Las colecciones de Ibiza y Ampurias en el Museo de Prehistoria de Valencia
Carlos Gómez Bellard
2006
[page-n-1]
Las colecciones de Ibiza y Ampurias
en el Museo de Prehistoria de Valencia
Carlos Gómez Bellard
Universitat de València
El origen de la colección ibicenca del Museo de Prehistoria de
Valencia (MPV) se remonta prácticamente a los albores de la arqueología
de la isla. En efecto, en fecha tan temprana como 1903, se constituyó la
Sociedad Arqueológica Ebusitana (SAE), cuyo objetivo era estudiar los
restos del rico patrimonio que se encontraban por toda Ibiza, y muy en
particular los pertenecientes a la época púnica. Sin duda los espectaculares hallazgos que desde unos años antes se estaban realizando en Cartago,
Cerdeña y Malta tuvieron mucho que ver con esta iniciativa.
Inmediatamente la Sociedad se puso a trabajar ayudada económicamente
por sus miembros, muchos de los cuales pertenecían a la alta burguesía
local, y con el respaldo institucional del ayuntamiento de la ciudad, que
incluso le cedió los locales de la antigua Universitat para ubicar un incipiente museo. No en vano el secretario del Ayuntamiento era D. Arturo
Pérez-Cabrero y Tur, (1870-1916), que fue el auténtico impulsor de la
SAE. Una parte de su colección formará el núcleo de la del MPV.
Entre 1903 y 1906 se excavaron un gran número de yacimientos por
toda la isla, destacando diferentes necrópolis, pero especialmente la de la
ciudad, el Puig des Molins, y los santuarios de Puig d’En Valls, Illa Plana
y Es Cuieram. Esto dio lugar a la rápida formación de una importante
colección, lo que movió a la SAE a ofrecer el Museo al Estado, para que
diera digna acogida a los objetos, pues todo lo conseguido desbordaba la
actividad de una simple asociación de aficionados. Se creó así el Museo
Arqueológico de Ibiza en 1907, aunque poco después se inició también un
expolio continuado de muchos yacimientos, en especial el del Puig des
Molins. Como consecuencia de ello se fueron formando numerosas colecciones particulares, que a lo largo del tiempo han ido acabando afortunadamente en entidades públicas. Así, las dos más importantes existentes
fuera de la isla, la del Museo Arqueológico Nacional y la del Museu de
Catalunya proceden respectivamente de las colecciones de Antonio Vives
y Escudero, Catedrático de la Universidad de Madrid, y de José Costa
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Arqueología en blanco y negro. La labor del SIP: 1927-1950
Ferrer «Picarol», anticuario ibicenco afincado en Barcelona. También hay
que mencionar la del pintor Santiago Rusinyol, en su casa del Cau Ferrat
de Sitges (Barcelona), la colección Mulet de Palma y la muy interesante de
Miguel Martí Esteve, hoy en el Servicio de Investigación Arqueológica
Municipal de Valencia (Fernández, 1992: 33-38).
Terracota púnica
procedente de Ibiza
perteneciente a la colección
Arturo Pérez Cabrero.
[Casa Grollo. Placa de
vidrio. SIP 140]
Terracota procedente
de Ibiza perteneciente a la
colección Francisco
La colección ibicenca del MPV procede en su gran mayoría de la que
poseía Doña Dolores Adrover, viuda de A. Pérez Cabrero. En efecto, a la
prematura muerte de éste en 1916, una gran parte de su colección fue
entregada al Museo de Ibiza, pero la familia conservó un lote importante, que fue vendido en 1930 a la Diputación de Valencia, gracias a la
mediación de Lluís Pericot, por la respetable suma de 1.250 pesetas. El
inventario entonces realizado refleja 212 piezas muy variadas, aunque el
catálogo definitivo redactado hace unos años recoge bastantes más. Pocos
años después, en 1937, la Diputación tuvo la oportunidad de adquirir un
pequeño pero extraordinario lote de 16 terracotas púnicas ibicencas, propiedad del erudito alicantino Francisco Martínez y Martínez, quién sin
duda las había comprado a su vez en el mercado de antigüedades (Picard,
1972). Una última y apreciable aportación fue un espléndido huevo de
avestruz decorado, que donó en 1956 Domingo Fletcher, quien fuera
director del SIP entre 1950 y 1982.
De esta forma la colección que hoy posee el MPV, parte de la cual
se encuentra expuesta en la sala de colonizaciones, está formada por una
selección muy representativa de los dos yacimientos emblemáticos de la
isla. De la necrópolis del Puig des Molins proceden la mayoría de los
objetos, que incluyen jarras, platos, ungüentarios, terracotas, joyas y
amuletos púnicos, además de algunas cerámicas áticas e itálicas, todos
ellos elementos habituales de los ajuares funerarios de los ss. V-II a.C.
