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RCHIVO
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R€HISTOiliA L EVANTINA
SERVICIO DE !NvEST~GN::ION PRtHlSTORICA
DE lA ex~. O tFV'rACIOl'i PRoVINCIAl.. DEV
ALEN~
VOL X
INSTit'VCIOH
)4tLFOHSO
€'L
INSTITVTO" l?ODRIGO CI\RO OtL
VAtiNCIA
M.t..GNANIMO
c. S. OE t. c.
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ARCHIVO DE PREHISTORIA LEVANTINA
X
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INST I TUTO
DE
" RODRIGO
CONSEJO
ARQUEOLOGIA
CARO "
SUPERIOR DE INVESTIGACIONES
CIENTIFICAS
INSTITUCION •ALFONSO EL MAGNANIMO•
EXCELENTISIMA DIPUTACION
VALENCIA
PROVINCIAL
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ARCHIVO
DE
PREHISTORIA LEVANTINA
SERVICIO DE INVESTtGACION PREHlSTORICA
DE LA EXCELENTISIMA DIPUT ACION
PROVINCIAL DE VALENCIA
VOL X
VALENCIA MCMLXlli
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VICENTE VILAR HUESO
(j erusalem j ordan!a)
Las culturas neolíticas de Jericó •
En el ul tomo número de P E Q. (1) las Oras Kenyon y K.rkbride
completan con sus artículos los mtormes prelimmares sobre las excava·
coones de Jericó. Es ya posible Intentar recopilar el material publicado
y describir las características de las distintas culturas neollticas tan bien
representadas en d1cho yacimiento.
Ya Garstang en sus excavac1ones de 1929 ss. llegó a los estratos neo·
lit1cos, pero solamente en un área, la tnnchera estratigráfica, y por tanto
en extensión y profundidad muy limitada (2).
Al abrir Miss Kenyon áreas en todas las zonas del tell, se ha pod1do
observar que algunas culturas del neolítico ocupan prácticamente toda
su superficoe, formando una «gran coudad» (3)
Esre orttcu&o es uno omphocOn del pYbl,codo en Anales del SemtnottO deo Voler.tio
t 1) K M. KENYON, "Ex<:ov<>hons 01 Jerod>O, 1957 • 1958" Polt>llne Explorouon
Qvon,rly, 92, L..lndon. 1961, pogs . 88-108.
O. KIRKBRIDE, "A brlcl reporl on lhe Flinl Cuhures ol Jerocho" Polo•llne E>ploro•
loon Qvorterly, 92, london, 1961, pogs. 114-119.
Las m..,..,ricn de K M KENYON sobte sus excovocoonos en Jericó, onlenores o lo <•·
todo Cll'tibo, en la m1smo rev•~•o o port.r del año 1952.
121 J. GARSTANG. "Jericho; City ond Necropolos". Annols of Archoeology ond An·
thropology, XIX, ltvetpool, 1932, pogs 3-22 y 35-54; XX, loverpoof, 1933, pogs. 3-42,
XXI, Uvorpool. 1934, pogs 99-136; XXII, liv<>rpool, 1935, pogs. 143-148, en coloboroci6n con J P DROOP v J. W. CROWFOOT, y XXIII, loverpool, 1936, pogs. 67-100,
rn colaboroco6n con f BEN-OOR y G. M FITZGERALD
) y) 6. E. GARSTANG
The Srory of Jorocho", segundo edocion, I.Mdon. 1948. pó.
O'nos 5 y u
(3) los rulnoo de J
POr los suce.~ovo~ reconslruQcoones de lo ciudad Se halla ol norte de lo oc1uol Jeroc6 y re
cibe el nombre dr Tell H-Suhon. Su exlensi6n, corno lo de lodos lo' "coudodes" de lo
Pole1tino ontiouo. es modesto: unos cmco hectóre
tro d~ unos ve1nte merros
-7-
[page-n-9]
V VILIIR HUESO
2
Como en alguna de las áreas excavadas (al Oeste y al Este del tell l
se ha llegado al suelo vorgen, se ha podido establecer que los restos neo·
•
D&MCLtCO
• A..,.,A'I\
Gazc.r
•
JE R1CO
•
,\l•pa de >lluacíóo de jencó.
litocos constituyen la mayor parte de su altura 14 m Tan gran espesor
de estratos es debodo proncipalmente al elemento básoco de la construc·
ción en Jericó· el adobe, que es de vida muy limitada
- 8
[page-n-10]
CULTURAS NEOLITICAS DE JIORICO
3
EST R AT I G R AFIA
La estratigraffa de las culturas neoliticas ha presentado problemas
muy singulares. Las culturas cerámicas no forman verdaderos estratos,
ya que los hombres de tal epoca se contentaban, para vivir, con excavar
cuevas en los restos anteriores. Las cul turas precerámicas, por el contrario, forman estratos muy gruesos subdivididos en muchisimas capas.
Superando estas dificultades, la Dra . Kenyon ha podido establecer la
estra tigraffa general del tell: La datación, ausente la cerámica en las culturas anteriores, ha podido ser establecida gracias al C 14, que da unas
fechas revolucionarias, pero coherentes en tre sí:
Protoneolitico . . . . . . .. . .. .
Neolítico Precerámico A
Neolítico Precerámico B
Neolítico Cerámico A ...
Neolítico Ce rámico B ..
comienza hacia el año 7.800 a. C
comienza hacia el año 7.000 a. C.
comienza hacia e l año 6.500 a. C.
finaliza hacia el año 3.500 a. C.
Como vemos, esta datación d ifiere de las fechas avanzadas por
Albright en las primeras ediciones de su manual: Neolítico Precerámico
del 6.000 al 4.500 a. C. y Neolitico Cerámico del 4.500 al 4.000 a. C. (4),
esta dat·ací6n ha de ser revisada.
Por o tra parte, en otros lugares de Oriente se hallarot'l secuencias de
civilizaciones semejantes a las de Jericó, y las dataciones son mucho más
ba jas. En Yarmo, Nordeste de lrak, el C 14 dio originariamente fechas
de l qu into mi lenio, hacia el 4.750 a C., y en Khirokitia, Chipre, el
mismo método dio la fecha: 3.700 a. C.
No es de extrañar que pronto surgieran escepticismos, e incluso ata·
ques tajantes a las fechas de M. Kenyon que le obligaron a rebatir los
argumentos ·de sus oponentes aquilatando más los datos: con nuevas da·
taciones obten idas en distintos laboratorios y utilizando distintas téc·
nicas (51
(4) W . F. ALBRIGHT, "The Arci)ocology of Polcstone'', 1, Pcnguin Bool
(5) Sobre la controverslo ""''" K. M. Kenyon y R. J, Broldwood, el ex
Yarmo, vo!ose lo revisto "Antíquity", Newbury, oi\os 1956 a 1959:
K. M. KENYON. "'Je richo ond its setting in Near Eostern Hisrory". voL 30,. 1956~
pogs. 184-195.
R. J. BRAIDWOOD, "J•rlcho ond lts settJng In N®t Eost.,rn History", vol. 31, 1951,
pogs. H-81.
K. M, KENYON, "Reply to Profossor Broidwood", vol. 31, 1951, pógs. 82-84.
R. J. BRAIDWOOD, "Nenr swing frorn food-collectlng cultures to viiiOjjé·formlng
commumcies 1.$ strll 1mpe.rfee-tly understood", Science, vol. 127, 1958, pogs. 1.419 y s.s.
K. M. KENYON, "Some observolions on the begonnlgs of se!llemem in the Neor East" ,
The Journol of the Royal Anthropologicol lrutltute of Greot Brltoln ond lrelond, vol. 89,
London, 1959, po¡¡s. 35-43 .
-9-
[page-n-11]
-1
V. VILAR HUESO
Quedaba todavía el problema de que el neollt1 precerámico de Jeco
ricó era un caso único. No es de extrañ¡¡¡r ya que ordinariamente los estratos neoHticos se encuentran a profundidades muy considerables en los te lis
de larga vida. Hay que recordar que las dos primeras excavaciones de
Jericó no llegaron a los depósitos neolíticos y la mas reciente de Garstang
tan sólo lo hizo en una superficie muy peque1ia. Pero la conmoción, originada por los trabajos de M. Kenyon, ha dirigido los arqueólogos a una
búsqueda sistemática de yacimientos neoHticos en el área geográfica del
Jordán, y comienzan ya a surgir restos contemporáneos del neo! itico de
Jericó (6). aunque como dice M. Kenyon en su último libro: «Cuantos
más datos vienen a la luz, tanto más compleja se hace la cuestión~> (7).
El neoiltico cerámico más reciente, Neolítico Cerámico B, coincide
con otras culturas del Próximo Oriente. Su cerámica recuerda a la de
Sha 'ar ha Golan, en el a lto valle del Jordán, y a una de las variedades
halladas en el estrato Eneolitico (caicolftlco) A. de Biblos (8)
PROTONEOLITlCO
Como su mismo nombre sugiere, es la cultura más antigua de las' halladas en Jericó, dentro de la serie neoll tica. Por tanto fue la última en
surgir: campaña 1957-58. Está representada por un sólido estrato de casi
4 m. ( 13 pies) de espesor. Inmediatamente anterior a esta cultura es la
ocupación de l mesolitico clásico de Palestina, Natufiense, en la que unos
restos orgán icos han permitido su datación por el C 14: 7.800 a. C. con
un error posible de 2 1O años.
Aunque no se tenga ninguna fecha correspondiente al protoneolltlco,
es seguro que su duración fue muy larga, ya que como veremos luego una
de sus características es la ausencia de arquitectura, y un estrato de tal
espesor sin restos arquitectónicos lo prueba (9).
(6) Asi en Alumoth (Kiwber Shelk.h 'AII), ~egun M. W. PRAUSNITZ, ''Notes ond
Archaeology: Ex 1957 pags. 263 y 264, y "The llrst agrlculll.lrol seiHemenls In Galllee", Israel Explorat•on Journol, vol. 9, Jerusolem, 1959, pags. 166· 1?4; en Oren Volley (Wodi Follah), según M. STEKEUS, ''Notes and News. Arch
Exploro !Ion Journol, vol. 1, Jerusotem, 1957, pag. 125 y ''No les and News. Arch<>eology:
Excavolions. Oren Vo !ley (Wadi Follonl'', Israel Exploration )ournol, vol. 8, Jerusolem,
1958, pag. 131; y últimamente en los alrededores de Petra, en un importante yaclmien·
lo excavado par D. KIRKBRIDE, "The Excovotions or o neolithic villcge al Seyl Aolat",
Palosline Explorot16n Quorlerly, 92, London, 1960, pags. 136-145.
(1) K. M. KENYON. "The A.-.;hoeology •n 1he Holy Loncl", London, 1960, pag, 47
(8) KENYON, ob. cit "ata 1, póg, 66.
c9j La Oro. Ka1hleon M, Kenyon no preciso más lO$ fKhos.
New~.
-
10-
'.
[page-n-12]
CULT\JRAS NEOLITICAS DE JERICO
5
El estrato está compuesto por una serie Inin terrumpida de pavimenlos
apisonados, limitados en sus bordes por e levaciones suaves del terreno sin
resto alguno de muros o paredes. Se rrataba de fondos de cabañas y en tre
pavimento y pavimento en orden vertical la elevaci0n del sue lo fue oca·
sionada por la desJntegración de los materia les con que se construyeron
las cabañas. La fuente, que ya atrajo a los hombres del natufiense, fue
e l lugar escogido por los primeros habitantes del tell, que construyeron
sus cabañas junto a la misma, usando unas habitaciones más idóneas a
la vida nómada qu.e a la sedentaria, pero en las cuales vivían de forma
estable.
Probablemente la ausenc ia de verdaderas casas era debida, corno en
otras épocas en que las poblaciones nómadas se convierten en sedentarias,
a la ignorancia de la técnica de construcción ( 10). Pero las primeras edificaciones demuestran un dom inio de dicha técnica que hace pensar en
unos nuevos pobladores. los constructores de las habitaciones de l neolítico
precerámlco A, por tanto, no serían descend ientes directos de los hombres del protoneolitico, sino una comunidad diversa que se desplazó hasta
Jericó y alll se afincó con una técnica arqui tectónica aprendida antes de
dicho afincamiento.
la extensión del poblado protoneolftico es muy reducida, comparada
con las ocupaciones inmediatamente posteriores del neolftic;o precerámico.
los instrumentos de piedra hallados acusan una fuerte tendencia al
microlitismo, aunque se hayan encontrado algunos ejemplares medíos y
grandes. El trabajo es mejor que el de épocas posteriores y los retoques
son también más frecuentes. Las hojas (blades) están retocadas a percusión (punch techn ic). Tanto las hojas como las lascas (flakes) muestran
una tendencia marcada a perfi les curvos. Es muy común la obsidiana corno
primera materia de la industria lítica
La industria ósea es buena.
Dado lo limitado de los restos protoneoliticos no sabemos nada sobre
el arte, tan famoso en el na tufiense, ni sobre las costumbres funerarias,
ni sobre las prácticas religiosas del Jericó de la época.
NEOLITICO PRECERAMICO A
Sus restos no aparecieron bien estratificados hasta la campaña de 1956.
Se trata sin duda de una verdadera insta lación urbana : no sólo las casas
( 10) El mismo Jericó es tes !loo de ld
C. ol ocupar
-
11
[page-n-13]
6
V. VILAR HUESO
construidas, sino el muro de protección, y la gran torre arguyen ur)a organización de la comunidad de tipo claramente sedentario y ciudadano.
La cantidad de sus restos varia en los distintos puntos del tell en que ha11
sido descubiertos. Pero en el Oeste del mismo se llega a espesores de
9 m. que prueban fa gran duración de esta cultura.
(
·,
Fig. 1.-C•rñmic:a del Neolltico Cenlmico A (1/6 ap.).
(Según MJ.,. Kenyon.)
En el orden arquitectónico aparece11 claramente tres fases de cons·
trucción con muchas capas distintas en cada fase. En fa primera se construye la gran torre de piedra maciza de forma ligeramente c6nica1 conservada en 9 m. de altura, y que tenia unos 7 m. de diámetro. Se encuentra
situada en el interior de las murallas y su base es tangente a las mismas,
pero su cúspide se separa ligeramente. La Dra. Kenyon, en su última
-12 -
[page-n-14]
CULTURAS NEOLITJCAS DE JERICO
obra ( 11) la Interpreta como parte de las defensas de la ciudad, pero sin
insistir en ello, ya que sería más lógico que, dada su solidez, se encon
trara total o parcialmente fuera de la muralla. Acaso se trataba de una
atalaya o torre de vigilancia. Es verdad que se puede achacar a la tmpericia
de los primeros forttficadores de Jericó, la anomalía. En cada una de las
tases subsiguientes se reforzó la torre con una capa de sillares que la
aproximaban a las nuevas murallas al mismo tiempo que le daban solidez.
En la tercera fase se la enlució exteriormente. El acceso a la cúspide se
conseguía por una empinada escalera interior a la que se llegaba por un
estrecho pasadizo en la base de la torre. Los esca lones son monolfticos
y bastante bien labrados.
La más antigua de las murallas era de piedras relativamente pequeñas
y muy cuidada en su aparejo. Se conserva en unos 6 metros de altura y
sus cimientos descansan sobre la roca Es de notar la doble functón de
este muro; defensa y contención, ya que en el interior de la ciudad permanecía sepultado parcialmente, mientras en el exterior quedaba total mente a la vista. No se tienen datos de todo el tell; por tanto, no se puede
asegurar qÜe se tratase de un muro de ciudad, pero por lo menos cierta mente es el de una gran ciudadela.
Después de una época en la que Jericó fue ciudad abierta vuelven
sus pobladores a sentir la necesidad de amurallarla. Los nuevos muros son
de piedras bastante grandes y el aparejo más irregular que el de la mu·
ralla anterior. Para dar mayor eficacia a esta nueva fortificación se excavó
ante ella un foso de 9 m de ancho y 3 de profundidad máxima, sin reparar en la dificultad que ofrecía tal obra en la roca que tuvieron que descarnar exclusivamente con utillaje lítico, preponderantemente de tamaño
medio. Después de reconstruido d icho muro en la misma fase, volvió a
caerse, bien por la presión del terraplén Interior, bien por alguna escaramuza guerrera o terremoto; y en lugar de ser reconstruido en el mismo
lugar se desplazó unos metros hacia el exterior de la ciudad para cimen
tarlo mejor Su aspecto es como el de la segunda fase.
Las construcetones domésticas son en las tres épocas de adobes, y de
planta drcular u ovalada, recordando as! las cabañas de las que se orígtnaron. En alguna ocasión se forman casas de varias habi tactones, pero
todas las paredes siguen siendo curvas y la habitación primitiva, o centr~l,
e$ circular. Los sue los de estas casas son de barro y más bajos que los
pavimentos de las calles circundantes y se llega a l interior de las casas
por unos peldaños o rampas que suavizan el desnivel A juzgar por la
1111
KENYON. ob eH nota 7 pag. -14.
-
13 -
[page-n-15]
8
V VILAR HUESO
Inclinación de las paredes, las casas, o habiraciones, debían estar cubiertas
por cúpulas. Los restos de madera indican la uti lización de este material
para la construcción.
Los adobes, que son los más a ntiguos de Jericó, están hechos a mano
y pertenecen a la categoría de los plano-convexos. Como la convexidad
de su cara superior recuerda el lomo de l cerdo, han sido bautizados Hogbacked brícks.
Hemos aludido a la escasez de industria macrol ítica. Tanto los peder·
nales, o sllex, de tamaño grande, intermedio o pequeño, son una evolución
de l natufiense inferior
Un hallazgo extraño nos habla de las costumbres funerarias: un grupo
de cráneos separados de sus esqueletos y colocados en circulo, mirando
todos ellos hacia el centro.
La enorme extens1 de la población, unas cuatro Ha. ( 10 acres),
ón
plantea el problema de la subsistencia de sus habitantes, unos 2.000 al
menos. Una comunidad humana de ta l magnitud no podía alimentarse
de vegetales y de animales silvestres, recogidos más o menos al. azar en un
ámbito relativamente próximo a la ciudad. Los habitantes de Jericó tenlan
que ser por tanto productores de alimentos: agricu ltores y tal vez pasto·
res. Su presencia junto a la fuente, así lo sugiere; pero las tierras que
pueden ser cultivadas natura lmente en los alrededores tampoco son suficientes para a limentar a los 2.000 habitantes. Miss Kenyon no duda en
proponer como solución a este problema: la instauración de regadío. Hace
notar, además, que en otras zonas de Oriente ha sido precisamente el re·
gadío el que ha impulsado la urbanización de las comunidades humanas.
Los hombres del neolltico precerámico A, fueron, de esta forma, los pri meros en construir acequias y canales para llevar el agua a nuevos campos
y asi producir todos los alimentos que necesitaban para su subsistencia
Toda la complejidad de la vida agricola en sistema de regadio exige
una organización, incluso unos principios legales, y cierta autoridad. Todo
esto debla darse en Jericó. Su presencia, además, facilita la interpretación
de otros hallazgos, como los muros de defensa y la torre. Todavfa no apa·
rece clara la presencia de un culto o vida pública re ligiosa, aunque tal ve:r.
el trato que dan a los cráneos de sus muertos lo sugiera.
¿Quiénes eran los enemigos contra los que se defendían los habitantes de Jericó en esta época? Miss Kenyon propone la hipótesis de que eran
los hombres que finalmente les vencerian, instaurando en Jericó la cul·
tura neolitica precerámica B.
Otro problema relacionado con e l neolítico precerámico A, es el de su
origen. M. Kenyon indica, y con razón, que proviene de l natufiense infe
rior a través del protoneolítico. Ya indicamos, sin embargo, la dificultad
-
1~ -
[page-n-16]
1
CUL.TU RAS NEOLITICI\S DE JERICO
9
originada por la aparición exabrupto de la arquitectura relativamente per
fecta en su técnica. Recientemente J Perrot ha excavado un yacimiento
natufiense muy mteresante en 'Ain Mallaha ('Eynan) ( 12), en las proxlmi
dades del lago Huleh, donde en un contexto del natufiense inferior pero
con hallazgos del medio, aparecen los primeros balbuceos de la arquitec·
1ura que llegará a los tipos del neolltico precerámico A, de Jencó. ¿Es el
grupo humano de 'Ain Mallaha, como propone Perrot, el eslabón que faltil
en la cadena de culturas de Jericó? Si la respuesta fuera afirmativa, estos
hombres venidos del norte y todavía colectores de alimentos, como meso
líticos, se adueñarían del lugar habitado por los hombres del protoneoliti·
co de Jericó por la fuerza; pero en lugar de copiar todas las artes de sus
vencidos, los hombres sedentarios, en la construccióo de sus viviendas, les
habrían dado una lección al sustituir las cabañas protoneolíticas por ver·
daderas casas Pero hay dificul tades considerables contra la hipótesis de
Perrot. En primer lugar carecemos de elementos que permitan datar los
restos de edificios hallados en 'A in Mallaha, y que muy bien podrían ser
posteriores o a l menos contemporáneos de los orígenes del neolítico prece
rámico A, de Jericó. En efecto, ¿cómo explicar el cambio del material de
construcción? En 'Ain Ma llaha las edificaciones circulares u ova ladas son
de piedra y no de adobes, que tendrfan que ser inventados, ya que hasta
drcho momento eran desconocidos, a pesar de que los hombres de Jericó
saben labrar la piedra como lo acreditan las construcciones monumentales
contemporáneas. Además hemos indicado que en un contexto general del
natufiense inferior aparecen rasgos característicos del natufiense medio,
que no se encuentran en Jericó.
Lo industria litica de este periodo es muy abundante; pero desconcer·
tantemente monótona, con pocas piezas característ icas.
Todavía persiste el microlitismo, pero el perfil curvo es más llamatrvo
que en el periodo anteríor Muchas son las hojas pequeñas (small blades)
que como en el periodo anterior presentan puntas aguzadas (pointed
butts). Escasean las raederas (scrapers).
Hoy resul ta aún di fícil caracterizar esta cultura
NEOLITICO PRFCERAMICO B.
Fue el hallado por Garstang ( 13) y sus restos son los menos profundos,
corno es lógico Lo cultura que representa se distingue en todos los órde
112l
1959
J. PERROT, "Excavohons ot 'Eyno" ('Em Molloho) Prelomrnory Regon on rke
10, Jorusolom, 1960, pog•. 14-22
GARSTANG, ~he Story. " ob. cll. noto 2, p6gs 53 y ~
~n. Israel fx¡>lorotiOt'l Je«mol, vol.
( 13)
15 -
[page-n-17]
10
V VILAR HUESO
nes de la cultura anlerior, neolftico precerámico A Hay que notar que
descansan los estratos más antiguos sobre una capa en la que ha podido
ser discernida la erosión que atestigua el abandono del lugar durante
cierto tiempo.
l'ig.
2.-C.:rinucu dcl Neolítico Cerámico B (1/S ap.).
lSq¡illl Mm Kenyon.l
La ondustria litoca es esencialmente tahuniense, la característica del
neolítico palestinense, aunque con variantes. Abundan las hojas que deboeron ser utoliz.adas como cuchillos de todas las variedades y tamaños.
Algunas de estas hojas presentan unas aristas en sierra y por su pátina
característica se interpretan como hojas de hoces, con las que se segarían
los cereales o la hierba Las hojas de pequeñas dimensiones debieron es
-
16-
[page-n-18]
CULTURAS NEOLITICAS OE JERICO
rar onsertas en un mango. Tamboén se hallaron perforadores y raederas
para trabajar las pieles y cueros, pero son rarísimas las grandes piezas como
hachas, azadas o azuelas. Entre los utensilíos no cortantes son muy nu·
merosos los martillos, mazas de almirez y pulidores.
La arquitectura es también de una técnica muy diversa a la de l perio·
do anterior Desde el elemento básico de la construcción, el adobe, hasta
las plantas y la ornamentación, todo es distinto. Los adobes recuerdan
por su forma a cigarros puros aplastados. Su cara superior presenta unas
hendiduras bastante profundas en raspa producidas por los pulgares de
ambas manos que facilitaban el trabado con el mortero. Sus casas y todas
las poezas de las mosmas están construidas con ángulos rectos Las poezas
resultan rectangulares y, a veces, las casas constan de varias poezas Pero
el elemento más típico de esta cultura, y el más llamativo, ha sido la for·
ma de trabajar los pavimentos una gruesa capa de enlucido calizo muy
duro y a veces coloreado, que adquiría forma cóncava en los ángulos del
suelo con las paredes sobre las que se prolongaba el mosmo enlucodo. Toda
la superficie había sido bruñida muy cuidadosamente.
Las habitaciones, bastante amplias, tenían puertas anchas, algunas
veces flanqueadas por primitivas jambas de madera Las paredes, muy s6·
lídas, son verticales y muy bien constru idas. Las casas se agrupaban aire·
dedor de patios internos, utilizados como cocona, a juzgar por los muchos
restos de carbón hallados en los mismos Por regla general las piezas se
cundarias de las casas eran utolízadas como almacenes 8 agua era alma •
cenada en depósitos de enlucido, abiertos en las mismas paredes.
Entre las vasojas se hallaron muchos cuencos (Bols) de poedra, gene·
ralmente caloza, bien trabajada y mejor acabada Probablemente utoloza·
rian también vasijas de cuero y de madera que no han llegado hasta noso·
tros, aunque entre las herramientas no se hallaron las típicas de la car
pinteria
También se hallaron molinillos de mano de forma casi rectangular,
con tres bordes destacados y el fondo inclinado hacia el lado son borde.
Algunas piedras agujereadas de bastante peso son interpretadas por Miss
Kenyon como elementos de layas.
Las armas estan lom1tadas a unas cuantas puntas de flecha, algunas
muy bien trabajadas.
Se hallaron muchos restos de huesos anomales, domonando los de ca·
bra, sobre los de ovejas, cerdos, vacas y gacelas El análisis de los mismos
no permote mdicar si se trataba de animales domésticos, excepto en el caso
de las cabras, pero la relativa pobreza de flechas y otros indicios, hacen
17
[page-n-19]
12
V. VILAR HUESO
pensar al profesor Zeuner (14) que se trataba en efecto de antmales domésticos Incluso las gacelas estarían domesticadas.
También se encontraron objetos de obsidiana y turquesa, entre los
signos· de prosperidad, y hasta lujo; y en algunos de los pavimentos se conservó la huella de esteras y cañizos.
Miss Kenyon no duda en dar una interpretación religiosa a las figurillas calizas de animales, y a la estatuilla femenina de unos 5 cms de a ltura, a la que desgraciadamente le falta la cabeza. Su falda ceñida a la cintura es flotante y sus brazos estaban en la posición akimbo. Parece ser una
diosa-madre, o diosa de la fecundidad.
En un nicho se encontró una piedra que pudo servir de pedestal a un
objeto cú ltfco. En el suelo de la misma habitación (¿capilla?) se halló una
curiosa estela que coincidía en sus dimensiones con el tamaño del nicho.
Tanto su naturaleza volcántca como lo cutdado de su labrado sugteren a
Miss Kenyor¡ la interpretación religiosa. ¿Se trata de un remoto antecedente de las ma~ebot cananeas? Otra construcción Interpretada en sentido religioso por los excavadores es un edificio que constaba de una am·
pila sala central (6 x 4 m.) con un pequeño recipiente, hundido en el cen·
tro del suelo, cuya planta es de la misma forma rectangular que la sala,
y también enlucido como el resto del pavimento. Las piezas anejas a esta
sala eran de paredes curvas ( 15) .
El más espectacular hallazgo del neolítico precerámico B, fue el de los
ya mundialmente célebres cráneos de Jericó. Se trata de unos cráneos, en
total diez, en los que se han sustituido con yeso modelado las partes desaparecidas por la descomposoclón, con tal pericia que son verdaderos retratos. Los oros han sido imitados con conchas introducidas en las órbitas
y protegidas por los párpados de yeso. La parte alta del cráneo se dejó sin
cubrir, excepto en un caso, en el que unas bandas pintadas reproducen,
sin duda, un tocado espectal Tan sólo en un caso se conserva la mandíbula Inferior En todas las demás la barbilla !"la sido modelada sobre los maxl·
lares superiores, por lo que resultan las cabezas ligeramente achatadas ( 16).
Hay que notar que todos los restos humar¡os hallados en Jericó, carecen de cabeza o cráneo, por lo que se piensa que debían conservarse en
11 q) F. E.. ZEUNER, "The Goal of Early Jericho", Palestlr>e E.xplorollon Quarterly,
86. l.ondon, 1955, pégs. 70-86, y "Dog ond Cot in r.collthlc Jerlcho" r Palestino I:J
tl5) GARSTANG, "The Story ... ", ob. cit. not
lugar de culto uno de los edificios hallados por el.
( 16) GARSTANG. "The Storyo. " ob. C
uno cobexo, modelodo de frente y con muy poco relieve
-18 -
[page-n-20]
CULTURAS NEOI.I TIC-'$ DE JERICO
•3
algún depósito o capilla que no ha sido hallada o que fue totalmente des man·elada posteriormente. De los 1O cráneos hallados, 9 lo fueron en la
m1sma casa. El otro a considerable distancia
Es notable la aparición de un muro en la parte oeste del tell, en una
época relativamente tardía del perfodo precerámico B, después de diez ca·
pas de restos urbanos sin defensas. Corresponde esta innovación al mismo
nivel de los cadáveres separados de sus cráneos ¿tienen relación entre si
estos dos hechos contemporaneo~?
En este muro abundan los grandes bloques de piedra mal trabajada y
del que quedaba a la vista tan sólo la parte exterior a la ciudad a juzgar
por los restos del mismo, conservados hasta la excavación. Para construirlo se cortaron las capas inferiores de restos arqueológicos, buscando
buena Cimentación y descombraron todo lo que quedaba al exterior de
dicho muro
Todos estos hallazgos nos hablan de la cultura y v1da de los habitantes
del periodo neolítico precerámico B, de Jencó. Ante todo sus hombres
formaban una verdadera ciudad como la de sus antecesores, ya que la pre
sencia de templos, o a l menos edificios comunales y de un muro, aunque
fuera lan sólo e l de Una ciudadel a o de con.·ención, lo acreditan. Sus hab1·
tantes gozaban de un nivel de vida bastante próspero• casas bien construidas y amuebladas con ciertas comodidades, como las esteras. Hay variedad de utensilios domésticos. Existen incluso joyas u objetos lujosos pro·
cedentes de lejanas tierras (la obsidiana, probablemente de Anatolia, y las
turquesas del Sinai) Pero la mayoría de su utillaje es de producción local
Se trata, por tanto, de una comun1dad autosuficiente como lo solían ser
toda< las del neolítico. La preponderancia de los instrumentos aqricolas
sobre las armas indica claramente que la caza o recolección de alimentos
ha sido desbancada por la producción de los m1smos por medio de la agricultura de regadío como en la época .lnterior, y el pastoreo. Parece ser
que practicaban un culto a los muertos y en sus preocupaciones religiosas
dominaba la de la fecundidad de sus rebaños o la posibilidad de cazar a
los animales comestibles, y su propia descendencia. Los hombres del neolítico precerámk:o B, eran muy cuidadosos en su artesan ía, tanto de he
rramientas como de ajuar y destacaban por su sensibilidad artística
cCuál es el origen de esta cultura' M. Kenyon (17) propone la hipóte·
sts de que los hombres del neolítico precerámico B, proceden de algún
otro centro tahuniense, acaso de la región montañosa ( 1B).
KENYON ob. cít. n<>lo 1, pógs. 56 y u
Las recle.ntes exCc•ones de El Khlom lo El Jlom). d•TIJ•dos por J Gonzolez
€chegoro)• y en los que •ntervine personalmente, dor6, nueva lu:z e este problema
(171
(18)
-
19
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¡.¡
V VILAR HUESO
NEOLITICO CERAMICO
El neolftico cerámico aparece en fosas y cueva~ de forma redondeada
acceso vertical que penetran en los estratos precerárnicos.
Miss Kenyon distingue dos cu lturas neolítico-cerámicas en Jericó. La
más antigua se caracteriza por !a cerámica típica de este periodo en Pa·
lestina en sus dos formas: tosca y fina . La pro mera es muy burda, mal cocida, a fuego abierto, ag lu tinante ca lizo y carece de decoración. La segunda, mejor amasada, con la paja por ag lutinante, algo mejor cocida y decor.Jda con dibujos geométricos en rojo sobre engobe ocre Las partes ro¡¡zas están bruñ1das. Es la misma que halló Garstang en su estrato IX
Como esta cerámica aparece en cas1 todo el tell se puede colegir que
la Instalación era ba~tante extensa.
Fa ltan elementos para una datacoón exacta de este estrato, si de estrato se puede hablar
Como la cerámica aparece en toda su perfección a pesar de Jos antece·
dentes que en el mismo tell se hal laron en el neolítico precerámico B
Miss Kcnyon juzga que se trata de una cul tura que tiene su origen fuera
de Jericó. Corrobora su opinión el largo período de abandono del tell después de la destrucción de la ciudad anterior.
La 1gnorancia de la arquitectura en esta época es tal que sus hombres
viven en cuevas excavadas por ellos en el blando suelo del tell. Son cuevas
de acceso vertica l y no muy profundas. Tal vez el acceso estaba cubierto
por un tejadillo de ramas o cañas.
También Miss Kenyon da el nombre de neolítico cenlmico al estrato
o cultura posterior que utiliza en parte habitaciones troglodlticas y comienza ya a salir al exterior de las cuevas para construor sobre la superficie del tell unas toscas viviendas.
L1 cerámica es completamente distinta de la hallada en la cultura an
tenor. En lugar de la decoración pontada, un decorado inciso en raspa (herlng bone) caracteriz.a la variedad flna. Se trata de la misma cerámica que
fue hallada en las excavaciones de Garstang en el estrato VIII , designada
por el excavador promero con el nombre de calcol!tica y después neoHtica
reciente, única y exclusivamente por no haber hallado con ella restos metálicos, cuando la terminolog ía de dicha edad er<1 todavía f-luctuante ( 19).
y
~~
t 19¡
M Dunfmd \t R Dt" Vou~~ O. P. t!nttc olroio, prph:riol'\ d termtno .. .Eneo1itlco"
problemo ..,.; planteado con leda clortdod. recienl.,.,e111o, en R DE VAUX, O. P .. "~
toutllet d<. Toll <.1 Far'o" Rop:oort préllm•n!l1roe •ur 1 1 8 el 9e""'
QI;,r' R"""'' Bthl•~ue vot, LXV 111 París, 19151 . pogs, 589 v
20
[page-n-22]
1
CULTURAS NEOLITICAS DE JERICO
15
Pero en el ult1mo 1nforme de dichas excavac1ones M1ss Joan Crowtoot (20) vuelve a calificar como calcolítico el estrato VIII de Jer.có. Es
más, aunque esta última cultura no sea gassuliana, se hacen notar los puntos de contacto de ambas cerám1cas.
Por otra parte, e l final de esta cu ltura en Jericó, según las observa·
ciones del profesor Zeuner (21), deja un lapso de sólo 300 años entre el
pretendido neolítico y el bronce antiguo, sin espacio para el calcolítico.
Miss Kenyon es consc1ente del oroblema que plantea su terminología
CONCLUS I ON
En lo concerniente al neolítico precerám1co, la excavación bntánica
de Jericó es de gran trascendencia, y no sólo por las dataciones que nos
brinda, ~ino tamb1én por la perfecta estratificación de sus tres culturas y
la posible solución del origen de las mismas. El protoneolitico, como el
neolítico precerámteo A, proceden del natufíense interior, aunque queden
todavía problemas relacionados con dicha derivación. El precerámico B, de
t1polog1a lit1ca claramente tahuntense, o es una evolución del tahuniense
de las montañas. como el de El Jiam, o ha ten1do una evoluc1ón d1sttnta a la
del precerám1co A.
La nqueza de los hallazgos es tal que nos permite reconstruir con baslante segundad todas las incidencias de la vida ciudadana en la urbe más
antigua del mundo.
El neolítico cerámico signifteJ una regresión en el orden urban1stteo
La poblaCión es bastante densa y procede de otro lugar, hoy 1mprecísable,
dada la relat1va perfección de la cerámica, aunque sea la más ant1gua y
por tanto tosca de Palestina.
Miss Kenyon da el nombre de Neolltico Cer.imico también a la cultu·
ra que le sucede, a pesar de que otros especialistas la consider11n como
claramente calcolltica.
Sobre s1 hay dos culturas o una en este per1odo hay que esperar nue·
vos estud•os
1 01 J W CROWFOOT Nol .. on t he tl1nt rmpk
1
o l Atchorology and Atlt ropo 09Y XXXIV lovcrpool 1937, pógs 39 y ss
!2 11 F E ZEVNER T Neol.lh>c·Bron:e Age Gap en the - el of Jerltho Pala
1 nc Exp orc1oon Ouot 1erly 85, Londo" 954 pógs 64 6S
[page-n-23]
[page-n-24]
j
ARNAL ET C. HUGUES
(France)
Sur les statues-menhirs du
Languedoc-Rouergue
L'excellente synthese du Commandant E. Octobon a m•s en lumiohe
l'lmportance des deux groupes de statues-menhirs qul se partagent dans
le midi de la France et plus particuliérement en Languedoc deux zones
bien déllmitées ( 1) (fíg. 1 •).
L'un de nous a montré qu'il y avaít une díssociation entre les dolmens
et les statues-menhirs {2), celles-cl étant répartles, a quelques exceptlons
prés, hors de la région des dolmens. Les exceptíons elles-memes ne font
que conflrmer cette observatíon, puísqu'elles correspondent á des «tombes en ruches» qul contíennent des dép6ts d'incinération difficiles a dater, c
s'ajoute la pauvreté du mobilier des tombes a incinération (3)
De recentes trouvailles de statues-menhirs dans le Gard et d'<:utres
moins connues de la régíon des hauts plateaux seront le pretexte de cet
essai de mtse au point.
Avant toute chose, nous voulons lnsister sur la «loi de dissoclation»
ti)
steles
E. OCTOBON:
gravé~.
uEnquel~ sur les flgtJtotions Néo-Enéolothlques. Stalves-menhir,;,
dalles sculptéesn, en Rovuo Anthropologique, T. XL'- nums. 10-12_, París,
1931, pág. 308.
f2) J. ARNAL "Presentoco6n de dólmenes y estocoones del Departamento del H~- '
toUII", en Ampurios, XV-XVI, BorCDiono, 1953-54, pág. 103.
13) M. LOUIS et CENTRE DE RECHERCHES ARCHEOLOGIQUES DES CHENES VERTS .
"Les stCies-statues de Bouisset (Commune d a Farrreres.--les .. Vttrrcrle.s, Herouh)", en RiviSIO
do Studi L•gun, XVIll, Bordignero, 1952, pág. 5.
-23-
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2
ARNAL-HlJGUES
.
1
TARN
MER
MEDiTERRANEE
AUDE
Flg. 1.-Cane
+ - +limite de~ dolmem languedociens.
- - - - - pdita gn¡upes inrermédiaires.
•- •- •- •groupe d~s dolmens du Que.rcy.
o- o- o- olimite nord du groupo des dolmens pm!nccn!.
Angl
+-
que nous a si souvent frappés en préhistolre, dans différents cas et a diverses époques, et qui rend SI embarrasantes les études exhaustives de
certains sujets bien précis. Nous en avons un exemple remarquable, a la
fin du Néolithique et au début du Chalcolithlque, si nous comparons les
civilisations contempora rnes languedoclennes et de Seine - Oise - Marne
(Bosch-Gimpera)
En effet, le Bassin Parisien a vu s'épanouir un groupe de tribus qul ont
creuse des grottes artificielles dans la craie. Plusieurs de ces hypogées qui
ont, sur plan, l'apparence de dolmens a couloir, sont ornés de «déesses
-
24 -
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STATUES-MENHIRS
3
meres» sculptées prés des portes, dans les antichambres. Les squelettes
qu'on y trouve sont fréquemment trépanés.
Tout ce complexe se trouve dissocié dans le midi de la France: les hy·
pogées sont localisés sur les deux rives du bas-Rhóne, dans la région d'Ar·
les d'une part, dans la région d'Uzol!s d'autre part; un foyer intense de
trépanation a pu se développer dans la cívilisation rodézienne, sur les
hauts plateaux de l'arriere-pays; les statues· menhirs dont la ressemblance
avec les déesses meres marnaises n'est pas fortuite, sont disposées hors
des zones des hypogées arlésiens et des dolmens languedociens.
Comment ces éléments dissocíés sont-lls venus se synthétiser dans le
Bassin Parisien (a moins que le mouvement ne soit inverse)? Nous ne pou·
vons pas répondre a la question. La poser est déja un progres. Une étude
minutieuse des faits est la seule conduite a tenir. Aussi, a l'occasion de la
connaissance de nouvelles statues·menhirs, voudrions·nous en donner un
classement aussl simple que possible.
Nous sommes en présence de deux groupes géographiques dictincts,
l'un aveyronnais, l'autre gardois Dans chaque groupe, il y a deux types
de statues, les unes de grande taille, les autres n'excédant pas une soixantaine de centlmetres. Cette division, particulierement nette dans le Gard,
ne doit pas manquer dans l'Aveyron.
Une autre différence qui tient au milieu naturel, réside dans le maté·
riau employé: sur terraln ancien, elles sont en granite ou autres roches
cristallines; dans la partie sédimentaire du Gard, elles sont en calcaire ou
en grés fin. L'emplol d'une matiére premiere prise sur place ou dans un
rayen limité est constan!.
En fin, les exemplaires aveyronnais sont réellement des statues qul pa·
raissent avoir été dressées dans des lieux de culte, loin de toute habita tion. Pour le moment, on ne leur connalt aucun contexte (4)
Dans le Gard, il s'agit de toute autre chose. Les grandes dalles sculp·
tées d'origine certaine proviennent de caviles artificielles creusées proximité des habitats. On a trop parlé, dans la littérature spécialisée, des
couvertures en encorbellement de Collorgues (Gard) (5). Cette légende a
a
(4) Lo stotue ..menhlr du Mas d'Azoi!i (Montfout, Aveyron) ovoi1 une tombe ó ses
pie. Molheureu>emcnt, cette sépulture nc contenolt cucun mobllier. Vid. OCTOBON. loe.
cit. noto l .
15) E. O. JAMES: "Lo reli¡¡ion préhl•torlquc", Poyot, Poris, 1959. L' outeur (po¡¡. 186)
parle de lo "tombe mégollthlquc ó encod>ellement de Ccil0 rgues" . Celo montre les mófoits
causes por les abservatlons erronées et propogóes par les monuels d'Archéologle préhistorlque.
J. DE SAINT.VENANT; "Le monuel d'Archéologoe préhistorique d~ Dechelette", en
Bulletln Monumental, Paris, 1909.
Voir C. HUGUES, E. OROUOT et S. GARIMONO: "Lo stooion des hypogéu de Collarguas (Gord)", en Congrós Préhlstorique de Fronco, Monoco, 1959, pog. 658.
-
25 -
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ARNAL-HUGUES
détruire est née, au slécle dernier, des observations lncontrólées de 1'1nventeur, observations admises par des préhistoriens qui n'avaient pas vérifié la coupe et le plan exacts de la crypte de Louis Teste. En réalité,
Collorgues, que l'un de nous prospecte, présente un réseau de galeries trés
étroltes, baties en pierre séche et en dalles, qui est loin d'avoir livré son
secret,
Les mines de silex de la Vigne du Cade (Salinelles, Gard), a 30 kilometres au sud-ouest, présentent un aspect analogue, et les pults de mine,
cerclés de pierre séche, pourra•ent passer, apres un examen superficie!,
pour des tholos éboulées.
Quant aux petites statues, elles sont des piliers de tombes en ruches,
comme nous l'avóns fait remarquer plus haut.
GROUPE AVEYRONNAIS (PI. 1 et ll)
11 ne saurait étre question de passer en revue les statues-menhirs de
l'Aveyron qui débordent d'ailleurs dans les départements du Tarn et de
I'Hérault; mais le premier département possede les plus belles et les plus
nombreuses.
Elles sont caractérísées d'abord par l'importance du vetement qui est
sculpté avec beaucoup de détails, tandls que la face et les membres intérieUrs sont assez négligés.
Sous un visage au nez long, dit en «téte de chouetteJJ, sans bouche,
Dn peut voir des tatouages, un collier, des seins, s'il s'agit d'une représentation féminine, ou un «Objeh>, attribut des personnages masculins. L'ob·
jet est tenu par un baudrier qul passe sur l'épaule gauche, s'attache a une
bretelle dans le dos et revient sous le bras droit soutenir sa partie latérale. Au-dessous, une ceinture avec boucle est généralement bien représentée et ornée. Plus bas, deux rubans fr:mgés descendent vertícalement;
lis sont lnterprétés tantót comme des jarnbes avec les pieds nus, tantot
comme de simples rubans de ceinture.
Les bras sont représentés et leurs mains tiennent l'objet, sur les statues masculines. Ces bras, prolongés dans le dos, se terminent par des
crosses que L Balsan appelle des «crochets-omoplates» (6). lis sont ac-
(6) L. BALSAN; "Lo stotue-menhor de Soint-Léonee (Commune de Combret , Aveyron)", en Rivi•to di Studl Liguri, XVI, Bordighero, 1950, pog. 129.
L BALSAN: ''Lo stotue.. menhir de Saumecourte fAveyron)" _ en Rlvrsto df Stud1 Ligurl, XVII Bordlghero, 195 1, pog. 212.
-
26 -
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STATUES-MENHIRS
5
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11111111
Fig. 2.-StAtuc des Arribcns (Murot, Tom)
Octobon, rccdfi~e• por nou.s.
-
D\'cC
27
111 il\1
ses qwurc métamorpboscs, d'aprés E.
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6
AANAL-HUGUES
compagnes, le plus souvent, des bretelles et du baudrier deja c1tes. En genéral, le manteau est schématisé par de longs plis paralhHes. Nous ne
nous étendrons pas davantage sur les détails variés qui peuvent se rencon·
trer. Cependant, il convient d'insister sur l'existence de divinités masculinas ou féminines. 11 y a méme des statues qui ont é té martelées et changées de sexe. Le terme de «déesse mere» ne convient done pas et le terme
plus vague de «dieu muet» ou de «déesse muette» correspondraít mieux,
semble-t-il, a la réalité (7)
Au sujet de l'objet, toutes sortes d'hypotheses ont été ém1ses. étu•
penníen, poígnard, fourre<~u de poignard et, tout récemment, corne d'abondance ou de chasse, ainsi que l'a proposé notre ami A. Soutou 11 importe
de remarquer qu'il y a deux types d'objet. Le premíer, vert1cal (8), porté
par une courroie qui passe derríére le cou ou parfois est en bandouillére
11 ressemble davantage a un étui vide car il n'a pas d'anneau supérieur
(fig. 3, J ). Le second plus fréquent et peuH!tre plus anden, se termine
par un trou rond tres visible. 11 est accroché obliquement en bondoutllere
ou parfois placé horizonta lement sans moyens de suspension visible (PI 2,
num. J et fig. 2, 1).
Pour nous, l'interprétatíon de ces deux objets ne pose pas de problema. 11 y a dans trois dolmens (et dans une grotte) aveyronnals des «Objets»
absolument semblables, en os ou en lignite. L. Balsan a bien vu que l'attribut des statues-menhirs et ces «Objets» des dolmens n'étaient qu'une
seule et meme chose (9) Nous sommes entierement de son <~vis L'objet
enigmatique pourrait étre soit le signe de reconnaissance d'un chef, soit un
embléme religieux ( fig 3, 2)
On peut méme dísttnguer les deux types d'objets L'un a ouverture
ronde supérieure (fig 3, 3) provenant du dolmen Seveyrac (Bozouls,
Aveyron), l'autre, a sommet concave, muni de deux trous latéraux provenant d'un dolmen inconnu du Causse Noir (fig. 3, 4) et qui correspond
exactement a 1' <
En conclusion, nous dístinguerons l'objet vertical de l'objet oblfque,
(1) En 1931, o l'epoqye dM travoux d'Oc1obon, le gtoupe aveyror~no... •lendu ouul
ou Tom et O 1'HérouJt, compre-no•t 26 éfbnents cnhers, stnon en porfo11 étol. Au¡ourd.hui
ce nombre a ele occru conslderobltrMnl el nous 01tendons ¡.,. P
pou.- I'Aveyron ~~ A. Sculou pour le Torn
181 OCTOBON. loe. C•l. not~
ompl01e l'expression "en crovoreH pou.- d objets wrticoux.
A. SOUTOU: "Pendeloque.·po•¡¡nord• de 1'Av-vron" en Bulle1m de lo Scc•~1e Prehis·
1arique Fron~o,$e, tome LVI, París, 1959, pog. 285.
(9) L BALSAN: "Oeux l)endt10quP.l lnédlt-es des dolmens oveyronnois" , ~n 8u11e' In de lo Sociél.! Pro!h•>tO
-28-
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7
STATUES-MENHIRS
6
/1
8
5
Fig. 3.-Poincs de: contna c:ntrc. les stOlucs-menhirs ln.ngut:docienn~ c.t les plaques de
sehi&te ardoisicr du Sud de la. Pcninsule lbériquc:
1.-"objct" vcnicnl de la stntuc du MM Capcller (Calmels et le Viola, 1\vcyron).
2.-uobjc.t'' oblique de la stntue de Crouxiques (Brnssac, Tam).
3.-"objet" réel en lignite du dolmen de Seveyrnc (llozoul~. 1\veyron).
4.-"objet" réel en lig.nite d'uu dolmen indeteoniné du Causse Noir (Muscc d'/\lbi).
5.~os de la statue de Poustbomy T (PouS
6.--lltatuc de Saim-Théodorir (Gard),
7. -plaque de schiste a.rdoi.s:ier ponont uuouage facial et u9bjct.. A l'avers, plis d•uo
manteau sur In trllnche tt le revus (dolmen de Vega del Guadancil l, Cáceres,
&pague).
8.-plttque de Sclúste ardoisitr: du dolmen de Barbncena (Bivas, Portugal).
N• 1, 2, 5 et 6 d'apres E. Octobon.-N• 3 d'npr~s L. Balmn.-N" 4 d'oprés A. Soutou.N• 7 ct 8 d'npros G. el V. Leisner.
-
29 -
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8
ARNAL HUGUES
tous en sachan! que le second peut avoir deux positoons, une oblique, l'au·
tre ho rizontale. Nous ne pousserons pas plus loin les interprétations.
Le groupe des statues-menhirs aveyronnaises ne s' étale pas sur les
calcaíres secondaires des grands Causses, mais il est situé dans la bordure
primaire du Massif Central (Montagne Noire, Monts de Lacaune, Plateou
du Ségala) La partie méridionale de ce massif a des dolmens dont nous ne
savons pas encore s'ils se rattachent au groupe languedocien ou au groupe
pyrénéen, a moins qu'ils ne composent a eux seuls un petit noyau autonome. De toute fa~on, les statues menhírs s'enfoncent en coín entre ce·
lui -ci et les dolmens du Languedoc oriental.
A détaut de contexte archéologique, par simple comparaison des ob
jets dessinés sur les statues et des objets recueillls dans les dolmens, on
peut raisonnablement dater ces divinités muettes d'un Chalcolithique
assez anden, non que les dolmens ne puissent oHre plus vieux, maos paree
que ces pendeloques de lignite ou d'os doivent etre contemporaines du
début de l'age des métaux.
GROUPE GARDOIS (PI. 111 et lVI
Si toutes les statues-menhors de I'Aveyron ont été découvertes cou
cnées sous !'humus, au cours de labours, ou entreposées dans une cour de
ferme, ce qui n'est que le second temps de l'opération précédente, dans
le Gard, au contraire, prés de la moltié des monuments ont été trouvés
dans des tombes collectives plus ou moins bien datées, mais au moons
chalcolithiques
Les grandes dalles sont trés frustes, sculptées ou gravées sur un seul
cóté. Les bras peuvent étre absents. Les statues féminines, reconnaisables
aux seins, ont parfois des «crosses» ou objets coudés. Les statues mascu
lines portent un objet aveyronnais. Dans un cas, a Rosseironne (Castelnau·
Valence). le sexe de la divinité a pu etre modifié par l'adjonctoon d'une
crosse De toute fa~on, les statues du Gard contrasten! avec celles de
1'Aveyron par leur forme a peine ébauchée.
11 est diHicile d'ajouter foi aux descriptions de l'inventeur de la premiére, extraite de l'hypogée Teste a Collorgues, qui ont donné lieu a l'é·
tablissement d'une maquette fantaisiste de cette sépulture.
La statue en grés de Foissac, trouvée dans la grotte artificielle de la
Craoe, aurait été placé la tete en bas --encore une fois d'apn!s la décla ration trés postérieure du paysan qul la découvrit-, pour fermer une en
trée de couloir. Que faut-il conclure de tout cela? 11 n'est pas exclu que
les plus anciennes de ces statues, munies de crosses, aient été •employées
30 -
[page-n-32]
STATUES-MENHIRS
9
plus tard dans des tombes chalcolitnoques. Néanmoins, ce ne sont la que
des hypotneses.
D'autres grandes statues ont été rencontrées isolées (Saint-Victor-des
Dules, Gayette et Mas Martín a Castelnau Valence), dans des contrées
roches en stations de pleon aor. Une découverte récente, quoique sans con·
texte suHisant, apporte des éléments nouveaux
11 s'agit de la tres belle statue-menhir de Rosseironne (Castelnau· Va
lence) dont la partie supérieure seulement est arrívée jusqu'a nous. Le
dessin généra l est moladroit, mais, dans la terre, il a conservé toute sa
netteté. A la suite du long piquetage qui a permos de dégager les sculp·
tures, la face antérieure est plane, ce qui donne une lmpression de ta
bleau. La figure est ovale avec un gros nez et deux yeux en relief Un
couvre·chef soudé aux arcades sourciliéres se termine de part et d'autre
par une boudette ou une come tournée vers le bas. Les bras sont reploés,
les mains levées. L' cobjeh est vertical, soutenu par un baudrier dont une
laniere passe sous le bras gauche (PI. IV, 3).
Une grande boucle de ceinturon, rectangulaore, est un attrobut avey ronnais comm~t l'objet. Plus tard, on a surchargé la poitrine d'une crosse
gravée, a crochet relevé vers le haut, ce quí est une posi tion rare, sinon
unique 11 semblerait done que la statue ait été féminísée. Enfon, quel
ques traits obloques sur la tranche schématisent le manteau.
La stéle de Rosseironne évoque irrésistiblement les statuettes de 1
'0
roent méditerranéen, sinon par la factore du moins par l'allure genérale et
la position des mains en avant. Elle nous indique aussi que la crosse pour
rait étre postérieure a l'objet ou que l'embleme jouissait d'un prestige
durable aux yeux des populations locales.
Si nous passons aux divinités de petite taolle, il faut signaler deux
découvertes capitales faltes au Nord de Montpellier par le Centre de Re ·
cherches Archéologiques des Chénes Verles ( 10)
Dans la premiare, a Bouisset (Ferriéres-les-Verreries, Hérault) (PI 111,
1, 4 ) deux statues gissaient a l'intérieur d'une tombe en ruche tres ori·
ginale, puisque, exceptionnellement, la chambre est rectangulaore, alors
qu'elle est entourée d'un mur ovale. Une de les statues servait de piloer,
tandis que la seconde é tait couchée devant elle, lace contre terre. La ste
le num. 1 porte une belle téte de chouette sculptée, rappelant d'assez
p rés ce lles de Bragassargues et de Saint·Théodorlt (Gard). La stele nu méro 2 est moins bien conservée; on y devine des yeux, un nez. Son ta
POI LOUIS
et CENTRE DE RECHERCHES ARCHEOLOGtQUES DES CHENES VERTS
loe cit. note 3.
-
31
[page-n-33]
10
ARNAL -HUGUES
touage est plus visible, et une crosse a peine courbée barre ob1iquement
le milieu de la stele.
lncorporée comme pil ier au fond d'une rombe en ruche, face a l'entrée (fig 4) la stele des Cazarils (St Martín de Londres, Hérault), a la
forme d 'un parallélepipéde, haut de Om72, large de Om35 pour 17cm
,..,.
Flg.
~.-Pion
--==-
de 1:. totnbo "en ruche" do C;!zorils.
d'épaisseur. Sa tace est représentée par un «T» dont la barre descen dente forme un nez tres allongé puisqu'i l arrive jusqu'au bras. Le sculp
teur a du en etre gimé puisqu'i l l'a raccourci a l'auteur des tatouages
faciaux. Les yeux sont bien dessinés et il semble que les bras convergent
et que les mains soient jointes {Lam. 111, 5) (11 ).
D'autres découvertes récentes proviennent du Gard. C'est ainsi que la
stele de Salnt·Bénézet, exhumée vers 1930 au cours de labours profonds,
reposait dans les caves du chatea\J du village. M , de Labouchere la mit en
1958 dans son jardín ou M. Bemardy l'identifia. Admirablement conser·
vée, elle a une figure e('l écusson et des bras en position orante. Le man·
teau est marqué par des stries latérales. Le dos n'est pas orné (PI. IV, 1
et 2).
A Euzet-les-Ba•ns, la statue- menhir du Colombier, sortie de terre au
(11) CENTRE DE RECHERCHES ARCHEOLOGtQUES DES CHENES VERT5: "lo $1~
IIO-stotue de Coxorils. Oe>cription de quotre sépultures ovales des onvlrans de Viols- leFort (Héraultl" , en Rivislo d i Studi l lgud, XXV, BQrd,ghoro, 1959, pag . 196.
-
32
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STATUES-MENHIR$
11
cours du defon~age d'une vigne, a été signalée grace a la perspicacité de
son propriétaire, M. E. Troupel: tronquée a la base, elle est de forme
triangulaire, dans son état actuel, et de section ovale. U11 coo.¡vre-chef
rond surmonte la téte de chouette. Un tatouage en moustache est placé
au-dessous. Les bras tiennent l'objet aveyronnais que l'on voit reparaitre
lcl, dans une position obllque; pour sa cupule supérieure, le sculpteur a
utillsé un trou naturel de la pierre. Le dos bombé n'est pas orné, mais il
porte une grande cuvette (diamétre: 13 cm.; profondeur: 7 cm.) (P I. IV,
4 et 5).
Ce magnifique témoin gisait dans une station de plein air qui a donné, a défaut d'architecture funéraire, un mobilier caractéristique du Fontbuxien. L'habitat gallo-romain du Colombier qui a succédé au gisement
chalcolithique ne peut Intervenir pour la datation de la stéle.
A Bouisset, les figures anthropomorphes faisaient partie de tombes a
mobiller chalcol ithlque (vases a provisions a cordons pincés, fleche a ai le rons carrés et pédoncule). Par centre, nous ne saurions tixer l'age certain
des sépultures de St Martín de Londres (Cazarils). encare en service a un
Hallstattien assez avancé (Hallstatt C) .
CRONOLOGIE RELATIVE
Nul índice ne nous donne la généalogle des statues-menhirs. Quoiqu'on ne puisse pas affirmer l'antériorité de telle statue sur telle autre, il
convient d'étudier avec la plus grande attention les détails qui pourralent
nous guider. Pour ce faire, nous utlliserons l'instrument de travail remarquable qu'est l'ouvrage d'E. Octobon, puisque les études respectives
de nos collégues L Balsan, pour I'Aveyron, et A. Soutou, pour le Tarn,
n'ont pas encare vu le jour.
Un fait semble acquis: les statues féminines ont des seins, tandis que
les statues masculines sont dotées d'un «objet». A l'occasion du changement de sexe d'une divinité, l.es préhistoriques martelaient un objet pour
faire •essortir les seins ou ajoutaient un objet pour mascul1
niser une
déesse. Ces transformations ne sont pas tres rares, et nous verrons plus
loin qu'el les tendent vers une féminisation.
La statue la plus curieuse dans le genre est celle des Arribats (Murat, Tarn) qui, d'aprés E. Octobon, a été modifiée deux fois. Premier état:
a l'orlgine, el le aurait été féminine avec des seins en creux. Second état;
deux «Objets» auraient été ajoutés, l'un en reHef et l'aJ,Jtre atypique en
creux. Enfln, troisiéme état: l'objet en relief a été martelé et celul en
creux caché par un collier a quatre cercles concentriques (fig. 2, 4).
Or, selon nous, cette inte rprétation peche par p lusieurs cótés. D'abord,
-
33 -
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12
ARNAJ..HUGUES
les attributs en relief ne sauraient etre que les plus andens car, s'il esl
possible de graver une statue déja scu lptée, il est diffici le d'y ajouter un
rellef. Les seins executés en creux ne sont assurément pas les plus an·
ciens.
En cutre, pourquoi deux objets simultanés? L'objet sculpté en ronde·
bosse doit étre le plus anden, alors que le second objet modifie un sein
qui est lui·méme secondaire. 11 eut é té p lus simple de graver a nouveau
1' «abjeh> primitlf, mais alors les seins seraient restés en fonction (si nous
osons nous exprimer ainsi). 11 fallait les neutraliser au moins partielle·
ment, d'ou la présence de cet objet sur le sein droit.
En résumé, on peut restituer comme suit l'évolut1on comphquée de
la statue des Arribats. Premier état; une divinité masculina a objet hori·
zontal a été d'abord sculptée (fig 2., l ). Deuxiéme état. pour des raisons
qui nous échappent, mais qu'il est facile d'imaginer, on féminise la sta·
tue en martelant l'objet en rellef et en y ajoutant deux seins en creux.
A ce moment, la ceinture est remontée a la hauteur des bras; des traits
gravés prolongent les jambes ¡usqu'a la nouvelle cein ture, mais les plis
du manteau seront negligés et resteront dans leur aspect primitif (fig. 2.,
2). Troisiéme état: au cours d'une nouvelle refonte, on établit le sexe
masculin en transformant le sein drolt en objet, et le baudrier est adjoint
(fig. 2., 3). Quatrieme état; le sexe faible a finalement le dernier mot et
un collier a quatre rangs cache l'objet le plus récent (fig. 2., 4). 11 n'y au·
rait done pas trois stades, comme le pensait E. Octobon, mais quatre.
En dehors du fait unique de ces multiples changements de sexe, la
statue des Arrlbats apporte deux enseignements: son sexe était masculin
a l'oríglne et l'objet en retief, aparemment les plus anclen, est horizon·
tal et n'est soutenu par aucun baudrier. A une certaine époque le baudrier n'aurait pas été aussi généralisé qu'au moment de la deuxiéme trans·
formaticm. Une telle condusion est importante, car une seconde statue
-calle de la Verriére (Montagnol, Aveyron) (PI. 11, 1)-bien qu'ayant une
forme atypique posséde un milme objet horizontal, sans baudrier. On peut
en inférer que cet objet est antérieur a l'objet vertical, el qu'en outre
la statue de la Verriére peut etre attribuée a une époque relativement
ancienne.
En prenant les listes de E. Octobon, auxquelles 11 convient d'ajouter
les statues de Saint-Léonce et de Saumecourte publiées par L. Balsan,
nous aurons un total de 29 statues sexués pour le groupe AveyronTarn-Hérault. Sur ce nombre, i1 y a:
19 starues masculines.
3 statues féminlnes.
7 statues androgynes ou changées de sexe.
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34
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1
STATUES-MENHI RS
13
Dans la dernlere catégorie, on distingue une androgyne certaine (Saint
Cernin, Aveyron) et une probable (la RaHinie, Martrln, Aveyron) Parm i
les autres, deux ne peuvent etre intérprétées et trois ont été fémimsées
Sur 29 statues étudiées, le groupe aveyronnais compre 22 statues masculines a !'origine, 3 féminmes et au moins une androgyne. Trois divin•
1és sur six ont été féminisées, mais nous n'avons aucune preuve du conlrome, bien que ce soi t possible (les Arribats). 11 y a done de !orles pré
somptions pour que les steles masculines so•ent antérieures.
Quelques divinilés mascu lines et toutes les déesses porten! un large
collier fait de petiles perles. Les Arribals nous prouvent que ce type de
parure est tardif 11 est vraisemblat-le que tous ces cotliers représentenl
les mnombrables grains d'enfilage trouvrs dans les dolmens au Chalcolithique anclen, el dont de nombreuses stal
spécimens en cours de fabrication.
Les statistiques du groupe gardois sont tres diflérentes, preuve d'une
forre indJViduahté. Parmi les 16 steles, nous avons·
8 asexuées
6 féminines.
2 masculines, dont une a été fémmisée postérieurement
Le nombre des sleles asexuées ne permet pas autant de déductions
que dans le groupe aveyronna•s. Retenons cependant qu'une fois encore
une statue masculine a été féminisée (Rosseironne, Castelnau-Valence),
mais a quelle époque? Précisons aussi que les deux statues mascullnes
(Euze t et Rosseironne) se sltUent dans la partie nord-ouesr du groupe el
se disllnguent par le port d'un «objet». La liaison avec le domalne avey
ronnais a pu se faire par la bordure du Massif Central.
Entre les deux, les mégalithes de R•viere (Aveyron) et de Camprieu
(Gard) pourraienl etre tes chainons inlermédialres. Avouons pourtant que
ces «statues» sont en rnauva1s élat. On ne d•sceme que les plis du rnanteau de la statue de Ríviére et, sur le bloc granitlque de Camprieu, il ne
restera•t que les traces d'une ceinture en creux.
En résumé, pas de conclusión immédiate. L'ensemble des statues du
Gard se trouve en ml lleu chalcolithique (civlllsation fontbuxienne), sans
que l'on puisse savo~r s'll en est une antérieure aux autres. Dans le groupe
aveyronnais, les divinités masculines sont antérieures aux dlvinités fémi nines. Presque toutes, sinon toutes, ont été dressées avanl la diffusion du
poignard de cuivre.
-
35
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14
ARNAL-HUGUES
COMPAR AI SONS
11 ressort de cette courte présentation que les plus anciennes des statues-menhi rs sont au moins chalcolíthiques; ma is il n'est pas exclu qu'il
y en <~it eu de plus tardlves, notamment dans 1Aveyron ou l'isolement
'
était favorable a une trés lente évolution en vase clos ( 12).
Les monuments du Gard avaient un role funéraire; cela expliqueralt
peut-étre pourquoi íls n'étaíent pas ornés au revers, étant destinés a etre
vus de face. En revanche, les statues aveyronnaíses, exposées comme nos
statues modernes, ont été sculptées sur toutes leurs faces.
Dans le groupe gardois, la différence entre les grandes dalles affectees
aux hypogées et les pe ti ts plliers des tombes en ruche est assez nette pou r
que ce point reste définitivement acquis.
La datation absolue reste incertalne. Nous pouvons adopter rndlfféremme!lt l'ancienne chronologie courte ou la chrohologie longue du Carbone 14, aucune des deux n'étant en désaccord avec les strarigraph ies
Dans le Fontbuxien -unique culture capable de nous apporter quelques
précisíons-, les seules analyses ont été exécutées sur le gisement stratifíé de la Perte du Cros (Saitlac, Lot) : le Chasséen s'étendrait de -3300
a -2660 et le Fontbuxien débuterait vers -2600 (13). Une telle date est
trop «pincée» dans ce g isement; maís, au Danemark, un dépót chalcolithique de la TRB culture a donne -2500 envlron. On peut done penser
que les statues-menhírs du midi de la France ont été fa~onnées pendant
la seconde moitié du troisféme millénaire et la prerniére moitlé du deu xléme ml llénaire.
Selon nous, i1 est probable qu' elles ont vu le jour avant la diffusion des
poignards de cuivre, car 11 paralt invraisembable, s'ils étaient déja connus,
qu'une de ces armes n'ait pas figuré dans l'équipement pourtant complexe
des sfatues méridionales. La dissociation de celles-ci du monde dolménique tiendrait au fait qu'elles lui sont postérieures.
Dans les limites étroites du Languedoc, meme si nous nous en tenons
aux statues-menhirs, les comparaisons ne sont pas épuisées. Beaucoup de
statues en bois, périssables, ont dO étre dressées. En compensation, la ci-
( 12)
Lorsqu'oh vislle le Muséc Fenollle, Q
Rodcz~
on es-t svrpris par certo1
nes retou...-
ches plus frolches que fes curres pQrties scu1ptét1s. Por exemple, lo stotue.. des Mourels
porte dans le dos devx. bretelles dont l'une est monffostl!tt'la.nt plus récc:nte. En outre,
probablement au mornen1 de lo stulpture de la deuxieme bretelle, ur- ore et des f)Q.cht!S
ont été oíourés sur so foce ontérieure gouche. De mC:rne, l'orc. er lo fleche de Loc:oste(Broquil!s, Aveyrcn) porolssenl plus ,.;c.,n~ que les sculprures orlglnclles.
( 13) Lo strori¡¡rophie de lo Perle d11 Crcs (Soilloc. lot), 11 porcioro dcns Golllo, nous
o éré olmoblcmmt communlquée por M. A. Golon.
-
36
[page-n-38]
STATUES-MENHIRS
15
vllisation rodézienne a livré a l'un de nous une l1guration anrhropomor
pnique en os. 11 s'agit d'une téte avec deux trous incomplets pour les yeux
et un trou triangulaíre pour le nez. La bouche n' est pas représentée. u
p1éce, emmanchée dans une cote de boeuf, était fixée par troís rivets
Cette découverte, faite dans une grotte sépulcrale de Saint-Martin-de·
Londres (Hérault) ( 14), avec mobilier funéraire rodé:Lien et crane trépa·
né, comme il se doít, ¡¡ conduít a classer parmí les idoles anthropomorphl ques cinq pendeloques rondes a trou triangulaíre et perforatíons pour des
rivets. Ces taces dont les yeux devaient etre pelnts proviennent des Bau·
mes Chaudes (Saint-Georges-de Lévéjac, Lozere). sur le bord méndlonal
du Causse de Sauveterre, recuellies autrefois par le docteur Pruniéres et
restées inédites. Nous avons ainsi un ensemble de síx 1mages de d1eux
muets (ou de déesses). tres proches chronologíquement et géographíque•
ment des statues-menhírs Au-dela du Rhóne, les statues comtadines et
proven~ales de Lauris, de Trets et d'Orgon, au facies si particulier, ne
paraissent pas av01r de rapport culture! direct avec les nótres.
'
En Corse et en ltaile du Nord, notamment a Fivizzano, certa1nes ~ta·
tues pourraient étre rapprochées des notres [ 1S): meme figure muerte en
T, bras et parfois seins figurés, quolque les armes des dlvinités m11scullnes
soient des poignards en métal et non des crosses ou des objets plus archai
ques. 11 en est de méme pour la Corse oü les guerriers ont des poignards
et meme des épées, ce qui les supposerait plus récentes encore, S1 nour.
pouv1ons le prouver En effet, il n'est pas impossible que des importat1ons
de bronze venu d'Orient aient atteint les iles de la Mediterranée occiden
tale a la fin du troisiéme millénaire.
Sans pousser plus loín les comparaisons entre les statues, íl nous res
te a dlre un mot des palettes de schiste ardolsier portugalses. On sait
qu'elles se trouvent nombreuses dans les dolmens du Sud de la Péninsule
ibérique: tantót rectangulaires, et c'est la majorité, tantót en forme de
crosses. Le décor est tres variable. Le plus souvent il utilise les mémes
thémes que le Chasséen A ou le Matera italien (P. Laviosa-Zambotti)
Parfois aussi il reproduit des dieux muets, avec des bras et un manteau
( 141
J. ARNAL et R RIQUIIT: .. Lo grolle de lo Ro111e. Solnt-Mortin-de-LondrO>
en Bulleltn de lo Soc•étó Pr
(H~roult )",
pog. 63.
(15) J. DECHamE. H
MonueJ d•Archéologle Pr6hlslottque, Celtique er Gollo-Ro
rnoine. 11~ Ardléofogie cellique ou protohistori~. Ptemtire por-he: Age du Bronze#, Poros, 192<1, pog. 488.
U. MAZZINI: ''Nuove scopcrte preistoriche in Lunig1ona", m1 Memorie dello Soc:i@
16 Lunigiane
-
37 -
[page-n-39]
16
ARNAL-HUGUES
dont les plos sont tracé~ sur le revers et sur les bords de l'avers ¡usqu'aux
bras ( 16)
Le dolmen de Huelva 40 a livré une plaquette de schiste ardoisier
avec tete de chouette, tatouage facial coupé par le nez et, au dos, les
«bretelles» tombant a ml-hauteur. 11 y aurait d'autres exemples; toute fois nous ferons une place spéciale a une plaquette du dolmen de Vega
Guadancil 1 (Cacéres). Elle est décorée d'une tete de chouette avec deux
traits bilatéraux coupés par le nez (tatouage facial) Deux bras convergen! vers le bas tenant un triangle dans lequel nous pourroons reconnaitre
la réplique de 1'«objeh de nos statues-menhirs. Le dos est zébré de zig·
zags imotant le manteau qui couvre également la tranche 11 n'est pas de
paren té plus saisissante que celle Gui existe entre cette plaquette de schoste et les stéles antnropomorphes languedociennes.
Quoique l'age des plaquettes ne soit pas encere précosé par les archéo
legues de la Péninsule, elles passent pour appartenir au Bronze ancien
Cependant, elles manquen! dans le mobilier du village fortofié de Vilano
va de San Pedro qui fut occupé du Néolithique récent au Bronze anclen
Bien qu'on y ait trouvé des milliers d'objets cultuels comme les cylindres
oculés et des plaques de calcaire gravées, 11 n'y avait aucune palette de
schiste ardoisier. Elles seraient done antérieures; mais ce n'est la qu'un
argument négatif. Nous pensons néanmoins apporter bientot la preuve
que les palettes appartoennent effectivement au Néolithique mc.yen, soit
a la fin du quatriéme millénaire ou au début du troisieme, ce qut revien·
drait a dire qu'elles ont un peu précédé les statues-menhirs languedociennes
116) G. et V. LEISNER: "Doe Megolithgrober der lberischen Holbln•el Der We
Mo
38 -
[page-n-40]
ARNAL E'l' IJUGUE S.-St ntu cs-m cnhlrs rln 1-an guedoc
T.1
\M. 1
Slatues·mC'nhirs avcyronnt~i~~oes:
1 ct 2: Sunuc: androgyne de S t. Ccrn¡n.. Fucc: rcmnrquer les scins, J'objet en ••cmvnte'\
le collie:r, lts uuounges faci.ou:rc, ha ccínture s:ms boucle. Dos: plis du mantcau, omopl:nescrocbets, b¡¡udrier pcu vi:;lblc:.-l luuu:ur 1'20 m.
3
ceimurc A boucle. Dos: omoplatcs-crochcts, baudricr ;avo: bre.telle$. ceinrure. HaUleur
0'97 m.
(Photos 8al$3n)
[page-n-41]
ARNAI, E'f II UGUES.-Stntucs- mcnhlrs du Lnru:uedoc
LAM. 11 .
Suuues·mcnhirs nveyronnaiscs:
Statue maaculine de La Verri~rc (Montngnol). 1\bseno: dt fno:, objet horizontal, boucle
de ccimure., mantea u 1rCs in'lportont. Hnuteur O'SS m.
2! Suuue rnasculin~ de: Pousthomy J : en pht) des riguratiOn$ classiquc$) rc:mnrquer l'arc.
Hauteur 1'30 m.
3: S tatue ma.culine dt Lacosre (Broquii:s). Figuration closs•que; !'are et les n~hes
pnmisscn1 avoir été ajoutés postc:rieurc.ment. Ha.utc:ur 1 m.
1:
4:
Snnue des Mnurcls (Ca-lmcl$ ct le Viala). Rcmarqucr la cdmure omée de chevronr.
imbriqué.s; are et Okht$.. Cttce suuuc o été sculptée a nouveau (are et Oechcs, deu-
xiem.:, bretelle dans le dos). Hauteur 2'10 m.
(Pbotos Balsan)
[page-n-42]
t\RNAI, ET HUGUES.-Stalurs-mrnltirs du Lan,uedoc
LAM. II L
5
SUitucs-menhirs de I'Hér.lult :
1: Serre de Bouissct 2 ( Fernercs-lcs-Vem:ries). Celle-e1 ~'""" couchc:e •u pied de la
4 : Serre de Bouissct 1 (Fern~rc>-lcs-Vem:ries).
n.• 4.
S: Ow.nrlls (Sr. Mnnin-de-Londres).
S1otuc.rmenhits du Gnrd ;
2 el 3: Mas Mnrdn (0161clnnu- Valcncc).-Statue r~minine avec la crossc ct les s.ins,
vue de raee
(Phoros liugues, jeontet et jeanjean)
[page-n-43]
AUNA L E'l' II UGUES.-Sialues- m enhirs du
St.1tue5-mcmhirs du Gnrd :
Lan~ucdoc
LAM . IV.
1 et 2: Cnndtinire (St. D 3 : Rossdronnc (Cruu~lonu·Valencc). Stnluc mnt.C:Ulinc. fcm.i.ni.s6c. Hnur
eur 1'25 m.
4 et 5 : Colomblcr (l!utet-les-Bains} : rcma_rque.r le Hllouagc racial, l'obje.c, les: pUs du voifc:
•ur la tete. JiaUicur 0'40 m.
(Photos Hugues et j eamet)
[page-n-44]
VICENTE PASCUAL PEREZ
CAicoy)
Hallazgos prehistóricos en Les Llometes
(Al coy)
ANTECEDENTES
En dicoembre de 1958 llegaba a nuestro conocomoento la notocla de
unos nuevos hallazgos de restos prehistóricos acaecidos en el lugar, de
antiguo conocido, de celes llometes», sito al noroeste de la ciudad de Al
coy y a un kilómetro de distancia de ella (lam. 1), en una loma de conglo·
merado diluvial antiguo, formada por los arrastres del río Conc que, al
atravesar el barranco del mismo nombre, ha odo depositando en su saloda
enormes conglomerados de materia les (figs. 1 y 2).
Inmediatamente nos personamos en el lugar del hal lazgo, pudieo1do
comprobar que, al rea lizar trabajos de desmonte para la construcción de
una central transformadora de la sociedad Hidroeléctrica Española, quedó
al descubierto una grieta vertical, con dirección N. a S., contenoendo di ·
versos restos humanos, piezas de sílex, h3chas pulidas, etc ( 1)
La primera oquedad que apareció fue la ya conocida con el nombre
de uGruta de les llometes», excavada y estudiada en 1884 por el sabio
naturalista don Juan Vilanova y Piera y el ongeniero alcoyano don Enrique
Vllaplana Juliá, y que fue tapada nuevamente después de las excavacio
( 1) Hacm.os pub loco nuesoro ogrodecomoenoo o lo empreso pot lo$ focolododl'S que
nm prestó paro pocfrr reolt;y;or los trabajos, poruendo o nuestro dt5POScctón tos obreros necesarios poro Hevottos o efecro. Astmiwno,. nuouo ogrodecamiento o los tKnicos y obre ..
ros
QUt
interv•n•cron en los: trabajos, quienes desde el prtncipiO de los obras nos tban co·
munic;ondo C:IJOntos oqucdodes o orie-ros opo.r«ion en los dMn"'IO'\tes. y que nm. atendieron muy of'1""10blemcnle.
39
[page-n-45]
V. PASCUAL PEREZ
2
nes. Reconocida ahora por nosotros, pudimos tener la certeza de que se
trataba de la misma, al coincidir las medidas que tomamos con las dadas
en la memoria que redactaron sus exploradores y comprobar, en las esca·
sas tierras que contenía en su interior, la existencia de pequeños frag -
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Fig.
1.--~it-uación
de Atcoy y yncinllento de
~'Les
Llomctcs'._
mentos óseos y restos carbonosos. En nuestra exploración pudimos retirar
un cráneo, al que acompañaba un pequeño pu11zón de cobre, en el interior de una estrecha _grieta que se iniciaba en el fondo de la gruta.
Las demás grietas o covachas que exploramos no dieron resultado arqueológico alguno, excepto la que describimos más adelante.
Como el único objeto de l presente trabajo es e l de dar a conocer ma·
-
40
[page-n-46]
LES LLOMETES
3
terlales de la ondustrra del hombre primitivo, creemos conveniente incluir
en él parte del material de la primera gruta descubierta, que se halla depositado en el Museo Arqueológico Municipal de Alcoy por do;~ación de
los familiares de don Enrique Vilaplana Juliá, con los datos más interesantes en relación con ellos y que sacamos de la memoria que 1 edactaron
sus exploradores.
Constará, pues, este trabajo de dos capítulos. El primero, que titula mos «Gruta de Les Llometes», dedicado a la descubierta hace setenta y
ocho años, y el segundo, que denominamos «Grieta de Les Llometes», en
el que estudiamos los restos descubiertos recientemente
GRUTA DE LES LLOMETES
Expuesto lo que antecede, pasamos a dar cuenta de los datos más im portantes contenidos en la Memoria que en su día redactaron los exploradores de la <
ha llegado a nosotros, desgraciadamente muy poco en relación al número
de piezas que fueron descubiertas (2).
«A primeros de octubre de 1884 y al arrancar una piedra de la superficie en la loma denominada «Les Llometes», en el término de Alcoy,
fue descubierta una concavidad que llamó la atención de los que alli trabajaban por la circunstancia de encontrar en su superficie interior seis
esqueletos humanos, reposando cada cráneo en una olla de barro tan crudo o flojo que se deshizo en pedazos pequeños a l poco esfuerzo a que se
la sometió. Registradas éstas y al no encontrar dinero ni medallas, revol vieron el terreno de superficie y se pudo recoger entre la tierra y huesos
dlgunas herramientas de cobre puro... ».
«la situación de la gruta es al N . O. de la ciudad de Alcoy, a 1.500
metros de distancia de ésta y a 650 metros sobre el nive l del mar; en la
falda S. E. del Monte San Cristóbal y Alberrl, uno de los espolones del
célebre Mariola y enfrente mismo de una abertura transversal denomi nada Barranco del Sine... ».
«El antro que la constituye es una de las oquedades naturales y sub-
121 J. VILANQVA Y PIERA y E. VILAPLANA Y JULIA: " lo gruoo de "Les Llameres" en Alcoy" . Memotio tconscnto pOr R. VfCEDO SANFELIPE en su "Histono de Atcoy
y su región", Alcoy, 1920-22, págs. 67 o 76.
•
-
41 -
[page-n-47]
V PASCUAL PEREZ
terráneas formada por la dislocación del conglomerado diluvial anhguo,
consecuencias de terremotos primitivos, no debiendo ser el último que
aparezca en «Les llometes» por ser muchos los sitios en que suena a hue·
co el terreno bajo los pies».
Fig.
2.-Shunción de la Gruta (1) y Grieta
(X) de "Lea Uomctcs".
«la sección horizontal de la gruta es aproximadamente de 13 metros
cuadrados, teniendo de largo en el sentido N. a S. unos 5'20 metros y de
ancho 2'50 metros. El fondo de ella dista de la superficie extenor, ladera
sur de «les Llometes», unos 5'40 metros, teniendo de espesor medio, la
bóveda de la misma, sobre un metro. la entrada en la gruta debía efec·
tuarse por el lado sur de la m1sma, pues al quitarse una p<:~red de piedra
arreglada en seco y desmontada una porción de tierra negra suelta y con
cantos rodados, resultó daba acceso al extenor a piso casi llano» (fig 3).
-
42 -
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LES LLOMETES
5
((El núcleo de tierras que constituía el enterramiento estaba formado
de dos capas perfectamente d istintas: una superior, de unos 20 centímetros de espesor, compuesta de tierra negra (humus vegeta l) con cantos
rodados, sobre la que reposaban los seis cadáveres primeramente encon-
Fig. 3.-Perfil de !JI gruta de "Le$ Uometes'', segün lo• apuntes dcl
señor ViJJiplaoa.
ingeniero
trados en posición decubitóprono, ex tendidas sus extrem idades y repo·
sando sus cráneos sobre ollas de barro negro algún tanto cocido y mode·
lado; entre los cadáveres aparecieron varias armas y herramientas, de co·
bre puro y batido, de las que solamente hemos podido recoger una esoá·
tula y una punta de lanza. La capa inferior, de tierra arenosa con cantos
rodados, también contenía hasta 18 esqueletos en posición decúbito lateral (casi siempre izquierda). presentando la circunstancia especial de
estar enrollado el cuerpo, como acurrucado de manera que las extremidades torácicas y las abdominales ~staban reunidas con el cráneo y la co·
lumna vertebral forzada en gran curva; esta capa, de una altura media
de 1'60 metros, reposaba por todos lados con terreno natural de la gruta,
excepto por la parte del fondo que es una canal de piedras arregladas por
el hombre con sus coberteras, también de piedra, y que comunicaba por
un lado COf1 una grieta o soplado natural del terreno por el que circulaba·
el aire, y por el otro con el riñón de tierras y piedras quemadas, con cenizas y carbón, verdadero hogar funerario ... Tanto en la segunda capa de
enterramientos de que hemos hablado, como en el hogar, sólo encontra·
mos instrumentos de piedra pulimentada con a lgunos barros negros toscos y crudos y algunos obíetos de hueso y marfil labrado; nada de cobre ni
bronce».
«De los enterramientos de superficie poco podemos dedr, pues fueron
-
4S -
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V PASCUI\l PEREZ
6
exhumados por los labradores colindantes que tropezaron con la gruta y
de ello no tenemos más datos que los que dichos señores nos depusieron
como testigos, que son: se hallaron estos esqueletos acostados con las extremidades tendidas, los cráneos boca arriba y reposando sobre ollas de
barro negro y no muy duro, del que se han recogido a lgunos pedazos que
demuestran haber sido cocidos de dentro a fuera, tanto por la mayor du·
reza que aparece en su interior, cuanto por el color que es más claro por
denrro. No se ha podido comprobar si dentro de las ollas había restos de
hombres o alguna cosa notablé. los cuerpos en estos esqueletos estaban
logeramente cubiertos de tierra negra y entre los huesos se recogieron
algunos objetos de cobre puro. De ellos obran en nuestro poder una espátula y una punta de lanza, tanto una como otra son de cobre batodo,
siendo muy aparentes las soldaduras de los trozos de cobre nativo de que
debieron formarlas nuestros primitivos trogloditas y partocularmenre en
la punta de lanza, son hasta más perceptibles los golpes del martillo de
piedra con que se forjó>
>
Hasta aquí, los datos tomados de la Memoria redactada por don Juan
Vilanova y Piera y don Enrique Vilaplana Juliá.
Aprovechando la circunstancia de haber quedado al descubierto la
gruta nuevamente, por las obras "' que hemos hecho referencia, fue vosi
tada por nosotros para hacer una detenida exploración y tomar cuantos
datos fueran necesarios para que quedara constancia, ante su segura des
aparición a causa de los desmontes que se estaban llevando a cabo, de sus
características Revisada con toda minuciosidad, no dio resultado el crí·
bado de las escasas tierras que contenía, pero, al proceder al vaciado de
una estrecha gneta que se inicia en el fondo de la cueva (seguramente
el «Soplado natural » a que hacen referencia sus exploradores en la Me
moría), tuvimos la fortuna de descubrir un cráneo al que sólo acompañaba una varillita de cobre con los extremos aguzados, dato este muy inte·
resante para poder fijar la cronología de la cueva. Finalmente procedimos
a dibujar la planta y perfi l, viendo que tanto por su forma como por sus
medidas colncidia con los datos oue de ella dieron sus primeros explora·
dores (fig. 4).
MATERIALES
En su Hísrona de Alcoy (3). don Remigio Vicedo Sanfelipe diCe, entre
otras cosas, lo siguiente e los (restos) de les llometes fueron saqueados,
131 VICEDO SI\NFELIPE. loe t l1 . noto ontcrior, póg. 67 , noto
44 -
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•
LES LLOMETES
1
antes que personas cultas se apoderaran de ellos, tanto es asi que ademas
de los que gu<~rda el Museo Nacional y los que guardó para si don Enri
que Vilaplan~. otros hicieron acopio de unos e lementos que para nada les
Fi¡. 4.-Pianta y JeCCÍÓO de la puta de: "Les Uometes", formados al ser drscubieru nuevomente a r.úz de lu obras de la Hidroellcuica, en 1958 lx). Lug:u
dd luúlaz¡¡o dd crinco con la Viltilb de cobre.
servían, sino para entorpecer unos estudios interesantísimos y para de
mostrar cod.ciosa ignorancia· aun después de cuarenta y tantos años hemos nosotr .>s visto restos sustraídos de Les Llometes en manos de gentes
1gnorante~ y trasl;~dados a pueblos circunvecmos», Y continúa el señor Vicedo dicirndo· «Hasta la buena colección que guardaba don Ennque Vilaplana, sr> encuentra hoy (alrededor de 1920) esparcida entre su hijo don
Adolfo /ilaplana Llorca, don Domingo Espín6s y nosotros tenemos tam
~5-
[page-n-51]
8
V. PASCUAL. PEREZ
bién objetos valiosos, además de otros que poseen diferentes partícula·
res• f4).
<.ircunstancia ésta que nos pnva de conocer todo el material que la
cueva contenía, por lo que nos limitaremos solamente a reseñar y estudiar
el .:¡ue en la actualidad se encuentra depositado en el Museo Arqueológico
Municipal de Alcoy.
A continuación reseñamos los siguientes materiales.
Cerá mica.-Son escasos y de reducido tamaño los fragmentos que se
conservan, destacándose entre ellos un asa, y soendo todos, por su calodad
y cocción, idénticos a los muchos conocidos de otros yacimientos de
nuestra comarca (lám. 11, a)
Hueso.
huma•a•.-los tres cráneos que nos quedan, asi como los frag·
mentes de mandíbulas, fueron ya estudiados por el antropólogo Dr. Mi·
guel Fusté Ara (5). El hallado en nuestra exploración se halla sin estudiar
todavía (lám. 111).
Re • t o •
P u ",. o"
a • . -Son tres los existentes, incompletos y de tipo corrien·
te. Se conserva además un fragmento de espátula o punzón plano (lá
mina 11, b)
C o 1 g a" t • . - Figura uno en la colección, con decoración acanala·
da (6) (lám. IV, a)
Metai.-Dos son los objetos a que podemos referirnos· una pequeña
planchuela de cobre de la que no se puede deducir la forma que primitiva·
(4)
El Museo NaCional a que so refooro el señor
V~tedo
ts el Museo 1\nlropOióglco
Nocional, dr. Madrid, donde se conservaron los rnoterioles do la Cotección Vilanova y
Picro hasta el año 1942, en que pasaron al Museo Arqueológico Nactanol. Según O,
VALLS: "RestO$ arqueológiCO$ volenclonos de lo colección de don Juan Vilonove y Pie:ro, en el Museo Anrropo16gico Noc•onol", en Ard·uvo de Prehistoria Leven uno,
11, Valencia, 1945, p6g 344, se conservaban de Alcoy, y procedentes de "Les Llome·
tH", aunque cni no se •nd1ccro, yo que e: Profesor V•lonovo no explofó ningún otro yo·
CIMiento de este ttfmino municipal, •tun hacho pulunentodo"' (núm 10 del cotólogo de
docho colección). "dos hachos pu)unenoodO$", una anfobóloco y lo otro felde>páloco algo
pixorreña "con dot nucf001" (~úm 403) y "dos pedozot de Crónea humano" (núm. 411 ),
Estos ob1etos hoy se conservan en el Mu•eo ArqueológiCO Noclonol, como se deduce
de O, GIL FARRES: "Ob1otos de lo Colección Vilanova", en "Adquisiciones del MvJOO
Arqueo16gico Nacional (1940-1945)", Madrid, 1947, pógs. 15, 16 y 24.
(5) M. FUSTE ARA: "Estudio ontropológoco de los pablador~ neo-eneolltlcos de la
Reglón Valenciano" , nurn. 20 de la Seroe de Traba¡os Varios del S.I.P., Valencia, 1957.
(6) G. NIETO GALLO· "Colgontos y cabezas de olfoler con decoración oconoloda
FLETCHE~
Su distnbuc.•ón en lo Península lbb•co'",
~ Archivo de Preh•slorio l.evontino, VIII, Vo·
t...-cia, 1959, póg 127; fog. 2..•, num 16, y p6gs. 130. 136 y 144.
46
[page-n-52]
LES LLOMETES
9
mente tendría el útil y una varillita de sección cuadrada con los dos ex·
tremos aguzados, hallada junto al cráneo descubierto recientemente por
nosotros y en la parte más honda de la cueva (lám. IV, b).
Piedra.
- Sólo existe una, de sil ex blanco, de bella factura,
con base triangular equilátera y sal iente, sobre la que se alza el cuerpo
de perfil en ojiva (lám. IV, e).
Puntos de tlecho,
Cuchillos do • i lo
x. -Son once en tota l, de d iversos tamaños (láms. V
y VI, parte superior). que pasamos a describir:
Núm. 1: De sílex b lanco, sección triangular y perfil ondulado, con un
extremo redondeado y el otro en punta, con ligeros retoques. Mide 13'5
cms. de largo, 2'5 de ancho y 0'6 de espesor.
Núm. 2 : De sílex melado claro, sección trapezoidal que se estrecha
en uno de los extremos y de perfil ondulado. Mide 12'8 cms. de longitud,
2 de anchura y 0'6 de espesor.
Núm. 3: De sílex melado claro también, sección trapezoidal y perfil
ondulado, con un extremo redondeado y retocado y el otro oblicuo al eje
mayor. Mide 9'2 cms. de largo, 1'9 de ancho y 0'4 de espesor.
Núm. 4: De sílex melado oscuro, sección trapezoidal y perfil ligera·
mente ondulado; tiene los extremos recto~ por roturas. Medidas: 8'5 cms.
de largo, 2'5 de ancho y 0'5 de espesor.
Núm. S : De sí lex blanco melado, sección triangular en el pedicelo y
trapezoida l en e l otro extremo; fuertes retoques en sus bordes y perfil
casi recto. Mide 8'3 cms. de longitud, 1'3 de anchura y 0'7 de espesor.
Núm. 6 : De sílex blanco, sección trapezoidal, extremos rectos por rotura, bordes dentados en forma de sierra conseguidos mediante retoques
finos y perfil ligeramente ondulado. Mide 7'9 cms. de largo, 1'8 de ancho y 0'4 de espesor.
Núm. 7 : De sil ex blanco y sección trapezoidal, con un extremo re·
dondeado y e l otro recto por rQtura, y perfil ligeramente ondulado. Mide
7'3 cms. de largo, 1'6 de ancho y 0'4 de espesor (lám. VI).
Núm. 8: También de sílex blanco y sección trapezoidal, con ICils extremos rectos, perpendiculares al eje mayor, por rotura y de perfil recto.
Longitud, 5'8 cms., ancho, 1'8 y grueso, 0'5.
Núm. 9 : De sílex melado, sección trapezoidal desde el pedicelo hasta algo más arriba de la mitad de la pieza y triangular el resto, terminando en punta; de perfil curvo. Mide 6'2 cms. de largo, 1' 1 de ancho y 0'3
de espesor.
Núm. 10 : De sílex melado, sección trapezoidal y extremos redondea·
dos y retocados, así como también los bordes; de perfil ligeramente curvo. Longitud, 5'9 cms., anchura, 1'6 cms. y espesor, 0'4 cms.
-
47 -
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10
V. PASCUAL PEREZ
Núm. 11 Fragmento, de sílex melado y sección trapezoidal, extremo
redondeado mediante retoques y el otro recto por rotura; con fuertes
muescas en los bordes por el uso. Mide 0'4 cms. de largo, 1'5 de ancho y
0'4 de grueso
8 u • 11. -Pteza de buen tamaño, de sílex melado, construido sobre un
nódulo al que le han hecho saltar lascas mediante golpes. Unic:umente en
la punta se observan finos retoques (lám. IV, d) . Mide 6'8 cms de long•
tud
H o e h o • r o • u • 1o • . Se conservan nueve, siendo de tres clases
la roca en que se fabricaron y abundando más las de sección elipsotdal
que las de rectangular (flg. 5 y lám VIl) . Su descripción es como sigue:
Núm. 1: Ejemplar menudo de fibrolita, de las llamadas votivas Me·
d•das 4'3 cms. de largo, 1'7 de ancho y 0'9 de grueso
Núm. 2 . Fragmento mal conservado, de diorita
Núm. 3 Pequeño ejemplar, también de diorita, al que le falta el filo
Mtde 6'5 cms. de largo, 3 de ancho y 2'S de grueso.
Núm. 4 Azuela de pizarra negro-verdosa, bien conservada. Dimensiones: 7'2 cms de largo, 5'2 de ancho v 1'S de grueso.
Núm 5 Ejemplar pequeño de hacha, al que le falta parte del ltlo
De diorita Mtde 8'5 cms. de long•tud, 3'S de anchura y 2'2 de espesor
Núm. 6· De forma rectangular en pizarra negro-verdosa. Mtde 11
cms. de largo por S de ancho y 1'6 de grueso.
Núm. 7 De diorita, con el filo estropeado Medidas· 12 cms. de Ion
gitud, 6 de anchura y 4 de grosor
Núm. 8 También de diorita, con el filo desgastado por el uso Mide
12'2 cms. de largo, 7 de ancho y 3'5 de grueso
Núm 9 Es el ejemplar mayor. De diorita, bien conservada. Tiene
16 cms. de largo, 7 de ancho y S de grueso.
Pe • e u • o r • • . - Se conservan tres ejemplares, en cuarcita de color
ro.;aclo uno (lám Vil, 10) y negra los otros dos (la misma lámina, núme
ros 11 y 12)
Con lo expuesto damos por termtnada la descripción del material que
se conserva del prtmer descubrimiento prehistórico alcoyano que tuvo repercusión nacional Las fotografías y dibujos a que se ha hecho referen
cia en cada apartado darán mejor Idea de los objetos que nuesl ra esquemática y ligera descripción.
48
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LES LLOMETES
·--- -·
5
1
Fig. S.
-49-
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12
V PASCUAL PEREZ
11
GRIETA DE LES LLOMETES
Como ha quedado ya docho, a raíz de unas obras de desmonle para la
novelacoón de terrenos en los que se iba a construir una central transfor·
madora de electroddad, fueron aparecoendo varias groetas que seguoan todas la misma dirección N. S En una de éstas y después de haber desmontado cuatro metros de conglomerado, a l tener que instalar un transformador de gran peso, hubo de hacerse una profunda cimentación, descubriéndose algunos restos humanos a la profundidad de dos metros. Como los obreros no se dieron cuenta de la existencia del yacimiento hasta
que no encontraron el primer cráneo, no podemos tener la segurrdad de
que con la tierra extraída no se perdiera parte del materoal, .l pesar de
/0,.,
8
Planta
A
s~cciort por
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&, 141 h<~llnfi>S.
. NLu
Llomele.s •
Fis. 6.
que tan pron to se aperciboeron de ello paralizaron los traba¡os, comunicándonos rápidamente el hallazgo
Personados en el lugar, vomos que se trataba de una estrecha groeta
de una anchura media de 0'50 m, repleta de tierra rojiza con pequeñas
50
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LES LLOMETES
13
partículas carbonosas ( fig . 6), que excavamos, observándose quoJ no habla
una estratigrafía clara y que todos los restos humanos aparecían en completo desorden, con los cráneos aislados y en diversas posiciones, siendo
escasos los demás huesos en relación al número de 1ndividuos hallados.
Al llegar a la profundidad de tres metros apareció una arena fina blanca, estéril, con lo que d1mos por term inada la excavación.
La grieta fue explorada en una longi tud de ocho metros, no pudiéndose continuar por su estrechez cada vez mayor. La zona de hallazgos se
hal laba en la parte central y sobre una longitud de cuatro metros.
Según los da tos recogidos, los primeros ha llazgos se dieron a una profundidad de ocho metros desde la superficie y a once los últimos.
El material hallado, del que a continuación damos relación, corresponde a la misma época que el de la gruta, existiendo una distancia entre una
y otra de qu ince metros.
MATERIALES
Cerá mica.-Se recogieron en tota l seis pequeños fragmentos, de la
misma técnica y calidad de la cerámica corriente en los yacimientos coetáneos de nuestra región (lám. IV, e). Es significativa la escasez: de restos
cen3micos si tenemos en cuenta el número de enterrados y el ma teria l restan te hallado.
Hueso.
R • s t o s hu mono • . -Por los huesos ha llados podemos calcular aproximadamente en veinticuatro e l número de individuos enterrados. La mayoría de los cráneos aparecían, como se ha dicho, destrozados y sin orden
alguno; los huesos de los esqueletos aparecían muy mezclados entre sí,
siendo rnuy escasos en re lación con e l número de individuos.
Destacamos un cráneo (lám. 111 b) por presentar una trepanación quirúrgica situada en e l hueso hemi-fronta l izquierdo, de la que sobrevivió
el individuo a lgún tiempo, como se aprecia por la cicatrización ósea en los
bordes del orificio producido por la operación.
y p u n • o n. S
Fueron treinta y cinco las piezas y
fragmentos de úti les de hueso que hemos considerado como a lfileres y
punzones. Su descripción es como sigue (lám. VI II ):
Núm. 1. Cabeza y parte de l vástago de un alfi ler de los llamados de
cabeza acanalada, de una pieza y con siete acanaladuras horizontales.
Longitud, 6 cms.
Núm. 2.: Fragmento de a lfiler con la cabeza casi esférica, unida al
vástago. 7'5 cms. de largo.
Núm. 3 : Tres fragmentos de un posible punzón, de sección rectangular, que en su parte más ancha lleva un taladro circu la r. Dos fragmenÁ
1 f i 1. , • •
o
-
-51 -
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V PASCUAL PEREZ
1~
tos unen entre sí, quedando el tercero suelto, por lo que podria no pertenecer a la mosma pieza. Longitudes : 6 y 2'1 cms. de largo.
Núm. 4 : Punzón o puñal formado por robusta media caña aguzada
y resostente, que conserva la apófisis, retocada, como empuñadura Mode
19 cms. de longitud, tamaño excepcional.
Núms. 5 a 7 . Tres fragmentos de piezas semejantes a la anterior,
de menor tamaño Miden 10, 7'5 y 7'4 cms, respectivamente.
Núms. 8 a 11 · Cuatro fragmentos pequeños de punzones construidos sobre medias cañas. El mayor mode S cms. y el menor 3.
Núm. 12: Pequeño punzón completo, con parte de la apóf1sís. M•de
8 cms. de largo
Núms. 13 y 14 Punzones hechos sobre hueso de conejo, uno incompleto (el numero 14) y el otro mostrando caso agotadas las posibilodades de aprovechamiento. Longitud de ambos, 5'5 cms:
Núms. 15 y 16 · Estas dos poezas, aunque están Incluidas en el grupo de los punzones, nos parecen más bien peo tenecer al de alfileres, dada
su sección circular y a pesar de su excesiva curvatura Del promero sólo
queda la punta y al segundo le falta una pequeña poretón. Miden 5 y 13'5
cms. respectivamente
Núms. 17 a 35 : Diecinueve fragmentos de posibles punzones pla
nos o espátulas, de los cuales algunos deben pertenecer a una misma pie
za. El mayor (núm. 20) mode 9'5 cms. de largo y el menor (num. 26) 1'7
centímetros.
Piedra.
Puntos de flecho . -Se hallaron diez (lám. rx. a), que reseñamos
a continuación ·
Núms. 1 a 5 . Onco puntas de sllex, de color blanco la última, gris
la anterior y con tonalidades más o menos roíiza;. las restantes. Están en
general bellamente labradas y se pueden incluir en el tipo de base tríangulaf saliente, sobre la que se alz.a el cuerpo de perfil en ojiva. La mayoda, debido a los fuertes retoques marginales, presentan los bordes dentados. Son del mismo tipo que la punta de flecha que se conserva de la
Gruta.
Ro' p. d. ro··- Se hallaron tres (lam. IX, b), uno grande, grueso,
alargado, con caras de alto lomo toscamente rebajas en dirección a los
bordes (núm. 1); otro es de rorma discoidal, rebajado por ambos 1
ados y
con toscos retoques en todo el borde (núm. 2), y el tercero, de forma geométroca, con cuatro caras retocadas, uno de cuyos vertices, más acusado
y con finos retoques, pudo servir al mismo tiempo de buril (num 1)
H o eh o
s
y • •
e o P t o • -El número de estas piezas asciende a
-
52 -
o~ho,
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-
LES LLOMETES
15
de las que todas parecen ser hachas excepto dos, que por su forma alar
gada y estrecha podrían ser escoplos (fig. 7 y lám. X) Su relación es la
srguiente·
Pequeña hachita de las consrderadas votrvas, de color gris
Núm.
oscuro. Mrde 4'4 cms. de largo, 1'7 de ancho y 1' 1 de grueso
Núm 2 Del mrsmo trpo que la anterior, de predra negra. Mide 3'7
cms. de longrtud, 2 de anchura y 0'8 de grosor
Núm 3 Ejemplar de piedra pizarre ña de color negro, ltlo muy bien
conservado con el bisel muy acusado. Sus medidas son. 8'2 cms. de largo,
4'8 de ancho en el filo y 1'5 de grosor máximo
Núm 4 Bello e jemplar de escoplo de frbrolrta clara. Filo curvo y
sección ellpsordal Mtde 8'8 cms. de largo, 2'1 de ancho y 1'5 de grueso
Núm 5 Otro ejemplar de escoplo, bien conservado, de predra piza·
rreña gris Medidas 8 cms. de longitud, 1'5 de anchura y 0'9 de espesor
Núm 6 . Hacha de d iortta de secc:1 el tpsotdal ~rregular, que m1de
ón
7'7 cms de largo, 5'5 de ancho y 3'1 de grueso.
Núm. 7 Pieza que por su forma puede ser considerada como larga
azuela Hecha de piedra p•:tarrosa negra, presentando en su parte supe
rlor una rotura antigua. Mide 14'5 cms. de largo, 4'7 de ancho y 2'3 de
grueso.
Núm. 8. Hacha de diorita de sección cas1 c~rcular Sus med•das son :
13 cms. de largo, 4'3 de ancho y 3'9 de grueso.
e u < h ; u o s d o • • 1 e • • - El numero de esta clase de piezas, completas o f ragmentarlas, asciende a 29, Stendo de tamaños diversos y diferen
tes calidades de sí lex (lám XI) Su descripción es como sigue·
Núm. 1 Ejemplar completo, el mayor de los encontrados De sílex
blanco, seccrón trapezoidal y perfil curvo. Mide 16'6 cms de largo, 2'3
de ancho y 0'5 de grueso.
Núm 2 De silex melado, sección ITapezordal y perfil ligeramente
curvo, con los extremos rectos por rotura. Mide 12'6 cms de largo por I'Q
de ancho y 0'5 de grueso
Núm 3 De sílex blanco con manchas meladas oscuras, sección Ira·
pezoidal con mesa central que se estrecha en el pedicelo y con el exiTe
mo contrario redondeado mediante retoques. Mide 11 '6 cms. de long itud
por 2'2 de anchura y 0'5 de grosor
Núm 4 De sílex melado claro, sección trapezordal con estrecha me
sa central y con un borde finamente retocado Medidas: 11 '6 cms. de
largo, 2 de ancho y 0'5 de grueso.
Núm 5 Sílex melado, sección trapezordal, extremos recto~ por ro
tura y perfil ltgeramente curvo, tiene sus bordes finamente retocados
Mide 11 cms de largo, 2'2 de ancho y 0'6 de grueso
-
53 -
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IG
V PASCU-'1. PEREZ
1
S
1
4
Flg. 7.
[page-n-60]
LES LLOMETES
17
Núm. 6 De silex melado claro, transparente , con mesa central ancha y bordes retocados; su sección es trapezoidal y su perfil curvo. Mide
10'4 cms. de largo, 2'3 de ancho y 0 '4 de grueso.
Núm. 7 · De sílex melado oscuro, sección trapezoadal, con ancha
mesa central y perfil curvo. Medidas: 10'1 cms. de longatud, 1'9 de an·
chura y 0'4 de grosor
Núm. 8 : De sílex claro, sección trapezoidal y perfil curvo. Es de labor poco cuidada, conservando en uno de los bordes la corteza del nódulo.
Dimensiones . 8'7 cms. de largo, 1'9 de an<;ho máxamo y 0'5 de grueso.
Núm. 9 : De sllex blanco, sección trapezoidal, con estrecha mesa
central y perfil curvo Largo 9'2 cms., ancho 1'8 y grueso 0 '4.
Núm. JO De color melado claro, sección trapezoidal , perfil ondulado y curvo, pronunciado en el extremo opuesto al pedicelo. Mide 9 ' 1 cms.
de lar9o, 1'6 de ancho y 0'4 de grueso.
Núm 11 De sílex melado oscuro, sección triangular y extremo
opuesto al pedicelo recto por rotura. Mide 8 cms. de largo, 2 de ancho y
0 '5 de grueso.
Núm 12: De sílex melado claro veteado de bfanco, seccaón triangular, pedicelo con muescas y extremo opuesto a éste ligeramente curvo
con retoques. Mide 7'2 cms. de longitud. 1'6 de anchura y 0'4 de espe·
sor.
Núm. 13 : De sílex melado con manchas grises, sección trapezoidal ,
ancha mesa central que se estrecha notablemente en el pedicelo. Estan do completa seria la pieUI más robusta de la serie. Mide 7 '6 cms. de largo,
2 '6 de ancho y 0'8 de grueso.
Núm. 14 : De sílex melado, sección triangular y perfil ondulado.
Ejemplar corto y ancho; con bordes irregulares y sin retoques. Mide 5'9
de largo, 2'3 de ancho y 0'7 de grueso.
Núm 15 : De sílex melado, sección trapezoidal en los extremos y
triangular en el centro. Mide 5'9 cms. de longitud, 1'7 de anchura y 0'4
de grosor.
Núm 16: De color melado, sección trapezoidal en el pediceli> y
triangular en el resto, con retoques en los bordes. Medidas: 5'3 C"l$'. de
largo, 1'4 de ancho y 0'4 de grueso.
Núm. 17: De sil ex melado c laro, sección triangular, con el extremo
opuesto al pedicelo ancho, ligeramente curvo y con finos retoques, asi
como en sus bordes, la que nos hace pensar en su empleo como raspador.
Mide 5 cms. de largo, 2 de ancho y 0'4 de grueso.
Núm. 18: De sflex melado con manchas blancas, sección triangular,
pedicelo redondeado y extremo opuesto roto, con bordes irregulares. Mide 7'3 cms. de largo, 2'2 de ancho máximo y 0'4 de grueso.
Núm. 19· De sílex blanco ligeramente melado, sección triangular y
-55 -
[page-n-61]
18
V. PASCUAL PEREZ.
bordes retoe<~dos ligeramente dentados. El extremo opuesto al pedicelo,
recto por rotura. Mide 7' 1 crns. de longitud, 2 de anchura y 0'7 de espesor.
Núm 20· Pequeña hoja de color melado y sección traperotdal, de
perfi l curvo; pedicelo redondeado y extremo en punta. Medidas; 4'1 cms.
de l;~rgo, 1 de ancho y 0'2 de grueso.
Núm. 21 : Sflex melado, sección trapezoidal y deficiente talla, con
pequeña muesca central. Mide 3'4 cms. de longitud, 0'8 de ancho y 0'3
de grueso.
Núm. 22. De sflex blanco, sección triangular que se hace trapezoidal en un extremo. Mide 2'9 cms. de largo, 0'8 de ancho y 0'2 de grueso.
Núm. 23: Pequeña hoja de .:.olor melado, sección trapezoidal, pedicelo redondeado con varias mesas y extremo con restos de la corteza del
nódulo; botdes curvos y cortantes. Medidas: 3 cms. de longitud, 1'3 de
anchura y 0'4 de espesor.
Núm. 24: De sílex gris, sección trapezoidal y extremos rectos por
rotura Mide 3'6 cms. de largo, 1'4 de ancho y 0'2 de grueso.
Núm 25 : Fragmento de hoJa de regular tamaño, color melado y sección triangular Tiene 3'7 crns. de long itud, 2 de anchura y 0'6 de grosor
Núm. 26: Fragmento de hoja de sílex de color melado, seccoón trapezoidal aunque le falta una de las mesas laterales por rotura Mide 4'2
cms. de largo, 1'8 de ancho en el pedicelo y 0'6 de grueso.
Núm. 27. Fragmento de color melado claro, sección triangular, con
los extremos rectos por rotura. largo, 2'7 cms., ancho, 1'7 y grueso, 0'5
Núm 28 · Punta opuesta al pedicelo de color melado claro, seccJón
trapezoida l y finos retoques. Mide 2'4 c:ms. de largo, 1'4 de ancho y 0''1
de grueso.
Núm 29 Fragmento de hoja de sección triangular, que conserva en
una de las mesas la corteza del nódulo. Tiene los extremos rectos por
rotura y los bordes con muescas, que hacen pensar en su empleo como
die, te de hoz. Mide 1'9 cms. de largo, 1'4 de ancho y 0'4 de grueso.
Cuentas de collar.-Se han recogido cinco de esteatita verde, cuatro
de ellas de pequeño tamaño, tendiendo todas poco más o menos a la forma
de oliva, y una de madera, incompleta, en forma de to,elete (lám. VI, parte inferior, núm. 1).
Molu scos.-Se encontraron tres, de especies comunes hoy día en todo
el litoral mediterráneo. Son los s o
guientes:
Lamelíbranqulos· Dos ejemplares, uno de la especie Mytllus edulis y
el otro de la de Pecten (lám. IV, bajo, núms. 2 y 3)
Gasterópodos· Sólo apareció u,o, de la especie de Cassis undulara (lámina dicha, núm. 4)
-56
[page-n-62]
LES LI.OMET ES
19
CONCLUSIONES
Estando los dos yacimientos que hemos descrito a escasos metros uno
del otro y soendo el material, como se ha vosto, el mismo, no es aventurado asegurar que serian las mismas gentes las aue utilizaron 1.:~ cueva y
la grieta para realozar sus sepelios Ahora boen, asi como en fa gruta aparecoeron los enterramoentos completos y en posiciones embnonilrias (según los datos que nos dejaron sus exploradores), en la grieta fueron hallados en completo desorden, como dejados caer, cosa lógica si nos líjamos
en la estrechez de la misma, la profundidad a la que ert1petaron a salir
los primeros res tos (unos seis metros) y las irregularidades de las paredes,
todo lo cual ompedia descender un cadáver y colocarlo en una posición
determinada
Cabe también pensar si la grieta servoria como osario, para depositar
los restos anteriormente enterrados en la gruta y extraídos de ella cuando
se encontraba totalmente repleta para dejar lugar para nuevos sepelic-s.
Es decor, que podriamos considerar la gneta como lugar donde rPallzar los
segundos en terramoentos
Tanto una como otra forma de depostt a r los muertos o sus restos, sor,
frecuentes en la región valenciana y en el sudeste español, existiendo gran
semejanza entre los a¡uares de todos estos enterramientos, como se comprueba comparando los materiales que hemos dado a conocer con los de
aquellos otro; más cercanos a los nuestros, pertenecientes al eneolíhco.
Así, el colgante con acanaladura toene sus paralelos en la «Cova de la Barsella» (Torremanzanas). en «Cova de la Pastora» (Aicoy) y en la «Coveta
del Barranc del Castellet» (Carrícola) (7), los alfileres de cabezil acanalada los vemos en las dos primeras cuevas ci tadas y en el enterramiento de
> (Aibaoda) (8); los alfi leres de cabe:ta lo existen
sa
en
(11 J BELDA DOMINGUEZ.. "ExcOYOc•or\M en el Monoe de lo B
Tcw--rcmonz..ono\ fAhconte)'' Junro Superiot de ExcovocKU"H!S. y Anttguedodes. me-monas
nums. 100 y 1 t2, Modrod. 1929 V 1931, lóm\ VI, 8 V VIl, 8 11 y 2 de lo prorn«o V
lóm X, 1, 8 o 11, 5. 16 y 19 de lo segundo
l. BALLESTER TORMO: "Lo lobo< del ScMcoo do lnveso•goción Preh,.t6toco \ w Mu><0 en I<>S oñoo 1940 o 1948", Volenclo, 1949, pp. 49 y 50 y lóm. V poro los dr "Covo
de lo Pos.toro"
E. PLA BALLESTER: "Lo Coveoo del Borroi'IC del Costelleo tCorricolo, VaiMcoo)", en
Archivo de Prehlilorlo Levantino, V, Volencio 195q póo. 56 y lóm. VI, 8, 8
181 BELDA DOMINGUEZ. op cit. rolo anlenor (Memoria núm 1 21 lám. VIII 5
BAU.ESTER TORMO, op. cu noto anoeroor, P09 50. Iom. V, 1.
l. BALlESTER -:'ORMO· "Lo covocho sepulcral de "Comí Real" IAibo•dol". en Archivo de Preh~Stono Levontono, 1 1928, Volencoo. 1929, póg 71, l.)m. VIII, 1\, 20.
191 BELDA DOMINGUEZ, op c11 nooo 7 !Momcroa num. 112), lóm VIII
BALI.ESTER TORMO, op. cor noto 7 poo 50, lóm V, 2
S
- S7 -
[page-n-63]
20
V PASCUAL PERE2.
gunos ejemplares muy similares, especialmente uno, considerado como
puñal, y otro con taladro central en su parte. más ancha, a los nuestros de
la lámina VIII señalados con los números 4 y 3 respectivamente (10)
edra negra y verde son muy freTambién las cuentas de collar de p1
cuentes en las cuevas sepulcrales eneoliticas, siendo innecesaria la mención de paralelismos por su abundancia. Las de madera, aunque igualmente se encuentran, no suelen ser tan frecuentes (ll) .
Los excavadores de la Gruta describen en su Memoria dos niveles,
uno neolftico y el otro eneolltico, pero a la vosta de los materiales aparecidos y dado e l actual conocimiento de tales culturas, no cabe duda que
los enterramientos han de Incluirse en el eneolitico, y ello se confirma
por el hallazgo nuestro, en la parte más i11ferior de la cueva, del cráneo
con la varilll ta de cobre.
Difkil es determinar la procedencia de estos restos humanos, pues si
tenemos en cuenta su número habremos de suponerlos de un poblado de
cierta importancia. El más cercano de los conocidos es el de la «Mola Al ta de Serelles», también en térmono de Alcoy, pero por su altura y distancla no es probable que llevaran sus muertos a enterrar a «les Llametes», aparte de la exostem:oa en lugares mas próx1mos (las mismas laderas
de la «Mola») de varias cuevas muy útiles para tales fines. Podriamos
pues, suponer, la existencia de varras familias dispersas por las faldas de
«Les Llometes» (hoy ensanche de Alcoy) y entrada del «Barranc del SinC)I,
ya que en diversas ocasiones, al abrir trincheras para nuevas r.al les de la
ciudad o para el trazado de una linea de ferrocarril a Alícante, y al reali zar e)
atribuido al eneolitico. No seria extraño, pues, que todas estas agrupacio·
nes familiares hicieran uso, para sus enterramientos, de la Gruta y de la
Grieta de «Les Llometes».
Por todo lo expuesto, y concretándonos a los materiales de 1 dos ya os
cimientos objeto del presente trabajo, consideramos que deben ser incluidos en el eneolitico (o Bronce 1 según la termonología empleada por algunos investigadores), pudiéndoles dar una antigüedad de unos 3 .800 aiios.
BALLESTER TORMO. op col nQta ·1, pógs. 50 V 51 V lmn. V, 5 V 8.
Un ensayo de comparación de mooerloles procedentes de cuevas eneolltico~ volenc•ona$ puede verse en E. PLA BALLESTER: u lo covacha de Ribeta {Cv11ero-Vol~nt.I0) •
en ArchiVO de Prehlsoono Levonlfno. VIl, Volen~io, 1958, p6gs. 46 o 53.
1101
( 11)
0
-
58
[page-n-64]
PASCUAI•.- I.cs U orn etes
LAM. 1
[page-n-65]
PASCOAL. -L es l.lom etes
LAi\1. ll.
Mí'tcrialcs procedentes de ln Cruto :
a) Ccr:i.mica.
b) Pun>.oncs de hueso.
(T .
n.
[page-n-66]
LAM. IJJ.
PASCUr\ L.-Les Llometes
a)
Cr~neos
humanos procedentes de In Gruta.
b ) Crin<"<> humano trcpnnndo procedente de la Grietll.
[page-n-67]
P.'\SC UAL.-Le>~
LAM. I V.
Llometcs
Colgante con decoración acannlada.
b) Varilla y planchuehl de cobre.
e) Punta de flecha de silcx blanc-o.
á) Buril de silex melado.
• ) Fiagmcmos cerámicos.
a, b, e y d, .mate.rialts procedente$ de: In Gruta.
t!• malcriales procedentes de la Grieto.
a)
(T. n.)
[page-n-68]
PASCUA I•.-Les IJomet es
LA¡\t. \"
[page-n-69]
P1 SCUt\L.-Les Llometes
\
l.AM. VL
a
b
a) Cuchnlos do silex procedentes de 1• Gru
b) Cuema$ de esteatita y mader~ y moluscos procede:ntc.s de la Grieta.
(T. n.)
[page-n-70]
PA SCUAL.-l e~
t AM.
Llometes
vn.
....
o
.....
-
""'11"'
N
::::.
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C)
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ll
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~
c.
~
o
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....
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~
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..
.;
-5
x
[page-n-71]
PASCOAL.-Les Ll ometes
Alfileres y punzones de hueso proccdenln de la Griem (3/ 5).
LAM. Vlll.
[page-n-72]
PASCUAL.-Les
Llom~tts
•
\
l.AM. IX
procedentes de- la Gricn :
• ) Puntas de H
echa.
b) Ra•p:¡dorcs.
(T. n.)
[page-n-73]
-
PASCUAL.-Les Llome tes
LAI\1. X.
Hac:h•• y escoplos procedentes de la Gri. to.
c
(medidas, en el texto)
[page-n-74]
l'ASCUi\1,.-l.cs Llometes
Cuchíllos de •llcx procedentes de ln Griem (1/ 2).
LAJ\t. X I.
[page-n-75]
M TARRADELL
(Valencia)
Ensayo de identificación de las necrópolis
del Bronce valenciano
En las tierras va lencranas exrsten durante e l segundo milenio a. de C
dos cu lturas claramente definidas que ocupan e l país sucesivamente.
La primera corresponde al periodo Eneolítico y se conoce a través de
una numerosa serie de yacimientos muy homogéneos: las cuevas naturales de enterramiento, siempre colectrvo, con ajuar constituido por cerámica lisa, puntas de flecha de si lex de talla blfacial y formas d iversas
(trrarrgulares, de aletas y pedúnculo, de hoja de laurel, etc.). cuchillos
también de sílex, elementos de ¡¡dorno -cuentas de collar de tipos va
rios, pun;zones o agujas de hueso-, así corno otros de índole mágico-religiosa (huesos pintados, plaqui tas vagamente antropomorfas, amuletos de
hueso segmentado, etc.). Señalamos los objetos más corrientes y significativos, para memoria simplemente. Cuevas éstas cuyos prototipos pueden 'ser la del Monte de la Barsella de Torreman;zanas ( 1), la de Cami
Real d'Aiacant en Albaida (1), la de Las Lechuzas en Villena (3), en la
(1) J. BElDA OOMINGUEZ: "Excovoclone; en el monte de la Banella, término de
Torrcmanz_onos {Aiiconte)" 1 en Memol'tos de Id Juhto Superior' de Excavoctones y Antigüedades, numeras generales 100 y 112, Madrid, 1929 y 1931, respechvarnente.
(2.1 l. BALLESTER TORMO: "La c.ovocho sepulcral de Comi Real. Albooda", en Archivo de Prehlstoroa Levantino, 1, 19281 Valencia, 1929, plrgs. 31-85.
(3) J. SOLER GARCIA: "De arqueologla vlllenense. El enterramiento neolltlca do lo
Cuevo de los Lechuzos'', en lo revisto artuol "Villeno'1, núm. 11 Vilhmo.. 195l: "Vilreno
(Aiioante). Cueva de los Lechuzo•"• noticio n~m. VIII en NotiGioroo ArqullOiógi'o Hosplrnlco", 11 1952, Madrid, 1953, pág. q4,
-59-
[page-n-76]
2
M TARRADELL
zona merid ional, o la de Ribera en Cullera (4), la de Rocafort (51, la de
la ladera del Castalio en Chiva (6) en el sector central y las de la Torre del
Mal Paso en Castelnovo (7) o la de Cálog (8) en la parte septenlnonal (9)
El enlace de este grupo valenciano con otros af1
nes y geog ráficamente
próximos, no ofrece dudas Hacia e l sur, las cuevas de los Blanqu izares de
lébor en Totana sirven de transrción hac13 el denso foco megalítico del
svdeste andaluz, y hacia el norte, tenemos en Cataluña numerosos ejem·
piares de cuevas sepulcrales en las que se hallan idénticas caracterlst1 cas
de n to y ajuar, que, a su vez, se 1e laclonan con el megali tismo ca ta lán.
Estamos, pues, sin duda, ante una fase local del extenso fenómeno
eneolitico del sistema de enterramrentos colectivos, que toma caracterrs
ticas diferenciales segun las zonas· megalotos de d1
versos tipos, cuevas
na turales o cuevas artifrciales.
Más problemá tica es la cuestión de hallar los lugares de habrtación
correspondientes a las gentes que fueron enterradas en la forma indrca
da en la zona geográfica obje to ahora de nuestra atención.
En el VI Congreso Naciona l de Arqueología, celebrado en Oviedo el
año 1959, presentamos una comunicación ( 10) en la que, por vez prime·
ra, se planteaba este problema y se daban unas posibles vias de solucrón.
Según nuestro punto de vista, los lugares de habitación correspondientes
serian los poblados establecidos en el llano, tipo la Ereta del Pedregal de
Navarrés ( 11) y otros emparen rabies qlJe no han sido es tudiados en de·
(41 E PLA BALLESTER: "la covocho de Ribero (Cullora-Volenclo)", en Archivo d•
Prch"tono Levantino, VIl. Volcn
15) l. BAlLESTER TORMO: "La labor del Servu:oo dt• lnveshgo<•O
·u Muoeo en los ano< 1935 a 1939", Valencoa, 1942,
37-49,
l . 8AUESTER TORMO: "El entorrom•rnto en Cu""" de Roccforl" , con un opendltf
\ObU· "E_I ~!.tud10 de uno bovcdo croneono do tal yocimic-nto'' pOr S ALCOBE, en Ser+e
d• Trabajos Vario. del S.I,P .. núm. 9, Valencia, 1944.
(6) D. FLETCHER VALLS: ''La covocho >et)Uicrol de lo ladera dol Castollo (Ch
"" Ard'loV<> de Proh•"orio Lcvant•no, VI Voloncio. 1951. póg• 13-25.
M FU5TE ARA. "Cro.neo du~nco·ormeono•d~ de época c-r:cofitico proced ·nte ~ Ch•vo
!Volenclo)" rn A"hovo de Prehi
(7) F. JORDA CERDA "Las enterramoentas de lo Cueva de la Torre del Mal PotO
(Co~tclnovo-Caslollón de lo Piona)", en Archovo de Preh•.rario Lcvontona, VIl, Volencoo,
1958, pógs 55-92
(8) A. PORCAR CANCEL: "Naves opartoclons o la prehis!Otio del Moesttot". er>
Boleton de lo Socredod C<»tell
(91 Paro lO!!. motenale<> v 05oe el mteresont~ cuodro estodistico eloborodo por- PLA
BALLESTI.R, ob <•1 nota ·1 póg 48.
(1 0) M. TARRADELL MATEU: "Sqbr• lo ldenllf~tadón de los pablo<.los eneolllrcos
volencoai'I05". en Crónica del VI Ca"llr<$0 Nacional de Arqurologío !O..••da, 1959) Za
fOIIOUI. 1961 póg>. 86-91
(11) D. fLETCHER VAU.S. 'Lo Ereto del Pedregal (Novo•rés. Volencool", en Archivo de PrehiStOO, IX, Valencia, 1961 pógs. 79-96.
pag•.
-60
[page-n-77]
NECROPOLI$ DEL BRONCE VALENCIANO
3
talle hasta ahora, bien por falta de excavación, bren por haber sido destruidos fondos de cabaña de Bélgida ( 12), segunda fase del poblado de
la Casa de Lara de Vi llena ( 13), y quizá los supuestos enterramientos del
chalet llamado Villa Filomena en Villarreal (14).
No sabemos hasta qué punto nuestra sugerencia haya tenido é:>
ya que la discusión de la comunicación se centró sobre un aspecto secundario en relación con la t.esis expuesta: la conveniencia de llamar a l periodo Eneolítico o Bronce.
Ahora quisiéramos plantear un problema parecido por lo que respecta
a la tase siguiente, en la que nos encontramos ante una situación sim ilar
en cuanto a l conocrmrento de los yacimientos. Sólo que a la inversa. De la
fase eneolítica tenemos muy bien documentada la faceta funeraria a tra vés de las cuevas mencionadas, pero sabemos poco de los poblados. En
el País Valenciano la Edad del Bronce se conoce gracias a un número exlraordmario de poblados, de los que varios han sido investigados, pero no
sabemos nada de las necrópolis.
Nos referimos aquí a los poblados que. antes de ser divulgadas y prácticamente aceptadas por la totalidad de los investigadores que posteriormente han escrrto sobre la cuestión las conclusiones de nuestra tesis doctoral (15) , se denominaban argáricos. De11mitada la frontera de la cultura
112) M. JORNIT PERALES: "Prehistoria de Bélgido. 1", en Archl\10 de Prehistoria
Levonhno, 1 1928, VolenCJO, ]929, pó¡¡•. 91-99.
( 13) Sm exc;ovor. Numerosos materiales. procedentes de prospecctones superfu;:ioles
recogodos por J M.' Soler Gordo lcC
Indicar la exirtehcio de dos foses~ lo primero neolhico (con microlitos y cerómico decorado con
tnCf$10nes
y ,.~o rdium" ) y lo segundo eneolit n:::o, representado .espeeiolrnente por
puntos de flecho. Se ho dado noticio de este yocimlento:
J. SOLER GARCIA: " Pe Arqtseologlo villenensc. El poblado de Lo COfO de Loro" en
lo rev1stQ onuoJ "VIIIeno", núm. 5, V111eno, 1955
'
Y m6s e•tcnsomente J. SOLER GARC1A: "Lo Coso de Loro, de Villeno IAiiconte)
Poblado do llanura con cer6mico cordial", en Soítobo, XI, Volencio, 1961 , págs. 193-200.
tl-1) V. SOS BAYNAT: "Uno estoc16n prehistórico en Villorreol. Informe• resumido",
en Boletín de lo Soc.edod Ca5tellonensc de Cuhura, 111, Costellón, 1922, pé¡gs. 394-398;
IV, Cosrell6n, 1923, pág.. 99-103, y V, Castell6n, 1924, pó¡¡s. -t9-51.
P BOSCH GIMPERA: "Sepulcre~ de Filomena o Vlllorreol (C<>stelló)", en Butlloti de
la Assoclodó Cotolono d'Antropologio, Etnologfa 1 Prehlstóña. 1, Borcelano, 1923, l'ÓO•·
na 207.
F. ESTEVE GALVEZ: "Ccrómica de cuerdos en lo Plano de CosteUón", en Actos de
lo IV Se
y Protohistóricos, Zaragoza, 1956, págs. 543-553.
(15) M. TARRADELL: "lo Península Ibérico en lo época de El Ar¡¡or'' en Crónica
del 1 Cangre Respecto o lqs poblados vole,..,lol'los o que nos relorimos, M. TARRADELL: "El País
Valencloflo del Neollt•co o lo lberizoelón. En$0yo de síntesis", vol. XXXVI, c." 11 de Ano¡,. de lo Universidad de Valencia, Valencia, 1963, págs. 129-157
-61-
•
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..
----------------------~----------------------~------~------------
M TARRADELL
de El Argar propiamente dicha, que se Ciñe a una zona del sudeste peninsu lar sin pasar al norte del rfo Segura o, en todo caso, del Vfnalopó,
hemos empleado, a modo de denominación provisional, el nombre de
«Bronce valenciano• para signoficar el grupo, muy homogéneo de tales
poblados, que se extienden por casi toda la región
Se trata de un grupo de localización geográfica muy prec•sa, ya que
no pasa al norte de l Ebro, donde se sigue habitando en cuevas o en supuestos poblados del ámbito cultural megalittco, y donde no extste una
cultura del Bronce con personalidad propra (los primeros poblados conocidos de cierta envergadura pertenecen al mundo de las invasiones indoeuropeas de los «campos de urnas») Tampoco, por lo que hoy sabemos,
penetran hacia las tierras altas del oeste de Valencia, en las sierras del
Sistema Ibérico y hacia la Meseta Estamos, pues, según los datos hoy
manejables, ante un grupo de poblados específicamente valenciano
Sus caracteristtcas son, como acabamos de apuntar, muy homogéneas
Pueden resumirse en los siguientes puntos esenciales
•
1) Situación en lugares e legidos en función de las necesrdades de·
fensivas: parte superror de lomas o cabezos, prefiriéndose los de más difícil acceso, parte al la de las laderas o espolones a media verttente. Su
emplazamrento recuerda de cerca al de los poblados argárrcos de más al
sur, asl como tambrén a muchos de los ibéricos posteriores. Existe, pues,
un cambio total en cuanto a la topografía de las habi taciones en relación
con los de la fase anterior, que son poblados de llanura, lo que indica, sin
duda, la entrada en un mundo de condiciones bélicas mucho más duras,
en el que las necesrdades de defensa se sobreponen a cualquier otra con·
sideración proximrdad del agua y de los campos cultivables, comodrdad
y posibilidades de un urbanismo más fácil.
2) Presencia de obras defensivas, murallas con frecuencia reforzadas
por torreones de planta cuadrado o crrcular En ciertos casos las defensas
se limttan a las zonas de más fácil acceso, sobre todo cuando escarpes o
pendientes muy fuertes aseguran la defensa en algunos de los frentes del
poblado.
3) Urbanismo rudimentario, dificultado corrientemente por la falta
de amplras zonas llanas en los lugares elegidos, así como por la presencia,
también frecuente, de salientes rocosos. Se tiende, srn embargo, a la alineación, formando calles. Las viviendas constituyen una sola unidad de habltacl6n, en la que no se aprecian divisiones ni detalles constructivos internos.
4) Los materiales son pobres y monótonos, apreciándose muy escasas diferencias de un poblado a otro. De aqul que resulte sumamente
-62-
[page-n-79]
NECROPOLIS DEL BRONCE VALENCIANO
5
aventurado el establecer subdivisiones dentro de este grupo, tanto de tipo
geog ráfico --comarcal- como cronológicas.
Aunque en algún caso han aparecido vasijas con incisiones, la casi totalidad de la cerámica es sin decorar y de formas muy simples, demostrando escasa preocupación estética: El materia l lltico presenta un aspecto
de total decadencia en re lación con el que se halla en las cueYas de enterramiento de la fase anterior, a las que antes nos hemos referido. Desaparecen las puntas de flecha tan bellamente talladas, los cuchillos de sllex de tamaño medio y grande. El instrumento más tlpico, entre los líticos, de esta fase es la sierra para hoz, que aparece prácticamente en rodos los yac1mientos. Ello parece 1
ndicar que nos hallamos ante una fase
agrlcola cerealísta más avanzada. La pobreza de los restantes materia les
de sflex también puede sugerir lá sustitución paulatina por el meta l En
efecto, la presencia de instrumentos de cobre tque parece predominar claramente sobre el bronce) es otra de las características del materia l de estos poblados : hachas, punzones, escoplos, puñales e incluso alabardas se
han descubierto en varios yacimientos de este tipo.
El resto de los hallazgos es poco significativo. Cabe señalar la ausen cia de cualquier objeto que pueda relacionarse co<1 el mundo religioso, lo
cual también contribuye a d iferenciar el Bronce valenciano de la fase an terior ( 16) .
Es evidente que algunas de las características señaladas - a las que
se pueden añadir otras secundarias que no Interesan para el objeto de
este artículo-- permiten relacionar este grupo con el mundo argárlco
No es el momento de insistir, sin embargo, sobre las diferencias: formas
(16)
Pueden tomorse como e¡emplos 1ip1c~ entre los publicados los de Molo Alto
de Serelles y Mas de Menente, en Altoy, el de lo Montor>yeto de Cabrera del Vedot de
T orrc(lle, en los proximidades de Volencto, el Puntal de Combro en V1Uor del Arzobispo,
el de Peño de fo Dueño en Tcres<~, el de lo Atalayuela en Loso del Obispo, etc. Puede vers-a lo siguienre bibliografía..:
E. BOTELLA CANE>ELA: "ExcovoCIOMs en lo Molo Alto de Serelles (Aicoy)", en Memorias de lo Junto Superfot de. ExcovaclonM y Antigüedades, nümeros generoles 79 y 94
Madrid, t 926 y 1928 resl)«tlvamente.
F PON SEU CORTES: "Exc.ovocionés en lo Hnco Mos da Menen te, término de A1coyu,
Momorlo de lo Junto Superior de Excovocoones y Ant1¡¡üedodos, nüm. ?8 , Madrid, 1926.
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-63-
[page-n-80]
6
M TARRADELL
cerámtcas, escasez de los tnstrumentos metáltcos, etc. Lo que tmporta
ahora e~ detenernos sobre una de las diferenc•actones bás•cas de tos dos
círcu los culturales los ritos funerarios.
En efecto, conocemos sufiCientemente cómo se enterraban las gentes
de El Argar Las wmbas aparecen siempre dentro de los poblado~. en el
subsue lo de las vtviendas o en los alrededores de ellas y responden a los
tipos de cista y de t~naja asl como tambíen, con menor frecuencia, a o tros
Este rasgo dísttnt•vo, de marcada tmportancia a la hora de deftntr la cul·
tura de El Argar y sus posibles contactos e influencias, es exclus1vo de
dicho circulo de civilización. En los poblados del Bronce valenciano las
necrópolis intenores son ~nextstenres . Dado el número de yacimientos excavados, no en su totaltdad pero SI en grado suftciente para poder determinar dicha característiCa, podemos déducir que ¡amás se practicó. Sólo
en un caso, en Pena de la Dueña de Teresa, su excavador, Alcácer, halló
bajo el suelo de una de las cámaras tres enterramientos uno, infantil, del
que no pudteron determ•narse las características rituales, y otros dos, de
adultos, en los que los cadáveres aparectan en posición encogida, sin protección de ninguna clase, y no en urnas o cistas como es corriente en el
mundo argáríco 1171 Pero este ejemplo, hasta hoy úntco, es del todo in·
sufictente para que pueda ser generalizado ante el vacío de los restantes
yacimientos.
Por otra parte, no parece a ven 1urado suponer que se había abandonado el antiguo sistema, en uso durante el Eneolihco y al que nos hemos
referido en los prtmeros párrafos, de las cuevas funerarias colectivas. Ni
una sola de ellas ha dado materiales que puedan ponerse en paralelo con
las procedentes de la sene de los poblados de la Edad del Bronce
Hay que buscar, pues, entre los yacimientos conocidos, alguno> que
pudieran tener algún paralelismo en el ajuar con los poblados a que aca·
bamos de referirnos y que, además, se hallen en situación geográfica apta
para que podamos justificar un enlace con la topografía de éstos. ¿Ex•sten
realmente estos yacimientos'
Nosotros opinDmos que si Aunque por varias ctrcunstanctas sean pocos y no se les haya valorado, por lo menos tomándolos en grupo, en el sentiClo en que vamos a hacerlo
Cuando se conocer> de cerca los yactmientos del país, el problema resu lta sorprendente. Porque el número de poblados conocidos, aunque en
la mayoría de los casos sólo sea por prospecciones superficiales, es muy
elevado. La btbhografia corriente no refleja el fenómeno y no se ha publicado todavía un mapa de distribución que intente ser completo. La densí·
t1 1 1
ALCACER GRAU, ob. c11 nota 16 tPrña de la Ouefto. ). POO 153
-64
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NECROPOLI5 DEL BRONCE VALENCIANO
1
dad de tales poblados es una de !as mayores sorpresas que se manifiestan
cuando se comienza a trabajar en la arqueologla valenciana.
Es significativa, por tanto, la total ausencia de enterramientos y cabe,
en principio, suponer que la densidad de población (que los poblados demuestran) hubo de dejar algunos rastros en el campo sepulcral No hemos
visto nunca planteado este problema, capital para la comprensión de la
Edad de los Metales en la región valenciana, de •déntica forma que lo era
el de las habitaciones de las gentes de las cuevas sepulcrales eneolít•cas
Hemos conseguido, pacientemente, localizar unos cuantos casos que
pueden ser examinados en relación con la problemática aqui expuesta.
El primero de que trataremos es el de la pequeña covacha natural situada en la misma loma donde estuvo emplazado el poblado de Torrente,
o sea la Montanyeta de Cabrera, en el Vedat. Excavada por el Serv•cio de
Investigación Preh•stórrca hace unos treinta años, ha sido publicada por
Fletcher (18) y los restos humanos hallados fueron estudiados por Fusté {19) Contenía un solo cadáver, con muy pocos objetos: un colgante de
hueso y unos restos de cobre Oertamente son pocos datos, pero hay dos
significativos. La proximidad al poblado, por una parte y, por otra, la presencia de cobre, que nos sitúa en las pnmeras edades del metal. Y como
hay que descartar el Eneolítico, puesto que ya ha quedado claro que en
dteho periodo se entterra siempre en forma colectiva, no parece aventurado suponer que aqul tenemos una de las sepulturas del poblado de la
Edad del Bronce.
Otro caso, hasta cterto punto similar, es el de un enterram•ento que
apareció en una grieta rocosa bajo el solar de la población de Cultera (20)
y de l que sólo se sabe que con tenia restos humanos y, como objetos, un
puñal de cobre con nervio central y mango -o sea de un tipo relativamente avanzado-- y una plaquita rectangular de piedra con agujero en
cada extremo, entre algunos fragmentos de silex y unos pocos tiestos de
cerámica lisa. La plaquita no parece aventurado inventariarla dentro de la
Edad del Bronce, como en otras áreas culturales (las hallamos acompañando al vaso campaniforme en otras zonas a la vez que en el poblado
clásico de El Argar) No se olvide además que el enterramiento se halló
al pie del cerro rocoso donde sabemos que hubo un poblado ibérico y, probablemente, otro antecesor suyo de la Edad de l Bronce.
SI descendemos hacia el sur, en la comarca de Alcoy tenemos otros
(18) M. FUSTE ARA y D. FLETCHER VALLS: "La covocho ..-pulcrol d•l Vedot d~
To.rentt>", 1!1'1 ArchivO do Pre>hostoroa U!vonlona, IV, Valencoa, 1953, pógo. 159 y 160
(19) FUSTE-FLETCHER, ab. cot. nota · 8, pc;g. 161 166.
120) Yoctmi~nto conocido PI>" "Entemuniento del Asolo de Bort", 5ito en el ór"" urbana do Cultero. Veo.* BALLESTER TORMO ab. col. nato 5 (en pnmer lugar), pogonos
50-54
-65-
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M TARRAOELL
cuatro casos. El promero e~ el del Barranc del Cmc (que se hd escroto ram·
bién Sine). donde al lado de un escarpe rocoso apareció un esqueleto, en
posición extendida, son protección de losas y a su alrededor media docena de vasos sin decorar, de formas redondeadas que recuerdan en gran
manera las formas y pastas de las vasijas halladas en los poblados de esta
época, aso como dos hachas de piedra (Z 1).
Más signoficativos y seguros nos parecen los otros tres en terramien
tos del grupo alcoyano En una de las vertientes próximas al Cereal de
Gayanes (macizo de Benicadell) hay una serie de pequeñas cuevas llama·
das Les Covatelles que, al parecer, sorvoeron de necrópolos En una de ellas
aparecoó un canutollo de oro, que sin duda pertenecía al ajuar de un enterramiento y, como consecuencoa de ello, desde entonces se ha conocodo
con el nombre de Coveta de I'Or (ll) Si al dato de la proximodad del po·
blado unimos el de la presencoa de oro que sabemos enca¡a en esta epoca
(por los paralelos cronológicos con el mundo argárico), la hipóresos de que
dicha covacha, y por extensión las vecinas, sean la necrópolos del poblado,
no parece excesovamente aven turada.
En el cabezo llamado Ull del Moro, en las proxomidades de la carretera
de Alcoy a Benilloba y a unos tres ko lómetros de aquella poblnclón, se conoce por prospecciones un poblado de la Edad del Bronce. En la pnrte baja
de la vertiente sur se halló una costa, que fue destruoda son intervención
de nongún arqueólogo y de la que sólo pudieron recoger l.1 noticia, ignorándose por tanto su contenido ¡:-ero que, al parecer, no guardaba a¡uar
espectacular. Pero el Dorector del Museo Municipal de Alcoy, Vicente
Pascual, pudo excavar después otra, a bastante distancoa de la promera,
ya que se halla en la vertoente opuesta (la norte¡ del mosmo cerro, aunque
en situación topográfica parecida, y en ella aparecoeron dos cadáveres, así
como algunos elementos que pueden clasificarse como de la época que
nos interesa (23)
Debemos al Dorector del Museo Munocipal de Villeno, José Marfa So·
ler Garcia, la noticia de que recientemente .se hal ló por azar, y pudo ser
onvestigado por dicho arqueólogo, un sepulcro en la parte bala de l terreno
so tuado al lado del Cerrico de la Escoba --donde se conoce un poblado de
la Edad del Bronce- y que, lógicamente, debe ponerse en relación con
éste Se aprovechó una pequeña cavidad subterránea en la roco del subsuelo, a la que se revostoó con poedras, y dentro de la cual se depositaron
(211 C. VISEOO MOLTO " Un enoerroment prehostónc ol borronc ~1 Conc tAicool",
Serie de Trebolls Solos del S. l. P , ..Um q , Volencoo. 1937.
f221 E. PLA BALLESTER . " El Sercol de Gayo~ (Aii<;onoet", ér1 Comunococ...,.,.
~1 S l. P ol Pr~mer CongrHO Arqveológoco del U.Vonte (novoembre 19461, Seno de Tro·
bo¡os Varios del S 1 P., num 10, Volencoo, 1947 pógs. 27 -34 . Poro lo covocho enterromoenlo veonS (231 lneduo. Aorod«:tmo• o don Vocenoe Pascual Pcrcx, Dor...:oor del Museo Arqurológoco Municipal d• Alcoy, los Informes que nos ha proporclonodo.
~n
-
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NECROPOLIS DEL BRONCE VALENCIANO
9
dos cadáveres, encogidos, tapándose luego la entrada con poedras Como
ajuar contenía un colgante circular de plata con una plaquota de oro (24)
Aso, pues, tenemos un conjunto de yacomientos que tienen unas ciertas características comunes Son tumbas de uno o dos individuos, nunca
más, lo que nos indica una época distinta de la de los sepulcros colectivos. Se aprovechan covachas na turales o se construyen cistas, colocándose
normalmente los cadáveres en posición encogida. El ajuar comporta cerámica del topo Bronce y metal --
dudoso afirmar que no enciljan ni con la época neolí tica ni con l.J eneo·
litica, así como tampoco en e l período posterior ibérico, lo que nos Induce a suponerlas de la Edad del Bronce Si, por otra parte, vemos oue en
casi todos lqs casos están so tuadas en las inmediaciones de poblados de
dicha cultura y, si además sabemos que, por el mismo tiempo, en el círculo cultural vecono de El Argar se ha vuelto al antiguo sistema de la sepultura ondivodual o de pareja y a la posición encogoda del cadáver, creemos
tener suficientes datos para clasificar -si se quiere, provisionalmenteestas sepu lturas como el tipo normal de enterramo
ento de la época del
Bronce en la región
Si se acepta, resulta más •ácil comprender el porqué estamos tan mal
onformados sobre las necrópolis de los poblados del Bronce valencoano,
puesto que, aparte de lo doficol que resulta la localización de las pequeñas cuevas y recovecos en las vertientes rocosas de las al turas donde están
los poblados, sobre todo por su d1spersión en el terreno y por su misma
naturaleza, las cistas, poco profundas, en la parte baja de las laderas, han
tenido pocas posibilidades de supervivencia, ya que asi como la zona alta,
la que fue habitada, raramente fue objeto de grandes remociones debodas
a cultivos, las faldas en contacto con el llano, han sido generalmente cultivadas con intens1dad y abancaladas de antiguo.
Sin embargo, es muy probable que, una vez Identificado el tipo de
necrópolís que hay que buscar, una exploración sistemática de las laderas
donde existen poblados de este tipo darla resultados y podríamos aumentar el escaso número hoy conoc1do.
En todo caso, la existencia de estas tumbas con nuevos ritos sepulcrales nos demuestra que también en este aspec to, como en tantos otros,
la Edad de l Bronce se separa de los hábitos eneolíticos y confirma las patentes diferencias que e xisten en e l País Va lenc iano entre ambas culturas.
t 2-11 Hoy que odventr, so emborgo, que el n.:.Cioo comarcal de Vo
n
lleno en lo Ede>d
d.J Bronce porece más en relocoón con el circulo cultural aroórtco que no con el d.J
Bronce vo1enc•ano, como parece dftpre~rse de los rectentn e~covoctones , oUn •néd•tos,
del omportonre poblodo del Cabezo Redondo.
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M. GARCIA SANCHEZ
(Granada)
El poblado argárico del cerro del Culantrillo,
en Gorafe (Granada)
INTRODUCCION
A finales de septiembre de 1954 nos enteramos del descubrom1ento
de unas tumbas en el «Cerro del Culantrillo», en término municipal de
Gorafe (Granada). efectuado por unos buscadores de tesoros.
A causa de la intensa erosión de las laderas de la loma, afloraoon a la
superficie del terreno trozos de cerám1ca, dato suf ic1ente para exci tar la
curiosidad de esas gentes Con un derroche extraordinario de trabajo y
cierto buen sentido, lograron local1zar diez tumbas, que destruyeron por
completo. Hallaron en ellas, además de los correspondientes restos humanos, numerosa cerám•ca, una espada y un puñal, desgraciadamente desaparecidos. Encontraron también molmos de mano, pesas de telar y abundante carbón vegetal. En las laderas del cerro aparecieron sueltas tres
copas.
Requeridos por el maestro naciona l y a lcalde del pueblo, don Santiago
Rull, visitamos el lugar, comprobando que se trataba de un poblado argárico, por su clásico emplazamiento y cerámica típica Nada se pudo salvar en esta pnmera inspección, porque los visitantes que nos precedieron
habían destrozado totalmente los restos humanos y los fragmentos cerámicos, entre los cuales pudimos reconocer algunos correspondientes a
cuencos, tulipas y copas de tipo argárico
Hicimos un croquis del lugar y, con los datos obtenidos, solic1 tamos
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2
M . GARCIA SANCHEZ
perm1 de excavación a la entonces Com1saria General de Excavaciones
so
Arqueológicas, que nos fue concedido en mayo de 1955
Con una subvenc1ón inicial del Ayuntamiento de Gorafe y la ayuda
económica de algunos amigos del pueblo, pudieron comenzar las excavaciones en el verano de ese mismo año. Quedamos muy agradecldos a esas
personas y, en particular, al Dr. M. Monteoliva, Profesor de Bioquímica
de la Facultad de Farmacia de Granada, que efectuó los análisis de metales; a la Ora Srta. Asunción Linares, Catedrático de Pa leontología de la
Facultad de Ciencias de Granada, por la determinación de la fauna y minera les, y a la Dra. Srta. Beatrice M. Blance, de la Universidad de Edlnburgo, por medio de la cual se están efectuando aná lisis de unas muestras de
carbón, madera y hueso, según e l método del C 1"1, cuyos resultados no
nos han sido remitidos todavía. Mención especial merecen el Sr. J. -C.
Spahni, que intervino en el levantamiento del plano general del poblado,
y los Sres. Antonio Garcia Sánche;z y Miguel Moreno, por su ayuda personal en los trabajos e inteligente colaboración. Desde aquí les expresamos nuestra más sincera gratitud.
11
EL YACIMIENTO
SITUACIO~.
- El «Cerro de l Culantrillo» se sitúa a unos 3 km . al
ONO. de Gorafe y a unos 400 m. de la margen izquierda del rio (Lám. 1).
Debe su nombre a una especie de he lecho que crece en los alrededores.
e l culantrillo de po;zo o capilera (Adiantum capillus veneris). Sirve de di visoria entre las fincas de los Sr~:s. Montealegre de Palacios y de doña
Matilde Sánchez, por lo cual también se le denomina «LOma de la Linde»
de la Rambla del Agua. En medio de un paisaje estepario de espartales,
se alza el cerro a 35 m. sobre la Rambla del Agua, que lo bordea en parte,
siendo inaccesible por casi todo su contorno -una escarpa profunda lo
aisla por e l S. del resto de la loma-, sa lvo en la parte E., de perfi l más
suave (Lám. 11, b). Una ~uente de agua dulce bro ta aJ pie de la ladera sudoriental.
El yacimiento se halla emplazado en una pequeña explanada, ligeramente inclinada al SE., de unos 85 m. de longi tud por 20 de anchura me dia y una extensión superficial de unos 1.750 m', en la que se han locall-zado hasta e l presente todas las tumbas descubiertas, excepto la núm. 1,
que ocupa una situación más baja, en la ladera (Lám. 11, a).
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CERRO Da CULANTRILLO
o
t5 '11\.
Fig. 1.-PI•no dcl yaoJDJcnto con la 111u:u:i6n de las tumba$.
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3
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-1
M GARCIA SANCHEL
DESCRI PCION DE LAS TUMBAS.-Como ya se hizo constar en la in·
troducción, la mayor parte de las tumbas fueron violadas por sus descu"
bridores. Nuestro trabajo se ha encaminado, por tanto, a completar la excavación de las mismas, para determinar su forma y dimensiones, y a recoger el material arqueológico aprovechable, para lo cual hemos cribado
cuidadosamente la tierra de los alrededores.
En líneas generales, los enterramientos más frecuentes son del tipo de
fosa, abierta en el subsuelo a una profundidad variable, que oscila de l, 15
a 2,65 metros. El fondo de la misma es siempre de forma ovoidea aplana da, con orientación extrema al E. y SSE. Sólo se halló un enterramiento
Infantil en una urna .
A continuación, procedemos 3 la descripción individual de los sepulcros 1¡ de los ajuares en ellos recogidos El número del Inventario coincide
con el del plano general del yacimiento {fig. 1), en el que se han numerado remontando el cerro y de derecha a izquierda, para facilitar su localizáción en el terreno.
Sep. l . -Situada hada el centro de la lade ra NE., sobre la vereda. Di mensiones: Long., 2 m.; anch., 1,30 m.; al t., 2,65 m. Oroentación: ESE.
Hallazgos· Fragmentos de huesos humanos y de cerámica, correspondientes a tres vasos de tipo tulipiforme.
Sep. l.-A unos 40 m. al OSO. de la anterior, en la extremidad onferior de la explanada. Dimensiones : Long., 1,40 m.; anch., 1,15 m.; al t.,
2,20 m Orientación: E.
Hallazgos. Una espada de bronce, de unos 50 cm. de longitud por unos
4 cm. de anchura, con varios clavos para la empu¡\adura. Un puñal de cobre, de 15 x 3 cm. aproximadamente, con dos clavos.
Las dos piezas fueron vendidas al peso. El examen de la tierra de los
bordes de la tumba nos ha permitido recoger pequeños fragmentos metálicos, de los que se ha hecho el análisis cualitativo correspondiente.
Sep. 3 .-A un metro de la anterior pudimos localizar una tumba intacta, cuya estratigrafía es la siguiente (flg. 2):
1) Capa de tierra vegetal, de color gris oscuro, de 0,25 m. de espe-
sor
2) Relleno de piedras (losas calizas, piedras volcánicas -algunas de
ellas utilizadas como molinos de mano-- y de aluvión), de un espesor de
0,50m
3) Capa arcillosa compacta, amari llenta, de 1,35 m. de espesor.
4) Tierra muy fina y suelta, probablemente tami:tada, de c~lor negruzco, que llenaba la fosa formando una capa de 0,50 m. de espesor.
-
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CERRO DEL CULANTRILLO
Sobre el suelo arcilloso duro, a 2,60 m. de profundidad, se hallaron
dos esqueletos en decúbito sup1no y · pos1ci6n fetal, colocados paralela
mente y orientados de NO a SE A causa de las infiltraciones por vetas
Fig. 2.-Aizado de ba sep. 3 (esquemático).
arenosas a este nivel, su estado de conservación era bastante deficiente,
por lo cual fue imposible todo 1ntento de reconstrucción. No obstante,
pudo apreciarse que se trataba de dos individuos adultos, masculino y fe·
menino. A la altura del hombro izquierdo del primero se halló un vaso
pequeño, tulipiforme (Lám. 111, a, fig. 3, 5). que contenía huesos de ex·
tremidad posterior de lepus. Junto al cráneo femenino, a la a ltura del pa
ll>
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M. GARCIA SANCHEZ
(j
6
1
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•
5
3
,...----- ---,------------------
8
Fig. 3.--'rubla de formas de cerámica.
(T. 1/4)
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CERRO DEL CULANTRIU.O
1
rietal i:.quierdo, había otro vaso del mismo tipo, pero de mayores dlmen·
siones (Lám. 11 1, a; fig . 3, 4), que apareció resquebrajado
se hallaba vacío. Entre ambos esque letos, a la altura de la pelvis, se encon·
tró un puñalito de bronce (Lám. IV, .<1) y vestigios de madera del mango.
Fina lme11te, frente a los pies de los esqueletos se descubrieron dos gran·
des fragmentos de cerámica basta, de 2 cm. de espesor, correspond ientes
a un vaso de grandes dimensiones. El cribado de la tierra no suministró
ningún otro objeto. Limpiado el fondo de la fosa, se pudo apreciar su for·
ma ovoidea aplanada y sus dimensiones, (long. , 1,60 m.; anch., 0,90 m.).
Sep. 4.- Se sitúa a 12m. al SE. de la núm. 3, en el borde de la expla nada. Dimensiones imprecisas, por hundimientos posteriores. Orientación ·
SSE. Hallazgos : Fragmentos inuti lizables de huesos humanos y de cerámi·
ca, que corresponden a un mínimo de dos vasos.
Sep. S.-Siguiendo el borde, a 14 m. al O. de la anterior. Dimensiones: Long., 2,25 m. ; anch. , 1,70 m.; al t., 1,50 m. Orientación: SSE. Hallazgos: Un puña l con dos clavos, que conserva adherido un trozo de tela
(Lám. IV, 2). Un punzón, pegado por e l óxido al puñal (Lám. IV, 5) . Un
vaso en forma de tulipa, completo (Lám. 111, b; flg . 3, 7). Un diente de
Capra hircus y varías falanges de Sus scrofa.
Sep. 6.-A 4,50 m. al SO. de la núm. 5, en el mismo borde. Dimensiones: Long., 1,05 m.; anch., 0,95 m. ; alt., 1,15 m. Orientación: SE.
Hallazgos: Un puñalito con dos clavos y entalladuras laterales para el
mango (lám. IV, 3) . Un molar de equus.
Sep. 7.- A 9 m. a l ONO. de la anterior, en el centro de la explanada.
Dimensiones imposibles de precisar, por derrumbamientos. Orientación :
SE. (?). Hallazgos: Fragmentos de huesos humanos )' de cerámica.
Sep. S.-Situada a 6,50 m. a l NO. de la precedente, próxima al borde. Dimensiones y orientación imprecisos. Hallazgos: Fragmentos de huesos humanos. Diseminados por la ladera, hemos hallado a lgunos fragmentos de cerámica, correspondientes a dos vasos tulipi formes.
Sep. 9.- Se halla a 14 m. al SSO. de la anterior. Excavada a gran
profundidad (2,65 m.), no se aprecian bien en la actualidad nl su forma
ni dimensiones ni orientación. Hallazgos: Además de numerosos fragmen·
tos de cerámica, pertenecientes a dos vasos de tamaño medio, se hallaron
restos humanos coloreados de rojo, que tuvimos ocasión de examinar.
Sep. 10.-Por indicación nuestra se practicaron unos sondeos en una
especie de hornillos que se sitúan a 5 m. al SSE. de la tumba núm 9, y que
-
75 -
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8
M GARCIA SANCHEZ
más adelanle descroboremos, para recoger muestras de carbón vegetal,
muy abundante en ese sitio. A 0,85 m. por debajo del último pozo de la
ozquierda, se descubrió la tumba que nos ocupa. Dimensiones: Long , 1,20
m.; anch., 0,85 m.; alt., 1,30 m. Orientación: E.
Iniciado el sondeo por la parte 1nferior, se pusieroo1 DI descubierto
algunos huesos de las extremidades a sólo 50 cm. de profundidad. Se procedió entonces a efectuar una excavación sistemática de la fosa, que proporcionó la siguiente estratigrafía.
a) Capa de tierra vegetal, de 1O a 30 cm. de espesor
b) Estrato compacto de arcilla, con un espesor de 35 a 80 cm
e) Tierra oscura, pulverulenta, de un espesor máximo de 20 cm
Entre esta última capa se descubrió un esqueleto juvenil, probable·
mente femenono, en muy mal estado de conservación. Yacía en decúbito
lateral derecho y en semoflex16n, orientado de O. a E Bajo él se hallaron
un brazalete de plata y un puñal de dos clavos, que conserva todavía un
pequeño fragmento de madera del mango (Lám. IV, l y 6). A la derecha
del cráneo había dos vasos pequeños, cuenco y tulipa (Lám. 111, e; flg. 3,
l y 3). En el cribado de la tierra salieron un percutor ovoideo de caliza, un
romboedro de caliza margosa, cuya utilización desconocemos, y una con·
cha marina (cassidea), perforada.
Sep. 11.-A unos 6 m. por encima de la tumba precedente, los bus·
cadores de tesoros excavaron una especie de habitación de planta trapexoo·
dal, de 2,50 m. por 1,80 y 3,70 m. en las bases menor y mayor, respecti·
vamente. Al profundizar hasta 1,30 m., hallaron junto a la pared SO un
enterramiento infantil en una urna tapada por una delgada losa de calixa
y recubierta de una capa de cenizas. Actualmente, se aprecia una fosa
ovoidea, de 1,30 m. de longitud por 0,80 de anchura y 0,60 m. de profun·
didad, orientada de •E a O
·
Hallazgos: Fragmentos de un vaso grande, que ha podido reconstruirse
(Lám. IV, b; fig. 3, 8). con dos as¡;¡s de pexón. Numerosos fragmenlos ce·
rámicos, dos de ellos con tetones, correspondientes a vasos de gran lama·
ño. Núcleos de sllex y fragmentos de talla; cinco hojas de sílex, una de
ellas con retoques, un buril y varios percutores del mismo material (fig. 4,
1, 4, 6, 7, 10 y 11) Una afiladera de pixarra, rota en su extremidad inferior, con señales de uso. Molinos de mano rotos y, según referencias, un
disco de barro cocido, de unos 10 cm. de diámetro y unos 3 cm de grosor,
con dos agujeros cerca del borde, que consideramos podría ser una pesa
de telar.
Sep. 12.-Está situada a 10 m. al SO. de la anterior, cercana al borde
de la explanada y en la falda de un pequeño montlculo que es el punto
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76
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9
CERRO DEL CULANTRILLO
Fi¡¡. 4.-lnnrumcntOI de •íl•x.
(T. n.)
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10
M. GARCIA 5ANCHEZ
más elevado del cerro. Forma y dimensiones imprecisas. Orientación : ESE
Hallazgos: Numerosos fragmentos de cerámica, con algunos de los cuales
hemos podido reconstruir un cuenco (Lám. 111, b; fig. 3, 6).
Hornillos.- A S m. al SSE. de la sep. núm. 9, comien~a una serie de
poz.os en número de seis, que ocupan una longitud de 8 m. Se trata de
hoyos excavados a 1,SO m, de profundidad, con un diámetro medio de 60
cm., sin revestimiento de piedras. Se hallaron en ellos capas de tterra ne gra con abundante carbón vegetal y numerosos fragmentos de ce·rámica,
En e l penúltimo de la tzquierda, a 0,55 m. de la superficie, se descubrió una capa de ceni-zas y carbón de 5 a 12 cm. de espesor, de la cual se
recogieron más de un kilo de muestras y varios fragmentos de cerámica,
sido posible reconstruir un vaso de tipo tulipiforme (Lám
con los que
111, e; fig 3, 11.
Sobre la significación de estos pozos, creemos que se trata de hornos
de alfarero, dada la abundancia de restos cerámicos que contenian, los cua·
les muestran huellas de calcinación. Ninguna escoria de meta l se encontró
en ellos, lo que excluye la idea de que fueran hornos de fundición
na
111
MATERIALES
Casi todo el material hallado en este yacimiento procede de la reexcavación de las tumbas y cribado de las tierras, salvo los ajuares de los
sepu lcros 3 y 10, que descubrimos «in situ», y los hal lazgos en superficie
o en diferentes catas que practicamos para localizar otras tumbas. Ha sido
depositado en el Museo Arqueológico Provincial de Granada, excepto el
vaso de la Lám. 111, e, 3_
Á)
Cerámica.
Se trata de vasos de diferentes tamaños, hechos a mano, sin decora ción, tono oscuro y superficie pulída, carentes de asas, aunque en las va sijas mayores se encuentran con frecuencia pezones. Las ocho piezas completas que se conservan ofrecen tres formas esenciales (fig. 3), correspondiendo cinco de ellas al tipo 5 de Siret, dos a l tipo 1 y la otra es del tipo
de urna. A continuación se describen siguiendo el mismo orden de la fig. 3
l.-Tu lipa de color parduzco oscuro, superficie pulida y mediana cocción. Reconstruida llám. 111, e, 2). Procede del horno núm. 2. Dlmenslo-
78 -
[page-n-95]
CERRO DE.L CULANTRILLO
11
nes . Diám. max., 144 mm., diám de la boca, 140 mm.; alt del cuello,
100 mm., alt total, 155 mm., capacidad, 1,350 c. e Corresponde al tipo
5-X de Cuadrado (1 ).
2.-Tullpa completa, de color siena, excelente pulimento y buena
cocción (Lám. 111, e, 3). Procede de la sep. 10. Dimensiones Diám. máx.,
114 mm.; diám. de la boca, 120 mm.; a lt. del cuello, 65 mm.; alt. total,
84 mm.; capacidad, 535 c. e Tipo 5-XIV de Cuadrado.
3.-Cuenco carente de rebordes, fondo aplanado y perfil parabólico,
de color grisáceo oscuro, pulimento perfecto, interior y exteriormente, y
buena cocción (Lám. 111, e, 1) Procede de la sepultura anterior. Dimensiones. Dlám. de la boca, 130 mm.; alt., 72 mm.; capacidad, 380 c. c .
Tipo 1-IV de Cuadrado.
4.-Tullpa de color parduzco, superficie pulida y mediana coccoón,
con roturas antiguas. Reconstruida (Lám. 111, a, 1). Procede de la sep. 3
Dimensiones Diám. máx., 175 mm.; diám. de la boca, 135 mm., alt. del
cuello, 100 mm ; alt. total, 165 mm.; capacidad, 1,785 e c. Tipo 5-11 de
Cuadrado
5 .-Tulipa pequeiia y achatada, de color negruzco y cocción deficien
te, sin pulimento, procedente de la misma tumba. Ligera ro tura en el borde (Lám 111, a, 2). Dimensiones: Diám. máx., 115 mm.; diám de la boca,
105 mm.; alt del cuello, 44 mm.; alt total, 72 mm.; capacidad, 340 e e
Tipo 5-IV de Cuadrado.
6 .-Cuenco de perfil parabólico, con ligero reborde hacia fuera, de color gris claro y excelente cocción, sin apenas pulimento superficial. Reconstruido (Lám. 111, b, 2). Procede de la sep. 12 . Dimensiones: Diám. de
la boca, 185 mm.; alt., 95 mm.; capacidad, 1,190 c. c. Tipo 1-IV de Cuadrado.
7. -Tulipa grande, de color gris-pardo oscuro, con superficie bien pulida y muy buena cocción (Lám. 111, b, 1). Procede de la sep. 5 Dimensiones: Diám. máx. del cuerpo, 192 mm.; diám . de la boca, 194 mm.; alt
del cuello, 114 mm.; alt . total, 176 mm.; capacidad, 2,975 c. c. Tipo 5-X
de Cuadrado.
8 .-Urna cilíndrica, sin reborde, y fondo esférico, con dos pezones cerca del borde, de color pardo oscuro, barro muy tosco y moldeado con poco
cuidado, coccoón deficiente y sin pulimento. Reconstruida (Lám. IV, b).
Procede de la sep. 11. Dimensiones: Diám. máx., 290 mm.; diám. de la
( 1) E. CUADRADO DIAZ ; "Uhles y ormoo de El IVflQr. Ensaye de upoiOglo", en
Crónico del 1 Congreso Noc;onol de Arqueología y del V Congreso ArqueotóQoco del Sudeste IAim•rio. 19491, CortCJileno, 1950, págs. 103 o 125.
- 79
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M. GARCIA SANCHEZ
12
boca, 275 mm, alt., 285 mm., capacidad, unos 13 litros Tipo C-11 de
Cuadrado.
Hemos recogido, además, en la sepultura precedente, dos fragmentos
correspondtentes a vasos de gran tamaño, uno de los cuales mide 10 mm
de grosor y está provisto de un tetón cónico cerca del borde, siend0 de
color pardo. El otro fragmento, de color rojizo, es algo más grueso ( 13 mm.)
y posee un mamelón. La cocción en bastante deficiente en ambos y care·
cen de pulimento exterior
8)
Metal
Ya se hizo mención al hallazgo en la sep. 2 de una espada de bronce,
de hr.¡a ancha, y de un puñal de cobre, hoy desaparecidos. Entre las seis
piez·rs conservadas, existen cuatro puñales de dtferentes tamaños, un punzón y un brazalete De todas ellas se han obtenido muestras para su ana·
lisi•, cuyos resultados figuran al hacer su descripción.
P u ñ o 1• • .-Consisten, en Hneas generales, en una lámina triangular
terminada en punta aguzada en dos de ellos y roma en otro, y provtsta
d• dos clavos para fijar la empuñadura, que debió ser de madera en todos
P'olos, a juzgar por las fibras que aún conservan (Lám. IV, 1-4) La hoja es
Je sección lenticular, de bordes rectos y ligeramente achaflanados Las
piezas debieron ser trabajadas a martillo, a golpes en frío, según se deduce
del resalte debido al aguzamiento de la faja del borde. Todas ellas están
fuertemente oxidadas, lo que ha facilitado la conservación de los restos
.:le madera del mango, y en una de ellas, ejemplar núm. 2, ha quedado ad
.,endo un fragmento de tela a la hoja. A continuación, procedemos a la
descripción individual, según el orden en que figuran en la lámina IV
1 -Puñal completo de bronce especial (72,0 % de Cu), de punta
aguzada y base recta, con dos clavos. Conserva un trozo de madera del
mango, cuyo análisis denota que se trata de madera de encina Posiblemente fue enmangado como alabarda, según se deduce de la dirección de
las fibras, perpendiculares a la hoja. Procede de la sep. 10 Mide 103 mm
de longitud por 25 de anchura máxima y 4 mm. de grosor Es de hpo E
de Cuadrado (2)
2.-Puñal de bronce (88,7 % de Cu), en dos fragmentos, por rotura
reciente. Hoja triangular y punta roma, con dos clavos bien remachados
Conserva adherido un trozo de tela de lino, según el análisis efectuado,
121
CUADRADO, ob. elt nota 1, 16m. XXV II, Hg. 12.
80
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CERRO DEL CULANTRILLO
3
cuya urdimbre adopta la forma de un en trecruzado somple a base de hilos
de 0,4 mm de grosor, con 15 pasadas de trama por centímetro. Procede
de la sep 5. Dimensoones Long., 93 mm., anch ., 28 mm., grosor, 4 mm
Topo E de Cuadrado
3-Puñal de cobre arsenocal (96,3 % de Cu) (3), en estado fragmentaroo, por rotura recoente, al que falta la punta Conserva dos clavos y po·
see la caracteristoca de presentar dos escotaduras laterales que facilitarían
el enmangamiento Procede de la sep. 6. Dimensiones: Long, 78 mm;
anch ., 21,5 mm.; grosor, 3,5 mm Ttpo E de Cuadrado.
4.-Puñal pequei'lo de bronce (78,6 % de Cu), completo, de forma
foliácea y con dos clavos. Conserva en ambas caras vestigios de madera de
la empuñadura. Procede de la sep. 3 Domensoones Long., 64 mm , an·
chura, 20 mm , grosor 4 mm Tipo A de Cuadrado.
P u • • o • (Lám IV, 5) -Se encontró adherido al puñal núm 2 y está
oncompleto. Es de bronce (74,3 % de Cu), de sección cuadrada en una
punta y circular en el otro extremo. Procede de la sep. 5. Mide 40 mm
de long1tud por 3 mm de grosor máximo,
8 ro • o 1• t • (Lám. IV, 6).-Se trata de un pequeño brazalete aboer·
ro, de sección circular, con ligero aplanamiento en el Interior. Está cons·
totuido por un hilo de piara de 1 mm de grueso, rodeado de una capa de
plata oxidada con indicios de plomo de 1 mm. de espesor Procede de la
sep. 10. Diámetro máxomo 1nterno, 45 mm., diámetro onterno mínimo, 39
mm., grosor, 3 mm
C)
Piedra
Si 1 ~ • . -La industria de sí lex es muy pobre, a juzgar por los escasos
útiles hallados en superfocie, casi todos atípicos y sin retoques Abundan
los percutores, de formas generalmente redondeadas, con numerosas huellas en su superficie producidas por el uso muy prolongado, así corno los
nucleos y fragmentos de talla. Entre el restante material destacan siete
hojas, una de ellas retocada (fig 4, 1 y 6-11). dos puntas (núms 2, 3),
un buril y un raspador cóncavo (nums 4, 5).
(3) En mar:o d~ 1958, lo Oro. Beatrice M. Blanco lomó mvesoros de ve.nolcuooro
abieloo metálicos de cobre y bronce, del Museo Arquealbgieo de Gronodo, entre ellos de
ate pUñal, remihendolos. ol Or. S1e-gfried Junghans, de Stullgart poro que r~ltzoro •us
onóh••• espectragróhcos. Esoos se han efectuado en el ArbeOISge
eles Ahenums bel dem RónHsth·Gcrmoníschen Zenorolmuseum, de M
fred Schróder, y sus r..ultodos nos han s•do omobl..,.,noe envoodos, conced•endonos perm•so poro su pubhcoco6n los Or$, Juoghons y Soogmelsoer, quien .. pueden esoor seguros
d~ nuestro reconocimtento mós alncero Véase el cuadro de análisis.
- 81 11
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1·1
M GARCIA
~ANO-!EZ
M o 1 in o • do mono.- Son muy .abundantes y de dtversas matenas,
tamaños y formas Consisten, como e~ sabido, en una ptedra ftj.a o muela
durmiente, de superficie aplanada y cóncava, y de otra muela móvtl, de
forma discoidal u oblongada y de menor tamaño, que adapta su superficie
plana a la anterior. La mayoría aparecen rotos, y proceden de la capa de
piedras que generalmente recubre las tumbas. El mejor conservado es una
muela fi¡a de arenisca, de forma 1edondeada, con un d•ámetro de 42 cm
po 12 de grosor, y con el plano de molienda ligeramente cóncavo.
Af ilo de ro •. -Hemos recogtdo, en los alrededores de la sep. 11, una
de pizarra, de forma trapezo•dal, muy plana y bten trabarada en sus dos
caras, con una arista redondeada y la opuesta en doble bisel Se halló fragmentada, con roturas antiguas. Mide 68 mm. de longttud, 40 mm de anchura máxima y 17 mm. de grosor
Pe re u 1 o ro • . -Además de los numerosos percutores de sílex hallados en superficte, mencionados m.is atrás, hemos encontrado en la sep. JO
uno de caltza, de torma ovoidea, que mtde 40 mm. de longitud por 31 de
grosor máx tmo
O 1 ro • o b i o 1 o •. -En Id tumba citada antenormente encontrdmos
también un romboedro de caliza margosa, cuyd stgnificación se nos escapa. Sus dimensiones son 39 mm. de diagonal máx•ma, 26 de diagonal mi·
mtna y 14 mm de espesor Ya hic•mos mención del hallaz.go de una pesa
de telar en las proximidades de la sep. JI, que no hemos podido recupe·
rar.
D)
Objetos de ornamento
Procedentes de la sep. JO, ftguran un brazalete de plata, descnto más
arnba, y una concha marina perforada (Cassis edulis), que debió de utilt
z.arse como cuenta de collar Se trata de la única pieza de ornamento de
este tipo hallada en e l yacimiento, tndicadora de relaciones comerciales
con gentes de la costa.
