva, es decir, tiene una trayectoria ascendente. La diferencia
de cotas que existe entre sus dos extremos es de +2'29 m., o
sea, una pendiente que llega al +11'45%.
Lám. CXCJlI.-Detalle
de la rodada derecha.
[page-n-166]
TRAMO 20-40 m.
J
Im
El estado de conservación de este tramo es similar al
acabado de describir (Lám. CXCVI).
En los quince primeros metros no existen señales de
carriladas debido a las mismas circunstancias que citábamos
en el tramo anterior. Estas empiezan a ser visibles a partir del
punto 35'40 m., observándose rodadas paralelas tanto en la
derecha como en la izquierda, aunque no están muy marcadas.
Para evitar que los carros pudieran deslizarse lateralmente debido a la inclinación de la ladera y a la falta de laterales rocosos (Fig. 81), debieron ponerse grandes bloques de
piedra en el lateral izquierdo, a modo de quitamiedos.
Desde el punto 31'60 m. hasta el 34 m., aparece un gran
hoyo con una boca circular de 3'40 m. de diámetro, que
corta el camino (Lám. CXCV). Parece ser la base de un silo
medieval del que solamente hemos delimitado el contorno
del borde.
Los sedimentos acumulados sobre el camino oscilan en
torno al metro en todo el lateral derecho, y alrededor de los
0'40 m. en el izquierdo.
Las medidas tomadas solamente se refieren a las alturas
del realce central del camino sobre las bases de las carriladas. Las máximas son de 0'12 m. en el punto 37'60 m. de
la derecha y de 0'20 m. en el punto 38'80 m. de la izquierda.
Las mínimas se hacen nulas en los puntos 35'20 m. de la
derecha y 36'70 m. de la izquierda.
La diferencia de cotas existente entre los puntos
extremos del tramo es de +1'83 m., lo aue suuone una
subida con una pendiente del +9'15%.
Lám. CXCV.-Detalle de fondo de silo medieval.
Lám. CXC1V.-Vista general del Tramo 0-20 m.
Lám. CXCV1.-Vista general del Tramo 20-40 m.
Fig. 81.Sección en el Punto 39 m.
[page-n-167]
TRAMO 40-60 m.
El presente tramo (Lám. CXCVIII) conserva señales de
carriladas únicamente en los siete primeros metros de su
recorrido. En el resto han desaparecido como consecuencia
del desmantelamiento que ha ido sufriendo la capa superior
de la roca basal.
Como ocurría en los anteriores tramos, también en éste
siguen apareciendo dobles carriladas en algunos sitios, bien
marcadas pero poco profundas (Lám. CXCW). Su formación ha sido debida al sucesivo desplazamiento de las ruedas
por la pendiente, ya que no se realizó artificialmenteuna plataforma previa al trazar el camino (Fig. 82).
En los dos primeros metros del recorrido se observan
hasta tres carriladas paralelas en la parte izquierda del
camino. La situada más al exterior desaparece al perderse la
roca.
No existen laterales rocosos, por lo que la potencia de
los sedimentos depositados sobre el camino sigue siendo
escasa. Concretamente tienen una altura que oscila entre
0'50 m. y 0'80 m. en la zona derecha, y entre 0'10 m. y 0'40
m. en la izquierda.
Al igual que en el tramo anterior, sólo hemos conseguido tomar las medidas relativas a las alturas que alcanza el
realce central del camino sobre las bases de las rodadas. Las
máximas son de 0'03 m. en el punto 44'80 m. para la
derecha y de 0'26 m. en el punto 45'30 m. para la izquierda.
La altura mínima se hace nula en el punto 43'10 m. de la
derecha y de 0'04 m. en el punto 41'80 m. de la izquierda.
La diferencia de cotas que tienen los puntos extremos
del tramo sigue siendo similar a las anteriores: +1'82 m. La
pendiente es, pues, del +9'10%.
Fig. 82.-Sección en el Punto 45'60 m.
Lám.CXCW.-Detalle de la carrilada izquierda.
[page-n-168]
TRAMO 60-80 m.
Sólo se conserva en este tramo (Lám. CC) un pequeño
trozo de la carrilada izquierda, con una longitud que apenas
llega a los 0'75 m., en torno al punto 69'50 m., es decir,
donde se ha realizado la sección (Fig. 83).
Fue dicho pequeño trozo, que, según nos muestra la
lámina CXCIX, se hallaba casi en superficie, el que sirvió
para detectar la presencia del trazado del Camino E.
A partir del citado punto se intentó descubrir su trayectoria hacia ambos lados. Era evidente que por un lado tenía
que enlazar con el Camino Principal, por 10 que no tuvimos
más problema para hallar el trazado hasta él, que la escasa
de señales de rodadas, según hemos a o viendo en
las descripciones de los tramos anteriores. Por el contrario,
teníamos a nuestro favor la cercanía del Camino Principal, el
haber localizado el punto de confluencia y la suposición
derivada de la experiencia de que su trayectoria era rectilínea. No tuvimos tanta suerte en poder continuar el camino
en sentido contrario, ya que ni las numerosas prospecciones
visuales realizadas, ni las catas que se abrieron nos ofrecieron la menor señal con la que pudiéramos seguir el
camino a partir de este tramo.
En el dibujo de la sección y en la Lám. CXCIX, se
observa un rebaje semicircular de fondo plano, realizado en
la base después de haberse dejado de utilizar el camino.
Sigue sin haber laterales rocosos, por lo que también
ahora la potencia de los sedimentos es pequeña: Entre 0'30
m. y 0'60 m. en la parte derecha del camino, y entre 0' 10 m.
y 0'30 m. en la izquierda.
La diferencia de cotas entre los extremos aumenta en
este tramo hasta alcanzar +2'57 m. La pendiente se eleva,
pues, hasta el +12'85%.
Lám. CXCVm.-Vista general del Tramo 49-60 m.
o
,
lm
I
Fig. 83.-Sección en el Punto 69'50 m.
Lám. CXCM-Detalle del camino.
Lám. CC.-Vista general del Tramo 60-80 m.
[page-n-169]
CAMINO F
Con el inicio de esta vía secundaria entramos en una
zona de gran complejidad a la que hemos denominado Gran
Nudo de Caminos.
En efecto, en esta área en la que el Camino Principal
realiza su segundo gran cambio de dirección mediante el trazado de una curva de 180°, que le hace variar su trayectoria
hacia el SO., es de donde salen tres vías secundarias que
toman otras tantas direcciones, además de una vía abandonada ya desde antiguo, según vimos al hablar del Camino
Principal.
~6do
ello se sitúa en una zona llana. relativamente
pequeña en extensión por estar delimitada al Norte y al Sur
por cortados. A pesar de ello tuvo un gran movimiento de
circulación de carros, ya que además de que aquí llegaba la
mayor parte del tráfico rodado que bajaba de la ciudad,
recibía el procedente de los Caminos F, G y H, y el del
propio Camino Principal, para iniciar desde aquí el largo y
dificultoso ascenso a Meca.
Este Gran Nudo era, pues, como un centro de dispersión
y de recepción de la mayor parte del tráfico rodado que
bajaba de la ciudad o subía a ella.
El descubrimiento de los caminos de esta zona fue muv
difícil y complicado como consecuencia de la absoluta
carencia de datos sobre lo que podríamos encontrar.
Teníamos la suposición de que por esta área el Camino
Principal debería formar una curva para enlazar con unas
fuertes carriladas descubiertas años atrás hacia el SO. y que
curiosamente ahora nos parece que no corresponden a esta
vía sino a un camino secundario. O sea, que incluso en eso,
al parecer y a falta de comprobación, es posible que estemos
equivocados.
Unicamente sabíamos con certeza que un camino, el que
ahora llamamos G, discurría por esta zona siguiendo-su
recorrido la parte baja del cortado rocoso y dirigiéndose
hacia el Este, de acuerdo con la presencia de unas leves
señales de rodadas que aparecen unos cien metros más ade-
lante, en la zona teóricamente más inadecuada para conservarse aquéllas, por estar ubicadas sobre una roca basa1 que
en esta zona es de conglomerados en vez de caliza.
La escasez de datos quedaba agravada por la potencia de
sedimentos térreos y presencia de grandes piedras. Estas circunstancias no nos permitían orientarnos sobre si la topografía actual era muy distinta de la que pudo tener el terreno
en época ibérica, haciéndonos perder mucho tiempo y
esfuerzo en la realización de catas comprobatorias para
intentar descubrir la base del camino.
También dificultaron las tareas la presencia de algunas
construcciones medievales, cuyos muros construídos sobre
los sedimentos afloraban en superficie sobre el camino,
según vimos en la descripción de esta zona del Camino
Principal. Por último, los silos excavados por la población
medieval, destruyeron una parte de los caminos de esta área.
Resumiendo, a partir del punto 2.065 m. del Camino
Principal, en el que se conservan curiosamente tres carriladas paralelas, según vimos, en vez de dos o cuatro, nos
encontramos con una zona en la que nos era imposible adivinar la trayectoria de aquél.
Después del trabajo y tiempo empleados en la realización de varias catas delante de las señales de las rodadas
citadas, y tras los resultados negativos obtenidos, decidimos
dejar esta zona y probar suerte más abajo.
A pesar de ir completamente a ciegas en una área muy
complicada en su orografía, tuvimos la fortuna de no tardar
en dar con las carriladas del Camino Principal después de
cambiar su dirección. Desde aquí, intentamos seguir su descubrimiento en sentido inverso.
Fue entonces cuando detectamos la presencia de los
Caminos H y F. Este último en concreto creíamos que salía
del Camino Principal en el punto 2.178 m., una vez pasada
la curva, ya que aquí giraban las carriladas para desviarse,
pero, posteriormente, nos dimos cuenta de que también en
dicho punto le atravesaba por iniciar su recorrido anteriormente en el punto 2.107 m. del Camino Principal, es decir,
antes de empezar la curva (Lám. CCI).
Es, pues, un camino de curioso trazado por el hecho de
salir del Camino Principal tanto por el punto 2.107 m. como
por el punto 2.178 m. Una explicación de esto puede ser la
deducida a partir del análisis de la forma de circular en esta
zona, según se desprende del estudio de las señales de las
carriladas:
Es evidente que la parte de este camino secundario que
une los dos puntos del Principal es de mucha mayor pendiente que el de este último, al tener que salvar la misma
altura en menor recorrido; y, por otra parte, las señales de sus
carriladas están poco marcadas. Ambos hechos nos indican
que este espacio pudo ser utilizado normalmente sólo por los
carros que tenían que bajar. Es decir, una interpretación sería
que los carros que descendían por el Camino Principal,
salían por el punto 2.107 m., mientras que los que subían por
el Camino F, entraban por el punto 2.178 m. y seguían dando
la vuelta por la curva del Camino Principal. Con ello evitaban una pendiente demasiado empinada para subir, que, de
haber sido utilizada, habría dejado señales más hondas en
sus carriladas debido al fuerte rozamiento que las llantas
metálicas ejercen en las subidas.
En cuanto a la dirección que parece tomar este camino,
tras atravesar el Principal y realizar seguidamente una
amplia curva, parece ser que en principio es hacia el Este o
[page-n-170]
Lám. CC1.-Vista del Camino F desde el F'rincipal.
[page-n-171]
TRAMO 0-20 m.
Noroeste, corriendo por debajo de la terraza sobre la que se
sitúa la curva del Camino Principal.
Este tramo (Lám. CCIII) sale del punto 2.107 m. del
Camino Principal y termina también en él setenta y un
metros más adelante, es decir, en torno al punto 2.178 m.
Se conservan señales de sus carriladas solamente en los
tres primeros metros de su recorrido y en los 2'50 m. Últimos
(Lám. CCII y fig. 84), en donde el camino adquiere una pendiente exagerada.
Entre ambas zonas, en las que la roca basa1 es caliza,
vuelven a aparecer los conglomerados, por cuyo motivo ha
desaparecido toda señal, quedando la base del camino escalonada debido posiblemente a aterrazamientos realizados
durante la Edad Media.
En concreto, el primer escalón se sitúa en el punto 3'80
m., con una altura de 0'60 m. Hay otro en el punto 8'70 m.,
con una altura de 0'20 m., y un tercero en el punto 14'70 m.,
con una altura de 0' 15 m.
Los sedimentos acumulados oscilan en torno a los 0'75
m. de potencia.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos del tramo es la mayor de cuantas hemos visto en
todos los caminos de Meca, ya sean de dentro o fuera de la
ciudad: Nada menos que -4'38m.
La pendiente, pues, alcanza la cifra de -21'90%(i), que
parece imposible que pueda ser superada por un carro, sobre
todo en zonas como la situada en la parte final del tramo en
donde la marca de la carrilada izquierda casi es vertical.
Fig. 84.Sección en el Punto 19'30 m.
Lám. CCII,-Detalle del cruce con el Camino Principal.
[page-n-172]
TRAMO 20-40 m.
El inicio de este tramo se sitúa casi en el centro del
Camino Principal (Lám. CCV), a la altura del punto 2178 m.,
en donde le cruza perpendicularmente.
Su conservación general es bastante irregular, ya que
conserva zonas con rodadas bien marcadas (Fig. 85) en uno
u otro lateral, juntamente con otras en las que han desaparecido las señales como consecuencia de los agentes erosivos al
encontrarse muy en superficie.
Los siete metros primeros de su recorrido están bastante
perdidos. En ellos apenas existen señales de rodadas y
carecen de laterales rocosos. A partir del punto 27 m. aparecen zonas con carriladas profundas y con laterales rocosos.
En su recorrido existían ya escalones en época ibérica
que cruzan el camino oblicuamente: Uno de 0'44 m. de altura
en el punto 32'60 m.; otro de 0'40 m. en el punto 35'80 m. y
un tercero de 0'47 m. de altura en el punto 39'80 m. (Lám.
CCIV).
Los sedimentos que le cubrían eran escasos y en ocasiones nulos, alcanzando una media de 0'40 m. de potencia.
Los anchos máximos de las carrilada son de 0'43 m. en
el punto 32 m. de la derecha y de 0'38 m. en el punto 31'70
m. de la izquierda.
Las profundidades máximas de las rodadas con relación
a los laterales rocosos son de 0'85 m. en el punto 34'50 m. y
de 0'60 m. en el punto 29'10 m. de la derecha e izquierda.
La profundidad máxima que alcanzan las bases de las
rodadas con respecto al realce central del camino es de 0'43
m. en el punto 33'30 m. de la derecha y de 0'49 m. en el
punto 32'50 m. de la izquierda.
A partir del punto 40 m. desaparece toda señal del
camino.
La diferencia de cotas entre los extremos del tramo sigue
siendo muy alta: -3'93 m., lo Que da una aendiente del -
o
I
Fig. 8 5 , S e c c i ó n en el Punto 35'15111.
1
Lám. CCIV.-Detalle del camino.
Lám. CCiiI-Vista general del Tramo 0-20 m.
Lám. CCV.-Vista generai del Tramo 20-40 m.
lm
I
[page-n-173]
CAMINO G
Este camino sale del principal en el punto 2.139 m., justamente en donde éste inicia la curva de 180" (Lám. CCVI).
A primera vista, podría parecer que es él la Vía
Principal, ya que sigue la trayectoria hacia el NE. que traía
ésta desde muchos tramos antes, pero la intensidad de tráfico
que denotan sus carriladas es sin duda alguna mucho menor
que la del otro, por lo que a pesar del cambio de dirección
que éste sufre con la citada curva le consideramos más
importante y por lo tanto el Camino Principal.
Ya quedó apuntado al hacer la descripción de los tramos
de esta zona del Camino Principal, que no podemos asegurar
con los datos de que disponemos, si el camino abandonado
sobre el que se construyó la casa ibérica fue en un principio
aquel o el Camino G. De hecho, en realidad poco importa,
ya que pensamos que tanto uno como el otro se debieron
empezar a utilizar prácticamente al mismo tiempo.
De todos modos nuestra opinión al respecto por ahora es
que el Camino G inició su recorrido, en un principio, inmediatamente después de la salida del Camino F, motivo por el
cual lo hemos puesto a continuación de éste. Después del
abandono de parte del trazado de la Vía Principal, su salida
se desplazó al inicio de la curva de 180".
Anteriormente hicimos referencia a las dificultades que
tuvimos para detectar los caminos de esta zona, y que lo
único que sabíamos con certeza era que existía este Camino
G por las señales de rodadas que se veían unos cincuenta
metros más adelante, en un paso artificial realizado en el
reborde de la terraza sobre la que discurre.
De acuerdo con dicha evidencia, toda la zona baja
situada junto al cortado rocoso adyacente fue prospectada
visualmente repetidas veces y mediante catas realizadas a
distintas alturas, abarcando todas las posibilidades de trazados por los que podría discurrir el camino, y, como
siempre, teniendo en cuenta que la situación topográfica que
teníamos delante no tenía por qué ser la misma que la que
tuvo en época ibérica, especialmente como consecuencia de
los sedimentos acumulados en la zona. Pero ninguno de los
trabajos que se hicieron dio la más mínima evidencia de la
existencia de su trazado.
Como consecuencia de ello se intentó seguir su trayectoria a la inversa, a partir de las señales de rodadas situadas
más adelante. Pero éstas desaparecieron también apenas dos
metros más adelante.
En este momento llegamos a una situación en la que el
Camino G no aparecía por ningún lado y en el Camino Principal se había perdido al llegar a una zona de conglomerados.
Desesperábamos ya de poder documentar tanto el
Camino G como el Principal en esta área, cuando uno de los
obreros nos sugirió hacer la última cata en un sitio determinado, a lo que no pusimos inconveniente alguno, ya que ante
la falta de datos el lugar elegido era tan bueno o tan malo
como cualquier otro.
Se abrió, pues, una trinchera de apenas 0'40 m. de ancho
por unos dos metros de largo y tras rebajar 0'60 ó 0'70 m.
de potencia, sorprendentemente aparecieron cuatro carriladas marcadas en la roca. Lo asombroso es que en una cata
de sólo 40 cm. de ancho se "tropezara" con el punto exacto
en el que salía el Camino G y se iniciaba la curva del
Camino Principal con sus respectivas rodadas reconocibles.
Si esta misma cata se hubiera realizado sólamente veinte
centímetros antes o después de donde se hizo, no se hubieran
detectado las carriladas con tanta claridad, o incluso hubiéramos tenido dudas en su interpretación como tales.
A partir de este punto se pudo ya continuar con el descubrimiento de la trayectoria del Camino Principal en ambos
sentidos y de los primeros metros del Camino G., que, según
veremos en su descripción, se pierde rápidamente.
En este sentido hemos de confesar que, a partir del descubrimiento de su inicio, no se trabajó más que lo dicho en
completar la trayectoria que tiene que seguir hasta enlazar
con las carriladas situadas más adelante.
En esta publicación, pues, únicamente damos noticia de
él y de su inicio, dejando aplazada la continuación de su descubrimiento y estudio para trabajos futuros.
Si miramos el plano fotogramétrico de la figura 1,
observaremos que este camino al iniciar su recorrido se
dirige hacia el NE.; pero, al llegar a la esquina del cortado a
cuyos pies va discurriendo, empieza a realizar una ligerísima
pero constante curva a la derecha que le hará tomar la dirección Este. Por esta razón, ya apuntamos al hablar del
Camino E, que posiblemente y en el caso de que éste tuviera
salida hacia el Oriente, fuera pronto abandonado para utilizar solamente el Camino G, que corre paralelo a él, a unos
20 m. de distancia, y lleva idéntica dirección, teniendo la
ventaja de que es mucho más fácil hacer su recorrido.
Es posible que el camino que tratamos tuviera como
destino enlazar con el llano, bajando lentamente por la
ladera Norte de Meca, cerca ya de las actuales Casas de
Meca, poniendo en contacto la ciudad con tierras de labor de
la zona.
No obstante, no se puede descartar la posibilidad de que
sirviera para poner en conexión la ciudad Meca con la vía
que discurre a un lado y otro de la actual carretera que une
Alpera con Casas de Madrona, tomando la dirección de
Játiva.
[page-n-174]
M.CCV1.-Vista del Gran Nudo de Caminos.
[page-n-175]
TRAMO 0-20 m.
El inicio del Camino G sigue la misma dirección que el
Camino Principal antes de que inicie éste la curva de 180".
Intentando documentar la primera parte de su recorrido
se excavaron un total de nueve metros; pero la base rocosa
caliza se perdió a partir del punto 3 m. (Lám. CCVII) volviendo a aparecer una zona de conglomerados. Por ello se
abandonó el seguimiento de su recorrido no sin antes haber
realizado algunas catas por los terrenos situados delante,
pero con resultados negativos.
Sólamente se conserva alguna huella de la carrilada
derecha hasta el punto 3 m. y de la izquierda hasta el punto
0'50 m.
Los sedimentos depositados en esta zona, llana, tienen
una potencia media de 0'50 m.
Su trayectoria es ligeramente ascendente.
Descripción de materiales
62. Fragmento de borde y parte superior de un kalathos. La pasta es compacta, con escasos desgrasantes muy finos y de color anaranjado.
Ambas superficies están cubiertas con engobe ocre.
Como decoración lleva "dientes de lobo" en la zona superior del borde
y banda y dos Iíneas paralelas debajo del ala del borde, pintadas en rojo
vinoso.
Diámetro del borde: 20'6 cm. Altura conservada: 3'5 cm.
63. Fragmento de borde, de color rojizo en el núcleo y ocre en los laterales.
De este mismo color es la superficie interior, mientras que la exterior
lleva engobe rosado.
Conserva una banda en el borde y otra en el cuello, pintadas en rojo
vinoso.
Diámetro del borde: 18'2 cm. Altura conservada: 3'6 cm.
64. Fragmento de borde. La pasta es ocre en el núcleo y rosada en los laterales, con finos desgrasantes. Las superficies llevan engobe de color
ocre.
Mantiene como decoración "dientes de lobo" en el borde y tres líneas
paralelas debajo, pintadas en rojo vinoso.
Diámetro del borde: 19'6 cm. Altura conservada: 1'8 cm.
Fig. 86.-Fragmentos
cerámicos procedentes del camino.
[page-n-176]
Lám. CCVI1.-Vista general del Tramo 0-20m.
[page-n-177]
Como se puede observar en el plano fotogramétrico de
la figura 1, en los primeros metros de los recorridos de
ambos caminos, parece tenerse la impresión de que se
dirigen al mismo sitio, o como mínimo que llevan la misma
dirección hacia el Noreste.
Este hecho nos causaba extrañeza, teniendo en cuenta
que, como norma general seguida, todos y cada uno de los
caminos vistos hasta ahora, se dirigen a direcciones distintas, a no ser en el caso de que alguno de ellos hubiera sido
abandonado por otro.
Este último caso, en principio, parecía no darse en el
Camino H con respecto al F, ya que según muestran las huellas dejadas en sus respectivas uniones al Camino Principal,
los dos se estuvieron utilizando al mismo tiempo.
Por ello quisimos saber algo más de sus recorridos,
abandonando momentáneamente el seguimiento del Camino
Principal.
Aunque intentamos repetidamente realizar el descubrimiento de algún tramo más de sus trayectorias, que pudieran
aclarar las citadas dudas, tanto en el uno como en el otro las
señales de las carriladas desaparecieron por completo a los
pocos metros, y las catas que se fueron realizando con el fin
de hallar sus huellas más adelante, tampoco nos dieron
resultados positivos.
Por el momento sólamente podemos suponer que uno de
los caminos, que en principio llevan la dirección hacia el
CAMINO H
Noreste, la cambia después hacia el Este, una vez pasado el
Este es el último de los caminos secundarios que hemos espolón situado delante de él, siguiendo su trayectoria en
descubierto hasta el momento en los trabajos que llevamos paralelo a las que llevan los Caminos G y E, pero cada uno
de ellos en una terraza distinta de la ladera Norte de Meca.
realizados en las vías de Meca.
El otro camino, por el contrario, creemos que a pesar de
No es probable, aunque tampoco imposible, que hayan
quedado otros caminos secundarios por descubrir, anteriores la dirección que lleva al principio, debe cambiarla inmediatamente, ya que si no llegaría a unirse con el anterior en la
a éste.
De ser así, son sin duda vías que fueron muy poco utili- base del citado espolón.
De ser cierta nuestra hipótesis, a uno de ellos pertenecezadas en comparación con las descubiertas, y, por tanto, con
escasas posibilidades de poder determinar sus recorridos. rían las fuertes carriladas que mencionamos al hablar del
Lo que sí creemos con seguridad es que aún debe faltar Camino F, descubiertas hace años con un recorrido de unos
algún camino secundario más por descubrir, que esté más cuatro metros.para ello el camino en cuestión debe continuar
alejado que el H, saliendo del Camino Principal.
su recorrido realizando una curva a la izquierda de 180°,
También creemos que de los trazados de algunos de para dirigirse hacia el Soroeste con una trayectoria paralela
estos caminos secundarios deben salir a su vez otros, aunque a la del Camino Principal.
Como éste parece ser que tiende a dirigirse inevitablepor el momento no hayamos descubierto ninguno. ~ i e n - e s
verdad, en este sentido, que por ahora y según ha ido com- mente al Oeste, pudiera ser que el Camino F tomara más
probando el lector, nuestra mayor atención la hemos puesto adelante una trayectoria hacia el Norte. Pero esta suposición
lógicamente en el descubrimiento, documentación y estudio difícilmente pudo ser cierta por la topografía de la zona. De
del Camino Principal, contentándonos por el momento en todas formas, la explicación más lógica, de acuerdo con los
dejar constancia de la existencia de las vías secundarias que datos que actualmente tenemos, la expondremos al hablar
salen de él, sin pretender realizar un estudio exhaustivo de del Gran Nudo de Caminos.
La única objeción que debemos poner en consideración
cada una de ellas, cosa que nos puede llevar años de trabajo.
De todas formas, siempre que nos sea posible, nuestra es que las carriladas citadas descubiertas hace años parecen
intención, en un futuro tanto inmediato como próximo, es corresponder a un camino de más tráfico que el que se puede
seguir documentando todas y cada una de las vías, conti- apreciar en los primeros metros del Camino F o H, máxime
nuándolas hasta donde nos permitan llegar las señales si tenemos en cuenta que al estar éstas en pendiente y aquédejadas de sus recorridos y seguir añadiendo datos a lo poco llas en llano, los datos deberían ser lo contrario de lo que
que conocemos de esta faceta de la cultura material de los son, es decir, que las señales dejadas en la cuesta fueran más
fuertes que las dejadas en el llano, siempre que la dureza de
iberos.
Volviendo al Camino H. sale del punto 2180 m., inrne- la roca sea similar, como parece que ocurre en el presente
diatamente después de
el ~ a & i n o F atraviese al caso.
Naturalmente todas las suposiciones que hagamos sobre
Principal (Lám. CCVIiI).
En dicho punto empieza su trazado realizando una estos dos caminos, aunque sean relativamente lógicas, no
amplia curva a la derecha que es casi paralela a la que rea- dejan de ser tales, y habrá que someterlas a comprobaciones
futuras para aceptarlas o desecharlas definitivamente.
liza en la misma zona el Camino F.
[page-n-178]
[page-n-179]
TRAMO 0-20M.
El recorrido de este tramo (Lám. CCX) hace la misma
curva que el tramo 20-40 m. del Camino F, discurriendo sus
trazados casi en paralelo y en la misma dirección.
Como ya hemos dicho, no creemos que ambos caminos
se dirigieran a una misma zona, por lo que pensamos que
uno de los dos tiene que realizar inmediatamente un cambio
de dirección que le dirija a un área distinta a la que se dirige
el otro.
Su conservación es regular en los trece primeros metros
del recorrido. En esta parte existen rodadas poco profundas
(Fig. 87) que se perciben sólo de trecho en trecho (Lám.
CCIX).
A partir del citado punto, prácticamente desaparecen las
cardadas, quedando únicamente señales esporádicas de
ellas, debido en gran parte a la erosión.
En el punto 12'60 m. la roca basa1 realiza un escalón
oblícuo al camino de 0'25 m. de altura.
No tiene laterales rocosos por lo que los sedimentos
apenas llegaban a tener una media de 0'20 m. de potencia.
Una buena parte del realce central del camino aparecía en
superficie.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos del
tramo es muy alta y también muy similar a la del tramo 2040 m. del Camino F, lo cual es lógico si tenemos en cuenta
que ambos trazados están salvando el mismo obstáculo orográfico. Dicha diferencia de cotas es concretamente de -3'78
m., lo que supone una pendiente del -18'90%.
O
I
Fig. 87.-Sección en el Punto 7'88m.
Relacionando ambos caminos, vemos por los datos que
nos han llegado, que el tráfico en el que tratamos fue inferior al que tuvo el Camino F. Su dirección continuaría con
toda seguridad hacia el Este, siempre y cuando el Camino F,
según tendremos ocasión de ver, fuera en un principio el
Camino Principal Inicial, es decir, el utilizado antes de que
se abandonara por el nuevo trazado. En este caso es también
seguro que la trayectoria que éste seguiría sería la del Oeste,
es decir, hacia donde se dirije el Camino Principal Final.
Como ya quedó dicho, esta hipótesis se podrá demostrar
en uno u otro sentido únicamente en el caso en que se
puedan continuar sus trayectorias. Lo máximo que hasta
ahora sabemos con toda seguridad es que uno de ellos se
dirige hacia Oriente,justo por debajo del cortado rocoso que
acaban de salvar y que se continúa hacia el Este.
1
1m
J
Lám. CCIX.-Detalle desde abajo.
[page-n-180]
Lám. CCX.-Vista general del Tramo 0-20m.
[page-n-181]
IV. ESTUDIO
Si fueron interesantes los resultados obtenidos en los
trabajos realizados sobre los caminos del interior de la
ciudad, no lo han sido menos los proporcionados por los
caminos de acceso que ahora publicamos.
En efecto el paciente lector que haya leído las descripciones de los caminos contenidas en el capítulo precedente,
se habrá ido percatando no sólo de la impresionante obra
civil que supuso la realización de sus trazados, sino de las
nuevas aportaciones que se han conseguido en el conocimiento de los caminos que realizaron los iberos.
Decimos paciente lector porque somos conscientes de la
aridez de la lectura del capítulo de las descripciones al contener éste miles de medidas. Pero también somos conscientes de la necesidad de que queden anotados para siempre
todos los datos que cada uno de los tramos ha podido suministrar. Dada la envergadura de los trabajos de campo realizados en su descubrimiento, no creemos que aquéllos se
vuelvan a repetir. Por ello uno de nuestros objetivos ha sido
el de documentar al máximo, mediante mediciones, dibujos
y fotografías, todos y cada uno de los tramos, antes de que
vuelvan a quedar ocultos por los sedimentos como creemos
deben estar para su mejor conservación.
El recoger la ingente cantidad de datos mencionada nos
permite contar con el mayor número posible de elementos de
juicio que puedan demostrar definitivamente o modificar las
conclusiones sacadas en el estudio de los caminos del interior de la ciudad, o aportar fundados nuevos conocimientos.
En este sentido tendremos ocasión de ver que la mayoría
de las conclusiones sacadas en nuestro anterior libro son
ratificadas en éste. Pero no falta una modificación importante y, por supuesto, nuevas aportaciones.
Para una mejor comprensión, hemos dividido el estudio
de los caminos en los apartados que figuran en el Indice. Si
comparamos éste con el que aparece en el anterior libro
publicado, notaremos la radical diferencia existente entre
ambos, debido a las distintas circunstancias que rodean los
caminos de dentro de la ciudad con respecto a los de fuera.
LA vÍA PRINCIPAL
Su nombre indica una relación de importancia sobre
otras vías. Dicha importancia en principio la hemos basado
en ser la vía de mayor tráfico rodado relativo, pero también
en la constatación de que se tuvo un mayor cuidado en la
realización de su trazado y en que se dio un mejor tratamiento a su mantenimiento, de acuerdo con los datos que
han ido proporcionando las excavaciones arqueológicas.
Según hemos podido comprobar en el capítulo anterior,
su conservación en general se puede decir que es muy buena,
a pesar de la erosión puntual sufrida en algunas zonas, como
en los tramos 1400-1420m. y 1420-1440 m., y la incidencia
de la población medieval, cuyas construcciones, aunque en
la mayoría de los casos (muros) no dañaron directamente el
camino, sí lo hicieron los allanamientos o las extraciones de
piedra para la construcción (tramos 1840-1860 m. y 18601880 m., por ejemplo) y otras obras como los fondos de los
silos vistos en el punto 1562 m., en el tramo 2080-2100 m.
del Camino Principal Inicial o el verdadero "campo de silos"
del tramo 2120-2140 m.
La Vía Principal de acceso a la ciudad de Meca supone
una de las obras públicas más impresionantes de la antigüedad, sin paralelos conocidos en otras culturas coetáneas
o posteriores (Fenicia, griega, etrusca, romana, etc.). Más
aún, incluso después de hecha, no supo ser aprovechada en
época romana y menos aún en época medieval, a pesar de
que en esta última etapa hubo una población relativamente
importante en la cima y laderas N. y O.
Es lógico preguntarse cómo otras culturas del
Mediterráneo no parecen haber destacado tan tempranamente en la realización de vías aun cuando hubieran conocido el carro antes que los habitantes de la Península Ibérica.
La respuesta puede ser simple.
Es una constante en la historia de la humanidad que el
progreso tecnológico se basa en la capacidad del hombre en
superar mediante su inteligencia las dificultades que se le
presentan. Por el contrario, en una sociedad en la que no
existan obstáculos para su desarrollo, se hace más difícil
llegar a realizar investigación tecnológica.
Es evidente que la costumbre de los iberos (e incluso
anteriormente en la Edad del Bronce Medio y Final de esta
zona) de edificar sus ciudades siempre que podían en los
sitios más inaccesibles por motivos defensivos, les ocasionó
las dificultades consecuentes para acceder a ellas. Esto les
obligó a estudiar y desarrollar como ningún otro pueblo los
sistemas de trazados de vías que hicieran posible los accesos
[page-n-182]
a sus ciudades. De otra forma, los obstáculos que debieron
vencer les obligó a ser expertos en estos temas consiguiendo
realizar trazados de vías por sitios en los que a primera vista
parecería imposible hacerlos.
El ejemplo más evidente de estos logros es Meca. Un
observador que desde cualquier punto del llano circundantecontemple su cima, delimitada por altísimos cortados
rocosos, no puede creer que un carro pueda llegar a ella. Sin
embargo, los iberos lo lograron.
Por ello, también es lógico que pensemos, junto con
algún autor como Augusto Fernández de Avilés, que los
carros que utilizaron debieron ir aportando innovaciones tecnológicas importantes de las que sin duda se aprovecharon
otros pueblos, sobre todo con la llegada de los romanos.
La experiencia que fueron adquiriendo los iberos a lo
largo de los siglos en el trazado de los caminos les llevó a
efectuar modificaciones puntuales de trayectos anteriores,
en orden a mejorar su trazado por una zona en concreto.
Dichas modificaciones afectaron incluso al primitivo trazado que hubo en la zona del Camino Hondo, sustituyéndolo
por la impresionante obra que vemos hoy en día, según
advertimos en nuestro anterior libro.
En este sentido hemos observado que en la Vía Principal
de acceso, al parecer no se efectuaron rectificaciones en su
trazado salvo en un sólo caso (en el Gran Nudo). Esto nos
indica que el trazado original se mantuvo durante siglos sin
modificaciones. Es evidente, pues, que este trazado, el más
idóneo, debió ser estudiado y calculado previamente, tan
exactamente que no fueron necesarias modificaciones posteriores en todo su recorrido. Como hemos dicho, sólo se hizo
un cambio puntual en el Gran Nudo, pero curiosamente en
zona llana, ya a los pies de la ladera. Sobre el abandono de
esta parte del camino y su sustitución por otro, lo trataremos
al hablar del citado Gran Nudo.
Es posible que en la elección del trazado de la Vía
Principal se contemplara la posibilidad de realizarlo por la
falda Sur del Castellar, en principio quizá con menos problemas orográficos. Pero sus ventajas eran menores: No
había posibilidad de salida del importante Camino A; se
hubiera desaprovechado la inmejorable situación de la
Fuente de Meca; tenía peor comunicación con la vía preexistente del llano que tiene que pasar al N. o NO. de Meca;
y, por último, su ascensión hubiera sido agotadora en los
meses de primavera y verano al situarse en la solana del
cerro y en un valle cerrado.
Una vez elegida la ladera Norte, es indudable que se
tuvo que realizar un meticuloso y complejo estudio previo
de toda su topografía de forma que se pudiera trazar su trayectoria total definitiva de una sola vez, ya que la envergadura de la obra no permitía realizar pruebas en el itinerario
ni errores de cálculo que motivaran modificaciones de su
trazado una vez realizado éste.
Para llevar a buen fin esta empresa se hubieron de tener
en cuenta tres factores: Primero, evitar al máximo la realización de curvas y contracurvas que hicieran interminable
el camino, es decir, hacer su trazado lo más rectilíneo
posible. Para ello no hubo más remedio que eliminar los
obstáculos puntuales que se interponían en su trazado. Esto
supuso a veces extracciones de roca de varios metros de
potencia.
En segundo lugar, era imprescindible crear la plataforma o base horizontal corrida, necesaria para que los
carros pudieran circular sin peligro de que rodaran ladera
abajo; ello también supuso, como es lógico, la extracción
metro a metro de a veces importantes volúmenes de roca.
Y, previamente a todo ello, se hubo de realizar el estudio
de curvas de nivel, imprescindible para que la pendiente en
cada punto y la del total del camino fuera la adecuada para
permitir la subida o bajada de carros. Obviamente este fue el
trabajo que más necesidad tuvo de precisión a la hora de
establecer el trazado íntegro definitivo.
Observando el mapa fotogramétrico actual (Fig. l),
vemos las dificultades que tuvieron que resolver para trazar
la vía por esta ladera, con la gran inclinación que denotan
sus apretadas curvas de nivel y con la altura a salvar desde
el llano (en tomo a los 200 m.).
También en dicho mapa se observa cómo el trazado del
camino va coaando uniformemente y de la manera más
apropiada las citadas curvas de nivel, de forma que da la
impresión de que el camino se trazó previo conocimiento de
este mapa, realizado por fotogrametría aérea.
Incidiendo aún más en el extraordinario trazado del
camino, observamos el empeño en procurar hacer trayectorias rectilíneas con el fin evidente de ahorrar todo el recorrido posible en tan larga subida. Solamente en dos sitios de
la zona NO. se realizaron las típicas curvas de 180" necesarias cuando hay que salvar fuertes pendientes del terreno. En
el resto, como decimos, se aprecia la insistencia en procurar
hacer trayectorias lo más rectas posibles.
La precisión en realizar el trazado adecuado relativo a la
pendiente, combinándolo al mismo tiempo con el más ajustado posible para tener el mínimo recorrido, no es fruto de la
casualidad. Y prueba de ello es, como hemos dicho,que se
tuvo que recurrir al corte y extracción de roca, a veces en gran
volumen, para realizar el trazado más idóneo. Los ejemplos de
ello son abundantes, especialmente en la ladera Norte.
Por citar casos notables, recordemos las extracciones de
más de tres metros de potencia de roca en los tramos 960980 m., 980-1000 m., 1320-1340 m. y 1340-1360 m., llegando incluso a alcanzar los 4'25m, en el tramo 1160-1180
m. No contamos aquí las obras de este tipo realizadas para la
creación de apartaderos, que veremos al hablar de ellos.
Todas estas extraccione se realizaron al mismo tiempo que
se hacía la plataforma de sección transversal horizontal, regularizada y continuada de unos 1'85 m. de ancho de todo el
recorrido. Es decir, una gran obra de ingeniería cuyo principal
problema fue establecer la pendiente adecuada. Esta, en concreto, tiene una media del -9' 12% desde la puerta de entrada
hasta el último punto descubierto (2200 m.), con una distancia
de 1295 m. en la que se salva un desnivel de 118'18 m.
Deteniéndonos en el último aspecto, hemos visto que
aunque las pendientes que tiene que salvar el Camino
Principal son en general adecuadas, no faltan tramos o zonas
en las que el esfuerzo físico que tuvieron que realizar los
animales de tiro debió ser extraordinario, al tener que salvar
varios puntos con pendientes superiores al 14%. Esto ocurre
en los tramos 1180-1200m., 1280-1300 m., 1540-1560 m. ó
2140-2160 m. Excepcionalmente aquéllas se hacen mayores
puntualmente en tramos como el 1080-1100 m. (15'55%), o
el siguiente con un 15'95%, y el 1320-1340 m. (16'25%),
[page-n-183]
Lám. CCXI.-Camino de acceso de El Tolmo de Minateda.
llegando a sobrepasar el 17% en los tramos 1160-1180 m.,
1920-1940 m. y 2160-2180 m. El máximo desnivel lo
ostenta el tramo 1560-1580m. con el 18'30%(i). Para que el
lector tenga un elemento de comparación en este sentido,
recordemos que la pendiente del Camino Hondo, que considerábamos muy elevada, era del 11'40%.
De todas las aportaciones que hicimos al conocimiento
de los caminos ibéricos en el anterior libro publicado, sólo
hay una que tenemos que rectificar, o mejor dicho, precisar.
Se trata de la longitud del diámetro mínimo de las ruedas de
los carros.
Si recordamos, la medida más alta de la que nos servimos
para calcularlo se situaba en el tramo 220-240 m., con 0'49
m. En los caminos de acceso hemos visto cómo esta medida
ha sido superada concretamente en cuatro puntos: en el
1986'20 m. con 0'50 m.; en los puntos 981'70 m. y 1851'50
m. con 0'55 m., y en el punto 1161'90 m. con 0'56 m.
Esta última medida es, pues, por ser la más alta, la que
nos sirve para hallar el diámetro mínimo de las ruedas de los
carros que circularon por Meca: Dos veces dicha longitud
más el grueso del eje (unos 0'05 m.). Es decir, el diámetro
m'nimo que dimos -1'03 m.- hay que situarlo con los nuevos
datos en 1' 17 m.
En cuanto a paralelos, apenas se pueden establecer comparaciones con los caminos de acceso de otras ciudades ibéricas, porque no existen excavaciones y menos aún estudios
sobre ellos. Se salva de esta curiosa laguna en la investigación, el camino de acceso al Tolmo de Minateda (Láms. CCXI
y CCXII), descubierto recientemente y de un gran interés por
Lám. CCXI1.-Detalle del camino de El Tolmo.
[page-n-184]
los datos que puede aportar(6). No obstante, tiene una gran
diferencia con el de Meca debido a la escasa altura que tiene
que salvar.
Los restos visibles de cardadas que aparecen esporádicamente en otros yacimientos no dicen mucho. Por ejemplo,
el camino que sube por la ladera Norte del cerro de San
Miguel de Liria(7) tiene peor trazado que los caminos secundarios de Meca y al parecer tuvieron menos tráfico rodado
(Lám. CCXIII). En él no se realizó la plataforma previa de
sección horizontal sobre la que circularían después los
carros. No obstante, es obvio que mientras no se descubran
y estudien trayectorias más o menos largas, no tendremos
elementos de juicio suficientes para establecer comparaciones.
En general, ninguno de los caminos ibéricos de acceso
hasta ahora conocidos llega a acercarse a la complejidad y
envergadura que vemos en el de Meca. Así, el camino ibérico de acceso a Sagunto, por la Puerta(8) de Poniente, excavado en la roca, es muy pequeño comparándolo sólamente
con el recorrido del Camino Hondo.
En cuanto a obras nuevas, relacionadas con el Camino
Principal de Meca, que no se vieron en los del interior de la
ciudad son los distintos nuevos tipos de apartaderos y los
enlosados, que veremos más adelante, los fuertes quitamiedos que sin duda existieron en algunas zonas, aunque no
haya llegado ninguno de ellos hasta nosotros, y el muro en
talud que según parece se instaló sobre el lateral rocoso
izquierdo de los tramos 1260-1280m. a 1320-1340m. para
proteger el camino de caídas accidentales de piedras que
pudieran bajar rodando por los lanchares situados en esta
zona de la ladera.
Sin duda alguna, uno de los datos más importantes que
hemos documentado en esta vía es el empedrado construído
en el tramo 1320-1340m., a cuya descripción nos remitimos
para revistar la documentación gráfica y fotográfica.
Los altos laterales rocosos que delimitan todo el recomdo de dicho tramo, nos indican que la calzada de piedras
se hizo muy posteriormente a la construcción del Camino
Principal, ya en un momento en que la base rocosa se iba
degradando de tal modo que se estaba formando un gran
agujero. Esto hizo necesario su relleno y la instalación de
este empedrado, de forma que protegiera la blanda base
rocosa y regularizara su erosionada superficie.
Así pues, aunque más que una calzada sea un relleno
puntual, su técnica constructiva nos está ofreciendo una
importante información con relación a la forma que tuvieron
los iberos de realizar calzadas regulares. Por ello, aunque no
conozcamos todavía ninguna de ellas, podemos imaginar su
factura a la vista de lo que existe en esta parte del Camino
Principal. Es decir, superficie regularizada en la que predo-
(6) Agradecemos a DaRubí Sanz y a D. Lorenzo Abad su cortesía en
permitirnos publicar la fotografía del camino de El Tolmo.
(7) El recorrido de parte de este camino nos lo mostró amablemente
D. Enrique Díes Cusi durante una visita que realizamos al yacimiento
durante el mes de abril pasado.
(8) En una visita al yacimiento fotografiamos elementos arquitectónicos pertenecientes a la Puerta de Poniente de Sagunto (Lám.
CCXIV), idénticos a los que vimos en la puerta de Meca, publicados en
nuestro anterior libro.
Lám. CCXm.-Camino de acceso por la ladera N. de Liria.
minan lajas de regular o gran tamaño sobre las piedras más
pequeñas y estructura muy sólida, siendo prácticamente
imposible extraer cualquiera de las piedras que la componen. Evidentemente esta solidez es fundamental, ya que si
un elemento se pierde, le seguirían uno tras otro hasta su
desmantelamiento total, no siendo efectivos los remiendos
posteriores.
Por tanto, este empedrado denota una gran experiencia
en realizar la trabazón de unas piedras con otras para que
queden firmemente sujetas. De acuerdo con ello, a la vista
de este pequeño ejemplo, es lógico que pensemos que las
calzadas de sus grandes vías debieron tener una magnífica
factura y un óptimo acabado.
En cuanto a la disposición de los elementos pétreos en
este tramo, observamos que las piedras o lajas de mayor
tamaño se instalan en las zonas laterales, es decir, por donde
discurren las ruedas, mientras que las piedras más pequeñas
se colocan en la zona central del camino.
Esta disposición es la más adecuada en un camino en
cuesta. En primer lugar hay que tener en cuenta que la parte
Pierre Rouillard, en su trabajo "Investigacionessobre la muralla ibérica
de Sagunto". Serie Trabajos Varios del S.I.P. no 62. Valencia, 1979,
Págs. 14 y 15, habla del "descubrimiento de cinco bloques pertenecientes a una puerta: soportes de goznes y mortajas..." Con el rupestre
hallazgo situado en la puerta de Meca de la misma forma en "L"que la
mortaja de la lámina citada, se puede ya afirmar que dicho sillar tuvo
que estar colocado en el suelo para recibir la base del cerrojo vertical
de la puerta.
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del empedrado que más sufre es por donde pasan las ruedas.
Si en el lugar de su recorrido se pusieran piedras pequeñas,
éstas se romperían con facilidad, iniciándose así el desmantelamiento del empedrado.
Por el contrario, no es conveniente la instalación de lajas
grandes en el centro del camino. El paso de personas y cabalíerías por él, i í n limando sus superficies haciéndolas resra
baladizas, por lo que especialmente las pezuñas de los animales no tendrían agarre al pavimento. La instalación de
piedras más pequeñas solucionaba este problema, al poder
"agarrarse" a las ranuras existentes entre ellas.
Vemos, pues, que este pequeño testimonio sobre la
forma que tuvieron los iberos de construir calzadas es muy
significativo.A pesar de lo puntual y excepcional de su instalación es evidente la meticulasidad de su construcción para
conseguir que fuera la más apropiada y duradera posible.
Por último, para terminar de hablar del Camino
Principal, no queremos dejar de citar como dato de enorme
interés el gran desgaste sufrido por la base del camino
debido al paso de los carros.
Ya hablamos sobre este tema al tratar de los caminos del
interior de la ciudad, poniendo como ejemplo el testimonio
dejado en el tramo 640-660 m. Apesar de estar instalado este
tramo sobre una zona rocosa muy dura, en terreno completamente horizontal y con carriladas muy anchas, hubo un
desgaste de 0'64 m. de altura desde la plataforma que al
principio se hizo hasta la base del camino que hoy vemos.
La citada medida lógicamente se hace mucho mayor en
el Camino Principal de acceso que, al no ser horizontal,
Lám. Lám.CCXrV.-Elemento de la Puerta de Poniente, de Sagunto.
sufrió más desgaste. Los testimonios mejor conservados se
sitúan en la parte alta de la ladera, en donde hemos apreciado
en muchos puntos, tanto el rellano inicial del camino como
las señales típicas de desgaste de la roca debido al roce de
las llantas metálicas. Como ejemplo del primer caso citamos
por su claridad los situados en los tramos 940-960 m. y
1080-1100 m., en los que aparecen dichos rellanos con las
señales de las picadas a una altura de 0'60 m. y 0'96 m., respectivamente, sobre la base de la carrilada izquierda.
Como ejemplos del segundo caso hay alturas muy dispares que varían entre las que superan el metro, en los
tramos 980-1000 m. y 1240-1260 m., y las que alcanzan
1'70 m. de altura en el punto 970 m., superando incluso los
dos metros en el punto 1173'95 m.
Para que la base rocosa haya sufrido un desgaste en vertical de tal magnitud, es evidente que tuvieron que transitar
por allí muchos carros durante siglos.
Estudio aparte merecen por su importancia tanto el
departamento ibérico instalado sobre Camino Principal
Inicial del Gran Nudo como el propio Gran Nudo de
caminos. El primero se estudiará en un Apéndice. El
segundo lo vemos seguidamente.
EL GRAN NUDO DE CAMINOS
Llamamos así a la zona situada en torno a la Vía
Principal desde el punto 2060 m. hasta el 2184 m.
Este espacio es de una gran complejidad, debido a que
en una pequeña zona, que apenas abarca un tercio de hectárea de extensión, además de los 124 metros lineales de
Camino Principal aquí contenidos por trazar éste una curva
de 180°, se sitúan las salidas de tres caminos secundarios,
uno de los cuales incluso cruza el Principal veinte metros
después de salir de él. Para aumentar dicha complejidad hay
una parte del recorrido de la Vía Principal que fue abandonada en plena época ibérica, substituyendo su trazado por
otro que corre paralelo a él durante unos 75 metros.
Los cuatro caminos que en esta zona confluyen
pudieron originar, en principio, un gran centro de convergencia y dispersión del tráfico de Meca. Según ello no es
extraño que, aprovechando la terraza casi horizontal existente en esta zona, se construyeran casas cuyos fondos,
semiexcavados en la roca, apoyaban en la parte baja del farallón que corre a la derecha. Los testimonios rupestres existentes a lo largo de él así lo indican, confirmándolo la presencia del departamento que hemos excavado y que se estudiará en el Apéndice. Pensamos que estas casas, situadas tan
lejos de la ciudad, se construyeron esencialmente para dar
distintos servicios a quienes por aquí transitaban.
Tanto la citada complejidad, como la propia forma del trazado general, es lo que nos sugirió darle el nombre de "nudo".
El mayor problema que este nudo de caminos nos
plantea a la hora de la interpretación de sus restos, viene
motivado al intentar encontrar una explicación satisfactoria,
primeramente al por qué del abandono del trazado de una
parte del Camino Principal para substituirlo por otro situado
al lado. En segundo lugar a la explicación del trazado del
Camino F. Todo ello teniendo en cuenta que los restantes trazados quedan involucrados en dichas explicaciones al estar
todos interrelacionados.
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Al estudiar los caminos del interior de la ciudad, vimos
en varias ocasiones cómo algunas partes de sus trazados se
abandonaron en un momento determinado para ser substituídas por otros. Siempre, en todos y cada uno de dichos
casos, quedaba claro que estos abandonos se debieron a la
realización de mejoras en sus respectivas trayectorias, bien
para que quedaran más llanas, bien para quitar curvas o
incluso para eludir una pendiente exagerada.
En el caso de la substitución de la trayectoria del
Camino Principal en el Gran Nudo, aproximadamente desde
el punto 2060 m. hasta el 2130 m., por otra que apenas se
separa de ella 1'50 m. en la parte más distante, no lo encontramos lógica ni razonable, maxime cuando este último trazado no mejora el anterior, sino todo lo contrario. En efecto,
se abandona la trayectoria recta inicial por otra que es curva,
aunque sea ligera; y, lo más grave, el trazado llano primitivo
hace ahora una bajada para después retomar la cota haciendo
lógicamente una subida, la única que efectúa el Camino
Principal desde que atravesó la puerta de la ciudad. Es decir,
en contra de toda lógica, se abandona un primer trazado
substituyéndolo por otro peor.
En cuanto al trazado del Camino F, no le encontramos
explicación lógica por dos razones: Primera, no entendemos
que salga del Camino Principal para que después le cruce.
Más razonable sería que iniciara su recorrido directamente
en dicha intersección. Segundo, por lo descubierto hasta
ahora, parece que su destino es el mismo que el del Camino
H, estando abocados a unirse en un punto cercano.
En la interpretación integral de los trazados de todos los
caminos del Gran Nudo, hemos tenido que barajar múltiples
hipótesis para explicar paradojas o contradicciones como las
citadas.
Una de las bases en las que nos hemos apoyado es que
este nudo de caminos se pudo haber ido formando a lo
largo de muchos decenios o incluso siglos. Es decir, los trayectos de cada uno de los caminos que muestra la figura
88,4, no tuvieron por qué realizarse o utilizarse al mismo
tiempo.
Esto era ya evidente en la trayectoria del Camino
Principal. La casa ibérica construída sobre la vía patentizaba
que en un momento determinado se abandonó su trazado
sustituyéndolo por el situado al lado. A partir de dicho
momento se pudo construir la casa en cualquier instante.
Sobre este aspecto, aunque en principio nuestra opinión se inclina a que dicha casa se construyó poco tiempo
después del abandono del camino, no tenemos más datos
que los materiales muebles que contenía el departamento
excavado, y que, lógicamente, se refieren al momento de
su destrucción. La costumbre que los iberos tenían al construir sus casas, de profundizar hasta llegar a la base rocosa
y excavarla para obtener un pavimento horizontal, hace
que muchas veces no puedan existir datos arqueológicos
anteriores a su última ocupación, como en este caso.
Tampoco nos dice nada en el aspecto cronológico la dura
capa de argamasa echada a lo largo de los huecos de las
carriladas para allanar esa parte del piso del departamento.
Por ello, la opinión citada no tiene por qué ser la verdadera,
y, en dicho caso, pudo haber transcurrido muchas décadas
desde que se abandonó el uso del camino hasta que se
construyó la casa.
Aparte del incuestionable dato citado antes, los recorridos de los caminos del Gran Nudo nos ofrecieron otros
más o menos claros o trascendentales sobre los que lógicamente basamos la interpretación que sigue. Esta la hemos
elegido entre una larga serie de hipótesis, como la más probable. Unicamente presentamos ésta dado que sería interminable exponer cada una de las hipótesis tratadas con sus
posibles variantes y sus respectivos razonamientos.
Nuestra interpretación última opta por establecer que la
trayectoria del Camino F pudo corresponder al primitivo e
incluso único camino que en un primer momento pasaba por
aquí (Fig. 88,l). Su fundamento parte del hecho de coincidir
su dirección con la del Camino H.
En efecto, no podemos admitir que estos dos caminos
fueran al mismo sitio uniéndose algunos metros más adelante, por lo que uno de ellos debía realizar una curva a la
izquierda, después del punto en que han quedado al descubierto. Si admitimos esto, dicha curva la tiene que hacer el
Camino F porque si no daríamos por sentado que el camino
que ahora llamamos Principal ya existía, y, entonces, este
último se dirigiría al mismo sitio que el F.
Resumiendo: tenemos una situación en la que no
podemos admitir que los Caminos F y H vayan al mismo
sitio. Pero si uno de ellos cambia de dirección, su trayectoria
le llevaría a unirse con el Camino Principal, con lo que tendríamos la misma situación. Es decir, en cualquier caso existirá la contradicción de que dos caminos (el F y el H o el F
y el Principal) se unirán poco después. Como esto no tiene
sentido, hubo de darse que el Camino Principal y el Camino
F no fueran coetáneos en un primer momento, siendo el
Camino F anterior y, por lo tanto, el Principal.
Al establecer que el Camino F fue al principio el
Principal, obviamente estamos sosteniendo que el que ahora
llamamos Camino Principal no existía. El porqué de su trazado posterior lo explicamos por el hecho de la extremada
dificultad que supone para el tráfico el Camino F, con
un2 1'90% de pendiente.
Según esto, creemos que después de trazar la trayectoria
del Camino F, no se tardó mucho tiempo en construir el
Camino Principal definitivo (Fig. 88,3), aunque no se abandonó el uso del Camino F. En este sentido pensamos que con
bastante asiduidad y con el fin de evitar encuentros frontales
de vehículos en este frecuentado nudo, se utilizó el Camino
F para la bajada y el Camino Principal para la subida, al
tener éste una pendiente más moderada.
En cuanto al Camino G, existió como vía secundaria que
se dirigía al Este, bien desde el primer momento o poco después del trazado de la Vía Principal primitiva, iniciando su
recorrido al principio en la zona de la que sale el Camino F
(Fig. 88,2).
En cuanto al Camino H, su trazado fue posterior (Fig.
88,4). Las señales de sus carriladas nos indican que empezó
a utilizarse una vez que ya se había realizado el trazado del
Camino Princi~al
definitivo.
Si bien, como hemos visto, las explicaciones dadas
parecen ser las correctas sobre estos caminos, por el contrario no hemos llegado a encontrar una explicación convincente en el hecho de la sustitución del trazado del Camino
Principal por el que corre a su lado. Una posibilidad muy
discutible es la dificultad de la salida del Camino F al
haberse formado un fuerte escalón en su base, lo que originaría que esta salida se tuviera que desplazar un metro a la
izquierda. También pudo ocurrir, al mismo tiempo o no, una
disminución muy importante del tráfico, posiblemente en el
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siglo V a.c., coincidiendo con las revueltas sociales y religiosas ocurridas en esta zona. En dicha época, con un escaso
o nulo tráfico, bien pudo, simplemente, desplazarse insensiblemente el trazado al ubicarse éste sobre zona llana.
Después, la blandura de la roca basa1 hizo que en la mitad de
su recorrido se hundiera hasta la cota en que nos ha llegado.
Aunque el motivo concluyente del abandono de este
tramo será difícil de establecer porque es poco probable que
Fig. 88.-Posible evolución del Gran Nudo de Caminos.
se obtengan nuevos datos, esperamos que el descubrimiento
de las trayectorias de los Camino F y H nos puedan aportar
nuevas luces sobre las especificaciones expuestas.
LOS CAMINOS SECUNDARIOS
Son caminos de menor tráfico rodado relativo que van a
parar a la Vía Principal o que salen de ella para dirigirse a un
punto o zona determinada.
Aparte del menor trático, también es una constante en
ellos el menor cuidado puesto en la realización de sus trazados.
Hasta el momento hemos constatado la presencia de
ocho caminos secundarios, cuyos respectivos inicios se
sitúan en tomo a los puntos 914'50 m., 1.440 m., 1.610 m.,
1.760 m., 1.982 m., 2.107 m., 2.139 m. y 2.182 m. del
Camino Principal.
Establecemos como premisas, que puede darse la existencia de otros y que no Genen por qué ser sincrónicos.
Descubierto el Camino Principal hasta el punto 2200 m.
y los caminos secundarios citados, es difícil que haya otros
intercalados no descubiertos, precisamente porque los que
tenemos abarcan todas las posibilidades de comunicación
con el llano. Otra cuestión es si de estos caminos salen a su
vez otros terciarios, aún no documentados. No obstante, no
descartamos la posibilidad de la existencia de alguno más de
aquellos, pero, de ser así, fueron poco importantes o muy
antiguos.
La segunda premisa también es obviamente difícil de
demostrar, ya qÜe no hay testimonios tan claros sobre
caminos abandonados como los que vimos en el interior de
la ciudad. En efecto, en éstos hubo varios casos en los que
se apreciaban perfectamente vías abandonadas al quedar sus
inicios o sus finales "colgados" a distintas alturas sobre la
base de la vía más moderna. Esta circunstancia es la única
que nos puede servir para averiguar si un camino fue utilizado al mismo tiempo que otro, o si se dejó de utilizar mientras el otro seguía funcionando. Pero esto no ocurre con ninguno de los caminos secundarios descubiertos. En unos
casos porque sus uniones no se han descubierto o no se aprecian bien (Caminos B, C, D y E) y en otros porque, según
veremos, aunque el camino en concreto estuviera abandonado de antiguo, se siguió utilizando su salida del Camino
Principal como apartadero, por lo que no pueden quedar sus
rodadas "colgadas" sobre él.
De todos ellos, y según los datos que nos han suministrado, fueron con toda seguridad coetáneos del Camino
Principal los Caminos A, F, G y H. Creemos que también
fueron utilizados al mismo tiempo que éstos los Caminos C
y D, aunque no tenemos pruebas concretas al respecto por
no haberse descubierto sus res~ectivasuniones con el
Principal. Y, por último, pensamos que es probable que los
Caminos B y E fueran anteriores y posiblemente sustituídos
por el mejor trazado del Camino G, que, al igual que ellos,
se dirige al mismo punto cardinal. No obstante, sea o no
cierta esta suposición, sí creemos que sus inicios al menos
se siguieron empleando como apartaderos, de acuerdo con
la situación que tienen en relación con la regular distribución de aquellos a lo largo del Camino Principal, según tendremos ocasión de ver.
La red que forman estos caminos está destinada a
conectar la ciudad con cualquier zona de sus laderas y de los
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llanos; incluso alguno o algunos de ellos es posible que enlazara con la vía del llano, además del Camino Principal.
Es evidente que el destino de cada uno de ellos no lo
podremos determinar con absoluta certeza mientras no se
avance lo suficiente en el descubrimiento de sus respectivos
trazados. Pero podemos preveer con cierto grado de seguridad la meta de algunos de ellos.
El Camino A, en este sentido, es uno de los más claros.
Su trayectoria, tras abandonar Meca, recorre de O. a E., en
línea recta, toda la ladera Norte del Mugrón (Lám. CCXV).
Su destino no puede ser otro que poner en conexión la
ciudad con una zona rica en materias primas indispensables
tanto para satisfacer las necesidades elementales de la
población, como para abastecer de ellas a la artesanía y a la
industria.
La zona a la que nos referimos es la de la Laguna de San
Benito, hoy inexistente por la genial decisión de alguna
mente preclara de desecarla. La abundancia de agua y el
clima benigno debieron ser factores que propiciaron una
gran riqueza en especies vegetales (ya fueran cultivadas o
silvestres) y animales (ya fueran domésticos o salvajes),
aparte de la posible extracción de arcillas y explotación de al
menos una mina de cobre.
Lám. CCXV.-Vista
aérea de Meca y ladera N. del Mugrón.
Que debió ser un camino muy importante lo demuestra
el hecho de que, aun no teniendo salida por el E. más allá de
la citada laguna, se realizó su trazado como si fuera el
. .
,
Principal, es decir, aterrazando previamente el espacio por
donde debía discurrir. También su circulacibn rodada fue
significativa.
Un dato interesante, aunque no haya quedado reflejado en los tramos descritos en este libro, es la aparición
de quitamiedos ortoédricos casi ciclópeos en una zona de
su trayectoria muy alejada de ~ e c a .Estos quitamiedos
tenían la doble función de evitar que los carros se pudieran
deslizar transversalmente despeñándose por esta inclinadísima ladera, y servir de sujección a las lajas de los empedrados existentes en dicha zona previniendo desplazamientos laterales.
La existencia de estos quitamiedos en un camino secundario es lo que nos hizo sugerir anteriormente como muy
posible su existencia en algunos puntos del Camino
Principal.
Por último, al tratar de los apartaderos, hablaremos del
importante situado a la altura de los dos primeros tramos de
este camino.
Los Caminos B y E son muy similares en muchos
aspectos, por lo que exponemos sus características al mismo tiempo.
~ a n c o como otro inician su recorrido hacia el NE.
uno
para seguidamente tomar la dirección E.
No pueden tener salida sino es, con mucha dificultad,
por el punto en el que se sitúa el paso en el cortado rocoso
por el cual se sube hoy en día al Castellar desde las Casas de
Meca, sin tener que llegar a la Fuente de Meca. Es decir, el
paso situado en el Cuadro 18 del mapa fotogramétrico
(Fig. 1). No existe ahora ni existió en época ibérica otro
paso, siquiera peatonal, desde la parte en que hemos dejado
al Camino E hasta llegar al punto en el que el Camino A
salva el cortado, en el Cuadro F14.
Las trayectorias y destinos de estos dos caminos no
están, pues, claros. Por una parte no podemos admitir que su
salida por el cortado fuera el mismo que el del Camino A, ya
que entonces sobraría éste. Y aunque supusiéramos que los
Caminos B y E hubieran sido abandonados por el A, nunca
explicaríamos la incongruencia que supone el recorrer
medio kilómetro en un caso o un kilómetro en otro para después regresar al mismo lugar, cuando esto se pudo resolver
sin problemas desde el primer momento mediante el trazado
lógico del Camino A.
Descartada, pues, esta posibilidad, no queda otro paso
para su salida que el citado del Cuadro 18. Es posible que
éste haya sufrido una erosión tan fuerte que actualmente sea
irreconocible. Por nuestra parte no hemos visto la ~lll'nima
señal de este trazado por aquí.
A parte de esta opción, apuntamos la posibilidad de que
tanto uno como otro sólo se construyeron para conectar la
ciudad con zonas de población o de trabajo de esta parte de
la ladera.
Ninguna de las dos explicaciones nos satisface por completo, pero con los datos que poseemos no podemos ir más
allá. Lo que sí creemos es que, de ser cierta la primera hipótesis, ambos caminos al mismo tiempo o uno después del
otro, fueron finalmente sustituídos por el trazado del
Camino G que se dirige también al E. sin los problemas o
dificultades de los otros dos.
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En este caso se usaría en un primer momento el Camino
B. Después éste se abandonaría por el trazado del Camino E,
ante la dificultad en salvar la pendiente que existe entre el
inicio de aquel y el paso citado. Por último, el Camino E
sería sustituido por el G al ser de trayectoria más cómoda,
igual de larga y sin problema de tener que salvar el paso
mencionado del Cuadro 18.
Los dos caminos tienen un trazado poco elaborado en el
que no se hicieron allanaminetos previos, especialmente en
el primero de ellos. En éste se aprecia en lo poco que se conserva de él una inclinación lateral que es la más pronunciada
de cuantas hemos encontrado en los caminos secundarios.
Tan fuerte inclinación nos ha sugerido realizar el estudio
de la inclinación máxima que pudieron soportar los carros
ibéricos que circularon por Meca sin volcar, estableciendo
como constantes las medidas de la longitud de sus ejes y el
radio de sus ruedas, y como variables la altura del centro de
gravedad sobre el eje que une las ruedas y el ángulo de inclinación lateral.
Los cálculos realizados a oartir de la fórmula de la
figura 89, proporcionan la curva adjunta, la cual nos indica
que dichos carros no volcarían siempre que sus variables
permanecieran dentro de la zona rayada.Según esto el límite
máximo de inclinación se sitúa en los 46'5", a partir del cual
el carro volcaría yendo incluso de vacío. La curva va indicando los límites a los que podía llegar la inclinación,
dependiendo de la situación del centro de gravedad, es decir,
la altura de la carga suponiendo que ésta fuera uniforme. Por
ejemplo, un carro que llevara una carga cuyo centro de gravedad se situara a 80 cm. de altura sobre el eje, podría cir"
cular con una inclinación lateral comprendida entre O y
24' 1". Si sobrepasara esta inclinación el carro volcaría. En el
caso del tramo 40-60 m. del Camino B, por ejemplo, la sección de la figura 76 nos muestra que los carros que por él circularon llevaban una inclinación de 20". Según el gráfico, el
centro de gravedad de su carga nunca debió sobrepasar los
110 cm. de altura sobre el eje, ya que en dicho caso volcaría.
Obviamente todos los cálculos los hemos realizado bajo
condiciones ideales.
Para terminar, veremos la posibilidad de que los inicios
de sus respectivas trayectorias fueran empleados como apartadero~,
cuando hablemos de éstos.
El Camino C tiene la particularidad de ser el único que
une la ciudad con zonas situadas al Mediodía. Su trazado es
el más idóneo para este fin.
Aunque por ahora no tengamos muchos datos sobre él,
es evidente que sale del Camino Principal en la zona de la
Fuente de Meca; asciende ligeramentg hasta acceder a la
parte más honda del istmo que une Meca y el cerrillo situado
al Oeste y, desde aquí, empieza a descender paulatinamente
por la ladera de Poniente dirigiéndose al S. y SE.
A pesar de su mala conservación, lo descubierto de él
nos indica que su base fue ligeramente preparada, y que
soportó un tráfico moderado.
Creemos que lo más interesante es su destino, ya sea que
se dirija al Sur de Meca o al Oeste. En el primer caso tendrá
que atravesar el fondo del barranco situado a lo largo del
vallecillo que corre paralelo a la ladera Sur del Castellar. Si
fuera así se debió realizar una obra interesante de la que a lo
mejor queda algún resto. En el segundo caso, y con el fin de
no atravesar dicho barranco tendrá que hacer una curva de
180" para tomar la dirección 0. o NO.
lga =
-
0.62
h+ 0 , s
Fig. 8 9 . - C ~ ~ a inclinación máxima de los cmos.
de
En cualquiera de los casos pensamos que este camino se
realizó principalmente para Conectar la ciudad con zonas de
labor. No descartamos la posibilidad de que su destino sea unas
canteras situadas en un cerro espolón de la ladera Oeste del
Mugrón, situado antes de llegar al Arco de San Pascual. Estas
canteras pudieron ser explotadas para la construcción de caseríos o calzadas del llano. A falta de datos y como otra hipótesis
a tener en cuenta, también pudieron ser de época romana, utilizadas para la extracción de piedra empleada en la construcción de alguna de las viilas romanas situadas en el llano.
El Camino D debe salir del Camino Principal algo antes
de llegar a la curva de 180" que éste realiza al SO. de la
Fuente de Meca.
Su destino parece situarse hacia Poniente, en dirección a
Alpera, para lo cual tiene que evitar el obstáculo que supone
el cerrillo occidental, bordeándolo por su ladera Norte.
Posiblemente llegara hasta la importante vía que debió pasar
por los llanos del Oeste, Noroeste o Norte de Meca.
Lo poco descubierto de él parece indicarnos que tuvo
mucho tráfico rodado, a pesar de que su trazado apenas fue
previamente preparado.
La citada intensidad de tráfico así como la dirección que
lleva, nos ha hecho pensar en la posibilidad de que en un
primer momento fuera el primitivo Camino Principal.
Después esta trayectoria habría ido perdiendo importancia
con respecto al camino que pasa por el aljibe, acabando por
ser superado por éste en magnitud de tránsito.
Aunque esta hipótesis fuera cierta, pensamos que el
Camino D se siguió utilizando posteriormente como camino
secundario.
Según hemos visto al tratar del Gran Nudo de Caminos
es, sin duda alguna, el F el camino secundario que más problemas nos está dando a la hora de interpretar su trazado.
Ello es consecuencia de tres hechos: El salir del Camino
Principal para poco después cruzarle; el coincidir la dirección de los últimos metros descubiertos de su trayectoria con
la que lleva el Camino H, y la extraña circunstancia de que
el trazado del Camino Principal Final, en el pequeño recorrido que hace desde el punto en que el Camino E sale de él
hasta que le cruza, asciende primeramente 1'80 m. para des-
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cender seguidamente 2'60 m. Aunque esto sea un contrasentido que atañe exclusivamente al trazado normal que
venimos observando en el Camino Principal, sin embargo,
incide indirectamente en la interpretación que hemos de dar
al trazado del Camino F.
A todo ello hay que añadir las extraordinarias pendientes
de sus dos tramos descubiertos,las más altas de cuantas hemos
visto y que parece imposible que pudieran ser "escaladas" por
un carro: 21'90% en los veinte metros primeros y 19'65% en
los veinte metros siguientes. En este último aspecto hay que
tener en cuenta que las citadas cifras se refieren a pendientes
medias. Esto quiere decir que hay zonas con mayores y
menores inclinaciones. Puntualmente en el medio metro final
del primer tramo las carriladas casi son verticales.
A parte de los restantes datos, el simple hecho de cruzar
el Camino Principal, en principio no tiene sentido, ya que su
trazado lógico como camino secundario debería arrancar del
punto del Camino Principal en el que se efectúa el cruce.
Como no podemos aceptar hipótesis que no tengan sentido, tenemos que buscar explicaciones racionales a este, en
apariencia, absurdo trazado.
La hipótesis más aceptable de cuantas hemos manejado
es la siguiente, según apuntábamos al hablar del Gran Nudo:
En un primer momento pudo pertenecer a la trayectoria
del Camino Principal Inicial. Pero, dada la extraordinaria
pendiente antes citada y la falta de consistencia de su base
rocosa en los veinte primeros metros de su recorrido, no
pasaron muchos años en que este tramo fuera sustituido por
el trazado del Camino Principal "moderno". No obstante,
creemos que, esporádicamente, se siguió utilizando exclusivamente como camino de bajada, empleándose siempre el
nuevo trazado del Camino Principal para las subidas, al
tener una pendiente más adecuada.
De todas formas la interpretación definitiva del trazado
del Camino F no la tendremos mientras no consigamos establecer la dirección de su destino. Si el rumbo que toma este
camino lo cambiara mediante la realización de una curva,
que a la fuerza tendría que ser de 180" según la orografía de
esta zona, hacia donde se dirige el Camino Principal, la
hipótesis apuntada sería cierta.
Dicha curva es lógico que sea realizada bien por el
Camino F o bien por el H, ya que, si no, estos dos caminos
se juntarían indefectiblemente más adelante. Pero si ocurriera el caso de que ni el uno ni el otro efectuaran la citada
curva, sería evidente que el Camino F habría sido siempre un
camino secundario, cuya trayectoria fue prácticamente abandonada por la del Camino H, y, como máximo, quedó la primera para bajadas y la segunda para subidas.
Del Camino G tenemos escasos datos debido a lo poco
descubierto de él. Con mucha fortuna conseguimos localizar
su salida del Camino Principal, después su trazado se pierde
inmediatamente.
La dirección que lleva al salir del Gran Nudo de
Caminos es hacia el NE. Inevitablemente tiene aue continuar esta dirección durante unos cincuenta metros, discuniendo por la terraza en la que se sitúa el citado Gran Nudo,
para llegar después al cercano espolón de la ladera en donde
aparecen señales de rodadas que le dirigen hacia el Este, en
dirección a la zona de las Casas de Meca.
Se utilizó al mismo tiempo que el Camino Principal, y
parece que tuvo bastante tráfico rodado.
Al hablar de los Caminos B y E dimos las razones por
las que apuntábamos la posibilidad de que este camino fuera
el que sustituyó a sus trazados. Su destino último quizá fuera
conectar con la que consideramos cada vez más probable vía
ibérica que se dirige al E., y cuyas fuertes carriladas se
observan a uno u otro lado de la carretera actual que va de
Alpera hacia Casas de Madrona.
El Camino H es el último de los caminos secundarios
descubiertos hasta ahora. Su inicio se sitúa en tomo al punto
2182 m.
Las señales de su carrilada izquierda, cortando el realce
central y la carrilada derecha del Camino Principal, indican
que fue utilizado al mismo tiempo que éste. Por ello, al
hablar del Camino F, apuntamos que, en el caso de que este
camino y el H llegaran a unirse, el trazado del segundo sustituiría en todo o en parte al del primero.
Sus rodadas están algo más marcadas que las del
Camino F, aunque la pendiente del único tramo descubierto
es algo menor que las de aquél: 18'90%. Este dato hizo que
apuntáramos también la posibilidad de que, en su caso, el H
fuera de subida y el F de bajada.
No sabremos su destino concreto hasta que no descubramos algo más de su trazado. No obstante, opinamos que
este camino es el que se dirige hacia el NE., mientras que
el F, algunos metros más adelante de donde le hemos
dejado, hará una curva de 180" encaminándose al sentido
contrario.
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APARTADEROS
Dentro del proyecto de realización del trazado general
del Camino Principal, sin duda se contempló la necesidad de
construir apartaderos para tener el cometido exclusivo que
su propio nombre indica. Estos eran indispensables en una
vía en la que su trazado se concibió desde un primer
momento con la anchura de un carro, es decir, el ancho
mínimo por razones prácticas.
Si el trazado con el ancho de un carro fue de la complejidad y dificultad que ya vimos al hablar del Camino
Principal, especialmente debido al movimiento de roca efectuado, es evidente que realizar su trazado con una anchura
doble hubiera sido una empresa prácticamente imposible de
llevar a cabo.
Pero el construir el camino con el ancho de un carro tenía,
lógicamente, el inconveniente de que al discurrir por una
ladera muy inclinada, los vehículos no tenían espacio para
apartarse en el caso de que dos de ellos se encontraran circulando en sentidos contrarios. Por ello, como decimos, al mismo
tiempo que se planeó el trazado del camino de acceso se tuvo
que contar con la habilitación de apartaderos. Es buena prueba
de ello su regular distribución a lo largo del Camino Principal
(Fig. 90). En cuanto a su presencia en los caminos secundarios,
por el momento no hemos encontrado más que el situado en el
início del Camino A, aunque pensamos que debieron existir
con la misma frecuencia que en el Principal.
En el estudio de los caminos del interior de la ciudad,
realizado en el libro publicado anteriormente a éste, ya tratamos de los apartaderos que en ellos existían. Todos ellos
corresponden a un tipo de apartadero que también lo encontramos ahora en los caminos de acceso. Pero además hemos
documentado otras dos formas de salirse de la vía para ceder
el paso. Generalmente siempre se procuró realizarlos en
espacios horizontales, a costa de tener que extraer a veces
grandes volúmenes de roca.
El primero de los tipos citados es el más característico y
simple. Lo llamamos "apartadero en paralelo".
Consiste en la ampliación transversal del camino como
mínimo al doble de su anchura en una pequeña zona. Para
Fig. 90.-Distribución de los apartaderos.
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ello, en un punto determinado, se inicia lentamente el
desvío de la trayectoria que sigue el camino apartándose
paulatinamente hasta llegar a la citada zona en la que la
anchura llega a hacerse al menos doble. A partir de aquí se
efectúa el proceso contrario hasta incorporarse otra vez al
camino. Este tipo de apartadero suele tener una longitud
total que oscila en torno a los treinta metros. Con este largo
recorrido se intenta, como siempre, obtener trayectorias
rectilíneas.
En alguno de ellos ya vimos que existían señales por las
que pudimos deducir que la costumbre de circular por la
derecha era la usual en época ibérica. Es decir, cuando dos
carros se encontraban en un apartadero de esta clase, cada
uno de ellos circulaba por la vía situada a su derecha.
Este tipo de apartadero lo hemos documentado perfectamente en tres ocasiones. Otro es muy probable que esté
situado en la zona en la que se construyó el aljibe. También
en la zona de la Fuente de Meca hay indicios de la presencia
de uno o dos.
