El Hermes de “l’Alter” de Xilxes (La Plana Baixa, Castellón)
Norbert Mesado Oliver
2016
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Archivo de Prehistoria Levantina
Vol. XXXI, Valencia, 2016, p. 261-281
ISSN: 0210-3230 / eISSN: 1989-0508
Norberto MESADO OLIVER a
El Hermes de “l’Alter” de Xilxes
(La Plana Baixa, Castellón)
RESUMEN: En la presente nota se da a conocer con detalle una estatuilla de bronce que representa a Hermes/
Mercurio, encontrada en el año 1966 en la villa romana del Alter de Xilxes, en la comarca de La Plana Baixa,
Castellón. Se trata de un bronce pleno, fundido a la cera perdida en una sola pieza, de 21,6 cm de alto y un
peso de 1.370 gramos. Remite al siglo I d.C. y posiblemente formaría parte de un larario doméstico. Tendría
buenos paralelos, entre otros, en el Hermes de El Peralejo (Jaén), guardado en el Museo Arqueológico Nacional
de Madrid, y en el Hermes de Lyon, depositado en el British Museum de Londres. También se repasan las
noticias referentes al Alter de Xilxes y se aporta un inventario parcial, realizado en los años 1960, de un lote de
materiales recuperado en los terrenos de emplazamiento de esta villa altoimperial romana.
PALABRAS CLAVE: Hermes/Mercurio, escultura en bronce, cera perdida, época altoimperial romana,
chlamys, petasus, marsupium, caduceo, villa rústica.
The Hermes from ‘l’Alter de Xilxes’ (Plana Baixa, Castellon, Spain)
ABSTRACT: A bronze figurine representing Hermes/Mercury is presented. It was found in 1966 in the Roman
villa of ‘Alter de Xilxes’ (La Plana Baixa, Castellon, Spain). Lost-wax process was used to produce the figurine,
which is 21.6 high and it weighs 1,370 grams. It is dated to the first century AD and it might be part of a
domestic lararium. Among the parallels of this object we could mention the Hermes from El Peralejo (Jaén),
kept in the National Archaeological Museum in Madrid, and the Hermes of Lyon in the British Museum in
London. Historical references to the settlement of ‘Alter de Xilxes’ are reviewed and a partial inventory of the
materials recovered at this site during surveys conducted in the 1960’s is provided.
KEYWORDS: Hermes/Mercury, bronze sculpture, lost wax, Early Imperial Roman period, chlamys, petasus,
marsupium, caduceus, rural villa.
a
Arqueólogo emérito.
Avda. Llombai (junto a Instituto), 12530 Burriana, Castellón.
Recibido: 16/02/2016. Aceptado: 17/06/2016.
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N. Mesado Oliver
1. INTRODUCCIÓN
Las primeras noticias de materiales arqueológicos romanos procedentes con gran probabilidad del Alter de
Xilxes, yacimiento situado en las inmediaciones de este pueblo de La Plana de Castellón, se remontan a
fines del siglo XVIII. Espinalt escribe que esta población “Según denotan varias inscripciones Romanas y
sepulcros que se han hallado, con cántaros y monedas de aquel tiempo, denota la fundaron los Romanos”
(1786: 186). Otras citas pertenecen ya al s. XIX.
Así, mosén J. Bautista Figols, rector de Almenara, en su “Memoria presentada a la Real Sociedad Económica”,
en 1818, al citar las ruinas romanas de los alrededores dels Estanys, anota que: “En la llanura en que según
el cronista P. M. Ribelles, huvo una ciudad opulenta, hay enterrado un rollo de piedra azul de quinientas ó
más arrobas de peso con sus dos muescas colaterales para el encaxe de las bigas, que lo levantaran para la
comprensión”; y añade: “En la plaza de Chilches hay otro de mayor mole”. En 1832, Ceán-Bermúdez glosa que
en Xilxes se descubrieron “no hace mucho tiempo, sepulcros, lápidas con inscripciones romanas y monedas de
distintas clases”; y en 1847 conoceremos, por Madoz, que “por algunas inscripciones halladas en esta población
se conjetura su antigüedad romana” (VII: 325); mientras que Miralles de Imperial, en 1868, dice que en esta
localidad “hay algunas inscripciones que prueban que el origen de esta villa se remonta a la época romana” (IV:
17); y en 1873, Mundina Milallave reitera que el origen de la población se atribuye a los romanos “según se
deduce de las inscripciones halladas en esta villa pertenecientes a aquella época” (p. 281). No tendremos más
citas conocidas hasta 1956, año en el que el Pbro. J. Torres da la noticia, en un artículo de prensa, del reencuentro,
en la mencionada subpartida del Alter, de un miliario perteneciente al emperador Cayo Vibio Treboniano (fig. 1).
Con posterioridad, las referencias sobre este yacimiento, o alguna de sus piezas más sobresalientes, se suceden:
1965, Almar, López y Espinosa (p. 11-12); 1968, Utrilla (p. 20-36); 1971, Mesado (p. 161-171); 1973, Tarradell
(p. 89-98); 1979, Gorges (p. 245); 1980, Llobregat (p. 106); 1986, Abad (p. 174); 1990, Arce, Roda, Salcedo y
Sánchez (p. 24, 76, 236, ficha 136); 1990, García Fuertes y Moraño (p. 623-633); 1991, Mesado, Gil y Rufino (p.
94); 1995, Arasa (p. 677-679 y 811-812); 1996, Valls (p. 1, 5-6), entre otros.
Fig. 1. El miliario de Cayo Vibio Treboniano estando
depositado en el Ayuntamiento de Xilxes. 1960.
Fotografía N.M.
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Tal estación arqueológica, ubicada entre el Camí Ràfols y la Senda Forcà, según la bibliografía anterior,
venía tributando gran cantidad de fragmentos cerámicos, en especial: tégulas, dolia y ánforas, que parecen
proceder de la pars rustica de la villa; mientras que los restos de estucos policromos, mármoles, teselas
para mosaicos pavimentales (blancas y negras), cerámicas finas; fragmentos de basas, tambores; estatuilla
broncínea, etc., objetos concentrados en el huerto de Germán Severino, apuntan hacia la ubicación del área
residencial, la pars urbana, centro neurálgico de una propiedad dedicada, posiblemente, a esa terna de
producción romana: vino, trigo y aceite.
De todo lo hallado hasta el momento, que sea conocido (dejábamos de aportar la documentación básica
en el año 1973), destacan el citado miliario, encontrado en 1931 en un campo de Anita Bodí (según el Pbro. J.
Torres), y la estatuilla: un excepcional bronce hallado en 1966 con motivo del arranque de los viejos algarrobos
del lugar para su permuta por perales, transformación que se realizaba en la cota máxima del Alter. Tal bronce
pleno representa al dios Hermes en una recreación romana: Mercurio.1
Con este bagaje de objetos, y puesto que hoy “de l’Alter sols ens queda el topònim (lloc un poc elevat que
destaca sobre la resta del terreny), perquè les transformacions agrícoles del anys seixanta (roturacions de terres
per a plantar tarongers) i el pas de l’autopista A-7 a principis dels setanta, van fer desaparéixer aquell pujolet
que mantenia ocultes i protegides les restes de la vil·la romana” (Valls, 1996: 1, 5-7), pasamos al estudio de
la estatuilla, depositando el resto de los materiales cerámicos en el Museu Arqueològic Comarcal de la Plana
Baixa - Burriana,2 con el objeto de poder ampliar el impacto dejado en nuestra comarca por la romanización,
en la que un buen número de villae rusticae formaron parte del Ager saguntino como auténticos núcleos rurales
dedicados a la explotación de su óptimo agro.3 Hecho, el de la proliferación de estas villas (el denominado
“sistema de villae”), que dará comienzo con el Emperador Augusto (Arasa, 2000: 108), constituyendo aquella
Hispania rural de las villas señoriales.
2. EL ALTER DE XILXES
Xilxes se asienta en la comarca de la Plana Baixa, al SE de la provincia de Castellón, junto a la vía
férrea y el Camí Real, hoy la carretera Nacional 340 en su tramo Valencia-Castellón. Su término
forma parte de esa extensa llanura aluvial, cuaternaria, regada principalmente por el Millars, y
salpicada de restos ibéricos y de villas altoimperiales, contiguas o cercanas al Camí Vell de València,4
en el Alto Medioevo el Camí Reyal y en la actualidad el Caminàs. Aquella vía republicana, costera,
denominada Hercúlea, que unía Cádiz con Roma, y que después se convertirá en la Vía Augusta.
Junto a ella y en término del municipio de Nules fue excavada, en una década de penuria como fue
la de los años cincuenta, la villa nulense de Benicató. Pese a ello, tales trabajos quedaron inéditos;
aunque algo más tarde era publicada su planta (Esteve Gálvez, 1956). El yacimiento, adquirido por
1
Entre todas las ilustraciones que reproducen el Hermes/Mercurio encontrado en este yacimiento, es de destacar la fotografía, debida a
P. Mercé, aparecida en el volumen La Provincia de Castellón (Excma. Dip. Provincial, 1999, pág. 203).
2 Denominación aprobada por el Ayuntamiento de Burriana en Sesión Plenaria Ordinaria de fecha 7-XII-1982.
3 Tras la recogida de tales restos arqueológicos entre los años 1965 y 1972 iniciamos su estudio, en particular el de la estatuilla; pero
al publicar el Dr. Tarradell, en 1973, el miliario de César Cayo Vibio Treboniano, dio la noticia de que uno de sus alumnos (J. M.ª
Espinosa) se hallaba preparando para su publicación el yacimiento, motivo por el cual optamos por retrasar nuestro estudio en espera
de dicho trabajo. Éste, que sepamos, no apareció y el nuestro quedo relegado (salvo textos puntuales) por imperativos de otros que
creímos más urgentes. Tiempo después, retomamos las fichas de algunos bronces que creímos parangonables con el del Alter, sin
investigar otros hallazgos y trabajos que, con seguridad, se habrán producido.
4 El Camí Vell de València, tramo en término del municipio de Burriana del Caminàs, entraba en esta ciudad (única medina
altomedieval en el centro de la entonces denominada Plana de Burriana) por el portal de Valencia; saliendo, tras cruzar la villa (su
calle Mayor) por el de Tortosa yendo en busca, junto al Millars, del yacimiento protohistórico de Vinarragell. Camino también
denominado en Marzo de 1328 al hacer donación la Orden de Montesa de un sector de tierra perteneciente a Vinarragell: “de
Oropesa” (De María, 1935: 182).
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la Excma. Diputación, sería objeto de una segunda campaña de excavaciones en 1973 (Gusi y Olaria,
1979: 101-144), quedando buena parte de él sin abrir; mientras el Ayuntamiento de Nules compraba
varias fincas, colindantes, para su salvaguarda.
Desde el pueblo de Xilxes, al E de la Serra del Castellar, parte hacia el mar un camino denominado de
Ràfol, el cual cruza la partida de Senda Forcà (hoy conocida popularmente con el topónimo de Santa Forcà),
en donde, a unos 400 m del pueblo, se ubica esta subpartida: l’Alter; igualmente conocida por el Sequer por
encontrarse en ella un secadero de arroz, ya desaparecido, cuya cota más elevada (sobre unos 10 m.s.n.m.)
corresponde, como hemos comentado, al huerto de Germán Severino, lugar en donde se han encontrado los
restos más importantes de lo que con seguridad fue una villa rústica Altoimperial, enclavada en las proximidades
de los humedales que alimentaban tanto las resurgencias freáticas como el río Belcaire en su desembocadura,
los cuales, conjuntamente con los más importantes de Almenara (els Estanys), formaron una extensa marisma
prelitoral que en su día, por el N, alcanzó las proximidades del Millars.
La publicación de la citada nota de prensa dada por Torres en el mes de agosto de 1956 motivaría el
desplazamiento, al propio yacimiento, de las autoridades provinciales del momento; aunque, como ya se estaba
trabajando en la contigua villa de Benicató, l’Alter de Xilxes (topónimo con el que hemos divulgado esta estación
arqueológica) quedó en el olvido, al igual que su miliario, que pese a trasladarse (para su mejor custodia) al
Ayuntamiento y tratarse del único ejemplar hallado en la Plana Baixa, estaba ya en paradero desconocido en
1973; importante pieza que se sigue buscando (Tarradell, 1973: 89, nota 3; Valls, 1996).5 Hito que certifica que
la Vía Augusta cruzaba, o delimitaba, propiedades de la villa de l’Alter, a 15 km al NE de Sagunto: “la situación
del Alter de Chilches debe relacionarse con el trazado de la famosa vía costera” (Tarradell, 1973: 91).
Décadas más tarde, como hemos comentado, en la primera quincena del mes de marzo de 1966, otro golpe
de fortuna ponía al descubierto la estatuilla del dios Hermes/Mercurio, que en las navidades del año siguiente
pudimos adquirir (por tres mil pesetas) al labrador que la encontró: Vicente Piza Félix, siendo desde entonces
pieza destacada del Museu Arqueològic Comarcal de la Plana Baixa.6 Con el traslado del museo (en su inicio
en la 3ª planta de la Casa Consistorial) al exconvento de la Merced, tras su repristinación por la Generalitat
Valenciana (trabajos que finalizaban en el año 1991 –actual sede del Centre de Cultura Municipal–), la estatuilla
centraba, sobre esbelta columnilla de mármol blanco, la sala dedicada a la romanización (fig. 2).
Desde el año 1966 visitamos con asiduidad la zona del Alter, recogiendo, tras los desfondes de sus labores
agrícolas, los menudos hallazgos que se producían, particularmente cerámica; hasta que en los primeros días
del mes de septiembre de 1972,7 un frente de maquinaria pesada arrasaba, con motivo de la construcción de la
Autopista A-7 (fig. 3), lo que con gran probabilidad había sido la pars urbana de esta villa hispanorromana:
esa zona residencial, privilegiada, en la que los domini centraban la ornamentación de sus inmuebles rústicos;
reflejo y expresión de su propia posición social y cultural: basas, tambores, teselas amontonadas (almacenadas)
y fragmentos de algunas sigillatas grafitadas quedaron sembrando las contiguas fincas de G. Severino y A.
Agudo, indicándonos, los trozos de columnas y basamentos, que estábamos ante los despojos de una villa cuya
planta pudo ser semejante a la de Benicató.8 Con probabilidad, ésta de Xilxes tuvo un pequeño larario como
5 Tan importante pieza ha terminado en un basurero de “FOBESA”, empresa concesionaria de la recogida de basuras en Burriana. En
Mesado, 2012: Addenda III.
6 Este excepcional bronce había sido pedido al Magnífico Ayuntamiento de Burriana por la Diputación castellonense para el Museo
Provincial, motivo por el que nos desplazamos de inmediato al Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación de Valencia para
dejar en manos de su director D. Domingo Fletcher la estatuilla, quien comunicaría a la Diputación castellonense su traslado a Madrid
para su limpieza. D. Domingo Fletcher llamaba de inmediato al Dr. D. Miguel Tarradell, entonces en la Universidad de Valencia, quien
al tener en sus manos nuestro bronce, sin dejar de contemplar la figura, me pedía precio. Le dijimos que no lo tenía, y D. Domingo
Fletcher, de soslayo, esbozaba una expresiva sonrisa.