IV
CONS IDERACIONES GENERALES. PARALELOS
La situación del yacimiento en la cumbre de un cerro escarpado y no
muy alto, de fáctl defensa, próxtmo al río y con una fuente de agua dulce
en las inmediaciones, responde al clásico emplazamiento de los poblados
-
82 -
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CERRO DEL CULANTRILLO
15
argancos Hasta el presente, no se han descuboerto restos de murallas ni
cimientos de muros de habi raciones
Sr consideramos el escaso número de enterramientos hasta ahora descuboertos y las reducidas dimensiones de la explanada sobre la que asientan
las tumbas, podemos suponer que la densidad de la población que se esta·
bleció en ella debió de ser baja, de sólo unas pocas familias
El tipo de inhumación en fosa es semejante al de las necrópolis de San
Antón (Orihuela) y Callosa del Segura (4). dándose también con ligeras
variantes en Lugarico Vre¡o y, en menor proporción, en El Argar y otras
estaciones de la misma época Tal vez fuera practicada esta form:~ de enterramiento por gente pobre, si se atiende al ajuar funerario que los acompaña. De l tipo de enterramiento en urpas, tan abundante en otros yacimientos (El Argar, lfre, El Oficio, La Bastida de Totana, etc.). sólo tenemos el testomonio indorecto de una tumba (sep 11 ), donde se halló una
urna y fragmentos de otras dos.
La posición encogidil de los cadáveres, en los dos únicos casos en que
ha podido ser comprobada (seps 3 y 10), es semejante a la generalmente
empleada en este periodo, en los diversos tipos de enterramrento, ya sea
en fosas, cistas o urnas. Otra característica es la pontura del esqueleto con
ocre, como en El Argar (51 y en Orihuela (6). y que Siret atribuyó a la impregnación de los huesos por contacto con telas pintadas con conabrio (7) .
Ya indicamos más atrás el hallazgo de f•agmentos de huesos humanos
coloreados de rojo en la sep 9
E;l enterramiento simult.ineo de varón y mujer en la sep. 3, nos hace
pensar, de acuerdo con varios autores, en la vida familiar monogámlca.
Es muy poco frecuente esta modalidad, ya que de 950 tumbas de El Argar
sólo 53 eran dobles (8), aunque ha sido señalada también en otras esta·
(41 J . FURGUS : "Lo edor prohostoroco en Oriolo . Necrópoli de Son Anrón" , en "Col.lecc•ó de rrebcll• del P J. Furgús .abre PrehostO
d~l S.I.P., I'Üm. 5, Volencio, 1937, póoo. 11 y 23.
J COLOMINES ROCA . "Lo neerópolis de "t.o. Laderos d el CostolloH (Calloso d' Seguro, provoncio d'Aioconr)", en Anuoro de l'l.,rorul d'Esrudls Cotolons, 1921 · 3 1, vol
VIII. Bar
(5)
l. PERICOT GARCIA "Lo Espoño Promlrivo", Borcelono, 1950, po; 203.
(6) FURGUS, ob. clr. noto '1, pág. 24.
!11 L SIRET: "Quesroons do c:kronolo;oe el d'elnogrophie obérlque>" , París, 1913, págrnQS 135 y 313.
(8) J de M . CARRIAZO: HLo Edad del Bronco", en Ho~loroo de España dorogodo pe<
Ramón Menclndex Podol, romo 1, "España Prehi>róroco", vol . 1, Modrod, 1947, pág. 820.
-
83 .
[page-n-100]
16
M GARCIA SANCHEZ
dones coetáneas (Fuente Alamo (9), San Antón (10). Le¡ Bastida (l 1),
Quesada (12), etc.), Siret comprobó que se trataba de enterramtentos sucesivos, pero siempre, como en nuestro caso, de sexo distinto (13) .
El afuar funerario, muy pobre en general, muestra la misma distribución que en las tumbas de otros yacimientos argáricos· Al lado del cráneo
y cas• siempre a la izquierda, se halla un vaso de tipo tulipiforme y Junto
a la región pelviana aparecen, a veces, los puñales u otras armas de metal Siret comprobó que los puñales, asociados a punzones y col lares, caracterl:taban las tumbas femeninas, mientras las hachas y espadas sólo
aparecían en sepulturas masculinas. Las primeras contenTan generalme(lte
dos vasos, uno grande y otro pequeño, en tanto que las segundas tenían
uno sólo y de tipo diferente (14) Según esto, la sep. 2 corresponderla a
un enterramiento masculino y las seps. 5 y lO serian femeninas.
Los útiles de uso doméstico hallados fuera de las tumbas: moltnos de
mano, afiladera de pizarra, pesas de telar, •nstrumentos de sílex, percutores, etc., son inespecíficos y por tanto aparecen en estaciones de toda la
Edad del Bronce Los hornos de alfarero se hallaron asimismo en lfre ( 15).
La fauna está muy pobremente representada en este yacimiento Sólo
poseemos un diente de Capra hircus, algunos huesos de Sus s c rofa (sep. 5)
y un molar de Equus (sep 6) El hallazgo de huesos de Lepus t lmidus en
un vaso funerario descubierto
t9)
1101
( 1 lt
CARRIAZO, ob. cll . noto 8, pág. 8\9.
FlJRGUS, ob. cil nofo 4 , pógs. 11 y 23.
R. de INCHAURRAN01 ETA: "81udcos prehcsróricos. Lo edad del bronce en lo
provincia di! Murcio'' .. en Boletfn-Rt:V¡S10 de la Universidad de Moddd, 1 1~ núm. 13. Mo-
dtcd, 1870 (Trabo¡() reproduccdo en los pógs. 31 o 40 de la memoroo de J. MARTINEZ
SANTA-OLALLA y otros c:1todo m/a odolante).
J. CUADRADO RUIZ: '' Al_gunos yacimientos prehistóricos de la zona
Tolono-LOI'co''.
en Cróncco del 111 Congreso Atqueoló,gcco del Sudes le Español (Murcco, 1947), Cortogeno, 1948, pág. 62.
J . MARTINEZ SANTA-OLALLA, 6. SAEZ MARnN, C. F. POSAC MON, J A. 50 PRAt-liS SALTO y E. DEL VAL CATURLA: "E.,.covocoones "" lo ciudad del Bronce Medllerróneo 11, de lo Bastida de Totona (Murcio)", Informes y Memari01i núm. 16 de loCom>soría General de E)(covocian.. Arque<>lógicos, Madrid, 1947 , págs. 95, 100, 103, 111 ,
112, 114, 116 y cuadros de los págs, 117 o 1 19 . De los 102 tumbos c~>elon
los autores seis enlcrromieniO$ dobles (>O!>ulturos 11 , 3'5, 5 2 , 76, 93 y 102) y uno triple
(sepultura 80)
(121 J . do M, CARRIAZO' "Lo culturo de> El Argor en el Aho Guadalquivir. 8toct6n
de Quesada", Memoria XLI de Actos y Memorias de lo Sociedad úpañola de Anlro¡cologio. Etnograllo y Prl!historio, torno IV, Madrid, 1925, págs . 173 a 191.
CARRIAZO, ob. cit. en nota 8. póg. 819.
( 13) E. y L SIRET: "Las primeros edades del melol en el Sudeste de Espaiio. Resultados obten>dos en las excavaciones he
( 14) CARRIAZO, ob. cit . noto 8 , p6gs. 761 y 820.
11 S) CARRIAZO, al>. Cll noto 8, pá51>. 76Z y 824.
- 84 -
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CERRO DEL CULANTRILLO
11
mas concluyente de que se proveia de alimento a los cadáveres. Ya en
1869, se descubrreron en La Bastida de Totana algunos vasos con huesos
de animales dtversos, que lnchaurrandieta interpretó como restos de alí·
mentos ( 16) Este hecho fue señalado tambten por Stret en dtversas tum·
bas de El Argar, donde encon tró restos de Lcpus timidus y, entre otras
especies procedentes de varias estaciones, Lepus tununculus, Equus caballus, Capra hircus y Sus scrofa ( 17) En el poblado del Bronce de la Peña
de la Retura, en Vall d'Aicalá (Alicante), halló F Ponsell (18) una vasija
ovoide que contenía un esqueleto cast completo de conejo. Son muy nume·
rosos los yacim•entos argáricos donde abundan las conchas marinas, muchas de el las perforadas y uttlt-z:adas como cuentas de collar 119), como la
Cassis edulís de nuestra sep. 1O
En resumen, el proveer al dtlunto de sus armas, utensiltos, adornos y
provisiones, nos tndica la existencia de un rito funerario presidido por tdeas
religiosas, que hacen verosímil la creencta en la vtda de ultratumba
No vamos a detenemos en la comparactón de formas de ceramtca y
ttpologia de objetos metálicos con los de otros yactmientos, por ser eviden·
tes sus características argárlcas. Sin embargo, queremos ana ltzar deta lla·
damente algunas muestras de la actividad industrial de estas poblaciones
Tejidos.-EI fragmento de tela de lino ad>,endo al puñal núm 2 (Lámina V) ttene sus paralelos más perfectos en tres pequeños trozos de te·
jido ftno hallados por Stret en El Argar (seps 9, 20 y 529), de donde tam·
bién proceden otros más bastos y de trama más gruesa, como los de Zapa·
ta (sep. 8) y de El Oficio (sep. 42) (20). A este último tipo pertenecen los
recogidos por Beltrán y Jordá (21) en una clsta de Puerto Lumbreras En
La Bastida de Totana (sep. 37). apareció durante las excavaciones de 1945
un punzón envuelto en un trozo de tejido de ltno (22) y, antertormenle,
1161 INCHAURRANOIETA, ob. clt r.ota 11, pógs 33, 35 y .39.
MARTI NEZ SANTA-OLALLA v otros. ob cit. noto 11 , póg. 78.
t 171 CARRIAZO. ob. C•l. '1010 8, póg. 828.
( 81 F PONSELL CORTES: "Rutos do expo~ón cultural olmenense por ol norte de
lo provincto d.e Ah :ante"' en Arch1vo do Preh•stor.a L~hi"', 111, Volenc•a. 1952, pOgono 67.
(19) CARRIAZO, ob. cot nota 8, póg. 828.
MARTINEZ SANTA-OLALLA y otros, ob. cit. noto 11, pógs. 38, 39, 85, 97 y 11 O
tscpul turos 18, 53 y 74).
(20] SIRET, ab. cot nota 13, Album, Iom. XIX, logs. 17 v 19, y 18 y 21
(211 A. BELTRAN MARTINEZ V F. JORDA CERDA· "Entorramoento orgonco en d
Cerro de lo Cruz. de Puerto Lumbrero. (Murcio)" en Arcn,.o Español de Arqueolog;a,
XXIV Modrtd, 1951. pc;g.. 193 o 196 y f•g 15.
(221 MARTINEZ SANTA-OLALLA y otros, ob cot. noto 11 , póg 68.
-85-
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M GARCIA SANCHEZ
un puñal con vestigios de tela, encontrado en una urna (23), de los cuales,
que sepamos, no se han publicado aún fotografías ni descripcoón detalla
da. lo que impode hacer comparaciones más precisas. Un fragmento de te
jido de algodón, procedente de un nivel del Bronce 11 de la Cueva de la
Vall de Cerves (La Llacuna) (24), es de trama más fina que el nuestro
Maderas. - Para los dos trozos de madera de encina que conserva
adheridos al puñal núm 1 (Lám. V) y los frcgmentos hallados en la sep. 3,
encontramos abundantes paralelos en El Argar, Fuente Alamo y otras es
raciones, donde descubrió Siret varias hachas, putiules, alabardcJs y punzo·
nes con vestigios de fibras vegetales del mango (25) De La Bastida de
Totana (26) proceden, asomismo, un hacha que conserva restos de madera
del mango (sep. 52) y un punzón con mango de madera (sep 371 Un man·
go de hoz se encontró en Más de Menente (27)
Trozos de carbón vegeta l se han encontrado también en La Bastld"
(seps. 11 52, 61 y 74) (28), así como en diversos poblados de la Edad del
Bronce de la región valenciana . Puntal de Cambra (Vi llar del Ar.tobis
po) (29), Toosal Redó (Bellús) (30). San Antón (Orihuela) (31 ), etc
Metalurgia. - Los Siret analozaron unas dos mol piezas metálicas
de las estaciones argáricas que excavaron, y dedujeron de su estudio que
dos terceras partes aproximadamente eran de cobre y sólo una tercera par
te era de bronce, lo que se explica por la dificultad en procurarse esta
ño (32). Aquo, la proporción es inversa, ya que abundan más los objetos de
bronce que los de cobre (5 :2).
Los análisis de los ob¡etos de bronce de este yacimoento muestran que
por su bajo tenor en cobre, probablemente deben contener un elevado por·
IBI INCHAURRANDIETA. ob. ctl. nola 11, póg. 38
1241 P. GIRO ROMEU: "Mutoo Arqueológoco de Vollofranco del Panadk (Barcelona)",
en M<'marias de los MU$00$ Arqueológicos, 1955 o 57 (Exlract.,.l, voL XVI-XVIII, Madrid, 1960, póg 235. flg. 130.
1251 SIREl, ob cil. na;a 13, Album, larm XLIII, LXVI v LXVIII
1261 MARTINEZ SANTA-OLALLA y otrO", ob. c•i. noto 11 pOg$. 66 V 68, fig. 5
núrns.. 1 y 4
(21) L PERICOT GARCIA y F. PONSELL CORTES: "El POblado de Mas de Menente
(Aic<>v)", ~n Archivo de Preho
slorla Lovanllna, 1, 1923, Valencia, 1929, plog 108
(281 MARTINEZ SANTA-OLALLA y ot,.,., ab eh- nola 11 págs. 95, 103 105 y 11 O.
129) J. ALCACER GRAU "El Puntal de Combro Vlllar del ArxobiJIIO, Valcn
.., Archo.o de Prehosrona Levonhna, V, Volencoa, 1954. p6g 16.
(30) M. TARRADELL MATEU: "El TO$sal Redó y el T"'sol del Caldero, do. poblado>
do la Edad dol Bronce en el h!rmona de Bello.ís (VaiMeiol", en Archivo da Prehlsrorla Lo·
vanllna, VIl , Valencia, 1958, p6g. 118.
(3 11 FURGUS, ob. cir. nooo 4, págs. 11 y 23
(321 PERICOT GARCIA, ob. cll nato 5, p6g, 230
-86-
[page-n-103]
CIORRO DEL
CU~ANTR 1
Ll.O
19
centaje de estaño (más del 20 % en tres de ellos), lo que difiere de la
media calculada para los bronces de este periodo (9, 17 % ), que en algún
caso alcanzan un máximo de 15 % de estaño, en El Argar (33) Estas illea·
ciones de cobre con 20 25 % de estaño corresponden al topo de bronce
usado para campanas y se caracterizan por ser duras, tenaces, elásticas,
sonoras y casi quebradozas, se facilita la fundocoón añadoéndoles un poco
de zinc y, para qu~: se las pueda forjar, se le agregan otros metales, espe·
cialmente hierro, o, al contrano que el acero, se las enfrla rápidamente.
La comparación de los resultados de los análisis muestra que, entre
los distintos objetos de bronce, no hay ninguna con igual tenor en cobre,
lo que induce a considerarlos como procedentes de fusiones diferentes
El puñal núm 3, de cobre arsenioso, corresponde como el 83 % de las
poezas analizadas al grupo E 01 de Junghans y Sangmeister, que es tipoco
del Eneolihco de la Península obérica, aunque mantiene su importancia
durante todo el Bronce 11,estando concentrada su producción en las regoo·
nes costeras del SE. y, especialmente, del SO de la península, hasta que,
medoado este periodo, la regoón central y el SE caen bajo la influencoa de
otros grupos de cobre (E 00, F 1 y F 2) procedentes de Europa central (34)
Entre los objetos de adorno de esta cu ltura, los brazaletes de plata
adoptan la forma de hilo en espiral, o de anillo cerrado o abierto, como
en nuestro caso. Ejemplares más o menos semejantes se han señalado en
El Argar, Orihuela (35), La Bastida (36). MonacJ.,iJ (37). Baeza (38). Los
Eriales (sep 14) (39). etc
La rareza de hallazgos de moldes y cnsoles en estaciones argáricas,
demuestra que el empleo de la fundición moldeada no se generalizó, apar·
te de algunas explotaciones metalúrgicas. Se ha atribuido este hecho a
que los gremios de mineros y fundidores, en un principio, sólo conflarian
a los prospectores de cobre y comerciantes los conocimientos necesarios
1331 CARRlAZO. ob. cot. noto 8, póg. 170.
{341 E SANGMEISTER: "Metalurgia y c~rcoo del cobro ~n lo Europa pr•nostor•co",
en Zepñyrvs, XI, Solomonco, 1960, págs. 131 o 139.
{35) fURGUS, ob. Col. r>Oio 4 p6g. 1 1
(361 lNCHAUR~ANDIETA, ob. tot. noto 11, p6g. 35.
CUADRADO RU IZ, ob. cot, noto 11, pÓg. 63.
MARTINU SANTA-OLALLA y otros, ob. cit. noto 11, pog. 89, fog. 12, num. 9 (..,.
pulluro 24).
1311 ). CABRE AGUILO: "Una necrópolos de lo promora l!dad de los metal•• tn MlJ.
nachol, Grooodo'', Mcmoroo 111 de Actos y Memorias dt lo Sociedad Españolo de Antropología, Etnografía y Prehistoroo tomo 1 Madrid, 1922, pógo. 23 o 36 y lóm. IV.
(38) CARRIAZO. ob col noto 8, pág. 181.
(39) L. SIRET: "'Otumtou.x et Occidentoux en fspoone oux remps- prtthn.tor.ques", en
Rcwe des Questoons Scotntoloques, Brw
-87
[page-n-104]
IV
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Rutas
ME.DITE.RRANEO
_____ .,.
• Yacimientos arsJ.ricos
~ Minas de Cobre
Fig. S.-Mapa de di!U>lc>n de lo a.huna ar&árica por AncWucill Orientlll. locilid1dtt de la provincia de Granado con yoctml
l. Puebla de Don Fadriquc.-2. Hucscar.-3. Galera.-. 0=..-5. Castril.-
Bc:ttrna.-19. Laboreillas.-20. Almuñtca.r.-21. La Herraduna.-22. Lenrq¡i.-23. Alharna.-24 . Zafarrat'2.-2S. La Zubia. 26. Ciiar.-27, Motudtil.-28. Oildar.-29. Awfc.-30. Dcilorue..-31. lmaJJoL-32. Piiur.-33. Mc>ntcjlr::ar.-34. BrkoN3S. Montdtfo.-36. VUianueva Mesúl.-37. Fomos.-38 Jayona.-39. Pinos Geníl.-40. !lea• de Guadíx.-41 . Loia.
[page-n-105]
l
CERRO DEL CULANTRILLO
21
para la determinación y compra de mineral, pero no los «secretos del olí·
ciG>>> para su fundición primaria y elaboración ulterior, que sólo más tarde,
al intensificarse el comercio, les sedan transmitidos mediante dtos de mo ciación, debido a los inconvenientes del trasporte de material en bru·
ro (40) . La ausencia de moldes de fundición, de crisoles y de escorias, en el
yacimiento estudiado, nos hace suponer que aqu! no se dio la metalurgia
local. Por otra parte, los criaderos de mineral de cobre más cercanos se
hallan de 20 a 30 km. de distancia, en la Sierra de Baza y zona minera
del Marquesado (fig 5).
V
EXPANSION ARGARICA POR LA PROVINCIA
So se examona en un mapa de la Península Ibérica la distribución de
los yacimientos argáricos, se advierte que la provincia de Granada, donde
se conocen hasta ahora 46 estaciones y hallazgos sueltos, es una de las
más densamente pobladas, lo que se explica por razones de vecindad con
las de Almeria·Murcia, foco orig inario de esta cultura, por servir de zona
de paso obligado hacia otras comarcas en el curso de expansi6n de las po·
blaciones argáricas y por su gran riqueza en yacimientos cupríferos (41).
En nuestro concepto, la expansi6n se produjo de la forma siguiente
(fig. 5) · Desde su centro de origen en la faja litoral minera de Almería·
(40)
SANGMEISTER, ob, cit noto 34, p6gs. 132 V 133.
MIRCEA EUADE: "Horreros y
(41) Se9ún datos tomados p
Granodo-Mólogo, se han registrado l 50 wnc.,.oones de explotodón de mooeroles de col;>r.
cn cuarenta locolldades de la provincia de Granado, que 5ci'tolamo,; en el rnopa adjunto
lllg. 5). Como era de esperar dada la constitución gealógiC
pgrupan o.lrededor de los regiones noturoles s•gu•entes_ (entre. po!intes~ figuro el nümero
de concesiones par lccalldod):
Sierro de Bozo: Boz
Marquesado del Zfnetc: Jéres (18), Lcnteoro p), Cogollos de Guodox {4) lo Pez.a (3) .
la Calahorra, Alquile v Dólar (can una solo concesión),
los Alpujorros: Trevclcz (7), Fregenite (6), Coyó¡or (5), Alcó><~r (3), Coplleiro 121,
Torvlzeón (2), Sarvllón (2}, Albondón (2), Albuiiol, Rublte, Orgiva, Cóñar y Pompooeora,
con uno solo.
Costo y Valle de lecrin: Almuñocor ( 11). Mo1rll (6), Gualchos ( 1 ), GuaJar Fond
,
Durcal (2), Loníarón (2), Albuñu Lo Vega Alta: Güejo•·Sierro (23), Huélor..Santlllóo (31, Boas de Granado (3), Dilor
Monad.,ll y Quénl<:tr, con uno.
Los Montes: Alamedllla, MontejÍcar y Mon1efrio, con una sala.
Tan sólo so ha localluldo uno lnina de plato en término de Guejar-Sierro, aunque
abundan los galenas argentiferos en lo Su!rro de Bo=.o y~ sobre todo1 e" lo Sierro de Lújor,
actualmente en explotacl6,.. Como es sabido, lo desplo1ael6n de las galenos se ñace mediante metalurgia s.enclllot que ptobobl~mante no serlo desconocido por los- tnlneros orgóncos.
ll
-
89 -
[page-n-106]
22
M GARCIA SANCHEZ
Murcia, se dirigieron, por una parte, hacia Levante, a trave~ de la provin·
cia de Murcia (42). desgajándose hacia el O. tres ramas que, por Archive!,
Vélez Blanco y remontando probablemente e l río Almanzora, penetran por
el NE. y E de la de Granada, siguiendo la cuenca oriental del Guadlana
Menor, por Puebla de Don Fadrique (43), Huéscar (44), Ga lera (45), Or·
ce (46), Castril (47), Benamaurel (48). Baza (49), Caniles (501. Freila (51 L
Gor (52) y Gorafe (53)
1421 E. CUADRADO OIAZ . "Lo oxpan\Jón de lo culturo de El Argcr o ora•és de
Murcia", en Crón•co del 111 Cangrt'>O Arqoealógoa> del Sudeste úpañol (Murtoa 19471
Cortogeno. 1948. pógo 66 a 12 v 16m VIl .
(431 CABRE AGUILO, ob. cu. nota 37 .
"Museo Arquealógoca Noc•onol" , Guias de los Museos de &paño, 1, Mod"d 1954,
pág. 182 (Material.,. de esto l)
l. PERICOT GARCIA. "Hi>lotio de España, Tamo 1 Epoca< prlm•llvo y rcmona", St'·
gundo edicié>o, Barcelona, 1958, pág. 156.
CARRIAZO. ob. c11 nolo 8, póg '119.
H'l) CABRE AGU ILO, ob. t•l. noto 37.
J. CABRE AGUILO y f do MOTOS: "Lo necrópolis •bérico ele Túiugui (Goh.ro provmcta de Gronodol'', Junto Supctior de Excovacionf!'S, y Antlguedode1, Mnmortq num. 25
(num. 4 de 1918), Madrid, 1920. Véase en apéndice 1, P
H51 CABRE AGUILO, ob. cll. noto 31, págs 30 y 32, menciono le< yaclmotnt•>S d
"C•rro de Tur" y dol "Cerro d lo Virgen de los C•prese•" dond~ halló frogmeniOS d
(46)
CABRE AGUILO, ob. t•l. nota 37, pág. 30, d1ce que en el "Certo del Comen-
rerto'• y en el "Cerro do fo Coñodc d~l Solodor·• holl6 svperftclolm~nre fr~flfOS de ce
rom•co.
H7l
B. M. BLANCE "útudoO <>PO
de Prehtstouo de Jo Diputación de Volt1"1C,o'~, en Archivo de p,.ehtstor1o Lt'von~.na. VIII,
Volenc.o, 1959, págs. 165, 166, 168, 169 y 172, v fig 2, núm, 23
(481 S~ún cornun•coc•ón P<•.odo de A Cosos Morales, que PG!ft rnoter ales de esto
procedencto en s.u colecd6n
(49) CARRIAZO, ob
Nuevos moter~oles en lo colecc•6n porelculor de A. Co~!t Morales
(50) M. de GONGOR¡t. y MI\RTI NEZ · "Antigüedod.. pren.stóroca: do Andoluelo",
Modrid, 1868, págs. 110 o 112, f•g. 139 y 140.
CA8RE AGU ILO, ob. cll. nata 37
CARRIAZO. ob cit. noto 8, p6g. 779 y f•gs. 597 y 598.
Matorloles en el Muuo Arqueológica Nocior>al, Solo XXVI, v•h•no 6, V~osa ob. '''
nolo ~3. pág. 182.. Temblón hoy mol
MoroJes.
(51) GONGORA, ob cit. nooo 50, p6g• 112 v 113, log 145.
CARRIAZO, ob. cll. noto 8, p6g. 779.
Materiales en lo votr~na 6 de lo \Ola XXVI del Museo Arquealógoco Nocional Ve,...
ob cit. noto 43, p6g. 182.
Otro lotr> en lo cot«:c•ón da A. COSO$ MOJoles.
(5:2) Lote procedente de HCerro do Got" en lo Solo E -Coif
Vtttino>
26 o 28 del Museo Arqu.ológico NocrOf>OI Vrose ob. cit. noto <13. p6g 189.
(531 Uno umo procedente de "El Conquil", de Gorofe,
ret-, vttrino 32, del Museo Arqueolóo•co Noc•onol. Veose ob. e•~ noto 43, p6g. 189.
Admt6s d•l ~ocimlento del "Cerro del Culontntlo", del QUe se d•
penód•co d•orio "Ideal" de G
agosto de 1956, hemos d..cublerto otros dos poblodos orgó"cos ~ los "HO'Ios del Conquin", de los que tomblt:n 1.4! han pUblicodo noHcios. en el ~t6cftCO ti lodo, numeros d,
28 de agosto y 29 de diciembre de 1957
-90-
[page-n-107]
CERRO
on CULANTIUUO
De otra parte, por la costa occidental de Almería (Llanos de Dalias),
llegan a la de Granada por Almuñécar (54) y La Herradura (55), y pene
tran en el interior por dos caminos. uno, bordeando las Sierras Alm1jara
y Tejeda, por Lentegi (56), Jayena, Fornes (57), Alhama (58) y Zafarra·
ya (59). penetra por el Portíllo de Zafarraya en la provincia de Málaga
(Colmenar); e l otro camino natural, remontando el río Guadalfeo y su·
biendo por el val le de Lecrln, bordea la Vega granadina por La Zubia (60).
Cájar (61). Monachil (62). Pinos Genil, Dúdar (63) y Atarfe (64), y llega
1541 Moter.oles en el Museo ArQOtOióo•co d" Granado : das lotes entre9Qdos en 1947
v 1957. Nohcío publn:oda en "Ideal", Gro'\Odo 4 de octubre de 1956: Un bro:oleto de
arquero procedente de uno cisto def "Corttjo de T enano'"# ¡unto o Rio Seco.
Pt'Olr>«do vestogi"" de otros cistas.
155) En el Museo ArqueológiCO de Granada existen das lotes que fueron d<1)Q!itados
en 19·14 v 195i, procedentes de un"' clsto• del "Pago del Sopo", o siete kilómetros o O.
de AlmuriCcor. cerco de Lo Herroduro.
J. BERMUOEZ: "Almuñkor (Granado), Pogo del Sopa", nOtido núm. 78 en Noticiario Arqueológico Hispónico, 1, 1-3, 1952, Madrid, 1953, póg. 185.
(56) C MILLAN: "lo necr6poll, prehistórico do Lentegf", en Actos y Memorias de
la Sociedad Españolo de Antropalagio y Prehistoria (AtlontiS), XV, 1935-J9qo, Madrod,
1940. póg;. '68 y 169
En ~1 Museo Arqueológico de Granado Ingresó en 1939 un lote de ccrómtco procedente de unos cis.tos del "Repecho de lo TlnOjtllou.
(S 71 ProspecCJ6n de M. Gorcio Sónchez en dlc•embre de 1961, locoltzondo dos pobfodos con restos de murallas~ uno en t•La Me-s.1llo'' d~ Joycr"MJ y el otro en ''Lo Meso"
de Fornes.
1581 Moteflolt-s en el
Arqueológico de Granado: das lotes de cerámoco IngresadO> en 1880 v 1943.
Ce<ám•co de un novel de lo "Cueva del A9uo", excavado en 1957 y 1959 po< M
P•Utcer y M . Gorc;io Sónehez. Se diCI'Of1 noltcl~ L"fl *"ldeul''. Gtaoodo .... do d•c•c-mb,..
de 1951 v en "Potroo", Granado -1 de octubre de 1959.
1591 G. ~ V. LEISNER. "Ole M<'Qohtgrábor dcr lberoschen Holbonsel 1: Oer Suden",
Berlín, 1943, Textbond pag. 169.
1601 CABRE AGUILO, ob. cot noto 37, póg. 30.
En 1957. M. Pellicer y M. Gorclo Sóncho:t VISitaron lo ''Cueva de lo Vieja", y dlb Piñor. Natlc•os publicados en "Ideal", Granado 5 do moyo de 1957 v on "Granado Gráfica", núm 5'1, Gronodo, cnero-febr...a de 1958.
(61) Prospección de M, Pelllcer en 1958 Moterioles en el Museo Arqueológico de
Granado.
1621 CABRE AGUILO, ob. cit noto 37, pógs. 23 o 26 v 1áms. 1 a V.
CARRIAZO, ob. cit. noto 8, pógs. 179 v '780.
Molenala en el Museo Arquto16gico Nocional, Solo XXVI, vitrina 6, véa\e ob, c1t
noto 43. pég. 182.
PERICOT GARCIA, ob. ctt. noto 5, póg 205.
Otras cuatro lotes en el MllSA!O ArqueológiCO de Granado, entrégO
Nohctas de lo• exCO\'CciOnes durante el 1 Curso lnternociQnOI de Atqueolag;o de Campo
so doeron en "Ideal", Granado, sepltembre de 1953.
PERICOT GARCIA, ob. cit. noto 43, póg-. 156 y 164.
!63) Prosr>«ción de M Pellicer v M. Gorc¡o Sónchn en junio de 1957, Y
Mu""
on
u
El Blanqueo•• de P.nos Genil y ottos en el u Cerro de lo Cru~" di! Oúdor
CARRIAZO, ob. clt. noto 8, pég. 780 y lig 599.
(64)
-91
[page-n-108]
M. GARCIA SANCHEZ
24
a Deifontes (65), lznalloz (66). Piñar (67) y Montejicar (68). para pasar
a la provmcia de Jaén y, por Brácana (69). Villanueva de Mesla, Laja (70)
y Montefrio (71). a la de Córdoba.
Una via Intermedia de penetración se hizo remontando el curso del
rlo Almeria (Pechina, Gérgal, Aulaga, Fiñana) y entrando en la prov•ncia
de Granada por el Marquesado del Zenete, sigue el cauce del río Guadi>\
por Huéneja (72), Aldeire (73). Alquife (741. Jéres del Marquesado (75).
<651
Uno alabarda en el Museo Arquool<>gico de Granado.
(66) M, GARCIA SANCHEZ y A. ARIAS JIMENEZ: "Enterromtento argánCD do (o
Cueva de Frogl!, en Ceno OSC!uro tb.nolloz, G(onodo)", en CUI'$0 de pubf1coe1Ón.
t67) Excovodón efectuado pof M. Pclhcer, en S(tprlembre de 1959, en lo ,,_Cueva de
Jo Corigüe!o'' de Plr\or, donde ho116 varios enlertomientos ~n urnos. Notic;IOs de esto ex·
cavoci6" !,o(l sido publkodos en "Ideal". Granado 4 de- oc-tUbre de- 1959. Los mottrio1es
se conservan en el Museo Arqueológico de Gronoda.
(681 Uno espodo de bronce en el Museo l\rqueol6g¡eo d.> GroN>do, dQOde se deposoto
en 1917.
169) Prospección de M. Pellloer en 1960: Enterromienlos en cistos.
170) Prospec~o6n de M. Pcll11:er en 1959; Enterramocntos en c.stos del "Cerro de lo
Molino" N\oteroolcs en coso del Alcalde, Curo Párroco y Moesho Nocional. SeQ
foqlitodos amablemente po' el Dr. H. SchuQc,rt, en abril de 1962 ha locoltzodo unos costo~ en la "Vento del Royo", cerco deo LOJO, de cuyos OJuores se conservqn tres YO$OS ce-rOm•cos-.
P 1) Un lo1e de rnoterloles fue ontrego<)o al Museo Arqueológico de Granado, en
1880.
M. TARRAOELL MATEU: "\Jn yooirniento de lo primero edad del bron<:é en Mon'te!rio, Granado", en Crónico del 111 Congreso Arqueológico del Sudeste Español IMurcfo,
1947), Cortogena, 1948, pógs. 52 o 55
Marer•oles procedentes de lo eK(OVO(IÓn onrcrtOI en lo uc~..~eva Alta" y en d poblado
de ''Los Cosrille¡as", se hallan en el Museo Arq.,eoiOgiCO de Granado
CARRIAZO, ob, cit nota 8. póg 718.
PERlCOT GARCIA, ob. cit. noto 5, pág. 206 y ob '''· noto ~3, pag. !56.
172) Lote de cerómico en el Museo Arqueoi6Qlco de Granado, ongresodo en 1905.
CABRE 1\GUILO, ob. c:it. noto 37, pág. 32.
(13) Comunicación privodo de lo directora del Museo Arqueológrco de Granado, doña
Jooquino Eguol'os. Matel'roles en lo colección pottic-ufor de don José lópez del Toro~ de
lo R:eol Acodfrmio da la H istorio.
(H) M, GOMEZ MORENO: "Monumentos orQuiteclón•cos de lo prov1n~lo de Gronoda", en ~'M¡scel6neos. Histono-Arte-Arqueo1ogio. Pnmeto Sene· lo Antigüedad". Mo ...
drld, 1949, p6g. 364.
1751 A. CASAS MORALES: "Jeres del Mo
Noticiario ArqueolÓgico Hospónieo, 1, 1-3, 1952, Madrid 1953, póg, 188.
-
92
[page-n-109]
CERRO DEL
CUL.ANTR I~LO
25
Alcudia (76), Guadix (77), Beas de Guadlx (78), y establece contacto con
gentes de la cultura megalitica en Los Eriales (79), Becerra (80). Gor (811
y Gorafe {82). desde aqul pasa a la provincia de Jaén, siguiendo el cauce
del Guadiana Menor, en busca de la rica zona minera de Linares
la rama costera siguió hasta la provincia de Málaga, como lo mdican
los materiales de la cercana Cueva de Maro (Nerja}. extendiendo su influencia hasta Alora, próxima a las minas de cobre de Ardales.
VI
CONCLUSIONES
la expansión de las poblaoones argáncas hacia el interior coinc•de con
los cambios climáticos que se intensificaron a mediados del segundo milenio a. C. la ex tremada sequía y la acentuada desertización consiguiente
que se produjo, pudieron repercutir en el régimen económico de las poblaoones establecidas en el Sudeste español, viéndose obligadas a aban(16) GONGORA, ob. col. nalo 50. póg. 112, fogs. 142, 143 y 149,
CABRE AGUILO, ob, el! noto 37, póg. 30.
CARRIAZO, ob. cll noto 8, pág. 118, Hg. 596.
PERICOT GARCIA, ob. cil. noto 5, póg. 206 y ob. GOl. noto 43 .
Moterioles en el Museo Arqueológoco Nocoonol lvklse ob. cit . noto 43, póg 1821 expuestos en lo Solo XXVI , vitrina 6. Y varios lald on el ~ Arqurológico d" Granado,
ongresodo. desde 1919 o 1951.
(11) CARRIAZO, ob. cot nolo 8, póg 718 y ftg 596.
PERICOT GARCI,O,, ob. cit noto 5. pág. 206.
Véo!.e ob. di. nolo 43, pág. 182: Museo Arqueológico Nocional, Solo XXVI, vitrona 7.
M. ALMAGRO BASCH: "El Museo Arqueoi6Qico do Borcelono", Publicoclon.,. del IV
CongréSO lnlernoclonol de Ciencias Prehi5t6ricos y Prolohost6ricos, Madrid, 1954, pógino
12 (Solo VI)
PER ICOT GARCIA, ob. cot, noto43, pág. 156 y logs. de los pógs. 153, 155, 160 y 161
(78) En 1960, don Jooauin Peroles Harto, Oiiciol del Instituto de PreYl•16n de Gronodo. holló dos puñolos de cobre. con dos clavos poro el mongo, en el "Cerro do los Grode Beos de Guod•x.
(19) L. SIRET· "L'Espogne Préh,.tonque". rn Revue des Quostions Sctenllf•ques.
Brux~lles, 1893, p6gs. 67 y 68, f¡gs. 280 o 286.
SIRET, ob. clt noto 39. lóm. X ¡..,pultura. 1, 3 y 1<1).
CARRIAZO, ob. Ctt noto 8, págs. 794 y 848, nota 43.
PERICOT GARC IA, ob. cit. noto 5, pág. 206 y ob. cit. noto 43, polg 156.
Moterooles en lo Solo E -Colecci6n Siret , vltrlno 32. Vhose ob. cl 1 noto 43,
p6gino 189.
(80) Prospccco6n elce1uodo por M. Gorcio Sónchcz on agosto de 1958, locoll•ondo
u n poblado en lo "Lomo de los S~J>Uituros", a un05 2.700 m. al NO. del Carilla de
Becerro (Guodlx), y sel•
en "ldi.'OI" , Granado, 26 .:J~ octubré de 1958.
(81 l M. GARCI,O, SANCHEZ y J. C. SPAHNI "Sepulcros mogolltocos de lo región
de Gorafe IGronodol" , ...., Archivo de Prohl5tario Levontono, VIII, Valencia 1959, pógono$ 78. 80 y 109.
LEISNER, ob. <11 , noto 59, págs. 113, 119 y 121 , 16rns. 41 y 42 .
(82) GARCIA SANCHEZ y SPAHNI, ob. cil . noto 81, págs. 59. 1 y 109
LEISNER, ob. cor . no1o 59. págs. 95 y 107 y lórm 36 y 39.
'osu.
-
93
[page-n-110]
ANALISIS I!SPECTROGRAFICO DI! OBJETOS METAUCOS, DE t.A !!DAD DEL BRONCE
Da MUSf!O ARQUEOLOG!CO DE GRANADA
(S~n S junglun• y E. Sangmoi>tal
A.:.&!. i'?.OC~=u
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[page-n-111]
CERRO DEL CULANTRILLO
27
donar aquel las estaciones y asen tarse en otras comarcas mineras. Procedentes de Almeria, algunas de estas gentes penetraron por e l camino natural
del rio de Guadix y durante este éxodo debieron establecer contacto~. pacíficos o guerreros, con los pastores de las postrimerías de la cultura megalítica de la cuenca del Fardes, a quienes suplantaron o astmtlaron, antes
de seguir su ruta en busca de nuevos yacimientos mineros en la zona de
Ltnares.
En el mapa (f•g. 5) se comprueba fácilmente la estrecha correlac•ón
de los cnaderos naturales de cobre con las estaciones argáricas, por lo que
cabe deducir que la provisión de minerales condicionó e l establectmlento
de los poblados de esta época a lrededor de las zonas mineras, primordialmente, o en lugares tntermedios de las rutas comerciales. Entonces, segun
Hernández-Pacheco (83), la explotación de los yacimientos de minerales
cupríferos se presentaba con características favorables, por cuanto los filones no habían sido descabezados, y los minerales de más fácil metalurgia (óxidos y carbonatos) estaban a la vista, en superficie o a poca profundidad. Parece probable, pues, que algunos de estos criaderos de mineral
fueran conocidos y explotados por los metalúrg tcos argáricos.
la ex tensión de la cultura argárica por Granada fue muy intensa, de
verdadero dom1n io, como lo atestiguan los cuarenta y seis yacim1entos y
hallazgos sueltos de la provmda, y deb1ó produc~rse tardlamente, al menos
en algunos yacimientos septentrionales, irradiando su influencia hasta las
vecinas provincias de Jaén, Córdoba y Málaga. Nos inducen a pronunciarnos por este establecimiento tardío las siguientes observaciones
a)
u mayor proporción de objetos de bronce y su bajo tenor en cobre, en el yacimiento estudiado, indicios éstos de mayores relaciones comerciales con el NO. peninsular para procurarse estano abundante
b) u relativa frecuencia de espadas --generalmente de bronce y, algunas de ellas, de tipo evolucionad<>-- en estaciones alejadas del centro
de difusión de esta cultura. Atarfe (84), Mon tejícar y Montefrio (85),
Gorafe (86), en la provincia de Granada, linares y Jaén (87), Puertollano,
en Ciudad Real y Fuente Tójar (88), en C6rdoba; La Perla, en Madrid;
(83) E. HERNANOEZ-PACHECO: "Lo Península Hospónoco en 1<>< toempoo ho$IÓ
E. HERNANDEZ·PACHECO: "Preh,.tono del Solar Hl¡pónoco Origen.. drl Arlo Pictórico", Madrid, 1959, póg. 594
(84) CARR IAZO, ob. cit. nola 8, póg. 780 y flg. 599.
(851 En el Mu..., Arqueal6goco de Granada.
(86) e¡.....plar ~aparecido, ~nte de eote yacomiento.
1871 CARRIAZO, ob. cit. nato 8, póg. 780 r. fog. 600.
PERICOT GARCIA, ob. ot noto '13, fllJ. de o póg, 112
(88) CARRIAZO, ob. cot. no1a 8, pógs. 780 y 782 y fogs. 599 y 600.
PERICOT GARCIA, ob. cit nota 43, fi!J'. d
-95
[page-n-112]
28
M GARCIA SANCHEZ
Cueva Llusa, en Ogamo (Santander); Menorca (89). etc, moentras que
sólo se conocen dos ejemplares procedentes de El Argar y uno de Fuente
Alamo, en Almeria 190)
e) El hallazgo de ocho cuentas de pasta vítrea en la misma clsta
doble (sep. 9) de Fuente A lamo (91) de donde proviene la espada de bronce mencionada Estas cuentas proceden de Egipto, donde alcanz¿¡n su apogeo en el siglo XIV a C (época de Tell-ei-Arnarna), lo que Induce a Pericot (92) a pensar que Fuente Alamo pudo alcanzar hasta cerca de l 1 300
a. C. Por nuestra parte, hemos hallado en un sepulcro megalítoco de Go·
rafe ( La Sabina 49) (93) un fragmento de cuenta de loza vidnada, de color azulado, que encuentra sus paralelos en las de Fuente Alamo y es idéntoca a otras discoodales procedentes de una sepul tura de la cultura de Wes·
sex, en Upton Lovell (Wilts, Inglaterra) (94), lo que demuestra la etapa
tardia del monumento, atestoguada, además, por un fragmento de copa
argárica hallada «in situ» También, en la sep. 14 de Los Enales (Laboreo·
Itas) halló S~ret 195) una cuenta de hueso segmentada y un botón de marfil con perforación en V, entre 19 objetos típicamente argáncos, lo que
nos daría, asimismo, una fecha tardía.
En resumen, el poblado arg.irico del «Cerro del Culantrillo» alberga·
ría una pequeña población de prospectores mineros y comercoantes de sólo
unas pocas famolias, con activodades agrícolas y ganaderas Culturalmente,
si consideramos los hechos anteriormente expuestos, representarla una
etapa de madurez como Fuente Alamo, soendo probablemente postenor
a ésta Podemos asi fechar el yacimiento estudiado alrededor del 1 300 a
C., sin excluir, naturalmente, que se trate de uno de los frecuentes fenómenos de perduración cultural, en cuyo caso habría Que reba1ar esta fecha
en uno o dos siglos (96)
(89) CARRIAZO, ob. cu. nooo 8. pógs. 782 y 793 y fogs. 605 y 610.
PERICOT GARCIA, ob. col noto. 43, póos. 156 y 161.
(90) SIRET, ob. cit. noto 13. Album, lóm. XXXIV (MP
CARRIAZO, ob. clt noto 8, pógs. 765 y 166 y figs, 587 y 588.
(91) SIRET, loe. cit. noto 90.
CARRIAZO, loe. cit. noto 90.
PERICOT GARCIA, ob. clt noto 43, págs. 155 y 178.
(92) PERIC.OT GARCIA, ob. col noto 5, págs. 232, 233, 23·1 y 2-10, y ob. cot
noto 43. pág. 178.
(93) GARCIA SANCHEZ y SPAHNI, ob. cit. noto 81, I>Ó9•· 59 y 109
(94) M. ALMAGRO BASCH: "Monuol de Hostorio Universal. Tomo 1· Prehostono"
Madnd. 1960, pog. 110 y fig 845.
(951 SIRET, ob. col. noto 39, 16m. X, nüms. 31 y 32
(96) En 1956 romilimoo o lo Oro. Beatnz M. Blonce, unos ml.ltitrO\ de eote yod·
m•enro po este medio hubiere c.onsrltu•do un bu~ 4!1emento de juicto poro comprobar nueslros
deducciones cronológtcos~ pero, en el momento de escr•bir este ortícufo, lome-nrcmos no
conocer aún los resultados del onóllsls. El Dr. H. Schuborr ho remuodo nuevos muestras
de carbón paro hacerlo$ onohzor o trovés del Prof. Dt Schwobedlsscn, de la Univtrsidod
de Colonia.
-96
[page-n-113]
GARC IA SANCIIEZ. El Culantrillo
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[page-n-114]
GARCIA SANCifEZ.- EI Oulanlrillo
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Vislll del Cerro dd Culanuillo. desde unn altura inmediata y desde la Rambla del Agua.
[page-n-115]
GARCIA SANCHEZ. El Culantrillo
J AM. JIJ.
,
a) Tulipas prOCI:dcnt
b) Tulipo de la se¡>. S y C1Jenco de la sep. 12 (1/4 aprox.).
e) Tulipa rcconsLtUida del horno núm. 2 (centro); C1Jeneo y rulipa de la sep. 10 (/4).
[page-n-116]
G AltCIA SANCIIt: z .
a)
b)
El Culantrillo
LAM . IV.
ObJetO' de mera!: 1 y 6. Puñal de bronco: y brauktc de plam de la sep. 10.-2 y 5.
Puño! y punzóo de b""""' de la sep. 5.- l. Puño! de cobre de la sep. 6.-. Puño! de
bronce de la sep. 3. (T. n.)
Urn2 rc:<:on.ruuida de la
[page-n-117]
E CUADRADO
(Madrid)
Ce ró mi ca ática de barniz negro de la
necrópolis de El Cigarrale¡o (Mula, Murcia)
ANTECEDENTES
Los yacimientos obéricos de nuestra edad del hierro, contienen elemen
tos inapreciables para el estudio de la vida de los pueblos de quienes proceden y de la cultura que desarrollaron. Son los materiales importados de
otros paises, cuya hostería y cronología son hoy cada vez más perfectamente conocidas. Gracias a las piezas bien fechadas, traídas por intermedio del comercio de la Antigüedad, de los paises clásicos, podemos hoy
fechar los yacimientos en que se encuentran.
Entre los pertenecientes a la cultura ibérica es particularmente abun dante (y en especial en las zonas de la penlnsula influidas por las colonias
griegas de la costa mediterránea) la cerámica que Lamboglia ha denominado «precampana» ( 1), como nombre provisoonal en tanto un mayor conocimiento de la misma, pudiera determinar el lugar o lugares seguros de
su procedencia. Por todo ello es de capital interés, conseguir conocer y
fechar lo más exactamente posible tan preciado elemento cronológico
Lamboglía ha sido e l primero en sistematizar cuanto de esta cerámic<:~ se
! 1) N LAMBOGLIA: " Per uno ciOSSJfo<:oxoone prelom•nore deUo ce
pógino 156.
- 97
[page-n-118]
2
E. CUADRADO
sabia en el Medtterráneo occidental, obteniendo de su estudto las bases
fundamentales de las que desde entonces es preciso partir para ahondar
más profundamente en el conocimiento de esta especie cerámica y de la
netamente «campaniense». Posteriormente (2), na estudiado Lamboglia
Fig. l."-1. El Cigarrnlejo.-2. La Bastida de les Alcuses.-3. Son Miguel de Lirln.4·. l{emuoscopion.-5. Alone. -6. Akra Lcukc.-7. Émporion,
la cerámica «precampana» de La Bastida, y al final de su trabajo, declara
con toda sinceridad que aún queda un largo camino que recorrer para
aquilatar la cronología y el flujo de las corrientes comerciales anteriores
a la romanización del Mediterráneo occidental:
della Bastida possono aprire la via ad una soluzione del problema ... »; y
nosotros, convencidos de que el estudio de los yacimientos occidentales,
con el mayor rigor posible, nos ha de dar la confirmación o la rectificación
de las conclusiones primeras de Lamboglia, hemos realizado el presente
estudio, tomando como sujeto la cerámica «precampana», abuhdantisima
en la necrópolis del Cigarralejo (fig 1), en la seguridad de que sus partí(2) N. LAMBOGLIA: "Lo ceromico precompono dtllo Soslldo" . on A1chlvo de Pre hlstorio Lovonllno, V, Valencia, 1954, pógs. 105 o 139.
-98-
[page-n-119]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
3
cularidades, pueden aquilatar cuanto el Ilustre investigador italiano de ·
dujo de su estudio de La Bastida.
En efecto, siendo La Bastida un poblado Ibérico en e l que sólo se
cuenta con un único nivel arqueológ ico, perfectamente fechado en el siglo IV a. C , las deducciones cronológicas en él obtenidas no permiten afir·
mar más de lo hecho, señalando caracteres pecu liares de las cerámicas
«precampanas» de este siglo. Sin embargo, El Cigarrale}o dispone de una
serie de tumbas protegidas por un empedrado tumular, superpuestas has·
ta en seis niveles diferentes (3). De ello se induce, que las tumbas inferiores tienen materiales más antiguos que las que están directamente su·
perpuestas. Como gran parte de ellas contienen cerámiGa «precampana»,
tendremos por superposición de tumb¡¡s una cronología relativa de dicha
cerámica. Si por otros elementos cronológicos, podemos establecer, en ca·
da serie de tumbas, algunas con cronología absoluta, podremos entonces
relacionar entre si, con bastante aproximación, todas las series y por tanto, las piezas de nuestra cerámica que contienen. Como en la citada necrópolis existen tumbas en cuyos ajuares hay cerámicas «campanienses»
y de los últimos siglos anteriores al cambio de era, incluidas en las mismas
series de tumbas que la «precampana», podremos aún afinar más en la
cronología. De aqui la importancia del estudio que presentamos, extraer·
dinariamente laborioso por la cantidad de estadfsticas que han sido necesarias, y Jos problemas de cronología «horizontal» que hemos tenido que
resolver. Las deducciones y conclusiones a que hemos llegado, son funda·
mentales para el estudio de la necrópolis, ya que nos permitirán fechar
con bastante exactitud, la mayoría de las tumbas y, por tanto, la cerámica
ibérica que contienen, el armamento y los demás objetos de los ajuares
funerarios.
Antes de seguir adelante, hemos de exponer nuestra posición en cuan·
to al nombre de esta cerámica. Del continuo contacto con la misma y con
las pie:tas francamente «campanienses>>, hemos llegado a la conclusión
de que no hay forma de confundir estas cerámicas, ran distintas en la
clase de l barniz, finura del barro y calidad de su elaboración, así como por
a lgunas formas distintas por completo, o ausentes en alguna de estas cerámicas. Por otra patte, la analogía con las cerámicas áticas de la Grecia
propia, tanto en forrnas, barro y barniz, como e, decoración impresa, ha·
da pensar en una procedencia común. Desde e l primer momento señaló
Lamboglia estas analogías, pero sin conocerse a fondo los materiales de
(3) E. CUADRADO OIAZ: ·•Los tumbos ibencos de empedrado tumular y lo celtízoci6n del Sudeste", en Crónico del 11 Congreso Nocional de Arqueo logia (Madrid, 195 1),
Zaragoza, 1952, pog•. 24 7 o 267 .
-99 -
[page-n-120]
E. C.UADRAOO
las diversas regiones mediterráneas de que podían proceder, le resultaba
prematuro (y es en arqueología altamente loable su actitud) decidirse por
una procedencia ática. Eh la incertidumbre, llamó «precampana» a esta
cerámica y serió su tipología con la de la «campaniense An. Después de
realizado este estudio, a la vista de los vasos de Olinto y del ágora de Atenas, llegamos a la conclusión de que sólo de Grecia, al igual que muchos
de los vasos de figuras rojas que acompañan a esta cerámica, podían pro·
ceder los nuestros. Expuesta mi opinión a Lamboglia, me comunicó ama·
blemente el resultado de sus búsquedas en el Sur de Italia, de donde
nuestra cerámica está hasta ahora ausente (4 ). Siendo de este país la única posible procedencia, de no ser de Grecia, no nos queda más que admitir
a ésta como lugar de origen. Nos confirma en ello lo que dij imos al hablar
de la cerámica de figuras rojas de El Cigarralejo (5). es decir, que era ne
tamente ática; y como ambas cerámicas son contemporáneas, usan el mismo barniz, presentan en el exterior del fondo los mismos drcu los en reserva, y se encuentran conjuntamente en los ajuares de Grecia y Occidente, hemos de pensar lógicamente que la cerámica «precampana>> puede
denominarse ática de barnis negro.
Una duda nos ha asaltado al escribir este nombre. ¿Hemos de decir
barniz.? ¿Es apropiada esta denominación? En otra ocasión razonamos
nuestra opinión, siguiendo a Pierre Cintas, al estimar ouándo era apropiado decir barniz, esmalte, engobe, etc. (6). Según aquel criterio, «esmalte»
supone la fusión de sustancias silíceas del material utilizado, y «barniz»
indica una sustancia capaz de dar brillo por si a la pieza que se considera.
Es decir, que parece más apropiado el nombre de esmalte que el de barniz,
en el caso de nuestra cerámica, ya que, en resumen, la materia empleada
es una arcilla muy depurada, conteniendo óxido de hierro, la cual es un
silicato de alúmina hidratado. Sin embargo, vemos que los países de habla
inglesa llaman a esta cerámica «black glazed pottery», y los italianos y
franceses, <> y «a vernis noire>>. Es decir, unos dicen vidria-
(~)
1960~
Reproducunos el pórrafo de la carta dol Pral. Lambogloa, de 28 do ocrubra de
ogrodecléndote. desde estas lin~, .su amob1e comunicación: ''Sano anth~io propenso
o crede.re che lo ceramic.a precarnpono sio di prover1íe.nzo 6ttico, perché d.eUc rlpetite
•nehieste- folle anche ncll'holio meridionotc, do cui esso potrebbe provenire, ~$0 rtsu1to
ossente. Penso che si tratti di quolche fobbrico della Grecia proprlo speciflcomente dcsllr)Clta olla produzione della cercmica di sportcnlone".
[5) E. CUADRADO DIAZ: "Otra crátera ático del Pintor del Tirso Negro", en Actas del Primer Congreso Español de Estudios Oásicos (Madrid, 15-19 de abril de 1956).
Madrid, 1958, pógs. 312 o 316.
E. CUADRADO DIAZ: "Cerómico griega de flgur05 rojos en la necr6poll$ del Cigorrolejo", en Archivo Español de Arqueologlo, XXXI, Madrid, 1958, pógs. 104 o 125.
(6) P. CINTAS: ''Ceromique punique", Publicotions do l'lnstolut dO> Haut .. Etud.,.
de Tunls, vol. 111 , lúnez, 1950, póg, 329.
-
lOO
[page-n-121]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
5
do, y otros barni:t., pero n1nguno esmal te Aunque por la acción del fuego
sobre la arcilla cuando lleva un álcali, se produce una «vitrificaCión~ . los
españoles llamamos v1dnado al que se consigue en alfarería con sulfuro de
plomo. Por otra parte, también e~tamos acostumbrados a dar el nombre
de esmalte a l que se obtiene por la fusión de un fino polvo de vidrio colo·
reado. En resumen, resulto muy d ifíci l decidirse por uno de estos nom·
bres, por lo que preferimos seguir utilizando, aunque sea inadecuadamen·
te, el de barniz negro, consagrado por el uso en todos los trabajos españoles, franceses e italianos
Hemos de reconocer que si el nombre apropiado de nuestra ceramica
es el de «ática de barniz negro», resulta mucho más cómodo el uso de
«precampana» o «precampaniense», y si bajo este nombre designamos a
toda la cerámica gnega de barnir negro, de determinadas características,
importada en el Occidente del Mediterráneo, el nombre queda, no sola·
mente claro, sino perfectamente c:propiado. El empleo de uno de estos dos
nombres, por los colegas que trabajan en la cultura mediterránea occidental, consagrará el que se crea más conveniente
11
TIPOLOGIA
La tipología establecida por Lamboglia (7), para la «tampan1ense A»,
debla en rigor dividirse entre ésta y la «precampana», ya que, aunque los
tipos son los mismos, pero evolucionados o con diferencias características,
hay otros que sólo se dan en una de ellas. Aunque en su día haya que llegar a esto, es fundamental, para evitar confusiones, continuar con las formas relacionadas por Lamboglia, añadiéndole las nuevas que vayan apareciendo, y esperar a un mayor conocimiento del problema, para establecer
las características de las formas de la cerámica ática de barniz negro en
Occidente, que habrá de relacionarse, forzosamente, con la tipología de
las formas griegas, bien estudiada en Olinto y Atenas. Entre tanto la tipologia de Lamboglia nos parece excelente, y la más indicada como base de
trabajo Así, en cualquier caso será conveniente continuar el método y
criterio por él empleado, ampliándolo a medida que nuevas formas y varían tes lo requieran.
En nuestro trabajo aparecen formas no Incluidas por Lamboglia, ya
(7)
LAMBOGLIA. ob.
Col
no1o
-
101
[page-n-122]
6
E. CUADRADO
que por vez primera se entuentran en Occidente (8). Unas son totalmente
nuevas, y otras son variantes de formas ya catalogadas. En el primer caso
les damos número de orden a continuación de las cuatro piezas añadidas
por Almagro (9). sin tener en cuenta las objeciones de Doris M. Taylor
( 10). y las reservas de Lamboglia en cuanto a su inclusión en la KCampaniense A», puesto que desconocemos el problema. Tratándose de distin tos tipos y variedades de una misma forma, nos ha . parecido conveniente
añadir al número de ésta una letra como las asignadas por Lamboglia para
los tipos, y un número rorr.ano que se refiere a la variedad. De esta forma
podrá añadirse a cada tipo las nuevas variedades del mismo que vayan apareciendo, con lo que se consi9ue gran comodidad en las referencias, y no
se varia en absoluto la tipología de Lamboglia. Consideramos solamente
las variedades muy definidas, y con diferencias características, pero es indudable que existen otras muchas circunstancias que singularizan las piezas Es evidente que según el artesano modelador, el taller y la región,
habrá distinciones entre las piezas producidas, tanto más cuanto que de
las mismas manos, por circunstancias personales durante la elaboración,
pueden salir vasos con marcadas diferencias.
Sentadas estas bases, veamos qué formas se dan en El Cigarralejo.
Foma 21 (figs 2 a 7, n.• 1-33 y Láms. i, 11, 111, IV y V).-Es la misma
de Lamboglla, Cuenco de borde curvado hacia adentro con pie de anillo,
llevando o no, en su base, una «Uña», producida por una acanaladura. Es
característico el cerco rojo de la unión del cuenco con el pie, y el del mismo color en el surco de la uña. Este color rojo es el del barro que queda
en reserva, al barnizar el resto del vaso. Para su estudio hemos tenido
en cuenta los tamaños, dividiéndolos en tres grupos; tamaño grande o
fuentes, que comprende todas las piezas de más d~r 20 cm. de diámetro,
medido en el borde del cuenco; tamaño medio o platos, todos los que tienen más de 12 cm. de diámetro y menos de 20 cm.¡ tamaño pequeño o
escudillas, los que tienen menos de 12 cm. de diámetro y difieren en el
perfil de los platillos de forma 21/25 y 24,
Dentro de los tres tamaños tipo, dlstrnguimos otra caractedstica, que
es la mayor o menor profundidad del vaso, que le da aspecto distinto. Para
(81
E. CUADRADO DIAZ: "Nuev
~recompono",
en Homenaje al Prof. Mergelino, en prenso.
(9) M, ALMAGRO BASCH: "Los necrópolis de Ampurio•. Vol, 1: Introducción y ,.,_
crópolls gllegos", Monogroflos Ampurltonas, núm. 111, Barcelona, 1953, pág. 395.
(101 D. M. TAYLOR: "Cosa. Black-gla
Acodemy in Reme, XXV, Romo, 1957.
-
102-
[page-n-123]
CERAMIO• OE "EL CIGARRALEJO"
7
ello establecemos la relación entre el diámetro del borde y la profundidad
del cuenco, medida desde el plano de aquél al centro del fondo. Cuando
esta relación «p» es mayor de 4'7, consideramos el vaso de «tipo ancno~
y de <<1 i po hondo», sl es menor
FORMA 21
Fig. 2.
-
103 -
[page-n-124]
8
E CUADRADO
FORMA 21
8
?
Fig. 3.
104
[page-n-125]
CERAMIO• OE "EL CIGARRALEJO'
9
FORMA Zl
11
13
14
Fig. 4.
-
105 -
[page-n-126]
lO
C. CUADRADO
FORMA Zl
Fi¡¡. S.
106 -
[page-n-127]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
FORMA Zl
--------L-______
1
Fi¡. 6.
107 -
_J 2l
[page-n-128]
FORMA 21
3?
Pig. 7.
[page-n-129]
CERAMICA DE "EL CIGAARALEJO"
Forma 22 (figs 8 a 9, 34-45 y Láms. V, VI y VII).-Esta forma de Lano bog lia es un cuenco de paredes casi verticales o inclinadas, unidas al fondo
(bastante horizontal) por arcos que varian poco entre 90• y 120• Pie de
anillo con o sin uña. Cerco rojo en la unión con el pie, en el surco de la
uña y a veces, bajo e l borde saliente, por reserva del barniz. El borde
es salíente y aplastado.
Distinguimos los mismos tamaños y tipos que en la forma 21, pero
en Cigarralejo, tenemos sólo los tamaños grande y pequeño, y además,
un ejemplar extraordinario de 33 cm. de diámetro y al que incluimos
en un «tamaño excepcional>>. También hacemos la distinción entre platos anchos y hondos, a base de la misma relación «p>>, indicada para la
forma 21, medido e l diámetro interior de l borde.
Forma 23 (fig. 1O, núms. 46-47).-Es el clásico «plato de peces>>,
llamado «oxybaphom> por Robinson, con hueco rehundido en el centro,
borde colgante y pie de anil lo. Suele tener círculos en reserva en el borde
del hueco central y en e l del plato, así como el cerco del pie y la base
de éste. Las piezas que tenemos corresponden al primer tipo de Lam bog lia, que podrla llamarse A.
Forma 24 (fig. 11, núms. 48-59).-Es forma de cuenco muy pequeña, de cuerpo hondo y pie bajo. Sólo tenemos e l tipo 24-A, faltando total mente el B. Dentro de aquél, distinguimos dos variedades : La 24 A-1 con
pared muy regruesada cerca del borde, que es muy vuelto hacia adentro;
pie de uña y su diámetro es casi de igual magnitud que el del borde
La diferencia entre ambos oscila entre 1'5 cm. y la altura sobre los 3 cm.
Tiene rojos por reserva, en la mayoria de los casos, el cerco y el surco
de la uña del pie, siendo el primero a veces muy ancho, hasta ocupar
parte de éste. La variante 2'1 A-11 , tiene las paredes más uniformes y delgadas, más hondo el cuerpo y muy bajo el pie. El diámetr.o exterior de
éste es igual que el de 1, siendo la di ferencia máxima con e l de l borde
de 2 cm. La a ltura de l vaso varia soore 3'5/4 cm.
Forma 21/25 (fig. 12, núms. 60-63 y Lám. VI I).-Esta forma es otro
platillo de pequeño diámetro, ancho y poco profundo. El tipo A tiene pie
estrecho de anillo y el B, pie ancho de pastilla circular, con un hueco en
el centro. La base tiene cierta inclinación, con lo que resulta una superfície ligeramente cónica. El hueco central puede ser hondo y de poco
diámetro, o menos profundo y de menor diámetro. Esto diferencia las dos
variedades B-1 y B-11 que hemos establecido, además de que la primera
carece de decoración estampada.
El diámetro del p ie es menor que el del borde y su diferencia se parece a la de la forma 24. La altura total varia poco sobre 2'5 cm.
109 -
[page-n-130]
FORMA 22
35
37
38
Fi¡. 8.
[page-n-131]
15
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
FORMA 21
39
40
42
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)~J
?.
[page-n-132]
16
E CUAORADO
FORMA 23
47
Fig. JO.
FORMA 24
Fi¡. 11.
112 -
[page-n-133]
CERAMICI\ DE "EL CIGARRALEJO"
11
FORMA 21 / 2S
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61
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1 62
)
\ 63
Fig. 12.
Forma 26 (fog 13, núm 64 y Lám. VII).-No existe mas que un
solo ejemplar grande, de forma muy cónica, con borde muy curvado y
pie de anillo muy oblicuo y alto. Pudiéramos considerar este plato como
varían te de la forma 21, pero tiene caracteres muy identificados con los
de la forma 26 de Lamboglia.
FORMA Z6
Fig.
13.
Forma 28 (fig 14, núm. 65 y Lám. VII}.-Tenemos también esta forma en Cigarralejo, representada por un solo ejemplar. Es una pátera de
tipo pequeño con borde redondo y ligeramente vuelto hacia afuera. El
fondo es plano con ligero ombligo exterior y pie de anillo de sección con·
vexa, biselada en la base. El barniz cubre todo el vaso, dejando en reserva
un cerco en la unión del pie y la base del mismo
113
lS
[page-n-134]
E. CUADRADO
18
FORMA 28
't
~
(
7
) 65
Fi¡. 14.
Forma 40 (figs. 15 a 21, núms. 66-83 y lám. VII) . - La forma 40
reúne los ((kantharoi». Lamboglla llama a esta forma ((Crátera>>. Estamos
de acuerdo en cuanto al tipo A «crátere a cálice», que tiene gran tama-
FORMA 40
(
66
Fi¡. IS.
1H -
[page-n-135]
CERAMIC"- DE "EL CIGARRALEJO"
19
FORMA 40
71
Fi¡. 16.
ño. Los demás tipos del B al F, les llamamos, como a las piezas de Grec•a
«khantharoil•, pareciéndonos más apropiado que el nombre «crá tere a colonnette» De los seis tipos de L.amboglia (A al F) (11 ). y los 12 de Ro
( 111
LAMBOGLI"-, ob. cit. noto
116
[page-n-136]
20
E CUADRADO
binson ( 12). incluidos los «kylikes» de p•e bajo o s•n caña, sólo existen
en Cigarralejo los tipos D (figs. 15 a 19) y E (figs. 20 a 21), de lambo·
glia, o 10 y 12 de Robinson, y uno nuevo de que hablaremos. lamboglia,
en su estudio de la cerámica de la Bastida (13), considera tres tipos · a) con
FORMA <10
73
Fi¡. 17.
(1.21 O. M. ROBINSON: "ExcIior>J 01 Olynlhos. Por1 XIII: Vo.es found In 1934
ond 1938", Bohimore, 1950.
( 131 LAMBOGLIA, ob. Ctl no1o 2, p6gs. 124 o 127
-
116
- - - --
[page-n-137]
CERAMICA DE "El CIGARRALEJO"
FORMA 40
Pi¡. 18.
117-
21
[page-n-138]
22
E. CUAORAOO
borde colgante y agallones; b) con borde colgante y son agallones, y e)
con borde líso sin agallones, los tres análogos a los D y E. Con ánimo de
unificar criterios, nos parece prudente seguir considerando estos últimos
con dos variedades 1 y 11, según tenga., cuerpo liso o agallonado, siendo
el borde de B líso y el de E moldurado y colgante.
FORMA 40
Fi¡. 19.
Hemos hablado de un nuevo tipo. Es éste un jarroto de forma parecida al «kántharos» de tipo E-11, y con una sola asa de anillo sin apéndice
horizonta l. Al estudiar este topo ( 14) (fig. 21-83), le hemos dado la letra
G, para designarlo, siguiendo el criterio de l.amboglia. El ejemplar que he mos hallado es de cuerpo agallonado y, en cambio, los paralelos que cono-
11 4)
CUADRADO. ob. cit. noto 8.
-
118 -
[page-n-139]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
23
cemos de Olínto y Atenas, son lisos. Hemos de suponer que la forma
lísa se encuentre en Occidente y, entre tanto, nos parece oportuno considerar sólo e l tipo G, y tan pronto se conozcan las dos variedades, llamarles 1 y 11 con el mismo criterio.
FORMA 40
so
Sl
Pig. 2.0.
Todos estos «kántharoi)) han sido fundamentales para nuestro estudio
cronológico, puesto que, muy bien estudiados en Olinto, se ha llegado
a la conclusión de que la relación del diámetro de la boca a la altura nos
da, para cada tipo, su cronología, puesto que dicha relación varía, de ser
mayor que uno a ser menor con el transcurso del tiempo.
Los tipos D y E, tienen un cuello de perfil cóncavo, y un cuerpo convexo más o menos profundo, u.n ido al cuello en una marcada inflexión.
- 119 -
[page-n-140]
24
e:. CUADRADO
l.ds asas son más o menos circulares con un apéndice horizontal o 1nch·
nado y saliente sobre ellas. El pie tiene una caña muy baja o casi nula,
asentada sóbre un llstel y un bocel que sirve de base, con una uña corno
los demás vasos descritos El interior del pie es hondo y cóncavo, con un
pequeño ombligo saliente. Estas molduras base, tienen variación en al
FORMA 40
Fig. 21
g1•nos casos. Los bordes ya hemos dicho que, o son lisos o formados por
una moldura de dos lóbulos: el superior apenas formado, y el inferior,
muy marcado, da la sensación de colgante. Los tipos agallonados tienen
.:~demás, en la parte inferior, bajo los agallones, un goterón o pequeño
surco que produce una nueva moldura
120
[page-n-141]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO''
25
El tipo G tiene un borde más volum.noso, e l asa carece de apéndtc"
el cuello es muy cóncavo y corto.
En el goterón de los vasos agallonados, entre el listel y el bocel del
pie, y en la moldura de la uña, suele quedar visto el barro por reserva
del barniz, y, por tanto, son tres circunferencias rojas
y
Forma 42 (figs 22, 23 y 24, núms 84-94 y 118-121 y Láms. VIl y
Vlll).-Considera Lamboglia dos tipos, A y B, para esta forma. El primero
lo forman los «kylikes» clásicos de pie bajo. El segundo comprende los
••kotylob>, a los que los autores de lengua inglesa llaman «stemless cyllces» y «bolsals». Cada vez es más necesario adoptar una term.nologla
para España, puesto que los investigadores nos movemos en un dttícil
circulo en el que, por fuerza, hemos de seguir a los que se dedican a la
arqueología clásica, y nos encontramos con dificultades de criterio y de
traducción. Los nombres griegos no pueden utilizarse caprichosamente,
s tno que deben aplicarse a determinadas piezas, es decir, a las que por
cada uno de ellos eran conocidas entre sus usuarios. Pero hay nombres
que abarcan mucho campo. Esto pasa con los «kotyloi » 1 por lo que nos
vemos en la dificultad de decidir si llamamos «bolsai>> a las tazils que forman el tipo 8, que vamos a estudiar, o si empleamos el nombre «kotyle »
FORMA 42
Fig. 22.
reducido a sólo este topo. Nos hemos decidodo por este último, que suelen
emplear los italianos, en tanto :a terminología de que hablamos no nos
imponga otro más aproptado.
En el tipo A, Lamboglia presentJ el «kylix» de pie bajo, con asas de
lazo, pie moldurado y cuerpo con borde cóncavo, que forma carena con
el resto. Este tipo es más antiguo que otra variedad que aparece en Cígarra lejo (15), en que el cuerpo es de paredes muy finas, cuerpo de casquete
esférico, asas de lazo, borde afilado y pie muy moldurado, fino y elegante
En realidad es la misma forma de los «kylikes» de figuras rojas contem·
115).
16
CUADRADO, ob.
cot. noto 8
121
[page-n-142]
E CUADRADO
26
FORMA 4Z
87
(
..............
==1
V
8!
89
Fig. 23
)
[page-n-143]
27
CERAMICA OE "EL CIGARRALEJO"
FORMA
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91
92
94
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Fi¡. 24.
-
123 -
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J120
/
1
~121
[page-n-144]
2&
E. C.UAORADO
poráneos. La inclusión de esta variedad en la topología occodental, nos
obliga a añadir un 1 al tipo recogodo por Lamboglla y un 11 al añadido
por nosotros. Tendremos asi, dentro de la forma 42 los tipos A-1, A-11
(fog. 22, núm. 84) y 8 (fígs. 23-24). para el Cigarralejo, puesto que alli
no aparece el tipo C. De las dos variantes del 8, que recoge Lambogl ia,
la nuestra es la 428- 1, dejando para la cerámica campaniense la 428-2,
con carena y paredes cóncavas.
El tipo 428- 1, es una taza de paredes verucales, curvadas a 90 ',
para unirse al fondo, que exteriormente presenta siempre un ombligo,
más o menos pronunciado. En la unoón de paredes al pie, hay una inflex ión con un surco entrante, que llamamos cerco, y aquél queda con una
garganta cóncava, y una moldura en forma de toro, con uña interior. La
pieza está totalmente cubierta de barniz, a excepción del cerco y del surco
de la uña, que quedan rojos por reserva Las asas son más o menos horizontales y en forma de U, pero con las patas tendiendo a unirse, y el fondo
a aplanarse.
Forma 43 (fig. 25, núm. 95). -los ejemplares del Cogarralejo, tanto
de figuras rojas como de barniz negro, encajan en los incluidos por lam·
boglla en su tipología Es posible que en nuevas investigacoones puedan
incluirse otros tipos más antiguos, procedentes de otros yacimientos. De
FORMA 43
Fig. 2S.
momento, de La 8astoda (16) ha publicado Lamboglia el fondo de un
«Skyphos» de paredes convexas que indican un tipo de forma ovoodea,
como los del s. V. A este tipo se podla llamar A. Llamaríamos 8 al que
arranca del pie con paredes cóncavas para dar lugar a una inflexión que
1161
LAMBOGLIA, ob. cil .
nooo
2. póg.
124
130.
[page-n-145]
CERAMlO. DE "EL CIGARRALEJO"
29
se continúa con paredes verticales y asas horizonta les en U, del tipo de
las de los «kotyloi», ligeramente inclinadas. Dentro de este tipo B, la
onflexión más acentuada, con la parte inferior de las paredes vertocal y
menor diámetro, supone una variante tardia que entra en lo c.1mpaniense.
Por ello llamaremos B-1 (fig 25. núm 95) y B-11 a los tipos con inflexión
anteriormente descritos
Forma 69 (fig 26, núm. 97).-No conocemos paralelos de la únic.1
pieza de esta forma que poseemos Se trata de un plato de tamaño me·
dio, de fondo plano y borde ancho y horizontal. El pie es de anollo de
~ecci6n biconvexa algo oblicuo. le hemos dado e l número 69 como con·
tinuación a las formas introducidas por Almagro.
FORMA 69
Fig. 26.
Forma 70 (fig 27, núm. 96).-Aunque damos como nueva forma los
o
una botellita muy panzuda con ancho pie de anillo, cuello alto y aSd que
se inserta en éste y en la panza. El «lagynos» es muy parecido, pero el
asa es un anillo circular que se inserta vertic.1lmente en el cuerpo del
vaso. Además suele presentar un entrante en la parte alta del cuerpo,
que deja una arista saliente. Robinson incluye ambos vasos en la misma
FORMA 70
96
Fi¡¡. 27.
,
'
clase y por el lo podríamos tomarlos como tipos de una misma forma. Sin
embargo, nos hemos decidido por separarlas, considerando que tienen ca·
c.1racterlsticas bastante diferentes Hay muchos tipos de ulagynoo», prin
cipalmente por diferencias de la boca Todavía no han sido estudiados en
Occidente, a pesar de que se encuentran en yacimientos españoles Entre
tanto nos abstenemos de considerar estas variantes.
- !26
[page-n-146]
30
E CUAORAOO
111
BARRO, BARNIZ Y DECORACION
Además de las formas hay que estudiar, en nuestros vasos, tres elementos fundamentales : el barro, e l barniz y la decoración. Es indudable
que estos elementos pueden caracterizar los talleres de procedencia y por
ello son muy importantes, ya que uno de los objetivos de la investigación
es localizarlos, situándolos al menos en una región determinada Por desgracia no disponemos ahora de medios para realizar análisis de barros y
barnices, únoco medio posotivo para lo que buscamos. Tenemos que con
tentarnos con un examen objetivo, que debía acompañarse de compara
cienes con materiales de Grecia e Italia que nos sirvieran de pista segura
La carencia de estos materiales y la lejanía de los posibles centros de
producción, nos obliga a esperar la opinión de los colegas conocedores
de las cerámicas de aquellos paises, y tenemos que reducirnos a hacer
nuestras comparaciones con los propios materiales de Occidente. De aquí
lo limitado de nuestras observaciones.
Se presenta además una complicación en nuestro caso. Las cerámicas
áticas de barniz negro forman parte de los ajuares de las tumbas, en las
que se ha verificado un ri to de Incineración en pira funeraria, segura
mente «in situ» y a la que se han arrojado los vasos de libaciones o que
contuvieron bálsamos y esencias para el difunto, previa su total destrucción. De estos vasos fragmentados, parte cayeron en la hoguera y parte no
Aquellos hubieron de sufror la acción del fuego, lo que supuso alteración
en el color del barro y en el estado del barniz. Los restantes conservan
su apariencia original, y por ello resulta difícil, a veces, casar fragmentos
de aspecto totalmente distinto. Existen pocos casos en que el vaso se conserve intacto, lo que ocurre cuando ha servido de urna funeraria o en
alguna otra circunstancia de razón ignorada.
zo
Hemos llegado a la conclusión de que el barro es roj o o anara,jado
en su estado prlml tivo. La acción del fuego de la hoguera crematoria le
da un color gris, pasando por una escala de tonos del rojo al gris, entre
los que es frecuente el tono sepia. En general se ha producido una recocción reductora. En cuanto al barniz, que en su estado primitivo es negro
intenso, compacto y brollante, pierde mucho de este brillo por la acción
del fuego, y salta en muchos fragmentos, que quedan con el color gris
del barro. Hemos comprobado que el barniz toma un color negro oliváceo
en algunas de las piez.as más recientes y también que en las tardías pre·
senta reflejos mas metálicos
Es frecuente encontrar barnoces de color rojo análogos al de la «!erra
sogillata,., con tono mas bien coralino. Lo hemos atribuido en muchos
126 -
[page-n-147]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
31
casos a una superposición de piezas durante la cocción con fuego reductor, que ha impedido a las partes no sometidas a él, sufrír un proceso
oxidante, tan bien delimitados -a veces por una linea incisa-, que nos
onducen a creer se trata de piezas barnizadas en dos veces, tal como supone Schumann (17). La primera vez, se barniza sólo la parte que ha
de ir en negro y se cuece a fuego reductor. Todo el vaso se pone negro,
pero la parte barnizada, al vítrificarse., queda impermeable a la acción
oxidante, así que barnizada después la zona anteriormente en reserva y
sometido el vaso a la acción de fuego oxidante, queda negro el barniz
primitivo, pero rojo el último empleado, No queremos entrar aqul en este
problema, que pensamos estudiar en otro trabajo, con todos los materiales y observaciones obtenidos.
Queda por último la cuestión de la decoración Lamboglia fa estudió
muy atinadamente y poco tenemos que añadir. En nuestra cerámica sólo
encontramos decoración impresa, a base de estampillas o punzones que
representan siempre ovas y palmetas, generalmente de nueve hojas; lfneas
circulares como e lementos de separación y para entrelazados de las palmetas formando orlas; y por último, Hneas de trazos estampados mediante ruedecilla. Tanto los círculos como las lfneas de ruedecilla debían
hacerse en el torno, girando el vaso. Las de ruedecilla suponen generalmente varias vueltas completas, en forma de espiral. Como las ruedecillas
podían tener de matriz varios tipos de trazos, más o menos largos, se
conseguía, combinándolos, variedades de esta sencilla decoracoón, mucho
más rápida, que la paciente impresión de ovas y palmetas. Al parecer se
onicia su empleo por lo menos en el segundo cuarto del s. IV, según
Corbet ( 18). pero también admite este autor que pudo ocurrir antes, [o
que hemos podido confirma r nosotros, ya que la encontramos en vasos del
primer cuarto. De la simultánea aplicación de estos elementos resultan
los siguientes tipos de decoración:
a) Palmetas «combinadas» ( ucomblnati»). cuando se disponen en
orlas concéntricas, con o sin otras de ovas (Lám. VI, 37 y 38)
()7) Th. SCHUMANN: "Oberflaeschenverzoerung '" der antiker> Toepforguns t", en
Borlchte der deutschen Keromischen Gesellschofl, XXIII, 1942.
C. WEICKERT: "lnrorc.sonte des~ubrimíento sobro lo técnico de lo pintura ornamental en los vasos griegos", "" Archivo Español de Arqueología, XVII, Madrid, 1944, p6.
gtnas 187-190,
F. VILLARDo "Les voses orees", Potís, 1956, póg. 18.
A. ARRIBAS v G. TRIAS DE ARRIBAS: "Los ptimcros vasos óttcos can borntz "ra¡a
eo
I>ÓV'""' 93-1 05
(181 P. E CORBET: "Attic patteoy af 1~ lat« f¡fth centuryH on Hespen<> XVII I,
Batltmore, 1949, I>Ó9 304
127
[page-n-148]
32
E CUADRADO
b) Palmetas «Simétncas» ( «Simmetriche»). cuando se d1sponen cua
tro o más, separadas o alrededor de otro elemento, como un circu"to. (Laminas VIl, 70 y VIII, 87)
e) Palmetas «agrupadas» («agruppate»), análogas a las anteriores,
pero amontonadas y poco regularmente dispuestas (Um. VIII, 90 y 92).
d) Palmetas «enlazadas» (<
dose alternativamente entre si por líneas curvas que se entrecruzan IL:imina 111, 19 y 22)
Las demás combinaciones de palmetas y las rosetas, son propias de
la cerámica campan1ense y no se encuentran en nuestra cerámica. En Ct
garralejo resulta habitual que todas las combinaciones de palmetas quedan dentro de una esptral múltiple de ruedecilla, principalmente el tipo
d) lo; ltpos b) y e), creemos son uno mismo, puesto que, en general, las
palmetas agrupadas son las simétricas mal ejecutadas y superpuestas,
cuando el espacio, o la excesiva concavidad, de la superficie donde se estamparon no permitían un mayor cuidado. El a) suele tener raras Impresiones de ruedecilla, y, cuando las tiene, se presentan rellenando un mar
co de varios clrculos concéntricos En este caso los trazos de ruedecilla se
mezclan con puntillados
IV
CRONOLOGIA
Como dtjimos al prinetp1o, el objetivo final de nuestro trabajo es ave
nguar la cronología de las piezas de nuestra cerámica, para por ellas conocer la de las tumbas en que aparecieron, y, por tanto, la de los mate riales obéricos que en ellas se encuentran.
Expondremos primeramente el método que hemos seguido, basado en
los postulados siguientes
l " En una serie de tumbas superpuestas, cualqUiera de ellas es más
reciente que las lnfrapuestas, y más antigua que las superiores.
L.• Cuando una tumba se ,uperpone a dos, o más, no relacionadas
entre si, se cumple el postulado anterior, pero se ignora la relación crono
lógica entre las segundas Sólo tendremos un « términus ante quem», que
nos da la tumba supenor So también las tumbas del nivel inferior citadas
se superpusieran a otra tumba tendriamos en ésta un limite upost quem»
3.• En el caso anterior habrá que buscar relaciones cronológicas
dentro del novel de tumbas del que sólo conocemos uno o los dos limites
cronológicos entre los que se encuentran, por analogía de materoales de
los d iversos ajuares, o por p1ezas bien fechadas con cronología absoluta
4 • Entre distintas series de tumbas superpuestas, habrá que esta·
blecer relaciones teniendo presente la cronología relativa, «vertical», de
128
[page-n-149]
CE~AMlCA
DE "EL ClGARRALEJO"
33
cada serie, y luego, por cronología absoluta de algunos ajuares, realizar la
cronología «horizontal» del conjunto.
Basado en estos postu lados fundamentales, hemos seguido el sogUiente método;
1.• Fijacoón de la cronología absoluta de aquellos objetos que lo permitan. Desgraciadamente, entre los materiales del s. IV, aquéllos son pocos. Sin embargo disponemos de vasos de figuras rojas, bien fechados, como una crátera de l «pintor del tirso negro», que Beazley fija hacia e l 380
'!· C. Varios <
hay que suponer tambo del primer cuarto del sig lo, o de princopios del
én,
segundo. Un «schnabelkanne» de bronce asociado con un recipiente ritua l
con <> que pueden fecharse desde fones del s V, hasta
mediados del IV a C. ( 19) Tumbas con cerámica campaniense y romana, a partor de principios del s. 111, que aparecen en superficie y que mar·
can un limite cronológico superior para la cerámfca «precampana».
2 • Establecimiento gráfico de las «series» de tumbas superpuestas
con indicación de su situación re lativa y de aque llas que contenian cerámica ática de barniz negro. A su vez, las series se han agrupado por sectores de la necrópolis establecidos sobre el plano de la misma, para facilitar su loca li zación (Cuadro núm. 1).
3 • Confección de un fichero de todas las tumbas con cerámica «precampana», e indicación, en cada ficha, de las piezas de esta clase y resto
del conjunto arqueológico,
4.• Confección de un fichero por piezas «precampanas», de modo
que las fichas puedan ordenarse por tumbas, por formas, o cronológicamente.
5 .• Clasificación cronológica de todos los «kantharoi», teniendo en
cuenta los resultados obtenidos por Robinsosn en Olinto, es decir, fechándolos en los distintos cuartos del s IV a. C., ya que esta forma (sólo tenemos piezas con asas de anillo) aparece en el primer cuarto y se copian
después del 300 por los alfareros campanienses~ Las características de esta clasificación son principalmente las relaciones de la a ltura total al diámetro de la boca, que llamamos r; la forma del borde moldurada o lisa;
y la superficie, lisa o aga llonada.
119) E. CUADRADO DlAZ: "Uno Interesante tumbo lberlco do lo Ne
Clgon-alelo", en Archivo de Prehistoria Levantina, 111, Valencia, 1952, págs. 117-132.
E. CUADRADO DlAZ: "Los reciplento>s rituales metóllc:oo llamados "braserlllos pünocos", en Arc"ivo Español de Arqueologia. XXIX, Madrid, 1956, p6gs. 52-84.
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Las flcchru¡ indican superposicJÓn dir<-cca, y los nsteoscos. presencia. en el ajuar funerario.
de ccrlimicn u ouas p1eus de cronolog!a absoluca conocida.
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[page-n-151]
35
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
a)
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«Kantharoi» de borde moldurado Forma 40E (Tlpo 10 de Rob1n·
Final pnmer cuarto o principio del segundo. r = 1:1,25
Final segundo cuarto ........ .
r
1:1
Tercer cuarto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. r = 1,25: 1
Cuello cada ve' más alto.
Caña del pie cada vez más alta y delgada.
Base cada vez más estrecha.
Cuerpo cada vez más hondo.
Apéndices (de las asas) cada vez más salientes.
=
b)
«Kantharol» de borde liso Forma 40D (Tipo 12 de Robinson)
Desde la mitad del tercer cuarto . . . . . r
1:más de 1
Final del tercer cuarto . . .
r = más de 1 :1
Ultimo cuarto.. ...
r = 1,25 : 1
=
Después del 300...
r =
1,5:1
Aún más tarde . ..
r = 2·1
e) Los cuerpos agallor1ados que se estimaban helenísticos aparecen
en Olinto a fines del primer cuarto del siglo IV.
6.· Del examen de los materiales de Olinto se llega a la conclusión
de que la decoración a base de palmetas «Combinadas» es propia del primer cuarto del s. IV y de fines del V. Lo mismo ocurre con los circulas
rojos por reserva del barniz en el exterior del fondo que no pa$iln del segundo cuarto. Ello se tiene en cuenta para fechar las piezas.
7.• Clasificación de las tumbas, teniendo presentes las características enumeradas para algunas formas, en los cuatro cuartos del s. IV.
(Partimos de las que tienen «kantharoi» y demás piezas de cronología
absoluta). Confección de un nuevo gráfico de tumbas con su situación
dentro de cada serie, en cada cuarto de siglo. Las tumbas intermedias se
sitúan entre las de cronología absoluta, atendiendo a las demás características o a hipótesis fundadas en las circunstancias de la excavación o
analogías entre los ajuares. (Cuadro núm. 2).
8.• Confección de un nuevo cuadro, con situacign en orden cronológico y según cada serie de tumbas, de listas de los platos de barniz negro
de cada una. Con este cuadro se establecen en cada ajuar los vasos coetáneos y las series cronológicas Kverticales>>. Dentro de cada cuarto de siglo
tendremos así la cronología «horizontal». En cada ajuar se indica un pri·
mer número en cada pieza, que es el del catálogo de la cerámica confeccionado para este trabajo, y después otro que es el del inventario general
de la necrópolis. (Cuadro núm. 3) ,
9.• Análisis de caracterlsticas y evolución de cada forma, dentro de
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[page-n-152]
E. CUADRADO
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[page-n-154]
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CERAM1CA DE "El ClGARRAlEJO"
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[page-n-155]
38
E CUADRADO
cada cuarto de soglo, según los materiales clasificados con las normas anteroores 1fig 28)
Antes de exponer los resultados obtenidos, hemos de hacer a lgunas
observaciones
a) Es evidente que la clasificación de cada tipo o variedad de vaso
en grupos de veonticonco ilños no significa que sus caracteres en cada uno
de estos periodos, sean exclusivos de ellos Así vemos que vasos análogos
se encuentran en dos periodos consecutivos, sin que por ello haya que
sentar que todos son de aquel período de que son característicos. la evolución es lenta, obedece a causas ognoradas; no es idéntoca en todos los
talleres y regiones, y por eso los limotes son bastante amboguos
b) Por contra, estomamos que la vida de estos vasos, elemento de
lujo en el ajuar doméstico de los iberos, debió tener bastante duración,
ya que deboeron guardarse con esmero. Por ello, a pesar de lo frágil de
las piezas, suponemos una vida media que puede llegar a los doez años.
Asi que, platos de fines de un período, pueden encontrarse en las tumbas de principios del siguiente, por lo que tenemos que suponer periodos
de transición entre cada ciclo de 25 años, y cualquier fecha que a tribuyamos a un vaso debe entenderse con
10 años de posoble error por lo
menos
e) Las tumbas que se encuentran en series sin piezas de cronología
absoluta, se han dasificado por hipótesis, tal como ondicamos anteriormente y son susceptobles de vanar su cronología, cuando se estudoe la de
los vasos y armas ibéricos, así como de otros elementos valiosos de las
tumbas, pero siempre dentro de los límites del siglo IV a C., y de los que
establezcan los términos «ante» y cpost quem».
Veamos ahora las conclusiones a que hemos llegado después del examen de las tumbas y piezas
FORMA 21
No existe una uniformidad de caracteres diferenciales en esta forma
cerámica. Por ello, a lo largo de todo el siglo IV, vemos mezclados tipos
que parecen de distinta época, la; características más peculoares son las
que señalamos a continuación
Primer C.• del siglo IV a. C. (figs. 2 y 3); (Láms. 1, 11 y VIII, núms.
125 a 128)
Los poes son gruesos con seccoón que tiende a la trapecial, pero cur·
vada y con uña poco marcada Ombligo en el fondo. Reserva en el cerco y
en el surco del poe. Decoración de palmetas «Combinadas» y «enlazadas»
-
134-
[page-n-156]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
39
dentro de una orla ci rcu la r formada por puntillados en tre círculos 1
ncisos.
En los tipos más recientes palmetas «en lazadas» grandes dentro de espi·
ral de ruedecil la. No llenen especiales e<~racterlsticas los tamaños ni los
tipos «ancho» y «hondo», aparte de las dimensiones.
2.• C.• del siglo IV a. C. (figs 4 a 6), (láms. 11 y 111).
Los topos son analogos al período anterior, salvo que se muestra una
gran abundanCia de pies muy curvados, con uña bien marcada, reserva en
el cerco y surco del pie. y ombligo en el exterior del fondo La decoración
suele ser de pa lmetas <¡enlazadas» o «simé tricas» con espiral de ruedecilla de estampación muy fina. A veces se sustituyen las palmetas con un
círculo inciso Las orlas de círculos con puntillados entre ellos son del
principio del periodo y continuación de las del anterior
3.• y último C. del siglo IV a. C. (fig 7), (Láms. IV y V)
Continúan las características del 2.• C •, pero empieza a hacerse la es·
tampación más tosca y menos cuidada, llegando en el último C • a reducirse a círculos estampados y tosca esptra l central incisa, o a pa lmetas con
borde eontinuo, sln conocerse el ondu lado de las hojas. En resumen, se
prepara la decoración de la cerám1ca campan1ense del s. 111
Evol ución.-La Forma 21 es caracterist1ca del s1glo IV; su frecuencia
durante todo el período, sin duda, no perm1hó una evolución muy marcada si, como suponemos, su finalidad fue siempre la misma. Sm embargo, en el primer cuarto e l pie es grueso y poco curvado, con decorac16n
de palmetas «combinadas» con ovas, dobles guimaldas de palmetas y también la orla de puntil lados a ruedecllla, limitada por círculos incisos. Continúan los puntillados en el segundo cuarto y se inicia la disminución de
espesores en los pies y su pronunciada curvatura, con convexidad hacia e l
ex terior Siguen las mismas características en los tercero y cuarto cuartos,
pero degenera la decoración, generalmente muy fina en el segundo cuarto. Se reduce a finales de siglo a círculos de ruedecilla y espirales 1ncisas
Vuelven los pies anchos o achaflanados, y disminuye su número. La dlstnbución de piezas completas y fragmentos en el siglo, es la siguiente
Primer C. • . . . . . . . . . . . .
2.· c.• .. . .. . ... ... ...
3. C." . . . . . . . . . . . . •. •
4.• c.· ... ... ... ...
Total ..... .
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De esta comparación se ve que el auge de la Forma 21 en El Cigarra·
lejo es el 2.• C.• y d1sminuye notablemente en la segunda mitad (fig 26)
-
135-
[page-n-157]
-10
E. CUADRADO
Parece advertorse que las páteras 21 se abren de boca con el ttempo
En realidad parece confirmarse este hecho en el último c;uarto, cuando
empiezan a modelarse las formas pareddas campanienses, pero en los
otros cuartos las piezas más abiertas acompañan a las de borde muy vuelto.
FORMA U
Primer C.• del siglo (fogs. 8 y 9). (Láms. V, VI y VIII, 113, 115)
sólo hay un ejemplar, es omposible la teoro
zacoón Anotemos, sin embargo, los caracteres de nuestro ejemplar pie
de sección biconvexa y fondo exteriormente plano. Paredes en cuarto de
circulo Decoracoón de palmetas «Gombinadas», y exterior del fondo con
clrculos combinados en reserva.
T omo ñ o mhimo~ Como
T o "' o ñ o
gronde.-la pared empieza recta y continúa con la curva de
unoón al fondo. las poezas más antoguas carecen de omblogo en aquél y tienen en general, en su exterior, clrculos en reserva. La sección del poe es
vertical, trapecoal o biconvexa y sin uña Su decoración es de palmetas
«combinadas». Las piezas con ombligo exterior en el fondo, no llevan
clrculos en reserva, toenen el poe de sección más o menos curva y casi siem·
pre uña con drculos en reserva, en ella y en el cerco del pie la decoración pierde las ovas y se reduce generalmente a orlas de palmetas «en lazadas» y espiral de ruedecilla
2. C.• de l siglo (fig 9, 40-45); (l.áms. VI y VIII
Continúan las formas de pie curvo, más delgado generalmente, con
uña y ombligo. El exterior del fondo barnizado. Sólo queda en reserva el
asiento del poe o moldura de la uña y el cerco, que a veces desaparecen
también. La decoración es de palmetas «enlazadas», en general grandes,
y espiral de ruedecilla Todas las piezas son de tamaño gra nde, oscilando
el diámetro sobre 20 cm.
Aparece, sin embargo, e l tamaño pequeño, del mismo tipo que los demás platos, pero con decoración de palmetas «simétricas» o «agrupadas»
3.• y 4.• C!' del 1iglo.
No se encuentra nonguna poeza de esta Forma, que parece haber desaparecido.
Evolución.-la Forma 22 acompaña en la primera motad del s IV a la
21, pero en menor número, como vemos a continuación
Primer C
2· e
7
7
Total ......... 14
136
[page-n-158]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
41
entre piezas enteras y fragmentadas que acusan la existencia de otras.
Al principio del siglo, las fuentes de Forma 22 tenían un fondo plano o
curvo pero sin ombl igo y decorado exteriormente con círculos en reserva
del barniz. El pie era grueso y de sección vertical de forma trapezoidal o
biconvexa, con circulo de reserva en la base y en el cerco. Las paredes no
siguen ley evolutiva alguna, mez:clándose las más verticales con las oblicuas y las uniones curvas con e l p1 de rad1 grande o pequeño. La decoe,
o
ración, a l igual que en la Forma 21, es de pa lmetas «combinadas>>, con
ovas al principio de l Primer C.•, o de orlas de palmetas, dobles. En el 2:•
c.•, el pie se hace mas delgado y curvo, con convexidad hacia el exterior,
provisto de uña con surco en reserva. El fondo tiene ombligo que aparece
en el Primer c.• y carece de círculos en reserva. Los tamaños se van achicando con e l tiempo. A mediados del siglo desaparece esta forma de nuestro yacimiento. En Olinto las p iezas de esta forma son principalmente de
fines del s. Y o principios del s. IV. En nuestro caso resulta difícil señaglo
lar si alguna del Cigarralejo es de fines del s1 Y, por carecer de piezas
de los ajuares a que pertenecen que nos lleven a fijar esta techa. Por ello,
aunque los vasos con decoración de palmetas y ovas se coloquen en el Primer C." de l s. IV, para nuestro estudio, dejamos sentado que muchos de
ellos pueden ser de fines del Y.
FORMA 23
Dos únicas piezas y trozos de borde de otras tres, no son suficientes
para conocer la evolución de esta forma, y habr~ que reunir nuestras p1e·
zas con las de otros yacimientos bien fechados, para obtener conclusiones
ezas más completas, aporverosímiles. Sin embargo, algunas de nuestras p1
tan datos de 1nterés.
Primer c.• de ~ig lo (fig. 10, núm. 46).
Borde delgado formando ángulo recto con las paredes del plato. Píe
oblicuo grueso de sección trapecial, Pocillo central semielíptlco, bordeado
por un cerco rojo que limitan dos finos relieves del plato. El mismo cerco
ancho rojo bordea todo el vaso. El fondo tiene exteriormente los clasicos
drculos en reserva. El pie no tiene uña. Círculo en reserva en el cerco de,
pie.
2.• C! de l s. IV a. C. (fig. 1O, núm. 47).
Borde de la misma forma que en e l Primer C •, pero grueso. Pie oblicuo, biselado, más delgado también. Pocillo central menos profundo. Unica reserva del bamíz en e l chaflán del pie.
1$
137 -
[page-n-159]
E CUADRADO
Evolución - Aunque en Ollnto todos los «plato~ de peces» se colocan
en el 2. C• del s. IV, en nuestro caso hay marcada d1ferencia entre las
dos piezas que poseemos reconst1 tu1bles, y los círculos en reserva del Ion
do nos hacen suponer que una de ellas es del Primer C Tal vez el ejem
piar de La Bastida sea una continuación de nuestro ejemplar del Pnmer
que evolucionaría hasta achaflanar la base en el 2.•
época en que
ya no existirían los círculos en reserva del fondo. Aún más reciente seria
el tipo de Enserune, con uña en el p1e, en la segunda m1tad del siglo
e·.
e ·.
FORMA 24 A.
Del tipo 1 de la Forma 24 A (flg 11, núms. 48 a 55) (Lám VIII, 120).
s6lo tenemos ejemplares de los cuartos pnmero y segundo del s1glo, s1n
que enrre ellos encontremos diferencias señaladas para cada periodo. la
única característica variable, pero no dentro del tiempo, es el fondo, que
es más o menos profundo, variand:> con él el ombligo exterior
En la segundil mitad del s IV, no encontramos, como ya hemos d1cho,
nmgún ejemplar, sin que ello quiera decir que no pueda existir esta forma en dicho periodo
Del tipo 11 (fig 11, núms 56 a 59), tenemos un ejemplar de cada
cuarto de siglo, las d1ferencias entre ellos son principalmente curvatura
de las paredes, acentuada cerca del borde en la pnmera mitad del siglo,
p1e con uña inc1p1ente, muy bajo, en el primer cuarto, vertical sin uña y
con cerco hundtdo en el segundo, alto y curvo con uña en el tercero y ver
tteal con uña produCida por un bisel en el cuarto Si todos estos platillos
se amoldasen a estos cuatro tipos, quedaría establecida su evoluc1ón en el
s1glo IV. Sin embargo, la continutdad de esta forma a través de los siglos
111 y 11, requiere más abundancia de ejemplares para conocer con certeza
su evoluc1ón Sólo podemos hacer resaltar la curvatura exagerada de las
paredes cerca del borde, para la pr~mera mitad del siglo, y la ausenc1a de
zonas en reserva en todo el ttpo 11, que, por otra parte, falta totalmente
en La Bastida.
El conjunto de ejemplares es el s1guiente, teniendo en cuenta frag
mentas importantes
T1po 1
Tipo 11
Pnmer C
3
1
1
5
3. C....
o
1
4 . C." ..
1
o
Fragmentos
4
1
L·c·
Total ...
-
138 -
12
5
[page-n-160]
CERAMIO. OE ''El CIGARRALEJO"
lo que quoere decor que el topo 1 fue más abundante, ya que para la pro·
mera mitad del siglo habría que comparar doce piezas contra dos o tres
del tipo 11; sin embargo, éste fue mas duradero.
En Ollnto, la mayoria de estos platillos son de fines del s. V o del prl·
mer cuarto del s. IV. Tal vez las poez.as de que disponemos del segundo
.:uarto, pudieran considerarse de fines del primero, y halladas en tumbas
de principios del segundo. Ello reducirla nuestro tipo 1, al promer cuarto
(fig. 28)
FORMA 21/25
Sólo tenemos cuatro ejemplares de los tipos B- 1 y B-11 (fig 12, núms
oO a 63) (Lim VIl) La aparición de ambos en la misma tumba 133, nos
demuestra su contemporaneodad La doferencoa que encontramos entre los
ejemplares del primer :uarto y los del segundo y tercero, es que la base
de los primeros es caso horizontal, y más cónica en los segundos Su distri·
bución según la cronología que les hemos atribuido es
Primer C.• ...... ..
2.• c.• ..
3.• c.· .. .
4.• c.• .. .
.
.. ..
Total
2
1
1
o
4
lo que nos doce que su uso no fue muy grande y que duró tal vez todo el
siglo, pues la falta en el último cuarto no quiere decir nada, dado el corto
número de piezas encontradas En Olinto estos platillos son del s. V o
principios del IV, y no habría dificultad para suponer que la poeza encon·
trada en una tumba del segundo cuarto, fuera del primero, confirmando
asf la cronología de Olinto, si no fuera por la pieza del tercer cuarto, cuyas
palmetos ompresas quedan en relieve y no hundidas. como en casi todos
los casos, lo que Indica, por lo menos, que es.a forma llegó al tercer cuarto
FORMA 26
El ejemplar único que tenemos de esta forma (fi,g 13, núm. 64) (Lám
VIl), pudiera considerarse como una variedad de la Forma 21, pero toene
caracteristic.1s distintas por fo alto de la curvatura del borde y por el pie
tan alto y oblicuo. Encontrado en la tumba 133 (cuadro núm. 3), con dos
platillos de la forma 21/25 B-1 y B-11, y un ttkotyle» de la 42 All, nay que
139
[page-n-161]
44
E. CUADRADO
fechar todo el ajua r en el pnmer cuarto, y, por tanto, nuestro plato. Ello
contradice la opinión de Lamboglia (20) que, por estar ausente de la Bas·
tida esta forma, y presente en Enserune, decorada con palmetas «staccate», o rosetas, supone que es la transició11 de la 21 al s. 111. Es evidente
su escasez en nuestro levante, pero parece que queda demostrada su an tigüedad, sa lvo que nuestra pieza se considere como un caso esporádico
de la Forma 21
FORMA 2 8
Como en el caso anterior, tenemos un solo ejemplar de esta forma,
que aparece en un ambrente del último cuarto del siglo (tig, 14, núm. 65)
(lám. V Il). Se desconoce en La Bastida, pero ya hay ejemplares en Enserune, aunque en campaniense A. lamboglia la reconoce del s. IV en sus
ejemplares más antiguos. El nuestro fue hallado fuera de tumba, sobre la
229, y repartidos sus pedazos. El bisel de la base la hace más reciente y
el cerco del pie, por reserva, la encaja en e l s. IV Por todo, nuestro ejemplar se coloca en el último cuarto de l s. IV
FORMA 40
Es ta forma equivalente al tipo 1O de Roblnson, sigue la evolución establecida por dicho autor para los «kantharoi» de Ollnto, no sólo porque
empezamos por aceptarla para hacer el esquema de nuestra cronología,
sino porque en El Cfgarralejo se comprueba lo deducido para Olinto. Así,
por ejemplo, los «kantharoi» de la serie 9 de tumbas superpuestas del
sector 9- 12, tienen la sigurente situación (cuadro núm. 3) :
3." C.•
2•
c.·
~
¡
82-Fm 40 D-1 1
83-Fm 40 G- Il
68-Fm 40 E-1
70-Fm 40 E- 1
69-Fm 40 E- 1
en la que se puede Ver, de abajo a arriba, observando los perfiles de estas
piezas, la evolución experimentada en medio sig lo. Nos remitiremos, pues,
a lo ya anteriormente expuesto y añadiremos las sigulentes observaciones:
(20 )
LAMBOGLIA, ob. c ot.
noro 1,
-
pOg. 176.
140 -
[page-n-162]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
45
T IPO E- 1
Primer c.• del siglo (fig. 15, núms. 66-67)
Vasos bajos. Borde con lóbulo inferior, no muy saliente Asas pequeñas tend1endo al círculo y apéndices cortos enrasados con el borde Cuerpo
chato y ancho, cuello corto, pie bajo hueco, muy profundo. Caña cas1 1nex1stente, moldura y surco de la uña rojos. Aparecen estos vaso; a fines
del primer cuarto
2.• C.' del siglo (f1g. 15, núm. 68, 16 y 17, núms 69-74); (Lám VIl)
A principios del cuarto, continúa e l tipo anterior, y aparece una variedad con dob'e moldura en el pie, con dos círculos en reserva, .:~demás
del de la uña. A fíne5 del periodo, el cuerpo se hace más grueso y hondo.
Aumenta el espesor en el fondo, el p1e se hace mas alto y mazacote, sobre
todo la base es un toro muy grueso. La caña del píe aumenta de altura y
ex teriormente se hace recta. La pnmera moldura deja en su un16n con
ella un entrante Siguen las m1smas reservas de barniz Los apénd1ces de
las asas son más l.:~rgos, siguiendo los extremos redondeados y tendiendo
e l aníllo del asa a hacerse ovalado Los fondos sue len tener interoormente
decoración de cuatro palmetas <
c.· del siglo (flg
18, núms. 75- 77)
Aumenta la altura del cuello, con lo que las asas se hacen mayores,
ovalada5 y los apendices muy largos Aumenta la altura del p1e, haciéndose la caña alta y cóncava, y el toro alto y oblicuo La uña cobra Importancia. Cont.núa la reserva en el surco de aquélla y en el exteriOr de la
moldura Al final del periodo aumenta e l espesor del fondo y tal vez se
p1erden las reservas.
3.
Ultimo c.•
No se encuentran cckantharoi» de este t1po
TIPO E-11
c.· del
siglo (fig 19, núms. 78-79)
Aparecen en esta época (tal vez a fines del cuarto), los <
de cuerpo agallonado. Sus características son análogas a la de los lisos, pero añaden el goterón o surco en reserva en la unión con el pie. No encon·
tramos este tipo en e l resto del sig lo.
2 .•
TIPO D-1
3 .•
c.• del
siglo (hg 20, núm. 80)
Este tipo debe aparecer sustituyendo al E, a fines del C •, y sus ca rae·
teristicas pnncipales son las asas de anillo ovalado, con apéndices de ex-
IU -
[page-n-163]
'
46
E CUADRADO
tremo rectangular, cuello al to, sin moldura en el borde y poe basto, con
la caña más alta que en las piezas del L.• cuarto.
Ultimo C.• del siglo (f o 20, núm 81).
g
Las mismas caracteristícas, pero con poe aún más alto, y menor diámetro de base y caña
TIPO D-11
3.• c.· del siglo (fig. 21, núm 82).
Sólo se encuentra en este periodo, y debió aparecer a la vez que el
tipo anterior Tal vez su duración fuera análoga, pero no tenemos ejemplares para asegurarlo
TIPOG
Tenemos un solo ejemplar con agallones (fig. Ll, núm 83), que fe
chamos en el 3 · C.•, por acompañarle en la misma tumba un «kanthoros»
de esta época (Ll) Carece ya de reservas y su barniz es más mctá loco. En
Olinto, todos los vasos de este tipo son del prin,er cuarto, pero las caracte
rlsticas apuntadas en e l nuestro le llevan al tercero, No conocemos ningún
paralelo para la forma con agallones, pero la lisa, que es la que se encuen·
tra en Olinto, doo a llí varios ejemplares También se han encontrado pie·
zas lisas en otros lugares, como en Atenas. Los de Olinto se fechan en el
primer cuarto. El de Atenas (22). a Iones del primer cuarto o principoos
del segundo. Como las formas agallonadas son más tardlas, en general,
que las lisas, la nuestra pudo aparecer a fines del segundo y desarrollarse
en el tercero.
Evolución. - Un cómputo del número de «kantharOilt, hallados en El
Cigarralejo, sin contar otros fragmentos menos importantes, nos da
Tipq;
E - 1
1.•
c.·
2
z.·- c.•
8
2
C."
4.''
c...
Total
2
E - JI
12
2
2
10
18
D - 1
D - JI
G
Total
3.~
2
121) CUADRADO DIAZ, ob. cot noto 8.
122) R. S. YOUNG: "An or>dustrlol distrlc t of ondent Athens", en Hnperlo, XX,
numero 3, Bohomore, 1951, págs. 238-2•16 (casa K.),
1~2 -
[page-n-164]
CERAMICA DE "El CIGARRAL
47
Esto nos doce que el tipo E-1 , aparece a fones del primer cuarto, llega
a su apogeo en el segundo y declina en e l tercero, época en que aparece el
tipo 0-l, llegando al cuarto cuarto En cuanto a las formas agallonadas,
la E-11 se encuentra ya en el segundo cuarto, ignorándose si continúa después, parecoendo que fue sustituida por la D-1 1 y la G, en el terc~ro (figura 28).
FORMA 42
TIPO A-11.
Tenemos un solo ejemplar de «kylix» de pie bajo (fíg. 22, núm. 84;
Lim. V Il). que colocamos en el primer cuarto, por superposición de tum·
bas, y por ir acompañado de dos platillos de Forma 2 1/25, y de un plato
de Forma 26 Además, la tumba inmediatamente superpuesta toene dos
«kantharoi>>, que fechamos con seguridad en principios del s. IV Otra razón más es la de que esta Forma es la de los «kylikes>> áticos de figuras
rojas de la primera mitad del s. IV. Si tomamos en cuenta la opinión de
Corbet (23). que considera que la popularidad de los <
pensar que nuestro vaso de pie bajo empieza en el s. V (24), con p ie mas
casto que el del s. IV, y siguen en éste, después de perder la decotdción
de gran roseta Incisa, para quedar con la de pa lmetas <
pie moldu~ado como el de nuestro vaso, tal vez el qa lbo aue le caracteriza
en ta decadencia.
T IP0 8
Nuestro «kotyle.», el «bolsal.» de los investigadores de habla inglesa,
tiene una vida que ocupa, en nuestra necrópolis, los tres. primeros cuartos
del sig lo. Es dificil destacar variaciones de la Forma en armonfa con cada
período, pues inclusive las que se dan por los autores, sólo pueden aceptarse en nuestro caso en líneas genera les (figs. 23-24, Láms. VIl y VIII) .
Asf, el <\bolsal» del s. V, es más alto, de superficie sin molduras, aunque
puede tenerlas en el pie, y e l exterior del fondo, sue le estar en reserva,
con sólo circules negros de barniz.. Lo mismo ocurre con las asas, que sólo
están barnizadas por el exterior, es decir, que salvo el interior de las mismas y el exterior del fondo, están totalmente barnizados. No tienen tam·
(23) CORBET, ob. cll. noto 18, póg. 323.
(241 M. Z. PEASE: ''A well of tke lote f¡fll-\ centur; ot Corintn", ""Hesperio, VI,
Boltimore, 1937.
-
143-
[page-n-165]
48
E CUADRAOO
poco palmetas estampadas. Sus dimensiones medias son H = 4,8 cm.,
D = 12 cm
En el s IV, aparece la inflexión o carena de su unión con el pie Este
se compone siempre de una caña certísima, troncocónica, sobre un toro
provisto de uña importante, con reserva en el surco de la misma y en el
cerco, y el resto totalmen te barn1zado A principios del pnmer cuarto, se
encuentran aún fondos con reserva y carena poco marcada o sin ella. La
decoración, en Olínto, afecta a un 50 % de los vasos y es, generalmente,
de cuatro palmetas ¡csimétricas¡¡, las d imensiones medias son H = 4,5
cm, y D = 9 cm., para e l siglo IV. En Cigarralejo, además, al principio,
en el primer cuarto, la~ paredes se inclinan hacia adentro, estando más
vertica les y, a veces, con el borde ligeramente vue lto hacia afuera, sin
perjuicio de que continúe el tipo anterior. También parece que el tamaño
disminuye. Otro carácter que se acusa mucho en nuestra necrópol is, es
que las asas en U, tienen próximos los extremos de los lados, y el tramo
intermedio poco curvado, mientras en el s. V la U tiene lados paralelos
y la curva de 1so· aproximadamente.
El cómputo de las piezas es el s•gu•ente:
Pnmer C.• ... . .. ... .. .
2.•
3.·
3
c.• ... ...
6
2
O
e· . .. . . ... ...
Ultimo c.•
Fondos ..
4
Total . ..
15
lo que nos habla de un apogeo en el segundo cuarto, que disminuye en el
tercero hasta desaparecer. Esta pieza resu lta tan abundante como la 40
en Cigarralejo. Siete e
cas>> y la proporción entre las piezas decoradas y el tota l de las encontradas es también, como en Ol into, de un 50 %. Sus dimensiones habituales
son D = 11 a 12 cm. y H = 5 cm. Sólo los ejemplares que hemos clasificado en el tercer cuarto tienen de dlmensiohes medias, D
10 cm. y
H = 4,6 cm, es decir, que estas dimensiones son las mismas que tenemos
en Ollnto para el s. IV, mientras que en el primero y segundo conservamos
las dimensiones de fines del s. V en dicha localidad. Ello no quiere decir
que e11 este yacimiento no existan p iezas con dimensiones análogas a las
nuestras, tal vez. por la mayor dificultad en aquilatar cuáles están más
cerca de la destrucción de la ciudad en 348 a. C. Por nuestra parte, pode·
mes considerar las de menor diámetro posteriores a esta fecha.
=
144
[page-n-166]
CERAMIO, DE "El. CIGARRAL.EJO"
49
FORMA 43
No tenemos más que un ejemplar del topo B-1 y éste incompleto (fig.
25, núm 95) Fechamos esta piezas a fínes del primer cuarto o proncopios
del segundo, fundándonos en su tdentidad con otras piezas de foguras rojas fechables en esta época El «skyphos» del s. V es, en general, de perfil
de una sola curvatura, pero a fones de ese siglo aparece la doble con inflexión, aguzándose hacia el poe (25). Nuestro ttpo, en todo el s IV, tiene
el cerco del poe, la base de este y el exteroor del fondo, en reserva, con
circulas negros en este últomo. Aparte de las ptezas de Olonto, otros muchos casos apoyan nuestra cronología Así, por ejemplo, entre los edificios
del oeste del Agora de Atenas y en el templo 11, se encontró un «skyphos»
de nuestro tipo, fechable en el segundo cuatto del s. IV (26) Una pieza
identica, de Atenas, incluso en dimensiones, publica Young (27), que fecha a fines dd primer cuarto o a principios del segundo. En cambio, otms
dos vasos más pequeños de la necrópolis de dicha ciudad, son fechados
por el mismo autor (28), a fines del s. IV. Fechas análogas atribuomos a
los «skyphoO>> de fíguras rojas del Cigarralejo ( 1 ·-V Cs. s. IV ) (29).
FORMA 69
No podemos establecer en este estudio, la evolución de esta forma,
por no tener más que un ejemplar (fig. 26, núm 97). En camboo estamos
seguros de su cronología. En primer lugar, la forma del pie es de principios
del s. IV, y, sobre todo, superpuesta a la tumba 212 a que pertenece, tenemos la tumba 123, que contiene piezas Indudables del primer cuarto.
Luego, por lo menos, también nuestro vaso es del promer cuarto del s. IV
FORMA 70
Sólo podemos señalar la presencia de esta forma, de la que únocamente tenemos un cuello (fig 27, núm. 96), Los
en la península, pero no han sido aún estudiados en su conjunto y, por
tanto, no nos es bien conocido su desarrollo en el s IV. En Ollnto, los «la-
!25)
(261
Bohunore,
(271
1281
PEASE, ob. cit. noto 24.
H. THOMSON: "Buildlngs on the wos1 slde of the Agora", en Hesperio, VI,
1937, pág. 89.
YOUNG, ob.
R. S YOUNG· ~~huroe onlra urbem", otn Hesperio. XX, núm. 2, Boltim<><1, pógs. 120-121- piro 6.
(291 CUADRADO, ob. col. noto 5 (Cerómo -145IV
[page-n-167]
50
E. CUADRADO
gynoi» no tienen el borde vuelto y son dostintos de los áticos. En esta
coudad no aparecen nunca en las tumbas, sino en las casas. Las piezas de
Olinto son las de tipo mas temprano, fechables en el segundo cuarto del
s IV. Son diferentes de los más tardíos de Chipre, Cirenaica, Kerch y el
Agora de Atenas (30), por lo que Olo
nto pudo ser un centro de fabrocación
En realidad no podemos señala' una fecha temprana a nuestra poeza .
Los «kantharOi4 que la acompañan en la tumba 92, son del segundo cuar·
to, tal vez de fonales, pero el tdagynos», por la forma del borde, es más
moderno, oncluso, que sus seme¡e>ntes de la Albufereta (Alicante), que
lo tienen aún poco vuelto. Hay que suponerlo, por lo menos, de pnncoplos
del tercer cuarto,
Terminamos con esto nuestro estudoo, que nos proponemos continuar
con el de la cerámica campaniense del mismo yacimoento. De las conclu
siones en él obtenidas, se deduce J., necesodad de llevar a la practica el es·
tudio de la ceramoca áttca de barniz negro, en todos los yacimientos es·
pañoles susceptobles de darnos una cronologla eterta, proncipalmente las
necrópolls b o excavadas. De este modo, el acopio de da tos indisculibles
en
nos llevará e>l conocimiento exacto de la cerámoca «precampana"
CATALOGO DE LOS MATERIALES
ABREVIATURAS
S.
G.
s~ctor
Grupo
Tumbo
T
Fm.
Formo
Numero del •nventof•o gr~ol de la necrópohs.
Cuar-to dt:- .s•oto.
Soglo .
Sm numero de 1nventono
Olómetro dt
N,• tnv.
e•
•.
S, n.
o.
Dm.
Du~metro
Db.
Doómotto de lo boca
Dlómttto del cuerpo
Doómeoro del cuello.
De.
Deu
De..-.
=
móx:imo.
o.ometro del cerco.
d.
Ooónwlra
dg.
0•6metro de- lo gorgonto del p•e.
Alluro totol.
H.
h
t-1.
hbor
1,
p.
1301
ext~nor
de la bo...,.
Altura del pie.
Profundodod del vaso.
Altura del borda.
Lono•tud en1re extremos de los opéndic6 de lo\ oso.s.
Relacoón entrt' el doómcrro del bord• y lo profundodod del vosa.
Rolocr6n entre el diómetro de lo beco y altura rotol
ROBINSON. ob cot, nota 12.
146-
[page-n-168]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
51
FORMA 21
PRIMER C.• S. IV A. C.
Fuentes
Tipo Ancho.
l. (T 53. N.• lnv. 299. S. 4-G. 2) Potero Incompleto; borde curvodo nOCla odentro.
Poradn finas de espesor bastante unHorme. Pie llgcrom4!ntc curvado con conve.x•dod ha ..
C!O afuero, foltondo c.ost totalmente, por lo QUO no pued~ vet~ su l!strucauro, que supOneme» con lo uño carocterí•tica.Tambl~n put-de verse el centro del fondo, que debió tener
ombligo cónico. Cerco ro¡o VIVO en lo un•ón del pie. Barro roJizo; borntx negro lnten50.
Focturo muy fmo.
Decoración: Seis palmetas "enlatados", dentro do uno orto espiral o ruedecillo, do
kts vu!l'llas hechos con dos de ~tos ruedcctllo\ do distinto separación de eSirios.
=
OomeM>One$; O = 23;1 cm; Drn
24,4 cm; H
5,8 cm; ht = 4 cm, h .. 1,8 cm;
d a 12,6 cm, p = 5,85:1
Ptom 2. (T. 221 , N.• lnv. 2034. S 131. Potora de d•Om
grueoodo, preseotor.do
extena~nle
en el fondo un ocu.odo omblogo oln>co. Poe algo obh·
cuo, li~rorne:nte curvado, c.on uña o tres mm. dct lo bese de osi~nro, formado por un
pronunciado b1sel de aquéllo. Cffco v molduro del pt@, roJi~ por reservo. 8Cirn1z bueno
pera .. tropeodo, con lo que na perdido brillo; botto rojiza y gris.
Ot
orfo do ovos, y otro exter10r de 25 palmetas "enlazado~" .
Domonsoones: O= 21,6 cm, Dm
2•1 cm; Ha 6.4 cm, hl = 4,3 cm; n .. 2 cm;
d = 15 cm; p
5,02.1.
Primor
S. IV o
o Finales •. V
Tipa Hondo.
3. (T, 47, N • lnv. 106, S. 3, G. 1) Pátora ot>eompleta; se conservo mas de la mnod
del cuenco y todo el fondo v pie. Sarde curvado de gra.or muy uniforme. Pie vertical con
•endcnda o sección trapecial. Uña poco morc.odo. Quedan huellos del cerco por ros.c:rvo.
Bami< muy "''rapeodo, faltando en gron parte. 1\ ca...., del fuego aornotorio el botto
es CO!.i totalmente griS.
Decoración: Seis palmetas, oi porecer sueltas, en derredor de otro grupo central
"ogrupodo ... Orlo exter.or o ru.edec•llo, fotmodo pOr doble esturol a:.nt•nuo y erure ambos
otro de punllllodos. fntenormentf' otro de trozos. EJ tonJunto correspOnde al grupo de
palmetas cambonocta.H.
Oomensoones: O= 24,8 cm, Drn = 2.6.2 cm; H = 1,5 cm; hl = 5,5 an; h • 2 cm;
d "' 13,6 cm, p
4,51.1.
Ptomer C.• s. IV o. C.
4. (T. 138. N.• lnv. 1320, S. 6). Pótero de I)Qred.. muy curvadO$, can regrueso cerco
del borde v ombligo en el exterior del fondo. P1e ancho v convexo al exterior con uña
morcodo en lo bos~. Borni2 negro Intenso. CPrc.o oncho en e.l orron.qu~ del p1e, roi•xo por
c.•
=
=
c..
H
=
re5ervo lguol que- en el surco
de
lo \.lñO
Oe<:orocl6n: Círculo lmpre.a control ele 5,5 cm ele diámetro y alrededor 11 palme-
tas ''cnlozodos", con uno orlo exterior du t\plrol múhfple de ruedeclllo de puntos.
Dimensiones: O
21,2 cm; Dm = 23,2 cm; H
7,4 cm; hl = 5 cm; n = 2.,4 cm;
d
13,8 cm; p
4,2.4:1.
Prom 5. (T. 138. N.• lnv. 1321, S. 6) Pot•ra con paredes de espe.ar bastante uniforme v
bordo entrante. Ombligo cónico. Pie de secct6n convexo ol extenor y recto obhcua por
def\fro. Uña caSI impercepllble. Barniz negra Intenso. Cetea y surca de la uña rají
=
=
res~rva.
Oecoroctón: Seis palmetas "enloz.od~·~, do 1mpres1ón y motnz excelente t-n tomo o
un pequeno C1rcuhto. Orra exteriot «n esp1roJ de lr010$ con cuatro O cirKO vueltos.
Oomes O = 22,4 cm; Dm .. 24 cm; H
12,4 cm; p
= 4,'18:1.
= 7,6 cm, hl =
5 cm; h = 2 cm; d •
Pt~m01' C. •· s. IV o. C.
6. (T 221. N.• lnv. 2035; S. 13). Pótera do parede> muy curvO$, espe.ar lígeromen·
te movor en el atranque del pie. bordo en• onro y supues.to ombl•go en el exterior d&l fon·
do. P•c- vedkoJ convexo pQr fuero y recto oblicuo por dentro. Uiio que ocupo cosl lo rrutod
-
147-
[page-n-169]
52
E. CUADRADO
de lo base. El vaso estó resrowodo, pero e$robo oncomplero, folrondo porto del fondo. Lo
restourodón 1mpid.~ comprobar lo
pOr rcseiVO. Bornlz bueno..
e;.dstenclo del cer(O, pero el sutco Qe lo uña si es- roJi-zo
Decoración: Aunque perdido.- se observo que fue d~ palmetas '' erlo.zodos-", con orlo
esporo! de lro~os de cuatro vueltos de ruedecillo.
DrmensiOtiC'$! O = 22/l cm; Dm = 23~8 cm; H = i cm; hl
5 cm; h -=- 1.8 c;ITl;
d.= 13,8 cm; p = 4,48; 1
Primer C. 0 s. IV o. C.
7, (T. ·ll , N.• lnv. 107; S. 3, G. 1). Póter<> de pared unlforme y borde entrante. fondo
=
muy plano con ombligo t:xterior pOCO pronuhc:iodo. Pie v~rticol mUy convexo al oxtcriorf
y recto l1s¡Momenrc oblicuo, pOr denlro. Uño no muy solu!nte. Esto p1
ezo er.t6 esrrope.o-
dísimo, hobléndost perdido et borni% de
1~
1rozos Que estuvieron en lo kogueto, que
tombiim se tomaron de color gris. El barniz falto asimismo- del pie, que se muestro en
su coto, de borro ro,i::.(), por fo que oo pu~e $Qbe.rse. s• e,>ustu) reservo en el cerco y ..surco
de lo uña.
Decoroc•ón: Seis palmetas ''cnlo'%odos" y dos V\Jehos de ri,Jedec:•tlos de lrO:tO$ conos~
Drmenslones: D
18,4 cm; Dm - 20 cm; H = 5,5 cm; hl = 3,5' cm; d = 10,2 cm;
h = 13 cm; p = 5.26; l.
Fln5 Primer C.• s. IV o, C.
=
Plotot
Típo Hondo.
8, (T, 114, N.• low, 1011, S. 9-12, G. 11). Póte
Poe curvodo ligeramente oblfc..,q. Ombligo 010 cxogerodo. Uña profunda, 8ornh; estropeodo con roservo en el cerco y surco en lo uño. Sofro rosado. lncomplcro.
Docoroc•On; Se•s palmetas "combmodos", CQn un circulo (entto1 de ovos y dos vue'-
to; en espiral de ruodeclllo con puntillado o rrcn.os muy cortos.
Dunen.siones: O = 13.6 c.m, Dm = 15,2 cm; H = 5 crn; hl - 3 1 2 cm; h = 1,6 cm,
d
9,4 cm; p
4,25:1.
Frnol s, V o Prorner C," s. IV o, C.
=
Es,udilloJ
11po Hondo.
9. (T. 193, "1 • lnv. 1755, S. 1-8, G. 1) Escudillo ton borde ligerom•ntc regruesodo y
poco vuelto. Fondo con saliente que acuso lo u01fón con el pie. Ombligo. Pie oneho, recto,
algo oblicuo, con uño bien morcado. Barnl" poco brillante, con reservo en el surco de lo
uño, qve q\Jedo bastan le r
Occorodón: Cuarto paJmetos "!.•mÍ'tricas.", con contornos muy destQCQdos- y circulo
de ruedeclllo de tr~os.
O•menstone$: O ;:J. 10,8 cm; Om = 11,8 cm; H = 3,4 cm; hl = 2,6 cm; h - 0,8 c.:m;
d
1 cm, p
4,15·1.
Primer C.q $. IV a. C.
=
=
SEGUNDO C • S IV A. C
Fue.ntet
To Ancho.
po
1O. (T. 1OS, N.• lnv 950, S. Q-12, G. 11 ), Pótero de bordo re<:urvodo y paredes de
grosor aumentando hoc•o el Ple. Ombligo ocuJC!dO. Pie curvo por fuero y recto oblic-uo
por" doorro. Base plana, rojo, 0$1 c.omo el c:erco, por resetvo. Barniz. negro, intenso, omorronodo en ~1 exaerior e intenor del rondo, donde quedo limitado este. color por un drculo rnct5o. Borro tDi•zo, hoy gris en porte.
Decorocl6n; Sel> palmetas "cnl
Dimensiones: D = 20,2
21.4 cm; H ""5,8 cm; M = 3,5 cm; h = 1,5 cm;
d = 12,2 cm, p = 5,27: l.
Fit'loles prime.r c.•• o principio 2.
Tipo Hondo.
•
11. fT 49-50, N.• lnv. 110·279, S. 31 Potero con e.;pesor ele paredes bastante unr-
=
-148
[page-n-170]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
53
fotme. Borde po~o curvado. Ombligo muy pronunc•odo. P!e curvodo muy gru~o, con uño
poco saliente. Bcrnl2. bueno, con brillo peco fn tcnso.. Cerco y su,co del pie,_ rojos por rc:set'vo, de color vivo. Fondo de eolor morrón por dentro y fuero.
Oeeoroctón; s~.s: palmetas ., (;!nfo~(l.dOs.'' J con circ.ulo superpuesto tn(Qrn.pleto y cuotro
vuehas d e ruedeclllo de tro~cr.í anchos.
Dirnenstones: O = 22t4 cm; Dm = 23,6 cm; H -= 1 cm, hf = 5 cm, h =- 2 cm;
d
13,6 cm, p = 4,40:1
Finales Promer
Q principiO Segundo
IV o. c.
12. IT, 187, N.• lnv. 1143, S. 1·8, G. 7). Pátero d~ borde muy Vl'"llo, c-sp.,.or de
parcdM varioblc y QNMO. Aunque follo el rondo COSi pot e.omple.to, se obset"VO que tuvo
ombligo, P1e curvo, no grueso. Uño openO$ perceptible. 1;1 \lOSO esto muy deteriorado. No
IIJVO cerco en tesetvo, peto si, ol pgrecer, fodo. 8orro l'oi•~o. _gris pot el fuego de lo cremodiSf,~
Dec.oroción: Sólo quedo lo orlo de ruedec•lfo, formada pof círc:ufo.$ c:onTtnuos ..¡ vuehos
de lr0%os y punlollodos.
Drmensiones- O= 22.8 cm; Om
24.2 tm, H -=- 1 12 on; hl
5 c:m, h-=- 1,5 cm;
d
13,2 cm; p
•1.56: 1
Finales Primer c.• o principio Segundo c.• 5. IV o. C.
=
c.•
=
=
=
c.• •.
=
Pla t os
Tipo oncno
13. (T 29, N." lrw. 245, S. 15, G. 15). Pótoro oncompleta, bord~ poco ""trante.
Fondo muy grut."SS. Ombligo pronunciado. Pje curvo tOf' uño poco sohentr.. Cerco y base
del p•e1 roJos por reservo.
Oomenslones: O
17,6 an; Om = 18,6 cm; H = 5,2 cm; hl = 3,1 cm; h = 1,5 cm,
d
8,8 cm, p = 5,6?: 1.
Segundo C.• 5, IV o. C
14. IT 51, N.• lnv. 382, S. 5, G. 3). Potero oncompleto, poro coo elomentoo sufocíon·
tes paro ~u recon$fltuclón. Fac-tura flnf51rno, tanro en boml:z. como en decoración. Paredes
regruesodos cerco del borde y presu"lo ombHgo. Pie muy cUJvo c:on uiÍo pro"unciodo.
Coreo y molduro ro¡o vi"9, como el l>orro.
Decoroc-fón: Seis PQimetos "'enloz.odos11 y siete vuehos de ruedecillo de tro~o finÍ51mO
y próximo.
Oomonsoonos: O= 16,<1 cm; Dm
1'7,<1 cm; H
4,6 cm; 1>1
2,85 cm; h = 1.6 cm;
d = 10,2 cm; p = 5,76:1
Segundo C.•• s IV a. C.
15. (T. 42, N.• l•w. 43, S. <1, G. 2). Pótera Incompleto. Potodi!S d• •sll"$0< un1forme
y borde eruronte. Fondo de POCO espesor, tot vez con ombl1go. Pie delgado muy curvo,
con uño. Bomiz: negro Intenso. Cerco y molduro rojos pOr reser:-v-o Borro rojizo, hoy gris
=
=
=
=
=
e ti"'ZOS.
Oecoroc•ón; Se•s palmetas "enlozados", y cuatro vueltos do ruedectllo~ todo de 1m·
pr~ión muy finG.
Dfmensiones~
O =-11,2 cm; Dm
d = 9,8 cm; p = 5 37!1
Sevu~do C.• s. IV o C.
= 18,•1 em; H =
5 cm; hl
~
3.2cm, h = 1,5 cm;
16. IT 19, N.• lnv. 692, S., S, G 4), Pótero do lo que sólo se conSP.rvo una cuarto
porte. Bord@ poco entrante. Pared~ df! es,pesor c;osl unrforme. Tuvo ombligo. Pie· cutvodo
con uña poco saliente Vaso rnuy Quemado, pOf lo que el borro, roj1z.0, k ha tornado e.n
gran porte gris. Barni?. ccn el brilla perdido. Cerco y moldura del pie en reservo
Decoroci6n: Sels polm-etos ('enlozados", con espiral de tres vuellos de ruedec-lllo.
Dimensiones: O
151 2 cm; Dm
16 cm; H = 4,3 cm; hl =- 2,8 cm; d = 8,2 cm;
p = 5,3: l.
Segundo C. • s. IV o. C.
17. (T. 127, N.• l~v. 1154, S. 11, G 13) Pótera con borde bostonte curvodo. Por~dos
cuyo grueso aumento hor;io el p,e. Ornbl•_go no muy e.xoge:rodo. Pie curvado otgo obflcuo1
con molduro de Jo uño, poc:O profundo. Borni1 brHtante ne_gro Intenso, pero rojo ~n porte
debido a defecto do cocción. Posiblemente par superi)051clón de piezos, quodo un circulo
rojo c.n el fondo mte.rior. Algun.os monchos roJos con tto:.os totalmente negros, deben
orrlbuirse a ef~tos del fuégo ererno1ouo qUe ennegreció parte de dichos manchas. Cerco
=
rojo par
=
reservo~
-
149-
[page-n-171]
E. CUADRADO
D«atoc-•On: C.:uotro pOime:tos, del tipo #sj~tnco'', pero puestos con dP.SOrden v tr~
'-'U~tos ~
ruedec•llo de tro1o Torgo,
11,6 cm, Om
1O 8 cm· p = 5 17 1
D•men$iooes: O
d
=
s~~ndo
~
18,8 cm, H = 5,3 cm; hl "' 3:1 cm;
n "' 1,5 cm,
é.• ' IV O. e
18. (T. 141, N.• lnv. 1305, S. 10, G. 12). Patero de borde curvado. Port-de• de grosor
crecul:nte. Ombligo. P1c curvo, con uria poco morcado. Barniz. a lgo motóllco* muy bucn.o.
Borro rojizo, hoy orl.s pe1r el fuego. Surco de lo uña et'l reservo Sin cerco.
Decoración. Circul• to d<> ocho milfmelros de dlómetro en el contro del fondo y otro,
menos regular. de diez centímetros. Sobre éste y, de$Cuidado, una C$piral det n.tcdeclllo, o l
parear-, de tres VYehos. que por colnc•denc•o de los traxos parece un.o Un•co y oncho orfo
DimenSione.: O - 17,6 cm; Om "' 18,6 cm; H = 51 cm; hl
d
= 10,6 cm; p = 5,03: l.
= ~.5
·m, h
1,1 cm,
f1nes S 19 IT 235, N.• lnv, 2164, S. 14, G. 141. Palera de borde curvo Pared un•for.Omblogo poco sallenle. P•e curvo hgerom.,te abhcuo. Uña poco morcada, Cerco hundtdo
f'OJOS por tf'W'I"YY Borntz. bueno~ pero deteriorodo. Borro ro¡i~o
0ecorcJC16n· Se» pol~ta:s H~nlat.oda:s"" y dos espirales de ruedec•llo con diSilnto trozo,.
dos vueltos en la exterior y ul\0 e" lo intertor.
14.6 cm; Om • 15.6 cm; H = 4,4 cm; hl o ~ cm; h
1,4 cm.
Oimensjon.es· O
y molduro dt! lo uño
=
=
d - 8,4 cm; p = 4,86: l.
Segundo c.• s. IV o C.
20. (T. 236, N.• lnv. 2118, S. 11, G. 13). Pó•era de porede. con gruo$0 creclcnle.
Fondo de mucho espesor, Ombligo morcado. Pie curvado,. pero recto en porte toxlerlormc.'nle. Lo uña se determino por un surco en el centro de lo ba!.c:. Bor-n1~ CQmpoc.ro y brillanle. Cerca v molduro rojO.. Borro lomblón rojo, hoy gris por el fuego.
Decoroc,ón: Cuatro palmeta~ "s1métru::o~'" y cinco VYchos de ruede-cilio.
Oimenslonos: O= 11,8 cm; Dm
18,8 cm; H = 5,3 cm; 111
3,1 cm, h = 1,5 cm;
d
9,8 cm; p "' 5,14; 1
Segundo C • s. 1V o. C
21. (T. 244. N· lnv. 2330, S 16). Pó1oro •ncoroplora. Paredes de espesar uniforme.
Borde curvodo. Ombl1go s.upue:.sto. Pie curvodo con uña bien morcada. Bornix bueno, ro¡o
en el centro, e>
muv dHcQSCQr•llodo~ lím1todo por un circulo 1nelso en el •ntenor del fondo Cerco exte·
=
rK>r muy ancho y roitU> por reservo.
Decoroci6n: Polmttos "~loxodas·'. al parKer seis. Vorios "~hos de rued«-illo.
Oornens4ones apro~omodas: O,. 11,8 cm; Om
18.8 cm; H u 5 cm; 111 • 3,3 cm;
h - :,5 an; d - 12 cm; p • '/~9·1.
=
Segundo C.• s IV o. C.
Tipa Hondo.
22. (T 101, N.• lnv. 141-962, S. 9·12, G. 8). Pó1cro cosl compleJo. Borde regruesodo y curvo. Fondo delgado, con ombligo muy marcado. Pie curvo, oiga oblicuo. Uña
pronunciado. Bomtx compacto y brtllonte. Cerco y surco de lo uño, tofos por reservo.
Borro rojizo, hoy grl• par ofeclo do lo hoguera.
Decoración: Ocho po1metoi ., enlor.odos", alrededor de un drculilo. Espiral de ru~c
c1llo de cuatro vueltos.
Dimensionos: O = 13,8 cm; Dm
d = 9 cm; p = 4,6: 1
Segundo C.• s. IV o. C.
15,8 cm; H
= 4,8 an; hl
3 cm, h
1 5 cm;
úcuclillas
Tipa Ancho
23. ¡T. 244, N .• lnv. 2331, S. 16) Plahllo de borde un;lanne, hgeramenre regruesoda
en el botd<> ~lo 1enomos olgu._ elementos paro su reconshtuc•ón, foltondo parte del
fondo y i)ie. Buen bom•x~
Decoroción: Palmetas "enloxodos"' y ctnco VU(!Itczs_ de ruedec.illo de tmprestón mi.IV
f~no.
Dimensiones: O = 10,4 cm; Dm a
Segundo
e•
11 .~ cm, hl = 2_,15 cm, p •
s. IV o. C.
-150-
4,84•1.
[page-n-172]
CERAMICA DE
2-1. (T -12 N." Jnv.
4~.
~a
CIGARRAlfJO"
55
S. 4, G. 2J, Se conservo sólo un 1ro•o de este pioJillo que
permite lo reconstlhsc•ón. Borde reg·rue-sodó. Fondo grueso1 con ombl•go oc\Jsodo. Pie curvado~ con uña poco diferenciado. Bornlx. negro. lntenso y brlllonte., con reservo en e l cetco
y surco de Jo uño. Borro rojo
Dacorotl6n: Palmetas "eni0Uidos'1 • y cuatro vu~ltO$ de ruedeclllo. ImpresiÓn flnf.5imo.
Dtm~n•íones' O= 12 cm; Dm
13 cm; H = 3,6 cm; hl = 2,4 cm; h = 0,9 cm;
d - 6.~ cm; p = 5:1.
Fines 2.• e • S. IV o c.
=
Tipa Hondo
25. (T. 54, N.• lnv. 363, S. 4, G. 2J. PioJillo del que conservemos un trogmento sutl
C1entc poro fo reconst•tiJCtón. Pared t.gc-rQmunre regruQS.Odo hoelta ul P•e. Fondo in~m
plcto, Pit curvado~ cnn uño openos morcodo1 Bornlz neoto Jnterno~ 1'inhtimo1 con 1e$ervo
en cerco y Sl.lrco de lo uña Batro l'djo.
Decoroc16n: Palmetas "enlcn: dos11 y tres vueltos de ruedeclllo de ,mpres•Ór" t•rta
o
Dlmer>Jianes aproximadas: D
10,8 cm, Dm = 12 cm; el ; 7 cm, p
3,86:1
Oimen!!iones exactos: H ~= 4 c:m; hl = 2,8 cm; h = 1 cm.
=
=
PrinGtpio 2
ll
C.t·
1V o,
!..
e
26. (Fuero de tumbo, N .0 lnv. .s/n}. El trozo conse.rvodo permite reconst•culr el plato,
La. diámetros se deducen por el orco de Circunferencia del bordo. Paredes ligeromenle
regrue.sodas cerca del borqe, quo.. es bastante- vuelto. Pie cuNO~ algo oblicuo, con uña
marcado. Barniz. bueno, c.on cerco y hose del ple en reservo. Borro rojo. Pore<:c que no
1uv0 dt'!Coroet6n, pero st no fuese O$J. deb1ó 5er de p9lmetos "simétrkds4'.
Oomensiones: O
1012 cm; Dm = 11.2 cm; H = 3,2 cm, hl
2,25 cm; h = 0,7
cm; d = 6,4 cm; p = 4,54' l.
2• C.• s. IV o. C.
=
=
TERCER C.• S. IV A. C
fuentes
Tipa Ancl-oo.
27 (T. 60, N." lnv. 455, 790, 55, 85, S. 5, G. 4J, Pótero Incompleto con borde ohlodo, paco curvado. Paredes de eSPOsar bostonle uniforme. Ombligo muy acusado. Poe
curvo y biselado ~ro formar lo uña Bornjx intenso, ofgo opaco, con reservo en el ctuco
y asiento del pie. Barro rojiro.
Dec.oroción:
tos de ruedecillo de trozos largos y distantes..
Dimensiones D = 24,6 cm; Dm = 25,6 cm: H = 6)5 cm, hl = 4.5 cm; h ~ 1,6 cm;
d
11,6 cm; p
5,46:1.
Finales 3.° C-• s. IV o. C,
28. (T. 60, N.• lnv. 442, 455, 457, 458, S. 5, G. 4). Pótera IncompleJo de paredes
uniformes. y borde poco recurvodo. Fondo con ombHgo acusado y pié deJgodo. curvo~ co"
=
=
uno. Bamlz. (!XC.elente.,. de c.olor rofo en e l lnrerlor dél cuenco y exterior del fondo, y nf!gro
ol borde extorlormenle, h<>$ta una lfnea del~rm1tlodo a mitad de la pared. Lo diferencio
de co1or hace supOner lo superposicíón de vasos de tos mismas dimensiones dentro del ~r ..
no, durante la cocción, quedando negra lo porte direc:tom.cnt·e en contacto con el humo_.
v rojo el resto. lo existencia de rófagos negras •n el rojo dol oxterfol del piolo y de manchas negras en lo u.na de coiQ( rojo, hoce.n suponer Que se enJ'leoreeiQron en Jo l'loguero
crematorio.
Oecoroc16n. Seis polmetas "enloz.odos" y cuatro vueltos de rue.declllo.
=
=
Dimen9:ones: D = 22,8 cm; Dm
24,2 cm; H
6,5 cm; hl = 4,4 cm; h = 1,7
cm; d = 13,6 cm; p
5,18: l.
0
Finales 3.
S. IV o. C.
29. (T. 180, N.• lnv. 1669, S, 7-8, G. l). Potero Incompleto de paredes tinos, borde
no muy curvodo. Falto el centro de.l fondo, que ignoramos !i tuvo ombligo. El resto es
m6s dolgodo QU~ las paredes. Pie curvado, no grueso, con ui\a bien marcada. Baml ... n"llra
c.•
=
Intenso, transformado en morrón en e l interior dej fondo41 y mÓ$ rojo en ~1 exterior, de
4
Jandq en reservo cel'cO y surco del p•e.
OecorO(í6nr Debl6 ser de palmeros ~
de ruedeclllo, de !tozos los Interiores y de puntillado los de fue(a.
-
15 l -
[page-n-173]
56
E CUADRADO
=
Oomensooo.. aproximados. O= 22 cm; Dm
23 cm, d = 11 ,4 cm; p = 6,11 1
Dimensiones- exactos: H
51 crn; hl
3,6 cm; h
1,8 cm
3.<• C.• s. IV o. C.
=
=
=
Plotos
Tlpo Ancno.
30. (T. 45 (?l, N.• lnv 1402, S. 41. POtero con pared"' de espesor unílonne v borde r&eurvodo. lo ptezo está muy csrroptodo e- lneomplcto. Barniz negro. 'SOfvo un circ~lo
del Interior del fondo y <>1 exterior del mismo, que son rojos. Los •onas rojos está11 muy
descoscorillodos~ por to que es dif¡cil saber si todo el interior del pie fue rojo, o s61o quedó
uno ctrcul"lferencta de esto coJor. Po,ece lo mOs lóg_1co lo prtmero, que es lo ocurr•do en
o1ros piez.o:s, por superposición de los vasos. durante fa cocci6n. Pi~ curvo, delgodo, algo
oblicuo. Cerco y molduro rojos por r~rvo. Uiio bien marcado.
Decoro.CJÓn: Seis polmetos u enlo~dos" y tres vueltos de ruedcclllo, myy separado$,
d~ trozo flno v dímlnuro.
Dimensiones oproximodos: O= 18,6 cm.; Dm
20 cm.; d = 10,8 cm., p = 5,64:1
Olme:nsJones exacto!>: H = 5,4; hl = 3,3 cm; h ,_ 1,1 cm
3. • C• s. IV a, C.
=
31 (T 1 11, N.• lnv. 1.000, S 9-1l, G. 111 Potero de paredes con espesor uniformo
y borde recurvodo. Pie curvo por luera v recto por dentro. Uña bien marcada. Pe~u•ño
ombligo. Cerco profundo y SUI"(O de lo uño 1 rojo$ pot r·eservo. Bam1z muy estropeodo
BoHo rosado, antes rOJtzo.
Decorod6n: Cuo1ro palmetas "simérrlcos'' y cuatro vueltos de: rul'decillo.
5f2 crn,, hl = 3 ~cm., h = 1,5
D•rnensjones: O= 17'4 cm.; Om = 18 8 cm., H
cm.; d = 10,4 cm., p - 5,12:
3 .• ~ s. IV o. C.
1
=
ULTIMO C• S. IV A, C.
Plotos
Topo Ancho.
32. IT. 129, N.• lnv 1136, S 11 G. 13) PótP<>sor cre<:ientc
poco- o.uvodas. Bord~ sin rccurvor. Fondo con ombligo. Pie cur'Vodo y obl•cuo. Uña formada por un b,sel en el p1e. Borm¡, e$tropeodo y hundido. con feservo en cerco y $urca
del pie. Borrb rojizo y gris.
Decoroeión: Espiral grueso en el centro, dt! 7 mm. de dlomelro medio y otra de uno
$Clo vuelta de ruedeollo de 1roxos cortos y on.c:hOs.
Dimensiones: O
cm., Dm = 15,8 cm.; H = 4,8 cm; n1-= 3,1 cm.; f, = 1,4 cm.,
d = 9 cm.; p
4,84:1.
=
=•s
4 " C<• s. IV o. C.
Tipo Hondo.
33. (T 154, N.• lnv 144.0, S. 7, G, 5). Pótera con paredes de espesor unHorme
hgeromente mós. grueso cerco det borde y recvrvodos. Fondo con omblif)O. Píe on.cho y
curvo. Uña sin .surco, con lo que resulta un pequeño escalón. Cerco rojo, por resefVO
Barniz muy soltado. Borro rojl~
Do.corodón; No se conoce lo del centro det fondo~ pOr faltar éste; sóto se conservo
Jo espírol de ruedeciUo, de 1res o cuatro vueho$.
14,6 c-m., H = 4,4 cm.; hl =.3 c.m., h-=- 1,4 cm.,
Dimensiones: D ::;o 12,8 cm.; Dm
d = 9 cm.; p = 4,26:1,
4." C0 s. IV a. C.
=
FORMA 22
PRIMER C• S. IV A. C.
Fuentc.s
Tipo Ex.troordlnarío.
34. IT 176, N.• lnv. 1656, S. 7, G 6). Gran fuente de dimensiones extroordonarios.
B-orde rectang-ular. l•goromente mclinodo, ocotdodo con uno curvito cóncavo en lo pared.
-152-
[page-n-174]
57
CERAMICA DE "El CIGARRAWO"
que es dt eiJW!'SOt un1forme. con cu(V(I t-osto t:l P•t
Fondo exteraofn'l(!:nte hor•tonto1 P•e
con os•enco plot'IO; este y el extcnor det fondo, rojos por reservo Sobrtt il,
drculos conc:cntricos de bomlz negro.
Oecoroción: Muy enmascorodo por lo restourac•ón Dos orlos de polmetos "combino·
dos". Clenlodos sobte dos clrculos de ovot.
OrmenStonos: O = 32,6 cm., Dm 34,4 cm., H
9.8 cm., hl =6,8 cm.; h "' 3 cm.,
d
17,4 cm.; p = 4,79·1.
Flncc. s. V o principio 1• CO • IV o C.
bicot~vexo.
Trpo Ancho.
35. (T 63, N.· lnv. 485, S. 5), Pótcra con parcdc. de espesor crec.ente. Uno prunero
porte, vertical cerca del borde y curva de!pu.;•, formando un punto a lgo anguloso. Borde
soliente, con oristo Fcttdo curvo y pie biconvexo.
Dec01oc:aón: Orlo de palmeta~ ~nloz.odos "cornbu"tOdos" con otro de ovtK. En el cen·
rro, cuatro palmetas ogrupodo.s con un c~rculuo wperpu~to.
o,,.,.,.,on.,.: O = 20,6 cm.; Dm
22 cm.; H "" 6,6 cm.; hl =4 .2 cm; h
2.1 cm.,
d • 11,8 cm.; p = 6,19:1.
1.• C• c. IV o. C.
36. (T 123, N• In>. 088, S 9·12, G. 91. Pótera rncampleto. Pared.. do eopo..or
un•forme, con un primer tro~o recto y obf,cuo, ocOtdodo con ClJf"VC, ol fondo, ontn del
P••· Borde S
pecral En lo hogucro CTemarorlo, di borro .. tornó gris, desprendu;n<~a
Cerco y ostento del pie, en reservo, así como el extcr•or del fondo, sobre el cuol hoy cuatro
c•rcunftrenc•os negros, conc~ntr •cos con un punto.
Oocorotlón: Seis polmetos •'enlotoda¡,. lrregulo rm~nte d ispuestas y casi borrados,
sobto ollas dos círculos concéntricos y orlo do cmco vuehas de ruedeeflloJ de trozo medio.
Dlmcn•roncs: O = 24,~ cm., Dm
12,6 r.m.; H
7,5 cm.; kl = 5,1 cm.; h
2,2
cm., d
14 cm., p = 4,78:1
Fin_, 1 " e• s. IV a. C.
=
=
Tipa Honda.
31. (T. 217, N • 201 S, S 1O, G. 12). P6tera can paredt." de gTO
..•1 Pito El pfimtr troz.o es cosi rec;to y obhOJO, hot•t!ndo uno carena al unirse con el fondo,
Que es muy rnchnodo hocio el centro det voso. P1e b•convexo. Botm; •ntenso y bnllonte,
M1ondo, por reserva, un cerco bo1o el borde sahrnttt, tn el arra~ del pie, en el CHiento
de k te y tamboén rl extenar del fonda. donde quedan. en negra, par la menas tres circulao
coneentt•ccx. Borto rojo, ncy septo gr•sóceo.
DecotoctÓn ~ Una orlo de palmetas su~has, extertOres o un circulo dr o-.as.. y en el
centro, ol porec:e.r .. cuotTo po1~tos "stmétttcQS" o ''ogrupodosN.
Ormensranes: O = 22,4 cm.; Dm
23,6 cm.; H • 1,8 c.n., hf = 5,8 cm., h • 2 cm.;
d
'1
p ~ 3,83: f
F~nes s. V_ o principios 1.° C• s 1 a C.
V
38. (T. 34, N.• 2o, S. 3), Pófera Incompleta, paredes delgadas, al prlnclpro rectos
y oblocuos, y curvo~ despues, ha$to el pltt. Bordo salrentc. Fondo mós grueso que los
porodn con ombhgo. Pta obt.cuo, curvo por fuero y recto por dentro, con uño •nciplenre,
for,.,ado pOI' un leve surco en e l oslrnro del pie. Barniz. con'lpocto" excelente, con reservo
en el cereo y osiento del p1e. Barro rOtiXO y gris.
Decoraoión: Orla de palmeta. "combinado-." olredcdor d<> un clrculuo, v despues otro
orlo do tres po$O(k:J$ de: r~ecil lcs, con palme tas "enlozados", e x.tcríore5, o ello.
Drmen.,ones: O
20 cm., Dm • 21 ,'1 cm.; H
6,3 cm.; hl = 4,4 cm., h
1,9 cm.,
=;
=
d
11,2crn.;p=4,54·1
'.• e· s. 1v o. c.
2.• C S IV A C
fuenttts
Trpa Ancho.
39. (T, 22 • N.• lnv. 2033, S. 13). Potero de1hgurada por la restauracron Porcdeo
rtKto~ y grueso-s ot princlplof y despu~ de lo curvo de unión, yo que quedo cos1 plano
el fondo. Omblogo. Pre curva y alto, con ui\a en el plano de asienta. No .., advierte sr hubo
reservas.
20
153 -
[page-n-175]
58
E CUADRADO
Decarocl6o Muy borroso Al parecer, y desde el cemro t>oclo ol borde, palmeta•
"combi')Odos". tres vuehos de ruedcdllo, polmetos "comb•nodoS'' y uno posodo de ruedecillo de cuatro punto~.
Oim.,n.fonos: O= 23,6 cm.; Dm- 25,6 cm., f-1
7,2 cm,, hl - ~.i cm., h = 2,4
cm., d
13,8 cm., p
5,02:1
Fmes 1.• C• o prínc•PIOS 2 • C 1 s.. IV o. C.
=
~0. (T. 121, N." lnv, 1153, S. 11, G. 13), Pátt!J'o de pérfol carenado en ángulo algo
mayor de 90". Pared y fondo recto., antes del poe, concavodod ligero en el ontedor del
cuenco. Fondo s1n ombltgo. P•e tropecial, can el lado extenor verHcol y sin surco en la
bose. 8ornt:t compa-cto ty detCriotodo. cer-co y asiento del p1a ett reservo~ Exter•or del
fondo tomblen en reservo, con cfrc:ulos concéntnCO$ néQros.., descentrados y de C!JC!Ct.JC•Ó"
de50Jidodo. Sarta gris ro¡h,o y .epio. Borde redondo.
Decomción Sei$ poJmetos- "énlozodas" y lres vueltos de r'uedecl11o.
O:mensoones: O - 2'1.~ cm.; Dm - 25,6 cm.; H
7,2 om.; hl = ·1,1 cm; h = 2
2. e• •. 1v o. c.
•11 (T 244 N.• lnv. 2332 bl5, S. 16), Fragmentos d~ uno pátero qu~ pertnlten re«mstn.ur el cuenco, pero no fondo v pla. Parede-s casi e.n 61'\gulo rédo con el Fondo, ocordodos. col" un orco de circulo de rodio gro"de. Borde sollento, muy pequeño
Decorc"óo. Palmeros "combinados" jlol vex cx:t>o p más), y cuotro V1Jelta> de ruedeclllo
D•mcns• ones~ Profund•dod del cuen.co. oproxtmadomente -1,2 cm.
2 " C • s.. IV o. C.
42 (T. 79, N" lnv 691, S. 5, G, 4). Pótero de pared recto, oigo oblocuo y tondo
curw, ~on carena de mÓ$ de 900 Borde c.on filo y pie curvo vertfcoiJ con uña formado
por bisel d~ apoyo. Born[z excelentt!, C'on resY\I'o ~ t:l c~rco y oslehto del pico. Sarro
rolo. l~ompleto.
Decoración~ Sie.le palmetas gro,des "eniO:todQs'' y cvatro vuehas de rt.tedecidas su-
=
pe rpues10$
d
Dimensooncs· O= 20,8 cm.; Om = 21,6 cm.; H = 7 cm.; tol- 4,4 om.;;.
11,6 crn., p - 4,72: L
Final Primer C• o princ-ipio 2. 41 ("" os-. IV o. C.
= 2.1
cm.;
43 T 235, N • lnv 2165, 5. 14, G. 14), Pótero casi completo, dn poredc> recta.
oblicuas, que 'e unen a medio ahuro con un fondo muy curvO,. .sin ombligo, Pul· delgado
con ligerísimo curvatura y uña muy de~tocoda. Borro ro,o. Bornt4 bue.no, es-Jropeodo,
c:on c.erco y molduro del pte en res.c.rvo~
Oecoroclón; Seis palmeras 11 enloz.odos" y dos I)Qsodas de ruede:illo
Oiménsiones: O = 19,4 cm; Dm
20,2. cm~ H - 5,9 cm; hl ::: 4 cm; h
1,8 cm,
d
10,2 cm; p- 4,85·1
2.• C.• • IV a C.
=
=
Escudilfo1
~4. (Fu tierros
de lo excovoción, que permiten determu'IOt el du!unciro. El borde es redondeWo Pared
curvo, muy f1no 1 de espesor uniforme. Born1z rojo coral, torolmenre uniforme en el •ntenor, y con dHumín.odos n.>QS e11 el ~xtertor.
Dccoroción: Sólo re&~os de rvedecillo, el"'' el lntaríor
Dimensiones; O= 10,-4 cm; Dm = 10..,8 cm.
2.•
e• s.
IV o. C.
-15. rT 127, N.• lnv. 1155, S 11 G. 13). Plarillo do pared curvado, ~n cuarto de
circulo. Borde con onsto. Pared muy deigodo y fondo aún más. Pie c:urvo con uño. Bom1z
Intenso. con rcs~rvo de c.erc.o y surco del pie. Borro roll-zo, hoy gri$, Confec.ci6n muy fino.
Decoroc,ón; Cuatro PQim.etas grandes 1'ogrupod0$11 y tres posados de ruedecillo. So ..
bre el conjunto, y partlen~Q del centro. uno fino espiral lnciia. anterior o to c-occiQn.
Dimen5iones- O -= 1 1 cm, Dm
1 1,6 cm; H = 3,6 cm; hl ;; 2,4 cm, h
J, 1 cm~
d
6,~ cm; p = 4,58:1.
2. • C.• s. IV o. C:
=
=
=
-
154-
[page-n-176]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
59
FORMA 23
TIPO A.
~6. (T 36, N, lnv, 20, S. 2). "Piara de P<>Ce•'', con borde colgante, muy delgado.
Pocillo cen1rot, que hoce curvo e1 extetior del fondo. Ple: con curvo conv~xa al extcrfor y
recto obflc:l.IO ol Interior. Base del pie plano,. con uño. SQ.J'ni-z- int~:sof ~ce1ente, dejando
eo reservo uno h~ra molduro, que borde., el pocfii01 u.no :ano en el borde, el cerco deJ
ple, 6ngulo interior dt!l l'nl$tY'IO y e:irc-ulos concenttieO$ del e)(terlor del fondo. Borro roJO.
Pieza Incompleto.
=
o,nensooncs: o = 2.1,60 cm; Orn
22,8 cm; H = 3,9 cm; RTOfundldad total = 2,9
cm, ldem del pocillo = 1,3 cm; h. dcl pie = 1,3 cm, d del pie
10,8 cm, d del JJ«•IIo = 6,4 cm.
Pnmor c.• S. IY o. c.
47 !Fuera de tumbo, N.•• lnv. 1733), "Piolo de peces'' fn<:c¡mpleto, d" borde col·
ganre, gru,.o. Pocillo poco profundo. Pie curvo, por fuera, algo oblicuo, con bose biselodo. Bomiz bueno, dejando en reservo el bisel del pie. Borto muy mjo.
Omwnslon"" O = 20,4 cm; Om = 21 ~ cm; H
4 cm; pr0 fund1dod total = 2,6 cm;
id. del poc.illo = 0,9 cm; h. de pie = 1.5 cm; eL d
5,6
=
=
=
ct:nt imetros.
2.• C.• s. IV o C.
FORMA 24
TIPO A. 1
48. (T 53. N.• lnv. 301 S. '1, G 2.). Pared!!$ muy curvados, nocio den111>, con borde
regn.u!'Sodo. Pie curvado, oblicuo, con uña destocado. Ombligo insinuado en el fondo. Sor.
n1% muy brillon to, de¡ando en reservo el 5urco del p1e y un ancho cerGo, que .se e.xhcf'ldc.
pot el e.xtet¡or del m•smo. Borro gris oc:tuolmnnte.
Dimensiones: O :::- s-_2 cm; Dm
=
7 cm; H
=
3( 1 cm; hl
=
2,2 cm; h
= 0;8 cm;
d = 4,6 cm.
Primer C.• s. IV a. C.
49. (T. 213, N.• lnv. 1959, S. 11, G. 13). Platillo de pared y fondo grui!SO$, borda
muy r«urvodo. Ombligo morcado. Pie curvo, ton uña pronunciado. Bami: brillante, con
reservo en el cerco y surco de lo uña
Otmen.lonos: O = 5,~ cm, Om = 1,4 cm; H = 3,3 cm;
= 2,2 cm; h = 0,7 cm,
d
q,z cm.
Fonol s. V o proncopto pnmer C.' s. IV o. C.
50. !Fuero de tumbo. N.• lnv. 905, S. 5). Platillo incompleto, de porede5 gruesas, con
el máximum da gro>or cerco del borde, que e>tó muy recurvodo. Pie curvo, oigo obllcuo1
ni
=
con uño. Borni.z Intenso, con reservo en el cerco; en el pie parece estor perdida. Borro gris.
Dimensiones: O = 5,-4 cm; Dm = 1,4 cm; H == 3~2 cm; hl = 2,4 cm; h :::J 0.8 cm;
d=5cm.
Finol s. V o principiO Primer C.• s IV o. C.
51. !T. 50, N.• lnv. 218, S. 3). Platillo de borde muy regrue>Odo, disminuyendo de
carvodo. con vño muy morcoBarni-z. bueno1 con reserva en el cerco, de color sepio. Barro r-oíbo
Dimension-es: O = 5,2 cm; Dm = 1,2 cm; H = 3 cm; hl = 2,4 cm; h = 0,8 cm,
d = '1,4 cm
final Primer C.• o principio Segundo C.• •· IV o C.
52. !T. 228, N.• lnv. 2101. S. 14). Pla tillo de pared.. muy gru..a•, de espe~r uniforme, con borde muy tKurvodo y otilado Fondo curvo. Pie obllc:uo, con uña morcado.
Barniz estropeado. co., ra:serva en el surco dE) lo uñ-a y un cerco ancho en lo porte olto
del pie. Borro rajo, hoy sepio, por lo occión de 1a hoguera.
Dimensiones· D = 5,.5 cm• Om = 7 2 en.,. H ~ 3 3 cm· hl = 2 5 cm· h
O 8 cm
1
1
d = 4,6 c.m. •
'
'
'
'
'
'
'
final Primer C.• o principio Segundo C.• o. C.
53. (Fuero de tumbo, N.• lnv. s/nl. Platillo sin proceden
Bol'de regruesocto c.onsiderobleme,te céreo del filo del ml$mo, que no SD curvo hado odenespesor hocto el pie. Fo,do eon ombligo. Píe oblicuo,. otgo
do~
=
tfo como en otros.e¡emplore$, Falto .el PQSib1c om-bligo. Pie cotto, ml.ly (:urvo extefiorment l.'. Uña muy morcado. Botnl~ bueno. Cerco y surco de lo uiio en reservo. Barro muy ro)o.
-155-
[page-n-177]
60
d -
E.
Oimens,on.es D
5 cm.
~UADRADO
6 cm, Dm • 1,6 &m; H = 3.2 cm, h1 - 2;1 cm, h
=
0,8 cm,·
2.• c.• ~. 1v o e
54 (Fu~o de tumbo, N• lrw •lnl Platillo ¡ncornplelo. Pared muy regru..ado cerco
d(!1 borde, que es muy e:urvo. ForKJo sin ombli~o. Pie curvo oblicuo, ton uña en rl plano
de lo base. Bomiz brollonte, >Ollado en p<>rle Cerco por reservo. oncno. Parece no hubo
H~Servo en ei surco de lo uño. Borro gris,
Drmensrones: D
5 cm; Om
7 cm, H
3,3 cm; hl
2,3 cm; h = 0,8 cm;
d = 4,2 cm.
2.• c.• •. 1v o e
55 (Ful!l'o de tumbo N • lnv. ,¡n¡, Platillo muy lncol'tlj)leto, folla latolmente de
p1e. Paredes muy gtuesos. pnnctpolmtnte cerco del borde. Botnít. brillante, con r~rvo en
ti cerco del p1e. Borro fOJiZO.
D•mensio.-,es. O -= 4,8 cm, Om
6,4 cm, hl = 2,5 cm
2. C.• s. IV o C.
=
";"IPO A. 11.
56. IT. 138, N· lnv, 1322, S. 6) PlotoiiO hondo, borde muy recurvado v eo~r creCiente hosto el poe. Omblrga que llego cerca del plano de la base Pre curvado, muy corto, con uña •nop•ente:. Barntz compocto y brillante QUé cubre IOto1mcnte el VO!.O Borro
fOJO.
=
D1menst0nes O .., 6 cm, Dm • 1,6 cm, H
3,6 an; hl
2,8 cm, h a 0,5 cm;
d = q,4 cm.
Pnmer C... s. IV o. C
57. (T. 19, N." lnv 690, S ~. G. '11. Plotllla hondo de poredes uniformO$ y borde
muy recurvodo. Ombligo en el fondo. Pie $In uño, cOl'\ cerco muy profundo. Borní1 compoao ocho rotado. cm medta piez.o que f'O estuvo en lo hoguera; lo 0 1ro n'lttod perdió el
bornl~ y dejo ver el borro grl' por efectos del fuego, el r.. to e• rojl~a. Son '"'ervo del
born~z.
D
6,6 cm, Dm • 8 cm, H - 3,1 cm; hl
3 cm; n
0,7 cm,
4,4 cm
Fanal Pnmer C. • o pnnc.plo Segvndo C.• s. IV o. C.
58. IT. 140, N.• lnv 1265, S. 10, G. 12). Plotollo ñonda. Porede• delgados muy recur...,oc:Jos. Kndo con ombl1go eoxt~nor Pu!· oblicuo eurvodo., con uña &nc•p•ente. Bomiz. estro·
peodo y Wlhodo en pone. s.1n ret.erVCH. Borro rojtzo, .gns en porte.
Dimensiones D - 6.2 cm, Dm
7,4 cm; H = 3,5 cm, hl
2,8 cm, h
0,9 cm;
d = 4,8 cm
3 · C." srola IV o C.
59. IT. 154, N • lnv H4 , S 7, G. 5) Platollo hondo; porede. unrlarme<, muy curvodos, fondo más delgado qut ellos. P1e ver1tcol, curvo., con cerco hund1do y uña mea·
ptente en rl p1e* formado por un b•~el de to base.
Domct~~ianes: D ~ 6 cm; Dm
7,2 cm; H = 3,o! cm, hl e 2,7 '"'• h
0,7 cm,
Drm~oones:
d
d
4,6
cm.
Ul!rma
c.• S.
IV o.
e
FORMA 21 /25
TIPO B L
60. (T. 133, N.• lnv 1208, S. 9-12, G 9) Plotlfw muy plano, con borde muy curvodo hoc•o ode.ntro. Pte de posullo moctz.o, cof'1 hueco circular en el cenuo,. y or•sto extenor b•~lodo.. Bomiz: bueno, quf!dando fOJO, por téSElvo., el cueiJo del pte, por en<:amo del
btsel y lo base de.l mi¡mo. quo presento uno hgero lnchnoctórl noc.o el ex tenor. S•n decoroción.
Dm~mrones: D
7.6 cm; Dm • 8,8 cm; H
2,6 cm, hl = 1,7 cm, h
0,8 cm;
d = 5,6 cm; doómetro del hueco d•l t>l~ '" 2,2 cm
Primer C.• s. IV a. C
61, (T. 29. N.• lnv. 222, S 15, G. 15). Platillo plano d" porede. unoiO
regrvesodo. Pie de pestillo Ctrculor, C01'1 oorgo.nto y borde e)Cttr•or blselodo. En el centro,
h~..~«o c1rc.u1or profuf'ldo. Lo bai.e del pt~ es uno $Upetf,cie cónico, muy morcado. Bornlt.
estropeado, dejando en reservo lo gargonto y lo bose del pie. Borro grlsj sin decOtodón
=
-
156
[page-n-178]
61
CfRAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
d
Dimensiones: O = 1 ,5 cm; Dm = 8 t6 cm; H = 2~4 cm¡ hl
5,7 cm; diGmetro del hueco del pie: 2 cm.
Final Pnmer C.• o prin~ipio Sogundo C.• s. IV a. C.
1,3 cm;
n = 0,8 cm;
TIPO 8 11
62. (T. 133, N." fnv. 1209, S. 9-12 G. 9), Platillo p)ono; borde regruesado, mi.Jy
curvado. Pie de post•llo c-•rculoT, con borde ochaHonodo y huec:o c~ntrol poco profundo,.
con ombligo en el centro, Lo base de lo postílla preiénlo uno Hgero c.onieidod. Bor·ni.%
~eno
intenso. Cerco y base dol pie, rojos por reservo.
Oecoroclón; Cuotro polmetos pequeños, "'agrupados"
Dimensiones: O = 7,3 cm; Dm = 8,6 cm; H = 2 ,7 cm; hl = 1,8 cm, h = 0,8 cm;
d
5,$ cm, Oiómerro del huKo del pie: 2,7 cm.
Primer C.• s. IV a . C.
63. (T. 45, N.• lnv 90, S 4). Platillo plono, de ba
pie y rK.uvodo hocio ode.n1ro . Pi@ de pastilla circular, con borde biselado y hueco en cJ
c entro. Superficie- de lo base llge(amente cónico~ Barniz metOiico~ QUe cubre totalmente
lo SUj)
Decoración: Cuatro polmelos grandes Cf" relieve, ''agrupados".
Dimensiones: O
7,1 cm; Om
8 cm, H
2.5 cm; 1'11 = 1.6 cm; h
0.8 cm;
d = 5,6 cm; dlometro del hueoo del pie· 3,4 cm.
3,•>c.• s. IV a . C.
=
=
=
=
~ORMA
2.6
64 jT. 133, N.• lnv, 1207, S. 9-12, G. 9) Potero can porede• de espesar creclénto
que rormon uno superficie cónico, con bofde muy curvodo hotio odentro. Fondo grué50,
con ombll,go exterior Pie. de s.ecdó.n recto '1 oblicuo, oue le do formo ocomponodo. Molduro de medio coño en lo base- del pié. Borf'lb: muy bueno, con reservo en la bose de
apoyo, Barro rojo sepia y gris.
DecorQelón: Seis palmeta& grandes~ •• enlozados•' y cinco vueltos de ~uedoc:tllo.
Dimensiones: O = 22 cm; Dm 23,8 tm; H = 8 cm; hl = 5 cm; 1'1 = 2 cm; d = 12,6
cm.; p = 4,4: 1.
Primer CY s IV o. C.
FORMA 28
65. (Sobre T. 229, N.• inv. 2118, S. 11) Vaso de paredes casi recias, con t.m óngulo
en lo rnitod. Bor-de redondeado, lig~romente ..saliente hoc.io ofuero Fondo .,orj.:_ontol con
ltgedsfmo ombligo. Pie curvado, vertical, biselado en su ba•e. Bamix de brillo oigo metálico, d~jondo en reservo e l orco del pie y el bisel. Barro ro¡o.
Dect;Jroc16n~ Cuatro potmetos •'s,métrkos".
Dimensiones: O. boca = 1O cm, O. car.,na
9 cm; H
3,5 cm,
= 2,2 cm;
h = l cm; d = 5,8 cm.
Ultomo C. • s IV o. C.
=
=
ni
FORMA 40
TIPO E-1
66. IT. 52, N.• Jnv. 287-B, S. 9, G. 101 Voso incompleto. ConseiVo r~tos de aso
v tollo totalmente el pie. Ba
f!XC:CICt'lte. Barro rojo_. hoy gris.
DimeM!onM cot1setvodas: D. boco '= 9 cm; O. cuerpo = 9,4 cm; h. C"UeHo = 1.9 cm;
H. cor>se
Final Primer C.• ~. IV a . C.
67. (T. 64, N.• lnv. 489, S. S, G 3). Borde colgante; cuello boja. Cuerpo achatado.
Ple moldurado, forl)londo un bocel sobre el que hoy un junqulllo y una garganta cóncavo.
Asas de onílto, 1endlendo o ctrculores y opéndiu.s superiores 'SOhentes. Bami~ bueno. overfodo. BorTO sepío1 EJ voso está 11'\COmplcto.
Oec.orod6n: En el Interior del fondo, impresiones de ruedecillo.
=
Domensoones: O= 8,6 cm; Oc = 9,4 cm; he - 1.9 cm; H
'7,5 cm; 1'11
h = 1,2 cm, d = 5 cm; do= 3,5 cm, 1 = 14,6 cm; r = 1: 1, 14,
Flnol l.•> C.• s, IV o. C.
-
157-
= 5,6 cm;
[page-n-179]
62
E. CUADRADO
68. (T 92,, N • lr>v 825, S. 9-12, G. 9) . "Kónthoros" de cuello corto. Cuerpo rto
profundo, Pie moldurcdo, de bocel con uña en lo bo,.,., y sobre oil, junquillo orlstado, con
en 1ron te entre ombos. Coña del pie, qul!! no poso de ser uno breve oorgonto. Asas de
ontfiO c:Jrcutores, con opendiccs $Oliente; d~ grosor mfenor o l del lab1o1 c¡ue
-es
grue-so en
su parte lnf!'rior, v muy delgodo en el cuerpo superior. Barni-z muy bueno, soltodo en
porte. Cerco y .surco de fo uño rojos, pOr reservo. Barro rojo.