El segundo tipo de apartadero lo llamamos descriptivamente "de entrada y retroceso". A diferencia del anterior,
éste es menos cómodo por ser necesario hacer dos maniobras. Debido a ello su constsucción sólo se efectúa en
lugares en los que es imposible realizar el primer tipo a consecuencia de la existencia de una gran pendiente en el
camino. Su funcionaniiento consiste en salirse del trazado de
la vía en un punto determinado y dejar pasar el carro que circula en sentido contrario. Una vez despejado el camino, el
primero retrocede por el mismo sitio que entró al apartadero
hasta incorporarse a la vía. En la utilización de este tipo de
apartadero siempre el carro que bajaba tenía preferencia de
paso por el camino por razones obvias de maniobrabilidad,
teniendo que apai-tarse el que subía.
Hemos documentado un sólo caso de este tipo de apartadero, el cual, por su buena conservación, nos ha ofrecido
todos los datos necesarios para obtener una completa documentación sobre él.
El tercer tipo de apartadero no se constiuyó en principio
como tal, sino que es simplemente la utilización de las
salidas de los caminos secundarios de la misma manera que
se hace en el segundo de los tipos citados. Es lógico que la
existencia de estas salidas hiciera innecesaria la construcción de un apartadero en los alrededores, ya que aquellas se
podían utilizar para el mismo fin.
A continuación realizaremos el estudio de cada uno de
ellos, llevando el orden de empezar desde la puerta de la
ciudad hacia abajo. En la figura 90 hemos incluido la distribución de todos ellos y de los posibles.
El primero, más que un simple apartadero es una amplia
zona allanada artificialmente que incluye apartaderos y áreas
para posibilitar la parada o detenimiento más o menos largo
de carros y caballerías.
Se sitúa en la zona inmediata a la puerta de la ciudad.
Comprende, en primer lugar, los treinta primeros metros del
recorrido del Camino A juntamente con el apartadero de tipo
"en paralelo" anejo a él. Según denotan las señales de las
carriladas de su inicio en el Camino Principal, fue el más utilizado para entrada y salida de can-os.
También comprende toda la zona derecha del Camino
Principal a partir del inicio del Camino A. Esta zona consiste
en una tenaza que debió tener unos cinco metros de ancha y
que se prolonga hasta el punto 947 m.
Por último, existe otro apartadero del tipo "en paralelo"
que está situado a la izquierda del Camino Principal, en el
tramo 920-940 m. y mitad del siguiente. Esta zona izquierda
parece que estaba en proceso de ampliación cuando ocurrió
la destrucción de la ciudad.
La cantidad de roca que se tuvo que extraer para dejar
horizontal toda esta amplia zona, de forma que pudieran
maniobrar con facilidad los carruajes, supuso muchos
metros cúbicos, constituyendo sin duda una obra colosal o
como si hubiera sido realizada por un pueblo de gigantes,
según dijera el estudioso de Meca, D. José Sabater, al hablar
de las obras de la ciudad, en una carta de finales del siglo
pasado publicada en la obra de D. Joaquín Roa y Erostarbe.
La razón de ser de esta gran obra no fue otra que la de
poder dar cabida a un gran número de carros, caballerías,
personas e incluso rebaños, en primer lugar para esperar
mientras se daba ocasión a que quedara despejado el Camino
Hondo de los carros o caballerías que por él descendieran.
En segundo lugar para dar un tiempo de respiro a los extenuados animales antes de acometer la empinada cuesta final
del Camino Hondo después de la agotadora subida hasta
aquí realizada. Y, por último, para permitir la inspección de
cargas o personas, y posiblemente el cobro de peajes.
En el borde de toda la terraza pensamos que debieron
colocarse grandes sillares como quitamiedos, con el fin de
prevenir graves caídas por la empinada ladera. Las señales
de ello han desaparecido al haberse perdido la totalidad del
reborde de dicha terraza.
Se observa que este enorme apartadero y lugar de
parada está separado unos metros de la puerta y de la
muralla. Sobre este aspecto pensamos que la roca de las
zonas más cercanas a ambas no se rebajó con el fin de evitar,
llegado el caso, la posible instalación a su lado de torres de
asalto. La propia anchura de la paste de la terraza en la que
se sitúa el Camino A es lo suficientemente estrecha en este
sentido para permitir la fácil instalación de estructuras ofensivas. A parte de estas previsiones, toda la zona estaba dominada por la torre construída con toda intención en la vertical
del último apartadero citado.
Es decir, en la zona más importante del exterior de la
ciudad se realizaron las obras necesarias, pero exclusivamente justas, que pernutieran compatibilizar una adecuada
seguridad con aspectos relativos a la economía de aquélla.
El segundo apartadero se sitúa a una distancia de unos
cien metros del anterior, interesando al tramo 1020-1040 m.,
a casi la segunda mitad del anterior y a los dos primeros
metros del siguiente.
Es del tipo "en paralelo7'.Sus restos indican que cuando
se destsuyó la ciudad se estaba intentando prolongar algo
más su recorrido por la izquierda del Camino Principal en el
tramo 1010-1020 m.
Su instalación en este sitio se debió exclusivamente a su
situación de equidistancia con el apai-tadero de la puerta de
la ciudad y con el que veremos a continuación.
En su construcción el argumento de tener esta exacta
ubicación prevaleció sobre el hecho de situarse en una zona
en la que existe un espolón que sobresale en la ladera. No
obstante, se evitó la parte más saliente, desplazando el apartadero algo más arriba del lugar donde se sitúa el punto
medio entre ambos apartaderos. A pesar de todo, se tuvieron
que realizar importantes extracciones de roca. Esto fue el
motivo por el que en un primer momento se construyera el
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apartadero más corto de lo usual. También supuso que el
ancho fuera el indispensable. Tanto es así que la carrilada
derecha del Camino Principal coincide en el centro del apartadero con la izquierda de éste, aunque obviamente dicha
carrilada común es el doble de ancha que una normal.
El siguiente apartadero es de "entrada y retroceso". Se
sitúa a unos ciento ochenta metros de distancia del anterior,
ubicándose su mayor parte (unos 18 m.) en el lateral derecho
del tramo 1200-1220 m. e iniciándose en la zona media del
tramo siguiente. Su recorrido total es, pues, de unos veintiocho metros.
La construcción de este tipo de apartadero en este lugar
fue consecuencia de la carencia de lugares apropiados en las
zonas anterior y posterior del recorrido del Camino
Principal, en las que fuera factible instalar un apartadero en
paralelo. La excesiva pendiente del camino en toda esta
parte y la extraordinaria inclinación de la ladera no hacían
posible su construcción.
Por el contrario, dicha orografía no suponía obstáculo
alguno para emplazar un apartadero de entrada y retroceso.
El único inconveniente, como quedó señalado más arriba, es
. que su empleo obliga a efectuar maniobras.
Su funcionamiento queda claramente plasmado en la fotografía del tramo realizada desde abajo, de la lámina XLVI. En
ella observamos cómo la carrilada derecha del apartadero
desvía su trayectoria hacia la izquierda mostrándonos el citado
funcionamiento: Cuando un carro se encontraba bajando por el
Camino Principal, después de pasar el apartadero anterior, le
era ya imposible recular hasta llegar a él, debido a la pendiente,
en el caso de que se encontrara de frente con otro carro. Por
ello, este último tenía que meterse en el apartadero y dejar
pasar al carro que bajaba. Seguidamente ya podía recular con
facilidad por ser el apartadero horizontal, meterse en el trazado
del camino y proseguir la ascensión.
La carrilada antes citada nos indica que esta operación
se realizaba habitualmente, ya fuera por la densidad del tráfico o porque se tenía la costumbre de efectuar aquí una
parada para que descansaran los animales. Con relación a
este aspecto, no podemos saber la anchura total de la tenaza
ni, por tanto, su capacidad, por haber desaparecido todo su
reborde. Pero sí hemos observado que el apartadero propiamente dicho podía contener varios carros en fila sin que
entorpecieran el tránsito por el camino.
A partir de este apartadero no hemos encontrado otro
hasta llegar a la zona de la Fuente de Meca. Por este motivo
no tenemos la menor duda de que la salida del Camino B,
situada en torno al punto 1440 m., se utilizara como tal.
Su distancia con respecto al anterior apartadero es de
unos 230 m. Este es el único dato que podemos ofrecer, ya
que tanto la base del Camino Principal en esta parte de su
recorrido, como el inicio del Camino B han desaparecido a
consecuencia de la erosión.
El siguiente se sitúa alrededor de 180 m. más adelante.
En concreto hay datos de la posible existencia de dos apartadero~, primero que sale a la izquierda y otro, inmediauno
tamente después, a la derecha. Ambos se hallan en la zona
de la Fuente de Meca. En cuanto al primero de ellos, pudo
coincidir con la salida del Camino C.
La citada zona fue como el centro neurálgico del
Camino Principal. Por aquí tenía que pasar obligatoriamente
toda la circulación rodada que subía o bajaba de la ciudad,
excepto la del Camino A y la insignificante del B.
Su posición es inmejorable, ya que se sitúa a media
altura entre el llano y la ciudad, siendo, pues, el lugar ideal
para detenerse, descansar y reponer fuerzas para continuar el
ascenso. Concretamente se halla a una cota de unos 65 m.
por debajo de la que tiene la puerta de la ciudad.
Pero su mayor interés radica en el venero que aquí
existe. Ya sea invierno o verano, ya haya sido un año seco o
lluvioso, el volumen de agua que de él brota permanece inalterable. La importancia de este manantial se magnifica si
tenemos en cuenta que, al parecer, debió ser el único sitio
con posibilidad de abastecerse de agua superficial en kilómetros a la redonda.
En cuanto al tráfico, de esta parte sale el Camino C y
algo más abajo el D, mediante los cuales quedan conectadas
las zonas del Sur y del Oeste de Meca. Los siguientes
caminos secundarios, juntamente con el Principal, enlazan
con todo lo situado al Este, Norte y Oeste de la ciudad.
Pero, como hemos dicho, esta zona no habría tenido la
importancia que tuvo si no hubiera sido por la fuente, cuya
existencia, unido a su situación en la umbría y a encontrarse
a media altura de la ladera, reunía todas las ventajas que se
podían exigir para situar allí una amplia zona de descanso y
servicio.
Tras haber tenido que superar nada menos que cien
metros de desnivel desde los llanos más cercanos para llegar
a la cota en la que sitúa la Fuente, y ante la perspectiva de
que quedaba prácticamente otro tanto para llegar a la meseta
superior del cerro, este espacio debió ser zona obligada de
descanso, lugar donde apaciguar la sed y sitio en el que
reponer las fuerzas, tanto para las personas como para los
animales.
Pero no sólo los transeuntes se beneficiaban del agua de
la fuente. También los habitantes de la ciudad bajarían a
través de la salida situada por encima de esta zona y llenarían allí sus odres en el caso de que sus aljibes quedaran
vacios. Precisamente creemos que la escala de agujeros
tallados en la roca existente en esta "entrada" se realizó casi
exclusivamente por la presencia de este manantial.
Por último, todos los rebaños de la zona debían reunirse
aquí una o dos veces al día, según las estaciones, para poder
beber en los abrevaderos que al efecto estarían instalados.
Todo ello debió originar la creación de un conjunto de
instalaciones que ofrecieran todo tipo de servicios: áreas
para carros, caballerías y rebaños, con comederos y abrevaderos, al mismo tiempo que diversas clases de mercaderes
debieron darse cita diaria aquí: herreros, alfareros, curtidores, tratantes, etc.
No es difícil imaginar la animación que debió reinar
hace más de dos mil años en esta ahora desolada ladera,
pelada incluso de árboles que den sombra en verano a los
visitantes que, al igual que los antiguos iberos, aquí se
detienen para descansar y aplacar su sed.
Pero todos los datos expuestos quedan, por ahora, a falta
de corroboración arqueológica. Quizá un día alguna entidad
esté dispuesta a realizar una inversión fuerte con la que se
pueda acometer la excavación arqueológica sistemática de
esta zona. Por el momento nos tenemos que conformar con
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imaginamos lo expuesto ante la visión de los escasos testimonios rupestres que en ella existen, como las escaleras
talladas en la roca, pero que no podemos adscribir a una
época concreta por falta de los datos cronológicos que sólo
puede proporcionar una excavación arqueológica.
Del material cerámico que los arrastres han depositado
sobre el camino en esta zona de la Fuente, hemos separado
dos fragmentos de sendas cráteras griegas, cuyo estudio, realizado por Da Paloma Cabrera, intercalamos aquí:
"Fragmento no1 (Lkm. C W Z ) . Fragmento de cratera
ática de campana de Figuras Rojas.
Corresponde a la zona superior del cuerpo, bajo el
borde, y a la cara A o escena principal del vaso.
Interior: Barnizado, con una banda en reserva en la
zona superiol:
Exterior: Bajo una banda reservada, que marca el
inicio de2 borde, se conserva parte de la figura de Eros
alado, representado como un adolescente desnudo, el
cuerpo y el rostro pintados con pintura blanca, y el ala en
reserva. ConJNzaslíneas de barniz dorado se han señalado
el ojo, el brazo y la musculatura del torso. Está representado de perjil hacia la derecha, con el ala levantada más
arriba del nivel de la cabeza. Esta se ciñe con una corona de
hojas y pequeños frutos pintada en blanco. Parece estar
tañendo un instrumento, del que se conservan restos de su
armazón. LQ postura de la mano derecha parece indicar que
.
está pulsando las cuerdas del instrumento. Bajo el instrumento se conservan tres dedos de una mano, perteneciente
seguramente a un personaje que escucha extasiado la
música de Eros.
Se trata de una cratera de campana posiblemente relacionada con los pintores del Grupo de Telos (Beazley,ARV2,
1428 SS), del segundo cuarto del siglo N La escena representada es dficil de concretal: Es muy frecuente que Eros,
Lám. CCXW.-Cerámica griega. A su tamaño.
L h . CCXVm.-Cerámica griega.
un personaje ligado al ámbito de Afrodita, esté presente en
las escenas dionisíacas, como testigo de la unión de
Dionisos y Ariadna. Esta potencia primordial se representa
ahora como un adolescente, ya no como un niño, y algunos
pintores le figuran con la carnación blanca propia de una
mujer (C$ Trías, 1967, láms. CXCM, CCXXX). Su presencia
en las escenas dionisíacas en las crateras del siglo N a.c.,
y especialmente en las del Grupo de Telos, es muy frecuente
(Trías, 1967, láms. CXCM, CCVZZ, CCXVZZZ; Sánchez,
1992, 61), aunque también suele aparecer en escenas de
apoteosis (Trias, 1967, lám. CCXXIZ). Sin embargo, no son
muy abundantes las escenas dionisíacas en las que Eros
aparezca tañendo un instrumento de cuerda, sípor el contrario el aulós, más acorde con el ámbito agreste, orgiástico
y frenético de los ritos dionisíacos. Quizás pudiera tratarse
también de una escena de un simposio mítico presidido por
Dionisos (CJ: cratera Toya: Trias, 1967, lám. CCXXVII).
Segundo cuarto del siglo N a. C.
Fragmento no2 (Um. CCXVZZ)
Fragmento de cratera ática de campana de Figuras
Rojas.
Correspondea la zona intermedia del cuerpo y a la cara
A o escena principal.
Interior: barnizado.
Exterior: Motivos de dificil identzjicación. En el centro
y en vertical, posiblemente el extremo inferior de un tirso; a
la derecha lo que pudiera ser el extremo de una piel de pantera terminada en garra; a la izquierda y en posición horizontal, dos trazos con puntos blancos recorriendo su contorno, quizás las cintas que adornarían otro tirso. Si nuestra
interpretación de los motivos es correcta, se trataría de una
escena del thíasos dionisíaco, seguramente sátiros y
ménades vestidos con pieles de pantera y sosteniendo tirsos,
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danzando frenéticamente poseídos por el entusiasmo divino,
de ahí la posición, agitada, del tirso y demás elementos (C$
Trías, 1967, lám. CCIX). Tales escenas son las predominantes entre los pintores del Grupo de Telos, y las más abundantes en las crateras de campana de la Península Ibérica
(Sánchez, 1992, 103 y SS).
Primera mitad del siglo N a. C.
Estos dos fragmentos de crateras de campana, posiblemente relacionados con los pintores del Grupo de Telos, y
fechables hacia el segundo cuarto del siglo Na.C., encajan
peijectamente, por su forma, grupo al que pertenecen y
escenas representadas, en el ambiente de las importaciones
áticas de Andalucía Oriental. Allí la cratera de campana es
la forma, junto con las copas de figuras rojas, mds abundante del repertorio ático. Las crateras andaluzas pertenecen casi en su totalidad al Grupo de Telos. Las escenas
dionisíacas y de simposio son, por este orden, las más frecuentes (Sánchez, 1992).
Entre el 380 y 350 es cuando se produce el máximo
volumen de importaciones, tanto en Andalucía Oriental
como en el Levante y el Sur de la Meseta. Ahora los vasos
griegos son más populares y se encuentran en un mayor
número de yacimientos. Tanto en las necrópolis de la Alta
Andalucía como en e1 Sureste estos vasos, y sobre todo la
cratera, se utilizan como elementos de prestigio asociados
a las élites dominantes (Ruiz y Molinos, 1993; Santos,
1989). Los comerciantes griegos, a través de diversos
intermediarios, están satisfaciendo una demanda creada
tiempo atrás entre las sociedades ibéricas, demanda de
productos de lujo necesarios para la reproducción de un
sistema social jerarquizado. Desde diversos puntos de la
costa, y a través de redes comerciales secundarias, vasos
áticos como éstos llegarían a los centros interiores de distribución, donde su posterior redistribución sería controlada por miembros de la élite dominante, posiblemente a
través de un sistema de relación clientelal: Por otra parte,
la función de los vasos y el significado de las escenas se
modifican en el nuevo contexto ibérico. La cratera ya no es
exclusivamente un vaso para mezclar el vino y e1 agua en
el simposio, sino, sobre todo, una urna cineraria. Las
escenas dionisíacas o de banquete pudieron ser "leídas"
de forma diferente, reelaboradas bajo un lenguaje propio,
destacando su contenido heroificador (Olmos, 1986 y
1992,19). "
- BEAZLEY, J.D. (1968): Attic red-figure Vase Painters
(ARV). 2. Ed. Clarendon Press. Oxford.
- OLMOS, R. (1986): "Quelques observations sur l'assi-
milation de l'iconographie grecque dans le monde
ibérique" en Iconographie classique et identités
regionales. BCH sup.XIV, pp. 155-166.
- OLMOS, R. (1992): La sociedad ibérica a través de la
imagen. Catálogo de la Exposición. Ministerio de
Cultura.
- RUIZ, A. y MOLmOS, M. (1993): Los Iberos. Análisis
arqueológico de un proceso histórico. Barcelona.
- SANCHEZ, C. (1992): El comercio de productos griegos
en Andalucía Oriental en los siglos V y IV a.c.:
estudio tipológico e iconográfico de la cerámica.
Edit. Univer. Complutense.
-SANTOS, J.A. (1989): Análisis social de la necrópolis de
El Cigarralejo y otros contextos funerarios de su
entorno", en ArEspArq 62, pp. 71-100.
- TRIAS, G. (1967): Cerámicas griegas de la Península
Ibérica". Valencia.
Continuando con los apartaderos, el siguiente que se nos
presenta se sitúa en tomo al punto 1790 m., por lo que su distancia con respecto a la zona de la Fuente de Meca es de
otros ciento ochenta metros aproximadamente. Su disposición es en paralelo pero, en contra de lo normal, su trayectoria es ligeramente curva y con algo de pendiente. Su situación, sin embargo, es idónea, antes de iniciar la empinada
cuesta abajo que lleva hacia la zona del aljibe y dominando
visualmente toda la parte baja del Camino Principal hasta
donde lo hemos dejado, y lo descubierto de los cinco
caminos secundarios últimos.
Fue en este apartadero, concretamente en el camino de
la izquierda, donde descubrirnos señales inequívocas de que
la circulación se hacía por la derecha. En efecto, aparte de
la mayor profundidad que las rodadas tenían con respecto a
las del camino derecho, y que ya por sí sólo constituirían
una razón de peso, permanecían señales en una zona del
lateral de la rodada izquierda que únicamente las pudieron
ocasionar los bordes de las llantas metálicas al rozar dicho
lateral cuando los carros subían. Estas señles son pequeños
pero perfectos arcos de circunferencias, seguidos y dispuestos de forma que tienen obligatoriamente que haberse
hecho por las ruedas al subir por él. Si los carros hubieran
tomado este camino para bajar las señales hubieran quedado
dispuestas al revés de como están.
A ciento treinta metros se ubica el aljibe, construído al
parecer en época medieval con el fin de recoger y almacenar
en un punto más bajo el agua de la Fuente de Meca.
Actualmente sigue realizando la misma función, bajándola a
una cota de 28 metros por debajo de aquélla.
Físicamente no hemos podido documentar el apartadero
que aquí debió existir. Pero tanto la apropiada distancia que
le separa del anterior, como el hecho de haberse construído
el aljibe, para lo que se eligiría una zona llana o plataforma
preexistente, juntamente con la posición de algunas huellas
de carriladas conservadas en torno al punto 1936 m., nos
señalan la casi certeza de su existencia. La citada construcción del albibe y la erosión sufrida en esta parte, al coincidir
con la bajada natural de las aguas de lluvia, borraron definitivamente cualquier otra señal.
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Según los escasos datos de que disponemos, creemos
que el apartadero era de tipo "en paralelo" y de una longitud
algo pequeña comparándola con lo habitual, ya que las circunstancias físicas orográficas no permitían hacerlo más
largo: de 20 a 25 metros.
A partir de aquí carecemos de testimonios de la existencia de apartaderos en lo que llevamos decubierto del
Camino Principal.
No obstante, sirvió para tal fin el inicio del Camino E,
situado en torno al punto 1982 m., es decir, unos 62 metros
más adelante. Los bordes redondeados de los esquinazos de
la roca donde se realizó la salida de este camino y su anchura
(unos cuatro metros) avalan el hecho de su utilización como
apartadero.
Por último, queda el Gran Nudo de Caminos, situado en
torno al punto 2110 m., unos 130 metros más adelante. No
es un apartadero en sentido estricto, pero las diferentes
salidas de los tres caminos secundarios que de aquí parten, e
incluso los primeros metros del Camino Principal Inicial, sin
duda sirvieron para tal fin cuando fue necesario. El estudio
de esta parte ya quedó realizado anteriormente.
Resumiendo, observamos que a todo lo largo de Camino
Principal se habilitaron regularmente lugares en los que
fuera posible que uno o varios carros se apartaran de la vía
para permitir el paso de vehículos que circulaban en sentido
contrario. Los punto en torno a los cuales se podía realizar
esta operación (930 m., 1030 m., 1210 m., 1440 m., 1610 m.,
1790 m., 1920 m., 1982 m. y 2110 m.) o lo que es lo mismo,
las regulares distancias existentes entre ellos (100 m., 180
m., 230 m., 180 m., 180 m., 130 m., 62 m. y 130 m.) nos
informan sobre su prevista instalación a lo largo de su
trazado.
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CONCLUSIONES
Hemos visto cómo los datos que nos han proporcionado
los caminos de acceso a Meca han ido aportando nuevos e
interesantes detalles sobre el desconocido tema de los
caminos carreteros prerromanos.
Ya en nuestro último libro sobre Meca dimos un buen
número de inéditas informaciones que se referían a los
caminos exclusivamente o a aspectos relacionados directamente con ellos. De todas formas, al encontrarse dentro de
la ciudad, muchas facetas tenían connotaciones urbanísticas.
Los caminos estudiados ahora son verdaderamente
tales, aunque no lleguen a ser propiamente vías de comunicación entre poblaciones.
Es decir, ya quedaron estudiados exhaustivamente los
"caminos" del interior de la ciudad, de los cuales una buena
parte de sus recorridos podríamos considerar como calles,
aunque muy especiales por sus peculiaridades. Ahora, presentamos ya verdaderos caminos de ruedas, aunque todos
ellos, al estar instalados en las laderas del cerro, sean
caminos de acceso. Queda, pues, por realizar el estudio de
las auténticas vías de comunicación entre poblaciones. En
este sentido consideramos incuestionable la existencia de
una de ellas, sin duda de gran importancia y antigüedad, en
los alrededores de Meca.
Es obvio que el extraordinario tráfico rodado que tuvo la
ciudad hubo de conectar con otras poblaciones mediante una
vía como ~nl'nimo,de una gran densidad de tráfico; y también es evidente que la antigüedad de esta vía tuvo que ser
mayor que la de los caminos de Meca. En relación con estos
aspectos cronológicos, los volveremos a tratar más adelante.
Sobre los caminos de los que hablamos en este libro
hemos de reconocer la gran suerte que nos ha acompañado
en nuestros trabajos de campo, ya que las previsiones que
hace años hicimos sobre los descubrimientos que esperábamos realizar han quedado muy cortas. En efecto, no podíamos imaginar que se conservaran los caminos de la forma
en que lo han hecho, ni mucho menos e1 número de vías
existentes. Los deterioros originados por agentes erosivos o
los ocasionados directamente por el hombre después del
abandono de los caminos han sido porcentualmente
mínimos. Tanto en uno como en otro caso tuvo una incidencia sumamente positiva la rápida ocultación de las vías
por los arrastres térreos y pétreos procedentes de las empinadas laderas del cerro. Incluso la población medieval, en la
mayoría de los casos, no actuó negativamente sobre ellas, ya
que sus construcciones, como hemos tenido oportunidad de
ver reiteradas veces, se situaban siempre muy por encima de
las bases de los caminos. Sólo sufrieron desmantelamientos
muy puntuales cuando realizaron extracciones de piedra
para la construcción, allanamientos, excavaciones de silos o,
excepcionalmente, el aljibe.
Los ocho caminos secundarios descubiertos, aparte del
Principal, nos informan sobre la generalización y profusión
del tráfico rodado en época ibérica. En este sentido observamos que el conjunto de sus trazados tuvo la finalidad de
poner en comunicación no sólo mediante animales de carga,
sino con carruajes, la ciudad con cualquier punto de las
laderas, con todas las zonas circundantes del ceno y, lógicamente, con otras poblaciones.
Aparte de esta inesperada e interesante red de caminos
encontrada, hemos podido documentar otros hallazgos como
el tramo de empedrado, cuya importancia reside en ser el
primero descubierto y estudiado de esta época.
El dato que obtuvimos en los caminos del interior de la
ciudad sobre el diámetro mínimo de las ruedas de los carros
que por aquí circularon (1'03 m.), se puede decir que queda
ya definitivamente establecido con los datos recogidos de
los caminos de acceso en 1' 17 m.
También hemos ampliado el conocimiento sobre otros
aspectos, como la forma de circular, los tipos de apartaderos
e incluso el indirecto descubrimiento de la existencia de
áreas de servicio.
En cuanto a la forma de circular, se constató la costumbre de elegir siempre el camino de la derecha en los
apartaderos, y que el carruaje que descendía tenía preferencia de paso sobre el que ascendía, quedando obligado
éste a apartarse de la vía hasta quedar expedita.
La información sobre los apartaderos ha quedado
aumentada en el sentido de haberse averiguado la existencia,
además del tipo "en paralelo" ya conocido en los caminos de
la ciudad, de otro nuevo que llamamos "de entrada y retroceso", así como el empleo para tal fin de las salidas de los
caminos secundarios. Como es lógico, su distribución a lo
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largo del Camino Principal se hizo con la regularidad que
era necesaria (100 a 200 m.), para evitar los problemas que
se podían ocasionar ante la normal circunstancia de que se
encontraran dos vehículos circulando en dirección contraria.
Téngase en cuenta que al ser el camino del ancho de un carro
y al estar trazado en una ladera muy inclinada, no había otra
posibilidad de resolver la citada ciscunstancia.
También hemos podido constatar indirectamente la
necesaria ubicación de áreas de descanso o zonas de servicio, cada una de ellas con sus peculiaridades, como la
explanada realizada cerca de la puerta de la ciudad, la zona
de la Fuente de Meca y el Gran Nudo de Caminos.
Pero lo más extraordinario de todo es el propio Camino
Principal de acceso, es decir, el que saliendo de la ciudad
conduce la mayor parte del tráfico hasta un punto del llano
en el que, inevitablemente, enlazará con una vía que conectará a su vez con otras poblaciones.
Sus restos nos hablan sobre una obra civil de una envergadura en cuanto a costo y dificultad de ejecución, y de una
precisión técnica tales, que no existen testimonios conocidos
similares en otras culturas de la antigüedad, ya sean anteriores, coetáneas o posteriores.
Lo que se quería conseguir con esta obra era que vehículos con ruedas pudieran llegar desde el llano, con el menor
recorrido posible, a nada menos que doscientos metros de
altura por encima, y alcanzar la cima de un monte que estaba
toda ella rodeada de altísimos cortados rocosos.
Un proyecto que se presentara a realizar en el presente,
con los condicionantes citados, parecería broma o desvarío,
ya que técnicamente es casi imposible ejecutar. Pero los
antiguos iberos consiguieron llevar a buen término esta
empresa que, sin duda alguna, sorprendió como tantos otros
avances tecnológicos suyos a sus coetáneos.
Aún hoy en día a cualquier visitante que se acerca a ver
esta ciudad rupestre, le cuesta encontrar adjetivos calificativos adecuados para expresar su opinión tras contemplar
esta obra, aunque esté ya semioculta en muchas zonas por
los sedimentos.
Es evidente que la ejecución de esta obra de ingeniería
tuvo que contar con un complejo estudio previo de las
curvas de nivel de todas las laderas y cima, de forma que el
trazado final propuesto para realizar fuera definitivo. En este
sentido no cabían errores de cálculo que motivaran la realización de cambios después de iniciada la obra, precisamente
por la magnitud y complejidad de ella.
En el citado estudio previo, el problema capital a
resolver fue señalar la trayectoria para salvar los citados doscientos metros de altura con la pendiente adecuada: ni tan
baja que hiciera el acceso interminable, ni tan alta que ocasionara una dificultad excesiva al tránsito de los animales de
tiro. Dicha pendiente quedó establecida en torno al 9% de
media a lo largo de los aproximadamente dos kilómetros de
constante ascensión
Trasladar los cálculos a la realidad física no debió ser
nada fácil habida cuenta de la orografía del terreno. Los obstáculos que ofrecía por sí misma la empinada ladera, además
de las barranqueras y altos farallones que contenía, tuvieron
que ser tenidos en cuenta a la hora de realizar los cálculos
preliminares. Sin duda, la parte más difícil de la obra, tanto
en su planteamiento sobre el papel como en su ejecución
física, fue el trazado de los doscientos metros del recorrido
del Camino Hondo. Hay que tener en cuenta que esta zona
debió ser primitivamente un cortado rocoso al igual que lo
es la totalidad del contorno de la meseta superior del
Castellar.
Además de la pendiente idónea de todo el Camino
Principal, lógicamente se tuvo que establecer también su trayectoria, pero de forma que se realizara ésta con el menor
recorrido posible, es decir, haciendo siempre que fueran factibles los trazados más rectilíneos posibles. Para ello se
tuvieron que eliminar obstáculos, que supusieron en ocasiones el desmantelamiento de zonas puntuales de la ladera
mediante la extracción de muchos metros cúbicos de roca.
El ejemplo más notorio es la zona de la puerta de entrada a
la ciudad, en donde las modificaciones fueron de tal envergadura que cambiaron completamente el aspecto que tuvo
antes de hacerse el trazado. Posteriormente, se fue modificando toda esta área, año tras año hasta los días anteriores al
asedio, originando la explanada que, en parte, ha llegado a
nosotros.
Finalmente se realizó metro a metro el allanamiento de
la base del camino, practicando en la roca de la ladera una
plataforma corrida de sección transversal horizontal, de
forma que a lo largo de toda la trayectoria del Camino
Principal no hubiera un solo momento en el que el carro
tuviera que ir inclinado transversalmente. Esta obra supuso
un esfuerzo impresionante si se tiene en cuenta los dos kilómetros de su recorrido y el hecho de que se hizo lo más rectilíneamente posible, obligando con ello a realizar grandes
extracciones de piedra de la ladera. A fin de que dichas
extracciones fueran las menores posibles, se hubo de construir la plataforma citada con el ancho mínimo imprescindible para permitir el paso de un carro -en torno a los 1'80
m.-, obligándose con ello a la creación de apartaderos a distancias regulares.
El resultado de una obra como la citada, con las soluciones técnicas que hemos ido repasando, no es debido a la
casualidad, sino que presupone la existencia de unos conocimientos muy avanzados en el trazado de vías, que tuvieron
que irse adquiriendo a base de la realización de obras similares durante siglos.
Pero esta experiencia en salvar obstáculos orográficos
era lógica entre los iberos por su costumbre de edificar sus
poblados y ciudades en los lugares más elevados e inaccesibles de que disponían en sus territorios. Por ello no es de
extrañar que a un espectador actual le cueste creer que un
carro pudiera subir a la cima de El Castellar de Meca,
rodeada de altísimos cortados. Sin embargo, la obligada
experiencia de los iberos en este tipo de obras, consiguió lo
que parece imposible, aunque para ello tuvieran que desmantelar literalmente, como hemos dicho, toda la parte de la
ladera en la que ubicaron la puerta de la ciudad.
El Camino Principal de acceso a Meca queda para
siempre como un testimonio más, y al mismo tiempo único
en su género, de la avanzada civilización que tuvieron los
pueblos ibéricos hace dos mil quinientos años.
Los resultados obtenidos en los caminos de acceso, relativos a su cronología no hacen más que corroborar lo que
quedó demostrado en el último libro publicado de Meca. Allí
quedó expuesto el aspecto más importante en cuanto a cronología de todos cuantos podremos obtener nunca sobre
estos caminos, y fue el hecho de que el Camino Principal no
se volviera a utilizar desde el preciso momento en que la
ciudad fue sometida al asedio previo a su destrucción por
[page-n-199]
Roma. Desde aquel instante hasta hoy día nunca más volvió
a pasar un carruaje por la puerta de la ciudad y, lógicamente,
tampoco por el resto del Camino Principal de acceso, ya que
la utilización de éste estaba ligada exclusivamente al paso
por aquélla. Por esta razón es un dato excepcional el poder
tener la certeza de que los restos que estudiamos son exclusivamente ibéricos, sin posibilidad de que se hayan utilizado
o sufrido reformas posteriormente, en época romana,
medieval, etc.
Los caminos secundarios ahora descubiertos y el
Principal han seguido aportando datos arqueológicos en el
mismo sentido, con la presencia constante de estructuras u
obras medievales incluso sobre las trayectorias situadas en
las cotas más bajas. Es decir, mil años más tarde de la destrucción de Meca, la tradición carretera que adquirió esta
ciudad a lo largo de casi otro milenio, disminuye hasta tal
punto que da la impresión de que llega a desaparecer prácticamente la utilización del carro. Por ello vemos que ni
siquiera es aprovechada la red viaria preexistente en la zona
inferior de la ladera.
Si bien el término de la utilización de estos caminos está
perfectamente establecido, no lo está tanto su inicio. En este
sentido el dato arqueológico más importante que nos ha
aportado el descubrimiento de los caminos que ahora publicamos, es la aparición de un departamento ibérico constmído sobre un camino, obviamente abandonado ya en
aquella época. Pero la cronología más alta que se puede adscribir al exclusivo material cerámico de su ajuar es del siglo
IV-111 a.c., según el estudio realizado en el Apéndice, con el
que estamos de acuerdo por nuestra parte. Como máximo
podemos suponer, según vimos, que dicho departamento se
construyera en el siglo V a.c., fecha esta que sigue siendo
muy baja dentro de los límites del uso de los caminos de
Meca. Por ello, aparte del lote de cerámicas fenicias que se
recogió en el Camino Hondo, y que nos remiten al siglo VI
a.c. como mínimo, tenemos que recurrir a otros datos que
indirectamente nos pueden hacer saber algo más sobre su
antigüedad.
Estos datos se refieren principalmente a los rebajes en
altura que se fueron realizando en la base del camino como
consecuencia del siguiente proceso: Una vez construída la
plataforma sobre la que pasaría la vía, se inicia el tráfico
rodado por ella. Al tener que discurrir los carros siempre por
el mismo sitio debido a la anchura m'nirna con la que se
construyó la citada plataforma, se fueron lentamente señalando las rodadas en su base por el simple rozamiento de las
llantas metálicas sobre la roca. Dichas rodadas con el paso
de los años se iban haciendo cada vez más profundas hasta
que llegaba un momento en que el eje de los carros rozaba
con el realce que había ido quedando en el centro del
camino, por lo que este realce tenía que ser desmantelado
bajando con ello su cota. Esta operación se pudo repetir
varias o muchas veces en el Camino Principal dependiendo
de factores como la dureza de la roca, la pendiente del
camino y la anchura de las carriladas.
Sobre este aspecto recordemos que, al hablar de los
caminos del interior de la ciudad en nuestro anterior libro,
pusimos como ejemplo el tramo 640-660 m. En él se observaba nítidamente la cota del nivel que tuvo el camino en un
principio, es decir, cuando fue construído, y sus sucesivos
rebajes en altura hasta llegar a perder 0'64 m. de potencia de
roca. Este rebaje, exclusivamente ocasionado por el lento
desgaste realizado por el paso de los carruajes a lo largo de
siglos, se hacía más notorio al tener en cuenta las características físicas del tramo mencionado: roca muy dura, pendiente prácticamente nula y rodadas muy anchas.
Si en las citadas condiciones se efectuó el citado rebaje
en altura, no es extraño encontrar, según hemos ido viendo,
zonas del Camino Principal de acceso en las que se hayan
llegado a realizar rebajes de hasta dos metros de altura, especialmente debido a una menor dureza de la roca y sobre todo
a tener pendientes acusadas. Es evidente que un desgaste de
la profundidad citada sólo se pudo efectuar después de siglos
de utilización del camino. De acuerdo con este dato, aunque
sea indirecto cronológicamente hablando, tenemos que
retrasar la fecha de construcción del camino más allá del
último siglo citado arriba, en una o dos centurias más como
mínimo.
Resumiendo, estos caminos se utilizaron durante toda la
época ibérica, quedando abandonados definitivamente en el
paso del siglo III al 11 a.c., en que la ciudad es destruída. Sus
inicios los establecemos con los datos arqueológicos citados
en época protoibérica como mínimo, sin que quede descartada la posibilidad de que se realizaran en época preibérica,
de acuerdo con la fecha en la que se admite el inicio de la
presencia del carro en la Península: siglo X a.c.
A pesar de la antigüedad que establecemos para los
caminos de Meca, sería demasiado suponer que la circulación rodada en Iberia haya tenido sus principios aquí. Esto
nos obliga a presuponer que existió en esta zona una vía
general, obviamente más antigua, muy importante, que
pasando cerca de esta ciudad la conectara con otras ciudades
ibéricas, siglos antes de que empezaran a estar presentes, en
nuestras costas, cartagineses y romanos.
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M" del Mar ALFAR0 ARREGUI
Asunción MARTÍN BAÑÓN
UN DEPARTAMENTO IBÉRICO SOBRE
EL TRAMO 2.060-2.080 m.
En el año 1993, durante la campaña de excavación realizada en la zona del camino ubicada en el tramo 2.0602.080 m. en dirección a las Casas de Meca, se localizaron
una serie de piedras alineadas que, en principio, parecían
pertenecer a los posibles muros de alguna vivienda. Efectivamente, a unos tres metros de distancia, hacia el Este, y paralela a ella, aparecía otra alineación que se correspondía
con el muro de cierre del departamento. Como se encontraban situados sobre el recorrido del camino ibérico, transversales a las rodadas, supusimos que se trataría de una más de
las numerosas viviendas medievales que jalonan la ladera
del cerro y que con frecuencia utilizan el propio camino
como asiento. Sin embargo, la aparición fortuita de una ánfora ibérica completa, aunque fragmentada, junto al muro
oriental delimitado nos llevó a la realización de un pequeño
sondeo en el espacio interior de los muros con el fin de comprobar a qué época pertenecía dicha vivienda.
Los resultados obtenidos fueron bastante sorprendentes
y gratificantes, ya que en lugar de documentarse un nivel de
ocupación medieval, encontramos un potente estrato ibérico
con abundantes fragmentos cerámicos. Al ser la primera vez
que aparece el camino amortizado por una construcción
también de época ibérica se consideró conveniente proceder
a la excavación sistemática del departamento ya que nos
ofrecía la oportunidad de establecer una fecha de abandono
de este tramo del camino y, por tanto, el inicio de uso de
otro.
La excavación y documentación del lugar se realizó siguiendo un método estratigráfico. La zona a excavar quedaba delimitada entre los muros localizados tras la limpieza
del camino y la pared rocosa se situaba en la zona Sur. A
simple vista, esta pared conservaba muestras de haber sido
rebajada verticalmente para formar parte de la habitación,
por lo que se trataba de una vivienda de tipo sernirupestre.
Los resultados de la excavación nos indican dos fases
constructivas.
La primera de ellas es la construcción del camino y su
período de uso, con la formación de las rodadas.
La segunda se encuentra amortizando a la primera, ya
que sobre el camino, y una vez inutilizado, se situarán una
serie de viviendas ibéricas, de las cuales éste es un departamento.
Parece ser que no transcurre mucho tiempo entre el
abandono del camino y la construcción de la casa ya que
apenas se encontró estrato de abandono y sí una capa de nivelación, con mayor grosor en las zonas de desnivel más
acusado (zona oriental). Esta capa, de consistencia arcillosa,
se encuentra rellenando los huecos dejados por las rodadas
de los carros, dando lugar a una superficie horizontal y regular que se constituye en el pavimento de la habitación.
El departamento estudiado forma parte de una vivienda
semirupestre del mismo tipo que las documentadas en la meseta superior. Tiene planta rectangular, con unas medidas totales de 5 m. x 3 m. La pared Sur está excavada sobre la roca
caliza, la cual ha sido rebajada desde una altura no conocida,
pues en el momento de la excavación ésta se encuentra destruída y desmoronada sobre los estratos arqueológicos. Sólo
son visibles restos del rebaje en una altura de 0,50 m.
A partir de esta pared Sur la habitación se configura en
tres gradas que descienden en el sentido de la ladera. Están
también excavadas en la roca y presentan distintos tamaños
y alturas. Sobre la segunda grada vemos cómo apoyan la
construcción de dos muros, formando un ambiente distinto,
de 3 m. x 1,90 m.
La primera de las plataformas tiene unas dimensiones de
3m. de largo y 0,90m. de ancho en su zona mayor. En el extremo oriental se excavó un silo en la roca con un diámetro
de 0,75 m. y una profundidad de 0,75 m. (Lámina IV.1). En
su interior no se encontraron más que los restos descompuestos procedentes de la pared caliza.
Entre esta primera grada y la segunda se sitúa un escalón de apenas 0,lO-0,15 m. de altura que les sirve de separación.
Nada más iniciarse la excavación y proceder a la retirada de los grandes bloques pétreos correspondientes a la
lancha caliza que sepultaba el departamento, aparecieron en
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los extremos Este y Oeste del mismo, dos alineaciones de
piedras paralelas que aparentemente podrían corresponder a
los zócalos de unos muros, al menos las situadas en la zona
más oriental que se encontraban algo más ordenadas. Su estado de conservación era bastante malo, sin argamasa que las
cohesionara y apenas se conservaban en un recorrido de
unos 0,20-0,30 m. Así mismo, la falta de relación entre estos
"muros" y el resto del departamento nos hacía dudar sobre
su finalidad. Al encontrarse ubicados en la zona Sur, la más
deteriorada por efecto de la degradación de la pared rocosa
y estar prácticamente al descubierto bajo los efectos de la
erosión, se dificulta aún más su relación con el resto de estructuras ya que no se localizó ningún estrato que pudiera de
una forma u otra permitir su estudio. A su ya discutible utilidad como muros se une el hecho de no estar alineados con
el resto de estructuras aparecidas en el departamento por lo
que no descartamos la posibilidad de que correspondan a algún elemento posterior al uso de la casa o incluso a que se
trate de una simple acumulación fortuita de piedras.
La segunda de las gradas tiene unas dimensiones parecidas a la anterior, ya que mide 3 m. x 1m. Las paredes Este
y Oeste se encuentran recortadas longitudinalmente y pertenecen a los límites de otras dos habitaciones contiguas no
excavadas formando una especie de pasillo o paso entre los
distintos ambientes. En la zona Norte se ha rebajado otro escalón de 0,40 m. que corresponde a la tercera de las plataformas que coincide con lo que sería el espacio principal del
departamento, con unas dimensiones de 1,90 m. x 3 m.
Dicho espacio se encuentra delimitado por sendos muros paralelos que discurren de Norte a Sur, apoyando en la segunda
grada (Lámina III.2). Estos muros, formados con piedras de
mediano tamaño tienen una anchura de 0,40 m. y una longitud conservada de 3 m. el oriental y 2,50 m. el occidental.
Bajo ellos y cubiertas por el pavimento de la habitación, discurren las rodadas del antiguo camino ibérico en desuso,
atravesando de Este a Oeste el departamento (Láminas 11.2 y
m.1). El cierre que evidentemente debía tener la vivienda en
la zona Norte y por donde, casi con toda probabilidad se encontraría la entrada, no se conserva debido a que esta parte
de la ladera presenta una fuerte erosión y arrastre de los sedimentos (Lámina N.2).
La reconstrucción del departamento parece fácil a partir
de los elementos disponibles. Sobre los zócalos de piedra se
alzarían las paredes de adobe que continuarían sobre las gradas recortadas hasta adosarse a la pared rocosa. En el ángulo
Sureste se encontraría el silo y a lo largo de la segunda grada,
muy posiblemente se podría pasar a los departamentos contiguos por algún vano practicado en el muro de adobes. Debido
al hecho de encontrarse destruída no se ha podido documentar la existencia de huecos para las vigas de madera en la pared rocosa, elementos visibles en otras viviendas rupestres de
la ciudad. Es de suponer que los maderos irían a apoyar a esta
pared y que todo el techado se realizaría con elementos vegetales. El departamento tendría su entrada principal en la
zona Norte que la pondría en comunicación con el tramo del
camino que discurre por la terraza inferior.
Se tomó como límite de excavación el espacio que quedaba entre los muros descubiertos hacia la pared rocosa del
cerro, es decir unos 5,50 m. de longitud y 3 m. de anchura.
La zona presentaba una acumulación de grandes piedras calizas procedentes del desmoronamiento de la pared rocosa.
A simple vista podía observarse cómo la pared conservaba
huellas de haber estado trabajada para realizar el muro interior de cierre de la vivienda.
Al estar situada en una ladera no muy pronunciada, pero
existiendo una fuerte erosión debido a los agentes atmosféricos, los estratos se encuentran bastante afectados, especialmente los situados en la zona Sur, donde enseguida d o r a la
roca. Por ello presentan un desnivel con respecto a la zona
Norte de 1,20 m.
Se han documentado un total de 19 unidades estratigráficas (me.) que se corresponden con:
1. Fase de construcción del camino
2. Fase de amortización
3. Fase de construcción de la casa
4. Fase de abandono
5. Fase de derrumbe de los elementos de la casa
6. Fase de derrumbe de la pared rocosa
Los primeros estratos arqueológicos que se documentan
se corresponden con los restos de la lancha caída sobre la habitación. Ocupa todo el espacio de la misma y se compone
de grandes bloques calizos (u.e. 101) entremezclados con
una tierra granulosa y blanquecina, fruto de la descomposición de la piedra (me. 108) (Lámina 1.1). Bajo él comienza a
configurarse la planta del departamento que posteriormente
se comprobó que estaba formada por tres gradas excavadas
en la roca. El primer escalón aparece ahora directamente
bajo el estrato de piedras, presentando en el ángulo Sureste
un silo excavado en la roca (u.e. 114). Su interior se en-
Figura 1.- Estrato de derrumbe.
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cuentra colmatado con los restos procedentes de la descomposición de la pared (u.e. 102) (Lámina 1.2).
Una vez retirados los restos de la pared rocosa caída sobre la vivienda, se documentan a partir del segundo escalón
(u.e. 111) los estratos propiamente arqueológicos. Como se
ha explicado anteriormente, en la zona Sur apenas presenta
una potencia entre 0,02 m. y 0,10 m. aumentando en el tercer escalón íu.e. 115) hasta los 0.20 m. La caída de los muros y techumbre propició la rotura de los grandes recipientes
de almacenaje que se encontraban en el interior, dando lugar
a un estrato (me. 113 y 118) (Figura 1) compuesto exclusivamente Dor la tierra fruto de la descom~osición adobe
del
de las paredes, documentándose fragmentos de diversas tonalidades (naranjas, verdosos, rojizos) así como una ingente
cantidad de material cerámico (Lámina II.1). Este nivel, de
entre 0,05 m. y 0,20 m. de espesor, se localiza tan sólo a partir de la segunda grada y dentro del espacio delimitado por
los muros, en lo que hemos considerado espacio principal
del departamento.
quecino, muy compacta y con abundantes guijarrillos de caliza (Figura 2). Se encuentra rellenando las rodadas del camino (u.e.105) sobre las que se asientan los muros de la habitación (Figura 3), hasta una profundidad de 0,08 y 0,lOm.
con el fin de nivelarlas hasta alcanzar el suelo rocoso
(Lámina II.2). El muro oriental a su vez se apoya sobre unos
0,lO-0,15 m. de esta misma capa con el fin de salvar el desnivel que en esta zona presenta la roca. Esta capa resulta
muy importante ya que por un lado amortiza y sella el antiguo camino y, por otro, supone la nueva superficie sobre la
cual se construyen los dos muros paralelos (u.e. 104 y 112)
y que servirá de pavimento a la habitación ibérica (Láminas
IiI.1 y IiI.2) (Figura 4).
Figura 3.- Rodadas del camino bajo los muros del departamento.
O
!
i
-
Figura 2.- Planta del departamento.
Parece ser que entre el momento de abandono de la habitación hasta su completa destrucción transcurre un cierto
tiempo que viene reflejado por la formación de un estrato de
abandono de apenas unos centímetros de potencia (u.e.119)
compuesto por una tierra de color oscuro y compactada con
escasos fragmentos cerámicos.
Este estrato apoya directamente sobre los restos de un
pavimento que se documenta tan sólo en la última grada de
la casa, en un espacio de 3 x 1,90 m. Dicho pavimento (u.e.
120) está compuesto por una tierra arcillosa, de color blan-
Como ya se ha mencionado con anterioridad, la u.e. 118
se componía de una importante cantidad de fragmentos cerámicos que se extendían por el interior del espacio principal de la estancia. Se denominó u.e. 121 al mismo estrato excavado durante el sondeo previo a la excavación realizado
en el ángulo Noroeste. El resto de los estratos apenas presenta algún que otro fragmento disperso. Tan sólo destacar
la presencia en la u.e. 113 de los únicos fragmentos aparecidos pertenecientes a cerámica de importación.
En general, como se puede observar, aproximadamente
la mitad de las cerámicas aparecidas corresponden a elementos corrientes dentro del ajuar típico doméstico ibérico,
es decir, una serie de platos, cuencos, alguna vasija de pequeño tamaño, etc. Entre éste material destacan sin embargo
una serie de objetos menos típicos como es el caso del oinochoe de pequeño tamaño, la botellita y sobre todo la tapadera
perteneciente a una caja cerámica. El resto de las vasijas se
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Figura 4.- Estratigrafía.
corresponde con una vajilla de uso común y de cocina con
abundancia de tapaderas así como un número bastante considerable de ánforas y vasijas de boca ancha. Hay que señalar, por un lado, la existencia de una tapadera de gran tamaño, decorada, que casi con toda probabilidad pertenecería
a alguna tinaja de ancha boca y una vasija de cocina de un
tamaño fuera de lo común.
Se recogieron un total de 2.733 fragmentos, de los cuales 370 corresponden a cerámica de cocina.
1.-Vasito de cuerpo bitroncocónico, pequeño borde exvasado, pie anular y fondo levantado. Tiene las superficies
de color gris con manchas de tonalidad anaranjada y pasta de
"sandwich" de color gris-naranja-gris con desgrasantes muy
finos. Presenta restos de decoración a bandas y líneas en color rojo-vinoso muy perdida en algunas zonas.
Se conservan seis fragmentos que han permitido reconstruir aproximadamentela mitad del recipiente aunque no casan la parte superior y la inferior.
Diámetro del borde: 3,8 cm. Diámetro de la base: 4,4
cm. Altura aproximada: 6,6 cm. (Figura 5)
2.-Botellita en miniatura de estrecho cuello, cuerpo piriforme y pie anular de fondo prácticamente plano. Presenta
decoración en color rojo-vinoso a base de líneas y bandas
con serie de semicírculos concéntricos. Tanto las superficies
como la pasta son de color anaranjado y los desgrasantes
muy finos. Se recuperó completa faltando tan sólo el borde
de la vasija.
Diámetro mínimo: 2,l cm. Diámetro máximo: 6 cm.
Diámetro de la base: 3,3 cm. Altura conservada: 7,4 cm.
(Figura 5)
Es de características muy similares a la botella que se
documenta en el Depósito Votivo de E1Amarejo (3), aunque
de mucho menor tamaño, sin embargo, tipológicamente hablando son prácticamente iguales.
Este tipo de vaso de pequeño tamaño suele aparecer en
los poblados ibéricos, aunque con tipologías y decoración
variadas. El más parecido al que describimos es el localizado en el Depósito Votivo de El Amarejo (1) , encontrándose ejemplares similares en toda el área ibérica. Se correspondería con la forma 20a3 de Cuadrado localizada en El
Cigarralejo (2).
3.-Dos fragmentos pertenecientes a una tapadera de
forma rectangular y sección plana perteneciente posiblemente a una caja cerámica. Presenta una pequeña elevación
hacia la zona central donde se localizaria el asidero. Se
puede observar por la superficie interior las marcas de alisado así como del corte en los bordes del barro fresco.
Presenta una decoración en pintura rojo-vinoso consistente
en una serie de roleos alrededor de su perímetro y otras dos
bandas de roleos paralelas en la zona central entre las que se
intercala una serie de SS entrelazadas. Las superficies son de
color rosa-anaranjado y la pasta rosada con desgrasantes
muy finos.
Anchura: 8 cm. Largo conservado: 9,5 cm. (Figura 5)
(1) BRONCANO, " lDepósito Votivo Ibérico de El Amarejo. Bonete
S.: E
(Albacete)". E.A.E. núm. 156. Madrid, 1989, pág. 166, no 162.
(2) CUADRADO, E.: "Tipología de la cerámica ibérica fina de El
Cigarralejo. Mula (Murcia)". T.P., 29. Madrid, 1972.
(3) BRONCANO,S.: Op. cit, pág. 205, no 273.
[page-n-205]
Figura 5
[page-n-206]
-
O
Figura 6
[page-n-207]
Las cajas cerámicas son muy típicas del área celtibérica.
En este caso nos encontraríamos ante una cajita de unos 20
cm. de longitud y 8 cm. de ancho, rectangular. Muy posiblemente estemos ante una típica forma de importación del interior de la Meseta.
4.-Dos fragmentos macizos de cerámica en los que
puede apreciarse una esquina. Se encuentra perfectamente
alisado al exterior. La superficie es de color rosa-anaranjado
y la pasta rosada con desgrasantes muy finos. A simple vista
podría ser un fragmento de pondus pero la similitud de la
pasta con la de la tapadera anterior y el hecho de tratarse de
una superficie angular nos hacen pensar en la posibilidad de
que sea parte de la caja a la que pertenecería la tapadera descrita anteriormente.
Largo conservado: 6 cm. Anchura conservada: 3 cm.
(Figura 5)
5.-Una fusayola de superficie gris y pasta ocre con
desgrasantes muy finos. Falta un poco menos de un cuarto
pues estaba sin cocer y se fragmentó al descubrirse debiendo
ser consolidada.
Altura: 2,3 cm. Diámetro máximo: 2,9 cm. (Figura 5)
6.-Pequeño oinochoe de boca trilobulada de perfil piriforme y ancho cuello con pie débilmente indicado. Se conserva el arranque de una asa. Las superficies son de color rosado al igual que la pasta que contiene desgrasantes muy finos. Se aprecian restos de pintura de color rojo-vinoso aunque no se puede reconstruir la decoración.
Se recuperaron un total de 12 fragmentos que apenas
permiten reconstruir poco más de la cuarta parte de la vasija.
Diámetro de la base: 4,8 cm. Diámetro máximo: 12,4
cm. Diámetro del borde: 10,5 cm. Altura: 17,3 cm. (Figura 5)
Es un oinochoe muy poco estilizado y de pequeño tarnaño, bastante parecido al documentado en el Departamento 3
del poblado de El Amarejo (4).
7.-Diecinueve fragmentos de un kalathos de mediano
tamaño de superficies y pasta rosadas con presencia de despasantes muy finos. Se conserva prácticamente completo
con restos de decoración rojo-vinoso aunque no pueden
a~reciarse motivos debido a su mal estado de conservalos
ción. El borde es pendiente con forma de "pico de pato", paredes curvadas al interior y fondo levantado.
Diámetro del borde: 17,5 cm. Diámetro de la base: 15,4
cm. Altura: 13,l cm. (Figura 5)
nalidades anaranjadas y la pasta tipo "sandwich" de color
gris-naranja-gris con desgrasantes muy finos. Presenta restos de decoración de líneas en pintura de color rojo-vinoso
muy perdida.
Se han recuperado un total de 8 fragmentos que forman
aproximadamente un cuarto de la vasija.
Diámetro del borde: 18 cm. Altura conservada: 7 cm.
(Figura 5)
Se han recuperado fragmentos pertenecientes a seis platos. Dos de ellos son de gran diámetro, números 12 y 17, de
paredes rectas y pie alto. La decoración es bastante similar.
Ejemplares de este tipo aunque de menor diámetro, los encontramos por ejemplo en el Departamento 20 de Alto
I
I
Chacón (6) con una cronología entre los siglos I al 11 a.c.,
momento en el que también se sitúa el encontrado en el
Departamento 3 de El Amarejo (7).
9.-Plato de borde exvasado, pendiente y de paredes casi
planas. Las superficies son de color rosado y la pasta de tonalidad ocre-rosado con desgrasantes muy finos. Presenta decoración pintada en color rojo-vinoso de serie de cuartos de
círculos concéntricos que apoyan en una banda entre dos líneas paralelas. Al otro lado, semicircunferencias concéntricas
alternando con costillares. En el centro, una circunferencia.
Se recuperaron un total de doce fragmentos que permiten reconstrÜir aproximadamente la mitad del plato.
Diámetro del borde: 3 1,7 cm. Altura conservada: 5 cm.
(Figura 6)
10.-Plato de borde exvasado, pendiente, de paredes
rectas. Su pie es anular, exvasado, de sección rectangular.
Las superficies son de color rosa-anaranjado al igual que la
pasta que contiene desgrasantes muy finos. La decoración es
de color rojo-vinoso. En la parte interna lleva costillares que
salen del borde alternando con dientes de lobo, zig-zags y
cuartos de círculos concéntricos, bajo ellos, banda entre dos
líneas paralelas de las que cuelgan una serie de cuartos de
círculos concéntricos. Al exterior presenta decoración de
cuartos de círculos alternando con costillares que apoyan en
una banda de la que cuelgan series de semicírculos concéntrico~.Se recuperaron once fragmentos que reconstruyen
aproximadamente la mitad del plato.
Diámetro del borde: 33 cm. Diámetro de la base: 12 cm.
Altura: 8 cm. (Figura 7)
Es de características muy similares a la del aparecido en
el Depósito Votivo de E1 Amarejo (5) aunque de dimensiones algo mayores.
También se documentaron los restos de otro káiathos
pero de cuello estrangulado de forma muy similar a los aparecidos en numerosos yacimientos ibéricos de la zona.
11.-Plato de pie anular y fondo ligeramente cóncavo.
Las superficies son rosadas. La pasta es del mismo color con
desgrasantes muy finos. Presenta decoración en color rojovinoso a base de roleos entre líneas concéntricas paralelas en
ambos lados. El número de fragmentos recuperados es de
seis, conservándose completa la base y aproximadamente la
mitad del cuerpo.
Diámetro de la base: 6,5 cm. Altura conservada: 6 cm.
(Figura 8)
8.-Kálathos de cuello estrangulado, borde exvasado
con labio en forma de "pico de pato", hombro ligeramente
marcado y paredes rectas. Las superficies son grises con to-
12.-Fragmento perteneciente a un plato de borde recto
de superficies y pasta rosada con desgrasantes muy finos.
Presenta decoración en pintura color rojo-vinoso muy per-
(4) BRONCANO, S. y BLÁNQUEZ, J.J.: "El Amarejo (Bonete, Albacete)".
E.A.E., núm. 139. Madrid, 1985, pág. 112, no 80.
(5) BRONCANO, S.: Op. cit., pág. 155, no 145.
(6) ATRIAN, P.: "El yacimiento ibérico del Alto Chacón (Teniel)"
E.A.E., núm. 92. Madrid, 1976,fig. 35a.
(7) BRONCANO, S.: Op. cit., pág. 1 16, no 82.
[page-n-208]
Figura 7
[page-n-209]
Figura 8
[page-n-210]
Figura 9
[page-n-211]
dida, en la parte superior a base de semicírculos concéntricos y en la inferior, cabelleras alternando con cuartos de círculos concéntricos. Se han recuperado un total de ocho fragmentos.
Diámetro del borde: 22 cm. Altura conservada: 16 cm.
(Figura 8)
1 3 . 4 e i s fragmentos que forman la base de un plato de
pie anular exvasado de sección rectangular y fondo plano.
Las superficies y la pasta son de tonalidad rosada con desgrasantes muy finos. Presenta restos de decoración muy perdida en pintura rojo-vinoso.
Diámetro de la base: 8,8 cm. Altura conservada: 3,4 cm.
(Figura 8)
14.-Plato de borde recto exvasado, cuerpo de tendencia globular, fondo casi plano y pie anular exvasado. Las superficies son de tonalidad grisácea, la pasta de color gris
claro con desgrasantes muy finos. La decoración, en pintura
rojo-vinoso, es a base de semicírculos concéntricos que
cuelgan del borde, serie de líneas de las que cuelgan semicírculos concéntricos y serie de círculos concéntricos en el
centro. Al exterior serie de semicírculos concéntricos.
El número de fragmentos recuperados es de diez, encontrándose completa la base y aproximadamente la mitad
del cuerpo, del borde, menos de la cuarta parte.
Diámetro del borde: 21,4 cm. Diámetro de la base: 10
cm. Altura: 8,4 cm. (Figura 9)
15.-Plato de borde vertical y labio engrosado al interior. Las superficies son de color rosado y la pasta grisácea
con desgrasantes muy finos. Presenta decoración de bandas
entre dos líneas al exterior y, al interior, línea de la que cuelgan una serie de costillares alternando con semicírculos concéntricos y en el centro serie de círculos concéntricos.
Se han recuperado un total de ocho fragmentos conservándose aproximadamente un cuarto del plato.
Diámetro del borde: 26 cm. Altura conservada: 7 cm.
(Figura 9)
Tan sólo se recuperaron los restos pertenecientes a dos
cuencos, de formas y característicasbastante corrientes. Por
ejemplo, el no 17 correspondería a la forma p5a de Cuadrado
(8) hallada en El Cigarralejo. Igualmente se documenta en
otros yacimientos como en El Amarejo (9) con una cronología del siglo m-II a.c., o en el estrato ibero-púnico de La
Alcudia, fechado en el siglo 111-42 a.c. (10)
El cuenco no 16 presenta como principal característica
su gran tamaño aunque la forma es bastante común.
l6.-luenco de gran tamaño de borde vertical invasado
con pie anular engrosado y fondo casi plano. Las superficies
son de color rosado y la pasta gris claro con desgrasantes finos. Como decoración presenta al exterior dos líneas incisas
paralelas. Se han recuperado un total de catorce fragmentos
que forman aproximadamente las tres cuartas partes del
cuenco.
Diámetro del borde: 30,6 cm. Diámetro de la base: 13,5
cm. Altura: 10,9 cm. (Figura 10)
1 7 . 4 u e n c o de borde vertical, ligeramente invasado,
con alto pie anular y fondo casi plano. Las superficies son
rosadas al igual que la pasta que contiene desgrasantes muy
finos. La pintura es rojo-vinoso muy perdida al exterior, pudiendo observarse al interior una decoración a base de bandas y líneas paralelas. Se recuperaron un total de trece fragmentos que componen la base casi completa y aproximadamente un cuarto del resto.
Diámetro del borde: 26,7 cm. Diámetro de la base: 11
cm. Altura: 11 cm. (Figura 10)
Se encontraron dos vasijas de pequeño tamaño, prácticamente completas, correspondientes a los no 18 y 19. La
primera de ellas es muy similar a la encontrada en el
Depósito Votivo de E l h a r e j o (11) aunque con baquetón en
el hombro.
18.-Pequeña vasija de borde exvasado, cuello con un
pequeño baquetón, cuerpo globular y base con ligera indicación de pie y fondo levantado. Las superficies son de color
gris al igual que la pasta, de tonalidad algo más clara, con
desgrasantes muy finos.
Se recuperaron un total de 39 fragmentos que pennitieron reconstruir aproximadamente las tres cuartas partes del
recipiente. Presenta una sencilla decoración en el tercio inferior de la base consistente en una serie de líneas paralelas
incisas. La boca está deformada.
Diámetro del borde: 9 cm. Diámetro de la base: 6 cm.
Altura: 15 cm. Diámetro máximo: 13,6 cm. (Figura 10)
19.-Pequeña vasija de borde ligeramente exvasado,
cuello pronunciado, hombro marcado y fondo levantado.
Las superficies son de color negro y la pasta de tonalidad
gris con desgrasantes muy finos. Se han recuperado un total
de 28 fragmentos que permiten reconstruir la pieza prácticamente en su totalidad.
Diámetro del borde: 9,l cm. Diámetro de la base: 7 cm.
Diámetro máximo: 16 cm. Altura: 15,4 cm. (Figura 10)
20.-Fragmento perteneciente a la base completa de
una vasija de pequeño tamaño de cuerpo globular, de base ligeramente indicada y fondo levantado con umbo central. La
superficie exterior es de color rosa-anaranjado, la interior
gris claro al igual que la pasta que contiene desgrasantes finos.
Diámetro de la base: 7 cm. Altura conservada: 4,3 cm.
(Figura 10)
21.-Un fragmento perteneciente a una vasija de pequeño tamaño de borde exvasado y labio ligeramente engrosado. Las superficies y pasta son de tonalidad ocre con desgrasantes finísimos. Presenta restos de pintura rojo-vinoso
muy perdida con decoración a base de líneas.
(8) CUADRADO, E :Op. cit., pág 184.
.
(9) BRONCANO,S.y BLANQUEZ, J.J.: Op. cit., pág. 132, nO1
19.
(10) RAMOS, A.: "Excavaciones en La Alcudia". S.I.P. Trabajos Varios,
39. Valencia, 1970, fig. 7j.
(11) BRONCANO, S.: Op. cit., pág. 15, no 34.
[page-n-212]
Figuras 10
[page-n-213]
Diámetro del borde: 9 cm. Altura conservada: 1,7 cm.
(Figura 10)
El borde de esta vasija es prácticamente igual al aparecido en el Depósito Votivo de El Arnarejo (12) no conservándose tampoco ningún fragmento perteneciente al resto
del cuerpo.
22.-Pequeña vasija de cocina de cuerpo de tendencia
globular y fondo ligeramente cóncavo. Las paredes son de
color gris, más oscuro al interior y la pasta de la misma tonalidad con desgrasantes gruesos. Se recuperaron un total de
tres fragmentos que reconstruyen aproximadamentela mitad
de la vasija.
Diámetro de la base: 4,5 cm. Altura conservada: 4,5 cm.
(Figura 11)
Los fragmentos recuperados de vasijas de mediano tamaño corresponden a tipologías bastante comunes en los yacimientos de ésta época, no destacando ninguna característica en concreto.
23.-Tres fragmentos de un borde recto ligeramente engrosado al exterior de una vasija de mediano tamaño.
Presenta restos de decoración en pintura rojo-vinoso. Las superficies son de tonalidad anaranjada con manchas grises y
la pasta de "sandwich" de color gris-rosado-gris. Los desgrasantes son finos.
Diámetro del borde: 10 cm. Altura conservada: 4,5 cm.
(Figura 11)
24.-Fragmentos de una vasija de mediano tamaño de
borde de "pico de pato", cuello estrangulado y paredes de
tendencia globular. Las superficies son rosadas al igual que
la pasta que contiene desgrasantes finos. Presenta restos de
pintura rojo-vinoso en el borde, muy perdida.
Diámetro del borde: 18 cm. Altura conservada: 3 cm.
(Figura 11)
25.-Fragmento de una vasija de mediano tamaño de
borde en forma de "pico de pato". Las superficies y la pasta
son de color rosado, los desgrasantes finos.
Diámetro del borde: 19,5 cm. Altura conservada: 2 cm.
(Figura 11)
26.-Tres fragmentos que casan de una vasija de mediano tamaño con borde en forma de "pico de pato" y cuello
estrangulado. Las superficies y la pasta son de tonalidad
amarillenta y los desgrasantes de tamaño medio.
Diámetro del borde: 22,6 cm. Altura conservada: 2,4
cm. (Figura 11)
27.-Dos fragmentos que casan de una vasija de mediano tamaño de paredes globulares y pie anular con fondo
cóncavo. Las superficies son de tonalidad rosada al exterior
y ocre al interior. La pasta, de color ocre, tiene desgrasantes
de tamaño mediano. Se conserva aproximadamente un cuarto
de la base.
Diámetro de la base: 12,6 cm. Altura conservada: 6,6
cm. (Figura 11)
(12) BRONCANO, S.: Op. cit., pág. 193, no 244.
28.-Vasija de mediano tamaño de borde exvasado,
cuello estrangulado y cuerpo globular. La superficie exterior
es de color rosado al igual que la pasta, y la interior ocre,
presentando desgrasantes finos. Se encuentra en mal estado
de conservación, muy exfoliada.
Se recuperaron un total de 23 fragmentos pero apenas se
pudo reconstruir poco más de lo dibujado.
Diámetro del borde: 10,l cm. Altura conservada: 4,4
cm. (Figura 11)
29.-Un fragmento que forma una base de fondo levantado de superficies y pasta de color rosado. Los desgrasantes son de tamaño fino.
Diámetro de la base: 7 cm. Altura conservada: 1,6 cm.
(Figura 11)
30.-Veintiún fragmentos de una vasija de mediano tamaño de cuerpo globular. No se conserva ni el borde ni la
base: la superficie exterior es rosada y la interior de color naranja siendo la pasta de tonalidad rosa-anaranjada con desgrasantes muy finos. Presenta decoración muy perdida en algunas zonas a base de bandas, círculos y cabelleras. Se ha
reconstruído poco menos de la mitad de la vasija.
Diámetro máximo: 32,4 cm. Altura conservada: 25,5
cm. (Figura 12)
31.-Vasija
de regular tamaño, de cuerpo globular,
borde en forma de "pico de pato" y fondo levantado. La superficie exterior es rosada y la interior de tonalidad ocre. La
pasta es rosada con desgrasantes finos. Presenta los siguientes motivos pintados en rojo-vinoso: banda en el borde, debajo decoración en dos bandas a base de serie de costillares
y zig-zags alternando entre líneas paralelas. Bajo ellos, línea
de la que cuelgan una serie de semicírculos concéntricos alternando con costillares. Se recuperaron un total de setenta y
dos fragmentos que permiten reconstruir aproximadamente
la mitad de la vasija.
Diámetro del borde: 15,3 cm. Diámetro de la base: 9 cm.
Diámetro máximo: 37,4 cm. Altura: 29,9 cm. (Figura 12)
Esta vasija es muy parecida a la documentada en el
Depósito Votivo de E1Amarejo (13) aunque difiere en la decoración.
32.-Tapadera de gran tamaño de borde ligeramente invasado y engrosado al interior con pomo anillado de sección
redondeada. Las superficies y la pasta son de color rosado y
los desgrasantes finos. Presenta decoración en pintura rojovinoso a base de bandas y líneas paralelas. Se recuperaron
un total de ochenta y dos fragmentos que forman el agarradero completo y casi todo el borde aunque tan sólo se pudo
reconstruir la mitad del cuerpo. Pertenecía a una gran tinaja.
Diámetro del borde: 4 7 3 cm. Diámetro del agarradero:
11 cm. Altura: 32 cm. (Figura 13)
La tapadera anteriormente descrita es bastante anómala
debido a su enorme tamaño. Hemos encontrado una similar
en el poblado de Los Villares (14), aunque sólo se conserva
el tercio inferior no pudiendo apreciarse el tipo de agarra(13) BRONCANO, S.:Op. cit., pág 142, n" 109.
(14) MATA, C.:"LosVillares (Caudete de las Fuentes, Valencia). Origen
y evolución de la Cultura Ibérica". S.I.P., Trabajos Varios, núm.
88. Valencia, 1991, pág. 94, no 50.
[page-n-214]
Figura 11
[page-n-215]
Figura 12
[page-n-216]
Figura 13
[page-n-217]
dero que llevaría, aunque tanto el tipo de borde como la decoración son prácticamente idénticas. Obviamente serviría
para tapar una tinaja de gran tamaño.
Se encontraron otros recipientes de ancha boca y cuerpo
globular aunque no de un tamaño tan considerable, como
podemos observar a continuación:
33.-Veinte fragmentos pertenecientes a un recipiente
de mediano tamaño, cuerpo globular y pie anular exvasado.
No se conserva nada del borde. Presenta decoración en pintura rojo-vinoso a base de bandas, círculos concéntricos y
serie de cuartos de círculos concéntricos. Sus superficies son
rosadas con pasta gris de núcleo rosado y desgrasantes muy
finos. Se conserva aproximadamente la mitad de la vasija.
Altura conservada: 19 cm. Diámetro máximo: 21 cm.
Diámetro de la base: 13 cm. (Figura 13)
38.-Vasija de gran tamaño de boca ancha con borde en
forma de "pico de pato" y cuerpo globular. La superficie exterior es rosada y la interior de tonalidad ocre rosada con
pasta rosada al exterior y ocre al interior con desgrasantes finos. Presenta decoración de una banda en el cuello en pintura rojo-vinoso. Se recuperaron un total de cuatro fragmentos que recomponen aproximadamente la mitad del borde.
Diámetro del borde: 38,4 cm. Altura conservada: 12 cm.
(Figura 15)
Como puede observarse, la típica decoración de este recipiente no se encuentra colocada en la forma habitual sino
invertida. Aunque la hipotética base presenta desgaste en la
parte inferior, en el punto de apoyo, motivo por el cual hemos dibujado la vasija en esta posición, es posible también
que corresponda a la parte superior de la misma constituyendo un "doble borde" desgastado por el roce de una tapadera o incluso pudiera ser un fondo con perforación central
que apoyaría en otra vasija. No hemos encontrado de momento un paralelo que nos permita definir la funcionalidad
de este vaso.
39.-Vasija de gran tamaño y ancha boca de borde en
forma de "pico de pato" y cuerpo globular sinuoso. Las superficies y pasta son de color rosado con desgrasantes finos.
Presenta restos de pintura rojo-vinoso muy perdida. Sólo se
ha recuperado un fragmento.
Diámetro del borde: 50 cm. Altura conservada: 11 cm.
(Figura 15)
34.-Dos fragmentos de una vasija indeterminada de
perfil prácticamente recto. Se aprecian el arranque y huellas
de un asa semicircular pegada. Las superficies y la pasta son
de color rosado con desgrasantes medianos y finos. Se aprecia decoración muy perdida de cuartos de círculos concéntrico~ apoyan en una banda y serie de roleos que bajan
que
en sentido transversal a los mismos.
Altura conservada: 16,5 cm. (Figura 14)
40.-Vasija de regular tamaño, de boca ancha, con
borde de "pico de pato", cuello moldurado y paredes de tendencia globular. La superficie exterior es de color rosado y
la interior de tonalidad grisácea con un ligero engobe rosado. La pasta es de color gris y contiene desgrasantes de tamaño mediano y fino. Se aprecian restos de decoración en
pintura de color rojo-vinoso pero la decoración sólo se
puede observar en algunos fragmentos del cuerpo que no casan. Esta consiste en una serie de cuartos de círculos concéntricos colgando de una serie de líneas paralelas. Sólo se
conservan diez fragmentos.
Diámetro del borde: 28 cm. Altura conservada: 23 cm.
(Figura 15)
35.-Vasija de gran tamaño de boca ancha con perfil en
forma de "pico de pato" y cuerpo globular. La superficie interior es anaranjada y la exterior rosada. La pasta es de tipo
"sandwich" de color rosado-gris-anaranjada con desgrasantes finos. Presenta decoración de líneas paralelas de las que
cuelgan una serie de semicírculos concéntricos. Se han recuperado un total de cincuenta y seis fragmentos con los
cuales sólo se ha reconstruido un cuarto del cuerpo y unas
tres cuartas partes de la boca.
Diámetro del borde: 28, 1 cm. Altura conservada: 15
cm. (Figura 14)
36.-Vasija de regular tamaño de boca ancha y borde en
forma de "pico de pato7'. Las superficies son de color rosado
y la pasta tipo "sandwich" de color rosado-ocre-rosado con
desgrasantes finos. Presenta decoración de bandas paralelas
en color rojo-vinoso. Se han recuperado cuatro fragmentos
que forman aproximadamente un cuarto del borde.
Diámetro del borde: 28 cm. Altura conservada: 6 cm.
(Figura 14)
37.-Tres fragmentos del borde de una vasija de gran
tamaño de labio engrosado y exvasado. Las superficies y la
pasta son de color anaranjado y los desgrasantes finos. Se
conserva aproximadamente un cuarto del borde.
Diámetro del borde: 34,8 cm. Altura conservada: 2 cm.
(Figura 14)
Esta vasija es muy similar a la aparecida en el Depósito
Votivo de El Amarejo (15).
41.-Gran vasija de diámetro máximo mayor que su altura, borde de "pico de pato", cuello estrangulado, con paredes globulares, pie anular y fondo cóncavo. Las superficies
son de color rosa-anaranjado y la pasta tipo "sandwich" de
color rosa-gris-rosa con desgrasantes finos. Presenta decoración de bandas paralelas en pintura rojo-vinoso.
Se han recuperado un total de cincuenta y siete fragmentos que reconstruyen la base completa y aproximadamente un cuarto del borde y cuerpo. No casan los fragmentos de la parte superior con los de la inferior.
Diámetro del borde: 60 cm. Diámetro de la base: 14 cm.
Diámetro máximo: 72 cm. Altura: 50 cm. (Figura 15)
Esta gran vasija de ancha boca se corresponde con la
forma 10b de Cuadrado (16), con una cronología, para El
V
Cigarralejo, que abarca del siglo I al 11 a.c. Se encuentra un
ejemplar de las mismas características en el Departamento 4
(15) BRONCANO, S.: Op. cit., pág. 146, no 119.
(16) CUADRADO, E.: Op. cit., pág. 165.
[page-n-218]
Figura 14
[page-n-219]
Figura 15
[page-n-220]
Figura 16
[page-n-221]
de E1 Amarejo (17), con una cronología del siglo ILI al 1 a.c.
1
Posiblemente la gran tapadera descrita con anterioridad perteneciera a una vasija de estas características.
42.-Vasija de gran tamaño de borde en forma de "pico
de pato", cuello estrangulado con ligera moldura, asas geminadas y cuerpo ligeramente ovalado. La superficie exterior
es rosada y la interior ocre al igual que la pasta que presenta
desgrasantes finos.
La decoración, en color rojo-vinoso, es la siguiente: dos
bandas paralelas a base de serie de costillares alternando con
zig-zags. Bajo ellas, dos líneas paralelas de las que cuelgan
círculos concéntricos alternando con costillares. Debajo,
bandas paralelas.
