Font de Mahiques. Quatretonda. 1980
21-11-198023-11-1980Carmen Aranegui Gascó
El poblado de la "Font de Mahiques" fue descubierto a comienzos de 1979, con motivo del ensanche de la senda que discurre por encima del camino de la fuente de dicho nombre, en término de Quatretonda. Distintos descubrimientos y prospecciones del SIP y el deterioro del yacimiento aconsejaron una excavación de urgencia.
En los trabajos previos se identificaron ocho silos o fondos de cabaña a lo largo de unos 80 metros del camino, situados a distinta altura y con un tamaño diverso, debido probablemente a la parte del silo o fondo que fuera cortado al hacer el camino. En general presentaban una forma semicircular, con la base plana, destacando el señalado con el número 2, que ofrecía una forma de campana de unos 2 metros de base por una altura en torno a 1 '50 metros.
En este silo se realizó un sondeo de 2x1 m., perpendicular al camino y afectando a la mitad conservada del silo. La excavación se realizó por capas artificiales de potencia variable, elevándose la planta correspondiente a cada capa. Los materiales encontrados en el interior del silo coinciden con los recogidos anteriormente, destacando la abundancia de fragmentos cerámicos hechos a mano y sin decoración, con formas de casquete esférico y labio plano; un fragmento decorado con líneas incisas y puntos impresos; dos puntas de flecha, un posible raspador, fragmentos de hoja y restos de talla, de sílex; una azuela de piedra pulida muy desgastada y un fragmento de otra; un cincel de hueso y escasos restos de fauna. En cuanto a la sedimentación del interior del silo se trata de tierra castaño grisácea, poco apelmazada en relación al suelo donde éste fue excavado, con potentes capas de cenizas y algunos carbones.
Así pues, se puede decir que nos hallamos ante los restos de un poblado de adscripción general eneolítica, formado probablemente por cabañas de barro y ramaje, con abundantes silos de planta circular y forma de campana, excavados en el suelo del habitat. En este sentido destaca la abundancia de placas de barro cocido, algunas con improntas de cañas, observadas en el corte del silo número cinco.
Este poblado debió tener una gran extensión, y se ubica en un momento poco conocido de la Prehistoria valenciana, en lo que se refiere a lugares de habitación, cual es el período comprendido entre el Neolítico final y la cultura del Bronce Valenciano.
(La labor del Servicio de Investigación Prehistórica y su museo en el pasado año 1981, p. 92-93)
En los trabajos previos se identificaron ocho silos o fondos de cabaña a lo largo de unos 80 metros del camino, situados a distinta altura y con un tamaño diverso, debido probablemente a la parte del silo o fondo que fuera cortado al hacer el camino. En general presentaban una forma semicircular, con la base plana, destacando el señalado con el número 2, que ofrecía una forma de campana de unos 2 metros de base por una altura en torno a 1 '50 metros.
En este silo se realizó un sondeo de 2x1 m., perpendicular al camino y afectando a la mitad conservada del silo. La excavación se realizó por capas artificiales de potencia variable, elevándose la planta correspondiente a cada capa. Los materiales encontrados en el interior del silo coinciden con los recogidos anteriormente, destacando la abundancia de fragmentos cerámicos hechos a mano y sin decoración, con formas de casquete esférico y labio plano; un fragmento decorado con líneas incisas y puntos impresos; dos puntas de flecha, un posible raspador, fragmentos de hoja y restos de talla, de sílex; una azuela de piedra pulida muy desgastada y un fragmento de otra; un cincel de hueso y escasos restos de fauna. En cuanto a la sedimentación del interior del silo se trata de tierra castaño grisácea, poco apelmazada en relación al suelo donde éste fue excavado, con potentes capas de cenizas y algunos carbones.
Así pues, se puede decir que nos hallamos ante los restos de un poblado de adscripción general eneolítica, formado probablemente por cabañas de barro y ramaje, con abundantes silos de planta circular y forma de campana, excavados en el suelo del habitat. En este sentido destaca la abundancia de placas de barro cocido, algunas con improntas de cañas, observadas en el corte del silo número cinco.
Este poblado debió tener una gran extensión, y se ubica en un momento poco conocido de la Prehistoria valenciana, en lo que se refiere a lugares de habitación, cual es el período comprendido entre el Neolítico final y la cultura del Bronce Valenciano.
(La labor del Servicio de Investigación Prehistórica y su museo en el pasado año 1981, p. 92-93)