Decoración· CuatrO polmetos 11 sHnétricos•'1 en el 1ntcl'i.or del fondo.
Dimensiones: O~ 10,7 cm, De t t 10,8 cm; he = 2,3 cm; H = 10 cm, hl = 7,6 cm,
h = 2 Cll', d"" 5,l cm; dg
3,9 cm; 1 = 18 cm; r = 1:1,07.
Ftna1 2.• C" $ . IV o C.
69. (i. 115 N" lnv 1011. S. 9-ll, G. 9) "Kónthoro>" pequono de bor
muy desorrollodo .>1 lóbulo inferior. Cuerpo paco profundo. Asas de anillo circulare> por
dentro. Apindu!es conos. Pie muy mo1durodo, formado por un bocel seporodo por medias
coñcn de un JUnquillo inferiQr' y de u n arlst6n supenor, ol que se superpone lo garganta
del p1e. Borní~ excelente, algo me-tálico. derando rojos, por restrYO, los. dos medios coñas
=
del pie y el
surco~
Qu.e forma uno uña rouy morcado.
=
Dimensiones O
8,2 cm; De = 8,4 cm; he = 2 cm; H ~ 1,6 cm; hl
h = 1,9 cm. d = 4,6 cm; dg =- 3~4 em; 1 = 13,6 cm; ,.
t; 1,07 crn.
=
2.• C.• s. IV o C.
= 5,4 cm;
10. (T. 115, N" lnv, 1017-B, S. 9-12, G 9). "Kónthoros" P<>Que6o, enólogo ol on·
teríor Lo uña del plt!: .se detenn\no por una molduro de! media ceño. Bornt:t. compaclo1
con brillo oigo motolico. Lets mediO< coñ<>o del exterior del ple v lo do lo uña, $0n rojo.<
por reservo del bomiz., teniendo las primeros, en su mitad, uno fino lineo negro.
Decoro,ión: Cuatro palmeta¡ "simélricas'' con dos o tres weltos de ruedec11lo dofec..
tuosos por lo dtficullod de ejéCUdón.
DimenSiones. O
7,2 cm; De = 8,4 cm; he = 2. cm; H
l ,4 cm; hl = .),2. cm;
h
1,7 cm, d = 4,6 cm; dg = 3,4 cm; t = 13,6 cm; r = 1.02:1
2.• C • s. IV o. C.
71. (T. 150, N.• lnv. 1385, S. 7, G. 5). "Kóntharos" mcompleto. Borde con lóbulos
de$01'l'OIIodos. Ct.WI>O hondo. Asos con opén.dlce sohente. Pie ~on los molduras hoboluoles
y garganra cilíndrico. Bornl:. bueno, con reserVas en lo Unión del bocel del pie y en ~1
surco de lo uño. Botro rojizo. No llevo decorociórl.
Domensiones: O ; 10,5 cm; De
10,8 cm; he ; 2.7 Ctr1; H = 1 1 cm, hl ; 8,3 cm;
h
1,9 cm; d
5,4 cm; dg- 3,•1 cm; 1
18 cm; r - 1,04:1 cm.
Final 2.• C." s. IV o. C.
72. (T. 231, N.• low. 2144, S 11 ). "Kóntharos" con osos de anillo de tendencia cír-
=
=
=
=
=
=
=
c:.uJar. Apéndrces sclientes y dolgodos, convexos en lo parte superfor. Lóbulo inferior del
borde, desarrollado c~crpa poco profundo. Pte con molduro de bocel, pr()VI$10 do uf>o
ln!erlor y cuerpa de superflcoo anguloso. Enlre ambo$ molduras y el surco d.. lo uño, <:irculos rojos pOr resetvo del borníx. Go(gon;to d-el pie olto. Borní:. compacto y btHion le.
Borro rojizo.
Decoración: Cuatro palmeros ''slmétrtcos'' dlspueotqs frregularmertle y tres vueltos
de rucde<=l llo superpuestos
o .mensionos: O = 9 cm; Oc; = 9,6 cm; he = 2.7 cm; H ;a 8.9 em; hl = 6.8 cm;
h
1,7 cm; d = 5 cm; dg
~ cm; 1 ;
15,7 cm; r = 1:1 cm.
Fino! 2,• C.• s. IV o. C.
13. (Sobre o 230 y ss. N,• lnv. 2 122, S 14). Frogmenlos de "k.ónli'>oros" do1 que
se coo-.:orvo un trozo de oso1 bordo y cuello. El borde, de IQbulos desarrollados; a$0 grueso
da 11ueco alargado, y apéndice delgado. Born!:. bueno. Borro tojo.
Otmensione5: D = 9 (2 'Cm¡ De = l 1. 4 cm; he = 2,6 cm; 1 = 18f4 cm.
Rnol se;¡undo C.• o prirtctpio¡; del tercer C • s. IV a. (:.
H. ¡T. 253, N.• lnv, 2'104, S. 14). " Kónthoros" entero; lóbulo Inferior del borda,
muy g rueso. Asas do hueco olorgodo, grue~s y de apéndiCé soli~nte.. Cuerpo hondo. Pie
moldurado, con bocel gr~e>a y cuerpo ~uperior con bordO<. Gorgonta cónica.
tJornlz compacto, nt!gro. Cerco del pft~ y mdrduro de lo uñ.o. rOfO$. Borro rojo. Grafito en
=
=
el mt~nQr d~l pie.
=
Dimensiones: D = 1 Ocm; De= 10,2 cm, he= 1,8 cm; H = 10,9 cm, hl
8,1 cm,
h = 1 95 cm• d ; 5 cm• dg = 3 6 cm· 1
17 1 cm· r = 1 02• 1
Se~nóo c.u o PrincipiO$ ·dol t~rcer e_') ~. IV 0, e , ..
75 1T 239, N.• lnv, 2234, S, 1'1). "Kónthoros" Incompleto; $Óio $E! COn$ervnn los
f,r:o,
=
- 158-
1
[page-n-180]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
63
tuos y pte; aquellos ''"' de onollo ellptlco, y los api:r1dices ,alientes, gruesos y onchos.
El pie tie.n:~ un bocel grande y otorgado. con uña saliente y uno molduro de bordes. ogudos. Gorgonto Cllindnco. 8Qml:t ex(t!lente, con reservo en el cerco del bocel y e' $\lf'O
dr la uno. B-arro rojizo.
Dimensiones aproximados; O .::- 13 cm; De = 12," cm; 1 = 22A cm.
D!mMSIQncs CXQCtOS he = 4 cm; h = 2 , m, d =- 5,4 c.:rn, dg = 3,6 (m
3.• C." S IV a. C.
16. (T 14, N." lnv. 536, S. 5, G. 41. "Kbntharas" oho, eomc>letc. Lóbulo inferior
dol barde, poro de.arrcllado. Asos de hueco alargada algo angulosel, y ooorodicc delgado,
muy soliento, levontodoi s.us e,xue-mos. CueUo largo. Cuerpo profundo y pte muy aJto,
con bocel grande. provisto de uña iMterror y c.uerpo superior anguloso La c.oOo del pi~ es
bostonfc olto. Borntt. negro met61ico, dehwotodo. Parece QU~ solo tuvo reservo ~n el
su,e:o de IQ uña. Sarro rolo
Dlme:>slcnes: O
9,~ cm; Oc
9,8 cm, he = 3,6 cm; H
11,1 cm, hl = 8,2 cm;
h - 2,1 cm; d = 5 cm, d!l
3,4 cm; 1 - 18 em; r = 1,17 l.
PnncopoQ 3.• C." •- IV o. C.
71 (T 230, N.• lnv. 2141, S. H, G. 14) "Kónthorcs" entero. Barde de lóbulos poeo
desorrollodo$. A~os de huKO otorgado y angvlosos, con opendtces muy sal1entes y algo
levantados. Cuello alto. Cuerpo medio. Pie alto, con bocel gronde. Coño del pie oho. Barntz muy deleriorodo y soltodo a trozos. Está totalmente cubteriO d~ barntz., pt!ro no se
puede cse:guror lo omcnala de re-servas. Borro rojo.
Dimen••ones: D = 9,4 cm; De ~ 9,6 cm; he= 3,7 cm; H = 11.3 cm, hl = 8,3 cm;
h
2,5 cm, d = 5 cm; dg
3,6 cm; 1 = 11,6 cm; r = 1.20:1
3." C.• • IV a. C
=
=
=
=
TIPO E, 11
78, (T. 12.7, N.•· lnv. 11;)6, S. 1! G l3j, "Konlho""'" oncompleta. Lóbulo inferla<
del borde muy de!.Otrollodo. Aso on..~:e$0,. con opéndici!'S no muy sofiontcs. Cüerpo medio,
ogollonodo. Fondo muy grue50 y con uno espec.Je de goterón por fuefo de-l p1e. Pie con
bocel gr11e.so. Cuerpo ongul- •uperiar y gorgonro de doble cono
cldcd Bornl~ eompocto,
dejando en tt'Sé(VO los $urcos de lo Uña,. boce1 y goteróo. Borro. grls.
Oomensoones: O = 10,2 cm; De - 10 em; he = 2,8 cm; H = 11 cm; hl - 1 9 cm,
h
2,1 cm; d = 5 Cl'\'1; dg = 3,2 cm; 1
18,2. cm; r = 1,11:1
Finol 2 • C " ~ IV o. C.
79. (T. 127, N.• lnv. 1151, S. JI, G. 13). "K6nlharos" casi COII'pielo. Lóbulo lnler.or del bo:rdq: muy desarrollado. Asos muy gruesos con opandlces odelgQ%_odos en S'-3 e-xtremos. Cuerpo ogallonodo. Molduras del pie, como el onter'far, menos lo garganf'o, que
es elllttdrlco, corec4endo el cuerpo de goterón. Uño ~n el pie Bcmlz compacto y brillan ..
te, con rescrrvo en el cerco del bocal y surco de! lo uña. Borro muy sepia, Grafito en el enterior del pie.
Dtmemlones: O= 10,5 (;m; Oc-= LO cm~ he -= 1,95 cm; H = 10,5 cm, hl =- 1,9
cm; 1-o = 2,1 cm; d = 4,8 cm; dg = 3,6 cm; 1
17,1 crn; r
1.02:1
=
2..•
=
e•
s.
1v a.
=
e
=
TIPO D. 1
80. (T. 45, N." lnv. 67 S. ~). "Kónll-oora•" de borde acampanado. Asa$ delgados,
con op-91\dice aguzado y extremo antho, rectangular. Cuerpo de fondo muy grueso. Píe
con bocel grande. Cuerpo $up~rlor anguloso y caño del pJe no muy alto. a~rni.:t negro.~ o igo
c.poeo, que- se hoce morrón en el fnte-rlar de1 pie, y deJo en reservo el terca del mJsmo y
el surco de lo uño. ounque e$t6n dichos molduras muy difícitcs de oprccior en cuonto al
~olor. Borro rojo.
D = 9,3 cm, Oc = 9.5 cm; he = 4,5 cm; H = 11 c:m; h l
= 4,8 cm; dg
3 c:m; 1 = 16 cm; r = 1,18·1.
Dlmensian~l'
h
= 2.,2 cm; d
=
= 8.1
cm;
Final 3.• C.• s. IV o. C.
81 (T 95, N.• lnv. 1007, S. 9, G. 8) "Kontfoaros" de borde fo lo
no, geromente ocampanado. Fondo mvy gi'U..O. Asas de anillo, a lgo or,gulosos, con apéndices muy solienres
y anchos.. Pie de pequeño grosor con e l bocel de base olto, y sepor.odo pOt' -uno e'S(Ot;io,
muy pequ.eñ•to, del hst Escaeia y svreo de lo uño roJos por rese
Dimensoones: D
8,7 cm; De = 9,6 cm; he = 4,6 cm¡ H = 11,2 cm, hl = 1 9 cm;
h = 2,5 cm; d = 4,4 cm; dg = 2,4 cm; 1 = 16,4 an; r = 1,28:1
4.• C.'' S IV o. c.
=
-
159-
[page-n-181]
E CUADRADO
TIPO O 11
82. 1T '17 N lnv. 867 S. 12, G .9¡ "Kántharos" Incompleto, fallo d.· trozos do
lo pared y de un O!O. Borde f.no. Cuello alto., cuerpo ogo11onodo con goterón Incipiente
en lo unión con f!l p•e. Est~ uene un bocel gtonde# cue.rPO ongufoso superpuesto y coño
del p1e cOnteo, oeordodo con un cuarto de c.arla o un llt,eel que ~Jirvc dt un16n eon el
cuerpo. Boml:t eslro¡>eado, que deJo en reservo lo molduro del pie, cuno v goterón. Los
osos dejen un hueco olargcdo v """ delgados, oon apéndooes soloente y onchos. Uña de
surco oncho en casi d plano du O$lt~lo.
Dimenoiones: O- 10,6 cm., De= 11 cm., nc = 5,3 cm.; H
13 cm., hl 10 cm.,
n ; 13 cm; d = 5,8 cm; dg • 3,6 cm; 1 = 18,5 cm; r - 1,22:1,
Fonol 3.• C" • IV a. C.
TIPO G. 11 .
83. IT 97, N.• lnv. 868, S 9-12, G 9). u Kontharosu entero de uno >Ole D>O Bordo
colgante, con lóbulo .nfenOC' rnuy desorro11odo y el supert« muy pequeño, vueltO hoc•o
ofue.ro.. El oso es de on.llo c•rcutor, carece de apéndice. sohendo dr-1 l~lo •nfeuor. El
cuerpo ~ profundo y ogoUonodo., con un aspa u1e.tSO bo¡o el oso El pte ka uom.formodo
el bocel de ostento en un cuerpo cónico, con 1o mo1duro onguJoso wperaor y uno gorgonro
corto. Uño no e;coge:todo. Born•z Intenso, con refleJOS meró1ic:os, c:¡ur cubren totalmente
el vaso. sin de1or mnouno reservo. Borro sep1o rojt'%0.
Oomensoones; O
6 cm., De
8,-1 cm.,. he = 2,3 cm., nbot
2,1 cm., H
10,1
cm.; hl = 1,8 cm., h
1.5 cm., d = 3,8 cm, dg = 2:1 cm
Fino! 2."
e-,
prinCIPIO 3.0 C" \. IV o,
e
FORMA 42
TIPO A. 11
84. cT 133, N.• lnv
210, S. 9-12, G. 9). "Kvll•" de pie boja, entero. Cucnt'o poco
profundo y ceomponodo do pore-de-s muy finos y fondo rnós gr\.leso, con ombltgo cxter•Ot
cOnteo. Pie muy moldurado, de •nteriOf' convexo. Asas exentos, de loz.o que sobresolen
del pleno del borde. Barniz muy bueno, estropeado por el fuego cremotorlo. Rojos por
rese-rvo el osiento dtl pie, ~o prnncro molduro y eJ fondo exterior, en que sólo quedo:n
negro$ tres <;irc.utos c.oncenutcos. y un punto c~tral. Borro gn¡ que deb¡o ser rojiz.o.
Oecoroción· Cuatro palmeta• "eniO:tOdos" alrededor de uno espiral onc"o y dos posodos de tuedecillo
Oomensoont": O
15 cm, H
3,9 cm , hl = 2,4 cm.; h • 1,4 cm, d
7,8 cm.,
li'MO>< = 21 cm,
Primer C• s. IV o C.
TIPO B.
85. (T. 53, N," lnv. 300, S. 4, G. 21 "l
Hno, ligeramente 1ncHnodo hoc•o odentro. Los paredes aumentan de grosor cerco del pie,.
de,ondo visible lo lnfleKtón coroctoristlca, en ella quedo un cerco. Ombligo en el fondo.
Cuerpo Inferior d~l pie en formo de toro, con un bisel que produce un 10llente onguloso.
El cuerpo superior es colindrlco. Uña muy saliente en el pie. Bornlz cosi deiiOPOrocido
en $U totol•dod. Barro grls. que fue rojo; en reser.vo el cerco y el surc.o de lo uño. Asas
horizontales, ltgcromenls levantodos.
De(;oroc-ión. Vottos vueltos de ruedecillo.
Domensoones: O 2 1 l ,2 cm.; H
5,1 cm.; hl - 3,8 cm.; d = 1,6 cm; h
1,2 cm,
~ 19,8 gn,; Dcerco
8,4 cm
Pnmer C" s. IV o. C.
86. 'T. 209, N.• lnv, 1894, S. 11, G. 13). "Kotyle" de paredes Iones, logeromcnte
onclonodos hacio el onlenor, Ases algo levantados.. Fondo delgado con omblogo. Poe de
cuerpo cóniCO, alto y tOfO •nlerlor lMs.tlodo. Uña pronuociodo. Bomiz bueno, con reserva
en el .surco de lo uña, y lo unlót\ con el cuenco, que no tteoe surco. Borro roJizo.
0ecofocl6n; Cuotro polmet~ ..S,ft'W!trecm.., y tres vueltas de ruedectllo
Ounens•one· O
11 cm., H
3,1 cm.; hl = 4 cm., h = 1.2 cm., d • 7,6 cm,
= 18,5 cm.; Dcerco
8 cm.
Primer C4 s. IV o. C.
86 bis, (T. 209, N.• lnv. 1895, S. 11, G. 13). "Kotyle" oncompleto, Paredes logerome.nte onclonodos hacoo odenHO. Fondo con ombligo. Gorgonlo del pie olla v JorO con
=
160
[page-n-182]
CERAMICA DE "EL CIGARRALE.JO"
ligero bis.el. Uño pronunciada. C~rc.o mcrc:odo Bornh: bueno y bdllanre, con reservo en
cerco y surco de lo uno. Barro sepia r'OH:to.
Decoración: Cuotro palmetas 0slmétricos'1 y dos vueltas de tuedec.1tlo.
Dimensionos! O
11 cm.; H
5 cm., hl
4 cm., h = 1,5 cm., d = 7,5 cm.,
= 18,3 cm; O cerco = 8,2 cm
Pnmer C" s. IV o, C
87. (T. 29, N," lnv, 223, S. 15, G. 15). "Kooyle" coso compleoo. Por<>dos lonas con
cerco hendido en lo unión con el pie. Este tiene taro de miento biselodo y uño poco
motc.odol A.sos oigo curvos y levontodos. Barniz opoco4 de¡ondo on resetvo terco y surco
de lo uña Borro gris, que fue roJizo Fondo cónico.
Oec.orodón! CuotTo polme1os d@ 11po hro, '~ftimétncas" 1 v un cerco &! ruedecilla de
trozo medio
Domens•ones: O - 12 cm.; H = 5,2 cm.; hl ; -1,3 cm.; h
1,3 cm ; d = 7,6 cm.;
= 19,8 ,,.,,; O cerco = 8,4 cm.
Prtnc¡plo 2.• C" s. IV o. C.
88. (T. 29, N.• lnv. 247, S. 15, G. 15). "Kooyle" del que s61o conservamos los dos
OSO'i con troxo¡: del bord~. Barnh~ muy cs.tropcodo y -saltado. Borro rojizo. Paredes delgodos Asas lorgos de 4,5 cm. long., curvados y algo lovontodos,
Pronclp1o 2.• CV s. IV o. C.
89. (T. 54, N.• lnv, 358, S. 4, G, 2). "Ko un
cuarro del vaso, que permite- s.u rcconslltuclón. Paredes venicoles. en la boto, con ceceo
de unión oJ píe. Asm; corto.s1 oorgonlo del pie muy alta y toro de asiento pequeño, con
uña lnc:lpiente. Barniz estropeado. Cerco y st,~rco de lo uño, en reserva.. Barro gris.
Dimensioné.: O= 12,4 cm.; H = 5 cm.; hl = 4,3 cm.; h = 11 1 cm.; d = 8 cm.,
= 19,5 cm.; O cerco
8,2 cm
PrinCIPIO 2.• e• S . IV o. c.
90. (T 76, N.• lnv. 5>18, S. 5, G. 'IJ. "Kooyle" enlero. Paredes ocomponodos que
o.urncnton de grosor hacia el P•e, qu~ carece d& garganta. El cerco queda tnc.iso en lo
mi5mo pore.cl curvo. Toro pequ~o de oslento 1 con uña pronuncioclo. Asas tevontodos.
Barniz brillante. El interior del fondo loene un circulo de 6 cm. de diómerro, rafa y un
poco descentrado. Cerco y .surco d" la uño, muy rojO$, en reservo. Borro roth;o.
l:lecoroción: Cuotro polmolos "agrupados" y dos vueltos apenas perceptibles de ruedecillo.
Dom~ns•ones: O = 11,6 cm.; H
5,1 cm.; hl = 4,2 cm.; h : 0,6 cm.; d = 7 cn1.;
1 = 18,6 cm.; O cerco = 8,6 cm,
PrinCipio 2.P cq S. IV o c.
91. ¡T. 187, N.• lnv. 1102, S. 7-8, G. 7). "Kooyle" lncompleoo, de paredes muy
curvodos hocla adentro fJnas y con 'erco en lo \.lnlón del pie. Lo gorgonto de este en formo de e.scoc:•o, y base. de toro bltelodo, con uña morcado. A&OS levantados. Bornl'z. bueno,
metólico. con resef\lo en cerco y surco de lo uña. El ex.rerior do¡ fondo, con ombligo pro ..
nunclod:o, tJ~n~ difuminodos rojos.; faltan parte d.e las osos.
D~rodón: _Cua~o polme~os '~imétricos~:, r~ue.;o:s, y dos _iueltos d~ ru~ec:illo, •
Domensoones. O- 11 cm., H - '1.7 cm., h - 3.8 cm., n - 1.1 cm., d - 6.6 cm.,
O urco = 1,6 cm.
2.• C• s. IV o. C.
92. (T 176 (?), N • lnv. 1731) "Kooyle" lncomplero o follo d~ los osas y casi lodo
eJ borde Porcdes rectos, de espesor uniforme. Fondo muy grueso, con ombligo. Pie con
c.erco ttundido y garganta obHcuo; toro de as-iento con uña. Born•z bueno. El circulo interior, donde van tos. polmetos y dt!Cotocfón Tm-preso, es negro Intenso, mlenaros el resto del
vaso es ollv6ceo. Borro, cerco y molduro de Ío uño rojfXOfl.
Decoroq6J1; Cuatro palmetas "ogrupodas" , sobre. un peq~eno circulo v dos. vueltos
d• n.¡edeclllo.
Oimension~s: O = 10,8 c:m., H = i cm., h l = 4 c:m., h
5.3 cm.; d = 7 cm,,
O cerco
7,4 c:m.
2.• e• s. 1v a. c.
93. (T. 51, N.• lnv. 293, S. 9-12, G. 10). "Kotyle" mcompleto. Pared~ vervcoles,
un poco gruesos. Fondo cónico exteriormente y pie con garganta. Toro y u.ño incipiente.
Cerco no hundido. Bomiz mUy estropeado. Borro sepia gris. Cerco y sUrco de lo uño,
en reservo.
Oecoroci6n; Oos vueltas de ruedf!CiiiQ
=
=
=
=
=
=
=
161 -
[page-n-183]
E CUADRADO
66
Oomens.ones: O = 10 cm.; H = 4,6 cm.. hl : 3,5 cm.; 1'> = 1.1 cm .• d - 1 cm.,
D cer 1 cm.
Fmal 2.• 0, principia 3." C• s. IV a. C.
94 n. 103, N,• lrw. 925, S. 5). "Kotyle" lncompl~:to; faltan tiOltOS de pared y un
=
('ISO.
Poredes verticales, con borde tigcromen1e vueho hocío afuera. Fonc:fo '9rueso cónico.
Pie con cerco. Gorgonta oblt,ua y toro con uña -incipiente Barni:_ bue.tlD, con r~etVo en
cerco y uña. Borro sepia, tofiz:o y grls.
Decoroción: Dos vueltas de ruedecilla
Dimensf011es: D -= 10,2 cm.; H
4,6 cm.; hl = 3,6 cm.; h cm .• 1 = 17,8 crn.1 O cerco = 8 cm.
3 • c.. s. tv a. e
=
1.3 cm., d
= 1.6
FORMA 43
TIPO B. l.
<:JS. )T. 49, N.• lnv t i 1, S. 3). "Skypnos" incompleto, del que tenemos pre y lf<>zos
del bordo. Es ancho y su reco,stilucoón parece dar "no pu~zo no muy alta. Pared.. delgodos. Borde muy VUt!ho hos:io afu.!ro, if'serl6f\dose o su nwel los osas horjzontoleft, que
tal ron. Bolo éstos se Inicio lo c:onvexido.::l do los: paredes
y hoda el c:uorto inferior de lo
olturo, la concavidad del perfil. P1e grueso, ligeramente convexo al exterior. Anillo de
apoyo d~ .sección trapecial. Bomlz. excele-nte, dejando en ruarvo un cerco en ~1 arranque
del pie, lo base del mismo y ni exterior del fondo, •n el que se bornizon de "cgro dos
'ircu1os y un punto con~~ntrico. Grafito €!n el ont$1T!O. Borro rojo.
Dimensiones oproxlmodos. D = 12 cm.; H = 11 cm.; hl = 10,2 cm.
Dimensiones exoctos: d Primer C1 s. IV o . C.
6 cm.
FORMA 70
96. (T "92, N'' lnv. 839, S. 9-12, G. 91. "Logynos" del que sólo consONamos cuello
E>to es ocomponodo, con labio muy colgont• y archo. El cuello aumento de diá-
v boco.
metro hocto el cuerpo, que falto Borni'% exc;elence. Sarro rojo.
Dimens¡one:s. O boca = 3 cm..; D botd~ labio = 4,6 cm.t H de1 trozo conservodo= 3,8 cm.
Primer Cto s. IV ~~ C.
FORMA 69
91. ¡T, 212, N.• lnv. 1950 S. 12, G. 9). Plo.to de formo achatado y borde horizontal
saliente. Pie biconvexo. Sin dccorocrón. 1!-ornn: bueno, sm de¡or reservo$_, RCro muy dNc..uorado, faltando en los t r = más afectados por el luego crematorio. Borro rojo.
d
Dimensiones: D = 13,2 cm.; D bordo = 11 cm., hl = 2.1 cm.; h = 0,95 cm.;
9 cm.; H
3,8 cm.
3.• C• s IV a C.
=
FRAGMENTOS
Cotalogomos., o conttnlJoción, los trogmentos mó$ o menos ImpOrtantes Intrínsecomente, peco que contt1buyen o la dotación de los tumbos en que hon sido hollados.
98. (T 12, N.• lnv. 154, S. 1). Posoble Fm. 21. Trozo de fondo con p¡Q curvodo y
uño. Barniz. bueno; con el exteraor del fondo dtf~Jm1ncdo de rojo. Cerc:o_.. surco de lo uña
f borro rojos,
Decoración: Palmeros ~~enlozados "(rol ve:. setS), tres vuehos de rucdcc.lla y otros
ln 2.• O' s IV o C.
99, (T. 20, N.• lnv. s/n. S. l). Pos;blo Fm. 24, A l. Borde de platillo, regruesado,
rorco del borde Barn;z excelentQ.
Promoro·•egundo C' s. IV o C.
100. (T 25, N.• lnv. 205 A, S. 151. Fm 21. Borde de póoero r>0 muy grueso, con
mayor espesor cerco del bord@. Deb~ ser tomoño pequeño; bornlz. bveno_
2.• O' s. IV o C.
-162-
[page-n-184]
CERAMICA DE "El CIGARRALEJO"
67
1O1 (T 30, N.• lnv 258 8, S. 2, G 0) Fm..H 1 Trozo de borde boS!onle re
2.• 0> •· IV o e
102. (T. 33, N.• lnv. 261, S. 2, G. O). Fm. 21/25. Bordo plotollo muy grueso. Born·~ bueno.
2 .0 O> s. IV o. C.
103 (r. 33, N.• lrw 261 S. 2, G. O). Fm. 24. BordO" de platillo, muy Ono. Bomi"
bueno.
2." e• s. IV o. C.
104. rr. 43, N.• lnv. s/n., S 4, G. 21. Fuente Fm. 22. Borde muy f1no y recurvodo;
t-r-ozo de pie curvo, con uña v mo1duro en ro¡o. Puedt!n rer ambos dl! lo mlsmo plez.o
B-atniz. bue.no. Borro rojiw gris.
2.• CO s. IV o. C.
105. (T. 48, N• lnv. s/n., S. 3, G. 1). Fm. 21 (?). Tro
oncho y curvado, con uña l'ed.u-eidof por bisel de lo bose. Grosor- del fondo, grande. 8drni2.
bueno, con reservo en el surco de lo uño y en eJ cerco Borro gris on1~ fOJO. Lo altura
del p1e h = 1,8 cm., lnd1co un vmo del Tipo Grande.
Final del 1.• o ptínc:ipios del 2.. e• S IV a. c.
106.
rr
50, N.• lnv ''"·· S. 3). Fm. 21 Dos
!rOZOS
do borde y un pie curvado de
un plato. Bornl:: bo:t!no, eon re$erva en el cerco y sutco de lo uno. Borro gris. Lo ohuro
del pie~ k
=-
',3 cm ,. IOdica un ploto de tomona medio.
2.• C• '· IV o. C.
101 o 109.lf 54, 57 y 59, N. lnv. 359, 391 y 423) (S. 4, G. 2) (S. 5, G. 3), ($.5).
Bordes de p1orlllos Fm. 21 ó 24. Buen borni.:r: y borro ro¡im.
2.• e•• s. IV a. C.
110. (N.• lnv. 2119, S. 11 ). Frn. 21. Fondo de escud1llo, con pi• curvado, provisto
dt:" uña. Surco de ésta y cerco, rojos. Barni:. buano, borro rQjo.
Decoración: Cinco palmetas "en1Cl%odos" y tre-s weltos de ruede-cilla
Damens-iones: h = 1,2 crn.; d = 6,6 cm.
2.° C• s. IV o. C.
111 (T. 28, N.• lnv 217 A, S. 15, G. 15). Fm. 21. Trozo del fondo de un plato,
COf"' p•e curvodo provlsto de uña. Barni-z. (legro, mc:nos en el O)(tedor del fondo e anterior
del pi~, que es morrón. Cerco y uño en reservo. Barro gris. Le olturo del pie hl =- 1,5 cm .•
énd1CC tomono medio.
~corae10n: lndlc.!Os de polmeto y, por IQ menos. lres vueltos de ruedecllla
3.0 CO <. IV a. C.
112. (T. 33, N.• lnv. 261, S. 2, G. 0). Borde de pi¡lero recto y oblicuo, de Fm. 22
Lob•o sotJenre y bo¡o él, dtculo tojo por reservo. Barniz bueno. Ploto, lol vez, de buen
tomoiio.
2.• C• s. IV a. C.
113. (T. '13, N.• lnv. s/n., S. '1, G. 2). Fm. 22. Trozo del fondo de uno pi¡1cro grande. Pie de sección tropeclol, vertical
ext~riormente~
Bomr-z. bueno... CC!rco asiento dt!l pie
y e.x.tc.rlor del fondo, ro¡os por reservQ. Este Ullirno debió lfevor c•rculos nc.gros y un punto
conlro). Su altura, 2,i ern., seiiolo un piolo de tomoño grande. Borro rojo. Decoración
de po1metos gronde5 que, por s.u ptoX'il'nídod ocuson una orla de muchos palmclos, tal
YeZ ''comblnodoi" y tres vueltos de ruedeclllo.
Fin primer e• s. IV a. C.
114 (T. 56, N.• lnv. 374, S. 5). Fm, 22. Borde de pÓtero grande, grueso y con borde
sc11cntfl. Borni% bueno. Cetco rojo, bajo e! borde.
2.• e• s. IV o. C.
114 brs. (T. 94, N.• lnv. 822 b, S. 9-12, G. 9). Borde de patera con !ob1o saliente
y pored recto en .su primer tro:o. Barniz. bueno.
2.• C• s. IV o. C.
115. (T. 93, N.• lnv. 816, S. 12). Fm. 22. Trozo de borde de labio saliente y olro
de fondo, de borro rOJ!ZO y barni-z. negro, menos ct intenor de éste que es marrón. Decoración seguramente de palmetas, pero $61o quedan cuatro vuc1lo$.. oJ memO$, de ruedeclllo
.de tro1;o largo. Bajo el bord~ saliente, cerco rojo.
Pnmer C• s. IV o. C
-163-
[page-n-185]
E. CUADRADO
68
117. (N ° lnv s/ n o, b, e}. Fm. 23- 1. Tres frogmenl con lobio colgante y molduro en su lnido, donde quedo~ por resetva del bcJrni~. el rolo
del borro.
Primer o 2.•
e• •· 1\1
o. C.
118.. (N.t. fnv. s/ n. l Fm, 42-B. Fondo de ''kot~e'' con p1e de garganta corlo, toro
Qra.nde, b1.selodo, y uño muy ptonunciodo. Bor"Jz bueno, con re$E!(Vo en cerco v surco
de lo uña.
Dimensiones h = .1 cm; d = 7,6 cm, d, ce-rco = 8/l cm.
Primer
C(• S.
IV O. C.
1 19. (T. 94, N.• lnv. 822 a , S. 9- 2, G 9}. Fm. 42-B ira><> d• pie de ''kotyle" de
gorgonto oha y 10ro peQueño" con uño. Bornix ex.;elerue. cerco y mold1.1rO ro¡os. Borro
gns. h = 1,4 cm.
2.•· C0 <. IV o. C.
120. (T, 244, N.• lnv. 2H2, S. 16}. Fm. 42-B. Fragmento de un fondo de "kotyle"
quo conservo un ltozo de pared delgado¡ y cuyo pie r1ene goroanto, no muy oho. toro
pequi!.iio, bi!.~lado, y uña pronu"c.lodo. Barniz. negro, rnen~ el 1nrerior y extet(or del
fondo, Qu@ son rojos.. Molduro y cerco ro¡os.
Decoración : Cuatro palmetas "sltrwHricos'' y 1te$ vuéhos de ruedectllo.
Dimensione$: d = 1,6 cm.; h = 1, 1 cm.; d, cerco = 8 cm.
2.• e• s. 1 o. e
v
121 , fN." lnv. s/ n ,). Fm. '12- B. Fondo de "kotyle" con pie de loro biselado y u;;o
con cerco morcado.. Este y el surco de lo uño, rojos. Borru~ bueno h = l -3 cm.; d = 7 #
4
cm.: d cerco = 1.8 cm,
2.• C.• s. IV.
122. (T. 34, N," lnv. 2 e, S. 31 Posible Fm. 2 1. Trozo de fonda y pie, con excelente
11
oorni~. con reservo en cetco y surco Ól! lo uña . Decoración de oolmetos
enloxodosn y
dos vueltos de ruedetillo.. Borro rofo.
Primer e• s. IV o , C.
123. jT. 5'1, N.• lnv. 318, S. 4 G. 2}. PoSible Fm . 2J . Trozo de pie. Bornl:. excefertte. Cerco y uña en reservo Pu,, curvo. Borro roJo, De-coroc•ón de pofrnetos "erdoz.odos"''
y vanos vueltos de rt.rededllo muy fino:s.
2 • e• s, IV o. C.
12-1 ff 54, N.• lnv. 362 . S. 4, G. 21 Posoble Fm 21 . Traro de fondo con porte d~
uno palmeta y tres vuelt~ dt! rutdecilla.
2..• C" s IV o. C.
125. IT. 51 , N ,• lnv. 362). Posoble Fm 2.1. Trozo de fondo de buen barniz, decorado
con ues de se.ls palmetas "enlozQda~" y dos Yuc.lros ~e ruedec:lllo
2.• e" •. 1v o. c.
126. (T. 54, N.• lnv. 363). Posible Fm. 21 Dos trozo!l de un fondo, decolodo con
polmetos. "combinados .. y tres vu~hos de ruedccjllo. Excelente- barniz.
2 ." C" s 1\1 o. C.
127. !T 60, N." lnv. 4551 . Trozo de fondo decorado con palmetas, de los que sólo
te:fll.'.tnOS un.o. y dnco vut'!ltos de: ruedecillo. lo exterror di~tlnto.
3.• C'' s. IV o . C.
!28. (T. 118', N .• lnv, 1031', S. !21 Fm 21 (?). Fondo de p
rOJO. Born1:: muy esaropeodo y un gr-ofito.
Decoroci6n: Sels palmetas "enlozados" y dos vueltos d" ruedecillo, muy dH!guoles.
Ultimo C0 s . IV a C
-
1!14
[page-n-186]
TUMBAS
FORMAS ENCONTRADAS EN CADA TUMBA
Nu•w 5"r" Gou"' ~'
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12
20
25
28
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[page-n-187]
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CUAORAOO.-Cerámica á tica del Cipr ralejo
(1/ 2)
[page-n-188]
CUAORADO.-()erámlca ática del
Cl~rarnlejo
LAl'\1. 1L
(1/2)
[page-n-189]
CUADRAOO.-Cer:\ mlca á tica del ClgarraleJo
LAM. W .
(1/2)
[page-n-190]
t.Al\1. I V.
CUAORADO.-Cerámica ática del Ci¡¡arralejo
( 1/2)
[page-n-191]
l.>\~1.
CU>\ORAOO.-Ceránlica ática del Clgarralejo
(1/2)
\'.
[page-n-192]
LAM. VI,
CUADRAOO.-Cerámlca. títica d e1 Clgarralejo
(1/2)
[page-n-193]
LAl\1. \1 11.
CUAORAOO.-(;rrámica. :itica del Cig:uralcjo
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64
(1/2)
[page-n-194]
CUADRADO.-Cerñmlcn ática del
Cl~arr:~lcjo
LAI\1. VIII.
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(l/2)
[page-n-195]
JÜRCEN UNTERMAN
Estudio sobre las áreas lingüísticas
pre·romanas de la peninsula Ibérica
La redaccoón de este ensayo es consecuencoa de las difocultades me·
todológicas ante las que no; enlrentamos a causa de la natural:na de las
fuentes de que disponemos para el estudio de las lenguas prerromanas
de la Península Hispánica ( 11
Una vez establecodos los fundamentos para la investigaco6n filológi·
ca, gracoas al ongenooso descoframiento de la escrotura ibérica por don
Manuel G6mez Moreno, el afán de los investigadores se ha concentrado,
casi exclu.;ovamente, en la búsqueda del sentodo de los textos descifra·
dos, Intentando encontrar su significado boen mediante conclusiones ex·
traídas de los propoos textos, boen por el metodo de la filologia compa ·
rada, recurriendo para ello a elementos semejantes o idénticos de otras
lenguas El hecho, probado, de que un consoderable número de textos on·
digenas contengan una lengua ondoeuropea, ha reforzado el predommio
del método comparativo en el estudio de la nuestra
Hoy dia es oponión corroente, considerar completamente justoficada la
aplicación de los métodos y conclusiones logrados por la coencoa longuisti·
111 El J'f~le oroba1o eo un resumen de la loccoón onougurol P)"O de 1960. lo v~noón olemono origonol
fue publ•coda por lo caso edlloro Oooo HO
"'Sptochraumo und Sproc.hbewegt.Jngen un wrrOmiSCh(!n 1fis.pon•en". Poro lo vera•ón coste·
llono he po ocurodo poner ol dio los ellos bibliográficos y elunonor en poro e los oxplicociones preliminares. úHie a modTflcor lo• lineas fundom"nlole$ expuesta. en 1960. Uno versión en portuguél Oloulodo "A reos e movimenf«> lrngufs.ticos oc Hlspón•o pré-romono", deb•do o Mor•o Cordozo, .., publ>eó tn lo "Revosto de Guomoroes", núm. 1-2, vol. lXXIl, 1962, pógs. 5-41
Uno res,enc que aporto notas criucos muy considerables v odictones VOhOSO$, 1.~ debe
a Mono lourdn 1\lbertos, en Z~rus 12, Solomonco, 1961
Agrodezco o lo coso eduoro Horrossowltz lo outorizoctOn pero publ•cor
165-
nt•
reium~
[page-n-196]
2
J UNTERM¡O,N
ca europea stn reparar en los problemas planteados por los texlos paleo·
hispánicos Aplicando tales métodos, durante los últimos decenios, un
buen numero de palabras y elementos menores se han 1dentificado como
vascuence, cél tico, ilírico, berebere, ligur o de otros idiomas menos cono·
ciclos. Ahora b1en, examinando más de cerca tales resultados, se comprue·
ba que esos vestigios de tan variadas lenguas casi nunca se agrupan en
áreas b1en delimitadas que pudieran corresponder a aquellas en que vivlan
los pueblos que las hablaban, sino que, por el contrario, los testimonios
identificados parecen cubrir toda la península, formando como un mosai·
co abigarrado de fenómenos incoherentes que, en consecuencia, no vienen
a representar más que un inventario de los idiomas que en ella se habla·
ron
Pero si queremos utilizar los datos lingúísticos para la h1stona gene·
ral de las lenguas y de los pueblos, necesitamos algo más que un simple
inventario hace falta atribuir determ1nadas lenguas a ciertas .ireas, pre·
cisando, además, la época en que tal a tribución es válida, hemos de bus·
car unidades bien definidas, en el tiempo y en el espacio, caracterizadas
por una lengua común. Una vez logradas ta les unidades, que Jiv1dian la
Penlnsula en áreas lingüísticas, ¡ntentaremos reunir todos los elementos
encontrados dentro de cada área, como representativos de cada una de
ellas, logrando asl alcanzar una cierta impresión del carácter lingüístico
de la Península. Sólo después de conseguido esto nos será Hci t.:> proceder
a 1nquirir cuáles fueron las lenguas de cada área y en qué med1da ofrecen
semejanzas con otras, testimoniadas dentro o fuera de España Si se ami·
ten estas prem1sas, se corre el nesgo de cometer una petitio principil,
buscando rasgos en lenguas extrunjeras antes de comprobar si éstos no
se explicarian mejor considerándolos miembros del conjunto cronológico·
geográfico en el que se encuentran.
Claro está que el método comparativo no sirve para realizar un estu·
dio como el esbozado más arriba Hay que encontrar otros caminos que
nos conduzcan, de una forma mas segura y dfrecta, a reconocdr áreas y
fron terus en los testimon ios dispersos de las lenguas prerromanas hispá·
nicas, e mdagar las tendencias según las cuales d1chas áreas iba., a modificarse en el transcurso del tiempo.
A primera vista, las fuentes no prometen mucho éxito en la consecu·
ción de nuestras Intenciones. Deberíamos disponer, por lo menos, de tes·
timonios de dos épocas diferentes, y lo suficientemente abundantes para
que se extend1eran con bastante densidad por toda el área penmsular, y,
con todo ello, podríamos fácilmente trazar unos mapas en los que saltara
fácilmente a la vista la repartición lingüística y las tendencias de su des·
arrollo histórico. Pero, en realidad, las fuentes de que disponemos están,
tanto geográfica como cronológicamente, distribu1das de una manera muy
-
IGG-
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1
AREAS LINGÜISTICAS PRE-ROMANAS
3
poco favorable a nuestra finalidad · Testimonios directos, es decir, inscripciones en idiomas indígenas, solamente nos proporcionan información de
un tercio del país; en el Norte peninsular talla por completo y en el Occidente son tan raras que, por ellas solas, nunca podrían proporcionarnos
una fiel idea de sus lenguas. Además, y prescindiendo de algunas pocas
y esporádicas excepciones, todos los textos pertenecen a una sola época.
los dos o tres últimos siglos ah tes de J. C. (2). En cambio conocemos topónimos procedentes de lenguas indígenas y que están atestiguados por
los autores clásicos, con una intensidad poco más o menos 1gual, en toda
la Península. Su inconveniente está en q~,¡e carecemos de datos cronológicos para ellos, pues la mayor parte de los nombres geograficos los conocemos a través de dichos autores que son ya de una época en que la toponomástica indígena estaba ya congelada a consecuencia de la integración
de la Península en el mundo romano.
Inconvenientes semejantes impiden la utili2.ación de los nombres de
personas. Esto; nombres se conocen, en primer lugar, por inscripciones
latinas que se encuentran sobre monumentos funerarios o votivos, pero
procedentes de una época en la cual los pueblos hispánicos habían ya perdido sus lenguas propias, aun cuando todavía conservaban sus antiguas
tradiciones onomásticas. Encontramos, pues, en estas fuentes rasgos que
pertenecen solamente a la ú ltima fase de la antroponimoa mdígena antes
de la romanización. Aparte de que, en la Penfnsu la, la antroponimia pre·
rromana como testimonio lingüístico se nos ofrece muy restringoda en el
sentido geográfico, pues solamente del Norte y de Occidente poseemos
nombres ondigenas en número y densodad suficiente para realizar un estudio como el que intentamos.
Ahora bien, toda esta clase de testimonios nos dan únocamente una
respuesta parcial a nuestros interrog'lntes, por lo que no podemos hacer
otra cosa que ver sr las ideas fragmentarlas que obtenernos del estudio
12) Lo bese mós lmpoHonte poro lo 'ronologlo, son los monedas con leyendo> ibE·
ricos. Sobre lo fecho (siglo 111 o. de C.! de lO$ ocuf\ocíones más antiguos, véase J. V.
AMOROS BARRA; "Algunos consldetoclones complemento nos de lo numtSm&llco
oono", en Anales de lo Universidad d~ BorcciO(Io, 1941- 1942, Borcelono, 1942, pág. 107
y SS. y
A. M. de GVADAN ; "Los leyend"" Ibéricos en los dracmas de lmltoei6n emporitono",
Madrod, 1956, pógs. 61-67. lndudcblcmer)tc onteroores son sólo los plomos esc~ttOS en
otfobeta griego de "lo Serreta" de Alcoy y de "El Cigorrolejo" de Mula. No estoy de
acuerdo con Tovar r-especto o lo fecho m.uy r'emoto que atribuye o los monumentos. me ..
rod•onoles (plomo de Godcr e ,nscrlpctone• "tonestcos" de Alcol6 dnl Rfo y de Algorve).
A m1 modo de ver carecemos. do tndo 1ndldo t.Obr~ lo cronofogio d~ 1o!i texros de Algorve;
respecto al plomo de Godor, muesuo un ltpo de
~rituro
muy evolucionado y que es
análogo aJ d.e 1~ mont!dos de Obulco, por lo q:ui!, no pudiendo $ar estos rnuy ontenore¡,
o lo romani%od0n, e-l p!omo debe atribuirse aproximadamente- a la ml.sma época.
-
167 -
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J lJNTERMAN
aislado de las fuentes, nos permiten unirlas dentro de una idea general
sobre los acontecimientos de la historia de las lenguas hispanocas antiguas.
• • •
Comenz.aremos por los testimonios más directos: las inscripciones en
lenguas indígenas. Como ya es sabido, se nos han transmirído en cinco escrituras distintas, dos de las cuales, las Inscripciones procedentes de la
provincia portuguesa de Algarve (3) y las leyendas monetales llamadas
liboo-fenocoas que pertenecen a cierras ciudades del norte del Estrecho (4),
son aún casi ininteligibles. Quedan los textos en letra latina, griega e ibénca (5) que podemos leer (aunque, en general, no entender) y, por eso,
utilizarlos para nuestras deducciones lingüísticas.
El mapa 1 muestra la distribución de los hallaz.gos epográficos en lengua prerromana, a los que se han añadido las ciudades local izadas con suficiente seguridad en las que se han acuñado monedas con letreros ibéricos. SI prescindimos de los textos indescifrables del extremo S. O y de
los hallaz.gos dispersos de la Lusitania, queda un area destacada por una
densodad de hallazgos muy superior a la del resto de la Península.
Esta área forma un triángulo limitado aproximadamente por los Píri·
neos y las Corbiéres, por el Mediterráneo desde Enserune a la cuenca del
Segura, y por una linea que se extiende desde aquí al a lto Ebro. Las ins-
l3l lo¡ conjeturas sobre el coróctcr de esro e!Kt'ltura propu~ra-s hasta ahora (v. por
e(emplo A. TOVAR, "Lenguas p •erromonos de Jo Peoir¡sulo Ibérico A. l.eng1,1oS no indoeuropeas. 1 TestímonTos onti~uos", en Encfclopedlo LingWsllca Hl$pónlca, tomo 1, Madrid, 1960, póg. 8), han quedado onllcuodos por un reclent~ o
rol;>ojo de U. SCHMOLL
"Die $üdluslton1s.chen tniehriften". Wiesbcde.n, 1961, en el que e' outor evidenc1o que
no .., troto de una escritura olfobéllca (como 01>lno por ejemplo Tovor), sino del mismo
s1
stemo miKto que corocteriz·o los escrituros fbéticos del Este de la Península. Hay Que
añadir o los lnscripeloncs de Algorve lo gran Inscripción de Alc<>lá del Río (E. HUBNER;
"Monumento Longuo<> li:M>rícoe", Berlín, 1893, póg>. 188-190, num. LXI) y uno en piedra
procedente de Puer>te Genll (M. ROORIGUEZ DE BERLANGA; en Revista de Archivos,
Boblíoteco• y Museos, 3.• ópoco, vol. 1, Madrid, 189'1, pág. '181).
Coso al mismo liernpo del IJbro de SCHMOLL mencionado, ha aparecido un oraba¡a
de M1 GOMEZ MORENO: "Lo escrituf'o ~óstulo·turdotono (primitivo hispéinico)'', Revis-to
de Archivos, Bibliotecas y Museos, LXIX, 2, 1961, pág. 879 y$$. que liego o resulrcdos
muy parecido~ o los de Sehmoll sobre e l cotáetet de lo escrituto del Algorvc_.
1-1) En•ovo• de desclfromlenoo 011 E ZYHLARZ: "Die unbokannto Sckrlfl der ontlken SUd~men", en Ze1tschríft det deutsche11 morgenlti,dischen Ge.scllschoh, nueva serie, tomo XII. 1/2, Lelp~lg, 1933, p6Qs. 50-67, y A. BELTRAN MARTINEZ: "El a lfabeto monetol llomodo liblo-fénic::e", en Numismo, ano IV, núm. 13, Madrid, 1954, páginas
49-63.
(5) Como "obertco" desogno todos los voroontes do escroruro de topo sHóboco-allabettco que aparecen entre Obu.Jco y Costulo ~n un exrrl!n'IO y En$éru.ne en ctl otro. Sobemos
que estos escrituf'OS se dividen en dos grupos: uno muy ur,iforme y bien restlmonlodo al
Este y Norte y otro, mós disperso y vonodo, que se e~Hende desde lo reg1ón de Albo<:et~
tlocla el Sur. Es1e último grUpo se conoce bajo lo desconcertante etlouc:to de "tort-éslco",
peor es aún ro denominación de "turdetano' que empleemos en lo ver&ión ofemona de
este orticuiQJ por lo que hoy prefiero denom,norlo, siguiendo o Tovor, "ib~r1co mcndfo...
nal'' o simplemente "meridionol" .
168
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MEAS LINGOISTICAS PRE ROMANAS
5
cripciones que llenan este triángulo son casi en su to talidad en letras ibéricas, nay unas pocas en letras griegas en el Sudeste, y otras, que solamente se encuentran en la Meseta, en letras latinas. Ya hemos dicho que
desconocemos casi por completo el sentido de estos textos, pero el hecho
de que podamos determ1nar aprOximadamente el valor fonético de los signos ibéricos, nos capacita para hacer constar determinados rasgos, muy importantes, de la estructura de las lenguas conservadas en nuestras inscrip·
ciones. Hoy sabemos que los textos nos han lransimltido dos lenguas total mente distintas (6) · una lengua no Indoeuropea, convencionalmente llamada «ibérica>>, en toda la zona cos tera (7) y otra indoeuropea en las cuencas del río Ja lón y del a lto Duero, que suele ser llamada «ce ltibérica », por
coin.cidir su territorio con e l que los autores antiguos atribuyen a las tri·
bus celtiberas (8), además hay unos pocos elementos que parecen acercar
16) La publicación fundamental que abri6 el comino a un mejor entendimoenta de
fa formación llngüi!.tlco de lo Hisponlo antlguot rompiendo t!l dogma humboldtlono d~ lo
unodod lmguishco penonsulor, fue el ortieulo de M. GOMEZ MORENO: "Sobre los iberos:
El bronce de A><;ofl", en Harnenofe o Menénde~ Pldol, tomo 111 Madrid, 1925, p6gino•
-475 y ss. (
en M•scclóncos, Historio·Arte·Ar'qu.eologio Primero serie: la AnligUedod.
Modcid, 1949, pogs. 23 3-156)
(7 ) Importantes trabalas 50bre la estruetura de los lenguas Ibéricas, """'
M. GOMEZ MORENO, ob. ~lt. en lo nolo antenor, pógs. 242-256, y "La escroturo
4
1lnrica v s u lenguo,e'1 1 en Misceláneos,~ Prirnero porte, '•Lo Antigüedad", págs.. 278-281
G BAHR: "Bosklsch und lborisch" , seporatq del vol. 11 de la revisto EU!ko-Jokln~o,
Boyono, 19~8.
P. BELTRAN VILLAGRASA: "los textos Ibéricos de Lona. Intento de ,nlerpreloelón
dt: algl.lí>os de ellos'', en ReviSIO Volenelol'o de Filología, 111, Vol•ncio, 1953, p6g•. 37-186
J. CARO BAROJA' "Lo escri turo on lo Espona pre
co)''. en Historio de Espoña dlrigfdo por R. Menéndez Pldol, torno 1, España prerromana
vol. 111 , Etnologla de los o
U. SCHMOU: " Turma Sollu1tor>o, Ein1ge Bemerk\lr>gon rur lot. Umschreobung !,¡sponl.cher E¡gennamen", Glollar 35. Goulngen, 1956, pógs. 30'1-311, y "Ole Wonstilmrne
lhor und lltu Ir> dor hisponischen Nomengebwg", Die Sprc.che, 6, Viena, 1960, págs. 46-55.
A. TOVAR, Op. cíl noto 3, pág$. 5-26
18) Los síntesis más recientes:
A. TOVAR: "Estudfos sobre las primitivas lenguas hispánicas", Buenos AJtes, 1949
pogs. 21-60 ("Los ¡nKrlpcoones Ibéricos y la lcr>guo de los celtiberos", Bolerin de lo R<10l
Academia ESPQñola, tomo XXV, Madr~d, 1946, p6gs. 7 -38) y págS. 168-183 ("EJ bronce
de l1nogo y los téseras de hospitalidad latinos y c~ltlbérlcos", Emérito~ tomo XVI, Ma ...
dród, 1~48, pógs. 75-91 ).
M. LEJEUNE: "C.,IItbérico" , Acto Solmant1ceruio, Snric de Filosofía y Letras, VIl, número 4, Solo moneo, ) 955.
U. SCHMOU: "o,e Sproc;hero der vorkelt•scllcn lndogermanen H•sponiens und dos
Kehlberiscke", Wiesboden, 1959.
A. TOVAR: ''Lenguas prerromonos de (a Peninsufo Ibérico. B. Lenguas indoeuropeos.
1. Tes•lmonios antiguos", en
p~s.
Ent~clopedlo
Longlííst1co Hispón,co, tomo 1, Madrid, 1960,
101-126,
Lo mtsmg lenguo celtlbfnto está ote.stiguodo tomblén por uno in-scripción procedenlc
de lbl~ (M. GOMEZ MORENO: "Suplemento de eplgrolio lbenco", en Moscelóneos, Pnmero porte: Lo Antigüedad, Madrid, 1949, póg. 330, núm. 1201, pero la onomcislico y
lo onogrof1o de este texto prueban que su autor no pudo ser sino un celtibero desvíodo
o Ibiza por razones que de$COnocemos; véase J UNTERMANN, recensión o lo obro de
SCHMOLL el toda, en "Boltr!i!:(e ~ur Ncmenforseflung", Johrgong ll, Heidelberg, 1960,
póglna 201.
-
169 -
[page-n-200]
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[page-n-201]
MAPA I
Véa~ tambi~n el m~po, algo distinto, de A.
Tovar, ELH. 1 6.
l'or "(monedas)'' indicamos los Jugares, de tos
cuales sólo sabemos por monedas que utilizaban
t>Critura• prerronunas. AdemÁ$, como loo lectorco espailoles "t'n ramilbrir.Jdoo con el matai31 epigrifico prerromano, pn:oóndo de repeúr In refuencías rrul• detallsclas de la ,.enióo
alemana; me be ~m1tado • darta. sólo c:uando
se unta de balla~¡o• o publicaciones recientes.
l. Ensétune.
2.
Montlnur~a.
3. Elne.
4. St.-Sévcr.
S. Ampurlos.
6, Ullutrtt (AIEO
7. Manlleu.
8. Vkb (monedas custsun).
9. Sorb
10. Guisona {monedas i•so).
11. Tomabous.
12. Rubi {Alma¡ro, hucnpciones Ampuriton:n,
p. 80).
Santa Coloma de Gromanet.
13. Mntaró.
Arénys del Mar (Musco Munícipol).
14. Badalona.
IS. Barcclono.
16. Santa Pt'11'<'tUa de la Moguda.
11. Si
18. CoguL
19. Tivisa.
20. Tarra¡ona.
21. Urida {monedas ilrirro).
2Z. SoséJ (Hubner J, llerd• 18, 1954, 211).
23. Fngo.
24. Huesca (moneuas polslton),
Proc~den~la
dt tos h nllat¡os epl~ráilco~
31.
32.
Jaca (monedas ra!w).
Egeo de los Caballeros (moneda• s.gio).
Vclilla dcl Ebro {monedas k
C.lahorm (monedas ko/akorikos).
Torrcllos.
Tiergo (mont
Nerrobriga {monedas nmopi>).
Zaragou (moneda• udmi•)
33.
34.
3S.
36.
37.
38.
Attila.
Ucen.
Alb>latc del Anobi•po.
Oiiere.
Alloza (Tcrucl 17/18, t9S7, 22S sg.).
Calaecite.
25.
26.
27.
28.
29.
30.
39. Cre10s.
40.
41.
42.
43.
44.
4S.
46.
47.
48.
49.
SO.
S l.
52.
lglesuela del Cid.
Benasnl.
Alc:~IJ de Otisvm.
C.baoes.
Cosrcllón de lo Plano.
C.•t<.lno•'O (Flctcher, lrucripciones Ibériric:u del Mu$<0 de PrehiStoria de Vat.nci3, p. Sl).
Saguoto.
Liria.
Sinarcas.
Villastar (•~se arriba núm. 13),
Soelices.
Alcnlá de Hen.ores (monedas kompo•.ro).
Cerca de Gundolajm·a {HUbner XXXVIO.
S3. Luzago.
S4. Monrcal de Ari:w (Góme%-Morcno, Mi'IC82, 8, eser. lar.: Tovar, Esrudios sobre In
priminvas leo¡uu hispanica$, p. 172 sg. y
174 Jg.).
SS. Bilbilis (monedas pilpili<).
S6.
51.
SS.
59.
Nwmncill.
Bur¡o de Or.ma (moneda• arltoiliko<).
Lango de Duero .
Pcilalba del C.$trO.
60. Surunón (Gómcz-Morcno, M1sc. 97,
lar.: Tovar, J. c. p. 174).
61.
"IICf·
tlri\•i•sc• (monedas wro11ias}.
62. Osma ((monedas uort
63. Sierra de M!lriola (Musco de Alcoy),
64. La Ba•tida/ Mcecnte ( tSCI. ibo!rlea y meridional: Fletcbcr, l. e. p. 4S-48).
6S. Cerro de los Santo•.
66. Jitiva (monedu saua).
Albaida {Ficu:bcr, l. e:. p. 49 s¡.).
La Scrrcm / Alc:oy {gric¡o e ibo!rico :
NAHisp. 2. 1953, 104).
67. Bcnidonn (Musco de Alicante).
68. Campello {Al!Arqu. 23, 1950, 13 .¡.).
Alicante (Musco de Aliconte).
69. l blzo.
70. !llcbc (Museo de "Ltl Akudio") .
71. CigorralcJo/ Mulo (CHP S, 1950, S-42).
72. Abengibre.
73. El S•lobral.
74. La Sagm.
75. Perouros/ S:uuutebao del Pucno (R.ABM.
61, 19SS, 579 sg.).
76. Casrulo.
77. Skrra de Gador.
78. Granada (¿monedas iltunr?).
19. Porrum (monedas ipolka).
80. Puente Genil (véase noltl 3).
Hl. Ln Granjuclo (RAllM. 61, 195$, SSO sg.),
HZ. Alcal4 del RJo.
83. Monedas con kyendas "Ubiofen•ci3s" (Vives l!scudcro,
moneda hispánica, lU
41-52).
8.4. Upidaa de Algarvc (por todas rcfC1'etlcils
v&sc Scbmoll, Die Südlu•nanisthcn lrucbriftcn, Wit$beden 1961).
SS. AICI\cu-do-Sal (monednt de Salacia).
86. Atro)'O del Puo:rro.
87. Ca~ das Fragu31/ Guorda (Humonitas
NS. 8, 1959, 71 sg.).
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J UNTERMAN
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el idioma
~celtibérico»
al grupo de lenguas célticas dentro de la !amolla
de lenguas ondoeuropeas (9)
La densodad de lugares en los que se han encontrado estos testo
monios
epográficos nos permite trazar una frontera longüistica bastante clara, co·
mo hemos hecho en nuest ra mapil 1 · doscurre desde el rincón 11ordorien·
tal de la Penfnsula hasta la Mancha, pasando aproximadamente por las
actuales ciudades de Zaragoza y Teruel. Más allá del punto en donde ter·
mina nuestra linea, los dispersos textos del Sur y del Oeste no nos dan
ondicios suficientes para contonuarla · las onscropciones lusotanas 1e Arroyo
del Puerco, de Cabe~o das Fráguas y de Lamas de Moledo contienen un
idioma ondoeuropeo son duda pariente del de Jos textos celtibéricos e lO) .
Por otra parte, las onscropcrones escritas con signos ibéricos merodionales
de la Andalucía orrental, muestran el mismo carácter lrngi.Jistico que las
rbericas del Este ( 11) También hay que añadir, como un testimonoo más
de esta lengua ibérica, los textos en escritura griega y los de Cástulo, en
letras latinas. En cambro, una copa de plata encontrada en Perotiros, a
pocos kilómetros al Este de Cástulo, lleva un grafito cuya lengua parece
ser indoeuropea 112), pero, como se trata de un objeto de facl l transporte,
no cabe deducir conclusiones del lugar del hallazgo
Un problema particular nos lo p lantea un grupo de textos sotuados
en la misma frontera entre las dos áreas mencionadas nos referimos a
las onscripciones rupestres de la Cantera de Villastar (Teruel), señaladas
en el mapa 1 con el numero 49 Se trata de unas vernte onscrrpciones in·
dependrentes, rncosas en la roca vova. Dos de ellas muestran escrr tura y
lengua ibérrcas y las demás, escrrtas en letras lattnas, nos dejan ver una
transocrón de frases puramente celtrbérrcas a otras mezcladas con elemen-
(9) No puedo mowormc conform< con la convre
de IO!o rextos rn6s t!XIonso> (par ojemplo. el bronce de l.ulogo o lo tnscripclón largo de
Vlllostorl por medio d• la comporocl6n con lenguas cel tices conocido•, no ~n mós que
•ngeniosos •nterpretaciones que no resisten uno crítlco severo. Me J)Oreeo mc1or odoptor
u.no OChh.td esc.éphca que
no
obstruir el proceso de ,nveshgoción con h1póte.S•S premo·
tu ros.
(
1
0)
En fo b>bltografla d<> loo ülttmos of>os, esto5
t~xros
se consideran como IHtlmo-
nJOS de uno lengvo indoeuropeo •ndependienre de lo c.eltibéfico; en un trobcjo que vo o
oporecer en los actos de lo "2. Fochtogung für atlgemeine und .ndog
w•ss.ensc.ho.ftH. lnnsbtUC.Ic.,. 1961, opono una wr1e dto oroomentos que me inductn a fOfmor m• optnión conttorlo.
1111 Véase"' muy inWu 1 , pog. 14-1. fo¡r. 51 que rt1)10duce, con algunos modohcoc
3, mopo 2, entre los póg• 6 v 7.
112) A. TOVAR: "Nota• ~·grclftcos sobre ob¡eros del Museo ArqueoltiQoco Nocoonal" ,
en R~osto de Arc:hiV05, Btbliotocas y Museos, romo LXI, Modrtd, t 955, pógs. 579 y ss.
-
172-
[page-n-203]
AREAS LINGO ISTICAS PRE-ROMANAS
9
tos lacmos (13) Este conjunto term1 wn unas frases de la más pura
na
lengua latina: Un verso de la ~(Enei da>> de Vi rgilio. A juzgar oor la for·
ma de las letras, los textos en escri tura lat1 son del periodo compren·
na
dido entre la mitad del siglo 11 a de C. y la epoca de Augusto. Pero como
la cronología de la escn tura obérica ofrece grandes dudas, carecemos de
croterios seguros para fechar estas inscripciones indígenas por e l tipo de
la escritura y queda en suspenso la pregunta de si tales ins-:ripciones
lbencas de Villastar son más antiguas, contemporáneas o más recientes
que las grabada; en lengua ce ltibérica del mismo lugar. En consecuencia
no podemos deducor conclusiones históricas de los hallazgos de VIl lastar.
quizás dicho lugar estuvo situad:> cerca de la frontera de separación de
las dos lenguas y, posoblemente, formaría parte de un santuario a l que
acudirían los habitantes de las tierras de alrededor, tanto ibéricos como
ce!tlberos. Igua lmente es posible que la peña de Villastar nos lestimonce
una sucesión de lenguas, es decir, unos movimientos de pueblos o unos
cambios de poder político. En este caso, nabriamos de preguntamos SI
dichos movimientos se dirigieron de la meseta hacia la costa o viceversa,
es decir, si los pueblos de lengua celtibérica sucedieron a los iberos o si
éstos desalojaron de allí a habitantes celtibéricos.
Vemos, pues, que las inscripciones prerromanas nos dan valiosos fundamentos para la localizacoón de áreas lingüísticas, pero también, al mismo tiempo, nos ponan en evidencia los problemas que mediar'lle ellas no
podemos resolver. Pasamos, por ello, a otra clase de fuentes: los nombres
de lugares, conservados en rextos de autores clásicos, en monedas e Inscripciones romanas.
los textos ibéricos il•riba examinados nos otrecer'l un punto de partida
muy conveniente: Se sabe que el elemento ili- o ilu - (de lante de r también
ile -), tan corriente en la toponimoa antigua hispánica, es idéntico al elemento ilti· o iltu- de las inscripciones ibéncas: Recuérder~se ecuaciones
como ibér. iltirta = la t. llerda, ibér. llturo = la t. lluro, etc. ( 14). El m apa 2 nos indica lo:; sitio:; donde tenemos atestiguado este elemento en
escritura ibérica y la situación de aquellas ciudades mencionada.; en fuen·
tes griega;; o latinas cuyos nombres empiezan por ili-, ile- o ilu-. El mapa
hace resaltar que los hallazgos de ta les pa labras y topónimos cubren una
área coherente y bien marcada, que se ex tiende a lo largo de la costa me-
(13) M. GOMEZ MORENO, op. c•l noro S, pógs 326-330, y A. TOVAR. '' Los ons·
crlpclones celoiberlca< de Peñalbo de Villastor". en Emérito lomo XXVII, págs 349-365;
pofo un onólísís m!ts detenido véo~e M LEJEUNE, op. eiL en noto 8. p6gs 1 - 31
(1~)
Véase U. SCHMOLL op cit noto 1. segundo titulo, y A. TOVAR, oo. cit . noto
3,
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1
173-
[page-n-204]
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[page-n-205]
MAPA 2. 1111. lllu- e Ul-. llu-
Los nllmuo• con • corresponden a la le}cnda
dd mapa 1
1'
NAHup. 2, 19S3, 104: i/ur-, Jrunpar.
AEAtqu. 23. 1950. 13 sg. (li¡t. S): ilurutt (c!Cl'. ¡riq¡a).
"9 '
Vives. Um. XCVI, 2:
Jannora)' En,.;runc, Um , LXIV 9 y !8:
-ün't, rltlpallt·.
S.•
!S•
18'
Z3"
33'
40'
66•
1>11'
Vov.., Lám. XVI, 1 :
Hübncr IV· iltora-.
olrírar~
Los número• ""' • >l"lial:on 13 siruación de b1
ciudadc' ,.i¡uicntes:
Góma-Mormo 22 • iJurtnr.
Ibtd. 23: a/or-oln11.
Ibid. 31: ilrunuiro.
lbod. 4(): ilruptlts.
o/r•r•lt>~.
llopulo {Niebla).
2. !lipa (Alcnlá del Rio).
S.
Di~m~
9.
llipul• mons ((en la Sierra Ne\,.da?).
:Granada).
10.
Uugo (Sonti"cb:ln dd Pucno).
11. Uoro tvéuc Plrn. n. h. 3, 9).
12.
rlord tLom& (o Lorqu! fMurcu?).
1).
llici (Elche'
14.
llorcis (cerca de Tudda).
IS. lluro
(Oioroni B.-;u-Pyr~nées).
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e•
'U
3.
llipula minor (ccn:n de Osuna).
16.
17. Uuro (¡\\Jlt•ró).
o
:t
18. Urbcrri•
>
Los nombres que figuran en e! mapa entre z
pur~ntesos no Cf!4n Jocnlfz.1dos con prcdslón ~
43• Ibid. 42 : ilrlrpi~íuro.
46* !bid. 45: ntre·flru-.
4
lluro (Aiora).
5.
l hourgi (cerca de Andú¡ar).
47*
Fleodu:r, números 37, S7, 62, 67: o/rir,
6.
llíturgicoln (cerca de Priego).
{lrirw, {lripaitt.
7
llurco (Pino• Pucnlc).
ll
'i'
"'
~uficicnre.
[page-n-206]
12
J
UNTERMAN
dit·erránea entre los P1rineos y Andalucla. Preguntándonos a:~ora, si hay
fenómenos de toponimia que caractericen de manera comparabl"' la parte
de la Península, que resta en blanco en e l mapa 2, nos encontramos, como
i·ipo más corriente, con los topónimos compuestos con -briga, como Miro briga, Segobriga, Nertobriga. Esta palabra -briga es indudablemente de
origen indoeuropeo y aparece también en la toponimia ga la Por su parentesco co:1 el alemán Berg, Burg, nos es licíto traducírla por «cerro>> o
<
encontrado en los tex tos celtibéricos, confirmado por los primeros miembros del compuesto con el que -brlga va reunido. Nerto-, Sego-, Tongo-,
que pueden explicarse como palabras galas o, cuando menos, procedente>
de un 1dloma muy semejan te al ga lo Formaciones mixtas, como luliobriga, Augustobriga y Flaviobriga, nos prueban que la toponimia caracterizada por el elemento -briga, permaneCIÓ v1va hasta el promer siglo de
nuestra Era
El mapa 3 nos muestra la Situación de aquellos nombres en -briga que
pueden ser local i.zados con suficiente seguridad ( 16) En el mapa 4, hemos reunido los dos anteriores: Salta a la vista que las dos áreas, la de
iltl•/iltu-, etc. y la de -briga dividen la Pen!nsula en dos partes por una
frontera bastante clara que corre desde la desembocadura del Guadiana,
hasta algún punto de la costa cantábrica, entre Bilbao y los P1roneos. La
ciudad de Segorbe, cuyo nombre parece remontar a un Segobriga antiguo,
marca el pun to más orien ta l de esta frontera y, a la vez, donde e l área de
-briga llega más cerca del Mediterráneo. Ahora ya podernos comparar esta
linea con la de la frontera lingü!stica del mapa 1 (reproducida eh e l mapa
4 por uha linea interrumpida)· el trazado es muy parecido, ,unque no
igua l, pues en la misma región de las inscripciones de Villastar los topónimos Indoeuropeos avanzan más hacia la costa que los testimonios epigráficos en lengua cel tibérica Volveremos sobre este punto más adelante.
Según los argumentos recogidos hasta aqul, no cabe duda de que la
reg ión costera del Este y Sur fue, durante los ú ltimos siglos an te riores a
nuestra Era, del dominio de una sola lengua o, por lo menos, ocupada por
un complejo de dia lectos estrechamente emparentados entre si ( 17) En
1151 Veose U. SCHMOLL, op clt noto 8, pógs 32,74 y$$. y 83, y A. TOVAR. "Thc
a nelem$ longuoges of Spoin ond PonugoJ", Ncw York, 1951, pÓQli. 118 y ...
( 16) MI mopo reproduce, tef' pocos -añadiduras, el presentado e lnterpretodo per H.
RIX: "Zur V~rbl'e••ung und Quono1ogie einiger keltischer Ortsnamentypenu, en Fest-
schrift für Peter Goessler (TUblnger Beitriige rur Vor- und Fr0hge5chicnle), Stutt¡;¡ort
1954, pógs. 102- 101.
(17) A TOVAR, op, ci 1, noto 3, pógs, 10-15; vSe también los mapos citados en
lo nota 11 .
-
176 -
[page-n-207]
AREAS LINGOISTICAS PRE-ROMANAS
13
cuanto al resto de la Penínsul a, carecemos de Ind icios de igual valor que
nos permitan afirmar o negar la e xistencia de una unidad longuisto
ca
Como las onscnpcoones prerromanas, demasiado dispersas fuera del roncón
celtibérico, no nos prueban nada, el elemento -briga queda .lisiado, y,
como elemento puramente topot'lomástoco, puede deber su larga extensoón
tanto a motivos políticos como a causas longüisticas en sentido estricto.
Hemos de recurror, por eso, a los únicos testomonios de que dosponemos
en abundancia en el Norte y en e l Oeste los nombres de personas que
;~parecen en cantidad y varoedad excepcionales en las inscdpciones latinas
de dichas regiones.
Los mapas 5, 6 y 7 señalan la dostribucoón de algunos antropón imos,
a los que podrfamos añador muchos más igualmente típicos ( 18) Espero
que sean suficoentes para probar la exostencoa de una considerable uniformodad, que abarca el territorio celtibérico, la Lusitania y todo el Norte
penonsular, o sea, un territorio que coincide casi perfectamente con el
área de los topónimos en -briga. Además, muchos de los antropónomos
utilizados pueden fácilmente a tribuorse a una lengua indoeuropea, encon
trándose a veces correspondencias, más o menos estrechas, con el mundo
céltico antiguo fuera de España ( 19). Acusan, pues, el mismo aspecto «cel
toode» que ya hemos hecho notar en los textos epigráficos y en la toponi
mia de la parte no-ibérica de la Península Así, los nombres de personas
nos proporcoonan el argumento adicional que hemos deseado al lado de los
topónimos en - briga en efecto, los antropónimos confirman la unoformi·
dad indicada por los topón o
mos, modifocándola solamente en algunos ras
gos que nos hacen suponer una subdivisión dialectal (20)
1181 Pueden verse m6s de•alles en el oraba¡a mencionado en la nota 10, odemós, estoy compon,endo unos mopos en los que. $e muestre lo distribución de uno serie dé onltO·
~ntmos tipicos: de lo ESPOño prerromono, poro ser publ1codos en un ltbro que apare-..
Céró el oño pf'óxlmo en Mocfrid
Algunos mapas muy ú!lles presenta lo tesos dacoorol de J. RUBIO ALIJA. "E>POIIoles
por los e<>monas del I"'P('no romano. Estudoas op
v Reburt~nus". Cuadernos de Hostario de España, Buenos Aires, 1959 y algunas m6s con-
tendro el hbta de Mario Lourdes Albertos sobre lo ontroponomoo de lo BettC'O y lo pravoncio
Citer•ot, ''Es.1ud•o sobre lo onomól1ic.o personal pr•m•l•vo de lo península tbcr•co" Aorodetco al Pfr. To•or el haberme focihtoda el monuscr.to de osre lobro.
(19) MU<:OO$ correspondenco mÓ$ o menos seguros, se encuentmn en U. SCHMOLL.
as,
op. en. noto 8, en un articulo de K. H SCHMIOT: "Die Komposihon In golllschen Persanennomen", en Zoltschrlh IUr Celtische Phllalagle, tomo 26, 1957, págs, 33-301, y en
un libro de fu ndamental omportoncoo de M. PALOMAR LAPESA: " Lo onom6stico pers.onol
pre-lolina en lo onllguo Lusllonlo". Theses et Soudio Phllolaglco Solmon ticensoo, X, Solomanco, 1957.
VCose, tamblen, dol m1\mo autor: ••Antropon1m1o prerromono", Enc•cloped1o LmoUis..
IICa Hispánica, 5, Madrid, 1950, págs. 347-381
120) Creo que se pueden distinguir cuatro áreas de ontroponimoo que, oproxomadamente, co..-respondet"ón o 6ttoS de d•ofectos; 1) lo Lvs•ton•o antiguo~ solvo el •xtremo sur~té, 2) lo Gafic•o anllgua, 3) la Celtibc!rlo, incluyendo en ella los octuoles prOYoncios
de Burgos, Segoyio, So
en noto 18 y en el orticvlo citada en noto 10.
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J UNTERMAN
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MAPA 3 TopónimO$ compuestos co.n -brfra
1. Ardóbriga (La Coruña ¿o el Ferrol?).
2. Callibrip (Valdcorns Orensc).
3. Avóbnga (¿cera de lo cmbocoldura del rlo
A~?).
4. Langóbri¡a (cc.rea de Espinho).
5. TalJ!briga (al oone de Coimbrtl).
6. Ca
7. Mi!óbriga (Ciudnd Rodrl¡o).
8. Conlmbriga (Condelxa-o-Velha).
9. lerábriga (ccrcn de Alcnqucr).
10. Caetóbriga (Sctúbal).
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11
12.
M:u:x:óbrip (Lagos).
24.
lulióbri¡a (Rdnosa).
13
14.
Nenóbri¡¡• (Frejeoal de la Sierra).
Miróbn¡a (Capilla).
2S.
Flavióbriga (cerca de B•lbao}.
26.
15.
16.
Montóbri¡a (entre Portalegre y Esrremcn)..
Tonaóbrip (¿Bro:cu/Oicucs?).
Ocobrí¡ula (cera~ de Bur¡os).
27.
Dcóbril!ll (¿Mtraoda del Ebro?).
28.
Ausustóbri¡a (Muro de Aareda).
29.
Areóbrip (¿ Monreal de Arita o Arcos de
m
Jalón?).
30.
• Munóbrigo (Mun~bre¡a).
31.
Nertóbrip (cerca de Rlcln-Calatortlo).
32.
• Seaóbriga (Seaorbe).
17.
Meróbriga
(Santiago-do-~).
Auawtóbnga (Tolavcm la Vieja).
18. Coe$11Óbrlgu (Talavera de la Reina).
19. Alpóbriga (Aipu~br 20. Seaobrign (Cabeza del Griego).
21. Amallóbrlga (¿cercs de Tordeslllas?).
22 Lneóbriga (Carri6n de los Condes).
23. O.S$Óbtiga (
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Pontiu~,Pen~OV1U6,
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Fln~amu~,P1nt.OVlUti
P1nta1us et.c
Ta lavus, hlocus
Tong•t.lmue, Ton~1us
etc.
MAPAS S, 6 y 1 Anltop6rumo• pruromanru atestiguados por irucnpcíona blinu.
No he ~pctido aqul los leyendas que acompañan los mapas en lo versión alemana • loa
da~ de una (orma ~visada y mb cnmpkta m el libro • •parecer, mrocionado en 11
no111 18.
La Unca tnturumpida que opo~ee en los mapas S-10. es lo [rontera cnt~ tlt-, ilu· l' -bn~o
del mapa 4.
....
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18
UNTERMAN
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AREAS LINGOISTICAS PRE-ROMANAS
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184
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MAPA 8: Topónimos con - ippo y -uba.
Saepo (O.:besa de In Pantasla, al oeste de
Cortes de la Frontera).
l. Colippo (Lelria).
2. Olisippo (Lisboa).
10.
3. Ossoooba (Faro).
Onubo (Huelw).
11. Ac:inipo {Ronda la Vieja).
12. Salduba (al none de Gíbraltar).
13. Maenoba (VeJez Müap).
14. Venripo (Vado Garda, c:cn:a de Cosaricbe).
4.
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.,.
5. Orippo (enea de Caria, SO\•ill•).
S.sillppo (El Aralul, al oeste de Marcbem).
15. Ostippo {futcpa).
1. Coooba (¿ccn:a de Lchnja ?),
16.
Iponuba (é«rta de Baroa?),
S. Baesippo (BMbore, al sur de Vcjcr de Lo
17.
Onuba (al
6.
ts~e
de Córdoba).
Frontera).
9.
18. Corduba (Córdoba).
l.nclppo (Alechlpe),
19. Salduba (Zora¡O>:o).
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[page-n-216]
22
J UNTERMAN
Ahora bien, los romanos cuando llegaron a la Península se encon1raron ante estas dos grandes áreas longuisticas, una no Indoeuropea a lo largo de lü costa del Mediterráneo y o tra indoeuropeü en la meseta, en el
Oeste y en el Norte. Sin embargo, vanos ind1c1os nos hacen sospechar
que to~l estado de cosas no era muy antiguo. Hemos antes mencionado el
prob:ema plan~eado por las inscropciones de Villastar. Tamb1én hemos necho notar la 1ncongruencia de las áreas de lenguas y de topón1mos en este
mismo pun1o entre Teruel y Sagunto. Además, vemos en el mapa 7 que el
nombre de persona Ambalus, muy comente en la meseta, aparece también
en los a lrededores de Sagun to, en ciudades por lo dem.ls puramente ibe
ricas. Añadamos a"ora e l nombre del río Pal.:ncla !2 1) Este nombre forma parte de un grupo de hidrón~mos y nombres de ciudades carac1enzados por e1 fmal -antia, llm1tados en la Penmsula, cas• exclusiVamente, a
la cuenca del rio Duero (22), donde nuestro Palancía encuentra su anáiogo
en el nombre de la ciudad de P.1llantia, la Palenc•a actual. Una ülttma ob·
servac16n. En las acuñaciones de Sagunto aparece, en plena época romana, el nombre piulakos (Biu!acus), de evidente procedencia Indoeuropea,
que queda aislado entre los antropónimos ibéricos atestiguados en Sagunto por monedas y lápidas. Si es lícito poner todos estos fenómenos en co
rrelaclón, podemos decir que, en el curso del siglo 11 a de C., o un poco
mas tilrde, lo~ celtíberos avanzaron desde la meseta hacia el Mediterráneo,
desaloíando la población íbéroca de la zona de Villastar y llama,.,do al río,
a lo largo de! cual se desplazaban, y a la ciudad que quizá marcó el punto
final de su marcha, con nombres •ndoeuropeos que habían traído del país
de donde procedían Palantia y S~gobriga. Algunos 1nd1viduos de entre
las gentes que realizaron este mov•miento, llegarían hasta los mismos centros lbtiricos de la z.ona cos terJ, donde los reconocemos por sus nombres
Ambatus, y Biulacus.
Para estudiar otra situación semejante, hay que volver otra vez a lo:;
topón1mos Es cierto que ili-, ilu- es el elemento más d1fundido de la toponimia ibérica, pero junto a él hay otras formas no menos típicas, algunas
121) El nombro del río que se llamo durante lo Edad Medio "rio de Segorbe" fue resuc:•todo por eruditO recon$tfucci6n en lo Edad Moderno; poro nuestros deducciones, no
Importa 11 el onllguo ''Palonfia'' t1t el octuol Poloncio o, como creo Tovar, el MijoresJ situado un poco mós o l Norte. Tctmbl;n hov opíniones que cret:n trotors.e del rro Turio qu~
desemboco on Voter>c:•o.
(22) A. TOVAR ... Los invos•ones •ndoeuropeas, problema esrro11gróhco", en ~hyrv$,
VIII, Solomor>eo, 1957, p69". TI-83; y "Topónómos con -ni- en Htspanto y el nombre de
Solomoi'Co". en Ctnqut~ Conorés lnternollonol de Toponyrn•e el d'Anrhropanym•e, So!omonco. t2-l5 Avril 1955, Atles el Mbno~tet, Sotomcn<:o, 1958. vol. 11, póg;. 95-116.
Sobr~ lo otttbucton lin_gu1$IICO de los h1dr6nimos en .. otttio, véow H. KRAHE. *'Sproche und VorzM", Heidelberg, 1954, !>iJos 48-63.
186 -
[page-n-217]
AREAS LINGOISTICAS PRE-ROMANAS
de las cuales (las con suftjos ·ippo, -ub3, ·igi, - ucci y -urgí) las hemos
recog1do en los mapas 8 y 9. En ellos se confirma, una vez. más, la unifor·
midad del área lbértca (23) y, al mismo tiempo, nos muestra una consi·
derable discrepancia con lo Gue hemos visto en los mapas 2 y 4 : los topó·
nomos de los mapas 8 y 9 avanzan mucho más hac•a el Norte que los otros
testimonios obérico., es decir, en la Lusitania meridional y occidental, atra·
v•esan la frontera del área de los topón1mos mdo2uropeos en -b riga. Tam·
btén nos planteiln el problema de si los pueblos que hablaban un dialecto
no o
ndoeuropeo habían penetrado en una región ocupada por pueblos de
habla 1ndoeuropea, o si, por el contrario, representa una pérdida de dominio 1bérico frente a mvasores europeos Aquí, un pasaje de Plinio en su
<
•Historia Naturalist (3, 13) nos ofrece u,, dato. tratando de la geografía
de la Baetica septentnonal, de la llamada Baetur~a, al mencio'lar una tnbu
de Celtici, d1ce Ce~ticos a Celtiberis ex Lusita.,ia advenisse manifestum
cst sacris lingua opp;dorum vocabulis, ouae cognominibus in Baetica dis·
tinguntur, «SOrl dist1nguodos', quiere decir, de los nombres idéntocos que
llevan otras C1udades más al Norte. De hecho, la mayoría de los nombres
en -briga encontrados dentro del área de los topónimos ibéncos reunidos
en los mapas 8 y 9, se encuentran también en otras partes de la Península una Llccobriga hay tambien en Castilla la Vie¡a, Merobriga y Mlrob ri·
ga encuentra •u análogo en Mirob·iga = Ciudad Ro:hgo, Tongob·iga se
llama una c1udad de la Lus1tania mer;dional y tambié'l otras de los Braca·
ro; en Galicia y de lo; Tu·rr.oges cerca de Bu·gos, A•cobriga y Nertobriga
los encontramos en el extremo Sudoeste y en el valle del Jalón, en plena
Celtiberia. Con esto podemos confirmar el tercero de los argumentos que
aduce Pl1nio para probar la procedencia de lo; Celticos: lo; opp:dorum
vo:ab11la muestran estrechas relaciones con el Norte de la Península En
otras palabras, la topon1mia indoeuropea del extremo Sudoe;te es una to·
ponimia de colonizadores, introducida por nuevos habitantes que, como
también ocurre en los tiempos modernos, suelen transplantar los nombres
de su patri3 a lo; paoses ocupados y colO'IIzado:; Además, Plinoo nos en·
seña que, aquellos colonizadores se llam.1ban Celticos y aue estab.Jn en
alguna relación con los Celtibero,;. a Celflberis. Esto nos pued pues, por lo demás, las fuentes no dicen nada de Celtiberos en el Sur. Pero,
l23) Es vetdod que lcdovio no conocemos lo ltnouo dt' los lnserii)CiOr.et de Puente Gentl, A!co!ó del RiO y Alo;~; SCHMOLl, et'l op. Cit . nota 3, parece con\VI'It•do de qu!!
nos ~n..~uomos fr~nte a uno lens;ua enteromentf! nurvo y o~Siodo, peoro Jos. pocos comp!e;os l~·bres hcHro choto no permiten, o m1 parecer, dar uno conclu1ión def•n•trvo A
JU.tgor po~ lo teporumao puesto de reheve etl n~tros mapas 8 y 9, podemos suponer- que
toles iNCtipc:lones rombu}n rcwhorón, cuondo algún día lleguemos a loObcr mci$ sobrr
t!Hos. que conttenen un dialecto mós o menos próx1mo de lo lengua ibénco tOnoctdO
-
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J. UNTERMAN
·~·
-
188 -
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MAPA 9· TopOnlmos con -1~:1. -ucci, -ur!rl.
l.
TabUCCI (al «te de Sanwc:m).
12.
2.
Aruc:ci {mt"' Arochc y Moura).
13. C.ntigi {Espduy\
3.
Arua:i (h>cia Zalama de la Serena).
14. Acuucci (al surwe de jaá>).
4
Lacimur¡t (entre Navalvallar del Pelo y
Puebl.t de Alcoc:u/Badajot).
....
...
"'
S.
hucci {¿Tetad•. cerca de Patuna del Campo?).
6. Olonrigi (¿Gibraleón/Huclva ?).
ünu¡p (Los Villar<., al este de Andui•r'
IS. Aura:i (Jaén).
16.
Ossigi (Maquiz. c
17. &e>uc:ci (Vi1ches) .
18. llorci (vótse Phn. n. h. 3, 9).
7.
8.
lptu Aotl¡r (E<:iia).
19. Turugi o Tuaruca (Gotera, •1 sur de Huc$Cll).
9.
So~nti¡¡i (haCID
20. llorcí (Lorca).
Alcaudcro, cuca de Mar-
tos).
21.
Saltigi (Chinchilla de Mome Arngón).
10. lliturglcola (cerca de Pnc¡¡o).
22. llrci (Elche).
11.
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r-
~
e
~
n
~
~
i
23. llorci• (c de Tudcla).
llitur¡ci (cerca de Andójar).
....
VI
[page-n-220]
26
J UNTERMAN
a este respecto, examinemos el mapa 10 indicamos mediante triángulos
los lugares donde se han localizado antropóni mos con el elemento seg-,
como Segovesus, Segiu3, Segilus y, más frecuente, Segontius. Los cuadrados representan ciudades cuyos nombres empiezan con el mismo e lemento, como Segontia, Segovia, etc Los topónimos están mas dispersos, aunque aparecen con una densidad particular dentro del á rea de los nombres
de personas, o sea en la Celtiberia. Es verosímil, pues, que la Celtiberia
fuese la región en la que se hablaba la lengua que ha ocasionado los nombres con el elemento seg-. Fuera de ella, los topónimos con tal elemento
se encuentran solamente en aquellos lugares en los que ya hemos creído
ver sintomas de 1nvasiones mdoeuropeas en territorios 1béricos: encontra
mas una Segida en la Baeturla, Segida y Segovia en Andalucia meridional
(24). y además, SegoJ,riga
Segorbe, cerca de Sagunto. Estos tres nombres, Segobriga, Segovia y Segida, vuelven a aparecer en la propia Celtiberia, por lo que aquellos son tamb1én topónimos transplantados por colonizadores (25). ¿Podemos aducir estos nombres como indkio de que el
país de los celtíberos fue el punto de partida más importante de los mov•m•entos que tban a cambiar el aspecto lingüístico de la Península en los
úli'imo; momentos anteriores a la romanización? La frase de Plinio Celticos a Celtiberis ex Lusitania advenisse, encontrarla entonces una segunda
confirmación . bien que a Celtiberis deba entenderse en un sentido geográfico <~desde el país de los celtíberos)>, bien que consideremos que Plinio quiso decir que los Celtfcos eran una tribu de los celtiberos, los topón•mos apoyan de forma muy eficaz la noticia de dicho autor clásico de
que la expansión de los Celtlcos tiene algo que ver con los celtiberos. Por
eso, quizás nos atrevamos a preguntar si los movimientos mencionados
por Plinio, y confirmados por los topónimos, son aquellos mismos aconte-
=
(l>t \ · Por de pronto, hay que prescindir de una dudad, sltuado qUizá no lejos de Códlz, llamado Saguntia por Ptolotneo y otros y Scguntio por Uvio, Pt.cde ~ormor - arte del
p
~traro l.ngüíst1co ol que pertenece d nombro de Sogunto, e:s decir, o '-'n estrato pre-inQo ..
eurOpeO.
(251 Quedo en sus~nso la alrlbucoón dol nombre de Scgiso, cJudod de los Basteto- · y de Segío de los Vascones (lo oc:wol Egea de los Caballeros), ambos son onalogios
en lo propio Ccltlbc:rio. En cuanto o Scgio, el célebre bronce de A.$~H nos. dice- que sus
h~b•tontes
llevaban nombres pvromente ibéricos, además, en los monedas, ol nombre de
mientros sckoiso, sckisonos ( = Segisomo?), Sek.o...
pirlkco (= Sogobrigo) y sckotiGJ (= Scgontia), MlléSirOn uno M (son). No puedo pottlc•por en lo Oi'tntón corr,cnte dt:! que ol fettero monetol sekoiso SeQ Idéntico o J ror'mO
o
Scgiso de Ptolomco jyéose M. LEJEUNE, op. eh. oota 8, p6g. 44, con dudo•, y U.
SCHMOLL. op. cit. en lo mismo nota. póg. 40, no1a 1); lo discrepancia fonético no se exSegio l!fnpi.ezo PQr uno &lgmo,
p!•cQ b1en Ya odemós, no es verosimil que las monedos de tekoiso procedan de lo Bosteto ..
lo f,Of110fonio de lo primero .shoba de Seg1o y Segis~ con
fa de los top~nimos ccl Ubéri.cos (Se-gontiot cte.) seo c.osunl.
n1o. No es, pul!s. imposibll! que
-
190-
[page-n-221]
AREAS LINGOISiiCAS PRE-ROMANAS
21
1
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191 -
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....
[page-n-222]
28
J. UNTERMAN
cimiento; que han penetrado en el campo de la n istoria bajo el nombre
de «guerras lusitanas», del siglo 11 antes de nuestra Era.
Mucho menos se sabe sobre lo que pudo ocurrir en la región saguntina para llevar hasta la zona costera los nombres de Segorbe y Pa lancia. No
es más que una conjetura pensar en la posibi lidad de unas expansiones
provocadas por la calda de Sagunto al principio de la segunda guerra púnica : qu1 los pueblos de las montañas vecinas aprovecharían la ocasión
zá
y rellenarfan e l vacío producido por la catástrofe del año 218 a. d e C. estableciéndose entre la población de los alrededores fértiles de la ciudad.
En todo caso, aqul, como en la Baeturia, un topónimo con el elemento segmarca la expansión de tribus indoeuropeas. Quizá también nos sea licito
recurrir a una etimologfa que se nos impone para aquel elemento seg- :
Puede proceder de la misma raíz que e l galo Sego- y el alemán Sieg, con
lo que podríamos traducir Segontia por «la vencedora» y Segobriga por
<(monte de la victoria».
• ••
Son muy pocas las perspectivas que hemos logrado abrir sobre la historia de las lenguas prerromanas de la Península. Nos damos cuenta una
vez más de los muchos problemas que quedan p lanteados y de las posibilidades de solución mediante las fuentes, tan ricas, pero a veces tan oscuras y dif!ciles de interpretar. Con este trabajo no hemos querido más que
presentar un modesto ensayo de discusión sobre los caminos metódicos
que pueden conducimos a nuevas informaciones sobre la emocionante historia de la España prerromana.
-192-
[page-n-223]
D FLETCHER VAL.LS
(Valencia)
Consideraciones sobre la fundación
de Valencia
Con motivo del XXI centenario de la fundación de Valencia, se na
vuelto a plantear la cuestión de la po5ible pre-existencia de o.na ciudad
•ndigena en el solar que aquélla ocupÓ, y aunque ya en 1953 ( 1) trata·
mos ampl•amente este tema, creem05 conveniente pasar revista, una vez
mas, a esta n•p6tes1s señalando las d1ficultades que, a nuestro ju•CIO,
presenta, y aportando nuevos dato5 en confirmación del nacim•ento de
Valenc1a en tiempos romanos
Los defensores de la ciudad indígena, predecesora directa de la roma·
na, fundamentan su opinión prinCipalmente en los siguientes puntos
1 "-Los versos 479/482 del poema <
Aviene.
2 •-Los textos de Applano, Diodoro de Sicilia y Tito Livio, y
3 •-La fórmula «valentini veterani el veteres» de las lápidas romanas de Valencia.
Sobre estos extremos nacemos a cont•nuaci6n las oportunas cons•de·
raciones.
(ll O FLETCHER VAU.S ''Lo Tyrl•
de lo Plano, 1953.
l~roco
193 -
,
y lo Volenho romano" Co.t•llun
d~
[page-n-224]
2
O FLETCHER VALLS
LOS VERSOS 479/482 DEL POEMA ORA MARIT IMA DE RUFO
FESTO AVIENO
En los versos en cuesttón, principalmente en el 482 (2), se fundamenta la teoría de la ex1stenciil de la ciudad 1ndigena
En ellos se lee
479
480
481
482
Attolit 1nde se S1cana civitas
Propinque ab amm s1c vocata H1beric1s
Neque longe ab hu1us fluminis di~ortio
Praestnng1t amnis Tynus opp1dum Tynn.
mterpretándoseles en el sentido de que, después de la c1udad Sicana, el
rio Tyrio (iden tificado con el Turia) baña la ciudad de Tyris, cuyo empla·
zamiento se si túa en l¡¡ actual ValenCia.
Pero, ¿del tex to de Avieno pueden ded ucirse, e fectivamente, estas
identificaciones'
An te todo, para poder ju:z:gar de tal posibilidad, conviene no olvidar
que el periplo de Av1eno e~ una simple compos1c1ón poética, totalmente
exenta de todo mtento y ngor científicos. Añádase a ello que el poeta
basó su información en descripciOnes de, por lo menos, 800 años antes e
mterpoló nottcias y pasajes de diversos autores y épocas posteriores, lo
que unido a los naturales errores de las fuentes de información y a los no
menos graves de los cop1stas que nos han transmihdo el texto, explica su·
ficientemente las omisiones, transposiciones, repeticiones, etc., que se se·
ñalan en el poema, lo que obliga a proceder con la máx1 prudenc1a en
ma
su utillzac1
ón. Buena prueba de lo dicho son las mú ltiples y dispares interpretaciones que existen del m1smo (3)
121 A SCHULTEN: "A~·eno Oro Mcrlllrr.o" . F.H.A., 1 Bottdc'10, 1922
A. SCHULTEN • •· Avoono Ore Motolo m<>" F.H.A., 1 t.evundo cdtco6nJ , Borcelono J 955.
131 A BLASQUEZ Y DELGADO AGUILERA: "A~·enc Oro Mortltmo" Moclrod
1923
A BERTHELOT ,.F~ tu~ A"1enu-s Oto Monr.mo.. Poós. 193.:
J COSTA: ··ulorcl tbotroco del M
pog 2-19, 285 y 375 . Volen<•c. 1893.
J. LAFUENTE VIOAL: "troducciórt del potma de Av1eno. 01'0 Mon11mo, y locol,zo.,.
''"'' d• "" cuos gt'O~rol•cos", ES!udoos Gecor<>ft
t-.; f' GOMEZ SERRANO: "S•Io~o. Con111buc:i6n al esh•d10 IOponom,,o de lo Oro Mo••ttm<> dtdl F Av1er.o" . Ancles c!ol C..ntro de Culturo Valenciano 1, num 1, póg 91 y 1,
num. 2, p;,g 1'16 Vole.,coo, 1928.
191 -
[page-n-225]
FUNOACION DE V,O.LENCIA
Pero es que, ondependientemente de la incertidumbre que el periplo
pueda suscotar en nuestro ánomo, nos encontramos con que los versos en
cuestión no concretan el emplazamiento de Tyris, puesto que tan sólo la citan, soguoendo la ruta de sur a nor te, a continuación de la <
cuya situación tampoco está suficientemente determinada, y la mosm.:. duda
y vacilación se plantean con respecto a Tyris, la que ha sido emplazada en
Turís (cuyo nombre le cuad a admorablemente y en donde en lo alto del
monte de «la Carencoa» exoste un importante poblado ibérico), en Alcira,
en el < Vedat . de Torrente (lugar estratégocamente sotuado domonando
toda la llanada entre la Albufera y el Turia y en donde se excavó un pobla·
do de la Edad del Bronce) (4) en Valencoa, Vonaroz, Tirig, Teruel, Tortosa,
etcétera, etc.. según las preferencias de los diversos autores que han Ira·
lado la cuestoón, son que se haya llegado a un acuerdo defino tivo Y lo m os·
mo podemos decir con respecto al rio Tyroo, situado en diversos lugares de
la costa
El propto periplo mencoona más adei.Jnte otra ctudad Tyroche (verso
498) y otro rio Tyrius (verso 595). lo que no es de extrañar si tenemos en
cuenta, no sólo las posibles confusoones de Avoeno, sino tarnb1én que el
nombre, perteneciente al substrato pre-lndoeuropeo, significando <
o «altura» (5). se halla dofundldo por toda el área del Mediterráneo, lo
que l,ace dificil la identificación del nombre Turia con el vasco «ZU·
"" = blanco, como se ha supuesto por algunos autores, basándose en que
se da esta denominación al río !Blanco o GuadalavoarJ en parte de su curso
De la vacolación en la ubocación de Tyros es claro exponente, aparte
de las múltiples localizaciones antes menctonadas, la postura adoptad<~
t4J D. FLETCHER V,O.Ll.S y E. PLA 81\LLESTER· "El poblodo de lo Edad del 8ror>ee
lo Montanyeto de Cobrera (Vedot do Torrent~. Volenclal" Set1~ de Trobo1<>< VariO\
d•l S IP . num. 18. Valencta, 1956
151 Agradec""'os vivamente al Prof G. CAPOVILLA •u amplto lnformaclon, por cor
d~
to de 28 de marzo de 1962, de lo que ex 1roctomo~ al s•gutente pórro·fo: "Estoy convcn
c•do de quo &e troto de Lm nombro meducrróneo, perlenec.ento aJ substrato pre-andoeuro·
pcO T~nemos tres Turl en lo Jtolla m~:ndional: "Thur¡G.!. urbem '" Solar'Hinisu (TitO Llvlo,
X, 2}, en el confín entre Luconio y Bruuu.m "Thuni" 'Eitrobon, VI, 263} y "Tkuuo lons"
Turl H cncuenrro o 30 km de Bori peoro no et. lo C•Udod on11guo. En Mtt:tfl~ opa
roce rn 1os ttoXIos del l.meal 8 Tu.rt IMy Fa, 101, 51; Turl aporece en C""'sa. JKN
Ve 3S8) Num!rosos son los com-purstos do Jos qu~ Tu.n constituye la bote. Lo formo
"Tur,o ti,., de Valencia y tomb•tn el onhQUÍiu'nO Tyru. d!' Valencia. 6 medut- rQneo,
puct,ttf"'do hobM sido unportodo por novf!'gontts croteniCS ~ e4 ' XV-XIV o C • durontct
los oc:t•vos cOI'l'\b.os comerctofrs ftotudos por Jos metalesH
v~..,.
odemó>
G. CAPOVILLA ''AIIe or•g•n¡ detla toponornost•co •toltOto«. <;1\;odcml deH'htttuto d1
GlauaiQ9tO, V 1195.:>), Bolo~no, 1961, pog 53 y u
G CAPOVJLL~: ''Linee !.ul rappa~u ptOtOStOt.CI lspono·~:ulo.nuc•". Romon•o. scr•U•
olferll o Fronce>
U SCHMOLL .. D,t Sprochen dar vork~h·~hen •ndogc:rmonen H•spcmums und d
Kohlbft•sc:he" Wossboden, 1959, pólil' 80 y 114.
195
[page-n-226]
-1
D.
FLETCHE~
VALLS
por el llorado profesor Schul ten, qu•en en 1922 escribía: c
Tyris debió estar en donde más tarde floreció y florece todav!a hoy Valencia» (6), pero en 1933 opinaba, hablando de los acontecimientos de los
años 220/219 a. C.· <6i el territorio de Sagunto alcanzaba por el sur hasta el Júcar, es imposible que entonces hub1era por allf otra ciudad independiente en el lugar de la actual Valencia. La ciudad Tyris, citada por
el periplo como ex1stente en este lugar, debió ser destruida. Valencia no
tue fundada por los romanos hasta el año 138» (7). y en 1955 se limitaba
a decir·
Valencia», rechazando así la identidad de ambas ciudades.
No menos dudéis y vacilaciones encontramos, a este respecto, en las
pubilcaciones de don Nicolás Primitivo Gómez Serrano, uno de los investigadores que más ha estudiado el subsuelo de la ciudad de Valencia y el
periplo de Avieno en lo concermente a nuestras costas (9).
En definitiva, la conclusión a que se llega en el estudio de los versos
479/482 del periplo de Avieno y de las múltiples discrepancias en su Interpretación, es que el emplazamiento de la Tyris ibérica en el solar que
hoy ocupa Valencia, no se o¡~poya en ninguna base sólida y objetiva, reduciéndose a razones de índole subjetiva carentes del refrendo del dato arqueológico concreto y defimtivo, por cuyo motivo nosotros únicamente
nos atreveríamos a aventurar la cp1nión de que «en tierras valencianas
pudo existir una ciudad pre-romana llamada Tyns)), pero no osaríamos
precísar su exacta situación.
SCHULTEN, op '"· noto 2 ll • edocoon), pog. 119
A. SCHULTEN: "los guerrO!I de 231 154 a J. C.". F.H.A 111, Ba"elpno,
1933. pó¡¡s. 27 y 28.
18) SCHULTEN, op col nola 2 (2- edición), póg. 133.
¡91 N. P GOMEZ SERRANO: ''D'orqueolog¡o Exccvoc•ons do Volenpo#. Ancles
del ConlrO de Cultura Valenciana, 11, 3 pág. 15, y 4, pág. 154, Vale.,clo, 1929.
N. P. GOMEZ SERRANO: "Excavoclo!'ls do Valencia" Anales d•l Conh'o de Cultura
Va!enciaM, V. Valencia. 1932. aóg 1
N P. GOMEZ SERRANO: "f>ccovocions de Volonc:lo omb motlu del• scus canterellot•
1 eo)(omple:; oro de bellnO
N. P GOMEZ SERRANO. "Arqueología de los rcfugoo$ de Valencia". Almanaque de
"los P(ovlnclos". Valencia, 1941, pág. 48?
N. P. GOMEZ SERRANO· "f>
16)
!1)
lo Gf!nerolidod" . .A.tchlvo de Pfehí.stotlo Levantino, lt. Valencia, 1946, póg. 269.
N. P. GO.\AEZ SERRANO: "Epocos de la ciudad de Volencoo. Tyns. Vol~lia, BruJobnoJ Vo1ontilo, Bolensyo, Volenc
N P. GOMEZ SERRANO: "Brulobroo". Valencia, 1961.
-
196-
[page-n-227]
5
FUNOACION DE VALENCIA
11
LOS TEXTOS DE APPIANO, DIODORO Y TITO LIVIO
Tres pasajes, de estos tres autores, !e sacan a colación y relacionan
entre si, en apoyo de la tesis de la fundac1ón de la Valencia romana sobre
una ciudad indígena
El primero (Appiano, lb. 72) reviste unicamente mterés en relación
con los otros dos, ya que, por lo sucinto de su texto, poco nos Ilustra,
dice asl: <
Virlato) y les concedió tierras suficientes para que la necesidad no les impu lsara al bandidaje>>, sin especificar dónde estaban dichas tierras.
Diodoro de Sicilia (XXXI II, 1, 3) es algo más explicito, puesto que
menciona, además de las tierras, una dudad, pero desgraciadamente no nos
da su nombre: «Y habiendo ate;rado a su sucesor (al sucesor d~ Vinato)
y a los que le seguían, obligándoles a aceptar las condiciones que a él {es
decir, a Cepionl le parecieron, les concedió tierras y una ciudad donde
establecerse».
De los tres, el que más concreta es Tito Livio (per. 55J en su corJOc1da
frase
agros et oppidum dedit, quod Valentía vocatum est».
A la vista de estas discrepancias nos asalta la duda de si los tres textos
se refieren a un mismo hecho o a dos independientes entre sí.
Efectivamente, los tres coinciden solamente en lo de la donación de
tierras, ya que, por un lado, se habla de Cepion, e l cónsu l inductor del
asesinato de Viríato, y por otro de Junio Bruto; Appiano no hace mención
de ciudad alguna y Diodoro no da e l nombre de la que cita; ambos concretan que la donacrón se hizo a las derrotadas tropas de Viriato, mientras que Tito Lívía, da e l nombre de la ciudad, especificando que se dio a
<
hasta ahora ha venido haciéndose, es decir,
r 'C.H Recordcm05 que ''svb Oom•tlano" no se traduce "o los órden<$ de 0001,cfanou
,-¡no Hen tiempos. de Oomltlano" .
En nues1ro conferencio pronunc1odo e' 24 de n011TembJe d~ 1961 eh el Ateneo Mercantil de Vol.:-"'ldo, balo d thulo ''El problamo de: la Tyris Ibérico y lo VolenQio romano~',
pJontailbamos es.to lnr~rprotoclón que ho me.reddo favorable oeogido pot los espec:ialfs;.
10$... Con onl~•orldod a nosoti'OS tomb1én lo entendió en este sentido Ambros1o de /1/!ora ..
les, quien escribió: "Luego que Junio Bru1o llegó a !apaño, premió o los soldados que
kabiol"! seguido mu~hos oños Jo guerro c.ontt o Vlrfoto; dioJes rlarros
dad r,ue llamoron Volencto".
-
197-
v
fundaron uno
(iU·
[page-n-228]
6
D. FlETCHER VALLS
el e$caso amb:ente mdigena que los hallazgos arqueológ1cos de Valencia
proporcionan
Es muy posible, pues, que Appoano y Doodoro se ref1r1esen a l asen
tamiento de las tropas de V1r1ato, mientras que T1to Livio hablara del de
los veteranoi del ejército romano que habían hecho la campaña contra
V1nato. s1endo, por tanto, dos los hecho$ y los lugares y no uno solo
Los partidarios de la primitiva población indígena objetan que SI l1v10
hubiera querido expresar que Brulo fundó de plantil la ciudad, habrfa
escrito «Oppidum condidlt» y no ~oppidum dedil y «VOcatum fwt y no
«vocatum est», pero ha de tenerse en cuenta que l1vio onforma globalmente de la donacu)n de tierras y de la ciudad l• agro$ el oppidum
ded1h) y de que ésta en su tiempo se llama Valencoa; adem.i.>, ex1ste la
fórmula paralela «vocitatus esh> que se interprela como expresando la
idea de que el nombre se da a la ciudad a que se aplica, en el mo•nento de
su fundacoón ( 1 1)
Por otro lado, los propios textos literaroos se oponen a la pos1b1ildad
de una población preexiStente, como veremos en el oportuno apartado
Con respecto a qué Valencia pudo referirse T oto Livoo, von.1s son las
ciudades de este nombre que se han disputado tal honor.
Zurita creyó que se trataba de Valencia de Alcántara, y J Bautista
Pérez supuso que era Valen~a do Mmho, pero 111 uno ni otro tuvieron en
cuando se produjo una floración de ciudades con la denomonación de «ValenCia», es decir, «fortaleza" a uno y otro lado de la frontera con Portugal
Asl sucede con Valencia de Alcántara que recibe el nombre en 1221,
Vale~a do Mínho se llamó Contrasta hasta 1262, fecha en que al ser re
constrwda por Alfonso 111 de Portugal, se denominó Valencia. Otro tanto
ocurrió con Valencoa de Don Juan, que hasta 1206 se llamó (oyanza, con
Valenc;a do Douro, Va lencia de las Torres, Va lencia del Ventoso, etc., et
cétera, repitiéndose este fenómeno en otros lugares. tales como, por ejem-
11 11 En defensa de la> Ciudad ondigeno t.on íl'lcuto•
P. MADOZ "Docc•onoroo geogr6foco-cuodr.,,co-hlsrorlco de España" Modrod. 1848I.SSO. ~ v Volencto
J. FEO GARCIA- "'Na10 ..obre lo supu"lo dMtrucco:>n ~ lo onhguo T
Emo"to
XII , 1 Madud. 1944,póg 129
J FEO GARCIA . "'Tur•am ú>njeouro o Colón IJordón 351 y o l1v10 !XXXIII , 44
4)'". Sootobo XI Volencoo, 19~6. pog : 1
C. TORRES. "la fundación de Volen
F. MATEU Y LLOPIS: "LO< monedo• 'emanas d• Volenuo'' NumO&mo 111 b. Mo:irid.
1953, I>ÓO 9
Por" to r n-mu·o .,vc)r IIOiu-; est)' vúo:::.e
G PETRACCO SICARDI "Roce
G.;r..,.,.o, 19~9. 039 19
-
108-
[page-n-229]
FUNDACION DE VALENCIA
.,
plo, Valencta d' Aneu , que cornenz.ó a llamarse asl a partrr de 1289, o Va
lencla d'Agen que recibió el nombre en 1285 ( 12}.
Contrariamente, el nombre de la Valencra de las márgenes del Turía
es de época romana, como lo prueban las monedas y lápidas aparecidas en
el sub;,uelo de la ciudad y las menc•ones de los autores romanos, como por
ejemplo Mela y Plinio. entre otro:;.
No hay duda, pues, que la Valencta a que se refinó Tito Lrv•o fue a
la s1tuada a orillas dPI río Turia, y tambten está fuera de toda duda que
los textos citados de Appiano, Diodoro y Livio no aportan nrngún dato
concre to sobre la extstenc•a de una crudad lndigena predecesora directa
de la romana
111
LA FORMULA «VALENTINI VETERANI ET vmRES» DE LAS
LAPIDAS ROMANAS
Tenemos referencia de siete láprdas en las que aparece esta fórmula
(13). aduCida en defensa de las dos ciudades, pero su interpretaCIÓn dista
mucho de probar tal aserto
Cortes y López tdenttftcó a los uveteres» con los pnmeros pobladores
o sus descendientes, todos hispanos. pero no refiriéndose a los habitantes
de Tyris, puesto que para él esta c•udad era Vmaroz., sino a los 1ndigenas
españoles que militaron en el ejérc1to de Vinato, los «veteranilo serian l i~
cenciados romanos 11 '1).
Mateu y Llopts considera a los «veteresn como los habitantes anteno~
res al 138 y sus descendientes, y a los «veterani» como leg1onarios roma
nos (15).
C. Torres, no obstante admitir la ex1stencia de la población prerroma
na, no onterpreta esta fórmula en de1ensa de las dos ciudades, s1no que
t121 "Dicclonaroo Gcogroloco Un,.ersal " Bareclana, 183~
J. GINER: "Con,.,deracion\ rn torn el nom Volrnuo" Confrrenc1o ~n Lo Rat Pt=no1
el 19 ¡un;o do 1962
(131 C 1 L 3133 3734,3135.3136,3737,3739y3HI Loss~osl)'orn~•asdtllll
d. C. y la. Ulhrna cont•drrodo del s t d4 C., por Moreu v Llop,s_. op. c1t noto 11
V. edema. PIO BELTRAN ~n Anales ck>l C~n1ra de Cuhuro Valet>
y
'69 Vofe:-ocoa. 1928.
1141 M CORTES Y LOPEZ "Doccoonoroo _.ót.co·ho.,óroco dot la Españo Anl guo"
Modrod 1836
1151 I>'ATEU Y LLOPIS. op. col noto 11
199
[page-n-230]
8
D. FLETCHER VALLS
supone a los «veteranl» colonos ant1guos y a los «veteres» más recientes,
tal vez de tiempos de las guerras sertorianas ( 16).
Beltrán Martinez opina que los
138 y los «ve te res» gentes asentadas con posterioridad
Según Gómez Serrano, los <
terani» los indígenas «tiritanOS» (17).
Nosotros nos limitamos a recordar que <
una colon ia~ y en Plinio «nuestros antepasados», y en cuanto a «veterani»
son para César y Cicerón «soldados v•ejos>l, sin que ninguno de ambos vocablos haga referencia a gentes preexistentes en el l,ugar donde se fundara una colonia Interpretamos, pues, \> como los primeros coloni·
zadores romanos y sus descendientes y «veterani» como los soldados romanos asentados posteriormente, bien en tiempos de Sertorio o Pompeyo,
bien con Afranio cuartdo éste fue legado el año 55 a. C., lo que explicaría
la existencia de una lápida (L Afranio A. f.cos. conscrip(ti) et col(loni)
col. Valent(lnae), (C.I.L. IX, 5275) a él dedicada por los valencianos, sin
que ni «veteranill ni «Veteres» tengan nada que ver con unos supuestos
1ndigenas habitantes de este lugar con anterioridad al 138 a. C.
A este respecto escribió Pérez. Pujo! ( 18): «Alguna vez se enviaron
nuevos colonos a aumentar la población de una colonia ya establecida y no
confundiéndose los antiguos con los nuevos pobladores, vinieron a ~uedar
constituidos dos municipios independientes, dos civitates distintas, con
sus curias o senados especiales. Así, las inscripciones de Valencia, nos dan
a conocer los valentini veterani et veteres y el uterque ordo decurionurm>
Por lo expuesto, comprobamos que la fórmula «Veterani et veteres»
no aporta dato alguno en defensa del directo asentamien to de la ciudad
romana sobre la supuesta indigena
IV
OTROS DATOS DE CARACTER NEGATIVO
A las objeciones que acabamos de exponer, pueden unirse otros datos
de índole literaria y arqueológica, que se oponen igua lmente a la hipótesis
de la ciudad indígena.
(16)
(17)
(l 8)
TORRES, op. clt. nola 11.
GOMEZ SERRANO, op. cll. noto 9.
E. PEREZ PUJOL: "Hislorla de lo• ln•tttueiones oocloles d• lo España godo", 1
Valencoo, 1896,
pÓg
164
-200-
[page-n-231]
FUNDACION DE VALENCIA
9
1 - Datos litera rios.
Los propoos textos clásicos se encargan de rechazar la tesos de la c•u·
dad prerromana
Tito lovio (XXI, 7, 2) destaca, al hablar de la guerra anibáloca, que
Sagunto era la más opulenta de las ciudades soluadas allende el Ebro son
referirse para nada a Tyns que, de haber exostido desde el siglo VI a C,
habría tenido suficiente abolengo para merecer ser citada
No menos elocuente es el testimoniO de Pollboo (3, 17) quoen al narrar
el paso de los ejercitas de Anibal por e l litoral valenciano, en su marcha
de Cartagena a Sagunto, no menciona ciudad alguna emplazada en estos
pil•ljes
la misma 0m1s1ón encontramos por tres veces, las únocas que se refoe·
ra a estas costas, en Estrabon En una ocasoón ( 111, 4, 6) escnbe «Cuando
va hacia el otro lado del Suero y la boca del Ebro se halla Sagunto»; en
111. 4, 9, dice «De alll, la vía, después de haber pasado por Sagunto y
Saelabis, se aparta del mar~, y en 111, 5. 1 «De las oslas cercanas a lbe·
M!
ría, las dos P1tyussas y las dos Gymnesoas, llamadas también Balearides, se
ha llan situadas frente a la costa comprendid.J en tre Tarraco y el Suero,
en la que se ievanla Sagunto>>
El persostente silenc1o de Estrabon no se debe a que su obra haya
llegado tncompleta hasta nosotros o que sus descripciones no sean monu·
coosas, sino porque, no habiendo estado en España, tomó su mformación
de Posidon1o y Artemidoro, en t1empo de los cuales, hacoa el año 100 a.
C. Valencoa, de recientisoma fundación. carecía de la suficiente ompor·
tanda para merecer ser mencio!lada
Sólo más tarde, cuando ya Valencia lenia 180 años de vida, escribe
Mela (Chorogr 11, 921 «Entre las ciudades que bordean sus costas, las
más importantes son sobre todo Valencia y 1~ antigua Sagun to», frase en
la que se contrapone la modernidad de la primera frente a la antoguedad
de la segunda, y poco despues Plinio (N H 111, 20) nos tnforma que Ya·
lencia es una colonia sota a 3.000 pasos del mar
Como vemos, los autores clásocos no hacen referencta a la coudad
tndogena que, de haber existido, habría sodo nombrada en alguna oca·
sión {19), Stendo de suponer que, como en el caso de otras muchas ciuda·
bido
des, como por ejemplo Arse -Sagunto y Vibo-Valentia, hubiese rec1
prime rame!')te e l nombre de Tyrís-Valen t1a para qued ar después úntca·
e19¡ La
s:Jte de
-o XXXIII. 4·~, 4, aun siendo wmamenre tntc-resant~. ccuecc de dotOi probo·
tor10i que lo ovoltn, oor rl momen1o.
u. .
16
-
201 -
[page-n-232]
o
O FLETCHER VAUS
mente Valentía, pero no en los escritos de los autores antoguos ni en las
lápidas ni en las monedas, se hace mención a Tyris ni a los «tyrotanos»
2 -Datos arqueológicos.
Los testimonoos de carácter arqueológo son, en deflnl tova, los que
co
han de dilucidar la cuestIón
Los hallazgos de este topo, efectuados en el subsuelo de Valencia, con·
trariamenle a lo que han supuesto algunos autore3, no sólo no prueban
la existencia de una coudad ondigena sobre la que directamente se asen·
tara la romana, s•no que no soquiera muestran un fuerte ambiente ondigena
que permita pensar en el asentamiento de los soldados de Voríato.
a) -Las lápidas.
No se conoce hasta el presente nonguna onscropcoón obéroca procedente
de la ciudad de Valencia, puesto que la publicada por Hübner no es de la
capital sino de un pueblo de la provo
ncia (20). Y cotamos este dato negaoivo más como prueba del poco arraigo de lo indígena en Valencia que con
el propósi to de rebatir la existencia de Tyris, puesto que e l hecho de que
pudiera aparecer alguna lápida con caracteres Ibéricos no sería, por si solo,
prueba de ello, ya que 1,, escritura ibérica se utol o hasta nuestr<~ era
z6
En cuanto a las !ápodas romanas de Valencia, de las que tenemos noticia de más de setenta (21), ninguna de ellas hace referencoa a Tyris, a los
promotovos «tyrotanos• o a sus descendientes Los escasisimos nombres de
orogen Indígena que pudieran aparecer en estas lápidas, boen pOCo podrían
decirnos, pues asomosmo hay nombres de otras muchas procedencoas y no
son prueba de substratos prerromanos, sono de afoncamoento o estancia
transitoria !22)
b).-Las monedas.
Valencia no acuñó moneda iberica, y no porque en el momento de su
fur'ldación estuviera la romanizaco en un periodo tan avanzado que ya
6n
no fuera posible hacerlo, puesto que en otras ciudades hubo moneda ibéroca hasta entrado el siglo 1 a. C., ni porque no huboera ten1do suficiente
201 M. L. 1 XXXII
F ALMARCHE VAZQUEZ· "Lo onooguo c••ol.zoc:ton •bénco del R<'•no el<' Vol
Volrncoo, 1918, 1><>0 47,
1211 C. l . L 3125-3775, 3903, 4948 5127, 6004 6005, y
J SANCHIS SIVERA: "Eptgrolio romono valenc•aN~" , ,..,m, ·HB / 450 y •167/412.
Vol~ncro.
19.20.
1221 A BALIL "Economto v kobllonot· no ¡,¡~""' d•l lcvonoo úpaoiol duranoe el
fmptru) romono" Arch1v0 dt Prt~h•s.tono Levontino. V. Valencia, 1954, póg. 251
-202-
[page-n-233]
11
FUNDACION DE VAlENCIA
categoría, de haber sido la antigua Tyris, sino sencillamente porque los
fundadores de la ciudad no eran indígenas.
Mateu y Llopis explica la carencia de moneda lbéric.a a causa de
modestia de Tyns junto a la poderosa Arse» , pero no creemos sea suticien
te justificación, pues de haber existido desde el siglo VI a
y de haber
ten1do la Importancia que pretende dársele, hubiera emitido moneda y,
aunque así no lo hubiera hecho, habría, al menos, mantenido forzosamente relaciones comerciales con otras ciudades próximas, cuyas monedas
se hallarfan con relativa frecuencia en el subsuelo de Valencia; sin embargo, no sucede as1, siendo escasisirno el numerario ibérico de otras cecas,
apareciendo siempre en los niveles romanos, destacando como más importante el hallazgo de la Plaza de la Vlfgen, consistente en unas pocas mo·
nedas del tipo de venera y delfín, de Arse o Aidubats, cuya datación es de
hacia las guerras sertorianas.
Por el contrario, Valencia acuñó moneda romana desde poco después
de su fundación, encohtrándose ases de 19'25, 18'80, 15'45, 13'70 y 13
gr¡¡mos respectivamente, lo que es prueba de la existencia de emis•ones
anteriores y posteriores al 89 a
(ley Plautia Papl rial, pudiendo remorr
tarse las primeras a fines del siglo 11 a. C. (hac1a el 123), siendo por tanto
anteriores a muchas emisiones Ibéricas y Valencia una de las primeras
r.:ecas ro manas de España, terminando sus acuñaciones hacia el 75
a. e (23)
Entre los hallazgos de monedas romanas de diversas procedencias y
fechas podemos citar, una del «municlpium Calagurris Julia)>, un media ·
no bronce de Claudia 1 y otro de Domiclano, Jos tres en la calle de Serranos, aparecidos a 4 metros de profundidad; un bronce de Marco Aurelio,
a 2,80 m. de profundidad; una moneda de Valentía a 3,70 y un as de la
familia Jun1a a 4,30, los tres junto a la torre vieja de la Generalidad (24);
al abrir los cimientos de la torre nueva de la Generalidad, se halló una
moneda de Trajano; en otro lugar, una de Constando JI, etc., etc., sin que
e
e
Lo monedo rornono de Volendo ho sido estudiada, fu.ndomento.lmente par
A. VIVES ESCUDERO: "lo monedo H•~ntca", IV, Mod,d, 1924, pág. ]5.
A. BELTRAN MARTtNEZ: "Curso d~ Numlsmótico" Cor1o¡¡eno, 1950, pág 355
MATEU Y LLOPI$. op. cll. noto 11, V
F. 'v\ATEU Y LLOPIS: "Los topárumoo monetoles del Remo de Vole,o:a'" VIl Conll,..,.., lntern.,clonol de Llngülslico Rom.lnlco. Borcalona 1 1953
P BELTRAN VILLAGRASA: "lo que dicen los Jópidos y los monedas vo!endonas en
reloct6n con lo c,udod y sus orig.enes" Conferene•o en el Ateneo Mcrconrd t!e Volencto.
pronunciado el 1.• de d•clembre de 1961
(23,
(24) GOMEZ SERRANO, op. c•t no1a 9, "'Ar:¡ueologio de los retugios. "'
F. MATEU Y UOPIS: "Hollozgos orqueológlcos en lo ploxa de la Almaíno". Arcl11vo
de
Prehislorla Levanlino. 111. Valencia, 1952,
póg
-203
215.
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'2
O FLETCHER Vl\ll5
moneda alguna haya aparecido por debajo de los 4,30 m de profundidad
con respecto al p•so actual de la ciudad, n1 rebase, cronológoc;~mente, la
fecha de fundaclón que se le atribuye
e)
-la cerámica.
Del subsuelo de Valencia van saliendo vasijas de doversos tiempos, pe·
ro por no interesar aqui, dejamos de referirnos a las cerámicas modernas
y medievales, haciendo mención ún•camente de las antiguas, es decor, de
las llamadas «ibérica», «Campanoense y «sigillata , por ser las que más
directamente afectan al rema que tratamos.
De la cerám•ca 1béroca se han encontrado restos en d1versos puntos de
Valencia (25). pero su presenc•a no puede inducimos a suponer la existen·
cia de una poblacoón 1ndigena prerromana, ya que esta cer.im•ca alcanzó
gran difus•ón en el siglo 1 a
(26). por lo que no tiene nada de extraño
que se encuentre en Valencoa, situada en plena zona ibéroca. Aoemás, el
salor siempre mezclada con cerámicas de estirpe romana, el no aparecer
nunca por debajo de los noveles romanos y el reduCido porcentaje de ha
llazgos frente a la abundante terra sigillata, son claros Indicios de que se
trata de una producción de época avanzada no enraozada con el espiritu
de las gentes que aquf vivian
La «terra s•gillata», en sus diversas modalidades, aparece con frecuen·
cia, dándonos la cronología de los dostintos estratos romanos posteriores al
camb•o de era, lo que resulta del mayor mterés para la historia de la ciu·
dad, pero más interés presenta ahora para nosotros la mencoón de la ce·
rámica «campan•ense», por proporcionamos los datos que nos perm•ten
establecer con Cierta certeza la fecha de fundación de Valencia
Efectivamente, se ha pod1do fijar la existencia de las variedades A y
B, la primera, cuya fabricación llega más acá de la mitad del s•glo 11 a C,
aparece mezclada, en los noveles más profundos de la coudad, con la B,
cuya producción comienza después del 150 a e Esta mezcla se da o
gual·
mente en otros lugares, tales como Venrimiglia y Pollentia, en noveles con
dataclón bien establecida (27).
El hecho de que ambos tipos cerámo
cos, el A y el B, aparezcan Juntos
en los niveles más profundos, fija con bastante seguridad el momento del
e
,..,o
1251 GOMEZ S~RRANO, op <11
11 "Excovoc•o""s poro lo ompl•ocoon "
S. RODA SORIANO • A-•oc•bn ol ntud•o de lo orqutoiog•o volrn
1955
1261 D. FLETCHER VALLS: ''Problema> d• lo cul1uro ,f>e,co' S."e do Trobo¡os Vo""' del S.I.P., num 22 Vol~nc•a, 1960, p6g. 70.
r271 N LAMBOGLIA· ''Per uno clo\Jtttoztone ptel1mmote de lo cerom1CO camJ)Ono" Alll d~l 1 Con¡¡r.,..., lnl.,-nat~onah d• Slud• Ligur! Bordoghcra, 1952, póg 142.
-204-
[page-n-235]
rl
FUNDACION DE VALENCIA
13
nacimiento de Valencia, cuya fecha ha de girar alrededor de la señalada
por Ttto Ltvto, es dectr, hacia el 138 a C. 128).
En las excavaciones llevadas a cabo en la Plaza de la VIrgen, del re·
sultado de las cuales dará oportunamente cuenta su excavador, señor Uor·
ca Rodríguez, podemos anticipar que, por debajo de los nivel'es romanos y
separados de éstos por una capa de arcillas arqueológicamente estériles,
de un espesor de unos dos metros, aparecieron, a la profund idad de S ,50
metros con respecto al suelo actual de la etudad, una decena de frag ·
mentos cerámicos, posiblemente de la Edad del Bronce, por deba¡o de los
cuales aparel!ió nuevamente la arcilla estértl.
A los mencionados fragmentos se les ha concedido gran importancia,
queriéndoseles utilizar para justificar la existencia de la ciudad indígena,
olvidándose de que dada la topografía del lugar de hallazgo, tan cercano
al rio, no puede descartarse la posibilidad de unos simples arrastres, o también que pudieran ser abandonados por pastores o cazadores de los poblados situados en las alturas circundantes (29), posibilidad que abona el
hecho de que no aparecieran restos de fondo de cabañas ni construcción
alguna que denotara ocupactón permanente.
Pero, aun prescindiendo de las anteriores observaciones y aceptando
esos fragmentos como prueba de la existencia de un poblado indigena,
tendríamos, asimismo, que admitir que cuando fueron abiertos los cimien·
tos de la etudad romana, la supuesta población indígena yacía sepultada
bajo una capa de arcilla de dos metros de espesor y, por tanto, su presen·
cia hubiera pasado desapercibida a los nuevos habitantes del lugar, con lo
que queda descartada la hipótesis de la continuidad de una a otra ciudad.
La tónica general de los hallazgos romanos en el casco antiguo de
Valencia es la de no sobrepasar los S m. de profundidad, siendo lo normal
los 4/4,30 m. y en ningún caso por debajo y a continuación de los restos
romanos aparecen objetos arqueológicos datables de periodos anteriores.
Los fragmentos citados más arriba estaban separados de los niveles roma·
nos por dos metros de arcilla, según hemos dicho.
(28) M. TARRADELL. ·•u, fundoc•6 de la C!Uiot de Volencoo" Bo•celono, 1962
A. GARCIA Y BELLIDO: "Los colon•os romanas d4 España" . Anuar~o do Hostorto del
Derecha Español, 29. Madrid, 1959, póg. 447, y
A. GARCIA Y BELLIDO: "Aportaciones ol estudio del proceso de lo romoni>O<;Ión del
S. E. de lo Penin•ulo" Homenaje ol Profesor Coyetano de Mergellno, Murcoo. 1962.
( 29) Exlston numerosos poblados de lo Edad del 6ronce .., los !ToQnfltuiM que mcundon lo llenado en lo que oe nollo Volenclo, tales como Font de I'Aimaguer jAifo'l>), Vedat tTartentel, Els Getmanells (Rafelbuñoll, etc., "'"·
- 205 -
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O FlETCHER VAUS
V
RESUMEN
Mucho nos agradari;¡ que futuras excavaciones probaran de forma incontrovertible la exostencia de la población ibénca y su dorecta contonui·
dad en la Valencia romana, pero hemos de reconocer que, hasta el presente, no han pododo demostrarse nonguna de ambas cosas, por lo que re ·
sumomos lo anteroormente expuesto y el estado actual de la cuestoón manofestando
l • Que hasta el presente no existen pruebas loteraroas ni arqueoló·
gocas que permitan aformar irrefutablemente que exostió una ctudad tndogena prerromana, llamada o no Tyris, sobre la que se asentó direct<~mente
la Valencia romana
2:• Que si en el futuro se probara que aquí existió una ctudad pre·
rromana, se probaria al mtsmo ltempo que no fue la predecesora directa
de Valenda, por CU.lnto una espesa capa de arcillas y gravas separarían
una ciudad de otra, desconocoendo los fundadores de la segunda la ex•s·
tencoa de la promera
3. Que Valencoa se fundó con locenciados del ejércoto romano y no
con los restos de las derrotadas tropas de Vinato. La carencoa de !apodas
y ceca iberica, la escasez de monedas obéncas de otras procedencias, el reducido porcentaje de fragmentos de cerámoca ibénca, prueban el poco
amb•ente ondigena, lo que, unido a la interpretaCión que d
«sub Viriato militaverant», nos afirma en que estamos ante una funda ·
ción estrictamente romana
4." Que la apanción, en los niveles arqueológteos más profundos de
la ciudad, de la cerámica campaniense en sus variedades A y B, puesta en
relación con el texto de Ti to Livio, permite situar la fecha de la fundac•ón
de Valenda hada el año 138 a. C
200 -
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SANTIAGO BRU Y VIDAL
(Sagunto)
Datos para el estudio del circo romano
de Sagunto
La Importancia que tuvo Sagunto durante la roman1zaci6n se hd mo~
nifestado constantemente, tanto en los rE•stos actualmente conservados
como en los que el tiempo y los hombres han hecho desaparecer Como
es natural, los monumentos que por su espec1al condición de hallarse en
terrenos llanos -pocos, puesto que Sagunto está asentado sobre un ce
rro de regular elevación-, y con pos1bdidades de permanecer enterrados
en todo o en parte, son los que mas han durado, llegando muchos de ellos
a nuestros t1empos con d1versa suerte en su estado de conservac1on.
Uno de estos monumentos saguntmos que, aunque bastante deteriorado en sus partes altas, conservó hasta hace muy pocos años su estruc
tura cas1 totalmente completa, es el Circo, s1tuado en la parte llana de
la actual c1udad, junto al no, en el espac10 comprendido entre la calle
de los Huertos y el muro de contenc1ón de las diferentes aven1das torren
Clilles del cauce fluvial (fig. 1).
Siendo escasas las posibilidades de conocer totalmente el monumen·
to, destruido en su mayor parte, y en gran parte enterrado, en 1961 pre·
senté al Vil Congreso Nacional de Arqueologíil una comunicación sobre
el circo saguntino ( 1). llevado del mejor deseo de dar a conocer a los especialistas allí reunidos algunos ~~pectos de un monumento tan poco di
fund1do, ya que cuantos hasta hoy se han ocupado de él lo han hecho muy
ligeramente cuando no se han limitado a citarlo sin otra pretensión.
f1 J S BRU V VIDAL: 'Brn-c.- nohc•o del crr
pre$tt,todo al VU Congr.e.so Noctonol de Arqu«Jlogia de Borcetono, st!pl1embrr de 1961
En PfCn$a
207
[page-n-238]
2
S BRU y VI DA!.
u
8
-
208 -
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CIRCO ROMANO DE SAGUNTO
Una fell:t casualrdad -el reve~timiento de la acequia «de la Vila», que
desde h¡¡ce más de siete siglos pasa lamiendo la parte baja del muro meridtonal del circo, por la actual c
que durante los meses de mar:to y agosto del presente año (3) quedase
de nuevo al descubierto gran parte del muro externo meridional del edlticio y el arranque del hemiciclo oriental, también por su parte exter1or.
Dado, pues, que en la presente ocasión ha podido verse en unil extensión mayor el muro mdicado, 1si como el conjunto de la puerta todav1a
extstente en el mismo -aproxtmadamente desde R hasta P (fig 2) y
maci:to de la puerta GIHJ-, descubrimientos que han permit1d0 un es·
tudto mas detentdo y minucioso de los realizados hasta hoy, me he deci·
d1do a pubhcar los datos recogtdos .:~ctualmente, añadiendo los que he
podido reunir a través de un dilatado número de años de observacion
atenta y de vigilancia constante en espera de que eventuales descubra·
miento~ pudieran aportar alguna nuev.:~ luz a lo ya conoc1d0
Pocos son los tratadistas que se han ocupado del circo de Sagunro,
debido sin duda a que la mayor parte de su estructura esruvo casi s1empre
oculta por una capa de tierra que liarla de 2'50 m. en la parte occidental
a 1'30 m. en la oriental, s¡guiendo esle desnivel -que parece caprichoso
a simple vista- la pendiente natural del río, proveedor principal oe la
tierra y detritus que c<>ntribuyeron a enterrar las partes bajas de la cons·
trucción (4) Las descripciones conocidas se reducen a la del erudito Pa·
dre Manuel Minyana (5). la del sagunt1no Enrique Palos {6), cuya prm·
cipal aportación es la creencia de que el circo sirvió en algún tiempo de
n.Jumaquía, cosa bastante improbable; la del Conde de Lumiares, publt·
121 A. CHABRET FRAGA "Sogunto, Su hiStorio y 'u' monumonlos" Borr.•lnno,
1888, vol. 11 pog•. 81,310 y 371
(31 S. BRU Y VIDAL "El wco romano do Sogunto, remo do cotualtdod", en So·
gunto, So,clin MuniCipal de lnforn'IOC:u..'an V CuiiUfO, ono 111
nUm.
rl.
Soo\Jnto, abrH
ckt
1962, p6g 5
(4t
En d1vert.a$ oc~•oncs he rrn•do la QPOIIt.soldod de ver
01(Covodos e:n ~1 intenor del recmto del cuco
c.oun e,lrol!gr6hCOi
.aunq\.10 no reoU;odos de monero c•cnh·
f•co-. v•cndo su coux•dcnoo con los hechos .rn • 1 couce del rio por los arene-ros, lo Que
v enf!! o rle."1105.tror qur el CJtCO fue reltrn4do cop.oson1C!nlc por numeTOSOS overu~ del 110.
f5) M. MINYANA: "De c•rc1 on11qo1tote el elus SfrtKh.tro... rmerto en d vol V de
tos •~Su~l(rncnta •n Gn-v•• el Gr~i•''. hcc1o 171 S.
(6J E. PALOS Y NAVARRO: "Dt
Sovunro. ahora vlllo de Murv edro .. de."", Vofe,.c•o, 1793.
E. PALOS Y NAVARRO "'DisertaCión scbre el Tcorro y Ctrco d" lo ciudad dr So·
g:Jnto, d~pu4s vtllo de Murv.~ro .. oñocflrndo uno roloc'ón de lO$ obtas. que se hon .-.eche'
on el Ttclro •• etc.'', Volcncoo, 1807
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[page-n-240]
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[page-n-241]
CIRCO ROMANO DE SAGUNTO
5
cada por Oelg¡¡do 17); la de Alexandre de Laborde (8), a qu•en debemos
un dibujo del circo y de la puerta meridional en dos láminas de su monumental obra cuando todavla se conservaban mayor cantidad y extensión de muros que hoy existen (Lám. 1), la concisa de Ceán-Bermúde:z (9),
la de Teodoro Lloren te ( 10) y la de Chabret Fraga ( 11) que indu, ó un
y
plano sin escala, bastante libre, ~ie!'do este benemérito saguntino el primero en realizar unas reducidas excavaciones que le mostraron parte de
la spina y los Cimientos y pavimento de la porta triumph alis. Los demás
autores de historias generales del Arte y de trabajos sobre arqueología de
epoca romana, se han contentado c.on la simple cita al hablar de los Circos
romanos de España, sin aportar ninguna nueva noticia para el nuestro ( 12)
Para el presente trabajo, que no es otra cosa que una aportación de
datos que permitan algún dia hacer un def1nitivo estudio del monumento,
¡7¡ A. VALCARCEL PIO DE SABDYA; " lnsonpoones y on1oguedodes del Rcono d,
Yolendo, r«:agido• por <1 Excmo. Sr. don • . . . •.
e llu•~rod<>< por don Anlonlo
Delgado" en Memorias de lo Reol Academia de lo Hlstoroo, vol VIII. Madrid, 1852.
(81 A. DE LA BORDE: "Voyoge pí11oresque el nlólorique de I'Espo¡¡ne", tome 1, Secanda Par11e, Parlo, MOCCCXI. págs. 88-89 y lómmos ,CII y CVI
(9) J. A. CEAN BERMUDEZ: "Sumarlo de lo> onloguedodes romana> que hay en
E.poño en espi!Cíal lm perlenecientes a Bellos Anos", Modrtd, 18:12, póg. 97
!10) T LLORENTE OLIVARES: "EspañCL Sus monumenlos y artes. Su nolurolcza •
Historio. Valencia", vol 1, Barcelona, 1887, póg$. 389-391.
(1 1) CHABRET, ob. c.IL noto 2, vol. 11, pog. 80 o 81.
( 12) J . PUIG 1 CADAFALCH, A. DE FALGUERA V J. GODAY: "l'Arqullec:turo romono o Cotolunyo", Borcelono, )934, págs. 211-222.
Poro otros coreas de Hísponio -Tarragona, Calahorra, Toledo y Mo>rodo (de la. de Có·
diz. y Co;z.orlo no quedon vestigios vJsibi~SJ- pueden tonsuhors.e, enlre ottos_;
J. R MELIDA: "El onflreotr<;> y el c~rco romanO$ de Merído" Memoria núm 39 de lo
Junto Superior de Excavaciones y Antlgüedad..s, Madrid, 1921
J. R MELIDA: "El circ6 romano de M6rlda", Memono núm. 12 de lo Jun1o Superlor
d> Excavocoones y Antogüedodes, Modnd l 925.
). R M~LIDA: "Monum•nla> romanos de Espolio", Modfld, 1925, pág~. 93-97
J. R. MELIDA y M. MACIAS: "Excavaciones de Mértdo. El Circo. l a. columb
Los Termos. Escuhuro¡., Hotlozgo¡ dtversosJ•, Memona núm. 98 de f9 Junto Supcr1or de
E•cavo, Madrid, 1929.
F ll. DE SAN ROMAN y alTos: "Excovocion.. en Toledo. Memoria de los Jlobajos
efectuados en el circo romano" Memono r'\Uin. 109 de lo Junto SupenQr de Ex.,ovociones
y Antigüedad.., Madrid, 1930. En ~•a obla .. ínleresonle, sobre •oda, el plano de A, REY
PASTOR.
J. R MELlDA: '1 EJ otle co Espan.a durante lo époco romano. Afquttecruro, Esc.ullufo,
Plntur'o decorativo
v mosaicos. Ar1e Cristiano".
En Historio de &paño dir.gfda por R Mt:!-
n•ndezc Pido!, l. 11, Espoño Romaha, Madrid, 1935, póg>. 637-639.
B. TARACEN A: "Arte romano". En Ars Hlspon1oe. Hlsto11a Unove,$01 do! Arle His.
pónlcó, vol. 11, Madrid, 1947, póg•. 67- TL
A NOGUES FARRE: "Plano parcial de las. bóvedas del Clrco Romano de Torragono",
Bololfl'l Arquoológfce> de lo Real Socoedad Arqueológico Tarraconense, año lll fose. 37!0, Tarrogor.o, 1952, póg. ~l.
8 HERNANOEZ SANAHUJA: "El C~rco Mó><•mo" 6oltrton Arquoológtco de lo Reo!
Sociedad Arqueológico Tarraconense, aiio Lll, fose. 31-~0. Tarrogono, 1952, póg 42.
-
211
[page-n-242]
6
S. BRU Y VIOAL
si ello resulta posible, he tenodo en cuenta, aparte mis propoas observaciones y notas tomadas sobre lo todavía subsistente en los úl timos tiempos, las excavaciones reallz.adas por iniciativa del Dr Manuel BallesterosGaibrois en 1948 y los testimonoos, tanto loterarios como gráfocos, que
I'!Os dejaron los autores que se han ocupado de este y de otros edofocoos
somolares, así como la comparacoón debidamente estudoada del coreo saguntii'!O con otros de diversas localidades del imperio romano
MUROS EXTERNOS E 1NTERNOS
En los muros externos del coreo saguntino rec¡¡yentes a la poblacoón,
que se conservan en buena parte de su trazado -al menos la parte inferior y muy poco de la superior en casi todo el lienzo meridional y todo el
oriental, en una extensoón que va de Q a N, pasando por 1, J, P L (ftg. 2
y Lam 11, a, b y e)- se puede reconocer y estudiar todavía la constitución de los mismos. No ocurre esto con los de la parte recayente al
río, es dectr, los del lado norte del edificio, que están totalmente arruonados y hoy, además, enterrados bajo una posta·avenoda de nueva construcción (13) aunque se conservan algui'!OS trozos de lienzo que, 1'!0 obstante
haber caído, mantienen todavía la unión de todas sus partes constitutivas,
gracias a la potente argamasa con que es tan construodos (Lám 111, a y b).
El rio, de curso torrencial, en las grandes avenidas socavó los cimientos
de estos muros exteroores, provocando su derrumb¡¡moento y desaparición
paulattn¡¡
La constotucoon y medodas de estos muros externo5 es la soguoente:
sobre una cimentación que varia entre 1'50 y 2 metros, formada por piedras gruesas e irregulares obtenidas del vecino río y mezcladas con lecnada de mortero, hay una base de opus caementicium revestida con sillares
regulares de mediano aparejo -piedra azul del paos de 1'45 m de alta
por 1'30 de ancha Sobre el todo hay una capa superoor de sillarejos de
0'25 m de altura (fog 3 A), encoma de los cuales continúa un muro com-
1131 Esto moderno pl>to- c•rw"o o Sc~Qunto de E. a W por lo porte IOI>Itntrlonol
de la c•udod, s•gue exO(tOtnef'\te d mCyno uozodo que 1a onltQUO Vio Augu\tO, aunque
o mayor ohura, e-n los Lono pr6x•mo.., a1 r.trco. Delonlt: d, t h· y en t."l mt$MO lecho del
rio.. op,oxunodomcntc o lo m•·.mo olturo qi.K' lo puerto hoy u~u.1cnle del circo, qurdon
todoYia do\ machones dt un puente romano que otrovesobo el C(Htte fluvial El ntUI'O de
cont.:nclón que s.ervio tle 'tO()Ort~ o lo Vio Augus.lo tbo paralelo ol ocrual de- ct'mc.niO cons.·
1934 aunQue ur10\ 30 metros mo hocio E"l not-tt
S HRU Y VIOAl· "Nota. de arqueolog o coguntono Arch"o de Prcho>lorio l""anno VIl Voltn<'OO 1958 p6g\ 151-'53 y 167
rru•do ttn
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-
212
[page-n-243]
•
7
CIRCO ROMANO DE SAGUNTO
puesto de hormogón forma.do por poedras y casquijo obtenido del desbaste
de canteras o piedras del río, cuyas medidas son l m. de altura por 0'90
de grueso; sobre este muro una holada de poedras blancas, llanas y pequeña~, de O' 17 m de altura, sirve para separarlo de otro muro de iguales
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características y medidas que hay encima, rematado por la correspondiente hilada de piedras de O' 17 m. La parte superior de todo este llenz:o
continúa estrechándose y la constotuye un muro de l '40 m. de alto por
0'65 de grueso, también de hormigón como las partes Inferiores. La al tu·
ra ~otal, por tanto, de este conjunto mural era de 5'44 m. cuando todavía
conservaba su, integridad en algunas partes que aún pudimos ver comple·
tas, disminuyendo el grueso del mismo a medida que gana en altura.
El muro interno es más bajo que el anteriormente descrito y es para·
-
213
[page-n-244]
•
S. BRU Y VIOAL
lelo a él, con una separación entre ambos de 3'40 m en la parte todavía
existente, a la altura del suelo del circo. Como el externo, está formado
también por una base de sillares de piedra azul -en otras zonas, a lo
largo de su extensión, las piedras sue len ser de rodeno (14)- de 1'50 m.
de altura por 0'90 m. de ancho, el cual descansa, como el anterior, sobre
una cimentación de piedras irregulares con lechada de mortero. Sobre la
base antedicha va un murete de hormigón de 1'20 m. de alto y 0'65 m
de ancho que, seguramente, formaría el podium usual en este t1po de
construcciones (fig. 3, B; Lám 111, e, ángulo inferior izquierdo, donde va
marcado por flechas, Lám. IV, a y bl.
Entre ambos muros citados que circunvalaba, el circo en toda su extensión, corriendG paralelos y fom1ando su estructura principal, van unos
muros transversales (fig. 3, c., Lám. IV, a y b¡ de 0'50 m. de anchura, formando co11 aquéllos unos espac:ios cerrados ( 15), casi cuadrados (3 '30 por
3'40 m), que sirven de unión y refuerzo a los muros principales de la
construcción ( fig. 4 y plano de la Lám. 1, donde están perfectamente seña lados los ex1stentes a principios del s1 XIX, los cuales han subs1
glo
stido
hasta hoy, y que parece se extenderían por todo e l largo del circo) Estos
muros transversales henen una constituciÓn muy s1milar a la del muro
interno del circo, con el cual forman algunos de ellos un solo cuerpo en
los puntos de un1ón, y están formados por piedras medianas, de rodeno
en su mayor parte, desbastadas, sin guardar regularidad en el trabajo ni
en la colocación y unidas unas a otras por medio de cemento. Probablemente lrla sobre estos muros transversales la gradería, que debió ser de
madera, como ocurre en otros muchos edif1cios similares de diversas par·
tes de la romanidad (16); abunda en esta opinión el no haberse hallado
11
fJ41 Lo pled(a conoc1da en e1 poi$ pot rode"o" e$ un mmcrol 1ipico del Bunl ..sol"td ..
stetn medjo, compue$tO por un conjunto de orcilfas rojlz.as con olt~r-nanc:•o de arsnfscas~
E. DUPUY O~ LOME: "Mapa Geológico de España. Explicación de lo Ha] o núm. 1568
$ogunto", Modr1d, ]959, ¡x\g. 30.
{l 51 En estos espocios cuadrangulares creyó Polos que estaban los v•vefos o covernos
de lo~ fiaros, lo qua no d~ttlo de ser uno fontosfo de dicho autor. Lo ún,'"o mtsión de tos
muretes lr.onSversoles, perp~ndrculote5 o los d~ princfpoles, ero ahorrar moterlol v servir
de sosten y refuerzo de los grados. Aunque no ignoramos que en los lugares don9e nobío
un •olo edlfttlo de lipa ludlco --como en Sagunto- <Í'te mismo servlo para juegos d~
tod05 los espedes (los d~l nlpócfromo, CICCO y onfltaotro), no las dimM>SiOMS de la• o!Spaclos
del c1rco saguntino ni s:us cQrocterlsl'icos pe(rniten o'eptor lo opmlón de Polos.
PALbS Y NAVARRO, ob. clt noto 6.
1161 Lo existencia de grados de modero llra mó~ lre<:uente do lo que •~ele creer.
Así, por efemplo, en el Clr~o Máximo de Romo, el mayor do los conocidos v que sirvió de
modelo o fq mayor POrftt de los constn..udos posfertormentc, los asientos de tos divisiones
:wpcrlor
J. L PASCAL: Arficulo "CI..:us", M el "Dictionno~re des Antiqultes Grec:ques el Romoon
tome 1, 2, póg. 1.188.
-21-1-
[page-n-245]
9
CIRCO ROMANO DE SAGUNTO
el menor resto de bóveda en ninguna zona del circo, ni escaleras que
permitan suponer la existencia de una estructura permanente (en la flg.
3 indicamos por líneas de puntos la posible disposic1ón de la gradería del
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F1g.
4.-Piant~
de
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espacio~ cuadrangulares
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la
gradcria del careo. (Escala 1 ; 100.)
circo, que apoyarla, sobre todo, en el saliente superior del segundo cuerpo del muro externo del edificio). Los muros transversales antes citados
suelen aparecer en otros monumentos de este tipo, como ocurre en el circo de Toledo, o en el de Artes (17), donde tampoco tienen comunicación
entre si, es decfr, que su única m1sión es de sosten de las gradas, puesto
que hasta la fecha no hay el menor rastro de praeci nctio o pasillo -abovedado o no- bajo estas, como suele haber en muchos de estos edificios.
Solamente en la parte posterior de la puerta meridional, estudiada en el
presente trabajo, hay un saliente en los sillares que forman el monumento (Lám. IV, a) que quizás formase parte de una pequeña zona abovedada Tampoco se ha encontrado hasta hoy la menor tra.za de escaterlllas
de acceso (viae), seguramente por la poca altura que tuvo la única graderla existente, e igualmente ninguna traza de posibles uomitoria.
En la parte oriental del circo se conserva en casi toda su extensión el
hemiciclo que cerraba el edificio por este extremo ( Lám. 11 1 e) y cuyos
,
muros no son más que la continuac1ón de los anteriormente descri tos.
1111 L CONSTANS· "Aries o n1oque", The.e, PoTo•, 19 2 1, póg . 236.
A GRENIER; " Monu•l d'Arohéologre Gollo- Romo~nc, Trol•lorne JlOrtl•. L Arch,tcctu•o.
11 Ludi el c1rcenses. lhéolr~. Amphi tneolres, CorQues". Poris 1958 oóg. 984.
215
[page-n-246]
10
S. SRU Y VIDAL
PUERTAS
Varias debían ser las del edificio, por así ocurrir en la mayor parte de
construcciones de este tipo, aunque en e l de Sagunto desconocemos su
posible emplazamiento, si exceptuamos las dos cuya posición no variaba:
la principal y la triunfal (pompae et triumphalis).
Actua lmente sólo conocemos dos de ellas por las que podemos cole·
,gir, de una manera aproximada, cómo serian las demás. De lo que fuera
la porta triumphalis (fig. 2, L y Lám. 111, e, lado izquierdo), situada en el
centro del muro semicircular de la parte oriental solamente queda el
hueco que en otro tiempo ocupó, cerrado por una pared moderna de pie·
dra. Chabret realizó en este lugar una excavación a sus expensas ( 18),
observando que a 1'30 m. de profundidad aparece el pavimento de la
puerta, con un suelo formado por grandes piedras azules que se extienden hac1 la meta B (fig.' 2). El hueco de la puerta tiene 2'8<1 m de ancho,
a
según testimonio de las quicia leras situadas a ambos lados de ella. Las
losas -nos dice Chabret- conservan bien claras las huellas de los carriles, con una separación de 1'70 m. entre ellas, y en el lindar de la puerta,
hacia el exterior de l edificio, están aún mas patentes los surcos con gran
desgaste de la piedra hacia afuera.
En 19S6, a l hacer las obras del alcantarillado de la calle de los Huertos, aparecieron, frente al emplazamiento de la porta triumphalis, dos
grandes piedras de forma prismática rectangular, estriadas por algunas
de sus caras, y cuyas dimensiones son 1' 1O m. x 0'50 m. x 0'48 m. y 1'29
m. x 0'50 m. x 0'48 (Lám IV, e y d) Estos sillares han sido atribuidos
a la indicada puerta del circo por algunos de los investigadores que los
v1eron en los días y lugar del hallazgo (19)
¡18) CHABRE.T ob. crt r>ota 2, vol 11, pag. 82.
( 19) Sin menoieabo de vsros o.p'"'ones, creemos corwen~eme tnd•cor que opr:oxmlado""'"t~ por el lugar del halte»:go y o. uno dlstonc10 ""mcjante de la pared oriental del cl
fvc.ron seiiofodos en oHo tiempo 1os restos de un columbario que Chobrel idenl i Hco e<>n el
hortum ulrginum de
los dacumontos medlc•oles soguntmas (A. CHABRET FRAGA: "No•
r1'\énclotor d- fO!t calles, pta:os y puertos cntlguos y modl!rnos de ro c.ludod d11 Soguntof'
Votendo, 1901, póg, 60.
Tol ve::_ eJote pretend•do columbario
f'lO
serio otro c.oso qve un mithrocum p1óx•mo al
circo, pues •• bien conocido que 105 aurl¡¡as y pe..onal odscrlfo o 1 espeeláculos c"c:cr>0!.
ses fueton farv•ente5 odmircdores de Mifhro, No hay Que olvidar tampoco lo disposición
l'$Hiada de algunO> de las coros de estm p•edras, wmejontes o las que dlbu]ó Morióngelo
Accurslo en 1526 refirlendóse ol conocid<> sepulcro de lo gens •••gio jl!ibhoteco Ambro••ono de M• Ión. Cód•ee O, 125
96-98), empl~;~:t<>do treme a la puerta meridional del drco y c¡uo ereyó dest•nodo o roohzor
'es juegos f úncbrC$ del mismo; tos píedras pudieron muy bien haberse desplcnado Uf\OS de·
cenas de metros, coso pos1ble y comprobado constantemente.. Y. por últunor qu~o par decu•
que los olrededore• del clfco, emplazam•enro de la VI<> Augusto, estaban roplelos de monumentos. s~pulcroles o no, y do edificios de votios tipOs, algunos de- les euoles qut~6 .se
fion depenc:te.n.c•Q$ OneJ05 ol m•~mo c•r~o.
Aetuolrr.enr• estos blc>ques ;e conservan en el Mu1oo Atquoológlco de Sogunlo
-216-
[page-n-247]
11
CIRCO ROMANO DE SAGUNTO
Respecto a la otra puerta (ftg. 2, letras G, H, 1, K, J). que stempre ha
llamado más la atenctón por ser la única conservada y visible en la parte
recayente al pueblo, no había sido estudtada detalladamente hasta hoy,
tal vez porque los lados superior y posterior estuviesen en su mayoría
ocultos por formar parte de una vtvtenda moderna adosada a la construcción antigua, de 1.:~ misma manera, la parte inferior estaba semitapada por
la acequia que pasa junto a ella En man:o del presente año, al realizar las
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1Escab 1 : 93.)
obras de limp•eza y nuevo revestimiento de dicha acequia, quedó al des·
cubierto la totalidad de la puerta -y gran parte del muro correspondien·
te, como se ha dtcho--, lo que urudo a la demolición anterior de la vi·
vienda adjunta nos ha permitido conocer con mayor detalle su estructura,
y aun realizar un¡¡ hipotética reconstrucción atendiendo a los elementos
conservados ( fig 5 y Láms. V y V 1, e y d)
Es te conjunto monumental adopta una forma prismática rectangular,
con una altura total de 4' 1O m , una anchura frontal de 6'2.1 m y una
-
2 17
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12
S. BRU Y VIDAL
profundidad de 2'07 m. En el centro del plano frontal se abre el vano de
la puerta propiamente dicha cuya a ltura y anchura son 2'20 m . (20) y
1'20 m., respectivamente.
El monumento está formado por p1edras azules de gran tamaño tra·
bajadas a escuadra, y perfectamente asentadas, sin argamasa Preserytan
estos grandes sillares la particularidad de no guardar regularidad alguna
las hiladas de la derecha respecto a las de la izqu1erda --como puede
apreciarse en el dibujo de la fig. 5, donde están reducidas todas según su
tamaño, aproximadamente-- lo que posiblemente se debiera a dos épocas
distintas de construcción, bien por interrupción o por alguna otra causa.
El arqu1trabe de la puerta, en la parte exterior que miTa a la población,
adopta una forma curiosa parecida a la sección de un bonete con su porción central más elevada y las dos extremas rebajadas, sobre las que se
acoplan perfectamente los sillares adjuntos, los cuales están trabajados
de manera que se corresponden normalmente (obsérvese en .la fig. 5 la
caprichosa disposición de algunas de estas piedras) . La parte inferior de
todo este con junto está solada por grandes sillares planos de piedra blanca (Lám V), de anchura variable y 0'25 m. de altura.
En la parte posterior de la puerta, recayente al interior del Circo, uno
de los sil lares sobresale del plano vertlcal de la construcción (Lám. VI, e,
en último plano, a la derecha) adoptando una forma un tanto abovedada
por abajo, cuya exacta finalídad se desconoce . La piedra que forma eí ar·
qultrabe de la puerta no adopta la misma dispos1ción aquí que en la cara
anterior, sino que es lisa y está un poco rota en la parte de abajo, ta l vez.
por accidente (Lám VI, d) No he podido ver el suelo de la puerta en este
sector, por no haberse realizado hasta hoy ninguna excavación en dicho
lugar.
Sobre el plano superior de la construcción existen dos basas de piedra
formadas por sillares moldurados (fig. 6) - una mas completa que la
otra-, cuya finalidad se atribuyó hasta hoy a posibles estatuas sobre el
monumento [21) Después del detenido examen realizado en esta construcción, y vista la disposición de las piedras que constituyen estos arranques, creo más b1en que se trata de dos pilares -de 1'80 de base y 1'55
m . de cuerpo (vid. la planta en Lám. 1 B)- que, colocados sobre la puer,
(201
En mi cornunicocoón oi VIl Congreso Nocional de Arqucologlo Cob. cu,
na1o 1 del
presente trabajo) df unO$ 2 métros de alluro poro esto entrado* hoaen.do un c.ókulo opro·
ximodo, por estar entertodo. La med•da que doy ahora os le ~acro tomodo en obrll de
1962, durante lO$ dios que pe nnan-ec:l6 compfétame.nte v'sibh~.
121) LABORDE, ob. clt nota 8, pág. 89,
CHABRET FRAGA, ob. <11 not<> 2, vol 11, póg 81
-
218 -
[page-n-249]
CIRCO ROMANO DE SAGUNTO
13
la, controbUJrian a su monumentalidad, b1en med1ante remate en arco o
con arquitrabe y remate trianguiM, etc. (fig. 5)
No ha faltado quien ha querido ver en este monumento los testos de
un sepulcro (22), cosa no muy descclbell<~da SI miramos con deten1miento
su estructura tan diferente en lodo al resto de la construcción circense,
aunque hasta hoy no disponemos de suficientes elementos de fuicio para
poder compartir dicha teoría.
1'1g. 6.-Pcdil de la basa •ubSJ>tcntc en IJ pone
,upcrior de lu
puuta mcndoon.1l
Laborde reprodujo (Lam. 1, A) lo puerta aqul estudiada un poco mas
elevada de lo que en realidad está respecto al suelo del circo, así como una
construcción aneja de época posterior construida sin duda aprovechando
parte de los sillares del monumento Tal vez esta disposición, que no sub·
soste actualmente, hiciese creer en la probabilidad de ser un sepulcro mo·
numental (2.3)
1221 E HUBNER "Esrrono del Bulle uno dell'l.rotulo do conOnden'
nüm, 1 11. do Go-no¡o e FebroJc> do 1861, l>f>v. 26. Cf CHABRET FRAGA Ob Ci l noto 2
vol. 11, póg,. 87 y 99.
(231 LABORDE, ob. "'' noto 8, vol . 1 pog 89 y lomono CVI
210
[page-n-250]
14
S. BRU Y VIDAL
SP 1 N A
Como en todos los edificios de este genero, la spina del circo de Sagunto está s ituada en medio de la a rena, a la que div ide en dos porciones a largadas no completamen te iguales, puesto que corre en posición un poco
obl icua respecto al eje central del circo. En la parte occidental, a la a ltura
del alba linea (fig. 2, E-R) que es donde existe el máximo de oblicuidad,
las distancias de los muros de la spi na al podium correspond iente, son de
ÍB m y 3 1 m. respectivamente (24).
La spina esta constl h.uda por dos muros paralelos de hormigón y pte·
dras (fig. 2, C-D y E-F), con una separación entre ambos de 3'40 m, y
cerrada en sus ex tremos por otros dos m\Jros transversales (fig. 2, C-E y D·
F) de 4'50 m. de longitud máxima, de modo que e l conjunto forma como
un cana l alargado de 190m. de longitud (25) Los (nuros que constituyen
la spina tienen 1'25 m. de altura sobre el nivel de la arena del circo y un
grueso de 0'55 m. (fig 7, sección total de la spina ); sobre estos muretes
iban unas piedras blancas, llanas y trabajadas a cincel, de 0'65 m. de ancho
(fíg. 7, A B C D, y Lám VIl, b), según se desprende de los restos hallados
en las excavactones realizadas en 1948. El suelo tnterno de la spi na no es
llano sino que forma una convexidad Tanto este suelo CO(nO los costados
tnternos de los muros que forman la spina están recubiertos por el cernen·
to característico de las cisternas romanas, que tanto abundan en Sagunto,
sobre todo en la antigua acrópolis. De la misma manera, el ángulo ínter·
no formado por los muros y el suelo de la spina presentan este cemento con
la convexidad típica de las construcciones htdráuhcas (fig. 7, F y Gl (26).
Esta especial dlsposicíón de la spina de l circo saguntino, hueca por
dentro, no es privativa del mismo, sino que existe en otros edificios siml-
(24t Nmguno de cuoJltOS han et
c:uldod, postblcmente por no haber puesto suficiente atenc•ón o por faho de .conoc;,mlentos
r~pecto o ~to c1ose de cons1ruetíones. COmo se sobe, este trozado obllc1.10 ero rnte.ncionol,
4;0n el ffn de dar moyor espoc•o o los corros al emprender lo c;:orreco.
f15}
Por no haber $ido
poro conocrl!r
5>1
ex~ovodo
en todo
5\.1
e>ttens1ón, carecemos de dotós .s.ufrci~ntes
este conol erQ eontmuo o tenia alguno lnterrupcrón, como $Olla oc:urrir en
ra.s spinoe de algunos circos romanO\. cuyo
~cclón
c.ro moctto.
t26J Estos convcxu:!odcs EO, muy e~m•entes. en los depOS•Ios de og\.lo y c1stemos1 tan ..
lo cntfguo\ como medu:vo1L"S, de Sogunto y 'iOn c-onoc:idcs en ~1 pofs cqn el t'lombre d~
"olornbors.".
-
220-
[page-n-251]
CIRCO ROMANO DE SI\GUNTO
15
'[j'
J
.~
1
1'111. 7.-Socxión de la sparna y
plonaa de uru basa.
lares como el de Majencia en Roma (fag S), en el cual está ahuecada en
toda su extensaón (27), o en el circo representado en el mosaico de Lyon
(figura 9). en el que está constituida por dos e a na 1 es bordeados de
muros, formando dos largos rectángulos en tre los cuales hay un obelasco
...
.
-
~c=~~~·c:~====~~~==::~
Fi¡. 8.-l'ltanm dcl circo dt Mo¡endo.
y delfines que vomitan agua (28) Esta disposición debió adoptarse en gran
número de careos para cubnr las necesadades del mismo -nego de la arena, cuidados de los animales, de los hombres, etc.-; es la que algunos es-
1271
PASCAL, ob. el! noto 16, pág. 1 192.
(2.81 A. BLANCHET. "lnoenlolre des m0$o1que> de la Goule. 11 Lugduno•lt> Bclg•quc
•• Gorma•no". Pori 1909, p6g. f>, noto 712 v grabado.
PASCAL ob cot nato 16, ~. 1 192, flg. 1523.
GR.ENIER, ob. c•t noto 11 págs. 979-982 y fig, 32.2.
V~ la btbhogrot•o $0b1e rcpc-~ntoc•onti c•rcenses. en 1~ rrmsou:os l"f'l
MEUDA, ob c•t noto 12 !"El Arte en &paño "1, PUIG 1 CADAFALCH, ob c•t nolo 12 y
L A. CONSTANS. '' M,oso,quc d~ Corthoge rf1)r~wnlon1 le teux du Clf'QUC", Rrvue
Archéolov-e, Poro•. 1916, ~- 2.47-259.
A. S'ALIL "Mo.aocoo corctnses de Boocelono y Gerona", B.~.A.H, CLI, Modttd 1962,
POgt~ 257-352
-
221
[page-n-252]
16
S. BRU Y VIOAL
crltores designan con el nombre de euripus (29) Otros c~rcos solian tener
este euripus bajo el graderío, cuando el tamaño y altura de éste lo permi tía.
Laborde fue el único de cuantos se han ocupado del circo de Sagunto, que
vio o adivinó la forma pecu liar de esta spina, aunque no lo expresara gráficamente en sus interesantes grabados (30).
Fig. 9.-Mosaico de Lyon. con repre..,nmción de un circo.
En el intenor de la spin.a o, mejor del euripus, han aparec1 a lgunas
do
basas cuad rangulares (fig. 7, J' K', sección; H IJ K, planta} que posiblemen·
te servirían de pedesta l a los diversos objetos que adornaban esta parte
del círco· obeliscos, estatuas, columnas, fuentes, altares, trofeos, edículos,
etcétera, de los cuales algunos no eran más que una simple decoración y
otros tenian un destino especial relativo a los juegos o carácter religioso
-<
y de Neptuno, respectivamente, SEgún la creencia general (31 ). La única
de las basas indicadas que hemos visto completa (Lám. V \1 , e) era rectan·
{29J Una disposftlón .similor parece hmer la 1pina d~l c•rco repres.encado en d mosaitO
de Gerono. Véose PUIG 1 CADAFALCH, ob cil, noto 12, pógs. 218-220
Tertull. De •poct., 8
Cic. bo l cg., 11.
1
(30J LABORO E, ob. cit f10ta 8: "lo spino creuiée en forme d ouge. tcnoi t quelquefols
b•etl de (e conol appelé curipo.." ¡póg. 881. "Aujourd'hul ce mur (el dol .circo de Sogun·
fo, naturalmente) esT bo1g11C dons fOUte so longueur par un canal d'lrrigat•on derive de lo
rivu!!re. Rien n'empCchc de crolfe que ces eaux po.ssotent outrefots en dedor.s m~~ du dr-
que, bt qu'clles iormoicnt f'euripo .. " (póg 89).
t31) PASCAl, ob. Cll. nOI~ 16, póg. 1.191
J. de C. SERRA RAFOLS; "El marcador en el• JOG del Circ", •n Anuar~a del Cuotpo
Facuhollvo de ,-.rchiY'eros, Bibllotecorios y Arqueól0905, vol. 1JJ del Homenale a Molida
Modrid, 1935, pó9s. 165-115.
-222-
[page-n-253]
1
CIRCO ROMANO DE SAGUNTO
17
guiar, formada por mortero y p •edras pequeñas irregu lares traba¡adas solamente en su cara externa y sLis medidas eran 1 m. x 1'25 m. Tal vez.
si se hubtese excavado metódicamente la spina hubieran aparecido muchas más y alguno de los símbolos que sobre ellas se colocaban,
Por la parte baja de los muros que forman la spina y en su cara exter·
na, al nivel de la arena, corre a lo largo de cada muro una hilada de sillarejos planos que sobresalen 0'07 m, de aquél (fig 7, E y L; Lám. VIl, e
y d, donde se apt
la spina).
Como suele ocurrir en gran parte de los circos romanos (32). las metae
del de Sagunto no formaban parte de los extremos de la spina sino que
eran exentas y un tanto separadas de ésta -En el presente caso a una
distancia de 2'70 m. - levantada sobre una base semicircular de piedra.
La de la parte occidental (fig 2, A) o meta secunda (33) se conserva
-o conservaba, cuando tuve ocasión de fotografiarla, en marzo de 1949en perfecto estado (Lám. VIl , e y d) y está formada por grandes sillares
de piedra azulada, irregulares pero bien trabajados, formando un her·
meso conjunto de 0'68 m. de altura y 4'80 m. de diámetro, todo el cual
descansa sobre una plaraforma de piedras llanas muy parecidas a las que
corren por todo el largo de la spina, como ya se indicó. Entre cada meta
y el correspondiente extremo del euripus hay una base plana y rectangular de piedras y cemento cuya longitud es de 1 m. y cuya anchura es la
m1sma que la de la spina. No conocemos su exacta fina lidad, aunque tal
vez sobre ella fuese algún obe lisco u otro objeto de tos que solfan colocar·
se en estos lugares.
La otra meta, situada en el Extremo oriental - meta pri ma (fig. 2,
Bl- está muy destruida y solamente se hallaron algunos de los sitiares
que la formaban, aunque fragmentados (Lám. Vil, a).
DESAGüES
En el muro exterior del circo, y en su parte septentrional, se veían
hasta hace poco dos desagües que actualmente están enterrados bajo la
pista nombrada más arriba. Uno hacia e l N E 1fig. 2, N, y Lám. VI, a) y el
l321
t331
PASCAL, ob. ' '' noto 16, pag 1 190,
Meto prima, como se sabe, ero lo mas prox•mo o lo extrem1dod semtctrcular
del Cln:;O par ,,. oqu.illo dond< los cor~os debían girar por primera ••~ al Iniciar lo carrero, la rtlcto 5ccundo s-e hollobo ol o tro extremo de la spina, rrent~ o lóS carcetet. Debr
corrcg~rse por tonto, el error en q\if< cayO m1 •lu:stre cntecesor en el cargo de CrontsJa
de Sqgun1o don Antonio Chobret Fraga, cuando al hablar de lo puerto oriental a~n I>Oy
conservado
y esludioda mós arribo- dice que estó levanlodo "frente o los segundos
1
metos. ' cuando '--'"" reotldod lo c3Stó frenrc a lo meto primo.
-
223 -
[page-n-254]
S. BRU Y VIOAL
18
otro unos 130 meh"os más hacia occidente (fig. 2, M y Lám. VI, b) Am·
bos desagües atravesaban los muros externo e interno del ci rco por su
parte inferior siguiendo una trayectoria perpendicular a los mismos hacia
el río.
Chabret vio el primero de estos desagües (34) y recogiendo una hipó·
tesis de Palos creyó que por él se verificaba la salida de aguas «a la terminación de los juegos de la naumaquia». Después de repetidas observa·
clones (35) y aunque no 1gnoro que a falta de anfiteatros -que era don·
de en realidad se celebraban alguna vez naumaquias- podían realizarse
determmados espectáculos en los circos, creo que la finalidad de estos
conductos o cloacas era la lógica de servir de escape natural del agua que
pudiera acumularse en el interior del circo, bien por los cuidados normales de limpieza, bien por lluvia o para la renovación constante del agua
del euripus. Por otra parte, el suelo del circo, o sea, la arena propiamente
dicha, no sugiere la posibilidad de realización de naumaquias en este circo
debido a la excesiva permeabilidad del suelo.
CARCERES Y PUERTA PRINCIPAL
La úntca parte del circo sobre la que hay un completo desconocimiento es la de las carceres. En la lámina de Laborde reproducida en este trabajo (Lám. 1) aparece una pared un tanto angulosa que bien pudiera estar
construida so\>re las substrucciones de la occidental del circo, puesto que adopta una forma semejan te -aunque no igual- a la usada en
este tipo de edificaciones. No obstante, al dar la longitud del circo no
concret<> la med1da sino que la dio de un modo aprox1mado -1.000 a
1 100 pies castellanos= unos 306m.-, por no considerar el muro existente en su visita a Sagunto como el correspondiente a las carceres (36).
(3'1 1 CHABRET FRAGA: Ob.
rea{ft.or t,ma cxcovaci6n 1 desc.rlf;uendoto de lo s•gu•ente manero· '•Sobresole del muro C><.-
t~nor ~ hacia su extremo oriental, un c.onducto de tontería cuyo dcstmo lgnorábomos1 y
descubriendo todo su trayecto, vímos que desde el pavimento o ort~na d.el Clrco recorre
todo el espoc•o comprendido por lo graderío hasta desembocar en el 1io.
todo eJ formo-
do de mompo•leria, ler¡ler¡do 0'48 m. de ancho por 0'65 m. de altura''
(351
Hacia l940 recordamos haber vl\to un tertor de
(36} Los cGrcorco o cocheros, como "' sobido, fueron 12 generalmente, 6 o codo lodo
toln'l~l"'te-.,
d~ la gran pue.. to, sobre la que
$e
encontraba el polco
det edlttJr .spectocuforum, y .$0Uon
e.stot flanqucodot por dos torres! denominándose oppidu., e-1 conJunto d~ esto construcclón extremo deJ d re;o o causo ae fa analogía de aspecto con los muraiiQ5 d~ uno qludod
fo!lltlcodo En el pleno hemos dado ol emploromienta de lo< hlpoléllcos corcoros lo obiiCLhdod ca.roc:tC!rÍ.!iti<:o de todos los- circos. y que respondo a lo necesidad de estor situadas
todos.- JO$ puerta$ de las eo re eres equ\disto.ntes- del albo Hnco.