Se recuperaron un total de ciento treinta y dos fragmentos que reconstruyen poco más de la cuarta parte de la vasija.
Diámetro del borde: 27,7 cm. Diámetro máximo: 58 cm.
Altura conservada: 40 cm. (Figura 16)
La forma y dimensiones de este vaso es muy semejante,
salvo las asas, del aparecido en el Departamento 1 de El
Amarejo (18).
43.-Medio tonelete de cuerpo cilíndrico. Presenta un
rehundimiento transversal a lo largo de todo su cuerpo para
ser colgado. La boca es de borde recto y cuello estrangulado
pero no casa con el resto del recipiente. Se conservan las dos
bases completas pero ninguna de las asas. Las superficies
son de tonalidad anaranjada con vetas grises y la pasta gris
con desgrasantes medianos y finos. Se recuperaron un total
de setenta y dos fragmentos.
Diámetro de la boca: 10,2 cm. Diámetro de las bases:
10,4 cm. Altura: 30,s cm. Longitud: 52 cm. (Figura 16)
Tan sólo se han encontrado los restos de un tonelete
cuya parte inferior se encontraba prácticamente completa,
no pudiéndose apenas reconstruir la parte superior del
mismo. Debido a su utilidad como recipiente para almacenaje de líquidos, su aparición es bastante frecuente y su cronología muy amplia. El estudio realizado en su día por
Fletcher (19) nos da una idea bastante clara, completado
posteriormente por el realizado por Francisca Hernández
(20). Ampliamos con este ejemplar el área de dispersión de
los mismos, siendo los más cercanos los documentados en el
poblado de El Amarejo (2 1).
44.-Ánfora ibérica de cuerpo cilíndrico de borde redondeado y engrosado. Las superficies son de color gris y la
pasta tipo "sandwich" de color gris-naranja-gris con desgrasantes finos. Se recuperaron un total de noventa y dos fragmentos, estando completas la boca y reconstruyéndose parte
del cuerpo que conserva un asa.
Diámetro de la boca: 16 cm. Diámetro máximo: 39,4
cm. Altura conservada: 52 cm. (Figura 17)
Es muy parecida a la encontrada en el Depósito Votivo
de El Amarejo (22).
45.-Ánfora ibérica de borde almendrado, cuerpo ovalado y fondo cóncavo. Se conservan las dos asas, a cuya altura se aprecia una decoración de dos líneas incisas paralelas. La superficie exterior es rosada y gris claro al interior
con desgrasantes finos. Se recuperaron un total de ochenta y
tres fragmentos conservándose la boca y la base completas y
numer6sos fragmentos del cuerpo que no casan.
Diámetro del borde: 15,2 cm. Diámetro máximo: 40,4
cm. Altura aproximada: 80 cm. (Figura 17)
Es de características similares a la documentada en el
Departamento 3 de El Amarejo (23).
46.-Ánfora de borde almendrado, cuerpo ovalado y
fondo cóncavo. La superficie exterior es rosada y la interior
de color gris claro con un engobe de tonalidad rosada. La
pasta es de color gris y los desgrasantes medianos. Se recuperaron un total de 99 fragmentos reconstruyéndose un
cuarto del borde, parte de hombro con un asa y aproximadamente la mitad de la base. Los fragmentos de la zona intermedia no casan.
Diámetro del borde: 20 cm. Altura aproximada: 84,4
cm. (Figura 17)
47.-Ánfora de borde ligeramente invasado y engrosado al interior de cuerpo ovalado y fondo cóncavo con ónfalo marcado al exterior. Las superficies son rosadas, la
pasta de color gris y los desgrasantes finos. Se recuperaron
un total de ciento cinco fragmentos reconstruyéndose la
boca y la base por completo así como el hombro con una de
las asas. Los fragmentos del cuerpo apenas casan entre sí.
Diámetro del borde: 14,8 cm. Diámetro máximo: 40 cm.
Altura aproximada: 77 cm. (Figura 17)
48.-Ánfora de borde almendrado, hombros marcados,
cuerpo ovalado y fondo cóncavo. La superficie exterior es
de color rosa-anaranjado y la interior anaranjada con vetas
grisáceas siendo la pasta de tipo "sandwich" de color rosado-gris-anaranjado-griscon desgrasantes finos. Se recuperaron un total de cuarenta y siete fragmentos que reconstruyen casi por completo la parte superior y media, faltando la
base, aunque no casan entre sí. A la altura de las asas se aprecian cuatro líneas incisas paralelas.
Diámetro del borde: 13,4 cm. Diámetro máximo: 30 cm.
Altura conservada: 54 cm. (Figura 17)
Esta ánfora, de pequeño tamaño, es de dimensiones parecidas a la encontrada en el Depósito Votivo de El Amarejo
(24) aunque en este caso no presenta asas.
(17) BRONCANO, S. y BLÁNQUEZ, J.J.: Op. cit., pág. 249, no 281.
(18) BRONCANO, S. y BLÁNQUEZ, J.J.: Op. cit., pág. 56, no 94.
(19) FLETCHER, D.: "Toneles cerámicas ibéricos". A.P.L., VI. Valencia,
1957.
(20) HERNÁNDEZ, F.: "Tonel ibérico procedente del Castro de
Villasviejas (Cáceres)". T.P., 36. Madrid, 1979, pág. 459 y SS.
(21) BRONCANO, S. y BLÁNQUEZ, J.J.: Op. cit., pág. 104.
(22) BRONCANO,S.:
cit., pág. 130, no 71.
(23) BRONCANO, S. y BLÁNQUEZ, J.J.: Op. cit., pág. 110, no 70.
(24) BRONCANO, S.: Op. cit., pág. 163, no 155.
[page-n-222]
Figura 17
[page-n-223]
48b.-Once fragmentos de una ánfora no dibujada de
superficie exterior rosada y la interior ocre con pasta rosada
al exterior y gris clara al interior con desgrasantes finos.
Sólo se conservan fragmentos pertenecientes al cuerpo.
48c.-Nueve fragmentos de una ánfora no dibujada, de
superficie exterior anaranjada e interior rosada con pasta
tipo "sandwich" de color rosa-gris-rosa con desgrasantes finos.
48d.--Ciento veintisiete fragmentos de una ánfora no
dibujada de superficie exterior rosa-anaranjada e interior
rosa con pasta tipo "sandwich" de color rosa-castaño-rosa y
desgrasantes finos. Se conserva el arranque de dos asas que
parecen ser de cinta. El diámetro máximo es aproximadamente de 35 cm.
48e.-Veintinueve fragmentos que no casan de una ánfora de superficie exterior rosada e interior de tonalidad gris
con restos de engobe rosado. La pasta es también gris con
desgrasantes medianos y finos.
48f.-Treinta y seis fragmentos del cuerpo y hombro de
una ánfora de superficie exterior rosada e interior de color
gris con engobe rosado. La pasta es de color gris con desgrasantes finos.
48g.-Nueve fragmentos de una ánfora no dibujada, de
superficie exterior anaranjada e interior rosada con pasta tipo
"sandwich" de color rosa-gris-rosa con desgrasantes finos.
49.-Vasija de cocina de regular tamaño de borde exvasado y engrosado con hombro marcado y cuerpo de tendencia globular. Las superficies son negras, y la pasta gris con
desgrasantes gruesos. Presenta señales de espatulado en su
superficie. Se recuperaron un total de cincuenta y cinco fragmentos que reconstruyen tan sólo un cuarto del borde.
Diámetro del borde: 26,5 cm. Altura conservada: 8 cm.
(Figura 18)
52.-Vasija de cocina de gran tamaño de borde exvasado, moldura en el hombro, cuerpo globular y pie marcado.
Las superficies son negras y la pasta de tipo "sandwich" de
color negro y rosa al interior con desgrasantes gruesos y
muy gruesos. Se han recuperado un total de cuarenta y siete
fragmentos que reconstruyen aproximadamentela mitad del
borde y un cuarto de la base existiendo bastantes fragmentos
del cuerpo que no casan entre sí.
Diámetro del borde: 36 cm. Diámetro de la base: 12 cm.
Diámetro máximo: 49 cm. Altura aproximada: 45,7 cm.
(Figura 18)
Entre la cerámica de cocina se documentó un número
bastante considerable de tapaderas, todas del mismo tipo y
tamaño aproximadamente, salvo la no 56 que, además de tener un aspecto acampanado y ser de menor tamaño, tiene
como principal característica la existencia de un agarradero
con dos apéndices en lugar del típico anillado que observamos en las restantes. Un ejemplar de características similares se documenta en el Departamento 4 de El Amarejo (26).
Al no existir recipientes de cocina ni vasijas de mediano tamaño en las que pudieran encajar esta serie de tapaderas, y
dada la similitud en el número y diámetro de las bocas de las
ánforas aparecidas, hemos supuesto que dichas tapaderas
hubieran servido para cerrar las mismas.
53.-Tapadera de borde redondeado y disco anillado
con moldura interior. Las superficies y la pasta son de color
negro con desgrasantes medianos. Se recuperaron un total de
seis fragmentos que permiten reconstruir completamente el
agarradero y aproximadamente la mitad del resto.
Diámetro del borde: 15,8 cm. Diámetro del agarradero:
4,5 cm. Altura: 5,7 cm. (Figura 18)
54.-Tapadera de borde redondeado y ligeramente levantado. Presenta dos líneas incisas paralelas al exterior. No
se conserva el agarradero. Se recuperaron cinco fragmentos
que reconstruyen aproximadamente la mitad de la tapadera.
La superficie exterior es ocre y la interior gris. La pasta es
también de tonalidad ocre con desgrasantes de tamaño mediano y grueso.
Diámetro del borde: 14,9 cm. Altura conservada: 3,2
cm. (Figura 18)
50.-Vasija de cocina de regular tamaño y boca ancha
de borde exvasado, hombro marcado. La superficie exterior
es negra con manchas rosadas y la interior castaña al igual
que la pasta que contiene desgrasantes gruesos. En el hombro se observa una decoración incisa de pequeños rectángulos ordenados en forma de espiga. Se han recuperado diez
fragmentos que reconstruyen aproximadapente un cuarto de
la vasija.
Diámetro del borde: 32 cm. Altura conservada: 14 cm.
(Figura 18)
55.-Tapadera de borde redondeado. Las superficies y
pasta son de color negro y los desgrasantes de tamaño mediano y grueso. Se han recuperado cuatro fragmentos que reconstruyen aproximadamente la mitad de la tapadera sin
agarradero.
Diámetro del borde: 14 cm. Altura conservada: 4,6 cm.
(Figura 18)
5 1.-Vasija de gran tamaño de borde exvasado, hombro
marcado y paredes globulares. La superficie exterior es negra y la interior castaña: la pasta es rosada con desgrasantes
gruesos. Presenta decoración incisa en el hombro en forma
de ángulos. Se recuperaron tres fragmentos que reconstruyen apenas un cuarto de borde.
Diámetro del borde: 29 cm. Altura conservada: 8 cm.
(Figura 18)
56.-Tapadera de pequeño tamaño de borde redondeado
y levantado. El agarradero es de sección rectangular con dos
apéndices. Las superficies son negras y la pasta de color rosa
con desgrasantes gruesos. Se han recuperado cinco fragmentos que reconstruyen el agarradero completo y tres cuartas partes del resto.
Diámetro del borde: 10,3 cm. Diámetro del agarradero:
4 cm. Altura: 5,6 cm. (Figura 18) .
Aunque no tiene nada que ver en cuanto a su forma, en
el Depósito Votivo de E1 Amarejo (25) apareció una vasija
de cocina con decoración parecida a la descrita anteriormente.
,
(26) BRONCANO, S. y B L ~ Q U E ZJ.J.: Op. cit., pág. 187, no 145.
(25) BRONCANO, S.: Op. cit., pág. 184, no 214.
[page-n-224]
Figura 18
[page-n-225]
5 6 b . 4 e i s fragmentos de una tapadera no dibujada, de
superficies y pasta grises con desgrasantes gruesos.
El material de importación se reduce a unos cuantos
fragmentos de cerámica Campaniense cuyo estudio, realizado por Da Elena Ruiz Valderas, es el siguiente:
57.-"Un
fragmento de base probablemente de una
copa L.27, con pie tipo More1 serie 212. Por las características formales del fragmento, el pie con sus caras rectilíneas y
el fondo externo con ombligo de torneado, está dentro del repertorio formal de las Pequeñas Estampillas y de los productos antiguos de la Campaniense A, de manera que puede
situarse a lo largo del siglo 1 1a.c., aunque nos inclinamos
1
1
mejor entre el último cuarto del siglo III y el primero del 1
a.c. En cuanto a la arcilla, es de buena calidad, el barniz parece haber sido aplicado por inmersión dejando en reserva la
parte inferior del vaso. Este detalle recuerda a productos de
la Sicilia griega y del mundo púnico, especialmente las cerámicas ibicencas, pero ni la arcilla ni el barniz se corresponden a esta última zona. Por el momento, no se ve claro el
taller al que pertenece, pero sin duda se trata de un taller itálico de barniz negro." (Figura 18)
58.-"Fragmento de borde de una copa de Campaniense
A, forma L.27, More1 serie 2825. Copas muy similares en
Campaniense A están documentadas en Teste Negre, en estratos del último decenio del siglo III e inicios del siglo 1
1
a.c., Fig. 2.4. (GANTES 1978). En el opidum de Nages aparecen a partir de la capa 9c, fechada en 225-200, fig. 13.327,
también en la capa 9a entre 200-175, fig. 11.275, más abundantes en la capa 8 datada hacia 175, continúa su presencia
hasta el 125 a.c. (PY 1978). En el Cabecico del Tesoro, en
1
tumbas de la primera mitad del siglo 1 (GARCIA CANO et
al. 1989), en el Grand Congloué a inicios del siglo II. En
Cartagena aparece en los niveles bárquidas y sobre todo en
la primera mitad del siglo I a.c. En mi opinión este fragi
mento pertenece a una copa de pequeño formato, la forma
del borde se sitúa en un momento de transición entre la
forma 27 b y c, cuya tipología y evolución se puede seguir
en las estratigrafías de Nages. Por otra parte, la buena calidad del barniz del fragmento recuerda los mejores productos
de la Campaniense A distribuídos en los últimos decenios
del siglo 1 1a.c., y sobre todo en el primer cuarto del siglo
1
1 a.c." (Figura 18)
1
En el interior de la vivienda se encontraron entre los
fragmentos cerámicos, una concha de bivalvo muy rodada y
otra de múrice con la parte superior perforada (Figura 18).
No se documentó ningún otro tipo de objeto.
CONCLUSIONES
Por el material cerámico encontrado, nos encontramos
en un departamento destinado en principio a almacenaje.
Las vasijas encontradas así parecen indicarlo. Por un lado,
en un departamento tan pequeño tenemos una profusión bastante inusual de ánforas, hasta ocho, así como un número
bastante considerable de vasijas de boca ancha. El tonelete,
destinado a almacenaje de líquidos no hace más que confirmarlo. Por otro lado, apenas encontramos material de uso
común. Hay una clara ausencia de cerámica de cocina y de
vajilla de uso cotidiano no habiendose constatado tampoco
la presencia de hogar en la habitación.
E1 departamento excavado sería parte integrante de una
serie de habitaciones adosadas pertenecientes a una misma
vivienda. Como se puede observar en la planta general que
adjuntamos, a ambos lados se aprecia cómo la roca ha sido
rebajada de forma similar, lo que supondría la presencia de
al menos otros dos ambientes a los cuales, casi con seguridad, se pasaría a lo largo del pasillo que queda en la segunda
grada, a través de un hipotético vano que existiría en las paredes medianeras. Sería de gran interés la continuación de la
excavación en ambos laterales con el fin de delimitar la
planta completa de la vivienda (Figura 19).
Figura 19.- Reconstrucción ideal del departamento.
Es posible que en este edificio se desarrollara alguna actividad mercantil ya que como hemos indicado con anterioridad, el número de vasijas para almacenaje indica una existencia de recursos excesivo para el autoconsurno familiar.
Desde luego, dicha vivienda se encontraba situada en un
lugar estratégico, al lado del camino y cerca del gran nudo
de caminos que ya quedó descrito. Aunque no hemos encontrado datos que lo confiien debido a la fuerte erosión
de la zona Norte, es posible que en ella existiera un acceso
de entrada que facilitm'a la carga y descarga de mercancía
de los carros que circularan por el camino.
1
El uso de la vivienda terminaría a finales del siglo 1 1o
como fecha más baja en los inicios del 11a.c. según la cerámica aparecida y confirmada por la campaniense encontrada
en el departamento. La presencia de decoración geométrica,
salvo algunos fragmentos como la tapadera de la caja, con
decoración fitomorfa, nos sitúa también en torno a esta cronología.
[page-n-226]
[page-n-227]
Lámina 1.2.- Vista general del departamento y del relleno de piedras.
[page-n-228]
Lámina 11.1.- Nivel de cerámicas (u.e. 118).
L W a II.2.- Rodadas del camino bajo el muro Oeste.
[page-n-229]
Lámina III.1.-Detalle del muro Oeste.
[page-n-230]
Lámina IV.l.- Vista general del departamento. En primer término silo excavado en la roca.
Lámina IV.2.- Vista general del departamento por el lado Norte.
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SERVICIO DE INVESTIGACI~N
PREHIST~RICA
SERIE DE TRABAJOS VARIOS
N6m.92
LOS ACCESOS A LA CIUDAD IBÉRICA
DE MECA MEDIANTE
SUS CAMINOS DE RUEDAS
Por
SANTIAGO BRONCANO RODR~GUEZ
Y
M DEL MAR ALFARO ARREGUI
'
.
DIPUTACI~N
PROVINCIAL DE VALENCLA
1997
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[page-n-4]
SERVICIO DE INVESTIGACIÓN PREHISTÓRICA
DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE VALENCIA
SERIE DE TRABAJOS VARIOS
Núm.92
LOS ACCESOS A LA CIUDAD IBÉRICA
DE MECA MEDIANTE SUS
CAMINOS DE RUEDAS
Por
SANTIAGO BRONCANO RODRÍGUEZ
Y
M."DEL MAR ALFARO ARREGUI
VALENCIA
1997
[page-n-5]
[page-n-6]
DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE VALENCIA
SERVICIO DE INVESTIGACIÓN PREHISTÓRICA
S E R I E D E T R A B A J O S VARIOS
Núm.92
[page-n-7]
Depósito Legal: V-3825-1997
I.S.B.N.: 84-7795-120-9
Imprime: T.G. Ripoll, S.A.
Pol. Ind. Fuente del Jarro
Tel. (96) 132 40 85
Paterna (Valencia)
©O de la edición digital: Museu de Prehistoria devalencia, 201—- ISSN 1989-0540
de la edición digital: Museu de Prehistòria de València, 2010 0 ISSN 1989-0540
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Pág .
-
9
11. EXCAVACIONES ...............................................
m.
DESCRIPCI~N................................................. 21
22
Vía Principal ..................................................
Caminos secundarios ........................................... 139
IV. ESTUDIO ......................................................
La Vía Principal................................................
El Gran Nudo de caminos .......................................
Los Caminos Secundarios .......................................
Apartaderos ...................................................
179
179
183
185
189
V. CONCLUSIONES ............................................... 195
VI. Apéndice:
"Un departamento ibérico sobre el tramo 2.060-2.080 m."
Por M."del Mar Alfaro Arregui y Asunción Martín Bañón .......
[page-n-9]
[page-n-10]
Este tercer trabajo que sobre la ciudad ibérica de El
Castellar de Meca ahora presentamos, es una prolongación
de los dos que anteriormente hemos publicado, sobre todo
del segundo de ellos, que también trataba de sus caminos de
ruedas.
Recordemos que en el primero' se procuró recopilar en
un sólo volumen todo lo que se había escrito sobre el yacimiento, ya fueran citas, noticias, estudios o trabajos de
investigación publicados o incluso inéditos. En este último
estado permanecía, por ejemplo, el excelente trabajo topográfico reflejado en el mapa que levantó el General
Lammerer en 1921 en compañía de A. Schulten y que permanecía aún desconocido.
Las opiniones realizadas por los diversos autores que
escribieron las obras recogidas, quedaron sometidas a un análisis exhaustivo o a una crítica razonada de acuerdo con los
datos físicos y arqueológicos existentes en el yacimiento.
Una vez reunida y publicada toda la abundante, dispersa
y poco o nada conocida documentación que se había ido
generando a lo largo de siglos sobre la célebre ciudad
rupestre de Meca, nos interesamos, dejando de lado otras
facetas quizá más atractivas en principio, por la investigación de lo que para nosotros era uno de los aspectos más
interesantes de cuantos nos ofrecían los restos arqueológicos
del yacimiento: sus caminos de ruedas.
Pensamos esto por ser Meca un caso excepcional en lo
que se refiere a la conservación de restos físicos de vías prerromanas. Lo dicho nos permitiría tener la ocasión, excepcional también, de acometer el primer estudio que se realiza
sobre este tipo de obra pública ibérica.
Aunque la primera información que nos ofrecieron estos
caminos nos remitía a su utilización en época ibérica, la
excavación del llamado Camino Hondo, nos brindó la posibilidad de demostrar sin ningún género de dudas que no sólo
fueron construídos en época prerromana, sino que quedaron
clausurados para siempre desde el preciso momento en que
la ciudad fue sometida a asedio por el ejército romano, posiblemente en el paso de los siglos IIi al 11 a.c., fecha ésta en
la que es destruído también el cercano poblado ibérico de El
Amarejo2.A partir de dicho momento y tras la destrucción de
la ciudad, ni un solo carruaje entró o salió de ella; los
caminos se fueron ocultando rápidamente por los sedimentos que los arrastres depositaban en su interior y pronto
fue perdida la memoria de su existencia.
Nos encontramos, pues, ante la presencia de una serie de
caminos prerromanos cuya importancia radica especialmente en saber que no fueron utilizados ni en época romana
ni en épocas posteriores, por lo que, al no sufrir ningún tipo
de modificación en el tema viario, todo lo conservado nos
remite a unas obras y aspectos culturales relacionados con
ellas estrictamente ibéricos.
El profundo desgaste sufrido por la base rocosa sobre la
que discurrían, debido al roce de las llantas metálicas, la presencia de rectificaciones o variaciones de trazados más antiguos, que fueron abandonados tras un prolongado uso por
otros posteriores, y la aparición de un buen lote de cerámicas
fenicias, nos permitieron establecer que el tráfico rodado en
Meca fue muy antiguo. Sin duda alguna existía en época
muy posiblemente en época preiprotoibérica, i~ciándose
bérica o finales de la Edad del Bronce. Así, la impresionante
obra que supuso el trazado y construcción del Camino
Hondo, con ser de una gran antigüedad dentro de la etapa
cronológica que abarca la Epoca Ibérica, no fue el primer
camino de acceso para carros realizado en esta zona, sino
que se aprecian señales de la existencia de un trazado anterior más sinuoso.
Una deducción inmediata y lógica de estos hechos es la
constatación de la existencia de una ciudad rica muy antigua
que motivó la presencia del comercio extrapeninsular como
el fenicio, lo que impulsó aún más el desarrollo y continuado
florecimiento de la ciudad ibérica hasta su destrucción por la
potencia bélica romana.
BRONCANO RODRÍGUEZ, "El Casteílar de Meca, Ayora (Valencia).
S:
BRONCANO RODRÍGUEZ, "El depósito votivo ibérico de El
S.:
Amarejo, Bonete (Albacete)". E.A.E., 156. Madrid, 1989. Pág. 33.
a
Textos". E.A.E., 147. Madrid, 1986.
[page-n-11]
Lám. 1.-Vista aérea con los caminos descubiertos.
Aparte de estas consideraciones ya expuestas en el tomo
publicado hace seis años3, la excavación de los caminos
situados intramuros de la ciudad, o calles si se prefiere,
suministró una serie de datos directos o indirectos de gran
importancia y variedad, desde los relativos a la puerta de
entrada y su defensa hasta el diámetro de las ruedas o la longitud de los ejes de los carros que por allí circularon,
pasando por la forma de funcionamiento de los aljibes, canteras, etc.
S. Y ALFARO, M' DEL MAR.:"Los Caminos de medas de
la ciudad ibérica de El Castellar de Meca (Ayora, Valencia)".
E.A.E., 162. Madrid, 1990.
"RONCANO,
En el nuevo trabajo que ahora presentamos pensábamos
haber incluído en un principio el estudio de la totalidad de
los caminos que desde los llanos circundantes al Castellar de
Meca suben por las laderas hasta acceder a la puerta de
entrada a la ciudad. Pero la inesperada cantidad de vías descubiertas y su excesiva longitud (Lám. 1) nos obliga a dividir
su publicación en dos volúmemes.
Efectivamente, al realizar nuestro plan de publicación,
en un primer momento pensábamos que dichos caminos se
reducían al número de dos, es decir, al principal, que
saliendo de la ciudad se diige al O., y a otro, menos importante, que toma la dirección contraria a los pocos metros de
atravesar la salida tras realizar su trazado una semicircunferencia perfecta. Dicho de otra forma, pensábamos que el tra-
[page-n-12]
zado de estos caminos se había realizado directamente desde
la puerta de la ciudad hasta el llano sin otras desviaciones.
Sin embargo, a partir del progresivo descubrimiento de
la Vía Principal y tras un meticuloso estudio de las curvas de
nivel del mapa fotogramétrico a escala 1:1.000, de la inspección ocular exhaustiva de más de 300.000 m2intentando
rastrear las más leves señales de carriladas conservadas
sobre la base rocosa cuando ésta afloraba a superficie, nos
fueron suministrando datos que, tras su comprobación, nos
ofrecieron la evidencia de una inesperada red de caminos
que enlazan con la Vía Principal, a la vez que dicha red se
iba haciendo más extensa según se va descendiendo en
altura hacia los llanos circundantes al cerro.
Es posible que aparte de los caminos que hemos conseguido descubrir, queden algunos otros por detectar, aunque
creemos que éstos, si existen, debieron ser menos utilizados,
por lo que no llegaron a dejar señales suficientes que perduraran hasta nuestros días mediante las cuales puedan ser
localizados.
Tal y como suponíamos, en estos trazados empiezan a
aparecer datos que no se encontraban en las vías del interior
de la ciudad. Nos referimos a los empedrados.
En efecto, la composición rocosa de la cima del cerro y
la costumbre de los iberos de trazar los caminos sobre la roca
siempre que fuera posible, hicieron innecesarios los empedrados dentro de la ciudad. Los caminos que discurren por las
laderas están también trazados sobre la base rocosa, pero hay
momentos en los que ésta falla, dándose oquedades o zonas
erosionadas, por lo que hubieron de ser rellenadas o allanadas
mediante la colocación de lajas de piedra de mediano, regular
o gran tamaño, ofreciendo un pavimento o empedrado de
gran resistencia al paso de carros y caballerías.
Igualmente creemos que las vías, según que discurran a
cotas más bajas, irán aumentando sus tramos de empedrados.
Estos nos irán proporcionando una información única hasta
el momento en torno a su estructura y composición con vistas
a tener elementos de juicio suficientes que nos permitan diferenciar en otros lugares las vías realizadas en época ibérica de
las que se construyeron en época romana.
En este libro, pues, ofrecemos el estudio de una parte
de los trazados de-los caminos para carros que discurren
por las laderas de Meca, dejando el resto para próximas
publicaciones.
Es posible que llame la atención del lector la gran cantidad de mediciones realizadas. En este sentido hemos sido
conscientes de que debíamos recoger toda la información
posible sobre cada uno de los tramos, teniendo en cuenta que
estos caminos posiblemente nunca volverán a ser descubiertos en su totalidad.
Por su importancia hemos querido separar de la descripción general de los caminos, un hallazgo expepcional: Se
trata de la excavación de un departamento ibérico que fue
construido sobre uno de los caminos, obviamente ya abandonado. Al final del libro se incluye como Apéndice la descripción y estudio de dicho departamento.
Para terminar no queremos dejar de expresar nuestro
agradecimiento una vez más a los organismos que han hecho
posible este trabajo de investigación: Ministerio de Cultura,
Consellería de Cultura de la Comunidad Valenciana y
Ayuntamiento de Ayora, así como a los propietarios de los
terrenos de las fincas por las que discurren las vías: D. Julián
Esteban Ruiz, D. Emilio Torres Hernández y Da Amparo
Llyberós Rotglá; a la Sociedad Cooperativa Valenciana
Montemayor, de Ayora, y a cuantos nos han ayudado con
toda su ilusión en las tareas de campo, ya fueran peones o
técnicos.
Agradecemos a nuestros compañeros, D. Luis Cabrera
su ayuda en la confección de la documentación gráfica que
incluimos; a D. Miguel Angel Otero la realización de la totalidad de la documentación fotográfica, hecha muchas veces
con adversas circunstancias meteorológicas, pero que gracias a su experiencia y profesionalidad hizo que dicha documentación fuera de la calidad que el lector podrá comprobar;
a D. José Manuel Lodeiro, topógrafo, el situar los caminos
en el mapa fotogramétrico, y a Da M" Antonia López, restauradora del ICRBC, la realización de la limpieza y restauración del ánfora ibérica de la figura 66, aparecida en el
tramo 2.080-2.100 m.
[page-n-13]
[page-n-14]
11. EXCAVACIONES
El tipo de trabajo de campo que hemos tenido que realizar es sin duda uno de los más árduos y menos gratificantes, en un primer momento, de cuantas tareas conlleva la
investigación arqueológica de campo. Esto ha sido debido
en primer lugar a las ingentes cantidades de sedimentos a
retirar, y, en segundo lugar, a la escasez de hallazgos, los
cuales, cuando se realizaban, consistían exclusivamente en
pequeños fragmentos cerámicas desplazados juntamente
con el resto de materiales térreos o pétreos.
A esto hay que añadir que el descubrimiento de los
caminos de acceso a la ciudad no fue fácil en ningún sentido
como consecuencia de los problemas que a cada paso se nos
iban presentando. Pero, sin duda, todos los esfuerzos han
quedado compensados tanto por los inesperados descubrimientos realizados, como por la aportación que hemos conseguido realizar para conocer mejor una faceta tan poco
estudiada de nuestra Cultura Ibérica y que esperamos completar en trabajos posteriores con nuevas aportaciones.
En principio únicamente sabíamos con certeza que
debió existir una vía que obviamente tenía que ser la continuación extramuros de la que discurría por el Camino
Hondo. Pero no sabíamos siquiera si podríamos encontrar
alguna señal de su trazado, ya que el cerro guardaba celosamente su recorrido, sin que la fotografía aérea ni la prospección visual directa nos proporcionara dato alguno sobre él.
Sólo, en un primer momento, pudimos detectar a más de
setecientos metros en línea recta de la puerta de entrada, dos
ligeras señales de carriladas que aparecían marcadas en la
roca al lado O. del aljibe situado por debajo de la Fuente de
Meca y que se metían físicamente en él (Lám. 11). Estas
ligeras señales eran parte curiosamente, según comprobamos años más tarde, del trazado de la Vía Principal que
sale de la ciudad por el citado Camino Hondo.
Teniendo en cuenta esta falta de datos, el descubrimiento del Camino Principal se inició y se continuó literalmente a ciegas. La única posibilidad de seguir su trazado era
no "perder" las señales de las rodadas dejadas por las llantas
metálicas de las ruedas de los carros. Ahora, una vez dejado
atrás el Camino Hondo, no nos podían guiar en nuestra búsqueda las paredes rocosas cortadas artificialmente que le
delimitaban. Ni siquiera nos podíamos fiar de nuestra lógica
o intuición, que falló muchas veces, debido a la radical diferencia que la orografía actual de la zona presenta con respecto a la que tuvo en época prerromana. Téngase en cuenta
que, al estar situados estos caminos en la ladera norte del
cerro, la erosión, los arrastres, la vegetación e incluso las
transformaciones antropogénicas, habían cambiado la morfología del terreno de tal forma que cualquier planteamiento
lógico sobre el trazado de las vías estaba abocado normalmente a no ser el correcto.
Por ello, si las carriladas desaparecían en algún
momento por cualquier circunstancia, nos encontrábamos en
una situación en la que teníamos que hacer un trabajo con
escasas garantías de éxito y consecuentemente con la exposición de realizar inutilmente un enorme esfuerzo.
Este caso se nos presentó varias veces, obligándonos a
excavar profundas catas con .resultados negativos tras un
gran esfuerzo físico y económico, ya que en esta ladera los
sedimentos no eran de la potencia a la que estábamos acostumbrados a tener en la cima del cerro, en donde casi nunca
sobrepasaron el metro de altura. Por el contrario, la media de
la potencia de sedimentos que ahora se nos presentaba era de
más de dos metros, cuando no nos encontrábamos con la
presencia de enormes bloques pétreos caídos, desgajados de
los cortados laterales de la cima, que incluso en un caso
tuvimos que dinamitar (Lám. m).
Al desarrollarse el trazado en terrenos de ladera teníamos que tener presente que, a pesar de la intencionalidad de
los iberos de no hacer curvas innecesarias, difícilmente
aquel sería rectilíneo, sino que se iría acomodando relativamente a la desconocida topografía que existió en aquella
época (Lám IV). Por tanto, en el caso en que desaparecieran
las carriladas, a dos o tres metros de dicho punto era prácticamente imposible imaginar por dónde continuaría, ya que
con una simple ligera curva en el trazado, éste podía tomar
una dirección completamente inesperada. Por todo ello, la
realización de profundas catas por delante del camino que se
había "perdido", suponía el riesgo de trabajar inutilmente al
no coincidir con su trazado o, peor aún, no saber si la cata
estaba realizada sobre el camino pero sin que éste ofreciera
constancia alguna de su existencia por haber desaparecido
toda señal de él.
[page-n-15]
De todas formas hemos de reconocer que, en términos
generales, tuvimos suerte en poder seguir casi todo el recorrido del Camino Principal durante una gran distancia (Fig.
1). Sólo en la zona Noroeste de la Fuente de Meca fue imposible detectar el trazado de varios tramos consecutivos,
debido especialmente a las transformaciones sufridas en la
base rocosa durante época medieval. La realización de
varias catas por esta zona en concreto, dio siempre resultados negativos, por lo que el camino hubo de ser rastreado
en sentido inverso a partir de las señales citadas al Oeste del
aljibe, hasta que se volvieron a "perder" en dicha zona.
Como decíamos, uno de los mayores problemas que se
nos ha presentado ha sido la gran cantidad de sedimentos
depositados sobre el camino. A modo de ejemplo vamos a
citar un solo caso por el que se podrá ver el esfuerzo realizado en una pequeña zona.
En el año 1983 se despejó de sedimentos la parte baja
del Camino Hondo que, ya por sí sólo, supuso un enorme
trabajo, tanto por la potencia de aquéllos, que en ocasiones
superaba los cuatro metros, como por la dificultad de extraerlos de su interior y depositarlos fuera.
Lám, 11.-E1 Aljibe y su entorno antes del descubrimiento de los caminos.
[page-n-16]
Lám. m.-Antes de llegar a la Fuente de Meca.
[page-n-17]
[page-n-18]
Una ingente cantidad de piedras y tierra fue sacada y
echada en una zona adyacente de la ladera. En el año 1989,
aprovechando la presencia de peones contratados por el
INEM, decidimos retirar la enorme terrera formada y trasladarla al otro lado de la muralla que corre casi paralela al
Camino Hondo, es decir, sobre la ladera fuera ya de los
límites de la ciudad. Pero, días más tarde, tuvimos una desagradable sorpresa al comprobar que el trabajo realizado
había sido inútil.
En efecto, al limpiar la zona de la Vía Principal situada
varios metros más abajo de la puerta de entrada a la ciudad,
nos percatamos de la existencia del inicio del trazado, desconocido hasta entonces, del camino que se dirige al E., el
cual, haciendo una curva en perfecta senicircunferencia,
cambiaba de sentido y le hacía tomar la dirección de la zona
en la que se habían depositado los sedimentos recién trasladados. Una vez más se tuvo que retirar varios metros ladera
abajo la enorme terrera para quedar despejada la zona y
poder proseguir con el descubrimiento de esta vía.
Para que el lector pueda darse una idea de la magnitud
del movimiento de estas tierras, diremos que en dicha campaña, en la que participaron una docena de peones durante
dos meses, aparte de la limpieza de unos metros de la cara
exterior de la muralla, sólo se descubrieron unos cuarenta
metros de camino.
Además de los sedimentos, otro problema serio que
tuvimos que abordar fue la presencia de una espesa vegetación de monte bajo, cuyo desarrollo venía favorecido por
situarse en la umbría del cerro, concretamente desde la
puerta de entrada hasta cerca de la Fuente de Meca. Su trazado, que corresponde a la Vía Principal de acceso, fue descubierto durante las campañas de 1984 y 1985. Si bien no
supuso un inconveniente demasiado serio a la hora de la
excavación, sí lo fue en lo referente a la conservación del
camino, ya que especialmente las fuertes raíces de las
sabinas habían deteriorado tanto la base como sus laterales
en múltiples ocasiones, sobre todo en las zonas en las que el
lecho rocoso no era muy consistente.
Por último, la presencia de construcciones medievales
con los allanamientos y otras modificaciones realizadas
entonces, supuso el tercer grave inconveniente a superar.
Estas construcciones medievales se empezaron a detectar ya
en la zona baja del Camino Hondo, concretamente en el
tramo 880-900 m. Tonsistía en un muro de unos dos metros
de altura, realizado con piedras careadas y sillares ibéricos
reutilizados algo deteriorados. Estaba situado en el lateral
izquierdo del camino, paralelo a su eje y rellenando el hueco
dejado por una ampliación realizada en época ibérica. La
base de este muro descansaba sin ningún tipo de cimentación
sobre el relleno de sedimentos depositados sobre la base del
camino con una potencia de metro y medio. Es decir, este
muro en concreto se constsuyó una vez que el camino estuvo
cubierto por un metro y medio de potencia de sedimentos.
A unos cuatro metros más abajo de la puerta de entrada
existían dos pequeños hornos cerámicos juntos, uno de los
cuales se hallaba en parte sobre la vertical del camino. Su
pmefirnlium y parte del laboratorio en concreto se habían
realizado excavando los sedimentos de antiguo depositados
sobre el camino.
.
'
BRONCANO, S. Y ALFARO, Ma DEL MAR.:
Lám. CLXV.
Op. cit. nota 3. Pág. 172.
Inmediatamente a continuación se detectaron dos construcciones habitacionales seguidas, que cortaban perpendicularmente el camino. Las bases de los cuatro muros se
situaban a unos 0'80 m. de altura sobre la base del camino.
A partir de aquí la presencia de construcciones medievales disminuye o desaparece de la Vía Principal hasta llegar
al tramo 1.560-1.580 m., en el que se detectó la base de un
silo excavado sobre la carrilada derecha. Desde este punto
del camino la presencia medieval se intensifica otra vez con
muros, bases de silos, zonas de extracción de piedra para la
construcción y allanamientos, que motivaron desmantelamientos o desapariciones momentáneas del camino. Un verdadero campo-de silos lo tendremos ocasión de ver en el
tramo 2.120-2.140 m., cerca de una era, posiblemente también medieval, situada en parte sobre la vía que llamaremos
Camino G.
Construcciones de muros y zonas de extracción de piedras realizadas en el camino también las veremos en
diversas zonas durante la exposición del capítulo dedicado a
la descripción.
A partir del descubrimiento de la Vía Principal de
acceso, nos fuimos percatando de la existencia de una apretada red de caminos que, saliendo de aquella, tomaban todas
las direcciones
Así pues, la creencia o suposición
que en un principio teníamos de que existiría un único
camino de acceso a la ciudad que uniría ésta con alguna
importante vía que pasara por el llano situado al N. o al NO.
del cerro, fue dejando paso a la evidencia de una con~pleja
red que, además de conectar todas las zonas de las laderas
con la Vía Principal, servía para acceder a cualquier punto
de los llanos circundantes al cerro (Fig. 2).
El primero de estos caminos que se localizó fue el que
se dirige por la ladera norte del Mugrón hacia el Este, y del
que ya dimos noticia en el tomo anterior. Fue seguido en
parte durante la campaña de 1985, a raíz del descubrimiento
de señales de carriladas marcadas en el paso artificial realizado en el cortado rocoso que se sitúa a 150 m. en línea recta
al E. de la Torre Oriental. Su inicio nos era desconocido
hasta que en 1989 fue despejado el tramo situado delante de
la puerta de entrada a la ciudad. Por ser el primero que sale
de la Vía Principal llevará de ahora en adelante el nombre de
Camino A.
El siguiente camino que sale del principal -Camino B-,
no lo encontramos hasta llegar al tramo 1.440-1.460 m., es
decir, a unos 550 m. de distancia de la puerta de entrada. Fue
descubierto en la campaña de 1985 e intentado localizar su
trayectoria durante la campaña de 1991, pero al parecer fue
un camino de poco tráfico rodado y posiblemente abandonado siglos antes de la destrucción de la ciudad, por lo que
está poco señalado y bastante desmantelado. Por otra parte
discurre por una zona en la que la roca basa1 es relativamente blanda y muy poblada de vegetación de monte bajo,
motivos por los cuales apenas se ha podido documentar un
corto trayecto al faltar señales suficientes de su trazado. Al
igual que el anterior, tras realizar una curva de 180°, toma la
dirección contraria a la de la Vía Principal en esta parte, es
decir, hacia el Noreste.
El Camino C fue descubierto simplementepor deducción,
basada en la experiencia adquirida a lo largo de los años en los
trabajos de Meca. Tras ir sometiendo a un constante análisis la
forma en la que habían sido trazados los caminos de acceso,
dedujimos que de la Vía Principal obligatoriamente debería
%
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Lám. R.-Zona de la puerta de la ciudad, antes de iniciar la excavación.
s a k uno que, pasando entre el Castellar de Meca y el cerrillo
situado a poniente, se dirigiera hacia el Sur. De todas formas
esta suposición, para nosotros lógica en principio, tenía la
contrapartida de que este hipotético camino no podía desembocar en una vía principal del llano por llevar la dirección
hacia uno de los pequeños valles sin salida que se suceden a
lo largo de la ladera Oeste del Mugrón. Por otra parte las continuas prospecciones realizadas durante varias campañas por
toda la ladera occidental y suroccidental del Castellar no
dieron nunca resultados positivos. Sin embargo, se& íbamos
conociendo el sistema de la red de caminos, nos afim4bamos
más en nuestra creencia.
En vista de los aludidos resuítados negativos obtenidos
en las frecuentes prospecciones, decidimos realizar catas
comprobatorias en varias de las zonas por las que suponíamos tenía que pasar este camino; pero tampoco tuvimos
6xito. Por fin, durante la campaña de 1991, tras insistir a lo
largo de varios días en la prospección ocular de la zona, conseguimos localizar una ligera señal, dudosa en principio, de
carrilada a unos 400 m. en línea recta al Sur de la Fuente de
Meca. La limpieza posterior de la zona mostró evidencias
inequívocas de carriladas que seguían la trayectoria antes
indicada. Su trazado apenas se puede seguir por hallarse en
una zona muy erosionada y en su mayor parte situada sobre
roca poco consistente.
Un caso similar al anterior ocurrió para llegar al descubrimiento del Camino D, cuya trayectoria fue también determinada durante la campaña de 1991. Sale de la Vía Principal
en la zona de la curva que hace al NO. de la Fuente de Meca5
y se diige hacia occidente bordeando el cerriilo situado al
Oeste del Castellar.
La parte del camino comprendida entre las inmediaciones de la
Fuente de Meca y el Aljibe fue descubierta en la campaña de 1986.
El Camino E inicia su recorrido unos 50 m. después de
pasado el aljibe situado sobre la Vía Principal. Al igual que
el Camino B, pudo ser un camino ya abandonado antes de la
destrucción de la ciudad o de poco tráfico rodado, dirigiéndose hacia el E. Su trayectoria también es difícil de seguir,
siendo su Única salida por el paso situado en el cortado
rocoso que se halla a 125 m. al norte del tramo 1.180-1.200
m. de la Vía Principal. Pero no hemos conseguido detectar
señales inequívocas de ello.
Siguiendo el Camino Principal, a unos 200 m. del aljibe,
se inicia una zona muy compieja. En primer lugar aparece en
el tramo 2.040-2.060 m. una bifurcación de dos caminos que
siguen la misma dirección: N-NE. El trazado de uno de eIlos
fue abandonado mucho antes de la destrucción de la ciudad,
de acuerdo con los testimonios arqueológicos que tendremos
ocasión de ver.
A una veintena de metros del inicio de esta bifurcación,
sale el Camino F, hacia el Norte, cambiando su dirección a
los treinta metros de su recorrido hacia el N-NE.
A continuación de esta bifurcación, la Vía Principal se
mete literalmente en una zona de silos medievales, cambiando
su dirección hacia el soroeste tras hacer una curva de 180".
De dicha curva sale el Camino G, muy mal conservado,
siguiendo en un principio la misma dirección que la de la
Vía Principal, para ir tomando después, lentamente, la dirección E.
Tras la curva citada que en esta zona hace la Vía
Principal, ésta atraviesa el trazado del Camino F, iniciándose
en este mismo punto la salida del Camino H, que, tras la realización de una espaciosa curva, toma la dirección noreste.
El descubrimiento de todos estos caminos secundarios,
salvo el CaminoA y la parte de la Vía Principal comprendida
entre la puerta de entrada a la ciudad y el aljibe citado, se
realizaron durante la campaña de 1991.
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En total se han conseguido descubrir y documentar
1.605 m. de caminos. No contamos los 690 m. de trayectorias no determinadas físicamente intercaladas en sus recorridos.
De acuerdo con las longitudes de las trayectorias mencionadas, así como con la red de vías que se fue formando,
de manera que prácticamente no quedan libres de ellas
franjas de terreno superiores a 120 m. de ancho, no nos
puede extrañar ya los extraordinarios rebajes en altura que,
debido al paso de los carruajes, veíamos en las bases de los
caminos del interior de la ciudad, ya que la mayoría o la totalidad del tráfico que sufrió esta red de caminos tuvo que ser
la misma que el que se efectuó en la cima hasta su primera
bifurcación en el tramo 560-580 m. Téngase en cuenta que
toda la red citada está en función de poner en comunicación
cualquier área de las laderas y de la base del cerro con la
ciudad.
A parte de los datos que hemos ido exponiendo y de
otros que se irán añadiendo en los capítulos que siguen, creemos que una de las principales aportaciones que nos han
deparado los trabajos que se documentan es el inicio de la
aparición de zonas de empedrado. Estos datos nos empiezan
a ilustrar sobre la hasta ahora desconocida forma que
tuvieron los iberos de pavimentar calzadas.
Esperamos impacientemente que en próximas campañas
se puedan documentar con mayor detalle y extensión otras
zonas con empedrados en los trazados situados a cotas más
bajas.
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Hemos querido que la metodología a emplear en la descripción de los caminos incluídos en este volumen sea la
misma que la que empleamos en el anteriormente publicado. Esta decisión ha sido debida en primer lugar a que no
hemos encontrado otro sistema de exposición que supere al
que se empleó en claridad y en precisión para localizar cualquier tramo o punto de los caminos. En segundo lugar guardamos con ello una completa uniformidad con la obra anterior, haciendo de la que presentamos la continuación de
aquélla.
De acuerdo con esto empezaremos la descripción a partir
del punto 905 m. del Camino Principal, es decir, el último en
que terminamos en el libro anterior la descripción de los
caminos de la ciudad, coincidiendo con la zona de la entrada.
La descripción se seguirá realizando por tramos de
veinte metros, salvo el primero que, lógicamente, abarcará
desde el punto 905 m. al 920 m.
Todo lo concerniente a la forma de exposición y a la
documentación que se inserta por tramo será similar a la que
empleamos en el tomo anteriormente publicado. Sus especificaciones quedaron anotadas en la página 19.
La única modificación que vamos a introducir es consecuencia de las nuevas circunstancias que se han presentado.
En la descripción de las vías interiores de la ciudad pusimos
todos los caminos en relación con la Vía Principal que la
atraviesa de Oeste a Este, de forma que las bifurcaciones se
describían por tramos que empezaban a contar a partir del
punto de intersección con aquélla, haciendo siempre referencia numeral a dicho punto.
Esta solución era la adecuada al tener en cuenta que las
longitudes o recorridos de estas bifurcaciones estaban limitadas obviamente por los cortados rocosos que rodean la
ciudad. Es decir, eran de recorridos limitados. Por el contrario, los caminos de acceso tienen recorridos ilimitados en
principio, por lo que la solución que dimos para la numeración de los tramos de los caminos de la ciudad no es la más
apropiada en este caso.
Preveyendo, pues, las posibilidades futuras de excavación y estudio de cualquiera de los caminos que bajan por las
laderas hacia los llanos circundantes al cerro, hemos optado
por el siguiente sistema de exposición:
El único camino que atraviesa la puerta de entrada a la
ciudad, lógicamente será tenido como Vía Principal y, por eilo,
mantendrá el orden de la numeración que se le asignó en la
publicación anterior. Los restantes caminos que van saliendo
de él, según vamos descendiendo, se les irá diferenciando, tal
y como quedó expuesto en el capítulo anterior, con las letras
mayúsculas A, B, C, etc. Cada uno de sus respectivos recorridos se empezará a contar desde el punto en el que sale de la
Vía Principal -punto O m.-, y se continuará su descripción por
tramos de veinte metros hasta donde se le pueda seguir.
En cada una de las intersecciones de dos caminos, para
saber cuál de los dos era la Vía Principal, nos hemos basado
en la dirección que llevaban y sobre todo en los testimonios
físicos de un mayor tráfico rodado relativo.
Ya hemos advertido que no necesariamente los caminos
que se van a describir tienen que ser los únicos existentes, ya
que puede haber otros menos frecuentados que no se han
conseguido detectar o cuyos trazados han podido desaparecer
en parte.
Tampoco debe establecerse a priori que todos estos
caminos sean coetáneos.Al igual que ocurría con las vías del
interior de la ciudad, en las que era evidente la existencia de
trazados abandonados, suponemos que estos casos se dari'an
también en los caminos de acceso, aunque por la estructura
basa1 de la roca, las destrucciones realizadas por la población
medieval o la erosión, no se han podido determinar con la
misma precisión, salvo en un caso en el que se da la presencia de una construcción ibérica habitacional edificada
sobre uno de los caminos. Este caso concreto, según veremos
en el Apéndice, nos ofrecerá nuevos datos sobre la antigüedad de las vías, de acuerdo con los materiales procedentes
del citado departamento ibérico.
En cuanto al orden de descripción de los caminos, se realizará primeramente la de la Vía Principal hasta el punto al
que hemos llegado por ahora. Una vez acabada, se seguirá con
la descripción del Camino A hasta donde se le ha seguido.
Terminada ésta se continuará con el B, etc. De esta forma, al
tener nombre concreto cada vía, la continuación del estudio
de cada uno de sus respectivos trazados por separado, quedará
siempre abierto mediante la realización de futuros trabajos de
prospección y limpieza, independientemente de los restantes.
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Hechas estas aclaraciones, realizamos a continuación la
descripción por tramos de lo hasta ahora descubierto de los
caminos que acceden a la ciudad de Meca.
vÍA PRINCIPAL
La Vía o Camino Principal inicia su recorrido en el
punto 905 m., coincidiendo con la puerta de entrada a la
ciudad. La cota que dicho punto tiene con respecto al nivel
del mar queda situada en 1.008'25 m.
El trazado de esta vía es a grandes rasgos, y sin entrar en
detalles que ya se irán viendo con detenimiento en la descripción, el siguiente (Fig. 1 y Lám. V):
Desde que inicia su recorrido hasta llegar al tramo
1.240-1.260 m., tiene una trayectoria sensiblemente rectilínea, bajando siempre en dirección Noroeste.Tanto la
lámina V como las láminas VI, VII, VIII, IX y X, cuyas
fotografías están sacadas desde la ciudad, nos ilustran
sobre los metros iniciales de su recorrido, a partir de la
zona de la puerta, y sobre el resto de su trazado hasta
pasado el apartadero que veremos en el tramo 1.2001.220 m. Las impresionantes vistas que ofrecen estas
fotografías no necesitan comentario alguno sobre la magnitud de la obra que supuso la construcción de estecamino para que los carros pudieran acceder al lugar desde
Lám. V.-Vista
el que se han sacado aquéllas, sobre todo si tenemos en
cuenta que el camino está aquí en la zona más alta de su
recorrido.
A partir de este trecho, que mide una longitud aproximada de un cuarto de kilómetro, se empieza a apreciar un
cambio de dirección hacia el Suroeste mediante la realización de una curva tan amplia que se hace imperceptible.
El cambio de dirección referido es debido exclusivamente a motivos orográficos, ya que el camino tiene que
seguir inevitablemente la ladera del cerro, cuyo frente en
esta zona se orienta al Noroeste.
La vía sigue después descendiendo lentamente hasta
llegar al tramo 1.480-1.500 m. en que cambia su dirección
hacia occidente, después de atravesar una área difícil por su
orografía, al coincidir con zonas de torrenteras naturales que
bajan de la cima.
Algo más adelante de la Fuente de Meca se pierde el trazado del camino momentáneamente, coincidiendo con la
formación de una curva de 180" que le hace dirigirse al Este,
hasta llegar al Aljibe. Según veremos en la descripción, la
base del camino en esta zona ha sufrido graves desmantelamientos debido a la construcción de casas durante la Edad
Media. Hay que tener en cuenta que tanto la presencia del
manantial de la Fuente de Meca, como el ser una área con
relativa poca pendiente, fue la zona más idónea de la ladera
para asentarse la población medieval.
aérea de la Vía Principal.
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El espectacular trazado del camino por toda esta zona
puede ser apreciado en la lámina X, cuya fotografía está
tirada, según dijimos, desde la ciudad.
Tras ser cortado el camino por la excavación en la roca
del citado aljibe, toma durante varios tramos la dirección NNE., con una trayectoria prácticamente en línea recta, hasta
llegar al punto 2.140 m., en donde, realizando otra curva de
180°, cambia su dirección hacia el S-SO.
Tras varios tramos de trazado rectilíneo, hemos seguido
su recorrido por el momento hasta el punto 2.200 m., situado
en la cota 890'07 m.
Así pues, el descenso efectuado desde la puerta de entrada a la ciudad hasta el último punto citado es de 118' 18 m.
Teniendo en cuenta que su recorrido total es de 1.295 m., la
pendiente media de la vía llega a ser del 9' 12%.
En general el recorrido del Camino Principal está bien
conservado, salvo excepciones y en la citada zona noroccidental cercana a la Fuente de Meca, en donde la densidad de
casas medievales no ha permitido el descubrimiento de
cinco tramos consecutivos.
A pesar de la accidentada orograúa que presenta toda la
ladera norte del cerro es admirable la precisión con la que fue
planeado y realizado el trazado de esta vía, de forma que, salvando un desnivel importante, pudieran ascender o bajar carros
desde la ciudad al llano. Observando ahora, en nuestros días,
mediante la fotografía aérea o en el plano fotogramétrico, las
posibilidades de trazados alternativos, vemos que no existe
otra opción de acceso y de trazado más adecuado que el realizado por los iberos hacemás de 2.500 años, con la particularidad además de que las trayectorias son lo más ajustadas posibles en orden a evitar recorridos más largos de lo necesario.
Lám. W.-Trazado
Lárn. VI.-Parte inicial de la Vía Principal, al fondo.
por la ladera Norte.
El terreno por donde fue trazado, lógicamente no dio
facilidades para hacerlo, al ser una ladera de gran inclinación
y sometida a una fuerte erosión.
Por ello, el cálculo exacto de las pendientes máximas que
debía tener el camino motivó que en muchas zonas no quedara más remedio que cortar grandes cantidades de roca, ya
fuera del lateral de la ladera como de la base. Todo ello sin
contar con la labor previa de tener que realizar la plataforma
inicial de la totalidad de la trayectoria del camino, siempre
sobre la roca caliza de la ladera. Aunque iremos viendo constantemente ejemplos de estos trabajos a lo largo de todo su
recorrido, pondremos como caso ilustrativo en este sentido el
tramo 1.020-1.O40 m. En este caso en concreto, el querer realizar un trazado rectilíneo, supuso el desmantelamiento
previo de toda la base del espolón rocoso que sobresalía.
En definitiva, la experiencia que evidentemente
debieron tener los iberos en hacer caminos mediante los
cuales pudieran acceder a sus ciudades, casi siempre construidas en altas cimas, pudo conseguir lo que a cualquier otro
pueblo de la antigüedad le hubiera parecido una locura sólamente pensarlo.
Otro aspecto a destacar es la uniforme distribución de
apartaderos a lo largo de todo el recorrido de la Vía Principal.
Estos apartaderos fueron hechos fundamentalmente para
conseguir el normal desarroilo del tráfico rodado en el caso
de que dos vehículos se encontraran circulando en sentidos
opuestos, ya que al estar los caminos trazados en una ladera
muy empinada no era posible la retirada de carros de la vía
para dejarla libre, como no fuera por el sistema de aparta-
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deros. Su funcionamiento establecía que el carro que bajaba
tenía siempre preferencia de paso sobre el que subía, hecho
éste además lógico si tenemos en cuenta que un carro que
baja difícilmente puede recular.
Sin duda alguna los apartaderos también sirvieron para
que pudieran detenerse momentáneamente los carros que
subían a fin de permitir tomar aliento a los animales de tiro tras
la larga y fatigosa subida que estaban realizando. Por ello el
término "apartadero" lo utilizamos no sólo como lugar en el
que un carro se sale del camino para permitir el paso de otro,
sino también como lugar de estacionamiento o apartadero.
El primero de estos apartaderos se sitúa a los pocos
metros de traspasar la puerta de la ciudad, concretamente en
el tramo 920-940 m. Según veremos en su momento también
sirvió para este menester el inicio del trazado del Camino A,
más cercano aún de la puerta.
El segundo apartadero se realizó a unos cien metros del
anterior, en el tramo 1.020-1.040 m. Tanto para la construcción de éste como del anterior se optó por el sistema de
ampliar transversalmente el tramo rebajando el lateral
rocoso izquierdo, de forma que la anchura máxima, situada
en el centro del apartadero, permitiera el cruce de dos carros
en paralelo.
El tercer apartadero se sitúa casi doscientos metros más
abajo, en el tramo 1.200-1.220 m. En este caso se ha empleado para su construcción un sistema distinto a los anteri0res.A diferencia de los otros, no se construye un camino
paralelo sino que el carro que se aparta tiene que salir en un
primer momento de la calzada y recular después para poder
volver a ella. Por este motivo toda la base de este apartadero
es horizontal.
A partir de este punto no hemos descubierto otro apartadero hasta llegar al tramo 1.780-1.800 m., siendo éste de
la misma forma que la que tienen los dos primeros. No
obstante, creemos que antes de llegar al citado tramo
Lám. m.-Trazado
por la ladera Norte.
Lám. 1X.-Trazado por la ladera Norte.
existió posiblemente otro en el tramo del cual sale el
Camino B y, sin duda alguna, otro en la Fuente de Meca,
lugar que tuvo que contar con un amplio espacio dedicado
a aparcaderos de carros y zonas de descanso de personas y
caballerías.
La zona en la que se sitúa justamente el Aljibe, contó
con otro apartadero, a unos 150 m. del anterior. La explanada formada para tal fin fue sin duda lo que motivó la elección del lugar para la excavación del gran depósito de agua
que vemos ahora, y que sirve para recoger el agua que mana
de la Fuente de Meca.
Por último, en la zona del tramo 2.040-2.060 m., los
cruces de vías y la parte inicial del camino abandonado
situados en esta zona, servirían para el mismo menester, al
igual que las salidas de todos los caminos secundarios.
Observamos, pues, una distribución precisa de espacios
creados para la detención de carruajes, ya fuera para dejar
paso o para descanso. Aparte de la zona situada delante de la
puerta de la ciudad, el más importante de todos ellos fue sin
duda el que debió existir en la Fuente de Meca. El pequeño
pero inagotable manantial de agua que aquí existe y el ubicarse en la parte media del recorrido total de acceso a la
ciudad, fueron motivos que sin duda determinaron la creación de una área de descanso para personas y animales con
todos los servicios necesarios.
No desesperamos de poder algún día acometer la excavación arqueológica de al menos una parte de esta interesante zona, a pesar de la gran potencia de sedimentos acumulados y del coste que acarrearía el permitir que la Fuente
se siguiera utilizando.
Para finalizar debemos señalar la gran importancia del
tramo 1.320-1.340m. por contener su base un pavimento de
piedras. En su descripción nos detendremos todo lo necesario para realizar la exhaustiva documentación que merece.
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Lám X.-Vista
de la zona de La Fuente y del Aljibe.
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TRAMO 905-920 m.
Su recorrido tiene una conservación buena en términos
generales (Lám. XIII).
De acuerdo con los testimonios que presenta la base
rocosa actual que se sitúa a ambos laterales del camino
(Fig. 3), intuímos que para trazar éste se tuvo que realizar
en la mayor parte de su recorrido un trabajo extraordinario
en la extracción de piedra, que en algunos sitios llegó a
superar los tres metros de potencia.
Testimonio de ello es, además de la línea teórica de ladera
que fácilmente se puede reconstruir en la citada figura 3,
los restos de la cantera situada en el lateral izquierdo, que
alcanza una altura de unos 4'50 m. sobre la base del camino
(Lám.
m.
Lám. XI.-Detalle.
Tranqueras.
La extracción de piedra de dicha cantera tuvo sin duda
alguna como objeto principal rebajar la parte delantera de la
entrada a la ciudad, de forma que las torres de la puerta llegaran
a tener indirectamente una mayor altura. También se puede
apreciar la forma escalonada del p e a de la cantera. Creemos
que fue dejada así ex profeso para evitar el fácil acomodo de
máquinas de guerra o torres de asalto de un ejército enemigo.
También se hicieron extracciones menores en el lateral
derecho (Lám. XVI).
La zona lateral derecha, a partir del punto 914'50 m., así
como el mismo lateral del siguiente tramo, en su totalidad,
son completamente llanos. Sin duda toda esta zona fue aplanada para dejar un espacio en el que tanto personas como ani-
Lám. XI1.-Detalle. Cantera
[page-n-29]
Lám. XIII.-Vista
general del Tramo 905-920 m.
Fi*
3.4ección en el Punto 909'21) m.
[page-n-30]
males de carga y tiro pudieran descansar de la larga subida,
antes de acometer el empinado recorrido del Camino Hondo.
También es posible que se habilitara dicha explanada
para inspección de cargas y por supuesto para aparcar en el
caso de que algún vehículo circulara bajando por el Camino
Hondo, dando tiempo a que quedara éste despejado. De
acuerdo con ello veremos que además de estas zonas allanadas, existen en esta área dos apartaderos bien definidos
muy próximos: uno en los dos primeros tramos del Camino
A y otro en los tramos 920-940 m. y 940-960 m.
El descubrimiento del tramo que tratamos tuvo tanto trabajo o quizá más que el anterior, debido a la extraordinaria
potencia de sedimentos depositados tanto sobre el camino
como sobre sus zonas adyacentes. Como dato significativo
diremos que aquéllos llegaban a alcanzar una potencia de
unos cinco metros sobre la base del camino alrededor del
punto 909 m.
En el punto 9 14'50 m. inicia su recorrido a la derecha la
primera de las sucesivas vías que van saliendo del Camino
Principal (Lám. XVIIi). En esta lámina observamos cómo
las rodadas del Camino A están curiosamente más marcadas
que las del Camino Principal. Este dato avala la teoría expresada antes de que toda la zona situada a la derecha del
Camino Principal, y especialmente el Camino A y su apartadero, se utilizó como zona de parada obligatoria prácticamente, para efectuar alguna o todas de las opciones expresadas. Después, desde esta parte, los carros se incorporarían
al Camino Principal para proseguir la ascensión, lo que ocasionó que las carriladas hayan quedado más marcadas. La
descripción de lo descubierto y estudiado de este Camino A
se hará en su momento, después de la descripción del
Camino Principal.
En tomo al punto 912'50 m. se instaló un pequeño
Su
horno cerámico medieval (Lám. m). factura es tosca,
de barro endurecido por la acción del fuego, con toberas de
unos 5 a 10 cm. de diámetro, que comunican la cámara de
combustión con el laboratorio a través de una gruesa
parrilla, y con bóveda semiesférica. La base del horno propiamente dicho mide en torno a un metro de diámetro. El
inicio del praefilmium se sitúa casi pegado al lateral rocoso
derecho del camino en dirección al Camino A, quedando la
parrilla casi en el centro del Camino Principal, un poco desplazada hacia el lateral izquierdo y a una altura de 1'30 m.
sobre su base.
Adyacente a este horno se instaló otro del mismo
tamaño y características, ya en la zona de la cantera del
lateral izquierdo (Lám. XV).
Lám. m.-Detaiie. Horno medieval.
[page-n-31]
punto 917'40 m. para el izquierdo. En la parte baja de ambos
laterales siguen apareciendo las tranqueras que veíamos en
el Camino Hondo (Lám. XI).
La profundidad máxima que adquiere la base de la
rodada derecha sobre el realce central del camino es de 0'34
m. en el punto 908' 10 m., y la de la izquierda de 0'30 m. en
el punto 909'20 m. Las mínimas son nulas en el punto 917
m. para ambas carriladas.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos del tramo es de -2'48 m., lo que supone una pendiente del -12'40%.
Lám. XV.-Detalle. Horno Medieval.
En el punto 916 m. se ubicaba el primer muro de una
habitación de época medieval que atravesaba el camino perpendicularmente. El muro paralelo se situaba en el punto
920 m. Conservaba de dos a cuatro hiladas de piedras de pequeño y regular tamaño, trabadas en seco y de unos 0'60 m.
de ancho. Ambos muros sobrepasaban el camino unos
2'40 m. por el lateral izquierdo y unos 3'60 m., incluyendo
el muro de cierre, por el derecho. Así pues, tanto esta habitación, como otra aneja y paralela que veremos en el tramo
siguiente, son de grandes dimensiones: casi ocho metros de
largo por unos cuatro de ancho. El pavimento, de barro apisonado, está situado a 1'80 m. de altura sobre la base de la
carrilada izquierda en el punto 920 m.
El ancho máximo que tieneel carril derecho en este
tramo es de 0'32 m. en el punto 905'20 m. El del izquierdo
es de 0'38 m. en el punto 906'05 m. Los m'nirnos son de
0'10 m. en el punto 907'22 m. y de 0'14 m. en el punto
909'60 m., para el derecho e izquierdo, respectivamente.
Con relación a los laterales rocosos que delimitan el
camino, las alturas máximas que aquellos adquieren sobre
las bases de las carriladas son 1'55 m. y 1'25 m. en los
puntos 913 m. y 905'20 m. para el derecho e izquierdo, respectivamente. Las alturas ~nl'nimas son de 0'12 m. en el
punto 917'90 m para el lateral derecho y de 0'34 m. en el
Lám. XV1.-Detalle.
Cantera.
Lám. XVii-Detalle. Desagüe? a la izquierda del cierre.
Lám. XViII-Detalle. Vista desde abajo e inicio del Camino A
[page-n-32]
TRAMO 920-940 m.
En su primera mitad la conservación de este tramo es
sólamente regular como consecuencia de la formación de
escalones no muy altos en la base rocosa del camino, originados por la puntual descomposición de la roca basal
(Lám. XX).
Lám. m.-Detalle.
Muros medievales.
En la segunda mitad la textura de la roca cambia, haciéndose más resistente. Por este motivo las rodadas se conservan
perfectamente, aunque son poco profundas (Lám. XXI).
La escasa señal dejada por las carriladas fue debido a
tres factores: la citada dureza de la roca en esta zona, la horizontalidad que el tramo tiene en la segunda mitad de su recorrido y especialmente el hecho de coincidir esta parte con un
amplio apartadero, motivo por el cual la circulación no se
ajustaba siempre a una única trayectoria.
Los sedimentos que cubrían el camino en esta zona llegaban a una potencia de 2'50 m. en el lateral izquierdo y
aproximadamente a unos dos metros en la vertical de la
rodada derecha.
Aunque dicha potencia no era muy elevada en comparación con la de otros tramos del camino, sin embargo, el
ancho de la zona a limpiar de sedimentos era mucho mayor
que el habitual, por lo que el descubrimiento de este tramo
fue uno de los más costosos en trabajo.
En algunos puntos del lateral rocoso izquierdo que le
delimita, a una altura de alrededor de los 0'80 m., se
observan huellas de su primitiva base (Fig. 4).
En el punto 935'30 m. empieza un apartadero en el
lateral izquierdo, para lo que se tuvo que cortar el lateral
rocoso dejando un espacio de una anchura de unos 2'50 m.
a partir de la rodada izquierda. La roca lateral que delimita
el apartadero levanta unos dos metros sobre su base, estando
cortada verticalmente.
Las huellas de las carriladas de este apartadero son poco
visibles en este tramo. En el siguiente, según veremos, se
aprecian con toda claridad.
A la altura del punto 920 m. se inicia el muro medieval
paralelo al que veíamos en el tramo anterior. Al igual que
aquel es de 0'60 m. de ancho y corta al camino casi perpendicularmente. Su base se sitúa a una altura de 1'50 m. sobre
la base del camino.
Casi al lado de este muro, separado de él apenas un
cuarto de metro, corre otro muro paralelo perteneciente a una
segunda habitación medieval. Concretamente se inicia en el
punto 921'30 m., situándose su base a una altura de 1'15 m.
[page-n-33]
Lám. XX.-Vista
general de1 Tramo 920-940 m.
[page-n-34]
sobre la base del camino. Aquella va en descenso desde su
inicio en la zona izquierda del camino hasta su terminación
en la zona derecha (Fig. 4). Su opuesto se ubica en el punto
924'90 m. y a una altura de un metro sobre la base del
camino. Tanto uno como otro son de las mismas características que los que veíamos en el tramo anterior, habiéndose
incluido en su construcción algunos sillares ibéricos de
regular tamaño, especialmente en las esquinas (Lám. XMII).
El único muro conservado que une a estos dos perpendicularmente se sitúa a 3'60 m. de la carrilada izquierda,
junto al cortado rocoso. Conserva hasta cinco hiladas de piedras (Lám. m). dimensiones de este departamento son
Las
prácticamente iguales a las del que veíamos en el anterior
tramo. En la habitación que ahora nos ocupa se aprovechó en
parte como pavimento o piso la terraza realizada en época
ibérica sobre la zona rocosa del lateral izquierdo del camino
(Lám. XM).
Aproximadamente entre los puntos 931 m. y 936 m. y
sobre el cortado rocoso izquierdo que domina el camino ya
en la cima del cerro, se construyó una torre con el fin de
proteger desde este punto tanto la zona de la entrada a la
Lám. XX1.-Detalle.
ciudad como la puerta propiamente dicha. Su base se
levantaa unos ocho metros sobre la base del apartadero que
prácticamente se sitúa verticalmente a sus pies. Por estos
motivos la efectividad defensiva que debió tener esta torre
fue sin duda extraordinaria, completando la defensa frontal
que se realizaba desde las torres situadas una a cada lado de
la puerta de la ciudad. Su planta es cuadrada, estando construida con grandes sillares perfectamente escuadrados de
los que en un lateral se conservan tres hiladas superpuestas
(Lám. XXII). Más detalles sobre esta torre fueron publicados en nuestro anterior libro al hablar sobre las fortificaciones realizadas por los iberos para proteger la puerta de
entrada a la ciudad.
La totalidad del lateral derecho de este tramo estuvo ya
allanado en época ibérica, con una anchura que sobrepasaba
los cinco metros. Esta plataforma fue construída a base de
rebajar la roca que primitivamente configuraba la ladera con
objeto de disponer de un amplio espacio que fuera suficiente
tanto para servir de aparcamiento para los carros como para
que éstos tuvieran el necesario espacio para realizar maniobras. Según se observa en la lámina XXI, en esta plataforma
Apartadero.
[page-n-35]
hemos dejado instalados varios sillares de dimensiones
ciclópeas que estaban desperdigados ladera abajo. Posiblemente pertenecían a la torre defensiva antes citada o en todo
caso a las torres que flanqueaban la puerta de entrada.
Incluso pudieron pertenecer a quitamiedos del borde de la
terraza.
En aquella época, al espectador que estuviera situado en
esta explanada o al que llegara subiendo por el camino se le
tenía que ofrecer una panorámica impresionante, con las fortificaciones de la entrada destacando a gran altura.
Los anchos máximos de las carriladas son en este tramo
de 0'42 m. y de 0'32 m. en los puntos 925'50 m. y 921'70 m.
para la derecha e izquierda respectivamente. El ancho
mínimo del carril derecho es de 0' 12m. en el punto 921'70 m.
y de 0' 10 m. en el punto 924'50 m. del izquierdo.
La profundidad máxima de la rodada derecha con respecto al lateral derecho que delimita el camino es de 0'40 m.
en el punto 925'70 m. y la de la izquierda de 2'05 m. en el
punto 930'20 m. Las profundidades mínimas son de 0'04 m.
en el punto 930'50 m. para la rodada derecha y nula en el
punto 936'20 m. para la izquierda.
Con relación al realce central del camino, la carrilada
derecha tiene una profundidad máxima de 0'27 m. en el
punto 925'50 m. y una mínima de 0'02 m. en el punto
931'50 m. La carrilada izquierda tiene una profundidad
máxima de 0'09 m. en el punto 921'70 m. y una profundidad
ml'nima de 0'05 m. en el punto 936'10 m.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos del
tramo es de -1'37 m., lo que supone una pendiente del
-6'85%. Al ser horizontal la segunda parte del tramo, es
obvio que la pendiente total del tramo es la mitad que la de
la primera parte de su recorrido.
Lám. XXII.-Detalle. Torre sobre el camino.
Fig. 4.Sección en el Punto 921'80 m.
[page-n-36]
TRAMO 940-960 m.
del Tramo 940-960
m.
[page-n-37]
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PAVIMENTO:::
MEDIEVAL:.!:.(
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Fig. 5 . S e c c i ó n en el Punto 945'10 m.
La conservación de este tramo es bastante buena en términos generales (Lám. X X I V ) . Su excavación supuso la
retirada de abundantes sedimentos cuya mayor potencia se
situaba en los ocho primeros metros del lateral izquierdo,
coincidiendo con la terminación del apartadero que ya
comentamos en la descripción del tramo anterior. En esta
zona los sedimentos alcanzaban una altura de unos 1'30 m.
El citado apartadero (Lám. XXV) termina en el punto
947'50 m. en donde se pueden apreciar perfectamente las
carriladas de éste (Fig. 5) y las del Camino Principal, confluyendo. Coincidiendo con este apartadero, el lateral
izquierdo en el que queda ubicado, fue allanado hasta llegar
al punto 946'30 m, A partir de aquí el lateral rocoso de este
lado empieza a ajustarse al trazado del camino, alzándose
paulatinamente hasta llegar al final del tramo en donde llega
a alcanzar una altura de 1'63 m.
En este mismo lateral, a partir del punto 955'60 m. y
hasta el final del tramo, se observan las señales marcadas de
las primitivas y sucesivas cotas por las que discurrió la base
del camino. Estas se sitúan a más de 0'60 m. por encima de
la base de la carrilada izquierda. Aparte del característico
desgaste de la roca por el roce de las llantas metálicas, se observa también en ocasiones restos de los rellanos horizontales
realizados a pico por donde fue trazada su base en un primer
momento (Fig. 6). Tanto en este tramo como en los siguientes, y hasta llegar a las inmediaciones de la Fuente de
Meca, desaparecen las señales de restos de estructuras medievales como las que observábamos en los tramos anteriores.
El lateral derecho es llano hasta el punto 947'50 m., es
decir, donde termina el apartadero. A partir de aquí y hasta
el final del tramo todo él está muy desmantelado por la erosión, habiendo suGido pérdida de bloques. Por este motivo,
a veces su parte superior está situada a una cota más baja que
la que tiene el realce central del camino (Fig. 6).
Fig. 6.-Sección en el Punto 955'80 m.
El ancho máximo de los carriles se sitúa en los puntos
950'60 m. y 959'60 m., con 0'32 m. y 0'42 m. para el
derecho e izquierdo, respectivamente. El ancho mínimo del
carril derecho es de 0'17 m. en el punto 947'20 m. y de 0'16
m. el del izquierdo en el punto 947'40 m.
La profundidad máxima de las rodadas con relación a
los laterales rocosos es de 0'30 m. para la derecha en el
punto 947'20 m. y de 1'63 m. para la izquierda en el punto
959'90 m. La profundidad mínima es de 0'00 m. en el punto
957'60 m. para la rodada derecha y de 0' 10 m. en el punto
945 m. para la izquierda.
Con relación al realce central del camino, éste adquiere
una altura máxima sobre la base de la carrilada derecha de
0'24 m. en el punto 954'30 m. y de 0'40 m. sobre la
izquierda en el punto 954'70 m. Las mínimas sonde 0'00 m.
y 0'08 m. en los puntos 956'90 m. y 944'40 m. para las
rodadas derecha e izquierda, respectivamente.
Si bien durante los siete primeros metros de este tramo
el recorrido es llano, al igual que ocurría con los últimos del
tramo anterior, por coincidir con la plataforma del apartadero, a partir de este punto la pendiente del camino empieza
a ser acusada, siguiendo la tónica general de su trazado en
esta ladera. Por ello la diferencia de cotas que tienen los
puntos extremos del tramo casi coincide con la que existe
entre el punto 946'30 m. y el punto 960 m.
En concreto dicha diferencia es de -2'13 m., lo que
supone una pendiente del -10'65%.
Lám. XXV.-Detalle. Apartadero.
[page-n-38]
TRAMO 960-980 m.
L h . XXV1.-Vista general del Tramo 960-980 m.
[page-n-39]
En la totalidad del recorrido de este tramo las carriladas
están normalmente muy marcadas (Fig. 7).
Su conservación en general es buena, aunque la base del
camino a lo largo de los últimos diez metros del recorrido se
asienta sobre roca algo deleznable.
Para la construcción de este tramo se tuvo que realizar
una considerable obra de extracción de roca, según se puede
apreciar en la lámina X X V I , aunque hay que tener en cuenta
que el perfil que ahora tiene el camino no es el que tuvo en
el primer momento de su construcción.
Esta afirmación la podemos hacer después de constatar la
existencia de una zona comda limada, característica del roce
de las yantas metálicas, en el lateral rocoso izquierdo. Concretamente esta señal va desde el punto 970 m. al 975'50 m., y a
una altura de 1'70 m. sobre la base de la carrilada.
Mientras el lateral rocoso izquierdo alcanza alturas considerables según se puede observar en la figura 7, llegando a
los 3'60 m., el lateral derecho apenas levanta medio metro en
algún punto de la parte final del tramo, estando en términos
generales algo erosionado, especialmente en los primeros
metros. En esta zona, al igual que ocum'a en la terminación
del tramo anteriormente ,descrito, hay pérdida de bloques de
roca. Hay que tener en cuenta que esta parte coincide con un
pequeño espolón rocoso de la ladera (Lám. XXVI) que tuvo
que ser cortado para realizar de la forma más recta posible el
trazado del camino. Por dicho motivo el lateral derecho fue
tan estrecho y ajustado como se pudo hacer y por tanto ha
estado más expuesto a los agentes erosivos. Esta misma circunstancia ha motivado que fuera difícil la posibilidad de que
a lo largo del tiempo se fueran realizando grandes acumulaciones de sedimentos en esta zona. Por ello el trabajo de descubrimiento de este tramo no fue excesivo. Como ejemplo de
ello, en la lámina XXVI se puede apreciar perfectamente la
zona blanquecina del lateral rocoso izquierdo, que corresponde a lo que estaba oculto por los sedimentos.