Completan la colección algunas piezas romanas, entre las que cabe destacar un interesante grupo de cerámicas de paredes finas del s. I a.C., y
varias medievales. De la cueva de Es Cuieram son sin duda alguna varias
terracotas o fragmentos de éstas que representan a la diosa Tanit, con el
manto de plumas y tocada con un kalathos, siguiendo la iconografía
específica de este santuario (Aubet, 1982).
Martínez y Martínez.
[Casa Grollo. Placa de
vidrio. SIP 28]
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El otro ámbito cultural de las colonizaciones de la Protohistoria
peninsular presente en el MPV lo constituye el notable lote de objetos
procedentes de la colonia griega de Ampurias (Girona), adquirido por la
Diputación en 1929 —tan sólo dos años después de la fundación del
SIP— junto con una colección de sílex y otra de objetos de bronce.
Perteneció a Don Manuel Cazurro Ruiz (Madrid, 1865-Barcelona,
1935), naturalista, prehistoriador, y un personaje típico de los albores de
la investigación arqueológica en España. Catedrático de Historia
Natural en el Instituto de Girona a los 26 años, escribió varias obras
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Las colecciones de Ibiza y Ampurias en el Museo de Prehistoria de Valencia
Vista de la necrópolis
del Puig des Molins
(Eivissa). Hacia 1920.
[Museu Arqueològic
d’Eivissa i Formentera]
especialmente de Geología antes de abordar otros campos, y a él se
deben diferentes libros sobre las cuevas de Serinyà, el Cuaternario en
Cataluña y tal vez el más conocido Monumentos megalíticos de la provincia de Gerona (1912).
Nos interesa aquí destacar su vinculación a las excavaciones de
Ampurias prácticamente desde sus inicios, pues antes de 1908 era ya
miembro de la Delegación de la Junta de Museos para la excavación de
la ciudad, actividad que queda reflejada en algunas cortas publicaciones
en el Anuari de l’Institut d’Estudis Catalans, siendo especialmente recordada la que da a conocer el famoso vaso ibérico decorado que sigue llevando su nombre, sobre el que aparecen representados dos hombres
corriendo, caso único de representación antropomorfa en la cerámica
ibérica pintada del noreste. Paralelamente y como era frecuente en su
época, fue formando una valiosa colección particular con objetos procedentes de Ampurias que, a pesar de su cargo en la Comisión de
Monumentos de Gerona, iba adquiriendo (como muchos otros) a los
saqueadores habituales de la zona, muchos vecinos de la Escala
(Almagro, 1953: 20). Unos años antes de morir decidió venderla al
museo valenciano y al de Barcelona. Desgraciadamente y al contrario
que para la colección ibicenca, carecemos de documentación que nos
permita conocer más detalles de la transacción.
En cualquier caso se trata de un conjunto muy representativo del
material griego y romano de la ciudad, compuesto por 267 objetos muy
variados. Gran parte de ellos son piezas completas y en buen estado de
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Arqueología en blanco y negro. La labor del SIP: 1927-1950
Conjunto de lekythoi áticos
procedentes de Empúries
(Girona) pertenecientes a la
colección Manuel Cazurro.
[Casa Grollo. Placa de
vidrio. SIP 1.713]
conservación, ya que muchas proceden de las necrópolis ampuritanas,
excavadas y a menudo expoliadas en las primeras décadas del s. XX. Es
ésta una tendencia generalizada de la época: el Museo necesita buenas
piezas para exponer y, al igual que con la colección de Ibiza, compra piezas completas y de calidad de culturas o procedencias difíciles de encontrar en la provincia de Valencia, su teórico ámbito de trabajo.
Sobresalen, entre todas, las cerámicas áticas, especialmente los lekythoi
de figuras negras, una gran crátera de figuras rojas y varios kylix, así
como algunas cerámicas corintias (Trías, 1968). No faltan diversas piezas ebusitanas, jarras y lucernas, que recuerdan las estrechas relaciones
que a lo largo de los siglos mantuvo la colonia griega con Ibiza. Se trata
en definitiva de dos pequeñas pero interesantes colecciones, adquiridas
siguiendo las directrices habituales en la Museología de las primeras
décadas del s. XX. Constituyen en cualquier caso una buena muestra de
los yacimientos que pretenden ilustrar, y no cabe duda que la larga relación de varios siglos establecida por el mundo ibérico tanto con Ibiza
como con Ampurias justifica su integración en las salas del MPV.