-224-
[page-n-255]
1
CIRCO ROMANO DE SAGUNTO
19
Fue·a de esta única referencia no tenemos noticia alguna de esta parte
del circo, desde donde tenía lugar la sa lida de los- carros y donde se hallaba la porta prin,ipalis o porta pompae en la parte central de este cuerpo de edificación (fig. 2, T -5, donde va representado por tra;z;os separa·
dos, por ignorar su tra.:ado exacto). Los únicos restos que hemos podido
ver en esta zona, al realizar obras del alcantarillado público en 1956, en
las inmediaciones del Grupo Escolar emplazado sobre la parte occidental
del circo, no nos permite sacar otra conclusión que la del posible emplazamiento de las carceres de este monumento, emplazamiento que coincide con el lugar que teníamos calculado para el mismo
DIMENSIONES DEL C IRCO Y CAPACIDAD
De cuan tos estudros o notocras conocemos sobre el circo de Sagunro
y sus medidas, la más digna de reflexión es, sin duda, la de Tormo, quien
le da «unos 350 metros» de longitud r37). En cuanto a los demás, nunca
me convenderon las longitudes que los diversos tratadistas dieron al circo
saguntino (38) -muchos de ellos cop•ándose unos a otros- por no con·
siderarlas proporcionadas ni ajustarse a la realidad. Los grabados de Laborde vinieron a reafirmar mis suposiciones, las cuales se apoyaban en
observaciones e lnvestigac•ones propias y en el estudio detenido de otros
circos del imperio romano. Conocida de siempre la situación del hemiciclo
oriental, con la porta triumphalis en su centro y descubierta en 1948 la
meta setunda, habia ya una referencia exacta con que trabajar: los 234
metros que van de la puerta orien tal a la mera occidenral Eran conocidas
también las proporciones de la spina y la anchura del circo, lo que todavía
puede comprobarse. Solamente quedaba entonces por conocer la longitud
máxima del edificio, hoy perdida, y no señalada con exactitud por ningún
autor, por desconocer el extremo occidental del monumento.
!37) E. TORMO MONZO ··Lcvont<'" Guias Colpe, Modrod, 1923 pag. 171. No
sobemos '!in qu.: se fundome11tarfa csle autct para dar la c1toda dtmen$'on o Mte c;lrc-o O.'l
192.3, aunque suponemos usorio el m~mo mélodo déduetivo que nos sirvió poro dar las
nuC$trcs anteS: de! encontrorsé Jos restO$ que vimos. en 1956 {frogme!"rD!i de cimentación
de los posibles resiO$ de muw.. del oppidum del circo). No o~!Dnt.,, hoy qu" tener en
cUcota que lo meto Jecundo no se descubrió hosto 1948. lo qut! hoco m6s. voUosa lo opiniól\ del Sr Torm<>
(38) He Qquo los dfferenr~ medodos que se hon dado del c¡rco oogun(ino por diver
...,. outorll$ ( IC$ demtis se han llmnado o copiar o uro u CITO de los oqc.JI RñolodO!.)
Polos: 1025 polmo• ~ 326 ]>Olmos
235'98 m. x 14'98 m
Mor!¡ (Ceón, Boox y Lumiqres lo cop1on): 550 posos x 114 paso,
Loborde; 1.000 a 1.100 pie• " 262 pie<
306'50 m • i2'S3 m.
Chobr Torm<>: 350 meloO$ de longotud lno es¡>ecofo
Bru y Vida!. 354 metrO> x 13'~0 metrO$.
-
225
[page-n-256]
20
S BRU Y VIDAL
La comparación de éste con otros circos romanos y los planos a escala de los restos existentes me resolv1eron la incógnita de su long1tud total. Dando una profundidad de 6 metros a l recinto de las cnrccrcs, por
comparación con otros monumentos similares (39), creo que e l circo de
Sagunto media 35"1 m. de long1tud máxima contando desde la porta
t riumphalis a la parte exterior de las careeres u oppid um. Su anchura
máxima es de 73'40 metros, contando desde la parte externa del muro
meridional a la también externa del septentrional
Teniendo como correctas las medidas dadas en el presente trabajo
--y así lo creo, puesto que poseemos elementos seguros en que basamos,
como se ha 1ndicado más arroba-- y dando como pos1ble el numero de
gradas supuestas, de acuerdo con la distancia entre los muros 1ntemo y
externo del circo, cabe suponer que éste tendria capacidad para unos
10.000 espectadores, es decor, un número aproximado al calculado para
el teatro que se hallaba situado en la falda de la colina sobre la que se
as1enta Sagunto
•
Esto es cuanto podemos exponer sobre e l circo romano de Sagunto.
No se me oculta que unas excavaciones científicamente realizadas servirían todav1a para aportar muchos datos interesantes y para resolver más
de una incógnita acerca del monumento. Una de éstas, quizá la mayor,
es la de la época de su construcción, muy dificol de averoguar basandose
tan sólo en lo subs1stente
En una ciudad como Sagunto, donde se conserva una colecc1ón epigráfica de las más Interesantes y extensas que se conocen en el mundo
romano, y que constantemente continúa engrandeciéndose con numero·
sos hallazgos, ni el teatro ni el circo han tenido la suerte de otras ciudades que han visto aparecer Inscripciones que pudieran arrojar alguna luz
sobre la época de su erección. Creo, no obstante, a la vista de las cons·
trucciones y de los pocos restos cerámicos que he visto aparecer en algunos sondeos ocasionales, que el circo saguntino debió levanta1se poco
tiempo después que el teatro, es decir, entre los últimos decenios del siglo 11 y comienzos del 111, lo que no debe extrañar, ya que es suficientemente sabido que los espectáculos circenses tuvieron su apogeo bien
avanzado el lmperoo, y aun una perduración que sobrepasó los lim1tes de
éste (40)
¡39¡
Ve sobre lodo. lo btblo()9rat;a expuesta en lo nalo 12
HO) Le& espect6cuto! c•rctn«"S tuv•eron uno mayor duroc100 qu~ lO\ ft!QirOie~- como
~ so.bu:fo, v osí !.4! del-prende de otguno~ elfos de autores ontlgúOs:
S•don APOII. Epilt. 1, 11, 10.
Procop. De bello gothico, 111 33, 5.
Augu
-226-
[page-n-257]
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a) Conjunto dd muro mcndtonal puesto al
b) y e) 0.013Ues de las partes >Up
( Foros Bru)
[page-n-259]
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BRU V VLO>\L. -Cir<·o ele Sn¡;-unlo
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a) y b) Aspe<:to que prc•entnbn el muro kptcntrional en 1953. (Foros Bru.)
e) Parte del hemiciclo oriental aerunlmenre c:on~rvado. (En el ángulo inferior iz.qu•erdo
nnorn el podium dd muro inrerno.) (Foro S. f. 1'.)
[page-n-260]
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[page-n-264]
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JOSE DONAT ZOPO Y FERMIN CASCO MARTINEZ
(Grupo Espeleol6gico Vilanova y Piera)
La «Cova del Cavall» de Liria (Valencia)
S I TUACION
La ccCova del Cavall• ( 1), también denominada del ccCau-Ait» (2),
se halla situada en el Monte Buitreras, ogualmente conocido por el de
Cerro de San Moguel, debodo al Real Monasterio que sobre su cumbre se
asienta y que lleva el ci tado nombre de San Miguel, y pertenece al térmono
municipal de Loria
Abre su boca en una loma orientada ~te-Oeste, sobre el Cementerio
munocopal de la población y a las espaldas del mencionado Monasterio,
casi en la divisoroa de aguas y morando hacia el Sur, a escasos metros de
una cantera de calozas rosaceas de fácol localización.
Aproximadamente, su posoción geográfica es de 3• 5' 13' de longitud
Este y de 39- 37' 6" de latitud Norte.
La dostancoa a Liria en línea recta es de un kilómetro escaso y su
existencia y emplazamiento son muy populares y conocidos en la localodad (fogs 1 y 2)
111 J CONA 1 ZOPO "Caootooo d~ 'imo. y cavernas do ta provmC1a de Votern:•a"
Grupo E$poloal6g•co Vllano.a y P•ero. Volencio. 1960, póg. 49.
121 O URIEL PASCUAL· "Bosquejo históriCa d• la ciudad do Liria", Estimulo Lor~o, 19•11
-227
[page-n-265]
Fig. l.-Mapa do $i!Uoción de Lirin.
Fig. 2.-Mapll de •ímoci6n de In "Covo del Úl\'llil", do Lirio.
[page-n-266]
LA COVA DEL CAVALL
11
ESTRATIGRAFIA DE LA ZONA
El estudio estratigráfico de la comarca de Liria, en la zona del Monte
Buitreras, no nos ha resu ltado dificil. A una adecuada bibliog rafía, hemos
podido aunar unos tipos de sedimentación fácilmente reconocibles - l
Esto nos ha llevado a verílicar pequeñas correcciones de detalle, tales
como la extensión de la facies weáldica, que señalada al Sur del Monte
Buitreras, en el Mapa Geológico de 1/50.000, se prolonga hacia el Norte
por el lado Oeste de l mtsmo, e tgualmente por el Este, aunque stn alcanzar tanto desarrollo visible
Igualmente, rtos ha sido permitrdo ampliar la lista de fósi les existentes
en la zona, al deparamos la fortuna la observación de algunos ricOs niveles fosiliferos en nuestras prospecciones geoespeleológicas por el citado
monte.
A}
K EU PER
En el extremo más mendional de los cerros, existe un gran asomo
triásico que, sin duda alguna, atribuimos al piso superior, o Keuper
Una gran cantera de yesos, en la actualidad en explotación, nos ha
permlttdo estudiar con cierto detalle sus materiales y tectónica.
Gran parte de este afloramiento triásico se halla recubierto por los
derrubios pliocenos, que a lcanzan espesores de dos metros. El corte de la
cantera nos ha permitido ver, inmediatamente debajo de ellos, una capa
revuelta, probablemente de heterogénea estratigrafía y de espesor muy
irregular, e inmediatamente debajo de la misma, la zona de yesos cuyos
estratos nos muestran claramente la tectónica nzada y violentamente torturada del Keuper dlapirico, con abundantes roturas y discordancias en
sus mismos materiales.
El volumen mayor corresponde a los yesos compactos, grises o vetea dos de blanco y negro, y a la piedra denominada localmente «cubis¡¡, que
muestra cierta untuosidad al tacto y tizna débilmente de negro.
No obstante, se presentan otras variedades de yeso, como el traslucido y el blanco, bajo las formas compacta, abigarrada, fibrosa, etc., entre
los que se observan algunos cristales de cuarzo.
Son abundantes también las margas yesifer.os abigarradas, de tonali-
229
[page-n-267]
OONAT ZOPO· GASCO MARTINEZ
dades varoadas, tales como azuladas, grisáceas, oc~es, ro¡as o vooladas, y
las arcillas rojas, entre las que se encuentran gran cantidad de cristales
de cuarzo.
El buzamo
ento de estas formaciones, muy acusado, es hacia el Norte.
8)
FACIES WEALDICA
Se ex toende alrededor de los Cerros Buitreras, bajo de los aluvoones
pleistocénicos, cuyo espesor, irregular, ha sido calculado en las doversas
explotaciones visitadas del orden de los dos metros.
Hemos podido observar, al detalle, la forma de presentarse la mosma
en este lugar Los materiales que aparecen en la facoes weáldica son las
arenas caoliniferas, de coloración blanca o blanco-grisácea, que suelen ir
acompañadas de cantos rodados de cuarzo, de coloraciones variadas, y en
algunas ocasiones tan abundantes que hacen improductivas determinadas
explotaciones o galerías Intercaladas con estas arenas caoloníferas, suelen aparecer delgadas Intercalaciones margosas.
Sobre las arenas suelen yacer margas arcillosas, abigarradas, de vivas
tona 1
idades.
Los sedimentos weáldlcos situados al Sur de los Cerros de Buotreras,
comprimidos entre los yesos y las margas yesíferas del Keuper, y las calizas eocretáceas, cuerpo proncip<~l de los cerros, se hallan fuertemente
trastornados y forman ploegues y bolsas
En una explotación caolinífera, abandonada, situada al Este de los cerros, se observa cómo las arenas presentan un agudo buzamiento hacia
el Este, siguiendo la tectónica del Cerro de San Miguel.
Hasta la fecha, han resultado azoicas. En cuanto a su edad, Dupuy
de Lóme, en sus estudo sobre este topo de sedimentación en la provincia
os
de Valencia, ha llegado a la conclusión de que dicha facies no representa
un piso de edad concreta, sino que, más bien, es una facies peculiar de
sedimen tación que alcanza, según las comarcas, diversas a lturas estratigráficas, encontrándose la sedimentación weáldica va lenciana en tre el Ju rásico Superior y el Neocretáceo (3)
En este lugar, probablemen te, representa el poso más elevado del Ju·
rásico Superior y debe alcanzar hasta la base del Aptense (4)
t3J E DUPVY OE LOME y SANCHEZ LOZANO: ·•exploeoción do lo hojo num 695,
Lirio (Voloncio)" lnshouoo Gt'Oiógico y Monero de Elpaño. E«alo 1/50.000 Modrld. 1958,
póg1no 35.
141 DUPUY DE LOME y SANCHEZ LOZANO. ()p. coo.. póg 35.
-
230-
[page-n-268]
LA COVA DEL CAVALL
CJ
S
EOCRETACEO
Debido a que e l tránsito Aptense-Albense, por la carencia de fósi les
en esta comarca, es difici l de establecer, Dupuy de Lome, al estudiar su
estratigrafía, ha considerado en b loque el paquete calizo Aptense-AIbense (5)
En esta zona ex1
sten indicios de que el Aprense se inicia con la facies
weáldica anteriormente estudiada, con lo cua l podemos considerar, práctiCamente, e l Monte Buitreras como Eocretáceo, s i exceptuamos el afloramiento diapírico del Keuper, al Sur de las elevaciones.
Sobre el Wealdense descansa un paquete de calizas grises al extenor
y rosadas en fractura. Concordante con el mismo, yace, inmediatamente
sobre él, otro de margas amarillentas u ocráceas, algo arenosas y fáci l·
mente deleznables, que alcanzan un espesor de unos 12 metros, y que
representan unos n iveles ricamente fosilfferos, especialmente en su parte
central, en la que se presentan algunas intercalaciones calizas.
En este nivel superior, hemos ha llado:
Orbitolina lenticularis, Blum.
Orbitolina cóncava, Lamk.
Orbitolina plana, d'Arch.
Exogira boussingaulti, d'Orb.
Exogira latissima, Lamk~
Ostrea, sp.
Terebratula, sp.
Rhynchonella, sp.
Natlca, sp.
Cuspidaria, sp?
los cuales señalan indudablemente un nivel Aptense, el cua l se ve ampliamente confirmado por los fósiles recogidos en las canteras calizas de
la estación de f . c. de vapor de Liria, y que, revisados por Dupuy de Lome,
han resultado ser.
Toucasia, sp.
Ostrea, sp.
Sobre este nivel de margas ocráceas, se reproduce nuevamente el paquete calizo anterior y que, a la altura de la «Cova del Cavall», se puede
151 DUPUY DE LOME y SANCI'fEZ LOZANO: OP. e•• , pog, 38.
(6) DUPUY DE LOME y SANCHEZ LOZANO: Op. cu., póg>. 39 y 40.
-231 -
[page-n-269]
6
DONAT ZOPO . GASCO MARTINEZ
observar en una pequeña cantera situada junto a su boca de acceso y en
la que se encuentra un novel de calozas compactas, sacaroodeas y de aspec·
to rosado o crema, en fractura, y grises al exterior, y de gran consistencoa
Sobre el mismo, a la altura del techo de la boca de en trad~ de la
«Cova del Cavall>), existe otrJ hilada margosa y ocrácea, rnucho más débil
y en la que hemos recogido:
Exogira boussingaulti, d'Orb
Terebratula, sp.
Ostrea, sp.
Finalmente, sobre estas margas, descansa una nueva capa caloza, muy
dosgregada, y formando bloques, separados entre si por canales de medoo
metro aproxomado de anchura y rellenos de materoales clástoco; cementa·
dos, circunstancia que aprovechan las aguas, tanto superfocoales como
cárstocas, para realizar principalmente a sus expensas su labor eros•va (7) (fig 3),
Fi¡. 3.-E!squcm.'l tcctónko·<:nmoi¡dfico del .Monte Buirrera; 1) Cu•rcl'li3roo y plu.JC
2) Arcillas y yesos doapiric:os dtl Kcupcr. 3) Arenas caohnlfcr.. y canoO'I de Cllllrro
rndados de la fucics wc41dica 4) Otlizn• dcl Aptcn$<-Aib<:nso:. S) Mnr11a. om!O
Estos hallazgos fosiliferos del Monte Buitreras coinciden con la fauna
Aptense señalada en el vecino cerro de Montiel, al Oeste de Benagua·
cí l (Lám 1). en el que Dupuy de Lóme señala la presencia de
N'ueifro o~ udto de lo estrottg¡ofio c-retoce:J lo hemos "'euficodo ~scuercnwnreo
esoolcTI monJanoso en que- s.e ~·ento lo UCovo del Covoll'' Hoc•o tol Sur, he'nos
obstt\oodo lo repehc•on olfernodo de t!'lfas hdada~ c-retó.c:eo.s y morgo10s; al Norte, junto
ol Reol Monasteno dé Son M•ouel y buzando hocio Lir1o, exisrcn unos gruesos y com•
pactos boru;os de calizos ~umomfntt- oremscOlOSo de color (l.tnQtill~nto y mos fóctfmenre
o·oslcmabla.
(71
~n ~~
232-
[page-n-270]
.A COVA DEL CAVALL
7
Orbotolina lenticularis, Blum
Natica gasullae, Coq
Orbitolina, sp.
Ostrea, sp. (8).
y, por t:rl timo, con los restos de
Exogira boussingaulti, d'Orb
señalados por el mismo, al Oes1e del paso a nrvel de la carretera de Villamarchante, en unos bancos de caliza margosa (9)
DI
M 1 O C EN O
Asrgnamos esta edad, aunque con las naturales reservas, a pequeños
dep6srtos arcillosos ocráceos o amarrllentos, localrzables en el area de los
Cerros de Buitreras y que revisten escasa extensrón y espesor
El
P L 1 OC E N O
En torno a los cerros, en la ras.:1 de la pem llanura de Lrrla, se exttende
el Plioceno Está constituido por arcillas sabulosas, arenas, cantos roda
dos, brechas, etc., procedentes de la derrubación de las zonas más ele
va das.
Por el Oeste, yacen sobre las calrzas ponlrenses y pueden corresponder tanto al Pltoceno como al Cualernaroo No obstante, hemos adoptado
para los mismos el primero, por hacer una clara distrncióo entre estos
terrenos y los cuaternaroos exostentes al Este de Lrna, de ongen doluvoal,
y cuyo espesor llega a alcanzar los 30 metros
111
TECTON I CA
La dasposicoon tectonaca del Monte Bua treras es bastante compleja,
debido, principalmente, a la gagantesc.a labor erosiva sufrida por la co
marca
Oupuy de Lóme califica el área cretácea Liria-Benaguacil, como la
terminación periclinal del eje anticlinal Pedralva-Casinos, de la cual el
¡81
191
OUPUY DE LOME v SANCHEZ LOZANO Op,
OUPUY DE LOME y SANCHEZ LOZANO ()p.
-
233
Cit., póo
cto
.,
~O
pQg. 40.
[page-n-271]
8
OONAT ZOPO
GASeO MARTINEZ
Aptense de l.Jroa correspondería al flanco septentroonal del pliegue y el de
Benaguaetl a la term1naci6n oriental (lO} (fig. 4.')
En cuanto a las manchas jurásicas que aparecen d1semonadas por la
~ona ltria Benaguacil, han de ser consideradas como parte del núcleo
de este anticlinal aptense, tal y conforme se le ve aflorar al Norte del
kilómetro 7 de la carretera de Liria a Pedralva, o s1mplemente en el kilómetro 9, que atraviesa otra mancha de cal1zas margosas, en contacto
anormal con el Wealdense
Fig. 4.-P.>qutma t
crct~ceo ,
Pc:drnh•n·CIIsono,. 2) Tcrmm;oco perión
clin•l del nnticliml, l'cdralva-Casinos.
A nuestro ¡u1C10, este croteno de Dupuy de lóme, el cual compartimos en su totalidad, es correcto, ya que de no considerarse en bloque el
cretáceo lrria-Benaguacll y como la anteriormente citada, terrrunaci6n
pencl1nal del antocl1n¡¡l Pedralva-Ca~inos, nos veríamos for~dos a plantear complicados y retorcidos problemas tectón1cos, como el de considerar dicha formación como un antocl1nal propio, de orientación rén1ca y de
tectónica anómala en la zona
t
01
OU?lJY OE LOME y Y.NCHEZ LOZANO Op_ cll
-
231 -
pog SI
[page-n-272]
9
Esta terminación peric:linal debió sufrir un¡¡ fuerte e tntenslva erosión
que hizo desaparecer, casi completamente, la totalidad de la misma
Brinkmann supone el Cretáceo de Liria hundido en el Keuper, antes
del Mioceno Supertor y recubierto, postertormente, por el Cuatema·
no (11) De ello, se deduce en'consecuencoa, que los Cerros de Buttreras
deben de considerarse como un horst cretácico.
La zona merodional del Monte Buitreras ha sido afectada por una irrup·
ción diapirica del Keuper, posterior al plegamiento del Cretáceo, y que
ha temdo como consecuencoa, la elevación dl'l mismo y la conslgu o
ente
creación de un buzamiento normal al de pericllnación A causa de este
empuje, de Sur a Norte, van aparecoendo, cada vez, noveles estratigraflcos
más elevados (fig 3)
Esta orrupcoón doapinca, no estuvo en realodad localizada exclusova·
mente en el Cerro Burtreras, sino que deboó tener una expansr6n mucho
mayor, srendo recubterta por el Mroceno Supertor, que normalmente no
se halla discordante En cambio, al Oeste de los Cerros, las calizas Pon·
tienses, depositadas dtrectamente sobre las margas yesiferas del Keuper,
han sido levantadas por la acción diapfrica del mismo ( 12) , lo que slgnl·
fica la exlstencln de dos empujes diapiricos distrntos cronológicamente
El Monte Buitreras, como parte integrante del anticlinal Pedralva·
Casinos, de rumbo hercinico, forma parte de la región geológrca central
de Valencia, es decir, de la Celtibértca, de directriz ibérica y caracteri·
zada por su tectónica de tipo germánico y su facies epicontinental
IV
HISTORIA GEOLOG ICA
Establecer la htstoria geológica de la comarca para extraer de ella los
datos útiles a nuestro trabajo, seria una labor excesiva e impropia de este
lugar, considerando, al mismo ttempo, que el Cerro Buitreras no es más
que una pequeña porctón de una umdad morfológ•ca mucho mayor, en
la actualidad separada de la misma por la erosión
Por ello, nos limitaremos a citar aquí, apoyándonos en los trabajos
de Dupuy de Lome ( 13) y de Rolando Brinkmann ( 14). los datos de mayor
1111
R BRir-.KMANN "Lao cade._ b>hcos y c•lt•berocos en el SE .
~
E"sPQno" Con·
w 1o Superior ée lnvesflgoc.ones Cie-ntíficos_ lmhturo lucas Mntlodo Modr•d 1948
C12)
1131
1141
DUPUY OE LOME y SANCHEZ LOZANO Op. cu., pág.
DUPUY DE LOME v SANCHEZ LOZANO· Op cit.
BRINKMANN Cp. c•t
~3
[page-n-273]
n
DONAl ZOPO- GASeO MAATlNEZ
1nterés, necesarios para una fácil comprensión de la m1sma y para Intentar establecer posteriormente la datación de la uCova del Cavall»
A la sedimentación Triásica, en la que aparecen sus tre~ horizontes,
s1gue la JurásiCa, en la que es probable existan algunas 1nterrupc1ones.
En el Malm Superior se produce seguramente una emersión que da lugar
a la facies wealdense del Jurás1co Superior. Emers1ón que tendrá seguramente un ongen epirogenético
Este Wealdense prosigue hasta alcanzar la base del Aptense, en el
que una transgresión da origen a sus calizas y margas eocretáceas, produciéndose una nueva emersión.
Entre el Oligoceno y el M1oceno, henen lugar las formaCIO<'Ies rén1cas
y hercinicas, siendo las últimas las más recientes y correspond1endo a la
fase sávica al prmc1pal ongen de las estructuras 1béricas
Durante el M1oceno Superior, se produce un régimen lacustre que
da origen a la sedimentación de las arcillas sabulosas y a las calizas pontienses,
Respecto a la tectón1ca d1apínca del Keuper, sabemos que hubo una
irrupción posterior a la fase sávlca y anterior al Mioceno Superior, y otra
más reciente, que ha producido el levantamiento de las cahzas pontienses
V
LAS COVACHAS DEL MONTE BUITRERAS
En nuestras prospecciones superficiales por los cerros de Bu1treras,
tuv1mos ocas1ón de estudiar en d1versas oquedades, la forma de erosión
predominante. De las v.:Jrlas covachas que visitamos, traemos dos a estudio, por considerar que los motivos genéticos de las mismas, elementales
y senclllos, los observaremos posteriormente en la «Cova del Cavall», si
bien en ésta <~parecen más confusos, por la intercalaciÓn de otros motivos y formas.
Ambas covachas, 1nnom1nadas debido a su escasa 1mportanc1a, fueron
bautizadas con los nombres de •Buitreras» y Jaume».
La primera de ellas, está s1tuada en la vertiente Este del Cerro en que
se asienta el Real Monasteno de San Miguel, unos c1entos de metros al
Sur del emplazam1ento de la ~
aguas de la loma
Está formada por unil pequeña galería de unos cmco metros de long1
tud, por medio de anchura, y de altura escasa e irregular, alcilnzando
-236 -
[page-n-274]
LA CQVA DEL CAVALL
11
en la mitad de su corto desarrollo longitudinal su máxima altura, que es
de dos metros.
lo primero que observamos en ella, fue el acusado contraste existente entre los materiales constitutivos de sus paredes l.:>terales, con la
del fondo y techo. las primeras están integradas por una masa caliza
compacta, mientras que las segundas están formadas por un conglomerado de cantos, cementados por unas margas arcil losas bastante de leznables.
Ftg . S.-Cone uaosvers:ü de la "Covacha del Monte Bwm:m' '
Examinado el terreno exterior, hallamos que su constitución es idéntica a la estudiada en el capitulo de estratigraf1a 1 es decir, que el terreno
callzo, fuertemente agrietado, ha sido rellenado posteriormente por estos
conglomerados brechoideos, y que las aguas, en su acción erosiva, al encontrar estos materiales más blandos y d isgregables, actúan preferentemente sobre ellos.
En el exrerior, se observa una acusada erosión cárstica, que llega a
formar pequeños sumideros, inclusive, o sea, que las aguas superficiales
penetran a través de estas formas de absorción, de pequeño desarrollo,
y disgregan y erosionan los conglomerados brechoideos, respetando en su
acción a las calizas debido a su mayor compacidad y dureza (f•g. S ' )
La segunda de las cavidades, la
<
en la ladera Sur del mismo cerro.
-
2S7
[page-n-275]
12
OONAT ZOPO · GASeO MARTINEZ
Está formada por una sola estancra de unos cuatro metros escasos de
longr tud, por unos dos y medio de anchura La altura de su boca de en 1rada es de unos setenta centímetros, que va dlsmrnuyendo gr¡¡dualmente
hacia el interior
Su corte transversal, nos muestra su forma arqueada tiprca de la genétrca erostva Tras un ligero estudto de la covacha, asignamos a lil mrsma
el carácter de surgente, formada por ant•guos aportes nidricos de procedencia u ofigen Inmediato y actuantes sobre planos de estratlf•cac•6n (Figura 6)
o
2
Fig. 6.-Co
J•"""'..·
VI
ESPELEOGRAF lA
La boca de la ~cCova del Cavalln, es baja y de formas arqueadas, con
unas proporctones aproximadas de un metro y treinta centímetros de anchura, en su parte practicable, y una altura de un metro; da acceso a una
pequeña salita o vestíbulo, de techos bajos y escaso desarrollo, pues apenas alcanza los ocho metros y med10 de longitud, por una anchura rnferior
e irregular (fig. 7) .
La bóveda de esta salita y su pared izquierda forman un arco, en cambio, la pared derecha destaca por su rectitud Hay algo de manto calcareo
recubrrendo las paredes, aunque de escaso potencial. En el techo, existe
una grieta que recorre longitudinalmente toda la sala de entrada y que se
halla rellena por un conglomerado calizo, de tipo brechoideo, análogo al
estudiado en la «Covacha Buitreras»
Al fmal de la salita, ésta gana altura hasta permitir mcorporarse a l
visitante, abierta en los conglomerados y en el fondo de la sala existe
-
238-
[page-n-276]
LA COVA DEL CAVALL
13
una pequeña chomenea que comunica al exteroor y por la que suelen pe·
nctrar las aguas superficoal es de escorrentia
El poso del vestibulo carece de In terés y presenta una mezcla de pe
queños bloques elásticos, arcollas y derrubios.
COt/4 IJ[f Cllt/4!!
~
Fag. 7.- Pl.mo ck la
"<'.o' a
ti/1/A -V/JUNCIA-
cid Ca,-aJJ". dt Lori3 (plant.1
Aproximadamente a la motad de la misma, junto a la pared derecho,
exoste una pequeña gatera o coladero, por el que se pasa a la sala interior
y que doscurre entre blo:¡ues chisticos. Sus proporciones son muy reduci
das y constituyen el unico lugar de la cueva de tránsoto un poco molesto
Pasado éste, nos hallamos en una especie de antecámara, preámbulo
de la gran sala interior Mide unos cinco o seis metros de longitud y su
piso muestra cierta pendiente hacia el interior No presenta nonguna for
ma tipica de la cárstíca, ya que en realidad, no es más que un hueco exís·
lente entre unos gr.:mdes bloques clastocos y la pared de la derecha.
Hacoa el final de esta antecámara, a la ozquoerda, hay un estrecho pa·
so, que si atravesamos, nos conduce a una pequeña estanciél o sala lateral
que, al ogual que la antecámara, posee un desarrollo y unas formas muy
orregulares, debido que no es más que otro espacio hueco entre grandes
bloques clástocos
Podemos salir de ella por un pequeño espacio que, a modo de pórtoco,
dejan debajo de ellos unos gruesos bloques pétreos, o bien sigUiendo un
pnsadozo que "' fondo de la estancia y casi en el techo, se abre y que con
duce a la gran !>ala onterior
Volvoendo a la antecámara y soguoendo la dorección de la mosma, entra·
239
[page-n-277]
·~
DONAT ZOPO GASCO MARTINEZ
remos en la vana~ veces cotada g ran sala interior Esta alcanza una longitud de unos 75 metros, y una anchura que, en algunos puntos, alc
los 16 metros; se inicia con una fuerte pendiente hacia el fondo de 1;¡ cavidad, de bloques elásticos y de resoduos arcollosos de carácter alóctono
A la derecha se observa un muro recto, idéntico al del vestíbulo,
moentras que, a 1.:~ izquierda, hay bloques elásticos de enorme desarrollo
en caóuca disposicoón Este muro se prolonga por su parte superior, hasta
constotuor el techo de este sector de la caverna
Rellenos análogos a los de la sala de entrad¡¡, aparecen en gran profusión y desorden en esta zona, y penetran hacia el o
nterior de la Colvodad,
alcanzando a veces gran extensión Se observa algún revestimoento cal~
cáreo, pero sm alcanzar ninguna •mportancoa
En la pared de la derecha, se pueden aprecoar los estratos y su buzamiento, que en este primer sector de la «Cova del Cavall», buzan aguda~
mente hacoa el interior Un poco más adelante, forman un sonclmal y to·
man carácter ascendente (fig 8). Ello da lugar a una especoe de cubeta,
en la cua l los depósotos arcillosos alcanzan mayor espesor Igualmente, los
bloques elásticos procedentes de la pared izquierda, avanzan en punta y
forman una cuña que, en este sector, llega hasta la mosma pared derecha
Los bloques suelen adoptar formas paralelepipédicas. si bien su deposición
en el suelo de la cavidad continúa siendo muy Irregu lar
lnmedoatamente después de formarse el pequeño sonclonal en los estratos de la pared derecha, se aprecoa en ésta una pequeña :.ona, de unos
tres metros de long otud, en que un revestomoento ca lcáreo, musotado y
originado en lo alto de la pared, nos Impide apreciarlos. Este revestimoen·
to, que cae en cortina, parece corresponder a una zona de mayor aporte
hidrico, probablemente a algún fenómeno de diaclasación oculto (fog 81
A partir de este revestimiento calcáreo, se aprecian en la bóveda los
fenómenos gravoclástocos y el corte transversal de la cavidad se altera, pasando a estar formado, en la techumbre, por una serie de superficies planas, escalonadas y ligeramente inclinadas hacoa el Nordeste, de acuerdo
con el buzamiento genera l del anticllnal
En este lugar, se halla localizada la cubeta la cual recobe sedimentación al6ctona por el Sur y autóctona por el Norte
Pasada la misma, se ínocia una suave pendiente, ahora es sentido m~
verso, es decir, ascendente Los bloques elásticos disminuyen considera~
blemente de volumen y aparecen semoenterrados en el suelo por las arcillas y detritus
Cambia nuevamente lol bóveda para mostrarse estabilozada en una altura homogenea, casi horozontal, excepto en la pared de la izquoerda, en
- 240
[page-n-278]
15
LA COVA DEL CAV"U.
la que se eleva bruscamente, qutzá al amparo de una masa de conglome·
rados y una dtaclasa de eje Norte-Sur
Conforme se asciende, la c.werna, pierde anchura y altura y el corte
1ransversal va adqUinendo la forma arqueada clásica de la erosión En lit
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10 m
'"'"'tdad La zooa sincliMI
1 5m
1
corr<,t>ondc
boveda aparecen pequeñas formas eroscvas, como tntc•adoras de un lenar
Invertido y poco desarrollado.
El ftnal de la cavidad se halla en un.J pequeña gatera, cegada por los
>edimentos arcillosos y detríticos
A la tz:qu•erda de esta gatera, ex•ste una pequeña camareta, de unos
dos metros y medio escasos de altura, y un poco más de dos de anchura
y uno y medco de longttud Está excavada en un terreno muy arctlloso,
mezclado con abundantes materiales elásticos y detríticos, sin formar
aparentemente conglomerado, y su origen lo establecemos en la fácil dts ·
gregación de sus materiales, por los pequeños aportes hídricos, apoyados
en desplomes de la bóveda
En general, los recubrimientos estalactlticos, mantos, coladas, etcé
tera, son escasísimos, y suelen mostrarse con bastante pobreza Tan sólo
en el úl timo sector de la caverna, en la pared derecha, existe una pequeña
porción de cavidad en que los procesos reconstructivos litoquimicos han
alcanzado un desarrollo algo más Importante
VIl
GENESIS Y EVOLUCION MORFOLOGICA
La «Cova del Cavalb presenta una morfología tan dispar y alteradd,
que su genética y su proceso evolut•vo son bastante complicados
-
241
[page-n-279]
6
DONAT ZOPO GASeO MARTINEZ
Aso, pues, observamos fundamentalmente en la mosma dos procesos
opuestos El primero, el del sector de entrada, que se prolonga hasta la
cubeta hídrica, con formas arqueadas y hpicas de la erosión, consto tuye
el tipo clásico de la cavodad sumidero, en cambio, el sector opuesto, es
decir, su prolongación hasta el final, ogualmente con formas arqueadas,
erosivas y sedimentación autóctona, responde al tipo de cavidad surgente.
Modificando las estructuras natas de la cueva los fenómenos de diaclasación, rellenos de materiales elásticos y arcillosos, alteran esta forma arqueada de la cavodad, cortan verticalmente los estratos, favoreciendo los
procesos clastificantes y elevan, en sus zonas, las bóvedas a una altura
superior a la medoa, especialmente en el sector izquoerdo
Sobre las formas erosivas pnmitovas, una vez onteresados los planos de
estratificación, debido a la desigualdad de los buzamientos en distintos
sectores de la cueva y a la doaclasacoón, se forman tres topos distintos de
bóveda·
a) Buzamiento poco acusado Bóveda losa, aunque escalonada
b) Buzamiento acusado. Bóveda losa, que en su prolongacoón se confunde con 1a pared.
cj Buzamiento horizontal Bóveda lisa, horizontal
Otro proceso modificativo de la estructura primitiva de la caverna, es
el elástico sufrido por la misma en la zona de entrada y que ha dado lugar
al paso dificultoso y molesto existente hoy entre la sala de entrada y fa
antecámara A nuestro ¡uicio, anteriormente ambas formaban una mosma
unidad
Igualmente, podemos consoderar la sala existente al fondo de la cavidad, formada por materiales arcillosos, elásticos y detritocos, cuyo ongen
consideramos cronológicamente muy posterior a la génesis del resto de la
cueva.
VIII
DATACION DE LA CAVIDAD
Al intentar establecer la datacoón de la cavodad, basándonos en la histona geológica local, hemos hallado tal cúmulo de dificultades que nos
hemos visto obligados a revisar en parte la misma, al objeto de poder resolver claramente sus diversos planteamientos.
El anticlonal Pedralva Casinos, del cual los cerros del Monte Buitreras
constituyen su terminación periclinal, constituye una unidad tectónica au-24 2 -
[page-n-280]
LA COVA DEL CAVALL
11
tóctona de directriz Ibérica, generada dur.mte la fase sávoca y que 0.1rder
Perocás sitüa entre el Ologoceno Superior y el Aquitaniense ( 15)
Durante el Mioceno Superior tiene lugar una transgresión orogon.ma de
un régimen lacustre que produce las arcollas sabulosas y las calozas pontienses. que se extoenden por una gran área e invaden el anticlonal Pedralva-Casonos, por lo que debía de constoluor su eje axial
Asi pues, nos hallamo; con que esta orrupción miocénoca es posterior
a la gigantesca denudación del anticlinal Pedralva-Casonos
Ahora bien, las formaciones cársticas estudiadas, nos onducen il creer
que la cuenca hidroca mínima para formarlas debió de ser algo superior a
la actual, es decir, éstas debieron originarse después de la tr.msgresi6n
miocénica y antes de su denudación Dupuy señala que la accoón d1apirica
del Keuper perforó la termonación oroental del anticlonal Pedralva-Casonos,
al Sur de los Cerros de Buitreras, posteroormente a la formacoón del ploegue
y antes del Mioceno Superior 116)
A nuestro entender, y basándonos en determinados aspectos de lo~ génesis de la cavidad, creemos que su origen fue posterior a esta o
rrupcoón
diapirica.
O sea, que cons•deramos a la «Cova del Cavall», de Llfi.J como de origen cuaternaroo, posteroor a las irrupciones triásicas que siguieron a las fa ·
ses sávica y miocénoca
Probablemente, después de la fase sávoca orogonaroa del ant1clonal, deboó de producorse el hundimoento del extremo sudoroental, del m1smo, que
dando solamente oJigunos retazos aislados e inconexos, flanqueados por fa·
Itas y converlldos en verdaderos horst teCtónicos
Solamente de esta forma, una fuerte erosoón, en este caso premoocénica, podria borrar tan íntegramente las calizas aptenses, dejando en cambio
mogotes aislados y cercados de fallas, tales como Montoel, Buotreras y
«Cova Foradá», etc
A este respecto, podria existor alguna conexión tectónoca entre el draporismo del anticllnal de Bugarra, presávico y de eje Norte-Sur, y el hundimiento parcoal del de Pedralva-Casinos
(151 B. DARDER PERICA$
Esoudoo vcolóc;¡ICO del Sur d~ la ptt'V " " " ' d
y Nero de lo de Ahoomc" Boleoin &.1 lnsllturo Gtolóc;¡•co v M.nero &. Esporio, LVII 2
Mocfr;d, 1945, pcjg. 686
1 6)
DUPUY DE LOME
v
SANCHEZ LOZANO: Qp '" , pág. 65
-
243
[page-n-281]
18
DONA T ZOPO • GASeO MARTINEZ
IX
TIPOS CERAMICOS
Los matenales ceramicos obtenodos en nuestra~ búsquedas supertocoales y catas, fueron bastante numerosos, aunque tan fragmentados que difícilmente puede lograrse a través de ellos una idea del tipo de vasijas a
que pertenecían
No obstante, tras un detenido examen de su pasta, consoderado su
mayor o menor espesor, la proporción y fonura de sus desgrasanh!s, el estado y perfección de su cocción, su pulimentado o espiltulado, los dibujos
incisos hallados en algunos fragmentos, e oncluso la posibilidad de la utilización del tomo, más o menos pnmotovo en algunos de ellos, nos mueve
a establecer, entre ellos, una sene de topos representativos de diversas
épocas culturales de nuestra prehistoria
El primer grupo, compuesto por escasos fragmentos, está Integrado
por pastas de gran gro;or e ínfima caltdad, de burda confección, desgrasante abundante, grueso y mal óisemonado, y carentes de toda pátona o
pulimento
Entre éstos, destaca un fondo de vasija, de unos 96 centímetros cuadrados de superficie, que presenta en su cara o
nterna unas hue llas digitales, oncosas, que en número de diez, se hallan diseminadas por toda la superficie, existiendo en uno de sus extremos una sene de cuatro que debe
corresponder a la mano completa, exceptuando el dedo pulgar de la misma
El segundo grupo está ontegrado por el mayor número de poezas ha·
liado La factura de las mosmas es odéntica a la de otros yacimientos valenctanos del Bronce La coloraetón es rojiza, parda o negra, y la pasta,
cortada al través, muestra, en algunas, coloraciones variadas por efectos
de cocción. Es corriente la presentación de una banda central de color,
envuelta en otras dos de color más claro. El desgrasante es también abundante, aunque más fina y sabiamente distribuido que en el grupo anterior.
Algunas de estas piezas, carecen de toda pátona o pulimento, aunque
su superfocoe no adquiere la tosquedad de las anteriores; en cambio, en
otras ap;¡recen algunas superficies suaves al tacto y unas cuantas muestran
un hábíl espatulado
Entre las formas halladas, hay bordes o aristas de vasijas, alguna~ con
pequeños pezoncftos, aislados o en parejas, asas perforodas o simple,.nen·
te en forma de mogotes
Todo este conjunto cerámico anteroor podrla catalogarse dentro del
Bronce levantino.
-
244 -
[page-n-282]
LA COVA DEL CAVALL
19
Un nuevo grupo podría establecerse formando un puente o transición
entre las culturas del Bronce y Hierro; sus fragmentos constitutivos muestran un barro más seleccionado, mejor cocido y prácticamente sin desgrasante.
El g rupo representativo del H1erro está integrado por pastas gruesas,
refinadas, negras y habdmente espatuladas, con formas curvas muy pronunciadas y una buena cocción, y en las que en algunas parece haber sido
utilizado el tomo. Cas1 todas ellas parecen pertenecer a vasi¡as de gran
tamaño.
Finalmente, existe otro más pequeño, correspondiente a la cultura del
Hallstarl. Está formado por algunos efemplares correspondientes a vasos
de pequeño desarrollo, de barro fino, bien tamizado y cocido, espatulados
y decorados lndsamente, con dibujos que afectan formas paralelepipédicas y triangulares, rellenas por lineas igualmente incisas, y contenidos por
bandas horizonta les. Estos dibuJos se producen tanto al exterior como en
el interior de los vasos (fig. 9)
X
DATACION ARQUEOLOGICA
En la «Cova del Cavali>>, de Liria, los fragmentos cerámicos hallados
son, principa lmente, determinativos de las culturas del Bronce y Hierro.
Aparecen en una mescolanza grande, incluyendo en ella los escasos recogidos de tipo hallstáttico. Es decir, que suponen un momento cultural
de tráns1t0, aj cual viene a unirse la ausencia de cerámicas ibéricas en la
cavidad, que en tan gran canttdad se prodigan, en cambio por todo el Cerro de San Miguel
El hallazgo de materiales halls tátticos, o sunplemente de sus influenc ias culturales, no es nuevo en la provincia de Valencia Fletcher ya señalaba, en 1954, la ex1
stencía de estas manifestaciones en diversos puntos.
Fuenterrobles, Requena, necrópolis de Oliva, «Bastida de les Alcuses» de
Mogente, «Covalta» de Albaida y más concretamente en Uria, en el Cerro de San Miguel, en el que menciona los enterramientos del Collado de
la «Cava del Cavall» y del «Puntalet» En el primero de estos dos últimos,
una moneda ampuritana, de hada el 300 antes de J. C., nos puede servir
de gufa cronológica ( 17)
(lll O FLETCHER VALL5· "Lo E lnrornocionol de Crer>e;im Prcho$1clr.cos y Prorohistclrlcos Madrid, 1954, póg. 9.
245
[page-n-283]
~
¡;
ll
[page-n-284]
LA COVA DEL CAVALL
21
Un detenido est~1dio de los fragmentos hallstátticos hallados en la <
y forma de aparecer éstos, etc:., nos muestra una 1dent1dad total con los
obtenidos en la excavación del Cerro de la Cruz, de Cortes de Navarra, en
el poblado Pll (18). o sea, en dicho yacimiento, en un momento cultural
del Halltan B europeo, que Maluquer de Motes sitúa, cronológicamente,
entre el 725 y el 550 ( 19), edad en que el Hallstatt catalán ab;Jrcaria las
fases locales 1 y 11, es decir, el periodo de las invasiones rHnicas procedentes del Rhin y Ródano, y de las ltalo-su1zas (20).
Igualmente, hallamos c1erta Similitud ornamental con algunos morovos
de los vasos sepulcrales de la necrópolis de Agullana 1 (Gerona), con una
dataCIÓn entre el 750 y 650 (2 11
La primera penetración céltica en España debió tener Jugar a través
del Pirineo Or1ental, extendióse postenormente por las zonas costeras y
llanos del inter~or -etapa 1 del Hallstatt catalán-, por el Sur rebasó con
toda probab1lldad el Ebro -11 etapa del Hallstatt catalán- ya entre el
650 a 500, que se caraaeriza por la introducdón del Hierro, y en la que
alcanzarla la prov1ncia de Castell6n, poblado de «El Castelleh1 (22)
Ya en la provincia de Valenc1a, nos hallamos con dos fechas claras y
correspond1ente al 111 período del Hallstatt catalán, comprendido entre
el 500 y el 300. Tales son las necrópolis de Ol1va (23), situada entre el
siglo IV al 111 y el enterramiento del Collado de la «Cova del Cavall-o, de
Lina, del siglo 111 aproximadamente (24)
Es dec
europeo, su presencia en los yac1mientos valencianos correspondt' ya al
(181 J MALUQUER DE MOTES· El yocomoonto hollstotllco de Cort<" d
Princope de Voano. Pornplono, •954. póg 80.
1191 MALUQUER DE MOTES: ()p. c1t póg. 180.
1201 J. MALUQUER DE MOTES: "Las culll.IIO> hollllótlicos en Cotoluila" Ampur1os,
VIl VIII Borcelono, 19~5-46, póg_ 182.
121) P. DE PA~OL: "Avonco d" los flollozgD!o do lo necrópoli• d~ A9u!lono IGcronol"
Ampunas, VI Borcel(>r>O, 1944, pog
P. DE PALOL y J. TOMAS "lnventaroo do los kpulcros de lo necrapolls dr Con Bech
de Boix CAgu11ono) oporecidos duronte ~~ t!'xcovoc1ones de 1943" A.mpudO colono, 1944, pog. 121.
(221 F ESTEVE GALVEZ "Un poblodo d• lo Promero Edad del Hoerro on lo PI.,.,.,
de Cost.-llbn", AmpunCJ>, VI 8c>rct'lono, 1944 póg 141 ,
1231 J COLOMINAS ROCA. "Lo necrópoll\ •~•ca dO! ()¡,...., (provoncoo de Volencoo)", Ampuroas, VI Borcelono 1944, póg 155
1241 FLETCHER VALL5 Op. coL, i>Og 9.
-
247
[page-n-285]
u
DONAT ZOPO- GASCO MARTINEZ
segundo periodo, evolucionado localmente en e l Norte y de influencia
tbérica en Levante.
Los materiales cerámtcos de la «Cava del Cavall», en su dualidad c:ul
tural Bronce-H•erro, con su absoluta carencia de materiales ibéricos, •ndica, a nuestro parecer, una e tapa inicia l del Hierro, y la presencia de los
tipos hallstátticos, escasos en número, como una aportación cultural deb tda a la presencia de elementos étnicos, aserción que, desde luego, verificamos apoyados en los enterramientos en urnas del Collado de la «Cova
del Cavall». Con toda seguridad, esta aportación cultura l y étnica debtó
de ser muy pobre y rápidamente absorbida por los e lementos locales, especialmente por el gigantesco empuje de la cultura 1bérica, aunque a lgún
detalle típico de la misma surja en medio del barroquismo de la pintura
de la cerámica 1bérica, como en el vaso de la ((Escena de enlazan> (25). y
e1 vaso del «Combate de barcas» (261, como hace notar Maluquer de
Motes (27)
Garcia Bellido considera que estas ornamentaciones puedan suponer
en cambio (vaso ~e 1 «Combate de barcas»), representaciones de cabañas
palafítlcas (28), idea que podría estar de acuerdo con la ya expresada por
don Isidro Ballester sobre la posible existencia de un palafito en la actual
laguna de San Vicente.
Nos hallamos ante una primera Edad del Hierro, pobre en metales,
conforme corresponde a pueblos 2grkolas, y con cnfluenc1as hallstátticas
puras, aunque de tardfa arribada. En una cultura preibérica, que situamos
con alguna antenoddad a los hallazgos del Collado de la «Cova del Cavall».
aproximadamente entre los slglos V y IV antes de J C.
XI
TOPON IM IA Y LEYENDA
La <
al parecer, en una leyenda (29). La tradición cuenta que el citado nom-
bre de < es motivado por la presencia en su in terior de
!251 1 BALLESTER TORMO; "Lo labor del S. l. P. v ,u Musoo en lo:; ori6s 1935 a
·939'' Voloneto, 1942, 16m. VII I
(261 L BALLESTER TORMO: "la labor del S. 1 P v año 1934"
Vo'enoa. 1935, Iom. V.
(2'1 1 MAlUQUER DE MOTES: Op. eH., e>óg. 159
(28) A. GARCIA BELLIDO; ''E
19·15, log. 6, póg. 169,
(291 J. DONAT ZOPOc "Lo Cova del Covall de liria y sus IO!ycndos'' "Jomodw"
Valonclo, 21 septiembre de 1960
-248-
[page-n-286]
LA COVA DEL CAVALL
23
una figura de caballo salvaje labrado en piedra, desconociéndose el detalle
de si dicha figura se hallaba trabajada sobre la roca de las paredes de la
cavidad (posible revestimiento calcáreo), o boen si, por el contrario, era
una iigura totalmente ajena a la caverna y que allí se hallaba alojada
Como es corroente en estos casos, las búsquedas del mismo no han
tenido nunca fruto No obstante, sin querer entrar en discusoón sobre la
veracodad o exactotud de la leyenda, o somplemente sobre la aplicaCión del
toponímico actual de «Cova del Cavall•, cabría preguntarse si ambos no
habrán sufrido un trasplante de lugar, es decir, que siendo ambos originarios de otra cueva, no hayan sido erróneamente apl icados a és ta
A este respecto es interesante recordar que, contigua a Liria, en la
vecina población de Olocau, existe otra cavodad que tamboén recibe el
nombre de «Cova del Cavall», y por unos motivos idéntocos a ésta
En las Décadas de Escolano (30), hablando del pueblo de Olocau, lee·
mos
«Muy cerca dél hay una cueva que llaman de Alimaymon, en cuya en·
trada, hasta el tiempo de nuestro valenciano papa Calixto 111, se encontraba con un caballo de piedra, sin tenerse sabo
duria ninguna de quién le pu·
so, ni por qué A esta cueva en aquel slgio se venían en romeria de todas
las naciones y creencias, asi cristianos como moros, a visitarla para cobrar
salud, y las cosas que se perdían, y se postraban de rodillas hacia el caballo. Comenzaron a recelar los regidores de Valencoa de que aquel no fuese
el de T roya y alguna reliquia de cierta gentilidad, ocasionada de alguna
superstición para ruina de las almas, so capa de religión; y mas de que
vieron que los moros enemigos de nuestra santa fé, igualmente eran de
los devotos, y por estar convencida de vehementi la superstoción, dieron
cuenta de lla a l santo padre; el cual como próvido pastor, con Bula dada
en Ro01a e l año primero de su pontificado, les envió a mandar, que despedazado el caballo, cerrasen de cal y canto la boca de la cueva, por qui tar
de todo género de estropiezo»
En la actualidad, dicha cueva se halla nuevamente aboerta y bronda
con su leyenda histórica, sus profundas simas interiores (31 ), y restos ce·
rámicos, ancho campo al interés de los espeleólogos.
Por todo ello, no sería extraño que indebidamente y por falta del justo
(301 G. ESCOLANO "De<:odos d~ lo hlsooroo de lo ·~·g..c v coronado coudod y reono
de Volenci
1311 J A CAPARROS : "Orro trounfo poro lo •-leologio valencoono", "Le.ante''.
Vole<>e:io, 21 de moyo de 1959.
J. A. CAPARROS: ~Lo Oaputocrón y su obro culturo! deportrvo·•. "Levente". Vo1encoo, 29 de novoembte de 1959
- 249
Jl
[page-n-287]
DONAT ZOPO - GASCO MART INEZ
conocimiento de los hechos y del emplazamien to geográfico, se d iese en
denominar igualmente a esta cueva de Liria, verificándose a l mismo tiempo un trasplante de su nomenclatura y leyenda.
Otra leyenda más curiosa existe todavía en tomo a la «Cova del Caval!», cuyo contenido altamente origina l podría pasar a incrementar el
acervo legendario de las cavidades valencianas. Es la que cuenta cómo en
su interior existe un ocul to tesoro enterrado entre sus piedras, y cuyo escondite o lugar de enterramiento es tota lmente ignorado y que sólo puede
ser delatado por la intromisión de un rayo de sol en e l interior de la caverna, el cua l sólo puede fi ltrarse en determinado dia y hora del año. La
falta tota l de referencias sobre el momento oportuno, ha hecho que ei
tesoro continúe todavía oculto en el interior de la cueva, bajo el amontonamien to de sus piedras, y e11 espera del afortunado ser humano que
sepa descubrirlo (32).
X II
RESTOS OSEOS
Los hallados en nuestra p rospección no han stdo muy numerosos y
todos ellos pertenecen al horizonte estratigráfico correspondiente a la dualidad cultural Bronce-Hierro, si bien, como anteriormente ya comentamos,
en realidad no existe una separación estratigráfica definida entre ambas
en esta cavidad, ya que, con toda seguridad , se hallan incisas una etapa
en la otra.
Estos huesos no han sufrido manipulación industrial alguna por parte
del hombre primitivo, por lo que los consideramos, los pertenecientes a
animales, como restos óseos procedentes de su alimentación y entre los
cuales hemos identiilcado las siguientes especies: Sus scropha, capra hircus, ovies aries y equus caballus.
Las especies capra, ovies y equus, son muy comunes en casi todos
los yacimientos y cavernas valencianos y se han prolongado hasta nuestros días. Los restos principa les hal lados de los mismos son mandíbulas
y dientes.
El Sus sc:ropha o jaball, no es tan corrien te hallarlo, quizá debido a
su mayor d ificul tad de caza, aunque lo más probable es que sea debido
a un defectuoso estudio de la fauna subfósil de los yacimientos. A este
respecto cabe ind icar q¡;e han sido señalados restos del mismo en las
(321
OONAT ZOPO· Op. cit .
n~to
29.
250-
[page-n-288]
LA COVA Da CAVALL
l5
dos grutas valencianas que mejor han sido estudiadas bajo este punto de
vista, tales son la «Cova del Parpalló» y la «Cova Negra¡¡ de Játiva (33)
En la primera se han hallado incluso dos representaciones de este animal
en una de las artísticas plaquitas en que tan pródiga se mostró la ca·
verna (34)
Se han hallado también algunos restos humanos, consistentes en al gunos fragmentos de bóveda craneana y numerosos dientes.
XIII
BIOLOGIA
Entre la abundante fauna cavernlcola que parece habitar esta cueva,
ha sido determinada la presencia del coleóptero Pristonychus terricola
(Hbst.), subespecie Torres-Salai (Coiff.), escondido entre los materiales
elásticos y arcillosos de la gran sala interior, en zonas de cierta suciedad.
También han sido hallados algunos ejemplares del ortóptero Dolicho·
poda, vulgarmente denominado el saltamontes de las cavernas, especie,
al parecer, muy frecuente y abundante en las cuevas va lencianas. Se han
localizado ejemplares del mismo en la «Cova de les Ratetes» (Corbera de
Alcira). Cueva del Candil (Tous), Cueva del Vizcaíno (Bugarra) y Cueva
Regalada (Aicira) .
Los Dolichopoda constotuyen una especoe troglófila, que se encuentra
entre las formaciones (35); sue len alcanzar cierta longitud y desarrollo
y se trasladan por el interior de la caverna por medio de grandes saltos;
son carnivoros y suelen habitar en zonas de penumbra y humedad.
Un ejemplar capturado en la Cueva de Vizcaíno, media unos tres cen·
tímetros de longitud. En cuanto a profundidad, en la «Cova del Cavall»
fueron hallados a unos 60 metros de la boca de la caverna y en la Cueva
del Candil se observó la presencia de un ejemplar de esta especie a unos
150 metros de la entrada,
133) V. SOS BAINAT· "Estud;os sobre los cuevas poleoHtlcos volendonos. Cavo del
Porpoll6. Avonc.e o uno closific:oclón de su fauna". Serie deo Trobojos V orlos del Servic:to
de fnvcsf,goctón Prehtsf6rico, 6. Volenclo, 1942.
J. ROYO GOMEZ : "Estudio sobre los cuevos paleolíticos volenclor\QS, Cavo Negro de
Beii.Ss. 11. Relodón detallado del moteriol fósil". Serie de Trobolos Varios del Se.nilclo
de lnvest
(34 J L. l>ERICOT GARCIA: "Lo cueva del Porpalló (Gondiol . Excavaciones del Servicio de Investigación Prehistórlca d~ lo Excmo. Diputación Prov.ndal dt- VaJ~!ncio" Madr;d, 19•12, póg. 130.
(351 E. BALCELLS: "El estud;o b;ologico de los cavidades suboerr6neos". Bilbao, 1959.
-251 -
[page-n-289]
26
DONAT ZOPO- GASCO MARTINEZ
Otra especie muy abundante es la de los isópodos tipo Armadi lllum,
familia de los triconiscidos (36) Los ejemplares capturados eran de un
blanco lechoso, tendente a incoloros y medían unos 4 milímetros de longitud. Suelen mostrarse en sitios húmedos, habiéndose capturado ejemplares idénticos en la Cueva de las Maravillas de Dos Aguas, y en la de
«les Dones», de Millares. En esta ú ltima, la colonia es abundantísima y
se encuentran en las zonas húmedas a lo largo de sus 500 metros de
recorrido.
XIV
RESUMEN
La «Cova del Cavall», sota en el térmono mun o pal de Liria (Valenco
da), se desarrolla en el Monte Buitreras, en terrenos calizos correspondientes al horizonte estratigrafico Aptense-Aibense. Este cerro en que se
desarrolla la caverna es la terminacíón pericllnal del anticllnal PedralvaCasinos, de directriz Ibérica y generado durante la fase sávica.
La cueva alcanza en su totalidad un desarrollo de unos ochenta metros de longitud y una anchura máxima aproximada de unos dieciséos.
A través de su recorrodo se observan formas erosivas y elásticas; escasas
de tipo litogénico. Esta cavidad ha tenido en su génesis el doble carácter
de surgente y de sumidero. Algunas formas particulares de su erosión y
genética se estudian con el apoyo de otras covachas del mismo cerro,
especialmente con la denomonada «Covacha de Jaume».
Por el estudio y análisis de la h istoria geológica local, se ha llegado a
la conclusión de que la «Cova del Cavall» es de orogen cuaternario, posterior a la irrupción troásica Local, que siguió a la fase postmlocénica
Los materiales cerámicos hallados en el interior de la cueva nos evidencian su habitabi lidad por un largo periodo, durante las culturas BronceHierro, preibérícas, y a las que ya alcanzó alguna manifestación hallstát ti·
ca. Su datación se estima entre los siglos V y IV antes de J. C.
Se estudia su toponimia y se la reladona con las leyendas locales,
manifestándose la posibolidad de su carácter intrusivo.
Por último, una revisión de los restos óseos, nos señala una fauna
común a casi todos los yacimientos y cuevas valencianas, así como la existencia de algunos restos humanos (37).
(36¡
(3/)
BALCELLS: ()p. ci r. noto 35.
O""'amos a¡;¡radec4r pt.blicomente la (Oiaboraco6n prestado por el malogrado
Doctor Francisco Beltl'ón Bigorra, Director del Mu~eo de Poleontologlo de Volendo. en lo
closifieoción do los materiales róstle!$ y estos lineos sirvan de modesto homenaje a su
memoria.
-
252 -
[page-n-290]
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1.-Vi•t11 panorámica desde la boca de la·"Cova del Covoll": cl ~ de lo izquierdo es
el de Monticl (Jkna¡u.>cil).
2.-Boa de entrada de la "Cova dc:J Cavall''.
3.-Sala de entrad• de la cuev• Obs6-vcsc el conglomerado de lo derech•
4.-Scetor pr~mero de lo c:ue•••. Formas poralchpéd¡cas.
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[page-n-291]
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DONAT .-co••:t del Cavall
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[page-n-292]
INDICE DE MATERIAS
Abulo-, c:kmc:mo copoaimico 17~ y 180.
Ac:uuoci. topónimo antiguo: 18S y 189.
Acinipo, topómmo nruiguo: 184 y 185.
Ac:uoduao" 14, 43, 220 y 221.
Adíomum c:npillus venc:ri.: 70.
Adobtt: 8, 13-IS y 17.
Adoo·no, objetO> de: 19, 46, 56-59, 65-67, 76, ~2. 84, HS, 87 y 96; -en <>tmu:o•-mcnljor.
26, y 33-35.
Afd:odorcs de pizam~: 76, 82 )' 84.
Aj!nllonodo, cerámico: 118, 120, 129, 131. 141-143, 159 y 160.
Agricultura: 14, 16, 19, 62, 63, 96 y 248; -de rcg:odio: 14 y 19.
Agujas: Vé:uc: ''Alfil<=".
Aidubacs, e= ibéricl: 203.
Aiuarco: 30 y 100; - d~ico• 19, 38, 62. 64 y 134; - Cunetario•: Z3, 2S. )(), J3.
31, 39-60, M-67, 72-78, 83, 84. 92, 99, 126. 128, 129, 131, 1J7 y 140,
Alabardu de bronce : 63, 80, 86. 92 y 94,
Albcruc:, pc:rioclo geológico: Z31, 232 y 2S2.
Alfabeto ll'le¡o: 167-173 y 175; - obcrico: 165, 168-173, Z02 y 206; - - mcridomul
16S, y 167-173; - - oneno~l: 165, 168, 170, 172 y 173; - latino: 167·170, 172.
173. tn, 181, 199, 200, 202 y 226; - líbio-fmicc: 168, 170, 171 y 187; - loncal
B: 195; -lusitano: 168.170, 172y 187; - {llntsico: 167y 168; -turdcoano: 168
AICares: V<= uHornos .:.:nlmu:os"
Alliler.. de huero: S!, 52, 57 y 5<1; - - - d e abcz:l ncaruoda: SI y 57,
Algibcs: 17.
Algodón: 86.
1\limcmoclóo, nlimcntos, comido: 1-1, IS, 19, 85 y 250.
Alisndorc~: Vtase "Afiladores".
t\lor-Utu1, pn1abm ibérica: 175 y 180.
1\Jpóbtign, topónimo antiguo: 178-180.
Al~rcs: 222.
Amallóbriga, topónimo antiguo: 178-180.
Ambacus, anttopónimo aotiguo: 183 y 186,
Ambilotalus, mtropónimo antiguo: 181.
Amorr-, pueblos: 11.
Ampuncanas, monedas: 245.
Amulccoo. Véase "Idoloo~
An!li•ís de me1ales: 70, SI, 86, 87, 94 y 96: -por <1 Carbono 14! Véa"' "Carbuno 14"¡
C$pecuogrificos! SI f 94.
And<ÓII•nas. representaciones· 34 y 35.
Anfibolua, ob¡etoo de; ~.
Anficeauos RllllllDOS: 214 y 224.
Amia,
Anuoponimia: 167, 177, 181-183, 186, 190 y 191.
-
253
[page-n-293]
Aptense. periodo g
Aquil&Oiert$C, periodo 11eol6aico: 243.
Ana-, clcmemo toponímico : 178 y 180.
Arcillas: i2, 73, 76, 100, 101 , 20S, 206, 214, 230, 232, 233, 236, 2H, 239-243 y 2SI
Arco: 36.
Aroo-, elemento toponímico : 178 y 180.
Atcóbrlga, topónimo antiguo: 178-180 y 187
Ardóbriga, topónimo anliguo: 178- 1110.
Areas )lngilisticas prorromanu : 165-192.
Areru.s: 230, 232 y 233.
Areni.ca, objetos d<: : 82.
Arg6rica, cultura: 61-67 y 69-96.
A.tbilikO$, leyenda mone
ArketudU, leyenda monetal 188
Armadillium, isópodo· 2S2.
Arte: 11, 1S, 19 y 251; - mobllior ¡.leolluco: 2SI
Artigi, 10p6nimo aruiguo: 188 y 189
AtUO Asu de vasos de bronee: 129; - - - ccr.imico. 46. 76, 78. 80, 118, 120, 121 , 1~. 125 ,
129, 131, 141, 143, 144. IS7-162 y 244
Asti.¡j, topónimo antiguo: 188 y 189
Aoalaya$! Véasc: "Tor~".
Atico, arte, pueblo, cultura: 97- 164.
Augusr6brigo, topónimo amiguo: 176-180
Ausesken, leyenda rnonetal : 171.
Aurgi, topónimo antiguo: 188 y 189.
Avóbriga, topónimo ontisuo· 178- 180
Azadas: 17.
Azuelas: 17, 48, 49 y S3.
Boe~ippo, topónimo antiguo: 184 y ISS.
Baesucd, topónimo anuguo: 188 y 189
Basilipo, topónimo antl¡uo. 184 y ISS
Berebere, lengua : 166.
Berg-, elemento toponim•co 176.
Bifacio1, técnica de talla· S9.
Biologb: lS1 y 2S2.
Bioquímica : 70.
Biulacus, :mnopoo6mlmo anuguo 186
Bolsa!<: 121, 143 y 144.
BcxeUas: 12S, 133, 14S, 146 y 162
Botones perforados en V : 96.
Boudeona, antropónimo antiguo: 182
Boudicco, antropónimo antiguo: 182.
Bouticius, aruropónimo antiguo: 182.
Boutinus, antropónimo antiguo: 182.
Boutius, anu:op6nimo antiguo: 182.
Brácoro, pueblo antiguo: 187.
Brazaletes de arquero: 6S y 9 1; - plata: 76, 80.$2 y 87.
·brisa, demento toponímico: 176-181 y 187.
Bronce: 86, 87 y 94; - obictoa de: 43, 63, 67, 72., 75, 76, 80, 81, 84-87, 92, 94-96, 129,
172 y 190; Bronce, Edad del: V~ue ul!dAd del Bronce.. ; - Vlllcndano: S9-67, 86,
244, 24S, 248, 2SO y 2S2.
Bronces escritos: 172 y 190
Bulas pontificiu: 249.
Burg-, dememo toponímico: 176.
Buriles de $ilex: 48, S2, 76, 77 y 81
CabaUo: 249 y 2SO; - de Troya: 249.
Cabañas: U, 13, IS, 61, 20S y 248.
Cabras: 17, 75, 84, SS y 2SO.
Caelóbrlga, topónimo antiguo: 178-180.
Caesuóbriga, topónimo llltiguo: 178-180.
Caeróbriga: topónimo antiguo: 178-180.
Cak:olltia, cultura: 10, 20, 21, 24· 30, 31, 33, JS y 36.
,
-
2.$4-
[page-n-294]
Cahza, ob¡etQS de: 17, 18, 25, 38, 76 y 82.
Calizo., 227' 230-237. 243 y 252.
Calubriga, topónimo antiguo: 178-180.
Camalu•, antropÓnimo ontJguo: 183
Campaniforme, culturn: 65.
Campos de urru~s: 62.
C.nnnca, religión: 18.
Conut lllos de oro : 66.
Canti¡i, topónimo umi¡:uo: 1118 y ¡gt),
Cnñiros: 18.
Caolln: 230 y 232.
Capa: V~ase "Vestido"
C.pilent, bclcd!o: 70.
Capn btrens: 75, 84, SS y 250.
Caracoles: S6.
Carbón: 17, 40, 43, SO. 70 y 96:- \<¡;etal : 69, 76, 78 y 86.
Carbono 14: 9, JO, 36, 70 y 96.
Carc~i ; 28.
Cátceres: 223-226.
Cardoum: 61.
Carpínterla: 17.
Casas neolh:icas: V~se "HabuoQQDtr.".
Cassis edulis: 82 y SS; - undulara. 56.
Otz:a, cazadores: 19, 205 y 250,
C.lltb«lca, lengUJI: 169, 1n, 1n. 171>. 177, 186, 187 y 190.
Celtiberos, pueblos: 169, 173, 186, 187 y 190.
C'. ~h icos, p ueblos, one, culturA· 177, 187, 190 y 247.
Cenizas: 43, 76 y 78.
C'~nlmtca: 9, JO, 12, 16, 20, 21, 33, 4J, 44, 46, SI, 59, 61, 63-67, 69, 72, 74-76, 78-80,
85, 90, 97-164, 204-206, 226, 244-249 y 252; - arg:irica: 69, 72, 74-76, 78-80,
85, 90-92 y 96; -ática: 97-164; - - d e barniz negro: 97-164: - - de fiauru
roj31: 100, 121, 124, 129, 143 y 145; - colcolltica: 20 y 33; - campontensc
98-102, 124. 125, 128, 129. 135, 136. 140, 146, 204 y 206; - companiforme: 6S; decoradll: 12, 16, 10, 61,97-164, 244-247,249 y 252;-- con cordones: 33: - con cardium: 61: - bclenlstica: 13; - ibbiot: 10, 99,134, 204 y 248; - ulCtso:
61, 63, y 244-247: -lisa &in decorar: 20, 46, SI, 59, 63, 65-67. 69, 72,74-76, 78-80
y 205;- medieval: 204;- negra a mano: 43, 44, 46, Sl >' 20S; -pintada: 12,
16. 10 y 248; - prccampanieruc: 97-164: -romana: 129, 204 y 226;- uaiJI•u:
126 y 204.
C.ramt~tas: 100-102. 126 y 129.
Cerdos: 17.
c....,.... ,
16 y 63.
Ciencias: 70.
Cillndi'O$ oculodos: 38.
Cinabrio: 83.
C ircos romanos: 207-226.
Clrculos inciso$, tema decorativo: 12H, 13), 147-I SO. 153 y 160-162.
Ci~tas: 64. 66, 67, 83, s s. 90-92 y 96.
CiSternas: 220.
Ciud•det pruromanas: 168, 173-17S, 186, 190, y 193-206.
Oáskos, auoores: V~sc "Textos dhicos"; - pueblos: 97.
O> vos de bronce: 72,. 7S, 76 )' 80,
de cobre: 72, 75, 81 y 93.
Oi!llll: 93.
Cloacas: 223 y 224.
Cob"': 86-89 )' 93-95: -objeto. de: 35. 36, 40, 41, 43, 44, 46, 47. SS, 63, 6S. 67, 72,
75, 80, 81, 84. Só, 87, 93 y 94.
Colc6pteros : 2S l.
Colpntes: 30 y 37; - de huno. 30, 46, S?, 59 y 6S; - - - de caben acanalAda:
46, S? y S9; -de plata: 67.
Cohppo, topónimo antiguo: 184 y 185.
Coloni.. ¡¡riegas: 97; -romanas 200 y 201.
Cnloniz:odores: 187, 190 y 200.
255
[page-n-295]
Columb.inth: 216.
Columnas: 26, 31. 32, 36 y 222
Collares: 26, 33-35, 56, 58, 59, 82, 84, 85 y 96.
Comc.rcio: 82, 87, 89, 95-98, 100 195 y 203.
Conchas: 18, 56, 76, 82 y SS; - ,.,rromduJ: 82 y 85.
Conejos: S2 y ~S.
Conlmbriga, topónimo anti¡uo: 178-180.
Conoba, onuopóoimo onuguo: IS4 y 185.
Conistorgis, topónimo anúguo: 188.
Cónsules romnnos! 197.
Contodores de juegos: 222.
Consuucciones: 8, 10·15, 17-20, 26, 33, 205 y 207-226.
Copas de c:crimica: 69 y 96: -de plata: 172.
Cordubu, topónimo antiguo : 184 y 185.
Cúneos humanos: 14, 18, 19, 41, 43, 44, .16. 47, SO, SI, SS, 73, 76. 84 y 251 • - -U<·
paru~dos: 25, 37 y SI.
Cdt..,.,: li4-UO, 129, 133 y 1-10; -de c.álu. 114 y 115:- de columna. liS.
Cn:tácco. periodo gt0!6,ico: 232. 234 y 235.
Cn:tmsc, pueblo, one, cuhuna 19S.
Cnptllt. 26.
Crisoles: 87 y 89.
Cronologln: 9-U, 21, 23, 30, 3J-38, 44, 58, 63, 93, 96-99, 119, 12K-164, 1611, 167, 173,
192, 199, 202-206. 226, 23S, 236, 242-245, 247, 24S y 252
Cuarcna, ob¡et<;>s de: 48.
Cuarzo: 229, 230 y 232.
Cuatunorío, periodo geológico: 232, 233, 235, 243 y 252.
Cucblllos de sOcx: 16, 47, 48, 53, SS, 56, 59 y 63.
Cucocos de cenimlca: 69, 74, 76, 7~. 79, 102-lll, 133-140, 143, 147-157 y 162·164; de piedra : 17.
Cuenw de collar: 35, 56, SS, 59, 66, 82, 85 y 96: - - - d e buew '16;
de
madem: 56 y SS: - - - en olh·o: 56: - - - de oro. 66: - se¡mcntadao: 96;- de ptcdra· 56 y 58; -en tondetc: 56; -de vidrto: 96.
Cuerno de la abuodancia : 28.
Cue>'lls: 9, 20, 24. 25, 18, 30, 36.39-67 )' 227-252;- anilicialcs: 20, 24. 25, 30. 36 y 60:
-habitaCión· 20 y 62; - ac:pulcraks: 37,39-61 y 63-67;-- encol!ucas: 39-61
y 63-65.
CulanuiUo, helccbo: 70.
Culto, l"ll''"' de: 18, 19 y 25; - • b fccuod1dod: 1S y 19; - a los mucnos: 19; objetos de: 18, 38, 59 y 63.
Culmra 3tgáriaa: 61-64, 66, 61 y 69-96; - ccrlimica de Jencó: 7-21; - de 0tauey
36 y 37: - de l'ontbuis: 33, 35 y 36; - gassuli:uu: 21; - hallnontca: 33, 245 ~
248 y 252; - jt.¿rica: 20, 62, 65, 67, 97-165, 167-176, 180, 181, 185-189, 193-206,
245, 247,248 y 252; -langucdodensc: 24 y 25;- de Matera: 37; - mcgolltica:
lS, 26, 3S, 60, 62, 93, 9S y 96: - ncoiJtú:a; 7-21, 24, 38, 58, 61 y 61; - precenlmicn de Jcrkó: 9-21 ¡ - protoncolhicn: 9-11, 14, IS y 21; - de Rodc1.: 37;
de Seine-0isc-M~me: 24, - de Tc:U-cl-Amamn: 96; - de ·rRB: 36; - de
Wcsscx: 96.
Cúpulos: 14.
Curtido de pieles: 17.
CUllpidllria : 231.
Decoración estampada: Vbse "Orculos•\ ••Guirnaldas", "'Orlas", "0\'at.. , •tp-¡¡Jmctln'",
~do'', ... Rmc:t:as" y ''Ruedccilla''; imprca: 99 y 244-247
Dcllinc$: 221 y 222.
Deo-, elemento roponimia> : 178-180.
Dcóbriga, topónimo antiguo: 178-180.
Dcobrigula, topónimo antiguo: 178-180.
o..óbtip, topóouno antiguo' 178-180.
Dientes de animal: 75, 84 y 2SO; - de ho1: S6 y 63.
Diorita, objetos de: 48 y 53.
Dios-mudo: 28-38.
Dioso de la fecundidad: 18; - ·truldrc: 18, 24, 25 y 28; - -mudo : 28-38.
DioS<$: 18, 24, 25, 28-38, 216 y 222; -romanos: 216 y 222.
OiJcos de barro cocldo: 76.
-256-
[page-n-296]
Disocuc•ón, ley de : 23.
Divini
Dolichopoda, onóprcro: 2S l.
Dólmcnet: 23-25, 28-30 y lS-38
Domearie~ci6n:
11
r
1~ .
Economis: 14, 15. 19, 63, ~3. 8S, 87, 1!9, 93, 9~ y Z48.
Edad dd Brontt : 21, 38, SS-67, 69-96, 195, 20S, 244, 245, 248. 250 y 252; - - H•= :
33,97-164. 245-248, 2SO y 252: - Media· 186 y 198:- de los Metales: 30 y 65;
- Moderru : 186; - de La Picd.nl ; Véax "Palrolitico", ..MC$Oiiric:o'~ \ "Ncohtico''..
Edlcula. : 222.
·
Empedndos: 66. 82 y 99
Encin>, tn>dera : 80 ) 8<>.
Eneicb, La. 173.
Eneoli1ico: 10, 20, 38-ól, 63-65 67 y 87.
Engobc: 20 y 100.
Enlucidos: 13, 17 y 18.
En1errnmiento•: 23, 25, 26, 30, 31, 33, 36, 43, 44, SI. 57-67, 69, 72-78, 83, 84, 90-93,
96-164, 245, 247 y 248: - coh:ctivoo: 43, 4-1, SI, $9-61, 6~. 6) y 67:- en dora
64, 66, 61, 83, 90-92 y 96: - en c:ueva: V6!5e "Cuews sq¡ulera~ encoUricas"; en foS>: 72 y 83; - en tlOIIj~: 64; - en W11ll : 72. 76, 83, 92. 245, 247 y 248:
- ibéri001: 97-164, Z4S y 247.
Eocreulceo, periodo ¡¡cológico: 230-233 y 236.
Epigmflo: 168, 170-172, 176, 117 y 226.
Equus: 7S, 84, 85 y 2SO: - cnb Ei!COPIO!I de metnl : 63;
de p1cdra; S2-S4.
l!o¡coriu do mctol: 89.
E&cudillns: 102. 104, 107, 111, 133, 137, 148, 150, IH, 154 y 163.
E¡¡cuhuros: ltl, 23·38, 21ij, 222 y 249¡ -en hueso: 37; -en modera: 36; -en PI<·
dro: 23-38.
Esmalte: 100 y 101.
E•pndll$: 37, 84 y 9S;
de bronce. 69, 72, 80, 84, 9! )' 94-96.
&pdtulu de cobre: 43 y 44: - de hueso: 46 y 52
Espectrografía: 81 y 94.
Espcleolog!a: 229, 238·241 y 249.
Espiral, dccomcl6n en: V\!3><: "Rucdttil.la".
Esqudttos hUtn>DOS: 2S, 41, 43, 44, S7. 58, 64-67, 73, 75, 76, 83, 2>1 y 252: mdos de ocre 75 y 83
EJ~ampillu:
~ño: 86,
-
pm-
127.
87, 94 y 9S.
Em1woa· VEuc "l!ocuhul'll"; - · n>
Esteatita, objttOI d<: 56.
Estdu: Vbte "l!
Esteras 18 y 19.
Emati¡rafia: 7-21, 36, 43, SO, sg, 72, 76, 99, 128, 13Z. 143, 145, 202-206, 209, 229-233,
23S, 237, 238, 240-242, 2SO y 252.
ExaiVadonea: 7, 10, 19, 21 39. SO. 61, 66. 70. 72. 91, 92. 131, 205, 2011. 211. 212. 216,
220, 223, 224 y 226.
Exógira: 231-233.
F•mili3: 58 y 83.
Fanmcia : 70.
Faum: 17, 18, 40, 52, S6, 61 , 70, 73, 75, 76, 82, 84, 85, 96, 221, 222, 229, 231-233 )'
249-252.
Fec:undodad, culto a 1•: 18.
Feldcspoto, obíetos de: 46.
Fibrolita, objetos d<: 48 y 53.
Fi¡urilla$! V6!1c "F.JCUhura".
Filología prerromana: 165-192.
Flavi6briiJII, topónimo antisuo: 176-180.
Folklore: 248-250 y 252.
Fondos dt cabnru.: 11, 61 y !OS.
Fonlficadoncs: VEasc "MuNIIBS" y "Tom:,•·.
Fosas: 20, 12, 7S, 76 y 83.
Fósiles: 229, 231-233 y 252.
Jl
-257-
[page-n-297]
Fronteras liog;uist•ca>. 166, 172, 173, 176 y 1~0-18-1.
Fuentes: 11, 14, 70. 71, 82 y 222;
,.a.,,as: 102-IOS. 108, 110. 111, 133-137, 147-149,
151-154, 163 y 164,
cl4
Fundación de Valmci•. 193-206.
Gacelas: 17 y 18.
Galo, toponimia: 176 y 192.
Galena ar¡¡endfc:ra: 89.
Galo-romanos, pueblos: 33.
Gallones, decoración en· V~ase "Agollon~®''.
Ganadecia, ganadero.: 17, 18 y 96.
G:wuliana, culturn : 21.
Guw-ópodos: 56.
Ckografia: 166, 167 ) 187.
Gr:abldos sobre piedra· 30, 34, 38 )' 251 ,
Grafitos: 158, 159. 162, 164 y 172,
Gmnito, objetos de ZS y 35.
GaVliS: 206.
Gres, objetos de: 25 y 30.
Griego, pueblo, arte, cultura· 97, 167-173 y 175.
Guemu; anibólicas: 192, 195 y 201: - lusitanas: 192, 197, 198 y 202: - ..nori•nu
200 y 203.
Guirnaldas, telllll dec:orativo 135•
.ffabitaciones: 11, 13, 14, 17, 18, 25, 60-62, 64, 65, 76 y 83; - ncolltic-.: 11-15 l' 17-20.
trnc~ns de metal: 63, 84, Só y 94; -de piedra puUda. 17, 39, 46, 48, 49, 52-54 y 66:
- - - - votivos: 48, 49, 53 y 54.
Hnllnanica, cultura: 33. 245-248 y 252.
Helechos: 70.
Heleno-helénico: V~ "Griego".
Hcleníotica, oerámie2: 131
HidróiiÍmoll: 186.
Hierba: 16.
1-úc:no, Edad del: Vase "Edad dd H•erro":- ob¡etos de: 87, 94 y 247.
Hipódromos: 214.
Hipogeos: 24, 25, 30 y 36.
Hnoes: 16, 56, 63 y 86.
HogaRS: 43.
Hogbacked bricb: 14.
Hojas de silc>t: 11, 15, 16, S6, 71>, 77 y SI
Homlllos: V~ "Ho.....,.".
Hornos eerámice»: 71, 75, 78, ti4, 100-102, 126 y 127;- de fundición: 78.
Hueso, objetos: 11, 28, 30, 37, 43, 46, SI, 52, S1-S9, 65 y 96,
Huesos de animal: 17. 40, 70, 73, 75, 84, 85, 25() y 252; - humanos: 14, 18, 19, 25.
37, 39-41, 43, 44, 46, 47, SO, SI, 57, 58, 65-67, 69, 70, 72, 75, 76, 83, 64, 25 1 y 252.
falta, leyenda monctal: 171.
!~rico, p ueblo, nne, cultuto: 20, 62, 65, 67, 97-165, 167-176, 1HO, 181, 185-189, 193-206,
245, 247, 248 y 252.
-•d, sufijo roponlmico antiguo: 188 y 189.
!dolos: 37 y 59; - -oculadoa: 38 y S9; - -pl3c¡uetas: 28 y 59.
1erábriga, topónimo antiguo 178-180.
leso, leyenda monetal: 171.
-igi, sufijo toponímico i~rico: 187-189.
ll:uwriJ, ropóoJ.mo antl¡uo: 174 y ISO.
llduro, ropónimo anti¡uo: 173 )' ISO.
lle-, ekmemo top
llcrca\'OOts, pueblo antiJuo: 174 y ISO.
Ilergetes, pueblo :mu¡uo: 174 y ISO.
Uenll, topónimo antiguo: 173, 175 y ISO.
IU-, demento roponJmlco 1báico: 173-175, ISO, 181 y 186.
lliberris, topónimo anti¡uo: 174, 17S y ISO.
llici, topónimo antiguo: 174, 175, 180, 188 y 189.
Uipo, topónimo antiguo: 174, 175 y 180.
-258-
[page-n-298]
llip..U, topónimo antiguo: 174, 17S y ISO.
lllrico, pueblo, ono, eulrurn: 166.
llítur¡i, topónimo antiguo: 174, 17S, ISO, 188, 189.
llhur¡lcola, topónimo antiguo: 174, 175, ISO, 188 y 189.
llorcí, llorci•, topónimo antiguo: 174, 17S, 180, 188 y 189.
Thcmtcn, p•lnbrD ibérica: 174, !?S, 180, 188 y 189.
lhl-, elemento toponlmioo ibérioo: 173-1?6 y 180.
lltipohc, palnbm ibérica: 175 y 1SO.
lltiporu·, pnlabm ibéríell: I?S y 180
lltir, lltiru, pnlobra ibérica: 17S y 180.
lltirarkcr, polabra ibérica: 17S y ISO.
lhlrpikiscn, palabra ibéria: l?S l' ISO.
litina, leyenda morn:tal: 171: - topontmo onuguo 173.
lhinen, pe labro ibáica: 175 y 180.
lhlrú¡c, pobbra ibérica: 17S y 1SO.
lltirru, polabra ibérica: 175 y ISO.
lhu·, cl
lltunpor, pabbra ibérica: 174, 175 y ISO.
lhurati!l, polobra tbérica: 174, liS y 180.
llturir, le)oenda morn:tal: tn.
lhuro, topónimo ibérico: 1?3 )' 180.
lhupcles, polabm ibérica: 174, 175 y 180.
llu·, clc:mento toponú:nioo ibérico: 173-I?S. 180, 1~1 y 186
llucill, topónimo antiguo: 174 y 180.
llu¡¡o, topónimo ontiguo: 174, 175 y 180.
llunum, topónimo antiguo: 174 )' 180.
llurco, topónimo antiguo: 174, 175 y 180.
lluro, topónimo antiguo: 173-175 y 180.
llunenscs, topónimo an
lmponocion.,.: 96, 91 y lOO; -de brorn;c: 37
1mprontos de Cliia• y csten.: 18 y 19.
lnclncracio~: 23 y 97-164.
Indoeuropeos, pueblo$, eultun1. lcn¡¡ua• 62, 16S, 169, 172, 176, 177, 186, 187, 190 l 192.
Infancia: 64, 72 y 76.
Inhumaciones: Vb:w:. ....Enturamicott»'1
1nmi JITllcioncs · U, 1S y 21
ltucnpciones: 167-173. 175-177, 181. 186, 187, 199, 200, 202, 206 y 226 - del Alpnc
168, 170, 172 y 187; - ¡¡riegas: 167-170, 172 y 175; -ibéricas: 168·170, 172,
173. 202 y 206; - btirus: 167·170, 172. 173, 177, 181, 199, 200, 202 y 226; llbie>-fcruciu: 168, 170, 17l l' 187; -lusitanas: 168, tn y 187; - prc·romann:
167, 168, 173, 176 y 186; - rupe&tre.: 172, 173 y 176; - tanésiQ~S: 167.
lnvasjoncs europeas: 62, 187, 190 y 247.
lpollca, leyendo monetal: 171.
Jponuba, ropónimo antiguo: 184 y 185.
-ippo, sufijo toponlmico l~ico. 184, IH5 y 187.
lptucci, topónimo antiguo: 188 y 189.
Isópodos: 252.
larur¡i, topónimo antiguo: 188 y 189.
ltucci, ropónlmo antiguo: 188 y 189.
lulióbrig•, topónimo antiguo: 176 y 178-ISO.
)abolí.,.: 250 y 25L
jarro" 118.
Joyu: 19, 66, 61 y 76.
Jurásioo,
periodo geológico : 230, 234 y 136
Kmkoriko., leym
Júntlutroi: 114-120, 129, 131, 133. 140-144, 1<16 1 157-160.
Kolse, leyenda JI><>Oetal : 171.
Keupcr, periodo geo16t¡ioo; 2.29-232, 235, 236 y 243.
Kompouto, leyenda moncul : 171.
Kotyloi: 121-123, 125, 133, 139, 143, 144, 160-162 y 164.
Kylíkes: ll6, 121-113, 129, 13), 143, 144 y 160
Lacimurgi, topónimo antiguo: 188 y 189.
Lac:óbrip, topónimo antiguo: 178-180 y 187.
259
[page-n-299]
Lngynoi: 125, 133, 145, 146 y 162.
Uminas de cobre : 46.
Lnmelibmnquios: 56.
Lang6briga, wpónin\o antiguo: 178-180.
Lanzas de cobr~: 43, 44 y 94.
Upiw: 186, 193, 199, 200, 202 y 226.
Lascas de snex: 11, 48, 76 y 77.
!.aún: 167-170, 172, 173, 177, IJ!t, 199, 200, 202 y 226.
Layas: 17.
Legionarios romtnos: 199.
Lenguas celtibéricas: 169, 172, 173, 176 y 190;-
preuor¡lana$! 165-192; - ibéricas: 169, 172-17S, 186 y 187;- indoeuropeas: 165,
169, 172, 176, ln, 186, 187 y 192; - lotirmo: Vé:uc "LBún"; - prc-indocuropca.:
190 y 19S; - prcrromanas: 16S-192.
Lepus úmidUs: 73, 84 y SS; - tunúnculus: 73 y 85.
l."y de disociación: 23.
Lignito, objetos de: 28 y 30.
Ligur, lengua: 166.
Line:nl B, alfabeto: 195.
Lingü.istic:a prcrro= : 165-192.
Lino: SO y SS.
Loza vidriada : 96.
Mac:é6brign, topónimo antiguo: 178-180.
Madc:m: 14, 70 y 86; - objetos de: 17, 36, 56, 58, 75, 16, 80, 81 y 86.
Madiccnus, antropónimo antiguo: 182.
•'VIadua:JU, Maduccni, antropónimo antiguo: 182.
Madugenus, antropónimo aruiguo: 182.
Maeooba, topónimo antiguo: 184 y 185.
Malm superior, periodo geológico: 236.
Mamelones: Véase "Tetones asa.-''.
Moodibulas humana,s: 18 y 46.
Mangos de hueso: 37 > - de madem: 7S, 76. 80, 81 y 86.
Manos de mortero: 17.
A1Ju:fil, objeto• de: 43 y 96.
Margns : 229-232 y 234-237.
Manillos de piedr:a: 17 y 44.
Masscbot: 18.
Matuceni, antropónimo antiguo : 182.
Medigenius, Jlnttopónimo antiguo: 182.
Medw:en;~, antropónimo antiguo: 182.
Meduccnicum, antrOpónimo antiguo: 181.
Medugcnus, antropónimo antiguo: 182.
Megalitos: 25, 26, 35, 60, 93 y 96.
M.egaliúsmo: 60, 62, 93 y 95.
Meido-, elemento toponúnico: 178 y 180.
Menhires: Vé.-.se "Estatuas-menhir".
MerQbriga, topónúno antiguo: 178-180 y 187.
Mesolitica, cultura: 10 y 15.
Metal: 63, 78, 86-89, 92, 94, 95 y 19S; - objetos de: 20, 35-37, 40, 41, 43, 44, -16-48,
63-67, 69, 10, n, 16, n, 80-82, 84-116. 92, 94-96, 112, 247 y 248.
M.ettllw¡¡ia: 80, 86-89 y 94-96.
Metas de circo: 221-225.
MicroUtismo: U y LS.
Mlc:rolltos: 61.
Mlnas de cobre : 87, 93 y 95; -de plota: 89; -de s!lcx: 26.
Minomla: 70, 86-89, 93, 95 y 96.
Mloccno, periodo geológico: 233, 235, 236, 143 y 252.
Miro-, elemento toponlmico l!Iltiguo: 178 y 180.
Mitóbriga, topónimo antiguo: 176, 178-180 y 187.
Mlthroeum: 216.
Moldes de fundición : 87 y 89.
Molinos de mano: 17, 69, 72, 76, 82 y 84.
Moluscos: 56, ?6, 82 y 85.
-
260-
[page-n-300]
.\loncdas: 167, 168, 171, 172, !U, 190, 199, 202-2().1, 206 y 245: - ampurua"'"· 245;
- ibéru:as: 167, 171, 173, ZOZ, 203 y 206; -con leyondas ibéría$: 167, 168, 171,
173 l' 190: - ron•mM: 173, 186, 199 y 202-204.
Monogamia: 83.
Montóbrlgn, topónimo antiguo: 178-1&0.
Monumentos Cuncrari<>S romano~: 167, 216 y 219: - me¡tnlfricos: Véase "Mc~olnl,mo":
- voúvos romanos: 167 y 216.
Mo$Rlcos romanos: 221 y 222.
Movimi
Munóbrip, topónimo antiguo: 178-180.
MuntUos: 12-14, 62, 83, 91 y 224.
MutOll: 11-14, 17, 19, 31, 83. 209, 211-217. 220. 221 y 223-226
Mytilus odulis: 56.
Natic:a, Cósil: 231 y 233.
NatufiCI>..:, cultura: 10, 11, 14, 15 y 21,
Naum•quia: 209 y 224
NIVCJI'IDI
Ncaópoli< argirias: 69-96; - de la EcLid cid Bronce: 59-67; - tbéncas, 97-16-1,
245 y 247.
N
Ncollrico: 7-21, 24, 38, 58, 61 y 67; - .crwm>co: 9, 10, 20 y 21; - de Jeru:ó: 7-21:
-medio: 38;- prtemlmico: 9-21;- rccicntc: 24.
Nctt-Üiu, palabro ibéri<:4: 175 y 180.
Ncrro-, ckmcnto toponlmico onu¡¡uo: 176.
Ncrtóbriga, topónimo antiguo: 176, 178-ISO y 187.
Ncrtopis, leyenda mon
Nomadismo: 11.
Nombre de Jugares: Véa$e uToponimin"•: -de perM)nas.: Véase: «Antroponimia".
N6dulos de slkx: 48 y SS.
Núcleoa de piedra: 46; - dc •ílcx. 76 y Kl.
Obeliscos t'OIJWlOS: 221-223.
Ob•idiana, objetos de: 11, 18 y 19.
Ocre : 20, 75 y 83.
Ofrenda$ funerarias; Véase ''"Ajuaret func.ranos".
Oli¡ocono, periodo geológico : 236 y 243.
Olisippo, ropónimo anll¡¡uo: 184 y 185.
Olootigi, topónimo antiguo: 188 y 189.
Olpn: 125, 133, 145, 146 y 162.
Onomástiao: 167, 169 y 1n.
Onube, topórumo antiguo: 184 > 185.
Ona Maduma, de R. F. /1\'iOOu$ 193-l9ó.
OrbitoliOA: 231 y 233.
~rcl, sufijo toponlmico onuguo: 188 )' 189.
Organización social : 12, 14, 111, 211, SS, 62, 83, 87,96 y 200.
Orlppo, tot>6nimo antiguo: 1$4-186.
Orlos, tema decorativo: 127, 135-137, 147-150, 153 y 163.
Oro, ob¡clOS dc: 66. 67 y 94.
Onópreros: 251.
Ossigi, topónimo antiguo: 188 y 189.
o..ooob.1, topÓnimo antiguo: 184 y 185.
<ñlippo, topÓnimo antiguo: 184 y 185.
Osueu: 231-233.
Ovas, tema decoratiw: 127, 135-137, 147, 148, 153 y 222.
O•·eju: 17 l' 250.
OVles aries: 250.
Oxybapbon: Vb!.c ''PlatO> de pece•"·
PalaJitoa: 248.
1'1114ntia, topónimo annguo: 186 y 192.
Palcollrico: 251.
Paleras de piodlll: 37 y 38.
Plllmcllls, tema deeonrivo: 127, 128, 131, 134-137, 139-141, 143, 144, 147-154, 157,
158 y 160-16-1; -agrupadas: 128, 136, 147, 153, 154, 157 y 161; - combinodas:
-
261
[page-n-301]
12i, 11&, 131
143, 147-154,
150-153, 157,
Pallontill, topónimo
Pa~des:
13-1-137,
1S7, 160
158, 160,
anuguo.
1~7,
148, 153, IS4, 163 y 164, - enb.ad;n . 128, 134-1)6
y 162-164: - simétricas: 128. 135, 136. 141. 1«. 14g,
161 y 164
186 y 192.
Véa"Se "Muros".
Posta vlLrea: Wa~<: "Vidroo".
Pastores, pastoreo: 14, 19, 9S y 205
Plateras: 102-113, 125, 131 , 133-1~, 143. 145, I47-IS7 y 162-164.
PAtinas: 16.
PO\'Ímentos: 11, 13, 17, IK y 216.
Pc:cten: S6.
Pedestal<$: 18 y 222.
Peruavi, anuopónimo •nliguo 181
Penti, antropónimo antiguo : 181
Pentili, Pentili2, anaopónimo antiauo 181.
Pentilus, amropónimo antiguo: 181.
Pentius, anaopónimo antjguo: 181.
Pemoviecus, mtrop6nimo antiguo: 1K1
Pentovius. antropónimo ontiguo : 181
Percusión, récnica de Wla : 11.
PercutorC$ de piedr.t: 48, 76, 77, 81, 82 y 34
Perf0<11dores de piednt : 17
Periplo: Vtu.: "Ont mAtitíma"
Perlas de collar: Véase "Cuenuoa de coUar"
Pesas de telar: Véase '•PQndus".
Pezones-os:~: 76, 78, 79 y 244.
Píednt, objetos de: 11, IS·I8, 23·39, 44, 46-49, 52·59, 61, 63, 65, 66, 69, 72, 76, 77, Kl,
82, 84, 91, 168 y 249,
Piedra pulldJI, objetos de: 17, 39, 43, 46, 48, 49, 52-54 y lí6
Pilpilis, leyendo moneul : 171.
Pintaius, antropónimo antiguo: 181
Pimamus, 311ttopónimo anti¡uo: 181
Pinraví, anuopóoimo antiguo: 181
Pintili, amropónimo antiguo: 181
Pinto, aruropónime antiguo : 181.
Pinton(um¡, antropónimo anuguo: 181.
Pintovius, antropónimo antiguo: 181
Pitas Cunccu:ias: 126.
Piulakos, anuopóoimo antiguo: 186.
Pizam, objetos de: 29, 37, 38, 46, 48, 53, 76, 82 y 84.
Placas dt caliza ¡¡rabadas: 38 y 251; - paleollticu: 251; - de pn::un : 29 y 38.
Plaquetas antropODlOrfu: 28 y 59; -de oro: 67.
Plota, objttos de: 67, 76, 80-82, 87, 89, 94 y 172.
Pbtos: 10Z, 104-109, 112, 113, 125, 131, 113-40, 143, 145, 148-152, 154-157 y 162-167;
- dt peces: 109, 112, 133, 137, 138, 155 y 164.
l'lautia Papiria, ley moneutl: 203.
Pleistoceno, periodo geol6gko: 230.
Plioceno, periodo geológico: 229, 232 y 233.
Plomo, obitros de: 81 y 94.
Plomos escritos: 167.
Poblados: 7, 11-15, 25, 33, 38, 59-67, 69-96, 99, 193-206, 244 y 248; - qúicos: t>l,
62, 64, 65 y 69-96; - del brono: wlrm:íano; 59-67, 85, 86, 195, 205 y 244; eneolitico: 38, 58, 60 y 61 ; - a;>~o-romanos: 33; - ibéricos: 62, 65, 99 y 193 ~
206; - neollticos: 7, 11-IS, n y 38; - palallticos: 248; - prchittóricos, 11 , 15,
38, 61, 64 y 65.
Pol!tio: 173-, 177.
Polsbn, ley
Pondus: 69, 76, 82 y 84.
Pontieruc:, periodo seolósico: 235, 2)6 y 243.
Poru pompae: 216 y 225; - ttiumpbalio: 2ll, 216, 225 y 226.
Precampaoa, c:erimjca: Véase ..Cerilmíca pn:eampana".
Precerimi<:o, oeolltieo: 9-2 L
.Ptelodoeuropeas, lenguas· 190 y 195
262 -
[page-n-302]
Prerramlmas, cludndc>: 168, 173-175, 186. 190 )' 193-206; Pristanyd>us, coleóptcro: 25 l.
Protoneolltico: 9-11, 14, IS y 21.
l
165-1112,
Pu.rucs toman<><: 212.
Poenu: 17 y 2S; - de CUCO$! 209, 211. Zll 215-219' 223·!26.
Pulidores de pocdta : 17,
Plm 44 y 9-1.
Puntillado, lema dc:corativoc 128. 135, 147-149 y 1~1
Punzones: 40, 46, SI, 52, 57-59, 63, 75, 80. 81 y 84-86: -de bronce : 63, iS, 80. SI y
84-86: -de cobre: 40, 58, 63 y 84;
de hueso 46, 51, 52, 57 y 59; - - plnnos: 46, 52 y S7.
Puñales: 28. 35, 37, 52, 58, 63, 65, 67, 69, 72, 75, 76, SO, SI, S4-87, 93 y 94: -de bronce:
63, 67, 69, 75, 16, 80, 81, 84, SS y 94;
de cobre: 35-37, 63, 65. 72. 75, 80, 81,
84. 87, 93 y 94: - de hue'IQ: 52 y S8
Ruederas: 15 y 16.
Rupodor<> de •llcx SZ, SS y 81
R
Rtgadio: 14 y 19.
Rdigión: 11, 14, 111, 19, 2~,lS, S9, 63, 8>. Zl6, 222 y 249.
Rcpreoenooones andrótlinas : 34 y lS: - hwnaiUI• ma..Winu y f
Ratos humanos· \'~w: ··HueSOJ hu.maoo¡""' "'Crincos humanos~.
Rbynchonella: 231.
Ruos funerarios: ll, 14, 36, 44. 57-61, 64. M. 67, 83-85, 126 v 216; - roligoo!Os: 11.
14, SS, 89, 216 y 249.
Romanización: 98, 167, 190 y 193-226.
Romano, pueblo, ort<, cuhurn: 98, 167, 186, 190 y 193-226.
Rosetas, t
Ru
Saepo, topónimo antiguo: 184 y 185,
Saetabis, topórumo antiguo 201
Saauntia, topónimo anti¡¡uo · 190.
Saiti, leyenda monet11l : 171
Saldub:l, topónimo anliguo: 184 y lBS.
Sahamono
Saltigi, topónimo anu¡uo 188 y 189.
Salruie, leyenda monctal: 171.
Slliituorios: 18, 173 y 249.
Schnobdkannc de bronce: 129.
Sodentarismo: 11, 12 y 15.
S
Scgia, topónimo antiauo: 190 y 191;- le)·end• mon•••l: 171 y 190.
Segid2, top6mmo anti¡¡uo: 190 y 191
Segi!Bma, topónimo onti¡uo: 19L
Scgisamo, top6rumo anti¡¡uo: 190 y 191.
S
S
Scgo-, dcrntnto topon.imico: 176 y 192.
Scgóbriga, topónimo anucuo· 176, 178-180. 186 y 190-192.
Scgontia, topónJmo antiguo: 190-192.
Segontius, anuopónimo anuguo: 190.
Scgovesus, antropónimo anoiguo: 190.
Segovia, topónimo antiguo: 190 y 191.
Segundos entemomlentos: 57 y 58.
Seguntia, topónimo Mtiguo: 190.
Sekaisa, leyend2 monetol: 190.
Selr.isanoo, leyenda moncw : 1.90.
Sekopiriltcs, lcymda monew: 190.
Sckotii.s, lcytll Sepulcros: Véa>c: "Ent
Sepulturas: Vb.se ...Enterramientos"" y "Tumbas".
Sicana, IOjlÓIIÚno lnti¡uo: 194 y 195.
Sieg-, elemento topoolmico: 192.
-
283
[page-n-303]
Sierrll! de mc!lll: 94; - de silex: 16 y 63.
SOex: 26; -objeto. de: ll, 14-17, 39, 47, 48. 52, 53, SS, S6, 39, 61, 63. 6S, 76, 77, Hl,
82 y 84.
Slcy¡lboi: 124, 129, 133, 145 y 162.
So.ontogi, topónimo antiguo: 188 y 189
S pina de circo romano: Zll, 220-223 r zn
Stemless ey1i«s: 121.
Suero, topónimo antiguo: 201.
Sus oc:ropha: 7S, 84, SS, 2SO y 2SI
Substrato lingulllico p:-e-indoeuropeo 19S
Tabuccl, topónímo onti¡uo: 188 y 189.
TahunietlSC, industrio: 16, 19 y 21.
Talooorus, antropónimo antiguo: 181
TaiAbl, onleopóruma ontiguo: 181.
Tobbriga, topónimo antiguo: 178-180.
Talavia, antropónimo antiguo: 181
Tabvorum, antropónimo antiguo: 181
Tala''U'- Talcvus. antropónimo antiauo 181 .
Taloci, antropónimo antiguo: 181.
Taloeu\, antropónimo antiguo: 181
Talori, antropónimo antiguo: 181
Talotius, antropónimo antiguo: 181
ToU~ cerámicaa: Véase ''Homoe cenlm•co\'
Tallius, antropónimo omiguo: 181.
Tnrt6sico, pueblo, arte, cultura: 167 y 168.
Tntunges: 26, 29, 31-33 y 38.
T•tu: 124, 133 y 143.
Teatros romanos: 226.
TwóniCII: 229, 230, 232-235 y 242-245.
Tejidos: 75, 80, 81, 83, SS y 86; - pin!Jidos: 83
Tchs: vm. "Tejidos".
Tebrcs: 69, i6, 82 y 8~
TeUs: 7-13, 19 y 20.
Te:mu decoraúvos: Vb.x "'On:ulol'\ "Gutm1lcb$'". ~rbs''"_ ··o,.•,··, ... Palmetas'\ "Pun. .
1Ulado'•, .. Rose:tai"', "Ruedecilb'".
Templos: 19 y 145.
Tcrebnnula : 231 y 232.
Terltakom, leyenda mooell!l: 171.
Tenninolo¡;ln: 20, 21, 61, 99, 100 y 121.
Term 1igillatn: Vb..: "Cenlmiea tigillato'',
Tetones-aaa: 76, SO y 244.
Textos c14sicos: 167, 169, 173, 193·202 y 206; -ibéricos: 165 y 167-173: - palcohi•pinicos: 1156-168, 170-173 y 176.
Tholoi: 26.
Tinajas: 64.
Tipologla: SS; - crrimica: SS y 100-125.
Tocado: 18.
Toceta, antropónimo antiguo: 181.
Toncctnmut, anuopónimo antiauo: 181.
Tongatut, antropónimo lllltÍguo: 181.
Ton¡¡eta, antropónimo antiguo: 181.
Tongetnmus, antro_P6nimo antiguo: 181.
Tongius, nntropónuno antiguo: 181.
Tongo-, elemento roponlmico antiguo: 176, 178 y 180.
Tongóbri¡¡a, topónimo antiguo: 178-180 y 187.
Toponimia: 248-250 y 252.
Topónimos pcerromanos: 167, 173-180 y 184-192.
ToponomútiCII: 167 y 171.
To=s: 12-1~, 62 y 224.
TOUCIISi:l: 231.
Trepanaciones: 25, 37 y SL
Triúioo, periodo geológico: 229, 236, 2~3 y 252.
Tribus celtib
-
26<1-
[page-n-304]
Tru:oJÚ>éidos: 2S2.
TroCeos: 222.
Twuucd, topónímo anuguo: 188 y 189.
Tulipa• certmícu: 69, 7Z, 74-76, 78, 79 y S4
Tumbas: 23, :U, 26, 30-33, 36, 64, 67, 69-SS, 97-11>-1. l~S, N7 l' 24ll¡ - .ualnc" 64,
67 y 69-85: - calcolltic:.,: 31 y 33: -en mu 64, 66, 67, 83, 85, 90-92 y 96; c:okaivu: 23, 26, 30-32, 36 y 67; -en colmc:n.: 23, 26, 31, 32 y 36, ·- en ftN :
20, 7Z, 7S, 76 y 83; -tbetieu 97-164. 24S y H7:- en urna · 72, 83, 24S a 248
Tlimulos: 99, 131 y 132.
Turde12n0, pueblo, ..,., cultur11 168.
Turi, mp6nimo antiguo: 19S.
Turmoges, uibu ami¡¡uo: 187.
Turo-, c:lemcnto toponimic:o: 178 y 180.
Turquesa, objctOH de: 18 y 19.
Tutugi, topóoímo onu¡¡uo: 188 y 189.
Tyric:he, topónimo antiguo: 195.
Tyri<>, topónimo antiauo: 194 y 19S.
T¡-rü, topónimo antí¡¡uo: 194-196, 199. 201-203, lOS l 206.
Tyritanoo, pueblo anti¡uo · 200 y 202.
Tyrius, topónimo anti¡¡uo: 195.
U arcas, leyencü moncta1: 171
-ubo. sufljo topooimico tbcrico. 184, 18S l 187.
-ua:i, sufijo toponlmlco tbetico: 187-189.
Uirouia•, lcy.nda monctal: 171.
Urbanización: 11-14, 17, 19, 21 y 62.
-ur¡i, sufijo toponímico lbetico: 187-189.
Urnas funerarias : 62, 72, 78, 79, 83, 86, 90, 9l, 126 y Z4H.
-ugi, sufijo toponimioo ibérico: 188 y 189.
Vacas: 17,
Vokntini \'tteront ct vctcr
Vorillu de cobre: 44, 47 y SS.
Vascuence, lenaua: 166 y 195.
Vasijas: Véast "Agallorud.a", .. As3s"', ~·BolWs", ''Botc:lb.!l..., ••Ccr:imics.., ''Ccn.ma\lat.., ··eo.
p:u". ~te:ras.., •..:uencos", "Escudil.lu'', "Etl-.mpillat", ·~uentes.., ""Grafitos", ''HOC·
nos ccrimicos''. "'Jarros.., "K.am.ha:roi·'. "Kot)·loi··. "Kylikes"~ ..CUgyno1'\ "Oipes•'.
UPatcrasu, upczone~au", ~tos", "Skypbo.i'\ "Stemless (;)"liccs",. ..Taus'\ -remas
dccoraúvos", Y"f"etoncs..as:a", "luujas", ...Tipo~ia Ctt'lim.ica", urulipas", •curnaa••
Vasos: de cuero: 17 ¡ - decomd~: Véase uoccorac16n" y ·~cmas dCCOllltn'Ol"; - dr
madero : 17: - dt ptodro: 17;- de plato: 172; - rituales: 84. 8~. 126. 129 y 2~7.
Vegetales: 14 y 86.
Ventipo, topónimo antiauo: 184 y J8S.
Vtstido: 18, 26, 28, 30, 31, 34 y 36-38.
Vidrio; 96 y 101.
Viviendas: VéaJc ••Consuuectones·· y ~Habnncaoncs" ..
Wcoldc:rue, periodo ¡¡~: 229-232, ~ y 236.
Y=: 18, 229, 230, 232 y 23~.
-
265 -
[page-n-305]
INDICE DE LUGARES
Abcngibre (Alblcetc): 170 y 111.
Abru=l:l (Aimería): 94.
Acatucci, dudlld antigUJI al •ur de )om 188 y 1~"9.
Acinipo, hoy Rondo la Viejo (Málogo): 183 y 184.
Africn: 96;- del Norte: 8, 19,96 y 146.
Agom de Atcna• (Grecln): 100, 14S y 146.
Agua, cucVD del (Alhama, Gnonndn): 91; - rambla del (Gorafc, Gronndo): 70 y 71,
Aguilar de Campóo (PIIlendQ): 191.
hguiJanA (Cffi'ona): 247.
Ain Moll3ha (Eynan, Israel): 1S.
Akta Lwl
Alamedilla (Granadll}: 89.
Alava, provincia de: 182, 183 y 191.
Albouee, provincd de: 88, 168, 170, 171, 188 y 189.
Albai Albalaee dd Anobispo (Tcrud) 170 y 171.
Albcrltc (Lq¡roiio): 182 y 183.
Albcr:ri, monee (Aicoy, Alicanee): 41
Albi (Tarn, Ftando): 29.
Albondón (Gn1113dJa): 89.
Albufua, lago (Valenci•): 195 y 228.
Albufetl'ca (Aiicanee): 146.
Albuiiol (Granada): 89.
Albuñuclas (Granadll): 89.
Alburquerquc (Badajoz): 183.
Alcacer do Sal (Alcneejo Bajo, Porcugal): 170, 171 y 182.
Alcalá de Cbisvm \Casccllón): 170 y 171; - de Henares (Madrid)· 170 y 171, - dd
Río (Sevilla): 167, 168, 170, 171, 174. 175, 180 y 187.
Alclrun:r:l (Cáccres): 182.
Alcaudetc Uam): 188 y 189.
Alclzar (Granadll): 89.
Alc:ira (Valcncia): 195 '1 251.
Ak:oy (Alicante): 39-58, 63, 65, 66. 86. 167, 170 y 171.
Alcublas (Valcocia): 228.
(Eicbc, Alicante): 170 y 171 ¡ - (Mollora): 204.
Alcucliá {Granada): 88, 93 y 94¡
Aldcire (Grmada): 88 y 92.
Alcchipc (Oidiz): 184 y 185.
Aleje (Cistierna, Le6n): 181.
Alemania: 81, 96 y 165.
Alcnqucr (Esuemadura, Ponupl). 178-180.
Alcntcjo (Ponugal): 182; -Aleo (Ponugal): 29 y 178-181; - Bajo (Portugal): 170,
171, 182, 188 y 189.
Alhrp (Valcocia): 205.
-
266 -
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Algar, El (Anuos, Alme •
-\lprve {Ponu¡al): 167, 168. 170, 171, 178-180, 184, !SS y 187.
Allwno (Granada): 88 y 91.
Alicante, ciud•d: 40, 98, 146, 170, 171, 174 y 175.
pnwtiiC͡o, 39-59. 61, 63, 6S, 66,
83-86, 98, 146, 167, 170. 171, 174, 175, 180, 188 y 189.
Alimaymon, cueva (Olocau, Val
Alm.nn>:Oro, río (Almerúl-Gmn•d•): 9Q.
Almcrlo, dudnd: 88; -provinciA· 62, 64, 6S. 67, 83·92, 94-96, 167, 170 y 171
Almerlo, rlo (Almerlo-Gmnado): 92.
Almijaro, sierra (Gran:1da): 91
Almwiécar (Granada). 88, 89 y 91
Alone, hoy Beniclotm (Alicante): 98
Atoo (M,bp). 93, 174, 175 y 180.
Alpóbri¡a. hoy Alpuébrega (Toledo): 178-180
Alpu~brep (Toledo): 178-180.
Alpuja.rns (Granada): 89.
Alquire (Gmnada): 88, 89 y 92.
Alta, cueva (Momefrio, Gnannda): 92.
Alto Al entejo: V~ Alentejo Alto.
Alumoth (Khitbct Sheik'Aii. 1VIIel): 10.
Allozo (Tauel): 170 y 171
Amall6brip, hoy Tordcsill.os Valladolid): 178-180.
Ammm (Jonllmia): 8.
Ampuriu (La Escala, Gerona) 98, 170, 171, 174 y 17S
.Anatolio (Turqu!a): 19.
Andaluda: 60, 88, 172, 174-176, 180, 19Q y 191,
Andlllo (Valencia): 228•
.Andúju (Ja~n): 174, 175, 180, 188 y 189.
Anta• (Almerfa): 62, 64, 65, 67, 83, 85-87 y 96
A.r ahal (M•n:h
Atcóbrip, hoy Arcos de J•ltln (Sori.a): 178-180 y 187; - hoy, Motueal de Ariu ítano¡oz:o): 178-180; - m b Lusuani2: 187.
An:os de Jal6n (Soria}: 1711-lllO y 187
An:hivel (Murcia) • 90.
Ardales (M41aga): 93.
Ardécbe (Francia): 24.
Ardóbrigu, hoy Coruña o Jl.l Ptrrol 178-180.
Arc.nys de Mar (llarcclona): 170 y 171.
Argar: Vbse Algar
Ationa (Jaén): 94.
Arl~ (llo<:as dcl ROdano, Fran<:o3): 25 y 21S.
Arocllc (Hud•'2): 188 y 189.
Aox, hoy Sa¡unto (Valmru); 201 y 202.
Arrlbats (Murat, Tlll1l, Fraoeúl): 27 y 33-35.
Arroyo de la Luz o dcl Pucn:o (Các:rru): 107-172, 181 y 183.
Arligi, ciudnd antigua hacia Zalame.' de lB Serena (lladajoz): 188 y 189.
Arw:cl, dudnd antiguo entre Aroche y Mouro (Huclva y Alcntejo Blljo) : 188 y 189
Asa (/t.lova) : 182.
Ascoli (ltolio): 190.
Asia : 7-21 y 249.
Asilo de Bou (Cullcl'2, Valencia): 6S y 67
Anigi, hoy &ijo (Sevilla): 188 y 189.
Astorp (Le6n): 181 y 183.
Asturiaa, reglón: 60, tn, 181-183 y 191.
Astúrica, teRi6n antigua: 177.
Atalayuela (Losa del Obispo, Valencia): 63.
Atarfc (Granado): 88, 91 y 9S.
AtcDU (Grecia): 100, 101, 119, 142, 145 y 146.
Audc (Fnancia): 24, 170 y 171
Augum, vill r00!2Da: 212 y 216.
August6brip, hoy Muro d< A¡red.t (Soria): 178-180; - hoy Talavcra lA Vieja (Các:ercs): 178-180.
Aula¡o (Almcria): 92.
-
267 -
[page-n-307]
AuraJ, ho~ Joén: 188 y 189.
Ave, rfo (Minho, Portugal): 178-180.
Aveyron (Francia): 24-31 y 33-36.
A viiJa, ducbd y proviQci:a : 183.
A\'ÓIH"Íp, ciudad antigu:1 cuca dcl no Av< (Ponugal): 178-180
Anilil (Terucl): 170, 171, 174 y 175.
&cb~ pro•·incia: 178-183, 187-189. 19~ y 211
&cblon.> (Bar
l!aeoa (Cónloba): 184 y 185.
&dippo, hO)' Barbate (Cádiz): 184 y 185.
&esucci, hoy Yilches (Jaén): 188 y 189.
BactiCl, región ontisua: 187.
Bacturfa.l. rcaión antigua: 187 y 190-192.
Bae>:O (lirannda) : 87.
Bajo Alentejo: Yúsc i\Jentejo Bajo.
&jos Pirincoa (Francia): 174, 175 y 180.
l!aleoridu, hoy islas &le:u:es: 20 l.
Baleores, i.toa: V&se Ibiza, Mallorca y Menara.
Barca d'Aiva (Seu-a Alta, Ponugal)· 178-180.
Barbaa:na (f!h-as, Ponupl): 29.
Barbote (Códi%): 184 y ISS,.
Ban:don:a, ciudad: 170, 171, 174, 175, 207 y 218: - pcovinei.1: 86, 170. 171. 174. 17S,
180, 207 y 218.
Bari (ltolia): 195.
Bnrniedo (Riruio, León): 183.
Barltlnc del Castcllct, euevo (C.~rtlcolo, Yoknci•l: 57; - del Cinc (.A.koy, AhClnt<):
39, 58 y 66.
Barruecopardo (SolamanCl): 182.
BnrscllA, Cueva del Monte de la (Torwnan;¿unat, AliClJllc): 57 y S9
Baailippo, hoy Araba! (Sevilla): 184 y 185.
Bastetania, reaióo •ntigua: 190 y 191
Bastida, La (Towu, Murcia): 83-87; - dt lu ~. l.a (Mogtntc, Yalmcia): 91!,
99, 116, 124, 138, 140, 170, 171 y 24S.
&umea Chaudu (Saint-Genrges de Uvtjac. Lozm. Franoa): 37.
Baza {Gran.ada): 88-90.
Bua, si
&as d< Guodix (Granada): 88, 89 y 93.
Btc
Beersheba (Israel): 8.
Beils (Callclló.n ): 2UI.
Bclm Alta (Portugal): 172 y 178-183;
Boja (Portugal): 181-183:- Litoral (Ponupl):
178-180.
Bo!l¡ida (Valtnei.1): 61.
BelvlJ de Monroy (Oiccrc:s): 181.
Bellús (Val
Beruguxtl (Valmcla): 228, 232-234 y 243.
Ben:unoutel (Granada): 88 y 90.
Benallll (Cast.Uóo): 170 y 171.
ll
Bcnidonn (AUcaDte): 98, 170 y 171.
Benillobn (Alicante): 66.
Benisan6 (YIIImcia): 228.
Bétlc:;~, c:ordillcro: 89.
Bética, región antigua : 1n y 1$7.
Bctio, rlo: 174, 175, 180, 188 y 189.
Bilbao: 176-178 y 180.
Bilbllis, boy Calatayud (Zamgou): 170 y 171.
Blanco, rlo (v&se Turia): 195.
Blanqueo (Pinos Genil, Granada): 91.
Blanquiurea de Lcbo<,
Bocas del R6dano (Franci:o): 2S y 215.
Boniol (CIII Bouisstt (F
-208-
[page-n-308]
Bo>ouls (Aveyroo, F111ll0a): 28 )' 29.
Bt11¡¡r.t1SIIf8UCI (Gard, Fr:oncia): 31.
Bracona (Granado): 88 y 92.
81118" (Minbo, Ponusnl): 181 y 183.
Btosnn7.ll (Tra~-Momcs, Pont~gol): 181
Bras~oc (Taro, Francia): 29.
Brit
Brivlescu (Burgos): 170 y 171.
BroquiC. (Aveyron, llmnda): 36.
Brcna• (Oiceres): 17&-180, 182 y 187.
llrutium, región amigu:l de lullin: 19S.
Bu¡pma (Valc:ncio): 243 y 251.
Bunrerat, covac:has de (Liria, Valencia) 228-236 y 238; - monte (Liria, Valencoa):
227-233, 23S-237, 242, 243 y 252.
Bur¡o de Osnu (Soria): 170 y 171.
Bur¡oJ. ciucbd: 177-180 y 187;- pro\ln.;ia: 170, 171. 177-180, 182, 183, 187, 191 y 192.
Byblos (Gebdl, l...lbano): 10.
Cabona (Ca.u
Ca~ das Fl'llguas {Guarda, Portugal): 170-172.
Cabezo de Gri
Cab<:zo Redondo (VUJcn:~. Alicante): 66.
C\c:ere•. provincia: 29, 38, 170-17Z, 178-183, 187, 191 y 198.
Oldiz, ciudad: 190 y 211; - provtoela: 184, 18S, 188-190 )' 2U.
Caelóbtill'J, hoy C.stclo-C.lobre (Barca d'Alva, Portugal): 178-180
Coe.aróbrl¡¡o, hoy Talovera de Lo ReiM (Toledo): 178-180.
Caetóbrigo, hoy Sctubal (Eorremndum, Ponugnl): 178-180.
C.inr (Granado): SS y 91.
Caloccltc ('l'eruel): 170 y 171.
C'..olagurrls tulla, b.oy Calohorrn \Logroño), 203.
Calahorra (l.oj¡roño): 170, 171, 203 y 211; - Lo: Wase Lacalaborra
Calatayud (Zaragoza): 170 y 171.
Calatorao (Zara¡ou): 170, 171, 178-180 y 187.
Caldas de Vicrlba (Minbo, Portugal): 181 y 183.
Calí¡¡ (Candl6o): 60.
Calmets..:t·k-Villla (Aveyron, Fraoo.): 29.
CalObri¡¡a, hoy Valdeorro (Orense) · 178-180.
Callosa dd Seaua (Alic3nte): 83.
Cambrid¡¡e (ln¡la.tcmo): 96.
Caml Real d'Abcmt. c:ovocba {AibG•dJ, Valeneo>): 57 y 59.
Campdlo (Alicanre): 170, 171, 174 y 175.
Camprieu (Gard, Francia): 35.
Candil, cueva d
Can¡¡as de Onls (ASI\Irí:ts): 181-183.
Canl!es (Gmmda): 88 y 90.
Cantábria~, región: 176.
Cantero, Lo (Vi.l.Wulr, Tcruel): Wno;c VIUUI.Ilr.
C.ntigi, hoy B•p
Cañada dd Servad~
C.ñar (Gmnada): 89.
Caplleira (Granoda): 89.
Caplla (8.1dajox): 178-180 y 187.
Capinhlo (Beint Baja, Ponugal): 18Z )' 183.
Careocia, nionte de 1• (Turls, Valencia). 195.
C.ri¡¡\l
Car¡ueres (Reseode, Douro l.it0l81, Ponugal): 181.
CarricoJ.:1 (Valmcia): 57.
Carri6o de los Coodes (Paleocia): 178-180 y 187,
Cartli Cata de J...am (Villc:na, Alicante): 61.
Cai3ricbe (Sevilla): 184 y 185.
Cuillas de Caria (Cácttes): 182.
Casino• (ValcDCl:l): 228, 233, 234, 242, 243 y 252.
CasrandieUa (Asturias): 191.
-269-
[page-n-309]
Castc:lnau-V~Ience (Gard, Prnncia): 28. 30, 31 y 35.
Castelnooo (Ca.steUón): 60, 170 y 171.
Castelo-Calabre {Bares d'Aivn, Bcirn Alta, Ponugal): 178-180.
Caste!let (8orriol, CasteUóq): 247.
Ca.s{eU6n1 ciudad: 170 y 171;- provincio: 40, 60, 61, 63, 64, 170, 171, 174-176, 178-180,
186, 190-192, 195, 199, 228, 229 y 247.
Ca•tilla: 94 y 187.
Castillejos, Lo$ (Monte!río, GranAda): 92.
Castillo (Sagunto, Volencia): 208; - ladera del (Chivn, Valencin): 60.
Ca.suil (Gmnndn): 88, 90 y 94.
Casrulo, hoy Segura de la Sierra (Jaén): 168 y 170-ln.
Camluña: 60.
Ca u Alt, cucw: Véa$<: CavaiL
Cnussc Noir (Tam, Francia): 2li y 29.
Causst$ (Francia): 30.
Causs<:s de Sauvl:terre (Francia): 37.
CavaU, colindo de b coevo del (Liria, Valenc1a): 245, 247 y 248: - <'Uevn del {LJOa, Volencio): 227·252; - cueva del (Oiocau, Valencia): Z49.
Cazarils (Saint-Mnrtln-dc· Londres, litcauh, Francia): 32 y 33.
Oulona, hoy Segura de In Sierro (Jaén): 168 y 170-172.
Ca1-orla (Jaén): 211.
Ceclavin (Cáceres): 182.
Celtiberia, región antiguo: 177, 187, 190, 191 y 235.
Cementerio {l.ida, Valencia): 227; - caro del {Orce, Granada): 90.
Cercat, El (Gayones, Alicante): Véase Scrcst.
Cerezo de Riotir6n (Burgos): 191.
Curico de 1.1 Escoba (Villet!Jl, AliCIUite): 66.
Cerro de los Santos: Véase Santos, cerro de los.
Cifuente• (Guadalajara): 191.
Cigamtlejo. El (Mula, Murcia): 97-164, 1671 170 y 171.
Cinc, rlo y barmnco (Aicoy, Alionte): 39, 41, 58 y 66.
Circo de Magencio (Roma): 221; -Máximo (Roma): 214; - de Sagunu> (Sagunto,
Valencia); 207-226.
Cirenaica (A!rio del N'one): 146.
Cistleroa (Le6n): 181.
Cltetior, provinci3; 1n.
Ciudad R<:.'ll, provincia de: 95.
Ciudad Ródrigo (Salamanca): 178-180, 183 y 187.
Ounia, hoy Coruña del Conde (Bur¡os): 191.
Cnossos (Creta): 195.
Cogollos de Guadix (Gmnada): 89.
Cogul (Lérida): 170, 171, 174 y 175.
Coirnbra (Beira Litoral, Portugal): 17H- 180.
Colippo, ~oy Leiria (Portugal): 184 y 185.
Colmenar (M:llaga): 88 y 91.
Colornbicr, La (Euut-les-Baw, Gard, Ft1111cin): 32, 33 y 35.
Colonia (Airmania): 96.
Collado de b Cueva del Cnv.U {Liria, Valencia): 245, 247 y 248.
Collorgues (Gard, Francia): 25, 26 y 30.
Combret (Avcyron, Pmncin): 34.
CondeiXJJ-o.VclhiJ (llcira Litoral, Portugal): 178-182.
Conlmbriga, hoy Condeíxa-a-Vclha (Beiro Litoral, Portugal): 178-180.
Conob~ hoy Lebrija (Sevilla): 184 y 185.
1
Conquit, 1!J (Gomf<:, Gill0.3da): 90.
Contrasta (Aiava): 191; - hoy Valen(:ll·do-Minho (Ponugn1): 198.
Corbeta de Alcim (Valtncill): 251.
Corbieres, monres (Francin): 168.
Córcega : 37.
Córdoba, ciudad: 88, 184 y 185; -provincia: 88, 92, 95, 168, 17Q, 171, 114, 175, 180,
184, 185 y 187-189.
Corduba, hoy Córdoba: 184 y 185.
Cocia (CAceres): 181 y 182; - del Rlo (Sevilla): 184 y 185.
Cortes de la Front
-270-
[page-n-310]
Com¡o de ll, Ganada): 91
Coruru, ciudad: 17&-180;- provu>. 191
Cova Negn U6tiva, Valencia): 251.
Covadongo (C.nga• de Onl5, A~turi..): 181
Cowha (Aibaidlt, Vai
CovoccUts (Gayones, Alicante): 66.
CoveUI de I'Or (Goyane5, Alicmte): 66.
Coyn)or (Gronoda): 89.
Coconm, hoy Valencilt de Don juan (Uón): 19~.
Cto!e, cueva de 1> (Foi...e, Francia) 30.
Cr~mencs
(Uón): 182 y 19l.
Cma. 195.
Crttoa (Tc:rucl): 170 y J7l.
Crouxlque' (B~, Tam, Fronoa): 29.
Cruz, euro de b (Concs de Navarra): 247, - - - - Oúcbr, Gr.anada : 91.
Cu.:nca. provill<'ie: 170, 171, 17&-180 y 191.
Cueva a de Vcru (Alrnerla): 8l-86 y 96.
Culantnllo, tttro dd (Gotafe, Gtánada): 69-96.
euu... (Valencia): 60, 6S )' 67.
Oull'chts (Granada): 89.
Ch..scy (Francia): 36 y 37.
Chavea (Tra~-
Chinchilla del Mome (Albacete): 188 y 189.
Chtpre: 9 y 146.
Chiva (Voltncia): 60.
Dalias (Al mula): 91.
D:~maseo (Siria): 8.
D<•he"' de la Fantasía (Cortes de lo l~rooceru, Mdloga): 184 '1 185.
001fomes (Gmnoda): 88, 92 y 94.
Oenla (Aik:ante): 98.
Oeóbriga, hoy Minnda de Ebro (Burgos): 178-180.
Oeobrl¡ub, cueo de Burgos: 17&-180.
Oesaóbrip, hoy Osomo (Palencia): 178-180.
Oibr (Gromda): 89.
OinallWCII : 36.
Dolar (Granada): 89.
Oomc-z (Z:Imon): 181.
Dones, euevo (MtUares, Valenca)
252.
Doo Aguas (Valenci>): 252.
Dauro Litorul (Ponugal). 17&-182.
Dudltr (Granada): S8 y 91
Duero, rlo: 169, 186, 191 y 192.
Durcal (Granada): 89.
E!bro, rio: 62, 168, 201 y 247.
F.eíja (ScviUa): 188 y 189.
E!dinburg (Gran Brew>a}: 70.
E!¡¡tn el< los Caballeros (Zantgo"'): 170, 171, 190 y 191.
E¡¡ipco; 8, 19 y 96.
'Ein Moloho : Ve.r 'Am Mallaba.
El Ji.'m Uordania}: 19 y Zl
1!1 Khiom ' V~~ El Jiam.
Elche (Alic:lme): 170, 171, 174, 17S, 180, 188 y 189.
E!lD<' (Pinneos OricnLOles, Francia): 170, 171, 174 y 180.
E!lvas (Aicnc
E!mporion: Vbse Ampurias.
Entcruac (Nissan, Betault, Fmnc:ia} 138, 140, 168. 170, 171, 174 y
E!pila (Zara¡oza): !SS y 190-192.
!!re1a del Pedrepl (Na~): 60.
E!rialea, Los (Laborcillas, Gr.anada): 87, 93 y 96
E!Jc:ala, La (Gerona): 98, 170, 171, 174 y 175.
EIOOba, ccrrico de la (Villma, Alieance): 66.
l!$madro, <:astro (Mateda, Or
-271
17~.
[page-n-311]
Espo~ Medhemínea. 140, 167, 168, 172, 173, 176. 186, 192. 195, 196 ) 201; -
M
dion:d: 29, 37, 87-89, 168, 172, 176 y 187; - Occidenml: 167. 172, 176, 1n. 186
y 187; - Septcmrionol: 167, 112, 176, 177, 186 y 187; - Sud-orkntal· 168.
E.pcluy (Jao!n): 188 y 189.
Espinbo (Douro Uroral, Portugal): 178-180.
&pino de los Doctores (Snlamnnca): 182.
& tación de Ferrocarril (Liria, Volonciu): 231
S.tclla (Novnrru): 183.
Estepn (Sevllb}: 184 y 185.
Enrcmadura (Porrugal): 38, 178-181 y 187
Estn:lllm (Almtejo Alto, Ponu¡ol)• 178-180
Europa Cmtral : 87.
Euzct-les-Bains (Gllrd, Franela}· 32, 33 y 35
"Eynan ('Ain MallilhJI, lsr.td) · U.
Fmles, óo (Gr:llll\da}: 9S.
Faro (Aig;uve, Porrupl): 184 y 18S
Fclguciru (Douro Utonl, Portu¡:al): 182
Ferriéns-ks-Vt=riet (H~rault, Fntvcia): 31 y 33.
FetTOI, El (Coruñs): 178-180.
Filomena: Vi:ue Villa Filomena .
rañam (Almerfa}: 92.
Fiviuano (lllllia}: 37.
Plavi6briga, ciudad antigua corea de Bilbao· 178-180,
Foisgc (Fr:mcia): 30.
Foot de I'Almaguer (Aifarp, Valenclia): 20S.
Porubulsse (Francia): 33, 3S y 36.
Foradá, cueva (Lirin, Valcncin}: 243.
Fom~ (Gtanadn): 88 y 91.
Fraga (Kuescst): 170, ITI, 174 y 17S
Francia: 23-38, 138, 140. 168, 170, 171, 174, 175, ISO, 199, 21S, 221, 222 y 247; meridional : 23-38.
Fregenite (Granada): 89.
Freila (Granada): 88 1 90.
FrejetUI de la Siern (Badajoz): 178-180 y 187.
Fuente Alamo (Cucvu de Vera, Almtria) 84, 86 y 96.
Fumtc T6jar (Córdoba}: 95.
Fucotcrroblcs (Valencia): 24S.
Gador (Almerla): 167; - siem de (Aimeri3): 170 y 171.
Galera (Granada}: 88. 90, 188 y 189.
Galicia: tn y 187.
Galilea, mar: 8.
Gandía (Valencia} : ZS l.
Gard (Francia}: 23-26, 28-33, 3S y 36.
Gamy (Soria): 170 y 171.
G
Gastioin (A.Iava): 191.
Gayanes (Alicante): 66.
Gayem: (Gard, Fronda): 31.
Ga:ta (Egipto): 8.
Gcbell (Ubano): 10.
Generalidad, Palacio de la (V1Icneb}: 203.
Gúgal (Almerla): 92.
Gennaodls (Rafdbuñol, Valencia): lOS.
Gerona, provincia· 98, 170, 171, 174, 17S, 222 y 247.
Gczcr (Unid): 8.
G•braleóa (Hucln}: 188 y 189.
Gibrallllr: 184 y 18S; - emec:ho: 168.
Gor (Gtanada): 88, 90 y 93; - cerro de (Gor, Gr:mada): 90.
Goal• (Gtanada): 69-96.
Grajas, curo de las (Beas de Guodix, Granada): 93.
Grao BrctllÓa : 70 y 96.
G.ranada, ciudad: 70, 78, 81, 88, 90-9S, 170, 111, 174, 17S, 180, 188 y 189; -provincia:
69-96, 170, 171, 174, 175 y 180.
-272-
[page-n-312]
Granjucla, La (Córdoba): 170 y 171
Grecia: 97, 99-101, 115, 119, 126. 129, 131, 137-140, 142, 14-1-146 y 195
Grupo E!éolar (Sagunto): 22S
Gu~dabjara, provii'IC:i" 170-172, 177, 181 182, 188, 190, 191 y 192.
Guadalnvinr, río (Véase Tuda): 19S.
Oundolfco, rlo (Grona
Guadiana Menor, do (Granadn); 90 y 93.
Gundix (Grartadn): 88 y 93; - do (Grnnllda): 92 )' 9S
Guojor Fondón (Granada): 89
Oullldros (Gronado): 89.
Ouardn (Por GUejar, •ierra (Gronoda}: 89
Guimanes (Minho, Por
GuitOoa (Undl): 170 y 171
Gumicl (Burgos): 182.
Gymnctias, hoy islas &lcucs : 201
Haut• Plateaux (Ftllllda): 23.
Hebrón (hracl): 8.
Hemeroscopión, hoy Denia (Aiíca.rne) 98.
Hérault (Ftllllda): 24, 26, 28, 31-3'1, 37, 138, 140, 168, 170, 111. 174 r 175.
Herradura, La (Gnmoda): 88 y 91.
llen-en del Duque (Badajo%): 183.
Hinojosa del Duero (Sallnunca): 182 y 183
Hoyos del Cooquln (Gnrofe, Gronodl): 90.
l!uclva, provincia: 38, 174. 175, 180, 184, 18S, 188 y 189.
Huéoejo (Grannda): 88 y 92.
Huertos, <:alle de los (Sa¡um(l, Volencln): 207, 209 y 1.16.
llueSCI, c.iudad: 170 y 171;- pmvlntio: 170, 171,174 y 115.
lluetor..Sanúllán (Gr>nada): 89.
Huesear (G,..nada): 88, 90, 188 y 189
Huich, laao (hrael): 98.
Ibérica, cordillera: 62.
Ibiza (Baleares): 169-171.
ldanh...·Vclha (Beira Baja, Ponupl) 181 y 183.
luAbri¡;a, oudld antigua tUa de AJcnquu O'ortugal) 178-180.
Ure (Mnarróo, Murcia): 83 y 84.
l¡¡lesuela dd Cid (Terocl): 170, 171. 174 y 17S.
llerda, hoy Urida: 173-175 1 180.
UiburiJ, hoy Elne (Francia): 174-180; - boy Gnooda: 174-180.
Uici, hoy Elme (Alicante): 174, 175, 180, 188 y IS9.
llipa, hoy AJcali del Río (Sevilb) 174, 175 y ISO.
Uipula, hoy Niebla (Huelva): 174, 17S y 180; - Minor, ciudad onugu:¡ cerca de Osuna
(Se•'illa): 174, 175 y ISO; - Mon$, hoy Sierro Newd.-1: 174, 175 y 180.
rtilurgis, ciudad antigua ecrca de Andrljar Uaén): 174, 175, 180, 188 y 189.
lllturgloola, ciudad antigua cuca de Prie{!o (Córdoba): 174, 175, ISO, 188 y 189
llorc:i, ciudnd antigull c:n el alto Beti': 174, 175, ISO, 188 y 189; - hoy Lo""' o Lorqul
( Murcia) : 174, 175, 180, 188 y 189.
llorcis, ciudad antigua cen:a de Tuddo (Navarro) : 174, 175, 180, ISS y 189.
Iltino, hoy Lúida: 173.
llturo, hoy Matar6 (ll.m:ciOOII) : 173 y 180.
llur¡o, hoy Sontisteban del Pueno (Jo~n): 174, 175 y ISO.
llun:o, hoy Pinos Puente (GI1Ulldl): 174, 175 y 180.
Jluro, hoy Aloa (Málaga): 174, 175 y 180;
hoy Mataró (Bm:clan2): 173- 175; - hoy
Oloron (Frai'IC:ia): 174, 175 y 180.
llbna (Guadalajara): 181.
1n¡¡laterra : 96.
lponuba, hoy Bacna {Córdobe): 184 1 185.
lptua:i, ciudad IDÚgU3 CI<10 de Jcru de la Front<.D (Cádlz): 188 y 189.
lrak: 9.
larad : 9, 10 y 15.
Imql, hoy Los Villares (Andüju, Jaén): 188 y 189.
Italia: 37, 100, 126, 190, 195, 201, 204, 214, 221, 247 y 249; - meridiOJUl: 37, 100, 126
y 201; - sepu:mrioml: 37, 126 y 204.
JI
-
273
[page-n-313]
hucd, hoy Tej~d.l (Sc\'IU.I): 188 y 189.
lulióbriga, hoy Re.nos:o (Sontonder): 173-180.
lznall01. (GDll!lda): 88 y 92.
Joco (Huesco): 170 y 171
JoEn, ciudod: 88, 188 y 189;
prm•ineio: 84. 88, 92-95, 167, 168, 170-172, 174, 175,
180, 188, 189 y 211.
jalón, do: 169, 171 y 187.
]ilmictjo (C:\cere~): 183.
j4tiva (Valencia): 170, 171 , 174 , 175, 201 y 251.
jaumc:, covacha (Liria, Valencia) 236- :!38 y 252.
Javier (Na,-am~): 181.
Joycna (Gnmada): 88 y 91
jerts dd Marque!i3do (Gmnada): 88, 89 y 92.
jerez de loo Cab.Ueros t8:Jdai01l: 182;
de la Frontera (adizl: 188 l' 189.
Jtóc:ó (Jordania): 7-21
Jerusalan (Jordania) · H
Jiam: Vé:J.sc El Jiam.
Jordiio, rfo (Jorcbni.l-lsracl•: 10.
Jordania: 7-21.
JUc:ar, río: 196 y 201.
Kerdl (U. R. S. S.): 146.
Kbiam: VEase El Jiam.
Khirbct Sbeikh'Aii (lsmel) 10.
Khirokirla (Otipre): 9.
Loborcillas (Gr:lnada): 87, gg, 93 y 96.
Lltcalabor:rJJ. (Grnnado): 89
Locirnurgi, ciudad antiguo cerco de Navalv!Uar del l'cla (Badajo~)t 188 y 1~9.
Lacippo, hoy Alccbipc (Cádi7.): 184 y !SS.
Loc:óbiiga, hoy Carrión d• lo~ Condes (l'alencia): 178-180 y 187.
Lacoue (Briquies, Avcyron, Francia): 36.
Ladero del Castillo, covocba d< la (Oliva, Valencia)· 60.
Lago$ (Aigarve, Ponugal): 178-180.
Lamas de Moledo (Beim Alta, Ponu¡¡al): 172 y 183.
Lamego (Beira Alta, Ponugal) 181-183.
Landas (Ftanei3): 170 y 171.
Langa de Duero (Socia): 110 y 171.
Langóbriga, ciudad antigua Cptnbo (Ponupl): 178-180.
Languedoc (Francia): 23-38.
Lanjarón (Gnmada): 89.
Lanteira (Granada): 89.
Lapeza (Gran:lda): 89.
Lauris (Francia): 37.
Lebrlja (Sevilla): 184 y 18S.
Lecera (Zaragoza): 170 y 171.
Leerlo, COSta y valle (Grnnoda): 89 y 91.
Lechuzas, cueva de IM (Villcno, Alic:nnte) : 59.
Lciria (Estrernndulll, Punugal): 181, 184 y 185.
Lentcgl (Gnnada): 88 y 91.
León, ciudod: 181; - provincia: 177, 181-183, 191 y 198.
Lerida, ciudod: 170, 171, 174, 17S y 180;- provincia: 170, 171, 173-175, 180 y 199.
Ubano: 10.
Ucbano (Santander): 181 y 183.
Linares (Jaén): 93 y 94.
Undc, loma de 11 (Gonúe, Granad>): VbK Culanmtlo, cerro del.
Uña (Valencia): 98, 170. 171, 174, 17S. 183 y 227-152.
Usboll: 184 y 185.
Losroño, provincia: 170. 171, 182, 183, 191, 203 y 21l.
Loja (Gramda): 88 y 92.
Loro (Mwcia): 174, 17S, 180, 188 y 189.
Lorqul (Murcia): 174, 175, 180, 188 y 189.
Losa dd Obispo (Valcncio): 63 y 228.
Lot (Francia): 36.
Lot-
-274-
[page-n-314]
Lou~ (Fnncia): 24 y 37
Luconio. región antigu3 de ltaiUJ 19).
Lu¡:¡rico Viejo (Anta!, Almerla): 83.
Luáo, ciudad: 182; - provincia: 182
Lújor, $lerra (Granada): 89.
Lurlezo (Liébana. Santander): 181 y 183
Lusitania: 168, 1711 187 y 190.
Lutap (Guadalajarll): 170-172.
Lyon (R6dano, Francia): 221 y 222.
Uacuna, La (Bara:lona): 86.
Llanos de D:ilills (Dalia~. Almerla): 91 .
Uometeo, curo de 1~ (Aicoy, AliOinte) 41, - cuevas de l
Uusa, cueva (Ogarrio, Santander) • 96.
Mac:cóbrip, hoy Lagos (Ponugo!): 178-180.
Mac:cda (O=se): 181.
Madrid. c:iu: •s. .16, 90-93,95, 170, 171, 177 y 180
Maenobo. boy V~ez Mibg> LMilag>) : 184 y 185.
i\bim (Aicmani2): 81
Mal Paso: V&se Torre del M•l Pa!o.
M41ap, c:iu
Malloi'Cll : 204
Mancho, re¡ión de la: 172.
Moquit Uaén): 188 y 189.
Maravillas, cueva de Jos (Dos Aguo•, Valene~o): 252 .
Ma.rcheoa (Sevilla): 184 y 185.
Mariol•, $itrru (Alicante-Valencia): 41, 170 y 111.
Marne (Frnncia): 24 y 25.
Maro, cueva de (Ncrja, Mál•gn) • 93.
Marque&ado del Zcnctc (GrnMdo): 89 y 92
Martas Uaén): 188 y 189.
Mllrtrin (Avcyron, Fnncia): 35.
Mu d'A%aiJ (Montlaur, Aveyron, Francia) : 2S; - Capelier (CahneLS-Ct-le-Viall, Avcyron,
Francia): 29: - M•nin (C.
(Alcoy, Alioanu:): 63 y 86.
Mo.st! Ccnual (Francia): 30 y 3S.
Mataró (Ban:dona): 170, 171, 173-175 y 1!!0
MatU1! (Iralia): 37.
Maurels (Francia): 36.
Maurrón (M~); 83-85.
MedJtemlneo: 8, 100 y 19S: - O.X.dcnrol: 24, 31, 40, 56. 88. 97, 98, 100. 101, 168,
176, 186 y 228.
Mcgiddo (Imoel): 8.
Mcnglbar Uatn): 188 r 189.
Meno=: 96.
Ml!ridn (B;Idajoz): 181, 182 ~ 211.
Mcróbdgo, hoy Santiago de Ol~em (Ponu¡¡al): 178-180 y 187
Mcsn, La (Fomcs, Granoda): 91.
Meseta CasttllllDll: 62, 94, 169, 173 y 186.
Mesilla, La Uoyena, Granado): 91
Mlccna• (Grec:ú): 195.
Mijareo, río: 186.
Millares (Valencia): 252.
Minho (Portupl): 173-181, 183 y 198.
Miranda de Ebro (Bur¡os): 173-180; - -do-Douro (Tru-os-Montes, Ponupl): 182.
MirObrip, hoy Capilla (Bad>joz); 178-180 y 187; -hoy C1ud1d Rodri¡o (S.>Iamancal:
178-180 y 187.
Moseme (Valencia): 98, 99, 116, 124, 138, 1-40, 170, 171 y 245.
Mola Allll de Serclles (Aicoy, Alicante): 58 y 63
Molino, cerro (Loja, Granada); 92.
MoDllchil (Granada): 87-89 y 91
Monresl de Atiza (Zangom): 170, 171 y 178-180
Montagnc Noir (Mauif Central, FmnciJ): 29
Montll¡nol (Aveyron, Fnncio): 34
275
[page-n-315]
Moatan)'d'l de Cabreno (Vcctlt, Tam:ntc, Valencia): 63, 65, 195 y 205.
Manee de la Barsclla: V61sc BorseUa.
Montefrio (Granada): 88, 89, 92, 94 y 95.
Montcíl= (Gmnnda)' 88, 89, 92, 94 y 95.
Montcmor-a-Novo (Alcntcjo, Portugal): 182.
Mont
Montlcl, ecuo (Bcna¡¡un~il, Vnlencin) ' 232 y 243.
Mont.laur (Aveyron, Francia): 25.
Montlaurcs (Narbana, Audc, Proru:la): 170 y 171.
Montóbriga, ciudad antiguo cntrt Ponnlcgre y Ewcmnz (Ponugal). 178-180
Mompellicr (Há:ault, Francia): 31.
Mont.S de Uc:aunc (Musir ~ntral, Fnncial· 30.
Moral, El (Zarnoro): 181.
Moralcí• (0a:r
Motril (Gtllnada): 89.
Mouta (Alcntcío &jo. Portupl): 188 y 189.
Mueno, Mar: 8.
Mula (Milicia): 97-164, 167, 170 l' 171
Mun&rq¡a (Zaragoza). 178·180.
Munóbriga, hoy MunEbr.ga (Zara&aza): 1711-180.
Muntm2jor (Baroclona): 170 y 171
Munt (Tam, Y:rancia): 27 y 33·3S.
Murcia, provincia: 60, 83·90, !l7·16S, 167, 170, 171 , 174, 17S, 180, 188, 189 y lO!
Muro de Agreda (Soria): 178· 180.
Norbom (Ande, Fmncio): 170 y 171.
Novalvillar de Pelo (lladnjoz): 188 y 189.
Nav:u:m, provincin: 174, 17S, 180, 181, 183, 188, 189 y Z47.
Navaués (Valencia): 60.
Ncsm, Ci>va Oótiva, Valencia): 251
Nerja (Mlllaga): 93.
Ncrtóbtiga, boy Ricla-C.Iatomo ílaragoza): 170, 171, 1711-180 y 187; - ciudad antigua
en la Lusitania, hoy Frejcnnl de lo Sierra (lladajoz): 178-180 y 187.
Ncvacta, sictta: Véase Sicm Nevada.
NicbiB (liuclva): 174, 175 y 180.
Ni¡ililis (Granada): 89.
Nisl (Pomdcgre, Ponupl): 181.
Nwau (Hémult, Francia): 138. 140. 168, 170, 171, 174 y 175.
Nogales (Badajoz): 182.
Numanci.a (G:trtay, Soria): 170 y 171.
Obulco, boy Porcuna Oaén; 167 y 168.
Ocl.tU. (AIBva): 191.
Occidente Europeo: 100-102, 119, 125 y 126.
06cio, El (Cucvl\$ d< Ve m, Almttl•) • 83 y 85.
Ogarrio (Santand
Oisc (Francia): 24.
Oliete (T
Olinto (Grecia): 100, 101, 119, 129, 131, 137-140, 142 y 1~-4-146.
Oli•ippo, hoy U.bao: 184 y 18S.
OUva (Valencia): 245 y 247.
Oloc:au (Valencia): 228 y 249.
Olontigi, hoy Gibrolcón (Huclva): 188 y 189.
Olotón (Bajos Pirineos, Francia): 174, 17S y 180.
Onuba, hoy Córdoba: 184 y 185; - hoy Huclv:~: 184 y 185.
Oporto (Dow:o Utoro.l, Ponugal): 181.
Or, Coveta de 1' (Gayane•, Alicant<): 66.
O= {Granada): 88 y 90.
Orm Vallcy (Wacli Fallob, hrocl): JO.
On:me, provincia: 178-181,
Orgiva (Granada): 89.
0rg6a (Fnncia): 37.
Orimtc medio: 9; - mcdatcmlnco 8, 9 y 31; -l)róximo: 8-10, 14 y 37.
Oribucla (Alicante): 83, 84 y 86.
Orippo, ciudad antigua cerca de Coria del Rlo (Sevilla): 184 y 18S.
-276-
[page-n-316]
Os.ma (Burgos): 170 y 171
Osomo (Palencia)• 178-180.
Ossigi, hoy MaquilO ()n~n): 188 y 189.
Ouon<>ba. hoy Faro (Portugal): 184 y ISS.
Ostippo, hoy Estep9 (SeviUo): 18-1 y 185.
Osuna (Scv.U.): 174, 175 y 180.
Ovi«
Padrón, El (Coruña): 181
Padul (Granada): 89.
Pago dcl Sapo (Almuñécar, Granllda): 91.
Palancia, rio: 186, 192, 207-109 y 212.
Palencia, provlncio: 178-181, 186, 187 y 191.
PaJestlnn : 7-21
PaUJuuin, hoy Palcnrio: 136 y 187.
Pampan~ira (Grnnnda): 89
Pancorbo (Bur¡os): 183.
Paredc. de Nava (PRitnc:illl 181.
París, cuenca de: 24.
Pa.rpalló, cueva drl ((landia, Valc:ncia • 251
Past0<3, cucn de la lAlcoy, Aliame): 57.
Patana del Campo \S<>·.U.): 188 y 189.
P«him (Almaia): 92.
Pedralva (Valencia): 233, 234, 242, 243 y 2S2
Pcdroso, El (Garrovulat, Cketes): 182.
Peña de la Dutnn (Tercu, CasteU6n): 63 y 64
Pdlo de In Re1uro (Va U de Alcnl6, Alicante): SS.
Pti\nlba del Camo (Bur¡¡o5): 170, 171, 182, 183 y JPl
l'erlo, .1..11 (Madrid): 9S.
Perotitos (Son Pule du Cros {SaiU.c, Lot. Fmnci'l): 36.
Petra ()ordania): 10.
Pao, La: V61se l..apna.
Picote (.Miraod.t-dc-Douro, Pon.ugal): 182.
Pinos GW (Gttn~da): 88 y 91; - Puente (Grarwcla): 174, 17S y 180.
Piñ2r (Gtlln:ld1): 88 y 92.
Pirineos: 168, 176 y 247; - franceses: 24 y 30; - Or.co~lco, depmamcoto (Francia) :
170, 171 y 174-180.
PityUSsas, hoy &l
Plateau du Sc!galo (Massif Central, Francia): 30.
Pollcoúa, hoy Alcudia (Mallorca): 204.
Pomb<:iro (Fclgueims, Ponu¡:ol): 182.
Porcuna (Jaco): 167, 168, 170, 171, 174 y l7S.
Portaleg
Portillo de Zafárra)'2 (Gnuuda-Málaga): 91.
Portugal: 29, 38, 96, 167, 168, 170-172, 178-ISS, 1~7-189 y 198.
Pousthomy (Avcyroo, FtiSICia): 29.
Priego {Có
Puebla de Alcoc:cr Bacla)O%): 188 y 189; - de Don F~driquc {Granado): 88 )' 90.
Puente Genil (Córdoba)· 168. 170, In y 187
Puerto Lumbreru (Murcia): SS.
PuenoUaoo {Ciudad Real): 95.
Pum al de Cnmbn (Vilwr del Ar7.obispo, Vnlcl'IC•a): 63 y 86.
Puotalet, El (Lírin, Valcncin): 245.
Qu~nr:ar {Graoodo): 89.
Quc.rcy {Ftllllcia): 24
Quesada (Jaén): 84.
Rafelbuñol (Volcncio). 20S.
Ra!Jinie (Martrin. Aveyron, Ftanc:ia): 3S.
Rambl.1 dcl Agua (Gorafc, Granada): 70 y 71.
Ratetco, cue,,. de les (Corbcra de Alc:ira, Valencia): 251.
Rcgaloda, CUC\'ll (Alcira, Valencia): 2SJ.
Reinosa (Sao~nd
Repecho de la Tinnjilla Lemejl. Granada): 91.
-
2?7
[page-n-317]
Rcquena (Valen<:Ja): 14S.
Resende (0oU11) Lítoml Porcupl)
Rcycro (l.<ón): 182.
181
Rhin, rlo: 247.
Riaño (Ln): 183.
Ribaccjo (Portugal): 188 y 189.
Ribera, covachn (Cullcro, Vulcncla): 60.
Ricia (Zaragoza): 178-180 y 187.
Ricobayo (Z:unom): 181-183.
Rlo Seco (Gnmada): 91
Riviue (Aveyron, Francia): 3S.
Roaúon (Valencia): 60.
Rocafone Uavicr, Navarn): 181.
Ródano, dC}lOUUJ11ClltO (Franci>): 221 y 222; - rio Franct;~); 2S, 3i y 247.
Roda (Mqron, Franci2): 2S, 36 y 37.
Roma: 214, 221 y 249.
Ronda (Málap): 183-184; -la Voeja (Mjlaga): 183-184.
Rouei.nmne (Caslelnau-Valenec:, Gud, Franci2): 28, 30, 31 ~ 3S.
Rouergue, rqión aruigua (Fmnao): 23-38.
Rnutc, cueva de la (Saint-Martin-
Rubí (Barcelona): 170 y 171
Rubite (Gran3d3): 89.
Sa'ar ha Golan (Valle aho del Jordán): 10.
Sabina, La (Gorafe, Granada): 96.
Sacoias (Braganz;>, Trn~-os·Montu, Portugal): 181.
Sa.clices (Cuenca): 170, 171, 178-180 y 191.
Sacpo, hoy Dehesa de lll Fantu.ta (Concs de la Front
Soctabis, hoy J6tiva (Valencia): 201.
Sagm, sierra de la Uaéo): 170 y 171.
Saguntia, ciudad antigua en la provincia de Códiz: 190.
Saguoto (Valencia): 170, 171, 174, 17S, 186, 190, 192, 196, 201-203, 207·226 y 228
Saillsc (Lot, Francia): 36.
Saint B). 3S,- -Georgcs..teu,~ (LoUre, Francia): 37; Leooce (Combrec, Aveyron): 34; - -Manande-Londres (H&.ult, Francta): 32, 33 y 37; - -Sevcr (Landes, Francia): 170 y
171; - -Th~t (G:ard, Fnmci:a) 29 y 31, - -Viaor-ci<"-Oules (C..tdnau-Valencc, Gard, Francia): 31.
Salada, boy Alclcu-do-Sal (Akntqo BaJo, PonuaaJ): 170 y 171
Salamaaca, ciudad: 182 y 183; - provincia: 178-183, 187 y 191.
Salas de los Infances (Bur¡os): 182. 183 y 191.
Saldcana (Salamanca): 181.
Salduba, hoy Zamgom: 184 y 185; - ciudad anúgua al none de Gibmhnr: 184 y 185.
Salentina, penlnsula (Italia): 19S.
Salioelles (Gard, Po.nugal): 26.
Salobrnl, El (Alba~tc): 170 y 171.
Saltigi, hoy Olinchilla del Monte (Aibnc:c:te): 188 y 189.
Salvati. m1 (Ala va): 183 y 191.
c
San Antón (Orihucln, Alic:mle): 83, 84 y 86; -Cristóbal, m<>nte (Aicoy, Aliconte): 41;
ll.ligucl, cerro (Liria, Valencia): 98. 227, 230, 232, 236 y 245; Miguel de
Sorba (Munrma)or, 81ll'cclOn:&): 170 y 171; - Millán de la Cogolla (J..oaroño): 191;
- Vioente, laguna (Liria, Valencia): 248.
Santa Colorna de Gnrrunet (Barcelona): 170 y 171; - Cnn de 1• Sierra (C6c:creJ): 183,
- Pcrpetu2 de 1.1 Mo¡uda (Barc:clona) : 170 y 171.
Santander, ciudad: 96 y 181; -provincia: 96, 178-181 y 183.
Sa.nwcm (Ribatcjo, Portugal): 188 y 189.
Santiago do ~ (Estremadura, Ponugal): 178-1&0 y 187; - de Com~cela (Coruña):
183; -· de la Espgda Uam): 170 y 171.
Saotisteban del Puerto U•m): 170.172, 174, 17S y l&O.
Santos, cerro de los (Veda, Mutd2): 170 y 171.
S5o Miguel de Odrinhu (E.uremadura, Portugal): 181.
Sao:unón (Burgos): 170, 171, 190 y 191.
Saw:neoourte (Aveyron, Francia): 34.
Segia, hoy Egca do los Caballeros (Zaragoza): 190 y 191.
-
2'18-
[page-n-318]
Scg•da. audad anuguá m b Bacturi2: 190 y 191 ; - audad anugua de la C.lubori..:
190 y 191; - Augurino, ciud.1d antigua de la Turdctania 190 y 191.
Sc&•SI, ciudad de la &.tetania: 190 y 191.
Segi$0!111, ciudad anrigul cuca de Sasamon (Burgos): 191.
Se¡:itamo, ciudad antigua cen:a de Sasamón (Bu~s): 190 y 191.
Segíaamunc:ulum, hoy C.rno de RJotiron {Burgos): 191.
Scgóbrl¡¡o, hoy C3b hoy Scgorbe
(Cosrdlón): 176, 178-180, 186, 190 y 19L
Scgonrla, ciudad onrlgua c
188 y 190-192 : -hoy Sí¡ucn:r.a (Guadalajara
188 y 190-192.
Segorw (Ca-.tdlóo): 176, 178-180, 186 y 190-192:
rfo: 186.
ScgovU!, ciudad: 183, 190 y 191; - ciudad aorí¡ua de Andalucia: 190 y 191: - pro·
vlllcia: 1n, 183, 190 >' 191.
SegunUI, ciudad anugua en la provincia de CÁ Seguro, rlo: 6Z y 168:- de In Sierra Qaén): 168 y 170-172.
Scine (FnlllfÍll): 24.
Sepultura&, loma de In• (Cortijo de lkcerrn, Gundix, Gr:muda}: 93.
Scrau, El (Gayones, Allconre): 66.
S..rrano<, caUc de lO$ (Valencia): 203.
Serreta, La (Aiooy, V
S.ru!)QI (&trcmadura, Portu¡al): 178-180.
Scvoyrac, dolmm dc (llo%oub, A,•cyron, Fl'llrlcia): 28 y 29.
Sevillo. provincia: 88, 167, 168, 170, 171, 174, 175 180, 1114. 185 l' 187-189
Sha'ar ba Golnn: Véase Sa'ar b• Golan.
Sicann, ciudad antigua junto ni jucar (Valencia). 194 y 19S.
Sidomunt (Léridn): 170 y 171.
Sicrm de Balll (Gmnada-Almcrln}: 89; - Ne\'Oda (Andolucia): 174, 175 y 180.
Sigüenza (Guadalajara): 182, 188 y 190-192.
Síruú, pcnlnauln (Egipto): 19.
Sínan:a• (Valencia). 170 y 171.
Siria: 8.
Sor!» (Mununa¡or, Barcelona)• 170 y 171.
Sori2, provincia: 110, 111, 1n-1so y JS;.
Sorvi!An (Cranoda): 89.
So>es (Urida): 170 y 171.
Sosonligi, ciudad antiguo coreo de AIC'IIudcte (Jaén) 188 y 189.
Swugart (Alemania): SI.
Suero, hoy Júcar: 201.
Sudeste cspoñol: S7, 62, 87. 93 y 169.
Suiza: 247
Tabuccl, CIUdad mtíguá cerca de Sanrarcm ~Ponupl): 188 y 189.
Tal.lbriga. ciudad antigua al norte do Coimbra (Porrupl): 178-180.
Talt•-an (CI!cucs): 182.
Talavcro de la Reino (Toledo): 178-181, 183 y 191; -la Vieja (Cáccru): 178-180.
Tam (Fr:anc!JI): 24, 26-29 y 33-35.
Ta.rraoo, hOy Ta.rrngona: 201.
Tw:ragonn, ciudnd: 170, 171 , 191 , 201 y 21 1; -provincia: 170, 171, 191, 195, 201 y 211.
Tejado (Sevilla): 188 y 189.
Tejcdo, sierra (Grnnada·M~Iap.) : 9 J.
TcU-ei-Amama (Egipto): 96; - -n-Sultán Uerw:ó): 7
T
Tcrud, ciudad: 172, 186 ). 195: - provín<:ino 170.176, 186 y 195.
Thuria.s, ciudad antigua m la pcnimula Salentina (Italia): 195.
Tietga (Zara¡o>:a): 170 y 171.
Tiri¡¡ (CasrtUón): 195.
Tiv1sa (Torrngonn): 170 y 17 J.
Tolcdo, ciudad: 211 y ZIS;- provincia: l78-IK3, 188, 189, 191, 211 y 215.
Tongóbríga, dudad antigua en b Lusilnnla, qui.zo1 Btw.as (Cáceres): 178-180 y 187;
de los Bnlcm:>s, ciudad antiguo en Galicia: 187: - de los Tunnoae11., ciudad antigua
en la J'I'
Tc>
Tomabous (Urida): liO y 171.
Torrc dcl Mal Paso (Castclnovo, CosttUóo): 60.
- 279
[page-n-319]
Ton·ellas (Zamgom): 170 y 171.
Tom:m:mzanu (Alicanto): 57 y 59
Torrmte (Vulcncia): 63, 65, 195 y 205
Torres Vcdras (l!sm:muduno, Portupl): 181
Tortosa (Tarragona): 195.
Torvizcón (Granada): 89.
Tossal Red6 (Belh'l$ 0 Volcncla): 86.
Totam (Murcia): 60 y Sl-87.
Tous (Valencia): 251.
Trn-<>s-Montcs e Alto Do uro (Portu¡lll). 181-183
TrctS (Francia): 37.
Tr~Y<:Icz (Granada): 89
Troya (Turquía): 249.
Trujillo (Ckrres): 182 y 183.
Tuawci, hoy Galera (Granada) 18g ,. 189
TUbingcn (Alemania): 165.
Tudela (Navana): 174, 175, ISO, 188 ,. 189
Tur, ce= de (Galera, Granada : 90.
Turdetanía: 191.
Turi (Italia mcridionlll): 195¡ - (O..ri. halial: 195.
Turi:l, río: 186, 194, 195, 199 y 228.
Tut!s (Valencia): 195.
Turqula: 19 y 249.
Turugi, hoy Galcr.l (Gr:mada): 188 y 189.
Tyriche, ciudad antiguo en lo re¡ión vulenci3Illl: 195.
Tyrlo, rfo; hoy Turin: 194 y 195.
Tyris, ciudad antigua junto al Turla: 194-196, 199, 201-203 y 206
Tyrius, do antiguo en lu COito mediterránea: 195.
Tyro (Líbano): 8.
UU del Moro (Alcoy, Allcante): 66.
Ulllmn:t (Gerona): 170 y 171.
Upton LoveU (Wits, ln¡¡laterra): 96.
U. R. S. S.: 146.
UDID:l Barca, hoy O""" (Bw¡os): 170 y 171.
u..a (Francia):
25.
Vado G3rcb (Casuiche, Sevilla): 184 y 185.
Valdclobo (Capinha, Boira lloi•. Portugal): 182.
ValdeorttS (Orcmc): 1711-ISO.
Valdore (Uóo): 182.
Valetl9' do Douto (Troz..,.Montcs, Portugal}: 198; - do Mmho (Minho, Portupl): 198.
Valencia, ciudad: 40, 63, 94, 186, 19l-206, 228, 249 y 252; - provine!>: 40, 41, '>7, 59 a
61, 63, 65-67, 86, 94, 98, 99, 116, U 4, 138, 140, 170, 171, 174, 175, 183, 186, 190 y
192-252; - región: 35-67, 83-87, 94, 98, 99, 116, 124, 138, 140, 146, 167, 170,
171, 174-176, 178-180, 183, 186 y 188-252; - de Aldntar.l (C6c:crca): 198; d'Agen {Lot-
(León) : 198; - de los Torres (Badajo~): 198; -del Ventoso (lladaio>.): 198.
Volcntia, hoy Valencia: 193-206.
V.U d'Alcalá (Allcante): SS; - de Ccrvea {1...:1 Llac:una, B:m:eloll:l): 86.
V.UadoUd: 178-180.
VIISCO!Úa, región antigua: 190.
Vcdot, 1!1 (Torrente, Valencia): 63, 65, 195 y 205.
Vega Alm de Gnnada: 89; -de Granado: 91;- Gmd:mcil (Cóc:ucs): 29 y 38
Vejer de la Frontera (Odiz): 184 y 185.
Véle% Blanm (Almer!a): 90; - Mlilop (Wiap): 184 y 185.
Velilla de Ebro (Z:lrogoza): 170 y 171; -de Gu:udo (Palencia): 181.
Venta del Rayo (Loja, Gr:uwb): 92.
Venrimigli3 (Italia): 204.
Venripo, hoy Vado Gorcb (Ca>Uicbe, SC'·illa)• 184 y 185.
Verrim (Montagnol, Aveyron, Francia): 3<4.
Vía Augusta, costa mcditerrtnea: 212 y 216.
Vibo-Valcntia (ltalb): 201.
Vich {a..rcelooa): 170 y 171.
Viejo, cueva de la (La Zubia, Gra~U~dl): 91.
280-
[page-n-320]
Va¡nc du Ca.Ic (S:!hMUes, Gard, Fnncia): 26
Vib, ac:cqula de la (Sagumo, Valenc:;.): 209.
VU.nova de S11n Pedro (Esltl'madur:o, Ponuaal) 38
Vílches (J3m): 188 y 189.
ViiL! Fllom
VliMronco de Oca (Burgos): 183.
VIUnlcompo (Zumora): 181 y 182.
VU!nmnreharu• (Valc:ncia): 233,
Villamicl (Cóc:eres): 182.
Vill•nuevo de Mesl:l (Gronada): 8H y 92
VU!apodierna (León): 191.
Villar, curo (Hu...,.r-Ga!ua, Gra03d•): 90.
VIU.or del Arzobispo (Valeoáa): 63, 86, 183 y Z29
Villa=, Los (Andüiar, Jaén): 188 y 1~9
V'lllarreoJ (Castcll6n): 61.
vm.uw (Tcrucl): 170-173, 176 )' 186.
V!Ucna (Alicante): 59, 61 y 66.
Vi112lop6, rio: 62.
Vi112roz (Castcll6n): 195 y 199.
Vir¡en, plaza de h (Valenci3): 203 y 205; - de lo• Cip=
Vi'ICU (Beir:o Aha, Pormg:tl). 182 )' 18).
Viti¡udino (Salamanca): 183.
Vitorio: 183.
ViZC~~lno, c:ucva del (Bugarn, Volcncia) 251
Wadi FaU.h (lsroel): lO.
Wcsscx (Inglaterra): 96.
WUts ( lnglutcl'tll): 96.
Yatmo (Irak): 9.
Ycela (Murcia): 170 y 171; - de Yche> (Snlanunt'4) 181, 182 >' 191.
Zoraoraya (Granada): 88 y 91.
Zolamea de la Sereno (Badajoz) 188 y 189.
Zamora, provincia: 181-183.
ZapeUI (Mazarrón, Mutci>): 85.
Zaragoza, ciudad: J70-172, 180, 184 y 185;
rrovinct:J : 170-172. 17H-180, 184, 111~.
187, 188 y 190·192.
Zubia, La (Granada : 88 y 91
-281
[page-n-321]
INDICE DE PERSONAS Y ENTIDADES
Aocunio, M 216.
Afranio, L. : 200.
Albeno<, M •, L. · 165 y 177
Albri¡h1, W. F.: 9.
Alc'cer Grau, J.: 63, 64 y 86.
Alfonso 111 de Porrugal : 198.
Alma¡ro Bolldl, M.: 93, 96, 102, 125 y 111.
Almarclle Vl\tquez, F.: 202.
Amor6$ Barra, J. V.: 167.
Anfoal : 20 l.
Appiano : 193 y 197·199.
Ar~iloacmrinsdtaft Cür MctaiJUJ'Ilc el« Ahcnunu (ROmuch-Gcrmanisc:hc Zcntralmutcum,
MaitU, Alenunia): 81.
Atlu Gimb>tz, A.: 92.
Nnal, J.: 23-38.
Arn"bas r.Jau, A.: 127.
Artc:mJdoi'O: 201.
Ateneo Mcrcnntil (Valcoc:ia): 197
Ausu.co : 173.
Avleno, R. P.: 193-196.
AyunU1m1tnto de Gorafe: 7Q.
Bahr, G.: 169.
Balc:dls, E.: 2SI y 252.
Balil J.Jian#, A. : 202 y 221.
Balán, L.: 26, 28, 29, 33 y )4.
Ballc:stcr Tormo, l.: 57-60, 63, 6S y 248.
BaJlc•tcrot Gaibrois, M. : 212.
Bca.zley, J. D.: 129.
Belda Domlngucz, J.: 57 y S9.
Bdtriu Bi¡orra, F.: 252.
Bchrin Mnnincz, A.: 85, 168, 200 y 203.
Bcltriu VUIR(¡rau, P.: 169, 199 y 203.
Bcn-Dor, l. : 7.
Bc:rmlldez, J.: 91.
Bcrnardy, M.: 32.
Bctthc!OI, A.: 194.
Blaocc:, B. M .. 70, 81, 90 y 96.
Bl:lDCh
Büzqucz y Od¡ado-Aguílcra, A.. 194
Boill Ricarte, V.: 225.
Booch Gimpc:ra, P.: 24 y 61.
Botella Candela, 1!. : 63.
Braidwood, R. J.: 9.
-282-
[page-n-322]
BrinlunaM, R.: 235.
S.: 207-226.
Bruto, J.: 197 y 198.
C.bré ~il6, l: 87 y 90-93.
Calixto 111, Papa : 249.
Caparrós Benavent, J. A.: 249
Capovilla, G.: 195.
Cárdozo, M.: 16S.
Caro Bárojo, J.: 169 y 172.
Carriozo, J. de M.· Bl-85, 87, 90-93, 95 y 96
Casas Morues, A. 90 y 92.
Btu VicW,
Ccan lkmuldez, J. A.: 211.
C=tre de ltechen:bes An:h6>loa•ques des
Cbeuc• Ven• 23, 31 y 32.
Ccpioo, Q. Servilio: 197.
C&ar, J.: 200.
Cicerón, M. Tulio: 200 y 222
Cintos, P.: 100.
Cloudlo 1, emperador : 203.
Mor>les (Granada): 90; Colección Bias Pli\ar (La Zubia, Gnanodn): 91, Lópe~ del Toro (Madrid): 92; Motos (Mus
- Sitet (Musc:o Arqucol6¡ico Nacioml, Madnd): 90 y 93; - Vilanova y Piena
(Mutco Arqueológico Nacional, Madrid): 46.
Colominas Roca, J.: 83 y 247.
GomiJarfa Gc:ncral de ilxcaV8Clones ArqucolclgicaJ 70.
Congreso Nocional de Arqueología, Vl, Oviedo: 60;
- - - VD,&rcclona 207 y ZJB
Constando 11, emperador: 203.
Corurans, L. A.: 21S y 221.
Corbet, P. B.: 127 y 143.
Cortés y López, M.: 199.
Costa. J.: 194
Crowfoot, J. 'W,: 7 y 21
Cuadrado Ol:ll. E.: 79-$1, 90 y 96-164.
Cuadndo Rui:, J.: 84 y 87.
Cuno lnu:rnacionaJ de Arqucoloaia de Campo, 1, Granada: 91.
Cbabrct Fra¡o, A.: 209, 211, 21ó, 218, 219 y 223-225.
Oarder Pcricás, O.: 243.
Oaremberg, Ch.: 214.
Oech
Odgado, A.: 211
De Vaux, O. P., R.: 20.
Diodoro de S•cilu: 193 y 197-199
DÍ05CUI'OI : 222.
Diputación Provinci31 de Valencia . 94
Domiciano, emperador: 197 y 203.
Donat Zopo, J.: 227-252.
Droop, }. P.: 7.
Drouot, ll.: 25.
Dunand, M.: 20.
Dupuy de L6mc, E.: 214, 227, 230-235 y 243 .
.Egu;uu, J. ; 92.
Eliade, M.: 89.
Emano, G .: 249.
Espinós,
45•
.Eatevc Gtlvcz, F.: 61 y 247.
&trabón: 19S y 201.
Facultad de Ciencias, Gmnndn: 70; - de Pormaclo, Gmnoda: 70.