En el punto 965'55 m. y arrimado al lateral izquierdo, se
sitúa un agujero de poste de 0'14 m. de diámetro. Al estar
parte de él realizado en la rodada, creemos que fue hecho por
la población medieval.De todas formas, y de acuerdo con el
comentario que hicimos durante la descripción del tramo
anterior sobre este tema, no se han detectado estructuras de
dicha época.
Las anchura de las cardadas de este tramo son las
siguientes: La máxima de la derecha es de 0'34 m. en el
punto 979'60 m. y de 0'40 m. la de la izquerda en el punto
970 m. Las mínimas son de 0'08 m. y de 0'09 m. en los
puntos 967'40 m. y 969'70 m. para la derecha e izquierda,
respectivamente.
Las profundidades máximas de las rodadas con respecto
a los laterales rocosos son las siguientes: para la derecha,
0'50 m. en el punto 978'70 m. y para la izquierda 3'66 m. en
el punto 977'30 m. La mínima de la carrilada derecha es
0'00 m. en el punto 960 m. y de 1'60 m. en el mismo punto
para la izquierda.
Las alturas máximas que tiene el realce central del
camino sobre las bases de las rodadas son de 0'25 m. y 0'36
m. en los puntos 963'30 m. y 969'90 m. para la derecha e
izquierda, respectivamente. Las alturas mínimas son nulas
en los puntos 964 m. y 978'70 m., para la derecha e izquierda, respectivamente.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos del tramo es algo más alta que las vistas hasta
ahora. Llega a situarse en -2'68 m., lo que supone una pendiente del -13'40%.
O
Fig. 7.Sección en el Punto 977'10m.
'm
[page-n-40]
TRAMO 980-1.000 m,
Al igual que en el tramo anterior se ha efectuado un considerable desmantelamiento del lateral izquierdo (Lám. XXVIII).
La conservación del camino es buena hasta el punto
986'50 m. En dicho punto el realce central del camino ha
sufrido una fuerte erosión formando un escalón que baja
unos 0'50 m. en vertical. A partir de aquí y hasta el final del
tramo la conservación es francamente mala debido a la falta
de consistencia de la roca basal.
El lateral rocoso derecho se conserva en los ocho metros
primeros, levantándose a unos 0'50 m. de altura. En el resto
ha desaparecido. La altura del izquierdo, por el contrario,
oscila entre los 1'20 m. y los 3'50 m., observándose en distintas zonas y cotas repisas que pertenecen a señales dejadas
cuando el camino discurría a alturas superiores (Fig. 8 y
Lám. XXVII).
Una de estas señales se sitúa a 1'40 m. de altura sobre la
rodada. Otras, situadas a una cota superior pueden corresponder también a señales dejadas por el roce de las llantas,
pero son inciertas.
Los anchos de las carriladas son los siguientes: El
máximo del carril derecho es de 0'34 m. en el punto 981'60
m.; el del izquierdo es de 0'42 m. en el punto 981 m. Los
anchos mínimos son de 0'10 m. y 0'09 m. en los puntos
981'40 m. y 982'50 m., para el derecho e izquierdo, respectivamente.
Las profundidades de las rodadas con relación a los laterales rocosos son: La máxima del lateral derecho de 0'60 m.
en el punto 986'70 m. y la del izquierdo 3'50 m. en el punto
987'20 m. La profundidad mínima de la carrilada derecha es
nula en el punto 989'80 m. del lateral derecho y llega a 1'20
m. en el punto 992'80 m. del izquierdo.
La altura máxima que alcanza el realce central del
camino con respecto a la base de la carrilada derecha es de
0'30 m. en el punto 981'60 m. y sobre la de la izquierda de
0'55 m. en el punto 981'70 m. Las alturas mínimas llegan a
ser nulas en el punto 983'20 m. para ambas carriladas.
La diferencia de cotas que tienen los puntos extremos es
de -2'65 m. La pendiente que adquiere llega a ser, pues, del13'25%.
1.-
Fig. 8.4ecciÓn en el F'unto 985'70 m.
Lám.XXW.-Primitivos niveles del camino.
[page-n-41]
TRAMO 1.000-1.O20 m.
Este tramo está muy deteriorado en general (Lám.
XXM). Sólo se aprecian las rodadas desde el punto 1.O07 m.
al 1.009'50 m. yen los dos últimos metros del recorrido de
la izquierda (Fig. 9).
Los laterales rocosos también están muy degradados. El
derecho, concretamente, no existe. El izquierdo tiene señales
de haberse intentado rebajar para ampliar la plataforma del
camino y prolongar el apartadero que veremos en el
siguiente tramo. Este ensanche no se llegó a efectuar por
completo, aunque se aprecia perfectamente desde el inicio
del tramo hasta el punto 1.009 m. una rodada situada en el
centro del realce central que corre casi paralela a las carriladas del camino. Su anchura oscila en torno a los 0'37 m. y
su profundidad alrededor de los 0' 12 m. La carrilada opuesta
se situaba a la izquierda del camino.
Debido al desmantelamiento de la parte derecha no ha
habido posibilidad de tomar medidas en la carrilada de este
lado. En la izquierda el ancho máximo llega a 0'38 m. en el
punto 1.009'80 m.; el mínimo es de 0'18 m. en el punto
1.019'20 m.
La profundidad máxima que alcanza la base del carril
con relación a la roca lateral, es de 1'90 m. en el punto
1.007'70 m. La mínima es de 1'68 m. en el punto 1.019'80 m.
Lám. XXVIíí.-Vista general del Tramo 980-1 .O00 m.
Fig. 9 . S e c c m n en el Ponto 1.019'08 m.
La profundidad máxima de la rodada con respecto al
realce central es de 0'12 m. en 1.019'10 m. La mínima es
0'04 m. en el punto 1.009'80 m.
El desnivel existente entre los puntos extremos es de1'55 m., alcanzando una pendiente del -7'75%.
Lám. =.-Vista
general del Tramo 1.000-1.020m.
[page-n-42]
TRAMO 1.020-1.O40 m.
La excavación de este tramo tuvo grandes dificultades
debido no sólo a la potencia de los sedimentos, que alcanzaba más de tres metros, sino a la presencia de grandes bloques pétreos que, procedentes de los cortados rocosos adyacentes que delimitan la meseta superior del cerro, se habían
instalado en la vertical de su trazado.
Uno de estos bloques, de enormes dimensiones (Lám.
XXXI), ha quedado como testigo de estos derrumbes, situándose entre los puntos 1.030 m. y 1.033'80 m.
Antes de la excavación del tramo, sólo sobresalía del
terreno su parte superior, estando el resto enterrado entre los
sedimentos térreos. Por la posición y situación en que ha
quedado podemos saber que el camino estaba ya abandonado desde hacía largo tiempo.
Fig. 10.4ección en el Punto 1.030'30 m.
[page-n-43]
:,-Vista general del Tramo 1.020-1.O40 m.
[page-n-44]
En efecto, en el momento en que cayó, la vía estaba
cubierta con una capa de sedimentos que llegaba a casi dos
metros de altura en el centro, con el dato adicional de que, al
no existir en esta parte roca en el lateral derecho, dichos
sedimentos no se pudieron acumular en un breve espacio de
tiempo.
Juntamente con la existencia de estos grandes bloques
de piedra, se daba también la presencia de un apartadero,
cuyo principio y final prácticamente coinciden con los
puntos extremos del tramo. Por esta razón la excavación
supuso un doble esfuerzo en este sentido que el habitual en
un tramo normal.
En concreto, el ancho máximo del espacio dedicado al
tráfico es casi el mínimo indispensable -2'65 m.- para permitir el paso de dos carros en paralelo, situándose dicho
punto justamente en la mitad del tramo (Fig. 10).
Como decíamos, y a diferencia de otros apartaderos de
la misma forma, éste es tan ajustado que la rodada
izquierda del camino coincide con la rodada derecha del
apartadero, aunque es de doble anchura que una carrilada
normal (Fig. 10).
El realizar un apartadero tan ajustado tiene una explicación sencilla. En primer lugar se sitúa prácticamente en el
punto medio del recorrido que separa el apartadero que veíamos en el tramo 920-940 m. del que veremos en el tramo
1.200-1.220 m., por lo que la zona elegida para su construcción es la idónea. En segundo lugar, el espacio físico para
realizarlo era muy estrecho salvo que tuvieran que hacerse
cortes en la roca de la ladera de varios metros de altura. Por
este motivo el trazado de ambos caminos tuvo que ajustarse
al máximo. De todas formas, y tal como muestra la figura
10, parece que se tuvo la intención de dar una mayor anchura
a esta parte del camino, obviamente por el único lado que se
podía, el izquierdo, mediante la extracción de piedra de este
lateral. La pendiente de la ladera por su lado derecho hacía
imposible su ampliación por esta parte.
La conservación del camino en este tramo (Lám. XZM)
y la del apartadero son buenas en general, aunque la carrilada derecha del camino apenas si se nota en todo el trayecto. Tampoco tiene mucha definición la rodada izquierda
del apartadero en los diez primeros metros de su recorrido
por haberse disgregado la roca.
Como hemos dicho, el carril derecho apenas está marcado, por lo que no se han podido medir sus anchos máximo
y mínimo. El izquierdo adquiere un máximo de 0'55 m. en
el punto 1.025'90 m., coincidiendo con la carrilada del apartadero. El mínimo se sitúa en el punto 1.020'50 m., con 0'17
m. de ancho.
Con relación a los laterales rocosos, la base de la rodada
derecha tiene una profundidad que oscila entre los 0'20 m. y
los 0'00 m. en los puntos 1.027'30 m. y 1.021 m., respectivamente. La izquierda se halla a una profundidad máxima de
2'40 m. en el punto 1.O24 m. y a una profundidad mínima de
1'90 m. en el punto 1.028'20 m.
Lám. XXX1.-Detalle. Apartadero.
[page-n-45]
Con respecto a sus profundidades en relación al realce
central del camino, para la rodada derecha no hay datos y
para la izquierda adquiere una profundidad máxima de 0'20
m. en el punto 1.027'80 m. y una mínima de 0'06 m. en el
punto 1.030'20 m.
En cuanto al apartadero, la carrilada izquierda oscila
entre los 0'25 m. y 0'30 m. de ancho. Su profundidad varía
ligeramente en torno a los 0'12 m.
La diferencia de cotas que hay entre los puntos extremos
del tramo está dentro de una magnitud aceptable: -1'32 m.,
lo que supone una pendiente del -6'60%.
/
Descripción de materiales
1. Fragmento de la base de un plato. Su pasta es fina y de color anaranjado. Las superficies son de este mismo color.
Mantiene restos de decoración en el exterior de una banda y línea pintadas en color rojo vinoso.
Diámetro de la base: 9 cm. Altura conservada: 4 cm.
2. Fragmento de base de un plato de pasta color ocre rosado, que porta
desgasantes de tamaño medio, posiblemente jacintos de Compostela.
Las superficies son del mismo color.
Diámetro de la base: 11 cm. Altura conservada: 5 cm.
3. Fragmento de la base de un plato. Su pasta es de color gris claro, con
desgasantes finos. Las superficies son de color rosado.
Conserva como decoración una banda en el interior pintada en color
rojo vinoso.
Diámetro de la base: 12 cm. Altura conservada: 3'5 cm.
4. Fragmento de base de un plato de pasta color rosado en el centro y gris
claro en los laterales. Los desgasantes son muy finos. Ambas superficies son de color rosa anaranjado.
Como decoración conserva en el interior cuatro líneas paralelas sobre
las que apoyarían motivos de arcos de circunferencias concéntricas. En
el exterior también hay restos de este mismo motivo sobre tres líneas
paralelas. Todo ello está pintado en color rojo vinoso.
Diámetro de la base: 6 cm. Altura conservada: 2'8 cm.
5. Fragmento de la base de un plato de pasta color gris claro, que porta
desgrasantes muy finos. Las superficies son de color rosado.
Apenas conserva restos de decoración pintada en rojo vinoso en el interior, consistente en una iínea y arcos de circunferencias concéntricas.
Diámetro de la base: 9 cm. Altura conservada: 2'9 cm.
6. Fragmento de base de plato. Tanto sus superficies como la pasta son de
color rosado. Esta porta desgrasantes finos.
Diámetro de la base: 5'8 cm. Altura conservada: 2'2 cm.
7. Fragmento de base de un plato. Sus superficies y pasta con de color
ocre rosado, portando desgrasantes finos.
Sólo contiene restos muy perdidos de decoración en el interior: cuatro
líneas paralelas pintadas en rojo vinoso.
Diámetro de la base: 8'5 cm. Altura conservada: 2'8 cm.
8. Fragmento de base de un plato de pasta color ocre grisáceo, al igual que
las superficies. Los desgrasantes son de tamaño mediano y fino.
Diámetro de la base: 6 cm. Altura conservada: 3'2 cm.
9. Fragmento de base de un plato de superficies y pasta de color rosado.
Los desgrasantes son finos. Presenta dos pequeños oriticios en el pie,
separados 1 cm., para ser colgado.
Diámetro de la base: 4'6 cm. Altura conservada: 2'7 cm.
10. Fragmento de base de un plato. Su pasta es de color rosado, portando
desgrasantes finos. Las superficies son de este mismo color.
Sólo conserva restos de dos Iíneas paralelas pintadas en rojo vinoso en
el interior.
Diámetro de la base: 4'3 cm. Altura conservada: 2'8 cm.
11. Fragmento de base de un plato de superficies rosadas. La pasta es de
color gris claro en el centro y rosado en los laterales, portando desgrasantes medianos.
En el exterior conserva restos de cinco líneas paralelas pintadas en
color rojo vinoso.
Diámetro de la base: 7'8 cm. Altura conservada: 2'6 cm.
Fig. 11.-Fragmentos
cerámicas procedentes del camino.
[page-n-46]
TRAMO 1.040-1.060 D .
I
Las carriladas de este tramo están muy bien marcadas en
general. Sólamente seis. metros de la carrilada izquierda,
desde el punto 1.042 m. al 1.048 m., no se aprecian apenas.
El camino está bien delimitado por los laterales rocosos
(Fig. 12), aunque éstos están constituidos por roca deleznable. La parte más próxima al camino del lateral izquierdo
alcanza una altura máxima visible de 0'80 m.
A la altura del punto 1.058 m., la base del espolón del
cerro que en esta parte sale hacia el Norte (Fig. l), se sitúa
sólamente a dos metros del lateral izquierdo del camino. La
altura, prácticamente en vertical, que hay desde este punto
del camino hasta la meseta superior del cerro, sobre la que
se sitúa la ciudad, es nada menos que de unos cuarenta y
cinco metros.
El motivo de que el camino se trazara tan ajustado al
espolón, con el consiguiente trabajo de rebajar su base rocosa,
no es otro que el de conseguir que tuviera un trazado lo más
rectilíneo posible en esta parte de su recorrido (Lám. MCXII).
En el primer metro del tramo se aprecian señales de una
carrilada en el centro del carnino casi paralela a las otras dos.
.
,
-
Fig. 12.-Sección en
Corresponde al final del apartadero que veíamos en el tramo
anterior.
En el lateral rocoso izquierdo, desde el punto 1.O43 m.
hasta el 1.047 m. existe una señal de carrilada de época anterior, que se sitúa a una altura de 0'36 m. sobre la base del
camino. Esta carrilada forma una pequeña plataforma de
unos 0' 15 m. en su parte más ancha, para ir desapareciendo
lentamente hasta llegar a los citados puntos.
La mayor potencia de sedimentos que ocultaban el
camino se situaba en el inicio del tramo, en donde aquellos
alcanzaron los dos metros y cuarto. Luego la potencia iba
descendiendo hasta el final del tramo, donde alcanzó una
altura de un metro.
Aun cuando en este tramo no existían las enormes rocas
desprendidas que vimos en el anterior, tampoco en los primeros metros del recorrido faltaban piedras de regular
tamaño intercaladas entre los sedimentos.
Los anchos máximos de las carriladas son de 0'33 m. y
0'42 m. en los puntos 1.052'40 m. y 1.059'90 m. para la
derecha e izquierda, respectivamente. El ancho mínimo del
carril derecho es de 0'13 m. en el punto 1041 m. y el del
carril izquierdo de 0'15 m. en el punto 1.041'70 m.
La profundidad máxima que tiene la carrilada derecha
con relación a su lateral rocoso es de un metro en el punto
1055'50 m. La de la izquierda es de 0'80 m. Las profundidades mínimas son de 0' 18 m. en el punto 1.040'50 m. y de
0'15 m. en el punto 1.041'80 m. para las rodadas derecha e
izquierda, respectivamente.
Las alturas máximas que alcanza el realce central del
camino con respecto a las bases de las carriladas son de 0'27 m.
en el punto 1.057'40 m. y de 0'22 m. en el punto 1.059'50
m. para la derecha e izquierda, respectivamente. Las alturas
mínimas llegan a cero en el punto 1.045 m. para ambos carriles.
La diferencia de cotas existente entre los puntos
extremos del tramo es similar a las que veíamos en los dos
anteriores, concretamente, -1'80 m. Esto supone una pendiente algo mayor: -9%.
[page-n-47]
TRAMO 1.060-1.O80 m.
Este tramo tiene buena conservación en general (Fig.
13). Sólo la rodada izquierda y su correspondiente lateral
están erosionados desde el punto 1.065'30 m. al 1.070 m.
También el realce central está algo deteriorado en los diez
metros primeros por ser la roca deleznable (Lám. XXXN).
En el punto 1.077'30 m. de éste hay un escalón de 0'25 m.
de altura ocasionado también por la erosión (Lám. XXXTII).
La carrilada derecha, a partir del punto 1.078'70 m., se
hace doble, continuándose por el tramo siguiente. Los sedimentos depositados van aumentando ligeramente según se
va llegando al final hasta alcanzar una altura de 1'65 m.
El ancho máximo del carril derecho es de 0'37 m. en el
punto 1.076'80 m. Los mínimos son de 0' 13 m. en el punto
1.080 m. y de 0'16 m. en el punto 1.070'60 m., para el
derecho e izquierdo, respectivamente.
Con relación a los laterales rocosos, las profundidades
de las rodadas tienen un máximo de 0'33 m. en el punto
1.061'30 m. para la derecha y de 1'20 m. en 1.079'40 m.
para la izquierda. Las mínimas son de 0'1 1 m. en el punto
1.069'80 m. para la derecha y de 0'45 m. en 1.063'30 m.
para la izquierda.
La altura máxima a que llega el realce central del
camino con respecto a la base de las carriladas es de 0'39 m.
para la derecha en el punto 1.076'70 m. y de 0'26 m. en el
punto 1.076'50 m. para la izquierda. Las mínimas son nulas
para ambas rodadas en el punto 1.065 m.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos del
tramo es de -2'24 m., lo que supone una pendiente del -11'20%
Lám. m . - V i s t a general del Tramo 1.040-1.%O m.
Lám. XXXm.-Detalle.
Lám. m . - V i s t a
Vista del camino desde abajo.
general del Tramo 1.060-1.080 m.
[page-n-48]
TRAMO 1.080-1.100 m.
El tramo está bien conservado, con rodadas muy marcadas (Lám. XXXVI), salvo desde el punto 1.095'30 m. al
1098 m., en donde tanto las carriladas como el lateral derecho
casi han desaparecido. En el punto 1.O95 m. el realce central
hace un fuerte escalón de 0'54 m. de altura. Durante los ocho
metros primeros hay dobles carriladas (Lám. XXXV), especialmente señaladas en la derecha; después se van estrechando
y profundizando (Fin. 14), hasta llenar al escalón citado.
El lateral izquie;do levanta una media de 1'50 m. sobre
el camino. En él se aprecia desde el punto 1.090'50 m. al
1.098'60 m. una estrecha repisa con señales de picadas a
0'96 m. sobre la base de la rodada izquierda. Es el testimonio de la cota por la que discurrió la primitiva vía.
Los anchos máximos de los carriles se sitúan en los
puntos 1.084 m. y 1.083'60 m., con 0'40 m. y 0'42 m. para
el derecho e izquierdo, respectivamente. Los mínimos son de
0' 16 m. y 0' 14 m. en los puntos 1.090'90 m. y 1.O9 1'20 m.
La profundidad máxima de las rodadas con relación a
los laterales es de 0'60 m. para la derecha en 1.089'70 m. y
de 1'90 m. para la izquierda en 1.099'30 m. Las mínimas
son de 0'10 m. y 1'10 m., en 1.096'70 m. y 1.085'20, para
la derecha e izquierda, respectivamente.
Las alturas máximas que tiene el realce central con relación a la base de las rodadas son de 0'36 m. y 0'41 m. en los
puntos 1.089'70 m. y 1.095 m., para la derecha e izquierda,
respectivamente. Las m'nimas son de 0'02 m. para la derecha en 1.095'50 m. y de 0'05 m. para la izquierda en
1.098'80 m.
La diferencia de cotas entre los extremos del tramo es de
-3'11 m., lo que supone una pendiente del -15'55%.
A
Fig. 14.4ección en el Punto 1.089'85 m.
Lám. m.Detalle. Caniladas
dobles.
Lánl. XXXVI.Vista general del Tramo
1.080-1.100 m.
[page-n-49]
TRAMO 1.100-1.120 m.
Sólamente la mitad del recorido de este tramo tiene las
carriladas perfectamente marcadas y conservadas (Fig. 15).
Tanto los cinco primeros metros del tramo (Lám. XXXVII),
como los cinco últimos, tienen una conservación regular o
mala debido a la acción de los agentes erosivos sobre una
roca que, en esta zona, no es muy dura.
Esta debilidad de la roca ha hecho que en algunos
puntos se observen escalones en el realce central del camino,
como el que muestra la lámina XXXVIII. También en los
puntos 1.113'70 m. y 1.115 m. se puede ver el mismo tipo de
escalones, los cuales vienen a coincidir con zonas blandas de
la roca basal.
Prácticamente, en todo el recorrido del tramo, éste está
perfectamente delimitado por los laterales rocosos aunque el
derecho, como venimos observando desde el primer tramo
descrito de este camino, no es muy elevado. Aquí, en concreto, alcanza una altura media de 0'40 m. sobre el fondo de
su respectiva rodada.
Igualmente, el lateral izquierdo, que es el que se ha
tenido que rebajar exprofeso para dar anchura al camino y
hacer su base horizontal, alcanza, como es habitual, mayor
elevación. En este tramo llega a tener una media de 1'60 m.
de altura.
La fotografía de la lámina X X X W I nos muestra una
vista del camino desde abajo. En ella se aprecia la trayectoria rectilínea que intenta seguir esta vía, para lo que no se
ha tenido otra opción que ceñirse al máximo a la base del
espolón que sobresale-en esta zona, a costa de realizar
grandes extracciones de la roca basa1 del esquinazo del
citado espolón.
Tanto en este tramo como en los anteriores sigue sin
aparecer ningún tipo de dato que indique la presencia
medieval que veíamos en los dos primeros tramos. Este
hecho es lógico si tenemos en cuenta que en toda esta zona
la inclinación natural de la ladera es bastante fuerte, y en
época medieval no se acostumbraba normalmente a hacer
grandes rebajes o cortes regulares importantes en la roca
para hacer explanadas donde construir edificios como era
habitual entre los iberos. Por ello las construcciones medievales sólo se observan en lugares con menos pendiente o en
zonas que ya fueron aplanadas en época ibérica.
Los sedimentos acumulados sobre el camino son tierras
y rocas de arrastre que llegan a alcanzar la potencia media
que se señala en la figura 15, es decir, alrededor de 1'40 m.
sobre la zona central del camino.
Obviamente la potencia aumenta considerablemente
según nos vamos aproximando al lateral izquierdo, en el
cual llega hasta los dos metros.
Las carriladas tienen unos anchos máximos de 0'30 m.
y 0'29 m. en los puntos 1.106'30 m. y 1.109'60 m., para la
derecha e izquierda, respectivamente. La anchura mínima
del carril derecho es de 0' 13 m. en el punto 1.110'80 m. La
del carril izquierdo es de 0'15 m. en el punto 1.109'90 m.
La profundidad máxima que alcanzan las rodadas con
relación a sus respectivos laterales rocosos son de 0'52 m.,
para la derecha en el punto 1.110 m., y de dos metros en el
punto 1.102'20 m. para la izquierda. La profundidad mínima
de la base de la carrilada derecha es de sólamente 0'08 m. en
el punto 1.117'90 m. La de la izquierda, por el contrario,
tiene un mínimo de 1'35 m. en el punto 1.119 m.
Fig. 15.-Sección en el Punto 1.111'20 m.
El realce central del camino alcanza unas alturas
máximas sobre las bases de las rodadas de 0'38 m. y de 0'45
m. para la derecha e izquierda, respectivamente, en los
puntos 1.113'40 m. y 1.113'20 m. Las alturas mínimas son
nulas para ambas carriladas en torno al punto 1.117 m.
En este tramo, al igual que ocurría en el anterior, la diferencia de cotas existente entre los puntos extremos es exagerada. Aquí en concreto es incluso mayor, alcanzando un
desnivel de -3' 19 m.
La inclinación, pues, de estos tramos es extraordinaria,
llegando en este caso casi al -16% de pendiente, concretamente el -15'95%.
Vista general
del Tramo
1.100-1.120m.
4
Lám. XXXVIII.Detaiie. Vista del
camino desde abajo.
[page-n-50]
TRAMO 1.120-1.140 m.
El presente tramo ha conseguido mantener una conservación muy buena (Lám. XXXM). Según se observa en
dicha lámina la trayectoria que se ha conseguido trazar en él
es bastante rectilínea, a costa del desmantelamiento del
lateral rocoso izquerdo y a pesar de que existía algo de
espacio en el lado derecho.
Las carriladas de ambos lados están muy marcadas en
general. Sólamente en los dos primeros metros del recorrido
del tramo aparecen con menor profundidad que las que
muestra la figura 16, que es lo habitual.
En el punto 1.135'50 m. existe uno de los escalones que
venimos observando en otros tramos, realizados en el realce
central del camino, motivados por la descomposición de la
roca basal. En el punto citado la altura de su desnivel es de
unos 0'30 m.
A pesar de que el lateral rocoso derecho levanta apenas
unos centímetros desde el punto 1.120 m. al 1.121'90 m. y
desde el punto 1.136 m. al 1.138'60 m., tanto el resto de este
lateral como la totalidad del izquierdo, se elevan lo suficiente como para marcar con precisión la trayectoria del
camino en este tramo. El izquierdo en concreto llega a elevarse a una altura que alcanza los 1'80 m. de media.
Los sedimentos que cubrían esta parte del camino no
eran excesivos si los comparamos con la potencia a que llegaban en otros tramos. En el presente varían en torno a 1'25
m. sobre el centro del camino, es decir, alrededor de lo que
nos muestra la figura 16, cuya sección corresponde al punto
1.126'73 m.
El ancho máximo de la carrilada derecha se sitúa en el
punto 1137'90 m., con 0'32 m. El de la izquierda es de 0'36
m. en el punto 1.135'10 m. Los anchos mínimos son de 0'17
m. y de 0'12 m. en los puntos 1.126'90 m. y 1.131'40 m.
para la derecha e izquierda, respectivamente.
Con relación a la profundidad que tienen las rodadas
con respecto a los laterales rocosos que delimitan el camino,
adquieren unos máximos de 0'90 m. para la derecha en el
punto 1.129'70 m. y de 2'40 m. para la izquierda en el punto
1.130'40 m. La m'nima del carril derecho es de sólo 0'10 m.
en el punto 1.120'90 m., mientras que la del izquierdo
alcanza 1'20 m. en el punto 1.135'90 m.
Las alturas a las que llega el realce central del camino
con respecto a las bases de las carriladas son las siguientes:
La máxima del carril derecho es de 0'37 m. en el punto
1.135'50 m., muy parecida a la del izquierdo, que es de
0'35m, en el punto 1.134'80 m. La altura mínima sobre la
base de la rodada derecha es de 0'06 m. en el punto 1.121' 10
m., mientras que la de la izquierda es de 0'07 m. en el punto
1.120'60 m. Es decir, ambos mínimos se sitúan dentro de los
dos primeros metros del recorrido (Lám. XXXIX), como ya
anotamos al principio de la descripción del tramo.
Sin llegar al excesivo desnivel que observábamos entre
los puntos extremos de los dos tramos anteriores, en el presente también se hace alto. Concretamenteaquél alcanza una
diferencia de cotas de -2'62 m., lo que supone una pendiente
menor que se sitúa en el -13' 10%.
Fig. 16.Secci6n en el Punto 1.126'73m.
[page-n-51]
Lám. XXXM.-Vista general del Tramo 1.120-1.140m.
[page-n-52]
TRAMO 1.140-1.160 m.
El camino y las rodadas se conservan bien sólo en los
8 m. finales y en los 1'40 m. del inicio. En este último punto
(1.141'40 m.) se realiza un fuerte escalón, debido a la erosión, de unos 0'75 m. de altura. A partir de aquí y hasta el
punto 1,150m. desaparecen el realce central y las rodadas.
El lateral derecho está desmantelado, mientras que el
izquierdo sigue siendo de gran altura (Lám. XLQ. En éste,
durante los primeros metros, se aprecian señales de rodadas
a 0'70 m. de altura sobre la base del carril (Lám. XL). Desde
el punto 1.152'50 m. hasta el final del tramo la rodada
derecha se hace doble Pig. 17).
Los anchos máximos de las rodadas son de 0'37 m. en el
punto 1.141'40 m para la derecha y 0'46 m. en el 1.140'30 m.
.
para la izquierda. Los mínimos son de 0' 16 m. y 0'19 a en los
puntos 1.154'30 m. y 1.140'30 m. para la derecha e izquierda.
Las profundidades de las rodadas con relación a lbs laterales son las siguientes: Las máximas son de 0'38 m. y 2'70
m. en los puntos 1.141'40 m. y 1.159'30 m., para la derecha
e izquierda, respectivamente. La mínima del carril derecho
es nula en el punto 1.158'50 m., alcanzando la izquierda
1'72 m. en el punto 1.155'90 m.
Con relación al realce central, la altura máxima que tiene
sobre el carril derecho es de 0'28 m. en el punto 1.140'90 m.
y 0'42 m. en el punto 1.159'40 m. sobre el izquierdo. Los
m'nimos son nulos para ambos en el punto 1.14530 m.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos es
de -2'37 m., lo que supone una pendiente del -11'85%.
b
-
en el Punto
Lám. XL-Detalle.
Fig. 18.Secci6n
en el Punto
1.173'95m.
1
Primitivas niveles del can,,,.
M.XLI.-Vista general del Tramo 1.140-1.160 m.
[page-n-53]
TRAMO 1.160-1.180m.
En relación con el tramo anterior, el lateral rocoso
izauierdo de éste va ganando altura hasta llegar a tener una
midia de tres metros-con respecto a la base de su carrilada
correspondiente (Lám. XLII).
El lateral derecho aparece muy degradado, aunque normalmente levanta varias decenas de centímetros en todo el
recorrido, salvo desde el punto 1.174'80 m. hasta el 1.178
m., en donde llega a desaparecer por completo debido a la
erosión. El último espacio citado es el único en el que no se
marca apenas la carrilada derecha. En el resto ambas rodadas
aparecen bien definidas.
En el unto 1.162'80 m. la erosión ha formado en el
realce central del camino un fuerte escalón de 0'45 m. de
altura. Esto mismo ocurre también en el punto 1.177 m., en
donde el escalón tiene unos 0'20 m. de desnivel.
Tanto en la lámina XLII, como en el detalle que figura
en la lámina XLIII, se observa claramente uno de los niveles
por el que discurría el camino. Su cota se sitúa a más de un
metro de altura sobre la base. También en los últimos siete
metros del lateral izquierdo se aprecian sucesivos rozarnientos característicos de rodadas, situados a distintas
alturas. En la figura 18, por ejemplo, que representa la sección del camino en el punto 1.173'95 m., se observan estas
señales concretamente a 0'60 m., a 0'95 m. y a 2 m. de
altura.
Los anchos máximos de las rodadas son de 0'30 m. para
la derecha en el punto 1168'90 m. y de 0'40 m. en el punto
1.162'10 m. para la izquierda. Los anchos mínimos son de
0'16 m. y de 0'13 m. en los puntos 1.178'40 m. y 1.177 m.
para las carriladas derecha e izquierda, respectivamente.
Las profundidades que tienen las rodadas con relación a
los laterales rocosos son las siguientes: La máxima de la
Lála m.-Vista
Lám.XLlIi.-Detalle. Primitivos niveles del camino.
derecha es de 0'56 m. en el punto 1.169'50 m. y la de la
izquierdade 4'25 m. en el punto 1168'20 m. Las mínimas se
sitúan en los puntos 1.177'20 m. y 1.177'40 m., con 0'05 m.
y 1'60 m. para la carrilada derecha e izquierda.
Las alturas que alcanza el realce central del camino con
respecto a las bases de las rodadas, llegan a un máximo de
0'44 m. en el punto 1161'90 m. para la derecha y a 0'36 m.
en el punto 1.167'50 m. para la izquierda. La altura m'nirna
es nula en el punto 1.177'40 m. para la carrilada derecha y
de 0'06 m. en el punto 1.178'20 m. para la izquierda.
En el presente tramo la diferencia de cotas que existe
entre sus extremos es nada menos que de -3'59 m. Esta diferencia de nivel en sólo veinte metros de recorrido es completamente inusual e indica la extraordinaria dificultad que
tuvo el tráfico en esta zona.
No es de extrañar, pues, el desgaste en profundidad del
camino, como evidencian las señales citadas. En concreto, la
pendiente del -17'95%.
general del Tramo 1.160-1.180m.
[page-n-54]
TRAMO 1.180-1.200 m.
La trayectoria del camino en este tramo está bien conservada (Lám. XLIV), salvo en los últimos siete metros, en
los que la base está muy degradada por la erosión, debido a
la poca consistencia que la roca tiene en esta zona.
Desde el punto 1.182'20 m. hasta el 1.186'50 m. la
carrilada derecha desaparece como consecuencia de desmantelamientos realizados en época medieval a partir del
realce central del camino hacia la zona derecha de la ladera.
Fig. 19.-Sección en el Punto 1.181'85 m.
En el primero de los puntos citados, el lateral rocoso derecha
aparece cortado perpendicularmente al camino para la
extracción de bloques de roca.
A lo largo de los primeros dos metros y medio del lateral
rocoso izquierdo, se aprecia un amplio escalón, a modo de
banco, con señales de rodadas en su base (Lám. XLIV y fig.
19). Tiene un ancho que oscila alrededor de los 0'45 m. y
levanta 0'42 m. sobre la base de la cardada izquierda. Otros
"escalones", de menor anchura y situados a diferentes
niveles, se suceden en el perfil del lateral izquerdo, desde el
último punto citado hasta el 1.188'40 m.
En el punto 1.193 m. se inicia la zona deteriorada hasta
la terminación del tramo. En dicho punto se ha formado un
escalón en el realce central del camino de unos 0'40 m. de
altura.
Los anchos máximos de las carriladas son de 0'24 m. y
0'25 m. en los puntos 1.192'10 m. y 1.182'30 m. para la
derecha e izquierda, respectivamente. Los mínimos son:
0' 15 m. en el punto 1.181'70 m. del carril derecho y 0' 12 m.
en el punto 1.198'30 m. del izquierdo.
Las profundidades que alcanzan las rodadas con relación a los laterales rocosos son las siguientes: La máxima
del lateral derecho es de 0'34 m. en el punto 1.181'80 m., y
la máxima del izquierdo es de 2' 10 m. en el punto 1.181'50
m. Las mínimas se sitúan en los puntos 1.187 m. y 1.199'80
m., con 0'00 m. y 0'50 m. para las carriladas derecha e
izquierda, respectivamente.
La altura máxima del realce central del camino con respecto a las bases de las rodadas es de 0'33 m. en el punto
1.184 m. para la derecha y de 0'36 m. en el punto 1.185'50
m. para la izquierda. Las mínimas son nulas en el punto
1.196'70 m. de ambas carriladas.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos del tramo es de -2'81 m., con lo que la pendiente,
aunque no se hace tan fuerte como la que veíamos en el
tramo anterior, sigue siendo importante, alcanzando concretamente el -14'05%.
[page-n-55]
Lám. XLIV.-Vista
general del Tiamo 1.1 80-1.200 in
[page-n-56]
TRAMO 1.200- 1.220 m.
Lám. XLV-Vista general del Tramo 1.200-1.220m.
[page-n-57]
El presente tramo está, en general, en bastante mal
estado de conservación, debido a haber disminuído notablemente la consistencia de la roca basa1 en esta zona de la
ladera del cerro. Por este motivo, tanto las carriladas como
el realce central del camino, apenas quedan marcados exclusivamente en los nueve primeros metros de su recorrido
(Lám. XLV y fig. 20).
Concretamente, a partir del punto 1.208'80 m. y hasta el
final del tramo, los testimonios de la existencia del camino
desaparecen. En el citado punto el realce central realiza un
fuerte escalón, debido a la erosión, de 0'40 m. de altura.
Los laterales rocosos, que normalmente vienen delimitando el camino, también desaparecen, levantando apenas
unos centímetros en los primeros seis metros del tramo. La
fig. 20 nos muestra los laterales cubiertos de sedimentos de
arrastre en lugar de perfiles pétreos.
La parte final de este tramo se ensancha al doble justo
de la anchura habitual del camino por llegar aquí la terminación de un apartadero que se inicia en el tramo siguiente,
según veremos. Casi la totalidad del recorrido de este apartadero está comprendido en este tramo, concretamente 17'60
m. (Lám. XLVI). La dirección que toma su entrada es hacia
el E., es decir, casi la contraria de la que lleva el Camino
Principal, aunque en los últimos metros hace una ligera
curva que le desvía levemente hacia el NE.
La extracción en esta zona de una gran cantidad de roca
en época ibérica, hizo posible que, tanto la parte final de este
tramo del Camino Principal como todo el apartadero, fueran
prácticamente horizontales, facilitando así las maniobras de
los carruajes (Lám. XLVI y fig. 21). Según tendremos ocasión de estudiar en el próximo capítulo, este apartadero tiene
un sistema de funcionamiento distinto del habitual en Meca,
dándose la particularidad de que el tráfico de bajada tenía
preferencia sobre el de subida, es decir, en el caso de que
hubiera dos carros circulando en direcciones contrarias en
esta zona, el vehículo que subía tenía que meterse obligatoriamente en el apartadero, dejando pasar al que bajaba, para
después recular hasta enfilar el Camino Principal y continuar
seguidamente la ascensión.
El estado de conservación de este apartadero es regular:
La carrilada izquierda se nota bien en los doce metros primeros, mientras que la derecha apenas está marcada (Fig.
21). En general, a partir del punto 7'50 m., la base del apartadero está muy erosionada, con pérdida de trozos de roca,
debido principalmente a la acción de las raíces de las
sabinas. Los anchos máximos que alcanzan las rodadas son
de 0' 12m. y 0' 19 m. en los puntos 1.202'60 m. y 1204'70 m.
para la derecha e izquierda, respectivamente. Los m'nimos se
sitúan en el punto 1.204'90 m., con 0'09 m. para la derecha
y en el punto 1.201'60 m., con 0'11 m. para la izquierda.
La profundidad máxima de las carriladas con relación a
los laterales rocosos es de 0' 15 m. en el punto 1.204'60 m.
para la derecha y de 0'50 m. en el punto 1.200'50 m. para la
izquierda. Las mínimas son nulas en los puntos 1.207'60 m.
y 1.212 m. para la derecha e izquierda, respectivamente.
La altura máxima que alcanza el realce central sobre las
bases de las rodadas es de 0'07 m. y 0'20 m. en los puntos
1.202'60 m. y 1.209 m. para la derecha e izquierda, respectivamente. Las mínimas se hacen nulas en tomo al punto
1212 m. para ambas carriladas.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos del tramo es de -2'25 m., que prácticamente es la
misma que la que hay entre el punto 1200 m. y el inicio de
la zona del apartadero, ya que, a partir de aquí y hasta el
final, es llano, según vimos. La pendiente total del tramo es,
pues, del -11'25%.
Fig. 20.-Sección en el Punto 1.202'60 m.
CAMINO PRINCIPAL
1
APARTADERO
'
I
970,ll
Fig. 21.Sección en el Punto 1.216'85 m.
Lárn. XLVL-Detalle. Vista desde abajo. Apartadero
[page-n-58]
TRAMO 1.220-1.240 m.
Tiene una conservación buena en todo su recorrido
(Lám. XLVII).
El apartadero citado en el tramo anterior se inicia en el
punto 1.230 m. Sus carriladas se marcan perfectamente (Fig.
22), coincidiendo la izquierda con la derecha del camino
(Lám. XLVIIi).
El lateral rocoso derecho no existe en los trece metros
primeros del tramo (Fig. 22), alcanzando sólo de 0'15 m. a
0'20 m. de altura en el resto.
El lateral izquierdo ha desaparecido en todo su recorrido, conservando en ocasiones sólamente el talud erosionado de la ladera.
El descubrimiento de este tramo y del anterior, supuso
un mayor movimiento de tierras de lo habitual debido tanto
a la potencia que tenían los sedimentos como a la anchura de
la obra conjunta del camino y apartadero.
En este tramo en concreto la potencia de los sedimentos
llegó a alcanzar los tres metros de altura sobre el carril
izquierdo, en tomo al punto 1.222'70 m. En el resto del recorrido dicha potencia oscilaba alrededor del metro y medio.
Las carriladas alcanzan unos anchos máximos de 0'50
m. y 0'58 m. en los puntos 1.232'90 m. y 1.227'50 m. de la
derecha e izquierda, respectivamente.El ancho mínimo de la
rodada derecha es de 0'36 m. en el punto 1239'90 m. y de
0'30 m. en el punto 1.223'50 m. de la izquierda.
La profundidad de las carriladas conielación a los late-
El realce central del camino alcanza una altura máxima
sobre las bases de las carriladas de 0'16 m. en el punto
1238'30 m. de la derecha y de 0' 14 m. en el 1.237 m. de la
izquierda. La m1'nima se hace nula en el punto 1.235'30 m.
de la derecha y de sólo 0'03 m. en el punto 1.229 m. de la
izquierda.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos del
tramo es de -1'00 m., lo que supone una pendiente del -5%,
aunque casi toda ella corresponde a la segunda mitad del
recorrido, por ser la primera prácticamente horizontal según
hemos visto.
Fig. 22.4ección en el Punto 1.223'50 m.
Lám. XLVm.-Detalle. Apartadero.
I+ám.=m.-Vista
general del Tramo 1.220-1.240m.
[page-n-59]
TRAMO 1.240-1.260 m.
En general su conservación es buena (Lám. L) a pesar
de que la roca basa1 es algo deleznable en esta zona.
Los laterales están bastante degradados, especialmente
el derecho, que, salvo en los cinco metros primeros, levanta
apenas 0' 15 m.
Desde el punto 1.255'80 m. hasta el final se observan en
el izquierdo distintos y sucesivos niveles de antiguas carriladas (Lám. XLIX). La más alta de ellas se sitúa a 0'80 m.
Los anchos máximos de los carriles son de 0'46 m. y
0'36 m. en los puntos 1.256 m. y 1.254 m. para el derecho e
izquierdo, respectivamente. El m1'nimo del derecho es de
0'22 m. en el punto 1.242'10 m. y de 0'20 m. en el 1.243'30
m. del izquierdo.
La profundidad máxima de las rodadas con respecto a
los laterales es de 0'75 m. en el punto 1.243'50 m. para la
derecha y de 1'05 m. en 1257 m. para la izquierda (Fig. 23).
La mínima es de 0'05 m. en el punto 1250'60 m. para la
derecha y de 0'25 m. en 1.242'50 m. para la izquierda.
Con relación al realce central, las profundidades
máximas de las rodadas son 0'26 m. y 0' 15 m .en los puntos
1.242'30 m. y 1.241'70 m. para la derecha e izquierda, res-
Lám. XLIX.-Detalle. Primitivos niveles del camino.
pectivarnente. Las mínimas son nulas en los puntos 1249'80
m. y 1.246 m. de la derecha e izquierda.
La diferencia de cotas entre los extremos de este tramo
es de -2' 11 m., lo que supone una pendiente del -10'55%.
Fig. 23.-Sección en el Punto 1.257'10 m.
Lám. L.-Vista
general del Tramo 1.240-1.260m.
[page-n-60]
TRAMO 1.260-1.280 m.
Lám. L1.-Vista general del Tramo 1.260-1.280 m.
[page-n-61]
En la parte final del tramo anterior, el camino iniciaba
una amplia curva, casi imperceptible, a la izquierda, que se
continúa por éste (Lám. LI) y los siguientes tramos para
enfilar la zona de la Fuente de Meca (Fig. 1).
La conservación es bastante buena en general a lo largo
de todo el recorrido del tramo. Unicamente los tres metros
centrales de la carrilada derecha están deteriorados.
El lateral rocoso derecho ha sido desmantelado por
completo, quedando sólo restos de él en los cuatro últimos
metros, en donde levanta entre 0'20 m. y 0'40 m.
A lo largo de todo el lateral izquierdo siguen existiendo
señales de antiguos niveles del camino, con restos de
rodadas a distintas alturas (Lám. L a . Concretamente en el
punto 1263 m. aparece la señal más elevada, situándose a
más de un metro sobre la base de la rodada.
Por encima de los cinco primeros metros de este lateral
corre un muro que se iniciaba 4'5 m. antes, en el tramo anterior. Conserva de dos a tres hiladas de piedras de regular o
gran tamaño, colocadas ligeramente en talud (Fig. 24). No
tenemos datos suficientes para determinar con precisión si es
de época ibérica o medieval. Por un lado su descuidada factura y la falta de piedras careadas en su constmcción nos
previenen para adscribirlo a época ibérica; pero, por otro
lado, este muro, como hemos dicho, levemente ataludado,
pudo realizarse en dicha época con el fin de proteger, a los
transeúntes que circulaban por el camino, de caídas accidentales de piedras sobre ellos. Sugerimos esta hipótesis en esta
zona en concreto por dos motivos: En primer lugar, a partir
de los últimos metros del tramo próximo y, sobre todo, en el
que le sigue, se aprecia un rebaje corrido horizontal de unos
0'60 m. de ancho en el borde de la zona alta del lateral
izquierdo. Esto pudo corresponder a trabajos de allanamiento que sirvieran para asentar debidamente la base de un
muro de contención como el que existe en el tramo que
estamos describiendo. En segundo lugar, creemos que en
esta zona se hizo necesario la constmcción de este muro por
estar todo el área de la empinada ladera comprendida entre
el camino y la base de los farallones que se elevan en vertical hasta la cima, desprovisto de sedimentos y, por tanto, de
vegetación, apareciendo la roca basa1 pelada en extensos
lanchares corridos.
Es lógico suponer que si en época ibérica hubiera estado
esta zona igual a como está hoy en día, cosa muy probable por
la imposibilidad de que se mantengan depósitos sedimentarios
sobre dichos lanchares, la circulación por esta parte pudo
resultar peligrosa, ya que una simple piedrecita caída desde
arriba, podría ocasionar grandes daños, debido a la gran altura
o desnivel existente (en tomo a los cincuenta metros).
Creemos, pues, que la hipótesis apuntada es razonable.
Los sedimentos retirados para descubrir este tramo normalmente oscilaban alrededor de los dos metros, aunque en
ocasiones, como ocurrió en torno al punto 1.269'50 m., llegaban a alcanzar los tres metros de altura.
Los anchos de los carriles tienen un máximo de 0'38 m.
en el punto 1.277'70 m. del carril derecho y de 0'40 m. en el
1.277'80 m. del izquierdo. El ancho mínimo de la rodada
derecha es de 0'16 m. en el punto 1265'30 m. y de 0'20 m.
en el punto 1.264'30 m. de la izquierda.
La profundidad máxima de las rodadas con relación a
los laterales rocosos es de 0'40 m. y de 1'30 m. en los puntos
1.279'20 m. y 1.262'60 m. para la derecha e izquierda, respectivamente. La profundidad mínima es nula en el punto
1.268'30 m. del carril derecho y de 0'12 m. en el 1.276'60
m. del izquierdo.
La altura máxima del realce central es de 0'20 m. y 0' 18
m. para la rodada derecha e izquierda en los puntos 1.277'70
son
m. y 1.279' 10 m. Las miminimas nulas en los puntos 1271
m. y 1.263 m. de los carriles derecho e izquierdo, respectivamente.
La diferencia de cotas que existe entre sus extremos es
de sólo -0'72 m., por lo que el tramo es prácticamente horizontal, consiguiendo un desnivel del -3'60%.
Fig. 24.-Sección en el Punto 1.264'20 m.
Lám. LIi-Detaiie. Primitivos niveles del camino.
[page-n-62]
TRAMO 1280-1300
L,
tu-.
, -;.- 2,:
.
!
Lám. LID.-Vista general del Tramo 1280-1300m.
.
.$;.33.,
[page-n-63]
El estado de conservación de este tramo es bueno en
general, tanto en lo que se refiere a las carriladas, como al
realce central y a los laterales rocosos (Lám. LIiI). Son una
excepción los últimos tres metros, en los que desaparecen
las rodadas y el realce central del camino. En el punto
1.284'30 m. éste realiza un escalón de 0'20 m. de altura,
como consecuencia de haber sufrido una fuerte erosión la
roca basal.
Toda la trayectoria del tramo está perfectamente delimitada por los laterales rocosos, cuyas alturas vienen oscilando
en tomo a las que aparecen en la sección realizada en el
punto 1.291'60 m. (Fig. 25), salvo en los últimos cuatro
metros del lateral izquierdo, en donde el cortado se alza algo
más. alrededor de 1'60 m.
También sobre este último lateral citado siguen apareciendo señales de antiguos niveles de la base del camino.
Los sedimentos acumulados en este tramo variaban alrededor de un metro sobre la parte superior del lateral
izquierdo y de un máximo de medio metro sobre el lateral
derecho.
El ancho máximo de la carrilada derecha se sitúa en el
punto 1.294'40 m., en donde llega a 0'36 m. El de la
izquierda alcanza los 0'42 m. en el punto 1.295'40 m. Los
anchos mínimos de las rodadas son de 0'26 m. y 0'21 m. en
los puntos 1.289'80 m. y 1.288'50 m. para la rodada derecha
e izquierda, respectivamente.
La profundidad máxima a que llegan las carriladas con
relación a la parte superior de los laterales rocosos son de
0'80 m. y 1'60 m. en los puntos 1.284'90 m. y 1.297'90 m.
para la derecha e izquierda, respectivamente. La profundidad mínima de la rodada derecha es de 0'30 m. en el punto
1.280'90 m., mientras que llega a 0'25 m. en ese mismo
punto de la izquierda.
Las alturas máximas que alcanza el realce central sobre
las bases de las rodadas son de 0'30 m. y 0'28 m. en los
puntos 1.284 m. y 1.284'20 m. para la derecha e izquierda,
respectivamente. Las alturas mínimas se hacen nulas para
ambas rodadas en torno al punto 1.299 m.
El desnivel existente entre los puntos extremos del
tramo se acentúa ahora, alcanzando los -2'83 m., lo que
supone una pendiente considerable: -14' 15%
Fig. 25.4ección en el Punto 1.291'60 m.
Fig. 26.-Fragmentos
cerámicas procedentes del camino
Descripción de materiales
12. Fragmento de borde de una vasija de cuerpo globular. Su pasta es compacta, con desgrasantes muy finos y de color gris en el núcleo y ocre en
los laterales. Las superficies son de este último color.
Diámetro del borde: 14'5 cm. Altura conservada: 4'2 cm.
13. Fragmento de borde de una vasija de cuerpo globular. Su pasta es de
color ocre en los laterales y gris en el centro, con desgrasantes finísimos. Las superficies son también de color ocre.
Diámetro del borde: 14 cm. Altura conservada: 1'5 cm.
14. Fragmento de borde en forma de pico de ánade. Su pasta es muy fina y
de color gris en el núcleo y anaranjado en los laterales, al igual que las
superficies.
Diámetro del borde: 13 cm. Altura conservada: 2'3 cm.
15. Fragmento de borde de un recipiente de cuerpo globular. Su pasta es de
color anaranjado, portando desgrasantes finísimos. Ambas superficies
están recubiertas de engobe color ocre.
Conserva como decoración una banda pintada en el borde de color
granate.
Diámetro del borde: 14'5 cm. Altura conservada: 1'7 cm.
16. Fragmento de borde de una ánfora de pasta compacta, con desgrasantes
muy finos y de color ocre en el núcleo y gris en los laterales. Ambas
superficies son también de color gris.
Diámetro del borde: 14 cm. Altura conservada: 2'1 cm.
17. Fragmento de borde de un recipiente de gran tamaño. La pasta es compacta, con desgrasantes finos y de color naranja en el núcleo, sigue una
capa gris a ambos lados de él y termina con otra anaranjada en los laterales. La superficie exterior es de color gris anaranjado. La interior es
anaranjada.
Diámetro del borde: 12 cm. Altura conservada: 3'5 cm.
[page-n-64]
La conservación general de este tramo es sólo regular,
aunque está perfectamente delimitado por los laterales
rocosos (Lám. LIV). Esta, como decimos, regular conservación se debe a que el tramo se sitúa en una zona en la que la
roca del cerro no es muy consistente y se degrada por exfoliación con bastante facilidad.
Como consecuencia de ello, la carrilada derecha ha llegado a desaparecer desde el inicio del tramo hasta el punto
1.308 m. y, más adelante, desde el punto 1.317 m. hasta el
final. Tampoco se aprecia la rodada izquierda en los cuatro
primeros metros de1 tramo ni en los tres últimos.
La base del camino realiza, en el punto 1.317 m., un
escalón de 0'35 m. de altura, desapareciendo tanto las
rodadas, según hemos dicho, como el realce central desde
este punto hasta el final del tramo.
Su trayectoria sigue realizando, como en los tramos anteriores y los que veremos seguidamente, una imperceptible
curva que lentamente le va haciendo tomar la dirección sur.
Fig. 27.-Sección
en el Punto 1.311'22 m.
Aunque la roca de los perfiles laterales no es de la consistencia que podemos observar en la mayoría de los casos,
conservan una buena altura (Fig. 27). En concreto, el
derecho levanta en casi todo el tramo 0'60 m. El lateral
izquierdo llega a elevarse en torno a los 1'60 m. de media.
En este último lateral citado siguen observándose
señales de las sucesivas alturas en las que anteriormente se
situó la base del camino.
La altura que alcanzaban los sedimentos depositados
sobre este tramo era similar a la del anterior, aunque en el
que ahora describimos se hace mayor la altura del lateral
rocoso izquierdo, según se puede observar en las fotografías
generales de cada uno de ellos. Dicha altura va continuando
haciéndose progresivamente mayor hasta llegar al máximo
en los últimos metros del tramo siguiente.
Los anchos mayores de las rodadas llegan a 0'21 m. en
ambas, en los puntos 1.311'30 m. y 1.314'50 m. de la derecha e izquierda, respectivamente. El ancho mínimo de la
carrilada derecha es de 0'11 m. en el punto 1.306'50 m. El
de la izquierda es de 0'10 m. en el punto 1.306'90 m.
Con relación a los laterales rocosos que delimitan el
camino, las bases de las rodadas alcanzan una profundidad
máxima de 2 m. y de 1'10 m. en los puntos 1.318'50 m. y
1319 m. para la derecha e izquierda, respectivamente. La
profundidad &a
sobre el lateral derecho es de sólo 0'05
m. en el punto 1.314'60 m. La mínima sobre el izquierdo se
sitúa en el punto 1.300 m., con 1'30 m.
Con relación al realce central del camino. éste
alcanza unas alturas máximas sobre las bases de las
rodadas de 0'12 m. en la derecha y de 0'30 m. en la
izquierda, en los puntos 1.312'20 m. y 1.314'70 m., respectivamente. Las alturas mínimas se hacen nulas en el
punto 1.319 m. de la carrilada derecha y en el 1303 m. de
la izquierda.
La diferencia de altura que existe entre los dos extremos
de este tramo sigue siendo elevada, alcanzando -2'45 m., lo
que hace que tenga una pendiente que llega al -12'25%
[page-n-65]
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[page-n-66]
La trayectoria de este tramo sigue realizando la ligerísima pero constante curva a la izquierda que venimos observando en los anteriores, consiguiéndose que ya a partir de
este tramo se haga completamente visible el cerrillo que se
levanta al Oeste de Meca (Lám. LVI).
Los laterales rocosos son altos. El derecho levanta alrededor de un metro hasta el punto 1.331'70 m. Desde aquí
hasta el final, disminuye esta altura posiblemente por
motivos de erosión.
El lateral rocoso izquierdo es de gran altura (Lám. LV).
En concreto se eleva entre 2'20 m. y 3'40 m. sobre la base
del camino. En la parte superior de todo este lateral se
aprecia un rebaje corrido en el esquinazo de unos 0'30 m. de
alto por 0'60 m. de ancho (Figs. 29 y 30). Como ya quedó
apuntado al tratar del tramo 1.260-1.280 m., es muy probable que este rebaje fuera realizado para servir de asiento a
la base de un fuerte muro de piedra en talud que preservara
al camino de caídas accidentales de rocas o de posibles
derrumbes de la parte superior de la ladera y de la cima.
El presente tramo tiene la particularidad de que prácticamente la totalidad de su base se encuentra cubierta por un
empedrado, realizado con piedras calizas muy duras, aplanadas en sus caras superiores.
Mirando la fotografía de la vista general del tramo
(Lám. LVI), observamos que esta parte no corresponde a una
zona deprimida o erosinada de la ladera del cerro. Por otra
parte, los cortes de los laterales del camino nos indican que
el trazado se hizo rebajando roca dura. Es evidente, pues,
que el motivo de que se colocara un pavimento de piedras
fue exclusivamente debido a un fallo puntual de la dureza de
la roca que hacía de pavimento del camino.
Casi todas las piedras que lo forman son de regular o
mediano tamaño, con las dimensiones que se pueden observar
en la figura 28, es decir, entre los 0'40 m. y los 0'90 m.
La disposición que tiene su colocación confiere una
gran resistencia a la posibilidad de ser removidas de sus
sitios, condición ésta necesaria para que pudiera permanecer
el empedrado si pensamos en el tipo de tráfico que tenía que
soportar y, en otro orden de cosas, en la pendiente de este
tramo en concreto, que sobrepasa el 16%.
Lám. LV.-Detalle. Vista del camino y lateral izquierdo.
[page-n-67]
Lám. LW.-Vista general del Tramo 1.320-1.340 m.
[page-n-68]
Unicamente en el inicio del empedrado, que coincide
con el punto 1.320 m., y en el final, situado en el punto
1.335'60 m., son lógicamente más fáciles de remover. Por
esta razón no podemos descartar que se haya producido la
pérdida de algún elemento en dichos lugares.
Las piedras, pues, aunque irregulares, se ajustan perfectamente unas con otras, dejando los menores espacios posibles entre ellas y evitando la existencia de salientes o
esquinas sobre las que se pudiera ejercer una presión puntual
que posibilitara su extracción.
Por otra parte observamos que el tamaño de las piedras
es el más idóneo: ni muy grandes, lo cual motivaría pérdida
de agarre de las llantas de los carros y de las pezuñas de los
animales al pavimento dada la dureza citada de aquellas y la
escasez de ranuras; ni muy pequeñas, lo cual podría acarrear
la disgregación del empedrado.
Observamos que existió la intencionalidad de colocar
las lajas o piedras más grandes en las zonas por las que
tenían que pasar las ruedas de los carros. Esto se aprecia bien
en el recorrido del carril derecho (Láms. LVII, y LVIIi a
LXIII), que por otra parte es donde mejor se observan las
carriladas. En el izquierdo se aprecia peor.
La profundidad máxima a la que se encuentran las
rodadas con relación a las partes altas de los laterales
rocosos es de 1'25 m. para la derecha en el punto 1.327'20
m. y de 3'40 m. para la izquierda en el punto 1.335 m. Las
mínimas son de 0'30 m. y 2'20 m. para la derecha e
izquierda en los puntos 1.335'40 m. y 1.320'40 m., respectivamente.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos de
este tramo es exageradamente alta. En concreto se eleva a 3'25 m., 10 que le proporciona una pendiente del -16'25%.
&
I
1
Lám. LVI1.-Detalle. Vista del camino desde abajo.
[page-n-69]
Lám. Lm.-Detalle. Empedrado.
Lám. LE.-Detalle. Empedrado.
Lám. LX.-Detalle. Empedrado.
Lám. LXm-Detalle. Empedrado.
[page-n-70]
TRAMO 1.340-1.360 m.
Su conservación es regular, apreciándose las carriladas
sólo en los 4'50 m. primeros y en los cinco últimos metros
(Láms. LXV y LXIV).
Los anchos máximos de los carriles son de 0'35 m. y
0'32 m. en los puntos 1.359'80 m. y 1.358'90 m. Los
mínimos son de 0'12 m. y 0'08 m. en los puntos 1354 m. y
1350'80 m., para el derecho e izquierdo, respectivamente.
Las profundidades de las rodadas con relación a los laterales, llegan a unos máximos de 1'20 m. y 4 m. en los puntos
1.351'20 m. y 1.348'20 m., y a unos mínimos de 0'70 m. y
1'50 m. en 1.359'90 m. y 1.359'70 m. para la derecha e
izquierda.
Fig. 3 l . S e c c i ó n en el Punto 1.343'80 m.
Las alturas máximas del realce central sobre las carriladas son de 0'07 m. y 0'12 m. en 1.343'90 m. y 1.343'80 m.
(Fig. 31). Las mínimas son nulas en tomo al punto 1352 m.
El desnivel de los puntos extremos del tramo llega a2'61 m., originando una pendiente del -13'05%.
[page-n-71]
TRAMO 1.360-1.380 m.
Siguiendo con la trayectoria del camino que venimos
observando desde hace varios tramos, continúa éste describiendo la misma ligerísima curva a la izquierda. Como
punto de referencia para poder apreciar perfectamente esta
variación, el lector puede fijarse en cómo el cerrillo situado
al Oeste de Meca va desplazándose lentamente a la derecha
en las fotografías generales de los dos tramos anteriores, en
el que estamos describiendo y en el que sigue.
Tanto las señales de las carriladas como el realce central
del camino en este tramo están bien conservados (Lám.
LXVI). Los laterales, sin embargo, conservan poca altura (Fig.
32), especialmente el derecho, que apenas se eleva unas
decenas de centímetros en los primeros metros de su recorrido.
El lateral rocoso izquierdo, cuya altura empezaba a disminuir ya en el tramo anterior, lo hace ahora más rápidamente a partir del punto 1.367'50 m. Debido a la descomposición que iba sufriendo el frente de la roca que estaba en
contacto con el camino, este lateral se ha ido retirando progresivamente cada vez más a la izquierda. En esta zona, la
parte más alta alcanza cotas superiores a los cinco metros
con respecto a la base del camino.
Debido al hecho que acabamos de comentar, la altura de
los sedimentos en este tramo era considerable, superando
normalmente los tres metros encima de la rodada izquierda,
y oscilando entre un metro y 1'50 m. la que había sobre el
carril derecho.
El ancho máximo que alcanzan las rodadas es de 0'34 m.
en el punto 1360'40 m. de la derecha, y de 0'37 m. en el
punto 1360'30 m. de la izquierda. Los mínimos son de 0'20 m.
Lám. LXV-Vista
general del Tramo 1.340-1.360m.
Fig. 32.-Sección en el Punto 1.373'60 m.
y 0'18 m. en los puntos 1.371'40 m. y 1.375'10 m. de las
carriladas derecha e izquierda, respectivamente.
Las profundidades que tienen las rodadas con relación a
las partes más altas de los laterales rocosos son: Máximas de
0'56 m. y 1'50 m. en los puntos 1.360'30 m. y 1.360'40 m.
para la derecha e izquierda, respectivamente. Las mínimas
son de 0' 13 m. para la derecha en el punto 1.37 1'40 m. y de
0'45 m. para la izquierda en el punto 1.374'70 m.
Con respecto al realce central, éste levanta sobre las
bases de las carriladas un máximo de 0'20 m. en el punto
1.372'80 m. para la derecha y 0'12 m. en el punto 1.375'10
m. para la izquierda. Los m'nimos llegan a hacerse nulos
en los puntos 1.370'90 m. y 1.361 m. para la derecha e
izquierda, respectivamente.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos de este tramo es de -2'25 m., es decir, bastante alta
también. Esto supone una pendiente que alcanza el-11'25%.
Lám. LXVL-Vista general del Tramo 1.360-1.380m.
[page-n-72]
TRAMO 1.380-1 A00 m.
La base rocosa del presente tramo está bien conservada
(Lám. LXVIJJ, manteniendo las rodadas bien marcadas y profundas (Fig. 33), debido a la dureza de la roca. Aquellas empiezan a desaparecer a partir del punto 1.395'50 m. (Fig. 34).
Los laterales rocosos apenas levantan los 0'40 m. en
ambos lados, salvo excepciones por abajo o por encima de
esta cifra en el derecho o izquierdo, respectivamente.
Los sedimentos acumulados en este tramo eran de una
gran potencia de tierras y piedras, alcanzando en torno al
metro en el lateral derecho y casi los cuatro en el izquierdo,
en la primera parte de su recorrido.
El ancho máximo de las carriladas es de 0'50 m. en el
punto 1.393'90 m. de la derecha y de 0'46 m. en el punto
1.393'60 m. de la izquierda. Los m1'nimos son de 0'21 m. y
0'28 m. en los puntos 1.391'90 m. y 1.392'30 m. de las
rodadas derechae izquierda, respectivamente.
La profundidad máxima que tienen las carriladas con
respecto a los laterales rocosos es de 0'37 m. para la derecha
en el punto 1.387'70 m. y de 1'40 m. para la izquierda en el
punto 1.386'20 m. Las profundidades mínimas son nulas en
los puntos 1.397'30 m. y 1.399'20 m. de las rodadas derecha
e izquierda, respectivamente.
La altura máxima que alcanza el realce central del
camino con relación a las bases de las rodadas es de 0'32 m.
en el punto 1.392 m. para la derecha y de 0'20 m. en el punto
1.390'50 m. para la izquierda. Las alturas mi'nimas se hacen
nulas en los puntos 1.398'60 m. y 1.399'30 m. para las
rodadas derecha e izquierda, respectivamente.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos del
tramo disminuye considerablementecon respecto a la de los
anteriores, llegando sólo a alcanzar -1'17 m. Esto supone
una pendiente aceptable del -5'85%.
Fig. 33.-Sección en el Punto 1.391 m. Fig. 34.-Secciónen el Punto 1.395'80 m.
Lám. LXW.-Vista general del Tramo 1.380-1.400 m.
[page-n-73]
TRAMO 1.400-1.420 m.
Los veinte metros de este tramo han desaparecido por
completo (Lám. LXVIII). Incluso la base rocosa no existe,
posiblemente como consecuencia de allanamientos o extracciones de roca en época medieval. Sólo conserva una ligera
señal de rodada en el punto 1416 m. Tampoco existen laterales rocosos.
Los sedimentos depositados encima contenían gran cantidad de piedras, algunas de gran tamaño. Su altura media
oscilaba alrededor del metro en la derecha y de 1'50 m. en
la izquierda.
La diferencia de cotas existente entre sus extremos es de
sólo -0'40 m. La pendiente es, pues, del -2%.
Lám. L m . - V i s t a
.
Descripción de materiales
--- -
0
Fig. 35.-Fragmentos
cerámicos procedentes del camino.
general del Tramo 1.400-1.420 m.
5cm.
18. Fragmento de base de plato o cuenco. Su pasta es de color ocre con
finos desgrasantes calizos. Las superficies son del mismo color, más
claro.
Diámetro de la base: 3'2 cm. Altura conservada: 1'5 cm
19. Fragmento de base de plato. Su pasta es compacta y de color ocre claro,
al igual que las superficies.
Diámetro de la base: 5'5 cm. Altura conservada: 2'8 cm.
20. Fragmento de base de plato. Su pasta es compacta y de color amarillento. Las superficies son ocre claras.
Mantiene como decoración una banda al exterior y otra al interior, pintadas en color rojo vinoso.
Diámetro de la base: 9'6 cm. Altura conservada: 2'6 cm.
21. Fragmento de base de plato. Su pasta es compacta, con finísimos desgrasantes y color anaranjado, igual que las superficies.
Diámetro de la base: 5 cm. Altura conservada: 2 cm.
22. Fragmento de base de plato. Tiene la pasta compacta, de color gris. Las
superíicies son amarillentas.
Como decoración lleva una banda al exterior y otra al interior, pintadas
en rojo vinoso.
Diámetro de la base: 4'4 cm. Altura conservada: 1'8 cm.
23. Fragmento de base de un plato de pasta gris, con desgasantes finísimos
calizos y micáceos. Las superficies son también de color gris.
Lleva como decoración circunferencias concéntricas en el interior pintadas en color rojo vinoso.
Diámetro de la base: 8'2 cm. Altura conservada: 3 cm.
[page-n-74]
TRAMO 1420-1440M.
Este tramo tiene su recorrido en la punta de un espolón
de la ladera. La pronunciada curva que aquí realiza y el desnivel que salva no ha permitido fotografiar el tramo completo con una sóla toma (Láms. LXX y LXXI). Al fondo de
esta última lámina se aprecian los cortados rocosos situados
por debajo de la Cueva del Rey Moro.
Está muy desmantelado, conservando sólo restos de la
rodada izquierda entre los puntos 1.423m. y 1.428'30 m. (Lám.
LXIX). En esta zona se conserva la roca basal, aunque está muy
erosionada y cuarteada en grandes trozos, debido a la falta de
sedimentos que la protejan. En el resto del tramo no existe la
base rocosa y, por lo tanto, el camino ha desaparecido. En concreto, a partir del punto 1.431'50 m., la base ha sufrido una gran
erosión, con pérdida de roca, por lo que se han formado altos
escalones que en su conjunto, alcanzan un desnivel de -2'74 m.
De la rodada derecha sólo queda una ligera señal en
tomo al punto donde se ha hecho la sección (Fig. 36). Por
ello únicamente existen datos de la izquierda: Su ancho
máximo es de 0'37 m. en el punto 1.427'50 m. El mínimo es
de 0' 10 m. en el punto 1.423'50 m.
Su profundidad máxima con respecto al lateral rocoso es
de 0'80 m. en el punto 1.423'50 m. La mínima es de 0'05 m.
en el punto 1.427'20 m.
Con relación al realce central, éste llega a un máximo de
0' 18 m. sobre la base de la carrilada en el punto 1.424'50 m.,
y a un mínimo de 0'03 m. en el punto 1.426'30 m.
Fig. 36.-Sección
en el h n t o 1.427'60 m.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos es de
-2'74 m., lo que da una pendiente del -13'7%. Pero, si tenemos en cuenta que la mitad primera del tramo es llana, la
segunda hubiera alcanzado una pendiente del -27'4%. Es evidente, pues, la pérdida de base rocosa en la segunda mitad.
Lám. LXIX.-Detalle, en el centro del tramo.
[page-n-75]
Descripción de materiales
24. Fragmento de borde de un recipiente de gran tamaño. La pasta es
rosada, portando finos despasantes. Las superficies son de color rosa.
Tiene como decoración una banda en el borde pintada en rojo vinoso.
Diámetro del borde: 22 cm. Altura conservada: 3'3 cm.
25. Fragmento de borde. La pasta es de color gris, compacta, con desgrasante calizo y micáceo escaso y muy fino. Las supefiicies son anaranjadas.
Conserva como decoración restos de una banda en el borde y de otras
dos debajo, todas ellas pintadas en rojo vinoso.
Diámetro del borde: 18 cm. Altura conservada: 2'8 cm.
26. Fragmento de borde de una vasija de pasta anaranjada, compacta, con
desgrasantes calizos y micáceos muy finos y escasos. Las superficies
son también del mismo color citado. Lleva decoración muy perdida de
una línea en el borde y banda y líneas debajo, pintadas en rojo vinoso.
Diámetro del borde: 18'5 cm. Altnra conservada: 3'5 cm.
27. Fragmento de borde. La pasta es compacta, portando finos desgrasantes
calizos y micáceos abundantes, y de color anaranjado. Las superficies
son de este mismo color.
Mantiene como decoración, muy perdida, una banda en la parte superior del borde y otra debajo, pintadas en rojo vinoso.
Diámetro del borde: 27'5 cm. Altura conservada: 2'3 cm.
28. Fragmento de borde de ánfora. Su pasta es compacta, anaranjada y con
finos desgrasantes. Sus superficies son rosadas.
Diámetro del borde: 17 cm. Altura conservada: 2'1 cm.
29. Fragmento de un borde de ánfora de pasta compacta, con finos desgrasantes y color gris en el núcleo, naranja al exterior y ocre claro al interior. Estos últimos colores corresponden a sus superficies respectivas.
Diámetro del borde: 16 cm. Altura conservada: 3'2 cm.
Fig. 37.-Fragmentos
Lám. LXX.-Vista
cerámicas procedentes del camino.
general de 1.420 m. a 1.430 m.
Lám. LXX1.-Vista
general de 1.430 m. a 1.440 m.
[page-n-76]
TRAMO 1.440-1.460m
De acuerdo con las trayectorias del tramo anterior y del
siguiente, se sabe la de éste, aunque no se hayan conservado
señales de rodadas ni laterales rocosos (Lám. LXXII).
También es muy posible que de su inicio saliera el Camino B.
Su primera mitad es actualmente horizontal, aunque es
indudable que ha perdido posiblemente hasta más de un metro
de potencia de roca. Esta sólo aparece en algunos sitios, y,
cuando lo hace, se puede apreciar su escasa consistencia.
Los sedimentos depositados eran escasos en los primeros metros, no llegando a 1 m. en el lateral izquierdo. En la
parte final se elevaban hasta 2 m., con presencia de gran-des
rocas.
La diferencia de cotas que existe entre sus extremos es
de - 1'23 m. Su pendiente es, pues, del -6' 15%.
Descripción de materiales
30. Fragmento de borde y cuello de un pequeño vaso. La pasta es gris en el
núcleo y anaranjada en los laterales. De este último color son las superficies, aunque la exterior tiene zonas de tonalidades grises y ocres.
Lleva una banda en la parte superior del borde y dos líneas paralelas
debajo pintadas en rojo vinoso.
Diámetro del borde: 8'5 cm. Altura conservada: 2'4 cm.
31. Fragmento de borde, cueilo y cuerpo de un pequeño vaso de pasta gris
y finos desgrasantes calizos. Ambas superficies son de color ocre claro.
Diámetro del borde: 11 cm. Altura conservada: 4'4 cm.
32. Fragmento de borde de un recipiente de pasta ocre clara, igual que la
superficie externa. La interna es de color crema.
Diámetro del borde: 12 cm. Altura conservada: 4' 1cm.
33. Fragmento de borde. La pasta contiene finos desgrasantes. Su color es
gris, al igual que las superficies.
Diámetro del borde: 16'5 cm. Altura conservada: 1'5 cm.
34. Fragmento de borde de un vaso de pasta con desgrasantes fmos y color
anaranjado, al igual que las superficies. La exterior tiene zonas grisáceas.
Conserva como decoración restos de una banda en el borde pintada en
rojo vinoso.
Diámetro del borde: 15 cm. Altura conservada: 1'5 cm.
35. Fragmento de base de pasta ocre clara en el núcleo y anaranjada en los
laterales. Desgrasantes calizos, abundantes y muy finos. Ambas superficies son también anaranjadas.
Diámetro de la base: 7'8 cm. Altura conservada: 3'2 cm.
Fig. 38.-Fragmentos
cerámicas procedentes del camino.
[page-n-77]
Lám. L=.-Vista
general del Tramo 1.440-1.460m.
[page-n-78]
TRAMO 1.460-1.480m.
Debido al desprendimiento de enormes bloques de
piedra que han quedado instalados sobre el camino, sólo
hemos documentado de este tramo sus once primeros metros
(Lám. LXXIV).
La trayectoria del camino hace aquí una contracurva a la
derecha, acomodándose a la orografía de la ladera del
monte, para tomar definitivamente la dirección hacia la
Fuente de Meca.
La base rocosa del camino está muy descompuesta e
incluso ha desaparecido en los dos primeros metros del
Fig. 39.-Sección
en el Punto 1.467'20 m.
tramo. Después, en los siguientes, aunque la roca basa1 se
hace de gran dureza, no conserva señales de carriladas, apareciendo una superficie lisa.
De los laterales rocosos sólo se puede observar el
derecho (Lám. LXXIII), que levanta sobre la base del
camino desde 0'40 m. en el punto 1.462'70 m., hasta un
máximo de 1'15 m. en el punto 1.466'70 m. (Fig. 39).
Sobre dicho lateral se aprecia una antigua señal de
rodada que se sitúa a 0'98 m. de altura sobre la base del
camino, concretamente en tomo al último punto citado anteriormente (Fig. 39).
Los sedimentos que estaban depositados sobre este
tramo oscilaban entre los dos metros en el inicio, hasta más
de cinco en la parte final, incluyendo entre ellos gran cantidad de piedras de mediano y gran tamaño desgajadas de los
cortados rocosos cercanos situados por encima del camino.
Lám.L m . - D e t a l l e .
[page-n-79]
TRAMO 1.480-1.500 m.
Según se aprecia en la fotografía de la vista general del
tramo (Lám. LXXVII), la totalidad de él ha quedado oculta
por varios metros de derrumbes de tierras y de grandes rocas
que pertenecían a la cornisa de una terraza que estaba
situada por encima del camino.
Por este motivo no ofrecemos datos suyos, limitándonos
a señalar en las figuras su situación, de acuerdo con las trayectorias que tienen el tramo anterior y el que le sigue.
La lámina LXXVI nos muestra la zona a la que va a desembocar este tramo. Está tomada desde la cima de El Castellar.
La "maza" de piedra fotografiada en la lámina LXXV
procede de la limpieza del relleno que cubría la zona de la
puerta de la ciudad. Pesa 4'730 Kg. y tiene unas dimensiones de 0'22 x 0'15 x 0' 10 m. Más que la utilidad como
maza que se le suele asignar, creemos que este tipo de útil
fue empleado como contrapeso.
Lám. LXXV1.-Vista
desde la ciudad.
Lám. LXXV.-Maza de piedra.
Lám. L=.-Vista
general del Tramo 1.460-1.480 m.
Lám. LXXW.-Vista
general del Tramo 1.480-1.500 m.
[page-n-80]
TRAMO 1500-1520M.
Del presente tramo (Lám. LXXLX) sólo documentamos
sus once metros últimos (Lám. LXXWI) por estar el resto
cubierto por varios metros de sedimentos y grandes rocas
desplomadas sobre la vía. En la citada parte las rodadas
están bien marcadas, pero no existen laterales rocosos.
Los anchos de los carriles llegan a un máximo de 0'35
m. para el derecho en el punto 1.519'40 m. y de 0'30 m. para
el izquierdo en el punto 1.5 16'30 m.
La profundidad máxima de las rodadas con relación a
los laterales rocosos llega 0'30 m. en el punto 1.516'40 m.
En las restantes partes sólo se aprecian sedimentos cuya
altura oscila entre dos metros en el derecho y cuatro metros
en el izquierdo (Fig. 40).
La altura máxima que tiene el realce central sobre las
bases de las rodadas es de 0'30 m. y 0'18 m. para la derecha
e izquierda en torno al punto 1.516'40 m. La altura mínima
es de 0'15 m. para ambas en tomo al punto 1.519'30 m.
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Fig. 40.-Sección
Im
en el Punto 1.516'30 m.
Lám. LXXViü.-Detalle.