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Las colecciones de Ibiza y Ampurias
en el Museo de Prehistoria de Valencia
Carlos Gómez Bellard
Universitat de València
El origen de la colección ibicenca del Museo de Prehistoria de
Valencia (MPV) se remonta prácticamente a los albores de la arqueología
de la isla. En efecto, en fecha tan temprana como 1903, se constituyó la
Sociedad Arqueológica Ebusitana (SAE), cuyo objetivo era estudiar los
restos del rico patrimonio que se encontraban por toda Ibiza, y muy en
particular los pertenecientes a la época púnica. Sin duda los espectaculares hallazgos que desde unos años antes se estaban realizando en Cartago,
Cerdeña y Malta tuvieron mucho que ver con esta iniciativa.
Inmediatamente la Sociedad se puso a trabajar ayudada económicamente
por sus miembros, muchos de los cuales pertenecían a la alta burguesía
local, y con el respaldo institucional del ayuntamiento de la ciudad, que
incluso le cedió los locales de la antigua Universitat para ubicar un incipiente museo. No en vano el secretario del Ayuntamiento era D. Arturo
Pérez-Cabrero y Tur, (1870-1916), que fue el auténtico impulsor de la
SAE. Una parte de su colección formará el núcleo de la del MPV.
Entre 1903 y 1906 se excavaron un gran número de yacimientos por
toda la isla, destacando diferentes necrópolis, pero especialmente la de la
ciudad, el Puig des Molins, y los santuarios de Puig d’En Valls, Illa Plana
y Es Cuieram. Esto dio lugar a la rápida formación de una importante
colección, lo que movió a la SAE a ofrecer el Museo al Estado, para que
diera digna acogida a los objetos, pues todo lo conseguido desbordaba la
actividad de una simple asociación de aficionados. Se creó así el Museo
Arqueológico de Ibiza en 1907, aunque poco después se inició también un
expolio continuado de muchos yacimientos, en especial el del Puig des
Molins. Como consecuencia de ello se fueron formando numerosas colecciones particulares, que a lo largo del tiempo han ido acabando afortunadamente en entidades públicas. Así, las dos más importantes existentes
fuera de la isla, la del Museo Arqueológico Nacional y la del Museu de
Catalunya proceden respectivamente de las colecciones de Antonio Vives
y Escudero, Catedrático de la Universidad de Madrid, y de José Costa
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Arqueología en blanco y negro. La labor del SIP: 1927-1950
Ferrer «Picarol», anticuario ibicenco afincado en Barcelona. También hay
que mencionar la del pintor Santiago Rusinyol, en su casa del Cau Ferrat
de Sitges (Barcelona), la colección Mulet de Palma y la muy interesante de
Miguel Martí Esteve, hoy en el Servicio de Investigación Arqueológica
Municipal de Valencia (Fernández, 1992: 33-38).
Terracota púnica
procedente de Ibiza
perteneciente a la colección
Arturo Pérez Cabrero.
[Casa Grollo. Placa de
vidrio. SIP 140]
Terracota procedente
de Ibiza perteneciente a la
colección Francisco
La colección ibicenca del MPV procede en su gran mayoría de la que
poseía Doña Dolores Adrover, viuda de A. Pérez Cabrero. En efecto, a la
prematura muerte de éste en 1916, una gran parte de su colección fue
entregada al Museo de Ibiza, pero la familia conservó un lote importante, que fue vendido en 1930 a la Diputación de Valencia, gracias a la
mediación de Lluís Pericot, por la respetable suma de 1.250 pesetas. El
inventario entonces realizado refleja 212 piezas muy variadas, aunque el
catálogo definitivo redactado hace unos años recoge bastantes más. Pocos
años después, en 1937, la Diputación tuvo la oportunidad de adquirir un
pequeño pero extraordinario lote de 16 terracotas púnicas ibicencas, propiedad del erudito alicantino Francisco Martínez y Martínez, quién sin
duda las había comprado a su vez en el mercado de antigüedades (Picard,
1972). Una última y apreciable aportación fue un espléndido huevo de
avestruz decorado, que donó en 1956 Domingo Fletcher, quien fuera
director del SIP entre 1950 y 1982.
De esta forma la colección que hoy posee el MPV, parte de la cual
se encuentra expuesta en la sala de colonizaciones, está formada por una
selección muy representativa de los dos yacimientos emblemáticos de la
isla. De la necrópolis del Puig des Molins proceden la mayoría de los
objetos, que incluyen jarras, platos, ungüentarios, terracotas, joyas y
amuletos púnicos, además de algunas cerámicas áticas e itálicas, todos
ellos elementos habituales de los ajuares funerarios de los ss. V-II a.C.
