Cueva y Torre del Mal-Paso. Castellnovo. 1946
13-07-194624-08-1946José Alcácer Grau
Enrique Pla Ballester
Francisco Jordá Cerdá
Enrique Pla Ballester
Francisco Jordá Cerdá
Las donaciones de don Ramón Martí Garcerán al Museo del S.I.P. se consideró de interés excavar en las ruinas de Cueva y Torre del Mal-Paso, la cual tuvo dos campañas. En 1946, dirigida por los Agregados F. Jordá y D. Fletcher, auxiliados por el capataz Montañana.
La Cueva "está constituída por roca nada firme, y forma un largo pasillo de hasta 1'70 metros de ancho y más de 27 de largo, que se bifurca en su extremo interior. En el fondo del estrato se efectuaron enterramientos eneolíticos; encontrándose, en segundas sepulturas, cinco paquetes de huesos, además de bastantes mandíbulas sueltas; acompañaban a los restos puntas de flecha de tipos diversos (foliáceas, triangulares pedunculadas y algunas con aletas muy destacadas); cuchillos y láminas distintas; algunas hachas neolíticas (más o menos cilíndricas) y azuelas; toscos punzones de hueso y uno con remate plano agujereado; tiestos diversos de cerámica a mano (con cordones, mamelones y pestañas), mereciendo especial mención los fragmentos de un vaso de ornamentación en friso ondulado de cinco líneas paralelas agrupadas en el centro y flanqueadas de gruesos puntos. Extiéndese este estrato eneolítico entre grandes pedruscos y a lo largo de lo excavado; zona que alcanzó en la primera campaña unos 13 mts. contados desde la entrada, y todo este espacio se dividió en tres sectores aproximadamente iguales: el de la entrada, el siguiente que se corresponde con una lucerna abierta en la bóveda, y el tercero que alcanzó el resto hasta poco antes de la bifurcación
(La Labor del SIP y su Museo en el pasado año, 1949; 24-25).
La Cueva "está constituída por roca nada firme, y forma un largo pasillo de hasta 1'70 metros de ancho y más de 27 de largo, que se bifurca en su extremo interior. En el fondo del estrato se efectuaron enterramientos eneolíticos; encontrándose, en segundas sepulturas, cinco paquetes de huesos, además de bastantes mandíbulas sueltas; acompañaban a los restos puntas de flecha de tipos diversos (foliáceas, triangulares pedunculadas y algunas con aletas muy destacadas); cuchillos y láminas distintas; algunas hachas neolíticas (más o menos cilíndricas) y azuelas; toscos punzones de hueso y uno con remate plano agujereado; tiestos diversos de cerámica a mano (con cordones, mamelones y pestañas), mereciendo especial mención los fragmentos de un vaso de ornamentación en friso ondulado de cinco líneas paralelas agrupadas en el centro y flanqueadas de gruesos puntos. Extiéndese este estrato eneolítico entre grandes pedruscos y a lo largo de lo excavado; zona que alcanzó en la primera campaña unos 13 mts. contados desde la entrada, y todo este espacio se dividió en tres sectores aproximadamente iguales: el de la entrada, el siguiente que se corresponde con una lucerna abierta en la bóveda, y el tercero que alcanzó el resto hasta poco antes de la bifurcación
(La Labor del SIP y su Museo en el pasado año, 1949; 24-25).