[page-n-81]
TRAMO 1.520-1S40 m.
El punto inicial de este tramo coincide con la esquina de
un muro de una casa medieval (Lám. LXXXI) que corre
unos 3 m. casi en paralelo al camino (Lám. LXXX). Dicha
esquina se sitúa unos 0'20 m. al interior de la vertical de la
rodada izquierda y a una altura de 0'50 m. sobre la base del
camino (Fig. 41). En general el tramo tiene bien conservados
tanto las carriladas como el realce central. Sin embargo, el
lateral rocoso derecho desaparece en casi todo el recorrido,
levantando, cuando existe, entre 0'20 y 0'40 m. El lateral
izquierdo sólo aparece en la segunda mitad del tramo.
Los sedimentos retirados oscilaban en tomo a los dos
metros sobre el lateral izquierdo y a un metro en el lateral
derecho.
El ancho máximo de los carriles es de 0'38 m. en el punto
1.530'30 m. del derecho Y de 0'25 m. en el punto 1.533'70 m.
Fig. 41.Sección en el Punto 1.520'95 m.
los laterales rocosos es de 0'30 m. en el punto 1.534'70 m.
1
mínimos se hacen nulos en torno a los puntos 1.326'70 m. y
1.527'60 m. de la derecha e izquierda, respectivamente.
La diferencia de cotas aue existe entre los extremos del
indica que está situado en una
tramo es de -1'03 m., lo
zona bastante liana. La pendiente es, pues, del -5'15%
1
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Lám. LXXX.-Detalle. Muro medieval.
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Lám. LXXM
Lám. LXXX1.-Vista
general del Tramo 1.520-1.540m.
[page-n-82]
TRAMO 1.540-1S60 m.
Tiene buena conservación debido a la dureza de la roca
y a que se sitúa en el inicio de la zona de bajada natural de
aguas, lo que ocasionó el rápido depósito de sedimentos
(Lám. LXXXIiI). Estos alcanzan desde una potencia de 0'50
m. al principio del tramo en el lateral derecho hasta más de
dos metros al final, y desde los 0'75 m. al principio del
izquierdo hasta superar los tres metros al final.
Los laterales rocosos están bien marcados y elevados,
especialmente el izquierdo (Fig. 42). El derecho tiene casi
siempre una altura de alrededor de los 0'50 m., salvo desde
el punto 1S49 m. al 1.S52 m., en donde desaparece por haberse realizado allanamientos en época medieval. En torno
al punto 1.554 m. de ambos laterales, aparecen agujeros
sobre las cardadas (Lám. LXXXII), pero son naturales.
El ancho máximo de los carriles es de 0'30 m. y 0'22
m. en 1.540'25 m. y 1.541'50 m., para el derecho e
izquierdo, respectivamente. El mínimo del derecho es de
0'18 m. en el punto 1.552'70 m. y el del izquierdo de 0'17
m. en el punto 1.541'60 m.
Con relación a los laterales rocosos, la profundidad
máxima de las rodadas es de 0'70 m. y 1'45 m. en los puntos
1.555'70 m. y 1.546'80 m. para la derecha e izquierda. Las
m'nimas son de 0' 10 m. para la derecha en el punto 1552'60
m. y de 0'40 m. para la izquierda en el punto 1553 m.
Con respecto al realce central, éste tiene una altura
máxima sobre la carrilada derecha de 0'28 m. en el punto
1.548'80 m., y de 0'14 m. en el punto 1.542'40 m. sobre la
izquierda. Las mínimas son de 0'06 m. y 0'02 m. en los puntos 1.548'10 m. y 1.541'50 m. para la derecha e izquierda.
Aumenta en este tramo la diferencia de cotas entre los
puntos extremos, que ahora llega a -2'91 m. Esto supone una
pendiente del -14'55%.
a-.
Fig. 42,Sección
en el Punto 1.542'70 m.
Lám. LXXXI1.-Detaiie. Vista del camino desde abajo.
[page-n-83]
TRAMO 1.560-1.580 m.
1
Está bien conservado hasta el punto 1.570'50 m., en
donde la base rocosa se hace muy deleznable, desapareciendo el realce central y las carriladas. También los laterales rocosos están muy degradados, con pocos puntos en los
que se alcance más de 0'30 m. de altura. En su lugar se han
acumulado sedimentos de tierra y piedras de todos los
tamaños (Lám. LXXXV), hasta una altura de metro y medio
en el lateral derecho y de dos metros en el izquierdo (Fig.
43). Sobre la parte derecha del camino, a dos metros del
inicio del tramo, se sitúa la base de un silo medieval de
planta circular (Lám. LXXXIV), de 1'30 m. de diámetro por
0'40 m. de profundidad.
Los anchos de las carriladas ílenan a un máximo de 0'42
m. y 0'35 m. en los puntos 1.566'9ij m. y 1.566'70 m. de la
derecha e izquierda, respectivamente. El mínimo de la
derecha es de 0' 14 m. en el punto 1.570'80 m., y de 0' 11 m.,
en el punto 1.571'10 m., el de la izquierda
La profundidad de las rodadas con respecto a los laterales llegan a un máximo de 0'50 m. y 0'40 m. en los puntos
1.567'70 m. y 1.576'50 m. de la derecha e izquierda. La
mínima de la derecha es de 0'14 m. en el punto 1.572'50 m.
y de 0'08 m. en el punto 1.579 m. de la izquierda.
Las alturas máximas del realce central sobre las bases de
las carriladas son de 0'35 m. en el punto 1.566'90 m. de la
derecha y de 0'20 m. en el 1.571'20 m. de la izquierda. Las
mínimas son nulas en torno al punto 1.579'70 m.
La diferencia de cotas entre los extremos del tramo
alcanza los -3'66 m. La pendiente llega, pues, al -18'30%.
Lám. LXXXnr.-Detalle. Fondo de silo medieval.
Lám. LXXXm.-Vista general del Tramo 1.540-1.560m.
Lám. LXXXV.-Vista general del Tramo 1.560-1.580m.
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m,
Fig. 43.Sección en el Punto 1.571'10 m.
[page-n-84]
Lám. LXXXV1.-Vista general del Tramo 1.540-1.560 m.
[page-n-85]
TRAMO 1.580-1.600 m.
El presente tramo tiene, en términos generales, bastante
mala conservación, debido fundamentalmente a que la zona
sobre la que discurre posee una roca basa1 poco consistente.
Por ello las rodadas y el realce central han desaparecido.
Lám. LXXXW.-Vista general del Tramo 1.580-1.600 m.
La única manera mediante la cual nos fue posible determinar su trayectoria consistió en no perder de vista durante
la excavación el lateral rocoso izquierdo, el cual conservaba
una altura que oscilaba en tomo a los 1'25 m. El lateral
derecho no se conserva.
Entre el punto 1.588 m. y el punto 1.593 m. del lateral
izquierdo permanecen señales de rodadas de antiguos
niveles por los que discurrió la base del camino.
En la fotografía de la vista general del tramo (Lám.
LXXXW), observamos en primer término y al fondo dos de
las muchas grandes rocas que se han instalado en toda esta
zona de la ladera norte. Estas dos, en concreto, estaban
ocultas entre los arrastres depositados sobre ella. Otras se
encontraban sernienterradas, como una de enormes proporciones que hubo de ser dinamitada para poder continuar con
el descubrimiento del camino, ya que no se acertaba a
encontrar su trayectoria al otro lado de ella.
El hecho de coincidir toda esta zona con la bajada
natural de las aguas de lluvia que provienen de la cima, es el
motivo de la presencia de grandes rocas rodadas desgajadas
de los altos cortados rocosos que circundan la meseta superior de El Castellar de Meca. Todas ellas han contribuido a
la retención y acumulación de sedimentos en todo el área,
beneficiándose con ello la conservación del camino, que, al
quedar cubierto rápidamente, ha evitado la posibilidad de
que los mismos arrastres le desmantelaran. Estos sedimentos
oscilan en tomo al metro y medio de potencia en la parte
izquierda del camino y a 0'60 m. en la derecha.
La profundidad máxima que tiene la base del camino
con relación a los laterales rocosos es de 0'20 m. en el
punto 1.580'60 m. del derecho y de 1'50 m. en el 1.591'10
m. del izquierdo. La profundidad mínima es nula para el
derecho en el punto 1.593 m. y de 0'30 m. para el izquierdo
en 1.584 m.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos
del tramo es de -1'87 m., lo que da una pendiente del
-9'35%.
[page-n-86]
TRAMO 1.600-1.620 m.
Al igual que el anterior tramo, la base rocosa por la que
discurre el presente, aparece muy deteriorada por la blandura de la roca, no apreciándose el realce central ni apenas
las carriladas, de las que sólo se observan leves señales en
algunos puntos.
Queda, sin embargo, bien delimitada su trayectoria por
los laterales rocosos (Fig. 44). De ellos el derecho levanta
una media comprendida entre los 0'30 m. y los 0'40 m. de
altura. El izquierdo se eleva en torno a los 1'50 m., aunque
desaparece en el punto 1.609 m. De aquí es posible que
saliera un apartadero a la izquierda o se efectuara el inicio
del Camino C. En el primer caso, aquél estaría en función
del complejo que debió existir en tomo a la Fuente de Meca,
según veremos al describir el tramo próximo.
También es posible la existencia de otro apartadero, que
saldría a la derecha, de acuerdo con las señales que se aprecian en el mismo lateral del siguiente tramo.
Por el momento no hemos querido excavar -a pesar de
lo atractivo que puede resultar- las zonas laterales de este
tramo ni las del siguiente a fin de documentar los posibles
apartaderos citados u otras obras que indudablemente tuvo
que haber en torno al pequeño pero inagotable manantial de
la Fuente de Meca, precisamente por no incidir negativamente sobre el actual acceso a ella. Hay que pensar que la
eliminación de la potente capa de sedimentos acumulados
en la zona situada desde los pies de la Fuente hasta el
camino, acarrearía problemas en cuanto a mantener el servicio que actualmente presta el manantial tanto a personas
como a animales.
En la lámina LXXXVIII se observa una gran roca caída
sobre el camino, en el punto 1.612'50 m. Quedó instalada
allí una vez que el camino se hallaba cubierto con una altura
de 1'30 m. de sedimentos.
En el resto del tramo las acumulaciones de tierras y piedras levantaban por término medio 2'50 m. de altura sobre
la parte izquierda del camino y en tomo a 1'75 m. sobre la
derecha.
Debido a la falta de señales de las carriladas sólo damos
las alturas de los laterales rocosos sobre la base del camino:
Las máximas son de 0'40 m. y 1'60 m. en los puntos
1.604'30 m. y 1.603'50 m. para el derecho e izquierdo, respectivamente. La mínima del lateral derecho es de 0'30 m.
en el punto 1.607'30 m. y la del izquierdo se hace nula en
torno al punto 1.609'60 m.
La diferencia de cotas existente entre los puntos
extremos de este tramo es de sólo -0'92 m., lo que le hace
tener una pendiente del -4'60%.
Fig. 44.Sección en el Punto 1.605'85 m.
Lám.LXXXViIi.-Vista general del Tramo 1.600-1.620m.
[page-n-87]
TRAMO 1.620-1.640 m.
Su estado de conservación es bastante regular debido a
la blandura de la roca en algunas zonas. En ellas desaparecen
tanto las carriladas como el realce central, mientras que en
las zonas en las que la roca es más consistente se conservan
bien (Lám. XC).
El lateral derecho se ha mantenido íntegramente en todo
el tramo, salvo en el último metro, levantando una media
que oscila en torno a los 0'40 m.
Los sedimentos depositados sobre este tramo no son
excesivos, llegando a tener una altura media de 1'25 m. en
el lateral derecho, y entre uno y dos metros en el izquierdo,
desapareciendo de su composición casi completamente las
grandes rocas que veíamos en los anteriores.
E1 ancho máximo que tienen las rodadas es de 0'27 m.
para la derecha en el punto 1.628'80 m. y de 0'29 m. para
la izquierda en el punto 1.620'50 m. Los mínimos son de
0'19 m. y 0'20 m. en los puntos 1.636'80 m. y 1.637'90 m.
para la derecha e izquierda, respectivamente.
La profundidad máxima que tienen las carriladas con
relación a los laterales rocosos es de 0'75 m. para la derecha
en el punto 1.627'60 m., y de 1'40 m. para la izquierda en el
punto 1.624'20 m. La profundidad mínima se hace nula en
el punto 1.639'30 m. para la derecha y de sólo 0'20 m. en el
punto 1.634'30 m. para la izquierda.
Con relación al realce central, alcanza una altura
máxima de 0'16 m. sobre la base de la carrilada derecha en
el punto 1.627'70 m., y de 0'18 m. sobre la izquierda en el
punto 1.636,95 m. Las mínimas son nulas para ambas
rodadas en torno al punto 1.626 m.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos del
tramo es de -1'49 m., es decir, casi el doble de la que tiene
el anterior. La pendiente es, pues, del -7'45%.
Fig. 45.-Sección en el Punto 1.636'85 m.
Lám. LXXXM.-Detalle. Agujero en el camino.
[page-n-88]
Lám. XC.-Vista
general del Tramo 1.620-1.640m.
[page-n-89]
Según vimos en el tramo anterior, es posible que en los
dos primeros metros del lateral derecho termine un apartadero. También es posible que termine otro en el primer
metro del lateral izquierdo.
Este último lateral se pierde o casi desaparece desde el
punto 1.630 m. al 1.634'50 m., posiblemente debido a obras
de allanamientos medievales, aunque en este caso no hay
que descartar que pudieran corresponder a obras ibéricas
relacionadas con la Fuente (Láms. XCIV y XCII).
Decimos esto porque no dudamos que al menos la parte
comprendida entre la Fuente de Meca y el camino, que
observamos en la lámina XCI (alrededor de doce metros),
tendría una serie de infraestructurasmínimas que permitirían
atender al menos a los transeúntes y animales de tiro y carga
que se detenían en su camino de ascenso a la ciudad para
descansar de la subida hasta allí realizada y apagar su sed
con la fresca agua del manantial, o a los que hacían el
camino de descenso, tan dificultoso o más que el ascenso
para los animales.
Esta fuente, al situarse a mitad de camino entre el llano
y la cima, sigue siendo parada obligada, aún hoy en día, para
los visitantes que acuden a conocer esta ciudad única, ya que
la empinada subida que hay que realizar precisa de un descanso a medio camino o refrescarse y apagar la sed sobre
todo en los calurosos meses que en esta zona tienen la primavera y el verano.
De igual manera, es un lugar que se sigue utilizando
como abrevadero de los ganados que por allí pastan (reducidos actualmente a dos rebaños de ovejas), aunque el
agua de la fuente se ha ido bajando mediante cañerías,
sucesivamente, primero hasta el aljibe que veremos al
hablar del tramo 1.900-1.920 m., y, después, a unos abrevaderos situados mucho más abajo, con el fin de evitar la
subida del ganado hasta el mismo manantial o incluso
hasta el aljibe.
En época ibérica es indudable que la población de la
ciudad también se aprovisionaría con agua de este manantial, subiéndola bien por el camino, con animales o carros, o
bien a través de la entrada a la acrópolis situada por encima
de la Fuente, a hombros de los propios habitantes.
Es, pues, lógico pensar que todo este movimiento de
personas y animales en tomo a dicho punto diera lugar a la
creación de una verdadera zona de servicios, con apartaderos, abrevaderos, puestos de venta, etc., de los que es probable se conserven restos debajo de los varios metros de
sedimentos acumulados en la zona.
No sólamente los posibles apartaderos arriba mencionados, sino las escaleras talladas que vemos en la lámina
XCXl y otras señales que quedan en la roca, pueden corresponder a parte de las obras y estructuras que existieron aquí
hace más de dos milenios.
Lám. XC1.-Detalle. Zona de la Fuente de Meca.
[page-n-90]
Lám. XCií.-Detalle. La Fuente de Meca.
Lám. XCIII.-Detalle. Escaleras en la Fuente.
Lám. XC1V.-Detalle. Vista de la Fuente y camino desde abajo.
[page-n-91]
TRAMO 1.640-1.660 m.
A partir de este tramo se inicia una zona en la que la
ladera del cerro se hace más suave de lo habitual, hecho éste
que fue aprovechado por los habitantes de época medieval
para levantar edificios.
Esto se hace evidente por la mayor densidad de muros
que aparecen en el área comprendida entre esta zona y el
cerrillo situado a poniente de Meca. Un ejemplo de estos
restos medievales nos lo da el muro de una casa que se
observa en la lámina XCVI. Una de sus esquinas se introduce en el camino a la altura del punto 1.658 m. Su factura
es tosca, realizado con piedras irregulares y lajas pequeñas
trabadas en seco. Conserva de cuatro a cinco hiladas que
levantan unos 0'50 m. de altura.
Este tramo sólo puede seguirse en los primeros metros
de su recorrido por conservar la carrilada izquierda y su
lateral rocoso, que se eleva un máximo de 0'70 m. (Lám.
XCW). En el resto de este lado y en la totalidad del derecho
han desaparecido tanto el lateral como la rodada por desmantelamientos realizados en la Edad Media.
En la parte izquierda del realce central, a la altura del
punto 1641 m., se realizó un pequeño agujero oval de
0'30x0'20 m. con un canalillo de escaso recorrido en cada
uno de sus extremos (Lám. XCV). No vemos la utilidad ni
de esta pequeña oquedad ni de la que existe en el tramo anterior, dado las pequeñas dimensiones de ambas.
Los sedimentos depositados sobre este tramo se van
haciendo menos potentes según vamos hacia su final. Sobre
el lateral izquierdo se elevan entre 3 m. y 1'50 m., y sobre el
derecho en torno a 1'25 m.
La diferencia de cotas que hay entre sus extremos se
hace sólo de -0'60 m., por lo que resulta un tramo prácticamente horizontal. Su pendiente es, pues, del -3%.
Lám. XCV-Detalle. Agujero en el camino.
Lám. XCV1.-Detalle. Muro medieval.
[page-n-92]
TRAMO 1.660-1.680 m.
Debido a la falta de consistencia de la roca basal en esta
zona y a obras de allanamiento realizadas en época
medieval, este tramo (Lám. XCM) tiene una pésima conservación. Por dichos motivos nos fue sumamente difícil poder
completar su trayectoria.
Sólo mantiene ligeras señales de la rodada izquierda
(Lám. XCVIü) desde e1 punto 1.671'50 m. al 1.673 m., sitio
éste en donde se realizó la sección de este tramo (Fig. 46). A
partir de aqui' ya fue imposible conseguir alguna señal que
nos guiara en la búsqueda de la trayectoria del camino hasta
aproximadamente cien metros más adelante.
En cuanto a los laterales rocosos, tampoco se conserva
resto alguno en todo el recorrido.
Según apuntábamos al tratar del tramo anterior, la
potencia de los sedimentos sigue disminuyendo.Ahora, en el
lateral izquierdo, levanta entre 1'70 m. y 1 m., mientras que
en el derecho oscila entre 1'50 m. y 0'75 m.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos del
tramo aumenta mucho con relación a los anteriores, llegando
a -2'36 m. La pendiente se eleva, pues, al -11'80%.
Lám. XCVIiI.-Detalle. Vista del camino y Fuente desde abajo.
Fig. 46.-Sección en el Punto 1.673 m.
Lám. XCW.-Vista
general del Tramo 1,640-1,660m.
Lám. XC1X.-Vista general del Tramo 1.660-1.680m.
[page-n-93]
TRAMO 1.680-1.780 m.
Aproximadamente son cien metros los que separan la
última señal vista del trazado del Camino Principal de la que
encontraremos en el tramo 1.780-1.800 m.
La fotografía de la lámina adjunta, sacada desde la
ciudad ibérica, nos muestra estos dos puntos y el espacio
comprendido entre ellos, sin excavar. Es obvio qÜe el
camino tuvo que pasar por esta zona y, con seguridad, su
trayectoria tuvo que seguir la distancia más corta ya que
no existen en toda esta área dificultades orográficas de
relieve que obligaran a la realización de curvas para ser
salvadas.
Precisamente, por este motivo, la parte más densa en
cuanto a número de edificaciones de la ciudad medieval.
debi6 situarse en esta zona, es decir, entre la Fuente de Meca
y el cerrillo situado al Oeste de Meca, bordeando también la
falda del Castellar por el mismo punto cardinal citado y
bajando por el Norte como mínimo hasta donde se sitúan los
abrevaderos más bajos, ya a los pies de la ladera.
La superficie que debió ocupar la población medieval
solamente en esta zona es, según los restos que aparecen, de
más de 9Ha. En concreto, si nos fijamos en el mapa fotogramétrico, ocuparía los cuadros siguientes: E3, F3, F4, G2, G3,
G4, G5, H3, H4, H5,13,14 y 15. Teniendo en cuenta que cada
uno de estos cuadros tiene una su~erficie una heckea. el
de
lector podrá hacerse una idea desla extensión de esta zona.
Aparte de la citada zona, hubo otras también habitadas
en la ladera norte, aunque son más pequeñas y desperdigadas, y, por supuesto, todo el Castellar o cima de ~ e c aes
,
decir, donde se asentó la ciudad ibérica.
Según el plano mencionado, podemos hablar de una
población que ocupaba en torno a las 30Ha.
Ahora bien, esta enorme superficie no debe engañar al
lector y llevarle a imaginar una gran ciudad. Creemos que en
la realidad era todo lo contrario.
A pesar de que las "Relaciones de Felipe II" nos hablan
de un despoblado que pudo tener en torno a 8.000 habi-
tantes, los restos arqueológicos, tanto muebles como inrnuebles, no parecen corresponder a una gran ciudad, de acuerdo
con su extremada pobreza. El metal prácticamente no existe
e incluso la cerámica es en general de tan mala calidad que
no es extraño que J. Zuazo y P. Paris no la identificaran, ya
que incluso es de peor factura que la confeccionada a mano
en la Edad del Bronce.
Reuniendo los factores citados: gran extensión y
pobreza de materiales, pensamos que fue un núcleo de
población algo diseminada, dedicada a la agricultura y ganadería, cuyas viviendas contaban con grandes espacios
empleados como patios, corrales o incluso huertecillos.
Es decir, el que realizó las Relaciones, dio sin duda la
cifra de dos mil vecinos a la vista de la extensión de las
ruinas, pero creemos que la concentración era escasa y, por
tanto, la población menor. Avala esta suposición el hecho de
no conocerse por documentos históricos el nombre de esta
población. Si hubiera tenido el citado número de habitantes,
sin duda habría sido una ciudad importante y como tal figuraría en documentos medievales.
Todas estas construcciones obligatoriamentehan tenido
que destruir la mayor parte de los cien metros de este tramo.
Por ello, y para no tener que desmantelar estructuras medievales en su búsqueda, no hicimos demasiado hincapié en
realizar su descubrimiento, a pesar de que en esta zona inician sus recorridos, saliendo del Camino Principal, los
Caminos C y D.
El primero se dirige hacia la izquierda. Como ya quedó
apuntado, es posible que empiece su trayectoria en las cercanías de la Fuente de Meca.
El segundo sigue en principio la dirección que hasta
aquí llevaba el Camino Principal, según se puede
observar en la parte superior derecha de la lámina C.
Debió empezar su trayectoria antes de llegar a la curva
que tiene que hacer el Camino Principal para tomar la
dirección del aljibe.
[page-n-94]
Lám. C.-Vista de la zona de la Fuente y del Aljibe.
[page-n-95]
TRAMO 1780-1800M.
La densidad de tráfico que sufrieron debió ser muy
similar en ambos recorridos, de acuerdo con el testimonio
de las señales de las rodadas. Hemos elegido como apartadero el recorrido situado a la izquierda (Lám. CI), que tiene
mejor conservación que el derecho (Fig. 47), por no haber
sufrido como éste extracciones de piedra en época medieval
(Lám. CIV).
De cualquier forma, creemos que, en la práctica, el recomido de la derecha fue utilizado para bajada, mientras que el
- 4 de la izquierda lo fue para subida, Por ello, en este último las
carriladas están más hundidas (Lám. CVII), al haber tenido
que realizar las llantas de los carros un rozamiento más
fuerte.
En este sentido aún se pueden observar en el lateral
izquierdo de la rodada situada en la parte del camino fotografiada en la lámina CVI, señales curvilíneas formadas por
los roces laterales de las llantas metálicas de las ruedas en la
roca.
Tanto uno como otro recorrido no conservan señales de
rodadas en los 4'70 m. primeros. En este punto se empiezan
a notar ligeramente las rodadas del izquierdo. Después,
desde el punto 1788'50 m. hasta el 1.791'80 m., se hacen
más profundas, al igual que desde el punto 1.794'50 m. hasta
el final (Lám. C W ) .
El recorrido de la derecha está peor conservado por las
extracciones de piedra citadas, apreciándose perfectamente,
a trozos, en su segunda mitad. Aquí aparecen dobles carriladas bien marcadas (Fig. 48).
En la parte final del tramo, entre los dos recorridos,
sobresale 1 roca basal, que ha sido perfilada artificialmente
;
en forma de pirámide cuadrangular (Lám. CV). La totalidad
del perímetro de su base está recorrido por un canalillo basen
tan& profundo que termina en un hoyoAsituado el lateral
inferior. Este tiene unos 0'30 m. de diámetro y 0'20 m. de
hondo.
La potencia de los sedimentos era escasa, oscilando
entre 0'40 y 0'60 m. de altura, aunque en los metros finales
el realce central del camino izquierdo aparecía en superficie.
Incluímos aquí, además del tramo, un apartadero (Lám.
CII) que parece tener su inicio en el mismo punto que aquél
y termina varios metros más adelante del punto final. En la
zona media de su recorrido hay en torno a 1'60 m. de separación entre ellos (Lám. Cm).
-*
=
Lám. C1.-Detalle. Recomdo de la izquierda.
[page-n-96]
L h . CII.-Vista general del T a o 1.780-1.800m.
rm
[page-n-97]
Lám. m.-Detalle.
Lám. W.-Detalle.
Vista de los dos recorridos desde abajo.
Zona desmantelada del recorrido derecho.
Fig. 47.Sección en el Punto 1.796'80 m.
de -1'74 m. La pendiente es, pues, del -8'70%.
Fig. 48,Sección en el Punto 1.800 m.
[page-n-98]
Lám. CV.-Detalle. Espacio situado entre los dos recorridos.
L b . CV1.-Detalle. Recomdo izquierdo desde abajo.
Lám. Cm.-Detalle. Vista del fina1 del reconido izquierdo.
[page-n-99]
TRAMO 1.800- 1.820 m.
La conservación de este tramo es francamente mala,
debido tanto a la erosión sufrida por la superficialidad de la
roca basal, como por los desmantelamientos habidos durante
la Edad Media (Lám. CX).
Mantiene señales de rodadas en los dos primeros metros
de su recorrido (Lám. C m ) , así como en torno a los puntos
1.809'40 m.. 1.812'50 m.. 1.815'60 m. v 1.817'80 m. Estas
últimas son casi imperceptibles.
El recorrido del camino izquierdo se une con el derecho
alrededor del punto 1.812'50 m.
No existen laterales rocosos, por lo que los sedimentos
acumulados sobre el camino eran escasos. Concretamente, la
máxima potencia fue de medio metro en la parte derecha, en
tomo al escalón formado en el punto 1.803 m. (Lám. CIX),
mientras que apenas tenía escasos centímetros en todo el
lateral izquierdo.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos de este tramo es muy baja. Exactamente alcanza0'72 m., lo que da una pendiente del -3'60%
Lám. CVíD.-Detalle del recomdo derecho.
Lám. CM.-Detalle. Vista del recomdo derecho desde abajo.
[page-n-100]
Lám. CX.-Vista general del Tramo 1.800-1.820 m.
[page-n-101]
TRAMO 1.820-1.840 m.
L&u. CXI.-Vita general del Tramo 1.820-1.840 m.
[page-n-102]
Es un tramo que por la dureza de la roca se habría conservado bien si no hubiera sido desmantelado en época
medieval, especialmente en los 9 m. primeros (Lám. Cm).
A partir de este punto se empiezan a notar las carriladas de
vez en cuando (Fig. 49), llegando a tener buena profundidad
(Lám. CXlI), especialmente la izquierda, la cual a veces
también se convierte en doble rodada. Pero desde el punto
1836'40 m. hasta el final del tramo, desaparecen ambas.
El lateral rocoso derecho oscila entre 0'00 m. y 0'37 m.
El izquierdo no existe. Los sedimentos, por su parte,
variaban entre 0'60 m. y 1'20 m. en el lateral derecho y entre
0'20 m. y 0'30 m. en el izquierdo.
Los anchos máximos de las rodadas llegan a 0'24 m. y
0'26 m. en los puntos 1.835'10 m. y 1.830'80 m. para la
derecha e izquierda. El mínimo de la derecha es de 0'15 m.
en el punto 1.833'50 m. y de 0'25 m. en el 1.830'40 m. de
la izquierda.
La profundidad máxima de las rodadas con relación a
los laterales rocosos es de 0'37 m. en el punto 1836'20 m.
de la derecha y de 0'28 m. en el punto 1.830 m. de la
izquierda. Las mínimas son nulas en los puntos 1.831 m. y
1.826'70 m. de la derecha e izqy+ierda, respectivamente.
La altura máAima del realce central sobre las bases de
las rodadas es de 0'18 m. en el punto 1.831'80 m. para la
derecha y de 0'37 m. en 1.831'90 m. para la izquierda. La
m'nirna es nula en los puntos 1.828'60 m. y 1.826'70 m. de
la derecha e izquierda, respectivamente.
Sólo -0'64 m. es la diferencia de cotas que hay entre los
extremos del tramo.La pendiente es, pues, del -3'20%.
Lám. Cm-Detalle
o
del camino.
lrn
Fig. 49.Sección en el Punto 1.834'05 m
Descripción de materiales
36. Fragmento de base de un plato de fino desgrasante calizo y color anaranjado. Las superficies son de este mismo color.
Mantiene como decoración sendas bandas pintadas en el interior y exterior en rojo vinoso.
Diámetro de la base: 7'5 cm. Altura conservada: 1'9 cm.
37. Fragmento de base de un plato de pasta que porta finos desgrasantes, de
color gris en el núcleo y ocre claro en los laterales. La superficie interior es de este último color, mientras que la exterior es grisácea.
Diámetro de la base: 7 cm. Altura conservada: 2' 1 cm.
38. Fragmento de base de un pequeño recipiente con pasta de finos desgrasantes y color ocre claro, al igual que ambas superficies.
Diámetro de la base: 6 cm. Altura conservada: 1'8 cm.
39. Fragmento de base de un plato de pasta compacta y color anatanjado, al
igual que ambas superficies.
Diámetro de la base: 3'2 cm. Altura conservada: 2'2 cm.
40. Fragmento de base de un pequeño recipiente de pasta compacta, dura y
de color gris. Las superficies son de este mismo color, apreciándose en
eiias puntos de mica. La exterior está alisada.
Diámetro de la base: 5'2 cm. Altura conservada: 1'5 cm.
41.Fragmento de base de un plato cuya pasta lleva finos desgrasantes
calizos y micáceos, de color amarillento, al igual que sus superficies.
Diámetro de la base: 7'8 cm. Altura conservada: 1'9 cm.
Fig. 50.-Fragmentos
cerámicos procedentes del camino.
[page-n-103]
TRAMO 1.840-1260 m.
Está menos desmantelado que los tramos anteriores
(Lám. CXV), aunque también se efectuaron extracciones de
piedra en los 4'30 m. primeros (Lám. CXIV) y allanamientos en los 5'80 m. finales.
Las carriladas son profundas (Lám. CXIII), especialmente la izquierda (Fig. 51), y los laterales rocosos bajos o
inexistentes, como el caso del izquierdo.
Los sedimentos oscilaban entre 1 m. y 1'75 m. en la
parte derecha y entre 0'40 m. y 0'75 m. en ia izquierda.
El ancho máximo de las rodadas es de 0'34 m. en el punto
1854m. de la derecha y en el 1.853'80 m. de la izquierda. Los
mínimos son de 0' 19 m. y 0' 12 m. en los puntos 1.850' 10 m.
y 1849'90 m. de la derecha e izquierda, respectivamente.
La profundidad máxima de las rodadas con relación a
los laterales rocosos es de 0'75 m. y 0'45 m. en los puntos
1.852'50 m. y 1.854'10 m. de la derecha e izquierda, respectivamente. Los m'nimos son nulos en los puntos
1.846'20 m. de la derecha y 1.852 m. de la izquierda.
La altura máxima del realce central sobre la base de la
carrilada derecha es de 0'40 m. en el punto 1.851'80 m. y de
0'55 m. sobre la de la izquierda en el punto 1.851'50 m. Las
alturas mínimas se hacen nulas en los puntos 1.858'70 m. y
1857'40 m. de la derecha e izquierda, respectivamente.
La diferencia de cotas entre los extremos del tramo llega
a -1'92 m., lo que supone una pendiente del -9'60%.
Fig. 5 1 . 4 e c c i ó n en el Punto 1.851'10 m.
1
Lám. m . - D e t a l l e . Vista del camino desde abajo.
Lám. CXIV.-Detalle.
Desmantelamiento del camino.
[page-n-104]
TRAMO 1.860-1.880m.
Este tramo (Lám. CXVII) está menos desmantelado en
su base, por lo que conserva muy bien la mayor parte de las
carriladas (Lám. CXVI).
Esto ha sido debido a que las extracciones de piedra han
incidido especialmente sobre los laterales, aunque también se
han realizado en los 4'40 m. primeros y en los 2'50 m.
finales, zonas éstas en las que las cardadas han desaparecido.
Los laterales rocosos levantan algo más que en los
tramos anteriores. En algunos puntos del derecho se aprecian antiguas caniladas, como la que muestra la figura 52 y
otra en tomo al punto 1.876'60 m., desplazada a la derecha
0'40 m. y con una altura de 0'30 m. sobre la rodada "actual".
El ancho máximo de ambas carriladas es de 0'32 m. en
el punto 1.865'40 m. de la derecha y en el punto 1.869'90 m.
de la izquierda. Los mínimos son de 0'10 m. y 0' 11 m. en los
puntos 1.S7 1'60 m. y 1.876'90 m. de la derecha e izquierda.
La profundidad máxima de las rodadas con relación a
los laterales rocosos es de 0'80 m. para la derecha en el
punto 1.875'70 m. y de 0'40 m. en el punto 1.867'80 m. para
la izquierda. Las mínimas son nulas en los puntos 1.861'40
m. y 1.876'70 m. de la derecha e izquierda, respectivamente.
La altura máxima que tiene el realce central del camino
sobre las bases de las carriladas es de 0'28 m. para la
derecha en el punto 1.865'30 m. y de 0'25 m. para la
izquierda en el punto 1.868'15 m. Las mínimas son nulas
para ambas rodadas en el punto 1.863'30 m.
La diferencia de cotas entre los extremos llega a -2'38
m., lo que hace subir la pendiente al -11'90%.
Fig. 52.Sección en el Punto 1.873'10 m.
Lám. CXVI.Detalle del camino.
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Lám. CXV.-Vista general del Tramo 1.840-1.860 m.
Lám. CXW.-Vista general del Tramo 1.860-1.880 m.
.
.
[page-n-105]
TRAMO 1.880- 1.900 m.
Según se aprecia en la lámina CXVIII, la trayectoria de
todo este tramo ha desaparecido por completo, incluyendo la
base rocosa a partir del punto 1.891'50 m., por las mismas
razones que las citadas en los tramos anteriores.
En la primera mitad del tramo sólo aparece la roca lisa
e inclinada de la ladera, conservando una única y ligera señal
de la rodada derecha en tomo al punto 1.881720m.
La diferencia de cotas entre sus extremos es de -1'99 m.
La pendiente llega, pues, al -9'95%.
Descripción de materiales
42. Fragmento de base. La pasta es rosa al exterior y gris al interior, con
degrasantes fuos. La superficie externa es rosada y la interna rosa-grisácea.
Diámetro de la base: 14'6 cm. Altura conservada: 2'8 cm.
43. Fragmento de base. La pasta tiene desgrasantes medios y su color es gris
claro en el núcleo con finas capas rosadas en los laterales. Las superficies son de este color.
Diámetro de la base: 6'4 cm. Altura conservada: 2'2 cm.
44. Fragmento de base. La pasta porta desgrasantes finos, siendo de color
gris claro, al igual que la superficie interior. La exterior es de color
rosado.
Diámetro de la base: 12'8 cm. Altura conservada: 2 cm.
45. Fragmento de base. La pasta lleva desgrasantes fmos y es de color anaranjado en el núcleo y gris claro en los laterales. Las superficies son
rosadas.
Diámetro de la base: 4 cm. Altura conservada: 2'4 cm.
46. Fragmento de base. La pasta tiene desgrasantes fuios y su color es gris
claro. La superficie intenor es rosa-anaranjado y la exterior rosada.
Diámetro de la base: 3'6 cm. Altura conservada: 2'4 cm.
47. Fragmento de base. La pasta es de color gris en el núcleo y ocre claro
en los laterales. Ambas superficies son anaranjadas.
Lleva decoración pintada al exterior de una ancha banda en color rojo
vinoso.
Diámetro de la base: 5 cm. Altura conservada: 1'3 cm.
48. Fragmento de borde. Tanto la pasta como las superficies son de color
amarillento.
Diámetro del borde: 10'2 cm. Altura conservada: 3'2 cm.
Fig. 53.-Fragmentos
cerámicas procedentes del camino.
[page-n-106]
Lám.CXViII.-Vista general del Tramo 1.880-1.900m.
[page-n-107]
TRAMO 1.900-1.920m.
Lám. Cm.-Vista
general del Tramo 1.900-1.920m.
[page-n-108]
La trayectoria del presente tramo está cortada perpendicularmente por un gran aljibe (Lám. CXIX) excavado en la
roca y cubierto por una construcción de piedra de planta rectangular, de paredes ataludadas (Lám. CXXI) y bóveda de
lajas (Lám. CXXII).
La terminación del tramo casi coincide con el centro del
aljibe. Este recoge actualmente el agua que mana de la
Fuente de Meca, que es conducida hasta éI mediante una
tubería. Aquí era el lugar donde abrevaban los rebaños de
ovejas hasta hace unos cinco años, momento en el que se
sitúan abrevaderos en una cota más baja, suministrándolesel
agua contenida en el aljibe a través de otra tubería.
Parece ser que fue construido en época medieval, coincidiendo el lugar donde se ubica con una zona allanada previamente en época ibérica para la instalación de un apartadero.
El camino está perdido en los 8'40 m. primeros. A partir
de este punto se aprecia la carrilada derecha hasta el punto
1.912'15 m., en donde se inicia la pared del aljibe. La rodada
izquierda se conserva desde el punto 1.910'25 m. hasta el
1.912'15 m. En los últimos centímetros antes de llegar al
aljibe (Fig. 54) se precian dobles rodadas.
Fue precisamente en esta zona (Lám. CXX), a los pies
del muro Oeste del aljibe, donde observamos en superficie
Lám. CXX.-DetaUe.
o
1
por primera vez señales de rodadas que indicaban la existencia del camino de carros que de alguna manera debía
conectar con el que discurría por el Camino Hondo.
No existen laterales rocosos en todo el tramo, por lo que
los sedimentos eran escasos; incluso en algunas zonas la
roca basa1 aparecía en superficie. La máxima potencia se
situaba en los 6'50 m. primeros, en donde alcanzaba 1'25 m.
en e1 lateral derecho y 0'30 m. en el izquierdo.
Los anchos de los carriles tienen un máximo de 0'15 m.
en el punto 1.911'90 m. del izquierdo, y un mínimo de 0'12
m. en el mismo punto del derecho.
La profundidad máxima de las rodadas con relación a
los laterales rocosos es de 0'12 m. en el punto 1.912'10 m.
de la derecha. La mínima es nula en 1.906 m., también de la
derecha.
La altura máxima del realce central sobre las bases de
las rodadas es de 0'05 m. en el punto 1.910'30 m. de la
derecha y de 0' 18 m. en el 1.910'50 m. de la izquierda. La
mínima es nula en el punto 1.910'70 m. de la derecha y en
el 1.907 m. de la izquierda.
La diferencia de cotas entre el inicio del tramo y el pie
del muro del aljibe es de +0'33 m., dándose por primera vez,
circunstancialmente, una pendiente positiva del +1'65%.
Rodadas bajo el muro del aljibe.
lrn
I
1
Fig. 54.-Sección en el Punto 1.911'90 m.
Lám. CXXI1.-Detalle. Bóveda del aljibe.
[page-n-109]
TRAMO 1.920- 1.940 m.
Los tres metros primeros de este tramo estaban bajo la
estructura que cubre el aljibe. Los siguientes están muy desrnanteladOs (Lám. CXXIV), formando la base del camino
escalones, en algunos de cuyos esquinazos se conservan las
á .
carriladas a mCXXm), alaunas de ellas dobles, como las
que se aprecian en el punto 1.936'65 m. (Fig. 55).
Concretamente sólo se conservan carriladas desde el
Dunto 1.934'40 m. hasta el 1.938'60 m. También se
observan ligeras señales de rodadas en la zona izquierda,
correspondiendo muy posiblemente a restos del apartadero.
No existen laterales rocosos, y los sedimentos acumulados oscilan entre 1'60 m. de potencia en la parte final del
tramo, 0'75 m. en la zona media y nulos en los cinco primeros metros, en los que la roca aparecía en superficie.
Los anchos máximos de las carriladas son de 0'20 m. y
0'23 m. en los puntos 1.938'20 m. y 1.938'40 m. de la
derecha e izquierda, respectivamente. Los mínimos son de
0'14 m. en el punto 1.936'70 m. de la derecha y de 0'08 m.
en el punto 1.936'80 m. de la izquierda.
La altura máxima que tiene el realce central del camino
sobre las bases de las carriladas es de 0'16 m. en el punto
1.927'90 m. de la derecha y de 0' 18 m. en el punto 1.926'70
m. de la izquierda. Las alturas m'nimas se hacen nulas en
varios puntos del tramo.
La diferencia de cotas que existe entre el punto 1923 m.
y 1940 m. es nada menos que de -3'04 m., contrastando con
el desnivel prácticamente nulo del anterior tramo. Esto da
una pendiente del -17'88%.
Fig. 55.-Sección en el Punto 1.936'65 m.
Lám. CXXIII.-Detalle. Vista desde abajo.
[page-n-110]
I
Lám. C m . - V i s t a
general del Tramo 1.920-1.940 m.
[page-n-111]
TRAMO 1.940-1.960 m.
Con éste se inicia una serie de tramos morfológicamente
muy parecidos entre sí y que realizando débiles curvas serpenteantes toman la dirección Noreste.
Sus pendientes se hacen menos pronunciadas de lo que
normalmente venimos viendo en la trayectoria del Camino
Principal. Esto es debido a que estos tramos discurren por la
parte inferior de la ladera del Castellar, sin tener que salvar
desniveles elevados.
Continuando con la falta de señales de carriladas que
comentábamos al hablar de los últimos metros del tramo
anterior, casi en la totalidad de éste no solamente no existen
dichas señales, sino que tampoco aparece la roca basal
(Lám. CXXVI), posiblemente debido a desmantelamientos
ocasionados durante la época medieval.
También es probable que la citada carencia de señales
sea debido a que el trazado de este tramo está ubicado en la
zona natural de bajada de las aguas de lluvia de toda esta
parte de la ladera norte, por lo que es posible que haya sido
la erosión la causa del citado desmantelamiento.
Unicamente en los tres metros y medio finales del tramo
vuelve a aparecer la roca basal, apreciándose en ella una leve
señal de la carrilada izquierda.
La mencionada ubicación que tiene este tramo ha sido el
motivo de la presencia de gran cantidad de piedras, algunas
de buen tamaño, entre los sedimentos depositados sobre su
recorrido, siendo relativamente escasos en proporción los
sedimentos térreos. Su potencia llega a tener dos metros de
altura en la parte derecha de los tres primeros metros del
tramo; en los siguientes metros disminuye esta altura para
mantenerse en tomo a los 0'60 m. En la parte izquierda la
potencia, como es normal, se hace menor, oscilando entre el
metro y el medio metro, salvo en los dos últimos metros del
tramo, en donde la roca basal aparecía en superficie.
En el centro del tramo, concretamente entre los puntos
1.949'60 m. y 1.951'40 m., aparecieron una serie de piedras
de regular tamaño, algunas sueltas como la que aparece en la
lámina CXXV, y otras juntas, con señales dudosas de haber
sufrido el rozamiento de las llantas metálicas de ruedas de
carro.
Pudieran ser los restos muy desmantelados, ya fuera por
el hombre o por la naturaleza, de un enlosado artificial de la
base del camino; pero esta hipótesis no la vemos muy clara
por el hecho de que todas estas piedras están situadas en
cotas que se elevan de 0'30 m. a 0'40 m. por encima del
nivel por el que teóricamente debería discurrir la base del
camino.
Este mismo tipo de duda también nos surgirá en otro de
los tramos siguientes, en el que aparecen igualmente piedras
que pudieron pertenecer a un enlosado muy puntual de la
base del camino.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos de este tramo es de -1'28 m. Esto supone una pendiente del -6'40%.
Lám. CXXV.-Detalle. Piedra con señal de rodada.
[page-n-112]
Lám. CXXV1.-Vista general del Tramo 1.940-1.960 m.
[page-n-113]
TRAMO 1.960-1.980 m.
Sólo conserva las carriladas en los cinco primeros
metros (Fig. 56). En el resto del tramo no quedan señales por
haber desaparecido la roca, posiblemente a causa de la erosión, ya que aquella aparecía en superficie, sin tener mas que
escasos centímetros de sedimentos encima, cuando los había
(Lám. CXXVIII).
A lo largo del tramo, la base forma varios escalones
oblicuos a su trayectoria de 0'40 m. a 0'60 m. de altura,
debidos a la erosión.
Existe lateral rocoso sólamente en la parte en la que se
conservan las carriladas, es decir, en los cinco metros primeros (Lám. C m ) .
En la terminación del tramo, justamente en el punto
1.980 m., sale a la derecha el Camino E.
El ancho máximo de los carriles es de 0'32 m. y 0'20 m.
en los puntos 1.963'50 m. y 1.962'70 m. del derecho e
izquierdo, respectivamente. El mínimo es de 0'11 m. para
ambas rodadas en el punto 1.961'30 m. de la derecha y en el
1.961'90 m. de la izquierda.
La profundidad máxima de las carriladas en relación a los
laterales rocosos es de 0'50 m. en el punto 1.962'40 m. de la
derecha y de 0'40 m. en el punto 1.962'60 m. de la izquierda.
Las mínimas son de 0'05 m. y 0'10 m. en los puntos 1.961'10
m. y 1.061'60 m. de la derecha e izquierda, respectivamente.
La altura máxima del realce central del camino con
respecto a la base de las carriladas es de 0'44 m. en el
punto 1.964'40 m. de la derecha y de 0'30 m. en el punto
Fig. 56,Sección
en el Punto 1.963'90 m.
1.962'70 m. de la izquierda. La mínima de la derecha es de
0'07 m. en el punto 1.961'50 m. y nula en el punto 1.964'30
m. de la izquierda.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos es
de -2'04 m., lo que proporciona una pendiente del -10'20%.
Lám. CXXW.-Detalle del camino.
[page-n-114]
TRAMO 1.980-2.000m.
Este tramo (Lám. CXXX) conserva ambas carriladas, a
veces profundas (Lám. CXXIX), desde el punto 1.983'50 m.
hasta el 1.993 m., y ligeras señales de la de la izquierda en
tomo al punto 1.997 m. y en el último metro del recorrido.
El cruce con el Camino E que veíamos en el tramo anterior, se continúa en éste, ampliándose a los 4 m. primeros.
El lateral rocoso derecho existe desde el punto 1985 m.
al 1.994'40 m. En él a veces se observan antiguas carriladas
a escasa altura (Fig. 57). El lateral izquierdono existe, por
lo que no había casi sedimentos, salvo en los siete metros
finales, en donde su potencia era de 0'50 m.
En el punto 1.993 m. hay un escalón en la base del
camino, posiblemente debido a extracciones de piedra.
El ancho máximo de ambos carriles es de 0'22 m. en los
puntos 1.992'50 m. y 1.985'90 m. del derecho e izquierdo.
El mínimo es de 0' 11 m. en el punto 1.991'40 m. del derecho
y de 0'15 m. en el punto 1.989'10 m. del izquierdo.
La profundidad máxima de las rodadas con relación a los
laterales rocosos es de 0'90 m. en el punto 1990'60 m. de la
derecha y de 0'40 m. en el punto 1985'90 m. de la izquierda.
se
Las miminimas hacen nulas en torno a los puntos 1983 m. y
1982 m. de la derecha e izquierda, respectivamente.
Las alturas que tiene el realce central sobre las bases de
las carriladas tienen unos máximos de 0'20 m. en el punto
1991'10 m. de la derecha y de 0'50 m. en el punto 1986'20
m. de la izquierda. Los mi'nimos se hacen nulos en torno a
los puntos 1985 m. y 1983 m. de la derecha e izquierda.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos del
tramo es de -1'94 m., lo que da una pendiente del -9'70%.
Lám. CXXViII.-Vista general del Tramo 1.960-1.980 m.
Fig. 57.Seceión en el Punto 1.985'90 m.
Lám. CXXM.-Detaile del camino.
Lám. CXXX.-Vista general del Tramo 1.980-2.000 m.
[page-n-115]
TRAMO 2000-202OM.
La trayectoria del presente tramo es sinuosa, ya que realiza, nada más iniciar su recorrido, una ligera curva a la
izquierda, para inmediatamente después realizar otra a la
.
derecha (Lám. 0
En algunas zonas situadas dentro de los cinco primeros
metros de su recorrido, se aprecian perfectamente las señales
de carriladas paralelas. Estas aparecen a veces bastante distantes las unas de las otras, aunque sin llegar a formar apartadero (Lám. CXXXI), y por lo general muy bien delimitadas o marcadas (Fig. 58).
Apartir del punto 2.01 1'70 m. y hasta el final del tramo,
desaparece toda señal de rodada. Es posible que desde dicho
punto hasta el 2.016 m., existiera un empedrado al que
pudieran pertenecer los dudosos restos que se mantienen en
este espacio, pero no tenemos datos definitivos sobre los que
apoyar o desechar esta hipótesis.
Sigue careciendo este tramo del lateral rocoso de la
parte izquierda. En la derecha sólo existe desde el punto
2.005'30 m. hasta el 2.010 m., pero de muy escasa altura.
Por esta razón, también en este tramo, la roca basal por la
que discurre el camino carecía de sedimentos, apareciendo
éste en superficie. Unicamente en los nueve últimos metros
se mantenía una capa de tierra que oscilaba en torno a los
0'30 m. de potencia.
Los anchos máximos que alcanzan las carriladas son de
0'31 m. en el punto 2.005'90 m. de la derecha y de 0'15 m.
en el punto 2.002'30 m. de la izquierda. Los mínimos sólo
llegan a los 0'10 m. y 0'08 m. en los puntos 2.003'80 m. y
2.001'50 m. de la derecha e izquierda, respectivamente.
La profundidad máxima de la rodada derecha con respecto a su lateral rocoso es de 0'35 m. en el punto 2.007'80
m. La mínima se hace nula en torno al punto 2.001 m.
La altura máxima que tiene el realce central del camino
con relación a las bases de las rodadas es de 0'28 m. tanto en
el punto 2.008'90 m. de la derecha, como en el punto
2.002'40 m. de la izquierda. La altura m'nima se hace nula
en los puntos 2.007'80 m. y 2.000'90 m. de la derecha e
izquierda, respectivamente.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos de este tramo sigue siendo parecida a las que
venimos viendo. Concretamente alcanza -1'52 m., lo que
supone una pendiente del -7'60%.
Fig. 58.Sección en el Punto 2.002'45 m.
Lám. CXXXi.-Detalle. Cardadas dobles.
[page-n-116]
TRAMO 2.020-2.040 m.
Tanto este tramo como el siguiente se ubican en una zona
que está muy desmantelada. Esta situación es debida posiblemente a extracciones de piedra y allanarnientos realizados
durante la Edad Media, aunque también ha influído en que se
llegue a dicho estado la acción de una fuerte erosión, ya que
nos encontramos en una zona en la que la roca es relativamente
blanda por lo que se cuartea o se agrieta con suma facilidad.
Debido a estas circunstancias la superficie rocosa por la
que discurrió el camino ha desaparecido, conservándose ésta
sólo en la zona derecha de los 3'30 m. primeros del recorrido
del tramo (Lám. C m ) .
A partir del punto 2.023'30 m., el terreno realiza un
fuerte escalón oblicuo al eje del camino de alrededor de
medio metro de altura.
En la pequeña zona citada se aprecian ligeramente en
algunos puntos señales de la carrilada derecha. La parte de
roca sobre la que discuda la rodada izquierda ha desaparecido (Fig. 59).
En el resto del tramo, hasta el punto 2.036 m., no apareció la roca basal, por lo que la excavación se detuvo a una
cota a partir de la cual ya no era posible encontrar resto algunode la calzada.
En los cuatro últimos metros la roca vuelve a aparecer,
aunque está muy erosionada y no contiene ninguna marca de
carrilada.
Lógicamente, y a causa de las razones citadas, no
existen laterales rocosos que delimiten lateralmente el
camino en todo el tramo.
Los sedimentos acumulados oscilaban en tomo al metro
de potencia en el lateral derecho y alrededor de 0'40 m. en
Lám. CXXXI1.-Vista general del Tramo 2.000-2.020 m.
Fig. 59.Sección en el Punto 2.022 m.
el izquierdo. En su composición entraba a formar parte un
gran número de piedras de pequeño y mediano tamaño, procedentes de zonas más altas de la ladera.
La diferencia de cotas existente entre los puntos
extremos del tramo es de -0'78 m., lo que supone una pendiente de sólo el -3'90%, parecida a la de los tramos anteriores y siguientes.
La razón de que el Camino Principal, a lo largo de
varios tramos consecutivos, mantenga una mínima pendiente en contra de lo que venimos observando habitualmente en todo su recorrido, no es casual.
En efecto, el trazado se ha realizado con la trayectoria
que tiene para que el camino se dirija hacia la zona más
apropiada por la que poder salvar del mejor modo posible el
último de los fuertes desniveles que tiene esta ladera.
Este cortado rocoso, de escasa altura, se sitúa en tomo a
los puntos 2.100 m. y 2.180 m. Allí, según tendremos ocasión de ver, aparte de la importante serie de datos que nos ha
proporcionado el Camino Principal, éste tiene que realizar
una curva de 180" para cambiar su dirección definitivamente
hacia poniente.
Lám. C m . - V i s t a
general del Tramo 2.020-2.040 m.
[page-n-117]
TRAMO 2.040-2.060 m.
El presente tramo es de similares características que el
anterior en cuanto a la conservación del camino (Lám.
c m ) .
Continúa la presencia de la roca basa1 que aparecía en
los cuatro últimos metros del tramo anterior, no perdiéndose
aquella en todo el recorrido.
En los 7'50 m. primeros la roca es muy deleznable, por lo
que la erosión ha hecho desaparecer la capa superior de la roca,
llevándose consigo cualquier señal de carrilada del camino.
En el punto 2.050 m. la base rocosa realiza un escalón
de algo más de un cuarto de metro de altura, iniciándose
seguidamente un cambio en la textura de la roca que se hace
más dura y consistente.
Es en esta zona, concretamente desde el punto 2.056 m.
hasta el 2.057 m., en donde se localiza la única señal, aunque
sea ligera, de rodada, según se aprecia en la zona central de la
figura 60. No se sabe si dicha señal corresponde, por los
motivos que veremos más adelante, a la rodada derecha o a la
izquierda.
En todo el recorrido del tramo no aparecen laterales
rocosos que lo delimiten.
Sólo había sedimentos, de escasa potencia, en los siete
primeros metros, habiendo permanecido la roca en superficie en el resto del tramo.
A pesar de la escasez de datos existente sobre este
tramo, su recorrido tiene una gran importancia, porque en
sus últimos metros y en los primeros del siguiente, se
efectuó la clausura o abandono de su trazado original, susti-
tuyéndolo por otro trazado situado más a la izquierda que tan
sólo Llega a separarse de él un máximo de algo más de metro
y medio más adelante, antes de que se lleguen a unir otra vez
ambos en la segunda mitad del tramo 2.120-2.140 m. La
falta de señales no nos permite concretar en qué punto se
inició la desviación. Pensamos que debió hacerse en tomo al
punto que queda reflejado en el cuadro de la figura superior.
Por dicho motivo la única señal citada de rodada que
hemos documentado no sabemos si pertenece a la izquierda
del camino más antiguo o a la derecha del más moderno,
aunque ésto en realidad importa poco.
Por razones que veremos, descartamos la posibilidad de
que una de estas dos trayectorias corresponda a un apartadero como ha ocurrido en otros casos.
Así pues, en los siguientes tramos desaibiremos diferenciadamente las trayectorias de ambos reconidos especificando si pertenecen al trazado primitivo o al trazado final del Camino Principal.
De todas formas esta modificación del trazado no tendría
mayor interés que las de otros casos similares ya vistos en
nuestro anterior libro al tratar de los caminos del interior de la
ciudad, si no fuera por el interesante dato de la presencia de
una casa ibérica construída sobre uno de ellos, obviamente el
camino más antiguo. Sobre ello volveremos más adelante.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos de este tramo sigue siendo similar a la de los tramos
que venimos describiendo. Concretamente de -0'69 m. La
pendiente llega solamente a alcanzar en este caso el-3'45%.
t
CAMINO FINAL
CAMINO INICIAL
o
Fig. 60.-Sección en el Punto 2.056'20 m.
1
898.70
Fig. 61.-Sección
1m
en el Punto 2.065'17 m.
[page-n-118]
TRAMO 2.060-2.080 m. CAMINO FINAL
Al igual que viene ocurriendo en los restantes tramos de
esta zona, la totalidad del presente sigue estando muy desmantelada (Lám. CXXXVI).
La base rocosa ha conseguido mantenerse desde el
inicio hasta el punto 2071'80 m., aunque ha sufrido una
fuerte erosión en la que se incluye la pérdida de bloques
enteros de regular tamaño, tal y como se aprecia, como
ejemplo, en la lámina antes citada.
Solamente en uno de estos bloques, aislado, que ha permanecido in situ (Lám. CXXXV), se ha conservado la señal
de la carrilada derecha, la cual no llega a recorrer siquiera la
longitud de un metro: concretamente desde el mnto
2.064770 m. hasta el 2.065'60 m.
Apartir del citado punto 2.071'80 m., la base rocosa del
camino desaparece, no volviendo a presentarse otra vez
hasta llegar al último metro del tramo, en donde se encuentra
muy rebajada y lógicamente sin señales del camino.
Los sedientos no existían en la primera mitad del
tramo, aflorando la roca en superficie. En la segunda mitad
éstos llegaban a tener una potencia máxima de 0'65 m.
El punto 2.065'17 m. ha sido el único en el que se ha
podido realizar una sección. En ella se aprecia claramente la
carrilada derecha del "Camino Moderno" y la izquierda del
"Camino Antiguo", reconstruyéndose el resto de la sección
de ambos (Fig. 61).
Como único dato relevante de este tramo se observa
cuán lentamente se van separando ambos trazados. En el
punto de la sección apenas llega esta separación a medio
metro, después de haberse iniciado unos diez metros más
atrás. En el tramo 2060-2080 m. del Camino Inicial o
antiguo veremos en la sección efectuada un metro más adelante, la continuación de sus dos carriladas, conservadas en
dicho punto. El Camino Final o moderno no ha tenido tanta
suerte, quedando sólo la señal antes citada. Su rodada
izquierda ha desaparecido al haberse desgajado un gran
trozo de roca, según se aprecia en la figura 61.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos del
tramo sigue siendo escasa, concretamente de -1'06 m., a
pesar de que la segunda mitad del tramo ha sufrido el desmantelamiento de la capa superficial con pérdida de dos a
tres decenas de centímetros de espesor de roca. La pendiente
es, pues, del -5'30%.
Lám. CXXX1V.-Vista general del Tramo 2.040-2.060 m.
Lám. CXXXVL-Vista del Tramo 2.060-2.080 m. Camino Final.
Lám. CXXXV.-Detalle de cardada.
[page-n-119]
TRAMO 2.060-2.080 m. CAMINO INICIAL
La fotografía de la lámina CXXXVIII nos permite apreciar la trayectoria general de este tramo del Camino Inicial o
primitivo y su proximidad a la trayectoria que sigue el trazado más moderno, a su izquierda.
Su conservación general es relativamente buena, si la
comparamos con la que tienen los otros tramos situados en
esta zona, sobre todo a partir del punto 2.064'50 m. hasta el
final. Esta buena conservación ha sido debida a la construcción de casas ibéricas encima de él, según veremos más adelante, lo que ha contribuido a preservarle de los agentes erosivos.
Los 4'50 m. primeros de este tramo están perdidos totalmente (Lám. CXXXWIi). A partir de aquí se puede apreciar
la carrilada izquierda que se continúa hasta el punto 2.067
m. (Lám. CXXXVII). La derecha sólamente se percibe en
torno al punto 2.066'50 m., lugar en donde se ha realizado
la sección de la figura 62.
Ambas carriladas vuelven a reaparecer en el punto
2.073'50 m., continuándose por debajo de los muros y pavimento de un departamento ibérico. La anchura media de las
rodadas oscila entre los 0'25 m. y 0'30 m. (Fig. 63).
Sólo se habían acumulado sedimentos a partir del punto
2.069'40 m., alcanzando su mayor potencia -unos 0'60 m.en los dos últimos metros, coincidiendo con la zona en la
que se sitúa uno de los muros ibéricos.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos del tramo es de -0'57 m., dando una pendiente del
-2'85%.
Aunque el departamento citado será estudiado con detenimiento en el Apéndice, damos ahora su situación y características generalesjuntamente con detalles relacionados con
el camino.
Fig. 62.-Sección en el Punto 2.066'44 m.
Lám. CXXXVI1.-Detalle del camino.
Fig. 63.Sección en el Punto 2.074'58 m.
[page-n-120]
Lám. CXXXVII1.-Vista del Tramo 2.060-2.080 m. Camino Inicial.
[page-n-121]
Su planta es rectangular, muy alargada, conservándose
toda ella salvo el muro de cierre de la fachada, que calculamos se situaba en tomo al medio metro más afuera de la
parte conservada. Su longitud, pues, oscila en torno a los 5
m., siendo su anchura interior de 1'90 m.
La parte más interna de la habitación está excavada en
el frente de un farallón situado a la derecha del camino, formando tres niveles a modo de anchos escalones. El más bajo
de ellos se sitúa ligeramente por encima de la cota de la base
del camino (Fig. 64).
Lám. CXXXM.-Detalle. Departamento ibérico.
Fig. 64.-Sección en el Punto 2.076 m.
[page-n-122]
El citado cortado rocoso lateral que sirve de fondo a este
departamento se continúa durante un largo trecho, corriendo
casi paralelo al Camino Principal y después al Camino G.
Por las señales rupestres que aparecen en él, parece ser que
se instalaron casas ibéricas en todo su frente.
La roca que hace de pavimento en el departamento que
estamos describiendo está perfectamente regularizada, como
es habitual en las casas ibéricas. habiéndose abierto un
hueco a modo de silo de boca circular en el "escalón" más
alto (Lám. CXXXK). El suelo de la parte opuesta del departamento, la situada encima del camino, ha sido regularizada
con una capa muy dura y apelrnazada de barro y chinarrillo
hasta conseguir nivelarlo con el resto del piso (Fig. 64).
Colocándonos de frente a la fachada observamos que el
muro de la derecha apenas conserva dos hiladas de piedras
en la parte situada sobre el camino, apoyando directamente
sobre el realce central. La falta de sedimentos entre la base
del muro y el camino así como el relleno que se ha hecho de
los huecos de las rodadas, parece indicar que no pasó apenas
tiempo entre el abandono del camino y la construcción del
edificio.
Según se aprecia en la lámina CXLI, una de las piedras
que lo compone afloraba en superficie cuando se realizó la
excavación arqueológica, indicando la escasa potencia de
los sedimentos depositados en esta zona. En la lámina CXL,
por el contrario,-se observa una mejor conservación del
muro izquierdo (el muro del fondo de la citada lámina), que
mantenía hasta cinco hiladas de piedras. En esta lámina se
aprecia con toda nitidez cómo ambos muros cortan perpendicularmente el camino.
Según la situación de la parte más saliente del muro
izquierdo, calculamos que la fachada quedaba situada a una
distancia de alrededor de metro y medio de la rodada
derecha del Camino Final.
Lám. CXL1.-Detalle. Muro ibérico sobre el camino.
Lám.CXL.-Detalle. Muros ibéricos sobre el camino.
[page-n-123]
TRAMO 2.080-2.100 m. CAMINO FINAL
La trayectoria del tramo que se aprecia en la lámina
CXLII es aproximada, ya que no pudimos conseguir ninguna
señal en todo su recorrido que correspondiera a rodadas, laterales rocosos o cualquier otro testimonio que nos indicara su
trazado. Dicha trayectoria se ha fijado simplemente uniendo
la última señal de carrilada que veíamos en el tramo anterior
con la primera que veremos en el tramo siguiente.
El firme descubierto es de un tipo de conglomerado que
se deshace con facilidad.
La potencia de sedimentos, todos ellos térreos con muy
pocas piedras, oscilaba en torno al metro de altura.
La diferencia de cotas que hay entre los extremos del
tramo es practicamente nula: +0'08 m., por lo que no existe
apenas pendiente: +0740%.
O
-m
-
--
5cm.
-L
=
Descripción de materiales
49. Fragmento de borde de ánfora. Su pasta es de color ocre grisáceo, compacta y con desgrasantes pequeños. Ambas superficies son también del
color citado.
Diámetro del borde: 10'2 cm. Altura conservada: 2'9 cm.
50. Fragmento de borde de ánfora. Su pasta es rosada en los laterales y gris
en el núcleo. Ambas superficies son también de color rosado.
Diámetro del borde: 13'6 cm. Altura conservada: 3'1 cm.
51. Fragmento de borde de un pequeño vaso de pasta gris. Las superficies
son de color gris negruzco.
Diámetro del borde: 9'2 cm. Altura conservada: 2'2 cm.
52. Fragmento de borde de un pequeño vaso de pasta compacta y color gris,
al igual que ambas superficies.
Diámetro del borde: 11'2 cm. Altura conservada: 1'8 cm.
53. Fragmento de borde. La pasta es gris en el núcleo y de color naranja en
los laterales, como las superficies.
Lleva como decoración una banda y línea paralelas en el interior del
borde y otra línea en el cuello, en rojo vinoso.
Diámetro del borde: 15 cm. Altura conservada: 2'4 cm.
54. Fragmento de borde. Su pasta es gris en el interior y anaranjada en el
exterior, al igual que las superficies, con finos desgrasantes.
Mantiene como decoración una banda pintada en el borde de color rojo
vinoso.
Diámetro del borde: 15'4 cm. Altura conservada: 2'8 cm.
I
1 53
i I
í
Fig. 65.-Fragmentos
cerámicas procedentes del camino.
[page-n-124]
[page-n-125]
TRAMO 2.080-2.100 m. CAMINO iNICIAL
Tal y como se observa en la fotografía de la lámina
CXLIiI, en el presente tramo no se aprecia ninguna señal
que corresponda a restos del camino. Su trayectoria se ha
tenido que establecer uniendo las señales de carriladas que
aparecían en el tramo anterior con las que se observan en el
tramo siguiente.
En su trazado empiezan a aparecer silos medievales de
boca circular excavados en los sedimentos térreos depositados sobre el camino y cuyos fondos inciden también en la
base rocosa.
En los siguientes tramos tendremos ocasión de seguir
viendo otros, todos ellos muy juntos y de similares dimensiones.
Uno de ellos aparece en este tramo justamente en el
centro del camino, desde el punto 2.088'90 m. hasta el
2.090'70 m., es decir, con un diámetro de 1'80 m.; otro,
también en el centro del camino, se ubica desde el punto
2.097'50 m. hasta el 2.098'80 m., y un posible tercero se
sitúa en torno al punto 2.094'50 m.
Todos estos silos carecían de materiales arqueológicos,
no suministrando ni un modesto fragmento cerámica. De
todas formas, sólo se limpiaron de todo el conjunto de silos
existente en esta zona, los fondos de tres de ellos; los restantes se dejaron intactos desde el nivel del camino hasta su
fondo.
En tomo al punto 2.082'60 m., es decir, muy cerca de la
habitación ibérica que veíamos en el tramo anterior, apareció
en la parte inferior del perfil del lateral derecho, una ánfora
ibérica, fragmentada pero prácticamente completa (Fig. 66).
Los sedimentos acumulados sobre el camino oscilan en
tomo a los 1'40 m. de potencia durante todo el recorrido del
tramo. Su composición es de tierras, con muy pocas piedras
de pequeño tamaño.
Su pendiente es también prácticamente nula (-2'45%) al
tener una diferencia de cotas de -0'49 m.
Descripción de materiales
55. Ánfora ibérica que se ha podido componer por completo. Sus superficies son de colorocre rosado.
Diámetro del borde: 1392 cm.
90 cm.
Fig. 66.-Ánfora ibérica procedente de este tramo.
[page-n-126]
TRAMO 2.100-2.120 m. CAMINO FINAL
Su conservación es bastante buena en general como
consecuencia de que el trazado vuelve a internarse otra vez
en una zona de roca caliza. Sólo en los 1'50 m. primeros
siguen apareciendo conglomerados (Lám. CXLY).
Las carriladas se conservan en casi todo el recorrido,
estando muy marcadas desde el punto 2.102m hasta el 2.106
m. &ám. CXLIV). A veces aparecen dobles, como desde el
punto 2.109 m. al 2.112'50 m. (Fig. 67). A partir del último
punto citado el camino realiza un fuerte escalón. .
iusto en el
,,
iugar del que sale, a la izquierda, el Camino F.
El ancho máximo que alcanzan las carriladas es de 0'32
m. en el punto 2.105'80 m. de la derecha, y de 0'40 m. en el
punto 2.104'60 m. de la izquierda. Los mínimos son de 0'10
m. en el punto 2.102'50 m. y de 0'12 m. en el 2.101'20 m.
de la derecha e izquierda, respectivamente.
La profundidad máxima a la que llegan las bases de las
rodadas con relación a los laterales rocosos es de 0'37 m. en
el punto 2.105'60 m. de la derecha y de 0'60 m. en el 2.104
m. de la izquierda.
Con respecto al realce central del camino, la profundidad máxima de la rodada derecha es de 0'35 m. en el punto
2.105'40 m. La profundidad máxima de la izquierda llega a
0'56 m. en el punto 2.103'50 m.
La última medida citada es del mayor interés, ya que
modifica el diámetro mínimo que teníamos asignado para las
ruedas de los carros que circularon por Meca. Concretamente
dicha medida hay que aumentarla, según este dato, en 0'14 m.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos extremos
del tramo es de -1'14 m. La pendiente es, pues, del -5'70%.
Lám. CXLiiI.-Vista del Tramo 2.080-2.100 m. Camino Inicial.
Fig. 67.4ecciÓn en el Punto 2.110'75 m.
Lám. CXLIV.-Detalle del camino.
Lám. CXLV.-Vista del Tramo 2.100-2.120 m. Camino Final.
[page-n-127]
TRAMO 2.100-2.120 m. CAMINO INICIAL
La conservación general del tramo es mala en casi todo
su recorrido (Lám. CXLVI).
Sólamente conserva carriladas desde el punto 2.101'80
m. hasta el 2.106 m.
En el primer punto citado empieza a aparecer otra vez la
roca caliza, sustituyendo a los conglomerados.
A partir del segundo se pierden las señales del camino
debido tanto a la blandura de la roca, como a que se han instalado fondos de silos medievales en ella. También en la
zona media hay un fuerte escalón coincidiendo con la salida
del Camino F.
En el punto 2.116'50 m. aparece un muro medieval colocado sobre el camino perpendicularmente a él. Conserva un
máximo de tres hiladas de piedras, de las cuales la superior
afloraba en superficie. La base del muro se eleva 0'83 m.
sobre la roca basa1 por la que discurría el primitivo camino
ibérico.
La fotografía de la Lám. CXLW nos muestra la factura
del muro y cómo éste se asienta sobre una serie de estratos
casi horizontales, con un ligero buzamiento hacia el N.
De arriba a abajo se observa una capa de tierra suelta de
entre 0'05 m. y 0'15 m. de potencia en la que se intercalan
pequeñas zonas de chinarros. Sigue una capa de cenizas de
0' 10 m. de ancha cuya formación parece ser consecuencia de
un fuerte incendio. Le sigue otro potente estrato de chinarro
pequeño de 0'20 m. de ancho, sin duda producido por los
arrastres de fuertes lluvias, y, finalmente, el último estrato de
unos 0'45 m., de tierras cada vez más compactas según se
profundiza, formado por la deposición lenta de elementos
térreos entre los que apenas se intercala alguna piedrecilla.
Nos encontramos, pues, en una zona con muy poca
inclinación, que en época iberica debió ser prácticamente
llana, realizada o aprovechada para edificar, especialmente
en la parte derecha del camino.
La fotografía de la lámina CXLM nos muestra el ancho
de la excavación que se hizo en esta zona para descubrir los
dos caminos. Hay un momento en el que éstos casi llegan a
unirse, concretamente en el punto 2.103'50 m. En la sección
de la figura 68, sacada en dicho punto, se observa dicha proximidad, al mismo tiempo que nos ilustra sobre la profundidad de la rodada izquierda en relación con el realce central
del camino (0'56 m.) en orden a establecer el diámetro
mínimo de las ruedas de los carros.
Fig. 68.Sección en el Punto 2.103'50 m.
[page-n-128]
Lám. CXLV1.-Vista del Tramo 2.100-2.120 m. Camino Inicial.
[page-n-129]
Los arrastres acumulados en esta zona, que oscilan entre
los ochenta centímetros y el metro, así como la anchura
excavada, supusieron un enorme esfuerzo por el gran movimiento de tierras realizado. Aproximadamente, sólo en este
tramo se extrajeron en torno a los ochenta metros cúbicos de
sedimentos.
Este esfuerzo fue necesario para poder despeiar las múltiples incógnitas que se acumulaban a la hora de comprender
el trazado de los caminos en una zona tan compleja como
ésta. En efecto, en una pequeña extensión de terreno existía
un nudo de caminos que sin duda es el más importante de las
vías de Meca. Del Camino Principal salen aquí tres caminos
secundarios, uno de los cuales cruza al primero, tras realizar
éste una curva de 180". Aparte de ello, existe el camino
abandonado que complicaba la interpretación, y, por último,
se veía todo agravado por la mala conservación de las vías,
debido a la erosión o a trasformaciones medievales, y por la
potencia de los sedimentos.
Todas las incógnitas fueron despejadas salvo una que se
refiere al Camino F. Sobre él no sabemos por ahora con
seguridad si correspondió al Camino Inicial en un principio
o si ha sido siempre un camino secundario. Esta duda la
podremos aclarar si conseguimos continuar la trayectoria del
citado camino más allá de donde le hemos dejado. De todas
formas es un camino cuyo trazado siempre nos ha resultado
extraño por la prácticamente insalvable pendiente que tiene
desde su salida del Camino Principal hasta que le cruza tras
recorrer veinte metros. Al hablar de este camino secundario
volveremos sobre estos aspectos.
La diferencia de cotas que hay entre los extremos del
tramo es de sólo -0' 10 m., lo que da una pendiente del-0'50%.
"
Lám. CXLVLII.-Detalle. Vista desde el final del tramo.
Lám.CXLVn.-Detalle, Muro medieval.
[page-n-130]
Lám.CXLM.-Detalle. Viita desde el final del tramo.
[page-n-131]
TRAMO 2.120-2.140 m. CAMINO FINAL E INICIAL
[page-n-132]
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Lám. CL1.-Vista
del Tramo 2.120-2.140 m. Camino Final.
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[page-n-133]
Incluimos aquí en un único tramo los dos caminos
porque al llegar a la mitad de sus respectivos recorridos se
unen en uno solo. La trayectoria del Camino Inicial (Lárn.
CL) mantiene el trazado rectilíneo que tuvo su recorrido,
mientras que el Camino Final (Lám. CLI) tiene que hacer
una curva a la derecha para retomar el trazado primitivo.
La primera mitad de ambos está muy alterada reconociéndose en ellas apenas algunas marcas seguras que se las
pueda considerar como restos del camino. Este estado sigue
siendo el resultado de que la roca basa1 sea blanda y de que
se hayan realizado modificaciones medievales consistentes
en la excavación de silos.
Antes de terminar el recorrido de la primera mitad del
Camino Inicial, éste es cortado perpendicularmente por un
muro medieval (Lám. CL) paralelo al que nos encontramos
en el tramo anterior. Tiene las mismas características físicas
y de situación que aquél, por lo que parece corresponder a la
misma construcción. Se ubica en tomo al punto 2.124 m.
La composición y potencia del relleno son similares a
las que veíamos en el tramo anterior.
En la primera parte del Camino Final se empieza a notar
mayor densidad de fondos de silos excavados en su base
(Lam. CLII). La potencia de sedimentos en esta zona es más
alta al discurrir el camino a una cota algo inferior. En concreto su altura oscila en tomo a 1'20 m.
Como ya hemos dicho, los diez últimos metros son
comunes a los recorridos de ambos caminos. La potencia de
los sedimentos disminuye aquí, oscilando en tomo a los 0'70
m. de altura.
La conservación en esta parte es bastante buena, con las
carriladas bien marcadas (Fig. 69) en los puntos en los que
no han sido cortadas por excavaciones de fondos de silos
(Lám. CLIII). Estos suelen tener un diámetro que oscila en
tomo al metro.
Los centros de dichos fondos se sitúan en los siguientes
puntos: en 2.123'50 m., en la zona izquierda del camino; en
2.126'40 m., en el centro del camino; en 2.130 m., en el
centro del camino (Lám. CLIII); en 2.130'40 m., en la zona
derecha del camino; en 2.132'20 m., en el centro del camino;
en 2.133'40 m., en la zona izquierda y en 2.137'80 m., en la
zona derecha del camino.
Sus profundidades pueden variar notablemente, desde el
citado en último lugar, con apenas una profundidad de 0'15
m., hasta el mencionado antes de él (punto 2.133'40 m.),
señalado con el jalón en la lámina acabada de citar, que profundiza 0'80 m. por debajo del nivel de la base del camino.
De todos los silos sólo se limpiaron estos dos últimos,
dando resultados informativos nulos en cuanto a materiales.
En los demás silos descubiertos sólamente se delimitaron
sus bordes.
Contemplando la extraordinaria densidad de fondos de
silos descubiertos en el camino, y que sin duda se extienden
por la zona situada a su derecha, parece razonable pensar que
no deben corresponder a lugares de almacenaje familiares, sino
a un conjunto de depósitos comunales de época medieval.
En el último metro del tramo aparece otro muro
medieval que vuelve a atravesar perpendicularmente el
camino, manteniendo sólo dos hiladas de piedras. Su parte
más baja se sitúa ahora a 0'30 m. de altura sobre la base del
camino, y la más alta a 0'60 m., casi a nivel de superficie.
En este último metro también da comienzo la curva de
180" a la izquierda que veremos en el tramo siguiente, al
mismo tiempo que se inicia la salida del Camino G.
El desnivel entre los puntos extremos del tramo se
invierte ahora dando positivo. Concretamente su diferencia
de cotas es de nada menos que de +lY80 originando una
m.,
pendiente del +9%. Este dato no tendría mayor interés que el
anecdótico apuntado, si no fuera porque en el siguiente
tramo la diferencia de cotas entre sus extremos llega a ser d .