Falgucra, A. de: 2lL
Feo Garcla, J.: 198 y 201.
Fit~d, G. M. : 7.
Plcteber Valls, D.: 46, 60, 63, 6S, 171, L7S, 193-206, HS y 247
Fw¡¡üs, J.: 83, 84, 86 y 81.
Pust~ An, M. : 46, 60 y 65.
a...,
o.:
GaUn, A.: U.
-283-
[page-n-323]
Gan:ll y Bclhdo, A. 205 y 248.
Carda SAncbcz, A • 70.
Garda S:lnchu, M. 69-96.
Garimood, S.: 25.
Gantan¡, J.: 7, 10, IS, 18 y 20.
Gateó Mllrrlnez, F 227-:ZSZ.
(jiJ r-arm. o.: 46
Gmer Marco, J,: III'J.
Gitó Romeu, P. : 86.
Goday, J.• 211.
Gómcz Moreno, M.' 92, 165, 168, 169, 171, 173 y 175.
G6mcz Serrano, N. P.: 194. 196, 200, 203 y 204.
G
Gonzalct .Edtepray, J.: 19.
Grmicr, A.: 21S y 221
Grupo E'pcleoiÓfl>CO Villlnovo y Pi
Guacün, A. M. de: 167.
Harrauownz, O.: 165.
Hem.Andez Pachcco, ll. : 9S.
Hem.tndez SaOllhuj•, U.: Zl L
Húbocr, 1!.: 168, 171, 175, 202 y 219.
Huguca C.: 23-38.
Humboldt, A.: 169
lnchaurranclicto, R. de • 84-117.
james, 1!. O.: 25.
jannomy, J.: 175.
jtf01urn de Mina~ de Gmnndo-MA!ago: 89.
Jord~ ~rdll 1 F.: 60 y SS.
jomet
Perale~,
M. : 6).
jun¡¡hnru, S.: 81, 87 y 94.
Junin, familia: 203.
Kcnyon, K. M.: 7, 9, 10, 12-14 y 16-21.
Kírkbridc, O.: 1 y 10.
Kl'llhc, H.: 186.
Labotdc, A. de: 211, 218, 219, 222, 224 y 225.
Laboucb~rc, M. de: 32.
Lalucntc Vídal, J.: 194
Lambo¡¡Jla, N.: 97-102, 109, 113-116, 118, 121. 124, 125, 127, 140 y 204.
Lav10ta Zamboui, P.: 37.
Leí..,..., V. y G. 29, 38, 91 y 93.
Lejcunc, M : 169. 173 y 190
Linares, A. : 70.
Livio, T.: 190, 193, 195, 197-201, 205 y 206.
L6~z de Toro, J.: 92.
l.ouis, M. • 23 y 31.
Lunuarn, Coa
U0
Uorcme Oli•-ues. T. : 211.
Mxlas, M.: 211
Macloz, P.: 198.
Ma¡eocio: 221.
Maluquer de Motez, J. ; 247 y 248.
Marco Aurcllo, cm~rador: 203.
¡\Unl, Odn: 225.
Martlnez Santo-OiaUa, J.: 84-87.
Mote~ '! Uopis, P.: 198, 199 y 203.
Mu:uru, V.: 37.
Melo, P.: 199 y 201.
Mel!do Alin.tri, J. R.: 211 y 221.
Mcntnclez Piclnl, R.: 83, 95, 169 y 211.
MíiiAn, C.: 91.
M!nyono, P. M.: 209.
Mi thl'll : 216.
-
284-
[page-n-324]
Montcalegre de Palru:iol. 70.
Momeoliva, M.: 70.
Morales, A. d~: 197.
Mnrcno, M.: 70.
Motos, F. de: 90 y 94.
Muúe F
Museo Anu:opológico Nocional, Madrid: 4~. -16. 90, 91 y 93: - Arqucológ1oo MwuCJpal,
Alcoy (Alicante): 41, 4~ 66 y 171; - - - Ar=y• do Mar. (&rcé!Wltl): 171; - - Sagunto (Valcncin): 208 y 216; - - - Villcna {Alionntc}: 61 y 66; - Naciono.l, Madrid: 4JS; - - Ptovincilll, Ahcame: 171; - - - Or:mada: 78, 81
y 9J-9S; - Monog So.
ttt", Volcncia: 252: - de Prehistoria dt Volcmcin: 94.
Ncptuoo: 222.
Nieto Gallo, G.: 46.
Nogués Forrés, A.: 21 J.
Oaoboo, E.: 23, 2S, 27-29, 33 y 34.
Palorn.1r Lapesa, M.: 177.
l'alol Sal
Palo• y Navam>, E.: 209, 214, 224 y 225.
PaS<:<~.I, J. L. : 214 y 221-223.
Pa
Pea¡e, M. Z.: 143 y 145.
Pelli~r Caudón, M.: 91 y 92.
Ptml•• Horu, J.: 93.
Péroz, J. B. : 198.
Pc!rcz Pujo!, 1!.: 200.
Perieol GarC!Ia, L,: 63, 83, S6, 90-93, 9S, 96 y 251.
Perrot, J.: 15.
Pintor del Tirso Negro : 129.
Piñnr, B.: 91.
Pla Balloster, E. : S7. 5&, 60, 63, 64 y 195.
Pllnio el Viejo: 175, 187, 189, 190 y 199-20 l.
Polibio : 201.
Pompeyo ¡\t¡gno: 200.
l'onsc.U Cortés, K: 63, 85 y 86.
Porcar Cande!, A.: 60.
Posac Moo, C. F.: 84.
Posidonio: 20 J.
l'rnUSilitz, M. W.: JO.
Prumic!res, Dr.: 37.
Ptolomeo: 190.
Puig y Cadafalcb, J.: 2U, 221 y 222.
Real A<:ndcmia de la Historin: 92
Rey Pnstor, A.: 211
Riquet, R.: 37.
Rix, H .: 176.
Robhuon, D. M.: 109, 115, 116, 125, 129, lll, 140 )' 146.
Rada Soriano, S. : 204.
Rodrígu~z de Bcrlttn&", M.: 168.
Romisch~rrnanische ZentralrnuliCum, Mtinz (Alemania): ti.
Royo Góma, ¡. : 25 l.
Rubio Alija, J.: 171.
RuU, S.: 69.
S4cz Mnrún, B.: S4.
Saglio, E.: 214.
Saint-Venam, J. de: 25.
San Romlin, F. B. de: 211.
Séncba, M.: 70.
Suncbi$ Sivem, J.' 202.
SangmeiSter, E.: 81, 87, 89 y 94.
Scbmidt, K, H.: 177.
Scbmoll, U. : 168, 169, 171, 173, 176, 177, 187, 190 y 195.
Schróder, M. : 81.
-285
[page-n-325]
Schubart, 11.: 92 y 96.
Schuhon, 1\.: 194 y 196
Schumann, Th.: 127.
Schwab
Su¡ia, a
Serta Rafols, J. de c. 222.
Scrtorio: 200.
Servicio de lnvauo;ación Pn:hístóóa de Valmcia: 65 v 94.
Siardi, G. P.: 198.
Sircl, E..: 8<1, 86, 90 y 96.
Sim, L.: 78, 83-87, 90, 93 y 96.
Soler Gardl, J. M · S9, 61 y 66.
Sopranls Salto, J. A. : 84.
Sos Baynat, V.: 61 y 2SI.
Soutou, A.: 28, 29 y 33.
Spahru, J. C.: 70, 93 y 96.
Stckclis, M.: 10.
Tllnccna Aauir...,, 8. : 211.
TarndeU Matcu, M. S9·67, 86, 92 y UlS
Taylor1 D. M. . 102.
Tcrtuhano: 222.
T
TI•omson: 14S.
Tomh Magi, J.: 247
Tormo M
Torres, C. : 198-200.
Tovar Lorentc, A.: 167-169, 171-173, 176, 177 y 186.
T111i•no, emperador: 203.
Trlns de Arriba., G.: 127.
Troupel, E..: 33.
Untcrmann, J.: 16S-192.
Uricl Pascu•l, O.: 227.
Val Quurla, 1!. del: 84.
Vct.loltttl Pío de Saboys, Conde de Lumia m, A.: 84.
Vaux: Vbse "De Voux".
Viccdo San Felipe, R.: 41 y «-46.
VilaDOvo y P1ero, J.: 39, 41, 44 y 46
VílapiiUla JuliA, e.: 39, 41, 44 y 4S.
Vdaplana tJorco, /\.: 4S.
Vilar Hueso, V.: 7-21
Villard, F.: 127.
Vit¡ilio: 173.
V'l.tialO! 197-199, 202 Y Ul6
Visedo Moh6, C. : 66.
Viva l!ocudcro, A.: 171, 17S y 203.
Weidcen, C.: 127.
Youna, R. S.: 142 y 14S.
ZcUJ>Cr, F. E.: 18 y 21.
Zurita, G.. 198.
Zyhl•n. E..: 168
-286-
[page-n-326]
INDICE GENERAL
Ptig.
V!LAR HUESO, V.: Las culturas neoüucas de Jericó
7
ARNAL, J, y HUGUES, C.: Sur les smtuc:s-mcnhin du ungucdoc-Roucrguc
(France)
23
PASCUAL PERE.Z, V. : Hallazgos prebiSI6ricos en Les Uometcs (Aicoy}
39
TARRAOELL, M. : Ensayo de ideotificación de la• ncerópoli• dd Bronce Valenciano.
.S9
GARCIA SANCHEZ, M ,: Hl poblado argárico dd Cerro del Culantrillo, en Gorafe (Granada)
69
CUADRADO, R: Ccr.ímil::l ática de bami>. negro de la Necrópolis de El Cígamll
97
UNTERMANN,
IJtsuiJJ lbéric:a
J.:
1'-
165
fLETCHER VALLS, O.: Consideraciones sobre la fundación de, Valencia
193
BRU Y VtOAL, S.; D•tos p3n el esrudio
207
OONAT ZOPO,
(Vlllcncia)
J.
y GASCO M.ARTINEZ, F.: La Cova del CavaU de Liria
227
INDICES ALfABETICOS
253
LAS OPJNlONES VERTIDAS EN LOS ANTHRIORES TRABAJOS
OEBEN ENTENDERSE COMO JUICIOS PERSONALES DE LOS
RESPECTIVOS AUTORES
-
287
[page-n-327]
~
Servicio de lnves11pd6n Prcbutóriao mmrendrá intuc:ambio de publicaciones
con los centrOS deotlllcos y señores m\-estig>dotes que lo deseen.
Dirija"" b mm:spondenda al OÍJ<:Ctor dd Servicio de lnv
la Cxa:lcntlsima Dipuución Provillcial de Valencia, c:a11r de Cabolleros, nllmcro 2
V ALBNClA (E.spruü)
[page-n-328]
[page-n-329]
RCHIVO
0€
R€HISTOiliA L EVANTINA
SERVICIO DE !NvEST~GN::ION PRtHlSTORICA
DE lA ex~. O tFV'rACIOl'i PRoVINCIAl.. DEV
ALEN~
VOL X
INSTit'VCIOH
)4tLFOHSO
€'L
INSTITVTO" l?ODRIGO CI\RO OtL
VAtiNCIA
M.t..GNANIMO
c. S. OE t. c.
'MC.MLX1ll
[page-n-2]
[page-n-3]
[page-n-4]
ARCHIVO DE PREHISTORIA LEVANTINA
X
[page-n-5]
INST I TUTO
DE
" RODRIGO
CONSEJO
ARQUEOLOGIA
CARO "
SUPERIOR DE INVESTIGACIONES
CIENTIFICAS
INSTITUCION •ALFONSO EL MAGNANIMO•
EXCELENTISIMA DIPUTACION
VALENCIA
PROVINCIAL
[page-n-6]
ARCHIVO
DE
PREHISTORIA LEVANTINA
SERVICIO DE INVESTtGACION PREHlSTORICA
DE LA EXCELENTISIMA DIPUT ACION
PROVINCIAL DE VALENCIA
VOL X
VALENCIA MCMLXlli
[page-n-7]
[page-n-8]
VICENTE VILAR HUESO
(j erusalem j ordan!a)
Las culturas neolíticas de Jericó •
En el ul tomo número de P E Q. (1) las Oras Kenyon y K.rkbride
completan con sus artículos los mtormes prelimmares sobre las excava·
coones de Jericó. Es ya posible Intentar recopilar el material publicado
y describir las características de las distintas culturas neollticas tan bien
representadas en d1cho yacimiento.
Ya Garstang en sus excavac1ones de 1929 ss. llegó a los estratos neo·
lit1cos, pero solamente en un área, la tnnchera estratigráfica, y por tanto
en extensión y profundidad muy limitada (2).
Al abrir Miss Kenyon áreas en todas las zonas del tell, se ha pod1do
observar que algunas culturas del neolítico ocupan prácticamente toda
su superficoe, formando una «gran coudad» (3)
Esre orttcu&o es uno omphocOn del pYbl,codo en Anales del SemtnottO deo Voler.tio
t 1) K M. KENYON, "Ex<:ov<>hons 01 Jerod>O, 1957 • 1958" Polt>llne Explorouon
Qvon,rly, 92, L..lndon. 1961, pogs . 88-108.
O. KIRKBRIDE, "A brlcl reporl on lhe Flinl Cuhures ol Jerocho" Polo•llne E>ploro•
loon Qvorterly, 92, london, 1961, pogs. 114-119.
Las m..,..,ricn de K M KENYON sobte sus excovocoonos en Jericó, onlenores o lo <•·
todo Cll'tibo, en la m1smo rev•~•o o port.r del año 1952.
121 J. GARSTANG. "Jericho; City ond Necropolos". Annols of Archoeology ond An·
thropology, XIX, ltvetpool, 1932, pogs 3-22 y 35-54; XX, loverpoof, 1933, pogs. 3-42,
XXI, Uvorpool. 1934, pogs 99-136; XXII, liv<>rpool, 1935, pogs. 143-148, en coloboroci6n con J P DROOP v J. W. CROWFOOT, y XXIII, loverpool, 1936, pogs. 67-100,
rn colaboroco6n con f BEN-OOR y G. M FITZGERALD
) y) 6. E. GARSTANG
The Srory of Jorocho", segundo edocion, I.Mdon. 1948. pó.
O'nos 5 y u
(3) los rulnoo de J
cibe el nombre dr Tell H-Suhon. Su exlensi6n, corno lo de lodos lo' "coudodes" de lo
Pole1tino ontiouo. es modesto: unos cmco hectóre
-7-
[page-n-9]
V VILIIR HUESO
2
Como en alguna de las áreas excavadas (al Oeste y al Este del tell l
se ha llegado al suelo vorgen, se ha podido establecer que los restos neo·
•
D&MCLtCO
• A..,.,A'I\
Gazc.r
•
JE R1CO
•
,\l•pa de >lluacíóo de jencó.
litocos constituyen la mayor parte de su altura 14 m Tan gran espesor
de estratos es debodo proncipalmente al elemento básoco de la construc·
ción en Jericó· el adobe, que es de vida muy limitada
- 8
[page-n-10]
CULTURAS NEOLITICAS DE JIORICO
3
EST R AT I G R AFIA
La estratigraffa de las culturas neoliticas ha presentado problemas
muy singulares. Las culturas cerámicas no forman verdaderos estratos,
ya que los hombres de tal epoca se contentaban, para vivir, con excavar
cuevas en los restos anteriores. Las cul turas precerámicas, por el contrario, forman estratos muy gruesos subdivididos en muchisimas capas.
Superando estas dificultades, la Dra . Kenyon ha podido establecer la
estra tigraffa general del tell: La datación, ausente la cerámica en las culturas anteriores, ha podido ser establecida gracias al C 14, que da unas
fechas revolucionarias, pero coherentes en tre sí:
Protoneolitico . . . . . . .. . .. .
Neolítico Precerámico A
Neolítico Precerámico B
Neolítico Cerámico A ...
Neolítico Ce rámico B ..
comienza hacia el año 7.800 a. C
comienza hacia el año 7.000 a. C.
comienza hacia e l año 6.500 a. C.
finaliza hacia el año 3.500 a. C.
Como vemos, esta datación d ifiere de las fechas avanzadas por
Albright en las primeras ediciones de su manual: Neolítico Precerámico
del 6.000 al 4.500 a. C. y Neolitico Cerámico del 4.500 al 4.000 a. C. (4),
esta dat·ací6n ha de ser revisada.
Por o tra parte, en otros lugares de Oriente se hallarot'l secuencias de
civilizaciones semejantes a las de Jericó, y las dataciones son mucho más
ba jas. En Yarmo, Nordeste de lrak, el C 14 dio originariamente fechas
de l qu into mi lenio, hacia el 4.750 a C., y en Khirokitia, Chipre, el
mismo método dio la fecha: 3.700 a. C.
No es de extrañar que pronto surgieran escepticismos, e incluso ata·
ques tajantes a las fechas de M. Kenyon que le obligaron a rebatir los
argumentos ·de sus oponentes aquilatando más los datos: con nuevas da·
taciones obten idas en distintos laboratorios y utilizando distintas téc·
nicas (51
(4) W . F. ALBRIGHT, "The Arci)ocology of Polcstone'', 1, Pcnguin Bool
K. M. KENYON. "'Je richo ond its setting in Near Eostern Hisrory". voL 30,. 1956~
pogs. 184-195.
R. J. BRAIDWOOD, "J•rlcho ond lts settJng In N®t Eost.,rn History", vol. 31, 1951,
pogs. H-81.
K. M, KENYON, "Reply to Profossor Broidwood", vol. 31, 1951, pógs. 82-84.
R. J. BRAIDWOOD, "Nenr swing frorn food-collectlng cultures to viiiOjjé·formlng
commumcies 1.$ strll 1mpe.rfee-tly understood", Science, vol. 127, 1958, pogs. 1.419 y s.s.
K. M. KENYON, "Some observolions on the begonnlgs of se!llemem in the Neor East" ,
The Journol of the Royal Anthropologicol lrutltute of Greot Brltoln ond lrelond, vol. 89,
London, 1959, po¡¡s. 35-43 .
-9-
[page-n-11]
-1
V. VILAR HUESO
Quedaba todavía el problema de que el neollt1 precerámico de Jeco
ricó era un caso único. No es de extrañ¡¡¡r ya que ordinariamente los estratos neoHticos se encuentran a profundidades muy considerables en los te lis
de larga vida. Hay que recordar que las dos primeras excavaciones de
Jericó no llegaron a los depósitos neolíticos y la mas reciente de Garstang
tan sólo lo hizo en una superficie muy peque1ia. Pero la conmoción, originada por los trabajos de M. Kenyon, ha dirigido los arqueólogos a una
búsqueda sistemática de yacimientos neoHticos en el área geográfica del
Jordán, y comienzan ya a surgir restos contemporáneos del neo! itico de
Jericó (6). aunque como dice M. Kenyon en su último libro: «Cuantos
más datos vienen a la luz, tanto más compleja se hace la cuestión~> (7).
El neoiltico cerámico más reciente, Neolítico Cerámico B, coincide
con otras culturas del Próximo Oriente. Su cerámica recuerda a la de
Sha 'ar ha Golan, en el a lto valle del Jordán, y a una de las variedades
halladas en el estrato Eneolitico (caicolftlco) A. de Biblos (8)
PROTONEOLITlCO
Como su mismo nombre sugiere, es la cultura más antigua de las' halladas en Jericó, dentro de la serie neoll tica. Por tanto fue la última en
surgir: campaña 1957-58. Está representada por un sólido estrato de casi
4 m. ( 13 pies) de espesor. Inmediatamente anterior a esta cultura es la
ocupación de l mesolitico clásico de Palestina, Natufiense, en la que unos
restos orgán icos han permitido su datación por el C 14: 7.800 a. C. con
un error posible de 2 1O años.
Aunque no se tenga ninguna fecha correspondiente al protoneolltlco,
es seguro que su duración fue muy larga, ya que como veremos luego una
de sus características es la ausencia de arquitectura, y un estrato de tal
espesor sin restos arquitectónicos lo prueba (9).
(6) Asi en Alumoth (Kiwber Shelk.h 'AII), ~egun M. W. PRAUSNITZ, ''Notes ond
Archaeology: Ex 1957 pags. 263 y 264, y "The llrst agrlculll.lrol seiHemenls In Galllee", Israel Explorat•on Journol, vol. 9, Jerusolem, 1959, pags. 166· 1?4; en Oren Volley (Wodi Follah), según M. STEKEUS, ''Notes and News. Arch
Excavolions. Oren Vo !ley (Wadi Follonl'', Israel Exploration )ournol, vol. 8, Jerusolem,
1958, pag. 131; y últimamente en los alrededores de Petra, en un importante yaclmien·
lo excavado par D. KIRKBRIDE, "The Excovotions or o neolithic villcge al Seyl Aolat",
Palosline Explorot16n Quorlerly, 92, London, 1960, pags. 136-145.
(1) K. M. KENYON. "The A.-.;hoeology •n 1he Holy Loncl", London, 1960, pag, 47
(8) KENYON, ob. cit "ata 1, póg, 66.
c9j La Oro. Ka1hleon M, Kenyon no preciso más lO$ fKhos.
New~.
-
10-
'.
[page-n-12]
CULT\JRAS NEOLITICAS DE JERICO
5
El estrato está compuesto por una serie Inin terrumpida de pavimenlos
apisonados, limitados en sus bordes por e levaciones suaves del terreno sin
resto alguno de muros o paredes. Se rrataba de fondos de cabañas y en tre
pavimento y pavimento en orden vertical la elevaci0n del sue lo fue oca·
sionada por la desJntegración de los materia les con que se construyeron
las cabañas. La fuente, que ya atrajo a los hombres del natufiense, fue
e l lugar escogido por los primeros habitantes del tell, que construyeron
sus cabañas junto a la misma, usando unas habitaciones más idóneas a
la vida nómada qu.e a la sedentaria, pero en las cuales vivían de forma
estable.
Probablemente la ausenc ia de verdaderas casas era debida, corno en
otras épocas en que las poblaciones nómadas se convierten en sedentarias,
a la ignorancia de la técnica de construcción ( 10). Pero las primeras edificaciones demuestran un dom inio de dicha técnica que hace pensar en
unos nuevos pobladores. los constructores de las habitaciones de l neolítico
precerámlco A, por tanto, no serían descend ientes directos de los hombres del protoneolitico, sino una comunidad diversa que se desplazó hasta
Jericó y alll se afincó con una técnica arqui tectónica aprendida antes de
dicho afincamiento.
la extensión del poblado protoneolftico es muy reducida, comparada
con las ocupaciones inmediatamente posteriores del neolftic;o precerámico.
los instrumentos de piedra hallados acusan una fuerte tendencia al
microlitismo, aunque se hayan encontrado algunos ejemplares medíos y
grandes. El trabajo es mejor que el de épocas posteriores y los retoques
son también más frecuentes. Las hojas (blades) están retocadas a percusión (punch techn ic). Tanto las hojas como las lascas (flakes) muestran
una tendencia marcada a perfi les curvos. Es muy común la obsidiana corno
primera materia de la industria lítica
La industria ósea es buena.
Dado lo limitado de los restos protoneoliticos no sabemos nada sobre
el arte, tan famoso en el na tufiense, ni sobre las costumbres funerarias,
ni sobre las prácticas religiosas del Jericó de la época.
NEOLITICO PRECERAMICO A
Sus restos no aparecieron bien estratificados hasta la campaña de 1956.
Se trata sin duda de una verdadera insta lación urbana : no sólo las casas
( 10) El mismo Jericó es tes !loo de ld
11
[page-n-13]
6
V. VILAR HUESO
construidas, sino el muro de protección, y la gran torre arguyen ur)a organización de la comunidad de tipo claramente sedentario y ciudadano.
La cantidad de sus restos varia en los distintos puntos del tell en que ha11
sido descubiertos. Pero en el Oeste del mismo se llega a espesores de
9 m. que prueban fa gran duración de esta cultura.
(
·,
Fig. 1.-C•rñmic:a del Neolltico Cenlmico A (1/6 ap.).
(Según MJ.,. Kenyon.)
En el orden arquitectónico aparece11 claramente tres fases de cons·
trucción con muchas capas distintas en cada fase. En fa primera se construye la gran torre de piedra maciza de forma ligeramente c6nica1 conservada en 9 m. de altura, y que tenia unos 7 m. de diámetro. Se encuentra
situada en el interior de las murallas y su base es tangente a las mismas,
pero su cúspide se separa ligeramente. La Dra. Kenyon, en su última
-12 -
[page-n-14]
CULTURAS NEOLITJCAS DE JERICO
obra ( 11) la Interpreta como parte de las defensas de la ciudad, pero sin
insistir en ello, ya que sería más lógico que, dada su solidez, se encon
trara total o parcialmente fuera de la muralla. Acaso se trataba de una
atalaya o torre de vigilancia. Es verdad que se puede achacar a la tmpericia
de los primeros forttficadores de Jericó, la anomalía. En cada una de las
tases subsiguientes se reforzó la torre con una capa de sillares que la
aproximaban a las nuevas murallas al mismo tiempo que le daban solidez.
En la tercera fase se la enlució exteriormente. El acceso a la cúspide se
conseguía por una empinada escalera interior a la que se llegaba por un
estrecho pasadizo en la base de la torre. Los esca lones son monolfticos
y bastante bien labrados.
La más antigua de las murallas era de piedras relativamente pequeñas
y muy cuidada en su aparejo. Se conserva en unos 6 metros de altura y
sus cimientos descansan sobre la roca Es de notar la doble functón de
este muro; defensa y contención, ya que en el interior de la ciudad permanecía sepultado parcialmente, mientras en el exterior quedaba total mente a la vista. No se tienen datos de todo el tell; por tanto, no se puede
asegurar qÜe se tratase de un muro de ciudad, pero por lo menos cierta mente es el de una gran ciudadela.
Después de una época en la que Jericó fue ciudad abierta vuelven
sus pobladores a sentir la necesidad de amurallarla. Los nuevos muros son
de piedras bastante grandes y el aparejo más irregular que el de la mu·
ralla anterior. Para dar mayor eficacia a esta nueva fortificación se excavó
ante ella un foso de 9 m de ancho y 3 de profundidad máxima, sin reparar en la dificultad que ofrecía tal obra en la roca que tuvieron que descarnar exclusivamente con utillaje lítico, preponderantemente de tamaño
medio. Después de reconstruido d icho muro en la misma fase, volvió a
caerse, bien por la presión del terraplén Interior, bien por alguna escaramuza guerrera o terremoto; y en lugar de ser reconstruido en el mismo
lugar se desplazó unos metros hacia el exterior de la ciudad para cimen
tarlo mejor Su aspecto es como el de la segunda fase.
Las construcetones domésticas son en las tres épocas de adobes, y de
planta drcular u ovalada, recordando as! las cabañas de las que se orígtnaron. En alguna ocasión se forman casas de varias habi tactones, pero
todas las paredes siguen siendo curvas y la habitación primitiva, o centr~l,
e$ circular. Los sue los de estas casas son de barro y más bajos que los
pavimentos de las calles circundantes y se llega a l interior de las casas
por unos peldaños o rampas que suavizan el desnivel A juzgar por la
1111
KENYON. ob eH nota 7 pag. -14.
-
13 -
[page-n-15]
8
V VILAR HUESO
Inclinación de las paredes, las casas, o habiraciones, debían estar cubiertas
por cúpulas. Los restos de madera indican la uti lización de este material
para la construcción.
Los adobes, que son los más a ntiguos de Jericó, están hechos a mano
y pertenecen a la categoría de los plano-convexos. Como la convexidad
de su cara superior recuerda el lomo de l cerdo, han sido bautizados Hogbacked brícks.
Hemos aludido a la escasez de industria macrol ítica. Tanto los peder·
nales, o sllex, de tamaño grande, intermedio o pequeño, son una evolución
de l natufiense inferior
Un hallazgo extraño nos habla de las costumbres funerarias: un grupo
de cráneos separados de sus esqueletos y colocados en circulo, mirando
todos ellos hacia el centro.
La enorme extens1 de la población, unas cuatro Ha. ( 10 acres),
ón
plantea el problema de la subsistencia de sus habitantes, unos 2.000 al
menos. Una comunidad humana de ta l magnitud no podía alimentarse
de vegetales y de animales silvestres, recogidos más o menos al. azar en un
ámbito relativamente próximo a la ciudad. Los habitantes de Jericó tenlan
que ser por tanto productores de alimentos: agricu ltores y tal vez pasto·
res. Su presencia junto a la fuente, así lo sugiere; pero las tierras que
pueden ser cultivadas natura lmente en los alrededores tampoco son suficientes para a limentar a los 2.000 habitantes. Miss Kenyon no duda en
proponer como solución a este problema: la instauración de regadío. Hace
notar, además, que en otras zonas de Oriente ha sido precisamente el re·
gadío el que ha impulsado la urbanización de las comunidades humanas.
Los hombres del neolltico precerámico A, fueron, de esta forma, los pri meros en construir acequias y canales para llevar el agua a nuevos campos
y asi producir todos los alimentos que necesitaban para su subsistencia
Toda la complejidad de la vida agricola en sistema de regadio exige
una organización, incluso unos principios legales, y cierta autoridad. Todo
esto debla darse en Jericó. Su presencia, además, facilita la interpretación
de otros hallazgos, como los muros de defensa y la torre. Todavfa no apa·
rece clara la presencia de un culto o vida pública re ligiosa, aunque tal ve:r.
el trato que dan a los cráneos de sus muertos lo sugiera.
¿Quiénes eran los enemigos contra los que se defendían los habitantes de Jericó en esta época? Miss Kenyon propone la hipótesis de que eran
los hombres que finalmente les vencerian, instaurando en Jericó la cul·
tura neolitica precerámica B.
Otro problema relacionado con e l neolítico precerámico A, es el de su
origen. M. Kenyon indica, y con razón, que proviene de l natufiense infe
rior a través del protoneolítico. Ya indicamos, sin embargo, la dificultad
-
1~ -
[page-n-16]
1
CUL.TU RAS NEOLITICI\S DE JERICO
9
originada por la aparición exabrupto de la arquitectura relativamente per
fecta en su técnica. Recientemente J Perrot ha excavado un yacimiento
natufiense muy mteresante en 'Ain Mallaha ('Eynan) ( 12), en las proxlmi
dades del lago Huleh, donde en un contexto del natufiense inferior pero
con hallazgos del medio, aparecen los primeros balbuceos de la arquitec·
1ura que llegará a los tipos del neolltico precerámico A, de Jencó. ¿Es el
grupo humano de 'Ain Mallaha, como propone Perrot, el eslabón que faltil
en la cadena de culturas de Jericó? Si la respuesta fuera afirmativa, estos
hombres venidos del norte y todavía colectores de alimentos, como meso
líticos, se adueñarían del lugar habitado por los hombres del protoneoliti·
co de Jericó por la fuerza; pero en lugar de copiar todas las artes de sus
vencidos, los hombres sedentarios, en la construccióo de sus viviendas, les
habrían dado una lección al sustituir las cabañas protoneolíticas por ver·
daderas casas Pero hay dificul tades considerables contra la hipótesis de
Perrot. En primer lugar carecemos de elementos que permitan datar los
restos de edificios hallados en 'A in Mallaha, y que muy bien podrían ser
posteriores o a l menos contemporáneos de los orígenes del neolítico prece
rámico A, de Jericó. En efecto, ¿cómo explicar el cambio del material de
construcción? En 'Ain Ma llaha las edificaciones circulares u ova ladas son
de piedra y no de adobes, que tendrfan que ser inventados, ya que hasta
drcho momento eran desconocidos, a pesar de que los hombres de Jericó
saben labrar la piedra como lo acreditan las construcciones monumentales
contemporáneas. Además hemos indicado que en un contexto general del
natufiense inferior aparecen rasgos característicos del natufiense medio,
que no se encuentran en Jericó.
Lo industria litica de este periodo es muy abundante; pero desconcer·
tantemente monótona, con pocas piezas característ icas.
Todavía persiste el microlitismo, pero el perfil curvo es más llamatrvo
que en el periodo anteríor Muchas son las hojas pequeñas (small blades)
que como en el periodo anterior presentan puntas aguzadas (pointed
butts). Escasean las raederas (scrapers).
Hoy resul ta aún di fícil caracterizar esta cultura
NEOLITICO PRFCERAMICO B.
Fue el hallado por Garstang ( 13) y sus restos son los menos profundos,
corno es lógico Lo cultura que representa se distingue en todos los órde
112l
1959
J. PERROT, "Excavohons ot 'Eyno" ('Em Molloho) Prelomrnory Regon on rke
10, Jorusolom, 1960, pog•. 14-22
GARSTANG, ~he Story. " ob. cll. noto 2, p6gs 53 y ~
~n. Israel fx¡>lorotiOt'l Je«mol, vol.
( 13)
15 -
[page-n-17]
10
V VILAR HUESO
nes de la cultura anlerior, neolftico precerámico A Hay que notar que
descansan los estratos más antiguos sobre una capa en la que ha podido
ser discernida la erosión que atestigua el abandono del lugar durante
cierto tiempo.
l'ig.
2.-C.:rinucu dcl Neolítico Cerámico B (1/S ap.).
lSq¡illl Mm Kenyon.l
La ondustria litoca es esencialmente tahuniense, la característica del
neolítico palestinense, aunque con variantes. Abundan las hojas que deboeron ser utoliz.adas como cuchillos de todas las variedades y tamaños.
Algunas de estas hojas presentan unas aristas en sierra y por su pátina
característica se interpretan como hojas de hoces, con las que se segarían
los cereales o la hierba Las hojas de pequeñas dimensiones debieron es
-
16-
[page-n-18]
CULTURAS NEOLITICAS OE JERICO
rar onsertas en un mango. Tamboén se hallaron perforadores y raederas
para trabajar las pieles y cueros, pero son rarísimas las grandes piezas como
hachas, azadas o azuelas. Entre los utensilíos no cortantes son muy nu·
merosos los martillos, mazas de almirez y pulidores.
La arquitectura es también de una técnica muy diversa a la de l perio·
do anterior Desde el elemento básico de la construcción, el adobe, hasta
las plantas y la ornamentación, todo es distinto. Los adobes recuerdan
por su forma a cigarros puros aplastados. Su cara superior presenta unas
hendiduras bastante profundas en raspa producidas por los pulgares de
ambas manos que facilitaban el trabado con el mortero. Sus casas y todas
las poezas de las mosmas están construidas con ángulos rectos Las poezas
resultan rectangulares y, a veces, las casas constan de varias poezas Pero
el elemento más típico de esta cultura, y el más llamativo, ha sido la for·
ma de trabajar los pavimentos una gruesa capa de enlucido calizo muy
duro y a veces coloreado, que adquiría forma cóncava en los ángulos del
suelo con las paredes sobre las que se prolongaba el mosmo enlucodo. Toda
la superficie había sido bruñida muy cuidadosamente.
Las habitaciones, bastante amplias, tenían puertas anchas, algunas
veces flanqueadas por primitivas jambas de madera Las paredes, muy s6·
lídas, son verticales y muy bien constru idas. Las casas se agrupaban aire·
dedor de patios internos, utilizados como cocona, a juzgar por los muchos
restos de carbón hallados en los mismos Por regla general las piezas se
cundarias de las casas eran utolízadas como almacenes 8 agua era alma •
cenada en depósitos de enlucido, abiertos en las mismas paredes.
Entre las vasojas se hallaron muchos cuencos (Bols) de poedra, gene·
ralmente caloza, bien trabajada y mejor acabada Probablemente utoloza·
rian también vasijas de cuero y de madera que no han llegado hasta noso·
tros, aunque entre las herramientas no se hallaron las típicas de la car
pinteria
También se hallaron molinillos de mano de forma casi rectangular,
con tres bordes destacados y el fondo inclinado hacia el lado son borde.
Algunas piedras agujereadas de bastante peso son interpretadas por Miss
Kenyon como elementos de layas.
Las armas estan lom1tadas a unas cuantas puntas de flecha, algunas
muy bien trabajadas.
Se hallaron muchos restos de huesos anomales, domonando los de ca·
bra, sobre los de ovejas, cerdos, vacas y gacelas El análisis de los mismos
no permote mdicar si se trataba de animales domésticos, excepto en el caso
de las cabras, pero la relativa pobreza de flechas y otros indicios, hacen
17
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12
V. VILAR HUESO
pensar al profesor Zeuner (14) que se trataba en efecto de antmales domésticos Incluso las gacelas estarían domesticadas.
También se encontraron objetos de obsidiana y turquesa, entre los
signos· de prosperidad, y hasta lujo; y en algunos de los pavimentos se conservó la huella de esteras y cañizos.
Miss Kenyon no duda en dar una interpretación religiosa a las figurillas calizas de animales, y a la estatuilla femenina de unos 5 cms de a ltura, a la que desgraciadamente le falta la cabeza. Su falda ceñida a la cintura es flotante y sus brazos estaban en la posición akimbo. Parece ser una
diosa-madre, o diosa de la fecundidad.
En un nicho se encontró una piedra que pudo servir de pedestal a un
objeto cú ltfco. En el suelo de la misma habitación (¿capilla?) se halló una
curiosa estela que coincidía en sus dimensiones con el tamaño del nicho.
Tanto su naturaleza volcántca como lo cutdado de su labrado sugteren a
Miss Kenyor¡ la interpretación religiosa. ¿Se trata de un remoto antecedente de las ma~ebot cananeas? Otra construcción Interpretada en sentido religioso por los excavadores es un edificio que constaba de una am·
pila sala central (6 x 4 m.) con un pequeño recipiente, hundido en el cen·
tro del suelo, cuya planta es de la misma forma rectangular que la sala,
y también enlucido como el resto del pavimento. Las piezas anejas a esta
sala eran de paredes curvas ( 15) .
El más espectacular hallazgo del neolítico precerámico B, fue el de los
ya mundialmente célebres cráneos de Jericó. Se trata de unos cráneos, en
total diez, en los que se han sustituido con yeso modelado las partes desaparecidas por la descomposoclón, con tal pericia que son verdaderos retratos. Los oros han sido imitados con conchas introducidas en las órbitas
y protegidas por los párpados de yeso. La parte alta del cráneo se dejó sin
cubrir, excepto en un caso, en el que unas bandas pintadas reproducen,
sin duda, un tocado espectal Tan sólo en un caso se conserva la mandíbula Inferior En todas las demás la barbilla !"la sido modelada sobre los maxl·
lares superiores, por lo que resultan las cabezas ligeramente achatadas ( 16).
Hay que notar que todos los restos humar¡os hallados en Jericó, carecen de cabeza o cráneo, por lo que se piensa que debían conservarse en
11 q) F. E.. ZEUNER, "The Goal of Early Jericho", Palestlr>e E.xplorollon Quarterly,
86. l.ondon, 1955, pégs. 70-86, y "Dog ond Cot in r.collthlc Jerlcho" r Palestino I:J
( 16) GARSTANG. "The Storyo. " ob. C
-18 -
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CULTURAS NEOI.I TIC-'$ DE JERICO
•3
algún depósito o capilla que no ha sido hallada o que fue totalmente des man·elada posteriormente. De los 1O cráneos hallados, 9 lo fueron en la
m1sma casa. El otro a considerable distancia
Es notable la aparición de un muro en la parte oeste del tell, en una
época relativamente tardía del perfodo precerámico B, después de diez ca·
pas de restos urbanos sin defensas. Corresponde esta innovación al mismo
nivel de los cadáveres separados de sus cráneos ¿tienen relación entre si
estos dos hechos contemporaneo~?
En este muro abundan los grandes bloques de piedra mal trabajada y
del que quedaba a la vista tan sólo la parte exterior a la ciudad a juzgar
por los restos del mismo, conservados hasta la excavación. Para construirlo se cortaron las capas inferiores de restos arqueológicos, buscando
buena Cimentación y descombraron todo lo que quedaba al exterior de
dicho muro
Todos estos hallazgos nos hablan de la cultura y v1da de los habitantes
del periodo neolítico precerámico B, de Jencó. Ante todo sus hombres
formaban una verdadera ciudad como la de sus antecesores, ya que la pre
sencia de templos, o a l menos edificios comunales y de un muro, aunque
fuera lan sólo e l de Una ciudadel a o de con.·ención, lo acreditan. Sus hab1·
tantes gozaban de un nivel de vida bastante próspero• casas bien construidas y amuebladas con ciertas comodidades, como las esteras. Hay variedad de utensilios domésticos. Existen incluso joyas u objetos lujosos pro·
cedentes de lejanas tierras (la obsidiana, probablemente de Anatolia, y las
turquesas del Sinai) Pero la mayoría de su utillaje es de producción local
Se trata, por tanto, de una comun1dad autosuficiente como lo solían ser
toda< las del neolítico. La preponderancia de los instrumentos aqricolas
sobre las armas indica claramente que la caza o recolección de alimentos
ha sido desbancada por la producción de los m1smos por medio de la agricultura de regadío como en la época .lnterior, y el pastoreo. Parece ser
que practicaban un culto a los muertos y en sus preocupaciones religiosas
dominaba la de la fecundidad de sus rebaños o la posibilidad de cazar a
los animales comestibles, y su propia descendencia. Los hombres del neolítico precerámk:o B, eran muy cuidadosos en su artesan ía, tanto de he
rramientas como de ajuar y destacaban por su sensibilidad artística
cCuál es el origen de esta cultura' M. Kenyon (17) propone la hipóte·
sts de que los hombres del neolítico precerámico B, proceden de algún
otro centro tahuniense, acaso de la región montañosa ( 1B).
KENYON ob. cít. n<>lo 1, pógs. 56 y u
Las recle.ntes exC
€chegoro)• y en los que •ntervine personalmente, dor6, nueva lu:z e este problema
(171
(18)
-
19
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¡.¡
V VILAR HUESO
NEOLITICO CERAMICO
El neolftico cerámico aparece en fosas y cueva~ de forma redondeada
acceso vertical que penetran en los estratos precerárnicos.
Miss Kenyon distingue dos cu lturas neolítico-cerámicas en Jericó. La
más antigua se caracteriza por !a cerámica típica de este periodo en Pa·
lestina en sus dos formas: tosca y fina . La pro mera es muy burda, mal cocida, a fuego abierto, ag lu tinante ca lizo y carece de decoración. La segunda, mejor amasada, con la paja por ag lutinante, algo mejor cocida y decor.Jda con dibujos geométricos en rojo sobre engobe ocre Las partes ro¡¡zas están bruñ1das. Es la misma que halló Garstang en su estrato IX
Como esta cerámica aparece en cas1 todo el tell se puede colegir que
la Instalación era ba~tante extensa.
Fa ltan elementos para una datacoón exacta de este estrato, si de estrato se puede hablar
Como la cerámica aparece en toda su perfección a pesar de Jos antece·
dentes que en el mismo tell se hal laron en el neolítico precerámico B
Miss Kcnyon juzga que se trata de una cul tura que tiene su origen fuera
de Jericó. Corrobora su opinión el largo período de abandono del tell después de la destrucción de la ciudad anterior.
La 1gnorancia de la arquitectura en esta época es tal que sus hombres
viven en cuevas excavadas por ellos en el blando suelo del tell. Son cuevas
de acceso vertica l y no muy profundas. Tal vez el acceso estaba cubierto
por un tejadillo de ramas o cañas.
También Miss Kenyon da el nombre de neolítico cenlmico al estrato
o cultura posterior que utiliza en parte habitaciones troglodlticas y comienza ya a salir al exterior de las cuevas para construor sobre la superficie del tell unas toscas viviendas.
L1 cerámica es completamente distinta de la hallada en la cultura an
tenor. En lugar de la decoración pontada, un decorado inciso en raspa (herlng bone) caracteriz.a la variedad flna. Se trata de la misma cerámica que
fue hallada en las excavaciones de Garstang en el estrato VIII , designada
por el excavador promero con el nombre de calcol!tica y después neoHtica
reciente, única y exclusivamente por no haber hallado con ella restos metálicos, cuando la terminolog ía de dicha edad er<1 todavía f-luctuante ( 19).
y
~~
t 19¡
M Dunfmd \t R Dt" Vou~~ O. P. t!nttc olroio, prph:riol'\ d termtno .. .Eneo1itlco"
problemo ..,.; planteado con leda clortdod. recienl.,.,e111o, en R DE VAUX, O. P .. "~
toutllet d<. Toll <.1 Far'o" Rop:oort préllm•n!l1roe •ur 1 1 8 el 9e""'
20
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CULTURAS NEOLITICAS DE JERICO
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Pero en el ult1mo 1nforme de dichas excavac1ones M1ss Joan Crowtoot (20) vuelve a calificar como calcolítico el estrato VIII de Jer.có. Es
más, aunque esta última cultura no sea gassuliana, se hacen notar los puntos de contacto de ambas cerám1cas.
Por otra parte, e l final de esta cu ltura en Jericó, según las observa·
ciones del profesor Zeuner (21), deja un lapso de sólo 300 años entre el
pretendido neolítico y el bronce antiguo, sin espacio para el calcolítico.
Miss Kenyon es consc1ente del oroblema que plantea su terminología
CONCLUS I ON
En lo concerniente al neolítico precerám1co, la excavación bntánica
de Jericó es de gran trascendencia, y no sólo por las dataciones que nos
brinda, ~ino tamb1én por la perfecta estratificación de sus tres culturas y
la posible solución del origen de las mismas. El protoneolitico, como el
neolítico precerámteo A, proceden del natufíense interior, aunque queden
todavía problemas relacionados con dicha derivación. El precerámico B, de
t1polog1a lit1ca claramente tahuntense, o es una evolución del tahuniense
de las montañas. como el de El Jiam, o ha ten1do una evoluc1ón d1sttnta a la
del precerám1co A.
La nqueza de los hallazgos es tal que nos permite reconstruir con baslante segundad todas las incidencias de la vida ciudadana en la urbe más
antigua del mundo.
El neolítico cerámico signifteJ una regresión en el orden urban1stteo
La poblaCión es bastante densa y procede de otro lugar, hoy 1mprecísable,
dada la relat1va perfección de la cerámica, aunque sea la más ant1gua y
por tanto tosca de Palestina.
Miss Kenyon da el nombre de Neolltico Cer.imico también a la cultu·
ra que le sucede, a pesar de que otros especialistas la consider11n como
claramente calcolltica.
Sobre s1 hay dos culturas o una en este per1odo hay que esperar nue·
vos estud•os
1 01 J W CROWFOOT Nol .. on t he tl1nt rmpk
o l Atchorology and Atlt ropo 09Y XXXIV lovcrpool 1937, pógs 39 y ss
!2 11 F E ZEVNER T Neol.lh>c·Bron:e Age Gap en the - el of Jerltho Pala
1 nc Exp orc1oon Ouot 1erly 85, Londo" 954 pógs 64 6S
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j
ARNAL ET C. HUGUES
(France)
Sur les statues-menhirs du
Languedoc-Rouergue
L'excellente synthese du Commandant E. Octobon a m•s en lumiohe
l'lmportance des deux groupes de statues-menhirs qul se partagent dans
le midi de la France et plus particuliérement en Languedoc deux zones
bien déllmitées ( 1) (fíg. 1 •).
L'un de nous a montré qu'il y avaít une díssociation entre les dolmens
et les statues-menhirs {2), celles-cl étant répartles, a quelques exceptlons
prés, hors de la région des dolmens. Les exceptíons elles-memes ne font
que conflrmer cette observatíon, puísqu'elles correspondent á des «tombes en ruches» qul contíennent des dép6ts d'incinération difficiles a dater, c
De recentes trouvailles de statues-menhirs dans le Gard et d'<:utres
moins connues de la régíon des hauts plateaux seront le pretexte de cet
essai de mtse au point.
Avant toute chose, nous voulons lnsister sur la «loi de dissoclation»
ti)
steles
E. OCTOBON:
gravé~.
uEnquel~ sur les flgtJtotions Néo-Enéolothlques. Stalves-menhir,;,
dalles sculptéesn, en Rovuo Anthropologique, T. XL'- nums. 10-12_, París,
1931, pág. 308.
f2) J. ARNAL "Presentoco6n de dólmenes y estocoones del Departamento del H~- '
toUII", en Ampurios, XV-XVI, BorCDiono, 1953-54, pág. 103.
13) M. LOUIS et CENTRE DE RECHERCHES ARCHEOLOGIQUES DES CHENES VERTS .
"Les stCies-statues de Bouisset (Commune d a Farrreres.--les .. Vttrrcrle.s, Herouh)", en RiviSIO
do Studi L•gun, XVIll, Bordignero, 1952, pág. 5.
-23-
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2
ARNAL-HlJGUES
.
1
TARN
MER
MEDiTERRANEE
AUDE
Flg. 1.-Cane
- - - - - pdita gn¡upes inrermédiaires.
•- •- •- •groupe d~s dolmens du Que.rcy.
o- o- o- olimite nord du groupo des dolmens pm!nccn!.
Angl
+-
que nous a si souvent frappés en préhistolre, dans différents cas et a diverses époques, et qui rend SI embarrasantes les études exhaustives de
certains sujets bien précis. Nous en avons un exemple remarquable, a la
fin du Néolithique et au début du Chalcolithlque, si nous comparons les
civilisations contempora rnes languedoclennes et de Seine - Oise - Marne
(Bosch-Gimpera)
En effet, le Bassin Parisien a vu s'épanouir un groupe de tribus qul ont
creuse des grottes artificielles dans la craie. Plusieurs de ces hypogées qui
ont, sur plan, l'apparence de dolmens a couloir, sont ornés de «déesses
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STATUES-MENHIRS
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meres» sculptées prés des portes, dans les antichambres. Les squelettes
qu'on y trouve sont fréquemment trépanés.
Tout ce complexe se trouve dissocié dans le midi de la France: les hy·
pogées sont localisés sur les deux rives du bas-Rhóne, dans la région d'Ar·
les d'une part, dans la région d'Uzol!s d'autre part; un foyer intense de
trépanation a pu se développer dans la cívilisation rodézienne, sur les
hauts plateaux de l'arriere-pays; les statues· menhirs dont la ressemblance
avec les déesses meres marnaises n'est pas fortuite, sont disposées hors
des zones des hypogées arlésiens et des dolmens languedociens.
Comment ces éléments dissocíés sont-lls venus se synthétiser dans le
Bassin Parisien (a moins que le mouvement ne soit inverse)? Nous ne pou·
vons pas répondre a la question. La poser est déja un progres. Une étude
minutieuse des faits est la seule conduite a tenir. Aussi, a l'occasion de la
connaissance de nouvelles statues·menhirs, voudrions·nous en donner un
classement aussl simple que possible.
Nous sommes en présence de deux groupes géographiques dictincts,
l'un aveyronnais, l'autre gardois Dans chaque groupe, il y a deux types
de statues, les unes de grande taille, les autres n'excédant pas une soixantaine de centlmetres. Cette division, particulierement nette dans le Gard,
ne doit pas manquer dans l'Aveyron.
Une autre différence qui tient au milieu naturel, réside dans le maté·
riau employé: sur terraln ancien, elles sont en granite ou autres roches
cristallines; dans la partie sédimentaire du Gard, elles sont en calcaire ou
en grés fin. L'emplol d'une matiére premiere prise sur place ou dans un
rayen limité est constan!.
En fin, les exemplaires aveyronnais sont réellement des statues qul pa·
raissent avoir été dressées dans des lieux de culte, loin de toute habita tion. Pour le moment, on ne leur connalt aucun contexte (4)
Dans le Gard, il s'agit de toute autre chose. Les grandes dalles sculp·
tées d'origine certaine proviennent de caviles artificielles creusées proximité des habitats. On a trop parlé, dans la littérature spécialisée, des
couvertures en encorbellement de Collorgues (Gard) (5). Cette légende a
a
(4) Lo stotue ..menhlr du Mas d'Azoi!i (Montfout, Aveyron) ovoi1 une tombe ó ses
pie
cit. noto l .
15) E. O. JAMES: "Lo reli¡¡ion préhl•torlquc", Poyot, Poris, 1959. L' outeur (po¡¡. 186)
parle de lo "tombe mégollthlquc ó encod>ellement de Ccil0 rgues" . Celo montre les mófoits
causes por les abservatlons erronées et propogóes par les monuels d'Archéologle préhistorlque.
J. DE SAINT.VENANT; "Le monuel d'Archéologoe préhistorique d~ Dechelette", en
Bulletln Monumental, Paris, 1909.
Voir C. HUGUES, E. OROUOT et S. GARIMONO: "Lo stooion des hypogéu de Collarguas (Gord)", en Congrós Préhlstorique de Fronco, Monoco, 1959, pog. 658.
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ARNAL-HUGUES
détruire est née, au slécle dernier, des observations lncontrólées de 1'1nventeur, observations admises par des préhistoriens qui n'avaient pas vérifié la coupe et le plan exacts de la crypte de Louis Teste. En réalité,
Collorgues, que l'un de nous prospecte, présente un réseau de galeries trés
étroltes, baties en pierre séche et en dalles, qui est loin d'avoir livré son
secret,
Les mines de silex de la Vigne du Cade (Salinelles, Gard), a 30 kilometres au sud-ouest, présentent un aspect analogue, et les pults de mine,
cerclés de pierre séche, pourra•ent passer, apres un examen superficie!,
pour des tholos éboulées.
Quant aux petites statues, elles sont des piliers de tombes en ruches,
comme nous l'avóns fait remarquer plus haut.
GROUPE AVEYRONNAIS (PI. 1 et ll)
11 ne saurait étre question de passer en revue les statues-menhirs de
l'Aveyron qui débordent d'ailleurs dans les départements du Tarn et de
I'Hérault; mais le premier département possede les plus belles et les plus
nombreuses.
Elles sont caractérísées d'abord par l'importance du vetement qui est
sculpté avec beaucoup de détails, tandls que la face et les membres intérieUrs sont assez négligés.
Sous un visage au nez long, dit en «téte de chouetteJJ, sans bouche,
Dn peut voir des tatouages, un collier, des seins, s'il s'agit d'une représentation féminine, ou un «Objeh>, attribut des personnages masculins. L'ob·
jet est tenu par un baudrier qul passe sur l'épaule gauche, s'attache a une
bretelle dans le dos et revient sous le bras droit soutenir sa partie latérale. Au-dessous, une ceinture avec boucle est généralement bien représentée et ornée. Plus bas, deux rubans fr:mgés descendent vertícalement;
lis sont lnterprétés tantót comme des jarnbes avec les pieds nus, tantot
comme de simples rubans de ceinture.
Les bras sont représentés et leurs mains tiennent l'objet, sur les statues masculines. Ces bras, prolongés dans le dos, se terminent par des
crosses que L Balsan appelle des «crochets-omoplates» (6). lis sont ac-
(6) L. BALSAN; "Lo stotue-menhor de Soint-Léonee (Commune de Combret , Aveyron)", en Rivi•to di Studl Liguri, XVI, Bordighero, 1950, pog. 129.
L BALSAN: ''Lo stotue.. menhir de Saumecourte fAveyron)" _ en Rlvrsto df Stud1 Ligurl, XVII Bordlghero, 195 1, pog. 212.
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STATUES-MENHIRS
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Fig. 2.-StAtuc des Arribcns (Murot, Tom)
Octobon, rccdfi~e• por nou.s.
-
D\'cC
27
111 il\1
ses qwurc métamorpboscs, d'aprés E.
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AANAL-HUGUES
compagnes, le plus souvent, des bretelles et du baudrier deja c1tes. En genéral, le manteau est schématisé par de longs plis paralhHes. Nous ne
nous étendrons pas davantage sur les détails variés qui peuvent se rencon·
trer. Cependant, il convient d'insister sur l'existence de divinités masculinas ou féminines. 11 y a méme des statues qui ont é té martelées et changées de sexe. Le terme de «déesse mere» ne convient done pas et le terme
plus vague de «dieu muet» ou de «déesse muette» correspondraít mieux,
semble-t-il, a la réalité (7)
Au sujet de l'objet, toutes sortes d'hypotheses ont été ém1ses. étu•
penníen, poígnard, fourre<~u de poignard et, tout récemment, corne d'abondance ou de chasse, ainsi que l'a proposé notre ami A. Soutou 11 importe
de remarquer qu'il y a deux types d'objet. Le premíer, vert1cal (8), porté
par une courroie qui passe derríére le cou ou parfois est en bandouillére
11 ressemble davantage a un étui vide car il n'a pas d'anneau supérieur
(fig. 3, J ). Le second plus fréquent et peuH!tre plus anden, se termine
par un trou rond tres visible. 11 est accroché obliquement en bondoutllere
ou parfois placé horizonta lement sans moyens de suspension visible (PI 2,
num. J et fig. 2, 1).
Pour nous, l'interprétatíon de ces deux objets ne pose pas de problema. 11 y a dans trois dolmens (et dans une grotte) aveyronnals des «Objets»
absolument semblables, en os ou en lignite. L. Balsan a bien vu que l'attribut des statues-menhirs et ces «Objets» des dolmens n'étaient qu'une
seule et meme chose (9) Nous sommes entierement de son <~vis L'objet
enigmatique pourrait étre soit le signe de reconnaissance d'un chef, soit un
embléme religieux ( fig 3, 2)
On peut méme dísttnguer les deux types d'objets L'un a ouverture
ronde supérieure (fig 3, 3) provenant du dolmen Seveyrac (Bozouls,
Aveyron), l'autre, a sommet concave, muni de deux trous latéraux provenant d'un dolmen inconnu du Causse Noir (fig. 3, 4) et qui correspond
exactement a 1' <
(1) En 1931, o l'epoqye dM travoux d'Oc1obon, le gtoupe aveyror~no... •lendu ouul
ou Tom et O 1'HérouJt, compre-no•t 26 éfbnents cnhers, stnon en porfo11 étol. Au¡ourd.hui
ce nombre a ele occru conslderobltrMnl el nous 01tendons ¡.,. P
181 OCTOBON. loe. C•l. not~
ompl01e l'expression "en crovoreH pou.- d objets wrticoux.
A. SOUTOU: "Pendeloque.·po•¡¡nord• de 1'Av-vron" en Bulle1m de lo Scc•~1e Prehis·
1arique Fron~o,$e, tome LVI, París, 1959, pog. 285.
(9) L BALSAN: "Oeux l)endt10quP.l lnédlt-es des dolmens oveyronnois" , ~n 8u11e' In de lo Sociél.! Pro!h•>tO
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STATUES-MENHIRS
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/1
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Fig. 3.-Poincs de: contna c:ntrc. les stOlucs-menhirs ln.ngut:docienn~ c.t les plaques de
sehi&te ardoisicr du Sud de la. Pcninsule lbériquc:
1.-"objct" vcnicnl de la stntuc du MM Capcller (Calmels et le Viola, 1\vcyron).
2.-uobjc.t'' oblique de la stntue de Crouxiques (Brnssac, Tam).
3.-"objet" réel en lignite du dolmen de Seveyrnc (llozoul~. 1\veyron).
4.-"objet" réel en lig.nite d'uu dolmen indeteoniné du Causse Noir (Muscc d'/\lbi).
5.~os de la statue de Poustbomy T (PouS
7. -plaque de schiste a.rdoi.s:ier ponont uuouage facial et u9bjct.. A l'avers, plis d•uo
manteau sur In trllnche tt le revus (dolmen de Vega del Guadancil l, Cáceres,
&pague).
8.-plttque de Sclúste ardoisitr: du dolmen de Barbncena (Bivas, Portugal).
N• 1, 2, 5 et 6 d'apres E. Octobon.-N• 3 d'npr~s L. Balmn.-N" 4 d'oprés A. Soutou.N• 7 ct 8 d'npros G. el V. Leisner.
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ARNAL HUGUES
tous en sachan! que le second peut avoir deux positoons, une oblique, l'au·
tre ho rizontale. Nous ne pousserons pas plus loin les interprétations.
Le groupe des statues-menhirs aveyronnaises ne s' étale pas sur les
calcaíres secondaires des grands Causses, mais il est situé dans la bordure
primaire du Massif Central (Montagne Noire, Monts de Lacaune, Plateou
du Ségala) La partie méridionale de ce massif a des dolmens dont nous ne
savons pas encore s'ils se rattachent au groupe languedocien ou au groupe
pyrénéen, a moins qu'ils ne composent a eux seuls un petit noyau autonome. De toute fa~on, les statues menhírs s'enfoncent en coín entre ce·
lui -ci et les dolmens du Languedoc oriental.
A détaut de contexte archéologique, par simple comparaison des ob
jets dessinés sur les statues et des objets recueillls dans les dolmens, on
peut raisonnablement dater ces divinités muettes d'un Chalcolithique
assez anden, non que les dolmens ne puissent oHre plus vieux, maos paree
que ces pendeloques de lignite ou d'os doivent etre contemporaines du
début de l'age des métaux.
GROUPE GARDOIS (PI. 111 et lVI
Si toutes les statues-menhors de I'Aveyron ont été découvertes cou
cnées sous !'humus, au cours de labours, ou entreposées dans une cour de
ferme, ce qui n'est que le second temps de l'opération précédente, dans
le Gard, au contraire, prés de la moltié des monuments ont été trouvés
dans des tombes collectives plus ou moins bien datées, mais au moons
chalcolithiques
Les grandes dalles sont trés frustes, sculptées ou gravées sur un seul
cóté. Les bras peuvent étre absents. Les statues féminines, reconnaisables
aux seins, ont parfois des «crosses» ou objets coudés. Les statues mascu
lines portent un objet aveyronnais. Dans un cas, a Rosseironne (Castelnau·
Valence). le sexe de la divinité a pu etre modifié par l'adjonctoon d'une
crosse De toute fa~on, les statues du Gard contrasten! avec celles de
1'Aveyron par leur forme a peine ébauchée.
11 est diHicile d'ajouter foi aux descriptions de l'inventeur de la premiére, extraite de l'hypogée Teste a Collorgues, qui ont donné lieu a l'é·
tablissement d'une maquette fantaisiste de cette sépulture.
La statue en grés de Foissac, trouvée dans la grotte artificielle de la
Craoe, aurait été placé la tete en bas --encore une fois d'apn!s la décla ration trés postérieure du paysan qul la découvrit-, pour fermer une en
trée de couloir. Que faut-il conclure de tout cela? 11 n'est pas exclu que
les plus anciennes de ces statues, munies de crosses, aient été •employées
30 -
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STATUES-MENHIRS
9
plus tard dans des tombes chalcolitnoques. Néanmoins, ce ne sont la que
des hypotneses.
D'autres grandes statues ont été rencontrées isolées (Saint-Victor-des
Dules, Gayette et Mas Martín a Castelnau Valence), dans des contrées
roches en stations de pleon aor. Une découverte récente, quoique sans con·
texte suHisant, apporte des éléments nouveaux
11 s'agit de la tres belle statue-menhir de Rosseironne (Castelnau· Va
lence) dont la partie supérieure seulement est arrívée jusqu'a nous. Le
dessin généra l est moladroit, mais, dans la terre, il a conservé toute sa
netteté. A la suite du long piquetage qui a permos de dégager les sculp·
tures, la face antérieure est plane, ce qui donne une lmpression de ta
bleau. La figure est ovale avec un gros nez et deux yeux en relief Un
couvre·chef soudé aux arcades sourciliéres se termine de part et d'autre
par une boudette ou une come tournée vers le bas. Les bras sont reploés,
les mains levées. L' cobjeh est vertical, soutenu par un baudrier dont une
laniere passe sous le bras gauche (PI. IV, 3).
Une grande boucle de ceinturon, rectangulaore, est un attrobut avey ronnais comm~t l'objet. Plus tard, on a surchargé la poitrine d'une crosse
gravée, a crochet relevé vers le haut, ce quí est une posi tion rare, sinon
unique 11 semblerait done que la statue ait été féminísée. Enfon, quel
ques traits obloques sur la tranche schématisent le manteau.
La stéle de Rosseironne évoque irrésistiblement les statuettes de 1
'0
roent méditerranéen, sinon par la factore du moins par l'allure genérale et
la position des mains en avant. Elle nous indique aussi que la crosse pour
rait étre postérieure a l'objet ou que l'embleme jouissait d'un prestige
durable aux yeux des populations locales.
Si nous passons aux divinités de petite taolle, il faut signaler deux
découvertes capitales faltes au Nord de Montpellier par le Centre de Re ·
cherches Archéologiques des Chénes Verles ( 10)
Dans la premiare, a Bouisset (Ferriéres-les-Verreries, Hérault) (PI 111,
1, 4 ) deux statues gissaient a l'intérieur d'une tombe en ruche tres ori·
ginale, puisque, exceptionnellement, la chambre est rectangulaore, alors
qu'elle est entourée d'un mur ovale. Une de les statues servait de piloer,
tandis que la seconde é tait couchée devant elle, lace contre terre. La ste
le num. 1 porte une belle téte de chouette sculptée, rappelant d'assez
p rés ce lles de Bragassargues et de Saint·Théodorlt (Gard). La stele nu méro 2 est moins bien conservée; on y devine des yeux, un nez. Son ta
POI LOUIS
et CENTRE DE RECHERCHES ARCHEOLOGtQUES DES CHENES VERTS
loe cit. note 3.
-
31
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10
ARNAL -HUGUES
touage est plus visible, et une crosse a peine courbée barre ob1iquement
le milieu de la stele.
lncorporée comme pil ier au fond d'une rombe en ruche, face a l'entrée (fig 4) la stele des Cazarils (St Martín de Londres, Hérault), a la
forme d 'un parallélepipéde, haut de Om72, large de Om35 pour 17cm
,..,.
Flg.
~.-Pion
--==-
de 1:. totnbo "en ruche" do C;!zorils.
d'épaisseur. Sa tace est représentée par un «T» dont la barre descen dente forme un nez tres allongé puisqu'i l arrive jusqu'au bras. Le sculp
teur a du en etre gimé puisqu'i l l'a raccourci a l'auteur des tatouages
faciaux. Les yeux sont bien dessinés et il semble que les bras convergent
et que les mains soient jointes {Lam. 111, 5) (11 ).
D'autres découvertes récentes proviennent du Gard. C'est ainsi que la
stele de Salnt·Bénézet, exhumée vers 1930 au cours de labours profonds,
reposait dans les caves du chatea\J du village. M , de Labouchere la mit en
1958 dans son jardín ou M. Bemardy l'identifia. Admirablement conser·
vée, elle a une figure e('l écusson et des bras en position orante. Le man·
teau est marqué par des stries latérales. Le dos n'est pas orné (PI. IV, 1
et 2).
A Euzet-les-Ba•ns, la statue- menhir du Colombier, sortie de terre au
(11) CENTRE DE RECHERCHES ARCHEOLOGtQUES DES CHENES VERT5: "lo $1~
IIO-stotue de Coxorils. Oe>cription de quotre sépultures ovales des onvlrans de Viols- leFort (Héraultl" , en Rivislo d i Studi l lgud, XXV, BQrd,ghoro, 1959, pag . 196.
-
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STATUES-MENHIR$
11
cours du defon~age d'une vigne, a été signalée grace a la perspicacité de
son propriétaire, M. E. Troupel: tronquée a la base, elle est de forme
triangulaire, dans son état actuel, et de section ovale. U11 coo.¡vre-chef
rond surmonte la téte de chouette. Un tatouage en moustache est placé
au-dessous. Les bras tiennent l'objet aveyronnais que l'on voit reparaitre
lcl, dans une position obllque; pour sa cupule supérieure, le sculpteur a
utillsé un trou naturel de la pierre. Le dos bombé n'est pas orné, mais il
porte une grande cuvette (diamétre: 13 cm.; profondeur: 7 cm.) (P I. IV,
4 et 5).
Ce magnifique témoin gisait dans une station de plein air qui a donné, a défaut d'architecture funéraire, un mobilier caractéristique du Fontbuxien. L'habitat gallo-romain du Colombier qui a succédé au gisement
chalcolithique ne peut Intervenir pour la datation de la stéle.
A Bouisset, les figures anthropomorphes faisaient partie de tombes a
mobiller chalcol ithlque (vases a provisions a cordons pincés, fleche a ai le rons carrés et pédoncule). Par centre, nous ne saurions tixer l'age certain
des sépultures de St Martín de Londres (Cazarils). encare en service a un
Hallstattien assez avancé (Hallstatt C) .
CRONOLOGIE RELATIVE
Nul índice ne nous donne la généalogle des statues-menhirs. Quoiqu'on ne puisse pas affirmer l'antériorité de telle statue sur telle autre, il
convient d'étudier avec la plus grande attention les détails qui pourralent
nous guider. Pour ce faire, nous utlliserons l'instrument de travail remarquable qu'est l'ouvrage d'E. Octobon, puisque les études respectives
de nos collégues L Balsan, pour I'Aveyron, et A. Soutou, pour le Tarn,
n'ont pas encare vu le jour.
Un fait semble acquis: les statues féminines ont des seins, tandis que
les statues masculines sont dotées d'un «objet». A l'occasion du changement de sexe d'une divinité, l.es préhistoriques martelaient un objet pour
faire •essortir les seins ou ajoutaient un objet pour mascul1
niser une
déesse. Ces transformations ne sont pas tres rares, et nous verrons plus
loin qu'el les tendent vers une féminisation.
La statue la plus curieuse dans le genre est celle des Arribats (Murat, Tarn) qui, d'aprés E. Octobon, a été modifiée deux fois. Premier état:
a l'orlgine, el le aurait été féminine avec des seins en creux. Second état;
deux «Objets» auraient été ajoutés, l'un en reHef et l'aJ,Jtre atypique en
creux. Enfln, troisiéme état: l'objet en relief a été martelé et celul en
creux caché par un collier a quatre cercles concentriques (fig. 2, 4).
Or, selon nous, cette inte rprétation peche par p lusieurs cótés. D'abord,
-
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12
ARNAJ..HUGUES
les attributs en relief ne sauraient etre que les plus andens car, s'il esl
possible de graver une statue déja scu lptée, il est diffici le d'y ajouter un
rellef. Les seins executés en creux ne sont assurément pas les plus an·
ciens.
En cutre, pourquoi deux objets simultanés? L'objet sculpté en ronde·
bosse doit étre le plus anden, alors que le second objet modifie un sein
qui est lui·méme secondaire. 11 eut é té p lus simple de graver a nouveau
1' «abjeh> primitlf, mais alors les seins seraient restés en fonction (si nous
osons nous exprimer ainsi). 11 fallait les neutraliser au moins partielle·
ment, d'ou la présence de cet objet sur le sein droit.
En résumé, on peut restituer comme suit l'évolut1on comphquée de
la statue des Arribats. Premier état; une divinité masculina a objet hori·
zontal a été d'abord sculptée (fig 2., l ). Deuxiéme état. pour des raisons
qui nous échappent, mais qu'il est facile d'imaginer, on féminise la sta·
tue en martelant l'objet en rellef et en y ajoutant deux seins en creux.
A ce moment, la ceinture est remontée a la hauteur des bras; des traits
gravés prolongent les jambes ¡usqu'a la nouvelle cein ture, mais les plis
du manteau seront negligés et resteront dans leur aspect primitif (fig. 2.,
2). Troisiéme état: au cours d'une nouvelle refonte, on établit le sexe
masculin en transformant le sein drolt en objet, et le baudrier est adjoint
(fig. 2., 3). Quatrieme état; le sexe faible a finalement le dernier mot et
un collier a quatre rangs cache l'objet le plus récent (fig. 2., 4). 11 n'y au·
rait done pas trois stades, comme le pensait E. Octobon, mais quatre.
En dehors du fait unique de ces multiples changements de sexe, la
statue des Arrlbats apporte deux enseignements: son sexe était masculin
a l'oríglne et l'objet en retief, aparemment les plus anclen, est horizon·
tal et n'est soutenu par aucun baudrier. A une certaine époque le baudrier n'aurait pas été aussi généralisé qu'au moment de la deuxiéme trans·
formaticm. Une telle condusion est importante, car une seconde statue
-calle de la Verriére (Montagnol, Aveyron) (PI. 11, 1)-bien qu'ayant une
forme atypique posséde un milme objet horizontal, sans baudrier. On peut
en inférer que cet objet est antérieur a l'objet vertical, el qu'en outre
la statue de la Verriére peut etre attribuée a une époque relativement
ancienne.
En prenant les listes de E. Octobon, auxquelles 11 convient d'ajouter
les statues de Saint-Léonce et de Saumecourte publiées par L. Balsan,
nous aurons un total de 29 statues sexués pour le groupe AveyronTarn-Hérault. Sur ce nombre, i1 y a:
19 starues masculines.
3 statues féminlnes.
7 statues androgynes ou changées de sexe.
-
34
[page-n-36]
1
STATUES-MENHI RS
13
Dans la dernlere catégorie, on distingue une androgyne certaine (Saint
Cernin, Aveyron) et une probable (la RaHinie, Martrln, Aveyron) Parm i
les autres, deux ne peuvent etre intérprétées et trois ont été fémimsées
Sur 29 statues étudiées, le groupe aveyronnais compre 22 statues masculines a !'origine, 3 féminmes et au moins une androgyne. Trois divin•
1és sur six ont été féminisées, mais nous n'avons aucune preuve du conlrome, bien que ce soi t possible (les Arribats). 11 y a done de !orles pré
somptions pour que les steles masculines so•ent antérieures.
Quelques divinilés mascu lines et toutes les déesses porten! un large
collier fait de petiles perles. Les Arribals nous prouvent que ce type de
parure est tardif 11 est vraisemblat-le que tous ces cotliers représentenl
les mnombrables grains d'enfilage trouvrs dans les dolmens au Chalcolithique anclen, el dont de nombreuses stal
Les statistiques du groupe gardois sont tres diflérentes, preuve d'une
forre indJViduahté. Parmi les 16 steles, nous avons·
8 asexuées
6 féminines.
2 masculines, dont une a été fémmisée postérieurement
Le nombre des sleles asexuées ne permet pas autant de déductions
que dans le groupe aveyronna•s. Retenons cependant qu'une fois encore
une statue masculine a été féminisée (Rosseironne, Castelnau-Valence),
mais a quelle époque? Précisons aussi que les deux statues mascullnes
(Euze t et Rosseironne) se sltUent dans la partie nord-ouesr du groupe el
se disllnguent par le port d'un «objet». La liaison avec le domalne avey
ronnais a pu se faire par la bordure du Massif Central.
Entre les deux, les mégalithes de R•viere (Aveyron) et de Camprieu
(Gard) pourraienl etre tes chainons inlermédialres. Avouons pourtant que
ces «statues» sont en rnauva1s élat. On ne d•sceme que les plis du rnanteau de la statue de Ríviére et, sur le bloc granitlque de Camprieu, il ne
restera•t que les traces d'une ceinture en creux.
En résumé, pas de conclusión immédiate. L'ensemble des statues du
Gard se trouve en ml lleu chalcolithique (civlllsation fontbuxienne), sans
que l'on puisse savo~r s'll en est une antérieure aux autres. Dans le groupe
aveyronnais, les divinités masculines sont antérieures aux dlvinités fémi nines. Presque toutes, sinon toutes, ont été dressées avanl la diffusion du
poignard de cuivre.
-
35
[page-n-37]
14
ARNAL-HUGUES
COMPAR AI SONS
11 ressort de cette courte présentation que les plus anciennes des statues-menhi rs sont au moins chalcolíthiques; ma is il n'est pas exclu qu'il
y en <~it eu de plus tardlves, notamment dans 1Aveyron ou l'isolement
'
était favorable a une trés lente évolution en vase clos ( 12).
Les monuments du Gard avaient un role funéraire; cela expliqueralt
peut-étre pourquoi íls n'étaíent pas ornés au revers, étant destinés a etre
vus de face. En revanche, les statues aveyronnaíses, exposées comme nos
statues modernes, ont été sculptées sur toutes leurs faces.
Dans le groupe gardois, la différence entre les grandes dalles affectees
aux hypogées et les pe ti ts plliers des tombes en ruche est assez nette pou r
que ce point reste définitivement acquis.
La datation absolue reste incertalne. Nous pouvons adopter rndlfféremme!lt l'ancienne chronologie courte ou la chrohologie longue du Carbone 14, aucune des deux n'étant en désaccord avec les strarigraph ies
Dans le Fontbuxien -unique culture capable de nous apporter quelques
précisíons-, les seules analyses ont été exécutées sur le gisement stratifíé de la Perte du Cros (Saitlac, Lot) : le Chasséen s'étendrait de -3300
a -2660 et le Fontbuxien débuterait vers -2600 (13). Une telle date est
trop «pincée» dans ce g isement; maís, au Danemark, un dépót chalcolithique de la TRB culture a donne -2500 envlron. On peut done penser
que les statues-menhírs du midi de la France ont été fa~onnées pendant
la seconde moitié du troisféme millénaire et la prerniére moitlé du deu xléme ml llénaire.
Selon nous, i1 est probable qu' elles ont vu le jour avant la diffusion des
poignards de cuivre, car 11 paralt invraisembable, s'ils étaient déja connus,
qu'une de ces armes n'ait pas figuré dans l'équipement pourtant complexe
des sfatues méridionales. La dissociation de celles-ci du monde dolménique tiendrait au fait qu'elles lui sont postérieures.
Dans les limites étroites du Languedoc, meme si nous nous en tenons
aux statues-menhirs, les comparaisons ne sont pas épuisées. Beaucoup de
statues en bois, périssables, ont dO étre dressées. En compensation, la ci-
( 12)
Lorsqu'oh vislle le Muséc Fenollle, Q
Rodcz~
on es-t svrpris par certo1
nes retou...-
ches plus frolches que fes curres pQrties scu1ptét1s. Por exemple, lo stotue.. des Mourels
porte dans le dos devx. bretelles dont l'une est monffostl!tt'la.nt plus récc:nte. En outre,
probablement au mornen1 de lo stulpture de la deuxieme bretelle, ur- ore et des f)Q.cht!S
ont été oíourés sur so foce ontérieure gouche. De mC:rne, l'orc. er lo fleche de Loc:oste(Broquil!s, Aveyrcn) porolssenl plus ,.;c.,n~ que les sculprures orlglnclles.
( 13) Lo strori¡¡rophie de lo Perle d11 Crcs (Soilloc. lot), 11 porcioro dcns Golllo, nous
o éré olmoblcmmt communlquée por M. A. Golon.
-
36
[page-n-38]
STATUES-MENHIRS
15
vllisation rodézienne a livré a l'un de nous une l1guration anrhropomor
pnique en os. 11 s'agit d'une téte avec deux trous incomplets pour les yeux
et un trou triangulaíre pour le nez. La bouche n' est pas représentée. u
p1éce, emmanchée dans une cote de boeuf, était fixée par troís rivets
Cette découverte, faite dans une grotte sépulcrale de Saint-Martin-de·
Londres (Hérault) ( 14), avec mobilier funéraire rodé:Lien et crane trépa·
né, comme il se doít, ¡¡ conduít a classer parmí les idoles anthropomorphl ques cinq pendeloques rondes a trou triangulaíre et perforatíons pour des
rivets. Ces taces dont les yeux devaient etre pelnts proviennent des Bau·
mes Chaudes (Saint-Georges-de Lévéjac, Lozere). sur le bord méndlonal
du Causse de Sauveterre, recuellies autrefois par le docteur Pruniéres et
restées inédites. Nous avons ainsi un ensemble de síx 1mages de d1eux
muets (ou de déesses). tres proches chronologíquement et géographíque•
ment des statues-menhírs Au-dela du Rhóne, les statues comtadines et
proven~ales de Lauris, de Trets et d'Orgon, au facies si particulier, ne
paraissent pas av01r de rapport culture! direct avec les nótres.
'
En Corse et en ltaile du Nord, notamment a Fivizzano, certa1nes ~ta·
tues pourraient étre rapprochées des notres [ 1S): meme figure muerte en
T, bras et parfois seins figurés, quolque les armes des dlvinités m11scullnes
soient des poignards en métal et non des crosses ou des objets plus archai
ques. 11 en est de méme pour la Corse oü les guerriers ont des poignards
et meme des épées, ce qui les supposerait plus récentes encore, S1 nour.
pouv1ons le prouver En effet, il n'est pas impossible que des importat1ons
de bronze venu d'Orient aient atteint les iles de la Mediterranée occiden
tale a la fin du troisiéme millénaire.
Sans pousser plus loín les comparaisons entre les statues, íl nous res
te a dlre un mot des palettes de schiste ardolsier portugalses. On sait
qu'elles se trouvent nombreuses dans les dolmens du Sud de la Péninsule
ibérique: tantót rectangulaires, et c'est la majorité, tantót en forme de
crosses. Le décor est tres variable. Le plus souvent il utilise les mémes
thémes que le Chasséen A ou le Matera italien (P. Laviosa-Zambotti)
Parfois aussi il reproduit des dieux muets, avec des bras et un manteau
( 141
J. ARNAL et R RIQUIIT: .. Lo grolle de lo Ro111e. Solnt-Mortin-de-LondrO>
en Bulleltn de lo Soc•étó Pr
(H~roult )",
pog. 63.
(15) J. DECHamE. H
MonueJ d•Archéologle Pr6hlslottque, Celtique er Gollo-Ro
rnoine. 11~ Ardléofogie cellique ou protohistori~. Ptemtire por-he: Age du Bronze#, Poros, 192<1, pog. 488.
U. MAZZINI: ''Nuove scopcrte preistoriche in Lunig1ona", m1 Memorie dello Soc:i@
16 Lunigiane
-
37 -
[page-n-39]
16
ARNAL-HUGUES
dont les plos sont tracé~ sur le revers et sur les bords de l'avers ¡usqu'aux
bras ( 16)
Le dolmen de Huelva 40 a livré une plaquette de schiste ardoisier
avec tete de chouette, tatouage facial coupé par le nez et, au dos, les
«bretelles» tombant a ml-hauteur. 11 y aurait d'autres exemples; toute fois nous ferons une place spéciale a une plaquette du dolmen de Vega
Guadancil 1 (Cacéres). Elle est décorée d'une tete de chouette avec deux
traits bilatéraux coupés par le nez (tatouage facial) Deux bras convergen! vers le bas tenant un triangle dans lequel nous pourroons reconnaitre
la réplique de 1'«objeh de nos statues-menhirs. Le dos est zébré de zig·
zags imotant le manteau qui couvre également la tranche 11 n'est pas de
paren té plus saisissante que celle Gui existe entre cette plaquette de schoste et les stéles antnropomorphes languedociennes.
Quoique l'age des plaquettes ne soit pas encere précosé par les archéo
legues de la Péninsule, elles passent pour appartenir au Bronze ancien
Cependant, elles manquen! dans le mobilier du village fortofié de Vilano
va de San Pedro qui fut occupé du Néolithique récent au Bronze anclen
Bien qu'on y ait trouvé des milliers d'objets cultuels comme les cylindres
oculés et des plaques de calcaire gravées, 11 n'y avait aucune palette de
schiste ardoisier. Elles seraient done antérieures; mais ce n'est la qu'un
argument négatif. Nous pensons néanmoins apporter bientot la preuve
que les palettes appartoennent effectivement au Néolithique mc.yen, soit
a la fin du quatriéme millénaire ou au début du troisieme, ce qut revien·
drait a dire qu'elles ont un peu précédé les statues-menhirs languedociennes
116) G. et V. LEISNER: "Doe Megolithgrober der lberischen Holbln•el Der We
38 -
[page-n-40]
ARNAL E'l' IJUGUE S.-St ntu cs-m cnhlrs rln 1-an guedoc
T.1
\M. 1
Slatues·mC'nhirs avcyronnt~i~~oes:
1 ct 2: Sunuc: androgyne de S t. Ccrn¡n.. Fucc: rcmnrquer les scins, J'objet en ••cmvnte'\
le collie:r, lts uuounges faci.ou:rc, ha ccínture s:ms boucle. Dos: plis du mantcau, omopl:nescrocbets, b¡¡udrier pcu vi:;lblc:.-l luuu:ur 1'20 m.
3
0'97 m.
(Photos 8al$3n)
[page-n-41]
ARNAI, E'f II UGUES.-Stntucs- mcnhlrs du Lnru:uedoc
LAM. 11 .
Suuues·mcnhirs nveyronnaiscs:
Statue maaculine de La Verri~rc (Montngnol). 1\bseno: dt fno:, objet horizontal, boucle
de ccimure., mantea u 1rCs in'lportont. Hnuteur O'SS m.
2! Suuue rnasculin~ de: Pousthomy J : en pht) des riguratiOn$ classiquc$) rc:mnrquer l'arc.
Hauteur 1'30 m.
3: S tatue ma.culine dt Lacosre (Broquii:s). Figuration closs•que; !'are et les n~hes
pnmisscn1 avoir été ajoutés postc:rieurc.ment. Ha.utc:ur 1 m.
1:
4:
Snnue des Mnurcls (Ca-lmcl$ ct le Viala). Rcmarqucr la cdmure omée de chevronr.
imbriqué.s; are et Okht$.. Cttce suuuc o été sculptée a nouveau (are et Oechcs, deu-
xiem.:, bretelle dans le dos). Hauteur 2'10 m.
(Pbotos Balsan)
[page-n-42]
t\RNAI, ET HUGUES.-Stalurs-mrnltirs du Lan,uedoc
LAM. II L
5
SUitucs-menhirs de I'Hér.lult :
1: Serre de Bouissct 2 ( Fernercs-lcs-Vem:ries). Celle-e1 ~'""" couchc:e •u pied de la
4 : Serre de Bouissct 1 (Fern~rc>-lcs-Vem:ries).
n.• 4.
S: Ow.nrlls (Sr. Mnnin-de-Londres).
S1otuc.rmenhits du Gnrd ;
2 el 3: Mas Mnrdn (0161clnnu- Valcncc).-Statue r~minine avec la crossc ct les s.ins,
vue de raee
[page-n-43]
AUNA L E'l' II UGUES.-Sialues- m enhirs du
St.1tue5-mcmhirs du Gnrd :
Lan~ucdoc
LAM . IV.
1 et 2: Cnndtinire (St. D 3 : Rossdronnc (Cruu~lonu·Valencc). Stnluc mnt.C:Ulinc. fcm.i.ni.s6c. Hnur
eur 1'25 m.
4 et 5 : Colomblcr (l!utet-les-Bains} : rcma_rque.r le Hllouagc racial, l'obje.c, les: pUs du voifc:
•ur la tete. JiaUicur 0'40 m.
(Photos Hugues et j eamet)
[page-n-44]
VICENTE PASCUAL PEREZ
CAicoy)
Hallazgos prehistóricos en Les Llometes
(Al coy)
ANTECEDENTES
En dicoembre de 1958 llegaba a nuestro conocomoento la notocla de
unos nuevos hallazgos de restos prehistóricos acaecidos en el lugar, de
antiguo conocido, de celes llometes», sito al noroeste de la ciudad de Al
coy y a un kilómetro de distancia de ella (lam. 1), en una loma de conglo·
merado diluvial antiguo, formada por los arrastres del río Conc que, al
atravesar el barranco del mismo nombre, ha odo depositando en su saloda
enormes conglomerados de materia les (figs. 1 y 2).
Inmediatamente nos personamos en el lugar del hal lazgo, pudieo1do
comprobar que, al rea lizar trabajos de desmonte para la construcción de
una central transformadora de la sociedad Hidroeléctrica Española, quedó
al descubierto una grieta vertical, con dirección N. a S., contenoendo di ·
versos restos humanos, piezas de sílex, h3chas pulidas, etc ( 1)
La primera oquedad que apareció fue la ya conocida con el nombre
de uGruta de les llometes», excavada y estudiada en 1884 por el sabio
naturalista don Juan Vilanova y Piera y el ongeniero alcoyano don Enrique
Vllaplana Juliá, y que fue tapada nuevamente después de las excavacio
( 1) Hacm.os pub loco nuesoro ogrodecomoenoo o lo empreso pot lo$ focolododl'S que
nm prestó paro pocfrr reolt;y;or los trabajos, poruendo o nuestro dt5POScctón tos obreros necesarios poro Hevottos o efecro. Astmiwno,. nuouo ogrodecamiento o los tKnicos y obre ..
ros
QUt
interv•n•cron en los: trabajos, quienes desde el prtncipiO de los obras nos tban co·
munic;ondo C:IJOntos oqucdodes o orie-ros opo.r«ion en los dMn"'IO'\tes. y que nm. atendieron muy of'1""10blemcnle.
39
[page-n-45]
V. PASCUAL PEREZ
2
nes. Reconocida ahora por nosotros, pudimos tener la certeza de que se
trataba de la misma, al coincidir las medidas que tomamos con las dadas
en la memoria que redactaron sus exploradores y comprobar, en las esca·
sas tierras que contenía en su interior, la existencia de pequeños frag -
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Fig.
1.--~it-uación
de Atcoy y yncinllento de
~'Les
Llomctcs'._
mentos óseos y restos carbonosos. En nuestra exploración pudimos retirar
un cráneo, al que acompañaba un pequeño pu11zón de cobre, en el interior de una estrecha _grieta que se iniciaba en el fondo de la gruta.
Las demás grietas o covachas que exploramos no dieron resultado arqueológico alguno, excepto la que describimos más adelante.
Como el único objeto de l presente trabajo es e l de dar a conocer ma·
-
40
[page-n-46]
LES LLOMETES
3
terlales de la ondustrra del hombre primitivo, creemos conveniente incluir
en él parte del material de la primera gruta descubierta, que se halla depositado en el Museo Arqueológico Municipal de Alcoy por do;~ación de
los familiares de don Enrique Vilaplana Juliá, con los datos más interesantes en relación con ellos y que sacamos de la memoria que 1 edactaron
sus exploradores.
Constará, pues, este trabajo de dos capítulos. El primero, que titula mos «Gruta de Les Llometes», dedicado a la descubierta hace setenta y
ocho años, y el segundo, que denominamos «Grieta de Les Llometes», en
el que estudiamos los restos descubiertos recientemente
GRUTA DE LES LLOMETES
Expuesto lo que antecede, pasamos a dar cuenta de los datos más im portantes contenidos en la Memoria que en su día redactaron los exploradores de la <
de piezas que fueron descubiertas (2).
«A primeros de octubre de 1884 y al arrancar una piedra de la superficie en la loma denominada «Les Llometes», en el término de Alcoy,
fue descubierta una concavidad que llamó la atención de los que alli trabajaban por la circunstancia de encontrar en su superficie interior seis
esqueletos humanos, reposando cada cráneo en una olla de barro tan crudo o flojo que se deshizo en pedazos pequeños a l poco esfuerzo a que se
la sometió. Registradas éstas y al no encontrar dinero ni medallas, revol vieron el terreno de superficie y se pudo recoger entre la tierra y huesos
dlgunas herramientas de cobre puro... ».
«la situación de la gruta es al N . O. de la ciudad de Alcoy, a 1.500
metros de distancia de ésta y a 650 metros sobre el nive l del mar; en la
falda S. E. del Monte San Cristóbal y Alberrl, uno de los espolones del
célebre Mariola y enfrente mismo de una abertura transversal denomi nada Barranco del Sine... ».
«El antro que la constituye es una de las oquedades naturales y sub-
121 J. VILANQVA Y PIERA y E. VILAPLANA Y JULIA: " lo gruoo de "Les Llameres" en Alcoy" . Memotio tconscnto pOr R. VfCEDO SANFELIPE en su "Histono de Atcoy
y su región", Alcoy, 1920-22, págs. 67 o 76.
•
-
41 -
[page-n-47]
V PASCUAL PEREZ
terráneas formada por la dislocación del conglomerado diluvial anhguo,
consecuencias de terremotos primitivos, no debiendo ser el último que
aparezca en «Les llometes» por ser muchos los sitios en que suena a hue·
co el terreno bajo los pies».
Fig.
2.-Shunción de la Gruta (1) y Grieta
(X) de "Lea Uomctcs".
«la sección horizontal de la gruta es aproximadamente de 13 metros
cuadrados, teniendo de largo en el sentido N. a S. unos 5'20 metros y de
ancho 2'50 metros. El fondo de ella dista de la superficie extenor, ladera
sur de «les Llometes», unos 5'40 metros, teniendo de espesor medio, la
bóveda de la misma, sobre un metro. la entrada en la gruta debía efec·
tuarse por el lado sur de la m1sma, pues al quitarse una p<:~red de piedra
arreglada en seco y desmontada una porción de tierra negra suelta y con
cantos rodados, resultó daba acceso al extenor a piso casi llano» (fig 3).
-
42 -
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LES LLOMETES
5
((El núcleo de tierras que constituía el enterramiento estaba formado
de dos capas perfectamente d istintas: una superior, de unos 20 centímetros de espesor, compuesta de tierra negra (humus vegeta l) con cantos
rodados, sobre la que reposaban los seis cadáveres primeramente encon-
Fig. 3.-Perfil de !JI gruta de "Le$ Uometes'', segün lo• apuntes dcl
señor ViJJiplaoa.
ingeniero
trados en posición decubitóprono, ex tendidas sus extrem idades y repo·
sando sus cráneos sobre ollas de barro negro algún tanto cocido y mode·
lado; entre los cadáveres aparecieron varias armas y herramientas, de co·
bre puro y batido, de las que solamente hemos podido recoger una esoá·
tula y una punta de lanza. La capa inferior, de tierra arenosa con cantos
rodados, también contenía hasta 18 esqueletos en posición decúbito lateral (casi siempre izquierda). presentando la circunstancia especial de
estar enrollado el cuerpo, como acurrucado de manera que las extremidades torácicas y las abdominales ~staban reunidas con el cráneo y la co·
lumna vertebral forzada en gran curva; esta capa, de una altura media
de 1'60 metros, reposaba por todos lados con terreno natural de la gruta,
excepto por la parte del fondo que es una canal de piedras arregladas por
el hombre con sus coberteras, también de piedra, y que comunicaba por
un lado COf1 una grieta o soplado natural del terreno por el que circulaba·
el aire, y por el otro con el riñón de tierras y piedras quemadas, con cenizas y carbón, verdadero hogar funerario ... Tanto en la segunda capa de
enterramientos de que hemos hablado, como en el hogar, sólo encontra·
mos instrumentos de piedra pulimentada con a lgunos barros negros toscos y crudos y algunos obíetos de hueso y marfil labrado; nada de cobre ni
bronce».
«De los enterramientos de superficie poco podemos dedr, pues fueron
-
4S -
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V PASCUI\l PEREZ
6
exhumados por los labradores colindantes que tropezaron con la gruta y
de ello no tenemos más datos que los que dichos señores nos depusieron
como testigos, que son: se hallaron estos esqueletos acostados con las extremidades tendidas, los cráneos boca arriba y reposando sobre ollas de
barro negro y no muy duro, del que se han recogido a lgunos pedazos que
demuestran haber sido cocidos de dentro a fuera, tanto por la mayor du·
reza que aparece en su interior, cuanto por el color que es más claro por
denrro. No se ha podido comprobar si dentro de las ollas había restos de
hombres o alguna cosa notablé. los cuerpos en estos esqueletos estaban
logeramente cubiertos de tierra negra y entre los huesos se recogieron
algunos objetos de cobre puro. De ellos obran en nuestro poder una espátula y una punta de lanza, tanto una como otra son de cobre batodo,
siendo muy aparentes las soldaduras de los trozos de cobre nativo de que
debieron formarlas nuestros primitivos trogloditas y partocularmenre en
la punta de lanza, son hasta más perceptibles los golpes del martillo de
piedra con que se forjó>
>
Hasta aquí, los datos tomados de la Memoria redactada por don Juan
Vilanova y Piera y don Enrique Vilaplana Juliá.
Aprovechando la circunstancia de haber quedado al descubierto la
gruta nuevamente, por las obras "' que hemos hecho referencia, fue vosi
tada por nosotros para hacer una detenida exploración y tomar cuantos
datos fueran necesarios para que quedara constancia, ante su segura des
aparición a causa de los desmontes que se estaban llevando a cabo, de sus
características Revisada con toda minuciosidad, no dio resultado el crí·
bado de las escasas tierras que contenía, pero, al proceder al vaciado de
una estrecha gneta que se inicia en el fondo de la cueva (seguramente
el «Soplado natural » a que hacen referencia sus exploradores en la Me
moría), tuvimos la fortuna de descubrir un cráneo al que sólo acompañaba una varillita de cobre con los extremos aguzados, dato este muy inte·
resante para poder fijar la cronología de la cueva. Finalmente procedimos
a dibujar la planta y perfi l, viendo que tanto por su forma como por sus
medidas colncidia con los datos oue de ella dieron sus primeros explora·
dores (fig. 4).
MATERIALES
En su Hísrona de Alcoy (3). don Remigio Vicedo Sanfelipe diCe, entre
otras cosas, lo siguiente e los (restos) de les llometes fueron saqueados,
131 VICEDO SI\NFELIPE. loe t l1 . noto ontcrior, póg. 67 , noto
44 -
[page-n-50]
•
LES LLOMETES
1
antes que personas cultas se apoderaran de ellos, tanto es asi que ademas
de los que gu<~rda el Museo Nacional y los que guardó para si don Enri
que Vilaplan~. otros hicieron acopio de unos e lementos que para nada les
Fi¡. 4.-Pianta y JeCCÍÓO de la puta de: "Les Uometes", formados al ser drscubieru nuevomente a r.úz de lu obras de la Hidroellcuica, en 1958 lx). Lug:u
dd luúlaz¡¡o dd crinco con la Viltilb de cobre.
servían, sino para entorpecer unos estudios interesantísimos y para de
mostrar cod.ciosa ignorancia· aun después de cuarenta y tantos años hemos nosotr .>s visto restos sustraídos de Les Llometes en manos de gentes
1gnorante~ y trasl;~dados a pueblos circunvecmos», Y continúa el señor Vicedo dicirndo· «Hasta la buena colección que guardaba don Ennque Vilaplana, sr> encuentra hoy (alrededor de 1920) esparcida entre su hijo don
Adolfo /ilaplana Llorca, don Domingo Espín6s y nosotros tenemos tam
~5-
[page-n-51]
8
V. PASCUAL. PEREZ
bién objetos valiosos, además de otros que poseen diferentes partícula·
res• f4).
<.ircunstancia ésta que nos pnva de conocer todo el material que la
cueva contenía, por lo que nos limitaremos solamente a reseñar y estudiar
el .:¡ue en la actualidad se encuentra depositado en el Museo Arqueológico
Municipal de Alcoy.
A continuación reseñamos los siguientes materiales.
Cerá mica.-Son escasos y de reducido tamaño los fragmentos que se
conservan, destacándose entre ellos un asa, y soendo todos, por su calodad
y cocción, idénticos a los muchos conocidos de otros yacimientos de
nuestra comarca (lám. 11, a)
Hueso.
huma•a•.-los tres cráneos que nos quedan, asi como los frag·
mentes de mandíbulas, fueron ya estudiados por el antropólogo Dr. Mi·
guel Fusté Ara (5). El hallado en nuestra exploración se halla sin estudiar
todavía (lám. 111).
Re • t o •
P u ",. o"
a • . -Son tres los existentes, incompletos y de tipo corrien·
te. Se conserva además un fragmento de espátula o punzón plano (lá
mina 11, b)
C o 1 g a" t • . - Figura uno en la colección, con decoración acanala·
da (6) (lám. IV, a)
Metai.-Dos son los objetos a que podemos referirnos· una pequeña
planchuela de cobre de la que no se puede deducir la forma que primitiva·
(4)
El Museo NaCional a que so refooro el señor
V~tedo
ts el Museo 1\nlropOióglco
Nocional, dr. Madrid, donde se conservaron los rnoterioles do la Cotección Vilanova y
Picro hasta el año 1942, en que pasaron al Museo Arqueológico Nactanol. Según O,
VALLS: "RestO$ arqueológiCO$ volenclonos de lo colección de don Juan Vilonove y Pie:ro, en el Museo Anrropo16gico Noc•onol", en Ard·uvo de Prehistoria Leven uno,
11, Valencia, 1945, p6g 344, se conservaban de Alcoy, y procedentes de "Les Llome·
tH", aunque cni no se •nd1ccro, yo que e: Profesor V•lonovo no explofó ningún otro yo·
CIMiento de este ttfmino municipal, •tun hacho pulunentodo"' (núm 10 del cotólogo de
docho colección). "dos hachos pu)unenoodO$", una anfobóloco y lo otro felde>páloco algo
pixorreña "con dot nucf001" (~úm 403) y "dos pedozot de Crónea humano" (núm. 411 ),
Estos ob1etos hoy se conservan en el Mu•eo ArqueológiCO Noclonol, como se deduce
de O, GIL FARRES: "Ob1otos de lo Colección Vilanova", en "Adquisiciones del MvJOO
Arqueo16gico Nacional (1940-1945)", Madrid, 1947, pógs. 15, 16 y 24.
(5) M. FUSTE ARA: "Estudio ontropológoco de los pablador~ neo-eneolltlcos de la
Reglón Valenciano" , nurn. 20 de la Seroe de Traba¡os Varios del S.I.P., Valencia, 1957.
(6) G. NIETO GALLO· "Colgontos y cabezas de olfoler con decoración oconoloda
FLETCHE~
Su distnbuc.•ón en lo Península lbb•co'",
~ Archivo de Preh•slorio l.evontino, VIII, Vo·
t...-cia, 1959, póg 127; fog. 2..•, num 16, y p6gs. 130. 136 y 144.
46
[page-n-52]
LES LLOMETES
9
mente tendría el útil y una varillita de sección cuadrada con los dos ex·
tremos aguzados, hallada junto al cráneo descubierto recientemente por
nosotros y en la parte más honda de la cueva (lám. IV, b).
Piedra.
- Sólo existe una, de sil ex blanco, de bella factura,
con base triangular equilátera y sal iente, sobre la que se alza el cuerpo
de perfil en ojiva (lám. IV, e).
Puntos de tlecho,
Cuchillos do • i lo
x. -Son once en tota l, de d iversos tamaños (láms. V
y VI, parte superior). que pasamos a describir:
Núm. 1: De sílex b lanco, sección triangular y perfil ondulado, con un
extremo redondeado y el otro en punta, con ligeros retoques. Mide 13'5
cms. de largo, 2'5 de ancho y 0'6 de espesor.
Núm. 2 : De sílex melado claro, sección trapezoidal que se estrecha
en uno de los extremos y de perfil ondulado. Mide 12'8 cms. de longitud,
2 de anchura y 0'6 de espesor.
Núm. 3: De sílex melado claro también, sección trapezoidal y perfil
ondulado, con un extremo redondeado y retocado y el otro oblicuo al eje
mayor. Mide 9'2 cms. de largo, 1'9 de ancho y 0'4 de espesor.
Núm. 4: De sílex melado oscuro, sección trapezoidal y perfil ligera·
mente ondulado; tiene los extremos recto~ por roturas. Medidas: 8'5 cms.
de largo, 2'5 de ancho y 0'5 de espesor.
Núm. S : De sí lex blanco melado, sección triangular en el pedicelo y
trapezoida l en e l otro extremo; fuertes retoques en sus bordes y perfil
casi recto. Mide 8'3 cms. de longitud, 1'3 de anchura y 0'7 de espesor.
Núm. 6 : De sílex blanco, sección trapezoidal, extremos rectos por rotura, bordes dentados en forma de sierra conseguidos mediante retoques
finos y perfil ligeramente ondulado. Mide 7'9 cms. de largo, 1'8 de ancho y 0'4 de espesor.
Núm. 7 : De sil ex blanco y sección trapezoidal, con un extremo re·
dondeado y e l otro recto por rQtura, y perfil ligeramente ondulado. Mide
7'3 cms. de largo, 1'6 de ancho y 0'4 de espesor (lám. VI).
Núm. 8: También de sílex blanco y sección trapezoidal, con ICils extremos rectos, perpendiculares al eje mayor, por rotura y de perfil recto.
Longitud, 5'8 cms., ancho, 1'8 y grueso, 0'5.
Núm. 9 : De sílex melado, sección trapezoidal desde el pedicelo hasta algo más arriba de la mitad de la pieza y triangular el resto, terminando en punta; de perfil curvo. Mide 6'2 cms. de largo, 1' 1 de ancho y 0'3
de espesor.
Núm. 10 : De sílex melado, sección trapezoidal y extremos redondea·
dos y retocados, así como también los bordes; de perfil ligeramente curvo. Longitud, 5'9 cms., anchura, 1'6 cms. y espesor, 0'4 cms.
-
47 -
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10
V. PASCUAL PEREZ
Núm. 11 Fragmento, de sílex melado y sección trapezoidal, extremo
redondeado mediante retoques y el otro recto por rotura; con fuertes
muescas en los bordes por el uso. Mide 0'4 cms. de largo, 1'5 de ancho y
0'4 de grueso
8 u • 11. -Pteza de buen tamaño, de sílex melado, construido sobre un
nódulo al que le han hecho saltar lascas mediante golpes. Unic:umente en
la punta se observan finos retoques (lám. IV, d) . Mide 6'8 cms de long•
tud
H o e h o • r o • u • 1o • . Se conservan nueve, siendo de tres clases
la roca en que se fabricaron y abundando más las de sección elipsotdal
que las de rectangular (flg. 5 y lám VIl) . Su descripción es como sigue:
Núm. 1: Ejemplar menudo de fibrolita, de las llamadas votivas Me·
d•das 4'3 cms. de largo, 1'7 de ancho y 0'9 de grueso
Núm. 2 . Fragmento mal conservado, de diorita
Núm. 3 Pequeño ejemplar, también de diorita, al que le falta el filo
Mtde 6'5 cms. de largo, 3 de ancho y 2'S de grueso.
Núm. 4 Azuela de pizarra negro-verdosa, bien conservada. Dimensiones: 7'2 cms de largo, 5'2 de ancho v 1'S de grueso.
Núm 5 Ejemplar pequeño de hacha, al que le falta parte del ltlo
De diorita Mtde 8'5 cms. de long•tud, 3'S de anchura y 2'2 de espesor
Núm. 6· De forma rectangular en pizarra negro-verdosa. Mtde 11
cms. de largo por S de ancho y 1'6 de grueso.
Núm. 7 De diorita, con el filo estropeado Medidas· 12 cms. de Ion
gitud, 6 de anchura y 4 de grosor
Núm. 8 También de diorita, con el filo desgastado por el uso Mide
12'2 cms. de largo, 7 de ancho y 3'5 de grueso
Núm 9 Es el ejemplar mayor. De diorita, bien conservada. Tiene
16 cms. de largo, 7 de ancho y S de grueso.
Pe • e u • o r • • . - Se conservan tres ejemplares, en cuarcita de color
ro.;aclo uno (lám Vil, 10) y negra los otros dos (la misma lámina, núme
ros 11 y 12)
Con lo expuesto damos por termtnada la descripción del material que
se conserva del prtmer descubrimiento prehistórico alcoyano que tuvo repercusión nacional Las fotografías y dibujos a que se ha hecho referen
cia en cada apartado darán mejor Idea de los objetos que nuesl ra esquemática y ligera descripción.
48
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LES LLOMETES
·--- -·
5
1
Fig. S.
-49-
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12
V PASCUAL PEREZ
11
GRIETA DE LES LLOMETES
Como ha quedado ya docho, a raíz de unas obras de desmonle para la
novelacoón de terrenos en los que se iba a construir una central transfor·
madora de electroddad, fueron aparecoendo varias groetas que seguoan todas la misma dirección N. S En una de éstas y después de haber desmontado cuatro metros de conglomerado, a l tener que instalar un transformador de gran peso, hubo de hacerse una profunda cimentación, descubriéndose algunos restos humanos a la profundidad de dos metros. Como los obreros no se dieron cuenta de la existencia del yacimiento hasta
que no encontraron el primer cráneo, no podemos tener la segurrdad de
que con la tierra extraída no se perdiera parte del materoal, .l pesar de
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8
Planta
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. NLu
Llomele.s •
Fis. 6.
que tan pron to se aperciboeron de ello paralizaron los traba¡os, comunicándonos rápidamente el hallazgo
Personados en el lugar, vomos que se trataba de una estrecha groeta
de una anchura media de 0'50 m, repleta de tierra rojiza con pequeñas
50
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LES LLOMETES
13
partículas carbonosas ( fig . 6), que excavamos, observándose quoJ no habla
una estratigrafía clara y que todos los restos humanos aparecían en completo desorden, con los cráneos aislados y en diversas posiciones, siendo
escasos los demás huesos en relación al número de 1ndividuos hallados.
Al llegar a la profundidad de tres metros apareció una arena fina blanca, estéril, con lo que d1mos por term inada la excavación.
La grieta fue explorada en una longi tud de ocho metros, no pudiéndose continuar por su estrechez cada vez mayor. La zona de hallazgos se
hal laba en la parte central y sobre una longitud de cuatro metros.
Según los da tos recogidos, los primeros ha llazgos se dieron a una profundidad de ocho metros desde la superficie y a once los últimos.
El material hallado, del que a continuación damos relación, corresponde a la misma época que el de la gruta, existiendo una distancia entre una
y otra de qu ince metros.
MATERIALES
Cerá mica.-Se recogieron en tota l seis pequeños fragmentos, de la
misma técnica y calidad de la cerámica corriente en los yacimientos coetáneos de nuestra región (lám. IV, e). Es significativa la escasez: de restos
cen3micos si tenemos en cuenta el número de enterrados y el ma teria l restan te hallado.
Hueso.
R • s t o s hu mono • . -Por los huesos ha llados podemos calcular aproximadamente en veinticuatro e l número de individuos enterrados. La mayoría de los cráneos aparecían, como se ha dicho, destrozados y sin orden
alguno; los huesos de los esqueletos aparecían muy mezclados entre sí,
siendo rnuy escasos en re lación con e l número de individuos.
Destacamos un cráneo (lám. 111 b) por presentar una trepanación quirúrgica situada en e l hueso hemi-fronta l izquierdo, de la que sobrevivió
el individuo a lgún tiempo, como se aprecia por la cicatrización ósea en los
bordes del orificio producido por la operación.
y p u n • o n. S
Fueron treinta y cinco las piezas y
fragmentos de úti les de hueso que hemos considerado como a lfileres y
punzones. Su descripción es como sigue (lám. VI II ):
Núm. 1. Cabeza y parte de l vástago de un alfi ler de los llamados de
cabeza acanalada, de una pieza y con siete acanaladuras horizontales.
Longitud, 6 cms.
Núm. 2.: Fragmento de a lfiler con la cabeza casi esférica, unida al
vástago. 7'5 cms. de largo.
Núm. 3 : Tres fragmentos de un posible punzón, de sección rectangular, que en su parte más ancha lleva un taladro circu la r. Dos fragmenÁ
1 f i 1. , • •
o
-
-51 -
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V PASCUAL PEREZ
1~
tos unen entre sí, quedando el tercero suelto, por lo que podria no pertenecer a la mosma pieza. Longitudes : 6 y 2'1 cms. de largo.
Núm. 4 : Punzón o puñal formado por robusta media caña aguzada
y resostente, que conserva la apófisis, retocada, como empuñadura Mode
19 cms. de longitud, tamaño excepcional.
Núms. 5 a 7 . Tres fragmentos de piezas semejantes a la anterior,
de menor tamaño Miden 10, 7'5 y 7'4 cms, respectivamente.
Núms. 8 a 11 · Cuatro fragmentos pequeños de punzones construidos sobre medias cañas. El mayor mode S cms. y el menor 3.
Núm. 12: Pequeño punzón completo, con parte de la apóf1sís. M•de
8 cms. de largo
Núms. 13 y 14 Punzones hechos sobre hueso de conejo, uno incompleto (el numero 14) y el otro mostrando caso agotadas las posibilodades de aprovechamiento. Longitud de ambos, 5'5 cms:
Núms. 15 y 16 · Estas dos poezas, aunque están Incluidas en el grupo de los punzones, nos parecen más bien peo tenecer al de alfileres, dada
su sección circular y a pesar de su excesiva curvatura Del promero sólo
queda la punta y al segundo le falta una pequeña poretón. Miden 5 y 13'5
cms. respectivamente
Núms. 17 a 35 : Diecinueve fragmentos de posibles punzones pla
nos o espátulas, de los cuales algunos deben pertenecer a una misma pie
za. El mayor (núm. 20) mode 9'5 cms. de largo y el menor (num. 26) 1'7
centímetros.
Piedra.
Puntos de flecho . -Se hallaron diez (lám. rx. a), que reseñamos
a continuación ·
Núms. 1 a 5 . Onco puntas de sllex, de color blanco la última, gris
la anterior y con tonalidades más o menos roíiza;. las restantes. Están en
general bellamente labradas y se pueden incluir en el tipo de base tríangulaf saliente, sobre la que se alz.a el cuerpo de perfil en ojiva. La mayoda, debido a los fuertes retoques marginales, presentan los bordes dentados. Son del mismo tipo que la punta de flecha que se conserva de la
Gruta.
Ro' p. d. ro··- Se hallaron tres (lam. IX, b), uno grande, grueso,
alargado, con caras de alto lomo toscamente rebajas en dirección a los
bordes (núm. 1); otro es de rorma discoidal, rebajado por ambos 1
ados y
con toscos retoques en todo el borde (núm. 2), y el tercero, de forma geométroca, con cuatro caras retocadas, uno de cuyos vertices, más acusado
y con finos retoques, pudo servir al mismo tiempo de buril (num 1)
H o eh o
s
y • •
e o P t o • -El número de estas piezas asciende a
-
52 -
o~ho,
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-
LES LLOMETES
15
de las que todas parecen ser hachas excepto dos, que por su forma alar
gada y estrecha podrían ser escoplos (fig. 7 y lám. X) Su relación es la
srguiente·
Pequeña hachita de las consrderadas votrvas, de color gris
Núm.
oscuro. Mrde 4'4 cms. de largo, 1'7 de ancho y 1' 1 de grueso
Núm 2 Del mrsmo trpo que la anterior, de predra negra. Mide 3'7
cms. de longrtud, 2 de anchura y 0'8 de grosor
Núm 3 Ejemplar de piedra pizarre ña de color negro, ltlo muy bien
conservado con el bisel muy acusado. Sus medidas son. 8'2 cms. de largo,
4'8 de ancho en el filo y 1'5 de grosor máximo
Núm 4 Bello e jemplar de escoplo de frbrolrta clara. Filo curvo y
sección ellpsordal Mtde 8'8 cms. de largo, 2'1 de ancho y 1'5 de grueso
Núm 5 Otro ejemplar de escoplo, bien conservado, de predra piza·
rreña gris Medidas 8 cms. de longitud, 1'5 de anchura y 0'9 de espesor
Núm 6 . Hacha de d iortta de secc:1 el tpsotdal ~rregular, que m1de
ón
7'7 cms de largo, 5'5 de ancho y 3'1 de grueso.
Núm. 7 Pieza que por su forma puede ser considerada como larga
azuela Hecha de piedra p•:tarrosa negra, presentando en su parte supe
rlor una rotura antigua. Mide 14'5 cms. de largo, 4'7 de ancho y 2'3 de
grueso.
Núm. 8. Hacha de diorita de sección cas1 c~rcular Sus med•das son :
13 cms. de largo, 4'3 de ancho y 3'9 de grueso.
e u < h ; u o s d o • • 1 e • • - El numero de esta clase de piezas, completas o f ragmentarlas, asciende a 29, Stendo de tamaños diversos y diferen
tes calidades de sí lex (lám XI) Su descripción es como sigue·
Núm. 1 Ejemplar completo, el mayor de los encontrados De sílex
blanco, seccrón trapezoidal y perfil curvo. Mide 16'6 cms de largo, 2'3
de ancho y 0'5 de grueso.
Núm 2 De silex melado, sección ITapezordal y perfil ligeramente
curvo, con los extremos rectos por rotura. Mide 12'6 cms de largo por I'Q
de ancho y 0'5 de grueso
Núm 3 De sílex blanco con manchas meladas oscuras, sección Ira·
pezoidal con mesa central que se estrecha en el pedicelo y con el exiTe
mo contrario redondeado mediante retoques. Mide 11 '6 cms. de long itud
por 2'2 de anchura y 0'5 de grosor
Núm 4 De sílex melado claro, sección trapezordal con estrecha me
sa central y con un borde finamente retocado Medidas: 11 '6 cms. de
largo, 2 de ancho y 0'5 de grueso.
Núm 5 Sílex melado, sección trapezordal, extremos recto~ por ro
tura y perfil ltgeramente curvo, tiene sus bordes finamente retocados
Mide 11 cms de largo, 2'2 de ancho y 0'6 de grueso
-
53 -
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IG
V PASCU-'1. PEREZ
1
S
1
4
Flg. 7.
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LES LLOMETES
17
Núm. 6 De silex melado claro, transparente , con mesa central ancha y bordes retocados; su sección es trapezoidal y su perfil curvo. Mide
10'4 cms. de largo, 2'3 de ancho y 0 '4 de grueso.
Núm. 7 · De sílex melado oscuro, sección trapezoadal, con ancha
mesa central y perfil curvo. Medidas: 10'1 cms. de longatud, 1'9 de an·
chura y 0'4 de grosor
Núm. 8 : De sílex claro, sección trapezoidal y perfil curvo. Es de labor poco cuidada, conservando en uno de los bordes la corteza del nódulo.
Dimensiones . 8'7 cms. de largo, 1'9 de an<;ho máxamo y 0'5 de grueso.
Núm. 9 : De sllex blanco, sección trapezoidal, con estrecha mesa
central y perfil curvo Largo 9'2 cms., ancho 1'8 y grueso 0 '4.
Núm. JO De color melado claro, sección trapezoidal , perfil ondulado y curvo, pronunciado en el extremo opuesto al pedicelo. Mide 9 ' 1 cms.
de lar9o, 1'6 de ancho y 0'4 de grueso.
Núm 11 De sílex melado oscuro, sección triangular y extremo
opuesto al pedicelo recto por rotura. Mide 8 cms. de largo, 2 de ancho y
0 '5 de grueso.
Núm 12: De sílex melado claro veteado de bfanco, seccaón triangular, pedicelo con muescas y extremo opuesto a éste ligeramente curvo
con retoques. Mide 7'2 cms. de longitud. 1'6 de anchura y 0'4 de espe·
sor.
Núm. 13 : De sílex melado con manchas grises, sección trapezoidal ,
ancha mesa central que se estrecha notablemente en el pedicelo. Estan do completa seria la pieUI más robusta de la serie. Mide 7 '6 cms. de largo,
2 '6 de ancho y 0'8 de grueso.
Núm. 14 : De sílex melado, sección triangular y perfil ondulado.
Ejemplar corto y ancho; con bordes irregulares y sin retoques. Mide 5'9
de largo, 2'3 de ancho y 0'7 de grueso.
Núm 15 : De sílex melado, sección trapezoidal en los extremos y
triangular en el centro. Mide 5'9 cms. de longitud, 1'7 de anchura y 0'4
de grosor.
Núm 16: De color melado, sección trapezoidal en el pediceli> y
triangular en el resto, con retoques en los bordes. Medidas: 5'3 C"l$'. de
largo, 1'4 de ancho y 0'4 de grueso.
Núm. 17: De sil ex melado c laro, sección triangular, con el extremo
opuesto al pedicelo ancho, ligeramente curvo y con finos retoques, asi
como en sus bordes, la que nos hace pensar en su empleo como raspador.
Mide 5 cms. de largo, 2 de ancho y 0'4 de grueso.
Núm. 18: De sflex melado con manchas blancas, sección triangular,
pedicelo redondeado y extremo opuesto roto, con bordes irregulares. Mide 7'3 cms. de largo, 2'2 de ancho máximo y 0'4 de grueso.
Núm. 19· De sílex blanco ligeramente melado, sección triangular y
-55 -
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18
V. PASCUAL PEREZ.
bordes retoe<~dos ligeramente dentados. El extremo opuesto al pedicelo,
recto por rotura. Mide 7' 1 crns. de longitud, 2 de anchura y 0'7 de espesor.
Núm 20· Pequeña hoja de color melado y sección traperotdal, de
perfi l curvo; pedicelo redondeado y extremo en punta. Medidas; 4'1 cms.
de l;~rgo, 1 de ancho y 0'2 de grueso.
Núm. 21 : Sflex melado, sección trapezoidal y deficiente talla, con
pequeña muesca central. Mide 3'4 cms. de longitud, 0'8 de ancho y 0'3
de grueso.
Núm. 22. De sflex blanco, sección triangular que se hace trapezoidal en un extremo. Mide 2'9 cms. de largo, 0'8 de ancho y 0'2 de grueso.
Núm. 23: Pequeña hoja de .:.olor melado, sección trapezoidal, pedicelo redondeado con varias mesas y extremo con restos de la corteza del
nódulo; botdes curvos y cortantes. Medidas: 3 cms. de longitud, 1'3 de
anchura y 0'4 de espesor.
Núm. 24: De sílex gris, sección trapezoidal y extremos rectos por
rotura Mide 3'6 cms. de largo, 1'4 de ancho y 0'2 de grueso.
Núm 25 : Fragmento de hoJa de regular tamaño, color melado y sección triangular Tiene 3'7 crns. de long itud, 2 de anchura y 0'6 de grosor
Núm. 26: Fragmento de hoja de sílex de color melado, seccoón trapezoidal aunque le falta una de las mesas laterales por rotura Mide 4'2
cms. de largo, 1'8 de ancho en el pedicelo y 0'6 de grueso.
Núm. 27. Fragmento de color melado claro, sección triangular, con
los extremos rectos por rotura. largo, 2'7 cms., ancho, 1'7 y grueso, 0'5
Núm 28 · Punta opuesta al pedicelo de color melado claro, seccJón
trapezoida l y finos retoques. Mide 2'4 c:ms. de largo, 1'4 de ancho y 0''1
de grueso.
Núm 29 Fragmento de hoja de sección triangular, que conserva en
una de las mesas la corteza del nódulo. Tiene los extremos rectos por
rotura y los bordes con muescas, que hacen pensar en su empleo como
die, te de hoz. Mide 1'9 cms. de largo, 1'4 de ancho y 0'4 de grueso.
Cuentas de collar.-Se han recogido cinco de esteatita verde, cuatro
de ellas de pequeño tamaño, tendiendo todas poco más o menos a la forma
de oliva, y una de madera, incompleta, en forma de to,elete (lám. VI, parte inferior, núm. 1).
Molu scos.-Se encontraron tres, de especies comunes hoy día en todo
el litoral mediterráneo. Son los s o
guientes:
Lamelíbranqulos· Dos ejemplares, uno de la especie Mytllus edulis y
el otro de la de Pecten (lám. IV, bajo, núms. 2 y 3)
Gasterópodos· Sólo apareció u,o, de la especie de Cassis undulara (lámina dicha, núm. 4)
-56
[page-n-62]
LES LI.OMET ES
19
CONCLUSIONES
Estando los dos yacimientos que hemos descrito a escasos metros uno
del otro y soendo el material, como se ha vosto, el mismo, no es aventurado asegurar que serian las mismas gentes las aue utilizaron 1.:~ cueva y
la grieta para realozar sus sepelios Ahora boen, asi como en fa gruta aparecoeron los enterramoentos completos y en posiciones embnonilrias (según los datos que nos dejaron sus exploradores), en la grieta fueron hallados en completo desorden, como dejados caer, cosa lógica si nos líjamos
en la estrechez de la misma, la profundidad a la que ert1petaron a salir
los primeros res tos (unos seis metros) y las irregularidades de las paredes,
todo lo cual ompedia descender un cadáver y colocarlo en una posición
determinada
Cabe también pensar si la grieta servoria como osario, para depositar
los restos anteriormente enterrados en la gruta y extraídos de ella cuando
se encontraba totalmente repleta para dejar lugar para nuevos sepelic-s.
Es decor, que podriamos considerar la gneta como lugar donde rPallzar los
segundos en terramoentos
Tanto una como otra forma de depostt a r los muertos o sus restos, sor,
frecuentes en la región valenciana y en el sudeste español, existiendo gran
semejanza entre los a¡uares de todos estos enterramientos, como se comprueba comparando los materiales que hemos dado a conocer con los de
aquellos otro; más cercanos a los nuestros, pertenecientes al eneolíhco.
Así, el colgante con acanaladura toene sus paralelos en la «Cova de la Barsella» (Torremanzanas). en «Cova de la Pastora» (Aicoy) y en la «Coveta
del Barranc del Castellet» (Carrícola) (7), los alfileres de cabezil acanalada los vemos en las dos primeras cuevas ci tadas y en el enterramiento de
sa
en
(11 J BELDA DOMINGUEZ.. "ExcOYOc•or\M en el Monoe de lo B
nums. 100 y 1 t2, Modrod. 1929 V 1931, lóm\ VI, 8 V VIl, 8 11 y 2 de lo prorn«o V
lóm X, 1, 8 o 11, 5. 16 y 19 de lo segundo
l. BALLESTER TORMO: "Lo lobo< del ScMcoo do lnveso•goción Preh,.t6toco \ w Mu><0 en I<>S oñoo 1940 o 1948", Volenclo, 1949, pp. 49 y 50 y lóm. V poro los dr "Covo
de lo Pos.toro"
E. PLA BALLESTER: "Lo Coveoo del Borroi'IC del Costelleo tCorricolo, VaiMcoo)", en
Archivo de Prehlilorlo Levantino, V, Volencio 195q póo. 56 y lóm. VI, 8, 8
181 BELDA DOMINGUEZ. op cit. rolo anlenor (Memoria núm 1 21 lám. VIII 5
BAU.ESTER TORMO, op. cu noto anoeroor, P09 50. Iom. V, 1.
l. BALlESTER -:'ORMO· "Lo covocho sepulcral de "Comí Real" IAibo•dol". en Archivo de Preh~Stono Levontono, 1 1928, Volencoo. 1929, póg 71, l.)m. VIII, 1\, 20.
191 BELDA DOMINGUEZ, op c11 nooo 7 !Momcroa num. 112), lóm VIII
BALI.ESTER TORMO, op. cor noto 7 poo 50, lóm V, 2
S
- S7 -
[page-n-63]
20
V PASCUAL PERE2.
gunos ejemplares muy similares, especialmente uno, considerado como
puñal, y otro con taladro central en su parte. más ancha, a los nuestros de
la lámina VIII señalados con los números 4 y 3 respectivamente (10)
edra negra y verde son muy freTambién las cuentas de collar de p1
cuentes en las cuevas sepulcrales eneoliticas, siendo innecesaria la mención de paralelismos por su abundancia. Las de madera, aunque igualmente se encuentran, no suelen ser tan frecuentes (ll) .
Los excavadores de la Gruta describen en su Memoria dos niveles,
uno neolftico y el otro eneolltico, pero a la vosta de los materiales aparecidos y dado e l actual conocimiento de tales culturas, no cabe duda que
los enterramientos han de Incluirse en el eneolitico, y ello se confirma
por el hallazgo nuestro, en la parte más i11ferior de la cueva, del cráneo
con la varilll ta de cobre.
Difkil es determinar la procedencia de estos restos humanos, pues si
tenemos en cuenta su número habremos de suponerlos de un poblado de
cierta importancia. El más cercano de los conocidos es el de la «Mola Al ta de Serelles», también en térmono de Alcoy, pero por su altura y distancla no es probable que llevaran sus muertos a enterrar a «les Llametes», aparte de la exostem:oa en lugares mas próx1mos (las mismas laderas
de la «Mola») de varias cuevas muy útiles para tales fines. Podriamos
pues, suponer, la existencia de varras familias dispersas por las faldas de
«Les Llometes» (hoy ensanche de Alcoy) y entrada del «Barranc del SinC)I,
ya que en diversas ocasiones, al abrir trincheras para nuevas r.al les de la
ciudad o para el trazado de una linea de ferrocarril a Alícante, y al reali zar e)
nes familiares hicieran uso, para sus enterramientos, de la Gruta y de la
Grieta de «Les Llometes».
Por todo lo expuesto, y concretándonos a los materiales de 1 dos ya os
cimientos objeto del presente trabajo, consideramos que deben ser incluidos en el eneolitico (o Bronce 1 según la termonología empleada por algunos investigadores), pudiéndoles dar una antigüedad de unos 3 .800 aiios.
BALLESTER TORMO. op col nQta ·1, pógs. 50 V 51 V lmn. V, 5 V 8.
Un ensayo de comparación de mooerloles procedentes de cuevas eneolltico~ volenc•ona$ puede verse en E. PLA BALLESTER: u lo covacha de Ribeta {Cv11ero-Vol~nt.I0) •
en ArchiVO de Prehlsoono Levonlfno. VIl, Volen~io, 1958, p6gs. 46 o 53.
1101
( 11)
0
-
58
[page-n-64]
PASCUAI•.- I.cs U orn etes
LAM. 1
[page-n-65]
PASCOAL. -L es l.lom etes
LAi\1. ll.
Mí'tcrialcs procedentes de ln Cruto :
a) Ccr:i.mica.
b) Pun>.oncs de hueso.
(T .
n.
[page-n-66]
LAM. IJJ.
PASCUr\ L.-Les Llometes
a)
Cr~neos
humanos procedentes de In Gruta.
b ) Crin<"<> humano trcpnnndo procedente de la Grietll.
[page-n-67]
P.'\SC UAL.-Le>~
LAM. I V.
Llometcs
Colgante con decoración acannlada.
b) Varilla y planchuehl de cobre.
e) Punta de flecha de silcx blanc-o.
á) Buril de silex melado.
• ) Fiagmcmos cerámicos.
a, b, e y d, .mate.rialts procedente$ de: In Gruta.
t!• malcriales procedentes de la Grieto.
a)
(T. n.)
[page-n-68]
PASCUA I•.-Les IJomet es
LA¡\t. \"
[page-n-69]
P1 SCUt\L.-Les Llometes
\
l.AM. VL
a
b
a) Cuchnlos do silex procedentes de 1• Gru
(T. n.)
[page-n-70]
PA SCUAL.-l e~
t AM.
Llometes
vn.
....
o
.....
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""'11"'
N
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C)
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o
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-5
x
[page-n-71]
PASCOAL.-Les Ll ometes
Alfileres y punzones de hueso proccdenln de la Griem (3/ 5).
LAM. Vlll.
[page-n-72]
PASCUAL.-Les
Llom~tts
•
l.AM. IX
procedentes de- la Gricn :
• ) Puntas de H
echa.
b) Ra•p:¡dorcs.
(T. n.)
[page-n-73]
-
PASCUAL.-Les Llome tes
LAI\1. X.
Hac:h•• y escoplos procedentes de la Gri. to.
c
(medidas, en el texto)
[page-n-74]
l'ASCUi\1,.-l.cs Llometes
Cuchíllos de •llcx procedentes de ln Griem (1/ 2).
LAJ\t. X I.
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M TARRADELL
(Valencia)
Ensayo de identificación de las necrópolis
del Bronce valenciano
En las tierras va lencranas exrsten durante e l segundo milenio a. de C
dos cu lturas claramente definidas que ocupan e l país sucesivamente.
La primera corresponde al periodo Eneolítico y se conoce a través de
una numerosa serie de yacimientos muy homogéneos: las cuevas naturales de enterramiento, siempre colectrvo, con ajuar constituido por cerámica lisa, puntas de flecha de si lex de talla blfacial y formas d iversas
(trrarrgulares, de aletas y pedúnculo, de hoja de laurel, etc.). cuchillos
también de sílex, elementos de ¡¡dorno -cuentas de collar de tipos va
rios, pun;zones o agujas de hueso-, así corno otros de índole mágico-religiosa (huesos pintados, plaqui tas vagamente antropomorfas, amuletos de
hueso segmentado, etc.). Señalamos los objetos más corrientes y significativos, para memoria simplemente. Cuevas éstas cuyos prototipos pueden 'ser la del Monte de la Barsella de Torreman;zanas ( 1), la de Cami
Real d'Aiacant en Albaida (1), la de Las Lechuzas en Villena (3), en la
(1) J. BElDA OOMINGUEZ: "Excovoclone; en el monte de la Banella, término de
Torrcmanz_onos {Aiiconte)" 1 en Memol'tos de Id Juhto Superior' de Excavoctones y Antigüedades, numeras generales 100 y 112, Madrid, 1929 y 1931, respechvarnente.
(2.1 l. BALLESTER TORMO: "La c.ovocho sepulcral de Comi Real. Albooda", en Archivo de Prehlstoroa Levantino, 1, 19281 Valencia, 1929, plrgs. 31-85.
(3) J. SOLER GARCIA: "De arqueologla vlllenense. El enterramiento neolltlca do lo
Cuevo de los Lechuzos'', en lo revisto artuol "Villeno'1, núm. 11 Vilhmo.. 195l: "Vilreno
(Aiioante). Cueva de los Lechuzo•"• noticio n~m. VIII en NotiGioroo ArqullOiógi'o Hosplrnlco", 11 1952, Madrid, 1953, pág. q4,
-59-
[page-n-76]
2
M TARRADELL
zona merid ional, o la de Ribera en Cullera (4), la de Rocafort (51, la de
la ladera del Castalio en Chiva (6) en el sector central y las de la Torre del
Mal Paso en Castelnovo (7) o la de Cálog (8) en la parte septenlnonal (9)
El enlace de este grupo valenciano con otros af1
nes y geog ráficamente
próximos, no ofrece dudas Hacia e l sur, las cuevas de los Blanqu izares de
lébor en Totana sirven de transrción hac13 el denso foco megalítico del
svdeste andaluz, y hacia el norte, tenemos en Cataluña numerosos ejem·
piares de cuevas sepulcrales en las que se hallan idénticas caracterlst1 cas
de n to y ajuar, que, a su vez, se 1e laclonan con el megali tismo ca ta lán.
Estamos, pues, sin duda, ante una fase local del extenso fenómeno
eneolitico del sistema de enterramrentos colectivos, que toma caracterrs
ticas diferenciales segun las zonas· megalotos de d1
versos tipos, cuevas
na turales o cuevas artifrciales.
Más problemá tica es la cuestión de hallar los lugares de habrtación
correspondientes a las gentes que fueron enterradas en la forma indrca
da en la zona geográfica obje to ahora de nuestra atención.
En el VI Congreso Naciona l de Arqueología, celebrado en Oviedo el
año 1959, presentamos una comunicación ( 10) en la que, por vez prime·
ra, se planteaba este problema y se daban unas posibles vias de solucrón.
Según nuestro punto de vista, los lugares de habitación correspondientes
serian los poblados establecidos en el llano, tipo la Ereta del Pedregal de
Navarrés ( 11) y otros emparen rabies qlJe no han sido es tudiados en de·
(41 E PLA BALLESTER: "la covocho de Ribero (Cullora-Volenclo)", en Archivo d•
Prch"tono Levantino, VIl. Volcn
37-49,
l . 8AUESTER TORMO: "El entorrom•rnto en Cu""" de Roccforl" , con un opendltf
\ObU· "E_I ~!.tud10 de uno bovcdo croneono do tal yocimic-nto'' pOr S ALCOBE, en Ser+e
d• Trabajos Vario. del S.I,P .. núm. 9, Valencia, 1944.
(6) D. FLETCHER VALLS: ''La covocho >et)Uicrol de lo ladera dol Castollo (Ch
M FU5TE ARA. "Cro.neo du~nco·ormeono•d~ de época c-r:cofitico proced ·nte ~ Ch•vo
!Volenclo)" rn A"hovo de Prehi
(Co~tclnovo-Caslollón de lo Piona)", en Archovo de Preh•.rario Lcvontona, VIl, Volencoo,
1958, pógs 55-92
(8) A. PORCAR CANCEL: "Naves opartoclons o la prehis!Otio del Moesttot". er>
Boleton de lo Socredod C<»tell
BALLESTI.R, ob <•1 nota ·1 póg 48.
(1 0) M. TARRADELL MATEU: "Sqbr• lo ldenllf~tadón de los pablo<.los eneolllrcos
volencoai'I05". en Crónica del VI Ca"llr<$0 Nacional de Arqurologío !O..••da, 1959) Za
fOIIOUI. 1961 póg>. 86-91
(11) D. fLETCHER VAU.S. 'Lo Ereto del Pedregal (Novo•rés. Volencool", en Archivo de PrehiStO
pag•.
-60
[page-n-77]
NECROPOLI$ DEL BRONCE VALENCIANO
3
talle hasta ahora, bien por falta de excavación, bren por haber sido destruidos fondos de cabaña de Bélgida ( 12), segunda fase del poblado de
la Casa de Lara de Vi llena ( 13), y quizá los supuestos enterramientos del
chalet llamado Villa Filomena en Villarreal (14).
No sabemos hasta qué punto nuestra sugerencia haya tenido é:>
Ahora quisiéramos plantear un problema parecido por lo que respecta
a la tase siguiente, en la que nos encontramos ante una situación sim ilar
en cuanto a l conocrmrento de los yacimientos. Sólo que a la inversa. De la
fase eneolítica tenemos muy bien documentada la faceta funeraria a tra vés de las cuevas mencionadas, pero sabemos poco de los poblados. En
el País Valenciano la Edad del Bronce se conoce gracias a un número exlraordmario de poblados, de los que varios han sido investigados, pero no
sabemos nada de las necrópolis.
Nos referimos aquí a los poblados que. antes de ser divulgadas y prácticamente aceptadas por la totalidad de los investigadores que posteriormente han escrrto sobre la cuestión las conclusiones de nuestra tesis doctoral (15) , se denominaban argáricos. De11mitada la frontera de la cultura
112) M. JORNIT PERALES: "Prehistoria de Bélgido. 1", en Archl\10 de Prehistoria
Levonhno, 1 1928, VolenCJO, ]929, pó¡¡•. 91-99.
( 13) Sm exc;ovor. Numerosos materiales. procedentes de prospecctones superfu;:ioles
recogodos por J M.' Soler Gordo lcC
tnCf$10nes
y ,.~o rdium" ) y lo segundo eneolit n:::o, representado .espeeiolrnente por
puntos de flecho. Se ho dado noticio de este yocimlento:
J. SOLER GARCIA: " Pe Arqtseologlo villenensc. El poblado de Lo COfO de Loro" en
lo rev1stQ onuoJ "VIIIeno", núm. 5, V111eno, 1955
'
Y m6s e•tcnsomente J. SOLER GARC1A: "Lo Coso de Loro, de Villeno IAiiconte)
Poblado do llanura con cer6mico cordial", en Soítobo, XI, Volencio, 1961 , págs. 193-200.
tl-1) V. SOS BAYNAT: "Uno estoc16n prehistórico en Villorreol. Informe• resumido",
en Boletín de lo Soc.edod Ca5tellonensc de Cuhura, 111, Costellón, 1922, pé¡gs. 394-398;
IV, Cosrell6n, 1923, pág.. 99-103, y V, Castell6n, 1924, pó¡¡s. -t9-51.
P BOSCH GIMPERA: "Sepulcre~ de Filomena o Vlllorreol (C<>stelló)", en Butlloti de
la Assoclodó Cotolono d'Antropologio, Etnologfa 1 Prehlstóña. 1, Borcelano, 1923, l'ÓO•·
na 207.
F. ESTEVE GALVEZ: "Ccrómica de cuerdos en lo Plano de CosteUón", en Actos de
lo IV Se
(15) M. TARRADELL: "lo Península Ibérico en lo época de El Ar¡¡or'' en Crónica
del 1 Cangre Respecto o lqs poblados vole,..,lol'los o que nos relorimos, M. TARRADELL: "El País
Valencloflo del Neollt•co o lo lberizoelón. En$0yo de síntesis", vol. XXXVI, c." 11 de Ano¡,. de lo Universidad de Valencia, Valencia, 1963, págs. 129-157
-61-
•
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..
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M TARRADELL
de El Argar propiamente dicha, que se Ciñe a una zona del sudeste peninsu lar sin pasar al norte del rfo Segura o, en todo caso, del Vfnalopó,
hemos empleado, a modo de denominación provisional, el nombre de
«Bronce valenciano• para signoficar el grupo, muy homogéneo de tales
poblados, que se extienden por casi toda la región
Se trata de un grupo de localización geográfica muy prec•sa, ya que
no pasa al norte de l Ebro, donde se sigue habitando en cuevas o en supuestos poblados del ámbito cultural megalittco, y donde no extste una
cultura del Bronce con personalidad propra (los primeros poblados conocidos de cierta envergadura pertenecen al mundo de las invasiones indoeuropeas de los «campos de urnas») Tampoco, por lo que hoy sabemos,
penetran hacia las tierras altas del oeste de Valencia, en las sierras del
Sistema Ibérico y hacia la Meseta Estamos, pues, según los datos hoy
manejables, ante un grupo de poblados específicamente valenciano
Sus caracteristtcas son, como acabamos de apuntar, muy homogéneas
Pueden resumirse en los siguientes puntos esenciales
•
1) Situación en lugares e legidos en función de las necesrdades de·
fensivas: parte superror de lomas o cabezos, prefiriéndose los de más difícil acceso, parte al la de las laderas o espolones a media verttente. Su
emplazamrento recuerda de cerca al de los poblados argárrcos de más al
sur, asl como tambrén a muchos de los ibéricos posteriores. Existe, pues,
un cambio total en cuanto a la topografía de las habi taciones en relación
con los de la fase anterior, que son poblados de llanura, lo que indica, sin
duda, la entrada en un mundo de condiciones bélicas mucho más duras,
en el que las necesrdades de defensa se sobreponen a cualquier otra con·
sideración proximrdad del agua y de los campos cultivables, comodrdad
y posibilidades de un urbanismo más fácil.
2) Presencia de obras defensivas, murallas con frecuencia reforzadas
por torreones de planta cuadrado o crrcular En ciertos casos las defensas
se limttan a las zonas de más fácil acceso, sobre todo cuando escarpes o
pendientes muy fuertes aseguran la defensa en algunos de los frentes del
poblado.
3) Urbanismo rudimentario, dificultado corrientemente por la falta
de amplras zonas llanas en los lugares elegidos, así como por la presencia,
también frecuente, de salientes rocosos. Se tiende, srn embargo, a la alineación, formando calles. Las viviendas constituyen una sola unidad de habltacl6n, en la que no se aprecian divisiones ni detalles constructivos internos.
4) Los materiales son pobres y monótonos, apreciándose muy escasas diferencias de un poblado a otro. De aqul que resulte sumamente
-62-
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NECROPOLIS DEL BRONCE VALENCIANO
5
aventurado el establecer subdivisiones dentro de este grupo, tanto de tipo
geog ráfico --comarcal- como cronológicas.
Aunque en algún caso han aparecido vasijas con incisiones, la casi totalidad de la cerámica es sin decorar y de formas muy simples, demostrando escasa preocupación estética: El materia l lltico presenta un aspecto
de total decadencia en re lación con el que se halla en las cueYas de enterramiento de la fase anterior, a las que antes nos hemos referido. Desaparecen las puntas de flecha tan bellamente talladas, los cuchillos de sllex de tamaño medio y grande. El instrumento más tlpico, entre los líticos, de esta fase es la sierra para hoz, que aparece prácticamente en rodos los yac1mientos. Ello parece 1
ndicar que nos hallamos ante una fase
agrlcola cerealísta más avanzada. La pobreza de los restantes materia les
de sflex también puede sugerir lá sustitución paulatina por el meta l En
efecto, la presencia de instrumentos de cobre tque parece predominar claramente sobre el bronce) es otra de las características del materia l de estos poblados : hachas, punzones, escoplos, puñales e incluso alabardas se
han descubierto en varios yacimientos de este tipo.
El resto de los hallazgos es poco significativo. Cabe señalar la ausen cia de cualquier objeto que pueda relacionarse co<1 el mundo religioso, lo
cual también contribuye a d iferenciar el Bronce valenciano de la fase an terior ( 16) .
Es evidente que algunas de las características señaladas - a las que
se pueden añadir otras secundarias que no Interesan para el objeto de
este artículo-- permiten relacionar este grupo con el mundo argárlco
No es el momento de insistir, sin embargo, sobre las diferencias: formas
(16)
Pueden tomorse como e¡emplos 1ip1c~ entre los publicados los de Molo Alto
de Serelles y Mas de Menente, en Altoy, el de lo Montor>yeto de Cabrera del Vedot de
T orrc(lle, en los proximidades de Volencto, el Puntal de Combro en V1Uor del Arzobispo,
el de Peño de fo Dueño en Tcres<~, el de lo Atalayuela en Loso del Obispo, etc. Puede vers-a lo siguienre bibliografía..:
E. BOTELLA CANE>ELA: "ExcovoCIOMs en lo Molo Alto de Serelles (Aicoy)", en Memorias de lo Junto Superfot de. ExcovaclonM y Antigüedades, nümeros generoles 79 y 94
Madrid, t 926 y 1928 resl)«tlvamente.
F PON SEU CORTES: "Exc.ovocionés en lo Hnco Mos da Menen te, término de A1coyu,
Momorlo de lo Junto Superior de Excovocoones y Ant1¡¡üedodos, nüm. ?8 , Madrid, 1926.
L. PERICOT GARCIA y F. PONSELL CORTES: •'t:l poblado de Mas de Menente (Al·
coy)", en Archivo de Prehistoria levantino, 1, 1928, Volencio, 1929, pógs. 101-112.
D. FLETCHER VALL5 y E. PLA BALLESTER: "El poblado de lo Edad del Bronce de lo
Montonydo de Cabrero (Vedot de Torrente, Volet1clo)" , en Serio de Trabajos Vorios dcl
S.I.P., núm. 18, Volcncia, 1956.
J. ALCACER GRAU: "El Punto! de Combro (VIIIor del Arzobispo, Volencio"), en Arcnlvo de Prehistoroo ~n tína, V, Valencia, 1954, pógs. 65-84.
J. ALCACER GRAU: "Dos estaciones orgáricos de lo región levonrono, 1, Peño de lo
Dueño (TereooJ. 11, Lo Atalayuela (U>so del Obispo) .. , en Archivo de Prehistoria levantino, 11 , 1945, Valencia. 1946, pógs. 151-163.
l. BALLESTER TORMO: "La lol>or del SerJicio de Investigación Preh
-63-
[page-n-80]
6
M TARRADELL
cerámtcas, escasez de los tnstrumentos metáltcos, etc. Lo que tmporta
ahora e~ detenernos sobre una de las diferenc•actones bás•cas de tos dos
círcu los culturales los ritos funerarios.
En efecto, conocemos sufiCientemente cómo se enterraban las gentes
de El Argar Las wmbas aparecen siempre dentro de los poblado~. en el
subsue lo de las vtviendas o en los alrededores de ellas y responden a los
tipos de cista y de t~naja asl como tambíen, con menor frecuencia, a o tros
Este rasgo dísttnt•vo, de marcada tmportancia a la hora de deftntr la cul·
tura de El Argar y sus posibles contactos e influencias, es exclus1vo de
dicho circulo de civilización. En los poblados del Bronce valenciano las
necrópolis intenores son ~nextstenres . Dado el número de yacimientos excavados, no en su totaltdad pero SI en grado suftciente para poder determinar dicha característiCa, podemos déducir que ¡amás se practicó. Sólo
en un caso, en Pena de la Dueña de Teresa, su excavador, Alcácer, halló
bajo el suelo de una de las cámaras tres enterramientos uno, infantil, del
que no pudteron determ•narse las características rituales, y otros dos, de
adultos, en los que los cadáveres aparectan en posición encogida, sin protección de ninguna clase, y no en urnas o cistas como es corriente en el
mundo argáríco 1171 Pero este ejemplo, hasta hoy úntco, es del todo in·
sufictente para que pueda ser generalizado ante el vacío de los restantes
yacimientos.
Por otra parte, no parece a ven 1urado suponer que se había abandonado el antiguo sistema, en uso durante el Eneolihco y al que nos hemos
referido en los prtmeros párrafos, de las cuevas funerarias colectivas. Ni
una sola de ellas ha dado materiales que puedan ponerse en paralelo con
las procedentes de la sene de los poblados de la Edad del Bronce
Hay que buscar, pues, entre los yacimientos conocidos, alguno> que
pudieran tener algún paralelismo en el ajuar con los poblados a que aca·
bamos de referirnos y que, además, se hallen en situación geográfica apta
para que podamos justificar un enlace con la topografía de éstos. ¿Ex•sten
realmente estos yacimientos'
Nosotros opinDmos que si Aunque por varias ctrcunstanctas sean pocos y no se les haya valorado, por lo menos tomándolos en grupo, en el sentiClo en que vamos a hacerlo
Cuando se conocer> de cerca los yactmientos del país, el problema resu lta sorprendente. Porque el número de poblados conocidos, aunque en
la mayoría de los casos sólo sea por prospecciones superficiales, es muy
elevado. La btbhografia corriente no refleja el fenómeno y no se ha publicado todavía un mapa de distribución que intente ser completo. La densí·
t1 1 1
ALCACER GRAU, ob. c11 nota 16 tPrña de la Ouefto. ). POO 153
-64
[page-n-81]
NECROPOLI5 DEL BRONCE VALENCIANO
1
dad de tales poblados es una de !as mayores sorpresas que se manifiestan
cuando se comienza a trabajar en la arqueologla valenciana.
Es significativa, por tanto, la total ausencia de enterramientos y cabe,
en principio, suponer que la densidad de población (que los poblados demuestran) hubo de dejar algunos rastros en el campo sepulcral No hemos
visto nunca planteado este problema, capital para la comprensión de la
Edad de los Metales en la región valenciana, de •déntica forma que lo era
el de las habitaciones de las gentes de las cuevas sepulcrales eneolít•cas
Hemos conseguido, pacientemente, localizar unos cuantos casos que
pueden ser examinados en relación con la problemática aqui expuesta.
El primero de que trataremos es el de la pequeña covacha natural situada en la misma loma donde estuvo emplazado el poblado de Torrente,
o sea la Montanyeta de Cabrera, en el Vedat. Excavada por el Serv•cio de
Investigación Preh•stórrca hace unos treinta años, ha sido publicada por
Fletcher (18) y los restos humanos hallados fueron estudiados por Fusté {19) Contenía un solo cadáver, con muy pocos objetos: un colgante de
hueso y unos restos de cobre Oertamente son pocos datos, pero hay dos
significativos. La proximidad al poblado, por una parte y, por otra, la presencia de cobre, que nos sitúa en las pnmeras edades del metal. Y como
hay que descartar el Eneolítico, puesto que ya ha quedado claro que en
dteho periodo se entterra siempre en forma colectiva, no parece aventurado suponer que aqul tenemos una de las sepulturas del poblado de la
Edad del Bronce.
Otro caso, hasta cterto punto similar, es el de un enterram•ento que
apareció en una grieta rocosa bajo el solar de la población de Cultera (20)
y de l que sólo se sabe que con tenia restos humanos y, como objetos, un
puñal de cobre con nervio central y mango -o sea de un tipo relativamente avanzado-- y una plaquita rectangular de piedra con agujero en
cada extremo, entre algunos fragmentos de silex y unos pocos tiestos de
cerámica lisa. La plaquita no parece aventurado inventariarla dentro de la
Edad del Bronce, como en otras áreas culturales (las hallamos acompañando al vaso campaniforme en otras zonas a la vez que en el poblado
clásico de El Argar) No se olvide además que el enterramiento se halló
al pie del cerro rocoso donde sabemos que hubo un poblado ibérico y, probablemente, otro antecesor suyo de la Edad de l Bronce.
SI descendemos hacia el sur, en la comarca de Alcoy tenemos otros
(18) M. FUSTE ARA y D. FLETCHER VALLS: "La covocho ..-pulcrol d•l Vedot d~
To.rentt>", 1!1'1 ArchivO do Pre>hostoroa U!vonlona, IV, Valencoa, 1953, pógo. 159 y 160
(19) FUSTE-FLETCHER, ab. cot. nota · 8, pc;g. 161 166.
120) Yoctmi~nto conocido PI>" "Entemuniento del Asolo de Bort", 5ito en el ór"" urbana do Cultero. Veo.* BALLESTER TORMO ab. col. nato 5 (en pnmer lugar), pogonos
50-54
-65-
[page-n-82]
M TARRAOELL
cuatro casos. El promero e~ el del Barranc del Cmc (que se hd escroto ram·
bién Sine). donde al lado de un escarpe rocoso apareció un esqueleto, en
posición extendida, son protección de losas y a su alrededor media docena de vasos sin decorar, de formas redondeadas que recuerdan en gran
manera las formas y pastas de las vasijas halladas en los poblados de esta
época, aso como dos hachas de piedra (Z 1).
Más signoficativos y seguros nos parecen los otros tres en terramien
tos del grupo alcoyano En una de las vertientes próximas al Cereal de
Gayanes (macizo de Benicadell) hay una serie de pequeñas cuevas llama·
das Les Covatelles que, al parecer, sorvoeron de necrópolos En una de ellas
aparecoó un canutollo de oro, que sin duda pertenecía al ajuar de un enterramiento y, como consecuencoa de ello, desde entonces se ha conocodo
con el nombre de Coveta de I'Or (ll) Si al dato de la proximodad del po·
blado unimos el de la presencoa de oro que sabemos enca¡a en esta epoca
(por los paralelos cronológicos con el mundo argárico), la hipóresos de que
dicha covacha, y por extensión las vecinas, sean la necrópolos del poblado,
no parece excesovamente aven turada.
En el cabezo llamado Ull del Moro, en las proxomidades de la carretera
de Alcoy a Benilloba y a unos tres ko lómetros de aquella poblnclón, se conoce por prospecciones un poblado de la Edad del Bronce. En la pnrte baja
de la vertiente sur se halló una costa, que fue destruoda son intervención
de nongún arqueólogo y de la que sólo pudieron recoger l.1 noticia, ignorándose por tanto su contenido ¡:-ero que, al parecer, no guardaba a¡uar
espectacular. Pero el Dorector del Museo Municipal de Alcoy, Vicente
Pascual, pudo excavar después otra, a bastante distancoa de la promera,
ya que se halla en la vertoente opuesta (la norte¡ del mosmo cerro, aunque
en situación topográfica parecida, y en ella aparecoeron dos cadáveres, así
como algunos elementos que pueden clasificarse como de la época que
nos interesa (23)
Debemos al Dorector del Museo Munocipal de Villeno, José Marfa So·
ler Garcia, la noticia de que recientemente .se hal ló por azar, y pudo ser
onvestigado por dicho arqueólogo, un sepulcro en la parte bala de l terreno
so tuado al lado del Cerrico de la Escoba --donde se conoce un poblado de
la Edad del Bronce- y que, lógicamente, debe ponerse en relación con
éste Se aprovechó una pequeña cavidad subterránea en la roco del subsuelo, a la que se revostoó con poedras, y dentro de la cual se depositaron
(211 C. VISEOO MOLTO " Un enoerroment prehostónc ol borronc ~1 Conc tAicool",
Serie de Trebolls Solos del S. l. P , ..Um q , Volencoo. 1937.
f221 E. PLA BALLESTER . " El Sercol de Gayo~ (Aii<;onoet", ér1 Comunococ...,.,.
~1 S l. P ol Pr~mer CongrHO Arqveológoco del U.Vonte (novoembre 19461, Seno de Tro·
bo¡os Varios del S 1 P., num 10, Volencoo, 1947 pógs. 27 -34 . Poro lo covocho enterromoenlo veonS (231 lneduo. Aorod«:tmo• o don Vocenoe Pascual Pcrcx, Dor...:oor del Museo Arqurológoco Municipal d• Alcoy, los Informes que nos ha proporclonodo.
~n
-
66 -
[page-n-83]
NECROPOLIS DEL BRONCE VALENCIANO
9
dos cadáveres, encogidos, tapándose luego la entrada con poedras Como
ajuar contenía un colgante circular de plata con una plaquota de oro (24)
Aso, pues, tenemos un conjunto de yacomientos que tienen unas ciertas características comunes Son tumbas de uno o dos individuos, nunca
más, lo que nos indica una época distinta de la de los sepulcros colectivos. Se aprovechan covachas na turales o se construyen cistas, colocándose
normalmente los cadáveres en posición encogida. El ajuar comporta cerámica del topo Bronce y metal --
litica, así como tampoco en e l período posterior ibérico, lo que nos Induce a suponerlas de la Edad del Bronce Si, por otra parte, vemos oue en
casi todos lqs casos están so tuadas en las inmediaciones de poblados de
dicha cultura y, si además sabemos que, por el mismo tiempo, en el círculo cultural vecono de El Argar se ha vuelto al antiguo sistema de la sepultura ondivodual o de pareja y a la posición encogoda del cadáver, creemos
tener suficientes datos para clasificar -si se quiere, provisionalmenteestas sepu lturas como el tipo normal de enterramo
ento de la época del
Bronce en la región
Si se acepta, resulta más •ácil comprender el porqué estamos tan mal
onformados sobre las necrópolis de los poblados del Bronce valencoano,
puesto que, aparte de lo doficol que resulta la localización de las pequeñas cuevas y recovecos en las vertientes rocosas de las al turas donde están
los poblados, sobre todo por su d1spersión en el terreno y por su misma
naturaleza, las cistas, poco profundas, en la parte baja de las laderas, han
tenido pocas posibilidades de supervivencia, ya que asi como la zona alta,
la que fue habitada, raramente fue objeto de grandes remociones debodas
a cultivos, las faldas en contacto con el llano, han sido generalmente cultivadas con intens1dad y abancaladas de antiguo.
Sin embargo, es muy probable que, una vez Identificado el tipo de
necrópolís que hay que buscar, una exploración sistemática de las laderas
donde existen poblados de este tipo darla resultados y podríamos aumentar el escaso número hoy conoc1do.
En todo caso, la existencia de estas tumbas con nuevos ritos sepulcrales nos demuestra que también en este aspec to, como en tantos otros,
la Edad de l Bronce se separa de los hábitos eneolíticos y confirma las patentes diferencias que e xisten en e l País Va lenc iano entre ambas culturas.
t 2-11 Hoy que odventr, so emborgo, que el n.:.Cioo comarcal de Vo
n
lleno en lo Ede>d
d.J Bronce porece más en relocoón con el circulo cultural aroórtco que no con el d.J
Bronce vo1enc•ano, como parece dftpre~rse de los rectentn e~covoctones , oUn •néd•tos,
del omportonre poblodo del Cabezo Redondo.
-67-
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M. GARCIA SANCHEZ
(Granada)
El poblado argárico del cerro del Culantrillo,
en Gorafe (Granada)
INTRODUCCION
A finales de septiembre de 1954 nos enteramos del descubrom1ento
de unas tumbas en el «Cerro del Culantrillo», en término municipal de
Gorafe (Granada). efectuado por unos buscadores de tesoros.
A causa de la intensa erosión de las laderas de la loma, afloraoon a la
superficie del terreno trozos de cerám1ca, dato suf ic1ente para exci tar la
curiosidad de esas gentes Con un derroche extraordinario de trabajo y
cierto buen sentido, lograron local1zar diez tumbas, que destruyeron por
completo. Hallaron en ellas, además de los correspondientes restos humanos, numerosa cerám•ca, una espada y un puñal, desgraciadamente desaparecidos. Encontraron también molmos de mano, pesas de telar y abundante carbón vegetal. En las laderas del cerro aparecieron sueltas tres
copas.
Requeridos por el maestro naciona l y a lcalde del pueblo, don Santiago
Rull, visitamos el lugar, comprobando que se trataba de un poblado argárico, por su clásico emplazamiento y cerámica típica Nada se pudo salvar en esta pnmera inspección, porque los visitantes que nos precedieron
habían destrozado totalmente los restos humanos y los fragmentos cerámicos, entre los cuales pudimos reconocer algunos correspondientes a
cuencos, tulipas y copas de tipo argárico
Hicimos un croquis del lugar y, con los datos obtenidos, solic1 tamos
-69-
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2
M . GARCIA SANCHEZ
perm1 de excavación a la entonces Com1saria General de Excavaciones
so
Arqueológicas, que nos fue concedido en mayo de 1955
Con una subvenc1ón inicial del Ayuntamiento de Gorafe y la ayuda
económica de algunos amigos del pueblo, pudieron comenzar las excavaciones en el verano de ese mismo año. Quedamos muy agradecldos a esas
personas y, en particular, al Dr. M. Monteoliva, Profesor de Bioquímica
de la Facultad de Farmacia de Granada, que efectuó los análisis de metales; a la Ora Srta. Asunción Linares, Catedrático de Pa leontología de la
Facultad de Ciencias de Granada, por la determinación de la fauna y minera les, y a la Dra. Srta. Beatrice M. Blance, de la Universidad de Edlnburgo, por medio de la cual se están efectuando aná lisis de unas muestras de
carbón, madera y hueso, según e l método del C 1"1, cuyos resultados no
nos han sido remitidos todavía. Mención especial merecen el Sr. J. -C.
Spahni, que intervino en el levantamiento del plano general del poblado,
y los Sres. Antonio Garcia Sánche;z y Miguel Moreno, por su ayuda personal en los trabajos e inteligente colaboración. Desde aquí les expresamos nuestra más sincera gratitud.
11
EL YACIMIENTO
SITUACIO~.
- El «Cerro de l Culantrillo» se sitúa a unos 3 km . al
ONO. de Gorafe y a unos 400 m. de la margen izquierda del rio (Lám. 1).
Debe su nombre a una especie de he lecho que crece en los alrededores.
e l culantrillo de po;zo o capilera (Adiantum capillus veneris). Sirve de di visoria entre las fincas de los Sr~:s. Montealegre de Palacios y de doña
Matilde Sánchez, por lo cual también se le denomina «LOma de la Linde»
de la Rambla del Agua. En medio de un paisaje estepario de espartales,
se alza el cerro a 35 m. sobre la Rambla del Agua, que lo bordea en parte,
siendo inaccesible por casi todo su contorno -una escarpa profunda lo
aisla por e l S. del resto de la loma-, sa lvo en la parte E., de perfi l más
suave (Lám. 11, b). Una ~uente de agua dulce bro ta aJ pie de la ladera sudoriental.
El yacimiento se halla emplazado en una pequeña explanada, ligeramente inclinada al SE., de unos 85 m. de longi tud por 20 de anchura me dia y una extensión superficial de unos 1.750 m', en la que se han locall-zado hasta e l presente todas las tumbas descubiertas, excepto la núm. 1,
que ocupa una situación más baja, en la ladera (Lám. 11, a).
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CERRO Da CULANTRILLO
o
t5 '11\.
Fig. 1.-PI•no dcl yaoJDJcnto con la 111u:u:i6n de las tumba$.
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3
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-1
M GARCIA SANCHEL
DESCRI PCION DE LAS TUMBAS.-Como ya se hizo constar en la in·
troducción, la mayor parte de las tumbas fueron violadas por sus descu"
bridores. Nuestro trabajo se ha encaminado, por tanto, a completar la excavación de las mismas, para determinar su forma y dimensiones, y a recoger el material arqueológico aprovechable, para lo cual hemos cribado
cuidadosamente la tierra de los alrededores.
En líneas generales, los enterramientos más frecuentes son del tipo de
fosa, abierta en el subsuelo a una profundidad variable, que oscila de l, 15
a 2,65 metros. El fondo de la misma es siempre de forma ovoidea aplana da, con orientación extrema al E. y SSE. Sólo se halló un enterramiento
Infantil en una urna .
A continuación, procedemos 3 la descripción individual de los sepulcros 1¡ de los ajuares en ellos recogidos El número del Inventario coincide
con el del plano general del yacimiento {fig. 1), en el que se han numerado remontando el cerro y de derecha a izquierda, para facilitar su localizáción en el terreno.
Sep. l . -Situada hada el centro de la lade ra NE., sobre la vereda. Di mensiones: Long., 2 m.; anch., 1,30 m.; al t., 2,65 m. Oroentación: ESE.
Hallazgos· Fragmentos de huesos humanos y de cerámica, correspondientes a tres vasos de tipo tulipiforme.
Sep. l.-A unos 40 m. al OSO. de la anterior, en la extremidad onferior de la explanada. Dimensiones : Long., 1,40 m.; anch., 1,15 m.; al t.,
2,20 m Orientación: E.
Hallazgos. Una espada de bronce, de unos 50 cm. de longitud por unos
4 cm. de anchura, con varios clavos para la empu¡\adura. Un puñal de cobre, de 15 x 3 cm. aproximadamente, con dos clavos.
Las dos piezas fueron vendidas al peso. El examen de la tierra de los
bordes de la tumba nos ha permitido recoger pequeños fragmentos metálicos, de los que se ha hecho el análisis cualitativo correspondiente.
Sep. 3 .-A un metro de la anterior pudimos localizar una tumba intacta, cuya estratigrafía es la siguiente (flg. 2):
1) Capa de tierra vegetal, de color gris oscuro, de 0,25 m. de espe-
sor
2) Relleno de piedras (losas calizas, piedras volcánicas -algunas de
ellas utilizadas como molinos de mano-- y de aluvión), de un espesor de
0,50m
3) Capa arcillosa compacta, amari llenta, de 1,35 m. de espesor.
4) Tierra muy fina y suelta, probablemente tami:tada, de c~lor negruzco, que llenaba la fosa formando una capa de 0,50 m. de espesor.
-
72 -
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CERRO DEL CULANTRILLO
Sobre el suelo arcilloso duro, a 2,60 m. de profundidad, se hallaron
dos esqueletos en decúbito sup1no y · pos1ci6n fetal, colocados paralela
mente y orientados de NO a SE A causa de las infiltraciones por vetas
Fig. 2.-Aizado de ba sep. 3 (esquemático).
arenosas a este nivel, su estado de conservación era bastante deficiente,
por lo cual fue imposible todo 1ntento de reconstrucción. No obstante,
pudo apreciarse que se trataba de dos individuos adultos, masculino y fe·
menino. A la altura del hombro izquierdo del primero se halló un vaso
pequeño, tulipiforme (Lám. 111, a, fig. 3, 5). que contenía huesos de ex·
tremidad posterior de lepus. Junto al cráneo femenino, a la a ltura del pa
ll>
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M. GARCIA SANCHEZ
(j
6
1
7
•
5
3
,...----- ---,------------------
8
Fig. 3.--'rubla de formas de cerámica.
(T. 1/4)
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CERRO DEL CULANTRIU.O
1
rietal i:.quierdo, había otro vaso del mismo tipo, pero de mayores dlmen·
siones (Lám. 11 1, a; fig . 3, 4), que apareció resquebrajado
tró un puñalito de bronce (Lám. IV, .<1) y vestigios de madera del mango.
Fina lme11te, frente a los pies de los esqueletos se descubrieron dos gran·
des fragmentos de cerámica basta, de 2 cm. de espesor, correspond ientes
a un vaso de grandes dimensiones. El cribado de la tierra no suministró
ningún otro objeto. Limpiado el fondo de la fosa, se pudo apreciar su for·
ma ovoidea aplanada y sus dimensiones, (long. , 1,60 m.; anch., 0,90 m.).
Sep. 4.- Se sitúa a 12m. al SE. de la núm. 3, en el borde de la expla nada. Dimensiones imprecisas, por hundimientos posteriores. Orientación ·
SSE. Hallazgos : Fragmentos inuti lizables de huesos humanos y de cerámi·
ca, que corresponden a un mínimo de dos vasos.
Sep. S.-Siguiendo el borde, a 14 m. al O. de la anterior. Dimensiones: Long., 2,25 m. ; anch. , 1,70 m.; al t., 1,50 m. Orientación: SSE. Hallazgos: Un puña l con dos clavos, que conserva adherido un trozo de tela
(Lám. IV, 2). Un punzón, pegado por e l óxido al puñal (Lám. IV, 5) . Un
vaso en forma de tulipa, completo (Lám. 111, b; flg . 3, 7). Un diente de
Capra hircus y varías falanges de Sus scrofa.
Sep. 6.-A 4,50 m. al SO. de la núm. 5, en el mismo borde. Dimensiones: Long., 1,05 m.; anch., 0,95 m. ; alt., 1,15 m. Orientación: SE.
Hallazgos: Un puñalito con dos clavos y entalladuras laterales para el
mango (lám. IV, 3) . Un molar de equus.
Sep. 7.- A 9 m. a l ONO. de la anterior, en el centro de la explanada.
Dimensiones imposibles de precisar, por derrumbamientos. Orientación :
SE. (?). Hallazgos: Fragmentos de huesos humanos )' de cerámica.
Sep. S.-Situada a 6,50 m. a l NO. de la precedente, próxima al borde. Dimensiones y orientación imprecisos. Hallazgos: Fragmentos de huesos humanos. Diseminados por la ladera, hemos hallado a lgunos fragmentos de cerámica, correspondientes a dos vasos tulipi formes.
Sep. 9.- Se halla a 14 m. al SSO. de la anterior. Excavada a gran
profundidad (2,65 m.), no se aprecian bien en la actualidad nl su forma
ni dimensiones ni orientación. Hallazgos: Además de numerosos fragmen·
tos de cerámica, pertenecientes a dos vasos de tamaño medio, se hallaron
restos humanos coloreados de rojo, que tuvimos ocasión de examinar.
Sep. 10.-Por indicación nuestra se practicaron unos sondeos en una
especie de hornillos que se sitúan a 5 m. al SSE. de la tumba núm 9, y que
-
75 -
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8
M GARCIA SANCHEZ
más adelanle descroboremos, para recoger muestras de carbón vegetal,
muy abundante en ese sitio. A 0,85 m. por debajo del último pozo de la
ozquierda, se descubrió la tumba que nos ocupa. Dimensiones: Long , 1,20
m.; anch., 0,85 m.; alt., 1,30 m. Orientación: E.
Iniciado el sondeo por la parte 1nferior, se pusieroo1 DI descubierto
algunos huesos de las extremidades a sólo 50 cm. de profundidad. Se procedió entonces a efectuar una excavación sistemática de la fosa, que proporcionó la siguiente estratigrafía.
a) Capa de tierra vegetal, de 1O a 30 cm. de espesor
b) Estrato compacto de arcilla, con un espesor de 35 a 80 cm
e) Tierra oscura, pulverulenta, de un espesor máximo de 20 cm
Entre esta última capa se descubrió un esqueleto juvenil, probable·
mente femenono, en muy mal estado de conservación. Yacía en decúbito
lateral derecho y en semoflex16n, orientado de O. a E Bajo él se hallaron
un brazalete de plata y un puñal de dos clavos, que conserva todavía un
pequeño fragmento de madera del mango (Lám. IV, l y 6). A la derecha
del cráneo había dos vasos pequeños, cuenco y tulipa (Lám. 111, e; flg. 3,
l y 3). En el cribado de la tierra salieron un percutor ovoideo de caliza, un
romboedro de caliza margosa, cuya utilización desconocemos, y una con·
cha marina (cassidea), perforada.
Sep. 11.-A unos 6 m. por encima de la tumba precedente, los bus·
cadores de tesoros excavaron una especie de habitación de planta trapexoo·
dal, de 2,50 m. por 1,80 y 3,70 m. en las bases menor y mayor, respecti·
vamente. Al profundizar hasta 1,30 m., hallaron junto a la pared SO un
enterramiento infantil en una urna tapada por una delgada losa de calixa
y recubierta de una capa de cenizas. Actualmente, se aprecia una fosa
ovoidea, de 1,30 m. de longitud por 0,80 de anchura y 0,60 m. de profun·
didad, orientada de •E a O
·
Hallazgos: Fragmentos de un vaso grande, que ha podido reconstruirse
(Lám. IV, b; fig. 3, 8). con dos as¡;¡s de pexón. Numerosos fragmenlos ce·
rámicos, dos de ellos con tetones, correspondientes a vasos de gran lama·
ño. Núcleos de sllex y fragmentos de talla; cinco hojas de sílex, una de
ellas con retoques, un buril y varios percutores del mismo material (fig. 4,
1, 4, 6, 7, 10 y 11) Una afiladera de pixarra, rota en su extremidad inferior, con señales de uso. Molinos de mano rotos y, según referencias, un
disco de barro cocido, de unos 10 cm. de diámetro y unos 3 cm de grosor,
con dos agujeros cerca del borde, que consideramos podría ser una pesa
de telar.
Sep. 12.-Está situada a 10 m. al SO. de la anterior, cercana al borde
de la explanada y en la falda de un pequeño montlculo que es el punto
-
76
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9
CERRO DEL CULANTRILLO
Fi¡¡. 4.-lnnrumcntOI de •íl•x.
(T. n.)
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10
M. GARCIA 5ANCHEZ
más elevado del cerro. Forma y dimensiones imprecisas. Orientación : ESE
Hallazgos: Numerosos fragmentos de cerámica, con algunos de los cuales
hemos podido reconstruir un cuenco (Lám. 111, b; fig. 3, 6).
Hornillos.- A S m. al SSE. de la sep. núm. 9, comien~a una serie de
poz.os en número de seis, que ocupan una longitud de 8 m. Se trata de
hoyos excavados a 1,SO m, de profundidad, con un diámetro medio de 60
cm., sin revestimiento de piedras. Se hallaron en ellos capas de tterra ne gra con abundante carbón vegetal y numerosos fragmentos de ce·rámica,
En e l penúltimo de la tzquierda, a 0,55 m. de la superficie, se descubrió una capa de ceni-zas y carbón de 5 a 12 cm. de espesor, de la cual se
recogieron más de un kilo de muestras y varios fragmentos de cerámica,
sido posible reconstruir un vaso de tipo tulipiforme (Lám
con los que
111, e; fig 3, 11.
Sobre la significación de estos pozos, creemos que se trata de hornos
de alfarero, dada la abundancia de restos cerámicos que contenian, los cua·
les muestran huellas de calcinación. Ninguna escoria de meta l se encontró
en ellos, lo que excluye la idea de que fueran hornos de fundición
na
111
MATERIALES
Casi todo el material hallado en este yacimiento procede de la reexcavación de las tumbas y cribado de las tierras, salvo los ajuares de los
sepu lcros 3 y 10, que descubrimos «in situ», y los hal lazgos en superficie
o en diferentes catas que practicamos para localizar otras tumbas. Ha sido
depositado en el Museo Arqueológico Provincial de Granada, excepto el
vaso de la Lám. 111, e, 3_
Á)
Cerámica.
Se trata de vasos de diferentes tamaños, hechos a mano, sin decora ción, tono oscuro y superficie pulída, carentes de asas, aunque en las va sijas mayores se encuentran con frecuencia pezones. Las ocho piezas completas que se conservan ofrecen tres formas esenciales (fig. 3), correspondiendo cinco de ellas al tipo 5 de Siret, dos a l tipo 1 y la otra es del tipo
de urna. A continuación se describen siguiendo el mismo orden de la fig. 3
l.-Tu lipa de color parduzco oscuro, superficie pulida y mediana cocción. Reconstruida llám. 111, e, 2). Procede del horno núm. 2. Dlmenslo-
78 -
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CERRO DE.L CULANTRILLO
11
nes . Diám. max., 144 mm., diám de la boca, 140 mm.; alt del cuello,
100 mm., alt total, 155 mm., capacidad, 1,350 c. e Corresponde al tipo
5-X de Cuadrado (1 ).
2.-Tullpa completa, de color siena, excelente pulimento y buena
cocción (Lám. 111, e, 3). Procede de la sep. 10. Dimensiones Diám. máx.,
114 mm.; diám. de la boca, 120 mm.; a lt. del cuello, 65 mm.; alt. total,
84 mm.; capacidad, 535 c. e Tipo 5-XIV de Cuadrado.
3.-Cuenco carente de rebordes, fondo aplanado y perfil parabólico,
de color grisáceo oscuro, pulimento perfecto, interior y exteriormente, y
buena cocción (Lám. 111, e, 1) Procede de la sepultura anterior. Dimensiones. Dlám. de la boca, 130 mm.; alt., 72 mm.; capacidad, 380 c. c .
Tipo 1-IV de Cuadrado.
4.-Tullpa de color parduzco, superficie pulida y mediana coccoón,
con roturas antiguas. Reconstruida (Lám. 111, a, 1). Procede de la sep. 3
Dimensiones Diám. máx., 175 mm.; diám. de la boca, 135 mm., alt. del
cuello, 100 mm ; alt. total, 165 mm.; capacidad, 1,785 e c. Tipo 5-11 de
Cuadrado
5 .-Tulipa pequeiia y achatada, de color negruzco y cocción deficien
te, sin pulimento, procedente de la misma tumba. Ligera ro tura en el borde (Lám 111, a, 2). Dimensiones: Diám. máx., 115 mm.; diám de la boca,
105 mm.; alt del cuello, 44 mm.; alt total, 72 mm.; capacidad, 340 e e
Tipo 5-IV de Cuadrado.
6 .-Cuenco de perfil parabólico, con ligero reborde hacia fuera, de color gris claro y excelente cocción, sin apenas pulimento superficial. Reconstruido (Lám. 111, b, 2). Procede de la sep. 12 . Dimensiones: Diám. de
la boca, 185 mm.; alt., 95 mm.; capacidad, 1,190 c. c. Tipo 1-IV de Cuadrado.
7. -Tulipa grande, de color gris-pardo oscuro, con superficie bien pulida y muy buena cocción (Lám. 111, b, 1). Procede de la sep. 5 Dimensiones: Diám. máx. del cuerpo, 192 mm.; diám . de la boca, 194 mm.; alt
del cuello, 114 mm.; alt . total, 176 mm.; capacidad, 2,975 c. c. Tipo 5-X
de Cuadrado.
8 .-Urna cilíndrica, sin reborde, y fondo esférico, con dos pezones cerca del borde, de color pardo oscuro, barro muy tosco y moldeado con poco
cuidado, coccoón deficiente y sin pulimento. Reconstruida (Lám. IV, b).