7 Para la salvaguarda del yacimiento el SIP mandaba carta al Ministerio de Obras Públicas con el objeto de desviar ligeramente la
autovía. La respuesta fue negativa y sorpresiva, diciendo que: “primero es el progreso y luego la cultura”.
8 Según el Dr. J. Untermann en su visita a Burriana el 21-III-79, uno de los grafitos sobre sigillata sería un antropónimo traducible
por “S]EVERI ALPI” (fig. 6), posible genitivo de “Severus Alpius”. Tal vez el dueño de la villa del Alter de Xilxes, o uno de sus
habitantes puesto que parece tratarse de un grafito nominal de propiedad. Véase en la ADDENDA, el fragmento nº 18.
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Fig. 2. Ubicación del Hermes del Alter de Xilxes
en el Museu Arqueològic Comarcal de la Plana
Baixa-Burriana, entre 1991 y 2003.
Fotografía N.M.
Fig. 3. Zona de la pars urbana de la villa romana del Alter de Xilxes, arrasada por la Autopista del Mediterráneo.
Septiembre de 1972. Fotografía N.M.
manifestaría esta estatuilla del mobiliario doméstico, nichos difíciles de detectar por situarse, normalmente, en
la mitad de las paredes (Portela, 1984: 171). Imágenes que podían sacarse en procesión como podemos ver en
el relieve de época augustea denominado de los Vicomagistri en el Museo Vaticano (García y Bellido, 1972:
281, fig. 456), hasta que avanzado el cristianismo (año 392) Teodosio prohibió su veneración. Deidades que
servían “para documentar el interés de los propietarios por el mito y la cultura griega y mostrar, también, su
poder económico y posición social” (Koppel, 1995: 48).
El larario de Vilauba (Camós, Gerona), uno de los pocos encontrados en Hispania, portaba pequeños
bronces con peanas, de un mismo taller, reproduciendo a Mercurio, Lar y Fortuna (Tremoleda, Castanyer y
Roure, 1989: 49-69; Castanyer y Tremoleda, 1999). Cuanto menos, éste de Xilxes contuvo un excepcional
bronce pleno representando a la primera deidad, pieza que ha sido catalogada como “uno de los mejores
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Fig. 4. Estado en la que fue encontrada la estatuilla broncínea del Alter
de Xilxes. Fotografía Grollo.
Fig. 5. Mercurio del Alter de Xilxes.
Plano frontal, tras su limpieza. Fotografía
Mercé-Solé.
ejemplos de la imagen de este dios” (Roda, 1990: 76) que, afortunadamente, salió sin deterioro reciente puesto
que las “heridas” que presenta el metal (rotura del extremo distal del ala derecha del pétaso, y pérdida de
la última falange del dedo pulgar de la mano izquierda), son antiguas; aunque fue hallada con las lógicas
concreciones y suciedad (fig. 4) entre un gran manchón de ceniza, marchamo de garantía, por lo que sería
remitido para su repristinación al Instituto Central de Restauración de Obras de Arte.9 A la pieza le añadimos,
ya en Burriana, un liso caduceo de oro (fig. 5) con el objeto de reintegrarle su volumetría espacial,10 caduceo
actualmente retirado.11 El propio “alter”, cuya cota máxima recaía en los dos huertos citados, era de unos dos
9
Ingresó en el Instituto Central de Conservación y Restauración de Obras y Objetos de Arte, Arqueología y Etnología el día 2 de marzo
de 1967 –Expediente de Ingreso: Reg. A-1590–. Finalizando su estancia en dicho centro el día 26 de febrero de 1968.
10 Tan pronto fue recuperado el bronce se trasladó al SIP, mandándose por iniciativa de los Drs. Fletcher y Tarradell a la fundición
valenciana “CARPESA”, donde se realizaron, a la cera perdida, 11 ejemplares. Con posterioridad, y sin permiso alguno, uno de los
ejemplares copiados sirvió como “original” para otra fundición alicantina, en la que, para mayor estabilidad, se puso a las piezas una
plataforma laminar cuadrada. El escaso cuidado puesto en estas copias dio unos bronces francamente burdos. Pese a ello, una de las
copias llegó a Pinos Puente, Granada, habiendo sido publicada como encontrada en el Cerro del Campanario (J. Carrasco: “El Hermes
de bronce de ‘Pinos Puente’ (Granada)”. XIV CNA (Vitoria, 1975), pág. 763, lám. I, Zaragoza, 1977). En 1990, Rodríguez Oliva la
cita como de “dudosa autenticidad” (Los bronces romanos en España, pág. 95, nota 37). Lamentamos, por ello, que personas poco
escrupulosas contacten con otras de buena fe que tienen el deber de dar a conocer nuestro Patrimonio.
11 Tras nuestra jubilación en el año 2003, el Museo quedaría cerrado al público por “reformas”. Abierto el día internacional de
los museos en 2012 (y vuelto a cerrar después), el Mercurio del Alter estaba en el suelo (con una visión vertical sobre él para
el espectador) junto a la gran estatua romana, de mármol (ahora sin aquellos restos de policromía que portaba, por excesiva
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Fig. 6. Anotación del Dr. Untermann
de un grafito sobre sigillata procedente
del Alter de Xilxes.
Fig. 7. Restos y yacimientos de época romana en término municipal de Burriana según A. Rufino Guinot.
1, Cap de Terme. 2, Ratlla de Nules. 3, Carabona. 4, Camí del marge de Llombai. 5, Camí Virrangues. 6, Frente
‘Camí Palmeral’. 7, Sagrada Familia del Caramit. 8, Senda Torre d’Onda. 9, Torre d’Onda. 10, La Regenta.
11, Camí les Monges. 12, Ciutat de Borriana. 13, Frente ‘Camí Fondo’. 14, El Palau. 15, Les Moreres. 16, MarjaletCaminàs. 17, Marjalet-La Cossa. 18, Sant Gregori. 19, Riu Sec-Camí Vell de la Mar. 20, Frente ‘Sant Gregori’.
21, La Pedregala. 22, El Calamó. 23, Frente ‘Calamó’. 24, Santa Bàrbara. 25, Vinarragell.
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metros de elevación sobre las fincas colindantes, alcanzando dicha mota un diámetro de unos 125 m, lo que
indica que se trataba del área nuclear del fundus, cuyas hectáreas en explotación debieron delimitar con los
territorios de otras villas (centros importantes de sus propias explotaciones agropecuarias) al menos a lo largo
del Caminàs, esa vía indígena, prerromana, que atravesaba de norte a sur la Plana de Castellón bordeando los
humedales aprisionados por la restinga del mar (por donde trascurre el Camí de la Serratella; en el s. XVI dels
atalladors), y cruzando el Millars por la singular estación –“tell”– de Vinarragell (fig. 7, nº 25).
Entre los restos cerámicos del Alter, detectamos algunas cerámicas ibéricas; al igual que observamos
entre los restos encumbrados del cercano poblado ibérico del Castellar, cerámicas romanas; y muchos de los
fragmentos de las ánforas del Alter de Xilxes (Dressel 2-4) son idénticas a las del horno del cercano yacimiento
de la Punta d’Orleyl (Lázaro y Mesado, 1981: 7), indicándonos, cuando menos en la bisagra del periodo
republicano y altoimperial, ese trasiego de gentes y mercaderías autóctonas entre los poblados y las lujosas
villas rústicas del llano, puesto que es lógico que la mano de obra de tales latifundios fuese mayoritariamente
indígena, ósmosis que pudo acontecer de N a S del País, y perdurar en el tiempo puesto que el idioma (que
identificará el origen de una cultura) que hablaron los iberos alcanzó la Alta Edad Media: “Pruebas de fecha
muy tardía nos ponen ante los ojos que incluso en momentos anteriores a la invasión islámica, continuaba
subyaciendo, pero con vida, el idioma ibérico” (Llobregat, 1980: 46).12
Las coordenadas cartográficas de la villa del Alter de Xilxes son: 30SYK412071.
3. EL BRONCE MERCURIAL DEL MUSEO DE BURRIANA (fig. 3-5 y 8)
3.1. La pieza
La divinidad grecorromana Hermes/Mercurio fue esa juvenil mensajera –por excelencia– de los dioses
olímpicos: protectora de los caminos y caminantes, del tráfico, de los juegos atléticos, del ganado,
de la fecundidad; guía de los muertos, dios de la oratoria, de la fuerza y de la gracia; divinidad del
comercio y, por ello, protectora de los ladrones, mercaderes y comerciantes: la “faceta más relevante
con la que se incorpora al Panteón Romano” (Trelis y Molina, 1999: 32). A esta polifacética deidad se
le atribuye, además, el descubrimiento del fuego, de la escritura y de la música inventando la lira y la
flauta. Tan alto y mítico personaje se nos presenta, en esta imagen del Alter de Xilxes, con la más pura
fisonomía clásica: soberbio trabajo realista digno de un taller (las officinae) posiblemente de la Magna
Grecia, fundiciones que seguirán en el anonimato, puesto que “los trabajadores del bronce en la época
romana eran –como los artesanos en general– gente despreciada y generalmente esclavos o libertos de
baja condición social” (Arce, 1990: 16).
Se trata de un bronce pleno, fundido a la cera perdida en una sola pieza. Mide 21,6 cm de alto y pesa, tras
su limpieza, 1.370 g. Aparece representado por un adolescente, de cuerpo entero, desnudo, salvo su costado
izquierdo que permanece oculto por la fluidez de los pliegues de una clámide vertical que, desde la supuesta
limpieza), procedente de Talavera de la Reina, que había presidido, en alto (nivel de la 2ª planta), la escena del teatro de este centro
cultural municipal, ubicado en el claustro del exconvento de la Merced (Mesado et al., 1991: 98-99). Nuestro bronce aparecía sin
el caduceo, posiblemente siguiendo aquellas indicaciones de Utrilla: “(…) la capa, que cubre todo este lado hasta la altura de la
rodilla, se repliega en el antebrazo, dejando al descubierto la mano izquierda, semicerrada, y el dedo índice, muy fino, extendido
y señalando hacia abajo” (Utrilla, 1967: 10). Finalmente, tras 10 años de “Cerrado por reformas” como anunciaba un cartel, en
los inicios del 2014 se abría el Museo definitivamente al público. Y no solo sigue sin el caduceo nuestro Hermes, pues también
se le ha retirado la planchuela, de oro, de su peana, en la que se indicaba tanto el nombre de la pieza como el del yacimiento de
procedencia. Y la esbelta columnilla de mármol, con la que la teníamos expuesta centrando la sala 2ª, ha sido sustituida por una
peana negra (de aglomerado), con campana de cristal. Conjunto ubicado contra la pared de la 3ª sala del Museo, siendo difícil
admirar el bronce por su bello plano espaldar.
12 En dicha ósmosis un yacimiento paradigmático será en Burriana, y junto a la mentada restinga costera: Torre d’Onda (Arasa, 1987:
45-50; Mesado, 2005: 96-97).
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Fig. 8. Mercurio del Alter de Xilxes.
Plano espaldar. Fotografía Deutsches
Archäologisches Institut.
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Fig. 9. Detalle del pecho y de la cabeza del Mercurio del Alter
de Xilxes. Fotografía N.M.
fíbula anular sobre el hombro izquierdo, pende hasta la parte inferior de las rodillas, por lo que cubre el brazo
que se adivina (por su justo modelado) levemente encogido, con cuya mano, libre ya de ropajes, sostuvo el
caduceo.13 El brazo derecho, exento de su costado, con el antebrazo flexionado, sostiene con su mano una
bolsa, o marsupium, de largo cuello y cuerpo ovoide con apéndices iniciados en sus laterales por proceder de
la piel de un pequeño animal, midiendo 4,2 cm de alta por 2,1 de ancha.
La cabeza del dios (fig. 9), levemente ladeada hacia la derecha, está tocada con el pétasos alado: un casquete
de breve alero que lleva bien ceñido, del que sobresale un corto cabello con múltiples rizos. Sus alas aparecen
representadas en majestuosa actitud de vuelo, ya que tampoco debemos olvidar que fue mensajero veloz ante
los dioses de los infiernos Hades y Perséfore. Su anchura máxima es de 3,3 cm.
Calza las crepidae griegas, de 3,5 cm de suela, cuyo grosor apenas alcanza los 2 mm; con talón (rasgo
tomado de la solea romana) y bridas que sujetan el semidesnudo pie, cubriendo el empeine con un broche
revestido de tres plumas, detalles poco visibles en nuestras fotografías. De la misma manera podemos asegurar
13 Las diversas representaciones mercuriales que iremos cotejando, podemos seleccionarlas según la posición de sus clámides, puesto
que están reproduciendo determinados prototipos griegos que muy probablemente fueron famosas esculturas maiorum, dada la
proliferación de estas estatuillas, en su mayor número bronces artesanales de carácter popular. Boucher (1976) definió la serie que
representa la figura del dios con la clámide cubriendo el lado izquierdo, la cual se corresponde con el tipo III definido por Simon
(LIMC, p. 507-508). Citaremos, pues, aquellas de clámide vertical pendientes del hombro izquierdo dentro de los bronces plenos,
añadiendo, por cercano, el Mercurio de Sagunto, de clámide enrollada en su brazo izquierdo; y, por su buen paralelo, el más lejano del
Museo Arqueológico de Palencia que pudo portar la clámide sobre el brazo perdido.
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(tal es la conservación del bronce) que sus maléolos no portaron alipes, atributos “que significan la fuerza de
elevación y la aptitud para los desplazamientos veloces” (Chevalier y Cheerbrant, 1986: 557); apreciándose,
incluso, el modelado de las uñas, detalle que repiten los mejores bronces plenos.
Fino es el índice de la mano izquierda; pero, por rotura antigua, falta la última falange de su dedo pulgar
que pudo haberse perdido unido, por soldadura, al caduceo; sin embargo su izquierda, que apresa el cuello
del marsupius o bolsa para contener las ganancias mercantiles, desdice, por su bajo modelado, del resto de
la figura, de un bellísimo y sereno naturalismo romano, alejado ya del idealismo griego.
Tampoco son visibles en las fotografías (nuestras figuras) las plumas, bien dibujadas, de la parte inferior
de las alas del pétasos; así como el menudo abullonado de su superficie, inspirado en el caparazón de la
tortuga, reptil que se relaciona con nuestro dios; o su cabello, de abundantes rizos dispuestos simétricamente
en el flequillo, acompañado de cortos mechones sobre el cuello, dejando descubiertas las orejas, igualmente
bien modeladas, “rasgos propios de la retratística romana altoimperial” (Aranegui, 1991: 33).
Muy expresiva es la cara, de fino óvalo; pómulos leves, barbilla menuda y nariz recta de clásico perfil;
mientras su boca, entreabierta, aparece modelada por unos labios carnosos; y los ojos, con las pupilas
señaladas, son trasuntos de la más pura serenidad y dignidad interior de este casi púber rostro en el que se
refleja un hacer praxitélico, con esa dulce expresión que seducía constantemente a los artistas helénicos.