-2'98 m., según veremos.
Según la sistemática tendencia que se aprecia en la realización del trazado del Camino Principal, por la que éste
siempre va descendiendo, no es consecuente con dicha tendencia el realizar ahora sin motivo una subida con una pendiente del 9% para inmediatamente después efectuar una
bajada con el 14'90%. Esta incongruencia es uno de los
aspectos no aclarados suficientemente hasta ahora, en orden
a realizar la interpretación de los recorridos de los Caminos
F, G y Principal, ya sea éste en su trazado antiguo o moderno.
Al tratar del Camino F volveremos a hablar sobre esto.
Fig. 69.-Secci6n en el Punto 2.134' 10 m.
Lám. CLI1.-Detalle del Camino Final.
[page-n-134]
Lám. CLIII.-Detaiie de la segunda mitad del tramo.
[page-n-135]
TRAMO 2.140-2.160 m.
Lám. CLiV.-Vista general del Tramo 2.140-2.160 m..
[page-n-136]
Casi la totalidad del trazado de este tramo corresponde
a una curva de 180" (Lám. CLIV).
Esta clase de curva no es la primera que vemos en los
trazados de los caminos de Meca.
Recordemos que una similar, más cerrada por condicionantes topográficos, se situaba en la que llamamos Gran
Curva del Camino Hondo, en el interior de la ciudad. Otra se
encuentra en el tramo 1.760-1.780 m., no documentada por
la carencia de datos físicos.
Este tipo de trazado en los caminos de ruedas ha sido
desde época ibérica hasta nuestros días el único posible en
terrenos que tienen mucha pendiente para poder llegar de un
punto a otro, cercanos entre sí pero a muy distinta altura,
realizando el mínimo recorrido.
Casi la totalidad de su firme está compuesto por conglomerados que no conservan señal alguna de cardada.
Sólamente el medio metro inicial del tramo es de caliza, así
como el último metro de su recomdo.
En el primer punto mencionado se aprecian muestras del
inicio de la curva en la parte izquierda. En el segundo
existen ligeras señales de la rodada derecha.
No hay laterales rocosos delimitando el camino, salvo
en el citado medio metro inicial de la izquierda. Los sedimentos oscilan entre 0'60 m. de altura en el lateral izquierdo
y un metro en el derecho.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos del tramo es de -2'98 m., lo que supone un -14'90%
de pendiente.
Fig. 70.-Fragmentos
Descripción de materiales
56. Fragmento de borde, de pasta compacta, gris en el núcleo y ocre en los
laterales. Ambas superficies son de este último color.
Lleva como decoración una línea en el cuello pintada en rojo vinoso.
Diámetro del borde: 20'8 cm. Altura conservada: 2' 1 cm.
57. Fragmento de borde de un plato. Su pasta es de color ocre en el núcleo
y gris en los laterales. Lleva desgrasantes calizos finos que son visibles
en las superficies. Estas son de color ocre, la exterior con bandas grises.
Mantiene dos líneas paralelas pintadas en rojo vinoso en la superficie
exterior.
Diámetro del borde: 25 cm. Altura conservada: 2 cm.
58. Fragmento de borde de un recipiente de gran tamaño. Su pasta es compacta, de color naranja y con finos desgrasantes. Ambas superficies son
también del color citado.
Contiene como decoración una banda en el borde pintada en rojo
vinoso.
Diámetro del borde: 24'6 cm. Altura conservada: 3'8 cm.
59. Fragmento de borde, de pasta gris en el núcleo y anaranjada en los laterales, con desgrasantes muy finos. Las superficies son de color ocre.
Lleva línea y banda en el borde, y banda y línea en el cuello, paralelas
y pintadas en rojo vinoso.
Diámetro del borde: 22 cm. Altura conservada: 3'1 cm.
60. Fragmento de borde. Su pasta es de color naranja, portando desgrasantes muy finos. La superficie exterior es ocre y la interior anaranjada.
Está decorado con una banda en el borde y banda y línea paralelas en el
hombro, pintadas en rojo vinoso.
Diámetro del borde: 16'2 cm. Altura conservada: 4'9 cm.
61. Fragmento de borde de pasta gris y desgrasantes muy finos. Sus superficies llevan engobe ocre.
Diámetro del borde: 23'2 cm. Altura conservada: 2'4 cm.
cerámicas procedentes del camino.
[page-n-137]
TRAMO 2.160-2.180 m.
El trazado de este tramo corre paralelo y muy cerca del
último cortado rocoso de la ladera, que va desapareciendo
según nos desplazamos hacia el Oeste (Lám. CLVI).
En la segunda mitad las cardadas son profundas (Fig. 71)
debido a la gran pendiente que hay en esta zona (Lám. CLV).
Existen laterales rocosos a partir del punto 2.166'30
m., yendo progresivamente en aumento el izquierdo según
nos acercamos al punto 2.177'40 m., en donde fue cortado
hasta el punto 2.179 m. para formar el cruce con el Camino
F (Lám. CLV).
Los sedimentos oscilan alrededor de los 0'40 m. de
potencia en la primera mitad y de los 0'90 m. en la segunda.
El ancho máximo de los carriles es de 0'32 m. en el punto
2.171'70 m. del derecho y de 0'31 m. en el punto 2.175'90 m.
del izquierdo. Los mínimos son 0'11 m. y 0'12 m. en los
puntos 2.173'10 m. y 2.173'70 m. del derecho e izquierdo.
La profundidad máxima de las rodadas con relación a
los laterales rocosos es de 0'38 m. en el punto 2.169'30 m.
de la derecha y de 1'20 m. en el punto 2.175'80 m. de la
izquierda. La profundidad mínima es nula en varios puntos
de la primera mitad.
La altura máxima del realce central con relación a las
bases de las rodadas es de 0'42 m. en el punto 2.175'60 m.
de la derecha y de 0'28 m. en el punto 2.174 m. de la
izquierda. Hay alturas nulas en varios puntos de la primera
mitad.
La diferencia de cotas entre los extremos del tramo llega
a -3'55 m., originando una de las pendientes más altas
vistas: -17'75%.
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Fig. 71.-Sección en el Punto 2176'07m.
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a
Lárn. CLV.-Detalle
del camino.
[page-n-138]
Lám. CLV1.-Vista general del Tramo 2.160-2.180 m.
[page-n-139]
TRAMO 2.180-2.200 m.
Este es el último de los tramos del Camino Principal que
hemos descubierto hasta el momento (Lám. CLVIIi).
Su trazado es ligeramente curvilíneo, precisamente buscando el cortar con una pendiente adecuada las curvas de
nivel de esta parte de la ladera baja noroccidental del
Castellar de Meca.
En este tramo, muy bien conservado, volvemos a encontrarnos con el típico aspecto del camino que desde hacía
muchos tramos no encontrábamos (Lám. CLX), con realce
central y cardadas bien marcadas (Fig. 72) sobre una roca
basa1 consistente.
No obstante, se observan algunos cortes o rebajes en los
laterales rocosos que lo delimitan y que parecen corresponder a allanamientos medievales.
A dicha época pertenece un fuerte muro hecho con piedras de regular tamaño (Lám. CLVQ del que se han conservado hasta tres hiladas y cuya esquina se interna casi hasta
el centro del camino en el punto 2.187'80 m. Su parte más
baja se sitúa a unos 0'30 m. de altura sobre el realce central
del camino.
Con relación a la forma de construcción de los muros
medievales, hemos venido observando una y otra vez cómo, a
diferencia de los muros ibéricos cuyos cimientos siempre
apoyan sobre la roca, nunca los de esta etapa profundizan hasta
encontrar una base sólida sobre la que cimentar. Ni siquiera
ocurre esto en los casos en que la capa de tierra sobrepuesta a
la roca es delgada, como ocurre con el muro antes citado o con
el que vimos en la parte final del tramo 2.120-2.140 m.
Fig. 72.Secci6n en el Punto 2195'55m.
Lám. CLVI1.-Detalle. Muro medieval.
[page-n-140]
Los laterales rocosos de este tramo no alcanzan mucha
altura, no existiendo en los seis primeros metros de la
derecha.
De esta zona sale, formando una curva pronunciada a la
misma mano, el Camino H, concretamente en torno al punto
2.183 m. En la lámina CLIX se aprecia perfectamente cómo
la carrilada izquierda de dicho camino se señala sobre el
realce central del Camino Principal.
Los anchos máximos que tienen las carriladas llegan a
0'38 m. en el punto 2.194'60 m. de la derecha y a 0'34 m.
en el punto 2.193'70 m. de la izquierda. Los anchos mínimos
se sitúan en los puntos 2.183'20 m., con 0'15 m., y 2.185'80
m., con 0'14 m., de la rodada derecha e izquierda, respectivamente.
La profundidad máxima que tienen las carriladas con
relación a los laterales rocosos es de 0'50 m. para la derecha
en el punto 2.192'50 m. y de 1'30 m. para la izquierda en el
punto 2.180'40 m. Las profundidades mínimas se sitúan en
los puntos 2.182 m. y 2.191'70 m. de la derecha e izquierda,
en los que s61o se alcanzan 0'00 m. y 0'25 m., respectivamente.
Las alturas a las que llega el realce central del camino
sobre las bases de las rodadas adquieren unos máximos de
0'42 m. en el punto 2.192'60 m. de la derecha y de 0'36 m.
en el punto 2.195'50 m. de la izquierda. Las mínimas son de
0'07 m. para la derecha en el punto 2.182 m. y de 0' 14 m.
para la izquierda en el punto 2.181 m.
Al igual que veíamos con los restos físicos de este
tramo, también se normaliza algo la diferencia de cotas entre
sus puntos extremos, que llega ahora a -2'08 m. Esto da una
adecuada pendiente para la circulación de carros de un10'40%.
Según se aprecia en el plano fotogramétrico de Meca
(Fig.l), los dos últimos tramos descubiertos del Camino
Principal tienden a dirigirse hacia una zona en la que no
existen ya grandes dificultades orográficas que salvar.
Las mismas curvas de nivel van estando cada vez menos
apretadas, indicando con ello la existencia de terrenos
menos inclinados y sin cortados rocosos.
No quiere esto decir que a partir de aquí el Camino
Principal no vaya a tener ningún problema de trazado, ya
que antes de llegar a zonas más llanas tendrá que atravesar
áreas complicadas existentes en la parte oriental de la finca
Los Palancares; pero la dirección que a partir de aquí toma,
sensiblemente hacia el Oeste, no creemos que la deje ya
durante muchos tramos.
Lám. CLVm.-Vista general del Tramo 2.180-2.200m.
L b .Cm.-Detalle. Vista desde abajo.
Lám.CLIX.-Detalle. Cmce con el Camino H.
[page-n-141]
CAMINO A
La existencia de este camino nos era ya conocida desde
el primer año en que empezamos a trabajar en Meca. En
aquella época y durante las numerosas prospecciones
visuales que realizamos tanto dentro como fuera de la ciudad,
a fin de tener un mejor conocimiento del yacimiento arqueológico, observamos la presencia de varios metros de carriladas al descubierto bien marcadas sobre la roca basa1 del
paso artificial realizado en el cortado situado a unos 160 m.
al Este de la torre oriental de Meca, fuera ya de la ciudad.
Con el fin de ver la trayectoria que seguía este camino
secundario, se realizaron prospecciones en el año 1985,
siempre hacia el Este, a partir del citado punto, obteniéndose
resultados en parte positivos y en parte negativos. También
se intentó seguir su trayectoria en dirección a Meca, pero las
señales desaparecieron a los pocos metros, por lo que desistimos momentáneamente de su seguimiento. Por otra parte
nos parecía más interesante procurar saber a dónde conducía
que de qué punto del Camino Principal arrancaba.
De entre los resultados positivos a los que nos hemos
referido, destacamos el hecho de haber logrado seguir su trazado hasta una distancia de la ciudad cercana a los dos kilómetros.
La dirección constante que marca su trayectoria,
siempre hacia el Este, nos dio la posibilidad de intuir la finalidad para la que fue construida esta vía y su destino: Poner
en comunicación la ciudad ibérica con la zona de la laguna
de San Benito.
La propia laguna de San Benito, actualmente inexistente
por haber sido desecada artificialmente, y, en general, toda
la zona situada en la base oriental del Mugrón, debió ser un
territorio extremadamente rico en caza y pesca, en bosques
con gran variedad de especies arbóreas, en ricos prados para
el ganado y en fértiles huertas para el cultivo. La abundancia
de agua (en la actualidad y a pesar de la desertización de la
zona, se comercializa agua del subsuelo, embotellada), la
rica tierra sedimentaria y el benigno clima son factores que
obligatoriamente tuvieron que determinar la riqueza citada.
Sin duda alguna esta zona surtió a la numerosa y próspera población ibérica de Meca de materias primas tan
importantes como vegetales y animales para la alimentación
y para el suministro a diversas industrias derivadas de aquellos: maderas para la construcción, artesanía, fabricación de
herramientas, etc., arcillas para proveer a la industria alfarera en la confección de vasijas y adobes o ladrillos, pieles...
e incluso es muy probable que se explotara algún yacimiento
de mineral, como el de cobre procedente de una mina superficial que aparece en los mapas geológico-mineros de la
zona a la que el camino se dirige.
Así pues, según nuestra opinión, este camino fue construído exclusivamente para poder transportar materiales
importantes o necesarios para la ciudad de Meca desde una
zona en la que aquellos abundaban.
No existe posibilidad aparente de que esta vía uniera
Meca con una hipotética vía principal que pasara por el
llano, ya que de ser así, para acceder a ella, primero habría
de atravesar una zona sembrada de profundos barrancos,
altos cortados y áreas pantanosas, sin necesidad alguna, ya
que desplazando esta vía apenas quinientos metros hacia el
Norte, no tendría que superar ninguno de los obstáculos orográficos mencionados. Precisamente, por aquí pasa la carretera actual de Alpera a Casas de Madrona y una antigua vía
(posiblemente ibérica) cuyas profundas carriladas se
observan a tramos, llevando la dirección de Játiva. En otro
orden de cosas, la parte final del camino en la que detuvimos
nuestra prospección, empezó a suministrar interesantes
datos sobre zonas de calzada pavimentadas con grandes lajas
sujetadas con quitamiedos ortoédricos de gran tamaño.
Sobre el estudio de estos interesantes datos no hemos podido
incidir hasta el momento en la forma que queremos por problemas de escasez de subvenciones, esperando acometer su
documentación y estudio en próximas campañas.
Los resultados negativos a los que hacíamos mención
anteriormente, se refieren a su conservación. Apenas en todo
el recorrido se pudieron detectar con claridad varias
pequeñas zonas con presencia de carriladas. La abundante
vegetación de monte bajo y medio, a veces impenetrable,
cuyo desarrollo viene favorecido por su situación en la
umbría del Mugrón, ha hecho que sus raíces hayan ido descomponiendo la base rocosa en muchas áreas, motivando la
desaparición del camino. Resulta paradójico que en esta
situación la excavación o limpieza del camino sea la única
posibilidad de que éste se conserve, eliminando la vegetación de la zona del camino y evitando así la acción desintegradora de las raíces. En otras ocasiones las torrenteras han
motivado la formación de profundos cortes en esta empinada
ladera y, por lo tanto, también en el camino.
Como decíamos, conocíamos la existencia de esta vía y
su trazado por la ladera Norte del Mugrón, pero no fue hasta
la Campaña de Excavaciones de 1989 cuando pudimos descubrir en qué parte del Camino Principal iniciaba su trayectoria.
Por razones metodológicas, en este libro sólo describimos su salida del Camino Principal y los dos primeros
tramos de su recorrido, ya que apenas hemos podido documentar y estudiar los 50 m. iniciales (Lám. CLXI), a la
espera de poder seguir descubriendo los siguientes tramos
hasta enlazar con los que se prospectaron en 1985.
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Lám. CLX1.-Vista
del Camino A desde la torre
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[page-n-143]
TRAMO 0-20 m.
Lám. CLXII.-Vista del entono.
[page-n-144]
Lám. CLXm.-Vista general del Tramo 0-20 m.
[page-n-145]
El Camino A empieza su recorrido a partir del Camino
Principal poco después de atravesar éste la puerta de salida
de la ciudad (Lám. CLXIII), concretamente, en el punto
914'50 m. Inicia su trayectoria realizando una curva de 180"
que forma una semicircunferencia perfecta (Lám. CLXIV).
Esto hace que tome el sentido contrario al que lleva el
Camino Principal, dirigiéndose hacia el Este (Lám. CLXII).
Para realizar esta curva se tuvo que rebajar previamente
el lateral rocoso derecho hasta una profundidad superior a
1'78 m., que es la altura que ha llegado hasta nosotros; pero
hay que tener en cuenta que incluso el mogote pétreo en el
que se apoya el jalón en la lámina CLXIV, fue rebajado tam-
Fig. 73.Sección en el Punto 3'85 m.
bién en altura al menos un metro, según el perfil que pudo
tener la ladera en esta zona durante la Edad del Bronce.
El hueco dejado por el rebaje del inicio del Camino A
fue utilizado en época medieval para acceder al praefumium
del horno situado sobre el Camino Principal que vimos al
describir el tramo 905-920 m.
A fin de poder documentar este interesante tramo, se
hubo de excavar hasta una profundidad cercana a los tres
metros, a partir de la superficie en que habíamos hallado el
terreno, encontrándose en esta operación uno de los muros
de una habitación medieval que había sido instalado sobre
esta curva, en una posición prácticamente perpendicular a la
trayectoria del Camino Principal en esta zona. Su recorrido
se iniciaba en el Camino principal y terminaba a la altura del
punto 6 m. del Camino A.
El pavimento de la citada habitación estaba situado
sobre la capa de sedimentos que se fue formando sobre el
camino a partir de su abandono y que alcanzaba una potencia
de 0'82 m. (Fig. 73). Así pues, el paso a la cámara de combustión del horno anteriormente citado, se realizaba por el
espacio comprendido entre este muro y el cortado rocoso del
lateral derecho,del Camino A, dejando un estrecho pasillo de
unos 0'60 m, de ancho, arrimado al lateral citado, y de una
profundidad similar, excavando los sedimentos depositados
a partir de la destrucción de la ciudad ibérica.
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[page-n-146]
Una vez pasada la curva, el resto del tramo es recto,
quedando esta parte de su trayectoria muy cercana a la
base de la torre derecha de la puerta de la ciudad (Lám.
CLXII).
En toda esta última zona del Camino A existía un apartadero a la izquierda, del que no quedan señales por haber
desaparecido parte de la plataforma rocosa del lateral
izquierdo del camino. Los restos de la terminación de este
apartadero los tendremos ocasión de ver en los primeros
metros del tramo siguiente.
El estado de conservación de este tramo es bueno solamente en los 4'50 primeros metros de su recorrido. En el
resto las huellas de las carriladas han desaparecido al
haberse desmantelado la base rocosa por erosión, ya que en
esta zona la roca es muy deleznable y salta con facilidad
(Lám. CLXV). Sólo la carrilada izquierda se puede apreciar
ligeramente en los dos últimos metros del tramo.
Las mediciones realizadas nos han dado los siguientes
datos: El ancho máximo de los carriles es de 0'37 m., tanto
en el punto 3'80 m. del carril derecho como en el punto 3'70
m. del izquierdo.
La profundidad máxima que alcanza la rodada derecha
con relación al punto más alto del lateral rocoso es de 1'78
m. en el punto 0'80 m. La profundidad mínima sobre este
lateral es de 0'20 m. en el punto 4'50 m. Tanto la profun-
didad máxima como la mínima de la carrilada izquierda es
0'00 m. con relación a todo este lateral.
La altura máxima que alcanza el realce central del
camino sobre la base de la rodada derecha es de 0'10 m. en
el punto 4 m., y sobre la base de la rodada izquierda de 0'15
m. en el punto 3'70 m. La altura mínima es nula en la mayor
parte del recorrida del tramo.
La diferencia de cotas existente entre los puntos
extremos del tramo es de solamente -0'30 m., lo que da una
pendiente del -1'50%. Es decir, es un tramo prácticamente
horizontal, construído de esta forma para favorecer la
maniobrabilidad de los carros en el apartadero que lleva
anejo. Este es sin duda el más importante y amplio de
cuantos apartaderos se construyeron en los caminos de
Meca. Como en otro capítulo nos detendremos más en el
análisis y estudio de éste y de los demás apartaderos, sólo
queremos señalar ahora que las huellas que se observan en
la Lám. CLXIV, más marcadas que las del propio Camino
Principal, indican la intensidad de su utilización. Hay que
tener en cuenta que en este apartadero debían esperar los
carros que ascendían a que quedara despejado el Camino
Hondo de los vehículos que bajaban por él para salir de la
ciudad. Posiblemente también en esta zona se debía esperar
a que se efectura un control, previo a la entrada a la ciudad,
tanto de personas como de mercaderías.
k CLXV.-Detalle del lateral derecho.
.
[page-n-147]
TRAMO 20-40 m.
Su conservación general es buena, con carriladas muy
bien marcadas (Lám. CLXVII), salvo en el primer metro del
tramo y en los últimos 4'50 m., donde la excelente definición de los perfiles que de aquellas se aprecian en la fotografía, se difuminan o se pierden.
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~ á mCLXVI.-~etaiíe del camino.
.
La totalidad de su trazado, así como el de Ia segunda
mitad del tramo anterior y también, posiblemente, el de los
siguientes, corren paralelos a la muralla (Lám. CLXWI).
En el tramo que nos ocupa, ésta se sitúa a una distancia
de alrededor de los ocho metros del carril derecho. Su base
queda levantada unos tres metros sobre la cota de la base del
camino. Desde ésta hasta aquélla, la roca va ascendiendo de
forma escalonada, formando a modo de estrechas terrazas
sucesivas que oscilan en torno a los 0'80 m. de ancho y que
parecen haber sido hechas artificialmente con el fin de dificuitar la instalación de torres de asalto (Lám. CLXIX y fig.
74). La muralla que se observa en la lámina citada no es la
ibérica, (la cual, en donde se conserva, está confeccionada
con bloques ortoédricos ciclópeos), sino la medieval, que
por el contrario está hecha con piedras pequeñas entre las
que no faltan sillares ibéricos de escaso tamaño. Parece estar
situada en el mismo lugar que la ibérica.
Todo el lateral rocoso izquierdo de este tramo ha ido
desapareciendo a lo largo de los siglos, bien por erosión,
bien por desgajamiento natural de bloques pétreos enteros
del extremo de la cornisa rocosa sobre la que discurria el
camino y el apartadero. Queda incluido en este desmantelamiento natural un buen trozo del apartadero, especialmente
parte de la primera mitad de este tramo y la totalidad del que
contenía el tramo anterior, según se puede apreciar en las
fotografías de las láminas CLXVI y CLXVm (esta última
está tomada en dirección contraria a la anterior). El apartadero conserva varios metros de carriladas bien marcadas
(Fig. 74), que llegan a unirse con las del camino en el punto
28 m. La máxima distancia que se ha conservado entre los
carriles del apartadero y los del camino es de 0'62 m. en el
punto 23'60 m.
Prácticamente la primera mitad del tramo es horizontal,
iniciándose un descenso rápido y continuado en el punto
32'60 m. Desde aquí en adelante, para realizar la base del
camino, se tuvo que ir cortando la roca de la ladera de forma
que el lateral derecho queda ahora levantado alrededor de
metro y medio sobre dicha base (Lám. CLXVm). Sin duda
[page-n-148]
alguna, este cortado, tan próximo a la muralla, sirvió también como obstáculo defensivo.
El ancho máximo del carril derecho se sitúa en el punto
22'10 m., con 0'80 m., y el del izquierdo en el punto 23'60
m., con 0'62 m. Los anchos mínimos se ubican en el punto
26 m., con 0'10 m. y 0'19 m. para el carril derecho e
izquierdo, respectivamente.
La profundidad máxima de las rodadas con relación a
los laterales rocosos es de 1'45 m. para la derecha en el
punto 37'40 m. y de 0'31 m. para la izquierda en el punto
27'70 m. Las mínimas son nulas en el punto 21'20 m. de la
derecha y en el punto 35'40 m. de la izquierda.
Con relación a las alturas máximas que llega a tener el
realce central del camino con respecto a la cota de las bases
de las rodadas, son de 0'25 m. para la derecha en el punto
25'90 m. y de 0'34 m. para la izquierda en el punto 3 1'30 m.
Las mínimas llegan a ser nulas en varios puntos del tramo.
La diferencia de cotas que existe entre los dos puntos
extremos es de -1'32 m., aunque, como ha quedado señalado, aproximadamente la primera mitad es horizontal. La
pendiente total del tramo es del -6'60%.
Lám. CLXVilI.-Detalle de los últimos metros del tramo.
Fig. 74.Sección en el Punto 26'05 m.
Lám. CLXVI1.-Vista general del Tramo 20-40 m.
Lám. CLXM.-Detalle desde abajo.
[page-n-149]
CAMINO B
Tras la salida del Camino A, a pocos metros de la puerta
de la ciudad, el siguiente camino que parte de la Vía
Principal según vamos descendiendo por ella, no se nos presenta hasta haberse recorrido algo más de medio kilómetro,
concretamente unos 525 metros.
Se comprende fácilmente la falta de vías secundarias en
toda esta zona de la ladera Norte de Meca, con sólo echar una
mirada al mapa fotogramétrico (Fig. 1). Nosotros mismos
nunca pensamos en la existencia de este camino y, por esta
razón, en un primer momento, no se prospectó esta zona en
busca de vías, ya que nos parecía ilógica su existencia.
Por este motivo, la detección del Camino B fue debida
exclusivamente a la casualidad, al igual que ocurrió con el
Camino E, según veremos más adelante.
Como decíamos, si observamos el mapa de la figura 1,
vemos que la trayectoria que sigue este camino no tiene
salida por ningún sitio debido a los altos cortados rocosos
que existen al Norte y al Noreste.
Las hipótesis que hemos barajado para determinar o
explicar el por qué de la existencia de su trazado, son las
siguientes: En primer lugar, la única trayectoria que podría
seguir sin que tenga que encontrar excesivas dificultades
orográficas en su recorrido, es hacia el Este, saliendo por el
cortado artificial que se observa en el Cuadro F14 del citado
plano fotogramétrico. Pero esta trayectoria es la que lleva
precisamente el Camino A, según hemos visto, por lo que
hay que desecharla.
Cabría la posibilidad de pensar que el Camino B pudiera
ser una vía anterior al Camino A, quedando abandonada una
vez construído éste, pero nos parece extraño que se construyera un camino más de medio kilómetro más abajo, para
que, después de recorrido, se fuera a parar prácticamente al
mismo punto.
Por otra parte esta hipótesis va en contra del sistema
general de trazar los caminos que siempre se siguió en Meca,
y es que una vez que se inicia un camino, se procura que su
trayectoria sea siempre descendente por razones obvias. En
el caso que nos ocupa, si fuera de esta forma, el camino
empezaría en un punto bajo para ir después ascendiendo, lo
cual va en contra de la lógica más elemental, ya que se puede
iniciar sin dificultad a una cota más alta.
Otra posibilidad tenida en cuenta es la de que pudiera
tener su salida por un paso artificial practicado en el cortado
rocoso situado al NE., concretamente en el Cuadro 18 del
mapa fotogramétrico. Pero si nos fijamos en la distancia que
existe desde el inicio del Camino B hasta el citado uaso
(unos 200 metros), y el desnivel que se tiene que salvar
(unos 30 metros) en dicho espacio, su construcción resultaría muy complicada para que pudieran circular carros, a no
ser mediante la realización de curvas y contracurvas muy
apretadas, normalmente evitadas por los iberos.
Como última posibilidad se puede apuntar a que la trayectoria, que en principio toma la dirección NE., cambiara
después hacia el O. o SO., mediante el trazado de una curva.
Esta hipótesis es aún más ilógica por la existencia ya de un
camino que se dirige hacia esas direcciones.
c es echando las hipótesis expuestas no encontramos
sentido a la existencia de este camino si no es que fuera una
vía sin salida que solamente comunicara áreas habitadas o
industriales (hornos?) situadas en la ladera septentrional,
entre el Camino Principal y el cortado rocoso que recorre el
Norte. También descartamos que sirva de acceso a la necrópolis.
Lo que sí podemos asegurar es que no es una vía de
comunicación importante, según demuestran los restos que
de ella han quedado, y que tendremos ocasión de ver más
adelante en su descripción. Allí observaremos que apenas se
perciben en algunos puntos huellas de carriladas, hecho éste
que consideramos debido tanto a ser una vía con poco tráfico
relativo, como por estar ubicada en una zona en la que la
erosión ha
su desaparición. En efecto, toda esta
área está muy desprotegida y formada además por un tipo de
roca caliza muy deleznable.
Por todas estas razones, y a pesar de nuestros reiterados
intentos por descubrir mediante minuciosas prospecciones
visuales y la realización de catas, algo más de la trayectoria
de este interesante camino, de forma que nos pudiera ilustrar
sobre su razón de ser, no pudimos conseguir descubrir de él
más de lo que consta en la descripción. Por ello, el estudio
de este camino lo damos por cerrado en este libro, a no ser
que se realicen descubrimientos imprevistos que nos indiquen la conveniencia de proseguir su investigación.
La misma falta de señales comentada también la tenemos
en su unión con el Camino Principal (Lám. CLXX). Esta la
ubicamos en torno al punto 1.4406. por ser esta zona la única
con una orografía que pudo hacer posible su salida de él.
De igual manera situamos en esta confluencia un apartadero, aunque no haya señales de él, simplemente por
deducción, si tenemos en consideración las distancias regulares a las que son situados. En efecto, si tenemos en cuenta
que el apartadero anterior se situaba en tomo al punto 1.200
m., y que el siguiente no puede ser otro que el importante de
la Fuente de Meca (alrededor del punto 1.640 m.), el apartadero que supone el inicio del Camino B se sitúa a la distancia ideal y justamento en tomo al punto medio de la distancia que separa los apartaderos citados.
[page-n-150]
m
Lám. CLXX.-Vista del Camino B y del Principal.
[page-n-151]
TRAMO 20-40 m.
La totalidad del tramo 0-20 m. y la mayor parte del 2040 m. no conservan señales del trazado de este camino. Los
agentes atmosféricos, el tipo de roca, la vegetación y el coincidir la zona con un espolón de la ladera, han ocasionado una
fuerte erosión que incluye pérdida de roca.
Actualmente se ven grandes bloques pétreos desgajados
que han quedado instalados tanto sobre la zona por la que
discurría el camino como por los alrededores (Lám.
CLXXJI).
Durante los nueve primeros metros del recorrido del
tramo no aparece la roca basa1 en superficie debido a ser una
zona desmantelada. Por este motivo no se realizó ninguna
labor de limpieza o excavación.
La única parte de su trayectoria en la que se han mantenido señales de rodadas, se sitúa entre el punto 34'70 m. y el
39'50 m. No están extraordinariamente marcadas (Lám.
CLXXI), pero son señales inequívocas de rodadas, muy erosionadas por estar situadas superficialmente. En algunos
puntos de la citada parte aparecen cardadas dobles que
corresponden a distintos niveles o alturas. En el tramo
siguiente aumentan las rodadas paralelas, observándose tres
o más niveles diferentes. Esto es debido al deslizamiento
trasversal de las ruedas, consecuencia de la inclinación
lateral del camino.
Fig. 75.-Sección en el Punto 38'44 m.
Según se puede apreciar en la sección de la figura 75, al
realizar el trazado de este camino no se efectuó un allanamiento previo de la base rocosa, como es lo habitual. Por
dicho motivo los carros que circularon por este tramo y el
siguiente debieron hacerlo llevando una gran inclinación.
Este aspecto en concreto lo volveremos a tratar con mayor
detenimiento en el Capítulo N.
En este tramo no existen laterales rocosos que delimiten
su trayectoria, siendo por ello muy escasos los sedimentos
acumulados en él.
La pendiente que existe desde el inicio de este camino
hasta el punto 40 m. es prácticamente nula. Los veinte primeros metros tienen una diferencia de cota de -0'70 m., lo
que supoae una pendiente del -3'50%. La diferencia entre el
punto 20 m. y el 40 m. es de +0'08 m., es decir, que tiene
una pendiente del +0'04%.
Lám. CLXX1.-Detalle.
Señal de rodada.
[page-n-152]
TRAMO 40-60 m.
Sólo se han excavado los diez metros primeros del recorrido de este tramo (Lám. CLXXV).
A partir del punto 49'50 m., lugar en donde se situaba la
última señal de rodada, empezó a aparecer un tipo de roca
caliza que, debido a su textura, pensamos era prácticamente
imposible que pudiera conservar huellas de carriladas. Por
ello, tras avanzar 1'50 m. más, con resultados negativos,
decidimos abandonar la excavación de este tramo.
También la prospección superficial de la zona por la que
debería continuar, ofrecía la presencia de roca de las mismas
características, por lo que dimos por concluidos definitivamente los trabajos de su descubrimiento.
No existen laterales rocosos salvo en torno al punto
49'40 m. de la derecha, en donde se eleva un máximo de
0'60 m. sobre la base de la carrilada de este lado.
La rodada derecha se conserva bien delimitada y con
bastante profundidad (Fig. 76) desde el punto 43'20 m. al
46'20 m. (Lám. CLXXUI) y desde el punto 47'20 m. hasta
el 49'40 m. (Lám. CLXXIV). En el punto 47'90 m. llega a
tener una anchura máxima de 0'27 m. El ancho mínimo es
de 0' 10 m. en el punto 43'30 m.
En la parte izquierda del camino se observan sucesivos
niveles de rodadas (Lám. CLXXV y fig. 76) a lo largo de los
5'50 m. primeros del tramo.
O
Fig. 76.4ección en el Punto 44'65 m.
Lám. CLXXiIi.-Detalle del camino.
1m
Lám. CLXXIV.-Detalle de la carrilada derecha.
Lám. CLXXV.-Vista general del Tramo 40-60 m.
[page-n-153]
CAMINO C
Al contrario de lo que comentábamos al tratar del
Camino B, con relación a su forma de descubrimiento, teníamos la certeza de que el Camino C debía existir como una
de las vías secundarias, y así obramos en consecuencia.
Esto lo intuímos desde el momento en que descubrimos
las huellas del Camino Principal que se metían debajo del
aljibe medieval situado más abajo de la Fuente de Meca, y
esta intuición nos llevó a prospectar la zona comprendida
entre el Castellar y el cerrillo situado a Poniente en pos de su
descubrimiento.
Es curioso este tipo de presentimiento que sin motivo e
incluso a veces en contra de toda lógica, se tiene, resultando
luego verdadero. Este es el caso que al principio nos ocum'a
con el Camino C. Por un lado teníamos esa intuición pero,
por otro, iba en contra de la lógica, ya que según la configuración de los terrenos circundantes, la única dirección
posible que podía tener era hacia el S-SE., siguiendo el descenso paulatino que marcan las curvas de nivel, pero con la
incoherencia de que su trayectoria no tenía salida, sino que
conducía a un vallecillo cerrado con un estrecho barranco en
su fondo. A pesar de todo, el trabajo de prospección comentado se realizó, pero sus resultados fueron negativosy abandonamos la búsqueda.
Años más tarde, tras el descubrimiento del recorrido del
Camino Principal de acceso a la ciudad, y una vez trasladadas las trayectorias al plano, tuvimos mayor certeza sobre
la existencia de este camino.
Nuevamente se realizaron prospecciones, ampliando el
radio de acción a unas 18 Ha. y cubriendo todas las posibilidades de su trazado, que incluía la hipotética realización de
fuertes curvas y contracurvas, a pesar de que según nuestra
experiencia no era lo habitual en los trazados de vías ibéricas.
Muchas horas e incluso jornadas se dedicaron a prospectar toda esta ladera, subiendo y bajando, comprobando
cualquier señal por ligera que pareciera en la roca o las posi-
bles plataformas, pero los resultados siguieron siendo negativos, quedando ya casi definitivamente convencidos de que
este camino había desaparecido, por no decir que no existía.
En la campaña de 1990-91, durante la que se descubrieron los últimos tramos, que ahora publicamos, del
Camino Principal y los inicios de los Caminos B, E, F, G y
H, nos dimos cuenta por primera vez de la existencia de una
compleja y estudiada red de caminos, ubicados de tal forma
que, partiendo del Camino Principal, comunicaban la ciudad
con cualquier punto de las laderas y se dirigían a todas las
direcciones posibles de los llanos circundantes.
Con este estado de la cuestión ya no nos quedaron dudas
de que el Camino C existió, aunque no pudiéramos encontrar señal alguna de él por haber desaparecido a consecuencia de la erosión. Pero en la investigación las hipótesis
o las creencias no sirven si no tienen demostración, y por
ello, debíamos insistir una vez más en su descubrimiento.
Viendo la configuración de las trayectorias que seguían
los caminos hasta entonces descubiertos, trasladamos
aquélla al Camino C, trazándole sobre el plano como si realmente existiese.
De esta forma. tras un estudio meticuloso de las diferencias de cotas que las curvas de nivel señalaban para situar
el camino, redujimos la búsqueda solamente a unas 4Ha., ya
que, según nuestros cálculos, de existir, tendría que pasar
por las zonas que habíamos calculado previamente sobre el
plano. Es decir, el camino tendría que salir de las proximidades de la Fuente de Meca, pasar por la parte más honda de
la zona situada entre Meca y el cerrillo occidental y seguir
descendiendo paulatinamente por la ladera Oeste de Meca
hasta tomar la dirección SE. Más adelande, cerca del cortado
que forma el barranco del fondo del vallecillo, nos fue imposible imaginar su trayectoria.
De acuerdo con lo dicho, se iniciaron otra vez los trabajos de búsqueda, haciéndose varias catas entre Meca y el
cerrillo, siempre con resultados negativos. Se ajustó la prospección de la ladera de Meca al máximo según nuestros cálculos, haciéndola más meticulosa, hasta que por fin percibimos una ligera señal en la roca que, tras su comprobación
y limpieza, vimos que correspondía a la carrilada derecha
del camino. Se situaba a más de medio kilómetro de la
Fuente de Meca, en la ladera SO. del cerro, concretamente
en el cuadro B4 del plano fotogramétrico (Lám. CLXXW).
Lo descubierto d e este camino a partir de entonces es
poco y está mal conservado, temiéndo que podamos obtener
pocos datos de él, debido a que prácticamente ha desaparecido por discurrir por una zona desprotegida y muy erosionada. Solamente, por ahora, hemos conseguido situarle por
los escasos restos de sus carriladas en el cuadro citado y en
el E3 (Lám. CLXXVI).
No perdemos, sin embargo, la esperanza de que si conseguimos seguir sus huellas hacia el Sur, podremos obtener
interesantes datos sobre su trazado, sobre todo al llegar a la
zona del barranco, en donde es posible que exista alguna
señal de la forma de salvarlo.
Creemos que este camino no tuvo tanto tráfico como los
caminos secundarios F, G o H que se dirigen al Norte y Este,
pero, de todas formas, sus carriladas demuestran que fue
bastante utilizado. Pensamos que se dirige hacia el Sur, bordeando los vallecillos formados en la ladera occidental del
Mugrón, llegando hasta tierras de labor dedicadas a cultivos
de secano.
[page-n-154]
Lám. CLXXV1.-Vista desde la ciudad del Primer Tramo.
Lám. CLXXW.-Vista desde la ciudad del Segundo Tramo.
[page-n-155]
TRAMO 220-240 m.
La localización de este tramo se trató de realizar en sentido inverso, es decir, a partir del que veremos seguidamente, por ser éste en el que se localizaron las señales de las
caniladas.
Decimos "se trató de localizar" porque, al final, no se
pudo conseguir. Aunque en todo el recorrido de este tramo
no hemos hallado ninguna señal del camino (Lám.
CLXXX), incluímos su trayectoria porque es la que debió
tener, de acuerdo con la dirección que siguen las carriladas
del tramo siguiente y porque se dirige hacia la parte más baja
de la zona que separa el Castellar de Meca del cerrillo
situado al Oeste. De todas formas, también es posible que su
trayectoria sea ligeramente más a la derecha de donde la
hemos colocado.
Creemos que, si existen otras zonas con restos de este
camino, éstos serán escasos y mal conservados, al menos en
los primeros centenares de metros. Lo pensamos porque la
roca no es muy consistente, exfoliándose o deshaciéndose en
pequeños trozos con facilidad, y porque su trazado discurre
por una ladera cuya roca basa1 no está protegida con sedimentos, según podemos observar en la fotografía (Lám.
CLXXVIII) sacada desde la cima de Meca y en una aproximación tirada con teleobjetivo (Lám. CLXXIX).
Obviamente, faltan también laterales rocosos que, en
otras ocasiones, a falta de carriladas, determinan la trayectoria del camino.
La potencia de los sedimentos es escasa, como ya hemos
dicho, oscilando entre un máximo de 0'70 m. y un ml'nimo
de 0'30 m. de altura.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos del tramo es de -2' 11 m. lo que supone una pendiente del -10'55%.
Lám. CLXXVIJI-Detalle. Vista del Primer Tramo.
Lám. CLXX1X.-Detaiie. Aproximación.
[page-n-156]
TRAMO 240-260 m.
á .
Su conservación general es mala C m CLXXXII),
debido a la blandura de la roca, que salta con facilidad al resquebrajarse en pequeños trozos. También ha influído en su
estado la superficialidad de la roca, la cual está cubierta por
una capa de sedimentos que oscila entre 0'20 m. y 0'40 m.
solamente. Por estos motivos apenas se conservan señales de
carriladas en puntos aislados, coincidiendo con zonas en las
que la roca basal se hace más dura, concretamente entre los
puntos 247'10 m. y 257 m.
De las dos carriladas, la derecha (Lám. CLXXXI) conserva más restos que la izquierda. Esta apenas se nota en
tomo a los puntos 247'50 m.-250'50 m. y 254'50 m.-257 m.,
situándose su cota normalmente por encima de la del realce
central del camino Wig. 77).
En el punto 253'45 m. hay un agujero de poste en el
realce central, cerca de la rodada derecha, y otro en el punto
255'95 m., en el centro del realce central. Los diámetros de
ambos son de 0'20 m.
Los anchos máximos de las carriladas son de 0'35 m.
para la derecha en el punto 249'40 m. y de 0'22 m. para la
izquierda en 247'60 m. La m'nima conservada de la derecha
es de 0' 10 m. en el punto 247'40 m.
Al no haber laterales rocosos no hay datos de las
rodadas en relación con ellos. Sólo se aprecia un máximo de
0'10 m. en el punto 248'30 m. del lateral izquierdo.
Las alturas máximas del realce central sobre las bases de
las carriladas son de 0'17 m. en el punto 250'40 m. para la
derecha y de 0'04 m. en 247'90 m. para la izquierda.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos del
tramo es de -1'07m., lo que supone una pendiente del -5'35%.
Lám. CLXXX.-Vista general del Tramo 220-240 m.
Fig. 77.-Sección en el Punto 248'40 m.
Lám. CLXXXJ.1.-Vista general del Tramo 240-260 m.
[page-n-157]
TRAMO 540-560 m.
A partir del tramo anterior tenemos que recorrer trescientos metros para localizar otra vez la trayectoria que
sigue el Camino C.
Concretamente el presente tramo fue detectado a partir
del hallazgo de una señal de la carrilada derecha en el punto
en donde se ha hecho la sección (Fin. 78).
559'30 m. Sus profundidades con relación a los laterales son
de 0' 14 m. en el punto 551'20 m. de la derecha y de 0'03 m.
en el 553'60 m. de la izquierda.
La diferencia de cotas entre los puntos extremos del
tramo es de -1'21 m., lo que nos da una pendiente del -6'05%.
Fig. 78.-Sección en el Punto 559'70 m.
Lám. CLXXXEi.-Detalle de caniladas.
[page-n-158]
TRAMO 560-580 m.
Al igual que el anterior tramo, éste se halla en general
muy desmantelado (Lám. CLXXXVI) por estar la base
rocosa bastante descompuesta.
De las dos carriladas, la derecha se conserva mejor. Se
aprecia perfectamente desde el punto 560 m. al 560'80 m. y
desde el 568'60 m. al 574'50 m. (Lám. CLXXXV). En el
resto del recorrido se ha perdido.
La cota de la carrilada izquierda está siempre por
encima de la de la derecha una media de 0'30 m. (Fig. 79).
Las señales que permanecen de aquélla son ligeras y escasas,
apreciándose levemente desde el punto 560 m. al 562'80 m.,
en torno al punto 567 m. y desde el 574'70 m. al 577 m.
Solamente hay lateral rocoso en los ocho primeros metros del izquierdo, en donde se eleva un máximo de 0'60 m.
Los sedimentos que cubrían este tramo eran escasos, lo
que sin duda ha venido favoreciendo su erosión. La mayor
potencia se situaba en la zona media, en donde casi alcanzaban el medio metro.
Los anchos máximos de las carriladas eran de 0'19 m.
en el punto 560'50 m. para la derecha y de 0'16 m. en el
punto 560'90 m. para la izquierda.
La profundidad máxima de la carrilada derecha con
relación a su lateral rocoso era de 0'60 m. en el punto 566'90
m.; la mínima era de 0' 18 m. en el punto 560'90 m.
La altura máxima que tenía el realce central del camino
sobre las bases de las rodadas era de 0'40 m. en el punto
561'90 m. para la derecha y de 0'08 m. en el punto 560'40
m. para la izquierda. Las mínimas eran nulas o negativas en
varias zonas.
La diferencia de cotas existente entre los puntos
extremos del tramo es de -1'87 m., lo que supone una pendiente del -9'35%.
Lám.CLXXXIV.-Vista
general del Tramo 540-560 m.
Irn
O
1
I
Fig. 79.4ección en el Punto 560'74 m.
' '
1
Lám. CLXXXV.-Detallt
U I
G
carril derecho.
Lám. CLXXXVL-Vista general del Tramo 560-580 m.
I
[page-n-159]
CAMINO D
El descubrimiento de este camino secundario fue el
último que se realizó de cuantos publicamos en este libro. Su
localización fue consecuencia del análisis lógico de la distribución de los caminos que existen en el entorno próximo de
Meca (Lám. CLXXXVIi).
En efecto, tras haberse ido descubriendo, una tras otra,
todas las vías que ahora estudiamos, faltaba una dirección
hacia la que no se dirigía ninguna y que, sin embargo, debía
existir, de acuerdo con el sistema de red de caminos realizado en Meca, ya anteriormente comentado.
En la descripción del Camino Principal veíamos que la
trayectoria de éste, a palhr de la zona de la Fuente de Meca
y hasta que cambia su dirección mediante una curva de 180"
para enfilar el aljibe situado debajo de aquélla, se había perdido por completo. A pesar de nuestros esfuerzos no habíamos sido capaces de encontrarlo por situarse en una zona
densamente poblada en época medieval, cuyos habitantes
habían desmantelado en ocasiones la base rocosa para
extraer piedra con la que construir sus viviendas o simplemente lo habían hecho para allanar los suelos de sus casas.
Por esta razón, al igual que no pudimos seguir la trayectoria del Camino Principal, tampoco conseguimos descubrir
los inicios del Camino C, según vimos al tratar de él, y lo
mismo nos ha ocurrido con el Camino D.
Así pues, aunque nuestras conjeturas sobre su existencia
fueron válidas, y no se tardó mucho tiempo en que encontráramos testimonios físicos de este camino, no hemos conseguido averiguar su punto de conexión con el Camino
Principal, al igual que nos ha ocurrido con el Camino C.
Según nuestros cálculos, creemos que este camino sale
unos cien metros más adelante de donde lo hace el Camino
C, es decir, cerca del inicio de la curva citada anteriormente,
antes de que el Camino Principal cambie de dirección.
En dicho punto el Camino Principal tiene que realizar
esta fuerte curva por razones topográficas, abandonando por
primera vez la dirección de su trayectoria hacia el Oeste
desde que salió de la ciudad. Más adelante, una vez salvados
los obstáculos orográficos de esta zona, vuelve a retomar la
citada dirección, según hemos visto.
El Camino D, sin embargo, no abandona esta dirección,
llegando en cierto momento a discusrir en paralelo con el
Camino Principal, aunque con una diferencia de cota en
tomo a los cuarenta metros por encima de él. Por dicha razón
hemos llegado a pensar en la posibilidad de que el Camino
D fuera primitivamente el Camino Principal dada su constante tendencia a dirigirse al Poniente.
Sea acertada o no esta hipótesis poco importa; el
hecho es que la intensidad del tráfico que demuestran las
huellas de sus carriladas es inferior a la que tuvo el que
llamamos Principal, y por ello debemos considerarle como
vía secundaria.
Si bien, como decimos, no hemos podido detectar su
punto de salida del Camino Principal, ni los primeros metros
de su recorrido, el hallazgo de señales de sus carriladas no
fué difícil, especialmente porque había relativamente poco
espacio físico por el que necesariamente tenía que discurrir
en el caso de que existiera.
Para su detección aplicamos el principio general de que
el camino tenía que ir bajando de cota y, en este caso, dirigirse hacia el Oeste. Sólo tuvimos que prospectar visualmente el espacio situado al Norte del cerrillo y, cerca de
unos cortados rocosos de varios metros de profundidad,
pudimos apreciar las señales de rodadas en algunas zonas.
La continuación de la prospección hacia atrás nos dio
como resultado el descubrimiento del tramo que describiremos a continuación y que es el más cercano al Camino
Principal que hemos conseguido hallar, no habiendo servido
en este sentido las minuciosas prospecciones visuales realizadas ni las catas practicadas en varios de los lugares por los
que pensamos debería pasar.
Aunque en principio tanto este camino como el
Principal se dirigen al Oeste, creemos que uno de los dos
tiene lógicamente que variar su dirección. En teoría el que lo
deberá hacer será el Camino D, el cual, tras bordear parte del
cerrillo, posiblemente se dirija, descendiendo lentamente,
hacia el SE. para llegar a una gran extensión de terreno,
prácticamente llano, que debió estar dedicada en la antigüedad al cultivo de cereal, aunque también es posible que
estuviera poblada de bosque o de plantaciones de árboles de
raíces profundas, como el olivo o el almendro, o incluso
fuera en parte zona de pasto para abastecer la importante
cabaña ganadera, especialmente équidos y ovicápridos, que
sin duda debió tener la ciudad de Meca.
Es lógico pensar, hablando de este aspecto económico,
que los terrenos del llano se dedicaran a la ganadería caballar, mientras que terrenos más pobres, como los de la Sierra
del Mugrón fueran más utilizados por rebaños de ovejas,
cabras o cerdos.
En lo que ahora publicamos solamente apuntamos la
existencia de este camino y documentamos los primeros
tramos más cercanos al Camino Principal que hemos conseguido descubrir. Para próximas publicaciones pensamos proseguir su descubrimiento hasta donde nos sea posible, lo que
quizá nos proporcione poder documentar zonas o tramos con
calzada artificial en áreas en las que no exista la dura base
rocosa sobre la que vienen discurriendo todos los caminos
hasta ahora estudiados.
[page-n-160]
te
.-
-
a
Lám. CLXXXVI1.-Vista del Camino D, al fondo.
[page-n-161]
TRAMO 60-80 m.
El primer tramo de este camino, cuya trayectoria hemos
podido documentar, tiene su inicio aproximadamente a unos
sesenta metros de distancia del Camino Principal (Lám.
CLXXXIX).
Los primeros testimonios de la existencia del Camino D
los encontramos mediante prospección visual en los inicios
del tramo siguiente.
Una vez determinado dicho tramo, procuramos seguir
su trazado hacia ambos lados. Especial hincapié hicimos en
seguirlo hacia atrás hasta intentar conectarlo con el
Principal; pero no conseguimos determinar más que la trayectoria del que tratamos, y aún con dudas, ya que no
existen señales evidentes de su trazado.
Esta falta de datos no es debida a la erosión, como
hemos visto que solía ocurrir en el Camino C, sino al desmantelamien6 sufrido por la roca basal en época medieval
con el fn de hacer allanamientos para edificar casas, o
i
incluso a la extracción de piedra para ser empleada en la
construcción.
El hecho es que ni la prospección exhaustiva de alrededor de los sesenta metros que hay de distancia hasta el
Camino Principal, ni la realización de catas, nos ha permitido determinar su trayectoria ni su conexión con aquél. De
todas formas dicha trayectoria no puede variar apenas de la
que hemos marcado con Iínea de trazos en el plano de la
figura 1. A pesar, pues, de que la roca basal en esta zona de
la ladera del cerrillo situado al Oeste de Meca es muy dura
y consistente, según podremos apreciar en una de las
láminas del tramo próximo, apenas se puede percibir una
ligerísima señal de carrilada en el último metro del tramo
(Lám. CLXXXVIII); en el resto, como decimos, no existe
señal alguna.
Entre los sedimentos acumulados sobre él hay una gran
densidad de piedras de pequeño y mediano tamaño, sin duda
pertenecientes a muros de construcciones medievales
situadas en la ladera a la izquierda del camino. Su potencia
oscila alrededor de los 0'60 m. en el lateral izquierdo y entre
los 0'30 m. y los 0'50 m. en el derecho.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos del tramo es de -1'27 m. La pendiente, pues, no es
excesiva, llegando sólo a alcanzar el -6'35%.
~ á mCLXXXVIII.-Detalle de la rodada derecha.
.
[page-n-162]
TRAMO 80-100 m.
La mayor parte de este tramo está muy desmantelado (Lám.
CXCI), manteniéndose las rodadas en zonas de roca dura.
En el punto 80 m. se ven las primeras señales de ambas
carriladas, que apenas recorren un metro la derecha y dos
metros la izquierda.A partir de aquí ambas rodadas aparecen
fuertemente marcadas de trecho en trecho. En los metros
finales la rodada izquierda tiene varios surcos paralelos (Fig.
80). mientras que de la derecha no se aprecia mas que el
surco que se corresponde con el más cercano de la ródada
izquierda (Lám. CXC).
No hav laterales rocosos. La roca afloraba en varios
puntos, entre ellos el primer metro del tramo, que fue donde
se localizó este camino.
La base del tramo hace escalones. En ellos se acumula
el relleno que llega a tener 0'75 m. en torno al punto 82'50
m. A partir del punto 92'20 m. había más sedimentos, los
cuales llegaban a cerca del metro.
Los anchos máximos de las rodadas son de 0'24 m. para
la derecha en el punto 81'10 m. y de 0'41 m. para la izquerda
en el punto 92'50 m. Los mínimos son de 0'18 m. y 0'15 m.
en los puntos 93'30 m. y 99'80 m., para la derecha e
izquierda.
Las profundidades de las rodadas con relación al lateral
izquierdo llegan a un máximo de 0'23 m. en el punto 98'30
m. y a un m'nimo de 0'02 m. en el punto 94'10 m.
Las alturas del realce central sobre las bases de las
rodadas tienen unos máximos de 0'34 m. en el punto 81'40
m. de la derecha y de 0'23 m. en el 98'40 m. de la izquierda.
Los mínimos son nulos o negativos en muchas zonas.
La diferencia de cotas existente entre los puntos
extremos de este tramo aumenta considerablemente, llegando a ser de -2'92 m. La pendiente, pues, es del -14'60%.
Lám.CLXXX1X.-Vista general del Tramo 60-80 m.
Fig. 80.Sección en el Punto 98'90 m.
Lám. CXC.-Detalle
de rodadas paralelas.
Lám. CXC1.-Vista general del Tramo 80-100 m.
[page-n-163]
CAMINO E
El siguiente camino secundario que nos encontramos
tras dejar el cruce con el Camino D, lo hacemos a poca distancia de pasar el aljibe, concretamente en el punto 1982 m.
(Lam. CXCII).
Contrariamente a la forma de realizar la salida de los dos
anteriores, éste lo hace a la derecha, y contrariamente a la
forma de tener los trazados de todos los caminos, la del
Camino E tiene una trayectoria ascendente durante los
tramos descubiertos de su recorrido.
Su hallazgo ocurrió de la misma manera que el del
Camino B, es decir, de forma casual, ya que en ningún
momento pensamos que por esta zona discurría una vía. Por
dicha razón, y como ya se comentó al hablar del otro
camino, el B, que también pasa por esta zona, no se llevó a
cabo su prospección sistemática.
En los últimos días de la campaña de excavación de
1991, mientras se estaba trabajando en el descubrimiento de
la compleja zona del Camino Principal en la que éste cambia
su dirección hacia el SO. mediante la curva de 180°, en torno
al punto 2.140 m., uno de los obreros nos comunicó que por
encima del farallón rocoso situado al lado derecho del
camino, se veían señales de carriladas. En efecto, al subir los
escasos metros que nos separaban del lugar, observamos con
sorpresa la presencia de una rodada de unos 0'40 m. de longitud perfectamente marcada en la roca basal de la ladera,
prueba evidente de la existencia de un camino.
Durante los días siguientes se siguió trabajando en el
descubrimiento de su trayectoria, tanto hacia su conexión
con el Camino Principal como en el sentido contrario.
Según veremos en la descripción, su estado de conservación no era bueno y por ello poco se consiguió en su descubrimiento, ya que tanto hacia un lado como hacia el otro
las señales se perdieron. La poca consistencia de la base
rocosa de esta zona, la erosión y su no excesivo tráfico, han
sido los principales motivos de la carencia de datos físicos
sobre su trazado.
Por estas razones, las meticulosas prospecciones realizadas en las áreas por las que inevitablemente tendría que
pasar el camino, así como las catas que se abrieron para
intentar saber algo más sobre su trayectoria, dieron resultados negativos.
Si bien se puede saber la salida exacta de esta vía del
Camino Principal, aunque no existan allí señales de rodadas,
no podemos decir lo mismo de su destino.
Si recordamos lo que dijimos al hablar del Camino B,
todo el razonamiento que seguimos en su descripción lo
podemos trasladar casi íntegramente a éste en el sentido de
encontrar justificación a su trazado.
Al igual que aquél, no tiene otra salida posible que la que
tiene el Camino A, ya que el resto del contorno de toda esta
zona, según se puede observar en el plano fotogramétrico de
la figura 1, son cortados rocosos de varios metros de profundidad. Pero si esta alternativa era absurda para el Camino B,
todavía lo es más para el E por las mismas razones.
Las únicas dos opciones que podrían dar sentido a su
existencia son las siguientes:
Primera, que sirva para poner en comunicación la ciudad
con una zona de habitación extramuros, una zona industrial o
bien una zona de necrópolis. Alguna de estas opciones la
apuntábamos ya como posible para justificar la existencia del
Camino B, pero según el punto del que sale el Camino E, no
podemos dar como válidas para éste a ninguna de ellas. Es
evidente que para cualquiera de las opciones citadas se podría
haber utilizado el Camino B, sin necesidad de realizar el largo
recorrido que separa su inicio del inicio del Camino E.
La segunda opción es que tuviera salida por el paso
situado en el Cuadro 18, según comentamos también al
hablar del Camino B. Las prospecciones realizadas para
obtener algún dato que pudiera demostrarlo han sido negativas. El propio paso de que hablamos tampoco nos aclara
mucho en uno u otro sentido por la fuerte erosión que ha
venido sufriendo, tanto natural como antrópica, puesto que
es el paso empleado y obligado para subir directamente al
Castellar desde las Casas de Meca, sin tener que dar la vuelta
por la Fuente de Meca para ascender a la ciudad por las escaleras existentes en esta zona.
Lo único que estamos en disposición de afirmar con
cierta lógica es que este camino parece una antigua vía que
fue abandonada tras un cierto período de uso, sustituyéndola
por el trazado del Camino G, que veremos más adelante.
Tanto uno como otro llevan la misma dirección, siendo
sus trazados paralelos y estando separados por apenas veinte
metros de distancia.
Como ya vimos en nuestro segundo libro publicado
sobre Meca, no es extraño ver que los iberos abandonen el
uso del trazado de un camino por el de otro, naturalmente
siempre que conllevara alguna mejora para la circulación
rodada. Este sería el caso del abandono del Camino E por el
G, mediante lo cual se consigue evitar una trayectoria peligrosamente próxima al cortado rocoso, tramos ascendentes y
pasos difíciles, sin hacer más largo el recorrido.
Aunque, como decimos, creemos que este camino fue
abandonado, o por lo menos muy poco empleado después
del trazado del Camino G, sí debió seguir utilizándose, al
menos, el principio de su recorrido como apartadero, de
acuerdo con la adecuada distancia que le separa del anterior,
en la zona del aljibe, y del siguiente, en el lugar que llamamos el Gran Nudo de Caminos.
[page-n-164]
Lám. CXCI1.-Vista del Camino E saliendo del Principal.
[page-n-165]
TRAMO 0-20 m.
Este primer tramo del Camino E se inicia en el punto
1980 m. del Camino Principal (Lám. CXCIV). Está muy
desmantelado en su totalidad, tanto por allanamientos
medievales como por la actuación sobre él de agentes erosivos naturales, ya que la roca basa1 de esta ladera es fácil.
mente degradable, como ya dejamos constancia al tratar del
Camino B, que discurre casi en paralelo y a escasas decenas
de metros por encima.
En la primera mitad del tramo se aprecia que la base del
camino está compuesta por un tipo de roca caliza que se
cuartea y levanta con facilidad. En el punto 4'80 m., en concreto, dicha base realiza un escalón de alrededor de 0' 15 m.
de altura. Sólamente en la segunda mitad aparecen ligeras
marcas de carriladas (Lám. CXCIII), concretamente desde el
punto 11'30 m. hasta el 14'60 m.
No existen en todo el recorrido del tramo laterales
rocosos, ni siquiera el derecho, a pesar de que el trazado es
en ladera. Los sedimentos acumulados varían entre los 0'80
m. de potencia en la parte derecha del tramo y los 0'30 m.
en la parte izquierda.
Tanto las débiles marcas de carriladas que se mantienen
en este tramo, como las que iremos viendo en los siguientes,
nos irán dando motivos para pensar que este camino no
estuvo tan frecuentado por vehículos de ruedas como el resto
de los caminos secundarios, en los cuales las carriladas aparecen más marcadas, incluso en el B.
El hecho de que los dos caminos secundarios que desde
esta zona toman la dirección Este, tengan un tráfico menor,
tiene la justificación de que la salida hacia el citado punto
cardinal es muy problemática, por tener que salvar el alto
farallón que rodea la zona media de la ladera norte. Por ello
pensamos que la utilización de estos dos caminos quedó
reducida a servir de conexión con la parte superior de la
ladera norte, utilizándose los Caminos F, G y H para llevar
el tráfico hacia las zonas situadas al E. y NO. de Meca.
Contrariamente al tipo de pendiente que venimos obser-
-
vando, en este tramo y en los siguientes aquella se hace positiva, es decir, tiene una trayectoria ascendente. La diferencia
de cotas que existe entre sus dos extremos es de +2'29 m., o
sea, una pendiente que llega al +11'45%.
Lám. CXCJlI.-Detalle
de la rodada derecha.
[page-n-166]
TRAMO 20-40 m.
J
Im
El estado de conservación de este tramo es similar al
acabado de describir (Lám. CXCVI).
En los quince primeros metros no existen señales de
carriladas debido a las mismas circunstancias que citábamos
en el tramo anterior. Estas empiezan a ser visibles a partir del
punto 35'40 m., observándose rodadas paralelas tanto en la
derecha como en la izquierda, aunque no están muy marcadas.
Para evitar que los carros pudieran deslizarse lateralmente debido a la inclinación de la ladera y a la falta de laterales rocosos (Fig. 81), debieron ponerse grandes bloques de
piedra en el lateral izquierdo, a modo de quitamiedos.
Desde el punto 31'60 m. hasta el 34 m., aparece un gran
hoyo con una boca circular de 3'40 m. de diámetro, que
corta el camino (Lám. CXCV). Parece ser la base de un silo
medieval del que solamente hemos delimitado el contorno
del borde.
Los sedimentos acumulados sobre el camino oscilan en
torno al metro en todo el lateral derecho, y alrededor de los
0'40 m. en el izquierdo.
Las medidas tomadas solamente se refieren a las alturas
del realce central del camino sobre las bases de las carriladas. Las máximas son de 0'12 m. en el punto 37'60 m. de
la derecha y de 0'20 m. en el punto 38'80 m. de la izquierda.
Las mínimas se hacen nulas en los puntos 35'20 m. de la
derecha y 36'70 m. de la izquierda.
La diferencia de cotas existente entre los puntos
extremos del tramo es de +1'83 m., lo aue suuone una
subida con una pendiente del +9'15%.
Lám. CXCV.-Detalle de fondo de silo medieval.
Lám. CXC1V.-Vista general del Tramo 0-20 m.
Lám. CXCV1.-Vista general del Tramo 20-40 m.
Fig. 81.Sección en el Punto 39 m.
[page-n-167]
TRAMO 40-60 m.
El presente tramo (Lám. CXCVIII) conserva señales de
carriladas únicamente en los siete primeros metros de su
recorrido. En el resto han desaparecido como consecuencia
del desmantelamiento que ha ido sufriendo la capa superior
de la roca basal.
Como ocurría en los anteriores tramos, también en éste
siguen apareciendo dobles carriladas en algunos sitios, bien
marcadas pero poco profundas (Lám. CXCW). Su formación ha sido debida al sucesivo desplazamiento de las ruedas
por la pendiente, ya que no se realizó artificialmenteuna plataforma previa al trazar el camino (Fig. 82).
En los dos primeros metros del recorrido se observan
hasta tres carriladas paralelas en la parte izquierda del
camino. La situada más al exterior desaparece al perderse la
roca.
No existen laterales rocosos, por lo que la potencia de
los sedimentos depositados sobre el camino sigue siendo
escasa. Concretamente tienen una altura que oscila entre
0'50 m. y 0'80 m. en la zona derecha, y entre 0'10 m. y 0'40
m. en la izquierda.
Al igual que en el tramo anterior, sólo hemos conseguido tomar las medidas relativas a las alturas que alcanza el
realce central del camino sobre las bases de las rodadas. Las
máximas son de 0'03 m. en el punto 44'80 m. para la
derecha y de 0'26 m. en el punto 45'30 m. para la izquierda.
La altura mínima se hace nula en el punto 43'10 m. de la
derecha y de 0'04 m. en el punto 41'80 m. de la izquierda.
La diferencia de cotas que tienen los puntos extremos
del tramo sigue siendo similar a las anteriores: +1'82 m. La
pendiente es, pues, del +9'10%.
Fig. 82.-Sección en el Punto 45'60 m.
Lám.CXCW.-Detalle de la carrilada izquierda.
[page-n-168]
TRAMO 60-80 m.
Sólo se conserva en este tramo (Lám. CC) un pequeño
trozo de la carrilada izquierda, con una longitud que apenas
llega a los 0'75 m., en torno al punto 69'50 m., es decir,
donde se ha realizado la sección (Fig. 83).
Fue dicho pequeño trozo, que, según nos muestra la
lámina CXCIX, se hallaba casi en superficie, el que sirvió
para detectar la presencia del trazado del Camino E.
A partir del citado punto se intentó descubrir su trayectoria hacia ambos lados. Era evidente que por un lado tenía
que enlazar con el Camino Principal, por 10 que no tuvimos
más problema para hallar el trazado hasta él, que la escasa
de señales de rodadas, según hemos a o viendo en
las descripciones de los tramos anteriores. Por el contrario,
teníamos a nuestro favor la cercanía del Camino Principal, el
haber localizado el punto de confluencia y la suposición
derivada de la experiencia de que su trayectoria era rectilínea. No tuvimos tanta suerte en poder continuar el camino
en sentido contrario, ya que ni las numerosas prospecciones
visuales realizadas, ni las catas que se abrieron nos ofrecieron la menor señal con la que pudiéramos seguir el
camino a partir de este tramo.
En el dibujo de la sección y en la Lám. CXCIX, se
observa un rebaje semicircular de fondo plano, realizado en
la base después de haberse dejado de utilizar el camino.
Sigue sin haber laterales rocosos, por lo que también
ahora la potencia de los sedimentos es pequeña: Entre 0'30
m. y 0'60 m. en la parte derecha del camino, y entre 0' 10 m.
y 0'30 m. en la izquierda.
La diferencia de cotas entre los extremos aumenta en
este tramo hasta alcanzar +2'57 m. La pendiente se eleva,
pues, hasta el +12'85%.
Lám. CXCVm.-Vista general del Tramo 49-60 m.
o
,
lm
I
Fig. 83.-Sección en el Punto 69'50 m.
Lám. CXCM-Detalle del camino.
Lám. CC.-Vista general del Tramo 60-80 m.
[page-n-169]
CAMINO F
Con el inicio de esta vía secundaria entramos en una
zona de gran complejidad a la que hemos denominado Gran
Nudo de Caminos.
En efecto, en esta área en la que el Camino Principal
realiza su segundo gran cambio de dirección mediante el trazado de una curva de 180°, que le hace variar su trayectoria
hacia el SO., es de donde salen tres vías secundarias que
toman otras tantas direcciones, además de una vía abandonada ya desde antiguo, según vimos al hablar del Camino
Principal.
~6do
ello se sitúa en una zona llana. relativamente
pequeña en extensión por estar delimitada al Norte y al Sur
por cortados. A pesar de ello tuvo un gran movimiento de
circulación de carros, ya que además de que aquí llegaba la
mayor parte del tráfico rodado que bajaba de la ciudad,
recibía el procedente de los Caminos F, G y H, y el del
propio Camino Principal, para iniciar desde aquí el largo y
dificultoso ascenso a Meca.
Este Gran Nudo era, pues, como un centro de dispersión
y de recepción de la mayor parte del tráfico rodado que
bajaba de la ciudad o subía a ella.
El descubrimiento de los caminos de esta zona fue muv
difícil y complicado como consecuencia de la absoluta
carencia de datos sobre lo que podríamos encontrar.
Teníamos la suposición de que por esta área el Camino
Principal debería formar una curva para enlazar con unas
fuertes carriladas descubiertas años atrás hacia el SO. y que
curiosamente ahora nos parece que no corresponden a esta
vía sino a un camino secundario. O sea, que incluso en eso,
al parecer y a falta de comprobación, es posible que estemos
equivocados.
Unicamente sabíamos con certeza que un camino, el que
ahora llamamos G, discurría por esta zona siguiendo-su
recorrido la parte baja del cortado rocoso y dirigiéndose
hacia el Este, de acuerdo con la presencia de unas leves
señales de rodadas que aparecen unos cien metros más ade-
lante, en la zona teóricamente más inadecuada para conservarse aquéllas, por estar ubicadas sobre una roca basa1 que
en esta zona es de conglomerados en vez de caliza.
La escasez de datos quedaba agravada por la potencia de
sedimentos térreos y presencia de grandes piedras. Estas circunstancias no nos permitían orientarnos sobre si la topografía actual era muy distinta de la que pudo tener el terreno
en época ibérica, haciéndonos perder mucho tiempo y
esfuerzo en la realización de catas comprobatorias para
intentar descubrir la base del camino.
También dificultaron las tareas la presencia de algunas
construcciones medievales, cuyos muros construídos sobre
los sedimentos afloraban en superficie sobre el camino,
según vimos en la descripción de esta zona del Camino
Principal. Por último, los silos excavados por la población
medieval, destruyeron una parte de los caminos de esta área.
Resumiendo, a partir del punto 2.065 m. del Camino
Principal, en el que se conservan curiosamente tres carriladas paralelas, según vimos, en vez de dos o cuatro, nos
encontramos con una zona en la que nos era imposible adivinar la trayectoria de aquél.
Después del trabajo y tiempo empleados en la realización de varias catas delante de las señales de las rodadas
citadas, y tras los resultados negativos obtenidos, decidimos
dejar esta zona y probar suerte más abajo.
A pesar de ir completamente a ciegas en una área muy
complicada en su orografía, tuvimos la fortuna de no tardar
en dar con las carriladas del Camino Principal después de
cambiar su dirección. Desde aquí, intentamos seguir su descubrimiento en sentido inverso.
Fue entonces cuando detectamos la presencia de los
Caminos H y F. Este último en concreto creíamos que salía
del Camino Principal en el punto 2.178 m., una vez pasada
la curva, ya que aquí giraban las carriladas para desviarse,
pero, posteriormente, nos dimos cuenta de que también en
dicho punto le atravesaba por iniciar su recorrido anteriormente en el punto 2.107 m. del Camino Principal, es decir,
antes de empezar la curva (Lám. CCI).
Es, pues, un camino de curioso trazado por el hecho de
salir del Camino Principal tanto por el punto 2.107 m. como
por el punto 2.178 m. Una explicación de esto puede ser la
deducida a partir del análisis de la forma de circular en esta
zona, según se desprende del estudio de las señales de las
carriladas:
Es evidente que la parte de este camino secundario que
une los dos puntos del Principal es de mucha mayor pendiente que el de este último, al tener que salvar la misma
altura en menor recorrido; y, por otra parte, las señales de sus
carriladas están poco marcadas. Ambos hechos nos indican
que este espacio pudo ser utilizado normalmente sólo por los
carros que tenían que bajar. Es decir, una interpretación sería
que los carros que descendían por el Camino Principal,
salían por el punto 2.107 m., mientras que los que subían por
el Camino F, entraban por el punto 2.178 m. y seguían dando
la vuelta por la curva del Camino Principal. Con ello evitaban una pendiente demasiado empinada para subir, que, de
haber sido utilizada, habría dejado señales más hondas en
sus carriladas debido al fuerte rozamiento que las llantas
metálicas ejercen en las subidas.
En cuanto a la dirección que parece tomar este camino,
tras atravesar el Principal y realizar seguidamente una
amplia curva, parece ser que en principio es hacia el Este o
[page-n-170]
Lám. CC1.-Vista del Camino F desde el F'rincipal.
[page-n-171]
TRAMO 0-20 m.
Noroeste, corriendo por debajo de la terraza sobre la que se
sitúa la curva del Camino Principal.
Este tramo (Lám. CCIII) sale del punto 2.107 m. del
Camino Principal y termina también en él setenta y un
metros más adelante, es decir, en torno al punto 2.178 m.
Se conservan señales de sus carriladas solamente en los
tres primeros metros de su recorrido y en los 2'50 m. Últimos
(Lám. CCII y fig. 84), en donde el camino adquiere una pendiente exagerada.
Entre ambas zonas, en las que la roca basa1 es caliza,
vuelven a aparecer los conglomerados, por cuyo motivo ha
desaparecido toda señal, quedando la base del camino escalonada debido posiblemente a aterrazamientos realizados
durante la Edad Media.
En concreto, el primer escalón se sitúa en el punto 3'80
m., con una altura de 0'60 m. Hay otro en el punto 8'70 m.,
con una altura de 0'20 m., y un tercero en el punto 14'70 m.,
con una altura de 0' 15 m.
Los sedimentos acumulados oscilan en torno a los 0'75
m. de potencia.
La diferencia de cotas que existe entre los puntos
extremos del tramo es la mayor de cuantas hemos visto en
todos los caminos de Meca, ya sean de dentro o fuera de la
ciudad: Nada menos que -4'38m.
La pendiente, pues, alcanza la cifra de -21'90%(i), que
parece imposible que pueda ser superada por un carro, sobre
todo en zonas como la situada en la parte final del tramo en
donde la marca de la carrilada izquierda casi es vertical.
Fig. 84.Sección en el Punto 19'30 m.
Lám. CCII,-Detalle del cruce con el Camino Principal.
[page-n-172]
TRAMO 20-40 m.
El inicio de este tramo se sitúa casi en el centro del
Camino Principal (Lám. CCV), a la altura del punto 2178 m.,
en donde le cruza perpendicularmente.
Su conservación general es bastante irregular, ya que
conserva zonas con rodadas bien marcadas (Fig. 85) en uno
u otro lateral, juntamente con otras en las que han desaparecido las señales como consecuencia de los agentes erosivos al
encontrarse muy en superficie.
Los siete metros primeros de su recorrido están bastante
perdidos. En ellos apenas existen señales de rodadas y
carecen de laterales rocosos. A partir del punto 27 m. aparecen zonas con carriladas profundas y con laterales rocosos.
En su recorrido existían ya escalones en época ibérica
que cruzan el camino oblicuamente: Uno de 0'44 m. de altura
en el punto 32'60 m.; otro de 0'40 m. en el punto 35'80 m. y
un tercero de 0'47 m. de altura en el punto 39'80 m. (Lám.
CCIV).
Los sedimentos que le cubrían eran escasos y en ocasiones nulos, alcanzando una media de 0'40 m. de potencia.
Los anchos máximos de las carrilada son de 0'43 m. en
el punto 32 m. de la derecha y de 0'38 m. en el punto 31'70
m. de la izquierda.
Las profundidades máximas de las rodadas con relación
a los laterales rocosos son de 0'85 m. en el punto 34'50 m. y
de 0'60 m. en el punto 29'10 m. de la derecha e izquierda.
La profundidad máxima que alcanzan las bases de las
rodadas con respecto al realce central del camino es de 0'43
m. en el punto 33'30 m. de la derecha y de 0'49 m. en el
punto 32'50 m. de la izquierda.
A partir del punto 40 m. desaparece toda señal del
camino.
La diferencia de cotas entre los extremos del tramo sigue
siendo muy alta: -3'93 m., lo Que da una aendiente del -
o
I
Fig. 8 5 , S e c c i ó n en el Punto 35'15111.
1
Lám. CCIV.-Detalle del camino.
Lám. CCiiI-Vista general del Tramo 0-20 m.
Lám. CCV.-Vista generai del Tramo 20-40 m.
lm
I
[page-n-173]
CAMINO G
Este camino sale del principal en el punto 2.139 m., justamente en donde éste inicia la curva de 180" (Lám. CCVI).
A primera vista, podría parecer que es él la Vía
Principal, ya que sigue la trayectoria hacia el NE. que traía
ésta desde muchos tramos antes, pero la intensidad de tráfico
que denotan sus carriladas es sin duda alguna mucho menor
que la del otro, por lo que a pesar del cambio de dirección
que éste sufre con la citada curva le consideramos más
importante y por lo tanto el Camino Principal.
Ya quedó apuntado al hacer la descripción de los tramos
de esta zona del Camino Principal, que no podemos asegurar
con los datos de que disponemos, si el camino abandonado
sobre el que se construyó la casa ibérica fue en un principio
aquel o el Camino G. De hecho, en realidad poco importa,
ya que pensamos que tanto uno como el otro se debieron
empezar a utilizar prácticamente al mismo tiempo.
De todos modos nuestra opinión al respecto por ahora es
que el Camino G inició su recorrido, en un principio, inmediatamente después de la salida del Camino F, motivo por el
cual lo hemos puesto a continuación de éste. Después del
abandono de parte del trazado de la Vía Principal, su salida
se desplazó al inicio de la curva de 180".
Anteriormente hicimos referencia a las dificultades que
tuvimos para detectar los caminos de esta zona, y que lo
único que sabíamos con certeza era que existía este Camino
G por las señales de rodadas que se veían unos cincuenta
metros más adelante, en un paso artificial realizado en el
reborde de la terraza sobre la que discurre.
De acuerdo con dicha evidencia, toda la zona baja
situada junto al cortado rocoso adyacente fue prospectada
visualmente repetidas veces y mediante catas realizadas a
distintas alturas, abarcando todas las posibilidades de trazados por los que podría discurrir el camino, y, como
siempre, teniendo en cuenta que la situación topográfica que
teníamos delante no tenía por qué ser la misma que la que
tuvo en época ibérica, especialmente como consecuencia de
los sedimentos acumulados en la zona. Pero ninguno de los
trabajos que se hicieron dio la más mínima evidencia de la
existencia de su trazado.
Como consecuencia de ello se intentó seguir su trayectoria a la inversa, a partir de las señales de rodadas situadas
más adelante. Pero éstas desaparecieron también apenas dos
metros más adelante.