Procede de la sep. 11. Dimensiones: Diám. máx., 290 mm.; diám. de la
( 1) E. CUADRADO DIAZ ; "Uhles y ormoo de El IVflQr. Ensaye de upoiOglo", en
Crónico del 1 Congreso Noc;onol de Arqueología y del V Congreso ArqueotóQoco del Sudeste IAim•rio. 19491, CortCJileno, 1950, págs. 103 o 125.
- 79
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M. GARCIA SANCHEZ
12
boca, 275 mm, alt., 285 mm., capacidad, unos 13 litros Tipo C-11 de
Cuadrado.
Hemos recogido, además, en la sepultura precedente, dos fragmentos
correspondtentes a vasos de gran tamaño, uno de los cuales mide 10 mm
de grosor y está provisto de un tetón cónico cerca del borde, siend0 de
color pardo. El otro fragmento, de color rojizo, es algo más grueso ( 13 mm.)
y posee un mamelón. La cocción en bastante deficiente en ambos y care·
cen de pulimento exterior
8)
Metal
Ya se hizo mención al hallazgo en la sep. 2 de una espada de bronce,
de hr.¡a ancha, y de un puñal de cobre, hoy desaparecidos. Entre las seis
piez·rs conservadas, existen cuatro puñales de dtferentes tamaños, un punzón y un brazalete De todas ellas se han obtenido muestras para su ana·
lisi•, cuyos resultados figuran al hacer su descripción.
P u ñ o 1• • .-Consisten, en Hneas generales, en una lámina triangular
terminada en punta aguzada en dos de ellos y roma en otro, y provtsta
d• dos clavos para fijar la empuñadura, que debió ser de madera en todos
P'olos, a juzgar por las fibras que aún conservan (Lám. IV, 1-4) La hoja es
Je sección lenticular, de bordes rectos y ligeramente achaflanados Las
piezas debieron ser trabajadas a martillo, a golpes en frío, según se deduce
del resalte debido al aguzamiento de la faja del borde. Todas ellas están
fuertemente oxidadas, lo que ha facilitado la conservación de los restos
.:le madera del mango, y en una de ellas, ejemplar núm. 2, ha quedado ad
.,endo un fragmento de tela a la hoja. A continuación, procedemos a la
descripción individual, según el orden en que figuran en la lámina IV
1 -Puñal completo de bronce especial (72,0 % de Cu), de punta
aguzada y base recta, con dos clavos. Conserva un trozo de madera del
mango, cuyo análisis denota que se trata de madera de encina Posiblemente fue enmangado como alabarda, según se deduce de la dirección de
las fibras, perpendiculares a la hoja. Procede de la sep. 10 Mide 103 mm
de longitud por 25 de anchura máxima y 4 mm. de grosor Es de hpo E
de Cuadrado (2)
2.-Puñal de bronce (88,7 % de Cu), en dos fragmentos, por rotura
reciente. Hoja triangular y punta roma, con dos clavos bien remachados
Conserva adherido un trozo de tela de lino, según el análisis efectuado,
121
CUADRADO, ob. elt nota 1, 16m. XXV II, Hg. 12.
80
[page-n-97]
CERRO DEL CULANTRILLO
3
cuya urdimbre adopta la forma de un en trecruzado somple a base de hilos
de 0,4 mm de grosor, con 15 pasadas de trama por centímetro. Procede
de la sep 5. Dimensoones Long., 93 mm., anch ., 28 mm., grosor, 4 mm
Topo E de Cuadrado
3-Puñal de cobre arsenocal (96,3 % de Cu) (3), en estado fragmentaroo, por rotura recoente, al que falta la punta Conserva dos clavos y po·
see la caracteristoca de presentar dos escotaduras laterales que facilitarían
el enmangamiento Procede de la sep. 6. Dimensiones: Long, 78 mm;
anch ., 21,5 mm.; grosor, 3,5 mm Ttpo E de Cuadrado.
4.-Puñal pequei'lo de bronce (78,6 % de Cu), completo, de forma
foliácea y con dos clavos. Conserva en ambas caras vestigios de madera de
la empuñadura. Procede de la sep. 3 Domensoones Long., 64 mm , an·
chura, 20 mm , grosor 4 mm Tipo A de Cuadrado.
P u • • o • (Lám IV, 5) -Se encontró adherido al puñal núm 2 y está
oncompleto. Es de bronce (74,3 % de Cu), de sección cuadrada en una
punta y circular en el otro extremo. Procede de la sep. 5. Mide 40 mm
de long1tud por 3 mm de grosor máximo,
8 ro • o 1• t • (Lám. IV, 6).-Se trata de un pequeño brazalete aboer·
ro, de sección circular, con ligero aplanamiento en el Interior. Está cons·
totuido por un hilo de piara de 1 mm de grueso, rodeado de una capa de
plata oxidada con indicios de plomo de 1 mm. de espesor Procede de la
sep. 10. Diámetro máxomo 1nterno, 45 mm., diámetro onterno mínimo, 39
mm., grosor, 3 mm
C)
Piedra
Si 1 ~ • . -La industria de sí lex es muy pobre, a juzgar por los escasos
útiles hallados en superfocie, casi todos atípicos y sin retoques Abundan
los percutores, de formas generalmente redondeadas, con numerosas huellas en su superficie producidas por el uso muy prolongado, así corno los
nucleos y fragmentos de talla. Entre el restante material destacan siete
hojas, una de ellas retocada (fig 4, 1 y 6-11). dos puntas (núms 2, 3),
un buril y un raspador cóncavo (nums 4, 5).
(3) En mar:o d~ 1958, lo Oro. Beatrice M. Blanco lomó mvesoros de ve.nolcuooro
abieloo metálicos de cobre y bronce, del Museo Arquealbgieo de Gronodo, entre ellos de
ate pUñal, remihendolos. ol Or. S1e-gfried Junghans, de Stullgart poro que r~ltzoro •us
onóh••• espectragróhcos. Esoos se han efectuado en el ArbeOISge
d~ nuestro reconocimtento mós alncero Véase el cuadro de análisis.
- 81 11
[page-n-98]
1·1
M GARCIA
~ANO-!EZ
M o 1 in o • do mono.- Son muy .abundantes y de dtversas matenas,
tamaños y formas Consisten, como e~ sabido, en una ptedra ftj.a o muela
durmiente, de superficie aplanada y cóncava, y de otra muela móvtl, de
forma discoidal u oblongada y de menor tamaño, que adapta su superficie
plana a la anterior. La mayoría aparecen rotos, y proceden de la capa de
piedras que generalmente recubre las tumbas. El mejor conservado es una
muela fi¡a de arenisca, de forma 1edondeada, con un d•ámetro de 42 cm
po 12 de grosor, y con el plano de molienda ligeramente cóncavo.
Af ilo de ro •. -Hemos recogtdo, en los alrededores de la sep. 11, una
de pizarra, de forma trapezo•dal, muy plana y bten trabarada en sus dos
caras, con una arista redondeada y la opuesta en doble bisel Se halló fragmentada, con roturas antiguas. Mide 68 mm. de longttud, 40 mm de anchura máxima y 17 mm. de grosor
Pe re u 1 o ro • . -Además de los numerosos percutores de sílex hallados en superficte, mencionados m.is atrás, hemos encontrado en la sep. JO
uno de caltza, de torma ovoidea, que mtde 40 mm. de longitud por 31 de
grosor máx tmo
O 1 ro • o b i o 1 o •. -En Id tumba citada antenormente encontrdmos
también un romboedro de caliza margosa, cuyd stgnificación se nos escapa. Sus dimensiones son 39 mm. de diagonal máx•ma, 26 de diagonal mi·
mtna y 14 mm de espesor Ya hic•mos mención del hallaz.go de una pesa
de telar en las proximidades de la sep. JI, que no hemos podido recupe·
rar.
D)
Objetos de ornamento
Procedentes de la sep. JO, ftguran un brazalete de plata, descnto más
arnba, y una concha marina perforada (Cassis edulis), que debió de utilt
z.arse como cuenta de collar Se trata de la única pieza de ornamento de
este tipo hallada en e l yacimiento, tndicadora de relaciones comerciales
con gentes de la costa.
IV
CONS IDERACIONES GENERALES. PARALELOS
La situación del yacimiento en la cumbre de un cerro escarpado y no
muy alto, de fáctl defensa, próxtmo al río y con una fuente de agua dulce
en las inmediaciones, responde al clásico emplazamiento de los poblados
-
82 -
[page-n-99]
CERRO DEL CULANTRILLO
15
argancos Hasta el presente, no se han descuboerto restos de murallas ni
cimientos de muros de habi raciones
Sr consideramos el escaso número de enterramientos hasta ahora descuboertos y las reducidas dimensiones de la explanada sobre la que asientan
las tumbas, podemos suponer que la densidad de la población que se esta·
bleció en ella debió de ser baja, de sólo unas pocas familias
El tipo de inhumación en fosa es semejante al de las necrópolis de San
Antón (Orihuela) y Callosa del Segura (4). dándose también con ligeras
variantes en Lugarico Vre¡o y, en menor proporción, en El Argar y otras
estaciones de la misma época Tal vez fuera practicada esta form:~ de enterramiento por gente pobre, si se atiende al ajuar funerario que los acompaña. De l tipo de enterramiento en urpas, tan abundante en otros yacimientos (El Argar, lfre, El Oficio, La Bastida de Totana, etc.). sólo tenemos el testomonio indorecto de una tumba (sep 11 ), donde se halló una
urna y fragmentos de otras dos.
La posición encogidil de los cadáveres, en los dos únicos casos en que
ha podido ser comprobada (seps 3 y 10), es semejante a la generalmente
empleada en este periodo, en los diversos tipos de enterramrento, ya sea
en fosas, cistas o urnas. Otra característica es la pontura del esqueleto con
ocre, como en El Argar (51 y en Orihuela (6). y que Siret atribuyó a la impregnación de los huesos por contacto con telas pintadas con conabrio (7) .
Ya indicamos más atrás el hallazgo de f•agmentos de huesos humanos
coloreados de rojo en la sep 9
E;l enterramiento simult.ineo de varón y mujer en la sep. 3, nos hace
pensar, de acuerdo con varios autores, en la vida familiar monogámlca.
Es muy poco frecuente esta modalidad, ya que de 950 tumbas de El Argar
sólo 53 eran dobles (8), aunque ha sido señalada también en otras esta·
(41 J . FURGUS : "Lo edor prohostoroco en Oriolo . Necrópoli de Son Anrón" , en "Col.lecc•ó de rrebcll• del P J. Furgús .abre PrehostO
J COLOMINES ROCA . "Lo neerópolis de "t.o. Laderos d el CostolloH (Calloso d' Seguro, provoncio d'Aioconr)", en Anuoro de l'l.,rorul d'Esrudls Cotolons, 1921 · 3 1, vol
VIII. Bar
l. PERICOT GARCIA "Lo Espoño Promlrivo", Borcelono, 1950, po; 203.
(6) FURGUS, ob. clr. noto '1, pág. 24.
!11 L SIRET: "Quesroons do c:kronolo;oe el d'elnogrophie obérlque>" , París, 1913, págrnQS 135 y 313.
(8) J de M . CARRIAZO: HLo Edad del Bronco", en Ho~loroo de España dorogodo pe<
Ramón Menclndex Podol, romo 1, "España Prehi>róroco", vol . 1, Modrod, 1947, pág. 820.
-
83 .
[page-n-100]
16
M GARCIA SANCHEZ
dones coetáneas (Fuente Alamo (9), San Antón (10). Le¡ Bastida (l 1),
Quesada (12), etc.), Siret comprobó que se trataba de enterramtentos sucesivos, pero siempre, como en nuestro caso, de sexo distinto (13) .
El afuar funerario, muy pobre en general, muestra la misma distribución que en las tumbas de otros yacimientos argáricos· Al lado del cráneo
y cas• siempre a la izquierda, se halla un vaso de tipo tulipiforme y Junto
a la región pelviana aparecen, a veces, los puñales u otras armas de metal Siret comprobó que los puñales, asociados a punzones y col lares, caracterl:taban las tumbas femeninas, mientras las hachas y espadas sólo
aparecían en sepulturas masculinas. Las primeras contenTan generalme(lte
dos vasos, uno grande y otro pequeño, en tanto que las segundas tenían
uno sólo y de tipo diferente (14) Según esto, la sep. 2 corresponderla a
un enterramiento masculino y las seps. 5 y lO serian femeninas.
Los útiles de uso doméstico hallados fuera de las tumbas: moltnos de
mano, afiladera de pizarra, pesas de telar, •nstrumentos de sílex, percutores, etc., son inespecíficos y por tanto aparecen en estaciones de toda la
Edad del Bronce Los hornos de alfarero se hallaron asimismo en lfre ( 15).
La fauna está muy pobremente representada en este yacimiento Sólo
poseemos un diente de Capra hircus, algunos huesos de Sus s c rofa (sep. 5)
y un molar de Equus (sep 6) El hallazgo de huesos de Lepus t lmidus en
un vaso funerario descubierto
t9)
1101
( 1 lt
CARRIAZO, ob. cll . noto 8, pág. 8\9.
FlJRGUS, ob. cil nofo 4 , pógs. 11 y 23.
R. de INCHAURRAN01 ETA: "81udcos prehcsróricos. Lo edad del bronce en lo
provincia di! Murcio'' .. en Boletfn-Rt:V¡S10 de la Universidad de Moddd, 1 1~ núm. 13. Mo-
dtcd, 1870 (Trabo¡() reproduccdo en los pógs. 31 o 40 de la memoroo de J. MARTINEZ
SANTA-OLALLA y otros c:1todo m/a odolante).
J. CUADRADO RUIZ: '' Al_gunos yacimientos prehistóricos de la zona
Tolono-LOI'co''.
en Cróncco del 111 Congreso Atqueoló,gcco del Sudes le Español (Murcco, 1947), Cortogeno, 1948, pág. 62.
J . MARTINEZ SANTA-OLALLA, 6. SAEZ MARnN, C. F. POSAC MON, J A. 50 PRAt-liS SALTO y E. DEL VAL CATURLA: "E.,.covocoones "" lo ciudad del Bronce Medllerróneo 11, de lo Bastida de Totona (Murcio)", Informes y Memari01i núm. 16 de loCom>soría General de E)(covocian.. Arque<>lógicos, Madrid, 1947 , págs. 95, 100, 103, 111 ,
112, 114, 116 y cuadros de los págs, 117 o 1 19 . De los 102 tumbos c~>
los autores seis enlcrromieniO$ dobles (>O!>ulturos 11 , 3'5, 5 2 , 76, 93 y 102) y uno triple
(sepultura 80)
(121 J . do M, CARRIAZO' "Lo culturo de> El Argor en el Aho Guadalquivir. 8toct6n
de Quesada", Memoria XLI de Actos y Memorias de lo Sociedad úpañola de Anlro¡cologio. Etnograllo y Prl!historio, torno IV, Madrid, 1925, págs . 173 a 191.
CARRIAZO, ob. cit. en nota 8. póg. 819.
( 13) E. y L SIRET: "Las primeros edades del melol en el Sudeste de Espaiio. Resultados obten>dos en las excavaciones he
11 S) CARRIAZO, al>. Cll noto 8, pá51>. 76Z y 824.
- 84 -
[page-n-101]
CERRO DEL CULANTRILLO
11
mas concluyente de que se proveia de alimento a los cadáveres. Ya en
1869, se descubrreron en La Bastida de Totana algunos vasos con huesos
de animales dtversos, que lnchaurrandieta interpretó como restos de alí·
mentos ( 16) Este hecho fue señalado tambten por Stret en dtversas tum·
bas de El Argar, donde encon tró restos de Lcpus timidus y, entre otras
especies procedentes de varias estaciones, Lepus tununculus, Equus caballus, Capra hircus y Sus scrofa ( 17) En el poblado del Bronce de la Peña
de la Retura, en Vall d'Aicalá (Alicante), halló F Ponsell (18) una vasija
ovoide que contenía un esqueleto cast completo de conejo. Son muy nume·
rosos los yacim•entos argáricos donde abundan las conchas marinas, muchas de el las perforadas y uttlt-z:adas como cuentas de collar 119), como la
Cassis edulís de nuestra sep. 1O
En resumen, el proveer al dtlunto de sus armas, utensiltos, adornos y
provisiones, nos tndica la existencia de un rito funerario presidido por tdeas
religiosas, que hacen verosímil la creencta en la vtda de ultratumba
No vamos a detenemos en la comparactón de formas de ceramtca y
ttpologia de objetos metálicos con los de otros yactmientos, por ser eviden·
tes sus características argárlcas. Sin embargo, queremos ana ltzar deta lla·
damente algunas muestras de la actividad industrial de estas poblaciones
Tejidos.-EI fragmento de tela de lino ad>,endo al puñal núm 2 (Lámina V) ttene sus paralelos más perfectos en tres pequeños trozos de te·
jido ftno hallados por Stret en El Argar (seps 9, 20 y 529), de donde tam·
bién proceden otros más bastos y de trama más gruesa, como los de Zapa·
ta (sep. 8) y de El Oficio (sep. 42) (20). A este último tipo pertenecen los
recogidos por Beltrán y Jordá (21) en una clsta de Puerto Lumbreras En
La Bastida de Totana (sep. 37). apareció durante las excavaciones de 1945
un punzón envuelto en un trozo de tejido de ltno (22) y, antertormenle,
1161 INCHAURRANOIETA, ob. clt r.ota 11, pógs 33, 35 y .39.
MARTI NEZ SANTA-OLALLA v otros. ob cit. noto 11 , póg. 78.
t 171 CARRIAZO. ob. C•l. '1010 8, póg. 828.
( 81 F PONSELL CORTES: "Rutos do expo~ón cultural olmenense por ol norte de
lo provincto d.e Ah :ante"' en Arch1vo do Preh•stor.a L~hi"', 111, Volenc•a. 1952, pOgono 67.
(19) CARRIAZO, ob. cot nota 8, póg. 828.
MARTINEZ SANTA-OLALLA y otros, ob. cit. noto 11, pógs. 38, 39, 85, 97 y 11 O
tscpul turos 18, 53 y 74).
(20] SIRET, ab. cot nota 13, Album, Iom. XIX, logs. 17 v 19, y 18 y 21
(211 A. BELTRAN MARTINEZ V F. JORDA CERDA· "Entorramoento orgonco en d
Cerro de lo Cruz. de Puerto Lumbrero. (Murcio)" en Arcn,.o Español de Arqueolog;a,
XXIV Modrtd, 1951. pc;g.. 193 o 196 y f•g 15.
(221 MARTINEZ SANTA-OLALLA y otros, ob cot. noto 11 , póg 68.
-85-
[page-n-102]
M GARCIA SANCHEZ
un puñal con vestigios de tela, encontrado en una urna (23), de los cuales,
que sepamos, no se han publicado aún fotografías ni descripcoón detalla
da. lo que impode hacer comparaciones más precisas. Un fragmento de te
jido de algodón, procedente de un nivel del Bronce 11 de la Cueva de la
Vall de Cerves (La Llacuna) (24), es de trama más fina que el nuestro
Maderas. - Para los dos trozos de madera de encina que conserva
adheridos al puñal núm 1 (Lám. V) y los frcgmentos hallados en la sep. 3,
encontramos abundantes paralelos en El Argar, Fuente Alamo y otras es
raciones, donde descubrió Siret varias hachas, putiules, alabardcJs y punzo·
nes con vestigios de fibras vegetales del mango (25) De La Bastida de
Totana (26) proceden, asomismo, un hacha que conserva restos de madera
del mango (sep. 52) y un punzón con mango de madera (sep 371 Un man·
go de hoz se encontró en Más de Menente (27)
Trozos de carbón vegeta l se han encontrado también en La Bastld"
(seps. 11 52, 61 y 74) (28), así como en diversos poblados de la Edad del
Bronce de la región valenciana . Puntal de Cambra (Vi llar del Ar.tobis
po) (29), Toosal Redó (Bellús) (30). San Antón (Orihuela) (31 ), etc
Metalurgia. - Los Siret analozaron unas dos mol piezas metálicas
de las estaciones argáricas que excavaron, y dedujeron de su estudio que
dos terceras partes aproximadamente eran de cobre y sólo una tercera par
te era de bronce, lo que se explica por la dificultad en procurarse esta
ño (32). Aquo, la proporción es inversa, ya que abundan más los objetos de
bronce que los de cobre (5 :2).
Los análisis de los ob¡etos de bronce de este yacimoento muestran que
por su bajo tenor en cobre, probablemente deben contener un elevado por·
IBI INCHAURRANDIETA. ob. ctl. nola 11, póg. 38
1241 P. GIRO ROMEU: "Mutoo Arqueológoco de Vollofranco del Panadk (Barcelona)",
en M<'marias de los MU$00$ Arqueológicos, 1955 o 57 (Exlract.,.l, voL XVI-XVIII, Madrid, 1960, póg 235. flg. 130.
1251 SIREl, ob cil. na;a 13, Album, larm XLIII, LXVI v LXVIII
1261 MARTINEZ SANTA-OLALLA y otrO", ob. c•i. noto 11 pOg$. 66 V 68, fig. 5
núrns.. 1 y 4
(21) L PERICOT GARCIA y F. PONSELL CORTES: "El POblado de Mas de Menente
(Aic<>v)", ~n Archivo de Preho
slorla Lovanllna, 1, 1923, Valencia, 1929, plog 108
(281 MARTINEZ SANTA-OLALLA y ot,.,., ab eh- nola 11 págs. 95, 103 105 y 11 O.
129) J. ALCACER GRAU "El Puntal de Combro Vlllar del ArxobiJIIO, Valcn
(30) M. TARRADELL MATEU: "El TO$sal Redó y el T"'sol del Caldero, do. poblado>
do la Edad dol Bronce en el h!rmona de Bello.ís (VaiMeiol", en Archivo da Prehlsrorla Lo·
vanllna, VIl , Valencia, 1958, p6g. 118.
(3 11 FURGUS, ob. cir. nooo 4, págs. 11 y 23
(321 PERICOT GARCIA, ob. cll nato 5, p6g, 230
-86-
[page-n-103]
CIORRO DEL
CU~ANTR 1
Ll.O
19
centaje de estaño (más del 20 % en tres de ellos), lo que difiere de la
media calculada para los bronces de este periodo (9, 17 % ), que en algún
caso alcanzan un máximo de 15 % de estaño, en El Argar (33) Estas illea·
ciones de cobre con 20 25 % de estaño corresponden al topo de bronce
usado para campanas y se caracterizan por ser duras, tenaces, elásticas,
sonoras y casi quebradozas, se facilita la fundocoón añadoéndoles un poco
de zinc y, para qu~: se las pueda forjar, se le agregan otros metales, espe·
cialmente hierro, o, al contrano que el acero, se las enfrla rápidamente.
La comparación de los resultados de los análisis muestra que, entre
los distintos objetos de bronce, no hay ninguna con igual tenor en cobre,
lo que induce a considerarlos como procedentes de fusiones diferentes
El puñal núm 3, de cobre arsenioso, corresponde como el 83 % de las
poezas analizadas al grupo E 01 de Junghans y Sangmeister, que es tipoco
del Eneolihco de la Península obérica, aunque mantiene su importancia
durante todo el Bronce 11,estando concentrada su producción en las regoo·
nes costeras del SE. y, especialmente, del SO de la península, hasta que,
medoado este periodo, la regoón central y el SE caen bajo la influencoa de
otros grupos de cobre (E 00, F 1 y F 2) procedentes de Europa central (34)
Entre los objetos de adorno de esta cu ltura, los brazaletes de plata
adoptan la forma de hilo en espiral, o de anillo cerrado o abierto, como
en nuestro caso. Ejemplares más o menos semejantes se han señalado en
El Argar, Orihuela (35), La Bastida (36). MonacJ.,iJ (37). Baeza (38). Los
Eriales (sep 14) (39). etc
La rareza de hallazgos de moldes y cnsoles en estaciones argáricas,
demuestra que el empleo de la fundición moldeada no se generalizó, apar·
te de algunas explotaciones metalúrgicas. Se ha atribuido este hecho a
que los gremios de mineros y fundidores, en un principio, sólo conflarian
a los prospectores de cobre y comerciantes los conocimientos necesarios
1331 CARRlAZO. ob. cot. noto 8, póg. 170.
{341 E SANGMEISTER: "Metalurgia y c~rcoo del cobro ~n lo Europa pr•nostor•co",
en Zepñyrvs, XI, Solomonco, 1960, págs. 131 o 139.
{35) fURGUS, ob. Col. r>Oio 4 p6g. 1 1
(361 lNCHAUR~ANDIETA, ob. tot. noto 11, p6g. 35.
CUADRADO RU IZ, ob. cot, noto 11, pÓg. 63.
MARTINU SANTA-OLALLA y otros, ob. cit. noto 11, pog. 89, fog. 12, num. 9 (..,.
pulluro 24).
1311 ). CABRE AGUILO: "Una necrópolos de lo promora l!dad de los metal•• tn MlJ.
nachol, Grooodo'', Mcmoroo 111 de Actos y Memorias dt lo Sociedad Españolo de Antropología, Etnografía y Prehistoroo tomo 1 Madrid, 1922, pógo. 23 o 36 y lóm. IV.
(38) CARRIAZO. ob col noto 8, pág. 181.
(39) L. SIRET: "'Otumtou.x et Occidentoux en fspoone oux remps- prtthn.tor.ques", en
Rcwe des Questoons Scotntoloques, Brw
-87
[page-n-104]
IV
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Rutas
ME.DITE.RRANEO
_____ .,.
• Yacimientos arsJ.ricos
~ Minas de Cobre
Fig. S.-Mapa de di!U>lc>n de lo a.huna ar&árica por AncWucill Orientlll. locilid1dtt de la provincia de Granado con yoctml
[page-n-105]
l
CERRO DEL CULANTRILLO
21
para la determinación y compra de mineral, pero no los «secretos del olí·
ciG>>> para su fundición primaria y elaboración ulterior, que sólo más tarde,
al intensificarse el comercio, les sedan transmitidos mediante dtos de mo ciación, debido a los inconvenientes del trasporte de material en bru·
ro (40) . La ausencia de moldes de fundición, de crisoles y de escorias, en el
yacimiento estudiado, nos hace suponer que aqu! no se dio la metalurgia
local. Por otra parte, los criaderos de mineral de cobre más cercanos se
hallan de 20 a 30 km. de distancia, en la Sierra de Baza y zona minera
del Marquesado (fig 5).
V
EXPANSION ARGARICA POR LA PROVINCIA
So se examona en un mapa de la Península Ibérica la distribución de
los yacimientos argáricos, se advierte que la provincia de Granada, donde
se conocen hasta ahora 46 estaciones y hallazgos sueltos, es una de las
más densamente pobladas, lo que se explica por razones de vecindad con
las de Almeria·Murcia, foco orig inario de esta cultura, por servir de zona
de paso obligado hacia otras comarcas en el curso de expansi6n de las po·
blaciones argáricas y por su gran riqueza en yacimientos cupríferos (41).
En nuestro concepto, la expansi6n se produjo de la forma siguiente
(fig. 5) · Desde su centro de origen en la faja litoral minera de Almería·
(40)
SANGMEISTER, ob, cit noto 34, p6gs. 132 V 133.
MIRCEA EUADE: "Horreros y
cn cuarenta locolldades de la provincia de Granado, que 5ci'tolamo,; en el rnopa adjunto
lllg. 5). Como era de esperar dada la constitución gealógiC
de concesiones par lccalldod):
Sierro de Bozo: Boz
la Calahorra, Alquile v Dólar (can una solo concesión),
los Alpujorros: Trevclcz (7), Fregenite (6), Coyó¡or (5), Alcó><~r (3), Coplleiro 121,
Torvlzeón (2), Sarvllón (2}, Albondón (2), Albuiiol, Rublte, Orgiva, Cóñar y Pompooeora,
con uno solo.
Costo y Valle de lecrin: Almuñocor ( 11). Mo1rll (6), Gualchos ( 1 ), GuaJar Fond
Durcal (2), Loníarón (2), Albuñu Lo Vega Alta: Güejo•·Sierro (23), Huélor..Santlllóo (31, Boas de Granado (3), Dilor
Monad.,ll y Quénl<:tr, con uno.
Los Montes: Alamedllla, MontejÍcar y Mon1efrio, con una sala.
Tan sólo so ha localluldo uno lnina de plato en término de Guejar-Sierro, aunque
abundan los galenas argentiferos en lo Su!rro de Bo=.o y~ sobre todo1 e" lo Sierro de Lújor,
actualmente en explotacl6,.. Como es sabido, lo desplo1ael6n de las galenos se ñace mediante metalurgia s.enclllot que ptobobl~mante no serlo desconocido por los- tnlneros orgóncos.
ll
-
89 -
[page-n-106]
22
M GARCIA SANCHEZ
Murcia, se dirigieron, por una parte, hacia Levante, a trave~ de la provin·
cia de Murcia (42). desgajándose hacia el O. tres ramas que, por Archive!,
Vélez Blanco y remontando probablemente e l río Almanzora, penetran por
el NE. y E de la de Granada, siguiendo la cuenca oriental del Guadlana
Menor, por Puebla de Don Fadrique (43), Huéscar (44), Ga lera (45), Or·
ce (46), Castril (47), Benamaurel (48). Baza (49), Caniles (501. Freila (51 L
Gor (52) y Gorafe (53)
1421 E. CUADRADO OIAZ . "Lo oxpan\Jón de lo culturo de El Argcr o ora•és de
Murcia", en Crón•co del 111 Cangrt'>O Arqoealógoa> del Sudeste úpañol (Murtoa 19471
Cortogeno. 1948. pógo 66 a 12 v 16m VIl .
(431 CABRE AGUILO, ob. cu. nota 37 .
"Museo Arquealógoca Noc•onol" , Guias de los Museos de &paño, 1, Mod"d 1954,
pág. 182 (Material.,. de esto l)
gundo edicié>o, Barcelona, 1958, pág. 156.
CARRIAZO. ob. c11 nolo 8, póg '119.
H'l) CABRE AGU ILO, ob. t•l. noto 37.
J. CABRE AGUILO y f do MOTOS: "Lo necrópolis •bérico ele Túiugui (Goh.ro provmcta de Gronodol'', Junto Supctior de Excovacionf!'S, y Antlguedode1, Mnmortq num. 25
(num. 4 de 1918), Madrid, 1920. Véase en apéndice 1, P
(46)
CABRE AGUILO, ob. t•l. nota 37, pág. 30, d1ce que en el "Certo del Comen-
rerto'• y en el "Cerro do fo Coñodc d~l Solodor·• holl6 svperftclolm~nre fr~flfOS de ce
rom•co.
H7l
B. M. BLANCE "útudoO <>PO
de Prehtstouo de Jo Diputación de Volt1"1C,o'~, en Archivo de p,.ehtstor1o Lt'von~.na. VIII,
Volenc.o, 1959, págs. 165, 166, 168, 169 y 172, v fig 2, núm, 23
(481 S~ún cornun•coc•ón P<•.odo de A Cosos Morales, que PG!ft rnoter ales de esto
procedencto en s.u colecd6n
(49) CARRIAZO, ob
(50) M. de GONGOR¡t. y MI\RTI NEZ · "Antigüedod.. pren.stóroca: do Andoluelo",
Modrid, 1868, págs. 110 o 112, f•g. 139 y 140.
CA8RE AGU ILO, ob. cll. nata 37
CARRIAZO. ob cit. noto 8, p6g. 779 y f•gs. 597 y 598.
Matorloles en el Muuo Arqueológica Nocior>al, Solo XXVI, v•h•no 6, V~osa ob. '''
nolo ~3. pág. 182.. Temblón hoy mol
(51) GONGORA, ob cit. nooo 50, p6g• 112 v 113, log 145.
CARRIAZO, ob. cll. noto 8, p6g. 779.
Materiales en lo votr~na 6 de lo \Ola XXVI del Museo Arquealógoco Nocional Ve,...
ob cit. noto 43, p6g. 182.
Otro lotr> en lo cot«:c•ón da A. COSO$ MOJoles.
(5:2) Lote procedente de HCerro do Got" en lo Solo E -Coif
26 o 28 del Museo Arqu.ológico NocrOf>OI Vrose ob. cit. noto <13. p6g 189.
(531 Uno umo procedente de "El Conquil", de Gorofe,
Admt6s d•l ~ocimlento del "Cerro del Culontntlo", del QUe se d•
28 de agosto y 29 de diciembre de 1957
-90-
[page-n-107]
CERRO
on CULANTIUUO
De otra parte, por la costa occidental de Almería (Llanos de Dalias),
llegan a la de Granada por Almuñécar (54) y La Herradura (55), y pene
tran en el interior por dos caminos. uno, bordeando las Sierras Alm1jara
y Tejeda, por Lentegi (56), Jayena, Fornes (57), Alhama (58) y Zafarra·
ya (59). penetra por el Portíllo de Zafarraya en la provincia de Málaga
(Colmenar); e l otro camino natural, remontando el río Guadalfeo y su·
biendo por el val le de Lecrln, bordea la Vega granadina por La Zubia (60).
Cájar (61). Monachil (62). Pinos Genil, Dúdar (63) y Atarfe (64), y llega
1541 Moter.oles en el Museo ArQOtOióo•co d" Granado : das lotes entre9Qdos en 1947
v 1957. Nohcío publn:oda en "Ideal", Gro'\Odo 4 de octubre de 1956: Un bro:oleto de
arquero procedente de uno cisto def "Corttjo de T enano'"# ¡unto o Rio Seco.
Pt'Olr>«do vestogi"" de otros cistas.
155) En el Museo ArqueológiCO de Granada existen das lotes que fueron d<1)Q!itados
en 19·14 v 195i, procedentes de un"' clsto• del "Pago del Sopo", o siete kilómetros o O.
de AlmuriCcor. cerco de Lo Herroduro.
J. BERMUOEZ: "Almuñkor (Granado), Pogo del Sopa", nOtido núm. 78 en Noticiario Arqueológico Hispónico, 1, 1-3, 1952, Madrid, 1953, póg. 185.
(56) C MILLAN: "lo necr6poll, prehistórico do Lentegf", en Actos y Memorias de
la Sociedad Españolo de Antropalagio y Prehistoria (AtlontiS), XV, 1935-J9qo, Madrod,
1940. póg;. '68 y 169
En ~1 Museo Arqueológico de Granado Ingresó en 1939 un lote de ccrómtco procedente de unos cis.tos del "Repecho de lo TlnOjtllou.
(S 71 ProspecCJ6n de M. Gorcio Sónchez en dlc•embre de 1961, locoltzondo dos pobfodos con restos de murallas~ uno en t•La Me-s.1llo'' d~ Joycr"MJ y el otro en ''Lo Meso"
de Fornes.
1581 Moteflolt-s en el
Arqueológico de Granado: das lotes de cerámoco IngresadO> en 1880 v 1943.
Ce<ám•co de un novel de lo "Cueva del A9uo", excavado en 1957 y 1959 po< M
P•Utcer y M . Gorc;io Sónehez. Se diCI'Of1 noltcl~ L"fl *"ldeul''. Gtaoodo .... do d•c•c-mb,..
de 1951 v en "Potroo", Granado -1 de octubre de 1959.
1591 G. ~ V. LEISNER. "Ole M<'Qohtgrábor dcr lberoschen Holbonsel 1: Oer Suden",
Berlín, 1943, Textbond pag. 169.
1601 CABRE AGUILO, ob. cot noto 37, póg. 30.
En 1957. M. Pellicer y M. Gorclo Sóncho:t VISitaron lo ''Cueva de lo Vieja", y dlb
(61) Prospección de M, Pelllcer en 1958 Moterioles en el Museo Arqueológico de
Granado.
1621 CABRE AGUILO, ob. cit noto 37, pógs. 23 o 26 v 1áms. 1 a V.
CARRIAZO, ob. cit. noto 8, pógs. 179 v '780.
Molenala en el Museo Arquto16gico Nocional, Solo XXVI, vitrina 6, véa\e ob, c1t
noto 43. pég. 182.
PERICOT GARCIA, ob. ctt. noto 5, póg 205.
Otras cuatro lotes en el MllSA!O ArqueológiCO de Granado, entrégO
so doeron en "Ideal", Granado, sepltembre de 1953.
PERICOT GARCIA, ob. cit. noto 43, póg-. 156 y 164.
!63) Prosr>«ción de M Pellicer v M. Gorc¡o Sónchn en junio de 1957, Y
Mu""
on
u
El Blanqueo•• de P.nos Genil y ottos en el u Cerro de lo Cru~" di! Oúdor
CARRIAZO, ob. clt. noto 8, pég. 780 y lig 599.
(64)
-91
[page-n-108]
M. GARCIA SANCHEZ
24
a Deifontes (65), lznalloz (66). Piñar (67) y Montejicar (68). para pasar
a la provmcia de Jaén y, por Brácana (69). Villanueva de Mesla, Laja (70)
y Montefrio (71). a la de Córdoba.
Una via Intermedia de penetración se hizo remontando el curso del
rlo Almeria (Pechina, Gérgal, Aulaga, Fiñana) y entrando en la prov•ncia
de Granada por el Marquesado del Zenete, sigue el cauce del río Guadi>\
por Huéneja (72), Aldeire (73). Alquife (741. Jéres del Marquesado (75).
<651
Uno alabarda en el Museo Arquool<>gico de Granado.
(66) M, GARCIA SANCHEZ y A. ARIAS JIMENEZ: "Enterromtento argánCD do (o
Cueva de Frogl!, en Ceno OSC!uro tb.nolloz, G(onodo)", en CUI'$0 de pubf1coe1Ón.
t67) Excovodón efectuado pof M. Pclhcer, en S(tprlembre de 1959, en lo ,,_Cueva de
Jo Corigüe!o'' de Plr\or, donde ho116 varios enlertomientos ~n urnos. Notic;IOs de esto ex·
cavoci6" !,o(l sido publkodos en "Ideal". Granado 4 de- oc-tUbre de- 1959. Los mottrio1es
se conservan en el Museo Arqueológico de Gronoda.
(681 Uno espodo de bronce en el Museo l\rqueol6g¡eo d.> GroN>do, dQOde se deposoto
en 1917.
169) Prospección de M. Pellloer en 1960: Enterromienlos en cistos.
170) Prospec~o6n de M. Pcll11:er en 1959; Enterramocntos en c.stos del "Cerro de lo
Molino" N\oteroolcs en coso del Alcalde, Curo Párroco y Moesho Nocional. SeQ
P 1) Un lo1e de rnoterloles fue ontrego<)o al Museo Arqueológico de Granado, en
1880.
M. TARRAOELL MATEU: "\Jn yooirniento de lo primero edad del bron<:é en Mon'te!rio, Granado", en Crónico del 111 Congreso Arqueológico del Sudeste Español IMurcfo,
1947), Cortogena, 1948, pógs. 52 o 55
Marer•oles procedentes de lo eK(OVO(IÓn onrcrtOI en lo uc~..~eva Alta" y en d poblado
de ''Los Cosrille¡as", se hallan en el Museo Arq.,eoiOgiCO de Granado
CARRIAZO, ob, cit nota 8. póg 718.
PERlCOT GARCIA, ob. cit. noto 5, pág. 206 y ob '''· noto ~3, pag. !56.
172) Lote de cerómico en el Museo Arqueoi6Qlco de Granado, ongresodo en 1905.
CABRE 1\GUILO, ob. c:it. noto 37, pág. 32.
(13) Comunicación privodo de lo directora del Museo Arqueológrco de Granado, doña
Jooquino Eguol'os. Matel'roles en lo colección pottic-ufor de don José lópez del Toro~ de
lo R:eol Acodfrmio da la H istorio.
(H) M, GOMEZ MORENO: "Monumentos orQuiteclón•cos de lo prov1n~lo de Gronoda", en ~'M¡scel6neos. Histono-Arte-Arqueo1ogio. Pnmeto Sene· lo Antigüedad". Mo ...
drld, 1949, p6g. 364.
1751 A. CASAS MORALES: "Jeres del Mo
-
92
[page-n-109]
CERRO DEL
CUL.ANTR I~LO
25
Alcudia (76), Guadix (77), Beas de Guadlx (78), y establece contacto con
gentes de la cultura megalitica en Los Eriales (79), Becerra (80). Gor (811
y Gorafe {82). desde aqul pasa a la provincia de Jaén, siguiendo el cauce
del Guadiana Menor, en busca de la rica zona minera de Linares
la rama costera siguió hasta la provincia de Málaga, como lo mdican
los materiales de la cercana Cueva de Maro (Nerja}. extendiendo su influencia hasta Alora, próxima a las minas de cobre de Ardales.
VI
CONCLUSIONES
la expansión de las poblaoones argáncas hacia el interior coinc•de con
los cambios climáticos que se intensificaron a mediados del segundo milenio a. C. la ex tremada sequía y la acentuada desertización consiguiente
que se produjo, pudieron repercutir en el régimen económico de las poblaoones establecidas en el Sudeste español, viéndose obligadas a aban(16) GONGORA, ob. col. nalo 50. póg. 112, fogs. 142, 143 y 149,
CABRE AGUILO, ob, el! noto 37, póg. 30.
CARRIAZO, ob. cll noto 8, pág. 118, Hg. 596.
PERICOT GARCIA, ob. cil. noto 5, póg. 206 y ob. GOl. noto 43 .
Moterioles en el Museo Arqueológoco Nocoonol lvklse ob. cit . noto 43, póg 1821 expuestos en lo Solo XXVI , vitrina 6. Y varios lald on el ~ Arqurológico d" Granado,
ongresodo. desde 1919 o 1951.
(11) CARRIAZO, ob. cot nolo 8, póg 718 y ftg 596.
PERICOT GARCI,O,, ob. cit noto 5. pág. 206.
Véo!.e ob. di. nolo 43, pág. 182: Museo Arqueológico Nocional, Solo XXVI, vitrona 7.
M. ALMAGRO BASCH: "El Museo Arqueoi6Qico do Borcelono", Publicoclon.,. del IV
CongréSO lnlernoclonol de Ciencias Prehi5t6ricos y Prolohost6ricos, Madrid, 1954, pógino
12 (Solo VI)
PER ICOT GARCIA, ob. cot, noto43, pág. 156 y logs. de los pógs. 153, 155, 160 y 161
(78) En 1960, don Jooauin Peroles Harto, Oiiciol del Instituto de PreYl•16n de Gronodo. holló dos puñolos de cobre. con dos clavos poro el mongo, en el "Cerro do los Grode Beos de Guod•x.
(19) L. SIRET· "L'Espogne Préh,.tonque". rn Revue des Quostions Sctenllf•ques.
Brux~lles, 1893, p6gs. 67 y 68, f¡gs. 280 o 286.
SIRET, ob. clt noto 39. lóm. X ¡..,pultura. 1, 3 y 1<1).
CARRIAZO, ob. Ctt noto 8, págs. 794 y 848, nota 43.
PERICOT GARC IA, ob. cit. noto 5, pág. 206 y ob. cit. noto 43, polg 156.
Moterooles en lo Solo E -Colecci6n Siret , vltrlno 32. Vhose ob. cl 1 noto 43,
p6gino 189.
(80) Prospccco6n elce1uodo por M. Gorcio Sónchcz on agosto de 1958, locoll•ondo
u n poblado en lo "Lomo de los S~J>Uituros", a un05 2.700 m. al NO. del Carilla de
Becerro (Guodlx), y sel•
(81 l M. GARCI,O, SANCHEZ y J. C. SPAHNI "Sepulcros mogolltocos de lo región
de Gorafe IGronodol" , ...., Archivo de Prohl5tario Levontono, VIII, Valencia 1959, pógono$ 78. 80 y 109.
LEISNER, ob. <11 , noto 59, págs. 113, 119 y 121 , 16rns. 41 y 42 .
(82) GARCIA SANCHEZ y SPAHNI, ob. cil . noto 81, págs. 59. 1 y 109
LEISNER, ob. cor . no1o 59. págs. 95 y 107 y lórm 36 y 39.
'osu.
-
93
[page-n-110]
ANALISIS I!SPECTROGRAFICO DI! OBJETOS METAUCOS, DE t.A !!DAD DEL BRONCE
Da MUSf!O ARQUEOLOG!CO DE GRANADA
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[page-n-111]
CERRO DEL CULANTRILLO
27
donar aquel las estaciones y asen tarse en otras comarcas mineras. Procedentes de Almeria, algunas de estas gentes penetraron por e l camino natural
del rio de Guadix y durante este éxodo debieron establecer contacto~. pacíficos o guerreros, con los pastores de las postrimerías de la cultura megalítica de la cuenca del Fardes, a quienes suplantaron o astmtlaron, antes
de seguir su ruta en busca de nuevos yacimientos mineros en la zona de
Ltnares.
En el mapa (f•g. 5) se comprueba fácilmente la estrecha correlac•ón
de los cnaderos naturales de cobre con las estaciones argáricas, por lo que
cabe deducir que la provisión de minerales condicionó e l establectmlento
de los poblados de esta época a lrededor de las zonas mineras, primordialmente, o en lugares tntermedios de las rutas comerciales. Entonces, segun
Hernández-Pacheco (83), la explotación de los yacimientos de minerales
cupríferos se presentaba con características favorables, por cuanto los filones no habían sido descabezados, y los minerales de más fácil metalurgia (óxidos y carbonatos) estaban a la vista, en superficie o a poca profundidad. Parece probable, pues, que algunos de estos criaderos de mineral
fueran conocidos y explotados por los metalúrg tcos argáricos.
la ex tensión de la cultura argárica por Granada fue muy intensa, de
verdadero dom1n io, como lo atestiguan los cuarenta y seis yacim1entos y
hallazgos sueltos de la provmda, y deb1ó produc~rse tardlamente, al menos
en algunos yacimientos septentrionales, irradiando su influencia hasta las
vecinas provincias de Jaén, Córdoba y Málaga. Nos inducen a pronunciarnos por este establecimiento tardío las siguientes observaciones
a)
u mayor proporción de objetos de bronce y su bajo tenor en cobre, en el yacimiento estudiado, indicios éstos de mayores relaciones comerciales con el NO. peninsular para procurarse estano abundante
b) u relativa frecuencia de espadas --generalmente de bronce y, algunas de ellas, de tipo evolucionad<>-- en estaciones alejadas del centro
de difusión de esta cultura. Atarfe (84), Mon tejícar y Montefrio (85),
Gorafe (86), en la provincia de Granada, linares y Jaén (87), Puertollano,
en Ciudad Real y Fuente Tójar (88), en C6rdoba; La Perla, en Madrid;
(83) E. HERNANOEZ-PACHECO: "Lo Península Hospónoco en 1<>< toempoo ho$IÓ
(84) CARR IAZO, ob. cit. nola 8, póg. 780 y flg. 599.
(851 En el Mu..., Arqueal6goco de Granada.
(86) e¡.....plar ~aparecido, ~nte de eote yacomiento.
1871 CARRIAZO, ob. cit. nato 8, póg. 780 r. fog. 600.
PERICOT GARCIA, ob. ot noto '13, fllJ. de o póg, 112
(88) CARRIAZO, ob. cot. no1a 8, pógs. 780 y 782 y fogs. 599 y 600.
PERICOT GARCIA, ob. cit nota 43, fi!J'. d
-95
[page-n-112]
28
M GARCIA SANCHEZ
Cueva Llusa, en Ogamo (Santander); Menorca (89). etc, moentras que
sólo se conocen dos ejemplares procedentes de El Argar y uno de Fuente
Alamo, en Almeria 190)
e) El hallazgo de ocho cuentas de pasta vítrea en la misma clsta
doble (sep. 9) de Fuente A lamo (91) de donde proviene la espada de bronce mencionada Estas cuentas proceden de Egipto, donde alcanz¿¡n su apogeo en el siglo XIV a C (época de Tell-ei-Arnarna), lo que Induce a Pericot (92) a pensar que Fuente Alamo pudo alcanzar hasta cerca de l 1 300
a. C. Por nuestra parte, hemos hallado en un sepulcro megalítoco de Go·
rafe ( La Sabina 49) (93) un fragmento de cuenta de loza vidnada, de color azulado, que encuentra sus paralelos en las de Fuente Alamo y es idéntoca a otras discoodales procedentes de una sepul tura de la cultura de Wes·
sex, en Upton Lovell (Wilts, Inglaterra) (94), lo que demuestra la etapa
tardia del monumento, atestoguada, además, por un fragmento de copa
argárica hallada «in situ» También, en la sep. 14 de Los Enales (Laboreo·
Itas) halló S~ret 195) una cuenta de hueso segmentada y un botón de marfil con perforación en V, entre 19 objetos típicamente argáncos, lo que
nos daría, asimismo, una fecha tardía.
En resumen, el poblado arg.irico del «Cerro del Culantrillo» alberga·
ría una pequeña población de prospectores mineros y comercoantes de sólo
unas pocas famolias, con activodades agrícolas y ganaderas Culturalmente,
si consideramos los hechos anteriormente expuestos, representarla una
etapa de madurez como Fuente Alamo, soendo probablemente postenor
a ésta Podemos asi fechar el yacimiento estudiado alrededor del 1 300 a
C., sin excluir, naturalmente, que se trate de uno de los frecuentes fenómenos de perduración cultural, en cuyo caso habría Que reba1ar esta fecha
en uno o dos siglos (96)
(89) CARRIAZO, ob. cu. nooo 8. pógs. 782 y 793 y fogs. 605 y 610.
PERICOT GARCIA, ob. col noto. 43, póos. 156 y 161.
(90) SIRET, ob. cit. noto 13. Album, lóm. XXXIV (MP
(91) SIRET, loe. cit. noto 90.
CARRIAZO, loe. cit. noto 90.
PERICOT GARCIA, ob. clt noto 43, págs. 155 y 178.
(92) PERIC.OT GARCIA, ob. col noto 5, págs. 232, 233, 23·1 y 2-10, y ob. cot
noto 43. pág. 178.
(93) GARCIA SANCHEZ y SPAHNI, ob. cit. noto 81, I>Ó9•· 59 y 109
(94) M. ALMAGRO BASCH: "Monuol de Hostorio Universal. Tomo 1· Prehostono"
Madnd. 1960, pog. 110 y fig 845.
(951 SIRET, ob. col. noto 39, 16m. X, nüms. 31 y 32
(96) En 1956 romilimoo o lo Oro. Beatnz M. Blonce, unos ml.ltitrO\ de eote yod·
m•enro po este medio hubiere c.onsrltu•do un bu~ 4!1emento de juicto poro comprobar nueslros
deducciones cronológtcos~ pero, en el momento de escr•bir este ortícufo, lome-nrcmos no
conocer aún los resultados del onóllsls. El Dr. H. Schuborr ho remuodo nuevos muestras
de carbón paro hacerlo$ onohzor o trovés del Prof. Dt Schwobedlsscn, de la Univtrsidod
de Colonia.
-96
[page-n-113]
GARC IA SANCIIEZ. El Culantrillo
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[page-n-114]
GARCIA SANCifEZ.- EI Oulanlrillo
LAM. lL
Vislll del Cerro dd Culanuillo. desde unn altura inmediata y desde la Rambla del Agua.
[page-n-115]
GARCIA SANCHEZ. El Culantrillo
J AM. JIJ.
,
a) Tulipas prOCI:dcnt
e) Tulipa rcconsLtUida del horno núm. 2 (centro); C1Jeneo y rulipa de la sep. 10 (/4).
[page-n-116]
G AltCIA SANCIIt: z .
a)
b)
El Culantrillo
LAM . IV.
ObJetO' de mera!: 1 y 6. Puñal de bronco: y brauktc de plam de la sep. 10.-2 y 5.
Puño! y punzóo de b""""' de la sep. 5.- l. Puño! de cobre de la sep. 6.-. Puño! de
bronce de la sep. 3. (T. n.)
Urn2 rc:<:on.ruuida de la
[page-n-117]
E CUADRADO
(Madrid)
Ce ró mi ca ática de barniz negro de la
necrópolis de El Cigarrale¡o (Mula, Murcia)
ANTECEDENTES
Los yacimientos obéricos de nuestra edad del hierro, contienen elemen
tos inapreciables para el estudio de la vida de los pueblos de quienes proceden y de la cultura que desarrollaron. Son los materiales importados de
otros paises, cuya hostería y cronología son hoy cada vez más perfectamente conocidas. Gracias a las piezas bien fechadas, traídas por intermedio del comercio de la Antigüedad, de los paises clásicos, podemos hoy
fechar los yacimientos en que se encuentran.
Entre los pertenecientes a la cultura ibérica es particularmente abun dante (y en especial en las zonas de la penlnsula influidas por las colonias
griegas de la costa mediterránea) la cerámica que Lamboglia ha denominado «precampana» ( 1), como nombre provisoonal en tanto un mayor conocimiento de la misma, pudiera determinar el lugar o lugares seguros de
su procedencia. Por todo ello es de capital interés, conseguir conocer y
fechar lo más exactamente posible tan preciado elemento cronológico
Lamboglía ha sido e l primero en sistematizar cuanto de esta cerámic<:~ se
! 1) N LAMBOGLIA: " Per uno ciOSSJfo<:oxoone prelom•nore deUo ce
- 97
[page-n-118]
2
E. CUADRADO
sabia en el Medtterráneo occidental, obteniendo de su estudto las bases
fundamentales de las que desde entonces es preciso partir para ahondar
más profundamente en el conocimiento de esta especie cerámica y de la
netamente «campaniense». Posteriormente (2), na estudiado Lamboglia
Fig. l."-1. El Cigarrnlejo.-2. La Bastida de les Alcuses.-3. Son Miguel de Lirln.4·. l{emuoscopion.-5. Alone. -6. Akra Lcukc.-7. Émporion,
la cerámica «precampana» de La Bastida, y al final de su trabajo, declara
con toda sinceridad que aún queda un largo camino que recorrer para
aquilatar la cronología y el flujo de las corrientes comerciales anteriores
a la romanización del Mediterráneo occidental:
nosotros, convencidos de que el estudio de los yacimientos occidentales,
con el mayor rigor posible, nos ha de dar la confirmación o la rectificación
de las conclusiones primeras de Lamboglia, hemos realizado el presente
estudio, tomando como sujeto la cerámica «precampana», abuhdantisima
en la necrópolis del Cigarralejo (fig 1), en la seguridad de que sus partí(2) N. LAMBOGLIA: "Lo ceromico precompono dtllo Soslldo" . on A1chlvo de Pre hlstorio Lovonllno, V, Valencia, 1954, pógs. 105 o 139.
-98-
[page-n-119]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
3
cularidades, pueden aquilatar cuanto el Ilustre investigador italiano de ·
dujo de su estudio de La Bastida.
En efecto, siendo La Bastida un poblado Ibérico en e l que sólo se
cuenta con un único nivel arqueológ ico, perfectamente fechado en el siglo IV a. C , las deducciones cronológicas en él obtenidas no permiten afir·
mar más de lo hecho, señalando caracteres pecu liares de las cerámicas
«precampanas» de este siglo. Sin embargo, El Cigarrale}o dispone de una
serie de tumbas protegidas por un empedrado tumular, superpuestas has·
ta en seis niveles diferentes (3). De ello se induce, que las tumbas inferiores tienen materiales más antiguos que las que están directamente su·
perpuestas. Como gran parte de ellas contienen cerámiGa «precampana»,
tendremos por superposición de tumb¡¡s una cronología relativa de dicha
cerámica. Si por otros elementos cronológicos, podemos establecer, en ca·
da serie de tumbas, algunas con cronología absoluta, podremos entonces
relacionar entre si, con bastante aproximación, todas las series y por tanto, las piezas de nuestra cerámica que contienen. Como en la citada necrópolis existen tumbas en cuyos ajuares hay cerámicas «campanienses»
y de los últimos siglos anteriores al cambio de era, incluidas en las mismas
series de tumbas que la «precampana», podremos aún afinar más en la
cronología. De aqui la importancia del estudio que presentamos, extraer·
dinariamente laborioso por la cantidad de estadfsticas que han sido necesarias, y Jos problemas de cronología «horizontal» que hemos tenido que
resolver. Las deducciones y conclusiones a que hemos llegado, son funda·
mentales para el estudio de la necrópolis, ya que nos permitirán fechar
con bastante exactitud, la mayoría de las tumbas y, por tanto, la cerámica
ibérica que contienen, el armamento y los demás objetos de los ajuares
funerarios.
Antes de seguir adelante, hemos de exponer nuestra posición en cuan·
to al nombre de esta cerámica. Del continuo contacto con la misma y con
las pie:tas francamente «campanienses>>, hemos llegado a la conclusión
de que no hay forma de confundir estas cerámicas, ran distintas en la
clase de l barniz, finura del barro y calidad de su elaboración, así como por
a lgunas formas distintas por completo, o ausentes en alguna de estas cerámicas. Por otra patte, la analogía con las cerámicas áticas de la Grecia
propia, tanto en forrnas, barro y barniz, como e, decoración impresa, ha·
da pensar en una procedencia común. Desde e l primer momento señaló
Lamboglia estas analogías, pero sin conocerse a fondo los materiales de
(3) E. CUADRADO OIAZ: ·•Los tumbos ibencos de empedrado tumular y lo celtízoci6n del Sudeste", en Crónico del 11 Congreso Nocional de Arqueo logia (Madrid, 195 1),
Zaragoza, 1952, pog•. 24 7 o 267 .
-99 -
[page-n-120]
E. C.UADRAOO
las diversas regiones mediterráneas de que podían proceder, le resultaba
prematuro (y es en arqueología altamente loable su actitud) decidirse por
una procedencia ática. Eh la incertidumbre, llamó «precampana» a esta
cerámica y serió su tipología con la de la «campaniense An. Después de
realizado este estudio, a la vista de los vasos de Olinto y del ágora de Atenas, llegamos a la conclusión de que sólo de Grecia, al igual que muchos
de los vasos de figuras rojas que acompañan a esta cerámica, podían pro·
ceder los nuestros. Expuesta mi opinión a Lamboglia, me comunicó ama·
blemente el resultado de sus búsquedas en el Sur de Italia, de donde
nuestra cerámica está hasta ahora ausente (4 ). Siendo de este país la única posible procedencia, de no ser de Grecia, no nos queda más que admitir
a ésta como lugar de origen. Nos confirma en ello lo que dij imos al hablar
de la cerámica de figuras rojas de El Cigarralejo (5). es decir, que era ne
tamente ática; y como ambas cerámicas son contemporáneas, usan el mismo barniz, presentan en el exterior del fondo los mismos drcu los en reserva, y se encuentran conjuntamente en los ajuares de Grecia y Occidente, hemos de pensar lógicamente que la cerámica «precampana>> puede
denominarse ática de barnis negro.
Una duda nos ha asaltado al escribir este nombre. ¿Hemos de decir
barniz.? ¿Es apropiada esta denominación? En otra ocasión razonamos
nuestra opinión, siguiendo a Pierre Cintas, al estimar ouándo era apropiado decir barniz, esmalte, engobe, etc. (6). Según aquel criterio, «esmalte»
supone la fusión de sustancias silíceas del material utilizado, y «barniz»
indica una sustancia capaz de dar brillo por si a la pieza que se considera.
Es decir, que parece más apropiado el nombre de esmalte que el de barniz,
en el caso de nuestra cerámica, ya que, en resumen, la materia empleada
es una arcilla muy depurada, conteniendo óxido de hierro, la cual es un
silicato de alúmina hidratado. Sin embargo, vemos que los países de habla
inglesa llaman a esta cerámica «black glazed pottery», y los italianos y
franceses, <> y «a vernis noire>>. Es decir, unos dicen vidria-
(~)
1960~
Reproducunos el pórrafo de la carta dol Pral. Lambogloa, de 28 do ocrubra de
ogrodecléndote. desde estas lin~, .su amob1e comunicación: ''Sano anth~io propenso
o crede.re che lo ceramic.a precarnpono sio di prover1íe.nzo 6ttico, perché d.eUc rlpetite
•nehieste- folle anche ncll'holio meridionotc, do cui esso potrebbe provenire, ~$0 rtsu1to
ossente. Penso che si tratti di quolche fobbrico della Grecia proprlo speciflcomente dcsllr)Clta olla produzione della cercmica di sportcnlone".
[5) E. CUADRADO DIAZ: "Otra crátera ático del Pintor del Tirso Negro", en Actas del Primer Congreso Español de Estudios Oásicos (Madrid, 15-19 de abril de 1956).
Madrid, 1958, pógs. 312 o 316.
E. CUADRADO DIAZ: "Cerómico griega de flgur05 rojos en la necr6poll$ del Cigorrolejo", en Archivo Español de Arqueologlo, XXXI, Madrid, 1958, pógs. 104 o 125.
(6) P. CINTAS: ''Ceromique punique", Publicotions do l'lnstolut dO> Haut .. Etud.,.
de Tunls, vol. 111 , lúnez, 1950, póg, 329.
-
lOO
[page-n-121]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
5
do, y otros barni:t., pero n1nguno esmal te Aunque por la acción del fuego
sobre la arcilla cuando lleva un álcali, se produce una «vitrificaCión~ . los
españoles llamamos v1dnado al que se consigue en alfarería con sulfuro de
plomo. Por otra parte, también e~tamos acostumbrados a dar el nombre
de esmalte a l que se obtiene por la fusión de un fino polvo de vidrio colo·
reado. En resumen, resulto muy d ifíci l decidirse por uno de estos nom·
bres, por lo que preferimos seguir utilizando, aunque sea inadecuadamen·
te, el de barniz negro, consagrado por el uso en todos los trabajos españoles, franceses e italianos
Hemos de reconocer que si el nombre apropiado de nuestra ceramica
es el de «ática de barniz negro», resulta mucho más cómodo el uso de
«precampana» o «precampaniense», y si bajo este nombre designamos a
toda la cerámica gnega de barnir negro, de determinadas características,
importada en el Occidente del Mediterráneo, el nombre queda, no sola·
mente claro, sino perfectamente c:propiado. El empleo de uno de estos dos
nombres, por los colegas que trabajan en la cultura mediterránea occidental, consagrará el que se crea más conveniente
11
TIPOLOGIA
La tipología establecida por Lamboglia (7), para la «tampan1ense A»,
debla en rigor dividirse entre ésta y la «precampana», ya que, aunque los
tipos son los mismos, pero evolucionados o con diferencias características,
hay otros que sólo se dan en una de ellas. Aunque en su día haya que llegar a esto, es fundamental, para evitar confusiones, continuar con las formas relacionadas por Lamboglia, añadiéndole las nuevas que vayan apareciendo, y esperar a un mayor conocimiento del problema, para establecer
las características de las formas de la cerámica ática de barniz negro en
Occidente, que habrá de relacionarse, forzosamente, con la tipología de
las formas griegas, bien estudiada en Olinto y Atenas. Entre tanto la tipologia de Lamboglia nos parece excelente, y la más indicada como base de
trabajo Así, en cualquier caso será conveniente continuar el método y
criterio por él empleado, ampliándolo a medida que nuevas formas y varían tes lo requieran.
En nuestro trabajo aparecen formas no Incluidas por Lamboglia, ya
(7)
LAMBOGLIA. ob.
Col
no1o
-
101
[page-n-122]
6
E. CUADRADO
que por vez primera se entuentran en Occidente (8). Unas son totalmente
nuevas, y otras son variantes de formas ya catalogadas. En el primer caso
les damos número de orden a continuación de las cuatro piezas añadidas
por Almagro (9). sin tener en cuenta las objeciones de Doris M. Taylor
( 10). y las reservas de Lamboglia en cuanto a su inclusión en la KCampaniense A», puesto que desconocemos el problema. Tratándose de distin tos tipos y variedades de una misma forma, nos ha . parecido conveniente
añadir al número de ésta una letra como las asignadas por Lamboglia para
los tipos, y un número rorr.ano que se refiere a la variedad. De esta forma
podrá añadirse a cada tipo las nuevas variedades del mismo que vayan apareciendo, con lo que se consi9ue gran comodidad en las referencias, y no
se varia en absoluto la tipología de Lamboglia. Consideramos solamente
las variedades muy definidas, y con diferencias características, pero es indudable que existen otras muchas circunstancias que singularizan las piezas Es evidente que según el artesano modelador, el taller y la región,
habrá distinciones entre las piezas producidas, tanto más cuanto que de
las mismas manos, por circunstancias personales durante la elaboración,
pueden salir vasos con marcadas diferencias.
Sentadas estas bases, veamos qué formas se dan en El Cigarralejo.
Foma 21 (figs 2 a 7, n.• 1-33 y Láms. i, 11, 111, IV y V).-Es la misma
de Lamboglla, Cuenco de borde curvado hacia adentro con pie de anillo,
llevando o no, en su base, una «Uña», producida por una acanaladura. Es
característico el cerco rojo de la unión del cuenco con el pie, y el del mismo color en el surco de la uña. Este color rojo es el del barro que queda
en reserva, al barnizar el resto del vaso. Para su estudio hemos tenido
en cuenta los tamaños, dividiéndolos en tres grupos; tamaño grande o
fuentes, que comprende todas las piezas de más d~r 20 cm. de diámetro,
medido en el borde del cuenco; tamaño medio o platos, todos los que tienen más de 12 cm. de diámetro y menos de 20 cm.¡ tamaño pequeño o
escudillas, los que tienen menos de 12 cm. de diámetro y difieren en el
perfil de los platillos de forma 21/25 y 24,
Dentro de los tres tamaños tipo, dlstrnguimos otra caractedstica, que
es la mayor o menor profundidad del vaso, que le da aspecto distinto. Para
(81
E. CUADRADO DIAZ: "Nuev
~recompono",
en Homenaje al Prof. Mergelino, en prenso.
(9) M, ALMAGRO BASCH: "Los necrópolis de Ampurio•. Vol, 1: Introducción y ,.,_
crópolls gllegos", Monogroflos Ampurltonas, núm. 111, Barcelona, 1953, pág. 395.
(101 D. M. TAYLOR: "Cosa. Black-gla
-
102-
[page-n-123]
CERAMIO• OE "EL CIGARRALEJO"
7
ello establecemos la relación entre el diámetro del borde y la profundidad
del cuenco, medida desde el plano de aquél al centro del fondo. Cuando
esta relación «p» es mayor de 4'7, consideramos el vaso de «tipo ancno~
y de <<1 i po hondo», sl es menor
FORMA 21
Fig. 2.
-
103 -
[page-n-124]
8
E CUADRADO
FORMA 21
8
?
Fig. 3.
104
[page-n-125]
CERAMIO• OE "EL CIGARRALEJO'
9
FORMA Zl
11
13
14
Fig. 4.
-
105 -
[page-n-126]
lO
C. CUADRADO
FORMA Zl
Fi¡¡. S.
106 -
[page-n-127]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
FORMA Zl
--------L-______
1
Fi¡. 6.
107 -
_J 2l
[page-n-128]
FORMA 21
3?
Pig. 7.
[page-n-129]
CERAMICA DE "EL CIGAARALEJO"
Forma 22 (figs 8 a 9, 34-45 y Láms. V, VI y VII).-Esta forma de Lano bog lia es un cuenco de paredes casi verticales o inclinadas, unidas al fondo
(bastante horizontal) por arcos que varian poco entre 90• y 120• Pie de
anillo con o sin uña. Cerco rojo en la unión con el pie, en el surco de la
uña y a veces, bajo e l borde saliente, por reserva del barniz. El borde
es salíente y aplastado.
Distinguimos los mismos tamaños y tipos que en la forma 21, pero
en Cigarralejo, tenemos sólo los tamaños grande y pequeño, y además,
un ejemplar extraordinario de 33 cm. de diámetro y al que incluimos
en un «tamaño excepcional>>. También hacemos la distinción entre platos anchos y hondos, a base de la misma relación «p>>, indicada para la
forma 21, medido e l diámetro interior de l borde.
Forma 23 (fig. 1O, núms. 46-47).-Es el clásico «plato de peces>>,
llamado «oxybaphom> por Robinson, con hueco rehundido en el centro,
borde colgante y pie de anil lo. Suele tener círculos en reserva en el borde
del hueco central y en e l del plato, así como el cerco del pie y la base
de éste. Las piezas que tenemos corresponden al primer tipo de Lam bog lia, que podrla llamarse A.
Forma 24 (fig. 11, núms. 48-59).-Es forma de cuenco muy pequeña, de cuerpo hondo y pie bajo. Sólo tenemos e l tipo 24-A, faltando total mente el B. Dentro de aquél, distinguimos dos variedades : La 24 A-1 con
pared muy regruesada cerca del borde, que es muy vuelto hacia adentro;
pie de uña y su diámetro es casi de igual magnitud que el del borde
La diferencia entre ambos oscila entre 1'5 cm. y la altura sobre los 3 cm.
Tiene rojos por reserva, en la mayoria de los casos, el cerco y el surco
de la uña del pie, siendo el primero a veces muy ancho, hasta ocupar
parte de éste. La variante 2'1 A-11 , tiene las paredes más uniformes y delgadas, más hondo el cuerpo y muy bajo el pie. El diámetr.o exterior de
éste es igual que el de 1, siendo la di ferencia máxima con e l de l borde
de 2 cm. La a ltura de l vaso varia soore 3'5/4 cm.
Forma 21/25 (fig. 12, núms. 60-63 y Lám. VI I).-Esta forma es otro
platillo de pequeño diámetro, ancho y poco profundo. El tipo A tiene pie
estrecho de anillo y el B, pie ancho de pastilla circular, con un hueco en
el centro. La base tiene cierta inclinación, con lo que resulta una superfície ligeramente cónica. El hueco central puede ser hondo y de poco
diámetro, o menos profundo y de menor diámetro. Esto diferencia las dos
variedades B-1 y B-11 que hemos establecido, además de que la primera
carece de decoración estampada.
El diámetro del p ie es menor que el del borde y su diferencia se parece a la de la forma 24. La altura total varia poco sobre 2'5 cm.
109 -
[page-n-130]
FORMA 22
35
37
38
Fi¡. 8.
[page-n-131]
15
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
FORMA 21
39
40
42
\
e1
l'ig. 9
)~J
?.
[page-n-132]
16
E CUAORADO
FORMA 23
47
Fig. JO.
FORMA 24
Fi¡. 11.
112 -
[page-n-133]
CERAMICI\ DE "EL CIGARRALEJO"
11
FORMA 21 / 2S
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60
/
~
61
)
1 62
)
\ 63
Fig. 12.
Forma 26 (fog 13, núm 64 y Lám. VII).-No existe mas que un
solo ejemplar grande, de forma muy cónica, con borde muy curvado y
pie de anillo muy oblicuo y alto. Pudiéramos considerar este plato como
varían te de la forma 21, pero tiene caracteres muy identificados con los
de la forma 26 de Lamboglia.
FORMA Z6
Fig.
13.
Forma 28 (fig 14, núm. 65 y Lám. VII}.-Tenemos también esta forma en Cigarralejo, representada por un solo ejemplar. Es una pátera de
tipo pequeño con borde redondo y ligeramente vuelto hacia afuera. El
fondo es plano con ligero ombligo exterior y pie de anillo de sección con·
vexa, biselada en la base. El barniz cubre todo el vaso, dejando en reserva
un cerco en la unión del pie y la base del mismo
113
lS
[page-n-134]
E. CUADRADO
18
FORMA 28
't
~
(
7
) 65
Fi¡. 14.
Forma 40 (figs. 15 a 21, núms. 66-83 y lám. VII) . - La forma 40
reúne los ((kantharoi». Lamboglla llama a esta forma ((Crátera>>. Estamos
de acuerdo en cuanto al tipo A «crátere a cálice», que tiene gran tama-
FORMA 40
(
66
Fi¡. IS.
1H -
[page-n-135]
CERAMIC"- DE "EL CIGARRALEJO"
19
FORMA 40
71
Fi¡. 16.
ño. Los demás tipos del B al F, les llamamos, como a las piezas de Grec•a
«khantharoil•, pareciéndonos más apropiado que el nombre «crá tere a colonnette» De los seis tipos de L.amboglia (A al F) (11 ). y los 12 de Ro
( 111
LAMBOGLI"-, ob. cit. noto
116
[page-n-136]
20
E CUADRADO
binson ( 12). incluidos los «kylikes» de p•e bajo o s•n caña, sólo existen
en Cigarralejo los tipos D (figs. 15 a 19) y E (figs. 20 a 21), de lambo·
glia, o 10 y 12 de Robinson, y uno nuevo de que hablaremos. lamboglia,
en su estudio de la cerámica de la Bastida (13), considera tres tipos · a) con
FORMA <10
73
Fi¡. 17.
(1.21 O. M. ROBINSON: "Exc
ond 1938", Bohimore, 1950.
( 131 LAMBOGLIA, ob. Ctl no1o 2, p6gs. 124 o 127
-
116
- - - --
[page-n-137]
CERAMICA DE "El CIGARRALEJO"
FORMA 40
Pi¡. 18.
117-
21
[page-n-138]
22
E. CUAORAOO
borde colgante y agallones; b) con borde colgante y son agallones, y e)
con borde líso sin agallones, los tres análogos a los D y E. Con ánimo de
unificar criterios, nos parece prudente seguir considerando estos últimos
con dos variedades 1 y 11, según tenga., cuerpo liso o agallonado, siendo
el borde de B líso y el de E moldurado y colgante.
FORMA 40
Fi¡. 19.
Hemos hablado de un nuevo tipo. Es éste un jarroto de forma parecida al «kántharos» de tipo E-11, y con una sola asa de anillo sin apéndice
horizonta l. Al estudiar este topo ( 14) (fig. 21-83), le hemos dado la letra
G, para designarlo, siguiendo el criterio de l.amboglia. El ejemplar que he mos hallado es de cuerpo agallonado y, en cambio, los paralelos que cono-
11 4)
CUADRADO. ob. cit. noto 8.
-
118 -
[page-n-139]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
23
cemos de Olínto y Atenas, son lisos. Hemos de suponer que la forma
lísa se encuentre en Occidente y, entre tanto, nos parece oportuno considerar sólo e l tipo G, y tan pronto se conozcan las dos variedades, llamarles 1 y 11 con el mismo criterio.
FORMA 40
so
Sl
Pig. 2.0.
Todos estos «kántharoi)) han sido fundamentales para nuestro estudio
cronológico, puesto que, muy bien estudiados en Olinto, se ha llegado
a la conclusión de que la relación del diámetro de la boca a la altura nos
da, para cada tipo, su cronología, puesto que dicha relación varía, de ser
mayor que uno a ser menor con el transcurso del tiempo.
Los tipos D y E, tienen un cuello de perfil cóncavo, y un cuerpo convexo más o menos profundo, u.n ido al cuello en una marcada inflexión.
- 119 -
[page-n-140]
24
e:. CUADRADO
l.ds asas son más o menos circulares con un apéndice horizontal o 1nch·
nado y saliente sobre ellas. El pie tiene una caña muy baja o casi nula,
asentada sóbre un llstel y un bocel que sirve de base, con una uña corno
los demás vasos descritos El interior del pie es hondo y cóncavo, con un
pequeño ombligo saliente. Estas molduras base, tienen variación en al
FORMA 40
Fig. 21
g1•nos casos. Los bordes ya hemos dicho que, o son lisos o formados por
una moldura de dos lóbulos: el superior apenas formado, y el inferior,
muy marcado, da la sensación de colgante. Los tipos agallonados tienen
.:~demás, en la parte inferior, bajo los agallones, un goterón o pequeño
surco que produce una nueva moldura
120
[page-n-141]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO''
25
El tipo G tiene un borde más volum.noso, e l asa carece de apéndtc"
el cuello es muy cóncavo y corto.
En el goterón de los vasos agallonados, entre el listel y el bocel del
pie, y en la moldura de la uña, suele quedar visto el barro por reserva
del barniz, y, por tanto, son tres circunferencias rojas
y
Forma 42 (figs 22, 23 y 24, núms 84-94 y 118-121 y Láms. VIl y
Vlll).-Considera Lamboglia dos tipos, A y B, para esta forma. El primero
lo forman los «kylikes» clásicos de pie bajo. El segundo comprende los
••kotylob>, a los que los autores de lengua inglesa llaman «stemless cyllces» y «bolsals». Cada vez es más necesario adoptar una term.nologla
para España, puesto que los investigadores nos movemos en un dttícil
circulo en el que, por fuerza, hemos de seguir a los que se dedican a la
arqueología clásica, y nos encontramos con dificultades de criterio y de
traducción. Los nombres griegos no pueden utilizarse caprichosamente,
s tno que deben aplicarse a determinadas piezas, es decir, a las que por
cada uno de ellos eran conocidas entre sus usuarios. Pero hay nombres
que abarcan mucho campo. Esto pasa con los «kotyloi » 1 por lo que nos
vemos en la dificultad de decidir si llamamos «bolsai>> a las tazils que forman el tipo 8, que vamos a estudiar, o si empleamos el nombre «kotyle »
FORMA 42
Fig. 22.
reducido a sólo este topo. Nos hemos decidodo por este último, que suelen
emplear los italianos, en tanto :a terminología de que hablamos no nos
imponga otro más aproptado.
En el tipo A, Lamboglia presentJ el «kylix» de pie bajo, con asas de
lazo, pie moldurado y cuerpo con borde cóncavo, que forma carena con
el resto. Este tipo es más antiguo que otra variedad que aparece en Cígarra lejo (15), en que el cuerpo es de paredes muy finas, cuerpo de casquete
esférico, asas de lazo, borde afilado y pie muy moldurado, fino y elegante
En realidad es la misma forma de los «kylikes» de figuras rojas contem·
115).
16
CUADRADO, ob.
cot. noto 8
121
[page-n-142]
E CUADRADO
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Fig. 23
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CERAMICA OE "EL CIGARRALEJO"
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[page-n-144]
2&
E. C.UAORADO
poráneos. La inclusión de esta variedad en la topología occodental, nos
obliga a añadir un 1 al tipo recogodo por Lamboglla y un 11 al añadido
por nosotros. Tendremos asi, dentro de la forma 42 los tipos A-1, A-11
(fog. 22, núm. 84) y 8 (fígs. 23-24). para el Cigarralejo, puesto que alli
no aparece el tipo C. De las dos variantes del 8, que recoge Lambogl ia,
la nuestra es la 428- 1, dejando para la cerámica campaniense la 428-2,
con carena y paredes cóncavas.
El tipo 428- 1, es una taza de paredes verucales, curvadas a 90 ',
para unirse al fondo, que exteriormente presenta siempre un ombligo,
más o menos pronunciado. En la unoón de paredes al pie, hay una inflex ión con un surco entrante, que llamamos cerco, y aquél queda con una
garganta cóncava, y una moldura en forma de toro, con uña interior. La
pieza está totalmente cubierta de barniz, a excepción del cerco y del surco
de la uña, que quedan rojos por reserva Las asas son más o menos horizontales y en forma de U, pero con las patas tendiendo a unirse, y el fondo
a aplanarse.
Forma 43 (fig. 25, núm. 95). -los ejemplares del Cogarralejo, tanto
de figuras rojas como de barniz negro, encajan en los incluidos por lam·
boglla en su tipología Es posible que en nuevas investigacoones puedan
incluirse otros tipos más antiguos, procedentes de otros yacimientos. De
FORMA 43
Fig. 2S.
momento, de La 8astoda (16) ha publicado Lamboglia el fondo de un
«Skyphos» de paredes convexas que indican un tipo de forma ovoodea,
como los del s. V. A este tipo se podla llamar A. Llamaríamos 8 al que
arranca del pie con paredes cóncavas para dar lugar a una inflexión que
1161
LAMBOGLIA, ob. cil .
nooo
2. póg.
124
130.
[page-n-145]
CERAMlO. DE "EL CIGARRALEJO"
29
se continúa con paredes verticales y asas horizonta les en U, del tipo de
las de los «kotyloi», ligeramente inclinadas. Dentro de este tipo B, la
onflexión más acentuada, con la parte inferior de las paredes vertocal y
menor diámetro, supone una variante tardia que entra en lo c.1mpaniense.
Por ello llamaremos B-1 (fig 25. núm 95) y B-11 a los tipos con inflexión
anteriormente descritos
Forma 69 (fig 26, núm. 97).-No conocemos paralelos de la únic.1
pieza de esta forma que poseemos Se trata de un plato de tamaño me·
dio, de fondo plano y borde ancho y horizontal. El pie es de anollo de
~ecci6n biconvexa algo oblicuo. le hemos dado e l número 69 como con·
tinuación a las formas introducidas por Almagro.
FORMA 69
Fig. 26.
Forma 70 (fig 27, núm. 96).-Aunque damos como nueva forma los
o
se inserta en éste y en la panza. El «lagynos» es muy parecido, pero el
asa es un anillo circular que se inserta vertic.1lmente en el cuerpo del
vaso. Además suele presentar un entrante en la parte alta del cuerpo,
que deja una arista saliente. Robinson incluye ambos vasos en la misma
FORMA 70
96
Fi¡¡. 27.
,
'
clase y por el lo podríamos tomarlos como tipos de una misma forma. Sin
embargo, nos hemos decidido por separarlas, considerando que tienen ca·
c.1racterlsticas bastante diferentes Hay muchos tipos de ulagynoo», prin
cipalmente por diferencias de la boca Todavía no han sido estudiados en
Occidente, a pesar de que se encuentran en yacimientos españoles Entre
tanto nos abstenemos de considerar estas variantes.
- !26
[page-n-146]
30
E CUAORAOO
111
BARRO, BARNIZ Y DECORACION
Además de las formas hay que estudiar, en nuestros vasos, tres elementos fundamentales : el barro, e l barniz y la decoración. Es indudable
que estos elementos pueden caracterizar los talleres de procedencia y por
ello son muy importantes, ya que uno de los objetivos de la investigación
es localizarlos, situándolos al menos en una región determinada Por desgracia no disponemos ahora de medios para realizar análisis de barros y
barnices, únoco medio posotivo para lo que buscamos. Tenemos que con
tentarnos con un examen objetivo, que debía acompañarse de compara
cienes con materiales de Grecia e Italia que nos sirvieran de pista segura
La carencia de estos materiales y la lejanía de los posibles centros de
producción, nos obliga a esperar la opinión de los colegas conocedores
de las cerámicas de aquellos paises, y tenemos que reducirnos a hacer
nuestras comparaciones con los propios materiales de Occidente. De aquí
lo limitado de nuestras observaciones.
Se presenta además una complicación en nuestro caso. Las cerámicas
áticas de barniz negro forman parte de los ajuares de las tumbas, en las
que se ha verificado un ri to de Incineración en pira funeraria, segura
mente «in situ» y a la que se han arrojado los vasos de libaciones o que
contuvieron bálsamos y esencias para el difunto, previa su total destrucción. De estos vasos fragmentados, parte cayeron en la hoguera y parte no
Aquellos hubieron de sufror la acción del fuego, lo que supuso alteración
en el color del barro y en el estado del barniz. Los restantes conservan
su apariencia original, y por ello resulta difícil, a veces, casar fragmentos
de aspecto totalmente distinto. Existen pocos casos en que el vaso se conserve intacto, lo que ocurre cuando ha servido de urna funeraria o en
alguna otra circunstancia de razón ignorada.
zo
Hemos llegado a la conclusión de que el barro es roj o o anara,jado
en su estado prlml tivo. La acción del fuego de la hoguera crematoria le
da un color gris, pasando por una escala de tonos del rojo al gris, entre
los que es frecuente el tono sepia. En general se ha producido una recocción reductora. En cuanto al barniz, que en su estado primitivo es negro
intenso, compacto y brollante, pierde mucho de este brillo por la acción
del fuego, y salta en muchos fragmentos, que quedan con el color gris
del barro. Hemos comprobado que el barniz toma un color negro oliváceo
en algunas de las piez.as más recientes y también que en las tardías pre·
senta reflejos mas metálicos
Es frecuente encontrar barnoces de color rojo análogos al de la «!erra
sogillata,., con tono mas bien coralino. Lo hemos atribuido en muchos
126 -
[page-n-147]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
31
casos a una superposición de piezas durante la cocción con fuego reductor, que ha impedido a las partes no sometidas a él, sufrír un proceso
oxidante, tan bien delimitados -a veces por una linea incisa-, que nos
onducen a creer se trata de piezas barnizadas en dos veces, tal como supone Schumann (17). La primera vez, se barniza sólo la parte que ha
de ir en negro y se cuece a fuego reductor. Todo el vaso se pone negro,
pero la parte barnizada, al vítrificarse., queda impermeable a la acción
oxidante, así que barnizada después la zona anteriormente en reserva y
sometido el vaso a la acción de fuego oxidante, queda negro el barniz
primitivo, pero rojo el último empleado, No queremos entrar aqul en este
problema, que pensamos estudiar en otro trabajo, con todos los materiales y observaciones obtenidos.
Queda por último la cuestión de la decoración Lamboglia fa estudió
muy atinadamente y poco tenemos que añadir. En nuestra cerámica sólo
encontramos decoración impresa, a base de estampillas o punzones que
representan siempre ovas y palmetas, generalmente de nueve hojas; lfneas
circulares como e lementos de separación y para entrelazados de las palmetas formando orlas; y por último, Hneas de trazos estampados mediante ruedecilla. Tanto los círculos como las lfneas de ruedecilla debían
hacerse en el torno, girando el vaso. Las de ruedecilla suponen generalmente varias vueltas completas, en forma de espiral. Como las ruedecillas
podían tener de matriz varios tipos de trazos, más o menos largos, se
conseguía, combinándolos, variedades de esta sencilla decoracoón, mucho
más rápida, que la paciente impresión de ovas y palmetas. Al parecer se
onicia su empleo por lo menos en el segundo cuarto del s. IV, según
Corbet ( 18). pero también admite este autor que pudo ocurrir antes, [o
que hemos podido confirma r nosotros, ya que la encontramos en vasos del
primer cuarto. De la simultánea aplicación de estos elementos resultan
los siguientes tipos de decoración:
a) Palmetas «combinadas» ( ucomblnati»). cuando se disponen en
orlas concéntricas, con o sin otras de ovas (Lám. VI, 37 y 38)
()7) Th. SCHUMANN: "Oberflaeschenverzoerung '" der antiker> Toepforguns t", en
Borlchte der deutschen Keromischen Gesellschofl, XXIII, 1942.
C. WEICKERT: "lnrorc.sonte des~ubrimíento sobro lo técnico de lo pintura ornamental en los vasos griegos", "" Archivo Español de Arqueología, XVII, Madrid, 1944, p6.
gtnas 187-190,
F. VILLARDo "Les voses orees", Potís, 1956, póg. 18.
A. ARRIBAS v G. TRIAS DE ARRIBAS: "Los ptimcros vasos óttcos can borntz "ra¡a
eo
(181 P. E CORBET: "Attic patteoy af 1~ lat« f¡fth centuryH on Hespen<> XVII I,
Batltmore, 1949, I>Ó9 304
127
[page-n-148]
32
E CUADRADO
b) Palmetas «Simétncas» ( «Simmetriche»). cuando se d1sponen cua
tro o más, separadas o alrededor de otro elemento, como un circu"to. (Laminas VIl, 70 y VIII, 87)
e) Palmetas «agrupadas» («agruppate»), análogas a las anteriores,
pero amontonadas y poco regularmente dispuestas (Um. VIII, 90 y 92).
d) Palmetas «enlazadas» (<
Las demás combinaciones de palmetas y las rosetas, son propias de
la cerámica campan1ense y no se encuentran en nuestra cerámica. En Ct
garralejo resulta habitual que todas las combinaciones de palmetas quedan dentro de una esptral múltiple de ruedecilla, principalmente el tipo
d) lo; ltpos b) y e), creemos son uno mismo, puesto que, en general, las
palmetas agrupadas son las simétricas mal ejecutadas y superpuestas,
cuando el espacio, o la excesiva concavidad, de la superficie donde se estamparon no permitían un mayor cuidado. El a) suele tener raras Impresiones de ruedecilla, y, cuando las tiene, se presentan rellenando un mar
co de varios clrculos concéntricos En este caso los trazos de ruedecilla se
mezclan con puntillados
IV
CRONOLOGIA
Como dtjimos al prinetp1o, el objetivo final de nuestro trabajo es ave
nguar la cronología de las piezas de nuestra cerámica, para por ellas conocer la de las tumbas en que aparecieron, y, por tanto, la de los mate riales obéricos que en ellas se encuentran.
Expondremos primeramente el método que hemos seguido, basado en
los postulados siguientes
l " En una serie de tumbas superpuestas, cualqUiera de ellas es más
reciente que las lnfrapuestas, y más antigua que las superiores.
L.• Cuando una tumba se ,uperpone a dos, o más, no relacionadas
entre si, se cumple el postulado anterior, pero se ignora la relación crono
lógica entre las segundas Sólo tendremos un « términus ante quem», que
nos da la tumba supenor So también las tumbas del nivel inferior citadas
se superpusieran a otra tumba tendriamos en ésta un limite upost quem»
3.• En el caso anterior habrá que buscar relaciones cronológicas
dentro del novel de tumbas del que sólo conocemos uno o los dos limites
cronológicos entre los que se encuentran, por analogía de materoales de
los d iversos ajuares, o por p1ezas bien fechadas con cronología absoluta
4 • Entre distintas series de tumbas superpuestas, habrá que esta·
blecer relaciones teniendo presente la cronología relativa, «vertical», de
128
[page-n-149]
CE~AMlCA
DE "EL ClGARRALEJO"
33
cada serie, y luego, por cronología absoluta de algunos ajuares, realizar la
cronología «horizontal» del conjunto.
Basado en estos postu lados fundamentales, hemos seguido el sogUiente método;
1.• Fijacoón de la cronología absoluta de aquellos objetos que lo permitan. Desgraciadamente, entre los materiales del s. IV, aquéllos son pocos. Sin embargo disponemos de vasos de figuras rojas, bien fechados, como una crátera de l «pintor del tirso negro», que Beazley fija hacia e l 380
'!· C. Varios <
én,
segundo. Un «schnabelkanne» de bronce asociado con un recipiente ritua l
con <
mediados del IV a C. ( 19) Tumbas con cerámica campaniense y romana, a partor de principios del s. 111, que aparecen en superficie y que mar·
can un limite cronológico superior para la cerámfca «precampana».
2 • Establecimiento gráfico de las «series» de tumbas superpuestas
con indicación de su situación re lativa y de aque llas que contenian cerámica ática de barniz negro. A su vez, las series se han agrupado por sectores de la necrópolis establecidos sobre el plano de la misma, para facilitar su loca li zación (Cuadro núm. 1).
3 • Confección de un fichero de todas las tumbas con cerámica «precampana», e indicación, en cada ficha, de las piezas de esta clase y resto
del conjunto arqueológico,
4.• Confección de un fichero por piezas «precampanas», de modo
que las fichas puedan ordenarse por tumbas, por formas, o cronológicamente.
5 .• Clasificación cronológica de todos los «kantharoi», teniendo en
cuenta los resultados obtenidos por Robinsosn en Olinto, es decir, fechándolos en los distintos cuartos del s IV a. C., ya que esta forma (sólo tenemos piezas con asas de anillo) aparece en el primer cuarto y se copian
después del 300 por los alfareros campanienses~ Las características de esta clasificación son principalmente las relaciones de la a ltura total al diámetro de la boca, que llamamos r; la forma del borde moldurada o lisa;
y la superficie, lisa o aga llonada.
119) E. CUADRADO DlAZ: "Uno Interesante tumbo lberlco do lo Ne
E. CUADRADO DlAZ: "Los reciplento>s rituales metóllc:oo llamados "braserlllos pünocos", en Arc"ivo Español de Arqueologia. XXIX, Madrid, 1956, p6gs. 52-84.
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Cuadro núm. 1
Disposición cranológica de Ju cumb~• de cndt• ocne que contenían cenimita "precampana".
Las flcchru¡ indican superposicJÓn dir<-cca, y los nsteoscos. presencia. en el ajuar funerario.
de ccrlimicn u ouas p1eus de cronolog!a absoluca conocida.
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[page-n-151]
35
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
a)
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«Kantharoi» de borde moldurado Forma 40E (Tlpo 10 de Rob1n·
Final pnmer cuarto o principio del segundo. r = 1:1,25
Final segundo cuarto ........ .
r
1:1
Tercer cuarto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. r = 1,25: 1
Cuello cada ve' más alto.
Caña del pie cada vez más alta y delgada.
Base cada vez más estrecha.
Cuerpo cada vez más hondo.
Apéndices (de las asas) cada vez más salientes.
=
b)
«Kantharol» de borde liso Forma 40D (Tipo 12 de Robinson)
Desde la mitad del tercer cuarto . . . . . r
1:más de 1
Final del tercer cuarto . . .
r = más de 1 :1
Ultimo cuarto.. ...
r = 1,25 : 1
=
Después del 300...
r =
1,5:1
Aún más tarde . ..
r = 2·1
e) Los cuerpos agallor1ados que se estimaban helenísticos aparecen
en Olinto a fines del primer cuarto del siglo IV.
6.· Del examen de los materiales de Olinto se llega a la conclusión
de que la decoración a base de palmetas «Combinadas» es propia del primer cuarto del s. IV y de fines del V. Lo mismo ocurre con los circulas
rojos por reserva del barniz en el exterior del fondo que no pa$iln del segundo cuarto. Ello se tiene en cuenta para fechar las piezas.
7.• Clasificación de las tumbas, teniendo presentes las características enumeradas para algunas formas, en los cuatro cuartos del s. IV.
(Partimos de las que tienen «kantharoi» y demás piezas de cronología
absoluta). Confección de un nuevo gráfico de tumbas con su situación
dentro de cada serie, en cada cuarto de siglo. Las tumbas intermedias se
sitúan entre las de cronología absoluta, atendiendo a las demás características o a hipótesis fundadas en las circunstancias de la excavación o
analogías entre los ajuares. (Cuadro núm. 2).
8.• Confección de un nuevo cuadro, con situacign en orden cronológico y según cada serie de tumbas, de listas de los platos de barniz negro
de cada una. Con este cuadro se establecen en cada ajuar los vasos coetáneos y las series cronológicas Kverticales>>. Dentro de cada cuarto de siglo
tendremos así la cronología «horizontal». En cada ajuar se indica un pri·
mer número en cada pieza, que es el del catálogo de la cerámica confeccionado para este trabajo, y después otro que es el del inventario general
de la necrópolis. (Cuadro núm. 3) ,
9.• Análisis de caracterlsticas y evolución de cada forma, dentro de
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[page-n-152]
E. CUADRADO
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[page-n-154]
31
CERAM1CA DE "El ClGARRAlEJO"
FORMAS
TIPOS
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S.lVa.C.
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C?
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Medio , a.
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43
69
A-II
B
I
•••
70
Fig. ll!.-Gr
-
133-
[page-n-155]
38
E CUADRADO
cada cuarto de soglo, según los materiales clasificados con las normas anteroores 1fig 28)
Antes de exponer los resultados obtenidos, hemos de hacer a lgunas
observaciones
a) Es evidente que la clasificación de cada tipo o variedad de vaso
en grupos de veonticonco ilños no significa que sus caracteres en cada uno
de estos periodos, sean exclusivos de ellos Así vemos que vasos análogos
se encuentran en dos periodos consecutivos, sin que por ello haya que
sentar que todos son de aquel período de que son característicos. la evolución es lenta, obedece a causas ognoradas; no es idéntoca en todos los
talleres y regiones, y por eso los limotes son bastante amboguos
b) Por contra, estomamos que la vida de estos vasos, elemento de
lujo en el ajuar doméstico de los iberos, debió tener bastante duración,
ya que deboeron guardarse con esmero. Por ello, a pesar de lo frágil de
las piezas, suponemos una vida media que puede llegar a los doez años.
Asi que, platos de fines de un período, pueden encontrarse en las tumbas de principios del siguiente, por lo que tenemos que suponer periodos
de transición entre cada ciclo de 25 años, y cualquier fecha que a tribuyamos a un vaso debe entenderse con
10 años de posoble error por lo
menos
e) Las tumbas que se encuentran en series sin piezas de cronología
absoluta, se han dasificado por hipótesis, tal como ondicamos anteriormente y son susceptobles de vanar su cronología, cuando se estudoe la de
los vasos y armas ibéricos, así como de otros elementos valiosos de las
tumbas, pero siempre dentro de los límites del siglo IV a C., y de los que
establezcan los términos «ante» y cpost quem».
Veamos ahora las conclusiones a que hemos llegado después del examen de las tumbas y piezas
FORMA 21
No existe una uniformidad de caracteres diferenciales en esta forma
cerámica. Por ello, a lo largo de todo el siglo IV, vemos mezclados tipos
que parecen de distinta época, la; características más peculoares son las
que señalamos a continuación
Primer C.• del siglo IV a. C. (figs. 2 y 3); (Láms. 1, 11 y VIII, núms.
125 a 128)
Los poes son gruesos con seccoón que tiende a la trapecial, pero cur·
vada y con uña poco marcada Ombligo en el fondo. Reserva en el cerco y
en el surco del poe. Decoración de palmetas «Combinadas» y «enlazadas»
-
134-
[page-n-156]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
39
dentro de una orla ci rcu la r formada por puntillados en tre círculos 1
ncisos.
En los tipos más recientes palmetas «en lazadas» grandes dentro de espi·
ral de ruedecil la. No llenen especiales e<~racterlsticas los tamaños ni los
tipos «ancho» y «hondo», aparte de las dimensiones.
2.• C.• del siglo IV a. C. (figs 4 a 6), (láms. 11 y 111).
Los topos son analogos al período anterior, salvo que se muestra una
gran abundanCia de pies muy curvados, con uña bien marcada, reserva en
el cerco y surco del pie. y ombligo en el exterior del fondo La decoración
suele ser de pa lmetas <¡enlazadas» o «simé tricas» con espiral de ruedecilla de estampación muy fina. A veces se sustituyen las palmetas con un
círculo inciso Las orlas de círculos con puntillados entre ellos son del
principio del periodo y continuación de las del anterior
3.• y último C. del siglo IV a. C. (fig 7), (Láms. IV y V)
Continúan las características del 2.• C •, pero empieza a hacerse la es·
tampación más tosca y menos cuidada, llegando en el último C • a reducirse a círculos estampados y tosca esptra l central incisa, o a pa lmetas con
borde eontinuo, sln conocerse el ondu lado de las hojas. En resumen, se
prepara la decoración de la cerám1ca campan1ense del s. 111
Evol ución.-La Forma 21 es caracterist1ca del s1glo IV; su frecuencia
durante todo el período, sin duda, no perm1hó una evolución muy marcada si, como suponemos, su finalidad fue siempre la misma. Sm embargo, en el primer cuarto e l pie es grueso y poco curvado, con decorac16n
de palmetas «combinadas» con ovas, dobles guimaldas de palmetas y también la orla de puntil lados a ruedecllla, limitada por círculos incisos. Continúan los puntillados en el segundo cuarto y se inicia la disminución de
espesores en los pies y su pronunciada curvatura, con convexidad hacia e l
ex terior Siguen las mismas características en los tercero y cuarto cuartos,
pero degenera la decoración, generalmente muy fina en el segundo cuarto. Se reduce a finales de siglo a círculos de ruedecilla y espirales 1ncisas
Vuelven los pies anchos o achaflanados, y disminuye su número. La dlstnbución de piezas completas y fragmentos en el siglo, es la siguiente
Primer C. • . . . . . . . . . . . .
2.· c.• .. . .. . ... ... ...
3. C." . . . . . . . . . . . . •. •
4.• c.· ... ... ... ...
Total ..... .
l 2 piezas
»
»
21
7
5
»
51
»
De esta comparación se ve que el auge de la Forma 21 en El Cigarra·
lejo es el 2.• C.• y d1sminuye notablemente en la segunda mitad (fig 26)
-
135-
[page-n-157]
-10
E. CUADRADO
Parece advertorse que las páteras 21 se abren de boca con el ttempo
En realidad parece confirmarse este hecho en el último c;uarto, cuando
empiezan a modelarse las formas pareddas campanienses, pero en los
otros cuartos las piezas más abiertas acompañan a las de borde muy vuelto.
FORMA U
Primer C.• del siglo (fogs. 8 y 9). (Láms. V, VI y VIII, 113, 115)
sólo hay un ejemplar, es omposible la teoro
zacoón Anotemos, sin embargo, los caracteres de nuestro ejemplar pie
de sección biconvexa y fondo exteriormente plano. Paredes en cuarto de
circulo Decoracoón de palmetas «Gombinadas», y exterior del fondo con
clrculos combinados en reserva.
T omo ñ o mhimo~ Como
T o "' o ñ o
gronde.-la pared empieza recta y continúa con la curva de
unoón al fondo. las poezas más antoguas carecen de omblogo en aquél y tienen en general, en su exterior, clrculos en reserva. La sección del poe es
vertical, trapecoal o biconvexa y sin uña Su decoración es de palmetas
«combinadas». Las piezas con ombligo exterior en el fondo, no llevan
clrculos en reserva, toenen el poe de sección más o menos curva y casi siem·
pre uña con drculos en reserva, en ella y en el cerco del pie la decoración pierde las ovas y se reduce generalmente a orlas de palmetas «en lazadas» y espiral de ruedecilla
2. C.• de l siglo (fig 9, 40-45); (l.áms. VI y VIII
Continúan las formas de pie curvo, más delgado generalmente, con
uña y ombligo. El exterior del fondo barnizado. Sólo queda en reserva el
asiento del poe o moldura de la uña y el cerco, que a veces desaparecen
también. La decoración es de palmetas «enlazadas», en general grandes,
y espiral de ruedecilla Todas las piezas son de tamaño gra nde, oscilando
el diámetro sobre 20 cm.
Aparece, sin embargo, e l tamaño pequeño, del mismo tipo que los demás platos, pero con decoración de palmetas «simétricas» o «agrupadas»
3.• y 4.• C!' del 1iglo.
No se encuentra nonguna poeza de esta Forma, que parece haber desaparecido.
Evolución.-la Forma 22 acompaña en la primera motad del s IV a la
21, pero en menor número, como vemos a continuación
Primer C
2· e
7
7
Total ......... 14
136
[page-n-158]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
41
entre piezas enteras y fragmentadas que acusan la existencia de otras.
Al principio del siglo, las fuentes de Forma 22 tenían un fondo plano o
curvo pero sin ombl igo y decorado exteriormente con círculos en reserva
del barniz. El pie era grueso y de sección vertical de forma trapezoidal o
biconvexa, con circulo de reserva en la base y en el cerco. Las paredes no
siguen ley evolutiva alguna, mez:clándose las más verticales con las oblicuas y las uniones curvas con e l p1 de rad1 grande o pequeño. La decoe,
o
ración, a l igual que en la Forma 21, es de pa lmetas «combinadas>>, con
ovas al principio de l Primer C.•, o de orlas de palmetas, dobles. En el 2:•
c.•, el pie se hace mas delgado y curvo, con convexidad hacia el exterior,
provisto de uña con surco en reserva. El fondo tiene ombligo que aparece
en el Primer c.• y carece de círculos en reserva. Los tamaños se van achicando con e l tiempo. A mediados del siglo desaparece esta forma de nuestro yacimiento. En Olinto las p iezas de esta forma son principalmente de
fines del s. Y o principios del s. IV. En nuestro caso resulta difícil señaglo
lar si alguna del Cigarralejo es de fines del s1 Y, por carecer de piezas
de los ajuares a que pertenecen que nos lleven a fijar esta techa. Por ello,
aunque los vasos con decoración de palmetas y ovas se coloquen en el Primer C." de l s. IV, para nuestro estudio, dejamos sentado que muchos de
ellos pueden ser de fines del Y.
FORMA 23
Dos únicas piezas y trozos de borde de otras tres, no son suficientes
para conocer la evolución de esta forma, y habr~ que reunir nuestras p1e·
zas con las de otros yacimientos bien fechados, para obtener conclusiones
ezas más completas, aporverosímiles. Sin embargo, algunas de nuestras p1
tan datos de 1nterés.
Primer c.• de ~ig lo (fig. 10, núm. 46).
Borde delgado formando ángulo recto con las paredes del plato. Píe
oblicuo grueso de sección trapecial, Pocillo central semielíptlco, bordeado
por un cerco rojo que limitan dos finos relieves del plato. El mismo cerco
ancho rojo bordea todo el vaso. El fondo tiene exteriormente los clasicos
drculos en reserva. El pie no tiene uña. Círculo en reserva en el cerco de,
pie.
2.• C! de l s. IV a. C. (fig. 1O, núm. 47).
Borde de la misma forma que en e l Primer C •, pero grueso. Pie oblicuo, biselado, más delgado también. Pocillo central menos profundo. Unica reserva del bamíz en e l chaflán del pie.
1$
137 -
[page-n-159]
E CUADRADO
Evolución - Aunque en Ollnto todos los «plato~ de peces» se colocan
en el 2. C• del s. IV, en nuestro caso hay marcada d1ferencia entre las
dos piezas que poseemos reconst1 tu1bles, y los círculos en reserva del Ion
do nos hacen suponer que una de ellas es del Primer C Tal vez el ejem
piar de La Bastida sea una continuación de nuestro ejemplar del Pnmer
que evolucionaría hasta achaflanar la base en el 2.•
época en que
ya no existirían los círculos en reserva del fondo. Aún más reciente seria
el tipo de Enserune, con uña en el p1e, en la segunda m1tad del siglo
e·.
e ·.
FORMA 24 A.
Del tipo 1 de la Forma 24 A (flg 11, núms. 48 a 55) (Lám VIII, 120).
s6lo tenemos ejemplares de los cuartos pnmero y segundo del s1glo, s1n
que enrre ellos encontremos diferencias señaladas para cada periodo. la
única característica variable, pero no dentro del tiempo, es el fondo, que
es más o menos profundo, variand:> con él el ombligo exterior
En la segundil mitad del s IV, no encontramos, como ya hemos d1cho,
nmgún ejemplar, sin que ello quiera decir que no pueda existir esta forma en dicho periodo
Del tipo 11 (fig 11, núms 56 a 59), tenemos un ejemplar de cada
cuarto de siglo, las d1ferencias entre ellos son principalmente curvatura
de las paredes, acentuada cerca del borde en la pnmera mitad del siglo,
p1e con uña inc1p1ente, muy bajo, en el primer cuarto, vertical sin uña y
con cerco hundtdo en el segundo, alto y curvo con uña en el tercero y ver
tteal con uña produCida por un bisel en el cuarto Si todos estos platillos
se amoldasen a estos cuatro tipos, quedaría establecida su evoluc1ón en el
s1glo IV. Sin embargo, la continutdad de esta forma a través de los siglos
111 y 11, requiere más abundancia de ejemplares para conocer con certeza
su evoluc1ón Sólo podemos hacer resaltar la curvatura exagerada de las
paredes cerca del borde, para la pr~mera mitad del siglo, y la ausenc1a de
zonas en reserva en todo el ttpo 11, que, por otra parte, falta totalmente
en La Bastida.
El conjunto de ejemplares es el s1guiente, teniendo en cuenta frag
mentas importantes
T1po 1
Tipo 11
Pnmer C
3
1
1
5
3. C....
o
1
4 . C." ..
1
o
Fragmentos
4
1
L·c·
Total ...
-
138 -
12
5
[page-n-160]
CERAMIO. OE ''El CIGARRALEJO"
lo que quoere decor que el topo 1 fue más abundante, ya que para la pro·
mera mitad del siglo habría que comparar doce piezas contra dos o tres
del tipo 11; sin embargo, éste fue mas duradero.
En Ollnto, la mayoria de estos platillos son de fines del s. V o del prl·
mer cuarto del s. IV. Tal vez las poez.as de que disponemos del segundo
.:uarto, pudieran considerarse de fines del primero, y halladas en tumbas
de principios del segundo. Ello reducirla nuestro tipo 1, al promer cuarto
(fig. 28)
FORMA 21/25
Sólo tenemos cuatro ejemplares de los tipos B- 1 y B-11 (fig 12, núms
oO a 63) (Lim VIl) La aparición de ambos en la misma tumba 133, nos
demuestra su contemporaneodad La doferencoa que encontramos entre los
ejemplares del primer :uarto y los del segundo y tercero, es que la base
de los primeros es caso horizontal, y más cónica en los segundos Su distri·
bución según la cronología que les hemos atribuido es
Primer C.• ...... ..
2.• c.• ..
3.• c.· .. .
4.• c.• .. .
.
.. ..
Total
2
1
1
o
4
lo que nos doce que su uso no fue muy grande y que duró tal vez todo el
siglo, pues la falta en el último cuarto no quiere decir nada, dado el corto
número de piezas encontradas En Olinto estos platillos son del s. V o
principios del IV, y no habría dificultad para suponer que la poeza encon·
trada en una tumba del segundo cuarto, fuera del primero, confirmando
asf la cronología de Olinto, si no fuera por la pieza del tercer cuarto, cuyas
palmetos ompresas quedan en relieve y no hundidas. como en casi todos
los casos, lo que Indica, por lo menos, que es.a forma llegó al tercer cuarto
FORMA 26
El ejemplar único que tenemos de esta forma (fi,g 13, núm. 64) (Lám
VIl), pudiera considerarse como una variedad de la Forma 21, pero toene
caracteristic.1s distintas por fo alto de la curvatura del borde y por el pie
tan alto y oblicuo. Encontrado en la tumba 133 (cuadro núm. 3), con dos
platillos de la forma 21/25 B-1 y B-11, y un ttkotyle» de la 42 All, nay que
139
[page-n-161]
44
E. CUADRADO
fechar todo el ajua r en el pnmer cuarto, y, por tanto, nuestro plato. Ello
contradice la opinión de Lamboglia (20) que, por estar ausente de la Bas·
tida esta forma, y presente en Enserune, decorada con palmetas «staccate», o rosetas, supone que es la transició11 de la 21 al s. 111. Es evidente
su escasez en nuestro levante, pero parece que queda demostrada su an tigüedad, sa lvo que nuestra pieza se considere como un caso esporádico
de la Forma 21
FORMA 2 8
Como en el caso anterior, tenemos un solo ejemplar de esta forma,
que aparece en un ambrente del último cuarto del siglo (tig, 14, núm. 65)
(lám. V Il). Se desconoce en La Bastida, pero ya hay ejemplares en Enserune, aunque en campaniense A. lamboglia la reconoce del s. IV en sus
ejemplares más antiguos. El nuestro fue hallado fuera de tumba, sobre la
229, y repartidos sus pedazos. El bisel de la base la hace más reciente y
el cerco del pie, por reserva, la encaja en e l s. IV Por todo, nuestro ejemplar se coloca en el último cuarto de l s. IV
FORMA 40
Es ta forma equivalente al tipo 1O de Roblnson, sigue la evolución establecida por dicho autor para los «kantharoi» de Ollnto, no sólo porque
empezamos por aceptarla para hacer el esquema de nuestra cronología,
sino porque en El Cfgarralejo se comprueba lo deducido para Olinto. Así,
por ejemplo, los «kantharoi» de la serie 9 de tumbas superpuestas del
sector 9- 12, tienen la sigurente situación (cuadro núm. 3) :
3." C.•
2•
c.·
~
¡
82-Fm 40 D-1 1
83-Fm 40 G- Il
68-Fm 40 E-1
70-Fm 40 E- 1
69-Fm 40 E- 1
en la que se puede Ver, de abajo a arriba, observando los perfiles de estas
piezas, la evolución experimentada en medio sig lo. Nos remitiremos, pues,
a lo ya anteriormente expuesto y añadiremos las sigulentes observaciones:
(20 )
LAMBOGLIA, ob. c ot.
noro 1,
-
pOg. 176.
140 -
[page-n-162]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
45
T IPO E- 1
Primer c.• del siglo (fig. 15, núms. 66-67)
Vasos bajos. Borde con lóbulo inferior, no muy saliente Asas pequeñas tend1endo al círculo y apéndices cortos enrasados con el borde Cuerpo
chato y ancho, cuello corto, pie bajo hueco, muy profundo. Caña cas1 1nex1stente, moldura y surco de la uña rojos. Aparecen estos vaso; a fines
del primer cuarto
2.• C.' del siglo (f1g. 15, núm. 68, 16 y 17, núms 69-74); (Lám VIl)
A principios del cuarto, continúa e l tipo anterior, y aparece una variedad con dob'e moldura en el pie, con dos círculos en reserva, .:~demás
del de la uña. A fíne5 del periodo, el cuerpo se hace más grueso y hondo.
Aumenta el espesor en el fondo, el p1e se hace mas alto y mazacote, sobre
todo la base es un toro muy grueso. La caña del píe aumenta de altura y
ex teriormente se hace recta. La pnmera moldura deja en su un16n con
ella un entrante Siguen las m1smas reservas de barniz Los apénd1ces de
las asas son más l.:~rgos, siguiendo los extremos redondeados y tendiendo
e l aníllo del asa a hacerse ovalado Los fondos sue len tener interoormente
decoración de cuatro palmetas <
c.· del siglo (flg
18, núms. 75- 77)
Aumenta la altura del cuello, con lo que las asas se hacen mayores,
ovalada5 y los apendices muy largos Aumenta la altura del p1e, haciéndose la caña alta y cóncava, y el toro alto y oblicuo La uña cobra Importancia. Cont.núa la reserva en el surco de aquélla y en el exteriOr de la
moldura Al final del periodo aumenta e l espesor del fondo y tal vez se
p1erden las reservas.
3.
Ultimo c.•
No se encuentran cckantharoi» de este t1po
TIPO E-11
c.· del
siglo (fig 19, núms. 78-79)
Aparecen en esta época (tal vez a fines del cuarto), los <
tramos este tipo en e l resto del sig lo.
2 .•
TIPO D-1
3 .•
c.• del
siglo (hg 20, núm. 80)
Este tipo debe aparecer sustituyendo al E, a fines del C •, y sus ca rae·
teristicas pnncipales son las asas de anillo ovalado, con apéndices de ex-
IU -
[page-n-163]
'
46
E CUADRADO
tremo rectangular, cuello al to, sin moldura en el borde y poe basto, con
la caña más alta que en las piezas del L.• cuarto.
Ultimo C.• del siglo (f o 20, núm 81).
g
Las mismas caracteristícas, pero con poe aún más alto, y menor diámetro de base y caña
TIPO D-11
3.• c.· del siglo (fig. 21, núm 82).
Sólo se encuentra en este periodo, y debió aparecer a la vez que el
tipo anterior Tal vez su duración fuera análoga, pero no tenemos ejemplares para asegurarlo
TIPOG
Tenemos un solo ejemplar con agallones (fig. Ll, núm 83), que fe
chamos en el 3 · C.•, por acompañarle en la misma tumba un «kanthoros»
de esta época (Ll) Carece ya de reservas y su barniz es más mctá loco. En
Olinto, todos los vasos de este tipo son del prin,er cuarto, pero las caracte
rlsticas apuntadas en e l nuestro le llevan al tercero, No conocemos ningún
paralelo para la forma con agallones, pero la lisa, que es la que se encuen·
tra en Olinto, doo a llí varios ejemplares También se han encontrado pie·
zas lisas en otros lugares, como en Atenas. Los de Olinto se fechan en el
primer cuarto. El de Atenas (22). a Iones del primer cuarto o principoos
del segundo. Como las formas agallonadas son más tardlas, en general,
que las lisas, la nuestra pudo aparecer a fines del segundo y desarrollarse
en el tercero.
Evolución. - Un cómputo del número de «kantharOilt, hallados en El
Cigarralejo, sin contar otros fragmentos menos importantes, nos da
Tipq;
E - 1
1.•
c.·
2
z.·- c.•
8
2
C."
4.''
c...
Total
2
E - JI
12
2
2
10
18
D - 1
D - JI
G
Total
3.~
2
121) CUADRADO DIAZ, ob. cot noto 8.
122) R. S. YOUNG: "An or>dustrlol distrlc t of ondent Athens", en Hnperlo, XX,
numero 3, Bohomore, 1951, págs. 238-2•16 (casa K.),
1~2 -
[page-n-164]
CERAMICA DE "El CIGARRAL
47
Esto nos doce que el tipo E-1 , aparece a fones del primer cuarto, llega
a su apogeo en el segundo y declina en e l tercero, época en que aparece el
tipo 0-l, llegando al cuarto cuarto En cuanto a las formas agallonadas,
la E-11 se encuentra ya en el segundo cuarto, ignorándose si continúa después, parecoendo que fue sustituida por la D-1 1 y la G, en el terc~ro (figura 28).
FORMA 42
TIPO A-11.
Tenemos un solo ejemplar de «kylix» de pie bajo (fíg. 22, núm. 84;
Lim. V Il). que colocamos en el primer cuarto, por superposición de tum·
bas, y por ir acompañado de dos platillos de Forma 2 1/25, y de un plato
de Forma 26 Además, la tumba inmediatamente superpuesta toene dos
«kantharoi>>, que fechamos con seguridad en principios del s. IV Otra razón más es la de que esta Forma es la de los «kylikes>> áticos de figuras
rojas de la primera mitad del s. IV. Si tomamos en cuenta la opinión de
Corbet (23). que considera que la popularidad de los <
casto que el del s. IV, y siguen en éste, después de perder la decotdción
de gran roseta Incisa, para quedar con la de pa lmetas <
en ta decadencia.
T IP0 8
Nuestro «kotyle.», el «bolsal.» de los investigadores de habla inglesa,
tiene una vida que ocupa, en nuestra necrópolis, los tres. primeros cuartos
del sig lo. Es dificil destacar variaciones de la Forma en armonfa con cada
período, pues inclusive las que se dan por los autores, sólo pueden aceptarse en nuestro caso en líneas genera les (figs. 23-24, Láms. VIl y VIII) .
Asf, el <\bolsal» del s. V, es más alto, de superficie sin molduras, aunque
puede tenerlas en el pie, y e l exterior del fondo, sue le estar en reserva,
con sólo circules negros de barniz.. Lo mismo ocurre con las asas, que sólo
están barnizadas por el exterior, es decir, que salvo el interior de las mismas y el exterior del fondo, están totalmente barnizados. No tienen tam·
(23) CORBET, ob. cll. noto 18, póg. 323.
(241 M. Z. PEASE: ''A well of tke lote f¡fll-\ centur; ot Corintn", ""Hesperio, VI,
Boltimore, 1937.
-
143-
[page-n-165]
48
E CUADRAOO
poco palmetas estampadas. Sus dimensiones medias son H = 4,8 cm.,
D = 12 cm
En el s IV, aparece la inflexión o carena de su unión con el pie Este
se compone siempre de una caña certísima, troncocónica, sobre un toro
provisto de uña importante, con reserva en el surco de la misma y en el
cerco, y el resto totalmen te barn1zado A principios del pnmer cuarto, se
encuentran aún fondos con reserva y carena poco marcada o sin ella. La
decoración, en Olínto, afecta a un 50 % de los vasos y es, generalmente,
de cuatro palmetas ¡csimétricas¡¡, las d imensiones medias son H = 4,5
cm, y D = 9 cm., para e l siglo IV. En Cigarralejo, además, al principio,
en el primer cuarto, la~ paredes se inclinan hacia adentro, estando más
vertica les y, a veces, con el borde ligeramente vue lto hacia afuera, sin
perjuicio de que continúe el tipo anterior. También parece que el tamaño
disminuye. Otro carácter que se acusa mucho en nuestra necrópol is, es
que las asas en U, tienen próximos los extremos de los lados, y el tramo
intermedio poco curvado, mientras en el s. V la U tiene lados paralelos
y la curva de 1so· aproximadamente.
El cómputo de las piezas es el s•gu•ente:
Pnmer C.• ... . .. ... .. .
2.•
3.·
3
c.• ... ...
6
2
O
e· . .. . . ... ...
Ultimo c.•
Fondos ..
4
Total . ..
15
lo que nos habla de un apogeo en el segundo cuarto, que disminuye en el
tercero hasta desaparecer. Esta pieza resu lta tan abundante como la 40
en Cigarralejo. Siete e
son D = 11 a 12 cm. y H = 5 cm. Sólo los ejemplares que hemos clasificado en el tercer cuarto tienen de dlmensiohes medias, D
10 cm. y
H = 4,6 cm, es decir, que estas dimensiones son las mismas que tenemos
en Ollnto para el s. IV, mientras que en el primero y segundo conservamos
las dimensiones de fines del s. V en dicha localidad. Ello no quiere decir
que e11 este yacimiento no existan p iezas con dimensiones análogas a las
nuestras, tal vez. por la mayor dificultad en aquilatar cuáles están más
cerca de la destrucción de la ciudad en 348 a. C. Por nuestra parte, pode·
mes considerar las de menor diámetro posteriores a esta fecha.
=
144
[page-n-166]
CERAMIO, DE "El. CIGARRAL.EJO"
49
FORMA 43
No tenemos más que un ejemplar del topo B-1 y éste incompleto (fig.
25, núm 95) Fechamos esta piezas a fínes del primer cuarto o proncopios
del segundo, fundándonos en su tdentidad con otras piezas de foguras rojas fechables en esta época El «skyphos» del s. V es, en general, de perfil
de una sola curvatura, pero a fones de ese siglo aparece la doble con inflexión, aguzándose hacia el poe (25). Nuestro ttpo, en todo el s IV, tiene
el cerco del poe, la base de este y el exteroor del fondo, en reserva, con
circulas negros en este últomo. Aparte de las ptezas de Olonto, otros muchos casos apoyan nuestra cronología Así, por ejemplo, entre los edificios
del oeste del Agora de Atenas y en el templo 11, se encontró un «skyphos»
de nuestro tipo, fechable en el segundo cuatto del s. IV (26) Una pieza
identica, de Atenas, incluso en dimensiones, publica Young (27), que fecha a fines dd primer cuarto o a principios del segundo. En cambio, otms
dos vasos más pequeños de la necrópolis de dicha ciudad, son fechados
por el mismo autor (28), a fines del s. IV. Fechas análogas atribuomos a
los «skyphoO>> de fíguras rojas del Cigarralejo ( 1 ·-V Cs. s. IV ) (29).
FORMA 69
No podemos establecer en este estudio, la evolución de esta forma,
por no tener más que un ejemplar (fig. 26, núm 97). En camboo estamos
seguros de su cronología. En primer lugar, la forma del pie es de principios
del s. IV, y, sobre todo, superpuesta a la tumba 212 a que pertenece, tenemos la tumba 123, que contiene piezas Indudables del primer cuarto.
Luego, por lo menos, también nuestro vaso es del promer cuarto del s. IV
FORMA 70
Sólo podemos señalar la presencia de esta forma, de la que únocamente tenemos un cuello (fig 27, núm. 96), Los
tanto, no nos es bien conocido su desarrollo en el s IV. En Ollnto, los «la-
!25)
(261
Bohunore,
(271
1281
PEASE, ob. cit. noto 24.
H. THOMSON: "Buildlngs on the wos1 slde of the Agora", en Hesperio, VI,
1937, pág. 89.
YOUNG, ob.
(291 CUADRADO, ob. col. noto 5 (Cerómo -145IV
[page-n-167]
50
E. CUADRADO
gynoi» no tienen el borde vuelto y son dostintos de los áticos. En esta
coudad no aparecen nunca en las tumbas, sino en las casas. Las piezas de
Olinto son las de tipo mas temprano, fechables en el segundo cuarto del
s IV. Son diferentes de los más tardíos de Chipre, Cirenaica, Kerch y el
Agora de Atenas (30), por lo que Olo
nto pudo ser un centro de fabrocación
En realidad no podemos señala' una fecha temprana a nuestra poeza .
Los «kantharOi4 que la acompañan en la tumba 92, son del segundo cuar·
to, tal vez de fonales, pero el tdagynos», por la forma del borde, es más
moderno, oncluso, que sus seme¡e>ntes de la Albufereta (Alicante), que
lo tienen aún poco vuelto. Hay que suponerlo, por lo menos, de pnncoplos
del tercer cuarto,
Terminamos con esto nuestro estudoo, que nos proponemos continuar
con el de la cerámica campaniense del mismo yacimoento. De las conclu
siones en él obtenidas, se deduce J., necesodad de llevar a la practica el es·
tudio de la ceramoca áttca de barniz negro, en todos los yacimientos es·
pañoles susceptobles de darnos una cronologla eterta, proncipalmente las
necrópolls b o excavadas. De este modo, el acopio de da tos indisculibles
en
nos llevará e>l conocimiento exacto de la cerámoca «precampana"
CATALOGO DE LOS MATERIALES
ABREVIATURAS
S.
G.
s~ctor
Grupo
Tumbo
T
Fm.
Formo
Numero del •nventof•o gr~ol de la necrópohs.
Cuar-to dt:- .s•oto.
Soglo .
Sm numero de 1nventono
Olómetro dt
N,• tnv.
e•
•.
S, n.
o.
Dm.
Du~metro
Db.
Doómotto de lo boca
Dlómttto del cuerpo
Doómeoro del cuello.
De.
Deu
De..-.
=
móx:imo.
o.ometro del cerco.
d.
Ooónwlra
dg.
0•6metro de- lo gorgonto del p•e.
Alluro totol.
H.
h
t-1.
hbor
1,
p.
1301
ext~nor
de la bo...,.
Altura del pie.
Profundodod del vaso.
Altura del borda.
Lono•tud en1re extremos de los opéndic6 de lo\ oso.s.
Relacoón entrt' el doómcrro del bord• y lo profundodod del vosa.
Rolocr6n entre el diómetro de lo beco y altura rotol
ROBINSON. ob cot, nota 12.
146-
[page-n-168]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
51
FORMA 21
PRIMER C.• S. IV A. C.
Fuentes
Tipo Ancho.
l. (T 53. N.• lnv. 299. S. 4-G. 2) Potero Incompleto; borde curvodo nOCla odentro.
Poradn finas de espesor bastante unHorme. Pie llgcrom4!ntc curvado con conve.x•dod ha ..
C!O afuero, foltondo c.ost totalmente, por lo QUO no pued~ vet~ su l!strucauro, que supOneme» con lo uño carocterí•tica.Tambl~n put-de verse el centro del fondo, que debió tener
ombligo cónico. Cerco ro¡o VIVO en lo un•ón del pie. Barro roJizo; borntx negro lnten50.
Focturo muy fmo.
Decoración: Seis palmetas "enlatados", dentro do uno orto espiral o ruedecillo, do
kts vu!l'llas hechos con dos de ~tos ruedcctllo\ do distinto separación de eSirios.
=
OomeM>One$; O = 23;1 cm; Drn
24,4 cm; H
5,8 cm; ht = 4 cm, h .. 1,8 cm;
d a 12,6 cm, p = 5,85:1
Ptom 2. (T. 221 , N.• lnv. 2034. S 131. Potora de d•Om
grueoodo, preseotor.do
extena~nle
en el fondo un ocu.odo omblogo oln>co. Poe algo obh·
cuo, li~rorne:nte curvado, c.on uña o tres mm. dct lo bese de osi~nro, formado por un
pronunciado b1sel de aquéllo. Cffco v molduro del pt@, roJi~ por reservo. 8Cirn1z bueno
pera .. tropeodo, con lo que na perdido brillo; botto rojiza y gris.
Ot
orfo do ovos, y otro exter10r de 25 palmetas "enlazado~" .
Domonsoones: O= 21,6 cm, Dm
2•1 cm; Ha 6.4 cm, hl = 4,3 cm; n .. 2 cm;
d = 15 cm; p
5,02.1.
Primor
S. IV o
o Finales •. V
Tipa Hondo.
3. (T, 47, N • lnv. 106, S. 3, G. 1) Pátora ot>eompleta; se conservo mas de la mnod
del cuenco y todo el fondo v pie. Sarde curvado de gra.or muy uniforme. Pie vertical con
•endcnda o sección trapecial. Uña poco morc.odo. Quedan huellos del cerco por ros.c:rvo.
Bami< muy "''rapeodo, faltando en gron parte. 1\ ca...., del fuego aornotorio el botto
es CO!.i totalmente griS.
Decoración: Seis palmetas, oi porecer sueltas, en derredor de otro grupo central
"ogrupodo ... Orlo exter.or o ru.edec•llo, fotmodo pOr doble esturol a:.nt•nuo y erure ambos
otro de punllllodos. fntenormentf' otro de trozos. EJ tonJunto correspOnde al grupo de
palmetas cambonocta.H.
Oomensoones: O= 24,8 cm, Drn = 2.6.2 cm; H = 1,5 cm; hl = 5,5 an; h • 2 cm;
d "' 13,6 cm, p
4,51.1.
Ptomer C.• s. IV o. C.
4. (T. 138. N.• lnv. 1320, S. 6). Pótero de I)Qred.. muy curvadO$, can regrueso cerco
del borde v ombligo en el exterior del fondo. P1e ancho v convexo al exterior con uña
morcodo en lo bos~. Borni2 negro Intenso. CPrc.o oncho en e.l orron.qu~ del p1e, roi•xo por
c.•
=
=
c..
H
=
re5ervo lguol que- en el surco
de
lo \.lñO
Oe<:orocl6n: Círculo lmpre.a control ele 5,5 cm ele diámetro y alrededor 11 palme-
tas ''cnlozodos", con uno orlo exterior du t\plrol múhfple de ruedeclllo de puntos.
Dimensiones: O
21,2 cm; Dm = 23,2 cm; H
7,4 cm; hl = 5 cm; n = 2.,4 cm;
d
13,8 cm; p
4,2.4:1.
Prom 5. (T. 138. N.• lnv. 1321, S. 6) Pot•ra con paredes de espe.ar bastante uniforme v
bordo entrante. Ombligo cónico. Pie de secct6n convexo ol extenor y recto obhcua por
def\fro. Uña caSI impercepllble. Barniz negra Intenso. Cetea y surca de la uña rají
=
=
res~rva.
Oecoroctón: Seis palmetas "enloz.od~·~, do 1mpres1ón y motnz excelente t-n tomo o
un pequeno C1rcuhto. Orra exteriot «n esp1roJ de lr010$ con cuatro O cirKO vueltos.
Oomes O = 22,4 cm; Dm .. 24 cm; H
12,4 cm; p
= 4,'18:1.
= 7,6 cm, hl =
5 cm; h = 2 cm; d •
Pt~m01' C. •· s. IV o. C.
6. (T 221. N.• lnv. 2035; S. 13). Pótera do parede> muy curvO$, espe.ar lígeromen·
te movor en el atranque del pie. bordo en• onro y supues.to ombl•go en el exterior d&l fon·
do. P•c- vedkoJ convexo pQr fuero y recto oblicuo por dentro. Uiio que ocupo cosl lo rrutod
-
147-
[page-n-169]
52
E. CUADRADO
de lo base. El vaso estó resrowodo, pero e$robo oncomplero, folrondo porto del fondo. Lo
restourodón 1mpid.~ comprobar lo
pOr rcseiVO. Bornlz bueno..
e;.dstenclo del cer(O, pero el sutco Qe lo uña si es- roJi-zo
Decoración: Aunque perdido.- se observo que fue d~ palmetas '' erlo.zodos-", con orlo
esporo! de lro~os de cuatro vueltos de ruedecillo.
DrmensiOtiC'$! O = 22/l cm; Dm = 23~8 cm; H = i cm; hl
5 cm; h -=- 1.8 c;ITl;
d.= 13,8 cm; p = 4,48; 1
Primer C. 0 s. IV o. C.
7, (T. ·ll , N.• lnv. 107; S. 3, G. 1). Póter<> de pared unlforme y borde entrante. fondo
=
muy plano con ombligo t:xterior pOCO pronuhc:iodo. Pie v~rticol mUy convexo al oxtcriorf
y recto l1s¡Momenrc oblicuo, pOr denlro. Uño no muy solu!nte. Esto p1
ezo er.t6 esrrope.o-
dísimo, hobléndost perdido et borni% de
1~
1rozos Que estuvieron en lo kogueto, que
tombiim se tomaron de color gris. El barniz falto asimismo- del pie, que se muestro en
su coto, de borro ro,i::.(), por fo que oo pu~e $Qbe.rse. s• e,>ustu) reservo en el cerco y ..surco
de lo uña.
Decoroc•ón: Seis palmetas ''cnlo'%odos" y dos V\Jehos de ri,Jedec:•tlos de lrO:tO$ conos~
Drmenslones: D
18,4 cm; Dm - 20 cm; H = 5,5 cm; hl = 3,5' cm; d = 10,2 cm;
h = 13 cm; p = 5.26; l.
Fln5 Primer C.• s. IV o, C.
=
Plotot
Típo Hondo.
8, (T, 114, N.• low, 1011, S. 9-12, G. 11). Póte
Docoroc•On; Se•s palmetas "combmodos", CQn un circulo (entto1 de ovos y dos vue'-
to; en espiral de ruodeclllo con puntillado o rrcn.os muy cortos.
Dunen.siones: O = 13.6 c.m, Dm = 15,2 cm; H = 5 crn; hl - 3 1 2 cm; h = 1,6 cm,
d
9,4 cm; p
4,25:1.
Frnol s, V o Prorner C," s. IV o, C.
=
Es,udilloJ
11po Hondo.
9. (T. 193, "1 • lnv. 1755, S. 1-8, G. 1) Escudillo ton borde ligerom•ntc regruesodo y
poco vuelto. Fondo con saliente que acuso lo u01fón con el pie. Ombligo. Pie oneho, recto,
algo oblicuo, con uño bien morcado. Barnl" poco brillante, con reservo en el surco de lo
uño, qve q\Jedo bastan le r
de ruedeclllo de tr~os.
O•menstone$: O ;:J. 10,8 cm; Om = 11,8 cm; H = 3,4 cm; hl = 2,6 cm; h - 0,8 c.:m;
d
1 cm, p
4,15·1.
Primer C.q $. IV a. C.
=
=
SEGUNDO C • S IV A. C
Fue.ntet
To Ancho.
po
1O. (T. 1OS, N.• lnv 950, S. Q-12, G. 11 ), Pótero de bordo re<:urvodo y paredes de
grosor aumentando hoc•o el Ple. Ombligo ocuJC!dO. Pie curvo por fuero y recto oblic-uo
por" doorro. Base plana, rojo, 0$1 c.omo el c:erco, por resetvo. Barniz. negro, intenso, omorronodo en ~1 exaerior e intenor del rondo, donde quedo limitado este. color por un drculo rnct5o. Borro tDi•zo, hoy gris en porte.
Decorocl6n; Sel> palmetas "cnl
d = 12,2 cm, p = 5,27: l.
Fit'loles prime.r c.•• o principio 2.
•
11. fT 49-50, N.• lnv. 110·279, S. 31 Potero con e.;pesor ele paredes bastante unr-
=
-148
[page-n-170]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
53
fotme. Borde po~o curvado. Ombligo muy pronunc•odo. P!e curvodo muy gru~o, con uño
poco saliente. Bcrnl2. bueno, con brillo peco fn tcnso.. Cerco y su,co del pie,_ rojos por rc:set'vo, de color vivo. Fondo de eolor morrón por dentro y fuero.
Oeeoroctón; s~.s: palmetas ., (;!nfo~(l.dOs.'' J con circ.ulo superpuesto tn(Qrn.pleto y cuotro
vuehas d e ruedeclllo de tro~cr.í anchos.
Dirnenstones: O = 22t4 cm; Dm = 23,6 cm; H -= 1 cm, hf = 5 cm, h =- 2 cm;
d
13,6 cm, p = 4,40:1
Finales Promer
Q principiO Segundo
IV o. c.
12. IT, 187, N.• lnv. 1143, S. 1·8, G. 7). Pátero d~ borde muy Vl'"llo, c-sp.,.or de
parcdM varioblc y QNMO. Aunque follo el rondo COSi pot e.omple.to, se obset"VO que tuvo
ombligo, P1e curvo, no grueso. Uño openO$ perceptible. 1;1 \lOSO esto muy deteriorado. No
IIJVO cerco en tesetvo, peto si, ol pgrecer, fodo. 8orro l'oi•~o. _gris pot el fuego de lo cremodiSf,~
Dec.oroción: Sólo quedo lo orlo de ruedec•lfo, formada pof círc:ufo.$ c:onTtnuos ..¡ vuehos
de lr0%os y punlollodos.
Drmensiones- O= 22.8 cm; Om
24.2 tm, H -=- 1 12 on; hl
5 c:m, h-=- 1,5 cm;
d
13,2 cm; p
•1.56: 1
Finales Primer c.• o principio Segundo c.• 5. IV o. C.
=
c.•
=
=
=
c.• •.
=
Pla t os
Tipo oncno
13. (T 29, N." lrw. 245, S. 15, G. 15). Pótoro oncompleta, bord~ poco ""trante.
Fondo muy grut."SS. Ombligo pronunciado. Pje curvo tOf' uño poco sohentr.. Cerco y base
del p•e1 roJos por reservo.
Oomenslones: O
17,6 an; Om = 18,6 cm; H = 5,2 cm; hl = 3,1 cm; h = 1,5 cm,
d
8,8 cm, p = 5,6?: 1.
Segundo C.• 5, IV o. C
14. IT 51, N.• lnv. 382, S. 5, G. 3). Potero oncompleto, poro coo elomentoo sufocíon·
tes paro ~u recon$fltuclón. Fac-tura flnf51rno, tanro en boml:z. como en decoración. Paredes
regruesodos cerco del borde y presu"lo ombHgo. Pie muy cUJvo c:on uiÍo pro"unciodo.
Coreo y molduro ro¡o vi"9, como el l>orro.
Decoroc-fón: Seis PQimetos "'enloz.odos11 y siete vuehos de ruedecillo de tro~o finÍ51mO
y próximo.
Oomonsoonos: O= 16,<1 cm; Dm
1'7,<1 cm; H
4,6 cm; 1>1
2,85 cm; h = 1.6 cm;
d = 10,2 cm; p = 5,76:1
Segundo C.•• s IV a. C.
15. (T. 42, N.• l•w. 43, S. <1, G. 2). Pótera Incompleto. Potodi!S d• •sll"$0< un1forme
y borde eruronte. Fondo de POCO espesor, tot vez con ombl1go. Pie delgado muy curvo,
con uño. Bomiz: negro Intenso. Cerco y molduro rojos pOr reser:-v-o Borro rojizo, hoy gris
=
=
=
=
=
e ti"'ZOS.
Oecoroc•ón; Se•s palmetas "enlozados", y cuatro vueltos do ruedectllo~ todo de 1m·
pr~ión muy finG.
Dfmensiones~
O =-11,2 cm; Dm
d = 9,8 cm; p = 5 37!1
Sevu~do C.• s. IV o C.
= 18,•1 em; H =
5 cm; hl
~
3.2cm, h = 1,5 cm;
16. IT 19, N.• lnv. 692, S., S, G 4), Pótero do lo que sólo se conSP.rvo una cuarto
porte. Bord@ poco entrante. Pared~ df! es,pesor c;osl unrforme. Tuvo ombligo. Pie· cutvodo
con uña poco saliente Vaso rnuy Quemado, pOf lo que el borro, roj1z.0, k ha tornado e.n
gran porte gris. Barni?. ccn el brilla perdido. Cerco y moldura del pie en reservo
Decoroci6n: Sels polm-etos ('enlozados", con espiral de tres vuellos de ruedec-lllo.
Dimensiones: O
151 2 cm; Dm
16 cm; H = 4,3 cm; hl =- 2,8 cm; d = 8,2 cm;
p = 5,3: l.
Segundo C. • s. IV o. C.
17. (T. 127, N.• l~v. 1154, S. 11, G 13) Pótera con borde bostonte curvodo. Por~dos
cuyo grueso aumento hor;io el p,e. Ornbl•_go no muy e.xoge:rodo. Pie curvado otgo obflcuo1
con molduro de Jo uño, poc:O profundo. Borni1 brHtante ne_gro Intenso, pero rojo ~n porte
debido a defecto do cocción. Posiblemente par superi)051clón de piezos, quodo un circulo
rojo c.n el fondo mte.rior. Algun.os monchos roJos con tto:.os totalmente negros, deben
orrlbuirse a ef~tos del fuégo ererno1ouo qUe ennegreció parte de dichos manchas. Cerco
=
rojo par
=
reservo~
-
149-
[page-n-171]
E. CUADRADO
D«atoc-•On: C.:uotro pOime:tos, del tipo #sj~tnco'', pero puestos con dP.SOrden v tr~
'-'U~tos ~
ruedec•llo de tro1o Torgo,
11,6 cm, Om
1O 8 cm· p = 5 17 1
D•men$iooes: O
d
=
s~~ndo
~
18,8 cm, H = 5,3 cm; hl "' 3:1 cm;
n "' 1,5 cm,
é.• ' IV O. e
18. (T. 141, N.• lnv. 1305, S. 10, G. 12). Patero de borde curvado. Port-de• de grosor
crecul:nte. Ombligo. P1c curvo, con uria poco morcado. Barniz. a lgo motóllco* muy bucn.o.
Borro rojizo, hoy orl.s pe1r el fuego. Surco de lo uña et'l reservo Sin cerco.
Decoración. Circul• to d<> ocho milfmelros de dlómetro en el contro del fondo y otro,
menos regular. de diez centímetros. Sobre éste y, de$Cuidado, una C$piral det n.tcdeclllo, o l
parear-, de tres VYehos. que por colnc•denc•o de los traxos parece un.o Un•co y oncho orfo
DimenSione.: O - 17,6 cm; Om "' 18,6 cm; H = 51 cm; hl
d
= 10,6 cm; p = 5,03: l.
= ~.5
·m, h
1,1 cm,
f1nes S 19 IT 235, N.• lnv, 2164, S. 14, G. 141. Palera de borde curvo Pared un•for.Omblogo poco sallenle. P•e curvo hgerom.,te abhcuo. Uña poco morcada, Cerco hundtdo
f'OJOS por tf'W'I"YY Borntz. bueno~ pero deteriorodo. Borro ro¡i~o
0ecorcJC16n· Se» pol~ta:s H~nlat.oda:s"" y dos espirales de ruedec•llo con diSilnto trozo,.
dos vueltos en la exterior y ul\0 e" lo intertor.
14.6 cm; Om • 15.6 cm; H = 4,4 cm; hl o ~ cm; h
1,4 cm.
Oimensjon.es· O
y molduro dt! lo uño
=
=
d - 8,4 cm; p = 4,86: l.
Segundo c.• s. IV o C.
20. (T. 236, N.• lnv. 2118, S. 11, G. 13). Pó•era de porede. con gruo$0 creclcnle.
Fondo de mucho espesor, Ombligo morcado. Pie curvado,. pero recto en porte toxlerlormc.'nle. Lo uña se determino por un surco en el centro de lo ba!.c:. Bor-n1~ CQmpoc.ro y brillanle. Cerca v molduro rojO.. Borro lomblón rojo, hoy gris por el fuego.
Decoroc,ón: Cuatro palmeta~ "s1métru::o~'" y cinco VYchos de ruede-cilio.
Oimenslonos: O= 11,8 cm; Dm
18,8 cm; H = 5,3 cm; 111
3,1 cm, h = 1,5 cm;
d
9,8 cm; p "' 5,14; 1
Segundo C • s. 1V o. C
21. (T. 244. N· lnv. 2330, S 16). Pó1oro •ncoroplora. Paredes de espesar uniforme.
Borde curvodo. Ombl1go s.upue:.sto. Pie curvodo con uña bien morcada. Bornix bueno, ro¡o
en el centro, e>
=
rK>r muy ancho y roitU> por reservo.
Decoroci6n: Polmttos "~loxodas·'. al parKer seis. Vorios "~hos de rued«-illo.
Oornens4ones apro~omodas: O,. 11,8 cm; Om
18.8 cm; H u 5 cm; 111 • 3,3 cm;
h - :,5 an; d - 12 cm; p • '/~9·1.
=
Segundo C.• s IV o. C.
Tipa Hondo.
22. (T 101, N.• lnv. 141-962, S. 9·12, G. 8). Pó1cro cosl compleJo. Borde regruesodo y curvo. Fondo delgado, con ombligo muy marcado. Pie curvo, oiga oblicuo. Uña
pronunciado. Bomtx compacto y brtllonte. Cerco y surco de lo uño, tofos por reservo.
Borro rojizo, hoy grl• par ofeclo do lo hoguera.
Decoración: Ocho po1metoi ., enlor.odos", alrededor de un drculilo. Espiral de ru~c
c1llo de cuatro vueltos.
Dimensionos: O = 13,8 cm; Dm
d = 9 cm; p = 4,6: 1
Segundo C.• s. IV o. C.
15,8 cm; H
= 4,8 an; hl
3 cm, h
1 5 cm;
úcuclillas
Tipa Ancho
23. ¡T. 244, N .• lnv. 2331, S. 16) Plahllo de borde un;lanne, hgeramenre regruesoda
en el botd<> ~lo 1enomos olgu._ elementos paro su reconshtuc•ón, foltondo parte del
fondo y i)ie. Buen bom•x~
Decoroción: Palmetas "enloxodos"' y ctnco VU(!Itczs_ de ruedec.illo de tmprestón mi.IV
f~no.
Dimensiones: O = 10,4 cm; Dm a
Segundo
e•
11 .~ cm, hl = 2_,15 cm, p •
s. IV o. C.
-150-
4,84•1.
[page-n-172]
CERAMICA DE
2-1. (T -12 N." Jnv.
4~.
~a
CIGARRAlfJO"
55
S. 4, G. 2J, Se conservo sólo un 1ro•o de este pioJillo que
permite lo reconstlhsc•ón. Borde reg·rue-sodó. Fondo grueso1 con ombl•go oc\Jsodo. Pie curvado~ con uña poco diferenciado. Bornlx. negro. lntenso y brlllonte., con reservo en e l cetco
y surco de Jo uño. Borro rojo
Dacorotl6n: Palmetas "eni0Uidos'1 • y cuatro vu~ltO$ de ruedeclllo. ImpresiÓn flnf.5imo.
Dtm~n•íones' O= 12 cm; Dm
13 cm; H = 3,6 cm; hl = 2,4 cm; h = 0,9 cm;
d - 6.~ cm; p = 5:1.
Fines 2.• e • S. IV o c.
=
Tipa Hondo
25. (T. 54, N.• lnv. 363, S. 4, G. 2J. PioJillo del que conservemos un trogmento sutl
C1entc poro fo reconst•tiJCtón. Pared t.gc-rQmunre regruQS.Odo hoelta ul P•e. Fondo in~m
plcto, Pit curvado~ cnn uño openos morcodo1 Bornlz neoto Jnterno~ 1'inhtimo1 con 1e$ervo
en cerco y Sl.lrco de lo uña Batro l'djo.
Decoroc16n: Palmetas "enlcn: dos11 y tres vueltos de ruedeclllo de ,mpres•Ór" t•rta
o
Dlmer>Jianes aproximadas: D
10,8 cm, Dm = 12 cm; el ; 7 cm, p
3,86:1
Oimen!!iones exactos: H ~= 4 c:m; hl = 2,8 cm; h = 1 cm.
=
=
PrinGtpio 2
ll
C.t·
1V o,
!..
e
26. (Fuero de tumbo, N .0 lnv. .s/n}. El trozo conse.rvodo permite reconst•culr el plato,
La. diámetros se deducen por el orco de Circunferencia del bordo. Paredes ligeromenle
regrue.sodas cerca del borqe, quo.. es bastante- vuelto. Pie cuNO~ algo oblicuo, con uña
marcado. Barniz. bueno, c.on cerco y hose del ple en reservo. Borro rojo. Pore<:c que no
1uv0 dt'!Coroet6n, pero st no fuese O$J. deb1ó 5er de p9lmetos "simétrkds4'.
Oomensiones: O
1012 cm; Dm = 11.2 cm; H = 3,2 cm, hl
2,25 cm; h = 0,7
cm; d = 6,4 cm; p = 4,54' l.
2• C.• s. IV o. C.
=
=
TERCER C.• S. IV A. C
fuentes
Tipa Ancl-oo.
27 (T. 60, N." lnv. 455, 790, 55, 85, S. 5, G. 4J, Pótero Incompleto con borde ohlodo, paco curvado. Paredes de eSPOsar bostonle uniforme. Ombligo muy acusado. Poe
curvo y biselado ~ro formar lo uña Bornjx intenso, ofgo opaco, con reservo en el ctuco
y asiento del pie. Barro rojiro.
Dec.oroción:
Dimensiones D = 24,6 cm; Dm = 25,6 cm: H = 6)5 cm, hl = 4.5 cm; h ~ 1,6 cm;
d
11,6 cm; p
5,46:1.
Finales 3.° C-• s. IV o. C,
28. (T. 60, N.• lnv. 442, 455, 457, 458, S. 5, G. 4). Pótera IncompleJo de paredes
uniformes. y borde poco recurvodo. Fondo con ombHgo acusado y pié deJgodo. curvo~ co"
=
=
uno. Bamlz. (!XC.elente.,. de c.olor rofo en e l lnrerlor dél cuenco y exterior del fondo, y nf!gro
ol borde extorlormenle, h<>$ta una lfnea del~rm1tlodo a mitad de la pared. Lo diferencio
de co1or hace supOner lo superposicíón de vasos de tos mismas dimensiones dentro del ~r ..
no, durante la cocción, quedando negra lo porte direc:tom.cnt·e en contacto con el humo_.
v rojo el resto. lo existencia de rófagos negras •n el rojo dol oxterfol del piolo y de manchas negras en lo u.na de coiQ( rojo, hoce.n suponer Que se enJ'leoreeiQron en Jo l'loguero
crematorio.
Oecoroc16n. Seis polmetas "enloz.odos" y cuatro vueltos de rue.declllo.
=
=
Dimen9:ones: D = 22,8 cm; Dm
24,2 cm; H
6,5 cm; hl = 4,4 cm; h = 1,7
cm; d = 13,6 cm; p
5,18: l.
0
Finales 3.
S. IV o. C.
29. (T. 180, N.• lnv. 1669, S, 7-8, G. l). Potero Incompleto de paredes tinos, borde
no muy curvodo. Falto el centro de.l fondo, que ignoramos !i tuvo ombligo. El resto es
m6s dolgodo QU~ las paredes. Pie curvado, no grueso, con ui\a bien marcada. Baml ... n"llra
c.•
=
Intenso, transformado en morrón en e l interior dej fondo41 y mÓ$ rojo en ~1 exterior, de
4
Jandq en reservo cel'cO y surco del p•e.
OecorO(í6nr Debl6 ser de palmeros ~
de ruedeclllo, de !tozos los Interiores y de puntillado los de fue(a.
-
15 l -
[page-n-173]
56
E CUADRADO
=
Oomensooo.. aproximados. O= 22 cm; Dm
23 cm, d = 11 ,4 cm; p = 6,11 1
Dimensiones- exactos: H
51 crn; hl
3,6 cm; h
1,8 cm
3.<• C.• s. IV o. C.
=
=
=
Plotos
Tlpo Ancno.
30. (T. 45 (?l, N.• lnv 1402, S. 41. POtero con pared"' de espesor unílonne v borde r&eurvodo. lo ptezo está muy csrroptodo e- lneomplcto. Barniz negro. 'SOfvo un circ~lo
del Interior del fondo y <>1 exterior del mismo, que son rojos. Los •onas rojos está11 muy
descoscorillodos~ por to que es dif¡cil saber si todo el interior del pie fue rojo, o s61o quedó
uno ctrcul"lferencta de esto coJor. Po,ece lo mOs lóg_1co lo prtmero, que es lo ocurr•do en
o1ros piez.o:s, por superposición de los vasos. durante fa cocci6n. Pi~ curvo, delgodo, algo
oblicuo. Cerco y molduro rojos por r~rvo. Uiio bien marcado.
Decoro.CJÓn: Seis polmetos u enlo~dos" y tres vueltos de ruedcclllo, myy separado$,
d~ trozo flno v dímlnuro.
Dimensiones oproximodos: O= 18,6 cm.; Dm
20 cm.; d = 10,8 cm., p = 5,64:1
Olme:nsJones exacto!>: H = 5,4; hl = 3,3 cm; h ,_ 1,1 cm
3. • C• s. IV a, C.
=
31 (T 1 11, N.• lnv. 1.000, S 9-1l, G. 111 Potero de paredes con espesor uniformo
y borde recurvodo. Pie curvo por luera v recto por dentro. Uña bien marcada. Pe~u•ño
ombligo. Cerco profundo y SUI"(O de lo uño 1 rojo$ pot r·eservo. Bam1z muy estropeodo
BoHo rosado, antes rOJtzo.
Decorod6n: Cuo1ro palmetas "simérrlcos'' y cuatro vueltos de: rul'decillo.
5f2 crn,, hl = 3 ~cm., h = 1,5
D•rnensjones: O= 17'4 cm.; Om = 18 8 cm., H
cm.; d = 10,4 cm., p - 5,12:
3 .• ~ s. IV o. C.
1
=
ULTIMO C• S. IV A, C.
Plotos
Topo Ancho.
32. IT. 129, N.• lnv 1136, S 11 G. 13) Pót
poco- o.uvodas. Bord~ sin rccurvor. Fondo con ombligo. Pie cur'Vodo y obl•cuo. Uña formada por un b,sel en el p1e. Borm¡, e$tropeodo y hundido. con feservo en cerco y $urca
del pie. Borrb rojizo y gris.
Decoroeión: Espiral grueso en el centro, dt! 7 mm. de dlomelro medio y otra de uno
$Clo vuelta de ruedeollo de 1roxos cortos y on.c:hOs.
Dimensiones: O
cm., Dm = 15,8 cm.; H = 4,8 cm; n1-= 3,1 cm.; f, = 1,4 cm.,
d = 9 cm.; p
4,84:1.
=
=•s
4 " C<• s. IV o. C.
Tipo Hondo.
33. (T 154, N.• lnv 144.0, S. 7, G, 5). Pótera con paredes de espesor unHorme
hgeromente mós. grueso cerco det borde y recvrvodos. Fondo con omblif)O. Píe on.cho y
curvo. Uña sin .surco, con lo que resulta un pequeño escalón. Cerco rojo, por resefVO
Barniz muy soltado. Borro rojl~
Do.corodón; No se conoce lo del centro det fondo~ pOr faltar éste; sóto se conservo
Jo espírol de ruedeciUo, de 1res o cuatro vueho$.
14,6 c-m., H = 4,4 cm.; hl =.3 c.m., h-=- 1,4 cm.,
Dimensiones: D ::;o 12,8 cm.; Dm
d = 9 cm.; p = 4,26:1,
4." C0 s. IV a. C.
=
FORMA 22
PRIMER C• S. IV A. C.
Fuentc.s
Tipo Ex.troordlnarío.
34. IT 176, N.• lnv. 1656, S. 7, G 6). Gran fuente de dimensiones extroordonarios.
B-orde rectang-ular. l•goromente mclinodo, ocotdodo con uno curvito cóncavo en lo pared.
-152-
[page-n-174]
57
CERAMICA DE "El CIGARRAWO"
que es dt eiJW!'SOt un1forme. con cu(V(I t-osto t:l P•t
Fondo exteraofn'l(!:nte hor•tonto1 P•e
con os•enco plot'IO; este y el extcnor det fondo, rojos por reservo Sobrtt il,
drculos conc:cntricos de bomlz negro.
Oecoroción: Muy enmascorodo por lo restourac•ón Dos orlos de polmetos "combino·
dos". Clenlodos sobte dos clrculos de ovot.
OrmenStonos: O = 32,6 cm., Dm 34,4 cm., H
9.8 cm., hl =6,8 cm.; h "' 3 cm.,
d
17,4 cm.; p = 4,79·1.
Flncc. s. V o principio 1• CO • IV o C.
bicot~vexo.
Trpo Ancho.
35. (T 63, N.· lnv. 485, S. 5), Pótcra con parcdc. de espesor crec.ente. Uno prunero
porte, vertical cerca del borde y curva de!pu.;•, formando un punto a lgo anguloso. Borde
soliente, con oristo Fcttdo curvo y pie biconvexo.
Dec01oc:aón: Orlo de palmeta~ ~nloz.odos "cornbu"tOdos" con otro de ovtK. En el cen·
rro, cuatro palmetas ogrupodo.s con un c~rculuo wperpu~to.
o,,.,.,.,on.,.: O = 20,6 cm.; Dm
22 cm.; H "" 6,6 cm.; hl =4 .2 cm; h
2.1 cm.,
d • 11,8 cm.; p = 6,19:1.
1.• C• c. IV o. C.
36. (T 123, N• In>. 088, S 9·12, G. 91. Pótera rncampleto. Pared.. do eopo..or
un•forme, con un primer tro~o recto y obf,cuo, ocOtdodo con ClJf"VC, ol fondo, ontn del
P••· Borde S
c•rcunftrenc•os negros, conc~ntr •cos con un punto.
Oocorotlón: Seis polmetos •'enlotoda¡,. lrregulo rm~nte d ispuestas y casi borrados,
sobto ollas dos círculos concéntricos y orlo do cmco vuehas de ruedeeflloJ de trozo medio.
Dlmcn•roncs: O = 24,~ cm., Dm
12,6 r.m.; H
7,5 cm.; kl = 5,1 cm.; h
2,2
cm., d
14 cm., p = 4,78:1
Fin_, 1 " e• s. IV a. C.
=
=
Tipa Honda.
31. (T. 217, N • 201 S, S 1O, G. 12). P6tera can paredt." de gTO
Que es muy rnchnodo hocio el centro det voso. P1e b•convexo. Botm; •ntenso y bnllonte,
M1ondo, por reserva, un cerco bo1o el borde sahrnttt, tn el arra~ del pie, en el CHiento
de k te y tamboén rl extenar del fonda. donde quedan. en negra, par la menas tres circulao
coneentt•ccx. Borto rojo, ncy septo gr•sóceo.
DecotoctÓn ~ Una orlo de palmetas su~has, extertOres o un circulo dr o-.as.. y en el
centro, ol porec:e.r .. cuotTo po1~tos "stmétttcQS" o ''ogrupodosN.
Ormensranes: O = 22,4 cm.; Dm
23,6 cm.; H • 1,8 c.n., hf = 5,8 cm., h • 2 cm.;
d
'1
p ~ 3,83: f
F~nes s. V_ o principios 1.° C• s 1 a C.
V
38. (T. 34, N.• 2o, S. 3), Pófera Incompleta, paredes delgadas, al prlnclpro rectos
y oblocuos, y curvo~ despues, ha$to el pltt. Bordo salrentc. Fondo mós grueso que los
porodn con ombhgo. Pta obt.cuo, curvo por fuero y recto por dentro, con uño •nciplenre,
for,.,ado pOI' un leve surco en e l oslrnro del pie. Barniz. con'lpocto" excelente, con reservo
en el cereo y osiento del p1e. Barro rOtiXO y gris.
Decoraoión: Orla de palmeta. "combinado-." olredcdor d<> un clrculuo, v despues otro
orlo do tres po$O(k:J$ de: r~ecil lcs, con palme tas "enlozados", e x.tcríore5, o ello.
Drmen.,ones: O
20 cm., Dm • 21 ,'1 cm.; H
6,3 cm.; hl = 4,4 cm., h
1,9 cm.,
=;
=
d
11,2crn.;p=4,54·1
'.• e· s. 1v o. c.
2.• C S IV A C
fuenttts
Trpa Ancho.
39. (T, 22 • N.• lnv. 2033, S. 13). Potero de1hgurada por la restauracron Porcdeo
rtKto~ y grueso-s ot princlplof y despu~ de lo curvo de unión, yo que quedo cos1 plano
el fondo. Omblogo. Pre curva y alto, con ui\a en el plano de asienta. No .., advierte sr hubo
reservas.
20
153 -
[page-n-175]
58
E CUADRADO
Decarocl6o Muy borroso Al parecer, y desde el cemro t>oclo ol borde, palmeta•
"combi')Odos". tres vuehos de ruedcdllo, polmetos "comb•nodoS'' y uno posodo de ruedecillo de cuatro punto~.
Oim.,n.fonos: O= 23,6 cm.; Dm- 25,6 cm., f-1
7,2 cm,, hl - ~.i cm., h = 2,4
cm., d
13,8 cm., p
5,02:1
Fmes 1.• C• o prínc•PIOS 2 • C 1 s.. IV o. C.
=
~0. (T. 121, N." lnv, 1153, S. 11, G. 13), Pátt!J'o de pérfol carenado en ángulo algo
mayor de 90". Pared y fondo recto., antes del poe, concavodod ligero en el ontedor del
cuenco. Fondo s1n ombltgo. P•e tropecial, can el lado extenor verHcol y sin surco en la
bose. 8ornt:t compa-cto ty detCriotodo. cer-co y asiento del p1a ett reservo~ Exter•or del
fondo tomblen en reservo, con cfrc:ulos concéntnCO$ néQros.., descentrados y de C!JC!Ct.JC•Ó"
de50Jidodo. Sarta gris ro¡h,o y .epio. Borde redondo.
Decomción Sei$ poJmetos- "énlozodas" y lres vueltos de r'uedecl11o.
O:mensoones: O - 2'1.~ cm.; Dm - 25,6 cm.; H
7,2 om.; hl = ·1,1 cm; h = 2
•11 (T 244 N.• lnv. 2332 bl5, S. 16), Fragmentos d~ uno pátero qu~ pertnlten re«mstn.ur el cuenco, pero no fondo v pla. Parede-s casi e.n 61'\gulo rédo con el Fondo, ocordodos. col" un orco de circulo de rodio gro"de. Borde sollento, muy pequeño
Decorc"óo. Palmeros "combinados" jlol vex cx:t>o p más), y cuotro V1Jelta> de ruedeclllo
D•mcns• ones~ Profund•dod del cuen.co. oproxtmadomente -1,2 cm.
2 " C • s.. IV o. C.
42 (T. 79, N" lnv 691, S. 5, G, 4). Pótero de pared recto, oigo oblocuo y tondo
curw, ~on carena de mÓ$ de 900 Borde c.on filo y pie curvo vertfcoiJ con uña formado
por bisel d~ apoyo. Born[z excelentt!, C'on resY\I'o ~ t:l c~rco y oslehto del pico. Sarro
rolo. l~ompleto.
Decoración~ Sie.le palmetas gro,des "eniO:todQs'' y cvatro vuehas de rt.tedecidas su-
=
pe rpues10$
d
Dimensooncs· O= 20,8 cm.; Om = 21,6 cm.; H = 7 cm.; tol- 4,4 om.;;.
11,6 crn., p - 4,72: L
Final Primer C• o princ-ipio 2. 41 ("" os-. IV o. C.
= 2.1
cm.;
43 T 235, N • lnv 2165, 5. 14, G. 14), Pótero casi completo, dn poredc> recta.
oblicuas, que 'e unen a medio ahuro con un fondo muy curvO,. .sin ombligo, Pul· delgado
con ligerísimo curvatura y uña muy de~tocoda. Borro ro,o. Bornt4 bue.no, es-Jropeodo,
c:on c.erco y molduro del pte en res.c.rvo~
Oecoroclón; Seis palmeras 11 enloz.odos" y dos I)Qsodas de ruede:illo
Oiménsiones: O = 19,4 cm; Dm
20,2. cm~ H - 5,9 cm; hl ::: 4 cm; h
1,8 cm,
d
10,2 cm; p- 4,85·1
2.• C.• • IV a C.
=
=
Escudilfo1
~4. (Fu
de lo excovoción, que permiten determu'IOt el du!unciro. El borde es redondeWo Pared
curvo, muy f1no 1 de espesor uniforme. Born1z rojo coral, torolmenre uniforme en el •ntenor, y con dHumín.odos n.>QS e11 el ~xtertor.
Dccoroción: Sólo re&~os de rvedecillo, el"'' el lntaríor
Dimensiones; O= 10,-4 cm; Dm = 10..,8 cm.
2.•
e• s.
IV o. C.
-15. rT 127, N.• lnv. 1155, S 11 G. 13). Plarillo do pared curvado, ~n cuarto de
circulo. Borde con onsto. Pared muy deigodo y fondo aún más. Pie c:urvo con uño. Bom1z
Intenso. con rcs~rvo de c.erc.o y surco del pie. Borro roll-zo, hoy gri$, Confec.ci6n muy fino.
Decoroc,ón; Cuatro PQim.etas grandes 1'ogrupod0$11 y tres posados de ruedecillo. So ..
bre el conjunto, y partlen~Q del centro. uno fino espiral lnciia. anterior o to c-occiQn.
Dimen5iones- O -= 1 1 cm, Dm
1 1,6 cm; H = 3,6 cm; hl ;; 2,4 cm, h
J, 1 cm~
d
6,~ cm; p = 4,58:1.
2. • C.• s. IV o. C:
=
=
=
-
154-
[page-n-176]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
59
FORMA 23
TIPO A.
~6. (T 36, N, lnv, 20, S. 2). "Piara de P<>Ce•'', con borde colgante, muy delgado.
Pocillo cen1rot, que hoce curvo e1 extetior del fondo. Ple: con curvo conv~xa al extcrfor y
recto obflc:l.IO ol Interior. Base del pie plano,. con uño. SQ.J'ni-z- int~:sof ~ce1ente, dejando
eo reservo uno h~ra molduro, que borde., el pocfii01 u.no :ano en el borde, el cerco deJ
ple, 6ngulo interior dt!l l'nl$tY'IO y e:irc-ulos concenttieO$ del e)(terlor del fondo. Borro roJO.
Pieza Incompleto.
=
o,nensooncs: o = 2.1,60 cm; Orn
22,8 cm; H = 3,9 cm; RTOfundldad total = 2,9
cm, ldem del pocillo = 1,3 cm; h. dcl pie = 1,3 cm, d del pie
10,8 cm, d del JJ«•IIo = 6,4 cm.
Pnmor c.• S. IY o. c.
47 !Fuera de tumbo, N.•• lnv. 1733), "Piolo de peces'' fn<:c¡mpleto, d" borde col·
ganre, gru,.o. Pocillo poco profundo. Pie curvo, por fuera, algo oblicuo, con bose biselodo. Bomiz bueno, dejando en reservo el bisel del pie. Borto muy mjo.
Omwnslon"" O = 20,4 cm; Om = 21 ~ cm; H
4 cm; pr0 fund1dod total = 2,6 cm;
id. del poc.illo = 0,9 cm; h. de pie = 1.5 cm; eL d
=
=
=
ct:nt imetros.
2.• C.• s. IV o C.
FORMA 24
TIPO A. 1
48. (T 53. N.• lnv. 301 S. '1, G 2.). Pared!!$ muy curvados, nocio den111>, con borde
regn.u!'Sodo. Pie curvado, oblicuo, con uña destocado. Ombligo insinuado en el fondo. Sor.
n1% muy brillon to, de¡ando en reservo el 5urco del p1e y un ancho cerGo, que .se e.xhcf'ldc.
pot el e.xtet¡or del m•smo. Borro gris oc:tuolmnnte.
Dimensiones: O :::- s-_2 cm; Dm
=
7 cm; H
=
3( 1 cm; hl
=
2,2 cm; h
= 0;8 cm;
d = 4,6 cm.
Primer C.• s. IV a. C.
49. (T. 213, N.• lnv. 1959, S. 11, G. 13). Platillo de pared y fondo grui!SO$, borda
muy r«urvodo. Ombligo morcado. Pie curvo, ton uña pronunciado. Bami: brillante, con
reservo en el cerco y surco de lo uña
Otmen.lonos: O = 5,~ cm, Om = 1,4 cm; H = 3,3 cm;
= 2,2 cm; h = 0,7 cm,
d
q,z cm.
Fonol s. V o proncopto pnmer C.' s. IV o. C.
50. !Fuero de tumbo. N.• lnv. 905, S. 5). Platillo incompleto, de porede5 gruesas, con
el máximum da gro>or cerco del borde, que e>tó muy recurvodo. Pie curvo, oigo obllcuo1
ni
=
con uño. Borni.z Intenso, con reservo en el cerco; en el pie parece estor perdida. Borro gris.
Dimensiones: O = 5,-4 cm; Dm = 1,4 cm; H == 3~2 cm; hl = 2,4 cm; h :::J 0.8 cm;
d=5cm.
Finol s. V o principiO Primer C.• s IV o. C.
51. !T. 50, N.• lnv. 218, S. 3). Platillo de borde muy regrue>Odo, disminuyendo de
carvodo. con vño muy morcoBarni-z. bueno1 con reserva en el cerco, de color sepio. Barro r-oíbo
Dimension-es: O = 5,2 cm; Dm = 1,2 cm; H = 3 cm; hl = 2,4 cm; h = 0,8 cm,
d = '1,4 cm
final Primer C.• o principio Segundo C.• •· IV o C.
52. !T. 228, N.• lnv. 2101. S. 14). Pla tillo de pared.. muy gru..a•, de espe~r uniforme, con borde muy tKurvodo y otilado Fondo curvo. Pie obllc:uo, con uña morcado.
Barniz estropeado. co., ra:serva en el surco dE) lo uñ-a y un cerco ancho en lo porte olto
del pie. Borro rajo, hoy sepio, por lo occión de 1a hoguera.
Dimensiones· D = 5,.5 cm• Om = 7 2 en.,. H ~ 3 3 cm· hl = 2 5 cm· h
O 8 cm
1
1
d = 4,6 c.m. •
'
'
'
'
'
'
'
final Primer C.• o principio Segundo C.• o. C.
53. (Fuero de tumbo, N.• lnv. s/nl. Platillo sin proceden
do~
=
tfo como en otros.e¡emplore$, Falto .el PQSib1c om-bligo. Pie cotto, ml.ly (:urvo extefiorment l.'. Uña muy morcado. Botnl~ bueno. Cerco y surco de lo uiio en reservo. Barro muy ro)o.
-155-
[page-n-177]
60
d -
E.
Oimens,on.es D
5 cm.
~UADRADO
6 cm, Dm • 1,6 &m; H = 3.2 cm, h1 - 2;1 cm, h
=
0,8 cm,·
2.• c.• ~. 1v o e
54 (Fu~o de tumbo, N• lrw •lnl Platillo ¡ncornplelo. Pared muy regru..ado cerco
d(!1 borde, que es muy e:urvo. ForKJo sin ombli~o. Pie curvo oblicuo, ton uña en rl plano
de lo base. Bomiz brollonte, >Ollado en p<>rle Cerco por reservo. oncno. Parece no hubo
H~Servo en ei surco de lo uño. Borro gris,
Drmensrones: D
5 cm; Om
7 cm, H
3,3 cm; hl
2,3 cm; h = 0,8 cm;
d = 4,2 cm.
2.• c.• •. 1v o e
55 (Ful!l'o de tumbo N • lnv. ,¡n¡, Platillo muy lncol'tlj)leto, folla latolmente de
p1e. Paredes muy gtuesos. pnnctpolmtnte cerco del borde. Botnít. brillante, con r~rvo en
ti cerco del p1e. Borro fOJiZO.
D•mensio.-,es. O -= 4,8 cm, Om
6,4 cm, hl = 2,5 cm
2. C.• s. IV o C.
=
";"IPO A. 11.
56. IT. 138, N· lnv, 1322, S. 6) PlotoiiO hondo, borde muy recurvado v eo~r creCiente hosto el poe. Omblrga que llego cerca del plano de la base Pre curvado, muy corto, con uña •nop•ente:. Barntz compocto y brillante QUé cubre IOto1mcnte el VO!.O Borro
fOJO.
=
D1menst0nes O .., 6 cm, Dm • 1,6 cm, H
3,6 an; hl
2,8 cm, h a 0,5 cm;
d = q,4 cm.
Pnmer C... s. IV o. C
57. (T. 19, N." lnv 690, S ~. G. '11. Plotllla hondo de poredes uniformO$ y borde
muy recurvodo. Ombligo en el fondo. Pie $In uño, cOl'\ cerco muy profundo. Borní1 compoao ocho rotado. cm medta piez.o que f'O estuvo en lo hoguera; lo 0 1ro n'lttod perdió el
bornl~ y dejo ver el borro grl' por efectos del fuego, el r.. to e• rojl~a. Son '"'ervo del
born~z.
D
6,6 cm, Dm • 8 cm, H - 3,1 cm; hl
3 cm; n
0,7 cm,
4,4 cm
Fanal Pnmer C. • o pnnc.plo Segvndo C.• s. IV o. C.
58. IT. 140, N.• lnv 1265, S. 10, G. 12). Plotollo ñonda. Porede• delgados muy recur...,oc:Jos. Kndo con ombl1go eoxt~nor Pu!· oblicuo eurvodo., con uña &nc•p•ente. Bomiz. estro·
peodo y Wlhodo en pone. s.1n ret.erVCH. Borro rojtzo, .gns en porte.
Dimensiones D - 6.2 cm, Dm
7,4 cm; H = 3,5 cm, hl
2,8 cm, h
0,9 cm;
d = 4,8 cm
3 · C." srola IV o C.
59. IT. 154, N • lnv H4 , S 7, G. 5) Platollo hondo; porede. unrlarme<, muy curvodos, fondo más delgado qut ellos. P1e ver1tcol, curvo., con cerco hund1do y uña mea·
ptente en rl p1e* formado por un b•~el de to base.
Domct~~ianes: D ~ 6 cm; Dm
7,2 cm; H = 3,o! cm, hl e 2,7 '"'• h
0,7 cm,
Drm~oones:
d
d
4,6
cm.
Ul!rma
c.• S.
IV o.
e
FORMA 21 /25
TIPO B L
60. (T. 133, N.• lnv 1208, S. 9-12, G 9) Plotlfw muy plano, con borde muy curvodo hoc•o ode.ntro. Pte de posullo moctz.o, cof'1 hueco circular en el cenuo,. y or•sto extenor b•~lodo.. Bomiz: bueno, quf!dando fOJO, por téSElvo., el cueiJo del pte, por en<:amo del
btsel y lo base de.l mi¡mo. quo presento uno hgero lnchnoctórl noc.o el ex tenor. S•n decoroción.
Dm~mrones: D
7.6 cm; Dm • 8,8 cm; H
2,6 cm, hl = 1,7 cm, h
0,8 cm;
d = 5,6 cm; doómetro del hueco d•l t>l~ '" 2,2 cm
Primer C.• s. IV a. C
61, (T. 29. N.• lnv. 222, S 15, G. 15). Platillo plano d" porede. unoiO
h~..~«o c1rc.u1or profuf'ldo. Lo bai.e del pt~ es uno $Upetf,cie cónico, muy morcado. Bornlt.
estropeado, dejando en reservo lo gargonto y lo bose del pie. Borro grlsj sin decOtodón
=
-
156
[page-n-178]
61
CfRAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
d
Dimensiones: O = 1 ,5 cm; Dm = 8 t6 cm; H = 2~4 cm¡ hl
5,7 cm; diGmetro del hueco del pie: 2 cm.
Final Pnmer C.• o prin~ipio Sogundo C.• s. IV a. C.
1,3 cm;
n = 0,8 cm;
TIPO 8 11
62. (T. 133, N." fnv. 1209, S. 9-12 G. 9), Platillo p)ono; borde regruesado, mi.Jy
curvado. Pie de post•llo c-•rculoT, con borde ochaHonodo y huec:o c~ntrol poco profundo,.
con ombligo en el centro, Lo base de lo postílla preiénlo uno Hgero c.onieidod. Bor·ni.%
~eno
intenso. Cerco y base dol pie, rojos por reservo.
Oecoroclón; Cuotro polmetos pequeños, "'agrupados"
Dimensiones: O = 7,3 cm; Dm = 8,6 cm; H = 2 ,7 cm; hl = 1,8 cm, h = 0,8 cm;
d
5,$ cm, Oiómerro del huKo del pie: 2,7 cm.
Primer C.• s. IV a . C.
63. (T. 45, N.• lnv 90, S 4). Platillo plono, de ba
c entro. Superficie- de lo base llge(amente cónico~ Barniz metOiico~ QUe cubre totalmente
lo SUj)
Dimensiones: O
7,1 cm; Om
8 cm, H
2.5 cm; 1'11 = 1.6 cm; h
0.8 cm;
d = 5,6 cm; dlometro del hueoo del pie· 3,4 cm.
3,•>c.• s. IV a . C.
=
=
=
=
~ORMA
2.6
64 jT. 133, N.• lnv, 1207, S. 9-12, G. 9) Potero can porede• de espesar creclénto
que rormon uno superficie cónico, con bofde muy curvodo hotio odentro. Fondo grué50,
con ombll,go exterior Pie. de s.ecdó.n recto '1 oblicuo, oue le do formo ocomponodo. Molduro de medio coño en lo base- del pié. Borf'lb: muy bueno, con reservo en la bose de
apoyo, Barro rojo sepia y gris.
DecorQelón: Seis palmeta& grandes~ •• enlozados•' y cinco vueltos de ~uedoc:tllo.
Dimensiones: O = 22 cm; Dm 23,8 tm; H = 8 cm; hl = 5 cm; 1'1 = 2 cm; d = 12,6
cm.; p = 4,4: 1.
Primer CY s IV o. C.
FORMA 28
65. (Sobre T. 229, N.• inv. 2118, S. 11) Vaso de paredes casi recias, con t.m óngulo
en lo rnitod. Bor-de redondeado, lig~romente ..saliente hoc.io ofuero Fondo .,orj.:_ontol con
ltgedsfmo ombligo. Pie curvado, vertical, biselado en su ba•e. Bamix de brillo oigo metálico, d~jondo en reservo e l orco del pie y el bisel. Barro ro¡o.
Dect;Jroc16n~ Cuatro potmetos •'s,métrkos".
Dimensiones: O. boca = 1O cm, O. car.,na
9 cm; H
3,5 cm,
= 2,2 cm;
h = l cm; d = 5,8 cm.
Ultomo C. • s IV o. C.