La figura está erguida, descansando el peso de su cuerpo sobre la pierna derecha mientras que la
izquierda, algo separada y flexionada con el pie sin doblar, roza apenas, con la punta de la sandalia, el suelo:
“es la tradicional división de funciones de ambas piernas, sostén y descanso respectivamente, introducida
por los artistas del primer período clásico, que Policleto llevó a su perfección en el incomparable ritmo del
Doríforo” (Vera y Navarro, 1991: 37-43).
Es esta posición de descanso, con el correspondiente arqueado lumbar y desplazamiento del centro de
gravedad (en actitud de contraposto), lo que hace señalar sobre las caderas, al elevar con gracia el muslo
derecho a la vez que desciende el izquierdo, los surcos inguinales y el resto del articulado anatómico
del cuerpo, no olvidemos que se le identificó, también, con la divinidad natural que rige la armonía.
Modelado anatómico plenamente realista, exento aquí de cualquier idealización, conjunto que refleja
vigor y sensualidad. Igualmente se le modeló erguido el miembro viril, señalándosele los testículos y
el pelo púbico puesto que la fuerza genésica era valorada en esta deidad, “un encargo permanente a los
broncistas” (Arce, 1990: 24).
Pero es el plano espaldar (fig. 8) el que mejor acusa la contorsión suave de la figura, dado que la línea
del espinazo, en ligera curva ascendente (el centro de gravedad rítmico), favorecida por la desviación lateral
derecha de la cabeza, muere segada por el plano horizontal de las alas del pétasos. De la misma manera, la
pesantez y verticalidad de la clámide aparece contrarrestada por la proyección del brazo derecho, cadera, y
torsión de la cabeza. La alilla izquierda, con su horizontalidad, contribuye a fijar la inmovilidad columnar del
ropaje, mientras que la derecha, más inclinada, se une con las fuerzas proyectantes de este lado de la figura.
Esta armonía de líneas y masas nace de la propia pose del bronce, la cual anima, en serena turgencia
de viriles contornos, la imagen. Pero pese a que domina el canon clasicista del s. V, posee proporciones
y un modelado anatómico del tronco representado en la flor de un vigor viril iniciado –no por ello una de
las facetas del dios es la de ser patrono de la palestra– igualmente propios del s. IV: rostro excesivamente
aniñado (al que aflora una leve sonrisa, con una mirada intimista) y cierta sensualidad y gracia en la
curva rítmica espaldar. Aun con ello su escultor consigue amalgamar ambos períodos, el policlético y
el praxitélico-lisípeo, construyendo un nuevo equilibrio armónico propio de un buen conocedor de los
cánones clasicistas del momento.
Pero el interés de la pieza no sólo reside en el equilibrio de los valores visuales, su buen modelado
anatómico, naturalista, o el casi perfecto canon de Policleto (siete veces la altura de la cabeza en la altura total
del cuerpo); sino que es su “excepcional” estabilidad (no conocemos otra pieza semejante que la posea), y el
hallarse soberbiamente conservada, lo que convierten al bronce pleno del Museu Arqueològic Comarcal de la
Plana Baixa en una de las mejores representaciones peninsulares, y aun europeas, de este dios.
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El Hermes de “l’Alter” de Xilxes (La Plana Baixa, Castellón)
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Buen paralelo de la pieza en cuestión puede ser la adquirida por el Museo Arqueológico Nacional en
1961, procedente de El Peralejo (v. fig. 14), en la provincia de Jaén (Fernández de Avilés, 1962: 157-163);
aunque su tamaño excede en unos tres centímetros a la del Alter. También la cabeza está más ladeada, y no
presenta la suave inclinación de nuestro bronce que hace rozar la mirada en algo cercano e íntimo. Difiere,
asimismo, en las aletas del pétasos que fueron fundidas, por su excesivo tamaño, exentas; en las alillas
talares –los alipes–; en hallarse incompleta, y en el torques de plata que conserva –un simple alambre
anudado–, detalle de poco interés pues pudo habérsele unido a la escultura en época posterior a la de su
fundición, como posiblemente ocurría con el Mercurio de Lyon que luego veremos (junto con el de El
Peralejo) con un mayor detalle.
Sin embargo, el bronce de El Peralejo se asemeja al nuestro en la exacta posición de la clámide, en el
modelado anatómico del tronco, en la posición de sereno descanso que proporciona la pierna de apoyo y la
exonerada y, como hemos dicho, en su tamaño.
También de Sagunto, hallazgo que aludimos por su proximidad con Xilxes, procede un bronce
mercurial que, aunque difiera en el modo de llevar la clámide, es notable por su excelente realismo,
aunque sólo conocíamos la figura (cuando iniciamos el presente texto) por un dibujo de J. Zapater
(Chabret, 1888, II: 230, fig. 44).
Nuestro Hermes, como estamos comentando, tendrá que ser parangonado con las mejores representaciones
mercuriales extranjeras, como, por ejemplo, la estatuilla que posee el British Museum procedente de Lyon,
aunque ésta tenga la cabeza desnuda y muy ladeada, llevando, como la de El Peralejo (cuando fue dada a
conocer) un torques de oro.14
En la partida del Sequer de Xilxes se hallaban restos de una villa romana altoimperial, y en todo tiempo
sus propietarios fueron encontrando objetos de toda índole con ocasión de haber practicado desmontes o
labores profundas; pero nada llegó a conservarse. Por fortuna nuestra estatuilla no ha seguido el camino del
anonimato, y el Museu Arqueològic Comarcal de la Plana Baixa se enorgullece de poseer, en su tipo, una
de las mejores representaciones conocidas de esta deidad.
3.2. Cronología
Para datar estos productos de importación, tendríamos que conocer los talleres de fundición que estaban al
servicio de una clientela romana de élite, así como la de los escultores que en ellos o para ellos trabajaron,
hoy en el más absoluto anonimato. Igualmente sucede con los que produjeron en el entorno de Tarraco
sus esculturas, algunas de gran mérito. Con su anonimato y desconocimiento es siempre difícil, y a su vez
expuesto, dar un taller e incluso una cronología, puesto que sus modelos pudieron perdurar bastante; pese a
todo lo cual, el Mercurio del Alter de Xilxes habrá que situar dentro de la primera mitad del s. I d.C.
Para Gustav Gamer, nuestro bronce “sigue en su tipo estatuario a famosas estatuas de la segunda mitad del
siglo V antes de J.C. como p.e. al Hermes Boboli o al llamado Hermes de Annecy”.15 Y la semejanza que ofrece
con los bronces de El Peralejo y Lyon puede servir para fijar más su cronología, pues pudiera ser de época
Augustea, o Julio-Claudia; mientras que la gran crisis (de toda índole) del siglo III, como también detectaba la
villa de Benicató, pudo alcanzar la nuestra como probarían las cenizas en las que fue hallado.
Es innegable que al igual que suele ocurrir con la estatuaria monumental, también la calidad de los bronces
plenos está en relación con su tamaño, por ello los que se acercan a los 23 cm son los que comportan una
mayor calidad artística. Es lógico, pues, que el elegante y armonioso bronce del Alter quede dentro de la mejor
14 El Dr. Fernández de Avilés, al estudiar el bronce de El Peralejo, recogerá el bellísimo Mercurio de Lyon, adquirido por el British
Museum, tomándolo de H. Walters (Greek and Roman Bronzes, London, 1929, pág. 222), el cual aún llevaba un torques de oro,
pieza “posiblemente añadida en época moderna”, motivo por el cual ha sido retirado, como podemos apreciar en la fotografía que
publicamos procedente del propio museo británico.
15 Carta personal de fecha 18-5-1972.
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estatuaria en bronce pleno que salió de las fundiciones o talleres (aquellas officinae) altoimperiales. Obra
perteneciente a la corriente neoclásica o helenística, cuyo modelo –que personifica la “clámide vertical”–
reproduce un prototipo, con gran verosimilitud monumental, hoy desconocido. Pese a la reiteración de modelos
(premisas culturales) estos singulares bronces siguen siendo ejemplares únicos.
4. REPRESENTACIONES MERCURIALES VARIAS 16
Mercurio de Sagunto
Pieza mercurial, como todas las que estamos viendo, fundida a la cera perdida. Martínez Aloy la recoge en
la Geografía del Reino de Valencia (1923-1925, I: 216-217), aunque la toma de un apunte de Chabret, quien
dice que la pieza era de D. Fco. Caballero Infante, Secretario de la Universidad Literaria, y procedía de
Sagunto. Anotando que su altura era de 15 cm, “revelando el mejor estilo y una época floreciente del arte”.
Por un dibujo firmado por J. Zapater (fig. 10, A), observamos que se trataba de un excelente
bronce que creíamos en paradero desconocido, hasta que, sorpresivamente, lo vimos en la exposición
de bronces llevada cabo en Sagunto en el año 2004, con el título de “Opvlentissima Sagvntum”,
coordinada por el Dr. P. Pau Ripollès, anotándose que pertenecía al Nationalmuseet de Dinamarca
(fig. 10, B).17 La deidad aparece con la clámide enrollada en espiral en su brazo izquierdo, lo que la
imbuye de un movimiento que contrasta con la quietud del resto de la figura cuya pose y modelado
anatómico es similar a la del Alter. Posee alipes y cubre la cabeza con el pétaso alado; aunque las aletas
son cortas y no se representan en actitud de vuelo. Con la mano derecha sostenía el caduceo; y aunque
tiene excesivamente abierta, con la palma de la mano hacia arriba, su opuesta (¡restituida!), llevaría
en ella (en el bronce original) el marsupius. La estatuilla hará asiento, para su sostén, anclada a una
peana cilíndrica posiblemente mandada colocar por Caballero Infante, pues una inscripción grabada
(en castellano, indicio de que fue hecha aquí), anota: “Hallada (sin la / mano izq[uierda]) entre / las
ruinas del / Castillo de Sagu / nto a su repara / ción en la guerra / de la Independen / cia año 1809”.
Aranegui no la relacionará con el bronce que poseía Caballero Infante, anotando que la figurilla fue
comprada por el Museo Nacional de Dinamarca en el año 1939 y que había pertenecido a Sir Francis
Cook, pasando luego a su hijo “quien la mantuvo en Londres hasta su muerte en 1905, momento en que
la colección se dispersó sin que se sepa a qué manos fueron a parar las distintas piezas”. Añadiendo
que “es la de mayor calidad entre las de bronce recuperadas en Sagunt. Su propietario debió gozar
de una posición elevada y estar al corriente de las modas artísticas de su época, complaciéndose en
la posesión de esta exquisita obra de arte que, probablemente, adquirió para su larario particular”
(Aranegui, 1991: 33). Pero además de su modelado que, como hemos visto, es similar al de la colección
Caballero Infante, para nosotros por tratarse de la misma pieza. Hay un detalle que lo afirma puesto
que el dibujo de Zapater (no olvidemos que es una reinterpretación artística) por el cual conocemos
el Hermes saguntino que poseía Caballero Infante, al igual que lo hace el del Museo Nacional de
Dinamarca, posee la mano izquierda (fue hallada sin ella) abierta y en una posición que es del todo
imposible que pueda coger el marsupium, detalle que debió de ignorar la fundición que la llevó a cabo,
siendo rarísimo (o mejor imposible) que ambos bronces, de ser distintos, acusen el mismo defecto.
Deidad popular en el territorio saguntino, como lo demostraría el hecho de tener en la propia ciudad un
monumento, puesto que una inscripción, hoy extraviada, recordaba que un personaje llamado Bebio Eunomo,
había dedicado a Mercurio Augusto un monumento (Martínez Aloy, 1923-1925: 216).
16 El siguiente listado en modo alguno pretende ser exhaustivo, puesto que lo obtuvimos en 1967 cuando pensábamos publicar los restos
de esta villa. Es lógico que con los años transcurridos el número de piezas encontradas sea mayor, aun con ello no hemos tenido noticia
de que se haya recogido algún bronce mercurial de tanta calidad como el encontrado en Xilxes.
17 National Museum of Denmark, Department of Classical and Near Eastern Antiquities, inv. nº 10.115 (Aranegui, 1991: 33).
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El Hermes de “l’Alter” de Xilxes (La Plana Baixa, Castellón)
A
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B
Fig. 10. Mercurio de Sagunto.
A) Según un dibujo de
J. Zapater.
B) La pieza en el
Nationalmuseet, de Dinamarca
(Ripollès, 2004).
Museo Federico Marés (Barcelona)
De los pequeños bronces mercuriales, plenos, que expone este museo, presentamos aquí dos de ellos
fundidos a la cera perdida. Según L. Monreal Agustí fueron adquiridos en el comercio de antigüedades,
por lo que se desconoce cualquier otro detalle.18 El primero es una figurita de unos 6 cm de altura, de
pátina negro-verdosa (fig. 11). Es portador de una clámide “vertical” sobre su costado izquierdo, que
pende, anudada, sobre el hombro, dejando desnudo el antebrazo cuya mano sostuvo un caduceo. Lleva
con la derecha el marsupium y cubre la cabeza con un pétaso alado, detallando una cara de plano
frontal. Tiene perdido el pie derecho, calzando sandalias aladas. Este bronce, pese a su pequeñez, acusa
un modelado no exento de realismo, aunque anatómicamente pobre.
La segunda pieza es un bronce pleno, de unos 7 cm de altura, de pátina negro-rojiza (fig. 12). Copia,
como el anterior, un prototipo de clámide “vertical”. Anatomía escasamente marcada, presentando toda
la pieza excesiva rigidez vertical, en especial las piernas: ambas en un mismo plano, aunque separadas y
sin otro detalle anatómico, excepto el señalar los pies. Cubre la cabeza, ligeramente ladeada a su derecha,
con un pétaso alado y su rostro apenas modela otros detalles, aunque se intuyen nariz y ojos. Mientras
sostiene con su mano derecha el marsupium, pegado como el antebrazo al cuerpo, su izquierda pudo
llevar un caduceo, pieza hoy perdida.19
18 Carta de fecha 23 de abril de 1969.
19 Desconocemos en estas dos piezas del Museo Federico Marés, los planos espaldares.
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Fig. 11. Primer
Mercurio del Museu
Marés, Barcelona.
Fotografía Mas.
Fig. 12. Segundo
Mercurio del Museu
Marés, Barcelona.
Fotografía Mas.
Museo Arqueológico Provincial de Palencia
Igualmente por compra, el Museo Arqueológico de Palencia posee un excelente bronce mercurial, de 16,4 cm
de alto, encontrado en la región de Cubillas de Cerrato (fig. 13).20 Aquí esta deidad se representa, posiblemente,
desnuda; aunque tiene por roturas antiguas perdido todo el brazo izquierdo en el que pudo portar una clámide
enrollada, y el pie del mismo lado. Cubre la cabeza con un mínimo casquete portador de unas incipientes
alas, pieza que desmerece del conjunto del bronce. Lleva la bolsa o marsupio en su diestra, muy semejante a
la del Hermes del Alter, aunque en posición más diagonal. También su modelado anatómico es semejante, en
idéntica posición estática y de contraposto, pudiéndolo superar el buen modelado de las piernas cuyos pies
calzaron sencillas sandalias, presentando breves alipes. Como ocurre con el bronce del Alter, también en éste
la mano que sostiene el marsupio aparece deformada, posiblemente porque se vertió por ella el bronce fundido,
o tuvo aquí la chimenea de desgaseo. En su conjunto, el bronce de Palencia presenta, como se ha dicho, un
articulado anatómico semejante al del Alter, aunque no exento de cierto idealismo (Revilla, 1943: 158).