Completan la colección algunas piezas romanas, entre las que cabe destacar un interesante grupo de cerámicas de paredes finas del s. I a.C., y
varias medievales. De la cueva de Es Cuieram son sin duda alguna varias
terracotas o fragmentos de éstas que representan a la diosa Tanit, con el
manto de plumas y tocada con un kalathos, siguiendo la iconografía
específica de este santuario (Aubet, 1982).
Martínez y Martínez.
[Casa Grollo. Placa de
vidrio. SIP 28]
132
El otro ámbito cultural de las colonizaciones de la Protohistoria
peninsular presente en el MPV lo constituye el notable lote de objetos
procedentes de la colonia griega de Ampurias (Girona), adquirido por la
Diputación en 1929 —tan sólo dos años después de la fundación del
SIP— junto con una colección de sílex y otra de objetos de bronce.
Perteneció a Don Manuel Cazurro Ruiz (Madrid, 1865-Barcelona,
1935), naturalista, prehistoriador, y un personaje típico de los albores de
la investigación arqueológica en España. Catedrático de Historia
Natural en el Instituto de Girona a los 26 años, escribió varias obras
[page-n-3]
Las colecciones de Ibiza y Ampurias en el Museo de Prehistoria de Valencia
Vista de la necrópolis
del Puig des Molins
(Eivissa). Hacia 1920.
[Museu Arqueològic
d’Eivissa i Formentera]
especialmente de Geología antes de abordar otros campos, y a él se
deben diferentes libros sobre las cuevas de Serinyà, el Cuaternario en
Cataluña y tal vez el más conocido Monumentos megalíticos de la provincia de Gerona (1912).
Nos interesa aquí destacar su vinculación a las excavaciones de
Ampurias prácticamente desde sus inicios, pues antes de 1908 era ya
miembro de la Delegación de la Junta de Museos para la excavación de
la ciudad, actividad que queda reflejada en algunas cortas publicaciones
en el Anuari de l’Institut d’Estudis Catalans, siendo especialmente recordada la que da a conocer el famoso vaso ibérico decorado que sigue llevando su nombre, sobre el que aparecen representados dos hombres
corriendo, caso único de representación antropomorfa en la cerámica
ibérica pintada del noreste. Paralelamente y como era frecuente en su
época, fue formando una valiosa colección particular con objetos procedentes de Ampurias que, a pesar de su cargo en la Comisión de
Monumentos de Gerona, iba adquiriendo (como muchos otros) a los
saqueadores habituales de la zona, muchos vecinos de la Escala
(Almagro, 1953: 20). Unos años antes de morir decidió venderla al
museo valenciano y al de Barcelona. Desgraciadamente y al contrario
que para la colección ibicenca, carecemos de documentación que nos
permita conocer más detalles de la transacción.
En cualquier caso se trata de un conjunto muy representativo del
material griego y romano de la ciudad, compuesto por 267 objetos muy
variados. Gran parte de ellos son piezas completas y en buen estado de
133
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Arqueología en blanco y negro. La labor del SIP: 1927-1950
Conjunto de lekythoi áticos
procedentes de Empúries
(Girona) pertenecientes a la
colección Manuel Cazurro.
[Casa Grollo. Placa de
vidrio. SIP 1.713]
conservación, ya que muchas proceden de las necrópolis ampuritanas,
excavadas y a menudo expoliadas en las primeras décadas del s. XX. Es
ésta una tendencia generalizada de la época: el Museo necesita buenas
piezas para exponer y, al igual que con la colección de Ibiza, compra piezas completas y de calidad de culturas o procedencias difíciles de encontrar en la provincia de Valencia, su teórico ámbito de trabajo.
Sobresalen, entre todas, las cerámicas áticas, especialmente los lekythoi
de figuras negras, una gran crátera de figuras rojas y varios kylix, así
como algunas cerámicas corintias (Trías, 1968). No faltan diversas piezas ebusitanas, jarras y lucernas, que recuerdan las estrechas relaciones
que a lo largo de los siglos mantuvo la colonia griega con Ibiza. Se trata
en definitiva de dos pequeñas pero interesantes colecciones, adquiridas
siguiendo las directrices habituales en la Museología de las primeras
décadas del s. XX. Constituyen en cualquier caso una buena muestra de
los yacimientos que pretenden ilustrar, y no cabe duda que la larga relación de varios siglos establecida por el mundo ibérico tanto con Ibiza
como con Ampurias justifica su integración en las salas del MPV.
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