=
=
ni
FORMA 40
TIPO E-1
66. IT. 52, N.• Jnv. 287-B, S. 9, G. 101 Voso incompleto. ConseiVo r~tos de aso
v tollo totalmente el pie. Ba
DimeM!onM cot1setvodas: D. boco '= 9 cm; O. cuerpo = 9,4 cm; h. C"UeHo = 1.9 cm;
H. cor>se
67. (T. 64, N.• lnv. 489, S. S, G 3). Borde colgante; cuello boja. Cuerpo achatado.
Ple moldurado, forl)londo un bocel sobre el que hoy un junqulllo y una garganta cóncavo.
Asas de onílto, 1endlendo o ctrculores y opéndiu.s superiores 'SOhentes. Bami~ bueno. overfodo. BorTO sepío1 EJ voso está 11'\COmplcto.
Oec.orod6n: En el Interior del fondo, impresiones de ruedecillo.
=
Domensoones: O= 8,6 cm; Oc = 9,4 cm; he - 1.9 cm; H
'7,5 cm; 1'11
h = 1,2 cm, d = 5 cm; do= 3,5 cm, 1 = 14,6 cm; r = 1: 1, 14,
Flnol l.•> C.• s, IV o. C.
-
157-
= 5,6 cm;
[page-n-179]
62
E. CUADRADO
68. (T 92,, N • lr>v 825, S. 9-12, G. 9) . "Kónthoros" de cuello corto. Cuerpo rto
profundo, Pie moldurcdo, de bocel con uña en lo bo,.,., y sobre oil, junquillo orlstado, con
en 1ron te entre ombos. Coña del pie, qul!! no poso de ser uno breve oorgonto. Asas de
ontfiO c:Jrcutores, con opendiccs $Oliente; d~ grosor mfenor o l del lab1o1 c¡ue
-es
grue-so en
su parte lnf!'rior, v muy delgodo en el cuerpo superior. Barni-z muy bueno, soltodo en
porte. Cerco y .surco de fo uño rojos, pOr reservo. Barro rojo.
Decoración· CuatrO polmetos 11 sHnétricos•'1 en el 1ntcl'i.or del fondo.
Dimensiones: O~ 10,7 cm, De t t 10,8 cm; he = 2,3 cm; H = 10 cm, hl = 7,6 cm,
h = 2 Cll', d"" 5,l cm; dg
3,9 cm; 1 = 18 cm; r = 1:1,07.
Ftna1 2.• C" $ . IV o C.
69. (i. 115 N" lnv 1011. S. 9-ll, G. 9) "Kónthoro>" pequono de bor
dentro. Apindu!es conos. Pie muy mo1durodo, formado por un bocel seporodo por medias
coñcn de un JUnquillo inferiQr' y de u n arlst6n supenor, ol que se superpone lo garganta
del p1e. Borní~ excelente, algo me-tálico. derando rojos, por restrYO, los. dos medios coñas
=
del pie y el
surco~
Qu.e forma uno uña rouy morcado.
=
Dimensiones O
8,2 cm; De = 8,4 cm; he = 2 cm; H ~ 1,6 cm; hl
h = 1,9 cm. d = 4,6 cm; dg =- 3~4 em; 1 = 13,6 cm; ,.
t; 1,07 crn.
=
2.• C.• s. IV o C.
= 5,4 cm;
10. (T. 115, N" lnv, 1017-B, S. 9-12, G 9). "Kónthoros" P<>Que6o, enólogo ol on·
teríor Lo uña del plt!: .se detenn\no por una molduro de! media ceño. Bornt:t. compaclo1
con brillo oigo motolico. Lets mediO< coñ<>o del exterior del ple v lo do lo uña, $0n rojo.<
por reservo del bomiz., teniendo las primeros, en su mitad, uno fino lineo negro.
Decoro,ión: Cuatro palmeta¡ "simélricas'' con dos o tres weltos de ruedec11lo dofec..
tuosos por lo dtficullod de ejéCUdón.
DimenSiones. O
7,2 cm; De = 8,4 cm; he = 2. cm; H
l ,4 cm; hl = .),2. cm;
h
1,7 cm, d = 4,6 cm; dg = 3,4 cm; t = 13,6 cm; r = 1.02:1
2.• C • s. IV o. C.
71. (T. 150, N.• lnv. 1385, S. 7, G. 5). "Kóntharos" mcompleto. Borde con lóbulos
de$01'l'OIIodos. Ct.WI>O hondo. Asos con opén.dlce sohente. Pie ~on los molduras hoboluoles
y garganra cilíndrico. Bornl:. bueno, con reserVas en lo Unión del bocel del pie y en ~1
surco de lo uño. Botro rojizo. No llevo decorociórl.
Domensiones: O ; 10,5 cm; De
10,8 cm; he ; 2.7 Ctr1; H = 1 1 cm, hl ; 8,3 cm;
h
1,9 cm; d
5,4 cm; dg- 3,•1 cm; 1
18 cm; r - 1,04:1 cm.
Final 2.• C." s. IV o. C.
72. (T. 231, N.• low. 2144, S 11 ). "Kóntharos" con osos de anillo de tendencia cír-
=
=
=
=
=
=
=
c:.uJar. Apéndrces sclientes y dolgodos, convexos en lo parte superfor. Lóbulo inferior del
borde, desarrollado c~crpa poco profundo. Pte con molduro de bocel, pr()VI$10 do uf>o
ln!erlor y cuerpa de superflcoo anguloso. Enlre ambo$ molduras y el surco d.. lo uño, <:irculos rojos pOr resetvo del borníx. Go(gon;to d-el pie olto. Borní:. compacto y btHion le.
Borro rojizo.
Decoración: Cuatro palmeros ''slmétrtcos'' dlspueotqs frregularmertle y tres vueltos
de rucde<=l llo superpuestos
o .mensionos: O = 9 cm; Oc; = 9,6 cm; he = 2.7 cm; H ;a 8.9 em; hl = 6.8 cm;
h
1,7 cm; d = 5 cm; dg
~ cm; 1 ;
15,7 cm; r = 1:1 cm.
Fino! 2,• C.• s. IV o. C.
13. (Sobre o 230 y ss. N,• lnv. 2 122, S 14). Frogmenlos de "k.ónli'>oros" do1 que
se coo-.:orvo un trozo de oso1 bordo y cuello. El borde, de IQbulos desarrollados; a$0 grueso
da 11ueco alargado, y apéndice delgado. Born!:. bueno. Borro tojo.
Otmensione5: D = 9 (2 'Cm¡ De = l 1. 4 cm; he = 2,6 cm; 1 = 18f4 cm.
Rnol se;¡undo C.• o prirtctpio¡; del tercer C • s. IV a. (:.
H. ¡T. 253, N.• lnv, 2'104, S. 14). " Kónthoros" entero; lóbulo Inferior del borda,
muy g rueso. Asas do hueco olorgodo, grue~s y de apéndiCé soli~nte.. Cuerpo hondo. Pie
moldurado, con bocel gr~e>a y cuerpo ~uperior con bord
tJornlz compacto, nt!gro. Cerco del pft~ y mdrduro de lo uñ.o. rOfO$. Borro rojo. Grafito en
=
=
el mt~nQr d~l pie.
=
Dimensiones: D = 1 Ocm; De= 10,2 cm, he= 1,8 cm; H = 10,9 cm, hl
8,1 cm,
h = 1 95 cm• d ; 5 cm• dg = 3 6 cm· 1
17 1 cm· r = 1 02• 1
Se~nóo c.u o PrincipiO$ ·dol t~rcer e_') ~. IV 0, e , ..
75 1T 239, N.• lnv, 2234, S, 1'1). "Kónthoros" Incompleto; $Óio $E! COn$ervnn los
f,r:o,
=
- 158-
1
[page-n-180]
CERAMICA DE "EL CIGARRALEJO"
63
tuos y pte; aquellos ''"' de onollo ellptlco, y los api:r1dices ,alientes, gruesos y onchos.
El pie tie.n:~ un bocel grande y otorgado. con uña saliente y uno molduro de bordes. ogudos. Gorgonto Cllindnco. 8Qml:t ex(t!lente, con reservo en el cerco del bocel y e' $\lf'O
dr la uno. B-arro rojizo.
Dimensiones aproximados; O .::- 13 cm; De = 12," cm; 1 = 22A cm.
D!mMSIQncs CXQCtOS he = 4 cm; h = 2 , m, d =- 5,4 c.:rn, dg = 3,6 (m
3.• C." S IV a. C.
16. (T 14, N." lnv. 536, S. 5, G. 41. "Kbntharas" oho, eomc>letc. Lóbulo inferior
dol barde, poro de.arrcllado. Asos de hueco alargada algo angulosel, y ooorodicc delgado,
muy soliento, levontodoi s.us e,xue-mos. CueUo largo. Cuerpo profundo y pte muy aJto,
con bocel grande. provisto de uña iMterror y c.uerpo superior anguloso La c.oOo del pi~ es
bostonfc olto. Borntt. negro met61ico, dehwotodo. Parece QU~ solo tuvo reservo ~n el
su,e:o de IQ uña. Sarro rolo
Dlme:>slcnes: O
9,~ cm; Oc
9,8 cm, he = 3,6 cm; H
11,1 cm, hl = 8,2 cm;
h - 2,1 cm; d = 5 cm, d!l
3,4 cm; 1 - 18 em; r = 1,17 l.
PnncopoQ 3.• C." •- IV o. C.
71 (T 230, N.• lnv. 2141, S. H, G. 14) "Kónthorcs" entero. Barde de lóbulos poeo
desorrollodo$. A~os de huKO otorgado y angvlosos, con opendtces muy sal1entes y algo
levantados. Cuello alto. Cuerpo medio. Pie alto, con bocel gronde. Coño del pie oho. Barntz muy deleriorodo y soltodo a trozos. Está totalmente cubteriO d~ barntz., pt!ro no se
puede cse:guror lo omcnala de re-servas. Borro rojo.
Dimen••ones: D = 9,4 cm; De ~ 9,6 cm; he= 3,7 cm; H = 11.3 cm, hl = 8,3 cm;
h
2,5 cm, d = 5 cm; dg
3,6 cm; 1 = 11,6 cm; r = 1.20:1
3." C.• • IV a. C
=
=
=
=
TIPO E, 11
78, (T. 12.7, N.•· lnv. 11;)6, S. 1! G l3j, "Konlho""'" oncompleta. Lóbulo inferla<
del borde muy de!.Otrollodo. Aso on..~:e$0,. con opéndici!'S no muy sofiontcs. Cüerpo medio,
ogollonodo. Fondo muy grue50 y con uno espec.Je de goterón por fuefo de-l p1e. Pie con
bocel gr11e.so. Cuerpo ongul- •uperiar y gorgonro de doble cono
cldcd Bornl~ eompocto,
dejando en tt'Sé(VO los $urcos de lo Uña,. boce1 y goteróo. Borro. grls.
Oomensoones: O = 10,2 cm; De - 10 em; he = 2,8 cm; H = 11 cm; hl - 1 9 cm,
h
2,1 cm; d = 5 Cl'\'1; dg = 3,2 cm; 1
18,2. cm; r = 1,11:1
Finol 2 • C " ~ IV o. C.
79. (T. 127, N.• lnv. 1151, S. JI, G. 13). "K6nlharos" casi COII'pielo. Lóbulo lnler.or del bo:rdq: muy desarrollado. Asos muy gruesos con opandlces odelgQ%_odos en S'-3 e-xtremos. Cuerpo ogallonodo. Molduras del pie, como el onter'far, menos lo garganf'o, que
es elllttdrlco, corec4endo el cuerpo de goterón. Uño ~n el pie Bcmlz compacto y brillan ..
te, con rescrrvo en el cerco del bocal y surco de! lo uña. Borro muy sepia, Grafito en el enterior del pie.
Dtmemlones: O= 10,5 (;m; Oc-= LO cm~ he -= 1,95 cm; H = 10,5 cm, hl =- 1,9
cm; 1-o = 2,1 cm; d = 4,8 cm; dg = 3,6 cm; 1
17,1 crn; r
1.02:1
=
2..•
=
e•
s.
1v a.
=
e
=
TIPO D. 1
80. (T. 45, N." lnv. 67 S. ~). "Kónll-oora•" de borde acampanado. Asa$ delgados,
con op-91\dice aguzado y extremo antho, rectangular. Cuerpo de fondo muy grueso. Píe
con bocel grande. Cuerpo $up~rlor anguloso y caño del pJe no muy alto. a~rni.:t negro.~ o igo
c.poeo, que- se hoce morrón en el fnte-rlar de1 pie, y deJo en reservo el terca del mJsmo y
el surco de lo uño. ounque e$t6n dichos molduras muy difícitcs de oprccior en cuonto al
~olor. Borro rojo.
D = 9,3 cm, Oc = 9.5 cm; he = 4,5 cm; H = 11 c:m; h l
= 4,8 cm; dg
3 c:m; 1 = 16 cm; r = 1,18·1.
Dlmensian~l'
h
= 2.,2 cm; d
=
= 8.1
cm;
Final 3.• C.• s. IV o. C.
81 (T 95, N.• lnv. 1007, S. 9, G. 8) "Kontfoaros" de borde fo lo
no, geromente ocampanado. Fondo mvy gi'U..O. Asas de anillo, a lgo or,gulosos, con apéndices muy solienres
y anchos.. Pie de pequeño grosor con e l bocel de base olto, y sepor.odo pOt' -uno e'S(Ot;io,
muy pequ.eñ•to, del hst Escaeia y svreo de lo uño roJos por rese
8,7 cm; De = 9,6 cm; he = 4,6 cm¡ H = 11,2 cm, hl = 1 9 cm;
h = 2,5 cm; d = 4,4 cm; dg = 2,4 cm; 1 = 16,4 an; r = 1,28:1
4.• C.'' S IV o. c.
=
-
159-
[page-n-181]
E CUADRADO
TIPO O 11
82. 1T '17 N lnv. 867 S. 12, G .9¡ "Kántharos" Incompleto, fallo d.· trozos do
lo pared y de un O!O. Borde f.no. Cuello alto., cuerpo ogo11onodo con goterón Incipiente
en lo unión con f!l p•e. Est~ uene un bocel gtonde# cue.rPO ongufoso superpuesto y coño
del p1e cOnteo, oeordodo con un cuarto de c.arla o un llt,eel que ~Jirvc dt un16n eon el
cuerpo. Boml:t eslro¡>eado, que deJo en reservo lo molduro del pie, cuno v goterón. Los
osos dejen un hueco olargcdo v """ delgados, oon apéndooes soloente y onchos. Uña de
surco oncho en casi d plano du O$lt~lo.
Dimenoiones: O- 10,6 cm., De= 11 cm., nc = 5,3 cm.; H
13 cm., hl 10 cm.,
n ; 13 cm; d = 5,8 cm; dg • 3,6 cm; 1 = 18,5 cm; r - 1,22:1,
Fonol 3.• C" • IV a. C.
TIPO G. 11 .
83. IT 97, N.• lnv. 868, S 9-12, G 9). u Kontharosu entero de uno >Ole D>O Bordo
colgante, con lóbulo .nfenOC' rnuy desorro11odo y el supert« muy pequeño, vueltO hoc•o
ofue.ro.. El oso es de on.llo c•rcutor, carece de apéndice. sohendo dr-1 l~lo •nfeuor. El
cuerpo ~ profundo y ogoUonodo., con un aspa u1e.tSO bo¡o el oso El pte ka uom.formodo
el bocel de ostento en un cuerpo cónico, con 1o mo1duro onguJoso wperaor y uno gorgonro
corto. Uño no e;coge:todo. Born•z Intenso, con refleJOS meró1ic:os, c:¡ur cubren totalmente
el vaso. sin de1or mnouno reservo. Borro sep1o rojt'%0.
Oomensoones; O
6 cm., De
8,-1 cm.,. he = 2,3 cm., nbot
2,1 cm., H
10,1
cm.; hl = 1,8 cm., h
1.5 cm., d = 3,8 cm, dg = 2:1 cm
Fino! 2."
e-,
prinCIPIO 3.0 C" \. IV o,
e
FORMA 42
TIPO A. 11
84. cT 133, N.• lnv
210, S. 9-12, G. 9). "Kvll•" de pie boja, entero. Cucnt'o poco
profundo y ceomponodo do pore-de-s muy finos y fondo rnós gr\.leso, con ombltgo cxter•Ot
cOnteo. Pie muy moldurado, de •nteriOf' convexo. Asas exentos, de loz.o que sobresolen
del pleno del borde. Barniz muy bueno, estropeado por el fuego cremotorlo. Rojos por
rese-rvo el osiento dtl pie, ~o prnncro molduro y eJ fondo exterior, en que sólo quedo:n
negro$ tres <;irc.utos c.oncenutcos. y un punto c~tral. Borro gn¡ que deb¡o ser rojiz.o.
Oecoroción· Cuatro palmeta• "eniO:tOdos" alrededor de uno espiral onc"o y dos posodos de tuedecillo
Oomensoont": O
15 cm, H
3,9 cm , hl = 2,4 cm.; h • 1,4 cm, d
7,8 cm.,
li'MO>< = 21 cm,
Primer C• s. IV o C.
TIPO B.
85. (T. 53, N," lnv. 300, S. 4, G. 21 "l
de,ondo visible lo lnfleKtón coroctoristlca, en ella quedo un cerco. Ombligo en el fondo.
Cuerpo Inferior d~l pie en formo de toro, con un bisel que produce un 10llente onguloso.
El cuerpo superior es colindrlco. Uña muy saliente en el pie. Bornlz cosi deiiOPOrocido
en $U totol•dod. Barro grls. que fue rojo; en reser.vo el cerco y el surc.o de lo uño. Asas
horizontales, ltgcromenls levantodos.
De(;oroc-ión. Vottos vueltos de ruedecillo.
Domensoones: O 2 1 l ,2 cm.; H
5,1 cm.; hl - 3,8 cm.; d = 1,6 cm; h
1,2 cm,
~ 19,8 gn,; Dcerco
8,4 cm
Pnmer C" s. IV o. C.
86. 'T. 209, N.• lnv, 1894, S. 11, G. 13). "Kotyle" de paredes Iones, logeromcnte
onclonodos hacio el onlenor, Ases algo levantados.. Fondo delgado con omblogo. Poe de
cuerpo cóniCO, alto y tOfO •nlerlor lMs.tlodo. Uña pronuociodo. Bomiz bueno, con reserva
en el .surco de lo uña, y lo unlót\ con el cuenco, que no tteoe surco. Borro roJizo.
0ecofocl6n; Cuotro polmet~ ..S,ft'W!trecm.., y tres vueltas de ruedectllo
Ounens•one· O
11 cm., H
3,1 cm.; hl = 4 cm., h = 1.2 cm., d • 7,6 cm,
= 18,5 cm.; Dcerco
8 cm.
Primer C4 s. IV o. C.
86 bis, (T. 209, N.• lnv. 1895, S. 11, G. 13). "Kotyle" oncompleto, Paredes logerome.nte onclonodos hacoo odenHO. Fondo con ombligo. Gorgonlo del pie olla v JorO con
=
160
[page-n-182]
CERAMICA DE "EL CIGARRALE.JO"
ligero bis.el. Uño pronunciada. C~rc.o mcrc:odo Bornh: bueno y bdllanre, con reservo en
cerco y surco de lo uno. Barro sepia r'OH:to.
Decoración: Cuotro palmetas 0slmétricos'1 y dos vueltas de tuedec.1tlo.
Dimensionos! O
11 cm.; H
5 cm., hl
4 cm., h = 1,5 cm., d = 7,5 cm.,
= 18,3 cm; O cerco = 8,2 cm
Pnmer C" s. IV o, C
87. (T. 29, N," lnv, 223, S. 15, G. 15). "Kooyle" coso compleoo. Por<>dos lonas con
cerco hendido en lo unión con el pie. Este tiene taro de miento biselodo y uño poco
motc.odol A.sos oigo curvos y levontodos. Barniz opoco4 de¡ondo on resetvo terco y surco
de lo uña Borro gris, que fue roJizo Fondo cónico.
Oec.orodón! CuotTo polme1os d@ 11po hro, '~ftimétncas" 1 v un cerco &! ruedecilla de
trozo medio
Domens•ones: O - 12 cm.; H = 5,2 cm.; hl ; -1,3 cm.; h
1,3 cm ; d = 7,6 cm.;
= 19,8 ,,.,,; O cerco = 8,4 cm.
Prtnc¡plo 2.• C" s. IV o. C.
88. (T. 29, N.• lnv. 247, S. 15, G. 15). "Kooyle" del que s61o conservamos los dos
OSO'i con troxo¡: del bord~. Barnh~ muy cs.tropcodo y -saltado. Borro rojizo. Paredes delgodos Asas lorgos de 4,5 cm. long., curvados y algo lovontodos,
Pronclp1o 2.• CV s. IV o. C.
89. (T. 54, N.• lnv, 358, S. 4, G, 2). "Ko
cuarro del vaso, que permite- s.u rcconslltuclón. Paredes venicoles. en la boto, con ceceo
de unión oJ píe. Asm; corto.s1 oorgonlo del pie muy alta y toro de asiento pequeño, con
uña lnc:lpiente. Barniz estropeado. Cerco y st,~rco de lo uño, en reserva.. Barro gris.
Dimensioné.: O= 12,4 cm.; H = 5 cm.; hl = 4,3 cm.; h = 11 1 cm.; d = 8 cm.,
= 19,5 cm.; O cerco
8,2 cm
PrinCIPIO 2.• e• S . IV o. c.
90. (T 76, N.• lnv. 5>18, S. 5, G. 'IJ. "Kooyle" enlero. Paredes ocomponodos que
o.urncnton de grosor hacia el P•e, qu~ carece d& garganta. El cerco queda tnc.iso en lo
mi5mo pore.cl curvo. Toro pequ~o de oslento 1 con uña pronuncioclo. Asas tevontodos.
Barniz brillante. El interior del fondo loene un circulo de 6 cm. de diómerro, rafa y un
poco descentrado. Cerco y .surco d" la uño, muy rojO$, en reservo. Borro roth;o.
l:lecoroción: Cuotro polmolos "agrupados" y dos vueltos apenas perceptibles de ruedecillo.
Dom~ns•ones: O = 11,6 cm.; H
5,1 cm.; hl = 4,2 cm.; h : 0,6 cm.; d = 7 cn1.;
1 = 18,6 cm.; O cerco = 8,6 cm,
PrinCipio 2.P cq S. IV o c.
91. ¡T. 187, N.• lnv. 1102, S. 7-8, G. 7). "Kooyle" lncompleoo, de paredes muy
curvodos hocla adentro fJnas y con 'erco en lo \.lnlón del pie. Lo gorgonto de este en formo de e.scoc:•o, y base. de toro bltelodo, con uña morcado. A&OS levantados. Bornl'z. bueno,
metólico. con resef\lo en cerco y surco de lo uña. El ex.rerior do¡ fondo, con ombligo pro ..
nunclod:o, tJ~n~ difuminodos rojos.; faltan parte d.e las osos.
D~rodón: _Cua~o polme~os '~imétricos~:, r~ue.;o:s, y dos _iueltos d~ ru~ec:illo, •
Domensoones. O- 11 cm., H - '1.7 cm., h - 3.8 cm., n - 1.1 cm., d - 6.6 cm.,
O urco = 1,6 cm.
2.• C• s. IV o. C.
92. (T 176 (?), N • lnv. 1731) "Kooyle" lncomplero o follo d~ los osas y casi lodo
eJ borde Porcdes rectos, de espesor uniforme. Fondo muy grueso, con ombligo. Pie con
c.erco ttundido y garganta obHcuo; toro de as-iento con uña. Born•z bueno. El circulo interior, donde van tos. polmetos y dt!Cotocfón Tm-preso, es negro Intenso, mlenaros el resto del
vaso es ollv6ceo. Borro, cerco y molduro de Ío uño rojfXOfl.
Decoroq6J1; Cuatro palmetas "ogrupodas" , sobre. un peq~eno circulo v dos. vueltos
d• n.¡edeclllo.
Oimension~s: O = 10,8 c:m., H = i cm., h l = 4 c:m., h
5.3 cm.; d = 7 cm,,
O cerco
7,4 c:m.
2.• e• s. 1v a. c.
93. (T. 51, N.• lnv. 293, S. 9-12, G. 10). "Kotyle" mcompleto. Pared~ vervcoles,
un poco gruesos. Fondo cónico exteriormente y pie con garganta. Toro y u.ño incipiente.
Cerco no hundido. Bomiz mUy estropeado. Borro sepia gris. Cerco y sUrco de lo uño,
en reservo.
Oecoroci6n; Oos vueltas de ruedf!CiiiQ
=
=
=
=
=
=
=
161 -
[page-n-183]
E CUADRADO
66
Oomens.ones: O = 10 cm.; H = 4,6 cm.. hl : 3,5 cm.; 1'> = 1.1 cm .• d - 1 cm.,
D cer 1 cm.
Fmal 2.• 0, principia 3." C• s. IV a. C.
94 n. 103, N,• lrw. 925, S. 5). "Kotyle" lncompl~:to; faltan tiOltOS de pared y un
=
('ISO.
Poredes verticales, con borde tigcromen1e vueho hocío afuera. Fonc:fo '9rueso cónico.
Pie con cerco. Gorgonta oblt,ua y toro con uña -incipiente Barni:_ bue.tlD, con r~etVo en
cerco y uña. Borro sepia, tofiz:o y grls.
Decoroción: Dos vueltas de ruedecilla
Dimensf011es: D -= 10,2 cm.; H
4,6 cm.; hl = 3,6 cm.; h cm .• 1 = 17,8 crn.1 O cerco = 8 cm.
3 • c.. s. tv a. e
=
1.3 cm., d
= 1.6
FORMA 43
TIPO B. l.
<:JS. )T. 49, N.• lnv t i 1, S. 3). "Skypnos" incompleto, del que tenemos pre y lf<>zos
del bordo. Es ancho y su reco,stilucoón parece dar "no pu~zo no muy alta. Pared.. delgodos. Borde muy VUt!ho hos:io afu.!ro, if'serl6f\dose o su nwel los osas horjzontoleft, que
tal ron. Bolo éstos se Inicio lo c:onvexido.::l do los: paredes
y hoda el c:uorto inferior de lo
olturo, la concavidad del perfil. P1e grueso, ligeramente convexo al exterior. Anillo de
apoyo d~ .sección trapecial. Bomlz. excele-nte, dejando en ruarvo un cerco en ~1 arranque
del pie, lo base del mismo y ni exterior del fondo, •n el que se bornizon de "cgro dos
'ircu1os y un punto con~~ntrico. Grafito €!n el ont$1T!O. Borro rojo.
Dimensiones oproxlmodos. D = 12 cm.; H = 11 cm.; hl = 10,2 cm.
Dimensiones exoctos: d Primer C1 s. IV o . C.
6 cm.
FORMA 70
96. (T "92, N'' lnv. 839, S. 9-12, G. 91. "Logynos" del que sólo consONamos cuello
E>to es ocomponodo, con labio muy colgont• y archo. El cuello aumento de diá-
v boco.
metro hocto el cuerpo, que falto Borni'% exc;elence. Sarro rojo.
Dimens¡one:s. O boca = 3 cm..; D botd~ labio = 4,6 cm.t H de1 trozo conservodo= 3,8 cm.
Primer Cto s. IV ~~ C.
FORMA 69
91. ¡T, 212, N.• lnv. 1950 S. 12, G. 9). Plo.to de formo achatado y borde horizontal
saliente. Pie biconvexo. Sin dccorocrón. 1!-ornn: bueno, sm de¡or reservo$_, RCro muy dNc..uorado, faltando en los t r = más afectados por el luego crematorio. Borro rojo.
d
Dimensiones: D = 13,2 cm.; D bordo = 11 cm., hl = 2.1 cm.; h = 0,95 cm.;
9 cm.; H
3,8 cm.
3.• C• s IV a C.
=
FRAGMENTOS
Cotalogomos., o conttnlJoción, los trogmentos mó$ o menos ImpOrtantes Intrínsecomente, peco que contt1buyen o la dotación de los tumbos en que hon sido hollados.
98. (T 12, N.• lnv. 154, S. 1). Posoble Fm. 21. Trozo de fondo con p¡Q curvodo y
uño. Barniz. bueno; con el exteraor del fondo dtf~Jm1ncdo de rojo. Cerc:o_.. surco de lo uña
f borro rojos,
Decoración: Palmeros ~~enlozados "(rol ve:. setS), tres vuehos de rucdcc.lla y otros
ln 2.• O' s IV o C.
99, (T. 20, N.• lnv. s/n. S. l). Pos;blo Fm. 24, A l. Borde de platillo, regruesado,
rorco del borde Barn;z excelentQ.
Promoro·•egundo C' s. IV o C.
100. (T 25, N.• lnv. 205 A, S. 151. Fm 21. Borde de póoero r>0 muy grueso, con
mayor espesor cerco del bord@. Deb~ ser tomoño pequeño; bornlz. bveno_
2.• O' s. IV o C.
-162-
[page-n-184]
CERAMICA DE "El CIGARRALEJO"
67
1O1 (T 30, N.• lnv 258 8, S. 2, G 0) Fm..H 1 Trozo de borde boS!onle re
102. (T. 33, N.• lnv. 261, S. 2, G. O). Fm. 21/25. Bordo plotollo muy grueso. Born·~ bueno.
2 .0 O> s. IV o. C.
103 (r. 33, N.• lrw 261 S. 2, G. O). Fm. 24. BordO" de platillo, muy Ono. Bomi"
bueno.
2." e• s. IV o. C.
104. rr. 43, N.• lnv. s/n., S 4, G. 21. Fuente Fm. 22. Borde muy f1no y recurvodo;
t-r-ozo de pie curvo, con uña v mo1duro en ro¡o. Puedt!n rer ambos dl! lo mlsmo plez.o
B-atniz. bue.no. Borro rojiw gris.
2.• CO s. IV o. C.
105. (T. 48, N• lnv. s/n., S. 3, G. 1). Fm. 21 (?). Tro
bueno, con reservo en el surco de lo uño y en eJ cerco Borro gris on1~ fOJO. Lo altura
del p1e h = 1,8 cm., lnd1co un vmo del Tipo Grande.
Final del 1.• o ptínc:ipios del 2.. e• S IV a. c.
106.
rr
50, N.• lnv ''"·· S. 3). Fm. 21 Dos
!rOZOS
do borde y un pie curvado de
un plato. Bornl:: bo:t!no, eon re$erva en el cerco y sutco de lo uno. Borro gris. Lo ohuro
del pie~ k
=-
',3 cm ,. IOdica un ploto de tomona medio.
2.• C• '· IV o. C.
101 o 109.lf 54, 57 y 59, N. lnv. 359, 391 y 423) (S. 4, G. 2) (S. 5, G. 3), ($.5).
Bordes de p1orlllos Fm. 21 ó 24. Buen borni.:r: y borro ro¡im.
2.• e•• s. IV a. C.
110. (N.• lnv. 2119, S. 11 ). Frn. 21. Fondo de escud1llo, con pi• curvado, provisto
dt:" uña. Surco de ésta y cerco, rojos. Barni:. buano, borro rQjo.
Decoración: Cinco palmetas "en1Cl%odos" y tre-s weltos de ruede-cilla
Damens-iones: h = 1,2 crn.; d = 6,6 cm.
2.° C• s. IV o. C.
111 (T. 28, N.• lnv 217 A, S. 15, G. 15). Fm. 21. Trozo del fondo de un plato,
COf"' p•e curvodo provlsto de uña. Barni-z. (legro, mc:nos en el O)(tedor del fondo e anterior
del pi~, que es morrón. Cerco y uño en reservo. Barro gris. Le olturo del pie hl =- 1,5 cm .•
énd1CC tomono medio.
~corae10n: lndlc.!Os de polmeto y, por IQ menos. lres vueltos de ruedecllla
3.0 CO <. IV a. C.
112. (T. 33, N.• lnv. 261, S. 2, G. 0). Borde de pi¡lero recto y oblicuo, de Fm. 22
Lob•o sotJenre y bo¡o él, dtculo tojo por reservo. Barniz bueno. Ploto, lol vez, de buen
tomoiio.
2.• C• s. IV a. C.
113. (T. '13, N.• lnv. s/n., S. '1, G. 2). Fm. 22. Trozo del fondo de uno pi¡1cro grande. Pie de sección tropeclol, vertical
ext~riormente~
Bomr-z. bueno... CC!rco asiento dt!l pie
y e.x.tc.rlor del fondo, ro¡os por reservQ. Este Ullirno debió lfevor c•rculos nc.gros y un punto
conlro). Su altura, 2,i ern., seiiolo un piolo de tomoño grande. Borro rojo. Decoración
de po1metos gronde5 que, por s.u ptoX'il'nídod ocuson una orla de muchos palmclos, tal
YeZ ''comblnodoi" y tres vueltos de ruedeclllo.
Fin primer e• s. IV a. C.
114 (T. 56, N.• lnv. 374, S. 5). Fm, 22. Borde de pÓtero grande, grueso y con borde
sc11cntfl. Borni% bueno. Cetco rojo, bajo e! borde.
2.• e• s. IV o. C.
114 brs. (T. 94, N.• lnv. 822 b, S. 9-12, G. 9). Borde de patera con !ob1o saliente
y pored recto en .su primer tro:o. Barniz. bueno.
2.• C• s. IV o. C.
115. (T. 93, N.• lnv. 816, S. 12). Fm. 22. Trozo de borde de labio saliente y olro
de fondo, de borro rOJ!ZO y barni-z. negro, menos ct intenor de éste que es marrón. Decoración seguramente de palmetas, pero $61o quedan cuatro vuc1lo$.. oJ memO$, de ruedeclllo
.de tro1;o largo. Bajo el bord~ saliente, cerco rojo.
Pnmer C• s. IV o. C
-163-
[page-n-185]
E. CUADRADO
68
117. (N ° lnv s/ n o, b, e}. Fm. 23- 1. Tres frogmenl con lobio colgante y molduro en su lnido, donde quedo~ por resetva del bcJrni~. el rolo
del borro.
Primer o 2.•
e• •· 1\1
o. C.
118.. (N.t. fnv. s/ n. l Fm, 42-B. Fondo de ''kot~e'' con p1e de garganta corlo, toro
Qra.nde, b1.selodo, y uño muy ptonunciodo. Bor"Jz bueno, con re$E!(Vo en cerco v surco
de lo uña.
Dimensiones h = .1 cm; d = 7,6 cm, d, ce-rco = 8/l cm.
Primer
C(• S.
IV O. C.
1 19. (T. 94, N.• lnv. 822 a , S. 9- 2, G 9}. Fm. 42-B ira><> d• pie de ''kotyle" de
gorgonto oha y 10ro peQueño" con uño. Bornix ex.;elerue. cerco y mold1.1rO ro¡os. Borro
gns. h = 1,4 cm.
2.•· C0 <. IV o. C.
120. (T, 244, N.• lnv. 2H2, S. 16}. Fm. 42-B. Fragmento de un fondo de "kotyle"
quo conservo un ltozo de pared delgado¡ y cuyo pie r1ene goroanto, no muy oho. toro
pequi!.iio, bi!.~lado, y uña pronu"c.lodo. Barniz. negro, rnen~ el 1nrerior y extet(or del
fondo, Qu@ son rojos.. Molduro y cerco ro¡os.
Decoración : Cuatro palmetas "sltrwHricos'' y 1te$ vuéhos de ruedectllo.
Dimensione$: d = 1,6 cm.; h = 1, 1 cm.; d, cerco = 8 cm.
2.• e• s. 1 o. e
v
121 , fN." lnv. s/ n ,). Fm. '12- B. Fondo de "kotyle" con pie de loro biselado y u;;o
con cerco morcado.. Este y el surco de lo uño, rojos. Borru~ bueno h = l -3 cm.; d = 7 #
4
cm.: d cerco = 1.8 cm,
2.• C.• s. IV.
122. (T. 34, N," lnv. 2 e, S. 31 Posible Fm. 2 1. Trozo de fonda y pie, con excelente
11
oorni~. con reservo en cetco y surco Ól! lo uña . Decoración de oolmetos
enloxodosn y
dos vueltos de ruedetillo.. Borro rofo.
Primer e• s. IV o , C.
123. jT. 5'1, N.• lnv. 318, S. 4 G. 2}. PoSible Fm . 2J . Trozo de pie. Bornl:. excefertte. Cerco y uña en reservo Pu,, curvo. Borro roJo, De-coroc•ón de pofrnetos "erdoz.odos"''
y vanos vueltos de rt.rededllo muy fino:s.
2 • e• s, IV o. C.
12-1 ff 54, N.• lnv. 362 . S. 4, G. 21 Posoble Fm 21 . Traro de fondo con porte d~
uno palmeta y tres vuelt~ dt! rutdecilla.
2..• C" s IV o. C.
125. IT. 51 , N ,• lnv. 362). Posoble Fm 2.1. Trozo de fondo de buen barniz, decorado
con ues de se.ls palmetas "enlozQda~" y dos Yuc.lros ~e ruedec:lllo
2.• e" •. 1v o. c.
126. (T. 54, N.• lnv. 363). Posible Fm. 21 Dos trozo!l de un fondo, decolodo con
polmetos. "combinados .. y tres vu~hos de ruedccjllo. Excelente- barniz.
2 ." C" s 1\1 o. C.
127. !T 60, N." lnv. 4551 . Trozo de fondo decorado con palmetas, de los que sólo
te:fll.'.tnOS un.o. y dnco vut'!ltos de: ruedecillo. lo exterror di~tlnto.
3.• C'' s. IV o . C.
!28. (T. 118', N .• lnv, 1031', S. !21 Fm 21 (?). Fondo de p
Decoroci6n: Sels palmetas "enlozados" y dos vueltos d" ruedecillo, muy dH!guoles.
Ultimo C0 s . IV a C
-
1!14
[page-n-186]
TUMBAS
FORMAS ENCONTRADAS EN CADA TUMBA
Nu•w 5"r" Gou"' ~'
T
12
20
25
28
29
S
..
1
15
1
15
G
0: N~o~MCA41
,,. NW4c••
28
40
Nt.~I'UU
42
43-l 69
70
lile N\IMUO .,. Jrlv•H.lO H4ol..r•• H•MUIO
NvMCill o
••
CVAATOS
OfC
SIGLO
1~
43
4
2 H +
V 30
1!)4
3
1 H
IV
2'
2'
99 A=l
2'
3•
(,1
~
87 B
118 B
Pñotc:. 2•
103
2'
102
38 GH
1' ,
+
46
2 V 24
3
''lt Ntt~llo Ni1WCAO T.,. ~11110
112
4
47
211. 5 26
2'
V 122
42
4
24
V 101
2
33
2
3ft
3
3H6 2
45
'1r1 NlfMCM
23
V 98
V
H 100
15 H 111
1S H 13 JotA
30
r- -
u
24
FECHAS
NUMERO Y TIPO Ot CADA PIEZA CATALOGADA
"'PA 113
"
fioc5 1'
2'
+
2'
HA
63
~H
' '
~
80 ~
3'
-
7 ~H
1'
+
lt8
3
2'
105
1
Si ~1
106
11 ~H
49·SO
3
51
9
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52
53
9
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10 1-1
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4
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1,8 IA-1
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89 B
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74
76
79
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5
5
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12
12
94
9
95
97
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111
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12
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[page-n-195]
JÜRCEN UNTERMAN
Estudio sobre las áreas lingüísticas
pre·romanas de la peninsula Ibérica
La redaccoón de este ensayo es consecuencoa de las difocultades me·
todológicas ante las que no; enlrentamos a causa de la natural:na de las
fuentes de que disponemos para el estudio de las lenguas prerromanas
de la Península Hispánica ( 11
Una vez establecodos los fundamentos para la investigaco6n filológi·
ca, gracoas al ongenooso descoframiento de la escrotura ibérica por don
Manuel G6mez Moreno, el afán de los investigadores se ha concentrado,
casi exclu.;ovamente, en la búsqueda del sentodo de los textos descifra·
dos, Intentando encontrar su significado boen mediante conclusiones ex·
traídas de los propoos textos, boen por el metodo de la filologia compa ·
rada, recurriendo para ello a elementos semejantes o idénticos de otras
lenguas El hecho, probado, de que un consoderable número de textos on·
digenas contengan una lengua ondoeuropea, ha reforzado el predommio
del método comparativo en el estudio de la nuestra
Hoy dia es oponión corroente, considerar completamente justoficada la
aplicación de los métodos y conclusiones logrados por la coencoa longuisti·
111 El J'f~le oroba1o eo un resumen de la loccoón onougurol P
fue publ•coda por lo caso edlloro Oooo HO
llono he po ocurodo poner ol dio los ellos bibliográficos y elunonor en poro e los oxplicociones preliminares. úHie a modTflcor lo• lineas fundom"nlole$ expuesta. en 1960. Uno versión en portuguél Oloulodo "A reos e movimenf«> lrngufs.ticos oc Hlspón•o pré-romono", deb•do o Mor•o Cordozo, .., publ>eó tn lo "Revosto de Guomoroes", núm. 1-2, vol. lXXIl, 1962, pógs. 5-41
Uno res,enc que aporto notas criucos muy considerables v odictones VOhOSO$, 1.~ debe
a Mono lourdn 1\lbertos, en Z~rus 12, Solomonco, 1961
Agrodezco o lo coso eduoro Horrossowltz lo outorizoctOn pero publ•cor
165-
nt•
reium~
[page-n-196]
2
J UNTERM¡O,N
ca europea stn reparar en los problemas planteados por los texlos paleo·
hispánicos Aplicando tales métodos, durante los últimos decenios, un
buen numero de palabras y elementos menores se han 1dentificado como
vascuence, cél tico, ilírico, berebere, ligur o de otros idiomas menos cono·
ciclos. Ahora b1en, examinando más de cerca tales resultados, se comprue·
ba que esos vestigios de tan variadas lenguas casi nunca se agrupan en
áreas b1en delimitadas que pudieran corresponder a aquellas en que vivlan
los pueblos que las hablaban, sino que, por el contrario, los testimonios
identificados parecen cubrir toda la península, formando como un mosai·
co abigarrado de fenómenos incoherentes que, en consecuencia, no vienen
a representar más que un inventario de los idiomas que en ella se habla·
ron
Pero si queremos utilizar los datos lingúísticos para la h1stona gene·
ral de las lenguas y de los pueblos, necesitamos algo más que un simple
inventario hace falta atribuir determ1nadas lenguas a ciertas .ireas, pre·
cisando, además, la época en que tal a tribución es válida, hemos de bus·
car unidades bien definidas, en el tiempo y en el espacio, caracterizadas
por una lengua común. Una vez logradas ta les unidades, que Jiv1dian la
Penlnsula en áreas lingüísticas, ¡ntentaremos reunir todos los elementos
encontrados dentro de cada área, como representativos de cada una de
ellas, logrando asl alcanzar una cierta impresión del carácter lingüístico
de la Península. Sólo después de conseguido esto nos será Hci t.:> proceder
a 1nquirir cuáles fueron las lenguas de cada área y en qué med1da ofrecen
semejanzas con otras, testimoniadas dentro o fuera de España Si se ami·
ten estas prem1sas, se corre el nesgo de cometer una petitio principil,
buscando rasgos en lenguas extrunjeras antes de comprobar si éstos no
se explicarian mejor considerándolos miembros del conjunto cronológico·
geográfico en el que se encuentran.
Claro está que el método comparativo no sirve para realizar un estu·
dio como el esbozado más arriba Hay que encontrar otros caminos que
nos conduzcan, de una forma mas segura y dfrecta, a reconocdr áreas y
fron terus en los testimon ios dispersos de las lenguas prerromanas hispá·
nicas, e mdagar las tendencias según las cuales d1chas áreas iba., a modificarse en el transcurso del tiempo.
A primera vista, las fuentes no prometen mucho éxito en la consecu·
ción de nuestras Intenciones. Deberíamos disponer, por lo menos, de tes·
timonios de dos épocas diferentes, y lo suficientemente abundantes para
que se extend1eran con bastante densidad por toda el área penmsular, y,
con todo ello, podríamos fácilmente trazar unos mapas en los que saltara
fácilmente a la vista la repartición lingüística y las tendencias de su des·
arrollo histórico. Pero, en realidad, las fuentes de que disponemos están,
tanto geográfica como cronológicamente, distribu1das de una manera muy
-
IGG-
[page-n-197]
1
AREAS LINGÜISTICAS PRE-ROMANAS
3
poco favorable a nuestra finalidad · Testimonios directos, es decir, inscripciones en idiomas indígenas, solamente nos proporcionan información de
un tercio del país; en el Norte peninsular talla por completo y en el Occidente son tan raras que, por ellas solas, nunca podrían proporcionarnos
una fiel idea de sus lenguas. Además, y prescindiendo de algunas pocas
y esporádicas excepciones, todos los textos pertenecen a una sola época.
los dos o tres últimos siglos ah tes de J. C. (2). En cambio conocemos topónimos procedentes de lenguas indígenas y que están atestiguados por
los autores clásicos, con una intensidad poco más o menos 1gual, en toda
la Península. Su inconveniente está en q~,¡e carecemos de datos cronológicos para ellos, pues la mayor parte de los nombres geograficos los conocemos a través de dichos autores que son ya de una época en que la toponomástica indígena estaba ya congelada a consecuencia de la integración
de la Península en el mundo romano.
Inconvenientes semejantes impiden la utili2.ación de los nombres de
personas. Esto; nombres se conocen, en primer lugar, por inscripciones
latinas que se encuentran sobre monumentos funerarios o votivos, pero
procedentes de una época en la cual los pueblos hispánicos habían ya perdido sus lenguas propias, aun cuando todavía conservaban sus antiguas
tradiciones onomásticas. Encontramos, pues, en estas fuentes rasgos que
pertenecen solamente a la ú ltima fase de la antroponimoa mdígena antes
de la romanización. Aparte de que, en la Penfnsu la, la antroponimia pre·
rromana como testimonio lingüístico se nos ofrece muy restringoda en el
sentido geográfico, pues solamente del Norte y de Occidente poseemos
nombres ondigenas en número y densodad suficiente para realizar un estudio como el que intentamos.
Ahora bien, toda esta clase de testimonios nos dan únocamente una
respuesta parcial a nuestros interrog'lntes, por lo que no podemos hacer
otra cosa que ver sr las ideas fragmentarlas que obtenernos del estudio
12) Lo bese mós lmpoHonte poro lo 'ronologlo, son los monedas con leyendo> ibE·
ricos. Sobre lo fecho (siglo 111 o. de C.! de lO$ ocuf\ocíones más antiguos, véase J. V.
AMOROS BARRA; "Algunos consldetoclones complemento nos de lo numtSm&llco
y SS. y
A. M. de GVADAN ; "Los leyend"" Ibéricos en los dracmas de lmltoei6n emporitono",
Madrod, 1956, pógs. 61-67. lndudcblcmer)tc onteroores son sólo los plomos esc~ttOS en
otfobeta griego de "lo Serreta" de Alcoy y de "El Cigorrolejo" de Mula. No estoy de
acuerdo con Tovar r-especto o lo fecho m.uy r'emoto que atribuye o los monumentos. me ..
rod•onoles (plomo de Godcr e ,nscrlpctone• "tonestcos" de Alcol6 dnl Rfo y de Algorve).
A m1 modo de ver carecemos. do tndo 1ndldo t.Obr~ lo cronofogio d~ 1o!i texros de Algorve;
respecto al plomo de Godor, muesuo un ltpo de
~rituro
muy evolucionado y que es
análogo aJ d.e 1~ mont!dos de Obulco, por lo q:ui!, no pudiendo $ar estos rnuy ontenore¡,
o lo romani%od0n, e-l p!omo debe atribuirse aproximadamente- a la ml.sma época.
-
167 -
[page-n-198]
J lJNTERMAN
aislado de las fuentes, nos permiten unirlas dentro de una idea general
sobre los acontecimientos de la historia de las lenguas hispanocas antiguas.
• • •
Comenz.aremos por los testimonios más directos: las inscripciones en
lenguas indígenas. Como ya es sabido, se nos han transmirído en cinco escrituras distintas, dos de las cuales, las Inscripciones procedentes de la
provincia portuguesa de Algarve (3) y las leyendas monetales llamadas
liboo-fenocoas que pertenecen a cierras ciudades del norte del Estrecho (4),
son aún casi ininteligibles. Quedan los textos en letra latina, griega e ibénca (5) que podemos leer (aunque, en general, no entender) y, por eso,
utilizarlos para nuestras deducciones lingüísticas.
El mapa 1 muestra la distribución de los hallaz.gos epográficos en lengua prerromana, a los que se han añadido las ciudades local izadas con suficiente seguridad en las que se han acuñado monedas con letreros ibéricos. SI prescindimos de los textos indescifrables del extremo S. O y de
los hallaz.gos dispersos de la Lusitania, queda un area destacada por una
densodad de hallazgos muy superior a la del resto de la Península.
Esta área forma un triángulo limitado aproximadamente por los Píri·
neos y las Corbiéres, por el Mediterráneo desde Enserune a la cuenca del
Segura, y por una linea que se extiende desde aquí al a lto Ebro. Las ins-
l3l lo¡ conjeturas sobre el coróctcr de esro e!Kt'ltura propu~ra-s hasta ahora (v. por
e(emplo A. TOVAR, "Lenguas p •erromonos de Jo Peoir¡sulo Ibérico A. l.eng1,1oS no indoeuropeas. 1 TestímonTos onti~uos", en Encfclopedlo LingWsllca Hl$pónlca, tomo 1, Madrid, 1960, póg. 8), han quedado onllcuodos por un reclent~ o
rol;>ojo de U. SCHMOLL
"Die $üdluslton1s.chen tniehriften". Wiesbcde.n, 1961, en el que e' outor evidenc1o que
no .., troto de una escritura olfobéllca (como 01>lno por ejemplo Tovor), sino del mismo
s1
stemo miKto que corocteriz·o los escrituros fbéticos del Este de la Península. Hay Que
añadir o los lnscripeloncs de Algorve lo gran Inscripción de Alc<>lá del Río (E. HUBNER;
"Monumento Longuo<> li:M>rícoe", Berlín, 1893, póg>. 188-190, num. LXI) y uno en piedra
procedente de Puer>te Genll (M. ROORIGUEZ DE BERLANGA; en Revista de Archivos,
Boblíoteco• y Museos, 3.• ópoco, vol. 1, Madrid, 189'1, pág. '181).
Coso al mismo liernpo del IJbro de SCHMOLL mencionado, ha aparecido un oraba¡a
de M1 GOMEZ MORENO: "Lo escrituf'o ~óstulo·turdotono (primitivo hispéinico)'', Revis-to
de Archivos, Bibliotecas y Museos, LXIX, 2, 1961, pág. 879 y$$. que liego o resulrcdos
muy parecido~ o los de Sehmoll sobre e l cotáetet de lo escrituto del Algorvc_.
1-1) En•ovo• de desclfromlenoo 011 E ZYHLARZ: "Die unbokannto Sckrlfl der ontlken SUd~men", en Ze1tschríft det deutsche11 morgenlti,dischen Ge.scllschoh, nueva serie, tomo XII. 1/2, Lelp~lg, 1933, p6Qs. 50-67, y A. BELTRAN MARTINEZ: "El a lfabeto monetol llomodo liblo-fénic::e", en Numismo, ano IV, núm. 13, Madrid, 1954, páginas
49-63.
(5) Como "obertco" desogno todos los voroontes do escroruro de topo sHóboco-allabettco que aparecen entre Obu.Jco y Costulo ~n un exrrl!n'IO y En$éru.ne en ctl otro. Sobemos
que estos escrituf'OS se dividen en dos grupos: uno muy ur,iforme y bien restlmonlodo al
Este y Norte y otro, mós disperso y vonodo, que se e~Hende desde lo reg1ón de Albo<:et~
tlocla el Sur. Es1e último grUpo se conoce bajo lo desconcertante etlouc:to de "tort-éslco",
peor es aún ro denominación de "turdetano' que empleemos en lo ver&ión ofemona de
este orticuiQJ por lo que hoy prefiero denom,norlo, siguiendo o Tovor, "ib~r1co mcndfo...
nal'' o simplemente "meridionol" .
168
[page-n-199]
MEAS LINGOISTICAS PRE ROMANAS
5
cripciones que llenan este triángulo son casi en su to talidad en letras ibéricas, nay unas pocas en letras griegas en el Sudeste, y otras, que solamente se encuentran en la Meseta, en letras latinas. Ya hemos dicho que
desconocemos casi por completo el sentido de estos textos, pero el hecho
de que podamos determ1nar aprOximadamente el valor fonético de los signos ibéricos, nos capacita para hacer constar determinados rasgos, muy importantes, de la estructura de las lenguas conservadas en nuestras inscrip·
ciones. Hoy sabemos que los textos nos han lransimltido dos lenguas total mente distintas (6) · una lengua no Indoeuropea, convencionalmente llamada «ibérica>>, en toda la zona cos tera (7) y otra indoeuropea en las cuencas del río Ja lón y del a lto Duero, que suele ser llamada «ce ltibérica », por
coin.cidir su territorio con e l que los autores antiguos atribuyen a las tri·
bus celtiberas (8), además hay unos pocos elementos que parecen acercar
16) La publicación fundamental que abri6 el comino a un mejor entendimoenta de
fa formación llngüi!.tlco de lo Hisponlo antlguot rompiendo t!l dogma humboldtlono d~ lo
unodod lmguishco penonsulor, fue el ortieulo de M. GOMEZ MORENO: "Sobre los iberos:
El bronce de A><;ofl", en Harnenofe o Menénde~ Pldol, tomo 111 Madrid, 1925, p6gino•
-475 y ss. (
en M•scclóncos, Historio·Arte·Ar'qu.eologio Primero serie: la AnligUedod.
Modcid, 1949, pogs. 23 3-156)
(7 ) Importantes trabalas 50bre la estruetura de los lenguas Ibéricas, """'
M. GOMEZ MORENO, ob. ~lt. en lo nolo antenor, pógs. 242-256, y "La escroturo
4
1lnrica v s u lenguo,e'1 1 en Misceláneos,~ Prirnero porte, '•Lo Antigüedad", págs.. 278-281
G BAHR: "Bosklsch und lborisch" , seporatq del vol. 11 de la revisto EU!ko-Jokln~o,
Boyono, 19~8.
P. BELTRAN VILLAGRASA: "los textos Ibéricos de Lona. Intento de ,nlerpreloelón
dt: algl.lí>os de ellos'', en ReviSIO Volenelol'o de Filología, 111, Vol•ncio, 1953, p6g•. 37-186
J. CARO BAROJA' "Lo escri turo on lo Espona pre
vol. 111 , Etnologla de los o
lhor und lltu Ir> dor hisponischen Nomengebwg", Die Sprc.che, 6, Viena, 1960, págs. 46-55.
A. TOVAR, Op. cíl noto 3, pág$. 5-26
18) Los síntesis más recientes:
A. TOVAR: "Estudfos sobre las primitivas lenguas hispánicas", Buenos AJtes, 1949
pogs. 21-60 ("Los ¡nKrlpcoones Ibéricos y la lcr>guo de los celtiberos", Bolerin de lo R<10l
Academia ESPQñola, tomo XXV, Madr~d, 1946, p6gs. 7 -38) y págS. 168-183 ("EJ bronce
de l1nogo y los téseras de hospitalidad latinos y c~ltlbérlcos", Emérito~ tomo XVI, Ma ...
dród, 1~48, pógs. 75-91 ).
M. LEJEUNE: "C.,IItbérico" , Acto Solmant1ceruio, Snric de Filosofía y Letras, VIl, número 4, Solo moneo, ) 955.
U. SCHMOU: "o,e Sproc;hero der vorkelt•scllcn lndogermanen H•sponiens und dos
Kehlberiscke", Wiesboden, 1959.
A. TOVAR: ''Lenguas prerromonos de (a Peninsufo Ibérico. B. Lenguas indoeuropeos.
1. Tes•lmonios antiguos", en
p~s.
Ent~clopedlo
Longlííst1co Hispón,co, tomo 1, Madrid, 1960,
101-126,
Lo mtsmg lenguo celtlbfnto está ote.stiguodo tomblén por uno in-scripción procedenlc
de lbl~ (M. GOMEZ MORENO: "Suplemento de eplgrolio lbenco", en Moscelóneos, Pnmero porte: Lo Antigüedad, Madrid, 1949, póg. 330, núm. 1201, pero la onomcislico y
lo onogrof1o de este texto prueban que su autor no pudo ser sino un celtibero desvíodo
o Ibiza por razones que de$COnocemos; véase J UNTERMANN, recensión o lo obro de
SCHMOLL el toda, en "Boltr!i!:(e ~ur Ncmenforseflung", Johrgong ll, Heidelberg, 1960,
póglna 201.
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169 -
[page-n-200]
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[page-n-201]
MAPA I
Véa~ tambi~n el m~po, algo distinto, de A.
Tovar, ELH. 1 6.
l'or "(monedas)'' indicamos los Jugares, de tos
cuales sólo sabemos por monedas que utilizaban
t>Critura• prerronunas. AdemÁ$, como loo lectorco espailoles "t'n ramilbrir.Jdoo con el matai31 epigrifico prerromano, pn:oóndo de repeúr In refuencías rrul• detallsclas de la ,.enióo
alemana; me be ~m1tado • darta. sólo c:uando
se unta de balla~¡o• o publicaciones recientes.
l. Ensétune.
2.
Montlnur~a.
3. Elne.
4. St.-Sévcr.
S. Ampurlos.
6, Ullutrtt (AIEO
7. Manlleu.
8. Vkb (monedas custsun).
9. Sorb
11. Tomabous.
12. Rubi {Alma¡ro, hucnpciones Ampuriton:n,
p. 80).
Santa Coloma de Gromanet.
13. Mntaró.
Arénys del Mar (Musco Munícipol).
14. Badalona.
IS. Barcclono.
16. Santa Pt'11'<'tUa de la Moguda.
11. Si
19. Tivisa.
20. Tarra¡ona.
21. Urida {monedas ilrirro).
2Z. SoséJ (Hubner J, llerd• 18, 1954, 211).
23. Fngo.
24. Huesca (moneuas polslton),
Proc~den~la
dt tos h nllat¡os epl~ráilco~
31.
32.
Jaca (monedas ra!w).
Egeo de los Caballeros (moneda• s.gio).
Vclilla dcl Ebro {monedas k
Torrcllos.
Tiergo (mont
Zaragou (moneda• udmi•)
33.
34.
3S.
36.
37.
38.
Attila.
Ucen.
Alb>latc del Anobi•po.
Oiiere.
Alloza (Tcrucl 17/18, t9S7, 22S sg.).
Calaecite.
25.
26.
27.
28.
29.
30.
39. Cre10s.
40.
41.
42.
43.
44.
4S.
46.
47.
48.
49.
SO.
S l.
52.
lglesuela del Cid.
Benasnl.
Alc:~IJ de Otisvm.
C.baoes.
Cosrcllón de lo Plano.
C.•t<.lno•'O (Flctcher, lrucripciones Ibériric:u del Mu$<0 de PrehiStoria de Vat.nci3, p. Sl).
Saguoto.
Liria.
Sinarcas.
Villastar (•~se arriba núm. 13),
Soelices.
Alcnlá de Hen.ores (monedas kompo•.ro).
Cerca de Gundolajm·a {HUbner XXXVIO.
S3. Luzago.
S4. Monrcal de Ari:w (Góme%-Morcno, Mi'IC82, 8, eser. lar.: Tovar, Esrudios sobre In
priminvas leo¡uu hispanica$, p. 172 sg. y
174 Jg.).
SS. Bilbilis (monedas pilpili<).
S6.
51.
SS.
59.
Nwmncill.
Bur¡o de Or.ma (moneda• arltoiliko<).
Lango de Duero .
Pcilalba del C.$trO.
60. Surunón (Gómcz-Morcno, M1sc. 97,
lar.: Tovar, J. c. p. 174).
61.
"IICf·
tlri\•i•sc• (monedas wro11ias}.
62. Osma ((monedas uort
64. La Ba•tida/ Mcecnte ( tSCI. ibo!rlea y meridional: Fletcbcr, l. e. p. 4S-48).
6S. Cerro de los Santo•.
66. Jitiva (monedu saua).
Albaida {Ficu:bcr, l. e:. p. 49 s¡.).
La Scrrcm / Alc:oy {gric¡o e ibo!rico :
NAHisp. 2. 1953, 104).
67. Bcnidonn (Musco de Alicante).
68. Campello {Al!Arqu. 23, 1950, 13 .¡.).
Alicante (Musco de Aliconte).
69. l blzo.
70. !llcbc (Museo de "Ltl Akudio") .
71. CigorralcJo/ Mulo (CHP S, 1950, S-42).
72. Abengibre.
73. El S•lobral.
74. La Sagm.
75. Perouros/ S:uuutebao del Pucno (R.ABM.
61, 19SS, 579 sg.).
76. Casrulo.
77. Skrra de Gador.
78. Granada (¿monedas iltunr?).
19. Porrum (monedas ipolka).
80. Puente Genil (véase noltl 3).
Hl. Ln Granjuclo (RAllM. 61, 195$, SSO sg.),
HZ. Alcal4 del RJo.
83. Monedas con kyendas "Ubiofen•ci3s" (Vives l!scudcro,
moneda hispánica, lU
41-52).
8.4. Upidaa de Algarvc (por todas rcfC1'etlcils
v&sc Scbmoll, Die Südlu•nanisthcn lrucbriftcn, Wit$beden 1961).
SS. AICI\cu-do-Sal (monednt de Salacia).
86. Atro)'O del Puo:rro.
87. Ca~ das Fragu31/ Guorda (Humonitas
NS. 8, 1959, 71 sg.).
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[page-n-202]
J UNTERMAN
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el idioma
~celtibérico»
al grupo de lenguas célticas dentro de la !amolla
de lenguas ondoeuropeas (9)
La densodad de lugares en los que se han encontrado estos testo
monios
epográficos nos permite trazar una frontera longüistica bastante clara, co·
mo hemos hecho en nuest ra mapil 1 · doscurre desde el rincón 11ordorien·
tal de la Penfnsula hasta la Mancha, pasando aproximadamente por las
actuales ciudades de Zaragoza y Teruel. Más allá del punto en donde ter·
mina nuestra linea, los dispersos textos del Sur y del Oeste no nos dan
ondicios suficientes para contonuarla · las onscropciones lusotanas 1e Arroyo
del Puerco, de Cabe~o das Fráguas y de Lamas de Moledo contienen un
idioma ondoeuropeo son duda pariente del de Jos textos celtibéricos e lO) .
Por otra parte, las onscropcrones escritas con signos ibéricos merodionales
de la Andalucía orrental, muestran el mismo carácter lrngi.Jistico que las
rbericas del Este ( 11) También hay que añadir, como un testimonoo más
de esta lengua ibérica, los textos en escritura griega y los de Cástulo, en
letras latinas. En cambro, una copa de plata encontrada en Perotiros, a
pocos kilómetros al Este de Cástulo, lleva un grafito cuya lengua parece
ser indoeuropea 112), pero, como se trata de un objeto de facl l transporte,
no cabe deducir conclusiones del lugar del hallazgo
Un problema particular nos lo p lantea un grupo de textos sotuados
en la misma frontera entre las dos áreas mencionadas nos referimos a
las onscripciones rupestres de la Cantera de Villastar (Teruel), señaladas
en el mapa 1 con el numero 49 Se trata de unas vernte onscrrpciones in·
dependrentes, rncosas en la roca vova. Dos de ellas muestran escrr tura y
lengua ibérrcas y las demás, escrrtas en letras lattnas, nos dejan ver una
transocrón de frases puramente celtrbérrcas a otras mezcladas con elemen-
(9) No puedo mowormc conform< con la convre
Vlllostorl por medio d• la comporocl6n con lenguas cel tices conocido•, no ~n mós que
•ngeniosos •nterpretaciones que no resisten uno crítlco severo. Me J)Oreeo mc1or odoptor
u.no OChh.td esc.éphca que
no
obstruir el proceso de ,nveshgoción con h1póte.S•S premo·
tu ros.
(
1
0)
En fo b>bltografla d<> loo ülttmos of>os, esto5
t~xros
se consideran como IHtlmo-
nJOS de uno lengvo indoeuropeo •ndependienre de lo c.eltibéfico; en un trobcjo que vo o
oporecer en los actos de lo "2. Fochtogung für atlgemeine und .ndog
1111 Véase"' muy inWu 1 , pog. 14-1. fo¡r. 51 que rt1)10duce, con algunos modohcoc
112) A. TOVAR: "Nota• ~·grclftcos sobre ob¡eros del Museo ArqueoltiQoco Nocoonal" ,
en R~osto de Arc:hiV05, Btbliotocas y Museos, romo LXI, Modrtd, t 955, pógs. 579 y ss.
-
172-
[page-n-203]
AREAS LINGO ISTICAS PRE-ROMANAS
9
tos lacmos (13) Este conjunto term1 wn unas frases de la más pura
na
lengua latina: Un verso de la ~(Enei da>> de Vi rgilio. A juzgar oor la for·
ma de las letras, los textos en escri tura lat1 son del periodo compren·
na
dido entre la mitad del siglo 11 a de C. y la epoca de Augusto. Pero como
la cronología de la escn tura obérica ofrece grandes dudas, carecemos de
croterios seguros para fechar estas inscripciones indígenas por e l tipo de
la escritura y queda en suspenso la pregunta de si tales ins-:ripciones
lbencas de Villastar son más antiguas, contemporáneas o más recientes
que las grabada; en lengua ce ltibérica del mismo lugar. En consecuencia
no podemos deducor conclusiones históricas de los hallazgos de VIl lastar.
quizás dicho lugar estuvo situad:> cerca de la frontera de separación de
las dos lenguas y, posoblemente, formaría parte de un santuario a l que
acudirían los habitantes de las tierras de alrededor, tanto ibéricos como
ce!tlberos. Igua lmente es posible que la peña de Villastar nos lestimonce
una sucesión de lenguas, es decir, unos movimientos de pueblos o unos
cambios de poder político. En este caso, nabriamos de preguntamos SI
dichos movimientos se dirigieron de la meseta hacia la costa o viceversa,
es decir, si los pueblos de lengua celtibérica sucedieron a los iberos o si
éstos desalojaron de allí a habitantes celtibéricos.
Vemos, pues, que las inscripciones prerromanas nos dan valiosos fundamentos para la localizacoón de áreas lingüísticas, pero también, al mismo tiempo, nos ponan en evidencia los problemas que mediar'lle ellas no
podemos resolver. Pasamos, por ello, a otra clase de fuentes: los nombres
de lugares, conservados en rextos de autores clásicos, en monedas e Inscripciones romanas.
los textos ibéricos il•riba examinados nos otrecer'l un punto de partida
muy conveniente: Se sabe que el elemento ili- o ilu - (de lante de r también
ile -), tan corriente en la toponimoa antigua hispánica, es idéntico al elemento ilti· o iltu- de las inscripciones ibéncas: Recuérder~se ecuaciones
como ibér. iltirta = la t. llerda, ibér. llturo = la t. lluro, etc. ( 14). El m apa 2 nos indica lo:; sitio:; donde tenemos atestiguado este elemento en
escritura ibérica y la situación de aquellas ciudades mencionada.; en fuen·
tes griega;; o latinas cuyos nombres empiezan por ili-, ile- o ilu-. El mapa
hace resaltar que los hallazgos de ta les pa labras y topónimos cubren una
área coherente y bien marcada, que se ex tiende a lo largo de la costa me-
(13) M. GOMEZ MORENO, op. c•l noro S, pógs 326-330, y A. TOVAR. '' Los ons·
crlpclones celoiberlca< de Peñalbo de Villastor". en Emérito lomo XXVII, págs 349-365;
pofo un onólísís m!ts detenido véo~e M LEJEUNE, op. eiL en noto 8. p6gs 1 - 31
(1~)
Véase U. SCHMOLL op cit noto 1. segundo titulo, y A. TOVAR, oo. cit . noto
3,
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[page-n-204]
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MAPA 2. 1111. lllu- e Ul-. llu-
Los nllmuo• con • corresponden a la le}cnda
dd mapa 1
1'
NAHup. 2, 19S3, 104: i/ur-, Jrunpar.
AEAtqu. 23. 1950. 13 sg. (li¡t. S): ilurutt (c!Cl'. ¡riq¡a).
"9 '
Vives. Um. XCVI, 2:
Jannora)' En,.;runc, Um , LXIV 9 y !8:
-ün't, rltlpallt·.
S.•
!S•
18'
Z3"
33'
40'
66•
1>11'
Vov.., Lám. XVI, 1 :
Hübncr IV· iltora-.
olrírar~
Los número• ""' • >l"lial:on 13 siruación de b1
ciudadc' ,.i¡uicntes:
Góma-Mormo 22 • iJurtnr.
Ibtd. 23: a/or-oln11.
Ibid. 31: ilrunuiro.
lbod. 4(): ilruptlts.
o/r•r•lt>~.
llopulo {Niebla).
2. !lipa (Alcnlá del Rio).
S.
Di~m~
9.
llipul• mons ((en la Sierra Ne\,.da?).
:Granada).
10.
Uugo (Sonti"cb:ln dd Pucno).
11. Uoro tvéuc Plrn. n. h. 3, 9).
12.
rlord tLom& (o Lorqu! fMurcu?).
1).
llici (Elche'
14.
llorcis (cerca de Tudda).
IS. lluro
(Oioroni B.-;u-Pyr~nées).
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3.
llipula minor (ccn:n de Osuna).
16.
17. Uuro (¡\\Jlt•ró).
o
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18. Urbcrri•
Los nombres que figuran en e! mapa entre z
pur~ntesos no Cf!4n Jocnlfz.1dos con prcdslón ~
43• Ibid. 42 : ilrlrpi~íuro.
46* !bid. 45: ntre·flru-.
4
lluro (Aiora).
5.
l hourgi (cerca de Andú¡ar).
47*
Fleodu:r, números 37, S7, 62, 67: o/rir,
6.
llíturgicoln (cerca de Priego).
{lrirw, {lripaitt.
7
llurco (Pino• Pucnlc).
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~uficicnre.
[page-n-206]
12
J
UNTERMAN
dit·erránea entre los P1rineos y Andalucla. Preguntándonos a:~ora, si hay
fenómenos de toponimia que caractericen de manera comparabl"' la parte
de la Península, que resta en blanco en e l mapa 2, nos encontramos, como
i·ipo más corriente, con los topónimos compuestos con -briga, como Miro briga, Segobriga, Nertobriga. Esta palabra -briga es indudablemente de
origen indoeuropeo y aparece también en la toponimia ga la Por su parentesco co:1 el alemán Berg, Burg, nos es licíto traducírla por «cerro>> o
<
que pueden explicarse como palabras galas o, cuando menos, procedente>
de un 1dloma muy semejan te al ga lo Formaciones mixtas, como luliobriga, Augustobriga y Flaviobriga, nos prueban que la toponimia caracterizada por el elemento -briga, permaneCIÓ v1va hasta el promer siglo de
nuestra Era
El mapa 3 nos muestra la Situación de aquellos nombres en -briga que
pueden ser local i.zados con suficiente seguridad ( 16) En el mapa 4, hemos reunido los dos anteriores: Salta a la vista que las dos áreas, la de
iltl•/iltu-, etc. y la de -briga dividen la Pen!nsula en dos partes por una
frontera bastante clara que corre desde la desembocadura del Guadiana,
hasta algún punto de la costa cantábrica, entre Bilbao y los P1roneos. La
ciudad de Segorbe, cuyo nombre parece remontar a un Segobriga antiguo,
marca el pun to más orien ta l de esta frontera y, a la vez, donde e l área de
-briga llega más cerca del Mediterráneo. Ahora ya podernos comparar esta
linea con la de la frontera lingü!stica del mapa 1 (reproducida eh e l mapa
4 por uha linea interrumpida)· el trazado es muy parecido, ,unque no
igua l, pues en la misma región de las inscripciones de Villastar los topónimos Indoeuropeos avanzan más hacia la costa que los testimonios epigráficos en lengua cel tibérica Volveremos sobre este punto más adelante.
Según los argumentos recogidos hasta aqul, no cabe duda de que la
reg ión costera del Este y Sur fue, durante los ú ltimos siglos an te riores a
nuestra Era, del dominio de una sola lengua o, por lo menos, ocupada por
un complejo de dia lectos estrechamente emparentados entre si ( 17) En
1151 Veose U. SCHMOLL, op clt noto 8, pógs 32,74 y$$. y 83, y A. TOVAR. "Thc
a nelem$ longuoges of Spoin ond PonugoJ", Ncw York, 1951, pÓQli. 118 y ...
( 16) MI mopo reproduce, tef' pocos -añadiduras, el presentado e lnterpretodo per H.
RIX: "Zur V~rbl'e••ung und Quono1ogie einiger keltischer Ortsnamentypenu, en Fest-
schrift für Peter Goessler (TUblnger Beitriige rur Vor- und Fr0hge5chicnle), Stutt¡;¡ort
1954, pógs. 102- 101.
(17) A TOVAR, op, ci 1, noto 3, pógs, 10-15; vSe también los mapos citados en
lo nota 11 .
-
176 -
[page-n-207]
AREAS LINGOISTICAS PRE-ROMANAS
13
cuanto al resto de la Penínsul a, carecemos de Ind icios de igual valor que
nos permitan afirmar o negar la e xistencia de una unidad longuisto
ca
Como las onscnpcoones prerromanas, demasiado dispersas fuera del roncón
celtibérico, no nos prueban nada, el elemento -briga queda .lisiado, y,
como elemento puramente topot'lomástoco, puede deber su larga extensoón
tanto a motivos políticos como a causas longüisticas en sentido estricto.
Hemos de recurror, por eso, a los únicos testomonios de que dosponemos
en abundancia en el Norte y en e l Oeste los nombres de personas que
;~parecen en cantidad y varoedad excepcionales en las inscdpciones latinas
de dichas regiones.
Los mapas 5, 6 y 7 señalan la dostribucoón de algunos antropón imos,
a los que podrfamos añador muchos más igualmente típicos ( 18) Espero
que sean suficoentes para probar la exostencoa de una considerable uniformodad, que abarca el territorio celtibérico, la Lusitania y todo el Norte
penonsular, o sea, un territorio que coincide casi perfectamente con el
área de los topónimos en -briga. Además, muchos de los antropónomos
utilizados pueden fácilmente a tribuorse a una lengua indoeuropea, encon
trándose a veces correspondencias, más o menos estrechas, con el mundo
céltico antiguo fuera de España ( 19). Acusan, pues, el mismo aspecto «cel
toode» que ya hemos hecho notar en los textos epigráficos y en la toponi
mia de la parte no-ibérica de la Península Así, los nombres de personas
nos proporcoonan el argumento adicional que hemos deseado al lado de los
topónimos en - briga en efecto, los antropónimos confirman la unoformi·
dad indicada por los topón o
mos, modifocándola solamente en algunos ras
gos que nos hacen suponer una subdivisión dialectal (20)
1181 Pueden verse m6s de•alles en el oraba¡a mencionado en la nota 10, odemós, estoy compon,endo unos mopos en los que. $e muestre lo distribución de uno serie dé onltO·
~ntmos tipicos: de lo ESPOño prerromono, poro ser publ1codos en un ltbro que apare-..
Céró el oño pf'óxlmo en Mocfrid
Algunos mapas muy ú!lles presenta lo tesos dacoorol de J. RUBIO ALIJA. "E>POIIoles
por los e<>monas del I"'P('no romano. Estudoas op
tendro el hbta de Mario Lourdes Albertos sobre lo ontroponomoo de lo BettC'O y lo pravoncio
Citer•ot, ''Es.1ud•o sobre lo onomól1ic.o personal pr•m•l•vo de lo península tbcr•co" Aorodetco al Pfr. To•or el haberme focihtoda el monuscr.to de osre lobro.
(19) MU<:OO$ correspondenco mÓ$ o menos seguros, se encuentmn en U. SCHMOLL.
as,
op. en. noto 8, en un articulo de K. H SCHMIOT: "Die Komposihon In golllschen Persanennomen", en Zoltschrlh IUr Celtische Phllalagle, tomo 26, 1957, págs, 33-301, y en
un libro de fu ndamental omportoncoo de M. PALOMAR LAPESA: " Lo onom6stico pers.onol
pre-lolina en lo onllguo Lusllonlo". Theses et Soudio Phllolaglco Solmon ticensoo, X, Solomanco, 1957.
VCose, tamblen, dol m1\mo autor: ••Antropon1m1o prerromono", Enc•cloped1o LmoUis..
IICa Hispánica, 5, Madrid, 1950, págs. 347-381
120) Creo que se pueden distinguir cuatro áreas de ontroponimoo que, oproxomadamente, co..-respondet"ón o 6ttoS de d•ofectos; 1) lo Lvs•ton•o antiguo~ solvo el •xtremo sur~té, 2) lo Gafic•o anllgua, 3) la Celtibc!rlo, incluyendo en ella los octuoles prOYoncios
de Burgos, Segoyio, So
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MAPA 3 TopónimO$ compuestos co.n -brfra
1. Ardóbriga (La Coruña ¿o el Ferrol?).
2. Callibrip (Valdcorns Orensc).
3. Avóbnga (¿cera de lo cmbocoldura del rlo
A~?).
4. Langóbri¡a (cc.rea de Espinho).
5. TalJ!briga (al oone de Coimbrtl).
6. Ca
8. Conlmbriga (Condelxa-o-Velha).
9. lerábriga (ccrcn de Alcnqucr).
10. Caetóbriga (Sctúbal).
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12.
M:u:x:óbrip (Lagos).
24.
lulióbri¡a (Rdnosa).
13
14.
Nenóbri¡¡• (Frejeoal de la Sierra).
Miróbn¡a (Capilla).
2S.
Flavióbriga (cerca de B•lbao}.
26.
15.
16.
Montóbri¡a (entre Portalegre y Esrremcn)..
Tonaóbrip (¿Bro:cu/Oicucs?).
Ocobrí¡ula (cera~ de Bur¡os).
27.
Dcóbril!ll (¿Mtraoda del Ebro?).
28.
Ausustóbri¡a (Muro de Aareda).
29.
Areóbrip (¿ Monreal de Arita o Arcos de
m
Jalón?).
30.
• Munóbrigo (Mun~bre¡a).
31.
Nertóbrip (cerca de Rlcln-Calatortlo).
32.
• Seaóbriga (Seaorbe).
17.
Meróbriga
(Santiago-do-~).
Auawtóbnga (Tolavcm la Vieja).
18. Coe$11Óbrlgu (Talavera de la Reina).
19. Alpóbriga (Aipu~br 20. Seaobrign (Cabeza del Griego).
21. Amallóbrlga (¿cercs de Tordeslllas?).
22 Lneóbriga (Carri6n de los Condes).
23. O.S$Óbtiga (
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ancropooimoa
Pontiu~,Pen~OV1U6,
f'ent.ilus etc .
Fln~amu~,P1nt.OVlUti
P1nta1us et.c
Ta lavus, hlocus
Tong•t.lmue, Ton~1us
etc.
MAPAS S, 6 y 1 Anltop6rumo• pruromanru atestiguados por irucnpcíona blinu.
No he ~pctido aqul los leyendas que acompañan los mapas en lo versión alemana • loa
da~ de una (orma ~visada y mb cnmpkta m el libro • •parecer, mrocionado en 11
no111 18.
La Unca tnturumpida que opo~ee en los mapas S-10. es lo [rontera cnt~ tlt-, ilu· l' -bn~o
del mapa 4.
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18
UNTERMAN
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AREAS LINGOISTICAS PRE-ROMANAS
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MAPA 8: Topónimos con - ippo y -uba.
Saepo (O.:besa de In Pantasla, al oeste de
Cortes de la Frontera).
l. Colippo (Lelria).
2. Olisippo (Lisboa).
10.
3. Ossoooba (Faro).
Onubo (Huelw).
11. Ac:inipo {Ronda la Vieja).
12. Salduba (al none de Gíbraltar).
13. Maenoba (VeJez Müap).
14. Venripo (Vado Garda, c:cn:a de Cosaricbe).
4.
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5. Orippo (enea de Caria, SO\•ill•).
S.sillppo (El Aralul, al oeste de Marcbem).
15. Ostippo {futcpa).
1. Coooba (¿ccn:a de Lchnja ?),
16.
Iponuba (é«rta de Baroa?),
S. Baesippo (BMbore, al sur de Vcjcr de Lo
17.
Onuba (al
6.
ts~e
de Córdoba).
Frontera).
9.
18. Corduba (Córdoba).
l.nclppo (Alechlpe),
19. Salduba (Zora¡O>:o).
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[page-n-216]
22
J UNTERMAN
Ahora bien, los romanos cuando llegaron a la Península se encon1raron ante estas dos grandes áreas longuisticas, una no Indoeuropea a lo largo de lü costa del Mediterráneo y o tra indoeuropeü en la meseta, en el
Oeste y en el Norte. Sin embargo, vanos ind1c1os nos hacen sospechar
que to~l estado de cosas no era muy antiguo. Hemos antes mencionado el
prob:ema plan~eado por las inscropciones de Villastar. Tamb1én hemos necho notar la 1ncongruencia de las áreas de lenguas y de topón1mos en este
mismo pun1o entre Teruel y Sagunto. Además, vemos en el mapa 7 que el
nombre de persona Ambalus, muy comente en la meseta, aparece también
en los a lrededores de Sagun to, en ciudades por lo dem.ls puramente ibe
ricas. Añadamos a"ora e l nombre del río Pal.:ncla !2 1) Este nombre forma parte de un grupo de hidrón~mos y nombres de ciudades carac1enzados por e1 fmal -antia, llm1tados en la Penmsula, cas• exclusiVamente, a
la cuenca del rio Duero (22), donde nuestro Palancía encuentra su anáiogo
en el nombre de la ciudad de P.1llantia, la Palenc•a actual. Una ülttma ob·
servac16n. En las acuñaciones de Sagunto aparece, en plena época romana, el nombre piulakos (Biu!acus), de evidente procedencia Indoeuropea,
que queda aislado entre los antropónimos ibéricos atestiguados en Sagunto por monedas y lápidas. Si es lícito poner todos estos fenómenos en co
rrelaclón, podemos decir que, en el curso del siglo 11 a de C., o un poco
mas tilrde, lo~ celtíberos avanzaron desde la meseta hacia el Mediterráneo,
desaloíando la población íbéroca de la zona de Villastar y llama,.,do al río,
a lo largo de! cual se desplazaban, y a la ciudad que quizá marcó el punto
final de su marcha, con nombres •ndoeuropeos que habían traído del país
de donde procedían Palantia y S~gobriga. Algunos 1nd1viduos de entre
las gentes que realizaron este mov•miento, llegarían hasta los mismos centros lbtiricos de la z.ona cos terJ, donde los reconocemos por sus nombres
Ambatus, y Biulacus.
Para estudiar otra situación semejante, hay que volver otra vez a lo:;
topón1mos Es cierto que ili-, ilu- es el elemento más d1fundido de la toponimia ibérica, pero junto a él hay otras formas no menos típicas, algunas
121) El nombro del río que se llamo durante lo Edad Medio "rio de Segorbe" fue resuc:•todo por eruditO recon$tfucci6n en lo Edad Moderno; poro nuestros deducciones, no
Importa 11 el onllguo ''Palonfia'' t1t el octuol Poloncio o, como creo Tovar, el MijoresJ situado un poco mós o l Norte. Tctmbl;n hov opíniones que cret:n trotors.e del rro Turio qu~
desemboco on Voter>c:•o.
(22) A. TOVAR ... Los invos•ones •ndoeuropeas, problema esrro11gróhco", en ~hyrv$,
VIII, Solomor>eo, 1957, p69". TI-83; y "Topónómos con -ni- en Htspanto y el nombre de
Solomoi'Co". en Ctnqut~ Conorés lnternollonol de Toponyrn•e el d'Anrhropanym•e, So!omonco. t2-l5 Avril 1955, Atles el Mbno~tet, Sotomcn<:o, 1958. vol. 11, póg;. 95-116.
Sobr~ lo otttbucton lin_gu1$IICO de los h1dr6nimos en .. otttio, véow H. KRAHE. *'Sproche und VorzM", Heidelberg, 1954, !>iJos 48-63.
186 -
[page-n-217]
AREAS LINGOISTICAS PRE-ROMANAS
de las cuales (las con suftjos ·ippo, -ub3, ·igi, - ucci y -urgí) las hemos
recog1do en los mapas 8 y 9. En ellos se confirma, una vez. más, la unifor·
midad del área lbértca (23) y, al mismo tiempo, nos muestra una consi·
derable discrepancia con lo Gue hemos visto en los mapas 2 y 4 : los topó·
nomos de los mapas 8 y 9 avanzan mucho más hac•a el Norte que los otros
testimonios obérico., es decir, en la Lusitania meridional y occidental, atra·
v•esan la frontera del área de los topón1mos mdo2uropeos en -b riga. Tam·
btén nos planteiln el problema de si los pueblos que hablaban un dialecto
no o
ndoeuropeo habían penetrado en una región ocupada por pueblos de
habla 1ndoeuropea, o si, por el contrario, representa una pérdida de dominio 1bérico frente a mvasores europeos Aquí, un pasaje de Plinio en su
<
•Historia Naturalist (3, 13) nos ofrece u,, dato. tratando de la geografía
de la Baetica septentnonal, de la llamada Baetur~a, al mencio'lar una tnbu
de Celtici, d1ce Ce~ticos a Celtiberis ex Lusita.,ia advenisse manifestum
cst sacris lingua opp;dorum vocabulis, ouae cognominibus in Baetica dis·
tinguntur, «SOrl dist1nguodos', quiere decir, de los nombres idéntocos que
llevan otras C1udades más al Norte. De hecho, la mayoría de los nombres
en -briga encontrados dentro del área de los topónimos ibéncos reunidos
en los mapas 8 y 9, se encuentran también en otras partes de la Península una Llccobriga hay tambien en Castilla la Vie¡a, Merobriga y Mlrob ri·
ga encuentra •u análogo en Mirob·iga = Ciudad Ro:hgo, Tongob·iga se
llama una c1udad de la Lus1tania mer;dional y tambié'l otras de los Braca·
ro; en Galicia y de lo; Tu·rr.oges cerca de Bu·gos, A•cobriga y Nertobriga
los encontramos en el extremo Sudoeste y en el valle del Jalón, en plena
Celtiberia. Con esto podemos confirmar el tercero de los argumentos que
aduce Pl1nio para probar la procedencia de lo; Celticos: lo; opp:dorum
vo:ab11la muestran estrechas relaciones con el Norte de la Península En
otras palabras, la topon1mia indoeuropea del extremo Sudoe;te es una to·
ponimia de colonizadores, introducida por nuevos habitantes que, como
también ocurre en los tiempos modernos, suelen transplantar los nombres
de su patri3 a lo; paoses ocupados y colO'IIzado:; Además, Plinoo nos en·
seña que, aquellos colonizadores se llam.1ban Celticos y aue estab.Jn en
alguna relación con los Celtibero,;. a Celflberis. Esto nos pued pues, por lo demás, las fuentes no dicen nada de Celtiberos en el Sur. Pero,
l23) Es vetdod que lcdovio no conocemos lo ltnouo dt' los lnserii)CiOr.et de Puente Gentl, A!co!ó del RiO y Alo;~; SCHMOLl, et'l op. Cit . nota 3, parece con\VI'It•do de qu!!
nos ~n..~uomos fr~nte a uno lens;ua enteromentf! nurvo y o~Siodo, peoro Jos. pocos comp!e;os l~·bres hcHro choto no permiten, o m1 parecer, dar uno conclu1ión def•n•trvo A
JU.tgor po~ lo teporumao puesto de reheve etl n~tros mapas 8 y 9, podemos suponer- que
toles iNCtipc:lones rombu}n rcwhorón, cuondo algún día lleguemos a loObcr mci$ sobrr
t!Hos. que conttenen un dialecto mós o menos próx1mo de lo lengua ibénco tOnoctdO
-
187 -
[page-n-218]
J. UNTERMAN
·~·
-
188 -
[page-n-219]
MAPA 9· TopOnlmos con -1~:1. -ucci, -ur!rl.
l.
TabUCCI (al «te de Sanwc:m).
12.
2.
Aruc:ci {mt"' Arochc y Moura).
13. C.ntigi {Espduy\
3.
Arua:i (h>cia Zalama de la Serena).
14. Acuucci (al surwe de jaá>).
4
Lacimur¡t (entre Navalvallar del Pelo y
Puebl.t de Alcoc:u/Badajot).
....
...
"'
S.
hucci {¿Tetad•. cerca de Patuna del Campo?).
6. Olonrigi (¿Gibraleón/Huclva ?).
ünu¡p (Los Villar<., al este de Andui•r'
IS. Aura:i (Jaén).
16.
Ossigi (Maquiz. c
17. &e>uc:ci (Vi1ches) .
18. llorci (vótse Phn. n. h. 3, 9).
7.
8.
lptu Aotl¡r (E<:iia).
19. Turugi o Tuaruca (Gotera, •1 sur de Huc$Cll).
9.
So~nti¡¡i (haCID
20. llorcí (Lorca).
Alcaudcro, cuca de Mar-
tos).
21.
Saltigi (Chinchilla de Mome Arngón).
10. lliturglcola (cerca de Pnc¡¡o).
22. llrci (Elche).
11.
~
~
r-
~
e
~
n
~
~
i
23. llorci• (c
llitur¡ci (cerca de Andójar).
....
VI
[page-n-220]
26
J UNTERMAN
a este respecto, examinemos el mapa 10 indicamos mediante triángulos
los lugares donde se han localizado antropóni mos con el elemento seg-,
como Segovesus, Segiu3, Segilus y, más frecuente, Segontius. Los cuadrados representan ciudades cuyos nombres empiezan con el mismo e lemento, como Segontia, Segovia, etc Los topónimos están mas dispersos, aunque aparecen con una densidad particular dentro del á rea de los nombres
de personas, o sea en la Celtiberia. Es verosímil, pues, que la Celtiberia
fuese la región en la que se hablaba la lengua que ha ocasionado los nombres con el elemento seg-. Fuera de ella, los topónimos con tal elemento
se encuentran solamente en aquellos lugares en los que ya hemos creído
ver sintomas de 1nvasiones mdoeuropeas en territorios 1béricos: encontra
mas una Segida en la Baeturla, Segida y Segovia en Andalucia meridional
(24). y además, SegoJ,riga
Segorbe, cerca de Sagunto. Estos tres nombres, Segobriga, Segovia y Segida, vuelven a aparecer en la propia Celtiberia, por lo que aquellos son tamb1én topónimos transplantados por colonizadores (25). ¿Podemos aducir estos nombres como indkio de que el
país de los celtíberos fue el punto de partida más importante de los mov•m•entos que tban a cambiar el aspecto lingüístico de la Península en los
úli'imo; momentos anteriores a la romanización? La frase de Plinio Celticos a Celtiberis ex Lusitania advenisse, encontrarla entonces una segunda
confirmación . bien que a Celtiberis deba entenderse en un sentido geográfico <~desde el país de los celtíberos)>, bien que consideremos que Plinio quiso decir que los Celtfcos eran una tribu de los celtiberos, los topón•mos apoyan de forma muy eficaz la noticia de dicho autor clásico de
que la expansión de los Celtlcos tiene algo que ver con los celtiberos. Por
eso, quizás nos atrevamos a preguntar si los movimientos mencionados
por Plinio, y confirmados por los topónimos, son aquellos mismos aconte-
=
(l>t \ · Por de pronto, hay que prescindir de una dudad, sltuado qUizá no lejos de Códlz, llamado Saguntia por Ptolotneo y otros y Scguntio por Uvio, Pt.cde ~ormor - arte del
p
~traro l.ngüíst1co ol que pertenece d nombro de Sogunto, e:s decir, o '-'n estrato pre-inQo ..
eurOpeO.
(251 Quedo en sus~nso la alrlbucoón dol nombre de Scgiso, cJudod de los Basteto- · y de Segío de los Vascones (lo oc:wol Egea de los Caballeros), ambos son onalogios
en lo propio Ccltlbc:rio. En cuanto o Scgio, el célebre bronce de A.$~H nos. dice- que sus
h~b•tontes
llevaban nombres pvromente ibéricos, además, en los monedas, ol nombre de
mientros sckoiso, sckisonos ( = Segisomo?), Sek.o...
pirlkco (= Sogobrigo) y sckotiGJ (= Scgontia), MlléSirOn uno M (son). No puedo pottlc•por en lo Oi'tntón corr,cnte dt:! que ol fettero monetol sekoiso SeQ Idéntico o J ror'mO
o
Scgiso de Ptolomco jyéose M. LEJEUNE, op. eh. oota 8, p6g. 44, con dudo•, y U.
SCHMOLL. op. cit. en lo mismo nota. póg. 40, no1a 1); lo discrepancia fonético no se exSegio l!fnpi.ezo PQr uno &lgmo,
p!•cQ b1en Ya odemós, no es verosimil que las monedos de tekoiso procedan de lo Bosteto ..
lo f,Of110fonio de lo primero .shoba de Seg1o y Segis~ con
fa de los top~nimos ccl Ubéri.cos (Se-gontiot cte.) seo c.osunl.
n1o. No es, pul!s. imposibll! que
-
190-
[page-n-221]
AREAS LINGOISiiCAS PRE-ROMANAS
21
1
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191 -
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....
[page-n-222]
28
J. UNTERMAN
cimiento; que han penetrado en el campo de la n istoria bajo el nombre
de «guerras lusitanas», del siglo 11 antes de nuestra Era.
Mucho menos se sabe sobre lo que pudo ocurrir en la región saguntina para llevar hasta la zona costera los nombres de Segorbe y Pa lancia. No
es más que una conjetura pensar en la posibi lidad de unas expansiones
provocadas por la calda de Sagunto al principio de la segunda guerra púnica : qu1 los pueblos de las montañas vecinas aprovecharían la ocasión
zá
y rellenarfan e l vacío producido por la catástrofe del año 218 a. d e C. estableciéndose entre la población de los alrededores fértiles de la ciudad.
En todo caso, aqul, como en la Baeturia, un topónimo con el elemento segmarca la expansión de tribus indoeuropeas. Quizá también nos sea licito
recurrir a una etimologfa que se nos impone para aquel elemento seg- :
Puede proceder de la misma raíz que e l galo Sego- y el alemán Sieg, con
lo que podríamos traducir Segontia por «la vencedora» y Segobriga por
<(monte de la victoria».
• ••
Son muy pocas las perspectivas que hemos logrado abrir sobre la historia de las lenguas prerromanas de la Península. Nos damos cuenta una
vez más de los muchos problemas que quedan p lanteados y de las posibilidades de solución mediante las fuentes, tan ricas, pero a veces tan oscuras y dif!ciles de interpretar. Con este trabajo no hemos querido más que
presentar un modesto ensayo de discusión sobre los caminos metódicos
que pueden conducimos a nuevas informaciones sobre la emocionante historia de la España prerromana.
-192-
[page-n-223]
D FLETCHER VAL.LS
(Valencia)
Consideraciones sobre la fundación
de Valencia
Con motivo del XXI centenario de la fundación de Valencia, se na
vuelto a plantear la cuestión de la po5ible pre-existencia de o.na ciudad
•ndigena en el solar que aquélla ocupÓ, y aunque ya en 1953 ( 1) trata·
mos ampl•amente este tema, creem05 conveniente pasar revista, una vez
mas, a esta n•p6tes1s señalando las d1ficultades que, a nuestro ju•CIO,
presenta, y aportando nuevos dato5 en confirmación del nacim•ento de
Valenc1a en tiempos romanos
Los defensores de la ciudad indígena, predecesora directa de la roma·
na, fundamentan su opinión prinCipalmente en los siguientes puntos
1 "-Los versos 479/482 del poema <
2 •-Los textos de Applano, Diodoro de Sicilia y Tito Livio, y
3 •-La fórmula «valentini veterani el veteres» de las lápidas romanas de Valencia.
Sobre estos extremos nacemos a cont•nuaci6n las oportunas cons•de·
raciones.
(ll O FLETCHER VAU.S ''Lo Tyrl•
de lo Plano, 1953.
l~roco
193 -
,
y lo Volenho romano" Co.t•llun
d~
[page-n-224]
2
O FLETCHER VALLS
LOS VERSOS 479/482 DEL POEMA ORA MARIT IMA DE RUFO
FESTO AVIENO
En los versos en cuesttón, principalmente en el 482 (2), se fundamenta la teoría de la ex1stenciil de la ciudad 1ndigena
En ellos se lee
479
480
481
482
Attolit 1nde se S1cana civitas
Propinque ab amm s1c vocata H1beric1s
Neque longe ab hu1us fluminis di~ortio
Praestnng1t amnis Tynus opp1dum Tynn.
mterpretándoseles en el sentido de que, después de la c1udad Sicana, el
rio Tyrio (iden tificado con el Turia) baña la ciudad de Tyris, cuyo empla·
zamiento se si túa en l¡¡ actual ValenCia.
Pero, ¿del tex to de Avieno pueden ded ucirse, e fectivamente, estas
identificaciones'
An te todo, para poder ju:z:gar de tal posibilidad, conviene no olvidar
que el periplo de Av1eno e~ una simple compos1c1ón poética, totalmente
exenta de todo mtento y ngor científicos. Añádase a ello que el poeta
basó su información en descripciOnes de, por lo menos, 800 años antes e
mterpoló nottcias y pasajes de diversos autores y épocas posteriores, lo
que unido a los naturales errores de las fuentes de información y a los no
menos graves de los cop1stas que nos han transmihdo el texto, explica su·
ficientemente las omisiones, transposiciones, repeticiones, etc., que se se·
ñalan en el poema, lo que obliga a proceder con la máx1 prudenc1a en
ma
su utillzac1
ón. Buena prueba de lo dicho son las mú ltiples y dispares interpretaciones que existen del m1smo (3)
121 A SCHULTEN: "A~·eno Oro Mcrlllrr.o" . F.H.A., 1 Bottdc'10, 1922
A. SCHULTEN • •· Avoono Ore Motolo m<>" F.H.A., 1 t.evundo cdtco6nJ , Borcelono J 955.
131 A BLASQUEZ Y DELGADO AGUILERA: "A~·enc Oro Mortltmo" Moclrod
1923
A BERTHELOT ,.F~ tu~ A"1enu-s Oto Monr.mo.. Poós. 193.:
J COSTA: ··ulorcl tbotroco del M
J. LAFUENTE VIOAL: "troducciórt del potma de Av1eno. 01'0 Mon11mo, y locol,zo.,.
''"'' d• "" cuos gt'O~rol•cos", ES!udoos Gecor<>ft
num. 2, p;,g 1'16 Vole.,coo, 1928.
191 -
[page-n-225]
FUNOACION DE V,O.LENCIA
Pero es que, ondependientemente de la incertidumbre que el periplo
pueda suscotar en nuestro ánomo, nos encontramos con que los versos en
cuestión no concretan el emplazamiento de Tyris, puesto que tan sólo la citan, soguoendo la ruta de sur a nor te, a continuación de la <
y vacilación se plantean con respecto a Tyris, la que ha sido emplazada en
Turís (cuyo nombre le cuad a admorablemente y en donde en lo alto del
monte de «la Carencoa» exoste un importante poblado ibérico), en Alcira,
en el < Vedat . de Torrente (lugar estratégocamente sotuado domonando
toda la llanada entre la Albufera y el Turia y en donde se excavó un pobla·
do de la Edad del Bronce) (4) en Valencoa, Vonaroz, Tirig, Teruel, Tortosa,
etcétera, etc.. según las preferencias de los diversos autores que han Ira·
lado la cuestoón, son que se haya llegado a un acuerdo defino tivo Y lo m os·
mo podemos decir con respecto al rio Tyroo, situado en diversos lugares de
la costa
El propto periplo mencoona más adei.Jnte otra ctudad Tyroche (verso
498) y otro rio Tyrius (verso 595). lo que no es de extrañar si tenemos en
cuenta, no sólo las posibles confusoones de Avoeno, sino tarnb1én que el
nombre, perteneciente al substrato pre-lndoeuropeo, significando <
que l,ace dificil la identificación del nombre Turia con el vasco «ZU·
"" = blanco, como se ha supuesto por algunos autores, basándose en que
se da esta denominación al río !Blanco o GuadalavoarJ en parte de su curso
De la vacolación en la ubocación de Tyros es claro exponente, aparte
de las múltiples localizaciones antes menctonadas, la postura adoptad<~
t4J D. FLETCHER V,O.Ll.S y E. PLA 81\LLESTER· "El poblodo de lo Edad del 8ror>ee
lo Montanyeto de Cobrera (Vedot do Torrent~. Volenclal" Set1~ de Trobo1<>< VariO\
d•l S IP . num. 18. Valencta, 1956
151 Agradec""'os vivamente al Prof G. CAPOVILLA •u amplto lnformaclon, por cor
d~
to de 28 de marzo de 1962, de lo que ex 1roctomo~ al s•gutente pórro·fo: "Estoy convcn
c•do de quo &e troto de Lm nombro meducrróneo, perlenec.ento aJ substrato pre-andoeuro·
pcO T~nemos tres Turl en lo Jtolla m~:ndional: "Thur¡G.!. urbem '" Solar'Hinisu (TitO Llvlo,
X, 2}, en el confín entre Luconio y Bruuu.m "Thuni" 'Eitrobon, VI, 263} y "Tkuuo lons"
Turl H cncuenrro o 30 km de Bori peoro no et. lo C•Udod on11guo. En Mtt:tfl~ opa
roce rn 1os ttoXIos del l.meal 8 Tu.rt IMy Fa, 101, 51; Turl aporece en C""'sa. JKN
Ve 3S8) Num!rosos son los com-purstos do Jos qu~ Tu.n constituye la bote. Lo formo
"Tur,o ti,., de Valencia y tomb•tn el onhQUÍiu'nO Tyru. d!' Valencia. 6 medut- rQneo,
puct,ttf"'do hobM sido unportodo por novf!'gontts croteniCS ~ e4 ' XV-XIV o C • durontct
los oc:t•vos cOI'l'\b.os comerctofrs ftotudos por Jos metalesH
v~..,.
odemó>
G. CAPOVILLA ''AIIe or•g•n¡ detla toponornost•co •toltOto«. <;1\;odcml deH'htttuto d1
GlauaiQ9tO, V 1195.:>), Bolo~no, 1961, pog 53 y u
G CAPOVJLL~: ''Linee !.ul rappa~u ptOtOStOt.CI lspono·~:ulo.nuc•". Romon•o. scr•U•
olferll o Fronce>
195
[page-n-226]
-1
D.
FLETCHE~
VALLS
por el llorado profesor Schul ten, qu•en en 1922 escribía: c
años 220/219 a. C.· <6i el territorio de Sagunto alcanzaba por el sur hasta el Júcar, es imposible que entonces hub1era por allf otra ciudad independiente en el lugar de la actual Valencia. La ciudad Tyris, citada por
el periplo como ex1stente en este lugar, debió ser destruida. Valencia no
tue fundada por los romanos hasta el año 138» (7). y en 1955 se limitaba
a decir·
No menos dudéis y vacilaciones encontramos, a este respecto, en las
pubilcaciones de don Nicolás Primitivo Gómez Serrano, uno de los investigadores que más ha estudiado el subsuelo de la ciudad de Valencia y el
periplo de Avieno en lo concermente a nuestras costas (9).
En definitiva, la conclusión a que se llega en el estudio de los versos
479/482 del periplo de Avieno y de las múltiples discrepancias en su Interpretación, es que el emplazamiento de la Tyris ibérica en el solar que
hoy ocupa Valencia, no se o¡~poya en ninguna base sólida y objetiva, reduciéndose a razones de índole subjetiva carentes del refrendo del dato arqueológico concreto y defimtivo, por cuyo motivo nosotros únicamente
nos atreveríamos a aventurar la cp1nión de que «en tierras valencianas
pudo existir una ciudad pre-romana llamada Tyns)), pero no osaríamos
precísar su exacta situación.
SCHULTEN, op '"· noto 2 ll • edocoon), pog. 119
A. SCHULTEN: "los guerrO!I de 231 154 a J. C.". F.H.A 111, Ba"elpno,
1933. pó¡¡s. 27 y 28.
18) SCHULTEN, op col nola 2 (2- edición), póg. 133.
¡91 N. P GOMEZ SERRANO: ''D'orqueolog¡o Exccvoc•ons do Volenpo#. Ancles
del ConlrO de Cultura Valenciana, 11, 3 pág. 15, y 4, pág. 154, Vale.,clo, 1929.
N. P. GOMEZ SERRANO: "Excavoclo!'ls do Valencia" Anales d•l Conh'o de Cultura
Va!enciaM, V. Valencia. 1932. aóg 1
N P. GOMEZ SERRANO: "f>ccovocions de Volonc:lo omb motlu del• scus canterellot•
1 eo)(omple:; oro de bellnO
"los P(ovlnclos". Valencia, 1941, pág. 48?
N. P. GOMEZ SERRANO· "f>
!1)
lo Gf!nerolidod" . .A.tchlvo de Pfehí.stotlo Levantino, lt. Valencia, 1946, póg. 269.
N. P. GO.\AEZ SERRANO: "Epocos de la ciudad de Volencoo. Tyns. Vol~lia, BruJobnoJ Vo1ontilo, Bolensyo, Volenc
N P. GOMEZ SERRANO: "Brulobroo". Valencia, 1961.
-
196-
[page-n-227]
5
FUNOACION DE VALENCIA
11
LOS TEXTOS DE APPIANO, DIODORO Y TITO LIVIO
Tres pasajes, de estos tres autores, !e sacan a colación y relacionan
entre si, en apoyo de la tesis de la fundac1ón de la Valencia romana sobre
una ciudad indígena
El primero (Appiano, lb. 72) reviste unicamente mterés en relación
con los otros dos, ya que, por lo sucinto de su texto, poco nos Ilustra,
dice asl: <
Diodoro de Sicilia (XXXI II, 1, 3) es algo más explicito, puesto que
menciona, además de las tierras, una dudad, pero desgraciadamente no nos
da su nombre: «Y habiendo ate;rado a su sucesor (al sucesor d~ Vinato)
y a los que le seguían, obligándoles a aceptar las condiciones que a él {es
decir, a Cepionl le parecieron, les concedió tierras y una ciudad donde
establecerse».
De los tres, el que más concreta es Tito Livio (per. 55J en su corJOc1da
frase
A la vista de estas discrepancias nos asalta la duda de si los tres textos
se refieren a un mismo hecho o a dos independientes entre sí.
Efectivamente, los tres coinciden solamente en lo de la donación de
tierras, ya que, por un lado, se habla de Cepion, e l cónsu l inductor del
asesinato de Viríato, y por otro de Junio Bruto; Appiano no hace mención
de ciudad alguna y Diodoro no da e l nombre de la que cita; ambos concretan que la donacrón se hizo a las derrotadas tropas de Viriato, mientras que Tito Lívía, da e l nombre de la ciudad, especificando que se dio a
<
r 'C.H Recordcm05 que ''svb Oom•tlano" no se traduce "o los órden<$ de 0001,cfanou
,-¡no Hen tiempos. de Oomltlano" .
En nues1ro conferencio pronunc1odo e' 24 de n011TembJe d~ 1961 eh el Ateneo Mercantil de Vol.:-"'ldo, balo d thulo ''El problamo de: la Tyris Ibérico y lo VolenQio romano~',
pJontailbamos es.to lnr~rprotoclón que ho me.reddo favorable oeogido pot los espec:ialfs;.
10$... Con onl~•orldod a nosoti'OS tomb1én lo entendió en este sentido Ambros1o de /1/!ora ..
les, quien escribió: "Luego que Junio Bru1o llegó a !apaño, premió o los soldados que
kabiol"! seguido mu~hos oños Jo guerro c.ontt o Vlrfoto; dioJes rlarros
dad r,ue llamoron Volencto".
-
197-
v
fundaron uno
(iU·
[page-n-228]
6
D. FlETCHER VALLS
el e$caso amb:ente mdigena que los hallazgos arqueológ1cos de Valencia
proporcionan
Es muy posible, pues, que Appoano y Doodoro se ref1r1esen a l asen
tamiento de las tropas de V1r1ato, mientras que T1to Livio hablara del de
los veteranoi del ejército romano que habían hecho la campaña contra
V1nato. s1endo, por tanto, dos los hecho$ y los lugares y no uno solo
Los partidarios de la primitiva población indígena objetan que SI l1v10
hubiera querido expresar que Brulo fundó de plantil la ciudad, habrfa
escrito «Oppidum condidlt» y no ~oppidum dedil y «VOcatum fwt y no
«vocatum est», pero ha de tenerse en cuenta que l1vio onforma globalmente de la donacu)n de tierras y de la ciudad l• agro$ el oppidum
ded1h) y de que ésta en su tiempo se llama Valencoa; adem.i.>, ex1ste la
fórmula paralela «vocitatus esh> que se interprela como expresando la
idea de que el nombre se da a la ciudad a que se aplica, en el mo•nento de
su fundacoón ( 1 1)
Por otro lado, los propios textos literaroos se oponen a la pos1b1ildad
de una población preexiStente, como veremos en el oportuno apartado
Con respecto a qué Valencia pudo referirse T oto Livoo, von.1s son las
ciudades de este nombre que se han disputado tal honor.
Zurita creyó que se trataba de Valencia de Alcántara, y J Bautista
Pérez supuso que era Valen~a do Mmho, pero 111 uno ni otro tuvieron en
Asl sucede con Valencia de Alcántara que recibe el nombre en 1221,
Vale~a do Mínho se llamó Contrasta hasta 1262, fecha en que al ser re
constrwda por Alfonso 111 de Portugal, se denominó Valencia. Otro tanto
ocurrió con Valencoa de Don Juan, que hasta 1206 se llamó (oyanza, con
Valenc;a do Douro, Va lencia de las Torres, Va lencia del Ventoso, etc., et
cétera, repitiéndose este fenómeno en otros lugares. tales como, por ejem-
11 11 En defensa de la> Ciudad ondigeno t.on íl'lcuto•
P. MADOZ "Docc•onoroo geogr6foco-cuodr.,,co-hlsrorlco de España" Modrod. 1848I.SSO. ~ v Volencto
J. FEO GARCIA- "'Na10 ..obre lo supu"lo dMtrucco:>n ~ lo onhguo T
Emo"to
XII , 1 Madud. 1944,póg 129
J FEO GARCIA . "'Tur•am ú>njeouro o Colón IJordón 351 y o l1v10 !XXXIII , 44
4)'". Sootobo XI Volencoo, 19~6. pog : 1
C. TORRES. "la fundación de Volen
F. MATEU Y LLOPIS: "LO< monedo• 'emanas d• Volenuo'' NumO&mo 111 b. Mo:irid.
1953, I>ÓO 9
Por" to r n-mu·o .,vc)r IIOiu-; est)' vúo:::.e
G PETRACCO SICARDI "Roce
-
108-
[page-n-229]
FUNDACION DE VALENCIA
.,
plo, Valencta d' Aneu , que cornenz.ó a llamarse asl a partrr de 1289, o Va
lencla d'Agen que recibió el nombre en 1285 ( 12}.
Contrariamente, el nombre de la Valencra de las márgenes del Turía
es de época romana, como lo prueban las monedas y lápidas aparecidas en
el sub;,uelo de la ciudad y las menc•ones de los autores romanos, como por
ejemplo Mela y Plinio. entre otro:;.
No hay duda, pues, que la Valencta a que se refinó Tito Lrv•o fue a
la s1tuada a orillas dPI río Turia, y tambten está fuera de toda duda que
los textos citados de Appiano, Diodoro y Livio no aportan nrngún dato
concre to sobre la extstenc•a de una crudad lndigena predecesora directa
de la romana
111
LA FORMULA «VALENTINI VETERANI ET vmRES» DE LAS
LAPIDAS ROMANAS
Tenemos referencia de siete láprdas en las que aparece esta fórmula
(13). aduCida en defensa de las dos ciudades, pero su interpretaCIÓn dista
mucho de probar tal aserto
Cortes y López tdenttftcó a los uveteres» con los pnmeros pobladores
o sus descendientes, todos hispanos. pero no refiriéndose a los habitantes
de Tyris, puesto que para él esta c•udad era Vmaroz., sino a los 1ndigenas
españoles que militaron en el ejérc1to de Vinato, los «veteranilo serian l i~
cenciados romanos 11 '1).
Mateu y Llopts considera a los «veteresn como los habitantes anteno~
res al 138 y sus descendientes, y a los «veterani» como leg1onarios roma
nos (15).
C. Torres, no obstante admitir la ex1stencia de la población prerroma
na, no onterpreta esta fórmula en de1ensa de las dos ciudades, s1no que
t121 "Dicclonaroo Gcogroloco Un,.ersal " Bareclana, 183~
J. GINER: "Con,.,deracion\ rn torn el nom Volrnuo" Confrrenc1o ~n Lo Rat Pt=no1
el 19 ¡un;o do 1962
(131 C 1 L 3133 3734,3135.3136,3737,3739y3HI Loss~osl)'orn~•asdtllll
d. C. y la. Ulhrna cont•drrodo del s t d4 C., por Moreu v Llop,s_. op. c1t noto 11
V. edema. PIO BELTRAN ~n Anales ck>l C~n1ra de Cuhuro Valet>
'69 Vofe:-ocoa. 1928.
1141 M CORTES Y LOPEZ "Doccoonoroo _.ót.co·ho.,óroco dot la Españo Anl guo"
Modrod 1836
1151 I>'ATEU Y LLOPIS. op. col noto 11
199
[page-n-230]
8
D. FLETCHER VALLS
supone a los «veteranl» colonos ant1guos y a los «veteres» más recientes,
tal vez de tiempos de las guerras sertorianas ( 16).
Beltrán Martinez opina que los
Según Gómez Serrano, los <
Nosotros nos limitamos a recordar que <
son para César y Cicerón «soldados v•ejos>l, sin que ninguno de ambos vocablos haga referencia a gentes preexistentes en el l,ugar donde se fundara una colonia Interpretamos, pues, \
zadores romanos y sus descendientes y «veterani» como los soldados romanos asentados posteriormente, bien en tiempos de Sertorio o Pompeyo,
bien con Afranio cuartdo éste fue legado el año 55 a. C., lo que explicaría
la existencia de una lápida (L Afranio A. f.cos. conscrip(ti) et col(loni)
col. Valent(lnae), (C.I.L. IX, 5275) a él dedicada por los valencianos, sin
que ni «veteranill ni «Veteres» tengan nada que ver con unos supuestos
1ndigenas habitantes de este lugar con anterioridad al 138 a. C.
A este respecto escribió Pérez. Pujo! ( 18): «Alguna vez se enviaron
nuevos colonos a aumentar la población de una colonia ya establecida y no
confundiéndose los antiguos con los nuevos pobladores, vinieron a ~uedar
constituidos dos municipios independientes, dos civitates distintas, con
sus curias o senados especiales. Así, las inscripciones de Valencia, nos dan
a conocer los valentini veterani et veteres y el uterque ordo decurionurm>
Por lo expuesto, comprobamos que la fórmula «Veterani et veteres»
no aporta dato alguno en defensa del directo asentamien to de la ciudad
romana sobre la supuesta indigena
IV
OTROS DATOS DE CARACTER NEGATIVO
A las objeciones que acabamos de exponer, pueden unirse otros datos
de índole literaria y arqueológica, que se oponen igua lmente a la hipótesis
de la ciudad indígena.
(16)
(17)
(l 8)
TORRES, op. clt. nola 11.
GOMEZ SERRANO, op. cll. noto 9.
E. PEREZ PUJOL: "Hislorla de lo• ln•tttueiones oocloles d• lo España godo", 1
Valencoo, 1896,
pÓg
164
-200-
[page-n-231]
FUNDACION DE VALENCIA
9
1 - Datos litera rios.
Los propoos textos clásicos se encargan de rechazar la tesos de la c•u·
dad prerromana
Tito lovio (XXI, 7, 2) destaca, al hablar de la guerra anibáloca, que
Sagunto era la más opulenta de las ciudades soluadas allende el Ebro son
referirse para nada a Tyns que, de haber exostido desde el siglo VI a C,
habría tenido suficiente abolengo para merecer ser citada
No menos elocuente es el testimoniO de Pollboo (3, 17) quoen al narrar
el paso de los ejercitas de Anibal por e l litoral valenciano, en su marcha
de Cartagena a Sagunto, no menciona ciudad alguna emplazada en estos
pil•ljes
la misma 0m1s1ón encontramos por tres veces, las únocas que se refoe·
ra a estas costas, en Estrabon En una ocasoón ( 111, 4, 6) escnbe «Cuando
va hacia el otro lado del Suero y la boca del Ebro se halla Sagunto»; en
111. 4, 9, dice «De alll, la vía, después de haber pasado por Sagunto y
Saelabis, se aparta del mar~, y en 111, 5. 1 «De las oslas cercanas a lbe·
M!
ría, las dos P1tyussas y las dos Gymnesoas, llamadas también Balearides, se
ha llan situadas frente a la costa comprendid.J en tre Tarraco y el Suero,
en la que se ievanla Sagunto>>
El persostente silenc1o de Estrabon no se debe a que su obra haya
llegado tncompleta hasta nosotros o que sus descripciones no sean monu·
coosas, sino porque, no habiendo estado en España, tomó su mformación
de Posidon1o y Artemidoro, en t1empo de los cuales, hacoa el año 100 a.
C. Valencoa, de recientisoma fundación. carecía de la suficiente ompor·
tanda para merecer ser mencio!lada
Sólo más tarde, cuando ya Valencia lenia 180 años de vida, escribe
Mela (Chorogr 11, 921 «Entre las ciudades que bordean sus costas, las
más importantes son sobre todo Valencia y 1~ antigua Sagun to», frase en
la que se contrapone la modernidad de la primera frente a la antoguedad
de la segunda, y poco despues Plinio (N H 111, 20) nos tnforma que Ya·
lencia es una colonia sota a 3.000 pasos del mar
Como vemos, los autores clásocos no hacen referencta a la coudad
tndogena que, de haber existido, habría sodo nombrada en alguna oca·
sión {19), Stendo de suponer que, como en el caso de otras muchas ciuda·
bido
des, como por ejemplo Arse -Sagunto y Vibo-Valentia, hubiese rec1
prime rame!')te e l nombre de Tyrís-Valen t1a para qued ar después úntca·
e19¡ La
-o XXXIII. 4·~, 4, aun siendo wmamenre tntc-resant~. ccuecc de dotOi probo·
tor10i que lo ovoltn, oor rl momen1o.
u. .
16
-
201 -
[page-n-232]
o
O FLETCHER VAUS
mente Valentía, pero no en los escritos de los autores antoguos ni en las
lápidas ni en las monedas, se hace mención a Tyris ni a los «tyrotanos»
2 -Datos arqueológicos.
Los testimonoos de carácter arqueológo son, en deflnl tova, los que
co
han de dilucidar la cuestIón
Los hallazgos de este topo, efectuados en el subsuelo de Valencia, con·
trariamenle a lo que han supuesto algunos autore3, no sólo no prueban
la existencia de una coudad ondigena sobre la que directamente se asen·
tara la romana, s•no que no soquiera muestran un fuerte ambiente ondigena
que permita pensar en el asentamiento de los soldados de Voríato.
a) -Las lápidas.
No se conoce hasta el presente nonguna onscropcoón obéroca procedente
de la ciudad de Valencia, puesto que la publicada por Hübner no es de la
capital sino de un pueblo de la provo
ncia (20). Y cotamos este dato negaoivo más como prueba del poco arraigo de lo indígena en Valencia que con
el propósi to de rebatir la existencia de Tyris, puesto que e l hecho de que
pudiera aparecer alguna lápida con caracteres Ibéricos no sería, por si solo,
prueba de ello, ya que 1,, escritura ibérica se utol o hasta nuestr<~ era
z6
En cuanto a las !ápodas romanas de Valencia, de las que tenemos noticia de más de setenta (21), ninguna de ellas hace referencoa a Tyris, a los
promotovos «tyrotanos• o a sus descendientes Los escasisimos nombres de
orogen Indígena que pudieran aparecer en estas lápidas, boen pOCo podrían
decirnos, pues asomosmo hay nombres de otras muchas procedencoas y no
son prueba de substratos prerromanos, sono de afoncamoento o estancia
transitoria !22)
b).-Las monedas.
Valencia no acuñó moneda iberica, y no porque en el momento de su
fur'ldación estuviera la romanizaco en un periodo tan avanzado que ya
6n
no fuera posible hacerlo, puesto que en otras ciudades hubo moneda ibéroca hasta entrado el siglo 1 a. C., ni porque no huboera ten1do suficiente
201 M. L. 1 XXXII
F ALMARCHE VAZQUEZ· "Lo onooguo c••ol.zoc:ton •bénco del R<'•no el<' Vol
1211 C. l . L 3125-3775, 3903, 4948 5127, 6004 6005, y
J SANCHIS SIVERA: "Eptgrolio romono valenc•aN~" , ,..,m, ·HB / 450 y •167/412.
Vol~ncro.
19.20.
1221 A BALIL "Economto v kobllonot· no ¡,¡~""' d•l lcvonoo úpaoiol duranoe el
fmptru) romono" Arch1v0 dt Prt~h•s.tono Levontino. V. Valencia, 1954, póg. 251
-202-
[page-n-233]
11
FUNDACION DE VAlENCIA
categoría, de haber sido la antigua Tyris, sino sencillamente porque los
fundadores de la ciudad no eran indígenas.
Mateu y Llopis explica la carencia de moneda lbéric.a a causa de
te justificación, pues de haber existido desde el siglo VI a
y de haber
ten1do la Importancia que pretende dársele, hubiera emitido moneda y,
aunque así no lo hubiera hecho, habría, al menos, mantenido forzosamente relaciones comerciales con otras ciudades próximas, cuyas monedas
se hallarfan con relativa frecuencia en el subsuelo de Valencia; sin embargo, no sucede as1, siendo escasisirno el numerario ibérico de otras cecas,
apareciendo siempre en los niveles romanos, destacando como más importante el hallazgo de la Plaza de la Vlfgen, consistente en unas pocas mo·
nedas del tipo de venera y delfín, de Arse o Aidubats, cuya datación es de
hacia las guerras sertorianas.
Por el contrario, Valencia acuñó moneda romana desde poco después
de su fundación, encohtrándose ases de 19'25, 18'80, 15'45, 13'70 y 13
gr¡¡mos respectivamente, lo que es prueba de la existencia de emis•ones
anteriores y posteriores al 89 a
(ley Plautia Papl rial, pudiendo remorr
tarse las primeras a fines del siglo 11 a. C. (hac1a el 123), siendo por tanto
anteriores a muchas emisiones Ibéricas y Valencia una de las primeras
r.:ecas ro manas de España, terminando sus acuñaciones hacia el 75
a. e (23)
Entre los hallazgos de monedas romanas de diversas procedencias y
fechas podemos citar, una del «municlpium Calagurris Julia)>, un media ·
no bronce de Claudia 1 y otro de Domiclano, Jos tres en la calle de Serranos, aparecidos a 4 metros de profundidad; un bronce de Marco Aurelio,
a 2,80 m. de profundidad; una moneda de Valentía a 3,70 y un as de la
familia Jun1a a 4,30, los tres junto a la torre vieja de la Generalidad (24);
al abrir los cimientos de la torre nueva de la Generalidad, se halló una
moneda de Trajano; en otro lugar, una de Constando JI, etc., etc., sin que
e
e
Lo monedo rornono de Volendo ho sido estudiada, fu.ndomento.lmente par
A. VIVES ESCUDERO: "lo monedo H•~ntca", IV, Mod,d, 1924, pág. ]5.
A. BELTRAN MARTtNEZ: "Curso d~ Numlsmótico" Cor1o¡¡eno, 1950, pág 355
MATEU Y LLOPI$. op. cll. noto 11, V
F. 'v\ATEU Y LLOPIS: "Los topárumoo monetoles del Remo de Vole,o:a'" VIl Conll,..,.., lntern.,clonol de Llngülslico Rom.lnlco. Borcalona 1 1953
P BELTRAN VILLAGRASA: "lo que dicen los Jópidos y los monedas vo!endonas en
reloct6n con lo c,udod y sus orig.enes" Conferene•o en el Ateneo Mcrconrd t!e Volencto.
pronunciado el 1.• de d•clembre de 1961
(23,
(24) GOMEZ SERRANO, op. c•t no1a 9, "'Ar:¡ueologio de los retugios. "'
F. MATEU Y UOPIS: "Hollozgos orqueológlcos en lo ploxa de la Almaíno". Arcl11vo
de
Prehislorla Levanlino. 111. Valencia, 1952,
póg
-203
215.
[page-n-234]
'2
O FLETCHER Vl\ll5
moneda alguna haya aparecido por debajo de los 4,30 m de profundidad
con respecto al p•so actual de la ciudad, n1 rebase, cronológoc;~mente, la
fecha de fundaclón que se le atribuye
e)
-la cerámica.
Del subsuelo de Valencia van saliendo vasijas de doversos tiempos, pe·
ro por no interesar aqui, dejamos de referirnos a las cerámicas modernas
y medievales, haciendo mención ún•camente de las antiguas, es decor, de
las llamadas «ibérica», «Campanoense y «sigillata , por ser las que más
directamente afectan al rema que tratamos.
De la cerám•ca 1béroca se han encontrado restos en d1versos puntos de
Valencia (25). pero su presenc•a no puede inducimos a suponer la existen·
cia de una poblacoón 1ndigena prerromana, ya que esta cer.im•ca alcanzó
gran difus•ón en el siglo 1 a
(26). por lo que no tiene nada de extraño
que se encuentre en Valencoa, situada en plena zona ibéroca. Aoemás, el
salor siempre mezclada con cerámicas de estirpe romana, el no aparecer
nunca por debajo de los noveles romanos y el reduCido porcentaje de ha
llazgos frente a la abundante terra sigillata, son claros Indicios de que se
trata de una producción de época avanzada no enraozada con el espiritu
de las gentes que aquf vivian
La «terra s•gillata», en sus diversas modalidades, aparece con frecuen·
cia, dándonos la cronología de los dostintos estratos romanos posteriores al
camb•o de era, lo que resulta del mayor mterés para la historia de la ciu·
dad, pero más interés presenta ahora para nosotros la mencoón de la ce·
rámica «campan•ense», por proporcionamos los datos que nos perm•ten
establecer con Cierta certeza la fecha de fundación de Valencia
Efectivamente, se ha pod1do fijar la existencia de las variedades A y
B, la primera, cuya fabricación llega más acá de la mitad del s•glo 11 a C,
aparece mezclada, en los noveles más profundos de la coudad, con la B,
cuya producción comienza después del 150 a e Esta mezcla se da o
gual·
mente en otros lugares, tales como Venrimiglia y Pollentia, en noveles con
dataclón bien establecida (27).
El hecho de que ambos tipos cerámo
cos, el A y el B, aparezcan Juntos
en los niveles más profundos, fija con bastante seguridad el momento del
e
,..,o
1251 GOMEZ S~RRANO, op <11
11 "Excovoc•o""s poro lo ompl•ocoon "
S. RODA SORIANO • A-•oc•bn ol ntud•o de lo orqutoiog•o volrn
1261 D. FLETCHER VALLS: ''Problema> d• lo cul1uro ,f>e,co' S."e do Trobo¡os Vo""' del S.I.P., num 22 Vol~nc•a, 1960, p6g. 70.
r271 N LAMBOGLIA· ''Per uno clo\Jtttoztone ptel1mmote de lo cerom1CO camJ)Ono" Alll d~l 1 Con¡¡r.,..., lnl.,-nat~onah d• Slud• Ligur! Bordoghcra, 1952, póg 142.
-204-
[page-n-235]
rl
FUNDACION DE VALENCIA
13
nacimiento de Valencia, cuya fecha ha de girar alrededor de la señalada
por Ttto Ltvto, es dectr, hacia el 138 a C. 128).
En las excavaciones llevadas a cabo en la Plaza de la VIrgen, del re·
sultado de las cuales dará oportunamente cuenta su excavador, señor Uor·
ca Rodríguez, podemos anticipar que, por debajo de los nivel'es romanos y
separados de éstos por una capa de arcillas arqueológicamente estériles,
de un espesor de unos dos metros, aparecieron, a la profund idad de S ,50
metros con respecto al suelo actual de la etudad, una decena de frag ·
mentos cerámicos, posiblemente de la Edad del Bronce, por deba¡o de los
cuales aparel!ió nuevamente la arcilla estértl.
A los mencionados fragmentos se les ha concedido gran importancia,
queriéndoseles utilizar para justificar la existencia de la ciudad indígena,
olvidándose de que dada la topografía del lugar de hallazgo, tan cercano
al rio, no puede descartarse la posibilidad de unos simples arrastres, o también que pudieran ser abandonados por pastores o cazadores de los poblados situados en las alturas circundantes (29), posibilidad que abona el
hecho de que no aparecieran restos de fondo de cabañas ni construcción
alguna que denotara ocupactón permanente.
Pero, aun prescindiendo de las anteriores observaciones y aceptando
esos fragmentos como prueba de la existencia de un poblado indigena,
tendríamos, asimismo, que admitir que cuando fueron abiertos los cimien·
tos de la etudad romana, la supuesta población indígena yacía sepultada
bajo una capa de arcilla de dos metros de espesor y, por tanto, su presen·
cia hubiera pasado desapercibida a los nuevos habitantes del lugar, con lo
que queda descartada la hipótesis de la continuidad de una a otra ciudad.
La tónica general de los hallazgos romanos en el casco antiguo de
Valencia es la de no sobrepasar los S m. de profundidad, siendo lo normal
los 4/4,30 m. y en ningún caso por debajo y a continuación de los restos
romanos aparecen objetos arqueológicos datables de periodos anteriores.
Los fragmentos citados más arriba estaban separados de los niveles roma·
nos por dos metros de arcilla, según hemos dicho.
(28) M. TARRADELL. ·•u, fundoc•6 de la C!Uiot de Volencoo" Bo•celono, 1962
A. GARCIA Y BELLIDO: "Los colon•os romanas d4 España" . Anuar~o do Hostorto del
Derecha Español, 29. Madrid, 1959, póg. 447, y
A. GARCIA Y BELLIDO: "Aportaciones ol estudio del proceso de lo romoni>O<;Ión del
S. E. de lo Penin•ulo" Homenaje ol Profesor Coyetano de Mergellno, Murcoo. 1962.
( 29) Exlston numerosos poblados de lo Edad del 6ronce .., los !ToQnfltuiM que mcundon lo llenado en lo que oe nollo Volenclo, tales como Font de I'Aimaguer jAifo'l>), Vedat tTartentel, Els Getmanells (Rafelbuñoll, etc., "'"·
- 205 -
[page-n-236]
O FlETCHER VAUS
V
RESUMEN
Mucho nos agradari;¡ que futuras excavaciones probaran de forma incontrovertible la exostencia de la población ibénca y su dorecta contonui·
dad en la Valencia romana, pero hemos de reconocer que, hasta el presente, no han pododo demostrarse nonguna de ambas cosas, por lo que re ·
sumomos lo anteroormente expuesto y el estado actual de la cuestoón manofestando
l • Que hasta el presente no existen pruebas loteraroas ni arqueoló·
gocas que permitan aformar irrefutablemente que exostió una ctudad tndogena prerromana, llamada o no Tyris, sobre la que se asentó direct<~mente
la Valencia romana
2:• Que si en el futuro se probara que aquí existió una ctudad pre·
rromana, se probaria al mtsmo ltempo que no fue la predecesora directa
de Valenda, por CU.lnto una espesa capa de arcillas y gravas separarían
una ciudad de otra, desconocoendo los fundadores de la segunda la ex•s·
tencoa de la promera
3. Que Valencoa se fundó con locenciados del ejércoto romano y no
con los restos de las derrotadas tropas de Vinato. La carencoa de !apodas
y ceca iberica, la escasez de monedas obéncas de otras procedencias, el reducido porcentaje de fragmentos de cerámoca ibénca, prueban el poco
amb•ente ondigena, lo que, unido a la interpretaCión que d
ción estrictamente romana
4." Que la apanción, en los niveles arqueológteos más profundos de
la ciudad, de la cerámica campaniense en sus variedades A y B, puesta en
relación con el texto de Ti to Livio, permite situar la fecha de la fundac•ón
de Valenda hada el año 138 a. C
200 -
[page-n-237]
SANTIAGO BRU Y VIDAL
(Sagunto)
Datos para el estudio del circo romano
de Sagunto
La Importancia que tuvo Sagunto durante la roman1zaci6n se hd mo~
nifestado constantemente, tanto en los rE•stos actualmente conservados
como en los que el tiempo y los hombres han hecho desaparecer Como
es natural, los monumentos que por su espec1al condición de hallarse en
terrenos llanos -pocos, puesto que Sagunto está asentado sobre un ce
rro de regular elevación-, y con pos1bdidades de permanecer enterrados
en todo o en parte, son los que mas han durado, llegando muchos de ellos
a nuestros t1empos con d1versa suerte en su estado de conservac1on.
Uno de estos monumentos saguntmos que, aunque bastante deteriorado en sus partes altas, conservó hasta hace muy pocos años su estruc
tura cas1 totalmente completa, es el Circo, s1tuado en la parte llana de
la actual c1udad, junto al no, en el espac10 comprendido entre la calle
de los Huertos y el muro de contenc1ón de las diferentes aven1das torren
Clilles del cauce fluvial (fig. 1).
Siendo escasas las posibilidades de conocer totalmente el monumen·
to, destruido en su mayor parte, y en gran parte enterrado, en 1961 pre·
senté al Vil Congreso Nacional de Arqueologíil una comunicación sobre
el circo saguntino ( 1). llevado del mejor deseo de dar a conocer a los especialistas allí reunidos algunos ~~pectos de un monumento tan poco di
fund1do, ya que cuantos hasta hoy se han ocupado de él lo han hecho muy
ligeramente cuando no se han limitado a citarlo sin otra pretensión.
f1 J S BRU V VIDAL: 'Brn-c.- nohc•o del crr
En PfCn$a
207
[page-n-238]
2
S BRU y VI DA!.
u
8
-
208 -
[page-n-239]
CIRCO ROMANO DE SAGUNTO
Una fell:t casualrdad -el reve~timiento de la acequia «de la Vila», que
desde h¡¡ce más de siete siglos pasa lamiendo la parte baja del muro meridtonal del circo, por la actual c
de nuevo al descubierto gran parte del muro externo meridional del edlticio y el arranque del hemiciclo oriental, también por su parte exter1or.
Dado, pues, que en la presente ocasión ha podido verse en unil extensión mayor el muro mdicado, 1si como el conjunto de la puerta todav1a
extstente en el mismo -aproxtmadamente desde R hasta P (fig 2) y
maci:to de la puerta GIHJ-, descubrimientos que han permit1d0 un es·
tudto mas detentdo y minucioso de los realizados hasta hoy, me he deci·
d1do a pubhcar los datos recogtdos .:~ctualmente, añadiendo los que he
podido reunir a través de un dilatado número de años de observacion
atenta y de vigilancia constante en espera de que eventuales descubra·
miento~ pudieran aportar alguna nuev.:~ luz a lo ya conoc1d0
Pocos son los tratadistas que se han ocupado del circo de Sagunro,
debido sin duda a que la mayor parte de su estructura esruvo casi s1empre
oculta por una capa de tierra que liarla de 2'50 m. en la parte occidental
a 1'30 m. en la oriental, s¡guiendo esle desnivel -que parece caprichoso
a simple vista- la pendiente natural del río, proveedor principal oe la
tierra y detritus que c<>ntribuyeron a enterrar las partes bajas de la cons·
trucción (4) Las descripciones conocidas se reducen a la del erudito Pa·
dre Manuel Minyana (5). la del sagunt1no Enrique Palos {6), cuya prm·
cipal aportación es la creencia de que el circo sirvió en algún tiempo de
n.Jumaquía, cosa bastante improbable; la del Conde de Lumiares, publt·
121 A. CHABRET FRAGA "Sogunto, Su hiStorio y 'u' monumonlos" Borr.•lnno,
1888, vol. 11 pog•. 81,310 y 371
(31 S. BRU Y VIDAL "El wco romano do Sogunto, remo do cotualtdod", en So·
gunto, So,clin MuniCipal de lnforn'IOC:u..'an V CuiiUfO, ono 111
nUm.
rl.
Soo\Jnto, abrH
ckt
1962, p6g 5
(4t
En d1vert.a$ oc~•oncs he rrn•do la QPOIIt.soldod de ver
01(Covodos e:n ~1 intenor del recmto del cuco
c.oun e,lrol!gr6hCOi
.aunq\.10 no reoU;odos de monero c•cnh·
f•co-. v•cndo su coux•dcnoo con los hechos .rn • 1 couce del rio por los arene-ros, lo Que
v enf!! o rle."1105.tror qur el CJtCO fue reltrn4do cop.oson1C!nlc por numeTOSOS overu~ del 110.
f5) M. MINYANA: "De c•rc1 on11qo1tote el elus SfrtKh.tro... rmerto en d vol V de
tos •~Su~l(rncnta •n Gn-v•• el Gr~i•''. hcc1o 171 S.
(6J E. PALOS Y NAVARRO: "Dt
E. PALOS Y NAVARRO "'DisertaCión scbre el Tcorro y Ctrco d" lo ciudad dr So·
g:Jnto, d~pu4s vtllo de Murv.~ro .. oñocflrndo uno roloc'ón de lO$ obtas. que se hon .-.eche'
on el Ttclro •• etc.'', Volcncoo, 1807
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[page-n-240]
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[page-n-241]
CIRCO ROMANO DE SAGUNTO
5
cada por Oelg¡¡do 17); la de Alexandre de Laborde (8), a qu•en debemos
un dibujo del circo y de la puerta meridional en dos láminas de su monumental obra cuando todavla se conservaban mayor cantidad y extensión de muros que hoy existen (Lám. 1), la concisa de Ceán-Bermúde:z (9),
la de Teodoro Lloren te ( 10) y la de Chabret Fraga ( 11) que indu, ó un
y
plano sin escala, bastante libre, ~ie!'do este benemérito saguntino el primero en realizar unas reducidas excavaciones que le mostraron parte de
la spina y los Cimientos y pavimento de la porta triumph alis. Los demás
autores de historias generales del Arte y de trabajos sobre arqueología de
epoca romana, se han contentado c.on la simple cita al hablar de los Circos
romanos de España, sin aportar ninguna nueva noticia para el nuestro ( 12)
Para el presente trabajo, que no es otra cosa que una aportación de
datos que permitan algún dia hacer un def1nitivo estudio del monumento,
¡7¡ A. VALCARCEL PIO DE SABDYA; " lnsonpoones y on1oguedodes del Rcono d,
Yolendo, r«:agido• por <1 Excmo. Sr. don • . . . •.
e llu•~rod<>< por don Anlonlo
Delgado" en Memorias de lo Reol Academia de lo Hlstoroo, vol VIII. Madrid, 1852.
(81 A. DE LA BORDE: "Voyoge pí11oresque el nlólorique de I'Espo¡¡ne", tome 1, Secanda Par11e, Parlo, MOCCCXI. págs. 88-89 y lómmos ,CII y CVI
(9) J. A. CEAN BERMUDEZ: "Sumarlo de lo> onloguedodes romana> que hay en
E.poño en espi!Cíal lm perlenecientes a Bellos Anos", Modrtd, 18:12, póg. 97
!10) T LLORENTE OLIVARES: "EspañCL Sus monumenlos y artes. Su nolurolcza •
Historio. Valencia", vol 1, Barcelona, 1887, póg$. 389-391.
(1 1) CHABRET, ob. c.IL noto 2, vol. 11, pog. 80 o 81.
( 12) J . PUIG 1 CADAFALCH, A. DE FALGUERA V J. GODAY: "l'Arqullec:turo romono o Cotolunyo", Borcelono, )934, págs. 211-222.
Poro otros coreas de Hísponio -Tarragona, Calahorra, Toledo y Mo>rodo (de la. de Có·
diz. y Co;z.orlo no quedon vestigios vJsibi~SJ- pueden tonsuhors.e, enlre ottos_;
J. R MELIDA: "El onflreotr<;> y el c~rco romanO$ de Merído" Memoria núm 39 de lo
Junto Superior de Excavaciones y Antlgüedad..s, Madrid, 1921
J. R MELIDA: "El circ6 romano de M6rlda", Memono núm. 12 de lo Jun1o Superlor
d> Excavocoones y Antogüedodes, Modnd l 925.
). R M~LIDA: "Monum•nla> romanos de Espolio", Modfld, 1925, pág~. 93-97
J. R. MELIDA y M. MACIAS: "Excavaciones de Mértdo. El Circo. l a. columb
E•cavo
F ll. DE SAN ROMAN y alTos: "Excovocion.. en Toledo. Memoria de los Jlobajos
efectuados en el circo romano" Memono r'\Uin. 109 de lo Junto SupenQr de Ex.,ovociones
y Antigüedad.., Madrid, 1930. En ~•a obla .. ínleresonle, sobre •oda, el plano de A, REY
PASTOR.
J. R MELlDA: '1 EJ otle co Espan.a durante lo époco romano. Afquttecruro, Esc.ullufo,
Plntur'o decorativo
v mosaicos. Ar1e Cristiano".
En Historio de &paño dir.gfda por R Mt:!-
n•ndezc Pido!, l. 11, Espoño Romaha, Madrid, 1935, póg>. 637-639.
B. TARACEN A: "Arte romano". En Ars Hlspon1oe. Hlsto11a Unove,$01 do! Arle His.
pónlcó, vol. 11, Madrid, 1947, póg•. 67- TL
A NOGUES FARRE: "Plano parcial de las. bóvedas del Clrco Romano de Torragono",
Bololfl'l Arquoológfce> de lo Real Socoedad Arqueológico Tarraconense, año lll fose. 37!0, Tarrogor.o, 1952, póg. ~l.
8 HERNANOEZ SANAHUJA: "El C~rco Mó><•mo" 6oltrton Arquoológtco de lo Reo!
Sociedad Arqueológico Tarraconense, aiio Lll, fose. 31-~0. Tarrogono, 1952, póg 42.
-
211
[page-n-242]
6
S. BRU Y VIOAL
si ello resulta posible, he tenodo en cuenta, aparte mis propoas observaciones y notas tomadas sobre lo todavía subsistente en los úl timos tiempos, las excavaciones reallz.adas por iniciativa del Dr Manuel BallesterosGaibrois en 1948 y los testimonoos, tanto loterarios como gráfocos, que
I'!Os dejaron los autores que se han ocupado de este y de otros edofocoos
somolares, así como la comparacoón debidamente estudoada del coreo saguntii'!O con otros de diversas localidades del imperio romano
MUROS EXTERNOS E 1NTERNOS
En los muros externos del coreo saguntino rec¡¡yentes a la poblacoón,
que se conservan en buena parte de su trazado -al menos la parte inferior y muy poco de la superior en casi todo el lienzo meridional y todo el
oriental, en una extensoón que va de Q a N, pasando por 1, J, P L (ftg. 2
y Lam 11, a, b y e)- se puede reconocer y estudiar todavía la constitución de los mismos. No ocurre esto con los de la parte recayente al
río, es dectr, los del lado norte del edificio, que están totalmente arruonados y hoy, además, enterrados bajo una posta·avenoda de nueva construcción (13) aunque se conservan algui'!OS trozos de lienzo que, 1'!0 obstante
haber caído, mantienen todavía la unión de todas sus partes constitutivas,
gracias a la potente argamasa con que es tan construodos (Lám 111, a y b).
El rio, de curso torrencial, en las grandes avenidas socavó los cimientos
de estos muros exteroores, provocando su derrumb¡¡moento y desaparición
paulattn¡¡
La constotucoon y medodas de estos muros externo5 es la soguoente:
sobre una cimentación que varia entre 1'50 y 2 metros, formada por piedras gruesas e irregulares obtenidas del vecino río y mezcladas con lecnada de mortero, hay una base de opus caementicium revestida con sillares
regulares de mediano aparejo -piedra azul del paos de 1'45 m de alta
por 1'30 de ancha Sobre el todo hay una capa superoor de sillarejos de
0'25 m de altura (fog 3 A), encoma de los cuales continúa un muro com-
1131 Esto moderno pl>to- c•rw"o o Sc~Qunto de E. a W por lo porte IOI>Itntrlonol
de la c•udod, s•gue exO(tOtnef'\te d mCyno uozodo que 1a onltQUO Vio Augu\tO, aunque
o mayor ohura, e-n los Lono pr6x•mo.., a1 r.trco. Delonlt: d, t h· y en t."l mt$MO lecho del
rio.. op,oxunodomcntc o lo m•·.mo olturo qi.K' lo puerto hoy u~u.1cnle del circo, qurdon
todoYia do\ machones dt un puente romano que otrovesobo el C(Htte fluvial El ntUI'O de
cont.:nclón que s.ervio tle 'tO()Ort~ o lo Vio Augus.lo tbo paralelo ol ocrual de- ct'mc.niO cons.·
1934 aunQue ur10\ 30 metros mo hocio E"l not-tt
S HRU Y VIOAl· "Nota. de arqueolog o coguntono Arch"o de Prcho>lorio l""anno VIl Voltn<'OO 1958 p6g\ 151-'53 y 167
rru•do ttn
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212
[page-n-243]
•
7
CIRCO ROMANO DE SAGUNTO
puesto de hormogón forma.do por poedras y casquijo obtenido del desbaste
de canteras o piedras del río, cuyas medidas son l m. de altura por 0'90
de grueso; sobre este muro una holada de poedras blancas, llanas y pequeña~, de O' 17 m de altura, sirve para separarlo de otro muro de iguales
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características y medidas que hay encima, rematado por la correspondiente hilada de piedras de O' 17 m. La parte superior de todo este llenz:o
continúa estrechándose y la constotuye un muro de l '40 m. de alto por
0'65 de grueso, también de hormigón como las partes Inferiores. La al tu·
ra ~otal, por tanto, de este conjunto mural era de 5'44 m. cuando todavía
conservaba su, integridad en algunas partes que aún pudimos ver comple·
tas, disminuyendo el grueso del mismo a medida que gana en altura.
El muro interno es más bajo que el anteriormente descrito y es para·
-
213
[page-n-244]
•
S. BRU Y VIOAL
lelo a él, con una separación entre ambos de 3'40 m en la parte todavía
existente, a la altura del suelo del circo. Como el externo, está formado
también por una base de sillares de piedra azul -en otras zonas, a lo
largo de su extensión, las piedras sue len ser de rodeno (14)- de 1'50 m.
de altura por 0'90 m. de ancho, el cual descansa, como el anterior, sobre
una cimentación de piedras irregulares con lechada de mortero. Sobre la
base antedicha va un murete de hormigón de 1'20 m. de alto y 0'65 m
de ancho que, seguramente, formaría el podium usual en este t1po de
construcciones (fig. 3, B; Lám 111, e, ángulo inferior izquierdo, donde va
marcado por flechas, Lám. IV, a y bl.
Entre ambos muros citados que circunvalaba, el circo en toda su extensión, corriendG paralelos y fom1ando su estructura principal, van unos
muros transversales (fig. 3, c., Lám. IV, a y b¡ de 0'50 m. de anchura, formando co11 aquéllos unos espac:ios cerrados ( 15), casi cuadrados (3 '30 por
3'40 m), que sirven de unión y refuerzo a los muros principales de la
construcción ( fig. 4 y plano de la Lám. 1, donde están perfectamente seña lados los ex1stentes a principios del s1 XIX, los cuales han subs1
glo
stido
hasta hoy, y que parece se extenderían por todo e l largo del circo) Estos
muros transversales henen una constituciÓn muy s1milar a la del muro
interno del circo, con el cual forman algunos de ellos un solo cuerpo en
los puntos de un1ón, y están formados por piedras medianas, de rodeno
en su mayor parte, desbastadas, sin guardar regularidad en el trabajo ni
en la colocación y unidas unas a otras por medio de cemento. Probablemente lrla sobre estos muros transversales la gradería, que debió ser de
madera, como ocurre en otros muchos edif1cios similares de diversas par·
tes de la romanidad (16); abunda en esta opinión el no haberse hallado
11
fJ41 Lo pled(a conoc1da en e1 poi$ pot rode"o" e$ un mmcrol 1ipico del Bunl ..sol"td ..
stetn medjo, compue$tO por un conjunto de orcilfas rojlz.as con olt~r-nanc:•o de arsnfscas~
E. DUPUY O~ LOME: "Mapa Geológico de España. Explicación de lo Ha] o núm. 1568
$ogunto", Modr1d, ]959, ¡x\g. 30.
{l 51 En estos espocios cuadrangulares creyó Polos que estaban los v•vefos o covernos
de lo~ fiaros, lo qua no d~ttlo de ser uno fontosfo de dicho autor. Lo ún,'"o mtsión de tos
muretes lr.onSversoles, perp~ndrculote5 o los d~ princfpoles, ero ahorrar moterlol v servir
de sosten y refuerzo de los grados. Aunque no ignoramos que en los lugares don9e nobío
un •olo edlfttlo de lipa ludlco --como en Sagunto- <Í'te mismo servlo para juegos d~
tod05 los espedes (los d~l nlpócfromo, CICCO y onfltaotro), no las dimM>SiOMS de la• o!Spaclos
del c1rco saguntino ni s:us cQrocterlsl'icos pe(rniten o'eptor lo opmlón de Polos.
PALbS Y NAVARRO, ob. clt noto 6.
1161 Lo existencia de grados de modero llra mó~ lre<:uente do lo que •~ele creer.
modelo o fq mayor POrftt de los constn..udos posfertormentc, los asientos de tos divisiones
:wpcrlor
-21-1-
[page-n-245]
9
CIRCO ROMANO DE SAGUNTO
el menor resto de bóveda en ninguna zona del circo, ni escaleras que
permitan suponer la existencia de una estructura permanente (en la flg.
3 indicamos por líneas de puntos la posible disposic1ón de la gradería del
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gradcria del careo. (Escala 1 ; 100.)
circo, que apoyarla, sobre todo, en el saliente superior del segundo cuerpo del muro externo del edificio). Los muros transversales antes citados
suelen aparecer en otros monumentos de este tipo, como ocurre en el circo de Toledo, o en el de Artes (17), donde tampoco tienen comunicación
entre si, es decfr, que su única m1sión es de sosten de las gradas, puesto
que hasta la fecha no hay el menor rastro de praeci nctio o pasillo -abovedado o no- bajo estas, como suele haber en muchos de estos edificios.
Solamente en la parte posterior de la puerta meridional, estudiada en el
presente trabajo, hay un saliente en los sillares que forman el monumento (Lám. IV, a) que quizás formase parte de una pequeña zona abovedada Tampoco se ha encontrado hasta hoy la menor tra.za de escaterlllas
de acceso (viae), seguramente por la poca altura que tuvo la única graderla existente, e igualmente ninguna traza de posibles uomitoria.
En la parte oriental del circo se conserva en casi toda su extensión el
hemiciclo que cerraba el edificio por este extremo ( Lám. 11 1 e) y cuyos
,
muros no son más que la continuac1ón de los anteriormente descri tos.
1111 L CONSTANS· "Aries o n1oque", The.e, PoTo•, 19 2 1, póg . 236.
A GRENIER; " Monu•l d'Arohéologre Gollo- Romo~nc, Trol•lorne JlOrtl•. L Arch,tcctu•o.
11 Ludi el c1rcenses. lhéolr~. Amphi tneolres, CorQues". Poris 1958 oóg. 984.
215
[page-n-246]
10
S. SRU Y VIDAL
PUERTAS
Varias debían ser las del edificio, por así ocurrir en la mayor parte de
construcciones de este tipo, aunque en e l de Sagunto desconocemos su
posible emplazamiento, si exceptuamos las dos cuya posición no variaba:
la principal y la triunfal (pompae et triumphalis).
Actua lmente sólo conocemos dos de ellas por las que podemos cole·
,gir, de una manera aproximada, cómo serian las demás. De lo que fuera
la porta triumphalis (fig. 2, L y Lám. 111, e, lado izquierdo), situada en el
centro del muro semicircular de la parte oriental solamente queda el
hueco que en otro tiempo ocupó, cerrado por una pared moderna de pie·
dra. Chabret realizó en este lugar una excavación a sus expensas ( 18),
observando que a 1'30 m. de profundidad aparece el pavimento de la
puerta, con un suelo formado por grandes piedras azules que se extienden hac1 la meta B (fig.' 2). El hueco de la puerta tiene 2'8<1 m de ancho,
a
según testimonio de las quicia leras situadas a ambos lados de ella. Las
losas -nos dice Chabret- conservan bien claras las huellas de los carriles, con una separación de 1'70 m. entre ellas, y en el lindar de la puerta,
hacia el exterior de l edificio, están aún mas patentes los surcos con gran
desgaste de la piedra hacia afuera.
En 19S6, a l hacer las obras del alcantarillado de la calle de los Huertos, aparecieron, frente al emplazamiento de la porta triumphalis, dos
grandes piedras de forma prismática rectangular, estriadas por algunas
de sus caras, y cuyas dimensiones son 1' 1O m. x 0'50 m. x 0'48 m. y 1'29
m. x 0'50 m. x 0'48 (Lám IV, e y d) Estos sillares han sido atribuidos
a la indicada puerta del circo por algunos de los investigadores que los
v1eron en los días y lugar del hallazgo (19)
¡18) CHABRE.T ob. crt r>ota 2, vol 11, pag. 82.
( 19) Sin menoieabo de vsros o.p'"'ones, creemos corwen~eme tnd•cor que opr:oxmlado""'"t~ por el lugar del halte»:go y o. uno dlstonc10 ""mcjante de la pared oriental del cl
hortum ulrginum de
los dacumontos medlc•oles soguntmas (A. CHABRET FRAGA: "No•
r1'\énclotor d- fO!t calles, pta:os y puertos cntlguos y modl!rnos de ro c.ludod d11 Soguntof'
Votendo, 1901, póg, 60.
Tol ve::_ eJote pretend•do columbario
f'lO
serio otro c.oso qve un mithrocum p1óx•mo al
circo, pues •• bien conocido que 105 aurl¡¡as y pe..onal odscrlfo o 1 espeeláculos c"c:cr>0!.
ses fueton farv•ente5 odmircdores de Mifhro, No hay Que olvidar tampoco lo disposición
l'$Hiada de algunO> de las coros de estm p•edras, wmejontes o las que dlbu]ó Morióngelo
Accurslo en 1526 refirlendóse ol conocid<> sepulcro de lo gens •••gio jl!ibhoteco Ambro••ono de M• Ión. Cód•ee O, 125
'es juegos f úncbrC$ del mismo; tos píedras pudieron muy bien haberse desplcnado Uf\OS de·
cenas de metros, coso pos1ble y comprobado constantemente.. Y. por últunor qu~o par decu•
que los olrededore• del clfco, emplazam•enro de la VI<> Augusto, estaban roplelos de monumentos. s~pulcroles o no, y do edificios de votios tipOs, algunos de- les euoles qut~6 .se
fion depenc:te.n.c•Q$ OneJ05 ol m•~mo c•r~o.
Aetuolrr.enr• estos blc>ques ;e conservan en el Mu1oo Atquoológlco de Sogunlo
-216-
[page-n-247]
11
CIRCO ROMANO DE SAGUNTO
Respecto a la otra puerta (ftg. 2, letras G, H, 1, K, J). que stempre ha
llamado más la atenctón por ser la única conservada y visible en la parte
recayente al pueblo, no había sido estudtada detalladamente hasta hoy,
tal vez porque los lados superior y posterior estuviesen en su mayoría
ocultos por formar parte de una vtvtenda moderna adosada a la construcción antigua, de 1.:~ misma manera, la parte inferior estaba semitapada por
la acequia que pasa junto a ella En man:o del presente año, al realizar las
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Fia. \.-Putn• mtnd&onal y r«
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1Escab 1 : 93.)
obras de limp•eza y nuevo revestimiento de dicha acequia, quedó al des·
cubierto la totalidad de la puerta -y gran parte del muro correspondien·
te, como se ha dtcho--, lo que urudo a la demolición anterior de la vi·
vienda adjunta nos ha permitido conocer con mayor detalle su estructura,
y aun realizar un¡¡ hipotética reconstrucción atendiendo a los elementos
conservados ( fig 5 y Láms. V y V 1, e y d)
Es te conjunto monumental adopta una forma prismática rectangular,
con una altura total de 4' 1O m , una anchura frontal de 6'2.1 m y una
-
2 17
[page-n-248]
12
S. BRU Y VIDAL
profundidad de 2'07 m. En el centro del plano frontal se abre el vano de
la puerta propiamente dicha cuya a ltura y anchura son 2'20 m . (20) y
1'20 m., respectivamente.
El monumento está formado por p1edras azules de gran tamaño tra·
bajadas a escuadra, y perfectamente asentadas, sin argamasa Preserytan
estos grandes sillares la particularidad de no guardar regularidad alguna
las hiladas de la derecha respecto a las de la izqu1erda --como puede
apreciarse en el dibujo de la fig. 5, donde están reducidas todas según su
tamaño, aproximadamente-- lo que posiblemente se debiera a dos épocas
distintas de construcción, bien por interrupción o por alguna otra causa.
El arqu1trabe de la puerta, en la parte exterior que miTa a la población,
adopta una forma curiosa parecida a la sección de un bonete con su porción central más elevada y las dos extremas rebajadas, sobre las que se
acoplan perfectamente los sillares adjuntos, los cuales están trabajados
de manera que se corresponden normalmente (obsérvese en .la fig. 5 la
caprichosa disposición de algunas de estas piedras) . La parte inferior de
todo este con junto está solada por grandes sillares planos de piedra blanca (Lám V), de anchura variable y 0'25 m. de altura.
En la parte posterior de la puerta, recayente al interior del Circo, uno
de los sil lares sobresale del plano vertlcal de la construcción (Lám. VI, e,
en último plano, a la derecha) adoptando una forma un tanto abovedada
por abajo, cuya exacta finalídad se desconoce . La piedra que forma eí ar·
qultrabe de la puerta no adopta la misma dispos1ción aquí que en la cara
anterior, sino que es lisa y está un poco rota en la parte de abajo, ta l vez.
por accidente (Lám VI, d) No he podido ver el suelo de la puerta en este
sector, por no haberse realizado hasta hoy ninguna excavación en dicho
lugar.
Sobre el plano superior de la construcción existen dos basas de piedra
formadas por sillares moldurados (fig. 6) - una mas completa que la
otra-, cuya finalidad se atribuyó hasta hoy a posibles estatuas sobre el
monumento [21) Después del detenido examen realizado en esta construcción, y vista la disposición de las piedras que constituyen estos arranques, creo más b1en que se trata de dos pilares -de 1'80 de base y 1'55
m . de cuerpo (vid. la planta en Lám. 1 B)- que, colocados sobre la puer,
(201
En mi cornunicocoón oi VIl Congreso Nocional de Arqucologlo Cob. cu,
na1o 1 del
presente trabajo) df unO$ 2 métros de alluro poro esto entrado* hoaen.do un c.ókulo opro·
ximodo, por estar entertodo. La med•da que doy ahora os le ~acro tomodo en obrll de
1962, durante lO$ dios que pe nnan-ec:l6 compfétame.nte v'sibh~.
121) LABORDE, ob. clt nota 8, pág. 89,
CHABRET FRAGA, ob. <11 not<> 2, vol 11, póg 81
-
218 -
[page-n-249]
CIRCO ROMANO DE SAGUNTO
13
la, controbUJrian a su monumentalidad, b1en med1ante remate en arco o
con arquitrabe y remate trianguiM, etc. (fig. 5)
No ha faltado quien ha querido ver en este monumento los testos de
un sepulcro (22), cosa no muy descclbell<~da SI miramos con deten1miento
su estructura tan diferente en lodo al resto de la construcción circense,
aunque hasta hoy no disponemos de suficientes elementos de fuicio para
poder compartir dicha teoría.
1'1g. 6.-Pcdil de la basa •ubSJ>tcntc en IJ pone
,upcrior de lu
puuta mcndoon.1l
Laborde reprodujo (Lam. 1, A) lo puerta aqul estudiada un poco mas
elevada de lo que en realidad está respecto al suelo del circo, así como una
construcción aneja de época posterior construida sin duda aprovechando
parte de los sillares del monumento Tal vez esta disposición, que no sub·
soste actualmente, hiciese creer en la probabilidad de ser un sepulcro mo·
numental (2.3)
1221 E HUBNER "Esrrono del Bulle uno dell'l.rotulo do con
vol. 11, póg,. 87 y 99.
(231 LABORDE, ob. "'' noto 8, vol . 1 pog 89 y lomono CVI
210
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S. BRU Y VIDAL
SP 1 N A
Como en todos los edificios de este genero, la spina del circo de Sagunto está s ituada en medio de la a rena, a la que div ide en dos porciones a largadas no completamen te iguales, puesto que corre en posición un poco
obl icua respecto al eje central del circo. En la parte occidental, a la a ltura
del alba linea (fig. 2, E-R) que es donde existe el máximo de oblicuidad,
las distancias de los muros de la spi na al podium correspond iente, son de
ÍB m y 3 1 m. respectivamente (24).
La spina esta constl h.uda por dos muros paralelos de hormigón y pte·
dras (fig. 2, C-D y E-F), con una separación entre ambos de 3'40 m, y
cerrada en sus ex tremos por otros dos m\Jros transversales (fig. 2, C-E y D·
F) de 4'50 m. de longitud máxima, de modo que e l conjunto forma como
un cana l alargado de 190m. de longitud (25) Los (nuros que constituyen
la spina tienen 1'25 m. de altura sobre el nivel de la arena del circo y un
grueso de 0'55 m. (fig 7, sección total de la spina ); sobre estos muretes
iban unas piedras blancas, llanas y trabajadas a cincel, de 0'65 m. de ancho
(fíg. 7, A B C D, y Lám VIl, b), según se desprende de los restos hallados
en las excavactones realizadas en 1948. El suelo tnterno de la spi na no es
llano sino que forma una convexidad Tanto este suelo CO(nO los costados
tnternos de los muros que forman la spina están recubiertos por el cernen·
to característico de las cisternas romanas, que tanto abundan en Sagunto,
sobre todo en la antigua acrópolis. De la misma manera, el ángulo ínter·
no formado por los muros y el suelo de la spina presentan este cemento con
la convexidad típica de las construcciones htdráuhcas (fig. 7, F y Gl (26).
Esta especial dlsposicíón de la spina de l circo saguntino, hueca por
dentro, no es privativa del mismo, sino que existe en otros edificios siml-
(24t Nmguno de cuoJltOS han et
r~pecto o ~to c1ose de cons1ruetíones. COmo se sobe, este trozado obllc1.10 ero rnte.ncionol,
4;0n el ffn de dar moyor espoc•o o los corros al emprender lo c;:orreco.
f15}
Por no haber $ido
poro conocrl!r
5>1
ex~ovodo
en todo
5\.1
e>ttens1ón, carecemos de dotós .s.ufrci~ntes
este conol erQ eontmuo o tenia alguno lnterrupcrón, como $Olla oc:urrir en
ra.s spinoe de algunos circos romanO\. cuyo
~cclón
c.ro moctto.
t26J Estos convcxu:!odcs EO, muy e~m•entes. en los depOS•Ios de og\.lo y c1stemos1 tan ..
lo cntfguo\ como medu:vo1L"S, de Sogunto y 'iOn c-onoc:idcs en ~1 pofs cqn el t'lombre d~
"olornbors.".
-
220-
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CIRCO ROMANO DE SI\GUNTO
15
'[j'
J
.~
1
1'111. 7.-Socxión de la sparna y
plonaa de uru basa.
lares como el de Majencia en Roma (fag S), en el cual está ahuecada en
toda su extensaón (27), o en el circo representado en el mosaico de Lyon
(figura 9). en el que está constituida por dos e a na 1 es bordeados de
muros, formando dos largos rectángulos en tre los cuales hay un obelasco
...
.
-
~c=~~~·c:~====~~~==::~
Fi¡. 8.-l'ltanm dcl circo dt Mo¡endo.
y delfines que vomitan agua (28) Esta disposición debió adoptarse en gran
número de careos para cubnr las necesadades del mismo -nego de la arena, cuidados de los animales, de los hombres, etc.-; es la que algunos es-
1271
PASCAL, ob. el! noto 16, pág. 1 192.
(2.81 A. BLANCHET. "lnoenlolre des m0$o1que> de la Goule. 11 Lugduno•lt> Bclg•quc
•• Gorma•no". Pori 1909, p6g. f>, noto 712 v grabado.
PASCAL ob cot nato 16, ~. 1 192, flg. 1523.
GR.ENIER, ob. c•t noto 11 págs. 979-982 y fig, 32.2.
V~ la btbhogrot•o $0b1e rcpc-~ntoc•onti c•rcenses. en 1~ rrmsou:os l"f'l
MEUDA, ob c•t noto 12 !"El Arte en &paño "1, PUIG 1 CADAFALCH, ob c•t nolo 12 y
L A. CONSTANS. '' M,oso,quc d~ Corthoge rf1)r~wnlon1 le teux du Clf'QUC", Rrvue
Archéolov-e, Poro•. 1916, ~- 2.47-259.
A. S'ALIL "Mo.aocoo corctnses de Boocelono y Gerona", B.~.A.H, CLI, Modttd 1962,
POgt~ 257-352
-
221
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16
S. BRU Y VIOAL
crltores designan con el nombre de euripus (29) Otros c~rcos solian tener
este euripus bajo el graderío, cuando el tamaño y altura de éste lo permi tía.
Laborde fue el único de cuantos se han ocupado del circo de Sagunto, que
vio o adivinó la forma pecu liar de esta spina, aunque no lo expresara gráficamente en sus interesantes grabados (30).
Fig. 9.-Mosaico de Lyon. con repre..,nmción de un circo.
En el intenor de la spin.a o, mejor del euripus, han aparec1 a lgunas
do
basas cuad rangulares (fig. 7, J' K', sección; H IJ K, planta} que posiblemen·
te servirían de pedesta l a los diversos objetos que adornaban esta parte
del círco· obeliscos, estatuas, columnas, fuentes, altares, trofeos, edículos,
etcétera, de los cuales algunos no eran más que una simple decoración y
otros tenian un destino especial relativo a los juegos o carácter religioso
-<
de las basas indicadas que hemos visto completa (Lám. V \1 , e) era rectan·
{29J Una disposftlón .similor parece hmer la 1pina d~l c•rco repres.encado en d mosaitO
de Gerono. Véose PUIG 1 CADAFALCH, ob cil, noto 12, pógs. 218-220
Tertull. De •poct., 8
Cic. bo l cg., 11.
1
(30J LABORO E, ob. cit f10ta 8: "lo spino creuiée en forme d ouge. tcnoi t quelquefols
b•etl de (e conol appelé curipo.." ¡póg. 881. "Aujourd'hul ce mur (el dol .circo de Sogun·
fo, naturalmente) esT bo1g11C dons fOUte so longueur par un canal d'lrrigat•on derive de lo
rivu!!re. Rien n'empCchc de crolfe que ces eaux po.ssotent outrefots en dedor.s m~~ du dr-
que, bt qu'clles iormoicnt f'euripo .. " (póg 89).
t31) PASCAl, ob. Cll. nOI~ 16, póg. 1.191
J. de C. SERRA RAFOLS; "El marcador en el• JOG del Circ", •n Anuar~a del Cuotpo
Facuhollvo de ,-.rchiY'eros, Bibllotecorios y Arqueól0905, vol. 1JJ del Homenale a Molida
Modrid, 1935, pó9s. 165-115.
-222-
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1
CIRCO ROMANO DE SAGUNTO
17
guiar, formada por mortero y p •edras pequeñas irregu lares traba¡adas solamente en su cara externa y sLis medidas eran 1 m. x 1'25 m. Tal vez.
si se hubtese excavado metódicamente la spina hubieran aparecido muchas más y alguno de los símbolos que sobre ellas se colocaban,
Por la parte baja de los muros que forman la spina y en su cara exter·
na, al nivel de la arena, corre a lo largo de cada muro una hilada de sillarejos planos que sobresalen 0'07 m, de aquél (fig 7, E y L; Lám. VIl, e
y d, donde se apt
Como suele ocurrir en gran parte de los circos romanos (32). las metae
del de Sagunto no formaban parte de los extremos de la spina sino que
eran exentas y un tanto separadas de ésta -En el presente caso a una
distancia de 2'70 m. - levantada sobre una base semicircular de piedra.
La de la parte occidental (fig 2, A) o meta secunda (33) se conserva
-o conservaba, cuando tuve ocasión de fotografiarla, en marzo de 1949en perfecto estado (Lám. VIl , e y d) y está formada por grandes sillares
de piedra azulada, irregulares pero bien trabajados, formando un her·
meso conjunto de 0'68 m. de altura y 4'80 m. de diámetro, todo el cual
descansa sobre una plaraforma de piedras llanas muy parecidas a las que
corren por todo el largo de la spina, como ya se indicó. Entre cada meta
y el correspondiente extremo del euripus hay una base plana y rectangular de piedras y cemento cuya longitud es de 1 m. y cuya anchura es la
m1sma que la de la spina. No conocemos su exacta fina lidad, aunque tal
vez sobre ella fuese algún obe lisco u otro objeto de tos que solfan colocar·
se en estos lugares.
La otra meta, situada en el Extremo oriental - meta pri ma (fig. 2,
Bl- está muy destruida y solamente se hallaron algunos de los sitiares
que la formaban, aunque fragmentados (Lám. Vil, a).
DESAGüES
En el muro exterior del circo, y en su parte septentrional, se veían
hasta hace poco dos desagües que actualmente están enterrados bajo la
pista nombrada más arriba. Uno hacia e l N E 1fig. 2, N, y Lám. VI, a) y el
l321
t331
PASCAL, ob. ' '' noto 16, pag 1 190,
Meto prima, como se sabe, ero lo mas prox•mo o lo extrem1dod semtctrcular
del Cln:;O par ,,. oqu.illo dond< los cor~os debían girar por primera ••~ al Iniciar lo carrero, la rtlcto 5ccundo s-e hollobo ol o tro extremo de la spina, rrent~ o lóS carcetet. Debr
corrcg~rse por tonto, el error en q\if< cayO m1 •lu:stre cntecesor en el cargo de CrontsJa
de Sqgun1o don Antonio Chobret Fraga, cuando al hablar de lo puerto oriental a~n I>Oy
conservado
y esludioda mós arribo- dice que estó levanlodo "frente o los segundos
1
metos. ' cuando '--'"" reotldod lo c3Stó frenrc a lo meto primo.
-
223 -
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S. BRU Y VIOAL
18
otro unos 130 meh"os más hacia occidente (fig. 2, M y Lám. VI, b) Am·
bos desagües atravesaban los muros externo e interno del ci rco por su
parte inferior siguiendo una trayectoria perpendicular a los mismos hacia
el río.
Chabret vio el primero de estos desagües (34) y recogiendo una hipó·
tesis de Palos creyó que por él se verificaba la salida de aguas «a la terminación de los juegos de la naumaquia». Después de repetidas observa·
clones (35) y aunque no 1gnoro que a falta de anfiteatros -que era don·
de en realidad se celebraban alguna vez naumaquias- podían realizarse
determmados espectáculos en los circos, creo que la finalidad de estos
conductos o cloacas era la lógica de servir de escape natural del agua que
pudiera acumularse en el interior del circo, bien por los cuidados normales de limpieza, bien por lluvia o para la renovación constante del agua
del euripus. Por otra parte, el suelo del circo, o sea, la arena propiamente
dicha, no sugiere la posibilidad de realización de naumaquias en este circo
debido a la excesiva permeabilidad del suelo.
CARCERES Y PUERTA PRINCIPAL
La úntca parte del circo sobre la que hay un completo desconocimiento es la de las carceres. En la lámina de Laborde reproducida en este trabajo (Lám. 1) aparece una pared un tanto angulosa que bien pudiera estar
construida so\>re las substrucciones de la occidental del circo, puesto que adopta una forma semejan te -aunque no igual- a la usada en
este tipo de edificaciones. No obstante, al dar la longitud del circo no
concret<> la med1da sino que la dio de un modo aprox1mado -1.000 a
1 100 pies castellanos= unos 306m.-, por no considerar el muro existente en su visita a Sagunto como el correspondiente a las carceres (36).
(3'1 1 CHABRET FRAGA: Ob.
t~nor ~ hacia su extremo oriental, un c.onducto de tontería cuyo dcstmo lgnorábomos1 y
descubriendo todo su trayecto, vímos que desde el pavimento o ort~na d.el Clrco recorre
todo el espoc•o comprendido por lo graderío hasta desembocar en el 1io.
todo eJ formo-
do de mompo•leria, ler¡ler¡do 0'48 m. de ancho por 0'65 m. de altura''
(351
Hacia l940 recordamos haber vl\to un tertor de
toln'l~l"'te-.,
d~ la gran pue.. to, sobre la que
$e
encontraba el polco
det edlttJr .spectocuforum, y .$0Uon
e.stot flanqucodot por dos torres! denominándose oppidu., e-1 conJunto d~ esto construcclón extremo deJ d re;o o causo ae fa analogía de aspecto con los muraiiQ5 d~ uno qludod
fo!lltlcodo En el pleno hemos dado ol emploromienta de lo< hlpoléllcos corcoros lo obiiCLhdod ca.roc:tC!rÍ.!iti<:o de todos los- circos. y que respondo a lo necesidad de estor situadas
todos.- JO$ puerta$ de las eo re eres equ\disto.ntes- del albo Hnco.
-224-
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1
CIRCO ROMANO DE SAGUNTO
19
Fue·a de esta única referencia no tenemos noticia alguna de esta parte
del circo, desde donde tenía lugar la sa lida de los- carros y donde se hallaba la porta prin,ipalis o porta pompae en la parte central de este cuerpo de edificación (fig. 2, T -5, donde va representado por tra;z;os separa·
dos, por ignorar su tra.:ado exacto). Los únicos restos que hemos podido
ver en esta zona, al realizar obras del alcantarillado público en 1956, en
las inmediaciones del Grupo Escolar emplazado sobre la parte occidental
del circo, no nos permite sacar otra conclusión que la del posible emplazamiento de las carceres de este monumento, emplazamiento que coincide con el lugar que teníamos calculado para el mismo
DIMENSIONES DEL C IRCO Y CAPACIDAD
De cuan tos estudros o notocras conocemos sobre el circo de Sagunro
y sus medidas, la más digna de reflexión es, sin duda, la de Tormo, quien
le da «unos 350 metros» de longitud r37). En cuanto a los demás, nunca
me convenderon las longitudes que los diversos tratadistas dieron al circo
saguntino (38) -muchos de ellos cop•ándose unos a otros- por no con·
siderarlas proporcionadas ni ajustarse a la realidad. Los grabados de Laborde vinieron a reafirmar mis suposiciones, las cuales se apoyaban en
observaciones e lnvestigac•ones propias y en el estudio detenido de otros
circos del imperio romano. Conocida de siempre la situación del hemiciclo
oriental, con la porta triumphalis en su centro y descubierta en 1948 la
meta setunda, habia ya una referencia exacta con que trabajar: los 234
metros que van de la puerta orien tal a la mera occidenral Eran conocidas
también las proporciones de la spina y la anchura del circo, lo que todavía
puede comprobarse. Solamente quedaba entonces por conocer la longitud
máxima del edificio, hoy perdida, y no señalada con exactitud por ningún
autor, por desconocer el extremo occidental del monumento.
!37) E. TORMO MONZO ··Lcvont<'" Guias Colpe, Modrod, 1923 pag. 171. No
sobemos '!in qu.: se fundome11tarfa csle autct para dar la c1toda dtmen$'on o Mte c;lrc-o O.'l
192.3, aunque suponemos usorio el m~mo mélodo déduetivo que nos sirvió poro dar las
nuC$trcs anteS: de! encontrorsé Jos restO$ que vimos. en 1956 {frogme!"rD!i de cimentación
de los posibles resiO$ de muw.. del oppidum del circo). No o~!Dnt.,, hoy qu" tener en
cUcota que lo meto Jecundo no se descubrió hosto 1948. lo qut! hoco m6s. voUosa lo opiniól\ del Sr Torm<>
(38) He Qquo los dfferenr~ medodos que se hon dado del c¡rco oogun(ino por diver
...,. outorll$ ( IC$ demtis se han llmnado o copiar o uro u CITO de los oqc.JI RñolodO!.)
Polos: 1025 polmo• ~ 326 ]>Olmos
235'98 m. x 14'98 m
Mor!¡ (Ceón, Boox y Lumiqres lo cop1on): 550 posos x 114 paso,
Loborde; 1.000 a 1.100 pie• " 262 pie<
306'50 m • i2'S3 m.