Hermes de El Peralejo (Jaén)
En 1961 ingresaba en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid un bronce mercurial con una altura
de 24 cm, motivo por el cual las alillas del aplastado sombrero, hoy perdidas, eran piezas exentas (fig.
14). Su clámide pende del hombro izquierdo. La estatuilla está incompleta, puesto que, además, le falta
parte del brazo derecho, pie del mismo lado, y la mano izquierda. Su modelado es semejante al bronce del
Alter de Xilxes, aunque no alcanza la naturalidad y belleza que presentan los bronces de los museos de
Palencia o de Burriana; pero su pose es la misma. La figura lleva alipes sobre los tobillos, conservando un
torques de plata (“simple alambre anudado”) en el cuello. Para Fernández de Avilés esta pieza del Museo
Arqueológico Nacional sería de época Julio-Claudia (1962: 163).
20 Damos las gracias a D. Guillermo Herrero Martínez de Azcoitia, quien en carta personal de fecha 11 de abril de 1969 nos remite las
fotografías de esta figura, así como el pertinente permiso para su publicación. Gráficos que suplen la deficiencia de los publicados por
A. García Bellido en su “Corpus” de las Esculturas Romanas de España y Portugal.
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El Hermes de “l’Alter” de Xilxes (La Plana Baixa, Castellón)
Fig. 13. Mercurio del Museo Arqueológico Provincial de
Palencia. Archivo fotográfico Excma. Diputación.
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Fig. 14. Mercurio de El Peralejo, Jaén
(según A. Fernández de Avilés).
Hermes de Casal-Comba
Según García y Bellido, este bronce, “una de las más bellas figuritas de su género halladas en la Península”
(1949: 86, nº 68, lám. 63), fue encontrado cerca de Coimbra en el año 1877. Mide 22 cm de altura, aunque tiene
hueco el tronco y perdido su brazo izquierdo (en el que pudo llevar una chlamys enrollada) y pierna del mismo
lado a partir de la rodilla (fig. 15). Tenía fundidas aparte las alas del pétaso y los alipes. El sombrero es de “alas
poligonales curvas”. La figura coge el marsupium al modo que lo hacen los bronces de Espeyer y Lyon. Para
García y Bellido esta idealizada estatuilla recordaría el bronce de Antikythera, así como “a ciertas creaciones
de Lysippos”, y sería “trasunto de algún original del siglo IV hecho por un broncista griego, tal vez en Roma
y hacia los tiempos de Caesar o de Augustus” (García y Bellido, 1949: 86, nota 48, lám. 68). Tan bello bronce
mercurial “foi dado como desaparecido na década de 30”.21
Hermes del Museo Arqueológico de Narbona
Dicho museo posee dos bronces mercuriales, uno hallado en Montredon (Aude), en 1850; y otro, de mayor
calidad (fig. 16), procedente de las cercanías de Narbona, paraje denominado Trou de la Grave.22 Mide 14 cm
y fue adquirido por el Museo en 1841. Lleva de inventario el nº 841-3-1 (Tournal, 1864: 82).
Se trata de una bonita pieza cuya pose y modelado anatómico se acerca a la figura de Xilxes. Ha perdido
su mano izquierda. El sombrero alado parece pieza exenta, así como la mano que tiene extraviada, puesto
que presenta un taladro para su injerto. En ella sostendría el caduceo. Calza sandalias con alipes. No
poseería estabilidad por lo que une ambos pies con un enganche de fundición.
21 Según carta personal de la Dra. Lucia Almeida Matos, directora del Museo Nacional de Soares Dos Reis, de fecha 10-I-2000.
22 Damos las gracias al director del Museo de Narbona, Dr. Yves Solier, por su amabilidad en hacernos llegar, en marzo de 1981, la
información solicitada.
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Fig. 15. Mercurio de Casal-Comba, Portugal
(según A. García Bellido).
Fig. 16. Mercurio del Museo de Narbona, Francia.
Fotografía P. Bouscarle.
Mercurio de Lyon
Se trata de uno de los bronces plenos más bellos de los encontrados en Europa, custodiado por el British
Museum y catalogado con el nº 825 (fig. 17).23
Su posición, modelado anatómico, clámide y calzado, acusan fuertes paralelos con el bronce del Alter,
aunque ladea excesivamente la cabeza (hecho extraño dentro de la estatuaria clásica) que no cubre con el
pétaso, dejando ver un cabello corto poblado de rizos bien modelados, como lo está su cara cuyos ojos
señalan las pupilas. Como la gran mayoría de estos menudos bronces en los que el caduceus es pieza
exenta, lo tiene perdido, por lo que su mano izquierda aparece semiabierta. Difiere, sin embargo, por el
modo de coger el marsupium. Posiblemente no sostiene el equilibrio, por cuanto aparece con las suelas de
las sandalias soldadas (?) a una peanita circular decorada con palmetas, nieladas, de siete pétalos. También
presentaba sobe el cuello un torques de oro, que le ha sido retirado.
Un excelente paralelo del bronce de Lyon (si no fue este el modelo), igualmente con peana, lo
publicaba S. Reinach en 1929 (fig. 18). Tan sólo el marsupium (muy pequeño) y un cuerpo más
voluminoso (si el dibujo es fiel reflejo del original), diferirían del de Lyon (Gagnat y Chapot, 1920:
194-195, lám. LVII).
23 “Bronze statuette of Mercury Roman, about AD 120-140. Found near Huis, France. Bequeathed by R. Payne Knight. GR 1824.4-60.4
BM Cat Bronzes 825”. Carta personal de la Dra. J. Lesley Fitton, del British Museum, de fecha 20-IV-1999.
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El Hermes de “l’Alter” de Xilxes (La Plana Baixa, Castellón)
Fig. 17. Mercurio de Lyon. Fotografía The British Museum.
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Fig. 18. Dibujo de una figura
mercurial dada a conocer por S.
Reinach (1929: 30, nº 1).
5. COMENTARIO FINAL
El número de figuras de bronce que representan a Mercurio dentro de la estatuaria menor greco-romana es
elevado, puesto que “Si hay un dios, una figura de dios, repetida en bronce hasta la saciedad en Hispania,
en Galia, en las provincias occidentales, es el Hermes/Mercurio” (Arce, 1990: 24). Recientemente Arasa
i Gil (Universitat de València) ha dado a conocer un exhaustivo trabajo sobre los menudos bronces de
época imperial en el País Valenciano, indicando, asimismo, que “La divinidad más numerosa es Mercurio,
que aparece en nueve ocasiones”. Listando los bronces de Sagunt (en el Museo Nacional de Dinamarca),
el de la colección Caballero Infante, que dice procede igualmente de Sagunt (anotando que se encuentra
desaparecido24), del Enginet de Calp (desaparecido), el del Tossal de Manises (desaparecido), el del Alter
de Xilxes (Museu Arqueològic de Burriana), el Mercurio de la colección Senent (desaparecido), el de
la Alcudia de Elche (Museo Arqueológico Nacional), el de Morella (desaparecido), y el de Guardamar,
igualmente perdido (Arasa, 2008: 426).
24 Como vimos, ambos bronces (el del Museo Nacional de Dinamarca y el de la Colección Caballero Infante) son, para nosotros, el
mismo. Si bien el conocido por el dibujo de Zapater, aparece con un sello anatómicamente más viril que atribuimos a su dibujante
(ocurre lo mismo, por dar un paralelo, con el dinamismo que D. J. B. Porcar imbuye a las reproducciones del Arte Levantino);
aunque difieren las medidas publicadas: 18,3 cm para el primero –que sería su auténtica medida– y sólo 15 cm para el segundo,
según Chabret (1888, II: 230, fig. 44).
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A
B
Fig. 19. Mercurio de Traiguera. A) Vista frontal. B) Plano espaldar. Archivo del SIAM, Valencia.
Pero existe otro Mercurio (también extraviado) que publica Sarthou (191325: 866), en cuyo pie de foto se
anota: “Traiguera.- Ídolo (Mercurio) de bronce, encontrado en este término y que posee el arqueólogo señor
Chillida”, indicando que la fotografía (“clisé”) es del propio Chillida. En el texto, al enumerar las antigüedades
aparecidas en Traiguera, se especifica que dicho bronce se encontró a 8 km de la población: “roturando un
terreno inculto, á principios del corriente siglo, se halló, bajo una gran losa (…) Acerca de este hallazgo
publicó el señor Martínez Aloy un curioso artículo periodístico”, en el cual se anota que mide 11 cm de altura
y pesa 240 gramos, siendo: “un efebo que viste clámide pendiente de los hombros y recogida á un lado; calza
la cabeza con un pétaso alado y los pies con endormis también aladas ó talares. Extendiendo el brazo derecho,
lleva en la mano un plato con una protuberancia, que bien puede ser una patera con umbo ornamental ó una
patella con manjar sagrado, y mantiene levantado el brazo izquierdo con un hueco en la mano sin señal de
quebradura, que indica aprisionar objeto superpuesto…” Añadiendo: “Porque no reproduce con exactitud
modelo alguno conocido [hecho cierto], ofrece mayor interés el bronce de Traiguera”. Observando: “Es un
tipo de la escultura romana, interpretado por artista indígena. En figuras de esta clase es arriesgado aventurar
sus fechas: hace pensar en los límites del segundo periodo de la escultura latina, no lejos del nacimiento de
Jesucristo”. Fotografía de la estatuilla, tanto frontal (fig. 19, A) como espaldar (fig. 19, B), posiblemente
del propio Chillida puesto que la primera es la que publica Sarthou, nos la remite J. Vicent Lerma, puesto
25 La fecha que damos a la edición de la obra de Sarthou (volumen referido a la Provincia de Castellón, dentro de la Geografía
General del Reino de Valencia), la hemos tomado del facsímil publicado en 1989 por la Caja de Ahorros y Monte de Piedad
de Castellón, en donde la hija de C. Sarhou (Lidia S.) publica cronológicamente la obra de su padre, dando el año 1913 como
el correspondiente a dicha publicación; fecha que pudiera estar equivocada puesto que Luís Cebrián (1851-1934), médico de
Almenara, mandaba el día 17 de julio del año 1914 una carta de protesta al editor barcelonés Alberto Martín, indicándole que el
texto sobre esta villa, y sus antigüedades, era suyo y las galeradas a corregir se habían mandado al alcalde del pueblo (Vicent y
Hormigos, 2002: I.6).
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El Hermes de “l’Alter” de Xilxes (La Plana Baixa, Castellón)
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que se conserva en el archivo del SIAM de Valencia, del que es técnico arqueólogo, indicándome que en el
reverso aparece manuscrita tanto la procedencia (Traiguera), como el año de su hallazgo (1902).26 Este bronce
no queda lejos de aquellos indígenas encontrados por González Simancas en Sagunto, el año 1932, en un
posible templete subyacente al foro augusteo, en donde observaremos jóvenes oferentes portando páteras con
comida ritual, como lo hará el bronce de Traiguera (Bletch, 1989: 49-91). Siendo evidente que está hecho,
como aquellos 13 exvotos saguntinos: “dentro de una mezcla de tradición local ibérica e incipientes modelos
romanos” (Arce, 1990: 24).
ADDENDA
La Dra. Gabriela Martín Ávila, a petición de D. Domingo Fletcher, director del Museo de Prehistoria de
Valencia, llevó a cabo la siguiente clasificación de las cerámicas que seleccionamos del yacimiento del Alter:
1. Fragmento de lucerna, seguramente de volutas, con decoración de ovas en torno al emblema central.
1bis. Frag. de lucerna. Asa, puede ser de volutas pero no es seguro.
2. Platito sin barniz, decorado con ruedecilla.
3. Frag. de sigillata hispánica forma Drag. 30. Se aprecia el pie y arranque de la decoración de puntas
de flecha.
4. Frag. de sigillata hispánica forma Drag. 37, con motivos decorativos grandes: círculos ondulados con
otros pequeños en torno por el interior del mismo y pajarito dentro mirando a la izquierda. Entre los
círculos grandes motivo vertical de línea ondulada con pajarito rematando y cuenta en la parte inferior.
La decoración, la arcilla y el barniz son típicos del taller de Bronchales (Teruel).
5. Frag. de sigillata hispánica forma Drag. 37, con decoración de círculos sogueados concéntricos con
motivo vegetal dentro. Es también tipo Bronchales.
6. Frag. de sigillata hispánica forma Drag. 29, con decoración de métopas separadas por puntos de flecha
y motivos vegetales.
7. Frag. de sigillata sud-gálica (?) con ruedecilla.
8 y 11. Frag. de sigillata sudgálica forma Drag. 29, con decoración de tema vegetal.
9. Frag. de sigillata sudgálica forma Drag. (?) con dos métopas y puntas de flecha horizontales.
10. Frag. de sigillata hispánica, quizá forma Drag. 30, con motivo vegetal y cuentas.
12. Frag. de copa de sigillata hispánica lisa, forma Drag. 27.
13 y 14. Frag. de pie de sigillata hispánica lisa.
15 y 18. Dos fragmentos de copas, parecen ambas forma Drag. 27 porque se puede observar un poco del
arranque del cuarto de círculo superior. Ambos fragmentos tiene grafito: ..]IIVIIRI ANTI[ (nº 18), y ]
NRCVIBMIC[ (nº 15).
16. Frag. de sigillata hispánica, pie de copa con restos de grafito.
17. Frag. de sigillata hispánica lisa, forma Drag. 15/17.
19. Frag. de pie con marca hispánica rota, ilegible.
20. Frag. de sigillata hispánica lisa, forma Drag. 18.
21. Frag. de sigillata sudgálica lisa, forma Drag. 24/25. Pequeña copita con ruedecilla en el borde.
22 a 27. Fragmentos de sigillata hispánica, lisa.
28. Frag. de tapadra de sigillata Clara A, forma Lamb. 20, con decoración de ruedecilla.
29. Frag. de sigillata clara A de tipo tardío, barniz de mala calidad.
30. Frag. de sigillata clara A.
31, 32 y 32bis. Fragmentos de vasos de paredes finas sin barniz, decorados con ruedecilla. El 31 puede
ser un tipo augusteo, los otros dos son más dudosos porque son de paredes más gruesas y mal cocidos.
26 Agradecemos a J. Vicent Lerma, amigo y condiscípulo, esta deferencia.
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N. Mesado Oliver
33. Frag. de fondo de lucerna de volutas con marca de alfarero: QVNBIL.
34. Frag. de sigillata clara A, forma Lamb. 9.
35. Frag. de sigillata clara A, forma Lamb. 10 “a strice”.
36. Frag. de vasija rectangular, seguramente una tapadera de caja, porque se nota el arranque de la que
debía ser una figura que servía de asa central. El barniz es de tipo lucente, semejante al de la sigillata
clara lucente.
37. Frag. de vasija de cerámica común tipo de “borde aplicado”.
38. Frag. de vasija de cerámica común tipo plato de “borde ahumado”.
39 y 40. Fragmentos de cerámica común, sin barniz.