En este momento llegamos a una situación en la que el
Camino G no aparecía por ningún lado y en el Camino Principal se había perdido al llegar a una zona de conglomerados.
Desesperábamos ya de poder documentar tanto el
Camino G como el Principal en esta área, cuando uno de los
obreros nos sugirió hacer la última cata en un sitio determinado, a lo que no pusimos inconveniente alguno, ya que ante
la falta de datos el lugar elegido era tan bueno o tan malo
como cualquier otro.
Se abrió, pues, una trinchera de apenas 0'40 m. de ancho
por unos dos metros de largo y tras rebajar 0'60 ó 0'70 m.
de potencia, sorprendentemente aparecieron cuatro carriladas marcadas en la roca. Lo asombroso es que en una cata
de sólo 40 cm. de ancho se "tropezara" con el punto exacto
en el que salía el Camino G y se iniciaba la curva del
Camino Principal con sus respectivas rodadas reconocibles.
Si esta misma cata se hubiera realizado sólamente veinte
centímetros antes o después de donde se hizo, no se hubieran
detectado las carriladas con tanta claridad, o incluso hubiéramos tenido dudas en su interpretación como tales.
A partir de este punto se pudo ya continuar con el descubrimiento de la trayectoria del Camino Principal en ambos
sentidos y de los primeros metros del Camino G., que, según
veremos en su descripción, se pierde rápidamente.
En este sentido hemos de confesar que, a partir del descubrimiento de su inicio, no se trabajó más que lo dicho en
completar la trayectoria que tiene que seguir hasta enlazar
con las carriladas situadas más adelante.
En esta publicación, pues, únicamente damos noticia de
él y de su inicio, dejando aplazada la continuación de su descubrimiento y estudio para trabajos futuros.
Si miramos el plano fotogramétrico de la figura 1,
observaremos que este camino al iniciar su recorrido se
dirige hacia el NE.; pero, al llegar a la esquina del cortado a
cuyos pies va discurriendo, empieza a realizar una ligerísima
pero constante curva a la derecha que le hará tomar la dirección Este. Por esta razón, ya apuntamos al hablar del
Camino E, que posiblemente y en el caso de que éste tuviera
salida hacia el Oriente, fuera pronto abandonado para utilizar solamente el Camino G, que corre paralelo a él, a unos
20 m. de distancia, y lleva idéntica dirección, teniendo la
ventaja de que es mucho más fácil hacer su recorrido.
Es posible que el camino que tratamos tuviera como
destino enlazar con el llano, bajando lentamente por la
ladera Norte de Meca, cerca ya de las actuales Casas de
Meca, poniendo en contacto la ciudad con tierras de labor de
la zona.
No obstante, no se puede descartar la posibilidad de que
sirviera para poner en conexión la ciudad Meca con la vía
que discurre a un lado y otro de la actual carretera que une
Alpera con Casas de Madrona, tomando la dirección de
Játiva.
[page-n-174]
M.CCV1.-Vista del Gran Nudo de Caminos.
[page-n-175]
TRAMO 0-20 m.
El inicio del Camino G sigue la misma dirección que el
Camino Principal antes de que inicie éste la curva de 180".
Intentando documentar la primera parte de su recorrido
se excavaron un total de nueve metros; pero la base rocosa
caliza se perdió a partir del punto 3 m. (Lám. CCVII) volviendo a aparecer una zona de conglomerados. Por ello se
abandonó el seguimiento de su recorrido no sin antes haber
realizado algunas catas por los terrenos situados delante,
pero con resultados negativos.
Sólamente se conserva alguna huella de la carrilada
derecha hasta el punto 3 m. y de la izquierda hasta el punto
0'50 m.
Los sedimentos depositados en esta zona, llana, tienen
una potencia media de 0'50 m.
Su trayectoria es ligeramente ascendente.
Descripción de materiales
62. Fragmento de borde y parte superior de un kalathos. La pasta es compacta, con escasos desgrasantes muy finos y de color anaranjado.
Ambas superficies están cubiertas con engobe ocre.
Como decoración lleva "dientes de lobo" en la zona superior del borde
y banda y dos Iíneas paralelas debajo del ala del borde, pintadas en rojo
vinoso.
Diámetro del borde: 20'6 cm. Altura conservada: 3'5 cm.
63. Fragmento de borde, de color rojizo en el núcleo y ocre en los laterales.
De este mismo color es la superficie interior, mientras que la exterior
lleva engobe rosado.
Conserva una banda en el borde y otra en el cuello, pintadas en rojo
vinoso.
Diámetro del borde: 18'2 cm. Altura conservada: 3'6 cm.
64. Fragmento de borde. La pasta es ocre en el núcleo y rosada en los laterales, con finos desgrasantes. Las superficies llevan engobe de color
ocre.
Mantiene como decoración "dientes de lobo" en el borde y tres líneas
paralelas debajo, pintadas en rojo vinoso.
Diámetro del borde: 19'6 cm. Altura conservada: 1'8 cm.
Fig. 86.-Fragmentos
cerámicos procedentes del camino.
[page-n-176]
Lám. CCVI1.-Vista general del Tramo 0-20m.
[page-n-177]
Como se puede observar en el plano fotogramétrico de
la figura 1, en los primeros metros de los recorridos de
ambos caminos, parece tenerse la impresión de que se
dirigen al mismo sitio, o como mínimo que llevan la misma
dirección hacia el Noreste.
Este hecho nos causaba extrañeza, teniendo en cuenta
que, como norma general seguida, todos y cada uno de los
caminos vistos hasta ahora, se dirigen a direcciones distintas, a no ser en el caso de que alguno de ellos hubiera sido
abandonado por otro.
Este último caso, en principio, parecía no darse en el
Camino H con respecto al F, ya que según muestran las huellas dejadas en sus respectivas uniones al Camino Principal,
los dos se estuvieron utilizando al mismo tiempo.
Por ello quisimos saber algo más de sus recorridos,
abandonando momentáneamente el seguimiento del Camino
Principal.
Aunque intentamos repetidamente realizar el descubrimiento de algún tramo más de sus trayectorias, que pudieran
aclarar las citadas dudas, tanto en el uno como en el otro las
señales de las carriladas desaparecieron por completo a los
pocos metros, y las catas que se fueron realizando con el fin
de hallar sus huellas más adelante, tampoco nos dieron
resultados positivos.
Por el momento sólamente podemos suponer que uno de
los caminos, que en principio llevan la dirección hacia el
CAMINO H
Noreste, la cambia después hacia el Este, una vez pasado el
Este es el último de los caminos secundarios que hemos espolón situado delante de él, siguiendo su trayectoria en
descubierto hasta el momento en los trabajos que llevamos paralelo a las que llevan los Caminos G y E, pero cada uno
de ellos en una terraza distinta de la ladera Norte de Meca.
realizados en las vías de Meca.
El otro camino, por el contrario, creemos que a pesar de
No es probable, aunque tampoco imposible, que hayan
quedado otros caminos secundarios por descubrir, anteriores la dirección que lleva al principio, debe cambiarla inmediatamente, ya que si no llegaría a unirse con el anterior en la
a éste.
De ser así, son sin duda vías que fueron muy poco utili- base del citado espolón.
De ser cierta nuestra hipótesis, a uno de ellos pertenecezadas en comparación con las descubiertas, y, por tanto, con
escasas posibilidades de poder determinar sus recorridos. rían las fuertes carriladas que mencionamos al hablar del
Lo que sí creemos con seguridad es que aún debe faltar Camino F, descubiertas hace años con un recorrido de unos
algún camino secundario más por descubrir, que esté más cuatro metros.para ello el camino en cuestión debe continuar
alejado que el H, saliendo del Camino Principal.
su recorrido realizando una curva a la izquierda de 180°,
También creemos que de los trazados de algunos de para dirigirse hacia el Soroeste con una trayectoria paralela
estos caminos secundarios deben salir a su vez otros, aunque a la del Camino Principal.
Como éste parece ser que tiende a dirigirse inevitablepor el momento no hayamos descubierto ninguno. ~ i e n - e s
verdad, en este sentido, que por ahora y según ha ido com- mente al Oeste, pudiera ser que el Camino F tomara más
probando el lector, nuestra mayor atención la hemos puesto adelante una trayectoria hacia el Norte. Pero esta suposición
lógicamente en el descubrimiento, documentación y estudio difícilmente pudo ser cierta por la topografía de la zona. De
del Camino Principal, contentándonos por el momento en todas formas, la explicación más lógica, de acuerdo con los
dejar constancia de la existencia de las vías secundarias que datos que actualmente tenemos, la expondremos al hablar
salen de él, sin pretender realizar un estudio exhaustivo de del Gran Nudo de Caminos.
La única objeción que debemos poner en consideración
cada una de ellas, cosa que nos puede llevar años de trabajo.
De todas formas, siempre que nos sea posible, nuestra es que las carriladas citadas descubiertas hace años parecen
intención, en un futuro tanto inmediato como próximo, es corresponder a un camino de más tráfico que el que se puede
seguir documentando todas y cada una de las vías, conti- apreciar en los primeros metros del Camino F o H, máxime
nuándolas hasta donde nos permitan llegar las señales si tenemos en cuenta que al estar éstas en pendiente y aquédejadas de sus recorridos y seguir añadiendo datos a lo poco llas en llano, los datos deberían ser lo contrario de lo que
que conocemos de esta faceta de la cultura material de los son, es decir, que las señales dejadas en la cuesta fueran más
fuertes que las dejadas en el llano, siempre que la dureza de
iberos.
Volviendo al Camino H. sale del punto 2180 m., inrne- la roca sea similar, como parece que ocurre en el presente
diatamente después de
el ~ a & i n o F atraviese al caso.
Naturalmente todas las suposiciones que hagamos sobre
Principal (Lám. CCVIiI).
En dicho punto empieza su trazado realizando una estos dos caminos, aunque sean relativamente lógicas, no
amplia curva a la derecha que es casi paralela a la que rea- dejan de ser tales, y habrá que someterlas a comprobaciones
futuras para aceptarlas o desecharlas definitivamente.
liza en la misma zona el Camino F.
[page-n-178]
[page-n-179]
TRAMO 0-20M.
El recorrido de este tramo (Lám. CCX) hace la misma
curva que el tramo 20-40 m. del Camino F, discurriendo sus
trazados casi en paralelo y en la misma dirección.
Como ya hemos dicho, no creemos que ambos caminos
se dirigieran a una misma zona, por lo que pensamos que
uno de los dos tiene que realizar inmediatamente un cambio
de dirección que le dirija a un área distinta a la que se dirige
el otro.
Su conservación es regular en los trece primeros metros
del recorrido. En esta parte existen rodadas poco profundas
(Fig. 87) que se perciben sólo de trecho en trecho (Lám.
CCIX).
A partir del citado punto, prácticamente desaparecen las
cardadas, quedando únicamente señales esporádicas de
ellas, debido en gran parte a la erosión.
En el punto 12'60 m. la roca basa1 realiza un escalón
oblícuo al camino de 0'25 m. de altura.
No tiene laterales rocosos por lo que los sedimentos
apenas llegaban a tener una media de 0'20 m. de potencia.
Una buena parte del realce central del camino aparecía en
superficie.
La diferencia de cotas que existe entre los extremos del
tramo es muy alta y también muy similar a la del tramo 2040 m. del Camino F, lo cual es lógico si tenemos en cuenta
que ambos trazados están salvando el mismo obstáculo orográfico. Dicha diferencia de cotas es concretamente de -3'78
m., lo que supone una pendiente del -18'90%.
O
I
Fig. 87.-Sección en el Punto 7'88m.
Relacionando ambos caminos, vemos por los datos que
nos han llegado, que el tráfico en el que tratamos fue inferior al que tuvo el Camino F. Su dirección continuaría con
toda seguridad hacia el Este, siempre y cuando el Camino F,
según tendremos ocasión de ver, fuera en un principio el
Camino Principal Inicial, es decir, el utilizado antes de que
se abandonara por el nuevo trazado. En este caso es también
seguro que la trayectoria que éste seguiría sería la del Oeste,
es decir, hacia donde se dirije el Camino Principal Final.
Como ya quedó dicho, esta hipótesis se podrá demostrar
en uno u otro sentido únicamente en el caso en que se
puedan continuar sus trayectorias. Lo máximo que hasta
ahora sabemos con toda seguridad es que uno de ellos se
dirige hacia Oriente,justo por debajo del cortado rocoso que
acaban de salvar y que se continúa hacia el Este.
1
1m
J
Lám. CCIX.-Detalle desde abajo.
[page-n-180]
Lám. CCX.-Vista general del Tramo 0-20m.
[page-n-181]
IV. ESTUDIO
Si fueron interesantes los resultados obtenidos en los
trabajos realizados sobre los caminos del interior de la
ciudad, no lo han sido menos los proporcionados por los
caminos de acceso que ahora publicamos.
En efecto el paciente lector que haya leído las descripciones de los caminos contenidas en el capítulo precedente,
se habrá ido percatando no sólo de la impresionante obra
civil que supuso la realización de sus trazados, sino de las
nuevas aportaciones que se han conseguido en el conocimiento de los caminos que realizaron los iberos.
Decimos paciente lector porque somos conscientes de la
aridez de la lectura del capítulo de las descripciones al contener éste miles de medidas. Pero también somos conscientes de la necesidad de que queden anotados para siempre
todos los datos que cada uno de los tramos ha podido suministrar. Dada la envergadura de los trabajos de campo realizados en su descubrimiento, no creemos que aquéllos se
vuelvan a repetir. Por ello uno de nuestros objetivos ha sido
el de documentar al máximo, mediante mediciones, dibujos
y fotografías, todos y cada uno de los tramos, antes de que
vuelvan a quedar ocultos por los sedimentos como creemos
deben estar para su mejor conservación.
El recoger la ingente cantidad de datos mencionada nos
permite contar con el mayor número posible de elementos de
juicio que puedan demostrar definitivamente o modificar las
conclusiones sacadas en el estudio de los caminos del interior de la ciudad, o aportar fundados nuevos conocimientos.
En este sentido tendremos ocasión de ver que la mayoría
de las conclusiones sacadas en nuestro anterior libro son
ratificadas en éste. Pero no falta una modificación importante y, por supuesto, nuevas aportaciones.
Para una mejor comprensión, hemos dividido el estudio
de los caminos en los apartados que figuran en el Indice. Si
comparamos éste con el que aparece en el anterior libro
publicado, notaremos la radical diferencia existente entre
ambos, debido a las distintas circunstancias que rodean los
caminos de dentro de la ciudad con respecto a los de fuera.
LA vÍA PRINCIPAL
Su nombre indica una relación de importancia sobre
otras vías. Dicha importancia en principio la hemos basado
en ser la vía de mayor tráfico rodado relativo, pero también
en la constatación de que se tuvo un mayor cuidado en la
realización de su trazado y en que se dio un mejor tratamiento a su mantenimiento, de acuerdo con los datos que
han ido proporcionando las excavaciones arqueológicas.
Según hemos podido comprobar en el capítulo anterior,
su conservación en general se puede decir que es muy buena,
a pesar de la erosión puntual sufrida en algunas zonas, como
en los tramos 1400-1420m. y 1420-1440 m., y la incidencia
de la población medieval, cuyas construcciones, aunque en
la mayoría de los casos (muros) no dañaron directamente el
camino, sí lo hicieron los allanamientos o las extraciones de
piedra para la construcción (tramos 1840-1860 m. y 18601880 m., por ejemplo) y otras obras como los fondos de los
silos vistos en el punto 1562 m., en el tramo 2080-2100 m.
del Camino Principal Inicial o el verdadero "campo de silos"
del tramo 2120-2140 m.
La Vía Principal de acceso a la ciudad de Meca supone
una de las obras públicas más impresionantes de la antigüedad, sin paralelos conocidos en otras culturas coetáneas
o posteriores (Fenicia, griega, etrusca, romana, etc.). Más
aún, incluso después de hecha, no supo ser aprovechada en
época romana y menos aún en época medieval, a pesar de
que en esta última etapa hubo una población relativamente
importante en la cima y laderas N. y O.
Es lógico preguntarse cómo otras culturas del
Mediterráneo no parecen haber destacado tan tempranamente en la realización de vías aun cuando hubieran conocido el carro antes que los habitantes de la Península Ibérica.
La respuesta puede ser simple.
Es una constante en la historia de la humanidad que el
progreso tecnológico se basa en la capacidad del hombre en
superar mediante su inteligencia las dificultades que se le
presentan. Por el contrario, en una sociedad en la que no
existan obstáculos para su desarrollo, se hace más difícil
llegar a realizar investigación tecnológica.
Es evidente que la costumbre de los iberos (e incluso
anteriormente en la Edad del Bronce Medio y Final de esta
zona) de edificar sus ciudades siempre que podían en los
sitios más inaccesibles por motivos defensivos, les ocasionó
las dificultades consecuentes para acceder a ellas. Esto les
obligó a estudiar y desarrollar como ningún otro pueblo los
sistemas de trazados de vías que hicieran posible los accesos
[page-n-182]
a sus ciudades. De otra forma, los obstáculos que debieron
vencer les obligó a ser expertos en estos temas consiguiendo
realizar trazados de vías por sitios en los que a primera vista
parecería imposible hacerlos.
El ejemplo más evidente de estos logros es Meca. Un
observador que desde cualquier punto del llano circundantecontemple su cima, delimitada por altísimos cortados
rocosos, no puede creer que un carro pueda llegar a ella. Sin
embargo, los iberos lo lograron.
Por ello, también es lógico que pensemos, junto con
algún autor como Augusto Fernández de Avilés, que los
carros que utilizaron debieron ir aportando innovaciones tecnológicas importantes de las que sin duda se aprovecharon
otros pueblos, sobre todo con la llegada de los romanos.
La experiencia que fueron adquiriendo los iberos a lo
largo de los siglos en el trazado de los caminos les llevó a
efectuar modificaciones puntuales de trayectos anteriores,
en orden a mejorar su trazado por una zona en concreto.
Dichas modificaciones afectaron incluso al primitivo trazado que hubo en la zona del Camino Hondo, sustituyéndolo
por la impresionante obra que vemos hoy en día, según
advertimos en nuestro anterior libro.
En este sentido hemos observado que en la Vía Principal
de acceso, al parecer no se efectuaron rectificaciones en su
trazado salvo en un sólo caso (en el Gran Nudo). Esto nos
indica que el trazado original se mantuvo durante siglos sin
modificaciones. Es evidente, pues, que este trazado, el más
idóneo, debió ser estudiado y calculado previamente, tan
exactamente que no fueron necesarias modificaciones posteriores en todo su recorrido. Como hemos dicho, sólo se hizo
un cambio puntual en el Gran Nudo, pero curiosamente en
zona llana, ya a los pies de la ladera. Sobre el abandono de
esta parte del camino y su sustitución por otro, lo trataremos
al hablar del citado Gran Nudo.
Es posible que en la elección del trazado de la Vía
Principal se contemplara la posibilidad de realizarlo por la
falda Sur del Castellar, en principio quizá con menos problemas orográficos. Pero sus ventajas eran menores: No
había posibilidad de salida del importante Camino A; se
hubiera desaprovechado la inmejorable situación de la
Fuente de Meca; tenía peor comunicación con la vía preexistente del llano que tiene que pasar al N. o NO. de Meca;
y, por último, su ascensión hubiera sido agotadora en los
meses de primavera y verano al situarse en la solana del
cerro y en un valle cerrado.
Una vez elegida la ladera Norte, es indudable que se
tuvo que realizar un meticuloso y complejo estudio previo
de toda su topografía de forma que se pudiera trazar su trayectoria total definitiva de una sola vez, ya que la envergadura de la obra no permitía realizar pruebas en el itinerario
ni errores de cálculo que motivaran modificaciones de su
trazado una vez realizado éste.
Para llevar a buen fin esta empresa se hubieron de tener
en cuenta tres factores: Primero, evitar al máximo la realización de curvas y contracurvas que hicieran interminable
el camino, es decir, hacer su trazado lo más rectilíneo
posible. Para ello no hubo más remedio que eliminar los
obstáculos puntuales que se interponían en su trazado. Esto
supuso a veces extracciones de roca de varios metros de
potencia.
En segundo lugar, era imprescindible crear la plataforma o base horizontal corrida, necesaria para que los
carros pudieran circular sin peligro de que rodaran ladera
abajo; ello también supuso, como es lógico, la extracción
metro a metro de a veces importantes volúmenes de roca.
Y, previamente a todo ello, se hubo de realizar el estudio
de curvas de nivel, imprescindible para que la pendiente en
cada punto y la del total del camino fuera la adecuada para
permitir la subida o bajada de carros. Obviamente este fue el
trabajo que más necesidad tuvo de precisión a la hora de
establecer el trazado íntegro definitivo.
Observando el mapa fotogramétrico actual (Fig. l),
vemos las dificultades que tuvieron que resolver para trazar
la vía por esta ladera, con la gran inclinación que denotan
sus apretadas curvas de nivel y con la altura a salvar desde
el llano (en tomo a los 200 m.).
También en dicho mapa se observa cómo el trazado del
camino va coaando uniformemente y de la manera más
apropiada las citadas curvas de nivel, de forma que da la
impresión de que el camino se trazó previo conocimiento de
este mapa, realizado por fotogrametría aérea.
Incidiendo aún más en el extraordinario trazado del
camino, observamos el empeño en procurar hacer trayectorias rectilíneas con el fin evidente de ahorrar todo el recorrido posible en tan larga subida. Solamente en dos sitios de
la zona NO. se realizaron las típicas curvas de 180" necesarias cuando hay que salvar fuertes pendientes del terreno. En
el resto, como decimos, se aprecia la insistencia en procurar
hacer trayectorias lo más rectas posibles.
La precisión en realizar el trazado adecuado relativo a la
pendiente, combinándolo al mismo tiempo con el más ajustado posible para tener el mínimo recorrido, no es fruto de la
casualidad. Y prueba de ello es, como hemos dicho,que se
tuvo que recurrir al corte y extracción de roca, a veces en gran
volumen, para realizar el trazado más idóneo. Los ejemplos de
ello son abundantes, especialmente en la ladera Norte.
Por citar casos notables, recordemos las extracciones de
más de tres metros de potencia de roca en los tramos 960980 m., 980-1000 m., 1320-1340 m. y 1340-1360 m., llegando incluso a alcanzar los 4'25m, en el tramo 1160-1180
m. No contamos aquí las obras de este tipo realizadas para la
creación de apartaderos, que veremos al hablar de ellos.
Todas estas extraccione se realizaron al mismo tiempo que
se hacía la plataforma de sección transversal horizontal, regularizada y continuada de unos 1'85 m. de ancho de todo el
recorrido. Es decir, una gran obra de ingeniería cuyo principal
problema fue establecer la pendiente adecuada. Esta, en concreto, tiene una media del -9' 12% desde la puerta de entrada
hasta el último punto descubierto (2200 m.), con una distancia
de 1295 m. en la que se salva un desnivel de 118'18 m.
Deteniéndonos en el último aspecto, hemos visto que
aunque las pendientes que tiene que salvar el Camino
Principal son en general adecuadas, no faltan tramos o zonas
en las que el esfuerzo físico que tuvieron que realizar los
animales de tiro debió ser extraordinario, al tener que salvar
varios puntos con pendientes superiores al 14%. Esto ocurre
en los tramos 1180-1200m., 1280-1300 m., 1540-1560 m. ó
2140-2160 m. Excepcionalmente aquéllas se hacen mayores
puntualmente en tramos como el 1080-1100 m. (15'55%), o
el siguiente con un 15'95%, y el 1320-1340 m. (16'25%),
[page-n-183]
Lám. CCXI.-Camino de acceso de El Tolmo de Minateda.
llegando a sobrepasar el 17% en los tramos 1160-1180 m.,
1920-1940 m. y 2160-2180 m. El máximo desnivel lo
ostenta el tramo 1560-1580m. con el 18'30%(i). Para que el
lector tenga un elemento de comparación en este sentido,
recordemos que la pendiente del Camino Hondo, que considerábamos muy elevada, era del 11'40%.
De todas las aportaciones que hicimos al conocimiento
de los caminos ibéricos en el anterior libro publicado, sólo
hay una que tenemos que rectificar, o mejor dicho, precisar.
Se trata de la longitud del diámetro mínimo de las ruedas de
los carros.
Si recordamos, la medida más alta de la que nos servimos
para calcularlo se situaba en el tramo 220-240 m., con 0'49
m. En los caminos de acceso hemos visto cómo esta medida
ha sido superada concretamente en cuatro puntos: en el
1986'20 m. con 0'50 m.; en los puntos 981'70 m. y 1851'50
m. con 0'55 m., y en el punto 1161'90 m. con 0'56 m.
Esta última medida es, pues, por ser la más alta, la que
nos sirve para hallar el diámetro mínimo de las ruedas de los
carros que circularon por Meca: Dos veces dicha longitud
más el grueso del eje (unos 0'05 m.). Es decir, el diámetro
m'nimo que dimos -1'03 m.- hay que situarlo con los nuevos
datos en 1' 17 m.
En cuanto a paralelos, apenas se pueden establecer comparaciones con los caminos de acceso de otras ciudades ibéricas, porque no existen excavaciones y menos aún estudios
sobre ellos. Se salva de esta curiosa laguna en la investigación, el camino de acceso al Tolmo de Minateda (Láms. CCXI
y CCXII), descubierto recientemente y de un gran interés por
Lám. CCXI1.-Detalle del camino de El Tolmo.
[page-n-184]
los datos que puede aportar(6). No obstante, tiene una gran
diferencia con el de Meca debido a la escasa altura que tiene
que salvar.
Los restos visibles de cardadas que aparecen esporádicamente en otros yacimientos no dicen mucho. Por ejemplo,
el camino que sube por la ladera Norte del cerro de San
Miguel de Liria(7) tiene peor trazado que los caminos secundarios de Meca y al parecer tuvieron menos tráfico rodado
(Lám. CCXIII). En él no se realizó la plataforma previa de
sección horizontal sobre la que circularían después los
carros. No obstante, es obvio que mientras no se descubran
y estudien trayectorias más o menos largas, no tendremos
elementos de juicio suficientes para establecer comparaciones.
En general, ninguno de los caminos ibéricos de acceso
hasta ahora conocidos llega a acercarse a la complejidad y
envergadura que vemos en el de Meca. Así, el camino ibérico de acceso a Sagunto, por la Puerta(8) de Poniente, excavado en la roca, es muy pequeño comparándolo sólamente
con el recorrido del Camino Hondo.
En cuanto a obras nuevas, relacionadas con el Camino
Principal de Meca, que no se vieron en los del interior de la
ciudad son los distintos nuevos tipos de apartaderos y los
enlosados, que veremos más adelante, los fuertes quitamiedos que sin duda existieron en algunas zonas, aunque no
haya llegado ninguno de ellos hasta nosotros, y el muro en
talud que según parece se instaló sobre el lateral rocoso
izquierdo de los tramos 1260-1280m. a 1320-1340m. para
proteger el camino de caídas accidentales de piedras que
pudieran bajar rodando por los lanchares situados en esta
zona de la ladera.
Sin duda alguna, uno de los datos más importantes que
hemos documentado en esta vía es el empedrado construído
en el tramo 1320-1340m., a cuya descripción nos remitimos
para revistar la documentación gráfica y fotográfica.
Los altos laterales rocosos que delimitan todo el recomdo de dicho tramo, nos indican que la calzada de piedras
se hizo muy posteriormente a la construcción del Camino
Principal, ya en un momento en que la base rocosa se iba
degradando de tal modo que se estaba formando un gran
agujero. Esto hizo necesario su relleno y la instalación de
este empedrado, de forma que protegiera la blanda base
rocosa y regularizara su erosionada superficie.
Así pues, aunque más que una calzada sea un relleno
puntual, su técnica constructiva nos está ofreciendo una
importante información con relación a la forma que tuvieron
los iberos de realizar calzadas regulares. Por ello, aunque no
conozcamos todavía ninguna de ellas, podemos imaginar su
factura a la vista de lo que existe en esta parte del Camino
Principal. Es decir, superficie regularizada en la que predo-
(6) Agradecemos a DaRubí Sanz y a D. Lorenzo Abad su cortesía en
permitirnos publicar la fotografía del camino de El Tolmo.
(7) El recorrido de parte de este camino nos lo mostró amablemente
D. Enrique Díes Cusi durante una visita que realizamos al yacimiento
durante el mes de abril pasado.
(8) En una visita al yacimiento fotografiamos elementos arquitectónicos pertenecientes a la Puerta de Poniente de Sagunto (Lám.
CCXIV), idénticos a los que vimos en la puerta de Meca, publicados en
nuestro anterior libro.
Lám. CCXm.-Camino de acceso por la ladera N. de Liria.
minan lajas de regular o gran tamaño sobre las piedras más
pequeñas y estructura muy sólida, siendo prácticamente
imposible extraer cualquiera de las piedras que la componen. Evidentemente esta solidez es fundamental, ya que si
un elemento se pierde, le seguirían uno tras otro hasta su
desmantelamiento total, no siendo efectivos los remiendos
posteriores.
Por tanto, este empedrado denota una gran experiencia
en realizar la trabazón de unas piedras con otras para que
queden firmemente sujetas. De acuerdo con ello, a la vista
de este pequeño ejemplo, es lógico que pensemos que las
calzadas de sus grandes vías debieron tener una magnífica
factura y un óptimo acabado.
En cuanto a la disposición de los elementos pétreos en
este tramo, observamos que las piedras o lajas de mayor
tamaño se instalan en las zonas laterales, es decir, por donde
discurren las ruedas, mientras que las piedras más pequeñas
se colocan en la zona central del camino.
Esta disposición es la más adecuada en un camino en
cuesta. En primer lugar hay que tener en cuenta que la parte
Pierre Rouillard, en su trabajo "Investigacionessobre la muralla ibérica
de Sagunto". Serie Trabajos Varios del S.I.P. no 62. Valencia, 1979,
Págs. 14 y 15, habla del "descubrimiento de cinco bloques pertenecientes a una puerta: soportes de goznes y mortajas..." Con el rupestre
hallazgo situado en la puerta de Meca de la misma forma en "L"que la
mortaja de la lámina citada, se puede ya afirmar que dicho sillar tuvo
que estar colocado en el suelo para recibir la base del cerrojo vertical
de la puerta.
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del empedrado que más sufre es por donde pasan las ruedas.
Si en el lugar de su recorrido se pusieran piedras pequeñas,
éstas se romperían con facilidad, iniciándose así el desmantelamiento del empedrado.
Por el contrario, no es conveniente la instalación de lajas
grandes en el centro del camino. El paso de personas y cabalíerías por él, i í n limando sus superficies haciéndolas resra
baladizas, por lo que especialmente las pezuñas de los animales no tendrían agarre al pavimento. La instalación de
piedras más pequeñas solucionaba este problema, al poder
"agarrarse" a las ranuras existentes entre ellas.
Vemos, pues, que este pequeño testimonio sobre la
forma que tuvieron los iberos de construir calzadas es muy
significativo.A pesar de lo puntual y excepcional de su instalación es evidente la meticulasidad de su construcción para
conseguir que fuera la más apropiada y duradera posible.
Por último, para terminar de hablar del Camino
Principal, no queremos dejar de citar como dato de enorme
interés el gran desgaste sufrido por la base del camino
debido al paso de los carros.
Ya hablamos sobre este tema al tratar de los caminos del
interior de la ciudad, poniendo como ejemplo el testimonio
dejado en el tramo 640-660 m. Apesar de estar instalado este
tramo sobre una zona rocosa muy dura, en terreno completamente horizontal y con carriladas muy anchas, hubo un
desgaste de 0'64 m. de altura desde la plataforma que al
principio se hizo hasta la base del camino que hoy vemos.
La citada medida lógicamente se hace mucho mayor en
el Camino Principal de acceso que, al no ser horizontal,
Lám. Lám.CCXrV.-Elemento de la Puerta de Poniente, de Sagunto.
sufrió más desgaste. Los testimonios mejor conservados se
sitúan en la parte alta de la ladera, en donde hemos apreciado
en muchos puntos, tanto el rellano inicial del camino como
las señales típicas de desgaste de la roca debido al roce de
las llantas metálicas. Como ejemplo del primer caso citamos
por su claridad los situados en los tramos 940-960 m. y
1080-1100 m., en los que aparecen dichos rellanos con las
señales de las picadas a una altura de 0'60 m. y 0'96 m., respectivamente, sobre la base de la carrilada izquierda.
Como ejemplos del segundo caso hay alturas muy dispares que varían entre las que superan el metro, en los
tramos 980-1000 m. y 1240-1260 m., y las que alcanzan
1'70 m. de altura en el punto 970 m., superando incluso los
dos metros en el punto 1173'95 m.
Para que la base rocosa haya sufrido un desgaste en vertical de tal magnitud, es evidente que tuvieron que transitar
por allí muchos carros durante siglos.
Estudio aparte merecen por su importancia tanto el
departamento ibérico instalado sobre Camino Principal
Inicial del Gran Nudo como el propio Gran Nudo de
caminos. El primero se estudiará en un Apéndice. El
segundo lo vemos seguidamente.
EL GRAN NUDO DE CAMINOS
Llamamos así a la zona situada en torno a la Vía
Principal desde el punto 2060 m. hasta el 2184 m.
Este espacio es de una gran complejidad, debido a que
en una pequeña zona, que apenas abarca un tercio de hectárea de extensión, además de los 124 metros lineales de
Camino Principal aquí contenidos por trazar éste una curva
de 180°, se sitúan las salidas de tres caminos secundarios,
uno de los cuales incluso cruza el Principal veinte metros
después de salir de él. Para aumentar dicha complejidad hay
una parte del recorrido de la Vía Principal que fue abandonada en plena época ibérica, substituyendo su trazado por
otro que corre paralelo a él durante unos 75 metros.
Los cuatro caminos que en esta zona confluyen
pudieron originar, en principio, un gran centro de convergencia y dispersión del tráfico de Meca. Según ello no es
extraño que, aprovechando la terraza casi horizontal existente en esta zona, se construyeran casas cuyos fondos,
semiexcavados en la roca, apoyaban en la parte baja del farallón que corre a la derecha. Los testimonios rupestres existentes a lo largo de él así lo indican, confirmándolo la presencia del departamento que hemos excavado y que se estudiará en el Apéndice. Pensamos que estas casas, situadas tan
lejos de la ciudad, se construyeron esencialmente para dar
distintos servicios a quienes por aquí transitaban.
Tanto la citada complejidad, como la propia forma del trazado general, es lo que nos sugirió darle el nombre de "nudo".
El mayor problema que este nudo de caminos nos
plantea a la hora de la interpretación de sus restos, viene
motivado al intentar encontrar una explicación satisfactoria,
primeramente al por qué del abandono del trazado de una
parte del Camino Principal para substituirlo por otro situado
al lado. En segundo lugar a la explicación del trazado del
Camino F. Todo ello teniendo en cuenta que los restantes trazados quedan involucrados en dichas explicaciones al estar
todos interrelacionados.
[page-n-186]
Al estudiar los caminos del interior de la ciudad, vimos
en varias ocasiones cómo algunas partes de sus trazados se
abandonaron en un momento determinado para ser substituídas por otros. Siempre, en todos y cada uno de dichos
casos, quedaba claro que estos abandonos se debieron a la
realización de mejoras en sus respectivas trayectorias, bien
para que quedaran más llanas, bien para quitar curvas o
incluso para eludir una pendiente exagerada.
En el caso de la substitución de la trayectoria del
Camino Principal en el Gran Nudo, aproximadamente desde
el punto 2060 m. hasta el 2130 m., por otra que apenas se
separa de ella 1'50 m. en la parte más distante, no lo encontramos lógica ni razonable, maxime cuando este último trazado no mejora el anterior, sino todo lo contrario. En efecto,
se abandona la trayectoria recta inicial por otra que es curva,
aunque sea ligera; y, lo más grave, el trazado llano primitivo
hace ahora una bajada para después retomar la cota haciendo
lógicamente una subida, la única que efectúa el Camino
Principal desde que atravesó la puerta de la ciudad. Es decir,
en contra de toda lógica, se abandona un primer trazado
substituyéndolo por otro peor.
En cuanto al trazado del Camino F, no le encontramos
explicación lógica por dos razones: Primera, no entendemos
que salga del Camino Principal para que después le cruce.
Más razonable sería que iniciara su recorrido directamente
en dicha intersección. Segundo, por lo descubierto hasta
ahora, parece que su destino es el mismo que el del Camino
H, estando abocados a unirse en un punto cercano.
En la interpretación integral de los trazados de todos los
caminos del Gran Nudo, hemos tenido que barajar múltiples
hipótesis para explicar paradojas o contradicciones como las
citadas.
Una de las bases en las que nos hemos apoyado es que
este nudo de caminos se pudo haber ido formando a lo
largo de muchos decenios o incluso siglos. Es decir, los trayectos de cada uno de los caminos que muestra la figura
88,4, no tuvieron por qué realizarse o utilizarse al mismo
tiempo.
Esto era ya evidente en la trayectoria del Camino
Principal. La casa ibérica construída sobre la vía patentizaba
que en un momento determinado se abandonó su trazado
sustituyéndolo por el situado al lado. A partir de dicho
momento se pudo construir la casa en cualquier instante.
Sobre este aspecto, aunque en principio nuestra opinión se inclina a que dicha casa se construyó poco tiempo
después del abandono del camino, no tenemos más datos
que los materiales muebles que contenía el departamento
excavado, y que, lógicamente, se refieren al momento de
su destrucción. La costumbre que los iberos tenían al construir sus casas, de profundizar hasta llegar a la base rocosa
y excavarla para obtener un pavimento horizontal, hace
que muchas veces no puedan existir datos arqueológicos
anteriores a su última ocupación, como en este caso.
Tampoco nos dice nada en el aspecto cronológico la dura
capa de argamasa echada a lo largo de los huecos de las
carriladas para allanar esa parte del piso del departamento.
Por ello, la opinión citada no tiene por qué ser la verdadera,
y, en dicho caso, pudo haber transcurrido muchas décadas
desde que se abandonó el uso del camino hasta que se
construyó la casa.
Aparte del incuestionable dato citado antes, los recorridos de los caminos del Gran Nudo nos ofrecieron otros
más o menos claros o trascendentales sobre los que lógicamente basamos la interpretación que sigue. Esta la hemos
elegido entre una larga serie de hipótesis, como la más probable. Unicamente presentamos ésta dado que sería interminable exponer cada una de las hipótesis tratadas con sus
posibles variantes y sus respectivos razonamientos.
Nuestra interpretación última opta por establecer que la
trayectoria del Camino F pudo corresponder al primitivo e
incluso único camino que en un primer momento pasaba por
aquí (Fig. 88,l). Su fundamento parte del hecho de coincidir
su dirección con la del Camino H.
En efecto, no podemos admitir que estos dos caminos
fueran al mismo sitio uniéndose algunos metros más adelante, por lo que uno de ellos debía realizar una curva a la
izquierda, después del punto en que han quedado al descubierto. Si admitimos esto, dicha curva la tiene que hacer el
Camino F porque si no daríamos por sentado que el camino
que ahora llamamos Principal ya existía, y, entonces, este
último se dirigiría al mismo sitio que el F.
Resumiendo: tenemos una situación en la que no
podemos admitir que los Caminos F y H vayan al mismo
sitio. Pero si uno de ellos cambia de dirección, su trayectoria
le llevaría a unirse con el Camino Principal, con lo que tendríamos la misma situación. Es decir, en cualquier caso existirá la contradicción de que dos caminos (el F y el H o el F
y el Principal) se unirán poco después. Como esto no tiene
sentido, hubo de darse que el Camino Principal y el Camino
F no fueran coetáneos en un primer momento, siendo el
Camino F anterior y, por lo tanto, el Principal.
Al establecer que el Camino F fue al principio el
Principal, obviamente estamos sosteniendo que el que ahora
llamamos Camino Principal no existía. El porqué de su trazado posterior lo explicamos por el hecho de la extremada
dificultad que supone para el tráfico el Camino F, con
un2 1'90% de pendiente.
Según esto, creemos que después de trazar la trayectoria
del Camino F, no se tardó mucho tiempo en construir el
Camino Principal definitivo (Fig. 88,3), aunque no se abandonó el uso del Camino F. En este sentido pensamos que con
bastante asiduidad y con el fin de evitar encuentros frontales
de vehículos en este frecuentado nudo, se utilizó el Camino
F para la bajada y el Camino Principal para la subida, al
tener éste una pendiente más moderada.
En cuanto al Camino G, existió como vía secundaria que
se dirigía al Este, bien desde el primer momento o poco después del trazado de la Vía Principal primitiva, iniciando su
recorrido al principio en la zona de la que sale el Camino F
(Fig. 88,2).
En cuanto al Camino H, su trazado fue posterior (Fig.
88,4). Las señales de sus carriladas nos indican que empezó
a utilizarse una vez que ya se había realizado el trazado del
Camino Princi~al
definitivo.
Si bien, como hemos visto, las explicaciones dadas
parecen ser las correctas sobre estos caminos, por el contrario no hemos llegado a encontrar una explicación convincente en el hecho de la sustitución del trazado del Camino
Principal por el que corre a su lado. Una posibilidad muy
discutible es la dificultad de la salida del Camino F al
haberse formado un fuerte escalón en su base, lo que originaría que esta salida se tuviera que desplazar un metro a la
izquierda. También pudo ocurrir, al mismo tiempo o no, una
disminución muy importante del tráfico, posiblemente en el
[page-n-187]
siglo V a.c., coincidiendo con las revueltas sociales y religiosas ocurridas en esta zona. En dicha época, con un escaso
o nulo tráfico, bien pudo, simplemente, desplazarse insensiblemente el trazado al ubicarse éste sobre zona llana.
Después, la blandura de la roca basa1 hizo que en la mitad de
su recorrido se hundiera hasta la cota en que nos ha llegado.
Aunque el motivo concluyente del abandono de este
tramo será difícil de establecer porque es poco probable que
Fig. 88.-Posible evolución del Gran Nudo de Caminos.
se obtengan nuevos datos, esperamos que el descubrimiento
de las trayectorias de los Camino F y H nos puedan aportar
nuevas luces sobre las especificaciones expuestas.
LOS CAMINOS SECUNDARIOS
Son caminos de menor tráfico rodado relativo que van a
parar a la Vía Principal o que salen de ella para dirigirse a un
punto o zona determinada.
Aparte del menor trático, también es una constante en
ellos el menor cuidado puesto en la realización de sus trazados.
Hasta el momento hemos constatado la presencia de
ocho caminos secundarios, cuyos respectivos inicios se
sitúan en tomo a los puntos 914'50 m., 1.440 m., 1.610 m.,
1.760 m., 1.982 m., 2.107 m., 2.139 m. y 2.182 m. del
Camino Principal.
Establecemos como premisas, que puede darse la existencia de otros y que no Genen por qué ser sincrónicos.
Descubierto el Camino Principal hasta el punto 2200 m.
y los caminos secundarios citados, es difícil que haya otros
intercalados no descubiertos, precisamente porque los que
tenemos abarcan todas las posibilidades de comunicación
con el llano. Otra cuestión es si de estos caminos salen a su
vez otros terciarios, aún no documentados. No obstante, no
descartamos la posibilidad de la existencia de alguno más de
aquellos, pero, de ser así, fueron poco importantes o muy
antiguos.
La segunda premisa también es obviamente difícil de
demostrar, ya qÜe no hay testimonios tan claros sobre
caminos abandonados como los que vimos en el interior de
la ciudad. En efecto, en éstos hubo varios casos en los que
se apreciaban perfectamente vías abandonadas al quedar sus
inicios o sus finales "colgados" a distintas alturas sobre la
base de la vía más moderna. Esta circunstancia es la única
que nos puede servir para averiguar si un camino fue utilizado al mismo tiempo que otro, o si se dejó de utilizar mientras el otro seguía funcionando. Pero esto no ocurre con ninguno de los caminos secundarios descubiertos. En unos
casos porque sus uniones no se han descubierto o no se aprecian bien (Caminos B, C, D y E) y en otros porque, según
veremos, aunque el camino en concreto estuviera abandonado de antiguo, se siguió utilizando su salida del Camino
Principal como apartadero, por lo que no pueden quedar sus
rodadas "colgadas" sobre él.
De todos ellos, y según los datos que nos han suministrado, fueron con toda seguridad coetáneos del Camino
Principal los Caminos A, F, G y H. Creemos que también
fueron utilizados al mismo tiempo que éstos los Caminos C
y D, aunque no tenemos pruebas concretas al respecto por
no haberse descubierto sus res~ectivasuniones con el
Principal. Y, por último, pensamos que es probable que los
Caminos B y E fueran anteriores y posiblemente sustituídos
por el mejor trazado del Camino G, que, al igual que ellos,
se dirige al mismo punto cardinal. No obstante, sea o no
cierta esta suposición, sí creemos que sus inicios al menos
se siguieron empleando como apartaderos, de acuerdo con
la situación que tienen en relación con la regular distribución de aquellos a lo largo del Camino Principal, según tendremos ocasión de ver.
La red que forman estos caminos está destinada a
conectar la ciudad con cualquier zona de sus laderas y de los
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llanos; incluso alguno o algunos de ellos es posible que enlazara con la vía del llano, además del Camino Principal.
Es evidente que el destino de cada uno de ellos no lo
podremos determinar con absoluta certeza mientras no se
avance lo suficiente en el descubrimiento de sus respectivos
trazados. Pero podemos preveer con cierto grado de seguridad la meta de algunos de ellos.
El Camino A, en este sentido, es uno de los más claros.
Su trayectoria, tras abandonar Meca, recorre de O. a E., en
línea recta, toda la ladera Norte del Mugrón (Lám. CCXV).
Su destino no puede ser otro que poner en conexión la
ciudad con una zona rica en materias primas indispensables
tanto para satisfacer las necesidades elementales de la
población, como para abastecer de ellas a la artesanía y a la
industria.
La zona a la que nos referimos es la de la Laguna de San
Benito, hoy inexistente por la genial decisión de alguna
mente preclara de desecarla. La abundancia de agua y el
clima benigno debieron ser factores que propiciaron una
gran riqueza en especies vegetales (ya fueran cultivadas o
silvestres) y animales (ya fueran domésticos o salvajes),
aparte de la posible extracción de arcillas y explotación de al
menos una mina de cobre.
Lám. CCXV.-Vista
aérea de Meca y ladera N. del Mugrón.
Que debió ser un camino muy importante lo demuestra
el hecho de que, aun no teniendo salida por el E. más allá de
la citada laguna, se realizó su trazado como si fuera el
. .
,
Principal, es decir, aterrazando previamente el espacio por
donde debía discurrir. También su circulacibn rodada fue
significativa.
Un dato interesante, aunque no haya quedado reflejado en los tramos descritos en este libro, es la aparición
de quitamiedos ortoédricos casi ciclópeos en una zona de
su trayectoria muy alejada de ~ e c a .Estos quitamiedos
tenían la doble función de evitar que los carros se pudieran
deslizar transversalmente despeñándose por esta inclinadísima ladera, y servir de sujección a las lajas de los empedrados existentes en dicha zona previniendo desplazamientos laterales.
La existencia de estos quitamiedos en un camino secundario es lo que nos hizo sugerir anteriormente como muy
posible su existencia en algunos puntos del Camino
Principal.
Por último, al tratar de los apartaderos, hablaremos del
importante situado a la altura de los dos primeros tramos de
este camino.
Los Caminos B y E son muy similares en muchos
aspectos, por lo que exponemos sus características al mismo tiempo.
~ a n c o como otro inician su recorrido hacia el NE.
uno
para seguidamente tomar la dirección E.
No pueden tener salida sino es, con mucha dificultad,
por el punto en el que se sitúa el paso en el cortado rocoso
por el cual se sube hoy en día al Castellar desde las Casas de
Meca, sin tener que llegar a la Fuente de Meca. Es decir, el
paso situado en el Cuadro 18 del mapa fotogramétrico
(Fig. 1). No existe ahora ni existió en época ibérica otro
paso, siquiera peatonal, desde la parte en que hemos dejado
al Camino E hasta llegar al punto en el que el Camino A
salva el cortado, en el Cuadro F14.
Las trayectorias y destinos de estos dos caminos no
están, pues, claros. Por una parte no podemos admitir que su
salida por el cortado fuera el mismo que el del Camino A, ya
que entonces sobraría éste. Y aunque supusiéramos que los
Caminos B y E hubieran sido abandonados por el A, nunca
explicaríamos la incongruencia que supone el recorrer
medio kilómetro en un caso o un kilómetro en otro para después regresar al mismo lugar, cuando esto se pudo resolver
sin problemas desde el primer momento mediante el trazado
lógico del Camino A.
Descartada, pues, esta posibilidad, no queda otro paso
para su salida que el citado del Cuadro 18. Es posible que
éste haya sufrido una erosión tan fuerte que actualmente sea
irreconocible. Por nuestra parte no hemos visto la ~lll'nima
señal de este trazado por aquí.
A parte de esta opción, apuntamos la posibilidad de que
tanto uno como otro sólo se construyeron para conectar la
ciudad con zonas de población o de trabajo de esta parte de
la ladera.
Ninguna de las dos explicaciones nos satisface por completo, pero con los datos que poseemos no podemos ir más
allá. Lo que sí creemos es que, de ser cierta la primera hipótesis, ambos caminos al mismo tiempo o uno después del
otro, fueron finalmente sustituídos por el trazado del
Camino G que se dirige también al E. sin los problemas o
dificultades de los otros dos.
[page-n-189]
En este caso se usaría en un primer momento el Camino
B. Después éste se abandonaría por el trazado del Camino E,
ante la dificultad en salvar la pendiente que existe entre el
inicio de aquel y el paso citado. Por último, el Camino E
sería sustituido por el G al ser de trayectoria más cómoda,
igual de larga y sin problema de tener que salvar el paso
mencionado del Cuadro 18.
Los dos caminos tienen un trazado poco elaborado en el
que no se hicieron allanaminetos previos, especialmente en
el primero de ellos. En éste se aprecia en lo poco que se conserva de él una inclinación lateral que es la más pronunciada
de cuantas hemos encontrado en los caminos secundarios.
Tan fuerte inclinación nos ha sugerido realizar el estudio
de la inclinación máxima que pudieron soportar los carros
ibéricos que circularon por Meca sin volcar, estableciendo
como constantes las medidas de la longitud de sus ejes y el
radio de sus ruedas, y como variables la altura del centro de
gravedad sobre el eje que une las ruedas y el ángulo de inclinación lateral.
Los cálculos realizados a oartir de la fórmula de la
figura 89, proporcionan la curva adjunta, la cual nos indica
que dichos carros no volcarían siempre que sus variables
permanecieran dentro de la zona rayada.Según esto el límite
máximo de inclinación se sitúa en los 46'5", a partir del cual
el carro volcaría yendo incluso de vacío. La curva va indicando los límites a los que podía llegar la inclinación,
dependiendo de la situación del centro de gravedad, es decir,
la altura de la carga suponiendo que ésta fuera uniforme. Por
ejemplo, un carro que llevara una carga cuyo centro de gravedad se situara a 80 cm. de altura sobre el eje, podría cir"
cular con una inclinación lateral comprendida entre O y
24' 1". Si sobrepasara esta inclinación el carro volcaría. En el
caso del tramo 40-60 m. del Camino B, por ejemplo, la sección de la figura 76 nos muestra que los carros que por él circularon llevaban una inclinación de 20". Según el gráfico, el
centro de gravedad de su carga nunca debió sobrepasar los
110 cm. de altura sobre el eje, ya que en dicho caso volcaría.
Obviamente todos los cálculos los hemos realizado bajo
condiciones ideales.
Para terminar, veremos la posibilidad de que los inicios
de sus respectivas trayectorias fueran empleados como apartadero~,
cuando hablemos de éstos.
El Camino C tiene la particularidad de ser el único que
une la ciudad con zonas situadas al Mediodía. Su trazado es
el más idóneo para este fin.
Aunque por ahora no tengamos muchos datos sobre él,
es evidente que sale del Camino Principal en la zona de la
Fuente de Meca; asciende ligeramentg hasta acceder a la
parte más honda del istmo que une Meca y el cerrillo situado
al Oeste y, desde aquí, empieza a descender paulatinamente
por la ladera de Poniente dirigiéndose al S. y SE.
A pesar de su mala conservación, lo descubierto de él
nos indica que su base fue ligeramente preparada, y que
soportó un tráfico moderado.
Creemos que lo más interesante es su destino, ya sea que
se dirija al Sur de Meca o al Oeste. En el primer caso tendrá
que atravesar el fondo del barranco situado a lo largo del
vallecillo que corre paralelo a la ladera Sur del Castellar. Si
fuera así se debió realizar una obra interesante de la que a lo
mejor queda algún resto. En el segundo caso, y con el fin de
no atravesar dicho barranco tendrá que hacer una curva de
180" para tomar la dirección 0. o NO.
lga =
-
0.62
h+ 0 , s
Fig. 8 9 . - C ~ ~ a inclinación máxima de los cmos.
de
En cualquiera de los casos pensamos que este camino se
realizó principalmente para Conectar la ciudad con zonas de
labor. No descartamos la posibilidad de que su destino sea unas
canteras situadas en un cerro espolón de la ladera Oeste del
Mugrón, situado antes de llegar al Arco de San Pascual. Estas
canteras pudieron ser explotadas para la construcción de caseríos o calzadas del llano. A falta de datos y como otra hipótesis
a tener en cuenta, también pudieron ser de época romana, utilizadas para la extracción de piedra empleada en la construcción de alguna de las viilas romanas situadas en el llano.
El Camino D debe salir del Camino Principal algo antes
de llegar a la curva de 180" que éste realiza al SO. de la
Fuente de Meca.
Su destino parece situarse hacia Poniente, en dirección a
Alpera, para lo cual tiene que evitar el obstáculo que supone
el cerrillo occidental, bordeándolo por su ladera Norte.
Posiblemente llegara hasta la importante vía que debió pasar
por los llanos del Oeste, Noroeste o Norte de Meca.
Lo poco descubierto de él parece indicarnos que tuvo
mucho tráfico rodado, a pesar de que su trazado apenas fue
previamente preparado.
La citada intensidad de tráfico así como la dirección que
lleva, nos ha hecho pensar en la posibilidad de que en un
primer momento fuera el primitivo Camino Principal.
Después esta trayectoria habría ido perdiendo importancia
con respecto al camino que pasa por el aljibe, acabando por
ser superado por éste en magnitud de tránsito.
Aunque esta hipótesis fuera cierta, pensamos que el
Camino D se siguió utilizando posteriormente como camino
secundario.
Según hemos visto al tratar del Gran Nudo de Caminos
es, sin duda alguna, el F el camino secundario que más problemas nos está dando a la hora de interpretar su trazado.
Ello es consecuencia de tres hechos: El salir del Camino
Principal para poco después cruzarle; el coincidir la dirección de los últimos metros descubiertos de su trayectoria con
la que lleva el Camino H, y la extraña circunstancia de que
el trazado del Camino Principal Final, en el pequeño recorrido que hace desde el punto en que el Camino E sale de él
hasta que le cruza, asciende primeramente 1'80 m. para des-
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cender seguidamente 2'60 m. Aunque esto sea un contrasentido que atañe exclusivamente al trazado normal que
venimos observando en el Camino Principal, sin embargo,
incide indirectamente en la interpretación que hemos de dar
al trazado del Camino F.
A todo ello hay que añadir las extraordinarias pendientes
de sus dos tramos descubiertos,las más altas de cuantas hemos
visto y que parece imposible que pudieran ser "escaladas" por
un carro: 21'90% en los veinte metros primeros y 19'65% en
los veinte metros siguientes. En este último aspecto hay que
tener en cuenta que las citadas cifras se refieren a pendientes
medias. Esto quiere decir que hay zonas con mayores y
menores inclinaciones. Puntualmente en el medio metro final
del primer tramo las carriladas casi son verticales.
A parte de los restantes datos, el simple hecho de cruzar
el Camino Principal, en principio no tiene sentido, ya que su
trazado lógico como camino secundario debería arrancar del
punto del Camino Principal en el que se efectúa el cruce.
Como no podemos aceptar hipótesis que no tengan sentido, tenemos que buscar explicaciones racionales a este, en
apariencia, absurdo trazado.
La hipótesis más aceptable de cuantas hemos manejado
es la siguiente, según apuntábamos al hablar del Gran Nudo:
En un primer momento pudo pertenecer a la trayectoria
del Camino Principal Inicial. Pero, dada la extraordinaria
pendiente antes citada y la falta de consistencia de su base
rocosa en los veinte primeros metros de su recorrido, no
pasaron muchos años en que este tramo fuera sustituido por
el trazado del Camino Principal "moderno". No obstante,
creemos que, esporádicamente, se siguió utilizando exclusivamente como camino de bajada, empleándose siempre el
nuevo trazado del Camino Principal para las subidas, al
tener una pendiente más adecuada.
De todas formas la interpretación definitiva del trazado
del Camino F no la tendremos mientras no consigamos establecer la dirección de su destino. Si el rumbo que toma este
camino lo cambiara mediante la realización de una curva,
que a la fuerza tendría que ser de 180" según la orografía de
esta zona, hacia donde se dirige el Camino Principal, la
hipótesis apuntada sería cierta.
Dicha curva es lógico que sea realizada bien por el
Camino F o bien por el H, ya que, si no, estos dos caminos
se juntarían indefectiblemente más adelante. Pero si ocurriera el caso de que ni el uno ni el otro efectuaran la citada
curva, sería evidente que el Camino F habría sido siempre un
camino secundario, cuya trayectoria fue prácticamente abandonada por la del Camino H, y, como máximo, quedó la primera para bajadas y la segunda para subidas.
Del Camino G tenemos escasos datos debido a lo poco
descubierto de él. Con mucha fortuna conseguimos localizar
su salida del Camino Principal, después su trazado se pierde
inmediatamente.
La dirección que lleva al salir del Gran Nudo de
Caminos es hacia el NE. Inevitablemente tiene aue continuar esta dirección durante unos cincuenta metros, discuniendo por la terraza en la que se sitúa el citado Gran Nudo,
para llegar después al cercano espolón de la ladera en donde
aparecen señales de rodadas que le dirigen hacia el Este, en
dirección a la zona de las Casas de Meca.
Se utilizó al mismo tiempo que el Camino Principal, y
parece que tuvo bastante tráfico rodado.
Al hablar de los Caminos B y E dimos las razones por
las que apuntábamos la posibilidad de que este camino fuera
el que sustituyó a sus trazados. Su destino último quizá fuera
conectar con la que consideramos cada vez más probable vía
ibérica que se dirige al E., y cuyas fuertes carriladas se
observan a uno u otro lado de la carretera actual que va de
Alpera hacia Casas de Madrona.
El Camino H es el último de los caminos secundarios
descubiertos hasta ahora. Su inicio se sitúa en tomo al punto
2182 m.
Las señales de su carrilada izquierda, cortando el realce
central y la carrilada derecha del Camino Principal, indican
que fue utilizado al mismo tiempo que éste. Por ello, al
hablar del Camino F, apuntamos que, en el caso de que este
camino y el H llegaran a unirse, el trazado del segundo sustituiría en todo o en parte al del primero.
Sus rodadas están algo más marcadas que las del
Camino F, aunque la pendiente del único tramo descubierto
es algo menor que las de aquél: 18'90%. Este dato hizo que
apuntáramos también la posibilidad de que, en su caso, el H
fuera de subida y el F de bajada.
No sabremos su destino concreto hasta que no descubramos algo más de su trazado. No obstante, opinamos que
este camino es el que se dirige hacia el NE., mientras que
el F, algunos metros más adelante de donde le hemos
dejado, hará una curva de 180" encaminándose al sentido
contrario.
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APARTADEROS
Dentro del proyecto de realización del trazado general
del Camino Principal, sin duda se contempló la necesidad de
construir apartaderos para tener el cometido exclusivo que
su propio nombre indica. Estos eran indispensables en una
vía en la que su trazado se concibió desde un primer
momento con la anchura de un carro, es decir, el ancho
mínimo por razones prácticas.
Si el trazado con el ancho de un carro fue de la complejidad y dificultad que ya vimos al hablar del Camino
Principal, especialmente debido al movimiento de roca efectuado, es evidente que realizar su trazado con una anchura
doble hubiera sido una empresa prácticamente imposible de
llevar a cabo.
Pero el construir el camino con el ancho de un carro tenía,
lógicamente, el inconveniente de que al discurrir por una
ladera muy inclinada, los vehículos no tenían espacio para
apartarse en el caso de que dos de ellos se encontraran circulando en sentidos contrarios. Por ello, como decimos, al mismo
tiempo que se planeó el trazado del camino de acceso se tuvo
que contar con la habilitación de apartaderos. Es buena prueba
de ello su regular distribución a lo largo del Camino Principal
(Fig. 90). En cuanto a su presencia en los caminos secundarios,
por el momento no hemos encontrado más que el situado en el
início del Camino A, aunque pensamos que debieron existir
con la misma frecuencia que en el Principal.
En el estudio de los caminos del interior de la ciudad,
realizado en el libro publicado anteriormente a éste, ya tratamos de los apartaderos que en ellos existían. Todos ellos
corresponden a un tipo de apartadero que también lo encontramos ahora en los caminos de acceso. Pero además hemos
documentado otras dos formas de salirse de la vía para ceder
el paso. Generalmente siempre se procuró realizarlos en
espacios horizontales, a costa de tener que extraer a veces
grandes volúmenes de roca.
El primero de los tipos citados es el más característico y
simple. Lo llamamos "apartadero en paralelo".
Consiste en la ampliación transversal del camino como
mínimo al doble de su anchura en una pequeña zona. Para
Fig. 90.-Distribución de los apartaderos.
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ello, en un punto determinado, se inicia lentamente el
desvío de la trayectoria que sigue el camino apartándose
paulatinamente hasta llegar a la citada zona en la que la
anchura llega a hacerse al menos doble. A partir de aquí se
efectúa el proceso contrario hasta incorporarse otra vez al
camino. Este tipo de apartadero suele tener una longitud
total que oscila en torno a los treinta metros. Con este largo
recorrido se intenta, como siempre, obtener trayectorias
rectilíneas.
En alguno de ellos ya vimos que existían señales por las
que pudimos deducir que la costumbre de circular por la
derecha era la usual en época ibérica. Es decir, cuando dos
carros se encontraban en un apartadero de esta clase, cada
uno de ellos circulaba por la vía situada a su derecha.
Este tipo de apartadero lo hemos documentado perfectamente en tres ocasiones. Otro es muy probable que esté
situado en la zona en la que se construyó el aljibe. También
en la zona de la Fuente de Meca hay indicios de la presencia
de uno o dos.
El segundo tipo de apartadero lo llamamos descriptivamente "de entrada y retroceso". A diferencia del anterior,
éste es menos cómodo por ser necesario hacer dos maniobras. Debido a ello su constsucción sólo se efectúa en
lugares en los que es imposible realizar el primer tipo a consecuencia de la existencia de una gran pendiente en el
camino. Su funcionaniiento consiste en salirse del trazado de
la vía en un punto determinado y dejar pasar el carro que circula en sentido contrario. Una vez despejado el camino, el
primero retrocede por el mismo sitio que entró al apartadero
hasta incorporarse a la vía. En la utilización de este tipo de
apartadero siempre el carro que bajaba tenía preferencia de
paso por el camino por razones obvias de maniobrabilidad,
teniendo que apai-tarse el que subía.
Hemos documentado un sólo caso de este tipo de apartadero, el cual, por su buena conservación, nos ha ofrecido
todos los datos necesarios para obtener una completa documentación sobre él.
El tercer tipo de apartadero no se constiuyó en principio
como tal, sino que es simplemente la utilización de las
salidas de los caminos secundarios de la misma manera que
se hace en el segundo de los tipos citados. Es lógico que la
existencia de estas salidas hiciera innecesaria la construcción de un apartadero en los alrededores, ya que aquellas se
podían utilizar para el mismo fin.
A continuación realizaremos el estudio de cada uno de
ellos, llevando el orden de empezar desde la puerta de la
ciudad hacia abajo. En la figura 90 hemos incluido la distribución de todos ellos y de los posibles.
El primero, más que un simple apartadero es una amplia
zona allanada artificialmente que incluye apartaderos y áreas
para posibilitar la parada o detenimiento más o menos largo
de carros y caballerías.
Se sitúa en la zona inmediata a la puerta de la ciudad.
Comprende, en primer lugar, los treinta primeros metros del
recorrido del Camino A juntamente con el apartadero de tipo
"en paralelo" anejo a él. Según denotan las señales de las
carriladas de su inicio en el Camino Principal, fue el más utilizado para entrada y salida de can-os.
También comprende toda la zona derecha del Camino
Principal a partir del inicio del Camino A. Esta zona consiste
en una tenaza que debió tener unos cinco metros de ancha y
que se prolonga hasta el punto 947 m.
Por último, existe otro apartadero del tipo "en paralelo"
que está situado a la izquierda del Camino Principal, en el
tramo 920-940 m. y mitad del siguiente. Esta zona izquierda
parece que estaba en proceso de ampliación cuando ocurrió
la destrucción de la ciudad.
La cantidad de roca que se tuvo que extraer para dejar
horizontal toda esta amplia zona, de forma que pudieran
maniobrar con facilidad los carruajes, supuso muchos
metros cúbicos, constituyendo sin duda una obra colosal o
como si hubiera sido realizada por un pueblo de gigantes,
según dijera el estudioso de Meca, D. José Sabater, al hablar
de las obras de la ciudad, en una carta de finales del siglo
pasado publicada en la obra de D. Joaquín Roa y Erostarbe.
La razón de ser de esta gran obra no fue otra que la de
poder dar cabida a un gran número de carros, caballerías,
personas e incluso rebaños, en primer lugar para esperar
mientras se daba ocasión a que quedara despejado el Camino
Hondo de los carros o caballerías que por él descendieran.
En segundo lugar para dar un tiempo de respiro a los extenuados animales antes de acometer la empinada cuesta final
del Camino Hondo después de la agotadora subida hasta
aquí realizada. Y, por último, para permitir la inspección de
cargas o personas, y posiblemente el cobro de peajes.
En el borde de toda la terraza pensamos que debieron
colocarse grandes sillares como quitamiedos, con el fin de
prevenir graves caídas por la empinada ladera. Las señales
de ello han desaparecido al haberse perdido la totalidad del
reborde de dicha terraza.
Se observa que este enorme apartadero y lugar de
parada está separado unos metros de la puerta y de la
muralla. Sobre este aspecto pensamos que la roca de las
zonas más cercanas a ambas no se rebajó con el fin de evitar,
llegado el caso, la posible instalación a su lado de torres de
asalto. La propia anchura de la paste de la terraza en la que
se sitúa el Camino A es lo suficientemente estrecha en este
sentido para permitir la fácil instalación de estructuras ofensivas. A parte de estas previsiones, toda la zona estaba dominada por la torre construída con toda intención en la vertical
del último apartadero citado.
Es decir, en la zona más importante del exterior de la
ciudad se realizaron las obras necesarias, pero exclusivamente justas, que pernutieran compatibilizar una adecuada
seguridad con aspectos relativos a la economía de aquélla.
El segundo apartadero se sitúa a una distancia de unos
cien metros del anterior, interesando al tramo 1020-1040 m.,
a casi la segunda mitad del anterior y a los dos primeros
metros del siguiente.
Es del tipo "en paralelo7'.Sus restos indican que cuando
se destsuyó la ciudad se estaba intentando prolongar algo
más su recorrido por la izquierda del Camino Principal en el
tramo 1010-1020 m.
Su instalación en este sitio se debió exclusivamente a su
situación de equidistancia con el apai-tadero de la puerta de
la ciudad y con el que veremos a continuación.
En su construcción el argumento de tener esta exacta
ubicación prevaleció sobre el hecho de situarse en una zona
en la que existe un espolón que sobresale en la ladera. No
obstante, se evitó la parte más saliente, desplazando el apartadero algo más arriba del lugar donde se sitúa el punto
medio entre ambos apartaderos. A pesar de todo, se tuvieron
que realizar importantes extracciones de roca. Esto fue el
motivo por el que en un primer momento se construyera el
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apartadero más corto de lo usual. También supuso que el
ancho fuera el indispensable. Tanto es así que la carrilada
derecha del Camino Principal coincide en el centro del apartadero con la izquierda de éste, aunque obviamente dicha
carrilada común es el doble de ancha que una normal.
El siguiente apartadero es de "entrada y retroceso". Se
sitúa a unos ciento ochenta metros de distancia del anterior,
ubicándose su mayor parte (unos 18 m.) en el lateral derecho
del tramo 1200-1220 m. e iniciándose en la zona media del
tramo siguiente. Su recorrido total es, pues, de unos veintiocho metros.
La construcción de este tipo de apartadero en este lugar
fue consecuencia de la carencia de lugares apropiados en las
zonas anterior y posterior del recorrido del Camino
Principal, en las que fuera factible instalar un apartadero en
paralelo. La excesiva pendiente del camino en toda esta
parte y la extraordinaria inclinación de la ladera no hacían
posible su construcción.
Por el contrario, dicha orografía no suponía obstáculo
alguno para emplazar un apartadero de entrada y retroceso.
El único inconveniente, como quedó señalado más arriba, es
. que su empleo obliga a efectuar maniobras.
Su funcionamiento queda claramente plasmado en la fotografía del tramo realizada desde abajo, de la lámina XLVI. En
ella observamos cómo la carrilada derecha del apartadero
desvía su trayectoria hacia la izquierda mostrándonos el citado
funcionamiento: Cuando un carro se encontraba bajando por el
Camino Principal, después de pasar el apartadero anterior, le
era ya imposible recular hasta llegar a él, debido a la pendiente,
en el caso de que se encontrara de frente con otro carro. Por
ello, este último tenía que meterse en el apartadero y dejar
pasar al carro que bajaba. Seguidamente ya podía recular con
facilidad por ser el apartadero horizontal, meterse en el trazado
del camino y proseguir la ascensión.
La carrilada antes citada nos indica que esta operación
se realizaba habitualmente, ya fuera por la densidad del tráfico o porque se tenía la costumbre de efectuar aquí una
parada para que descansaran los animales. Con relación a
este aspecto, no podemos saber la anchura total de la tenaza
ni, por tanto, su capacidad, por haber desaparecido todo su
reborde. Pero sí hemos observado que el apartadero propiamente dicho podía contener varios carros en fila sin que
entorpecieran el tránsito por el camino.
A partir de este apartadero no hemos encontrado otro
hasta llegar a la zona de la Fuente de Meca. Por este motivo
no tenemos la menor duda de que la salida del Camino B,
situada en torno al punto 1440 m., se utilizara como tal.
Su distancia con respecto al anterior apartadero es de
unos 230 m. Este es el único dato que podemos ofrecer, ya
que tanto la base del Camino Principal en esta parte de su
recorrido, como el inicio del Camino B han desaparecido a
consecuencia de la erosión.
El siguiente se sitúa alrededor de 180 m. más adelante.
En concreto hay datos de la posible existencia de dos apartadero~, primero que sale a la izquierda y otro, inmediauno
tamente después, a la derecha. Ambos se hallan en la zona
de la Fuente de Meca. En cuanto al primero de ellos, pudo
coincidir con la salida del Camino C.
La citada zona fue como el centro neurálgico del
Camino Principal. Por aquí tenía que pasar obligatoriamente
toda la circulación rodada que subía o bajaba de la ciudad,
excepto la del Camino A y la insignificante del B.
Su posición es inmejorable, ya que se sitúa a media
altura entre el llano y la ciudad, siendo, pues, el lugar ideal
para detenerse, descansar y reponer fuerzas para continuar el
ascenso. Concretamente se halla a una cota de unos 65 m.
por debajo de la que tiene la puerta de la ciudad.
Pero su mayor interés radica en el venero que aquí
existe. Ya sea invierno o verano, ya haya sido un año seco o
lluvioso, el volumen de agua que de él brota permanece inalterable. La importancia de este manantial se magnifica si
tenemos en cuenta que, al parecer, debió ser el único sitio
con posibilidad de abastecerse de agua superficial en kilómetros a la redonda.
En cuanto al tráfico, de esta parte sale el Camino C y
algo más abajo el D, mediante los cuales quedan conectadas
las zonas del Sur y del Oeste de Meca. Los siguientes
caminos secundarios, juntamente con el Principal, enlazan
con todo lo situado al Este, Norte y Oeste de la ciudad.
Pero, como hemos dicho, esta zona no habría tenido la
importancia que tuvo si no hubiera sido por la fuente, cuya
existencia, unido a su situación en la umbría y a encontrarse
a media altura de la ladera, reunía todas las ventajas que se
podían exigir para situar allí una amplia zona de descanso y
servicio.
Tras haber tenido que superar nada menos que cien
metros de desnivel desde los llanos más cercanos para llegar
a la cota en la que sitúa la Fuente, y ante la perspectiva de
que quedaba prácticamente otro tanto para llegar a la meseta
superior del cerro, este espacio debió ser zona obligada de
descanso, lugar donde apaciguar la sed y sitio en el que
reponer las fuerzas, tanto para las personas como para los
animales.
Pero no sólo los transeuntes se beneficiaban del agua de
la fuente. También los habitantes de la ciudad bajarían a
través de la salida situada por encima de esta zona y llenarían allí sus odres en el caso de que sus aljibes quedaran
vacios. Precisamente creemos que la escala de agujeros
tallados en la roca existente en esta "entrada" se realizó casi
exclusivamente por la presencia de este manantial.
Por último, todos los rebaños de la zona debían reunirse
aquí una o dos veces al día, según las estaciones, para poder
beber en los abrevaderos que al efecto estarían instalados.
Todo ello debió originar la creación de un conjunto de
instalaciones que ofrecieran todo tipo de servicios: áreas
para carros, caballerías y rebaños, con comederos y abrevaderos, al mismo tiempo que diversas clases de mercaderes
debieron darse cita diaria aquí: herreros, alfareros, curtidores, tratantes, etc.
No es difícil imaginar la animación que debió reinar
hace más de dos mil años en esta ahora desolada ladera,
pelada incluso de árboles que den sombra en verano a los
visitantes que, al igual que los antiguos iberos, aquí se
detienen para descansar y aplacar su sed.
Pero todos los datos expuestos quedan, por ahora, a falta
de corroboración arqueológica. Quizá un día alguna entidad
esté dispuesta a realizar una inversión fuerte con la que se
pueda acometer la excavación arqueológica sistemática de
esta zona. Por el momento nos tenemos que conformar con
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imaginamos lo expuesto ante la visión de los escasos testimonios rupestres que en ella existen, como las escaleras
talladas en la roca, pero que no podemos adscribir a una
época concreta por falta de los datos cronológicos que sólo
puede proporcionar una excavación arqueológica.
Del material cerámico que los arrastres han depositado
sobre el camino en esta zona de la Fuente, hemos separado
dos fragmentos de sendas cráteras griegas, cuyo estudio, realizado por Da Paloma Cabrera, intercalamos aquí:
"Fragmento no1 (Lkm. C W Z ) . Fragmento de cratera
ática de campana de Figuras Rojas.
Corresponde a la zona superior del cuerpo, bajo el
borde, y a la cara A o escena principal del vaso.
Interior: Barnizado, con una banda en reserva en la
zona superiol:
Exterior: Bajo una banda reservada, que marca el
inicio de2 borde, se conserva parte de la figura de Eros
alado, representado como un adolescente desnudo, el
cuerpo y el rostro pintados con pintura blanca, y el ala en
reserva. ConJNzaslíneas de barniz dorado se han señalado
el ojo, el brazo y la musculatura del torso. Está representado de perjil hacia la derecha, con el ala levantada más
arriba del nivel de la cabeza. Esta se ciñe con una corona de
hojas y pequeños frutos pintada en blanco. Parece estar
tañendo un instrumento, del que se conservan restos de su
armazón. LQ postura de la mano derecha parece indicar que
.
está pulsando las cuerdas del instrumento. Bajo el instrumento se conservan tres dedos de una mano, perteneciente
seguramente a un personaje que escucha extasiado la
música de Eros.
Se trata de una cratera de campana posiblemente relacionada con los pintores del Grupo de Telos (Beazley,ARV2,
1428 SS), del segundo cuarto del siglo N La escena representada es dficil de concretal: Es muy frecuente que Eros,
Lám. CCXW.-Cerámica griega. A su tamaño.
L h . CCXVm.-Cerámica griega.
un personaje ligado al ámbito de Afrodita, esté presente en
las escenas dionisíacas, como testigo de la unión de
Dionisos y Ariadna. Esta potencia primordial se representa
ahora como un adolescente, ya no como un niño, y algunos
pintores le figuran con la carnación blanca propia de una
mujer (C$ Trías, 1967, láms. CXCM, CCXXX). Su presencia
en las escenas dionisíacas en las crateras del siglo N a.c.,
y especialmente en las del Grupo de Telos, es muy frecuente
(Trías, 1967, láms. CXCM, CCVZZ, CCXVZZZ; Sánchez,
1992, 61), aunque también suele aparecer en escenas de
apoteosis (Trias, 1967, lám. CCXXIZ). Sin embargo, no son
muy abundantes las escenas dionisíacas en las que Eros
aparezca tañendo un instrumento de cuerda, sípor el contrario el aulós, más acorde con el ámbito agreste, orgiástico
y frenético de los ritos dionisíacos. Quizás pudiera tratarse
también de una escena de un simposio mítico presidido por
Dionisos (CJ: cratera Toya: Trias, 1967, lám. CCXXVII).
Segundo cuarto del siglo N a. C.
Fragmento no2 (Um. CCXVZZ)
Fragmento de cratera ática de campana de Figuras
Rojas.
Correspondea la zona intermedia del cuerpo y a la cara
A o escena principal.
Interior: barnizado.
Exterior: Motivos de dificil identzjicación. En el centro
y en vertical, posiblemente el extremo inferior de un tirso; a
la derecha lo que pudiera ser el extremo de una piel de pantera terminada en garra; a la izquierda y en posición horizontal, dos trazos con puntos blancos recorriendo su contorno, quizás las cintas que adornarían otro tirso. Si nuestra
interpretación de los motivos es correcta, se trataría de una
escena del thíasos dionisíaco, seguramente sátiros y
ménades vestidos con pieles de pantera y sosteniendo tirsos,
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danzando frenéticamente poseídos por el entusiasmo divino,
de ahí la posición, agitada, del tirso y demás elementos (C$
Trías, 1967, lám. CCIX). Tales escenas son las predominantes entre los pintores del Grupo de Telos, y las más abundantes en las crateras de campana de la Península Ibérica
(Sánchez, 1992, 103 y SS).
Primera mitad del siglo N a. C.
Estos dos fragmentos de crateras de campana, posiblemente relacionados con los pintores del Grupo de Telos, y
fechables hacia el segundo cuarto del siglo Na.C., encajan
peijectamente, por su forma, grupo al que pertenecen y
escenas representadas, en el ambiente de las importaciones
áticas de Andalucía Oriental. Allí la cratera de campana es
la forma, junto con las copas de figuras rojas, mds abundante del repertorio ático. Las crateras andaluzas pertenecen casi en su totalidad al Grupo de Telos. Las escenas
dionisíacas y de simposio son, por este orden, las más frecuentes (Sánchez, 1992).