Chobr Torm<>: 350 meloO$ de longotud lno es¡>ecofo
-
225
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20
S BRU Y VIDAL
La comparación de éste con otros circos romanos y los planos a escala de los restos existentes me resolv1eron la incógnita de su long1tud total. Dando una profundidad de 6 metros a l recinto de las cnrccrcs, por
comparación con otros monumentos similares (39), creo que e l circo de
Sagunto media 35"1 m. de long1tud máxima contando desde la porta
t riumphalis a la parte exterior de las careeres u oppid um. Su anchura
máxima es de 73'40 metros, contando desde la parte externa del muro
meridional a la también externa del septentrional
Teniendo como correctas las medidas dadas en el presente trabajo
--y así lo creo, puesto que poseemos elementos seguros en que basamos,
como se ha 1ndicado más arroba-- y dando como pos1ble el numero de
gradas supuestas, de acuerdo con la distancia entre los muros 1ntemo y
externo del circo, cabe suponer que éste tendria capacidad para unos
10.000 espectadores, es decor, un número aproximado al calculado para
el teatro que se hallaba situado en la falda de la colina sobre la que se
as1enta Sagunto
•
Esto es cuanto podemos exponer sobre e l circo romano de Sagunto.
No se me oculta que unas excavaciones científicamente realizadas servirían todav1a para aportar muchos datos interesantes y para resolver más
de una incógnita acerca del monumento. Una de éstas, quizá la mayor,
es la de la época de su construcción, muy dificol de averoguar basandose
tan sólo en lo subs1stente
En una ciudad como Sagunto, donde se conserva una colecc1ón epigráfica de las más Interesantes y extensas que se conocen en el mundo
romano, y que constantemente continúa engrandeciéndose con numero·
sos hallazgos, ni el teatro ni el circo han tenido la suerte de otras ciudades que han visto aparecer Inscripciones que pudieran arrojar alguna luz
sobre la época de su erección. Creo, no obstante, a la vista de las cons·
trucciones y de los pocos restos cerámicos que he visto aparecer en algunos sondeos ocasionales, que el circo saguntino debió levanta1se poco
tiempo después que el teatro, es decir, entre los últimos decenios del siglo 11 y comienzos del 111, lo que no debe extrañar, ya que es suficientemente sabido que los espectáculos circenses tuvieron su apogeo bien
avanzado el lmperoo, y aun una perduración que sobrepasó los lim1tes de
éste (40)
¡39¡
Ve sobre lodo. lo btblo()9rat;a expuesta en lo nalo 12
HO) Le& espect6cuto! c•rctn«"S tuv•eron uno mayor duroc100 qu~ lO\ ft!QirOie~- como
~ so.bu:fo, v osí !.4! del-prende de otguno~ elfos de autores ontlgúOs:
S•don APOII. Epilt. 1, 11, 10.
Procop. De bello gothico, 111 33, 5.
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-226-
[page-n-257]
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e) Parte del hemiciclo oriental aerunlmenre c:on~rvado. (En el ángulo inferior iz.qu•erdo
nnorn el podium dd muro inrerno.) (Foro S. f. 1'.)
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JOSE DONAT ZOPO Y FERMIN CASCO MARTINEZ
(Grupo Espeleol6gico Vilanova y Piera)
La «Cova del Cavall» de Liria (Valencia)
S I TUACION
La ccCova del Cavall• ( 1), también denominada del ccCau-Ait» (2),
se halla situada en el Monte Buitreras, ogualmente conocido por el de
Cerro de San Moguel, debodo al Real Monasterio que sobre su cumbre se
asienta y que lleva el ci tado nombre de San Miguel, y pertenece al térmono
municipal de Loria
Abre su boca en una loma orientada ~te-Oeste, sobre el Cementerio
munocopal de la población y a las espaldas del mencionado Monasterio,
casi en la divisoroa de aguas y morando hacia el Sur, a escasos metros de
una cantera de calozas rosaceas de fácol localización.
Aproximadamente, su posoción geográfica es de 3• 5' 13' de longitud
Este y de 39- 37' 6" de latitud Norte.
La dostancoa a Liria en línea recta es de un kilómetro escaso y su
existencia y emplazamiento son muy populares y conocidos en la localodad (fogs 1 y 2)
111 J CONA 1 ZOPO "Caootooo d~ 'imo. y cavernas do ta provmC1a de Votern:•a"
Grupo E$poloal6g•co Vllano.a y P•ero. Volencio. 1960, póg. 49.
121 O URIEL PASCUAL· "Bosquejo históriCa d• la ciudad do Liria", Estimulo Lor~o, 19•11
-227
[page-n-265]
Fig. l.-Mapa do $i!Uoción de Lirin.
Fig. 2.-Mapll de •ímoci6n de In "Covo del Úl\'llil", do Lirio.
[page-n-266]
LA COVA DEL CAVALL
11
ESTRATIGRAFIA DE LA ZONA
El estudio estratigráfico de la comarca de Liria, en la zona del Monte
Buitreras, no nos ha resu ltado dificil. A una adecuada bibliog rafía, hemos
podido aunar unos tipos de sedimentación fácilmente reconocibles - l
como la extensión de la facies weáldica, que señalada al Sur del Monte
Buitreras, en el Mapa Geológico de 1/50.000, se prolonga hacia el Norte
por el lado Oeste de l mtsmo, e tgualmente por el Este, aunque stn alcanzar tanto desarrollo visible
Igualmente, rtos ha sido permitrdo ampliar la lista de fósi les existentes
en la zona, al deparamos la fortuna la observación de algunos ricOs niveles fosiliferos en nuestras prospecciones geoespeleológicas por el citado
monte.
A}
K EU PER
En el extremo más mendional de los cerros, existe un gran asomo
triásico que, sin duda alguna, atribuimos al piso superior, o Keuper
Una gran cantera de yesos, en la actualidad en explotación, nos ha
permlttdo estudiar con cierto detalle sus materiales y tectónica.
Gran parte de este afloramiento triásico se halla recubierto por los
derrubios pliocenos, que a lcanzan espesores de dos metros. El corte de la
cantera nos ha permitido ver, inmediatamente debajo de ellos, una capa
revuelta, probablemente de heterogénea estratigrafía y de espesor muy
irregular, e inmediatamente debajo de la misma, la zona de yesos cuyos
estratos nos muestran claramente la tectónica nzada y violentamente torturada del Keuper dlapirico, con abundantes roturas y discordancias en
sus mismos materiales.
El volumen mayor corresponde a los yesos compactos, grises o vetea dos de blanco y negro, y a la piedra denominada localmente «cubis¡¡, que
muestra cierta untuosidad al tacto y tizna débilmente de negro.
No obstante, se presentan otras variedades de yeso, como el traslucido y el blanco, bajo las formas compacta, abigarrada, fibrosa, etc., entre
los que se observan algunos cristales de cuarzo.
Son abundantes también las margas yesifer.os abigarradas, de tonali-
229
[page-n-267]
OONAT ZOPO· GASCO MARTINEZ
dades varoadas, tales como azuladas, grisáceas, oc~es, ro¡as o vooladas, y
las arcillas rojas, entre las que se encuentran gran cantidad de cristales
de cuarzo.
El buzamo
ento de estas formaciones, muy acusado, es hacia el Norte.
8)
FACIES WEALDICA
Se ex toende alrededor de los Cerros Buitreras, bajo de los aluvoones
pleistocénicos, cuyo espesor, irregular, ha sido calculado en las doversas
explotaciones visitadas del orden de los dos metros.
Hemos podido observar, al detalle, la forma de presentarse la mosma
en este lugar Los materiales que aparecen en la facoes weáldica son las
arenas caoliniferas, de coloración blanca o blanco-grisácea, que suelen ir
acompañadas de cantos rodados de cuarzo, de coloraciones variadas, y en
algunas ocasiones tan abundantes que hacen improductivas determinadas
explotaciones o galerías Intercaladas con estas arenas caoloníferas, suelen aparecer delgadas Intercalaciones margosas.
Sobre las arenas suelen yacer margas arcillosas, abigarradas, de vivas
tona 1
idades.
Los sedimentos weáldlcos situados al Sur de los Cerros de Buotreras,
comprimidos entre los yesos y las margas yesíferas del Keuper, y las calizas eocretáceas, cuerpo proncip<~l de los cerros, se hallan fuertemente
trastornados y forman ploegues y bolsas
En una explotación caolinífera, abandonada, situada al Este de los cerros, se observa cómo las arenas presentan un agudo buzamiento hacia
el Este, siguiendo la tectónica del Cerro de San Miguel.
Hasta la fecha, han resultado azoicas. En cuanto a su edad, Dupuy
de Lóme, en sus estudo sobre este topo de sedimentación en la provincia
os
de Valencia, ha llegado a la conclusión de que dicha facies no representa
un piso de edad concreta, sino que, más bien, es una facies peculiar de
sedimen tación que alcanza, según las comarcas, diversas a lturas estratigráficas, encontrándose la sedimentación weáldica va lenciana en tre el Ju rásico Superior y el Neocretáceo (3)
En este lugar, probablemen te, representa el poso más elevado del Ju·
rásico Superior y debe alcanzar hasta la base del Aptense (4)
t3J E DUPVY OE LOME y SANCHEZ LOZANO: ·•exploeoción do lo hojo num 695,
Lirio (Voloncio)" lnshouoo Gt'Oiógico y Monero de Elpaño. E«alo 1/50.000 Modrld. 1958,
póg1no 35.
141 DUPUY DE LOME y SANCHEZ LOZANO. ()p. coo.. póg 35.
-
230-
[page-n-268]
LA COVA DEL CAVALL
CJ
S
EOCRETACEO
Debido a que e l tránsito Aptense-Albense, por la carencia de fósi les
en esta comarca, es difici l de establecer, Dupuy de Lome, al estudiar su
estratigrafía, ha considerado en b loque el paquete calizo Aptense-AIbense (5)
En esta zona ex1
sten indicios de que el Aprense se inicia con la facies
weáldica anteriormente estudiada, con lo cua l podemos considerar, práctiCamente, e l Monte Buitreras como Eocretáceo, s i exceptuamos el afloramiento diapírico del Keuper, al Sur de las elevaciones.
Sobre el Wealdense descansa un paquete de calizas grises al extenor
y rosadas en fractura. Concordante con el mismo, yace, inmediatamente
sobre él, otro de margas amarillentas u ocráceas, algo arenosas y fáci l·
mente deleznables, que alcanzan un espesor de unos 12 metros, y que
representan unos n iveles ricamente fosilfferos, especialmente en su parte
central, en la que se presentan algunas intercalaciones calizas.
En este nivel superior, hemos ha llado:
Orbitolina lenticularis, Blum.
Orbitolina cóncava, Lamk.
Orbitolina plana, d'Arch.
Exogira boussingaulti, d'Orb.
Exogira latissima, Lamk~
Ostrea, sp.
Terebratula, sp.
Rhynchonella, sp.
Natlca, sp.
Cuspidaria, sp?
los cuales señalan indudablemente un nivel Aptense, el cua l se ve ampliamente confirmado por los fósiles recogidos en las canteras calizas de
la estación de f . c. de vapor de Liria, y que, revisados por Dupuy de Lome,
han resultado ser.
Toucasia, sp.
Ostrea, sp.
Sobre este nivel de margas ocráceas, se reproduce nuevamente el paquete calizo anterior y que, a la altura de la «Cova del Cavall», se puede
151 DUPUY DE LOME y SANCI'fEZ LOZANO: OP. e•• , pog, 38.
(6) DUPUY DE LOME y SANCHEZ LOZANO: Op. cu., póg>. 39 y 40.
-231 -
[page-n-269]
6
DONAT ZOPO . GASCO MARTINEZ
observar en una pequeña cantera situada junto a su boca de acceso y en
la que se encuentra un novel de calozas compactas, sacaroodeas y de aspec·
to rosado o crema, en fractura, y grises al exterior, y de gran consistencoa
Sobre el mismo, a la altura del techo de la boca de en trad~ de la
«Cova del Cavall>), existe otrJ hilada margosa y ocrácea, rnucho más débil
y en la que hemos recogido:
Exogira boussingaulti, d'Orb
Terebratula, sp.
Ostrea, sp.
Finalmente, sobre estas margas, descansa una nueva capa caloza, muy
dosgregada, y formando bloques, separados entre si por canales de medoo
metro aproxomado de anchura y rellenos de materoales clástoco; cementa·
dos, circunstancia que aprovechan las aguas, tanto superfocoales como
cárstocas, para realizar principalmente a sus expensas su labor eros•va (7) (fig 3),
Fi¡. 3.-E!squcm.'l tcctónko·<:nmoi¡dfico del .Monte Buirrera; 1) Cu•rcl'li3roo y plu.JC
rndados de la fucics wc41dica 4) Otlizn• dcl Aptcn$<-Aib<:nso:. S) Mnr11a. om!O
Estos hallazgos fosiliferos del Monte Buitreras coinciden con la fauna
Aptense señalada en el vecino cerro de Montiel, al Oeste de Benagua·
cí l (Lám 1). en el que Dupuy de Lóme señala la presencia de
N'ueifro o~ udto de lo estrottg¡ofio c-retoce:J lo hemos "'euficodo ~scuercnwnreo
esoolcTI monJanoso en que- s.e ~·ento lo UCovo del Covoll'' Hoc•o tol Sur, he'nos
obstt\oodo lo repehc•on olfernodo de t!'lfas hdada~ c-retó.c:eo.s y morgo10s; al Norte, junto
ol Reol Monasteno dé Son M•ouel y buzando hocio Lir1o, exisrcn unos gruesos y com•
pactos boru;os de calizos ~umomfntt- oremscOlOSo de color (l.tnQtill~nto y mos fóctfmenre
o·oslcmabla.
(71
~n ~~
232-
[page-n-270]
.A COVA DEL CAVALL
7
Orbotolina lenticularis, Blum
Natica gasullae, Coq
Orbitolina, sp.
Ostrea, sp. (8).
y, por t:rl timo, con los restos de
Exogira boussingaulti, d'Orb
señalados por el mismo, al Oes1e del paso a nrvel de la carretera de Villamarchante, en unos bancos de caliza margosa (9)
DI
M 1 O C EN O
Asrgnamos esta edad, aunque con las naturales reservas, a pequeños
dep6srtos arcillosos ocráceos o amarrllentos, localrzables en el area de los
Cerros de Buitreras y que revisten escasa extensrón y espesor
El
P L 1 OC E N O
En torno a los cerros, en la ras.:1 de la pem llanura de Lrrla, se exttende
el Plioceno Está constituido por arcillas sabulosas, arenas, cantos roda
dos, brechas, etc., procedentes de la derrubación de las zonas más ele
va das.
Por el Oeste, yacen sobre las calrzas ponlrenses y pueden corresponder tanto al Pltoceno como al Cualernaroo No obstante, hemos adoptado
para los mismos el primero, por hacer una clara distrncióo entre estos
terrenos y los cuaternaroos exostentes al Este de Lrna, de ongen doluvoal,
y cuyo espesor llega a alcanzar los 30 metros
111
TECTON I CA
La dasposicoon tectonaca del Monte Bua treras es bastante compleja,
debido, principalmente, a la gagantesc.a labor erosiva sufrida por la co
marca
Oupuy de Lóme califica el área cretácea Liria-Benaguacil, como la
terminación periclinal del eje anticlinal Pedralva-Casinos, de la cual el
¡81
191
OUPUY DE LOME v SANCHEZ LOZANO Op,
OUPUY DE LOME y SANCHEZ LOZANO ()p.
-
233
Cit., póo
cto
.,
~O
pQg. 40.
[page-n-271]
8
OONAT ZOPO
GASeO MARTINEZ
Aptense de l.Jroa correspondería al flanco septentroonal del pliegue y el de
Benaguaetl a la term1naci6n oriental (lO} (fig. 4.')
En cuanto a las manchas jurásicas que aparecen d1semonadas por la
~ona ltria Benaguacil, han de ser consideradas como parte del núcleo
de este anticlinal aptense, tal y conforme se le ve aflorar al Norte del
kilómetro 7 de la carretera de Liria a Pedralva, o s1mplemente en el kilómetro 9, que atraviesa otra mancha de cal1zas margosas, en contacto
anormal con el Wealdense
Fig. 4.-P.>qutma t
crct~ceo ,
Pc:drnh•n·CIIsono,. 2) Tcrmm;oco perión
clin•l del nnticliml, l'cdralva-Casinos.
A nuestro ¡u1C10, este croteno de Dupuy de lóme, el cual compartimos en su totalidad, es correcto, ya que de no considerarse en bloque el
cretáceo lrria-Benaguacll y como la anteriormente citada, terrrunaci6n
pencl1nal del antocl1n¡¡l Pedralva-Ca~inos, nos veríamos for~dos a plantear complicados y retorcidos problemas tectón1cos, como el de considerar dicha formación como un antocl1nal propio, de orientación rén1ca y de
tectónica anómala en la zona
t
01
OU?lJY OE LOME y Y.NCHEZ LOZANO Op_ cll
-
231 -
pog SI
[page-n-272]
9
Esta terminación peric:linal debió sufrir un¡¡ fuerte e tntenslva erosión
que hizo desaparecer, casi completamente, la totalidad de la misma
Brinkmann supone el Cretáceo de Liria hundido en el Keuper, antes
del Mioceno Supertor y recubierto, postertormente, por el Cuatema·
no (11) De ello, se deduce en'consecuencoa, que los Cerros de Buttreras
deben de considerarse como un horst cretácico.
La zona merodional del Monte Buitreras ha sido afectada por una irrup·
ción diapirica del Keuper, posterior al plegamiento del Cretáceo, y que
ha temdo como consecuencoa, la elevación dl'l mismo y la conslgu o
ente
creación de un buzamiento normal al de pericllnación A causa de este
empuje, de Sur a Norte, van aparecoendo, cada vez, noveles estratigraflcos
más elevados (fig 3)
Esta orrupcoón doapinca, no estuvo en realodad localizada exclusova·
mente en el Cerro Burtreras, sino que deboó tener una expansr6n mucho
mayor, srendo recubterta por el Mroceno Supertor, que normalmente no
se halla discordante En cambio, al Oeste de los Cerros, las calizas Pon·
tienses, depositadas dtrectamente sobre las margas yesiferas del Keuper,
han sido levantadas por la acción diapfrica del mismo ( 12) , lo que slgnl·
fica la exlstencln de dos empujes diapiricos distrntos cronológicamente
El Monte Buitreras, como parte integrante del anticlinal Pedralva·
Casinos, de rumbo hercinico, forma parte de la región geológrca central
de Valencia, es decir, de la Celtibértca, de directriz ibérica y caracteri·
zada por su tectónica de tipo germánico y su facies epicontinental
IV
HISTORIA GEOLOG ICA
Establecer la htstoria geológica de la comarca para extraer de ella los
datos útiles a nuestro trabajo, seria una labor excesiva e impropia de este
lugar, considerando, al mismo ttempo, que el Cerro Buitreras no es más
que una pequeña porctón de una umdad morfológ•ca mucho mayor, en
la actualidad separada de la misma por la erosión
Por ello, nos limitaremos a citar aquí, apoyándonos en los trabajos
de Dupuy de Lome ( 13) y de Rolando Brinkmann ( 14). los datos de mayor
1111
R BRir-.KMANN "Lao cade._ b>hcos y c•lt•berocos en el SE .
~
E"sPQno" Con·
w 1o Superior ée lnvesflgoc.ones Cie-ntíficos_ lmhturo lucas Mntlodo Modr•d 1948
C12)
1131
1141
DUPUY OE LOME y SANCHEZ LOZANO Op. cu., pág.
DUPUY DE LOME v SANCHEZ LOZANO· Op cit.
BRINKMANN Cp. c•t
~3
[page-n-273]
n
DONAl ZOPO- GASeO MAATlNEZ
1nterés, necesarios para una fácil comprensión de la m1sma y para Intentar establecer posteriormente la datación de la uCova del Cavall»
A la sedimentación Triásica, en la que aparecen sus tre~ horizontes,
s1gue la JurásiCa, en la que es probable existan algunas 1nterrupc1ones.
En el Malm Superior se produce seguramente una emersión que da lugar
a la facies wealdense del Jurás1co Superior. Emers1ón que tendrá seguramente un ongen epirogenético
Este Wealdense prosigue hasta alcanzar la base del Aptense, en el
que una transgresión da origen a sus calizas y margas eocretáceas, produciéndose una nueva emersión.
Entre el Oligoceno y el M1oceno, henen lugar las formaCIO<'Ies rén1cas
y hercinicas, siendo las últimas las más recientes y correspond1endo a la
fase sávica al prmc1pal ongen de las estructuras 1béricas
Durante el M1oceno Superior, se produce un régimen lacustre que
da origen a la sedimentación de las arcillas sabulosas y a las calizas pontienses,
Respecto a la tectón1ca d1apínca del Keuper, sabemos que hubo una
irrupción posterior a la fase sávlca y anterior al Mioceno Superior, y otra
más reciente, que ha producido el levantamiento de las cahzas pontienses
V
LAS COVACHAS DEL MONTE BUITRERAS
En nuestras prospecciones superficiales por los cerros de Bu1treras,
tuv1mos ocas1ón de estudiar en d1versas oquedades, la forma de erosión
predominante. De las v.:Jrlas covachas que visitamos, traemos dos a estudio, por considerar que los motivos genéticos de las mismas, elementales
y senclllos, los observaremos posteriormente en la «Cova del Cavall», si
bien en ésta <~parecen más confusos, por la intercalaciÓn de otros motivos y formas.
Ambas covachas, 1nnom1nadas debido a su escasa 1mportanc1a, fueron
bautizadas con los nombres de •Buitreras» y Jaume».
La primera de ellas, está s1tuada en la vertiente Este del Cerro en que
se asienta el Real Monasteno de San Miguel, unos c1entos de metros al
Sur del emplazam1ento de la ~
Está formada por unil pequeña galería de unos cmco metros de long1
tud, por medio de anchura, y de altura escasa e irregular, alcilnzando
-236 -
[page-n-274]
LA CQVA DEL CAVALL
11
en la mitad de su corto desarrollo longitudinal su máxima altura, que es
de dos metros.
lo primero que observamos en ella, fue el acusado contraste existente entre los materiales constitutivos de sus paredes l.:>terales, con la
del fondo y techo. las primeras están integradas por una masa caliza
compacta, mientras que las segundas están formadas por un conglomerado de cantos, cementados por unas margas arcil losas bastante de leznables.
Ftg . S.-Cone uaosvers:ü de la "Covacha del Monte Bwm:m' '
Examinado el terreno exterior, hallamos que su constitución es idéntica a la estudiada en el capitulo de estratigraf1a 1 es decir, que el terreno
callzo, fuertemente agrietado, ha sido rellenado posteriormente por estos
conglomerados brechoideos, y que las aguas, en su acción erosiva, al encontrar estos materiales más blandos y d isgregables, actúan preferentemente sobre ellos.
En el exrerior, se observa una acusada erosión cárstica, que llega a
formar pequeños sumideros, inclusive, o sea, que las aguas superficiales
penetran a través de estas formas de absorción, de pequeño desarrollo,
y disgregan y erosionan los conglomerados brechoideos, respetando en su
acción a las calizas debido a su mayor compacidad y dureza (f•g. S ' )
La segunda de las cavidades, la
en la ladera Sur del mismo cerro.
-
2S7
[page-n-275]
12
OONAT ZOPO · GASeO MARTINEZ
Está formada por una sola estancra de unos cuatro metros escasos de
longr tud, por unos dos y medio de anchura La altura de su boca de en 1rada es de unos setenta centímetros, que va dlsmrnuyendo gr¡¡dualmente
hacia el interior
Su corte transversal, nos muestra su forma arqueada tiprca de la genétrca erostva Tras un ligero estudto de la covacha, asignamos a lil mrsma
el carácter de surgente, formada por ant•guos aportes nidricos de procedencia u ofigen Inmediato y actuantes sobre planos de estratlf•cac•6n (Figura 6)
o
2
Fig. 6.-Co
J•"""'..·
VI
ESPELEOGRAF lA
La boca de la ~cCova del Cavalln, es baja y de formas arqueadas, con
unas proporctones aproximadas de un metro y treinta centímetros de anchura, en su parte practicable, y una altura de un metro; da acceso a una
pequeña salita o vestíbulo, de techos bajos y escaso desarrollo, pues apenas alcanza los ocho metros y med10 de longitud, por una anchura rnferior
e irregular (fig. 7) .
La bóveda de esta salita y su pared izquierda forman un arco, en cambio, la pared derecha destaca por su rectitud Hay algo de manto calcareo
recubrrendo las paredes, aunque de escaso potencial. En el techo, existe
una grieta que recorre longitudinalmente toda la sala de entrada y que se
halla rellena por un conglomerado calizo, de tipo brechoideo, análogo al
estudiado en la «Covacha Buitreras»
Al fmal de la salita, ésta gana altura hasta permitir mcorporarse a l
visitante, abierta en los conglomerados y en el fondo de la sala existe
-
238-
[page-n-276]
LA COVA DEL CAVALL
13
una pequeña chomenea que comunica al exteroor y por la que suelen pe·
nctrar las aguas superficoal es de escorrentia
El poso del vestibulo carece de In terés y presenta una mezcla de pe
queños bloques elásticos, arcollas y derrubios.
COt/4 IJ[f Cllt/4!!
~
Fag. 7.- Pl.mo ck la
"<'.o' a
ti/1/A -V/JUNCIA-
cid Ca,-aJJ". dt Lori3 (plant.1
Aproximadamente a la motad de la misma, junto a la pared derecho,
exoste una pequeña gatera o coladero, por el que se pasa a la sala interior
y que doscurre entre blo:¡ues chisticos. Sus proporciones son muy reduci
das y constituyen el unico lugar de la cueva de tránsoto un poco molesto
Pasado éste, nos hallamos en una especie de antecámara, preámbulo
de la gran sala interior Mide unos cinco o seis metros de longitud y su
piso muestra cierta pendiente hacia el interior No presenta nonguna for
ma tipica de la cárstíca, ya que en realidad, no es más que un hueco exís·
lente entre unos gr.:mdes bloques clastocos y la pared de la derecha.
Hacoa el final de esta antecámara, a la ozquoerda, hay un estrecho pa·
so, que si atravesamos, nos conduce a una pequeña estanciél o sala lateral
que, al ogual que la antecámara, posee un desarrollo y unas formas muy
orregulares, debido que no es más que otro espacio hueco entre grandes
bloques clástocos
Podemos salir de ella por un pequeño espacio que, a modo de pórtoco,
dejan debajo de ellos unos gruesos bloques pétreos, o bien sigUiendo un
pnsadozo que "' fondo de la estancia y casi en el techo, se abre y que con
duce a la gran !>ala onterior
Volvoendo a la antecámara y soguoendo la dorección de la mosma, entra·
239
[page-n-277]
·~
DONAT ZOPO GASCO MARTINEZ
remos en la vana~ veces cotada g ran sala interior Esta alcanza una longitud de unos 75 metros, y una anchura que, en algunos puntos, alc
A la derecha se observa un muro recto, idéntico al del vestíbulo,
moentras que, a 1.:~ izquierda, hay bloques elásticos de enorme desarrollo
en caóuca disposicoón Este muro se prolonga por su parte superior, hasta
constotuor el techo de este sector de la caverna
Rellenos análogos a los de la sala de entrad¡¡, aparecen en gran profusión y desorden en esta zona, y penetran hacia el o
nterior de la Colvodad,
alcanzando a veces gran extensión Se observa algún revestimoento cal~
cáreo, pero sm alcanzar ninguna •mportancoa
En la pared de la derecha, se pueden aprecoar los estratos y su buzamiento, que en este primer sector de la «Cova del Cavall», buzan aguda~
mente hacoa el interior Un poco más adelante, forman un sonclmal y to·
man carácter ascendente (fig 8). Ello da lugar a una especoe de cubeta,
en la cua l los depósotos arcillosos alcanzan mayor espesor Igualmente, los
bloques elásticos procedentes de la pared izquierda, avanzan en punta y
forman una cuña que, en este sector, llega hasta la mosma pared derecha
Los bloques suelen adoptar formas paralelepipédicas. si bien su deposición
en el suelo de la cavidad continúa siendo muy Irregu lar
lnmedoatamente después de formarse el pequeño sonclonal en los estratos de la pared derecha, se aprecoa en ésta una pequeña :.ona, de unos
tres metros de long otud, en que un revestomoento ca lcáreo, musotado y
originado en lo alto de la pared, nos Impide apreciarlos. Este revestimoen·
to, que cae en cortina, parece corresponder a una zona de mayor aporte
hidrico, probablemente a algún fenómeno de diaclasación oculto (fog 81
A partir de este revestimiento calcáreo, se aprecian en la bóveda los
fenómenos gravoclástocos y el corte transversal de la cavidad se altera, pasando a estar formado, en la techumbre, por una serie de superficies planas, escalonadas y ligeramente inclinadas hacoa el Nordeste, de acuerdo
con el buzamiento genera l del anticllnal
En este lugar, se halla localizada la cubeta la cual recobe sedimentación al6ctona por el Sur y autóctona por el Norte
Pasada la misma, se ínocia una suave pendiente, ahora es sentido m~
verso, es decir, ascendente Los bloques elásticos disminuyen considera~
blemente de volumen y aparecen semoenterrados en el suelo por las arcillas y detritus
Cambia nuevamente lol bóveda para mostrarse estabilozada en una altura homogenea, casi horozontal, excepto en la pared de la izquoerda, en
- 240
[page-n-278]
15
LA COVA DEL CAV"U.
la que se eleva bruscamente, qutzá al amparo de una masa de conglome·
rados y una dtaclasa de eje Norte-Sur
Conforme se asciende, la c.werna, pierde anchura y altura y el corte
1ransversal va adqUinendo la forma arqueada clásica de la erosión En lit
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13~1 4 . . l
35'to "'
1'1g 1!.-llulJimienc" c•tnatignlfiro del
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10 m
'"'"'tdad La zooa sincliMI
1 5m
1
corr<,t>ondc
boveda aparecen pequeñas formas eroscvas, como tntc•adoras de un lenar
Invertido y poco desarrollado.
El ftnal de la cavidad se halla en un.J pequeña gatera, cegada por los
>edimentos arcillosos y detríticos
A la tz:qu•erda de esta gatera, ex•ste una pequeña camareta, de unos
dos metros y medio escasos de altura, y un poco más de dos de anchura
y uno y medco de longttud Está excavada en un terreno muy arctlloso,
mezclado con abundantes materiales elásticos y detríticos, sin formar
aparentemente conglomerado, y su origen lo establecemos en la fácil dts ·
gregación de sus materiales, por los pequeños aportes hídricos, apoyados
en desplomes de la bóveda
En general, los recubrimientos estalactlticos, mantos, coladas, etcé
tera, son escasísimos, y suelen mostrarse con bastante pobreza Tan sólo
en el úl timo sector de la caverna, en la pared derecha, existe una pequeña
porción de cavidad en que los procesos reconstructivos litoquimicos han
alcanzado un desarrollo algo más Importante
VIl
GENESIS Y EVOLUCION MORFOLOGICA
La «Cova del Cavalb presenta una morfología tan dispar y alteradd,
que su genética y su proceso evolut•vo son bastante complicados
-
241
[page-n-279]
6
DONAT ZOPO GASeO MARTINEZ
Aso, pues, observamos fundamentalmente en la mosma dos procesos
opuestos El primero, el del sector de entrada, que se prolonga hasta la
cubeta hídrica, con formas arqueadas y hpicas de la erosión, consto tuye
el tipo clásico de la cavodad sumidero, en cambio, el sector opuesto, es
decir, su prolongación hasta el final, ogualmente con formas arqueadas,
erosivas y sedimentación autóctona, responde al tipo de cavidad surgente.
Modificando las estructuras natas de la cueva los fenómenos de diaclasación, rellenos de materiales elásticos y arcillosos, alteran esta forma arqueada de la cavodad, cortan verticalmente los estratos, favoreciendo los
procesos clastificantes y elevan, en sus zonas, las bóvedas a una altura
superior a la medoa, especialmente en el sector izquoerdo
Sobre las formas erosivas pnmitovas, una vez onteresados los planos de
estratificación, debido a la desigualdad de los buzamientos en distintos
sectores de la cueva y a la doaclasacoón, se forman tres topos distintos de
bóveda·
a) Buzamiento poco acusado Bóveda losa, aunque escalonada
b) Buzamiento acusado. Bóveda losa, que en su prolongacoón se confunde con 1a pared.
cj Buzamiento horizontal Bóveda lisa, horizontal
Otro proceso modificativo de la estructura primitiva de la caverna, es
el elástico sufrido por la misma en la zona de entrada y que ha dado lugar
al paso dificultoso y molesto existente hoy entre la sala de entrada y fa
antecámara A nuestro ¡uicio, anteriormente ambas formaban una mosma
unidad
Igualmente, podemos consoderar la sala existente al fondo de la cavidad, formada por materiales arcillosos, elásticos y detritocos, cuyo ongen
consideramos cronológicamente muy posterior a la génesis del resto de la
cueva.
VIII
DATACION DE LA CAVIDAD
Al intentar establecer la datacoón de la cavodad, basándonos en la histona geológica local, hemos hallado tal cúmulo de dificultades que nos
hemos visto obligados a revisar en parte la misma, al objeto de poder resolver claramente sus diversos planteamientos.
El anticlonal Pedralva Casinos, del cual los cerros del Monte Buitreras
constituyen su terminación periclinal, constituye una unidad tectónica au-24 2 -
[page-n-280]
LA COVA DEL CAVALL
11
tóctona de directriz Ibérica, generada dur.mte la fase sávoca y que 0.1rder
Perocás sitüa entre el Ologoceno Superior y el Aquitaniense ( 15)
Durante el Mioceno Superior tiene lugar una transgresión orogon.ma de
un régimen lacustre que produce las arcollas sabulosas y las calozas pontienses. que se extoenden por una gran área e invaden el anticlonal Pedralva-Casonos, por lo que debía de constoluor su eje axial
Asi pues, nos hallamo; con que esta orrupción miocénoca es posterior
a la gigantesca denudación del anticlinal Pedralva-Casonos
Ahora bien, las formaciones cársticas estudiadas, nos onducen il creer
que la cuenca hidroca mínima para formarlas debió de ser algo superior a
la actual, es decir, éstas debieron originarse después de la tr.msgresi6n
miocénica y antes de su denudación Dupuy señala que la accoón d1apirica
del Keuper perforó la termonación oroental del anticlonal Pedralva-Casonos,
al Sur de los Cerros de Buitreras, posteroormente a la formacoón del ploegue
y antes del Mioceno Superior 116)
A nuestro entender, y basándonos en determinados aspectos de lo~ génesis de la cavidad, creemos que su origen fue posterior a esta o
rrupcoón
diapirica.
O sea, que cons•deramos a la «Cova del Cavall», de Llfi.J como de origen cuaternaroo, posteroor a las irrupciones triásicas que siguieron a las fa ·
ses sávica y miocénoca
Probablemente, después de la fase sávoca orogonaroa del ant1clonal, deboó de producorse el hundimoento del extremo sudoroental, del m1smo, que
dando solamente oJigunos retazos aislados e inconexos, flanqueados por fa·
Itas y converlldos en verdaderos horst teCtónicos
Solamente de esta forma, una fuerte erosoón, en este caso premoocénica, podria borrar tan íntegramente las calizas aptenses, dejando en cambio
mogotes aislados y cercados de fallas, tales como Montoel, Buotreras y
«Cova Foradá», etc
A este respecto, podria existor alguna conexión tectónoca entre el draporismo del anticllnal de Bugarra, presávico y de eje Norte-Sur, y el hundimiento parcoal del de Pedralva-Casinos
(151 B. DARDER PERICA$
Esoudoo vcolóc;¡ICO del Sur d~ la ptt'V " " " ' d
Mocfr;d, 1945, pcjg. 686
1 6)
DUPUY DE LOME
v
SANCHEZ LOZANO: Qp '" , pág. 65
-
243
[page-n-281]
18
DONA T ZOPO • GASeO MARTINEZ
IX
TIPOS CERAMICOS
Los matenales ceramicos obtenodos en nuestra~ búsquedas supertocoales y catas, fueron bastante numerosos, aunque tan fragmentados que difícilmente puede lograrse a través de ellos una idea del tipo de vasijas a
que pertenecían
No obstante, tras un detenido examen de su pasta, consoderado su
mayor o menor espesor, la proporción y fonura de sus desgrasanh!s, el estado y perfección de su cocción, su pulimentado o espiltulado, los dibujos
incisos hallados en algunos fragmentos, e oncluso la posibilidad de la utilización del tomo, más o menos pnmotovo en algunos de ellos, nos mueve
a establecer, entre ellos, una sene de topos representativos de diversas
épocas culturales de nuestra prehistoria
El primer grupo, compuesto por escasos fragmentos, está Integrado
por pastas de gran gro;or e ínfima caltdad, de burda confección, desgrasante abundante, grueso y mal óisemonado, y carentes de toda pátona o
pulimento
Entre éstos, destaca un fondo de vasija, de unos 96 centímetros cuadrados de superficie, que presenta en su cara o
nterna unas hue llas digitales, oncosas, que en número de diez, se hallan diseminadas por toda la superficie, existiendo en uno de sus extremos una sene de cuatro que debe
corresponder a la mano completa, exceptuando el dedo pulgar de la misma
El segundo grupo está ontegrado por el mayor número de poezas ha·
liado La factura de las mosmas es odéntica a la de otros yacimientos valenctanos del Bronce La coloraetón es rojiza, parda o negra, y la pasta,
cortada al través, muestra, en algunas, coloraciones variadas por efectos
de cocción. Es corriente la presentación de una banda central de color,
envuelta en otras dos de color más claro. El desgrasante es también abundante, aunque más fina y sabiamente distribuido que en el grupo anterior.
Algunas de estas piezas, carecen de toda pátona o pulimento, aunque
su superfocoe no adquiere la tosquedad de las anteriores; en cambio, en
otras ap;¡recen algunas superficies suaves al tacto y unas cuantas muestran
un hábíl espatulado
Entre las formas halladas, hay bordes o aristas de vasijas, alguna~ con
pequeños pezoncftos, aislados o en parejas, asas perforodas o simple,.nen·
te en forma de mogotes
Todo este conjunto cerámico anteroor podrla catalogarse dentro del
Bronce levantino.
-
244 -
[page-n-282]
LA COVA DEL CAVALL
19
Un nuevo grupo podría establecerse formando un puente o transición
entre las culturas del Bronce y Hierro; sus fragmentos constitutivos muestran un barro más seleccionado, mejor cocido y prácticamente sin desgrasante.
El g rupo representativo del H1erro está integrado por pastas gruesas,
refinadas, negras y habdmente espatuladas, con formas curvas muy pronunciadas y una buena cocción, y en las que en algunas parece haber sido
utilizado el tomo. Cas1 todas ellas parecen pertenecer a vasi¡as de gran
tamaño.
Finalmente, existe otro más pequeño, correspondiente a la cultura del
Hallstarl. Está formado por algunos efemplares correspondientes a vasos
de pequeño desarrollo, de barro fino, bien tamizado y cocido, espatulados
y decorados lndsamente, con dibujos que afectan formas paralelepipédicas y triangulares, rellenas por lineas igualmente incisas, y contenidos por
bandas horizonta les. Estos dibuJos se producen tanto al exterior como en
el interior de los vasos (fig. 9)
X
DATACION ARQUEOLOGICA
En la «Cova del Cavali>>, de Liria, los fragmentos cerámicos hallados
son, principa lmente, determinativos de las culturas del Bronce y Hierro.
Aparecen en una mescolanza grande, incluyendo en ella los escasos recogidos de tipo hallstáttico. Es decir, que suponen un momento cultural
de tráns1t0, aj cual viene a unirse la ausencia de cerámicas ibéricas en la
cavidad, que en tan gran canttdad se prodigan, en cambio por todo el Cerro de San Miguel
El hallazgo de materiales halls tátticos, o sunplemente de sus influenc ias culturales, no es nuevo en la provincia de Valencia Fletcher ya señalaba, en 1954, la ex1
stencía de estas manifestaciones en diversos puntos.
Fuenterrobles, Requena, necrópolis de Oliva, «Bastida de les Alcuses» de
Mogente, «Covalta» de Albaida y más concretamente en Uria, en el Cerro de San Miguel, en el que menciona los enterramientos del Collado de
la «Cava del Cavall» y del «Puntalet» En el primero de estos dos últimos,
una moneda ampuritana, de hada el 300 antes de J. C., nos puede servir
de gufa cronológica ( 17)
(lll O FLETCHER VALL5· "Lo E lnrornocionol de Crer>e;im Prcho$1clr.cos y Prorohistclrlcos Madrid, 1954, póg. 9.
245
[page-n-283]
~
¡;
ll
[page-n-284]
LA COVA DEL CAVALL
21
Un detenido est~1dio de los fragmentos hallstátticos hallados en la <
obtenidos en la excavación del Cerro de la Cruz, de Cortes de Navarra, en
el poblado Pll (18). o sea, en dicho yacimiento, en un momento cultural
del Halltan B europeo, que Maluquer de Motes sitúa, cronológicamente,
entre el 725 y el 550 ( 19), edad en que el Hallstatt catalán ab;Jrcaria las
fases locales 1 y 11, es decir, el periodo de las invasiones rHnicas procedentes del Rhin y Ródano, y de las ltalo-su1zas (20).
Igualmente, hallamos c1erta Similitud ornamental con algunos morovos
de los vasos sepulcrales de la necrópolis de Agullana 1 (Gerona), con una
dataCIÓn entre el 750 y 650 (2 11
La primera penetración céltica en España debió tener Jugar a través
del Pirineo Or1ental, extendióse postenormente por las zonas costeras y
llanos del inter~or -etapa 1 del Hallstatt catalán-, por el Sur rebasó con
toda probab1lldad el Ebro -11 etapa del Hallstatt catalán- ya entre el
650 a 500, que se caraaeriza por la introducdón del Hierro, y en la que
alcanzarla la prov1ncia de Castell6n, poblado de «El Castelleh1 (22)
Ya en la provincia de Valenc1a, nos hallamos con dos fechas claras y
correspond1ente al 111 período del Hallstatt catalán, comprendido entre
el 500 y el 300. Tales son las necrópolis de Ol1va (23), situada entre el
siglo IV al 111 y el enterramiento del Collado de la «Cova del Cavall-o, de
Lina, del siglo 111 aproximadamente (24)
Es dec
(181 J MALUQUER DE MOTES· El yocomoonto hollstotllco de Cort<" d
1191 MALUQUER DE MOTES: ()p. c1t póg. 180.
1201 J. MALUQUER DE MOTES: "Las culll.IIO> hollllótlicos en Cotoluila" Ampur1os,
VIl VIII Borcelono, 19~5-46, póg_ 182.
121) P. DE PA~OL: "Avonco d" los flollozgD!o do lo necrópoli• d~ A9u!lono IGcronol"
Ampunas, VI Borcel(>r>O, 1944, pog
de Boix CAgu11ono) oporecidos duronte ~~ t!'xcovoc1ones de 1943" A.mpudO colono, 1944, pog. 121.
(221 F ESTEVE GALVEZ "Un poblodo d• lo Promero Edad del Hoerro on lo PI.,.,.,
de Cost.-llbn", AmpunCJ>, VI 8c>rct'lono, 1944 póg 141 ,
1231 J COLOMINAS ROCA. "Lo necrópoll\ •~•ca dO! ()¡,...., (provoncoo de Volencoo)", Ampuroas, VI Borcelono 1944, póg 155
1241 FLETCHER VALL5 Op. coL, i>Og 9.
-
247
[page-n-285]
u
DONAT ZOPO- GASCO MARTINEZ
segundo periodo, evolucionado localmente en e l Norte y de influencia
tbérica en Levante.
Los materiales cerámtcos de la «Cava del Cavall», en su dualidad c:ul
tural Bronce-H•erro, con su absoluta carencia de materiales ibéricos, •ndica, a nuestro parecer, una e tapa inicia l del Hierro, y la presencia de los
tipos hallstátticos, escasos en número, como una aportación cultural deb tda a la presencia de elementos étnicos, aserción que, desde luego, verificamos apoyados en los enterramientos en urnas del Collado de la «Cova
del Cavall». Con toda seguridad, esta aportación cultura l y étnica debtó
de ser muy pobre y rápidamente absorbida por los e lementos locales, especialmente por el gigantesco empuje de la cultura 1bérica, aunque a lgún
detalle típico de la misma surja en medio del barroquismo de la pintura
de la cerámica 1bérica, como en el vaso de la ((Escena de enlazan> (25). y
e1 vaso del «Combate de barcas» (261, como hace notar Maluquer de
Motes (27)
Garcia Bellido considera que estas ornamentaciones puedan suponer
en cambio (vaso ~e 1 «Combate de barcas»), representaciones de cabañas
palafítlcas (28), idea que podría estar de acuerdo con la ya expresada por
don Isidro Ballester sobre la posible existencia de un palafito en la actual
laguna de San Vicente.
Nos hallamos ante una primera Edad del Hierro, pobre en metales,
conforme corresponde a pueblos 2grkolas, y con cnfluenc1as hallstátticas
puras, aunque de tardfa arribada. En una cultura preibérica, que situamos
con alguna antenoddad a los hallazgos del Collado de la «Cova del Cavall».
aproximadamente entre los slglos V y IV antes de J C.
XI
TOPON IM IA Y LEYENDA
La <
bre de <
!251 1 BALLESTER TORMO; "Lo labor del S. l. P. v ,u Musoo en lo:; ori6s 1935 a
·939'' Voloneto, 1942, 16m. VII I
(261 L BALLESTER TORMO: "la labor del S. 1 P v año 1934"
Vo'enoa. 1935, Iom. V.
(2'1 1 MAlUQUER DE MOTES: Op. eH., e>óg. 159
(28) A. GARCIA BELLIDO; ''E
(291 J. DONAT ZOPOc "Lo Cova del Covall de liria y sus IO!ycndos'' "Jomodw"
Valonclo, 21 septiembre de 1960
-248-
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LA COVA DEL CAVALL
23
una figura de caballo salvaje labrado en piedra, desconociéndose el detalle
de si dicha figura se hallaba trabajada sobre la roca de las paredes de la
cavidad (posible revestimiento calcáreo), o boen si, por el contrario, era
una iigura totalmente ajena a la caverna y que allí se hallaba alojada
Como es corroente en estos casos, las búsquedas del mismo no han
tenido nunca fruto No obstante, sin querer entrar en discusoón sobre la
veracodad o exactotud de la leyenda, o somplemente sobre la aplicaCión del
toponímico actual de «Cova del Cavall•, cabría preguntarse si ambos no
habrán sufrido un trasplante de lugar, es decir, que siendo ambos originarios de otra cueva, no hayan sido erróneamente apl icados a és ta
A este respecto es interesante recordar que, contigua a Liria, en la
vecina población de Olocau, existe otra cavodad que tamboén recibe el
nombre de «Cova del Cavall», y por unos motivos idéntocos a ésta
En las Décadas de Escolano (30), hablando del pueblo de Olocau, lee·
mos
«Muy cerca dél hay una cueva que llaman de Alimaymon, en cuya en·
trada, hasta el tiempo de nuestro valenciano papa Calixto 111, se encontraba con un caballo de piedra, sin tenerse sabo
duria ninguna de quién le pu·
so, ni por qué A esta cueva en aquel slgio se venían en romeria de todas
las naciones y creencias, asi cristianos como moros, a visitarla para cobrar
salud, y las cosas que se perdían, y se postraban de rodillas hacia el caballo. Comenzaron a recelar los regidores de Valencoa de que aquel no fuese
el de T roya y alguna reliquia de cierta gentilidad, ocasionada de alguna
superstición para ruina de las almas, so capa de religión; y mas de que
vieron que los moros enemigos de nuestra santa fé, igualmente eran de
los devotos, y por estar convencida de vehementi la superstoción, dieron
cuenta de lla a l santo padre; el cual como próvido pastor, con Bula dada
en Ro01a e l año primero de su pontificado, les envió a mandar, que despedazado el caballo, cerrasen de cal y canto la boca de la cueva, por qui tar
de todo género de estropiezo»
En la actualidad, dicha cueva se halla nuevamente aboerta y bronda
con su leyenda histórica, sus profundas simas interiores (31 ), y restos ce·
rámicos, ancho campo al interés de los espeleólogos.
Por todo ello, no sería extraño que indebidamente y por falta del justo
(301 G. ESCOLANO "De<:odos d~ lo hlsooroo de lo ·~·g..c v coronado coudod y reono
de Volenci
Vole<>e:io, 21 de moyo de 1959.
J. A. CAPARROS: ~Lo Oaputocrón y su obro culturo! deportrvo·•. "Levente". Vo1encoo, 29 de novoembte de 1959
- 249
Jl
[page-n-287]
DONAT ZOPO - GASCO MART INEZ
conocimiento de los hechos y del emplazamien to geográfico, se d iese en
denominar igualmente a esta cueva de Liria, verificándose a l mismo tiempo un trasplante de su nomenclatura y leyenda.
Otra leyenda más curiosa existe todavía en tomo a la «Cova del Caval!», cuyo contenido altamente origina l podría pasar a incrementar el
acervo legendario de las cavidades valencianas. Es la que cuenta cómo en
su interior existe un ocul to tesoro enterrado entre sus piedras, y cuyo escondite o lugar de enterramiento es tota lmente ignorado y que sólo puede
ser delatado por la intromisión de un rayo de sol en e l interior de la caverna, el cua l sólo puede fi ltrarse en determinado dia y hora del año. La
falta tota l de referencias sobre el momento oportuno, ha hecho que ei
tesoro continúe todavía oculto en el interior de la cueva, bajo el amontonamien to de sus piedras, y e11 espera del afortunado ser humano que
sepa descubrirlo (32).
X II
RESTOS OSEOS
Los hallados en nuestra p rospección no han stdo muy numerosos y
todos ellos pertenecen al horizonte estratigráfico correspondiente a la dualidad cultural Bronce-Hierro, si bien, como anteriormente ya comentamos,
en realidad no existe una separación estratigráfica definida entre ambas
en esta cavidad, ya que, con toda seguridad , se hallan incisas una etapa
en la otra.
Estos huesos no han sufrido manipulación industrial alguna por parte
del hombre primitivo, por lo que los consideramos, los pertenecientes a
animales, como restos óseos procedentes de su alimentación y entre los
cuales hemos identiilcado las siguientes especies: Sus scropha, capra hircus, ovies aries y equus caballus.
Las especies capra, ovies y equus, son muy comunes en casi todos
los yacimientos y cavernas valencianos y se han prolongado hasta nuestros días. Los restos principa les hal lados de los mismos son mandíbulas
y dientes.
El Sus sc:ropha o jaball, no es tan corrien te hallarlo, quizá debido a
su mayor d ificul tad de caza, aunque lo más probable es que sea debido
a un defectuoso estudio de la fauna subfósil de los yacimientos. A este
respecto cabe ind icar q¡;e han sido señalados restos del mismo en las
(321
OONAT ZOPO· Op. cit .
n~to
29.
250-
[page-n-288]
LA COVA Da CAVALL
l5
dos grutas valencianas que mejor han sido estudiadas bajo este punto de
vista, tales son la «Cova del Parpalló» y la «Cova Negra¡¡ de Játiva (33)
En la primera se han hallado incluso dos representaciones de este animal
en una de las artísticas plaquitas en que tan pródiga se mostró la ca·
verna (34)
Se han hallado también algunos restos humanos, consistentes en al gunos fragmentos de bóveda craneana y numerosos dientes.
XIII
BIOLOGIA
Entre la abundante fauna cavernlcola que parece habitar esta cueva,
ha sido determinada la presencia del coleóptero Pristonychus terricola
(Hbst.), subespecie Torres-Salai (Coiff.), escondido entre los materiales
elásticos y arcillosos de la gran sala interior, en zonas de cierta suciedad.
También han sido hallados algunos ejemplares del ortóptero Dolicho·
poda, vulgarmente denominado el saltamontes de las cavernas, especie,
al parecer, muy frecuente y abundante en las cuevas va lencianas. Se han
localizado ejemplares del mismo en la «Cova de les Ratetes» (Corbera de
Alcira). Cueva del Candil (Tous), Cueva del Vizcaíno (Bugarra) y Cueva
Regalada (Aicira) .
Los Dolichopoda constotuyen una especoe troglófila, que se encuentra
entre las formaciones (35); sue len alcanzar cierta longitud y desarrollo
y se trasladan por el interior de la caverna por medio de grandes saltos;
son carnivoros y suelen habitar en zonas de penumbra y humedad.
Un ejemplar capturado en la Cueva de Vizcaíno, media unos tres cen·
tímetros de longitud. En cuanto a profundidad, en la «Cova del Cavall»
fueron hallados a unos 60 metros de la boca de la caverna y en la Cueva
del Candil se observó la presencia de un ejemplar de esta especie a unos
150 metros de la entrada,
133) V. SOS BAINAT· "Estud;os sobre los cuevas poleoHtlcos volendonos. Cavo del
Porpoll6. Avonc.e o uno closific:oclón de su fauna". Serie deo Trobojos V orlos del Servic:to
de fnvcsf,goctón Prehtsf6rico, 6. Volenclo, 1942.
J. ROYO GOMEZ : "Estudio sobre los cuevos paleolíticos volenclor\QS, Cavo Negro de
Beii.Ss. 11. Relodón detallado del moteriol fósil". Serie de Trobolos Varios del Se.nilclo
de lnvest
(351 E. BALCELLS: "El estud;o b;ologico de los cavidades suboerr6neos". Bilbao, 1959.
-251 -
[page-n-289]
26
DONAT ZOPO- GASCO MARTINEZ
Otra especie muy abundante es la de los isópodos tipo Armadi lllum,
familia de los triconiscidos (36) Los ejemplares capturados eran de un
blanco lechoso, tendente a incoloros y medían unos 4 milímetros de longitud. Suelen mostrarse en sitios húmedos, habiéndose capturado ejemplares idénticos en la Cueva de las Maravillas de Dos Aguas, y en la de
«les Dones», de Millares. En esta ú ltima, la colonia es abundantísima y
se encuentran en las zonas húmedas a lo largo de sus 500 metros de
recorrido.
XIV
RESUMEN
La «Cova del Cavall», sota en el térmono mun o pal de Liria (Valenco
da), se desarrolla en el Monte Buitreras, en terrenos calizos correspondientes al horizonte estratigrafico Aptense-Aibense. Este cerro en que se
desarrolla la caverna es la terminacíón pericllnal del anticllnal PedralvaCasinos, de directriz Ibérica y generado durante la fase sávica.
La cueva alcanza en su totalidad un desarrollo de unos ochenta metros de longitud y una anchura máxima aproximada de unos dieciséos.
A través de su recorrodo se observan formas erosivas y elásticas; escasas
de tipo litogénico. Esta cavidad ha tenido en su génesis el doble carácter
de surgente y de sumidero. Algunas formas particulares de su erosión y
genética se estudian con el apoyo de otras covachas del mismo cerro,
especialmente con la denomonada «Covacha de Jaume».
Por el estudio y análisis de la h istoria geológica local, se ha llegado a
la conclusión de que la «Cova del Cavall» es de orogen cuaternario, posterior a la irrupción troásica Local, que siguió a la fase postmlocénica
Los materiales cerámicos hallados en el interior de la cueva nos evidencian su habitabi lidad por un largo periodo, durante las culturas BronceHierro, preibérícas, y a las que ya alcanzó alguna manifestación hallstát ti·
ca. Su datación se estima entre los siglos V y IV antes de J. C.
Se estudia su toponimia y se la reladona con las leyendas locales,
manifestándose la posibolidad de su carácter intrusivo.
Por último, una revisión de los restos óseos, nos señala una fauna
común a casi todos los yacimientos y cuevas valencianas, así como la existencia de algunos restos humanos (37).
(36¡
(3/)
BALCELLS: ()p. ci r. noto 35.
O""'amos a¡;¡radec4r pt.blicomente la (Oiaboraco6n prestado por el malogrado
Doctor Francisco Beltl'ón Bigorra, Director del Mu~eo de Poleontologlo de Volendo. en lo
closifieoción do los materiales róstle!$ y estos lineos sirvan de modesto homenaje a su
memoria.
-
252 -
[page-n-290]
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1.-Vi•t11 panorámica desde la boca de la·"Cova del Covoll": cl ~ de lo izquierdo es
el de Monticl (Jkna¡u.>cil).
2.-Boa de entrada de la "Cova dc:J Cavall''.
3.-Sala de entrad• de la cuev• Obs6-vcsc el conglomerado de lo derech•
4.-Scetor pr~mero de lo c:ue•••. Formas poralchpéd¡cas.
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DONAT .-co••:t del Cavall
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[page-n-292]
INDICE DE MATERIAS
Abulo-, c:kmc:mo copoaimico 17~ y 180.
Ac:uuoci. topónimo antiguo: 18S y 189.
Acinipo, topómmo nruiguo: 184 y 185.
Ac:uoduao" 14, 43, 220 y 221.
Adíomum c:npillus venc:ri.: 70.
Adobtt: 8, 13-IS y 17.
Adoo·no, objetO> de: 19, 46, 56-59, 65-67, 76, ~2. 84, HS, 87 y 96; -en <>tmu:o•-mcnljor.
26, y 33-35.
Afd:odorcs de pizam~: 76, 82 )' 84.
Aj!nllonodo, cerámico: 118, 120, 129, 131. 141-143, 159 y 160.
Agricultura: 14, 16, 19, 62, 63, 96 y 248; -de rcg:odio: 14 y 19.
Agujas: Vé:uc: ''Alfil<=".
Aidubacs, e= ibéricl: 203.
Aiuarco: 30 y 100; - d~ico• 19, 38, 62. 64 y 134; - Cunetario•: Z3, 2S. )(), J3.
31, 39-60, M-67, 72-78, 83, 84. 92, 99, 126. 128, 129, 131, 1J7 y 140,
Alabardu de bronce : 63, 80, 86. 92 y 94,
Albcruc:, pc:rioclo geológico: Z31, 232 y 2S2.
Alfabeto ll'le¡o: 167-173 y 175; - obcrico: 165, 168-173, Z02 y 206; - - mcridomul
16S, y 167-173; - - oneno~l: 165, 168, 170, 172 y 173; - latino: 167·170, 172.
173. tn, 181, 199, 200, 202 y 226; - líbio-fmicc: 168, 170, 171 y 187; - loncal
B: 195; -lusitano: 168.170, 172y 187; - {llntsico: 167y 168; -turdcoano: 168
AICares: V<= uHornos .:.:nlmu:os"
Alliler.. de huero: S!, 52, 57 y 5<1; - - - d e abcz:l ncaruoda: SI y 57,
Algibcs: 17.
Algodón: 86.
1\limcmoclóo, nlimcntos, comido: 1-1, IS, 19, 85 y 250.
Alisndorc~: Vtase "Afiladores".
t\lor-Utu1, pn1abm ibérica: 175 y 180.
1\Jpóbtign, topónimo antiguo: 178-180.
Al~rcs: 222.
Amallóbriga, topónimo antiguo: 178-180.
Ambacus, anttopónimo aotiguo: 183 y 186,
Ambilotalus, mtropónimo antiguo: 181.
Amorr-, pueblos: 11.
Ampuncanas, monedas: 245.
Amulccoo. Véase "Idoloo~
An!li•ís de me1ales: 70, SI, 86, 87, 94 y 96: -por <1 Carbono 14! Véa"' "Carbuno 14"¡
C$pecuogrificos! SI f 94.
And<ÓII•nas. representaciones· 34 y 35.
Anfibolua, ob¡etoo de; ~.
Anficeauos RllllllDOS: 214 y 224.
Amia,
-
253
[page-n-293]
Aptense. periodo g
Ana-, clcmemo toponímico : 178 y 180.
Arcillas: i2, 73, 76, 100, 101 , 20S, 206, 214, 230, 232, 233, 236, 2H, 239-243 y 2SI
Arco: 36.
Aroo-, elemento toponímico : 178 y 180.
Atcóbrlga, topónimo antiguo: 178-180 y 187
Ardóbriga, topónimo anliguo: 178- 1110.
Areas )lngilisticas prorromanu : 165-192.
Areru.s: 230, 232 y 233.
Areni.ca, objetos d<: : 82.
Arg6rica, cultura: 61-67 y 69-96.
A.tbilikO$, leyenda mone
Armadillium, isópodo· 2S2.
Arte: 11, 1S, 19 y 251; - mobllior ¡.leolluco: 2SI
Artigi, 10p6nimo aruiguo: 188 y 189
AtUO Asu de vasos de bronee: 129; - - - ccr.imico. 46. 76, 78. 80, 118, 120, 121 , 1~. 125 ,
129, 131, 141, 143, 144. IS7-162 y 244
Asti.¡j, topónimo antiguo: 188 y 189
Aoalaya$! Véasc: "Tor~".
Atico, arte, pueblo, cultura: 97- 164.
Augusr6brigo, topónimo amiguo: 176-180
Ausesken, leyenda rnonetal : 171.
Aurgi, topónimo antiguo: 188 y 189.
Avóbriga, topónimo ontisuo· 178- 180
Azadas: 17.
Azuelas: 17, 48, 49 y S3.
Boe~ippo, topónimo antiguo: 184 y ISS.
Baesucd, topónimo anuguo: 188 y 189
Basilipo, topónimo antl¡uo. 184 y ISS
Berebere, lengua : 166.
Berg-, elemento toponim•co 176.
Bifacio1, técnica de talla· S9.
Biologb: lS1 y 2S2.
Bioquímica : 70.
Biulacus, :mnopoo6mlmo anuguo 186
Bolsa!<: 121, 143 y 144.
BcxeUas: 12S, 133, 14S, 146 y 162
Botones perforados en V : 96.
Boudeona, antropónimo antiguo: 182
Boudicco, antropónimo antiguo: 182.
Bouticius, aruropónimo antiguo: 182.
Boutinus, antropónimo antiguo: 182.
Boutius, anu:op6nimo antiguo: 182.
Brácoro, pueblo antiguo: 187.
Brazaletes de arquero: 6S y 9 1; - plata: 76, 80.$2 y 87.
·brisa, demento toponímico: 176-181 y 187.
Bronce: 86, 87 y 94; - obictoa de: 43, 63, 67, 72., 75, 76, 80, 81, 84-87, 92, 94-96, 129,
172 y 190; Bronce, Edad del: V~ue ul!dAd del Bronce.. ; - Vlllcndano: S9-67, 86,
244, 24S, 248, 2SO y 2S2.
Bronces escritos: 172 y 190
Bulas pontificiu: 249.
Burg-, dememo toponímico: 176.
Buriles de $ilex: 48, S2, 76, 77 y 81
CabaUo: 249 y 2SO; - de Troya: 249.
Cabañas: U, 13, IS, 61, 20S y 248.
Cabras: 17, 75, 84, SS y 2SO.
Caelóbrlga, topónimo antiguo: 178-180.
Caesuóbriga, topónimo llltiguo: 178-180.
Caeróbriga: topónimo antiguo: 178-180.
Cak:olltia, cultura: 10, 20, 21, 24· 30, 31, 33, JS y 36.
,
-
2.$4-
[page-n-294]
Cahza, ob¡etQS de: 17, 18, 25, 38, 76 y 82.
Calizo., 227' 230-237. 243 y 252.
Calubriga, topónimo antiguo: 178-180.
Camalu•, antropÓnimo ontJguo: 183
Campaniforme, culturn: 65.
Campos de urru~s: 62.
C.nnnca, religión: 18.
Conut lllos de oro : 66.
Canti¡i, topónimo umi¡:uo: 1118 y ¡gt),
Cnñiros: 18.
Caolln: 230 y 232.
Capa: V~ase "Vestido"
C.pilent, bclcd!o: 70.
Capn btrens: 75, 84, SS y 250.
Caracoles: S6.
Carbón: 17, 40, 43, SO. 70 y 96:- \<¡;etal : 69, 76, 78 y 86.
Carbono 14: 9, JO, 36, 70 y 96.
Carc~i ; 28.
Cátceres: 223-226.
Cardoum: 61.
Carpínterla: 17.
Casas neolh:icas: V~se "HabuoQQDtr.".
Cassis edulis: 82 y SS; - undulara. 56.
Otz:a, cazadores: 19, 205 y 250,
C.lltb«lca, lengUJI: 169, 1n, 1n. 171>. 177, 186, 187 y 190.
Celtiberos, pueblos: 169, 173, 186, 187 y 190.
C'. ~h icos, p ueblos, one, culturA· 177, 187, 190 y 247.
Cenizas: 43, 76 y 78.
C'~nlmtca: 9, JO, 12, 16, 20, 21, 33, 4J, 44, 46, SI, 59, 61, 63-67, 69, 72, 74-76, 78-80,
85, 90, 97-164, 204-206, 226, 244-249 y 252; - arg:irica: 69, 72, 74-76, 78-80,
85, 90-92 y 96; -ática: 97-164; - - d e barniz negro: 97-164: - - de fiauru
roj31: 100, 121, 124, 129, 143 y 145; - colcolltica: 20 y 33; - campontensc
98-102, 124. 125, 128, 129. 135, 136. 140, 146, 204 y 206; - companiforme: 6S; decoradll: 12, 16, 10, 61,97-164, 244-247,249 y 252;-- con cordones: 33: - con cardium: 61: - bclenlstica: 13; - ibbiot: 10, 99,134, 204 y 248; - ulCtso:
61, 63, y 244-247: -lisa &in decorar: 20, 46, SI, 59, 63, 65-67. 69, 72,74-76, 78-80
y 205;- medieval: 204;- negra a mano: 43, 44, 46, Sl >' 20S; -pintada: 12,
16. 10 y 248; - prccampanieruc: 97-164: -romana: 129, 204 y 226;- uaiJI•u:
126 y 204.
C.ramt~tas: 100-102. 126 y 129.
Cerdos: 17.
c....,.... ,
16 y 63.
Ciencias: 70.
Cillndi'O$ oculodos: 38.
Cinabrio: 83.
C ircos romanos: 207-226.
Clrculos inciso$, tema decorativo: 12H, 13), 147-I SO. 153 y 160-162.
Ci~tas: 64. 66, 67, 83, s s. 90-92 y 96.
CiSternas: 220.
Ciud•det pruromanas: 168, 173-17S, 186, 190, y 193-206.
Oáskos, auoores: V~sc "Textos dhicos"; - pueblos: 97.
O> vos de bronce: 72,. 7S, 76 )' 80,
de cobre: 72, 75, 81 y 93.
Oi!llll: 93.
Cloacas: 223 y 224.
Cob"': 86-89 )' 93-95: -objeto. de: 35. 36, 40, 41, 43, 44, 46, 47. SS, 63, 6S. 67, 72,
75, 80, 81, 84. Só, 87, 93 y 94.
Colc6pteros : 2S l.
Colpntes: 30 y 37; - de huno. 30, 46, S?, 59 y 6S; - - - de caben acanalAda:
46, S? y S9; -de plata: 67.
Cohppo, topónimo antiguo: 184 y 185.
Coloni.. ¡¡riegas: 97; -romanas 200 y 201.
Cnloniz:odores: 187, 190 y 200.
255
[page-n-295]
Columb.inth: 216.
Columnas: 26, 31. 32, 36 y 222
Collares: 26, 33-35, 56, 58, 59, 82, 84, 85 y 96.
Comc.rcio: 82, 87, 89, 95-98, 100 195 y 203.
Conchas: 18, 56, 76, 82 y SS; - ,.,rromduJ: 82 y 85.
Conejos: S2 y ~S.
Conlmbriga, topónimo anti¡uo: 178-180.
Conoba, onuopóoimo onuguo: IS4 y 185.
Conistorgis, topónimo anúguo: 188.
Cónsules romnnos! 197.
Contodores de juegos: 222.
Consuucciones: 8, 10·15, 17-20, 26, 33, 205 y 207-226.
Copas de c:crimica: 69 y 96: -de plata: 172.
Cordubu, topónimo antiguo : 184 y 185.
Cúneos humanos: 14, 18, 19, 41, 43, 44, .16. 47, SO, SI, SS, 73, 76. 84 y 251 • - -U<·
paru~dos: 25, 37 y SI.
Cdt..,.,: li4-UO, 129, 133 y 1-10; -de c.álu. 114 y 115:- de columna. liS.
Cn:tácco. periodo gt0!6,ico: 232. 234 y 235.
Cn:tmsc, pueblo, one, cuhuna 19S.
Cnptllt. 26.
Crisoles: 87 y 89.
Cronologln: 9-U, 21, 23, 30, 3J-38, 44, 58, 63, 93, 96-99, 119, 12K-164, 1611, 167, 173,
192, 199, 202-206. 226, 23S, 236, 242-245, 247, 24S y 252
Cuarcna, ob¡et<;>s de: 48.
Cuarzo: 229, 230 y 232.
Cuatunorío, periodo geológico: 232, 233, 235, 243 y 252.
Cucblllos de sOcx: 16, 47, 48, 53, SS, 56, 59 y 63.
Cucocos de cenimlca: 69, 74, 76, 7~. 79, 102-lll, 133-140, 143, 147-157 y 162·164; de piedra : 17.
Cuenw de collar: 35, 56, SS, 59, 66, 82, 85 y 96: - - - d e buew '16;
de
madem: 56 y SS: - - - en olh·o: 56: - - - de oro. 66: - se¡mcntadao: 96;- de ptcdra· 56 y 58; -en tondetc: 56; -de vidrto: 96.
Cuerno de la abuodancia : 28.
Cue>'lls: 9, 20, 24. 25, 18, 30, 36.39-67 )' 227-252;- anilicialcs: 20, 24. 25, 30. 36 y 60:
-habitaCión· 20 y 62; - ac:pulcraks: 37,39-61 y 63-67;-- encol!ucas: 39-61
y 63-65.
CulanuiUo, helccbo: 70.
Culto, l"ll''"' de: 18, 19 y 25; - • b fccuod1dod: 1S y 19; - a los mucnos: 19; objetos de: 18, 38, 59 y 63.
Culmra 3tgáriaa: 61-64, 66, 61 y 69-96; - ccrlimica de Jencó: 7-21; - de 0tauey
36 y 37: - de l'ontbuis: 33, 35 y 36; - gassuli:uu: 21; - hallnontca: 33, 245 ~
248 y 252; - jt.¿rica: 20, 62, 65, 67, 97-165, 167-176, 180, 181, 185-189, 193-206,
245, 247,248 y 252; -langucdodensc: 24 y 25;- de Matera: 37; - mcgolltica:
lS, 26, 3S, 60, 62, 93, 9S y 96: - ncoiJtú:a; 7-21, 24, 38, 58, 61 y 61; - precenlmicn de Jcrkó: 9-21 ¡ - protoncolhicn: 9-11, 14, IS y 21; - de Rodc1.: 37;
de Seine-0isc-M~me: 24, - de Tc:U-cl-Amamn: 96; - de ·rRB: 36; - de
Wcsscx: 96.
Cúpulos: 14.
Curtido de pieles: 17.
CUllpidllria : 231.
Decoración estampada: Vbse "Orculos•\ ••Guirnaldas", "'Orlas", "0\'at.. , •tp-¡¡Jmctln'",
~do'', ... Rmc:t:as" y ''Ruedccilla''; imprca: 99 y 244-247
Dcllinc$: 221 y 222.
Deo-, elemento roponimia> : 178-180.
Dcóbriga, topónimo antiguo: 178-180.
Dcobrigula, topónimo antiguo: 178-180.
o..óbtip, topóouno antiguo' 178-180.
Dientes de animal: 75, 84 y 2SO; - de ho1: S6 y 63.
Diorita, objetos de: 48 y 53.
Dios-mudo: 28-38.
Dioso de la fecundidad: 18; - ·truldrc: 18, 24, 25 y 28; - -mudo : 28-38.
DioS<$: 18, 24, 25, 28-38, 216 y 222; -romanos: 216 y 222.
OiJcos de barro cocldo: 76.
-256-
[page-n-296]
Disocuc•ón, ley de : 23.
Divini
Dólmcnet: 23-25, 28-30 y lS-38
Domearie~ci6n:
11
r
1~ .
Economis: 14, 15. 19, 63, ~3. 8S, 87, 1!9, 93, 9~ y Z48.
Edad dd Brontt : 21, 38, SS-67, 69-96, 195, 20S, 244, 245, 248. 250 y 252; - - H•= :
33,97-164. 245-248, 2SO y 252: - Media· 186 y 198:- de los Metales: 30 y 65;
- Moderru : 186; - de La Picd.nl ; Véax "Palrolitico", ..MC$Oiiric:o'~ \ "Ncohtico''..
Edlcula. : 222.
·
Empedndos: 66. 82 y 99
Encin>, tn>dera : 80 ) 8<>.
Eneicb, La. 173.
Eneoli1ico: 10, 20, 38-ól, 63-65 67 y 87.
Engobc: 20 y 100.
Enlucidos: 13, 17 y 18.
En1errnmiento•: 23, 25, 26, 30, 31, 33, 36, 43, 44, SI. 57-67, 69, 72-78, 83, 84, 90-93,
96-164, 245, 247 y 248: - coh:ctivoo: 43, 4-1, SI, $9-61, 6~. 6) y 67:- en dora
64, 66, 61, 83, 90-92 y 96: - en c:ueva: V6!5e "Cuews sq¡ulera~ encoUricas"; en foS>: 72 y 83; - en tlOIIj~: 64; - en W11ll : 72. 76, 83, 92. 245, 247 y 248:
- ibéri001: 97-164, Z4S y 247.
Eocreulceo, periodo ¡¡cológico: 230-233 y 236.
Epigmflo: 168, 170-172, 176, 117 y 226.
Equus: 7S, 84, 85 y 2SO: - cnb Ei!COPIO!I de metnl : 63;
de p1cdra; S2-S4.
l!o¡coriu do mctol: 89.
E&cudillns: 102. 104, 107, 111, 133, 137, 148, 150, IH, 154 y 163.
E¡¡cuhuros: ltl, 23·38, 21ij, 222 y 249¡ -en hueso: 37; -en modera: 36; -en PI<·
dro: 23-38.
Esmalte: 100 y 101.
E•pndll$: 37, 84 y 9S;
de bronce. 69, 72, 80, 84, 9! )' 94-96.
&pdtulu de cobre: 43 y 44: - de hueso: 46 y 52
Espectrografía: 81 y 94.
Espcleolog!a: 229, 238·241 y 249.
Espiral, dccomcl6n en: V\!3><: "Rucdttil.la".
Esqudttos hUtn>DOS: 2S, 41, 43, 44, S7. 58, 64-67, 73, 75, 76, 83, 2>1 y 252: mdos de ocre 75 y 83
EJ~ampillu:
~ño: 86,
-
pm-
127.
87, 94 y 9S.
Em1woa· VEuc "l!ocuhul'll"; - · n>
Estdu: Vbte "l!
Emati¡rafia: 7-21, 36, 43, SO, sg, 72, 76, 99, 128, 13Z. 143, 145, 202-206, 209, 229-233,
23S, 237, 238, 240-242, 2SO y 252.
ExaiVadonea: 7, 10, 19, 21 39. SO. 61, 66. 70. 72. 91, 92. 131, 205, 2011. 211. 212. 216,
220, 223, 224 y 226.
Exógira: 231-233.
F•mili3: 58 y 83.
Fanmcia : 70.
Faum: 17, 18, 40, 52, S6, 61 , 70, 73, 75, 76, 82, 84, 85, 96, 221, 222, 229, 231-233 )'
249-252.
Fec:undodad, culto a 1•: 18.
Feldcspoto, obíetos de: 46.
Fibrolita, objetos d<: 48 y 53.
Fi¡urilla$! V6!1c "F.JCUhura".
Filología prerromana: 165-192.
Flavi6briiJII, topónimo antisuo: 176-180.
Folklore: 248-250 y 252.
Fondos dt cabnru.: 11, 61 y !OS.
Fonlficadoncs: VEasc "MuNIIBS" y "Tom:,•·.
Fosas: 20, 12, 7S, 76 y 83.
Fósiles: 229, 231-233 y 252.
Jl
-257-
[page-n-297]
Fronteras liog;uist•ca>. 166, 172, 173, 176 y 1~0-18-1.
Fuentes: 11, 14, 70. 71, 82 y 222;
,.a.,,as: 102-IOS. 108, 110. 111, 133-137, 147-149,
151-154, 163 y 164,
cl4
Gacelas: 17 y 18.
Galo, toponimia: 176 y 192.
Galena ar¡¡endfc:ra: 89.
Galo-romanos, pueblos: 33.
Gallones, decoración en· V~ase "Agollon~®''.
Ganadecia, ganadero.: 17, 18 y 96.
G:wuliana, culturn : 21.
Guw-ópodos: 56.
Ckografia: 166, 167 ) 187.
Grafitos: 158, 159. 162, 164 y 172,
Gmnito, objetos de ZS y 35.
GaVliS: 206.
Gres, objetos de: 25 y 30.
Griego, pueblo, arte, cultura· 97, 167-173 y 175.
Guemu; anibólicas: 192, 195 y 201: - lusitanas: 192, 197, 198 y 202: - ..nori•nu
200 y 203.
Guirnaldas, telllll dec:orativo 135•
.ffabitaciones: 11, 13, 14, 17, 18, 25, 60-62, 64, 65, 76 y 83; - ncolltic-.: 11-15 l' 17-20.
trnc~ns de metal: 63, 84, Só y 94; -de piedra puUda. 17, 39, 46, 48, 49, 52-54 y 66:
- - - - votivos: 48, 49, 53 y 54.
Hnllnanica, cultura: 33. 245-248 y 252.
Helechos: 70.
Heleno-helénico: V~ "Griego".
Hcleníotica, oerámie2: 131
HidróiiÍmoll: 186.
Hierba: 16.
1-úc:no, Edad del: Vase "Edad dd H•erro":- ob¡etos de: 87, 94 y 247.
Hipódromos: 214.
Hipogeos: 24, 25, 30 y 36.
Hnoes: 16, 56, 63 y 86.
HogaRS: 43.
Hogbacked bricb: 14.
Hojas de silc>t: 11, 15, 16, S6, 71>, 77 y SI
Homlllos: V~ "Ho.....,.".
Hornos eerámice»: 71, 75, 78, ti4, 100-102, 126 y 127;- de fundición: 78.
Hueso, objetos: 11, 28, 30, 37, 43, 46, SI, 52, S1-S9, 65 y 96,
Huesos de animal: 17. 40, 70, 73, 75, 84, 85, 25() y 252; - humanos: 14, 18, 19, 25.
37, 39-41, 43, 44, 46, 47, SO, SI, 57, 58, 65-67, 69, 70, 72, 75, 76, 83, 64, 25 1 y 252.
falta, leyenda monctal: 171.
!~rico, p ueblo, nne, cultuto: 20, 62, 65, 67, 97-165, 167-176, 1HO, 181, 185-189, 193-206,
245, 247, 248 y 252.
-•d, sufijo roponlmico antiguo: 188 y 189.
!dolos: 37 y 59; - -oculadoa: 38 y S9; - -pl3c¡uetas: 28 y 59.
1erábriga, topónimo antiguo 178-180.
leso, leyenda monetal: 171.
-igi, sufijo toponímico i~rico: 187-189.
ll:uwriJ, ropóoJ.mo antl¡uo: 174 y ISO.
llduro, ropónimo anti¡uo: 173 )' ISO.
lle-, ekmemo top
Ilergetes, pueblo :mu¡uo: 174 y ISO.
Uenll, topónimo antiguo: 173, 175 y ISO.
IU-, demento roponJmlco 1báico: 173-175, ISO, 181 y 186.
lliberris, topónimo anti¡uo: 174, 17S y ISO.
llici, topónimo antiguo: 174, 175, 180, 188 y 189.
Uipo, topónimo antiguo: 174, 175 y 180.
-258-
[page-n-298]
llip..U, topónimo antiguo: 174, 17S y ISO.
lllrico, pueblo, ono, eulrurn: 166.
llítur¡i, topónimo antiguo: 174, 17S, ISO, 188, 189.
llhur¡lcola, topónimo antiguo: 174, 175, ISO, 188 y 189.
llorcí, llorci•, topónimo antiguo: 174, 17S, 180, 188 y 189.
Thcmtcn, p•lnbrD ibérica: 174, !?S, 180, 188 y 189.
lhl-, elemento toponlmioo ibérioo: 173-1?6 y 180.
lltipohc, palnbm ibérica: 175 y 1SO.
lltiporu·, pnlabm ibéríell: I?S y 180
lltir, lltiru, pnlobra ibérica: 17S y 180.
lltirarkcr, polabra ibérica: 17S y ISO.
lhlrpikiscn, palabra ibéria: l?S l' ISO.
litina, leyenda morn:tal: 171: - topontmo onuguo 173.
lhinen, pe labro ibáica: 175 y 180.
lhlrú¡c, pobbra ibérica: 17S y 1SO.
lltirru, polabra ibérica: 175 y ISO.
lhu·, cl
lhurati!l, polobra tbérica: 174, liS y 180.
llturir, le)oenda morn:tal: tn.
lhuro, topónimo ibérico: 1?3 )' 180.
lhupcles, polabm ibérica: 174, 175 y 180.
llu·, clc:mento toponú:nioo ibérico: 173-I?S. 180, 1~1 y 186
llucill, topónimo antiguo: 174 y 180.
llu¡¡o, topónimo ontiguo: 174, 175 y 180.
llunum, topónimo antiguo: 174 )' 180.
llurco, topónimo antiguo: 174, 175 y 180.
lluro, topónimo antiguo: 173-175 y 180.
llunenscs, topónimo an
1mprontos de Cliia• y csten.: 18 y 19.
lnclncracio~: 23 y 97-164.
Indoeuropeos, pueblo$, eultun1. lcn¡¡ua• 62, 16S, 169, 172, 176, 177, 186, 187, 190 l 192.
Infancia: 64, 72 y 76.
Inhumaciones: Vb:w:. ....Enturamicott»'1
1nmi JITllcioncs · U, 1S y 21
ltucnpciones: 167-173. 175-177, 181. 186, 187, 199, 200, 202, 206 y 226 - del Alpnc
168, 170, 172 y 187; - ¡¡riegas: 167-170, 172 y 175; -ibéricas: 168·170, 172,
173. 202 y 206; - btirus: 167·170, 172. 173, 177, 181, 199, 200, 202 y 226; llbie>-fcruciu: 168, 170, 17l l' 187; -lusitanas: 168, tn y 187; - prc·romann:
167, 168, 173, 176 y 186; - rupe&tre.: 172, 173 y 176; - tanésiQ~S: 167.
lnvasjoncs europeas: 62, 187, 190 y 247.
lpollca, leyendo monetal: 171.
Jponuba, ropónimo antiguo: 184 y 185.
-ippo, sufijo toponlmico l~ico. 184, IH5 y 187.
lptucci, topónimo antiguo: 188 y 189.
Isópodos: 252.
larur¡i, topónimo antiguo: 188 y 189.
ltucci, ropónlmo antiguo: 188 y 189.
lulióbrig•, topónimo antiguo: 176 y 178-ISO.
)abolí.,.: 250 y 25L
jarro" 118.
Joyu: 19, 66, 61 y 76.
Jurásioo,
periodo geológico : 230, 234 y 136
Kmkoriko., leym
Júntlutroi: 114-120, 129, 131, 133. 140-144, 1<16 1 157-160.
Kolse, leyenda JI><>Oetal : 171.
Keupcr, periodo geo16t¡ioo; 2.29-232, 235, 236 y 243.
Kompouto, leyenda moncul : 171.
Kotyloi: 121-123, 125, 133, 139, 143, 144, 160-162 y 164.
Kylíkes: ll6, 121-113, 129, 13), 143, 144 y 160
Lacimurgi, topónimo antiguo: 188 y 189.
Lac:óbrip, topónimo antiguo: 178-180 y 187.
259
[page-n-299]
Lngynoi: 125, 133, 145, 146 y 162.
Uminas de cobre : 46.
Lnmelibmnquios: 56.
Lang6briga, wpónin\o antiguo: 178-180.
Lanzas de cobr~: 43, 44 y 94.
Upiw: 186, 193, 199, 200, 202 y 226.
Lascas de snex: 11, 48, 76 y 77.
!.aún: 167-170, 172, 173, 177, IJ!t, 199, 200, 202 y 226.
Layas: 17.
Legionarios romtnos: 199.
Lenguas celtibéricas: 169, 172, 173, 176 y 190;-
169, 172, 176, ln, 186, 187 y 192; - lotirmo: Vé:uc "LBún"; - prc-indocuropca.:
190 y 19S; - prcrromanas: 16S-192.
Lepus úmidUs: 73, 84 y SS; - tunúnculus: 73 y 85.
l."y de disociación: 23.
Lignito, objetos de: 28 y 30.
Ligur, lengua: 166.
Line:nl B, alfabeto: 195.
Lingü.istic:a prcrro= : 165-192.
Lino: SO y SS.
Loza vidriada : 96.
Mac:é6brign, topónimo antiguo: 178-180.
Madc:m: 14, 70 y 86; - objetos de: 17, 36, 56, 58, 75, 16, 80, 81 y 86.
Madiccnus, antropónimo antiguo: 182.
•'VIadua:JU, Maduccni, antropónimo antiguo: 182.
Madugenus, antropónimo aruiguo: 182.
Maeooba, topónimo antiguo: 184 y 185.
Malm superior, periodo geológico: 236.
Mamelones: Véase "Tetones asa.-''.
Moodibulas humana,s: 18 y 46.
Mangos de hueso: 37 > - de madem: 7S, 76. 80, 81 y 86.
Manos de mortero: 17.
A1Ju:fil, objeto• de: 43 y 96.
Margns : 229-232 y 234-237.
Manillos de piedr:a: 17 y 44.
Masscbot: 18.
Matuceni, antropónimo antiguo : 182.
Medigenius, Jlnttopónimo antiguo: 182.
Medw:en;~, antropónimo antiguo: 182.
Meduccnicum, antrOpónimo antiguo: 181.
Medugcnus, antropónimo antiguo: 182.
Megalitos: 25, 26, 35, 60, 93 y 96.
M.egaliúsmo: 60, 62, 93 y 95.
Meido-, elemento toponúnico: 178 y 180.
Menhires: Vé.-.se "Estatuas-menhir".
MerQbriga, topónúno antiguo: 178-180 y 187.
Mesolitica, cultura: 10 y 15.
Metal: 63, 78, 86-89, 92, 94, 95 y 19S; - objetos de: 20, 35-37, 40, 41, 43, 44, -16-48,
63-67, 69, 10, n, 16, n, 80-82, 84-116. 92, 94-96, 112, 247 y 248.
M.ettllw¡¡ia: 80, 86-89 y 94-96.
Metas de circo: 221-225.
MicroUtismo: U y LS.
Mlc:rolltos: 61.
Mlnas de cobre : 87, 93 y 95; -de plota: 89; -de s!lcx: 26.
Minomla: 70, 86-89, 93, 95 y 96.
Mloccno, periodo geológico: 233, 235, 236, 143 y 252.
Miro-, elemento toponlmico l!Iltiguo: 178 y 180.
Mitóbriga, topónimo antiguo: 176, 178-180 y 187.
Mlthroeum: 216.
Moldes de fundición : 87 y 89.
Molinos de mano: 17, 69, 72, 76, 82 y 84.
Moluscos: 56, ?6, 82 y 85.
-
260-
[page-n-300]
.\loncdas: 167, 168, 171, 172, !U, 190, 199, 202-2().1, 206 y 245: - ampurua"'"· 245;
- ibéru:as: 167, 171, 173, ZOZ, 203 y 206; -con leyondas ibéría$: 167, 168, 171,
173 l' 190: - ron•mM: 173, 186, 199 y 202-204.
Monogamia: 83.
Montóbrlgn, topónimo antiguo: 178-1&0.
Monumentos Cuncrari<>S romano~: 167, 216 y 219: - me¡tnlfricos: Véase "Mc~olnl,mo":
- voúvos romanos: 167 y 216.
Mo$Rlcos romanos: 221 y 222.
Movimi
MuntUos: 12-14, 62, 83, 91 y 224.
MutOll: 11-14, 17, 19, 31, 83. 209, 211-217. 220. 221 y 223-226
Mytilus odulis: 56.
Natic:a, Cósil: 231 y 233.
NatufiCI>..:, cultura: 10, 11, 14, 15 y 21,
Naum•quia: 209 y 224
NIVCJI'IDI
245 y 247.
N
-medio: 38;- prtemlmico: 9-21;- rccicntc: 24.
Nctt-Üiu, palabro ibéri<:4: 175 y 180.
Ncrro-, ckmcnto toponlmico onu¡¡uo: 176.
Ncrtóbriga, topónimo antiguo: 176, 178-ISO y 187.
Ncrtopis, leyenda mon
Nombre de Jugares: Véa$e uToponimin"•: -de perM)nas.: Véase: «Antroponimia".
N6dulos de slkx: 48 y SS.
Núcleoa de piedra: 46; - dc •ílcx. 76 y Kl.
Obeliscos t'OIJWlOS: 221-223.
Ob•idiana, objetos de: 11, 18 y 19.
Ocre : 20, 75 y 83.
Ofrenda$ funerarias; Véase ''"Ajuaret func.ranos".
Oli¡ocono, periodo geológico : 236 y 243.
Olisippo, ropónimo anll¡¡uo: 184 y 185.
Olootigi, topónimo antiguo: 188 y 189.
Olpn: 125, 133, 145, 146 y 162.
Onomástiao: 167, 169 y 1n.
Onube, topórumo antiguo: 184 > 185.
Ona Maduma, de R. F. /1\'iOOu$ 193-l9ó.
OrbitoliOA: 231 y 233.
~rcl, sufijo toponlmico onuguo: 188 )' 189.
Organización social : 12, 14, 111, 211, SS, 62, 83, 87,96 y 200.
Orlppo, tot>6nimo antiguo: 1$4-186.
Orlos, tema decorativo: 127, 135-137, 147-150, 153 y 163.
Oro, ob¡clOS dc: 66. 67 y 94.
Onópreros: 251.
Ossigi, topónimo antiguo: 188 y 189.
o..ooob.1, topÓnimo antiguo: 184 y 185.
<ñlippo, topÓnimo antiguo: 184 y 185.
Osueu: 231-233.
Ovas, tema decoratiw: 127, 135-137, 147, 148, 153 y 222.
O•·eju: 17 l' 250.
OVles aries: 250.
Oxybapbon: Vb!.c ''PlatO> de pece•"·
PalaJitoa: 248.
1'1114ntia, topónimo annguo: 186 y 192.
Palcollrico: 251.
Paleras de piodlll: 37 y 38.
Plllmcllls, tema deeonrivo: 127, 128, 131, 134-137, 139-141, 143, 144, 147-154, 157,
158 y 160-16-1; -agrupadas: 128, 136, 147, 153, 154, 157 y 161; - combinodas:
-
261
[page-n-301]
12i, 11&, 131
143, 147-154,
150-153, 157,
Pallontill, topónimo
Pa~des:
13-1-137,
1S7, 160
158, 160,
anuguo.
1~7,
148, 153, IS4, 163 y 164, - enb.ad;n . 128, 134-1)6
y 162-164: - simétricas: 128. 135, 136. 141. 1«. 14g,
161 y 164
186 y 192.
Véa"Se "Muros".
Posta vlLrea: Wa~<: "Vidroo".
Pastores, pastoreo: 14, 19, 9S y 205
Plateras: 102-113, 125, 131 , 133-1~, 143. 145, I47-IS7 y 162-164.
PAtinas: 16.
PO\'Ímentos: 11, 13, 17, IK y 216.
Pc:cten: S6.
Pedestal<$: 18 y 222.
Peruavi, anuopónimo •nliguo 181
Penti, antropónimo antiguo : 181
Pentili, Pentili2, anaopónimo antiauo 181.
Pentilus, amropónimo antiguo: 181.
Pentius, anaopónimo antjguo: 181.
Pemoviecus, mtrop6nimo antiguo: 1K1
Pentovius. antropónimo ontiguo : 181
Percusión, récnica de Wla : 11.
PercutorC$ de piedr.t: 48, 76, 77, 81, 82 y 34
Perf0<11dores de piednt : 17
Periplo: Vtu.: "Ont mAtitíma"
Perlas de collar: Véase "Cuenuoa de coUar"
Pesas de telar: Véase '•PQndus".
Pezones-os:~: 76, 78, 79 y 244.
Píednt, objetos de: 11, IS·I8, 23·39, 44, 46-49, 52·59, 61, 63, 65, 66, 69, 72, 76, 77, Kl,
82, 84, 91, 168 y 249,
Piedra pulldJI, objetos de: 17, 39, 43, 46, 48, 49, 52-54 y lí6
Pilpilis, leyendo moneul : 171.
Pintaius, antropónimo antiguo: 181
Pimamus, 311ttopónimo anti¡uo: 181
Pinraví, anuopóoimo antiguo: 181
Pintili, amropónimo antiguo: 181
Pinto, aruropónime antiguo : 181.
Pinton(um¡, antropónimo anuguo: 181.
Pintovius, antropónimo antiguo: 181
Pitas Cunccu:ias: 126.
Piulakos, anuopóoimo antiguo: 186.
Pizam, objetos de: 29, 37, 38, 46, 48, 53, 76, 82 y 84.
Placas dt caliza ¡¡rabadas: 38 y 251; - paleollticu: 251; - de pn::un : 29 y 38.
Plaquetas antropODlOrfu: 28 y 59; -de oro: 67.
Plota, objttos de: 67, 76, 80-82, 87, 89, 94 y 172.
Pbtos: 10Z, 104-109, 112, 113, 125, 131, 113-40, 143, 145, 148-152, 154-157 y 162-167;
- dt peces: 109, 112, 133, 137, 138, 155 y 164.
l'lautia Papiria, ley moneutl: 203.
Pleistoceno, periodo geol6gko: 230.
Plioceno, periodo geológico: 229, 232 y 233.
Plomo, obitros de: 81 y 94.
Plomos escritos: 167.
Poblados: 7, 11-15, 25, 33, 38, 59-67, 69-96, 99, 193-206, 244 y 248; - qúicos: t>l,
62, 64, 65 y 69-96; - del brono: wlrm:íano; 59-67, 85, 86, 195, 205 y 244; eneolitico: 38, 58, 60 y 61 ; - a;>~o-romanos: 33; - ibéricos: 62, 65, 99 y 193 ~
206; - neollticos: 7, 11-IS, n y 38; - palallticos: 248; - prchittóricos, 11 , 15,
38, 61, 64 y 65.
Pol!tio: 173-, 177.
Polsbn, ley
Pontieruc:, periodo seolósico: 235, 2)6 y 243.
Poru pompae: 216 y 225; - ttiumpbalio: 2ll, 216, 225 y 226.
Precampaoa, c:erimjca: Véase ..Cerilmíca pn:eampana".
Precerimi<:o, oeolltieo: 9-2 L
.Ptelodoeuropeas, lenguas· 190 y 195
262 -
[page-n-302]
Prerramlmas, cludndc>: 168, 173-175, 186. 190 )' 193-206; Pristanyd>us, coleóptcro: 25 l.
Protoneolltico: 9-11, 14, IS y 21.
l
165-1112,
Pu.rucs toman<><: 212.
Poenu: 17 y 2S; - de CUCO$! 209, 211. Zll 215-219' 223·!26.
Pulidores de pocdta : 17,
Plm 44 y 9-1.
Puntillado, lema dc:corativoc 128. 135, 147-149 y 1~1
Punzones: 40, 46, SI, 52, 57-59, 63, 75, 80. 81 y 84-86: -de bronce : 63, iS, 80. SI y
84-86: -de cobre: 40, 58, 63 y 84;
de hueso 46, 51, 52, 57 y 59; - - plnnos: 46, 52 y S7.
Puñales: 28. 35, 37, 52, 58, 63, 65, 67, 69, 72, 75, 76, SO, SI, S4-87, 93 y 94: -de bronce:
63, 67, 69, 75, 16, 80, 81, 84, SS y 94;
de cobre: 35-37, 63, 65. 72. 75, 80, 81,
84. 87, 93 y 94: - de hue'IQ: 52 y S8
Ruederas: 15 y 16.
Rupodor<> de •llcx SZ, SS y 81
R
Rdigión: 11, 14, 111, 19, 2~,lS, S9, 63, 8>. Zl6, 222 y 249.
Rcpreoenooones andrótlinas : 34 y lS: - hwnaiUI• ma..Winu y f
Rbynchonella: 231.
Ruos funerarios: ll, 14, 36, 44. 57-61, 64. M. 67, 83-85, 126 v 216; - roligoo!Os: 11.
14, SS, 89, 216 y 249.
Romanización: 98, 167, 190 y 193-226.
Romano, pueblo, ort<, cuhurn: 98, 167, 186, 190 y 193-226.
Rosetas, t
Saetabis, topórumo antiguo 201
Saauntia, topónimo anti¡¡uo · 190.
Saiti, leyenda monet11l : 171
Saldub:l, topónimo anliguo: 184 y lBS.
Sahamono
Salruie, leyenda monctal: 171.
Slliituorios: 18, 173 y 249.
Schnobdkannc de bronce: 129.
Sodentarismo: 11, 12 y 15.
S
Segid2, top6mmo anti¡¡uo: 190 y 191
Segi!Bma, topónimo onti¡uo: 19L
Scgisamo, top6rumo anti¡¡uo: 190 y 191.
S
Scgóbriga, topónimo anucuo· 176, 178-180. 186 y 190-192.
Scgontia, topónJmo antiguo: 190-192.
Segontius, anuopónimo anuguo: 190.
Scgovesus, antropónimo anoiguo: 190.
Segovia, topónimo antiguo: 190 y 191.
Segundos entemomlentos: 57 y 58.
Seguntia, topónimo Mtiguo: 190.
Sekaisa, leyend2 monetol: 190.
Selr.isanoo, leyenda moncw : 1.90.
Sekopiriltcs, lcymda monew: 190.
Sckotii.s, lcytll Sepulcros: Véa>c: "Ent
Sicana, IOjlÓIIÚno lnti¡uo: 194 y 195.
Sieg-, elemento topoolmico: 192.
-
283
[page-n-303]
Sierrll! de mc!lll: 94; - de silex: 16 y 63.
SOex: 26; -objeto. de: ll, 14-17, 39, 47, 48. 52, 53, SS, S6, 39, 61, 63. 6S, 76, 77, Hl,
82 y 84.
Slcy¡lboi: 124, 129, 133, 145 y 162.
So.ontogi, topónimo antiguo: 188 y 189
S pina de circo romano: Zll, 220-223 r zn
Stemless ey1i«s: 121.
Suero, topónimo antiguo: 201.
Sus oc:ropha: 7S, 84, SS, 2SO y 2SI
Substrato lingulllico p:-e-indoeuropeo 19S
Tabuccl, topónímo onti¡uo: 188 y 189.
TahunietlSC, industrio: 16, 19 y 21.
Talooorus, antropónimo antiguo: 181
TaiAbl, onleopóruma ontiguo: 181.
Tobbriga, topónimo antiguo: 178-180.
Talavia, antropónimo antiguo: 181
Tabvorum, antropónimo antiguo: 181
Tala''U'- Talcvus. antropónimo antiauo 181 .
Taloci, antropónimo antiguo: 181.
Taloeu\, antropónimo antiguo: 181
Talori, antropónimo antiguo: 181
Talotius, antropónimo antiguo: 181
ToU~ cerámicaa: Véase ''Homoe cenlm•co\'
Tallius, antropónimo omiguo: 181.
Tnrt6sico, pueblo, arte, cultura: 167 y 168.
Tntunges: 26, 29, 31-33 y 38.
T•tu: 124, 133 y 143.
Teatros romanos: 226.
TwóniCII: 229, 230, 232-235 y 242-245.
Tejidos: 75, 80, 81, 83, SS y 86; - pin!Jidos: 83
Tchs: vm. "Tejidos".
Tebrcs: 69, i6, 82 y 8~
TeUs: 7-13, 19 y 20.
Te:mu decoraúvos: Vb.x "'On:ulol'\ "Gutm1lcb$'". ~rbs''"_ ··o,.•,··, ... Palmetas'\ "Pun. .
1Ulado'•, .. Rose:tai"', "Ruedecilb'".
Templos: 19 y 145.
Tcrebnnula : 231 y 232.
Terltakom, leyenda mooell!l: 171.
Tenninolo¡;ln: 20, 21, 61, 99, 100 y 121.
Term 1igillatn: Vb..: "Cenlmiea tigillato'',
Tetones-aaa: 76, SO y 244.
Textos c14sicos: 167, 169, 173, 193·202 y 206; -ibéricos: 165 y 167-173: - palcohi•pinicos: 1156-168, 170-173 y 176.
Tholoi: 26.
Tinajas: 64.
Tipologla: SS; - crrimica: SS y 100-125.
Tocado: 18.
Toceta, antropónimo antiguo: 181.
Toncctnmut, anuopónimo antiauo: 181.
Tongatut, antropónimo lllltÍguo: 181.
Ton¡¡eta, antropónimo antiguo: 181.
Tongetnmus, antro_P6nimo antiguo: 181.
Tongius, nntropónuno antiguo: 181.
Tongo-, elemento roponlmico antiguo: 176, 178 y 180.
Tongóbri¡¡a, topónimo antiguo: 178-180 y 187.
Toponimia: 248-250 y 252.
Topónimos pcerromanos: 167, 173-180 y 184-192.
ToponomútiCII: 167 y 171.
To=s: 12-1~, 62 y 224.
TOUCIISi:l: 231.
Trepanaciones: 25, 37 y SL
Triúioo, periodo geológico: 229, 236, 2~3 y 252.
Tribus celtib
-
26<1-
[page-n-304]
Tru:oJÚ>éidos: 2S2.
TroCeos: 222.
Twuucd, topónímo anuguo: 188 y 189.
Tulipa• certmícu: 69, 7Z, 74-76, 78, 79 y S4
Tumbas: 23, :U, 26, 30-33, 36, 64, 67, 69-SS, 97-11>-1. l~S, N7 l' 24ll¡ - .ualnc" 64,
67 y 69-85: - calcolltic:.,: 31 y 33: -en mu 64, 66, 67, 83, 85, 90-92 y 96; c:okaivu: 23, 26, 30-32, 36 y 67; -en colmc:n.: 23, 26, 31, 32 y 36, ·- en ftN :
20, 7Z, 7S, 76 y 83; -tbetieu 97-164. 24S y H7:- en urna · 72, 83, 24S a 248
Tlimulos: 99, 131 y 132.
Turde12n0, pueblo, ..,., cultur11 168.
Turi, mp6nimo antiguo: 19S.
Turmoges, uibu ami¡¡uo: 187.
Turo-, c:lemcnto toponimic:o: 178 y 180.
Turquesa, objctOH de: 18 y 19.
Tutugi, topóoímo onu¡¡uo: 188 y 189.
Tyric:he, topónimo antiguo: 195.
Tyri<>, topónimo antiauo: 194 y 19S.
T¡-rü, topónimo antí¡¡uo: 194-196, 199. 201-203, lOS l 206.
Tyritanoo, pueblo anti¡uo · 200 y 202.
Tyrius, topónimo anti¡¡uo: 195.
U arcas, leyencü moncta1: 171
-ubo. sufljo topooimico tbcrico. 184, 18S l 187.
-ua:i, sufijo toponlmlco tbetico: 187-189.
Uirouia•, lcy.nda monctal: 171.
Urbanización: 11-14, 17, 19, 21 y 62.
-ur¡i, sufijo toponímico lbetico: 187-189.
Urnas funerarias : 62, 72, 78, 79, 83, 86, 90, 9l, 126 y Z4H.
-ugi, sufijo toponimioo ibérico: 188 y 189.
Vacas: 17,
Vokntini \'tteront ct vctcr
Vascuence, lenaua: 166 y 195.
Vasijas: Véast "Agallorud.a", .. As3s"', ~·BolWs", ''Botc:lb.!l..., ••Ccr:imics.., ''Ccn.ma\lat.., ··eo.
p:u". ~te:ras.., •..:uencos", "Escudil.lu'', "Etl-.mpillat", ·~uentes.., ""Grafitos", ''HOC·
nos ccrimicos''. "'Jarros.., "K.am.ha:roi·'. "Kot)·loi··. "Kylikes"~ ..CUgyno1'\ "Oipes•'.
UPatcrasu, upczone~au", ~tos", "Skypbo.i'\ "Stemless (;)"liccs",. ..Taus'\ -remas
dccoraúvos", Y"f"etoncs..as:a", "luujas", ...Tipo~ia Ctt'lim.ica", urulipas", •curnaa••
Vasos: de cuero: 17 ¡ - decomd~: Véase uoccorac16n" y ·~cmas dCCOllltn'Ol"; - dr
madero : 17: - dt ptodro: 17;- de plato: 172; - rituales: 84. 8~. 126. 129 y 2~7.
Vegetales: 14 y 86.
Ventipo, topónimo antiauo: 184 y J8S.
Vtstido: 18, 26, 28, 30, 31, 34 y 36-38.
Vidrio; 96 y 101.
Viviendas: VéaJc ••Consuuectones·· y ~Habnncaoncs" ..
Wcoldc:rue, periodo ¡¡~: 229-232, ~ y 236.
Y=: 18, 229, 230, 232 y 23~.
-
265 -
[page-n-305]
INDICE DE LUGARES
Abcngibre (Alblcetc): 170 y 111.
Abru=l:l (Aimería): 94.
Acatucci, dudlld antigUJI al •ur de )om 188 y 1~"9.
Acinipo, hoy Rondo la Viejo (Málogo): 183 y 184.
Africn: 96;- del Norte: 8, 19,96 y 146.
Agom de Atcna• (Grecln): 100, 14S y 146.
Agua, cucVD del (Alhama, Gnonndn): 91; - rambla del (Gorafc, Gronndo): 70 y 71,
Aguilar de Campóo (PIIlendQ): 191.
hguiJanA (Cffi'ona): 247.
Ain Moll3ha (Eynan, Israel): 1S.
Akta Lwl
Alava, provincia de: 182, 183 y 191.
Albouee, provincd de: 88, 168, 170, 171, 188 y 189.
Albai Albalaee dd Anobispo (Tcrud) 170 y 171.
Albcrltc (Lq¡roiio): 182 y 183.
Albcr:ri, monee (Aicoy, Alicanee): 41
Albi (Tarn, Ftando): 29.
Albondón (Gn1113dJa): 89.
Albufua, lago (Valenci•): 195 y 228.
Albufetl'ca (Aiicanee): 146.
Albuiiol (Granada): 89.
Albuñuclas (Granadll): 89.
Alburquerquc (Badajoz): 183.
Alcacer do Sal (Alcneejo Bajo, Porcugal): 170, 171 y 182.
Alcalá de Cbisvm \Casccllón): 170 y 171; - de Henares (Madrid)· 170 y 171, - dd
Río (Sevilla): 167, 168, 170, 171, 174. 175, 180 y 187.
Alclrun:r:l (Cáccres): 182.
Alcaudetc Uam): 188 y 189.
Alclzar (Granadll): 89.
Alc:ira (Valcncia): 195 '1 251.
Ak:oy (Alicante): 39-58, 63, 65, 66. 86. 167, 170 y 171.
Alcublas (Valcocia): 228.
(Eicbc, Alicante): 170 y 171 ¡ - (Mollora): 204.
Alcucliá {Granada): 88, 93 y 94¡
Aldcire (Grmada): 88 y 92.
Alcchipc (Oidiz): 184 y 185.
Aleje (Cistierna, Le6n): 181.
Alemania: 81, 96 y 165.
Alcnqucr (Esuemadura, Ponupl). 178-180.
Alcntcjo (Ponugal): 182; -Aleo (Ponugal): 29 y 178-181; - Bajo (Portugal): 170,
171, 182, 188 y 189.
Alhrp (Valcocia): 205.
-
266 -
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Algar, El (Anuos, Alme •
-\lprve {Ponu¡al): 167, 168. 170, 171, 178-180, 184, !SS y 187.
Allwno (Granada): 88 y 91.
Alicante, ciud•d: 40, 98, 146, 170, 171, 174 y 175.
pnwtiiC͡o, 39-59. 61, 63, 6S, 66,
83-86, 98, 146, 167, 170. 171, 174, 175, 180, 188 y 189.
Alimaymon, cueva (Olocau, Val
Almcrlo, dudnd: 88; -provinciA· 62, 64, 6S. 67, 83·92, 94-96, 167, 170 y 171
Almerlo, rlo (Almerlo-Gmnado): 92.
Almijaro, sierra (Gran:1da): 91
Almwiécar (Granada). 88, 89 y 91
Alone, hoy Beniclotm (Alicante): 98
Atoo (M,bp). 93, 174, 175 y 180.
Alpóbri¡a. hoy Alpuébrega (Toledo): 178-180
Alpu~brep (Toledo): 178-180.
Alpuja.rns (Granada): 89.
Alquire (Gmnada): 88, 89 y 92.
Alta, cueva (Momefrio, Gnannda): 92.
Alto Al entejo: V~ Alentejo Alto.
Alumoth (Khitbct Sheik'Aii. 1VIIel): 10.
Allozo (Tauel): 170 y 171
Amall6brip, hoy Tordcsill.os Valladolid): 178-180.
Ammm (Jonllmia): 8.
Ampuriu (La Escala, Gerona) 98, 170, 171, 174 y 17S
.Anatolio (Turqu!a): 19.
Andaluda: 60, 88, 172, 174-176, 180, 19Q y 191,
Andlllo (Valencia): 228•
.Andúju (Ja~n): 174, 175, 180, 188 y 189.
Anta• (Almerfa): 62, 64, 65, 67, 83, 85-87 y 96
A.r ahal (M•n:h
An:os de Jal6n (Soria}: 1711-lllO y 187
An:hivel (Murcia) • 90.
Ardales (M41aga): 93.
Ardécbe (Francia): 24.
Ardóbrigu, hoy Coruña o Jl.l Ptrrol 178-180.
Arc.nys de Mar (llarcclona): 170 y 171.
Argar: Vbse Algar
Ationa (Jaén): 94.
Arl~ (llo<:as dcl ROdano, Fran<:o3): 25 y 21S.
Arocllc (Hud•'2): 188 y 189.
Aox, hoy Sa¡unto (Valmru); 201 y 202.
Arrlbats (Murat, Tlll1l, Fraoeúl): 27 y 33-35.
Arroyo de la Luz o dcl Pucn:o (Các:rru): 107-172, 181 y 183.
Arligi, ciudnd antigua hacia Zalame.' de lB Serena (lladajoz): 188 y 189.
Arw:cl, dudnd antiguo entre Aroche y Mouro (Huclva y Alcntejo Blljo) : 188 y 189
Asa (/t.lova) : 182.
Ascoli (ltolio): 190.
Asia : 7-21 y 249.
Asilo de Bo
Anigi, hoy &ijo (Sevilla): 188 y 189.
Astorp (Le6n): 181 y 183.
Asturiaa, reglón: 60, tn, 181-183 y 191.
Astúrica, teRi6n antigua: 177.
Atalayuela (Losa del Obispo, Valencia): 63.
Atarfc (Granado): 88, 91 y 9S.
AtcDU (Grecia): 100, 101, 119, 142, 145 y 146.
Audc (Fnancia): 24, 170 y 171
Augum, vill r00!2Da: 212 y 216.
August6brip, hoy Muro d< A¡red.t (Soria): 178-180; - hoy Talavcra lA Vieja (Các:ercs): 178-180.
Aula¡o (Almcria): 92.
-
267 -
[page-n-307]
AuraJ, ho~ Joén: 188 y 189.
Ave, rfo (Minho, Portugal): 178-180.
Aveyron (Francia): 24-31 y 33-36.
A viiJa, ducbd y proviQci:a : 183.
A\'ÓIH"Íp, ciudad antigu:1 cuca dcl no Av< (Ponugal): 178-180
Anilil (Terucl): 170, 171, 174 y 175.
&cb~ pro•·incia: 178-183, 187-189. 19~ y 211
&cblon.> (Bar
&dippo, hO)' Barbate (Cádiz): 184 y 185.
&esucci, hoy Yilches (Jaén): 188 y 189.
BactiCl, región ontisua: 187.
Bacturfa.l. rcaión antigua: 187 y 190-192.
Bae>:O (lirannda) : 87.
Bajo Alentejo: Yúsc i\Jentejo Bajo.
&jos Pirincoa (Francia): 174, 175 y 180.
l!aleoridu, hoy islas &le:u:es: 20 l.
Baleores, i.toa: V&se Ibiza, Mallorca y Menara.
Barca d'Aiva (Seu-a Alta, Ponugal)· 178-180.
Barbaa:na (f!h-as, Ponupl): 29.
Barbote (Códi%): 184 y ISS,.
Ban:don:a, ciudad: 170, 171, 174, 175, 207 y 218: - pcovinei.1: 86, 170. 171. 174. 17S,
180, 207 y 218.
Bari (ltolia): 195.
Bnrniedo (Riruio, León): 183.
Barltlnc del Castcllct, euevo (C.~rtlcolo, Yoknci•l: 57; - del Cinc (.A.koy, AhClnt<):
39, 58 y 66.
Barruecopardo (SolamanCl): 182.
BnrscllA, Cueva del Monte de la (Torwnan;¿unat, AliClJllc): 57 y S9
Baailippo, hoy Araba! (Sevilla): 184 y 185.
Bastetania, reaióo •ntigua: 190 y 191
Bastida, La (Towu, Murcia): 83-87; - dt lu ~. l.a (Mogtntc, Yalmcia): 91!,
99, 116, 124, 138, 140, 170, 171 y 24S.
&umea Chaudu (Saint-Genrges de Uvtjac. Lozm. Franoa): 37.
Baza {Gran.ada): 88-90.
Bua, si
Btc
Beils (Callclló.n ): 2UI.
Bclm Alta (Portugal): 172 y 178-183;
Boja (Portugal): 181-183:- Litoral (Ponupl):
178-180.
Bo!l¡ida (Valtnei.1): 61.
BelvlJ de Monroy (Oiccrc:s): 181.
Bellús (Val
Ben:unoutel (Granada): 88 y 90.
Benallll (Cast.Uóo): 170 y 171.
ll
Benillobn (Alicante): 66.
Benisan6 (YIIImcia): 228.
Bétlc:;~, c:ordillcro: 89.
Bética, región antigua : 1n y 1$7.
Bctio, rlo: 174, 175, 180, 188 y 189.
Bilbao: 176-178 y 180.
Bilbllis, boy Calatayud (Zamgou): 170 y 171.
Blanco, rlo (v&se Turia): 195.
Blanqueo (Pinos Genil, Granada): 91.
Blanquiurea de Lcbo<,
Boniol (CIII Bouisstt (F
-208-
[page-n-308]
Bo>ouls (Aveyroo, F111ll0a): 28 )' 29.
Bt11¡¡r.t1SIIf8UCI (Gard, Fr:oncia): 31.
Bracona (Granado): 88 y 92.
81118" (Minbo, Ponusnl): 181 y 183.
Btosnn7.ll (Tra~-Momcs, Pont~gol): 181
Bras~oc (Taro, Francia): 29.
Brit
BroquiC. (Aveyron, llmnda): 36.
Brcna• (Oiceres): 17&-180, 182 y 187.
llrutium, región amigu:l de lullin: 19S.
Bu¡pma (Valc:ncio): 243 y 251.
Bunrerat, covac:has de (Liria, Valencia) 228-236 y 238; - monte (Liria, Valencoa):
227-233, 23S-237, 242, 243 y 252.
Bur¡o de Osnu (Soria): 170 y 171.
Bur¡oJ. ciucbd: 177-180 y 187;- pro\ln.;ia: 170, 171. 177-180, 182, 183, 187, 191 y 192.
Byblos (Gebdl, l...lbano): 10.
Cabona (Ca.u
Cabezo de Gri
C\c:ere•. provincia: 29, 38, 170-17Z, 178-183, 187, 191 y 198.
Oldiz, ciudad: 190 y 211; - provtoela: 184, 18S, 188-190 )' 2U.
Caelóbtill'J, hoy C.stclo-C.lobre (Barca d'Alva, Portugal): 178-180
Coe.aróbrl¡¡o, hoy Talovera de Lo ReiM (Toledo): 178-180.
Caetóbrigo, hoy Sctubal (Eorremndum, Ponugnl): 178-180.
C.inr (Granado): SS y 91.
Caloccltc ('l'eruel): 170 y 171.
C'..olagurrls tulla, b.oy Calohorrn \Logroño), 203.
Calahorra (l.oj¡roño): 170, 171, 203 y 211; - Lo: Wase Lacalaborra
Calatayud (Zaragoza): 170 y 171.
Calatorao (Zara¡ou): 170, 171, 178-180 y 187.
Caldas de Vicrlba (Minbo, Portugal): 181 y 183.
Calí¡¡ (Candl6o): 60.
Calmets..:t·k-Villla (Aveyron, Fraoo.): 29.
CalObri¡¡a, hoy Valdeorro (Orense) · 178-180.
Callosa dd Seaua (Alic3nte): 83.
Cambrid¡¡e (ln¡la.tcmo): 96.
Caml Real d'Abcmt. c:ovocba {AibG•dJ, Valeneo>): 57 y 59.
Campdlo (Alicanre): 170, 171, 174 y 175.
Camprieu (Gard, Francia): 35.
Candil, cueva d
Canl!es (Gmmda): 88 y 90.
Cantábria~, región: 176.
Cantero, Lo (Vi.l.Wulr, Tcruel): Wno;c VIUUI.Ilr.
C.ntigi, hoy B•p
Caplleira (Granoda): 89.
Caplla (8.1dajox): 178-180 y 187.
Capinhlo (Beint Baja, Ponugal): 18Z )' 183.
Careocia, nionte de 1• (Turls, Valencia). 195.
C.ri¡¡\l
CarricoJ.:1 (Valmcia): 57.
Carri6o de los Coodes (Paleocia): 178-180 y 187,
Cartli Cata de J...am (Villc:na, Alicante): 61.
Cai3ricbe (Sevilla): 184 y 185.
Cuillas de Caria (Cácttes): 182.
Casino• (ValcDCl:l): 228, 233, 234, 242, 243 y 252.
CasrandieUa (Asturias): 191.
-269-
[page-n-309]
Castc:lnau-V~Ience (Gard, Prnncia): 28. 30, 31 y 35.
Castelnooo (Ca.steUón): 60, 170 y 171.
Castelo-Calabre {Bares d'Aivn, Bcirn Alta, Ponugal): 178-180.
Caste!let (8orriol, CasteUóq): 247.
Ca.s{eU6n1 ciudad: 170 y 171;- provincio: 40, 60, 61, 63, 64, 170, 171, 174-176, 178-180,
186, 190-192, 195, 199, 228, 229 y 247.
Ca•tilla: 94 y 187.
Castillejos, Lo$ (Monte!río, GranAda): 92.
Castillo (Sagunto, Volencia): 208; - ladera del (Chivn, Valencin): 60.
Ca.suil (Gmnndn): 88, 90 y 94.
Casrulo, hoy Segura de la Sierra (Jaén): 168 y 170-ln.
Camluña: 60.
Ca u Alt, cucw: Véa$<: CavaiL
Cnussc Noir (Tam, Francia): 2li y 29.
Causst$ (Francia): 30.
Causs<:s de Sauvl:terre (Francia): 37.
CavaU, colindo de b coevo del (Liria, Valenc1a): 245, 247 y 248: - <'Uevn del {LJOa, Volencio): 227·252; - cueva del (Oiocau, Valencia): Z49.
Cazarils (Saint-Mnrtln-dc· Londres, litcauh, Francia): 32 y 33.
Oulona, hoy Segura de In Sierro (Jaén): 168 y 170-172.
Ca1-orla (Jaén): 211.
Ceclavin (Cáceres): 182.
Celtiberia, región antiguo: 177, 187, 190, 191 y 235.
Cementerio {l.ida, Valencia): 227; - caro del {Orce, Granada): 90.
Cercat, El (Gayones, Alicante): Véase Scrcst.
Cerezo de Riotir6n (Burgos): 191.
Curico de 1.1 Escoba (Villet!Jl, AliCIUite): 66.
Cerro de los Santos: Véase Santos, cerro de los.
Cifuente• (Guadalajara): 191.
Cigamtlejo. El (Mula, Murcia): 97-164, 1671 170 y 171.
Cinc, rlo y barmnco (Aicoy, Alionte): 39, 41, 58 y 66.
Circo de Magencio (Roma): 221; -Máximo (Roma): 214; - de Sagunu> (Sagunto,
Valencia); 207-226.
Cirenaica (A!rio del N'one): 146.
Cistleroa (Le6n): 181.
Cltetior, provinci3; 1n.
Ciudad R<:.'ll, provincia de: 95.
Ciudad Ródrigo (Salamanca): 178-180, 183 y 187.
Ounia, hoy Coruña del Conde (Bur¡os): 191.
Cnossos (Creta): 195.
Cogollos de Guadix (Gmnada): 89.
Cogul (Lérida): 170, 171, 174 y 175.
Coirnbra (Beira Litoral, Portugal): 17H- 180.
Colippo, ~oy Leiria (Portugal): 184 y 185.
Colmenar (M:llaga): 88 y 91.
Colornbicr, La (Euut-les-Baw, Gard, Ft1111cin): 32, 33 y 35.
Colonia (Airmania): 96.
Collado de b Cueva del Cnv.U {Liria, Valencia): 245, 247 y 248.
Collorgues (Gard, Francia): 25, 26 y 30.
Combret (Avcyron, Pmncin): 34.
CondeiXJJ-o.VclhiJ (llcira Litoral, Portugal): 178-182.
Conlmbriga, hoy Condeíxa-a-Vclha (Beiro Litoral, Portugal): 178-180.
Conob~ hoy Lebrija (Sevilla): 184 y 185.
1
Conquit, 1!J (Gomf<:, Gill0.3da): 90.
Contrasta (Aiava): 191; - hoy Valen(:ll·do-Minho (Ponugn1): 198.
Corbeta de Alcim (Valtncill): 251.
Corbieres, monres (Francin): 168.
Córcega : 37.
Córdoba, ciudad: 88, 184 y 185; -provincia: 88, 92, 95, 168, 17Q, 171, 114, 175, 180,
184, 185 y 187-189.
Corduba, hoy Córdoba: 184 y 185.
Cocia (CAceres): 181 y 182; - del Rlo (Sevilla): 184 y 185.
Cortes de la Front
-270-
[page-n-310]
Com¡o de ll
Coruru, ciudad: 17&-180;- provu>
Cova Negn U6tiva, Valencia): 251.
Covadongo (C.nga• de Onl5, A~turi..): 181
Cowha (Aibaidlt, Vai
CoveUI de I'Or (Goyane5, Alicmte): 66.
Coyn)or (Gronoda): 89.
Coconm, hoy Valencilt de Don juan (Uón): 19~.
Cto!e, cueva de 1> (Foi...e, Francia) 30.
Cr~mencs
(Uón): 182 y 19l.
Cma. 195.
Crttoa (Tc:rucl): 170 y J7l.
Crouxlque' (B~, Tam, Fronoa): 29.
Cruz, euro de b (Concs de Navarra): 247, - - - - Oúcbr, Gr.anada : 91.
Cu.:nca. provill<'ie: 170, 171, 17&-180 y 191.
Cueva a de Vcru (Alrnerla): 8l-86 y 96.
Culantnllo, tttro dd (Gotafe, Gtánada): 69-96.
euu... (Valencia): 60, 6S )' 67.
Oull'chts (Granada): 89.
Ch..scy (Francia): 36 y 37.
Chavea (Tra~-
Chtpre: 9 y 146.
Chiva (Voltncia): 60.
Dalias (Al mula): 91.
D:~maseo (Siria): 8.
D<•he"' de la Fantasía (Cortes de lo l~rooceru, Mdloga): 184 '1 185.
001fomes (Gmnoda): 88, 92 y 94.
Oenla (Aik:ante): 98.
Oeóbriga, hoy Minnda de Ebro (Burgos): 178-180.
Oeobrl¡ub, cueo de Burgos: 17&-180.
Oesaóbrip, hoy Osomo (Palencia): 178-180.
Oibr (Gromda): 89.
OinallWCII : 36.
Dolar (Granada): 89.
Oomc-z (Z:Imon): 181.
Dones, euevo (MtUares, Valenca)
252.
Doo Aguas (Valenci>): 252.
Dauro Litorul (Ponugal). 17&-182.
Dudltr (Granada): S8 y 91
Duero, rlo: 169, 186, 191 y 192.
Durcal (Granada): 89.
E!bro, rio: 62, 168, 201 y 247.
F.eíja (ScviUa): 188 y 189.
E!dinburg (Gran Brew>a}: 70.
E!¡¡tn el< los Caballeros (Zantgo"'): 170, 171, 190 y 191.
E¡¡ipco; 8, 19 y 96.
'Ein Moloho : Ve.r 'Am Mallaba.
El Ji.'m Uordania}: 19 y Zl
1!1 Khiom ' V~~ El Jiam.
Elche (Alic:lme): 170, 171, 174, 17S, 180, 188 y 189.
E!lD<' (Pinneos OricnLOles, Francia): 170, 171, 174 y 180.
E!lvas (Aicnc
Entcruac (Nissan, Betault, Fmnc:ia} 138, 140, 168. 170, 171, 174 y
E!pila (Zara¡oza): !SS y 190-192.
!!re1a del Pedrepl (Na~): 60.
E!rialea, Los (Laborcillas, Gr.anada): 87, 93 y 96
E!Jc:ala, La (Gerona): 98, 170, 171, 174 y 175.
EIOOba, ccrrico de la (Villma, Alieance): 66.
l!$madro, <:astro (Mateda, Or
-271
17~.
[page-n-311]
Espo~ Medhemínea. 140, 167, 168, 172, 173, 176. 186, 192. 195, 196 ) 201; -
M
y 187; - Septcmrionol: 167, 112, 176, 177, 186 y 187; - Sud-orkntal· 168.
E.pcluy (Jao!n): 188 y 189.
Espinbo (Douro Uroral, Portugal): 178-180.
&pino de los Doctores (Snlamnnca): 182.
& tación de Ferrocarril (Liria, Volonciu): 231
S.tclla (Novnrru): 183.
Estepn (Sevllb}: 184 y 185.
Enrcmadura (Porrugal): 38, 178-181 y 187
Estn:lllm (Almtejo Alto, Ponu¡ol)• 178-180
Europa Cmtral : 87.
Euzct-les-Bains (Gllrd, Franela}· 32, 33 y 35
"Eynan ('Ain MallilhJI, lsr.td) · U.
Fmles, óo (Gr:llll\da}: 9S.
Faro (Aig;uve, Porrupl): 184 y 18S
Fclguciru (Douro Utonl, Portu¡:al): 182
Ferriéns-ks-Vt=riet (H~rault, Fntvcia): 31 y 33.
FetTOI, El (Coruñs): 178-180.
Filomena: Vi:ue Villa Filomena .
rañam (Almerfa}: 92.
Fiviuano (lllllia}: 37.
Plavi6briga, ciudad antigua corea de Bilbao· 178-180,
Foisgc (Fr:mcia): 30.
Foot de I'Almaguer (Aifarp, Valenclia): 20S.
Porubulsse (Francia): 33, 3S y 36.
Foradá, cueva (Lirin, Valcncin}: 243.
Fom~ (Gtanadn): 88 y 91.
Fraga (Kuescst): 170, ITI, 174 y 17S
Francia: 23-38, 138, 140. 168, 170, 171, 174, 175, ISO, 199, 21S, 221, 222 y 247; meridional : 23-38.
Fregenite (Granada): 89.
Freila (Granada): 88 1 90.
FrejetUI de la Siern (Badajoz): 178-180 y 187.
Fuente Alamo (Cucvu de Vera, Almtria) 84, 86 y 96.
Fumtc T6jar (Córdoba}: 95.
Fucotcrroblcs (Valencia): 24S.
Gador (Almerla): 167; - siem de (Aimeri3): 170 y 171.
Galera (Granada}: 88. 90, 188 y 189.
Galicia: tn y 187.
Galilea, mar: 8.
Gandía (Valencia} : ZS l.
Gard (Francia}: 23-26, 28-33, 3S y 36.
Gamy (Soria): 170 y 171.
G
Gayanes (Alicante): 66.
Gayem: (Gard, Fronda): 31.
Ga:ta (Egipto): 8.
Gcbell (Ubano): 10.
Generalidad, Palacio de la (V1Icneb}: 203.
Gúgal (Almerla): 92.
Gennaodls (Rafdbuñol, Valencia): lOS.
Gerona, provincia· 98, 170, 171, 174, 17S, 222 y 247.
Gczcr (Unid): 8.
G•braleóa (Hucln}: 188 y 189.
Gibrallllr: 184 y 18S; - emec:ho: 168.
Gor (Gtanada): 88, 90 y 93; - cerro de (Gor, Gr:mada): 90.
Goal• (Gtanada): 69-96.
Grajas, curo de las (Beas de Guodix, Granada): 93.
Grao BrctllÓa : 70 y 96.
G.ranada, ciudad: 70, 78, 81, 88, 90-9S, 170, 111, 174, 17S, 180, 188 y 189; -provincia:
69-96, 170, 171, 174, 175 y 180.
-272-
[page-n-312]
Granjucla, La (Córdoba): 170 y 171
Grecia: 97, 99-101, 115, 119, 126. 129, 131, 137-140, 142, 14-1-146 y 195
Grupo E!éolar (Sagunto): 22S
Gu~dabjara, provii'IC:i" 170-172, 177, 181 182, 188, 190, 191 y 192.
Guadalnvinr, río (Véase Tuda): 19S.
Oundolfco, rlo (Grona
Gundix (Grartadn): 88 y 93; - do (Grnnllda): 92 )' 9S
Guojor Fondón (Granada): 89
Oullldros (Gronado): 89.
Ouardn (Por GUejar, •ierra (Gronoda}: 89
Guimanes (Minho, Por
Gumicl (Burgos): 182.
Gymnctias, hoy islas &lcucs : 201
Haut• Plateaux (Ftllllda): 23.
Hebrón (hracl): 8.
Hemeroscopión, hoy Denia (Aiíca.rne) 98.
Hérault (Ftllllda): 24, 26, 28, 31-3'1, 37, 138, 140, 168, 170, 111. 174 r 175.
Herradura, La (Gnmoda): 88 y 91.
llen-en del Duque (Badajo%): 183.
Hinojosa del Duero (Sallnunca): 182 y 183
Hoyos del Cooquln (Gnrofe, Gronodl): 90.
l!uclva, provincia: 38, 174. 175, 180, 184, 18S, 188 y 189.
Huéoejo (Grannda): 88 y 92.
Huertos, <:alle de los (Sa¡um(l, Volencln): 207, 209 y 1.16.
llueSCI, c.iudad: 170 y 171;- pmvlntio: 170, 171,174 y 115.
lluetor..Sanúllán (Gr>nada): 89.
Huesear (G,..nada): 88, 90, 188 y 189
Huich, laao (hrael): 98.
Ibérica, cordillera: 62.
Ibiza (Baleares): 169-171.
ldanh...·Vclha (Beira Baja, Ponupl) 181 y 183.
luAbri¡;a, oudld antigua tUa de AJcnquu O'ortugal) 178-180.
Ure (Mnarróo, Murcia): 83 y 84.
l¡¡lesuela dd Cid (Terocl): 170, 171. 174 y 17S.
llerda, hoy Urida: 173-175 1 180.
UiburiJ, hoy Elne (Francia): 174-180; - boy Gnooda: 174-180.
Uici, hoy Elme (Alicante): 174, 175, 180, 188 y IS9.
llipa, hoy AJcali del Río (Sevilb) 174, 175 y ISO.
Uipula, hoy Niebla (Huelva): 174, 17S y 180; - Minor, ciudad onugu:¡ cerca de Osuna
(Se•'illa): 174, 175 y ISO; - Mon$, hoy Sierro Newd.-1: 174, 175 y 180.
rtilurgis, ciudad antigua ecrca de Andrljar Uaén): 174, 175, 180, 188 y 189.
lllturgloola, ciudad antigua cuca de Prie{!o (Córdoba): 174, 175, ISO, 188 y 189
llorc:i, ciudnd antigull c:n el alto Beti': 174, 175, ISO, 188 y 189; - hoy Lo""' o Lorqul
( Murcia) : 174, 175, 180, 188 y 189.
llorcis, ciudad antigua cen:a de Tuddo (Navarro) : 174, 175, 180, ISS y 189.
Iltino, hoy Lúida: 173.
llturo, hoy Matar6 (ll.m:ciOOII) : 173 y 180.
llur¡o, hoy Sontisteban del Pueno (Jo~n): 174, 175 y ISO.
llun:o, hoy Pinos Puente (GI1Ulldl): 174, 175 y 180.
Jluro, hoy Aloa (Málaga): 174, 175 y 180;
hoy Mataró (Bm:clan2): 173- 175; - hoy
Oloron (Frai'IC:ia): 174, 175 y 180.
llbna (Guadalajara): 181.
1n¡¡laterra : 96.
lponuba, hoy Bacna {Córdobe): 184 1 185.
lptua:i, ciudad IDÚgU3 CI<10 de Jcru de la Front<.D (Cádlz): 188 y 189.
lrak: 9.
larad : 9, 10 y 15.
Imql, hoy Los Villares (Andüju, Jaén): 188 y 189.
Italia: 37, 100, 126, 190, 195, 201, 204, 214, 221, 247 y 249; - meridiOJUl: 37, 100, 126
y 201; - sepu:mrioml: 37, 126 y 204.
JI
-
273
[page-n-313]
hucd, hoy Tej~d.l (Sc\'IU.I): 188 y 189.
lulióbriga, hoy Re.nos:o (Sontonder): 173-180.
lznall01. (GDll!lda): 88 y 92.
Joco (Huesco): 170 y 171
JoEn, ciudod: 88, 188 y 189;
prm•ineio: 84. 88, 92-95, 167, 168, 170-172, 174, 175,
180, 188, 189 y 211.
jalón, do: 169, 171 y 187.
]ilmictjo (C:\cere~): 183.
j4tiva (Valencia): 170, 171 , 174 , 175, 201 y 251.
jaumc:, covacha (Liria, Valencia) 236- :!38 y 252.
Javier (Na,-am~): 181.
Joycna (Gnmada): 88 y 91
jerts dd Marque!i3do (Gmnada): 88, 89 y 92.
jerez de loo Cab.Ueros t8:Jdai01l: 182;
de la Frontera (adizl: 188 l' 189.
Jtóc:ó (Jordania): 7-21
Jerusalan (Jordania) · H
Jiam: Vé:J.sc El Jiam.
Jordiio, rfo (Jorcbni.l-lsracl•: 10.
Jordania: 7-21.
JUc:ar, río: 196 y 201.
Kerdl (U. R. S. S.): 146.
Kbiam: VEase El Jiam.
Khirbct Sbeikh'Aii (lsmel) 10.
Khirokirla (Otipre): 9.
Loborcillas (Gr:lnada): 87, gg, 93 y 96.
Lltcalabor:rJJ. (Grnnado): 89
Locirnurgi, ciudad antiguo cerco de Navalv!Uar del l'cla (Badajo~)t 188 y 1~9.
Lacippo, hoy Alccbipc (Cádi7.): 184 y !SS.
Loc:óbiiga, hoy Carrión d• lo~ Condes (l'alencia): 178-180 y 187.
Lacoue (Briquies, Avcyron, Francia): 36.
Ladero del Castillo, covocba d< la (Oliva, Valencia)· 60.
Lago$ (Aigarve, Ponugal): 178-180.
Lamas de Moledo (Beim Alta, Ponu¡¡al): 172 y 183.
Lamego (Beira Alta, Ponugal) 181-183.
Landas (Ftanei3): 170 y 171.
Langa de Duero (Socia): 110 y 171.
Langóbriga, ciudad antigua Cptnbo (Ponupl): 178-180.
Languedoc (Francia): 23-38.
Lanjarón (Gnmada): 89.
Lanteira (Granada): 89.
Lapeza (Gran:lda): 89.
Lauris (Francia): 37.
Lebrlja (Sevilla): 184 y 18S.
Lecera (Zaragoza): 170 y 171.
Leerlo, COSta y valle (Grnnoda): 89 y 91.
Lechuzas, cueva de IM (Villcno, Alic:nnte) : 59.
Lciria (Estrernndulll, Punugal): 181, 184 y 185.
Lentcgl (Gnnada): 88 y 91.
León, ciudod: 181; - provincia: 177, 181-183, 191 y 198.
Lerida, ciudod: 170, 171, 174, 17S y 180;- provincia: 170, 171, 173-175, 180 y 199.
Ubano: 10.
Ucbano (Santander): 181 y 183.
Linares (Jaén): 93 y 94.
Undc, loma de 11 (Gonúe, Granad>): VbK Culanmtlo, cerro del.
Uña (Valencia): 98, 170. 171, 174, 17S. 183 y 227-152.
Usboll: 184 y 185.
Losroño, provincia: 170. 171, 182, 183, 191, 203 y 21l.
Loja (Gramda): 88 y 92.
Loro (Mwcia): 174, 17S, 180, 188 y 189.
Lorqul (Murcia): 174, 175, 180, 188 y 189.
Losa dd Obispo (Valcncio): 63 y 228.
Lot (Francia): 36.
Lot-
-274-
[page-n-314]
Lou~ (Fnncia): 24 y 37
Luconio. región antigu3 de ltaiUJ 19).
Lu¡:¡rico Viejo (Anta!, Almerla): 83.
Luáo, ciudad: 182; - provincia: 182
Lújor, $lerra (Granada): 89.
Lurlezo (Liébana. Santander): 181 y 183
Lusitania: 168, 1711 187 y 190.
Lutap (Guadalajarll): 170-172.
Lyon (R6dano, Francia): 221 y 222.
Uacuna, La (Bara:lona): 86.
Llanos de D:ilills (Dalia~. Almerla): 91 .
Uometeo, curo de 1~ (Aicoy, AliOinte) 41, - cuevas de l
Mac:cóbrip, hoy Lagos (Ponugo!): 178-180.
Mac:cda (O=se): 181.
Madrid. c:iu
Maenobo. boy V~ez Mibg> LMilag>) : 184 y 185.
i\bim (Aicmani2): 81
Mal Paso: V&se Torre del M•l Pa!o.
M41ap, c:iu
Mancho, re¡ión de la: 172.
Moquit Uaén): 188 y 189.
Maravillas, cueva de Jos (Dos Aguo•, Valene~o): 252 .
Ma.rcheoa (Sevilla): 184 y 185.
Mariol•, $itrru (Alicante-Valencia): 41, 170 y 111.
Marne (Frnncia): 24 y 25.
Maro, cueva de (Ncrja, Mál•gn) • 93.
Marque&ado del Zcnctc (GrnMdo): 89 y 92
Martas Uaén): 188 y 189.
Mllrtrin (Avcyron, Fnncia): 35.
Mu d'A%aiJ (Montlaur, Aveyron, Francia) : 2S; - Capelier (CahneLS-Ct-le-Viall, Avcyron,
Francia): 29: - M•nin (C.
Mo.st! Ccnual (Francia): 30 y 3S.
Mataró (Ban:dona): 170, 171, 173-175 y 1!!0
MatU1! (Iralia): 37.
Maurels (Francia): 36.
Maurrón (M~); 83-85.
MedJtemlneo: 8, 100 y 19S: - O.X.dcnrol: 24, 31, 40, 56. 88. 97, 98, 100. 101, 168,
176, 186 y 228.
Mcgiddo (Imoel): 8.
Mcnglbar Uatn): 188 r 189.
Meno=: 96.
Ml!ridn (B;Idajoz): 181, 182 ~ 211.
Mcróbdgo, hoy Santiago de Ol~em (Ponu¡¡al): 178-180 y 187
Mcsn, La (Fomcs, Granoda): 91.
Meseta CasttllllDll: 62, 94, 169, 173 y 186.
Mesilla, La Uoyena, Granado): 91
Mlccna• (Grec:ú): 195.
Mijareo, río: 186.
Millares (Valencia): 252.
Minho (Portupl): 173-181, 183 y 198.
Miranda de Ebro (Bur¡os): 173-180; - -do-Douro (Tru-os-Montes, Ponupl): 182.
MirObrip, hoy Capilla (Bad>joz); 178-180 y 187; -hoy C1ud1d Rodri¡o (S.>Iamancal:
178-180 y 187.
Moseme (Valencia): 98, 99, 116, 124, 138, 1-40, 170, 171 y 245.
Mola Allll de Serclles (Aicoy, Alicante): 58 y 63
Molino, cerro (Loja, Granada); 92.
MoDllchil (Granada): 87-89 y 91
Monresl de Atiza (Zangom): 170, 171 y 178-180
Montagnc Noir (Mauif Central, FmnciJ): 29
Montll¡nol (Aveyron, Fnncio): 34
275
[page-n-315]
Moatan)'d'l de Cabreno (Vcctlt, Tam:ntc, Valencia): 63, 65, 195 y 205.
Manee de la Barsclla: V61sc BorseUa.
Montefrio (Granada): 88, 89, 92, 94 y 95.
Montcíl= (Gmnnda)' 88, 89, 92, 94 y 95.
Montcmor-a-Novo (Alcntcjo, Portugal): 182.
Mont
Mont.laur (Aveyron, Francia): 25.
Montlaurcs (Narbana, Audc, Proru:la): 170 y 171.
Montóbriga, ciudad antiguo cntrt Ponnlcgre y Ewcmnz (Ponugal). 178-180
Mompellicr (Há:ault, Francia): 31.
Mont.S de Uc:aunc (Musir ~ntral, Fnncial· 30.
Moral, El (Zarnoro): 181.
Moralcí• (0a:r
Mouta (Alcntcío &jo. Portupl): 188 y 189.
Mueno, Mar: 8.
Mula (Milicia): 97-164, 167, 170 l' 171
Mun&rq¡a (Zaragoza). 178·180.
Munóbriga, hoy MunEbr.ga (Zara&aza): 1711-180.
Muntm2jor (Baroclona): 170 y 171
Munt (Tam, Y:rancia): 27 y 33·3S.
Murcia, provincia: 60, 83·90, !l7·16S, 167, 170, 171 , 174, 17S, 180, 188, 189 y lO!
Muro de Agreda (Soria): 178· 180.
Norbom (Ande, Fmncio): 170 y 171.
Novalvillar de Pelo (lladnjoz): 188 y 189.
Nav:u:m, provincin: 174, 17S, 180, 181, 183, 188, 189 y Z47.
Navaués (Valencia): 60.
Ncsm, Ci>va Oótiva, Valencia): 251
Nerja (Mlllaga): 93.
Ncrtóbtiga, boy Ricla-C.Iatomo ílaragoza): 170, 171, 1711-180 y 187; - ciudad antigua
en la Lusitania, hoy Frejcnnl de lo Sierra (lladajoz): 178-180 y 187.
Ncvacta, sictta: Véase Sicm Nevada.
NicbiB (liuclva): 174, 175 y 180.
Ni¡ililis (Granada): 89.
Nisl (Pomdcgre, Ponupl): 181.
Nwau (Hémult, Francia): 138. 140. 168, 170, 171, 174 y 175.
Nogales (Badajoz): 182.
Numanci.a (G:trtay, Soria): 170 y 171.
Obulco, boy Porcuna Oaén; 167 y 168.
Ocl.tU. (AIBva): 191.
Occidente Europeo: 100-102, 119, 125 y 126.
06cio, El (Cucvl\$ d< Ve m, Almttl•) • 83 y 85.
Ogarrio (Santand
Oliete (T
Oli•ippo, hoy U.bao: 184 y 18S.
OUva (Valencia): 245 y 247.
Oloc:au (Valencia): 228 y 249.
Olontigi, hoy Gibrolcón (Huclva): 188 y 189.
Olotón (Bajos Pirineos, Francia): 174, 17S y 180.
Onuba, hoy Córdoba: 184 y 185; - hoy Huclv:~: 184 y 185.
Oporto (Dow:o Utoro.l, Ponugal): 181.
Or, Coveta de 1' (Gayane•, Alicant<): 66.
O= {Granada): 88 y 90.
Orm Vallcy (Wacli Fallob, hrocl): JO.
On:me, provincia: 178-181,
Orgiva (Granada): 89.
0rg6a (Fnncia): 37.
Orimtc medio: 9; - mcdatcmlnco 8, 9 y 31; -l)róximo: 8-10, 14 y 37.
Oribucla (Alicante): 83, 84 y 86.
Orippo, ciudad antigua cerca de Coria del Rlo (Sevilla): 184 y 18S.
-276-
[page-n-316]
Os.ma (Burgos): 170 y 171
Osomo (Palencia)• 178-180.
Ossigi, hoy MaquilO ()n~n): 188 y 189.
Ouon<>ba. hoy Faro (Portugal): 184 y ISS.
Ostippo, hoy Estep9 (SeviUo): 18-1 y 185.
Osuna (Scv.U.): 174, 175 y 180.
Ovi«
Padul (Granada): 89.
Pago dcl Sapo (Almuñécar, Granllda): 91.
Palancia, rio: 186, 192, 207-109 y 212.
Palencia, provlncio: 178-181, 186, 187 y 191.
PaJestlnn : 7-21
PaUJuuin, hoy Palcnrio: 136 y 187.
Pampan~ira (Grnnnda): 89
Pancorbo (Bur¡os): 183.
Paredc. de Nava (PRitnc:illl 181.
París, cuenca de: 24.
Pa.rpalló, cueva drl ((landia, Valc:ncia • 251
Past0<3, cucn de la lAlcoy, Aliame): 57.
Patana del Campo \S<>·.U.): 188 y 189.
P«him (Almaia): 92.
Pedralva (Valencia): 233, 234, 242, 243 y 2S2
Pcdroso, El (Garrovulat, Cketes): 182.
Peña de la Dutnn (Tercu, CasteU6n): 63 y 64
Pdlo de In Re1uro (Va U de Alcnl6, Alicante): SS.
Pti\nlba del Camo (Bur¡¡o5): 170, 171, 182, 183 y JPl
l'erlo, .1..11 (Madrid): 9S.
Perotitos (Son Pule du Cros {SaiU.c, Lot. Fmnci'l): 36.
Petra ()ordania): 10.
Pao, La: V61se l..apna.
Picote (.Miraod.t-dc-Douro, Pon.ugal): 182.
Pinos GW (Gttn~da): 88 y 91; - Puente (Grarwcla): 174, 17S y 180.
Piñ2r (Gtlln:ld1): 88 y 92.
Pirineos: 168, 176 y 247; - franceses: 24 y 30; - Or.co~lco, depmamcoto (Francia) :
170, 171 y 174-180.
PityUSsas, hoy &l
Pollcoúa, hoy Alcudia (Mallorca): 204.
Pomb<:iro (Fclgueims, Ponu¡:ol): 182.
Porcuna (Jaco): 167, 168, 170, 171, 174 y l7S.
Portaleg
Portugal: 29, 38, 96, 167, 168, 170-172, 178-ISS, 1~7-189 y 198.
Pousthomy (Avcyroo, FtiSICia): 29.
Priego {Có
Puente Genil (Córdoba)· 168. 170, In y 187
Puerto Lumbreru (Murcia): SS.
PuenoUaoo {Ciudad Real): 95.
Pum al de Cnmbn (Vilwr del Ar7.obispo, Vnlcl'IC•a): 63 y 86.
Puotalet, El (Lírin, Valcncin): 245.
Qu~nr:ar {Graoodo): 89.
Quc.rcy {Ftllllcia): 24
Quesada (Jaén): 84.
Rafelbuñol (Volcncio). 20S.
Ra!Jinie (Martrin. Aveyron, Ftanc:ia): 3S.
Rambl.1 dcl Agua (Gorafc, Granada): 70 y 71.
Ratetco, cue,,. de les (Corbcra de Alc:ira, Valencia): 251.
Rcgaloda, CUC\'ll (Alcira, Valencia): 2SJ.
Reinosa (Sao~nd
-
2?7
[page-n-317]
Rcquena (Valen<:Ja): 14S.
Resende (0oU11) Lítoml Porcupl)
Rcycro (l.<ón): 182.
181
Rhin, rlo: 247.
Riaño (L
Ribaccjo (Portugal): 188 y 189.
Ribera, covachn (Cullcro, Vulcncla): 60.
Ricia (Zaragoza): 178-180 y 187.
Ricobayo (Z:unom): 181-183.
Rlo Seco (Gnmada): 91
Riviue (Aveyron, Francia): 3S.
Roaúon (Valencia): 60.
Rocafone Uavicr, Navarn): 181.
Ródano, dC}lOUUJ11ClltO (Franci>): 221 y 222; - rio Franct;~); 2S, 3i y 247.
Roda (Mqron, Franci2): 2S, 36 y 37.
Roma: 214, 221 y 249.
Ronda (Málap): 183-184; -la Voeja (Mjlaga): 183-184.
Rouei.nmne (Caslelnau-Valenec:, Gud, Franci2): 28, 30, 31 ~ 3S.
Rouergue, rqión aruigua (Fmnao): 23-38.
Rnutc, cueva de la (Saint-Martin-
Rubite (Gran3d3): 89.
Sa'ar ha Golan (Valle aho del Jordán): 10.
Sabina, La (Gorafe, Granada): 96.
Sacoias (Braganz;>, Trn~-os·Montu, Portugal): 181.
Sa.clices (Cuenca): 170, 171, 178-180 y 191.
Sacpo, hoy Dehesa de lll Fantu.ta (Concs de la Front
Sagm, sierra de la Uaéo): 170 y 171.
Saguntia, ciudad antigua en la provincia de Códiz: 190.
Saguoto (Valencia): 170, 171, 174, 17S, 186, 190, 192, 196, 201-203, 207·226 y 228
Saillsc (Lot, Francia): 36.
Saint B). 3S,- -Georgcs..teu,~ (LoUre, Francia): 37; Leooce (Combrec, Aveyron): 34; - -Manande-Londres (H&.ult, Francta): 32, 33 y 37; - -Sevcr (Landes, Francia): 170 y
171; - -Th~t (G:ard, Fnmci:a) 29 y 31, - -Viaor-ci<"-Oules (C..tdnau-Valencc, Gard, Francia): 31.
Salada, boy Alclcu-do-Sal (Akntqo BaJo, PonuaaJ): 170 y 171
Salamaaca, ciudad: 182 y 183; - provincia: 178-183, 187 y 191.
Salas de los Infances (Bur¡os): 182. 183 y 191.
Saldcana (Salamanca): 181.
Salduba, hoy Zamgom: 184 y 185; - ciudad anúgua al none de Gibmhnr: 184 y 185.
Salentina, penlnsula (Italia): 19S.
Salioelles (Gard, Po.nugal): 26.
Salobrnl, El (Alba~tc): 170 y 171.
Saltigi, hoy Olinchilla del Monte (Aibnc:c:te): 188 y 189.
Salvati. m1 (Ala va): 183 y 191.
c
San Antón (Orihucln, Alic:mle): 83, 84 y 86; -Cristóbal, m<>nte (Aicoy, Aliconte): 41;
ll.ligucl, cerro (Liria, Valencia): 98. 227, 230, 232, 236 y 245; Miguel de
Sorba (Munrma)or, 81ll'cclOn:&): 170 y 171; - Millán de la Cogolla (J..oaroño): 191;
- Vioente, laguna (Liria, Valencia): 248.
Santa Colorna de Gnrrunet (Barcelona): 170 y 171; - Cnn de 1• Sierra (C6c:creJ): 183,
- Pcrpetu2 de 1.1 Mo¡uda (Barc:clona) : 170 y 171.
Santander, ciudad: 96 y 181; -provincia: 96, 178-181 y 183.
Sa.nwcm (Ribatcjo, Portugal): 188 y 189.
Santiago do ~ (Estremadura, Ponugal): 178-1&0 y 187; - de Com~cela (Coruña):
183; -· de la Espgda Uam): 170 y 171.
Saotisteban del Puerto U•m): 170.172, 174, 17S y l&O.
Santos, cerro de los (Veda, Mutd2): 170 y 171.
S5o Miguel de Odrinhu (E.uremadura, Portugal): 181.
Sao:unón (Burgos): 170, 171, 190 y 191.
Saw:neoourte (Aveyron, Francia): 34.
Segia, hoy Egca do los Caballeros (Zaragoza): 190 y 191.
-
2'18-
[page-n-318]
Scg•da. audad anuguá m b Bacturi2: 190 y 191 ; - audad anugua de la C.lubori..:
190 y 191; - Augurino, ciud.1d antigua de la Turdctania 190 y 191.
Sc&•SI, ciudad de la &.tetania: 190 y 191.
Segi$0!111, ciudad anrigul cuca de Sasamon (Burgos): 191.
Se¡:itamo, ciudad antigua cen:a de Sasamón (Bu~s): 190 y 191.
Segíaamunc:ulum, hoy C.rno de RJotiron {Burgos): 191.
Scgóbrl¡¡o, hoy C3b hoy Scgorbe
(Cosrdlón): 176, 178-180, 186, 190 y 19L
Scgonrla, ciudad onrlgua c
188 y 190-192.
Segorw (Ca-.tdlóo): 176, 178-180, 186 y 190-192:
rfo: 186.
ScgovU!, ciudad: 183, 190 y 191; - ciudad aorí¡ua de Andalucia: 190 y 191: - pro·
vlllcia: 1n, 183, 190 >' 191.
SegunUI, ciudad anugua en la provincia de CÁ Seguro, rlo: 6Z y 168:- de In Sierra Qaén): 168 y 170-172.
Scine (FnlllfÍll): 24.
Sepultura&, loma de In• (Cortijo de lkcerrn, Gundix, Gr:muda}: 93.
Scrau, El (Gayones, Allconre): 66.
S..rrano<, caUc de lO$ (Valencia): 203.
Serreta, La (Aiooy, V
Scvoyrac, dolmm dc (llo%oub, A,•cyron, Fl'llrlcia): 28 y 29.
Sevillo. provincia: 88, 167, 168, 170, 171, 174, 175 180, 1114. 185 l' 187-189
Sha'ar ba Golnn: Véase Sa'ar b• Golan.
Sicann, ciudad antigua junto ni jucar (Valencia). 194 y 19S.
Sidomunt (Léridn): 170 y 171.
Sicrm de Balll (Gmnada-Almcrln}: 89; - Ne\'Oda (Andolucia): 174, 175 y 180.
Sigüenza (Guadalajara): 182, 188 y 190-192.
Síruú, pcnlnauln (Egipto): 19.
Sínan:a• (Valencia). 170 y 171.
Siria: 8.
Sor!» (Mununa¡or, Barcelona)• 170 y 171.
Sori2, provincia: 110, 111, 1n-1so y JS;.
Sorvi!An (Cranoda): 89.
So>es (Urida): 170 y 171.
Sosonligi, ciudad antiguo coreo de AIC'IIudcte (Jaén) 188 y 189.
Swugart (Alemania): SI.
Suero, hoy Júcar: 201.
Sudeste cspoñol: S7, 62, 87. 93 y 169.
Suiza: 247
Tabuccl, CIUdad mtíguá cerca de Sanrarcm ~Ponupl): 188 y 189.
Tal.lbriga. ciudad antigua al norte do Coimbra (Porrupl): 178-180.
Talt•-an (CI!cucs): 182.
Talavcro de la Reino (Toledo): 178-181, 183 y 191; -la Vieja (Cáccru): 178-180.
Tam (Fr:anc!JI): 24, 26-29 y 33-35.
Ta.rraoo, hOy Ta.rrngona: 201.
Tw:ragonn, ciudnd: 170, 171 , 191 , 201 y 21 1; -provincia: 170, 171, 191, 195, 201 y 211.
Tejado (Sevilla): 188 y 189.
Tejcdo, sierra (Grnnada·M~Iap.) : 9 J.
TcU-ei-Amama (Egipto): 96; - -n-Sultán Uerw:ó): 7
T
Thuria.s, ciudad antigua m la pcnimula Salentina (Italia): 195.
Tietga (Zara¡o>:a): 170 y 171.
Tiri¡¡ (CasrtUón): 195.
Tiv1sa (Torrngonn): 170 y 17 J.
Tolcdo, ciudad: 211 y ZIS;- provincia: l78-IK3, 188, 189, 191, 211 y 215.
Tongóbríga, dudad antigua en b Lusilnnla, qui.zo1 Btw.as (Cáceres): 178-180 y 187;
de los Bnlcm:>s, ciudad antiguo en Galicia: 187: - de los Tunnoae11., ciudad antigua
en la J'I'
Torrc dcl Mal Paso (Castclnovo, CosttUóo): 60.
- 279
[page-n-319]
Ton·ellas (Zamgom): 170 y 171.
Tom:m:mzanu (Alicanto): 57 y 59
Torrmte (Vulcncia): 63, 65, 195 y 205
Torres Vcdras (l!sm:muduno, Portupl): 181
Tortosa (Tarragona): 195.
Torvizcón (Granada): 89.
Tossal Red6 (Belh'l$ 0 Volcncla): 86.
Totam (Murcia): 60 y Sl-87.
Tous (Valencia): 251.
Trn-<>s-Montcs e Alto Do uro (Portu¡lll). 181-183
TrctS (Francia): 37.
Tr~Y<:Icz (Granada): 89
Troya (Turquía): 249.
Trujillo (Ckrres): 182 y 183.
Tuawci, hoy Galera (Granada) 18g ,. 189
TUbingcn (Alemania): 165.
Tudela (Navana): 174, 175, ISO, 188 ,. 189
Tur, ce= de (Galera, Granada : 90.
Turdetanía: 191.
Turi (Italia mcridionlll): 195¡ - (O..ri. halial: 195.
Turi:l, río: 186, 194, 195, 199 y 228.
Tut!s (Valencia): 195.
Turqula: 19 y 249.
Turugi, hoy Galcr.l (Gr:mada): 188 y 189.
Tyriche, ciudad antiguo en lo re¡ión vulenci3Illl: 195.
Tyrlo, rfo; hoy Turin: 194 y 195.
Tyris, ciudad antigua junto al Turla: 194-196, 199, 201-203 y 206
Tyrius, do antiguo en lu COito mediterránea: 195.
Tyro (Líbano): 8.
UU del Moro (Alcoy, Allcante): 66.
Ulllmn:t (Gerona): 170 y 171.
Upton LoveU (Wits, ln¡¡laterra): 96.
U. R. S. S.: 146.
UDID:l Barca, hoy O""" (Bw¡os): 170 y 171.
u..a (Francia):
25.
Vado G3rcb (Casuiche, Sevilla): 184 y 185.
Valdclobo (Capinha, Boira lloi•. Portugal): 182.
ValdeorttS (Orcmc): 1711-ISO.
Valdore (Uóo): 182.
Valetl9' do Douto (Troz..,.Montcs, Portugal}: 198; - do Mmho (Minho, Portupl): 198.
Valencia, ciudad: 40, 63, 94, 186, 19l-206, 228, 249 y 252; - provine!>: 40, 41, '>7, 59 a
61, 63, 65-67, 86, 94, 98, 99, 116, U 4, 138, 140, 170, 171, 174, 175, 183, 186, 190 y
192-252; - región: 35-67, 83-87, 94, 98, 99, 116, 124, 138, 140, 146, 167, 170,
171, 174-176, 178-180, 183, 186 y 188-252; - de Aldntar.l (C6c:crca): 198; d'Agen {Lot-
Volcntia, hoy Valencia: 193-206.
V.U d'Alcalá (Allcante): SS; - de Ccrvea {1...:1 Llac:una, B:m:eloll:l): 86.
V.UadoUd: 178-180.
VIISCO!Úa, región antigua: 190.
Vcdot, 1!1 (Torrente, Valencia): 63, 65, 195 y 205.
Vega Alm de Gnnada: 89; -de Granado: 91;- Gmd:mcil (Cóc:ucs): 29 y 38
Vejer de la Frontera (Odiz): 184 y 185.
Véle% Blanm (Almer!a): 90; - Mlilop (Wiap): 184 y 185.
Velilla de Ebro (Z:lrogoza): 170 y 171; -de Gu:udo (Palencia): 181.
Venta del Rayo (Loja, Gr:uwb): 92.
Venrimigli3 (Italia): 204.
Venripo, hoy Vado Gorcb (Ca>Uicbe, SC'·illa)• 184 y 185.
Verrim (Montagnol, Aveyron, Francia): 3<4.
Vía Augusta, costa mcditerrtnea: 212 y 216.
Vibo-Valcntia (ltalb): 201.
Vich {a..rcelooa): 170 y 171.
Viejo, cueva de la (La Zubia, Gra~U~dl): 91.
280-
[page-n-320]
Va¡nc du Ca.Ic (S:!hMUes, Gard, Fnncia): 26
Vib, ac:cqula de la (Sagumo, Valenc:;.): 209.
VU.nova de S11n Pedro (Esltl'madur:o, Ponuaal) 38
Vílches (J3m): 188 y 189.
ViiL! Fllom
VIUnlcompo (Zumora): 181 y 182.
VU!nmnreharu• (Valc:ncia): 233,
Villamicl (Cóc:eres): 182.
Vill•nuevo de Mesl:l (Gronada): 8H y 92
VU!apodierna (León): 191.
Villar, curo (Hu...,.r-Ga!ua, Gra03d•): 90.
VIU.or del Arzobispo (Valeoáa): 63, 86, 183 y Z29
Villa=, Los (Andüiar, Jaén): 188 y 1~9
V'lllarreoJ (Castcll6n): 61.
vm.uw (Tcrucl): 170-173, 176 )' 186.
V!Ucna (Alicante): 59, 61 y 66.
Vi112lop6, rio: 62.
Vi112roz (Castcll6n): 195 y 199.
Vir¡en, plaza de h (Valenci3): 203 y 205; - de lo• Cip=
Viti¡udino (Salamanca): 183.
Vitorio: 183.
ViZC~~lno, c:ucva del (Bugarn, Volcncia) 251
Wadi FaU.h (lsroel): lO.
Wcsscx (Inglaterra): 96.
WUts ( lnglutcl'tll): 96.
Yatmo (Irak): 9.
Ycela (Murcia): 170 y 171; - de Yche> (Snlanunt'4) 181, 182 >' 191.
Zoraoraya (Granada): 88 y 91.
Zolamea de la Sereno (Badajoz) 188 y 189.
Zamora, provincia: 181-183.
ZapeUI (Mazarrón, Mutci>): 85.
Zaragoza, ciudad: J70-172, 180, 184 y 185;
rrovinct:J : 170-172. 17H-180, 184, 111~.
187, 188 y 190·192.
Zubia, La (Granada : 88 y 91
-281
[page-n-321]
INDICE DE PERSONAS Y ENTIDADES
Aocunio, M 216.
Afranio, L. : 200.
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Alfonso 111 de Porrugal : 198.
Alma¡ro Bolldl, M.: 93, 96, 102, 125 y 111.
Almarclle Vl\tquez, F.: 202.
Amor6$ Barra, J. V.: 167.
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Ar~iloacmrinsdtaft Cür MctaiJUJ'Ilc el« Ahcnunu (ROmuch-Gcrmanisc:hc Zcntralmutcum,
MaitU, Alenunia): 81.
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Arn"bas r.Jau, A.: 127.
Artc:mJdoi'O: 201.
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AyunU1m1tnto de Gorafe: 7Q.
Bahr, G.: 169.
Balc:dls, E.: 2SI y 252.
Balil J.Jian#, A. : 202 y 221.
Balán, L.: 26, 28, 29, 33 y )4.
Ballc:stcr Tormo, l.: 57-60, 63, 6S y 248.
BaJlc•tcrot Gaibrois, M. : 212.
Bca.zley, J. D.: 129.
Belda Domlngucz, J.: 57 y S9.
Bdtriu Bi¡orra, F.: 252.
Bchrin Mnnincz, A.: 85, 168, 200 y 203.
Bcltriu VUIR(¡rau, P.: 169, 199 y 203.
Bcn-Dor, l. : 7.
Bc:rmlldez, J.: 91.
Bcrnardy, M.: 32.
Bctthc!OI, A.: 194.
Blaocc:, B. M .. 70, 81, 90 y 96.
Bl:lDCh
Boill Ricarte, V.: 225.
Booch Gimpc:ra, P.: 24 y 61.
Botella Candela, 1!. : 63.
Braidwood, R. J.: 9.
-282-
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BrinlunaM, R.: 235.
S.: 207-226.
Bruto, J.: 197 y 198.
C.bré ~il6, l: 87 y 90-93.
Calixto 111, Papa : 249.
Caparrós Benavent, J. A.: 249
Capovilla, G.: 195.
Cárdozo, M.: 16S.
Caro Bárojo, J.: 169 y 172.
Carriozo, J. de M.· Bl-85, 87, 90-93, 95 y 96
Casas Morues, A. 90 y 92.
Btu VicW,
Ccan lkmuldez, J. A.: 211.
C=tre de ltechen:bes An:h6>loa•ques des
Cbeuc• Ven• 23, 31 y 32.
Ccpioo, Q. Servilio: 197.
C&ar, J.: 200.
Cicerón, M. Tulio: 200 y 222
Cintos, P.: 100.
Cloudlo 1, emperador : 203.
Mor>les (Granada): 90; Colección Bias Pli\ar (La Zubia, Gnanodn): 91, Lópe~ del Toro (Madrid): 92; Motos (Mus
(Mutco Arqueológico Nacional, Madrid): 46.
Colominas Roca, J.: 83 y 247.
GomiJarfa Gc:ncral de ilxcaV8Clones ArqucolclgicaJ 70.
Congreso Nocional de Arqueología, Vl, Oviedo: 60;
- - - VD,&rcclona 207 y ZJB
Constando 11, emperador: 203.
Corurans, L. A.: 21S y 221.
Corbet, P. B.: 127 y 143.
Cortés y López, M.: 199.
Costa. J.: 194
Crowfoot, J. 'W,: 7 y 21
Cuadrado Ol:ll. E.: 79-$1, 90 y 96-164.
Cuadndo Rui:, J.: 84 y 87.
Cuno lnu:rnacionaJ de Arqucoloaia de Campo, 1, Granada: 91.
Cbabrct Fra¡o, A.: 209, 211, 21ó, 218, 219 y 223-225.
Oarder Pcricás, O.: 243.
Oaremberg, Ch.: 214.
Oech
De Vaux, O. P., R.: 20.
Diodoro de S•cilu: 193 y 197-199
DÍ05CUI'OI : 222.
Diputación Provinci31 de Valencia . 94
Domiciano, emperador: 197 y 203.
Donat Zopo, J.: 227-252.
Droop, }. P.: 7.
Drouot, ll.: 25.
Dunand, M.: 20.
Dupuy de L6mc, E.: 214, 227, 230-235 y 243 .
.Egu;uu, J. ; 92.
Eliade, M.: 89.
Emano, G .: 249.
Espinós,
45•
.Eatevc Gtlvcz, F.: 61 y 247.
&trabón: 19S y 201.
Facultad de Ciencias, Gmnndn: 70; - de Pormaclo, Gmnoda: 70.
Falgucra, A. de: 2lL
Feo Garcla, J.: 198 y 201.
Fit~d, G. M. : 7.
Plcteber Valls, D.: 46, 60, 63, 6S, 171, L7S, 193-206, HS y 247
Fw¡¡üs, J.: 83, 84, 86 y 81.
Pust~ An, M. : 46, 60 y 65.
a...,
o.:
GaUn, A.: U.
-283-
[page-n-323]
Gan:ll y Bclhdo, A. 205 y 248.
Carda SAncbcz, A • 70.
Garda S:lnchu, M. 69-96.
Garimood, S.: 25.
Gantan¡, J.: 7, 10, IS, 18 y 20.
Gateó Mllrrlnez, F 227-:ZSZ.
(jiJ r-arm. o.: 46
Gmer Marco, J,: III'J.
Gitó Romeu, P. : 86.
Goday, J.• 211.
Gómcz Moreno, M.' 92, 165, 168, 169, 171, 173 y 175.
G6mcz Serrano, N. P.: 194. 196, 200, 203 y 204.
G
Grmicr, A.: 21S y 221
Grupo E'pcleoiÓfl>CO Villlnovo y Pi
Guacün, A. M. de: 167.
Harrauownz, O.: 165.
Hem.Andez Pachcco, ll. : 9S.
Hem.tndez SaOllhuj•, U.: Zl L
Húbocr, 1!.: 168, 171, 175, 202 y 219.
Huguca C.: 23-38.
Humboldt, A.: 169
lnchaurranclicto, R. de • 84-117.
james, 1!. O.: 25.
jannomy, J.: 175.
jtf01urn de Mina~ de Gmnndo-MA!ago: 89.
Jord~ ~rdll 1 F.: 60 y SS.
jomet
Perale~,
M. : 6).
jun¡¡hnru, S.: 81, 87 y 94.
Junin, familia: 203.
Kcnyon, K. M.: 7, 9, 10, 12-14 y 16-21.
Kírkbridc, O.: 1 y 10.
Kl'llhc, H.: 186.
Labotdc, A. de: 211, 218, 219, 222, 224 y 225.
Laboucb~rc, M. de: 32.
Lalucntc Vídal, J.: 194
Lambo¡¡Jla, N.: 97-102, 109, 113-116, 118, 121. 124, 125, 127, 140 y 204.
Lav10ta Zamboui, P.: 37.
Leí..,..., V. y G. 29, 38, 91 y 93.
Lejcunc, M : 169. 173 y 190
Linares, A. : 70.
Livio, T.: 190, 193, 195, 197-201, 205 y 206.
L6~z de Toro, J.: 92.
l.ouis, M. • 23 y 31.
Lunuarn, Coa
Mxlas, M.: 211
Macloz, P.: 198.
Ma¡eocio: 221.
Maluquer de Motez, J. ; 247 y 248.
Marco Aurcllo, cm~rador: 203.
¡\Unl, Odn: 225.
Martlnez Santo-OiaUa, J.: 84-87.
Mote~ '! Uopis, P.: 198, 199 y 203.
Mu:uru, V.: 37.
Melo, P.: 199 y 201.
Mel!do Alin.tri, J. R.: 211 y 221.
Mcntnclez Piclnl, R.: 83, 95, 169 y 211.
MíiiAn, C.: 91.
M!nyono, P. M.: 209.
Mi thl'll : 216.
-
284-
[page-n-324]
Montcalegre de Palru:iol. 70.
Momeoliva, M.: 70.
Morales, A. d~: 197.
Mnrcno, M.: 70.
Motos, F. de: 90 y 94.
Muúe F
Alcoy (Alicante): 41, 4~ 66 y 171; - - - Ar=y• do Mar. (&rcé!Wltl): 171; - - Sagunto (Valcncin): 208 y 216; - - - Villcna {Alionntc}: 61 y 66; - Naciono.l, Madrid: 4JS; - - Ptovincilll, Ahcame: 171; - - - Or:mada: 78, 81
y 9J-9S; - Monog
ttt", Volcncia: 252: - de Prehistoria dt Volcmcin: 94.
Ncptuoo: 222.
Nieto Gallo, G.: 46.
Nogués Forrés, A.: 21 J.
Oaoboo, E.: 23, 2S, 27-29, 33 y 34.
Palorn.1r Lapesa, M.: 177.
l'alol Sal
PaS<:<~.I, J. L. : 214 y 221-223.
Pa
Pelli~r Caudón, M.: 91 y 92.
Ptml•• Horu, J.: 93.
Péroz, J. B. : 198.
Pc!rcz Pujo!, 1!.: 200.
Perieol GarC!Ia, L,: 63, 83, S6, 90-93, 9S, 96 y 251.
Perrot, J.: 15.
Pintor del Tirso Negro : 129.
Piñnr, B.: 91.
Pla Balloster, E. : S7. 5&, 60, 63, 64 y 195.
Pllnio el Viejo: 175, 187, 189, 190 y 199-20 l.
Polibio : 201.
Pompeyo ¡\t¡gno: 200.
l'onsc.U Cortés, K: 63, 85 y 86.
Porcar Cande!, A.: 60.
Posac Moo, C. F.: 84.
Posidonio: 20 J.
l'rnUSilitz, M. W.: JO.
Prumic!res, Dr.: 37.
Ptolomeo: 190.
Puig y Cadafalcb, J.: 2U, 221 y 222.
Real A<:ndcmia de la Historin: 92
Rey Pnstor, A.: 211
Riquet, R.: 37.
Rix, H .: 176.
Robhuon, D. M.: 109, 115, 116, 125, 129, lll, 140 )' 146.
Rada Soriano, S. : 204.
Rodrígu~z de Bcrlttn&", M.: 168.
Romisch~rrnanische ZentralrnuliCum, Mtinz (Alemania): ti.
Royo Góma, ¡. : 25 l.
Rubio Alija, J.: 171.
RuU, S.: 69.
S4cz Mnrún, B.: S4.
Saglio, E.: 214.
Saint-Venam, J. de: 25.
San Romlin, F. B. de: 211.
Séncba, M.: 70.
Suncbi$ Sivem, J.' 202.
SangmeiSter, E.: 81, 87, 89 y 94.
Scbmidt, K, H.: 177.
Scbmoll, U. : 168, 169, 171, 173, 176, 177, 187, 190 y 195.
Schróder, M. : 81.
-285
[page-n-325]
Schubart, 11.: 92 y 96.
Schuhon, 1\.: 194 y 196
Schumann, Th.: 127.
Schwab
Scrtorio: 200.
Servicio de lnvauo;ación Pn:hístóóa de Valmcia: 65 v 94.
Siardi, G. P.: 198.
Sircl, E..: 8<1, 86, 90 y 96.
Sim, L.: 78, 83-87, 90, 93 y 96.
Soler Gardl, J. M · S9, 61 y 66.
Sopranls Salto, J. A. : 84.
Sos Baynat, V.: 61 y 2SI.
Soutou, A.: 28, 29 y 33.
Spahru, J. C.: 70, 93 y 96.
Stckclis, M.: 10.
Tllnccna Aauir...,, 8. : 211.
TarndeU Matcu, M. S9·67, 86, 92 y UlS
Taylor1 D. M. . 102.
Tcrtuhano: 222.
T
Tomh Magi, J.: 247
Tormo M
Tovar Lorentc, A.: 167-169, 171-173, 176, 177 y 186.
T111i•no, emperador: 203.
Trlns de Arriba., G.: 127.
Troupel, E..: 33.
Untcrmann, J.: 16S-192.
Uricl Pascu•l, O.: 227.
Val Quurla, 1!. del: 84.
Vct.loltttl Pío de Saboys, Conde de Lumia m, A.: 84.
Vaux: Vbse "De Voux".
Viccdo San Felipe, R.: 41 y «-46.
VilaDOvo y P1ero, J.: 39, 41, 44 y 46
VílapiiUla JuliA, e.: 39, 41, 44 y 4S.
Vdaplana tJorco, /\.: 4S.
Vilar Hueso, V.: 7-21
Villard, F.: 127.
Vit¡ilio: 173.
V'l.tialO! 197-199, 202 Y Ul6
Visedo Moh6, C. : 66.
Viva l!ocudcro, A.: 171, 17S y 203.
Weidcen, C.: 127.
Youna, R. S.: 142 y 14S.
ZcUJ>Cr, F. E.: 18 y 21.
Zurita, G.. 198.
Zyhl•n. E..: 168
-286-
[page-n-326]
INDICE GENERAL
Ptig.
V!LAR HUESO, V.: Las culturas neoüucas de Jericó
7
ARNAL, J, y HUGUES, C.: Sur les smtuc:s-mcnhin du ungucdoc-Roucrguc
(France)
23
PASCUAL PERE.Z, V. : Hallazgos prebiSI6ricos en Les Uometcs (Aicoy}
39
TARRAOELL, M. : Ensayo de ideotificación de la• ncerópoli• dd Bronce Valenciano.
.S9
GARCIA SANCHEZ, M ,: Hl poblado argárico dd Cerro del Culantrillo, en Gorafe (Granada)
69
CUADRADO, R: Ccr.ímil::l ática de bami>. negro de la Necrópolis de El Cígamll
97
UNTERMANN,
IJtsuiJJ lbéric:a
J.:
1'-
fLETCHER VALLS, O.: Consideraciones sobre la fundación de, Valencia
193
BRU Y VtOAL, S.; D•tos p3n el esrudio
207
OONAT ZOPO,
(Vlllcncia)
J.
y GASCO M.ARTINEZ, F.: La Cova del CavaU de Liria
227
INDICES ALfABETICOS
253
LAS OPJNlONES VERTIDAS EN LOS ANTHRIORES TRABAJOS
OEBEN ENTENDERSE COMO JUICIOS PERSONALES DE LOS
RESPECTIVOS AUTORES
-
287
[page-n-327]
~
Servicio de lnves11pd6n Prcbutóriao mmrendrá intuc:ambio de publicaciones
con los centrOS deotlllcos y señores m\-estig>dotes que lo deseen.
Dirija"" b mm:spondenda al OÍJ<:Ctor dd Servicio de lnv
V ALBNClA (E.spruü)
[page-n-328]
[page-n-329]
Ensayo de identificación de las necrópolis del Bronce valenciano
Miquel Tarradell i MateuPag. 59-68descarregarEl poblado argárico del cerro del Culantrillo, en Gorafe (Granada)
Manuel García SánchezPag. 69-96descarregarCerámica ática de barniz negro de la necrópolis de El Cigarralejo (Mula, Murcia)
Emeterio Cuadrado DíazPag. 97-164descarregarEstudio sobre las áreas lingüísticas pre-romanas de la Península Ibérica
Jürgen UntermannPag. 165-192descarregar