41. Frag. de tubo cerámico de uso indeterminado.
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Archivo de Prehistoria Levantina
Vol. XXXI, Valencia, 2016, p. 261-281
ISSN: 0210-3230 / eISSN: 1989-0508
Norberto MESADO OLIVER a
El Hermes de “l’Alter” de Xilxes
(La Plana Baixa, Castellón)
RESUMEN: En la presente nota se da a conocer con detalle una estatuilla de bronce que representa a Hermes/
Mercurio, encontrada en el año 1966 en la villa romana del Alter de Xilxes, en la comarca de La Plana Baixa,
Castellón. Se trata de un bronce pleno, fundido a la cera perdida en una sola pieza, de 21,6 cm de alto y un
peso de 1.370 gramos. Remite al siglo I d.C. y posiblemente formaría parte de un larario doméstico. Tendría
buenos paralelos, entre otros, en el Hermes de El Peralejo (Jaén), guardado en el Museo Arqueológico Nacional
de Madrid, y en el Hermes de Lyon, depositado en el British Museum de Londres. También se repasan las
noticias referentes al Alter de Xilxes y se aporta un inventario parcial, realizado en los años 1960, de un lote de
materiales recuperado en los terrenos de emplazamiento de esta villa altoimperial romana.
PALABRAS CLAVE: Hermes/Mercurio, escultura en bronce, cera perdida, época altoimperial romana,
chlamys, petasus, marsupium, caduceo, villa rústica.
The Hermes from ‘l’Alter de Xilxes’ (Plana Baixa, Castellon, Spain)
ABSTRACT: A bronze figurine representing Hermes/Mercury is presented. It was found in 1966 in the Roman
villa of ‘Alter de Xilxes’ (La Plana Baixa, Castellon, Spain). Lost-wax process was used to produce the figurine,
which is 21.6 high and it weighs 1,370 grams. It is dated to the first century AD and it might be part of a
domestic lararium. Among the parallels of this object we could mention the Hermes from El Peralejo (Jaén),
kept in the National Archaeological Museum in Madrid, and the Hermes of Lyon in the British Museum in
London. Historical references to the settlement of ‘Alter de Xilxes’ are reviewed and a partial inventory of the
materials recovered at this site during surveys conducted in the 1960’s is provided.
KEYWORDS: Hermes/Mercury, bronze sculpture, lost wax, Early Imperial Roman period, chlamys, petasus,
marsupium, caduceus, rural villa.
a
Arqueólogo emérito.
Avda. Llombai (junto a Instituto), 12530 Burriana, Castellón.
Recibido: 16/02/2016. Aceptado: 17/06/2016.
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N. Mesado Oliver
1. INTRODUCCIÓN
Las primeras noticias de materiales arqueológicos romanos procedentes con gran probabilidad del Alter de
Xilxes, yacimiento situado en las inmediaciones de este pueblo de La Plana de Castellón, se remontan a
fines del siglo XVIII. Espinalt escribe que esta población “Según denotan varias inscripciones Romanas y
sepulcros que se han hallado, con cántaros y monedas de aquel tiempo, denota la fundaron los Romanos”
(1786: 186). Otras citas pertenecen ya al s. XIX.
Así, mosén J. Bautista Figols, rector de Almenara, en su “Memoria presentada a la Real Sociedad Económica”,
en 1818, al citar las ruinas romanas de los alrededores dels Estanys, anota que: “En la llanura en que según
el cronista P. M. Ribelles, huvo una ciudad opulenta, hay enterrado un rollo de piedra azul de quinientas ó
más arrobas de peso con sus dos muescas colaterales para el encaxe de las bigas, que lo levantaran para la
comprensión”; y añade: “En la plaza de Chilches hay otro de mayor mole”. En 1832, Ceán-Bermúdez glosa que
en Xilxes se descubrieron “no hace mucho tiempo, sepulcros, lápidas con inscripciones romanas y monedas de
distintas clases”; y en 1847 conoceremos, por Madoz, que “por algunas inscripciones halladas en esta población
se conjetura su antigüedad romana” (VII: 325); mientras que Miralles de Imperial, en 1868, dice que en esta
localidad “hay algunas inscripciones que prueban que el origen de esta villa se remonta a la época romana” (IV:
17); y en 1873, Mundina Milallave reitera que el origen de la población se atribuye a los romanos “según se
deduce de las inscripciones halladas en esta villa pertenecientes a aquella época” (p. 281). No tendremos más
citas conocidas hasta 1956, año en el que el Pbro. J. Torres da la noticia, en un artículo de prensa, del reencuentro,
en la mencionada subpartida del Alter, de un miliario perteneciente al emperador Cayo Vibio Treboniano (fig. 1).
Con posterioridad, las referencias sobre este yacimiento, o alguna de sus piezas más sobresalientes, se suceden:
1965, Almar, López y Espinosa (p. 11-12); 1968, Utrilla (p. 20-36); 1971, Mesado (p. 161-171); 1973, Tarradell
(p. 89-98); 1979, Gorges (p. 245); 1980, Llobregat (p. 106); 1986, Abad (p. 174); 1990, Arce, Roda, Salcedo y
Sánchez (p. 24, 76, 236, ficha 136); 1990, García Fuertes y Moraño (p. 623-633); 1991, Mesado, Gil y Rufino (p.
94); 1995, Arasa (p. 677-679 y 811-812); 1996, Valls (p. 1, 5-6), entre otros.
Fig. 1. El miliario de Cayo Vibio Treboniano estando
depositado en el Ayuntamiento de Xilxes. 1960.
Fotografía N.M.
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El Hermes de “l’Alter” de Xilxes (La Plana Baixa, Castellón)
263
Tal estación arqueológica, ubicada entre el Camí Ràfols y la Senda Forcà, según la bibliografía anterior,
venía tributando gran cantidad de fragmentos cerámicos, en especial: tégulas, dolia y ánforas, que parecen
proceder de la pars rustica de la villa; mientras que los restos de estucos policromos, mármoles, teselas
para mosaicos pavimentales (blancas y negras), cerámicas finas; fragmentos de basas, tambores; estatuilla
broncínea, etc., objetos concentrados en el huerto de Germán Severino, apuntan hacia la ubicación del área
residencial, la pars urbana, centro neurálgico de una propiedad dedicada, posiblemente, a esa terna de
producción romana: vino, trigo y aceite.
De todo lo hallado hasta el momento, que sea conocido (dejábamos de aportar la documentación básica
en el año 1973), destacan el citado miliario, encontrado en 1931 en un campo de Anita Bodí (según el Pbro. J.
Torres), y la estatuilla: un excepcional bronce hallado en 1966 con motivo del arranque de los viejos algarrobos
del lugar para su permuta por perales, transformación que se realizaba en la cota máxima del Alter. Tal bronce
pleno representa al dios Hermes en una recreación romana: Mercurio.1
Con este bagaje de objetos, y puesto que hoy “de l’Alter sols ens queda el topònim (lloc un poc elevat que
destaca sobre la resta del terreny), perquè les transformacions agrícoles del anys seixanta (roturacions de terres
per a plantar tarongers) i el pas de l’autopista A-7 a principis dels setanta, van fer desaparéixer aquell pujolet
que mantenia ocultes i protegides les restes de la vil·la romana” (Valls, 1996: 1, 5-7), pasamos al estudio de
la estatuilla, depositando el resto de los materiales cerámicos en el Museu Arqueològic Comarcal de la Plana
Baixa - Burriana,2 con el objeto de poder ampliar el impacto dejado en nuestra comarca por la romanización,
en la que un buen número de villae rusticae formaron parte del Ager saguntino como auténticos núcleos rurales
dedicados a la explotación de su óptimo agro.3 Hecho, el de la proliferación de estas villas (el denominado
“sistema de villae”), que dará comienzo con el Emperador Augusto (Arasa, 2000: 108), constituyendo aquella
Hispania rural de las villas señoriales.
2. EL ALTER DE XILXES
Xilxes se asienta en la comarca de la Plana Baixa, al SE de la provincia de Castellón, junto a la vía
férrea y el Camí Real, hoy la carretera Nacional 340 en su tramo Valencia-Castellón. Su término
forma parte de esa extensa llanura aluvial, cuaternaria, regada principalmente por el Millars, y
salpicada de restos ibéricos y de villas altoimperiales, contiguas o cercanas al Camí Vell de València,4
en el Alto Medioevo el Camí Reyal y en la actualidad el Caminàs. Aquella vía republicana, costera,
denominada Hercúlea, que unía Cádiz con Roma, y que después se convertirá en la Vía Augusta.
Junto a ella y en término del municipio de Nules fue excavada, en una década de penuria como fue
la de los años cincuenta, la villa nulense de Benicató. Pese a ello, tales trabajos quedaron inéditos;
aunque algo más tarde era publicada su planta (Esteve Gálvez, 1956). El yacimiento, adquirido por
1
Entre todas las ilustraciones que reproducen el Hermes/Mercurio encontrado en este yacimiento, es de destacar la fotografía, debida a
P. Mercé, aparecida en el volumen La Provincia de Castellón (Excma. Dip. Provincial, 1999, pág. 203).
2 Denominación aprobada por el Ayuntamiento de Burriana en Sesión Plenaria Ordinaria de fecha 7-XII-1982.
3 Tras la recogida de tales restos arqueológicos entre los años 1965 y 1972 iniciamos su estudio, en particular el de la estatuilla; pero
al publicar el Dr. Tarradell, en 1973, el miliario de César Cayo Vibio Treboniano, dio la noticia de que uno de sus alumnos (J. M.ª
Espinosa) se hallaba preparando para su publicación el yacimiento, motivo por el cual optamos por retrasar nuestro estudio en espera
de dicho trabajo. Éste, que sepamos, no apareció y el nuestro quedo relegado (salvo textos puntuales) por imperativos de otros que
creímos más urgentes. Tiempo después, retomamos las fichas de algunos bronces que creímos parangonables con el del Alter, sin
investigar otros hallazgos y trabajos que, con seguridad, se habrán producido.
4 El Camí Vell de València, tramo en término del municipio de Burriana del Caminàs, entraba en esta ciudad (única medina
altomedieval en el centro de la entonces denominada Plana de Burriana) por el portal de Valencia; saliendo, tras cruzar la villa (su
calle Mayor) por el de Tortosa yendo en busca, junto al Millars, del yacimiento protohistórico de Vinarragell. Camino también
denominado en Marzo de 1328 al hacer donación la Orden de Montesa de un sector de tierra perteneciente a Vinarragell: “de
Oropesa” (De María, 1935: 182).
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N. Mesado Oliver
la Excma. Diputación, sería objeto de una segunda campaña de excavaciones en 1973 (Gusi y Olaria,
1979: 101-144), quedando buena parte de él sin abrir; mientras el Ayuntamiento de Nules compraba
varias fincas, colindantes, para su salvaguarda.
Desde el pueblo de Xilxes, al E de la Serra del Castellar, parte hacia el mar un camino denominado de
Ràfol, el cual cruza la partida de Senda Forcà (hoy conocida popularmente con el topónimo de Santa Forcà),
en donde, a unos 400 m del pueblo, se ubica esta subpartida: l’Alter; igualmente conocida por el Sequer por
encontrarse en ella un secadero de arroz, ya desaparecido, cuya cota más elevada (sobre unos 10 m.s.n.m.)
corresponde, como hemos comentado, al huerto de Germán Severino, lugar en donde se han encontrado los
restos más importantes de lo que con seguridad fue una villa rústica Altoimperial, enclavada en las proximidades
de los humedales que alimentaban tanto las resurgencias freáticas como el río Belcaire en su desembocadura,
los cuales, conjuntamente con los más importantes de Almenara (els Estanys), formaron una extensa marisma
prelitoral que en su día, por el N, alcanzó las proximidades del Millars.
La publicación de la citada nota de prensa dada por Torres en el mes de agosto de 1956 motivaría el
desplazamiento, al propio yacimiento, de las autoridades provinciales del momento; aunque, como ya se estaba
trabajando en la contigua villa de Benicató, l’Alter de Xilxes (topónimo con el que hemos divulgado esta estación
arqueológica) quedó en el olvido, al igual que su miliario, que pese a trasladarse (para su mejor custodia) al
Ayuntamiento y tratarse del único ejemplar hallado en la Plana Baixa, estaba ya en paradero desconocido en
1973; importante pieza que se sigue buscando (Tarradell, 1973: 89, nota 3; Valls, 1996).5 Hito que certifica que
la Vía Augusta cruzaba, o delimitaba, propiedades de la villa de l’Alter, a 15 km al NE de Sagunto: “la situación
del Alter de Chilches debe relacionarse con el trazado de la famosa vía costera” (Tarradell, 1973: 91).
Décadas más tarde, como hemos comentado, en la primera quincena del mes de marzo de 1966, otro golpe
de fortuna ponía al descubierto la estatuilla del dios Hermes/Mercurio, que en las navidades del año siguiente
pudimos adquirir (por tres mil pesetas) al labrador que la encontró: Vicente Piza Félix, siendo desde entonces
pieza destacada del Museu Arqueològic Comarcal de la Plana Baixa.6 Con el traslado del museo (en su inicio
en la 3ª planta de la Casa Consistorial) al exconvento de la Merced, tras su repristinación por la Generalitat
Valenciana (trabajos que finalizaban en el año 1991 –actual sede del Centre de Cultura Municipal–), la estatuilla
centraba, sobre esbelta columnilla de mármol blanco, la sala dedicada a la romanización (fig. 2).
Desde el año 1966 visitamos con asiduidad la zona del Alter, recogiendo, tras los desfondes de sus labores
agrícolas, los menudos hallazgos que se producían, particularmente cerámica; hasta que en los primeros días
del mes de septiembre de 1972,7 un frente de maquinaria pesada arrasaba, con motivo de la construcción de la
Autopista A-7 (fig. 3), lo que con gran probabilidad había sido la pars urbana de esta villa hispanorromana:
esa zona residencial, privilegiada, en la que los domini centraban la ornamentación de sus inmuebles rústicos;
reflejo y expresión de su propia posición social y cultural: basas, tambores, teselas amontonadas (almacenadas)
y fragmentos de algunas sigillatas grafitadas quedaron sembrando las contiguas fincas de G. Severino y A.
Agudo, indicándonos, los trozos de columnas y basamentos, que estábamos ante los despojos de una villa cuya
planta pudo ser semejante a la de Benicató.8 Con probabilidad, ésta de Xilxes tuvo un pequeño larario como
5 Tan importante pieza ha terminado en un basurero de “FOBESA”, empresa concesionaria de la recogida de basuras en Burriana. En
Mesado, 2012: Addenda III.
6 Este excepcional bronce había sido pedido al Magnífico Ayuntamiento de Burriana por la Diputación castellonense para el Museo
Provincial, motivo por el que nos desplazamos de inmediato al Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación de Valencia para
dejar en manos de su director D. Domingo Fletcher la estatuilla, quien comunicaría a la Diputación castellonense su traslado a Madrid
para su limpieza. D. Domingo Fletcher llamaba de inmediato al Dr. D. Miguel Tarradell, entonces en la Universidad de Valencia, quien
al tener en sus manos nuestro bronce, sin dejar de contemplar la figura, me pedía precio. Le dijimos que no lo tenía, y D. Domingo
Fletcher, de soslayo, esbozaba una expresiva sonrisa.