Entre el 380 y 350 es cuando se produce el máximo
volumen de importaciones, tanto en Andalucía Oriental
como en el Levante y el Sur de la Meseta. Ahora los vasos
griegos son más populares y se encuentran en un mayor
número de yacimientos. Tanto en las necrópolis de la Alta
Andalucía como en e1 Sureste estos vasos, y sobre todo la
cratera, se utilizan como elementos de prestigio asociados
a las élites dominantes (Ruiz y Molinos, 1993; Santos,
1989). Los comerciantes griegos, a través de diversos
intermediarios, están satisfaciendo una demanda creada
tiempo atrás entre las sociedades ibéricas, demanda de
productos de lujo necesarios para la reproducción de un
sistema social jerarquizado. Desde diversos puntos de la
costa, y a través de redes comerciales secundarias, vasos
áticos como éstos llegarían a los centros interiores de distribución, donde su posterior redistribución sería controlada por miembros de la élite dominante, posiblemente a
través de un sistema de relación clientelal: Por otra parte,
la función de los vasos y el significado de las escenas se
modifican en el nuevo contexto ibérico. La cratera ya no es
exclusivamente un vaso para mezclar el vino y e1 agua en
el simposio, sino, sobre todo, una urna cineraria. Las
escenas dionisíacas o de banquete pudieron ser "leídas"
de forma diferente, reelaboradas bajo un lenguaje propio,
destacando su contenido heroificador (Olmos, 1986 y
1992,19). "
- BEAZLEY, J.D. (1968): Attic red-figure Vase Painters
(ARV). 2. Ed. Clarendon Press. Oxford.
- OLMOS, R. (1986): "Quelques observations sur l'assi-
milation de l'iconographie grecque dans le monde
ibérique" en Iconographie classique et identités
regionales. BCH sup.XIV, pp. 155-166.
- OLMOS, R. (1992): La sociedad ibérica a través de la
imagen. Catálogo de la Exposición. Ministerio de
Cultura.
- RUIZ, A. y MOLmOS, M. (1993): Los Iberos. Análisis
arqueológico de un proceso histórico. Barcelona.
- SANCHEZ, C. (1992): El comercio de productos griegos
en Andalucía Oriental en los siglos V y IV a.c.:
estudio tipológico e iconográfico de la cerámica.
Edit. Univer. Complutense.
-SANTOS, J.A. (1989): Análisis social de la necrópolis de
El Cigarralejo y otros contextos funerarios de su
entorno", en ArEspArq 62, pp. 71-100.
- TRIAS, G. (1967): Cerámicas griegas de la Península
Ibérica". Valencia.
Continuando con los apartaderos, el siguiente que se nos
presenta se sitúa en tomo al punto 1790 m., por lo que su distancia con respecto a la zona de la Fuente de Meca es de
otros ciento ochenta metros aproximadamente. Su disposición es en paralelo pero, en contra de lo normal, su trayectoria es ligeramente curva y con algo de pendiente. Su situación, sin embargo, es idónea, antes de iniciar la empinada
cuesta abajo que lleva hacia la zona del aljibe y dominando
visualmente toda la parte baja del Camino Principal hasta
donde lo hemos dejado, y lo descubierto de los cinco
caminos secundarios últimos.
Fue en este apartadero, concretamente en el camino de
la izquierda, donde descubrirnos señales inequívocas de que
la circulación se hacía por la derecha. En efecto, aparte de
la mayor profundidad que las rodadas tenían con respecto a
las del camino derecho, y que ya por sí sólo constituirían
una razón de peso, permanecían señales en una zona del
lateral de la rodada izquierda que únicamente las pudieron
ocasionar los bordes de las llantas metálicas al rozar dicho
lateral cuando los carros subían. Estas señles son pequeños
pero perfectos arcos de circunferencias, seguidos y dispuestos de forma que tienen obligatoriamente que haberse
hecho por las ruedas al subir por él. Si los carros hubieran
tomado este camino para bajar las señales hubieran quedado
dispuestas al revés de como están.
A ciento treinta metros se ubica el aljibe, construído al
parecer en época medieval con el fin de recoger y almacenar
en un punto más bajo el agua de la Fuente de Meca.
Actualmente sigue realizando la misma función, bajándola a
una cota de 28 metros por debajo de aquélla.
Físicamente no hemos podido documentar el apartadero
que aquí debió existir. Pero tanto la apropiada distancia que
le separa del anterior, como el hecho de haberse construído
el aljibe, para lo que se eligiría una zona llana o plataforma
preexistente, juntamente con la posición de algunas huellas
de carriladas conservadas en torno al punto 1936 m., nos
señalan la casi certeza de su existencia. La citada construcción del albibe y la erosión sufrida en esta parte, al coincidir
con la bajada natural de las aguas de lluvia, borraron definitivamente cualquier otra señal.
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Según los escasos datos de que disponemos, creemos
que el apartadero era de tipo "en paralelo" y de una longitud
algo pequeña comparándola con lo habitual, ya que las circunstancias físicas orográficas no permitían hacerlo más
largo: de 20 a 25 metros.
A partir de aquí carecemos de testimonios de la existencia de apartaderos en lo que llevamos decubierto del
Camino Principal.
No obstante, sirvió para tal fin el inicio del Camino E,
situado en torno al punto 1982 m., es decir, unos 62 metros
más adelante. Los bordes redondeados de los esquinazos de
la roca donde se realizó la salida de este camino y su anchura
(unos cuatro metros) avalan el hecho de su utilización como
apartadero.
Por último, queda el Gran Nudo de Caminos, situado en
torno al punto 2110 m., unos 130 metros más adelante. No
es un apartadero en sentido estricto, pero las diferentes
salidas de los tres caminos secundarios que de aquí parten, e
incluso los primeros metros del Camino Principal Inicial, sin
duda sirvieron para tal fin cuando fue necesario. El estudio
de esta parte ya quedó realizado anteriormente.
Resumiendo, observamos que a todo lo largo de Camino
Principal se habilitaron regularmente lugares en los que
fuera posible que uno o varios carros se apartaran de la vía
para permitir el paso de vehículos que circulaban en sentido
contrario. Los punto en torno a los cuales se podía realizar
esta operación (930 m., 1030 m., 1210 m., 1440 m., 1610 m.,
1790 m., 1920 m., 1982 m. y 2110 m.) o lo que es lo mismo,
las regulares distancias existentes entre ellos (100 m., 180
m., 230 m., 180 m., 180 m., 130 m., 62 m. y 130 m.) nos
informan sobre su prevista instalación a lo largo de su
trazado.
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CONCLUSIONES
Hemos visto cómo los datos que nos han proporcionado
los caminos de acceso a Meca han ido aportando nuevos e
interesantes detalles sobre el desconocido tema de los
caminos carreteros prerromanos.
Ya en nuestro último libro sobre Meca dimos un buen
número de inéditas informaciones que se referían a los
caminos exclusivamente o a aspectos relacionados directamente con ellos. De todas formas, al encontrarse dentro de
la ciudad, muchas facetas tenían connotaciones urbanísticas.
Los caminos estudiados ahora son verdaderamente
tales, aunque no lleguen a ser propiamente vías de comunicación entre poblaciones.
Es decir, ya quedaron estudiados exhaustivamente los
"caminos" del interior de la ciudad, de los cuales una buena
parte de sus recorridos podríamos considerar como calles,
aunque muy especiales por sus peculiaridades. Ahora, presentamos ya verdaderos caminos de ruedas, aunque todos
ellos, al estar instalados en las laderas del cerro, sean
caminos de acceso. Queda, pues, por realizar el estudio de
las auténticas vías de comunicación entre poblaciones. En
este sentido consideramos incuestionable la existencia de
una de ellas, sin duda de gran importancia y antigüedad, en
los alrededores de Meca.
Es obvio que el extraordinario tráfico rodado que tuvo la
ciudad hubo de conectar con otras poblaciones mediante una
vía como ~nl'nimo,de una gran densidad de tráfico; y también es evidente que la antigüedad de esta vía tuvo que ser
mayor que la de los caminos de Meca. En relación con estos
aspectos cronológicos, los volveremos a tratar más adelante.
Sobre los caminos de los que hablamos en este libro
hemos de reconocer la gran suerte que nos ha acompañado
en nuestros trabajos de campo, ya que las previsiones que
hace años hicimos sobre los descubrimientos que esperábamos realizar han quedado muy cortas. En efecto, no podíamos imaginar que se conservaran los caminos de la forma
en que lo han hecho, ni mucho menos e1 número de vías
existentes. Los deterioros originados por agentes erosivos o
los ocasionados directamente por el hombre después del
abandono de los caminos han sido porcentualmente
mínimos. Tanto en uno como en otro caso tuvo una incidencia sumamente positiva la rápida ocultación de las vías
por los arrastres térreos y pétreos procedentes de las empinadas laderas del cerro. Incluso la población medieval, en la
mayoría de los casos, no actuó negativamente sobre ellas, ya
que sus construcciones, como hemos tenido oportunidad de
ver reiteradas veces, se situaban siempre muy por encima de
las bases de los caminos. Sólo sufrieron desmantelamientos
muy puntuales cuando realizaron extracciones de piedra
para la construcción, allanamientos, excavaciones de silos o,
excepcionalmente, el aljibe.
Los ocho caminos secundarios descubiertos, aparte del
Principal, nos informan sobre la generalización y profusión
del tráfico rodado en época ibérica. En este sentido observamos que el conjunto de sus trazados tuvo la finalidad de
poner en comunicación no sólo mediante animales de carga,
sino con carruajes, la ciudad con cualquier punto de las
laderas, con todas las zonas circundantes del ceno y, lógicamente, con otras poblaciones.
Aparte de esta inesperada e interesante red de caminos
encontrada, hemos podido documentar otros hallazgos como
el tramo de empedrado, cuya importancia reside en ser el
primero descubierto y estudiado de esta época.
El dato que obtuvimos en los caminos del interior de la
ciudad sobre el diámetro mínimo de las ruedas de los carros
que por aquí circularon (1'03 m.), se puede decir que queda
ya definitivamente establecido con los datos recogidos de
los caminos de acceso en 1' 17 m.
También hemos ampliado el conocimiento sobre otros
aspectos, como la forma de circular, los tipos de apartaderos
e incluso el indirecto descubrimiento de la existencia de
áreas de servicio.
En cuanto a la forma de circular, se constató la costumbre de elegir siempre el camino de la derecha en los
apartaderos, y que el carruaje que descendía tenía preferencia de paso sobre el que ascendía, quedando obligado
éste a apartarse de la vía hasta quedar expedita.
La información sobre los apartaderos ha quedado
aumentada en el sentido de haberse averiguado la existencia,
además del tipo "en paralelo" ya conocido en los caminos de
la ciudad, de otro nuevo que llamamos "de entrada y retroceso", así como el empleo para tal fin de las salidas de los
caminos secundarios. Como es lógico, su distribución a lo
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largo del Camino Principal se hizo con la regularidad que
era necesaria (100 a 200 m.), para evitar los problemas que
se podían ocasionar ante la normal circunstancia de que se
encontraran dos vehículos circulando en dirección contraria.
Téngase en cuenta que al ser el camino del ancho de un carro
y al estar trazado en una ladera muy inclinada, no había otra
posibilidad de resolver la citada ciscunstancia.
También hemos podido constatar indirectamente la
necesaria ubicación de áreas de descanso o zonas de servicio, cada una de ellas con sus peculiaridades, como la
explanada realizada cerca de la puerta de la ciudad, la zona
de la Fuente de Meca y el Gran Nudo de Caminos.
Pero lo más extraordinario de todo es el propio Camino
Principal de acceso, es decir, el que saliendo de la ciudad
conduce la mayor parte del tráfico hasta un punto del llano
en el que, inevitablemente, enlazará con una vía que conectará a su vez con otras poblaciones.
Sus restos nos hablan sobre una obra civil de una envergadura en cuanto a costo y dificultad de ejecución, y de una
precisión técnica tales, que no existen testimonios conocidos
similares en otras culturas de la antigüedad, ya sean anteriores, coetáneas o posteriores.
Lo que se quería conseguir con esta obra era que vehículos con ruedas pudieran llegar desde el llano, con el menor
recorrido posible, a nada menos que doscientos metros de
altura por encima, y alcanzar la cima de un monte que estaba
toda ella rodeada de altísimos cortados rocosos.
Un proyecto que se presentara a realizar en el presente,
con los condicionantes citados, parecería broma o desvarío,
ya que técnicamente es casi imposible ejecutar. Pero los
antiguos iberos consiguieron llevar a buen término esta
empresa que, sin duda alguna, sorprendió como tantos otros
avances tecnológicos suyos a sus coetáneos.
Aún hoy en día a cualquier visitante que se acerca a ver
esta ciudad rupestre, le cuesta encontrar adjetivos calificativos adecuados para expresar su opinión tras contemplar
esta obra, aunque esté ya semioculta en muchas zonas por
los sedimentos.
Es evidente que la ejecución de esta obra de ingeniería
tuvo que contar con un complejo estudio previo de las
curvas de nivel de todas las laderas y cima, de forma que el
trazado final propuesto para realizar fuera definitivo. En este
sentido no cabían errores de cálculo que motivaran la realización de cambios después de iniciada la obra, precisamente
por la magnitud y complejidad de ella.
En el citado estudio previo, el problema capital a
resolver fue señalar la trayectoria para salvar los citados doscientos metros de altura con la pendiente adecuada: ni tan
baja que hiciera el acceso interminable, ni tan alta que ocasionara una dificultad excesiva al tránsito de los animales de
tiro. Dicha pendiente quedó establecida en torno al 9% de
media a lo largo de los aproximadamente dos kilómetros de
constante ascensión
Trasladar los cálculos a la realidad física no debió ser
nada fácil habida cuenta de la orografía del terreno. Los obstáculos que ofrecía por sí misma la empinada ladera, además
de las barranqueras y altos farallones que contenía, tuvieron
que ser tenidos en cuenta a la hora de realizar los cálculos
preliminares. Sin duda, la parte más difícil de la obra, tanto
en su planteamiento sobre el papel como en su ejecución
física, fue el trazado de los doscientos metros del recorrido
del Camino Hondo. Hay que tener en cuenta que esta zona
debió ser primitivamente un cortado rocoso al igual que lo
es la totalidad del contorno de la meseta superior del
Castellar.
Además de la pendiente idónea de todo el Camino
Principal, lógicamente se tuvo que establecer también su trayectoria, pero de forma que se realizara ésta con el menor
recorrido posible, es decir, haciendo siempre que fueran factibles los trazados más rectilíneos posibles. Para ello se
tuvieron que eliminar obstáculos, que supusieron en ocasiones el desmantelamiento de zonas puntuales de la ladera
mediante la extracción de muchos metros cúbicos de roca.
El ejemplo más notorio es la zona de la puerta de entrada a
la ciudad, en donde las modificaciones fueron de tal envergadura que cambiaron completamente el aspecto que tuvo
antes de hacerse el trazado. Posteriormente, se fue modificando toda esta área, año tras año hasta los días anteriores al
asedio, originando la explanada que, en parte, ha llegado a
nosotros.
Finalmente se realizó metro a metro el allanamiento de
la base del camino, practicando en la roca de la ladera una
plataforma corrida de sección transversal horizontal, de
forma que a lo largo de toda la trayectoria del Camino
Principal no hubiera un solo momento en el que el carro
tuviera que ir inclinado transversalmente. Esta obra supuso
un esfuerzo impresionante si se tiene en cuenta los dos kilómetros de su recorrido y el hecho de que se hizo lo más rectilíneamente posible, obligando con ello a realizar grandes
extracciones de piedra de la ladera. A fin de que dichas
extracciones fueran las menores posibles, se hubo de construir la plataforma citada con el ancho mínimo imprescindible para permitir el paso de un carro -en torno a los 1'80
m.-, obligándose con ello a la creación de apartaderos a distancias regulares.
El resultado de una obra como la citada, con las soluciones técnicas que hemos ido repasando, no es debido a la
casualidad, sino que presupone la existencia de unos conocimientos muy avanzados en el trazado de vías, que tuvieron
que irse adquiriendo a base de la realización de obras similares durante siglos.
Pero esta experiencia en salvar obstáculos orográficos
era lógica entre los iberos por su costumbre de edificar sus
poblados y ciudades en los lugares más elevados e inaccesibles de que disponían en sus territorios. Por ello no es de
extrañar que a un espectador actual le cueste creer que un
carro pudiera subir a la cima de El Castellar de Meca,
rodeada de altísimos cortados. Sin embargo, la obligada
experiencia de los iberos en este tipo de obras, consiguió lo
que parece imposible, aunque para ello tuvieran que desmantelar literalmente, como hemos dicho, toda la parte de la
ladera en la que ubicaron la puerta de la ciudad.
El Camino Principal de acceso a Meca queda para
siempre como un testimonio más, y al mismo tiempo único
en su género, de la avanzada civilización que tuvieron los
pueblos ibéricos hace dos mil quinientos años.
Los resultados obtenidos en los caminos de acceso, relativos a su cronología no hacen más que corroborar lo que
quedó demostrado en el último libro publicado de Meca. Allí
quedó expuesto el aspecto más importante en cuanto a cronología de todos cuantos podremos obtener nunca sobre
estos caminos, y fue el hecho de que el Camino Principal no
se volviera a utilizar desde el preciso momento en que la
ciudad fue sometida al asedio previo a su destrucción por
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Roma. Desde aquel instante hasta hoy día nunca más volvió
a pasar un carruaje por la puerta de la ciudad y, lógicamente,
tampoco por el resto del Camino Principal de acceso, ya que
la utilización de éste estaba ligada exclusivamente al paso
por aquélla. Por esta razón es un dato excepcional el poder
tener la certeza de que los restos que estudiamos son exclusivamente ibéricos, sin posibilidad de que se hayan utilizado
o sufrido reformas posteriormente, en época romana,
medieval, etc.
Los caminos secundarios ahora descubiertos y el
Principal han seguido aportando datos arqueológicos en el
mismo sentido, con la presencia constante de estructuras u
obras medievales incluso sobre las trayectorias situadas en
las cotas más bajas. Es decir, mil años más tarde de la destrucción de Meca, la tradición carretera que adquirió esta
ciudad a lo largo de casi otro milenio, disminuye hasta tal
punto que da la impresión de que llega a desaparecer prácticamente la utilización del carro. Por ello vemos que ni
siquiera es aprovechada la red viaria preexistente en la zona
inferior de la ladera.
Si bien el término de la utilización de estos caminos está
perfectamente establecido, no lo está tanto su inicio. En este
sentido el dato arqueológico más importante que nos ha
aportado el descubrimiento de los caminos que ahora publicamos, es la aparición de un departamento ibérico constmído sobre un camino, obviamente abandonado ya en
aquella época. Pero la cronología más alta que se puede adscribir al exclusivo material cerámico de su ajuar es del siglo
IV-111 a.c., según el estudio realizado en el Apéndice, con el
que estamos de acuerdo por nuestra parte. Como máximo
podemos suponer, según vimos, que dicho departamento se
construyera en el siglo V a.c., fecha esta que sigue siendo
muy baja dentro de los límites del uso de los caminos de
Meca. Por ello, aparte del lote de cerámicas fenicias que se
recogió en el Camino Hondo, y que nos remiten al siglo VI
a.c. como mínimo, tenemos que recurrir a otros datos que
indirectamente nos pueden hacer saber algo más sobre su
antigüedad.
Estos datos se refieren principalmente a los rebajes en
altura que se fueron realizando en la base del camino como
consecuencia del siguiente proceso: Una vez construída la
plataforma sobre la que pasaría la vía, se inicia el tráfico
rodado por ella. Al tener que discurrir los carros siempre por
el mismo sitio debido a la anchura m'nirna con la que se
construyó la citada plataforma, se fueron lentamente señalando las rodadas en su base por el simple rozamiento de las
llantas metálicas sobre la roca. Dichas rodadas con el paso
de los años se iban haciendo cada vez más profundas hasta
que llegaba un momento en que el eje de los carros rozaba
con el realce que había ido quedando en el centro del
camino, por lo que este realce tenía que ser desmantelado
bajando con ello su cota. Esta operación se pudo repetir
varias o muchas veces en el Camino Principal dependiendo
de factores como la dureza de la roca, la pendiente del
camino y la anchura de las carriladas.
Sobre este aspecto recordemos que, al hablar de los
caminos del interior de la ciudad en nuestro anterior libro,
pusimos como ejemplo el tramo 640-660 m. En él se observaba nítidamente la cota del nivel que tuvo el camino en un
principio, es decir, cuando fue construído, y sus sucesivos
rebajes en altura hasta llegar a perder 0'64 m. de potencia de
roca. Este rebaje, exclusivamente ocasionado por el lento
desgaste realizado por el paso de los carruajes a lo largo de
siglos, se hacía más notorio al tener en cuenta las características físicas del tramo mencionado: roca muy dura, pendiente prácticamente nula y rodadas muy anchas.
Si en las citadas condiciones se efectuó el citado rebaje
en altura, no es extraño encontrar, según hemos ido viendo,
zonas del Camino Principal de acceso en las que se hayan
llegado a realizar rebajes de hasta dos metros de altura, especialmente debido a una menor dureza de la roca y sobre todo
a tener pendientes acusadas. Es evidente que un desgaste de
la profundidad citada sólo se pudo efectuar después de siglos
de utilización del camino. De acuerdo con este dato, aunque
sea indirecto cronológicamente hablando, tenemos que
retrasar la fecha de construcción del camino más allá del
último siglo citado arriba, en una o dos centurias más como
mínimo.
Resumiendo, estos caminos se utilizaron durante toda la
época ibérica, quedando abandonados definitivamente en el
paso del siglo III al 11 a.c., en que la ciudad es destruída. Sus
inicios los establecemos con los datos arqueológicos citados
en época protoibérica como mínimo, sin que quede descartada la posibilidad de que se realizaran en época preibérica,
de acuerdo con la fecha en la que se admite el inicio de la
presencia del carro en la Península: siglo X a.c.
A pesar de la antigüedad que establecemos para los
caminos de Meca, sería demasiado suponer que la circulación rodada en Iberia haya tenido sus principios aquí. Esto
nos obliga a presuponer que existió en esta zona una vía
general, obviamente más antigua, muy importante, que
pasando cerca de esta ciudad la conectara con otras ciudades
ibéricas, siglos antes de que empezaran a estar presentes, en
nuestras costas, cartagineses y romanos.
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M" del Mar ALFAR0 ARREGUI
Asunción MARTÍN BAÑÓN
UN DEPARTAMENTO IBÉRICO SOBRE
EL TRAMO 2.060-2.080 m.
En el año 1993, durante la campaña de excavación realizada en la zona del camino ubicada en el tramo 2.0602.080 m. en dirección a las Casas de Meca, se localizaron
una serie de piedras alineadas que, en principio, parecían
pertenecer a los posibles muros de alguna vivienda. Efectivamente, a unos tres metros de distancia, hacia el Este, y paralela a ella, aparecía otra alineación que se correspondía
con el muro de cierre del departamento. Como se encontraban situados sobre el recorrido del camino ibérico, transversales a las rodadas, supusimos que se trataría de una más de
las numerosas viviendas medievales que jalonan la ladera
del cerro y que con frecuencia utilizan el propio camino
como asiento. Sin embargo, la aparición fortuita de una ánfora ibérica completa, aunque fragmentada, junto al muro
oriental delimitado nos llevó a la realización de un pequeño
sondeo en el espacio interior de los muros con el fin de comprobar a qué época pertenecía dicha vivienda.
Los resultados obtenidos fueron bastante sorprendentes
y gratificantes, ya que en lugar de documentarse un nivel de
ocupación medieval, encontramos un potente estrato ibérico
con abundantes fragmentos cerámicos. Al ser la primera vez
que aparece el camino amortizado por una construcción
también de época ibérica se consideró conveniente proceder
a la excavación sistemática del departamento ya que nos
ofrecía la oportunidad de establecer una fecha de abandono
de este tramo del camino y, por tanto, el inicio de uso de
otro.
La excavación y documentación del lugar se realizó siguiendo un método estratigráfico. La zona a excavar quedaba delimitada entre los muros localizados tras la limpieza
del camino y la pared rocosa se situaba en la zona Sur. A
simple vista, esta pared conservaba muestras de haber sido
rebajada verticalmente para formar parte de la habitación,
por lo que se trataba de una vivienda de tipo sernirupestre.
Los resultados de la excavación nos indican dos fases
constructivas.
La primera de ellas es la construcción del camino y su
período de uso, con la formación de las rodadas.
La segunda se encuentra amortizando a la primera, ya
que sobre el camino, y una vez inutilizado, se situarán una
serie de viviendas ibéricas, de las cuales éste es un departamento.
Parece ser que no transcurre mucho tiempo entre el
abandono del camino y la construcción de la casa ya que
apenas se encontró estrato de abandono y sí una capa de nivelación, con mayor grosor en las zonas de desnivel más
acusado (zona oriental). Esta capa, de consistencia arcillosa,
se encuentra rellenando los huecos dejados por las rodadas
de los carros, dando lugar a una superficie horizontal y regular que se constituye en el pavimento de la habitación.
El departamento estudiado forma parte de una vivienda
semirupestre del mismo tipo que las documentadas en la meseta superior. Tiene planta rectangular, con unas medidas totales de 5 m. x 3 m. La pared Sur está excavada sobre la roca
caliza, la cual ha sido rebajada desde una altura no conocida,
pues en el momento de la excavación ésta se encuentra destruída y desmoronada sobre los estratos arqueológicos. Sólo
son visibles restos del rebaje en una altura de 0,50 m.
A partir de esta pared Sur la habitación se configura en
tres gradas que descienden en el sentido de la ladera. Están
también excavadas en la roca y presentan distintos tamaños
y alturas. Sobre la segunda grada vemos cómo apoyan la
construcción de dos muros, formando un ambiente distinto,
de 3 m. x 1,90 m.
La primera de las plataformas tiene unas dimensiones de
3m. de largo y 0,90m. de ancho en su zona mayor. En el extremo oriental se excavó un silo en la roca con un diámetro
de 0,75 m. y una profundidad de 0,75 m. (Lámina IV.1). En
su interior no se encontraron más que los restos descompuestos procedentes de la pared caliza.
Entre esta primera grada y la segunda se sitúa un escalón de apenas 0,lO-0,15 m. de altura que les sirve de separación.
Nada más iniciarse la excavación y proceder a la retirada de los grandes bloques pétreos correspondientes a la
lancha caliza que sepultaba el departamento, aparecieron en
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los extremos Este y Oeste del mismo, dos alineaciones de
piedras paralelas que aparentemente podrían corresponder a
los zócalos de unos muros, al menos las situadas en la zona
más oriental que se encontraban algo más ordenadas. Su estado de conservación era bastante malo, sin argamasa que las
cohesionara y apenas se conservaban en un recorrido de
unos 0,20-0,30 m. Así mismo, la falta de relación entre estos
"muros" y el resto del departamento nos hacía dudar sobre
su finalidad. Al encontrarse ubicados en la zona Sur, la más
deteriorada por efecto de la degradación de la pared rocosa
y estar prácticamente al descubierto bajo los efectos de la
erosión, se dificulta aún más su relación con el resto de estructuras ya que no se localizó ningún estrato que pudiera de
una forma u otra permitir su estudio. A su ya discutible utilidad como muros se une el hecho de no estar alineados con
el resto de estructuras aparecidas en el departamento por lo
que no descartamos la posibilidad de que correspondan a algún elemento posterior al uso de la casa o incluso a que se
trate de una simple acumulación fortuita de piedras.
La segunda de las gradas tiene unas dimensiones parecidas a la anterior, ya que mide 3 m. x 1m. Las paredes Este
y Oeste se encuentran recortadas longitudinalmente y pertenecen a los límites de otras dos habitaciones contiguas no
excavadas formando una especie de pasillo o paso entre los
distintos ambientes. En la zona Norte se ha rebajado otro escalón de 0,40 m. que corresponde a la tercera de las plataformas que coincide con lo que sería el espacio principal del
departamento, con unas dimensiones de 1,90 m. x 3 m.
Dicho espacio se encuentra delimitado por sendos muros paralelos que discurren de Norte a Sur, apoyando en la segunda
grada (Lámina III.2). Estos muros, formados con piedras de
mediano tamaño tienen una anchura de 0,40 m. y una longitud conservada de 3 m. el oriental y 2,50 m. el occidental.
Bajo ellos y cubiertas por el pavimento de la habitación, discurren las rodadas del antiguo camino ibérico en desuso,
atravesando de Este a Oeste el departamento (Láminas 11.2 y
m.1). El cierre que evidentemente debía tener la vivienda en
la zona Norte y por donde, casi con toda probabilidad se encontraría la entrada, no se conserva debido a que esta parte
de la ladera presenta una fuerte erosión y arrastre de los sedimentos (Lámina N.2).
La reconstrucción del departamento parece fácil a partir
de los elementos disponibles. Sobre los zócalos de piedra se
alzarían las paredes de adobe que continuarían sobre las gradas recortadas hasta adosarse a la pared rocosa. En el ángulo
Sureste se encontraría el silo y a lo largo de la segunda grada,
muy posiblemente se podría pasar a los departamentos contiguos por algún vano practicado en el muro de adobes. Debido
al hecho de encontrarse destruída no se ha podido documentar la existencia de huecos para las vigas de madera en la pared rocosa, elementos visibles en otras viviendas rupestres de
la ciudad. Es de suponer que los maderos irían a apoyar a esta
pared y que todo el techado se realizaría con elementos vegetales. El departamento tendría su entrada principal en la
zona Norte que la pondría en comunicación con el tramo del
camino que discurre por la terraza inferior.
Se tomó como límite de excavación el espacio que quedaba entre los muros descubiertos hacia la pared rocosa del
cerro, es decir unos 5,50 m. de longitud y 3 m. de anchura.
La zona presentaba una acumulación de grandes piedras calizas procedentes del desmoronamiento de la pared rocosa.
A simple vista podía observarse cómo la pared conservaba
huellas de haber estado trabajada para realizar el muro interior de cierre de la vivienda.
Al estar situada en una ladera no muy pronunciada, pero
existiendo una fuerte erosión debido a los agentes atmosféricos, los estratos se encuentran bastante afectados, especialmente los situados en la zona Sur, donde enseguida d o r a la
roca. Por ello presentan un desnivel con respecto a la zona
Norte de 1,20 m.
Se han documentado un total de 19 unidades estratigráficas (me.) que se corresponden con:
1. Fase de construcción del camino
2. Fase de amortización
3. Fase de construcción de la casa
4. Fase de abandono
5. Fase de derrumbe de los elementos de la casa
6. Fase de derrumbe de la pared rocosa
Los primeros estratos arqueológicos que se documentan
se corresponden con los restos de la lancha caída sobre la habitación. Ocupa todo el espacio de la misma y se compone
de grandes bloques calizos (u.e. 101) entremezclados con
una tierra granulosa y blanquecina, fruto de la descomposición de la piedra (me. 108) (Lámina 1.1). Bajo él comienza a
configurarse la planta del departamento que posteriormente
se comprobó que estaba formada por tres gradas excavadas
en la roca. El primer escalón aparece ahora directamente
bajo el estrato de piedras, presentando en el ángulo Sureste
un silo excavado en la roca (u.e. 114). Su interior se en-
Figura 1.- Estrato de derrumbe.
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cuentra colmatado con los restos procedentes de la descomposición de la pared (u.e. 102) (Lámina 1.2).
Una vez retirados los restos de la pared rocosa caída sobre la vivienda, se documentan a partir del segundo escalón
(u.e. 111) los estratos propiamente arqueológicos. Como se
ha explicado anteriormente, en la zona Sur apenas presenta
una potencia entre 0,02 m. y 0,10 m. aumentando en el tercer escalón íu.e. 115) hasta los 0.20 m. La caída de los muros y techumbre propició la rotura de los grandes recipientes
de almacenaje que se encontraban en el interior, dando lugar
a un estrato (me. 113 y 118) (Figura 1) compuesto exclusivamente Dor la tierra fruto de la descom~osición adobe
del
de las paredes, documentándose fragmentos de diversas tonalidades (naranjas, verdosos, rojizos) así como una ingente
cantidad de material cerámico (Lámina II.1). Este nivel, de
entre 0,05 m. y 0,20 m. de espesor, se localiza tan sólo a partir de la segunda grada y dentro del espacio delimitado por
los muros, en lo que hemos considerado espacio principal
del departamento.
quecino, muy compacta y con abundantes guijarrillos de caliza (Figura 2). Se encuentra rellenando las rodadas del camino (u.e.105) sobre las que se asientan los muros de la habitación (Figura 3), hasta una profundidad de 0,08 y 0,lOm.
con el fin de nivelarlas hasta alcanzar el suelo rocoso
(Lámina II.2). El muro oriental a su vez se apoya sobre unos
0,lO-0,15 m. de esta misma capa con el fin de salvar el desnivel que en esta zona presenta la roca. Esta capa resulta
muy importante ya que por un lado amortiza y sella el antiguo camino y, por otro, supone la nueva superficie sobre la
cual se construyen los dos muros paralelos (u.e. 104 y 112)
y que servirá de pavimento a la habitación ibérica (Láminas
IiI.1 y IiI.2) (Figura 4).
Figura 3.- Rodadas del camino bajo los muros del departamento.
O
!
i
-
Figura 2.- Planta del departamento.
Parece ser que entre el momento de abandono de la habitación hasta su completa destrucción transcurre un cierto
tiempo que viene reflejado por la formación de un estrato de
abandono de apenas unos centímetros de potencia (u.e.119)
compuesto por una tierra de color oscuro y compactada con
escasos fragmentos cerámicos.
Este estrato apoya directamente sobre los restos de un
pavimento que se documenta tan sólo en la última grada de
la casa, en un espacio de 3 x 1,90 m. Dicho pavimento (u.e.
120) está compuesto por una tierra arcillosa, de color blan-
Como ya se ha mencionado con anterioridad, la u.e. 118
se componía de una importante cantidad de fragmentos cerámicos que se extendían por el interior del espacio principal de la estancia. Se denominó u.e. 121 al mismo estrato excavado durante el sondeo previo a la excavación realizado
en el ángulo Noroeste. El resto de los estratos apenas presenta algún que otro fragmento disperso. Tan sólo destacar
la presencia en la u.e. 113 de los únicos fragmentos aparecidos pertenecientes a cerámica de importación.
En general, como se puede observar, aproximadamente
la mitad de las cerámicas aparecidas corresponden a elementos corrientes dentro del ajuar típico doméstico ibérico,
es decir, una serie de platos, cuencos, alguna vasija de pequeño tamaño, etc. Entre éste material destacan sin embargo
una serie de objetos menos típicos como es el caso del oinochoe de pequeño tamaño, la botellita y sobre todo la tapadera
perteneciente a una caja cerámica. El resto de las vasijas se
[page-n-204]
Figura 4.- Estratigrafía.
corresponde con una vajilla de uso común y de cocina con
abundancia de tapaderas así como un número bastante considerable de ánforas y vasijas de boca ancha. Hay que señalar, por un lado, la existencia de una tapadera de gran tamaño, decorada, que casi con toda probabilidad pertenecería
a alguna tinaja de ancha boca y una vasija de cocina de un
tamaño fuera de lo común.
Se recogieron un total de 2.733 fragmentos, de los cuales 370 corresponden a cerámica de cocina.
1.-Vasito de cuerpo bitroncocónico, pequeño borde exvasado, pie anular y fondo levantado. Tiene las superficies
de color gris con manchas de tonalidad anaranjada y pasta de
"sandwich" de color gris-naranja-gris con desgrasantes muy
finos. Presenta restos de decoración a bandas y líneas en color rojo-vinoso muy perdida en algunas zonas.
Se conservan seis fragmentos que han permitido reconstruir aproximadamentela mitad del recipiente aunque no casan la parte superior y la inferior.
Diámetro del borde: 3,8 cm. Diámetro de la base: 4,4
cm. Altura aproximada: 6,6 cm. (Figura 5)
2.-Botellita en miniatura de estrecho cuello, cuerpo piriforme y pie anular de fondo prácticamente plano. Presenta
decoración en color rojo-vinoso a base de líneas y bandas
con serie de semicírculos concéntricos. Tanto las superficies
como la pasta son de color anaranjado y los desgrasantes
muy finos. Se recuperó completa faltando tan sólo el borde
de la vasija.
Diámetro mínimo: 2,l cm. Diámetro máximo: 6 cm.
Diámetro de la base: 3,3 cm. Altura conservada: 7,4 cm.
(Figura 5)
Es de características muy similares a la botella que se
documenta en el Depósito Votivo de E1Amarejo (3), aunque
de mucho menor tamaño, sin embargo, tipológicamente hablando son prácticamente iguales.
Este tipo de vaso de pequeño tamaño suele aparecer en
los poblados ibéricos, aunque con tipologías y decoración
variadas. El más parecido al que describimos es el localizado en el Depósito Votivo de El Amarejo (1) , encontrándose ejemplares similares en toda el área ibérica. Se correspondería con la forma 20a3 de Cuadrado localizada en El
Cigarralejo (2).
3.-Dos fragmentos pertenecientes a una tapadera de
forma rectangular y sección plana perteneciente posiblemente a una caja cerámica. Presenta una pequeña elevación
hacia la zona central donde se localizaria el asidero. Se
puede observar por la superficie interior las marcas de alisado así como del corte en los bordes del barro fresco.
Presenta una decoración en pintura rojo-vinoso consistente
en una serie de roleos alrededor de su perímetro y otras dos
bandas de roleos paralelas en la zona central entre las que se
intercala una serie de SS entrelazadas. Las superficies son de
color rosa-anaranjado y la pasta rosada con desgrasantes
muy finos.
Anchura: 8 cm. Largo conservado: 9,5 cm. (Figura 5)
(1) BRONCANO, " lDepósito Votivo Ibérico de El Amarejo. Bonete
S.: E
(Albacete)". E.A.E. núm. 156. Madrid, 1989, pág. 166, no 162.
(2) CUADRADO, E.: "Tipología de la cerámica ibérica fina de El
Cigarralejo. Mula (Murcia)". T.P., 29. Madrid, 1972.
(3) BRONCANO,S.: Op. cit, pág. 205, no 273.
[page-n-205]
Figura 5
[page-n-206]
-
O
Figura 6
[page-n-207]
Las cajas cerámicas son muy típicas del área celtibérica.
En este caso nos encontraríamos ante una cajita de unos 20
cm. de longitud y 8 cm. de ancho, rectangular. Muy posiblemente estemos ante una típica forma de importación del interior de la Meseta.
4.-Dos fragmentos macizos de cerámica en los que
puede apreciarse una esquina. Se encuentra perfectamente
alisado al exterior. La superficie es de color rosa-anaranjado
y la pasta rosada con desgrasantes muy finos. A simple vista
podría ser un fragmento de pondus pero la similitud de la
pasta con la de la tapadera anterior y el hecho de tratarse de
una superficie angular nos hacen pensar en la posibilidad de
que sea parte de la caja a la que pertenecería la tapadera descrita anteriormente.
Largo conservado: 6 cm. Anchura conservada: 3 cm.
(Figura 5)
5.-Una fusayola de superficie gris y pasta ocre con
desgrasantes muy finos. Falta un poco menos de un cuarto
pues estaba sin cocer y se fragmentó al descubrirse debiendo
ser consolidada.
Altura: 2,3 cm. Diámetro máximo: 2,9 cm. (Figura 5)
6.-Pequeño oinochoe de boca trilobulada de perfil piriforme y ancho cuello con pie débilmente indicado. Se conserva el arranque de una asa. Las superficies son de color rosado al igual que la pasta que contiene desgrasantes muy finos. Se aprecian restos de pintura de color rojo-vinoso aunque no se puede reconstruir la decoración.
Se recuperaron un total de 12 fragmentos que apenas
permiten reconstruir poco más de la cuarta parte de la vasija.
Diámetro de la base: 4,8 cm. Diámetro máximo: 12,4
cm. Diámetro del borde: 10,5 cm. Altura: 17,3 cm. (Figura 5)
Es un oinochoe muy poco estilizado y de pequeño tarnaño, bastante parecido al documentado en el Departamento 3
del poblado de El Amarejo (4).
7.-Diecinueve fragmentos de un kalathos de mediano
tamaño de superficies y pasta rosadas con presencia de despasantes muy finos. Se conserva prácticamente completo
con restos de decoración rojo-vinoso aunque no pueden
a~reciarse motivos debido a su mal estado de conservalos
ción. El borde es pendiente con forma de "pico de pato", paredes curvadas al interior y fondo levantado.
Diámetro del borde: 17,5 cm. Diámetro de la base: 15,4
cm. Altura: 13,l cm. (Figura 5)
nalidades anaranjadas y la pasta tipo "sandwich" de color
gris-naranja-gris con desgrasantes muy finos. Presenta restos de decoración de líneas en pintura de color rojo-vinoso
muy perdida.
Se han recuperado un total de 8 fragmentos que forman
aproximadamente un cuarto de la vasija.
Diámetro del borde: 18 cm. Altura conservada: 7 cm.
(Figura 5)
Se han recuperado fragmentos pertenecientes a seis platos. Dos de ellos son de gran diámetro, números 12 y 17, de
paredes rectas y pie alto. La decoración es bastante similar.
Ejemplares de este tipo aunque de menor diámetro, los encontramos por ejemplo en el Departamento 20 de Alto
I
I
Chacón (6) con una cronología entre los siglos I al 11 a.c.,
momento en el que también se sitúa el encontrado en el
Departamento 3 de El Amarejo (7).
9.-Plato de borde exvasado, pendiente y de paredes casi
planas. Las superficies son de color rosado y la pasta de tonalidad ocre-rosado con desgrasantes muy finos. Presenta decoración pintada en color rojo-vinoso de serie de cuartos de
círculos concéntricos que apoyan en una banda entre dos líneas paralelas. Al otro lado, semicircunferencias concéntricas
alternando con costillares. En el centro, una circunferencia.
Se recuperaron un total de doce fragmentos que permiten reconstrÜir aproximadamente la mitad del plato.
Diámetro del borde: 3 1,7 cm. Altura conservada: 5 cm.
(Figura 6)
10.-Plato de borde exvasado, pendiente, de paredes
rectas. Su pie es anular, exvasado, de sección rectangular.
Las superficies son de color rosa-anaranjado al igual que la
pasta que contiene desgrasantes muy finos. La decoración es
de color rojo-vinoso. En la parte interna lleva costillares que
salen del borde alternando con dientes de lobo, zig-zags y
cuartos de círculos concéntricos, bajo ellos, banda entre dos
líneas paralelas de las que cuelgan una serie de cuartos de
círculos concéntricos. Al exterior presenta decoración de
cuartos de círculos alternando con costillares que apoyan en
una banda de la que cuelgan series de semicírculos concéntrico~.Se recuperaron once fragmentos que reconstruyen
aproximadamente la mitad del plato.
Diámetro del borde: 33 cm. Diámetro de la base: 12 cm.
Altura: 8 cm. (Figura 7)
Es de características muy similares a la del aparecido en
el Depósito Votivo de E1 Amarejo (5) aunque de dimensiones algo mayores.
También se documentaron los restos de otro káiathos
pero de cuello estrangulado de forma muy similar a los aparecidos en numerosos yacimientos ibéricos de la zona.
11.-Plato de pie anular y fondo ligeramente cóncavo.
Las superficies son rosadas. La pasta es del mismo color con
desgrasantes muy finos. Presenta decoración en color rojovinoso a base de roleos entre líneas concéntricas paralelas en
ambos lados. El número de fragmentos recuperados es de
seis, conservándose completa la base y aproximadamente la
mitad del cuerpo.
Diámetro de la base: 6,5 cm. Altura conservada: 6 cm.
(Figura 8)
8.-Kálathos de cuello estrangulado, borde exvasado
con labio en forma de "pico de pato", hombro ligeramente
marcado y paredes rectas. Las superficies son grises con to-
12.-Fragmento perteneciente a un plato de borde recto
de superficies y pasta rosada con desgrasantes muy finos.
Presenta decoración en pintura color rojo-vinoso muy per-
(4) BRONCANO, S. y BLÁNQUEZ, J.J.: "El Amarejo (Bonete, Albacete)".
E.A.E., núm. 139. Madrid, 1985, pág. 112, no 80.
(5) BRONCANO, S.: Op. cit., pág. 155, no 145.
(6) ATRIAN, P.: "El yacimiento ibérico del Alto Chacón (Teniel)"
E.A.E., núm. 92. Madrid, 1976,fig. 35a.
(7) BRONCANO, S.: Op. cit., pág. 1 16, no 82.
[page-n-208]
Figura 7
[page-n-209]
Figura 8
[page-n-210]
Figura 9
[page-n-211]
dida, en la parte superior a base de semicírculos concéntricos y en la inferior, cabelleras alternando con cuartos de círculos concéntricos. Se han recuperado un total de ocho fragmentos.
Diámetro del borde: 22 cm. Altura conservada: 16 cm.
(Figura 8)
1 3 . 4 e i s fragmentos que forman la base de un plato de
pie anular exvasado de sección rectangular y fondo plano.
Las superficies y la pasta son de tonalidad rosada con desgrasantes muy finos. Presenta restos de decoración muy perdida en pintura rojo-vinoso.
Diámetro de la base: 8,8 cm. Altura conservada: 3,4 cm.
(Figura 8)
14.-Plato de borde recto exvasado, cuerpo de tendencia globular, fondo casi plano y pie anular exvasado. Las superficies son de tonalidad grisácea, la pasta de color gris
claro con desgrasantes muy finos. La decoración, en pintura
rojo-vinoso, es a base de semicírculos concéntricos que
cuelgan del borde, serie de líneas de las que cuelgan semicírculos concéntricos y serie de círculos concéntricos en el
centro. Al exterior serie de semicírculos concéntricos.
El número de fragmentos recuperados es de diez, encontrándose completa la base y aproximadamente la mitad
del cuerpo, del borde, menos de la cuarta parte.
Diámetro del borde: 21,4 cm. Diámetro de la base: 10
cm. Altura: 8,4 cm. (Figura 9)
15.-Plato de borde vertical y labio engrosado al interior. Las superficies son de color rosado y la pasta grisácea
con desgrasantes muy finos. Presenta decoración de bandas
entre dos líneas al exterior y, al interior, línea de la que cuelgan una serie de costillares alternando con semicírculos concéntricos y en el centro serie de círculos concéntricos.
Se han recuperado un total de ocho fragmentos conservándose aproximadamente un cuarto del plato.
Diámetro del borde: 26 cm. Altura conservada: 7 cm.
(Figura 9)
Tan sólo se recuperaron los restos pertenecientes a dos
cuencos, de formas y característicasbastante corrientes. Por
ejemplo, el no 17 correspondería a la forma p5a de Cuadrado
(8) hallada en El Cigarralejo. Igualmente se documenta en
otros yacimientos como en El Amarejo (9) con una cronología del siglo m-II a.c., o en el estrato ibero-púnico de La
Alcudia, fechado en el siglo 111-42 a.c. (10)
El cuenco no 16 presenta como principal característica
su gran tamaño aunque la forma es bastante común.
l6.-luenco de gran tamaño de borde vertical invasado
con pie anular engrosado y fondo casi plano. Las superficies
son de color rosado y la pasta gris claro con desgrasantes finos. Como decoración presenta al exterior dos líneas incisas
paralelas. Se han recuperado un total de catorce fragmentos
que forman aproximadamente las tres cuartas partes del
cuenco.
Diámetro del borde: 30,6 cm. Diámetro de la base: 13,5
cm. Altura: 10,9 cm. (Figura 10)
1 7 . 4 u e n c o de borde vertical, ligeramente invasado,
con alto pie anular y fondo casi plano. Las superficies son
rosadas al igual que la pasta que contiene desgrasantes muy
finos. La pintura es rojo-vinoso muy perdida al exterior, pudiendo observarse al interior una decoración a base de bandas y líneas paralelas. Se recuperaron un total de trece fragmentos que componen la base casi completa y aproximadamente un cuarto del resto.
Diámetro del borde: 26,7 cm. Diámetro de la base: 11
cm. Altura: 11 cm. (Figura 10)
Se encontraron dos vasijas de pequeño tamaño, prácticamente completas, correspondientes a los no 18 y 19. La
primera de ellas es muy similar a la encontrada en el
Depósito Votivo de E l h a r e j o (11) aunque con baquetón en
el hombro.
18.-Pequeña vasija de borde exvasado, cuello con un
pequeño baquetón, cuerpo globular y base con ligera indicación de pie y fondo levantado. Las superficies son de color
gris al igual que la pasta, de tonalidad algo más clara, con
desgrasantes muy finos.
Se recuperaron un total de 39 fragmentos que pennitieron reconstruir aproximadamente las tres cuartas partes del
recipiente. Presenta una sencilla decoración en el tercio inferior de la base consistente en una serie de líneas paralelas
incisas. La boca está deformada.
Diámetro del borde: 9 cm. Diámetro de la base: 6 cm.
Altura: 15 cm. Diámetro máximo: 13,6 cm. (Figura 10)
19.-Pequeña vasija de borde ligeramente exvasado,
cuello pronunciado, hombro marcado y fondo levantado.
Las superficies son de color negro y la pasta de tonalidad
gris con desgrasantes muy finos. Se han recuperado un total
de 28 fragmentos que permiten reconstruir la pieza prácticamente en su totalidad.
Diámetro del borde: 9,l cm. Diámetro de la base: 7 cm.
Diámetro máximo: 16 cm. Altura: 15,4 cm. (Figura 10)
20.-Fragmento perteneciente a la base completa de
una vasija de pequeño tamaño de cuerpo globular, de base ligeramente indicada y fondo levantado con umbo central. La
superficie exterior es de color rosa-anaranjado, la interior
gris claro al igual que la pasta que contiene desgrasantes finos.
Diámetro de la base: 7 cm. Altura conservada: 4,3 cm.
(Figura 10)
21.-Un fragmento perteneciente a una vasija de pequeño tamaño de borde exvasado y labio ligeramente engrosado. Las superficies y pasta son de tonalidad ocre con desgrasantes finísimos. Presenta restos de pintura rojo-vinoso
muy perdida con decoración a base de líneas.
(8) CUADRADO, E :Op. cit., pág 184.
.
(9) BRONCANO,S.y BLANQUEZ, J.J.: Op. cit., pág. 132, nO1
19.
(10) RAMOS, A.: "Excavaciones en La Alcudia". S.I.P. Trabajos Varios,
39. Valencia, 1970, fig. 7j.
(11) BRONCANO, S.: Op. cit., pág. 15, no 34.
[page-n-212]
Figuras 10
[page-n-213]
Diámetro del borde: 9 cm. Altura conservada: 1,7 cm.
(Figura 10)
El borde de esta vasija es prácticamente igual al aparecido en el Depósito Votivo de El Arnarejo (12) no conservándose tampoco ningún fragmento perteneciente al resto
del cuerpo.
22.-Pequeña vasija de cocina de cuerpo de tendencia
globular y fondo ligeramente cóncavo. Las paredes son de
color gris, más oscuro al interior y la pasta de la misma tonalidad con desgrasantes gruesos. Se recuperaron un total de
tres fragmentos que reconstruyen aproximadamentela mitad
de la vasija.
Diámetro de la base: 4,5 cm. Altura conservada: 4,5 cm.
(Figura 11)
Los fragmentos recuperados de vasijas de mediano tamaño corresponden a tipologías bastante comunes en los yacimientos de ésta época, no destacando ninguna característica en concreto.
23.-Tres fragmentos de un borde recto ligeramente engrosado al exterior de una vasija de mediano tamaño.
Presenta restos de decoración en pintura rojo-vinoso. Las superficies son de tonalidad anaranjada con manchas grises y
la pasta de "sandwich" de color gris-rosado-gris. Los desgrasantes son finos.
Diámetro del borde: 10 cm. Altura conservada: 4,5 cm.
(Figura 11)
24.-Fragmentos de una vasija de mediano tamaño de
borde de "pico de pato", cuello estrangulado y paredes de
tendencia globular. Las superficies son rosadas al igual que
la pasta que contiene desgrasantes finos. Presenta restos de
pintura rojo-vinoso en el borde, muy perdida.
Diámetro del borde: 18 cm. Altura conservada: 3 cm.
(Figura 11)
25.-Fragmento de una vasija de mediano tamaño de
borde en forma de "pico de pato". Las superficies y la pasta
son de color rosado, los desgrasantes finos.
Diámetro del borde: 19,5 cm. Altura conservada: 2 cm.
(Figura 11)
26.-Tres fragmentos que casan de una vasija de mediano tamaño con borde en forma de "pico de pato" y cuello
estrangulado. Las superficies y la pasta son de tonalidad
amarillenta y los desgrasantes de tamaño medio.
Diámetro del borde: 22,6 cm. Altura conservada: 2,4
cm. (Figura 11)
27.-Dos fragmentos que casan de una vasija de mediano tamaño de paredes globulares y pie anular con fondo
cóncavo. Las superficies son de tonalidad rosada al exterior
y ocre al interior. La pasta, de color ocre, tiene desgrasantes
de tamaño mediano. Se conserva aproximadamente un cuarto
de la base.
Diámetro de la base: 12,6 cm. Altura conservada: 6,6
cm. (Figura 11)
(12) BRONCANO, S.: Op. cit., pág. 193, no 244.
28.-Vasija de mediano tamaño de borde exvasado,
cuello estrangulado y cuerpo globular. La superficie exterior
es de color rosado al igual que la pasta, y la interior ocre,
presentando desgrasantes finos. Se encuentra en mal estado
de conservación, muy exfoliada.
Se recuperaron un total de 23 fragmentos pero apenas se
pudo reconstruir poco más de lo dibujado.
Diámetro del borde: 10,l cm. Altura conservada: 4,4
cm. (Figura 11)
29.-Un fragmento que forma una base de fondo levantado de superficies y pasta de color rosado. Los desgrasantes son de tamaño fino.
Diámetro de la base: 7 cm. Altura conservada: 1,6 cm.
(Figura 11)
30.-Veintiún fragmentos de una vasija de mediano tamaño de cuerpo globular. No se conserva ni el borde ni la
base: la superficie exterior es rosada y la interior de color naranja siendo la pasta de tonalidad rosa-anaranjada con desgrasantes muy finos. Presenta decoración muy perdida en algunas zonas a base de bandas, círculos y cabelleras. Se ha
reconstruído poco menos de la mitad de la vasija.
Diámetro máximo: 32,4 cm. Altura conservada: 25,5
cm. (Figura 12)
31.-Vasija
de regular tamaño, de cuerpo globular,
borde en forma de "pico de pato" y fondo levantado. La superficie exterior es rosada y la interior de tonalidad ocre. La
pasta es rosada con desgrasantes finos. Presenta los siguientes motivos pintados en rojo-vinoso: banda en el borde, debajo decoración en dos bandas a base de serie de costillares
y zig-zags alternando entre líneas paralelas. Bajo ellos, línea
de la que cuelgan una serie de semicírculos concéntricos alternando con costillares. Se recuperaron un total de setenta y
dos fragmentos que permiten reconstruir aproximadamente
la mitad de la vasija.
Diámetro del borde: 15,3 cm. Diámetro de la base: 9 cm.
Diámetro máximo: 37,4 cm. Altura: 29,9 cm. (Figura 12)
Esta vasija es muy parecida a la documentada en el
Depósito Votivo de E1Amarejo (13) aunque difiere en la decoración.
32.-Tapadera de gran tamaño de borde ligeramente invasado y engrosado al interior con pomo anillado de sección
redondeada. Las superficies y la pasta son de color rosado y
los desgrasantes finos. Presenta decoración en pintura rojovinoso a base de bandas y líneas paralelas. Se recuperaron
un total de ochenta y dos fragmentos que forman el agarradero completo y casi todo el borde aunque tan sólo se pudo
reconstruir la mitad del cuerpo. Pertenecía a una gran tinaja.
Diámetro del borde: 4 7 3 cm. Diámetro del agarradero:
11 cm. Altura: 32 cm. (Figura 13)
La tapadera anteriormente descrita es bastante anómala
debido a su enorme tamaño. Hemos encontrado una similar
en el poblado de Los Villares (14), aunque sólo se conserva
el tercio inferior no pudiendo apreciarse el tipo de agarra(13) BRONCANO, S.:Op. cit., pág 142, n" 109.
(14) MATA, C.:"LosVillares (Caudete de las Fuentes, Valencia). Origen
y evolución de la Cultura Ibérica". S.I.P., Trabajos Varios, núm.
88. Valencia, 1991, pág. 94, no 50.
[page-n-214]
Figura 11
[page-n-215]
Figura 12
[page-n-216]
Figura 13
[page-n-217]
dero que llevaría, aunque tanto el tipo de borde como la decoración son prácticamente idénticas. Obviamente serviría
para tapar una tinaja de gran tamaño.
Se encontraron otros recipientes de ancha boca y cuerpo
globular aunque no de un tamaño tan considerable, como
podemos observar a continuación:
33.-Veinte fragmentos pertenecientes a un recipiente
de mediano tamaño, cuerpo globular y pie anular exvasado.
No se conserva nada del borde. Presenta decoración en pintura rojo-vinoso a base de bandas, círculos concéntricos y
serie de cuartos de círculos concéntricos. Sus superficies son
rosadas con pasta gris de núcleo rosado y desgrasantes muy
finos. Se conserva aproximadamente la mitad de la vasija.
Altura conservada: 19 cm. Diámetro máximo: 21 cm.
Diámetro de la base: 13 cm. (Figura 13)
38.-Vasija de gran tamaño de boca ancha con borde en
forma de "pico de pato" y cuerpo globular. La superficie exterior es rosada y la interior de tonalidad ocre rosada con
pasta rosada al exterior y ocre al interior con desgrasantes finos. Presenta decoración de una banda en el cuello en pintura rojo-vinoso. Se recuperaron un total de cuatro fragmentos que recomponen aproximadamente la mitad del borde.
Diámetro del borde: 38,4 cm. Altura conservada: 12 cm.
(Figura 15)
Como puede observarse, la típica decoración de este recipiente no se encuentra colocada en la forma habitual sino
invertida. Aunque la hipotética base presenta desgaste en la
parte inferior, en el punto de apoyo, motivo por el cual hemos dibujado la vasija en esta posición, es posible también
que corresponda a la parte superior de la misma constituyendo un "doble borde" desgastado por el roce de una tapadera o incluso pudiera ser un fondo con perforación central
que apoyaría en otra vasija. No hemos encontrado de momento un paralelo que nos permita definir la funcionalidad
de este vaso.
39.-Vasija de gran tamaño y ancha boca de borde en
forma de "pico de pato" y cuerpo globular sinuoso. Las superficies y pasta son de color rosado con desgrasantes finos.
Presenta restos de pintura rojo-vinoso muy perdida. Sólo se
ha recuperado un fragmento.
Diámetro del borde: 50 cm. Altura conservada: 11 cm.
(Figura 15)
34.-Dos fragmentos de una vasija indeterminada de
perfil prácticamente recto. Se aprecian el arranque y huellas
de un asa semicircular pegada. Las superficies y la pasta son
de color rosado con desgrasantes medianos y finos. Se aprecia decoración muy perdida de cuartos de círculos concéntrico~ apoyan en una banda y serie de roleos que bajan
que
en sentido transversal a los mismos.
Altura conservada: 16,5 cm. (Figura 14)
40.-Vasija de regular tamaño, de boca ancha, con
borde de "pico de pato", cuello moldurado y paredes de tendencia globular. La superficie exterior es de color rosado y
la interior de tonalidad grisácea con un ligero engobe rosado. La pasta es de color gris y contiene desgrasantes de tamaño mediano y fino. Se aprecian restos de decoración en
pintura de color rojo-vinoso pero la decoración sólo se
puede observar en algunos fragmentos del cuerpo que no casan. Esta consiste en una serie de cuartos de círculos concéntricos colgando de una serie de líneas paralelas. Sólo se
conservan diez fragmentos.
Diámetro del borde: 28 cm. Altura conservada: 23 cm.
(Figura 15)
35.-Vasija de gran tamaño de boca ancha con perfil en
forma de "pico de pato" y cuerpo globular. La superficie interior es anaranjada y la exterior rosada. La pasta es de tipo
"sandwich" de color rosado-gris-anaranjada con desgrasantes finos. Presenta decoración de líneas paralelas de las que
cuelgan una serie de semicírculos concéntricos. Se han recuperado un total de cincuenta y seis fragmentos con los
cuales sólo se ha reconstruido un cuarto del cuerpo y unas
tres cuartas partes de la boca.
Diámetro del borde: 28, 1 cm. Altura conservada: 15
cm. (Figura 14)
36.-Vasija de regular tamaño de boca ancha y borde en
forma de "pico de pato7'. Las superficies son de color rosado
y la pasta tipo "sandwich" de color rosado-ocre-rosado con
desgrasantes finos. Presenta decoración de bandas paralelas
en color rojo-vinoso. Se han recuperado cuatro fragmentos
que forman aproximadamente un cuarto del borde.
Diámetro del borde: 28 cm. Altura conservada: 6 cm.
(Figura 14)
37.-Tres fragmentos del borde de una vasija de gran
tamaño de labio engrosado y exvasado. Las superficies y la
pasta son de color anaranjado y los desgrasantes finos. Se
conserva aproximadamente un cuarto del borde.
Diámetro del borde: 34,8 cm. Altura conservada: 2 cm.
(Figura 14)
Esta vasija es muy similar a la aparecida en el Depósito
Votivo de El Amarejo (15).
41.-Gran vasija de diámetro máximo mayor que su altura, borde de "pico de pato", cuello estrangulado, con paredes globulares, pie anular y fondo cóncavo. Las superficies
son de color rosa-anaranjado y la pasta tipo "sandwich" de
color rosa-gris-rosa con desgrasantes finos. Presenta decoración de bandas paralelas en pintura rojo-vinoso.
Se han recuperado un total de cincuenta y siete fragmentos que reconstruyen la base completa y aproximadamente un cuarto del borde y cuerpo. No casan los fragmentos de la parte superior con los de la inferior.
Diámetro del borde: 60 cm. Diámetro de la base: 14 cm.
Diámetro máximo: 72 cm. Altura: 50 cm. (Figura 15)
Esta gran vasija de ancha boca se corresponde con la
forma 10b de Cuadrado (16), con una cronología, para El
V
Cigarralejo, que abarca del siglo I al 11 a.c. Se encuentra un
ejemplar de las mismas características en el Departamento 4
(15) BRONCANO, S.: Op. cit., pág. 146, no 119.
(16) CUADRADO, E.: Op. cit., pág. 165.
[page-n-218]
Figura 14
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Figura 15
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Figura 16
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de E1 Amarejo (17), con una cronología del siglo ILI al 1 a.c.
1
Posiblemente la gran tapadera descrita con anterioridad perteneciera a una vasija de estas características.
42.-Vasija de gran tamaño de borde en forma de "pico
de pato", cuello estrangulado con ligera moldura, asas geminadas y cuerpo ligeramente ovalado. La superficie exterior
es rosada y la interior ocre al igual que la pasta que presenta
desgrasantes finos.
La decoración, en color rojo-vinoso, es la siguiente: dos
bandas paralelas a base de serie de costillares alternando con
zig-zags. Bajo ellas, dos líneas paralelas de las que cuelgan
círculos concéntricos alternando con costillares. Debajo,
bandas paralelas.
Se recuperaron un total de ciento treinta y dos fragmentos que reconstruyen poco más de la cuarta parte de la vasija.
Diámetro del borde: 27,7 cm. Diámetro máximo: 58 cm.
Altura conservada: 40 cm. (Figura 16)
La forma y dimensiones de este vaso es muy semejante,
salvo las asas, del aparecido en el Departamento 1 de El
Amarejo (18).
43.-Medio tonelete de cuerpo cilíndrico. Presenta un
rehundimiento transversal a lo largo de todo su cuerpo para
ser colgado. La boca es de borde recto y cuello estrangulado
pero no casa con el resto del recipiente. Se conservan las dos
bases completas pero ninguna de las asas. Las superficies
son de tonalidad anaranjada con vetas grises y la pasta gris
con desgrasantes medianos y finos. Se recuperaron un total
de setenta y dos fragmentos.
Diámetro de la boca: 10,2 cm. Diámetro de las bases:
10,4 cm. Altura: 30,s cm. Longitud: 52 cm. (Figura 16)
Tan sólo se han encontrado los restos de un tonelete
cuya parte inferior se encontraba prácticamente completa,
no pudiéndose apenas reconstruir la parte superior del
mismo. Debido a su utilidad como recipiente para almacenaje de líquidos, su aparición es bastante frecuente y su cronología muy amplia. El estudio realizado en su día por
Fletcher (19) nos da una idea bastante clara, completado
posteriormente por el realizado por Francisca Hernández
(20). Ampliamos con este ejemplar el área de dispersión de
los mismos, siendo los más cercanos los documentados en el
poblado de El Amarejo (2 1).
44.-Ánfora ibérica de cuerpo cilíndrico de borde redondeado y engrosado. Las superficies son de color gris y la
pasta tipo "sandwich" de color gris-naranja-gris con desgrasantes finos. Se recuperaron un total de noventa y dos fragmentos, estando completas la boca y reconstruyéndose parte
del cuerpo que conserva un asa.
Diámetro de la boca: 16 cm. Diámetro máximo: 39,4
cm. Altura conservada: 52 cm. (Figura 17)
Es muy parecida a la encontrada en el Depósito Votivo
de El Amarejo (22).
45.-Ánfora ibérica de borde almendrado, cuerpo ovalado y fondo cóncavo. Se conservan las dos asas, a cuya altura se aprecia una decoración de dos líneas incisas paralelas. La superficie exterior es rosada y gris claro al interior
con desgrasantes finos. Se recuperaron un total de ochenta y
tres fragmentos conservándose la boca y la base completas y
numer6sos fragmentos del cuerpo que no casan.
Diámetro del borde: 15,2 cm. Diámetro máximo: 40,4
cm. Altura aproximada: 80 cm. (Figura 17)
Es de características similares a la documentada en el
Departamento 3 de El Amarejo (23).
46.-Ánfora de borde almendrado, cuerpo ovalado y
fondo cóncavo. La superficie exterior es rosada y la interior
de color gris claro con un engobe de tonalidad rosada. La
pasta es de color gris y los desgrasantes medianos. Se recuperaron un total de 99 fragmentos reconstruyéndose un
cuarto del borde, parte de hombro con un asa y aproximadamente la mitad de la base. Los fragmentos de la zona intermedia no casan.
Diámetro del borde: 20 cm. Altura aproximada: 84,4
cm. (Figura 17)
47.-Ánfora de borde ligeramente invasado y engrosado al interior de cuerpo ovalado y fondo cóncavo con ónfalo marcado al exterior. Las superficies son rosadas, la
pasta de color gris y los desgrasantes finos. Se recuperaron
un total de ciento cinco fragmentos reconstruyéndose la
boca y la base por completo así como el hombro con una de
las asas. Los fragmentos del cuerpo apenas casan entre sí.
Diámetro del borde: 14,8 cm. Diámetro máximo: 40 cm.
Altura aproximada: 77 cm. (Figura 17)
48.-Ánfora de borde almendrado, hombros marcados,
cuerpo ovalado y fondo cóncavo. La superficie exterior es
de color rosa-anaranjado y la interior anaranjada con vetas
grisáceas siendo la pasta de tipo "sandwich" de color rosado-gris-anaranjado-griscon desgrasantes finos. Se recuperaron un total de cuarenta y siete fragmentos que reconstruyen casi por completo la parte superior y media, faltando la
base, aunque no casan entre sí. A la altura de las asas se aprecian cuatro líneas incisas paralelas.
Diámetro del borde: 13,4 cm. Diámetro máximo: 30 cm.
Altura conservada: 54 cm. (Figura 17)
Esta ánfora, de pequeño tamaño, es de dimensiones parecidas a la encontrada en el Depósito Votivo de El Amarejo
(24) aunque en este caso no presenta asas.
(17) BRONCANO, S. y BLÁNQUEZ, J.J.: Op. cit., pág. 249, no 281.
(18) BRONCANO, S. y BLÁNQUEZ, J.J.: Op. cit., pág. 56, no 94.
(19) FLETCHER, D.: "Toneles cerámicas ibéricos". A.P.L., VI. Valencia,
1957.
(20) HERNÁNDEZ, F.: "Tonel ibérico procedente del Castro de
Villasviejas (Cáceres)". T.P., 36. Madrid, 1979, pág. 459 y SS.
(21) BRONCANO, S. y BLÁNQUEZ, J.J.: Op. cit., pág. 104.
(22) BRONCANO,S.:
cit., pág. 130, no 71.
(23) BRONCANO, S. y BLÁNQUEZ, J.J.: Op. cit., pág. 110, no 70.
(24) BRONCANO, S.: Op. cit., pág. 163, no 155.
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Figura 17
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48b.-Once fragmentos de una ánfora no dibujada de
superficie exterior rosada y la interior ocre con pasta rosada
al exterior y gris clara al interior con desgrasantes finos.
Sólo se conservan fragmentos pertenecientes al cuerpo.
48c.-Nueve fragmentos de una ánfora no dibujada, de
superficie exterior anaranjada e interior rosada con pasta
tipo "sandwich" de color rosa-gris-rosa con desgrasantes finos.
48d.--Ciento veintisiete fragmentos de una ánfora no
dibujada de superficie exterior rosa-anaranjada e interior
rosa con pasta tipo "sandwich" de color rosa-castaño-rosa y
desgrasantes finos. Se conserva el arranque de dos asas que
parecen ser de cinta. El diámetro máximo es aproximadamente de 35 cm.
48e.-Veintinueve fragmentos que no casan de una ánfora de superficie exterior rosada e interior de tonalidad gris
con restos de engobe rosado. La pasta es también gris con
desgrasantes medianos y finos.
48f.-Treinta y seis fragmentos del cuerpo y hombro de
una ánfora de superficie exterior rosada e interior de color
gris con engobe rosado. La pasta es de color gris con desgrasantes finos.
48g.-Nueve fragmentos de una ánfora no dibujada, de
superficie exterior anaranjada e interior rosada con pasta tipo
"sandwich" de color rosa-gris-rosa con desgrasantes finos.
49.-Vasija de cocina de regular tamaño de borde exvasado y engrosado con hombro marcado y cuerpo de tendencia globular. Las superficies son negras, y la pasta gris con
desgrasantes gruesos. Presenta señales de espatulado en su
superficie. Se recuperaron un total de cincuenta y cinco fragmentos que reconstruyen tan sólo un cuarto del borde.
Diámetro del borde: 26,5 cm. Altura conservada: 8 cm.
(Figura 18)
52.-Vasija de cocina de gran tamaño de borde exvasado, moldura en el hombro, cuerpo globular y pie marcado.
Las superficies son negras y la pasta de tipo "sandwich" de
color negro y rosa al interior con desgrasantes gruesos y
muy gruesos. Se han recuperado un total de cuarenta y siete
fragmentos que reconstruyen aproximadamentela mitad del
borde y un cuarto de la base existiendo bastantes fragmentos
del cuerpo que no casan entre sí.
Diámetro del borde: 36 cm. Diámetro de la base: 12 cm.
Diámetro máximo: 49 cm. Altura aproximada: 45,7 cm.
(Figura 18)
Entre la cerámica de cocina se documentó un número
bastante considerable de tapaderas, todas del mismo tipo y
tamaño aproximadamente, salvo la no 56 que, además de tener un aspecto acampanado y ser de menor tamaño, tiene
como principal característica la existencia de un agarradero
con dos apéndices en lugar del típico anillado que observamos en las restantes. Un ejemplar de características similares se documenta en el Departamento 4 de El Amarejo (26).
Al no existir recipientes de cocina ni vasijas de mediano tamaño en las que pudieran encajar esta serie de tapaderas, y
dada la similitud en el número y diámetro de las bocas de las
ánforas aparecidas, hemos supuesto que dichas tapaderas
hubieran servido para cerrar las mismas.
53.-Tapadera de borde redondeado y disco anillado
con moldura interior. Las superficies y la pasta son de color
negro con desgrasantes medianos. Se recuperaron un total de
seis fragmentos que permiten reconstruir completamente el
agarradero y aproximadamente la mitad del resto.
Diámetro del borde: 15,8 cm. Diámetro del agarradero:
4,5 cm. Altura: 5,7 cm. (Figura 18)
54.-Tapadera de borde redondeado y ligeramente levantado. Presenta dos líneas incisas paralelas al exterior. No
se conserva el agarradero. Se recuperaron cinco fragmentos
que reconstruyen aproximadamente la mitad de la tapadera.
La superficie exterior es ocre y la interior gris. La pasta es
también de tonalidad ocre con desgrasantes de tamaño mediano y grueso.
Diámetro del borde: 14,9 cm. Altura conservada: 3,2
cm. (Figura 18)
50.-Vasija de cocina de regular tamaño y boca ancha
de borde exvasado, hombro marcado. La superficie exterior
es negra con manchas rosadas y la interior castaña al igual
que la pasta que contiene desgrasantes gruesos. En el hombro se observa una decoración incisa de pequeños rectángulos ordenados en forma de espiga. Se han recuperado diez
fragmentos que reconstruyen aproximadapente un cuarto de
la vasija.
Diámetro del borde: 32 cm. Altura conservada: 14 cm.
(Figura 18)
55.-Tapadera de borde redondeado. Las superficies y
pasta son de color negro y los desgrasantes de tamaño mediano y grueso. Se han recuperado cuatro fragmentos que reconstruyen aproximadamente la mitad de la tapadera sin
agarradero.
Diámetro del borde: 14 cm. Altura conservada: 4,6 cm.
(Figura 18)
5 1.-Vasija de gran tamaño de borde exvasado, hombro
marcado y paredes globulares. La superficie exterior es negra y la interior castaña: la pasta es rosada con desgrasantes
gruesos. Presenta decoración incisa en el hombro en forma
de ángulos. Se recuperaron tres fragmentos que reconstruyen apenas un cuarto de borde.
Diámetro del borde: 29 cm. Altura conservada: 8 cm.
(Figura 18)
56.-Tapadera de pequeño tamaño de borde redondeado
y levantado. El agarradero es de sección rectangular con dos
apéndices. Las superficies son negras y la pasta de color rosa
con desgrasantes gruesos. Se han recuperado cinco fragmentos que reconstruyen el agarradero completo y tres cuartas partes del resto.
Diámetro del borde: 10,3 cm. Diámetro del agarradero:
4 cm. Altura: 5,6 cm. (Figura 18) .
Aunque no tiene nada que ver en cuanto a su forma, en
el Depósito Votivo de E1 Amarejo (25) apareció una vasija
de cocina con decoración parecida a la descrita anteriormente.
,
(26) BRONCANO, S. y B L ~ Q U E ZJ.J.: Op. cit., pág. 187, no 145.
(25) BRONCANO, S.: Op. cit., pág. 184, no 214.
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Figura 18
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5 6 b . 4 e i s fragmentos de una tapadera no dibujada, de
superficies y pasta grises con desgrasantes gruesos.
El material de importación se reduce a unos cuantos
fragmentos de cerámica Campaniense cuyo estudio, realizado por Da Elena Ruiz Valderas, es el siguiente:
57.-"Un
fragmento de base probablemente de una
copa L.27, con pie tipo More1 serie 212. Por las características formales del fragmento, el pie con sus caras rectilíneas y
el fondo externo con ombligo de torneado, está dentro del repertorio formal de las Pequeñas Estampillas y de los productos antiguos de la Campaniense A, de manera que puede
situarse a lo largo del siglo 1 1a.c., aunque nos inclinamos
1
1
mejor entre el último cuarto del siglo III y el primero del 1
a.c. En cuanto a la arcilla, es de buena calidad, el barniz parece haber sido aplicado por inmersión dejando en reserva la
parte inferior del vaso. Este detalle recuerda a productos de
la Sicilia griega y del mundo púnico, especialmente las cerámicas ibicencas, pero ni la arcilla ni el barniz se corresponden a esta última zona. Por el momento, no se ve claro el
taller al que pertenece, pero sin duda se trata de un taller itálico de barniz negro." (Figura 18)
58.-"Fragmento de borde de una copa de Campaniense
A, forma L.27, More1 serie 2825. Copas muy similares en
Campaniense A están documentadas en Teste Negre, en estratos del último decenio del siglo III e inicios del siglo 1
1
a.c., Fig. 2.4. (GANTES 1978). En el opidum de Nages aparecen a partir de la capa 9c, fechada en 225-200, fig. 13.327,
también en la capa 9a entre 200-175, fig. 11.275, más abundantes en la capa 8 datada hacia 175, continúa su presencia
hasta el 125 a.c. (PY 1978). En el Cabecico del Tesoro, en
1
tumbas de la primera mitad del siglo 1 (GARCIA CANO et
al. 1989), en el Grand Congloué a inicios del siglo II. En
Cartagena aparece en los niveles bárquidas y sobre todo en
la primera mitad del siglo I a.c. En mi opinión este fragi
mento pertenece a una copa de pequeño formato, la forma
del borde se sitúa en un momento de transición entre la
forma 27 b y c, cuya tipología y evolución se puede seguir
en las estratigrafías de Nages. Por otra parte, la buena calidad del barniz del fragmento recuerda los mejores productos
de la Campaniense A distribuídos en los últimos decenios
del siglo 1 1a.c., y sobre todo en el primer cuarto del siglo
1
1 a.c." (Figura 18)
1
En el interior de la vivienda se encontraron entre los
fragmentos cerámicos, una concha de bivalvo muy rodada y
otra de múrice con la parte superior perforada (Figura 18).
No se documentó ningún otro tipo de objeto.
CONCLUSIONES
Por el material cerámico encontrado, nos encontramos
en un departamento destinado en principio a almacenaje.
Las vasijas encontradas así parecen indicarlo. Por un lado,
en un departamento tan pequeño tenemos una profusión bastante inusual de ánforas, hasta ocho, así como un número
bastante considerable de vasijas de boca ancha. El tonelete,
destinado a almacenaje de líquidos no hace más que confirmarlo. Por otro lado, apenas encontramos material de uso
común. Hay una clara ausencia de cerámica de cocina y de
vajilla de uso cotidiano no habiendose constatado tampoco
la presencia de hogar en la habitación.
E1 departamento excavado sería parte integrante de una
serie de habitaciones adosadas pertenecientes a una misma
vivienda. Como se puede observar en la planta general que
adjuntamos, a ambos lados se aprecia cómo la roca ha sido
rebajada de forma similar, lo que supondría la presencia de
al menos otros dos ambientes a los cuales, casi con seguridad, se pasaría a lo largo del pasillo que queda en la segunda
grada, a través de un hipotético vano que existiría en las paredes medianeras. Sería de gran interés la continuación de la
excavación en ambos laterales con el fin de delimitar la
planta completa de la vivienda (Figura 19).
Figura 19.- Reconstrucción ideal del departamento.
Es posible que en este edificio se desarrollara alguna actividad mercantil ya que como hemos indicado con anterioridad, el número de vasijas para almacenaje indica una existencia de recursos excesivo para el autoconsurno familiar.
Desde luego, dicha vivienda se encontraba situada en un
lugar estratégico, al lado del camino y cerca del gran nudo
de caminos que ya quedó descrito. Aunque no hemos encontrado datos que lo confiien debido a la fuerte erosión
de la zona Norte, es posible que en ella existiera un acceso
de entrada que facilitm'a la carga y descarga de mercancía
de los carros que circularan por el camino.
1
El uso de la vivienda terminaría a finales del siglo 1 1o
como fecha más baja en los inicios del 11a.c. según la cerámica aparecida y confirmada por la campaniense encontrada
en el departamento. La presencia de decoración geométrica,
salvo algunos fragmentos como la tapadera de la caja, con
decoración fitomorfa, nos sitúa también en torno a esta cronología.
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Lámina 1.2.- Vista general del departamento y del relleno de piedras.
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Lámina 11.1.- Nivel de cerámicas (u.e. 118).
L W a II.2.- Rodadas del camino bajo el muro Oeste.
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Lámina III.1.-Detalle del muro Oeste.
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Lámina IV.l.- Vista general del departamento. En primer término silo excavado en la roca.
Lámina IV.2.- Vista general del departamento por el lado Norte.
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