7 Para la salvaguarda del yacimiento el SIP mandaba carta al Ministerio de Obras Públicas con el objeto de desviar ligeramente la
autovía. La respuesta fue negativa y sorpresiva, diciendo que: “primero es el progreso y luego la cultura”.
8 Según el Dr. J. Untermann en su visita a Burriana el 21-III-79, uno de los grafitos sobre sigillata sería un antropónimo traducible
por “S]EVERI ALPI” (fig. 6), posible genitivo de “Severus Alpius”. Tal vez el dueño de la villa del Alter de Xilxes, o uno de sus
habitantes puesto que parece tratarse de un grafito nominal de propiedad. Véase en la ADDENDA, el fragmento nº 18.
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El Hermes de “l’Alter” de Xilxes (La Plana Baixa, Castellón)
265
Fig. 2. Ubicación del Hermes del Alter de Xilxes
en el Museu Arqueològic Comarcal de la Plana
Baixa-Burriana, entre 1991 y 2003.
Fotografía N.M.
Fig. 3. Zona de la pars urbana de la villa romana del Alter de Xilxes, arrasada por la Autopista del Mediterráneo.
Septiembre de 1972. Fotografía N.M.
manifestaría esta estatuilla del mobiliario doméstico, nichos difíciles de detectar por situarse, normalmente, en
la mitad de las paredes (Portela, 1984: 171). Imágenes que podían sacarse en procesión como podemos ver en
el relieve de época augustea denominado de los Vicomagistri en el Museo Vaticano (García y Bellido, 1972:
281, fig. 456), hasta que avanzado el cristianismo (año 392) Teodosio prohibió su veneración. Deidades que
servían “para documentar el interés de los propietarios por el mito y la cultura griega y mostrar, también, su
poder económico y posición social” (Koppel, 1995: 48).
El larario de Vilauba (Camós, Gerona), uno de los pocos encontrados en Hispania, portaba pequeños
bronces con peanas, de un mismo taller, reproduciendo a Mercurio, Lar y Fortuna (Tremoleda, Castanyer y
Roure, 1989: 49-69; Castanyer y Tremoleda, 1999). Cuanto menos, éste de Xilxes contuvo un excepcional
bronce pleno representando a la primera deidad, pieza que ha sido catalogada como “uno de los mejores
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Fig. 4. Estado en la que fue encontrada la estatuilla broncínea del Alter
de Xilxes. Fotografía Grollo.
Fig. 5. Mercurio del Alter de Xilxes.
Plano frontal, tras su limpieza. Fotografía
Mercé-Solé.
ejemplos de la imagen de este dios” (Roda, 1990: 76) que, afortunadamente, salió sin deterioro reciente puesto
que las “heridas” que presenta el metal (rotura del extremo distal del ala derecha del pétaso, y pérdida de
la última falange del dedo pulgar de la mano izquierda), son antiguas; aunque fue hallada con las lógicas
concreciones y suciedad (fig. 4) entre un gran manchón de ceniza, marchamo de garantía, por lo que sería
remitido para su repristinación al Instituto Central de Restauración de Obras de Arte.9 A la pieza le añadimos,
ya en Burriana, un liso caduceo de oro (fig. 5) con el objeto de reintegrarle su volumetría espacial,10 caduceo
actualmente retirado.11 El propio “alter”, cuya cota máxima recaía en los dos huertos citados, era de unos dos
9
Ingresó en el Instituto Central de Conservación y Restauración de Obras y Objetos de Arte, Arqueología y Etnología el día 2 de marzo
de 1967 –Expediente de Ingreso: Reg. A-1590–. Finalizando su estancia en dicho centro el día 26 de febrero de 1968.
10 Tan pronto fue recuperado el bronce se trasladó al SIP, mandándose por iniciativa de los Drs. Fletcher y Tarradell a la fundición
valenciana “CARPESA”, donde se realizaron, a la cera perdida, 11 ejemplares. Con posterioridad, y sin permiso alguno, uno de los
ejemplares copiados sirvió como “original” para otra fundición alicantina, en la que, para mayor estabilidad, se puso a las piezas una
plataforma laminar cuadrada. El escaso cuidado puesto en estas copias dio unos bronces francamente burdos. Pese a ello, una de las
copias llegó a Pinos Puente, Granada, habiendo sido publicada como encontrada en el Cerro del Campanario (J. Carrasco: “El Hermes
de bronce de ‘Pinos Puente’ (Granada)”. XIV CNA (Vitoria, 1975), pág. 763, lám. I, Zaragoza, 1977). En 1990, Rodríguez Oliva la
cita como de “dudosa autenticidad” (Los bronces romanos en España, pág. 95, nota 37). Lamentamos, por ello, que personas poco
escrupulosas contacten con otras de buena fe que tienen el deber de dar a conocer nuestro Patrimonio.
11 Tras nuestra jubilación en el año 2003, el Museo quedaría cerrado al público por “reformas”. Abierto el día internacional de
los museos en 2012 (y vuelto a cerrar después), el Mercurio del Alter estaba en el suelo (con una visión vertical sobre él para
el espectador) junto a la gran estatua romana, de mármol (ahora sin aquellos restos de policromía que portaba, por excesiva
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El Hermes de “l’Alter” de Xilxes (La Plana Baixa, Castellón)
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Fig. 6. Anotación del Dr. Untermann
de un grafito sobre sigillata procedente
del Alter de Xilxes.
Fig. 7. Restos y yacimientos de época romana en término municipal de Burriana según A. Rufino Guinot.
1, Cap de Terme. 2, Ratlla de Nules. 3, Carabona. 4, Camí del marge de Llombai. 5, Camí Virrangues. 6, Frente
‘Camí Palmeral’. 7, Sagrada Familia del Caramit. 8, Senda Torre d’Onda. 9, Torre d’Onda. 10, La Regenta.
11, Camí les Monges. 12, Ciutat de Borriana. 13, Frente ‘Camí Fondo’. 14, El Palau. 15, Les Moreres. 16, MarjaletCaminàs. 17, Marjalet-La Cossa. 18, Sant Gregori. 19, Riu Sec-Camí Vell de la Mar. 20, Frente ‘Sant Gregori’.
21, La Pedregala. 22, El Calamó. 23, Frente ‘Calamó’. 24, Santa Bàrbara. 25, Vinarragell.
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metros de elevación sobre las fincas colindantes, alcanzando dicha mota un diámetro de unos 125 m, lo que
indica que se trataba del área nuclear del fundus, cuyas hectáreas en explotación debieron delimitar con los
territorios de otras villas (centros importantes de sus propias explotaciones agropecuarias) al menos a lo largo
del Caminàs, esa vía indígena, prerromana, que atravesaba de norte a sur la Plana de Castellón bordeando los
humedales aprisionados por la restinga del mar (por donde trascurre el Camí de la Serratella; en el s. XVI dels
atalladors), y cruzando el Millars por la singular estación –“tell”– de Vinarragell (fig. 7, nº 25).
Entre los restos cerámicos del Alter, detectamos algunas cerámicas ibéricas; al igual que observamos
entre los restos encumbrados del cercano poblado ibérico del Castellar, cerámicas romanas; y muchos de los
fragmentos de las ánforas del Alter de Xilxes (Dressel 2-4) son idénticas a las del horno del cercano yacimiento
de la Punta d’Orleyl (Lázaro y Mesado, 1981: 7), indicándonos, cuando menos en la bisagra del periodo
republicano y altoimperial, ese trasiego de gentes y mercaderías autóctonas entre los poblados y las lujosas
villas rústicas del llano, puesto que es lógico que la mano de obra de tales latifundios fuese mayoritariamente
indígena, ósmosis que pudo acontecer de N a S del País, y perdurar en el tiempo puesto que el idioma (que
identificará el origen de una cultura) que hablaron los iberos alcanzó la Alta Edad Media: “Pruebas de fecha
muy tardía nos ponen ante los ojos que incluso en momentos anteriores a la invasión islámica, continuaba
subyaciendo, pero con vida, el idioma ibérico” (Llobregat, 1980: 46).12
Las coordenadas cartográficas de la villa del Alter de Xilxes son: 30SYK412071.
3. EL BRONCE MERCURIAL DEL MUSEO DE BURRIANA (fig. 3-5 y 8)
3.1. La pieza
La divinidad grecorromana Hermes/Mercurio fue esa juvenil mensajera –por excelencia– de los dioses
olímpicos: protectora de los caminos y caminantes, del tráfico, de los juegos atléticos, del ganado,
de la fecundidad; guía de los muertos, dios de la oratoria, de la fuerza y de la gracia; divinidad del
comercio y, por ello, protectora de los ladrones, mercaderes y comerciantes: la “faceta más relevante
con la que se incorpora al Panteón Romano” (Trelis y Molina, 1999: 32). A esta polifacética deidad se
le atribuye, además, el descubrimiento del fuego, de la escritura y de la música inventando la lira y la
flauta. Tan alto y mítico personaje se nos presenta, en esta imagen del Alter de Xilxes, con la más pura
fisonomía clásica: soberbio trabajo realista digno de un taller (las officinae) posiblemente de la Magna
Grecia, fundiciones que seguirán en el anonimato, puesto que “los trabajadores del bronce en la época
romana eran –como los artesanos en general– gente despreciada y generalmente esclavos o libertos de
baja condición social” (Arce, 1990: 16).
Se trata de un bronce pleno, fundido a la cera perdida en una sola pieza. Mide 21,6 cm de alto y pesa, tras
su limpieza, 1.370 g. Aparece representado por un adolescente, de cuerpo entero, desnudo, salvo su costado
izquierdo que permanece oculto por la fluidez de los pliegues de una clámide vertical que, desde la supuesta
limpieza), procedente de Talavera de la Reina, que había presidido, en alto (nivel de la 2ª planta), la escena del teatro de este centro
cultural municipal, ubicado en el claustro del exconvento de la Merced (Mesado et al., 1991: 98-99). Nuestro bronce aparecía sin
el caduceo, posiblemente siguiendo aquellas indicaciones de Utrilla: “(…) la capa, que cubre todo este lado hasta la altura de la
rodilla, se repliega en el antebrazo, dejando al descubierto la mano izquierda, semicerrada, y el dedo índice, muy fino, extendido
y señalando hacia abajo” (Utrilla, 1967: 10). Finalmente, tras 10 años de “Cerrado por reformas” como anunciaba un cartel, en
los inicios del 2014 se abría el Museo definitivamente al público. Y no solo sigue sin el caduceo nuestro Hermes, pues también
se le ha retirado la planchuela, de oro, de su peana, en la que se indicaba tanto el nombre de la pieza como el del yacimiento de
procedencia. Y la esbelta columnilla de mármol, con la que la teníamos expuesta centrando la sala 2ª, ha sido sustituida por una
peana negra (de aglomerado), con campana de cristal. Conjunto ubicado contra la pared de la 3ª sala del Museo, siendo difícil
admirar el bronce por su bello plano espaldar.
12 En dicha ósmosis un yacimiento paradigmático será en Burriana, y junto a la mentada restinga costera: Torre d’Onda (Arasa, 1987:
45-50; Mesado, 2005: 96-97).
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El Hermes de “l’Alter” de Xilxes (La Plana Baixa, Castellón)
Fig. 8. Mercurio del Alter de Xilxes.
Plano espaldar. Fotografía Deutsches
Archäologisches Institut.
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Fig. 9. Detalle del pecho y de la cabeza del Mercurio del Alter
de Xilxes. Fotografía N.M.
fíbula anular sobre el hombro izquierdo, pende hasta la parte inferior de las rodillas, por lo que cubre el brazo
que se adivina (por su justo modelado) levemente encogido, con cuya mano, libre ya de ropajes, sostuvo el
caduceo.13 El brazo derecho, exento de su costado, con el antebrazo flexionado, sostiene con su mano una
bolsa, o marsupium, de largo cuello y cuerpo ovoide con apéndices iniciados en sus laterales por proceder de
la piel de un pequeño animal, midiendo 4,2 cm de alta por 2,1 de ancha.
La cabeza del dios (fig. 9), levemente ladeada hacia la derecha, está tocada con el pétasos alado: un casquete
de breve alero que lleva bien ceñido, del que sobresale un corto cabello con múltiples rizos. Sus alas aparecen
representadas en majestuosa actitud de vuelo, ya que tampoco debemos olvidar que fue mensajero veloz ante
los dioses de los infiernos Hades y Perséfore. Su anchura máxima es de 3,3 cm.
Calza las crepidae griegas, de 3,5 cm de suela, cuyo grosor apenas alcanza los 2 mm; con talón (rasgo
tomado de la solea romana) y bridas que sujetan el semidesnudo pie, cubriendo el empeine con un broche
revestido de tres plumas, detalles poco visibles en nuestras fotografías. De la misma manera podemos asegurar
13 Las diversas representaciones mercuriales que iremos cotejando, podemos seleccionarlas según la posición de sus clámides, puesto
que están reproduciendo determinados prototipos griegos que muy probablemente fueron famosas esculturas maiorum, dada la
proliferación de estas estatuillas, en su mayor número bronces artesanales de carácter popular. Boucher (1976) definió la serie que
representa la figura del dios con la clámide cubriendo el lado izquierdo, la cual se corresponde con el tipo III definido por Simon
(LIMC, p. 507-508). Citaremos, pues, aquellas de clámide vertical pendientes del hombro izquierdo dentro de los bronces plenos,
añadiendo, por cercano, el Mercurio de Sagunto, de clámide enrollada en su brazo izquierdo; y, por su buen paralelo, el más lejano del
Museo Arqueológico de Palencia que pudo portar la clámide sobre el brazo perdido.
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(tal es la conservación del bronce) que sus maléolos no portaron alipes, atributos “que significan la fuerza de
elevación y la aptitud para los desplazamientos veloces” (Chevalier y Cheerbrant, 1986: 557); apreciándose,
incluso, el modelado de las uñas, detalle que repiten los mejores bronces plenos.
Fino es el índice de la mano izquierda; pero, por rotura antigua, falta la última falange de su dedo pulgar
que pudo haberse perdido unido, por soldadura, al caduceo; sin embargo su izquierda, que apresa el cuello
del marsupius o bolsa para contener las ganancias mercantiles, desdice, por su bajo modelado, del resto de
la figura, de un bellísimo y sereno naturalismo romano, alejado ya del idealismo griego.
Tampoco son visibles en las fotografías (nuestras figuras) las plumas, bien dibujadas, de la parte inferior
de las alas del pétasos; así como el menudo abullonado de su superficie, inspirado en el caparazón de la
tortuga, reptil que se relaciona con nuestro dios; o su cabello, de abundantes rizos dispuestos simétricamente
en el flequillo, acompañado de cortos mechones sobre el cuello, dejando descubiertas las orejas, igualmente
bien modeladas, “rasgos propios de la retratística romana altoimperial” (Aranegui, 1991: 33).
Muy expresiva es la cara, de fino óvalo; pómulos leves, barbilla menuda y nariz recta de clásico perfil;
mientras su boca, entreabierta, aparece modelada por unos labios carnosos; y los ojos, con las pupilas
señaladas, son trasuntos de la más pura serenidad y dignidad interior de este casi púber rostro en el que se
refleja un hacer praxitélico, con esa dulce expresión que seducía constantemente a los artistas helénicos.
La figura está erguida, descansando el peso de su cuerpo sobre la pierna derecha mientras que la
izquierda, algo separada y flexionada con el pie sin doblar, roza apenas, con la punta de la sandalia, el suelo:
“es la tradicional división de funciones de ambas piernas, sostén y descanso respectivamente, introducida
por los artistas del primer período clásico, que Policleto llevó a su perfección en el incomparable ritmo del
Doríforo” (Vera y Navarro, 1991: 37-43).
Es esta posición de descanso, con el correspondiente arqueado lumbar y desplazamiento del centro de
gravedad (en actitud de contraposto), lo que hace señalar sobre las caderas, al elevar con gracia el muslo
derecho a la vez que desciende el izquierdo, los surcos inguinales y el resto del articulado anatómico
del cuerpo, no olvidemos que se le identificó, también, con la divinidad natural que rige la armonía.
Modelado anatómico plenamente realista, exento aquí de cualquier idealización, conjunto que refleja
vigor y sensualidad. Igualmente se le modeló erguido el miembro viril, señalándosele los testículos y
el pelo púbico puesto que la fuerza genésica era valorada en esta deidad, “un encargo permanente a los
broncistas” (Arce, 1990: 24).
Pero es el plano espaldar (fig. 8) el que mejor acusa la contorsión suave de la figura, dado que la línea
del espinazo, en ligera curva ascendente (el centro de gravedad rítmico), favorecida por la desviación lateral
derecha de la cabeza, muere segada por el plano horizontal de las alas del pétasos. De la misma manera, la
pesantez y verticalidad de la clámide aparece contrarrestada por la proyección del brazo derecho, cadera, y
torsión de la cabeza. La alilla izquierda, con su horizontalidad, contribuye a fijar la inmovilidad columnar del
ropaje, mientras que la derecha, más inclinada, se une con las fuerzas proyectantes de este lado de la figura.
Esta armonía de líneas y masas nace de la propia pose del bronce, la cual anima, en serena turgencia
de viriles contornos, la imagen. Pero pese a que domina el canon clasicista del s. V, posee proporciones
y un modelado anatómico del tronco representado en la flor de un vigor viril iniciado –no por ello una de
las facetas del dios es la de ser patrono de la palestra– igualmente propios del s. IV: rostro excesivamente
aniñado (al que aflora una leve sonrisa, con una mirada intimista) y cierta sensualidad y gracia en la
curva rítmica espaldar. Aun con ello su escultor consigue amalgamar ambos períodos, el policlético y
el praxitélico-lisípeo, construyendo un nuevo equilibrio armónico propio de un buen conocedor de los
cánones clasicistas del momento.
Pero el interés de la pieza no sólo reside en el equilibrio de los valores visuales, su buen modelado
anatómico, naturalista, o el casi perfecto canon de Policleto (siete veces la altura de la cabeza en la altura total
del cuerpo); sino que es su “excepcional” estabilidad (no conocemos otra pieza semejante que la posea), y el
hallarse soberbiamente conservada, lo que convierten al bronce pleno del Museu Arqueològic Comarcal de la
Plana Baixa en una de las mejores representaciones peninsulares, y aun europeas, de este dios.
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El Hermes de “l’Alter” de Xilxes (La Plana Baixa, Castellón)
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Buen paralelo de la pieza en cuestión puede ser la adquirida por el Museo Arqueológico Nacional en
1961, procedente de El Peralejo (v. fig. 14), en la provincia de Jaén (Fernández de Avilés, 1962: 157-163);
aunque su tamaño excede en unos tres centímetros a la del Alter. También la cabeza está más ladeada, y no
presenta la suave inclinación de nuestro bronce que hace rozar la mirada en algo cercano e íntimo. Difiere,
asimismo, en las aletas del pétasos que fueron fundidas, por su excesivo tamaño, exentas; en las alillas
talares –los alipes–; en hallarse incompleta, y en el torques de plata que conserva –un simple alambre
anudado–, detalle de poco interés pues pudo habérsele unido a la escultura en época posterior a la de su
fundición, como posiblemente ocurría con el Mercurio de Lyon que luego veremos (junto con el de El
Peralejo) con un mayor detalle.
Sin embargo, el bronce de El Peralejo se asemeja al nuestro en la exacta posición de la clámide, en el
modelado anatómico del tronco, en la posición de sereno descanso que proporciona la pierna de apoyo y la
exonerada y, como hemos dicho, en su tamaño.
También de Sagunto, hallazgo que aludimos por su proximidad con Xilxes, procede un bronce
mercurial que, aunque difiera en el modo de llevar la clámide, es notable por su excelente realismo,
aunque sólo conocíamos la figura (cuando iniciamos el presente texto) por un dibujo de J. Zapater
(Chabret, 1888, II: 230, fig. 44).
Nuestro Hermes, como estamos comentando, tendrá que ser parangonado con las mejores representaciones
mercuriales extranjeras, como, por ejemplo, la estatuilla que posee el British Museum procedente de Lyon,
aunque ésta tenga la cabeza desnuda y muy ladeada, llevando, como la de El Peralejo (cuando fue dada a
conocer) un torques de oro.14
En la partida del Sequer de Xilxes se hallaban restos de una villa romana altoimperial, y en todo tiempo
sus propietarios fueron encontrando objetos de toda índole con ocasión de haber practicado desmontes o
labores profundas; pero nada llegó a conservarse. Por fortuna nuestra estatuilla no ha seguido el camino del
anonimato, y el Museu Arqueològic Comarcal de la Plana Baixa se enorgullece de poseer, en su tipo, una
de las mejores representaciones conocidas de esta deidad.
3.2. Cronología
Para datar estos productos de importación, tendríamos que conocer los talleres de fundición que estaban al
servicio de una clientela romana de élite, así como la de los escultores que en ellos o para ellos trabajaron,
hoy en el más absoluto anonimato. Igualmente sucede con los que produjeron en el entorno de Tarraco
sus esculturas, algunas de gran mérito. Con su anonimato y desconocimiento es siempre difícil, y a su vez
expuesto, dar un taller e incluso una cronología, puesto que sus modelos pudieron perdurar bastante; pese a
todo lo cual, el Mercurio del Alter de Xilxes habrá que situar dentro de la primera mitad del s. I d.C.
Para Gustav Gamer, nuestro bronce “sigue en su tipo estatuario a famosas estatuas de la segunda mitad del
siglo V antes de J.C. como p.e. al Hermes Boboli o al llamado Hermes de Annecy”.15 Y la semejanza que ofrece
con los bronces de El Peralejo y Lyon puede servir para fijar más su cronología, pues pudiera ser de época
Augustea, o Julio-Claudia; mientras que la gran crisis (de toda índole) del siglo III, como también detectaba la
villa de Benicató, pudo alcanzar la nuestra como probarían las cenizas en las que fue hallado.
Es innegable que al igual que suele ocurrir con la estatuaria monumental, también la calidad de los bronces
plenos está en relación con su tamaño, por ello los que se acercan a los 23 cm son los que comportan una
mayor calidad artística. Es lógico, pues, que el elegante y armonioso bronce del Alter quede dentro de la mejor
14 El Dr. Fernández de Avilés, al estudiar el bronce de El Peralejo, recogerá el bellísimo Mercurio de Lyon, adquirido por el British
Museum, tomándolo de H. Walters (Greek and Roman Bronzes, London, 1929, pág. 222), el cual aún llevaba un torques de oro,
pieza “posiblemente añadida en época moderna”, motivo por el cual ha sido retirado, como podemos apreciar en la fotografía que
publicamos procedente del propio museo británico.
15 Carta personal de fecha 18-5-1972.
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estatuaria en bronce pleno que salió de las fundiciones o talleres (aquellas officinae) altoimperiales. Obra
perteneciente a la corriente neoclásica o helenística, cuyo modelo –que personifica la “clámide vertical”–
reproduce un prototipo, con gran verosimilitud monumental, hoy desconocido. Pese a la reiteración de modelos
(premisas culturales) estos singulares bronces siguen siendo ejemplares únicos.
4. REPRESENTACIONES MERCURIALES VARIAS 16
Mercurio de Sagunto
Pieza mercurial, como todas las que estamos viendo, fundida a la cera perdida. Martínez Aloy la recoge en
la Geografía del Reino de Valencia (1923-1925, I: 216-217), aunque la toma de un apunte de Chabret, quien
dice que la pieza era de D. Fco. Caballero Infante, Secretario de la Universidad Literaria, y procedía de
Sagunto. Anotando que su altura era de 15 cm, “revelando el mejor estilo y una época floreciente del arte”.
Por un dibujo firmado por J. Zapater (fig. 10, A), observamos que se trataba de un excelente
bronce que creíamos en paradero desconocido, hasta que, sorpresivamente, lo vimos en la exposición
de bronces llevada cabo en Sagunto en el año 2004, con el título de “Opvlentissima Sagvntum”,
coordinada por el Dr. P. Pau Ripollès, anotándose que pertenecía al Nationalmuseet de Dinamarca
(fig. 10, B).17 La deidad aparece con la clámide enrollada en espiral en su brazo izquierdo, lo que la
imbuye de un movimiento que contrasta con la quietud del resto de la figura cuya pose y modelado
anatómico es similar a la del Alter. Posee alipes y cubre la cabeza con el pétaso alado; aunque las aletas
son cortas y no se representan en actitud de vuelo. Con la mano derecha sostenía el caduceo; y aunque
tiene excesivamente abierta, con la palma de la mano hacia arriba, su opuesta (¡restituida!), llevaría
en ella (en el bronce original) el marsupius. La estatuilla hará asiento, para su sostén, anclada a una
peana cilíndrica posiblemente mandada colocar por Caballero Infante, pues una inscripción grabada
(en castellano, indicio de que fue hecha aquí), anota: “Hallada (sin la / mano izq[uierda]) entre / las
ruinas del / Castillo de Sagu / nto a su repara / ción en la guerra / de la Independen / cia año 1809”.
Aranegui no la relacionará con el bronce que poseía Caballero Infante, anotando que la figurilla fue
comprada por el Museo Nacional de Dinamarca en el año 1939 y que había pertenecido a Sir Francis
Cook, pasando luego a su hijo “quien la mantuvo en Londres hasta su muerte en 1905, momento en que
la colección se dispersó sin que se sepa a qué manos fueron a parar las distintas piezas”. Añadiendo
que “es la de mayor calidad entre las de bronce recuperadas en Sagunt. Su propietario debió gozar
de una posición elevada y estar al corriente de las modas artísticas de su época, complaciéndose en
la posesión de esta exquisita obra de arte que, probablemente, adquirió para su larario particular”
(Aranegui, 1991: 33). Pero además de su modelado que, como hemos visto, es similar al de la colección
Caballero Infante, para nosotros por tratarse de la misma pieza. Hay un detalle que lo afirma puesto
que el dibujo de Zapater (no olvidemos que es una reinterpretación artística) por el cual conocemos
el Hermes saguntino que poseía Caballero Infante, al igual que lo hace el del Museo Nacional de
Dinamarca, posee la mano izquierda (fue hallada sin ella) abierta y en una posición que es del todo
imposible que pueda coger el marsupium, detalle que debió de ignorar la fundición que la llevó a cabo,
siendo rarísimo (o mejor imposible) que ambos bronces, de ser distintos, acusen el mismo defecto.
Deidad popular en el territorio saguntino, como lo demostraría el hecho de tener en la propia ciudad un
monumento, puesto que una inscripción, hoy extraviada, recordaba que un personaje llamado Bebio Eunomo,
había dedicado a Mercurio Augusto un monumento (Martínez Aloy, 1923-1925: 216).
16 El siguiente listado en modo alguno pretende ser exhaustivo, puesto que lo obtuvimos en 1967 cuando pensábamos publicar los restos
de esta villa. Es lógico que con los años transcurridos el número de piezas encontradas sea mayor, aun con ello no hemos tenido noticia
de que se haya recogido algún bronce mercurial de tanta calidad como el encontrado en Xilxes.
17 National Museum of Denmark, Department of Classical and Near Eastern Antiquities, inv. nº 10.115 (Aranegui, 1991: 33).
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El Hermes de “l’Alter” de Xilxes (La Plana Baixa, Castellón)
A
273
B
Fig. 10. Mercurio de Sagunto.
A) Según un dibujo de
J. Zapater.
B) La pieza en el
Nationalmuseet, de Dinamarca
(Ripollès, 2004).
Museo Federico Marés (Barcelona)
De los pequeños bronces mercuriales, plenos, que expone este museo, presentamos aquí dos de ellos
fundidos a la cera perdida. Según L. Monreal Agustí fueron adquiridos en el comercio de antigüedades,
por lo que se desconoce cualquier otro detalle.18 El primero es una figurita de unos 6 cm de altura, de
pátina negro-verdosa (fig. 11). Es portador de una clámide “vertical” sobre su costado izquierdo, que
pende, anudada, sobre el hombro, dejando desnudo el antebrazo cuya mano sostuvo un caduceo. Lleva
con la derecha el marsupium y cubre la cabeza con un pétaso alado, detallando una cara de plano
frontal. Tiene perdido el pie derecho, calzando sandalias aladas. Este bronce, pese a su pequeñez, acusa
un modelado no exento de realismo, aunque anatómicamente pobre.
La segunda pieza es un bronce pleno, de unos 7 cm de altura, de pátina negro-rojiza (fig. 12). Copia,
como el anterior, un prototipo de clámide “vertical”. Anatomía escasamente marcada, presentando toda
la pieza excesiva rigidez vertical, en especial las piernas: ambas en un mismo plano, aunque separadas y
sin otro detalle anatómico, excepto el señalar los pies. Cubre la cabeza, ligeramente ladeada a su derecha,
con un pétaso alado y su rostro apenas modela otros detalles, aunque se intuyen nariz y ojos. Mientras
sostiene con su mano derecha el marsupium, pegado como el antebrazo al cuerpo, su izquierda pudo
llevar un caduceo, pieza hoy perdida.19
18 Carta de fecha 23 de abril de 1969.
19 Desconocemos en estas dos piezas del Museo Federico Marés, los planos espaldares.
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N. Mesado Oliver
Fig. 11. Primer
Mercurio del Museu
Marés, Barcelona.
Fotografía Mas.
Fig. 12. Segundo
Mercurio del Museu
Marés, Barcelona.
Fotografía Mas.
Museo Arqueológico Provincial de Palencia
Igualmente por compra, el Museo Arqueológico de Palencia posee un excelente bronce mercurial, de 16,4 cm
de alto, encontrado en la región de Cubillas de Cerrato (fig. 13).20 Aquí esta deidad se representa, posiblemente,
desnuda; aunque tiene por roturas antiguas perdido todo el brazo izquierdo en el que pudo portar una clámide
enrollada, y el pie del mismo lado. Cubre la cabeza con un mínimo casquete portador de unas incipientes
alas, pieza que desmerece del conjunto del bronce. Lleva la bolsa o marsupio en su diestra, muy semejante a
la del Hermes del Alter, aunque en posición más diagonal. También su modelado anatómico es semejante, en
idéntica posición estática y de contraposto, pudiéndolo superar el buen modelado de las piernas cuyos pies
calzaron sencillas sandalias, presentando breves alipes. Como ocurre con el bronce del Alter, también en éste
la mano que sostiene el marsupio aparece deformada, posiblemente porque se vertió por ella el bronce fundido,
o tuvo aquí la chimenea de desgaseo. En su conjunto, el bronce de Palencia presenta, como se ha dicho, un
articulado anatómico semejante al del Alter, aunque no exento de cierto idealismo (Revilla, 1943: 158).
Hermes de El Peralejo (Jaén)
En 1961 ingresaba en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid un bronce mercurial con una altura
de 24 cm, motivo por el cual las alillas del aplastado sombrero, hoy perdidas, eran piezas exentas (fig.
14). Su clámide pende del hombro izquierdo. La estatuilla está incompleta, puesto que, además, le falta
parte del brazo derecho, pie del mismo lado, y la mano izquierda. Su modelado es semejante al bronce del
Alter de Xilxes, aunque no alcanza la naturalidad y belleza que presentan los bronces de los museos de
Palencia o de Burriana; pero su pose es la misma. La figura lleva alipes sobre los tobillos, conservando un
torques de plata (“simple alambre anudado”) en el cuello. Para Fernández de Avilés esta pieza del Museo
Arqueológico Nacional sería de época Julio-Claudia (1962: 163).
20 Damos las gracias a D. Guillermo Herrero Martínez de Azcoitia, quien en carta personal de fecha 11 de abril de 1969 nos remite las
fotografías de esta figura, así como el pertinente permiso para su publicación. Gráficos que suplen la deficiencia de los publicados por
A. García Bellido en su “Corpus” de las Esculturas Romanas de España y Portugal.
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El Hermes de “l’Alter” de Xilxes (La Plana Baixa, Castellón)
Fig. 13. Mercurio del Museo Arqueológico Provincial de
Palencia. Archivo fotográfico Excma. Diputación.
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Fig. 14. Mercurio de El Peralejo, Jaén
(según A. Fernández de Avilés).
Hermes de Casal-Comba
Según García y Bellido, este bronce, “una de las más bellas figuritas de su género halladas en la Península”
(1949: 86, nº 68, lám. 63), fue encontrado cerca de Coimbra en el año 1877. Mide 22 cm de altura, aunque tiene
hueco el tronco y perdido su brazo izquierdo (en el que pudo llevar una chlamys enrollada) y pierna del mismo
lado a partir de la rodilla (fig. 15). Tenía fundidas aparte las alas del pétaso y los alipes. El sombrero es de “alas
poligonales curvas”. La figura coge el marsupium al modo que lo hacen los bronces de Espeyer y Lyon. Para
García y Bellido esta idealizada estatuilla recordaría el bronce de Antikythera, así como “a ciertas creaciones
de Lysippos”, y sería “trasunto de algún original del siglo IV hecho por un broncista griego, tal vez en Roma
y hacia los tiempos de Caesar o de Augustus” (García y Bellido, 1949: 86, nota 48, lám. 68). Tan bello bronce
mercurial “foi dado como desaparecido na década de 30”.21
Hermes del Museo Arqueológico de Narbona
Dicho museo posee dos bronces mercuriales, uno hallado en Montredon (Aude), en 1850; y otro, de mayor
calidad (fig. 16), procedente de las cercanías de Narbona, paraje denominado Trou de la Grave.22 Mide 14 cm
y fue adquirido por el Museo en 1841. Lleva de inventario el nº 841-3-1 (Tournal, 1864: 82).
Se trata de una bonita pieza cuya pose y modelado anatómico se acerca a la figura de Xilxes. Ha perdido
su mano izquierda. El sombrero alado parece pieza exenta, así como la mano que tiene extraviada, puesto
que presenta un taladro para su injerto. En ella sostendría el caduceo. Calza sandalias con alipes. No
poseería estabilidad por lo que une ambos pies con un enganche de fundición.
21 Según carta personal de la Dra. Lucia Almeida Matos, directora del Museo Nacional de Soares Dos Reis, de fecha 10-I-2000.
22 Damos las gracias al director del Museo de Narbona, Dr. Yves Solier, por su amabilidad en hacernos llegar, en marzo de 1981, la
información solicitada.
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Fig. 15. Mercurio de Casal-Comba, Portugal
(según A. García Bellido).
Fig. 16. Mercurio del Museo de Narbona, Francia.
Fotografía P. Bouscarle.
Mercurio de Lyon
Se trata de uno de los bronces plenos más bellos de los encontrados en Europa, custodiado por el British
Museum y catalogado con el nº 825 (fig. 17).23
Su posición, modelado anatómico, clámide y calzado, acusan fuertes paralelos con el bronce del Alter,
aunque ladea excesivamente la cabeza (hecho extraño dentro de la estatuaria clásica) que no cubre con el
pétaso, dejando ver un cabello corto poblado de rizos bien modelados, como lo está su cara cuyos ojos
señalan las pupilas. Como la gran mayoría de estos menudos bronces en los que el caduceus es pieza
exenta, lo tiene perdido, por lo que su mano izquierda aparece semiabierta. Difiere, sin embargo, por el
modo de coger el marsupium. Posiblemente no sostiene el equilibrio, por cuanto aparece con las suelas de
las sandalias soldadas (?) a una peanita circular decorada con palmetas, nieladas, de siete pétalos. También
presentaba sobe el cuello un torques de oro, que le ha sido retirado.
Un excelente paralelo del bronce de Lyon (si no fue este el modelo), igualmente con peana, lo
publicaba S. Reinach en 1929 (fig. 18). Tan sólo el marsupium (muy pequeño) y un cuerpo más
voluminoso (si el dibujo es fiel reflejo del original), diferirían del de Lyon (Gagnat y Chapot, 1920:
194-195, lám. LVII).
23 “Bronze statuette of Mercury Roman, about AD 120-140. Found near Huis, France. Bequeathed by R. Payne Knight. GR 1824.4-60.4
BM Cat Bronzes 825”. Carta personal de la Dra. J. Lesley Fitton, del British Museum, de fecha 20-IV-1999.
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El Hermes de “l’Alter” de Xilxes (La Plana Baixa, Castellón)
Fig. 17. Mercurio de Lyon. Fotografía The British Museum.
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Fig. 18. Dibujo de una figura
mercurial dada a conocer por S.
Reinach (1929: 30, nº 1).
5. COMENTARIO FINAL
El número de figuras de bronce que representan a Mercurio dentro de la estatuaria menor greco-romana es
elevado, puesto que “Si hay un dios, una figura de dios, repetida en bronce hasta la saciedad en Hispania,
en Galia, en las provincias occidentales, es el Hermes/Mercurio” (Arce, 1990: 24). Recientemente Arasa
i Gil (Universitat de València) ha dado a conocer un exhaustivo trabajo sobre los menudos bronces de
época imperial en el País Valenciano, indicando, asimismo, que “La divinidad más numerosa es Mercurio,
que aparece en nueve ocasiones”. Listando los bronces de Sagunt (en el Museo Nacional de Dinamarca),
el de la colección Caballero Infante, que dice procede igualmente de Sagunt (anotando que se encuentra
desaparecido24), del Enginet de Calp (desaparecido), el del Tossal de Manises (desaparecido), el del Alter
de Xilxes (Museu Arqueològic de Burriana), el Mercurio de la colección Senent (desaparecido), el de
la Alcudia de Elche (Museo Arqueológico Nacional), el de Morella (desaparecido), y el de Guardamar,
igualmente perdido (Arasa, 2008: 426).
24 Como vimos, ambos bronces (el del Museo Nacional de Dinamarca y el de la Colección Caballero Infante) son, para nosotros, el
mismo. Si bien el conocido por el dibujo de Zapater, aparece con un sello anatómicamente más viril que atribuimos a su dibujante
(ocurre lo mismo, por dar un paralelo, con el dinamismo que D. J. B. Porcar imbuye a las reproducciones del Arte Levantino);
aunque difieren las medidas publicadas: 18,3 cm para el primero –que sería su auténtica medida– y sólo 15 cm para el segundo,
según Chabret (1888, II: 230, fig. 44).
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A
B
Fig. 19. Mercurio de Traiguera. A) Vista frontal. B) Plano espaldar. Archivo del SIAM, Valencia.
Pero existe otro Mercurio (también extraviado) que publica Sarthou (191325: 866), en cuyo pie de foto se
anota: “Traiguera.- Ídolo (Mercurio) de bronce, encontrado en este término y que posee el arqueólogo señor
Chillida”, indicando que la fotografía (“clisé”) es del propio Chillida. En el texto, al enumerar las antigüedades
aparecidas en Traiguera, se especifica que dicho bronce se encontró a 8 km de la población: “roturando un
terreno inculto, á principios del corriente siglo, se halló, bajo una gran losa (…) Acerca de este hallazgo
publicó el señor Martínez Aloy un curioso artículo periodístico”, en el cual se anota que mide 11 cm de altura
y pesa 240 gramos, siendo: “un efebo que viste clámide pendiente de los hombros y recogida á un lado; calza
la cabeza con un pétaso alado y los pies con endormis también aladas ó talares. Extendiendo el brazo derecho,
lleva en la mano un plato con una protuberancia, que bien puede ser una patera con umbo ornamental ó una
patella con manjar sagrado, y mantiene levantado el brazo izquierdo con un hueco en la mano sin señal de
quebradura, que indica aprisionar objeto superpuesto…” Añadiendo: “Porque no reproduce con exactitud
modelo alguno conocido [hecho cierto], ofrece mayor interés el bronce de Traiguera”. Observando: “Es un
tipo de la escultura romana, interpretado por artista indígena. En figuras de esta clase es arriesgado aventurar
sus fechas: hace pensar en los límites del segundo periodo de la escultura latina, no lejos del nacimiento de
Jesucristo”. Fotografía de la estatuilla, tanto frontal (fig. 19, A) como espaldar (fig. 19, B), posiblemente
del propio Chillida puesto que la primera es la que publica Sarthou, nos la remite J. Vicent Lerma, puesto
25 La fecha que damos a la edición de la obra de Sarthou (volumen referido a la Provincia de Castellón, dentro de la Geografía
General del Reino de Valencia), la hemos tomado del facsímil publicado en 1989 por la Caja de Ahorros y Monte de Piedad
de Castellón, en donde la hija de C. Sarhou (Lidia S.) publica cronológicamente la obra de su padre, dando el año 1913 como
el correspondiente a dicha publicación; fecha que pudiera estar equivocada puesto que Luís Cebrián (1851-1934), médico de
Almenara, mandaba el día 17 de julio del año 1914 una carta de protesta al editor barcelonés Alberto Martín, indicándole que el
texto sobre esta villa, y sus antigüedades, era suyo y las galeradas a corregir se habían mandado al alcalde del pueblo (Vicent y
Hormigos, 2002: I.6).
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El Hermes de “l’Alter” de Xilxes (La Plana Baixa, Castellón)
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que se conserva en el archivo del SIAM de Valencia, del que es técnico arqueólogo, indicándome que en el
reverso aparece manuscrita tanto la procedencia (Traiguera), como el año de su hallazgo (1902).26 Este bronce
no queda lejos de aquellos indígenas encontrados por González Simancas en Sagunto, el año 1932, en un
posible templete subyacente al foro augusteo, en donde observaremos jóvenes oferentes portando páteras con
comida ritual, como lo hará el bronce de Traiguera (Bletch, 1989: 49-91). Siendo evidente que está hecho,
como aquellos 13 exvotos saguntinos: “dentro de una mezcla de tradición local ibérica e incipientes modelos
romanos” (Arce, 1990: 24).
ADDENDA
La Dra. Gabriela Martín Ávila, a petición de D. Domingo Fletcher, director del Museo de Prehistoria de
Valencia, llevó a cabo la siguiente clasificación de las cerámicas que seleccionamos del yacimiento del Alter:
1. Fragmento de lucerna, seguramente de volutas, con decoración de ovas en torno al emblema central.
1bis. Frag. de lucerna. Asa, puede ser de volutas pero no es seguro.
2. Platito sin barniz, decorado con ruedecilla.
3. Frag. de sigillata hispánica forma Drag. 30. Se aprecia el pie y arranque de la decoración de puntas
de flecha.
4. Frag. de sigillata hispánica forma Drag. 37, con motivos decorativos grandes: círculos ondulados con
otros pequeños en torno por el interior del mismo y pajarito dentro mirando a la izquierda. Entre los
círculos grandes motivo vertical de línea ondulada con pajarito rematando y cuenta en la parte inferior.
La decoración, la arcilla y el barniz son típicos del taller de Bronchales (Teruel).
5. Frag. de sigillata hispánica forma Drag. 37, con decoración de círculos sogueados concéntricos con
motivo vegetal dentro. Es también tipo Bronchales.
6. Frag. de sigillata hispánica forma Drag. 29, con decoración de métopas separadas por puntos de flecha
y motivos vegetales.
7. Frag. de sigillata sud-gálica (?) con ruedecilla.
8 y 11. Frag. de sigillata sudgálica forma Drag. 29, con decoración de tema vegetal.
9. Frag. de sigillata sudgálica forma Drag. (?) con dos métopas y puntas de flecha horizontales.
10. Frag. de sigillata hispánica, quizá forma Drag. 30, con motivo vegetal y cuentas.
12. Frag. de copa de sigillata hispánica lisa, forma Drag. 27.
13 y 14. Frag. de pie de sigillata hispánica lisa.
15 y 18. Dos fragmentos de copas, parecen ambas forma Drag. 27 porque se puede observar un poco del
arranque del cuarto de círculo superior. Ambos fragmentos tiene grafito: ..]IIVIIRI ANTI[ (nº 18), y ]
NRCVIBMIC[ (nº 15).
16. Frag. de sigillata hispánica, pie de copa con restos de grafito.
17. Frag. de sigillata hispánica lisa, forma Drag. 15/17.
19. Frag. de pie con marca hispánica rota, ilegible.
20. Frag. de sigillata hispánica lisa, forma Drag. 18.
21. Frag. de sigillata sudgálica lisa, forma Drag. 24/25. Pequeña copita con ruedecilla en el borde.
22 a 27. Fragmentos de sigillata hispánica, lisa.
28. Frag. de tapadra de sigillata Clara A, forma Lamb. 20, con decoración de ruedecilla.
29. Frag. de sigillata clara A de tipo tardío, barniz de mala calidad.
30. Frag. de sigillata clara A.
31, 32 y 32bis. Fragmentos de vasos de paredes finas sin barniz, decorados con ruedecilla. El 31 puede
ser un tipo augusteo, los otros dos son más dudosos porque son de paredes más gruesas y mal cocidos.
26 Agradecemos a J. Vicent Lerma, amigo y condiscípulo, esta deferencia.
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33. Frag. de fondo de lucerna de volutas con marca de alfarero: QVNBIL.
34. Frag. de sigillata clara A, forma Lamb. 9.
35. Frag. de sigillata clara A, forma Lamb. 10 “a strice”.
36. Frag. de vasija rectangular, seguramente una tapadera de caja, porque se nota el arranque de la que
debía ser una figura que servía de asa central. El barniz es de tipo lucente, semejante al de la sigillata
clara lucente.
37. Frag. de vasija de cerámica común tipo de “borde aplicado”.
38. Frag. de vasija de cerámica común tipo plato de “borde ahumado”.
39 y 40. Fragmentos de cerámica común, sin barniz.
41. Frag. de tubo cerámico de uso indeterminado.
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